Actions

Work Header

Vacío

Summary:

Todo lo que Sasuke había rechazado de si mismo en el pasado, todo lo que había odiado, de lo que se había deshecho, era justo lo que necesitaba en ese momento, lo que más anhelaba y lo que ya no era capaz de tener.

Era un omega incompleto, uno completamente vacío.

Notes:

(See the end of the work for notes.)

Chapter 1: Prólogo

Chapter Text

La noche había bajado la temperatura, el aire fresco era un alivio para cualquier aldeano luego de haber trabajado bajo el sol de verano durante el día, Konoha disfrutaba de un tiempo de paz como nunca antes, parecían días muy lejanos aquellos que fueron llenos de guerra, sobre todo cuando los niños podían salir a las calles a jugar con tranquilidad en vez de pasar por largas horas de entrenamientos y misiones nocturnas.

Definitivamente el mundo había conseguido el descanso que necesitaba luego de tanto dolor y pérdida y eso se reflejaba en el rostro de todos, había más sonrisas, más alegría en el aire y aunque muchos aún cargaban con fantasmas del pasado, no eran lo suficientemente grandes como para robarles la calma.

O por lo menos así era para la mayoría, porque todos habían sufrido a causa de la guerra, pero había quienes habían perdido aún mucho antes de aquello, había aún personas que parecían haber nacido bajo algún tipo de estrella destinada al dolor. Sasuke Uchiha era tristemente la mejor prueba de aquello.

Si lo pensaba detenidamente, toda su vida parecía una burla, una cruel ironía que iba en aumento con el paso de los años, había una venganza de la cual no estaba seguro haber conseguido algo, había asesinado a Itachi solo para descubrir que su hermano había sido el villano de una historia mal contada y entonces, cambió de objetivo, quería castigar a aquellos que habían orillado a su hermano a tomar decisiones tan radicales cuando en realidad quien sentía que era merecedor del mayor de los castigos era él mismo.

La burla no terminaba ahí, porque en el proceso había hecho tantas cosas de las cuales sentía tanta vergüenza, tantos crímenes y errores pero, tal vez, lo más grave fue haber despreciado el amor de las personas que iban tras de él, el cariño de Sakura, la preocupación de Kakashi y sobre todo el amor de Naruto.

Le había costado mucho entenderlo y un poco más aceptar, que por muy asfixiante que fuera el decirlo en voz alta, le correspondía.

Lo amaba de una manera que no era fácil entender ni aceptar, porque se suponía que el amor no debía ser así, no debía de ser doloroso ni agotador pero esas dos palabras eran justo lo que describía a la perfección los años de constante anhelo y persecución que ellos habían protagonizado.

Y al final ahí estaban, sabiendo que el uno no podía existir sin el otro.

Pero de nuevo, la ironía le escupía en la cara y se reía de él porque a pesar de tantas cosas vividas, nunca se había sentido tan desolado, humillado y herido como ahora y de nuevo, el único culpable era él mismo.

Había rechazado su propia naturaleza desde que tuvo uso de razón, había nacido con un orgullo alto, un carácter obstinado y siendo un niño no estaba dispuesto a doblegarse ante ninguna ley o tradición, aún cuando había nacido en una de las familias más tradicionales de Konoha siendo un omega, el único omega masculino en muchos años.

Y ahora, siendo adulto, todo aquello que había rechazado, aquello que había perdido, era lo mismo que más añoraba, aquello que le hacía falta a ambos, lo único de lo que ya no era capaz.

Chapter 2: Libertad

Notes:

Disfruta la lectura! Estaré subiendo los capítulos pronto para ponerme al día con los que ya están arriba en la plataforma naranja. :)

Chapter Text

La libertad se sentía... abrumadora.

La había deseado, aún sabiendo lo que conllevaba y ahora que la tenía era difícil saber que hacer con ella. Habían sido dos años, le habían parecido de hecho pocos considerando la gravedad de sus crímenes, pero ante la intervención de personas que ahora eran consideradas héroes de la aldea, dos años en prisión habían sido su sentencia.

Por supuesto que después de esos dos años venían las citas semanales con los consejeros de libertad, los informes al Hokage, las inspecciones sorpresa a su hogar y la lista larga de misiones a las cuales no podía negarse, eran su forma de retribuir a la aldea el daño que había causado, pero aún con todo eso a Sasuke le parecía extraña la sensación de salir de su celda, de ver la luz de sol y sentirla sobre su piel.

-¿Dos años encerrado te frieron el cerebro?

La irritante voz de Naruto le hizo al fin apartar la mirada de su propia mano, la había estirado para sentir el sol y la había observado un largo tiempo sin darse cuenta, dirigió entonces su mirada al dueño de la voz ronca y molesta pero antes de poder contestar cualquier cosa sintió su garganta secarse.

Naruto le estaba sonriendo, esa sonrisa grande que parecía calentar aún más que el sol que había estado sintiendo segundos atrás sobre la palma de su mano.

-Eres libre Sasuke, al fin saliste, deberías verte más feliz, podemos ir a celebrarlo yendo a comer a...

-Quiero ir a casa

Le cortó la frase, no quería arruinarle la felicidad de la celebración pero luego de dos años de encierro al fin reconoció que había algo que deseaba, un baño caliente y luego tal vez solo escucharlo hablar a él mientras compartían un almuerzo casero.

-Aunque supongo que no tengo una

Completó la frase ante el silencio de su acompañante, sin embargo éste volvió a sonreir.

-Que tonto, claro que la tienes, estuve dos años preparando esto.

No pudo evitar sonreir, casi de manera imperceptible, como solo a él le quedaba pero definitivamente feliz de lo que escuchaba.

El camino a casa de Naruto fue tranquilo, habían caminado por calles poco concurridas, no era tonto, sabía el porque habían tomado ese camino, podía que Naruto y personas cercanas como Sakura y Kakashi le hubieran perdonado pero el resto de Konoha tenía muchos motivos para guardarle rencor, evitar el contacto con otros aldeanos era la forma de Naruto de protegerlo. No es como que Sasuke no estuviera preparado para escuchar reclamos o insultos, sabía que los merecía, pero aún así agradecía el gesto, en ese momento solo quería estar con él.

Al llegar a casa, Sasuke sintió un deja vú, nunca había estado en ese departamento y sin embargo se le hacía familiar, Naruto había hablado tanto de ese espacio cuando iba a visitarlo a prisión que prácticamente sentía que llevaba tiempo viviendo ahí.

-¿Y bien, qué te parece?

Sasuke miró alrededor, pero lejos de impresionarse por los muebles o las alfombras, su vista se quedó pegada a una vieja fotografía que conocía bien, la imagen del antiguo equipo 7 enmarcada en la pared le hizo sonreir de nueva cuenta.

-Aceptable, honestamente creí que habría botes vacíos de ramen sobre la mesa

-Es que limpié ayer para ti

-Me conmueves

El sarcasmo en sus palabras salía de forma natural, tanto que cualquiera podría pensar que Sasuke realmente estaba completamente desinteresado en la atención de Naruto, pero no él, en su lugar, el futuro Hokage comenzó a reir como si hubiera estado conteniendo la risa desde hacía rato, en respuesta Sasuke sonrió de una forma más amplia, una manera que solo se permitía con pocas personas.

-Ven te enseño donde está el baño

El agua tibia sobre su piel fue un alivio, poder lavar su cabello de una forma apropiada le dio una sensación de libertad mucho más grande que el haber perdido las esposas con las que era trasladado dentro de la prisión y ante el regocijo del momento, sin percatarse y después de mucho tiempo, su aroma natural fue expuesto, el baño se inundó de una fragancia a té verde.

A Sasuke a veces le parecía ajeno su propio aroma. Después de tantos años suprimiendo cualquier rastro que lo delatara como un omega le hacía olvidar a él mismo que lo era.

Nunca había estado contento con la revelación de su segundo género, únicamente le había traído problemas, le había hecho ser subestimado y al mismo tiempo le había hecho esforzarse el doble a comparación de cualquier otro.

Cuando era un niño y estudiaba en la academia todos elogiaban sus increíbles habilidades, como si hubiese nacido sabiendo pelear y lanzar kunais, la realidad era que mientras que todos los demás niños descansaban después de clases, él continuaba entrenando hasta que su cuerpo colapsara, no podía permitirse fallar, no podía permitirse debilidad, no dejaría que el ser un omega dictara su destino, costara lo que costara.

El pensamiento le hizo llevar una mano a su abdomen y bajarla lentamente pero antes de que la punta de sus dedos tocara el recuerdo de su sacrificio se detuvo, no había necesidad de recordar.

Cuando salió del baño escuchó una voz femenina venir de la sala del departamento, no había necesidad de preguntar quien era la visita, era obvio.

-¡Bienvenido, Sasuke!

La voz animada de Sakura le recibió apenas puso un pie en el área y pronto la tenía con los brazos rodeándole el torso, pensó en todas las veces que la había apartado, que la había humillado y lastimado y por un momento se sintió indigno de recibir el cariño que se le ofrecía, sin embargo, levantar la mirada fue lo único que hizo falta para que el pensamiento se disipara, sus ojos se habían topado con los azules de Naruto, le sonreía y le alentaba silenciosamente a aceptar aquel abrazo, entonces lo hizo, abrazó de regreso el cuerpo femenino que tenía pegado al suyo, fue un contacto torpe pero para ambos era suficiente, ambos sabían que era mucho más de lo que Sasuke había ofrecido en años.

Después de aquello, los tres compartieron un almuerzo en el departamento, quería decir que era como regresar a la época en que eran unos recién graduados, pero la verdad es que era mejor, en aquel entonces, por mucho que se esforzara por aparentar felicidad, por dentro seguía sintiendo un odio abrasador que envolvía su corazón, después de tantos años, después de tanto dolor y guerra, ahora al fin se sentía en paz.

-No puedes ser un ermitaño siempre y resguardarte aquí, por hoy lo dejaré pasar porque acabas de salir del encierro, pero a la siguiente tendrás que aceptar reunirte con todos, no aceptaré un no por respuesta.

Tanto Sasuke como Naruto creyeron en esa amenaza, sabían de sobra que su amiga tenía de sobra la fuerza como para cargar a cada uno de ellos bajo cada brazo y llevarlos a donde quisiera.

-Iré, lo prometo.

Sakura se marchó satisfecha al escucharlo y de nuevo ambos quedaron a solas en el lugar. Los términos sobre en qué punto estaban parados no eran claros, luego de haber combatido dos años atrás, luego de haber sido encerrado por dos años, habían hablado de ellos, habían confesado sus sentimientos y no habían puesto nombre a nada, era difícil formalizar una relación cuando una de las partes estaba encerrada en prisión.

No habían compartido besos, ni caricias, no se habían tomado de las manos, ni jurado amor de ninguna manera, ¿acaso era necesario siquiera?, luego de haber pasado por tanto, ¿era necesario todo aquello?

La respuesta estuvo clara cuando Naruto se le acercó invadiendo por completo su espacio personal, Naruto era un alfa, Sasuke era un omega, lo normal habría sido que su instinto le hiciera retroceder un paso ante la presencia de un alfa, pero Sasuke había perdido cualquier instinto de omega hacía mucho, se mantuvo firme, mirando directamente el azul de los ojos que tenía frente de él.

-Estás aqui.

No era un "te amo", pero para Sasuke significaba lo mismo, estar ahí era lo que Naruto siempre había querido de él, era lo que él había deseado por años y se había negado por perseguir sus ambiciones, pero ahora, estaba ahí, ambos lo estaban.

Fue Sasuke quien terminó por eliminar la distancia que los separaba, siempre había sido mejor con las acciones que con las palabras y aunque en ese momento sus actos también eran nuevos, quería intentarlo.
La necesidad de besar a un alfa, de tocarlo y ser tocado, una necesidad primitiva que él había enterrado en el sitio más profundo de su interior, estaba dispuesto a dejarla salir si era con él, con la persona que había dado todo por traerlo de regreso.

Aún con la inexperiencia presente, la tarde se les va en atenciones al cuerpo del otro, las formas y los aromas que habían conocido por batallas eran redescubiertas desde una nueva perspectiva, una más íntima y personal que había estado siempre destinada a ser compartida únicamente entre ellos.

Cuando la noche cae y la luna se muestra en su forma completa a lo alto en el cielo, ambos quedan rendidos sobre la cama, sus cuerpos desnudos descansando uno junto al otro en una armonía silenciosa. Al parecer las emociones del día traían a Sasuke más agotado de lo que había previsto y fue el primero en cerrar los ojos y dejar que el sueño se llevara su conciencia, Naruto se quedó entonces mirándole dormir, la forma en que su pecho subía y bajaba lentamente con su respiración, acomodó suavemente algunos mechones de cabello que le cubrían el rostro y luego bajó la mirada hasta encontrar algo que había robado su atención momentos atrás mientras cubría de besos aquella piel.

Naruto sabía de sobra que las marcas y cicatrices sobre el cuerpo de un ninja a veces eran imposibles de contar, su cuerpo propio era ejemplo de aquello, no era de extrañar que el cuerpo de Sasuke estuviese en las mismas condiciones, sin embargo, esa cicatriz era mucho más grande que cualquier otra, la tocó con la punta de sus dedos, estaba en su vientre, unos centímetros más abajo del ombligo, a primera instancia parecía haber sido hecha con un arma blanca, un kunai tal vez, era una línea gruesa horizontal y alrededor había ramificaciones que se expandían en todas direcciones, como si un rayo hubiese impactado en ese lugar.

Sasuke se removió ligeramente entre sueños y Naruto retiró la mano para luego cubrir el cuerpo de ambos con las sábanas, la vida había sido dura con ambos, se había burlado de ellos una y otra vez, los había puesto a prueba sin descanso, pero ahora, ahora estaban juntos para enfrentar cualquier cosa que intentara derrumbarlos.

Chapter 3: Anhelo

Notes:

Muchas gracias a todos los que están leyendo mi historia!
Espero que disfruten el capítulo!

Chapter Text

Si lo pensaba detenidamente, no había abandonado la prisión, por lo menos no del todo, únicamente había expandido el territorio que lo contenía, aunque honestamente, no estaba enojado por la revelación, solo hizo nota mental de la situación al estar parado frente al actual Hokage.

La mañana después de su liberación se sentía fuera de lugar, veinticuatro horas antes había despertado en su celda de siempre, ahora lo hacía en una cama de sábanas blancas con rayos de sol filtrándose por la ventana y posándose en su mejilla.

Se sentó en la cama y miró alrededor de la habitación, no había muchas cosas además de lo esencial, recordó que a diferencia suya, Naruto había nacido y crecido sin conocer una familia, debía de estar acostumbrado a la vida austera, no le molestaba, nunca había sido alguien de muchas pertenencias tampoco, o por lo menos lo había dejado de ser luego de la muerte de su clan.

Sus pensamientos fueron interrumpidos por un ruido estridente que venía de la cocina y la inconfundible voz de Naruto quejándose de alguna tontería.

Al salir de la habitación lo encontró en medio de una batalla contra la sartén que expulsaba gotas de aceite hirviendo en todas direcciones.

-¡No te acerques! ¡Está fuera de control!

La mueca de disgusto en su rostro fue incontrolable, solo ese sujeto era capaz de armar un escenario como ese a esas horas de la mañana, vaya futuro Hokage.

Con movimientos lentos se acercó a la estufa y bajó la intensidad del fuego hasta que el aceite dejó de salpicar.

-No se porqué me sorprendo de que no puedas ni siquiera preparar un par de huevos fritos.

-¡Se como se hace, solo no se controlar el aceite!

Sasuke no admitiría nunca que a pesar de lo ridículo de la situación, estaba realmente feliz de tener un despertar como ese, en su lugar rodó los ojos y se dio la vuelta.

-Más te vale no quemarlos, me gustan en término medio.

No se quedó para escuchar cualquier queja en forma de gritos, en su lugar, se dirigió a tomar un baño y a cambiarse de ropa.

Una vez que ambos estuvieron en la mesa tuvo que admitir que a pesar de todo, la comida tenía un buen sabor, tal vez Naruto no era tan mal cocinero o simplemente era que estaba disfrutando de desayunar sentados en la misma mesa, lo que fuera, lo hacía feliz.

-¿Estás listo?, él te está esperando.

Honestamente, no. No se sentía listo para mirar de frente a Kakashi, no porque fuera el nuevo Hokage, sino porque era su antiguo maestro, quien le había enseñado el manejo del Chidori y a quien le había fallado como alumno, sin embargo sabía que el momento llegaría.

El camino hacia la torre del Hokage fue interesante, las personas más despistadas le sonreían al pasar caminando junto al gran héroe de la aldea, los que claramente reconocían su identidad murmuraban sin dejar de verlo pero sin atreverse a acercarse, era molesto pero también era una reacción a la que estaba acostumbrado, fingir que no se daba cuenta cuando todos hablaban a su espalda era algo que había hecho desde que era un niño, Naruto por su parte, estaba demasiado animado hablando de mil y un cosas que habían cambiado en Konoha y que quería enseñarle apenas hubiera la oportunidad.

El edificio del Hokage era muy parecido al anterior, muchas cosas habían cambiado considerando que la aldea había sido arrasada en un ataque terrorista por parte de un miembro de Akatsuki, no había estado ahí pero había escuchado que el daño había sido monumental y podía notarlo al ver apenas unos cuantos edificios antiguos aún en pie, prácticamente toda la aldea era nueva.

Lo que definitivamente no había cambiado era su gente, reconoció cada rostro al entrar al edificio y caminar por sus pasillos, o por lo menos casi todos.

-Yui, ¿te escapaste de Shikamaru de nuevo?

Había una niña de tal vez dos o tres años enfrente de Sasuke, lo miraba fijamente con sus grandes ojos negros, justo como cualquier niño miraría a alguien desconocido. Naruto se había agachado para igual la altura de la niña al hablarle, Sasuke por su parte analizaba detenidamente la forma de sus ojos y por supuesto, el color platino de su cabello. Sintió una punzada en su pecho, un sentimiento que nunca había experimentado y que no supo identificar en ese momento.

-Hija de Kakashi supongo.

Habló al fin, lo recordaba, Naruto le había contado en una de sus visitas a prisión, que su antiguo maestro y ahora Hokage se había casado con Iruka apenas unas semanas luego de la gran guerra, también recordaba cuando le dieron la noticia del nacimiento de la niña, pero verla ahí de frente le hacía darse cuenta del tiempo que había estado aislado.

-Por Dios, vas a hacer que me despidan un día de estos, ¿por qué todas las personas del sexo femenino con las que me relaciono son así de tercas?

La voz cansada de Shikamaru les llegó por detrás, se abrió camino entre ellos hasta llegar con la pequeña a quien tomó en sus brazos.

-Le quité la vista dos segundos y desapareció, realmente tiene talento para ser una ninja cuando crezca, vamos, el Hokage los espera y bienvenido de vuelta, Sasuke.

Shikamaru Nara trabajaba como algún tipo de asistente para el Hokage aunque todos sabían que él estaba ahí para aprender y tomar el lugar de consejero en el momento en que Naruto relevara al sexto.

-Naruto y Sasuke Uchiha están aquí.

Anunció apenas puso un pie dentro de la oficina del Hokage.

-Y Yui llegó a su límite de aburrimiento, la llevaré de regreso con Iruka, dile adiós a papá.

Sasuke miró a la niña mover una mano en señal de despedida y la forma en que Kakashi se acercó para darle un abrazo rápido antes de verla marchar en brazos de Shikamaru.

-Yo creí que había pagado mi cuota de niños inquietos luego de ustedes pero apenas Yui aprendió a caminar y se volvió imposible tenerla en un solo lugar.

Kakashi Hatake no parecía haber envejecido, o por lo menos lo que dejaba ver de su rostro, su voz sonaba igual que antes y continuaba moviéndose a su propio ritmo.

-¿Qué tal tu primera noche libre?

Sasuke esperó a verlo tomar asiento detrás de su escritorio antes de hablar.

-Estuvo bien.

Kakashi soltó un suspiro imperceptible ante la falta de palabras de su antiguo alumno, aunque claro, él siempre había sido así.

-Supongo que te explicaron los términos de tu liberación, si tienes alguna duda puedes...

-Una vez a la semana me reporto con el consejero, una vez al mes contigo, no tengo permitido salir de la aldea o acercarme al antiguo territorio Uchiha sin una escolta designada por el Hokage, se me asignarán misiones y recibiré un pago por ellas, los movimientos de dinero que realice serán monitoreados y recibiré inspecciones sorpresas en casa.

Si, definitivamente la prisión había expandido sus muros, cada movimiento que hiciera sería registrado y evaluado, ¿podía culparlos? Había abandonado la aldea, había cometido crímenes, había participado en actos terroristas, no, no podía culparlos.

-¿Tienes alguna queja con eso?

-No, sería ingenuo de parte de Konoha no ser precavidos conmigo, sin embargo puedo decírtelo a ti directamente, no está en mis planes irme o atacar de nuevo este lugar, quiero protegerlo, si necesitan ponerme una correa para probar mi lealtad, está bien, la llevaré.

Podía sentir la mirada fija de Naruto sobre él, posiblemente sus palabras se habían escuchado más agresivas de lo que hubiese planeado, pero quería dejar en claro cuales eran sus intenciones.

-Espero que pronto dejes de sentirte con una correa en el cuello, a decir verdad todos están felices de tenerte de vuelta, por lo pronto será bueno para ti comenzar a familiarizarte con la aldea de nuevo, aún necesitamos manos para el levantamiento de algunas zonas en ruinas.

Kakashi le extendió un pergamino, los datos de a donde debía dirigirse estaban ahí.

-Un miembro ANBU te acompañará durante el día, Sasuke, realmente me da gusto verte aquí.

Sasuke miró al miembro de ANBU que ya lo esperaba junto a la puerta, la clásica máscara blanca con rostro de animal cubría su identidad.

-Naruto, tú quédate, tenemos asuntos que discutir.

Intercambió una mirada con Naruto, de alguna manera se sintió más confiado para marcharse luego de eso, suponía que era algún tipo de reacción biológica, había compartido intimidad con él, no se habían marcado pero el vínculo entre ellos era claro, odiaba admitirlo, pero todo en él, su mente, su alma, su cuerpo, todo había aceptado a Naruto como su alfa.

Las indicaciones en el pergamino eran claras y sencillas, en el límite sur de la aldea aún había una zona deshabitada, se habían encontrado trampas ninja, explosivos y sellos que se activaban ante el más mínimo movimiento, era una zona que claramente había sido testigo de la guerra y que ahora urgía ser rehabilitada, la aldea se estaba expandiendo después de todo, su función ahí era localizar cualquier peligro y neutralizarlo antes de que el equipo de construcción entrara con herramientas para trabajar.

Al llegar a la zona pudo notar dos cosas, que estaba en peor estado del que esperaba y que un par de trabajadores estaban por cometer un grave error.

-¡Alto!

Gritó mientras se apresuraba a detener al par de hombres que estaban a punto de levantar un tronco.

-Es una trampa de armas, si lo mueven una lluvia de kunais saldrá disparada hacia ustedes

-Tú debes ser Sasuke Uchiha, nos dijeron que vendrías a ayudar hoy con este tema, gracias por la advertencia.

Un hombre joven, posiblemente de su misma edad se acercó a él y le extendió la mano para saludarlo, correspondió al gesto pensando que debía de ser del grupo de personas despistadas que no sabía quien era en realidad.

-Mi nombre es Ren, Ren Hyuga, estoy a cargo del equipo de construcción.

¿Hyuga?, claramente no tenía los ojos perlados de ese clan, un matrimonio político suponía, Ren era un alfa, se notaba enseguida, para su edad y no ser un ninja, posiblemente nadie en su familia lo era, por lo que al casarse con alguien del clan Hyuga lo más lógico era que él adoptara el apellido del clan, los Hyuga no dejarían que alguien de su linaje rechazara la seguridad y beneficios que le daba su nombre por casarse con alguien "inferior".

-Contamos contigo Sasuke, indícanos que hacer y mis hombres se pondrán a trabajar.

Bueno, el chisme de relaciones nunca había sido su fuerte, él estaba ahí para trabajar de todas formas y se enfocaría en eso.

El día se fue bastante rápido, el trabajo era pesado pero no insoportable, si alguien tenía un problema con su presencia no se lo hicieron saber, en su lugar todos cooperaban obedientemente con sus órdenes y las de Ren, tal vez lo único que le incomodaba era la presencia de aquel ANBU, quien se había mantenido en completo silencio y apartado de todos, simplemente siguiendo cada movimiento y acción de Sasuke, tendría que acostumbrarse a él, posiblemente lo tendría bastante tiempo cerca de ahora en adelante.

Cuando el sol comenzó a ocultarse y todos comenzaron a prepararse para marcharse, Sasuke escuchó una voz inconfundible que se acercaba hacia su posición.

-¡Sasukeeee, oooooi!

Naruto llegaba con su típica sonrisa mientras movía una mano en el aire.

-Te escuché desde hace un kilómetro atrás, no era necesario tanto grito.

No era afectuoso, pero era su forma de saludarle.

-Terminó el día de trabajo, hora de ir a casa, podemos pasar a cenar algo antes a Ichiraku, tienes que ver su nuevo local, es más grande y ampliaron su menú.

Sasuke dejó a Naruto hablando mientras miraba alrededor, el ANBU ya no estaba y el grupo de trabajadores se alejaba en una dirección opuesta, suponía que ahora que Naruto estaba ahí no necesitaba supervisión de nadie más.

-Bien, tendrás que invitarme, te recuerdo que aún no tengo dinero.

Debía admitir que el sabor del ramen de Ichiraku le supo a uno de los mejores platillos que había probado en su vida, la última vez que había comido algo de ahí era apenas un chiquillo, había sido antes de irse de la aldea, no tenía idea de cuanto lo extrañaba.

Volver a casa con Naruto también fue agradable, como siempre su acompañante hablaba sin encontrar final de su capacidad comunicativa y si él hubiese sido un poco más expresivo también le hubiese contado de principio a fin todo lo que había hecho, en su lugar se atrevió a tomar una de las manos ajenas mientras caminaban.

Agradeció que no hubo comentarios ni mucho alboroto ante la acción, Naruto había callado un par de segundos al sentir su mano ser tomada pero había vuelto a hablar mientras deslizaba sus dedos entre los contrarios para afianzar el agarre, se sentía como si andar tomados de las manos era algo que habían hecho desde siempre, se sentía correcto.

El baño que tomó al llegar a casa también fue un nuevo descubrimiento, llevaba demasiado tiempo sin recordar como era tener el cuerpo cansado por un día de trabajo para luego relajarse en agua tibia.

-Pareces bastante cómodo con esto.

Mencionó mientras se señalaba el brazo prostético que tenía, había salido de bañarse e intentaba secarse el cabello con un movimiento algo torpe, Naruto tenía uno igual pero mientras que él parecía completamente natural al moverlo, para Sasuke era diferente, no se sentía del todo cómodo con un miembro extraño unido a su cuerpo.

-Tuve más oportunidades de practicar con él.

Respondió mientras se acercaba a él para tomar la toalla de manos de Sasuke y hacerle tomar asiento en la cama para luego proceder a secarle el cabello.

Era cierto, Naruto había recibido la prótesis en el hospital, había recibido numerosas sesiones de fisioterapia para adaptarse, él por su parte recibió la suya tiempo después, cuando todos estaban solo un poco más seguros de que darle un brazo nuevo no significaría armarlo con más posibilidades de escapar, tampoco hubo mucha terapia para recuperar la movilidad, le habían explicado que hacer para acostumbrarse a él y eso había sido todo.

-Kakashi, ¿qué quería hablar contigo?

Preguntó mientras cerraba los ojos dejando que Naruto secara su cabello, la atención comenzaba a relajarlo.

-Darme indicaciones, me está preparando para cuando tome su lugar como Hokage, también quería decirme que tengo que hablar con el consejo en un mes, detesto hablar con esos ancianos.

-Es parte del trabajo del Hokage, es tu sueño, viene incluido.

-Bueno, aún le quedan algunos años a Kakashi en el puesto, debería poder saltarme las reuniones aburridas con ellos mientras tanto, pero al parecer quieren verme específicamente a mi.

Quién lo diría, el niño que fue la burla de su generación en la academia ahora era solicitado por el mismísimo consejo para discutir temas de su futura promoción a Hokage, las vueltas que daba la vida, estaba orgulloso de él, de ser su amigo, rival y de ser su omega.

-Como sea, ¿recuerdas que Sakura te amenazó con la reunión de todos?, se hará al finalizar la semana así que prepárate, no podrás escaparte de esta.

-Ahh... Comienzo a extrañar la prisión.

La semana pasó con prisa, la nueva rutina no era difícil de cumplir, después de ese primer día había comenzado a levantarse más temprano, salir a entrenar con Naruto quien se la había unido sin saber si era por hacerle compañía o por la costumbre de rivalizar en todo, un baño y un desayuno antes de irse a la zona en construcción.

El trabajar entre personas que no eran ninjas le estaba ayudando más de lo que quisiera admitir, era obvia su falta de habilidades para relacionarse en general, hacerlo con gente que además no tenían nada que ver con su el mundo ninja parecía darle una nueva perspectiva acerca de la comunidad, la forma en que buscaban solucionar sus problemas sin optar por un camino de violencia, uno que se estaba esforzando por aprender, ese tipo de cosas le ayudaban a comprender un poco más acerca del anhelo de Naruto de proteger a toda la aldea.

Por otro lado, tener que convivir con los rostros de su pasado, ver de frente a las personas con las que había crecido y fingir que todo estaba bien entre ellos aun cuando los había despreciado sin cansancio, no, eso era una cosa completamente distinta.

-Esta reunión es ridícula

Mencionó cuando ya se encontraba camino al punto de encuentro junto con Naruto.

-Ehhh, ¿miedo de ver a tus antiguos compañeros?, quién diría que te volviste un cachorro asustadizo.

Por supuesto que sabía que Naruto lo estaba molestando a propósito y por supuesto que cedió, no era su intención hacerlo pero para cuando se dio cuenta ya estaba corriendo en una competencia con el hombre rubio para probar... honestamente no sabía lo que intentaba probar, pero la rivalidad entre ellos estaba grabada con fuego en su sangre.

En las afueras de un restaurante de carne, Shikamaru Nara y Choji Akimichi compartían el tiempo mientras uno de ellos iba ya por su segundo cigarro.

-¿Qué acaso esos de ahi no son?...

Shikamaru no necesitó escuchar la pregunta de su amigo completa, dio una última calada a antes de apagar el cigarrillo y ver como Naruto se caía completamente de cara enfrente de él y a Sasuke simplemente deteniéndose frente a ellos con la elegancia de siempre.

-Sakura estaba a punto de salir a buscarlos, ya entren antes de que comience a romper mesas.

El numeroso grupo de amigos había pedido una sala privada y al entrar una ola de gritos y saludos recibió a Sasuke, no estaba cómodo pero hizo lo posible por mantenerse cortés.

La mesa estaba llena aunque no estaba seguro de quienes se suponían que debían estar presentes, identificó a los más obvios, Sakura e Ino sentadas juntas, Choji que había entrado de nuevo con él y Naruto y que ahora ya estaba sentado poniendo carne en la parrilla.

Rock Lee y Tenten estaban en el otro extremo de la mesa y frente a ellos Kiba y Shino.

-¿Por que aún no entra Shikamaru?

Preguntó Ino con la voz mandona de siempre.

-Está esperando a Temari, estaba regresando de una misión.

Justo siendo el tema principal de la plática Shikamaru y Temari entraron al salón tomados de la mano, Sasuke los miró discretamente, recordó que Naruto le habló sobre su boda hacía ya casi un año atrás.

Una nueva punzada en su pecho, parecida a la que había sentido al ver a la hija de Kakashi, se llevó una mano al hombro izquierdo intentando relajarse.

-¿Ahora si estamos todos?

Escuchó a Sakura preguntar mientras recorría la mesa con la mirada.

-¿En dónde están Sai y Hinata?

-Sai está en una misión, lo llamaron de último momento.

Contestó esta vez Ino.

-Hinata no viene, está ocupada.

Informó Kiba.

-¿De nuevo? Ya nunca sale con nosotros

Se quejó TenTen haciendo que Temari enseguida tomara la palabra.

-Es normal, tiene dos hijos que cuidar ahora.

-Bueno, no se puede hacer nada con eso, hagamos el brindis entonces, por el regreso de Sasuke y los nuevos comienzos.

Escuchó la respuesta de Naruto e incluso levantó la bebida que le habían servido en un intento de integrarse al momento aunque la verdad, su mente estaba en otro sitio, se sentía ajeno a ese lugar, a esas personas, los conocía, había crecido con la mayoría de ellos y aún así, todos parecían estar en una página completamente diferente.

Escuchó las pláticas de a su alrededor, Ino habló sobre su futura boda con Sai, Shino hablaba sobre la capacitación que tomaba para convertirse en profesor de la academia y TenTen sobre una tienda de armas ninjas recién abierta.

-La chica Hyuga...

Preguntó en voz baja hacia Naruto quien enseguida le prestó atención.

-¿Hinata? Se casó hace año y medio con el jefe de construcción, debes conocerlo, trabajas con él.

Así que Ren se había casado con la princesa del clan Hyuga, que interesante, el hombre le agradaba pero de nuevo, no era nada especial, ¿qué estaba pensando Hiashi Hyuga al dejar que su hija mayor se casara con él? Sin embargo, Ren parecía feliz, le había escuchado hablar un par de veces de su maravillosa esposa, de sus gemelos de un año, ¿era posible tener una vida tan tranquila al casarse con la heredera de un clan tan problemático?

¿Podía él aspirar a algo así?...

Miró a Naruto quien ya se había integrado de nuevo a la plática, una mano suya bajó directamente a su vientre. Ahhh Así que era eso, anhelo.

Sin embargo, uno no vive de sueños y anhelos, sobre todo cuando sabes desde el inicio que no puedes alcanzarlos.

El aire se sintió más denso y la cabeza le dio vueltas, las memorias que más quería enterrar pasaban una tras de otras en recuerdos dolorosos. Se puso de pie y salió del restaurante sin importarle las voces que lo llamaban.

El aire fresco de la noche le ayudó a calmarse, escuchó pasos acercándose y supo enseguida de quien se trataba, el aroma lo delataba.

No estaba seguro de si tenía sentido, pero para él, Naruto olía a un día soleado y a la brisa de viento fresco en los campos de flores. Naruto era el sol.

-No me pidas volver ahí, cumplí, ya vine, puedo marcharme ahora

Naruto no respondió enseguida, en su lugar le pasó un brazo por encima de los hombros.

-Quiero comer dangos.

Así, sin más, ambos comenzaron a alejarse del restaurante. ¿Debía decir algo?, ¿disculparse?, ¿regresar?

-¿Por qué no dices nada?, ¿qué es lo que quieres haga? Es difícil estar sentado ahí y fingir que somos amigos, son casi unos desconocidos para mi, se que tú los quieres pero yo... pero yo

Sasuke estalló en un discurso que ni él sabía que tenía guardado y llegó a un punto en que simplemente no sabía que más soltar.

-No espero que hagas nada. Sasuke... gracias por el esfuerzo, en serio, pero no tienes que hacerlo por ellos, por Sakura, ni siquiera por mi, si vas a hacer algo que sea porque así lo quieres tú. No voy a obligarte a ser alguien que no eres.

Las palabras de Naruto lo calmaron, el ruido en su cabeza se apagó por un momento, ¿pero hasta cuando?, en algún momento Naruto iba a darse cuenta de lo que realmente significaba aceptarlo como realmente era, lo que no sabía es si él estaba listo para afrontar las consecuencias.

Chapter 4: Nuevo Yo

Chapter Text

-Tomemos un descanso, hora de comer

La voz de Ren, el jefe de construcción hizo que Sasuke levantara la mirada, llevaba ya tres semanas trabajando con el equipo, había comenzado como un trabajo para asegurar que no hubiera trampas ninjas en el área y ahora también había estado ayudando directamente en la construcción, no era como si supiera mucho del tema pero aprendía rápido y estaba seguro que no le asignarían misiones reales hasta que no probara que no era un peligro para nadie.

Tomó asiento en solitario y tomó uno de los onigiris que había llevado para comer, miraba al resto del equipo comiendo juntos más adelante y luego vio al miembro de ANBU que lo custodiaba, como siempre a la distancia, sin interrumpir a nadie.

-La gran jefa está aquí.

Regresó la mirada hacia las voces y vio como Hinata Hyuga aparecía llevando con ella un par de paquetes de comida envueltos.

Podía notar el cariño del personal hacia la mujer en como la saludaban y ella les correspondía con una sonrisa, la vio acercarse a su esposo y darle uno de los paquetes mientras intercambiaban algunas palabras. Ren se veía diferente con ella cerca, más relajado, ¿Naruto se vería así para los demás cuando estaba con él?

La plática entre la pareja se vio interrumpida cuando un trabajador se acercó a habló con Ren y aprovechando el momento, Hinata comenzó a caminar acercándose esta vez a él, cuando la tuvo más cerca pudo sentir el aroma a lavanda que desprendía, se veía más madura y con mucha más confianza de la que le recordaba.

-Traje un almuerzo también para ti.

La miró extenderle el paquete y lo tomó extrañado, era raro, ellos no eran amigos, la mujer siempre le había sido indiferente en sus años de estudiantes aunque admitía que no le desagradaba como muchas otras personas.

De todas formas le pareció sospechoso, hasta donde recordaba, Naruto había sido el primer amor de esa mujer, uno no correspondido pero cualquiera con ojos podía ver el amor que ella profesaba por el niño escandaloso e imprudente que era en aquel entonces Naruto Uzumaki, y ahora, quien estaba con él, era Sasuke.

-Puedo escuchar tu cerebro funcionando, no le des tantas vueltas, Ren me contó que apenas comes algo.

La sonrisa de la mujer era cálida y Sasuke supo solo con verla que no podía tener intenciones ocultas.

-Gracias, lo aprecio.

Contestó más que nada por cortesía y eso pareció ser suficiente para que la mujer se marchara por donde había llegado, de todas formas, había sido agradable que alguien al fin lo tratara de manera normal y no como alguna clase de hijo pródigo que había regresado arrastrándose herido y humillado a la aldea.

Las últimas tres semanas habían sido una montaña rusa de emociones y descubrimientos.

Una parte de él estaba frustrada, no estaba hecho para permanecer quieto tanto tiempo y aunque no le molestaba, la vida tranquila de la construcción comenzaba a fastidiarlo, otra parte de él se mantenía comprometido en demostrar que había cambiado, que no quedaba rastro del joven sediento de venganza que había sido en el pasado.

Y por supuesto, la parte que más estaba causando estragos en él era la que había decidió tener una relación romántica con Naruto, no era sólo el hecho de comprometerse emocionalmente con alguien, que de por si ya era un área completamente nueva para él, era también un redescubrimiento de si mismo, del omega que había enterrado y con el que ahora intentaba hacer las paces.

Entender y aceptar por primera vez que deseaba sentirse seguro y saber que esa necesidad iba vinculada estrechamente a la idea de tener un alfa, era para él, ceder un poco del control, un poco de si.

Naruto le había dicho que no quería que fuese alguien que no era y quería aferrarse a eso, porque no podía mentirse a si mismo, estaba disfrutando el sentirse respaldado por la persona que había decidido amar, el sexo era grandioso y agradecía la paz, pero, ser el omega que todos esperaban que fuera, el que llevara el almuerzo al medio día a su alfa como hacía Hinata, el que se quedaba en casa cuidando un hijo como Iruka, él no podía ser eso, sobre todo aquello último.

Nunca sería capaz.

Así que se aferraría a esa promesa, confiaría en que merecía ser amado por quien era y no por el género con el que había nacido.

-Estoy en casa

Anunció cuando el día al fin había llegado a su fin y entró al departamento.

-¡Sasuke, Sasuke! Tengo noticias, Kakashi dio permiso para que tengas una misión, te enviarán a Sunagakure

-La aldea de la arena, ¿para qué me necesitan?

Le emocionaba por supuesto la simple idea de tener algo más de movimiento, pero sabía que la aldea de la arena era un aliado de Konoha, ya con eso sabía que su papel ahí no sería tan activo como quisiera, ¿hacer una escolta a algún señor feudal?, dudaba que hubiese alguno que aceptase ser escoltado por él, ¿llevar algún documento importante?, prefería quedarse en la construcción entonces.

-No sé los detalles, Kakashi te los dará mañana, quiere verte en su oficina temprano.

La sonrisa de Naruto le contagió un poco de entusiasmo y sintió su cuerpo entero relajarse, ni siquiera sabía que estaba tan tenso, una maravilla más de tener un alfa suponía.

La mañana siguiente se dirigió hacia la torre del Hokage apenas estuvo de pie, Naruto no lo acompañó esta vez pues tenía sus propias responsabilidades que cumplir, por eso al entrar al edificio y ser recibido por el pequeño cuerpo de la hija de Kakashi quien se había estrellado en su pierna lo dejó aturdido, mucho más cuando la pequeña comenzó a llorar.

Recordó a Naruto agachándose para estar a la altura de la niña la primera vez que la conoció e imitó la postura sin saber si debía abrazarla, darle palmadas en la cabeza o que acción realizar.

-Yui

La llamó al recordar su nombre y la pequeña dirigió su atención hacia él aún entre sollozos.

