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In-Laws

Summary:

Namjoon, a sus 45 años, es un padre soltero que pasó los últimos 20 años dedicándose a cuidar a su hijo de forma correcta. Todo lo que había construido en esa pequeña persona se vió en peligro el día que Soobin trajo a su pareja a vivir a la casa familiar, un tal Choi Yeonjun que solo parecía traer problemas.

Dilf Namjoon(45) x Boypussy Yeonjun(21)

Chapter 1: I

Notes:

(See the end of the chapter for notes.)

Chapter Text

Namjoon estaba orgulloso del hogar que había creado, del hijo que había criado. Su pequeño a sus jóvenes 20 años ya destacaba en la universidad siendo uno de los mejores promedios de la clase. Era un estudiante modelo, además de un caballero, respetuoso con todo el mundo indiscriminadamente, nunca buscaba meterse en pleitos, en ningún momento durante su adolescencia fue problemático. Por encima de todo ello, adoraba a su padre, y a cambio su padre lo amaba también.

Soobin era su más grande felicidad. Desde que lo conoció, apenas un par de meses después de que el pequeño había nacido, Namjoon no pudo imaginarse un mundo sin cuidar y proteger a ese niño de todo lo malo y peligroso del mundo. Era el hijo de su ex novia, su hijo biológico por supuesto, pero debido a la separación que tuvo con esa mujer era que tardó en conocerlo así como también ese era el motivo de que su hijo llevara el apellido de alguien más. Intentaron hacer su relación funcionar por el bien de su hijo en común, pero era sencillamente imposible, no había química alguna que los uniera. Simplemente acordaron un horario para repartirse al niño sin que hubiera ninguna disputa y lograron cumplirlo y vivir en armonía hasta que Soobin cumplió los cinco años, mismo año en que su madre falleció.

Oficialmente, Namjoon era la única familia que tenía. Y, para Namjoon, Soobin era todo lo que tenía. Nunca consiguió pareja, nunca priorizaba tanto a sus amistades y sus padres vivían demasiado lejos. Así que, solo se tenían el uno al otro, y así estaban más que bien. Funcionó para los dos por bastantes años.

Y entonces, un condenado día conoció a Choi Yeonjun.

Soobin empezó la universidad apenas terminar la secundaria, no dejó el tiempo pasar en el medio. Tenía muy en claro que quería estudiar periodismo, desde su temprana adolescencia había llegado con la idea a su casa y esta nunca se había ido de su cabeza. Su padre nunca puso ninguna resistencia, le ayudó a presentar la documentación necesaria y a preparar los exámenes previos a la cursada, y pronto se convirtió una vez más en el alumno modelo.

No era muy sociable, o por lo menos, no lo aparentaba. Namjoon sabía que hablaba con sus compañeros y a veces salían a almorzar o cenar juntos, pero no eran demasiados. También se había vuelto muy reservado con su vida fuera de casa, cosa que su padre debió aceptar por la fuerza aunque no le gustara. 

Fue apenas un mes después de cumplir los 19 años que Soobin le cayó con una sorpresa en su casa. Namjoon, después de un largo día de trabajo, estaba preparando la cena para ambos, cuando escuchó la puerta principal abrirse. Podía dejar de lado la olla un segundo para recibir a su hijo, así que sin pensarlo mucho se encaminó hacia la entrada.

Se detuvo en seco cuando lo vio acompañado.

Ese fue su primer encuentro con el demonio.

Un chico que parecía de la edad de su hijo, pero todo lo contrario a lo que él era. Lleno de piercings, de cabello magenta, brillante, con pantalones rotos que además le llegaban hasta el piso, cadenas colgando de estos y una camiseta gastada con un diseño que parecía de alguna banda de metal o alguna expresión similar - con las cuales él no simpatizaba en lo absoluto. Ver a su hijo a su lado, hablándole de lo más normal llegaba a asustarle. Quería agarrarlo, alejarlo de ese sujeto y abrazarlo contra su pecho, como si fuera un pequeño niño otra vez.

-¡Ah, papá!- Soobin tardó en darse cuenta de que Namjoon estaba congelado a unos metros de ellos. Estaba demasiado concentrado en su invitado.- Él es Yeonjun, se quedará a cenar esta noche. ¿No te molesta, no?

No podía decir que no le molestaba, prefería que el poco tiempo que su hijo estuviera en la casa fuera una situación privada de ellos dos. Pero lo dejaría pasar solo por esa noche, no podía ser malo que su pequeño tuviera amigos. Excepto que no era un amigo, y apenas pudo darse cuenta durante la cena, al notar las miradas que compartían ese chico y su hijo en silencio, como si estuvieran guardando un secreto. De cualquier forma Namjoon no era ningún tonto y pudo descifrarlo antes del postre, momento en el que Soobin finalmente se dignó en anunciar que su acompañante en realidad se trataba de su pareja.

Quería poder incendiar a ese tipo con la mirada. No le gustaba para Soobin, su instinto simplemente le avisaba que ese tipo era un problema. 

Lo tomó como lo que interpretaba que era, un noviazgo adolescente, algo que pasaría pronto y que recordarían como una anécdota la siguiente navidad.

Poco después de cumplir 20 años, Soobin anunció que su pareja se mudaría con ellos. Y Namjoon no supo cómo decirle que no.

Temía que rechazarlo implicaría que su hijo abandonara el nido y se fuera a vivir a algún lugar desconocido aun siendo un estudiante y con un empleo de medio tiempo que le daba un salario paupérrimo. No sobreviviría, no estaba listo. Prefería tenerlo bajo su ala por lo menos cinco o diez años más, aún si eso implicaba tener al demonio a su lado.

Porque si, este tipo, Choi Yeonjun, era una pesadilla de tener cerca. Siempre que le era posible, Namjoon buscaba ignorar su existencia, pero no podía ignorar todo lo que dejaba detrás.

Desde que Yeonjun vivía con ellos, había botellas vacías en la heladera, siempre algún plato sucio en algún lugar de la casa, no le importaba dejar su ropa en su cuarto, todo aquello era material, no era algo que realmente importara. Pero lo peor para él era lo que hacía con su hijo.

Soobin dormía cada vez más tarde, y se despertaba casi a mediodía. La vida nocturna del mayor le había obligado a cambiar y adaptarse, y por más que su padre le indicara que no era algo sano, no parecía importarle. Acabó por tomar clases de tarde y un trabajo nocturno, ya no era funcional a la mañana. Namjoon hizo lo suyo propio, intentando integrar a ambos chicos al desayuno una vez más, y quizás ese era el único momento donde de verdad aparentaban ser una familia. Porque la tensión, las miradas de desprecio y el odio entre Kim Namjoon y Choi Yeonjun se sentían a kilómetros de distancia.

Hubo un desgraciado día en el que Soobin no estaba en casa para poder controlar a aquella bestia que rondaba por su hogar como si fuera el dueño. Ese día, Soobin se había quedado en la biblioteca de la universidad hasta tarde para poder estudiar para un examen que tendría la semana siguiente. Yeonjun, como era de esperarse, se había quedado solo en la casa mientras el padre de su novio salía a trabajar.

Namjoon llegó después de un largo día de trabajo, y lo único que pudo escuchar fue voces chillonas insoportables en la sala de su hogar. Se acercó para ver de que se trataba, y una vez más estaba ese demonio de cabellos rojos, con su teléfono celular a todo volumen viendo algún stream de videojuegos en este. Cómodo, como si esa fuera su casa – que muy a pesar de Namjoon, técnicamente lo era-, usando una sudadera blanca que le llegaba hasta las rodillas y seguramente nada debajo. Podía reconocer esa prenda de ropa del armario de su hijo, la había comprado para él, no para que la usara ese personaje. 

Yeonjun elevó levemente la mirada, y, al encontrarse con el mayor, se puso de pie y se dispusó a abandonar el lugar.

-Suegrito.- Murmuró mientras pasaba por su lado, en una especie de saludo. Otra de sus actitudes que hacía que su sangre hirviera, la falta de respeto con la que se dirigía hacía él.

Lo había hablado con Soobin una vez, pero su hijo insistió en que así trataba con todo el mundo. No había caso ya, estaba completamente dominado por los encantos de ese tipo, aunque no le gustaba admitirlo sabía que ya lo había perdido.

Namjoon había llegado tarde, y sabía que su hijo llegaría aún más tarde. Todavía tenía tiempo de hacer la cena para los tres. Dejó sus cosas en la sala y sin tardar se dirigió hacia la cocina. Solo para encontrarse una vez más con su peor pesadilla, esta vez comiéndose un pan encima de la isla en medio de la cocina, ensuciando esta con las migajas que caían. Todo su abdomen estaba apoyado encima del mueble, el resto de su cuerpo inclinándose hacía afuera, fue entonces que el dueño de casa pudo apreciarlo bien y en primer plano. Su sudadera prestada estaba debajo de su cuerpo y su trasero se dejaba ver solamente cubierto por unas pantis ran rojas como su cabello. Kim lo pensó como una invitación, y se golpeó mentalmente por la sola idea. Pero… aún así, pese a sentirse culpable, no pudo evitar considerarlo y llegar a una decisión.

Namjoon podía simplemente ignorarle, como se le había dado tan bien últimamente. Podía seguir de largo y esperar a que Soobin llegara para lidiar con ese problema llamado Choi Yeonjun. Pero no ocurrió así, aunque le hubiese gustado. Verle así despertó en él algo extrañamente animal, y, antes de que la razón llegara a interrumpirlo, decidió actuar al respecto.

Yeonjun seguía sobre la porcelana negra de la isla, viendo videos en su celular completamente despreocupado. Las migas seguían cayendo de su boca, y no podía importarle menos. Tan sumido en su propio mundo, ni se dio cuenta del momento en que el mayor tiro de su cuerpo hacía atrás, alejándolo un poco del mostrador mientras buscaba darlo vuelta. 

Era extraño, para ambos. Namjoon lo odiaba, eso lo tenía claro, sin embargo ahí estaba, dispuesto a arruinar su reputación por completo solamente por una mirada mal puesta a dónde no debía. Quizás era exactamente eso lo que le motivaba, su odio. El ver a Choi Yeonjun con una expresión aterrorizada como nunca la había visto, el cómo su cuerpo había quedado completamente paralizado debajo del suyo, como sus muñecas cabían a la perfección dentro de sus puños cerrados. Ambos expectantes a cuál sería su próximo movimiento, Namjoon lo tenía muy en claro.

Se inclinó hacía el menor, uniendo sus labios a la fuerza, mientras que el peso de su cuerpo ayudaba a encerrarlo contra la porcelana.

Yeonjun había quedado en la posición perfecta para sentarse encima de la isla, pero a cambio, la sudadera de su novio le cubría tan solo hasta la mitad del muslo. No tenía tiempo de acomodar su ropa, siendo que intentaba empujar el cuerpo de su “suegro” como le fuera posible. No podía ir en su contra, Namjoon era mucho más fuerte que él, ni siquiera podía romper el beso y apartarse porque el mayor ahora usaba una de sus manos para sostener su rostro, obligándole a quedarse en su lugar y con la otra acomodaba sus piernas para poder hacerse un lugar en medio de ellas. 

Al cortarse el beso, una vez que Namjoon estuvo lejos de él, Yeonjun le propinó una fuerte bofetada. No le importó, ni siquiera llegó a dolerle. Tan solo le dio un fuerte empujón que hizo al muchacho caer una vez más sobre la porcelana.

Desde su posición, Yeonjun pudo notar la erección a través de los pantalones caqui del mayor. No tardó nada en bajarlos lo necesario para que tan solo le cubriera su boxer. Con una mano sostenía su delgado torso para que no se moviera, y con la otra agarraba una de sus piernas a su lado, evitando que pudiera cerrarlas. Choi intentó apartar el brazo que le sostenía contra el mueble, a fuerza de golpes y rasguños, pero todos sus esfuerzos fueron en vano. 

Yeonjun sintió sus piernas temblar cuando el miembro del mayor acarició suavemente su vulva. Ambos eran interrumpidos por su ropa interior, pero eso no le impidió sentir el calor de su suegro contra su cuerpo. Namjoon movía su erección con cuidado, asegurándose de que sus labios no se cerrarán mientras llevaba esa fricción hasta su clítoris. Quería que Yeonjun le sintiera del todo, quería que supiera de que se estaba perdiendo. Si lo quisiera un poco, quizás se lo habría cogido allí mismo en la cocina, pero lo odiaba y por eso ahora le estaba haciendo desearlo. Solo se divertía atormentandolo. 

Y Yeonjun, por desgracia, había caído víctima ante su suegro.

No le bastaba con que su gorda erección estuviera moviéndose de arriba a abajo en su vagina, necesitaba más. Necesitaba que ese hombre lo penetrara. Tan solo con ese pequeño tacto aun vestidos podía darse cuenta de que no era nada como su hijo, y necesitaba comprobarlo personalmente.

Él ya había caído rendido, recostándose sobre la mesada de porcelana mientras sus piernas rodeaban el torso del mayor. Namjoon lo sostenía como si fuera una muñeca, como si lo estuviera montando solo para satisfacerse. Pero, por el contrario, no parecía estar disfrutando de la misma manera en que el menor lo hacía. De hecho, Yeonjun se preguntaba si esto llegaba a darle algo de placer. Quizás él también quería más…

-Señor Kim…- Murmuró débilmente.- Si quiere, puede…

-¡Cállate!- Exclamó el mayor. Yeonjun tan solo iba a ofrecerse, si necesitaba penetrarlo para sentir algo de placer, quería informarle que no habría ningún problema.- Si quiero hacer algo lo haré, no voy a hacerte caso a ti.

Algo en la actitud del mayor provocó un cosquilleo en su interior, no sabía si definirlo como mariposas. Sabía que había algo muy mal dentro de él como para que le provocara eso el padre de su novio, ya de por si, sabía que estaba enfermo por estar disfrutando el cómo Kim Namjoon se imponía a la fuerza sobre él.

Namjoon apuró su ritmo, podía sentir como su boxer se humedecía rápidamente, y no por sus propios fluidos sino por los ajenos. Los calzones rojos del menor se habían tornado de un tono bordo, tan solo con el tacto escuchaba el ruido que hacían sus labios al moverse acorde al miembro de su suegro. Estaba muy mojado, y sabía que acabaría en cualquier momento.

Pero no podía así, necesitaba algo más.

-¡Señor Kim!- Exclamó entre sus gemidos, su voz solo podía sonar ahogada.- Métamela, por favor…- Pidió desesperado.- Por favor…

Sonaba como un pedido de auxilio. Namjoon no pudo evitar soltar una muy pequeña risa, de verdad lo tenía como quería y amaba que así fuera. Namjoon detuvo sus estocadas un momento, entre tanto aprovechó para disfrutar la visión frente a sus ojos.

-¿Quieres que te coja como corresponde verdad?- Namjoon preguntó en un susurro. Sonaba más intimidante que otra cosa.

Yeonjun, aun así, se mordió el labio inferior y asintió rápidamente. No le importaba parecer desesperado, sabía que lo estaba y que además se notaba en el rubor en sus mejillas, en las lágrimas que buscaban escapar de sus ojos, y sobre todo en su ropa interior completamente arruinada. Llegó a sentir aquel miembro mucho más grande, mucho más grueso, que el de su novio y no quería terminar la velada sin probarlo.

Una torpe sonrisa se formó en su rostro cuando vio al mayor tomar distancia y automáticamente, bajar su boxer. Tan solo un poco, no quería exponerse mucho, pero dejó su pene erecto al descubierto. Yeonjun se inclinó un poco hacía adelante para espiar, y confirmó así que todas sus sospechas estaban bien infundidas. Ahora ya no lo quería, lo necesitaba, y de forma urgente. 

Namjoon tomó sus muslos, y le arrastró hacía el borde la isla, dejando descansar su miembro por encima de la entrepierna del muchacho. Choi sentía que podría morir en cualquier momento. Cerró los ojos, tiró su cabeza hacía atrás y esperó que el mayor hiciera a un lado su ropa para poder penetrarlo como tanto ansiaba.

Pero para su desgracia, fue todo lo contrario a lo que esperaba.

-Esto es para mi, no para ti.- Murmuró Kim, haciendo que el otro abriera los ojos de par en par como acto reflejo.- Sigue llorando todo lo que quieras, no me interesa.

-Pero…

Y otra vez le estaba usando tan solo para frotarse. Yeonjun no pudo hablar después de sentir su miembro chocando reiteradas veces contra su clítoris una vez más. Ahora con la calidez que otorgaba haberse deshecho de una de las dos prendas de ropa que los separaban. 

Las manos del mayor le apretaban con fuerza, una en cada una de sus piernas, evitando que pudiera moverse. Probablemente le dejarían marcas que no sabría como explicarle a su novio. 

Odiaba la posición en la que estaba, odiaba no poder pedir más. Odiaba que le gustara esa brusquedad y desprecio de todas formas. 

Pero lo peor vino cuando su calzón rojo se movió a causa de la fricción. Se hizo a un lado y su vulva quedó al descubierto por fin. Fue entonces que pudo sentirlo por primera vez, piel contra piel, el miembro de su suegro se hundió entre sus gordos labios y continuó sus estocadas. No buscó bajar en ningún momento, no quería acercarse a su entrada, completamente lubricada y lista para recibirlo. No, Namjoon prefería buscar su propio placer de la forma más lenta y más tediosa. 

En lo que a él concierne, porque Yeonjun no pudo evitar sentir un grito ahogado cuando inevitablemente llegó al orgasmo.

Poco parecía importarle al mayor, pero para él ya se había terminado. Su clítoris estaba extremadamente sensible, y la estimulación ahora le estaba doliendo. 

-Basta…- Pidió en un pequeño gemido.- Por favor… duele…

-¿No entendiste verdad?- Namjoon se detuvo por un segundo solo para inclinarse hacía él y hablarle bien de frente.- ¡Esto es para mi! ¡No para ti! Cierra la boca, estoy intentando acabar.

Por su insolencia, Namjoon redobló la apuesta. Llevó una se sus manos a los lados de los rosados labios vaginales del muchacho, y los apretó con fuerza, obligando a estos a abrazar con su miembro, no dejando un solo milímetro de espacio entre ellos. Con su mano derecha, sostuvo con fuerza la base de su erección, tomando un poco más de control. Ya no necesitaba sostener al chico contra su voluntad, sabía que iba a quedarse quieto donde estaba.

Namjoon podía ver su cabeza abriéndose camino entre los robustos labios del menor, que estaban cada vez más rojos, mientras las piernas de este empezaban a temblar. Sabía que le estaba causando dolor, pero no le importaba, al contrario, lo disfrutaba.

Otro gemido en forma de llanto escapó de los labios de Yeonjun cuando se vino por segunda vez, aun sin penetración y solamente con los constantes golpeteos a su clítoris. Después de su segunda corrida, dolía aún más. Balbuceó algo inentendible, intentando frenar al mayor, pero aunque le entendiese este no iba a parar.
Lo único que podía detener a Namjoon era el líquido blanco que empezaba a asomarse por su punta, cayendo lentamente en la entrepierna del muchacho. Cuando sintió un cosquilleo eléctrico en la parte baja de su abdomen, su pensamiento más rápido fue que no dejaría que nada se desperdicie. 

Por lo menos al final cumplió el pedido de Choi, o algo así. Dejó de moverse para acomodar su miembro contra la entrada del pelirrojo, y tan solo dejó la punta de este adentrarse en el menor. Yeonjun lo sintió por una décima de segundo, y su primer instinto fue intentar moverse para poder sentir más. Pero no tuvo tiempo para reaccionar cuando sintió el líquido caliente llenando su interior, e inevitablemente acabó una vez más. Pero no de forma disimulada, sintió su vulva contraerse y un fuerte chorro salir de esta, manchando la ropa del hombre de pie frente a él.

Namjoon no se inmutó por esa pequeña mancha en su pantalón caqui, volvió a vestirse y acomodó sus prendas como si nada hubiera pasado. Yeonjun no podría volver a la normalidad tan fácilmente. Sus piernas temblorosas aún estaban abiertas sobre la porcelana negra, con nada más que su sudadera blanca cubriéndole. Sus bragas vueltas un hilo mojado a un lado de su ingle. Sus piernas caídas no llegaban al piso, así que estaban flotando por encima de este mientras el semen aún tibio caía lentamente de su entrada, cayendo en el suelo frente a él.

-Limpia esto.- Ordenó el mayor.- Hiciste un desastre, da asco.

Namjoon dejó la habitación, abandonando a Choi en su debilidad. Este tuvo que buscar fuerzas desde el fondo para poder moverse, estaba agotado, tanto física como mentalmente. Porque si, no era fácil asumir que acababan de abusar de él por más placentero que se sintiera. 

Tenía que encontrar el momento para analizar lo que acababa de pasar, pero por ahora se limitó a pasar un trapo mojado por la isla y el piso donde los fluidos de ambos habían caído. Y antes de que Soobin llegará a la casa corrió escaleras arriba para encerrarse en el baño. Su cuerpo también tenía restos, y tenía que eliminarlos antes de que su novio llegara. No sabía si Soobin iba a echarle la culpa de todo eso, si terminaría con él, no sabía siquiera si era una conversación que deberían tener.

Yeonjun se dio una ducha rápida, aun sin poder salir del shock. No había un solo mal sentimiento dentro de él, ni una lágrima, ni ningún grito de auxilio. Quizás solo un poco de culpa por haber sentido que había disfrutado del sexo - o lo que fuese aquello- con su suegro más que con su novio.

Choi se escondió entre las sábanas en la cama que compartía con su pareja. Tenía que esperar a que este volviera a la casa. Entre tanto, salió del baño y sin cubrirse con nada, decidió esconderse y esperar a que su novio llegara. Eran las nueve de la noche cuando escuchó como le llamaban para cenar, pero Soobin no había regresado todavía. Él apenas llegó a la casa a las diez de la noche, y no subió hasta la habitación hasta que terminó de cenar su plato de comida recalentada.

Escuchó la puerta del cuarto abrirse, y supo que solo podía tratarse de una persona.

-Hey Jun.- Murmuró el muchacho mientras se adentraba en la habitación a oscuras.- ¿Estas despierto?

Apenas Soobin se sentó en el borde de la cama, el otro arrojó a un lado las sábanas que le cubrían y antes de que Soobin pudiera reaccionar, atacó sus labios y le hizo caer sobre el colchón debajo suyo. Soobin no puso resistencia alguna, tan solo se acomodó en el centro de la cama, sin apartar al chico que desesperadamente besaba sus labios, su rostro y su cuello. El mismo que se deshizo de su ropa, lo masturbó hasta que estuviera erecto y le acercó unas almohadas para que estuviera más cómodo.

Yeonjun se encargó de acomodar la erección de su novio en su entrada y fue él quien tomó el control, montándolo con rapidez mientras Soobin tan solo podía agarrar su trasero entre sus manos, dándole un par de nalgadas de vez en cuando. No se comparaba al tamaño de su suegro, pero era lo único que podía tener por lo menos esa noche, así que se encargó de exprimirlo lo más que fuera posible. Se encargó de montarlo como si su novio no fuera más que un juguete sexual debajo suyo.

-Jun, voy a…- Esa era su señal para apartarse, para no correr riesgos según ellos. 

Pero Yeonjun no solo no lo apartó, sino que le cubrió la boca y miró directamente a los ojos a su novio cuando disminuyó su ritmo lentamente para saborear más detalladamente su pene, antes de que este se corriera en su cálido interior. 

Soobin no cuestionó ninguna de sus acciones esa noche, tan solo le otorgó una cansada sonrisa y recibió al mayor en sus brazos cuando este cayó rendido sobre su pecho. Durmieron abrazados en esta posición hasta la mañana siguiente, cuando unos golpes en la puerta de la habitación anunciaron el desayuno del día.

Y como si nada hubiera pasado, al día siguiente todo volvió a la normalidad. A excepción del detalle de que Yeonjun aprendió a usar pantalones en la casa.

Notes:

Esto no va a tener un solo capitulo, no se cuantos ni se cuando será el próximo así que si quieren pueden poner la opción de suscripción así les avisa¯\_(ツ)_/¯
Besitos muack muack( ˘ ³˘)♥︎

Chapter 2: II

Notes:

(See the end of the chapter for notes.)

Chapter Text

Soobin no comprendía por qué ni cómo su padre y su novio habían comenzado a llevarse bien. Siempre les veía peleando, enojados entre sí como si fuera una disputa de territorio, como si fueran dos animales. Pero las últimas semanas ambos habían aprendido a compartir el espacio sin problema alguno, como si hubiesen firmado un tratado de paz.

Soobin lo cuestionó muchas veces, pero nunca obtuvo una respuesta concreta. Yeonjun solo le dijo que se habían sentado a arreglar sus diferencias, y su padre solo hablaba de cómo había sido un viejo cascarrabias, pero que ya había logrado superar sus problemas con el cambio de rutina.
Él no sabía todo lo que había pasado a sus espaldas, era completamente ajeno al tema. Sabía que debió haber ocurrido algo entre su padre y su novio que no le estaban contando, pero ni siquiera podía llegar a imaginárselo.


Esa mañana después de su accidentado encuentro, Namjoon había preparado el desayuno como cualquier otro día. Sirvió la mesa, preparó tres tazas de café, dejó los condimentos cerca de los platos y se preparó para lo peor. 
Se sorprendió ampliamente cuando lo primero que recibió aquella mañana fue un beso en la mejilla de parte de su hijo. Tan tierno como siempre, parecía que nada había cambiado. 

Esperaba una reacción, un reclamo, enojo. Esperaba que lo odiara. Pero nada de eso ocurrió. Su hijo siguió otorgando aquella sonrisa de hoyuelos que tenían en común, aquel desayuno fue tranquilo como cualquier otro. Eso solo significaba una cosa: Yeonjun no le había contado nada.

