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Español
Stats:
Published:
2025-09-13
Updated:
2025-10-23
Words:
56,518
Chapters:
14/?
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53
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832

Entre la reclusión y la empatía

Summary:

Jiang Cheng es abrumado por la avalancha de sentimientos que se despierta en él luego de la revelación sobre el secreto de su núcleo dorado. Al intentar entrar en reclusión (y fallar miserablemente en el intento) y enterarse de que el líder del clan Lan también ha optado por ese camino, el líder del clan Jiang tiene un pequeño atisbo de empatía. ¿Acaso Lan Xichen y él tienen más en común de lo que pensaba? Y... ¿Cómo puede la reclusión unir a un par de almas rotas? | Combinando varios canon, de modo que Xichen y Jiang Cheng entran en reclusión al mismo tiempo | XiCheng como pareja principal | WangXian como pareja secundaria

Notes:

Chapter 1: Entre la miseria y la impulsividad

Notes:

(See the end of the chapter for notes.)

Chapter Text

El líder de la secta Jiang nunca ha sido una persona fácil de tratar, porque tiene un carácter fuerte, un corazón endurecido y una mente muy cerrada. Esa es probablemente la primera impresión que cualquier persona tendría del serio y temperamental hombre que reconstruyó, cual ave fénix, la secta Yunmeng Jiang desde las cenizas.

Al menos, esa es la imagen que siempre se tuvo de él durante muchos años, especialmente estos últimos trece en los que todo su enfoque se encontraba en dar caza a cuanto cultivador demoníaco encontrara, limpiando la tierra de la aberración que le arrebató a su familia, su hermana… y cómo no, a su mismo estúpido hermano marcial en el proceso.

Pese a haber tenido gran participación en la crianza del joven maestro Jin, su imagen de dureza no se suavizó nunca. Ni siquiera al lado de su sobrino cuando aún era un niño pequeño, Jiang Cheng mostró debilidad, si bien, hasta parecía mucho más fuerte y hostil, dejando entendido que cualquiera que se acercara con intenciones negativas al último vestigio de su familia, lo lamentaría.

Durante mucho tiempo había sido así, un hombre rápido a la ira, que sólo podía expresarse a través de ella con comodidad. La vida lo había tratado demasiado mal, no era que precisamente él hubiese sido un pancito de azúcar, pero… joder, ¿Qué clase de karma estaba pagando? ¿Por qué cuando parecía estar saliendo de una desgracia, venían y lo atacaban dos o tres más? ¿Por qué cuando quería rendirse, de pronto no se le permitía hacerlo? ¿Por qué cuando estaba agotado, no podía descansar?

“Es tu deber como el líder.” Le repetía una voz en su cabeza. Voz que a veces sonaba severa y suave, como la de su padre; otras, firme y decisiva como la de su madre. Pero casi siempre, era su propia desdeñosa voz la que le recordaba que, no le estaba permitido sentir como a cualquier otra persona.

…La última vez que se permitió ese lujo, se lanzó a la boca del lobo con tal de salvar la vida de su querido hermano.

Pero… ¿A qué costo? ¿De qué le había servido? Aunque vivir sin su núcleo dorado iba a hacer su existencia miserable y vacía, lo único que de alguna forma lo mantenía cuerdo, era que había logrado proteger a Wei Wuxian. Sí… lo había hecho. Podía estar enojado, deprimido… vacío como una cáscara, pero su imprudente hermano estaba ahí, con él. ¿Acaso no había decidido que, sin importar el costo, él era su prioridad? ¿Que mientras Wei Wuxian se quedara con él como su familia, las cosas siempre saldrían bien al final?

Por eso se sintió estúpido cuando por fin, aquella noche en el muelle de Loto, después de tantos años, se enteró de la verdad, de mano de un solemne y enojado Wen Ning, que le contó con lujo de detalles la verdad que durante años se le había ocultado.

Ah… qué idiota había sido. La ira, como siempre, fue lo primero en cegar sus sentidos… pero no solo ese sentimiento se apoderó de él aquella noche. La tristeza, fluyendo de sus ojos cual manantial infinito, salió de él a borbotones, quizá por todos los años en los que no se había permitido a sí mismo ni un atisbo de sentimentalismo.

¿Qué importaba si estaba solo? ¿Qué importaba si ya no era la prioridad de nadie? ¿Qué le importaba si en realidad, nunca lo había sido? ¿Qué importaba el núcleo dorado de su hermano, siempre acompañándolo en sus momentos más solitarios, sin que él lo supiera? ¿Qué importaba si en realidad ese tarado nunca faltó a su promesa, y de alguna forma, siempre estuvo con él, ayudándolo a reconstruir su clan?

¿Por qué?

¿Por qué dolía tanto?

¿Por qué la soledad lo estaba carcomiendo tan profundamente?

El colapso de su mente fue tanto, que necesitó entrar en reclusión, al menos por unos días, para poder desenmarañar aquellos sentimientos que lo tenían tan agotado. Jiang Wanyin nunca se había permitido descansar, pero ahora, a la fuerza, tenía que tomarse un pequeño tiempo para sí mismo, porque con su colapso mental, no podía concentrarse en nada más que en lo miserable que se sentía.

Odiaba esto.

Lo odiaba, porque pasar tiempo a solas consigo mismo, implicaba ver su propio reflejo, sus acciones, sus pensamientos… su vida, y lo que veía realmente no le gustaba. 

Odiaba al Jiang Cheng del pasado por ser tan ingenuo y tan débil. Lo odiaba por no haber tenido la fortaleza suficiente para proteger a los suyos cuando más lo necesitaron.

Odiaba al Jiang Cheng del presente con todo su corazón.

¿Quién sabía si habría un Jiang Cheng en el futuro al cual odiar?

Su tiempo en reclusión fue de casi una semana. Casi, porque no podía detenerse más tiempo, debido a la gran maraña de cosas pendientes que tendría que hacer al volver. Y aunque, había delegado responsabilidades a varios de sus discípulos, el líder Jiang era una persona de naturaleza perfeccionista, que prefería hacer las cosas él solo.

Sin embargo, aquel movimiento pronto demostró ser un error, porque de nuevo, en medio de su largo día de trabajo, estaba ahí, sintiéndose el ser más miserable sobre la tierra, amado por nadie, pensando que a los únicos que les importaría su ausencia sería a los miembros de su territorio, que dependían de él como su único y más competente administrador.

El líder del clan Jiang  intentó zambullirse  lo más posible en su deber para simplemente ignorar eso que lo carcomía con cada vez más intensidad. Entre misivas, documentos y demás, algo de pronto llamó su atención: Lan Xichen, el líder del clan Lan, había entrado en reclusión al mismo tiempo que él, pero a diferencia suya, que salió casi de inmediato, impulsado por su deber, le había dejado a su tío y a su hermano los deberes de su liderazgo hasta que regresara.

Jiang Wanyin chasqueó la lengua, rodando los ojos, pensando en lo fácil que lo tenía el líder del clan Lan. A diferencia de él, tenía familia con la cual contar en caso de no sentirse bien como para estar a la cabeza de su clan. No solo tenía un tío competente, si no también un hermano leal. Recordar que él alguna vez también tuvo un hermano fiel, le hizo revolver el estómago, dando un suspiro pesado. Tragando saliva, volvió a repasar la mirada sobre la pulcra caligrafía de Lan Qiren que destacaba sobre el pergamino, informándole que, de ahora en adelante y hasta nuevo aviso, los asuntos del clan Lan serían tratados con él y con Lan Wangji hasta que el verdadero líder decidiera regresar de su reclusión.

Por un momento, Jiang Cheng intentó ponerse en los zapatos del líder del clan Lan, un ejercicio que nunca había hecho, pero que ahora consideró realizar dado que ambos habían colapsado mentalmente y habían decidido entrar a reclusión, una buena idea para intentar verse a sí mismo también. Él nunca había sido especialmente cercano al hermano mayor de Lan Wangji, solo había admirado de lejos su heroica figura en tiempos difíciles, en donde la luz de aquel cultivador había sido una guía incesante para luchar contra la tiranía del clan Wen. El primer jade de Lan era un hombre de virtudes, corazón noble y gran poderío. Quizá su peor defecto era su carácter suave, pero contrario a él y su ceño eternamente fruncido, todos parecían deleitarse con la sonrisa encantadora del hombre de túnicas blancas.

Analizando por un momento, Jiang Cheng recordó los eventos sucedidos hace poco y cómo habían impactado en el jade. Su hermano jurado, Jin Guangyao, había resultado ser una persona que él desconocía por completo. A espaldas de todos, había urdido los planes más desalmados y crueles, había pisoteado sobre varios con el afán de hacerse a la cabeza del mundo de la cultivación. Lo que más había dolido, es que el joven y sonriente ex líder del clan Jin, había sido responsable del asesinato de su otro hermano jurado, Nie Mingjue, utilizando y torciendo con vileza, una de las puras enseñanzas del mismo Lan Xichen.

¿Cómo se sentiría el líder Lan al respecto? 

A Jiang Cheng nunca le interesó demasiado involucrarse en los asuntos de otros, o en el sufrimiento ajeno. Él era una persona más pragmática: Si algo no lo beneficiaba a él, o a su clan, no valía la pena considerarlo. Pero por un breve segundo, la sensación de sentirse traicionado por su hermano y la idea de que el hombre en cuestión estaba ocultándole muchos secretos, fue algo con lo que no le costó empatizar. Claro, Wei Ying no había actuado malvadamente, quizá fuera impulsivo y estuviera en el lugar equivocado y en el momento equivocado, pero a diferencia de Guangyao, él había limpiado su nombre y aunque su reputación no era la más limpia, al menos ya no se le echaba la culpa de todas las desgracias sucedidas en el mundo de la cultivación. Pero aún así, la sensación de que lo habían apuñalado por la espalda, no era difícil de imaginar. Incluso, pensó, para Lan Xichen era incluso peor, porque su espada había herido al que consideró hermano, y ese hermano estaba muerto ahora.

El loto no pudo evitar recordar la angustia posterior a los hechos ocurridos en Ciudad Sin Noche. El cómo la incertidumbre y la miseria se habían apoderado de él, pensando que su hermano había cometido un pecado imperdonable, y que por su culpa su hermana ya no estaba más con ellos. El asedio a los túmulos funerarios fue algo que vivió prácticamente en piloto automático. ¿Acaso la misión en el templo Guanyin, posterior a la revelación, se sintió igual de terrible para Lan Xichen?

…¿Por qué de pronto le importaba tanto este asunto?

Había sido solo un pequeño ejercicio de empatía, pero se arrepentía de haberlo hecho, porque ahora no podía sacar de su cabeza la idea de que el líder Lan estaba sufriendo y que nadie era capaz de alcanzarlo y sacarlo de su propia miseria.

—...Debo estar perdiendo la cabeza. —Masculló Jiang Wanyin, mientras suspiraba pesadamente y tomaba un pergamino, para empezar a escribir.

Por primera vez, había dejado de pensar en su propio dolor, y su mente había decidido concentrarse en el dolor ajeno. Y para rematar, en el de alguien que ni siquiera era su familia directa. Escribió dos cartas, una para Lan Qiren, con tono formal, y otra para Lan Xichen… escrita de una forma con la que no estaba muy familiarizado, pero que de todos modos, quería hacerle llegar.

Una vez envió a uno de sus discípulos con las cartas para el Clan Lan, sintió una oleada de arrepentimiento. Pero rápidamente negó con la cabeza. Lo hecho, estaba hecho. Y conociendo al primer jade, o le daría una respuesta educada y distante, o decidiría ignorarlo, si es que el confinamiento había hecho mella en su cálido ser.

Sea como fuere, Jiang Cheng decidió volver a enterrar su dolor bajo el lago de lotos y ponerse a trabajar en su secta. No solo Yunmeng Jiang, pero Lanling Jin necesitaba de su apoyo. Aún le afectaba no haber podido acompañar a su sobrino en un momento tan importante, como la toma del mando de su clan, pero lo había acompañado en espíritu, junto al cascabel de claridad que había enviado personalmente para él. Jin Ling sería el líder del clan Jin, pero todavía tenía sangre de Yunmeng Jiang y con eso le había dejado claro su apoyo para el recientemente nombrado líder de secta.

Entre una cosa y otra, Jiang Cheng enterró también el recuerdo de haber escrito aquella carta, quizá por vergüenza, quizá por orgullo. Quizá porque había actuado de puro impulso. No sabía. 

Pero esa amnesia selectiva no duró mucho, porque sintió un peso de plomo en el estómago tan pronto vio el emblema de los nubarrones de Gusu Lan sobre un par de pergaminos, durante una mañana cualquiera en medio de otra semana llena de papeleo, dilemas y…

—Me cago en la pu--

Notes:

Sé que este tropo en el post canon sobre Xichen y Jiang Cheng y la reclusión ha sido más manoseado que tomate en verdulería, pero yo también quería hacer mi propia versión uwu~ (Y en esta mezclo varios canon porque a estas alturas ya no sé qué cosa es del donghua, qué es de la novela y qué es del live action, lol). Este fic va a empezar lentito porque me gustan los personajes introspectivos, pero espero le den una oportunidad :3

Chapter 2: Entre la soledad y la correspondencia

Notes:

(See the end of the chapter for notes.)

Chapter Text

“Inútil… eres un inútil y todo lo que querías se ha destruido porque no has sabido ver todo el desastre que sucedía delante de ti…”

Lan Xichen abre los ojos, sudor perlando su rostro, pálido y demacrado, intentando recuperar el aire. Pese a que está en una posición de meditación, su semblante claramente no es el de una persona que se encuentre en paz interior o en armonía consigo mismo.

De hecho, es exactamente lo contrario. El líder del clan Lan lleva varios días en reclusión, con el objetivo de reflexionar sobre sus acciones pasadas y purificar su maltratado espíritu. Al menos, eso es lo que él dijo antes de encerrarse en el Hanshi. No muchas personas lo visitaban, más que nada, su tío Qiren iba a verlo por asuntos de la secta que necesitaban de su aprobación (después de todo, en papel, Xichen seguía siendo el líder) y a intentar conversar con él de todo y nada. Su hermano Wangji, iba lo más frecuente que podía, ya que no podía abandonar a su hermano, no cuando él estuvo a su lado durante su reclusión en absoluto reposo, después de recibir aquellos 33 latigazos. Era su turno de estar ahí para él, y aunque no fuera muy hablador, se tomaba el tiempo de poner al día a su hermano mayor con cualquier evento que estuviera sucediendo en el mundo de la cultivación. Wangji siempre le traía saludos y buenos deseos de Wei Ying, quien no tenía permitido acercarse al Hanshi, por órdenes de Lan Qiren. Quizá en algún momento podría romper esa regla solo para ver a su cuñado, pero de momento, estaba intentando ganar puntos con el tío, y de paso, evitándole más problemas a su esposo.

Ocasionalmente, los juniors de la secta, Sizhui y Jingi se escabullían, le llevaban pequeñas chucherías para intentar mejorar su ánimo, y desaparecían tan rápido como habían llegado, porque realmente no tenían permitido estar ahí. Al ser del clan Lan, tenían un poco más de vía libre que Wei Wuxian, pero ninguno era lo suficientemente importante en el mundo de la cultivación como para justificar su presencia ante el líder de su clan. Nunca fue así ni cuando Xichen se encontraba completamente bien y en presencia de todo el mundo. Menos era ahora, que estaba recluido por cuenta propia.

El corazón del líder Lan se apachurraba cada que recordaba que, aunque a veces pensara que todo estaría mejor si él no estuviera aquí, tenía personas que se preocupaban por él, que su familia lo quería en verdad, y que este tiempo de reclusión no solo era una prueba para él, si no también, para las personas que lo rodeaban.

Pero su espíritu aún estaba agitado por aquel escándalo que resonaba en su cabeza, cada que cerraba los ojos e intentaba meditar.

Recordando que había tomado el hábito de guardar aquellos recuerdos de sus juniors en una cajita, el primer jade se levantó de su posición, con cuidado, mientras hacía lo posible para que la crítica y dura voz en su cabeza, callara, en lo que intentaba concentrar los sentidos en las cosas que los chicos traían para él.

Necesitaba preservarse del veneno que le decía que no valía nada.

Tenía que perdonar y perdonarse por todo lo que había pasado.

Se suponía que estaba haciendo esto por su salud mental…

…Pero su mente solo estaba decayendo más y más.

“Inútil…”

—No. —Lan Xichen negó con la cabeza, arrodillándose con cuidado frente a la cajita en la que guardaba los curiosos objetos que Sizhui y Jingyi le traían, cual par de ardillas traviesas.— …No lo soy. Yo… —Sus finos dedos se deslizaron para levantar la tapa de madera, pero sus manos temblaron tanto en el intento de mantenerse en calma, que la caja cayó al piso en un fuerte ruido.

Aunque nadie lo veía, Xichen hacía todo lo posible para mantener la sonrisa pintada en su rostro, quizá por la fuerza del hábito que había cultivado desde la niñez. Lan Huan tragó saliva, mientras su sonrisa temblaba. Con cuidado, recogió la caja de madera, como si fuera un frágil objeto de jade y la abrazó contra su cuerpo, apretando los ojos con fuerza, todo su cuerpo temblando como una hoja al viento.

Se sentía tan solo y tan roto…

Las lágrimas fluyeron con naturalidad de sus bonitos ojos color chocolate, la sonrisa desdibujándose del rostro del cultivador… sus pequeños sollozos apenas sonando en el silencio de la habitación. Después de todo, hacer ruido estaba prohibido en los recesos de las nubes. y ya había roto aquella regla cuando se le cayó su caja de baratijas. No quería romper esa regla de nuevo. Pero no podía evitar llorar, tenía que ceder a esa necesidad biológica y emocional. A veces, pasaba días enteros sin sentir nada, y en otras ocasiones, como esta, algo dentro de él se quebraba y sus sentimientos salían, descontrolados y salvajes, arrebatándole su calma.

“Lo siento… lo siento tanto… Dage… A-Yao…”

Aunque a decir verdad, su calma la perdió aquel día en el templo Guanyin, y desde entonces, le ha costado un mundo volver a recuperarla. Aún no logra esa tarea, pero lo intenta. Dianxia sabe que lo intenta. ¿Acaso sus intentos no son suficientes y debería rendirse?

Lan Xichen se ovilla en el piso, abrazando con fuerza aquella cajita, la culpabilidad bañándolo con su penumbra, haciéndole recordar con una claridad asombrosa todas las cosas que le habría gustado olvidar, pero no podía. La gente decía que la ignorancia era felicidad, pero a él solo le había traído infortunio.

Pasan minutos… horas… y aunque sus ojos ya están secos, su corazón no encuentra la catarsis necesaria para cerrar la profunda herida en su interior. ¿Cuánto tiempo más debe pasar para que finalmente, pueda encontrar la forma de seguir adelante? Toda esta situación le recordaba a su infancia, en donde sus padres, cada quien en reclusión por sus propios motivos, nunca estaban disponibles para él y para su hermano cada que necesitaban de ellos. A su madre, solo la podían ver en un determinado día del mes, pero en cuanto a su padre, aunque podían verlo más seguido… Qingheng-Jun parecía ausente de la realidad, en sufrimiento constante, el dolor demasiado clavado en sí mismo como para notar que sus hijos estaban delante de él.

En ese entonces, Xichen no comprendía por qué su padre actuaba así, pero no lo cuestionaba, por el respeto con el que había sido educado, porque él era una figura de autoridad, y porque aunque hubiese hecho la pregunta en voz alta, no habría recibido respuesta. Pero ahora, después de todo el fiasco ocurrido, comprendía mejor a su progenitor. Tuvo que llegar a vivir por sí mismo un dolor similar para saber qué se siente que toda tu existencia duela.

Pero Lan Huan se había prometido a sí mismo no caer en lo mismo que su padre. Si el anterior líder del clan Lan prácticamente se había dejado al abandono, su corazón destrozado por amor, él se levantaría, eventualmente. Sí, era un proceso doloroso, lento… y sacaba lo peor de él a la luz, pero era algo que tenía que hacer. Aunque se sentía inútil, tenía que lograrlo. No tenía fe en sí mismo, pero era su deber lograrlo.

“Es tu deber como el líder.” Le susurraba su voz interna, con severidad, haciéndole temblar los hombros todavía más fuerte.

Días y días pasaban, y la monotonía del encierro parecía enfermarlo, en lugar de ayudarlo. El líder del clan Lan tenía el rostro limpio y el fantasma de una sonrisa en sus labios, pero sus ojeras eran visibles, y el borde inferior de sus ojos, enrojecido, delataba que lloraba más seguido de lo que aparentaba. Lan Qiren, notó esto en su más reciente visita, pero no trajo a colación estos detalles a su sobrino, para no exponerlo ni preocuparlo.

Como siempre, hablaron las típicas cosas que involucraban al clan, luego alguna que otra cuestión informal (para las que el tío no era muy bueno, porque no se le daba muy bien la charla casual), y luego, justo en el momento en el que ambos sabían que debían terminar aquel forzado encuentro, el mayor de los Lan despegó los labios para decir algo un tanto inesperado y romper lo establecido en sus encuentros.

—Por cierto, Xichen… tienes correspondencia.

El primer jade parpadeó lentamente, antes de mirar a su tío con una expresión en blanco que denotaba que no había entendido lo que le acababa de decir—¿Eh?

Dando una exhalación exasperada, Lan Qiren buscó en su manga y dejó el pergamino enrollado sobre la pequeña mesa que los dividía, sellado con el inconfundible emblema violeta del loto de nueve pétalos. Zewu-Jun miró aquel objeto, como si se tratara de algo extraño… y lo era, pero un hombre como él no era ajeno a cartas y pergaminos.

Lo que le sorprendía era el momento en el que había llegado aquella misiva… y de dónde.

Dirigiéndole una mirada de genuina curiosidad a su tío, Xichen despegó los labios.— ¿De parte de Jiang Wanyin? ¿...Es esto sobre algún asunto entre Gusu Lan y Yunmeng Jiang?

—No lo sé, pero algo me dice que no. —Respondió Qiren, llevando las manos a su barba, acariciándola con aire pensativo— Después de todo, y tal como acordamos, he informado a todos los líderes de clan que los asuntos relacionados a Gusu Lan deben pasar ahora por mí y por Wangji debido a tu reclusión. —El mayor guardó silencio por un rato, antes de dirigir la mirada al pergamino cerrado, al que le habría gustado leer (en caso de que su contenido fuera poco apto para la salud mental de su sobrino), pero por cuestiones de privacidad y honor, no pudo abrir.— Sería inapropiado de parte del líder del clan Jiang escribirte sobre cuestiones laborales cuando le dije expresamente que no lo hiciera hasta nuevo aviso.

—...Tiene sentido. —Murmuró Lan Xichen, mirando el pergamino, sin atreverse a tomarlo. Pero en su mente, NADA tenía sentido. ¿Por qué Jiang Cheng le había escrito una carta? ¿Qué es lo que quería decirle? ¿Era una carta de odio donde lo insultaría por haberse pasado de ingenuo todos estos años? ¿Era una carta en donde lo culpaba por todo el peso que ahora yacía sobre los hombros de su sobrino Jing Ling? ¿Acaso le iba a mandar semillas de loto crudas apachurradas en un papel para expresarle su intensa apatía y descontento?

Tragando saliva y fingiendo entereza, el Lan más joven tomó el objeto extraño entre sus dedos, sintiendo una inusual calidez en el papel al momento de tomarlo, la cual contrastaba con el frío clima de su hogar. Con cuidado, acarició el relieve del sello, observando los detalles, como si fueran lo más bonito que había visto… pero el ambiente se había tornado un poco incómodo.

El silencio se extendió por cerca de un minuto, cuando Lan Qiren anunció por fin que se retiraba, luego de aclarar su garganta. Quizá si hubiese estado más sano de mente, Lan Xichen habría notado que su tío quería saber qué contenidos había en la carta, pero dado su propio nerviosismo, este hecho le pasó desapercibido.

Levantándose del cojín y llevándose la carta consigo, el líder del clan Lan dio un suspiro sin quitar la mirada de la carta. Por primera vez en mucho tiempo, su mente no estaba enfrascada en autoflagelarse mentalmente, o en odiar sus acciones pasadas (o su falta de ellas), si no, en la curiosa e inusual carta que sostenía en las manos, sintiéndola frágil. (No sabía si frágil como un explosivo, o frágil como un loto, pero de que era frágil, lo era.)

Luego de dar algunas vueltas, como león enjaulado, el hombre de vestimentas blancas finalmente tomó asiento en el lugar que usualmente usaba para meditar (o intentar hacerlo), su corazón latiendo con nerviosismo y aprensión. Poniendo el pergamino sobre la mesita y abriendo cuidadosamente el sello de la carta, desenrolló el papel observando ausentemente la caligrafía del líder Jiang, la cual había visto ya varias veces por asuntos oficiales, pero que ahora, podía darse el lujo de admirar.

Sus trazos eran siempre determinados, un poco bruscos, quizá. En su mente, quizá Sandu Shengshou tomaba la pluma con la rudeza del agarre con el que sostenía su espada, o a su fiel Zidian. Pero de alguna forma, observar los trazos del líder del clan Jiang fue un ejercicio que lo tranquilizó un poco, y ¿por qué no? despejó su mente de sus tribulaciones internas. Por cómo lucía la escritura, Lan Xichen pudo notar que la caligrafía del líder del clan Jiang reflejaba su personalidad salvaje y sincera, y por alguna razón, la sonrisa que reposaba en sus labios le supo un poco más genuina. Se sentía como un maestro revisando el trabajo de un alumno, mientras su vista repasaba las formas que llenaban el papel y de forma inexplicable, le daban un poco de sosiego en medio de la tormenta silenciosa de su corazón. En su mente, un pensamiento divertido y extraño a la vez, se formó: Si tuviera que calificarlo, basado en sus trazos, ¿Qué puntuación le daría?

Negó con la cabeza, decidiendo tratar al remitente de la misiva con el respeto que se merecía y, ahora sí, prestando atención al contenido del pergamino, los ojos color chocolate repasan con intención, la primera carta que ha recibido desde que ha entrado en reclusión.

Para Lan Xichen,

La primera cosa que llama la atención del líder del clan Lan, es que desde el saludo, Jiang Wanyin no lo llama por su título como líder, lo que implica desde el inicio que la naturaleza de la carta no es por un tema oficial, tal y como su tío le había dicho. Con curiosidad, continuó la lectura.

Primeramente, espero que, a pesar de encontrarse en reclusión, la salud de Zewu-Jun se encuentre bien. Sé perfectamente que no somos particularmente cercanos y que su salud no debería ser mi primera prioridad, pero escribo esto sinceramente, y no como resultado del compromiso que nos une al ser los dos, líderes de nuestras respectivas sectas.

“Qué directo.” Pensó Lan Huan, preguntándose si el menor estaba siendo sarcástico… pero decidió optar por intentar creer que era su ruda forma de decir que, pese a no ser amigos, el líder del clan Jiang se preocupaba un poco por él. Especialmente porque, pese a escribir sin filtro lo que quería decirle, el tono estaba cargado de respeto. O al menos, todo el respeto que Jiang Cheng era capaz de demostrar.

Pero no le escribo esta carta al líder del clan Lan, si no, al hombre que se encuentra recluido en meditación, porque hay asuntos para los que me gustaría tener su punto de vista. Sé que actualmente sus esfuerzos se están centrando en su propia recuperación, y que es egoísta de mi parte querer contarle de mis asuntos personales como si le importaran, pero a decir verdad, no puedo confiarle esto a ninguna otra persona. No solo porque no gozo de un gran círculo social, si no también, porque al estar en reclusión, sé que usted puede entender lo que estoy a punto de preguntar.

Y sobre todo, porque soy una persona naturalmente egoísta.

El líder del clan Lan se siente atrapado por la lectura. La preocupación de que la carta sea una declaración de odio ya ha pasado hace rato a segundo plano, y el ansia de saber qué exactamente necesita Jiang Cheng de él, le hace continuar leyendo con calma, su corazón latiendo a un ritmo normal, pero su mente ávida de la información que está a punto de leer.

El punto es, he intentado entrar en reclusión y he fallado en el intento. No he durado más de una maldita semana. No soy bueno en esto. No tengo idea de cómo meditar o cómo “arreglarme”. Cada que intento hacer introspección, la idea de que el clan Jiang y el clan Jin (concretamente, su actual líder) me necesitan, me saca abruptamente del supuesto estado de calma en el que debería estar reposando. Soy incapaz de encontrar tranquilidad, la verdad, ya no sé cuándo fue la última vez que probé un poco de esa sensación. Mi corazón siempre ha estado inquieto, regido principalmente por odio, por ira, y por desprecio.

Se supone que la reclusión voluntaria es un tiempo para mirarse a uno mismo, ver sus propias fallas y mejorar, pero ¿Qué se puede hacer cuando no te gusta lo que ves? ¿Qué se hace si uno ve sus fallas, y en lugar de querer mejorarlas, la sensación de odio por uno mismo no hace más que consumir su ser? ¿Qué se hace para no torturarse, si no, para encontrar consuelo y seguir adelante? ¿Qué puedo hacer para ya no sentirme tan miserable y para ya no odiarme o ya no sentirme como un jodido fracasado?

Un par de parpadeos y una sensación familiar en los párpados inferiores le revelan a Lan Xichen que no ha podido contener las lágrimas. Pero se las limpia con la manga, lo más pronto que puede, para no arruinar la tinta de la carta con ellas. El líder del clan Lan debe parar de leer por un momento para hacer ejercicios de respiración y obligarse a dejar de sollozar en silencio… y con trabajo, se calma lo suficiente para no temblar más.

Las emociones en la carta de Jiang Wanyin son tan crudas y tan reales… tan similares a las suyas, y a la vez, expresadas de forma tan diferente a la propia. Por un rato, Xichen sintió que se veía a sí mismo reflejado en quien enviaba la carta… él lo entendía, podía empatizar con esos sentimientos oscuros y tristes. Le pareció dulcemente irónico que el líder del clan Jiang compartiera esto con él, quien no podía ni siquiera con su propia vida, pero de alguna forma, se sintió acompañado en este solitario camino que había elegido. Ya no falta mucho en el contenido de la carta, así que, dando otra honda respiración, el primer jade vuelve a sumergirse en la lectura de su correspondencia.

Tal vez esté pensando que soy patético por venir a contarle esto, pero me da muy igual. Estoy tragándome el orgullo al enviar esto precisamente porque Lan Qiren me informó de su actual estado de reclusión. A diferencia mía, claramente usted entiende mejor de qué se trata un verdadero retiro espiritual, cómo utilizarlo a favor de sanar la mente, y cómo conquistar la tranquilidad a través de su práctica.

No es que vaya a sumergirme en reclusión nuevamente, porque obvio no puedo hacerlo debido a circunstancias urgentes. Pero sí me gustaría hacer algún que otro ejercicio de meditación para calmar un poco a mis demonios internos, ya que, aunque he vuelto a mi puesto como líder del clan Jiang, me cuesta concentrarme y ya estoy harto de fingir que no me pasa nada y disfrazarlo por mi usual neuroticismo. Sí, mi carácter no es el mejor, pero ahora está especialmente horrible y mis subordinados sufren por ello, aunque crean que no me doy cuenta.

¿Cree que pueda apoyarme con algún consejo al respecto?

Por cierto, si se encuentra indispuesto, el asunto no le importa, o siente que esto ha sido una pérdida de tiempo, puede fingir que esta carta nunca llegó y hacerme el favor de incinerarla para que no queden pruebas.

Gracias por leer hasta aquí. Espero que tenga un día tranquilo y que esta distracción no haya sido una molestia en medio de su reclusión.

Sinceramente,

Jiang Wanyin.

—Sinceramente, Jiang Wanyin. —Murmura Lan Xichen, sus ojos acariciando la firma del líder del clan Jiang y la forma en la que se había despedido.

Sinceridad era algo que necesitaba ahora más que nunca. Luego de todas sus vivencias, le costaba mucho confiar en las personas, pero cuando el joven loto le decía que hablaba con la verdad, no era algo tan difícil de creer. No solo su estilo de caligrafía, si no también su redacción eran propias de una persona que ponía su corazón por delante cuando quería hacerlo.

El primer jade sabía que esto no había sido fácil para el otro líder de clan, especialmente hablando de la parte en donde se mostraba vulnerable, aunque a su manera. Ignorar e incinerar la carta estaba fuera de discusión, por supuesto que iba a responderle y a darle lo que quería. ¿Cómo pudo pensar que Jiang Cheng le iba a mandar una carta de odio, si sus pocas interacciones siempre habían sido civiles y cordiales? Xichen quiso golpearse internamente por haber juzgado al joven líder de secta con tan poco tacto. Sintiéndose comprometido, el chico volvió a leer la carta, intentando no conmoverse demasiado en cierta sección, y prestando aún más atención, por si había detalles que se le habían pasado de largo.

Concentrado en esa tarea, tomando algunos de los libros que guardaba en su habitación para hojearlos, apuntando cosas aquí y allá, e intentando varios ejercicios de meditación él mismo, Lan Xichen pasó días fabricando con meticulosidad la respuesta que enviaría a través de su tío, en dirección a Yunmeng.

Durante esos días, notablemente, sus sentimientos negativos casi no lo ahogaron como siempre solía suceder.

Notes:

Traigo el segundo capítulo, un poquito más largo que el anterior, pero quería encaminar las cosas poquito a poco. Y sí, el XiCheng ya empieza a dejar sus semillitas aquí y allá. Espero que lo disfruten <3

Chapter 3: Entre diagramas y gratitud

Notes:

(See the end of the chapter for notes.)

Chapter Text

—Me cago en la pu--

Los hombros del pobre discípulo al que le tocaba llevar la correspondencia esa mañana, brincaron tan pronto el líder Jiang soltó tremenda grosería a tempranas horas del día. ¿Por qué el jefe estaba tan enojado? Él solo le había llevado las cartas y las había ordenado dando prioridad a los clanes más grandes, por lo que, los emblemas de Gusu Lan, Lanling Jin y Qinghe Nie eran los más resaltantes. Por su seguridad, el jovencito no respondió y solo hizo una reverencia para retirarse prontamente y dejar a su maestro leer sus cartas en paz.

No estaba seguro, pero lo primero que se le venía a la mente, era que alguien en Lanling lo había ofendido (a él o a su sobrino) y por eso el improperio vino a su boca tan rápido como los relámpagos se adherían a Zidian. Después de todo, era el clan a quien más cerca estaban siguiéndole la pista, debido a la situación que rodeaba al joven maestro.

Jiang Cheng dio un suspiro pesado, notando cómo había asustado a otro de sus subordinados, y llevó una mano a la frente, frustrado. Estaba cansado de esa situación en la que todo mundo esperaba lo peor de él, pero esto era lo normal, le gustara o no. Eso y que, de alguna manera, en este momento le convenía tener privacidad para poder leer las sus cartas, especialmente las que provenían de Gusu. O mejor dicho, una de ellas en específico.

Sin quejarse más, primero decidió abrir la correspondencia de Lanling. Tal y como esperaba, Jin Ling le había entregado un reporte detallado de cómo avanzaban las cosas en su clan. Caos, intereses personales, nobles codiciosos y ancianos sedientos de poder, eran cosas con las que su sobrino tenía que lidiar todos los días. Ahora que había regresado de su breve pausa, se daba cuenta de que, a menos que se involucrara directamente, Lanling Jin no tendría la estabilidad suficiente para que el joven maestro pudiera liderarlo en paz.

No era que el muchacho fuera ignorante o no tuviera la educación suficiente. De hecho, estaba trabajando duro y esforzándose bastante para estar a la talla de su nuevo puesto. Pero la presión era demasiada para alguien de su edad. Jiang Cheng casi se había quebrado cuando le tocó reconstruir Yunmeng Jiang y tenía algunos años más que Jin Ling en este momento crítico. 

Tomando un pergamino nuevo, empezó a responder la carta del único vestigio que le quedaba de su amada hermana, diciéndole en resumidas cuentas que no se preocupara, que en un par de días iría personalmente a la Torre Jinlin, y que lo esperara listo para aprender de una clase de diplomacia al estilo del Yunmeng Jiang que lideraba con tanto orgullo.

Una a una, fue viendo las cartas que recibió, que en parte se habían acumulado debido a su tiempo fuera, y a que nadie se había atrevido a abrir la correspondencia que era para él. Y una por una, fue respondiéndolas, según fuera el caso y la necesidad. Estaba dejando las cartas de Gusu para el final, a propósito. Parte de él sentía ganas de tirar la carta de Xichen y fingir que nada había pasado, porque ahora que el papel con la respuesta que había pedido reposaba en su mesita, recuerdos del contenido de lo que había mandado aparecían a pedazos en su mente, haciéndole temblar levemente por la vergüenza que le hacían sentir.

Exhalando con exasperación para quitarse la desagradable sensación de asco que estaba a punto de hacerlo gritar, Jiang Cheng decidió ir ahora por la carta de Lan Qiren. En ella, el viejo hablaba de temas relacionados a ambas sectas, y a algunos tratados con sectas menores que estaban localizadas entre ambos territorios. Bien, esto no había sido tan malo, eran cosas rutinarias. Jiang Cheng respondió con la información necesaria y colocó su sello una vez hubo terminado de escribir.

Y ahora sí, venía el plato fuerte.

La última carta por leer era la de Lan Xichen, de la cual, estaba muy consciente de que no iba a tratar de asuntos oficiales, si no, personales. Se quedó observando la misiva, con el aire adusto de un felino callejero que mira con desconfianza la comida que un humano pone delante de él para alimentarlo. Él mismo había creado esta situación y ahora le tocaba lidiar con las consecuencias. Sin relajar el ceño y con las expectativas altas, Jiang Cheng quitó con cuidado el sello de Gusu Lan y se dispuso a desplegar el papel.

Había pasado poco más de una semana desde que la carta que envió había llegado a Gusu, por lo que pensó que no recibiría ninguna respuesta. Ahora, desenrollando el pergamino, notaba que estaba un poco más voluminoso de lo usual como para ser solo una carta casual. Había varios papeles adicionales al cuerpo principal de la carta, y dando un vistazo sencillo a aquellas hojas, notó algunos dibujos que mezclaban perfectamente la pulcritud de un diagrama y el arte de una pintura, en donde se especificaba movimientos que, a primera vista, parecían una danza.

Tomando el cuerpo de la carta, empezó a leerla con cuidado, siendo la bonita y estilizada caligrafía de Lan Xichen lo primero que saltaba a la vista.

Para Jiang Wanyin,

Quiero empezar mi carta dándote las gracias.

Jiang Cheng tuvo que parar. ¿Qué demonios era esto?

¿Por qué le estaba dando las gracias, si solo le estaba causando molestias con su comunicación que no había sido vista venir? Negando con la cabeza, el líder del clan Jiang decidió seguir, intentando poner en segundo plano a sus perjuicios que gritaban que esto era lo más raro que había vivido en décadas. Con cuidado, volvió a releer la segunda línea desde el principio para darle un hilo adecuado a todo.

Quiero empezar mi carta dándote las gracias, especialmente por preocuparte de mi salud. Mentiría si dijera que me encuentro en estado óptimo, pero por lo menos soy funcional, y eso es lo que importa. De igual forma, espero que las cosas estén mejorando un poco para ti, y que el contenido de lo que te estoy enviando, pueda ayudar a que ese proceso se dé con más rapidez.

Aunque también quiero decir que, aunque no lo parezca, muchas cosas que escribiste resuenan fuertemente con mis sentimientos también. Es cierto, la forma en la que nos criaron no puede haber sido más diferente, y las costumbres de mi clan son mucho más ceremoniosas, severas y llenas de reglas que las tuyas, pero entiendo perfectamente la sensación de contemplar tu interior y no estar contento con el reflejo que te devuelve la mirada. No lo digo por ser simpático, ni mucho menos por ser condescendiente, si no porque quiero que sepas que leer tu carta tocó una fibra sensible en mí, ya que tuve la sensación de que alguien leía los pensamientos más destructivos de mi corazón y los plasmaba en palabras de la forma más sincera y aguerrida que he leído nunca.

El líder del clan Jiang volvió a pausar su lectura, a pesar de haberse prometido ya no hacerlo para terminar pronto con todo esto. La sensación de ser validado y de que alguien le dijera que lo entendiera le escarapelaba la piel. Era una sensación no muy agradable, pero principalmente porque no estaba acostumbrado a ella. Recordaba claramente que frente a sus padres, tuvo que guardarse sus pensamientos más de una vez, y aunque fuera un contestón de primera, con Jiang Fengmian y Yu Ziyuan sí podía morder su lengua para evitar soltar alguna tontería.

No era que se sintiera con el poder de ir en contra de ambos, en todo caso. Siempre que les decía algo a sus padres, era para evitar que pelearan (en vano), o silencios largos en los que prefería ignorar la sensación amarga que se le acumulaba en las tripas.

Pero el común denominador que unía a la crianza de sus padres hacia él, aún con sus diferentes personalidades, es que lo que él tuviera que decir siempre estaba equivocado. “No, no estás representando el lema de tu clan.” “No, no te estás comportando como un futuro líder a la altura.” “No, no eres suficiente.” “No, nunca serás suficiente.” “No puedes competir contra él.” “No puedes competir contra su madre.” 

Jiang Wanyin soltó un resoplido. Aquellas ruidosas tardes en el Muelle de Loto ya eran cosa del pasado. Y aunque doliera, a veces se sorprendía a sí mismo extrañando ese caos. Durante aquellos días, ver discutir a sus padres le hacía sentir horrible y culpable, pero al menos los tenía a su lado, a ellos y a su hermana Yanli… y al tarado de Wei Wuxian.

Volvió a releer la línea en la que se había quedado antes de detener su lectura “...tuve la sensación de que alguien leía los pensamientos más destructivos de mi corazón y los plasmaba en palabras de la forma más sincera y aguerrida que he leído nunca”. ¿Eso era un cumplido? Pero también pudo ver la otra cara de la moneda, ¿Acaso el perfecto Zewu-Jun se sentía igual de poca cosa que él? ¿Cómo era eso posible? Era el líder de su clan, era un cultivador muy prominente, tenía una fuerza descomunal, encima era bueno en la música y las artes, su temperamento era bueno y gentil, por lo que no solo en su secta, si no en otras, era muy admirado. Además, como cereza del pastel, lo consideraban el cultivador más guapo de su generación. Lo pensó detenidamente, y llegó a la conclusión de que su error más garrafal había sido confiar demasiado en su hermano jurado, pero eso no era totalmente su culpa. Después de todo y hasta cierto grado, él también confió en Jin Guangyao, si no, ¿Cómo habría podido compartir con él la crianza de su querido sobrino? Lejos de aliviarlo, el sentirse comprendido en el dolor también le despertó una sensación agridulce.

En su opinión, Lan Xichen no tenía por qué sentirse así. En todo caso, resopló para enfriar la cabeza y seguir leyendo.

Yo no creo que seas patético, Jiang Wanyin. Al contrario, pienso que eres valiente por decidir abrirte y escribir estas cosas, aún si no tenemos la confianza suficiente como para ser vulnerables el uno con el otro. Requiere mucha fortaleza admitir cosas que preferirías callar. Y requiere más fortaleza aún arriesgarse a que queden pruebas de ello.

