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Capítulo 4
"Un Quinteto Particular"
Un poco a regañadientes, Ramón siguió a las otras tortugas fuera del angosto túnel mientras se disponía a seguirlos a su supuesto hogar, aún con Shelliot firmemente en sus brazos para transportarlo y con su mochila pesando sobre su caparazón, con sus hombros comenzando a quejarse por el creciente cansancio. Aún así, el espalda de diamante no dejó que eso lo doblegara, incluso si Mikey pareció notarlo. Se ofreció a cargar a Shelliot mientras que la tortuga más grande entre ellos, el de rojo, se ofreció a llevar su mochila, pero Ramón se negó, todavía sin confiar del todo en estos chicos y llevando sus propias cosas celosamente.
Pues la verdad sea dicha: no había querido seguir a estos desconocidos a ninguna parte, ni siquiera cuando se trataban de tortugas como él, pero eso de la hipotermia y la pulmonía le asustó. Ramón no era tonto, estaba al tanto de que estar bajo la lluvia tanto tiempo y no secarte y calentarte adecuadamente después era malo para la salud. ¡Su abuela se lo había dicho muchísimas veces!. Y especialmente, sabía que era malo cuando eras un reptil, cosa que le preocupó aún más. No por sí mismo, sinó por Shelliot. El espalda de diamante siempre hacía todo lo que podía para mantenerlo caliente y a salvo, ¿Pero qué pasaría si el chaleco de Floyd resultaba no ser suficiente?.
¿O si Ramón perdía el conocimiento mientras caminaba como había sugerido el azul y dejaba caer a su único amigo al piso?.
Eso sería terrible.
Así que no le quedó más de otra que aceptar la oferta de ir a la casa de aquellas tortugas desconocidas. Por Shelliot. No estaba del todo seguro de qué o cómo era una lámpara de calor, pero sonaba como una cosa bastante útil. Esperaba que fuera agradable, como mínimo.
Entonces, después de ponerse de acuerdo, todos salieron del túnel y regresaron por donde los 4 chicos aparentemente habían venido. Ramón los miró a los cuatro hablar entre ellos y prepararse, lleno de preguntas que no sabía si valían la pena y mucho menos sabía con cual empezar. Esto era tan raro. ¿En qué diablos se había metido? ¿Por qué de repente estaba acompañado de otros niños tortuga con una espada y una Game Boy?. Solo había querido refugiarse de la lluvia y ahora 4 hermanos lo estaban llevando de buena gana a su casa.
Todos se reunieron en formación. Mikey saltando feliz a la izquierda, el rojo alumbrando con su linterna al igual que el azul más atrás, con este último guardando la aparente espada que había traído en la funda de su espalda a la derecha. El de gafas se posicionó adelante, con su curiosa consola con antena en sus manos, y comenzó a guiarlos por una dirección, como si lo hubiera visto en la pantalla del dichoso aparato.
...
El ojiazul no pudo retener su lengua y cedió ante la necesidad de preguntar, rápidamente desconfiado. Si los iba a acompañar, quería estar seguro de que ellos estaban seguros de adónde iban, no queriendo perderse con cuatro desconocidos en las alcantarillas.
"Hey" llamó sin decir un nombre, lo que hizo que todos los hermanos se fijaran en él, pero él solo tenía ojos para el aparato. "¿Qué pasa con la Game Boy?"
"Ah, ¿Esto? ¡Es solo uno de mis más recientes inventos!" Dijo el de morado, alzando orgulloso la barbilla. "Aún no le he puesto un nombre oficial y todavía sigo trabajando en un teclado físico para su diseño, pero se supone que es una computadora de bolsillo. Contiene varios mapas del sistema de alcantarillado y un rastreador"
"Rastreador... espera, ¿Así fue como nos encontraron a Mikey y a mí?"
El morado asintió. "En efecto. Sabía que uno de nosotros se perdería cuando salimos de casa, así que decidí ponerles a cada uno rastreador"
"¡¿Como que a cada uno?!" El de azul con la espada se animó. Al parecer, no sabía esa información. "¡Donnie!"
"¿Rastreador?" Mikey se revisó a sí mismo, buscando un aparato que debería de estar fuera de lugar. Incluso revisó dentro de su manga larga, pero no encontró nada. "¿Dónde?"
El de morado solo se detuvo, se acercó a su hermano naranja y le dió la vuelta para que la espalda de este los enfrentara a todos, seguidamente levantando el borde trasero de la camisa manga larga de par en par. Una vez más, Ramón vió el caparazón de Mikey, con más claridad que antes gracias a las linternas que el azul y el rojo habían traído, y distinguió sus colores. El caparazón de Mikey era de un tono oscuro, muy parecido al marrón, y los dos anillos cuadrados sobre este eran de un tono amarillento. Casi dorado a la luz.
...
...Y también notó una cosa extraña en el medio. Una especie de cajita deforme negra la cual parpadeó en rojo una vez. Al ubicarla, el de gafas la apuntó hábilmente con la antena de su Game Boy, como si esta fuera un puntero de exposición, y dijo:
"Admiren, mi más reciente creación: ¡Los rastreadores de tortuga!" Anunció alegremente, seguro de sí mismo. "Tienen un pegamento especial que no se quita fácilmente. Ni siquiera con agua... aunque todavía no he hecho que su construcción sea impermeable, así que todavía pueden mojarse" hizo una pequeña mueca. "¡Pero! Para ser su primera prueba de campo, han hecho un excelente trabajo. Ahora solo tengo que implementar un diseño mucho más pequeño, aprueba de agua y descubrir cómo hacerles su instalación subdérmica"
La cajita en el caparazón de Mikey (es decir, el rastreador) volvió a parpadear en rojo, como si estuviera animando al morado después de su explicación. Por otro lado y por la forma en la que la tortuga con lentes sostenía la Game Boy, Ramón notó que esta también parpadeaba en rojo cerca de la antena, y que si prestaba la suficiente atención, podría escuchar cómo un pitido suave y casi inaudible sonaba a la par del titilar de la lucecita.
Bip... bip... bip... bip...
Eh.
Ramón supuso que efectivamente estaba ante un verdadero rastreador, lo cual le impresionó mucho.
...
...
...
Pero luego, entrecerró los ojos al procesar lo último.
"¿Subder-qué?" Preguntó el rojo, sin embargo, inclinando la cabeza. Los otros dos hermanos también estaban confundidos. Probablemente por la última palabra que el de morado acababa de usar.
Pero Ramón sabía lo que significaba, gracias a los libros de Clay.
"Subdérmico" aclaró inconscientemente, antes de que el morado pudiera hacerlo... y entonces, miró a este con cautela al preguntar: "¿...Vas a injertarles a tus hermanos rastreadores debajo de la piel?"
Obviamente que puesto así, la reacción en respuesta no fue muy positiva.
"¡¿¡¿¡¿Qué?!?!?!"
"¡Oh, ja-ja! ¡No! ¡Claro que no! ¡Por supuesto que no! No no no no no no noooooo..." Dijo el de gafas con una sonrisa, la cual lucía bastante nerviosa ahora que sus planes habían sido descubiertos. Sus hermanos lo miraron con dureza. Incluso Mikey, quién ya se había safado del morado y ahora lo juzgaba con los demás. "Jejeje. ¡Yo jamás les haría eso a mis queridos hermanos sin su respectivo consentimiento! Es decir, ¿Qué clase de hermano desconsiderado sería si lo hiciera?" Luego miró a otro lado y murmuró, por alguna razón: "Dijo él convincentemente"
Los demás solo juzgaron al morado mientras comenzaba a sudar (o lo que sea, ya que eran reptiles). El ojiazul, no obstante, solo parpadeó, sorprendido ante su acierto. Honestamente no pensó que estaría en lo correcto, aunque, ¿Por qué el tipo usaría la palabra "subdérmico" si no hubiera sabido lo que significaba?.