Una hora después del desayuno, Soobin se despidió de su padre con un abrazo y de su pareja con un beso, y se dirigió a la universidad. Yeonjun no tenía clases ese día, Namjoon entraba más tarde de lo usual, así que, una vez más, estaban los dos solos. Kim estaba limpiando los platos que quedaron después del desayuno familiar, cuando sintió la presencia de aquel pequeño demonio parado detrás de él.

-No le dije a Soobin.- Murmuró en un hilo de voz débil.

Namjoon no tenía las fuerzas ni las ganas de darse vuelta para enfrentarlo. Podía escuchar en su voz el temor que aquel muchacho le tenía. Estaba arrepentido, por supuesto. Se había dejado llevar por sus impulsos más salvajes y se había convertido en un monstruo. Ahora era un criminal. Yeonjun estaba en todo su derecho de arruinarlo, de quitarle a su hijo, su reputación y su libertad.
Y por eso Namjoon no tenía el valor de darse la vuelta, no tenía el valor para conocer las consecuencias de sus acciones.

-No le voy a decir tampoco.- El pelirrojo continuó hablando mientras acortaba la distancia con el mayor.

-Yeonjun si quieres ir con la policía, lo entiendo.- Fue lo único que pudo murmurar.

Se había quedado sin platos para seguir lavando, así que solo le quedaba apoyarse con ambas manos sobre el lavabo mientras continuaba dándole la espalda.

-No voy a hacerlo señor Kim.- Respondió.- Pero solo con una condición.

Ahí estaba, Namjoon lo veía venir. Pediría todo su dinero, un auto, su propia casa. Pediría lo que fuera que su imaginación le indicase, sin importar que estuviera dentro o fuera de los límites económicos del mayor. Estaba preparado para lo que fuera con tal de conservar su empleo y su imagen, o lo más importante que tenía, su hijo.
Pronto sintió el cuerpo del más joven apoyándose contra su espalda, sus brazos rodeando el cuerpo ajeno con sus manos encontrándose sobre el pecho de Namjoon. El mentón del muchacho estaba sobre su hombro, no podía verlo, pero estaba seguro de que sonreía antes de dictaminar su castigo. 

Finalmente susurró unas palabras al oído del mayor:

-Quiero que se repita.

Fue tras escuchar esas palabras que finalmente, apartó el cuerpo del muchacho y se dio media vuelta para enfrentarlo. Por su tono de voz esperaba terror absoluto de su parte, pero Yeonjun le sonreía y le entregaba una mirada suplicante. Se notaba que esperaba algo de él, y Namjoon no tenía tiempo para nada de eso. No ahora, al menos.

-Pero no ahora.- Por suerte Choi estaba de acuerdo.- En otro momento, cuando sea, cuando quieras.- Y una vez más volvió a acercarse al oído del mayor para susurrar.- Cuando quieras haz lo que quieras conmigo, ¿Si?

Yeonjun tomó distancia. Sin abandonar su lasciva sonrisa, le guiñó un ojo al mayor y comentó:

-Me gustan las sorpresas.- De forma totalmente inocente, como si sus intenciones también lo fueran.

Después de eso abandonó la cocina, dejando a Namjoon de pie con un millón de interrogantes. Se había atormentado con culpa toda la noche y ahora ese sentimiento había sido reemplazado por confusión absoluta. Entendió perfectamente a lo que se refería, volver a preguntar sería algo tonto.
Lo que era confuso para él era el concepto de su invitación. ¿Le estaba invitando a hacerle lo que quisiera? ¿De sorpresa? Es decir, ¿Cómo la noche anterior? Pero la noche anterior fue contra su voluntad, y esto era una invitación. ¿Le gustaban ese tipo de cosas? Desde un primer momento Namjoon pudo sentir su vibra oscura, y este fetiche del que se acababa de enterar no hacía más que confirmarla.

Aunque claro, lo dejaba en igualdad de condiciones. Ahora no era nada distinto de aquel que tanto odiaba.


Un mes pasó rápido entre ellos, aun con una tensión palpable en el aire. Una que Yeonjun esperaba que ayudara a acelerar el proceso, pero nada había pasado todavía.

Aquella tarde en que había tenido el mejor orgasmo de su vida quedó en un recuerdo congelado. Pese a su disposición y el dejársela conocer a su suegro, su invitación pareció haber quedado en la nada. El mayor no volvió a acercársele de esa manera y lo estaba matando por dentro.

Ese día estaba descansando en la cama que compartía con Soobin, mientras veía al menor alistándose para ir a trabajar. Ambos habían vuelto ya de la universidad, y su novio tenía tan solo unos minutos en su casa antes de tener que volver a salir. Otra noche en que estaría solo con su suegro, y otra noche en la que seguramente nada ocurriría.

-Vengo a las 9, ¿Si?- Soobin habló mientras se arreglaba una estúpida corbatita de moño frente a un espejo.- ¿Me esperas con la cena?

Parecía un payaso disfrazado de mozo, Yeonjun siempre se lo había dicho. Pero tenía que respetar el uniforme del restaurante infantil donde trabajaba. Soobin no sabía que cualquier calentura pendiente que su pareja se guardara se desvanecía en el aire cada vez que lo veía vestido con ese uniforme de presentador de Discovery Kids, apagaba su libido por completo.

-Tu papá va a hacer la cena seguro.- Yeonjun murmuró por lo bajo.- ¿Me traes unas pizzas?

-Ya te dije que no, me las descuentan de mi sueldo.- Al terminar de arreglarse, se acercó a la cama donde estaba su pareja con su celular en mano como siempre, y apartó el aparato para poder darle un beso de despedida.- Portate bien, ¿Si?

-¿Por qué lo dices? ¿Cuándo me he portado mal?

Soobin soltó una risa irónica.

-No atormentes mucho a papá, sabes que él nos quiere mucho a los dos.- Le dio un último beso en la frente y por fin se puso de pie.- Vengo en un rato.- Anunció.

Tomó una chaqueta que había dejado preparada sobre la cómoda y finalmente abandonó la habitación. Yeonjun esperó un rato antes de estar seguro de que se había ido de la casa, esta noche iba a intentar conseguir aquella maldita atención que le desesperaba una vez más.
Porque claro, ya había tratado de atraer a su suegro hacía él. Ya se había quedado “dormido”, o se había “ resbalado” , o “accidentalmente” se paraba de forma tal que su ropa demasiado corta lo dejaba al descubierto. Todas estas frente a Kim Namjoon, como si fuera una rara coincidencia. Pero ninguna había funcionado anteriormente, ni Yeonjun mismo podía deducir que le llevaba a creer que esta vez si funcionaría.

Solo necesitaba dos cosas, su bata de baño blanca y el pequeño sofá que descansaba en un pasillo del piso superior de la casa. Justo al lado de la puerta de su cuarto, la pared se tiraba para atrás unos centímetros antes de volver a la normalidad dos pasos más adelante. En ese pequeño hueco, que parecía más un error que una decisión estética, Namjoon decidió colocar un pequeño sofá, que en realidad no era más que un pie de cama reutilizado. Aun así, servía para que una persona se recostara en este, aunque bastante incómoda.

Eran las 19:25. Su novio se había ido hacía una hora y le faltaban un par más para volver. Lo primero que Yeonjun tendría que hacer era darse una ducha, por supuesto. Estaba solo en esa casa, así que no había nada más para hacer mientras esperaba.
Al salir de la ducha, se vistió con su bata blanca y secó su cabello con el secador. Tan solo le tomó 5 minutos, justo al terminar pudo escuchar un ruido característico por fuera del baño: El ruido de la puerta principal abriéndose. 

Era temprano para que se tratase de Soobin, por lo que solamente podría tratarse de la otra persona con la que compartía hogar. Yeonjun dejó el baño tan solo usando esa bata, olvidando su ropa en el suelo de este, ni siquiera llevaba consigo sus pantuflas. Tenía que apurarse antes de que el mayor subiera escaleras arriba y le descubriera.

Por semanas estuvo intentando conseguir la atención de Namjoon, este era tan solo otro intento más. Solos, sin la pareja de Yeonjun, él con tan solo un trapo cubriendo la mitad de su cuerpo y con la puesta que había organizado. Se recostó sobre el sofá, abriendo muy levemente su bata, descubriendo algunas partes de su torso, y apoyó su cabeza, cerrando los ojos. Fingiría estar dormido, ese sería su truco. Quizás Namjoon se había espantado la última vez estando él despierto. Si bien había fingido estar dormido anteriormente, siempre fue con Soobin dando vueltas por la casa, o usando su ropa de todos los días. 

No le gustaba admitir lo desesperado que estaba por recibir atención del mayor una vez más, pero se dejaba notar fácilmente.

Poco después de cerrar los ojos, solo tuvo que esperar unos minutos cuando escuchó los pasos del mayor subiendo por las escaleras. Namjoon hablaba para sí mismo, se quejaba en voz alta cuando creía que estaba solo. Yeonjun escuchó esa voz acercándose cada vez más, hasta que finalmente se silenció.
Kim quedó mudo al encontrarse con esa postal. Choi Yeonjun estaba dormido sobre aquel pequeño sofá en medio del pasillo, no usando nada más que una bata de baño mal colocada. Se acercó sigilosamente, no queriendo despertarlo. Ya con eso Yeonjun supo que había logrado engancharlo en su trampa.

Namjoon se arrodilló a la altura de la cara del muchacho, que estaba de lado al borde del reposador.

-Que inoportuno eres.- Murmuró, tan cerca del rostro del menor que Yeonjun llegaba a sentir su cálida respiración contra su piel.- Sabías que Soobin no iba a estar por ningún lado y haces esto… justo hoy tuve un mal día en el trabajo.- Se apartó del rostro de Yeonjun, tomando asiento en el mismo mueble a su lado. Llevó sus manos a ambos lados del torso del muchacho, haciendo que su bata terminara de caer, descubriendo por completo su pecho.- Necesito desestresarme un poco.

Choi no sabía si había logrado neutralizar la sonrisa que podía sentir formándose en su rostro, esperaba haberlo hecho. Namjoon no se apartó en ningún momento, así que supuso que seguía disimulando bien.
Sintió el mentón del mayor apoyándose en el medio exacto de su pecho, pronto la nariz de este estaba chocando con su piel, mientras aspiraba el aroma que tenía el cuerpo del muchacho después de su baño.

-Hueles bien.- Murmuró.- ¿Coco? ¿Qué jabón usas? También tienes la piel muy suave.

Mientras continuaba hablando, sus manos continuaban deslizándose por sus curvas llegando cada vez más abajo. Namjoon sonrió al notar que sus manos rodeando la cintura del muchacho llegaban a tocarse entre sí de lo delgado que era este.

-Hoy voy a tratarte bien.- Namjoon dijo para sí mismo, suponiendo que el otro no lo escuchaba.- Mi juguetito.

El pelirrojo hacía su mayor esfuerzo para intentar regular sus expresiones, pero estaba seguro que no podía hacer nada respecto al rubor que cubría su rostro ahora, solo esperaba que no fuera tan visible. Hizo un esfuerzo mayúsculo para contenerse de mostrar la inevitable sonrisa en su rostro cuando sintió los dedos de su suegro deslizándose hacía su entrepierna.

Lo poco que quedaba de su bata en pie fue apartado lentamente, haciendo que quedara completamente expuesto frente al mayor. 

Namjoon dejó a sus dedos explorar la vulva del menor, pasando sus yemas suavemente entre sus labios, tanteando la piel rosada de estos, y matando al otro con la anticipación. Hundió sus dedos con delicadeza, y comenzó a juguetear entre sus labios internos con su índice y su dedo medio.
Llegó hasta palpar su entrada, rodeándola enteramente, solo ocasionalmente dejando que uno de sus dedos se escapara, introduciéndose en la vagina del muchacho. Choi deseaba que no fuera tan solo la yema de estos, que su suegro le hundiera sus falanges reiterada veces y le hiciera correrse en sus dedos. Pero eso no iba a pasar, no todavía por lo menos.

-De seguro eres cálido por dentro, estás muy apretado.- Susurró el mayor mientras la punta de sus dedos seguía adentrándose tímidamente.- Que envidia, Soobin…

Yeonjun quería decirle una vez más que era bienvenido si eso quería, pero no podía hablar ahora. Aun así, Namjoon sabía en qué lugares estimularlo para enviar una sensación eléctrica a través de todo su cuerpo. Quiso soltar un grito que debió reprimir cuando sintió al mayor comenzar a apretar su clítoris. 
Sintió el índice de Namjoon apretarle con cierta delicadeza mientras hacía movimientos circulares. Yeonjun sintió su respiración acelerarse al mismo tiempo que ese cosquilleo de placer comenzaba a formarse en su parte baja, esperaba que nada de eso fuera notable a simple vista. 
Por alguna razón, Kim comenzó a mover sus dedos frenéticamente verticalmente, ejerciendo aún más presión. Continuó así, sin disminuir su ritmo en ningún momento, sin tener compasión alguna por el muchacho, hasta que finalmente ocurrió lo inevitable.

Yeonjun sintió un poco de dolor al contener todas sus emociones en el momento en que finalmente se corrió. Pero no podía desenmascararse tan fácilmente, todavía no había terminado. Namjoon llevó su mano hacía la entrada de Choi, jugueteando con el viscoso liquido que había logrado conseguir.

-Que sensible, apenas te toque.- Namjoon alejó sus dedos de la vulva del menor, pausando un segundo para ver el líquido brillante que caía de estos.- Por supuesto, ahora voy a tener que limpiar yo.

Yeonjun con los ojos cerrados pudo escuchar el ruido que hicieron sus labios al llevarse la punta de sus dedos a la boca, limpiando estos uno por uno y tragándose su fluido como si fuera cualquier cosa. 

Pronto el peso a su lado sobre el mueble desapareció. Yeonjun asumió que, por sus palabras, iría al baño a buscar una toalla, más nunca le escuchó alejarse. Al contrario, sintió las manos del mayor sobre sus piernas, arrastrándolo hacía el borde del pequeño sofá. Este se arrodilló frente al muchacho, levantó ambas piernas sobre sus hombros, acomodó ambas manos a los lados de su ingle y en cuestión de segundos, dejó los primeros besos sobre el clítoris del chico.
Choi tuvo que morderse el labio para evitar soltar siquiera un gemido cuando sus labios fueron invadidos por la lengua del mayor, adentrándose sin permiso alguno, “limpiando” cada pequeño rincón donde había quedado un rastro de sus jugos. 

Sintió esa lengua húmeda deslizándose entre sus labios, acariciando su entrada otra vez, tentándolo a propósito mientras omitía meter su lengua a fondo en la vagina del muchacho. Yeonjun sentía que su boca comenzaría a sangrar de la forma tan fuerte y brusca con la que estaba mordiendo sus labios, lo mismo que con la fuerza que ejercía sobre sus puños cerrados, esperaba que Namjoon no notara ese detalle.
El mayor alejó su mano derecha, obligado a encargarse de su propio asunto, mientras continuaba absorbiendo los fluidos del chico supuestamente inconsciente. Cálido, dulce, era un gusto que había borrado de su memoria pero ahora que podía regocijarse en él una vez más, solo podía pensar en lo mucho que envidiaba a su hijo por tener a esa persona cada noche esperándole en la cama.

Cuando logró recorrer su intimidad de arriba a abajo, dejando un hilo de saliva colgando entre su boca y la vulva de Choi, regresó hacía la parte superior de su entrepierna. Su mano derecha seguía sacudiendo su miembro por debajo del mueble, así que usó los dedos de su mano izquierda para separar los labios del muchacho, exponiendo su clítoris. Comenzó a succionar, intercalando ocasionalmente con movimientos circulares con la punta de su lengua.

Yeonjun quería poder agarrarle la cabellera, y hundirlo más contra su cuerpo, eliminando cualquier tipo de distancia entre ellos. Quería poder abrir los ojos y mirar hacía abajo, encontrarse con esos ojos negros tan profundos que en el fondo le intimidaban, y que ahora estaban entre sus piernas probablemente analizando cada una de sus mínimas reacciones. No podía hacer nada si quería continuar con su mentira en pie.

Pero entonces Namjoon se apartó por un segundo, y finalmente lo escuchó hablar.

-Si ya terminaste de fingir que estás dormido…- Yeonjun sintió un frío recorriendo todo su cuerpo al escuchar esas palabras. Abrió los ojos de par en par, no animandose todavía a moverse, necesitaba escuchar que era lo próximo que su suegro tenía para decir.- ¿Dónde te gustaría?

No entendió a qué se refería, así que por fin se atrevió a voltear para ver al mayor. Namjoon se apartó y apenas entonces Yeonjun pudo notar que con su mano ausente había estado masturbandose, y estaba a punto de acabar.

-Te estoy dando el beneficio de elegir porque te portaste bien.- Kim volvió a hablar al no obtener respuesta.- Así que…

Yeonjun lo tenía muy claro. Volvió a acomodarse sobre el sofá, y llevó ambas manos a su vulva, separando sus labios para el mayor.

-Adentro.- Respondió en un hilo de voz. 

Namjoon arqueó una ceja ante su respuesta y su reacción fue respondida con un asentimiento de cabeza por parte del muchacho. Suspiró y volvió a ponerse de pie antes de dejarse caer sobre el mueble, apoyándose con una mano mientras seguía ejerciendo fricción sobre su miembro con la otra.
Llevó su punta hasta la entrada del menor, y apenas al tener contacto con su cálido interior pudo sentir su líquido estallando en las paredes internas de Choi. Un grueso gemido gutural escapó de sus labios, mientras unos pequeños sonidos de lloriqueos salían del chico debajo de él mientras se corría por segunda vez al sentir la cálida semilla en su interior.

Apenas Namjoon pudo tomar distancia, su mirada indicaba enojo, y Yeonjun lo sabía, conocía muy bien esa expresión de su parte.

-¿Es un fetiche que tienes, acaso?- Interrogó el mayor. No se había movido de su lugar en el sofá todavía, por lo que aprovechó la posición para increparlo.- Que te acaben adentro digo.- Sintió la necesidad de aclarar.

-La verdad no.- Confesó Yeonjun.- Solo lo hice las últimas veces, pero…- No quería admitir que quizás le había gustado. Él fue el responsable de su primera vez así, el primero que se había corrido dentro de él sin usar protección. Y por desgracia le contagió ese gusto.- Bueno, quizás sí…

-¡¿No estás usando protección con Soobin?!- Namjoon elevó su tono de voz.

-No, no, si nos estamos cuidando.- Respondió despreocupado.- Él siempre que está a punto de correrse la saca, eso nos funciona. Nos ha funcionado el último año.

Yeonjun no pudo evitar notar la expresión de indignación absoluta en el rostro del mayor. Este finalmente se puso de pie, acomodando sus ropas antes de dejar a Yeonjun atrás, dirigiéndose hacía la puerta de su habitación que estaba a solo dos pasos del reposador.

Desde el marco de la puerta, le dedicó unas últimas palabras.

-Ve a un médico, cuídate de verdad.- Sonaba más como una orden que como una sugerencia.- No estoy en edad para ser abuelo.

-Pero…- Antes de que Yeonjun le replicara, se encontró con un portazo que lo interrumpió. 

Entendía su preocupación, así como también su regaño. Pero no era algo en lo que pensara muy seguido, tampoco le importaba tanto. Él confiaba en Soobin y Soobin confiaba en él, eso era lo único que importaba en su relación – aún si traicionaba la confianza de Soobin cada vez que este se iba a trabajar hasta tarde, pero eso era otro problema en el que no quería indagar.

Yeonjun volvió al baño para buscar su ropa, y aprovechó para limpiarse por encima rápidamente. Había logrado su cometido, aunque no llegó hasta los términos que deseaba.
No era problema, saciaría esa urgencia más adelante junto con su novio, pero realmente le frustraba que Namjoon no buscara penetrarlo. Genuinamente creía que lo omitía solo para hacerlo sufrir.

Soobin llegó una hora después, con una caja de pizza en sus manos. Yeonjun, ya con su pijama puesta, bajó las escaleras al escucharle y frenó en seco al ver la comida que traía.

-¿Y esa caja?

-¡Sorpresa!- Exclamó el muchacho.- Papá me dijo que traiga una pizza, que después me la pagaba. Dijo que no se sentía bien para ponerse a cocinar.

-Tu padre es tan atento.- Suspiró el mayor.

Soobin dejó la caja de pizza sobre la mesita de café de la sala, y se dejó caer sobre el sofá frente a esta. Expresó un profundo bostezo, evidencia de su cansancio. Cenaría y se iría a dormir, ese era su plan.

-¿Tienes hambre?- Yeonjun tomó asiento a su lado.

-Nah.- Contestó.- Estuve comiendo las porciones que sobraban, ¿Por?

El mayor se acomodó rápidamente, levantando una de sus piernas para acomodarla del otro lado del cuerpo de Soobin, rodeándolo por completo y sentándose sobre su regazo. Llevó ambas manos detrás del cuello de su pareja, y le otorgó una lasciva sonrisa antes de acercar su rostro lo suficientemente cerca para que sus narices chocaran.

-Porque yo sí.- Respondió. 

Soobin se quedó admirándolo en silencio por un rato, mientras sus manos se dirigían lentamente hacía la cintura del mayor. 

-Pero no de pizza, ¿Verdad?

Fue una pregunta tonta que solo podía responderse con acciones. Yeonjun atacó sus labios y fue rápidamente correspondido. Aprovechando la soledad de la sala, decidieron terminar la noche ahí mismo, mientras la pizza a sus espaldas quedó a un lado enfriándose. 
No fue hasta la medianoche que Soobin se dio cuenta de eso.
Yeonjun ahora se había dormido sobre el sofá, y antes de que se hiciera más tarde, Soobin puso dos porciones en un plato y corrió escaleras arriba hasta el cuarto de su padre. Dio un par de golpes antes de que la puerta se abriera, recibiendo un ceño fruncido y una mirada cansada de parte de Namjoon. El mayor aceptó la pizza, tocándola apenas con la yema de sus dedos.

-Está fría.- Comentó.- ¿Dónde estabas?

-Yo, eh…- Soobin balbuceó, apartando la mirada.- Ocupado. 

-¿Haciendo qué?

Su hijo le otorgó una sonrisa amplia de ojos cerrados y dio un par de pasos hacía atrás. 

-¡Buenas noches papi!- Exclamó antes de escaparse de la acusadora mirada de Kim.

Namjoon no quería indagar más en el tema. Por desgracia sus paredes no eran lo suficientemente gruesas como para ser ajeno a lo que ocurría en otras habitaciones. Una de, si no es que la mayor desventaja de vivir con adultos que acababan de terminar la adolescencia y todavía no podían superar esa etapa.
Mismos que sabía que si echaba de su hogar no sobrevivirían más de dos noches antes de volver arrastrándose.

Simplemente cerró la puerta y se sentó sobre su cama para poder comer esa pizza barata que había traído su hijo.

Notes:

Okayy cambie un par de cosas de la historia para hacerla un poco mas larga, así que agregue nuevos tags + otros que seran añadidos mas adelante para evitar spoiler, pero ninguna otra advertencia, seguira siendo un fic namjoon/yeonjun & soobin/yeonjun (con algunos invitados en el medio)❤︎ espero les haya gustado ^_^❤︎

Chapter 3: III

Notes:

(See the end of the chapter for notes.)

Chapter Text

Terminando la primavera, debían disfrutar sus últimos días libres antes de los exámenes de medio término. Yeonjun y Soobin agarraron sus bicicletas temprano por la mañana, y volvieron a aparecer apenas cuando se ponía el sol. 

Un picnic en las afueras de la ciudad sonaba bien para reconectar después de un semestre en el que los estudios se comieron por completo su tiempo libre. Eran una pareja joven, todavía necesitaban sus momentos a solas, sin amigos, sin familia, solo ellos dos y un par de sándwiches frente a la puesta de sol. 

Al regresar, dejaron sus bicicletas a un lado, y sin molestarse mucho se dejaron caer sobre un sofá que decoraba las afueras de la casa.

Soobin no despertó hasta horas más tarde, cuando ya era de noche y sentía su hombro siendo sacudido. No era su pareja a su lado, quien seguía durmiendo sobre su pecho, sino que alguien más.

Levantó la vista, y pudo encontrarse con el dueño de la casa.

-¿Estás despierto?- Preguntó Namjoon.- Ya es hora de cenar, deberían ir adentro.

Soobin bostezó, aún agotado por su día. Tenía que despertar a Yeonjun, pero cuando llevó sus manos al cuerpo de este, no pudo evitar que cayeran a abrazar al mayor, mientras hundía su rostro en el cuello de este.

-Soobin…- Namjoon lo apartó lentamente, volviendo a ganar la atención de su hijo.- Se van a resfriar aquí, sabes que a la noche hace frío.

-¿Qué hiciste de cenar?- Preguntó el muchacho, mientras se desperezaba pacientemente. 

-Compre mandu recién hecho, ¿No me escucharon cuando salí?- Soobin negó con la cabeza.- ¿Cuánto tiempo estuvieron afuera? Solo entren, ¿Si?

Namjoon no les dejó contestar su pregunta antes de ordenarles una vez más. Para él, por más años que tuvieran encima, seguían siendo dos niños que acababan de llegar de jugar afuera. 