—...Está mal de la cabeza. —Salió en automático de los labios un poco torcidos de Jiang Cheng. Pero no lo decía con mala intención, ni en aras de insultar al remitente de la carta. No dudaba del juicio de Lan Xichen y agradecía sus palabras, pero para él, tan acostumbrado a la rudeza, esto era… nuevo. El incómodo reflejo de su improperio, lo alivió soltando una risa forzada. 

A decir verdad, hace tiempo que no se pescaba a sí mismo sonriendo, ni siquiera de manera sarcástica. Pero qué bien que se sentía liberar un poco de tensión.

En todo caso, hay otra cosa en la que te equivocas. En teoría, yo debería estar familiarizado con la buena práctica de la cultivación en reclusión, pero honestamente, he utilizado todo este tiempo en autocompadecerme, sentir que el mundo estaría mejor si yo no estuviera más en él y en repasar una y otra vez todos los hechos que nos llevaron al desenlace en el Templo Guanyin. Estoy intentando con todas mis fuerzas conquistar un temple sereno, pero todo lo que puedo hacer es pretender que no estoy decayendo, cuando en realidad, el retiro me está sentando peor de lo que pretendía.

Verás… tengo mucho tiempo libre que podría estar usando para ayudar a mi shufu, a Wangji, a mi secta y al mundo de la cultivación, y sin embargo, lo estoy usando en cosas que, en lugar de mejorar mi estado mental, solo lo hacen empeorar.

Pero no quiero que pienses que has venido a pedirle ayuda a la persona equivocada. De hecho, gracias a tu oportuna carta, he podido recopilar información seriamente para poder darte un poco de asistencia en tu predicamento. Y de paso, esta actividad me ha ayudado a aclarar un poco la cabeza. A veces, ver lo básico, repasar cosas que ya se creían conquistadas, y verificar datos que antes pasabas de largo, puede abrir muchas puertas a nuevos conocimientos y horizontes.

El motivo por el cual he demorado en responder esta carta, es porque me he tomado la libertad de entregarte solo la información que he determinado que puede ayudarte mejor, de acuerdo a tu personalidad y necesidades. Y para ello, he dibujado yo mismo algunos diagramas con explicaciones sencillas para que puedas seguirlas con completa comodidad. Las he puesto en práctica a modo de prueba y puedo decir que son efectivas (y esto no lo escribo solo porque yo haya hecho las guías, ¿de acuerdo?, de hecho, me considero una persona muy modesta).  

La línea apretada en los labios de Jiang Cheng se volvió a torcer. Durante ese pedazo de carta, vivió una montaña rusa de emociones, desde fruncir el ceño ante las noticias de que al líder Lan no le estaba yendo bien en su reclusión, quedarse en blanco ante la noticia de que de todos modos había decidido darle una mano y… ¿sonreír? ante esa curiosa declaración de modestia.

No era que Lan Xichen fuera un hombre soberbio, pero le pareció interesante ese comentario que parecía echado al azar. ¿Era acaso esa su forma de bromear? Sentía que, por alguna razón, recién estaba conociendo un poco más al líder del clan Lan, y no le molestaba el hecho. Encontraba reconfortante que detrás de la sonrisa de porcelana y las palabras mediadoras, hubiese una persona de carne y hueso. Una persona más real.

Espero genuinamente que esta humilde y sencilla guía de meditación Daoyin pueda ayudarte un poco. Si es que te sirve, me gustaría saber tu opinión. Y si no, también me gustaría saber en qué puedo mejorar, para enviarte una guía revisada con información que te sea de mayor utilidad. De verdad espero haberme podido explicar adecuadamente, y que puedas cumplir tus objetivos como tú quieres.

Por cierto, no pienso tirar o incinerar la carta que me enviaste, al contrario, voy a resguardarla en un lugar donde nadie la encuentre. Así que puedes estar tranquilo, porque solo el hecho de que me enviaste una carta será sabido por los demás. El contenido de ella se queda aquí a salvo conmigo.

Por favor, ten buenos días (no solo hoy, si no los que siguen hasta que vuelvas a escribir) y de nuevo, muchas gracias por alejar mi turbulenta mente por un momento de esta molesta reclusión.

Con gratitud,

Lan Xichen.

Jiang Cheng dio un suspiro. Vaya, eso no fue tan malo. De hecho, había sido mejor de lo que esperaba. Con cuidado, desdobló los papeles adicionales, notando cómo estaban ordenados y enumerados, dibujados con pulso limpio y escritos con su igual de bonita caligrafía. Pasando la mirada sobre la guía de meditación hecha enteramente por el líder Lan, no pudo evitar sentirse como en la época en la que asistía a los Recesos de las Nubes como un cultivador junior. Alguna que otra vez, Lan Xichen había preparado material para los chicos de las sectas visitantes en Gusu, especialmente para Nie Huaisang, con la esperanza de que mejorara sus calificaciones. 

Nunca había logrado poner sus manos en uno de esos papeles y guardarlo para sí mismo como material de referencia, pero ocasionalmente había tomado prestados los apuntes del menor de los Nie, solo para darles una ojeada rápida y repasar lo que ya sabía. De todos modos, aunque hubiese podido guardar alguna de esas notas, seguramente se habrían quemado en la tragedia del Muelle de Loto, por lo que ya no importaba.

Volviendo al presente, el líder del clan Jiang se engancha en la lectura rápidamente, siguiendo el pequeño prólogo, las instrucciones y los diagramas con mirada atenta. No es que vaya a practicarlo ahora mismo (después de todo, es un hombre muy ocupado), pero el contenido se lee fácil de seguir y correctamente explicado, tal y como Xichen le dijo en su carta. Con cuidado, enrolla la correspondencia, separándola de la guía de meditación, pero dejándolas en una de sus estanterías, para revisarlas a una hora más propicia. Ya que el líder del clan Lan se ha esforzado tanto en hacerle una guía, va a honrar eso y a seguirla en un momento en que pueda prestarle toda su atención.

Ni siquiera ha empezado a practicar la meditación Daoyin, pero después de leer los papeles, que casi se sentían como si Lan Xichen estuviera a su lado explicando su contenido con paciencia, Jiang Wanyin siente que tiene un peso menos sobre los hombros. 

—Qué efectivo. —Murmuró, sin sarcasmo, antes de ponerse en pie y tomar todos los documentos que estaban esperando a ser revisados por el implacable Sandu Shengshou.

Notes:

Estoy aprovechando que todavía estoy de vacaciones del trabajo (y que ando inspirada) para soltar otro capítulo de esta bonita historia uwu~ Muchas gracias a todos los que dejaron kudos, se suscribieron y guardaron mi fic, lo aprecio un montón ;;;;;;;;;; <3

Chapter 4: Entre calma y ansiedad

Notes:

(See the end of the chapter for notes.)

Chapter Text

La noche cayó en el Muelle de Loto, y la torre de papeleo pareció al fin receder un poco. El líder del clan Jiang apenas había comido porque, como siempre, había priorizado a su secta antes que a sí mismo. De todos modos, al ritmo que llevaba, podría ponerse al día a tiempo para poder viajar a Lanling en dos días.

A una velocidad relativamente normal en espada, se podía atravesar de Yunmeng a Lanling en un tiempo de dos horas, pero podía hacer su travesía en una hora, si quería. De todos modos, no sentía la necesidad de desgastar tan rápido su Qi, porque le serviría para todas las cosas que le tocaría enfrentarse en la Torre Jinlin. No planeaba una batalla física, porque no quería romper relaciones entre sectas, pero estaba seguro de que no iba a ser pacífica su llegada y estadía.

Con la luna llena posicionada alta en el cielo y sin ruidos de sus discípulos o sirvientes andando por los pasillos de su hogar, Jiang Wanyin dejó su pincel reposar en su contenedor y miró por la ventana de su estudio. Probablemente ya era medianoche. Estirándose suavemente sobre su sitio, decidió que era hora de ir a dormir un poco. Levantándose del suelo, estuvo a punto de salir de la habitación, cuando la estantería en la que dejó la carta y la guía de meditación Daoyin de Lan Xichen llamaron su atención, justo antes de salir.

…Era cierto. Tenía que practicar. Y lo peor es que no podía evitar hacerlo, porque se sentía comprometido. Después de todo, él mismo había iniciado la comunicación pidiendo consejo.

Una parte de él tenía muchísima flojera. Estaba agotado, el día había sido pesado y sabía que le esperaba otro día ajetreado. Pero negó con la cabeza, tomó la guía y salió del estudio, para dirigirse a uno de los ambientes en los que solía entrenar. La noche era fresca, la brisa acariciaba la vegetación con un sonido sereno y la luz de la luna iluminaba todo el muelle, con gentileza.

Repasando con la mirada la guía, ahora sí con atención, Jiang Cheng volvió a viajar la vista en la artística caligrafía del líder del clan Lan, que narraba como si fuera un amigo de toda la vida.

El método de meditación Daoyin es la base de la cultivación como la conocemos hoy. Todos los clanes tienen un poco de ella en sus estilos de cultivación, pero la forma original de este tipo de meditación parece estar perdida en el tiempo. Si bien, encontré archivos en Gusu Lan al respecto, todos eran profundamente teóricos y no tenían ningún método ilustrado que explicara adecuadamente su uso. 

Puede que muchos de los antiguos métodos Daoyin se hayan modificado de acuerdo a mi interpretación personal, pero creo que es lo más fiel posible al material original.

A todo esto, ¿Por qué elegí ayudarte usando la meditación Daoyin? La verdad es que ella involucra el movimiento controlado del cuerpo, por lo que quedarte quieto durante mucho tiempo, intentar poner la mente en blanco y no poder soportarlo, no será un problema para ti.

Jiang Cheng ya había leído esto en la mañana, y volvió a pensar en lo observador que era Lan Xichen. No sabía si sentirse ofendido, acosado o agradecido. Ciertamente, él no era tan hiperactivo como su hermano marcial, pero ciertamente, quedarse quieto durante mucho tiempo no era una de sus mayores facultades. Cuando se trataba de cultivar su energía, él prefería el arte de la espada y las batallas, moverse en lugar de quedarse quieto. Actuar antes que cualquier cosa. Un método que le permitiera hacer eso, no debería ser difícil de conquistar. Definitivamente, era una buena elección de parte del mayor.

La base de este método es una correcta respiración para poder estar consciente de tu propio cuerpo, para poder hacer fluir el Qi a través de él con completa libertad. Los cultivadores realizamos esta acción en automático, debido a lo acostumbrados que estamos a luchar. Pero poder realizarlo de forma voluntaria y entender su mecanismo, puede ayudarnos grandemente con otros beneficios, además de un buen desempeño en el combate.

No es necesario que tengas una postura perfecta, al menos, no al inicio, así que no debes forzar en tu cuerpo algún movimiento que se sienta extraño. Por favor, no te estreses intentando perfeccionar estos detalles, ¿Está bien? Tu prioridad debe ser sentir y visualizar tu Qi, y dejarlo fluir en la mayor calma que puedas. A medida que avances en este tipo de cultivación, tu cuerpo debería acostumbrarse a hacer de manera correcta cada movimiento, como resultado natural de la práctica. Es solo cuestión de tiempo, así que sé paciente.

Espero que esta pequeña introducción te ayude a entender mejor el porqué de este método. Ahora, vamos a desarrollar dos de los doce movimientos ancestrales de la respiración Daoyin.

—”Sé paciente”, Sabe que me está pidiendo algo difícil, ¿No? —Jiang Cheng no pudo evitar resoplar, un poco frustrado. Pero bueno, estaba hablando de una persona optimista que veía lo mejor de cada persona que conocía.

Sí, es cierto. Él vio lo mejor incluso en Jin Guangyao y…

El de ojos violetas frunció el ceño y volvió la vista a la guía, leyendo sobre el primer movimiento “Viaje de la luz del cielo”. Se negaba rotundamente a decepcionar a Lan Xichen, porque no quería ser otro motivo de sufrimiento para él, pero más que nada porque no quería ser igual de ruin que el cultivador al que en sus últimos momentos de vida, había declarado su enemigo. Sí, era por eso. Es lo que su orgullo le dictaba.

El movimiento parecía lo suficientemente sencillo. Se trataba de fluir desplazando las manos hacia el cielo para atraer el Qi de lo que lo rodeaba hacia él, y establecer bien los pies en la tierra, para poder asentarse adecuadamente a recibirlo. Observando los diagramas, intentó una primera repetición, recordándose a sí mismo las notas extras de Xichen sobre tener una respiración adecuada y un movimiento lento y fluido al mismo tiempo.

Una parte de él agradecía que nadie lo estuviera viendo porque se sentía ridículo moviéndose tan despacio y con tanta incomodidad. Sentía los hombros tensos y era incapaz de visualizar su Qi. Esto era algo que solía hacer a toda velocidad mientras blandía a Sandu en combate, nunca se había detenido a hacerlo de forma consciente, tal y como lo explicaba la guía.

Lo intentó otra vez, y aunque parecía mejor, todavía se sentía tieso y extraño. Claramente no estaba acostumbrado a moverse suavemente. Después de todo, era un guerrero implacable y volátil que usaba dos armas completamente distintas, y que era completamente despiadado y emocional cuando luchaba. Serenidad no era un atributo que se le diera.

Además, el Qi no fluía. Al menos, no era así como era para él. En su caso, el Qi no era como un río calmado que se dispersaba por todo su cuerpo, si no, una tormenta que venía a él cada que la invocaba en un ataque de ira. Electricidad era una forma más correcta de describir la energía de su alma, algo indomable, irascible e impredecible. Por lo que, la idea de visualizarlo como una fuente gentil y poder moverlo con ese tino, no le era posible aún.

Solo para probar un punto, desenvainó a Sandu y dio un corte en el aire, la energía cálida atravesando sus meridianos de un solo golpe y canalizándose en su arma. Sí, esta era la manera en la que él podía movilizar su Qi. No la otra forma…

Empezaba a sentirse enojado de repente, así que guardó la espada, porque ya estaba apretando mucho su agarre y sus nudillos estaban tornándose blancos.

Quiso parar de hacer ese raro y ancestral tipo de meditación, pero se forzó a continuar. Recién iba un par de intentos, obvio que no le iba a salir todo a la perfección. Disparar flechas, usar la espada y dirigir una secta, todas esas cosas le tomaron tiempo aprender. Tiempo que para otros era más rápido. Tiempo que para genios como Wei Wuxian, Lan Wangji o Lan Xichen era la nada misma. Tiempo valioso que él perdía siendo una falla y un fracaso y un… 

“Sé paciente.”

—Está bien. Está bien. —Resopló, como si el líder Lan lo estuviera mirando con paciencia y volvió la vista al papel. Había una nota al pie del movimiento que decía algo interesante.

Pequeño truco: Si sientes que el movimiento no te está saliendo bien, cierra los ojos e intenta moverte de esa forma, visualizando dentro de tu cabeza. Puedes sentir la energía de la naturaleza con más claridad de esa forma, hasta que el movimiento te sea tan normal como respirar.

Al menos el ambiente no era pequeño, por lo que no se chocaría contra nada. Jiang Cheng cerró los ojos y respiró hondo, sintiendo cómo sus oídos se adaptaban al suave sonido del viento y a los pequeños ruidos en la distancia del lago de Yunmeng. Intentó concentrarse en esos sonidos lejanos, hasta que, luego de pasada una cantidad indefinida de tiempo, sintió una calidez en las yemas de los dedos.

Bien, esto era un avance. El Qi era una energía cálida, así que eso significaba que su cuerpo empezaba a ser consciente de en dónde se encontraba dicha ahora. Recordando cómo iban los movimientos, el líder del clan Jiang movió suavemente uno de sus pies, yendo acorde a lo que había visto en el diagrama. Alzó las manos con la mayor delicadeza que pudo, y aunque no veía nada, sentía el cuerpo más cómodo.

Dio un paso suave, y luego otro, intentando perfeccionar el movimiento con su sola noción espacial. Tenía que pensar en esta meditación como en un nuevo estilo de combate, y podría lograr replicar los movimientos tal cual lo indicaba la guía del líder Lan. De momento, solo sentía el Qi de forma prominente en las yemas de los dedos de sus manos, pero a medida que las movía, podía notar que lento pero seguro, su energía comenzaba a reaccionar como una fuente de agua que buscaba movimiento.

Estaba tan concentrado en sus movimientos a ojos cerrados, que no se dio cuenta que haciendo la coreografía de ese solo movimiento, había regresado al punto inicial en el que estuvo de pie. Exhalando profundamente y dejando que su cuerpo fluya con el movimiento, Jiang Cheng entreabrió los ojos, sintiendo el calor expandirse por las palmas de sus manos. Era una sensación cálida, agradable… nostálgica. Era como acariciar algo que no sabía que estaba ahí, pero que le gustaba sostener.

Con una expresión inusualmente tranquila, el joven líder de clan prácticamente hizo todas las repeticiones del primer movimiento con naturalidad. Había cosas que pulir en su postura, y el Qi aún no fluía como debía ser, pero había hecho un gran progreso. De tener un carácter frustrado y poco cooperativo, ahora estaba moviéndose con elegancia, como si supiera exactamente en dónde estaba cada músculo de su cuerpo y cómo debía usarlo para hacer esa curiosa danza.

Terminando el set de movimientos, Jiang Cheng parpadeó un par de veces, antes de notar que ya había pasado un buen rato haciendo esa meditación. Mirando a los costados, en alerta, notó que Yunmeng seguía tan tranquilo como siempre y se permitió bajar la guardia.

Observó sus manos y no vio ningún cambio visible, pero llevó una de ellas a su mejilla y sintió un calor suave y acogedor en su piel. La noche era fresca, por lo que era imposible que esto fuera cosa del ambiente. Era algo de sí mismo, que emergía de su interior. No se sentía como la quemazón incesante del relámpago… si no algo más parecido al fluido que debería ser su Qi según las teorías que Xichen le había descrito.

Claro, era un fluido intranquilo, pero no podía convertirse en un lago calmado de la noche a la mañana.

—Tenía razón, líder del clan Lan. Su guía es muy efectiva. —Murmuró Jiang Wanyin con el atisbo de una sonrisa, decidiendo parar por el día y sintiendo el cuerpo un poco más ligero de lo usual. 

No había aprendido el método a la perfección, pero la pequeña victoria que había logrado, era suficiente para ponerlo de buen humor. Así se dirigió a sus aposentos para por fin descansar. Después de todo, le esperaba un día ajetreado para prepararse para visitar Lanling en el día posterior a ese.

 

Mientras tanto, en los Recesos de las Nubes, la reclusión del líder del clan continuaba su curso normal.

Lan Xichen estaba dentro del Hanshi, ya no en la posición de flor de loto, sentado en quietud, atormentándose constantemente como en otras ocasiones. Su mente estaba en blanco mientras su cuerpo se movía, dejándose llevar como una corriente de agua en una danza elegante y serena. 

Estaba practicando con los ojos cerrados, el quinto movimiento de la meditación Daoyin, “Serpiente que desgarra la seda”, una coreografía un poco más compleja que la que Jiang Cheng había empezado a practicar, pero igual de suave y controlada. Terminando su rutina, Lan Xichen abrió los ojos y se sentó en el piso, sintiéndose como si hubiese estado nadando por un buen rato en un lago y no hubiese tenido la necesidad desesperante de respirar.

Sí… había progreso. Su corazón se sentía un poco más tranquilo, al menos, durante el tiempo en que practicaba aquel estilo de meditación. Toda la semana que pasó investigando (aún en reclusión) y creando la guía para Jiang Cheng, el sentido del tiempo escapó de su consciencia y solo se dejó llevar por la tarea que, sin querer, el líder del clan Jiang le había encomendado.

Pero ahora que volvía a tener tiempo libre, pensamientos destructivos volvían a él, y solo podía callarlos a través de los movimientos de la meditación Daoyin.

Lo malo es que no podía mantenerse en movimiento durante las 24 horas del día, y estaba seguro de que solo estaba usando eso como un escape a sus problemas reales, no como una herramienta para enfrentarlos. Sí, podía librar su cabeza de esos pensamientos horribles por un rato, y vaciar su corazón de los sentimientos de desesperanza que se lo tragaban vivo, pero si no atacaba la raíz del problema, todo eso volvía con más fuerza a hundirlo.

Al menos, el efecto no era inmediato, sino, progresivo. Después de todo, ese estilo de meditación no era inútil. La sensación de algodón en su nuca todavía estaba presente y la aprovecharía.

Pero al cabo de algunas horas (o minutos, no estaba seguro cuántos inciensos habían pasado desde que se detuvo), flashbacks de sus errores empezaron a llenar su vista, como una cascada que lo aplastaba sin miramientos. Acciones que no tomó, cosas que prefirió ignorar, crímenes para los que pensaba que hubo razón…

La imagen valiente y confiable de Nie Mingjue apareció frente a él por un breve momento, antes de despedazarse y convertirse en ese cadáver feroz que solo conocía un resentimiento tan intenso que trascendía a la muerte.

“Tú lo convertiste en eso.”

—No. No es verdad… —Murmuró, llevando una mano a la frente. Lan Xichen estaba cansado de todo esto. De la culpa, del dolor, de sentirse inútil. De no poder regresar en el tiempo y arreglar todas las cosas de las que se arrepentía.

De pronto la imagen de Jin Guangyao también apareció como un flash frente a sus ojos. La sonrisa amplia con la que ya estaba familiarizado, la mirada cálida y los hoyuelos en sus mejillas. Todo eso desvaneciéndose en una expresión de resignación, al retractarse de su decisión de llevárselo con él a la muerte y salvar su vida en el último segundo.

“Te dejaste engañar a propósito.”

Lan Huan negó con la cabeza. No solo odiaba no ser capaz de reparar lo que estaba mal, si no, se odiaba profundamente por no poder odiar al anterior líder del clan Jin. Había visto tantas cosas buenas en él, incluso le había salvado la vida, le había tendido la mano en la etapa más dura que le tocó enfrentar. Pero él había sido responsable de la muerte de la otra persona a la que quería con la vida entera.

A sus hermanos jurados los amaba por igual, pese a que cada quien se quejara, a su modo, de que siempre estaba defendiendo al otro. Para él siempre hubo esperanza de que ambos pudieran solucionar sus rencillas y que la relación de los tres fuera tan bonita como él siempre había soñado. Pero su propio deseo había llevado a que todo esto sucediera.

¿Por qué no pudo aceptar desde el principio que Chifeng-Zun y Lianfang-Zun ya habían cruzado el punto de no retorno? ¿Por qué se empeñó tanto en hacer que se acercaran, si eso les terminó haciendo daño a ambos?

Era lo mismo todos los días. Las preguntas que se hacía, las conclusiones a las que llegaba, todo siempre apuntaba a una verdad absoluta: Invariablemente, Lan Xichen era siempre el problema. 

“¿Qué puedo hacer para ya no sentirme tan miserable y para ya no odiarme o ya no sentirme como un jodido fracasado?”

El hombre de ojos color chocolate tembló suavemente y tragó saliva, intentando ignorar el nudo que se formaba en su garganta. No había olvidado las palabras en la carta de Jiang Wanyin. De hecho, estaban grabadas en su memoria, en especial esos pasajes tan dolorosos y familiares. La había leído muchas veces, buscando inspiración para su tarea, y para responder a su carta con el mayor detalle posible. Como le había dicho en su respuesta, resonaba con ese sentimiento, lo entendía, lo abrazaba en su alma rota. Había dedicado su tiempo a hacer una guía de meditación para el hombre que pidió su ayuda en un breve momento de desesperación, pero sentía que él mismo no estaba progresando siguiendo el método que le había aconsejado.

De pronto, la idea de que tampoco iba a servirle de nada al líder del clan Jiang, apareció como una posibilidad delante de sus ojos. La última vez que intentó hacer algo bueno por alguien que le mostró confianza para ayudarlo a sanar su mente, esa persona había terminado muerta gracias a una desviación de Qi.

¿Qué pasaría si Jiang Wanyin también se hiciera daño por su culpa? ¿Qué pasaría si muriera? ¿Qué pasaría si ya no respondía a su carta porque algo grave lo indispuso? ¿Qué pasaría con el clan Jiang? ¿Qué pasaría con el mundo de la cultivación? ¿Cómo podría mirar a Wangji a la cara si este hecho hacía sufrir a Wei Wuxian de maneras inimaginables? ¿Qué sucedía entonces?

Había estado tan entusiasmado con la idea de ayudar, que había olvidado que en su caso, la ayuda muchas veces era contraproducente.

Su respiración se agitó y se hizo irregular, su corazón empezó a acelerarse como si corriera una maratón, pese a estar inmóvil. De pronto, la tierra se abría a sus pies y Lan Xichen sentía que caía en un abismo profundo. Un terror indescriptible llenó sus pulmones y su estómago se revolvió, pese a no tener casi nada en él.

Su cabeza fabricaba escenarios en donde Jiang Cheng tenía una desviación de Qi por practicar meditación Daoyin, algo improbable e ilógico, pero que para él, en este estado mental, era algo completamente posible. Las imágenes se arremolinaban con una nitidez, que parecía estar sucediendo frente a él. Jiang Wanyin vomitaba sangre y se doblaba de dolor en el suelo, gritando con la voz más dolorosa que había oído nunca. Las túnicas violetas tenían una gran mancha carmesí. El aroma del hierro se mezclaba cruelmente con la fragancia de los lotos.

“Espero que tenga un día tranquilo y que esta distracción no haya sido una molestia en medio de su reclusión.”

La caligrafía del cultivador de ojos violetas apareció frente a sus ojos y por un momento muy pequeñito, pudo salir de aquel estupor en el que la ansiedad lo atrapó. Lan Xichen estaba tumbado, boca arriba, transpirando, temblando, con la garganta seca y una expresión febril. El mundo parecía enfocarse, el techo del Hanshi haciéndose visible lentamente, pero no solo eso… algo más acaparaba su campo de visión.

Parecía haber perdido por un rato el sentido del oído porque veía que alguien parecía hablar cerca suyo, pero ningún sonido venía a él. Poco a poco, cual instrumento musical que estaba siendo calibrado y cual sonido regresaba de él lentamente, como traído de lejos, Lan Xichen pudo oír claramente la voz urgente y formal de Lan Wangji, cuyos ojos dorados también parecían cobrar claridad en medio de la niebla que antes cubría su visión.

—¡Hermano! ¡Hermano! ¡Hermano, por favor! —Al verlo, se dio cuenta de que no estaba en el piso, tendido, como inicialmente creyó. Si no que su cuerpo era sostenido por el segundo jade, cuya expresión aparentemente no había cambiado mucho, pero él le conocía lo suficiente como para saber que estaba muy preocupado.

—...¿Wangji? —Preguntó con la voz en un hilo, y la expresión del Lan menor se relajó un poquito.

—¿Estás bien? —Respondió Lan Zhan con otra pregunta, sosteniendo cuidadosamente a su hermano mayor y negándose rotundamente a soltarlo. Como en las situaciones urgentes, las palabras acudían a él con inusual facilidad.— Vine porque estaba de guardia matutina y escuché ruido… pensé que se había caído algún objeto. —Luego de una pequeña pausa, siguió viendo al primer jade, consternado, llevando una mano con cuidado y sumo respeto a la frente del mayor, su expresión haciéndose más grave.— Estás ardiendo en fiebre…

Xichen no respondió. Su cabeza latía dolorosamente, mientras intentaba procesar todo lo que estaba pasando. El suave y familiar aroma a sándalo que desprendía su hermano lo estaba anclando al presente, pero su mente aún corría en segundo plano. ¿En qué momento se había hecho de mañana? Hasta donde él sabía, era de noche. ¿Qué había pasado? ¿Cómo había llegado ahí? ¿Qué fue lo que vio Wangji cuando entró al Hanshi? ¿Habría dicho algo? ¿Habría estado delirando críticamente?

Entonces recordó el por qué de su crisis, una última imagen apareciendo frente a sus ojos.

“Sinceramente,”

—Jiang… 

Pero su consciencia se desvaneció por completo antes de poder decir el nombre de la persona que ocupaba sus pensamientos. Wangji llamó su nombre repetidamente, sacudiéndolo con cuidado, asustado, notando cómo tras los párpados caídos de su hermano mayor, lágrimas acumuladas caían y se mezclaban con su sudor. Lan Xichen sintió que su cuerpo flotaba y volaba a un espacio que no conocía. Todo se puso negro, ya no había nada en lo cual pensar. Al fin un poco de paz, ¿Pero a qué costo?

Estaba seguro de que apenas cantara victoria, empezarían las pesadillas.

“Lo siento mucho, Jiang Wanyin. Hoy no he podido tener un día tranquilo.”

Notes:

Hola de nuevo <3 <3 <3 Hoy les traigo de todo porque la inspiración estuvo buena, wuuu~~ En fin, paciencia, paciencia, que estoy construyendo todo para que cuando A-Cheng y A-Huan se encuentren personalmente, sea un momento épicamente hermoso :3 Sobre el método de meditación Daoyin, existe en la vida real, pero le he creado un lore ficticio para que encaje con el fic. Para una mejor visualización de esas "danzas", el Qigong y el TaiChi se basan en el Daoyin uwu~ (Sí, investigué e hice algunos movimientos por mi cuenta para entender cómo funciona, y sí relaja bien nice, 100000/10)
En fin, gracias nuevamente por los kudos, bookmarks y comentarios, ¡Nos vemos en la siguiente actualización! <3

Chapter 5: Entre sueños y conexiones

Notes:

(See the end of the chapter for notes.)

Chapter Text

Lan Wangji observaba a su hermano recostado en la cama en donde lo había dejado. Todavía seguía inconsciente y afiebrado. El tono rojo en su rostro evidenciaba que el intenso calor todavía no se iba de su cuerpo, lo cual era poco natural para el frío que hacía en Gusu casi todo el tiempo. Su respiración era agitada y sus labios estaban resecos.

Había acudido con los médicos del clan para que le dieran asistencia al líder. Lo había llevado al ala médica de los Recesos de las Nubes para que lo estabilizaran en medio de la crisis. Pero, debido a la reclusión en la que su hermano se encontraba, regresó con él y con los sanadores al Hanshi para terminar de brindarle apoyo en la privacidad de su habitación y permitir que se recuperara lejos de las miradas preocupadas de los demás miembros del clan. El flujo de Qi de Lan Xichen estaba inquieto y empezando a descontrolarse, y el segundo jade también estaba apoyando con su propia energía espiritual a poder darle solidez al Qi de su líder de clan.

Como siempre, el menor de los hermanos Lan era una persona silenciosa, y escuchaba atentamente a los médicos decir que el líder había estado al borde de una desviación de Qi. Que el resultado pudo ser muchísimo peor, pero que había una parte de su energía que se mantenía estable, probablemente porque la hubiese estado cultivando por medio de algún tipo de meditación, y que eso fue clave para que pudieran salvarlo a tiempo, además de la pronta acción del segundo jade, que fue quien encontró la aterradora escena. Al menos no había vomitado sangre y sus órganos internos se encontraban bien. Sí, su cuerpo estaba agotado y había colapsado, pero nada irreversible había pasado aún y eso era esperanzador.

Pese a este hecho, Wangji se sintió terrible. Sabía que algo iba mal con su hermano mayor, pero no estaba seguro de cómo abordar el tema con él. Pensaba que, si cumplía su voluntad, era paciente con él y sólo lo visitaba lo necesario, le evitaría todo el dolor posible. Pero al final, eso había resultado exactamente en lo contrario. Pensaba que con la experiencia de perder y recuperar a Wei Wuxian, habría aprendido a ser más atento y a dudar menos de sí mismo cuando quería cuidar de las personas que le importaban, pero ahora este evento le demostraba que aún le faltaba mucho. Hay cosas que nunca cambian, después de todo.

Pero algo más había llamado poderosamente su atención, y era que antes de desmayarse, su hermano había mencionado al clan Jiang. O quizá a su líder, no estaba seguro. ¿Acaso habría alguna relación entre el colapso de su hermano y el colérico Sandu Shengshou? No quería decir nada aún, y no planeaba preguntarle a su tío porque estaba seguro de que haría un escándalo y quizá también le daría senda desviación de Qi si tenía una cólera muy fuerte.

Permaneció por un par de horas al lado de la cama de su hermano, sosteniendo su muñeca y traspasándole poquito a poco un flujo sereno de energía. Los médicos le habían dejado instrucciones de cómo tratar con su hermano, y una vez la emergencia fue controlada, decidieron al fin que podían retirarse de la habitación. Colocó un paño húmedo y fresco sobre su frente (cuidando de no tocar su cinta por accidente, por supuesto) y también se dio el tiempo de limpiar su rostro y cuello para refrescar su piel.

Su concentración era tanta, que no se dio cuenta de una curiosa presencia adicional en el Hanshi, quizá por lo acostumbrado que estaba a esa persona existiendo plácidamente a su alrededor.

—Lan Zhan, Lan Zhan~ —Canturreó Wei Wuxian, muy bajito, mientras asomaba por el biombo— Ya no tengo sueño, lo cual es raro porque apenas son las ocho de la mañana, pero bueno, me dio hambre y entonces te estaba buscando para comer juntos y me dijeron que viniste al Hanshi y como tu shufu se encuentra dando una conferencia, pensé que podría escabullirme para-...  —Su parloteo se detuvo cuando su esposo volteó a verlo, mostrando al convaleciente líder de clan con ese ligero movimiento. El rostro expresivo de Wei Ying pasó de feliz a sorprendido, y luego a preocupado, todo en unos pocos segundos.— …¿Qué le pasó a Xichen-ge?

—Casi desviación de Qi. —Respondió Lan Wangji, regresando la mirada a su hermano, sin soltarlo, y haciéndole espacio al recién llegado para que se acomode a su lado.— Lo encontré en medio de una crisis… Sospechaba que él no estaba bien, pero… pensé que estaría bien solo… esperarlo. —Paró de hablar tan pronto sintió que el otro cultivador se había sentado a su lado, apoyando la cabeza en su hombro y cerrando los ojos.— ¿Wei Ying?

—No es tu culpa. —Fue lo primero que dijo el chico de vestimentas oscuras. Si bien todavía le incomodaba un poco hablar tan directamente de sentimientos tan íntimos, con su alma gemela era algo que poco a poco se le hacía más fácil.— No quiero que pienses que fue tu culpa, Lan Zhan. Si acaso, yo creo que has salvado la vida de Xichen-ge. —Levantó la mirada hacia el más alto, y cuidadosamente depositó un beso en su mejilla.— Mi Lan Zhan es siempre una persona muy valiente que rescata a los demás cuando están en peligro~ —Sonrió, para darle ánimos al muchacho. Y aunque la expresión en el rostro del cultivador de ojos dorados no cambió demasiado, Wei Ying supo de inmediato por su suave cambio de aura, que sí había logrado hacerlo sentir mejor.— ¿Quieres cambiar de lugares conmigo? Sé que mi núcleo dorado aún no es muy fuerte, pero podría ayudar a seguir estabilizando el flujo de Qi de Lan Da-ge.

Lan Wangji quiso negar con la cabeza porque tenía sentimientos encontrados, pero viendo que Wei Wuxian le ponía ojos de gato mojado bajo la lluvia, no pudo evitar suspirar un poco y asentir, entendiendo que aceptar su apoyo ayudaría que su relación siguiera siendo de confianza el uno en el otro.— Mn. Pero solo un momento. Puedo aprovechar en traer el desayuno mientras tanto.

—Suena bien, hagamos eso~

Con cuidado, ahora era Wei Ying quien sostenía con cuidado la muñeca de Lan Xichen, mientras ajustaba su flujo de energía para que se sintiera mejor. Notaba que la mayor parte del trabajo ya estaba hecha, por lo que no gastaría demasiada energía, o al menos, no una cantidad que le exija demasiado al cuerpo frágil que habitaba. Lan Wangji se levantó, dejando solos a su hermano y a su esposo, en lo que iba a buscar el desayuno prometido. Wei Ying solía levantarse tres horas más tarde, por lo que usualmente tenía más tiempo para buscar algo de comer que fuera de su agrado. Después de todo, a su pareja todavía le costaba mucho acostumbrarse a la gastronomía de Gusu Lan. Pero siendo la persona que era, siempre tenía opciones disponibles para resolver cualquier predicamento que se presentara, sea en la comida, o en lo que fuera.

Por un momento, el Hanshi se quedó en silencio. Y aunque a Wei Ying le costaba mucho quedarse callado y quieto, hizo lo mejor que pudo para no molestar a su cuñado. Eso y que, también estaba atento a sus reacciones físicas. Con cuidado le refrescó la compresa helada (teniendo especial cuidado con no tocar su cinta de la frente, porque no quería meterse en ese tipo de problemas otra vez), notando que al menos su piel parecía estar bajando a una temperatura más normal y que el rojo en sus mejillas iba recediendo con suavidad.

El mayor frunció un poco el ceño, y Wei Wuxian creyó que iba a despertar pronto. Pero lo que pasó a continuación, no lo habría esperado ni en sus sueños más locos provocados por un quemador de incienso.

—Jiang… Wanyin… 

Los hombros del cuidador brincaron por la sorpresa, casi interrumpiendo su flujo de Qi, pero retomando su labor a tiempo. ¿Lo había escuchado bien? ¿Estaba llamando a Jiang Cheng en sueños? Parpadeó un par de veces. Los labios secos y entreabiertos de Lan Xichen parecían murmurar cosas ininteligibles y Wei Wuxian pensó que a lo mejor solo se lo había imaginado, que en realidad, el líder del clan Lan había dicho algo parecido… después de todo, su idioma tenía tantos sonidos similares que podían causar malos entendidos y eso. Estaba empezando a convencerse de esa idea… hasta que sucedió de nuevo.

—Jiang… Wanyin… por… favor…

Okay. Estaba pasando. ¿Qué demonios? No encontraba una explicación lógica. Y no quería entrar en su consciencia para ver qué estaba ocurriendo en sus sueños porque, uno, estaba hablando del líder de su nuevo clan, dos, de su cuñado, tres, de una persona amable que no merecía que vieran sus secretos y cuatro…

Le daba ñáñaras la idea de que el sueño, o lo que fuera que Xichen estuviera teniendo con su shidi fuera algo no apto para sus ojos. Por si acaso, miró alrededor y aliviado, notó que no había ningún quemador de incienso encendido en el Hanshi. O sea… no era como si pensara que el respetable primer jade estaba teniendo uno de esos sueños eróticos con…

Bueno… Sí.

Sí lo estaba pensando. Pero quiso golpearse internamente por ser así de tarado y pensar cosas malas y pecaminosas de un ser tan suavecito como Lan Xichen. A parte, los únicos manga cortada que conocían (de momento) en el mundo de la cultivación eran él mismo y Lan Wangji… no recordaba que Xichen hubiese mostrado esas inclinaciones antes, ¿O sí? Se quedó pensativo… ¿Acaso todo el asunto de los hermanos jurados había sido algo más que solo hermandad? ¿Acaso alguna vez esos tres cruzaron algún tipo de línea?

Wei Ying le puso freno inmediatamente a su cabeza porque ya estaba yendo a lugares que eran demasiado turbios y no, no, no. Aunque no lo dijera en voz alta, en su mente ya estaba faltando el respeto a alguien que lo veía como parte de su familia.— Estúpido, Wei Wuxian, estúpido. —Siseó lo más bajito que pudo, dándose palmaditas en la cara y casi casi haciendo un berrinche. Se prometió a sí mismo ya no intentar imaginarse ni en broma a su cuñado en ese tipo de situaciones. Claramente, Lan Huan no lo estaba pasando bien, su cuerpo estaba muy tenso y su expresión muy adolorida para ser ese otro tipo de sueño. De hecho, su ceño se fruncía un poco más. ¿Estaba teniendo pesadillas?

Analizando la situación, era más lógico que las pesadillas fueran con alguno de sus hermanos jurados, o sobre los últimos hechos ocurridos en el mundo de la cultivación… incluso sobre la ceremonia de sellado de los ataúdes. Intentó recordar si su shidi y la persona que cuidaba habían tenido alguna relación fuera de sus liderazgos en sus sectas respectivas, y solo recordó cosas muy puntuales a lo largo de sus vidas. Lo más que habían interactuado recientemente había sido en el templo Guanyin, el día de esa fatídica pelea, y justo antes de que ambos entraran en reclusión.

¿Acaso era una pesadilla o visión relacionada a ese día?

Con una expresión conflictuada, cerró los ojos y ajustó el flujo de su Qi, para inducir a su mayor a dormir sin sueños. Al principio, la mente de Lan Xichen ofreció un poco de resistencia, pero poco a poco, como dejándose arrullar por la suave música de un dizi, cedió. Logrando su objetivo, Wei Wuxian se sintió más aliviado. ¿Quién sabe qué pensaría Lan Zhan si escuchaba lo que él acababa de presenciar? No tenía idea que su contraparte ya había oído algo similar y que también estaba conflictuado al respecto. 

¿Qué podrían hacer? ¿Escribir una carta y enviarla al Muelle de Loto? ¿Dirigirse él mismo ahí a preguntarle al líder del clan Jiang con el tono más casual del mundo qué estaba pasando exactamente entre él y Xichen-ge y por qué parecían ser súbitamente tan cercanos? Tragó saliva, negando. Su situación con Jiang Cheng era por demás incómoda. Por más que quería saber cómo se encontraban él y su sobrino (especialmente ahora con toda la situación caótica del clan Jin), no se sentía bien iniciando una conversación, ni siquiera a través de una carta.

Pensaba que Jiang Cheng quemaría sus cartas sin leerlas, o que, quizá, le enviaría semillas de loto podridas, o quizá iría él mismo a Gusu a soltar a su jauría de perros para que no vuelva a molestarlo nunca más en su vida.

Recordaba palabra por palabra las cosas que su hermano marcial gritaba en la lejanía, mientras el pequeño bote se lo llevaba de lo que alguna vez fue su hogar. Recordaba oírlo llorar, reclamar… gritar como solo una vez le había oído: El día en el que quemaron su clan, hace varios años atrás. Ese era el llanto de una persona que, nuevamente, perdía a alguien de su familia. Pero también se había enojado con él, por las cosas que le dijo en su arranque de incredulidad e ira. Sí, sabía que Jiang Cheng muchas veces decía cosas de las que luego se arrepentía porque las soltaba en un ataque de cólera, pero todo tenía un límite, y para él el límite se cruzaba cuando alguien se metía con la persona que más amaba en el mundo.

Él sólo quería rehacer su vida en Gusu Lan y hasta ahora le estaba yendo más o menos bien… pero en el fondo, deseaba que las cosas entre él y Jiang Cheng pudieran volver a ser como antes. Era increíble pensar que alguna vez estuvieron dispuestos a dar incluso la vida por el otro, pero que ahora no podían ni verse a los ojos sin voltear la mirada de inmediato. Y también extrañaba lo que alguna vez fue su hogar. El clima cálido de Yunmeng, nadar en el lago, comer semillas de loto maduras, comer la deliciosa comida de su shijie…

Ah, no, eso último no se podría. 