Así que no había equivocación. Efectivamente, el de morado estaba planeando ponerles rastreadores a sus hermanos debajo de la piel, y no parecía demasiado culpable al respecto.
Cosa que lo dejó pensando.
Ramón miró hacia abajo con un ceño. Era una medida un poco exagerada y considerablemente cuestionable, pero...
"Vaya... ¿E hiciste todo eso tú solo?"
El de morado volvió a mirarlo, ignorando a los demás.
"Qu- ¡Por supuesto que lo hice! ¿Quién más lo haría hecho si no?"
"No, pero quiero decir" Ramón decidió aclararse, mostrándose más interesado. "¿Tú solo construiste todo eso? ¿Con solo una Game Boy? ¿Y todo funcionó de verdad?"
"¡Por supuesto que funcionó de verdad!" El de gafas parecía casi ofendido ante la pregunta, poniendo su mano en su cadera y agitando con fastidio su Game Boy con la otra. "No estaríamos aquí si no funcionara, ¿Sabes? Fue con esto con lo que rastree a Mikey, si no te quedó claro"
"Eso es genial"
El de gafas se quedó en blanco.
Los ojos de su contrario se abrieron de repente, deteniéndose en su postura por completo y quedándose tieso por unos segundos. Luego, sus brazos cayeron a los costados y se giró hacia Ramón con todo su cuerpo, lentamente, como si esta fuera la primera vez que lo miraba de verdad desde que se encontraron hace apenas... 5 minutos. El espalda de diamante se preocupó por haber dicho algo mal por un segundo, hasta que las pupilas del de morado se agrandaron hasta alcanzar el tamaño de monedas negras y brillantes, fijándose en él con intensidad mientras este le preguntaba, con tono suave y casi soñador:
"¿Crees que es genial?"
Parecía un niño pequeño a quién recién le habían contado la existencia de Santa y que, si se portaba bien, recibiría regalos gratis en navidad, no importa lo que pidiera. Ramón de repente se puso nervioso ante la ilusión intensa de esos ojos oscuros, pero todavía respondió, manteniéndose honesto.
"Ehhhh... pues sí. Es genial. O-osea... ¿Hiciste un rastreador para localizar a tus hermanos con una Game Boy?" Preguntó de vuelta, sin molestarse en ocultar su asombro al mencionarlo. "Eso es bastante increíble... um, ¿Cómo lo hiciste?"
Al parecer, el ojiazul dijo una palabra mágica, porque el de morado no tardó en llenarse de energía y estallar.
"¡Pues me alegra que preguntes! Mira, no puedo abrir la carcasa para que lo veas a detalle, pero básicamente-"
"Donnie, no es por interrumpirte" interrumpió el rojo, llamando la atención y aún con el ceño algo fruncido por la revelación de los rastreadores, pero tratando de mantenerse neutral. "Pero, ¿Podrías explicarle tus cosas científicas a Ramón mientras nos llevas a casa? Recuerda que tenemos hasta que papá se despierte"
"¡Oh, por supuesto!" Donnie pareció recordarlo, aunque no molesto. Volvió a tomar la delantera, revisó la pantalla de su rastreador y señaló a dónde había que ir. "Es por este lado. Ramón, puedes caminar conmigo y así puedo explicarte cómo funciona mi rastreador"
"Ah, eh... okey"
Ramón así lo hizo y se posicionó junto al niño morado, tímido, ahora con ambos encabezando la marcha para seguir a la tortuga con gafas mientras esta comenzaba a dictarles la ruta.
★
Ya estaban caminando cuando la tortuga en cuestión se le puso a la par y no tardó en parlotear sobre su aparato en manos.
El de morado inició su explicación con algunas redundancias técnicas y contándole más al detalle sobre el funcionamiento exacto de su creación, aparte de ser, bueno, un rastreador. El espalda de diamante, por su parte, escuchó mayoritariamente en silencio cuando él otro niño empezó, mitad porque no estaba del todo seguro de qué decir y mitad escuchando atentamente con creciente interés a medida que su contrario hablaba más y más, encontrándolo interesante. Mientras más escuchaba, Ramón más se impresionaba, abriendo sus ojos cada vez con más asombro ante lo que le decía su contrario porque- ¡Este chico tortuga sabía muchísimas cosas sobre artefactos y tecnología!.
O al menos, desde la perspectiva del ojiazul, el de gafas sabía genuinamente de lo que estaba hablando, llamando las partes de su "computadora de bolsillo" (la Game Boy) por su nombre y contando con impresionante claridad qué hizo y tuvo que hacer para reacomodar los circuitos de la consola para que pudiera funcionar como PC portátil, además de hablarle de las piezas que tuvo que usar para ello y las herramientas que utilizó para armarlo todo. Su contrario no dejó cabos sueltos, hablando a profundidad del cómo había diseñado su propio código para programar el sistema del aparato y el cómo se le ocurrió la idea de hacerlo, además del cómo él, sus hermanos y padre viajaron a varios depósitos de chatarra y basureros para buscar las piezas que necesitaba para lograr construir su computadora con éxito, lo que solo hizo que Ramón se quedara enganchado, animándose a hablar.
Habían pasado al menos 20 minutos completos desde que comenzaron a andar juntos y el ojiazul ya estaba activo en la conversación.
"¿Y no tuviste problemas con la tarjeta madre?" Preguntó él con tono tranquilo y curioso, más despierto de lo que se habría esperado a estas alturas. Sentía los párpados pesados, las ojeras arrugadas y las extremidades algo entumecidas, pero el interés en el tema le ganaba con creces. "Usualmente las computadoras y celulares que encuentro por ahí suelen tener esa parte realmente dañada. Eso o tienen las baterías quemadas"
"¡Y eso es muy cierto! Pero el depósito del sureste usualmente deja la maquinaria y la tecnología vieja bajo un espacio techado, ya que ahí aplican el reciclaje, así que la mayoría de los circuitos están prácticamente intactos si sabes cómo buscar. Si soy honesto, mi problema principal fue limpiar los puertos" continuó el de gafas. "¡Pues estaban extremadamente sucios y oxidados!. Pero este era el único Game Boy que conseguí con la carcasa morada y probablemente no iba encontrar otra fácilmente, así que me dispuse a limpiar toda la tierra e incluso reemplacé algunas entradas con otras de otras consolas"
Ramón arrugó el hocico. "Debió ser molesto"
"¡Lo fue sin duda!. Pero valió completamente la pena gracias al resultado final" la sonrisa de satisfacción del morado casi irradiaba brillitos. Volvió a mirar la pantalla de su rastreador/computadora mientras se aseguraba de que estuvieran yendo en la dirección correcta, sin detenerse de conversar. "Y hasta ahora, ha funcionado maravillosamente. Aunque planeo agregarle más cosas. Ya tengo varios vídeos sobre ingeniería avanzada y programación guardados en la tablet que me consiguió mi padre para verlos más tarde y estoy planeando pedirle ir al depósito de chatarra militar para buscar más piezas. Solo hemos ido dos veces. ¡Pero ese lugar es una mina de oro! ¡Tienen de todo ahí!"