-Está bien, ¿no te lastimaste verdad? No hay porque llorar

Su voz sonó tan suave que dudó por un momento que fuese la suya y sobre todo, se sorprendió cuando llevó una mano al cabello de la niña y lo acomodó detrás de su oreja, lo hizo con una delicadeza y ternura que no sabía que poseía, sin embargo la pequeña paró de llorar enseguida y se acercó más a él con los brazos extendidos, una fuerza desconocida le llevó a abrir los brazos para recibirla pero antes de que eso ocurriera, Shikamaru Nara había llegado.

-Ahí estás pequeña kunoichi

Cambiando por completo de ánimo, Yui soltó una risa infantil mientras era elevada en brazos del líder del clan Nara.

-No se donde aprendió a manipular así a la gente pero ese era su llanto de voy a convertirte en mi esclavo, no caigas.

Sasuke volvió a ponerse de pie, la niña se veía feliz, sin rastro alguno de lágrimas y lejos de enfadarse, elevó los labios ligeramente en una sonrisa.

-Estoy muy seguro que de Iruka no lo aprendió

-Tienes un punto

Shikamaru comenzó a caminar con la niña en brazos hacia la oficina del Hokage, Sasuke los siguió un paso atrás hasta llegar.

-Sasuke Uchiha está aquí.

Anunció Shikamaru mientras bajaba a Yui quien enseguida comenzó a ir de un lado a otro en la oficina jugando ella sola.

-Me dijeron que has hecho un buen trabajo en la construcción.

Kakashi habló al fin y comenzó a prestar atención.

-Me gustaría que continuaras apoyándolos pero antes tendré que pedirte que vayas a Sunagakure, hay un asunto en el que puedes ayudar ahí, encontraron una antigua base de Orochimaru cerca de la aldea y necesitan a alguien que sepa lidiar con eso mientras la revisan y clasifican las cosas que encuentren ahí.

Recordaba la base, solo había estado ahí una vez pero era claro el porqué lo mandaban a él.

-Aunque la base esté en territorio de la arena, todo lo que tenga que ver con Orochimaru sigue siendo jurisdicción de Konoha, ve ahí, ayúdales a entrar y si ves algo que sea de interés para nuestra aldea, tráelo.

Recibió el pergamino con las órdenes de la misión justo en el momento en que la puerta de la oficina volvía a abrirse dejando ver a la esposa de Shikamaru.

-Temari irá contigo, espero que puedan llevarse bien.

Claro, no podían enviarlo sin una niñera que mantuviera un ojo sobre él, era consciente de que la asignada era lo suficientemente capaz e inteligente para vigilarlo sin necesidad de ser una molestia en su camino.

Sus pensamientos fueron cortados cuando Yui se acercó a él tomándolo de una mano, miró hacia abajo y le sonrió discretamente a la niña.

-Cumplirá tres años en poco tiempo, espero que puedas asistir, le agradas.

Volvió a mirar a Kakashi intentando recuperar su porte serio, sin embargo no perdió la delicadeza con la que soltó la mano de la niña y le dio una caricia en el cabello antes de dirigirse hacia Temari.

-Nos vemos en la entrada de la aldea en una hora.

Para lo que le habían solicitado calculaba que se tardarían una semana en terminar con el tiempo de viaje incluido, la base cerca de Sunagakure no era muy grande según recordaba, lo más tardado sería registrar lo que había dentro. Al terminar de empacar lo necesario se encaminó a hacia el punto de encuentro, Temari ya se encontraba ahí, no hubo saludos afectuosos ni mucho cruce de palabras, simplemente se pusieron en marcha.

-Vayamos por el oeste, el nuevo camino es más rápido y seguro.

Después de un tiempo caminando Temari al fin habló señalando el nuevo sendero.

-No conocías este camino ¿cierto?, tendrá apenas medio año desde que lo habilitaron, el esposo de Hinata estuvo trabajando en nuevos caminos hacia otras aldeas, le ha facilitado la vida a muchas personas.

Así que esto era trabajo de Ren, por lo que podía ver, ese hombre había trabajado en muchos proyectos que habían mejorado las condiciones de Konoha en muchas áreas, no era un alfa muy sorprendente y aún así había acumulado una lista interesante de logros.

El camino a Sunagakure fue realizado en la mitad de tiempo en que se hacía antes y después de día y medio al fin estaban llegando a la entrada de la aldea.

El calor era más fuerte que en Konoha y el viento golpeaba en el rostro con pequeños granos de arena, Temari le extendió una tela y le enseñó a colocarla en la cabeza para protegerse.

-El viento está especialmente fuerte hoy, no te lo quites hasta estar adentro.

Pasaron por el puesto de seguridad de la entrada, en donde un par de shinobis saludaron alegremente a la mujer que iba con él, era cierto, ella era prácticamente la princesa de Suna, una diplomática y estratega eficiente y una hábil shinobi, el clan Nara había conseguido un aliado poderoso con ese matrimonio, definitivamente todo Sunagakure estaría dispuesta a apoyarlos ante cualquier inconveniente.

El camino hacia la torre del Kazekage no era muy largo, sin embargo, había diversas cosas que robaron la atención de Sasuke, lo primero era el claro atraso en infraestructura que había en la aldea a comparación de Konoha, eso no le sorprendía mucho, Suna era una capital mucho más joven que la aldea de la hoja, mucho más pequeña y con menos recursos, sin embargo, la segunda cosa que llamó su atención con fascinación, fueron los omegas.

Konoha era una aldea conservadora y tradicional, si no fuese por el período de guerra posiblemente los omegas no hubieran tenido la oportunidad de ser shinobis, eran considerados más pequeños, débiles y en proporción, eran menos a comparación con la población alfa y beta, los omegas de Konoha eran... como Hinata Hyuga, silenciosos, hogareños, sumisos y lo que estaba viendo en Suna, era todo lo contrario.

Comenzando por el hecho de que habían claramente más omegas en las calles, incluso muchos más que alfas se atrevía a calcular y claramente no estaba viendo a los omegas discretos de su aldea, aquí los omegas vestían con ropas reveladoras, prendas que mostraban el abdomen, la piel tostada por el sol del desierto, caminaban con libertad siendo shinobis o aldeanos comunes, tenían maquillajes vistosos y joyas que adornaban orejas, labios y ombligos.

Si lo pensaba, incluso los guardias que les habían abierto las puertas de la aldea eran omegas, era fácil de detectar, Konoha jamás pondría a un par de omegas a cuidar las puertas, ni siquiera aunque fueran nivel jounin.

-El choque cultural parece que te golpeó fuerte

La voz de su acompañante al fin le hizo prestar atención al camino por el que iban.

-No te culpo, me pasó lo mismo cuando me mudé a Konoha, honestamente agradezco que el clan Nara sea menos tradicional, muchas veces me sentí sofocada con la forma en que viven los omegas en la aldea de la hoja, sin ofender.

Estaba intrigado, quería saber más pero su destino estaba ya frente a ellos. La oficina del Kazekage era amplia, parecía que Gaara tenía mucho más orden al trabajar que Kakashi, quien se llenaba de papeles por revisar en su escritorio y hacía parecer el lugar más pequeño de lo que era.

-¡Ahí está!

Kankuro, el hermano de Temari, se acercó enseguida para abrazar a la mujer afectuosamente, Gaara también dejó su puesto detrás de su escritorio para acercarse a su hermana y envolverla en un abrazo.

-Bienvenida

La delicadeza con la que el Kazekage acarició una mejilla de la mujer le hizo recordar a su propio hermano, todas las veces que recibió un empujón en la frente de su parte como muestra de afecto, había veces que volvía a doler su pérdida y la mentira, era un duelo que aún no estaba completado, lo sabía bien y decidía mantenerlo de esa manera.

-Bienvenido a Sunagakure, Sasuke Uchiha, agradezco tu participación en esta misión.

El Kazekage habló con el tono falso de profesionalismo que Sasuke sabía identificar de cualquier alto mando, mucho más de un alfa, lo curioso, es que el Kazekage, Gaara, era un omega, posiblemente el omega más conocido y deseado de todo el país del viento.

Escuchó indicaciones de la misión y partió con Temari, su primera parada fue hacia la antigua casa de la mujer, la que aún era de sus hermanos, dejaron ahí bolsas de viaje y enseguida se marcharon hacia su verdadero objetivo.

La base que Orochimaru tenía en ese territorio no era la gran cosa, sin embargo sabía bien que el lugar contenía pasillos que no llevaban a ningún sitio, puertas selladas de manera especial y bitácoras ocultas con anotaciones de los muchos experimentos que el hombre realizaba.

El trabajo no era pesado, pero como había previsto fue largo tener que verificar cada anotación, cada investigación, cada habitación. Pasaron tres días en la tarea, tenían ayuda de algunos otros ninjas de la aldea, curiosamente, otros dos omegas.

-Hoy cenaremos fuera, para celebrar que casi terminamos la misión.

Era el fin de su tercer día de trabajo, atardecía mientras estaban camino al hogar del Kazekage para un merecido baño, Sasuke quería quedarse ahí y salir únicamente al día siguiente para terminar el trabajo, sin embargo, seguía intrigado por saber más de Suna y el papel de los omegas en esa aldea, así que accedió al plan.

El restaurante al que Temari le llevó era sencillo pero agradable, al entrar al salón asignado se encontró no solo con los shinobis que trabajan con ellos en la base, Kankuro y Gaara también estaban ahí, todos parecían platicar entre bebidas y comida, el ambiente era bueno a pesar de que él no era exactamente una persona sociable.

El único sitio disponible para sentarse fue a un lado del Kazekage, no le incomodaba pero no sabía si era una coincidencia o si habían dejado ese asiento libre específicamente para que él estuviese sentado junto al único ninja que podía llegar a hacerle frente en caso de algún incidente.

-¿Has estado disfrutado tu estadía en Suna?

Gaara le sirvió una copa de sake mientras hablaba, cada quien parecía inmerso en su propia conversación, así que mantuvo la voz únicamente con el volumen necesario para hablar en privado con él.

-Es una aldea interesante, hay muchas cosas que desconocía de aquí.

-De los omegas de aquí, supongo.

Su silencio habló por él, el Kazekage sonrió discretamente mientras servía su propia copa.

-Kankuro apostaba que Temari se regresaría antes de que su mes de adaptación terminara, las costumbres de Konoha son un tema serio al que no estamos acostumbrados aquí.

-¿Mes de adaptación?

Su pregunta hizo que Gaara le mirara antes de que probara algo de comida.

-Respeto mucho la tradición de Konoha, son una aldea antigua de mucho poder y recursos, apreciamos nuestra alianza, pero las cosas aquí son diferentes. Los omegas no son protegidos como muñecas de porcelana, son venerados por su fuerza, su capacidad de adaptación, su resistencia, aquí los omegas tienen la última palabra y cuando alguno va a casarse con alguien de afuera, se pide un mes de adaptación. Somos conscientes de lo diferente que es para otros omegas fuera de nuestra aldea, así que si después de ese mes quieren volver a casa, hacemos todo lo posible para traerlos de regreso, jamás les daríamos la espalda, Temari no fue la excepción, sin embargo, claro que mi hermana siempre ha sido una mujer de decisiones firmes.

Sunagakure era realmente muy diferente a Konoha, se imaginó de niño creciendo ahí, tal vez las cosas hubieran sido muy diferentes para él, no con respecto a su hermano y lo que hizo, pero si sobre los sacrificios que Sasuke había hecho años atrás, si no hubiese pensado que ser un omega lo hacía débil, si hubiera aceptado esa parte de si mismo como una fortaleza y no como algo que lo humillaba a él y a sus objetivos.

La noche siguió su curso tranquila, se había retirado del lugar luego de comer y beber algunas copas, quería descansar, sin embargo tuvo que renunciar a la idea cuando el reloj marcó las tres de la mañana y él continuaba dando vueltas en la cama que le habían prestado.

La habitación de huéspedes en la casa del Kazekage estaba en el segundo piso, tenía un balcón pequeño al cual salió para tomar aire, estaba helado, a comparación de los días calurosos del desierto, las noches eran frías. Miró la luna, estaba casi llena e iluminaba casi toda la aldea, era exactamente la misma fase que tenía años atrás, la noche que aún le atormentaba en momentos como ese.

Intentó concentrarse en otra cosa, lo que fuera, miró hacia abajo únicamente para ver como de la puerta principal de la casa salía un sujeto, recordó haberlo visto durante la cena, no estaba en su mesa, estaba en la de enfrente y se había dado cuenta de la forma en que miraba a Gaara, ¿sería posible?

Miró ahora hacia arriba, al tercer piso de la casa, justo en dirección al balcón de la habitación principal, la que sabía le pertenecía al Kazekage y ahí lo encontró, el cabello desordenado, su piel pálida casi brillando con la luz de la luna, el torso desnudo, sus miradas se cruzaron un momento, le pareció ver una sonrisa en sus labios antes de verlo entrar de regreso a su habitación.

Definitivamente los omegas de Sunagakure eran muy diferentes a lo que él conocía, los admiró en secreto, por su libertad, su fuerza, su capacidad de tomar lo que él consideraba como una falla y convertirlo en fuerza.

El regreso a Konoha sucedió como predijo luego de una semana, Temari parecía mucho más relajada luego de haber pasado esos días en su hogar natal, con sus hermanos y las personas con las que había crecido, por lo que la escuchó platicar de cosas triviales mientras iban por el sendero que llevaba a su propia aldea.

-¿Cómo fue?...

Se atrevió a preguntar cuando ya se encontraban a pocos minutos de visualizar las puertas de entrada de la aldea.

-¿Cómo fue para ti ser una shinobi y ser una omega?

Su voz sonó baja, con duda, como si la pregunta fuera parte de un tabú, Temari pareció pensarlo antes de hablar.

-No se si tengo la respuesta que necesitas, como pudiste notar, la percepción que se tiene de los omegas en Suna es totalmente diferente a Konoha, entrenar para ser ninja desde pequeña fue algo natural, algo que se esperaba de mi y de cualquier otro omega en la aldea, pero puedo decirte como fue pasar de ser una omega respetada en Suna a ser "la esposa del alfa líder del clan Nara", se sintió como si Konoha me robara algo importante, me hiciera pequeña e invisible, pero como dije antes, el clan de Shikamaru no es muy tradicional en ese aspecto, él y otros miembros de la familia me dieron el respaldo que necesitaba para seguir creyendo en mí misma aún cuando la tradición de la aldea quisiera reducirme a un papel irrelevante.

Pequeño, invisible, irrelevante, podía entenderlo, se había sentido así cuando era un niño, cuando se había manifestado como un omega en una familia llena de alfas, en aquel entonces Itachi le había sostenido, le había dado la confianza que necesitaba para demostrar que tenía el mismo derecho que cualquiera de dejar huella.

-Deberías hablar con Naruto de cómo te sientes, tener un alfa no significa que debas someterte a él y desaparecer bajo su sombra, se trata de tener a alguien que te respalde, que potencie tu propia fuerza.

Decirlo era mucho más fácil que hacerlo, confiar, permitir a alguien entrar, ceder, eran cosas a las que había renunciado mucho tiempo atrás, cosas que no estaba seguro poder recuperar nunca, pero tal vez valdría la pena intentar, si era con él, con la persona que le había dado motivos para creer.

-¡Bienvenido a casa!

Cuando al fin había regresado al departamento que compartían sintió que un peso sobre sus hombros se desvaneció, no sabía si había sido el viaje, si era que había que tenido que pasar horas frente a Kakashi dando informes sobre la misión o simplemente era el efecto de volver a casa con una persona a la que amaba, que había esperado su regreso, pero el mundo le pareció más llevadero.

Naruto le sonrió con la misma felicidad de siempre, estudió su rostro un momento, cada curva, cada sombra, sus ojos azules, el cabello dorado que caía sobre su frente, todo de él provocaba que algo en su interior se removiera, no habló, no sintió la necesidad de hacerlo, en su lugar se acercó a él, tomó su rostro entre ambas manos, acarició sus mejillas lentamente y se inclinó para besarlo, le besó lento, con calma, simplemente porque quería y podía, porque ese viaje le había recordado que no estaba prohibido anhelar y pedir, porque nunca había dejado que alguien le dijera que podía hacer y que no y no pensaba dejar que pasara ahora, tenía que confiar en él, en su palabra, en que era digno de amor aún con todos los pecados de su pasado.

Se dejó llevar y le entregó todo lo que tenía, todo lo que era y lo que nunca sería, sólo podía confiarle a él su cuerpo y corazón.

La mañana siguiente se levantó con un ánimo renovado, más descansado y más dispuesto a aceptar una nueva faceta de su vida.

-Te veo en la tarde en lo de Kakashi, tengo que reunirme con el consejo.

Naruto se despidió dejando un beso en su mejilla, le correspondió con una sonrisa atípica de él.

-Suerte con los ancianos.

Salió unos minutos después, se dirigió hacia la construcción para reintegrarse a la obra, la primera zona que le habían asignado estaba por ser terminada y pronto recibirían indicaciones para el nuevo proyecto.

Al llegar se sorprendió de ver a Hinata en el sitio, la vio sentada revisando algunos papeles en la caseta que Ren usaba de oficina a un lado de la construcción, a su lado un par de niños jugaban tambaleándose en pasos recién aprendidos, eran gemelos, sus ojos tan blancos como los de cualquier Hyuga.

-Sasuke está de regreso

Escuchó a uno de los trabajadores nombrarlo y pronto estaba ya reunido con el resto para comenzar el trabajo.

El día pasa sin inconvenientes, afinaban los últimos detalles para dejar el área limpia, retirando herramientas de construcción y verificando que todo estuviera en orden.

A la hora del almuerzo no se sorprendió de encontrar una caja de almuerzo para él proveniente de Hinata, ella era ese tipo de mujer.

Se sentó cerca de un árbol a comer, cerca del sitio en donde los gemelos jugaban, los miró sin interrumpirlos aunque pronto llamó la atención de uno de los niños quien se acercó con curiosidad, motivando así a su hermano quien le siguió hasta quedar cerca de Sasuke.

No sabía que hacer, nunca había interactuando con niños de esa edad, Yui era un poco más grande, hablaba, corría y saltaba de aquí para allá, los gemelos en cambio apenas caminaban tambaleándose, su vocabulario era extremadamente limitado considerando que apenas tenían un año, aún así no se sentía incómodo, solo como un inexperto.

Tomo a uno de los gemelos y lo sentó entre sus piernas, el segundo se acercó por su cuenta sentándose a un lado de su hermano, los alimentó con el arroz que la madre de los niños había preparado, eran extrañamente tranquilos, suponía que habían heredado el carácter de sus padres.

-Ara... no imaginé encontrarme con esto

Hinata se había acercado y tomado asiento a un lado de él.

-No son muy sociables con los adultos, les agradas

-Pasó lo mismo con la hija de Kakashi

-Entonces es algo que se te da natural, los niños sienten esas cosas

Honestamente lo dudaba, pero de nuevo, no se sentía incómodo con los gemelos entre sus piernas así que los dejó quedarse ahí.

La compañía de Hinata era bien recibida también, era tranquila y se sorprendió cuando la escuchó hablar sobre planes de su esposo para el trabajo y no de su hogar e hijos, tal vez él también tenía muy arraigada la costumbre de lo que se suponía que era un omega y lo que se esperaba de uno.

-Tal vez Ren deba solicitar permiso para trabajar en el antiguo territorio Uchiha, sería agradable verlo de pie de nuevo.

El comentario le salió natural mientras escuchaba a la mujer hablar acerca de futuros proyectos.

-¿Estás interesado en volver a ese territorio?

La pregunta le hizo replantearse lo que había dicho, ¿quería volver?, era el lugar en donde su familia había sido asesinada, ya no cargaba odio por la situación pero aún dolía, además, el terreno era demasiado grande solo para él, ¿debía llevar a Naruto con él?, para empezar ¿Naruto estaría interesado siquiera en mudarse ahí?

-Si... Me gustaría volver algún día.

Aún así, aún con todos los pensamientos sin respuesta, dijo que si, porque era verdad, le gustaba vivir con Naruto por supuesto, pero si lo pensaba detalladamente, si hubiese tenido una casa propia al salir de prisión, hubiera preferido ir ahí, él solo, no tenía porque significar una ruptura en su relación, más bien era retomar algo de control sobre algo, su propio espacio.

-Algún día supongo, a futuro... Más importante que eso, creo que la reconstrucción del puerto de Degarashi debería ser prioridad, sus exportaciones e importaciones por medio marítimo son una ventaja para todo el país y por lo que escuché el trabajo está muy atrasado ahí.

Al volver a hablar dirigió el tema de regreso a temas de trabajo, escuchó como algunos trabajadores le habían hecho el comentario a Ren pero él no había dado una respuesta aún acerca del tema.

-El puerto de Degarashi ¿eh?, en el país del Té...

Hinata pareció meditarlo, sin embargo todo se acabó cuando le dirigió una sonrisa, se puso de pie y tomó a los gemelos.

-Será mejor que te apresures, no querrás llegar tarde a la celebración de Yui

Sin duda, Hinata Hyuga era una mujer peculiar y misteriosa.

⋅ • ⋅❲ ❘ ︶︶︶︶︶ ❝☪❞ ︶︶︶︶︶ ❘ ❳⋅ •

Se sentía un poco fuera de lugar, un evento social más en el cual participar, pero suponía que podía aguantar ya que la niña le agradaba, se alisó un poco la ropa e ingresó al sitio con una caja de regalo en brazos.

Kakashi e Iruka se habían mudado a una casa que colindaba con una parte del bosque, era de hecho una zona bastante campirana, algunos agricultores y ganaderos vivían por ahí, sin embargo, el lugar parecía completamente algo que iba con su antiguo maestro.

La casa por su parte era amplia, tradicional, con puertas corredizas y pisos de madera, amplios jardines y un estanque de peces que demostraba el esmero con el que había sido cuidado.

-¡Sasuke!

La pequeña Yui corrió hacia él apenas dio un paso en el sitio y ya más acostumbrado se inclinó para igualar la altura de la niña y poder darle su regalo.

-Es una muñeca de Sunagakure, tiene el cabello como el tuyo. Feliz cumpleaños, Yui

Explicó aunque no tenía idea si la niña de tres años entendía lo que decía, igual y debió gustarle ya que lo abrazó entre risas y saltos antes de irse con sus papás a mostrarles su nuevo juguete.

-Se te da bien, ¿eh?

La voz de Naruto le hizo darse cuenta que había estado sonriendo mientras miraba a la pequeña, le miró a él en su lugar.

-No comiences tú también.

Murmuró mientras lo miraba sonreír de una manera diferente a la que estaba acostumbrado, una manera más forzada, menos Naruto.

-¿Sucedió algo?

Se aventuró a preguntar, porque era obvio que algo pasaba y no le gustaba no estar enterado.

-No, que va... Ven, vamos con Sakura, te ha estado esperando

La evasiva fue clara, sin embargo la dejaría pasar, lo que fuera, le daría tiempo de pensarlo.

La tarde se le va a todos entre pláticas, comida y risas, la idea de que Naruto oculta algo se desliza al fondo de sus pensamientos como agua entre sus dedos, le deja de dar importancia y se dedica a pasarla lo mejor que puede, Yui lo busca un par de veces para que la levantara en brazos y la ayudara a bajar globos que estaban colgados muy altos para ella, la sensación de pertenecer a algo, una comunidad, una familia, lo envuelve cálidamente y eso es todo lo que necesita en ese momento.

Para cuando van de camino a casa la noche ya está sobre Konoha, está de buen humor, toma la mano de Naruto con más confianza, disfruta del aire revolviendole el cabello y se siente decepcionado de que el trayecto no fuese tan largo para seguir disfrutando del momento.

Sin embargo, Naruto ha vuelto a poner esa mirada desconocida, intentando aparentar que todo estaba bajo control cuando claramente algo perturbaba sus pensamientos.

-Oye, Sasuke

Habló al fin cuando ya estaban en casa, únicamente acompañándose mutuamente.

-Tú y yo, ¿deberíamos casarnos?

Y ahí, en medio del camino entre la sala y el comedor, Sasuke se paralizó, ¿estaba escuchando bien?

-...¿qué?

Se atrevió a preguntar cuando su cerebro al fin mandó la orden de mover los labios, Naruto se le acercó tomándolo de las manos.

-Lo estuve pensando toda la tarde, mientras te miraba con Yui en los brazos, deberíamos casarnos, formar nuestra propia familia, tener a nuestros propios hijos.

Por primera vez no pudo sostenerle la mirada, no era capaz de ver el azul de sus ojos, miró sus manos unidas un momento, en silencio, sin saber si reírse, gritar, huir, lo que fuera menos estar ahí teniendo esa conversación.

Se quedó sin aliento, no estaba seguro de si una persona podía sentir su corazón deteniéndose, pero eso era lo más cercano a lo que estaba experimentando, su pecho se llenó de un vacío insoportable, retiró las manos y dio un paso hacia atrás.

-No

Respondió al fin cuando encontró su voz, baja pero firme, preparado para enfrentarse al final de todo y darle la bienvenida de regreso a la soledad.

Chapter 5: Consecuencias

Notes:

(See the end of the chapter for notes.)

Chapter Text

Después de un mes entero de vivir juntos, Naruto siente que al fin ha alcanzado algún tipo de balance en su vida, uno que no sabía que había estado buscando.

Los días en que perseguía a Sasuke sin descanso, las largas y duras batallas, la pérdida de amigos, todo el dolor y la melancolía, todo cobraba sentido cada mañana cuando abría los ojos y se encontraba con él aún abrazado a su cuerpo, con el aroma a té verde inundando la habitación y con la luz del sol filtrándose por la ventana para caer gentilmente sobre su piel blanca.

Había valido la pena, todo estaba al fin en el lugar en que debía estar.

-¿Cuándo vas a dejar de aparecer con esa cara de tarado?

-Se llama cara de luna de miel y tú también la pones cuando hablas de Temari

-Temari y yo no somos así

Shikamaru podía decir lo que quisiera pero para Naruto no pasaba desapercibido el leve sonrojo que habían aparecido en sus mejillas apenas habían nombrado a su esposa.

-Ya concéntrate, tienes que ir a la reunión con el consejo y si lo arruinas a mi me van a molestar

Por supuesto, él aún no era Hokage, el puesto seguiría siendo ocupado por Kakashi unos años más pero era sabido por toda la aldea que él sería el siguiente en ser nombrado, por lo cual había comenzado a recibir la capacitación necesaria para el puesto, era raro tener designado al siguiente Hokage con tanta anticipación y el consejo parecía estar aprovechando eso para llenarlo de lecciones, avisos, recordatorios, presentarle a señores feudales, a involucrarlo en absolutamente todo lo necesario para que en su momento, pudiera desempeñar el papel a la perfección.

-Shikamaru Nara, Uzumaki Naruto, tomen asiento por favor, estamos por comenzar.

La sala de reuniones era tan fría y estéril como siempre, todo lo que se hablaba en ese lugar era sumamente calculado, no había sitio para el error y la duda, todo tenía un propósito y a Naruto le mareaba tener que pasar largas horas en medio de eso, sin embargo, su sueño, ser Hokage, venía con este tipo de carga incluido y él estaba dispuesto a sobrellevarlo.

La reunión se extendió tocando diferentes puntos, la política no era el fuerte de Naruto sin embargo, la presencia de Shikamaru le ayudaba a calmar la inquietud de no entender del todo los puntos tratados.

-Como último punto a tratar, Naruto, háblanos acerca de ti, ¿has escogido a un omega para contraer nupcias?

La pregunta tomó por sorpresa a ambos jóvenes, se dirigieron una mirada rápida antes de que Naruto mirara directamente al consejo.

-¿Es eso algo relevante a tratar en esta reunión?

El consejo guardó silencio un momento hasta que la vieja Koharu tomó la palabra.

-El consejo ha acordado que para tomar el lugar de Hokage, debes tener a un omega contigo para producir a un heredero.

-Espera, espera, espera... ¿Desde cuándo esto es un requisito? Hasta donde recuerdo, la vieja Tsunade nunca se casó ni tuvo herederos y...

-Agradecemos enormemente el trabajo de Tsunade como la quinta Hokage, sin embargo, no podemos ocultar que su gestión estuvo llena de incidentes, muchos de ellos derivados de la imagen que proyectaba, una mujer alfa sin un omega que la acompañe, la desconfianza que generó entre los señores feudales y demás benefactores de la aldea impactó negativamente en muchos aspectos.

-No puedo permitir que hablen así de la vieja Tsunade, ella es una heroína de guerra, todo lo que hizo siempre fue por el bienestar de nuestra aldea, ¿que tiene eso que ver con su vida personal?, ¿qué tiene eso que ver con la mía?

El aire se sentía más denso en la sala de reuniones, Naruto había alzado un poco la voz pero la presión de la mano de Shikamaru sobre una de sus piernas por debajo de la mesa para contenerlo le había ayudado a mantener un poco la calma.

-Entendemos lo que dices, y repetimos que esto no es un asunto de nosotros, pero dependemos del apoyo político de figuras más grandes y ellos apuestan por la tradición, Hatake Kakashi asumió el puesto estando casado con un omega y tuvo una hija con él, esa es la línea que necesitamos seguir.

-Naruto es el gran héroe de la cuarta guerra, estoy seguro que los señores feudales sabrán respetar sus decisiones personales.

-Si crees que ellos estarán conformes con no seguir sus reglas por simple gratitud, entonces te falta aún mucho que aprender, Shikamaru Nara.

Y era cierto, la política era un mundo mucho más complicado que el de los shinobis.

-Si nos permiten, hemos preparado una lista de omegas femeninos y masculinos que pueden cumplir el papel, nos queda claro que no es lo que alguien espera de un matrimonio pero tienes que entender que ya no eres solo una persona más de la aldea, se esperan muchas cosas de ti, y la elección de un omega es una de ellas.

Ojalá fuese una broma, sin embargo, el folder con perfiles impresos de cada candidato a ser su omega estaba siendo entregado en manos de Shikamaru.

-No hay necesidad, tengo un omega.

La mirada de todos se posó sobre él, Shikamaru incluido. No era estúpido, sabía que a pesar de todo, decir que el omega que tenía a su lado era Sasuke Uchiha, era un movimiento arriesgado, el consejo definitivamente no aceptaría fácilmente como omega del futuro Hokage a quien fue un traidor.

-¿Quién..

-Un par de meses, luego de eso me casaré con mi omega, no tienen nada de qué preocuparse.

Estaba siendo impulsivo, lo sabía, a estas alturas ya no debería actuar como el mocoso ingenuo que aseguraba poder dominar el Rasengan en una semana, sin embargo, ¿qué otra opción tenía?, si no lo hacía de esta manera, los muros en contra de su relación con Sasuke se levantarían cada vez más altos y ahora su puesto como futuro Hokage, el sueño de toda su vida, también estaba en una posición delicada.

No iba a permitir que le arrebataran por lo que había trabajado tanto.

-¿Cuál es tu plan, genio?, porque tú aseguraste que estarías en el altar diciendo el "si, acepto" en dos meses, pero yo estoy bastante seguro que Sasuke va a darte un puñetazo cuando le digas que tiene que vestirse de blanco y jurarte lealtad como su alfa.

La reunión había terminado y por supuesto Shikamaru tenía ya un regaño listo.

-No creas que no lo pensé, pero necesitaba quitármelos de encima para poder pensar... ¿Hay alguna manera de que cambien de opinión?

Shikamaru suspiró sonoramente mientras se alejaba un poco para encender un cigarro, Naruto lo miró expectante, anhelando que pusiera a trabajar ese gran cerebro suyo para solucionar el asunto.

-La única manera es que alguien del consejo se oponga, entonces llevarían el asunto a ser reconsiderado y como pudiste ver, ellos no van a dar el brazo a torcer así que será mejor que vayas buscando un anillo para Sasuke.

Oh Dios... estaba tan jodido.

El resto del día se le va entre libros y documentos, aunque si es sincero no logra concentrarse en nada de lo que está leyendo, lo único que da vueltas en su cabeza es la forma en que le dirá a Sasuke que tenían que casarse en dos meses para que su sueño de ser Hokage no se terminara, ¿lo aceptaría o se reiría en su cara?

Desde que eran unos niños en la academia, cuando no eran amigos pero eran capaces de reconocer la existencia del otro, él supo, al igual que toda su clase, que Sasuke Uchiha no era exactamente un omega tradicional.

Era más fuerte y hábil que cualquier otro niño sin importar si era alfa, beta u omega, también era más rápido y destacaba en el arte ninja, Sasuke se había encargado a base de esfuerzo y trabajo duro que nadie recordara que era un omega, no había alfa ni beta que pudiera menospreciarlo en ese sentido y si alguien se atrevía, Sasuke se aseguraba de demostrarle que a pesar de su segundo género, él era superior en todos los demás sentidos.

A Naruto nunca le había importado, para él, Sasuke era su rival, la meta a alcanzar, que fuera un omega le daba completamente igual en aquella época y cuando se convirtieron en un equipo, la cosa no fue distinta, la rivalidad entre ellos, la necesidad de que el otro reconociera su valía eclipsaba cualquier otra cosa.

Ni siquiera cuando todo había terminado y visitaba a Sasuke en prisión, el hecho de que él fuera un alfa y el otro un omega no era algo en lo que pensara, nunca había sido importante, nunca había sido relevante, hasta que lo fue.

Era ridículo, pero la verdad era que, la situación había tomado peso y sentido hasta la primera noche que habían compartido como una pareja real, cuando había visto su cuerpo desnudo y lo había recorrido en besos y mordidas, cuando su propia anatomía había encajado en la contraria a la perfección y se había embriagado por primera vez con su aroma a té verde.

Se recostó sobre la mesa en donde fingía trabajar, no estaba de humor para siquiera intentar comprender los documentos que le habían dado para revisar, en su lugar se fijó en la carpeta que tenía a un lado, aquella que le habían entregado a Shikamaru y que éste le había dejado en su escritorio para revisarla.

La tomó con cuidado y la abrió para comenzar a ver el contenido, como le habían dicho, estaba lleno de perfiles de candidatos, cada hoja era un informe con el nombre del omega, su fotografía y una descripción extensa en como beneficiaría a toda la aldea una alianza matrimonial con cada uno.

Razones como beneficio económico, adquisición de tierras, de poder militar, Kekkei Genkai que podrían heredar futuros hijos, todo estaba cuidadosamente detallado en cada página.

Se fijó específicamente en uno de los candidatos, no porque le interesara realmente, era porque se preguntaba si estaba consciente que era parte de esa lista y si estaba de acuerdo con esto.

-Sabaku no Gaara...

El nombre de su amigo salió en un susurro mientras miraba en la fotografía su cabello rojo y los ojos que nunca había podido definir si eran verdes o azules.

No lo soportó más, cerró la carpeta con prisa y se levantó, estaba ya algo atrasado de todas formas para ir a la fiesta de cumpleaños de Yui.

Cuando llegó al sitio y miró a la pequeña niña junto con Kakashi e Iruka se preguntó si el consejo también había tenido esa plática con su antiguo maestro.

Kakashi parecía amar profundamente a su familia, no podía ni siquiera imaginarse que su relación había sido algo orquestado con fotos de candidatos en una carpeta como estaban intentando hacer con él.

Cuando vio a Sasuke llegar, su corazón se agitó un poco, no sabía si era la emoción de siempre al mirarlo o si estaba nervioso de hablar con él por toda la situación. Intentó ocultarlo, intentó sonreír como siempre aunque era consciente de la forma en que Sasuke lo miraba, como estudiando su rostro en busca de algo que estuviese fuera de lugar.

-¡Sasuke, Sasuke!, ayúdame a bajar los goblos

Y sin embargo, cuando la pequeña Yui se acercó, pronunciando mal las palabras y extendiendo los brazos hacia el omega para ser elevada, Naruto descubrió algo, Sasuke estaba sonriendo y su aroma a té verde se volvía más dulce ante cada interacción con la niña.

Naruto los miró fijamente entonces, vio a Sasuke levantarla y ayudarle a bajar un par de globos, le vió bajar hasta la altura de la niña para ayudarla a arreglar su vestido y luego ayudarla a recoger su cabello platino en una coleta para que no le molestara al jugar, vio una dulzura y suavidad en Sasuke que no conocía, vio al omega al que nunca le había prestado atención y pensó que tal vez no todo estaba perdido.

Ellos se amaban, nunca había sido pronunciado en voz alta, pero estaba seguro que ambos eran conscientes de ese hecho, lo sabía por la forma en que Sasuke le sonreía en las mañanas, cuando aún estaba algo adormilado y se le olvidaba poner esa expresión de indiferencia, lo sabía por cómo se aseguraba de dejarle el último de los dangos, por la forma en que apoyaba su peso en su hombro cuando estaban en el sofá, por cada una de las pequeñas cosas que Sasuke hacía y que sabía sería incapaz de hacer con alguien más.

Y él, ni siquiera podía poner en palabras lo que sentía por él, por la risa ronca que Sasuke soltaba cuando decía algo tonto, por su manía de perderse al mirar a un punto fijo por la ventana, por su extraña costumbre de colocar las almohadas de la cama en un orden en específico para poder dormir, por el placer incomparable que sentía cuando besaba sus labios, todo lo que Sasuke hacía, todo lo que decía, todo lo que era, lo amaba con tanta intensidad que parecía fuera de la realidad.

Cuando volvían a casa, Sasuke sostuvo su mano, lo había hecho antes pero esta vez era diferente, la tomó con seguridad, entrelazando sus dedos y caminando sin prisas, su rostro se veía más sereno que de costumbre, como si acabara de tener un día maravilloso.

Quería creer que Sasuke estaba imaginándose su vida a su lado, que tenían una familia como la de Kakashi e Iruka, que tenían uno o dos hijos, con la piel tan blanca como la de Sasuke y los ojos tan azules como los suyos.

Fue tal vez ese pensamiento o el hecho que antes de entrar a casa fue el mismo Sasuke quien se acercó y dejó un beso en su mejilla lo que le dio el valor de dar el paso que necesitaba dar, por ellos, por su sueño.

Y sin embargo, todo se fue al caño en el momento en que Sasuke retrocedió dos pasos y dijo un claro "no" ante su propuesta de matrimonio.

⋅ • ⋅❲ ❘ ︶︶︶︶︶ ❝☪❞ ︶︶︶︶︶ ❘ ❳⋅ •

Los siguientes minutos, Sasuke los vive contradictoriamente en cámara rápida y al mismo tiempo en cámara lenta. Las palabras que habían comenzado suaves se convirtieron pronto en voces alteradas.

No podía culpar a Naruto, su rostro reflejaba todo el desconcierto que estaba experimentando y ojalá pudiera hacer algo para cambiar la situación pero la realidad era que había llegado la hora de enfrentar las consecuencias más duras de sus actos.

-Explícame por qué no

Naruto le había pedido aún intentando mantener algo de compostura, él no estaba muy seguro de guardar alguna.

-Tú explícame por qué quieres hacer esto, llevamos apenas un mes viviendo juntos

-Viviendo juntos, un mes si. ¿Pero los dos años que pasaste en prisión, todo el tiempo que estuve detrás de ti?

-Nunca te pedí que fueras por mi, te dije hasta el cansancio que me dejaras en paz pero no vamos a discutir eso ahora, estamos hablando de tu idea ridícula de querer casarnos

-¿Ridícula?, ¿así es como ves nuestra relación?

Poco a poco las cosas comenzaban a calentarse más de lo que Sasuke creía ser capaz de manejar, ¿pelear como ninjas con Naruto? claro, eso sabía hacerlo, ¿pelear como pareja? No, definitivamente eso no era algo que pudiera controlar.

-No me refiero a eso y lo sabes

-¿A qué te refieres entonces, Sasuke? Porque honestamente no te entiendo.

Y por supuesto que no lo haría, ni el mismo Sasuke estaba seguro de entender sus propios pensamientos y sentimientos.

-¿Por qué te altera tanto la idea de dar el siguiente paso?, somos adultos, hemos vivido muchas más cosas que cualquier otra pareja, nos amamos, ¿por qué no podemos simplemente casarnos?

-No estoy hecho para eso, Naruto. Ser... ser

-¿Ser mi omega?, ¿es eso?

-No te atrevas

¿En qué momento habían tocado ese punto? El peor de todos, el único que tenía el poder de reducir a Sasuke a nada.

-Sabes que no lo digo en ese sentido, que seas un omega nunca fue algo que me importara porque sobre eso yo veía a mi amigo, a mi rival, pero esto es diferente, estamos hablando de nosotros, de nuestra relación. Eres un omega y...

-Y tú eres un maldito alfa, uno igual a los demás

No podía quedarse ahí a escuchar más, no podía, ni quería presenciar como la imagen que se había armado de Naruto se derrumbaba delante de sus ojos. Sus pies se movieron solos para caminar hacia la puerta del departamento.

-¿Qué pasó con eso de "No voy a obligarte a ser alguien que no eres"?

-Y sin embargo es lo que eres.

El golpe de la puerta al cerrarse no fue suficiente para acallar el peso de las últimas palabras que le había escuchado decir, mucho menos para opacar el dolor punzante que persistía en su pecho.

Estaba intentándolo, en serio lo hacía. Cumplir con misiones muy por debajo de lo que era capaz de hacer, llevar una vida tranquila en la aldea, cumplir con cada requisito que le era impuesto, pero al parecer nada de eso era relevante, nada de eso valía tanto como lo que todo Konoha esperaba de un omega, Naruto incluido.

Casarse... No es que no se lo hubiera planteado, pero por más vueltas que le daba, la respuesta siempre era la misma, no podía hacerlo, en el fondo sabía que su relación con Naruto tenía una fecha de caducidad marcada, solo no se esperaba que fuese tan pronto, quería seguir viviendo en la ilusión que se había creado aunque fuera solo un poco más.