Dio un suspiro pesado. La gente que se había ido ya no podía volver. No importa cuánto lo lamentara, Jiang Yanli estaba muy lejos de su alcance. Él sabía perfectamente cómo se sentía perder a un hermano querido, por lo que quería apoyar a Lan Zhan lo más posible para que no se sienta mal por lo que estaba pasando con Lan Xichen, y para que en serio no terminara pasándole nada peor que lo que ya le atormentaba.

Él mismo había llegado a apreciar al primer jade. Después de todo, fue gracias a su apoyo invaluable que se pudo dar cuenta de lo que sentía por su Lan Zhan. Y también fue bajo su aval que pudo vivir en Los Recesos de las Nubes y pasar todos los días junto a su persona destinada como compañeros de cultivación, sin preocuparse por causarle problemas o alejarlo de su familia y su preciado clan. Estaba seguro de que Xichen hacía esto más por su propio hermano que por él, pero sentía una gratitud inmensa hacia él. Le habría encantado poder conocerlo mejor, chismear junto a él, hacerlo reír con sus ocurrencias… pero la reclusión sucedió y Lan Qiren le prohibió estrictamente entrar al Hanshi para no perturbar más a su sobrino mayor.

Y aquí estaba de nuevo, rompiendo las reglas del clan al que ahora pertenecía. No pudo evitar soltar una risita.

Así, en medio de sus pensamientos, notó que por fin, el Qi de Lan Xichen se había estabilizado y suavemente rompió el contacto físico con él, soltando su muñeca y colocando suavemente su mano en la cama. Ahora, solo había que dejarlo descansar y esperar a que despertara cuando se sintiera listo. Quizá, si tenía buenos ánimos, podría preguntarle qué pasaba con Jiang Cheng (o al menos, intentarlo sin que entre en crisis de nuevo).

Ajustando su postura en el piso y acomodando su mejilla sobre su mano, se quedó viendo al jade durmiente, que al fin parecía completamente sumido en un sueño profundo sin perturbaciones. Se sentía un poco cansado y eso le hizo anhelar a su antiguo cuerpo, que resistía mejor a esas cosas y para el que ayudar a estabilizar el Qi de alguien o regalarle dormir sin pesadillas habría sido pan comido. Entrecerró los ojos, sintiendo sueño, pero solo se limitó a bostezar lo más en silencio que pudo. Hasta que oyó unos pasos suaves que se acercaban, haciéndolo sonreír y salir de su estupor.

Su Lan Zhan estaba de regreso con la comida.

 

Por otra parte, en el Muelle de Loto, Jiang Cheng estaba pasando por un momento en extremo productivo. Milagrosamente, había podido descansar bien y su mente estaba más clara y ágil que el día anterior. Concentrado en sus ocupaciones, estaba avanzando sus papeleos a un ritmo que ninguno de sus discípulos había presenciado antes. No sabían qué cosa había poseído al líder del clan Jiang, pero sea lo que sea, al menos no estaba refunfuñando y quejándose de todo, como la gran mayoría de ocasiones.

Si acaso, parecía estar de buen humor, lo cual era raro, pero no por eso indeseado.

Un Jiang Wanyin feliz era un Muelle de Loto feliz.

Bueno, feliz no era precisamente la palabra, pero para los estándares de alguien con su complicado carácter, nadie habría pensado que era la misma persona que había salido al sexto día de su reclusión con la mayor cara de pocos amigos de la historia y con ganas intensas de azotar gente con Zidian porque (para sus exigente estándares), todo estaba hecho un desastre.

Claro, todavía tenía el ceño fruncido, un caminar amenazante y un aura impenetrable, pero el líder del clan Jiang se detenía a escuchar con cierta paciencia cuando alguien le quería preguntar algo. Sus respuestas eran igual de breves, pero por alguna razón, no sonaban tan cortantes como siempre. 

Era especialmente común que se saltara el almuerzo, o que dejara esperando a quien le tocaba llevarle la comida a su estudio, pero ahora le atendió un poco más rápido de lo usual y se dio un momento para comer. Eran cambios muy pequeños, pero notorios, que no pasaron desapercibidos a varios de los discípulos, que susurraban entre ellos sobre estos pequeños hechos, en los campos de entrenamiento.

Nadie en Yunmeng Jiang sabía cuál había sido la fórmula mágica, pero cuando encontraran al benefactor que pudo darle un poco de paz a su siempre ocupado y estresado líder, iban a hacer un banquete en su honor durante mínimo tres días. (Eso si podían ponerle algún pretexto al líder para poder hacerlo, obviamente.)

Jiang Cheng dio un suspiro cuando terminó de escribir una última respuesta al clan Ouyang y se estiró sobre sí mismo, relajando un poco su postura. Ya llevaba un rato que había encendido una vela para iluminarse y la noche recién empezaba a caer. Se quedó pensativo y determinó que aún era muy pronto para responder a Lan Xichen y contarle en una carta que su método de meditación recomendado le había ayudado a no tener un día de mierda (como era normalmente).

Al menos, las cosas parecieron alinearse, las buenas ideas fluyeron con calma y no parecía estar desesperado por terminar su trabajo o probar su valor todo el tiempo. Quizá por el enfoque que había tenido al practicar Meditación Daoyin, ese en el que pequeños avances igual significaban avances, Jiang Cheng probó a usar esa filosofía en otros ámbitos de su vida y parecía funcionar.

No era algo mágico, ni mucho menos infalible, porque había ratos en donde sí soltaba algún improperio bajo su aliento o Zidian chispeaba en su mano ante alguna cosa que no le gustara. Pero estos hechos eran menos frecuentes que antes. Tenía que seguir practicando. No esperaba llegar a tener el temperamento de un santo, ni tampoco aspiraba a volverse virtuoso hasta la médula como alguien de Gusu Lan. Mientras pudiera tener la claridad mental con la que se manejó hoy, se daba por servido.

Aun así, pensaba que tal vez mejoraría los ánimos del líder del clan Lan el hecho de saber que su asistencia le había ayudado muchísimo. Y sentirse útil sería algo bueno para su mente, ¿O no? Él lo sabía de primera mano.

Aunque… la idea de la carta no le convencía. Especialmente porque él mismo iba a dejar su clan por un rato y no quería dejarles responsabilidades en exceso, especialmente si se trataba de algo personal como su correspondencia al primer jade. Además, sentía urgencia, de manera inexplicable. Tenía la sensación de que debía comunicarse con Lan Xichen lo más pronto posible.

…Bueno, su prioridad ahora era ir a la Torre Jinlin al día siguiente para poder limpiar un poco el desastre de clan que no dejaba a su sobrino en paz. Luego podría pensar en visitar Gusu personalmente antes de regresar a Yunmeng. Dado que no iba por asuntos oficiales, anunciarse con anticipación no sería algo tan necesario… y como la persona a la que visitaría estaba permanentemente en casa, no cabía duda de que podría recibirlo como visita. Solo iría a verlo por un momento, le contaría su experiencia con el método que le dio e intercambiarían algunas ideas. Nada demasiado extraño ni elaborado. Luego de eso volvería a casa y si decidían mantener la comunicación a través de cartas, respondería con más detalles a la carta de Lan Xichen apenas volviera a Muelle de Loto.

Era un buen plan. 

Con esa idea en mente, se dedicó a escribir algunas notas y a guardar cosas importantes para su viaje en una bolsa Qiankun.

Habiendo organizado todo, mientras todos en su secta cenaban y cerraban el día, decidió adentrarse en el campo de entrenamiento, que ahora se encontraba vacío. Era el momento perfecto para practicar la Meditación Daoyin, y sacando la guía de Xichen de su manga, empezó a leerla con cuidado. Primero, como manera de calentar motores, empezó con el Primer Movimiento, Viaje de la luz del cielo, cerrando los ojos y sabiendo qué hacer. Seguía sin ser algo perfecto, y definitivamente tenía espacio para mejorar, pero debido a que estaba dejándose llevar y no estaba prestando demasiada atención a los detalles más pequeños, la forma en la que su cuerpo se movía, se ajustaba a la técnica que necesitaba: Brazos fluidos como cintas de seda, pasos suaves que acariciaban la tierra, tronco erguido, pero a la vez flexible, y sobre todo, temple sereno como los rayos de la luna.

Abriendo los ojos con calma, fue capaz de realizar el movimiento completo con la menor cantidad de errores posibles para su habilidad actual. Y la mejor parte, el flujo de Qi que había logrado mover ya estaba al nivel de sus codos. Era una sensación rarísima, como tener ambos brazos sumergidos en agua tibia, pero que la calidez de aquella agua emanaba desde el interior de su cuerpo y no de afuera. Bueno, no era un gran avance, pero era un avance. Y por eso, se sentía mucho mejor. No sería un genio, pero trabajaba duro para estar a la par de los cultivadores más talentosos. Tampoco era que no estuviera bendecido con habilidades de batalla, pero estaba dolorosamente consciente de que habían personas a quienes se les hacía más sencillo aprender algo nuevo con más rapidez.

Exhalando con cuidado, sacó la guía de su manga y la observó detenidamente. ¿Sería buena idea adentrarse en el Segundo Movimiento antes de ir a descansar? Una parte de él quería hacerlo, pero decidió que valía más la pena perfeccionar el primer movimiento. Quizá, si lograba realizarlo adecuadamente, podría contarle con más orgullo todavía al líder del clan Lan, que lo había hecho bien gracias a él. Volviendo a guardar la guía, volvió a posicionarse en su espacio inicial y esta vez, decidió empezar con los ojos abiertos, pero concentrándose más en sus otros sentidos que en la vista.

Esto era más complicado porque una parte de él estaba ansiosa por si alguien aparecía y lo encontraba en medio de… de eso.

¿Qué le podían decir? Él era el líder del clan Jiang, su palabra era ley en Yunmeng, eso lo sabía todo el mundo. Pero no le hacía gracia que alguien llegara de la nada a interrumpirlo. O a mirarlo como si lo que estuviera haciendo fuera un maldito espectáculo barato…

Detuvo los movimientos, sintiéndose muy irritado y teniendo ganas de golpear a alguien.

Negando con la cabeza, mejor cerró los ojos para concentrarse y empezar de nuevo, respirando profundo y obligándose a estar en calma… o al menos, a intentarlo. Le tomó algo de tiempo, pero sin duda, el pequeño truco que le dio Xichen hacía más fácil que lograra tranquilizarse. Oyendo el viento, sintiendo su Qi acariciar su ser desde las yemas de los dedos de sus manos hasta los codos, empezó nuevamente a danzar, concentrándose lo mejor posible en sentir su flujo de energía y a aprender a reconocerlo mejor.

Aunque esta vez algo curioso sucedió.

Mientras más se concentraba, más le parecía que un susurro se colaba entre sus oídos, directo a su mente. Era una voz… que al inicio se oía amortiguada por la distancia. Pese a esto, no dejó de moverse, sintiendo cómo su Qi ascendía un poco más, sus brazos asemejando a un recipiente llenándose de agua.

“Jiang… Wanyin…”

—!!!!!!!!! —Dio un paso en falso, pero recuperó su estabilidad pronto, gracias a sus reflejos. No abrió los ojos y se concentró aún más en su Qi. Por alguna razón, sentía que no debía romper esta conexión, que no era una amenaza, que era algo importante. Especialmente porque no sentía sed de sangre de parte de esa presencia. Era… era como si estuviera sufriendo mientras lo llamaba, y por alguna razón, podía sentir ese dolor en él mismo, como si él también lo sufriera en carne propia.

“Jiang Wanyin… por favor…”

Silencio… hizo silencio. Necesitaba saber qué quería decirle esa voz tan cálida como preocupada. No detuvo el flujo de sus pasos y controló su respiración para no desesperarse, y para intentar disipar la melancolía que se agolpaba en su garganta como un nudo. Tragó saliva para disipar esa sensación. No. No era momento de ponerse sentimental sin razón alguna.

“...Por favor, dime que te encuentras bien.”

—No sé quién eres, pero estoy bien. —Respondió con una voz seria, sin dejar de danzar, finalizando la coreografía, aún con los ojos cerrados, enfocado en responder a aquella voz que preguntaba por su bienestar. Ya no recordaba cuándo había sido la última vez que alguien le preguntó eso. Pero bueno, no sabía quién era esta persona… o ser, y no le buscaría la lógica, por ahora.— No te preocupes por mí, no soy tan débil.

Abriendo suavemente los ojos, sintió que la conexión se desvanecía, pero estaba seguro de que había sido oído, porque justo antes de abrir los ojos, lo que inundó su cuerpo fue un alivio inmenso. Miró al cielo, notando la luna que lo iluminaba con sus pálidos rayos. No había nadie a su alrededor, la voz había venido de lejos, y a la vez, de su interior. 

Bueno, ya tenía otra razón para visitar a Lan Xichen. Tenía que preguntarle si haciendo meditación Daoyin, era normal escuchar a alguien hablarte al corazón y preguntarte si estabas bien. ¿Acaso por eso ese método te ayudaba a calmar la mente? Tendría sentido pero… ¿De quién era la voz? ¿Y por qué sentía que la había escuchado antes?

Notes:

Queridos hermanos, estamos aquí reunidos para otro capítulo, yasssss <33333 En fin, prometí WangXian como pareja secundaria, así que lo traje :3 Confieso que me encanta escribir a Wei Ying, su mente es tan despierta y se le puede sacar tanto provecho humorístico xD Y si se preguntan si se va a reconciliar con su shidi, la respuesta es sí. Eso va a venir a futuro. Paciencia <3

Quería decirles también que soy feliz porque poco a poco esta historia va teniendo más acogida y llegando a más gente que quiere darle una oportunidad QwQ~ ¡Muchas gracias a todos y nos vemos en la próxima actualización!

Chapter 6: Entre enemigos y aliados

Notes:

(See the end of the chapter for notes.)

Chapter Text

—Me temo que no se ha anunciado con debida anticipación para venir de visita a Lanling, líder del clan Jiang.

—Yo me anuncié con el líder de su clan y recibí su permiso. ¿Acaso van a ir en contra de su autoridad?

El salón entero hizo silencio. La sala de conferencias de la Torre Jinlin estaba llena de los ancianos y nobles de Lanling. Jiang Wanyin había llegado en la mañana con una pequeña comitiva de representantes de su clan, tomando a todos por sorpresa, excepto a su sobrino, que lo estaba esperando con una actitud un tanto nerviosa. Jin Ling estaba de pie delante de los presentes, el más joven de todos, manteniendo la cabeza en alto lo más posible para no avergonzar a su tío…ni a sí mismo. Su estatus era diferente ahora, después de todo. Con cuidado cubrió su puño derecho con su palma izquierda, reverenciando con elegancia, saludo que fue correspondido por Jiang Cheng y sus acompañantes, en muestra de respeto y reconocimiento.

—Bienvenido, jiu-... —El joven maestro del clan Jin se corrigió inmediatamente.— Líder del clan Jiang. ¿Qué lo trae a Lanling el día de hoy? —Su tono de voz era controlado, y aunque claramente era un joven inexperto, estaba manejándose lo mejor que podía.

Jiang Cheng se quedó viendo al chico, sintiendo que estaba mirando al pasado y viéndose a sí mismo en medio de esas horribles reuniones en las que otros clanes lo subestimaban por su juventud. No dejaría que su querido sobrino pasara por lo mismo que él.— Venimos a observar la correcta transición del liderazgo del clan Jin.

—¿Por qué le parece necesario hacer algo así siendo usted de otro clan? ¿No le parece que se está inmiscuyendo en asuntos ajenos? —Preguntó uno de los nobles del clan Jin, cubriendo la mitad de su rostro con un abanico, intentando ocultar su expresión desdeñosa, aunque sin éxito.— Como puede ver, el joven maestro está realizando sus deberes sin ninguna interrupción o dificultad.

Jiang Wanyin no le prestó atención a quien recién acababa de hablar, su mirada fija en Jin Ling que estaba haciendo todo lo posible por no contorsionar el rostro por lo que estaba pasando.— Y me alegro de haber venido pronto porque no tenía idea de que estaba lidiando con personas con tan malos modales, líder del clan Jin. —Dirigiendo una mirada al hombre que había hablado, ahora sí se dirigió a él, con el ceño fruncido.— ¿Quién le dio el derecho a meterse en una conversación entre líderes de secta? ¿Acaso quiere decir con esta interrupción que tiene la autoridad suficiente como para hablar a nuestro nivel?

El hombre guardó silencio, bajando un poco el abanico, abriendo y cerrando la boca para intentar decir algo, pero no podía responder a eso. Su rostro estaba rojo, entre cólera y vergüenza, mientras Jiang Wanyin sonreía de forma socarrona. Como siempre, su lengua era ágil para lidiar con cosas así. Ser hijo de Yu Ziyuan tenía sus ventajas en ese apartado.

—Eso pensé. —El visitante resopló y volvió a mirar al líder más joven.— Entonces, ¿Podemos empezar con la reunión?

—Claro que sí. —El joven maestro respondió. Su corazón latía rápido y estaba haciendo lo posible para que su voz no fallara. Había peleado con bestias, fantasmas y en muchas ocasiones casi había perdido la vida. En situaciones como esta, Jin Rulan se decía a sí mismo que si había sobrevivido a todo eso, lidiar con unos viejos de mierda no era nada en comparación. Al menos, era así como había soportado tantos días sin enloquecer ante la presión. No se iba a rendir en un día tan importante como este.— Ya no tendremos más interrupciones y nadie opinará a menos que se le pida hacerlo. —Dirigió una mirada de reojo a los nobles, que se incomodaron con el comentario del heredero del clan. Algunos todavía tenían actitudes desafiantes, pero no lo demostraban abiertamente.

La presencia del líder del clan Jiang era determinante para mantener a los nobles controlados.

Aquella reunión abarcó diversos puntos. Desde la situación política actual del clan Jin, el balance de la gestión de Jin Guangyao, cómo se estaba desarrollando la administración de las torres de vigilancia ahora que su principal gestor estaba muerto y cómo estaban dejando la posición de Cultivador Jefe para el siguiente líder de clan que la asumiera.

El joven líder del clan Jin se mostró competente en todo momento, desglosando los temas con claridad y orden. Pese a estar leyendo, su entonación era buena, y aunque estaba nervioso, nunca se trabó y sus palabras siempre fueron claras. Jiang Cheng estaba orgulloso de su sobrino, aunque ese sentimiento era opacado por las ocasiones en las que los propios miembros del clan Jin parecían querer sabotear a su líder, haciéndole preguntas trampa, interrumpiéndolo con anotaciones pasivo-agresivas, o mostrando mala disposición ante su participación, teniendo una mala postura  al sentarse o mostrando apatía en su rostro.

Como acto reflejo, el líder del clan Jiang giraba a Zidian que descansaba en su dedo, intentando relajarse, pero cada vez más y más tenía unas ganas enormes de atar y azotar a esa tira de imbéciles, y su arma espiritual lo reflejaba chisporroteando ocasionalmente. Solo la gente de su clan entendía que su paciencia estaba llegando al límite y se daban miradas de aprensión de reojo, pensando en cómo manejar la situación si todo se salía de control. Pero por respeto a su sobrino, prefirió no mandar a todo mundo a la mierda. Al menos, no por ahora.

Pero Jin Ling se hizo escuchar. Si bien, todavía no tenía la autoridad y el carácter necesarios para controlar por completo a la audiencia, quedaba claro que era capaz de estar en su puesto y que había estudiado mucho toda la situación en la que estaba inmerso. Algunos de los miembros más viejos del clan lo miraban con atención. Al no ser un mocoso ignorante, claramente sería más difícil de manipular. Y teniendo el apoyo del líder del clan Jiang, sería más complicado aún poner las manos en el poder.

Los enviados del clan Jiang también hicieron algunas preguntas, pero su naturaleza era constructiva, y Jin Ling respondía con presteza y sin dudar de su información. Esto parecía un examen. Usualmente otros miembros del clan apoyarían al joven maestro en su exposición de los hechos, pero aunque tenía a algunas personas atendiéndolo (y permaneciendo de su lado, aunque sea en silencio), estos sirvientes no tenían el nivel suficiente para dirigirse a toda una manada de viejos lobos acechantes. 

Jin Rulan completamente solo, terminó su explicación de todos los puntos luego de un largo tiempo. Jiang Cheng pareció satisfecho, algunos miembros del clan Jin cambiaron un poco de parecer con respecto a como veían al joven, mostrándose un poco más cooperativos al ver su valor y su esfuerzo, pero había un grupo específico que seguía pensando solo en sus propios intereses.

—Líder del clan Jiang, tengo una pregunta para usted. —Dijo uno de los nobles, aquel que había hablado al principio, que sostenía su abanico altivamente, pese a la vergüenza que lo hicieron pasar para que se callara.— ¿Cuál es su objetivo al hacer esto? Hasta donde teníamos entendido usted se encontraba en reclusión de manera indefinida y los asuntos de su clan los estaba viendo su discípulo jefe. 

—No sé de dónde han obtenido esa información, pero está claramente errada. —Respondió Jiang Wanyin, dirigiéndole una mirada fija.— Es cierto que me encontraba en reclusión, pero no de manera indefinida. Como puede ver, he regresado a mi puesto y el objetivo de que mi clan observe cómo se da la sucesión del liderazgo del clan Jin, es debido a que estableceremos una alianza con ustedes. Para eso, es necesario que conozcamos la situación de su clan, e igualmente venimos a exponer cuál es la situación de Yunmeng Jiang para que el líder del clan lo tenga en cuenta al momento de cerrar nuestros tratados.

Murmullos empezaron a sonar. ¿Una alianza con Yunmeng Jiang? ¡Inconcebible!

Nunca se había oído hablar de algo así. No desde que el joven maestro Jin Zixuan se había comprometido con Jiang Yanli. Pero aquella unión había sido cosa de un arreglo entre sus madres, definitivamente la señorita del clan Jiang no era suficiente para el guapo y talentoso heredero de Jin Guangshan. Por alguna razón, Lanling Jin tenía la mala costumbre de mirar por encima del hombro a otros clanes debido a la bonanza económica que siempre tenían, pero no se daban cuenta de que mucho dinero, en esta época, ya no era suficiente.

—¡Silencio! —Rugió Jin Ling con voz irritada y autoritaria, logrando que las personas se callaran, porque había alzado la voz más de lo usual. Él y su jiujiu parecían hermanos, calcados del mismo molde, pero ahora que había soltado ese arranque temperamental, quedaba más que claro que eran familia directa. Incluso Jiang Cheng y su comitiva se habían quedado perplejos.

Lo que había detonado la ira del muchacho y que se hiciera notoria la vena que palpitaba en su frente, eran los murmullos sobre sus padres y sobre sus tíos. Podían ningunearlo todo lo que quisieran a él, pero si se metían con las personas que amaba, no iba a dudar en hacer valer su posición, así sonara como un mandón.

—¿Tienen idea de la situación en la que está Lanling Jin? ¿Piensan que es una buena idea rechazar una alianza estratégica con Yunmeng Jiang solo porque sienten que no es un clan a la altura? —Los ojos de Jin Ling brillaban de ira, barriendo con la mirada a todos los que habían estado cuchicheando, que hicieron de todo para no removerse en su asiento. El niño era demasiado directo.— Si acaso, deberíamos estar agradecidos con el líder del clan Jiang y sus discípulos por siquiera considerar algo así después de que nuestro anterior líder lo atacara a traición. —Su voz no tembló, pero aunque lo había dicho con seguridad, su tío había notado el dejo doloroso en esa afirmación. Después de todo y dijeran lo que dijeran, Jin Ling también había visto el lado amable de su xiao-shushu y se negaba a aceptar que ese pequeño atisbo de luz era mentira. Aun así, siguió hablando del tema como si no le doliera en el alma.— No es suficiente que nuestra secta dependa de su gloria pasada, o creer que las cosas funcionan igual que hace veinte años. Quiero que sepan que la decisión que tome al respecto es irrevocable y NO tiene lugar a negociaciones. ¡¿Entendido?!

—¡Sí! —La respuesta fue automática, y algunos se sorprendieron por sus propias reacciones. Definitivamente, ese muchacho era hijo de Jin Zixuan y sobrino de Jiang Wanyin.

Sin mayores interrupciones, el equipo de Yunmeng Jiang empezó a exponer su situación y diversos asuntos de interés para el clan Jin. Tal y como el joven líder lo había dicho, era beneficioso para su clan tener el apoyo de Yunmeng Jiang. El tema del dinero ya no era un problema para ellos. Habían crecido muchísimo como secta y hasta parecía que nunca habían sufrido el ataque del Qishan Wen, hace más de una década. Jiang Cheng claramente era mucho mejor administrador que Jiang Fengmian, y su actitud tan directa y abocada a la acción le había ganado muchos enemigos, pero también bastantes aliados. Quien tuviera una alianza con Yunmeng Jiang, tenía asegurado el apoyo de uno de los clanes más leales del mundo de la cultivación.

Con todo el protocolo hecho, cerrando las negociaciones, los Clanes Jin y Jiang completaron las negociaciones de su alianza de forma exitosa. Antes de finalizar la reunión, Sandu Shengshou se levantó de su sitio para tomar la palabra. Dirigió la mirada a los ancianos y los nobles del clan Jin, Zidian empezando a brillar con su luz relampagueante, la vena en su frente palpitando de la misma forma que Jin Ling mostró hace un momento, el látigo espiritual desplegándose de forma amenazante. Los discípulos del clan Jiang no dijeron nada, pero permanecieron atentos. Los miembros del clan Jin (excepto su líder), observaban con ansiedad al cultivador de vestimenta violeta, sin saber realmente qué esperar.

—Quiero dejarles algo muy claro. Pueden pensar que el líder del clan Jin como en un mocoso ignorante o como una pieza de sus jueguitos todo lo que ustedes quieran. Pero todas esas cosas solo van a quedar en eso, pensamientos. —Su ceño fruncido y la forma en que pronunciaba las palabras indicaban que llevaba un rato conteniendo su rabia.— Como pueden ver, Jin Ling es un cultivador muy capaz, con el potencial necesario para liderar esta secta. Sé que algunos han empezado a valorar mejor a su persona, pero esto va para quienes todavía creen que pueden aprovecharse de la situación: La muerte de Jin Guangyao no significa que Jin Ling se ha quedado completamente solo en el mundo. Tiene gente que lo apoya no solo dentro de Jinlin Tai, si no que tiene el apoyo de todo el clan Jiang, y el mío especialmente. No se les olvide que aparte de ser clanes aliados, él y yo compartimos sangre, y en Yunmeng Jiang defendemos la sangre hasta la muerte. —Zidian dio un chisporroteo, como afirmando sus palabras, el lugar estaba en completo silencio y nadie se atrevió a rebatir. Con eso, se dio por finalizada la parte diplomática de la reunión, y ahora podían dedicarse a comer y beber. 

Mientras los demás intentaban ahogar su molestia con comida y alcohol, Jiang Cheng le hizo una señal a Jin Ling para salir de ese ambiente y poder respirar un poco. Como ya no estaban en modo diplomático, ahora eran simplemente un tío y su sobrino reuniéndose como una familia.

El menor le mostró el camino hacia una sala privada y el mayor le siguió. Ninguno dijo nada en todo el camino, incluso cuando cerraron la puerta detrás de ellos. Por un momento se quedaron así, sin decir nada. Justo cuando Jiang Wanyin había decidido decir algo para romper el hielo, sintió un abrazo tembloroso y brusco rodearlo, mientras su sobrino hacía de todo para acallar sus sollozos, fuertemente aferrado a él, su rostro escondido en su pecho. Parecía que había resistido mucho y solo necesitaba el momento correcto para poder quebrarse en un lugar seguro.

Su jiujiu, el único lugar seguro que le quedaba en el mundo.

—A-Ling… —Murmuró el de ojos violetas, llevando una mano a la cabeza de su sobrino y dándole algunas palmaditas, devolviéndole el abrazo y sintiendo como si de pronto, el joven que sostenía volviera a ser un niño pequeño que se había caído y lloraba desconsolado.— Siento no haber podido venir antes. —El contraste entre el líder de clan que amenazó a medio mundo y el joven adulto que consolaba a su familiar más preciado, era sorprendente. Su voz se había suavizado, entendiendo que tenía que dejar al muchacho soltar toda la frustración, vergüenza y dolor que había experimentado intentando resolver él solo, un problema que destrozaría incluso la moral de un adulto experimentado.

—Jiujiu… —Murmuró el chico con la voz completamente rota, entre sus sollozos descontrolados y su voz lastimera. Desde que tenía uso de razón, su tío no era una persona especialmente buena calmándolo cuando lloraba, porque se incomodaba mucho y no sabía bien cómo actuar. Pero lo intentaba. Jin Ling sabe que su tío hacía todo lo posible para criarlo bien. Pero hoy parecía ligeramente más suave de lo normal, un poco más receptivo a su abrazo, así que lo aprovecharía. Durante un rato, se desahogó en brazos del mayor, su cuerpo entero sacudido por sollozos, sus ojos bañados en lágrimas y sus manos aferrando las túnicas violetas de aquel que lo había defendido con uñas y dientes durante toda su vida.

Luego de un rato así, poco a poco, su llanto fue calmándose, encontrando catarsis al fin. Solo necesitaba derrumbarse un rato para luego continuar. Estaría bien, había demostrado su valor y se había demostrado a sí mismo de lo que era capaz. Así, respirando mejor y con los ojos cerrados en una paz que hace tiempo no experimentaba, Jin Rulan pudo decir la palabra que más rondaba en su corazón en estos momentos.— …Gracias.

—¿Por qué me das las gracias, niño tonto? —Rebatió el mayor, todavía dándole toscas palmadas en la cabeza, su voz sonando un poco más como él mismo, pero sin romper el contacto del abrazo en ningún momento.— ¿Creías que te iba a abandonar en un momento tan crítico? Te voy a romper las piernas por desconfiar de mí de esa manera.

Jin Ling rió bajito. La amenaza que en otro momento le haría temblar de pies a cabeza, ahora lo animó un poco. Esto se sentía más como su querido tío. Le abrazó más fuerte, sintiendo una calidez bonita viniendo del cuerpo del mayor, sin tener idea de que sus mejillas estaban enrojecidas, porque si bien quería mucho a ese niño, hacía tiempo que ya no tenían tanto contacto físico.

—Ya, ya. Cálmate. —Jiang Cheng suspiró, sintiendo que de pronto, su usual inoperancia volvía a él.— Comamos algo, ¿Quieres?

El menor levantó la mirada y sonrió abiertamente, pese a tener las mejillas húmedas y el rostro y el borde inferior de sus ojos enrojecidos por todo lo que había llorado.— Por supuesto.

Soltándolo y limpiando su rostro con un pañuelo, una vez se arregló adecuadamente para dejar el menor rastro posible de su arranque emocional, Jin Ling llamó a uno de sus asistentes y le pidió que les trajeran la comida a esa habitación. Justo al abrir la puerta, Hada se había colado en la sala, buscando a su amo y alzando sus patitas, apoyándolas en sus piernas, moviendo la cola frenéticamente, feliz de verlo. El chico sonrió mientras le acariciaba las orejas y le daba indicaciones a su asistente de que también trajera comida para su compañero espiritual. Momentos así le recordaban a Jiang Cheng que su sobrino era demasiado joven para esto. Él tenía que disfrutar de la juventud, vivir sin preocupaciones el mayor tiempo posible… pero ya no se iba a poder. Tendría que madurar demasiado pronto, tal y como él lo hizo. Pero a diferencia de él, que se quedó prácticamente solo para levantar al clan Jiang de sus escombros, el líder del clan Jin lo tendría a él.

Entre comer y distraerse, los dos líderes conversan de varias cosas, hasta que un tema en especial surge.

—Por cierto, jiujiu, ¿Cuántos días realmente permaneciste en reclusión?

—Seis. —Respondió el aludido, dándole una mordida a un bollo de carne.— Y debo decir que no funcionó. No soy tan bueno en ello. El líder del clan Lan, por ejemplo, continúa en reclusión.

—...Sí se me informó sobre eso. —Respondió el menor, pensativo, mientras bebía un sorbo de té.— Recibí una carta del señor Lan Qiren.

Jiang Cheng suavizó un poco la expresión, complacido de que los Lan le dieran a su sobrino el lugar que merecía como líder de su secta— Mm. Sí, envió una carta a todos los líderes de secta para no molestar a Lan Xichen con correspondencia sobre asuntos oficiales.

Jin Ling se quedó pensativo por un momento, antes de aventurarse a preguntar—¿Crees que se le pueda enviar una carta que no esté relacionada a asuntos oficiales? No es que sea muy cercano al líder del clan Lan, pero venía seguido a visitar a mi xiao-shu- —Se detuvo ante la mirada fulminante de su tío a la mención de cierto cultivador.— Eh… al anterior líder Jin… e intercambiaba cartas con él muy seguido. Pensaba que estaría bien simplemente escribirle algo… l-lo que fuera, para que no sienta de pronto que nadie le escribe.

Quizá era también para apoyarse mutuamente en su luto por el enano vengativo aquel, pero Jiang Cheng no haría ningún comentario al respecto, centrándose solo en responder a la interrogante del más joven.—Sí se puede.

—¿Oh?

—Sí. Mientras tu correspondencia diga que va dirigida a Lan Xichen y no al Líder del clan Lan, la recibirán y se la entregarán. Y el hecho de que esté en reclusión no significa que no pueda intercambiar correspondencia con alguien del exterior, así que te responderá tan pronto como pueda. 

—Jiujiu… ¿Tú cómo sabes eso? —Su tío casi se ahoga con su té ante esa pregunta y Hada hizo un sonido lastimero, intentando calmar al mayor.

—...Porque le escribí. —Respondió, con más vergüenza de la que le gustaría admitir, una vez dejó de toser y le rascó las orejas a Hada para asegurarle que se encontraba bien.

—¿Le escribiste? —El líder Jin tenía una expresión sorprendida en su rostro.— ¿Desde cuando son tan cercanos como para escribirse sobre cosas que no tienen que ver con sus sectas? ¿Y cómo es que yo no sabía nada sobre esto?

—¿Por qué tendrías que saber sobre esto en primer lugar? —Replicó Jiang Wanyin, de pronto sintiéndose ofendido.— ¿Acaso la vida privada de tu tío debe ser de tu entero conocimiento o algo así?  —El rostro aún más sorprendido de Jin Ling le hizo notar que lo que había dicho no había sonado tan bien como lo había hecho en su cabeza.— Espera, no sé qué estás pensando, pero-

NO quiero saber. —Rebatió Jin Rulan más rápido que inmediatamente. Se maldecía por recordar los detallados relatos de Lan Jingyi sobre las ocasiones en las que él y Lan Sizhui habían encontrado a Wei Wuxian y Lan Wangji en situaciones que habrían preferido no saber que eran posibles. ¿Por qué tenía que acordarse de eso justo ahora? ¿Acaso era una señal de las cosas terribles que lo esperaban en el futuro cuando visitara el Muelle de Loto o los Recesos de las Nubes? Hizo una mueca de disgusto.

Dianxia lo libre.

Oh Dioses, Dianxia lo libre porque no quería manchar la imagen que tenía de su tío y de Lan Xichen y estaba muy joven para saber cómo es que los hombres hacen-

—JIN RULAN. —Los hombros del muchacho de túnicas amarillas brincaron bruscamente, cuando ese hombre lo llamaba por su nombre de cortesía, significaba peligro. Hada prácticamente saltó a su regazo ante el familiar rugido de ira de Jiang Cheng. Su rostro estaba rojo de cólera y algo más que el menor no se atrevería a señalar porque apreciaba su vida.— NO SÉ EN QUÉ ESTÁS PENSANDO, PERO TE VOY A ROMPER LAS PIERNAS.

Por alguna razón, Jin Ling ya no sintió ganas de reír ante esa amenaza porque ahora sí parecía muy real. Tragando saliva, prefirió beber de su té y fingir que nada raro estaba sucediendo, que ningún pensamiento extraño le había pasado por la cabeza y que no había encontrado sospechoso el hecho de que su jiujiu y Lan Xichen intercambiaran cartas. Después de todo, ese era el caso con su xiao-shushu y hasta donde sabía, nada extraño pasaba entre ellos. Anteriormente jamás habría tenido esta idea tan loca y estúpida ante el prospecto de dos hombres interactuando y compartiendo tiempo en sus vidas privadas.

Todo esto era culpa de Jingyi y esos relatos de mierda. Le iba a meter un zape cuando lo viera.

El resto del día pasó en relativa calma y la visita de los enviados de Yunmeng Jiang se extendió hasta el día siguiente. Luego de desayunar, Jin Ling fue a despedir a su tío y a sus discípulos, sorprendiéndose un poco porque el líder Jiang estaba dando indicaciones sobre cosas que se tenían que hacer en su ausencia.

—¿No volverás al Muelle de Loto, jiujiu?

—No, tengo que ir a Gusu primero.

—¿...A visitar al líder Lan? —Preguntó el más bajito, como quien no quiere la cosa.

—Sí. —La respuesta de Jiang Cheng vino en automático, y luego frunció el ceño viendo cómo su sobrino hacía de todo para que su rostro no reflejara las porquerías que se estaba imaginando.

—Mmm.

—No me pongas esa mirada, mocoso. —Los ojos de Jiang Wanyin parecían dos rendijas por la forma en la que estaba fulminando con la mirada al joven de túnicas amarillas.— No tengo NADA que explicarte a ti, pero solo para que no estés pensando en nada raro, Lan Xichen tiene información sobre un tipo de meditación que lo está ayudando en su reclusión y la está compartiendo conmigo cuando se enteró de que yo también entré en reclusión.

Bueno, esa no era una mentira, pero la forma en la que había cambiado algunos hechos y acomodado algunas frases, daba a entender algo completamente diferente. Y dejaba afuera el hecho de que él había sido quien había pedido ayuda en primer lugar. 

—¡Oh! Tiene sentido. —Jin Ling asintió exageradamente, intentando recuperar la compostura y desviar el tema para que sus piernas estén a salvo.— ¿Y es un buen método?

—Recién estoy empezando a probarlo, pero parece ser efectivo. —La entonación del portador de Zidian se suavizó al hacer esta afirmación y esto no pasó desapercibido para su sobrino. Pero no hizo ningún comentario malicioso al respecto. Al menos, no, porque veía a su tío un poquito más feliz. De hecho, se había preocupado mucho por él cuando se enteró que entró en reclusión y le aterraba la idea de no volver a verlo en mucho tiempo.  Cada que se encuentra con Sizhui y Jingyi, puede ver que se preocupan por Lan Xichen y su reclusión, y eso que son del mismo clan y viven en su misma casa. Él no habría podido soportar semanas o meses sin saber sobre su jiujiu. No cuando ya tenía su propio infierno consumiéndolo en Lanling.

La idea de que el hermano jurado de su xiao-shushu estuviera intercambiando cartas con Jiang Cheng hacía que le cayera mejor. No solo porque era de las pocas personas que había visto algo bueno en Jin Guangyao o porque siempre que visitaba Jinlin Tai era amable con él, si no también porque parecía estar ayudando de manera desinteresada a otro de sus familiares. Sabía que esto no tenía nada que ver con él, pero esto le dio un poco más de ánimos para escribirle una carta y de paso agradecerle por compartir cosas tan importantes con su tío.

Aunque luego notó que había otro hecho de interés: We Wuxian residía en los Recesos de las Nubes actualmente, y sería cuestión de tiempo que se vieran. Sabía que no habían quedado en tan buenos términos. ¿Qué procedía entonces? Prefirió no decir nada para no arruinar los ánimos de su visitante que ya se retiraba y que quizá, estuviese consciente de ese hecho y aun así haya decidido aventurarse a ese lugar.

—Espero que puedas tener una conversación productiva con tu amigo. —Dijo Jin Ling, y aunque Jiang Cheng estuvo a nada de replicar enfadado (porque no consideraba que él y Lan Huan fueran tan cercanos como para ser llamados amigos), no pudo, porque notaba en los ojos color avellana del menor, que estaba siendo sincero. Además, por un momento le recordó mucho a Yanli y esto le apretujó el corazón de forma inesperada. Sí, el niño era una fiera, un groserito y un contestón, pero seguía siendo hijo de su jiejie también. En momentos así, lo recordaba.

—Sí… Ya te contaré sobre eso en otro momento. —Con cuidado intercambió saludos marciales con su sobrino y sus acompañantes.— Y ya sabes, si algo está pasando aquí que te impida hacer bien tus deberes, mantenme informado.

—Mmm. —Jin Rulan hizo solo un ruido, respondiendo vagamente. Aunque agradecía la ayuda de su tío, no quería involucrarlo demasiado en los asuntos de su clan. Estaba consciente del nido de víboras en el que se había criado, y sabía que esos nobles no dejarían pasar la intervención de su jiujiu. Prefería tratar con esos temas personalmente y así proteger a su preciado tío. Eso y que, gracias a esa reunión había aprendido que hablar con el tono firme y decidido que siempre le había visto usar al líder del clan Jiang con su secta, le iba a dar resultados. Iba a usar estas estrategias para su beneficio y evitar depender demasiado de Yunmeng Jiang.— Cuidate jiujiu.

—Tú también.

Mientras los discípulos de su clan regresaban al Muelle de Loto, Jiang Wanyin montó en Sandu para ir de Lanling a Gusu. Le tomaría entre una hora y media a dos horas. Durante su viaje, iba pensando en lo sucedido en Lanling, en la situación de su propio clan y obviamente, en la carta y la guía de meditación de Lan Xichen.

Realmente era muy bueno explicando cosas. 

Recordaba que las pocas ocasiones en las que intercambiaron más de dos palabras, fue después del éxito de la Campaña para derribar al Sol. En esa época era más joven y tenía otro tipo de preocupaciones. Dar la talla como un buen líder de clan era su prioridad y las acciones de Wei Wuxian no ayudaban mucho que pudiera cimentarse como alguien respetable en el mundo de la cultivación. Si acaso, lo veían por encima del hombro por considerar que su hermano marcial tenía más virtudes que él y las estaba desperdiciando en comportarse como un maldito pedante sin modales. Y a él lo despreciaban también, por no poder ponerle un freno.

Pero el líder Lan jamás le dio una mirada de desdén. Siempre había sido amable y respetuoso con él, y en algunas conferencias, cuando él no sabía alguna cosa, Lan Xichen le daba explicaciones breves y fáciles de comprender sobre eso que no estaba entendiendo. No era condescendiente al explicar, al contrario, parecía genuinamente complacido de poder ayudar y de hecho, le había ofrecido poder darle su asistencia siempre que pudiera.

Sin embargo, él no tomó la oferta pese a lo mucho que la apreció cuando fue hecha. Por orgullo, por vergüenza, porque pensó que esas palabras simplemente fueron dichas en favor de la virtud del clan Lan y porque cosas horribles pasaron una tras otra y ya no le dio tiempo de procesar esa conexión que pudo ser y nunca fue.

Y luego de tanto tiempo aquí estaban, después de ver el abismo a la cara, hablando sobre la meditación Daoyin, sus experiencias con las reclusiones y lo horrible que era sentirse como una mierda todos los días.