Pero antes de que el ojiazul pudiera decir al algo, la voz de un tercero los interrumpió.
"Eso es fantástico, Donnie, ¿Pero podrías hablar de otra cosa?. Escucharte hablar de computadoras está haciendo que se me derrita el cerebro"
Ramón volteó hacia atrás, notando la expresión de aburrido dolor en la tortuga de azul, quién caminaba detrás de él con algunos pasos de atraso y con ambos brazos detrás de la cabeza en una pose relajada. La linterna que solía llevar ahora la traía el chico más grande, quien iluminaba el camino con ambas manos como si fueran las luces de un tractor que viajaba a baja velocidad.
Pero volviendo al chico azul, inconscientemente el de piel pálida le frunció ligeramente el ceño, mientras que la tortuga que tenía al lado también se volteaba a mirar atrás. Como si hubieran presionado un interruptor, el de gafas agrió la expresión y sus ojos, repentinamente afilados, se clavaron en su hermano, claramente molesto porque lo interrumpieran.
"Que yo sepa, no es a tí al que le estoy hablando, tonto. Además, todos sabemos que ni siquiera tienes un cerebro que pueda derretirse"
"Y eso lo hace aún peor. Ni siquiera me estás hablando y tengo que escucharte hablar de cosas que no entiendo" se quejó azul, arrugando el hocico. "¿Por qué no cambiamos la estación a una que todos podamos disfrutar?"
Eso hizo que Ramón frunciera más el entrecejo.
"No estamos en un auto y yo no soy una radio, Nardo"
"Ojalá lo fueras, así podría bajarte el volumen"
El morado gruñó. Abrió la boca para decir algo, pero entonces los detuvo el chico rojo, quien los fulminó a ambos con la mirada desde arriba.
"Donnie tiene razón, Leo. Él está hablando con Ramón, así que no empieces"
El de azul, sin embargo, gimió con fastidio. "Pero estoy aburrido. Y escuchar a Donnie solo me está siendo sentir más aburrido. ¿Tú no estás aburrido?" Le preguntó entonces a Ramón. "¿Como puedes escuchar a Donald sin caer dormido?"
Y sin poder evitarlo, una respuesta mordaz se le escapó de la lengua.
"Uh, no lo sé, ¿Tal vez porque a mí sí me interesa lo que me está diciendo?" Dijo retóricamente, levantando una ceja. "Después de todo, yo sí tengo cerebro"
"Ohhhhhhhhh" los otros tres aullaron con su respuesta.
"¡JA! ¡Toma esa, Leo!" Animó morado, sonriendo de oreja a oreja.
Ramón esperó un contraataque, con la guardia alta para responder, pero el de rayas rojas se sacó ambos brazos de la espalda y se las dejó a la vista, en clara señal de paz.
"Okey, okey. No es mi asunto. Ya lo entendí. Cielos" rodó los ojos con un resoplido... un gesto que le recordó dolorosamente a John cuando irritaba a Clay o a Retoño. "Y yo que pensaba que el chico nuevo sería genial, pero resulta que ahora tenemos a otro nerd"
El de ojos azules resopló también, dejando que el recuerdo de sus hermanos le picara el cerebro y encendiera su sarcasmo. "Bueno, pues disculpa por no cumplir con tus expectativas"
"Estás perdonado" sonrió el pequeño imbécil.
La irritación de Ramón se encendió y quiso replicar de inmediato con algo peor, pero habiendo notado el ambiente que se creaba, Mikey se acercó al de azul y le metió un puñetazo en el hombro. Y bastante fuerte, al parecer.
"¡Auch! ¡Oye!"
"No molestes a Ramón" regañó el más pequeño, casi como una madre mientras el azul se sobaba el brazo herido con un puchero.
"No lo estoy molestando"
"¡Lo estás haciendo! ¡Y estás siendo grosero!" Acusó Mikey.
"¡No soy grosero!"
"Eres grosero, Leo" el de rojo remarcó sin impresionarse. "Si a Ramón le gusta lo mismo que a Donnie, no es asunto tuyo y lo sabes"
La tortuga con líneas rojas en la cara solo se cruzó de brazos con molestia y evitó la mirada de todos, enfurruñándose.
"Hmp. Como sea, solo quería que todos pudiéramos hablar de algo que todos entendiéramos..." murmuró en voz alta. Y luego agregó, en voz aún más baja: "No es justo que Donnie se acapare al chico nuevo..."
Pero Ramón, quien estaba a tan solo unos pasos más adelante de él y lo fulminaba atentamente con la mirada, escuchó eso y se descolocó, con la irritación apagándose.
Oh.
Bueno, eso... Ramón no esperaba eso.
Fue inesperado, la verdad. Honestamente, el ojiazul no pensó que este o alguno de los otros chicos (a excepción de Mikey, tal vez) tuvieran algún interés en él, pero escucharlo abiertamente lo hizo avergonzarse de haber respondido de manera tan desagradable y de siquiera haber sentido ganas de meterle un zape al otro por un momento... aunque en defensa del propio Ramón, el de azul tampoco fue muy bueno al expresar el cambiar de tema. Al final, ambos fueron groseros, y puede que el de azul se haya tomado el asunto un poco más a pecho de lo que dejaba entrever. Ramón podía decirlo porque su cara le recordaba un poco a la de Clay cuando se quedaba molesto por algo pero, inusualmente, no se atrevía a expresarlo.
Lo cual era raro, ya que Clay solía ser el que se expresaba más en la familia.
Pero ignorando los pensamientos que giraban en torno a sus propios hermanos, el espalda de diamante sintió la necesidad de arreglar lo que hizo.
"Um... bueno" empezó este torpemente, después de unos segundos de incómodo silencio después de la reprimenda. Se quedó indeciso sobre si continuar o volver a hablar con el morado, pero siguió adelante. "Yo... en realidad había querido preguntarte sobre tu espada antes... ¿Es de verdad?"
El azul regresó su mirada a él, claramente todavía fastidiado después de que todos lo atacaran un segundo atrás, pero soltó un resoplido por la nariz y se relajó, contestando de todos modos.
"Sí, es de verdad..."
"¿De donde conseguiste una espada de verdad?"
"Papa me la dió" se encogió de hombros, restándole importancia. "Es mi arma"
Ramón arrugó el ceño en confusión. "¿Tu papá te dió una espada real? ¿No es eso como, peligroso?"
"Está bien. Papá nos está enseñando a usarlas" explicó el rojo. "Son parte de nuestro entrenamiento"
"¿Entrenamiento?" Ramón estaba más confundido. "¿Entrenamiento para qué?"
"¡Para ser ninjas!" Mikey saltó emocionadamente, dando una torpe patada al aire. "¡Papá es un maestro ninja y nos está enseñando a usar armas para que podamos luchar contra gente mala!"
"En realidad es más que todo para autodefensa" aportó el morado, volviéndole a echar un vistazo a la Game Boy. "Nuestro padre nos enseña a luchar en caso de que algún día seamos atacados por algún humano que quiera hacernos daño"
Ramón se quedó un poco en la nada por unos momentos, con la nueva información moviendo los engranajes de su cerebro, antes de sacudir la cabeza y reaccionar.
