Chapter Text
Phuket. ( Tailandia )1926.
Aquel joven de belleza innegable permanecía a acostado en el jardín de su residencia mirando el cielo, era tan azul y era adornado por algunas cuantas nubes esponjadas color blanco.
Elevo su mano al cielo simulando tocarlo. Pudo sentir el suave aire entre sus dedos, esa simple sensación lo hacía sentirse vivo.
Había perdido la noción del tiempo, no sabía cuántas horas llevaba sobre el frio pasto. Cuando finalmente decidió incorporarse, miro a su alrededor solamente para admirar la belleza de las flores de colores que adoraban su jardín, cientos y cientos de ellas, todas las texturas y formas.
Una suave brisa golpeo su rostro haciendo que cabello se moviera un poco, se levantó del pasto limpio un poco su pantalón, coloco sus manos sobre su cintura y siguió admirando el jardín de su casa, era majestuoso en todos los sentidos.
Tranquilamente comenzó a caminar a su residencia, cruzo por un sendero que estaba cubierto por bellas enredaderas que se aferraban a una estructura metálica en forma de arco.
Finalmente llego la puerta trasera de su hogar, abrió la inmensa puerta de madera, empujo la manija y entro, el aroma de flores frescas inundo su nariz.
Cerró la puerta tras de él y camino hacia el perchero.
Tomo uno de sus sacos, y las llaves de su automóvil.
Cruzo el bello recibidor que estaba perfectamente decorado con muebles de lujo y flores en jarrones demasiado caros.
Finalmente llego donde se encontraba su automóvil, un lindo descapotable bastante caro y lujoso.
Acaricio su linda pintura negra y después entro en él.
Condujo por unos kilómetros hasta que llego a la reja principal, bajo del auto, quito el candado, abrió la reja, saco su auto y nuevamente salió de él para cerrar. Para así ponerse finalmente en marcha.
El aire golpeaba su rostro y hacía que su cabello se moviera mientras manejaba a una velocidad considerablemente lenta rumbo al centro del pueblo.
Por su camino observaba al hermoso paisaje que Phuket le mostraba.
Cuando llego al centro, todas las miradas curiosas se fijaron en él. Nadie podía ignorar su presencia.
Mile, el nombre de aquel hombre alto, de complexión media, el cual poseía unos ojos pequeños color marrón obscuro, los cuales eran adornados por una gran cantidad de cejas, piel blanca y cabello lacio color negro siempre bien peinado, y por supuesto muy bien vestido, captaba la mirada de todos a su paso.
Finalmente llego a una tienda de comestibles.
La gente murmuraba a su paso. Pero él ignoraba absolutamente todo.
Compro frutas y verduras y también un exquisito pan. Una vez terminadas sus compras, volvió a su auto y regreso a su casa ante las miradas indiscretas de la gente del pueblo.
Todos sabían de él, claramente conocían al joven que vivía en la casa maldita; al menos eso decían los rumores.
Los abuelos de Mile habían muerto de maneras trágicas y para desgracia de él y de su hermano mayor, sus padres habían tenido un final igual de terrible.
Su hermano Tong se había mudado al otro lado del país dejándolo completamente solo.
Él se negó a abandonar la residencia de sus padres. Tomo el control de los negocios familiares y se quedó ahí, en el sitio donde había crecido y en el cual tenía tantos recuerdos de su madre.
Pero los rumores no terminaban ahí.
La reputación de Mile no era nada buena.
Él era una persona amable, inteligente, algunos decían que era muy intuitivo. Sin embargo, todo lo bueno era opacado por un hecho innegable.
Mile tenía gustos diferentes, disfrutaba de la compañía de hombres en lugar de bellas damas, yendo así en contra de la “naturaleza humana” por esa razón la gente se negaba a cruzar palabra con él.
Lo consideraban una abominación, un ser despreciable, el mismo demonio.
Esa era la única razón por la cual Mile siempre estaba solo. No tenía servidumbre, tampoco nadie que le ayudara con el jardín.
También prefería manejar los negocios familiares a la distancia.
Su familia siempre se dedicó al cultivo de arroz. Tenían kilómetros de tierra donde cultivaban este alimento y eran los principales exportadores en todo el país.
Mile revisaba de vez en cuando como marchaba todo en la empresa, pero casi nunca se aparecía en aquel lugar, su portavoz, era un hombre de edad avanzada que tenía toda su confianza.
El joven de belleza inigualable le importaba poco lo que las personas pensaran de él. Si ellos no querían dirigirle la palabra, le daba lo mismo, pues que llevaba 7 años viviendo completamente solo.
Mile manejo de vuelta a su casa disfrutando de cada momento, cuando llego a su residencia se percató que alguien estaba asomándose por la reja como si buscara algo o a alguien.
El pelinegro se estaciono y de inmediato llamo la atención de aquel hombre quien parecía un poco avergonzado.
Mile observo a ese sujeto, era un poco alto, cabello negro y piel bronceada. Llevaba unos pantalones beige evidentemente gastados, en sus manos sujetaba una gorra marrón y su camisa blanca tenía un par de agujeros a los costados.
—¿Puedo ayudarle en algo?
Pregunto Mile mientras bajaba de su automóvil.
—¿Usted vive aquí?
Su voz parecía temerosa y hasta cierto punto se escuchaba frágil.
—En efecto. ¿Quién es usted?
El hombre aclaro su garganta y trato de enderezar su postura.
—Hola señor. Me han dicho que usted podría darme trabajo.
Sorprendido por las palabras de aquel hombrecillo, Mile parpadeo un par de veces.
—Perdone. ¿Quién le ha dicho tal cosa?
—Yo no soy de aquí… vengo de muy lejos. Y he estado buscando trabajo, pero nadie quiere aceptarme, hoy me encontré a un amable hombre que me dijo que, el dueño de esta casa podría buscar a alguien quien le ayudase con su jardín.
Mile elevo las cejas incrédulo. ¿Qué clase de broma cruel era esa?
—Ya veo… ¿De dónde viene usted?
—Chiang Mai.
—¡Vaya! Usted está muy lejos de casa ¿Qué lo trae por aquí?
—Busco trabajo. De donde soy, un campesino no tiene oportunidades… Por eso estoy aquí. La economía cada vez es más terrible.
—Comprendo su situación mi estimado. Pero creo que le han dado mal el dato que yo busco a alguien quien me ayude… Lo lamento.
—¿Enserio?
El hombre rasco su nuca con un poco de desesperación.
—¿No conoce a alguien quien necesite un trabajador? Aprendo rápido y soy muy bueno con las flores. Si usted supiera de alguien… me haría un gran favor.
—Lo lamento. No conozco a nadie.
—Está bien. Perdone por molestarlo.
El hombre se despidió de manera amable y comenzó a caminar colina abajo, dirigiéndose de nuevo al pueblo.
Mile pensó que la gente era demasiado cruel, ¿Cómo podían mentirle a ese hombre de tal manera? ¿Creían que era gracioso jugar con la situación económica de una persona?
—¡Disculpe!
Dijo el pelinegro elevando la voz, haciendo que el hombre se girara a verlo, le hizo una señal para que se acercara y este prácticamente corrió hacia él.
Cuando Mile lo tuvo de frente, pudo notar las manchas de suciedad que tenía en el rostro y también el intenso olor que emanaba de su cuerpo y que era solo unos centímetros más bajo que él.
Seguramente llevaba días caminando.
—Antes de ofrecerle cualquier tipo de empleo necesito hablar un par de cosas con usted.
El hombre asintió rápidamente con la cabeza.
—Primero, entremos.
Mile camino hacia la reja, quito el candado y la empujo, rápidamente el hombre se acercó y lo ayudo.
Cuando la reja quedo abierta de par en par, Mile entro a su auto y lo metió a su residencia, estaba a punto de bajarse de nuevo, cuando observo al hombrecillo cerrar rápidamente y colocar el candado.
La comisura de los labios de Mile se elevó sutilmente.
—Sígueme
Comento el pelinegro al hombre que se posó a lado del auto, Mile manejo lentamente para evitar que el hombre corriera, después de algunos kilómetros, finalmente se encontraban en la casa principal.
Se bajo de su auto, tomo las cosas que había comprado y le hizo una señal con la cabeza al hombre para que lo siguiera.
El pelinegro camino hacia la puerta que daba hacia la cocina, la abrió y entro en compañía del hombre.
Dejo las cosas sobre una mesa auxiliar y se giró a ver a su acompañante que miraba todo con fascinación.
Sus ojos parecían brillar mientras veía todo a su alrededor.
—Seré honesto. La gente del pueblo me odia.
—¿Qué?
—Que los pobladores no me quieren, me llaman demonio, engendro, todas las cosas malas que pueda imaginar. Creo que alguien le quiso hacer una broma y lo envió aquí.
—¿Por qué harían algo como eso?
—Se lo acabo de decir. Me odian.
El hombre asintió tratando de entender todo.
—En ese pueblo no son tan bien recibidos los foráneos. Querían deshacerse de usted. Ahora, ya que no nos quieren a los dos, le daré trabajo.
—¡¿Enserio?! —pregunto con una esperanza en sus ojos.
—Si… aún no se en que pueda ayudarme, pero lo averiguare.
—¡Muchas gracias! ¡Enserio! ¡Muchas gracias señor!
—Primero, vayamos a que se refresque, debe estar agotado, un baño le caerá de maravilla, después discutiremos en qué términos lo contratare.
El hombre volvió a asentir.
Mile lo llevo a uno de los baños de la planta baja, un espacio relativamente pequeño, donde solamente había un taburete con toallas, un espejo con un marco de cobre y una tina blanca reluciente.
—Deme un segundo.
Comento Mile corriendo por toda su casa, tomo lo que necesitaba de varias habitaciones, despues lleno la tina él mismo y finalmente regreso con el hombre entregándole ropa limpia, zapatos y cosas para su higiene personal.
—¡Muchas gracias, señor!
—Estaré en la cocina, búscame cuando termines.
El hombre asintió y entro al baño.
Mile se fue a la cocina, seguramente el sujeto tenía hambre.
Prepararía algo sencillo, tampoco quería verse presuntuoso.
Vegetales salteados con finas hierbas y carne que había comprado hace poco.
Mientras cocinaba pensaba en cómo la gente podría comportarse de manera tan detestable, enviar al pobre foráneo a su casa, solamente para hacerle pasar un mal rato.
El pobre hombre seguramente no había comido, quien sabe durante cuantos días.
Sumergido en sus pensamientos Mile siguió preparando los alimentos.
Después de algunos cuantos minutos, el hombre apareció en el marco de la puerta con su ropa vieja en los brazos.
—Gracias…
Susurro llamando la atención de Mile.
—Esa ropa ¿Es importante para ti?
—No lo es.
—Afuera, cerca de mi auto, está un bote de basura, tírala.
El hombre de inmediato hizo lo que le ordenaron.
Una vez que regreso, Mile finalmente pudo verlo bien, piel bronceada, cabello negro, nariz afilada, labios un poco gruesos y unos tristes y profundos ojos cafés. Y claramente se veía más joven, ahora que estaba limpio.
—¿Cómo te llamas?
Una vez se enderezo y junto sus manos.
—Apo, señor…
—No me digas señor. Soy solamente Mile.
—Seria irrespetuoso de mi parte llamarle por su nombre se…
Mile le dio una mirada desaprobatoria y este se detuvo de inmediato.
—Muy bien Apo, he estado pensando en que trabajo sería bueno para ti…
—Puedo hacer lo que sea, cuidare su jardín o también podría ocuparme de limpiar su casa, lo que sea.
—Me gusta tu disposición. Bien, te pagare 10 satang a la semana, aquí te quedaras, tendrás techo y comida. ¿Estás de acuerdo?
—Señor Mile… ¡Eso es mucho!
Negó rápidamente con la cabeza.
—No me digas señor o te pagare 1 satang al mes.
Mile junto sus labios rápidamente y se mantuvo en silencio.
—Creo que es un trato justo, porque aún no sé qué en que puedas ayudarme ¿Sí?
El hombre asintió tranquilamente.
El pelinegro se dio la media vuelta y comenzó a servir la comida en unos finos platos de porcelana, con un sutil decorado en los bordes color dorado. Una herencia de su abuela.
Mile tomo ambos platos, cruzo una puerta y llego a una zona realmente encantadora, una terraza acristalada, que tenía una hermosa vista al patio, el techo de ese lugar estaba cubierto por una enredadera, dándole así un toque hermoso.
Justo en medio había una bella mesa rectangular de madera y cuatro sillas alrededor.
Mile dejo sobre la mesa ambos platos y se giró para encontrase con Apo quien seguía admirando todo con gran detalle.
—Siéntate.
Ordeno y el hombre obedeció.
Mile fue por un par de cubiertos, cuando regreso, se sentó frente a Apo y le entrego los cubiertos.
—No es mucho. Espero que te agrade.
—Pero… yo no… no es correcto.
—¿Y qué es lo correcto Apo? Y si dices que comer en otro lugar, me pondré furioso.
Apo bajo la mirada y solo se quedó en silencio.
Mile comenzó a comer tranquilamente mientras mantenía su mirada fija hacia el hermoso jardín.
—Dices que eres bueno con las flores ¿No es así?
—¡Lo es señor!
La mirada de Mile y lo dijo todo.
—Lo siento… Lo es… Kun Mile—susurro casi con un hilo de voz.
—Creo que podrías hacer eso… realmente no tengo la menor idea de que puedas hacer.
Mile regreso la mirada a Apo quien disfrutaba de sus verduras, verlo comer tan cómodamente lo hizo sentir aliviado, era la primera vez que preparaba algo para un invitado.
Ambos hombres comieron tranquilamente, disfrutando de una cálida charla.
Mile se había enterado que, Apo tenía 29 años, había vivido todo el tiempo en el campo, pero con los últimos aumentos de impuestos su familia pasaba por un mal momento, estuvo en otras cuidades, trabajando un poco y finalmente llego a Phuket buscando un mejor futuro, pero solo encontró personas haciéndolo menos por su aspecto desalineado.
Mile se mostró sorprendido ante la edad de Apo, era tan solo dos años menor que él. No podría ni imaginarse todo lo que había tenido que pasar.
Una vez terminaron su cálida comida, Apo se apresuró a levantar los platos de la mesa y comenzó a lavarlos de inmediato.
Un acto que sorprendió a Mile.
Cuando la cocina se encontraba completamente limpia, Mile le dio un pequeño tour a Apo por la casa, que era enorme.
En la planta baja se encontraba, la cocina, la terraza, 3 baños, una sala enorme con muebles lujosos, cortinas azul cielo, paredes blancas, con detalles dorados en las esquinas, un enorme candelabro colgando justo en medio y un hermoso piano blanco.
—Su casa es hermosa.
Alago Apo mientras tenía la boca entre abierta de lo sorprendido que estaba.
Mile agradeció con una sonrisa.
Siguieron con las habitaciones aun de la planta inferior, la zona de un enorme comedor que nadie utilizaba, pero estaba perfectamente limpio y reluciente, también contaba con un salón exclusivo donde tenía todo tipo de licores y vinos, y justo en ese lugar, se hacía notar un tocadiscos muy moderno para su época.
Siguiente estaba una enorme biblioteca que ocupaba dos pisos, era realmente majestuosa.
Había más habitaciones, como el cuarto de lavado y la habitación donde dormiría Apo. Un pequeño espacio donde había una cama grande, que se veía bastante cómoda, cubierta con un edredón de algodón blanco con detalles bordados en rojo, una ventana que daba al patio trasero, y una cómoda para guardar ropa.
—Aquí dormirás.
Anuncio Mile.
—¿Qué? ¡No esto es demasiado!
—Lo siento, pero es todo lo que hay… a menos que quieras dormir arriba…
—¡No podría!
—Entonces, a partir de ahora será tu habitación—sonrió —Espero que te sientas cómodo Apo.
—¡Gracias! ¡Muchas gracias!
—Ya no agradezcas, mañana comenzaras a trabajar ¿De acuerdo? Por ahora, puedes descansar… iré a buscar más ropa para ti…
El pelinegro se dio la media vuelta y justo antes de salir, una mano sostuvo su brazo impidiéndole irse, Mile miro a Apo quien lo sostenía y lo miraba de forma insistente.
—¿Qué ocurre Apo?
—¡Enserio! Gracias, eres un ángel Mile.
Aquellas simples palabras hicieron que el este se sintiera un escalofrió recorrerle por la columna vertebral.
Lo único que pudo hacer Mile, fue sonreír, para después salir de la habitación.
“Es realmente agradable que alguien no te deteste o te insulte”
Pensó mientras caminaba tranquilamente por su casa.
A pesar de siempre mantenerse fuerte sobre los chismes y rumores sobre él, en cierta manera le afectaban. Pero trataba de no demostrarlo. Nadie, nunca sabría cuánto le dolía ser odiado por todos.
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Al principio meter a un completo extraño a su casa, sonaba como una locura, pero habían pasado dos semanas desde que Apo había llegado y las cosas marchaban demasiado bien.
Mile se sentía cómodo con su nueva “compañía” odiaba admitir que era agradable con quien platicar o simplemente verlo rondar por la casa.
Aquella tarde, Mile bebía tranquilamente una taza de té en el jardín mientras observaba a Apo quien se encontraba cortado la maleza de algunos arbustos para que estos lucieran aún más bellos.
Mile comenzó a divagar en sus pensamientos, era algo habitual en él, pensaba tantas cosas y nada a la vez, su mente era terriblemente ruidosa, cerro los ojos y trato de buscar dentro de él, respiro con tranquilidad y se mantuvo quieto por algunos largos minutos, hasta que finalmente todo en su cabeza se volvió silencioso.
Abrió los ojos encontrándose con los profundos ojos marrones de su trabajador. Lo miraba de manera confundida y a la vez preocupante.
—¿Se siente bien joven Mile?
Pregunto sin más.
—Lo estoy…
—Pensé que tenía algún tipo de malestar…
—No, estoy bien.
Apo solamente asintió y volvió a sus labores.
En ese tiempo, Mile había aprendido varias cosas de Apo.
Número uno, siempre se veía tranquilo. Número dos, le encantaba su comida. Número tres, cuando lo veía quedarse quieto y cerrar los ojos, se acercaba a preguntar si todo estaba bien; Apo era demasiado curioso. Número cuatro, Venia de una familia muy humilde y era fácil de sorprender. Número cinco, era un trabajador diligente al cual no le importaba realizar quehaceres domésticos.
Ciertamente, era un hombre bastante extraño.
De igual manera, Apo tenía claras algunas cosas. Su nuevo jefe era un hombre demasiado rico, que disfrutaba de su soledad, también hablaba solo en algunas ocasiones, cuando Apo lo escucho la primera vez, realmente pensó que estaba poseído, pero solamente tenía una discusión con uno de sus muebles. Era muy amable, y su comida le recordaba a la de su madre, seguramente tenía insomnio ya que algunas veces lo había escuchado en la madrugada tocar el piano y deambular por la casa. Pero de algo estaba completamente seguro; Mile no era una mala persona, no entendía por qué la gente lo odiaba.
Cuando la noche había caído, Mile y Apo se encontraban en la cocina recogiendo todo después de haber disfrutado de una exquisita cena.
—La próxima primavera, su jardín va a lucir más hermoso de lo que es. Téngalo por seguro.
Comento Apo mientras lavaba la fina vajilla.
—Suena maravilloso… Y todo gracias a ti Apo.
Apo sonrió y siguió con su trabajo.
—¡Cierto joven Mile! Lo olvide por completo—recordó—Me dijo el hombre que vende telas que hoy le llegarían nuevas… Lo lamento, olvide decirle.
—¿Hoy? ¿Estás seguro?
—Si… me dijo que el 14 de junio… es hoy. Pero no lo recordé.
Mile dejo sobre la mesa de la cocina la jarra que tenía en las manos, haciendo un fuerte ruido.
Apo se giró a mirarlo y se encontró con un sombrío Mile, su ceño estaba ligeramente fruncido y sus labios estaban en línea recta, parecía molesto o quizá triste.
—Mañana a primera hora yo iré…
—Descuida—comento el pelinegro—Creo que iré a acostarme. Buenas noches Mile.
Y se fue sin decir más, dejando a Apo aún más confundido.
El joven trabajador comenzó a guardar todas las cosas, en sus respectivos lugares, limpio las mesas, apago todas las velas, cerro puertas y ventanas y finalmente se fue a dormir.
Se cambio de ropa, ya que Mile le había enseñado que no era higiénico dormir con la ropa que utilizaba durante el día, así Apo había adquirido este habito en poco tiempo.
Se recostó sobre la suave cama pensando aun en la fría imagen del su joven jefe.
Cerro los ojos esperando que, a la mañana siguiente Mile fuera el mismo.
【☾】
Un fuerte golpe hizo que Apo abriera los ojos de golpe, se encontró solamente con la oscuridad delante de él.
Podía sentir como su corazón latía con gran fuerza, a tal punto de sentir los latidos en su garganta.
Se deslizo por la cama hasta que sus pies tocaron la fría madera, solamente escuchaba el crujir del piso debajo de él.
Por un momento pensó en encender un candelabro, pero podría jugar en su contra, así que, a pesar de llevarlo en la mano, lo encendió la vela, camino lentamente a oscuras por la casa guiándose por el sonido que escuchaba.
El sonido provenía de la habitación donde estaban los vinos y licores.
Asomo la cabeza encontrándose con Mile quien era iluminado por la luna, estaba tirado en el piso tratando de levantarse.
—¡Joven Mile!
Chillo Apo mientras se acercaba a toda prisa, en su paso sintió un pinchazo en el pie, pero lo ignoro, se acercó a Mile y lo sentó en la fría madera.
—¿Está bien? ¿Qué le pasa?
Pregunto desesperado.
Mile se giró a mirarlo y en ese instante, a la nariz de Apo llego un fuerte olor a licor.
—Está demasiado borracho. Vamos lo llevare a su habitación…
—Suéltame.
Susurro Mile negándose a ser levantado.
—Si se queda más tiempo en el piso podría enfermarse, por favor joven Mile…
—¡Que no!
Alzo la voz, se giró y comenzó a gatear por el piso.
—¡Vamos! ¡Es hora de dormir joven Mile!
—¡No quiero! ¡No puedes obligarme!
Susurro con la voz temblorosa.
—¡Auch! — Se quejo Mile, se sentó en el piso y miro su mano que sangraba.
—¡Se corto!
Apo se apresuró a acercarse a él, lo tomo de la muñeca y miro la herida, no sabía si era profunda o no, pero estaba saliendo mucha sangre, Apo bajo la mirada al piso percatándose de los cientos de vidrios que había en él.
De manera veloz Apo encendió uno de los candelabros para ver mucho mejor.
Tomo a Mile de la cintura y lo levanto con mucha dificultad, intento sentarlo en una silla, pero fallo.
Así que decidió que era mejor llevarlo a su habitación.
Se coloco uno de los brazos de Mile alrededor del cuello y lo sujeto de la cintura con fuerza, con la otra mano libre tomo el candelabro tratando de iluminar su paso.
Mile arrastraba los pies, acto que hacía más difícil sujetarlo.
Una vez llegaron a las enormes escaleras, Apo soltó un enorme suspiro, eso sería mucho más difícil.
Poco a poco fueron subiendo hasta que finalmente llegaron al segundo piso. Mile balbuceaba cosas que era incomprensibles.
Por fortuna, Apo sabia donde dormía su jefe, de otra manera se hubiera visto en muchos problemas, ya que la parte superior tenía más de 10 habitaciones.
Entraron a esa habitación, ya que la puerta estaba abierta de par en par.
Apo dejo sobre lo que parecía una mesa, el candelabro, sentó a Mile sobre un cómodo sofá de terciopelo blanco y se aseguró de que este no fuera a caer al piso.
De manera rápida, Apo encendió todas las velas de aquella habitación, obteniendo así una vista perfecta.
Se acerco a Mile le tomo la mano y la miro, aún seguía sangrando.
Dejo por unos segundos solo a Mile mientras buscaba todo lo que necesitaba, una vez regreso, se percató que el su jefe miraba su mano mientras lloraba incontrolablemente
—¿Le duele mucho?
Pregunto Apo al ver el estado de Mile.
Mile simplemente negó con la cabeza, mientras enormes gotas de lágrimas corrían por sus ojos.
En silencio, Apo limpio y desinfecto la herida de su jefe, para después atarle una venda en la mano.
Una vez que termino se encontró con esa triste mirada, aquel hombre tenía los ojos hinchados, y aun corrían lagrimas por sus mejillas.
—¿Aun le sigue doliendo? ¿Debería ir a buscar ayuda?
—Nadie puede quitarme el dolor…
Susurro mientras miraba hacia la nada.
—Soy un terrible hijo…
—¿Qué? ¿Por qué dice eso joven Mile?
—El 14 de junio. Falleció mi madre…. Hace 10 años… que ella ya no está conmigo. Y lo olvide. Lo olvide por completo…
Entonces Apo entendió por qué ese sujeto estaba llorando desconsoladamente.
—Mi adorable y dulce madre… esa mujer que me amaba incondicionalmente. Que terrible hijo soy…
—No es un mal hijo… simplemente lo olvido, es un error humano…
—¡Soy un asco! —grito Mile al mismo tiempo que comenzó a jalarse la ropa, para después intentar golpearse la cabeza con su mano lastimada.
—¡Basta! ¡Se hará daño!
Lo detuvo Apo sosteniéndolo con fuerza.
—¡Suéltame! ¡Déjame en paz! Necesito sacar todo esto…
—No lo soltare, no dejare que se lastime más por favor…
Mile se levantó del sofá, desesperado y sintiéndose impotente, comenzó a tirar todo a su paso, los jarrones que tenía en un mueble, los libros, los perfumes, quería destruir todo a su paso.
Apo lo tomo por la espalda y lo rodeo con sus brazos para evitar que se lastimase
—Por favor joven Mile, deténgase. Solamente va a lastimarse.
Mile luchaba por zafarse del agarre de Apo, pero le resultó imposible, Mile grito, lloro y maldijo todo lo que quiso hasta que finalmente se quedó quieto.
Mile fue llevado a su cama, no opuso resistencia, estaba agotado y se había rendido. Apo lo acomodo, lo cubrió con las sábanas y lo miró fijamente, tenía un semblante terrible y aún seguía llorando, pero ahora en silencio.
Apo sintió como el su jefe se aferró a su mano y solamente lo miro a los ojos, Apo entendió que él no quería estar solo. Así, en un acto de insensatez quizá, se recostó junto a él y solamente se limitó a mirarlo.
【☀】
Mile se removió en su cama sintiéndose ligeramente mareado, se sentía atrapado entre sus sabanas. Cuando abrió los ojos la primera imagen que vio, fue a Apo durmiendo a su lado, sujetándole la mano.
Este se quedó inmóvil por unos segundos, ¿Qué estaba haciendo su trabajador ahí?
Los recuerdos venían como bofetadas en el rostro.
Mile se maldijo internamente por emborracharse hasta perder la conciencia.
Fijo sus ojos en el rostro de Apo que dormía plácidamente, podía notar una delicada y fina hilera de pestañas adornando sus ojos cerrados, sus cejas bien marcadas y sus lindos labios, su rostro estaba relajado y aun así, lucia bien.
Se quito las ideas raras de la cabeza y cuidadosamente le quito su mano para evitar despertarlo.
Una vez se sentó en la cama miro todo a su alrededor, todo estaba hecho un desastre.
Había sangre, pedazos de cerámica en el piso, sus libros, las velas estaban consumidas por completo.
Sus ojos se fijaron en un camino de sangre, que rodeaba su cama, se giró un poco para percatarse que había sangre en las sábanas, y no era suya, de inmediato se levantó y miro uno de los pies de Apo, estaba lastimado. Tenía una terrible cortada.
Asustado, Mile se apresuró a juntar las cosas para limpiar ese corte.
Se sentó en la cama tratando de no despertar a Apo, levanto su pie, lo coloco en su pierna y comenzó a desinfectar la herida sutilmente, esperando que no le ardiera mucho.
Mile mantenía fija su mirada en la herida, cuando sintió un pequeño movimiento, elevo la mirada encontrándose con Apo quien lo miraba confundido.
—Lo siento.
Fue lo único que pudo decir, al sentirse completamente avergonzado.
—¡Joven Mile! ¿Qué está haciendo?
Pregunto intento quitarle su pie.
—Por favor Apo, no te resistir, me siento mal… no sé qué paso anoche, pero lo lamento. Déjame curarte, por favor.
—No. Yo lo hare, usted no tiene por qué…
—¡Basta Apo! Te lastimaste por mi culpa, ahora, quédate quieto, todavía no termino.
Apo se sentía avergonzado, no era correcto que ese hombre de alta sociedad le estuviera limpiando los pies a un campesino, no sabía que hacer o cómo reaccionar ante eso, dos veces se encontró con la mirada intensa de su jefe.
En su intento de mitigar la pena, miro a su alrededor, esa habitación era enorme, anoche ni siquiera se habría imagino que ese lugar era tan inmenso.
Las parades estaban pintadas de blanco con detalles en las orillas, el techo, también estaba pintado, pero tenía una hermosa flor plasmado en ella. Había dos enormes ventanas con unas preciosas cortinas color dorado que hacían lucir ese lugar realmente cálido.
El piso tenía alfombra, también, varios muebles de madera que lucían preciosos, y justo enfrente de la cama, un arco que daba hacia otra habitación, donde podía observar una pequeña sala.
Quien viera ese cuarto pensaría que ahí dormía la realeza.
La casa sin duda alguna era preciosa.
—Está listo Apo…
Este miro a Mile y le sonrió sutilmente.
—Gracias, debería irme ahora…
—No, no te muevas, podrías lastimarte…
Apo se levantó y se mantuvo en el pie.