Unas conversaciones muy bonitas, claro.

Como fuera, al llegar a Gusu, el frío le azotó la piel mientras descendía hacia los Recesos de las Nubes, delante de la barrera en la que dos discípulos del clan Lan cuidaban la entrada. Con cuidado se acercó, mientras los jóvenes lo miraban con extrañeza y respeto. Nadie les había dicho que el líder Jiang estaría de visita, pero tampoco podían ignorar su rango. Prometiendo avisar a Lan Qiren, uno de los chicos estuvo a punto de buscar al maestro, cuando las siguientes palabras del recién llegado sonaron… extrañas.

—De hecho, vengo a visitar a Lan Xichen. —Les informó, intentando no irritarse por esas expresiones sorprendidas. Joder, ¿acaso era tan raro que quisiera ver al actual líder de Gusu Lan?— No es por asuntos oficiales, así que no se preocupen, no estaré perturbando su reclusión.

Los chicos de túnicas blancas se miraron entre ellos, un aire de incomodidad formándose en el ambiente. Jiang Wanyin empezó a desesperarse porque parecía que estaba hablando con el maldito muro de reglas y no con los guardianes de los Recesos de las Nubes. Pero no lo demostró, al menos, no conscientemente.

—Déjenos corroborar una cosa con Lan Xiansheng. Al parecer Zewu-Jun se encuentra indispuesto para recibir visitas, pero de todos modos queríamos informar de su llegada, porque no hemos recibido órdenes expresas sobre qué hacer en caso de que alguien desee visitar a nuestro líder y no queremos ser descorteses con usted, líder de secta Jiang.

—¿Indispuesto? —Jiang Cheng sintió un peso muerto en el estómago.— ¿Le sucedió algo malo?

Los discípulos de Gusu Lan se miraron entre ellos nuevamente y guardaron silencio. Uno de ellos subió las escalinatas para ir a informar a Lan Qiren sobre la inesperada visita. El otro se quedó en su puesto, custodiando la entrada.

Pero la cabeza de Jiang Wanyin estaba yendo a mil por hora, imaginándose el peor de los escenarios.

“Mentiría si dijera que me encuentro en estado óptimo, pero por lo menos soy funcional, y eso es lo que importa.”

…No, eso no era posible, ¿verdad? Lan Xichen… alguien como él… no recurriría a eso. No… no había manera. Era imposible.

 “…Tuve la sensación de que alguien leía los pensamientos más destructivos de mi corazón y los plasmaba en palabras de la forma más sincera y aguerrida que he leído nunca.”

No, no podía ser. Esto tenía que tratarse de un mal chiste. Estaba seguro, muy seguro de que en una de las más de 4 mil reglas talladas en el muro, alguna tenía que prohibir el suicidio.

“…he utilizado todo este tiempo en autocompadecerme, sentir que el mundo estaría mejor si yo no estuviera más en él…”

Maldita sea, ¿por qué se sentía tan inquieto? Jiang Wanyin apretó los puños, sintiendo una terrible impotencia. ¿Y si la sensación de querer venir rápidamente a visitar a Lan Xichen era porque una parte de él intuía que algo como esto pasaría? ¿Qué haría con la sensación de haber recibido un grito de ayuda y no haberlo entendido a tiempo?

Pronto llegó el discípulo que lo hizo pasar hasta el Yashi, diciéndole que podía esperar ahí. Que Lan Qiren vendría a verlo pronto. Quiso volver a preguntar por el estado de Lan Xichen, pero tuvo que morderse la lengua para evitar hacerlo. Después de todo, estaban hablando del líder del clan, y había información que podía ser usada de manera maliciosa por otros clanes. No era que Gusu Lan y Yunmeng Jiang estuvieran en malos términos, pero no había nada de malo en ser cauteloso.

Se quedó sentado y quieto, intentando quitar los pensamientos fatalistas de su cabeza, pero no podía dejar de caer en esa espiral de desgracias que se lo comían vivo. Fue cuando oyó los pasos del Lan mayor que salió de su estupor y levantó la mirada, poniéndose de pie e intercambiando un saludo marcial con su anfitrión. 

—Así que has venido a visitar a mi sobrino en reclusión.

—Así es. Siento no haberme anunciado, pero no vengo por asuntos de nuestras sectas. —Jiang Wanyin respondió con presteza.— Oí por los discípulos que me recibieron que el estado de Lan Xichen no es muy bueno y que no puede recibir visitas.

—Tuvo una pseudo desviación de Qi. —Respondió el Lan mayor con seriedad. No quería culpar al joven que tenía delante de él de este hecho, pero era mucha casualidad que intercambiaran cartas, Xichen tuviera ese ataque y justo el líder del clan Jiang viniera personalmente, así que no podía evitar mirarlo con recelo.— Hace dos días que no recobra la consciencia.

—¿Dos días? —Jiang Cheng repitió con incredulidad, frunciendo el ceño. Bueno, al menos no había sido un intento de suicidio, pero una desviación de Qi tampoco sonaba como algo alentador.— ¿Puedo verlo, aunque sea por un momento? —Sintiendo que debía explicarse y ante la mirada escrutadora de Lan Qiren, continuó.— Le escribí una carta en donde pedía su opinión y asesoría en un asunto personal, y me entregó en su respuesta más de lo que había pedido, siendo su ayuda muy valiosa para mí. Quería venir personalmente a darle las gracias por tomarse el tiempo en hacer todo eso… la verdad no esperaba encontrarme con esta situación.

El viejo Lan acarició su barba, observando al muchacho. Desde la primera vez que lo vio como cultivador junior hace tiempo, su impresión de él había sido la de un chico brusco y poco refinado. Se había ganado la fama de Sandu Shengshou a pulso, gracias a su tórrido temperamento. Pero también había tenido aciertos y ganado logros para su clan. Y ahora era la primera vez que lo oía hablar tan sinceramente sobre algo. Dando un suspiro, asintió.— Bien. Solo trata de no perturbarlo. 

—Muchas gracias.

Caminaron hacia el Hanshi a través de los pasillos del tranquilo lugar. El silencio era asfixiante. Aunque gracias a él, pudo oír murmullos viniendo de la habitación. Lan Qiren se extrañó por ello y cuando abrió la puerta, las cabezas de dos juniors asomaron, delatados por el brusco movimiento del mayor. Sizhui y Jingyi ahogaron un grito ante la mirada asesina que les dio su maestro, pero salieron caminando rápido del lugar, apenas reverenciando al líder Jiang para luego tomar consciencia de que él era real y no un producto de su imaginación.

Qiren se quedó en la puerta, dándole paso al menor. Pero se quedó de pie ahí, por si algo pasaba. (Y porque, después de todo, el líder Lan estaba en un estado vulnerable y no podía arriesgarse a que le pasara algo dejándolo con un extraño).

Jiang Wanyin entró a la estancia, viendo las cosas ordenadas, los pinceles, los pergaminos, los libros, a Liebling descansando en un estante, Shuoyue en una bonita urna de cristal, una flor de Jazmín descansando en la blanca almohada y a Lan Xichen recostado en su cama, como si durmiera.

Por una razón que no entendía bien, se le formó un nudo en la garganta ante esa visión.

Notes:

Holiiiis <3 Vengo con un nuevo capítulo, esta vez un poco más largo para abarcar tranquilamente el conflicto en el clan Jin, ténganme paciencia con esto, que lo necesitaremos para el resto de la historia uwu~. Debo decir que me divertí mucho escribiendo a Jin Ling, nińo bonito, Dianxia me lo cuide xD Y sí, ya llegamos a la parte más esperada por toda América unida (?), pero el desarrollo lo dejo para el siguiente capi. Y como siempre, gracias por los comentarios, kudos y bookmarks ;;;;;;;; Los tqm y hasta el capítulo que viene <3

Chapter 7: Entre ilusiones y realidades

Notes:

(See the end of the chapter for notes.)

Chapter Text

Durante una cantidad de tiempo indefinida, no sintió nada, hasta que, de pronto, se encontró a sí mismo en un bosque, un espacio oscuro en donde la noche parecía no terminar, sin luna, sin estrellas, la penumbra tragándoselo todo como un monstruo. Lan Xichen sentía una ansiedad desbordante, mientras corría a través de la montaña, huyendo de los estrangulados rugidos del cadáver feroz de Nie Mingjue en la lejanía.

Sonido de Claridad llenó el aire también, tocado por un Guqin, desde el extremo opuesto a los rugidos del mayor de sus hermanos jurados, que se intensificaban a medida que pasaba el tiempo. O mejor dicho, lo que estaba sonando era la versión distorsionada de Sonido de Claridad que hacía que el oyente enloqueciera poco a poco hasta que una desviación de Qi terminara finalmente con su vida. 

El primer jade tuvo que cambiar la dirección hacia la que estaba corriendo para no encontrarse a quien estaba tocando aquella canción. Le hubiese gustado arrancarse los oídos para evitar los efectos en él mismo también… hasta que una certeza le azotó el alma con violencia: Había una cuarta persona en ese bosque. Esa cuarta persona podría sufrir una desviación de Qi si se exponía por mucho rato a la melodía maldita. Un miedo intenso se instaló en su corazón y la figura de Jiang Wanyin vomitando sangre y sufriendo, apareció en su mente. Sí, él era la cuarta persona presente en ese extraño lugar y lo que estaba viendo era el futuro. Xichen empezó a correr a través de los árboles, sin importarle nada, su corazón latiendo violentamente, su respiración agitada y su rostro pálido de terror. Tenía que evitar aquella tragedia a toda costa.

—Jiang Wanyin… ¡Jiang Wanyin! —Lo llamaba, como un mantra, mirando a todos lados, su corazón diciéndole que tenía que encontrarlo aunque fuera lo último que haga, o esa canción caótica haría su efecto en él.— ¡¡Jiang Wanyin!! —Sus ojos marrones lo buscaban frenéticamente, rogando por algún rastro de él, lo que fuera. Cualquier cosa.— Por favor… por favor… por lo que más quieras en este mundo… No vayas con ellos… No te vayas tú también…

"No mueras, por favor..."

Pero oía cada vez más cerca la música, los rugidos y ahora, se sumaba la risita encantadora de Jin Guangyao a esa maraña de sonidos que le carcomían el alma. Los latidos de su corazón eran dolorosos, no solo por la adrenalina que corría por su cuerpo, si no porque empezaba a sentir los efectos de la canción distorsionada. ¿Así que esto era lo que había sufrido Mingjue? Sus ojos picaron por las lágrimas que se acumularon en ellos, mientras los gritos del cadáver feroz rozaban algo entre la locura, una inconmensurable ira y la mayor desesperación que haya oído jamás. Cada célula del cuerpo de Lan Xichen le rogaba que se detuviera, pero su mente, terca, estaba enfocada en encontrar al cultivador de túnicas violetas.

Tosió sangre, pero no le importó.

Sintió sus órganos internos contraerse, pero continuó corriendo.

Si la versión adulterada de Sonido de Claridad no acababa con él, el cadáver feroz del anterior líder Nie, que venía a su persecución, lo haría. Detenerse no era una opción, aunque los pulmones y el corazón le dolieran. Además, tenía por seguro que podría salvar a esa persona a la que llamaba a los gritos. No importa si él sufría, no podía dejar a otra persona mancharse por las cosas que él había hecho mal en el pasado.

Entonces, dio un paso en falso y resbaló aparatosamente, rodando montaña abajo, sus habilidades como artista marcial al parecer, en el olvido. Ni siquiera le había dado chance de posicionarse mejor al caer o invocar a Shuoyue para evitar el desastre. Cada parte de su cuerpo dolía y la velocidad de su caída iba aumentando, rodando y rodando, sus túnicas blancas manchándose de suciedad y sangre.

Finalmente, su cuerpo se estrelló en un lago, sintiendo cómo de pronto, se hundía en el agua y todo lo que oía eran las burbujas que lo rodeaban, el sonido de la profundidad tragándoselo por completo. Lejos, lejos, estaban el Guqin, los rugidos y las risitas. La voluntad de encontrar a Jiang Wanyin parecía flaquear también. Sus heridas escocían, sus pulmones se llenaban de agua... Se sentía más humano que nunca, como si su núcleo dorado no existiera.

¿Acaso moriría?

Ah, qué irónico, ¡qué triste! Lan Huan solo sonrió con dolor, lágrimas todavía inundando sus ojos, a la par que pensaba que al final, no había logrado ayudar en nada al joven loto de Yunmeng. 

“Inútil.”

Por supuesto. Claro que lo era. No había otra forma para referirse a sí mismo… no había…

.

.

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¿Eh?

.

.

.

El sonido de un cascabel rompió aquel pandemonium de sufrimiento, como un vidrio fragmentado y Lan Xichen ahora se encontraba de pie, ileso y pulcro como siempre, a la orilla de un lago cubierto de flores de loto. En el muelle, a la luz de la luna, pudo observar la silueta que tanto había estado buscando.

—Jiang Wanyin… —Murmuró, sorprendido. El sonido del cascabel tintineaba a medida que aquella figura de túnicas violetas se movía al ritmo de algo que él conocía bien. Después de todo, esa guía de meditación era de su propia autoría. 

Meditación Daoyin, primer movimiento, “Viaje de la Luz del cielo”.

Lo que veía frente a él no era algo perfecto, de hecho, algunos pasos estaban un poco fuera de sincronización, a veces parecía que Jiang Cheng estaba un poco incómodo en algún giro, pero en general, su forma era correcta. Además, encontraba más encantador a alguien que se esforzaba por lograr algo, en lugar de alguien a quien le saliera todo a la primera. Lo veía repitiendo los pasos, cada vez más seguro de sí mismo, el cascabel de Claridad en su cinto sonando con delicadeza a cada paso que daba, cada vez más rítmico… cada vez más en sincronía.

Jiang Cheng era una melodía única que por fin se había detenido a apreciar. Y aunque el suave cascabeleo calmaba su corazón, ese miedo irracional a que por culpa de la Meditación Daoyin el líder Jiang sufriera una desviación de Qi, se había atenazado en él como una plaga. Ahora lo estaba viendo y el líder Jiang se encontraba bien, pero, ¿qué pasaría si al igual que la versión de Jin Guangyao de Sonido de Claridad, este método funcionaba como un veneno letal?

Tragó saliva, tenía miedo. No quería volver a ser usado como un arma para hacerle daño a otra persona. Lo que él más deseaba en el mundo era proteger a cuantos pudiera. Si pudiera salvar a Jiang Cheng de un destino similar al de sus hermanos jurados, él haría todo cuanto estuviera en sus manos para lograrlo.

—Jiang… Wanyin… —Llamó, con voz dudosa, intentando no sonar tan débil. De pronto estaba delante del campo de entrenamiento de Yunmeng Jiang, observando con nitidez al joven que diligentemente practicaba la meditación Daoyin, con su guía manuscrita guardada en una de sus mangas.

Le pareció que lo había escuchado, porque uno de los pasos de Sandu Shengshou había flaqueado por una fracción de segundo. ¿O acaso era el método empezando a demostrar que era malo para el cuerpo? Rogaba internamente para que no le ocurriera nada malo a la persona delante de él. No soportaría un error más. Ya había cometido demasiados errores, ya no quería arrastrar a nadie más a la muerte por culpa de su ignorancia.

Otra serie de cascabeleos sonó… sentía inmensas ganas de llorar mientras lo veía moverse libremente, sus pasos ligeros en el suelo, pero se obligó a llamarlo de nuevo.— Jiang Wanyin… por favor…

El lenguaje corporal del hombre de cabellera negra era el de alguien que escuchaba. Sí, fluía con elegancia a través de ese método ancestral de meditación y tenía los ojos cerrados mientras sus pies lo guiaban fácilmente a través de los pasos de esa coreografía, pero estaba atento a lo que él tenía que decir.

Así que no era su imaginación.

Bien, esto haría las cosas más fáciles. 

Aún con dudas en su corazón, el primer jade, profundamente preocupado, sus ojos borboteando lágrimas y su corazón angustiado por la culpa de un crimen que ni siquiera había cometido, vocalizó la pregunta que llevaba rato queriendo hacer.— …Por favor, dime que te encuentras bien.

—No sé quién eres, pero estoy bien. 

Lan Xichen se sorprendió ante esta respuesta, admirando cómo el Primer Movimiento era concluido con la gracia de las flores de loto que flotaban suavemente en la superficie del lago de Yunmeng. La visión casi le había robado el aliento. Pero eso no era todo, la figura, por ahora inmóvil de Jiang Cheng estaba dándole una sonrisa tan típica de él, aún con los ojos cerrados.

—No te preocupes por mí, no soy tan débil.

Por supuesto. No podía ser de otra manera. Lan Huan sonrió de regreso, sintiendo un alivio profundo en su alma entera. Jiang Wanyin abrió los ojos con suavidad, pero no pudo ver el bonito color violeta en esos orbes, porque sintió cómo la estancia cambiaba y el muelle de loto frente a sus ojos se disipaba.

Después de eso, su mente vagó a través de recuerdos bonitos junto a varias personas que quería, como si la desgracia nunca hubiese tocado a su puerta. Y así, por fin sintió un poquito de paz, después de mucho tiempo.

 

En cuanto al líder del clan Jiang, era la primera vez que veía al líder Lan desde el fiasco en el templo Guanyin y no tenía idea de que la siguiente vez que estarían en el mismo ambiente, Lan Xichen estaría inconsciente, probablemente abrumado por todo el dolor que se había obligado a cargar solo. Suavemente, Jiang Wanyin se sentó al lado de la cama, tomó la muñeca del primer jade para examinar su flujo de Qi. Era un poco débil, pero claramente ya había pasado por la parte más crítica y solo estaban esperando a que abriera los ojos.

Pero aún no lo había hecho, desde hace dos días. ¿Quién sabe cuánto tiempo más le tomaría recobrar la consciencia? Tragó saliva, intentando suavizar el insistente nudo que dolía en su garganta, negándose al sentimentalismo que gritaba en su interior por ser liberado. Él no era ese tipo de persona… él no era débil.

Las palabras amistosas, la guía, la caligrafía bonita, los diagramas, los dibujos… todo se agolpaba en su cabeza. La respuesta a su carta había sido un gesto sencillo que le había dado mucho. No recordaba cuándo había sido la última vez que alguien le había ofrecido algo sin chistar y sin pedirle nada a cambio. El líder del clan Jiang solo podía sentir una inmensa gratitud por el joven de vestiduras blancas que yacía en su cama con los ojos cerrados.

—Lan Xichen, usted tenía razón. La guía que preparó para mí es muy efectiva. Pero eso es porque usted mismo la hizo, no necesita ser modesto conmigo. —Todavía seguía sosteniendo su muñeca con suavidad, mientras hablaba.— Pero… ¿Sabe una cosa? La guía está incompleta.

Dando un suspiro, continuó hablando, su voz sonando un poco forzada.

—Usted dijo que la Meditación Daoyin tenía doce movimientos y solo me ha dado la guía para realizar dos. —Sin querer, apretó un poco su agarre en la muñeca del cultivador inconsciente, antes de notar lo que estaba haciendo y soltarla, dejándola con cuidado sobre la cama.— Así que… tiene que despertar para que me explique cómo van los demás movimientos. Tiene que.

Las palabras de Jiang Cheng casi sonaban como una amenaza, pero más bien, eran una súplica. Sus hombros temblaron un poco. Maldición, no quería llorar. El jodido líder Lan no se iba a morir, solo estaba dormido, inconsciente. No había nada raro en su flujo de Qi. Seguramente despertaría dentro de poco. No tenía que ponerse así de cursi, no había razón.

No eran amigos, ni familiares, ni nada parecido. Joder, ni siquiera tenía porqué estar en este lugar.

Dirigió la mirada a la blanca flor de jazmín que descansaba al lado de su cabeza… seguramente algo traído por esos juniors a los que atraparon con las manos en la masa. Él prefería las flores de loto, pero pensaba que el jazmín definitivamente era adecuado para Lan Xichen.

Justo cuando estaba perdido en esos pensamientos, intentando ignorar a toda costa la humedad que se acumulaba en sus ojos, Jiang Cheng no notó que la expresión en el rostro del líder Lan cambió un poco. No vio a sus pestañas temblar con delicadeza mientras que sus ojos de color chocolate se abrían despacio. Estaba muy ocupado mirando la flor de jazmín, con sus puńos descansando temblorosamente sobre sus rodillas. 

Luego de dos días sin dar señales de que despertaría pronto, el líder del clan Lan al fin había recuperado el sentido. Pero estaba terriblemente confundido de que lo primero que viera al abrir los ojos, fuera a la persona que había ocupado sus pensamientos, pesadillas, sueños y visiones durante todo este tiempo. ¿Acaso seguía soñando? Esto se sentía muy real como para ser otro sueño. Pero… por otro lado, esa no era una idea descabellada, ¿no? Después de todo, en estos últimos días no se le había hecho raro ver ese rostro de facciones finas, pero expresión perennemente tosca e irritada.

En silencio, Zewu-Jun observó al hombre delante de él. El ceño del líder Jiang estaba más fruncido de lo usual. Parecía enojado… no, no era eso. ¿Estaba preocupado? ¿Por qué? ¿O por quién

“¿Estará preocupado por mí?”

No, no podía pensar en eso. Se estaba dando demasiado crédito. No tenía sentido. Tampoco sabía por qué, pero en el fondo deseaba que ese fuera el caso. Con cuidado, repitió las dos palabras que más habían salido de él en sus sueños, como tentando a la suerte.— ¿... Jiang… Wanyin?

El otro hombre levantó la mirada en un sobresalto, observándolo con sorpresa.— ¿... Lan… Xichen?

Ambos intercambiaron miradas por un momento que pareció eterno. 

Definitivamente esto tenía que ser un sueño, pensó el de túnicas blancas. Nunca había escuchado ese tono de voz tan frágil en el portador de Zidian. Lo que era más impresionante, nunca había visto sus ojos llenos de lágrimas cristalinas. Y aún más sorprendente, nunca creyó que esa fiera mirada de pronto le parecería preciosa como un par de gemas. Ah… ¿Acaso esto era un efecto del sueño? Quizá. Era la primera vez que podía ver con detenimiento y tan de cerca al joven loto de Yunmeng. Era la primera vez que encontraba en él, pequeños detalles que le atraía observar.

Quería tocarlo.

Como poseído, alzó una mano al rostro del hombre, acariciándolo. En su opinión, la piel del líder Jiang se sentía suave como pétalos de flor de loto, lo cual no tenía tanto sentido hablando de un guerrero curtido como él... pero no era momento de encontrarle sentido a nada. Su pulgar lentamente rozó esa cálida piel, quitando con delicadeza los rastros de lágrimas. Sintió el temblor en el cuerpo ajeno ante sus caricias, pero lo atribuía a ser un sueño demasiado realista y no a que estaba cruzando una línea sin darse cuenta. 

—¿Estás bien…? —Inquirió Lan Huan esta vez, con una voz cargada de un febril sentimiento que no sabía qué era exactamente. Siempre estaba preguntándole en sus sueños si estaba bien. Parecía que la certeza de que nada malo le pasaría a Jiang Cheng, era su nueva ancla a la cordura y a la paz mental.

El aludido asintió, un poco, con brusquedad. Apretaba los puños que descansaban sobre sus rodillas, sin saber cómo reaccionar exactamente.— S-se me metió algo en los ojos.

—Ah… seguro debo haber sido descuidado con la limpieza de mi habitación y por eso hay mucha pelusa en el aire. —Fue todo lo que se le ocurrió responder. Una parte de él no le creía nada, pero prefirió seguirle la corriente. Continuó limpiando su rostro, sus finos dedos acariciando la tersa piel, que se tornaba de un bonito color coral a medida que la seguía tocando con la suavidad de una pluma. No pudo evitar sonreír como un tonto.— Lo siento.

—S-sí. Uhm… No se preocupe.  —Luego de una pausa incómoda, añadió, mirándolo de frente, con el ceño muy arrugado y el tono de voz menos amenazante que alguien le había escuchado jamás.— Y-ya puede dejar de hacer eso.

Lan Huan se quedó tieso, de pronto notando que esto no era tan caótico y extraño como sus sueños. De hecho, había mucha coherencia en lo que estaba pasando ahora mismo y no parecía que el ambiente fuera a cambiar de la nada. Era solo su mente, aún desorientada, la que le había hecho creer que estaba aún inconsciente. Pero este era el Jiang Wanyin real, y él estaba…

Estaba…

¡Dianxia, qué vergüenza!

—¡L-lo siento! ¡Lo siento mucho! ¡No quise ofenderte! —Se apuró a decir Lan Xichen, alarmado, su rostro rápidamente cobrando el tono de color de un tomate, mientras retiraba la mano del rostro del más joven, la calidez de esas mejillas aún palpitando en las yemas de sus dedos.

—...No me ha ofendido, descuide. —Respondió Jiang Wanyin, acomodándose mejor en su sitio e ignorando el calor que se le había extendido por toda la cara, haciendo incluso a su cuello arder.— Soy yo quien debe disculparse, me puse de terco en querer verlo a pesar que me dijeron que se encontraba indispuesto. —Le dio un saludo marcial, demostrando respeto, haciendo lo posible para no observarlo directamente porque por alguna razón paranormal, no soportaba el contacto visual.

—N-no, no te preocupes, está bien. —Lan Xichen observó a su visitante, dándole una tímida sonrisa, rogando para que esa calidez que crepitaba por sus orejas solo fuera su imaginación y no estuviera avergonzándose todavía más. Desvió la mirada también, rindiéndose a lo colorado que lucía su rostro.— P-perdona por no poder recibirte como es debido.

—No hay problema, insisto en que soy yo quien debe disculparse por no anunciarse con anticipación.

—...

—...

Ambos se volvieron a mirar en silencio, parpadeando un par de veces. Al mismo tiempo, los dos líderes de secta reaccionaron cada quien a su manera, dejando ir un poco la tensión que se había acumulado entre ambos. El Lan, dio unas suaves y encantadoras risitas, y el Jiang solo suspiró un poco, soltando una pequeña sonrisa y dejándola danzar un rato en sus finos labios.

—Creo que deberíamos dejar de competir por quién debe pedir más disculpas. —Comentó Xichen.

—Ya creo que sí. —Asintió Wanyin en respuesta.— Por cierto… —Se quedó pensativo por un momento, y luego aventuró a preguntar, con el mayor respeto que pudo.— ¿Qué pasó exactamente? Solo sé que me dijeron que usted casi sufre una desviación de Qi.

—Ah… así que eso fue. La verdad, no estaba seguro, pero ahora que lo mencionas, una desviación de Qi tiene sentido. —Los ojos de color chocolate tenían un tinte un poco amargo en ellos.— Pasa que estaba intentando meditar y… mi mente empezó a… bueno- Pasaron cosas.

Jiang Cheng tomó esta respuesta como que Zewu-Jun no quería dar detalles y al menos, tuvo el suficiente tacto como para no insistir.— …Pues, ¿le digo algo? Una persona me recomendó practicar Meditación Daoyin para no vivir tan estresado. —Arqueó levemente las cejas, en una expresión un poco divertida en su rostro.— Y es efectiva. Ya la probé. Debería intentarlo usted también.

Lan Huan se quedó perplejo un momento, pero luego sonrió un poco.— Seguiré tu consejo, Jiang Wanyin. No sé quién te hizo esa recomendación, pero dale las gracias por mí.

—Vaya, qué modesto. —Le dio una mirada cómplice, sonriendo de lado y suavizando un poco su expresión, dejándola derretirse en la sincera gratitud que sentía por él.— Gracias.

Eso tomó al líder Lan con la guardia baja. Una simple palabra había alcanzado una fibra sensible en su corazón. Casi se queda sin voz cuando decidió hablarle— ¿Por qué me agradeces?

—¿No se lo dije ya? Usé su guía, practiqué Meditación Daoyin dos veces, y no voy a decir que es algo mágico pero… joder, se sintió un poco como eso. —Para que esas palabras vinieran de un cultivador tan pragmático como él, significaba que de verdad había visto un cambio positivo e inmediato.— Por primera vez en muchos días no me sentí tan de la mierda y no me dediqué demasiado tiempo a revolcarme en el sufrimiento, los malos recuerdos o algunas de esas porquerías.

A pesar de usar un tono respetuoso con él, Jiang Cheng seguía siendo Jiang Cheng. Por alguna razón y aunque hablaba de cosas dolorosas, Lan Xichen pudo sentirse identificado con esa sensación de querer minimizar el dolor. En su caso, él lo evadía o lo ocultaba tras su usual sonrisa. Pero Jiang Wanyin había decidido tratarlo como una molestia y quejarse de ello como si simplemente fuera un bicho muy molesto. No pudo evitar sonreír un poquito. Le encantaría poder hacer lo mismo.

—Y también descubrí que mi Qi puede fluir como agua dentro de mi cuerpo. O sea, sé que para todo mundo eso es algo normal y es lo primero que aprenden al cultivar y bla bla bla, pero para mí no. Mi energía espiritual es más similar a una tormenta que a un río. —Eso tenía sentido, pensó el de ojos color chocolate. Después de todo, la fiereza de su estilo de combate era comparable a un relámpago que lo asolaba todo, no solo por Zidian, sino también, por la violencia con la que blandía a Sandu.— Es la primera vez que me detengo a tratarla como algo más delicado y no me molestó nada la experiencia. —Dándose cuenta de que estaba yéndose por las ramas, el de ojos violetas se forzó a volver al tema de conversación inicial.— Como sea, eh… sí. Quiero seguir aprendiendo a cultivar de esa manera, solo como una técnica adicional a las cosas que ya sé.

—¿Y quieres que yo te enseñe? —Cuestionó el primer jade, mirándolo con muchísima curiosidad.

—¿Quién más? —Sin poder con su típico mal genio, el loto rodó los ojos.— Es la única persona en la que puedo confiar para esto.

—¿No te da miedo que por ser un método de meditación un poco antiguo, lo que está en mi guía no sea… acertado? —Luego de una pausa, continuó, porque vio confusión en la mirada de la persona con la que estaba conversando... bueno, confusión mezclada con enojo. Su ceño seguía fruncido, para variar.— Es decir… podría haber riesgos para quien lo practique y-

—¿Y qué? —Lo interrumpió Jiang Cheng, empezando a irritarse más, pero sin perder el tono respetuoso con el que se dirigía a él, a pesar de estar siendo cortante.— La cultivación tal y como la conocemos hoy, no existiría si alguien no se hubiese arriesgado a practicarla. Además, ¿por quién me toma? —Exhalando un poco su frustración en algo parecido a un gruñido, continuó.— Si después de practicar por primera vez, yo determinaba que su método era una mierda, ¿cree que lo habría intentado una segunda vez? ¿De verdad cree que estaría aquí dándole las gracias? —No esperó su respuesta y solo continuó hablando.— Por supuesto que no. No me gusta perder el tiempo en cosas que no lo valen, y seguir su guía o venir a visitarlo, claramente no es una pérdida de tiempo para mí. Así que ya deje de menospreciarse. El autodesprecio déjeselo a la gente como yo.

Por un rato, Lan Xichen no supo qué decir.

No podía responder a eso con la facilidad de siempre.

No recordaba de nadie que le haya hablado tan directamente, sin endulzar sus palabras, pero pese a ello, manteniendo una clara línea de respeto a su persona. Estaba más acostumbrado a los eufemismos, la diplomacia y las palabras bonitas. Encontraba refrescante que Sandu Shengshou fuera tan directo, tan crudo y a la vez tan sincero. Le recordaba un poco a Nie Mingjue, pero la diferencia radicaba en que el anterior líder Nie lo veía como un hermano menor y en ocasiones lo trataba como tal. Este hombre intentaba ser cortés, pero no tenía filtro para decir lo que pensaba. No era exactamente que lo viera como un hermano mayor, pero tampoco pensaba en él como alguien que no valiera la pena. El contraste entre cercanía y lejanía lo desconcertaba, y al mismo tiempo, le producía fascinación.

Aun así, no quiso darle el gusto de quedarse con la última palabra.

—No. Yo tampoco quiero que te sigas ahogando en autodesprecio, Jiang Wanyin. —Replicó al fin el líder Lan, mirando de frente esos bonitos ojos violetas con seriedad. Estaría recostado en su cama, pero su mirada era clara y lúcida, su presencia abrumadora, dejando claro por qué era el líder de su secta.

El otro le sostuvo la mirada, casi sin pestañear. Después de todo, no solo había visto a la muerte a la cara muchas veces y había salido ileso. Él también era el líder de una secta muy poderosa y su postura lo revelaba.— Oh, genial. ¿Qué hacemos entonces? —Alzó las cejas con escepticismo.— ¿Una promesa cursi o algo así?

—¿Sabes qué? Esa no es una mala idea.

La expresión de Jiang Wanyin se congeló.

La sonrisa de Lan Xichen, por otro lado, se ensanchó.

—...Solo lo dije por decir.

—Ya lo sé.

Se quedaron mirando por un momento. Al líder Jiang no le gustaba hacia donde estaba yendo esta conversación. Hizo una mueca.— Entonces no vamos a hacer ninguna promesa cursi, ¿cierto?

Irguiéndose lentamente y agradecido de que su fuerza no flaqueara (tanto), Lan Xichen se sentó con cuidado en la cama, para sorpresa de su visitante. Pero para mayor sorpresa (y quizá un poco de horror) en el rostro de Jiang Wanyin, el hombre levantó la mano derecha, alzando tres dedos al cielo.— Yo, Lan Xichen, prometo que trataré de no auto despreciarme, solo si Jiang Wanyin promete hacer lo mismo.

“Yo, Wei Wuxian, prometo que nunca tomaré el camino de la cultivación demoníaca.”

Parecía que a la vida le encantaba burlarse de Jiang Cheng.

Ver el paralelismo entre Wei Wuxian y Lan Xichen se sintió como una bofetada. Pero no pudo replicar, quejarse o decir nada. Esta promesa era diferente a aquella que recibió hace tantos años. Especialmente porque algo le decía que esta vez, las palabras se convertirían en realidad. Y porque ahora no solo se quedaría observando. Ahora podía participar activamente para que ese juramento se concretara.

Dio un suspiro pesado y alzó la mano derecha, tres dedos al cielo, para sellar su promesa.— Yo, Jiang Wanyin, prometo que haré lo posible para no tratarme a mí mismo de la mierda, solo si Lan Xichen pone todo su esfuerzo en hacer lo mismo.

—Promesa cursi hecha~. —Canturreó el chico de túnicas blancas, riendo complacido.

—Supongo que tendremos que poner alguna penalidad si alguno no cumple su parte, ¿cierto?

—¡Oh! Eso suena interesante, sí. Eso podría hacer el reto aún más divertido. —Zewu-Jun asintió.— ¿Tienes algo en mente?

—Podríamos... ¿Romperle las piernas al otro en caso de que falle a su promesa? —La expresión en el rostro del portador de Sandu hacía difícil saber si estaba bromeando o no.

Sea como sea, Lan Xichen soltó una cálida carcajada. No había esperado que en medio de su reclusión le tocara vivir senda montaña rusa de emociones. Había pasado de la depresión, al terror, al autodesprecio a la... ¿risa? No recordaba cuándo fue la última vez que había disfrutado tanto de la compañía de alguien. Pero lo apreciaba, lo apreciaba mucho.

Especialmente cuando notó que aunque Jiang Wanyin no se estaba carcajeando con él, sí estaba sonriendo un poco.

Oh, así que sí estaba bromeando.

Lan Huan iba a decir algo más, pero su mirada se quedó fija en algo que parecía estar detrás del líder Jiang. Sin borrar la curva de su sonrisa, hizo una pequeña inclinación.— Oh, hola Wangji, Wei-gongzi.

Jiang Cheng giró la cabeza para darle una mirada a los recién llegados, a quienes les dedicó una expresión fría. Un mudo asentimiento fue dado a modo de saludo. Era el máximo signo de concordia que iban a obtener de él en este momento y solo por el respeto que le tenía al hasta hace poco convaleciente líder del clan Lan. Que agradecieran que no empezó a mandar a la mierda a nadie.

Wei Wuxian se tensó por un momento antes de agitar un poco la mano, con una sonrisa nerviosa, evitando mirar a su shidi a toda costa. Le conocía lo suficiente para saber que estaba mordiéndose la lengua por no gritarle de groserías. Él tampoco tenía ganas de ser puteado gratuitamente, suficiente tenía con Lan Qiren.— Eh, hola~ Q-qué bueno que ya despertaste, Xichen-ge.

Lan Wangji, por su parte, se quedó completamente callado, sin dejar de mirar a los dos hombres que hasta hace un momento, habían estado solos en el Hanshi, como intentando comprender qué había pasado, por qué su hermano había despertado apenas el líder Jiang lo vino a ver... y por qué se estaba riendo con él.

Sí, su hermano era una mariposa social que gustaba a todos y que sonreía a todo aquel con el que intercambiaba palabras, pero no con cualquiera soltaba esa risotada tan poco refinada y a la vez, tan sincera que había escuchado apenas entró al recinto.

Detrás de ellos venía Lan Qiren, quien al parecer, no había pretendido que este encuentro pasara. Su lenguaje corporal lleno de incomodidad lo delataba. Había intentado detener a la pareja de ingresar, pero sinceramente, oír a su sobrino reír había sido suficiente para hacerle bajar la guardia.

—Oh, Shufu. —Lan Xichen mantenía su sonrisa de sol pese a haber estado inconsciente durante dos días y lo más sorprendente es que no parecía estar fingiendo.— Se le ve bien.

El mayor de los Lan dio un suspiro y asintió en respuesta. Estaba pensando que definitivamente, su sobrino mayor no necesitaba ser parte de ningún drama después de sobrevivir a algo tan peligroso como una desviación de Qi menor. Ya tuvieron mucho drama en Gusu Lan para toda una vida, cuando Wangji lo encontró en medio de su crisis y Jingyi se había puesto a lloriquear porque malinterpretó la noticia que le dio Sizhui, pensando que su líder había muerto.

Aquí y ahora solo quería un poco de paz mental para todos, pero sabía que con los personajes que estaban reunidos en esa habitación, eso era mucho pedir.

Notes:

Aló, soy yo de nuevo uwu Y sí, al fin se encontraron nuestros niños hermosos, pero este es solo el comienzo xD Y bueno, especialmente quienes leen esto en español habrán notado que Jiang Cheng tiene una forma MUY formal de referirse a Lan Xichen (lo trata de "usted" en lugar de tratarlo de "tú") a pesar de tener su usual boquita de caramelo y soltar 10 improperios por segundo, pero no se preocupen, ahondaremos en esto más adelante :3 Espero que hayan disfrutado y muchas gracias a las bellas personas que siempre dejan sus comentarios, kudos, bookmarks y suscripciones <3 Nos vemos pronto en el siguiente capítulo, xoxo~

Chapter 8: Entre lazos y recuerdos

Notes:

(See the end of the chapter for notes.)

Chapter Text

El ambiente estaba tan tenso que prácticamente se podía cortar con un cuchillo. Jiang Wanyin y Wei Wuxian parecía que apenas y soportaban estar en el mismo espacio durante mucho tiempo. Lan Wangji permanecía al lado de su esposo, protectoramente, de paso dándole una mirada reprobadora al líder Jiang. Lan Qiren, por su parte, parecía que preferiría estar en cualquier lugar menos en ese.

Y Lan Xichen...

Bueno, él estaba muy ocupado disfrutando de la compañía de su visitante como para querer prestar atención a todas esas cosas.

—Creo que es hora de que me vaya. 

—¿Eh? —El líder Lan miró al líder Jiang, que tenía la mirada fija en él, como si no quisiera mirar nada más en esa habitación. La sonrisa en el rostro del mayor se desdibujó un poco.— Pero si apenas llegaste hace un momento.

—Es cierto, pero prefiero que usted descanse. Después de todo, acaba de despertar de una experiencia muy grave que comprometió su salud. —El tono de voz era formal, quizá un poco indiferente. Era confuso para Lan Huan oírlo expresarse así. En especial porque hace rato que estuvieron solos, había descubierto un poco más de ese Jiang Cheng que estaba oculto a la mayoría de personas. Y ese Jiang Cheng le había agradado mucho.

Tuvo que recordar que así era como se trataban antes de empezar a escribirse cartas, un par de líderes de secta, formales el uno con el otro, distantes, apenas conocidos, cada quién en sus asuntos. Cada quién con sus problemas. Completamente solos con sus demonios internos. Sonriendo o frunciendo el ceño para ocultarlo.

No quería regresar a eso.

Sin pensarlo, tomó la manga de la túnica del menor, apretando un poco su agarre. Sabía que él tenía razón, sabía que debía descansar, pero no quería que su visitante de Yunmeng se fuera aún. El portador de Zidian se tensó un poco ante el gesto que llegó prácticamente de la nada y lo miró con un poco de curiosidad.— ...Sé que debo descansar pero, no es como que recibirte sea una tarea muy extenuante y-

—No es solo por eso. —Le interrumpió el líder Jiang, poniendo una mano sobre la de él, notando cómo se había aferrado más fuerte a su ropa, temiendo a ser arrancado de forma brusca. Pero Jiang Cheng no hizo ningún forcejeo, solo mantuvo la mano sobre la suya, como intentando apoyarlo.— Este momento debe pasarlo junto a su familia, para que puedan monitorear como se encuentra. Yo solo soy un extraño-

—Tú eres mi amigo

La palabra quedó colgada en el aire. 

"Amigo."

Las orejas de Lan Xichen estaban encendidas en rojo, porque apenas acababa de notar que había dicho eso de manera abrupta. Ahora que lo pensaba, a lo mejor recibía un rechazo contundente o una mirada de incomodidad de parte de Jiang Wanyin. Tal vez había arruinado el momento. Se atrevió a mirar a la cara de la persona a la que había llamado amigo y notó que estaba avergonzado, pero que, felizmente, no parecía incómodo o enojado con él. De hecho, lo estaba mirando con una cara de visible confusión.

Lan Qiren alzó las cejas porque esta información era nueva para él.— ¿Desde cuándo ustedes dos son amigos?

—Uh... —Zewu-jun no supo exactamente cómo explicarlo porque él tampoco lo entendía muy bien.

—Templo Guanyin. —Respondió Sandu Shengshou, mirando fijamente a Lan Xichen. Con esa mirada estaba dándole a entender que era lo mejor que pudo pensar en el momento y él solo asintió, mirando a su tío como para confirmar esas palabras.— Intercambiamos algunas palabras en medio de esa crisis antes de entrar en reclusión.

Jiang Cheng habría preferido decir que ellos eran más como conocidos que se escriben cartas a veces. O que eran conocidos que se cuentan las peores cosas que les pasan por la cabeza. O conocidos que hicieron una promesa cursi para intentar salir del hoyo del autodesprecio y el pantano de la autoestima baja. Pero una parte de él no tuvo el corazón para contradecir a Zewu-Jun en su afirmación de que él era su amigo. Si alguien tan virtuoso como él lo consideraba eso, entonces honraría ese título lo mejor que pudiera.