-¿Eh? Sasuke Uchiha, ¿qué es lo que haces aquí a esta hora?

Ren Hyuga se detuvo cuando se lo encontró sentado en una explanada, mirando hacia la aldea, él por otro lado, parecía haber estado corriendo.

-Podría decir lo mismo, es tarde para salir a correr

Ren sonrió con la misma amabilidad de siempre

-Lo es, tampoco lo hago por gusto, pero me casé con una kunoichi, me siento un vago cuando Hinata se levanta a entrenar al amanecer y luego se encarga de la casa, los gemelos y va a misiones, no puedo quedarme atrás y decir que estoy cansado por haber estado trabajando todo el día, así que salgo a correr por las noches.

Ciertamente, ser el esposo de la princesa de los Hyuga no debía ser fácil y aún así, ambos hacían parecer el matrimonio como algo llevadero.

-¿Discutiste con el gran héroe?

-¿Quién llama así a ese idiota?

-Mucha más gente de la que te imaginas

La risa de Ren le ayudó a sentirse un poco menos irritado, un poco menos adolorido en el interior.

-Si... algo así.

-Ven a casa entonces, está cerca, cenemos algo, las penas se pasan mejor si las compartes con un amigo.

Amigo... En todo ese tiempo solo había considerado a Sakura y a Naruto como sus amigos, fue de hecho bastante reconfortante saber que Ren lo veía como uno.

La casa, verdaderamente estaba cerca, lo cual era raro considerando que el territorio de los Hyuga estaba en un lugar completamente diferente, era una casa grande, tradicional, le recordó vagamente a su propio hogar de la infancia.

-¿Sasuke?

La voz suave de Hinata fue lo primero en escuchar cuando cruzó la entrada, la mujer estaba con el cabello recogido en un listón, se veía hogareña y claramente confundida de encontrárselo en su entrada.

-Sasuke no tenía donde pasar la noche.

Hinata no hizo más preguntas, parecía entender todo con esa simple frase, le sonrió enseguida con la dulzura típica en ella.

-Deben tener hambre, Ren, ve a tomar un baño, el agua está caliente ahora, Sasuke acompáñame, te serviré algo de cenar.

Se sentía un intruso en esa escena familiar, sobre todo cuando vio a Ren dejar un beso en la mejilla de su esposa para retirarse hacia su baño, él siguió en silencio a Hinata. Se notaba su eficiencia en el hogar, la forma en que rápidamente llenó la mesa con comida y té.

-Adelante, por favor

Le indicó para que pudiera tomar el alimento que quisiera mientras ella tomaba asiento en la mesa sin prestarle atención en realidad, en lugar de eso había sacado un tejido ya en curso y se puso a trabajar en silencio.

-¿Vas a preguntarme qué pasó?

-¿Quieres contármelo?

-No realmente

-Entonces no

Sonrió aliviado de escucharla, Hinata era una mujer de decisiones sabias, sabía cuándo presionar y cuándo no y eso provocó que Sasuke se relajara más.

-Está realmente molesto conmigo

Dijo sin saber exactamente porqué, Hinata levantó la mirada para prestarle atención.

-¿Tiene razón de estar enojado?

-Supongo.. tal vez, si

-Deberían hablarlo

-Lo hicimos, hablamos

-¿Hablaron o discutieron?

-¿Hay diferencia?

-La hay, una gran diferencia, si crees que hiciste algo mal, deberías disculparte, si pelearon porque no pudieron estar de acuerdo en algo, deberías explicarle tu posición y escuchar la suya, es difícil sobre todo porque los dos son shinobis, están acostumbrados a tener un ganador, pero esto no es el campo de batalla, no se trata de encontrar al ganador y al perdedor.

Después de aquello Hinata regresó su mirada a su tejido, tenía un aura de madurez adquirida por experiencia.

-Tu eres una kunoichi también

-Lo soy, y por eso se lo difícil que es, cuando recién me casé con Ren y discutíamos, entraba en modo defensa enseguida, fue él quien me enseñó que no éramos enemigos pero si un equipo, ahora lo recuerdo y es divertido, pero en serio se como te sientes, en su momento también fue duro para mi.

Ren y Hinata discutiendo, era algo difícil de imaginar, ambos eran tranquilos, amables, parecían encajar como dos piezas de engranaje y sin embargo, ahí estaba Hinata confesando que las piezas de ese engranaje habían tenido que ser limadas hasta que cazaran a la perfección.

-Bien, hora de comer

Ren apareció luego de un rato, con el cabello aún húmedo y enseguida tomó lugar junto a su esposa para comenzar a cenar

-Asegúrate de comer bien Sasuke, hay que estar fuertes para comenzar nuestro siguiente proyecto, dentro de poco comenzaremos la reconstrucción del puente Degarashi en el país del Té, espero que puedas seguir apoyándonos como hasta ahora.

Sasuke no contestó enseguida, en su lugar miró hacia Hinata, el puerto Degarashi era el proyecto que él había mencionado como un comentario casual y sin importancia, hasta donde sabía no figuraba como prioritario, pero ahora, después de haberlo comentado con ella, resultaba que era oficialmente el siguiente trabajo de la compañía de construcción.

Mientras miraba el perfil sonriente de esa mujer pensó que estaba comenzando a entender su dinámica, la princesa Hyuga había resultado mucho más lista de lo que todos creían, tenía su respeto.

⋅ • ⋅❲ ❘ ︶︶︶︶︶ ❝☪❞ ︶︶︶︶︶ ❘ ❳⋅ •

A pesar de todo, Sasuke había dormido tranquilo, la cama de la habitación de invitados en casa de Hinata y Ren era bastante cómoda, hablar brevemente con Hinata, cenar con Ren, escucharlo hablar sobre las construcciones y su familia le habían ayudado a despejar un poco sus pensamientos.

Lo había pensado detenidamente antes de irse a dormir, tomaría el consejo que le habían dado, hablaría con Naruto, intentaría explicarle lo que pasaba, le diría lo que se sintiera listo para confesar.

Abrió los ojos en cuanto sintió la presencia de dos personas a su lado, sin embargo no esperaba toparse de frente con dos pares de ojos blancos perla mirándole fijamente. Los gemelos, Renji y Reiji estaban quietos y parados justo frente a él.

-Buenos días

Les dijo más para romper el momento incómodo de despertar con dos infantes observándote fijamente que por otra cosa.

-Ara... ¿por qué están molestando a Sasuke?

Hinata apareció enseguida para tomar a los gemelos en brazos.

-Buenos días, Sasuke, lamento que los niños te hayan despertado, desde que caminan por su cuenta se volvieron expertos en explorar.

-Está bien, no me molesta.

Agradecía inmensamente la discreción de ese hogar, Hinata no se metía en temas que no quería hablar y Ren era experto para hacerle despejar la mente, por primera vez se sintió cómodo con más personas que no fueran Naruto y Sakura.

Luego de una despedida rápida se puso en camino a casa, pensó que tenía tiempo de tomar un baño, cambiarse de ropa y pasar por la oficina de Naruto para hablar con él, sin embargo, los planes cambiaron cuando entró al espacio que compartían y lo encontró sentado en la sala, se veía cansado, con marcas bajo los ojos de haber pasado la noche en vela.

-¿En dónde estabas?

No era un reclamo, era una pregunta de preocupación genuina, Sasuke se sintió culpable.

-Escucha, anoche dije cosas que no debí mencionar nunca, perdóname, estaba fuera de mi y crucé la línea

No le había dado tiempo de responder, había comenzado a disculparse enseguida, se acercó a él con calma y tomó por primera vez el camino más pacífico para resolver un conflicto, lo abrazó.

Naruto enmudeció, era evidente la falta de costumbre en ambos para expresarse de esa manera, sin embargo, el abrazo fue correspondido de forma inmediata.

-No huí de la aldea ni pensé en hacerlo, si eso es lo que te preocupa, pasé la noche en casa de Hinata y Ren, vengo de ahí.

Naruto le escuchó, parecía sentirse menos tenso cuando escuchó que había estado toda la noche en Konoha, con gente de confianza.

-Lamento haber reaccionado tan mal, yo...

-Espera, fui yo quien estuvo mal, tenías razón, prometí no obligarte a ser algo que no eres, solo, olvidemos lo que pasó anoche ¿si?

No era exactamente lo que había planeado, no habían tenido la larga y dura charla para la que se había mentalizado, y sin embargo, por ahora quería conformarse con eso, quería extender un poco más el momento, todo lo que pudiera, porque al final, cuando la bomba de tiempo estallara, sabía que no habría vuelta atrás.

Pero en ese momento, aún con la sala ligeramente oscura por ser tan temprano en la mañana, Sasuke simplemente quería disfrutar de tener y estar entre los brazos del alfa a quien amaba.

Notes:

Esta vez vimos un poco de los pensamientos de Naruto, de como se siente y como ha comenzado a tener más responsabilidades. Mientras escribía la escena de su discusión con Sasuke me dio harto coraje que Naruto sea tan patán, me tuve que recordar a mi misma que no es que sea una mala persona, pero lo están poniendo en una posición delicada también y reaccionó de forma humana.

Aún así, Sasuke aún no la está pasando tan mal como lo hará en el futuro.

Chapter 6: Elecciones

Notes:

(See the end of the chapter for notes.)

Chapter Text

Las calles de Konoha estaban aún desiertas a esas horas de la mañana cuando un par de figuras se encaminaban hacia los campos de entrenamiento.

Sakura disfrutaba de la paz mañanera para correr algunos kilómetros, Sasuke no tanto, la calma de esas horas deberían ser para dormir, sin embargo, la vida de shinobi rara vez le permitía dormir hasta tarde.

El último mes había estado saliendo a entrenar con Naruto, pero luego de su última discusión, las cosas estaban aún algo tensas, incluso después de que ambos se disculparan e intentarán retomar la normalidad, la verdad era que la incomodidad era palpable en el aire.

Asi que cuando Sakura se ofreció a salir a correr con él aceptó enseguida, por el momento, tener un poco de espacio entre Naruto y él sonaba a lo más sensato.

-Escuché que te hiciste amigo de los Hyuga — Mencionó la mujer mientras comenzaban un trote suave.

-No de todos ellos, pero Hinata y su esposo han sido agradables, Ren es un buen jefe — Contestó con franqueza, la pareja había resultado un buen apoyo, no se metían de más, no le exigían explicaciones que no quería dar, solo estaban ahi, apoyándolo.

-¿Dejarás de ser shinobi para dedicarte a la construcción?— Resultaba divertido hasta cierto punto, imaginar a Sasuke fuera del mundo ninja, era algo impensable

-Por supuesto que no, pero no recibo tantas misiones como quisiera y trabajar en las construcciones asegura un pago y no me viene mal el dinero.

Sakura lo miró un momento y pareció meditar sus siguientes palabras, al final simplemente las soltó.

-Naruto recibe un pago considerable, podrías pedirle apoyo si lo necesitas, es tu alfa después de todo, se es que es un tonto muchas veces pero si le explicas entenderá que es parte de su responsabilidad.

Ahh, por supuesto, su amiga era exactamente como lo eran todos en Konoha, casados con la idea del alfa proveedor, pero para él era un no absoluto.

Ahora que podía concentrarse en recordar a su hermano no por la tragedia, tenia la oportunidad de repasar los momentos buenos que pasaron juntos, los entrenamientos, los consejos.

-Escucha Sasuke, vas a escuchar muchas veces que necesitas a un alfa a tu lado, para protegerte, para cuidarte, para proveerte, pero no se trata de que lo necesites, tú serás capaz de hacer todas esas cosas y si algún día decides tener a un alfa a tu lado, será por elección, no por necesidad.

Extrañaba a Itachi, él había sido el único que se había preocupado por enseñarle a mantenerse a flote siendo un omega en un mundo dominado por alfas.

-¿O es que acaso tienen algún problema? — Ante el silencio de Sasuke, la mujer volvió a preguntar, esta vez la interrogación provocó un largo suspiro que preocupó a Sakura.

-Naruto quiere que nos casemos, le dije que no.

Sasuke tardó un par de segundos en darse cuenta que su amiga se había detenido, la miró, estaba con una expresión de asombro en todo el rostro y no podía definir si era sorpresa porque saber que Naruto le había propuesto matrimonio o porque se había negado.

-¿Pero por qué?, Mira, ustedes siempre han hecho las cosas a su manera y está bien pero ¿por qué negarse?, se han estado persiguiendo por años y ahora que pueden estar juntos... Lo siento, no debería meterme.

Se veía realmente contrariada, frustrada, y por primera vez, Sasuke no quiso apartarla y pedirle que lo dejara en paz, al final de cuentas, sentía que estaba perdido y algo de dirección no estaba mal.

-No.. dilo, quiero escuchar lo que piensas

Sakura lo miró fijamente apenas unos segundos antes de romper con la distancia que los separaba y ponerse frente a él.

-¿Es que acaso tú tienes idea de lo que fue para él?, correr detrás de ti por tanto tiempo, aún cuando todos le decían que te dejara de lado, que eras un traidor y que habías elegido tu camino, él nunca te abandonó, siempre fuiste el motivo de sus pensamientos, de su desespero, lo vi en ataques de pánico, sin poder respirar y temblando porque no sabía que más hacer para salvarte, para traerte de regreso... él... el shinobi más fuerte, nuestro futuro Hokage, deshecho porque una vez más decidiste alejarte dos pasos cuando él se acercaba uno.

Dolía, sabía que no tenía el derecho, pero se permitió sentir el dolor de la culpa al escucharla, al verla limpiarse furiosamente las lágrimas de las mejillas.

-Aún... ¿aún estás enojada conmigo por todo eso?

-¡Claro que aún estoy enojada contigo!... No es fácil perdonarte Sasuke, intentaste matarme, me llamaste una molestia cuando te amaba, y luego, simplemente regresas, así, sin más... te quiero, eres mi amigo, pero, aún estoy aprendiendo a perdonarte. —Sakura se limpió nuevamente el rostro y respiró profundamente, miró a Sasuke directamente a los ojos, sabiendo que lo que iba a decir tenía que ir cargado de toda su determinación y valor.

-Tienes que dejar de jugar, sé un adulto y hazte responsable de él como él lo ha hecho siempre de ti. Si no quieres estar con él con el compromiso que conlleva entonces termina todo de una vez, y si quieres permanecer a su lado, entonces basta de hacerlo esperar.

La escuchó atentamente, aceptó cada palabra, cada lágrima, cargó con la consecuencia de sus actos, con el resultado de haber llevado hasta el límite a las personas a las que consideraba su familia, y aunque dolía, lo tomó todo, porque sabía que lo merecía tanto como Sakura merecía reclamar todo aquello.

Sin embargo, ¿podía aceptarlo?, ¿estaba realmente dispuesto a aceptar lo que Naruto quería y esperaba de él?, ¿en dónde quedaba él entonces?, como persona, como hombre, como omega, ¿eso era lo único que podía hacer?, ¿ofrecer absoluta obediencia sin importar sus propios anhelos?

-Yo realmente lamento haberte lastimado tanto, Sakura.

Por el momento, eso era lo único que podía hacer, porque ella lo merecía a la misma magnitud que Naruto, una disculpa.

Sakura le sonrió aún con las pestañas húmedas y terminó de romper la distancia entre ellos para abrazarlo.

-Perdón por gritarte... Solo.. quiero que sean felices... ambos.

• ⋅❲ ❘ ︶︶︶︶︶ ❝☪❞ ︶︶︶︶︶ ❘ ❳⋅ •

La siguiente parada luego de aquel momento con Sakura, era el trabajo en la construcción.

Luego de enterarse que el siguiente gran proyecto era el puente Degarashi, un proyecto que él había propuesto a Hinata, le habían extendido una invitación para participar ello, invitación que rechazó.

No le había mentido a Sakura, no pensaba dejar de ser un shinobi para dedicarse a la construcción, sin embargo, había encontrado un pasatiempo interesante en ella, era casi terapeútico ayudar a levantar partes de la aldea cuando él había participado en la destrucción de otros lugares, sentía que expiaba un poco de sus pecados con cada muro levantado.

Pero el puente requería de mucho más tiempo y distancia, había que viajar indefinidamente hacia el país del Té y luego de escuchar a Sakura, le quedaba claro que espacio y tiempo entre él y Naruto era algo que estaba fuera de discusión, no pensaba empeorar las cosas cuando al fin alguien le había dado algo de rumbo sobre que hacer. Y para ser honestos, tampoco sabía si le darían el permiso para salir de la aldea con ese motivo, era consciente que aún era vigilado por un miembro de ANBU a la distancia

-Si cambias de parecer, tienes un lugar en el proyecto. — Le había dicho Ren mientras lo mandaba a ayudar en trabajos más pequeños alrededor de la aldea, no eran la gran cosa pero, le daban el tiempo suficiente para dedicarse a otros temas.

Volvió a casa temprano, mucho antes de la hora habitual en que Naruto solía aparecer, llevaba una bolsa de compras en manos con ingredientes para preparar ramen, se tomó un tiempo para poner en orden la casa, no era la gran cosa, casi todo estaba en su lugar pero limpió diligentemente así como colocó un florero con lirios en la mesa, encendió incienso aromático y luego se puso manos a la obra con la comida.

No era fan del ramen como Naruto, sin embargo, hacía esto por él, tal vez, tenía que ceder un poco, hacerse responsable como le había dicho Sakura, hacer las paces con el omega en su interior y tomar un rol más... tradicional.

Se trataba de abrazar una nueva faceta, no de negar todo lo demás que él sabía que era, Itachi le había dicho que si algún día tenía a un alfa a su lado debía que ser por elección y él estaba eligiendo esto ahora. Esta era su elección.

La casa parecía la misma y a la vez una diferente, un lugar más cálido, más hogareño y Sasuke sintió un pinchazo de orgullo de haberlo conseguido con tan poco, el sentimiento incrementó cuando Naruto llegó y su rostro siempre expresivo demostró lo mucho que le gustaba el pequeño cambio.

-La cena está lista, ven a comer.

Le pidió intentando que su voz sonara más a suavidad que a orden, Naruto le miró en silencio y sonrió tímidamente antes de seguirlo hasta la mesa.

-¿Cocinaste ramen? — La sonrisa se hizo más amplia y con ello el sentimiento de orgullo en el pecho de Sasuke creció.

-Nunca dije que no supiera hacerlo y se que es tu favorito así que si, preparé ramen... para ti.

La frase fue muriendo en sus labios al sentirse de repente avergonzado por mostrar por primera vez en su vida una actitud como aquella.

Naruto en su lugar comenzó a comer, la felicidad en su rostro parecía solo crecer, alagó el platillo como si hubiese sido el mejor ramen de toda su vida, Sasuke sabía que exageraba y aún así, se permitió disfrutar de los cumplidos, del calorcito agradable en su pecho.

Cuando la cena se terminó, envió a Naruto a tomar un baño mientras él se dedicaba a limpiar y poner en orden. Miró fijamente el vaso de cristal en sus manos mientras el agua de la llave se llevaba la espuma con la que lo había lavado, este tipo de vida era la que estaba eligiendo, era su elección, suya.

Cuando entró a la habitación principal encontró a Naruto secándose el cabello, se acercó en silencio y le hizo sentar en la cama para él continuar con la tarea, por alguna razón recordó a sus yo de años atrás, cuando estaban en medio de su misión en el país de Las Olas, cuando aprendían apenas a concentrar el chakra en los pies para caminar por los árboles, recordó la forma en que regresaron luego del entrenamiento, apoyándose en el otro, felices del cansancio y aún sin estar dispuestos a parar la competencia. Sonrió.

-¿Estás bien? Estás muy callado

Naruto levantó la mirada hasta que encontró la suya, pasó sus dedos por el cabello rubio, le gustaba cómo se sentía en sus yemas, le hacían sonreír un poco más, miró sus ojos azules, seguían siendo los mismos que le miraban con desafío en sus recuerdos pero había algo más, cariño, devoción, amor.

Se inclinó hasta atrapar los labios ajenos con los suyos, el beso fue lento al igual que sus movimientos, se trepó con cuidado en el regazo contrario y suspiró entre sus bocas al sentir las manos contrarias sujetándolo de las caderas, acercándolo más al cuerpo que tenía debajo suyo.

Las cosas escalaron con prisa, la ropa fue desapareciendo del camino para dejar que sus cuerpos se encontraran en caricias y besos, se movieron en más de una posición por la cama simplemente entregados al momento.

Los labios de Naruto recorriendo su cuerpo se sentían a gloria y pecado, no pudo evitar arquear la espalda cuando bajó hasta su ombligo, rodeándolo de besos húmedos y mordidas gentiles, sin embargo, cuando bajaron hasta su cicatriz el éxtasis fue remplazado por ansiedad, sus manos buscaron con prisa tomar el rostro ajeno de las mejillas y dirigirlo con cuidado hasta que alcanzara su altura, volvió a besarlo, esta vez con una pasión diferente, con más hambre, más necesidad.

-Te elijo a ti...

Murmuró apenas audible, sin saber si lo había dicho para su amante o para si mismo, como un mantra que intentaba grabarse en la piel a base del toque ardiente en su cuerpo; Naruto pareció escucharlo de todas formas porque enseguida regresó a hundirse en su cuerpo y el empuje de sus caderas se volvió más profundo, más certero, más primitivo.

Sasuke arañó con una mano su espalda, con la otra se sostuvo de las sábanas bajo su cuerpo, de igual manera no hubo forma de detener la ola de placer que rompió por todo su cuerpo llevándolo al orgasmo.

Los minutos pasaron, ellos permanecieron abrazados con las respiraciones aún agitadas, sus pechos subiendo y bajando en sincronía mientras mantenían sus manos unidas con dedos entrelazados.

-Te amo...

Le escuchó decir la frase que nunca se decían pero que ambos sabían era una realidad entre ellos. Se apretó un poco más a su cuerpo, refugiándose en su calor.

- Y yo a ti...

Respondió igual de bajo, como si al hablar más alto estuviesen rompiendo alguna regla no dicha.

Podía acostumbrarse a esto, a los días tranquilos y a las noches de intimidad, podía hacerlo, era su elección después de todo.

• ⋅❲ ❘ ︶︶︶︶︶ ❝☪❞ ︶︶︶︶︶ ❘ ❳⋅ •

Renji y Reiji Hyuga habían encontrado un nuevo amigo de juegos, tenían apenas poco más de un año pero eran niños bastante activos, les gustaba explorar en los jardines de su hogar, jugar alrededor del gran estanque de peces koi y su actividad favorita nueva era tomar a Sasuke, cada uno de una mano, y hacerlo partícipe de sus recorridos.

Sasuke llevaba media semana yendo a casa de Hyuga Hinata. Ren había partido para la nueva construcción y le había dejado encargado un proyecto especial, la remodelación de su propio jardín interior, aunque concentrarse en el trabajo resultaba complicado cuando los gemelos se le acercaban en cada oportunidad pidiendo su atención.

Le agradaban, eran pequeños y apenas hablaban pero encontraba una paz placentera al convivir con ellos.

-Tienes que dejar de hacer lo que los gemelos quieran, así nunca vas a terminar el trabajo.

Hinata se acercó con una tetera y dos tazas mientras él les mostraba los peces a los niños que parecían prestar extrema atención a lo que Sasuke dijera.

-Ven a tomar un poco de té, está recién hecho.

Se sentaron a la orilla del jardín mientras miraban a los gemelos aun jugando alrededor, el clima estaba agradable y de nuevo Sasuke se preguntó si estaba haciendo las cosas como esperaban que las hiciera.

-Últimamente, te ves algo bajo de energía, ¿todo está bien?

Hinata, siempre perspicaz, le habló con un tono tan maternal que lo desarmó enseguida.

-Tú... ¿eres feliz con tu vida?, esto es... ¿lo que siempre quisiste?

Los últimos días, Sasuke había hecho todo lo que estaba en sus manos por ser el omega que se suponía debía ser, una persona más hogareña, más dedicado al cuidado de su casa y de su familia, en este caso de su pareja.

Recordaba las lecciones de la academia que había tenido que tomar junto al resto de los omegas, esa donde les habían remarcado cuál era su lugar, cuáles eran sus obligaciones. La época de guerra en la que había nacido había obligado a la aldea a aceptar que los omegas también se convirtieran en shinobis, hacían falta manos en la batalla, y aún así, les habían dejado en claro que después de la pelea, ellos tenían la obligación de volver a casa, mantenerla a flote, complacer a un alfa, criar hijos.

Había huido durante toda su vida que lo encasillaran en ese estereotipo pero ahora que vivían en un ambiente de paz, era lo único a lo que podía aspirar. Y él lo aceptó, eligió esto porque era lo más justo para Naruto y la relación que intentaban tener.

Aunque fuera incapaz de darle aquello, en todo lo demás, tenía que intentarlo... sin importar que tan vacío le hiciera sentir.

-No de la manera que esperé, pero si.

Sasuke la miró expectante, aún sediento de comprender que era lo que hacía tan diferente a Hinata Hyuga de él. La mujer le sonrió con dulzura, la misma que usaba para explicarle algo a sus pequeños hijos.

-A veces, necesitas renunciar al camino que creíste correcto para llegar a la meta, lo importante es no perderse en el proceso.

Y sin embargo, en los últimos días, Sasuke se había sentido completamente desorientado.

-¿Vale la pena? — Su voz sonó baja, su vista se mantuvo pegada a la taza de té en sus manos. Hinata entonces miró hacia los gemelos, quienes caminaban con pasos tambaleantes.

-Valió completamente la pena — Contestó segura de sus palabras, su voz sonaba igual de suave pero Sasuke podía sentir el peso y la firmeza con la que la mujer había hablado.

-Pero Sasuke... ¿estás seguro de haberte trazado la meta correcta?

Era la meta correcta, ¿no?, desear una vida tranquila junto a la persona que amaba, el camino tenía que valer la pena también para él, y aunque lo pensó, fue incapaz de responder en voz alta.

• ⋅❲ ❘ ︶︶︶︶︶ ❝☪❞ ︶︶︶︶︶ ❘ ❳⋅ •

El resto de la semana fue lento, cumplió algunas misiones de bajo rango, continuó trabajando en la remodelación del jardín de los Hyuga, siguió con su rutina de ejercicio con Sakura y se dedicó a ser el omega que debía ser en casa.

Naruto se veía más cómodo, sonreía más, le había contado durante la cena del jueves, que una profesora de la academia ninja, una mujer beta que llevaba cada semana el informe a Kakashi sobre como se desarrollaban los nuevos estudiantes, le había dicho: "se nota que tienes un omega en casa", no supo si se refería al hecho de que Naruto ya no salía sin desayunar, o a que ahora se llevaba un almuerzo cada día en una caja de bento, o si era alusión a que la apariencia de Naruto ahora se veía mucho más cuidada, o si era que sus feromonas ahora iban mezcladas con las suyas, lo que fuera, a Naruto le había hecho feliz el comentario, se lo había contado con tal felicidad que Sasuke únicamente pudo sonreír, aunque por dentro, el hueco que había estado sintiendo en la boca del estómago, se sintió más grande.

Como fuese, era algo bueno, ¿cierto?, estaba haciendo un buen papel y los demás comenzaban a notarlo.

• ⋅❲ ❘ ︶︶︶︶︶ ❝☪❞ ︶︶︶︶︶ ❘ ❳⋅ •

-Sasuke, tengo un favor que pedirte

Kakashi le había mandado a llamar el sábado en la mañana, supo que no se trataba de una misión enseguida, era realmente un favor especial.

-Tengo el día lleno de reuniones, Shikamaru debe venir conmigo a cada una e Iruka es uno de los vigilantes del examen chunin de este año, pasará todo el día en eso. Por favor, cuida de Yui.

No pudo negarse, en primera porque era un favor directo de Kakashi, en segunda, porque Yui lo miraba fijamente esperando a su respuesta.

Sin embargo, cuidar de Yui no fue especialmente difícil, era inquieta pero nada que no pudiera manejar, la había llevado de la mano por la aldea, le había comprado un peluche y la había trepado a sus hombros cuando estuvo cansada.

-¿Cuántos años tiene tu hija? — Le preguntó la mujer que vendía dangos cuando se detuvieron a comprar, Sasuke dudó un momento.

-Tiene tres... Pero no es mi hija, solo la estoy cuidando.

-Entonces harás un buen trabajo cuando tengas a los tuyos — La mujer fue amable, pero igual no pudo evitar sentir una punzada de dolor atravesarle el pecho.

Había ya oscurecido cuando Iruka apareció en la puerta de su hogar, Yui dormía en la cama de la habitación principal así que le hizo pasar para que pudiera tomar a la niña.

-No sabes cuanto te agradezco, nos salvaste hoy, Sasuke.

-No fue nada. — Contestó de forma simple, de todas formas Iruka volvió a sonreírle.

-Naruto tiene un excelente omega a su lado, estoy seguro que lo harán bien cuando tengan a los suyos. — Le vio marchar, apenas y pudo cerrar la puerta antes de que sus piernas perdieran la fuerza, se sentó en el piso, espalda apoyada aún en la puerta, ¿por qué todos estaban tan empeñados en recordarle eso?, dolía, era una punzada que comenzaba en el pecho y se expandía por todo su cuerpo.

Sintió sus ojos humedecerse, pero se negó a darse el permiso de soltar cualquier lágrima, Naruto regresaría en cualquier momento y se negaba a mostrarse así, vulnerable, roto, vacío.

En su lugar, cuando Naruto llegó a casa esa noche, encontró a Sasuke leyendo un libro en la sala, el olor a comida recién preparada inundaba el hogar, ingresó igual de feliz como siempre, ajeno a cualquier otra cosa que no fuera la imagen del omega perfecto que Sasuke le había dado durante toda esa semana.

• ⋅❲ ❘ ︶︶︶︶︶ ❝☪❞ ︶︶︶︶︶ ❘ ❳⋅ •

Con el inicio de una nueva semana, Sasuke se prometió a si mismo sacudirse las dudas, había sido difícil adaptarse, pero no imposible. Estaba seguro que hacía todo lo que estaba en sus manos para hacerse responsable de su relación con Naruto, justo como Sakura le había dicho, estaba poniendo todo de si.

Sin embargo, había un tema aún pendiente.

Él, había dicho con toda seguridad y apenas una semana atrás, que no deseaba casarse, habían tenido una discusión sobre eso, sin embargo, sabiendo ahora que quien debía cambiar era él, consideró de nuevo la propuesta, tal vez si era tiempo de hacer todo oficial.

Aún había temas que necesitaba hablar con Naruto, sin embargo, quería sacar a colación el tema del matrimonio, ya de lo demás se encargaría sobre la marcha, si tan solo fuera igual de fácil pensarlo a hacerlo.

No podía simplemente un día despertar a Naruto y decir, "ey, lo reconsideré, siempre si quiero casarme", por esa razón, el martes, cuando se vio con tiempo libre durante su día, se encaminó hacia la torre del Hokage.

No pensaba decirlo ahí, pero creyó que sería buena idea pasar y pedirle a Naruto que no se atrasara en llegar a casa esa noche porque había algo importante que quería hablar.

-¿Reunión con el consejo? — Una kunoichi de rango chunin que se encargaba de recepcionar a la gente, le había avisado que Naruto no se encontraba disponible en ese momento, le pareció raro que no le contara sobre su reunión con el consejo, los ancianos no te mandaban a llamar de un momento para otro, les gustaba el protocolo, la reunión se debió planear con tiempo pero Naruto no se lo había contado aún cuando siempre se esmeraba en decirle absolutamente todo lo que hacía durante su día.

-Puedes esperarlo en su oficina, la reunión debe estar por terminar

Agradeció y se dirigió a la oficina, era pequeña, ubicada en el segundo piso, en donde recibía lecciones de política y relaciones con la finalidad de prepararlo para su futuro puesto.

La oficina estaba hasta cierto punto ordenada, era el escritorio el que era un desastre lleno de papeles y pergaminos. Tomó asiento en la silla principal, no estaba prestando especial atención en nada hasta que sus ojos se toparon con la antigua foto del equipo siete, el equipo que habían formado con ellos dos y Sakura, liderados por Kakashi.

Sonrió levemente ante la imagen, Sakura se veía tan feliz en esa fotografía mientras que él y Naruto no habían tratado de ocultar su disgusto, recordó el día que los agruparon como equipo, cuando Naruto había terminado atado a un tronco por Kakashi y él había roto las reglas para ofrecerle algo de comida.

Hasta ahora seguía preguntándose si lo había hecho realmente por un sentido de protección y empatía por alguien de su equipo o si una parte de él lo había traicionado al ver en problemas al chico que siempre había sido algún tipo de amigo a la distancia.

Puede que nunca lo dijera, que era algo que se llevaría a la tumba, sin embargo, él tenía grabado a Naruto en la mente desde niños. Había deseado tantas noches el poder acercarse a él, preguntarle si la falta de una familia dejaría de doler en algún momento, si tenía alguna manera de hacer más llevaderos los días especiales en donde todos celebraban con sus familias pero ellos la pasaban solos, o si había una forma de sentirse más valiente en medio de una tormenta cuando eras únicamente un niño viviendo a solas con apenas un poco de dinero al mes para subsistir.

Sasuke nunca lo diría, pero aunque nunca se atrevió a preguntarle nada de eso a Naruto, saber que había alguien más que compartía su soledad, le hacía sentir extrañamente acompañado.

Extendió una mano para tomar la fotografía, sin embargo, su atención fue atrapada antes por el folder que había a un lado del marco de madera. Recitaba con una caligrafía bien cuidada el título "Candidatos Omega", su mano se desvió de su objetivo para tomar el folder, lo abrió con cuidado y deseo fuertemente no haberlo hecho.

Página tras página, foto tras foto, palabra por palabra, sentía que el hueco en la boca de su estómago se hacía cada vez más grande, más insoportable.

La puerta de la oficina se abrió y Sasuke, aunque con todas las ganas de huir de ahí, se obligó a permanecer, a enfrentar el camino que había elegido.

Notes:

Yo se que dije que Sasuke iba a sufrir en esta historia pero la que más está sufriendo soy yo.

Esta no es la "canción del capítulo" pero como tengo déficit de atención necesito poner una sola canción en un bucle infinito mientras escribo para poder concentrarme, lo que escuché esta vez fue "Never tear us apart" de Paloma Faith y luego si me gustó como tema musical para la parte sensual de Naruto y Sasuke.

Muchas gracias por leer hasta aquí!

Chapter 7: Sacrificio

Notes:

(See the end of the chapter for notes.)

Chapter Text

Cuando la puerta de la oficina se abrió, no supo si sentirse aliviado o irritado de encontrarse con Shikamaru Nara, él aún mantenía los documentos en sus manos y el hombre que acababa de ingresar lo notó enseguida.

-¿En dónde está? — Preguntó sin dar tiempo a nada más, Shikamaru cerró la puerta.

-En una reunión con Kakashi... ¿qué es..

-¿Qué es esto? — Volvió a hablar mientras elevaba los papeles que aún sostenía, Shikamaru se tomó unos segundos para contestar, claramente no quería tener esa conversación.

-No creo que deba ser yo quien te explique, Naruto...

-Naruto no está aquí ahora, te pregunto a ti, ¿qué es esto? — Sin embargo, Sasuke necesitaba una respuesta en ese momento, la que fuera. Shikamaru se tomó unos segundos más, se notaba que repasaba en su cabeza las opciones que tenía para proceder, podía mentir, podía negarse a hablar, pero al final, era Sasuke Uchiha quien le preguntaba, era consciente de que no era una persona a la que simplemente pudiera despacharlo con evasivas.

-Esos son los candidatos propuestos por el consejo de Konoha — Respondió al fin, sabiendo que no había nada más para hacer.

-¿Candidatos a qué? — Sabía bien para qué, sin embargo, por dentro aún esperaba una explicación diferente.

-Para que Naruto pueda conseguir un omega... Escucha, realmente no quiero hablar de esto contigo, pero si no tengo otra opción, solo puedo decirte que no tienes nada de qué preocuparte, él quiere casarse y tener hijos contigo, el consejo sólo está presionando para que lo haga más rápido, puro protocolo para que pueda ascender a Hokage.

Shikamaru hablaba genuinamente restándole importancia al asunto, al final, todos los de su generación, todos los que conocían a Naruto y Sasuke sabían de sobra que ellos estaban juntos, que lo seguirían estando y que en algún punto los verían casarse, tener hijos, envejecer juntos, lamentaba tener que anunciarle a Sasuke que Naruto planeaba adelantar sus planes de matrimonio por una formalidad requerida pero era el mismo Sasuke quien había preguntado.

Sin embargo, Shikamaru pudo ver el momento exacto en que algo cambió en los ojos de Sasuke y como pareció perder una parte importante de si mismo, quiso preguntar si estaba bien pero, por primera vez en mucho tiempo, Sasuke utilizó el poder de teletransportación de su Rinnegan, provocando que desapareciera en cuestión de segundos.

-Maldición... Le voy a tener que decir a Naruto.

• ⋅❲ ❘ ︶︶︶︶︶ ❝☪❞ ︶︶︶︶︶ ❘ ❳⋅ •

Usar el Rinnegan para trasladarse después de tanto tiempo le provocó náuseas, o tal vez el malestar se debía a la información que acaba de obtener y no al uso del doujutsu, cualquiera que fuese, se sentía terrible.

Tenía el estómago revuelto y un dolor punzante en la cabeza, ni siquiera pensó correctamente hacia donde se movería, simplemente necesitaba salir de esa oficina, apareció en el cementerio, aún con los documentos en sus manos, los miró un momento antes de apartar la mirada.

Se movió sin prisa, el cementerio estaba vacío a esa hora y agradeció que fuera de esa forma. En un área cercana se encontraba el monumento a los ninjas caídos en batalla, cuando estuvo frente a la piedra labrada leyó con atención, había nombres que no conocía y otros tanto que si, como el de Neji Hyuga, quien había perdido la vida en la guerra ganándose de esa forma un espacio en aquel monumento.

Siguió pasando nombres hasta que se topó con el que verdaderamente le interesaba, ahí, dentro de esa larga lista, habían agregado "Itachi Uchiha".
El nombre era fácil de perder entre tantos, sin embargo, para Sasuke, era el único nombre que le daba sentido a estar parado en ese sitio. Era algo pequeño, insignificante para muchos, pero después de tanto tiempo, Kakashi había logrado sacar el nombre de su hermano del libro bingo y agregarlo al conjunto de nombres de quienes habían dado su vida por Konoha.

Permaneció un largo rato con la mirada fija en el nombre de su hermano, le había fallado en tantos aspectos, lo había odiado tanto y a veces aún pensaba hacerlo, por mucho tiempo fue lo único que le dio sentido a su vida, su único propósito había sido asesinarlo, al costo que fuera, haciendo cualquier sacrificio necesario.

-Es tu culpa...

Se sorprendió al murmurar aquello, con una voz tan baja que por un momento se preguntó si realmente lo había dicho o pensado, sin embargo, cualquiera estaba mal, él sabía la verdad ahora, entendía que la mayor víctima de todo había sido Itachi y aún así, había días, como ese, que aún sentía todo el odio y el rencor nublando sus pensamientos, si tan solo hubiese sabido, si tan solo Itachi hubiese dejado una pequeña pista, pero nada, se mantuvo años alimentando al demonio de la venganza y había tomado decisiones que ahora no tenía forma de solucionar, decisiones que iban a costarle la reciente felicidad que había logrado construir.

¿Estaba acaso maldito?, ¿tenía encima alguna maldición que lo ataba a la soledad?, ¿o era él mismo quien siempre terminaba autosaboteando su felicidad?, Itachi había hecho tanto para poder darle la promesa de una vida, para asegurarse que él estuviera a salvo, que pudiera elegir un camino diferente y él... él había deshonrado su esfuerzo y sacrificio.

Colocó una mano sobre el nombre de Itachi, con miedo, como si estuviese profanando algo sagrado con las manos manchadas de culpa, sintió su garganta cerrarse y sus ojos humedecerse, porque una vez más, lo había arruinado, una vez más se burlaba del sacrificio de Itachi para que él pudiese gozar de una vida tranquila.

-Perdón... — Murmuró igual de bajo, igual de roto.

• ⋅❲ ❘ ︶︶︶︶︶ ❝☪❞ ︶︶︶︶︶ ❘ ❳⋅ •

Estaba siendo un día difícil para Naruto, el consejo volvía a presionarlo con el tema del matrimonio, apenas y había logrado esquivar sus preguntas e insistencias para cuando le notificaron de su siguiente reunión con Kakashi.

-Dijiste que te casarías en dos meses Naruto Uzumaki y ni siquiera sabemos quién es el omega, si no tenemos una respuesta clara pronto comenzaremos a analizar la lista de candidatos.

La sentencia fue clara y Naruto, aunque había progresado significativamente en su relación con Sasuke en la última semana, tampoco consideraba que las cosas estuvieran en el mejor momento como para traer de regreso el tema del matrimonio.

Matrimonio... Si lo pensaba él tampoco estaba seguro de estar listo para eso, no era como Shikamaru y Temari que se habían gustado y coqueteado por años desde que eran adolescentes, que habían estado el uno para el otro en los peores momentos y que habían planeado una vida juntos desde mucho tiempo atrás.

Sasuke y él, aunque se conocían de toda la vida, aunque se amaban profundamente, habían intentado matarse, se habían perseguido, se habían hecho daño. Mientras que Shikamaru y Temari iban a su primera cita oficial, él había estado trazando la ruta para que su misión de búsqueda cruzara su camino con el de Sasuke, había estado entrenando hasta llevar su cuerpo al límite para estar preparado, porque sabía que su reencuentro no sería de abrazos y saludos afectuosos, sería de combate.