Yeonjun no tanto, no podía percibirlo así después de las cosas que habían hecho. Pero Soobin seguía siendo su bebé, seguía siendo aquel niño que conoció poco después de su nacimiento, cuando aún no sabía hablar, no sabía caminar y no sabía digerir nada más que leche tibia. Viéndolo dormir solo pudo recordar los primeros veranos que empezaron a pasar juntos cuando su madre ya no estaba con ellos. Kim tuvo que aprender a cuidar de Soobin siendo ambos muy jóvenes, quizás el único beneficio de aquello era que cuando el pequeño se quedaba sin energías su padre todavía podía cargarlo y llevarlo en sus brazos a dormir en la pequeña habitación improvisada que había armado para él.

Ahora que Soobin le sacaba un par de centímetros ya no podía cargarlo, y le pesaba un poco. ¿Por qué no podía cuidar de él de la misma forma que cuando era un niño si tenía exactamente la misma cara que aquel entonces? Quizás solo era su manera de percibirlo y el resto del mundo si podía ver a un adulto completamente formado que estaría bien a su suerte. Seguramente así lo veía el tipo que estaba desperezándose a su lado, ambos tenían imágenes muy diferentes sobre cómo se veía Soobin, estaba seguro.

-¿Qué hora es?- Preguntó Yeonjun, frotándose los ojos.

-Las nueve, si van a dormir que sea adentro.- Respondió el mayor. Chasqueó sus dedos intentando apurarlos, pero la pareja se tomaba su tiempo.

-Junnie…- Soobin murmuró su nombre, llamando su atención.- Hay que guardar las bicicletas.

El mayor asintió, y dicho eso decidió ponerse de pie. Tendría que desperezarse una vez más antes de poder seguir su cuerpo, aquel sofá de la entrada principal había logrado contracturarlo con tan solo una pequeña siesta.

Tomaron caminos distintos. Soobin regresó al interior de la casa junto con su padre, mientras Yeonjun llevaba ambas bicicletas al garaje. Debía dejarlas en un rincón apartado para que no se chocaran el auto que descansaba casi todos los días de la semana en aquella habitación. No entendía por qué los Kim/Choi tenían un auto si ninguno de los dos miembros de aquella pequeña familia sabía usarlo, si no lo cuestionaba podía usarlo cuando los otros dos estaban distraídos. 

Para asegurarse de que las bicis no se chocaran con el vehículo, lo que debía hacer era atarlas junto con la bicicleta del mayor que ya descansaba dentro del garaje con una cadena que esperaba sobre su rueda. 

Puso los tres vehículos, uno al lado del otro, juntando sus ruedas para facilitarle la unión de la cadena. Pero al momento de tener que unir ambos lados de la misma, se congeló, un pensamiento rápido ocupó su mente. 

Aquella cadena cubierta por una goma azulada le estaba dando una idea. 

Otra vez, Yeonjun tenía que recordar que por mucho que amara a Choi Soobin, desde hacía varias semanas ya que su atención estaba dedicada a su padre. A quien algún día podría llamar legalmente su suegro.

Kim Namjoon había hecho estragos en su mente, y, después de un mes solo darle la espalda, desde su primer encuentro en los pasillos parecía que no se lo podía quitar de encima. Como si estuviera programado, cada vez que Soobin dejaba la casa y ambos coincidían en el mismo lugar, Yeonjun terminaba bajo el control de su suegro. Fuese en la cama, en los sillones, sobre una mesa, donde Namjoon dictara que iba a aprovecharse de él lo haría, no pensaba discutirlo tampoco. Ya conocía su tacto de memoria, la forma en que sus dedos habían aprendido a moverse sobre su clítoris, en que su lengua saboreaba su entrepierna hasta absorber todos los jugos que él mismo provocaba. Ya se había acostumbrado tanto a la semilla de su suegro que se había vuelto adicto sin darse cuenta, había adoptado ese fetiche que también cumplía con su novio sin falta. 

Pero quería más, necesitaba algo más. Necesitaba saber cómo se sentiría montar a aquel miembro que solo había llegado a sentir desde lejos. Necesitaba a Namjoon y lo necesitaba en su totalidad, no entendía por qué el mayor se había negado a penetrarlo todavía. Llevaban más de un mes de su pequeño affaire y parecía que era de aquellas costumbres que no se van. 

Quizás no lo consideraba engaño si no iba hasta el fondo, quizás ese era su pensamiento, tenía que recordar que Kim Namjoon era de una generación diferente, más conservadora. 

Podía tener las excusas que quisiera, la realidad era que ambos estaban engañando a Soobin a sus espaldas. Ambos lo amaban también, así que probablemente sería un secreto que se llevarían a la tumba. No importaba que límite Namjoon quisiera ponerle, el daño ya estaba hecho, ¿Por qué negarse a lo inevitable entonces?

Observó una última vez aquella cadena en entre sus manos antes de doblarla lo más que le era posible y guardársela en un bolsillo. 

Esta noche sería él quien se aprovecharía.


Yeonjun escondió la cadena y regresó con la familia a cenar. ¿La familia? ¿Su familia? No sabía cómo considerar a aquellos dos todavía. Claro, Soobin era su novio, llevaban un año juntos y era su relación más larga, para él era algo serio. Pero con su suegro la relación era… extraña, por no decir más. 

No se sentía atraído hacía él de una manera seria. Lo veía como un desahogo, ¿Pero de qué exactamente? No podía decir que el sexo con Soobin era malo, que lo tenía descuidado o que si pudiera lo cambiaría. Pero había algo raro, algo diferente que solo un hombre con la experiencia que tenía Namjoon tenía, algo que a su novio le faltaba conseguir. Soobin era torpe y obraba para sí mismo, Namjoon, que más de mil veces le había repetido que solo lo estaba usando para satisfacerse, en realidad era más hábil, más delicado y de cierta manera, más divertido. Considerando que le había hecho correrse demasiadas veces como para contarlas sin llegar a penetrarlo, había todo un mundo por descubrir que Yeonjun no podía esperar para ver. Por algo decidió tomar cartas en el asunto.

Por ahora se había acercado al comedor, donde padre e hijo disfrutaban su cena, dispuesto a unirseles. Se sentó al lado de su pareja, al mismo tiempo que el padre de este levantaba su plato y dejaba la mesa. Cuando quiso estirar su mano hacía la bandeja de mandu en el centro de la mesa, se dio cuenta que no quedaba ya ninguno.

-¿No guardaron para mí?- Preguntó con una expresión triste presente en su rostro.

Soobin volteó a verle con las mejillas llenas de comida, parecía una ardilla guardando nueces. Se limpió la boca con una servilleta, tragó, y apenas entonces pudo hablar.

-No Jun, lo siento…- Respondió apenado.- No me dí cuenta, creí que habría más pero…

Antes de que Soobin continuara hablando, fue interrumpido por su padre. No con palabras, sino que con acciones. Namjoon fue a llevar su plato a la cocina, y ahora volvía con uno con una pequeña ración de mandu que había apartado antes de servirle a su hijo.

Soobin parecía hambriento, intentó agarrar uno de aquellos dumplings nuevos, su padre le dio un pequeño golpe en los dedos, solo buscando regañarlo.

-Ya comiste Soobin, no seas egoísta.- Comentó su padre.- Déjale esa porción a Yeonjun.

-¿Hay postre por lo menos?- Preguntó el muchacho.

-Hay fruta, si. 

El muchacho hizo un puchero en protesta. Su pareja a su lado tan solo soltó una pequeña risa mientras sobaba cariñosamente su pierna con una mano, la otra estaba ocupada en sostener la mitad del mandu que estaba masticando en ese preciso instante.

-Usa palillos Yeonjun.- Aconsejó Namjoon, volviendo a tomar asiento en la esquina de la mesa. Choi lo tomó como una sugerencia más que una orden, una sugerencia que iba a ignorar también.

Yeonjun volteó a ver a su pareja por un segundo, solo admirando con ternura aquel ceño fruncido que se había formado ante la sola sugerencia de comer frutas como postre. Era malcriado como pocos, así que su indignación era genuina.

Tomó en cuenta la sugerencia de su suegro, y tomó los palillos para poder acercarle un mandu al chico sentado a su lado.

-¿No quieres uno Binnie?- Preguntó, acercando el dumpling al rostro de su pareja. Soobin solo apartó el rostro, rechazando la invitación.

-No gracias.- Respondió de mala gana.- No quiere que sea egoista, ¿Eres sordo?

Su hostilidad logró hacer que el mayor se congelara en su lugar. 

No dejó de mirar a su novio cuando sus miradas se encontraron una vez más y pudo notar genuina irritación en los ojos de Soobin. Haberse enojado por aquella cosa tan pequeña. Quizás cargaba algo de irritación por alguna razón externa, pero Yeonjun sabía que no tenía por qué cargar con aquello. No sabía cómo reaccionar en ese momento.

-Soobin.- Su padre habló en voz alta desde lejos. Elevó un poco la voz, pero no llegó a sonar como un grito, más bien como un tono autoritario.- No seas maleducado, no trates así a tu pareja.

Soobin resopló al ser regañado, más de frustración que de enfado.

-Lo siento, yo…

-¡A mi no!- Le interrumpió Namjoon, elevando aun más su voz.- A él.

El chico entonces volteó a ver a Yeonjun, y Choi pudo notar el arrepentimiento en la mirada de su novio. Como si de un perrito regañado se tratara.

-Lo siento Jun.- Murmuró.- Estoy algo cansado, no era nada contra ti.

Yeonjun se llevó el madun a la boca de una, y aun con las mejillas llenas le entregó una sonrisa a Soobin, indicando en silencio que aceptaba sus disculpas. Llevó su mano una vez más al asiento del menor, pero esta vez para entrelazar su mano con la suya, no podía enojarse con su conejito al que adoraba tanto.

Cuando tragó su comida, sin embargo, sus primeras palabras no fueron dirigidas hacia él.

-Gracias señor Kim.- Pronunció. Namjoon asintió devolviendo su sonrisa.

En el fondo era un alivio para Yeonjun que ahora hubieran aprendido a llevarse bien, era un peso demasiado grande llevarse mal con el dueño de la casa. Pero ahora tenían que compartir entre ambos el peso aún más grande de esconderle aquel fugaz romance a Soobin, quien ambos amaban con locura.


Soobin estaba agotado. Terminaron de cenar y le pidió a su pareja si podía acompañarlo al dormitorio, sin ningún motivo en específico, simplemente no le gustaba ir a dormir solo. Yeonjun lo entendía, ya se le había vuelto costumbre. Dormir abrazado al chico que amaba se había convertido en parte de su rutina el último año.

Las luces de la casa fueron apagándose de a poco, hasta que finalmente no quedó ninguna encendida más que la pantalla del teléfono de Choi, quien hacía tiempo mientras se aseguraba que padre e hijo estuvieran profundamente dormidos.

Cerca de la medianoche, Yeonjun le dio un pequeño beso en la mejilla a su novio, el cual no provocó reacción alguna. Supo entonces que se había dormido al fin. Se acercó al borde de la cama, y sin dejar su asiento se inclinó para poder buscar algo debajo de esta. La cadena de las bicicletas estaba al alcance, intentó manipularla sin hacer ruido significante, y cuando por fin la tuvo consigo se dispuso a dejar la habitación.

Vestía tan solo sus boxers, usualmente se ponía la camiseta que Soobin había descartado del día para dormir, pero como su pareja practicamente se desmayó sobre el colchón al entrar a la habitación no había llegado a desnudarse. Por suerte Soobin era de aquellos con el sueño pesado, sabía que le costaría escuchar cualquier cosa fuera de la habitación. El problema ahora era su suegro.

Namjoon no tenía el sueño pesado, al contrario, solía estar constantemente en alerta. Años de ser padre parecieran haberlo preparado así. Yeonjun podía recordar aquellas veces que parecía dormirse frente al televisor, tan sólo para abrir los ojos de par en par cada vez que alguien quería cambiar a otro canal. 

¿Sería el mismo caso encima de una cama?

Se sentía un poco culpable por pensar que debía llegar a esa instancia. Quizás Namjoon no lo quería y debía aprender a lidiar con ello. Pero también pensaba en todas las veces que el mayor le había tomado sin pedir permiso siquiera, como la primera vez de hecho había llegado al punto de hacerle llorar del terror. Podría devolvérsela, además de que sabía que no haría nada que no pudiera gustarle.
No quería echarse flores, pero su novio le había dicho ya en reiteradas ocasiones como penetrarlo se sentía como tocar el cielo con las manos, como sus paredes le apretaban tan cálidamente que se sentía como un abrazo, y un montón de incoherencias que no llegaba a comprender porque cuando terminaba con él, Soobin era un desastre de sudor, jadeos y hasta plegarias. Ansiaba ver a su suegro en esas condiciones.

Sigilosamente entró a la habitación de Kim Namjoon, por suerte la puerta estaba abierta por lo que solo tuvo que empujarla un poco para abrirse camino. Con la misma delicadeza la cerró una vez adentro, y la aseguró con el cerrojo. Nunca había estado dentro de esa habitación, tan solo había llegado a verla a través de la puerta que la conectaba al pasillo. Le sorprendía el tamaño de esta en comparación a la de Soobin, ellos dos se habían quedado con la habitación más grande mientras que la de Namjoon tenía suficiente espacio para su cama y no más que un par de muebles. Que cediera ese cuarto a Soobin era solamente de esperarse.

Se acercó a la cama del mayor, despacio, casi de puntitas, evitando tocar la ropa esparcida por el piso. Pudo ver la pose en la que dormía el mayor y rió para sus adentros, se veía fácilmente accesible. Namjoon dormía de lado, con sus dos manos sobre la almohada, lo suficientemente cerca como para que fuera fácil atarlas. Usaba la parte superior de un pijama de seda, pero en la parte posterior tenía puesto tan solo un slip blanco. El pantalón de su pijama estaba a un lado de la cama, parecía que al igual que su hijo, no había logrado vencer al sueño y no terminó de vestirse. No había sábanas cubriéndolo, estaban al pie de la cama sin siquiera llegar a tocar sus pies. Era una noche calurosa, el clima jugó a su favor, y Yeonjun podría obrar como gustase.

Antes de siquiera acercarse al cuerpo del mayor, se encargó de si mismo. Sin soltar la correa, lentamente se desprendió de su propia ropa interior, una pierna a la vez, dejando al boxer caer en el piso, cerca de la ropa del mayor. 
Ahora estaba completamente desnudo, exponiéndose a la leve brisa primaveral que entraba por los pequeños huecos bajo la puerta o entre las ventanas. Estaba ansioso, ya lo había imaginado y por fin se estaba materializando. Podía ver el miembro flácido de Kim a través de su ropa interior, no pudo evitar que se le hiciera agua a la boca.

Antes de hacer cualquier cosa, necesitaba asegurarse con aquella cadena. Sabía que la fuerza de Namjoon lo superaba, que podría darle un empujón y deshacerse de él como si fuera una bolsa de plumas, así que tenía que detener sus manos de alguna manera. Rodeó sus muñecas con la cadena, lo más que le era posible, y aseguró la unión de ambas puntas del artefacto. No necesitaba un candado, la cadena tenía el suyo propio, así como también tenía la opción de ajustarla para que quede el mínimo espacio posible. Todavía no haría eso último, todavía las manos de Namjoon podrían escaparse, pero temía que si llegara a sentir la presión podría despertarlo. No quería que se despertara, la cadena solo estaba ahí por si acaso, pero su plan no involucraba al mayor despertando.

Cuando se aseguró que sus dos muñecas estuvieron rodeadas por la cadena de goma, por fin se permitió subirse al colchón. No pesaba tanto, esperaba que la diferencia en el peso del colchón no le despertaba. Parecía que a la noche Namjoon tenía el mismo mal que su hijo, el sueño muy pesado como para darse cuenta de aquellos pequeños cambios a su alrededor. Esperaba que no se diera cuenta de lo siguiente.
Comenzó con retirar su ropa interior, muy lentamente, no quería que el cambio de temperatura fuera brusco, no quería que sintiera la tela deslizándose por su piel. Solo tirando con sus dedos, Yeonjun bajaba el slip con paciencia, como si estuviera descubriendo el cuerpo del mayor por primera vez. Cuando pudo liberar su miembro un pequeño jadeo escapó de sus labios, tantas veces lo había visto y aun así se sentía tan lejano. Yeonjun logró llegar hasta las rodillas de Kim, y decidió que sería suficiente, al menos por ahora. Ahora debía preparar a su juguete.

Namjoon seguía durmiendo, y esperaba que aun continuara así cuando tímidamente acercó sus manos a su entrepierna. Estaba arrodillado con ambas piernas a los lados del cuerpo del mayor, intentando mantener el equilibrio, cuando sus dedos comenzaron a acariciar suavemente el pene del otro. En ese momento se dio cuenta de que nunca lo había tocado de esa manera, Namjoon siempre lo tocaba a él donde más le gustase pero nunca le había pedido -u obligado- que él hiciera lo mismo. Por eso la curiosidad se apoderó por completo de la mente del muchacho y ahora mismo no pensaba con claridad.

Rápidamente se olvidó del sigilo. Llevó su mano derecha a la base del miembro del otro, y encerrándolo en su puño, comenzó a moverse de arriba a abajo. Muy despacio. Estaba ansioso, pero no quería alertar a su suegro. Ojeaba cada tanto las reacciones del mayor, asegurándose de que este no se despertara. Sus cejas se movían un poco y su respiración perdió el ritmo en un momento, pero no parecía despertar todavía, y eso era un alivio. 
Yeonjun quería montarlo, quería sentirlo hasta el fondo de su interior, que su pene acariciara sus paredes internas, quería sentir la fricción que tendría al entrar y salir de su cuerpo, y que se corriera dentro de él una vez más. No podía todavía, no estaba erecto, y estaba tardando más de lo que su paciencia le permitía soportar. Su vulva comenzó a secretar aquel líquido brillante solo con las ideas de lo que era capaz de hacer. Quiso ayudarse con sus dedos para calmar su calor interno, pero no quería llegar al orgasmo antes de sentir al mayor. 
Necesitaba ayuda, y fue entonces que acercó sus labios al miembro semi erecto del mayor. Hundió su boca en este de una, casi ahogándose en el proceso. Tuvo que tomar distancia de nuevo, fue impulsivo, creyendo que podría tolerarlo todo de una, y casi arruina su plan en el proceso. Tenía que hacerlo de vuelta, despacio.

Comenzó chocando sus labios con la punta de Namjoon, dándole un pequeño beso, que apenas terminó le dio el pase para volver a abrir la boca y comenzar a saborear al otro de a poco, deslizando su boca, abriéndose lugar con sus labios. Llegó a sentir la punta en la parte posterior de su paladar y esa fue la señal para tirarse hacía atrás, tan solo dejando la cabeza del miembro entre sus esponjosos labios. Iría despacio esta vez. 
Volvió a repetir aquella acción, concentrándose en esa área, quería más pero eso era suficiente por ahora. Había cerrado los ojos, dejándose llevar por completo por la sensación que le provocaba el tener al mayor entre sus labios. El cómo podía chuparlo como si fuera una paleta, deleitándose con cada centímetro de piel ajena, que debería ser salado pero para él se sentía tan dulce. Justamente por cerrar los ojos fue que bajó la guardia, y, justo antes de que volviera a hundirse para terminar de ingerir por completo el miembro del mayor…

-¿Yeonjun?- Su terror más grande se había hecho realidad.

Abrió los ojos de par en par, y se apartó rápidamente del miembro de su suegro, mientras cubría su boca como si estuviera avergonzado. Sólo entonces cayó en cuenta de su situación: Había perdido el equilibrio y estaba sentado sobre las piernas de Namjoon, mojándolas con los anticipados fluidos que colgaban de su vulva. Namjoon se había despertado y seguía con la cabeza pegada en su almohada, con su torso levemente tirado hacía un lado, mirando aquella cadena que encerraba sus muñecas. Podía liberarse todavía, pero no estaba del todo consciente, por lo que Yeonjun aprovechó esos pocos segundos para ajustar la cadena, encerrando sus muñecas una sobre la otra.

Ese movimiento fue lo que terminó de despertar a su suegro. Intentó separar sus manos pero rápidamente se dio cuenta que eso no iba a ser posible. Sus brazos tampoco tenían mucha movilidad, y el chico sentado sobre sus piernas tampoco le permitía mover sus piernas. Todavía estaba intentando procesar la enteridad de la situación.

-Tranquilo…- Murmuró Yeonjun, acomodando sobre el regazo del mayor. Sin que el otro pudiera hacer nada, comenzó a desabrochar su pijama, dejando su pecho al descubierto.- Te va a gustar, ¿Si?

Namjoon no puso resistencia alguna más que un ceño fruncido que mostraba su disentimiento. No podía sacárselo de encima, así que solo lo dejaría actuar, no podía insultarlo o gritarle siquiera, podrían despertar al chico que dormía en la otra habitación y la explicación sería demasiado extraña como para que ambos quedaran bien parados. 
Yeonjun estaba feliz por su falta de reacción, al menos no tenía que encontrarse con un rechazo. Ya era suficiente el sentirse culpable por tomarlo sin su consentimiento. 

No habló mucho más, Namjoon ya estaba erecto, y Yeonjun estaba desesperado por probarlo, no había nada más de que hablar. Sostuvo su erección con una mano, y la dirigió hacía su entrada, antes de comenzar a hundirse lentamente sobre esta. Originalmente quería dar un salto y tragar a su suegro de una sola vez, pero después de casi ahogarse con una felación, decidió que sería mejor idea tomarlo con cuidado. Cerró los ojos mientras dejaba su cuerpo bajar con cuidado, pero a diferencia de la última vez en que prefirió cerrarlos para hundirse de lleno en su fantasía, esta vez formaba parte de una mueca de dolor. Estaba acostumbrado a Soobin, pero esto era… diferente.
Logró llegar a la base, acomodándose como si fuera un asiento. Pero tan solo le sirvió para cerrar ambos puños y apoyarlos contra el abdomen de Kim mientras su cuerpo entero temblaba. Sabía que le dolería hasta que se acostumbrase, pero le estaba costando más de lo que esperaba.

-¿Estás bien?- El mayor preguntó, más curioso que preocupado.

Yeonjun volvió a abrir los ojos para poder mirarlo al responder, solo asintió con una sonrisa que le costaba mantener. Pronto se ayudó con sus rodillas para poder levantarse lo suficiente para que el miembro del otro saliera de su cuerpo, sintió un alivio al estar vacío una vez más. Pero así como sintió alivio, rápidamente sintió su ausencia y, casi de forma desesperada, volvió a insertar el pene del mayor en su entrada, descendiendo lentamente una vez más.

-Ve despacio, nadie te apura.- Le aconsejó Namjoon. Otra vez un consejo que solo tomaría como una sugerencia.- Lo estas haciendo muy bien Yeonjun…

Y si algo le faltaba para terminar de derretirse frente a los ojos de su suegro esa noche era escucharlo hablar con tanta ternura mientras lo elogiaba. Era todo lo contrario a lo que hacían siempre, cuando Namjoon le recordaba una y otra vez que era una basura y que solo lo estaba usando para entretenerse. Mientras Yeonjun se movía con cuidado para no lastimarse, Namjoon le veía desde abajo y alababa cada una de sus pequeñas acciones.

Yeonjun logró conseguir un ritmo leve apoyándose en sus rodillas, mientras sus manos seguían estiradas sobre los oblicuos de su suegro. Cuando pudo acostumbrarse, rápidamente encontró la gloria.
Tiró su cabeza hacía atrás al mismo tiempo que sus labios se abrían para dejar escapar unos alaridos escandalosos. Sentir la longitud del mayor entrando y saliendo de su cuerpo se sentía exactamente como lo había soñado, o inclusive mejor. 
Namjoon no hacía ningún ruido, tampoco le interrumpió pese al pacto silencioso que ambos tenían sobre no despertar a su adorado Soobin. No iba a darle el gusto de abrir la boca, sabía que algún gemido escaparía de sus labios y no quería darle el gusto. Yeonjun era tan cálido, se sentía tan apretado sobre su miembro como si quisiera exprimirlo – y pronto lo lograría. Le gustaba su seguridad también, Yeonjun no dejaba duda entre sus sentadas, se movía de manera recta o circular según lo que buscara. Conocía muy bien su cuerpo como para hacerlo con claridad.

-Muy bien Junnie.- Ese apodo hizo que el muchacho cayera rendido sobre su pecho. Namjoon llevó sus manos por encima de su propia cabeza para que no le molestaran.- Lo estas haciendo muy bien, ¿Te esta gustando?

Yeonjun no podía producir alguna palabra coherente, solamente balbuceaba cuando escuchó esa pregunta de parte de su suegro siendo susurrada en su oído. 

-¿Eso es un si?

-¡Si!- Se las arregló para decir en medio de jadeos. Ahora se abrazaba al cuello de Namjoon, su pecho descansaba sobre el del otro y solo sus caderas seguían moviéndose eufóricamente de arriba a abajo. Apoyó el mentón sobre el cuello del mayor y murmuró algo más cuando creía que el otro no lo escuchaba.- Es tan grande…

Namjoon sonrió de lado, quería escucharle decir eso.

-Lo es, y lo estas montando tan bien.- Podía sentir a Choi encogiéndose sobre su pecho cuando soltaba esos cumplidos con un tono tierno.- ¿Quieres que te acabe adentro, verdad?- Choi asintió levemente en respuesta con la poca energía que le quedaba.- Entonces haz un último esfuerzo, ¿Puedes?

Yeonjun entendió rápidamente a qué se refería. Volvió a incorporarse, esta vez apoyando ambas manos sobre el colchón, a los lados del cuerpo del mayor, y apuró su ritmo. Namjoon estaba a punto de acabar, podía sentir el líquido preseminal chorreando entre el choque de sus cuerpos. Al mismo tiempo, sentía aquel cosquilleo debajo de su estómago que le indicaba que su orgasmo también estaba próximo.