—No voy a molestarlo más, es mejor que me vaya…
Cojeando, el trabajador salió del cuarto sintiéndose bastante apenado.
Mile soltó un suspiro, Apo era demasiado necio.
Mile llevo su mano hacia su cabeza, sentía un horrible dolor, pero tenía que recoger todo el desastre que había hecho.
Así, tranquilamente comenzó a limpiar su habitación.
Una vez termino, bajo las escaleras con un bote lleno de trozos de jarrón en él.
En ese momento, Apo entraba por la puerta principal y parecía un poco apresurado.
—Joven Mile, hay un hombre en la entrada, dice que lo busca…
—¿A mí?
Mile frunció el ceño.
—Si… me ha dicho que es quince del mes. Que usted entendería.
Mile cerró los ojos y soltó un enorme suspiro.
—Gracias Apo. Por favor, te pido que vayas a tu habitación y descanses, no quiero que lastimes más tu pie. Yo me ocupare de las visitas.
Apo solamente asintió y obedeció.
Mile salió por la puerta y camino hasta la reja de entrada, ahí estaba, ese hermoso caballero de nacionalidad francesa que lo miraba con una enorme sonrisa, desde su auto, Mile le abrió para que entrase. Una vez dentro, cerro la reja y entro en el auto para así, ambos ir a la casa principal.
—¿Qué te ha pasado en la mano Mile?
Pregunto mientras bajaban del coche.
—Un accidente.
—¿Te encuentras bien?
Mile asintió. Entraron en la casa y se dirigieron a una de las habitaciones del segundo piso.
Mile cerró la puerta y observo a ese hombre girarse hacia él, era alto, delgado, cabello negro, ojos verdes intensos y vestía elegantemente.
El sujeto se quitó el saco y lo dejo sobre la cama para después acercarse a Mile, lo tomo de la cintura y lo pego a su cuerpo, acortando la distancia.
Mile se removió entre sus brazos, y coloco ambas manos sobre su pecho.
—Hoy no me siento bien.
Se disculpo.
—¿Por qué? No sabes cuanto he esperado para volver a estar contigo Mile… ¿No me extrañaste?
—Lo hice, pero… no me siento de humor, simplemente no quiero.
El hombre ignoro estas palabras y comenzó a besar su cuello desesperadamente, Mile intento alejarlo, pero este lo pego aún más a su cuerpo.
—Detente.
Ordeno Mile
El hombre lo miro por varios segundos y después se acercó a su boca intentando besarlo.
—No quiero. ¿No entiendes eso Jules? ¡Ya suéltame!
Dijo al mismo tiempo que lo empujaba lejos.
El sujeto elevo ambas cejas mostrando indignación.
—¿Crees que puedes rechazarme de esa manera?
Mile trago saliva y solamente se limitó a mirarlo.
El hombre camino hacia él y de inmediato lo tomo del cabello con fuerza.
—Te estoy haciendo un favor en venir a tu casa…
—¿Un favor? ¿Tú a mí? Perdona, pero disfrutas mucho estar debajo de mí.
Bufo Mile con rabia.
Indignado el hombre, lo sujeto del cuello haciendo un poco de presión. Mile lanzo un golpe, logrando solamente hacerse daño.
Jules logro poner a Mile contra la pared, lo giro de manera hábil y con una mano pego el rostro de este contra el muro.
—Si no me sueltas ahora… te juro que voy a gritar. Te recuerdo que no estoy solo.
Amenazo Mile.
—¿Enserio? ¡Hazlo!
El hombre llevo su mano hacia el pantalón de Mile arrancando prácticamente el botón para después hacer caer la tela.
Mile luchaba con todas sus fuerzas, no quería gritar, no quería que Apo lo viera en esa situación. Pero el pánico se estaba apoderando de su cuerpo, cuando sintió el frio aire golpear su trasero.
—¡AYUDAAAAAAAAA!
Grito con todas sus fuerzas Mile.
El sujeto intento cubrirle la boca, pero no funciono.
—¡APOOOOO! ¡AYUDAMEEEEEEEEEEE!
Volvió a gritar.
—¡Cierra la maldita boca!
Jules logro cubrirle la boca, pero este no dejaba de moverse y le resultaba casi imposible penetrarlo.
Un golpe en seco hizo que Jules cayera al suelo.
Mile pudo respirar cuando sintió el cuerpo de ese hombre alejarse del suyo, giro solamente la cabeza para ver a Jules en el piso y Apo justo a él con el puño cerrado.
Jules se levantó velozmente y se acomodó los pantalones mientras maldecía una y otra vez.
Le dio una mirada de odio a Mile para después irse de aquel lugar.
—Iré a asegurarme de que se vaya…
Susurro Apo.
Mile solamente asintió.
El pelinegro se sentía completamente humillado, se subió los pantalones y se sentó en un bello sofá que estaba junto a la ventana, admiro el cielo y recordó el momento en el que había conocido a Jules, había sido un hombre encantador que había conocido en Siam, de inmediato la química surgió y se convirtieron en amantes.
Pero Jules tenía una reputación que mantener, entonces, visitar a Mile, cada quince del mes le resultaba realmente cómodo, ya que, en esas fechas viajaba Phuket por negocios. Y se encontraba con Mile para tener un encuentro apasionado y después marcharse.
Nunca había tenido una vivencia como la que acababa de experimentar.
Subió sus piernas al sofá y llevo sus rodillas hasta su pecho, las rodeo con sus brazos y solamente se limitó a mirar hacia afuera.
Después de varios minutos Apo regreso.
—¿Se encuentra bien?
Pregunto sin respuesta alguna.
Apo lo miro y asintió tranquilamente.
—¿Lo lastimo?
—Por suerte no, gracias a que estabas aquí Apo… Gracias.
—Antes de irse, él dijo que sabía dónde encontrarlo. Que lo estaría esperando.
Mile rio de manera incrédula.
—Es un sinvergüenza… después de lo que intento hacerme.
Suspiro.
—Yo… bueno, no sé si es lo que creo que…
—Ven aquí Apo.
Dijo Mile golpeando el sillón. El trabajador se acercó y se sentó a su lado.
—No creí que hubiera la necesidad de contarte esto. Pero. Ahora, siento que debo hacerlo. Yo… bueno, me gustan los hombres. Me siento atraído por ellos. Tengo intimidad con ellos. ¿Entiendes?
Apo asintió.
—En parte por eso las personas del pueblo me odian. Por eso dicen tantas cosas malas de mí. Si quieres irte… puedes hacerlo.
—¿Por qué haría tal cosa?
—Tal vez te sientes incomodo estando junto a mí.
—No lo estoy, y nunca lo he estado. No tengo una opinión diferente de usted, después de que me conto esto… Sigo pensando que es una buena persona.
Mile sonrió sintiéndose aliviado.
—Gracias Apo.
Comento casi al borde del llanto.
—No tiene nada que agradecer… Por favor no llore.
—No lo hare.
Mile sonrió ampliamente.
Era afortunado en todos los sentidos.
Estaba casi seguro de que Apo había sido enviado por su madre para hacerle compañía.
Apo sin duda alguna era una persona única. Pensaba y actuaba diferente.
Notes:
X:Moonsavage_
Chapter Text
Mile estaba de pie frente al retrato de su madre, que lo adornaban dos bellos jarrones con flores preciosas, él estaba demasiado conmovido por ese detalle de Apo, también se encontraba muy agradecido.
Admiro con ternura el rostro de su madre, le hacía tanta falta, la extrañaba con locura. Deseaba volver a abrazarla y aspirar su dulce aroma.
Mile se fue de ese lugar antes de que comenzara a llorar, no quería ponerse sentimental.
Se dirigió al patio con una charola en las manos, la dejo sobre la mesa que estaba en el jardín y le hizo una señal a Apo para que se acercase.
Mile comenzó a servir el té en unas lindas tazas rosas con dorado en la orilla.
—Siéntate Apo—ordeno.
Apo obedeció y se sentó a su lado.
—Bebe un poco de té, sé que te gustara, y también pruebas estas galletas, son de manzana.
—Gracias joven Mile…
—¿En qué quedamos Apo? ¡Vamos! Soy dos años mayor que tu…
—Si. Pero usted es de otra clase social y yo…
—Silencio. ¿Otra vez lo mismo? Eres humano yo también. Somo iguales. Basta de clases sociales, eso no existe en mi casa ¿De acuerdo? Cuando me hablas con formalidad, me siento muy viejo.
—Lo siento… Mile.
Este sonrió victorioso, para después tomar su taza y darle un pequeño sorbo.
—Gracias por ponerle flores a mi madre.
—Quizá fui imprudente…
—No. Gracias Apo. Se ve más hermosa de lo normal.
Apo sonrió.
—¿Cuál era su nombre?
—Jaidee. Era tan hermosa como su nombre, era bellísima. Siempre vestía muy simple, pero a pesar de eso se veía maravillosa, amaba cocinar, la recuerdo siempre en la cocina preparando algún postre o cualquier cosa.
—Como tú Mile.
Mile negó con la cabeza.
—Creo que solo trato de imitarla, para no extrañarla tanto.
—¿Y tu padre?
La sonrisa de Mile desapareció, sus facciones se volvieron frías y tenso la mandíbula.
—Ese hombre está muerto.
—Lo siento, creo que no debí mencionarlo…
—Está bien, es natural preguntar por los padres de los demás. Pero, yo solamente extraño a mi madre. Él seguramente debe estar pudriéndose en el infierno. Claro si existe uno. ¿Crees en el infierno Apo?
—Si—afirmó a la vez con la cabeza—Mis padres decían que ahí van las personas malas.
—Seguramente yo iré ahí…
—Lo dudo Mile. Estoy casi seguro que iras al cielo.
Mile se hecho a reír ante las palabras del joven.
—¿Yo? Al cielo… debe ser una broma Apo.
—No lo es. Creo que eres muy bueno y amable. Eres diferente.
El más grande se quedó en silencio después de escuchar esas palabras.
—Bebé tu té, anda, se va a enfriar.
Mile se quedó mirando hacia el jardín.
—Mi madre amaba las flores, le encantaba verlas, estaba en contra de cortarlas, pero a mí me gusta verlas adentro de la casa—sonrió, para después hacer una larga pausa—Mi padre la mato.
Aquella confesión dejo a Apo helado, miro a Mile rápidamente y este se giró a mirarlo.
—La mato. Siempre había sido un esposo y padre terrible, bebía y se ponía agresivo, y una noche, sus malditos celos lo consumieron y la mato. Un año más tarde, se colgó en ese árbol.
Comento señalándolo con él dedo un frondoso roble que adornaba el jardín.
—Lo siento tanto Mile.
—Yo también lo siento. Lamento tanto no haber podido haber hecho algo para salvar a mi madre… También lamento tanto no haberlo podido matar con mis propias manos.
El silencio lo invadió. Mile siguió bebiendo su té mientras mantenía su mirada fija en aquel viejo árbol.
Cuando la tarde cayo y el viento un poco más frio comenzó a soplar, ambos entraron a la casa. Otro día había terminado.
Siendo la luna, la única testigo de sus lamentos, Mile comenzó a tocar el piano, mientras recordaba todos los bellos momentos que paso junto a su madre y hermano.
Estaba consumido por la música que ignoraba por completo que Apo lo observaba desde el marco de la entrada con mucha curiosidad.
La melodía sonaba dulce y encantadora.
Mile hizo una pausa. Y la tonalidad comenzó a sonar triste y melancólica.
Estaba inmerso en sus pensamientos, recordando todos los hechos horribles que habían tenido que pasar, su hermano y él.
Todos los recuerdos venían de golpe y el dolor se hacía presente.
Pero en todo el ruido mental que tenía, el rostro de Apo se hacía presente, callando así su mente.
Apretó algunas teclas haciendo un fuerte ruido.
Abrió los ojos y observo a Apo mirándolo fijamente.
—Sonaba realmente bien.
—Mi madre me enseño.
—Lo hizo bien.
—¿Quieres aprender?
—Oh no…solo me gusta observar.
Mile sonrió.
—Ven aquí, déjame enseñarte.
Apo negó rápidamente con la cabeza.
—Entonces ven y siéntate conmigo.
Mile se deslizo un poco en el taburete dejando espacio suficiente para que el más joven se sentara. El pelinegro observo como él se acercaba lentamente luciendo un poco avergonzado.
Una vez se encontraba junto a él, el más grande lo miro y le sonrió sutilmente.
—Mi madre, amaba la pieza de Beethoven, sinfonía número 14…
Mile comenzó a tocarla, disfrutando del bello sonido que producía su piano… cerro los ojos y siguió tocando, sus dedos recordaban perfectamente los movimientos que debía hacer.
La había tocado tantas veces,
—Suena un poco triste…
Susurro Apo.
—Mi madre decía que, le daba tanta paz tocar esta pieza, que era una obra maestra…. Disfrutaba tanto de la música…
Dijo sin dejar de tocar.
Apo cerro los ojos, trataba de sentir ese sentimiento de paz que decía la madre de Mile, pero solamente se encontró más inquieto ¿Por qué? Se pregunto.
Cuando Mile dejo de tocar, miro a Apo quien seguía con los ojos cerrados tratando de encontrar ese anhelado sentimiento de tranquilidad.
Mile lo observo por algunos cuantos segundos hasta que el más joven abrió los ojos.
Sus miradas se cruzaron.
Un extraño sentimiento le recorrió por todo el cuerpo a Mile, como si algo dentro de él comenzara a tener sentido.
La mirada de Apo era extrañamente cálida, pero por alguna rara sensación, se sentía lejana, insegura y hasta cierto punto temerosa.
Apo era demasiado amable, como para decir que algo le estaba incomodando.
—Es hora de ir a dormir Apo.
Mile se levantó rápidamente.
—Que pases bonita noche.
Comento mientras salía de aquel lugar a paso lento, realmente no tenían intención de poner a Apo en una situación difícil. De ninguna manera haría eso. Por eso, era mejor irse antes de que sus impulsos lo cegaran e hiciera algo de lo que seguramente después se iba a arrepentir.
【✁】
Durante las siguientes dos semanas, las cosas marcharon realmente bien. Poco a poco Mile y Apo se fueron haciendo más cercanos, pero nunca pasar esa línea entre empleador y empleado.
Apo se enteraba más sobre la familia y negocios familiares, también tomaban el té juntos. Platicaban historias de infancia que ciertamente eran muy diferentes.
Mile estaba fascinado con todas las historias familiares que Apo le contaba.
El más grande realmente consideraba a Apo un buen amigo, pero a pesar de tener ese sentimiento hacia él, por alguna extraña razón sentía que Apo era bastante distante, aunque compartían secretos, comidas y tiempo juntos.
【☀】
Aquella mañana Mile se encontraba limpiando algunos libros que tenía en la biblioteca, había comenzado buscando el libro favorito de su madre y termino limpiando los estantes.
Bajo con cuidado las escaleras y dejo los libros sobre una mesa para después volver a subir.
—¿Necesitas ayuda? Ya terminé de limpiar la cocina y el baño…
Mile se giró a mirar a su amigo y negó con la cabeza.
—Yo terminare aquí…
—¿Estás seguro? Puedo ayudarte… Enserio.
—Bueno. Entonces pásame esos libros.
Apunto en la mesa mientras terminaba de limpiar la repisa.
Apo los tomo entre sus brazos y se subió en la escalera haciéndola tambalear un poco, con mucho cuidado se los paso y Mile los acomodo.
Apo sostuvo la escalera y cuando finalmente el mayor decidió bajar, nuevamente la escalera se movió, temeroso de que Mile callera al piso, Apo le dio la mano y cuando lo tuvo lo suficientemente cerca lo tomo de la cintura y lo ayudo a bajar, los dos se encontraron realmente cerca, no quedaba nada de espacio entre ellos.
—Pudiste haber caído…
Susurro Apo mirándolo a los ojos.
—Supongo que gracias a ti no caí…
Mile sonrió intentando no verse tan nervioso, pero cuando vio la mano de Apo acercándose a su rostro su cuerpo comenzó a sentirse extraño.
El más joven le limpio el polvo que tenía en la mejilla.
—¿Vas a seguir limpiando?
Mile negó con la cabeza.
—Está bien. ¿Algo que necesites que haga?
—No… Todo está bien.
El pelinegro respiro con más tranquilidad al ver a su trabajador alejándose.
Rápidamente se giró y simulo estar viendo algunos libros, por alguna razón se había sonrojado y no quería que él lo viera de esa manera.
【☾】
La noche acompañaba a Mile mientras bebía solo en la sala, tenía una copa de whiskey en sus manos mientras miraba hacia la nada.
Sus noches habitualmente eran así, aun estando con Apo. Simplemente prefería sentarse, leer un libro o beber algo y pensar en nada o en todo.
Últimamente una idea le daba vueltas en la cabeza, pero la negaba con todo su ser, no quería arriesgarse a perderlo absolutamente todo. Y claramente no se refería a lo material.
Si, estaba un poco ebrio, pero lo suficientemente cuerdo para saber lo que hacía.
—¿Necesitas algo más Mile?
Este miro hacia sus espaldas encontrándose con su amigo, le dedico una sonrisa y asintió.
—Dime.
—Que vengas y te sientes un rato conmigo… ¿Te parece bien?
Apo obedeció como siempre.
Camino hacia donde estaba su jefe, se sentó a su lado, con las piernas juntas y las manos en ellas, siempre mirando hacia él piso u otro lado.
Mile se levantó y le sirvió una copa de whiskey a Apo.
—¿Has bebido alguna vez?
—Si… hace mucho. Una sola vez.
—Tómalo, sé que te gustara.
El más joven le dio un pequeño sorbo y de inmediato hizo una mueca.
—¿Demasiado fuerte para ti?
Apo asintió.
—Quizá… seas de vino blanco o champagne.
Apo volvió a probarlo y definitivamente negó con la cabeza.
Mile se levantó, camino hacia su bodega, saco dos botellas uno de vino blanco y otro de champagne que amablemente Jules le había traído en alguna ocasión de Francia.
Llevo dos copas y sin dudarlo las abrió.
Sirvió el vino blanco y se la acerco a Apo.
—Primero siente los olores, después bébelo.
Apo hizo lo que este le indico, lo olio, por alguna razón se sentía dulce, después lo bebió y sintió aquel sabor inundando su boca. Era delicioso.
Sorprendido miro a Mile y sonrió.
—Lo sabía… Ese Vino es uno de los mejores que hay, al menos a mí me gusta.
—Si es tan caro no debería gastarlo en mi…
—¡Vamos Apo! ¿Otra vez con eso? ¿Cuánto llevamos conviviendo juntos? ¿Un mes?
—Si Mile, es un mes.
—¡Que rápido pasa el tiempo! Gracias por hacerme compañía.
—Gracias a ti, que me aceptaste en tu casa y me tratas bien.
Mile sonrió.
—Siempre lo hare, te considero mi amigo…
Apo le dio otro sorbo a su copa y se mantuvo en silencio.
Mile comenzó a platicar sobre la historia de su familia, ya que ellos siempre se habían dedicado a la siembra de arroz, le conto sobre las hectáreas que tenían de cultivo y demás negocios familiares.
La platica se hizo más a mena, ya que él alcohol les hizo efecto a ambos.
Entre risas y confesiones personales, la madrugada llego.
Mile ya se sentía un poco mareado y entonces supo que era momento de irse a dormir. No quería volver a ser imprudente con Apo.
Se levanto y se tambaleo un poco.
—Te acompañare…
Susurro Apo tomándolo del brazo y guiándolo.
—¡Siempre eres tan adorable! —sonrió mientras subían las escaleras—¿Por qué no te conocí antes? Todo hubiera sido más fácil… cuando mi hermano se fue.
Hizo una pausa y siguieron subiendo.
Una vez arriba, Mile miro a Apo.
—¿Qué te estaba contando?
—Sobre tu hermano.
—¡Ah! Claro, se llama Tong. También se fue, ahora está casado y tiene hijos. Unos niños preciosos. Nunca los he visto, pero el viene quizá una vez al año.
—¿Lo extrañas?
—Casi no… No sé, me acostumbre a estar sin él. ¡Pero dios mío! ¡Nunca me acostumbrare a estar sin mi madre!
Los dos entraron a la habitación.
Torpemente Mile se quitó los zapatos y se aferró a una mesa para evitar caerse.
—No debería beber tanto…
—Es mejor que duermas… mañana… yo.
Mile se giró rápidamente tomando por sorpresa a Apo, lo miró fijamente y le sonrió. Apo correspondió esta acción.
El pelinegro extendió su mano hacia el rostro de Apo y lo toco suavemente, su piel se sentía un poco áspera, pero de igual manera era linda, deslizo su mano por la nuca de este y lo acerco lentamente sin dejar de mirar aquellos ojos profundos.
Remojo sus labios y después de pensarlo varios segundos, puso sus labios sobre los de Apo, cerro los ojos y con la otra mano libre tomo a Apo de la cintura y lo acerco a su cuerpo.
Mile comenzó a mover sus labios suavemente, succiono levemente el labio del moreno y continúo besándolo, después de algunos segundos, el mayor noto como la boca de este se abrió, para después continuar aquel beso.
El pelinegro sintió una lluvia de emociones, su estómago se había vuelto completamente loco, un cosquilleo lo invadía y lo hacía sentirse emocionado.
Entre más sentía los cálidos labios de Mile, más deseaba obtener de él.
De manera hábil Mile comenzó a caminar lentamente hacia la cama, en algunas ocasiones tropezando con sus propios pies.
Cuando sintió el filo de la cama, giro lentamente a Apo, para segundos después ambos caer en la cama.
Mile besaba apasionadamente a Apo, mientras esté traba de corresponder aquellos intensos besos.
Mile comenzó a besar la barbilla del más joven para después bajar por su cuello, la piel de Apo olía tan bien, sus manos curiosas se fueron debajo de la camisa del este sintiendo la calidez de su piel.
Mile elevo la vista encontrándose con su amigo quien solamente se mantenía quieto mirando hacia un lado.
En ese momento comprendido la situación, se levantó lentamente y se sentó sobre la cama avergonzado, Apo imito su acción y los dos se quedaron en silencio.
—Es hora de dormir.
Fue lo único que pudo decir el pelinegro.
—Buenas noches Mile…
Apo se levantó y salió de la habitación.
Mile se sintió como un ser humano horrendo ¿Qué se supone que estaba haciendo? ¿Por qué tenía que arruinar siempre todo? ¿Por qué?
Se recostó sobre su cama sin dejar de repetirse que era un asco de persona. Realmente Apo era demasiado amable, como para decirle algo.
Lo había orillado hasta esa terrible situación.
Mile jamás se lo perdonaría.
Se quedo lamentándose hasta quedarse profundamente dormido.
【☀】
Al despertar, Mile tenía un terrible dolor de cabeza y también una culpa enorme.
Necesitaba enfrentar a Apo y pedirle perdón, esperando a que este lo disculpara.
Después de pensarlo mucho, finalmente se levantó. Salió de su habitación, recorrió el pasillo, bajo las escaleras y al llegar al primer piso miro a su alrededor intentando hallar a su empleado.
Se fue a la cocina y no había nadie, después al patio, a la sala y finalmente en su habitación.
Encontró la ropa doblada y no había rastro de Apo.
Se había ido.
Él se había marchado.
Un vacío comenzó a formarse dentro del pecho de Mile.
Salió de ese sitio sintiéndose demasiado nervioso.
Camino por la inmensidad de su casa sin saber a dónde ir. Se sentía perdido. Solo.
Nunca había experimentado algo así, ni siquiera cuando su hermano se fue.
Ahora, esa casa parecía gigantesca.
Mile se maldijo una y otra vez, por alejar a su único amigo, todo por un tonto impulso.
Notes:
X:Moonsavage_
Chapter 4: Capítulo 5
Chapter Text
10 días habían pasado desde que Apo se había ido.
Y Mile, él se sentía cada vez más solo.
No quería hacer nada. Solo se mantenía recostado sobre el pasto mirando hacia el cielo tratando de no olvidar los ojos de Apo, esos profundos ojos, tan preciosos.
Su casa era un desastre y tampoco había querido tocar las flores. Simplemente se sentía mal.
Lleno sus pulmones con aire fresco y cerró los ojos.
—Pensé que lo habías enviado tú mamá…—susurro Mile sintiendo un horrible nudo en la garganta.—Supuse que habías visto mi soledad. Y por eso tu…
Mile se sentía como un completo tonto. Nunca había necesitado a nadie, más que a su madre. ¿Por qué había hecho tal cosa?
¿Por qué?
Se preguntaba una y otra vez. Lamentándose cada vez más por lo que había pasado.
—¡Mile!
El pelinegro abrió los ojos.
—¡Mile!
Se levanto prácticamente corriendo y comenzó a caminar hacia la entrada, podía sentir su corazón latir tan fuerte que dolía.
De detuvo a unos cuantos metros de la reja.
—¡Mile!
Ahí estaba, era Apo, con una pequeña sonrisa en el rostro, llevaba dos enormes bolsas de papel en las manos que parecían bastante pesadas.
—¡¿Apo?! ¡Eres tú!
—¡Lo soy! ¿No vas a abrirme?
Pregunto.
—Iré por las llaves, ya regreso…
Mile corrió rápidamente hacia la casa, tomo las llaves y regreso de la misma manera, no podía creerlo, simplemente no podía ser capaz de asimilar lo que estaba pasando.
Al llegar a la reja, la abrió a toda prisa y dejo pasar al menor.
—Creo que llegue un poco tarde…
Apo elevo la mirada encontrándose con Mile quien lo miraba con mucha curiosidad.
—¿Sucede algo? —Pregunto.
—¿Por qué te fuiste? ¿Por qué? ¡Me abandonaste!
Recrimino el mayor.
—¿Qué? Mile… te dije que iría a ver a mi familia ¿Lo olvidaste? Te pedí permiso… ¿Pensaste que me había ido?
Mile se quedó en silencio.
—Lo olvidaste.
Afirmo Apo.
—¿Entonces todo este tiempo pensaste que te había abandonado? ¿Enserio?
Mile sonrió aliviado.
—Ahora estas aquí y es lo único que importa…
Apo negó con la cabeza con una dulce sonrisa y cerro la reja.
Ambos comenzaron a caminar tranquilamente hasta que llegaron a la casa.
Los dos entraron por la puerta de la cocina y Apo dejo algunas cosas sobre una mesa.
—Traje un poco de pan, sé que te gustara y algunas otras cosas…
Mile volvió a mirar a Apo asegurándose de que fuera real y no una mala broma de su imaginación.
—¿Qué te paso en la ceja?
Pregunto Mile mirando aquella zona un poco hinchada y morada, hasta ese momento se dio cuenta que este se veía un poco maltratado.
—Estaba lloviendo y tropecé.
Rio de manera nerviosa.
—Soy solamente un poco torpe…
—¿Estás seguro de que todo está bien?
—Lo está Mile. ¿Pero que paso aquí? ¿Por qué todo está tirado?
Pregunto al ver restos de comida en la mesa, la estufa estaba sucia, había platos amontonados. Era un desastre.
—No tenía ganas de limpiar.
Mile no podía dejar de mirar a Apo, tenía ganas de tocarlo para asegurarse de que fuera real, rogando al cielo porque ese hombre frente a él no fuera una alucinación le toco el brazo y lo apretó despacio.
—Eres real.
Afirmo emocionado.
—Si eres tú.
—Claro que soy yo. ¿Te encuentras bien?
Mile negó con la cabeza.
—Tenía miedo, miedo de que jamás volvieras…
—¿Por qué no volvería? No puedo creer que olvidaras que te dije que iría a ver a mi familia.
—Porque yo cometí una imprudencia… Yo te hice sentir incomodo y después desapareciste, sin decirme nada y yo no recuerdo que me pidieras permiso para irte o tal vez si… no sé, todo es tan raro, no recuerdo y te fuiste después de esa noche y entonces… yo asumí…
Mile lo tomo de las mejillas y lo miró fijamente.
—Basta. No me hiciste sentir incomodo. Y no me iría por esa razón, te aseguro que si alguna vez me sintiera así lo diría.
—Pero eres muy amable como para decir algo.
—No. Mile si algo me incomodara, te juro que te lo diría. No pienses eso ¿De acuerdo?
El pelinegro solamente asintió, las manos de Apo, se sentían cálidas y le provocaron una revolución en el estómago. Pero esta vez no lo arruinaría. No volvería a cruzar la línea. No quería perder a su único amigo.
Apo solamente sonrió para después soltar a Mile y comenzar a sacar algunos frascos que llevaba en una bolsa de papel.
—Mi madre envió esto…
—¿Enserio?
—Si… Espera que te guste es dulce de durazno …
—¡Me encanta!
Comento tomando los frascos mirándolos de manera curiosa.
—Se ve realmente delicioso.
—Lo está… ella es la mejor haciendo dulce de frutas. Te puedo asegurar que te va a gustar muchísimo.
Mile sonrió emocionado.
—¡Quiero probarla ahora mismo!
—No. Deberíamos recoger la cocina, está hecha un desastre…
Apo miro a su alrededor
—Y eso que nos has visto el resto de la casa.
El menor solamente negó con la cabeza y le dedico una sonrisa a su jefe quien se aferraba al frasco de dulce de durazno.
—¿Podemos comer solo un poco antes? ¿Eh? ¡Vamos Apo!
Este negó con la cabeza, el mayor hizo una mueca y dejo de mala gana el frasco sobre la mesa.
—Puedes comerlo, después de todo, soy un empleado y tu mi jefe… ¿No? Yo lo hago.
Mile rodo los ojos molestando su clara molestia.
—Yo ayudare, solamente para que te sientes junto a mí y comamos un trozo de pan con ese dulce maravilloso que ha enviado tu madre.
Mile comenzó a recoger la vajilla que estaba sobre una mesa auxiliar.