Y ahora que al fin, después de tanto podían estar juntos y en paz, quería vivir esa etapa que se habían negado, quería salir con él a citas, ver el atardecer juntos, desvelarse mientras se contaban las cosas más cotidianas e irrelevantes que habían vivido en su tiempo separados, para él no había prisas y para Sasuke tampoco, pero... el consejo y sus estúpidas reglas.

Ser Hokage era el sueño de toda su vida, todo su esfuerzo se reducía a eso, lo anhelaba con tantas fuerzas y la única manera de conseguirlo era saboteando su relación. Tal vez podía negociar con el consejo, él no estaba tomando el puesto aún, podía esperar a casarse con Sasuke hasta que el cambio de Hokage fuese una realidad, pero, su idea se vino abajo en su siguiente reunión, con Kakashi.

-¿A qué te refieres con el siguiente año?

Kakashi acaba de informarle, en una reunión privada, que en seis meses más pensaba dejar su puesto como Hokage y cederle el sitio a él.

-Lo he estado pensando mucho, he vivido ya muchas guerras, he perdido a mucha gente, lo único que quiero ahora, es estar con mi familia y mis amigos, llegar lo suficientemente temprano a casa para que Yui me enseñe el dibujo que hizo en el día, ver a Iruka despierto y no dormido sobre la mesa porque me esperó hasta donde pudo, Gai está progresando en su recuperación, quiero ir a un viaje de aguas termales con mi mejor amigo, ser Hokage ha sido un honor que nunca pedí, lo hago con toda la devoción que tengo por nuestra aldea, pero es tiempo de ceder el lugar para ti.

Excelente, el tiempo límite de nuevo marcaba una nueva fecha, su día estaba siendo cada vez peor, pero, la cereza del pastel fue cuando terminó la reunión con Kakashi y Shikamaru le informó que Sasuke había ido a buscarlo y que había visto el listado de omegas en su escritorio.

-No estoy seguro de si estaba enojado, pero definitivamente no se encontraba bien.

Al diablo el resto del día, tenía que ir a buscarlo, conocía a Sasuke, su forma de reaccionar ante algo que se salía de sus manos, tenía que explicarle como eran las cosas, que era únicamente un protocolo tonto, que eso no tenía que cambiar nada entre ellos.

Salió sin importarle que Shikamaru le estuviese recordando todos los pendientes que aún tenía en el día y fue a buscar a Sakura al hospital, lamentablemente su amiga no lo había visto; corrió entonces hacia su restaurante favorito, lo encontró vacío, campos de entrenamiento, nada, Sasuke no estaba en ningún sitio.

-¿Naruto? — La dulce voz de Hinata Hyuga le hizo detenerse un momento, vio a su amiga con los gemelos tomados en cada mano, parecían haber estado de compras en la aldea.

-Hinata, ¿has visto a Sasuke?, no puedo.. no puedo encontrarlo — Su voz debió sonar más angustiada de lo que quería porque pudo ver la expresión en el rostro de la mujer, no eran necesario sus ojos con Byakugan para que notara lo alterado que estaba, ¿podían culparlo?, Sasuke tenía un historial de huir sin avisarle a nadie, era una fuerza de la naturaleza imparable después de todo.

-¿Has intentado en casa?, si has tenido un mal día, no hay mejor lugar que tu hogar.

Por supuesto, el último lugar que se le había ocurrido era su propia casa, agradeció apenas antes de irse hacia la dirección opuesta, saltó entre los techos de las casas y corrió como si estuviese cumpliendo una misión y al poco tiempo estaba al fin abriendo la puerta de su hogar.

La tarde había pintado de un tono anaranjado el espacio y marcado las sombras de un azul oscuro que le daban un ambiente agradable al lugar, sin embargo, cuando encontró a Sasuke sentado en el sofá de la sala, con las hojas de los candidatos en la mesa del centro, el aire alrededor ya no se sintió tan agradable.

-Shikamaru me dijo... — Comenzó a hablar sin saber exactamente que decir, se acercó con cautela, la luz anaranjada iluminandolo directamente. — Sasuke, no estaba intentando ocultarte nada de esto, solo no quería que te preocuparas o que pensaras cosas que no son, ahora veo que fue un error no compartirlo contigo.

-¿Por esto me pediste que nos casáramos? — La pregunta fue rápida, Sasuke no lo miraba, sus ojos seguían clavados en los papeles de enfrente.

-Fue la razón por la cual lo hice tan a prisa... Claro que quiero casarme contigo pero mis planes no eran hacerlo tan pronto, esto no es nada más que un protocolo, no significa nada. — Había decidido ser sincero, con Sasuke tenía que ser así.

-¿Esto es lo que esperas de mi? — Sasuke al fin levantó la mirada, se miraron fijamente y podía sentir cómo las cosas se tensaban aún más. — Un protocolo y nada más.

-No lo dije en ese sentido — Se apresuró a contestar, tenía que ser más claro pero comenzaba a sentir que las cosas se le salían de las manos.

-¿Y entonces qué es? No me digas que esto no es lo que realmente quieres cuando llegas cada día con esa estúpida sonrisa en la cara, un omega en casa, que tenga todo perfecto, siempre a tu espera, a tu disposición, ropa limpia, comida preparada y que te caliente la cama

-¡¿De qué estás hablando?!, ¡Las cosas no son así!

-¡Es exactamente como son!, ¡todo esto me tiene enfermo, lo intenté por tí, por nosotros pero lo odio, odio esta estúpida casa, odio como me hace sentir estar aprisionado!... No soy nada de lo que son los omegas en tu lista. —Sasuke se había puesto de pie, en algún momento el jarrón con lirios de la mesa había terminado contra la ventana y las hojas con los candidatos del consejo fueron arrojadas contra su pecho.

-¡Si tanto lo odiabas debiste haber dicho algo, no sólo fingir que todo estaba bien y luego explotar así!, ¡te dije que no quería que fueras alguien que no eres, pero ¿cómo iba a saber que eras tan infeliz si no dices nada?!

-¿Alguien que no soy?, ¡Eso es exactamente lo que quieres que sea!

-¿Qué pasa contigo? — Estaba confundido, entendía su parte de la culpa en la confusión pero Sasuke no estaba siendo justo, ni lograba entenderlo.

-¿Te pidieron o no que te casaras con un omega para ser Hokage?

-Sasuke... — Suavizó la voz sabiendo que el tema era algo que siempre había acomplejado a Sasuke, sin embargo, tenían que hablar directamente de esto. — Eres un omega, te guste o no.

-¿Y eso nos obliga a casarnos y a tener hijos?

-Te lo dije, tampoco quería que fuera así pero necesito cumplir con esto para ser Hokage, quiero estar contigo, de aquí a siempre; casarnos, hijos, llegaría en algún momento de todas formas.

-Sin embargo... esa es la fantasía que decidiste armar, porque la realidad es que no puedo hacerlo.

-Se que te abruma la idea, también a mi, pero es solo para cumplir con la orden del consejo y...

-¡No estás entendiendo, Naruto!, ¡No puedo, no puedo darte lo que quieres!, ¡ve y dile al consejo que tu plan es casarte con el traidor de la aldea, con un omega inservible!

Había discutido múltiples veces con Sasuke desde que lo conocía y aún así, esta era la primera vez que lo veía así, tan agitado, tan desesperado, parecía que se ahogara y no fuera capaz de aspirar aire.

-Sasuke, ¿de qué estás hablando? — Era como si hablaran unilateralmente, él hablaba de una simple formalidad, Sasuke parecía hablar de algo mucho más profundo, algo que lo estaba carcomiendo desde adentro.

-¿No lo sabes?... Naruto, has visto la cicatriz más de una vez... no puedo darte hijos, ni a ti ni a nadie.

Claro que la había visto, la cicatriz en la parte baja de su vientre, no solo la había visto, era consciente de la forma en que Sasuke apartaba sus manos cuando la tocaba, como era lo primero que cubría de su cuerpo, había notado la incomodidad pero no había imaginado nada fuera de lo habitual, siempre la vio como una herida de guerra más en su piel.

-¿Qué fue?... ¿Quién te hizo daño? — Una parte de él dejó de pensar en el consejo, en los protocolos y las reglas, solo quería saber quien le había hecho daño a Sasuke, encontrar a esa persona y hacerle pagar.

-Fui yo — La respuesta sin embargo, lo sacudió tanto que por un momento pensó que se había imaginado su voz.

-¿Qué..

-¡Fui yo!, ¡yo lo hice!, ¡Yo me abrí el vientre, yo metí una mano y activé un chidori!, ¡yo me aseguré de cerrar esa puerta, yo me aseguré que nunca un alfa pudiera usarme de esa manera! — El rostro de Sasuke estaba lleno de ira y dolor, sin embargo, ante aquella revelación Naruto dejó de prestar atención, en ese momento su cabeza estaba llena de una cascada de pensamientos.

-¿Por qué? — Fueron las únicas palabras que lograron escaparse de sus labios, confundido aún, con un peso sobre el pecho que le dificultaba respirar.

-¡Porque era mi única opción! ¡Porque tú no sabes cómo es vivir sabiendo que sin importar qué, en cualquier momento tu propio cuerpo va a traicionarte y yo no podía arriesgarme a eso, yo tenía una meta y di todo para llegar a ella, lo que costara y lo volvería a hacer!

-¿No te arrepientes ni un poco de lo que hiciste? — Quiso saber. No. Necesitaba saberlo, porque una parte de él lo entendía, pero otra, se sentía herido. Tiempo atrás, al estar lejos, Naruto había caído dormido múltiples veces preguntándose si alguna vez Sasuke pensaba en él, porque él lo hacía, soñaba con tenerlo de regreso, con tomar sus manos, con crecer juntos, formar una vida juntos, pero ahí estaba su respuesta, Sasuke nunca tuvo un lugar para Naruto en sus pensamientos y mucho menos en su futuro.

Sasuke lo miró con las cejas apretadas, parecía dispuesto a iniciar un combate en cualquier momento.

-Lo que realmente quieres saber, es si me siento culpable de quitarte la oportunidad de ser Hokage — No era una pregunta, era una afirmación, no lo había pensado pero ahora que lo mencionaba descubría una parte aún más dolorosa de la situación.

Vio a Sasuke cerrar los ojos un momento, y por un momento fue capaz de ver la expresión de dolor en su semblante, el leve temblor de sus labios, deseó acortar la distancia y consolarlo, sin embargo, Sasuke volvió a abrir los ojos para regresar su mirada a la suya, enfrentándolo como estaba a acostumbrado a hacerlo y en ese momento lo supo, supo exactamente lo que Sasuke diría.

-Sasuke... por favor, no hagas esto de nuevo — Aún no había dicho nada, pero Naruto estaba sintiendo como todo comenzaba a derrumbarse. — Por favor, te lo ruego, podemos resolverlo, no lo hagas.

Sin embargo, Sasuke nunca se había detenido a escuchar sus ruegos, no en el pasado, no en el presente.

-Escoge, nosotros o ser Hokage

Y ahí estaba, una vez más, el mismo hombre, volvía a ponerlo en la misma posición, entre la espada y la pared, elegirlo a él o a su aldea. Sintió la garganta seca, su voz negándose a salir, no quería esto, no de nuevo, no lo merecía.

Sasuke lo miraba expectante mientras el sol se ocultaba y hacía desaparecer el ambiente naranja que los rodeaba, en su lugar, la luz de la luna los iluminó marcando sombras que hacían más duras las expresiones en sus rostros.

El hombre al que amaba o el sueño de toda su vida. Siendo Hokage tendría que tomar decisiones difíciles, sin embargo dudaba que alguna vez hubiese algo que le costara tanto trabajo como esto, que le quemara tanto.

Los segundos pasaron, o tal vez fueron horas, no sabía distinguir otra cosa que no fueran los ojos negros de Sasuke mirándolo fijamente. Los mismos ojos que esa mañana le habían visto con ternura, ahora esperaban expectantes a una respuesta que no quería dar, porque darla significaba el final de todo, significaba perderlo, significaba que había fracasado como hombre, como alfa y aún así, no podía darle la espalda a su sueño.

-Te elegí demasiadas veces a ti, no puedo más.

Tan pronto las palabras fueron dichas sintió un terrible ardor en toda su piel, era como si todo su instinto le gritara que estaba mal, que tenía que aliviar el dolor y lo único que podía hacerlo era el toque de Sasuke.

Sin embargo, con su elección hecha, no había vuelta atrás.

-Es lo que tú eliges.

La voz de Sasuke sonó baja, cargada de resentimiento y en cuestión de segundos lo tenía pasando a su lado, sus hombros apenas rozándose antes de quedarse en completa soledad en aquel lugar. Sus ojos se posaron en las hojas que había esparcidas por el suelo con las fotografías de candidatos, apretó los labios mientras sentía como sus ojos comenzaban a humedecerse, no podía retractarse de su decisión, no podía seguir poniendo a Sasuke por encima de si mismo, no más.

• ⋅❲ ❘ ︶︶︶︶︶ ❝☪❞ ︶︶︶︶︶ ❘ ❳⋅ •

Hinata Hyuga acaba de acostar a sus gemelos para dormir cuando todo su cuerpo se puso en alerta, con todo el entrenamiento que tenía era fácil detectar cuando alguien ingresaba a su propiedad, activó su Byakugan, sus ojos recorrieron cada pasillo, cada habitación, cada salón de su hogar sin la necesidad de moverse de la pieza de los niños, lista para defenderlos de un intruso, sin embargo en cuanto encontró a la persona ajena a su familia que había ingresado, reconoció su chakra y desactivó enseguida su poder ocular para salir de su puesto y averiguar que pasaba.

-¿Sasuke? — preguntó cuando lo vio cruzar el salón que llevaba hacia el jardín principal, aquel en el que había estado trabajando días anteriores.

Sasuke no parecía escucharla, lo siguió hasta que lo vio salir al jardín y detenerse frente al estanque de peces, le daba la espalda y lo vio encorvarse hacia adelante mientras su cuerpo temblaba.

-¿Sasuke?, ¿qué sucede? — Intentó una vez más, no tuvo respuesta, en su lugar, Sasuke cayó de rodillas, se sostuvo con las manos en la tierra, se acercó con precaución aun sin entender qué sucedía, estiró una mano para colocarla sobre su espalda, sin embargo, antes el contacto, Sasuke se llevó una mano al pecho, tenía una mueca de dolor en el rostro y notó como intentaba tomar aire cada vez con más dificultad.

Un ataque de pánico, Sasuke Uchiha estaba en su jardín teniendo un ataque de pánico.

-Respira por la nariz, todo va a estar bien — Su mano lo sujetó esta vez, daba pequeñas caricias en su espalda para intentar tranquilizarlo, Sasuke la miró aún sin poder levantarse, daba bocanadas de aire, se veía con tanto dolor, sabía reconocerlo, ella había estado muchas veces en el pasado en ese lugar.

-Estás teniendo un ataque de pánico, va a pasar, no voy a dejarte solo. — No supo cuánto tiempo estuvo ahí dando caricias en la espalda ajena, se dio cuenta apenas que llevaban un buen rato cuando Sasuke al fin había tomado aire suficiente y dejó salir un aullido de dolor que le retumbó en el centro del pecho, luego llegaron las lágrimas, rápidas, abundantes e imparables.

Lo dejó llorar libremente, porque sabía bien que había veces que eso lograba aflojar un poco la carga, aunque mirando el estado del hombre, supo que no sería así de fácil, la herida por la que lloraba, aun sin saber que la había causado, podía asegurar que tardaría en sanar.

-Quería que me eligiera a mi... -La voz de Sasuke sonó tan diferente a como la recordaba, tan rota y frágil que parecía ser de una persona completamente diferente. Entonces lo recordó, a Naruto por la tarde buscándolo, no podía ser coincidencia que ahora tuviera al último de los Uchiha en su hogar, roto en llanto y diciendo aquello.

Así que había sido Naruto, no era tonta, se había dado cuenta de las limitantes en la relación de ambos apenas habían iniciado, no había mencionado nada, no era de su incumbencia después de todo, pero ahora que veía a Sasuke en ese estado, el mismo en el que ella había estado tiempo atrás, cuando había arriesgado la vida en un intento torpe de salvar a Naruto de Pain, confesando sus sentimientos de paso, para ser ignorada dejando en claro que no era correspondida, no pudo evitar empatizar con su dolor.

Con todo el cuidado que tenía rodeó el cuerpo ajeno entre sus brazos y lo atrajo al suyo, lo dejó apoyarse en ella y llorar, de una forma maternal, llena de cariño, entendimiento y protección.

• ⋅❲ ❘ ︶︶︶︶︶ ❝☪❞ ︶︶︶︶︶ ❘ ❳⋅ •

La mañana había comenzado como cualquier otra para Shikamaru Nara, era temprano cuando ingresó al bosque que protegía su clan desde muchas generaciones atrás, Temari estaba ahí, practicando lanzamiento de kunais, shurikens y fortaleciendo su jutsu de viento.

Shikamaru la miró en silencio un momento, cautivado por la belleza que solo le pertenecía a esa mujer, tan fuerte y delicada a la vez, no tenía idea de qué era lo que había hecho bien para tener el privilegio de ser su esposo, pero cada vez que la miraba agradecía que así fuese.

-Debiste despertarme para entrenar juntos — Habló al fin llamando la atención de la mujer, ella se le acercó con una sonrisa, tenía la respiración agitada, pequeñas perlas de sudor adornando su frente.

-Llegaste muy tarde anoche, quise dejarte descansar — Mientras la escuchaba hablar llevó una mano al cabello rubio de ella para acomodarlo con cariño.

-Lamento haber llegado tan tarde, Naruto enloqueció y se fue corriendo desde temprano, me tocó cubrirle el trasero y terminar de revisar cosas que dejó pendiente.

Mientras hablaba había tomado de la mano a su esposa y comenzaron a caminar de regreso a casa. Hablaron de cosas sin importancia, misiones, amigos, familia; compartieron un baño que se extendió más de lo esperado y desayunaron juntos, una perfecta mañana tranquila y normal.

El día había pintado para ser uno tranquilo al iniciar de aquella manera, sin embargo, para cuando llega a las oficinas del Hokage horas más tarde, con apenas un ligero retraso, supo que algo no estaba bien.

Naruto había llegado primero, por la taza de café casi a terminar en su escritorio podía deducir que llevaba ya un buen rato ahí y sobre todo, supo que algo estaba mal porque su amigo no era el tonto con sonrisa gigante de siempre, no lo miró, no lo saludó, solo estaba ahí, sentado, mirando a un punto fijo en la ventana, con el rostro serio, cansado, ojos enrojecidos.

-¿Sucedió algo? — Se atrevió a preguntar aunque no obtuvo respuesta hasta que unos cuantos segundos pasaron. Naruto colocó el folder de candidatos sobre el escritorio aún sin mirarlo.

-Convoca al consejo, diles que elegí un candidato.

La voz de Naruto sonó apagada, mucho más ronca de lo usual y entonces su cerebro registró lo que significaban sus palabras y todo comenzó a cobrar sentido.

Naruto y Sasuke estaban oficialmente separados.

Notes:

Esta es la forma en que a Sasuke se le regresa todas las veces que Naruto se humilló por él y no más y no.

Aunque es cierto que Sasuke no es responsable de que Naruto le haya suplicado durante toda la historia pero pues para fines de la trama necesitábamos que pagara un poco.

Creo que ambos tienen puntos válidos así como también ambos están equivocados. Me encantaría saber que piensan ustedes de eso.

La escena de ellos discutiendo era lo que más ganas tenía de escribir y luego no me quedé conforme, siento que pudo ser más impactante, aún así espero que lo hayan disfrutado.
Esto es algo que nunca conté en mi perfil de wattpad, pero esta escena de discusión y otras que vienen más adelante están inspiradas en una escena de la serie de "Entrevista con el Vampiro", específicamente en la escena en que Armand y Louis discuten en la segunda temporada. Cuando digo que está inspirado en esa escena es que quiero que mis escenas transmitan la misma emoción. Ambos personajes tienen sus razones y ambos también están equivocados

El siguiente capítulo tendremos flashback de Sasuke para entender más a fondo del porqué tomó decisiones tan drásticas.

Muchas gracias por leer hasta aquí, me harían muy feliz si me dejan comentarios.

Chapter 8: Cicatriz

Notes:

(See the end of the chapter for notes.)

Chapter Text

La familia Uchiha era reconocida por muchas cosas, eran excelentes ninjas, el control de chakra de sus miembros era superior a la media y ni de que hablar de su valiosa técnica ocular, sin embargo, cuando las personas no hablaban del mundo ninja, el clan Uchiha era reconocido por su gran cantidad de alfas masculinos, era casi una regla no escrita, los hombres Uchiha eran alfas, las mujeres Uchiha eran omegas, era ideal para un clan con un valor tradicional tan alto.

Por años, toda Konoha había funcionado de esa manera, aquellos que habían nacido alfas, eran considerados para ir al frente de la batalla, los omegas servían en papeles más seguros, patrullas interinas, equipos de inteligencia, o simplemente delegados al papel más tradicional para el género, el cuidado de la familia.

No era una cuestión de desvalorizar la fuerza de un omega en batalla, era una cuestión de protección hacia aquellos que eran capaces de dar vida, eran tiempos de guerra después de todo y había que tomar caminos previamente analizados, si los omegas morían en batalla, la seguridad de la descendencia peligraba, era una medida preventiva que había funcionado a lo largo de los siglos.

Por esa razón, cuando el segundo género del hijo menor de Fugaku Uchiha había sido revelado, había sido una sorpresa para todos. Los Uchiha hombres eran excepcionales para la batalla, todos en la aldea lo sabían, incluso aún más cuando Itachi, el hijo mayor de la cabeza del clan había demostrado ser un ninja de alta categoría desde una edad muy temprana, todos esperaban lo mismo de Sasuke y todos enmudecieron cuando a sus cinco años el médico de la familia había anunciado desconcertado:

-Es un omega.

Sin importar la corta edad, Sasuke fue consciente del cambio que hubo a su alrededor a partir de ese momento, su madre ya no le dejaba trepar árboles ni salir a jugar a la calle sin supervisión, los otros niños del clan ya no lo invitaban a jugar a los ninjas y sobre todo, se fijó en cómo la mirada de su padre había cambiado cada vez que la dirigía hacia él, podía notar la incomodidad e incluso algo parecido a la decepción. Lo odió.

Sasuke no quería sentirse de esa manera, odiaba la mirada de lástima y la forma en que todos parecían haber sentenciado que a partir de ese momento él era una flor delicada del jardín que había que proteger, todos en el clan eran iguales, todos menos Itachi.

Su hermano mayor era el único que no había cambiado, era el único que lo hacía correr por el bosque que colindaba con la frontera del territorio Uchiha, el único que le permitía trepar por muros de piedras y el único que accedió a entrenarlo en combate y armas.

-Creo que Sasuke debería ingresar a la academia, ya cumplió seis años y el nuevo grupo de niños comenzará en un par de días.

Había sido una cena tranquila en familia cuando Itachi hizo el comentario, el silencio que siguió a aquello fue pesado y Sasuke solo podía alternar la mirada entre su padre y su madre, ambos estaban paralizados como si acabaran de escuchar la peor tragedia del mundo y no supieran como reaccionar, Itachi por su parte seguía comiendo con la misma calma de siempre.

-Sasuke, retírate de la mesa.

La voz de Fugaku sonó tranquila pero firme.

-¿Por qué debería retirarse? Estamos hablando de él al final de cuentas.

Itachi respondió sin perder la misma calma que había mostrado.

-Está en la edad ideal de ingresar ¿no es cierto?, saben que él lo ha estado esperando

-Sasuke será instruido dentro del clan, como dicta la tradición.

-¿Y desperdiciar su potencial?

Sasuke no tenía idea de cómo intervenir en esa discusión, pero se alivió cuando miró a su hermano mayor y le vió elevar los labios en una sonrisa muy discreta.

Esa noche cuando Sasuke se había ido a la cama, la discusión fue retomada, Sasuke no escuchaba claramente pero podía distinguir algunas frases de lo que se hablaba a través de la puerta, cosas como: "Es un omega", "debe quedarse", "no lo subestimes" y "él puede con esto", fueron algo de lo que pudo registrar entre lo que sus padres y su hermano mayor hablaban y aunque se había quedado dormido antes de escuchar el final, al día siguiente supo quién había ganado el debate cuando su hermano le obsequió un kunai.

-Es mi obsequio por tu primer día de clases, comenzarás mañana, Sasuke.

En ese momento, mientras miraba la sonrisa de Itachi, Sasuke pensó que ese chico apenas unos años mayor a él, lo protegería de todo.

Pronto Sasuke entendió la negativa de sus padres para asistir a la academia, los omegas presentes eran un número reducido y todos parecían tener dificultades para seguir el paso de las clases, todos menos él.

Para molestia de muchos, Sasuke siempre era el mejor.

Era el más rápido de la clase, el mejor lanzador de shurikens, el mejor en ninjutsu y el mejor en combate cuerpo a cuerpo, posiblemente el único rubro en el que quedaba en segundo puesto era en conocimiento, ese siempre era del niño del clan Nara aunque pareciera que poco le importaba, su inteligencia quedaba opacada por lo vago que resultaba, por lo que Sasuke parecía brillar aún más.

-¡Eso no es nada, yo puedo acertar quince.. no, veinte veces seguidas en el blanco!

La voz de Naruto Uzumaki resonó tan molesta como siempre justo cuando Sasuke había marcado un diez de diez en su práctica de lanzamiento de armas. La clase por su puesto estalló en risas e Iruka, su profesor, le pidió al niño rubio pasar al frente para demostrar lo que acaba de afirmar, como era de esperar, Naruto no logró acertar ni un solo tiro.

-Es muy molesto, pero, a veces también es divertido

Le había contado a Itachi mientras iban de regreso a casa, su hermano había pasado por él a la academia al haber terminado sus obligaciones temprano y Sasuke iba felizmente colgado de la espalda del mayor.

-Suena a que quieres que sea tu amigo — Contestó Itachi con su conocida voz suave, Sasuke puso una mueca de desagrado enseguida en su rostro.

-Ni hablar, es un tonto y además es un Alfa. — De alguna manera, tras el cambio de actitud de toda su familia al revelarse como Omega, Sasuke había hecho la relación mental automáticamente, los Alfas eran algo de lo que tenía que cuidarse, mantenerse alejado.

-Lo dices como si fuese algo malo, pero yo soy un Alfa también — Itachi tenía razón, sin embargo, él era diferente en todos los aspectos.

-No lo digo por ti, hermano — Su voz salió más infantil de lo que debía y sus brazos se apretaron un poco más alrededor del cuello de Itachi, a veces, él seguía comportándose como el niño que era.

-Entonces, ¿qué es lo que piensas de los alfas exactamente? — Conocía ese tono de voz en su hermano, estaba a punto de cuestionarlo para luego darle un sermón así que se pensó detenidamente su respuesta, ¿qué era ser un alfa y un omega?

-Los alfas, son fuertes como tú y cuidan de los demás como papá, van a la cabeza y lideran, los omegas necesitan... necesitamos de ellos — Su voz sonó baja y derrotada al final, Itachi lo bajó de su espalda para agacharse y mirarlo de frente

-Escucha Sasuke, vas a escuchar muchas veces que necesitas a un alfa a tu lado, para protegerte, para cuidarte, para proveerte, pero no se trata de que lo necesites, tú serás capaz de hacer todas esas cosas y si algún día decides tener a un alfa a tu lado, será por elección, no por necesidad.

Sasuke se grabó cada palabra de su hermano en la memoria y en el alma, si Itachi lo decía, tenía que ser cierto, y él, lo anhelaba con todas sus fuerzas, porque a pesar de jugar el papel de hijo obediente ante sus padres, él odiaba, con fuego ardiente, la forma en que todo había cambiado al ser revelado como omega, ¿qué era exactamente lo que lo hacía tan diferente de los alfas?, era más fuerte, rápido y eficaz que todos los demás niños en su clase, entonces, ¿por qué tenía que estar de acuerdo con bajar la cabeza y modular su voz si un alfa estaba en su presencia?

De alguna u otra manera tenía que probar, que él, era igual o más valioso que cualquier otro miembro de su clan, su nombre sería tan grande que opacaría por completo la palabra omega.

• ⋅❲ ❘ ︶︶︶︶︶ ❝☪❞ ︶︶︶︶︶ ❘ ❳⋅ •

Sucedió una noche fría, luego de haber entrenado por largas y exhaustivas horas había tomado un merecido baño y se dirigió a su habitación designada en la base de Orochimaru que estaban ocupando en ese momento.

Desde el primer momento en que había decidido abandonar Konoha en busca de poder supo que aunque estuviese recurriendo al traidor de los tres grandes, no podía confiar en él, no había admiración ni afecto entre ellos, todo era una transacción fría y calculada.

Había prometido darle su cuerpo si con eso le aseguraba ganar la fuerza necesaria para asesinar a Itachi y completar su venganza, sin embargo, Orochimaru no tenía porque saber que estaba muy lejos de ser fiel a su promesa. Tomaría todo lo que pudiera, fuerza, habilidad y conocimiento y cuando Orochimaru no tuviese más que ofrecer, seguiría su camino.

Sabía que Orochimaru podía planear cualquier cosa para fastidiarlo también, por lo que había tomado medidas necesarias para poder estar al tanto de sus planes en secreto, esa noche en específico, una pequeña serpiente que había invocado para espiar las conversaciones de Orochimaru y Kabuto le informó algo que le heló la piel y la sangre.

-El cuerpo de Sasuke deberá durar suficientes años para no preocuparme y la mejor parte, es que él es un omega, al tener su cuerpo podré asegurar la producción de la siguiente vasija

-¿Está pensando en tener un heredero con el cuerpo de Sasuke?

-No haré que cargue un feto en su cuerpo, para eso tenemos el apoyo de la ciencia, pero no vamos a desaprovechar el material biológico en perfecto estado que nos ofrece, antes de tomar su cuerpo, tendremos que sacarle el sistema reproductivo interno, lo conservaremos para el futuro, cuando haya que producir mi siguiente cuerpo.

Las formas de ese hombre siempre le habían causado repulsión, sin embargo esa era la primera ocasión en la que realmente sentía verdaderas náuseas ante sus planes, hablaba de su cuerpo después de todo, de extraerle órganos internos para crear un bebé en una probeta y usarlo como su siguiente recipiente en un futuro.

Tiempo atrás, cuando conoció a Kakashi al ser colocado en el equipo número 7, había sido interrogado junto a sus compañeros sobre sus sueños y metas, él había dicho con firmeza que reconstruiría el clan Uchiha y asesinaría a su hermano.

La parte de la reconstrucción de los Uchiha había quedado completamente sepultada al darse cuenta de la gran diferencia que había entre su hermano y él, sin embargo, si había algún futuro en donde él conseguía asesinar a Itachi y gracias a ello encontrar la paz necesaria como para volver a la aldea, tener a alguien a su lado y tener hijos, estaba seguro que lo último que desearía para esos hipotéticos niños era que Orochimaru o alguien más los usara como parte de un experimento retorcido.

Cuando estuvo seguro que los demás se habían ido a la cama, caminó fuera de su habitación, la base tenía una salida directa a una cascada en donde le gustaba sentarse a meditar, esa noche había luna llena y su luz se reflejaba en el agua, Sasuke miró largo rato la imagen, llevó una mano a su vientre, se permitió imaginar una vida diferente, se permitió visualizar una vida en su interior, se permitió la imagen de un niño con la piel tan blanca y el cabello tan oscuro como el suyo, estaba muy desconectado con su instinto omega y aún así, la imagen en su mente de un pequeño corriendo a sus brazos le llenó el pecho de un calor agradable.

Aunque fuese solo su imaginación, era demasiado sagrado como para permitir que Orochimaru lo corrompiera y si lo pensaba, Orochimaru era solo un omega más, si él tenía los medios para profanar algo tan divino, ¿qué no haría un alfa?, había sido extremadamente cuidadoso por años, supresores para el aroma a feromonas, inhibidores para el ciclo de celo, cualquier cosa que lo acercara a cometer un error que lo desviara de su meta y aún así, aún existía la posibilidad de que pasara, que un día hubiera un descuido, un mal cálculo de fechas y su instinto omega despertara en búsqueda de un alfa a quien entregarse, no podía permitirlo, no dejaría nunca que ni su cuerpo, ni su omega, ni su mejor guardado anhelo de una familia le desviaran de su venganza.

Entonces, sabiendo que esta era una decisión irreversible, que oficialmente el linaje Uchiha terminaría, se despojó de la parte superior de su ropa y empujó un poco más hacia abajo el borde del pantalón, colocó una vez más una mano sobre su vientre pidiendo de alguna manera perdón a su cuerpo por lo que estaba a punto de hacer y cuando estuvo listo, arrojó un sello explosivo a pocos metros de él, el ruido alertaría a Kabuto y a Orochimaru, necesitaba a alguien que se asegurara de mantenerlo con vida.

Cuando el humo de la explosión se disipó, desenfundó su katana y llevó la punta directamente a su vientre, el corte fue rápido y profundo, apenas y estaba comenzando a sentir el dolor punzante de la herida cuando obligó a su mano derecha a entrar entre los pliegues de su piel, se quejó de dolor mientras escuchaba ya los pasos acercándose.

-¡Sasuke, no!

Pero el grito de Kabuto fue completamente inútil, concentró chakra en la mano que tenía dentro de su propio cuerpo y activó un chidori, el dolor fue instantáneo, le recorrió desde la coronilla de la cabeza hasta la punta de los dedos de ambos pies, gritó de dolor, sintió su garganta desgarrarse al igual que sus entrañas y luego oscuridad total.

Para cuando abrió los ojos sintió el dolor recorriendo su cuerpo de arriba a abajo, no tenía idea de cuántos días habían pasado o si sus acciones habían tenido más consecuencias de lo que había planeado. Sentía la boca completamente seca y apenas y tenía fuerza para sentarse en la cama.

-Así que sobreviviste a tu propia falta de inteligencia

La voz de Orochimaru era tan desagradable como siempre, le vio acercarse a la cama y ofrecerle un vaso con agua, lo recibió en silencio.

-¿Se puede saber qué era lo que intentabas hacer? — La pregunta fue hecha con verdadero interés, Sasuke miró directamente al par de ojos dorados y con forma de serpiente, le sostuvo la mirada sin miedo a las represalias.

-Nuestro trato solo me incluye a mi, me das el poder que necesito, te doy mi cuerpo, solo el mío, no el de futuras generaciones. — Orochimaru lejos de verse enojado, parecía sumamente divertido.

-Así que estuviste espiando las conversaciones de los adultas a sus espaldas, bueno, no puedo decir que esa insolencia tuya sea algo que me moleste y siéntete aliviado, no solo perforaste lo más profundo del útero, te aseguraste de freír todo el sistema interno, como omega, ahora eres inservible.

-Bien, ahora podemos concentrarnos en lo realmente importante. — Le molestó la cara de Orochimaru, siempre con esa sonrisa cínica, como si supiese un secreto que no compartiría con nadie más, pero al final no importaba, su objetivo estaba logrado, no habría más preocupaciones por pequeños Uchihas ficticios, esos se quedarían únicamente para sus más secretos deseos.

• ⋅❲ ❘ ︶︶︶︶︶ ❝☪❞ ︶︶︶︶︶ ❘ ❳⋅ •

Abrir los ojos esa mañana se sintió como recibir un golpe directo en la boca del estómago, le dolía la cabeza, sentía los ojos hinchados y todo su cuerpo sufría, ni siquiera sabía exactamente qué era lo que le dolía, pero ahí estaba, el dolor le recorría por todas partes, lo gracioso es que no había ni una sola herida, ni un solo golpe, el dolor venía de mucho más adentro.

Recordó cada palabra de su discusión con Naruto y supo que esta vez no habría una reconciliación, esta vez era definitivo, ya no era solo un tema acerca de ellos dos, era la presión de todo un sistema al cual no podía complacer.

Agradeció internamente que Hinata no hubiese ido a despertarlo, la mujer no solo lo había sostenido por horas durante la noche, le había dado una habitación para descansar y ahora, aún sabiendo que era más del medio día lo dejaba a solas para recoger por su cuenta los pedazos que quedaban de su corazón.

El cuarto que estaba ocupando tenía un baño propio y decidió levantarse de la cama para aprovecharlo, una ducha le vendría bien. Se despojó de su ropa dejándola doblada cuidadosamente en la encimera y luego al pasar frente al espejo, se permitió mirarse.

Su cuerpo se veía claramente trabajado por el entrenamiento, su piel iba marcada por cicatrices ganadas en batalla, pero por su puesto, la que más significado cargaba era aquella que le atravesaba el vientre.

Una cicatriz más grande y gruesa que las demás, con ramificaciones a su alrededor a causa de la electricidad del chidori que había usado en sí mismo, la miró largamente, cada protuberancia, cada línea, cada porción estirada de piel y rememoró todo lo que había pasado la noche en que se había hecho daño, sobre todo recordó ese sueño efímero de un pequeño con la piel y cabello como los de él.

Se dejó caer en el suelo y apoyó la espalda en la pared, encogió las piernas hasta que pudo apoyar los brazos en sus rodillas y lloró, no era un llanto desgarrador, las lágrimas simplemente salían silenciosas por sus ojos.

Porque ahora que la venganza ya no era parte de su camino, podía decirlo, aunque fuese solo para sí mismo, la única razón por la que los deseos de Naruto de casarse y formar una familia le molestaban tanto, era porque sabía que no podía dárselo, porque él lo había decidido de esa forma, ya no importaba cuánto lo quisiera, cuando lo anhelara y soñara, no pasaría.

Había decidido ver su lado omega como su más grande debilidad y la había desterrado de su sistema, la había extirpado como si de un tumor maligno se tratase y ahora, ahora estaba vacío.

No podía decirle a Naruto qué tanto él también deseaba tener un hijo juntos, porque al final era inútil, no podía hacer nada para cambiar lo que había hecho y ahora solo le quedaba aprender a vivir sin la ilusión de una familia.

Para cuando al fin salió de la habitación que había estado ocupando, ya pasaba más de la hora del almuerzo, sin embargo, encontró a Hinata esperándolo con un plato de comida caliente.

-Lo necesitas para recuperar fuerzas, créeme, llorar tanto agota tanto como un entrenamiento de toda la noche.

Se sentó en la mesa, algo incómodo por haber demostrado tanta debilidad ante la mujer, ella sin embargo parecía ignorarlo, en su lugar se dedicaba a revisar algunos papeles.

-¿Por qué lo haces?, Ayudarme — preguntó al fin cuando la curiosidad lo venció, Hinata lo miró un momento, parecía ella misma preguntarse lo mismo, ¿por qué ayudaba a Sasuke Uchiha?, nunca habían sido grandes amigos, aún cuando estudiaban juntos sus interacciones se limitaban a un saludo de buenos días por simple etiqueta.

-Supongo que me recuerdas a mi, a cuando odié ser quien era, cuando Naruto me rechazó y pensé que estaba completamente sola — Su respuesta parecía evocarle recuerdos tristes y sin embargo la vio sonreir.

-¿Naruto te rechazó? — Preguntó sin poder evitar meterlo a él en la plática, Hinata sonrió un poco más, parecía divertida ante la nostalgia.

-No con palabras, pero sus acciones. No estabas aquí, pero Konoha fue destruida casi por completo por el líder de Akatsuki y yo, intenté defender a Naruto, me interpuse en su batalla sabiendo que iban a asesinarme y de paso le confesé mis sentimientos, casi muero y luego, cuando todo terminó, mientras yo pasaba una dolorosa recuperación, él siguió con su vida, buscándote, sin decirme que no podía corresponderme, sin agradecerme, solo siguió y yo me odié por ser débil, por ser insignificante, por ser omega. — La narración corta de aquello le dejó brevemente sin aliento, no tenía idea de aquello.

-¿No con más razón deberías odiarme o algo así? — Hinata soltó una pequeña risa mientras se levantaba y se disponía a lavar los platos que Sasuke había usado para comer.

-Por el contrario, te envidié y admiré en ese momento, porque tú también eras un omega pero eras fuerte, habías llegado mucho más lejos que cualquier otro y de alguna manera me dio un rayo de esperanza, por eso me duele tanto verte pasarla mal.

-Fue un tonto por no verte, Naruto. — Hinata volvió a sonreír genuinamente divertida por sus palabras.

-Está bien, soy feliz ahora con Ren y los niños, pronto la familia se expandirá también.

-¿Estás embarazada?

-Lo estoy, apenas de un mes, Ren ni siquiera lo sabe. — No sabía si era por toda la ayuda que había recibido de esa mujer o si era que se había ablandado al escuchar su historia de amor no correspondido pero en ese momento se sintió de alguna manera, en familia, seguro y apoyado y luego de tanto tiempo, confió.

-No puedo tener hijos — Hinata se detuvo de su tarea de aseo y le miró, sus ojos perla reflejaban una mezcla de sorpresa y empatía, se acercó a la mesa y se sentó de nuevo a su lado, esta vez Sasuke no se sintió incómodo y habló, le contó todo, le contó sobre esa noche, le contó cómo tuvo que despedirse de un hijo que nunca existiría, le contó sobre cómo dolía aún y de alguna manera, eso aligeró mucho más el dolor en su pecho.

Porque a veces, lo único que necesitabas era a un amigo que te ayudara a levantarte.

Notes:

Este capítulo fue un poco más corto, solo un poco, pero es el capítulo que me ayudó a mi misma hacer las paces con Sasuke. Es que ustedes no saben pero yo crecí odiando a su personaje, me era insoportable.