Le bastó con sentir como Namjoon descargaba su semilla en su interior para prontamente acompañarlo. Con un último grito ahogado, Yeonjun se corrió sobre el miembro del mayor, haciendo que los fluidos de ambos ahora se encontraran. 

Una vez más, cayó rendido sobre el pecho del mayor. Cerró los ojos como si ya pudiera irse a dormir ahí mismo.

-Estuviste muy bien Junnie.- Namjoon susurró en su oído.- ¿Me desatas?

Se había olvidado de ese detalle. Por supuesto que iba a desatarlo. Se incorporó una vez más, tomando las muñecas del mayor, y desencadenó a su suegro. Tiró la cadena a un lado mientras Namjoon estiraba sus manos, buscando recuperar el movimiento en estas.

Esperaba que todo estuviera bien entre los dos. Después de todo, ¿Le había gustado también? ¿Verdad? Yeonjun creía que estaban en buenos términos.

Pero olvidó cual era el objetivo de la cadena en primer lugar: Contener a Namjoon, quien fácilmente podría zamarrearlo como si fuera una pluma. Dicho y hecho.

Kim le tomó de los hombros y con un solo empujón logró tirar al muchacho al colchón, acomodándose encima de él sin problemas. Para dejarlo quieto en su lugar, rodeó su cuello con ambas manos. Yeonjun no sabía que iba a hacer a continuación, y por la mirada en sus ojos, no podía evitar sentir otra cosa más que miedo.

-¿Cuántas veces tengo que repetirlo?- Namjoon preguntó con frialdad.- Esto no es para ti, es para mi. Me perteneces Yeonjun, grábatelo en la cabeza.

Yeonjun quería llorar de frustración, creyó que había hecho un avance. 

Pronto pudo ver a su suegro acomodándose en su entrada una vez más. No había tardado nada en recuperar su erección, y ahora, estando él arriba, volvía a penetrarlo una vez más. Ahora, al ruido del choque de sus pieles, se le sumaba el sonido de los fluidos de ambos de su anterior intercambio. Esta vez no parecía tenerle consideración alguna, no parecía que el mayor quisiera disfrutar del momento, sino que más bien se sentía como una obligación que hacia rápido para poder sacársela de encima.

Yeonjun no lo entendía. No sabía si quería entenderlo tampoco.

Namjoon dejó su cuerpo caer sobre el cuerpo del muchacho, sin detener sus estocadas. Yeonjun aprovechó la corta distancia para volver a abrazar su cuello, mientras hundía su nariz en la piel del hombro del otro.

-No lo disfrutes.- Susurró el mayor al sentir aquel abrazo.- No es para ti, te detesto.

Ahora era Yeonjun quien no podía evitar reír mientras el otro se forzaba dentro de su cuerpo.

-Me detestas pero te pusiste duro muy rápido.- Soltó entre pequeñas risas, ganándose una mirada de desprecio de parte del mayor que solo hizo que su risa se intensificara aún más.

Namjoon se corrió dentro de él de nuevo, esta vez Yeonjun no había alcanzado un segundo orgasmo, pero no le importaba. Estaba más que complacido con haberse salido con la suya.

Kim solo retiró su ahora flácido miembro del interior del muchacho, y Yeonjun no pudo evitar soltar un gemido ante la sensación de vacío una vez más, ahora combinada con el calor familiar que le daba aquel líquido escurriendose por su entrepierna hasta caer en el colchón. 

En esa misma posición, Namjoon se acomodó con sus ojos cerrados, disponiéndose a dormir mientras Choi seguía abrazado a su cuello. Sabían que a la mañana siguiente debían separarse, que debían asegurarse de que Soobin no los atrape, que tendrían que higienizarse antes de volver a cumplir sus obligaciones.

Pero por esa noche… Yeonjun tan solo abrazó el cuerpo de su amante, cerró los ojos, y se olvidó de cualquier responsabilidad de la mañana siguiente.

Notes:

Feliz día del padre a este Namjoon!!!! Lo siento, la universidad me tomó prisionera, pero ya volvere ;;;33 espero que les haya gustado ^_^ gracias por leer!!

Chapter 4: IV

Notes:

(See the end of the chapter for notes.)

Chapter Text

A primera hora de la mañana, Yeonjun se despertó con una leve molestia. Abrió los ojos para darse  cuenta de que nada de la noche anterior había sido un sueño. Su suegro seguía dormido encima de su cuerpo, no había logrado aplastarlo por algún motivo. Y aquella pequeña molestia en su entrepierna era a causa de que no se separaron en ningún momento la noche anterior, y su suegro seguía atrapado dentro de él. Yeonjun volvió a cerrar los ojos y juntó sus manos sobre la espalda de Namjoon, en una suerte de abrazo. Le encantaba esa cercanía. Sabía que estaba mal disfrutar aquella relación clandestina, no era idiota. Reconocía su abuso, a su abusador, y la relación de poder en el medio. Pero… podía llegar a ignorarlo. Podía pretender que no le importaba simplemente por lo bien que se sentía.

Su relación con Soobin era de cuento de hadas, eran la pareja ideal, hechos tal para cual y destinados a estar juntos hasta el final de sus días. Pero sus noches a escondidas con Namjoon eran una peligrosa aventura la cual no quería abandonar.

Yeonjun dejó sus manos explorar la espalda del mayor, por primera vez podía notar con el tacto las marcas de rasguños que había dejado. No sabía si eran de la noche anterior o si ya tenían su antigüedad, solo sabía que era él quien las había causado. Namjoon no estaba viendo a nadie más, no estaba saliendo con nadie tampoco, y si lo hiciera, Yeonjun estaba seguro de que lo sabría. Así que solo podía ser él el responsable de aquellas marcas.
Un poco le hacía sentir orgulloso, quería aprovechar la posición actual para volver a clavar sus uñas en la espalda del mayor pero no quería despertarlo todavía. Quería disfrutar la paz de la mañana en los brazos de su amante.

Pero contrario a sus deseos, el destino le tenía preparados otros planes.

Pronto escuchó el característico sonido del picaporte girando, y su mirada se dirigió fugazmente a la puerta de la habitación. Pese a que del otro lado se intentara, no iba a poder abrirse la puerta. Con el último gramo de conciencia de la noche anterior, colocó el cerrojo para que todo quedara allí dentro y no pudiera escaparse – así como para que nada externo los interrumpiera. Ese pequeño gesto había salvado su pellejo, su reputación, y lo más importante, la integridad de toda la familia.
Al no poder abrir, pronto llegaron los golpes. Fue apenas con eso que Yeonjun sintió el cuerpo del mayor alejándose de su agarre. Volteó a ver al hombre a su lado, y Namjoon no había tardado nada en incorporarse sobre el colchón, mirando hacía la puerta. Se había despertado automáticamente ante el llamado de su hijo, como si fuera un perro guardián en alerta.

-¡Papá!- Por supuesto que la voz era de Soobin, y por supuesto que llegó al cuarto de su padre siendo que era el único donde había una (o más) personas en esa casa.- ¿No has visto a Jun? Creo que se fue sin mi.

Namjoon giró su mirada hacía el muchacho recostado debajo de él, entre sus brazos. No tuvieron que decirse palabra alguna, ambos estaban silenciosamente de acuerdo en no decir nada y cuidar el secreto lo más que les era posible. Yeonjun contuvo un gemido cuando por fin sintió el miembro del mayor abandonando su cuerpo, al mismo tiempo que sus fluidos de la madrugada caían entre sus piernas sobre las sábanas.
Ante la impaciencia de Soobin, los golpes volvieron a aparecer en la puerta mientras su padre buscaba cualquier pantalón pedazo de ropa en el piso para cubrirse. Finalmente fue a la puerta de su habitación tan solo con unos boxers puestos. Abrió tan poco la puerta que solo la mitad de su rostro era visible, mientras con su cuerpo intentaba cubrir la visión al interior de su habitación.

-¿Qué pasa?- Preguntó. Su voz sonaba rasposa, símbolo de que había dormido bastante mal esa noche, y Soobin lo reconocía.

-¿No viste a Jun hoy?- Namjoon negó con la cabeza, mientras dejaba a su hijo explicarse.- Durmió en la cama anoche, pero hoy me desperté y no estaba. Dejó su teléfono, dejó la ropa que iba a ponerse y… ¿Solo se fue?

Soobin se notaba preocupado, y aun así Namjoon no podía ayudarlo. Podría haberle dicho que Yeonjun se sentía mal y solicitó su ayuda a la noche, eso se lo creería. Pero su hijo era inocente, no un completo idiota, no tenía explicación para el por qué ambos estaban desnudos, sudados y llenos de otros fluidos corporales. Yeonjun estando completamente congelado en un mismo lugar sobre el colchón tampoco ayudaba.

-Quizás se fue a la universidad.- Respondió su padre finalmente. Un segundo le tomó recordar que ambos chicos estaban de vacaciones.- ¿No había dicho algo de que tenía un taller o algo así?

Se lo estaba inventando sobre la marcha, pero podía ver en la expresión de su hijo el cómo ideas conectaban en su cerebro en vivo y en directo. Quizás él sabía algo que Namjoon no, pero lo dejaría sacar sus propias conclusiones.

-Si…- Soobin finalmente habló.- Creo que dijo que tenía taller de escritura… para los exámenes, había dicho algo así.

Namjoon se encogió de hombros como si fuera una obviedad.

-Pues ve a buscarlo.- Añadió.- Yo no trabajo hoy así que si quieres llévate el auto.

Soobin negó con la cabeza. 

-Voy a llevarle el teléfono.- Dijo.- Voy con la bicicleta, ¿Me esperas con café?

Namjoon asintió y finalmente supo que podía cerrar la puerta. Escuchó los pasos de su hijo alejándose, pero por las dudas puso el cerrojo en la puerta una vez más. Se dio media vuelta y se enfrentó una vez más con el chico que cubría bastante poco de su cuerpo con las sábanas sobre su pecho.

-Báñate.- Ordenó.

-¿Qué vamos a hacer?- Preguntó Yeonjun, un poco asustado por toda la situación.- ¿Tengo que ir a la universidad?

-No, tonto.- Respondió el mayor como si fuera una obviedad.- Te estoy dando tiempo, bañate, cambiate y espera a que Soobin vuelva. Luego te inventas una excusa.

Yeonjun asintió, por fin entendiendo el plan. Vio como el mayor se sentaba en el borde de la cama y antes de que pudiera moverse, se trepó por detrás, abrazando su cuello mientras dejaba su cuerpo caer sobre la espalda de Kim. Namjoon no se movió, quedó confundido por la demostración tan brusca de afecto de la nada.

-¡Que inteligente señor Kim!- Exclamó.- Que bueno que lo tenemos a usted, no se que sería de nosotros sin su cerebro.

-¡Baja la voz!- El mayor le propinó un empujón, logrando que el muchacho cayera una vez más sobre las sabanas.- No seas pesado, ¿Qué te pasa?

Pese a su rechazo, Namjoon continuó sentado en la misma posición. Yeonjun aprovechó esto para recostarse a su lado, ahora su cabeza estaba apoyada sobre el borde de la cama, y él acostado boca arriba, observaba desde abajo al mayor, quien solo tenía la mirada perdida en la nada.

Tímidamente comenzó a acariciar uno de sus brazos, no obteniendo respuesta alguna de su parte. Así que decidió continuar con unas palabras.

-¿Te gustó?- Choi hizo la pregunta, y se encontró con una respuesta nula en forma de silencio. Insistió en lugar de quedarse callado.- Lo de anoche… ¿Estuve bien?

Namjoon entonces detuvo las caricias sobre su propio brazo, tomando la muñeca del muchacho y dejando su manó a un lado. Aún no le dirigía la mirada, y sus gestos eran bruscos y dolorosos. Yeonjun creía que cada día que pasaba solo se volvía más irritante para su suegro, pero antes de dejar a sus labios curvarse en un triste puchero, algo llamó su atención. Aquella diminuta, casi imperceptible sonrisa de su suegro, que para cualquiera sería completamente invisible, no pasó desapercibida.

-No estuvo mal.- Namjoon finalmente se atrevió a confesar, mientras alejaba su mirada, evitando que el menor pudiera percibirlo.- Es una posición complicada, me sorprende que no tuvieras problemas.

Yeonjun se ruborizó ante lo que llegaba a interpretar como un cumplido. Una risa estrepitosa se escapó entre sus dientes. Quizás Namjoon genuinamente quería decirle algo bueno, pero entre sus sentimientos negativos hacía él no podía encontrar las palabras correctas para comunicarlo. Era una idea que se había creado Choi por su cuenta, y verdaderamente prefería vivir esa pequeña ilusión.

-Soy joven, mis rodillas aún son fuertes.- Dijo en un tono burlón. 

Namjoon regresó su mirada a él, esta vez con un ceño fruncido. Nunca le había molestado con su edad, era lógico que su suegro duplicara sus años. Pero con aquella relación extraña que tenían en medio, ese jugueteo se convertía en algo distinto, y le hacía ganarse una mirada irritada de parte del mayor que tan solo lo forzaba a aguantar la risa.

La mirada de Namjoon era lo suficientemente intimidante como para creer que estaba a punto de hacerle algo, por eso decidió sutilmente alejarse de él y levantarse de la cama por el extremo contrario. Namjoon le siguió con la mirada mientras lo veía torpemente desplazándose en aquella pequeña habitación.

Frente al incómodo silencio, el único que tenía intención alguna de romperlo era Choi, como siempre.

-Ah, y jugaba voleibol en la secundaria, eso también.- Decidió añadir como justificación a su estado físico.- Debiste haber venido a ver algún partido, seguro te volvía loco.

-No soy un pedófilo.- Namjoon aclaró, con obvia molestia en su tono de voz.

Yeonjun se dio media vuelta y le dedicó una última sonrisa.

-No, claro que no. Perdón.- Respondió alegremente.- Ya vuelvo~

Sin tomar una toalla ni ropa, finalmente se escabulló hacía el baño de la habitación. Ignoraba si Soobin seguía en la casa, pero sabía que al salir de la ducha él ya se habría ido, aprovecharía entonces para regresar a su habitación, cambiarse y actuar como si nada hubiese ocurrido. 

Ignoraba también si Namjoon tomaría una ducha en el baño principal o simplemente se cambiaria y comenzaría a preparar el desayuno. Lo único que le importaba y que necesitaba en ese momento era sentir el agua caliente cayendo sobre su cuerpo, eliminando cualquier recuerdo sobre su piel de la noche anterior. 

Esta había sido por lejos la peor – ¿O mejor? - noche de su secreto, sintió que por primera vez desde que ese affaire comenzó que habían conectado genuinamente. Y eso se sentía horrible, le daban nauseas de solo pensarlo. Cualquiera a quien le hablara de su relación secreta pensaría lo mismo, pero pensar que él no era el primero en darse cuenta era simplemente subestimarlo. El dolor y arrepentimiento por lo que estaba permitiendo sobre su cuerpo lo carcomía siempre a la mañana siguiente, como si durante la noche una persona completamente diferente hubiese poseído su cuerpo.
Ni toda el agua caliente que sentía ahora mismo, ni todo el jabón líquido con olor a vainilla, lograrían quitarle de encima aquella suciedad que era más espiritual que física. Tan solo cerró los ojos, y dejó que sus problemas fluyeran junto con el agua por el desagüe. 

Usó el shampoo que tenía a mano, lo mismo con el jabón, sus propias pertenencias estaban en el baño principal al final del pasillo. Soobin se había encargado de surtirlos con productos de limpieza con aroma a jazmines, clamando que era su fragancia favorita. Exceptuando por el perfume con aroma a rosas que le había obsequiado en su cumpleaños anterior, Yeonjun casi siempre llevaba consigo una fragancia a jazmín que era idéntica a la que llenaba la habitación siempre que Soobin entraba. Él tenía esos pequeños detalles con su pareja que Yeonjun simplemente no podía ignorar. Era el mejor novio que pudo haber pedido, al nivel de que ni en sus sueños llegó a imaginar a alguien como Choi Soobin.

Y cada día se sentía culpable de traicionar la confianza de aquel que había dado tanto por él, de aquel que le había cuidado como si fuera un tesoro cuando nunca nadie lo había hecho. Pero su adicción era muy grande, y aunque quisiera, no podía frenarla.

Yeonjun estaba sumido en sus pensamientos autodestructivos, no dándose cuenta de sus alrededores. No pudo escuchar cuando la puerta del baño se abrió, no pudo escuchar los pasos acercándose a la ducha, y no se enteró de que había alguien más en la misma habitación hasta que la puerta de vidrio empañada de la ducha se deslizó enteramente hacía un lado.
Se sobresaltó en su lugar, pegando su espalda a la pared de azulejos del lado contrario, intentando alejarse de lo que sea que haya interrumpido su momento de paz. No necesitó reflexionar mucho para darse cuenta de que aquella figura cubierta por el vapor del agua caliente no era otro que Kim Namjoon. Cuando su visión fue más nítida pudo confirmarlo. 

El mayor ahora estaba vestido completamente, con una camiseta blanca y unos jeans oscuros. Ya hasta llevaba puesto su reloj en la mano derecha. Yeonjun por otro lado, instintivamente se estaba cubriendo con ambas manos, una sobre su pecho y la otra sobre su entrepierna. 
Namjoon no hizo ni dijo nada, no parecía querer acercarse más. Tan solo apoyó uno de sus codos sobre la puerta de vidrio que hizo a un lado, llevó su mano libre a su cintura. Parecía que solo quería mirar.

-Continua.- Finalmente ordenó, sin cortar contacto visual en ningún momento. 

Yeonjun le escuchó fuerte y claro, pero aun así no terminó de entenderlo. ¿Por qué diría algo así? ¿Cómo se suponía que debía continuar si él estaba viéndolo?

-Continua duchandote.- El mayor insistió sin quitarle la vista de encima.- Adelante, finge que yo no estoy.

Quizás simplemente disfrutaba con infundirle miedo, lo cual estaba logrando en ese momento. Como sea, Yeonjun asumió que no se iría sin cumplir su cometido. Giró su mirada hacía adelante una vez más, acomodó su cuerpo para que el agua pudiera volver a caer sobre este y simplemente se quedó de brazos cruzados frente al chorro de agua caliente. Cerró sus piernas también lo más que le era posible, esperaba que así y desde ese ángulo su suegro no pudiera inmiscuirse en su momento de privacidad.

Porque no le parecía justo, aun si esa no fuera su intención – ¿Cuál otra podría ser?-. La ducha había sido siempre su momento de privacidad. Poco le importaba lo que fuera de él fuera de ese lugar, pero debajo del agua era un santuario, como si le estuvieran bautizando una vez más cada vez que su piel chocaba con el líquido. Soobin lo sabía, nunca en más de un año de relación interrumpió ese momento para él. Pero Namjoon…

-Tócate.- Esa siguiente orden de parte del mayor le hizo congelarse completamente, intentando procesar de nuevo las órdenes del mayor. Esta vez lo entendió perfectamente, no hubo necesidad de que lo repitiera. Aun así, Choi no dio respuesta alguna.- Yeonjun…

Solo entonces giró levemente la cabeza para enfrentar al mayor una vez más. Quizás Namjoon había notado el terror en su mirada, porque su expresión también cambió y no para mejor. Parecía un poco molesto.

-Solo quiero ver lo que haces cuando estás solo.

-Yo no hago eso.- Se defendió el muchacho.- No en la ducha… no me gusta.

-Ay por favor.- Kim se quejó en voz baja.- ¿No vienes aquí a encerrarte? ¿A pensar en tu novio?... ¿O en mi quizás?- Esa última pregunta, el mayor la dejó escapar mientras una sonrisa lasciva decoraba su rostro. Por supuesto que no, la respuesta a todo eso era un rotundo ‘No’. No lo dijo, pero su expresión era respuesta suficiente.- Que mal, ¿Será que solo yo estaba pensando en ti entonces?

Yeonjun abrió los ojos de par en par al escuchar esa extraña confesión. Pero aun así, no tuvo tiempo de responder nisiquiera con una expresión facial. Antes de que pudiera terminar de darse cuenta, su suegro lo embistió con una mano, empujándolo de espaldas a la pared de vuelta. Namjoon sostuvo su hombro con su mano izquierda, y se forzó a sí mismo sobre sus labios una vez más.

No le importaba que el agua estuviera mojando su ropa recién colocada, en lo absoluto. Tan solo le importaba atrapar a Yeonjun bajo su poder, y lo estaba logrando sin hacer mucho esfuerzo.

Choi simplemente dejó que los labios del mayor se apoderaran de los suyos y fueran bajando lentamente hasta acomodarse sobre su cuello. Ya no tenía ánimos para pelear, simplemente dejaría que pasara. Siempre lo hacía al final.

Pronto pudo sentir la mano derecha del mayor, arrastrándose sutilmente sobre su abdomen en dirección a su entrepierna. Finalmente la yema de su dedo medio comenzó a acariciar suavemente su clítoris. Yeonjun sintió un escalofríos atacando su espina al tener una vez más las experimentadas manos del mayor sobre sus áreas más sensibles.
Namjoon pronto incluyó su dedo índice y continuó con los movimientos circulares sobre el clítoris del menor, mientras este se deshacía debajo de su toque. Ignoraba si estaban solos en la casa cuando abrió sus labios una vez más para que sus gemidos involuntarios inundaran el lugar. Aún podía sostenerse torpemente de la pared, aun cuando los falanges del mayor ahora acariciaban toda la extensión de sus rosados labios, deleitándose, sabiendo lo que su solo rose generaba. Yeonjun buscó frotarse contra su mano, buscaba cercanía. Buscaba más.

-Cuidado…- Namjoon, cuyos labios seguían hundidos sobre la garganta del muchacho, se apartó levemente para pronunciar una advertencia.- No rompas mi reloj.

Entonces Choi miró hacía abajo y se dio cuenta de que instintivamente se estaba frotando contra la muñeca del mayor, contra la pantalla de su reloj más específicamente. Los dedos de este estaban por abajo, jugueteando con la sensibilidad de su vulva, y él ante su desespero era capaz de aferrarse a lo que sea. Odiaba ser así de sensible, porque podía sentir su orgasmo muy cerca, pero no quería que acabara así, siendo estimulado por un reloj.

Ni siquiera lo dijo en voz alta, pero en ese punto Kim ya parecía leer su mente. Yeonjun volvió a caer de espaldas a la pared cuando sintió ambos dedos del mayor ingresando bruscamente a su vagina. Un agudo gemido salió de sus labios ante la repentina intromisión. Namjoon no le dio mucha importancia, sacó sus dedos casi en su totalidad y volvió a hundirlos otra vez. Y otra vez, y otra vez. 

Namjoon tomó distancia, quería apreciar al muchacho en su totalidad. Quería ver aquel rostro de ojos cerrados, ruborizado hasta las orejas mientras incoherencias escapaban de sus labios. Como su pequeño cuerpo estaba perdiendo el equilibrio y se aferraba como le fuera posible de aquella pared, con su espalda y brazos pegados a esta, intentando no caerse. Como sus dos dedos eran prácticamente tragados por esos labios rechonchos y rosados, como desaparecían de su vista cada vez que se hundían una vez más dentro del menor, como cada vez que los volvía a ver estaban más húmedos que la vez anterior. Era un poco hipnótico. 

Yeonjun debió llevar sus manos a los hombros del mayor para sostenerse, de lo contrario se hubiera caído. Sus piernas completamente temblorosas ya no le servían para mantenerse de pie, sentía que se derretía con cada una de las embestidas que esos largos dedos daba en su interior. Podía sentir el choque de estos con los fluidos en los que ya estaba cubierta su vagina, así como podía ver que a Namjoon no le importaba en lo más mínimo.

Sintió aquel cosquilleo en la parte baja de su estómago y antes de que pudiera anunciarlo, con un grito desde el fondo de su garganta, finalmente se corrió sobre los falanges del mayor.

Una última queja se dejó escuchar cuando Namjoon finalmente retiró sus dedos. Por primera vez desde que se metió en su momento íntimo, Yeonjun se atrevió a mirarlo de nuevo. Pero Namjoon estaba distraído analizando el líquido que ahora bañaba sus mano. No esperaba que se llevara ambos dedos a la boca, chupando de a uno a la vez para limpiarlos del todo. Yeonjun no emitió palabra alguna, pero sintió su rostro hervir por alguna razón.

-Te espero para desayunar, ¿Si?- Namjoon finalmente dio un paso atrás, y volvió a cerrar la puerta de la ducha.

No hubo más palabras en el medio, solo lo vio marcharse por donde vino y eso fue todo. Ahora no había lugar de aquella casa que no los hubiera visto liberar su lujuria a escondidas. Pero la ducha era algo… diferente para Yeonjun. Nunca se había sentido bien compartir con alguien más un espacio tan íntimo.

Y sin embargo ahora no podía dejar de pensar en su más reciente interacción, en lo que acababa de pasar hacía segundos nada más. En qué podría repetirse en algún momento y en que, contra todo pronóstico, quizás le gustaría que así fuese. Pero solo si se trataba de él.


-¡¿Dónde estabas?!- Soobin exclamó, molesto y asustado.

Cuando regresó a su casa, lo primero que vio fue a su novio en la mesa del comedor, compartiendo una taza de café junto a su padre, sentado junto a él, quien estaba más distraído con su teléfono que con su yerno.

-Oh, hola Binnie.- Yeonjun le saludó como si no hubiera pasado nada.- Fui a la esquina a comprar pan fresco de la señora Hwang, pero no tenía ninguno hecho todavía.

Namjoon elevó la mirada de su teléfono, juzgandolo en silencio por aquella mentira. Sencilla pero eficaz, tendría que esperar para ver si Soobin se la creería.

