Chapter 1: Nota antes de empezar
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Nota antes de empezar.
La idea de esta historia no me pertenece, solo la he tomado prestada de un miembro del grupo "Senku-Cola inc." (dejo por aquí el link de la publicación que me tiene sin parar de escribir: https://www.facebook.com/share/p/1EELc4J4PK/)
Entonces, al leer esa publicación, mis manos no dejaron de escribir sin importar si tuviera o no el tiempo, por lo que me decidí hacer capítulos cortos (mínimo 1500 palabras) y henos aquí, en medio de una gripe que me está matando, creando una portada de lo más sencillo y escribiendo casi cuatro capítulos en dos días.
Será mi primer Mpreg (porque los que me han leído saben mi amor/odio que tengo por el género Omegaverse) porque quise bebes para mis protagonistas, así que vamos a jugar un poco con este universo.
A ver qué historia termino primero, si está o los que tengo escritos (con la rapidez que estoy escribiendo estos capítulos, creo que será este)
Además, tengo esta canción en mi cabeza rondando desde hace varios días y una vez que empecé a escribir este fanfic, no pude evitar pensar en que esa canción es perfecta para Gen; la canción es del grupo Carnaval Palace, se llama: Mirrors. Una vez que la escuchen me entenderán por qué lo digo, e igual y la dejó en el primer capítulo por si no quieren irla a buscar.
Aprovecho y les comparto la portada de la historia que también está en Wattpad:
Nota reeditado:
Ya que el universo del doncelismo es un término nuevo para algunos, dejaré por aquí la terminología que utilizaré durante la historia, este apartado lo repetiré más adelante agregando algunas cosas más, pero lo básico sería esto:
Donceles: personas nacidas con ambos genitales, el masculino que es el más visible y una cavidad vaginal en el área del perineo. Son personas fértiles, ya que presentan un sangrado en periodos cortos y de abundante fluido cada 60 a 75 días, pero se conoce de casos en los que un doncel es estéril o se le dificulta quedar en cinta.
Embarazo doncel: El periodo de gestación es entre 33 a 36 semanas (8 meses y medio a 9 meses) durante este proceso, la sintomatología propia de una mujer embarazada se presenta en ellos, con el único detalle de su alta taza de pérdida durante los primeros 4 meses. El bebé puede nacer de forma natural si la dilatación es la idónea, pero se recomienda más las cesarías para menor riesgo del gestante. Las glándulas mamarias se desarrollan en el último mes de embarazo, pero a diferencia de sus homólogas, los donceles poseen un periodo muy corto de lactancia (máximo un año) por lo cual se acostumbra al recién nacido a fórmulas para complementar su crecimiento.
Vínculos de los donceles: Se cree que los donceles, al poseer ambos sexos, la biología los ha dotado de varias ventajas sobre los demás géneros, hablando tanto física como intelectualmente, por ello y por su desarrollo superior, los donceles han creado mecanismos psicológicos para relacionarse con los demás; entre ellos están:
Paquete de cuido: es un término exclusivo de los donceles, explica el comportamiento de ellos al momento de socializar con otros. No todos sus amigos pueden llegar a ser incluidos en este término, ya que al crear un paquete de cuido para el doncel implica la firme convicción de proveer y cuidar, amar y defender por sobre su propia existencia. Por ello, los donceles son precavidos con a quien mantener en esta categoría, ya que una vez escogidos ellos jamás se retractarán.
Vínculo del primer amor: En el pasado, se había estudiado estos casos, sobre como los donceles escogen siempre a su primer amor. Nunca se pudo encontrar nada completamente certero sobre ese tema, por lo que muchas personas acuñaron el término, "Amor Instintivo" pues se creía que, gracias a su desarrollo avanzado, ellos podían encontrar a su "Pareja destinada"
No siempre el amor instintivo terminaba bien, pues se conoce de casos en donde un doncel rechazado por este amor, puede llevar una vida relativamente normal, pero que este jamás vuelve amar de forma tan ferviente como el primero.
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Algunos otros términos no serán incluidos en un apartado adicional, pues en la misma historia se irán explicando.
La imagen de la portada le pertenece a la artista: @Amagu_mokumoku. Por aquí les dejó el link de su perfil para que vayan a ver su arte.
Intentaré ir poniendo el nombre y el link del perfil de todas las artistas de los cuales estaré usando su arte, pero desde ya aviso que no a todos los podré encontrar, como es el caso de esta imagen inicial, ya que la mayoría de las imágenes las encontré en Pinterest y son muy pocas las que dejan el link de la artista original. Sí conocen a la artista de los artes que dejo en cada capítulo, por favor déjenlo en un comentario y lo agregaré aquí para que todos vayamos a apoyar su trabajo.
Ahora sí, disfruten la historia. Autora-san, fuera.
Chapter 2: Índice de capítulos.
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Ya que este fanfic se está alargando más de lo que yo creí que sería, una persona que respeto mucho me dio un par de ideas para darles un mejor orden a los capítulos y una forma más fácil de releer un capítulo en específico, y eso se logrará dándoles nombres y un mini resumen a cada capítulo.
Nota importante ha aclarar: Los capítulos que dejo aquí, llevan pequeños resúmenes de lo que va la historia, si no quieres spoliarte y es tu primera lectura, sáltate este índice.
Ahora bien, este apartado se irá actualizando con forme suba los capítulos, desde ya les digo que no soy la mejor en poner nombre y hacer resúmenes, por lo que recibí ayuda, (se vale reírse de los nombres que puse).
Sin más que agregar, comencemos:
Arco 1° - El hijo de la ciencia y las armas.
- Capítulo 1: El escape que inició todo.
Antes de la petrificación, un Gen de 15 años no está en la mejor situación de su corta vida, pues además de haber arruinado el aniversario de sus padres, así como su plática para convencerlos de viajar a Japón, él ahora se encuentra en la cajuela de un carro atado de manos y pies.
- Capítulo 2: El despertar en un nuevo mundo.
Gen despierta en un mundo primitivo, donde Tsukasa le revela una verdad devastadora: la humanidad fue petrificada hace miles de años. Tras fingir sumisión y reencontrarse con un viejo amigo, él es enviado a una misión sin saber que él ya tiene un plan en secreto: infiltrarse y encontrar a Senku, el científico que podría ser la clave para restaurar la civilización y la última esperanza de Gen.
- Capítulo 3: Sangre falsa, lealtad verdadera.
Tras infiltrarse en la aldea, y probar la integridad de Senku, Gen juega sus cartas, su actuación convence a todos... excepto a Tsukasa, quien sospecha de su verdadera fuerza. Mientras Senku lo cura, Gen descubre en él, el mismo brillo científico de su padre, sellando su lealtad al bando de la ciencia.
- Capítulo 4: El refresco de la traición.
Tras beber el refresco de cola, un símbolo de su lealtad a Senku, regresa a Tsukasa como espía, pero su doble juego se vuelve peligroso. La batalla contra Hyoga estalla, y durante el caos, un inoportuno e íntimo detalle revela su verdadera naturaleza a la aldea Ishigami.
- Capítulo 5: El doncel y la aldea Ishigami.
Tras la revelación de su naturaleza como doncel, Gen comparte un conmovedor vínculo con Kaseki, quien le confiesa el pasado oculto de la aldea. Mientras ayuda a Senku a crear algodón de azúcar y luces navideñas, Gen lucha contra sus crecientes sentimientos. ¿Podrá mantener su fachada de mentalista despreocupado cuando cada gesto de Senku lo acerca más a una confesión peligrosa?
- Capítulo 6: El mentalista y el científico despiadado.
Gen organiza una celebración de Año Nuevo para levantar el ánimo de la aldea, culminando con un telescopio como regalo para Senku. Entre emociones reprimidas, un beso accidental y malos entendidos, Gen se pregunta por qué se enamoró del único hombre incapaz de corresponderle.
- Capítulo 7: La química de las lágrimas.
Un recuerdo de su infancia revela el origen del nombre Asagiri Gen y su profundo significado familiar. Mientras cuida de Suika tras una noche de angustia, Gen se permite soñar con un futuro imposible. La grabación de Byakuya desata lágrimas en Senku, y Gen, traicionando su propia máscara, le ofrece un hombro para llorar en secreto.
- Capítulo 8: La llamada de las voces que no se olvidan.
Entre entrenamientos camuflados y un plan en marcha, Gen se despide momentáneamente de la aldea Ishigami y regresa a aquel imperio en donde está una parte de su paquete de cuido, para conectar a Senku con sus primeros amigos y empezar la guerra de información.
- Capítulo 9: Preludio de guerra.
Gen está de vuelta en la aldea Ishigami, y el trabajo no se detiene. Mientras perfeccionan el automóvil a vapor, Ukyo advierte que el tiempo se agota: Hyoga sospecha y la batalla final es inevitable. La promesa de Senku de reunir al paquete de cuido de Gen, revela un corazón bajo su fachada de científico frío.
- Capítulo 10: El último asalto.
La batalla por la cueva milagrosa estalla. Entre segundos cronometrados, aviones de papel explosivo y la revelación del secreto de Tsukasa, el final de la guerra se acerca y con ella la victoria.
- Capítulo extra 1: El Francotirador y el Ingeniero.
Stanley odiaba la monotonía de Texas hasta que Xeno llegó con sus planes aeroespaciales y un objetivo secreto. Años después, su hijo Genos descubre que el "amor juvenil" de sus padres fue en realidad una misión calculada al milímetro. ¿Puede el amor ser tan exacto como una ecuación? la respuesta era, sí, si es Xeno quien lo planea.
Arco 2° - El legado de la ciencia.
- Capítulo 11: El sacrificio del líder caído.
La batalla terminó, pero el verdadero desafío apenas comienza: Senku y los demás luchan contra el tiempo para salvar a Tsukasa. Mientras la ciencia y la lealtad se ponen a prueba, una confesión inesperada revela que, incluso en un mundo de piedra, las identidades pueden ser el último misterio por descifrar.
- Capítulo 12: La paradoja del cuidado.
En medio de un pasado que duele y un presente que exige, Ukyo lucha contra las sombras del trauma mientras Gen intenta alcanzarlo con ternura y persistencia. Entre caricias, obras de teatro, y una aldea que crece, las emociones hierven a fuego lento. Pero ¿Cuánto más podrá callar el dolor antes de desbordarse?
- Capítulo 13: El arte de embaucar millonarios.
Gen despliega todo su talento para engañar a Ryusui, mientras el equipo se embarca en una peligrosa misión aérea en busca de petróleo. Entre cartas, mapas y comida costera, nuevas dinámicas emergen y antiguas habilidades resurgen bajo cielos que prometen tormenta.
- Capítulo 14: El juego de las intenciones.
La escuela florece, pero las lecciones más importantes ocurren fuera del aula. Mientras Ryusui teje conexiones inesperadas con regalos y palabras calculadas, Ukyo descubre que incluso los corazones más arrogantes guardan vulnerabilidades. ¿Será el invierno de la desconfianza o el preludio de algo más cálido?
- Capítulo 15: La confesión que nunca llegó.
Gen se debate entre su rol como estratega y un amor que lo consume en silencio. Senku le pide que se una al viaje, sin notar que la promesa que Gen se hace podría romperle el corazón. Un nuevo integrante misterioso, Soyuz, cambia el rumbo de la expedición.
- Capítulo 16: El corte que dejó una huella.
Gen, recuerda con cariño como con el corazón hecho trizas y el cabello mutilado, él encontró consuelo en el amor incondicional de sus padres. Aprendiendo que, a veces, ser valiente también significa llorar.
- Capítulo 17: El heredero de los sueños, el oro y el platino.
Mientras construyen un dron con piezas del laboratorio, una noche bajo las estrellas revela más que estrategias: el peso del legado de Byakuya y promesas no dichas. Al encontrar el platino escondido en pepitas de oro, descubren que algunas herencias no se miden en sangre, sino en arena acumulada durante décadas de espera.
- Capítulo 18: Misión: rescate y sombreros de papel.