Durante esos días realmente se había quedado sin ganas de hacer algo, se sentía cansado, aburrido, triste por estar tan solo, a pesar de que había estado en esa enorme casa sin compañía durante años, encontrarse sin Apo, fue realmente desastroso.
Como si fuera un niño pequeño, Mile hacia muecas y pucheros al no haber conseguido lo que quería, de reojo veía a Apo que hacia su trabajo tranquilamente, manteniendo siempre una diminuta sonrisa en el rostro, como si adorara recoger platos sucios.
Mile se recargo sobre el fregadero y se limitó a mirar a Apo, parecía tan tranquilo, tan pacifico, seguramente encontrarse con su familia había sido reconfortante.
Cuando la intensa mirada de Apo se cruzó con la suya, e mayor miro rápido a otro lado y siguió en lo suyo.
Tenía que dejar ese mal habito de mirar a Apo. No era correcto y podría incomodarlo.
【☾】
Cuando la noche cayo, los dos se encontraban sentados tomando un poco de té y un delicioso pan con dulce de durazno.
Mile estaba fascinado por aquel delicioso sabor que inundo su boca.
—Apo, por favor cuando veas a tu madre, dile que esto es lo más delicioso que he probado.
—¿Lo más delicioso?
Pregunto Apo con media sonrisa en el rostro.
—¡Lo es! Mi madre decía que las cosas hechas con amor, saben aún más deliciosas, creo que tenía razón.
—Gracias. Se lo dire.
—También debes decirle que tiene que enseñarme alguna vez… necesito saber su sec-
Mile se quedó paralizado cuando sintió el dedo de Apo muy cerca de sus labios, lo limpio delicadamente.
Nuevamente encontrándose con esos ojos lindos ojos.
Nadie decía nada, nadie se atrevía a hacerlo.
Mile trago saliva y trato de pensar en algo, cualquier cosa para entablar una conversación, pero ciertamente hasta se le había olvidado cuál era su nombre.
Los dos dieron un brinco cuando un fuerte trueno, seguido de eso comenzó una fuerte lluvia.
—¡Que susto!
Mile llevo su mano hacia su pecho.
—Iré a cerrar las ventanas, de otra forma se va a mojar el piso.
El mayor solamente asintió.
Su corazón latía con gran fuerza, no por el trueno, si no por Apo. No podía negarse él mismo lo que sentía por su “amigo”.
Pero, aunque le fuera la vida en ello, nunca le confesaría su amor. No quería perderlo.
Después de un largo rato, Mile recogió la mesa, lavo los trastes y dejo todo perfectamente acomodado.
Mile busco al menor en la planta baja, pero no lo encontró, así que decidió subir las escaleras, lo encontró en su habitación hincado en el piso.
—¿Qué haces Apo?
—El agua entro por la ventana estoy secando el piso.
Mile embono una pequeña sonrisa y se sentó sobre uno de los cómodos sofás y solamente lo miro.
—¿Podrías acercar la vela? Me es difícil ver donde ya está seco.
Comento Apo.
Mile se levantó, camino hacia la puerta y presiono un pequeño botón haciendo que toda la habitación se iluminara.
Apo miro a todos lados mostrándose sorprendido.
—¿Qué pasa? —pregunto el mayor.
—¿Siempre has tenido luz?
—Si. ¿No lo sabias?
—¡No! ¡Me levanto a oscuras! ¡Todo a oscuras! ¿Por qué no me dijiste?
—Pensé que lo sabias… ¿Cómo creías que funcionaba el refrigerador?
—¡No lo sé! Pero nunca imagine que habría luz en esta casa, hay tantas veladoras y candelabros... había muchos en la habitación, también velas.
—Si, son lindas. Las utilizo para ponerlos sobre los candelabros… me gusta cenar a la luz de las velas, pero no les doy tanta utilidad…. ¡Ahora entiendo por qué siempre encuentro cera en los muebles!
Mile elevo una ceja mirando a Apo, quien parecía verdaderamente sorprendido.
—Me siento engañado.
Apo negó con la cabeza y siguió con lo suyo.
Mile rio divertido y volvió a sentarse en el sofá.
—Lo lamento… pero. Llevas más de un mes aquí. ¿De verdad no lo sabias?
—No… lo lamento. Donde vivo, no hay luz. Pero a veces se me olvida que eres diferente a mí.
—Entiendo lo que quieres decir, pero en la sala hay un enorme candelabro con bombillas…
—¡Lo se! Pero parecen velas….
—Son lindos…
Apo se giró a encontrarse con Mile quien sonreía de manera divertida.
—Te burlas de mí—este se levanto del piso cuando termino de secar el agua.
—Que amable eres Apo…
Ante tal tormenta la luz eléctrica fue cortada de golpe, ambos hombres solamente eran iluminados por la tenue luz de la chimenea.
—Ahora si hay que encender las velas—comento divertido Mile.
Apo bufo y comenzó a encenderlas, ambos fueron iluminados por la tuene luz que estas producían.
—¿Quieres quedarte aquí esta noche? —pregunto Mile.
Apo se quedo en silencio, miro el rostro de Mile para después asentir tranquilamente.
—Está bien. Lo hare.
El menor se sentó en el piso junto a uno de los sofás y solo miro hacia una de las enormes ventanas, mientras escuchaba a los lejos los fuertes truenos que lograban hacer retumbar los vidrios de la gran casa.
Mile se sentó a su lado.
—¿Te gusta la lluvia Apo?
—Me gusta. Pero por el sitio donde vivo, cuando llueve la tierra se moja haciendo lodo y el camino se vuelve realmente difícil. Lleva días para que se pueda pasar. Pienso en mi madre.
Mile lo miro, ese chico era un hombre maravilloso. Se preocupaba tanto por su familia.
—Seguramente estará bien.
—Si. Se que estará bien, me preocupa que pueda caerse, se podría lastimar.
—Es peligroso. ¿Tú te lastimaste mucho?
—¿Eh?
—Dijiste que te caíste…
—Ah. Si. No fue la gran cosa.
Mile tenía la sensación de que Apo no estaba siendo honesto con él.
—¿Tienes hermanos?
Después de algunos segundos Apo respondió.
—Si. Dos hermanas.
—¿Ellas viven con tu madre?
—Solamente una de ellas. La otra está casada y bueno, vive con su marido, aunque está muy cerca de la casa de mi madre.
—¿Y tu padre?
—También vive con nosotros. Somos una familia pequeña.
Sonrió un poco.
—Entiendo. Supongo que los extrañas mucho ¿No es así?
—Si. Pero alguien tiene que trabajar. Y para ser honesto, este trabajo me encanta. Tu eres una persona maravillosa y cuidar tu jardín es muy bonito. A decir verdad, me salvaste. Llevaba semanas buscando trabajo. Gracias por confiar en mí.
—No tienes que agradecerme Apo.
—Claro que sí, me dejaste entrar a tu casa, aunque era un extraño. Y claro, siempre me has tratado bien, aunque somos de diferentes clases sociales.
—No somos diferentes.
—Lo somos. Tu vives en esta enorme casa y tienes luz, lujo que no nos podemos dar. Vivimos lejos de la cuidad y somos de clase baja.
Mile se acercó al menor, tomo delicadamente sus manos y lo miro a los ojos.
—Escúchame bien. Una persona puede ser humille y vivir con lo básico y, aun así, siempre será mejor que un rico que ha hecho dinero despojando a los indefensos de sus tierras. Robando dinero de amontones solamente para vestir bien y pertenecer a un asqueroso circulo social. No sé quién invento las clases sociales, no sé por qué insisten en dividir a las personas. Hay tantas cosas que no entiendo. Desde que era joven, mi madre me enseño que todos éramos iguales.
Una sonrisa apareció en el rostro de Apo.
—Sin duda alguna tu madre era un ángel, igual que tú. Ojalá existieran más personas que pensaran como tú.
—Y yo pienso que deberían existir más como tú en este mundo. Creo que todo sería mucho mejor, nadie juzgaría a otros por sus gustos extraños.
—¿Extraños?
Mile le soltó las manos y se recargo en el sofá y miro hacia enfrente.
—Me refiero a mis preferencias. Si vas en contra de lo que dicta “la naturaleza” entonces te iras al inferno, serás un pecador y si pueden te lincharan.
Esta vez Apo tomo las manos del mayor haciendo que este lo mirara.
—No es extraño. Eso creo yo. Todos tienen gustos diferentes. ¿No? Por ejemplo, a mi madre no le gusta él té… lo aborrece, prefiere la leche. Pero a mí no me gusta. Prefiero el té. Y no por eso, yo soy extraño. Solo son gustos distintos.
Mile sonrió ante el ejemplo del joven.
—Eso creo yo. Eres una buena persona, también amable y tratas a todos por igual, yo creo que “eso” no debería influir en cómo te ven las personas.
—Ojalá todo fuera de esa manera. Pero no lo es. Supongo que les da miedo las cosas diferentes. Les aterra conocer cosas distintas. No quieren salirse de la normalidad.
—A mi no.
—¿No? ¿No te da miedo dejar de ser normal?
—¿Qué es lo normal?
Pregunto Apo mirando fijamente a Mile.
—Bueno. En este caso, lo “normal” según ellos, seria estar con una bella dama y formar una familia.
Apo solamente asintió lentamente.
—Si no haces eso, la gente seguramente te juzgara ¿No te da miedo eso Apo?
—Realmente no.
Mile se quedó en silencio. Podía jurar que escuchaba los latidos de su corazón. Si sus manos no se encontraran junto a las de Apo juraría que eso era un sueño.
El mayor tenía miedo. Pero su valor fue aún más fuerte y finalmente hablo.
—¿Te has sentido diferente?
El silencio los abordo nuevamente. Después de largos segundos, el menor respondió.
—Hace muchos años me sentí diferente, después algo sucedió y desde entonces no me habia vuelto a sentir así, pero últimamente ese sentimiento volvió.
—¿Qué te hace sentir así?
—Tu Mile.
—¿Por qué?
—Cuando te veo, me siento extraño. Eres…
Mile sentía que el corazón iba a salirse de su pecho.
—¿Qué soy?
—Eres muy atractivo. Y todos sus gestos y manías, me resultan adorables.
El mayor dejo de respirar por algunos instantes, no podía creer que estuviera escuchando esas palabras de Apo.
—Las personas siempre fueron todas iguales, hasta que te conocí. Eres como una intensa luz en la obscuridad. ¿Suena extraño?
—Suena lindo.
—Tú me haces sentir diferente. Y no creo que sea malo. Es algo que no he podido evitar. Lo siento.
—¿Por qué te disculpas?
—Por decir esto.
—Bueno. Yo te pregunte. No debes sentirte culpable.
Mile estaba en un debate interno, sentía la necesidad de abrazar a Apo, de besarle las mejillas y decirle que él también lo hacía sentirse diferente. Pero era consciente de que podía incomodarlo de alguna manera.
Mostrándose un poco dudoso, Apo comenzó a acercarse a Mile muy lentamente. El mayor se quedó inmóvil. La distancia entre ellos se había acostado demasiado. Sus respiraciones cálidas se mesclaron.
Mile sintió los suaves labios sobre los suyos, cerro los ojos y se mantuvo quieto. No haría ningún tipo de movimiento brusco.
Después de varios segundos, Apo finalmente se anima a abrir la boca, lenta y delicadamente atrapando el labio inferior de Mile provocándole a este un escalofrió por toda la espalda.
Mile comenzó a corresponder aquel dulce y tierno beso.
El pecho del mayor estaba a punto de explotar de la sensación que estaba experimentando.
Cuando finalmente Apo se alejó de Mile, los dos se miraron a los ojos, tratando de encontrar la respuesta que ambos buscaban.
Mile sonrió un poco avergonzado.
Apo llevo sus manos hacia las mejillas del más alto y lo acerco lentamente a él para besarlo nuevamente.
Aquella noche de tormenta los dos confirmaron sus sentimientos él uno por él otro.
Solamente con acciones y miradas.
Chapter 5: Capítulo 5
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Mile no podía dejar de mirar a Apo quien dormida a su lado plácidamente, sus facciones eran perfectas. Se veía tan adorable.
Tampoco podría creer se gustarán mutuamente. Parecía un sueño.
Con un poco de temor, Mile acaricio lentamente el fino cabello de Apo tratando de no despertarlo. Paso la yema de sus dedos sobre sus cejas provocando que este se moviera un poco.
Mile rápidamente alejo su mano y se limitó a mirarlo.
Después de un largo rato, Mile finalmente se levantó, cubrió al más joven con la manta para después salir de la habitación tratando de no hacer ruido.
【✁】
Mile estaba parado en la puerta principal mirando las flores con gotas de agua y llenaba sus pulmones con el hipnotizante olor a tierra mojada.
El pelinegro dio un pequeño respingo cuando sintió sus unos fuertes brazos rodearlo por la cintura.
Apo apoyo su barbilla en el hombro de Mile.
—Debiste despertarme—susurro.
—Estabas durmiendo y te veías muy cómodo.
El más alto poso sus manos sobre las de Apo y lo miro de reojo.
—¿Dormiste bien?
—Lo hice ¿Y tú?
—También. Aunque me duele un poco la espalda.
—Supongo que nunca habías dormido en el suelo ¿Cierto?
—Nunca. Pero lo volvería a hacer, solamente si tu estas a mi lado.
Mile soltó una pequeña risa, al percatarse de lo que había dicho.
—Eres demasiado lindo —susurro Apo en su oído.
El mayor sintió un escalofrió recorrerle por todo el cuerpo, el tono de voz de Apo le había provocado que las piernas le temblaran.
—Mile.
—¿Sí?
—Necesito hablar contigo.
—¿Sobre qué?
—Si quiero tener una relación contigo. Creo que lo más justo es que me fuera de aquí.
Mile se giró rápidamente y lo miro.
—¿De qué estás hablando?
—No puedo quedarme en tu casa, comer tu comida y además recibir tu dinero. No ahora que quiero ser algo más que un empleado para ti. Creo que lo justo seria que…
—No digas nada más. Si te vas me sentiría bastante solo. No quiero que te vayas.
—Pero, no pero no es correcto.
—¿Y qué es lo correcto?
—Que busque trabajo y no dependa completamente de ti. No quiero que en algún momento pienses que yo me acerco a ti por tu dinero.
—Jamás pensaría eso de ti.
Mile tomo las mejillas de Apo y lo miro a los ojos.
—Confió en ti. Y me gusta ayudarte, sé que este trabajo lo es todo para ti, porque de ti depende tu familia. Déjame seguir ayudándote. Tu seguirás haciendo tus labores, como siempre. ¿Sí?
Apo negó rápidamente la cabeza.
—No puedo. De verdad.
—Por favor. No quiero que te vayas de esta casa. No quiero quedarme solo.
El más joven su mirada en Mile, parecía un pequeño asustado. Parecía realmente preocupado de que lo dejara solo.
—Me quedare.
—¡Gracias Apo!
—Pero con una condición.
—La que sea.
—Solo recibiré la mitad de mi paga.
—¡No! ¡Por favor!
—¡Entiéndeme! No quiero malos entendidos ¿Sí? Me gustas enserio y no quiero que nada arruine esto. ¿Por favor?
Mile hizo una mueca y finalmente asintió con la cabeza, segundos después, una pequeña sonrisa apareció en el rostro del más alto.
—¿Te gusto?
Apo asintió.
—Me gustas Mile.
—Seremos como un tipo ¿Pareja?
—Solamente si tu aceptas Mile.
—¡Claro que acepto! ¿Cómo no podría aceptar? También me gustas.
Los ojos pequeños ojos de Apo se iluminaron al escuchar esa frase.
Mile abrazo a Apo y cerró los ojos, disfrutando de aquel momento, deseaba grabarse ese momento para siempre, deseaba poder sentir siempre la calidez del más joven, la forma en la que sus brazos lo rodeaban con fuerza, haciendo que entre sus cuerpos no quedara ningún tipo de espacio.
【☾】
Esa noche, Mile se encontraba en su habitación mirando hacia el techo, por alguna razón se sentía extraño, claramente estaba feliz, pero también había algo que no lo dejaba dormir cómodamente.
Se sentó sobre la cama, y finalmente se levantó, camino a obscuras por toda la casa hasta que finalmente llego a la habitación de Apo.
Toco un par de veces y segundos después la puerta se abrió.
—¿Mile? ¿Sucede algo? —pregunto este medio dormido.
—¿Puedo dormir contigo? —Mile mordisqueo su labio inferior.
El joven sonrió, tomo de la mano al pelinegro, cerró la puerta tras ellos y ambos entraron en la cama.
Apo extendió los brazos y Mile se acomodó cerca de él, rodeo su cintura con su brazo y cerró los ojos.
Estaba tan cerca de Apo, podía sentir su calor emanando de su cuerpo, su aroma era hipnotizante y tan conocido.
Quería permanecer siempre así. Abrazado a Apo. Escuchando su corazón, sentir su cuerpo junto al suyo.
【✁】
Habían pasado dos semanas desde que se habían besado y confirmado sus sentimientos.
Las cosas marchaban mejor que nunca.
Apo trabajaba en exceso tratando de demostrarle a Mile que lo quería enserio. Y el mayor solamente disfrutaba aun más de la compañía de su amante.
El dormir juntos se hizo algo habitual. Algunas veces dormían en la habitación del más alto, otras en la pequeña habitación de Apo.
Para ambos, la intimidad más importante era cuando sus miradas se encontraban y terminaba en un tierno beso.
Pero, algunas veces Mile se encontraba con deseoso de tocar el cuerpo de Apo. Pero no lo haría. Para Apo todo eso era nuevo y jamás lo obligaría a nada.
Quizá en algún momento, podrían tener intimidad o tal vez no.
Pero, aunque eso jamás sucediera, los sentimientos de Mile hacia Apo nunca cambiarían. Su amor era muchísimo más intenso, que su deseo carnal hacia el más joven.
Aquella mañana, Mile metía su ropa en una maleta mientras Apo lo observaba con curiosidad.
—¿Ya estas listo? —pregunto Mile.
—No creo que sea correcto que yo te acompañe.
Mile se detuvo por un momento y lo miro.
—¿Por qué no? Yo quiero que vengas conmigo.
—Pero…
—¿Pero? ¿Acaso te da pena que te vean conmigo?
—No, claro que no Mile, solo que, no creo que sea prudente que yo vaya a ese lugar.
—Solo son sembradíos y la empresa familiar, nada más. Solamente iré a encontrarme con mi hombre de confianza y después tú y yo pasaremos unas bonitas vacaciones en ese lugar. Es lindo.
Apo no estaba del todo convencido, no quería convertirse en una carga para Mile.
—Vamos Apo, es por trabajo ¿Sí? Necesito de tu ayuda.
No del todo convencido, finalmente Apo asintió.
—Ahora, mete tus cosas en esta maleta.
Comento arrastrando una enorme valija café con mucho espacio.
Mile sonrió victorioso, claro que no necesitaba la ayuda de Apo, solamente lo había dicho para convencerlo, de otro modo nunca hubiera aceptado viajar con él.
Una vez las maletas se encontraban listas, ambos cerraron todas las ventanas y puertas de la casa.
El pelinegro se subió a su auto en compañía de Apo que no parecía del todo convencido.
Se pusieron en marcha rumbo al sitio donde se encontraba todo el negocio familiar, no estaba muy lejos, se encontraba a 2 horas de la residencia de Mile.
Mientras manejaba Mile miraba de reojo a Apo quien parecía prestarle mucha atención al paisaje.
—Todo es bonito ¿Cierto?
Pregunto Mile con una pequeña sonrisa.
—Si, nunca había salido fuera del pueblo.
—Pero… Has viajado mucho. ¿No?
Apo lo miro y sonrió nervioso.
—Si, me refiero a que nunca había puesto atención al paisaje.
Mile solamente asintió, para después dirigir su mirada hacia el camino.
—A mí me encanta viajar en auto, así es como pienso mejor, solamente yo manejando, mirando el cielo, los árboles, sintiendo el aire golpearme la cara, no sé, lo encuentro fascinante.
—Lo es realmente.
Durante ese largo viaje, se detuvieron en una gasolinera para rellenar el tanque para después seguir con su camino.
Cuando el sol se encontraba en su punto más alto, llegaron finalmente a su destino.
Un lugar lleno de praderas y enormes sembradíos de arroz.
—Este lugar es hermoso.
—Le pertenece a mi familia.
—¿¿Qué?? ¿El pueblo?
Mile se hecho a reír.
—Claro que no. Solamente desde el comienzo se sembradío de arroz, hasta aquella fabrica que se ve a lo lejos.
—¡Es enorme!
Apo se mostró claramente sorprendido.
Eran cientos y cientos de kilómetros de propiedad.
—Mis bisabuelos se esforzaron mucho en construir esto y también mis abuelos y bueno, después mis padres. Y yo trato de mantener ese hermoso legado.
—Es increíble lo que haces…
—En realidad lo hacen por mí, no me siento muy cómodo viniendo aquí—suspiro—Pero es algo que tengo que hacer.
Poco a poco se fueron alejando de los sembradíos y llegaron una bonita casa hecha de madera, que era adornada por muchos arboles a su alrededor, el pasto tenía un color verde intenso que hacía resaltar aún más aquella bella propiedad que, aunque parecía bastante antigua era igualmente hermosa.
Ambos hombres bajaron las maletas y entraron a esa casa de dos pisos que era realmente encantadora.
—Esta casa era de mi abuela, le encantaba venir aquí cuando quería alejarse de todos.
Sonrió el pelinegro recordando viejos tiempos.
Apo admiro el interior de ese lugar, era realmente acogedora y los muebles en un hermoso color marrón claro y los sillones en tonos beige. También sobre las paredes había fotografías de Mile cuando era pequeño y de su hermano.
Apo sonrió al encontrarse con un Mile muy pequeño luciendo feliz en los brazos de su madre.
Apo se estremeció al sentir los brazos del más alto rodearlo por la cintura y besar su cuello.
—Mi madre era mi persona favorita, creo que se notaba ¿No es así?
—Definitivamente, te vez tan feliz.
—Lo era… Aquí veníamos de vez en cuando, mi abuela era la que se pasaba días enteros aquí, adoraba esta casa, pero cuando mi abuelo murió, nunca más quiso volver, ella dijo que le recordaba al gran amor de su vida y eso le lastimaba muchísimo. Ella decía que los recuerdos dolían demasiado. Nunca entendí eso.
—¿Cómo murió tu abuelo?
—En la guerra. Cuando la noticia llego a los oídos de mi abuela. Ella…
Apo se giró y miro a su amante quien parecía bastante afectado.
—Ella se mató. Se corto las venas, se desangro sola en su habitación. Para mi madre fue terrible y las cosas en casa se pusieron aún más tensas, hasta que bueno, ya sabes lo que paso con mis padres, por eso la gente del pueblo dicen que estamos malditos.
Apo abrazo a Mile tratando de hacerlo sentir bien, no era bueno con las palabras, pero esperaba que ese abrazo lo dijera absolutamente todo.
—A veces me pregunto ¿Cómo será mi final? ¿Sera terrible igual que el de ellos?
—Claro que no. Yo me encargare de hacerte feliz el resto de tu vida.
Mile sonrió ante tal comentario espontaneo.
Apo solamente se alejó unos centímetros para besar la mejilla del pelinegro y volver a rodear su cintura con sus brazos.
Mile fijo su mirada en las viejas fotografías, su infancia había sido tan feliz a pesar de que sus padres siempre habían tenido sus problemas. Pero tenía a su madre y su hermano.
【☾】
La noche había caído, Mile se encontraba plácidamente dormido en el brazo Apo, quien se encontraba despierto admirando ese rostro bello que era iluminado por la luz de la luna.
Apo se sentía verdaderamente atraído por ese hombre de hermosa sonrisa.
Nunca se había sentido tan pleno como ahora.
Con mucha delicadeza paso sus dedos por ese fino cabello negro.
¿Cómo era posible que existiera un hombre tan hermoso?
Mile era demasiado especial, divertido, amable, inteligente y poseía muchísimos atributos más.
Aun no podía creer que ese hombre fuera suyo, tampoco podía entender como un chico de clase como él podía fijarse en un simple campesino.
Apo, lo cubrió a la perfección y se acercó aún más sintiendo el calor que emanaba del cuerpo de su amante.
El aroma de Mile era embriagador, que había quedado grabado tan profundamente en su memoria.
【☀】
Al día siguiente, Mile en compañía de Apo, se dirigieron a la fábrica. Las miradas curiosas de todos se fijaban en Apo quien de inmediato las noto y trato de no sentirse incomodo.
Mile le dio un gran recorrido a Apo por todo el lugar quien se encontraba fascinado y hacia muchas preguntas que gustosamente Mile contestaba.
Comieron cerca de la zona y después el pelinegro se dedicó a revisar papeles relacionados con la empresa familiar mientras Apo lo esperaba en una bonita oficina que estaba perfectamente decorada.
La tarde había llegado y finalmente Mile había terminado con sus labores, para así ambos ir a cenar y después dirigirse a casa.
Había sido un día agotador para Mile que después de llegar se dio un baño y se recostó sobre la cama con los ojos cerrados tratando de recobrar un poco de energías, todo ese tipo de cosas lo agotaban enserio.
Apo entro a la habitación que compartía con Mile después de bañarse. Se encontró con aquella escena y sonrió al verlo rendido en la cama.
—Supongo que no haces esto a menudo Mile.
—No. Por eso odio venir. Tengo tanto que revisar… Pero como siempre, todo está bien.
—¡Eso es bueno!
—Lo es, realmente desearía que mi hermano se hiciera cargo, pero todo me lo ha dejado a mi ¿Qué clase de hermano es? ¿No debería ayudarme?
Se quejo.
Apo se sentó junto a Mile y acaricio tiernamente su cara.
—Eres adorable—confeso.
El pelinegro sonrió y abrió los ojos encontrándose con Apo quien lo miraba de manera dulce.
—Todo ha sido más fácil porque estás aquí conmigo.
—¿Enserio?
—Si…
Mile se sentó sobre la cama y se acercó a su amante de manera peligrosa provocando que este se pusiera nervioso.
El pelinegro beso las mejillas de Apo, sus ojos, su nariz y finalmente su boca, fundiéndose en un apasionado beso.
Segundos después, Apo se alejó, tomo las mejillas de Mile y beso su frente.
Mile sonrió, lo rodeo sus brazos y cerró los ojos, la compañía de Apo lo era todo para él. Estar a su lado le provocaba una felicidad inmensa.
Ambos se acostaron dispuestos a dormir.
Como era lo habitual, Apo extendió su brazo y Mile se recostó sobre él, este rodeo la pequeña cintura acercándolo aún más a él.
—¿Qué te ha parecido este lugar Apo?
—Es precioso. Gracias a ti he podido conocerlo.
Mile miro los hermosos e intensos ojos de ese joven.
—Después podríamos ir al extranjero, sé que te encantaría. Tengo tantas ganas de enseñarte el mundo.
Apo sonrió y llevo su mano a la mejilla de su amante.
—Eres una persona maravillosa, no sé cómo pagarte…
—Con amor, es lo único que necesito.
—Pero, yo quiero darte aún más Mile… No sé, regalos… o algo así.
—No es necesario. Tu eres lo único que necesito. Lo digo enserio.
—¿No crees que puedes aburrirte de mí?
—¿Estas bromeando? Eso jamás sucederá, te has convertido en una parte fundamental de mi vida.
Apo sonrió.
—Dices cosas tan lindas Mile.
—Es lo que siento, no puedo esconderlo.
Mile se acercó aún más, pegando su nariz contra la de su novio, lo admiro de cerca, para después comenzar a besarlo tiernamente. Mile deslizo su mano debajo de la playera de Apo sintiendo la tibia piel de su amado.
Ambos se acercaron aún más acortando la distancia entre ellos.
Los besos comenzaron a hacerse aún más intensos.
Con un poco de miedo, el pelinegro llevo su mano hacia la parte más intimad de Apo notando su clara erección, hizo un poco de presión logrando que Apo soltara un pequeño gemido.
Se alejaron un poco solamente para mirarse a los ojos.
Mile metió su mano dentro del pantalón y de la ropa interior del joven, tocando finalmente su pene.
Apo mordisqueo un poco su labio, sin dejar de mirar al pelinegro.
Mile comenzó a mover lentamente su mano, tal acción hizo que Apo se estremeciera y soltara un pequeño gemido.
Mile continúo masturbando a su amante, disfrutando de sus expresiones y sutiles gemidos.
El pelinegro fue sorprendido cuando sintió la mano de Apo tocar su miembro.
Con un poco de desesperación, Apo metido su mano imitando la acción de Mile.
Los dos se miraron a los ojos y comenzaron a masturbarse mutuamente.
Mientras pasaba el tiempo, con más intensidad movían sus manos provocando en ambos, sensaciones completamente nuevas.
Mile sintió que sus piernas comenzaron a temblar, un calor se apodero de su abdomen bajo, podía sentirlo, estaba demasiado cerca de llegar al orgasmo.
El pelinegro cerro los ojos y finalmente eyaculo en la mano de su amante.
Completamente extasiado, Mile continuo con su labor de masturbar a Apo, que demoro tan solo algunos segundos más en llegar al orgasmo.
Mile se acercó a Apo y atrapo sus labios en un apasionado beso.
Permanecieron así durante algunos minutos hasta que finalmente el pelinegro saco su mano de los pantalones de Apo. Ambos estaban agitados y sucios, al encontrarse en esta situación, los dos se miraron y solamente rieron.
【✁】
Al día siguiente, ambos pasearon por el pequeño pueblo, comieron por la zona y finalmente por la tarde volvieron a la empresa de Mile, pues este aún tenía que revisar un asunto, en las mismas palabras del pelinegro, no tomaría tanto tiempo.