"Esperen, a ver si entendí" el ojiazul los miró a los cuatro, tratando de conectar todo lo que sabía de estos chicos en la media hora que los conocía. "Ustedes son 4 hermanos, tortugas parlantes que viven en las alcantarillas con su padre, que supuestamente es una rata gigante, ¿Y quién también les está enseñando a todos a luchar como ninjas y les da espadas reales para ello?"
"¡Ajá!/Sisa/Mhm/Sí, ese es un buen resumen" contestaron los cuatro al unísono.
El espalda de diamante no supo qué decir.
"Es por este lado" indicó morado, apuntando a una nueva dirección.
Los demás le siguieron y cruzaron un nuevo túnel que los llevaba a la izquierda. Ramón no había estado muy pendiente del camino, al principio habiéndose distraído con la charla del de gafas y luego con lo demás, pero ahora notó que las alcantarillas eran diferentes por esta sección. No sabía cómo describirlo con exactitud, pero la construcción era bastante diferente. Más amplia y espaciosa y como con más tubos que iban y venían a ambos lados por el techo y las paredes. Al entrar a un nuevo pasaje mucho más amplio, el grupo pudo separarse cómodamente para que todos pudieran caminar uno al lado del otro y eso hicieron, al menos de manera inconsciente. Raph se adelantó y se posicionó en el medio de la nueva formación, con las dos linternas alumbrando el túnel hacia adelante de manera uniforme y permitiéndoles a todos una buena visión sin sombras; Mikey siguió rebotando en el lado izquierdo de la tortuga grande, con el morado a su lado en el extremo de la fila; a la derecha del rojo, estaban Ramón y el azul, con el último cerrando la fila de su lado y Ramón estando en medio del grande y el chico aún medio enfurruñado.
Ahora que estaban lado a lado, Ramón se sintió incómodo. Incluso si todavía se encontró repasando la nueva información que, de hecho, no sabía si tomarse como realidad. Estos tipos no podían hablar en serio...
Pero también pasaba que estos tipos eran tortugas como Ramón, y Ramón ya ha visto criaturas y magia antes y era lo que era. ¿Quién era él para decir qué era real o no a estas alturas de su vida?.
Además, estaba demasiado cansado para ir más lejos, así que suspiró, en un tono neutral y audible:
"Ustedes son muy raros…"
"Bueno" el azul lo miró de reojo, ligeramente burlón. "Pues disculpa por no cumplir con tus expectativas"
La tortuga pálida dejó caer sus párpados a mitad de ojos.
"Te gusta mucho hacer eso, ¿Eh?"
"¿Hacer qué?" El azul sonrió, como si nunca hubiera estado molesto. Parecía que ya se le había pasado. "Simplemente disfruto de tener a alguien nuevo con quién charlar"
"Mhm..."
"De todos modos" el de rayas rojas descruzó los brazos. "¿De dónde vienes exactamente?. Dijiste que eras de la superficie, ¿No? ¿Donde vivías antes? ¿En esa ciudad mágica que mencionó Mikey?"
"No, no vivía allí. Allí fue donde me llevaron después de secuestrarme"
"¿Cómo llegaste allí?"
"No lo sé, me secuestraron. Obviamente me noquearon de alguna manera y cuando desperté, estaba en una celda en un laboratorio" Ramón hizo una mueca al recordarlo, abrazando a Shelliot. "No recuerdo mucho de lo que pasó... pero este tipo alto y raro fue quien me capturó"
"¿Draxum?"
"Sí, ese"
"Huh... ¿Y donde vivías antes de eso?"
"¿Antes de qué?"
"¿De mutar?" Ramón lo miró raro. "¿De ser tortuga? Dijiste que eras humano. ¿Dónde estaba tu casa? ¿Tenías familia?"
Hubo una larga pausa. Ramón sintió un cosquilleo en el hocico y algo de ardor en los ojos cuando una imagen de su antigua vida y de su abuela simplemente apareció en su cabeza.
Él respiró profundo y la aplastó con todas sus fuerzas.
"No"
Leo no volvió a hablarle por un largo rato.
★
El siguiente tramo del camino lo continuaron en silencio...
Al menos, por parte de Ramón.
Solo se limitó a mantenerse en el grupo y a permanecer despierto a pesar del cansancio y el frío, mientras que las otras tortugas empezaron sus propias conversaciones. Mikey y sus hermanos hablaron ocasionalmente de algunas de sus cosas y Ramón trató de no prestar mucha atención a la conversación ajena, concentrándose en Shelliot. No mucho después de intercambiar palabras con la tortuga de azul, reacomodó al pequeño en su agarre y lo revisó. La tortuga normal se había metido en su caparazón por completo hacía mucho rato, probablemente encontrando el viajar mucho más cómodo así, a lo que Ramón soltó un suave suspiro cuando supo que pasaría un tiempo antes de que el pobre saliera de nuevo, ya que la caminata hasta la casa de los hermanos se estaba alargando. Cosa que le preocupó. Ay, su amigo probablemente estaba cansado de ser cargado a todas partes. Esperaba que al llegar al hogar de las otras tortugas pudiera dejarlo en algún lugar seguro en donde pudiera caminar un poco antes de que ambos siguieran su camino. El pobre apenas pudo estirar las piernas antes de que se encontraran a Mikey, así que a estas alturas debía de tener las patas entumecidas.
Y hablando de patas, a Ramón ya le estaban doliendo los pies de tanto caminar.
Ya podía sentir los músculos tensos, latiendo con cada paso y pidiendo en voz alta algo de descanso. Lo cual tenía sentido. Antes de llegar a las cloacas, había pasado varias horas corriendo (o mejor dicho trotando, ya que correr le habría provocado el caerse de boca) por todo Nueva York bajo la lluvia, con una pesada sábana llena de agua encima. Y aunque ya Ramón estaba bastante seco desde entonces, por supuesto que ya le tocaba a su cuerpo pasarle la factura por el esfuerzo. Y seguir andando a pesar de todo no ayudaba.
Deseaba poder sentarse.
"Está bien, podrás sentarte un minuto cuando llegues a la casa de estos" se consoló a sí mismo, como un modo de animarse a seguir adelante. "Tal vez mientras estés bajo la dichosa lámpara... aunque todavía no sepas cómo es"
Aunque ahora que lo tenía en mente, tal vez debería preguntar al respecto... ¿No?.
Giró la cabeza para mirar a Mikey y preguntarle a él o al de morado, pero ambos ya estaban hablando de algo con el de rojo. Ramón retrocedió, inseguro. No quería interrumpir, pero de repente sintió la necesidad de saber sobre la lámpara de calor ahora que pensaba más en ella. No tenía ni la menor idea de cómo sería o qué experimentaría. ¿Sería solo eso, una lámpara? ¿O habría algo más? ¿Tal vez sería una cosa demasiado caliente? ¿Algo con un láser?.
No tenía ni la menor idea de cómo podría ser la cosa esa, lo cual empezó a molestarle. Inconscientemente, sus ojos vagaron hacia su otro lado.
Ahí estaba la tortuga de chaqueta azul, ahora con las manos en los bolsillos mientras miraba con aburrimiento el túnel, quién sabe si sumido en sus pensamientos. El ojiazul consideró brevemente sus opciones, y decidió que podría volverle a hablar.