-Me fui hasta la universidad Jun.- Se quejó el menor, ignorando completamente su explicación. Dejó el smartphone de su pareja sobre la mesa y continuó hablando.- Fui a llevarte tu teléfono, creí que tenías taller hoy.

-Eres un ángel Soobin.- Suspiró el mayor.- ¿Por qué no te traes una taza de café y vienes a desayunar con nosotros? Tu padre no es muy comunicativo que digamos.

Yeonjun soltó una pequeña risa, ganándose una ceja arqueada de parte de su suegro. Soobin no quiso hablar más, tan solo siguió la recomendación de su novio. Tendría que calentar el café que esperando por su regreso ya se había enfriado. 
Entre tanto, su novio seguía sentado junto a su padre, ambos compartiendo un tiempo de calidad como si nada hubiera pasado entre ellos. Choi tomó una tostada cubierta de mermelada que había en uno de los platos sobre la mesa, y la masticó sin preocupación mientras hablaba entre mordiscos. 

-Pero yo creo…- Continuó hablando con la boca llena, antes de dar otro mordisco.- Italia es un buen destino, es más histórico, más…- Otro mordisco más, y sus palabras iban perdiendo entendimiento.- Mhseos, hsthia, pwseow…- Nada de lo que dijo pudo entenderse antes de que diera el último mordisco a su tostada.

-¿Qué?- Preguntó el mayor visiblemente confundido.

Yeonjun tragó, y volvió a pronunciar las últimas tres palabras que había dicho.

-Museos, historia, paseos.- Repitió.- Creo que a usted podría gustarle, ¿Nunca ha ido a Europa? Seguro cada edificio tiene su propia historia, y tienen esas estatuas grandes de mármol también, y…

Fue interrumpido esta vez por un movimiento de manos. Namjoon tomó su rostro del mentón con una mano, y lo forzó a girar para que estuvieran de frente una vez más. Estaban sentados uno al lado del otro, y la distancia en esa posición era mínima. Yeonjun sintió su corazón paralizarse ante la sola idea de que Soobin podría entrar en la habitación en cualquier momento.
Finalmente el mayor pasó su pulgar por la comisura de sus labios.

-Tenías un poco de mermelada.- Pronunció sin apartarse.- Ya está bien.

Namjoon le dedicó una sonrisa, esperando que el muchacho se alejara de él, horrorizado por su confianza. Pero no fue así. De hecho, le sorprendió notar a Yeonjun cubierto de un particular color rojo, mientras su mirada se desviaba a sus labios involuntariamente. No podía leer la mente de ese chico, pero podía adivinar fácilmente lo que quería, y no podía decir que él no deseaba lo mismo en ese momento.
Choi cerró los ojos y comenzó a inclinarse lentamente hacía adelante, pero, una vez más, el que tenía un oído especial después de años de paternidad, pudo sentir a aquella personita acercarse a romper su burbuja. Namjoon se apartó bruscamente y volvió a su celular como si nada hubiese ocurrido, tan solo un par de segundos después, Soobin regresó al comedor con una taza de café caliente en su mano. Tomó asiento en la silla continua a Yeonjun, la que estaba en la esquina de la mesa por su cuenta.

-No puedo creer lo lejos que viaje hoy…- Soobin comenzó a quejarse mientras tomaba una de las tostadas con mermelada de la mesa.- Esto me pasa por ser buen novio, de verdad.

Yeonjun lo escuchó, pero no estaba de humor para bromear con él en ese momento. Seguía estático ante la idea de que casi echaba todo a perder por su codicia. 

Y más allá de eso, de verdad quería besar a Namjoon. Y el solo pensamiento le hacía querer vomitar. Se sentía culpable por disfrutar esa relación que sabía estaba mal, se sentía culpable porque sabía que más de una persona terminaría herida si quisiera anunciarla, y él sería una de ellas.

Pero no podía hacer nada, había perdido el control sobre sus sentimientos por el mayor. Aún cuando hubiese arruinado  su momento más íntimo sin saberlo. Aún cuando intentaba quitarse todas las manchas que cargaba encima aunque sabía que era inútil, pero aun así necesitaba hacer el intento, de forma simbólica aunque fuera.

Se sentía sucio por fuera y por dentro, si. Pero esas manchas nunca podían quitarse, nunca abandonarían su cuerpo por más que lo intentara. Por eso, tan solo decidió que no importase que tan manchado estuviera su cuerpo, iba a vivir con ello y seguir disfrutando su vida. Nunca podría terminar de  limpiarse, y no tenía por qué dejar que aquello lo interrumpiera.

Y no había sido Namjoon el responsable, él tan solo había añadido una mancha más. Quizás la única de ellas que no dolía.

Notes:

٩◔‿◔۶ gotas de lore !!
Espero que les haya gustado ^__^ ya estan estableciendose como relación, así que falta muy poco para incluir más personajes 🫰
//// si no entendieron la parte de las manchas, lean los últimos tags añadidos😭grazie grazie besis

Chapter 5: V

Notes:

(See the end of the chapter for notes.)

Chapter Text

Acercándose el otoño, Yeonjun tenía que poner su vida en orden una vez más. Volvió a estudiar, volvió a desvelarse – por desgracia-, volvió a desaparecer para ir a sesiones de estudio, por alguna razón volvió a teñir su cabello de negro también. Iba a empezar otro semestre en la universidad, y cada vez estaba más cerca de terminar su carrera en publicidad. No sabía muy bien que iba a hacer con eso en el futuro, pero sabía que era la única carrera que le interesaba en la universidad más accesible que consiguió. Aún estaba becado en su totalidad por su excelente examen de ingreso y sus altas calificaciones, luego se preocuparía por su futuro. Si bien daba la impresión de alguien salvaje y descuidado, cierto era que cuando debía asegurar su beca, sus calificaciones fácilmente alcanzaban los puestos más altos. Le faltaba año y medio nada más de esfuerzo y luego podría con suerte conseguir un empleo, lo mismo que su novio.

Soobin trabajaba en aquella pizzería infantil por las noches y regresaba a veces pasada la hora de la cena, sus horarios eran demasiado flexibles. Sus carreras estaban distanciadas por un par de materias, por lo que había días donde solo podían verse durante el desayuno y en los recreos. Y lo extrañaba.

Extrañaba a su novio, pero de más de una manera. Extrañaba cuando tenían todo el tiempo del mundo el uno para el otro. Extrañaba cuando después de que volviera del trabajo podían quedarse horas encerrados en el cuarto del menor hablando de lo que habían hecho en el día. Extrañaba que Soobin volviera desesperado a buscarlo cada noche, y que él le correspondiera con el mismo deseo. Extrañaba su relación con Soobin, se había enfriado con la rutina y se habían perdido uno del otro hasta el punto en el que se sentían como extraños. Extrañaba sentirse enamorado de él.

Muy aparte estaba su relación a escondidas de la cual no podía deshacerse aunque quisiera. No era él quien llevaba las riendas de eso. Y aun si quisiera ponerle un alto, ya no había vuelta atrás, ya había participado activamente del engaño que sufría su pobre novio. Y sabía que Namjoon no lo quería siquiera un poco como para llegar a defenderlo si esa confrontación llegara a pasar. Así como sabía que no pasaría porque si había algo que Namjoon no estaba preparado para perder era a su adorado hijo.

Todos esos problemas carcomiendo su cabeza tranquilamente podrían liberarse en el diván de un terapeuta, pero no tenía tiempo para eso. En su lugar iba a reemplazarlo con unas bebidas frías en el starbucks más cercano junto con el mismo amigo que le presentó a Soobin hacía dos años, un tal Kang Taehyun. Los dos chicos tomaron asiento en una de las pequeñas mesas redondas por fuera del restaurante, no había nadie a sus alrededores, el sol se escondía detrás de nubes que no amenazaban con convertirse en lluvia, y les trajeron sus dos frappuccinos a la mesa. El día era ideal para charlar y ponerse al día con su mejor amigo.

-¿Y para qué me llamaste?- Su amigo preguntó, antes de darle el primer sorbo al frappuccino de cookies frente a él.- Parecía urgente. 

Yeonjun dio un sorbo a su propia bebida. No sabía por dónde empezar. Tenía tantos problemas en su relación que tranquilamente podrían ordenar una segunda ronda de bebidas mientras desempolvaba hasta el más mínimo detalle. 

-Estoy en problemas.- Suspiró.- Estoy en muchos problemas Taehyun.

-Si, yo también…- El menor suspiró en voz baja.- Pero, ¿Qué te pasa? ¿Problemas con Soobin? ¿Tu carrera? ¿Trabajo…? No tienes, ¿Verdad?

Un poco de todo pensó Yeonjun, más no lo expresó en voz alta. Con Soobin era lo obvio, llevaba semanas engañándolo con su padre en su propia casa. Pese a que no fuese él quien empezara todo aquello, si que reconocía que le dio el pase libre a su suegro para continuar, e inclusive lo buscaba cuando el otro llevaba días ignorándolo.
Su carrera no era tanto un problema, no había sido un semestre particularmente difícil. Sus exámenes estaban al día y aquellos que se le habían complicado no fueron problema porque siempre contaba con la ayuda de su novio para estudiar. Trabajo no tenía, y sabía que necesitaba uno. Quería poder valerse por sí mismo, sobre todo si quería eventualmente dejar esa casa e irse a vivir con Soobin a un departamento cerca del centro. Tendrían su propio hogar, sus propias mascotas, su propia familia… llevaba tiempo planificando todo eso. Cuando ambos terminaran de estudiar iban a tener una vida ideal y soñada que a Yeonjun se le había negado desde que podía recordarlo.

-¿Qué te pasa a ti?- Yeonjun decidió comenzar por interrogar a su amigo primero. Escuchó fuerte y claro cuando el menor mencionó que también tenía problemas, y quería distraer el foco de atención mientras acomodaba las ideas en su cerebro.

Taehyun rodó la mirada, como si la pregunta le hubiera atacado por sorpresa y tuviera que distraerse un segundo para pensar su respuesta. Choi se dio cuenta de esto, al parecer ninguno de los dos estaba en sus cabales como para hablar de los demonios que cargaban encima. 

El mayor creyó que sería mejor si él comenzaba con su propia historia antes de involucrar a su amigo, seguramente no podía ser peor que lo suyo. Soltó un largo suspiro, y tan solo pronunció una palabra:

-Infidelidad…

-¡Yo nunca dije eso!- Taehyun se atajó rápidamente.- Te lo estás inventando, yo nunca dije eso.

Yeonjun notó el nerviosismo de su amigo y una chispa se encendió en su interior. Había empujado a su amigo inconscientemente, y no podía decir que se arrepentía de hacerlo.

¿Kang Taehyun estaba siendo infiel?

Quizás sería más fácil para su amigo comprender su problema entonces, si resultaba que al final estaban en una situación similar. Desde que conoció a Taehyun en la secundaria supo que tenía un tonto crush adolescente en un chico un año mayor, con quien pudo finalmente conseguir una cita en San Valentín, que terminó evolucionando en una relación seria. Beomgyu era uno de sus compañeros, un chico dulce que siempre traía una sonrisa, o por lo menos siempre que estaba con Taehyun – lo cual parecía ser siempre. Terminada la secundaria aún seguían sin separarse, era raro no verlos juntos. Pronto se mudaron juntos y Yeonjun, que no tenía donde caerse muerto, acabó mudándose con ellos, por lo que por dos años enteros fue testigo día a día de lo que era aquella pareja.
Les perdió el rastro después de mudarse con Soobin, pero seguían en contacto.

Sabía que se habían comprometido hacía tan solo meses y que decidieron celebrarlo con un viaje del que acababan de volver hacía un par de semanas. Tenían mucho con que ponerse al día. 

Y este pequeño detalle que había hecho saltar al menor no era una de las cosas con las que quería ponerse al día.

-Lo decía por mi.- Yeonjun aclaró finalmente, antes de que su amigo se fuera prácticamente volando del lugar. - ¿Por qué te pusiste tan nervioso?

-No, por nada…

Taehyun podía pretender que no acababa de reaccionar de la forma en que lo hizo, sentarse de brazos cruzados y continuar conversando como si nada. Pero Choi no se lo iba a dejar pasar, quería enterarse de todo, quería saber que le estaba ocultando y más que nada quería poder regañarlo por ello - aun si no era la persona adecuada para hacerlo.

-¿Le fuiste infiel a Beomgyu?

-¡No!

-¿Taehyun?

-Bueno, si…- Taehyun finalmente cedió a la poca presión, y Yeonjun no podía actuar como si le sorprendiera.- ¡Es largo de explicar! Pero no es tan así como crees…- Kang continuó hablando sin seguridad alguna, su voz sonaba quebrada y sus palabras se cortaban de forma torpe. Al no tener respuesta de parte de Choi, simplemente continuó con su explicación.- Fue una noche en Las Vegas, habíamos peleado y…

-¡¿Lo engañaste en la luna de miel?!- Yeonjun esta vez no quería ocultar ni disimular su indignación. Y de nuevo, sabía que no era nadie para juzgar a su amigo, pero aún así no podía creerlo.

-¡No era luna de miel! ¡No mezcles conceptos!- Kang intentó defenderse.- Fueron vacaciones en pareja después de que aceptara el anillo, ¡No estamos casados!

-Claro, por eso puedes engañarlo.

-¡Cállate! Déjame terminar.- Yeonjun se tiró para atrás sobre su silla, cruzando sus brazos sobre su pecho.- Fue una sola noche hyung, no sé qué pasó. Peleamos por algo que ya ni me acuerdo qué era, y lo deje en el hotel, salí a tomar algo…- Taehyun hizo una pausa antes de finalmente dejar salir la declaración de sus labios.- Y me desperté al día siguiente en la cama de otro.

El castaño cubría su rostro con ambas manos, esperando el juicio de su amigo. Yeonjun se lo estaba dando para sus adentros, pero antes de poder pronunciar palabra alguna, una duda se coló en su mente buscando respuesta.

-Si, entiendo, pero… ¿Ese es tu problema?- Preguntó genuinamente.- O sea, te peleaste con Beomgyu, te cogiste a un gringo que no vas a ver nunca más en tu vida, si no lo sabe nadie, ¿Cuál es el problema?- Continuó de brazos cruzados esperando una respuesta de su amigo, pero este solo evitó mirarlo, mientras el silencio se acomodaba entre ellos. Había más. Había algo que no le estaba contando. Conocía demasiado a Kang Taehyun como para que pudiera esconder algo de él.- ¿Qué más?

-No era un gringo.- Finalmente soltó el menor, y Choi asintió levemente, una sonrisa posándose en su rostro.- O sea si, pero no, no sé como explicarte, el caso es que…

-¿Vas a volver a verlo alguna vez en tu vida?

-Me lo crucé el otro día en el supermercado.

Yeonjun no emitió palabra alguna. Cerró los ojos, dejó que su sonrisa irónica se extendiera sobre su rostro y contuvo la risa lo más que le era posible. Cuando un pequeño resoplido escapó de sus labios, la tensión del silencio se rompió completamente.

-¡No te rías!- Exigió Taehyun.

-Eres el único idiota que va al otro lado del mundo a cogerse a alguien que vive en su misma ciudad.- Comentó Choi por lo bajo.- No, peor, eres el único idiota que engaña a su pareja en el otro lado del mundo con alguien que vive en la misma ciudad que ambos. Pero será divertido ver como te las arreglas.

-Es peor de lo que crees, él… 

Antes de que Taehyun tuviera el tiempo para explicarse, una mesera volvió a acercarse a su mesa, esta vez trayendo un plato con dos rolls de canela, el cual puso en la mesa sin mediar palabra alguna con los clientes.

-Disculpe.- Kang fue quien llamó su atención.- No ordenamos esto.

-Ustedes no.- La mesera respondió, y señaló hacía la puerta de dónde habían salido anteriormente.- Fue un obsequio del caballero.

La mujer se retiró mientras el rostro de Taehyun caía ante la comprensión de esas palabras. Choi intentó tomarlo en serio, pero no pudo evitar sonrojarse ante la expresión de su amigo. Podía intuir fácilmente lo que acababa de pasar.

Taehyun volteó en la dirección señalada, y tan pronto como giró su cabeza, se levantó de su asiento buscando un escondite cercano. Yeonjun decidió voltear a ver qué era lo que causaba tanto revuelo.

Y, al mismo tiempo que el sol parecía dejar de esconderse, ambos observaron como la puerta lateral de aquel Starbucks se abría, permitiendo el paso a un sujeto que parecía un rayo de luz solar en sí mismo. Aquel muchacho de rizos castaños les saludo apenas cruzó el umbral, y una sonrisa de oreja a oreja iluminó tanto su rostro como los alrededores. Yeonjun no quiso perderle el rastro, pero debió voltear a ver a su amigo para inspeccionar su reacción cuando la mano del muchacho se elevó en su dirección. Taehyun intentaba hacerse pequeño, escondiéndose detrás de su silla, como si no lo hubiera visto ya, como si no estuviera caminando en dirección hacía su mesa.

-¿Ese es?- Preguntó Yeonjun. Recibió en respuesta un pequeño gesto de su amigo asintiendo en respuesta.- ¿Y cuál es el problema entonces?

-¡Cierra la boca!

No había sentido en esconderse. Aun así, Taehyun continuó detrás de su asiento, como si eso le hiciera invisible. No fue hasta que el muchacho llegara que se dio cuenta que no podía ser así.

-¡Taehyunnie~! -Exclamó, sosteniéndose a la silla del mencionado.- Te vi por la ventana y quise pasar a saludar, ¡Qué coincidencia!

-¿Cuál coincidencia, enfermo?- Kang se incorporó al darse cuenta que su escondite era inútil.- ¡Me seguiste!

A Yeonjun no le gustaba para nada como su amigo estaba tratando a este chico que lo miraba como si tuviera el sol en sus ojos, pero no quería intervenir. Prefería mirar en silencio, como si fuera una confrontación en un drama de televisión. El muchacho que acababa de entrar en escena se veía confundido por el repentino maltrato, pero eso no lo alejó. Al contrario, parecía que acababan de darle cuerda para volver a hablar.

-¿Seguirte? No, no, te juro que no.- Intentó explicarse.- Vivo por aquí, ya te había dicho el otro día.- Sin pedir permiso siquiera, tomó una de las manos de Taehyun entre las suyas.- Quizás el destino nos puso en el mismo Starbucks.

Solo por esa frase cursi, Taehyun apartó su mano de un tirón, y le propinó un golpe a mano abierta para asegurarse de que no volviera a agarrarlo tan repentinamente. Solo entonces Choi decidió intervenir.

-Mucho gusto.- Pronunció, captando la atención del muchacho. Extendió su mano hacía este buscando un saludo.- Choi Yeonjun, el mejor amigo.

-Oh, lo siento. No lo vi.- Se disculpó rápidamente por ignorarlo accidentalmente y pronto correspondió al saludo.- Huening Kai, conocí a Taehyunnie en Las Vegas el verano pasado y el destino volvió a unirnos aquí en Seúl.

-Kai cierra la boca.- Taehyun le silenció mientras cubría su rostro con una mano intentando esconder su vergüenza. 

-Ah si, Huening Kai…- Yeonjun continuó hablando con él, pese a la negativa actitud de su amigo.- De hecho estábamos hablando de ti antes de que nos trajeran los rolls, ¿O no?

Taehyun apartó la mano que cubría su rostro y rápidamente volteó hacía su amigo. Yeonjun lo sabía, lo podía notar en su mirada, Kang estaba intentando destruirlo, como si estos tuvieran rayos láser en los ojos o como si pudiera prenderlo fuego solo con la intensidad de su ira comprimida. Por otro lado, el chico que aún estaba de pie al lado de su mesa, parecía haber recibido un regalo de cumpleaños. Su mirada se iluminó y sus mejillas se habían tornado de un fuerte color rosado. 

Aprovechó ese pequeño avance para acercar una silla extra y sentarse en medio de los dos amigos.

-¿En verdad?- Preguntó, aun con su ilusión intacta.

Kai llevó uno de sus brazos al cuello de Taehyun, intentando rodearlo, pero el mayor lo apartó de él rápidamente. Aun así el muchacho siguió insistiendo en buscar cercanía con él, apoyó su cabeza sobre el hombro del otro e inclusive volvió a intentar unir sus manos pese al obvio rechazo con el que se encontró más temprano que tarde. Yeonjun solo podía regocijarse ante la escena.

Podía notar algo, tanto en la manera de ser de este chico como en la falta de comunicación de su amigo. Había algo que Huening no sabía, algo que no había sido mencionado. Que Taehyun no tuviera anillo a diferencia de su pareja era un detalle, pero estaba seguro de que aquel enamoramiento repentino no hubiera sido posible sin aquel pequeño detalle.

-De hecho estábamos hablando de ti, ¿Verdad Yeonjun?- Kang intentó desviar el foco de atención.- ¿No habías dicho algo de una infidelidad? Me parece que te quedó pendiente…

Yeonjun solo podía reír por la forma tan obvia en la que amigo buscó cambiar de tema. Claro, tenía muchas cosas de las que hablar, pero no estaba seguro de que pudiera desflorar su corazón frente a un extraño. Ese chico Huening parecía simpático y sin malas intenciones, pero los asuntos de su privacidad eran demasiado sensibles como para soltarlos como si fueran cualquier cosa. 

Omitiría un par de detalles por el momento.

-Puede ser que le haya sido infiel a Soobin…- Murmuró.- No que yo haya elegido serlo, pero solo pasó…

-¿Qué significa eso?- Cuestionó su amigo.

-Después te explico mejor.- Fue lo único que pudo responder, y le dedicó una mirada especial a su amigo.

Una mueca que Taehyun reconocía, una que indicaba que un tema no se podía hablar, al menos no en público. Varios secretos habían guardado entre ellos, Kang era el que más conocía la historia de Yeonjun, y sabía reservarla para sí mismo. Solo asintió, y decidió desviar el tema de conversación para rescatar a su amigo.

-Así que… ¿Te queda un año más de carrera, no?


-Me gustó pasar el tiempo con ustedes.- El joven Huening habló mientras se despedía. Vivía cerca de la cafetería, así que los dos mayores decidieron acompañarlo.- Yeonjunnie hyung, fue un placer conocerte. 

-Lo mismo digo.- Choi le entregó una sonrisa que igualó a la del muchacho.

-Taehyunnie…- Ahora dirigió su mirada hacia el hombre más bajito, quien giró su rostro en otra dirección para evitarlo.- ¿Nos vemos pronto?

-Adiós Kai.- Kang murmuró sin expresarse demasiado.

Se perdió de ver la expresión de desilusión en el rostro del muchacho, que prontamente fue reemplazada por una triste sonrisa de comprensión. Con un último saludo se despidió de ambos y finalmente partieron caminos en una esquina, Huening dirigiéndose a su edificio a mitad de cuadra mientras que Choi y Kang se iban por el lado contrario. 

-¿No piensas decirle que te vas a casar?- Yeonjun se atrevió a preguntar cuando ya estaban lo suficientemente lejos.

-Ya lo sabe.- Fue lo único que contestó, no dándole mucha importancia.

-¿Lo sabe Taehyun?- Insistió.- La forma en que te mira, cómo te habla, cómo… cómo es cuando está contigo, no parece que lo sepa. Ese chico está enamorado de ti. ¿Sabe que vas a casarte o no?

Yeonjun se veía genuinamente preocupado, mientras que Taehyun mantenía una expresión neutral respecto a toda la situación. Estaba negado a mostrar algún sentimiento al respecto.

Mentía, su amigo lo sabía, sabía que por alguna razón prefería que aquel muchacho no supiera de aquel pequeño detalle que hacía que su relación fuera una fantasía imposible. No iba a inmiscuirse mucho en el tema tampoco, llevaba conociendo a ese muchacho tan sólo una hora, no iba a priorizar sus sentimientos por encima de los de su amigo. Aunque si podía recordarle una y otra vez lo incorrecto que era balancear los sentimientos de dos personas así.

Taehyun ya no respondió, y Yeonjun dio por terminado el tema.

Ahora les tocaba caminar a un lado de un puente que unía ambos extremos del río. Tenían un par de minutos más antes de llegar cada uno a su respectivo hogar. Fue entonces que el menor aprovechó la calma de la tarde para interrogar una vez más. Ahora estaban solos, nadie más hurgando entre sus secretos. Kang tomó la muñeca del mayor, y la pregunta flotó en el aire en medio de ellos.

-¿Qué pasó?- Fue directo y contundente. Pero su segunda interrogante lo fue aún más.- ¿Qué te hicieron?

Choi nunca frenó su caminata, continuó aún con su amigo sosteniéndolo como si quisiera colgarse de él. Finalmente logró soltarse de su agarre y logró que el menor continuara caminando a su lado.

-Te dije, le fui infiel a Soobin.- Respondió sin muchos ánimos.- Varias veces de hecho. ¿Me siento culpable? Un poco, pero…

-Hyung.- Taehyun apresuró el paso y se paró frente a él, frenando en seco la caminata de los dos.- ¿Soobin sabe de esto?

-Taehyun estas exagerando, te prometo que no es nada de lo que crees.- Yeonjun intentó tranquilizarle. Había logrado que su amigo se pusiera a la defensiva muy fácilmente, cuando estaba seguro que todo su conflicto interno era más drama que otra cosa.- Estoy engañando a Soobin con una persona, ¿Si? Esta bien que la primera vez quizás no quería que pasara, pero luego…- Yeonjun apartó la mirada, un poco avergonzado por su confesión.- Quizás lo busqué un poco…

-¿Qué significa un poco?