—Uhm... ¿Eso quiere decir que decidieron entrar en reclusión al mismo tiempo como prueba de amistad o algo así? —Se atrevió a preguntar Wei Ying. Su hermano marcial le dio una mirada de soslayo cargada de desprecio. El aludido solo llevó una mano a la nuca, antes de desviar la mirada.— Es solo una pregunta~

—Eso no te incumbe. Las razones que Lan Xichen y yo hayamos tenido para recluirnos, son nuestras y de nadie más. —Jiang Cheng suspiró, mirando de nuevo a su... ¿amigo? e ignorando el aura asesina que le estaba dedicando Lan Zhan por responderle feo al solecito que tenía por esposo.— Bien, me quedaré un rato más. Pero primero necesito que usted haga caso y tenga un momento a solas con su familia, que lo revisen los médicos y que coma un poco. Luego de eso, entraré de nuevo y podremos continuar con nuestra conversación.

Lan Xichen sonrió y asintió, soltando despacio el agarre que tenía en esas túnicas moradas, sintiéndose mucho más tranquilo. Jiang Cheng quitó con cuidado la mano, para dejarlo retomar una posición más cómoda en su cama.— De acuerdo, hagamos eso~.

Para nadie en el Hanshi pasó desapercibido que el líder Lan estaba dedicándole una mirada muy atenta al líder Jiang mientras se ponía de pie, hacía una pequeña reverencia y se retiraba momentáneamente de la habitación. No le quitó la vista de encima hasta que se hubo ido por completo.

La cabeza de Wei Ying iba a mil por hora. Lo sabía. LO SABÍA. Algo estaba pasando aquí. ALGO se estaba cocinando aquí. Después de todo, ojo de loca no se equivoca. Joder, lamentaba no tener la misma confianza que solía tener con su shidi, porque ya lo habría acosado a preguntas y quién sabe qué más cosas. De todos modos, estaba disfrutando del espectáculo. Es decir, no todos los días podía ver que AL FIN la vida amorosa del soltero menos cotizado del mundo de la cultivación estaba emergiendo de la forma más inesperada. Lan Zhan por su parte se quedó completamente en blanco, procesando lo que acababa de suceder.

¿Qué carajos?

¿Por qué su hermano le había pedido a esa uva enojona que se quedara un rato más? ¿Por qué, de la nada, dijo que eran amigos? ¿Por qué de pronto lucía tan contento si lo había visto completamente miserable en semanas? No era que le molestara que su hermano mejorara en su salud mental, al contrario, le gustaba la idea pero... ¿Acaso había quedado mal de la cabeza después de esa casi desviación de Qi? Porque había que estar demente para querer compartir un rato con ese…

C-con ese...

—Xichen, ¿Cómo te sientes? —Preguntó finalmente Lan Qiren, acercándose a su sobrino y comprobando que todo estuviera en orden con su flujo de Qi

—He tenido días mejores, pero estoy bien. —Respondió Lan Huan, acomodándose mejor en la cama y mirando no solo al mayor de los Lan, si no a la pareja que estaba de pie detrás de él.— Siento mucho haberlos preocupado con esto. Y quería darles las gracias por asistirme a tiempo. —Cubrió su puño derecho con la palma izquierda y se inclinó un poco pese a estar sentado.— Gracias Wangji, por salvarme la vida. Gracias Wei-gongzi por cuidar de mí en ausencia de mi hermano. Y gracias shufu por encargarte de las responsabilidades de la secta aunque sea yo quien debe ejercerlas.

—¿Estarás bien? —Preguntó Lan Zhan, posando sus ojos ámbar en su hermano, con notoria preocupación. El se había llevado la peor parte, porque había encontrado la crisis en su punto más alto.

—Estaré bien. —Respondió el mayor de los hermanos con voz suave, volviendo a su portura original.— Para ser franco, me encontraba en un punto en el que todo estaba muy oscuro y no podía encontrar el camino a seguir por más que lo intentara. Pero... creo que estoy encontrando algo que podría ayudarme a continuar. El tiempo lo dirá.

Wei Wuxian reflexionó esas palabras en silencio. Él también, en su anterior vida, había sentido esa impotencia de no ver ningún buen futuro delante de él, culpándose de todas las desgracias que ocurrían a su alrededor, deseando con toda su alma ya no existir. Le dolía tanto esforzarse por hacer lo correcto y que aún así, la vida le escupiera a la cara. Vivir era una carga y ya no la quería. Él logró deshacerse de aquel bagaje y después de trece años volvió a la vida gracias al sacrificio de un alma aún más quebrada que la suya. Su cuñado no iba a tener ese privilegio... por lo que le daba un poco de paz saber que podría haber encontrado algo por lo cual vivir, pese al dolor. Le regaló una de esas sonrisas amplias y alegres que tanto lo caracterizaban.— Si necesitas nuestra ayuda con cualquier cosa, puedes decirnos siempre que quieras, Xichen-ge. 

—Muchas gracias, Wei-gongzi. Eso es muy amable de tu parte. —Lan Xichen estaba agotado, sí, pero sus expresiones de hoy eran sinceras. La sonrisa de gratitud que le dio al cultivador de ropa oscura, era algo que sentía desde el fondo de su corazón.

—En fin. Xichen, voy a llamar a los médicos para que te revisen adecuadamente y luego voy a tratar algunos asuntos oficiales. —Lan Qiren anunció.— Antes de que me retire, ¿Cómo deseas atender al líder Jiang?

—Quiero comer junto a él. —Respondió el primer jade.— A solas, para poder tener privacidad en nuestra conversación.

Wei Ying y Lan Zhan se miraron entre ellos, antes de que ellos o Lan Qiren pudieran decir algo, el líder Lan siguió hablando.

—Pero antes, les quería pedir un favor. —Xichen ladeó la cabeza.— ¿Pueden llamar a Jingyi y a Sizhui un momento?

El maestro Lan frunció el entrecejo— ¿Han hecho algo reprobable?

—Al contrario, quería darles las gracias a ellos también por acompañarme a su modo.

—Dalo por hecho, Xichen-ge~ —Wei Wuxian asintió, dándole un saludo marcial antes de retirarse junto a su alma gemela.

—Muy bien, nos vemos más tarde. —Dijo el viejo Lan, también dando una inclinación para retirarse.

—Cuidate, hermano. —Fue todo lo que Lan Wangji pudo decir antes de inclinarse e irse detrás de Wei Ying.

 

De momento, Jiang Cheng había caminado hasta el Yashi para esperar ahí a que su amigo ordenara un poco su tan caótica situación. Al menos el camino de esa sala de visitas hacia el Hanshi no era tan confuso, por eso recordaba como volver. Eso y que tenía muy buen sentido de la orientación.

Se quedó sentado cerca a una mesa, intentando no aburrirse, pero ese lugar era demasiado silencioso para su gusto. Muelle de Loto siempre tenía ruido de fondo y estaba tan acostumbrado a él, que tenía la sensación de que le faltaba algo. Los Recesos de las Nubes a veces parecían territorio sagrado, porque incluso el viento le era esquivo en medio del silencio cuando quería escucharlo.

Jiang Wanyin permaneció callado, observando por la ventana el ambiente pacífico de la secta Lan. Recordaba que hace varios años, vino con su clan por primera vez a estudiar. En esa época apenas era un junior, él y Wei Wuxian estaban en los mejores términos posibles y jamás habrían imaginado todo lo que pasaría después. Parecía ayer cuando él y un joven Nie Huaisang ayudaban a su hermano marcial a regresar del Pabellón de la Biblioteca, cuando tenía que pasar por sus castigos supervisados por el siempre sereno y correcto Lan Wangji.

Eran épocas más fáciles, sin preocupaciones tan densas, sus únicos objetivos eran aprender algo nuevo, sobrevivir las clases en Gusu hasta que llegue el momento de volver a su natal Yunmeng y enorgullecer a sus padres siendo un guerrero destacado.

El líder Jiang nunca pensó que todavía tenía en su corazón espacio para la nostalgia. No pudo evitar sonreír con ironía. ¿Acaso estaba deseando volver a esa época? Por supuesto que no se podia. No solo el pasado o la gente que murió, si no también, las personas que alguna vez fueron de una forma y luego cambiaron... nada de eso iba a volver.

Incluso la persona que él mismo fue en ese entonces, ahora era un completo desconocido.

Aquel Jiang Wanyin tenía brillo en la mirada y aunque siempre andaba con una expresión de fastidio, la sonrisa llegaba con facilidad a sus labios. Su corazón era un poco más ligero, pero también, era muy ingenuo. Ese Jiang Wanyin se sentía culpable cada vez que su estómago se torcía amargamente siempre que Wei Wuxian destacaba en algo más que él. Ese Jiang Wanyin quería creer que algún día sus padres lo verían con orgullo, por distante e imposible que eso pareciera. Ese Jiang Wanyin solo quería ver a su a-jie sonreír y apoyarla con cualquier cosa que le trajera felicidad, incluso si eso le hacía arrugar la nariz de disgusto (como por ejemplo, su compromiso con el pavo real).

Ese Jiang Wanyin ya no existe.

En el presente, Jiang Wanyin tiene el ceño fruncido, odia al mundo casi tanto como se odia a sí mismo y lo ha perdido casi todo, excepto su secta y a su sobrino.

"Tú eres mi amigo."

Bueno... Al menos este Jiang Wanyin tiene un amigo. 

Ese pensamiento se le hace tan extraño. Antes solo socializaba con Wei Wuxian y Nie Huaisang, pero la perdición del primero y los deberes del segundo, los alejaron por completo. No era que fuera amiguo íntimo del actual líder Nie, pero tampoco eran indiferentes el uno con el otro. Solían ser amigos cuando estudiaban en los Recesos de las Nubes y compartían muchos recuerdos gratos, sí, pero actualmente solo se comunicaban por asuntos relacionados a sus sectas. En cuanto a Wei Wuxian...

La historia era conocida...

La gente va y viene, piensa Jiang Cheng. "Eso significa que algún día, Lan Xichen y yo solo seremos un par de extraños." La idea le hace resoplar con disgusto, pero no puede evitar el molesto presentimiento de que el alejamiento de ambos es una certeza. Aunque ahora que lo piensa, aún son un par de extraños. ¿Por qué tiene esta idea tan estúpida de sentir que puede perder algo que ni siquiera tiene?

—No.... Yo no necesito eso. —Murmuró Sandu Shengshou, regresando la mirada al interior del Yashi, hablando para sí mismo.— ¿Un lazo que no se rompa? —Soltó un bufido cargado de amargura.— ...Eso no existe.

Mentira.

Sí que existe.

Y Wei Wuxian lo tiene.

Otra vez ese Wei Wuxian...

"¿Estás bien?"

Su respiración se entrecorta ante el recuerdo de esas palabras. De pronto, empezó a recordar la sensación de los cálidos dedos de Lan Huan limpiando sus lágrimas, con la reverencia con la que se trata a un tesoro. Su corazón empezó a latir agitado. No recordaba haber sido tratado así antes. La gente siempre lo asumió como alguien muy duro y tosco para la delicadeza. Las únicas veces que tuvo contactos físicos tan cercanos y suaves fue con sus hermanos en su niñez y con su madre , en aquella fatídica noche en Muelle de Loto, cuando se despidió de él antes de entregarse a la lucha, al fuego y a la defensa de todo lo que amaba.

Jiang Wanyin exhaló, intentando desenredar el nudo en su corazón.

No era momento de recordar eso.

Volvió a sus sentidos, nada en el Yashi había cambiado. Nada en los Recesos de las Nubes era diferente a hace más de dieciséis años. Aunque recordó que el clan Wen también incendió este lugar, y que los miembros de su clan también lo recuperaron de las cenizas, construyendo una réplica exacta de lo que solía ser. Estaba en un sitio con una historia muy similar a la tierra que lo vio nacer.

Era la primera vez que pensaba que Lan Xichen y él tenían muchas más cosas en común de las que había notado al principio.

…Ah, sus pensamientos siempre volvían a ese hombre.

—Debo estar perdiendo la cordura. —Masculló, rodando los ojos, antes de levantar la mirada hacia la puerta de la sala de invitados.

En la puerta, un par de juniors del clan Lan lo miraban sin saber exactamente cómo llamar su atención. No fue hasta que esos ojos violetas se posaron sobre ellos, que los chicos se inclinaron y lo saludaron.

—Buenas tardes, líder de la secta Jiang. —Habló con voz suave y educada, Lan Sizhui.— Zewu-Jun lo invita al Hanshi a merendar junto a él.

—Nos dijo que van a estar solos, y que podrían seguir conversando de sus cosas de amigos y eso, que no se preocupara por la privacidad. —La voz de Lan Jingyi era más vivaz y miraba con ávida curiosidad al portador de Zidian. Siempre le había parecido un viejo gruñón, pero que su líder lo considerara un amigo, demostraba que algo bueno debía tener. Solo quería saber qué era eso que Lan Huan veía, que los demás no.

Uno de los ojos de Jiang Cheng se crispó. ¿Cómo que Lan Xichen le estaba contando a todo el mundo que eran amigos? ¿Acaso no le daba vergüenza que pensaran que estaba demente por tener una amistad con alguien con la fama que tenía él, el irascible Sandu Shengshou?— ¿Cuánto tiempo pasó desde que dejé el Hanshi?

—Casi dos varas de incienso. —Respondió Sizhui, quien era mejor con los números.

—…De acuerdo. Gracias.

Los jóvenes del clan Lan no recordaban a este hombre como alguien tranquilo. Lo recordaban ladrando órdenes aquí y allá, enojado en todo momento, incluso amenazando a su sobrino Jin Ling con romperle las piernas si hacía algo mal durante una cacería nocturna. Por eso les sorprendió tanto la respuesta directa, como su tono de voz suave. Lo vieron levantarse de donde estaba sentado y con cuidado lo guiaron al Hanshi, aunque sabían que él estaba familiarizado con el camino.

Al entrar a la habitación del líder del clan Lan, el lugar estaba ordenado de una manera un poco diferente a como la vio inicialmente. Había una mesa que estaba llena de platillos con la comida típica de Gusu Lan, su anfitrión estaba sentado en una pequeña silla y había otra, lista para recibirlo.

Los juniors deslizaron la puerta delante de ellos apenas el líder Jiang ingresó y se retiraron inmediatamente del lugar. A Jingyi le habría encantado quedarse a escuchar el chisme pero su mejor amigo se lo llevó casi a rastras porque no era correcto espiar a Zewu-Jun, no después del momento bonito que acababan de tener junto a él.

Jiang Wanyin le dedicó una mirada fija a Lan Xichen, mientras se sentaba en la silla que estaba designada para él.— Sé que ya lo dije antes, pero insisto: ¿Está seguro de que es correcto que reciba visitas en un estado de salud tan delicado?

—Estaré bien. —Respondió el líder Lan, con una sonrisa de las suyas.— Después de todo, estoy disfrutando la visita de alguien que me agrada mucho.

Notes:

Aló, soy yo una vez más con un nuevo capítulo <3 A-Cheng está confundido y no está acostumbrado a que lo traten bonito, ténganle paciencia xD (Que Xichen ya la tiene uwu). En el siguiente capítulo tendremos una conversación un poco más lógica que la del capi anterior, que fue más emocional. Gracias por todo el apoyo que le están dando a este humilde fic, y nos vemos en el capítulo que viene :3

Chapter 9: Entre aquellos que nos dejaron y aquellos que vendrán

Notes:

(See the end of the chapter for notes.)

Chapter Text

Jiang Wanyin guardó silencio por un momento ante la declaración tan directa de parte de Lan Xichen. Primero, pensó que aquello coincidía con su declaración de amistad pero... se sentía extraño que alguien arrancara una conversación con él diciendo que le agradaba mucho. Eso casi siempre traía una segunda intención. Sin poder evitarlo, miró a ambos lados, como asegurándose de que realmente estaban solos y luego dirigió su mirada a su anfitrión otra vez. 

—Ya no necesita actuar, Zewu-Jun. Ya no hay nadie. —Dijo, confundido.

—¿Actuar? —Lan Xichen miró mucho más confundido a Jiang Cheng.— ¿Por qué lo dices?

—Porque usted acaba de decir que le agrado mucho.

El cultivador de túnicas blancas sonrió con suavidad— Jiang Wanyin, realmente me agradas mucho.

Ambos guardaron silencio por un rato. Parecía como si de pronto, le hubiesen puesto al líder Jiang la situación más extraña del mundo delante de sus ojos y no la entendiera del todo.— ¿En serio? —No pudo evitar el tono escéptico en su voz. Se maldijo internamente por ello, pero no había podido frenarse a tiempo. Ah, daba igual. No le gustaba mentir de todos modos.

En serio. —Respondió Lan Xichen, asintiendo y sin mostrarse ofendido en lo más mínimo por esa actitud incrédula. De hecho, parecía estar disfrutando un poco de la situación.— Después de todo, dije que eres mi amigo, ¿No?

Jiang Wanyin enarcó una ceja.— ¿Desde cuándo somos amigos?

—Templo Guanyin. —Respondió Lan Huan, poniendo un rostro casi tan inexpresivo como el de su hermano y hablando en un tono de voz más serio.— Intercambiamos algunas palabras de apoyo en medio de la crisis tan traumática que estábamos viviendo. Luego entramos en reclusión al mismo tiempo como prueba de nuestra gran amistad. —...No, no era un rostro inexpresivo como el de Lan Wangji. Más bien, era un rostro un poco más enojado... como la expresión que siempre cargaba el mismo Jiang Wanyin... incluso el tono y la cadencia de voz eran similares.

Un pequeño espasmo torció la curva en los labios del visitante de Yunmeng y no pudo evitar soltar un pequeño bufido. Lo más parecido a una risa que se le había visto en público. No podía enojarse con Lan Xichen. Su imitación de Sandu Shengshou era muy buena, incluso para alguien de expresión tan suave como la suya.— Muy gracioso.

—Pero es cierto. Tú mismo lo dijiste. ¿O acaso dijiste una mentira? —Lan Xichen volvió a su usual aura, riendo bajito, sintiéndose cómodo con el ambiente de complicidad que se estaba formando entre ellos.

—No lo sé. Usted dígame. —Replicó el portador de Zidian con una sonrisa ladeada.

Lan Xichen sintió un burbujeo en el estómago ante esa expresión y lo atribuyó al hambre que sentía. Con un gesto, le mostró a su invitado la comida para que se sirviera. Él mismo tomó un cuenco de ensalada de vegetales y los palillos para empezar a alimentarse con cuidado.

Jiang Wanyin, por su parte, optó por un cuenco de arroz.

—Pues... ¿Te digo algo? Me gustaría hacerlo realidad. —El portador de Zidian casi se atora con el arroz que estaba comiendo, pero un sorbo de té le ayudó a no hacer el ridículo delante delante del líder Lan, que continuó hablando sin notar lo que pasaba, muy ocupado tomando unas hojas verdes con sus palillos, pareciendo muy casual con lo que decía, pero en realidad pensándolo con cuidado.— ...Ya sabes, lo de nuestra amistad. 

—Mmm. —Jiang Cheng asintió, luciendo por un momento como ese adolescente que visitaba Gusu por primera vez y ponía cara de confusión cada que su hermano marcial hacía alguna estupidez y a Zewu-Jun parecía hacerle gracia, pese a estar rompiendo quién sabe cuántas reglas de su clan.

—¿Tú no quieres? —Lan Xichen de pronto puso una expresión triste, masticando con pulcritud, pese a estar un poco débil aún. A los ojos de su acompañarme, parecía un conejo enorme, blanco y de ojos grandes y expresivos que lo miraban como si lo estuviera abandonando en la montaña para siempre.

—No, no es eso. —Respondió el cultivador más joven, resoplando y tomando algunas verduras para mezclarlas con su arroz, mirando su cuenco con atención mientras hacía esa tarea.— De hecho, me parece bien tener un amigo. Es solo que... es raro, ¿Sabe? —Posó la mirada violeta en el hombre de larga cabellera castaña.— Yo no tengo amigos. Trabajo mejor con aliados, discípulos, colegas... incluso me es más común tener enemigos. Pero... ¿amigos? —Probó la palabra en su lengua y le supo un poco agridulce, por lo que bebió un poco más de té para pasar ese trago amargo.— Aunque si le soy sincero, lo estuve pensando hace un momento a solas. No tengo idea de por qué usted diría algo tan loco como eso delante de su familia, pero debo admitir que se sintió bien que me considerara un amigo, aunque se tratara solo de una mentira impulsiva.

—Admito que me dejé llevar por el calor del momento. —Concedió el de ojos color chocolate.— Y siento mucho haberte utilizado sin preguntarte nada. Pero quiero que te quede claro algo. —Sus ojos adquirieron una nota afectuosa.— No miento cuando digo que me agradas, y mucho. Eres una persona muy interesante, Jiang Wanyin, y me gustaría conocerte mejor. ¿Me harías el honor de ser mi amigo?

Las mejillas de Jiang Cheng enrojecieron un poco y no pudo evitar pensar que esto era peligrosamente parecido a un pedido de cortejo. Pero negó con la cabeza, quitándose esa idea idiota antes de que tomara forma. No. No había manera. Imposible. El respetable Zewu-Jun no era un manga cortada. Y obviamente, él se conocía lo suficiente para saber que él tampoco lo era. Esto era solamente un pedido del inicio de una amistad muy masculina entre dos cultivadores con circunstancias similares que, de pronto, se empezaban a agradar mutuamente. Nada raro. Algo muy normal. Algo que él no pudo experimentar antes porque siempre ha sido un antipático de primera, pero que tenía sentido.

Lan Huan se quedó observando todo el cambio en los gestos de su acompañante. Era algo muy entretenido, la verdad. Especialmente porque el líder Jiang era naturalmente expresivo. Muchas veces, lo que pensaba se reflejaba en su rostro de manera transparente. Al menos, eso pasaba cuando parecía estar cómodo en presencia de alguien o fuera de ambientes formales en el mundo de la cultivación, en donde cuidaba mejor lo que mostraba y lo que no..

—Solo... solo tengo una pregunta. —Sandu Shengshou de pronto parecía volver a ser el mismo de siempre, especialmente por la arruga marcada en su ceño a la par que preguntaba.— ¿Cómo es que define usted una amistad?

Por alguna razón, frente a los ojos de Lan Xichen aparecieron dos rostros conocidos en un parpadeo. Nie Mingjue y Jin Guangyao alguna vez fueron su definición de amistad. Hermandad. Pero esa idea se rompió aquel día en el que la verdad salió a la luz. Se supone que los amigos, los hermanos, no se fallan entre sí. Se supone que se apoyan. Se tienden la mano en momentos de necesidad. Se vuelven firmes cuando el otro quiere tomar el camino incorrecto. Toman la mano del otro cuando cae. Caen a su lado, si es que la situación se vuelve difícil.

Mueren con él, si sus pecados han sido grandes, especialmente si es culpa de su propia negligencia.

Llevan su lazo más allá de la muerte.

Diferentes ideas se amontonaban en la mente de Lan Huan. Voces, recuerdos, hechos, mentiras, verdades, promesas rotas… Su rostro parecía realmente afectado por ese huracán de emociones.— Yo…

Jiang Cheng le acercó la taza de té, poniéndola cerca de sus manos y negó con la cabeza.— No tiene que responder ahora. Siento haberle preguntado algo tan… directo. —Siguió con la mirada los movimientos de las manos del mayor, viendo atentamente cómo tomaba su té para tranquilizarse.— Si quiere, puedo decirle cómo es que yo veo la amistad. Puede estar de acuerdo conmigo o no, pero es lo que pienso debido a mis experiencias personales.

—...De acuerdo. —Los ojos de color chocolate repasaron la figura delante de ellos, como para no olvidarla. Su visitante comía con cuidado, quizá recordando la etiqueta de Gusu sobre el buen comer.— ¿Cómo defines una amistad, Jiang Wanyin?

—Para mí, las amistades tienen un tiempo determinado de duración. Lo que significa que tienen una fecha de caducidad. —Empezó por el lado más crudo de su definición, Lan Xichen no pudo evitar sentir que se le partía el corazón ante eso… porque creía entender de dónde venía esa arraigada creencia.— Las razones para que esto ocurra pueden ser variadas. Las personas pueden morir, cambiar o tomar un rumbo distinto en sus vidas. Y aunque eso apesta, es la dura realidad. —Un bufido cínico escapó de él, porque el rostro sonriente de Wei Wuxian era lo primero que aparecía ante él.— La gente va y viene, Zewu-Jun. Siento que al igual que las corrientes de los ríos y lagos de Yunmeng, solo podemos fluir con las personas hasta que la vida diga que nos tenemos que separar.

El líder Lan quiso decir algo, pero las palabras fallaron en sus labios. La gente va y viene, era verdad. Lo había vivido en carne propia. Gente que amó, ya no estaba con él. Vivió esa verdad desde que era un niño muy pequeño. Su madre fue efímera, su padre también. Sus hermanos jurados también pasaron por su vida y no se quedaron. Pero el que lo haya experimentado de primera mano, no le hacía aceptarlo con facilidad, aunque se convenciera a sí mismo de que así era. Miró al líder Jiang, quien traía una sonrisa agria en el rostro, negando con la cabeza.

—¿Y sabe qué, Lan Xichen? Eso es una mierda, una absoluta mierda. —No había notado que estaba apretando el puño y temblando un poco, la sonrisa torcida dándole un aspecto salvaje y un poco trastornado, en lo que su ceño se fruncía más y más. El resto de sus palabras fueron casi escupidas con indignación y rabia.— ¿Para qué perdemos el tiempo en querer personas que nos van a abandonar algún día? ¿Por qué le damos tanto a alguien que al final nos dará la espalda? ¿Por qué somos tan ilusos al pensar que los lazos duran para siempre?

—...Porque quizá, quizá ese milagro sí exista, en algún lado, Jiang Wanyin. —Respondió Lan Xichen, colocando una mano sobre el puño apretado del joven loto de Yunmeng, dándole apoyo como podía, entendiendo que él tampoco soportaba el peso de que las personas que alguna vez amó, ya no formen parte de su vida.— Aunque nos traicionen, nos mientan y nos utilicen… aunque nos hagan creer que el problema somos nosotros, yo creo firmemente que a lo mejor, solo hemos tenido mala suerte. —Dándole unas pequeñas palmaditas sobre el tembloroso puño, buscaba reconfortar ese espíritu lleno de cólera.— Mira a Wangji y a Wei-gongzi, por ejemplo. Estuvieron separados durante mucho tiempo, no había posibilidad de que un muerto volviera a la vida, pero por algún milagro del destino, se les dio una segunda oportunidad y ahora pueden quedarse juntos durante todo el tiempo que quieran.

—Ellos dos no cuentan porque son un par de-- —Al menos esta vez, Jiang Cheng pudo frenar su afilada lengua a tiempo. Estuvo a punto de llamarlos despectivamente “manga-cortada” y otros insultos más de su homofóbico arsenal, y supo que su oyente había entendido lo que quería decir por la mirada que le estaba dando. Aclaró su garganta y gruñó, rodando los ojos, sintiendo cómo el mayor quitaba suavemente su mano del puño de él, sintiendo que ya no temblaba.— …Usted me entiende. Ellos no son amigos. Son más que eso.

—¿Y eso qué tiene que ver? —Lan Huan sonrió un poco.— Con más razón aún. Las relaciones románticas son complicadas y no siempre llegan a buen término. Una vez que se terminan, los dos lados de la pareja no se quieren volver a ver nunca más y prefieren mil veces fingir que el otro murió a admitir que alguna vez se quisieron. Que el amor de Wangji y Wei-gongzi haya podido prevalecer por sobre todos los obstáculos, ¿No te parece eso admirable?

—Si le soy sincero, me da asco. —Dijo con brusquedad Jiang Wanyin, pero luego miró su reflejo en su taza de té.— Pero creo que más que asco… siento envidia. —Era la primera vez que admitía esto en voz alta y chasqueó la lengua, incómodo, evitando la mirada del cultivador de blancas túnicas. No quería ser juzgado.— ¿Qué debo hacer yo para que alguien me ame incondicionalmente? A veces siento que no importa cuánto me esfuerce, cuánto trabaje, cuánto intente hacer las cosas bien. Nunca es suficiente. Nunca seré suficiente y--

—Detente ahí. —El primer jade levantó la mano.— ¿Recuerdas nuestra promesa, Jiang Wanyin?

—Ah, la promesa cursi. —El joven loto de Yunmeng respondió, regresando su mirada a él.— ¿Qué con ello? ¿Va a romperme las piernas por incumplirla?

—No. A fin de cuentas, nunca acordamos cuál sería el castigo para el que no cumpliera con su parte. Pero creo que tengo una idea. —Lan Xichen sonrió un poco.— La parte ganadora elige un castigo en cada ocasión. Así que ahora, me toca darte uno, ¿Listo?

Jiang Cheng exhaló pesadamente y asintió.— Bien, pero hazlo rápido. —Se quedó esperando lo peor. Un golpe, un insulto, algo.

Lo que fuera.

No esperó lo que estaba a punto de ocurrir.

Los ojos de color chocolate se curvaron en una sonrisa un poco traviesa pero agradable… sincera, El hombre empezó a hablar con serenidad.

—Jiang Wanyin es una persona muy increíble e interesante. Dice las cosas que piensa, tal cual las piensa. Y aunque no tiene filtro ni tacto, creo que es una persona muy sincera. Me gusta el Jiang Wanyin sincero que no me oculta quién es en verdad. —Ensanchando la sonrisa, con calidez, finalizó.— Me gusta el Jiang Wanyin que tengo por amigo.

El de túnicas violetas se quedó tieso, en silencio, escuchando todos esos halagos.

¿Por qué carajos le estaba latiendo el corazón a tope?

—¿Q-qué clase de tortura fue esa? —Preguntó con la voz un poco estrangulada, una expresión de horror en su rostro.

—Fueron palabras de afirmación. Sirven cuando empiezas a sentirte desmotivado y a odiarte a ti mismo. Esas palabras reemplazan tu monólogo interno. ¿Ya te sientes mejor?

—¡Claro que NO! Quiero vomitar. Eso fue demasiado cursi hasta para usted. —Un escalofrío sacudió el cuerpo de Jiang Cheng, pese a lo colorado que estaba.— Además… nunca dije que aceptaría ser su… —Lo pensó por un rato.— Bueno, okay. Sí. Sí podemos ser amigos. Pero, joder, ya no haga eso de nuevo. Es asqueroso. Es raro. Y usted no es ninguna de esas dos cosas.

—Lo haré si vuelves a faltar a tu promesa~ —Amenazó Lan Xichen riendo vivazmente y suspirando un poco más aliviado.—Ah~ Me alegra mucho que te hayas quedado a comer conmigo, amigo mío~ De hecho… fue porque quería estar más tiempo en tu compañía que le dije eso a mi familia. De otro modo, nada habría justificado que te quedaras un poco más conmigo. En todo este tiempo en reclusión, no he recibido ninguna visita del exterior, me temo que estoy emocionado de tenerte aquí a mi lado.

—Mmm… —Jiang Wanyin asintió, volviendo su atención a su cuenco de arroz mezclado con verduras.— …¿No le importa mi visión de que el lazo de amistad es una cosa pasajera?

—No, no realmente. —Zewu-Jun ladeó la cabeza.— Pero sí quiero decirte algo al respecto, si me lo permites. —Ante el mudo asentimiento de Jiang Cheng, continuó hablando, tomando eso como su consentimiento para hacerlo.— Sé que la gente va y viene, pero también sé que la gente deja huella. Las personas que pasan por nuestras vidas, aunque haya sido solo un paso efímero, nos marcan para siempre. A veces para bien, a veces para mal, pero el hecho de que tengamos un pedazo de cada persona que amamos dentro de nosotros, es testimonio de que no es tan descabellado entregar todo por alguien que se ama, aunque eso se vaya a terminar algún día.

Sandu Shengshou pensó largamente en ello. De alguna forma, sabía que su mayor tenía razón. Sí, había cosas que había perdido para siempre, pero que pese a todo, seguían siendo parte de él. Trenzaba su cabello todos los días de la misma forma en la que su padre lo hacía, fruncía el ceño exactamente como su madre y la poquita suavidad que tenía, la aprendió de su a-jie. Algunos de sus manierismos de batalla los había adquirido entrenando con Wei Wuxian. El líder Lan parecía estar rememorando a personas importantes también, porque se detuvo a rumiar sus propias palabras.

—Puede que cuando esto termine, tú dejes huella en mí y yo en ti. ¿Será una huella buena o una mala? No hay forma de saberlo. Pero, Jiang Wanyin, hay algo que sí te puedo prometer. —Lan Xichen continuó, saliendo de su propio ensimismamiento.— No puedo asegurar que nuestro lazo sea eterno o inquebrantable. Ni siquiera puedo asegurarte que el día en el que volvamos a ser un par de desconocidos nunca llegará. Pero lo que sí te prometo es que todo el tiempo que duremos siendo amigos, haré todo en mis manos para que no te arrepientas de haber aceptado mi propuesta. —Le dedicó una sonrisa pequeña, un poco tímida quizá.— No digo esto como el líder del clan Lan, ni como el maestro inmortal bajo el título de Zewu-Jun. Digo esto como Lan Huan, nombre de cortesía, Lan Xichen. Sé que esto es solo el comienzo, y sé que para ti las palabras valen menos que las acciones. Pero esta será la única vez que haré esta promesa. De aquí en adelante, dejaré que mis palabras hablen por mí.

—Muy bien. —Respondió Jiang Wanyin, asintiendo con la cabeza.— Entonces, ni como el líder del clan Jiang, ni como el guerrero cultivador conocido como Sandu Shengshou, si no como Jiang Cheng, nombre de cortesía Jiang Wanyin, le prometo a usted que hasta que esta amistad termine algún día, seré leal. —Hizo una pequeña reverencia.— Pase lo que pase, tendrá en mí a alguien en quien confiar. Pero si usted me traiciona, recuerde que conozco algunos de sus secretos, y no dudaré en contarlos.

—No esperaba menos. Lo mismo digo. —Correspondió a la reverencia, manteniendo su rostro sonriente.— Por cierto, ya que ahora somos amigos, ¿Puedo pedirte un favor?

—Claro. ¿Qué es lo que desea de mí?

—...Me gustaría que me trates con menos formalidad, Wanyin.

Nuevamente, Jiang Cheng casi se ahoga con su comida. Y esta vez, Lan Huan sí lo notó.

— Oh, Wanyin, ¿Te encuentras bien? ¿Deseas un poco más de té? —Aunque preguntaba con voz relativamente inocente, parecía estar divirtiéndose con la situación. Especialmente por la forma tan descarada con la que pronunciaba su nombre. Le estaba dando algunas palmaditas en la mano, mientras esperaba a que tomara un poco de té para calmarse, mirándolo atentamente.

Apenas se recuperó, le dio una mirada asesina, que luego se convirtió en una mueca muy parecida a un berrinche.

—Pero Wanyin, somos amigos. No puedes tratarme como tu mayor, no se siente adecuado, ¿No te parece? —Una sonrisa casi burlona colgaba del vaivén de sus labios.— Además, me siento como un viejo cuando me tratas así de distante. Está bien que sea mayor que tú, pero hey, tampoco soy un anciano.

—...¿En serio tengo que hacer eso? —Preguntó el líder Jiang, queriendo que se lo trague la tierra. El jodido líder Lan le había prometido que no se arrepentiría de hacerse amigo suyo, pero ya empezaba a sentir arrepentimientos. El susodicho asintió varias veces, enérgicamente.— …De acuerdo. Uhm. Entonces… Xi… Xichen

—¿Sí, Wanyin?

—Xichen, por favor. —Negó con la cabeza ante la mirada reprobatoria (de mentira) de la persona que acababa de llamar. ¿Quería menos formalidad? Le daría menos formalidad.— Xichen, maldita sea, por la puta madre, deja de utilizar mi nombre tan a la ligera.

—¿Qué? ¿Se va a gastar o algo así?

—No, pero nunca en mi vida me habían llamado por mi nombre tantas veces en un día y es jodidamente molesto. —Replicó, frunciendo el ceño.— Contrólate un poco, ¿Quieres?

—Ok, Wanyin.

—!!!!!!!!!

Ambos se quedaron callados, antes de que Wanyin gruñera y Xichen soltara una risita. A pesar de lo que cualquier persona pudiera pensar, se lo estaban pasando muy bien. Entre una conversación y otra, pronto acabaron su merienda y la tarde empezó a caer. 

—Ahora sí creo que es hora de irme, Xichen. —Declaró luego de un rato, el líder del clan Jiang.

—Esta vez, no voy a detenerte, no te preocupes. —Respondió el líder del clan Lan, asintiendo con calma.—Regresa con cuidado a Yunmeng, ¿Está bien, Wanyin?

—Sí, no te preocupes. Más bien, aprovecha para descansar y recuperarte, Xichen. —A medida que habían conversado, el nombre sonaba menos anormal en su timbre de voz.— Cuando salgas de tu reclusión, tienes que ir a visitarme en Muelle de Loto. Prometo ser un buen anfitrión.

—Lo espero con ansias~ —Ah sí, lo bueno de las amistades era que te daban razones por las cuales estar contento de ver otro día.

—Por cierto, casi lo olvido. —Jiang Wanyin buscó en su manga y sacó su bolsita Qiankun. Del interior de la bolsa, sacó una cajita de madera cuidadosamente tallada. Los motivos que la adornaban eran flores de loto. Con cuidado, se la puso en las manos a Lan Xichen.— Te traje esto en agradecimiento por las clases vía correo de meditación Daoyin.

—¿Eh? —Los ojos de color chocolate se abrieron en sorpresa, observando el bonito objeto sobre sus manos. Con curiosidad, lo abrió, y entonces, un delicioso aroma a loto llegó a sus fosas nasales. Era incienso.

—Es algo que estamos desarrollando en Yunmeng. —Explicó el hombre de cabello negro.— El aroma del loto ayuda a la mente a calmarse. No esperaba encontrarme con la noticia de que usted se encontraba-- —Negó con la cabeza. Debía ser informal. Informal, se recordó a sí mismo.— Digo, no esperaba que una desviación de Qi casi te matara. Pero creo que esto puede ayudarte a no repetir la experiencia.

—Me gusta mucho tu regalo. —Lan Xichen dijo, luego de haberse quedado observando la cajita y los intrincados patrones en ella, completamente embelesado. Estaba seguro de que el aroma del loto sería aún más intenso al encender la fragancia adecuadamente en un quemador de incienso. Sonrió con gratitud.— Muchas gracias, Wanyin.

—Si, bueno… no hay de qué. —Jiang Cheng llevó la mano detrás de la nuca, un poco avergonzado.— Ya me voy.

Con cuidado, Jiang Cheng se puso de pie para retirarse, y justo cuando había girado sobre sí mismo para marcharse, recordó una última cosa, volteando a ver a su amigo.

—Por cierto, Xichen… Sé que apenas estás redescubriendo la Meditación Daoyin y eso, pero, como no puedo preguntarle a otra persona, te lo preguntaré a ti. —Ahora que tenía la atención de Lan Huan, procedió a formular su pregunta.— ¿Es normal que cuando estás haciendo alguno de los movimientos de la Meditación Daoyin, escuches voces dentro de tu cabeza?

—¿Voces? —Una expresión preocupada se apoderó de las facciones del mayor.— ¿Puedes explicarme mejor a qué te refieres con voces?

—Lo que dije, voces. —Jiang Cheng dijo con impaciencia.— La segunda vez que practiqué el primer movimiento, escuché en la lejanía la voz de alguien llamándome por mi nombre. —Deteniéndose por un momento a pensar, continuó.— Era una voz suave y llena de sufrimiento. Esa voz me preguntaba si me encontraba bien. Me llamó varias veces, parece que le gustaba gastar mi nombre tanto como a ti. —Bufó un poco y siguió con su relato.— Cuando le dije que me encontraba bien, pareció sentir mucho alivio. Lo sé porque pude sentir en los huesos su sufrimiento y su sosiego también. Luego nuestra conexión se rompió y no pude ver de quién se trataba. La verdad, nunca nadie se había preocupado así por mí. Pensé que a lo mejor podría ser alguna conexión ancestral o qué sé yo. El punto es que quería saber cómo comunicarme con ese… ser o lo que sea para darle las gracias. ¿Qué piensas, Xichen?

Lo que esos ojos violetas no esperaron ver, fue el rostro y orejas de Lan Xichen completamente rojos. Parecía como si hubiese recordado algo profundamente vergonzoso.

—¿Xichen?

—N-no… n-no te preocupes, Wanyin. —Desvió la mirada, tragando saliva. Tal muestra de vergüenza, nunca la había visto a tal escala en el primer jade de Gusu. Pero por el momento, no le dio importancia.— V-voy a investigar…. n-no creo que sea algo malo. S-solo… déjame averiguar, ¿Okay?

—De acuerdo. Entonces, me voy retirando. Espero que el incienso de loto te ayude. Y por cierto, no olvides que me debes las notas sobre los nueve movimientos restantes de la Meditación Daoyin. Te escribiré cuando llegue a Yunmeng, ¿Está bien?

—S-sí, claro.

—Nos vemos, Xichen. —Ahora sí le dio la espalda, despidiéndose con la mano y retirándose de la habitación. Su amigo le había pedido que lo tratara sin tanta reverencia y honraría esa petición. Pero eso no quería decir que lo respetara menos. De hecho, lo tenía en más alta estima ahora.

—Hasta la próxima, Wanyin. Que estés bien.

Eso fue lo último que escuchó Jiang Cheng después de cerrar la puerta del Hanshi a sus espaldas. Saliendo hacia el Yashi y a los exteriores, despidiéndose de Lan Qiren, quien envió a un discípulo Lan a que lo escoltara hasta el límite de Los Recesos de las Nubes. Estando fuera de ese territorio, por fin partió a casa después de tan largo día.

El atardecer pintaba todo de colores cálidos que se reflejaban en su rostro, mientras usaba a Sandu para surcar el cielo. Su corazón se sentía un poco ligero y con más vida que antes y eso estaba bien. Era bueno sentir algo agradable en las entrañas, para variar.

Notes:

¡Hola a todos! Aprovechando la explosión de inspiración que estoy experimentando, vengo rápido a publicar otro capítulo <3 Nuestro A-Cheng está pasando por una negación tan intensa que no se ha dado cuenta que su corazoncito ya cayó presa de la homosexualidad (?). Todo va a ser muy divertido de aquí en adelante xD (y también va a tener sus dosis de angst aquí y allá para más sazón) En fin, espero que lo disfruten y muchas gracias a los nuevos lectores que vienen a dejar sus kudos, comentarios y bookmarks. Se les quiere un montón uwu~

Chapter 10: Entre visitas y pequeños logros

Notes:

(See the end of the chapter for notes.)

Chapter Text

Lan Xichen, durante todo su tiempo en reclusión, no había podido hacer más que siempre rememorar cosas malas. Más que una práctica para ayudarlo con su salud mental, el encierro parecía ser un castigo, aunque él inicialmente dijera que ese no era el caso.

Pero algo había empezado a cambiar.