Una vez se encontraron en ese lugar, Mile descendió de su automóvil y se encontró con ese hombre que era en que se encargaba de todos los asuntos familiares, Henry, un sujeto agradable que ya estaba viejo, pero a pesar de eso, su trabajo seguía siendo impecable.
Junto a él, se encontraba un hombre joven, un poco bajo, cabello negro un poco largo, ojos afilados, color marrón, nariz grande y labios de tamaño promedio, vestía un traje bastante elegante y parecía un poco nervioso.
—Mile.
Comento el hombre con una pequeña sonrisa mientras le daba la mano.
—¡Henry! ¿Enserio tenemos que hacer esto?
—Estoy tan viejo. Ya quiero descansar.
Mile hizo una mueca.
—¿Qué hare sin ti? ¿Qué será de mí?
—Por eso, este es mi hijo. Bible. Él se encargará de todo de ahora en adelante, te aseguro que todo seguirá como hasta ahora, lo he criado bien y no te fallará.
Mile fijo su mirada en aquel hombre. Este rápidamente extendió su mano hacia él mientras trataba de sonreír.
—Un gusto joven Mile. Tenga por seguro que nunca le fallare.
—Bueno, si Henry dice que te ha criado bien, ¿Quién soy yo para desconfiar de él?
Sonrió Mile tomando su mano y estrechándola.
—Durante dos años le he enseñado todos los movimientos de la empresa a ese muchacho, créeme, es el mejor.
Mile solamente asintió y soltó la mano del hombre.
—Confió en ustedes. Ahora que lo hemos hecho formal, es momento de retirarme. Tengo otros asuntos que atender y mañana temprano regresare a mi residencia.
—Que tenga un buen viaje joven Mile.
Comento Henrry con una sonrisa.
—¡Hasta pronto!
Mile se despidió de ambos y comenzó a caminar a su auto en el cual Apo lo estaba esperando.
—¡Joven Mile! ¡Le prometo que no le fallare! ¡Le entregare mi vida entera!
Alzo la voz un poco Bible mientras se despedía alegremente agitando la mano en el aire.
Mile se despidió de la misma manera y entro en el auto, se puso en marcha en compañía de su amante.
—Parecen realmente amables.
Comento Apo mirándolos por el espejo retrovisor.
—Henry siempre ha sido amable, ese chico es su hijo, para mi desgracia Henry se va a retirar, ya está viejo, les servía a mis abuelos, y también a mi madre y ahora a mí, pero todo tiene un ciclo y el de él ya termino, dice que ha criado bien a su hijo y confiare en él, espero que no me falle, porque de otra manera no sé qué hare.
—Bueno, si él hombre dice que le ha enseñado bien, supongo que no tienes nada de qué preocuparte.
—Eso pienso. Aunque es bastante joven… según mis cálculos y lo que ha dicho Henry, él debe tener 19 años.
—Es un poco joven.
—Pero dice su padre que es listo. Entonces, me fiare de ambos y no me preocupare de nada.
Mile condujo por un par de minutos y llegaron a un hermoso mirador donde se veía a la perfección todo el pueblo.
Ambos bajaron del coche y admiraron el paisaje.
Mile tomo la mano de Apo y lo miro regalándole una sonrisa.
—Te quiero Apo.
Confeso si más. Quizá era poco tiempo, pero tenía la necesidad de decírselo.
—Te quiero Mile—Respondió
Sin duda alguna, aquel viaje, hizo que ambos reafirmaran sus sentimientos el uno por el otro.
Ambos estaban expectantes lo que vendría en un futuro.
Pero si estaban juntos, entonces todo seria perfecto.
Chapter 6: Capítulo 6
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Al regresar a casa, ambos se sentían más unidos que nunca.
Como era lo habitual, Mile y Apo hacían todo juntos y poco a poco ese amor fue creciendo, hasta el punto de no poder estar separados el uno del otro.
Mile estaba completamente seguro de que quería pasar el resto de su vida con Apo.
Y Apo estaba experimentando sentimientos nuevos y descubriendo el por qué siempre se había sentido diferente al resto de las personas.
Una tarde, después de pensarlo mucho, Mile finalmente se decidió a hablar con Apo.
Apo se encontraba en la sala de la casa sintiéndose un poco nervioso, porque Mile llevaba algunos días comportándose de manera extraña.
El pelinegro se sentó junto a Apo y lo miro por algunos segundos.
—¿Me vas a decir que sucede? Dijiste que querías hablar conmigo. ¿Qué pasa?
—Si . Es algo importante. Pero me siento un poco nervioso. No sé cómo explicarlo.
—Solamente dilo. Es todo lo que necesitas hacer. Dilo.
Mile asintió, tenía un extraño sentimiento recorrerle el estómago. Trato de controlar su respiración, con las manos temblorosas tomo las de Apo y lo miro a los ojos.
—Eres la persona más importante en mi vida Apo.
—Tú también eres importante para mí Mile.
—Esto va a sonar extraño. Quizá sea una locura, pero….
—¿Pero?
—Quiero pasar el resto de mi vida contigo.
Apo se sorprendió al escuchar esas palabras.
—Por eso, he decidido proponértelo de manera oficial, aunque, si es una locura, pero creo que estoy loco. Por ti.
Mile, soltó por un momento las manos del moreno, para segundos después dejar sobre ellas una caja abierta con dos argollas de oro blanco.
—Quiero estar contigo hasta que deje de respirar, hasta que mi corazón deje de latir, hasta que mis piernas estén tan viejas que no me puedan sostener. Deseo dormir y despertar contigo el resto de mis días.
Apo sonrió con ternura al escuchar las palabras del mayor.
—Se mi esposo Apo. Se solamente mío. ¿Aceptas?
Con lágrimas en los ojos Apo asintió rápidamente.
—Claro que acepto, yo también quiero estar el resto de mi vida contigo. Te has convertido en mi todo.
Con las manos temblorosas, Mile le coloco el bello anillo de oro blanco para después darle un dulce beso en la mano.
Apo también le coloco en anillo a Mile y después lo abrazo con todas sus fuerzas.
Después de algunos segundos el pelinegro se alejó y limpio las lágrimas de felicidad de Apo para después sellar su amor con un tierno beso.
Los dos comenzaron a besarse lentamente. Se sentían tan felices y emocionados, tantas emociones en un solo momento.
Pero ambos estaban convencidos de que querían estar juntos para siempre.
Aquel beso comenzó a intensificarse, de manera instintiva, Mile comenzó a empujar el cuerpo de Apo, hasta que este término completamente acostado sobre el sofá y el mayor encima de él.
Apo deslizo sus manos dentro de la ropa de Mile y después de sentir su suave piel, con nerviosismo comenzó a desabotonar la camisa del mayor, para después quitársela por completo.
Después de un largo rato de besos y caricias intensas, se encontraron completamente desnudos sobre el sofá.
Mile quien seguía encima del menor, se alejó tan solo uno centímetros para verlo a los ojos.
Los dos estaban demasiado excitados y se habían dejado llevar por aquel momento.
—¿Deberíamos continuar?
Pregunto Mile respirando agitado.
Con un poco de incertidumbre y curiosidad también Apo acepto.
—Si es demasiado doloroso. Dímelo.
El moreno asintió.
Mile se enderezo, coloco una de sus rodillas sobre el sofá, y bajo su otra pierna, para así tener una mejor postura.
Elevo un poco las piernas del moreno, dejando ver su parte más íntima, Mile coloco un poco de su saliva en sus dedos y comenzó a tocar aquella zona con mucho cuidado.
Apo se sentía un poco avergonzado, pero no dejo de ver a Mile ni un solo momento.
El pelinegro deslizo uno de sus largos dedos dentro del moreno provocando en este un pequeño gemido, continúo moviéndolo por algunos segundos hasta que metió el segundo provocando un poco de dolor.
Una vez lo considero prudente, Mile prosiguió a sacar sus dedos y acercar su miembro a la entrada del moreno, empujo muy lentamente hasta que se encontró completamente dentro de él.
Apo se aferró del sofá y contuvo sus gemidos.
Mile se recostó encima y comenzó a besarlo lentamente.
—Si es muy doloroso puedo salirme.
Comento Mile mirando al moreno.
—Estoy bien, solo se siente un poco extraño.
—¿Sí?
Pregunto Mile el cual comenzó a moverse lentamente.
Apo abrió un poco la boca y Mile aprovecho para besarlo.
Los movimientos de Mile eran lentos pero constantes provocándole a Apo una sensación un poco extraña, que al mismo tiempo era placentera.
El moreno se aferró a la espalda del pelinegro, una vez su boca se encontró libre, comenzó a soltar pequeños gemidos.
Mile se sostuvo del brazo del sofá, para así empujar con más fuerza.
Apo apretó la espalda de Mile y gimió aún más fuerte, no podía creer que ese hombre pudiera llegar tan dentro de él.
Los constantes gemidos de Apo provocaron que el mayor se excitara aún más.
Mile comenzó a besar el cuello de Apo con mucha desesperación, se sentía demasiado bien estar dentro del moreno.
Después de varias embestidas más, el pelinegro sentía esa conocida sensación recorrerle todo el cuerpo, un hormigueo comenzó a invadirle la parte inferior del abdomen, con una última embestida llego al orgasmo, sintiendo como sus piernas se debilitaban y comenzaban a temblar.
Su pecho subía y bajaba por lo agitado que se encontraba, se recostó sobre Apo y comenzó a besarle el rostro de manera dulce.
—Es tu turno de llegar.
Susurro Mile, saliéndose lentamente del interior del moreno, provocando que este soltó un gemido.
El pelinegro tomo el pene de Apo entre sus manos y comenzó a mastúrbalo lentamente.
Pero la siguiente acción de Mile, tomo por sorpresa a Apo.
El mayor, coloco el pene de su amante, justo en su entrada, intento introducirlo varias veces dentro de él hasta que finalmente entro.
Mile se sentó lentamente en el miembro del Moreno, se sostuvo del respaldo del sofa y empezó a dar pequeños saltos.
Apo llevo sus manos a la cintura de Mile para dirigir sus movimientos, que poco a poco aumentaron la velocidad.
El pelinegro hecho la cabeza hacia atrás disfrutando de aquella exquisita sensación de tener ese pene dentro de él.
El moreno se enderezo un poco y poso sus manos sobre el trasero de Mile haciendo que este soltara un gemido.
La habitación se inundó de aquellos gloriosos sonidos producidos por sus gargantas.
Exquisitos gemidos que demostraban el placer que ambos estaban sintiendo.
Mile subía y bajaba cada vez más rápido, su cuerpo estaba sudoroso y lleno de placer.
Apo llego al orgasmo quizá demasiado rápido, los movimientos de Mile eran demasiado deliciosos que le fue imposible contenerse por mucho tiempo.
Después de aquel mágico encuentro, ambos se recostaron sobre el sofá y se abrazaron por un largo rato, tratando de recuperar el aliento.
Un primer encuentro majestuoso que ninguno de los dos lo olvidarían.
【✁】
Después de esa primera vez, no pudieron detenerse.
Los deseos de sentir sus cuerpos desnudos juntos eran demasiados, tanto que no podían controlarse.
La cocina, sala, comedor, salón, baños, habitaciones, la biblioteca, el patio se convirtieron en los escenarios perfectos para hacer el amor.
Los dos se encontraban recostados en la habitación de Mile, solamente cubiertos por una sábana blanca, estaban abrazados después de un maravilloso encuentro sexual.
—Últimamente he pensado que sabes todo sobre mi Apo. Pero en realidad no se mucho de ti.
—¿Qué quieres saber? Solamente pregunta, yo responderé.
—Mmmm. ¿Cómo es tu madre?
—Es una mujer adorable, muy trabajadora, es amable, aunque también tiene un carácter fuerte.
—¿Y tus hermanas?
—Son agradables. La que está casada se llama Marie y siempre he sido muy unida con ella.
—¿Y la otra?
—Su nombre es Camile. Ella es buena persona supongo.
—Entiendo. ¿Y tu padre?
El silencio los invadió. Mile miro los ojos de Apo y este desvió la mirada.
—Mi padre… Bueno, es difícil hablar de él. No es una buena persona, nunca lo ha sido, casi siempre está borracho y se porta muy agresivo. A demás…
Al ver que Apo se había quedado callado, Mile le dio un pequeño beso en la frente.
—Estuvo preso unos años por asesinato. Desde entonces me hago cargo de mi familia, cuando salió, comenzó a apostar y nunca más volvió a hacerse responsable de mi madre.
—Entiendo.
—Es horrible ser señalado, por ser hijo de un asesino. Mi familia ha pagado por las estupideces de mi padre.
—Me alegro de que tu mamá te tenga Apo. Eres un excelente hijo.
El moreno sonrió.
—Gracias por decir eso Mile.
—Solamente digo la verdad. Eres una persona maravillosa.
—Por cierto. Mañana iré a ver a mi familia. No demorare mucho, solo le dejare dinero a mi madre y regresare ¿De acuerdo?
Mile soltó un enorme suspiro y asintió.
—No puedo negarme porque se trata de tu mamá. Pero te voy a extrañar muchísimo Apo. Recuerda llevarte tus llaves, a si no tendrás que tocar cuando regreses.
—Si, también te voy a extrañar Mile. Demasiado.
Mile se aferró al cuerpo del moreno y cerró los ojos.
—Te aviso para que no pienses que te abandone.
El pelinegro solamente se hecho a reír.
—Lo lamento, todo se me olvida. Cuídate mucho Apo.
—Tú también.
Después de un poco más de charla ambos se quedaron profundamente dormidos.
【☀】
Al día siguiente Mile se encontraba en la reja de su casa agitando la mano en el aire despidiéndose de Apo.
Lo extrañaría sin duda alguna, pero también era comprensivo y sabía que Apo tenía que visitar a su familia.
Habían pasado casi 3 meses de que Apo había llegado a su vida y absolutamente todo había cambiado. Estaba realmente feliz de tenerlo a su lado.
Una vez que perdió de vista al moreno, Mile cerro la reja y regreso a su casa, la emoción de que en algunos días más volvería a estar con su amado.
Entro a su casa, cerró la puerta y se dirigió a su habitación, saco una de sus libretas donde escribía las cosas que hacía a diario, aunque últimamente solamente escribiría sobre Apo.
El pelinegro comenzó a relatar todos sus sentimientos hasta que la noche cayo.
Ceno un poco y se fue directo a la cama, aunque ahora se sentía enorme sin Apo.
Extrañamente se había costumbrado a dormir en sus brazos.
A la mañana siguiente Mile se levantó tarde, tomo un baño, desayuno y paseo por su jardín, tomo un poco de té, escribió más.
Llevo su mirada hacia el cielo y observo una enorme nube negra, pronto caería una tormenta, sin más demoras, entro a la casa y se aseguró que todas las ventanas estuvieran perfectamente cerradas.
Aseguro la puerta de la entrada, se dirigió a la cocina, comió y finalizo con una copa de vino.
【☾】
Los relámpagos iluminaban la propiedad y los truenos hacían temblar los vidrios de la inmensa casa.
Mile estaba en su cama leyendo tranquilamente escuchando el sonido de las gotas de lluvia golpear las ventanas.
Ya era de madrugada, pero no podía dormir, no podía dejar de pensar en Apo. Una fuerte ráfaga de viento hizo que la luz se fuera en la propiedad.
Mile maldijo en sus adentros, pero también recordó la última tormenta, aquella ocasión termino besándose con Apo convirtiéndolo en un recuerdo memorable.
El pelinegro, dejo su libro en el buro junto a su cama, se acomodó a la perfección y cerró los ojos esperando ahora si quedarse dormido.
Después de un rato, el sueño se apodero de Mile.
Pero después de un par de horas el sonido de un fuerte golpe hizo que se despertara sobresaltado.
Mile se quedó en silencio por algunos segundos, tal vez había sido los truenos, pero de nuevo apareció aquel sonido de vidrios caer al piso.
Mile se sentó en la cama, podía sentir su corazón latir con gran fuerza.
Se levanto y comenzó a caminar hacia la puerta, la abrió lentamente y asomo la cabeza a lo largo del pasillo.
Salió de manera sutil y se dirigió hacia las escaleras, bajo muy lentamente mientras miraba a todos lados, quizá algo se había caído y ese era el sonido que había escuchado.
Comenzó a tranquilizarse hasta que llego a la primera planta y pudo escuchar voces.
Mile sentir el corazón latirle en la garganta.
—Eres un imbécil ¿Cómo tropezaste con eso?
—Guarda silencio.
—¿Se pueden calmar los dos? ¡Manténganse en silencio!
El cuerpo del pelinegro comenzó a temblar. Necesitaba escapar de ese lugar.
Mile camino despacio hacia la puerta, coloco sus manos en la manija y trato de abrir, pero estaba cerrada con llave, se maldijo a sí mismo y trato de regresar a su habitación, pero se encontró de frente con un hombre mirándolo a lo lejos.
—¿Te despertamos marica?
—No tengo dinero.
Susurro Mile tratando de sonar lo más calmado posible.
—Si buscan dinero… aquí no hay nada.
—No trates de burlarle de mi… estas podrido en dinero.
—Estas equivocado. Es mejor que se vayan.
Mile comenzó a caminar hacia atrás al ver que ese hombre se acercaba lentamente hacia él, se maldijo cuando su espalda choco contra uno de los muros.
En ese instante Mile trato de escapar, pero fue jalado con brusquedad del cabello que lo hizo caer al piso.
Una vez ahí, alguien lo pateo con fuerza en el estómago haciéndolo perder el aire.
Mile se retorció de dolor.
—Busquen en cada maldito rincón.
Ordeno el hombre de edad madura.
Después de largos minutos, Mile finalmente se recuperó, se sentó en el piso mientras escuchaba como revisaban todos los cajones de la casa.
—Pierden su tiempo.
Susurro el pelinegro.
—No hay dinero aquí.
El sujeto lo ignoro por completo.
Mile se recargo en la pared y solamente se quedó en silencio.
Un largo rato había pasado cuando los sujetos volvieron con las manos vacías.
—No hay rastro de dinero, ni siquiera cajas fuertes.
El hombre soltó un grito, tomo a Mile de la ropa y le golpeo el rostro con el puño.
—¡¿Dónde está el maldito dinero?!
Pregunto desesperado
—¡¿Dónde lo escondes?!
—Te lo dije, no encontraras nada aquí.
—¡Mierda!
Grito el hombre golpeando a Mile y con toda su furia en el rostro.
—¡Solo encontré 800 Satang!
—¡Tienes más dinero! ¿Dónde lo escondes?
Mile escupió sangre y sonrió.
—No tengo dinero.
El pelinegro fue arrojado con brusquedad al piso y ahí lo patearon un par de veces.
El dolor se apodero del cuerpo de Mile, su boca sabía demasiado a sangre y la visión de su ojo derecho estaba borrosa.
—¡Las joyas! ¿En dónde esconde este marica las joyas?
Mile sonrió para él mismo. Esos sujetos estaban perdiendo su tiempo.
—Están en la biblioteca, en la primera estantería en las cajas que están hasta abajo.
Justo en ese momento el pelinegro sintió que todo comenzaba a dar vueltas, trato de incorporarse, pero el dolor en las costillas se apodero de él.
—¿Apo?
Susurro.
Nadie, excepto Apo sabía dónde estaban las joyas de la familia.
—¡Cállate marica!
Grito el hombre golpeándolo nuevamente en el rostro.
Mile no podía moverse, un dolor punzante le invadía el costado y le costaba respirar, tal vez tenía la nariz rota, a pesar de lo lastimado que se encontraba Mile trataba de ver más allá de la oscuridad.
Escucho pasos acercándose y giro un poco la cabeza para ver mejor, sus peores pesadillas se hicieron realidad cuando observo a Apo con la caja en las manos.
El pelinegro giro la cabeza hacia la pared y cerró los ojos.
Estaba soñando. Si. Todo eso tenía que ser un sueño.
Su cuerpo comenzó a temblar.
Mile comenzó a entrar en pánico cuando sintió una bota en el cuello, estaba haciendo demasiada presión, tanta que no podía respirar.
—Estúpido marica.
Gruño el hombre.
El pelinegro poso sus manos en la bota tratando de quítala de encima suyo, pero le resultó imposible.
—¡Hey! ¡Detente! ¿Qué demonios estás haciendo? ¡Dijiste que no le harías daño! ¡¿Por qué lo lastimas?
Poco a poco Mile dejo de escuchar todo a su alrededor hasta que perdió la conciencia.
Todo parecía una maldita pesadilla.
Chapter 7: Capítulo 7
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Mile se veía a el mismo flotar sobre un rio, no podía hacer nada, solamente dejaba que la corriente lo guiara.
Podía sentir el agua fría en su cuerpo, pero por alguna extraña razón se sentía tranquilo.
Realmente no le importaba si al final de ese rio había una cascada, él no podía resistencia alguna. Simplemente dejaba que su cuerpo fuera arrastrado.
Pero de pronto todo se detuvo, Mile abrió los ojos y comenzó a sentir como su cuerpo se hundía.
La desesperación se apodero de su cuerpo y comenzó a moverse con gran intensidad tratando de salir del agua, pero le resultaba imposible.
Muy lentamente fue perdiendo el conocimiento.
Quizá era el final.
【✁】
Mile abrió los ojos lentamente, bueno, solamente un ojo, ya que el otro se encontraba completamente cerrado.
Lo primero que vio, fue al doctor de su confianza, podía ver como movía la boca, pero no lo escuchaba.
Estaba en su cama, y conforme pasaba el tiempo, sus sentidos volvían, podía sentir la suavidad de sus sabanas y la voz del doctor.
—Finalmente reaccionas Mile.
El pelinegro frunció el ceño y trato de hablar, pero la voz no salía de su garganta.
—Tranquilo, no te esfuerces demasiado, tienes la garganta lastimada, seguro te tomara un par de días hablar. De verdad estábamos preocupado por ti.
—Él estará bien ¿Cierto?
Mile desvió su mirada encontrándose con Apo.
—Lo estará, por ahora no hay que moverlo, me quedare aquí algunos días para ver cómo reacciona.
Apo solamente asintió.
El pelinegro comenzó a inquietarse, observo a Apo acompañar al doctor a la puerta y después lo vio regresar.
Mile intento hablar, pero le dolía demasiado la garganta, quiso mover su cuerpo, pero dolía demasiado.
Deseaba gritarle con todas sus fuerzas que se fuera, aunque la garganta se le desgarrara.
Apo se posó a su lado y Mile lo miró fijamente.
El moreno bajo la mirada y solamente se limitó a cubrir el cuerpo del mayor con una manta.
¿Por qué? ¿Porque me hiciste esto? ¿Por qué a mí? ¡Largo de aquí! ¡Fuera de mi vista! ¡Desaparece!
Esas frases pasaban por su cabeza, pero se sentía tan impotente de no poder hablar.
Mile estaba realmente molesto, solo deseaba levantarse de esa maldita cama y correr a Apo de su casa.
Al día siguiente el doctor lo reviso varias veces asegurándose de que se encontrara bien, ahí Mile se enteró que había estado dos días inconsciente, también que tenía fracturada la nariz y dos costillas, la laringe la tenía muy dañada gracias a la presión que había sufrido.
También, el doctor le dijo que, si no hubiera sido por Apo, seguramente hubiera muerto.
Mile estaba completamente indignado.
Apo tenía la culpa de su estado actual.
Aunque no podía hablar, Mile le hacía saber con todo su cuerpo a Apo que detestaba su presencia.
Los primeros días no podía moverse mucho, así que solamente giraba la cabeza o cerraba lo ojos para ignorarlo.
Apo limpiaba sus heridas de la cara, y le ponía fomentos calientes en las costillas.
Conforme pasaba el tiempo, Mile comenzó a expresar su desagrado arrojando vasos o escupiendo el agua que Apo le obligaba a tomar.
Simplemente deseaba que lo dejara completamente solo.
【✁】
Mile aventó la taza que Apo le intento acercar logrando que el líquido caliente cayera en las piernas del moreno.
—Se que detestas que este aquí y lo entiendo. Pero no te dejare solo.
El pelinegro miro hacia otro lado tratando de contenerse.
—No había podido disculparme porque, no lo creía prudente, pero, ahora estas mejor. Lo lamento Mile, sé que diga lo que diga no hará que pienses diferente, pero te juro, te juro por mi vida que jamás planee esto, nunca quise hacerte daño, todo lo que dije e hice por ti fue sincero. De verdad lo lamento mucho.
Mile solamente negó con la cabeza.
—Antes de que te diga todo, perdóname. Perdóname por mentirte.
El silencio se formó entre ellos, Apo tomo aire con fuerza y trato de darse valor el mismo para hablar.
—Yo… no vivo en Chiang Mai. En realidad, soy de aquí, de Phuket, pero no del pueblo, vivo un poco más lejos, a las orillas, donde casi no hay nada.
Mile le dio una mirada recriminatoria a Apo.
—Yo trabajaba en una panadería en el pueblo, cargando cosas, siempre fue así, pero cuando mi padre asesino a alguien, los rumores corrieron rápido, la gente comenzó a despreciarnos y me quede sin trabajo. Mi madre que lavaba ropa ajena se quedó sin clientes y fue más difícil para nosotros salir adelante. Había días que no teníamos ni que comer. Algunas veces trabajaba en el campo, pero no duraba mucho y me pagaban una miseria. Estaba desesperado, pasamos años horribles.
Apo miro fijamente los ojos de Mile.
—Entonces un dia tomé la decisión de venir a tu casa, claro que sabia quien eras, en alguna ocasión te vi en el pueblo. A pesar de lo que decían, vine. Y tú me salvaste, me salvaste de todas las maneras posibles. Las veces que bajaba al pueblo a comprar, visitaba a mi madre y le llevaba dinero el dinero que gane trabajando para ti. Tenía miedo de que no me dieras trabajo solamente por ser de aquí.
Hizo una pausa.
—Cuando fui a casa y me quede ahí días, mi padre estaba tan borracho, me quito todo el dinero y se lo gasto, me golpeo cuando intente defender a mi madre. Es mentira que me caí. En ese tiempo, mi madre me dijo que mi padre estaba endeudado porque estaba apostando. Me sentía mal, enojado, furioso, porque no era justo que yo tenga que pagar por los errores de ese hombre que dice ser mi padre.
Apo limpio sus lágrimas y siguió.
—Quería escapar, huir de esa vida que me había tocado vivir. Quería volver contigo lo más pronto posible. Porque me di cuenta de que solo a tu lado me sentía bien, me sentía libre. Cuando me fui de casa, me sentía liberado, todo el peso de cargar con mi familia desapareció. Quise ser egoísta. Cuando te volví a ver, sentí que todo eso desaparecía. Pero, de vez en cuando recordaba a mi madre, sabía que ella estaba en peligro. Tenía miedo, pero también estaba demasiado feliz a tu lado.
El moreno llevo sus manos hacia su rostro y lloro por algunos segundos.
—Junte todo el dinero esperando que fuera suficiente para pagar la deuda, y ese día cuando volví a casa, esos hombres estaban ahí, les entregue el dinero y no era suficiente, amenazaron a mi familia y entonces les dije que pronto conseguiría más dinero, que trabajaba para ti. Ese fue el más grande error que cometí. Dijeron que, si les ayudaba a robarte, entonces todo quedaría pagado. Hirieron a mi madre, abusaron de… de, mi hermana. No tenía salida.
La mirada de Mile se suavizo.
—Y yo… yo sabía que tú no tienes dinero en efectivo, que todo lo tienes guardado en el banco. Entonces no había nada que robar. Cuando comenzaron a golpearte entre en pánico, les dije sobre las joyas, pero logré sacar antes la caja donde tienes las de tu madre, sé que son especiales para ti. Lo siento mucho Mile, enserio. Te juro por mi vida que no tenía opción.
El pelinegro deslizo su mano y tomo la de Apo, intentando que este se calmara.
—En cuanto pude, regrese a verte, estabas inconsciente, tenía miedo, casi obligue al doctor del pueblo a venir, dijo que podrías quedarte así para siempre, no sabía que hacer, pero recordé a tus personas de confianza, fui a buscar a ese chico, Bible. Él se comunicó con tu doctor y bueno. Despertaste. Gracias al cielo. Mile, de verdad, lo siento tanto.
El pelinegro solamente asintió.
Apo, tomo la mano de su amado y le dio un tierno beso, le dolía tanto verlo así, y todo por su culpa.
—Me siento tan mal, tan culpable de verte así, debí… no se. Mile lo siento tanto, no quería lastimarte de ninguna manera. Lo juro. Yo, yo te quiero tanto,
A Mile le dolía aún más la garganta, nunca se imaginó que Apo estuviera cargando con una responsabilidad tan grande, sabía que ayudaba a su familia, pero nunca llego a pensar que tenía tantos problemas.
Sabía lo que era que la gente hablara y dijera cosas, y por eso ser rechazado, entendía a la perfección lo que sentía Apo.
—Te juro Mile que nunca más voy a ocultarte nada… yo, lo prometo, no dejare que nadie te vuelva a lastimar a causa mío.
【✁】
Conforme pasaban los días, la salud de Mile iba mejorando.
En ese lapso de tiempo, recibieron la visita de Bible quien se había quedado muy preocupado cuando Apo fue a verlo.
La visita de Bible confirmo lo que Apo le había dicho. También, había revisado la caja donde guardaba las joyas de su madre y en efecto, estaban ahí.
Mile estaba seguro de que todo lo que Apo decir era verdad, al principio estaba demasiado enojado, pero al escuchar a su amado y todo lo que había tenido que pasar solo, ese coraje se había transformado en tristeza, quería cuidar a Apo siempre, protegerlo para que no sufriera, cuidar a su familia también, alejarlos de ese padre desobligado que solamente les traía desgracias.
Gracias a los cuidados de Apo, en poco tiempo Mile pudo volver a hablar, sus heridas fueron curadas y a pesar de que aún tenía que guardar reposo, y esperar a que sus costillas sanaran, a pesar de eso se sentía mejor nunca.