-¡Quizás me gusta más que Soobin!- Se apresuró a responder. Pero más temprano que tarde se arrepintió de sus palabras.- No de ese modo, quiero decir, siempre que tengo… uh, ¿Necesidades? Mi primer instinto es buscarlo a él en lugar de Soobin. Me atrae más, solo eso…- Sus mejillas comenzaban a tomar color de solo recordar al hombre detrás de sus inmorales deseos.- Es un poco agresivo, pero es mejor que él…. tiene más experiencia también…

Taehyun pudo relajarse un poco al escuchar la forma en la que su amigo hablaba de este hombre misterioso que acababa de ingresar en su vida. No sentía tanta pena por Soobin como hubiera esperado el mayor, después de todo, su amigo era Yeonjun no la pareja de este. 

-¿Soobin lo conoce?- Fue una pregunta demasiado acertada. Choi se dio cuenta que su amigo ya había logrado ver más allá de lo que él se permitía mostrar. Solo pudo asentir para responder.- ¿Quién es?

Con una sonrisa torpe que demostraba vergüenza y ambos ojos cerrados, Yeonjun llevó una mano a su nuca que comenzó a darle comezón de la nada. Le costaba responder con sinceridad aquella pregunta, pero hizo el esfuerzo por su amigo.

-¿Su papá…?- Choi habló en duda, como si fuera él quien estuviera preguntando.

Abrió levemente los ojos y pudo ver la expresión de horror absoluto en el rostro de su amigo. Shock, terror, o inclusive la peor de las sorpresas, ninguna de las emociones en el rostro de Kang Taehyun eran positivas. Y no era sobre Soobin y cómo esto podría afectarlo, esto era sobre él. Siempre terminaba siendo sobre él.

-¡¿Yeonjun?!- Solo pudo pronunciar su nombre, con la mayor indignación que su voz le permitía.- ¡No…! ¡No puedes…! Digo… ¡¿Estás bien?!- Se vio forzado a preguntar una vez más.- Hyung, no es sano, no por… no después de…

-Estoy bien, Taehyun.- El mayor le cortó con seriedad.- Entiendo tu preocupación, pero te juro que estoy bien.

Taehyun solo le miro con una tristeza que era tan profunda que no podía ser dedicada a nadie más excepto a la persona que tenía frente a él en ese preciso momento. 

Tan solo atinó a rodear el torso del mayor con ambos brazos y acercarlo a él lo más que le era posible en un cálido abrazo. Yeonjun pronto le correspondió, mientras podía sentir sobre su hombro la leve presión que ejercía el mentón del castaño.

-Cuídate.- Susurró Taehyun.- Por favor.- Yeonjun no respondió, tan sólo se mantuvo en silencio.- Y si alguno te llega a hacer algo, avísame. Al último lo mande al hospital.

Yeonjun no pudo evitar reír por aquella pequeña amenaza indirecta. Se sentía agradecido de tener un amigo como él.


Taehyun lo dejó en la puerta de su casa y continuó en dirección hacía su departamento. Era una hora extraña en la que sabía que ninguno de los dos, ni el padre ni el hijo, se encontrarían en el lugar. Namjoon estaba trabajando a esa hora, y Soobin… era cierto que estaban los dos de vacaciones, por lo que debería haberlo encontrado en su hogar. 

Pasó por la sala principal, el comedor, la cocina, luego le tocó subir escaleras arriba y nada. Su novio no parecía estar presente en ningún lado, no pudo encontrarlo escondido en ninguno de los cuartos de la residencia. Luego le mandaría un mensaje preguntando por su paradero. 

Por el momento, se dedicaría a disfrutar la sensación de soledad en aquella casa tan grande. 

Llevaba un año viviendo ahí y todavía no se acostumbraba, después de haber pasado años siendo repartido entre los sillones de sus amigos, ocasionalmente durmiendo en la casa de algún extraño que le hiciera un lugar por la noche. Todo eso cambió cuando conoció a Soobin, toda esa vida se volvió tan ajena a él.
Ahora podía estudiar sin preocupaciones, buscar un trabajo sin presión, tenía un techo que lo acogía al final del día y una persona que lo amaba esperando por él. Dos según sus propias ilusiones, él sabía que no era así pero aun así decidía creer que si.

Sabía que para Namjoon aquella relación no era más que sexo casual cuando cualquiera de los dos tuviera ganas. De la forma que fuese y siempre a escondidas, cuando nadie más estaba en la casa, o cuando eran los únicos despiertos. Él no quería empezar a creer que podía desarrollar sentimientos de esa forma, pero su mente trabajaba de formas misteriosas. Y pensar en ello le aterraba. No quería. No era el futuro que tenía en mente.

Eventualmente maduraría. Terminaría sus estudios, conseguiría empleo, Soobin y él dejarían esa casa atrás, y ese sería el fin de su pequeña aventura. Era lo mejor para todos, y estaba seguro que ambos lo tenían en claro.

Aun así, aquella atracción estaba presente, y no podía hacer nada para ahuyentarla. Y lo estaba comiendo vivo.

Porque… ¿Por qué si estaba solo en su casa había decidido que el mejor lugar para descansar era la cama de su suegro? ¿Por qué esa necesidad tan imperiosa de mantener aquella cercanía de algún modo?
Quizás era la fragancia tan característica que tenía la almohada donde estaba apoyando su cabeza en ese momento. Ese aroma a perfume masculino, con un poco de esencia que simulaba ser un cítrico, impregnado en aquella almohada solo le hacía recordarlo. Recordar su ropa de oficina, sus corbatas, su cabello negro peinado hacía atrás o sus lentes gruesos. Era su look de todas las mañanas, algo que ya se había acostumbrado a mirar, y que aun así, le hacía morderse los labios cada vez que lo veía salir por la puerta principal de la casa.

Nunca fue alguien particularmente sensible con sus fantasías, no sentía la necesidad de llevarlas más allá de su mente. Eso hasta que comenzó su aventura a espaldas de su novio y se dio cuenta de que el límite era verdaderamente el cielo.
Por eso, se vio a sí mismo en búsqueda de tacto, en necesidad de su amante en un momento en el que estaba completamente solo en su casa.

Y lo estaba destruyendo por dentro. Un poco deseaba no haberse metido en una habitación que no era la suya. Pero ya lo había hecho, y su problema se había presentado, su necesidad le llamaba desde adentro como si le estuviera gritando. 

Estaba solo, así que, ¿Qué importaba? Podía dedicar un tiempo a sí mismo.

Yeonjun dejó la almohada a un lado mientras lograba acomodarse. Porque si, debía ser en esa cama, sus mejores recuerdos estaban atesorados ahí. Desabrochó sus pantalones y, junto con su ropa interior, los arrojó a un lado de la cama. No tenía tiempo que perder, sabía que tanto padre como hijo podrían interrumpir su paz a solas en cualquier momento.

Quedó de rodillas sobre las sábanas de la cama ajena, regresando a buscar aquella almohada que había apartado segundos atrás. Tenía sus juguetes, pero en otra habitación, y quería ser rápido. Acercó esa almohada a su rostro una vez más, inhalando aquella fragancia que solo le hacía pensar en un hombre. Misma que nublaba su sentido y su razón totalmente para poder darle lugar a su fantasía, o a la lujuria que destrozaba lentamente su alma.
Con el aroma del mayor presente en sus sentidos, bajó la almohada, y la dobló sobre sí misma para que fuese más accesible. La deslizó entre sus piernas, y ante el primer rose de la bolsa de tela contra su clítoris, sus boca se abrió dejando escapar un ahogado gemido.

Estaba solo, no tenía por qué silenciarse, aquel primero fue un acto de inercia. Pero se liberaría a partir de ahora.

Yeonjun llevó ambas manos al borde de la almohada, apretándola con fuerza, asegurándose que se mantuviera en su lugar. Cerró los ojos y comenzó a mecerse sobre su precario asiento, lentamente en un principio, familiarizándose con aquella nueva fricción. Quería recuperar su fantasía, quería que sus sentidos se perdieran una vez más, entregándose a sus recuerdos más cercanos.

Lo tenía muy presente. Cuando comenzó a apurar su ritmo, sintiendo esos mullidos golpes contra su clítoris, tenía presente la sensación de Namjoon sobre su cuerpo. Cuando dejaba sus frágiles gemidos inundar la habitación, sólo podía pensar en él, en cómo quería que le escuchara en ese momento. 
Recordaba la sensación de sus enormes manos sosteniendo su cintura como si no fuera nada más que un muñeco, sus dedos jugueteando en su vulva volviéndolo loco cada vez que podía. Recordaba su lengua, y cómo podía hacer que se corriera en tiempo récord, sin dejar un solo rastro detrás. Todo lo contrario al desastre que estaba dejando él en su almohada, cubriéndola de sus fluidos mientras más se acercaba a su orgasmo.

Yeonjun aceleró el ritmo, siendo completamente tomado por su fantasía. Apretó la almohada con ambas piernas con fuerza, y dejó sus manos caer sobre la cama, sujetándose de las sábanas en búsqueda de una fuerza mayor para aumentar su velocidad. Necesitaba sentir aún más aquella fricción que abría los labios de su vulva de par en par mientras un viscoso líquido los bañaba gradualmente. Necesitaba aquella presión difusa que con cada estocada alcanzaba su clítoris, la necesitaba más rápido, más fuerte.
Quería gritar su nombre, quería hacerle saber que estaba pensando en él mientras montaba sin piedad la almohada que le pertenecía.

Namjoon, Namjoon, Namjoon.

Pero él no estaba cerca, por lo que sus balbuceos desesperados podían continuar sin tener sentido alguno. Estaba muy cerca de su clímax, el cosquilleo debajo de su estómago se lo adelantaba. Tan solo necesitaba pensar en él una vez más, forzar a su mente ahora en blanco a recordar a su amante tan solo por un segundo más.

Solo pudo transportarse a la primera vez que lo montó en aquel mismo colchón, cuando el mayor estaba atado debajo de él, susurrando alabanzas mientras él torpemente intentaba moverse. Y fue el recuerdo de aquellas tiernas palabras lo que le forzó a estrujar las sábanas con fuerza entre sus manos mientras un último movimiento acelerado le hacía alcanzar su orgasmo sobre la almohada que sostenía con tanto vigor.

Ahora él era un desastre. Sus piernas se desplomaron sobre el colchón, aún con la almohada entre ellas.
Él por su lado, intentaba recuperar la respiración en medio de jadeos desesperados que rogaban por aire. Volvió a tomar asiento sobre aquella almohada y tiró su cabeza hacía atrás, dejando salir su último gemido agotado.

Ese colchón se había convertido en una pequeña caja de secretos tanto para él como para su amante, y este era solo otro de muchos que había. El mayor probablemente se enteraría de esto, así que sería algo más para guardar entre ellos dos.

Con la ligera excepción de que esta vez no era algo solo para ellos dos.

-¿Yeonjun?

No.

Choi abrió los ojos de par en par al escuchar su nombre. Estaba seguro de que estaba solo en casa, había registrado toda la residencia. Debía ser su mente jugándole una mala pasada.
Llevó su mirada hacía adelante una vez más, y pudo confirmar que su peor miedo acababa de manifestarse de pie frente a sus ojos.

Completamente congelado y con la mente en blanco, no tuvo respuesta alguna cuando Soobin preguntó:

-¿Qué haces?

Notes:

Dos cositas!
1- Si!! hay meseros en restaurantes de comida rápida, yo los vi así que no me digan que no
2- Ya con los personajes ya presentados, a partir de ahora va a empezar la historia verdadera de estos. Si bien empezó como un PWP, no puedo dejar a estos personajes solo flotando en el aire, sin historia, sin aspiraciones y sin un final!! NO significa que deje de ser smut!! Pero sera historia con smut en lugar de smut con historia. Así que... bienvenidos sean! ◕3◕ voy a cambiar los tags esta semana
∩(︶▽︶)∩ Gracias por leer!! Nos vemos prontito

Chapter 6: VI

Notes:

(See the end of the chapter for notes.)

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No había forma de zafarse de eso, ¿Verdad?

Su novio seguía de pie frente a la cama esperando una respuesta. Tenía un trapo en una mano, una correa para perros en la otra y su ropa de casa estaba manchada con lo que parecía aceite. Claro, nunca se le ocurrió buscar en el garage de la casa. Nunca estuvo solo en realidad.

Solo tuvo mala suerte.

Hubiese sido un asunto muy distinto si Soobin lo encontraba de esa manera en cualquier otro lugar. Podía justificarse si lo encontraba en el baño, si lo encontraba en la sala, o en su propia habitación. Inclusive no se vería tan raro si estaba en el garaje, o hasta en un pasillo de la casa. Pero en su situación…
Soobin, su pareja estable desde hacía un año, su única relación duradera, le había encontrado masturbandose sobre la cama de su papá. Sobre sus almohadas también. Lo único que Yeonjun agradecía era que tuvo el control suficiente para no llamar a los gritos por el hombre mayor, agradecía no haberse expuesto de semejante manera. Eso si hubiera significado no poder volver atrás.

Pero… quizás podría disuadir a Soobin de alguna manera.

Yeonjun se encogió de hombros, haciéndose lo más pequeño que podía mientras intentaba torpemente cubrir su intimidad cerrando sus piernas y dejando sus manos caer torpemente por delante. Evitaba mirar hacía arriba, no quería que Soobin pudiera juzgarle antes de que terminara de hablar - o no quería ser consciente de ello al menos.

-Yo…Yo solo…- Comenzó a hablar, vagamente, sin saber muy bien a dónde quería llegar. 

Finalmente una idea cruzó por su mente, y supo que era extremadamente estúpida. Pero tenía que intentarlo, tenía mucho que perder si su pequeño affaire salía a la luz. 

Hizo un esfuerzo mayúsculo y levantó su mirada hacía su novio por fin. Podía dejarle ver la tristeza y el arrepentimiento que sentía su corazón con tan solo una mirada, eso era bueno. Soobin siempre supo leerlo, y él sabía que Soobin entendía cómo se sentía… solo que no por qué se sentía así.

-Yo… te extraño…- Finalmente dejó aquella justificación flotando en el aire, esperando que pudiera servir de algo.

Hacía un tiempo que él y Soobin no habían pasado un tiempo en pareja. Las clases habían comenzado una vez más,  tenían que volver a estudiar, Soobin tenía que trabajar, casi no se habían visto en las últimas dos semanas. Yeonjun tenía ese día libre, y aparentemente Soobin también, lo que provocó su coincidencia en la casa. Pero fuera de eso… se sentían más como extraños que como la pareja tan unida que habían sido siempre.

Soobin tan solo soltó un pesado suspiro. Uno que Yeonjun reconocía como agotamiento. ¿Había caído en su trampa? ¿Era Choi Soobin tan predecible? 

Su novio dio media vuelta, dándole la espalda, y, justo cuando Yeonjun creyó que iba a retirarse de la habitación, este se tiró hacía atrás, dejándose caer sobre el colchón. Soobin ahora estaba sentado al borde de la cama mientras dejaba los elementos de sus manos a un lado para poder frotarse el puente de la nariz. Yeonjun no quiso interrumpirlo, dejaría que terminara de lidiar con lo que fuese que le atormentaba por su cuenta. Tan solo se quedó quieto, sintiendo los segundos hacerse eternos mientras el frío comenzaba a llegar a su cuerpo semi desnudo.

Finalmente Soobin puso su mano a un lado y volteó a verlo de nuevo.

-¿Por qué en la cama de mi papá?

Esperaba esa pregunta. Y en el tiempo en que su novio se lamentaba en silencio, se le ocurrió la respuesta perfecta. Yeonjun giró sus ojos hacía un lado y luego regresó a enfrentar a su pareja.

-Porque…¿Lo odio?- Su respuesta aterrizó en forma de pregunta, buscando algo de aprobación de parte de su novio. Soobin solo soltó otro frustrado suspiro, dejándose caer del todo sobre la cama. Yeonjun aprovechó la cercanía para llevar la cabeza de su novio a su regazo.- Lo siento Soobinnie, solo me dio una urgencia y estaba aquí… sé que estuve mal…

Acariciaba los mechones negros en la cabeza de su pareja mientras daba aquella vaga explicación.

-Tienes otras formas de demostrar odio.- Soobin musitó

-¿Qué querías? ¿Qué me orine en su cama?- El mayor respondió con ironía.- Puedo hacerlo, pero necesito que veas a otro lado. 

-¡No! ¡Yeonjun!- Soobin se incorporó una vez más, alterado ante su reciente propuesta.- ¡No deberías hacerle estas cosas a mi papá! O haz algo menos raro si tanto lo odias, envenena su comida o préndele fuego a su ropa, ¡No esto!- Soobin terminó de hablar y una vez más se estaba frotando la nariz.- No hagas nada de eso.- Pidió.- Por favor.

Yeonjun ya no quiso responderle. Intentaría que la normalidad entre ellos volviera de forma orgánica. Mientras tanto, solo pudo notar un hilo suelto en la camiseta de su novio y decidió tirar de él para poder quitarlo. Entonces sus ojos se dirigieron a su ropa, pudo notar la suciedad en esta, pudo notar también los elementos que Soobin había dejado sobre la cama.

-¿Estabas limpiando?- Preguntó, intentando cambiar de tema.

-Si, aproveche el día libre…- Respondió el menor.- Hay cosas viejas, ropa, juguetes de cuando era niño… Encontré la correa de Rapmonnie tirada por ahí, creo que no lo conociste, era el perro de mi papá.

No había tenido el gusto, Yeonjun llevaba solo un año conviviendo con ellos y nunca había escuchado de un perro, tan solo había visto algunas fotos viejas en los pasillos, pero no se paró a preguntar. Tan solo llevó su mano al hombro de su pareja, acariciándolo suavemente.

-Tengo el día libre y lo dedico a tirar las cosas del perro…- Soobin murmuró para sí mismo.- No puedo quejarme de extrañarte si soy así.

Escuchaba la tristeza en su voz. Soobin seguramente creía que toda aquella situación era culpa suya, y Yeonjun no podía decirle la verdad, no podía siquiera tantearla para que quede una leve sospecha en el aire. Aquel pequeño secreto podría arruinar por completo su vida. 

-Soobinnie…- Decidió arreglar las cosas de la única manera que sabía hacerlo.- ¿Quieres aprovechar el resto del día libre conmigo?

El chico giró su mirada, observando a su pareja por encima de su hombro. Su mirada lo delataba, estaba ilusionado con la idea. Seguramente aceptaría.

-Si.- Respondió finalmente.- Pero en nuestra cama, por favor.

Yeonjun se encogió de hombros, no iba a negarse a eso. Aunque sería más rápido y más conveniente para ambos quedarse en el mismo lugar. Llevó una de sus manos a la oreja del menor, acariciandola con ternura, notando como este se derretía bajo su tacto.

-Vamos a tener que limpiar aquí de todos modos.- Comentó por lo bajo.- Podemos hacer que valga la pena, ¿No?

Soobin era extraño, porque casi siempre actuaba como una persona tranquila, y solo requería una mínima chispa para encender su verdadero ser. No supo exactamente cuál fue en esta ocasión pero luego de sus últimas palabras, el mencionado se quedó mirando a su pareja en total silencio antes de atacar sin ningún tipo de escrúpulo sus labios. 

Soobin se abalanzó hacía él, y Yeonjun solo se dejó sostener por el menor mientras este retenía su cuerpo contra la cama. Correspondió al beso, rodeando el cuello ajeno con ambos brazos, sabiendo muy bien que su pareja había dejado todo rastro de cordura atrás.
Sabiendo también que debería hacerse cargo de la situación.

Calmar a Soobin no era una tarea sencilla, sobre todo cuando quería estar en control. Ya habían establecido la dinámica de su relación desde un primer momento, desde su primera vez inclusive, y Soobin nunca estaría en control. Yeonjun se había dado cuenta de que de ser así no iba a conocer la libertad hasta que terminara su velada, por algo tenía que mantenerlo a raya.

Soobin devoraba sus labios, empujándolo contra el colchón, no dándole un segundo para respirar. Él parecía ser ajeno al oxígeno, no le importaba, su desesperación por saborear a su pareja una vez más estaba nublando su raciocinio en su totalidad. Yeonjun solo podía aferrarse a las sábanas debajo de ellos mientras Soobin seguía presionando contra su cuerpo, acomodándose entre las piernas del mayor. Yeonjun pudo sentir algo a ciegas con sus manos, un objeto encima de la cama que le ayudaría a retomar el control sobre su novio. 

Mientras Soobin continuaba atacando sus labios, lamiendo el interior de su boca, robándole cada mínima bocanada de aire, el mayor aprovechó para rodear el cuello de este con la correa que había dejado a su alcance. Soobin no se dio cuenta hasta que pudo sentir un fuerte tirón en el cuello, obligándolo a tomar distancia. Finalmente pudieron separarse.

Yeonjun podía notar como el pecho de su pareja subía y bajaba desesperadamente mientras este intentaba recuperar el aire. Soobin era ajeno a su propio auto-control también, y acababa sufriendo las consecuencias sin darse cuenta.

-Tranquilo Soobin.- El mayor dijo en un tono calmado, pero ambos sabían que estaba dando una orden. Tiró un poco más de la correa, obligando a su pareja a que le viera a los ojos antes de continuar hablando.- ¿Vas a hacer lo que yo te diga verdad?

A Soobin no le gustaba pelear, al contrario, prefería ceder y que las cosas fluyeran más fácilmente. Prefería que Yeonjun tuviera el control entero de su cuerpo – y quizás también de su mente -. Asintió levemente, aceptando su sumisión. Aceptando que, por lo menos esa tarde, no iba a hacer mucho más que complacer a cualquier pedido de parte de su enamorado.

-¿Vas a hacer todo lo que Noona diga?

Aquel honorífico había entrado en la conversación, a veces Yeonjun simplemente sentía que aplicaba mejor a su persona que el hyung que debía escuchar en su vida diaria. A solas con su novio sobretodo, sabía que con él podía expresarse como quisiera, nunca escucharía juicio alguno de su parte. 

Soobin solo asintió una vez más, más rápido que la última vez.

-Dilo.

-¡Si!- Respondió rápidamente.

-¿Sí qué?

-¡Si noona! Voy a hacer todo lo que noona me diga.

Porque Soobin estaba loco por Yeonjun, podría hacer cualquier cosa por él. Pero que se las ordenara añadía un extra que no sabía explicar con palabras, le daba una motivación aún más grande. No quería decir que vivía por él todavía, su relación era muy joven, pero si cualquiera fuese a preguntarle, seguro esa sería su respuesta. Vivía y respiraba por Yeonjun, y obedecer a cada una de sus órdenes en la cama era tan solo una de las tantas obligaciones que estaba complacido de cumplir.

Ahora, controlado y medido por aquel pedazo de cuero alrededor de su cuello, Soobin se había dedicado a darle pequeños besos a su pareja. Comenzó por su rostro, bajando lentamente hacía su cuello. Quería dejar alguna marca en lo posible, recordarle al mundo que aunque ya no tuvieran tiempo libre entre ellos, aun así Choi Yeonjun seguía siendo exclusivamente suyo. 

El mayor no puso resistencia alguna, pero cuando sintió los dientes del otro clavándose en su cuello, decidió ponerle un alto, tirando con fuerza de la correa una vez más.

-¡Soobin!- Le regañó en voz alta.- Dientes no, sabes que eso duele.

-Perdón noona.- El chico dijo cabizbajo.- No lo vuelvo a hacer, prometo que no lo vuelvo a hacer.

Yeonjun no iba a castigarlo por el momento, pero tenía una tortura planeada para más adelante. Soobin continuó colocando besos por toda la extensión de su pálida piel. Llegó hasta el punto en que la camiseta ajena empezaba a molestar, tan solo la elevó hasta que alcanzó el cuello del mayor, exponiendo su pecho casi en su totalidad. 

Se dedicó a marcar un camino de besos a lo largo del abdomen del mayor. Cada tanto dejando una pequeña marca sin usar sus dientes. Quería dejar ese recordatorio, quería que la piel de Yeonjun tuviera el anuncio en letras mayúsculas de que él le pertenecía.

Finalmente su abdomen terminó, y Soobin ahora se apoyaba con sus dos manos sobre el colchón, una de sus rodillas al borde de la cama y un pie apoyado en el piso, mientras su vista se dirigía directamente a la entrepierna del mayor. Sus ojos se perdieron en la rosada vulva, brillante por aquel fluido viscoso en la que estaba cubierta. Su hambre se convirtió en necesidad, y Yeonjun pudo notar esto fácilmente. 
Antes de que Soobin pudiera continuar, el mayor volvió a tirar de la correa, ganando su atención forzosamente.

-Tranquilízate, se te hizo agua la boca.- Por más que el comentario era para humillarlo, no estaba diciendo ninguna mentira.

Soobin dejó caer su cuerpo del todo, apoyando su mentón sobre el monte del mayor, mientras éste acariciaba con ternura su cabello. Yeonjun podía ver el rostro de su pareja desde su posición, podía ver la mirada de cachorro que le estaba dando, una especie de pedido silencioso que venía acompañada de un puchero.

-No creo que te pida eso Binnie…- Yeonjun intentó provocarlo con sus palabras.- Yo ya terminé, ¿No quieres que nos dediquemos a ti?

Soobin era algo exagerado con sus expresiones, y particularmente ahora le miraba como si acabara de romper su corazón. Negó con la cabeza frenéticamente y Yeonjun no pudo evitar soltar una pequeña risa.

-No, no…- Respondió rápidamente.- No, noona, por favor…

Yeonjun tenía el control suficiente como para no reírse en la cara de su pobre novio atormentado. Soobin ahora estaba arrodillado enteramente en el piso, ambas piernas del mayor rodeando su cabeza, mientras el otro estaba recostado sobre el colchón completamente despreocupado por el estado de su pareja. No le importaba que rogara, de hecho, quería escucharle aún más.