En esta ocasión, no sentía tanta aprensión por seguir con vida. Al contrario, se sentía afortunado de experimentar la calidez de otro amanecer. Había estado relativamente cerca de la muerte, pero eso no había parecido desanimarse en lo más mínimo. Sí, casi pudo haber arruinado su cultivación para siempre por culpa de esa pseudo desviación de Qi, pero gracias a Dianxia no había pasado y la sensación de gratitud que le inflaba el pecho, era agradable y le servía como combustible para seguir hacia adelante.

El líder de secta Lan pensó que esta vez sería una mejor idea recordar cosas buenas, para variar. La mañana recién empezaba y se levantó de la cama, solo en sus túnicas interiores, ordenando su espacio con la mayor calma posible. Colocándose un poco más de ropa, asomó por la puerta del Hanshi y pidió a uno de los juniors que pasaban por ahí que le hiciera el favor de traerle una tina de agua para poder asearse y empezar el día con la mejor disposición posible. En Gusu Lan, nadie le negaba nada a Lan Xichen, especialmente cuando pedía las cosas con tanto tacto y gentileza.

Entre la mundana rutina de darse un baño y secar su melena, se dio cuenta de que su cabello había crecido bastante desde la última vez que le había prestado la debida atención. Entre ponerse túnicas nuevas, peinarse y ajustar con diligencia la cinta de regulación en su frente, Lan Huan se sintió un poquito más orgulloso de sí mismo. Hace algunos días, Wangji lo había encontrado hecho un desastre de sudor, lágrimas, Qi inestable y cabello enredado. Ahora se veía decente, funcional,  humano. No era que hubiese descubierto la fórmula mágica para acabar con su depresión, pero no podía negar que se sentía mucho mejor, aunque todavía no se recuperara del todo del impacto físico que había sufrido.

Luego de añadir a sus actividades de la mañana el deshacerse de la tina (con ayuda de algunos juniors), desayunar (cortesía de otros de sus juniors) y beber un relajante té de jazmín (gracias a Sizhui y Jingyi), al fin pudo concentrarse en lo que deseaba intentar: recordar eventos bonitos.

Pero primero preparó un quemador de incienso y encendió un poco del incienso de loto que le había obsequiado su amigo en su última visita.

Con su habitación libre, su cuerpo relajado y su mente completamente enfocada, Lan Xichen tomó posición para realizar el tercer movimiento de la meditación Daoyin: Pez que fluye en la doble corriente. Este movimiento representaba a un pequeño pez dorado que al nadar en un río, se ve atrapado entre dos corrientes opuestas que intentan llevárselo a la fuerza por su lado. Pero el pequeño pez se abre paso con suavidad, sin inmutarse, como si él mismo hiciera su propia corriente en medio del azote inclemente del agua. Esto era lo que necesitaba ahora mismo. Así que, mientras su cuerpo fluía en una danza ligera, su mente empezaba a recordar cosas que lo hacían sentir bonito.

Como por ejemplo, despertar de su casi muerte, y encontrarse a Jiang Wanyin a su lado. Esa definitivamente había sido una de sus mejores experiencias en quién sabía cuánto tiempo. ¿A qué se debía?

Puede ser porque hace tiempo que no sentía que alguien se preocupara genuinamente por él, ¿Cierto?

Bueno, no. Antes de eso, Wangji lo sostuvo en sus brazos completamente horrorizado, y recordaba haber sentido el suave aroma de Wei Wuxian cuidando de él, en medio de su estado de inconsciencia... Y su shufu se veía preocupado por él, al igual que Jingyi, Sizhui y el resto de juniors de la secta Lan.

Mmm. Quizá era porque Jiang Cheng había venido de lejos a verlo. Después de todo, no cualquiera volaría desde los 650 kilómetros de Yunmeng a Gusu solo para visitarlo, agradecerle por responder a su carta y hacerle un regalo. 

Sí, debía ser por eso.

No tenía nada que ver el hecho de que se le disparara senda crisis al pensar que Sandu Shengshou estaba muerto, ni que por alguna paranormal razón había establecido una especie de conexión espiritual con él, ni menos el que su rostro lloroso se viera tan... bonito de cerca.

Aunque Lan Xichen fuera un ser social y completamente capaz de caerle bien a todo mundo, no contaba con un amplio círculo de amistades cercanas. Esa era otra cosa que compartía con el líder de secta Jiang. Había tenido dos hermanos jurados, pero era el único sobreviviente de la tríada venerada en la actualidad y así, estaba completamente aislado de cualquier relación remotamente íntima fuera de su familia.

A decir verdad, Jiang Wanyin era su primer amigo.

Su relación no había nacido de la complicidad en la batalla, ni de una deuda de vida. Su lazo había nacido gracias a una simple carta que, como un pequeño soplo de viento, había puesto muchas cosas en marcha. Su lazo se forjaba en la sensación de que, al fin, alguien entendía el dolor del otro y no lo usaba como arma para manipular, si no, como un medio para conocerse mejor.

Toda la experiencia de pedirle al joven loto de Yunmeng iniciar una amistad y las conversaciones cara a cara también fueron un bonito recuerdo para atesorar.

Pero no solo eso. A la memoria del hombre de túnicas blancas venía otro momento bonito que había experimentado aquel mismo día.

Fue poco después de que Jiang Wanyin le dijo que saldría se su habitación para darle un momento para recomponerse y dejar que lo vieran los médicos y se alimentara, tan pronto le pidió a Wei Ying y Lan Zhan que llamaran a ciertos juniors a verlo.

En lo que esperaba a los jóvenes, médicos llegaron a examinarlo, dictando que ahora que había recuperado la consciencia, estaban seguros de que se recuperaría sin ninguna secuela, pero que debían vigilar su estado a medida que su recuperación evolucionaba. Lan Xichen no dio ningún detalle de cómo o por qué sufrió esa desviación de Qi menor, pero sí fue aconsejado de seguir practicando el método de meditación que había estado siguiendo en reclusión.

Si su cuerpo pudo resistir el embate despiadado de aquel desbalance espiritual, había sido gracias a aquella porción de Qi que se había mantenido quieta como agua clara, negándose a dejarse llevar por la corriente torrencial  en la que el resto de su energía estaba sumida.

Esa revelación le sirvió a Lan Huan para valorar aún más la meditación Daoyin, porque le demostraba que toda esa práctica no había sido en vano. Y más aún, le había hecho valorar inmensamente más a Jiang Cheng. Si él no le hubiese pedido ayuda en primer lugar, ese método de cultivación seguiría olvidado, y si no era por la profunda preocupación por el hombre de túnicas moradas, probablemente algo más habría disparado una desviación de Qi y no habría podido salvarse. De manera indirecta, le debía la vida. 

Pero no… no quería estar cerca de él porque se sentía en deuda con él y quería pagar su amabilidad con ciega lealtad. Ya no cometería el mismo error dos veces. Después de todo, el líder de secta Jiang no había hecho esto deliberadamente. Solo había sido un juego interesante del destino en el que ambos habían tomado parte sin saber. Si Lan Xichen había declarado con tanta seguridad que Jiang Wanyin era su amigo, había sido por su deseo genuino de conocerlo mejor. Pero con esto, solo cimentaba su decisión.

Agradeciendo los cuidados, recomendaciones y bebidas medicinales (que se tomó sin quejarse porque después de todo, no era tan diferente a la dieta usual de cualquier miembro de Gusu Lan), el joven se quedó solo, repasando distraídamente las cosas que acababan de pasar.

Un deslizamiento suave llamó su atención, y ante la puerta del Hanshi, las figuras de Lan Jingyi y Lan Sizhui aparecieron frente a él, el puño derecho bajo la palma izquierda, inclinándose con respeto. 

—Buenos días, chicos, pueden pasar. —Dijo Xichen con una sonrisa. Estaba acostumbrado a ver a esos dos chicos juntos desde que eran pequeños. Ambos se enderezaron al mismo tiempo y entraron a los aposentos de su líder de secta, en esta ocasión, con su expreso permiso.

No era como si hubieran irrumpido en el lugar de manera furtiva, pero claramente estaban yendo en contra de las órdenes de Lan Qiren cada que pasaban al Hanshi, dejaban algún recuerdo para el frágil hombre, y se retiraban rápido antes de que el viejo Lan los descubriera.

—Buenos días, Zewu-Jun. ¿Se siente mejor? ¿Le duele algo? —Lan Jingyi fue el primero en preguntar, de forma impulsiva, completamente preocupado. A diferencia de la mayoría de los Lan, era bastante expresivo y su rostro a veces tomaba tintes un poco cómicos por sus gestos exagerados, aunque él mismo no lo notara.

—Me duele todo, pero me siento mejor. —Respondió el mayor, riendo bajito ante la cara de confusión del junior.— Descuida, Jingyi, no voy a morir.

El chico tembló en su sitio y Sizhui desvió la mirada, cubriendo su boca con la manga para cubrir un bufido… o intentarlo porque igual se escuchó en la tranquilidad del lugar. El otro junior se sonrojó terriblemente, poniendo una cara de indignación única.

—¡No te rías! ¡No es gracioso! —Hinchó un poco las mejillas.— ¡De verdad creí que nos íbamos a quedar sin Zewu-Jun!

—No me estoy riendo, Jingyi. —Replicó Sizhui, aclarando su garganta y adquiriendo una expresión calmada. Pero en sus ojos, un tono un poco divertido asomaba.

—Sí te estás riendo. —Jingyi se cruzó de brazos, aún avergonzado, desviando la mirada.

—¿Eh? —El hombre de ojos color chocolate reaccionó con genuina sorpresa.—¿D-de verdad pensaste que moriría?

—Uhm… —El chico intentó explicarse, pero su cabeza estaba hecha un enredo debido a la gran vergüenza que sentía y también debido a que, recordar algo tan reciente le afectaba.

Sizhui, notando que estaba cruzando una línea con su mejor amigo, tomó la palabra.— Es en parte mi culpa, Zewu-Jun. Estaba solo cuando vi a Hanguang-Jun llevarlo cuando estaba inconsciente al ala médica y solo me dijo que usted necesitaba ayuda con urgencia. Cuando le transmití la información a Jingyi me tomé tantas pausas para no decir nada indebido, que terminó malinterpretando todo y se tomó mi incapacidad para decir las cosas rápido como el hecho de que las noticias que tenía que dar eran realmente malas. Así que se adelantó y empezó a llorar su muerte-

—Yo NO lloré. —Jingyi interrumpió, aún más avergonzado.

—Bueno… no lloraste. —Lan Yuan respondió con una pequeña sonrisa.— Lloramos.

El inquieto junior Lan no pudo negar eso y solo asintió, con gesto de berrinche. Si bien, Sizhui sabía que Lan Xichen estaba en peligro de muerte pero que alguien estaba haciendo lo posible por salvarlo, ver a su amigo sollozar delante de él no había sido algo fácil, aunque ahora intentara verlo por el lado amable. Recordaba haber sostenido la manga de Jingyi, como cuando eran niños y lagrimear a su lado, intentando explicarse, sin encontrar las palabras. Lan Wangji los había encontrado hechos un desastre de lágrimas (en lo que había salido para buscar algo de desayunar para él y su esposo), y luego de llevarlos a otro lugar para que se calmen y revolver sus cabellos con torpeza, les contó la situación a su manera serena y callada de ser.

Solo entonces los chicos se lograron tranquilizar.

—Siento mucho haberlos preocupado tanto. —Lan Huan dijo, la expresión en sus ojos, culpable.— De hecho, siento mucho estarlos preocupando todo el tiempo. No estoy siendo un buen líder de secta si hago que mis juniors piensen constantemente que mi vida es frágil y puede extinguirse en cualquier momento, ¿Verdad?

—¡Eso no es cierto Zewu-Jun, no diga eso! —Jingyi exclamó, mortificado.— ¡Usted es el mejor líder de secta que existe! Es bueno, amable, fuerte, valiente, guapo, paciente y tiene un corazón muy bonito.

—Además, encontrarse mal de salud no es culpa suya, Zewu-Jun. —Sizhui añadió, poniendo una mano sobre el antebrazo de su amigo para que ya no alzara más la voz en el Hanshi, o Lan Qiren vendría a llevárselos por escandalosos.— Quizá practiquemos la cultivación, pero seguimos siendo humanos… sufrir es parte de eso que nos hace humanos, ¿No es cierto?

—Exacto, exacto. —Añadió el otro chico, asintiendo enérgicamente.— Así que no se disculpe con nosotros, ¿Sí? Ambos nos preocupamos por usted porque lo queremos.

Aunque eso último lo dijo de impulso y luego sus orejas se pusieron rojas de la vergüenza, al igual que el resto de su rostro, Jingyi no retrocedió sobre sus palabras. Sizhui solo asintió, sus ojos brillando con una sinceridad tal, que Xichen la pudo sentir físicamente, como una caricia.

El líder de secta Lan no había notado hasta este momento cuánto habían crecido esos dos chicos. Estaba contento porque ambos tenían el corazón en el lugar correcto. No solo eran guerreros talentosos, eran buenas personas. Se sintió orgulloso de haber ayudado a criar a dos seres tan notables. Como reflejo del pasado, Lan Xichen extendió un poco ambos brazos, sonriendoles de una forma que solo ambos conocían.

De pronto, Sizhui y Jingyi eran transportados al pasado… a la época en que eran pequeños. A esa época en la que eran débiles y llorar les era más común. A esos años bonitos en los que, cuando sus ojos se llenaban de lágrimas y sus corazones se oprimían, podían encontrar consuelo en los brazos del siempre cálido y gentil Zewu-Jun.

Como movidos por aquella necesidad tan básica de afecto, los dos juniors se acercaron al mayor con cierta duda, pero aquel sentimiento se disipó apenas sintieron los familiares brazos de su líder de secta atrapándolos en un abrazo firme. Lan Jingyi tembló descontroladamente y Lan Yuan hizo de todo para que no se notara que él estaba en el mismo estado emocional. Los dos le devolvieron el abrazo al Lan mayor, enterrando los rostros llorosos cada uno en un hombro, intentando que sus pequeños sollozos no sonaran tan fuerte.

Fue ahí cuando Lan Xichen supo que esos chicos realmente habían tenido miedo de perderlo.

Hacía tiempo que Sizhui y Jingyi no recibían un abrazo de alguien, porque al crecer, se habían forjado con fidelidad a las artes marciales y a la cultivación. Los Lan debían ser fuertes como la hoja de una espada, fríos como un témpano de hielo y firmes como una montaña, pero estos dos muchachos apenas empezaban a entender la vida adulta. Sï, podían ser fuertes en una cultivación nocturna, pero en el fondo no habían dejado de ser los pequeños que Lan Huan había cuidado desde que ambos tenían uso de razón.

Lan Xichen también llevaba tiempo sin un contacto tan bonito y tan sincero. La reclusión lo había aislado de todos no solo a nivel emocional, si no también físico. Aunque no lo admitiera, la soledad y el dolor lo habían dejado hambriento de contacto. Dejó que sus ojos color chocolate soltaran algunas lágrimas, mientras acariciaba la cabeza de ambos muchachos, arrullando aquellas figuras que antes cabían perfectamente en sus brazos, pero que ahora ya habían crecido bastante. El tiempo pasaba, pero el cariño que les tenía no había disminuído en lo más mínimo.

—Muchas gracias por todo lo que siempre hacen por mí. —Habló Xichen con voz suavecita. No era necesario alzar la voz al tener tal cercanía.— Cada pequeño recuerdo que me traen del exterior es muy valioso para mí, y me recuerda que debo seguir intentando mejorar para algún día ver el exterior por mí mismo. —El llanto de los chicos ya había empezado a receder, pero estas palabras parecieron empeorarlo de nuevo. El Lan mayor no pudo evitar reír bajito, revolviéndoles el pelo para acariciarles la cabeza nuevamente. — La flor de jazmín, la trajeron ustedes, ¿Verdad? —Ambos asintieron, haciendo pequeños sonidos afirmativos.— Es muy bonita y huele muy bien. 

—N-nos recordó a usted… l-la trajimos por eso… —Jingyi hizo lo posible para que su voz no sonara quebrada.

—S-solo… queríamos desearle que se r-recuperara pronto… —Sizhui murmuró, su voz un poco ronca por estarse forzando a no hacer ningún sonido.

—Sus buenos deseos funcionaron… ¿Lo ven? Ya estoy despierto y no planeo dejar este plano terrenal pronto.

Permanecieron abrazados por un rato, hasta que los muchachos finalmente se calmaron. Dándoles un par de pañuelos para que limpien sus lágrimas, Xichen suavemente rompió el contacto, dándole un cariñoso apretón a los juniors, dándoles tiempo de recuperarse y adecentarse. Cuando lo hicieron, Xichen les dedicó una mirada serena.

—Sé que los llamé para agradecerles pero… ¿Pueden hacerme un favor? —Los chicos asintieron, Jingyi con energía y Sizhui con suavidad.— Mi amigo ha venido a visitarme y me gustaría que almorzara conmigo. Me gustaría que me ayudaran a poner la mesa, y luego, que lo llamaran para que comamos juntos.

—¿Su amigo? —Lan Jingyi ladeó la cabeza, confundido.— ...¿Quién?

Sizhui pareció captar más rápido a quién se refería—¿Se refiere al líder de secta Jiang? 

Xichen asintió—Precisamente. 

—¡¿Ese viejo gruñón es su amigo, Zewu-Jun?! —Jingyi exclamó, antes de que Sizhui le tapara la boca. Oh Dianxia, a este paso Lan Qiren de verdad los iba a correr del Hanshi.— P-perdón… —Dijo después, corrigiéndose.

El líder de secta Lan se rió un poco.— Admito que el temperamento de Jiang Wanyin es ciertamente… particular, pero realmente somos amigos y deseo que sepan que disfruto de su compañía. Así que agradecería que, siempre que venga a Gusu, lo traten bien.

—Descuide, Zewu-Jun, cumpliremos su petición. —Habló Lan Yuan, asintiendo con la cabeza. Estaba igual de sorprendido que su compañero, pero al menos tenía más tacto para ocultarlo.

Así, entre una cosa y otra, los juniors prepararon la mesa, trajeron comida de las cocinas y prepararon el Hanshi para recibir al otro líder de secta para una comida de a dos.

Por alguna razón, Jingyi pensó que esto era romántico, pero felizmente esta vez frenó a su lengua a tiempo y esa loca idea solo se quedó en un pensamiento.

—Creo que es hora. ¿Pueden ir a buscar a Jiang Wanyin para invitarlo a que venga? —Xichen preguntó con curiosidad.— No estoy seguro de en dónde se encuentra, pero algo me dice que probablemente esté en el Yashi. 

—¿Hay algún mensaje extra que desee que le transmitamos de su parte? —Lan Sizhui preguntó respetuosamente.

—Sí. Díganle que comeremos a solas y que la privacidad no será un problema. —Declaró el Primer Jade de Lan.— Que tendremos tiempo suficiente para hablar de nuestras cosas de amigos.

—Muy bien. En un momento le traemos a su amigo, Zewu-Jun~. —Jingyi estaba muy animado con la idea de que alguien visitara a su líder de secta y lo hiciera sonreír nuevamente. Si esta persona era el líder de secta Jiang, eso no importaba. Lo que importaba es que el Lan mayor se sintiera bien y volviera a brillar poco a poco.

En el presente, Lan Xichen abrió delicadamente los ojos, finalizando la coreografía completa del tercer movimiento de meditación Daoyin. Los recuerdos bonitos le habían infundido una sensación acaramelada en el corazón. Dio una exhalación suave y sonrió. Era bonito no sentirse ansioso al terminar de meditar, lo cual era un gran avance.

Justo cuando iba a decidir qué hacer a continuación, la puerta del Hanshi se deslizó un poco y dirigió la mirada hacia la abertura, un par de ojos grises asomando con vivacidad.

—Xichen-ge, Xichen-ge~ ¿Podemos pasar? —La alegre voz de Wei Wuxian resonó por el lugar. No le hizo falta ni ver ni oír nada más para saber que Lan Wangji estaba detrás de su esposo, esperando permiso para que los dejaran entrar.

—Claro que sí, adelante. —Canturreó Lan Xichen.

Antes, las visitas lo agotaban porque tenía que fingir que se encontraba bien y que no estaba deseando morir. Ahora… las visitas le generaban emociones positivas. No se encontraba bien al cien por ciento, pero la certeza de que siempre que cayera, sus personas amadas estarían ahí para sostenerlo, era suficiente para darle valor.

No los había visto desde la visita de Jiang Wanyin, hacía algunos días. Al menos, no el tiempo suficiente porque parecían estar ocupados y venían ocasionalmente a asistirlo en alguna cosa, dejarle medicina y llevarse los trastos. 

Tan pronto Wei Wuxian y Lan Wangji ingresaron al Hanshi, el aroma a flores de loto, proveniente del quemador de invienso, los envolvió. Wei Ying sintió un chispazo de nostalgia ante ese olor tan familiar. Wangji le dio una mirada significativa a su hermano mayor, acercándose y entregándole un pergamino sellado en la mano.

—Correspondencia. De Jiang Wanyin. 

El rostro de Lan Xichen se iluminó mientras sostenía la preciosa carta que su amigo le había enviado, observando el sello del loto de nueve pétalos con un cariño tan real (y que hace tiempo no mostraba abiertamente), que sus visitantes tuvieron que parpadear un par de veces para asegurarse que no estaban viendo visiones.

Lan Zhan tenía una mirada de aprensión. ¿Por qué su hermano estaba tan feliz por recibir una carta de esa persona molesta y grosera? Por su lado, Wei Ying empezaba a maquinar todo tipo de posibilidades en su retorcida mente, aunque lamentando algo en concreto: ¿Por qué diablos no podía preguntarle sobre este asunto directamente a su hermano marcial?

Notes:

OMG me tardé un poquito más en traerles este capítulo, pero porque estoy traduciendo mi fic al inglés y eso me está consumiendo un poco XD En fin, espero que les guste la dosis de azúcar marca Lan y nos vemos en la siguiente actualización uwu~ Y por cierto, conejitos Lan para todas las personas bonitas que siguen esta historia, dejan sus comments, kudos, bookmarks y suscripciones <3 Toda muestra de aprecio por esta historia es siempre bienvenida~

Chapter 11: Entre dudas y nuevos misterios

Notes:

(See the end of the chapter for notes.)

Chapter Text

Desde el día en que Jiang Wanyin visitó Gusu, el humor de Lan Xichen mejoró notablemente. Pese a haber sobrevivido a una desviación de Qi menor, daba la impresión de que el líder de secta Lan lentamente volvía a ser él mismo. Era como si la experiencia cercana a la muerte le hubiese devuelto un poquito de su sonrisa.

O en todo caso, como si cierta uva gruñona lo hubiese hecho.

Ahí estaban Wei Wuxian y Lan Wangji observando a Lan Xichen, que acababa de recibir correspondencia desde Yunmeng y se veía como la persona más feliz en todo el mundo. El más bajito sonrió ampliamente, ladeando un poco la cabeza.

—Xichen-ge, ¿deseas que nos retiremos para que puedas leer tu carta en paz? Podemos volver después~ —Lan Zhan estuvo a punto de protestar, pero su esposo le dio un suave codazo y le hizo un gesto de que le siga la corriente.

—Sí, sí, creo que eso estaría bien, muchas gracias… —Respondió Lan Huan distraídamente, sus dedos repasando el sello de la secta Yunmeng Jiang, hasta que notó lo que acababa de decir y se sobresaltó, mirando a la pareja que estaba a punto de dejar el Hanshi, bastante avergonzado.— L-lo siento. Eso sería muy descortés de mi parte. Acaban de llegar, ¿Por qué no se sientan un rato conmigo?

—...¿Estás seguro? —El menor de los hermanos Lan preguntó, intentando no sonar… celoso.

—Más que seguro Wangji, no te enojes, ¿De acuerdo? —Pero como siempre, el hermano mayor podía leer al más joven como un libro abierto a pesar de su falta de expresividad. Wei Ying soltó una risita.

Con cuidado, los recién llegados ayudaron a acomodar la mesita, y luego se sentaron en algunos cojines para conversar. Wangji observaba atentamente a su hermano. Se había acostumbrado tanto a verlo sonreír, que a veces todavía le costaba un poco distinguir cuándo su sonrisa era real y cuándo era producto de la máscara que ponía para hacerle sentir que no había nada mal con él. En esta ocasión, sin embargo, podría afirmar casi con total seguridad que Lan Xichen no estaba fingiendo. 

La sonrisa acariciaba sus ojos (que en otras ocasiones lucían cansados y vacíos), y su postura se sentía más ligera y con mayor determinación. Era un poco más parecido al Xichen de hace algunos años, cuando sus hermanos jurados todavía…

—¿Cómo te sientes, Xichen-ge? —El chico de cabello negro preguntó, observando a su mayor con una sonrisita.— Se te ve bien, pero no quiero asumir cómo estás sin preguntarte primero.

—Mucho mejor. —Fue la sincera respuesta del líder de secta Lan, y sus acompañantes supieron que no era la típica frase tranquilizadora de otras ocasiones.— Para ser honesto, no me sentía tan bien desde hace semanas.

Lan Zhan asintió con la cabeza, después de todo, él estuvo junto a su hermano durante todos estos días de oscuridad. Y aunque hubiese querido dejar el tema ahí, se decidió a preguntar algo importante. Ya estaba cansado de simplemente ver a la gente que amaba deteriorarse y no tener el valor de actuar a tiempo. Resoluto debido a la experiencia de casi perder a su hermano, Hanguang-Jun inquirió con suavidad, pero siendo directo a la vez.— ¿Saldrás de reclusión pronto?

—Mmmm... La verdad no estoy seguro, pero espero que sí. —Lan Huan asintió, la sonrisa aún adornando sus labios.— Después de todo, me hicieron una invitación para cuando regrese al mundo exterior.

La curiosidad de Wei Ying hizo que sus ojos brillaran— ¿Oh? ¿Invitación? ¿De qué? ¿A dónde? ¿Con quién?

—Wanyin me invitó  a Muelle de Loto. —Respondió el Primer Jade, soltando una risita ante la actitud de su cuñado, que parecía la de un niño pequeño.— Me dijo que cuando saliera de aquí, tenía que ir a visitarlo a Yunmeng y que sería un buen anfitrión. No pienso desairar su invitación, así que una de las primeras cosas que haga al salir de reclusión será darle una visita.

—Eso suena bien, Da-ge, Yunmeng es un lugar realmente hermoso y deberías ir y disfrutarlo al máximo, especialmente si tienes una invitación expresa del líder Jiang para ir de visita. —La voz de Wei Ying tenía un tinte… nostálgico y triste que no pasó desapercibido para su compañero de vida, pese a que el tono en que hablaba seguía siendo más o menos el mismo.— Tú y Jiang Cheng se hicieron muy buenos amigos, ¿Verdad? —La pregunta que rondaba su cabeza desde que escuchó a su cuñado llamar a su hermano marcial en sueños, pudo ser sacada a la conversación de la forma más natural.— Lo digo porque no es usual que invite a cualquier persona a visitar su territorio.

—¿En serio? —El primer jade preguntó con un poco de sorpresa, aunque ahora que pensaba detenidamente, tenía sentido. Su amigo no era precisamente una perita en dulce que dejaba que cualquiera se le acercara. Era más similar a un felino en el sentido de que no era una persona que tuviera lazos con cualquiera, si no, con quien consideraba digno de su tiempo. Al razonar todo esto, de pronto se sintió especial y sintió ese cosquilleo agradable en el corazón nuevamente, aunque sin saber por qué.— Bueno… sí, somos amigos. Lo dije antes, ¿no? Wanyin es una persona que aprecio mucho y me hace muy feliz que me haya invitado personalmente a visitarlo en su casa. 

—Por eso mismo, no desperdicies la oportunidad, ¿Sí? O seguramente Jiang Cheng se enojará contigo por dejarlo plantado~

Lan Zhan puso su mano sobre la de Wei Ying para reconfortarlo. Sabía que a pesar de estar hablando con soltura, el tema era doloroso de tratar para él. No podía culparlo en absoluto. Lan Xichen de pronto tenía permiso para visitar Muelle de Loto sin tener una razón oficial, pero él, que alguna vez fue parte de la secta Yunmeng Jiang, prácticamente estaba vetado de dar una vuelta por la tierra que alguna vez fue su hogar. El cultivador de ojos grises le dio una mirada de reojo a su compañero y sonrió, dándole silenciosamente las gracias por ser tan considerado con él. Si no estuvieran en el Hanshi, ya lo hubiera besuqueado intensamente, pero por el respeto que le tenía a su cuñado, decidió dejar eso para cuando estuviera a solas con su esposo en el Jingshi.

La pareja prefirió no nublar la felicidad de Lan Xichen hablando sobre este tema, y tampoco le dijeron nada para que lo note. Hacía tiempo que el hombre no se veía tan relajado y realmente se merecía ser el centro de atención por las razones correctas.

Wei Wuxian y Lan Wangji se quedaron a conversar un rato más con Lan Xichen. Hablaban de todo tipo de cosas, como por ejemplo, anécdotas que tuvieron en cacerías nocturnas, algunas otras cosas que aprendieron viajando de un lado a otro, o cómo era la nueva vida en los Recesos de las Nubes. El menor de los Jades Gemelos se sentía agradecido de que su hermano ya no se viera como un despojo, y observaba con una pequeña sonrisa cómo su esposo estaba dramatizando el momento exacto en el que casi lo muerde una bestia demoníaca en el trasero, mientras su hermano mayor mantenía una sonrisa divertida, escuchando atentamente aquel relato.

Se respiraba un aire doméstico, familiar. Era la primera vez desde la tragedia en el Templo Guanyin, que el Hanshi se sentía cálido, en contraste a su nombre "Sala de Escarcha."

La pareja se retiró luego de un rato prudencial, prometiendo al líder de secta que lo visitarán de nuevo cuando pudieran.

Fue extraño para Xichen no cambiar la expresión de su rostro o borrar la sonrisa apenas fue dejado a solas. Pero la sensación de extrañeza no le molestó en absoluto. Si acaso, su sonrisa se ensanchó al tener (finalmente) la oportunidad de leer la correspondencia de su amigo.

Para Xichen,

El que no hubiese puesto su apellido al inicio le hizo notar que Jiang Cheng había dejado atrás la formalidad con él, tal y como se lo pidió la última vez que se vieron. Esto se sentía correcto debido a que estaban empezando a entablar una relación más cercana.

Mi viaje de regreso a Muelle de Loto no tuvo ninguna novedad, y encontré mi secta en una pieza, así que eso es un avance. No es que mis discípulos sean ineptos, pero a veces pierden el enfoque cuando no estoy para guiarlos. Sé que no me he ido mucho tiempo, pero no puedo evitar preocuparme por esos niños tontos. 

Por cierto, gracias por la comida de ese día, me ayudó a tener la energía suficiente para volver a casa volando en Sandu sin sentirme exhausto apenas tocara el suelo de Yunmeng.

Lan Huan asintió al leer eso, muy orgulloso de sí mismo. Sabía que había tomado la decisión correcta al merendar con él, no solo por la amena conversación que tuvieron, si no también porque estaba ayudándolo aunque fuera de forma indirecta.

También te quería agradecer por facilitarme la guía de meditación Daoyin. Sé que cuando te visité, hablamos de lo efectivo que fue ese tipo de meditación para mí, pero por las circunstancias no te pude dar los detalles.

A este punto, prácticamente ya tengo dominado el primer movimiento, “Viaje de la luz del Cielo”. Me estoy adentrando en cultivar usando el segundo movimiento, “Dragón que emerge a la cima”, pero aparentemente necesito que todo mi flujo de Qi pueda ser transportado y moldeado por el primer movimiento primero, así que estoy trabajando en eso.

Debo decir que tu guía está bien explicada, los diagramas están bien detallados y la información es precisa. El arte es meticuloso, minimalista y al mismo tiempo, vistoso. Tu caligrafía, como siempre, es muy pulcra y legible.  Si tuviera que darte un puntaje, tendrías una puntuación perfecta.

Xichen parecía muy entretenido en la lectura, especialmente porque el método de meditación que estaban discutiendo, estaba en el proceso de ser rescatado por ambos y tal hazaña en algún momento tendría valor histórico. Para nada estaba sonriendo como un bobo porque le gustaron los halagos y felicitaciones de Wanyin por su buen trabajo. 

De todos modos, me gustaría poder practicar este método a tu lado en algún momento. Sé que sería una actividad productiva y podría aprender más cosas viéndote ejecutar los movimientos en persona. Por supuesto, solo es una propuesta, no te lo tomes como algo que debes aceptar solamente porque te lo estoy mencionando.  No voy a enojarme ni nada si es que prefieres no hacerlo. Se supone que somos amigos y como tal, debemos respetar la voluntad del otro, ¿No crees?

El líder de secta Lan se quedó repasando ese último concepto, "Los amigos respetan la voluntad del otro." ¿Él había sido alguna vez un buen amigo o un buen hermano? ¿Había respetado la voluntad de las personas a las que consideraba queridas?  A su mente venía la memoria del castigo de su hermano menor, en esos tiempos llenos de dolor y muerte.

Él había tenido que observar en primera fila a su tío azotando a su hermano pequeño, porque su clan entero se rehusaba a respetar su voluntad de amar a un hombre al que todos consideraban un monstruo. Si bien, Xichen no participó como ejecutor del castigo (como originalmente debía ser, siendo él la cabeza de su secta), su silencio y complacencia lo hacían casi tan culpable como Lan Qiren y el consejo de ancianos de su secta de herir tan gravemente al joven Hanguang-Jun. Quizá en el fondo pensara que esto era lo mejor para él, que era mejor para Wangji el superar lo que sea que sintiera por el temible Yiling Laozu.

La vida le demostró una y otra vez que la voluntad del Segundo Jade era inquebrantable, y que por Wei Ying solo sentía amor en su forma más pura y sincera.

A la mala, tuvo que aprender a respetar la voluntad de su hermano.

Y ahora que lo pensaba, porque había querido forzar una amistad entre Jin Guangyao y Nie Mingjue es que todas las cosas se habían deteriorado.

Xichen sintió el corazón apretado y mejor sacudió un poco la cabeza para volver a concentrarse en su lectura. Apreciaba profundamente que su amigo considerara sus preferencias. Ya que estaba empezando un lazo desde cero, se aseguraría ahora sí de no imponer su voluntad, ni de pensar que sabe mejor que otros qué es lo mejor para ellos.

En todo caso, mi invitación para que me visites en Yunmeng Jiang cuando salgas de reclusión sigue en pie. No fue algo que haya dicho solo por aparentar o por ser simpático contigo. Sabes que no se me da bien caerle bien a la gente, y de hecho no sé cómo carajos es que quieres ser amigo de alguien tan neurótico.

No, no me estoy auto-despreciando. Estoy declarando hechos. Así que la promesa cursi no tiene validez en este contexto, no vayas a escribir o decir nada raro y asqueroso sobre mí. Por favor y gracias.

La curva en los labios de Lan Huan sufrió un breve espasmo. Ah, sí. La promesa. Recordaba perfectamente que hasta hicieron un gesto de promesa al cielo para sellarla. Había parecido algo impulsivo y quizá infantil de su parte, pero le agradaba saber que su amigo estaba tomándosela en serio. Soltó un pequeño bufido, acompañado de una risa burbujeante. 

Igual iba a escribirle más palabras de afirmación en su carta de respuesta.

En fin, sí. Quería hacer la invitación oficial a través de esta carta. Pero no nos encontraríamos como líderes de secta, si no, como amigos. No tienes que atender ningún tema político estando aquí ni nada por el estilo, así que no necesitas sentirte presionado por ese lado tampoco. La verdad es que disfruté de hablar contigo y me gustaría que eso se repita cuando se pueda.

“Así que no fui el único que lo disfrutó, excelente~” Pensó Lan Xichen para sí mismo, sintiéndose tan poderoso como si acabara de ganar una guerra.

En cuanto a los siguientes movimientos de la guía de meditación Daoyin, preferiría que esperaras un poco antes de enviar la guía que corresponde a ellos. Quiero dominar adecuadamente los dos primeros movimientos antes de estudiar los demás, y para eso necesito enfoque. Si de pronto, me concentro demasiado en muchas cosas a la vez, solo haré un trabajo mediocre.

Sigue cuidando tu salud, no dejes de comer ni de hidratarte y ya no sobrepienses el pasado. No hay nada que se pueda hacer sobre él. Ni todas las ganas de cambiarlo van a hacerte volver atrás en el tiempo. Pero ahora puedes hacer cosas por ti y por lo que vendrá. Supongo que podrías enfocarte en eso, ¿No? Ya sé que no soy la persona más indicada para decir esto, demonios, de hecho soy la peor persona que podría decirte esto.

Hay muchas cosas del pasado que me gustaría cambiar, pero es imposible, ya me rendí a eso.

Pero quizá porque hago exactamente lo mismo que tú, es que entiendo que no debemos de mirar tanto a esa época. Sé lo que duele. Sé que uno termina sintiéndose inútil. Estoy plenamente consciente de que ni el anhelo ni la nostalgia arreglan nada. Pero actuar es el mejor curso de acción. Si no pudiste hacerlo antes, como te habría gustado, ¿Por qué no empezar ahora?

Sé que hablar es fácil, pero créeme que también lo intento.

Espero que sigas bien y que ya no vuelvas a recaer en alguna desviación de Qi o algo peor. El incienso de loto y la meditación Daoyin deberían ayudarte lo suficiente. Y si no, siempre puedes contarme lo que te pasa. Fuiste el primero en leer mis problemas y no juzgarme. No me molestaría hacer lo mismo por ti, si lo necesitas.

Nos vemos pronto,
Wanyin.

El líder de secta Lan repasó el último párrafo y el cierre de la carta varias veces. Sabía que Jiang Cheng no era una persona suave, que hablaba lo necesario y que usualmente su carácter fuerte podía hacerlo parecer grosero. Por eso es que apreció muchísimo sus palabras. Le estaba deseando pronta recuperación y estaba expresándole su apoyo. Estaba prometiendo escuchar sus problemas y no juzgarlo por eso.

“Er-ge, te veo un poco apagado, ¿hay algo que esté mal? Puedo escucharte y ayudarte en lo que tú quieras, si me lo permites~”

El flashback de la sonrisa cálida y las mejillas con hoyuelos del anterior líder de secta Jin le cayó como un rayo en el cuerpo. Los hombros de Lan Xichen brincaron, mientras que los recuerdos de las palabras dulces que le acariciaban los oídos le hacían revolver el estómago.

Claro, casi olvida que alguna vez, alguien también escuchó sus problemas sin juzgarlo. La diferencia era que en el pasado, este conocimiento había sido utilizado para manipularlo. O por lo menos, ahora que recorría las memorias desde un punto de vista más neutral, empezaba a notar ciertos patrones, actitudes, palabras bien colocadas y sonrisas complacientes. ¿Cómo no se había dado cuenta antes? ¿Por qué había insistido tanto en que Jin Guangyao era inocente hasta que se probara lo contrario? Un dolor de cabeza empezó de la nada, nublando un poco su vista. El hombre de túnicas blancas llevó una mano sobre la frente, intentando tranquilizarse. 

“...ya no sobrepienses el pasado.”

El rostro lloroso de Jiang Cheng apareció en su campo de visión, como un bálsamo que le daba calma en esa tormenta tan densa. De pronto, la taquicardia se empezó a estabilizar y los dolorosos latidos en su cabeza empezaron a ceder de la misma forma. Un pensamiento concreto gobernaba su mente ahora mismo.

—Wanyin no es como él. Wanyin es mi amigo y no me haría daño. —Lan Xichen hizo algunos ejercicios de respiración para calmar la ansiedad que amenazaba con arrebatarle la sanidad otra vez. Acababa de recuperarse, no podía permitirse volver a sentirse así. Sabía que las recaídas eran inevitables, y que sería un camino largo, pero al menos tenía la certeza de que no estaba solo.— Wanyin solo quiere ayudarme… él no va a utilizarme o a manipularme. Él no es…

“¿Pero qué pasa si solo está fingiendo ser tu amigo solo porque quiere que le des todos los movimientos de la meditación Daoyin?”

—!!!!!!!!!!!!! —El Primer Jade abrió los ojos bruscamente, buscando de dónde provenía esa voz.

Su corazón latía desbocado.

Sus ojos buscaban por toda la habitación.

Su respiración volvió a agitarse, mientras buscaba al culpable de tan horrible idea.

Pero todo lo que había en el Hanshi, además del sonido de su respiración entrecortada, era silencio.

Fue entonces cuando notó que se trataba de su propia voz interior, planteándole una duda tan válida como cruel. Era el pensamiento más idiota que se le había ocurrido jamás, ni siquiera tenía que considerar la idea, sería un insulto para la sinceridad de Jiang Wanyin. Si el hombre se enteraba de que por un segundo había pensado que él era solo un interesado, ¿Cómo reaccionaría? Obvio que no lo culparía si quería mandarlo al diablo. Al fin y al cabo, los amigos no piensan mal de sus amigos. Los amigos, de hecho, defienden el honor de los suyos porque conocen perfectamente el corazón del otro y saben cuando sus razones son intachables.

“Pero defendiste ciegamente el honor de Jin Guangyao, ¿Y a dónde te llevó eso?”

La idea se había atenazado en él como una enfermedad. Con la poca cordura que era capaz de reunir, Lan Xichen fue directo a su quemador de incienso, con las manos temblorosas preparó el quemador con cuidado, haciendo todo en sus manos para no tirar la caja de madera, regalo de su amigo de Yunmeng. Con un poco de dificultad debido a su estado mental, logró hacer arder el quemador. Pronto, el aroma a flores de loto y a humo empezó a llenar el Hanshi.

El temblor en el cuerpo de Lan Xichen empezó a disminuir paulatinamente, mientras empleaba ejercicios de respiración con más ahínco. Pero no solo eso, poniéndose de pie, empezó a realizar el segundo movimiento de la meditación Daoyin, Dragón que emerge a la cima, sintiendo cómo su flujo de Qi se elevaba con sus movimientos, como si fuera el poder de una cascada que fluye hacia arriba, purificando su corazón desde los cimientos de la tierra.

Serenando su tormenta interior y gracias a la meditación y al agradable aroma de flores de loto, Lan Huan pudo al fin callar a esa molesta voz interior. Por fin el silencio era constante, ningún pensamiento intrusivo se cruzó por su mente, y se mantendría a raya por un rato más.

De momento, fue a recostarse a su cama, cerrando los ojos y decidiendo descansar un rato. No había vuelto a recaer, pero estuvo a punto de hacerlo. Una parte de él quería culparse de todo, como siempre hacía en momentos como estos en los que el pasado amenazaba con superarlo. Pronto recordó que había prometido no auto-despreciarse si Jiang Wanyin se esforzaba en cumplir su parte. Y su amigo, aunque sin mucho éxito, lo estaba intentando. Debía honrar la promesa que hicieron.

Con lentitud, su consciencia se fue desvaneciendo en un colorido y bonito lago de lotos, mientras todo pensamiento destructivo abandonaba su mente. El aroma y el ambiente le recordaban demasiado a Jiang Cheng. Era como si, al encender el quemador, la presencia de esa persona que apreciaba, estuviera a su lado, envolviéndolo, apoyándolo con su sincera y aguerrida forma de ser.