Armar a los compañeros petrificados se convierte en una carrera contra el tiempo, donde cada pieza recuperada es un latido de esperanza. Mientras Suika teje sombreros de gratitud, Ryusui revela conocer el pasado de Gen. Una pregunta flota en el aire: ¿Qué secretos esconde Moz al aparecer justo cuando más vulnerables están?
- Capítulo 19: El arte de manipular al más fuerte.
Gen seduce a Moz con sonrisas y mentiras, salvando al equipo, pero desencadenando una reacción inesperada en Senku. Entre celos mal entendidos y confesiones a media luz, una verdad queda clara: Gen amaría a Senku incluso si eso significa quemarse en su propia sombra.
- Capítulo 20: La distopía de la pólvora y la ética.
Un arma modificada, un plan que huele a pólvora y desesperación. Mientras el equipo ensambla su esperanza, Ukyo y Gen chocan entre la lógica y la culpa. La pregunta ya no es "¿pueden?", sino "¿deben?".
- Capítulo 21: La lanza de la esperanza.
Gen se niega a dejar que los más débiles luchen, pero el plan exige sacrificios. Entre engaños, combates cuerpo a cuerpo y la aparición de Hyoga, el equipo descubre que incluso la victoria tiene sabor amargo.
- Capítulo 22: Una victoria con toques de soledad.
La victoria tiene sabor agridulce para él. Senku recorre la isla petrificada, sintiendo el peso de la soledad otra vez. Pero cuando reviven a los demás, descubre que hay cosas que la ciencia no puede explicar, como ese "cerebro enamorado" que lo está atormentando.
- Capítulo extra 2: La sociología del caos.
Genos se enfrenta a las dificultades de encajar en una sociedad que no comprende su intelecto ni sus inquietudes. A través de un experimento social, pone a prueba las estructuras sociales de su escuela, mientras navega por su propia lucha interna de querer ser visto como algo más que un "proyecto".
Arco 3° - Camino hacia la restauración.
- Capítulo 23: La sombra del guerreo
Gen revela la verdad detrás del colapso de Ukyo: años de trauma, pérdida y soledad. Mientras Senku y Ryusui escuchan en silencio, comprenden que algunas batallas no se ganan con ciencia, sino con el abrazo de quien te elige como familia.
- Capítulo 24: Recuerdos en la oscuridad.
Ryusui lucha contra fantasmas del pasado mientras Ukyo, aún frágil, escucha lo que nadie más nota: el mensaje de WHYMAN tiene la voz de Senku. La revelación sacude al grupo, pero una pregunta queda flotando: ¿es una imitación o algo más siniestro?
- Capítulo 25: El susurro de la luna.
Los cálculos no mienten: la señal de WHYMAN viene de la Luna. Mientras Ukyo y Senku descifran el patrón orbital, Gen palidece ante la inevitable conclusión. Una nueva pregunta flota en el aire: ¿Cómo diablos llegarán a la luna?
- Capítulo 26: Entre fuegos artificiales y sentimientos florecientes.
Los fuegos artificiales iluminan el cielo como homenaje a Byakuya, pero también como promesa de futuro. Mientras Gen llora por sus padres y Senku lo consuela con torpeza, Ukyo y Ryusui comparten un té y un momento de silencio que habla más que mil palabras.
- Capítulo 27: El despertar del líder guerrero.
Tsukasa despierta de su sueño frío, pero su mirada sigue buscando a Gen, ya no como antes, pero si con el mismo cariño. Entre pinturas de guerra y charlas bajo las estrellas, Gen y Tsukasa reafirman su cariño como miembros de un paquete de cuido que crece cada día más.
- Capítulo 28: El combate predestinado y los corazones partidos.
El combate entre Gen y Tsukasa saca a la luz la fuerza oculta del mentalista, pero también rompe el corazón de Senku. Cuando las palabras crueles salen como cuchillos, Gen revela parte de su pasado doloroso y Senku comprende demasiado tarde que lastimó a la persona más preciada que tenía.
- Capítulo 29: El amor no es un mapa de rutas.
Gen intenta recomponerse tras un doloroso rechazo, mientras Suika, con inocente ternura, lo guía hacia un simbólico cambio. Mientras tanto, Senku enfrenta las consecuencias de sus palabras y busca reparar lo quebrantado, descubriendo que algunas heridas requieren más que lógica para sanar.
- Capítulo 30: El último relato de Byakuya: la historia 101.
Mientras Gen y Senku intentan recomponer su amistad, Ruri revela un último relato oculto a la aldea. Mientras tanto, Ukyo y Ryusui lidian con sentimientos que amenazan con desbordarse antes de la partida.
- Capítulo 31: La Apuesta del Capitán y el Científico.
El Perseo zarpa, una tensa partida de póker decide el rumbo del viaje. Gen juega sus cartas (literalmente) para equilibrar la balanza. Entre trampas estratégicas y alergias oportunas, una palabra clave bajo la luna sellará más que una simple victoria.
- Capítulo 32: Desnudar el alma y vestirla de dolor.
El barco avanza, Ukyo intenta ahogar sus sentimientos en un trato peligroso. Pero el mar guarda secretos, y las olas no borran lo que el corazón insiste en recordar.
- Capítulo 33: La Danza de Ebisu y el Rey del Mar.
Ryusui descubre que algunas promesas se hunden más rápido que un ancla en el agua, mientras el recuerdo de un ritual antiguo se queda guardado en lo más profundo de su corazón. Cuando la tierra firme aparece en el horizonte, ambos deberán decidir si lo que une sus corazones es más fuerte que el miedo a ahogarse.
- Capítulo extra 3: El hombre que se enamoró de una estrella fugaz.
Xeno, un joven prodigio de la ciencia, ha crecido en un ambiente de desapego emocional, aprendiendo que la vida es solo una cuestión de control. Sin embargo, todo cambia cuando se enamora de Stanley, un compañero de clase que se convierte en su estrella fugaz.
Arco 4° - Hogar, no dulce hogar.
- Capítulo 34: Regreso a casa con olor a pólvora.
El equipo celebra la caza de cocodrilos con hamburguesas, una voz familiar en japonés resuena en los oídos de Stanley. Pero en este nuevo mundo, los reencuentros no siempre son pacíficos y el olor a pólvora invade el aire.
- Capítulo 35: El piloto y el príncipe.
Mientras el equipo huye de un aeroplano armado, Gen reconoce una silueta imposible en el cielo. Con un solo grito, las balas se detienen, las máscaras caen y el pasado alcanza al presente en un abrazo que nadie vio venir pero que ellos tanto necesitaban.
- Capítulo 36: El precio de las palabras que callamos.
El grupo llega a un imponente castillo rodeado de campos de maíz, donde Gen se reencuentra con su otro padre, el brillante pero frío científico Xeno. Las tensiones familiares resurgen entre reproches y verdades no dichas, mientras los compañeros observan en silencio la diferencia de ambos reencuentros.
- Capítulo 37: El juego de las mentiras.
El grupo disfruta de una aparente tregua en el castillo, las tensiones resurgen bajo la mesa. Xeno y Stanley planean en secreto, mientras los generales del reino científico intentan descifrar sus verdaderas intenciones. ¿Será esta cena un festín de reconciliación o el preludio de una batalla inevitable?
- Capítulo 38: El amor que no cura.
Gen y Xeno comparten un emotivo reencuentro bajo las estrellas, pero las sombras del castillo esconden planes que podrían destrozar cualquier esperanza de reconciliación. ¿Serán esas lágrimas de felicidad o la despedida de un lazo familiar que nunca volverá a ser el mismo?
- Capítulo 39: El plan y la traición.
Senku y toda la tripulación caen en una trampa mortal. ¿Este es el fin del Reino Científico?
- Capítulo 40: La niebla de un corazón Inverso.
Gen se hunde en la desesperación tras creer perderlo todo. ¿Podrá el amor de una niña y una voz en la distancia devolverle la razón para vivir?
- Capítulo 41: La travesía de los valientes: resistencia, sangre y confesiones.
Con el tiempo en su contra, la tripulación del Perseo lucha por sobrevivir y proteger a los suyos. Amor y estrategia se entrelazan en un momento crítico para todos.
- Capítulo 42: La herencia del saber: el plan malote de Chrome.
Chrome, un joven con un pasado doloroso que obtiene consuelo en el legado de Kensei, logra encontrar su camino con la llegada de Senku, en donde descubre un nuevo mundo de posibilidades. Ahora es su turno de ser el maestro y no el aprendiz.
- Capítulo 43: El precio de la libertad.
Senku se recupera tras ser herido, mientras Gen, debilitado y traicionado, lucha por sobrevivir y escapar del castillo junto a todos los demás. Entre engaños y verdades a medias, el reencuentro con Senku le traerá un sabor agridulce a la boca.
- Capítulo 44: El adiós que nunca se dijo.
Stanley enfrenta la peor batalla de su vida: elegir entre su deber y su hijo. Mientras el humo de la traición se eleva, unas palabras lo detienen, ¿Serán esas palabras suficientes para salvar lo que queda de su familia?
- Capítulo extra 4: El científico, el soldado y el bebé
Xeno y Stanley, empiezan a navegar no solo en su relación sino en las etapas más complicadas de su vida. Creer a implicado para ambos, no solo unir más sus cominos, sino apoyarse en las buenas y las malas, estar para el otro y por sobre todo, aprender amar.
Arco 5° - El camino hacia lo desconocido y la destrucción.
- Capítulo 45: La paradoja de la traición y el orgullo de la derrota.
En el barco que los aleja de la tierra conocida, las alianzas se tensan, la amarga admisión del orgullo en la derrota, los secretos del pasado resurgen y dos mentes brillantes comienzan a tejer un plan que podría cambiar el futuro o destruirlos a todos.
- Capítulo 46: El juego de los espejos rotos.
Gen se enfrenta a Xeno en un duelo de palabras afiladas, donde la manipulación y el orgullo chocan como olas contra el casco del barco. Hay un nuevo integrante a bordo.
- Capítulo 47: La balada del solitario soldado.
Stanley, un soldado marcado por la guerra, la culpa y la obediencia. Su amor por Xeno y Genos, es lo que le da sentido a su vida, pero las dudas empiezan a surgir en su cabeza nuevamente, creando una crisis entre el "deber ser" y "el querer ser"
- Capítulo 48: Treguas y victorias silenciosas.
El grupo sigue huyendo, pero las cosas dentro del barco empiezan a cambiar. A veces el escuchar y el silencio puede ser la mejor manera de avanzar.
- Capítulo 49: Los dilemas del sarcasmo y la redención.
Suika aprende cosas nuevas. Gen intenta reconstruir su vínculo con su padre Xeno, por sobre el dolor de las palabras dichas y las no dichas.
- Capítulo 50: El camino hacia Medusa.
En medio del caos y las estrategias de escape, Gen, decidido a proteger a los suyos, deja atrás a Stanley. El grupo avanza hacia el epicentro de la petrificación, entre heridas, ciencia y complicidad.
- Capítulo 51: El relojero y la maquina inmortal.
En la búsqueda por descifrar la Medusa, el equipo recluta a Joel, un joven relojero brillante pero conflictivo. Con precisión y dedicación, Joel empieza a dar los primeros pasos para conocer el mecanismo de Medusa.
- Capítulo 52: El último tramo hacia Medusa.
Durante la travesía por los Andes, el equipo enfrenta obstáculos físicos y emocionales. Al alcanzar la cima, el grupo vislumbra el Amazonas, renovando su esperanza y unión.
- Capítulo 53: La fe de un hijo y la incredulidad de un padre.
El equipo avanza en balsas y descubren una montaña de medusas inactivas. Ahora toca construir un barco furtivo cubierto con ellas para evitar ser detectados. Mientras Stanley los persigue, Gen reafirma su fe en Senku, desafiando las dudas de su padre.
- Capítulo 54: El descanso del genio y el consuelo del corazón.
Los chicos vuelven al mar con un nuevo destino. Los avances sobre Medusa empiezan a tomar forma en el camino y los chicos que quedaron atrás demuestran porque también ellos son parte del reino científico.
- Capítulo 55: El peso de la culpa y el silencio antes de la batalla final.