-Noona…- Soobin continuaba rogando, con un tono lastimero, como si estuviera sufriendo físicamente. Sostuvo las piernas del mayor con sus manos, y comenzó a plantar pequeños besos en la ingle de su pareja.- Por favor…

-¿Por favor qué?- El mayor volvió a tirar de la correa, apartando los labios de su novio de su piel una vez más.- Dime, ¿Qué quieres amor?

Soobin se veía perdido. Su mirada hacía el techo, su respiración agitada, su lengua relamiendo sus propios labios, la ansiedad lo estaba comiendo por dentro. Yeonjun sabía que su novio estaba completamente loco por él, sabía que lo tenía a sus pies y que, efectivamente, estaba sufriendo solo por no poder proceder como deseaba.

-Mírame a mí.- Yeonjun volvió a tirar de la correa, volviendo a ganar su atención.- Háblame Soobin.

-Noona, quiero hacerte sentir bien.- Finalmente el muchacho pudo formar una oración coherente entre sus balbuceos.

Eso es lo que el mayor quería escuchar. Pero no era suficiente, tenía que empujarlo aún más. Tenía que ver que tan desesperado podía tener a Soobin tan solo con hablarle.

-¿Quieres eso Soobinnie?- Ahora podía ver al muchacho aferrándose a su pierna, su mejilla pegada a su ingle mientras asentía en respuesta.- ¿Quieres que me corra con tu lengua? ¿Eso quieres?- Soobin asintió aún más rápido, ahora mordía sus labios producto de la desesperación.- Dilo.

-¡Si!- Respondió rápidamente.

-¿Sí qué?

-¡Si noona!- Exclamó.- Por favor, por favor, por favor…

Solo pudo mirarlo con ternura. Lo estaba haciendo sufrir más de lo que sabía que su novio podía aguantar. Tan solo le dedicó una última sonrisa y dio la orden:

-Hazlo.

Y logró activarlo de nuevo, como si acabara de hechizarlo con esa única palabra. Soobin tardó menos de un segundo en hundir sus labios entre la labia del mayor, comiéndoselo como si fuera una ansiada cena después de años de ayuno. Yeonjun tan sólo arqueó su espalda y cerró los ojos, cuando sintió el primer húmedo contacto un gemido ahogado quedó atrapado en su garganta.

Soobin no tenía una técnica, o un plan siquiera, simplemente dejaba que sus labios y su lengua recorrieran la enteridad de la vulva del mayor a su propio gusto, saboreando cada pequeño rincón que le era posible. Los movimientos de sus labios eran frenéticos, resultado de la anticipación anterior. Yeonjun subestimaba que tanto el menor le deseaba, que tanto le gustaba estar entre sus piernas, devorándolo, cubriendo su lengua de los fluidos que solo sabían a él. Subestimaba que tanto Soobin disfrutaba sostener sus piernas, ahora temblorosas, que tanto le gustaba ver su cuerpo entero temblar mientras lo único que podía escuchar de parte del mayor eran sus dulces gemidos en medio de balbuceos incoherentes.

-Soobin…- Subestimaba que tanto le gustaba escuchar su nombre partir de los labios de su novio. Lo volvía loco, sinceramente, pero sabía canalizar esa locura de otra manera.

Se detuvo unos segundos en su clítoris simplemente por apreciación a su pareja. Su lengua se movió rápidamente sobre el punto más sensible del mayor, consiguiendo unos agudos gemidos de su parte. Succionaba sobre su clítoris como si este fuera un caramelo, solo viéndose interrumpido por rápidas intervenciones de su lengua.
Cuando sintió los dedos del mayor entrelazados en su cabello, tironeando de este como si pudiera arrancarle el cuero cabelludo, sólo entonces supo que podía volver a devorar su intimidad con total libertad. Sabía que Yeonjun estaba a punto de acabar.

Y Yeonjun se había enojado consigo mismo por haber agotado sus energías iniciales en aquella almohada. Ahora, mientras Soobin desastrosamente arrastraba sus labios y su lengua por su vulva, sentía que su cuerpo entero ardía y que explotaría en cualquier momento. No quería anunciarlo, no quería alejar al otro todavía, llevaba tiempo necesitando esta cercanía con él.
Al contrario, rodeó la cabeza de su novio con ambas piernas, oprimiendo lo más que le era posible, y Soobin no puso resistencia alguna. Yeonjun podía sentir aquel cosquilleo una vez más, al mismo tiempo que pudo sentir la lengua del menor jugueteando en la entrada de su vagina. 

Como si se tratara de la almohada una vez más, Yeonjun se aferró con fuerza a la cabellera de su novio, y con un leve espasmo, se corrió por segunda vez ese día.

Esperaba el reclamo por no haberle avisado, pero Soobin no solo ni se inmutó, sino que no abandonó su labor. Continuó, esta vez succionando los fluidos del mayor que no había alcanzado a tragar de primera. Yeonjun intentó alejarlo, estaba sobre estimulado y muy sensible, necesitaba un respiro. Sabía que podía llegar a orinarse si continuaba así, y no estaba de humor para cumplir con su anterior amenaza, no era su estilo tampoco. 

-¡Soobin!- Exclamó su nombre, sin obtener respuesta. No por lo menos hasta que volvió a utilizar aquella correa que había quedado olvidada sobre el colchón. Volvió a tirar de esta, y logró hacer que el muchacho tome distancia por fin.

Ahora podían verse cara a cara, ambos agitados, ambos sudando y deseosos el uno del otro. No habían terminado aún. Yeonjun pudo apreciar como, ante la repentina lejanía, Soobin solo buscó relamerse los labios, ingiriendo los restos de viscosidad que colgaban de su boca.

-¿Cómo estás?- El mayor preguntó, aún intentando recuperar el aire. Soobin solo se encogió de hombros, no sabiendo qué responder exactamente.- Quiero decir… ¿No necesitas que te ayude?

La aclaración le ayudó a comprender. Soobin, ahora arrodillado en el piso, miró hacía abajo al notar la molestia en su entrepierna. Estaba demasiado concentrado para darse cuenta de la – notable- erección en sus pantalones. 

-A ver, párate.- El mayor ordenó, y Soobin obedeció inmediatamente.

Al tenerlo a la altura de sus ojos, Yeonjun comenzó a deshacerse del pantalón del muchacho. No tenía prisa alguna, pero tampoco quería atormentar a su novio tardando más de lo debido. Ya le había hecho sufrir bastante.
Dejó que los pantalones deportivos cayeran al piso, y luego se encontró con su boxer negro. Solo con eso, la erección era más que apreciable. En otra ocasión se hubiera entretenido jugando con el bulto en la ropa interior de su amado, pero ahora él también tenía que admitir que estaba un poco impaciente.

-Te estás portando muy bien Soobinnie.- El mayor soltó, mientras bajaba su ropa interior hasta sus rodillas. 

Soobin seguía de pie, sin emitir palabra alguna, tan solo mirando hacía abajo como el mayor dejaba pequeños besos sobre la punta de su miembro. Se mordió los labios con fuerza cuando el mayor comenzó a acariciarle con una mano, sin cortar el contacto visual en ningún momento.

-Soobin… ¿Nos salteamos esta parte?- Preguntó el mayor esperando obtener una respuesta positiva. 

Lo necesitaba dentro. No tenía tiempo para rodeos. Y para su suerte Soobin se sentía igual que él.
Una vez más, solo pudo asentir en silencio como respuesta.

Yeonjun tomó su camiseta y lo arrastró de un tirón hacía abajo, tomando posesión de sus labios con los suyos propios. Fue un beso pasional, uno que dejaba relucir las ganas de ambos por volverse uno solo una vez más. Tanto por sus lenguas recorriendo la boca ajena, como por los pequeños jadeos que intentaban ser un sustituto a su respiración. 
Se necesitaban, y de forma urgente.

Yeonjun tironeó de la camiseta de Soobin una vez más, y ordenó:

-Quítate esto.- Dijo, antes de tirarse hacía atrás. Por fin se deshizo de su propia camiseta, exponiendo su cuerpo desnudo en su totalidad, y abrió los brazos de par en par a forma de recibida.

Soobin captó el mensaje muy rápido. Tiró su camiseta hacía donde sea y se dejó atrapar por los brazos del mayor antes de compartir otro necesitado beso en el que disfrutaban plenamente del sabor del otro.
Con esa cercanía, y sin cortar el beso, Soobin alineó su miembro con la entrada del mayor, antes de empujar lentamente hacia su interior. Yeonjun solo reaccionó cortando el beso para soltar otro agudo gemido, esta vez contra los labios de su pareja.

Soobin intentó moverse hacía atrás, pero pronto sintió las piernas del mayor rodeando su torso, encerrándolo como si se tratara de una trampa, acompañado de aquel tirón en su cuello al que ya se había acostumbrado.

-Quédate quieto.- Pidió el mayor, regocijándose al notar como el rostro de su pareja empalideció ante su petición.- Solo un momento, vamos a disfrutar de la compañía del otro…

Soobin se desplomó sobre el cuerpo del mayor, como si toda su energía hubiera sido absorbida de un tirón. Otra vez, Yeonjun no podía hacer nada más que aguantar la risa. Acariciaba con ternura la espalda del muchacho, sintiendo como este temblaba debajo de su tacto. 

-Noona, por favor…- Soobin sonaba como si quisiera ponerse a llorar. Sus puños cerrados golpeaban el colchón rápidamente, mientras el chico sentía que estaba a punto de explotar.- Por favor déjame moverme, por favor, por favor…

Yeonjun rodó la mirada, mordiéndose el labio al escuchar esos ruegos desesperados sobre su oído. ¿Cómo podría decirle que no?

Le dio un último beso en la mejilla, y accedió a cumplir con su capricho.

-Está bien, puedes…- Antes de que terminara, Soobin lo silenció, uniendo sus labios como si fuera una emergencia.

Volvió a incorporarse sobre el colchón, sin cortar el beso en ningún momento, y acomodó ambas piernas del mayor a los lados de su cuerpo antes de dar la primera embestida. Yeonjun solo pudo tirar su cabeza hacía atrás al sentir como su pareja arrastraba su miembro dentro y fuera de su cuerpo de forma desenfrenada.

Yeonjun era perfecto para él, Soobin lo sabía y tenía el recordatorio en cada uno de sus movimientos. La manera en que el cuerpo del mayor se acomodaba solo para él, como su vagina lo tragaba tan fácilmente y lo acogía con una calidez que solo se sentía familiar. Eran dos piezas de rompecabezas hechas, hechas el uno para el otro.
Soobin se frenó tan solo un segundo para apreciar la visión frente a sus ojos. Su pareja le miraba desde abajo, ruborizado hasta las orejas, con un hilo de saliva cayendo de sus labios. Su pecho se elevaba rápidamente, reflejo de su agitada respiración. Podía ver su miembro siendo abrazado por su labia, hundiéndose una vez más solo para verlo desaparecer dentro del mayor. Apretándolo justo lo necesario, estrechándose lo necesario solo para él.

-Soobinnie…- Yeonjun gimió su nombre otra vez, volviendo a abrir los brazos en una búsqueda desesperada de su pareja. 

Su novio entendió, y volvió a dejarse caer, esta vez para unir sus labios a los del mayor. Aprovechó la nueva posición para incrementar su ritmo, y, de nuevo, Yeonjun debió apartar su rostro a causa de los gemidos que no buscaba guardarse. Soobin no lo culpaba, tan solo hundió su rostro en el hombro de su pareja y continuó.
Pronto pudo sentir las uñas del mayor clavándose en su espalda, y Yeonjun, a cambio, podía sentir el cosquilleo bajo su estómago una vez más. Supo que era algo más grande que la última vez, y así fue, su viscosidad fue reemplazada por líquido. Sus uñas se hundieron del todo en la espalda del más alto, y un jadeo se transformó en un grito cuando acabó en un squirt, disparando aquel chorro entre los cuerpos de ambos, bañando por completo el miembro de su novio. 

Ya había terminado para él, solo podía esperar que su novio terminara. Soobin continuó arremetiendo contra su cuerpo, sus labios ahora estaban concentrados en su cuello. Yeonjun aprovechó la cercanía para rodear su cuerpo con ambas piernas, encerrándolo una vez más, esta vez para asegurarse de que no se movería al momento de acabar. No habían hecho tanto para quedarse solo con un recuerdo.

-Noona…- El muchacho susurró contra su cuello, y Yeonjun lo supo. Por el ritmo de sus jadeos, supo que estaba cerca del clímax.

No tardó en escuchar un último gemido rasposo, y aquella semilla cálida llenó por completo su interior. Entre sus últimos gimoteos agitados, el menor apartó su miembro, y Yeonjun no pudo evitar sentir un escalofrío ante la sensación que producía la mezcla de sus fluidos con los de su pareja cayendo entre sus piernas.

Soobin tan solo cayó encima de su cuerpo, no importandole mucho el lugar, el momento, ni que los descubrieran. Estaba agotado tanto mental como físicamente, así que tan solo cerró los ojos y se hundió una vez más en el cuello del mayor. 
Yeonjun, aún con el último rastro de conciencia que tenía, se deshizo de la correa de cuero en el cuello de su novio. La arrojó hacía un lado, dejando que cayera de la cama hacía el piso, y se dedicó a su pareja. Abrazó el cuerpo del menor, quien ya dormía plácidamente encima de su cuerpo, y comenzó a cerrar los ojos mientras sus dedos acariciaban con ternura su cabello. 

Ambos cayeron dormidos en esa posición, ignorando por completo la hora, o sus responsabilidades, o hasta el desastre que habían dejado atrás. 


No fue hasta que el teléfono de uno de ellos comenzara a sonar que debieron dejar la siesta atrás y volver a la realidad.

-¿Hola?- Soobin se había apartado para conseguir su teléfono que estaba dentro de uno de los bolsillos de los pantalones que hacía rato había dejado atrás.- ¿Papá? ¿Qué hora es?

Yeonjun no sabía donde había dejado su propio celular, pero podía ver por la ventana que era más tarde de lo que se hubiera imaginado. El cielo estaba completamente oscuro, y aun así, ambos parecían estar solos.

-¡Tienes razón!- Soobin exclamó. Su voz sonaba aterrada.- ¡Se me pasó! ¡Gracias por llamar! 

Colgó rápidamente el teléfono, y apenas pudo dejarlo a un lado comenzó a vestirse con la misma ropa que descansaba a sus pies. Se cambiaría la camisa eventualmente, así que no le importaba ponersela por unos cortos minutos.

-¡Tengo que ir a trabajar!- Le recordó a su pareja. Claro, era un día libre de la universidad, no de otras obligaciones.- Mi papá llamó, se le hizo tarde en el trabajo pero quería asegurarse de que no me olvide de ir al mío.- Soobin terminó de levantarse el pantalón, y ahora solo le restaban ambos zapatos para poder irse.- Jun, ¿Puedes…?

-Limpiar todo, si ya se.- El mayor no terminó a que terminara su oración, ya sabía lo que le iba a pedir. 

Soobin se había sentado al borde de la cama mientras se calzaba. Yeonjun, aun sin ningún pedazo de ropa cubriéndolo, se acercó a su novio, mirándolo en silencio mientras se preparaba para dejarlo una vez más.

Soobin terminó de atar sus cordones, y al finalizar su vista se dirigió hacía su lado, viendo por encima de su hombro a su pareja con una mirada triste. Solo atinó a plantarle un tierno beso, no rápido, no olvidable, uno que le aseguraba que volvería pronto. 
Uno que clamaba en silencio que todavía lo amaba como el primer día.

-Te amo, ¿Si?- Aun así necesitaba reafirmar esa idea.- Hagamos algo el fin de semana, solo tú y yo, vámonos lejos a algún lado.

Yeonjun solo pudo soltar una pequeña risa. Apreciaba el entusiasmo por revivir su relación, y en parte lo compartía. Más allá del sexo, su corazón solo pertenecía a Soobin, estaba seguro de ello.

-Vamos a donde quieras.- Yeonjun le dedicó un último beso rápido.- Pero antes de mi cumpleaños, ¿Si? 

-Ya no falta nada.- El menor finalmente se puso de pie.- Ya se me va a ocurrir algo, te lo prometo. 

Soobin lanzó un beso al aire, tomó su teléfono, y finalmente corrió hacía la puerta. Yeonjun aún desconocía que hora era, por lo que no sabía cuánto tiempo tendría que esperarlo. Solo sabía una cosa: No iba a moverse de ahí.
No iba a limpiar como había prometido. No le importaba que le descubriera otra persona además de Soobin, es decir, su papá. No, quería ver cómo seguiría la noche después de eso.

Ya había tenido suficiente por el día, pero la curiosidad era más fuerte que él. 

Tan solo se dejó caer sobre aquella cama una vez más, sus ropas estaban tiradas en algún lugar del cuarto, su piel brillaba producto del sudor, de entre sus piernas todavía se escapaba un delgado hilo del blanco líquido que aún le llenaba. Estaba seguro de que él mismo era una carnada perfecta, y, cómodo con aquella idea, volvió a cerrar los ojos y continuó con aquella necesaria siesta.
Desconocía la hora y los horarios de la familia, hoy era un día particular. Especial si quería catalogarlo de alguna manera, la montaña rusa de emociones que había sufrido le permitían definirlo como tal. Todavía podía subir más alto y dar tres vueltas más si esperaba un poco, estaba seguro que obtendría una reacción que le llevaría a cerrar el día con broche de oro.

Eventualmente dejó de estar solo en casa. Eventualmente un miembro de la familia regresó, y por supuesto, ese era el padre.

Yeonjun no llegó a notar su llegada, estaba profundamente dormido cuando ocurrió. Pero no fue ajeno a la presencia del mayor cuando este por fin lo encontró, o mejor dicho, después de que fríamente planeó y se dio el tiempo para ejecutar su idea de cómo sacarlo de la cama. Es decir, Yeonjun despertó de golpe por un baldazo de agua fría.

-¡¿Qué hace?!- Exclamó, ofendido, como si tuviera algo que reclamar.

-Lárgate de mi habitación.- Namjoon dejó la cubeta caer a un lado. Su expresión era seria, y la orden era clara.

-Pero… Pe-Pero… - Yeonjun sintió su voz haciéndose cada vez más débil mientras temblaba. Definitivamente no era el resultado que esperaba obtener.- ¡No! Tiene que pasar, ¡Mire! ¡Me acosté con Soobin en su cama!- Ahora le estaba reclamando como si fuera una obligación el ser castigado. Como si Namjoon tuviera que hacerlo, como si todo aquello hubiera sido simplemente para provocarlo.- ¡De seguro eso amerita… algo!... ¿No…?

Namjoon rodó la mirada, claramente irritado. 

-Qué asco.- Murmuró para sí mismo.- Estás cubierto de… cosas de mi propio hijo… ¿Y quieres que me acueste contigo? ¿No te das cuenta lo que me estás pidiendo hacer? 

Yeonjun tan solo dejó que un puchero se formara en sus labios, decepcionado por cómo había resultado su plan al final. Todavía no entendía los límites de Namjoon, aquella línea era irregular y bastante confusa, difícil para ser estudiada. 
Namjoon no tenía que repetirlo dos veces para que Yeonjun buscara el borde de la cama, se pusiera de pie y abandonara la habitación. Mojado, desnudo, humillado esencialmente. Seguro eso era lo que más le gustaba al mayor, humillarlo de las formas más ridículas posibles y que no pudiera reclamar ni pedirle ayuda a alguien porque todo aquello que ocurría entre ellos era un secreto.

Namjoon no era Soobin. Soobin estaba enamorado de él, y el sentimiento era mutuo. Namjoon nunca lo amaría, lo sabía. Y sabía que tenía que ponerle un alto a esa relación antes de que continuara empeorando su vida.

Notes:

\(^○^)人(^○^)/

1. Si se fijan ya actualice los tags <3
2. El próximo capitulo voy a subirlo aparte porque corresponde a otro ship y no quiero mezclar los tags de ship, la historia principal sigue siendo Yeonbin/2jun (……… por ahora) Pero voy a armar una colección y linkearlo en el próximo capitulo, no se preocupen(◠‿◠✿)
Gracias por leer ❤︎₊ ⊹

Chapter 7: Anuncio [VII]

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¡Hola! (*’∀’人)♥

 

El titulo es un poco bait sabiendo las implicaciones que tiene un "ANUNCIO" en términos << fanfiqueros >>, pero es necesario.

Ya lo anuncie anteriormente pero para no mezclar los tags con diferentes ships que van a ir metiéndose en la historia, decidí hacer una colección donde ir subiendo los capítulos donde el smut no es ni con Namjoon ni con Soobin.

(´,,•ω•,,)♡ NO SON SPIN-OFFS

Siguen formando parte de la historia original. Es un asunto de respetar el sistema de tags más que nada.

Sin más que añadir, y adelantando que para próximos capítulos no la voy a hacer tan larga, aquí esta el capítulo 7:

 

VII

 

Y para próximos capítulos, aquí esta la colección entera:

 

¡Colección!

 

(๑・ω-)~♥” Nos vemos en el próximo cap con la pareja principal de vuelta(╯3╰)

 

-Anonimo♥

 

Chapter 8: VIII

Notes:

(See the end of the chapter for notes.)

Chapter Text

Poco sentido tenía para cualquiera que Choi Yeonjun se despertara antes que nadie y se pusiera a hacer el desayuno. Poco sentido tenía ponerse un delantal que encontró en un cajón y cocinar para la familia. Y poco sentido tenía para él estar frente a una sartén mientras esperaba que los huevos terminaran de fritarse para ponerlos sobre el arroz que ya tenía preparado y sobre la mesa. Había preparado tostadas y panqueques también, dejó mermelada, jarabe, mantequilla y queso a un lado para que cada uno preparara la combinación que quisiera.

No entendía por qué estaba haciendo todo eso.

-¿Qué es ese aroma?- Escuchó una voz familiar detrás de él. Choi Soobin.

No tenía sentido tampoco que ellos dos fueran los que despertaron primero. Yeonjun tomó un tazón de arroz y acomodó uno de los huevos encima de este. Ese sería para su suegro, también tenía uno preparado para Soobin porque… ¿Por qué no? Sería raro que no lo hiciera, después de todo, ese era su novio. Nadie más.

Cuando tomó el segundo tazón, pudo sentir los brazos de Soobin rodeando su cintura, mientras apoyaba su mentón sobre su hombro. No le prestó atención y continuó con lo suyo, hasta que se dio cuenta que no podría llevar ambos platos a la mesa si su pareja le estaba reteniendo.
Se dio media vuelta y recibió a su novio con un beso de buenos días.

-¿Hiciste el desayuno?- Preguntó apenas separarse.- ¿Quién te obligó?

Soobin habló en un tono burlón, dedicando una honesta sonrisa. Sus manos seguían a la altura de la cintura del mayor, ahora jugando con la tela de la camiseta que cubría con aquel delantal de un tono claro de rosa.

Yeonjun asumió que la única manera de apartarlo para continuar con su tarea era darle su plato de comida para que se sentara en la mesa. Empujó uno de los tazones hacía el pecho de Soobin y este entendió que esa era su porción.

-Solo quise ayudar.- Comentó.- Creo que le debo algo a…- Y quiso seguir hablando, pero se detuvo. No quería traer a colación ese tema del que tan poco había hablado.

-¿Otra vez con eso Yeonjun?- Soobin se quejó mientras llevaba su tazón hacía la mesa.- ¿Qué te dije? No le debes nada.

Pero Yeonjun no podía evitar sentir que sí.

Poco habían tocado el tema desde su cumpleaños, pero Yeonjun llevaba días arrastrando culpa sin sentido alguno. Namjoon se había tomado la molestía de no arruinar su día para que pudiera celebrarlo con sus amigos, y él no se enteró de su cumpleaños hasta ya pasada la fecha.
Soobin insistió desde el primer día en que su padre no le daba mayor importancia, y seguramente era verdad, pero Yeonjun tenía permitido tener sentimientos opuestos al respecto.

Esa pequeña culpa por algo tan banal como su presencia en un cumpleaños fue el detonante para que comenzara a sentirse culpable de todo lo demás. En primer lugar, de ser un parásito. Llevaba más de un año viviendo en esa casa, sin trabajar y sin cuidar del interior de ésta en ningún aspecto. Tan solo volvía de la universidad y esperaba a que su novio volviera mientras se entretenía con algún streamer en la televisión principal. Eso si estaba solo, si su suegro estaba dando vueltas por la casa el plan del día era otro. Nada productivo, nada útil. No podía evitar sentirse como una carga por ello.

Apenas acercó el tazón del mayor a la mesa, Soobin aprovechó la cercanía para atrapar su nariz entre sus dedos por una décima de segundo, cumpliendo su objetivo de solo distraerlo de sus pensamientos.

-Deja de pensar en eso.- Insistió.- Mi papá me dijo que no me preocupe por los gastos mientras siga estudiando, después conseguiré un empleo de verdad.- Habló antes de tragarse una bocanada de arroz. Tener la boca llena no fue impedimento para continuar su charla.- Solo estoy en la pizzería porque quiero mi propio dinero para comprar cosas de anime, ya sabes.

-Pero eso es para ti.- Yeonjun replicó.- Tú eres su hijo, es obvio que no le importan tus gastos, te ama. Yo estoy ocupando su casa desde hace un año.

-A ti también te ama.- Soobin se apresuró a decir, no entendiendo ni por un segundo el peso que tenían sus palabras.- Eres como un hijo para él.

-¡No!