"Um, oye" llamó tranquilamente, lo suficientemente bajo para que los otros tres no lo escucharan, pero lo suficientemente alto para que el azul lo escuchara. Y lo hizo. La cabeza con rayas rojas le prestó atención perezosamente.
"¿Hm?"
"Olvidé preguntarlo... o simplemente no lo pensé mucho, pero, ¿Cómo es exactamente la lámpara de calor?" Cuestionó Ramón. "¿Es algo especial o...?"
La tortuga con chaqueta se llevó una mano a la boca y resopló, divertido.
"Relájate, no es nada del otro mundo" le dijo este. "Es lo que es: solo una lámpara"
"Pero... ¿Cómo es? ¿Es grande o cómo?"
"Bueno, obviamente, es grande. Lo suficiente como para calentarnos a todos si nos acurrucamos juntos en una pila de tortugas"
"¿Una qué?"
"Es una cosa que hacemos" explicó. "Nos gusta amontonarnos en cobijas y sábanas para dormir a veces"
El ojiazul torció ligeramente la boca. "Ah... ¿Tengo que hacerlo también?"
"No" respondió fácilmente. "Si no quieres, claro. Puedes tumbarte bajo la lámpara tú solo" miró a Shelliot. "O con tu amiguito, si quieres"
"¿Y cómo es que da calor? Nunca antes había escuchado sobre una lámpara así..."
"Eh, no tiene mucha ciencia... creo. Tiene estos focos raros especiales que Donnie dice que dan radiación roja o no sé" e hizo gestos con las manos, como si intentara representarlo. Aunque Ramón tampoco supo qué significaban. "Tendrás que preguntarle a Donnie por lo más técnico, ya que él es el que armó la cosa, pero se supone que son los focos los que dan calor"
"¿Y no quema?"
"No que yo sepa" se encogió de hombros. "Mis hermanos y yo solemos tumbarnos ahí durante horas y estamos bien. De hecho, incluso hicimos un rincón especial para que podamos dormir bajo la lámpara cuando hace mucho frío"
Eso calmó una buena parte de sus preocupaciones, así que Ramón se relajó.
"Vaya. Suena bien, entonces..."
"¿Por qué? ¿Te preocupaba que fuera algo raro?" El azul sonrió y agitó los dedos burlonamente.
"Bueno, por si se te olvidó" lo fulminó Ramón. "Solo he sido una tortuga por un mes. No sé mucho sobre tortugas..."
"¿Y no es él tu mascota?" Apuntó a Shelliot de nuevo. "Deberías saber aunque sea un poco por eso, digo yo"
"Shelliot tampoco ha sido mi mascota por mucho tiempo..." murmuró en voz baja, mirando el chaleco de Floyd envuelto en la pequeña tortuga. "Lo encontré en un basurero cerca de una tienda de mascotas cuando aún era humano. Intenté devolverlo, pero el tendero no lo quiso y me echó, así que decidí quedarme con él para cuidarlo"
La mirada de su contrario se suavizó.
"Tuvo mucha suerte, entonces" esta vez miró entre la tortuga pequeña y Ramón. "Parece que lo cuidas bien"
El ojiazul volvió a suspirar. "Antes no. Apenas sabía qué necesitaba para comer, así que le daba verduras o robaba de los mercados de agricultores que habían en la calle"
El azul frunció el ceño confuso e inclinó la cabeza. "¿Y qué, que no las tortugas comen verduras?"
"No todas las tortugas comen verduras, Nardo, lo sabes" el de morado se coló en su conversación desde el otro extremo de la fila, a lo que se inclinaron para mirarlo. Al parecer, los otros tres habían terminado de hablar en algún momento y los habían estado escuchado. El de gafas levantó una de sus extrañas cejas. "Solo nosotros podemos comer casi cualquier cosa por nuestra mutación, ¿O se te olvidó?"
La otra tortuga miró hacia otro lado. "Ehhhh..."
Eso pareció responderle.
"Uf, no puede ser..." se pasó una mano por la cara, más cansado que frustrado. "¿Por qué no me sorprende? Y eso que te lo he explicado varias veces"
"Ay, no seas así, Don. ¿No puede un chico olvidar? No todos tenemos un super cerebro con memoria de fotos como el tuyo"
"Claramente" dijo el morado, sin impresionarse. "Y no es de fotos, es fotográfica"
"Ajá"
El de gafas rodó los ojos ante la causa perdida. "Lo que sea. No todas las tortugas tienen la misma dieta. Hay algunas que comen verduras y otras que comen carne. Pescado, para ser precisos. Es algo que depende de la especie. La tortuga de Ramón probablemente sea una especie más inclinada a una dieta carnívora, por lo que darle verduras todo el tiempo podría haberle hecho daño a largo plazo"
"Sí... me preocupé mucho por eso cuando aprendí qué era exactamente lo que tenía que darle de comer a Shelliot, así que ahora tengo más cuidado"
"¿Y qué come Shelliot?" Preguntó Mikey de repente, curioso. "¿Pescado? Porque a Raph, Leo y Donnie les gusta mucho el pescado, así que tenemos mucho pescado en casa"
"El pescado es parte principal de la dieta de las tortugas acuáticas. Osea Raph, Leo y yo" aclaró Donnie.
Ramón levantó una ceja. "¿Y Mikey qué?"
"Mikey es una especie de tortuga terrestre, así que su dieta es justo la que te imaginas: verduras. Normalmente las especies terrestres son las que comen verduras, mientras que las acuáticas comen peces y criaturas más pequeñas"
"Ah, bueno. Shelliot y yo somos de la misma especie, así que ambos somos acuáticos. Ambos comemos pescado"
El azul se rió. "¡Pues bienvenido al club de los acuáticos! Lo siento, Mikey, pero parece seguirás siendo el único terrestre en nuestro equipo de natación"
"Aw..."
"Um, pero también necesitamos comer otras cosas" se molestó en aclarar el único de ojos azules en el grupo. "Cuando todavía estaba con Draxum, él me dijo que usualmente nuestra especie come cosas como mariscos. Ya saben, crustáceos, moluscos... esas cosas. Pero es más fácil conseguir pescado, así que hemos estado comiendo pescado"
El de rojo preguntó. "¿De latas, verdad?"
"De latas"
"¡Ah, por eso tienes tantas latas en tu mochila!" Exclamó Mikey al darse cuenta. "Son latas de atún, ¿Verdad?"
El ojiazul asintió. "De atún y sardinas, en su mayoría"
"¡Genial! Entonces le pediré a papá que nos haga sandwiches de atún para cenar" Animó el naranja.
"¿No sería mejor aprovechar que Ramón es una visita para sacarle a papá el que nos consiga una pizza?" Sugirió el azul, lo que hizo que Mikey jadeara.
"¡Ay sí! ¡Pizza!"
Ramón se preocupó un poco ante esto. "Um, no es necesario..."
"Está bien, Ramón. Puedes quedarte a cenar con nosotros" animó el rojo, sonriendo cálidamente. "Eh, si quieres, claro. Sé que solo vienes a casa por la lámpara de calor, pero es la primera vez que llevamos a alguien a casa. ¡Nos gustaría que cenaras con nosotros, si no tienes prisa!"
El espalda de diamante abrazó más a su mascota, como había estado haciendo cada que estaba ansioso. "Am, gracias, supongo... ¿Pero no le molestará a su papá? Uh, conseguir comida es difícil... y una pizza..."