Creo que ahora que soy adulta puedo ver un lado de Sasuke que no era capaz de apreciar en mi adolescencia y le estoy tomando ya cariño.

Esta vez volví a usar una canción en bucle infinito para poder concentrarme al escribir y también creo que le va muy bien a Sasuke en este momento. La canción es Reminisce about all de la banda coreana Onewe.

Bienvenidos a todos los nuevos lectores, nos vemos en el siguiente capítulo!

Chapter 9: Eco

Notes:

(See the end of the chapter for notes.)

Chapter Text

Como cualquier otro día, la temperatura elevada en Sunagakure era abrasadora. Las personas andaban por las calles con largas túnicas que les protegían la piel del sol, y al entrar a los edificios aprovechaban para quitarse la primera capa de ropa y quedarse en vistosas prendas adornadas con joyas y telas sueltas.

La aldea prosperaba; nadie podía negar el increíble trabajo que Gaara estaba haciendo como Kazekage. Incluso después de la guerra, cuando otras aldeas aún sufrían por desabasto de alimentos e infraestructura dañada, la gente del desierto gozaba de un crecimiento y desarrollo que solo se veía opacado por su aldea aliada: Konoha, que había contado con un equipo de reconstrucción increíble y una sabia administración que dio prioridad a restaurar primero los puntos clave para que la aldea volviera a florecer.

No había nadie que pudiese quejarse de la situación actual de Sunagakure. Gaara, quien había sido odiado en su pasado, era ahora un símbolo de prosperidad y unión, una figura sumamente amada y respetada por su pueblo, una fuerza temida que protegía cada muro y a cada habitante de la aldea.

Sin contar lo valioso que era como líder político y militar, había otro aspecto del que la gente de la aldea de la arena se sentía sumamente orgullosa: Gaara era un omega sumamente virtuoso, tan hermoso como fuerte, instruido a profundidad en artes y cultura, y de una inteligencia admirable. No había omega que no lo admirara, ni alfa que no suspirara por él.

Gaara era el omega más deseado en Suna, y tras las diferentes ofertas de matrimonio por parte de los señores feudales, también lo era de todo el País del Viento, al parecer.

Había rechazado cada propuesta con elegancia y diplomacia. La gente de Sunagakure no sabía si sentirse aliviada de que su amado Kazekage permaneciera aún con ellos, o tristes al ver que todavía no aparecía el alfa indicado para enamorarlo. Gaara era la joya más preciada del desierto, y su gente realmente deseaba que encontrara a alguien que supiera entender, cuidar y proteger su incomparable valor.

Sin embargo, ese día caluroso que parecía uno igual a muchos otros, algo estaba a punto de cambiar. Gaara lo supo cuando su oficina se vio invadida por su consejo.

Habían entrado sin permiso ni aviso. Kankurō ya estaba intentando sacar al grupo de personas de una manera educada, y sus múltiples asistentes miraban curiosos la escena, sin entender qué pasaba.

—Kankurō —la voz suave de Gaara llamó la atención de su hermano.

—Está bien. Si han venido todos a la vez es porque hay algo importante que discutir. Por favor, permitan que mi hermano y yo nos quedemos en privado con el consejo.

Los asistentes de Gaara se retiraron uno a uno, y cuando ambos hermanos quedaron a solas con el consejo, el Kazekage volvió a tomar la palabra.

—¿Puedo saber por qué estamos reunidos todos en mi oficina? Contamos con una sala para las juntas con el consejo, y se hacen con previo aviso. —No era una llamada de atención, era una duda real. Gaara estaba curioso por la situación. Podía percibir que traían noticias importantes; solo no podía descubrir si eran buenas o malas.

—Gaara —habló Baki, dando un paso al frente—. Hemos recibido una carta de Konoha. Una propuesta importante.

—Sigo sin entender por qué no estamos discutiendo esto en la sala del consejo.

—Eso es exactamente lo que dije. Es un asunto oficial y de interés para toda la aldea. Debe ser discutido con la formalidad que merece —esta vez fue Joseki quien habló. Gaara percibió enseguida cómo su hermano se tensaba al escuchar al hombre. Habían tenido sus diferencias en el pasado, y a Kankurō le costaba volver a confiar.

—No. Si lo hablamos en la sala, será un asunto de conocimiento público. Primero debes escucharlo por tu cuenta —Baki volvió a hablar mientras extendía un pergamino hacia sus manos. Gaara sabía que su antiguo maestro tendía a sobreponer sus sentimientos como persona antes de pensar en su deber como Kazekage. Lo agradecía, pero ya no era un niño. Si había algo que discutir, debía hacerse de la forma correcta.

—Konoha envió una propuesta de matrimonio. Quieren que te cases con Naruto Uzumaki. —Sin embargo, había veces en que Baki tenía toda la razón al querer protegerlo.

Gaara enmudeció. Podía sentir cada mirada sobre él, incluida la de su hermano mayor, pero no tenía nada que decir, por lo menos nada en ese momento. En su lugar, abrió el pergamino para leer la propuesta por sí mismo.

—Naruto Uzumaki es el gran héroe de la guerra y futuro Hokage de Konoha. Una alianza matrimonial con él asegura prosperidad para nuestra aldea —Joseki volvió a hablar, y pronto fue secundado por unos cuantos más.

—Esperen, esperen —intervino Kankurō—. Ya tenemos una alianza con Konoha, estamos en buenos términos desde hace años, y estamos hablando de que Gaara tendría que renunciar a su puesto de Kazekage e irse a vivir a Konoha.

—Nunca viene mal afianzar alianzas, muchacho, sobre todo cuando una de las aldeas ninja más grandes nos extiende esta oferta. Es cierto que no nos va mal, pero Konoha está por encima de nosotros. Cuentan con más recursos, tienen tierras fértiles, van dos pasos adelante en el desarrollo de tecnologías. Justo ahora trabajan en un mecanismo de transporte que conecte con las demás capitales. Somos aliados en guerra; este matrimonio nos asegura mucho más que eso.

Los argumentos de Joseki eran válidos, nada que Gaara no supiera por su propia cuenta, y sin embargo, seguía completamente en silencio.

—¿Oferta? No estamos hablando de compra y venta, mi hermano... Gaara no es nuestro mejor producto. Es nuestro Kazekage.

—No es momento de ponerte sentimental por sus lazos de sangre, Kankurō. Se trata de ver lo que asegura un mejor futuro para Suna.

La discusión comenzaba a calentarse. Podían notarse dos bandos enfrentándose claramente en torno al asunto. Gaara cerró los ojos un momento.

—Baki, ¿cuánto tiempo tenemos para dar una respuesta a Konoha?

Cuando al fin habló, todos guardaron silencio. Baki se aclaró la garganta.

—Una semana a lo mucho. Sugeriría que antes.

—Agradezco la privacidad para tratar este asunto. Tendrán mi respuesta en tres días. Ahora, por favor, retírense de mi oficina.

No hubo más objeciones. El consejo calló sabiendo que en ese momento no era prudente contradecir al Kazekage. Incluso Joseki, aún mostrándose reacio a aceptar los mandatos del joven líder, se retiró en silencio.

Cuando estuvieron a solas, Kankurō caminó hasta ponerse a un lado de su hermano. Gaara giró en su silla para mirarlo de frente.

—Lamento haberme puesto... eh...

—¿Sentimental? ¿Temes que Konoha se lleve a tus dos hermanos?

Kankurō suspiró pesadamente.

—Ni me lo recuerdes. Sé que Temari es feliz, pero nos hace falta aquí. Ella lidiaba mejor con el consejo que yo.

Gaara sonrió ante la mención de su hermana, ante el cariño sincero en las palabras de Kankurō.

—Escucha... yo sé. Sé lo que sientes por Naruto Uzumaki y que esto suena como tener un pase directo a lo que tu corazón anhela, pero... Sasuke Uchiha fue liberado, y tú bien sabes que el corazón que buscas ya está ocupado por él. No sé por qué razón Naruto está buscando con quién casarse, cuando todos sabemos la relación que ellos tienen. Así que, como tu mano derecha, te pediré que consideres lo mejor para nuestra aldea. Como tu hermano... te pido, piensa en ti. En si este es el matrimonio que mereces. Solo quiero que seas feliz. —Kankurō se inclinó para dejar un beso en el cabello rojizo de su hermano, lo despeinó con cariño y se marchó de su oficina.

Gaara suspiró mientras se recostaba en el respaldo de su silla, Kankuro podía ser un asesino a sangre fría si la misión lo requería, pero con su familia, con Temari y Gaara, no era más que un hombre de corazón noble y amable.

Sabía de sobra que el corazón de Naruto no le pertenecía, que esto no era una declaración de amor pero no podía evitar sentir sus mejillas calentarse y su interior retorcerse con la efímera idea de casarse con él, de tomar su mano y recibir su abrazo. Tal vez, solo tal vez, con el tiempo, sus sentimientos serían correspondidos de verdad y dejaría de ser una unión política para convertirse en algo real.

¿Le era permitido soñar con eso?

-Naruto Uzumaki...

Su voz sonó baja, delicada, como si hubiese nombrado algo prohibido, sin embargo, la verdad era que había pronunciado su nombre en silencio tantas veces que ya no recordaba cuándo fue la primera.

Ese nombre vivía en su pecho como un eco persistente, como una promesa que jamás le fue hecha pero que aún así guardaba con la misma fidelidad que a su aldea.

Naruto no era solo el héroe de la guerra. Era el niño que lo miró sin miedo, el joven que desafió su oscuridad sin violencia, el único capaz de tocar su alma sin herirla.

Años atrás, cuando el dolor era su única compañía, había creído que nunca sería digno de ser amado. Naruto le enseñó que sí podía serlo, aunque nunca se lo dijera directamente, aunque nunca lo mirara como él deseaba.

Nunca se atrevió a confesar lo que sentía.

Nunca hubo un momento adecuado.

Y ahora, llegaba esta propuesta, oficial, fría, estratégica.
Una parte de él sabía que no era amor lo que lo traía a su puerta. Naruto no lo deseaba como pareja, no soñaba con formar un hogar a su lado, y sin embargo...

Gaara sintió cómo su corazón, traicionero y callado, latía más fuerte solo con imaginarlo.

¿Qué clase de omega se ilusionaba con un matrimonio arreglado?
¿Qué tipo de líder permitía que sus sentimientos interfirieran con su juicio?

Uno que llevaba demasiado tiempo esperando que alguien en específico lo eligiera, aunque fuera por las razones equivocadas.
Uno que, pese a su posición, su poder y su valor, seguía sintiéndose el mismo niño abandonado que solo quería que alguien se quedara a su lado.

Gaara se levantó de su asiento, caminó hacia la ventana para mirar su aldea, el lugar y la gente a la que amaba, pensó en lo que debía hacer y en lo que quería, en las palabras de su hermano y luego tomó el pergamino que su consejo había llevado.
Lo releyó una vez más, en busca de alguna señal que indicara que detrás de esas palabras había algo más que conveniencia. No la encontró.

Pero aún así, mientras firmaba su respuesta no pudo evitar que su mano temblara y toda su piel picara con la expectativa de lo que vendría después.

• ⋅❲ ❘ ︶︶︶︶︶ ❝☪❞ ︶︶︶︶︶ ❘ ❳⋅ •

—¿Cuánto tiempo más vas a estar enojado conmigo? —La voz de Naruto sonó cargada de lástima, pero el joven de cabellos negros no estaba dispuesto a ceder a su manipulación.

—Ya, Shikamaru, en serio dime qué fue lo que hice para que estés tan enojado conmigo. —Definitivamente ese tonto sería su muerte.

—¿Y todavía lo preguntas? Cuando me pediste que convocara al consejo porque habías elegido a un candidato de la lista, me sentí mal por ti. En serio, te veías miserable y sin haber dormido, así que no quise preguntar más y solo hice lo que me pediste. ¿Y qué hiciste tú? Te paras frente al consejo y les dices que a quien elegiste... es a Gaara. De todos los candidatos, tú elegiste al hermanito de mi esposa.

—Sigo sin entender qué es lo que está mal. Me dieron una lista, la leí, la analicé... Gaara estaba en ella, rebasando —y por mucho— a los demás candidatos.

—¡Es mi cuñado, Naruto! ¿Tienes idea de cómo complica las cosas eso para mí? Mira, no sé qué mierda pasó con Sasuke, no has querido decir nada y está bien, lo respeto. Pero sé de sobra que estás sufriendo de amor por él, y vas y mandas una proposición de matrimonio para alguien de mi familia.

—Es hermano de Temari, no tuyo.

—¡Da igual! Es mi familia, ¿entiendes? Es importante para ella, así que es importante para mí, y no quiero que lo arrastres a tu embrollo con Sasuke. En serio, si algo sale mal en esto, si le haces daño... voy a estar de su lado, no del tuyo.

Naruto se cruzó de brazos y se hundió en su asiento. Shikamaru suspiró; por mucho que lo negara, ese tonto era su amigo. Se preocupaba por él y también le dolía saber que la estaba pasando mal.

—Lo siento... Si quieres hablar de lo de Sasuke...

—No ahora. —Aunque le había cortado la palabra, pudo notar cómo todo el cuerpo de Naruto se tensaba de inmediato—. Por favor, no ahora.

Shikamaru no dijo nada; se dirigió a la salida de la oficina en su lugar.

—Tengo una reunión con el equipo de investigación. Por favor, termina tu trabajo mientras tanto y no olvides pedirle a Kakashi que firme los documentos que dejé en tu escritorio.

• ⋅❲ ❘ ︶︶︶︶︶ ❝☪❞ ︶︶︶︶︶ ❘ ❳⋅ •

Habían pasado apenas un par de días desde que Sasuke huyó del departamento que compartía con Naruto y se refugió en la casa de Hinata Hyūga.

En ese breve tiempo, Sasuke había comprendido dos cosas. La primera era que, esta vez, Naruto realmente no iría tras él. La segunda, que Hinata era una caja de sorpresas.

Tenía una vaga idea de lo que ocurría en el matrimonio de esa mujer, pero fue hasta convivir con ella todo un día que entendió la profundidad de su realidad.

Hinata, en apariencia, era la omega perfecta: esposa y madre, delicada como una flor, elegante como un ave exótica. Pero todo eso era solo una fachada.

Se había casado con Ren, el dueño de la fuerza de construcción más importante de Konoha, nombrado directamente por el Hokage como cabeza administrativa del desarrollo de infraestructura. Sin embargo, aunque el título reposaba sobre Ren, quien realmente movía los hilos era ella.

¿Plan de desarrollo? Hinata. ¿Administración de recursos? Hinata. ¿Relaciones públicas? También Hinata. Todo era su idea, bajo la imagen de la esposa devota del alfa fuerte. Todo lo que Konoha había recuperado tras la guerra —el avance, la prosperidad, la organización— era mérito de la Hyūga que una vez fue considerada el eslabón más débil de su casa. Había tomado esa supuesta debilidad y la convirtió en su mayor fortaleza.

Y lo había hecho sin jactarse de nada. Permanecía en silencio, dejando que todos creyeran que era gracias al alfa que tenía a su lado.

—No todas las guerras se ganan en el frente de batalla —le había dicho con suavidad cuando él le preguntó por qué no buscaba reconocimiento. Esa mujer, que había sido menospreciada por no ser un prodigio como Neji, y para empeorar la percepción pública, una simple omega, había labrado su camino sin descanso, sin ruido, sin pausa.

Sin duda, era alguien de cuidado.

—Necesito que me acompañes a la oficina del Hokage —le pidió esa mañana con la misma voz dulce de siempre.

Una parte de él quiso negarse. Acercarse a la torre del Hokage era arriesgarse a ver a Naruto, y no estaba seguro de estar listo para eso. Sin embargo, ¿podía rechazar una petición de Hinata? Le había ofrecido refugio, comida caliente y un lugar seguro sin pedir nada a cambio. No, definitivamente no podía negarse. Claramente era otra jugada suya, y bien pensada.

El camino a la torre fue tranquilo. Caminaban a un ritmo sereno. Habían dejado a los gemelos en el complejo del clan Hyūga. Sasuke no entró; esperó en la entrada mientras Hinata los dejaba al cuidado del personal. Aun así, con solo un vistazo al interior, se le llenó el pecho de nostalgia. El lugar le recordaba a la entrada del territorio Uchiha, a la señora que vendía dulces en la primera calle, al anciano zapatero de la esquina. Sonrió discretamente. A pesar de todo, guardaba cariño por aquellas épocas.

Ya dentro de la torre del Hokage, el cuerpo de Sasuke se tensó. Sabía que Naruto estaba ahí. Pero no tenía por qué verlo. Él iba con Hinata a la oficina de Kakashi, no a la de Naruto. Todo saldría bien.

—Hinata Hyūga, me avisaron que vendrías. Solo no esperaba verte con esta compañía. Dime, ¿a qué debo tu visita?

Sasuke permaneció en silencio, un par de pasos detrás. Él solo estaba ahí para acompañarla... o al menos eso creía.

—Vengo a solicitar servicios de escolta. Partiré pronto con mis hijos para reunirme con mi esposo y me gustaría pedir específicamente a Sasuke Uchiha para esta misión —dijo Hinata, extendiendo un pergamino con la solicitud escrita.

Kakashi lo leyó en silencio y levantó la mirada.

—Sabes cuánto apreciamos el servicio que tu esposo y tu familia brindan a la aldea, pero hay algunos puntos que destacar. Primero, ¿por qué una ninja nivel jōnin solicita escolta para un viaje de medio día? Y además, Sasuke tiene prohibida la salida de la aldea en estos momentos.

Hinata respondió con la misma calma:

—Bajo condiciones normales podría partir sin necesidad de escolta, pero viajo con mis gemelos, de apenas un año, y actualmente estoy embarazada. La protección de mis hijos —incluido el que aún no nace— es mi prioridad. Mi esposo y yo estamos de acuerdo en no escatimar recursos si se trata de proteger a la familia. Por eso solicito al mejor elemento disponible. Además, estoy al tanto de la restricción de Sasuke, pero fue usted quien lo asignó a trabajar en las construcciones con mi esposo. Y ahora está siendo requerido su apoyo directamente en la obra.

Kakashi permaneció en silencio. No había argumentos válidos para negar la petición. Rechazar un servicio justificado, bien remunerado y solicitado por la esposa del jefe de construcción sería abrir un conflicto político con el que nadie quería lidiar.

—¿Qué dices, Sasuke? ¿Aceptas la misión?

Antes de que pudiera responder, el cuerpo de Sasuke se tensó de nuevo. Reconocía demasiado bien ese chakra.

Naruto.

Y, como siempre, el aroma. A sol y verano. No sabía describirlo mejor. No era un olor específico, era una sensación. Una que le calentaba el pecho desde muy adentro.

No se giró a mirarlo. No quería hacerlo, pero sintió cómo el chakra de Naruto se alteraba al pasar a su lado.

—Lamento la interrupción —dijo Naruto, y su voz le llegó como un soplo conocido—. Traje los documentos que pediste.

Fueron apenas unos segundos, pero para Sasuke se sintieron como una eternidad. Quería mirarlo. Quería abrazarlo por un instante. Y también quería mantenerlo lejos.

—Entonces, ¿qué dices, Sasuke? —repitió Kakashi, firmando los documentos que Naruto le acababa de entregar.

Sasuke clavó la mirada en las manos de Kakashi para no mirar a Naruto.

—Acepto la misión. Escoltaré a Hinata Hyūga y a sus hijos hasta su destino y me integraré al equipo como se solicita.

—De acuerdo. Concedo el permiso para que salgas de la aldea y cumplas la misión asignada. Si no hay nada más que discutir...

—De hecho, hay algo más que me gustaría tratar, Lord Hokage. En privado —intervino Hinata con su voz amable de siempre.

Kakashi asintió con un leve gesto. Sasuke comprendió que era su momento de retirarse.

Casi lo había logrado. Casi había evitado mirar a Naruto.

Pero cuando ambos debieron salir por la misma puerta, fue inevitable. Sus miradas se cruzaron, apenas un segundo, pero fue suficiente.

Una descarga invisible recorrió la espina dorsal de Sasuke, una fuerza que lo empujaba hacia él. Quería abrazarlo, o tal vez gritarle. Quería quedarse. Quería correr.

Por un momento pareció que Naruto diría algo, pero Sasuke no esperó. Se giró y salió de la torre para esperar a Hinata afuera.

Ella no tardó en alcanzarlo, con el mismo andar delicado y una sonrisa casi angelical.

—Partimos mañana temprano. Vayamos a hacer las compras necesarias.

Sasuke quiso preguntarle de qué había hablado en privado con Kakashi, pero se contuvo. Nunca había sido alguien que metiera las narices donde no le correspondía.

—¿Estás bien? —preguntó Hinata con suavidad—. Tú y Naruto salieron juntos...

Al parecer, ella sí tenía algo del espíritu chismoso del que él carecía.

—No voy a ponerme a llorar de nuevo, si eso es lo que quieres saber.

Hinata sonrió, comprendiendo que esa era su forma de bromear.

Y era lo más cercano que podía ofrecer a un momento de paz.

• ⋅❲ ❘ ︶︶︶︶︶ ❝☪❞ ︶︶︶︶︶ ❘ ❳⋅ •

Habían pasado únicamente tres días desde que enviaron el pergamino a Sunagakure.

Una parte de Naruto deseaba no recibir jamás una respuesta. Otra parte de él solo quería terminar con todo de una vez.

Pero cuando esa mañana le notificaron que había llegado un mensaje desde la aldea de la arena, sintió náuseas. El impulso de huir se apoderó de él.

La oficina de Kakashi estaba en completo silencio cuando Naruto entró. El Hokage lo esperaba con la carta aún sin abrir, los sellos de Sunagakure perfectamente marcados sobre el pergamino.

—Llegó hace una hora —dijo Kakashi, sin levantar la vista—. Supuse que querrías leerla tú primero.

Naruto la tomó con manos firmes, pero sintió cómo algo dentro de él se encogía apenas sus dedos rozaron el papel.

Abrió el sello y desenrolló el mensaje.

Una sola frase. Directa, formal. Innegablemente real:

"Acepto la propuesta de unión."

Sabaku no Gaara, Kazekage de Sunagakure.

Su boca se secó. El peso de esas pocas palabras cayó como una piedra sobre su pecho.

Lo había hecho.

Gaara había dicho que sí.

Debería sentirse aliviado. Incluso satisfecho. Había logrado lo que se esperaba de él como figura política, como héroe, como futuro Hokage.

Entonces, ¿por qué se sentía tan vacío?

—Gaara aceptó... —murmuró, casi para sí.

Kakashi lo observó con atención.

—¿Y tú cómo estás con eso?

Naruto no respondió de inmediato. Miró el pergamino de nuevo, como si pudiera leer entre líneas.

Gaara. Su amigo. Su aliado. El hombre que siempre le había ofrecido una lealtad tranquila, constante. ¿Qué estaba haciendo?

¿Era justo usarlo como refugio de sus sentimientos rotos?

Pensó en Sasuke.

En el departamento vacío.

En cómo, esta vez, no fue tras él.

Y pensó en Gaara. En sus ojos serenos, en sus silencios que hablaban más que mil palabras. En la forma en que siempre lo miraba como si aún creyera en él... incluso cuando él mismo no podía hacerlo.

¿Estaba tomando esta decisión por la aldea... o por intentar olvidar?

—No lo amo, Kakashi —dijo finalmente, con la voz más baja de lo que esperaba—.

No como él merece ser amado.

Kakashi no dijo nada. No había juicio en su expresión. Solo comprensión.

—A veces —respondió al cabo de unos segundos—, las personas que no amamos nos enseñan la forma correcta de hacerlo... o nos ayudan a recordar lo que realmente sentimos.

Su mirada pareció perderse por un momento en un recuerdo. Naruto se preguntó si hablaba como maestro... o como hombre. Como alguien que también había amado a destiempo.

Naruto cerró los ojos. No tenía todas las respuestas, pero una cosa era segura:

Siempre había sido consciente de los sentimientos de Gaara.

Y ahora, había puesto en juego el corazón de alguien que sí lo amaba... solo por intentar dejar de amar a alguien más.

Y eso...

Eso dolía más que todo lo demás.

Notes:

Gaara ingresó como el tercero en discordia en la historia, ¿se imaginaron que sería él?

¿Y qué les pareció el papel de Hinata? Cuando tenía 13 años y comencé a ver Naruto, Hinata se convirtió en mi personaje favorito femenino, ¿por qué? quien sabe, era todo lo opuesto a mi. Hinata era todo lo que yo no era y no se si por eso le agarré cariño, pero cuando terminó Naruto y yo era ya una persona adulta me enojé muchísimo por el trato a este personaje.

Ella es fuerte en batalla pero todos sabemos que al final si no eras nivel dios como Naruto y Sasuke, no resaltabas mucho, entonces me pregunté porqué todos los personajes tenían que ser poderosos ninjas para brillar?, Hinata es la heredera de uno de los clanes más importantes de Konoha, estoy segura que recibió una educación superior y la prepararon para asumir el rol de cabeza de los Hyuga, entonces ¿por qué no hacerla brillar de otra manera? Realmente creo que había muchas formas de darle una mejor posición, pero como no puedo hacer nada con el canon, pues lo hago en mi fanfic.

Nos leemos en el siguiente capítulo!

Chapter 10: Ruido

Notes:

(See the end of the chapter for notes.)

Chapter Text

El trabajo en el hospital se había convertido en una rutina placentera para Sakura, revisar expedientes, darle seguimiento a pacientes internados, llevar a cabo consultas para pacientes nuevos, trabajar en el laboratorio para producir medicinas.

El orden y el sistema traían una paz agradable a su pecho que además era complementado por como la vida había ido acomodando las cosas en su lugar, disfrutaban de un periodo sin guerra, Konoha estaba prosperando, sus amigos estaban bien y ella había tenido un par de citas con Lee.

Una vez que había aceptado el hecho de que lo suyo con Sasuke no era más que un capricho cultivado desde la infancia fue más fácil notar lo que había a su alrededor, había tenido unas cuantas salidas en los últimos dos años, un compañero ninja médico, una maestra de la escuela secular e incluso un chico de la familia Hyuga, había sido divertido salir con cada uno de ellos, pero no había sido nada formal.

Sin embargo, en el último mes había coincidido con Lee en una casa de té cuando venía de regreso a Konoha en una misión corta que había realizado fuera, habían pasado un rato platicando, comiendo y simplemente disfrutando la compañía del otro. En algún punto Lee la había invitado a una cita y para sorpresa de ambos, Sakura dijo que si.

Y no iba a mentir, apenas habían salido un par de veces pero la estaba pasando realmente bien, Lee era divertido, amable y la trataba con una devoción casi irreal, realmente se sentía muy feliz.

Tenía que salir temprano del hospital, quería volver a casa para tomar un baño, arreglarse y sorprender a Lee con una cita sorpresa, sin embargo, sus planes y todo el buen humor que había cultivado en el día se vio opacado cuando encontró a Naruto a la salida del hospital, con la mirada clavada en el piso y los hombros caídos. Conocía esa expresión y todas las demás de ese hombre, no por nada era su mejor amigo.

-Naruto, ¿qué pasa? — Naruto levantó la mirada y ella pudo ver claramente como se esforzaba para fingir una sonrisa.

-Sakura, yo... estaba pensando, ¿te invito a un ramen de Ichiraku? — al parecer su cita sorpresa tendría que esperar a otra noche.

Ichiraku había ampliado su restaurante, ya no contaban con una pequeña barra para comer, ahora era un local amplio con mesas y dos pequeños salones privados, y aunque Naruto había pedido uno de estos últimos parecía más concentrado en mover los fideos de su plato de un lado a otro que en hablar.

-Naruto, estás comenzando a preocuparme, ¿algo te ha pasado?, ¿algo le pasó a Sasuke?

Ante la mención de su otro amigo Naruto dejó de mover los palillos dentro del plato, la miró un momento y luego volvió a bajar la mirada.

-Sasuke... — le escuchó pronunciar el nombre con tanta suavidad y devoción que no se esperó para nada lo siguiente que sería dicho — él y yo terminamos nuestra relación.

Escuchar aquello se sintió como si agua fría le cayera encima sin aviso, se sentía desorientada y con un estremecimiento recorriendo su espalda.

-Al final, era imposible estar juntos — en ese punto no sabía si la voz de Naruto sonaba con tristeza o con rabia.

-¿De qué estás hablando? — preguntó realmente sin entender que había salido mal entre dos personas que claramente se amaban con una pasión desbordante, pero, lo siguiente que escuchó le dejó en claro que a veces el amor no era suficiente para mantener al flote una relación.

Naruto le contó a detalle, sobre sus discusiones, lo que Sasuke le había reclamado, lo que él le había reclamado a Sasuke, la imposición del consejo, la revelación de lo que Sasuke se había hecho en el cuerpo, la ruptura.

Sakura se sintió culpable al recordar la última plática que había tenido con Sasuke, no se arrepentía de lo que le había dicho pero si de la dureza de sus palabras, había hablado sin ser consciente de lo que Sasuke cargaba, olvidando que aunque ella y Naruto habían sufrido años de perseguirlo lo habían hecho juntos, Sasuke por su lado, había librado sus batallas más duras en soledad.

-Acepté el consejo de los ancianos... Envié una solicitud a Sunagakure para que Gaara se case conmigo y él ha dicho que si.

-Naruto... — su voz sonó en un susurro suave mientras miraba a su amigo llevarse ambas manos al rostro para cubrirlo

-No tengo idea de lo que... ¿hice lo correcto? — Sonaba tan desorientado, tan roto que Sakura no pudo evitar sentir un nudo formarse en su garganta y sus ojos humedecerse.

Se le estrujó el corazón ante la pregunta, ¿por qué la vida no dejaba a Naruto ser feliz?, había luchado más que nadie, lo había hecho desde su nacimiento y ahora que parecía que todo había tomado rumbo, de nuevo la felicidad le era arrebatada.

-Quisiera tener una respuesta a eso, Naruto — contestó con pena y sin poder hacer nada más por él, se levantó de su lugar para darle la vuelta a la mesa y poder abrazarlo — No tengo idea de si hiciste lo correcto pero, estoy aquí contigo, si quieres hablar de Sasuke, si quieres comer un tazón de ramen o si quieres mandar al diablo al consejo, estoy aquí.

Naruto no contestó, en su lugar se aferró al abrazo que Sakura le ofrecía y a la calidad que le transmitía su cariño.

• ⋅❲ ❘ ︶︶︶︶︶ ❝☪❞ ︶︶︶︶︶ ❘ ❳⋅ •

-Cuando nuestro equipo termine el proyecto del tren estos viajes serán mucho más fáciles y rápidos de hacer.

Era una mañana agradable, Sasuke, Hinata y los gemelos habían salido desde temprano en una carreta tirada por caballo que era dirigida por él, al parecer Ren también había solicitado que transportaran algunos sacos con material para construcción y esa era la forma más cómoda de moverse considerando la carga y la presencia de los niños.

-¿Tren? — preguntó intrigado por la palabra desconocida

-Es un vehículo que ha estado desarrollando una parte de nuestro equipo, a mi tampoco me queda muy claro la forma en que se mueve pero contará con varios vagones que transporten personas y materiales, viajes de días se harán en cuestión de horas, es un proyecto grande y ambicioso pero vamos bien, beneficiará mucho a Konoha a otras aldeas también.

-Me asusta pensar hasta donde llegan tus planes para Konoha, es como si fueras la dueña de toda la aldea en las sombras — Hinata soltó una pequeña risa ante aquello.

-No se de que hablas, Sasuke.

Por supuesto, ella seguiría jugando el papel de inocente, como si no estuviera soltando y estirando hilos como toda una estratega.

-Lo único que hago es asegurarme que mis niños tengan una aldea segura en la cual crecer, en donde puedan ser felices y libres, eso es todo.

Hinata acaricio el cabello de los gemelos que iban dormitando sobre sus piernas, los niños tenían ligeras facciones de Ren pero era claro que la genética de los Hyuga había sido predominante en ellos. Sasuke recordó a Hinata cuando iban a su primer año en la academia, pequeña, tímida y frágil, se imaginó a la cantidad de presión a la que debió de verse expuesta al ser la heredera de su clan, lo difícil y sofocante que debió haber sido crecer en esa familia y entonces le creyó por completo que todo lo que hacía era para que esos niños crecieran con la libertad que ella misma no había encontrado.

Cuando llegaron a su destino fueron recibidos por Ren, el hombre se veía rebosante felicidad al ver a sus hijos y esposa, Sasuke desvió la mirada mientras se enfocaba en descargar los materiales que habían llevado, le daba gusto que Hinata tuviera una familia que la llenaba del amor que le había hecho falta por años, pero la situación con Naruto aún era demasiado reciente, no podía evitar la punzada de envidia que sentía al ver a la pareja feliz y pensar que a él le había durado apenas poco más de un mes.

Se había esforzado tanto para que las cosas fluyeran bien y al final, pasó lo que más temía, el perdón que le habían concedido era solo una fachada, "puedes vivir en la aldea, claro, pero no se te ocurra intentar acercarte al futuro Hokage, al amado gran héroe, no lo mereces, no eres más que un traidor y por si fuera poco, un omega defectuoso", ¿cómo pudo haber pensado que merecía tan siquiera un poco de eso?, que estúpido había sido.

• ⋅❲ ❘ ︶︶︶︶︶ ❝☪❞ ︶︶︶︶︶ ❘ ❳⋅ •

Los días en la construcción pasaban rápidos y lo agradecía, había mucho trabajo que hacer y poco tiempo para pensar. Seguía siendo el mismo hombre reservado de siempre, sin embargo tenía que admitir que había encontrado bastante paz entre la camaradería de los obreros, su trabajo requería una fuerte conexión y trabajo en equipo, él había aprendido a trabajar de aquella manera con Naruto y Sakura, tal vez con los antiguos miembros de Taka, pero había pasado ya demasiado tiempo de eso y sobre todo, el propósito de ese trabajo era por completo algo diferente a lo que él estaba acostumbrado.

Si antes el trabajo de sus manos era destinado a la guerra, ahora lo era para crear algo con lo que miles de personas se verían beneficiadas, la sensación que le daba saber eso era tan ajena a su cuerpo que a veces le causaba ansiedad.

Convivir con la familia de Hinata le ayudaba a aliviar esos sentimientos, cuando sentía que estaba siendo más un estorbo que ayuda, Ren aparecía dándole una palmada en la espalda, a veces le ayudaba a corregir sus errores en el trabajo, a veces venía simplemente a hablar de lo adorables que eran sus hijos, de lo hermosa que era Hinata y otras, como si fuera capaz de leerle los pensamientos, llegaba con palabras que le reconfortaban el corazón.

-Si hay algo que esté mal construido, simplemente lo arreglamos, ya tiene cimientos

-¿Y si el problema son los cimientos?, ¿si las cosas están mal desde el inicio?

-Bueno, entonces lo hacemos desde cero, el lugar aún está disponible ¿no?, todo tiene solución Sasuke, algunas cosas toman más tiempo y esfuerzo que otras, pero cuando terminas la obra te das cuenta que valió la pena.

Hinata por otro lado era algún tipo de guía emocional, había sido difícil confiar y abrir su corazón pero si alguien podía lograrlo era ella, no sabía si era el hecho de que Hinata no lo presionaba nunca en nada o si era la forma maternal en la que ponía una manta sobre sus hombros cuando insistía en hacer patrullas por las noches, pero poco a poco se había encontrado con alguien con quien compartir lo más profundo de si.

-Estamos en una zona segura Sasuke, te aseguro que no pasará nada si duermes toda una noche, hay otras personas vigilando también. — Insistió la mujer cuando Sasuke se negó a irse a descansar luego de todo un día de trabajo, no estaba seguro de porqué pero cuando se dio cuenta ya había pronunciado su respuesta.

-Si duermo, sueño con Naruto — su voz se cortó al haber mencionado su nombre, apenas dándose cuenta de lo que acababa de revelar, quiso estrellar su frente en el piso al haber bajado la guardia y exponer aquello, en su lugar Hinata le preguntó si la acompañaría a tomar un té en la cocina de la casa que estaban ocupando.

-A veces, repito nuestra última discusión y no se si es mejor soñar con eso o con... el calor de su cuerpo — Murmuró lo suficientemente avergonzado de lo que estaba diciendo como para levantar la vista, sin embargo, hablarlo le hacía sentir de alguna manera más liviano

-Lo detesto... detesto no tener el control de esos pensamientos, detesto...

-¿Extrañarlo? — La voz de Hinata le hizo callar, no quería decirlo, porque al hacerlo sería admitirlo, pero esa era la verdad, lo extrañaba tanto que dolía.

-Sasuke, es normal hacerlo, lo de ustedes no se terminó por falta de amor, fue porque... Konoha está mal — la última frase había salido con un rencor antiguo de los labios de la mujer y por cruel que fuese, con aquello Sasuke se sintió más unido a Hinata. Konoha les había dado tanto como les había quitado

Esa noche Sasuke volvió a llorar en privado, ni siquiera se habían vinculado y aún así todo su lado omega estaba aullando por la ausencia de su alfa, no había nada que hacer, él había decidido alejarse ¿no?, lo único que podía calmarlo un poco era dormir en medio de mantas y almohadas que simulaban un nido incompleto, lo había hecho años atrás al huir de Konoha y al igual que en aquel entonces al nido le hacía falta el aroma de la persona a quien extrañaba.

-Saaaske — una voz bajita e infantil le hizo abrir los ojos cuando aún el sol no se asomaba del todo en la mañana, había pasado una noche fatal, sentía los ojos hinchados y le dolía la cabeza, sin embargo la mirada perlada de Renji quien le observaba desde la orilla de la cama le hizo sonreír.

-¿Cómo llegaste aquí?, no es hora de jugar, ¿Reiji sigue durmiendo? — como era de esperarse con los gemelos, al mencionar el nombre del segundo lo vio aparecer, había estado sentado en el suelo. Sasuke soltó una pequeña risa al ver ambos pares de ojos perlas y las claras intenciones de ambos en treparse a su cama.

-Los llevaré a su habitación — les explicó, sin embargo los gemelos ya estaban sobre el colchón e ingresando al nido improvisado en donde se acurrucaron rápidamente. Sasuke suspiró y los miró un largo rato, los gemelos Hyuga le agradaban pero nunca en su vida se hubiese imaginado que su siguiente movimiento sería arroparlos y abrazarlos contra su cuerpo, el nido seguía incompleto pero comenzaba a tener el efecto que esperaba y pronto se dejó llevar por el sueño.

Esta vez logró dormir sin soñar con Naruto, en su lugar vio al mismo niño de piel pálida y cabello negro que había imaginado antes de arrebatarse a si mismo la oportunidad de una familia.

Por mucho tiempo había esquivado esa idea, no quería enfrentarse a ese recuerdo, sin embargo el sueño fue todo menos doloroso. Era solo un sueño, pero fue casi real el poder abrazarlo, levantarlo en sus brazos y escuchar su risa y eso fue todo lo que necesitó para poder tener el descanso que necesitaba.

• ⋅❲ ❘ ︶︶︶︶︶ ❝☪❞ ︶︶︶︶︶ ❘ ❳⋅ •

Muchas cosas estaban cambiando en Konoha, luego del ataque de Pain casi todos los edificios y casas eran construcciones nuevas, también habían nuevas generaciones de niños y niñas que corrían por las calles sin la preocupación de vivir en tiempos de guerra, por supuesto que aún habían personas que habían perdido familia y amigos en batalla poco tiempo atrás, pero estaba seguro que con cada día que pasaba, se alejaban más de aquella época en donde era más común encontrar huérfanos que familias completas.

Quería pensar que no le importaba, pero en el fondo una parte de su alma estaba en paz al saber que no sería tan común para alguien crecer con la misma vida que le había tocado a él.

-¿Estás escuchando, Orochimaru? — lo escuchaba por supuesto, pero esas reuniones venían siendo un fastidio desde hace un tiempo atrás y ya no encontraba la forma de fingir un poco más de interés.

-Por supuesto, Lord Hokage. — Su voz sonó tan ronca y tan calmada como siempre, por supuesto que los presentes en esa sala lo miraban sin creerle en nada, pero por lo menos por el momento no había dado motivos como para demostrar intenciones ocultas.

-No voy a mentirte, hay personas que agradecen tu participación en la guerra pero yo en específico voté por tu ejecución, así que no hagas nada que me haga volver a solicitarla.

-Kakashi, soy consciente de mis actos pasados y que son merecedores del peor de los castigos, no temo enfrentar una ejecución si esa es la resolución a la que llegan, pero tampoco puedes negar que les soy útil aún, así que, terminemos con esto y denme un veredicto, llevamos meses con estas reuniones.

Al terminar la guerra se había refugiado en una de sus antiguas bases, había pasado algunas semanas de calma hasta que Konoha lo localizó e invadieron el lugar, desde ese momento y por los últimos dos años se habían dedicado a interrogarlo, enjuiciarlo y debatir una y otra vez sin llegar a un veredicto.

Tal cual como Kakashi había dicho, habían votado por la ejecución, otra parte por la prisión y curiosamente, Naruto Uzumaki había votado por un exilio bastante flexible. Y aquí estaba una vez más, frente al consejo, Kakashi en su papel de Hokage, Naruto Uzumaki y Shikamaru Nara como los futuros al mando y Yamato, el niño con el que había experimentado años atrás y quien había dirigido la operación de su búsqueda y detención.