Mile estaba acostado mirando a Apo dormir mientras se preguntaba cómo era posible que alguien tan bueno como él sufriera tanto.
Apo abrió los ojos encontrándose con la intensa mirada del mayor.
—Sigue durmiendo Apo
El moreno negó con la cabeza.
—¿Tuviste un mal sueño?
—Algo así… ¿No puedes dormir Mile? ¿Quieres un té?
—Estoy bien, solamente estoy pensando.
—¿En qué?
—En tu familia. Se que te vas a negar, pero, creo que lo mejor es que tu madre y hermana se vayan de ese lugar, en la parte trasera de la fábrica, subiendo una colina, esta una casa que era de mi madre, casi nunca la uso, creo que ahí podían vivir.
—No Mile…
—Espera. Por favor solamente escúchame ¿Sí? Te lo ruego.
Apo solamente se quedó en silencio.
—Es mejor para las dos que se vayan. Ese hombre no cambiara nunca y puede que vengan más problemas. Creo que es lo mejor para las dos, yo les daré trabajo y todo estará bien ¿Sí?
—Eres tan amable Mile. Pero no puedo aceptarlo.
—Entonces velo como un préstamo. Por favor, déjame ayudarte… Se lo que es vivir con alguien así de violento y perdóname que te diga esto, pero… mi padre era igual y termino cometiendo un crimen. No dejemos que la misma historia se repita ¿Sí?
—Se lo difícil que es hablar de este tema Mile… yo también tengo miedo de que algo peor suceda, pero me has ayudado tanto.
—Por favor, Apo. Te lo imploro. Piensa en ellas. Yo puedo ayudarte, quiero hacerlo. Eres la persona que amo y quiero que seas feliz.
—¿Me amas?
Apo sonrió sutilmente.
Mile se quedó en silencio por algunos segundos.
—Te amo Apo.
—También te amo Mile. Te amo más que a mi vida.
Apo se acercó y le dio un tierno beso al mayor, para después acariciar su cabello y finalizar con un beso en la frente.
—Enserio Mile, te amo muchísimo.
Mile sonrió ampliamente.
Escuchar esas palabras lo reconfortaban demasiado.
Hacia tantos años que no sabía lo que era ser amado, pero con la llegada de Apo a su vida todo había cambiado. Su mundo había vuelto a tener sentido y dejo de sentirse solo. De ahora en adelante solamente se dedicaría a disfrutar su vida junto a Apo.
【✁】
Una semana después.
Casi un mes desde que esos sujetos habían entrado a su casa y para fortuna de todos, Mile podía caminar casi a la perfección.
Durante ese tiempo, Apo no se le despego ni un solo instante, se dedicó a cuidarlo, mimarlo y decirle cuanto lo amaba.
Mile estaba preparando todo para que la familia de Apo se fuera del pueblo y pudieran vivir tranquilamente en otro sitio. Realmente quería ayudarlos y lo haría por el amor que le tenía a Apo
—Mañana tienes que ir a hablar con tu madre y decirle todo lo que hemos planeado, yo pasare por ellas y nos iremos ¿De acuerdo?
Apo se sentó a su lado y lo miró fijamente.
—Gracias Mile, enserio.
—No tienes que agradecer. Quiero que tu estes tranquilo ¿Sí?
—Eres un ángel. De verdad. Yo no merezco tu amor, he sido un…
—¡Hey! Basta, dijimos que no volveríamos a tocar el tema. ¿No es así?
Apo asintió.
—Muy bien… entonces…
El moreno tomo ambas mejillas de Mile y lo obligo a mirarlo.
—Nunca me había sentido tan libre, cuando estoy contigo todo es paz y tranquilidad, me haces sentir de una manera tan especial, que puedo jurar que nunca me volveré a sentir así. Eres el amor de mi vida Mile. Eres lo más importante para mí. Realmente pensaba que jamás encajaría con nadie, porque siempre me había sentido diferente al resto. Pero contigo, todo es diferente. Eres único, en todos los sentidos. Te amo.
Mile sonrió y le dio un pequeño beso en los labios a Apo.
—Te amo. Gracias por todo Apo.
El moreno lo abrazo con un poco de fuerza, hundió su cabeza en su cuello, aspirando ese aroma tan único del mayor
—Te amo Mile, siempre te amare.
—¿Siempre?
—Si, toda mi vida. Lo juro, y hare lo que sea para que seas feliz, para mantenerte a salvo.
Mile sonrió. Sentirse amado era la mejor sensación del mundo.
Después de un largo rato de platicar, finalmente se fueron a dormir, Mile se acomodó en el brazo de Apo, como era su costumbre.
【☀】
A la mañana siguiente, Mile se removió en la cama, extendió su brazo buscando a su amado, pero este no se encontraba en aquel sitio.
El pelinegro se sentó en la cama y miro hacia la ventana, no se preocupó por Apo, ya que, ambos se habían puesto de acuerdo en que el moreno iría a avisarle a su familia y después regresaría por Mile para irse.
Aun sintiéndose medio dormido, comenzó a guardar sus cosas en una maleta pequeña, seguramente se quedarían un par de días en aquel lugar, estaba realmente feliz y emocionado de conocer a la familia de Apo, esperaba agradarles.
Con esa emoción en el pecho, Mile termino de acomodar sus cosas.
Bajo las inmensas escaleras y dejo la maleta junto a la puerta.
Volvió a subir y decidió darse un baño.
Una vez se encontró limpio, se arregló para verse presentable.
En ese instante recordó que la noche anterior había pensado en regalarle un par de libros a la hermana de Apo, así que, fue a la biblioteca y con toda la tranquilidad comenzó a buscar los libros.
Mile se sentó en la sala y miro el reloj, casi eran las 4 de la tarde y Mile no regresaba.
Se preguntaba, ¿Por qué demoraba tanto?
Una idea cruzo por la cabeza de Mile ¿Y si el padre lo había descubierto?
Mile negó con la cabeza, no pensaría mal. No lo haría.
Poco a poco comenzó a sentirse inquieto, caminaba de un lado a otro esperando a que Apo apareciera.
En su intento de calmarse Mile fue a la antigua habitación de Apo, abrió la puerta y miro alrededor.
Su atención fue llamada por las llaves de que le había dado a Apo, y debajo de ellas una hoja de papel.
Mile miro las llaves y tomo la hoja, que en realidad era una carta.
“Desde que te conocí me di cuenta de que eres una persona tan especial y adorable Mile. Te amo con todo mi corazón, y por eso siempre deseare lo mejor para ti, y eso no soy yo. Lo siento mucho Mile. No puedo aceptar más de tu amabilidad, te he hecho tanto daño, me siento mal conmigo mismo.
Perdóname. No quiero que pienses que me voy por que no te amo, al contrario, precisamente por esa razón quiero desaparecer de tu vida. Quiero que seas feliz con alguien que no tenga secretos ni un pasado tan horrible como el mío.
Me has salvado de muchas maneras Mile, me aceptaste tal y cual era y aunque mi yo egoísta no quiere dejarte, tengo que hacer, necesito hacerlo, de otro modo nunca me lo perdonaría.
No quiero que por mi culpa vuelvan a lastimarte.
Tal vez pienses que es una excusa tonta, pero Mile, has sufrido demasiado, no quiero que nada más vuelva a lastimarte.
Te amo y siempre te amare. Por favor se feliz”
Mile frunció el ceño y negó con la cabeza, eso debería ser una broma de mal gusto. No podía estar pasando eso.
Él simplemente se había ido.
Se había quedado inmóvil. Tenía una pesadez inmensa en el pecho.
¿Pero por qué? ¿Por qué de esa manera?
Mile no podía resignarse, simplemente no podía. Necesitaba encontrar a Apo y exigirle una explicación.
Chapter 8: Capítulo 8
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Mile manejaba a gran velocidad, tenía que encontrar a Apo, necesitaba hablar con él, hacerlo cambiar de opción, necesitaba hacerle entender que lo amaba tal cual era, que nunca lo dejaría, aunque tuviera un pasado malo. Él lo aceptaba. Lo amaba.
Era consciente de que Apo vivía a las afueras del pueblo ¿Pero en dónde?
El pelinegro detuvo su auto en una panadería, se bajó del auto y entro al lugar ante la mirada desaprobatoria del dueño.
—¿Usted, sabe dónde vive Apo?
El hombre lo miro de arriba abajo.
—No conozco a nadie con ese nombre.
—No mienta, sé que trabajo, aquí, es la única panadería. ¿Dónde vive?
—No sé de quien hablas….
—Su padre, él mato a alguien.
Mile lo miró fijamente, saco de la bolsa de su pantalón, saco 500 satang y se las dejo en el mostrador.
—Donde está el pozo hacia la izquierda, hay un camino de terracería, después un camino más corto, hay varias casas, dicen que vive en la casa que tiene una reja de madera sin puerta.
Comento el hombre tomando el dinero.
Mile salió corriendo de ese lugar, volvió a subir a su auto y condujo hasta el viejo pozo, tomo el camino que le indico el hombre y una vez ahí se percató de que no podría subir con su auto.
Se bajo sin pensarlo, subió esa zona que estaba llena de lodo porque había estado lloviendo, a lo lejos podía ver las casas.
Estaba cerca.
Después de unos metros finalmente llego a la zona donde se encontraban las casas, estaba agotado.
Trato de controlar su respiración y busco con la mirada la casa con reja y sin puerta, después caminar un poco más, finalmente la vio.
Rápidamente se acercó y al llegar a ese sitio se encontró con una joven que estaba en el piso acomodando algunas maderas.
—Hola. Disculpa ¿Aquí vive Apo?
La chica elevo la mirada, unos intensos ojos marrones lo miraron, estaba un poco sucia de la ropa y cara, tenía el cabello amarrado con una cola y era muy bella.
—Si. ¿Quién es usted?
—Un amigo. ¿Podrías hablarle?
—Él no está aquí. ¿Quiere dejarle algún recado?
—No… ¿Te importa si lo espero?
—No hay problema.
La joven siguió apilando las maderas y finalmente se levantó.
—¿Eres Camile?
La chica lo miro y sonrió.
—Lo soy. ¿Cómo lo sabe?
—Bueno, Apo me conto de ti. Eres muy bonita.
—Gracias. Disculpe ¿Puedo hacerle una pregunta?
—Claro. Lo que sea.
—¿De dónde conoce a mi esposo?
Mile elevo las cejas.
—¿Cómo?
—Si, de donde conoce a Apo
El pelinegro se quedó inmóvil.
—¿Esposo? ¿Eres la esposa de Apo? ¿No eres su hermana?
—Soy su esposa. Su hermana ya no vive aquí.
—¿Su hermana Camile?
—Oh no, yo soy su esposa, su hermana se llama Marie. El solo tiene una hermana.
Mile intento pasar saliva, pero no podía hacerlo, tenía un horrible nudo en la garganta, él la miro y pudo notar su vientre abultado.
—Estas embarazada…
Susurro.
—Lo estoy. Este es nuestro segundo hijo.
Comento mientras tocaba su estómago.
Mile noto aquella argolla brillante en su dedo. Argolla que conocía a la perfección, era la que le había dado a Apo, esa noche cuando hicieron el amor por primera vez.
—¿Desea pasar?
El pelinegro negó con la cabeza.
—Es mejor que me vaya…
—¿No va a esperar a Apo?
—No.
Mile se dio la media vuelta, puso todas sus fuerzas en sus piernas y comenzó a caminar, sintiendo que se hundía a cada paso que daba.
Tenía un horrible dolor en el pecho y su visión comenzó a nublarse, estaba a punto de llorar y no quería hacerlo.
Comenzó a bajar lentamente, inevitablemente las lágrimas comenzaron a correr por sus mejillas, todo su cuerpo estaba temblando.
Limpio sus lágrimas de manera brusca, pero seguían brotando de sus ojos.
—¿Mile?
El mayor se quedó helado, dirigió su mirada hacia un lado encontrándose con Apo quien llevaba madera en los brazos.
Mile volvió la mirada hacia enfrente y siguió caminando.
—¿Mile? ¡Mile! ¡Mile!
El mayor como su brazo fue sujetado, no se movió, se quedó con la mirada hacia enfrente, no quería verlo, no lo haría, porque si miraba esos ojos volvería a caer en su juego.
—¿Cómo es que estas aquí?
El pelinegro jalo con fuerza su brazo, giro medio cuerpo hacia Apo y se quitó frente a él, el anillo, tomo su mano y se lo entrego.
—Puedes compartir anillos con tu esposa.
Fue lo último que dijo, para después seguir bajando, pero esta vez más rápido.
—¡Mile detente! ¡Mile por favor! ¡Escúchame!
Cuando finalmente llego a su auto, entro en él, lo encendió y se hecho de reversa sin importarle absolutamente nada.
Se acomodo en el camino y acelero.
Mile estaba temblando, cuando llego a su propiedad, se bajó del auto, abrió la reja y comenzó a caminar hacia la casa. Entro y miro a todos lados. No sabía qué hacer.
Estaba en shock, simplemente no podía creerlo.
Mile comenzó a sentirse demasiado incomodo, se le revolvió el estómago, una vez más miro a todos lados, a cualquier dirección que veía, ahí estaba Apo.
La casa se sentía demasiado pequeña.
Se estaba asfixiando.
Caminaba por la inmensa casa y por todos lados recordaba a Apo, podía sentir su aroma invadirle la nariz, inclusive podía jurar que lo veía caminando por ese lugar.
Un profundo dolor se apodero de su pecho, sus lágrimas comenzaron a correr aún más por sus mejillas.
Grito con todas sus fuerzas.
Lo maldijo una y otra vez.
Cayo de rodillas en el piso, lo golpeo con sus manos hasta hacerse daño.
Había caído en su maldito juego, se había burlado de él y de sus sentimientos.
Mile se levantó del piso, camino hacia la sala arrastrando los pies, tomo una de las velas, la encendió y la acerco a una de las cortinas, la cual de inmediato comenzó a quemarse.
Mile se quedó ahí observando como el fuego comenzaba a propagarse.
Limpio sus lágrimas y camino hacia la puerta, coloco su mano sobre la manija y se quedó inmóvil.
Lo único en lo que podía pensar, era en que debería quedarse ahí dentro y arder. Arder hasta que dejara de doler.
Con la poca fuerza de voluntad que le quedaba abrió la puerta y salió de aquel sitio. Miro el jardín, ese jardín que había cuidado con Apo.
Camino hacia él y lo observo, era tan bello. Pero solo sentía repugnancia al mirarlo.
Comenzó a arrancar todas las flores con toda la rabia que tenía dentro.
El jardín quedo destrozado.
El olor a quemado invadió su nariz, Mile se giró, el fuego comenzaba a salir por las ventanas.
Todo, lo que más amaba había sido destruido.
El pelinegro solamente observaba como la casa en la que había crecido estaba ardiendo y no tenía ni siquiera la intención de detener el fuego.
Tal vez la gente del pueblo tenía razón, su familia estaba maldita.
Mile camino hasta su automóvil.
La casa estaba en llamas y él también.
Entro a su auto, miro unos minutos más como todo se quemaba, limpio sus lágrimas y se puso en marcha.
Finalmente lo habían conseguido, estaba destrozado. Nunca más volvería a ese pueblo.
Mile mantuvo su mirada en el camino.
No quería pensar, no quería hacerlo, tampoco deseaba recordar, eso le causaba aún más dolor.
Solamente quería desaparecer del mundo. De verdad quería morir.
Condujo por varias horas sin detenerse.
Cuando finalmente llego a su destino se percató que ese sitio también había recuerdos de Apo.
El dolor volvió a invadirle el pecho.
Con su auto se alejó de la casa de su abuela, condujo hacia la fábrica, hasta llegar a la vieja casa de su madre.
Se bajo de su auto y miro la propiedad. Una casa de dos pisos, mucho más pequeña que la de Phuket.
Hecha absolutamente de madera y sin un jardín que cuidar, era perfecta.
Mile salió de su auto y camino hacia la puerta.
—Hola… ¿Puedo ayudarle?
El pelinegro se giró al escuchar ese tono de voz, se encontró con un joven con rostro angelical, de piel apiñonada y ojos profundos que lo miraba confundido.
—Abre la puerta.
Ordeno Mile de mala gana.
—Lo siento… No puedo hacer eso.
—Soy el dueño. Abre la puerta.
Esta vez alzo un poco la voz.
El joven asintió, torpemente saco las llaves de la bolsa de su pantalón, introdujo la llave y abrió.
El pelinegro entro y cerró la puerta detrás de él.
Esa casa estaba prácticamente vacía, los muebles estaban cubiertos con telas para evitar que se ensuciaran de polvo.
Mile se quedó solamente mirando a todos lados, en ese lugar no había recuerdos, tampoco la sensación de haber estado ahí con Apo.
Era como si nunca hubiera existido.
El sentimiento de dolor se apodero de su cuerpo una vez más, inevitablemente comenzó a llorar, se sentía el ser más estúpido del mundo. Siempre se juró a él mismo que jamás jugarían con él, que nadie lo engañaría, pero cayó por completo ante Apo. Se enamoró perdidamente, dejo que él se apoderara de absolutamente todo, su cuerpo, su mente, su corazón, su tiempo, su espacio.
Se sentía avergonzado. Utilizado. Sucio.
Mile encendió la luz de ese lugar, todo parecía demasiado sombrío. La casa no tenía ningún tipo de decoración, solo había muebles y paredes completamente vacías.
Sin ganas, subió las escaleras y entro en la primera habitación que encontró, cerró la puerta, quito la manta de la cama y se recostó sobre ella.
Mantuvo la mirada hacia el techo sintiendo como su cuerpo se hundía cada vez más.
Lagrimas corrían por sus mejillas, Mile cubrió su rostro y continúo llorando desesperadamente.
El llanto, pronto se convirtieron en quejidos de dolor.
Estaba destrozado.
Solamente quería llorar, sacarlo absolutamente todo, con la esperanza de sentirse mejor.
Pero cuando el sol entro por la ventana, Mile seguía llorando, se había quedado dormido por ratos, pero cada vez que lo hacía veía a Apo en sus sueños.
Estaba cansado, triste y no tenía ganas de hacer absolutamente nada.
El deseo de morir pasaba constante por su cabeza.
¿Simplemente debería rendirse?
¿Por qué razón tendría que quedarse en este mundo?
No tenía a nadie, claro tenía un hermano, pero casi nunca lo veía.
Las personas que más amaba en la vida lo habían dejado solo.
A pesar de que nunca lo decía, Mile estaba muy dolido con su madre por no hacer nada al respecto, por siempre agachar la cabeza ante su padre. Quizá, si su madre hubiera escapado con ellos, ella seguiría con vida y él nunca habría tenido que vivir solo en esa enorme casa y seguramente nunca hubiera conocido a Apo.
Todo estaría bien.
Pero por desgracia no podía cambiar absolutamente nada.
Su madre estaba muerta.
Y el hombre que amo, lo había traicionado.
Una vez más estaba completamente solo.
Y de nuevo tenía el corazón destrozado.
Cuando fue golpeado por esos hombres, la sensación que tuvo esa de hundirse en el agua, sentía impotencia y frustración.
Pero esta vez era diferente, tenía tanta rabia contenida, sentía que su pecho ardía, se estaba quemando, y esperaba que, como su casa, también quedara en cenizas.
Quería olvidarse de todo y de todos.
Se sentía mareado de tanto llorar y de la terrible noche que había pasado.
No tenía hambre, ni siquiera tenía la energía suficiente para moverse.
Tal vez, dejarse morir era la mejor opción de todas.
Una vez el sentimiento de tristeza le invadió el pecho, el llanto de hizo presente.
¿Cuándo se detendría todo eso?
Chapter 9: Capítulo 9
Chapter Text
Estaba vivo después de todo.
Mile permanecía sentado en la sala mirando hacia la nada.
—Su desayuno se enfrió joven Mile. ¿Quiere otra cosa? ¿Un jugo?
Ta, era el nombre del chico que cuidaba la casa y ahora lo estaba atendiendo a él. Era muy amable y respetuoso.
—No quiero. Quiero darme un baño. Llena la bañera.
—¡De inmediato joven!
El chico se apresuro a acarrear el agua y cuando finalmente la lleno le aviso a Mile.
El pelinegro se levantó y camino hacia el piso de arriba, entro en el baño y se encerró.
Se coloco junto a la tina, se quitó los zapatos y entro en ella sintiendo como su cuerpo se estremecía.
Poco a poco fue hundiendo su cuerpo, hasta que su rostro quedo cubierto con el agua.
Cerro los ojos.
Y suplico a los cielos por no despertar nunca más.
Estaba cansado. Triste. Decepcionado.
Quería desaparecer.
Después de varios segundos de contener la respiración, su cuerpo le pedía a gritos aire. Pero él se negaba a salir. No lo haría. Se quedaría ahí, hasta que su corazón se detuviera.
Cuando no pudo soportarlo más, saco la cabeza del agua y comenzó a respirar de manera agitada, se aferró al borde de la tina y se quedó así por varios segundos.
Comenzó a llorar desesperadamente.
¿Qué demonios estaba pasando con él?
El tiempo pasaba y él no quería salirse de la tina.
Su cuerpo estaba helado y dolía mucho, pero realmente deseaba morir en ese instante.
Poco a poco su respiración se fue haciendo cada vez más débil.
Llevaba poco más de 4 horas en el agua.
El frio estaba haciendo efecto en su cuerpo.
Cuando no tuvo más fuerza, se soltó hundiéndose en el agua.
¿Realmente era el final?
【✁】
Mile abrió lentamente los ojos, su visión era borrosa. Estaba vivo. Para su desgracia.
Se removió un poco sintiendo la calidez de las sábanas, y también pudo notar la pesadez de un brazo rodeándolo.
Su corazón comenzó a latir como loco, trago saliva y trato de controlarse. Muy lentamente giro su mirada.
Se encontró con ese joven profundamente dormido mientras lo abrazaba.
¿Esperaba que fuera Apo? ¿Después de todo?
—Esta despierto.
El pelinegro giro su mirada encontrándose con Bible quien lo miraba preocupado.
—Kun Mile. ¿Cómo se siente?
Mile solamente se removió sintiéndose demasiado ansioso. Se sentía atrapado debajo de las cobijas y del brazo del chico.
—¿Qué paso?
Pregunto el pelinegro.
—Parece que se quedó dormido en la tina, Ta se preocupó mucho por usted y fue a buscarme, cuando logramos abrir la puerta, estaba inconsciente, vino el doctor, estaba sufriendo de hipotermia. Si tan solo hubiéramos llegado tarde, usted…
Bible se detuvo.
—No quiero no pensarlo.
Mile lo maldijo en sus adentros. Debieron dejarlo morir.
—El doctor dijo que teníamos que mantenerlo caliente, por esa razón Ta está a su lado… disculpe el atrevimiento, pero su cuerpo simplemente estaba helado.
—¿Puedes decirle que se mueva? Ya estoy bien.
Bible asintió, se acercó a Ta lo movió con un poco de brusquedad hasta que este finalmente reacciono, apenado se levantó casi de un brinco.
—Lo Kun Mile….
—¿Pueden salir de mi habitación? Quiero estar solo.
Los dos asintieron y sin decir nada más salieron de ese lugar.
Mile se quedó inmóvil.
Se giro en la cama, aun podía sentir su aroma, la calidez de su cuerpo, Mile se sentó en la cama y soltó un enorme suspiro.
Necesitaba sacarlo de su sistema.
Tenía que olvidarlo.
Por lo que restaba del día, se quedó en cama, solamente mirando hacia la nada.
Cuando la noche cayo, Bible se acercó a él con una charola de comida que Ta había preparado.
—No ha comido nada en todo el día kun Mile, debe de comer.
—No tengo hambre. Llévatelo.
—Tiene que comer… hace tres días que llego aquí y no ha probado bocado.
Mile miro a Bible por algunos segundos, para después bajar la mirada hacia la charola, donde se encontraba un vaso de jugo fresco, un plato con un tipo de sopa y junto a él un pedazo de pan.
El pelinegro tomo el jugo y le dio un pequeño sorbo.
—Es suficiente. Ahora por favor, déjame solo.
—Dejare esto aquí, por si le da hambre.
Bible dejo la charola sobre una pequeña mesa y para después salir de ese lugar mostrándose un poco preocupado por Mile.
Mile. ignoro por completo su comida, se giró en la cama y cerró los ojos, quería dormir, olvidarse de su realidad, aunque fuera por unas horas.
【✁】
Cuatro días desde que había llegado a ese lugar y se sentía extraño de todas las maneras posibles, se sentía incomodo y demasiado triste.
Y por su desgracia nunca estaba solo, Bible iba a verlo a cada hora y Ta tampoco lo dejaba ni por un segundo, lo estaban agobiando.
Mile miraba hacia la ventana del comedor cuando Ta dejo un plato sobre la mesa.
—Coma por favor.
El pelinegro miro la comida y solamente negó con la cabeza.
—Necesita comer, solo toma agua y realmente no creo que eso le haga bien, lo veo aún más delgado. Por favor.
—No quiero, gracias.
Mile camino hacia una estantería donde se encontraba una botella de whisky, la tomo y subió a su habitación.
Una vez dentro, destapo la botella y le dio un trago, hizo una mueca, pero después de beber un poco más, su boca se fue acostumbrando al sabor.
Se sentó en el piso y continúo bebiendo, mientras lloraba en silencio.
Aun no podía sacarse todo el dolor que llevaba en el pecho.
El recuerdo de Apo, aún estaba muy dentro de su corazón y alma.
Dolía tanto.
Podía sentir aun sus manos tocando su piel, inclusive podía percibir su aroma.
El pelinegro se maldijo a él mismo por seguir pensando en la persona que tanto lo lastimo, se odiaba por aun tener sentimiento por Apo.
Aquella tarde, Mile termino en el piso de su habitación gritando de la frustración y maldiciendo a Apo en voz alta. Estaba demasiado ebrio y solamente quería sacar la rabia que tenía dentro de su corazón.
【✁】
Mile abrió los ojos sintiendo como todo a su alrededor daba vueltas, aún seguía borracho, se sentó sobre la cama y miro a su alrededor, todo era un completo desastre.
De mala gana se levantó y ordeno que le llenaran la bañera para despues arrastrarse hasta el baño, quitarse la ropa y lavar su cuerpo.
En cuanto salió encontró su ropa en la cama, elevo una ceja y se quedó inmóvil por algunos segundos. ¿Bible había comprado ropa para él? Se pregunto mientras se la ponía.
De manera pesada bajo las escaleras encontrándose con Ta quien cocinaba con gran entusiasmo.
—¡Kun Mile! Buenos días. ¿Quiere desayunar?
—No quiero. ¿La ropa sobre la cama…?
—El joven Bible anoche la trajo, la compro para usted… yo la acomode en su cama mientras se bañaba.
Mile solamente asintió.
—¿Entonces? ¿va a desayunar?
—No quiero.
—Pero… no puede estar sin comer nada. Puede hacerle daño.
—Eso espero.
Bufo el mayor para volver a su habitación. Necesitaba estar solo, sin Bible, ni ese chico Ta. Solo necesitaba estar con él mismo. Aunque eso resultara ciertamente peligroso.
Comenzó a caminar de un lado a otro sintiéndose completamente desesperado, sin dudarlo tomo otra botella de whisky y comenzó a beberla, era lo único que lo hacía sentir bien.
Esta vez se paró junto a la ventana y miro hacia afuera mientras bebía de la botella.
Ese lugar era realmente solitario. No pasaba ningún tipo de auto, y mucho menos había gente.
Observo como un auto se estaciono justo frente de la propiedad, se bajó Bible, con algunas cosas en los brazos.
Al menos ahora Mile estaba seguro de que Bible estaba haciendo un buen trabajo.
Lo ignoro por completo, camino hacia la puerta y la cerro con llave, no quería que nadie lo molestara.
Se tiro en su cama y miro hacia el techo. No quería cerrar los ojos, porque cada vez que lo hacía podía ver con tanta claridad a Apo.
Se acomodo en la cama, abrazo su almohada y solamente se dedicó a mirar hacia la nada, algunas lágrimas corrían por sus mejillas, mientras el trataba de ignorar ese sentimiento que invadía su pecho.
【♤】
Bible dejo las cosas en una mesa de la cocina, mientras Ta hacia pucheros y hablaba solo.
—¿Otra vez no comió?
—No. ¿Mi comida es tan mala Bible? ¡Dime la verdad!
—Oh no, es exquisita. Solamente que, creo que el Kun Mile no se siente bien últimamente.
—Lo he notado, pero a este paso se va a morir…
—Tal vez suene loco Ta, pero tengo una extraña sensación de que quiere morir.
—Ayer, estaba gritando desesperado, me asuste muchísimo, intente entrar, pero siempre cierra con llave, después de unas largas horas se quedó en silencio… y bueno, decidí abrir con mis llaves, lo encontré en el piso, había llorado se notaba, lo levanté y lo recosté sobre la cama, pero me costó mucho, es pesado. Y hoy, nuevamente se llevó otra botella, creo que deberías sacar todo el alcohol de esta casa Bible.
—Si, en eso estaba pensando.
—¿Quieres comer antes de irte?
—No tengo mucho tiempo Ta, solamente vine a dejarte provisiones y un poco más de ropa para el Kun Mile.
Ta solamente asintió.
—Es hora de irme Ta, cualquier cosa, sabes dónde encontrarme ¿De acuerdo?
—Si… Cuídate Bible.
—Gracias.
Bible sonrió, para después irse de aquel lugar.
El apiñonado comenzó a sacar los víveres de las bolsas de papel y las acomodo. Prosiguió a limpiar la cocina y finalmente termino doblando la ropa nueva, la subió al piso de arriba y dejo la ropa sobre un mueble de madera, cuando el joven Mile saliera de su habitación él la acomodaría.