El de rojo lo miró por un momento, con el entrecejo algo fruncido, antes de volver a sonreír.
"No te preocupes, papá tienes sus métodos. Siempre hay suficiente pizza para todos"
Ramón miró hacia abajo, obviamente inseguro. ¿Como conseguiría una rata tanta pizza? ¿O cómo conseguiría una pizza siquiera? ¿La robaría?.
No quería causar problemas.
"Si tú lo dices..."
"Aunque volviendo a lo de la tortugas" empezó el rojo otra vez, llamando la atención de todos. "¡Raphie quería preguntarte sobre eso! ¿Qué especie de tortuga eres?" preguntó entonces, con su sonrisa ensanchándose. "¡Porque Raph cree que tus manchas son muy bonitas!"
Ramón se enderezó un poco, espabilándose ante eso. "¿Eh?"
"Sí, ¿Qué especie de tortuga eres, Ramón?" Insistió Mikey. "¡Yo soy una tortuga de caja ornamentada! Y Raphie es una tortuga mordedora"
"Mordedora caimán, para ser exactos" asintió el de gafas.
"Tu guapísimo servidor es la tortuga más encantadora de todas: un deslizador de orejas rojas" se pavoneó el azul, sonriendo con suficiencia. Se lució e hizo una pose para remarcar su rostro con ambas manos. "Aunque mis hermosas marcas faciales debieron de darte una pista"
"Uh..." Ramón no sabía cómo responder. De nuevo.
"No le hagas caso" desdeñó el morado, agitando una mano con fastidio. "Pero sí, Leo es un deslizador de orejas rojas. Y yo soy un caparazón blando"
El de piel pálida abrió los ojos, sorprendido además de confuso. "¿Existen las tortugas de caparazón blando?"
"¡Por supuesto que existen! Aunque teniendo en cuenta tus orígenes humanos, es entendible que desconozcas la existencia de mi especie" descartó. "De todos modos, ¿Qué tortuga eres?"
"Yo..." Ramón tardó un segundo en responder, hablando pausadamente. "Eh, bueno, dije que Shelliot y yo somos de la misma especie, entonces... ambos somos tortugas espalda de diamante"
"¡Oooh~!" El de naranja se impresionó, con los ojos grandes brillando. "¡Qué nombre tan bonito! Con razón tu piel es tan linda"
Un tinte oscuro se apoderó de las mejillas del mencionado espalda de diamante y el chico volvió su mirada hacia adelante, encogiéndose ligeramente por la vergüenza.
Era la primera vez que le decían algo semejante.
"¿Aunque su caparazón realmente no parece un diamante?" Preguntó Leo, asomándose detrás de Ramón para echarle un ojo al susodicho. "Tiene un patrón raro como de círculos... ¿O son espirales? ¿Por qué el nombre de «espalda de diamante»?"
Ramón se encogió de hombros, ahora tímido. "N-no lo sé. Solo es nuestra especie y ya. Yo no decidí ser esto"
"Aunque es interesante. ¿Draxum planeaba convertirte en tortuga desde el principio?" El morado cuestionó.
"Mm... no, no lo creo..." contestó el ojiazul, humedeciendo sus labios secos. "Yo ya tenía a Shelliot antes de que nos capturaran, y Draxum le sacó sangre a Shelliot y lo mezcló con una cosa rara y brillante antes de inyectarmela a mí" hizo una mueca. "Probablemente solo aprovechó los sujetos de prueba que ya tenía... aunque sí se aseguró de hacer una investigación con respecto a nuestra especie. Aprendí mucho de él a pesar de todo"
"Fascinante. ¿Por casualidad recuerdas cómo era esa cosa que te inyectó?"
"¿Como olvidarlo?" Preguntó retóricamente, con los recuerdos llegando a él mientras el cansancio parecía pesarle más en los hombros. Su transformación no era una experiencia bonita de recordar, pero a comparación, no era tan mala como otros de sus recuerdos, así que hablar de ella no era lo peor. "Era de color turquesa y brillaba con luz propia, como una sustancia misteriosa salida de una película. El tipo lo llamó «Empíreo»"
"Empíreo" el morado frunció el ceño profundamente, tratando de ubicar el nombre. "Debe de ser una mezcla artificial... ¿Qué clase de químicos usó para crearlo? ¿Recuerdas alguno?"
Ramón se encogió de hombros. "Ni idea. Todo lo que vi fueron botellas de colores y cosas raras. Lo único que recuerdo de esa cosa es que se trataba de una supuesta fórmula experimental"
"¡¿Dices que el propósito del Empíreo era causar la mutación de un individuo?!"
"Él dijo que si la transformación me dolía, significaba que su fórmula funcionaba" se estremeció, tragando saliva. "Y... y me dolió... mucho"
Los cuatro hermanos se quedaron en silencio, dejando a Ramón con la fantasmal sensación de sus huesos crujiendo y sus músculos desgarrándose, ardiendo y dejándolo sin aire. Casi pudo sentir el vívido recuerdo de sentirse sofocado en su propia carne, lo que le erizó la piel e hizo que su estómago se revolviera.
A veces era extraño recordar ese momento...
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Pero no pudo recordar más, pues nuevamente, la voz del azul interrumpió el momento.
"Amigo..." dijo suavemente después de un tiempo, con tono casi solemne...
Hasta que dijo lo siguiente:
"Esa es una historia de origen brutal"
El rojo lo fulminó con la mirada al instante, regañándolo con dureza. "¡Leonardo!"
"¡¿Qué?!"
Sin embargo, Ramón, quién fue el último en haberse esperado eso, se le escapó un resoplido y antes de que se diera cuenta, estalló en carcajadas.
"¡¡Ajajajajajajajajajajajajaja...!!"
Se rió. Se rió con fuerza. Y hacía mucho tiempo que no se reía. Ni siquiera cuando estaba con la abuela. Simplemente... sintió como el absurdo del comentario lo jaló fuera de sus recuerdos y, de repente, su pecho estaba burbujeando. Y entonces su boca se abrió y la risa escapó antes de que pudiera registrarla. Sus labios se curvaron hacia arriba y mostró sus dientes de tortuga, inclinándose sobre Shelliot mientras lo abrazaba en un intento de no dejarlo caer mientras se le escapaba el aliento.
"Eh, miren eso" escuchó vagamente decir al azul, mientras este ponía las manos en sus caderas con satisfacción. "Parece que el chico nuevo sí tiene sentido del humor"
"¡Oh, cállate, tú...! Tú..." se rió un poco más, medio distraído con la gracia del comentario mientras al mismo tiempo trataba de recordar el nombre del otro niño. ¿Cual es que era su nombre?. El rojo lo acababa de decir, ¿No?. Justo cuando lo regañó. Intentó recordarlo, fue hace un momento. "Tú... jajaja... tú, tú..."
El azul sonrió. "¿Yo?"
"Sí, tú, jejeje" Ramón continuaba sonriendo, sin darse mucha cuenta de ello. "¿Cómo es que te llamó el otro ahorita?"
"¿Quién, Raph?" Él levantó una ceja. "Me dijo Leonardo. Ese es mi nombre, ¿Recuerdas?"