-Te llamamos hoy para darte un veredicto final — Habló de nuevo Kakashi — Por tu participación y apoyo en la cuarta guerra y por la clemencia solicitada por Naruto Uzumaki, permanecerás en el exilio de la aldea de Konoha, el cual cumplirás en la base del límite oeste con vigilancia permanente de un equipo comandado por el capitán Yamato, se te permitirá vivir en soledad en este sitio, sin embargo, el capitán Yamato ingresará al sitio siempre que lo considere necesario para mantener una vigilancia directa.

-Además de lo anterior — habló Shikamaru en esta ocasión — tus servicios de investigación y como fuente de información, serán solicitados en beneficio de la aldea, no recibirás ningún tipo de compensación económica por estas labores, en su lugar la aldea te proporcionará lo necesario para vivir, tienes prohibido abandonar el lugar del exilio si no tienes una orden directa del Hokage en curso para hacerlo, en caso del incumplimiento de esta sentencia, serás ejecutado.

-Supongo que debo agradecer porque me permiten seguir viviendo por ahora.

La parte más relevante de la reunión terminaba con la sentencia dictada, el consejo se marchó seguidos de Naruto y Shikamaru y luego, algo captó la atención de Orochimaru, fue rápido, apenas perceptible pero innegable la manera en que Kakashi y Yamato parecieron ponerse incómodos al estar a solas con él.

-El equipo de sensores vendrá enseguida para hacer la vinculación de su chakra con el perímetro permitido, mantén un ojo sobre él mientras tanto. — La orden de Kakashi fue clara y seria, pero Orochimaru fue consciente de cómo el Hokage desvió la mirada evitando ver de frente a Yamato.

-Entendido. — Así como fue consciente de la voz de Yamato sonando en un tono completamente diferente al usual.

-Que interesante — Dijo mientras se ponía más cómodo en su asiento al quedarse a solas con Yamato, el ninja de la madera apenas y lo miró un momento haciéndole saber que tenía su atención.

-Te conozco mejor de lo que crees, yo jugué contigo cuando eras un niño ¿recuerdas?, me se muy bien tus expresiones, el timbre de tu voz y la forma en que tensas la mandíbula cuando estás incómodo, enojado diría en esta ocasión, entonces dime, ¿qué fue lo que te hizo el Lord Hokage para ponerte de esa manera? — Yamato se veía claramente alterado pero su silencio se mantuvo.

-Vamos, no intentes guardarme secretos, tú y yo somos casi padre e hijo, ¿o es madre? nunca fui el mejor para seguir mi rol de omega..

-Solo cállate, no tengo porque hablar de mi vida privada contigo, tu y yo no somos nada. — Orochimaru sonrió, se fijó en cada movimiento, en la entonación de cada palabra. — Ahhh, así que involucra tu vida privada, déjame adivinar, ¿romántica?, ¿quién lo diría?, ¿son amantes?, pero tú, al igual que él, eres un alfa y él está casado, Konoha está cambiando pero no pensé que serían así de liberales en este punto.

-¿Cómo te atreves a intentar manchar el nombre del Hokage de esa manera?, no te hagas ideas equivocadas, Konoha sigue siendo la misma, el Hokage desposa a un omega que pueda darle una familia, no me involucres en tus suposiciones estúpidas.

Yamato podía decir lo que quisiera, pero para Orochimaru era muy fácil leer entre líneas, sobre todo si se trataba de un antiguo sujeto de pruebas.

-Así que un romance del pasado entonces ¿eh?, que tragedia, los dos son alfas, no iba a funcionar desde un inicio así que no te sientas mal, no es tu culpa no haber nacido con el sistema reproductor interno correct... oh

Yamato estaba hablando de nuevo con ese tono enojado, sin embargo, dejó de escuchar, lo único que tenía su atención en ese momento era el de una operación realizada a Sasuke Uchiha años atrás, una que le había salvado la vida y le había quitado la posibilidad de engendrarla.

-Realmente interesante...

• ⋅❲ ❘ ︶︶︶︶︶ ❝☪❞ ︶︶︶︶︶ ❘ ❳⋅ •

Al final habían tardado un mes entero fuera de Konoha con el tema de la construcción, Sasuke no podía decir que todo estaba resuelto en su vida pero en ese punto había logrado recobrar las noches de sueño y el apetito.

Convivir con el equipo de construcción y la familia de Hinata le había dado nuevas perspectivas de muchas cosas y con eso había encontrado algo de paz en su corazón.

-Iré a entregar el reporte de la misión

-No tardes Sasuke, te esperamos en casa para continuar la celebración — Ren se había enterado del embarazo de su esposa apenas una noche anterior y había comprado tanta comida y bebida para celebrar que habían terminando regalando raciones enteras a los habitantes del puerto y aún así el hombre se veía con la energía para continuar con el festejo por un par de días más.

Había decidido que esa sería su última noche en casa de los Hyuga, con el dinero que recibiría de paga por la misión tendría lo suficiente al fin para pagar el depósito de la renta de algún departamento. Había adquirido cariño sincero por esa familia y lo que habían hecho por él pero necesitaba también un poco de espacio y tiempo a solas, era momento de comenzar a construirse una nueva vida.

-Olvida los festejos, tenemos una sorpresa para Sasuke ¿recuerdas? — Hinata intervino y Sasuke la miró con curiosidad, ella en cambio le dedicó una sonrisa — ven con cuidado, nos vemos en casa más tarde, muchas gracias por tu trabajo, Sasuke.

Realmente esa mujer era todo un misterio.

La tarde pasaba tranquila mientras caminaba hacia la torre del Hokage, por un momento sintió la ansiedad de la posibilidad de cruzarse con Naruto, pero por la hora suponía que él ya estaría camino a casa, tenía que calmarse y aprender a vivir con el hecho de que ambos habitaban en Konoha e inevitablemente se cruzarían tarde o temprano.

Al llegar al edificio se dio cuenta enseguida que algo era diferente, por alguna razón el personal era menor al usual y todos parecían tener un ambiente festivo difícil de disimular, era como si todos estuviesen celebrando una buena noticia de la cual él aún no se enteraba.

Lo notó en los ninjas de la recepción, en los que circulaban por los pasillos y con los que estaban proporcionando el pago de la misión.

-Puedes dejar el reporte aquí.

-¿Kakashi no está? — preguntó extrañado. Dadas las circunstancias, los reportes se entregaban directamente en manos de su antiguo maestro y era muy temprano para que Kakashi se retirara de su puesto.

-Está en la fiesta de compromiso, como Hokage e invitado especial de Naruto, por supuesto.

La información le golpeó con fuerza y rapidez, por un momento se cuestionó si había escuchado bien o si había malentendido las palabras, pero no había error ni malentendidos. Entregó el pergamino del reporte y se dio la vuelta para marcharse, los ninjas le agradecieron con cortesía, ajenos a la revolución que se había desatado en su interior.

Por un momento sus pies se movieron solos llevándolo fuera de la torre del Hokage, en su cabeza se repetía una y otra vez la información, tenía que haber algo mal.

"Invitado especial de Naruto", habían dicho, la fiesta era de Naruto, una fiesta de compromiso.

Rememoró a su pesar su discusión, la información sobre la exigencia de matrimonio, el cómo había hecho a Naruto decidir entre él y el puesto de Hokage y la forma en que había sido rechazado. Se detuvo en el momento exacto en que el cielo dio paso a la noche, en que las luces de las calles se encendieron impidiendo que la aldea quedara en penumbras y justo cuando se vieron opacadas por luces de colores iluminando el cielo una tras otra. Alguien estaba arrojando fuegos artificiales.

Elevó la mirada al cielo y luego siguió la trayectoria de los fuegos artificiales hasta ubicar de donde venían. Volvió a moverse, esta vez siguiendo la misma dirección, cada vez más rápido, con más prisa, tenía que verlo con sus propios ojos.

El destino estaba en un edificio en la parte alta de la aldea, cerca los rostros tallados de los Hokages. Llegar no fue difícil, lo difícil fue detenerse sobre el techo del edificio de enfrente y obligarse a mirar la celebración que se llevaba a cabo en una terraza iluminada de luz cálida.

Identificó a Kakashi, a Sakura, a Shikamaru y a Temari y luego, se dio cuenta que había hombres y mujeres con ropas que dejaban ver la piel de sus cuerpos adornados de joyería fina, eran gente de Sunagakure.

Fue entonces que encontró a Kankuro, el hermano del Kazekage levantándose de una mesa, la misma mesa que en el centro estaba ocupada por los protagonistas de la celebración.

Ahí, con un traje negro impecable estaba Naruto y a su lado, luciendo una belleza casi irreal estaba Gaara, su piel blanca parecía brillar ante la luz de la luna y de los fuegos artificiales, su ropa era mucho más llamativa que la del resto o tal vez era solo la ilusión que daba al ser él quien la portaba, su rostro estaba maquillado en rojo con las marcas tradicionales de su aldea y en medio de su labio inferior un arete de oro.

Ese era Sabaku no Gaara, la joya más codiciada del desierto, quien se inclinaba discretamente hacia su izquierda para hablarle al oído con una sonrisa discreta a su ahora prometido, Naruto Uzumaki.

Notes:

El trabajo que me dio escribir este capítulo, me entró un bloqueo de escritora y no sabía como abordarlo, al inicio había planeado que la parte de Orochimaru fuera el inicio del capítulo, luego lo cambié al final, luego lo moví a su posición final.

Hablando de la parte de Orochimaru, ¿se esperaban la parte de Yamato y Kakashi? ahhh ya quiero llegar a donde nos adentramos más a ese tema pero falta mucho.

Gracias a todos los que leen y votan por mi historia, les agradezco el apoyo.

Si llegaste hasta aquí, mil gracias

Chapter 11: Espejismo

Notes:

(See the end of the chapter for notes.)

Chapter Text

Para estar en primavera era raro despertarse con un cielo nublado y una lluvia ligera e intermitente. Konoha siempre había sido un sitio en donde las estaciones se marcaban con precisión así que no tuvo duda en que la lluvia que caía era un mal presagio.

Si bien Temari era una mujer de lógica, no podía evitar sentirse inquieta cuando había pequeñas señales en el ambiente de que algo no estaba marchando como debería.

Shikamaru se había ido más temprano de lo normal para presentarse a sus deberes y ella recién terminaba una semana entera de patrullaje nocturno por lo que le habían asignado algunos días de descanso, los cuales agradecía, pero sin su esposo en casa no podía evitar aburrirse.

Aunque llevaba una relación cordial con los amigos de Shikamaru, no podía decir que tenía una relación estrecha con ellos, por lo que en días como ese únicamente podía quedarse en casa a esperar a que él regresara, podía ir a visitar a su suegra, quien vivía apenas a un par de casas de distancia en el complejo del clan Nara, sin embargo, aunque la mujer le agradaba mucho y se había ganado su cariño, no podía evitar sentirse nerviosa al estar a solas con ella, no era su culpa, había perdido a su propia madre cuando era apenas una niña y la interacción maternal con Yoshino Nara la hacía sentir extremadamente tímida.

Se distrajo gran parte del día limpiando a profundidad una casa que estaba de hecho ya limpia y ordenada, cambió de lugar las sábanas de invierno, reacomodó armarios, incluso cambió de lugar algunos muebles, pero al final seguía teniendo demasiado tiempo libre y seguía sintiéndose demasiado sola, extrañaba tanto a sus hermanos, en un día como ese lo más probable sería que buscaría refugiarse en el taller de Kankuro, verlo trabajar en sus marionetas mientras platicaban de cosas sin importancia, Gaara seguro se uniría a ellos un poco más tarde, aprovechando la privacidad de su hogar para quitarse las prendas de Kazekage, quedarse con algo más cómodo y acomodarse junto a ella.

El pensamiento la hizo sonreír con calidez, años atrás no se hubiera podido imaginar lo mucho que su hermano menor cambiaría y lo unidos que se volverían los tres.

La lluvia cayó un poco más fuerte y ella se recostó sobre el tatami mirando el agua caer por la puerta abierta, sus sentidos se pusieron alerta cuando escuchó la puerta principal abrirse pero toda señal de alerta se calmó en cuanto fue capaz de sentir el chakra de Shikamaru, luego llegó su aroma, a cedro y a tabaco, no importaba que tanto dijera odiar el hábito que su esposo tenía con los cigarros, la verdad era que el aroma la hacía estremecer de pies a cabeza.

Cuando Shikamaru deslizó la puerta del salón en donde ella se encontraba, no dijo nada, se quedó acostada en el tatami mirando la lluvia caer y él permaneció un momento en el umbral de la puerta mirándola.

En vez de un intercambio de palabras, Shikamaru se acercó al fin hasta ella y se dejó caer a su lado para acostarse también, no se tocaban pero estaban cerca en un silencio cómodo.

-Cambiaste muchas cosas de lugar — Shikamaru por fin habló y Temari le dedicó al fin una mirada.

-Estaba muy aburrida — Contestó con simpleza antes de desviar sus ojos de nuevo para ver fijamente esta vez hacia el techo.

-Ino te dijo que podías visitarla en la florería si te aburrías, ella también tiene días libres

-Ino me detesta

-No lo hace — Shikamaru contestó con una pequeña risa, Temari volvió a mirarlo

-Bueno no, pero está incómodo, ella, Sakura, TenTen, es como si tuvieran este club de mujeres de Konoha, se que no lo hacen a propósito pero me hacen sentir fuera de lugar — Shikamaru la miró con ternura, incluso alguien como ella podía sentirse acomplejada por este tipo de cosas, cada faceta que Temari le mostraba solamente le hacía amarla aún más.

-Bueno, no voy a presionarte, pero sería bueno para ti si puedes conseguir a algunas amigas aquí

-Para eso te tengo a ti, tú serás mi amiga, ve escogiendo un vestido de mi armario — La risa varonil que Shikamaru soltó le hizo sentir una vibración en medio del pecho y antes de que se diera cuenta se había movido para eliminar la distancia entre ellos y abrazarse a su cuerpo.

Le causaba gracia como tenía aún muy marcada en la memoria la imagen de Shikamaru adolescente, más bajo, más delgado y menos interesado en la vida en general, pero lejos de aquella imagen, el hombre con el que se había casado, más alto y más grande era capaz de transmitirle paz y confianza como nunca había sentido.

Shikamaru la abrazó de vuelta, le acarició la espalda y jugó con su cabello cariñosamente hasta que había vuelto a hablar para romper su silencio.

-Temari... hay algo que debo contarte — El cambio en su voz la puso alerta, se separó un poco para mirarlo directamente a los ojos, los encontró igual de serenos de siempre.

-Tus hermanos vendrán en un mes a Konoha, Gaara recibió una propuesta de parte de Naruto hace unos días y su respuesta ha llegado esta mañana. Es una propuesta de matrimonio.

Temari se sentó con prisa, vio a su esposo adoptar la misma posición mientras ella intentaba procesar lo que le había revelado.

-¿Naruto Uzumaki quiere casarse con mi hermano?

-El consejo le ha puesto una condición a Naruto para que pueda ascender a Hokage, debe casarse con un omega y tener un heredero. — De todas las tonterías que Konoha hacía y de las que Temari había aprendido a pasar por alto, esta tenía que ser la peor de todas y sobre todo, ¿cómo podría pasarla por alto cuando además involucraba a su hermano menor?

-Espera, Naruto ya estaba en una relación, todos lo vimos con Sasuke y él es un omega también, ¿por qué no se casa con él?, ¿por qué involucrar a Gaara?

-No se los detalles pero Naruto y Sasuke terminaron su relación

-Ay por favor, Naruto hizo literalmente que el problema que tuvo con Sasuke hace años fuera problema de todo el mundo y ahora simplemente, ¿terminaron su relación? — Shikamaru se encogió de hombros — ¿Y tú simplemente dejaste que esto pasara?

-Yo no sabía que él iba a elegir a Gaara, le dieron una lista y...

-¿Una lista? Tuvo elección y le dejaste elegir a mi hermano

-Espera, espera, espera, de verdad no sabía que esto iba a pasar, si hubiera tenido una opción para evitar esto, lo hubiera hecho pero en serio estuvo fuera de mis manos todo el tiempo

Temari suspiró sabiendo que era ilógico culpar a su esposo de la situación, solo no podía evitar sentirse así.

-Oye, se que no es mucho, pero mantendré un ojo sobre Naruto, si esto va a pasar, me aseguraré de que haga las cosas bien — Temari desvió la mirada de regreso a la lluvia, así que si había sido un mal presagio después de todo. Un matrimonio arreglado para Gaara y con el sujeto del que había pasado años enamorado, el mismo del que todos sabían lo mucho que estaba enamorado de otro.

-Habla conmigo ¿si?, se que no te agrada la idea pero no te lo guardes para ti — Shikamaru se había acercado de nuevo a ella, era tonto enojarse con él, lo sabía. — Pensé que éramos amigas

La broma le hizo sonreír levemente y aunque aún tenía las emociones en revolución no pudo evitar mirar hacia su esposo.

-Más te vale ir por ese vestido entonces — Shikamaru volvió a abrazarla y apoyó la frente en su hombro y ella se apoyó en él. No podía hacer nada más que confiar en él y en las decisiones de su hermano.

• ⋅❲ ❘ ︶︶︶︶︶ ❝☪❞ ︶︶︶︶︶ ❘ ❳⋅ •

Naruto nunca había sido un hombre de gran entendimiento lector, sin embargo, con toda la preparación que había estado recibiendo para su futuro puesto como Hokage podía decir con orgullo que el niño torpe para el estudio había quedado atrás.

Pero si ese era el caso, ¿por qué llevaba ya una hora leyendo la misma hoja sintiendo que no comprendía ni una sola palabra?
Gaara llegaba en pocos días a la aldea y por supuesto los preparativos estaban en su máximo punto. Esa mañana Shikamaru le había pasado una copia de un acuerdo prenupcial para leer y era justamente aquello lo que no era capaz de entender.

El acuerdo por supuesto tenía una cláusula relativa a bienes materiales, sin embargo lo verdaderamente importante eran las obligaciones a las que estarían sujetos tanto él como Gaara una vez que estuviesen casados, Gaara tendría que renunciar a su puesto de Kazekage, se mudaría a Konoha y ocuparía un puesto alto en gestiones administrativas de Konoha, sin embargo, ¿valía la pena renunciar a lo que tenía por eso?, y ni hablar del apartado en el acuerdo en donde especificaba claramente que debían engendrar un heredero en el primer año de matrimonio.

¿Desde cuándo era tan importante eso?, ¿qué sentido tenía?, el consejo le había dicho que era una manera de inspirar confianza a la aldea, al señor feudal, gente que apreciaba la tradición, ¿pero es que acaso haber expuesto su vida a la guerra no era suficiente para inspirar confianza?, amaba Konoha y a cada habitante en ella, pero estaba siendo todo tan injusto, injusto para él, injusto para Gaara, injusto para... para Sasuke.

Sasuke llevaba ya varias semanas fuera de la aldea cumpliendo su papel de escolta para Hinata y su familia, no había cruzado palabras con él desde su discusión, cuando todo se había terminado entre ellos, y aún así, no había día en que no pensara en él, en que no pronunciara su nombre en un susurro casi prohibido.

Lo extrañaba tanto, su compañía silenciosa, sus comentarios mordaces, las miradas cargadas de significado, el aroma a té verde inundando la casa, el calor de su cuerpo, la presión de sus muslos alrededor de su cadera, el sabor de sus labios. Todo lo que Sasuke era, todo lo que le hacía sentir, lo extrañaba de una manera desgarradora y asfixiante.

Cuando había salido con Sakura algunas noches atrás y le había contado todo, le había prometido que a pesar de todo estaba bien, que esto era lo que tenía que hacer, ¿pero realmente estaba bien?, ¿realmente podía hacerlo?

No hablaba de una trivialidad, hablaba de matrimonio, casarse por el resto de su vida con una persona a la que no amaba, no de esa manera, mirarlo a los ojos y hacerle promesas vacías de una vida juntos.

Tal vez, lo que necesitaba era salir de ahí, hacer todo el camino hacia el país del Té en donde Sasuke se encontraba, pedirle perdón, tomar su mano y huir con él, lo más lejos que pudiera, donde nadie los conociera y donde pudieran ser felices únicamente los dos. Era una fantasía bonita en donde mandaba al diablo las expectativas del consejo y de todo Konoha y en donde se dejaba guiar por su corazón, pero las fantasías están hechas para soñar, no para ser cumplidas, se conocía a si mismo, no podría hacerlo, no era capaz de darle la espalda a su aldea.

Sasuke tenía esa capacidad de darse la vuelta y romper vínculos que se sintieran más como una prisión que como un apoyo, Naruto por su parte era incapaz de hacer algo como eso, sus años de perseguirlo eran el claro ejemplo.

-¡Lasengaaaaan! — una voz infantil interrumpió al fin los pensamientos de Naruto haciendo que su atención ahora se centrara en la pequeña figura de Yui que venía corriendo hacia él con una pelota azul entre sus manos.

-¡Oh no! La poderosa kunoichi de Konoha, Yui Hatake me atrapó con su poderoso Rasengan, ¡es mi fin! — Naruto había arrojado los papeles que fingía leer desde tiempo atrás y se arrojó al suelo para seguirle el juego a la niña quien reía completamente complacida.

-Yui, dijimos que nada de atacar a Naruto — Iruka venía entrando a la oficina luego de claramente haber perseguido a su hija, la niña por su parte se aferró en un abrazo apretado hacia Naruto.

-Papi, quero que Naruto venga a come con nosotos — Naruto no podía evitar sentir su corazón derretirse ante la ternura de la niña, Iruka fue la primera figura paterna que había conocido y Kakashi había sido la segunda, ahora ambos habían tenido a una niña tan adorable como Yui y Naruto la había adoptado enseguida como su hermana menor.

-Naruto está ocupado ahora, lo invitaremos a comer en casa otro día — Iruka intentó razonar con la niña a lo que por supuesto la pequeña respondió con un par de ojos llorosos.

-Está bien, está bien, aún no he almorzado, ¿por qué no vamos los tres a comer y luego regreso a trabajar?

• ⋅❲ ❘ ︶︶︶︶︶ ❝☪❞ ︶︶︶︶︶ ❘ ❳⋅ •

-Kakashi me lo contó, sobre tu compromiso con el Kazekage — luego del almuerzo, Naruto le había comprado a Yui un helado y se habían sentado en el parque de niños por un momento, Yui apenas había probado el helado cuando su atención fue robada por los juegos del parque y la presencia de Mirai, la hija de Kurenai quien estaba ahí siendo vigilada por una niñera, su madre seguramente se encontraría cumpliendo alguna misión.

-Oh.. si, yo iba a decírtelo pronto es solo que han habido muchos preparativos — Iruka lo miró en silencio un momento y luego regresó la atención hacia su hija en los juegos.

-¿Qué ha pasado con Sasuke? — la pregunta sonó rápida a diferencia de su respuesta que tardó en llegar

-Sasuke y yo, se terminó profesor Iruka... Sasuke, él es... maravilloso, es como una fuerza imparable, no se detiene por nada y por nadie, es como un huracán que arrasa todo a su paso, con lluvia, truenos y viento, peligroso y hermoso a la vez y yo, aunque maravillado por la tempestad, necesitaba quietud... tuve que tomar decisiones y a los huracanes no puedes pedirles que esperen.

No podía decir más, le había contado a Sakura únicamente la verdad completa pero no podía hacerlo con nadie más, hablarlo sería contar también acerca del sacrificio que Sasuke había hecho y no se sentía correcto hablarlo sin su permiso, era algo de él, algo por lo que él había pasado, algo que él había sufrido y un dolor que sólo él podía comprender que tan profundo llegaba.

Para su suerte, Iruka pareció entender que no era su lugar enterarse a detalle lo que había pasado entre ellos y no hizo más preguntas.

-Ya veo... Naruto, no le debes explicaciones a nadie ¿sabes?, tal vez ahora todo parezca frío y gris, pero es porque un huracán acaba de pasar, para tu suerte, tú siempre has sido como el sol, que extiende su luz y que calienta después de la tormenta... No te sientas culpable por volver a brillar ¿de acuerdo?

Naruto sonrió ante las palabras de su maestro, si había algo más radiante que el sol, Iruka debía ser eso entonces.

-¿Puedo comerme el helado de Yui? No parece importarle — Iruka soltó una risa mientras le pasaba el helado a medio derretir a Naruto, al final para él siempre sería el niño ruidoso de su clase, el peor portado y al que más cariño le tenía.

• ⋅❲ ❘ ︶︶︶︶︶ ❝☪❞ ︶︶︶︶︶ ❘ ❳⋅ •

-Bienvenidos a Konoha — El día al fin había llegado, luego de un mes desde que su respuesta había llegado, Gaara estaba al fin en Konoha.

Iba acompañado de su hermano, Kankuro, Baki como parte de su consejo, un par de sus asistentes personales y una pequeña comitiva designada para ayudar en la fiesta de compromiso.

-Agradecemos el recibimiento, Lord Hokage. — Los modales diplomáticos de Gaara eran como siempre excelentes, podía tener apenas cinco años siendo el Kazekage de su aldea pero se notaba la gran experiencia que había adquirido al desempeñar el puesto.

En poco tiempo fueron llevados a la torre del Hokage, los recibieron en una sala grande y cómoda, aunque claro, lo más importante de esa sala era que Naruto estaba ahí esperando por él.

Por un momento Gaara sintió un nudo formándose en la boca de su estómago, las palmas de sus manos hormigueaban por anticipación con tan solo mirarlo y tuvo que tomar un respiro profundo antes de tomar asiento frente a él.

Habían intercambiado apenas un saludo corto antes de que la reunión se convirtiera en un tema político, les leyeron el acuerdo prenupcial, dudas de ambos lados fueron formuladas y aclaradas, explicaciones sobre el mes de adaptación que pasarían, lo que estaba en los límites y lo que no. Gaara escuchó con atención a cada palabra hasta que el acuerdo fue colocado frente a él junto a una plumilla.

-Antes de firmar, deseo hablar con Naruto a solas — anunció con la misma voz calmada de siempre, los presentes se miraron entre ellos un momento, pero ¿acaso podían negarse?, era una petición del mismísimo Kazekage.

-Tomen el tiempo que necesiten para hablar — por suerte, Kakashi había roto el silencio favoreciendo la petición de Gaara y con ello todos se retiraron de la habitación para dejar a solas a la pareja. Naruto se veía claramente nervioso y eso le causó cierta gracia a Gaara.

-¿Está todo en orden? — la pregunta sonó casi tímida, Gaara cruzó una pierna por encima de la otra y tomó una posición más relajada en su asiento.

-Hay un par de cosas que quiero discutir contigo antes de firmar

-Por supuesto, dime — había pensado por días como abordar el tema pero ahora que estaba ahí, mirando de frente los ojos azules de Naruto olvidó cualquier palabra planeada y simplemente habló.

-Sasuke Uchiha, visitó Suna hace apenas un par de meses, llevaba tu aroma impregnado por todas partes, ¿qué ha pasado entre ustedes? — Naruto bajó la mirada apenas un segundo y luego la regresó a la suya.

-Sasuke y yo tuvimos una relación, es cierto, pero se ha terminado.

-¿Lo amas? — la pregunta, hecha sin ningún tipo de consideración tomó claramente por sorpresa a Naruto y aunque Gaara aparentaba serenidad, la verdad era que por dentro su corazón latía sin freno.

-Yo... estoy lidiando aún con mis sentimientos por él. — aunque era doloroso, Gaara agradeció la honestidad de sus palabras.

-Bien, entonces déjame aclarar algo. Por años, he estado enamorado de ti, comenzó con un sentimiento de admiración y gratitud y con el tiempo me descubrí pensando en ti, añorándote como algo más allá de un amigo, por lo que no puedo mentir y decir que esta propuesta no significa nada más para mi que un arreglo político, sin embargo... — Gaara se tomó un par de segundos para calmar sus latidos antes de continuar.

-Soy el Kazekage de Sunagakure, soy el shinobi más fuerte de mi aldea, he recibido diferentes propuestas de matrimonio de señores feudales, dueños de tierras y valles, personas con tanta riqueza y poder político que tu puesto como futuro Hokage queda completamente opacado, y aún así, me enamoré de ti... y eso no significa que no conozca mi valor como líder, como hombre y como omega. Firmar este acuerdo no me obliga a casarme contigo, el matrimonio es algo que yo decidiré cuando termine este mes, pero si en el proceso decides burlarte de mi con tus sentimientos sin resolver por Sasuke Uchiha, me daré la vuelta y me iré, sin palabras, sin segundas oportunidades.

Gaara se obligó a permanecer sereno luego de aquello, podía que Naruto pensara que se estaba comportando de una manera engreída luego de aquello pero necesitaba ser claro, no era estúpido, por donde lo mirara, todo ese asunto podría traerle grandes beneficios a su aldea, pero a él, como persona, tenía el poder de hundirlo. Estaba sacrificando demasiado, ponía en juego su título, su orgullo y su corazón.

Naruto sin embargo, pareció menos tenso luego de escucharlo y fue capaz de mirarlo sonreír al fin.

-Adoro lo directo que eres al hablar... — Gaara sintió sus mejillas calentándose ante un cumplido que no esperaba, Naruto soltó una pequeña risa.

-De acuerdo, yo te prometo que daré todo de mi para que esto funcione, no porque sea una obligación, sino porque eres alguien que lo merece.

A los pocos minutos la sala estaba de nuevo ocupada por el resto de personas que acompañaban a Naruto y Gaara, atestiguando la firma del acuerdo que los nombraba oficialmente comprometidos y que marcaba el inicio de su mes de adaptación.

La cena de compromiso se llevaría a cabo en un par de horas, en una terraza al aire libre de un edificio cercano, por lo que ambos tomaron caminos diferentes para prepararse. Gaara aún seguía algo aturdido por lo que acaba de pasar cuando ya se encontraba sentado con una bata de baño cubriendo su cuerpo, un par de doncellas que habían ido con él desde Suna se encargaban de peinarlo y colocar perfumes que realzaran su aroma natural.

-Pueden dejarnos el resto a nosotros — la voz de su hermana le hizo sonreír de inmediato, llevaba un par de meses sin ver a Temari, tal vez era por eso que ahora la veía más radiante.

-No puedo creer que tenga que hacer esto de nuevo por uno de mis hermanos — Kankuro se quejó mientras se acercaba arrastrando una silla y un cofre de madera fina, al sentarse y abrirla dejó ver diferentes brochas y maquillaje. — supongo que el rojo te va mejor.

-Se puso sentimental — se burló Temari mientras ella abría una segunda caja con diferentes joyas adentro. Era una tradición que la madre o padre omega preparara a su hijo o hija para la fiesta de compromiso y la boda. En el caso de los hermanos del desierto, lo habían hecho entre Kankuro y Gaara por Temari y ahora lo harían entre Kankuro y ella para su hermano menor.

Kankuro comenzó con el maquillaje, estaba mucho más acostumbrado a usarlo y no tardó mucho en dibujar lineas rojas para adornar el rostro de su hermano, una linea vertical que iniciaba justo en su labio inferior y bajaba hasta su cuello, una linea en cada mejilla que se hacían más delgadas hasta terminar en puntas y un delineado en rojo para sus ojos. Cuando terminó el trabajo fue remplazado por su hermana, quien colocó una argolla justo en la mitad del labio inferior de Gaara, un pendiente en la oreja izquierda y una cadena delgada que cruzaba todo su rostro pasando por encima de la nariz, todo era de un oro brillante y la combinación de rojo con dorado le dieron a Gaara un aspecto casi irreal.

Le ayudaron a colocarse la ropa, un pantalón blanco y holgado, una camisa negra entallada a su cuerpo y que dejaba el abdomen completamente descubierto y encima un par de bandas cruzadas, ambas bordadas con hilos rojos y dorados, sus manos fueron cubiertas con medios guantes que subían hasta la altura de sus codos y más arriba le colocaron brazaletes que se ceñían sobre los músculos de sus brazos.

-Estás listo — anunció Temari antes de dejarle el paso libre hasta el espejo de la habitación. Gaara se miró un momento en el reflejo, sintiendo algo difícil de explicar ante todo lo que estaba viviendo.

La gran mayoría de los omegas civiles de Sunagakure solían vestirse así, con el vientre al descubierto, luciendo maquillaje y joyas en el cuerpo, pero él nunca había sido un civil común de la aldea, había nacido con el propósito de ser un arma, había aprendido a sujetar un kunai antes que una plumilla.

Como todos los demás omegas que habían decidido el camino del shinobi, sus ropas nunca fueron usadas con el fin de realzar su belleza, eran cómodas y prácticas para el combate, incluso el maquillaje que solía usar su hermano le parecía incómodo y ahora estaba ahí, de pie frente a su propio reflejo, viéndose entre telas finas y joyas y sintiéndose con un poder desconocido en su interior.

Venía de una cultura que celebraba la libertad de los omegas, sin tabúes ni juicios, él mismo había experimentado el placer de compartir las sábanas con algunas personas, pero una cosa era una noche de disfrute para el cuerpo y otra muy diferente comprometerse, entregarse no solo en cuerpo, pero en corazón y alma.

Sus pensamientos se estaban volviendo cada vez más caóticos en su cabeza cuando sintió el toque de una mano cálida sobre su hombro, la mano de Kankuro.

-Nunca olvides lo orgullosos que estamos de ti

-Y nunca creas que le debes nada a nadie, no a Suna, no a Konoha, no a un alfa

Las palabras de sus hermanos regresaron la paz a su corazón mientras se dejaba abrazar por ellos, sabiendo que sin importar que, tenía un hogar al cual regresar.

• ⋅❲ ❘ ︶︶︶︶︶ ❝☪❞ ︶︶︶︶︶ ❘ ❳⋅ •

Naruto tenía que ser honesto, había perdido el aliento.

El momento justo en donde Gaara había aparecido vestido de aquella manera, maquillado y con joyas que acompañaban su belleza natural, se quedó sin aliento.

Gaara era definitivamente hermoso, siempre se aseguraba de vestir con seriedad pero esa noche estaba completamente diferente, se había vestido de una manera que robaba miradas y suspiros.

Luego estaba su aroma, todo en él era exótico, su color de cabello, de ojos y de piel, pero su aroma superaba todo lo demás. Usualmente trataba de esconderlo pero en ese momento, Naruto se sintió casi embriagado por esa mezcla de incienso y especias.

-Te ves... ni siquiera se si la palabra hermoso es suficiente para describirlo... — Lo había dicho con honestidad, tal vez no existían sentimientos románticos en su corazón para Gaara, pero en ese momento eran consciente del porqué había tantos alfas rogando por su atención.

Gaara sonrió ante el halago y estiró una mano para tomar una de las suyas y entrelazar sus dedos.

-También te ves bien.

La fiesta transcurría con normalidad, recibieron felicitaciones por su compromiso, se dedicaron palabras en un brindis y la comida y bebida fue servida. Naruto sabía que todo comenzaba esa noche, el tiempo de adaptación era una prueba para saber si era apto para ser el esposo de Gaara y por otro lado era una prueba más para alcanzar el sueño de su vida, ser Hokage.

Durante todo un mes vivirían juntos, compartirían techo, espacio y cama, se lo habían explicado junto al acuerdo prenupcial y lo había visto de cerca con Shikamaru, en aquel momento no lo había entendido, si querían casarse ¿por qué tenían que pasar un mes en una especie de examen?, uno en donde el omega tenía el poder de calificar al final.

Lo había comprendido cuando habló con Gaara horas antes, la gente de Konoha y de Suna eran muy diferentes en ese aspecto. No importaba si trataba del Kazekage o de un civil, la aldea de la arena haría todo lo que estuviera en sus manos para asegurar el bienestar y la felicidad de sus omegas.

Ahora que lo pensaba, los dos omegas que conocía de Suna eran Gaara y su hermana, Temari, ambos llevaban la frente en alto, orgullosos de lo que eran, respetados y admirados. ¿Sasuke se había sentido así alguna vez por ser un omega?, Dios, tenía que dejar de pensar en él.

-Kankuro va a obligar a Temari a bailar — Gaara se había inclinado para decirle aquello al oído, buscó entonces con la mirada a los hermanos, Kankuro había invocado una marioneta que desconocía, no era las que usaba para pelear, era solo una marioneta con la forma de un hombre al cual hizo caminar hacia su hermana.

Los presentes de Suna parecían entender que pasaría y comenzaron a celebrar con gritos y aplausos, los presentes de Konoha miraban expectantes de lo que sucedería.

Un trío de músicos de Suna comenzó a hacer sonar una combinación de flautas, percusiones y cuerdas mientras que el títere de Kankuro se inclinaba extendiendo una mano hacia Temari para invitarla a bailar. La mujer se negó un par de veces, pero el ruido del público y al final una señal de Shikamaru quien se encontraba a su lado, para indicarle que aceptara, hizo que la princesa de la arena al fin se pusiera de pie para caminar junto a la marioneta hasta el centro.

Toda la actitud de Temari había cambiando apenas se había puesto de pie, el acto había comenzado en ese momento, se notaba en su manera de caminar, casi deslizándose por el piso en movimientos delicados y cuando llegó al centro el verdadero baile comenzó, acompañado de una música lenta todos quedaron hipnotizados al ver el movimiento casi irreal de su cuerpo, la forma en que sus brazos se extendían, que su torso se movía tan fluido con el agua y en que sus caderas subían y bajaban al compás de la música, la presencia de la marioneta adornaba el baile de la mujer con movimientos igual de complejos, dignos únicamente de un maestro titiritero como lo era Kankuro.

-El jutsu de las marionetas, se cuenta que no inició como un jutsu para pelear — la voz de Gaara hizo que Naruto apartara la vista un momento del baile para prestar atención.

-Se dice que en el desierto, existió una bailarina muy hermosa, deseada por muchos alfas pero ella dijo que no aceptaría a nadie que no pudiera seguirle el ritmo al bailar, muchos aseguraban poder hacerlo pero cuando bailaban juntos fracasaban. Hubo un hombre, un shinobi que quiso intentarlo, pero con su cuerpo acostumbrado a la batalla era imposible que pudiera seguirle el ritmo. Entonces creó un jutsu que le diera vida a un cuerpo capaz de moverse de la misma manera que la bailarina, todos se rieron cuando se presentó frente a ella con un títere diciendo que la haría bailar como nunca antes y al final lo cumplió, se quedaron juntos y el baile con marionetas se hizo uno de los más difíciles de hacer.

Naruto regresó la atención al espectáculo que protagonizaban los hermanos de Gaara, Temari movía su cuerpo con gracia y la presencia de la marioneta, que se desarmaba y rearmaba a su alrededor para continuar bailando, hacia parecer que estaba viendo una escena de cuentos.

La mirada de Naruto se desvió un segundo hacia Shikamaru, su amigo estaba estático mirando a su esposa, siguiendo cada uno de sus movimientos con una fascinación y adoración digna de un creyente hacia una diosa. Tenía que esforzarse, sacar la memoria de Sasuke de su mente y remplazarlo con la de Gaara, alcanzar a mirarlo de la misma manera en que su amigo miraba a Temari.

El baile terminó dejando un aura de admiración flotando en el ambiente, habitantes de Suna y de Konoha aplaudiendo con la misma euforia mientras Temari regresaba junto a su esposo y Kankuro se acercaba a Naruto y Gaara.

-¿Debería sacarte a bailar también a ti hermanito? — Gaara soltó una risa baja y negó con la cabeza.

-Olvídalo, Temari siempre fue mejor para estas cosas, yo no soy así de bueno, no cuento con su gracia.

La fiesta siguió su curso sin problemas y al terminar Naruto se marchó a casa con Gaara. El camino fue silencioso, Naruto no sabía que esperar, una cosa era estar rodeado de personas celebrando su compromiso, otra muy diferente estar a solas con su... prometido.

-Bienvenido a casa... — mencionó al abrir la puerta y darle paso a Gaara quien entró en el mismo silencio que habían mantenido en el trayecto.

-Tus cosas llegaron esta mañana, te hice un espacio en el armario pero preferí no tocar nada hasta que estuvieras aquí — no podía evitar sentirse torpe mientras señalaba a las maletas colocadas en la sala.

Gaara sonrió mientras se acercaba al equipaje y comenzaba a buscar en su interior, Naruto le miró expectante pero no imaginó que lo que Gaara sacaría de sus maletas, fueran dos empaques de ramen instantáneo sabor especias del desierto, lo había probado en su última visita a Suna y le había encantado, tristemente en Konoha no podía conseguirse.

-¿Tienes espacio para un último platillo nocturno?

De alguna manera ese gesto disolvió todo el nerviosismo y tensión que se había formado entre ambos. Prepararon la comida en una convivencia más armónica y cuando estuvo listo se sentaron en el piso de la sala para comer.

Tanto Gaara como Naruto continuaban enfundados en ropas demasiado elegantes como para estar comiendo a media noche en el suelo, sin embargo había algo de encanto en aquello.

Comieron sin prisa, platicando de cosas triviales, mientras la noche los acompañaba silenciosa.

-Tengo una pregunta, la cosa que hicieron tus hermanos, ¿sabes hacerlo?

-¿El baile con la marioneta? Se usar el jutsu, pero hacerla bailar de esa forma, necesitas un nivel muy alto que solo expertos como Kankuro tienen.

-Sabes que no me refiero a la marioneta — Gaara soltó una risa suave claramente nervioso

-Deberíamos ir a dormir

-Vaaaamos, enséñame, te escuché, dijiste que no eras tan bueno, no que no pudieras

-Y es la verdad, no soy bueno en eso, haré el ridículo

-No hay manera en que tú hagas el ridículo, te lo juro

-Ni siquiera hay música

-Por favoor, como regalo de compromiso ¿si?