El equipo construye la ciudad de la superaleación mientras se prepara para enfrentar a Stanley, dividiendo tareas y fortaleciendo vínculos. Gen lucha con el cansancio y la culpa, pero sigue firme por su paquete de cuido y la ciencia de Senku.
- Capítulo 56: La batalla final y el adiós de los guerreros.
El equipo sufre grandes pérdidas cuando Suika y Francois son capturados. Tsukasa, Hyoga y Kohaku caen en una misión suicida para destruir el transmisor enemigo. Gen siente la desesperanza al perder poco a poco su paquete de cuido.
- Capítulo 57: Herederos del caos: la ciencia de sangrar y morir en tus manos.
La batalla alcanza su clímax cuando Stanley y sus soldados arrasan con todo a su paso. En un último acto desesperado, el rayo de luz verde cubre la tierra una vez más, congelando en piedra no solo cuerpos, sino promesas rotas y el dolor de la culpa de una familia destrozada.
- Capítulo extra 5: El narcisista, el estoico y el empático.
La relación entre Xeno y Stanley se pone a prueba cuando su hijo Genos llega al mundo, trayendo consigo no solo alegría, sino también un sinfín de preguntas y preocupaciones. Mientras aprenden a ser padres, deben encontrar un equilibrio entre su amor, sus miedos y sus decisiones como padres primerizos.
Arco 6° - Camino de redención.
- Capítulo 58: La niña que cargó el futuro del mundo.
Suika despierta sola en un mundo petrificado, donde las estatuas de sus seres queridos son su único consuelo. Entre lluvias, hambre y noches frías, la niña lucha contra la desesperación mientras reconstruye el campamento. En su soledad, descubre que la verdadera ciencia no es solo fórmulas, sino la terquedad de un corazón que se niega a rendirse.
- Capítulo 59: El diario de los días que no vivimos, solo sobrevivimos.
Suika, ahora una adolescente de trece años, ha sobrevivido tres años en soledad, hablando con estatuas, siguiendo rutinas científicas y luchando contra la desesperanza. Pero una luz de esperanza se acerca.
- Capítulo 60: La psicología de un abrazo y la hipótesis de lo que aún puede sanar.
Gen revive. Su reencuentro con Suika es agridulce, marcado por el paso del tiempo y la herida emocional. Día a día, Genos logra que Suika se abra emocionalmente. Poco a poco, ella vuelve a brillar.
- Capítulo 61: De la sexualidad y otras variables no controladas,
Desde la piedra, Senku acepta su amor por Gen. Una confesión mental cargada de deseo emocional y respeto.
- Capítulo 62: La constante oculta de una sonrisa.
Un científico, un mentalista y una niña que creció demasiado rápido aprenden que la familia no siempre nace, sino que a veces se elige, y se sostiene en las fisuras, entre las risas y las promesas silenciosas.
- Capítulo 63: El renacer del Reino Científico.
Mientras el mundo revive lentamente, una familia que no nació del lazo sanguíneo se reafirma. Hay heridas que aún no cicatrizan, y perdones que no necesitan palabras. El conocimiento alcanza la inmortalidad, pero el alma sigue eligiendo.
- Capítulo 64: El sonido del viento como arrullos del alma.
En la antesala del regreso, Stanley y Xeno, aun atrapados en piedra, enfrentan a sus propios demonios. Mientras tanto, Genos se enfrenta al pasado con la serenidad de quien ha soltado las cadenas del deber filial.
- Capítulo 65: La genética del desapego.
Stanley y Xeno son revividos, pero su hijo Genos se mantiene distante, firme en su decisión. La tensión emocional estalla en un reencuentro amargo y contenido.
- Capítulo 66: El amor como trampa sutil.
Tras un recuerdo del pasado de una voz joven que movió sus cimientos sobre el significado del amor, Stanley toma la decisión y va a hablar con Genos, para dar el primer pasó y buscar su perdón.
- Capítulo 67: El paraíso perdido.
En medio de la reconstrucción en Araxá, una familia aún lucha por reparar los vínculos destruidos. Xeno, incapaz de dormir por culpa y miedo, encuentra consuelo en los brazos de lo que él cree es una alucinación de quien más ama.
- Capítulo 68: Resonancia complementaria del viento y el mar.
Un día en la vida de Ukyo Saionji, el hermano mayor, el amigo y el amante cariñoso.
- Capítulo 69: Resiliencia Cuántica.
Xeno y Stanley se acercan sin atreverse a romper el hielo por completo, pero sus gestos hablan. La comunidad entera se involucra en el cumpleaños de Genos, una fiesta que se convierte en símbolo de esperanza colectiva.
- Capítulo 70: Lineamientos del mundo renacido.
Senku ayuda a reactivar la calidez familiar que sus dos personas queridas, con una cena que transforma silenciosamente los vínculos entre sus miembros. Los planes evoluciona, la gente cambia y la inminente partida se acerca.
- Capítulo 71: La balada del viento y el mar.
Ukyo y Ryusui enfrentan la inminente separación por su misión, revelando el amor profundo que se profesan y el temor a un futuro incierto. Las emociones se desbordan hasta culminar en una inesperada proposición.
- Capítulo 72: La teoría de los vínculos lentos.
En una boda cargada de emociones, Stanley y Senku enfrentan sus propios sentimientos. Mientras uno se atreve a besar su pasado, el otro teme tocar su futuro. La despedida se tiñe de esperanza, ternura y promesas no dichas.
- Capítulo extra 6: Crónicas del corazón de un niño que miraba las estrellas.
Cuando sus padres fallan en la logística más básica, el pequeño Genos no se quiebra; él se reorganiza, se adapta, se vuelve fuerte y crea sus primeras máscaras de falsedad.
Arco 7° - El llamado al hogar.
- Capítulo 73: El arte de dejarte ir sin romperme.
Tras el ritual de bendición del barco, Genos fuerza a sus padres a enfrentar una conversación que ambos evitaban. Entre reclamos y confesiones, ambos aceptan que amarse no siempre es suficiente.
- Capítulo 74: El camino que escogimos seguir.
En el Perseo, el plan para unir a dos tontos, ha sido puesto en marcha con resultados favorables; mientras que en tierra, algunos buscan respuestas y otros solo aceptan con resignación.
- Capítulo 75: La parábola del amor incondicional
Entre confesiones, risas nerviosas y un beso verdadero, Senku y Genos sellan la alianza más poderosa del Reino de la Ciencia.
- Capítulo 76: Donde el mar refleja el cielo.
La calma romántica entre Senku y Genos se ve contrapuesta por la reactivación de una vieja amenaza: WHYMAN está ahí de nuevo.
- Capítulo 77: La melancolía de crecer.
Las declaraciones de Senku, desatan un caos en Xeno, haciéndole plantear su camino hasta ese punto de su vida.
- Capítulo 78: El brillo del porvenir.
Senku y Genos enfrentan la tensión de presentar su relación a los padres del mentalista. Mientras tanto, la distancia entre Stanley y Xeno se vuelve cada vez más notoria para su hijo.
- Capítulo 79: Los latidos de una estrella moribunda.
Xeno y Stanley, separados por el silencio y el orgullo, malinterpretan la falta del otro como abandono. Una carta no leída, una carrera desesperada, y un barco que se va sin retorno, sellan el final de su historia.
- Capítulo 80: Orbita sin retorno.
Stanley enfrenta el peso de sus culpas al volver a un mundo que ayudó a destruir. Genos le impone un castigo como redención, y Ukyo lo vigila como guardián. El reencuentro con Maya lo quiebra al descubrir que el perdón duele más que el odio.
- Capítulo 81: Lo cotidiano y lo eterno.
La civilización vuelve poco a poco a la vida, en contra punto, una familia parece cada vez más distante, mientras otra está buscando la forma de unirse de nuevo.
- Capítulo 82: Sombras en el progreso.
Antes de partir a la India, las sombras del pasado golpea a Genos de nuevo. La línea entre la ciencia y las armas es algo que ya no puede distingue y teme por Senku y el progreso.
- Capítulo 83: La melodía del amanecer.
A través de recuerdos, abrazos y un cumpleaños lleno de detalles, Suika descubre que ya no está sola y que la ciencia conecta a toda su nueva familia, una familia que intenta curar sus heridas mientras aprende a vivir el presente.
- Capítulo 84: Ecos en la distancia.
Un amor que aún se siente, de dos hombres que aún no saben como pedir perdón o si esas palabras siquiera son suficientes. El soldado que ya no carga armas y el científico que no sabe como reparar la distancia.
- Capítulo Extra 7: Retrato familiar.
Entre recuerdos familiares, risas y situaciones incómodas, Stanley y Xeno muestran la intimidad y el caos de criar a Genos, un niño ingenioso, manipulador y una estrella de los escenarios en ascenso.
Arco 8° - Mi hogar.
- Capítulo 85: Melodía para tres.
Ryusui se prepara para reencontrar a su hermano Sai, apoyado por su esposo Ukyo desde la distancia. La expedición científica en la India despierta heridas familiares enterradas.
- Capítulo 86: Algoritmos para el perdón.
Los hermanos Nanami aún luchan por entenderse, cargando en silencio el peso del pasado y un perdón que aún les cuesta decir. La ciencia no se detiene y ahora hay un nuevo proyecto en donde la ciudad del Maíz será la clave para hacerlo realidad.
- Capítulo 87: --- EDITANDO---
---- En edición. ----
Chapter 3: Capítulo 1: El escape que inició todo.
Summary:
Antes de la petrificación, un Gen de 15 años no está en la mejor situación de su corta vida, pues además de haber arruinado el aniversario de sus padres, así como su plática para convencerlos de viajar a Japón, él ahora se encuentra en la cajuela de un carro atado de manos y pies.
Notes:
La canción que inspiro esta historia. =)
Canción: Mirrors
Artista: Caravan Palace.
Link: https://www.youtube.com/watch?v=mkx9qk4ozds&ab_channel=%F0%9D%98%8E%C3%B8%F0%9D%98%A5%F0%9D%98%97%F0%9D%98%A9%F0%9D%98%A2%F0%9D%98%AF%F0%9D%98%B5%C3%B8%F0%9D%98%AE
Chapter Text
…
Gen abrió los ojos, la oscuridad y el ruido del motor de un auto fue lo primero que su mente captó, intentó moverse, pero sus manos y piernas estaban atadas, sin olvidar la cinta que cubría su boca. Suspiró profundamente por cinco veces hasta despejar su mente, luego se puso a trabajar: ya estaba en calma, así que ahora tocaba el paso dos, evaluación de la situación.
Obviamente estaba en la cajuela de un carro que, por su movimiento, estaba en una calle de tierra, sus manos estaban atadas hacia atrás con una soga, al igual que sus pies, la soga estaba atada fuertemente en un nudo escalador, si es que sus dedos palmaban bien el nudo, no era tan complicado de soltar, pero tomaría su tiempo, 5 o quizás 3 minutos si se apuraba. Respiró nuevamente y trató de escuchar las voces de sus captores, obviamente había más de dos, uno es quien conducía, dos personas que están sentadas en el haciendo de atrás, si el molesto movimiento inquieto de su ropa contra el cuero del asiento era un indicio de su presencia, y supuso que había un cuarto como copiloto. 4 a 1, no era una buena estadística, pero su entrenamiento con su tía Maya le daba la ventaja.
Ahora, el gran problema era esos manditos tranquilizantes inyectables. Como se atrevían esos hombres a usar eso contra él, no era necesario ser un genio como su padre para saber lo inhumano que era eso, ¿Acaso creyeron que era un fenómeno de la naturaleza?... Bueno, también su padre tendría unas palabras sobre esa pregunta. Técnicamente era un fenómeno de la naturaleza, un doncel nacido con Situs Inversus, las estadísticas según su padre era 1 entre 15,030 nacimientos y él jamás se equivocaba en sus cuentas.
Cuando sintió el nudo de sus manos aflojarse, dejó de divagar y empezó a contorsionarse para alcanzar la cuerda de sus pies, no era sencillo, pero con esto él estaba demostrando que tenía las capacidades suficientes para ser un escapista, su papá estaría orgulloso de él.