Finalmente, bajo las escaleras y se sirvió un poco de comida y comenzó a comer solo, su comida era realmente buena ¿Por qué la despreciaba?
Simplemente no lograba entenderlo.
El sol que entraba por la ventana de la cocina fue lentamente tapado por una enorme nube negra.
El joven se levantó rápidamente, tomo una canasta enorme y corrió al patio trasero para recoger la ropa que tenía colgada sobre algunos lazos.
Algunas gotas empezaron a caer y este se apresuro aun más.
Cuando finalmente termino de quitar la ropa, entro a la casa, seco algunas gotas de agua que habían caído en su frente y al elevar la mirada se encontró con una persona asomándose por la ventana de la sala.
Ta camino hacia aquel lugar y sin dudarlo abrió la puerta de golpe, haciendo que ese hombre se sobresaltara un poco.
—¿Necesitas algo?
Pregunto el joven mirándolo fijamente.
—Si… ¿Es la casa de Mile?
—¿Y tú quién eres?
—Un amigo.
—¿Amigo? ¿El kun Mile tiene amigos? ¡Vaya esa es una sorpresa! … Si aquí vive. ¿Tú eres?
—Apo.
Chapter 10: Capítulo 10
Chapter Text
Ta se mantuvo en silencio por algunos segundos, tomo su taza y bebió un poco de té, lo que había escuchado era una completa locura.
—Ahora lo sabes Ta. Por esa razón…
—Guarda silencio. ¡Dios! Quiero romperte la cabeza o algo así. ¿Qué clase de mierda es esa? ¿Por qué lo hiciste?
—Soy un asco de persona… Pero… Lo amo.
—Entiendo. Claro que entiendo que este enamorado de él es precioso, pero debiste arreglar tu situación primero…
—Lo intente, lo juro. Pero no funciono, no sé en qué demonios estaba pensando. Pero estoy aquí, vine hasta aquí por una razón. Lo amo con todas mis fuerzas, no puedo vivir sin él y aunque soy consciente de que nunca me va a perdonar, al menos quiero verlo, aunque sea de lejos, por eso te ruego que me ayudes.
—Tengo un impulso enfermo de ayudarte, pero no puedo Apo, si el joven Mile lo descubre, me mata, ¿Entiendes? Y además Bible… No puedo. Simplemente no, lo lamento.
Apo tomo ambas manos de Ta y lo miro a los ojos.
—Te prometo que nadie notara que estoy aquí ¿Sí? Seré cuidadoso. Lo prometo. Te ayudare con todo. Pero te suplico que me dejes estar cerca de él.
Ta hizo una mueca, adoraba las historias de amor, pero eso más bien parecía un cuento de terror y suspenso. Pero podía ver en los ojos de Apo su desesperación.
—Está bien. Te ayudare.
—¡Gracias Ta!
—Silencio. Si nos descubren, te juro Apo que nunca te vas a deshacer de mí, tendrás que mantenerme por el resto de mis días ¿Entiendes? Porque seguramente nos quedaremos sin empleo los dos.
—Te prometo que nada de eso va a suceder, no te meteré en problemas.
—Eso espero, ya te lo advertí Apo, tendrás que encargarte de mí hasta que sea anciano y muera.
Apo sonrió aliviado.
—Nada malo va a suceder Ta. Lo juro, muchas gracias.
Ta era consciente de que estaba arriesgando demasiado, pero había escuchado cada detalle que Apo le había dicho de su trágica vida y su relación amorosa con el joven Mile, ese sujeto había sufrido demasiado y lo veía tan desesperado, que al final decidió ayudarlo, solamente esperaba que no tuviera problemas por eso.
El acuerdo era simple.
Apo había conseguido un trabajo cerca de esa zona.
Durante el día no estaría en la casa de Mile, solamente en las noches llegaría, para ayudarle a Ta a algunos quehaceres de la casa.
Ambos chicos hablaron por un largo rato y Ta le comento que Mile no quería comer, el apiñonado le explico con detalle el desayuno que preparaba para Mile y nunca entendía por qué lo rechazaba.
Apo acordó que ayudaría a Ta con aquel asunto.
Todo parecía un plan perfecto.
Apo realmente esperaba que Mile nunca se diera cuenta de su presencia, de otra manera todo se pondría muy feo.
Lo único que Apo quería era mantenerse cerca de Mile. Solamente eso. Dejo de ser ambicioso. Sabía que no sería perdonado y tampoco escuchado. Pero se negaba rotundamente a estar sin Mile.
Si debía pasar el resto de su vida en las sombras, lo haría. Ni siquiera lo dudaba. Deseaba verlo, aunque fuera a la distancia.
【✁】
A la mañana siguiente Mile se sentía aún más mareado, soltó un enorme suspiro y se sentó sobre la cama.
Todo a su alrededor daba vueltas.
Respiro de manera profunda, se levantó de mala gana y se fue directo al baño.
Después de unos largos minutos finalmente salió y se encontró en una mesa auxiliar una charola con el desayuno listo, en ella se encontraba una pieza de pan cortado por la mitad, una taza de té, fruta picada en trozos pequeños y jugo fresco. También había un trozo de mantequilla y un pequeño cuchillo para untarla.
El pelinegro tomo la taza de té y le dio un sorbo, su boca se llenó de aquel delicioso sabor. Era su té favorito.
Se sentó sobre la cama y poco a poco fue comiendo la fruta, el pan y finalmente el jugo.
Cuando termino, bajo las escaleras con la charola en las manos, se acercó a la cocina y la dejo sobre una mesa auxiliar.
—¡Finalmente ha comido algo!
El pelinegro se giró encontrándose con Ta quien precia realmente feliz.
—Gracias por el desayuno.
—No tiene nada que agradecer….
Mile comenzó a caminar hacia las escaleras, se detuvo por algunos segundos y giro su mirada hacia la mesa del comedor, justo encima, había un ramo de flores hermosas sobre un jarrón de cerámica.
Mile se acercó lentamente y con mucha delicadeza toco las flores.
El dolor se apodero de su pecho cuando los recuerdos vinieron a su mente.
Tomo el jarrón con una mano y sin dudado lo arrojo contra el suelo, logrando que este se rompiera en miles de pedazos.
Visiblemente molesto, se giró y se encontró con la mirada de Ta.
—Escúchame bien. No quiero ver flores dentro de esta casa ¿Entendido?
Ta asintió rápidamente.
Molesto, subió las escaleras y se encerró en su habitación, sin antes dar un portazo mostrando su rabia.
Pateo una silla de madera y trato de tranquilizarse.
¿Por qué flores? ¿Por qué?
Cerro las cortinas y se acostó sobre la cama, no quería recordar, no quería hacerlo. Odia sentirse triste, le daban rabia los sentimientos que aún tenía por Apo.
No quería pensar en nada.
Seco con rabia sus lágrimas. Estaba cansado de sentirse así.
Deseaba con todas sus fuerzas que el tiempo pasara rápido, y así conseguir olvidarse de absolutamente todo.
【☾】
—Entonces, el tomo el florero y lo arrojo contra el suelo. Quedo hecho un desastre… por eso, al intentar levantar los pedazos, me corte... pero no ha sido nada grave…
Ta elevo la mirada encontrándose con Apo, quien estaba limpiando la pequeña herida que tenía en la mano.
—Lo siento Apo.
—¿Por qué te disculpas? Tu no arrojaste el florero…
—Si… pero yo tuve la grandiosa idea de ponerlo. Ni siquiera pensé que podría reaccionar así.
—Deberías hablar con él. Decirle todo.
—Ta, en cuanto me vea… no sé qué pueda hacer.
Apo soltó un enorme suspiro, dejo con delicadeza la mano del joven y lo miro a los ojos.
—Te puedo asegurar, que no va a querer escucharme. Ya lo hizo una vez y termino decepcionándolo. No escuchara de nuevo.
—Pero esto es diferente Apo. Enserio… Deberías decirle.
—Deseo tanto que me escuche Ta, pero lo conozco, no lo hará, ahora mismo está muy lastimado….
—Si—interrumpió Ta—Pero si dejas pasar más tiempo, será aún peor.
—También lo se. Pero…
—Tienes miedo.
Afirmo el joven.
Apo solamente asintió.
—¿Miedo al rechazo? ¿A que le tienes miedo? Apo, entiende. Si esperas más tiempo. Puedes perderlo.
—Yo ya lo perdí Ta.
El moreno sonrió con nostalgia.
—No Apo, no lo has perdido. Inténtalo. Al menos trata de hablar con él, de recuperarlo.
—Lo perdí desde el momento en que le mentí Ta. Simplemente debí decirle la verdad, lo habría entendido, porque es una persona realmente comprensiva, amable. Pero me acobarde. Nunca creí que las cosas fueran a llegar tan lejos.
Ta solamente lo miro, se veía demasiado triste.
—Iré a fuera a tomar aire fresco...
Apo levanto y camino fuera de la pequeña casa donde vivía con Ta. Una casa que estaba a unos metros de la casa principal.
Apo abrió la puerta y salió, sentía una gran pesadez en el pecho. Tenía un terrible nudo en la garganta que era constante y algunas veces ni siquiera podía hablar.
Respiro de manera profunda y trato de mantenerse en calma.
Giro lentamente su mirada hacia la casa principal. Se preguntaba si Mile estaba durmiendo.
Por su cabeza paso una idea demasiado loca. Tenía un impulso enfermo de ir a verlo.
Su cuerpo comenzó a temblar.
No lo haría. Era una completa locura.
Sus pies comenzaron a moverse. No estaba pensando con claridad.
Se acerco a la propiedad, la rodeo y entro por la puerta trasera. Era consciente que Ta nunca la cerraba.
Con mucho cuidado, subió las escaleras tratando de no hacer ruido.
Una vez se encontró en el segundo piso, se quedó frente a la habitación de Mile. Trago saliva y coloco sus manos sobre la manija la giro logrando que la puerta se abriera al instante.
Abrió demasiado despacio, poco a poco fue teniendo visión de la habitación del mayor.
Entro con mucha cautela y lo observo.
Ahí estaba acostado en la cama completamente dormido.
APo se relajó un poco.
Camino lentamente hacia la cama y se hinco sobre el suelo para tener mejor visión de su rostro.
En medio de la oscuridad se atrevió a tocar delicadamente su cabello. Sus manos estaban temblando.
Esta vez, acerco su mano hacia la mejilla del pelinegro, lo toco suavemente tratando de no despertarlo.
La calidez de la piel de Mile lo hacía sentir vivo.
De la manera muy lenta comenzó a acercarse hasta que pudo sentir la respiración de Mile.
De acerco lo suficiente para besarle dulcemente la mejilla.
Segundos después, se alejó y miro a Mile quien estaba plácidamente dormido.
Se mantuvo mirándolo por algún rato, hasta que finalmente decidió irse.
Cerró la puerta, tratando de no hacer ruido.
Salió de la casa y finalmente pudo respirar con tranquilidad, camino hacia la casita que compartía con Ta y se fue a dormir, aun con la sensación de la suave piel de Mile en la yema de sus dedos.
【✁】
A la mañana siguiente, Mile se encontraba sentado al borde de su cama mirando el desayuno.
Una bonita charola con fruta picada te caliente, un pedazo de suave pan blanco y junto a él un recipiente pequeño con dulce de frutas.
Tomo el trozo de pan y con las manos temblorosas le unto aquella deliciosa mermelada, le dio una mordida y sintió como su pecho se estremeció.
Cerro los ojos y disfruto de aquel exquisito sabor.
Cuando finalmente lo trago, sintió unas inmensas ganas de llorar, tomo un sorbo de su te, y sollozando termino su desayuno.
Después de un largo rato, el pelinegro bajo las escaleras y dejo la charola sobre la mesa del comedor.
—Gracias por el desayuno.
—¡Otra vez comió! ¡Me alegro mucho! Mas tarde hare la comida… ¿Te le parece pasta?
Mile se quedó en silencio.
—Espero no ofenderte. ¿Pero sabes cómo se prepara?
Ta sonrió de manera nerviosa.
—No creo que sea tan difícil ¿No es así?
Mile solamente asintió. Lo miró fijamente algunos segundos para después analizar todo a su alrededor, quería asegurarse de que no hubiera más flores en la casa. Seguido de eso, subió las escaleras y se encerró en su habitación.
Se tiro en la cama y miro hacia el techo. Cerro los ojos y se mantuvo así, quieto, por un largo rato.
Eventualmente la hora de la comida llego.
Mile se sentó en una de las sillas del comedor y espero.
Ta le llevo un plato de pasta bañada en una crema que tenía un ligero color rosa, aquel platillo también tenía algunas verduras y trozos de pollo.
Mile se quedó quieto por algunos segundos.
Cuando finalmente comenzó a comer, Ta se alegró demasiado.
El sabor era inigualable. Ese plato era único y delicioso.
El pelinegro termino todo del plato y agradeció a Tal para después irse a dar un baño.
Estuvo un largo rato en la tina con agua tibia, hasta que esta finalmente se enfrió.
Se cambio y coloco un pijama de seda azul marino. Se sentó junto a su ventana, tomo un libro que Bible amablemente le había llevado y comenzó a leerlo.
Así las horas pasaron hasta que finalmente la noche cayo.
El pelinegro tomo un poco de té y después decidido que era hora de dormir.
Se acostó en su cama se removió un par de veces hasta que se encontró cómodo estando de lado.
Cerro los ojos suplicando por no tener pesadillas.
Podía escuchar los grillos cantar.
También escucho el sonido de la puerta cerrarse, Ta se había ido.
La noche transcurrió tranquilamente, hasta que, nuevamente el sonido de la madera crujir lo hizo ponerse nervioso.
Mile podía sentir como su corazón latía con gran fuerza.
Su cuerpo comenzó a temblar cuando escucho la puerta abrirse.
Trato de mantenerse en calma.
Al sentir el dulce tacto sobre su piel, se estremeció, se aferró con fuerza a las sábanas y trato de controlar su respiración.
Pudo sentir cuando sus respiraciones se mezclaron, abrió los ojos. Ahí estaba, tan cerca de él, esta vez dejo un beso sobre su frente.
Cuando se alejó Mile cerro los ojos nuevamente.
Podía sentir su presencia. Sabía que aún estaba ahí sentado como la noche anterior.
Cuando finalmente lo escucho marcharse, Mile se sentó de golpe en la cama y llevo su mano hacia su pecho.
Sabía que no estaba alucinando, que realmente Apo había estado ahí, había pensado que la noche anterior su mente se había inventado todo lo sucedido, pero no fue así. Era real. Y aquella mañana cuando despertó lo confirmo al ver el desayuno y se convenció aún más cuando comió aquella pasta que era única en su tipo.
Su madre se la había enseñado y él mismo la había preparado para Apo. Sabía que era su favorita.
Miles de cosas pasaban por su cabeza, quería enfrentarlo y correrlo de su casa. Obligarlo a que se alejara de él.
Pero cuando tuvo la oportunidad no lo hizo.
Simplemente se quedó inmóvil.
No tuvo el coraje suficiente para encararlo.
No pudo.
Y tampoco quería hacerlo.
Quizá era patético.
Pero sentir a Apo tan cerca de él, lo hacía sentir bien.
Aunque fuera el causante de todas sus lágrimas.
Realmente era el sujeto más lamentable de todo el mundo.
¿Por qué quería tener cerca de Apo? ¿Por qué? ¿Por qué después de todo el daño que le había hecho?
Era absurdo…
Chapter 11: Capítulo 11
Chapter Text
Mile se mantenía sentado en su cama mirando hacia la nada, analizando lo que estaba permitiendo.
¿De verdad dejaría que Apo siguiera rondándolo?
La respuesta siempre era no.
Pero su cuerpo, opinaba diferente. Necesitaba tenerlo cerca, sentir su calor, su presencia, escuchar sus pasos, sentir sus manos acariciándolo, sus labios sobre su piel.
Mile se sentía como un verdadero imbécil.
Anhelaba tanto la presencia de Apo, que se conformaba con eso. Aunque, realmente él no fuera una buena persona.
Le había mentido y lo había lastimado de la manera más terrible que existían. Pero a pesar de todo eso. Aún seguía extrañando y necesitando su presencia.
Mile fingió que no sabía absolutamente nada.
Aquel día, bajo a desayunar encontrándose con algo realmente delicioso, que estaba casi seguro de que Apo había preparado.
No era por hacer menos a Ta, era un buen cocinero, pero en definitiva no conocía sus gustos como Apo.
Durante todo ese día, se sintió acompañado por Apo, aunque no sabía señales de él en la casa.
Cuando la noche cayo, Mile se acostó de lado y se mantuvo así hasta que finalmente escucho a Apo entrar por la puerta.
Durante esos cortos minutos, Mile se sentía vivo de nuevo. Era como tener un buen sueño.
Y así, transcurrieron las siguientes semanas, dos para ser exactos.
Mile seguía fingiendo no saber nada, disfrutaba de sentir la compañía de Apo por las noches.
En algún momento, Mile llego a pensar que estaría bien fingir para toda la vida y mantener a Apo cerca, aunque fuera de esa manera.
Pero nuevamente los sentimientos de tristeza y rencor invadían su cuerpo negándose a esa absurda idea.
Algunas veces quería enfrentar a Apo y hacerlo desaparecer para siempre de su vida, pero, aunque se encontraba decidido jamás lo hacía.
Simplemente se quedaba acostado sintiendo las manos de Apo sobre su rostro.
Era patético.
Pero solamente así se sentía vivo.
El tiempo transcurría y las cosas seguían de la misma manera.
Hacia un mes exacto desde que esa situación había comenzado.
Como era costumbre, Mile se acostó y espero.
Pero Apo no apareció.
Cuando el sol comenzó a salir, Mile se levantó de la cama y camino hacia la ventana, se asomó buscando esa figura tan conocida, pero no había señales de él.
Se coloco una bata y sus pantuflas y bajo las escaleras, salió de la casa sintiendo el aire cálido, camino muy lentamente hacia la casa donde Apo vivía con Ta, porque claramente sabía que Ta lo había ayudado y que eran cómplices.
La luz de la casa estaba encendida y podía escuchar voces dentro de ella.
Se acerco cuidadosamente y se asomó por una de las pequeñas ventanas que había junto a la puerta.
—No estoy seguro de esto Ta.
—¿Tienes miedo?
—Siempre dices eso. No tengo miedo Ta. Pero me va a doler.
—No te va a doler. Solamente tienes que quedarte quieto.
Mile trataba de ver que sucedía adentro de la casa, pero una cortina le impedía ver.
—¿Has hecho esto antes?
—Claro que no Apo. ¿Y tú?
—Si… pero… no estoy seguro de que lo hagas bien.
—No te muevas o te va a doler.
—Se delicado Ta.
—Cierra la boca. Aquí voy…
Una rabia increíblemente enorme se apodero del cuerpo de Mile.
Sin dudarlo por un segundo, Mile abrió la puerta.
El pelinegro se encontró con Ta hincado en el piso y Apo en la cama, el cual se encontraba sin pantalones.
Los tres se miraron.
Ta estaba asustado y se quedó completamente inmóvil.
Apo sintió un escalofrío recorrerle todo el cuerpo.
Y Mile tenso la mandíbula mirándolos a ambos.
—¿Qué demonios está pasando aquí?
Fue lo primero que pregunto el mayor al verlos en aquella situación.
—Mile…
Susurro Apo.
—¡¿QUÉ MIERDA HACES AQUÍ?!
Grito Mile con todas sus fuerzas.
—¡¿QUÉ CREES QUE ESTAS HACIENDO?!
—Mile yo puedo explicarte…
—¡Yo no quiero explicaciones tuyas! ¿Por qué mierda no te quedaste con tu esposa y tus hijos? ¿Por qué has venido hasta mi casa? ¿Qué sucede contigo?
Mile estaba al borde de las lágrimas. Pero trato de resistir, no quería que lo vieran de esa manera.
—¿Quieres más dinero? ¿Acaso es eso?
—No Mile. Por favor. Déjame explicarte. Te lo suplico.
—No quiero escuchar nada. Quiero que tomes tus cosas y te vayas de aquí. Y tú también Ta. Los dos. Fuera de mi propiedad.
—¡Por favor! ¡Déjame explicarte!
Apo se levantó de la cama y lentamente se acercó a Mile.
—Apo….
Susurro Ta angustiado.
—Tienes que saberlo todo. Solamente dame unos minutos. Te prometo que no tomara mucho tiempo. Después me iré, pero necesito que sepas toda la verdad.
—¿La verdad? ¡Mierda! Te creí una vez, no lo hare de nuevo. No volveré a caer en tus malditas mentiras.
—Perdóname por mentirte, sé que no debí hacerlo, pero las cosas no son así.
—Realmente no me interesa saber nada. Ahora. Los dos fuera de aquí.
—Mile. Te lo ruego. Yo… Te amo.
Al terminar de decir aquella palabra, Mile le respondió con una bofetada.
El silencio se formó entre ellos.
—Cierra esa maldita boca tuya. No volveré a permitir que me mientas. No quiero escucharte nunca más.
Apo miro a Mile y sin dudarlo dos veces, lo tomo del brazo con fuerza.
—Perdóname. Pero me vas a escuchar.
—¡SUELTAME!
Grito Mile mientras trataba de quitarle su brazo al moreno.
—No te voy a soltar. Me vas a escuchar. ¡Tienes que hacerlo!
El moreno en un movimiento rápido se aferró al cuerpo de Mile abrazándolo con fuerza. Mile coloco sus manos en los hombros de Apo tratando de aventarlo, pero no podía con la fuerza del moreno.
—Te amo. Te amo más que a mi vida. Nunca quise mentirte. Pero no sabía cómo decirte la verdad, estaba avergonzado de todo lo que era mi vida. No quería que te sintieras asqueado de mí. Por alguna razón necesitaba que tuvieras una buena imagen de mí. Aunque yo y toda mi familia somos una escoria.
—¡Suéltame! ¡No quiero escucharte!
—Mi padre asesino al primer hombre que ame. Lo asesino con sus manos y me sentencio. Prefería ser un asesino antes de que su hijo fuera señalado por marica…
—¡YA SUELTAME!
—Esa mujer. No es mi esposa. No son mis hijos.
Mile golpeo la entrepierna de Apo logrando que este lo soltara de inmediato, el pelinegro lo tomo de la playera y lo golpeo un par de veces con el puño, lo arrojo al suelo y se subió encima de él para después seguir golpeándole la cara.
—¡No joven Mile! ¡Deténganse!
Suplicaba Ta quien trataba de quitar de encima a Mile, que no dejaba de golpear a Apo.
—¡Eres un maldito mentiroso! ¡¿Cómo eres capaz de negar a tus hijos?! ¡Mierda! ¡No te creo! ¡Yo la vi! ¡Ella estaba embarazada de ti!
Mile seguía golpeándolo en el rostro. Apose mantuvo quieto. No iba a meter las manos porque sabía que lo merecía. La nariz, la ceja y el labio de este comenzaron a sangrar.
Ta estaba desesperado. A ese paso lo mataría. Empujo a Mile con todas sus fuerzas logrando quitarlo de encima.
—¡Apo! ¡Apo!
Suplicaba Ta mientras lo movía con desesperación. Pero el moreno estaba inconsciente.
—Por favor reacciona. No te mueras Apo.
Ta estaba asustado, elevo su mirada y observo a Mile quien mantenía una mirada fría en su rostro.
—Por favor, kun Mile. Ayúdeme. Tengo que llevarlo con el doctor del pueblo.
El pelinegro se levantó del piso.
—Toma tus asquerosas cosas y vete de mi casa.
Ordeno.
—¡Kun Mile! ¡Por favor! ¡Apo está muy débil! ¡Puede morir!
—Quizá la muerte sea la única manera que él pague todo el daño que me hizo. Si. Por mí, se puede morir.
Mile se arrastró fuera de la pequeña casa dejando a Ta quien estaba realmente desesperado.
Tase levanto del piso y corrió fuera de la casa.
—¡SE VA A ARREPENTIR!
Grito el joven.
Mile lo ignoro y siguió caminando hacia su propiedad.
—¡APO NUNCA LE HA MENTIDO! ¡NO TIENE ESPOSA Y TAMPOCO HIJOS! ¡SU MUERTE QUEDARA EN SU MALDITA CONCIENCIA!
Ta observo como Mile entraba en la gran casa.
Desesperado, regreso con Apo quien no reaccionaba.
—No te mueras por favor, Apo.
El chico no sabía qué hacer.
—Apo por favor.
Suplico mientras lloraba desesperadamente.
Su rostro estaba horriblemente maltratado, además tenía una quemadura terrible en el pie, sumándole a que su rodilla estaba prácticamente rota, se había lastimado en su trabajo y apenas había logrado llegar a la casa.
Pero, aun así, se había levantado de la cama para acercarse a Mile.
El dolor era terrible, pero Apo quería dejar todo en claro con Mile. Era la única oportunidad que tenia de decirle absolutamente toda la verdad.
Sin embargo, Mile no había querido escuchar nada.
Apo era consciente de que Mile nunca lo perdonaría. Pero al menos deseaba que no tuviera una mala imagen de él.
Deseaba con todas sus fuerzas, que especialmente Mile, no lo considerara una basura.
Chapter 12: Capítulo 12
Chapter Text
El joven Apo de 19 años caminaba por un enorme sendero solitario, estaba a punto de anochecer y los grillos comenzaban a cantar.
El moreno observo una figura conocida y sin dudarlo se acercó rápidamente.
De inmediato fue rodeado por unos brazos delgados, para después llenarle la cara de besos.
—Demoraste mucho Apo.
—Mi padre no me dejaba salir. Pero me escape.
—¿Solo para estar conmigo?
—Si…
—Ven aquí…
Aquel chico delgado lo jalo fuera del camino y recargo a Apo en un árbol para después acercarse a sus labios y besarlo tiernamente.
Apo sonrió divertido, y miro a ese joven, sus ojos eran grandes de un hermoso color café claro, tenía unas pestañas hermosas y una nariz afilada, era precioso en todos los aspectos. Su cabello marrón claro lo hacía lucir aún más guapo. Era delgado y un poco más alto que él.
Nunca, en su corta vida se imaginó enamorarse de un hombre. Pero cuando lo vio en medio del sembradío recorriendo su cosecha se enamoró perdidamente.
Lo más fascinante de todo, era, que ese chico también había sido cautivado por la belleza de Apo.
Así, a escondidas comenzaron a encontrarse hasta que finalmente se declararon su amor.
Los dos sabían que no podían vivir su amor en ese pueblo, por eso, estaban planeando escapar. Se irían lejos donde nadie los conociera y vivirían felices y juntos para siempre.
Después de pasar un largo tiempo, besándose, riéndose y platicando de lo que harían cuando se fueran, decidieron que era hora de marcharse.
Los dos se incorporaron al camino donde se encontraron con una figura masculina.
Apo comenzó a temblar. Su padre estaba ahí, parado mirándolos.
El moreno trago saliva y trato de mantener la calma.
—Ven aquí.
Dijo con un tono de voz tranquilo.
Apo sentía que sus piernas no podían moverse, cuando finalmente lo hizo, camino muy lentamente hacia su padre.
Cuando estuvo lo suficientemente cerca lo tomo del cuello y lo apretó con fuerza.
—Escúchame bien. Es mejor que estes muerto a que seas un maldito marica ¡Prefiero ser un maldito asesino! ¡A ser padre de un marica como tú!
—Papá por favor…
Suplico Apo con lágrimas en los ojos.
—¡Suéltelo!
El joven delgado empujo al padre de Apo con fuerza y lo reto con la mirada.
—No se atreva a lastimarlo.
—¡Maricon de mierda! ¿Cómo te atreves a tocarme? ¡Me das asco!
—Usted me da asco. Como prefiere que su hijo este muerto. ¿Qué clase de padre es?
Sin dudarlo, el padre de Apo comenzó a golpear al joven, el chico intentaba defenderse y lanzo un par de golpes dándole justo en la cara al hombre, pero este lo superaba el fuerza y peso.
—¡Detente papá por favor!
Suplicaba Apo desesperadamente.
—¡AYUDA! ¡POR FAVOR AYUDA!
Gritaba Apo con todas sus fuerzas.
Algunas personas comenzaron a escuchar los gritos y comenzaron a acercarse a aquella zona.
Apo jalaba con todas sus fuerzas de la playera a su padre, pero este no cedía, el moreno emperazo a golpearlo, pero con una mano lo empujo con fuerza, haciéndolo caer al piso.
El hombre tomo una de las enormes piedras que encontró en el camino y comenzó a golpearle la cabeza al chico.
—¡SUELTALO!
Apo se levantó rápidamente y comenzó a jalarlo.
Cuando las personas llegaron, aquel hombre fue sujetado por dos hombres de edad madura.
Apo se hinco junto al cuerpo de su primer amor, tenía el cráneo destrozado y claramente ya no respiraba.
Apo comenzó a llorar desesperadamente. Gritaba con todas sus fuerzas y le suplicaba al chico que despertara.
Esa noche, el padre de Apo fue condenado a prisión por asesinato.
Las cosas comenzaron a ir mal.
La gente los despreciaba y les escupía en la calle.
Apo se quedó sin trabajo y tuvo que buscar otra fuente de ingresos, pero las cosas seguían de la misma manera. La gente los miraba mal y los despreciaba de todas las maneras posibles.
Apo cargaba con la culpa de la muerte de su primer amor, Ryan.
Desde aquel fatídico momento, Apo perdió todas las esperanzas en el amor. Sabía que era diferente. No le gustaban las chicas, no las encontraba atractivas.
Los años siguieron de la misma manera, algunos días ni siquiera tenían nada que comer.
Hasta que, para su desgracia, su padre salió de prisión.
Ahora, Apo vivía con miedo, sabía que en algún momento su padre lo mataría.