Gaara sonreía, tímido y divertido, Naruto nunca lo había visto asi.

-Si lo hago deberás darme un regalo a mi

-Lo que quieras, lo prometo.

Gaara pareció dudarlo un momento más, pero al final se levantó de su puesto y apagó las luces antes de caminar de regreso a la sala.

La luz de luna iluminaba con tonalidades azules el espacio mientras Gaara subía descalzo sobre la pequeña mesa de madera que Naruto tenía enfrente.

La imagen volvía a ser surreal, Gaara se veía como un espejismo del desierto mientras comenzaba a moverse de forma lenta y suave, sin música, simplemente elevando brazos en una secuencia delicada, su vientre expuesto contrayéndose y estirándose mientras que sus caderas giraban con la misma fluidez del viento en un campo abierto.

El hombre que tenía delante de él era hermoso, lo sabía, pero en todos los años que llevaba de conocerlo, esa era la primera vez en que lo veía como a un omega, uno que tal vez no despertaba amor en él, pero si una necesidad humana de contacto.

Gaara finalizó el baile bajando de la mesa y tomando lugar sobre el regazo de Naruto, piernas a cada lado y brazos rodeándole el cuello. Las manos de Naruto se movieron hasta sujetar la cadera ajena.

-¿Puedo pedir mi regalo ahora? — la voz ajena sonó apenas como un suspiro, Naruto asintió con la cabeza.

-Bésame

El recuerdo de Sasuke se cruzó nuevamente en sus pensamientos y se obligó a ocultarlo con rapidez, en su lugar se movió para eliminar la distancia que aún los separaba y lo besó.

El sabor de sus labios era embriagante, exótico como todo lo que Gaara era y la suavidad de su piel despertaba a su alfa interno, pidiéndole marcar y reclamar.

Aunque por mucho que el cuerpo de Gaara fuese el que sujetaba entre sus brazos, la imagen de los ojos bicolor de Sasuke seguía presente, recordándole silenciosamente que sin importar cuánto se esforzara, su alfa ya había elegido a un omega, uno que no tenía cabello rojo ni ojos aguamarina.

Frustrado ante la divergencia de su cuerpo y su mente y de los pensamientos que no lo abandonaban, buscó la manera de apagarlos de la única forma que tenía a su disposición.

Sujetó el cuerpo contrario con mayor firmeza y se levantó para ir hacia la habitación aún entre besos que se hacían cada vez más necesitados, más hambrientos del efecto entumecedor que dejaban.

Había prometido dar todo lo que podía para que las cosas funcionaran, porque lo necesitaba y porque el hombre que estaba desnudando bajo su cuerpo lo merecía.

Lo besaba como si en sus labios pudiera borrar el recuerdo de otros. Como si la piel ajena pudiera difuminar su memoria.

Gaara se entregaba sin reservas, y Naruto, con las suyas hechas pedazos, lo tomaba sin detenerse a preguntar si estaba bien hacerlo.

No era amor y ambos les quedaba claro, era necesidad. Era desesperación vestida de deseo.

Cada caricia era un intento por tapar el vacío que Sasuke había dejado. Cada beso, una súplica muda por dejar de sentir.

Y aún así, Sasuke seguía allí, aferrado a su mente como un sello maldito.

Naruto cerró los ojos con fuerza. Tal vez si lo hacía con suficiente intensidad, si lo tocaba con el hambre justa, si decía el nombre correcto mientras jadeaba, todo lo demás se apagaría.

Tal vez si se perdía en Gaara, podría dejar de concentrarse en lo que había perdido.

Notes:

La canción en bucle infinito de este capítulo es: Under my skin de Taemin.

Muchas gracias a todas las personas que me dejan comentarios! Estoy muy agradecida y sorprendida con las personas de otra habla que están leyendo esta historia y me escriben para darme sus opiniones. De verdad, mil gracias!

Espero que lo estén disfrutando mucho!

Chapter 12: Incandescente

Notes:

(See the end of the chapter for notes.)

Chapter Text

Las tres menos cinco de la mañana, humedad en ochenta por ciento, cuatro cigarras que no habían parado de hacer ruido en horas.

Sasuke era consciente de todo lo que pasaba a su alrededor y aún así se sentía como si no estuviese presente, su cuerpo estaba ahí pero él no.

Sus pensamientos, su alma y su corazón estaban dispersos en algún lugar desconocido en donde solo podía repetir una y otra vez la imagen de Naruto junto a Gaara, vestidos de gala y tomándose la mano.

Estaba acostumbrado a la sensación de extrañarlo, lo había hecho cada día mientras estuvo lejos pero esto de ahora era diferente, era una sensación peor.

La sensación de la derrota, de haber tenido algo y haberlo perdido.

Naruto había sido suyo por mucho tiempo, mucho antes de ser una pareja, mucho antes de ser adultos.

Lo supo el día que había peleado con él por primera vez en el Valle del Fin, cuando aún eran unos adolescentes, Naruto había intentado desesperadamente traerlo de regreso y Sasuke había comprendido que Naruto le pertenecía.

Era cruel de su parte pero tener conocimiento de ello le daba una sensación de poder y alegría.

Saber que sin importar cuánto se alejara, cuánto daño le hiciera o cuánto dolor le infligiera, Naruto siempre volvía, era suyo.

Tal vez era por el trauma de haber perdido todo en su infancia, pero saberse dueño de los sentimientos ajenos, le daba una paz.

Pero al final, al igual que siempre, lo había perdido, una vez más, se quedaba sin nada.

Sin familia, sin honor, sin amor.

Y lo peor, él se había empujado solo a esa situación, al parecer tenía tendencias a autosabotearse.

-¿Sasuke? — la voz de Ren le llegó a los oídos y aunque dirigió su mirada hacia él, seguía sintiéndose lejos de ese lugar.

-Nos tenías preocupados, no regresaste — podía escucharle hablar, le miraba mover los labios pero no había entendimiento en nada de lo que estuviese diciendo.

-Vamos adentro — su cuerpo se movió, Ren le había guiado con una mano en su espalda hasta que entraron a su hogar, Hinata estaba ahí, con una bata color lavanda sobre su cuerpo.

-¿Qué sucedió? — le preguntó con la voz cargada de preocupación, Ren negó con la cabeza y Hinata se acercó un poco más, le

tomó de las manos y al conectar con su mirada al fin fue consciente de donde estaba.

Hinata era muy diferente a Itachi y aún así, al mirar a sus ojos perlados, se sintió como si su hermano aún estuviese ahí con él. El labio inferior le tembló levemente y apretó un poco las manos que sujetaban las suyas.

-Naruto va a casarse con Gaara, estaban celebrando su fiesta de compromiso — las palabras salieron como una frase casual, esperando que la indiferencia de sus palabras lo protegieran un poco.

Sin embargo, tal cual como con Itachi, no podía ocultarse ante los ojos de Hinata, ni de su intuición, ni de su cariño fraternal que lo arrastró en un abrazo consolador.

-Les haré algo de café — anunció Ren antes de permitirles algo de privacidad para hablar.

• ⋅❲ ❘ ︶︶︶︶︶ ❝☪❞ ︶︶︶︶︶ ❘ ❳⋅ •

Los recuerdos de la noche anterior se reprodujeron en su cabeza apenas abrió los ojos, cada palabra, cada caricia, cada beso se repitió en su memoria cuando lo único que quería era olvidarlo.

No ayudaba para nada el calor del cuerpo desnudo a su lado, Gaara dormía aún, su cabello rojo resaltaba sobre la almohada blanca que ocupaba. Había pasado la noche con ese omega hermoso que ahora era su prometido, no había hecho nada malo y aún así sentía un peso aplastándole el pecho, culpa.

El aroma a té verde de Sasuke estaba ya extinto en su hogar y después de la noche que había pasado con Gaara, el aroma a incienso predominaba el ambiente, bañando todo en una especie de bruma seductora y placentera, pero que a Naruto le parecía incorrecta.

-Comienzo a sentirme incómodo si solo vas a quedarte ahí mirándome — la voz de Gaara le hizo despertar de sus pensamientos, le vio abrir los ojos y se esforzó en sonreír.

-Pensé que seguías dormido

-No duermo mucho y me despierto con facilidad, secuelas del Shukaku — lo recordaba, cuando Gaara había sido un jinchuriki como él, dormía apenas pocas horas, el Shukaku solía atormentarlo en sueños y tendía a apoderarse de su cuerpo, las repetidas noches en vela desde una edad temprana habían contribuido en la inestabilidad mental de Gaara años atrás.

Naruto estiró una mano para acariciarle el cabello, un gesto de empatía por comprender en carne propia lo que era ser portador de uno de los Bijuu.

-Lamento haberte despertado, ¿quieres desayunar?

La convivencia con Gaara era fácil, había cierta armonía en cómo se movían el uno alrededor del otro, no habían los comentarios sarcásticos, ni los silencios prolongados a los que estaba acostumbrado con Sasuke. Sabía que podía considerarse afortunado por lo que tenía, aunque saberlo y sentirse eran cosas muy diferentes.

-¿Estás seguro que sabes cómo llegar? — habían salido de casa y habían caminado juntos un par de calles hasta que tuvieron que separar sus caminos.

-Se como llegar a casa de mi hermana, no es mi primera vez en Konoha ¿sabes? — no sabía porqué estaba tan paranoico, quería hacer las cosas bien y dejar a Gaara por su cuenta en la aldea mientras él iba a trabajar se sentía extraño, como si necesitara estar a su lado para protegerlo. Se regañó a si mismo por el pensamiento tan estúpido, Gaara era el Kazekage de Sunagakure, ¿que clase de protección podría darle?, era un shinobi extremadamente fuerte y hábil.

-Cierto, lo siento, solo estoy nervioso, creo — Gaara le sonrió con esa delicadeza tan suya y se acercó a él para dejar un beso corto en sus labios.

-Deja de pensarlo tanto, nos vemos a la hora del almuerzo

Se quedó un momento mirando la espalda de Gaara mientras caminaba en dirección al territorio del clan Nara, en donde Temari habitaba. Había algunas personas en la calle que habían presenciado su despedida y que ya se encontraban hablando, Naruto era al fin reconocido por todos en la aldea, no había ni adulto ni infante que no conociera el rostro del futuro Hokage, pero en ese momento, deseó por primera vez pasar desapercibido, que nadie se enterara que estaba en una relación arreglada con Gaara, que ironía.

Cuando llegó a su oficina se cruzó con Shikamaru, su amigo tenía un cigarro en los labios y una taza de café en las manos mientras revisaba unos papeles que sostenía con la otra.

-Desayuno nutritivo ¿eh? — Shikamaru soltó un gruñido mientras se dejaba caer en su silla, se veía desvelado y aún así extremadamente relajado — Parece que pasaste una buena noche.

-No comiences, sobre todo cuando vienes con mordidas en el cuello — Naruto se llevó una mano al cuello enseguida, lo había notado, tenía un par de marcas rojizas, no muy notorias, pero cualquiera con los ojos analíticos de Shikamaru lo notaría al instante.

-¿Cómo está él?

-Lo viste apenas anoche, está bien, tienes que confiar un poco en mi, estoy haciendo mi mejor esfuerzo porque esto salga bien ¿sabes?

Shikamaru le había dejado en claro, más de una vez que mantendría los ojos sobre de él para asegurarse de que su cuñado era feliz, lo entendía, eran familia, pero la desconfianza de su amigo comenzaba a ser molesta.

-Lo sé, lo siento ¿si?, confío en ti, solo quiero lo mejor, para ambos. — Naruto sonrió, Shikamaru podía ponerse la máscara de indiferencia delante de todos, y al final siempre sería el primero en preocuparse por los demás.

• ⋅❲ ❘ ︶︶︶︶︶ ❝☪❞ ︶︶︶︶︶ ❘ ❳⋅ •

Sasuke no tenía planes de levantarse de cama en lo que restaba del día, quería fingir que era el desvelo por haberse quedado hasta muy tarde hablando con Hinata y Ren, pero por supuesto, el corazón roto era la razón más poderosa para no querer salir y enfrentarse al mundo. Por supuesto, nadie tenía porqué enterarse de eso.

Sin embargo, la familia Hyuga tenía otros planes, Hinata y Ren estaban igual de desvelados que él y aún así lo alentaron con sonrisas a darse un baño, un cambio de ropa y acompañarlos.

-Estoy seguro que cuando lleguemos se te va a subir el ánimo — le había dicho Ren mientras caminaban a paso lento hacia el límite oeste de la aldea.

Sasuke lo dudaba, en esos momentos no había nada que pudiese levantarle el ánimo, no solo seguía repitiendo en su cabeza la imagen de Naruto con otro omega, haciendo que su corazón doliera, además estaba enojado, enojado con Konoha, enojado con Gaara, enojado con Naruto, enojado con... con él mismo.

¿Este era su castigo por todos sus pecados del pasado?, haberle dejado tocar la felicidad con la punta de sus dedos para luego quitarle todo una vez más. Posiblemente lo merecía, no, estaba seguro de merecerlo, pero eso no significaba que estuviese feliz.

Si tan solo no hubiese nacido como omega, si hubiese sido un alfa, tal vez no hubiera caído inevitablemente por Naruto, en su lugar se hubiese casado con alguien como Hinata o con uno de los omegas de Sunagakure, que le fascinaban tanto como le hacían crecer un sentimiento de envidia.

O tal vez solo se estaba engañando y su destino era siempre enamorarse Naruto, sin importar si era omega, alfa o beta, tal vez no se trataba de una situación de castas, se trataba de ellos, del reconocimiento mutuo que se había convertido en atracción y amor.

Como fuera, parecía no haber escenario en donde él pudiese ser feliz. No poseía nada, era como un forastero en una tierra extraña.

-Llegamos — Sin embargo, ahí estaban Ren y Hinata Hyuga, guiándolo a territorios conocidos, porque cuando volvió a prestar atención y levantó la vista, sintió que perdió el aire de los pulmones, estaban en el territorio Uchiha, su hogar, al que le habían prohibido volver, el que había sido arrasado junto con el resto de la aldea en la invasión y que ahora volvía a mostrar su entrada erguida con orgullo. Sasuke miró hacia Ren quien le sonreía ampliamente y quien le hizo una seña para que ingresara.

Al pasar las puertas una sensación de calor se expandió por su pecho, el área estaba diferente, no había la presencia de las antiguas viviendas, en su lugar el bosque parecía haber invadido el espacio mientras que otra parte se mostraba vacía, con la tierra trabajada, aplanada y lista para la construcción.

Justamente, unos metros más atrás, notó como ya había una casa a medio construir, tradicional, grande, parecida al hogar de su infancia y completamente diferente a la vez.

-Vine un par de veces con mi padre porque tenía asuntos que atender con el tuyo, intentamos mantener el estilo tradicional que había. — mencionó Hinata mientras caminaban hacia la vivienda.

-La mitad del equipo se quedó en Konoha a trabajar aquí mientras nosotros atendíamos el puerto del país del Té, aún falta mucho trabajo pero ya va tomando forma, ¿qué te parece?

Sasuke estaba sin palabras, tenía tantas preguntas en la cabeza y tan poco entendimiento para formularlas.

-¿Cómo?... ¿por qué? — fue lo mejor que pudo articular ante la situación, Hinata dio un paso más hacia él.

-El territorio Uchiha estuvo clausurado por años, cuando te fuiste de la aldea muchos clanes intentaron comprarlo sin éxito pero cuando fuimos invadidos, perdimos todo y hubo que reconstruir, la aldea le cedió la propiedad a Ren para usarla como paso de los cargamentos de materiales.

-Hace un tiempo que dejamos de usarlo porque abrimos una ruta más rápida, así que estuvimos hablando y creemos que debe volver a su dueño original

Hinata extendió una mano con un pergamino, Sasuke vio los sellos que tenía, era el título de propiedad de las tierras, las tomó como si un tesoro al fin estuviese regresando a sus manos

-Gracias... -murmuró con la voz ridículamente tímida, sin saber cómo más reaccionar ante aquello

-La casa aún no está lista, así que esperamos que puedas quedarte un tiempo más con nosotros, pero cuando te sientas listo, queremos que sepas que tienes algo que te pertenece solo a ti, te lo mereces.

¿Lo hacía?, ¿se merecía todo esto?, con todo lo que había hecho, con todo el daño, ¿realmente merecía algo?

Estaba seguro que no, pero en ese momento quería ser egoísta, quería aferrarse a la idea de que tal vez, solo tal vez, aún no perdía todo, tenía el territorio Uchiha pero sobre todo, tenía a Hinata y a Ren.

• ⋅❲ ❘ ︶︶︶︶︶ ❝☪❞ ︶︶︶︶︶ ❘ ❳⋅ •

-Dice que son tres minutos de espera para el resultado, no importa que tan fijo lo mires, no irá más rápido.

Gaara había llegado a la casa de su hermana unos minutos atrás, pero lejos de recibir unos buenos días, la mujer lo había arrastrado al interior de la vivienda apenas le había abierto la puerta.

No había entendido ni la mitad de las palabras que le había dicho, pero vio la caja de prueba de embarazo casera en sus manos y había unido puntos, la hizo sentarse y respirar para luego tomar la caja de sus manos, estaba sellada aún por lo que la abrió y leyó el instructivo para luego explicarle a su hermana cada uno de los pasos, y ahora, ahí estaban ambos sentados en el tatami mientras esperaban el resultado.

-Pareces más preocupada que emocionada — dijo sin intención de juzgarla pero si de comprender. Temari era por mucho la más madura de los hermanos, había dejado de ser una niña muy pronto, los tres lo habían hecho, pero Temari no solo había llevado la carga de ser una shinobi desde temprana edad, también había tomado el rol materno para sus hermanos.

Temari era quien se desvelaba colocando paños de agua fría en las frentes de sus hermanos si se enfermaban, era quien se había encargado de mantener la despensa siempre llena, de conseguirles ropa y calzado nuevo, de que tuvieran siempre comida caliente sobre la mesa. Temari iba a misiones con ellos, regresaba igual de cansada, igual de agotada, igual de herida y aún así se encargaba de todo eso.

Ella era el pilar más fuerte de su familia y por eso, para Gaara era raro verla así de preocupada por la posibilidad de estar embarazada.

-Es que... — la escuchó hablar con la voz temblorosa y sin hacer contacto visual. — mamá murió cuando naciste...

Ahh claro, el tema que nunca se tocaba, por años Gaara había creído que su madre lo había odiado, así que hablar sobre ella con sus hermanos que la idolatraban estaba prohibido, luego se había enterado de la verdad, Karura lo había amado tanto que su voluntad y amor habían quedado grabados en la arena que lo protegía de todo, de igual manera el tema seguía siendo un tabú, ¿cómo hablar de ella cuando había muerto por él?, le había arrebatado a sus hermanos una vida con una madre presente.

-No te estoy culpando — Temari se apresuró a explicarse — pero no puedo evitar pensarlo... ¿si me pasa lo mismo?, fue difícil para nosotros, papá se volcó en su trabajo, apenas lo veíamos, Kankuro, tú y yo no tuvimos la infancia más feliz, no quiero eso para mi hijo... si muero al dar a la luz, ¿Shikamaru le dará la espalda y se encerrará en su trabajo?, ¿mi hijo crecerá pensando que no lo amé?, ¿quién lo cuidará?, no quiero que tenga la vida que nosotros...

Gaara la escuchó en silencio, la dejó desahogarse y se acercó a ella con cuidado para abrazarla, consolarla como tantas veces ella había hecho con él y Kankuro.

-Mamá murió porque fue sometida a una técnica de sellado por la que nunca debió pasar, si tú estás embarazada no pasarás por lo mismo, tienes un esposo que te ama por sobre todo y tienes dos hermanos que darían la vida por ti, no hay manera que permitamos que algo te suceda y que ponga en riesgo tu vida y la del bebé, y si aún así fallamos y algo te pasa, tienes que saber que será diferente, Shikamaru no es como Rasa, él no le dará la espalda a su hijo, lo amará con la misma devoción con la que te ama a ti, y Kankuro y yo, nos aseguraremos que tu hijo sepa cada día lo mucho que lo amas, y que sin importar que, no estará solo, nunca.

Su hermana se limpió algunas lágrimas que seguían resbalando por sus mejillas y volvió a abrazarse a él, buscando refugio en los brazos de alguien que la amaba, como nunca había hecho cuando era niña y que ahora podía permitirse.

-Ya pasaron tres minutos — le anunció con suavidad, Temari se separó mientras volvía a tomar la prueba de embarazo casera en sus manos y la revisaba detenidamente. Guardó silencio un momento y luego le miró.

-Es positiva — sus ojos volvieron a nublarse de lágrimas, y sus brazos volvieron a rodear el cuerpo de su hermano en búsqueda de refugio. Gaara la recibió con calidez.

-Todo va a estar bien, vas a ser una gran mamá, prácticamente nos criaste a Kankuro y a mi, y si, nuestro hermano es un poco raro, pero por todo lo demás estamos bastante bien — Temari soltó una risa entre lágrimas y se separó para ver a su hermano menor de frente, Gaara le limpió las mejillas con la misma suavidad con la que cuidaba a una flor.

-Todo va a estar bien, te lo prometo — le repitió y esta vez Temari pareció creer en sus palabras.

-No sabes cuánto amo que estés aquí.

Gaara sonrió sintiendo que un peso sobre sus hombros se disolvía, tal vez todo fuese muy frágil aún, pero el comienzo que estaba teniendo en Konoha pintaba bien.

Su compromiso traería grandes beneficios a Sunagakure, podía pasar tiempo con su hermana en un momento tan importante como el que estaba viviendo ahora y aunque las cosas con Naruto aún estaban en construcción, podía notar el esmero que estaba poniendo para que las cosas funcionaran y eso tocaba fibras de su corazón que había guardado y cuidado por años, temeroso de confiar en que podía ser amado y ser traicionado una vez más.

Estaba genuinamente feliz.

• ⋅❲ ❘ ︶︶︶︶︶ ❝☪❞ ︶︶︶︶︶ ❘ ❳⋅ •

Ojalá hubiese tenido la oportunidad de disfrutar un rato más de la pequeña sensación de satisfacción que había recibido cuando Hinata y Ren le habían entregado el título de propiedad de los territorios de su familia, sin embargo todo se tambaleó cuando Hinata le informó que debía presentarse con Kakashi.

Hinata había negociado con el Hokage para que fuera posible y a pesar de haberlo logrado, debía presentarse para escuchar una nueva lista de reglas por cumplir. No tenía problema con eso, la situación había mejorado mucho desde que había dejado la prisión, pero era consciente de que aún estaba en un período de prueba, que aún había el miedo de que volviera a orquestar una venganza en contra de la aldea que había sido partícipe en la masacre de su clan, en la injusta vida que Itachi había llevado, entendía todo eso y no le molestaba tener que ir a escuchar lo que tenía permitido y lo que no si con eso podía recuperar lo que había sido su hogar, la parte que no lo traía feliz era saber que tenía que ir exactamente a uno de los lugares que más quería evitar, el lugar en donde estaba Naruto.

Respiró profundo mientras ingresaba al edificio y caminaba hacia la oficina de Kakashi, no había motivos para entrar en pánico, podía manejarlo, justo como la vez pasada, iría a cumplir sus obligaciones y si por mala suerte se cruzaba con él, lo ignoraría.

Sin embargo esta vez la suerte parecía sonreírle con agrado, había llegado con Kakashi sin interrupciones, le escuchó hablar sobre lo que ya esperaba, visitas de control al territorio Uchiha, reportes de cada construcción, remodelación o uso de la tierra, nada que no hubiese previsto considerando su situación. Afirmó entender cada una de las imposiciones de la aldea y se sintió aliviado de estar ya pronto a marcharse... si tan solo Kakashi no hubiese hecho esa pregunta.

-Sasuke, ¿estás bien?

No respondió enseguida, un fuego abrasador le llenó el pecho, tanto que se sentía capaz de activar un katón sin necesidad de formar sellos. ¿Realmente le preguntaba si estaba bien?, su vida había sido un constante sube y baja desde que había salido de su encierro.

Había pasado de estar en una relación, obligarse a actuar como un omega tradicional, vivir con la desconfianza de la mayoría de las personas que lo rodeaban, vivir una ruptura, ver al gran futuro Hokage comprometerse, ¿bien?, no, no lo estaba.

Estaba cansado, deshecho, roto y furioso, sin embargo, se había contenido tanto para demostrar que había cambiado, que no iba a permitir que lo vieran de otra manera.

-Estoy bien — contestó aun sintiendo sus entrañas ardiendo, Kakashi pareció querer decir algo más, no le dio tiempo de replicar, no necesitaba escucharlo más, necesitaba salir de ahí.

Estaba ya saliendo del edificio, caminando por la calle para irse lejos, a un lugar que pudiera calmarlo cuando se topó de frente con él.

Naruto abrió los ojos un poco más de lo normal cuando estuvieron de frente, el ruido de su alrededor pareció enmudecer unos segundos mientras se sostuvieron las miradas, incapaces de huir el uno del otro.

-Sasuke...

Escuchó al fin su voz, de alguna manera se sentía como un bálsamo sobre una herida, y por un momento tuvo el efecto de siempre, calma y paz. Pero el hechizo se rompió demasiado pronto, sus ojos se fijaron del par de marcas rojizas en el cuello ajeno y la furia, la rabia contenida volvió a burbujear en su pecho.

Él había pasado una noche entera sintiendo que le arrancaban el corazón del pecho y Naruto había sellado su compromiso llevándose a su omega a la cama.

¿Cómo había podido llorar por él?, sufrir por él, por alguien que le había dado la vuelta a la página sin problemas mientras él seguía estancado.

Naruto pareció entender que era lo que miraba, se acomodó el cuello de la ropa con movimientos torpes.

-Sasuke, yo..

-Felicidades por tu compromiso, al fin tienes al omega perfecto que necesitabas

No se quedaría a escuchar explicaciones ni excusas, no quería escucharlas, no las necesitaba. Caminó pasándolo de largo para seguir su camino, pero Naruto parecía tener otros planes, lo cual dejó en claro cuando le sujetó de la muñeca y lo arrastró a la fuerza a un callejón que la tarde había dejado en penumbras.

-¿Qué te crees que haces? — gruñó al entrar al callejón, en donde apartó la mano contraria con un movimiento brusco.

-Es la única manera en que se puede hablar contigo, no has dejado de huir de mi

-¿Hablar?, ¿de qué se supone que hablemos?, todo lo que tenía que ser dicho se dijo y lo que tenía que ser hecho se hizo, ¿no es así? — contestó con la misma voz enojada mientras sujetaba la ropa ajena cerca del cuello, estirándola para dejar más al descubierto las marcas que había sobre su piel — ¿qué es lo que tienes que hablar conmigo luciendo así, oliendo a él?

-¿Cómo puedes reclamar esto cuando fuiste tú quien me apartó?

-Tú elegiste, tú preferiste esto antes que a nosotros

-¿Qué era lo que querías de mi Sasuke?, ¿verme arrastrarme una vez más?, ¿no te fueron suficientes todas las veces que lo hice antes?

-¡Fuiste tú quien prometió cosas!

-¡Y tú el que se dio la vuelta!

-Bien, ahora tienes a un omega que se quede, que calle, no finjas que no lo querías así

-¡Nunca lo quise así! — Naruto se escuchaba cansado, Sasuke lo estaba también, no había sentido en esa discusión y aún así parecía que no podían parar

-Y sin embargo aquí estamos, hipócrita. — lo empujó contra la pared, tenía tantas ganas de golpearlo.

-Cállate ya — Naruto lo había sujetado de igual manera de la ropa, pero lejos de una pelea había tirado hacia él, eliminando la corta distancia que los separaba para besarlo, no eran los besos suaves que solían compartir, mucho menos los que iban acompañados de sonrisas torpes. Era un beso hambriento, que robaba el aliento, que exigía pero no daba.

Sasuke le correspondió con la misma intensidad, con todo el dolor y enojo que tenía en el pecho, mordiendo sus labios y reclamándolos una y otra vez. Peleaban por el control, ninguno se dejaba dominar, era una necesidad primitiva de adueñarse no solo de la boca del otro, pero si de una parte de él, de su corazón, de sus pensamientos.

Era una forma de prolongar su discusión, una forma de cortarla, era una bandera de paz y una declaración de guerra, tan contradictorio como ellos mismos lo eran.

Y aún así, se besaban como si ese momento pudiera salvarlos, como si el mundo se detuviera solo para ellos dos.

Lástima que un par de ojos aguamarina registraba su encuentro a la distancia, ocultos entre sombras, aferrándose al silencio para no romperse en voz alta.

Notes:

Estuve muy indecisa sobre si seguir subiendo o no mi historia, así que hoy solo voy a comentar el tema musical que escuché en bucle para concentrarme.

La canción del momento de discusión y beso de Naruto y Sasuke es: "Something happened to my heart" de T-max, porque por muchos años fui fan del kpop y esa canción me marcó cuando me rompieron el corazón también a mi hace ya algunos años.

Muchas gracias si te tomaste el tiempo de llegar hasta aquí. Nos vemos en el siguiente capítulo.

Chapter 13: Lluvia

Notes:

(See the end of the chapter for notes.)

Chapter Text

Estúpido, estúpido, estúpido.

La palabra se repetía una y otra vez en su mente mientras golpeaba la pared con su frente. Abrió el grifo y volvió a lavarse la cara con agua fría.

¿Cómo se le había ocurrido?, pero había sido Sasuke quien había comenzado la discusión ¿no?... pero el beso... el beso había sido cosa suya.

No había podido controlarse, lo tenía tan cerca, olía tan delicioso y sus labios se movían escupiendo palabras llenas de rabia que quería callar.

Su alfa interior le había gruñido descontrolado con una orden clara: bésalo, tómalo, márcalo, es tuyo.

Y por primera vez desde que había sido revelado como alfa, se había dejado llevar por lo más bajo de sus instintos y había actuado antes de pensar.

¿Estaba arrepentido? No, besar a Sasuke Uchiha sería algo de lo que nunca podría arrepentirse, sin embargo, estaba arrepentido de haber prometido apenas horas atrás que se esforzaría con Gaara.

No lo amaba, pero era su amigo y la amistad también podía ser traicionada, ni que hablar de su reciente compromiso, arreglado o no, Gaara no merecía esto.

Esa había sido la razón por la que había separado a Sasuke con la misma rudeza con la que lo había besado.

Y eso había sido peor, porque había visto la decepción en sus ojos, el dolor y de nuevo el enojo.

Le había dicho la frase más cliché que pudo haber pronunciado, "lo siento, esto fue un error", y con eso se había marchado, dejándolo solo en el mismo callejón al que él lo había arrastrado.

Salió del baño de su oficina, Shikamaru se había marchado temprano, al parecer Temari lo estaba esperando en casa con urgencia y eso lo había dejado solo con la culpa pesándole sobre los hombros.

Debía ir a casa, luego de almorzar con Gaara le había dicho que lo vería por la noche, no le había dicho hora pero era extraño si volvía tarde cuando se suponía que estaba teniendo un día tranquilo como le había informado mientras comían.

Pero, es que ¿cómo iba a volver y mirar sus ojos?, ¿debía confesarle lo que había pasado o debía ocultarlo como un secreto que nunca más volvería a pasar?

Cualquier opción le hacía sentir náuseas de sí mismo.

Le estaba fallando a su propio sistema de principios y valores y lo único a lo que podía aferrarse en ese momento era en cumplir su sueño.

Ser Hokage había comenzado como un sueño de amor y reconocimiento, pero había mucho más detrás de eso.

Era demostrar que sus padres no habían dado su vida en vano, era probarse a sí mismo, demostrarle al niño que había sido, al que comía sólo, al que no tenía amigos, al que había reprobado una y otra vez en la academia, que podía hacerlo, que no era un fracaso.

Era tonto, porque le quedaba claro hasta donde había llegado, pero aún así, lo necesitaba, necesitaba con desespero alcanzar ese sueño.

La única pregunta era, ¿los sacrificios que tenía que hacer valían la pena?

• ⋅❲ ❘ ︶︶︶︶︶ ❝☪❞ ︶︶︶︶︶ ❘ ❳⋅ •

El amor era un sentimiento devastador.

Lo había aprendido a una edad muy temprana, la marca en su frente era un recordatorio diario de aquello.

Casi había caído ante la falsa idea de felicidad que le habían ofrecido, casi había confiado, casi se había sentido amado.

Que ridículo, la farsa no había durado ni siquiera un día entero.

Tenía el derecho de irse ¿cierto?, se lo había advertido, le había dicho claramente que se daría la vuelta y se iría sin decir adiós si se atrevía a burlarse de él con el tema de Sasuke.

Sin embargo también era consciente de que Naruto aún estaba intentando resolver ese conflicto, que era injusto exigirle devoción y fidelidad absoluta cuando sabía que aún había un sentimiento no resuelto entre ellos.

Lo había presenciado todo, su discusión, la forma en que se habían besado y como Naruto había apartado a Sasuke con la misma molestia.

Y Gaara al verlo, se había dado la vuelta y se había marchado. Había caminado sin parar hasta salir de la aldea y adentrarse al camino en el bosque que conectaba con la vía de viaje a Sunagakure.

Lo hizo sin pensar, por enojo, por dolor y decepción. Pero no había llegado muy lejos cuando una lluvia repentina comenzó a caer y le hizo buscar refugio en una posada cercana.

Varias personas, al igual que él, ocuparon sitio en el salón que servía de restaurante, sin embargo, hubo alguien en especial que llamó su atención.

Era un alfa alto, de cabello negro y ojos verdes que estaba sentado en la mesa de a lado, era apuesto, pero lo que había robado realmente su mirada, era el instrumento de cuerdas que cargaba y que había comenzado a tocar mientras esperaba que la encargada le llevara el té negro que había pedido.

La melodía era suave, lenta, melancólica y Gaara la conocía perfectamente, Yashamaru solía cantar esa canción en voz baja mientras le preparaba la comida a él y sus hermanos.

-La cuna del viento es una canción tradicional del desierto, pero tú no pareces ser de ahí — ni siquiera sabía porque le había hablado, tal vez la nostalgia de pensar en Yashamaru lo había empujado.

-Viajo mucho, estuve en Dahara recientemente, en el País del Viento — la voz del desconocido era grave, pausada y a Gaara le recorrió por toda la espalda —

El extraño parecía no reconocerlo, era una ventaja de estar en un país ajeno, no tenía a las personas reconociéndolo a cada esquina como el Kazekage y en ese día en específico, el anonimato le sentaba bien.

-¿Qué asuntos tenías en Dahara? — no quería evidenciarse, pero la preocupación le ganó, Dahara era una aldea pequeña cercana a Suna, pocos habitantes y faltaban shinobis que cuidaran esa zona

-Solo fui de paso, me dirigía al País de la Lluvia, sin embargo, me distraje y me quedé un par de días

-¿Qué puede distraer a alguien de su viaje para quedarse en una aldea pequeña en medio del desierto?

-Un omega, siempre un omega — la sonrisa del desconocido le hizo entender que no se trataba más de un intento de coqueteo

-¿Eres de ahí?, del desierto

-Quién sabe — contestó ganándose una risa de esa voz tan penetrante.

-Entonces seremos dos extraños atrapados por la lluvia solamente.

-Me parece bien

Gaara sabía exactamente lo que ese alfa quería de él y aún dolido por lo que había visto de Naruto ese día, era algo que también él estaba buscando.

Él era consciente del poder que tenía como omega, las miradas que robaba y los suspiro que se daban en su presencia.

No fue casualidad el haberse pasado a la mesa de ese extraño, ni las miradas que se daban, ni mucho menos los roces de manos.

Lo hacía por despecho, le quedaba claro, tapar el dolor con el sentimiento de ser deseado era fácil después de todo y muy conveniente cuando le había entregado su cuerpo apenas una noche anterior al hombre que amaba solo para verlo correr hacia un antiguo amante.

No supo si había sido él o el desconocido quien había propuesto conseguirse una habitación, daba igual de todas formas.

Cuando estuvieron a solas no perdieron el tiempo en probarse mientras la ropa iba cayendo por el camino hacia el futón, en donde cayeron sin poder dejar de tocarse.

Desconocido olía a lluvia y no era por el clima que había afuera, era su aroma natural, bastante peculiar y adictivo para los gustos de Gaara.

Todo lo opuesto a Naruto, quien tenía impregnado el aroma a un día soleado de verano y eso era exactamente lo que necesitaba ahora. Borrar el reciente recuerdo de las manos y labios que habían recorrido su cuerpo una noche atrás y lo patético que se sentía por haberse confiado de la única persona que tenía el poder de romperle el corazón.

Desconocido sabía lo que hacía, sus manos cubrían y sus labios reclamaban con un ritmo suave y placentero, pero Gaara no estaba buscando un trato dulce, no ahora.

Sus manos recorrieron la espalda ancha del cuerpo que tenía encima, la acarició con manos abiertas, de arriba hacia abajo y luego arañó la piel al mismo tiempo que dejaba salir un gemido ronco. Desconocido pareció temblar en excitación, Gaara aprovechó el momento para hacerlos girar en el futón, se sentó sobre las caderas contrarias, con la respiración agitada y tomando las manos que descansaban sobre sus muslos para guiarlas justo a donde él quería atención.

Gaara tenía muy en claro lo que quería y no le importaba tomar el liderazgo de la situación para obtenerlo, lo mejor, desconocido parecía completamente complacido con aquello.

• ⋅❲ ❘ ︶︶︶︶︶ ❝☪❞ ︶︶︶︶︶ ❘ ❳⋅ •

-Pero que idiota

Sasuke se regañó a sí mismo mientras se sentaba un momento en la entrada de la casa de Hinata.

Se había besado con Naruto apenas minutos atrás, había comenzado como un beso lleno de enojo, de reclamos no pronunciados pero había terminado como una súplica de su omega a volver con su alfa.

Un alfa que lo había rechazado.

Había sido Naruto quien había comenzado el beso, Sasuke quien lo había continuado y Naruto quien lo había apartado. Le había dicho que había sido un error y se había marchado, sin mirarlo, dejándolo temblando en una mezcla de anhelo y rabia.

Pero no iba a buscar el excusas, el idiota era él. Por olvidar la verdad que lo había perseguido desde que era un niño. Era un omega y al fin había aparecido el alfa capaz de hacerle temblar de piernas con una simple mirada, sin importar lo fuerte que era, ni el nivel que tenía como shinobi, al final su propia biología lo traicionaba.

-Idiota, idiota, idiota

Se repitió mientras golpeaba suavemente la cabeza contra la madera de una de las columnas de la entrada.

-¿Quiero saber?

La voz de Hinata le hizo detenerse y girar hacia su espalda, la vio en la puerta, con uno de los gemelos en brazos y el otro sujetándola de la falda quien se soltó enseguida de su madre para correr con pasos tambaleantes hacia Sasuke apenas lo había reconocido.
Sasuke lo tomó en brazos antes de levantarse e ingresar con la mujer a la vivienda.

-No... solo, una tontería que pasó — su respuesta claramente no dejaba complacida a Hinata, sin embargo no insistió más.

El cielo se puso oscuro por nubes cargadas de lluvia y Sasuke se quedó con los gemelos en la sala mientras Hinata preparaba una bebida caliente.

-¿Qué son esos? — preguntó cuando Hinata tomó asiento a su lado y la vio tomarse un par de pastillas con su té.

-Vitaminas prenatales — la respuesta fue clara, sin importancia, Sasuke sin embargo miraba fijamente a la mujer

-¿Tienes que tomarlas todos los días?, ¿son seguras? — no era su culpa estar preocupado, había sido Hinata quien lo había tratado como a un hermano.

-Por supuesto que son seguras... ah, ahora recuerdo — Hinata pareció divertida al darse cuenta de algo que parecía obvio y que Sasuke aún no lograba entender.

-Cuando éramos niños e ibamos a la academia, a los omegas nos hicieron ir a una clase extra cada sábado, tú te las saltaste todas y cada una de ellas, nos enseñaron sobre este tipo de cosas ahí

Sasuke escondió su vergüenza detrás de su taza de té mientras daba sorbos pequeños. Era cierto, no había tomado la estúpida clase de los omegas, en lugar de eso había entrenado cada sábado desde el amanecer, ciertamente había muchas cosas sobre ser un omega que no conocía simplemente porque nunca había querido saber.

Se había negado en aprender sobre si mismo y ahora tenía que admitir que era completamente ignorante alrededor de temas sobre su propia naturaleza.

-¿Qué se siente?... llevar al bebé adentro — Sin embargo, pensó que no le haría daño aprender un poco, sobre todo ahora que convivía de cerca con Hinata quien estaba pasando por su segundo embarazo.

-En este punto, no se siente nada, no físicamente, emocionalmente sabes que está ahí y eso te abruma y te alivia, te sientes de alguna forma, completo.

Hinata reflejaba un brillo diferente mientras hablaba sobre su bebé, el mismo de cuando hablaba de los gemelos o los miraba simplemente jugar en el jardín.

Sasuke escuchó por primera vez atentamente a lo que significaba el milagro de la vida para un omega, una emoción desconocida le envolvió el pecho mientras escuchaba, en un momento sintió un nudo en la garganta y quiso llorar, no dejó salir ni una sola lágrima, no se lo iba a permitir, pero ahí estaba inundándose de emociones a las que no podía ponerles nombre.

¿Qué estaba sucediendo con él?, ¿desde cuanto era así de sentimental?

-Alguna vez, ¿deseaste tener un bebé también? — la pregunta fue recibida bien únicamente porque era Hinata quien la había hecho y por primera vez reunió el valor para hablar en voz alta del tema.