"¿Recordar?" Ahora fue Ramón quien levantó la ceja, mirándolo con una sonrisa extrañada. "Solo Mikey me dijo su nombre"
Las otras tortugas se detuvieron en seco, lo que hizo que Ramón se detuviera con ellas y su gracia desapareciera, mirándolos a los cuatro con repentina confusión (esto se estaba volviendo común). Aunque los cuatro parecieron incluso más confundidos que él cuando se miraron entre ellos, serios y presumiblemente compartiendo una conversación silenciosa-
(Algo que le recordó vagamente a sus propios hermanos)
-Ramón solo se limitó a contemplarlos, preguntándose si había dicho algo mal y comenzándo a preocuparse.
Hasta que, finalmente, fue Mikey el que interrumpió el silencio.
"¡Ay, sí, nunca te presenté a mis hermanos!" Exclamó él, abriendo los ojos de par en par y palmeándose la frente con una expresión de «¡Pero qué menso soy!». "¡Sabía que olvidaba algo!"
"Bueno, no ha pasado mucho, así que creo que no es muy tarde para ello. Soy Raphael" se presentó la tortuga más grande, la del suéter y pañuelo rojo que sostenía ambas linternas, sonriendo amablemente con un colmillo que sobresalía a la derecha. "Pero puedes llamarme Raph. O Raphie, si prefieres"
"Leonardo a tu servicio" el de chaqueta y pañuelo azul hizo una reverencia exagerada, dejando a la vista la funda de su espada, como si se presentara ante un rey. "También conocido como Sir León"
Y luego, levantó la cabeza y apuntó al de morado con un dedo.
"Y aquel es Donald, pero él no importa"
"Silencio" le gruñó el de sudadera y pañuelo morado con la Game Boy, acomodándose las gafas. Luego volvió a enfocarse en Ramón, casi formal. "Mi nombre es Donatello, pero puedes dirigirte a mí como Donnie. Dee o Don son apodos igualmente aceptables"
"Ah" dijo Ramón, sin saber qué más decir. Supuso que ahora era su turno de presentarse ante los hermanos de Mikey, ya que tampoco se presentó formalmente. "Soy Ramón. Uh... no tengo ningún apodo, así que, con que me llamen así está bien"
"¡Hola, Ramón!/Hey/Saludos" Los tres que no lo conocían saludaron al unísono, con distintos grados de emoción.
"¡Oye, olvidaste tu otro nombre y tu apellido!" Se quejó Mikey.
Ramón suspiró. Ya qué. "Soy Ramón Justin Lake. Mucho gusto, supongo" luego alzó un poco a la tortuga que llevaba en brazos, mostrándola a pesar de que esta estaba en su caparazón. "Y este es Shelliot, pero supongo que ya aprendieron su nombre"
"¡Y es un nombre muy lindo!" Exclamó Mikey, con Raphael asintiendo detrás de él.
"¿Shelliot?" Donatello arrugó el hocico.
"¿Algún problema con eso?"
Este solo miró detenidamente a Shelliot, como si lo inspeccionara con la mirada, para finalmente levantar un pulgar en aprobación. "En absoluto. Shelliot es un nombre óptimo. Hiciste una buena elección"
"Bien"
Y con eso, todos retomaron la marcha, iniciando ahora una nueva conversación en la que Ramón participó un poco más a menudo mientras llegaban a su destino.
Continuará...
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¡Y eso es todo por este capítulo!. (ノ◕ヮ◕)ノ*.✧
¿Qué les pareció este cuarto cap?. Nuevamente sentí que los personajes hablaron mucho, pero esa era parte de la idea, así que no sé. (≧▽≦). Este capítulo es una mezcla de varias escenas que quería agregar en el capítulo 3 y que estaban en los borradores del capítulo cuatro y 5, pero que después de la ayuda que recibí para editar el cap 3, decidí fusionar en un solo cap de transición, pues no creo que las tortugas se mantengan muy calladas llevando consigo a un posible nuevo amigo a casa. XD
Así que, aquí tenemos este cap, en donde Ramón simplemente comienza a relacionarse amistosamente con las Tortugas. Todavía la cosa es un poco torpe, pero ahí vamos. Hice lo que pude para hacer que cada Tortuga hablara aunque sea un poco con Ramón, aunque está más que claro que los gemelos se llevaron buena parte del protagonismo. :V Pero bueno, ya veremos a Mikey y a Raph interactuando más con Ramón en el futuro, así que solo es cuestión de ser pacientes. Hasta entonces, ¡Es momento de las curiosidades!. ✧◝(⁰▿⁰)◜✧
Las cuales no son muchas, aparte de las curiosidades técnicas. XD las cuales ya les dije, pero igual veré qué les puedo decir.
Entonces, como dije antes, este cap es una mezcolanza de varias escenas que quería agregar en el cap anterior pero que terminé por quitar porque entonces quedaría muy largo, y quería hacer una escena de los chicos simplemente comenzando a relacionarse mientras llegaban a la Guarida porque los nenes de Rise no son de los que simplemente dejan a uno tranquilo, ¿Saben?. Aunque no todo es un reciclaje, ya que escribí más cosas para complementar y completar.
Empezando con las escena de Ramón preguntando por la Game Boy, eso fijo estaba en el cap 3, pero saqué de allí y alargué aquí. Puede que Ramón no se sienta del todo cómodo al principio con las tortugas, pero eso no evita que todavía tenga mucho que decir. Todos tienen preguntas, pero Ramón decide hacer la que más le llama la atención: la del Game Boy. Decidí que Ramón preguntara por esto para tocar el tema porque por supuesto que Ramón se sentiría más cómodo sabiendo que no está siguiendo ciegamente a un grupo de tortugas desconocidas más adentro de un laberinto de concreto. Y claro, para hablar más de los rastreadores también. Quería aclarar eso para no dejarlo tan al aire, ¿Saben?.
Por lo que, de hecho, Ramón sí vió ese destello rojo en el capítulo anterior. XD Era el rastreador de Mikey. Y sí, obviamente que Donnie les pondría un rastreador a sus hermanos. Él ya graba todo y puedo verlo considerando seriamente ponerles rastreadores subdérmicos. Osea, debajo de la piel para que no puedan quitárselos fácilmente. (≧▽≦).
Y no sé ustedes, pero puedo ver a Ramón y a Donnie compartiendo esa idea por las razones que no creo sean necesarias mencionar. ಡ ͜ ʖ ಡ. Así como el que ambos tengan interés en la tecnología. Quiero decir, Ramón es un mecánico e ingeniero bastante competente en las películas, y estoy bastante segura de que en la series de televisión también (aunque no las he visto), así que definitivamente él y Donnie se llevarían a las mil maravillas en ese ámbito. Pienso escribir más al respecto en capítulos venideros, así que prepárense. (◠‿◕).
También y como dije, quiero que Ramón tenga algún momento especial con cada tortuga. Aquí me centré mucho en los gemelos porque ya saben, Donnie obviamente se pondría hablador si se trata de sus inventos y Leo ya es un tipo muy hablador por naturaleza, así que, ahí está. Aunque lo siento por hacer que Leo se sienta como un mocoso de vez en cuando. (≧▽≦). Escribir a estos locos como niños es un poco difícil, porque ellos ya son estúpidos de adolescentes, así que hacerlos más estúpidos de niños es más difícil. Sin mencionar que no sé hasta qué punto podrían llegar sus conocimientos. Donnie no creo que cambie mucho porque ya sabemos que él es un niño genio y eso, así que hablar con él podría ser como hablar con un adulto chiquito. Pero con los demás es complejo. También es un poco complejo escribir a Ramón, ya que en las películas de Trolls él es un ADULTO. Sin embargo, si se las arregló para sobrevivir solo durante años y construir su propio búnker de supervivencia él solito y sin ayuda de nadie, fijo tiene que ser muy inteligente. Al menos más de lo que sería un niño normal. El detalle es que obviamente la inteligencia Troll sería muy diferente a la humana, ya que los Trolls bebés son muy elocuentes y conscientes de sí mismos poco después de que nacen, por lo que se muestra en las películas.