Cuando el nudo se aflojó, el auto se detuvo, lo que obligó a Gen a volver a la posición inicial y fingir estar aun inconsciente. Efectivamente había acertado con la cantidad de personas, había cuatro voces masculinas que se quejaban por el dolor de los golpes que habían recibido de parte de él, era simplemente ilógico no luchar cuando eras amenazado.
La cajuela se abrió de golpe y al no sentir rayos de sol entrar en la cajuela, dedujo que ya era noche, lo que implicaba que había arruinado la cena de aniversario de sus padres.
—Oiga jefe, ¿seguro que no se pasó con la dosis para tranquilizarlo?
—¿Crees que es la primera vez que hago esto? -respondió con molestia, quien ahora sería su objetivo-. Además, la puta les estaba dando una paliza, si no intervenía sería un problema mayor. Anda, llévatelo a dentro y enciérralo junto a los demás.
Un teléfono sonó, seguido de un chasquido de fastidio.
—Jefe, el camión se averió. Dicen que vendrán mañana a recoger la mercadería.
—Avisa a esos idiotas que, si no vienen antes de las 10 de la noche de mañana, el trato se cancela. Con estas putas podemos conseguir a mejores postores que ellos.
—Si, jefe.
Gen rodó los ojos mentalmente, ¿De verdad estaban hablando de su plan en frente de un prisionero? Sintió como alguien lo cargaba y lo alejaba de la charla de los hombres. Escuchó como abrían una puerta pesada y los gemidos de terror dentro de esa habitación.
—¿Qué pasa dulzuras? ¿me tienen miedo?
El golpe de algo metálico seguido de los gemidos de terror de algunas personas, puso en alerta a Gen, podía planear un escape individual, pero ahora había más personas a quienes rescatar.
—Les traje a un nuevo amigo para que no se sientan solos. -otra puerta más se abrió y tiraron el cuerpo de Gen sin mucha ceremonia. Curioso, pensó Gen al no sentir el impacto del frío suelo, sino de un colchón que había tenido mejores días. Siguió escuchando como ese hombre intimidaba a las personas encerradas junto a él, por los sonidos temblorosos de sus gemidos, lo estaba consiguiendo, luego el ruido de puertas cerrándose volvió a aparecer hasta que la pesada puerta principal se cerró por completo y los demás cautivos entraron en llantos histéricos. Fue en ese momento que Gen abrió los ojos.
Él estaba en una jaula para perros grandes en forma rectangular, Gen calculó que mide entre 90 pulgadas de largo por 45 pulgadas de ancho, a su lado había otras cinco jaulas más de las mismas medidas. Contándolo a él eran tres mujeres y 3 donceles. Todos amarrados como él.
Gen tuvo que volver a respirar profundamente una vez más para aclarar su mente y pensar con claridad. "... El miedo es tu peor enemigo, domínalo y ganarás la pelea..." escuchó la voz de su papá por sobre los llantos de las demás personas. Respirando una vez más calmó su mente y empezó a pensar en un plan de fuga, pero primero, necesitaba su cuerpo libre.
—Por favor escúchenme. -susurro tan fuerte como pudo luego de desatar sus manos y quitar la cinta de su boca; no veía cámaras, pero podía haber micrófonos, necesitaba ser precavido en todo momento, los llantos cesaron y los sollozos se fueron debilitando, todos prestando atención al chico que se soltaba y se acercaba a los barrotes-. Se que no pueden hablar, pero necesito saber algunas cosas, asienten con la cabeza a mis preguntas si son afirmativas, ¿Está bien?
Todos movieron la cabeza en afirmación, bien, ya tenía la atención de todos.
—Okey, primera pregunta: ¿Han visto el sol ponerse más de siete veces? -dijo, señalando la ventana, todos negaron con la cabeza-. ¿Fue más tiempo? -otra negación-. ¿Cinco veces? -una afirmó y las otras negaron. Okey, hoy era domingo, lo que significaba que la chica estaba desde el martes o miércoles ahí, había un cuenco afuera de las jaulas, lo que implicaba que si las alimentaban-. Siguiente pregunta: ¿Solo hay cuatro hombres aquí? -ellos negaron, la chica que estaba en la jaula a su lado se acercó y con su cabeza golpeo seis veces las rejas-. ¿Seis personas? -todos asintieron-. ¿Hay otra ronda de comida este día? -todos negaron-. ¿Ellos vienen en la noche a molestarles? -otra negativa y Gen sintió que al menos tenía una victoria y dos planes para salir de ahí.
Con sus manos y piernas libres, Gen se saca la camisa y quita la viñeta cerca de su cuello, saca un alambre, se pone otra vez la camisa y empieza trabajar en la cerradura, que estaba arriba de su cabeza, intentó no sonreír, pero era imposible, esa jaula era igual a la que usó Criss Angel en uno de sus espectáculos. Cuando la cerradura cedió y fue libre, los demás empezaron a gemir para que los liberara, Gen los silenció y dejó su dedo en sus labios para que entendieran que debían estar cayados.
Salió de la jaula y observó mejor la habitación, no había cámaras ni micrófonos, había dos ventanas altas y pequeñas, no cabría una persona ahí. Se acercó a una de ellas que tenía barrotes, hizo una flexión para tomar impulso y saltó para poder alcanzarla, haciendo una levantada miró hacia afuera. Había una casa aparte de ese lugar a unos 500 metros de donde estaban, el carro seguía en su lugar, no veía a nadie más afuera, un poco obvio, quien estaría en una calorosa noche de verano afuera de una casa con aire acondicionado para ser comida de mosquitos.
Trató de ver más allá, pero le fue imposible, se soltó despacio de los barrotes y bajo lo más silencioso posible. Obviamente no podrían salir por la puerta, era muy ruidosa y alertaría a todos de su huida, así que Gen caminó por el lugar buscando una salida, para su suerte, había unas tablas sueltas, podía cavar un poco y moverlas sin alertar demasiado, el carro estaba convenientemente más cerca de ellos que de la casa y Gen mofó con fastidio, ¿realmente esos hombres habían logrado secuestrar a cinco personas sin ser encontrados? Gen trató de no pensar mucho en eso y se concentró en su plan de fuga.
Caminó hacia las jaulas y empezó a abrir la que tenía más cerca y la que parecía ser la antepenúltima chica capturada, desató sus nudos y entre susurros le explicó como soltar el nudo de sus pies, luego fue por la siguiente jaula y no se detuvo a ayudar, le ordenó a la chica libre hacerlo mientras él abría las otras jaulas cada vez con más agilidad, "... La práctica hace la perfección..." escuchó en su mente la voz orgullosa de su padre, una sonrisa cálida surgió en él, se disculparía por arruinar su aniversario, pero esperaba que con esto al fin se dieran cuenta de que él ya estaba listo para él mundo.
Cuando todas estaban libres los guío hacia el agujero y les explicó su plan. Se puso el alambre en la boca y con la ayuda de más manos lograron abrirse paso fuera de lo que ahora veía como un granero. Se puso delante del grupo y les ordenó esperar en lo que él intentaba abrir el auto. Cuando se acercó al vehículo en verdad quiso golpearse la cabeza, los idiotas lo habían dejado sin llave. Abrió lentamente la puerta del copiloto y apagó la luz del techo, se detuvo por un momento a esperar por si habían visto algo en la casa... Nada. Sonrió sin creer su buena suerte y liberando los seguros de la parte de atrás, les hizo un gesto a los demás para que subieran mientras él se movía al asiento del piloto y quitaba el tablero de la parte de abajo.
El auto era estándar, lo que ayudaba más a su plan. Con el alambre y sus dientes logró cortar los cables de encendido recibiendo solo una pequeña descarga, mientras los otros estaban temblando en silencio ya adentro del auto. Lo que no te enseñan en las películas es que debes mantener conectado los cables que están con corriente hasta que el motor pueda pasar de neutro a primera, lo que implica hacer mucho ruido.
Cuando el carro arrancó el maldito motor rugió con más fuerza de la que hubiera querido y sus pasajeros gimieron de miedo al escuchar como los hombres salían de la casa gritando atraparlos y empezaban a disparar. Gen chasqueó la lengua y arrancó tratando de hacer los cambios rápido, de lo contrario el carro se apagaría y su huida sería frustrada.
Gen aceleró cuando estuvo seguro que el carro no se apagaría y dejó atrás a los hombres, pero no por mucho tiempo, pues claramente escuchó como se encendían unas motocicleta.
—Busquen en los compartimientos o en los asientos un teléfono o cualquier cosa que nos ayude a saber dónde estamos. -les ordenó sin despegar la vista de la calle, tratando de levantar una cortina de tierra para distraer a los hombres.
—No hay nada. -gritó la chica a su lado revolviendo el compartimiento que estaba lleno de papeles. "Hasta aquí llego mi suerte." pensó cuando vio por el retrovisor como a pesar de la tierra que levantaba, los hombres se acercaban, eran cuatro, dos en cada motocicletas.
Los disparos no se hicieron esperar cuando más se acercaban a ellos. Cuando una bala atravesó el vidrio de atrás y golpeo en el retrovisor, Gen tuvo que tomar una decisión, eran ellos o los idiotas secuestradores y Gen que literalmente había sido entrenado para cosas peores que estas, relajó su postura y dijo con firmeza.
—Sujétense y cuiden su cabeza. Hare algunas maniobras.
Sus pasajeros acataron y Gen frenó en seco, golpeando la moto detrás de ellos y mandando a volar a esos dos hombres, luego volvió a avanzar y golpeó a la otra moto, pero esta vez, el mandito si logró darle a la llanta trasera, lo que hizo que perdiera el control del carro y patinara casi 300 metros, fue una suerte que él ya había practicado en un simulador algo así, solo que, sin los gritos de sus pasajeros, logrando que el carro no se volcara.
La adrenalina corría con sus venas y no viendo más motos acercándose, salió para tomar las armas de esos hombres. Ya tenía una en las manos cuando escuchó como quitaban el seguro de un arma detrás de él.
—¿Te crees muy valiente ahora, pequeña zorra? -el grito de una de sus pasajeras le detuvo de apuntarle a la cabeza, al parecer, el hombre no era tan idiota como creía-. Baja tu arma y acércate lentamente. No me mires.
Gritó el hombre y Gen obedeció, su mente estaba formando planes para que nadie, a parte de esos hombres fueran herido, pero con un rehén, las cosas siempre se complican.
—No le hagas daño. -pidió caminando de espaldas.
—Cállate. -le gritó colérico-. Tu no me das órdenes.
Gen estaba a punto de moverse para desarmar al hombre cuando escuchó el disparo de una bala atravesando un cráneo y el grito de horror de sus pasajeros, incluida la rehén. Gen escuchó como carros venían en la dirección en la que ellos estaban escapando, enfocó su vista y los vio, el hombre rubio que sostenía un rifle de asalto y un hombre de cabellos plateados que conducía un todoterreno, detrás de ellos venían dos todoterrenos más.
Sus piernas flaquearon en ese momento y a pesar de los gritos de terror de sus pasajeros, Gen cayó al suelo riendo como loco, justo como su padre a veces lo hace cuando encuentra la resolución de un problema científico. Se detuvieron frente al carro y bajaron corriendo del vehículo, ignoraron los gritos de terror de los pasajeros y en una sincronización digna de ellos dos, lo abrazaron.
Pudo escuchar otro disparo y un quejido de dolor, aun en el abrazo, su papá siempre estaba atento de su entorno; fue su padre quien los separa del abrazo y empezó a revisar a su hijo.
—En nombre de todo lo científicamente correcto, Genos Snyder Wingfield, sabes lo preocupado que nos tenías a tu padre y a mí en todas estas tres horas, treinta y tres minutos y cincuenta segundos desde que activaste tu reloj de seguridad.
—¿Bastante? -dijo relajando más sus expresiones, podía ver como el equipo de su papá ayudaba a las víctimas y otros retenían a los tres hombres que aún parecían vivos, dejó su sonrisa infantil a un lado y dio el reporte a su papá-. A unos kilómetros más atrás esta la casa en donde debe haber otras dos personas más, el jefe y un subordinado. Mañana durante la noche y antes de las dos mil doscientas horas, vendría otras personas a llevarnos, supongo yo que a una subasta negra.