-Me hubiera gustado tener un niño... — su voz sonó baja, su mirada clavada en la mesa — no se nada sobre niñas, así que hubiese sido difícil criar a una, aunque... si hubiese tenido una, la hubiese llamado Mikoto, como mi madre

Se sorprendió a si mismo al decir aquello, había pensado en el tema mucho más de lo que pudiese admitir alguna vez, tanto como para pensar en nombres e imaginar risas infantiles.

-Niño o niña, creo que lo hubieses hecho excelente — sonrió un poco al escucharla, Hinata Hyuga siempre sabía que decir para hacerle sentir mejor.

• ⋅❲ ❘ ︶︶︶︶︶ ❝☪❞ ︶︶︶︶︶ ❘ ❳⋅ •

La lluvia intensa se había convertido en un manto suave de gotas pequeñas que Gaara miraba por la ventana de la posada, apenas habían pasado un par de horas desde que se había ido de Konoha, Naruto volvería hasta el anochecer a casa y descubriría su partida.

-¿Qué podría atormentar tus pensamientos? — la voz de desconocido le hizo apartar la mirada de la ventana y acomodarse mejor sobre el futón para mirarlo. Ambos estaban aún sin ropa y compartiendo sábanas.

Ese hombre lo había besado y tocado con una suavidad tentadora y él le había obligado a poner las cosas más intensas y desconocido no tardó en seguirle el ritmo. Gaara no tenía quejas, había encontrado a un alfa sumamente competente para complacerlo y que había ayudado a sacarse de la cabeza, por lo menos por la última hora, el dolor de su corazón.

-Ayer me comprometí por un acuerdo político con alguien de quien he estado enamorado por años, pero él estuvo besándose hoy con su antiguo omega— desconocido lo miró fijamente ante la confesión.

-Vaya ataque de honestidad — contestó luego de algunos segundos — ¿qué haces aquí entonces?

-Regreso a casa, no pienso quedarme si va a burlarse de mi — la respuesta debió sonar más triste de lo que había planeado porque desconocido estiró una mano para acariciarle la mejilla en un intento de consolarlo.

-Bueno, eres libre de hacer eso, o podrías ir a aprovechar tu posición. — Gaara conectó la mirada con él, esperando que terminara de explicarse.

-Es un compromiso político ¿no?, aunque tu lo hayas estado amando durante un tiempo, él tiene sentimientos por alguien más, pero comprometido contigo ya está, al final te casarás con él y habrás ganado, el amor es algo que puede venir con el tiempo

-¿Y si nunca llega?, ¿Si sigue amándolo a él en vez de a mi?

-Vamos, ten un poco más de confianza en ti, además, ¿qué tiene ese omega que no tengas tú?, te lo juro, si ese alfa no cae rendido por ti será el más grande idiota del mundo.

Gaara sonrió antes de acercarse a desconocido y besarlo una última vez.

-Tengo que irme. — anunció antes de levantarse y comenzar a colocarse la ropa

-Ve por él, desconocido.

La lluvia aunque fina, le golpeó en la cara apenas dio un paso fuera de la posada. El cielo estaba completamente oscuro ahora, la noche acaba de caer y él corrió tan rápido como pudo hacia Konoha.

Desconocido tenía razón, era apenas el primer día, había todo un mes por delante. Él sabía de sobra al aceptar ese compromiso que Naruto no lo amaba, que todo era una cuestión política y aún así había decidido arriesgarse, jugarlo todo si había una oportunidad de ganarse el amor del alfa que le había cambiado la vida.

Nunca en su vida como shinobi se había dado por vencido en una batalla, ¿por qué debía hacerlo ahora?, pasara lo que pasara tenía que llegar al final luego de dar pelea, no iba a retirarse apenas recibiera el primer golpe.

Después de un rato corriendo al fin había ingresado a Konoha, solo un poco más y estaría de regreso en el departamento. Saltó por los techos para acortar el recorrido, todo su cuerpo estaba empapado por la lluvia fina cuando al fin logró ver el edificio de la casa de

-¿Naruto? — murmuró al verlo correr de la lluvia para llegar al edificio, iba un poco más adelante que él, definitivamente no lograría llegar antes que él, ¿qué iba a decirle?, ¿que había estado a punto de marcharse y en el camino se había acostado con un alfa del cual no sabía ni su nombre?

Definitivamente la suerte no estaba de su lado ese día.

• ⋅❲ ❘ ︶︶︶︶︶ ❝☪❞ ︶︶︶︶︶ ❘ ❳⋅ •

Para cuando Naruto había dejado al fin la torre del Hokage, la noche ya había caído sobre Konoha y además había una lluvia suave cubriendo toda la aldea, pero qué día.

Estaba a punto de echarse a correr cuando alguien lo detuvo sujetándolo del hombro.

-¡Naruto! Espera un momento

Kiba Inuzuka iba a acompañado de su fiel perro ninja, Akamaru y parecían haber estado corriendo.

-Fui a tu casa y vi todo apagado, menos mal que te encontré aquí

-Que extraño, Gaara debía estar ahí ahora

-Lo escuché, te comprometiste y no invitaste más que a unos pocos de nosotros a la fiesta — Naruto soltó una risa incómoda ante el reclamo.

-Disculpa, se supone que el compromiso es algo privado, sabes como es con Sunagakure, todo el asunto del mes de prueba, cuando la boda sea algo oficial serás el primero en recibir la invitación.

Kiba soltó una risa ruidosa antes de darle un par de palmadas en la espalda.

-No hay necesidad de disculpas, recuerdo como fue con Shikamaru, apenas y podía respirar sin miedo de arruinarlo en ese mes, pero el día de la boda la fiesta fue todo un lujo.

Oh Dios, había estado tanto tiempo pensando en Gaara que había olvidado por completo a Shikamaru, si se enteraba de lo que había pasado con Sasuke, sería el primero en matarlo.

-En fin, mañana daré una cena importante en el territorio del clan Inuzuka, será mejor que no faltes, lleva a Gaara por supuesto.

-Por supuesto, ahí estaremos

Kiba podía ser igual de impulsivo que él, así que no preguntó cual era la ocasión especial, tratándose de él podía simplemente ser que se le había antojado reunir a toda su generación.

Después de un par de palabras cruzadas más se despidieron y Naruto retomó su camino a casa, era ya bastante tarde y Gaara debía estar esperándolo.

Lo había pensado detenidamente, era consciente del grave error que había cometido, pero se negaba a que ese beso definiera por completo todo lo demás que era. Iba a compensarlo, se llevaría el beso a la tumba si era necesario y se enfocaría en Gaara, tenía que demostrar que aún era digno de ser su alfa.

Basta de errores, basta de pensar en Sasuke, se enfocaría en lo que tenía delante y no lo que dejaba atrás.

Cuando al fin llegó a casa traía la ropa bastante mojada por la lluvia, abrió la puerta y encendió las luces solo para encontrarse a Gaara completamente empapado de pie junto a la ventana.

-¿Qué sucedió? — preguntó mientras se sacaba la chaqueta para luego correr al armario con toallas limpias y llevarle una a Gaara, lo envolvió en ella y comenzó a secarle el cabello. -Estás muy agitado, ¿todo bien?

Gaara pareció inhalar y exhalar un par de veces más mientras lo miraba y se dejaba secar.

-Vine corriendo, me distraje y me alcanzó la lluvia

-¿Entraste por la ventana?

-Olvidé tomar la llave — Así que Gaara tenía ese lado despistado también, soltó una pequeña risa mientras secaba algunas gotas de agua que bajaban por su frente.

-Hueles a lluvia — murmuró mientras lo envolvía mejor con la toalla, Gaara pareció sonrojarse ante aquella mención y Naruto se sorprendió de lo tímido que se veía en ese momento, muy diferente al Gaara que se había sentado sobre su regazo la noche anterior y le había pedido que lo besara.

-Si... deberíamos tomar un baño caliente — Gaara al fin pareció un poco menos tímido y distraído, le sintió tomándole la mano y dirigirlo hacia el baño de la habitación.

Ya fuera ese lado tímido o el atrevido, Gaara era sin duda un omega hermoso al que le debía respeto y gratitud, no podía volver a fallarle.

• ⋅❲ ❘ ︶︶︶︶︶ ❝☪❞ ︶︶︶︶︶ ❘ ❳⋅ •

-¿Por qué tengo que ir yo también?

El camino al territorio Inuzuka fue lento, los gemelos habían insistido en caminar cada uno tomando una de las manos de Sasuke cuando faltaban pocos metros y eso había hecho que el ritmo de la caminata fuera casi eterno.

-Kiba nos invitó a todos — Hinata contestó caminando al mismo paso tranquilo mientras iba sujetando el brazo de Ren.

-Te invitó a ti y a tu familia

-Invitó a todos sus amigos, eso te incluye — Sasuke no recordaba ser amigo del hombre perro, lo recordaba en la academia como una versión aún más molesta que Naruto.

Sin embargo, Hinata también le había informado que Kiba había sido parte del equipo que había ido tras de él cuando había abandonado Konoha, y con eso se había sentido en la obligación de participar en un intento de demostrar que estaba agradecido de la nueva oportunidad de reintegrarse a la aldea.

-No te preocupes Sasuke, solo será una cena rápida, un par de saludos y nos vamos

Ren había dejado a Hinata caminar por su cuenta para acercarse a él y tomar a los gemelos en brazos. Para su suerte él estaba igual de incómodo al asistir al evento, era lógico, estar rodeado de tantos shinobis de alto rango sin pertenecer a ese mundo era abrumador.

-Más les vale no estar planeando como huir

Los gemelos soltaron una risa infantil, como si entendieran que era ridículo que su madre tuviera que regañar a dos adultos.

Al ingresar al territorio Inuzuka fueron dirigidos hacia la que parecía ser la casa principal del complejo. Hinata parecía conocer el camino a la perfección, se notaba que había sido compañera de Kiba al graduarse de la academia.

Iba saludando alegremente a diversos miembros de la familia hasta que llegaron al jardín principal.

El lugar estaba adornado con luces cálidas, una gran cantidad de flores y mesas con manteles finos.

Akamaru ladró mientras se acercaba moviendo la cola feliz al notar a los gemelos, Ren los colocó sobre el lomo del perro quien les dio una vuelta feliz alrededor.

-Es un excelente niñero — la voz de Kiba les llegó por la espalda y Hinata fue la primera en saludarlo con un abrazo. — Me alegra mucho que vinieran, vengas los acompaño a la mesa

-¿Puedes decirnos ya el motivo de la fiesta?

Hinata lo interrogó mientras caminaban hacia una mesa larga llena de sus compañeros de generación.

-Espera un poco, les diré cuando llegue Naruto

Sasuke se tensó ligeramente ante la mención, Ren le dio un par de palmadas de apoyo en el hombro mientras tomaban asiento en la larga mesa justo a un lado de Shino Aburame.

Que tonto, Sasuke se había empeñado tanto en bloquear el recuerdo del beso con Naruto que había pasado completamente por alto que en una reunión como esa, él seguramente estaría presente y por supuesto, iría acompañado de Gaara.

No estaba seguro de estar listo para verlos de nuevo juntos, tomados de la mano y sonriéndose como dos idiotas.

Pensó en huir, Hinata podía molestarse con él después pero no quería estar ahí, ya ni siquiera era por la incomodidad de estar en un evento social, era por él, como siempre todo era por él.

-Te ayudaré a irte si así lo quieres, pero ¿hasta cuando vas a seguir huyendo cada vez que él se aparezca? — Ren le habló con voz baja y su pregunta le caló profundamente.

Era cierto, ¿desde cuando él huía del frente de batalla?, no le quedaba para nada darse la vuelta asustado de afrontar las situaciones.

-Llegas tarde — la voz de Shikamaru sonó en un reproche mientras Naruto se acercaba con Gaara.

Sasuke se obligó a mirarlo, iba sonriente, como siempre, impecable y llevando de la mano a Gaara, quien lucía como lo que era, un omega digno de admiración. Elegante, con la mirada llena de orgullo, poderoso.

Sasuke lo miró hasta que sus ojos se cruzaron.

Ambos tomaron asiento apenas un par de asientos hacia la derecha y enfrente de Sasuke.
Todos guardaron silencio un par de segundos, en la última reunión habían visto a Sasuke y a Naruto llegar como una pareja, era obvio que la situación se tornaría incómoda.

-Entonces, felicidades por su compromiso

El silencio fue roto por Choji quien era el único que parecía no leer el ambiente. Naruto soltó una risa nerviosa y Gaara se inclinó levemente en agradecimiento de la felicitación.

-Gracias — dijo Naruto — significa mucho para nosotros el apoyo

Sasuke, con el cuerpo tenso sintió cómo Ren lo miraba de reojo, pero no dijo nada. Hinata, sentada a su lado, cruzó las manos sobre la mesa con una elegancia digna de la heredera Hyuga.

-Parece que últimamente todo se mueve con rapidez — era un comentario al aire pero que fue captado como lo que era, un claro desacuerdo.

-Hay cosas que no pueden esperar — respondió Naruto, sin soltar la mano de Gaara.

Sasuke levantó la mirada. Su tono fue neutral, pero cortante.

-Algunas veces lo más sensato es quedarse quieto

Gaara giró el rostro hacia él. No hubo tensión en su expresión, ni agresividad. Solo esa calma fría y firme que lo caracterizaba.

-Nunca fui bueno para quedarme quieto. Me entrenaron para ganar. Siempre.

El aire se volvió más denso, pero nadie dijo nada.

Todos estaban claramente incómodos en esa mesa, la tensión era palpable cuando por fin alguien aligeró el ambiente.

-¡Lamento haberlos hecho esperar! — la voz de Kiba llamó la atención de todos los presentes.

-Es un honor para mi presentarles a Nanami, mi esposa.

La mitad de la mesa quedó en shock, nadie sabía que Kiba estuviese saliendo con alguien y de repente anunciaba que ya estaba casado con una mujer de cabello negro que caía en ondas delicadas hasta los hombros, piel bronceada y una sonrisa realzaba su belleza.

Pero que importaba lo que Kiba Inuzuka tuviera que compartir cuando en la mesa, Sasuke y Gaara se declaraban la guerra con una mirada.

Notes:

Este capítulo está lleno de contrastes, Naruto y el desconocido de Gaara literalmente tienen el aroma opuesto al otro.

Y Gaara y Sasuke ni que decir.

Muchas gracias a todos por llegar hasta aquí. Nos vemos en el siguiente capítulo.

Chapter 14: Resquicio

Notes:

(See the end of the chapter for notes.)

Chapter Text

La mañana comenzaba a pintar la aldea de tonos pasteles. Era un nuevo día, los niños comenzaban a dirigirse a la academia, los shinobis que habían montado guardias nocturnas se alegraban de ver llegar a sus relevos, los comerciantes comenzaban a abrir sus puestos.

Había tanta paz que era difícil creer que apenas una noche atrás se había llevado a cabo una de las cenas más incómodas de toda la historia.

Para suerte de la pareja recién casada, estaban demasiado eufóricos como para caer en cuenta del ambiente tenso que había en la mesa de los amigos del novio, así que poco les importó que Sasuke y Gaara se estuvieran lanzando miradas capaces de intimidar a cualquiera. Se habían prácticamente declarado la guerra delante de todos.

Pero, ¿cuál guerra?, Sasuke suspiró pesadamente mientras se dirigía al bosque de entrenamiento.

¿Se estaban peleando por Naruto?, ¿qué caso tenía?, Naruto había elegido a Gaara y Sasuke había elegido darse la vuelta, entonces, ¿para qué estar en guerra con el Kazekage?

Era tonto, infantil, inmaduro e inevitable.

Cada vez que pensaba en la silueta de sus manos entrelazadas un fuego ardiente comenzaba a quemarle dentro del pecho.

Un par de años atrás, durante la guerra, él había hablado con el segundo Hokage gracias al Edo Tensei.

Tobirama Senju le había dicho, "No hay clan que sienta mayor amor que los Uchiha".

Esa era la verdad detrás de sus poderes oculares, esa era la verdad detrás de todo el dolor y rencor que su familia había cargado por generaciones y esa era la verdad de lo mucho que estaba desgarrándole por dentro la lejanía con Naruto.

Lo había amado. Sin reservas, con honestidad, con una pasión efervescente y él, él le había fallado.

Seguir con su vida luego de haber experimentado un sentimiento tan profundo le parecía irreal.

Pensó en su hermano.

¿Cómo había logrado vivir Itachi sin guardarle odio y resentimiento a la aldea?, ¿al Hokage?, ¿al mismo Sasuke?, todo lo que había amado, por lo que se había sacrificado, todos le habían fallado, pero él se mantuvo siempre firme, siempre leal. No lo entendía.

-¡Sasuke! — la voz de Sakura le hizo regresar al presente. La noche anterior, cuando la tensión de la mesa había bajado un poco, había hablado con su amiga. Ese estúpido brazo nuevo tenía algo mal.

Sakura le había hecho una revisión rápida y le había asegurado que todo estaba bien, el problema era que nunca había seguido la fisioterapia ni había entrenado lo suficiente la nueva extremidad, por lo que se había ofrecido a ayudarle con eso.

-Haremos algunos ejercicios básicos para que te puedas ir adaptando al brazo y luego pasaremos al entrenamiento con el chakra, inconscientemente distribuyes menos chakra a la nueva extremidad, será un problema si intentas hacer ninjutsu así.

Sasuke siguió al pie de la letra cada indicación, Sakura lo traía haciendo desde cosas simples como estiramientos, lanzar shurikens y algo de taijutsu hasta cosas más complejas como secuencias largas y complicadas de memorizar de sellos.

Al inicio los movimientos de Sasuke con el brazo se veían un poco más tensos a comparación del resto de su cuerpo, pero luego de varias horas trabajando era claro el avance.

La resistencia, la movilidad y la coordinación no parecían ser las mismas de unas horas atrás y eso que apenas era el primer día, aunque por supuesto, se trataba del genio más joven de los Uchiha.

-Así que, Lee ¿eh? — mencionó cuando al fin tomaron un descanso, sentados a la sombra de un árbol con termos de agua a la mitad. Sakura soltó una risa animada.

-¿Por qué todos hacen esa pregunta? Es cierto que mi primera impresión de él no fue la mejor, Lee tiene un sentido de la moda nulo pero se compensa con todo lo demás, es amable, atento, detallista, romántico, divertido, leal...

Sasuke se arrepintió enseguida de preguntar cuando Sakura se perdía en un discurso de todas las cualidades de su novio, aunque una parte de él se alegraba de que su amiga al fin hubiese encontrado a alguien perfecto para ella.

-Bien por ti — tal vez era una frase simple, corta y que alguna otra persona hubiese tomado como desinterés puro, sin embargo para Sakura, quien conocía a Sasuke tanto como el mismo Naruto, le llenó de felicidad y calidez.

Había algo en el hecho de que su primer gran amor le estuviese felicitando por estar enamorada que le hacía sentir que cerraba al fin un capítulo sin final. Con cuidado tomó el brazo de Sasuke y comenzó a pasarle chakra con la fluidez necesaria para que el propio flujo de Sasuke comenzara a funcionar de forma adecuada.

-Gracias, significa mucho para mi — dijo al fin después de un rato, Sasuke no respondió, solo se quedó quieto procesando el cosquilleo agradable que pasaba por su brazo al recibir el chakra de Sakura.

-Hay un favor más que quería pedirte — habló después de un momento ganándose la mirada curiosa de su amiga

-¿De qué se trata?

La respuesta no llegó de inmediato, Sasuke tardó algunos segundos más reuniendo valor para decir lo siguiente.

-Embarazo omega... ¿puedes... enseñarme? — Sakura le miró sorprendida, de todas las cosas que Sasuke Uchiha podía pedirle, esa no estaba en la lista.

-Hinata está embarazada — continuó ante el silencio de la mujer — ella y Ren me han ayudado mucho últimamente... Ren está viajando mucho por trabajo y quiero... ser útil

Sakura sonrió y asintió con la cabeza luego de escuchar la explicación, no sabía como Sasuke y Hinata se habían hecho amigos de un momento para otro, pero se alegraba.

Siempre había sabido que su personalidad y la de Naruto contrastaban demasiado con la de Sasuke, que él debía de tener a alguien igual de tranquilo y reservado como él con quien pudiese abrirse.

Hinata parecía ser la persona indicada para eso, si había alguien que había cargado sobre sus hombros las expectativas de un clan de renombre, alguien que conociese el dolor de la pérdida y del camino del esfuerzo como lo hacía Sasuke, esa tenía que ser Hinata.

Era una lástima que no se hubiesen hecho amigos en la infancia, tal vez si eso hubiese pasado, Sasuke hubiese sentido un poco menos de dolor y no hubiese recurrido a opciones como Orochimaru.

Sin embargo, ellos parecían haberse reconocido al fin y era obvia la influencia de la heredera Hyuga sobre Sasuke.

-Es un detalle muy lindo de tu parte, te enseñaré con gusto

Sasuke cerró los ojos un momento, permitiéndose relajar ante la paz que sentía, sin embargo, como sabiamente solían decir los ancianos: Aldea chica, infierno grande.

El piso se sacudió con fuerza y a unos metros más adelante se escucharon gritos de emoción.

Sasuke y Sakura se miraron apenas unos segundos antes de ponerse en pie y moverse hacia la pequeña multitud que se había formado entre ninjas y civiles.

-¿Qué sucede? — preguntó Sakura al acercarse y abrirse paso.

-Naruto está entrenando con el Kazekage de Suna — le contestó una kunoichi que miraba el duelo con atención.

Sasuke ya tenía la vista clavada al frente, era un espacio amplio en donde Naruto saltaba de un lado a otro intentando huir de la arena de Gaara que se movía a prisa y sin detenerse.

No era nada más que un enfrentamiento amistoso, se les notaba en las sonrisas de ambos lo mucho que estaban disfrutando del momento.

Sasuke se mantuvo un momento mirando a Gaara, se movía apenas lo necesario pero su mirada iba de un lado a otro analizando los movimientos de Naruto para contraatacar de manera precisa, justo lo que se esperaría del Kazekage.

Era engreído, Sasuke sabía bien que Naruto apenas y estaba usando una pequeña porción de su fuerza y rapidez y aún así, el hombre del desierto se atrevía a mantener esa pose de superioridad con los brazos cruzados mientras el kumite avanzaba.

Definitivamente no lo soportaba.

• ⋅❲ ❘ ︶︶︶︶︶ ❝☪❞ ︶︶︶︶︶ ❘ ❳⋅ •

Gaara se había despertado esa mañana con un remordimiento terrible en el pecho.

No se trataba de su pequeño intento de fuga un par de días antes, era el vergonzoso espectáculo que había montado la noche anterior en la fiesta de Kiba Inuzuka.

Él siempre había sido alguien tranquilo y de pocas palabras, pero estar en la presencia de Sasuke Uchiha, bajo su mirada insistente, le había picado en el punto exacto del orgullo que no podía ignorar.

Le había respondido de forma mordaz, con la cabeza en alto y había lanzado una amenaza silenciosa solo con la mirada.

Y ahora se sentía tan ridículo por aquello.

Naruto por su parte, había notado al instante de despertarse el cambio en las feromonas de su prometido, se notaba que algo le perturbaba pero tampoco sabía cómo preguntarle, el miedo de decir algo que evidenciara el beso que se había dado con Sasuke, aún estaba presente.

En su lugar, le había propuesto desestresarse con un entrenamiento juntos, para su alivio, Gaara parecía bastante emocionado con la idea.

El entrenamiento había comenzado con lanzamiento de shurikens, Naruto se sorprendió de la puntería perfecta de Gaara, porque para ser honestos, esa era la primera vez que lo veía usar un arma y no su arena.

Gaara le había dicho, que de hecho, era muy bueno en armería, tanto que cuando tenía catorce años, había capacitado a shinobis incluso mayores que él en su uso. Por supuesto, lo que había comenzado como entrenamiento se había convertido en una competencia.

Usaron un pergamino para invocar diferentes armas y se pusieron a prueba en su destreza con ellas una tras otra.

Pronto, la ansiedad de Gaara se fue disipando, dejando lugar únicamente a un sentimiento de felicidad. Era divertido y a través del entrenamiento podían comunicarse de una forma más libre que con palabras.

-¿Qué dices de un kumite? — la proposición le erizó la piel. Agradecía la época de paz que vivían, pero eso no eliminaba el gusto que Gaara tenía en combatir.

Habían comenzado leve, un par de shurikens que fueron detenidos por su arena de inmediato, tres clones de sombra que intentaban alcanzarlo, un rasengan pequeño que desvió sin esfuerzo, pero cuando se dieron cuenta, ya se encontraban corriendo por el terreno cazándose el uno al otro.

Gaara había comenzado a manipular su arena con más precisión, Naruto comenzó a mover clones de sombra a lugares más certeros y pronto una pequeña audiencia se había acercado para observar.

Naruto había creído alcanzarlo al fin pero antes de enfrentarlo con un golpe, se había desvanecido en arena.

-¿Un clon?, ¿en qué momento? — apenas dándole el tiempo exacto para reaccionar, pilares de arena comenzaron a caer uno tras otro haciendo que el suelo vibrara con fuerza. La audiencia gritó emocionada mientras Gaara bajaba de uno de los pilares con un salto.

-No eres el único que sabe crear clones — Naruto soltó una risa divertida antes de contraatacar, Gaara se mantuvo en su sitio, con los brazos cruzados mientras intentaba alcanzarlo con la arena.

-¿Qué me dices de taijutsu?, estoy seguro que soy mejor que tú en combate cuerpo a cuerpo

Gaara sonrió mientras retiraba su arena y le hacía una seña a Naruto para que se acercaba

-¿Comprobamos? — las personas alrededor comenzaron a gritar aún más eufóricos mientras Naruto se le acercaba y comenzaba la pelea cuerpo a cuerpo.

Naruto era bueno, pero nada comparado con la velocidad de Rock Lee. Gaara lo había enfrentado años atrás y a pesar de haber ganado su pelea, reconocía que sin la protección de la arena no hubiese logrado una victoria.

Después de aquello, se había obsesionado con pulirse en taijutsu, la arena seguiría siendo su herramienta ninja principal, pero si volvía a enfrentarse a alguien como Lee, quería estar seguro que seguiría ganando, pasara lo que pasara.

-¿Acaso eres bueno en todo? — le acusó Naruto mientras bloqueaba uno de sus golpes.

-Soy el Kazekage después de todo — contestó con una sonrisa.

-Engreído — Sin embargo Naruto estaba sonriendo, definitivamente complacido de su oponente.

La pelea, aunque intensa, seguía siendo amistosa, sabían que ninguno estaba usando su fuerza real, era un simple juego que estaban disfrutando.

O por lo menos para Gaara fue así hasta que percibió cierto aroma.

Té verde.

Su mirada se desvió sin poder evitarlo, Sasuke Uchiha estaba presente en el público, ceño fruncido y la misma mirada capaz de atravesar su defensa absoluta.

Fue solo un momento, unos segundos que perdió la concentración y que fueron suficientes para bajar la guardia y que Naruto lograra alcanzarlo directamente con un golpe en el rostro que le hizo perder el equilibrio y caer.

-¡Gaara! — Naruto sonaba más sorprendido que él mismo y lo tuvo enseguida arrodillado a su lado — ¡lo siento!, ¡creí que lo cubrirías, fue un accidente!, ¿estás bien?

El golpe no había dolido en realidad, simplemente le había tomado por sorpresa, levantó la mirada y soltó una pequeña risa.

-Estoy bien, te recuerdo que igual no me llega de forma directa — respondió mientras mostraba la mejilla con una grieta que pronto comenzó a rellenarse, sin embargo Naruto llevó una mano a esa misma mejilla para darle una caricia.

Gaara sintió como el calor se apoderaba de sus mejillas y orejas ante la muestra de afecto, Naruto pareció darse cuenta entonces de lo que había hecho, pero no fue hasta que un par de chicas del público soltó un grito agudo de emoción ante la interacción, que apartó la mano con prisa.

-¿Ustedes que están viendo?, ¡fuera de aquí! — Naruto estaba completamente rojo mientras el público reía y comenzaba a dispersarse.

Gaara se dio cuenta, de que cuando las últimas personas comenzaron a alejarse, Naruto al fin reconoció a Sasuke Uchiha entre la audiencia. Por un momento creyó que Naruto correría hacia él, sin embargo le vió desviar la mirada con prisa, fingir que no estaba parado apenas unos metros después de ellos.

-¿Seguro que estás bien? — Naruto se dirigió a él en su lugar, le dio una mano para ayudarlo a ponerse de pie y luego volvió a acariciarle la mejilla.

Gaara por su parte, no podía quitar la mirada de Sasuke Uchiha, parecía enojado y a la vez, triste.

-Si... volvamos, Shikamaru se va a enojar si no llegas a trabajar en la tarde tampoco. — Respondió mientras miraba como Sasuke al fin se daba la vuelta para irse. Se habían declarado la guerra una noche anterior, de una forma infantil e inmadura, pero de alguna forma. Gaara se sentía complacido en ese momento.

• ⋅❲ ❘ ︶︶︶︶︶ ❝☪❞ ︶︶︶︶︶ ❘ ❳⋅ •

-Dicen que montaste un espectáculo con Gaara en un campo de entrenamiento. — la voz de Shikamaru hizo que Naruto levantara la mirada.

La tarde había caído mientras revisaban peticiones para misiones y las clasificaban en rangos.

-Fue solo un entrenamiento amistoso

-La gente dice que estaban coqueteando — Naruto sintió sus mejillas calentándose y enseguida regresó la mirada a los documentos que tenía en las manos.

-La gente es una chismosa — contestó un tono infantil que hizo a Shikamaru reir

-Bueno, después de la incómoda cena de anoche, me alegra que la hayan pasado bien hoy

Por supuesto, la cena había sido un momento incómodo que todos querían olvidar, él incluido.

Había descubierto dos cosas en esa cena, la primera, los omegas podían dar mucho miedo y la segunda, seguía profundamente enamorado de Sasuke.

Apenas había dado un paso dentro del jardín y su mirada había localizado a Sasuke. Estaba sentado junto a Ren y Hinata, vestía con tonos azules, el emblema Uchiha portado con orgullo en la espalda, su piel parecía invitarlo a recorrerla con sus labios y él, ya con la experiencia de como se sentía hacerlo, le era imposible despegar la mirada.

Gaara debió notarlo porque había sujetado su mano enseguida para atraer su atención y se esforzó por dársela el resto de la noche, realmente se había esforzado.

No quería verlo, pero era inevitable cuando estaban sentados casi de frente. Los movimientos de Sasuke le robaban pequeñas miradas y su cercanía con Ren y Hinata le revolvían el estómago.

Una parte de él agradecía que Sasuke tuviese con quien contar, otra parte de él se llenaba de celos porque quería ser él quien le diera el apoyo que necesitaba.

Podía hacer el esfuerzo por no mirarlo directamente, pero no había nada que pudiera hacer con el sonido de su voz. Como era de esperar, Sasuke no habló mucho, unas pocas palabras que entendió enseguida como un reclamo disfrazado y otras pequeñas frases que soltaba de vez en cuando y aún así, su voz le recorría como una corriente eléctrica por todo el cuerpo.

Extrañaba escucharlo por las mañanas, con alguna burla porque Naruto había insistido en preparar el desayuno y se había pasado con la sal, extrañaba escucharle contar alguna anécdota sin importancia, extrañaba sus quejas sobre la vecina de enfrente, quien lo miraba con indignación al reconocerlo como un antiguo traidor, extrañaba como Sasuke cuando creía que Naruto no lo escuchaba, cantaba con la voz muy bajita, casi en un susurro y sobre todo, extrañaba escuchar como pronunciaba su nombre.

Si, definitivamente esa cena había sido un infierno, por lo menos Kiba y su esposa parecían haberla disfrutado.

Esposos, en poco tiempo Gaara y él serían esposo también, suspiró mientras se pasaba una mano por la cara.

-¿Estás bien? — la voz de Shikamaru le hizo volver al presente, lo vio preparándose para irse.

-¿Te vas temprano hoy? — Shikamaru pareció enojado.

-Te lo dije, salgo mañana a Suna con Temari, estaré fuera unos días, me voy temprano porque hay cosas que tengo que hacer en casa antes del viaje.

-¿Hay algo importante en Suna? Gaara no dijo nada — Shikamaru le sonrió esta vez, de repente parecía lleno de emoción.

-Temari quiere hablar de unos temas con Kankuro, no te preocupes, te contaré cuando vuelva.

-De acuerdo, buen viaje.

-Pórtate bien con Gaara mientras y no dejes tirado el trabajo solo porque yo no esté aquí. — amenazó antes de abrir la puerta

- ¡Ya te dije que estoy portándome bien! — gruñó mientras Shikamaru ya estaba fuera de la oficina, aunque enseguida de haberlo dicho sintió el golpe de culpa en el pecho. Tenía que dejar en ese beso, tenía que sacarse a Sasuke de la cabeza.

• ⋅❲ ❘ ︶︶︶︶︶ ❝☪❞ ︶︶︶︶︶ ❘ ❳⋅ •

Habían pasado tres días desde aquel entrenamiento con Naruto y para ese punto, Gaara estaba ya bastante familiarizado con la aldea.

Era ya una semana prácticamente desde que había llegado y aunque él había estado en Konoha antes, esta era la primera vez que la conocía de una manera diferente a ser un simple invitado.

Platicaba un poco con los aldeanos, daba largos paseos por los alrededores y miraba a los niños de la academia en su entrenamiento del medio día.

Konoha lo cautivaba en la misma manera en que le causaba incomodidad.

Era una aldea de mucha tradición y cultura, con un gran atractivo natural y que prosperaba en infraestructura y servicios, pero entonces, ¿por qué se sentía tan limitado?

Konoha, en medio de toda su riqueza y prosperidad seguía siendo un ambiente poco amigable para cualquier omega.

Gaara tenía presente que él era un caso especial, era el Kazekage de Suna, tenía la posición política necesaria para hacerlo relevante, darle una voz. Pero, ¿qué pasaba con los omegas que no tenían ese privilegio?

No era ciego, en su casi semana que llevaba en Konoha había hecho una larga lista de cosas que se sentían y eran incorrectas.

En su tierra, los omegas eran abundantes, caminaban libremente por las calles independientemente de si eran civiles o shinobis, tenían acceso a un sistema educativo completo, los adultos ocupaban puestos altos en su gabinete de trabajo, su mismo consejo tenía el cincuenta por ciento de integrantes omegas.

Pero en Konoha todo era diferente. Sin contar a los omegas que circulaban portando una bandana de shinobi, no había manera de encontrar a uno solo en las calles que no fuese acompañado de un alfa o beta, era como si todos necesitaran el permiso de alguien más para dar un paso afuera de sus propias casas.

Se había pasado frente a la escuela secular en uno de sus paseos y se sorprendió al ver a los niños salir y notar que prácticamente todos eran alfas o betas.

Había asistido varias veces a la torre del Hokage para encontrarse con Naruto y había identificado cada vez, que él era el único omega presente en todo el edificio.

Era como si los omegas en Konoha estuviesen desapareciendo pero nadie lo mencionaba nunca.

-¿Te molesta si te acompaño hoy? En la torre hay una biblioteca con registros de la aldea ¿cierto?, quiero darle un vistazo — le había mencionado a Naruto mientras terminaban de desayunar.

-Claro, puedes venir, ¿hay algo que estés buscando? Shikamaru es realmente bueno para buscar cosas en los archivos pero sigue en su viaje — Naruto le contestó mientras comenzaba a levantar los platos.

-Solo una pequeña investigación personal, no te preocupes, me las puedo arreglar sin Shikamaru.

-¿Cuándo van a decirme cuál es su secreto? Se fue sin contarme nada — Gaara sonrió, era un alivio que Naruto y su cuñado fueran buenos amigos, al final de cuentas, luego de casarse serían familia extendida.

-Ya no sería un secreto si te digo.

Naruto soltó un quejido de lástima que le hizo reir. Por supuesto que entre todo lo que le preocupaba, Konoha le estaba ofreciendo una vida junto al alfa que amaba y justamente por eso, quería esforzarse en hacer algo para mejorar la situación.

Cuando llegaron a la torre del Hokage, Naruto le indicó la puerta de la biblioteca. Había una mujer mayor que atendía, una beta, y luego de ser presentados, Naruto se había marchado y Gaara se concentró en sacar todos los registros necesarios, censos de población, registros de nacimientos, reportes académicos, libros de leyes de la aldea, todo lo que le permitiera entender y darle claridad al panorama.

Pasó horas leyendo y haciendo apuntes, cada documento nuevo que abría le hacía irritar un poco más, a la vez que le otorgaba mayor entendimiento.

Ahora entendía mejor de dónde había surgido el problema. Konoha había sido fundada luego de un tratado de paz entre el clan Senju y Uchiha, dos clanes completamente militares, y poco a poco se les habían ido sumando más familias enteras reconocidas por su capacidad en batalla, los Sarutobi y los Hyuga como ejemplo.

Sunagakure, por su parte, había sido fundada por un grupo de omegas y algunos pocos alfas sobrevivientes de la guerra y que habían buscado algo de paz refugiándose en el desierto.

Las raíces de cada aldea eran completamente opuestas y eso le hacía entender el porqué en una los alfas eran venerados como la casta dominante y en la otra los omegas eran respetados con devoción.

No iba a juzgar las formas de una y otra aldea, pero la realidad era que Konoha había manejado las cosas de cierta manera que estaba enviando a su propia población de omegas a la extinción y lo peor, a nadie parecía importarle.

Gaara cerró los ojos un momento mientras masajeaba su frente, llevaba horas leyendo, necesitaba un descanso.

-Lord Kazekage — para su suerte, Sai ingresó a la biblioteca llamando su atención — Lord Hokage lo espera en su oficina.

Gaara agradeció el mensaje y se dispuso hacia la oficina principal del edificio. No sabía que asunto tuviese que tratar Kakashi con él pero no podía faltarle el respeto al Hokage así que se apresuró.

Cuando ingresó a la oficina, dos cosas llamaron su atención. La primera era que había un gato ninja sentado sobre el escritorio y la segunda es que Naruto estaba presente y parecía de mal humor.

-Agradezco tu presencia Lord Kazekage — habló Kakashi — Este es Momo, trajo un mensaje para ti.

-¿Qué puede buscar un Ninneko de mi? — cuestionó mientras recibía un pergamino en sus manos y lo abría para leer.

-Fui hasta tu aldea en el desierto sólo para descubrir que estabas en Konoha — el gato hablaba, Gaara se quedó mirándolo un momento simplemente distraído por el hecho de que un animal pudiese pronunciar palabras tan claras. — Necesito que vengas conmigo a Sora Ku. Tamaki tiene que discutir algunas cosas contigo, rey del desierto.

-Soy el Kazekage, no el rey y no conozco a ninguna Tamaki, sería más cordial que ella venga a hablar conmigo.

-Hubiese venido si pudiera pero no puede salir de Sora Ku en estos momentos, no puede dejar a Nekobaa sola, está muy débil, pero realmente necesita hablar contigo, es de vida o muerte.

Gaara regresó la vista al pergamino y leyó a prisa el mensaje, la mujer que había enviado el mensaje, la nombrada Tamaki, solicitaba una audiencia con él, quería negociar con urgencia algo relacionado a Sora Ku, una ciudad abandonada en el desierto a la que Gaara había intentado llegar para darle un mejor uso ya que su jurisdicción seguía siendo parte de Suna, pero los gatos ninja habían impedido cualquier tipo de acercamiento.

-He enviado a diferentes embajadores a Sora Ku, nunca han sido bienvenidos por los Ninneko, ¿será diferente si voy en persona?

-Honestamente, creo que los demás gatos intentarán atacarte apenas te acerques a la ciudad — contestó Momo — nada personal, es que todos están preocupados ahora que Nekobaa está enferma

-Espero que esa Tamaki sea mejor negociadora que tú — contestó Gaara

-El Hokage podría prestarte a cierto shinobi que tiene permitido la entrada a Sora Ku — Momo miró hacia Kakashi y Naruto enseguida dio un paso al frente.

-Olvídalo, ya te dije que si Gaara va, seré yo quien lo acompañe, no él — tal vez eran las largas horas de su investigación lo que traían a Gaara irritado, pero la intervención de Naruto le supo completamente amarga.

-No necesito una escolta, necesito alguien que me de acceso a la ciudad, ¿quién es ese shinobi?

Kakashi parecía a punto de hablar cuando la puerta de la oficina fue abierta nuevamente.

-¿Me llamaste? — Sasuke Uchiha, había llegado.

Notes:

Nota de la autora:

Así que este es un capítulo de transición, no hubo cosas tan intensas como venían pasando últimamente pero era necesario darle un poco de camino a las cosas que están yendo mal en Konoha.

Debí aclarar esto desde el inicio, pero este fanfic tiene tanto personajes canónicos como personajes OC como Ren, Renji, Reiji y Nanami, también con lore propio para conveniencia de la trama, como la historia del inicio del jutsu de marionetas que Gaara le cuenta a Naruto o la fundación de Suna que se menciona en este capítulo.

Esta historia es un NaruSasu pero recuerden que es un slow burn.

Gracias por leer hasta aquí! Nos vemos en el siguiente capítulo!

Notes:

Esta es la primera vez que publico en AO3! esta historia la pueden encontrar ya avanzada en wattpad, mi perfil ahí está como Miss4D.

Este también es el primer omegaverse que escribo, me serviría mucho si me comentan que les va pareciendo.