La idea de estar acompañado le hizo esbozar una sonrisa sincera, antes de finalmente quedarse dormido.

 

Por su parte, en Muelle de Loto, el curso de la vida de Jiang Wanyin seguía un rumbo normal, monótono tal vez, pero no por eso malo. Al menos tenía estabilidad, que era una de las cosas por las que más había luchado durante su juventud temprana. El joven líder de secta que había recibido su hogar hecho cenizas y a su gente masacrada, había añorado tener días pacíficos en su territorio y no preocuparse de si matarían a alguien más, si volverían a atacar su territorio, o si él mismo moriría en esa inclemente guerra.

La única diferencia es que ahora tenía una persona fuera de su secta en la que podía confiar. Y no, esa persona no era Wei Wuxian (aunque parte de su corazón quisiera que sí).

No era que creyera de pronto en el mágico camino de la amistad y que eso solucionaría todos sus problemas, pero si algo admiraba de Lan Xichen, era que, como todo Lan, se tomaba sus promesas en serio, y que no decía nada si no era sincero al respecto.

Si hubiese sido cualquier otra persona, no habría ni siquiera considerado la idea de aceptar una amistad, pero con el hombre de túnicas blancas se le hizo muy fácil. El líder de secta Jiang se preguntaba si acaso, de haber aceptado la asistencia que Lan Huan le había ofrecido para el liderazgo de su secta, las cosas habrían sido diferentes.

—No. No se puede cambiar el pasado. —Se dijo a sí mismo, antes de despegar el sello de una carta y disponerse a leerla.

La misiva provenía de una secta menor ubicada entre Yunmeng y Lanling, Nanle Zhen. No le sorprendía que ante alguna eventualidad, acudieran a él en lugar de a la secta Jin, pese a su cercanía territorial. Los lazos de esa secta siempre fueron más estrechos con la suya, eso y que la actual situación de la secta Jin era inestable. Resopló un poco. Jiang Cheng esperaba que bajo el liderazgo de Jin Ling, Lanling volviera lentamente a ser percibida como confiable.

En fin, continuó leyendo y poco a poco, su ceño se fue frunciendo más.

Dos cultivadores de la secta Zhen habían salido de cacería nocturna, en su itinerario usual. Ya que la secta era pequeña, los equipos de cacería no estaban conformados por muchas personas. Habían escuchado algo sobre unos viajeros en problemas y fueron a ayudarlos. 

La cacería se dio con normalidad y los cultivadores regresaron… pero algo había cambiado en ellos. De pronto, decidieron dejar la secta y dedicarse a una vida más normal, como cualquier civil en el pueblo. Su voluntad de pelea era inexistente y parecía que huían de algo… o de alguien.

Los viajeros, que tenían el objetivo de llegar a Lanling, se habían establecido en una de las ciudades cercanas y optaron por no llegar a su destino.

Todo era demasiado extraño y sospechoso.

Jiang Wanyin se quedó pensativo. Esto parecía ser demasiado conveniente. Muchas cosas no le hacían sentido. Más que sentir que una bestia estaba involucrada, le daba la impresión de que era un problema entre personas con fines turbios. Si bien, no era su campo de experticia, llamó a uno de sus discípulos a su estudio y le pidió que prepare un grupo pequeño para que viajaran hasta Nanle e investigaran sobre ese caso.

Solo lo hacía por la buena relación que la secta Jiang y la secta Zhen mantenían. Una de las pocas cosas buenas que su padre le había enseñado, era que las relaciones con otras sectas eran algo que se debía honrar. No por razones utilitaristas, si no por el simple motivo de respetarlas.

—Creo que debería comer algo. —Murmuró Jiang Cheng, mirando por su ventana, antes de levantarse de su asiento para ir al comedor a almorzar junto a sus discípulos.

Notes:

Holis <3 Me demoré un poco en traerles este capítulo porque me tocó fin de semana de celebrar mi cumpleaños y así (fue el lunes 13 jsjsjs), pero al fin pude venir a dejarlo >w< Espero que les guste cómo se va desarrollando la dinámica entre nuestros dos hombres preciosos ;w; (y como las demás cosas se van desarrollando a la par, ah~) Como siempre gracias por los comentarios, kudos y todo el aprecio que le dan a este fic uwu~ Se me cuidan mucho y nos vemos a la próxima <3

Chapter 12: Entre la incertidumbre y la determinación

Notes:

(See the end of the chapter for notes.)

Chapter Text

Jiang Wanyin, como cualquier cultivador de Yunmeng Jiang, era considerado como un espíritu libre. Con la fiereza y rapidez del relámpago, el líder de secta arrasaba con cuanto obstáculo se le opusiera, sea en cacerías nocturnas o en temas políticos.

Por eso mismo, estaba frustrado por no estar haciendo tantos avances con respecto a ese caso que había empezado como un problema menor en Nanle Zhen, pero que lentamente había empezado a expandirse hacia otras sectas cercanas, todas comprendidas entre los 550 kilómetros que unían a Yunmeng y Lanling, sin contar terrenos aledaños.

No había un patrón específico, solo que los ataques se daban dentro de aquella área, sin orden aparente y sin alejarse demasiado de ese perímetro. Por alguna razón, parecía como si lo que fuera que estuviera pasando, no quisiera llamar la atención de las sectas Nie y Lan, porque las sectas cercanas a Gusu y Qinghe estaban completamente a salvo, y ningún reporte había llegado de esos territorios todavía.

Tanto para Jiang Wanyin como para su sobrino Jin Ling, la situación era por demás pesada. Las cosas habían escalado a tal punto que las sectas que se encontraban más cerca de Lanling también habían empezado a enviar cartas al joven maestro del clan Jin para pedir asistencia, incluso si lo consideraban muy joven e inexperto para encargarse de un problema de tal envergadura. Por lo menos, las dos sectas estaban trabajando juntas para lidiar con la amenaza, especialmente ahora que eran abiertamente aliados.

El modus operandi de la bestia demoníaca (o el cultivador malvado, aún no se podía decir con certeza) detrás de todo esto era desconocido, pero siempre involucraba a cultivadores y civiles que aunque volvían físicamente bien, algo dentro de ellos acababa roto y perdían la voluntad de cumplir el más grande anhelo que tuvieran en ese momento.

Desde la ocasión en la que esto había empezado en Nanle, habían pasado seis meses.

Zidian chisporroteó en la mano de Jiang Cheng, cosa que él tomó como una señal para tranquilizarse. Debía enfocarse en lo que estaba haciendo ahora, en esta noche fría y sin luna: Meditación Daoyin, undécimo movimiento, Tigre que salta sobre el fuego. 

En todos estos meses, no solo se había dedicado a investigar el caso al que habían bautizado como el caso del "Devorador de voluntades", sino que también había sido un tiempo en donde otras cosas habían cambiado y florecido, lento pero seguro. 

Una de esas cosas, por supuesto, era su amistad con Lan Xichen.

El ejercicio de enviarse cartas se había vuelto parte inherente de su rutina. Al principio la correspondencia la enviaban del modo usual, junto al resto de sus cartas de carácter oficial. Pronto descubrieron que ese método era un poco lento para la frecuencia con la que deseaban comunicarse y optaron por una forma más rápida, eficiente y segura. Cada líder de secta contaba con un ave mensajera especial que cruzaba de un territorio a otro, asegurándose de que la correspondencia llegue siempre al destinatario correcto.

Los días en los que intercambiaban correspondencia eran normalmente fijos, y a veces ya no solo se enviaban cartas, si no también paquetes pequeños (que a fuerza debían enviar con el correo tradicional debido al peso) conteniendo regalos, objetos prometidos, recargas de incienso y demás. El resto de las partes de la guía de Meditación Daoyin llegaban solo cuando Jiang Wanyin determinaba que podía pasar a aprender el siguiente movimiento. Lan Xichen ya tenía las guías listas, por lo que esta petición particular de su mejor amigo no le molestaba. Solo tenía que sacar la guía manuscrita, darle una última revisada y enviarla a Yunmeng en cuanto fuera solicitada.

A todo esto, el Primer Jade continuaba en reclusión, pero su estado mental era mucho mejor que antes. Durante su tiempo de aislamiento, ya no solo se dedicaba a luchar contra sus demonios internos (a los que poco a poco dominaba con más rapidez), si no también, a cultivar su energía espiritual por medio de la Meditación Daoyin y las ancestrales técnicas musicales de su secta. Todavía no tenía una fecha concreta para salir de aquel estado, pero se sabía que pronto regresaría a su puesto. Al menos, ese era el secreto a voces que recorría Gusu Lan, con discípulos entusiasmados por estar nuevamente en presencia del ilustre Zewu-Jun.

En cuanto a las visitas, por mucho que el joven loto de Yunmeng hubiese querido viajar a Gusu nuevamente, esta tarea demostraba ser imposible debido a sus muchas ocupaciones y todo lo relacionado con el caso de esa molesta bestia demoníaca, cultivador desviado o lo que fuera. A donde sí viajaba con frecuencia era a Lanling, aunque su sobrino muchas veces protestara de no querer depender todo el tiempo de su Jiujiu.

Pero con las cartas era suficiente para mantenerse al día el uno con el otro. Habían llegado a un punto en que la comunicación era natural y podían contarse las cosas más triviales y mundanas y hacerlas sonar como una aventura. Eso sí, en todo el tiempo que había pasado, Jiang Wanyin jamás le había mencionado al líder de secta lan ningún problema que involucrara a Yunmeng Jiang u otro asunto relacionado al mundo de la cultivación. Siempre resumía todo con un "Hoy hubo bastante trabajo también, pero eso es normal, no importa realmente." Se había prometido a sí mismo que solo hablarían de cosas personales que solo ambos entendían, o del estilo de meditación que ambos estaban desarrollando, uno con una guía, y el otro poniendo los conocimientos en práctica. No estaban hablando como líderes de secta, no hacía falta preocupar al mayor con esas cosas. Era mejor que se concentrara en recuperarse. Luego podría enterarse de lo demás. Paciencia.

El flujo de Qi de Jiang Cheng actualmente fluía como un río por su cuerpo, a voluntad. Esto era algo bueno porque en las cacerías nocturnas había notado un incremento en su cultivación, no solo por lo mucho que habían mejorado sus reservas de Qi, si no también el cómo las controlaba para usar a Zidian o Sandu sin desperdiciar ni una sola gota de energía espiritual. Adicional a ello, su ánimo y agilidad mental estaban en el mejor momento posible y todo sería perfecto de no ser por ese maldito Devorador de voluntades.

Finalizando el undécimo movimiento, bastante familiarizado con él. Jiang Wanyin parpadeó un poco, concentrándose en el campo de entrenamiento en Muelle de Loto. Aunque al comienzo le había fastidiado mucho, ahora tenía una pequeña audiencia de juniors de su clan que lo veían entrenar, y que entrenaban junto a él de igual manera. Se había tomado el tiempo de irles enseñando poco a poco los movimientos más sencillos de la Meditación Daoyin, y notaba que había progreso. El hombre de túnicas púrpuras había dejado de pensar en aquellas danzas como en un espectáculo y las tenía en la mente como técnicas nuevas de cultivación que enriquecerían las artes marciales de su secta. Obviamente, le había pedido permiso a Lan Xichen para poder enseñar esto en Yunmeng, y obtuvo una respuesta positiva de su parte. Este movimiento en particular no era tan lento y suave como los otros, su flujo era más rápido, pero igual de controlado y preciso. Estaba seguro de que si aumentaba la velocidad y adaptaba algunos movimientos de su cuerpo, podría usar toda esta secuencia como un ataque con Zidian, Sandu o ambas, según lo necesitara.

Sintiéndose satisfecho con la práctica diaria, se retiró a descansar, ordenando a sus discípulos a hacer lo mismo. Sabía que alguno que otro lo iba a desobedecer y se iba a quedar practicando, pero decidió ignorar eso por hoy. Tendría toda la mañana siguiente para regañarlos por estarse durmiendo en su entrenamiento matutino.

Entrando a su habitación, buscó un pergamino, tinta y un pincel para escribir su carta a Lan Xichen. Ya se sentía listo para aprender el último movimiento de la Meditación Daoyin, pero no solo escribía por eso, si no por el mero placer de saber cómo se encontraba su amigo (palabra que ahora le fluía con facilidad al referirse a Xichen) y continuar con la conversación que dejaron pendiente la última vez. Una vez hubo finalizado, envió a su ave negra, Shan, imbuida con un trazo de su energía espiritual para que volviera a volar hasta Gusu a entregar su correspondencia.

Hasta ahora, el curso de las cosas parecía ser normal.

Con la frecuencia esperada, después de dos días, la respuesta de Lan Xichen arribó a Yunmeng, junto con su respuesta y la última parte de la guía de Meditación Daoyin. Shuang, el ave blanca que aún tenía trazos de la calidez de la energía espiritual del líder de secta Lan, descansaba en el escritorio de Wanyin, mientras él la alimentaba con semillas de loto tostadas, premiándola por su larga travesía.

 

Pasó un día.

Pasó otro. La carta de respuesta de Jiang Wanyin debía llegar a Gusu hoy. Pero no lo hizo.

Pasó un día más. Shuang, su ave personal, llegó en su usual horario, alimentada y descansada, pero no había rastro del ave negra que ya debería estar aquí.

Otro día más... esto era extraño.

A la llegada del quinto día, la ansiedad de Lan Xichen estaba a tope. Hacía tiempo que no se sentía tan inquieto. En su cabeza se arremolinaba la peor de las ideas. ¿Y si ese miedo a que Jiang Wanyin solo estuviera comunicándose con él hasta coleccionar todas las guías de Meditación Daoyin fuera cierto? ¿Qué pasaba si había vuelto a ser utilizado?

El Primer Jade negó con la cabeza. No, eso no era posible. En estos poco más de seis meses, había sentido una conexión y camaradería enormes con el líder de secta Jiang. Seguramente el hombre estaba muy ocupado o pasó algo malo. Esa idea tampoco le gustaba... ¿Qué podría haber sucedido con su amigo para que dejara de escribirle sin avisarle que lo haría? En otras ocasiones, cuando el trabajo se le acumulaba a Jiang Cheng, siempre avisaba que demoraría un poco más, y más o menos cuánto tiempo extra le tomaría.

¿Acaso estaba siendo demasiado dramático?

Por un momento, sintió como si estuviera cortejando a una señorita y se sintiera preocupado por no saber sus horarios o su paradero. Negó con la cabeza, ruborizándose porque, ¿Cómo se le podía ocurrir semejante cosa?

Ya no era un adolescente, después de todo. Era un adulto hecho y derecho.

Se mordió el interior de la mejilla para concentrarse y tomar decisiones en lugar de lamentarse. Este truco, por supuesto, lo había aprendido de Wanyin a través de una de sus muchas cartas.

Como el adulto que era, había decidido salir de su reclusión de una vez. Quizá, como le había dicho a Wei Wuxian y Lan Wangji hace tiempo, lo primero que haría al salir de su aislamiento, sería ir hacia Muelle de Loto a devolver la visita a su amigo. Además, tenía el permiso para hacerlo. Tomando una inspiración honda, sacó a Shuoyue de su urna de cristal, sintiendo como la calidez de su Qi se fundía con el agarre de la espada, que le daba la bienvenida después de tanto tiempo en desuso. Antes, el solo hecho de observar la espada le afectaba a horrores, debido a que había sido un arma clave para que cierta persona ya no estuviera más en este mundo y los recuerdos de ese momento lo atormentaban hasta el hartazgo. Aun así, poco a poco había ido reparando su conexión con su arma espiritual, al punto de poder sostenerla sin que le temblara la mano, ni sentir que se le apretaba el pecho hasta las lágrimas.

Después de todo, no era culpa del espíritu habitando en su espada el que la hubiese usado para matar a uno de sus hermanos jurados. 

—Ya estoy de regreso. —Murmuró a su arma, suavemente, soltando una pequeña exhalación, acomodando sus accesorios en la cintura, para envainar la espada, como en los viejos tiempos, acariciando la empuñadura.— Ya no voy a abandonarte, te lo prometo.

En cuanto a Liebing, había estado practicando con ella un poco más seguido, por el método de cultivación que había elegido practicar durante su reclusión. De igual forma, la acomodó en su cinto, arregló sus túnicas con la mayor pulcritud posible y entonces llegó la hora de peinar su cabello. Con cuidado, hizo algo nuevo con su cabello, alzándolo en una coleta muy alta y estilizando su corona y accesorios de acuerdo a su nuevo estilo de cabello. Quería probar algo nuevo, y de paso, era una forma de darse valor ante lo que haría a continuación.

Girándose a ver el Hanshi, pudo ver que en estos más de seis meses, muchas cosas habían cambiado en él, como por ejemplo, los pequeños accesorios y cosas que le había mandado Jiang Cheng. El incienso con aroma a flores de loto no era lo único nuevo en su ambiente personal, si no también un tintero con motivos de flores de loto, una nueva bolsita Qiankun de color lila, algunos accesorios colgantes que parecían flores de jazmín y un par de nuevos prendedores de cabello. Uno de ellos los usó para estilizar mejor su coleta y sentir la compañía de Wanyin. 

Con ese toque final, salió por fin de su reclusión, cruzando la puerta de la Sala de Escarcha y marcando el inicio de su nueva vida.

La salida de la reclusión del líder de secta Lan fue algo celebrado en los Recesos de las Nubes (al menos, celebrado dentro de los estándares de tan austera secta, claro está) con un banquete en el que desde ancianos hasta juniors participaron. A diferencia de las otras ocasiones en las que su presencia era más etérea y similar a la de un fantasma en constante sufrimiento, Lan Xichen se mostraba radiante y presente, activo en las conversaciones y claramente recuperado de los eventos de hace más de medio año.

O al menos, tan recuperado como se podía estar.

—Por cierto, shufu, antes de retomar mis responsabilidades como líder de secta, voy a viajar a Yunmeng. —Dijo Lan Huan con un tono casual, mientras bebía otro sorbo de té de jazmín.

—Esperaba que hicieras eso, Xichen. —Manifestó Lan Qiren, que también había sido parte de las conversaciones con su sobrino relacionadas a su nuevo amigo. Reconocía que en parte, gracias a esa amistad con Sandu Shengshou es que el Primer Jade había logrado encontrar un camino para recuperarse, por lo que no desaprobaba el lazo que compartían.— No te preocupes. Wangji y yo podemos cuidar de la secta por unos días más hasta que regreses.

La sonrisa de sol de Lan Xichen casi cegó a media sala.— Muchas gracias, shufu. También deseo hacer otra petición, si no es mucha molestia. —Aunque sus gestos eran suaves, se notaba una renovada confianza y soltura en el líder de secta mientras se expresaba.— Me gustaría que mantuvieran mi salida de reclusión como un secreto hasta que regrese de Yunmeng.

—Muy bien. —Su tío asintió. Eso no era difícil. Gusu era un lugar en donde se podían guardar secretos. Pero no pudo evitar darle una mirada severa a Wei Wuxian, que solo atinó a fingir demencia, acurrucándose en el pecho de Lan Wangji. El Segundo Jade le dio pequeñas caricias en el cabello para reconfortarlo, evitando mirar a su tío porque sabía que el hombre ya estaba harto de esas muestras públicas de cariño. Xichen solo rió un poco, más acostumbrado a esa parejita, que obviamente tenía su bendición.

El banquete terminó temprano, dado que lo habían hecho a mediodía como un almuerzo. Lan Xichen se preparó apenas acabó el banquete para viajar a Yunmeng. Si todo salía bien, quizá volvería al día siguiente… o acorde a la situación, podría quedarse unos días en Muelle de Loto, todo dependería de su anfitrión.

Su miedo de haber olvidado cómo usar a Shuoyue se desvaneció tan pronto la usó con completa naturalidad para volar sobre ella de Gusu a Yunmeng. Sí, estaba un poco oxidado, pero al menos estaba volando sin caerse y sin desgastar tanto su energía espiritual. La meditación Daoyin le había ayudado mucho a controlar mejor su flujo de Qi, por lo que, pese al tiempo que no volaba en espada, sentía que se cansaba menos que antes. Esto realmente era un avance.

El líder de secta Lan iba pensando durante todo el camino en Wanyin. ¿Qué le habría pasado? No quería pensar mal de él, no era correcto. Tampoco correspondía con su personalidad. Había aprendido a ir conociendo poco a poco a tan curioso y salvaje ser. Sabía que si tenía que decirle algo, lo haría de frente, que nunca escogería un camino tan cobarde como simplemente dejarlo colgado y ya no responder a sus cartas. Tenía que haber una buena razón para que haya demorado tanto en responder, y pronto la averiguaría.

Hizo el viaje en un par de horas a una velocidad impresionante. No era que estuviera ansioso por saber sobre Jiang Cheng, no. Solo… quería darle una sorpresa, sí. Después de todo, no le había mencionado que pronto saldría de reclusión, ni que planeaba visitarlo apenas eso sucediera.

Tan pronto aterrizó en Muelle de Loto, Lan Xichen supo que algo no iba bien.

Los discípulos de la secta Jiang iban corriendo de un lado a otro y el ambiente era tenso. Un joven de aspecto imponente, quien parecía ser el discípulo jefe, gritaba órdenes aquí y allá. Parecían estarse preparando para salir a una misión de emergencia. En situaciones críticas, era cuando la presencia del líder de secta tenía que brillar, pero no había rastro de Jiang Cheng.

—Buenas tardes. —Saludó Lan Xichen con suavidad, mientras los discípulos se detenían a verlo, asombrados, antes de darle su respectivo saludo marcial, que Xichen también correspondió con respeto por la secta de su amigo.— Vine a visitar a Wanyin.

—Jiang-zongzhu ha salido a una misión hace tres días y no ha regresado. —Respondió el discípulo jefe, con expresión grave. Era un joven de poco más de 20 años que traía el cabello a un estilo muy similar al de su líder de secta, con la única diferencia de que él llevaba una coleta en lugar de un moño.— No estamos seguros de qué le ha pasado exactamente porque no se suponía que le tomara tanto tiempo volver, y tampoco ha establecido contacto con nosotros. En cuanto a nuestros compañeros que lo acompañaban, tampoco sabemos nada de ellos.

Lan Xichen sintió su sangre helarse al escuchar esas noticias y la expresión de su rostro cambió radicalmente. Pero antes de perderse a sí mismo en angustia, decidió hacer lo que su amigo siempre le decía que debía hacer en estos casos: Actuar.

—¿Alguno de ustedes tiene pistas de a dónde fue y qué camino tomaría? —Por alguna razón no pudo evitar sonar demandante, pero luego se intentó tranquilizar. No estaba en Gusu Lan, no era correcto dar órdenes. Además, él no era así ni con sus propios juniors. Respirando hondo, recobró el control de sus emociones.— Wanyin y yo somos amigos, por eso quiero brindar mi apoyo con este caso.

—Descuide, Zewu-Jun. —Esta vez, una muchacha de túnicas violetas habló.— Zongzhu nos dijo que si alguna vez usted venía de visita, debíamos tratarlo bien debido a la relación que los dos comparten. 

—Si es para ayudarnos a traerlo de regreso, estamos dispuestos a desglosar toda la información que necesite. —Dijo el discípulo jefe, inclinándose.— Por favor, Zewu-Jun, ayúdenos a salvar a Jiang-zongzhu. —Los demás discípulos presentes se inclinaron también, causando sentimientos encontrados en Lan Xichen.

La secta Yunmeng Jiang era famosa por estar llena de cultivadores que eran considerados espíritus libres, almas inquebrantables y luchadores de formidable independencia. El orgullo de haberse reconstruido desde los escombros era algo que los identificaba plenamente. No era usual que ellos pidiesen ayuda a otras sectas, más bien, otras sectas eran quienes dependían de ellos y les pedían apoyo. Que esos chicos tan orgullosos llegaran al extremo de pedirle ayuda a alguien de una secta distinta (amigo de su líder o no), decía mucho de la gravedad de la situación.

—Levanten la cabeza, por favor. —Dijo Lan Huan con voz afable, y a la vez, firme.— No es necesario que lo pidan de esta manera. Lo dije en un principio, ¿No? —Los discípulos de túnicas violetas levantaron la mirada, observando muy sorprendidos a Lan Xichen, que les sonreía con confianza.— Wanyin es una persona a la que aprecio mucho, por lo que daré todo de mí para que él pueda regresar a casa.

Nunca antes en la historia de la secta Yunmeng Jiang liderada por Jiang Cheng, se había oído hablar de algo parecido. Se sabía que el portador de Zidian era una persona solitaria, arisca y antipática. Y como tal, no tenía amigos cercanos. Se sabía también que ese hombre no confiaba en nadie, porque la última vez que lo hizo, las cosas terminaron mal. Escuchar que alguien estaba dispuesto a ir a buscar al líder de secta perdido les apretó el corazón a los jóvenes cultivadores que se encontraban ahí. La muchacha que había hablado antes tuvo que secarse las lágrimas con el dorso de la mano, porque se había quebrado ante algo tan bonito.

Todos tenían un sentimiento en común: Esperaban que Jiang Wanyin volviera pronto y viera por sí mismo que no solo sus discípulos, si no también, el amigo que recientemente había hecho, estaban dispuestos a todo por traerlo a salvo.

—Muy bien. Estudiemos el caso para determinar nuestro curso de acción, ¿Les parece?

Los chicos asintieron y llevaron al líder de secta Lan a la sala donde recibían invitados, preparándole toda la información que tenían sobre el caso del Devorador de voluntades y las comunicaciones al respecto.

Especialmente la última de ellas:

Una carta proveniente de Lanling Jin, en donde se le informaba al líder de secta Jiang sobre la desaparición del joven maestro en medio de una misión de investigación sobre el Devorador de voluntades.

Notes:

¿Vine rápido? Vine rápido uwu~ ¡Y tenemos un mini timeskip! Pero es que, lo que se viene está tan bueno que necesitaba sacarme este capítulo del sistema a la de ya ajdbhhjasd /rueda. Espero que se preparen emocionalmente porque se viene angst del bueno >w>~ En fin, muchas gracias a todos por seguir apoyando esta humilde historia y nos vemos en la siguiente actualización~~

PD: Las aves mensajeras de Wanyin y Xichen se llaman Shan (Relámpago) y Shuang (Escarcha) respectivamente. uwu~ En su momento explicaré como funcionan :D

Chapter 13: Entre cazadores y presas

Notes:

Solo una pequeña advertencia de que este capítulo sí está un poquito violento, pero nada de gore, yep. Gracias por leer =w=/

(See the end of the chapter for more notes.)

Chapter Text

Todo lo que Jiang Wanyin podía oír eran gritos de dolor. El crepitar del fuego que arrasaba con su hogar, parecía acariciar su cuerpo, amenazando con carbonizarlo. Pura angustia latía en su corazón, mientras su madre lo abrazaba con fuerza, antes de tirarlo al bote que salvaría su vida, atándolos a él y a Wei Wuxian con Zidian, hasta que encontraran un lugar seguro.

—¡A-niang! ¡A-niang!

—Wei Wuxian. —La voz imponente de Madam Yu resonó.— Júrame que protegerás a Jiang Cheng, incluso si es a costa de tu vida. —Silencio… Jiang Cheng sintió el cuerpo de su hermano temblar a su lado. Miró con incredulidad a su madre. Ella no estaría pensando…— ¡JÚRAMELO!

—¡Lo juro! ¡Juro que lo haré! —Wei Wuxian gritó, mirando a su tía con la mayor determinación que pudo.— ¡Lo juro!

Jiang Cheng casi vio alivio en el rostro de Yu Ziyuan, que con una expresión un poco más suave, se retiró del muelle, para adentrarse en una batalla que ya estaba perdida. El corazón de Jiang Cheng se encogió… sabía que esta era la última vez que vería a su madre con vida.

—¡No! ¡A-niang! ¡A-NIANG!

El líder de secta Jiang abrió los ojos. Nuevamente era de noche. Las estrellas le daban la bienvenida, pero no se sintió aliviado por ello. Su cuerpo permanecía inmovilizado, enterrado en una especie de campo de flores… flores que, vistas más de cerca, parecían emerger de su ser, o en todo caso, de los hilos plateados que lo envolvían. Su mente estaba desorientada y confusa, pero sabía lo suficiente como para no hacer nada arriesgado.

Recordaba perfectamente cuando recibió la carta de Lanling. Jin Ling se había ido a investigar sobre el Devorador de Voluntades en el área de Dongping, a aproximadamente 120 kilómetros de distancia desde Lanling. Según el reporte, el joven maestro tendría que haber regresado en la mañana, pero no lo había hecho. 

Niño tonto. ¿Cuántas veces le había dicho que tome precauciones en sus cacerías nocturnas? ¿Cuántas veces le había aconsejado que nunca fuera solo? ¿Cuántas veces le había dicho que se prepare para todos los escenarios posibles? ¿Por qué no le avisó que iría a hacer esto? ¿Acaso lo había hecho porque ahora era un líder de secta y no quería ser una carga? ¿Por qué de pronto se sentía tan ofendido? ¿Por qué tenía esa sensación de vacío tan ominosa en el pecho? Zidian crujió en su dedo, disparado por el rápido latido de su corazón y la vena palpitante en su frente. No era ira lo que sentía. 

Era terror.

La carta había llegado en la noche, justo después de que practicara Meditación Daoyin con sus discípulos y se tomaran un breve descanso, los chicos para conversar y él para leer su correspondencia. Apenas dejó de leer la carta, empezó a prepararse rápidamente para viajar y ver por sí mismo la situación. Dado que el lugar estaba más lejos de Yunmeng, le tomaría un poco más de tiempo del que le había tomado a Jin Ling llegar. Daba igual, volaría a toda velocidad en Sandu si era necesario, pero ya no volvería a perder a nadie por culpa de su debilidad. Eso había quedado atrás, con las cenizas del primer Muelle de Loto.

Dio algunas instrucciones breves a su discípulo jefe, indicándole que solo iniciaran una misión de búsqueda si es que se tardaba más de tres días en volver. Le dio también las coordenadas del lugar, la carta y la responsabilidad de su secta en su ausencia. Un par de discípulos viajaron con él, intentando hacer de todo para seguirle el paso, pero el líder Jiang volaba demasiado rápido. Al menos, habían discutido antes de despegar, qué ruta tomarían, así que era cuestión de tiempo hasta que lo alcanzaran. 

Sandu Shengshou estaba desafiando las leyes de todo lo natural debido a la rapidez inhumana a la que iba. Era como si se hubiera convertido en un relámpago cruzando el cielo, todo su cuerpo ardiendo por el azote del viento en su piel. Sus túnicas revoloteaban violentamente a su alrededor, y la campana de claridad tintineaba violentamente, como una especie de melodía que precedía el desastre. Sandu estaba siendo propulsada no solo por su energía espiritual, si no también por su inmensa fuerza de voluntad. Apenas había terminado de leer la carta que había recibido de Lan Xichen y se iba a ir a descansar. Tiró su plan original por la borda tan pronto le dijeron que había correspondencia urgente de Lanling.

Ni siquiera pudo leer la última parte de la guía de meditación Daoyin, que estaba guardada a salvo en su bolsita Qiankun, lista para ser revisada cuando se pudiera. Todo lo que ocupaba sus pensamientos era su querido sobrino. No se perdonaría jamás que el chico recibiera aunque sea un solo rasguño.

Al llegar a las coordenadas, el hombre estrelló los pies contra la tierra, dejando un cráter debajo de él, pero no le importó. Inmediatamente, sintió el aire lleno de miasma y unas bestias demoníacas empezaron a atacarlo, como si lo esperaran. Jiang Wanyin desplegó el relámpago violeta de Zidian, azotándolo en el aire con un gesto de profunda molestia. La adrenalina corría por todo su cuerpo y gracias a ello, sus movimientos eran rápidos y precisos, el sonido del rayo precediendo cada azote de su arma espiritual, a medida que los enemigos iban siendo eliminados uno a uno.

Eran bestias que parecían ser más animales que seres con conciencia propia, así que las atacó con todo, basándose únicamente en su instinto. Jiang Wanyin, sin embargo, alcanzó a ver unos finos hilos plateados salir de detrás de cada bestia, como si algo en las sombras los controlara. Pero eso era imposible. Estaba peleando en el claro de un bosque y los hilos parecían venir de todas partes, no de un solo lugar.

Una bestia más grande, parecida a un oso, apareció, y Jiang Cheng se preparó para pelear. Empuñando a Sandu y guardando a Zidian, decidió que era preferible utilizar su espada contra un enemigo como este. No había notado que había empezado a agotarse, pero como la emoción del momento aún no cesaba, seguía forzando su cuerpo a moverse, aunque sus músculos ardieran dolorosamente por toda la presión que había puesto en ellos. Justo cuando estuvo a punto de asestar el golpe decisivo en el corazón de la bestia, algo rompió sus esquemas completamente.

—¡Jiujiu! 

—...¿A-Ling?

Casi pierde el agarre en su arma, pero aunque demoró una fracción de segundo más de lo que planeaba, el hombre de túnicas violetas logró acabar con la bestia delante de él, que cayó como peso muerto hacia atrás. Jin Ling venía corriendo hacia él, con un rostro muy preocupado.

—Jiujiu, ¿Estás bien? —Preguntó el joven líder de secta Jin.— Vine tan pronto como pude, escuché que habías desaparecido y pensé… —Sonrió un poco, sintiéndose aliviado de ver a su tío lo más sano y salvo posible.— Ya no importa, volvamos a algún lugar más tranquilo. Seguramente estuviste peleando tú solo mucho tiempo, ¿No? Espero que hayas traído a alguien de Muelle de Loto contigo, después de todo, siempre me dices que ir solo a cacerías nocturnas es estúpido.

Jiang Cheng no entendía nada. Esto no estaba bien.

¿Cómo era que Jin Ling recién acababa de llegar si a él le habían dicho algo diferente?

Un crujido suave, como de hojas moviéndose, le llamó la atención. Detrás de su sobrino, un montón de hilos plateados se materializaron. Frunciendo el ceño, usó a Sandu para cortarlos antes de que alcanzaran al joven. Jin Ling se sorprendió por ello.

—Creí que los hilos plateados solo estaban atrapando a las bestias Yao de por aquí… —Jin Rulan apretó la empuñadura de Suihua en su mano y acomodó su postura de pelea, quedando espalda con espalda junto a su tío, como en cuantiosas ocasiones.

—¿Hace cuánto te dieron el mensaje de que desaparecí? —Preguntó Jiang Cheng, sin quitar la mirada de sus alrededores, como esperando algo. Tenía que saber de dónde vendrían esos hilos y cómo escapar. Parecía que ambos habían sido dirigidos al centro de una trampa y habían usado la más grande debilidad de alguien con honor Jiang en el alma, porque los Jiang son capaces de defender la sangre hasta la muerte.

—Hace un rato. Vine tan pronto como pude apenas me enteré. Creí que me tomaría más tiempo venir. —Jin Ling explicó.

—¿Viste el sello de Yunmeng Jiang en la carta que recibiste?

—No. Me lo dijo alguien de mi secta. —Explicó el muchacho, frunciendo el ceño. No pasaba nada, pero no podía sacarse del sistema la horrible sensación de alerta.— …¿Jiujiu? ¿Acaso…?

—¡Vuela! ¡AHORA!

El chico de túnicas amarillas no se lo hizo repetir. Con un movimiento sincronizado, ambos montaron en sus espadas, desplegándose juntos hacia el cielo y luego, volando hacia el este, siendo seguidos por un montón de hilos color plata que dejaban detrás de ellos un pandemónium de destrucción.

Alguien los había guiado a ese lugar, los había dejado peleando con algunas bestias y ahora, los estaba dejando en las manos de quién sabe qué cosa, y se había asegurado de agotarlos para que los tomaran con la guardia baja. Zidian crujió en sus manos, mientras azotaba los hilos, logrando desvanecerse con esa salvaje energía. Jiang Cheng sonrió de lado. Al parecer, no habían contado con que él hubiese mejorado mucho su cultivo gracias a la meditación Daoyin y le fuera más sencillo usar dos armas casi al mismo tiempo sin agotarse tanto como antes.

Pero Jin Ling tampoco era un chico débil. Aún montado en su espada, sacó tres flechas y concentró energía espiritual en ellas. Esta actividad estaba probando ser difícil, pero no era algo que no haya hecho antes. Dio un paso en el aire y se dejó caer, disparando las flechas a diferentes direcciones, Suihua se movió rápidamente para posicionarse bajo los pies de su maestro, luego de dejarlo caer un poco para que ajustara su postura. El sonido de las flechas incrustándose en tres masas orgánicas hizo eco y por un momento, los hilos dejaron de aparecer. El muchacho sonrió feliz de haber podido lograr esa maniobra.

—¿Viste, jiujiu? ¿Lo viste? 

—Sí, sí, ya deja de-

Jiang Cheng sintió algo cálido lanzarlo de su espada. Jing Ling lo abrazaba fuertemente, pero algo no estaba bien. Uno de sus brazos se sentía extraño… tenso…

El líder de secta Jiang vio horrorizado como un hilo plateado se había adherido al hombro de su sobrino, hilo plateado que originalmente estaba dirigido a él.

No esto de nuevo.

No esta mierda otra vez.

Jiang Cheng ajustó su posición en el aire para poder caer lo menos aparatosamente posible al suelo, algunos árboles amortiguando la caída de ambos. Pero ni con todo ese embrollo el hilo plateado se rompió. Jiang Cheng se había colocado de tal forma que su cuerpo soportara la caída del menor. Delante de él, el líder de secta Jin tenía los ojos entreabiertos, como si vieran sin ver nada realmente. Ni siquiera el ruido de Sandu y Suihua cayendo al lado de ambos despertó al chico de su trance.

—¿A-Ling? ¡¿A-Ling?! —Lo sacudió, pero era como si Jin Ling no pudiera verlo. No estaba seguro de qué cosa pasaba delante de los ojos de su sobrino, pero sabía que no lo estaba mirando a él. Había sido atrapado… por lo que sea que fuera esto. Volvió a sacudir el cuerpo del más joven, intentando despertarlo sin éxito, ignorando también el inmenso dolor que sentía en el cuerpo por la caída.— ¡¡A-Ling, reacciona!!

El chico empezó a murmurar algo… no lo entendía muy bien… lo estaba diciendo muy bajito.

Pero poco a poco, la palabra empezó a tomar sentido y el corazón de Jiang Cheng se paralizó por un momento.

Mamá.

Jiang Cheng tenía que pensar rápido, el problema era el hilo, entonces lo cortaría. Con cuidado se sentó, depositando a su sobrino en el suelo, sosteniendo a Sandu para romper el hilo, pero notó, con horror, que por mucha fuerza que imprimiera en su corte, el hilo no cedía. ¿Qué pasaba? ¡¿Por qué carajo no podía cortarlo?! 

Sandu Shengshou había empezado a respirar agitadamente, mientras intentaba una y otra vez cortar los hilos. Aparentemente, una vez que se conectaban a un ser vivo, la única forma de eliminar aquellos hilos era matando al cuerpo anfitrión. Jin Ling parecía sonreírle a algo que no estaba ahí… fue la sonrisa más inocente que Jiang Wanyin le había visto, y eso que él mismo lo había criado. La vista casi le escuece de lágrimas.

Mamá… ¿Puedo… quedarme para siempre contigo? ¿Iremos a ver a… papá?

—No, no te puedes ir con ellos. Todavía no. —El hombre de cabello negro forzó la voz a través del nudo que le obstruía la garganta, guardando su espada y desplegando su látigo espiritual. Si bien Zidian era su arma favorita, al usarla como arma de ataque en un aliado, el resultado era un poco… complicado, especialmente si lo que atacaba estaba adherido al cuerpo de dicho aliado. El relámpago espiritual podía ser conducido por cualquier cosa, por lo que corría el riesgo de herir gravemente a su sobrino si no medía su fuerza. Pero entre herirlo y dejar que lo que fuera que lo estaba atacando, lo consumiera, prefería la primera opción.— Lo siento, A-Ling, esto va a doler.

Con una sacudida de su muñeca, Zidian chisporroteó, logrando romper el hilo casi al instante, pero electrocutando a Jin Ling en el proceso. Aun así, el movimiento y duración de aquello fue bastante controlado por el líder de secta Jiang, que había medido el contacto para solo causar una quemadura inofensiva. El hombre sujetó el cuerpo de su sobrino, que había gritado fuerte mientras se convulsaba por aquel contacto, apretando su hombro, en donde el impacto había caído. Al menos ya había salido de ese extraño trance. Con el rostro lleno de sudor y sintiendo cómo si lo sacaran de un lago de agua helada, el chico miró a su tío, por fin, mostrando en su mirada que lo reconocía.

—¿Ya me ves? Bien. Quédate quieto. —Ordenó Jiang Cheng, con cuidado levantando a su sobrino y apoyando su cuerpo en el tronco de un gran árbol. Por el momento, Jin Ling se había quedado sin voz, porque no podía responderle. Pero estaba negando con la cabeza, no quería ser dejado atrás. No cuando los ojos de su amado jiujiu lucían tan vidriosos.— Sé un buen chico y no te vayas de aquí, ¿Está bien? —Como hace años, llevó la mano a la cabeza de su sobrino, acariciándola a su brusca forma de querer. Parecía que el tiempo apremiaba... parecía que no soportaba su propia vulnerabilidad.— Zidian te protegerá y su relámpago se apagará cuando determine que estás a salvo. Hasta entonces, no te dejará irte.

El chico de ojos color avellana negó frenéticamente, abriendo la boca varias veces para intentar convencer a su tío de que no haga esto.— N-no… Jiu-

Estirando la mano, Jiang Cheng hizo un sello, haciendo que Zidian flotara y serpenteaba en el aire, antes de formar una especie de capullo relampagueante alrededor del muchacho más joven, cerrando cualquier medio de entrada y de salida.— Cuidate mucho, A-Ling.

A través de las rendijas dejadas por el látigo espiritual, Jin Ling pudo ver a su tío sonreírle entre lágrimas, antes de que una maraña de hilos plateados se incrustaran en su cuerpo como plagas y lo jalaran bruscamente hacia quién sabe dónde.— ¡JIUJIU!

Lo último que escuchó Jiang Cheng antes de quedar inconsciente, fueron los gritos desesperados de su sobrino, que por mucho que hubiese querido seguirlo, no podría. Zidian era una protección excepcional contra este particular enemigo, así que no dejaría que el chico cayera nuevamente presa de aquella cosa. Solo sintió como pequeñas agujas atravesaban sus muñecas, tobillos y nuca, mientras otros hilos lo apresaban y enredaban como si fuera la inofensiva presa de una araña. 

Luego empezaron las pesadillas.

En el presente, Jiang Cheng visualizó las estrellas. No sabía cuántos días habían pasado, porque entre quedar inconsciente y despertar numerosas veces, nunca sabía el tiempo transcurrido entre un momento y otro. Lo que sabía, es que podía oír un sonido similar a las patas de un insecto moviéndose rápidamente, a la par de un suave rasgueo de viento, un sonido que acompañaba a esa bestia que tejía usando aquella extraña fibra.