La cara de indignación de su padre Xeno le valió una sonrisa, quitando seriedad de su rostro y volviendo a aparentar ser solo un adolescente normal de 15 años.
—Lo has hecho bien, hijo. Estoy orgulloso de ti. -dijo su papá Stanley, revolviendo sus cabellos rubios cenizos, una rara combinación de los cabellos de sus padres, la genética podía ser un poco curiosa cuando quería.
—Lamento arruinar su cena de aniversario. -se disculpó genuinamente su hijo, luego del ensordecedor orgullo que sintió al ser alagado por su papá.
—Por mí no hay problema. -le dijo su papá con indiferencia-. Navidad se adelantó para mi al poder probar mí nuevo juguete con un objetivo en movimiento. -señaló el rifle su papá y Gen se rio ante la forma en que su padre Xeno soltaba el aire con dramatismo.
—Hay que ir a casa, mi pequeño, he tenido demasiada epinefrina en estas tres horas, no lograré dormir apropiadamente hasta no tenerte en casa con el estómago lleno y arropado bajo las sábanas de tú cama.
Los ojos con picardía de su papá le decían todo lo contrario sobre el "Dormir apropiadamente" que su padre pretendía hacer. Era su maldito aniversario después de todo, así que no queriendo arruinar más la celebración, Gen se subió en la parte de atrás del todoterreno y esperaron a su papá que estaba impartiendo órdenes, para luego subir junto a ellos e irse a casa.
Si Gen vio como en la pantalla del auto, su padre muy disimuladamente cambió el comando de rastreo a un GPS normal, él no diría nada, después de todo, no era como si nunca sintió el rastreador incrustado detrás de su oreja derecha, además, solo por esta vez, gracias a ese rastreador esta a salvo y por fin podía cerrar los ojos y dejar a su cerebro descansar.
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Al parecer, gracias a su secuestro, lograron detener a una banda que traficaba con mujeres y donceles jóvenes, él lo suponía, por la forma en que los trataba y las cosas que decían.
—Algo bueno salió de mi secuestro. -dijo Gen mientras con una diapositiva agradeciendo la escucha, miraba a sus padres que estaban sentados en la sala de su casa mirando casi sin parpadear-. Ahora saben que tengo las competencias necesarias e idóneas para enfrentar el mundo del entretenimiento sin caer en sus vicios y peligros. Soy, para gran orgullo de ambos, un adolescente altamente entrenado, no solo en defensa, combate cuerpo a cuerpo con y sin armas, sobrevivencia, uso de armas de fuego y desactivación de bombas, manejo de equipo militar y de laboratorio. También un genio graduado del instituto tres años antes, un ilusionista talentoso y futuro psicólogo con especialización en neurociencia. Que mejor sino ahora ir a Japón para cumplir mis sueños.
Gen puso su mejor sonrisa e hizo aparecer flores de su mano, su papá Stanley sonrió ante eso, pero su padre Xeno aún se miraba muy serio.
—No ha pasado más de una semana desde aquel incidente y tú, jovencito, ¿quieres irte a otro continente? -le dijo con indignación en su voz su padre Xeno.
—Japón es la ciudad más segura del mundo según sus estadísticas. -presentó el dato Gen, extendiendo otra carpeta-. Soy consciente que empezar desde cero en un lugar en el cual ni siquiera se su idioma suena aterrador, pero de verdad, de verdad quiero hacerlo. -dijo enfatizando sus palabras finales, sus padres se miraron un momento, por los labios de su padre Xeno se dibujó una sonrisa triste mientras sacaba un sobre de su bata de laboratorio, entregándoselo a su hijo.
—Desde hace seis meses sabemos que querías irte. -Gen toma el sobre y lo abre, dentro hay papeles en japones, fotos de una propiedad casi igual de grande que su casa actual, y una visa japonesa-. Pero aun me cuesta creer que será tan lejos de nosotros en donde tu alzaras las alas para ser más grande que tus propios sueños.
—La propiedad está cerca de la universidad en donde Xeno dará conferencias más seguido y también hay una base militar a las afueras de la ciudad. -su papá Stanley le sonríe, sus ojos brillando en un orgullo que abruma a su hijo-. Así que, oficialmente, nosotros también nos mudaremos hasta que cumplas los 18 años y seas legalmente un adulto.
—Ustedes... -dijo Gen con un nudo en su garganta-. ¿Van a dejar su país para ir a cumplir el sueño de su hijo?
—Solo hasta que cumplas 18 años. -corrigió su papá-. Xeno será quien pase más tiempo contigo, no cambiará mucho mis viajes lejos de casa.
—Vendrán conmigo. -repitió Gen, aun sin creerlo, sus ojos llenándose de lágrimas-.
—Eres, legalmente hablando, nuestro problema hasta los 18. -Stanley levanto los hombros sin importancia, su marido completamente sin palabras, él sabía muy bien que la dicha de su hijo siempre lo abrumaba, por eso él tomaba el mando esta vez-. Así que déjanos ayudarte hasta donde podamos. ¿Te parece bien?
Gen asintió fuertemente y los abrazó. Ellos no eran una familia emocional y de gestos de cariño, pero esta vez, era justo hacerlo, sus padres eran increíbles.
—Partiremos el domingo, así que ve a preparar tus cosas.
—Por supuesto, papá. -Gen los soltó y salió corriendo escaleras arriba, Stanley solo se rio ante las caras de su hijo, no entendiendo bien a quien saco esa energía alegre que parecía rodearlo y contagiar a todos a su alrededor.
—Ya he adelantado la compra de un laboratorio personal para usted, doctor, así que solo hará falta que lo monte cuando desempaquemos.
—Me siento como un padre incompetente que no puede dejar ir a su hijo. -Xeno suspira derrotado mirando aun la pantalla en donde su hijo reprodujo la diapositiva de las "Razones por las cual dejarlo ir a Japón era lo correcto y elegante" -. Desde cualquier ángulo que lo veas, es ilógico lo que te pedí.
—Desde mi punto de vista, doctor, yo solo vi a un hombre que ama demasiado a su único hijo, querer formar parte de sus sueños sin sofocarlo en el proceso. Por supuesto que podríamos haberlo dejado ir. -le interrumpió Stanley cuando Xeno quiso corregirlo-. Pero después de lo que paso hace un par de días, por lo menos yo, no quiero dejarlo ir a otro país sin la certeza que tendrá una red de apoyo fuera de nosotros.
—Comprensible. -dijo a regañadientes, soltó un suspiro y compuso su postura antes de hablar-. Supongo que entonces, solo faltaría armar nuestras maletas y emprender vuelo, reorganizar agendas y aprender japones.
—Suerte con eso. -le dijo su esposo levantándose del sofá y buscando su caja de cigarrillos para fumar uno, necesitaba relajarse solo un momento antes de ponerse manos en acción.
—Oh, si veo el lado positivo de las cosas, también podré conocer personalmente al joven Senku Ishigami. Definitivamente crearemos una nave elegante antes de partir de Japón en tres años más.
Stanley abrió una ventana y prendió su cigarrillo en lo que su esposo hablaba de ese mocoso como un prodigio igual de elegante que su hijo. Sonrió cuando dio la primera calada y pensó, que él también lo hacía por su marido. Stanley podía ser muchas cosas, pero siempre fue muy observador. Su esposo se solía quejar de su trabajo, pero últimamente, más que las quejas, la frustración en sus ojos era algo que no podía soportar más y si pudiera, él acabaría matando a quien si quiera se atrevió a intentar cortarle una de las plumas en las alas de la libertad por su ciencia de su amado.
Pero ahora, con un nuevo cambio de aires, tal vez volvía a recuperar la euforia de su esposo por la ciencia, lejos de esos hombres corruptos de los cuales, Stanley ya tenía una bala con sus nombres tallados.
Chapter 4: Capítulo 2: El despertar en un nuevo mundo.
Summary:
Gen despierta en un mundo primitivo, donde Tsukasa le revela una verdad devastadora: la humanidad fue petrificada hace miles de años. Tras fingir sumisión y reencontrarse con un viejo amigo, él es enviado a una misión sin saber que él ya tiene un plan en secreto: infiltrarse y encontrar a Senku, el científico que podría ser la clave para restaurar la civilización y la última esperanza de Gen.
Chapter Text
Gen abrió los ojos y se encontró con un paisaje que estaba seguro no era el escenario en el cual había estado hacia un momento, sintió un extraño deja vú, molestándose un poco por estar completamente desnudo, pero rápidamente sus instintos le advirtieron del peligro detrás de él, así que, como había estado haciendo desde los 16 años, aparentó ser débil e ingenuo, la cúspide de un delicado doncel.
—¿Qué es esto? ¿Una cámara oculta? Me extraña mucho que mi manager no haya parado al responsable de esto. Ya le he dicho muchas veces que el mentalista soy yo, por lo tanto, soy el único que hace las bromas aquí. -Gen se levantó delicadamente, cubriendo sus pechos y hombría, ya había visto una piedra cerca de él que podía usar para defenderse, además de eso no había nada, sería una batalla cuerpo a cuerpo que estaba más que seguro ganaría.
—Estamos en el año 5739. -Gen conocía esa voz, lo había visto antes, no solo entrenando o peleando, él era un rival que su papá ansiaba conocer en persona y retarlo a un combate, incluyéndolo él mismo, solo como un pasatiempo para dejar en claro que no solo por ser alto y tener una musculatura enorme, podrías ser más fuerte y derrotar a cualquiera en combate. Trató de dejar ese pensamiento atrás cuando su mente se puso al día de las palabras, ¿Qué demonios había dicho? -Pero tú todavía tienes diecinueve años de edad.
Gen giró a verle, aun cubriendo su cuerpo.
—¿Cómo...? Espera, tu eres quien me acompañó en el especial de magia psicológica. Salimos juntos en la tele ¿recuerdas? El estudiante primate más fuerte, Shishio Tsukasa-chan.
El hombre giro su mirada y le tendió ropa para cubrirse, le dio la espalda dándole algo de privacidad, Gen no dudo en ponerse la ropa, pero después de que empezó a explicarle lo que había pasado, un dolor agudo se fundía en su pecho, mientras más escuchaba, más entendía el comportamiento del hombre.
—Fundemos un nuevo mundo juntos, Gen. -esas palabras hicieron que su agudeza de años de entrenamiento con las tropas de su papá se activara. El chico tenía una visión un tanto curiosa de este nuevo mundo, pero no le gustaba la implicación que esa frase le traería a futuro.
Tsukasa le dio un recorrido por la zona y le explicó su misión.
—¿Senku? -preguntó para estar seguro... Él conocía ese nombre, su padre no paraba de decirle lo elegante que eran sus ideas, pero era mucha coincidencia, descartó rápidamente ese pensamiento...
—Él fue el primero en despertar en este mundo de piedra...
Cuando él siguió hablando sin notar ningún cambio en Gen, este pudo perderse un momento en su mente... Tsukasa no quería adultos ahí, pero sus padres...
—El hombre más inteligente del mundo, a quien yo maté.
"Oh." Gen no pudo disimular la seriedad en sus ojos, así que su instinto no se había equivocado, la fachada de chico tímido y serio que una vez conoció, era solo eso... Su papá tenía razón, la fantasía del poder puede corromper el alma. Componiendo su postura, se dijo a sí mismo que estaría abierto a escuchar más sobre ambos bandos, no era del todo suicida para arriesgarse en ese mundo de piedra por si solo, por mucho que supiera como sobrevivir al intemperie y en condiciones extremas, si era ciertas las palabras de Tsukasa, no le importaría también matar a quien intente sobrepasarse con él o con la causa que creyera más justa luego de recopilar la información suficiente de ambos lados de la guerra, esa era su especialidad, después de todo su papá le había enseñado el arte de la guerra mucho antes de que él pudiera leer correctamente...
... Y luego vio la fecha en el árbol con el día de su cumpleaños y quiso llorar... Si en verdad era ese Senku del cual su padre alababa tanto, si de verdad era él, talvez podría estar con el último recuerdo de la locura de su padre por la ciencia... Egoístamente y sin pensarlo mucho, Gen ya había escogido un bando al cual apoyar.