En cuanto llego las cosas cambiaron drásticamente. Su padre había vendido a su hermana Marie con un sujeto asqueroso que se dedicaba a la compra y venta de ganado.
Seguido de eso, su padre llevo a una mujer a su casa, una joven que no era agradable. Al contrario, se portaba de manera grosera y altanera.
Su padre comenzó a decirles a todos, que esa mujer de nombre Camile, era esposa de su hijo. Pero la realidad era dolorosa. Camile era la amante de su padre, el cual la había llevado a vivir a casa de su esposa.
Su madre se sentía humillada pero no podía decir nada, porque su padre se volvería loco, así que opto por no decir absolutamente nada.
Apo estaba tan cansado de esa situación, estaba triste, enojado, frustrado, quería escapar, quería alejarse de la mierda de padre que tenía.
Quería que su madre lo abandonara, pero ella siempre agachaba la cabeza y decía que no podía dejarlo, la gente hablaría de ellos, que tenían que mantenerse unidos para siempre, porque así eran las leyes de los cielos.
Apo siempre se preguntó, ¿Por qué su hermana y el tenían que seguir viviendo eso? ¿Por qué?
Cuando Camile se embarazo, todos asumieron que era hijo de Apo. Cuando en realidad, era su hermano.
Apo estaba hundido en un maldito hoyo, algunas veces solamente pensaba en morir. Ya no quería despertar y vivir esa cruel realidad.
【♤】
Apo sintió una sensación fría recorrerle el cuerpo, seguido de eso, pudo percibir un olor fuerte. Era alcohol.
Abrió los ojos encontrándose con unos intensos ojos marrones.
—¿Ryan?
Susurro.
—No. Soy yo, Bible.
El moreno parpadeo un par de veces hasta que finalmente su visión se aclaró, no sabía en donde estaba, y le sentía un terrible malestar en la parte interior del cuerpo.
—¿Qué paso? ¿Y Ta? ¿Y Mile?
—Ta te trajo aquí. Estabas mal herido. Ya han curado tu pie y también inmovilizaron tu rodilla. Los golpes en la cara sanaran pronto. Y Mile… Él quiere estar solo.
—¿En dónde estoy?
—En mi casa. Ya te dije, Ta te trajo aquí. Estaba asustado porque había mucha sangre. Pero estarás bien.
—Lo siento… Lo siento mucho.
—Apo. Tengo que decirte algo.
El moreno se quedó en silencio.
—¿Qué sucede?
—Es tu pierna.
—¿Qué pasa?
—La fractura, fue grave. Me temo que no podrás doblar tu rodilla jamás y también, dicen que caminar será muy doloroso, así que, recomiendan que utilices un bastón.
Apo solamente negó con la cabeza, eso no podía ser verdad.
—Pero… ¿Cómo se supone que deba trabajar? ¿Cómo voy a ganarme la vida?
—Tranquilo. Encontraremos una solución ¿De acuerdo?
El moreno cubrió su boca con su mano y comenzó a llorar. Las personas, apenas si le daba trabajo, ahora lisiado nadie lo contrataría.
—¿Qué fue lo que paso Apo? ¿Cómo te lastimaste así?
Apo trato de mantener la calma y respirar con tranquilidad.
—Yo… Yo estaba trabajando en la mina a las afueras del pueblo… pagaban bien y entonces, mi turno había terminado, pero el encargado quería que me quedara más, me negué, entonces me arrojo la lampara de aceite a los pies, mi pantalón se incendió, intente apagarlo, pero mi zapato técnicamente se derrito, por la desesperación tropecé con una viga de madera, que cayó sobre mi pierna...
—¿Y nadie te ayudo?
—No. Todos se fueron. Me dejaron ahí. Como pude, quite la viga y me arrastre para salir. Me tomo una eternidad llegar a casa de Ta, cuando estuve ahí, trato de curarme… pero… bueno creo que sabes lo que paso ¿No es así?
—Es una bendición que no te hayas quemado vivo… Por todos los cielos ¿Cómo existe gente así?
—Estoy acostumbrado a ese tipo de cosas. Me miran mal por ser pobre… no sé, siempre me han hecho menos. Nunca he entendido la razón.
Bible simplemente negó con la cabeza.
—Oh, lo olvide, estaba curando tus heridas. No te muevas, tal vez te duela un poco.
El moreno solamente asintió.
Observo como ese joven se acercó a su rostro, en todo momento mantuvo los ojos abiertos admirando esos ojos marrones los cuales eran adornados por bellas pestañas. Sus recuerdos se hicieron presentes. Así lucían los ojos de Ryan.
Siempre pensó que nunca volvería a encontrarse con unos ojos tan hermosos, claro hasta que conoció los de Mile. Esos preciosos tan profundos.
El recuerdo de Mile le rompía el alma. Realmente se sentía como el ser más despreciable del mundo.
Definitivamente ese era su castigo por lastimar a alguien tan bueno como Mile, confió plenamente en él y solamente recibió traición.
Cuando finalmente Bible termino de curarlo, lo miro por algunos segundos y le regalo una pequeña sonrisa.
—En cuanto pueda me iré de tu casa Bible… Gracias por ayudarme.
—Ya veremos Apo.
El chico le sonrió para después irse de aquel lugar.
Apo se quedó en silencio. Miro a su alrededor, era un sitio pequeño, estaba adornada con bellos cuadros y cortinas de color café obscuro, impidiendo así que la luz del sol iluminara la habitación.
Con mucho esfuerzo, Apo se sentó en la cama, se quitó las sábanas de encima y miro su pierna izquierda, su rodilla estaba inmovilizada por lo que parecía dos maderas a los lados, deslizo su mano y la toco suavemente sintiendo un dolor punzante.
Bajo su mirada hasta su tobillo el cual estaba vendado.
Se sentía impotente. Ahora trabajar sería el doble de complicado.
El sonido de la puerta llamo la atención de Apo, era Ta. El moreno le dedico una pequeña sonrisa.
El chico se acercó lentamente y Apo pudo notar sus ojos y nariz roja.
—Ta… Gracias.
—¿Cómo te sientes?
—Un poco adolorido. Pero todo estará bien.
Ta se sentó junto a él y le tomo la mano.
—Lo siento… No pude defenderte.
—¿Defenderme? ¿De qué Ta? ¿De Mile? Creo que los dos sabemos que él no tiene la culpa de nada.
—Quería gritarle en la cara toda tu verdad, pero sabía que no me correspondía hacerlo.
—Gracias por no hacerlo Ta.
El joven fijo su mirada en la rodilla del moreno.
—¿Duele mucho?
—Un poco. Bueno… para ser honesto. Duele bastante.
—Todo estará bien Apo
El chico sonrió con lágrimas en los ojos.
—Ta. Lo siento.
—¿Por qué te disculpas?
—Por qué te has quedado sin trabajo… todo por ayudarme.
Ta limpio sus lágrimas y sonrió.
—De ahora en adelante tendrás que acerté cargo de mí.
Apo bajo la mirada.
—Lo intentare. Lo juro.
—Es broma Apo. Ahora, solo tienes que preocuparte por estar bien ¿De acuerdo? Ya veremos que hacer después.
El moreno solamente sonrió un poco tratando de demostrar que estaba bien, cuando en realidad se sentía muy mal. Realmente pensaba que su vida estaba acabada.
Durante los siguientes días Apo se mantuvo en la casa de Bible, la cual era pequeña pero encantadora. Solamente contaba con un piso, en el cual se encontraba, la cocina y comedor, una sala y dos habitaciones y un baño.
Apo se sentía avergonzado por causar tantos problemas.
Estaba dependiendo completamente de Bible, un chico que apenas conocía y era muchísimo más joven que él. Bible tenía 19 y él 29. 10 años de diferencia. Se sentía realmente apenado por estar viviendo a costa del esfuerzo del joven Bible.
Cansado de esa situación, una noche, tomo la decisión de que era el momento de intentar levantarse sin ayuda.
Con mucho cuidado se sentó en la orilla de la cama, tomo un fuerte respiro, coloco ambas manos sobre el colchón y trato de impulsarse, pero fallo en el primer intento.
No se daría por vencido.
Nuevamente lo intento y logro ponerse de pie, pero el dolor en la rodilla era innegable.
Se convenció él mismo que podía hacerlo.
Caminaría solo y sin ayuda de nada ni nadie. Recuperaría su vida. Trabajaría y saldría adelante solo.
Apoyo ambos pies sobre el suelo, una molestia intensa se hizo presente en su rodilla izquierda, intento ignorarla.
Dio un pequeño paso sintiendo como una punzada se apoderaba de todo su cuerpo.
Mordió su labio inferior y dio otro, esta vez tratando de apoyar todo su peso sobre su pierna izquierda.
El dolor fue más grande haciéndolo caer de golpe hacia un lado.
Apo se maldijo una y otra vez por no ser capaz de moverse él solo.
Se enderezo y esta vez trato de levantarse del piso.
Se sujeto del colchón y puso todo su esfuerzo en ponerse de pie, fallando un par de veces.
—¡Apo! ¿Qué paso? ¿Qué haces en el piso?
La voz de Bible resonó en toda la habitación.
—Estoy bien. Solamente intente levantarme solo.
El moreno miro avergonzado al joven.
Bible corrió hacia él, lo rodeo con sus brazos y de forma fácil lo sentó nuevamente en la cama.
—Sabes que no debes levantarte… Es peligroso, podrías hacerte más daño.
—Lo sé, pero me siento inútil estando en esa cama sentado. Necesito hacer algo.
—Entiendo tu desesperación Apo, pero solamente vas a lastimarte más.
Apo asintió.
—Siento que soy una terrible carga. Debería trabajar, ganar dinero. Pagarte todo lo que haces por mí.
—No tienes de que preocuparte. Cuando estes bien, me pagaras ¿Sí? Por ahora solamente tienes que descansar.
El moreno tenía un nudo en garganta, pero necesitaba hacer esa pregunta.
—¿Cómo esta Mile? ¿Lo has visto?
—Él está bien. Hace un par de días se fue a la capital. Dijo que volvería pronto. Es todo lo que se.
—Entiendo. Me alegro que se encuentre bien.
Sonrió de manera melancólica.
—Es hora de cenar Apo. He venido por ti ¿Vamos?
Apo asintió.
Bible hizo que el moreno lo rodeara con su brazo y el moreno tomo la cintura de Apo, y así muy despacio caminaron hasta el pequeño comedor.
Una vez ahí, el moreno ayudo a que Apo se sentara para después regalarle una sonrisa.
—¿Y Ta? ¿Cuándo volverá?
—En 3 semanas… al menos dijo eso. Espero que mi comida no sea tan terrible, no soy tan buen cocinero como Ta…
—Estoy seguro de que tendrá un buen sabor.
Bible sonrió avergonzado.
—Eso espero Apo. De otro modo tendremos dolor estomacal.
Los dos solamente rieron.
Apo estaba enormemente agradecido con Bible, se estaba comportando tan amable con él. Era demasiado atento y agradable. Sin duda alguna, Bible era un buen chico.
Por su parte Bible, sentía una gran curiosidad por Apo. Cada vez que estaba cerca de él, su corazón latía con gran fuerza. Quizá era porque lo admiraba como persona. Si. Eso tenía que ser.
¿O no?
Chapter 13: Capítulo 13
Chapter Text
Dos semanas después.
Durante ese tiempo, Apo se convirtió en la mano derecha de Bible.
Este le había enseñado todo el trabajo que se tenía que hacer con respecto al manejo de las empresas y propiedades de Mile.
El moreno se dedicaba a archivar los papeles por fecha.
No era una tarea sencilla, pero gracias a que Apo se había tomado el tiempo de enseñarle cada detalle, poco a poco lo estaba manejando a la perfección.
También estaba aprendiendo a cómo utilizar la máquina de escribir.
Así, Apo se convirtió técnicamente en el asistente de Bible.
Gracias a eso, Apo no se sentía inútil, aunque algunas veces se desesperaba por no poder mantenerse de pie solo.
Esa noche, Apo termino de apilar los documentos y se sintió realmente satisfecho.
—¡Termine Bible! ¿Necesitas que haga algo más?
—Ya es tarde Apo…
El joven se acercó al moreno para ayudarlo a levantarse.
—Yo puedo hacerlo Bible, pero gracias por ayudarme.
El moreno se impulsó de la mesa y se puso de pie, justo frente a Bible.
—Déjame ayudarte, no quiero que vayas a caerte.
—Estaré bien. Prometo que no me caeré.
Apo tomo un bastón que Bible amablemente había comprado para él.
Y poco a poco comenzó a caminar.
Podía moverse técnicamente por sí solo, el único “problema” era que no podía apoyar por completo el pie en el suelo, situación que lo hacía cojear.
Bible caminaba cerca de él cuidando de que este no fuera a caer al piso.
—Lo haces realmente bien Apo.
—Gracias por decirlo… Estoy dando lo mejor de mi para tratar de recuperar mi vida.
—Se que lo harás.
El moreno sonrió y siguió caminando lentamente hasta que finalmente llego a la habitación.
Se sentó sobre la cama y se sintió feliz por no haber tenido ningún tipo de tropiezo.
—Gracias Bible. De verdad, muchas gracias.
—¿Por qué de pronto agradeces?
—No sé qué hubiera sido de mí, sin tu ayuda y comprensión. Enserio, gracias por escucharme y sobre todo, por creer en mí.
Bible se sentó junto a él y le sonrió.
—Para ser honesto, después de ver el estado del joven Mile, tenía miedo de escucharte, tengo que confesar que por un momento pensé que no eras una buena persona. Pero después de escuchar toda tu historia, no me quedo duda, eres un ser humano increíble y sobre todo valiente Apo.
El moreno intento sonreír.
—Todos los días le doy vueltas al asunto, si tan si quiera hubiera sido honesto desde el principio. Todo… absolutamente todo hubiera tomado un rumbo diferente. Su vida, la mía. Nuestra relación. Fui un cobarde. Tuve miedo. No sé qué en estaba pensando.
Bible mordisqueo su mejilla interna, trago saliva y con la mano temblorosa tomo la de Apo haciendo que este de inmediato lo mirara.
—Eres humano Apo. Todos cometemos errores.
Apo sonrió.
—Siempre tienes algo bueno que decir. Nunca cambies Bible. Se necesitan más personas como tú en el mundo.
Bible sonrió ampliamente y coloco su otra mano sobre la del moreno.
—Yo tengo que decir, que todos los días aprendo algo nuevo de ti. Esto puede sonar extraño. Pero me resultas muy interesante.
—¿Yo? ¿Interesante? ¿Un chico sin educación? ¿No estas confundido?
—No. Todas tus vivencias. Tu fuerza. Tu valentía. Absolutamente todo de ti lo encuentro interesante.
—Gracias por tus palabras. Siempre eres tan directo. No andas con rodeos, eso es agradable.
—Apo.
—¿Mmm?
—Creo que me gustas.
El moreno se quedó en silencio, la pequeña sonrisa que tenía en el rostro fue desapareciendo poco a poco, hasta que finalmente se desvaneció.
—¿Qué?
—Estoy seguro. Me gustas. Cada vez que estoy cerca de ti… siento cosas extrañas.
—Tal vez…
—No digas que estoy confundido. Tampoco digas que soy demasiado joven. Soy un adulto. Y estoy seguro de mis sentimientos. Se que no te gusto en absoluto. Y creo que tampoco puedo igualar la belleza y la clase del joven Mile. Pero si tan solo me aceptas, yo… prometo hacerte feliz.
Apo sintió un nudo en la garganta. No sabía que decir o cómo reaccionar ante eso.
—No tienes que decir nada. Solo quería que lo supieras. Creo que es momento que me vaya a dormir.
Bible levanto delicadamente la mano de Apo y dejo un pequeño beso sobre ella, para después salir de la habitación rápidamente.
El moreno pudo respirar finalmente, llevo su mano hacia su pecho y se quedó en silencio. Su corazón estaba latiendo como loco.
【✁】
Siam (Bangkok).
El ambiente era realmente divertido, había hombres bailando y disfrutando de las bebidas mientras conocían a otros hombres interesantes.
Mile estaba sentado en un sofá rojo, mientras tenía una botella de whiskey en la mano, se encontraba en un club bastante privado donde los hombres podían ser ellos mismos.
El pelinegro le dio un trago a su botella y mantuvo la mirada hacia enfrente.
Desde hacía un rato estaba intercambiando miradas con un chico bastante bonito.
Mile le sonrió y este correspondió de inmediato. El joven pelinegro le hizo una señal con la mano para que se acercara. El joven camino hacia él y cuando estaba lo suficientemente cerca se presentó.
—Hola. Mi nombre es Bass.
—Soy Mile.
Mile miro de arriba abajo a ese chico. Piernas largas, delgado, rostro pequeño, labios delgados, nariz afilada, piel clara, y unos increíbles ojos profundos.
—¿Qué edad tienes Bass?
—25. ¿Y tú?
—¿Estas solo Bass?
—Si… Pero no has respondido mi pregunta Mile.
—¿Eso es importante para ti?
—Bueno, tú me cuestionaste mi edad.
—No acepto hombres menores. ¿Quieres venir conmigo?
—¿A dónde me llevaras?
—Al fin del mundo si aceptas.
Bass sonrió ante el coqueteo del pelinegro.
—Está bien Mile, llévame al fin del mundo.
El pelinegro sonrió.
Su estadía en Siam durante aquellas semanas había servido para que se distrajera un poco. Y claramente evadiera su realidad.
Todas las noches acudía a ese club y se dedicaba a mirar chicos atractivos.
Algunos aceptaban irse con él al sitio donde estaba viviendo, otros cuantos se habían negado.
pero a pesar de la cantidad de personas que había conocido durante ese tiempo, simplemente no podía sentirse satisfecho por completo. No importaba cuanto ellos se esforzarán en complacerlo. Se sentía vacío de todas las maneras posibles.
Y cuando se encontraba solo, la realidad lo alcanzaba y no podía dejar de llorar.
【☀】
Mile abrió los ojos sintiendo un fuerte dolor en la cabeza.
Hizo una mueca y se removió en su cama sintiendo un brazo el cual rodeaba su cuerpo.
El pelinegro, se quitó aquel brazo de encima y se sentó en la cama, sin duda alguna había bebido demasiado.
—Buenos días Mile…
Escucho una voz profunda hablarle a sus espaldas.
—Es hora de que te vayas.
Ordeno el pelinegro para después levantarse de la cama y caminar hacia el baño.
Se encerró en él y se miró al espejo.
Respiro con tranquilidad y lavo su rostro.
“Mile. Te lo ruego. Yo… Te amo”
Aquella voz seguía tan presente en su cabeza, como si él estuviera a su lado gritándole con todas sus fuerzas.
Volvía a ese momento todos los días, esa escena de Ta hincado y Apo sin pantalones.
Cada vez que recordaba eso, su pecho dolía demasiado, como si verdaderamente su corazón estuviera rompiéndose.
Las palabras de Apo las traía grabas en su memoria. Y aunque trataba de no recordar eso, siempre estaba presente.
Aunque hacía de todo con tal de no recordarlo, nada funcionada, ni siquiera emborrachándose cada noche, ni siquiera con la piel de otra persona.
Al contrario, hacia que lo anhelara aún más.
Mile se preguntaba muchas veces ¿En qué se había convertido?
Cuando finalmente Mile salió del baño, la habitación estaba completamente vacía.
Se recostó sobre la cama y cerró los ojos.
No lograba encontrar la paz y la tranquilidad que necesitaba.
Al caer la noche, Mile se dirigió a un novedoso club privado del cual había escuchado mucho. Se rumoraba que los más hermosos hombres se encontraban en ese lugar.
Como era su costumbre, Mile pidió una botella de whiskey y conforme el alcohol iba entrando en su sistema, comenzaba a buscar con quien pasar una agradable noche.
Su mirada se encontró con un chico que llevaba pantalones grises, un chaleco ajustado del mismo color y una camisa blanca, se veía demasiado formal, pero era realmente atractivo.
Mile lo miró y rápidamente capto la mirada de ese joven.
Después de un rato, el chico se acercó al pelinegro con una pequeña sonrisa en el rostro.
—Hola.
Sonrió Mile.
—¿Cuál es tu nombre?
—Jes ¿Y tú?
—Mile
—Un gusto. ¿Estas buscando algo en particular? ¿Una relación estable? ¿O solamente pasar un buen rato?
—Lo segundo.
—Yo también.
Mile sonrió y siguió bebiendo de su botella mientras analizaba los rasgos de aquel joven, tenía el cabello castaño y acomodado hacia un lado, sus ojos eran grandes, pero lucían hermosos, todas sus facciones combinaban a la perfección, haciéndolo lucir atractivo, a demás de lucir realmente varonil.
【☾】
Mile se aferró del marco de la puerta de la habitación y observo a ese chico de espaldas, era demasiado guapo.
El pelinegro se acercó arrastrando los pies, llevo sus manos hacia la cintura del castaño y dejo un beso sobre su cuello.
—Espero que no te enamores de mi Mile. No quiero ningún tipo de compromiso.
—No lo hare.
Jes se giró y se encontró con el pelinegro que apenas podía mantenerse de pie por sí solo.
Mile llevo sus manos hacia el rostro del castaño y lo admiro por algunos segundos.
—Luces cansado Mile deberías dormir
El pelinegro parpadeo un par de veces, frente a él estaba Apo, mirándolo con esos intensos ojos y esa sonrisa contagiosa.
—Necesitas dormir, estas agotado. ¿Deberíamos dormir juntos?
—¿Apo?
Susurro Mile.
Jes elevo las cejas.
—Jes. Soy Jes.
Mile lo rodeo con sus brazos y cerró los ojos, simplemente no podía creer que estuviera ahí, comenzó a llorar mientras acariciaba su cabello tiernamente.
Jes quien claramente estaba confundido e incómodo, alejo a Mile con sus manos y lo miró fijamente.
—Creo que estas demasiado borracho como para funcionar. Es mejor que me vaya.
Mile lo tomo de la mano impidiéndole que se fuera.
—No me dejes Apo. No de nuevo…
—Cariño no pienso seguirte el juego, no me llamo Apo y para ser honesto, esta situación me está incomodando. Así que, es mejor que me vaya, es una lástima porque eres demasiado atractivo.
Jes jalo su mano.
Mile dio un paso hacia atrás y cayó al suelo de golpe.
Todo le daba vueltas. Mile trataba de decir algo, pero solamente arrastraba las palabras.
Jes se acercó a él, se hinco a su lado y lo movió.
—¿Mile? ¿Estas bien? ¿Mile? ¡Reacciona! ¡Hey! ¡Hey no te duermas! ¡Mile! -
【✁】
Mile abrió los ojos, una luz blanca lo hizo prácticamente de inmediato volver a cerrarlos.
Después de unos segundos, finalmente sus pupilas se adaptaron a la luz y pudo percatarse de que no se encontraba en su habitación.
—Pensé que morirías.
Esa voz, hizo que el pelinegro mirara hacia un lado. Se encontró con un joven que se encontraba sentado en una silla, cruzado de piernas mirándolo fijamente.
—Me asuste.
Los recuerdos de la noche anterior eran borrosos. Claramente había conocido a ese chico en aquel bar, pero después todo era obscuro.
—Si dices que no me recuerdas, enserio me voy a ofender.
—Jes.
Susurro Mile
—Bueno, sabes cómo me llamo. ¿Sabes que haces aquí? ¿Sabes que es este lugar?
—No.
—Es un hospital Mile. Ellos dijeron que pudiste haberte muerto. Has estado bebiendo en exceso. Ellos dijeron un nombre, no recuerdo cual… pero te pusiste en riesgo. ¿Desde cuando llevas tomando de esta manera?
—Dos semanas.
—¡¿Qué?! ¡¿Estás loco?! Es un milagro que no hayas muerto antes. Enserio me asuste.
—Lo siento.
—¿Tienes familia?
Mile negó con la cabeza.
—¿Y ese Apo? ¿No es tu familia?
El pelinegro se quedó en silencio, parecía bastante sorprendido.
—¿Quieres saber cómo supe ese nombre? Anoche no dejabas de decirme “Apo” cuando claramente me llamo Jes. Quizá por tanto alcohol que corría por tus venas estabas aluciando con él. ¿Quieres que lo busque por ti? ¿Qué le de algún recado?
—No. Lo siento por llamarte así.
—Agradece que soy una persona amable, de otro modo, seguramente hubieras muerto en el piso.
—Gracias Jes.
—No, con un gracias no solucionaras nada. Lo digo enserio, tendrás que invitarme a comer o algo así para que puedas pagarme por lo que hice por ti.
Mile solamente asintió.
—Que serio eres… ¿Qué edad tienes?
—31.
—Wow. Luces más joven.… Yo tengo 20. Por si te interesa.
—Me alegro saber que eres mayor de edad…
Jes solamente asintió.
—Deberías irte a tu casa Jes. Yo estaré bien.
—Creo que sí, es momento de irme. Por cierto, tu cartera esta entre tus cosas, para fortuna mía, resulto que eres rico, tenías mucho efectivo y tome un poco para traerte aquí y lo que sobro lo utilizare para regresarme a mi casa.
—¿Necesitas más dinero?
—No gracias, con eso es suficiente. Espero que salgas pronto de aquí Mile.
—Gracias Jes, por todo.
El castaño asintió, se despidió de Mile y salió de la habitación.
Mile se removió en la cama sintiendo un malestar en la espalda.
Se estaba destruyendo a él mismo. Nadie más que él. Era ridículo, pero era cierto.
No tenía el valor de enfrentar la realidad y la estaba evadiendo.
Definitivamente su madre no estaría orgullosa de la manera en la que estaba viviendo.
Tenía que cambiar eso.
Tenía que hacerlo.
De otra manera, tendría un final trágico como el esto de su familia.
【✁】
De vuelta a casa, Mile miro a su alrededor, todo era un desastre comenzando por él mismo. Los doctores le habían prohibido estrictamente que no podía beber ni una gota de alcohol. Estaba advertido y de verdad tenía intención de seguir sus instrucciones.
Soltó un enorme suspiro y se dispuso a recoger todas las botellas vacías que había en el piso.
Después de un par de horas, finalmente todo estaba en su lugar. Su estadía de dos días en el hospital le había ayudado a pensar mucho su situación. Necesitaba volver a ser él mismo.
La noche había caído y tenía un poco de hambre, definitivamente iría a cenar algo.
Se coloco su abrigo, tomo sus llaves y escucho el sonido de la puerta. Alguien estaba tocando.
El pelinegro camino por un corto pasillo y finalmente abrió la puerta encontrándose con Jes quien sonreía.
—¿Jes?
—Hola. Fui a verte al hospital y me dijeron que ya te habías ido, entonces supuse que estabas en casa.
—¿Qué haces aquí?
—He venido a que me invites a cenar ¿Nos vamos?
—¿Eh?
Jes solamente sonrió.
—Si claro… Vámonos.
Mile cerró la puerta detrás de él y camino junto a Jes quien parecía bastante tranquilo y cómodo con la situación, el pelinegro se sentía un poco extraño. Era una sensación que no podía explicar.
Los dos se dirigieron a un lugar bastante famoso en Siam.
Así ambos tomaron asiento y ordenaron sus platillos.
—Por tu elección de comida me doy cuenta de que eres bastante refinado ¿No es asi Mile?
—Un poco. ¿Tu vives aquí?
—Si. Aquí nací, crecí y supongo que también moriré aquí. No cambiaria a Siam por nada. ¿Tú eres de aquí?
—No. Soy de Phuket
—Entonces… ¿Vas a volver pronto?
—En realidad no he pensado en eso. Tal vez….
—¿Apo está en Phuket?
Mile se quedó en silencio.
—Aquella noche no dejabas de mencionarlo y ahora escuchar su nombre te hace permanecer en silencio. Asumo que te lastimo mucho. ¿No?
El pelinegro sonrió de lado y le dio un sorbo a su baso con agua.
—Eres demasiado directo Jes.
—¿Te molesta?
—En lo absoluto.
—Me alegra. Ahora seré honesto Mile. Me gustaría pasar momentos agradables contigo. Solamente quiero que sepas, que no debes enamorarte de mí. Está prohibido. ¿Entiendes lo que digo?
—¿Por qué quieres pasar tiempo conmigo? Seguramente hay personas más interesantes por ahí afuera ¿No?
—Tal vez… pero, siento curiosidad por ti. Hasta que deje de sentir eso, estaré contigo. ¿Te parece bien?
—Supongo que si… Solamente, una cosa más Jes.
—¿Qué?
—No pienso tocarte. ¿Estás de acuerdo?
—Eso le quita un poco de diversión. Pero está bien.
Mile asintió. Y nuevamente elevo la mirada observando a Jes quien lucía realmente atractivo.
—¿Trabajas Jes?
—Mmm algo por el estilo. Mi padre quería que siguiera sus pasos, pero en definitiva ese mundo no es para mí. Así que tomé mis cosas y un poco de su dinero y abrí una tienda de perfumes.
—¿Enserio? Que interesante.
—Así es Mile. ¿Y tú?
—Bueno, yo tengo una empresa de arroz. Es algo familiar, lleva generaciones.
—¡Wow! Ahora entiendo… Lo digo enserio Mile, eres muy interesante. Por esa razón, quiero saber todo de ti.
Jes miro fijamente los ojos de Mile y le dedico una bonita sonrisa.
Mile correspondió la sonrisa y se mostró algo tímido. Sin duda alguna, la personalidad de Jes lo intimidaba solo un poco.
Chapter 14: Capítulo 15
Chapter Text
Las semanas transcurrieron tranquilamente. Mile se había vuelto aún más cercano a Jes sin darse cuenta.
Todos los días la pasaban juntos y a pesar de esto nunca se aburrían, siempre tenían cosas de las cuales hablar.