—Devorador de… voluntades. —Murmuró Jiang Wanyin, aún mirando al cielo. Su mente estaba agotada porque había vuelto a experimentar los variados dolores que experimentó a lo largo de su vida y se sentía como si acabara de vivir esas desgracias una vez más. Su yo joven apenas había mantenido la cordura ante tanta tragedia. Su yo actual parecía soportar un poco mejor todo, aunque le doliera revivir todo ese infierno.— ¿Por qué… no terminas conmigo…?

—Porque todavía no puedo. —Respondió la voz de una mujer, el sonido desagradable de algo inhumano deslizándose en el bosque acompañaba esa voz un tanto aburrida.— Tu voluntad es demasiado fuerte, ¿Sabes? Así que necesito tomarme mi tiempo para romperte meticulosamente. Claramente eres un líder de secta muy experimentado… otros cultivadores ceden con solo un hilo. No pude pararte la mano hasta no conectar cinco de ellos. Interesante, ¿No?

—¿Qué… eres? —Preguntó Wanyin, apretando los dientes. Frente a su campo de visión, la figura de una hermosa mujer de piel de color del jade apareció. Su figura era tersa y su cuerpo desnudo era invitador. La parte superior era lo más precioso que Jiang Cheng haya visto jamás. Pero la parte inferior era la de una araña enorme y grotesca.  Un contraste tan fascinante como aterrador.

—¿Demonio? ¿Fantasma? Algo entre los dos~ —Rió la mujer, su largo cabello cayendo como una cascada al lado del rostro de Jiang Wanyin, mientras le acariciaba la mejilla. Con un movimiento de sus brazos, lo levantó de la tierra, dejando que sus hilos lo sostuvieran de los brazos y piernas, elevándolo a su altura. Lo vio con una expresión lasciva.— Eres hermoso.

—...¿Le dices lo mismo a todas tus presas? —Preguntó el cultivador de túnicas violetas, evitando mirarla, rodando los ojos con fastidio. Para ser un demonio, tenía demasiada inteligencia. Tenía que ser algo legendario y horrible. Tendría que ser algo que haya consumido demasiada energía espiritual, cultivadores, guerreros… de todo. ¿Cómo no la habían notado antes? ¿Era acaso por la forma en la que operaba, manteniendo su perfil bajo?

—No. De hecho, eres el primer afortunado en ver mi rostro. —Respondió el Devorador de Voluntades, sosteniendo la barbilla del hombre inmóvil, para obligarlo a verle el rostro.— ¿Qué te parece? ¿Te sientes especial? Eres el primero para mí~.

—No me interesa ser tu primero. —Replicó Jiang Cheng, cerrando los ojos, frunciendo el ceño. La verdad, siempre le habría gustado escuchar eso de otra persona. Le habría encantado ser la primera opción  de alguien, pero esto raramente pasaba. Pero ahora la situación dejaba mucho que desear. Odiaba ser tratado como alguien que ansiaba ser amado. La verdad es que lo era, pero su orgullo, ese que nunca abandonó ni en su peor momento, es lo que siempre lo mantendría en pie. Escupió las siguientes palabras en un siseo amenazante.— Sé que has visto mis recuerdos, así que no juegues conmigo. ¿Qué es lo que quieres?

—Tu voluntad, ya te lo dije. —Respondió la mujer demonio.— Tu voluntad es fuerte e inquebrantable, por ende, será el más delicioso manjar que haya probado. Por eso necesito quebrarte para comérmela, ¿Entiendes? —La chica explicó con una sonrisa, dándole una lamida a la mejilla del hombre, que no pudo evitar temblar ante eso. Nunca en su vida una mujer que no haya sido su madre o hermana se le había acercado tanto. Ahora estaba siendo tocado por un monstruo, un demonio... Se concentró en lo asqueroso que era esto para poner una cara del más profundo asco. El demonio no pareció irritado por esto, al contrario, la mujer sonreía aún más.— Otras personas caen más fácil, se entregan voluntariamente… no es divertido. Pero tú… tú eres un reto.

Jiang Wanyin empezó a maquinar en su cabeza. Si lo que el Devorador de Voluntades le decía era cierto, entonces esa era la razón por la que todos los que se la habían encontrado, volvieron ilesos. Porque entregaron sus voluntades o se les fueron arrebatadas con facilidad. En el caso de él, parecía que se necesitaba un método más duro. No sabía exactamente qué sentir ante esta revelación.— ¿Qué me harás? ¿Romperme como una nuez para sacar la parte comestible o algo así?

—Exacto, ¡Eres muy inteligente! —Felicitó el demonio/fantasma, con un tinte divertido en su voz. Jiang Cheng odiaba el hecho de poder sostener una conversación con este ser… jamás había experimentado esto, ¿Así se sintió Wei Wuxian cuando pudo hacer contacto con la energía resentida de los Túmulos Funerarios? No... Esto no era nada en comparación. A su hermano marcial le arrancaron todo, parte por parte. Él solo tenía que soportar la asfixiante cercanía de una mujer, de la cual, si podía ignorar la parte de abajo, no era tan desagradable. Hasta podía considerarse afortunado.— ¿Empezamos? Necesito que estés despierto o no habrá ningún efecto en ti~

Apenas dijo eso, con un movimiento de sus dedos, el demonio creó una mordaza hecha con hilos para cubrir la boca de Jiang Cheng y apretarla fuertemente, de tal modo que el hombre la mordiera. El líder de secta Jiang sintió cómo el cuerpo arácnido del Devorador de Voluntades se alejaba de él, buscando entre sus telares, un par de armas filosas como dagas.

¿Iba a ser torturado? Bueno, no era que no le haya pasado esto antes. Recordaba muy bien cuando los Wen invadieron Muelle de Loto y lo atormentaron hasta quitarle su núcleo dorado.

…¿Acaso…?...

El primer corte, justamente encima de una de sus viejas cicatrices de látigo en el pecho, le hizo morder fuertemente la mordaza para no gritar. No quería que su voz alertara a Jin Ling de su paradero, porque no quería que se asustara más, o intentara rescatarlo. Estaba haciendo todo esto para salvarlo. El corte fue limpio y la sangre no tardó en manchar su túnica. Esto... esto era muy parecido a esa ocasión.

¿La historia se volvería a repetir?

Jiang Cheng levantó la mirada, sintiéndose mareado. Todo se veía borroso. A veces veía a la mujer demonio, otras veces a Wen Chao, y otras, a Wen Zhuliu. El pasado y el presente se mezclaban, pero se negaba a dejarse llevar por esa espiral de locura que intentaba tragárselo vivo. Lo que pasó con la secta Wen, fue hace muchos años… ya estaba atrás, no importaba si un demonio le hacía revivir esos hechos una y otra vez. No estaba pasando. No volvería a suceder.

El Devorador de Voluntades solo estaba infringiéndole dolor para quebrarlo, y él se rehusaba a romperse. Después de todo, hace tiempo ya se había roto. Algo en él ya estaba más allá de cualquier arreglo, por lo que, no importaba cuánto lo intentara, el Devorador de Voluntades no podría con él.

Pasara lo que pasara.

Sin importar cuántos cortes recibiera en el pecho.

Sin importar que algunos cortes se acercaran peligrosamente a su núcleo dorado.

O mejor dicho, el núcleo dorado de Wei Wuxian.

Jiang Wanyin recordó aquella vez, en la que rogó por su vida y lloró por su núcleo dorado, pero Wen Zhuliu se lo arrebató sin más. 

No… este demonio no tenía la habilidad de derretir el núcleo dorado de nadie, se dijo. No había manera de que lo hiciera suplicar. No podía rebajarse a ello. No importaba el costo, no dejaría que nadie se sacrificara por él de nuevo. Con Zidian en la mano, esta batalla habría sido ganada hace rato, pero probablemente, la voluntad de Jin Ling ya habría sido arrebatada y no iba a dejar que eso sucediera.

Los cortes se volvieron más profundos, el líder de secta Jiang no supo en un punto si estaba siendo cortado o azotado. Todo era confuso, pero al parecer esos hilos podían tomar cualquier forma que el Devorador de Voluntades quisiera. El hombre apretó los puños, temblando, recibiendo todo el dolor, de frente. No podía atacar porque estaba inmovilizado pero eso no evitaría que conservara la cabeza lo más alta posible, mientras las heridas en su cuerpo sangraban, las viejas cicatrices se abrían, y recuerdos del pasado y el presente se mezclaban y entrelazaban intentando consumirlo por dentro.

La mordaza estaba llena de saliva y sangre, pero Jiang Wanyin, tercamente, se negó a dejar que su voz saliera más de lo necesario. El demonio empezaba a irritarse más y más, porque los cortes y azotes eran cada vez más viciosos y no estaba logrando el resultado que quería.

—Pero qué terco eres~. —Se quejó el devorador de Voluntades, frunciendo el ceño, contorsionando ese bello rostro en algo monstruoso.— ¿Por qué no te rompes? ¡¡RÓMPETE!!

Jiang Wanyin sintió un corte todavía más profundo en su pecho, pero no se quejó más de lo necesario. Había algo muy extraño en todo esto. Pese a querer recordarle el peor día de su vida, parecía que el hecho de que esa mujer demonio estuviera evitando golpear significativamente su núcleo dorado no era por falta de habilidad, si no porque no quería. O mejor dicho, no podía. Cuando entendió el motivo, le dirigió una mirada a la mujer, diciéndole con los ojos que ya la había descubierto.

—¡NO! ¡NO! ¡¡RÓMPETE!! ¡¡RÓMPETE AHORA MISMO!!

Las notas agudas de un xiao sonaron en el ambiente y la bestia llevó las manos a sus oídos. chillando y dejando de atacar al líder de secta Jiang. Jiang Wanyin sintió que los hilos que lo sostenían de pronto se soltaron, dejando caer su cuerpo al piso. La melodía aún sonaba... era bonita. No era desesperante como el dizi de Wei Ying... era... bueno, le daba paz. En medio de esta idea, se preparó a sí mismo para el impacto inminente contra el piso, cerrando los ojos.

Pero el golpe nunca vino.

En su lugar, estaba apoyado en algo cálido y sólido a la vez… algo que olía a jazmines y a una nota muy suave de incienso de flor de loto.

Túnicas blancas con patrones de nubes aparecieron en su campo de visión.

Esperaba que esto no fuera otro truco de aquella bestia. Pero no había forma… Este sin duda era Lan Xichen, que lo observaba con una expresión igual de preocupada (o quizá más), que la que le mostró aquel día en Gusu, cuando lo vio llorar. Con delicadeza, le quitó la mordaza de la boca, horrorizado por la cantidad de saliva y sangre que la empapaba. Su expresión era muy grave.

—Wanyin… ¿Estás bien? —Hasta su tono de voz era el mismo… sí, tenía que ser él. Estaba usando un estilo de peinado distinto pero… era él.

Su amigo.

—...He tenido días… peores. —Respondió, arrastrando un poco sus palabras, mientras apoyaba la cabeza en el hombro del más alto, que lo estaba sosteniendo por la cintura, con una mano, de forma muy protectora. Jiang Cheng sentía demasiado dolor en el cuerpo y quizá estuviera manchando esas pulcras túnicas blancas con su sangre pero... esta sensación era agradable. Casi hacía que valiera la pena cada segundo de tortura.— …No bajes… la guardia… Xichen.

Pero no había necesidad de decirlo. Shuoyue estaba volando frenéticamente alrededor de ellos, eliminando los hilos antes de que toquen a cualquiera de los dos. Zewu-Jun le dio una mirada fija al demonio delante de ellos, sus ojos de color chocolate brillando con luz amenazante. Así que este era el ser que se había atrevido a tocar a la persona que tanto le agradaba.

El Devorador de Voluntades, sin embargo, sonreía complacido.

—Ah~ Otra deliciosa presa~

Notes:

Hola de nuevo, soy yo en una de las partes más emocionantes que me ha tocado escribir para esta historia <3 Espero que les esté gustando esta parte tanto como a mí, y de verdad ya quería publicar este capítulo porque me gusta como quedó >w<~ Para el siguiente capítulo hay una pequeña sorpresa/easter egg, pero ya lo verán cuando lleguemos a él uwu~ Gracias por leer hasta aquí, y por el apoyo constante y nos vemos en la siguiente actualización :3~

Chapter 14: Entre melodías y sacrificios

Notes:

Holis :D nuevamente una pequeña advertencia de que este capítulo estará un poco violento, pero eso es debido a su naturaleza de batalla. Gracias, y a leer =w=~

(See the end of the chapter for more notes.)

Chapter Text

El sonido metálico del choque constante entre Shuoyue y los hilos espirituales llenaba el ambiente, mientras las risitas del demonio Devorador de Voluntades se dejaban oír por encima de todo ese traqueteo. Jiang Wanyin quiso mantenerse en pie, pero realmente no podía hacerlo por su cuenta. Después de días en los que su energía había sido drenada y su mente, llevada al límite, realmente se sentía como un muñeco con apenas rastro de vida. A las justas y podía mantenerse consciente, se sentía muy cómodo en los brazos de Lan Xichen, pero no era hora de bajar la guardia.

—Xichen… los hilos… —Murmuró el líder de la secta Jiang aún arrastrando las palabras, mirando muy de cerca al más alto.— No…dejes que… te toquen…

—Muchas gracias Wanyin. Guarda tu energía, ¿sí? —El hombre de túnicas blancas, ajustó su postura de tal forma que pudiera tocar música en Liebing aunque tuviera el cuerpo de su amigo apoyado en el suyo.— Todo estará bien a partir de ahora.

Jiang Cheng se sentía estúpido. Aunque quisiera ser útil, no es como que pudiera serlo. No tenía a Zidian, porque estaba ocupada protegiendo a Jin Ling. Tampoco tenía a Sandu consigo, porque se quedó junto a su sobrino en ese momento crítico y breve que le tomó para ponerlo a buen recaudo. Ahora solo era una persona cualquiera, no mejor que una damisela en peligro.

Apretó los dientes completamente frustrado. Si tan solo pudiera hacer algo… si tan solo no fuera tan débil.

—Ah, líder de secta Jiang… pensé que eras inquebrantable, pero resulta que no he tomado el enfoque adecuado… —El devorador de voluntades rió maliciosamente.— Ahora que mi otra presa está aquí, creo que sé cómo por fin abrirte como una nuez para poder consumir la parte comestible de tu voluntad, y luego lo consumiré a él~

—Me temo que ahora tu pelea es conmigo, Devorador de Voluntades. —Anunció Lan Huan con un siseo que hizo temblar incluso a Jiang Cheng, a la par que le dirigía una mirada de advertencia a la mujer demonio.— Así que es a mí a quien deberías prestar atención. —Acercando los labios a su xiao, el líder de secta Lan se dispuso a tocar una melodía tan suave como efectiva. El Devorador de Voluntades soltó un chillido y llevó las manos a los oídos, sus hilos espirituales descontrolándose y esparciéndose como látigos irregulares por toda el área en la que estaban batallando.

La melodía aumentó su intensidad, los gritos empeorando, sonando casi como los de un animal siendo asesinado. Lan Xichen no se inmutó y siguió tocando, pero Jiang Wanyin empezó a percibir algo extraño. A través de extremidades y cuello, la sensación de que algo se envolvía en él, había sido algo a lo que, lamentablemente, ya se había acostumbrado en todos esos días a la merced del Devorador de Voluntades. Fue demasiado tarde cuando sintió cinco pinchazos en sus muñecas, pantorrillas y nuca. Ahogó un quejido, intentando que Xichen no se distrajera y continuara tocando… pero lo que pasó a continuación fue una de las peores cosas que le tocó experimentar en esa noche.

La risa desalmada de la mujer demonio resonaba en el interior de su mente, mientras le hablaba de un montón de cosas horribles.

“¿Qué crees que pasará si tu único amigo se entera del tipo de persona que eres? ¿Qué va a sucederte si se llega a enterar de lo mal agradecido que fuiste con tu shixiong, quien te entregó su núcleo dorado con tanto desinterés? ¿Crees poder con el desprecio de Lan Xichen?”

Jiang Wanyin sintió la mandíbula tensa y apretó los ojos, intentando no ver a la mujer, que externamente seguía gritando. Mentalmente, respondió. “Cállate.”

“Cuando Lan Xichen vea lo peor de ti, ¿crees que se quedará a tu lado? Abandonaste a Wei Wuxian y cortaste cualquier relación que le quedaba con Yunmeng. Cuando más necesitaba de ti, le diste la espalda y lo dejaste ser un paria en el mundo de la cultivación. Mírate, tú mismo dirigiste el asedio a los Túmulos Funerarios… ¿Cómo puedes siquiera atreverte a jurarle amistad a alguien? Eres Sandu Shengshou, maestro de los tres venenos: avaricia, ira e ignorancia. Tú no mereces la amistad de nadie. Tú no mereces nada. NADA.”

La cabeza del hombre de túnicas violetas latía dolorosamente al ritmo de la música de su amigo, como si él mismo estuviera recibiendo el ataque. Pero no era la música de Liebing lo que sus oídos escuchaban, si no, la clara y maliciosa voz de esa mujer, que llegaba directamente a su cabeza. Llevó una mano a la frente, tembloroso, incapaz de seguir controlando su voz.— ¡CÁLLATE!

Lan Huan paró abruptamente de tocar ante lo dicho por Jiang Cheng.— ¿Wanyin? ¿Qué pasa? —Lo revisó con la mirada, notando las venas abultadas en su frente, y otras que palpitaban en sus manos. No estaba seguro de lo que sucedía, ni mucho menos, de qué hacer para mejorar el estado de su amigo.

El Devorador de Voluntades empezó a reír.

—Aún no he visto tu corazón, líder de secta Lan, pero todo lo que sé sobre ti, es gracias a él. —La voluptuosa mujer se acercó en un limpio deslizamiento, quedando cara a cara con ambos cultivadores.— Debes sentirte inutil, ¿no? Llegar y no tener ni idea de cómo ayudar al que te llama su amigo.

Xichen volvió a acercar a Liebing a sus labios, mientras enviaba a Shuoyue por delante para atacar al demonio y hacer que se aleje de él. A diferencia de Jiang Cheng, para él era un poco más sencillo mantener la compostura en este tipo de casos. Recordaba la batalla en el templo Guanyin, de cómo su amigo había caído en todas las provocaciones de Jin Guangyao y cómo eso le costó la batalla. No podía permitirse cometer ese error. Pero a medida que tocaba la melodía de restricción y la mujer gritaba, Xichen, empezó a notar que el cuerpo de Wanyin sufría espasmos… como si estuviera aguantando un dolor inmenso.

…No.

Un movimiento limpio hizo el cuerpo de Jiang Wanyin volar hacia arriba, desconcentrando todavía más al hombre de túnicas blancas, que vio al líder de secta Jiang aterrizar delante de él, finos hilos blancos saliendo de sus muñecas, pantorrillas y nuca. Las pupilas en esos ojos color chocolate se contrajeron, viendo horrorizado como su amigo tomaba una postura de pelea, poniéndose entre la mujer demonio y él, como si fuera a enfrentársele a puño limpio para defenderla.

—Xichen… —Murmuró el hombre de sangrantes túnicas violetas, mientras su mano se acomodaba a una distancia razonable, a la altura de su rostro, en una postura demasiado natural y derecha para alguien que estaba gravemente herido. El gesto en su rostro demostraba que esta posición era incómoda y dolorosa para él.

—¿Wanyin? —Se atrevió a preguntar Xichen. Muchas cosas pasaban por su cabeza ahora mismo. ¿Acaso la mente de su amigo estaba siendo controlada? ¿Qué pasaba exactamente con el líder Jiang? Levantó la mirada para examinarlo. El Lan comprobó que los ojos del portador de Zidian estaban enfocados, por lo que su consciencia estaba intacta, al menos por ahora. Su cuerpo era el problema, parecía una marioneta obligada a moverse contra su voluntad.

—T-toca… el xiao… —Susurró el líder de la secta Jiang, sabiendo que lo que estaba por venir era inevitable.

Xichen esquivó un golpe de palma, intentando conservar la cabeza fría. Alrededor de ellos, otras bestias pequeñas, controladas por hilos aparecieron también, a ellas era fácil atacarlas con Shuoyue ya que no se sentía emocionalmente afectado por ellas. Pero Jiang Cheng era un caso excepcional. Lan Huan tocó de nuevo música a través de Liebing, viendo atentamente las reacciones de su enemigo, intentando no desconcentrarse.

La música parecía ser la más efectiva contra el Devorador de Voluntades, eso era un hecho. Lo que le hizo parar de tocar abruptamente fue ver que, de la misma forma en que la mujer demonio se contorsionaba, el líder de secta Jiang también parecía severamente afectado, ahora que no estaba apoyado en su cuerpo y que esos hilos lo sujetaban, el efecto era más que evidente. Al hombre de túnicas blancas se le revolvió el estómago.

¿Por qué era que a la vida le gustaba ponerlo en situaciones donde le hacía daño a las personas que apreciaba?

—N-no te… preocupes… por mí. —Aunque su cuerpo se movía solo, los saltos y golpes no eran limpios porque él estaba interfiriendo. El joven loto de Yunmeng estaba haciendo un enorme esfuerzo para no dejar que su cuerpo obedeciera por completo la voluntad de aquel demonio, sus brazos y piernas temblando violentamente.

—Cortaré los hilos y estarás bien... —Dijo Lan Xichen en medio de su desesperación, lanzando a Shuoyue a cortar los hilos, en vano. No se podía. La única forma...

Sudor y sangre resbalaban por las mejillas de Sandu Shengshou. Sus ojos violetas estaban entornados en el rostro pálido de su amigo, que había empezado a dudar de lo que debía hacer ahora mismo. Negó con la cabeza.— ...Olvida l-los hilos. T-tienes que destruir a esta cosa…

Lan Huan quiso acercarse a él para jalarlo a su cuerpo, como al inicio, pero un golpe de palma le dio de lleno en el pecho. No había energía espiritual en el golpe, más que por falta de técnica, porque Jiang Cheng estaba resistiendo que su energía fuera controlada también. De haber estado lleno de Qi, lo habría hecho escupir sangre, sin duda. Después de todo, su amigo no era débil. Quizá podría darle un golpe y ponerlo a dormir para que el Devorador de Voluntades ya no lo siga utilizando, pero no estaba seguro de si con eso, su mente estaría a salvo o si sería una trampa para tener total acceso a él.— Wanyin… N-no te sobreesfuerces, yo-

—¡TOCA EL XIAO! —Bramó el menor, deteniéndose abruptamente, su cuerpo temblando y su voluntad de hierro haciendo de todo para no moverse más. No había querido gritarle de esa forma a Xichen, pero no había otra manera de hacerle entender que tenía que priorizar la destrucción de este demonio porque a estas alturas y luego de tantos crímenes, la purificación ya no era un camino posible. Debía inutilizarla con la música de Liebing y rematarla usando a Shuoyue, en ese orden.

Xichen apretó los puños antes de acercar el xiao a sus labios nuevamente y tocar. Wanyin sintió la misma agonía que el demonio que gritaba, pero se mordió el labio inferior para evitar soltar un grito u otra señal de dolor que hiciera que Xichen se detuviera. No solo quería destruir pronto a esa amenaza que llevaba quién sabe cuánto tiempo atormentando a las personas y robando sus voluntades, si no también, quería evitar que esa mujer alcanzara a Xichen con sus poderes.

Jiang Wanyin había visto los peores días de su vida frente a él durante las últimas horas, si Lan Xichen había salido de su reclusión, significaba que ya estaba mucho mejor. Lo suficientemente bien como para lidiar con los recuerdos que tanto lo atormentaban. Por eso no quería enfrentarlo tan pronto a todo ese dolor que durante meses lo había inutilizado. No quería verlo triste… no quería que le diera una desviación de Qi. No era justo. Una persona tan amable como él no tenía que sufrir así.

Pero él… Él estaba acostumbrado a su propia voz interna criticándolo hasta por existir. ¿Quién se creía el Devorador de Voluntades para pensar que él nunca se había hecho esas preguntas sobre Lan Xichen descubriendo la verdad de su núcleo dorado? Claro que se lo había preguntado mucho en estas últimas semanas. Claro que le daba miedo que Xichen quisiera romper su lazo con él por ser una persona tan cruel. Pero de la misma forma, estaba consciente de que esa bonita amistad tenía una fecha límite.

Y hasta que se acabara, la honraría con cada fibra de su alma.

La respiración del hombre de ojos violetas se entrecortó, mientras sentía los hilos clavarse más profundamente en su piel, intentando con eso forzarlo a dejarse manipular libremente como una marioneta. Venas gruesas emergían en su piel en las zonas de contacto con los hilos, haciendo notoria la tensión de esa invasión, pero la voluntad de Jiang Cheng era demasiado grande y trascendía incluso el enorme dolor que estaba experimentando. El Devorador de Voluntades rugía con dolor, mientras el hombre se mantenía en pie, mordiéndose el labio hasta hacerlo sangrar para soportar esa agonía compartida, que era transmitida por esos hilos.

—¡ESTOY HARTA! ¡ESTOY HARTA DE TI! ¡RÓMPETE! ¡QUIÉBRATE! ¡NO HABÍA CONOCIDO A NADIE TAN TERCO COMO TÚ!

—¡¡TE DIJE QUE TE CALLES!! —Rugió Jiang Wanyin, sonriendo de lado pese a lo malherido que se encontraba. La apariencia aterradora en el rostro del demonio no le hizo retroceder en lo más mínimo. Los hilos se aflojaron un poco, pero no lo soltaron. Lan Xichen seguía concentrado tocando, pero Wanyin había notado que había duda en su música.

Que no estaba seguro de si desplegar todo el poder de Liebing sería lo correcto.

—Xichen… h-hazlo. —La voz entrecortada de Jiang Cheng sonó entre la maraña inhumana de ruidos.— …Puedo con… esto. —Con la mirada, buscó esos ojos de color chocolate, mientras el hombre no dejaba de tocar la música que podría salvarlos si se decidía a tocar imprimiendo toda su energía espiritual en ella.— Confía en mí.

Lan Xichen asintió.

Parte de ser amigos significaba confiar el uno en el otro, ¿no es verdad?

Cerrando los ojos, concentró su Qi en Liebing, la música adquiriendo un nuevo tono, volumen y poder, su efecto aún más destructivo. Jiang Cheng quiso gritar porque esto era jodidamente doloroso, pero se resistió valientemente doblándose de dolor en su sitio, negándose a dejar salir ningún ruido lastimero de su garganta. Después de todo, esto no era lo peor que le había pasado en la vida, claramente había visto días infernales, momentos en los que había preferido estar muerto.

Viendo que no podría sacar nada de la conexión, el Devorador de Voluntades soltó abruptamente a Jiang Wanyin para concentrarse en poder asestarle un golpe mortal a Zewu-Jun. Mientras sentía que su cuerpo caía ingrávido, Jiang Cheng miró cómo el demonio se había lanzado a toda velocidad contra Lan Huan, todos sus hilos plateados formando una estaca grande y afilada. Al mismo tiempo, con su energía espiritual completamente concentrada, Lan Xichen no solo había impreso todo su Qi en Liebing, si no que Shuoyue se alzaba majestuosamente rebosante de energía, lista para incrustarse en el cuerpo del demonio que estaba enfrentando.

Jiang Cheng sabía que ambos golpes acertarían, y por eso mismo tomó una decisión en el acto.

Movido por pura fuerza de voluntad (esa tan inquebrantable que ni siquiera el demonio que devoraba ese tipo de poder, había sido capaz de doblegar), y también por la sensación que recordaba del último movimiento de Meditación Daoyin que había logrado dominar, Tigre que salta sobre el fuego, Jiang Wanyin se impulsó lo mejor posible. Dando los pasos necesarios y precisos para no atravesarse delante de Shuoyue, con tal exactitud y velocidad, dio la impresión de que por un momento muy pequeño, había quedado flotando delante de Zewu-Jun, manteniendo una postura tan hermosa como etérea.

Lan Xichen había abierto los ojos a tiempo para contemplar esa vista que le robó el aliento por lo mítica que lucía.

La mujer demonio gritó, mientras Shuoyue se clavaba limpiamente en su corazón, desplegando un humo negro lleno de energía resentida y otro tipo de energía demoniaca que se almacenaba dentro de su grotesco cuerpo. Sangre oscura empezó a borbotear de la herida, manchando el piso con su espesura, goteando con un sonido desagradable y pastoso.

Pero el Primer Jade sintió algo cálido e igual de espeso manchar su mejilla. Lan Xichen estaba manchado de sangre, pero aquella no le pertenecía. Dándose cuenta, muy tarde de la situación en la que estaba, contempló sin poder hacer nada, como el torso de su amigo era atravesado por una estaca hecha de hilos plateados, impidiendo que él recibiera el mortal impacto en su corazón. Pero era como si lo hubiera recibido, porque su pecho se contrajo en uno de los dolores más lacerantes e intensos que había sentido nunca. 

—¡WANYIN! —Soltando a Liebing, sujetó el cuerpo de su amigo contra el suyo, acuclillándose en el suelo, mientras los latidos irregulares de su corazón hacían que su respiración también se agitara. Pero Lan Huan no se estaba dejando llevar por la desesperación. El sentimiento que consumía su ser ahora mismo era algo más pesado, oscuro y difícil de asimilar. Algo que no había sido capaz de sentir ni siquiera por la gente que una y otra vez le había hecho daño. Algo que, de acuerdo a las enseñanzas de su secta, no debía nunca dominar el juicio de un cultivador.

Odio.

Shuoyue se hundió más en la carne del demonio Devorador de Voluntades que aún tenía energías para reír histéricamente. La espada salió limpiamente de la bestia, para luego incrustarse en ella de nuevo, viciosamente, dando un corte, y luego otro… y otro más. Otro. Los ojos del líder de la secta Lan relampagueaban de cólera y estaban salpicados de lágrimas, mientras sostenía el cuerpo inmóvil de Jiang Wanyin, apoyando el rostro del hombre contra su pecho, como si se tratara de un tesoro roto.

La espada volaba a una velocidad insana, cortando inclemente el cuerpo del demonio que se había atrevido a ponerle la mano encima a esa persona que tanto apreciaba. El Devorador de Voluntades no solo le había hecho una herida demasiado grave a Jiang Wanyin, si no que también llevaba un buen tiempo torturándolo. Lan Xichen sintió una vena palpitar en su frente, el nuevo y abrasador sentimiento casi nublando sus sentidos, embriagándolo con el inmenso deseo de destruir completamente aquella amenaza, no porque fuera lo correcto, si no porque quería que ese demonio sufriera al menos una fracción de lo que Wanyin había tenido que soportar. Parecía estarlo logrando por los gritos incoherentes y desgarradores que el demonio bramaba… algo dentro de él disfrutó de ese hecho. Pero pronto tuvo que gobernarse a sí mismo.

Apretando los dientes y tragándose la bilis que le subía por la garganta, Xichen volvió a tomar las riendas de sus emociones, decidido a terminar con esto rápido para no alargar innecesariamente el combate.

Con una ultima y poderosa estocada, Lan Huan finalmente eliminó a la mujer demonio, que se deshizo en humo negro y cenizas, gritando como si estuviera siendo arrastrada a un lugar muy lejano. Además de aquel despliegue de oscuridad que volvía a la tierra, numerosas estrellas doradas se elevaron y salieron volando en distintas direcciones. Quizá eran las voluntades robadas regresando a los corazones de sus dueños. Fue entonces cuando la respiración de Lan Xichen volvió un poco a la normalidad, y pudo al fin prestar atención a su amigo, que tenía los ojos entreabiertos y una sonrisa lastimera.

—...Vaya. —Masculló con la garganta seca.— Nunca… te había… visto… enojado… 

—No hables… —Xichen ordenó con firmeza, recogiendo a Liebing y poniéndola a su cinto, invocando a Shuoyue y haciendo lo mismo con ella, luego de darle una sacudida para limpiar la sangre que cubría la hoja. Examinó los meridianos del hombre herido, notando que pese a todo, su flujo de Qi era estable. Su estado físico era el problema. Había sido sometido a demasiado dolor durante un tiempo considerablemente largo y era obvio que con todas sus heridas, lo normal era que pronto se desangrara.

Golpeando algunos puntos de presión en el cuerpo del otro con sus dedos, Zewu-Jun hizo lo posible por detener el sangrado hasta llevar a su amigo a un lugar seguro y darle la asistencia médica necesaria. No solo las heridas abiertas en el pecho, si no el agujero en el lado izquierdo de su torso eran algo de sumo cuidado. En un solo movimiento, el cultivador de túnicas blancas levantó al portador de Zidian en sus brazos, maldiciéndose internamente cuando lo oyó soltar un quejido de dolor ante el cambio de posición.

Un quejido de parte de él, que durante toda la batalla había recibido peores heridas y se había mordido la lengua para no gritar.

No había tiempo que perder, cada segundo era importante para salvar su vida. Con cuidado se encaminó a través del bosque, dando largos saltos entre un árbol y otro, hasta llegar al punto en el que se había separado con los discípulos de la secta Jiang, el sitio en el que habían encontrado el capullo eléctrico de Zidian, que resguardaba la vida del joven maestro Jin.

—Xichen… —Jiang Cheng murmuró febrilmente, y su amigo lo escuchó claramente, no solo por la cercanía, si no también porque estaba demasiado atento a sus reacciones, por si su estado se agravaba.— …Cuida… de A-Ling…

—Te dije que no hablaras. 

—...C-cuida de mi secta… hasta que… —Su respiración era agitada. Quizá porque se sentía a salvo por fin, el cuerpo de Jiang Cheng por sin se permitió a sí mismo el escape de delirar. O quizá sentía que no le quedaba mucho tiempo.— Hasta… que… encuentren otro… líder…

—No digas eso.

 —Xichen…

—Wanyin- 

—...Gracias.

Basta.

La voz quebrada de Lan Huan tembló en su pecho y Jiang Wanyin la pudo sentir no solo en los oídos, si no también en las vibraciones de su cuerpo. Ambos se miraron, los ojos llorosos de Lan Xichen observaban esos orbes violetas que estaban a nada de cerrarse. A pesar de lo maltrecho que estaba, Jiang Wanyin nunca había sonreído de esa manera tan dulce. ¿Por qué justo ahora? ¿Por qué no en otras circunstancias? Por su parte, pese a estar ileso, Lan Xichen nunca se había sentido más miserable. No sentía dolor físico, pero el dolor emocional le crujía sin piedad el alma entera.

—Basta, Wanyin… D-deja de hablar como si n-no fueras a sobrevivir. —Los ojos de color chocolate dejaban caer lágrimas, una tras otra, en una procesión lenta y copiosa.— Te llevaré a Gusu conmigo y te pondrás bien, lo prometo. —Aunque su pecho estaba oprimido por el ominoso nudo dentro de él, intentó sonreírle a su amigo, para darle ánimos.— Luego… Luego volveremos a Muelle de Loto y me mostrarás tu hogar. Pasearemos junto al joven maestro Jin y a tus jóvenes discípulos… Llevaré a algunos de los míos también, si me lo permites… —La sonrisa casi flaqueaba en sus labios, pero se forzó a ser optimista. Ya no perdería a nadie valioso para él. Ya no más. Había salido de reclusión para salvar a la gente, para no ser una carga para sus seres queridos… para volver a ver a quienes amaba. Para volver a verlo a él.— T-te prometo Wanyin… todo estará bien… Así que… por favor… tienes que estar bien, ¿sí?

—...No llores… —Jiang Cheng susurró, mientras sus párpados se cerraban pesadamente. Lentamente empezaba a perder la consciencia.— Yo…

No quiero verte llorar.

Pero Jiang Cheng no alcanzó a decir lo que pensaba, porque todo se volvió negro al fin.

—¡Wanyin! ¡¡Wanyin!! ¡¡WANYIN!! —Lan Xichen sacudió el cuerpo inmóvil de Jiang Cheng, sin poder despertarlo. Contorsionó una mueca de dolor, antes de limpiarse bruscamente el rostro con la manga, componerse lo mejor que pudo, para seguir casi volando y finalmente aterrizar en el lugar al que había pretendido llegar. 

En ese sitio, el discípulo jefe de la secta Jiang, una muchacha cultivadora de túnica violeta, los dos chicos que habían inicialmente seguido a su líder de secta en esta misión y el joven maestro Jin, esperaban. Jin Ling tenía a Zidian en forma de anillo sostenido en su mano, y a Suihua y Sandu descansando en sus piernas. Su estado era mucho mejor que cuando lo encontraron. Sin embargo, Xichen no pudo evitar sentir una punzada de dolor al ver el gesto desconsolado en ese joven rostro cuando lo vio llegar con el cuerpo de su tío en brazos.

—¡Jiujiu! ¡JIUJIU!

—¡Zongzhu! —Gritaron los discípulos del clan Jiang a coro, acercándose a Lan Xichen, que todavía no pensaba soltar a su líder de secta.

—Tenemos que ir a Gusu inmediatamente. —Indicó Lan Xichen con una expresión grave. Esa era la mejor opción, no solo porque los Recesos de las Nubes eran el lugar más cercano, si no también por la experticia médica de Gusu Lan. Los demás asintieron, de acuerdo con esta decisión.

Para ninguno de los presentes había pasado desapercibido que el líder del clan Lan tenía rastros de lágrimas en las mejillas y que estaba conteniendo el llanto mientras daba órdenes. Dirigió la mirada a in Rulan, que parecía querer levantarse del suelo, aunque sin mucho éxito.

—Jin-zongzhu, me temo que también tendré que llevarlo conmigo a los Recesos de las Nubes para poder tratar sus heridas. —No solo era por eso, si no también porque Jiang Cheng le había pedido personalmente que cuide de su sobrino antes de quedar inconsciente, y obviamente honraría su petición, sin importar las circunstancias.

—Mis heridas no importan, lo que importa aquí es mi jiujiu. —Por un momento, el líder de secta Jin no era un cultivador en busca de inmortalidad, si no, un niño que estaba terriblemente preocupado por su pariente más querido. Aunque el chico había hablado con brusquedad, Lan Xichen pudo entender perfectamente su apremio. Asintió con la cabeza, mientras preparaba a Shuoyue para viajar en ella a su territorio.

—Yingying, ve con ellos y ayuda a viajar a Jin-zongzhu. —Dijo el discípulo jefe de la secta Jiang a la jovencita que se encontraba con ellos. Ning Yingying hizo un saludo marcial a su shixiong, tomando su espada y ayudando a Jin Ling a levantarse, para llevarlo con ella a Gusu. El chico de túnica amarilla no puso resistencia debido a lo débil que se encontraba, a que había pasado bastante tiempo entre los discípulos de su tío y les tenía confianza, y también porque no quería despegarse del lado de su jiujiu, no ahora que su vida parecía pender de un hilo.— Yo volveré a Yunmeng con los demás. Jiang-zongzhu no me perdonaría dejar la secta abandonada.— Junto a los demás juniors de Yunmeng, el muchacho hizo un saludo marcial.— Muchas gracias por todo, Zewu-Jun. 

—Lo mantendré informado sobre cualquier eventualidad, Ming-gongzi. —Xichen le indicó al discípulo jefe de Yunmeng Jiang, Ming Fan, mientras sonreía un poco, como para darse valor y contagiárselo a los demás, devolviéndole el saludo tanto como le era posible. Con cuidado, retiró de su cinto un token de Jade y se lo entregó a la joven cultivadora de la secta Jiang. Era un permiso temporal de acceso a los Recesos de las Nubes. Hecho eso, subió a su espada.—  Ning-guniang, Jin-zongzhu, síganme el paso, por favor.

Dicho eso, ante el asentimiento de los más jóvenes, Lan Huan se dispuso a llevar a Jiang Cheng en sus brazos mientras volaba en Shuoyue. Antes de partir en la espada de Ning Yingying, Jin Ling se puso a Zidian en el dedo y guardó en su cinto a Sandu y a Suihua. El joven maestro por lo menos estaba lo suficientemente bien como para no necesitar que lo lleven en brazos (no es como si le hubiese permitido a una señorita hacer algo así por él de todos modos).

Shuoyue iba a la velocidad de una flecha, pero dejaba un halo para que Yingying y Jin Ling pudieran seguirle el paso al líder de secta Lan. Era obvio que volaría con tal apuro, especialmente porque la vida del líder de secta Jiang estaba en juego. Jiang Cheng ya no había recuperado la consciencia desde que se había desmayado y su rostro se veía cada vez más pálido. Lan Huan se rehusaba a rendirse, salvaría a este hombre aunque fuera lo último que hiciera en la vida.

Había volado en el tiempo récord de una hora, utilizando toda la energía espiritual que pudiera, especialmente ahora que su cultivación había evolucionado en reclusión. Llegó a Gusu a las 4 de la mañana, fuera de la hora del toque de queda de su secta. Lan Xichen era consciente de que estaba rompiendo muchas reglas del Muro, pero eso realmente no importaba. No cuando su prioridad era la vida de alguien importante.

Rompió barreras espirituales, corrió, hizo ruido, despertó gente de su sueño, trajo extraños a la secta sin autorización, deambuló fuera de los Recesos de las Nubes a horas indebidas y un largo etcétera.

De la noche a la mañana, Zewu-Jun se había convertido en todo un revoltoso.

—¡WEI WUXIAN! ¿QUÉ DEMONIOS PASA AHORA? —La voz de Lan Qiren resonó por los pasillos, demasiado acostumbrado a las travesuras del esposo de su sobrino. Se quedó mudo de impresión al ver que el infractor era de hecho el Primer Jade.

—Aiyaah~ Yo no hice nada esta vez, lo juro~ —Wei Ying había asomado por la puerta del Jingshi, desalineado y en una situación claramente no muy… apta para los ojos del público, debido a la ausencia casi total de túnicas y a las marcas que cubrían su cuello. Pero ni siquiera por eso fue regañado.

—Shufu, esta es una emergencia. —Declaró Lan Xichen gravemente, acercándose más, mientras las linternas lo alumbraban mejor. Fue el turno de Wei Wuxian de palidecer y guardar un silencio sepulcral, porque esperaba que ese cuerpo maltrecho que veía acurrucado en los brazos de Lan Xichen solo fuera un truco de la luz, un juego para sus ojos.

Una horrible mentira.

—Si no hacemos algo pronto, Wanyin podría morir.

Notes:

OMG llegamos a lo fuerte, lo heavy, lo tremendo, LO INTENSO AJSHGVDHAGSDJASHDB Dios, no tienen idea de lo MUCHO que disfruté escribir todo esto y ajhdbgvdhasd <3 En fin, sí, no me sentí muy confiada para crear personajes originales para ser discípulos de Yunmeng Jiang, así que pedí prestados a Ning Yingying y a Ming Fan de SVSSS para hacer sus pequeñas apariciones estelares uwu~ ¿Qué les parece? :3 No serán personajes demasiado relevantes, pero sí le darán más sazón y sabor a Yunmeng Jiang jsjsjs. Aquí, ambos son cultivadores guerreros y adoran a Jiang Cheng tanto como lo hacían con su Shizun en su historia original <3 En fin, se viene Yunmeng Bros feels, así que alisten los pañuelos y eso, no se olviden que Kaffe los quiere mucho y les agradece por leer y apoyar esta humilde historia uwu~