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—Señor Asagiri. -la dulce voz de Yuzuriha le detuvo, junto a ella está el joven alto que accidentalmente derribó el primer día de su estadía en el imperio del poder, Taiju, el chico de enorme corazón-. Supe que esta por partir a una misión por un largo tiempo, por favor, llévese estas mantas extras, el otoño está muy cerca y aunque es verano, las noches son muy frías.
—También un poco de carne seca. -ofreció el chico con alegría, seguramente de su ración de comida.
—Les agradezco mucho por pensar en mí, definitivamente la manta será algo de utilidad, pero la carne puede atraer a las bestias, prefiero conseguir mi propia comida en el camino y viajar ligero.
—Tiene toda la razón. -dijo con sorpresa el chico, su amiga le sonrió con cariño al ver las alegres reacciones del gran chico. Gen se sintió un poco celoso, él también había tenido un amigo así, pero ahora... Ahora él tenía que estar siempre con la guardia en alto, jamás confiando y nuevamente solo, lejos de la única persona que podía llamar su mejor amigo y ser solamente él mismo junto a él, lejos de sus padres que estaban a cientos de kilómetros de él y de los cuales ni siquiera sabía si aun sus estatuas estaban completas. Su corazón se estrujó, trató de regular su pulso, dejando a un lado esos pensamientos, no permitiría que sus emociones ganaran, su papá Stanley lo regañaría si se permitía dejarse leer fácilmente por otros.
—Por favor, cuídense. Y trata de descansar esa muñeca Taiju, realmente estoy tan avergonzado por mi error.
—No se preocupe, señor Asagiri, también fue culpa mía acercarme a usted sin hablar primero.
—Llámenme Gen, por favor. Somos casi de la misma edad.
—Gen Asagiri. -Gen giró a ver a la persona que le llamaba, él conocía esa voz y sus ojos no ocultaron la sorpresa cuando lo vio, porque era imposible, ¿verdad? Acababa de pensar en él y ahora está ahí, parado frente a él, su mejor amigo, Ukyo-. Tengo ordenes de escoltarte hasta el final del reino.
La sorpresa fue desplazada con dolor, dolor que ocultó tras una mueca de sonrisa bien elaborada; era obvio que Ukyo no lo reconociera o lo haya olvidado, habían pasado 3700 años desde la última vez que hablaron. Gen volvió a su papel de indefenso doncel y siguió la corriente.
—Por supuesto. En un minuto le sigo. -Gen miró a los chicos y les hizo una leve reverencia, sacando de sus manos unas flores que les dio a cada uno, dejó salir una sonrisa cálida cuando vio el asombro en los ojos de los adolescentes, se había acercado a ellos luego de saber que eran los amigos de ese tal Senku que él iba a investigar, pero ambos eran demasiado dulces y buenos como para no encariñarte de ellos-. Nos vemos pronto.
Ukyo guío a Gen por un tramo en completo silencio, luego se detuvo, bajo su arco y flechas y sacando una daga de piedra fue directo a atacar a Gen. Él ya lo esperaba y no dudo en defenderse y desarmarlo, cuando Gen lo tiró al suelo y le puso la daga en el cuello, la sonrisa dulce que muchas veces Gen vio en él hombre en uno de sus muchas tardes de café, apareció nuevamente frente a él.
—Ese cambio de lock es muy radical hasta para ti, Genos. -Gen bajo su arma y miró con incredulidad a Ukyo... Hacia tanto tiempo nadie le llamaba por su nombre real-. Por poco y no te reconozco, pero eres el único que conozco a quien su corazón late del lado contrario.
Gen se quitó encima de él y le ayudó a pararse, su sonrisa estaba rebelde y no quiso formarse, Ukyo le vio y palmeo su cabeza, aunque ahora tuviera que levantarse un poco más para hacerlo.
—Tus ojos siguen siendo iguales a los de tu padre Staley. -y solo ahí, Gen se permitió llorar en los brazos de Ukyo.
Él había sido fuerte, incluso antes de la petrificación, la partida de sus padres le había dolido demasiado, pero ellos lo habían guiado hasta el final y le habían dejado a Ukyo, siendo parte de su paquete de cuido, como una red de apoyo una vez que se quedara solo en un país lejos de sus orígenes.
Conoció a Ukyo cuando tenía 17 años, su papá Stanley lo había traído a casa a comer. El chico resultaba estar en la marina y por entrenamientos en uno de los nuevos portaviones de la marina japonesa, habían invitado al mejor piloto de Estados Unidos para viajar con ellos y ahora, nuevamente en tierra, su papá Stanley lo invitó a su casa para hacer competencia con su padre Xeno, sobre sus protegidos. Gen tuvo que disculparse después de la cena cuando sus padres, cual adolescentes hormonales, terminaron besándose apasionadamente luego de una discusión sobre prodigios que concluyó en que el mejor prodigio había sido la creación de ellos dos.
Ukyo había sido paciente y entendía que a veces esas cosas pasan cuando te pierdes en el mar y vuelves a tierra con la persona que amas. En ese tiempo, Ukyo tenía 24 años, pero sus ojos eran sabios, Gen quizás tuvo un pequeño flechazo por él mientras más conversaban durante los meses siguientes, pero ambos eran donceles y por desgracia, ninguno de los dos podría dar la semilla necesaria para fecundar al otro, en su interior, se conformó con tenerlo como su mejor amigo y había resultado mejor de lo esperado, incluso su papá puso las manos al fuego por él cuando en una de sus últimas llamadas antes de la petrificación, Gen se quejaba de que la casa era muy grande para una sola persona y su papá le sugirió que invitara a Ukyo a vivir con él.
Había tenido tantos planes en aquel entonces y cada uno de ellos rotos con su nuevo despertar en una era de piedra...
Cuando logró controlar sus emociones y limpiar un poco su rostro, Ukyo le limpio los restos de lágrimas que aun caían en sus ojos.
—Esta mañana que desperté, Tsukasa me explicó lo que había pasado y me pidió que estuviera atento a ti.
—Ese primate a matado a gente. -le dijo sin rodeos y los ojos de Ukyo se ensombrecieron en seriedad-. He escuchado lo suficiente en este reino para hacerme una idea de la amenaza que pueden representar a futuro si el plan de despertar a toda esa gente poderosa se cumple. Infiltrarme para buscar a ese tal Senku es mi misión.
—¿Senku? ¿El Senku que tu padre conoció?
—No estoy seguro si es la misma persona, pero si no lo es... -Gen miro a Ukyo con seriedad y este asintió, ambos entendiendo muy bien sus papeles en este reino. No solo eran los únicos donceles despertados hasta la fecha, sino que en esta era de piedra, ante sus ojos ahora eran familia y para ambos, la decisión que el otro tomara iría pensada para dos.
—Tu padre Stanley te entrenó para ser el mejor en lo que hagas, Genos, confió plenamente en ti y tu mentalidad estratégica.
—Pones demasiado peso en mis hombros Ukyo-chan.
Ambos rieron ante la mirada dramática de Gen, y después, ya más relajados, Ukyo le entregó la funda a Gen de la daga de piedra.
—La necesitaras no solo para casar, también para defenderte.
—¿Preocupado por mi Ukyo-chan?
—Más bien por el imbécil que se cruce en el camino del joven que rescato a seis personas, incluyéndose, de un secuestro y posible tráfico de personas.
—No me digas que mi papá te conto eso también. -gimió Gen al saberse el protagonista de todas sus historias de un orgulloso padre de familia.
—Genos. -le dijo luego de que su risa disminuyera, ahora su seriedad estaba de vuelta-. Por favor ten cuidado y vuelve a nosotros una vez que cumplas tu misión.
—Si, capitán Saionji. -dijo con toda la seriedad del mundo mientras hacia un saludo militar.
Ukyo le devolvió el saludo y luego lo volvió a abrazar. Siempre había visto a Genos como un hermano menor y ahora más que nunca, jugaría ese papel con seriedad. Lo vio partir, adentrándose en el bosque y más convencido que antes, Ukyo se puso a formar parte de los más cercanos a Tsukasa. Si lo que Genos dijo sobre Tsukasa era cierto, no permitiría que su hermanito fuera tocado por alguien que tenía las manos llenas de sangre. Sabía que era innecesario, que Genos fácilmente podría derrotar a Tsukasa y a cualquiera que se le pusiera en frente, tenía evidencia más que suficiente para asegurar sus palabras, pero, su estúpido instinto de hermano mayor le ordenaba cuidarlo y eso era exactamente lo que iba a ser.
Chapter 5: Capítulo 3: Sangre falsa, lealtad verdadera.
Summary:
Tras infiltrarse en la aldea, y probar la integridad de Senku, Gen juega sus cartas, su actuación convence a todos... excepto a Tsukasa, quien sospecha de su verdadera fuerza. Mientras Senku lo cura, Gen descubre en él, el mismo brillo científico de su padre, sellando su lealtad al bando de la ciencia.
Chapter Text
Gen estaba sobre una rama de un árbol, había pasado la noche ahí y su trampa para cazar un pequeño conejo había dado sus frutos. Se acercó con cautela al pequeño conejo, todo el cuerpo de la pobre creatura temblaba y él tuvo un momento de vacilación, pero su estómago rugiendo le recordó que no tenía opción, aun no sabía cuánto faltaba para estar cerca de ese pueblo y ya había pasado más de veinticuatro horas sin comer y eso no era nada bueno.
—Lo siento tanto conejito. -con manos diestras, Gen rompió el cuello de la creatura, se acercó al arrollo que tenía como guía y empezó a limpiar al animal.
En un momento de quietud en el agua, luego de su labor, Gen se detuvo a verse mejor. Ukyo no mentía al decirle que casi no lo reconocía, él color de su cabello era, claramente, el primer factor. El mundo del espectáculo en Japón era muy complicado en cuanto al aspecto se trataba y Gen, quien no solo era un extranjero, sino además alguien que quería entrar al mundo del espectáculo, con un color rubio cenizo en su cabello, no solo era llamativo, sino fuera de lugar, tuvo la dolorosa tarea de teñirse su cabello de negro, y aunque lo ocultaran bien, sus padres también sufrieron un poco por su cambio de lock.
Ahora, al parecer, la petrificación había hecho de las suyas con su cabello una vez más, pues no solo había dejado ese color negro en una zona de su cabello, sino que ahora, la otra mitad, tenía un color blanco platinado, casi como él color de su padre Xeno. Gen acarició el mechón largo que sobresalía de su flequillo normal, lo besó con cariño, pensando un momento más en sus padres y en los últimos vestigios que aun tenía sobre él de ellos.
Abrió sus ojos y dejó de pensar más en eso. Tenía una misión y una persona estaba esperando su regreso, no había tiempo para el sentimentalismo ahora. Tomó al animal, ya limpio y sin piel y se dispuso a hacer una fogata para cocinarlo, recolectó lo necesario y puso al conejo a cocinar.
Mientras estaba en eso empezó a prepararse, recolectó bayas silvestres y con la tela que Yuzuriha le dio, creó bolsas de sangre falsa, poniéndolas sobre donde debería estar su corazón, recolectó flores y otros objetos que le ayudarían. Con los restos sobrantes de tela, hizo un colador para filtrar agua, sacando una botella que encontró en la cabaña que ese hombre de nombre Senku había hecho, él fue vertiendo poco a poco el agua filtrada, fue demasiado conveniente no tomar la única botella hecha de barro que había sobrevivido a la destrucción de aquella improvisada cabaña.
Comió y se hidrató, guardó sus suplementos cuidadosamente sobre él y dejó las sobras del conejo cerca del arroyo, no necesitaba llamar la atención a animales salvajes, era suficiente la muerte de ese conejo para él día. Entrada la tarde, escuchó el sonido de algo muy parecido a un silbato. Se acercó poco a poco y sus ojos no podían creer lo que veían, era un puesto de ramen.