Mile aprendía día con día muchas cosas sobre aquel castaño que le daba la sensación de ser completamente libre, era un sentimiento que simplemente no podía explicar.
Aquella tarde como cualquier otra el pelinegro se encontraba en la tienda de perfumes del castaño.
Mile miraba a su alrededor, mientras esperaba a que Jes terminara de atender a su ultimo cliente del día.
Los ojos del pelinegro se encontraron con el rostro sonriente de Jes, parecía tan amable, tan cálido. Siempre era demasiado considerado con sus clientes y hablaba de una manera muy diferente. Sin duda alguna era todo un profesional.
Mile espero alrededor de una hora hasta que finalmente Jes había terminado con el trabajo del día.
—¡Esto ha sido realmente agotado!
Susurro Jes mientras terminaba de recoger algunas cosas.
—Te esperare afuera.
Anuncio Mile mientras abría aquella puerta de cristal.
Al encontrarse afuera el aire cálido le golpeo la cara.
Diciembre habia llegado tan rápido, nunca espero que el tiempo transcurriera a pasos agigantados.
Mile miro a su alrededor y se limitó a sentir el aire tocándole el rostro.
El pelinegro noto la presencia de Jes quien caminaba hacia él y sonreía de manera cálida.
—¿A dónde iremos hoy?
Pregunto Jes curioso.
—Sabes que tú puedes elegir lo que tú quieras Jes
—Entonces, creo que ya se dónde te llevare… ¿Vamos?
Mile asintió.
Durante el camino ambos platicaban sobre las experiencias de Jes en su trabajo. También sobre muchas cosas más.
Después de recorrer varias calles, finalmente llegaron a un pequeño restaurante, el dueño era un italiano que llevaba algunos años viviendo en ese lugar, era poco común encontrarse ese tipo de restaurantes en Siam, por eso era tan popular.
Al entrar de inmediato llego a su nariz el delicioso aroma de las fuertes especias que utilizaban. El lugar era pequeño y bastante cálido. No había muchas personas dentro y todo estaba muy bien decorado.
Ambos se sentaron junto a una ventana y siguieron charlando de cosas del trabajo y de la vida.
Cuando finalmente les trajeron sus patillos ambos comenzaron a comer tranquilamente. El pelinegro disfrutaba de la textura cremosa y el delicioso sabor de aquella pasta en su boca.
—¿No quieres una copa de vino?
Mile negó con la cabeza.
—No he tomado nada desde lo que paso. Decidí que quería mantenerme sobrio.
—Una excelente decisión. Al menos eso te sirvió de experiencia para no volver a hacerlo.
Mile solamente sonrió.
—Dime Mile. No te has enamorado de mi ¿Cierto?
—No.
Jes sonrió.
—Siempre he querido preguntarte esto Mile.
—¿Qué cosa?
—¿Me prometes que me vas a responder con la verdad?
—Depende de tu pregunta Jes.
—¡Tienes que prometerlo!
—Intentare responder… ¿Qué es?
—¿Por qué nunca hablas de Apo?
La expresión en la cara de Mile cambio completamente. La sonrisa desapareció y rápidamente desvió la mirada. Se mantuvo en silencio mientras removía la pasta con su tenedor.
—¿Tan malo fue contigo? ¿O fue al contrario? ¿Te portaste mal con él?
—No pienso responder eso.
—¿Por qué no?
—Porque me incomoda mucho.
—Quiero saber por qué.
—Es algo privado Jes.
—Pero tenemos bastante confianza ¿No es así?
—Lo lamento, pero es algo que no pretendo platicar con nadie, ni siquiera contigo. No puedo hablar de eso.
—¿No puedes o no quieres?
Mile golpeo la mesa con fuerza y miro fijamente los ojos de Jes.
—¡Basta!
Susurro entre dientes mostrándose molesto.
Jes se quedó en silencio, bajo la mirada a su platillo y comenzó a comer tranquilamente.
El ambiente se había vuelto demasiado incomodo.
Por el resto de la cena los dos se quedaron completamente en silencio.
Jes siguió bebiendo vino hasta que finalmente terminaron.
Una vez se encontraron en la calle, ninguno de los dos sabía que decir.
Caminaron hasta una enorme avenida, para así irse a sus respectivas casas.
—¿Sabes por qué siempre pregunto lo mismo?
Cuestionó Jes sin dejar de mirar hacia enfrente.
—¿Qué?
—¿Sabes por qué siempre te pregunto si te has enamorado de mí?
—No.
—Por qué, algún día espero que digas que sí, que te has enamorado de mí.
Mile miro a Jes desconcertado.
—Todo este tiempo, hice mi mejor esfuerzo para que te enamoraras de mí. Pero todos mis intentos han sido fallidos. Lo tienes tan dentro de tu alma, de tu cuerpo y mente que me ha sido imposible sacarlo.
—¿Qué quieres decir?
Jes finalmente miro a Mile a los ojos.
—Que lo sigues amando a pesar de que no quieres ni siquiera nombrarlo. A eso me refiero Mile. Que lo extrañas, que lo necesitas en tu vida. Y nadie podrá sacarlo de ti, porque no quieres olvidarlo.
—Jes basta. Eso es mentira. Y no me reclames de nada, cuando fuiste el primero en advertirme que no me enamorara de ti, solamente te hice caso.
—Fue tan fácil para ti, porque aún lo amas.
—¡Basta! Deja de decir eso, cuando ni siquiera conocer la situación.
—Y sin siquiera conocer lo que paso entre ustedes puedo entender cuanto lo amas y necesitas.
—Jes… por favor, deja de hablar de eso.
—Yo… —el castaño trato de mantener la compostura, pero estaba al borde del llanto—Realmente deseaba que me amaras. Porque nunca me había sentido tan cómodo con alguien. Pero me rindo. No puedo competir contra eso. Contra el enorme amor que aun sientes por Apo.
Mile solamente negó con la cabeza.
Jes limpio las lágrimas que ya corrían por sus mejillas.
—No sé qué demonios haces perdiendo el tiempo aquí conmigo Mile. Deberías estar con él.
—El tiempo contigo, no es perdida de ninguna manera. ¿De acuerdo? ¿Y por qué deberías estar con alguien que ya no significa nada para mí?
—¡Eres desesperante Mile! ¿No te das cuenta? ¿Y si un día te despiertas y te da por buscarlo? ¿Y te das cuenta de que alguien ya lo enamoro? ¿Qué vas a sentir al darte cuenta de que ya no es tuyo?
—¿Y ahora de que estas hablando?
—¿No tienes miedo de que alguien más se enamore de él y lo quiera conquistar? ¿Eso ni siquiera te aterra un poco?
—¿Qué? ¡Es eso absurdo!
—No lo es. En algún momento te darás cuenta de lo que estas perdiendo por tu enojo y será demasiado tarde Mile. Demasiado tarde para ti, para Apo. Y también para mí.
Jes le dedico una ultima mirada para despues darse la media vuelta y empezar a caminar hacia la zona donde vivía.
Mile simplemente observo como Jes se alejaba.
El pelinegro sintió un horrible hueco en el pecho, se sentía completamente perdido.
En ese momento la realidad lo golpeo.
Finalmente se encontraba solo.
Se dio cuenta que todo lo bueno que le pasaba siempre terminaba arruinado por su culpa.
Jes era demasiado bueno y amable y estaba sufriendo por su culpa.
El castaño le había hecho tan amenos los días que durante ese periodo de tiempo nunca había pensado en Apo y en todo lo que había sucedido. Jes sacaba lo mejor de él y se había convertido en un gran amigo.
Mile se maldijo y miles de sentimientos invadieron su pecho.
No podía engañarse, simplemente no podía hacerlo.
Había estado escapando durante tanto tiempo y finalmente toda su realidad lo había alcanzado.
En ese momento supo lo que tenía que hacer.
Estaba cansado de todo. Tenía que retomar las riendas de su vida.
Los minutos corrían y en algún momento dejo de ver a Jess.
El pelinegro se maldijo en sus adentros y despues de dudarlo por algunos segundos empezó a caminar en la dirección en que se habia ido Jess.
Necesitaba hablar con él. Tenía que hacerlo.
No podía perderlo.
(…)
Días después.
Mile se encontraba archivando algunos papeles mientras Bible lo observaba a la lejanía.
El moreno se percató de su mirada y cuando se encontró con esos ojos se sintió un poco tímido. Sonrió un poco y trato de disimular.
Apo había sido demasiado claro con Bible. No podía amarlo, porque todavía seguía sintiendo cosas por Mile.
Pero Bible era demasiado testarudo y se negaba a rendirse, siempre le decía a Apo que lucharía por él hasta el final y haría que se enamorara de él.
Apo seguía pensando que era absurdo que Bible estuviera enamorado de él. Era un joven tan solo. Seguramente sus sentimientos cambiarían más adelante.
Solo el tiempo definiría todo. Y el joven estaba absolutamente seguro de que conquistaría a Apo.
El moreno, apilo los documentos y soltó un pequeño suspiro, ese trabajo le había llevado casi todo el día.
Se estiro un poco y miro a Bible quien lo miraba fijamente.
—Termine. ¿Necesitas algo más?
—¿Puedo decirlo?
Apo negó con la cabeza. Acción que hizo que Bible sonriera ampliamente.
La puerta principal se abrió de golpe y entro Ta demasiado agitado.
—¿Qué pasa contigo?
Pregunto Bible al mirarlo.
—¡Kun Mile! Esta aquí….
—¿Qué?
El joven pregunto.
—Lo he visto, estaba comprando algunas cosas… viene con un joven, parece de su misma clase, se veía muy bien arreglado…
Apo se quedó en silencio y trato de no mostrar ninguna emoción.
—Debería ir a verlo….
Susurro Bible levantándose casi de golpe.
Apo se mantuvo en silencio, Bible se fue a toda prisa y Ta se acercó al moreno.
—¿Estas bien Apo?
—Si… solamente…. Tengo miedo Ta.
—¿Miedo?
—Miedo de que Bible la pasé mal por mi culpa, en cuanto se entere Mile que me ayudo, seguramente lo va a despedir. Le sucederá lo mismo que a ti.
—Hey Apo, tranquilo. Todo estará bien ¿De acuerdo? Lo prometo.
—Honestamente Ta. No creo que las cosas salgan bien.
El joven se quedó en silencio, por alguna razón él también tenía un mal presentimiento.
—Iré un momento a mi habitación. No me siento muy bien.
Ta solamente asintió.
El moreno se impulsó de la mesa, se levantó, tomo su bastón y comenzó a caminar tranquilamente en compañía de Ta hasta el sitio donde dormía.
Una vez ahí, Ta lo dejo solo.
Apo se sentó en la cama y se quedó en silencio. Tenía un enorme dolor en el pecho ¿Qué era ese sentimiento?
(…)
Bible llego a la casa de Mile sintiendo un terrible sentimiento.
Las piernas le temblaban y no sabía con exactitud que diría, peo necesitaba ser completamente honesto con Mile.
El joven estaba a punto de tocar la puerta cuando se percató de que un auto se detuvo frente a la casa.
Bible observo salir de aquel vehículo a Mile y un chico castaño que era muy bien parecido.
—Kun Mile. Bienvenido.
—¡Oh Bible! ¿Cómo supiste que estaba aquí?
—Ya sabe, los rumores corren rápido.
El pelinegra asintió.
—Me gustaría hablar con usted. Es algo un poco delicado.
—Claro…
Mile giro a ver a Jes, le sonrió y le hizo una señal con la cabeza para que lo esperara dentro de la casa. El castaño obedeció.
Una vez Bible y Mile se quedaron completamente solos. Bible decidido que era momento de confesarle toda la verdad.
—Sabe joven Mile que lo respeto demasiado. Usted siempre ha sido bueno con toda mi familia y si no digo esto siento que le estaría fallando. Primero me gustaría disculparme por abusar de su confianza y segundo, decirle que no me arrepiento de nada.
—¿De qué hablas?
Bible elevo la mirada y observo aquellos intensos ojos.
—Es sobre Apo.
Mile se quedó en silencio.
—Yo…
—¿Tú le diste asilo en su casa?
—Si.
—Entiendo.
—Pero también…
—¿También?
—Lo siento Kun Mile. Me enamore de él.
—¿Qué? ¿De que estas hablando?
—Apo es tan bueno, y ha sufrido tanto que lo único que quiero hacer es cuidarlo, protegerlo y amarlo. Lo siento Kun Mile, porque sé que no quiere escuchar de él, pero tenía que decírselo.
—¿Él te ama?
—No, pero sé que algún día lo hará. Estoy seguro de eso. Solo necesito tiempo.
—Gracias por ser honesto Bible. Pero…
—Kun Mile, estoy dispuesto a todo con tal de cuidarlo, sé que le falle y puede despedirme, pero no lo voy a dejar. No puedo hacerlo. Si usted decide vivir aquí, entonces me lo llevare muy lejos. No quiero que se incomode con su presencia.
Mile se quedó en silencio.
Podía ver la honestidad en los ojos de Bible. Realmente lo amaba.
Chapter 15: Capítulo 15
Chapter Text
Capítulo Final.
Apo estaba demasiado inquieto habían pasado al menos dos horas y no había señal de Bible, tal vez Mile había perdido el control y había ocurrido lo peor.
El moreno movió la cabeza borrándose esa terrible escena de la cabeza.
—¿Apo? ¿Puedes venir aquí?
Hablo Ta a la lejanía.
El moreno se levantó con cuidado, tomo su bastón y camino hacia la puerta, abrió y se encontró con Ta en una esquina quien parecía un poco nervioso.
El joven miro hacia un lado.
Apo dirigió su mirada hacia esa zona encontrándose con Mile.
El moreno sintió un horrible hueco en el estómago.
Camino lentamente hacia el pelinegro y cuando se encontró a pocos metros de él. Finalmente, Mile hablo.
—¿Podemos hablar?
—Si.
Respondió Apo no del todo convencido.
Un escalofrió se apodero de absolutamente todo su cuerpo, estaba nervioso. Tener a Mile ahí justo enfrente mirándolo, le causaba demasiadas cosas.
El moreno respiro de manera profunda y comenzó a caminar lentamente, apoyándose del bastón, se sentó en una de las sillas y miro al pelinegro que imitaba su acción frente a él.
Su amigo se acercó a Apo y le susurro en el oído.
—Estaré afuera, si necesitas algo grita fuerte, y también mantén tu bastón cerca y no dudes en golpearlo.
—Ta. Silencio.
Susurro Apo.
El más joven los miro a ambos y salió de la casa temiendo por la seguridad de Apo.
—Estoy aquí para escucharte Apo. Habla, di todo lo que tengas que decir, no voy a interrumpirte.
El moreno se quedó en silencio por algunos segundos, era su oportunidad.
—Gracias por permitirme contarte todo lo que paso. También quiero que sepas que jamás fue mi intención mentirte de ninguna manera. Lo siento mucho.
Apo hizo una pequeña pausa para después decir;
—La vida de mi familia nunca ha sido fácil, mi padre no es un buen sujeto, siempre agredía y humillaba a mi mamá en cualquier oportunidad que tenía. Yo siempre quise escapar de esa vida, pero conforme pasaban los años, me convencía a mí mismo que no había vida más allá. Hasta que un día, conocí a un chico, era tan varonil, tan fuerte y amable, el flechazo fue inmediato. Me enamore de él y para mi fortuna él de mí. Pero mi padre lo descubrió. Entonces lo mato. Esa fue la razón por la que fue a prisión.
El moreno bajo la cabeza mostrándose un poco avergonzado.
—Desde entonces las cosas se pusieron peores, la gente comenzó a señalarnos, perdí mi trabajo, estaba devastado, pero no tenía el tiempo para llorar, necesitaba trabajar para mi hermana y mi madre. Así comenzaron los días más oscuros, diría yo. El trabajo era excesivo y la paga una miseria. Las cosas comenzaron a empeorar y algunos días ni siquiera teníamos para comer. Pero cuando creímos que nada podía salir mal. Mi padre después de años salió de prisión.
Apo trago saliva y trato de mantener la calma.
—Cuando el llego a casa, la "paz" que teníamos se fue. El llego acompañado de Camile. Esa chica que tu viste, no es mi esposa, de hecho, es amante de mi padre. Y le importo muy poco que mi madre aun fuera su "esposa" la hizo vivir con nosotros y para que nadie hablara de él, la hizo pasar por mi esposa. Después vendió a mi hermana con un horrible hombre el cual se la llevo lejos. La situación era horrible. Ahora no solamente tenía que trabajar por mi familia, sino también por el sujeto que mato a una persona importante para mí y para su amante.
Los recuerdos de esos momentos se hicieron presentes. Apo quería llorar, pero se contuvo.
—Camile no es una buena persona, ocupa cualquier momento para humillar a mi madre y siempre trato de defenderla, pero mi madre dice que me meta en mis asuntos, que la deje en paz. Nunca la he entendido. El comenzó a apostar y las deudas se hicieron más grandes. Y pensé en ti. Claro que te conocía. ¿Quién no podría conocer al Joven Mile? Necesitaba trabajo y a mí no me importaba lo que la gente decía. Entonces decidí ir a visitarte y para mi fortuna te encontré. La persona más buena y bondadosa de todo el mundo. Debo admitir que fui egoísta, viviendo en tu casa, sin ruido, sin gritos, sin la misera en la que vivía. Me sentía libre. Y conforme pasaba el tiempo, iba admirándote aún más, aunque en realidad me estaba enamorando.
Apo finalmente elevo la mirada encontrándose con esa profunda mirada.
—Yo trabajaba para pagar las deudas de mi padre. Pero todo eso se me olvidaba cuando estaba contigo. Cuando supe que también te gustaba, sentí que era el hombre más afortunado del mundo. Estaba tan feliz. Creí que por primera vez podría vivir tranquilamente. Y cuando más enamorados estábamos paso lo peor. Él supo donde trabajaba y me obligo a llevarlo a tu casa. Desde ese momento, supe que yo no era lo mejor para ti. Toda mi vida iba a arrasar con la tuya y tenía miedo, miedo de que terminaras muerto por mi culpa. Por eso, después de que tú te mejoraras, yo me fui. No quería ensuciarte más con todo lo que yo era.
Apo mordisqueo su labio inferior con nerviosismo.
—Cuando te vi bajando tan molesto de mi casa, supuse que había pasado lo peor. Camile siempre les decía a todos que yo era su esposo, y esos niños mis hijos, cuando en realidad son mis medios hermanos. No quería lastimarte más, pero había pasado eso, y todo por no hablar con la verdad. Cuando volví a casa, tuve una horrible pelea con Camile, ella había buscado entre mis cosas y había encontrado el anillo que tú me habías dado, lo tenía en su dedo. Estaba frustrado, cansado de esa maldita vida, de tener que vivir en ese infierno. Entonces, mi madre, por primera vez en su vida me demostró el acto más grande de amor. Me dijo que me fuera, que si seguía ahí nunca seria feliz. Le suplique que escapara conmigo, pero ella se negó. Entonces me fui. Pero fue demasiado tarde. La casa estaba en llamas, y no había rastro de ti.
Apo comenzó a llorar.
—Pensé que habías muerto. Pero alguien me dijo que te habían visto irte en tu coche. Entonces supe a donde tenía que ir. Me costó un poco pero finalmente te encontré. Antes, conseguí un trabajo en una mina. Ese día que tú me encontraste había tenido un accidente. No estaba haciendo nada con Ta. Claro que entendí tu furia, yo había estado entrando a tu casa sin tu permiso. Era obvio que estarías molesto. Nunca quise mentirte Mile, pero me avergonzaba mi vida. No quería que nadie me tuviera lastima. Lo siento por hacerte tanto daño.
Mile solamente asintió.
—En definitiva, todo hubiera sido más fácil si tan solo hubieras dicho la verdad. Creo que nos hubiéramos ahorrado muchas lágrimas y malentendidos.
—Lo sé, lo lamento. Nunca fue mi intención entrar a tu vida para lastimarte, robarte o algo peor.
—Bueno... eso ya quedo en el pasado. Ahora, Bible... él me dijo que te ama. Que haría cualquier cosa por ti.
Apo sonrió.
—Creo que esta confundido. Él no me ama.
—Yo creo que sí. ¿Sientes algo por él?
Apo negó con la cabeza.
—No, solamente lo veo como un amigo y sobre todo estoy agradecido con él.
Los dos se miraron por algunos segundos.
El moreno observo como Mile se levantaba de su silla y caminaba hacia él. Apo se quedó inmóvil al ver al pelinegro tan cerca de él.
Mile se hinco ante Apo y agacho la cabeza.
—Lo siento mucho Apo… De verdad lo lamento.
—¿Por qué te estas disculpando?
—Yo… he sido un imbécil, debí escucharte, también si tan solo no te hubiera golpeado ese día, quizá tu pierna…
Apo poco una mano sobre el cabello del mayor y lo acaricio lentamente.
—Por favor no te disculpes, no es culpa tuya, es mía, siempre he sido un poco torpe—susurro—Ahora levántate.
Mile elevo la vista encontrándose con ese hermoso rostro.
Se levanto lentamente, sujeto a Apo de la cintura y lo levanto con facilidad. Ambos se miraron a los ojos.
La mano de Mile acaricio con ternura el rostro de Apo, para después darle un beso en la frente.
—Apo, todo este tiempo he estado escapando de mi realidad, pero alguien me hizo entender, que solo estaba perdiendo un tiempo demasiado valioso. Fui tan estúpido por no querer escucharte, estaba cegado por la rabia, y ni siquiera sabía tu verdad. Perdóname.
El moreno comenzó a llorar demasiado.
Mile lo rodeo con sus brazos y lo apretó fuerte a su cuerpo. Apose aferro al cuerpo del mayor y escondió su cara en su cuello.
—Apo. Te amo.
—Te amo Mile.
—Te prometo Apo, que de ahora en adelante solo me dedicare a hacerte feliz. Claro si aun crees que podemos estar juntos.
—Es lo que más deseo en esta vida Mile.
Los dos estuvieron abrazados por un largo rato.
Una vez se alejaron, Mile limpio las lágrimas de las mejillas del moreno y lo miró fijamente a los ojos. Esos preciosos ojos que había anhelado tanto.
Se acerco lentamente a Apo atrapando sus labios en un cálido y ansiado beso.
Los dos se fundieron en aquel beso que estaba lleno de muchos sentimientos.
Finalmente estaban juntos.
Después de todo lo vivido y sufrido.
Los malentendidos habían sido aclarados y los dos estaban dispuesto a luchar por el gran amor que se tenían.
De ahora en adelante, ambos estaban comprometido con la relación y se harían inmensamente felices.
Una vez terminaron aquel tierno beso, se miraron a los ojos y sonrieron.
—Antes que nada, me siento en la obligación de decirte... Bueno, cuando estuve en Siam. Pasaron muchas cosas.
Apo cubrió los labios de Mile con su dedo y lo miró fijamente.
—Por favor, no me digas. Moriré de celos.
Apo frunció el ceño.
—Pero tienes que saberlo...
—No quiero. No quiero enterarme. Yo creo que tú tampoco querrás saber que paso entre Bible y yo.
—¿¡Que?! ¡¿Qué paso?! ¡Yo si quiero saber!
Apo se hecho a reír.
—Es una broma. Nunca paso nada Mile. Pero realmente no quiero saber que hiciste. Eso ya forma parte de un pasado bastante difícil.
Mile hizo una mueca y abrazo a Apo.
—Lo siento por eso.
—No te disculpes Mile. Cada uno lidia con su dolor como puede.
—Creo que pasaste mucho tiempo con Bible, ya hablas como él.
El pelinegro abrazo nuevamente a Apo.
—No sabes cuanto necesitaba darte un abrazo Apo... Te he extrañado demasiado.
Apo sonrió y se limitó a seguir aferrando al cuerpo del más alto.
—Te amo Mile. Te amo demasiado.
—Yo también te amo Apo. De ahora en adelante, me dedicare hacerte feliz. No quiero alejarme nunca más de ti.
—Eso es lo que más deseo Mile, que permanezcamos juntos durante mucho tiempo.
Los dos siguieron abrazados diciendo las cosas que habían callado por tanto tiempo.
Finalmente podían estar juntos.
Después de tanta agonía, finalmente podían disfrutar de su amor, sin malentendidos ni problemas externos, solo eran ellos dos, para toda la eternidad.
Chapter 16: Capítulo 16
Notes:
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Chapter Text
Epilogo.
Dos años después.
Apo lucía un hermoso traje ajustado color gris claro, que lo hacía lucir realmente atractivo.
Mile lo miraba de arriba a abajo mostrándose claramente sorprendido.
—¿Y si no vamos?
Pregunto Mile mirando de manera coqueta a Apo.
—Debemos ir...
Sonrió con nerviosismo el moreno.
—Lo sé... pero podríamos llegar tarde ¿Qué dices?
—Que ya vamos lo suficientemente tarde Mile…
El pelinegro hizo una mueca, se acercó a Apo, lo tomo de la cintura y lo beso apasionadamente. Después de unos segundos, Apo se alejó y negó con la cabeza.
—Es un día importante.
Mile solamente sonrió.
—Está bien. Lo acepto. Pero tu yo tendremos una cita esta noche.
Apo sonrió mientras aceptaba su destino.
Apo tomo su bastón y ambos salieron de la casa, entraron al auto de Mile y se pusieron en marcha. Después de un corto recorrido finalmente llegaron al lugar donde se efectuaría la ceremonia.
Ambos se bajaron y miraron a su alrededor, todo parecía bastante tranquilo.
—¿Crees que llegamos tarde Mile?
—Espero que no, de otra manera nos vamos a meter en problemas.
Mile hizo una mueca.
Los dos entraron ingresaron a esa zona a la vista de los invitados, todos los miraban de manera extraña, pero a los dos realmente no les importaba absolutamente nada. Después de todo lo que habían pasado, nada ni nadie haría que se volvieran a alejar.
Los chicos finalmente se sentaron en una banca justo enfrente.
—Llegan tarde.
Gruño Bible molesto.
—Lo siento, Mile tiene la culpa… ¿Lo has visto? ¿Qué tal esta?
—Casi se vomita.
—Espero que no vomite en la novia.
Susurro Jes quien se encontraba junto a Bible.
—Oh no, por favor no digan eso—suplico Apo.
—Sería terrible.
—¿Ustedes sabían que Ta tenía novia? —pregunto Bible confundido.
Los chicos negaron con la cabeza.
—Lo más sorprendente es que se case tan pronto—Apo se encogió de hombros.
—Guarden silencio. Ahí viene.
Anuncio Mile.
Cuando el novio entro, los cuatro chicos le dedicaron una enorme sonrisa a su amigo Ta. Ninguno de los cuatro se imaginó que se casaría tan pronto.
El joven parecía realmente feliz.
Mientras esperaba en el altar estaba claramente nervioso, movía los pies y manos y cuando finalmente la novia apareció, Ta se derrumbó, comenzó a llorar de lo emocionado que se encontraba.
Sus cuatro amigos lo observaron sintiéndose realmente orgullos de él.
Al finalizar la ceremonia, Bible, Jes, Mile y Apo felicitaron a Ta y se despidieron de él.
Definitivamente no acudirían a su fiesta, no querían que hubiera peleas, seguramente no faltaría el tonto del pueblo que dijera algo grosero contra ellos. No le arruinarían la fiesta de ninguna manera. Aunque Ta se negó al principio al final accedió.
Así, Bible y Jes se fueron a la casa que compartían juntos, aunque lo seguían negando era claro que tenían una relación. Jes dejo el glamur de Siam y termino viviendo en un pueblo junto a Bible, era la prueba más clara.
Bible seguía diciendo que ellos solo eran amigos, pero cada vez que se miraban se delataban.
Por su parte Apo y Mile regresaron a casa. Ahora vivían en la casa de la abuela de Mile, un sitio maravilloso que habían hecho su hogar estaba rodeado de flores hermosas que Apo que se dedicaban a cuidarlas siempre.
Mile seguía alejado de la empresa de su familia, siempre dirigiendo todo en las sombras.
Apo era el secretario leal de Bible y ambos habían logrado muchas cosas. Al poco tiempo, Apo también se convirtió en el administrador de un hacendado que le había confiado aquel trabajo por los buenos resultados que se veían reflejados en las empresas de Mile.
También, Mile llevo a Apo con su hermano el cual, a pesar de no estar muy de acuerdo, termino accediendo al ver lo feliz que era su hermano. La familiar se volvió a reunir, Mile empezó a convivir aun más con sus sobrinos y su hermano.
Apo, fue a sacar a su madre del infierno en el que vivía y le compro una casita donde podia vivir feliz y cómoda para el resto de sus dias, le presento formalmente a Mile y ella le dio su bendición.
Durante su tiempo juntos, Mile se dedico a hacer inmensamente feliz a Apo, le dio tanto amor como pudo, le demostraba día a día cuanto lo amaba y lo que significaba para él.
Sus dias fueron brillantes y llenos de amor y largas platicas, siempre recordando una con nostalgia el pasado, sus encuentros alocados, los momentos difíciles que tuvieron que pasar, pero finalmente todo resulto bien.
Los años pasaron y el tiempo hizo de las suyas, Apo falleció a la edad de 87 años y un mes después, Mile murió también.
Su vida fue plena y llena de mucha felicidad y algunas veces de peleas que terminaban solucionadas con besos.
Pero siempre se mantuvieron juntos. Siempre juntos.
Fin.
Notes:
X:Moonsavage_
:)))
Me encanta el drama :)))
Koty on Chapter 1 Fri 07 Jun 2024 09:19PM UTC
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MoonCecy on Chapter 1 Sat 08 Jun 2024 01:57AM UTC
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Koty on Chapter 4 Sat 08 Jun 2024 02:37PM UTC
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Koty on Chapter 8 Mon 10 Jun 2024 06:25PM UTC
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