Yeonjun exclamó con fuerza tal que logró hacer que su pareja se sobresalte del susto. No notó que sus puños habían caído a toda velocidad sobre la mesa de madera frente a él, reforzando el rechazo en su respuesta.
Fue consciente demasiado rápido de lo fuera de lugar de su reacción tan repentina. No tenía justificación alguna, así que solo tragó saliva y esperó que no hubiera ningún interrogatorio al respecto.

-No me ve así.- Respondió, ahora en un susurro, completamente derrotado.

-Tranquilo Jun, ¿Todo esto por un cumpleaños? Tendremos muchos juntos, ya sabes para la próxima.

Había más en el medio, pero Soobin no podía saberlo. Nunca podría saberlo. No había hecho nada malo para merecerlo, así que era mejor guardarlo en secreto. Pronto acabaría, estaba seguro de ello. Tenía que acabar. Pero en el entretanto…

-¿Tu papá sigue durmiendo?

-No, despertó antes que yo.- Yeonjun arqueó una ceja en muestra de incredulidad.- Está en la sala con su computadora, creo que hoy le toca trabajar a distancia.

-¿Por qué no vino a desayunar?

-Quizás te escuchó cocinando y no quiso interrumpir.- Respondió y llevó otra bocanada de arroz a su boca.- Quizás no tiene hambre, no le pregunte.

Yeonjun sabía que no podía forzarlo a nada, pero no había esperado que simplemente le rechazara o ignorara. No iba a guardarse ese desayuno para si mismo. Mientras Soobin seguía en su asiento comiendo, Yeonjun se acercó a la cafetera, la cuál había preparado antes de que su novio despertara, y sirvió una taza de café.

-¡No me dijiste que hiciste café!- Soobin se quejó, pero Yeonjun no tenía tiempo para escucharlo.

En su lugar, tomó una bandeja y comenzó a acomodar el desayuno de su suegro. El tazón de un lado, un plato con dos tostadas del otro, untó una con mermelada y otra con mantequilla. Añadió dos panqueques y la taza de café, y como si fuera un empleado en la casa que estaba ocupando.

Poco le importó su pareja que había dejado desayunando solo en la cocina, él podía servirse su propia taza de café. Yeonjun llevó la bandeja a la sala y ahí pudo verlo, sentado en el sofá, con sus dos pies apoyados sobre la mesa de café. Una computadora portátil sobre su regazo, ropas de entrecasa y sus ojos detrás de un par de lentes de marco grueso que no se despegaban de la pantalla que tenía delante. Yeonjun ignoraba por completo a qué se dedicaba su suegro, sabía que tenía que ver con números y computadora y no mucho más, tampoco le interesaba saberlo.

Apoyó la bandeja a un lado de los pies del mayor sin hacer mucho escándalo.

-Le dejo el desayuno por aquí.- Pronunció en voz baja. No obtuvo respuesta alguna, Namjoon en ningún momento dejó de mirar a la pantalla.

No importaba, no se lo debía. Yeonjun hacía eso porque él sentía que estaba en deuda. Aun así le hubiese gustado algo de reconocimiento, unas ‘gracias’ por lo menos. Pero no.

Yeonjun regresó a la cocina, tomaría algo de todo lo que cocinó esa mañana para desayunar. Al tomar la primera tostada para su propio consumo, pudo notar que Soobin ya había vaciado el tazón, tenía la taza de café a la mitad y ahora estaba devorando dos panqueques uno encima del otro. 

-¿Estaba rico?- Yeonjun preguntó, tomando asiento a su lado. 

Soobin tenía la boca llena de comida, pero asintió eufóricamente en respuesta. Al menos alguien reconocía su esfuerzo.

No tomó mucho más de cinco minutos para que Soobin terminara de desayunar, habiéndose llevado la mitad de la mesa consigo. Yeonjun estaba satisfecho con el resultado.
Más satisfecho todavía estaba su novio, quien tomó ambas manos del mayor y las acercó a sus labios para plantarles un beso.

-Delicioso.- Murmuró.- Deberías cocinar más seguido, me encanta lo que haces.

Soobin lo decía con sinceridad, con un amor que solo él podría dedicarle. Y, aunque estaba agradecido con su cariño, ahora no podía evitar sentir que el sentimiento de culpa se había traspasado a otra de sus relaciones. Otra vez ese vacío que lo quemaba, que hacía que su corazón pesara dentro de su cuerpo.

Soobin se puso de pie, dispuesto a abandonar la cocina.

-Bueno, tengo que irme temprano.- Pronunció, justificándose.- Tenemos que pedir un proyector y es por orden de llegada, así que, ¿Te veo ahí?

Yeonjun asintió en respuesta y, con un último beso rápido, se despidió de su novio, a quién encontraría más tarde en la universidad. Soobin saludó en voz alta, un saludó generalizado para todos los miembros de su ¿Familia? y finalmente abandonó el hogar. Yeonjun pudo verlo desde la ventana, pedaleando mientras se alejaba de su vista.

Después de un gran desayuno, ahora quedaba la parte más tediosa, limpiar el desastre que había hecho por sí mismo y que su novio había dejado sobre la mesa. También debería recoger la bandeja que estaba en la sala, pero primero se encargaría de lo más cercano.
Unos platos limpios, unas tazas, cubiertos también. Guardar las tostadas y panqueques que sobraron para que pudieran disfrutarlos a lo largo del día antes de que se secaran, y un trapo que absorbería las migajas que habían caídas en el camino.
No era tanto trabajo cuidar de una casa de tres, ya pronto podría irse.

O eso creía hasta que escuchó una voz llamando desde otra habitación.

-¿Puedes venir a ver esto un segundo?- Namjoon pronunció desde la sala, captando su atención una vez más, y Yeonjun se acercó sin pensarlo dos veces. 

No lo pensó cuando vio que el mayor acomodaba su computadora sobre la mesa frente a él, cerrandola en el proceso. No tuvo un segundo pensamiento cuando vio que su bandeja estaba vacía, pero no tenía ninguna intención de alcanzarsela. Simplemente se acercó en piloto automático, y por eso le tomó por sorpresa cuando apenas se acercó al lado del sofá y el mayor le tomó de sus muñecas sin ninguna dificultad.
Namjoon le arrastró de un solo tirón, logrando que el muchacho cayera sobre su regazo. Antes de que Choi pudiera si quiera producir alguna queja, ya estaba atacando sus labios, aprovechando su peso y su fuerza para lentamente acomodarlo sobre el sillón.

Apenas se separaron, Yeonjun pudo ver aquella sonrisa maquiavélica de parte de su amante una vez más.

-Mi lindo muñequito.- Namjoon le miraba desde arriba, al mismo tiempo que atrapaba las mejillas del chico con una sola mano.- ¿Hace cuánto que no juego contigo? Debes estar extrañandome.

Había perdido la noción del tiempo, pero era verdad, llevaban un tiempo largo sin darse un momento a solas. Lo único que lamentaba era que Namjoon no pudo haber elegido un peor momento para ello.
Sintió las manos del hombre mayor escabullirse debajo de su delantal, apurándose para llegar a sus pantalones. Pero apenas sintió como este comenzaba a bajarlos, su única forma de defenderse fueron unos pequeños golpes de mano abierta sobre el hombro ajeno.

-¡Espere, espere!- Exclamó, rogando para sus adentros que Namjoon le escuchara.- ¡No podemos!

Mirándole de reojo detrás de sus lentes cuadrados y con una expresión nada contenta, al menos podía agradecer que Namjoon se detuvo.

-¿Por qué?- Preguntó con un tono seco. No era curiosidad, era genuina molestia.

-No por ahora…- Yeonjun explicó.- No hoy… Estoy… Es esa semana del mes, ¿Si?

Le avergonzaba un poco mencionarlo. ¿A quién no le daría vergüenza decirle a su suegro que estaba en su periodo? Por supuesto, había gente a la cual no le interesaba este pequeño detalle, no detendría su actividad sexual, pero Yeonjun prefería evitarlo. Si no era necesario u obligatorio, prefería evitarlo.

-¿En verdad?- Kim preguntó, encontrándose con un gesto en respuesta, Yeonjun asintiendo debajo de él. Un pesado suspiro escapó de sus labios.- ¿Y eso te molesta?

Yeonjun sintió que la pregunta era una broma, una forma de seguir humillándolo. Pero no, Namjoon parecía preguntar genuinamente. Debía responder genuinamente, aunque la vergüenza estuviera reteniendo sus palabras.

-Si, de hecho si.- Respondió, aun nervioso.- Vamos a manchar el sofá, y… y… sería bastante asqueroso, ¿Verdad?... Y…- Titubeaba cada vez más con cada palabra.- Y… No se, no me gusta ver sangre, parecería muy violento… ¡Se que no lo es! Pero me da cosa igual, voy a pensar que me esta lastimando…

-Claro, parecería que te estoy lastimando…- Namjoon se aferró a esa idea y la repitió en voz alta. Sus labios se curvaron en una extraña sonrisa al mencionarlo.

-Si, y usted no quiere lastimarme.- Yeonjun se apresuró a decir. Atrapó el rostro del mayor entre sus manos para volver a captar su atención, no quería que se formara una idea diferente en su mente.- Usted no quiere lastimarme.- Insistió.

Namjoon rodó su mirada.

-No, claro que no…- Respondió desganado.

Finalmente Kim se apartó, acomodándose en su lugar una vez más. Pero antes de que Yeonjun pudiera levantarse, le dio una última orden.

-Resuélvelo.- Pronunció, dándole un empujón que hizo que el chico cayera del sofá al piso.

Entendía de sobre manera qué tenía que resolver, pero para no dejar dudas en sus intenciones, Namjoon desabrochó su pantalón y lo deslizó sobre sus piernas, exponiendo su miembro erecto debajo de su ropa interior.
No quiso hacerle perder más tiempo, sabía que Namjoon era un hombre ocupado y también que él debía asistir a sus clases pronto.

Simplemente se acomodó entre sus piernas de rodillas, y comenzó a acariciar con la yema de sus dedos aquel bulto escondido debajo de la tela café. Aun dudoso de cómo proceder, pronto sintió las grandes manos del mayor acariciando su cabello, lo cual le hizo elevar su mirada para enfrentarse a él directamente. Cuando sus ojos chocaron con los del mayor, Namjoon llevó una de sus manos a una de las mejillas del chico, trazando con delicadeza sus nudillos sobre la piel del otro.
Le otorgó una calma sonrisa que fue el estímulo que Choi necesitaba para ponerse a trabajar.

Rápidamente bajó el bóxer del mayor, encontrándose casi inmediatamente con su erección a la altura de sus labios, casi como si estuviera sirviéndose a sí misma. Podía ver unas pequeñas gotas escurriendo de la punta, y no pudo evitar sonrojarse. El saber que tan solo la anticipación y la idea de que podrían llegar a hacer había logrado dejar a su suegro así antes de que él siquiera hiciera algo… se sentía un poco halagado. Se permitiría aferrarse a la ilusión de que él generaba aquello en el señor Kim.

Comenzó con un pequeño beso en la punta, limpiando con su lengua aquellas pequeñas gotas de líquido preseminal que había provocado previamente. Y llevó una de sus manos a la base para poder sostenerla firme mientras sus labios comenzaban a deslizarse lentamente a lo largo de toda su extensión, rozando también con su lengua.

Su mirada estaba enfocada en el mayor. Cuando finalmente decidió meterse su miembro de lleno en la boca pudo admirar como Namjoon tiró su cabeza hacía atrás, apoyándola sobre el respaldo del sofá. Yeonjun no tuvo problema alguno en hundir el miembro dentro de su boca, usando su paladar como límite, dejando fuera una parte de su extensión. Aún así, le era suficiente estar devorando su erección, cubriendo con su saliva cada centímetro mientras su cuello ayudaba a sus labios a subir y bajar sobre esta.
Apenas podía ver la mitad del rostro del mayor desde su posición, pero podía notar que este estaba mordiendo sus labios, esforzándose para que ningún sonido de debilidad escapara de estos. Le encantaba tenerlo así.

Le encantaba sentir el líquido transparente escapando de sus labios, expectante por el que pronto saborearía una vez más. Le encantaba que los dedos del mayor tironearan con fuerza sus cabellos, producto de su desesperación por intentar mantener el control y los pequeños ruidos que emitía al fracasar en hacerlo.
Yeonjun ahogaba sus propios gemidos mientras lo engullía, sus labios arrastrándose sobre la piel del mayor creaban unos sonidos húmedos que inundaban la habitación. 

Se sentía como si estuviera chupando su dulce favorito. Deseoso, desesperado por más, y sabía que era recíproco. Sabía que Namjoon quería que lo tragara del todo, que incrementara su ritmo también. Yeonjun cerró los ojos y se dejó llevar, daba lo mejor de sí, pero su pequeña boca no lograba colaborar con sus deseos.

De un momento a otro, sintió el agarre en su cabello intensificarse. Ya no lo sostenía para controlarse, sino que ahora, Namjoon quería recuperar el control de la situación. Tomó con fuerza la cabellera del muchacho y, sin previo aviso, le obligó a tragarse su miembro entero, causando que Yeonjun casi se ahogara ante la repentina irrupción en su garganta.
Quisó apartarse para respirar, pero mientras aún tosía como reflejo, el mayor le levantó bruscamente, sin permitirle separarse de su cuerpo, antes de volver a hundir su rostro una vez más. Namjoon continuó marcando su propio ritmo, usándolo como si fuera un juguete.

Yeonjun esperó a que su boca se acostumbrara al nuevo ritmo y el trato brusco sobre su garganta para volver a mirar las expresiones de Kim. Sus ojos chocaron directamente con la oscura mirada del mayor, monitoreando cada uno de sus movimientos en silencio. Una pequeña sonrisa de lado era la cereza del pastel de aquella lujuria tan explícita en su rostro.
Sentía que le estaba dando un show. Atragantándose con su miembro, sus labios devorándolo para hacerlo desaparecer, ruidos obscenos escapando involuntariamente y el choque de sus fluidos los cuales no podía contener en su boca y que terminaban escurriendo por los lados de su rostro, todo en combinación formaban la visión que tenía a aquel hombre de cuarenta y seis años enfocado en el frente sin poder parpadear. Yeonjun deseaba poder compartir su perspectiva, se sentía orgulloso de las reacciones que generaba.

Finalmente, Namjoon llevó su otra mano al cabello del muchacho, empujándolo sobre su miembro con ambas y le sostuvo con fuerza. Nada tardó Yeonjun en sentir el orgasmo del mayor llenando el interior de su cavidad enteramente, obligándole a retener su semilla lo más que le era posible. No pudo evitar que un poco escapara de sus labios, cubriendo los alrededores de su rostro también.
Por fin las manos del mayor soltaron su agarre y Choi pudo apartarse para respirar. Apenas tomó distancia, tragó el semen que había recibido de forma forzada e intentó calmar su respiración.

Había hecho un buen trabajo.

Yeonjun intentó usar su delantal para limpiar el líquido que aún chorreaba de sus labios, cayendo a los lados de su cara. Namjoon ni siquiera se había inmutado, no se había preocupado por el desastre que había dejado en el rostro del muchacho o en su propia ropa. Tan solo volvió a subir sus pantalones y los abrochó como si nada hubiera pasado.

Tomó su computadora una vez más y la apoyó sobre su regazo. Yeonjun acabó de limpiarse y apoyó su mejilla sobre el sofá, admirando al mayor en silencio mientras éste continuaba con su trabajo.
Namjoon no parecía prestarle atención, no tenía la consideración mínima para notarlo, pero a Choi no parecía importarle eso.

Y, honestamente prefería que le ignorara a que dijera lo que escapó de sus labios posteriormente.

Namjoon espió a un lado, encontrándose con aquel par de ojos de cachorro que le observaban en silencio con una sonrisa de lado a lado. Regresó la mirada a su computadora, y sin inmutarse mucho pronunció:

-Te pareces a Soora.

Yeonjun no comprendió en un inicio a qué se refería. Ni siquiera le sonaba el nombre que acababa de oír. Pero no tardó mucho en hacer la relación en su cerebro, y pronto sintió un vacío en su estómago, que no supo identificar como asco o enojo.

Se apartó del sofá, sin dejar de observar al mayor. Esta vez, el brillo de admiración había desaparecido de sus ojos. 

-No soy su esposa muerta señor Kim.

Sintió la necesidad de aclarar, aunque era más que obvio. Namjoon no parecía tener ninguna intención detrás de su comentario, no fue algo premeditado ni algún tipo de indirecta. Simplemente fue una opinión sincera, ni siquiera sabía lo mucho que había afectado a Yeonjun con su pequeña comparación.

-No era mi esposa.- Fue lo único que pudo acotar.- Y se que no eres ella, solo te pareces. Claro, Soora era hermosa, quizás eso los diferencia.

Yeonjun ya no quiso hablar. Estaba llegando tarde a sus clases, iba a enfocarse en eso en lugar de que tanto daño podrían hacerle las palabras de aquel hombre con el que tenía una relación tan confusa. 

Fue escaleras arriba hasta su habitación, aún debía cambiarse y prepararse para ir a la universidad. Quizás perdería la primera hora de clases, luego se pondría al día. Esperaba encontrarse con Soobin en algún momento del día, quizás él podría consolarle después de la forma en que lo acababan de ningunear. 

Bajó las escaleras una vez más, y debió pasar por el comedor para tomar la chaqueta que usaría ese día. Podía ignorar a Namjoon y seguir de largo, podía no prestarle atención, solo tenía que tomar su abrigo de una silla que estaba a sus espaldas. Ni siquiera iba a hablar con él después de que prácticamente lo tratara como la versión fea de su fallecida ex novia.

-¿Cuándo vas a conseguir un empleo?- Pero sin que nada le dijera, Namjoon habló en voz alta apenas sintió su presencia en la habitación.

No respondió. No tenía ganas de seguir hablando con él. Namjoon tampoco insistió, ni apartó la vista de su computadora, su conversación acabó ahí.


Después de perderse la primera clase, Yeonjun decidió esperar en el patio principal de la universidad. En medio de edificios enfrentados entre sí, había una especie de plaza donde además de un parque para descansar y mesas para leer o estudiar, había también puestos de comida y bebida. Ordenó un raspado de moras y se sentó en una de las mesas de concreto, no en los bancos a los lados de esta, simplemente en la mesa, mientras usaba el banco a un lado como apoya pies.

-¡Junnie!- Apenas el reloj indicó el cambio de hora, pudo escuchar una voz familiar acercándose al mismo tiempo que el característico ruido de unos pasos corriendo hacía él.- Te vi desde la ventana, ¿Por qué tardaste tanto?

Soobin tomó asiento en el banquillo donde Yeonjun apoyaba sus pies, acomodándose de espaldas a la mesa, aunque sin dejar de mirar hacía arriba para poder admirar a su pareja. 

-Me quedé limpiando.- Mintió.- Tu pobre papá tiene mucho trabajo, necesitaba algo de ayuda.

Soobin sentía un poco de lástima por él, pero por todos los motivos por los que no debía. Acercó su rostro a la pierna del mayor, frotándose contra esta como si fuera un cachorro intentando consolarle.

-Eres muy bueno Jun, no dejes que ese viejo se aproveche de ti.

Tarde.

Yeonjun sabía que su pareja se preocupaba por él. Pero para ser un novio tan atento, le sorprendía que no llegara a darse cuenta de todo lo que estaba ocurriendo a sus espaldas. A veces soñaba en poder decírselo, pero sabía que la barrera de lo que era intencional y lo que era forzado era muy difusa en su relación con su suegro. Si ni él podía entenderla, no estaba seguro que su novio la entendiera. Y no podía perder a Soobin, no podía perder lo mejor que había tenido en sus tristes veintidós años de vida.

No podía, pero podía confiar en él con pequeños trazos de información. Y había algo en particular que no podía guardarse para sí mismo.

-Soobin.- Yeonjun llamó su nombre, haciendo que este tomara distancia para poder hacer contacto visual.- Tu papá…- No supo en qué momento su voz se transformó, ahora sonaba débil. Sonaba como si no quisiera decirlo, pero debía decirlo. Debía sacarlo de su pecho.- Él… Él dijo que me parecía a…- Una pequeña pausa antes de un suspiro. Ya había pronunciado lo suficiente, no había vuelta atrás.-... A tu mamá.

Soobin no dijo nada en primera instancia. Aprovechó la distancia para analizar de pies a cabeza al chico sentado a su lado, como si estuviera escaneando alguna similitud. Yeonjun no estaba seguro de que su novio recordara a su madre, a quién había perdido a una muy corta edad, pero subestimaba su memoria. Subestimaba lo presente que Soobin podía tener a alguien a quién no veía hacía tanto tiempo.

-No tanto, la verdad.- Respondió finalmente.- Viéndote así diría que tienes su nariz, no se si sus ojos también. Yo heredé eso de mi papá.

Soobin explicó sin pensar mucho. Yeonjun no iba a extenderse y mencionar que le había dejado en claro que no era atractivo, no quería llegar a tener que dar explicaciones sobre por qué ese comentario le afectaba. No quería usar a Soobin para reafirmarse tampoco.

-Pero sabes…- Su novio continuó hablando mientras Yeonjun saboreaba las últimas gotas de jugo en su vaso lleno de hielo.- No creo que lo haya dicho por tu apariencia.- Yeonjun arqueó una ceja, esperaba que Soobin se explicara mejor.- Creo que al verte preparar el desayuno y limpiar hoy solo pudo pensar en la última persona que hacía eso antes de él… Mi papá es un hombre muy solitario, ¿Sabes? Desde que terminó con mi mamá que no volvió a tener otra relación.

Yeonjun no lo había pensado así. No buscaba comprenderlo ni simpatizar con él, pero nunca se había puesto a pensar que él era lo más cercano a una relación que Namjoon tuvo desde hacía quién sabía cuánto tiempo.
Cuando terminó su bebida, decidió bajar de la mesa al banquillo, sentándose junto a Soobin. Quería indagar más en el asunto.

-¿No ha tenido pareja en quince años?- Preguntó.

-Veinte en realidad.- Respondió el menor.- Mis padres terminaron su relación antes de que mi mamá supiera que estaba embarazada de mi, y volvieron a hablarse cuando yo tenía seis meses. Por eso llevo el apellido de mi mamá.

-Ya veo…

Le sorprendía no saber nada de eso. Había escuchado pedazos de la historia de Soobin, así como él había escuchado pedazos de su historia nada más. Quizás porque nunca le había interesado que podía ser del pasado del padre de su novio hasta ahora.

-¿Vivían juntos?- Continuó indagando. Soobin negó con la cabeza.

-No, yo vivía con mi papá y mi mamá pasaba casi todo el día en mi casa, cinco o seis días a la semana. No trabajaba, pero limpiaba, cocinaba y me cuidaba a mi. No quiso vivir en mi casa aunque mi papá le diera su propia habitación, ella vivía en casa de mi abuela mientras estudiaba.- Soobin finalmente acabó de explicar y terminó sus palabras con un largo suspiro, y un pequeño gimoteo que podía pasar desapercibido fácilmente. Pero Yeonjun le escuchó, y pronto posó una de sus manos sobre la pierna de su pareja, en un intento de consuelo.- Hace mucho que no hablo de ella, no sabía que podía seguir extrañándola.

Soobin dejó caer su cabeza sobre el hombro de su pareja, dejando unas pequeñas lágrimas escapar de sus ojos. No tenía ganas ni energía para llorar, no era un asunto por el que pudiera llorar desde hacía años, era un duelo que ya tenía superado.
Pero un pequeño desahogo inconsciente no venía mal, sabía que podía confiar en Yeonjun para proteger sus emociones. El mayor tan solo atinó a darle un pequeño beso en la frente mientras rodeaba su cuerpo con un solo brazo, no terminando de entender si estaba abrazándolo o sosteniéndolo para evitar que Soobin se cayera al piso de concreto frente a ellos.

Poco duró la ternura de su momento íntimo, cuando de un segundo a otro, Soobin se apartó de un salto. Como si acabara de explotar algo dentro suyo que le hizo dar un brinco, se puso de pie frente a Yeonjun con los brazos abiertos y una sonrisa de oreja a oreja que gritaba ¡Eureka!

-¡Ya sé!- Exclamó.- ¡Tenemos que conseguirle pareja a mi papá!

Yeonjun se congeló en su lugar, aferrando ambas manos al asiento de concreto. No sabía en qué momento había dicho algo que hizo a Soobin llegar a esa conclusión, lo único que sabía era que no estaba del todo de acuerdo. Sería ideal, quizás podría cambiar el carácter de su suegro, quizás podría dejarlos a ellos dos en paz para que terminen sus estudios y vivan su vida de pareja soñada.

Pero al mismo tiempo… Había algo dentro suyo le hacía querer vomitar solamente con pensar en la nueva ocurrencia de Soobin.

-¿Cómo?

-¡Si! ¡O sea…! Él extraña a mi mamá, extraña tener a alguien con quien pasar el rato, desde que tiene que cuidarme solo que nunca trajo a nadie a casa porque quería enfocarse en mi. La única manera que tengo de compensarlo es encontrar a alguien para él, ¡Y lo voy a hacer!

Soobin parecía determinado en su decisión, así que Yeonjun no iba a pinchar su burbuja. No creía que Namjoon quisiera conseguir una nueva pareja, no ahora al menos. Esperaba que no.
Cierto era que era consciente que su vida sería mejor si pudiera librarse de él en su totalidad, pero no quería pensar en lo que significaría ese cambio.

No estaba seguro de querer lo que fuera mejor para él.

Notes:

Nada que añadir, nada que sumar. ٩◔‿◔۶ Faltan un par de capítulos para el próximo invitado, hasta entonces seguiremos con estos dos. Gracias por leer <33