Infiltrarse fue lo más sencillo del mundo, eran solo adolescentes japoneses con un acento raro, suerte que Gen había aprendido la mayoría de variables del idioma en sus clases extracurriculares que tomo antes de viajar al país del sol naciente.
Cuando vio que nadie parecía percatarse de él, se acercó un poco más al chico que hablaba más parecido al japones que él recordaba, aclaró su garganta y empezó el show para él.
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Senku era, por decirlo lo más delicado posible, un maldito explotador de mierda... Pero también... Gen conocía ese brillo, ese que solo aparece cuando un científico loco les daba vida a sus creaciones, él había vivido por 18 años de su vida con uno y lo conocía a la perfección.
Su corazón se apretó fuertemente contra su pecho cuando, 3700 años después de la última vez que vio la luz, esta se alzara sobre la noche. Gen quiso llorar, pero se controló, no era propio de él ser tan sentimental, pero acaso no podría un hombre dejarse llevar por un momento de esperanza de un futuro mejor.
"Lo ves ahora, padre. Tú protegido va a cambiar el mundo y tal vez y solo tal vez, los traiga de nuevo a mi lado"
Y con ese pensamiento, Gen ya estaba más que seguro el bando que iba a tomar y al científico loco que iba a proteger como su papá Stanley siempre hacia con su padre Xeno.
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Gen odiaba que la gente lo tomara desprevenido, la razón, años de entrenamiento militar de su papá que diligentemente le brindó desde los 6 años. Eso hizo que él primer ataque de ese hombre no lo tocara y en cambio, el acertara un puñetazo, quebrando limpiamente la nariz.
—Maldito brujo. -bramó él hombre, que se lanzó a atacarlo dejando muchos puntos vitales al descubierto, y era ahí, en donde recordaba que él odiaba a los presuntuosos hombres musculosos que creían ser fuertes cuando con tres, no, dos golpes, él podría dejar inconsciente. Pero después recordó sus palabras, los aldeanos llamaban a Senku así, es decir, ese hombre que se estaba cansando de repartir golpes tan torpemente y que Gen esquivaba sin problemas, había venido por Senku.
—Señor Magma. -gritó un hombrecillo tirándole una lanza. "Oh, así que has venido a matar a Senku-chan"
Gen entonces quiso saber hasta dónde llegaría el alumno preferido de su padre si él, su nuevo aliado, resultaba herido. Fingió tropezar y el hombre no dudó en lanzar su lanza hasta penetrar la bolsa de sangre que había tenido preparada para una eventualidad así. Gen no calculó que esa lanza verdaderamente perforaría la piel, nada profundo, pero igualmente doloroso. Fingió agonizar y no respirar más, él podía aguatar hasta diez minutos bajo el agua. No necesitó más de unos minutos para que esos hombres se fueran y Senku, Chrome, Kohaku y la pequeña Suika, lo encontraran.
—No estoy muerto. -dijo entre susurros, ante las afirmaciones de su muerte, realmente esa lanza había atravesado su piel y le costaba respirar, pero Senku, tan observador como siempre, les ordenó que no lo tocaran mientras él se acercaba. No fue nada delicado al momento de sacar la lanza y obviamente Gen gimió de dolor.
—Te protegiste con bolsas de sangre falsa y aun así la lanza logró perforarte.
—¿Lograré salvarme, doctor Ishigami? -susurró cuando tuvo a Senku cerca de él, palmeando la herida y aplicando presión.
Gen no vio la mirada interrogativa en los ojos de Senku, así como también no supo en qué momento cerró los ojos y fue movido, tal vez subestimó esa herida. Lo siguiente que supo es que estaba siendo atendido por sus "rescatadores" y luego, volvió a dormir. A veces le pasaba eso...
Desde pequeño, sus padres no solo lo criaron con "amor" en base a sus respectivas áreas de trabajo, sino también, tenía los malos hábitos de ellos. Por ejemplo, podía pasar todo el día entrenando con su papá, pero si había una emergencia, la adrenalina se dispararía en su cuerpo y lo hacía el doble de eficiente que antes y solo hasta que esta emergencia pasaba era que su cuerpo solo pedía una cosa, dormir, cayendo casi cómicamente en cualquier rincón remotamente confortable. O también, esas veces en las que podía pasar semanas sin un sueño reparador metido en un experimento con su padre hasta encontrar la verdad tras eso, y luego, una vez completada su misión, simplemente caer dormido por casi un día entero.
Quizás el despertarse 3700 años después, no tener un sueño adecuado en casi cinco días y su estado de hipervigilancia, lo hizo solo bajar la guardia, una vez que olió a productos de laboratorio, plantas silvestres y leña quemada. Quizás fue la voz de Senku susurrando planes científicos mientras rasgaba el papel con su improvisado lápiz, lo que le recordó mejores tiempos, tiempos en los que solo era un niño de papi y podía pedir una estrella fugas y sus padres se la conseguirían.
—¿Podrías elaborarla en este mundo de piedra, Senku-chan? ¿Podrías hacerme un refresco de cola?
—Pues claro que puedo. Aunque nadie más que yo podría hacerla.
—Mi padre Xeno, también podría hacerlo.
Dijo sin darse cuenta, ignorando el asombro en los ojos de Senko, Gen en ese momento solo volvería a dormir y recuperaría fuerzas, tendría una larga carrera que hacer de regreso al reino de Tsukasa.
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—Senku-chan... No hay rastro de él. Ese tipo, definitivamente está muerto, de eso no me cabe duda. -sus movimientos eran perfectos, hasta que el dolor sobre la costura de su herida volvió y una mueca salió de él-. Para mi mala suerte, me topé con una mujer gorila que me atacó.
—Salgan. -ordenó a todos los presentes y Gen sabía que debía de quedarse, su fachada bien colocada para no dejar pasar ninguna emoción que él no quisiera mostrar. Tsukasa se paró de su trono improvisado y se acercó a él, Gen fingió un poco de temor, recordando en su mente los puntos débiles que podía atacar-. ¿Puedo ver tus heridas? Por favor.
Eso sí que descolocó a Gen, pero sus manos no dudaron en quitar las capas de ropa sobre él y descubrir su pecho, las manos cálidas de Tsukasa lo sobresaltaron y él apartó sus manos de la piel de Gen, luego lo miró otra vez como pidiendo permiso y con un asentimiento de parte de Gen, Tsukasa volvió a tocar la zona cerca de su herida.
—Logré apartarme a tiempo para que no perforara demasiado.
—Gen. -el nombrado trató de hacerse más pequeño, pero la intensa mirada de Tsukasa, hizo que sus instintos se activaran, enderezando su postura en toda su altura, lo que le valió una sonrisa en los labios del más alto-. Se que no eres la débil creatura que quieres hacer creer a todos aquí, un cazador reconoce a otro cuando lo ve, y tu traje de oveja no cubre del todo tus colmillos afilados.
—No entiendo de lo que hablas Tsukasa-chan. -Gen compuso la sonrisa más dulce que pudo y Tsukasa también le sonrió.
—De eso es lo que hablo. Tu eres diferente a todas las personas que he conocido y realmente espero que algún día me dejes de ver como una amenaza y me consideres como compañero.
"Y ahí estaba..." una voz muy parecida a la de su papá cuando estaba fastidiado, sonó en su cabeza, no podía culparlo, él también se sentía así.
—¿Tú compañero? -le sonrió encantadoramente-. Ese es un término muy peligroso de decir en este momento cuando parece que tienes mucho trabajo en tus manos.
—Gen. -le llamó, pero esta vez más dulce, una sonrisa plasmada en sus labios-. Se que puedes, si quisieras, derrotarme sin esfuerzo, pero sé que no lo harás.
—¿Tanta fe me tienes a mí o te tienes a ti mismo?
—Ninguna de las dos. -Tsukasa se aleja de Gen y camina de regreso a su trono-. Te pido que lo pienses, por favor.
"Pedir las cosas por favor es muy elegante, gracias, pero no gracias, esta vez no." y ahí venia la voz de su padre Xeno a expresar sus verdaderos pensamientos.
—Ukyo. -alzó la voz y el nombrado apareció en la entrada de la cueva-. Por favor, trata la herida de Gen y dale pronto tratamiento.
—Por supuesto. -dijo el hombre que se acercó a él y evaluó la herida antes de volver a poner la tela en su lugar y cubrir a Gen-. Sígueme, las aguas termales son lo mejor para ti en este momento.
Gen lo siguió y pudo sentir como los ojos de Tsukasa no se alejaron de él en ningún momento hasta estar fuera de su campo de visión, Ukyo tapaba su boca, pero claramente podía escuchar los resoplidos de diversión que salían de sus labios.
—Esto no es gracioso Ukyo. -le dijo con indignación.
—En lo absoluto. -trata de decir con seriedad, pero sus labios parecen querer pegarse a sus orejas-. Pero debes de admitir que tener al jefe de un imperio tiene sus beneficios.
—No gracias, él no es mi tipo. -le dijo restándole importancia.
—Por supuesto que no. -concuerda, sin evitar reír en el proceso-. Después de todo, tus tipos son nerds debiluchos amantes de las ciencias que dejen al descubierto tu complejo Daddy Issues.
El golpe que recibió por parte de Gen le dejaría un morete grande en su brazo, pero valía la pena al ver la cara de indignación del menor quien empezó a caminar más rápido, olvidando la herida casi abierta en su pecho.
Le dio alcance y empezaron a bromear como en tiempos antiguos, cuando por el intento de ligar de un chico con ellos dos, el pobre muchacho terminó llamando a su madre para pedir perdón por su comportamiento.
Chapter 6: Capítulo 4: El refresco de la traición.
Summary:
Tras beber el refresco de cola, un símbolo de su lealtad a Senku, regresa a Tsukasa como espía, pero su doble juego se vuelve peligroso. La batalla contra Hyoga estalla, y durante el caos, un inoportuno e íntimo detalle revela su verdadera naturaleza a la aldea Ishigami.
Chapter Text
Los días siguientes a su llegada, Gen pudo relajarse un poco más, Ukyo lo había cuidado tan diligentemente y Yuzuriha y Taiju le había ayudado y acompañado en su tiempo de convalecencia, recordándole a Gen que ellos son parte del paquete de cuido que cargará gustosamente para proteger, cuidar y animar, así como sus padres le enseñaron.
Obviamente, luego de mencionarle a Ukyo sobre la frágil alianza que hizo con Senku, él lo volvió a molestar con su complejo paterno, Gen le aplicó una llave para que se callara y con toda la dignidad que pudo recoger al estar llamando la atención con su brusquedad, procedió a ignorarlo hasta que fue la hora de la comida; como le dijo a Tsukasa, el amor en ese momento era muy complicado y él no estaba para ese molesto palpitar que se apoderaba de él cada que pensaba en Senku.
Tsukasa siempre estuvo ahí, pendiente de él en sus comidas, dándole tareas que requerían que él se quedara a su lado, escuchando sus sugerencias para sus futuros planes. Gen pensó con una sonrisa triste, que gustosamente incluiría a Tsukasa en su paquete de cuido, si no supiera la implicación de antes sobre ser compañeros.
Y así, pasó un mes entero en los terrenos del imperio del poder, antes de que le avisan a Tsukasa sobre actividades sospechosas en esa aldea y Gen que oportunamente estaba a su lado, gustoso dijo que iría a ver, después de todo conocía la ruta y antes de ser atacado por esa mujer, logró entablar charlas con algunos aldeanos.
Con el visto bueno de Tsukasa y un toque ligero de su hombro para desearle un buen viaje, Gen partió esa tarde no sin antes despedirse de su paquete de cuido.
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Gen se acercó a las cabañas en donde creyó estaría Senku, no había nadie, parecía que toda la aldea se estaba reuniendo para celebrar algo. Aprovechando la soledad del lugar, Gen había ido a ver los avances que había hecho Senku en este mes... Su boca se abrió con asombro e imágenes de su padre yendo y tomando materiales de vidrio para sus experimentos pasó por su mente. No era ni de cerca el mejor laboratorio que hubiera visto, pero en un mundo tan primitivo como en el que despertaron, ese laboratorio representaba la esperanza para él.