Quiero decir, miren a Diamantito. Ese mocoso solo tenía un mes de nacido en la tercera película y hablaba como un hombre adulto (y no lo digo solo por la voz), además de ser lo suficientemente habilidoso para conducir siendo tan pequeño físicamente.
Así que sí, tratar de equilibrar la inteligencia Troll de Ramón en una versión humana de Rise está algo fuerte, pero hago mi mejor esfuerzo. Aunque creo que lo más difícil será intentar manejar sus ✨traumas✨. Suerte que su mutación no es una situación tan traumática. (≧▽≦).
...
Quiero decir, es y no es. Tal vez porque ya pasó por peores cosas a su razonamiento, pero como he estado mostrando, a Ramón realmente no le molesta tanto ser una tortuga. Claro, lo secuestraron y lo tuvieron en una celda por un tiempo, además de que la transformación fue dolorosa, pero Draxum no lo torturó activamente ni nada. Quiero decir, él nunca torturó a Splinter y las gárgolas tampoco. Simplemente trajeron al tipo al laboratorio y él se quedó bien chill hasta que Draxum mencionó lo de crear soldados Yokai y atacar a la raza humana. Algo similar pasó con Ramón. Draxum fue un poco sádico, pero no tuvo razones para dañar activamente a su sujeto de prueba.
Aparte de mutarlo, claro. Pero lo que sea que pasara a raíz de eso sería por causa y efecto del Empíreo, no directamente por él. Solo sería algo que observar.
En fin, continúando, lo siento por hacer que los chicos se comportaran como unos mocosos. (≧▽≦). Pero ya conocen a los gemelos. Siempre molestándose. Y Ramón, como hace mucho que no está entre hermanos, obviamente se fastidia un poco y saca por primera vez su sarcasmo™. Pasará un tiempo antes de que nuestro chico sarcástico esté a toda máquina, pero ya empezamos. ಠ∀ಠ.
Pero claro, Ramón es un niño considerado. Obviamente que se arrepentiría al darse cuenta de que Leo quiere hablar con él. Incluso si todavía se siente raro hablando mucho con estos chicos. Aún así, pasamos a que él plantee su otra incógnita: el origen de la espada de Leo. Lo que nos lleva a otra importante revelación sobre los chicos. ¡Son ninjas!. >:D
Y sí, los chicos son realmente muy raros. (≧▽≦). Al menos, desde una perspectiva normal. Si Ramón ya cree que lo que le ocurrió es raro, escuchar a estos niños lo es incluso más, ¿Pero quién es él para juzgar?. Solo le tocará esperar y ver, así que habla un rato con Leo sobre su antiguo hogar.
Solo para que se corte la conversación, pues Ramón sigue tratando de despegarse de su familia. Puede recordarlos aveces, pero no tiene ganas de hablar de ellos con nadie. Leo se da cuenta de ello, así que no sigue preguntando.
Y luego pasamos a la siguiente Fase de este capítulo. :V
Aquí aproveché para que Ramón aclarara algunas otras de sus dudas, ya que naturalmente, Ramón no tendría ni la menor idea de qué es una lámpara de calor. Hasta la llegada de Shelliot, él nunca tuvo mascotas, así que es muy ajeno todavía al cuidado de las tortugas. Como dice Leo, una lámpara de calor es solo eso: una lámpara (también llamada calentador infrarrojo) que emite calor mediante radiación electromagnética infrarroja para calentar directamente un objeto o una zona. Sus usos son diversos: como calentador en restaurantes y superficies de cocina, para secado de pinturas o impresiones, para mantener animales jóvenes, y en fisioterapia para aliviar dolores musculares y mejorar la circulación. La lámpara se caracteriza por su rápido calentamiento y por proporcionar calor directo sin generar corrientes de aire. Y principalmente, utilizan una bombilla especial que emite energía en forma de radiación infrarroja. La "radiación roja" que menciona Leo es eso, radiación infrarroja, la cual es una forma de radiación electromagnética invisible para el ojo humano, cuya longitud de onda es más larga que la de la luz visible. Se emite de forma natural por el Sol y el calor de los cuerpos, y se experimenta como calor.
Y no, las lámparas de calor no queman... osea, sí queman si las tocas directamente, pero su luz no quema. Es inofensiva. Así que los chicos pueden acostarse bajo la luz todo lo que quieran.
Entonces, pasamos a la nueva conversación, y no, no todas las tortugas comen verduras, obviamente. ಡ ͜ ʖ ಡ. Las especies acuáticas comen carne, aunque también hay especies terrestres que comen carroña, pero en su mayoría comen plantas. Y las tortugas de agua como los son Raph, Donnie y Leo tiene como parte principal de su dieta el pescado. Ramón también, al ser una especie acuática, aunque creo que comen crustáceos y moluscos más a menudo. Y en general, muchas tortugas comen insectos a veces.
Y ahora que llegamos a esa parte, ¡Obviamente que los chicos se presentarían con sus especies de tortuga!. Creo que es una parte importante que ellos tenían que aclararle a Ramón, así como Ramón tenía que decirles a ellos su especie de tortuga. Y una vez más, vemos la ignorancia de Ramón hacia las distintas especies de tortuga, aunque no se le puede culpar. Es decir, ¿Cuantos de nosotros sabíamos que existían las tortugas de caparazón blando a los 8 años?. (≧▽≦). Hay que admitirlo, solo conocemos sobre diferentes especies de tortuga por TMNT. Por el resto, somos unos completos ignorantes.
Después, los chicos hablan nuevamente sobre la experiencia de mutación de Ramón y sobre Draxum... solo para que Leo destruya el ambiente siendo tan serio como él puede ser. XD Porque ya sabemos todos que Leo solo puede procesar momentos difíciles y de tensión con comentarios idiotas y chistes malos.
Lo bueno es que al menos el ser tan random le sacó una sonrisa a Ramón. :) Todos sabemos que se lo merece. ¡Es entonces que finalmente nuestros muchachos se presentan entre ellos!. Porque si se habrán dado cuenta, Ramón nunca se dirigió a ellos por sus nombres en todo el capítulo, solo por sus colores. A excepción de Mikey, claro. Así que por supuesto que tocaba la debida presentación.
Y ojito con Donnie juzgando el nombre de Shelliot. (◠‿◕). No está mintiendo, él cree que es un nombre óptimo. Tanto que tal vez elija un nombre similar en un futuro no muy lejano...
¡Pero hasta ahí llegan las curiosidades!. (ノ◕ヮ◕)ノ*.✧. Nuevamente, espero les haya agradado el capítulo, aunque siento que pudo quedar mejor. Pero igual me gusta. Ta bien chidori. En cualquier caso, pueden decirme cómo les pareció el asunto en los comentarios o solo dejar sus pensamientos sobre cómo va la historia. ¡Ya saben que me gustaría saber qué les parece todo!.
Pero dicho esto, las dejaré. ¡Nos vemos la próxima!.
Adieu.