Quizás su alianza de una cola parecía frágil ante los ojos de los demás, pero él lo hacía por un sueño, por algo casi imposible... Pero que ahora, viendo lo que el protegido de su padre puede hacer, Gen tenía fe en él, una peligrosa emoción para alguien que solo conoció hacia un par de días. En retrospectiva, él se sintió un poco mal por no haber hecho ese espacio en su agenda para conocerlo cuando su padre se lo quiso presentar, al menos ahora sabía que lo que su padre decía de él no eran simplemente palabras, sino hechos.
—Lidera el camino, Senku-chan... Yo me encargare de protegerte. -le dijo al vacío de ese laboratorio y pudo escuchar gritos de victorias provenir de la aldea, así que sin esperar más tiempo fue a ver lo que pasaba.
Se escabulló sin ser visto y escuchó todo, el pequeño Senku a cada momento lo sorprendía más. Las cosas se pusieron interesantes en cierto sentido, pensó él, pues definitivamente se alegraba no haber llegado antes a la aldea y no ser incluido en un plan de lucha, no quería mostrar todas sus cartas tan rápidamente, aunque si le pareció un poco gracioso como Senku se había inscrito cuando obviamente no tenía actitudes para el combate.
Magma, el desgraciado bastardo que atacó por la espalda a Kinro, hizo hervir la sangre de Gen, pero logró dominarse sobre sí mismo y seguir encubierto, planeando más de una forma de romperle los dedos de la mano en forma accidental. Ginro recibió una paliza y Kohaku no llego a tiempo para su combate con Senku.
El combate con Chrome le hizo querer salir, pero se contuvo lo mejor que pudo hasta que escuchó el plan del chico.
—Niño tonto. -susurró mientras se posicionó detrás de Senku sin que nadie más lo viera, todos atentos a la pelea. El plan requería que Magma no se moviera y eso lo podía hacer él, en más de un sentido de la palabra, pero jugaría un poco con el limitado conocimiento de esta gente para hacer su show. Escuchó la explicación de Senku y habló, ya sabiendo la respuesta, cualquier ilusionista que se respete sabe la respuesta a su pregunta-. ¿Pero va a ser suficiente para hacer fuego?
—Por supuesto que sí. Es lo que se le llama espejo ustorio...- y luego empezó el discurso sobre sucesos que comprobaban su teoría, Gen tuvo que subir sus manos que estaban unidas para tapar su sonrisa, si, en definitiva, él era un genio loco. Al parecer Senku logró reconocer la voz de Gen y giró a verlo junto a los demás.
—¿Me echaron de menos? -su sonrisa ahora más calculadora, ignoró a los presentes y se centró en Chrome-. No deberían preocuparse por mi presencia ahora, es del pequeño Chrome y su destino en lo que debemos preocuparnos. Necesito que el reino de la ciencia gane, para conseguir mi refresco de cola, por supuesto.
—Así que has estado mirando todo el tiempo. -dijo de lo más tranquilo Senku y Gen no pudo evitar mirarlo con perspicacia, "Nada mal para ser solo un nerd." se dijo, cambiando el tema a cosas más importantes.
—¿Cuánto tiempo necesita Chrome para encender el fuego? Eso es lo más importante ahora. -él ya sabía el dato, había visto la forma de uno de los lentes que salió volando, pero debía aparentar ignorancia.
—Las matemáticas en juegos no son tan simples, déjame hacer un cálculo rápido. -Gen levantó sus manos para ocultar su felicidad, contó cada segundo y luego Senku, justo en el tiempo de 10 segundos, ya tenía la respuesta-. Sesenta segundos, ni uno más ni uno menos.
—Okey. -dijo sin ocultar su alegría, bajando de su lugar y moviéndose rápidamente-. Ha llegado la hora del mentalista. -no le tomo ni un minuto subir hasta lo alto de la cabaña principal, obviamente nadie se dio cuenta y aun en la distancia, vio los ojos de Senku que no se perdieron ningún movimiento que realizó hasta estar arriba-. Magma-chan... -le llamó con dulzura y luego, poniendo la mirada más fría de su papá y la sonrisa más desquiciada de su padre, Gen siguió su espectáculo-. Gracias por haberme matado el otro día.
Las voces de sorpresa de Magma y su cómplice no se hicieron esperar, y luego, agradeciendo que Ukyo no estuviera ahí para ver eso, inventó poses raras y liberó una de sus bolsas con pétalos amarillos que había encontrado en su camino hacia aquí, lo demás fue simplemente actuación.
Y luego Senku también siguió su treta y Gen no pudo evitar sentir una alegría tonta en su corazón por tener a un verdadero cómplice al ver como parecía que Senku, había captado toda su estrategia en solo unos pocos segundos.
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Pasó un día entero con el anciano Kaseki y el hombre hablador le puso al día sobre todas las cosas que creó y las que esperaba crear con los aparatos que creaba, lo escuchó interesado y su mente ya planeaba lo que haría con esa información. Cazó algo en el río e hizo una fogata, preparando todo para pasar la noche afuera con el invento del hombre.
Gen lo escuchaba atentamente y no podía creer lo que reveló sobre su genio loco; Senku no solo había ganado el torneo y de paso haber desposado a la sacerdotisa de la aldea, sino que además se había divorciado de ella a los minutos solo para tomar el alcohol y empezar a trabajar de nuevo.
Ese hombre algún día le daría problemas cardiacos si su convicción de quedarse a su lado seguía en pie.
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Ingrato, maldito ingrato malagradecido que no solo lo ilusionó e hizo que su cuerpo actuara enamoradamente, sino que eso llegó al punto de sonrojarse. Se sentía frustrado, pero a su vez se alegró que el medicamento se creara para ayudar a otros, aunque conociendo el rápido pensamiento de Senku, eso lo hacía más para atraer a la gente de la aldea y usarlos para la guerra que se cernía sobre él.
Se quedó porque aún no era un miembro oficial de ese reino, pero le dio curiosidad la indirecta de Senku sobre el laboratorio, y luego, justo apartando la tela de la entrada lo vio, un embace de cola fría; la tomó sin pensarlo y no le importó derramar un poco, si lloró y gritó un poco de la emoción, eso era lo de menos.
—Por favor esperen un poco más papá, padre... Guiaré a este científico hacia ustedes.
Ese mismo día partió de regreso al imperio del poder solo para enterarse del plan de ataque a la aldea primitiva. A pesar de sus mentiras bien dichas, Tsukasa no dudaba en sus ideales de un mundo perfecto y también, pudo notar la vacilación para con él, como si no confiaba en sus palabras. Sonrió por dentro al notarlo, al parecer, Tsukasa no era tan tonto como pensaba.
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—Genos. -le llamó Ukyo cuando se preparaba a partir.
—Camina conmigo Ukyo-chan, tengo un regalo para ti que apreciaras de mi parte. -dijo con voz fuerte mientras tomaba la mano de Ukyo y lo jalaba dentro del bosque. Cuando ambos supieron que no había nadie quien escuchara Gen habló-. Probablemente esta sea la última vez aquí.
—¿De que estas hablando Genos?
—Es muy probable que tenga que delatar mi verdadero bando si quiero que Senku gane esta guerra, así que presta atención. En el bosque justo entre la mitad del camino entre el imperio y la aldea, dejaré esta marca. -Gen sacó la daga de piedra y marcó una perfecta X con un círculo sobre de este-. Se que has empezado a sangrar, lo que probablemente me sucederá a mi entre algunos días más. Usa esa escusa y encuentra esa marca, será nuestra forma de comunicarnos si es que no vuelvo aquí.
—La encontraré. Por favor cuídate, yo me hare cargo de esos chicos que quieres cuidar.
—¿Cuáles chicos Ukyo-chan? -bromeó golpeando ligeramente el hombro de su amigo-. Yo solo soy un oportunista sediento de manipular a la gente, no me hagas ver como algo menos que eso.
—Solo ten cuidado, quieres. -Ukyo le revolvió el cabello y volvió al imperio del poder, Gen simplemente emprendió el camino.
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Regresó a la aldea liderando el camino de los hombres de Hyoga, haciendo un camino falso para ganar tiempo, como mucho, tenía un día de diferencia. Ahora, una vez que estuvo en la aldea, buscó a Senku, primero escuchó lo que había pasado de parte del viejo Kaseki y simplemente no podía creerlo, Senku no solo salvó a la hermana de Kohaku, también aprendió sobre la historia de su padre y por un momento sintió el dolor de Senku como propio. Localizó el camino en donde iban Ruri y él y los siguió de cerca sin alertarlos, escuchando su historia. En retrospectiva, Senku tenía 15 años cuando despertó, vagó solo durante más de un año y ahora la esperanza de reunirse con su padre era nula, su padre había sobrevivido y viajó de regreso aquí, dejando un legado para Senku, con la fe inquebrantable de un padre que sabe que su hijo saldrá adelante sin importar que.
Lo escuchó llorar cuando se vio solo. Él también se fue, para darle un espacio y con una renovada decisión de cuidarlo, más que manipularlo, se quedaría con él y empezaría a preparar planes de contingencias si tenía que salir y luchar en primera línea por él.
Senku lo encontró charlando con algunos de la aldea y no dudo en pedirle informes, justo estaba explicando todo cuando Ginro apareció y les advirtió del peligro, maldijo a Hyoga por no caer fácilmente en sus engaños en el camino, pero por lo menos Senku pensaba igual o más rápido que él con planes para detenerlo y como si fuera cosa de siempre, Gen captó lo que quería hacer Senku y actuó en base de eso.
Fue tan sencillo engañarlo, ahora, en medio de ambos reinos, Gen buscó un árbol conveniente para la comunicación entre él y Ukyo, después de todo, Hyoga se quedaría a esperar la lluvia y con la mala suerte de Senku, la lluvia solo tardaría una semana más en aparecer.
Un día antes de la llegada de la lluvia y muy consciente de su entorno, Gen captó rápidamente una hoja que sobresalía en algo verde, era la pequeña Suika, la pequeña le pasó algo brillante y al parecer, nadie más se percató de eso, era muy buena pasando desapercibida y entendiendo los rastros que dejó de flores, en definitiva, ahora que pasaría más tiempo con ellos le enseñaría uno que otro truco.
Pasar como inocente y motivar a los idiotas que tenía Hyoga fue sencillo, convencer al propio Hyoga no tanto, pero no fue sino hasta el momento de la batalla en que él supo la verdad y realmente no se sentía tan mal volver a humillar a los chicos musculosos que se creían más fuertes que él.
Lo que si no vio venir, fue a esa molesta peli rosa llamada Homura, quien incendió la aldea, dándole al equipo de Hyoga la oportunidad de huir. Tanto Senku como Chrome y él mismo movieron a todos hacia la cabaña de la ciencia, tuvo que cargar a algunos de los ancianos más lentos, pero al final todos lograron salir ilesos de las llamas.
El problema ahora venía con que eran un blanco fácil, así que, sin que nadie más lo notara, tomó algunas telas sueltas y se disfrazó, se acercó a un grupo de esos hombres de Hyoga para noquearlos y alejarlos de ahí; Gen se fijó que otro grupo liderado por Hyoga se iban por otro lado siguiendo a algo más... No, a alguien más, era la pequeña Suika. Quiso seguirlos, pero el laboratorio se estaba incendiando, vio como Kohaku junto a Senku iban por el mismo camino que Hyoga, llevando las máscaras de gas.
Gen se detuvo por un momento, respiró profundamente y lo sintió... Esa sensación eléctrica en el aire que te indica la llegada de la muerte silenciosa en forma de gases venenoso y si recordaba bien, había un lago lleno de ese gas mortal... Chasqueando la lengua se quitó su disfraz y fue a ayudar a pagar el incendio del laboratorio, él no podía ayudar a la pequeña Suika, pero Senku sí, su fe estaba con que no dejaría morir a nadie de la aldea este día.
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Luego del caos y la paz de la primera victoria sobre el imperio de la fuerza, se empezaron a dar los puestos de trabajo para reconstruir la aldea, Senku reunió a los primeros miembros del reino de la ciencia y se puso a trabajar...
"Lo he perdido, este chico se ha vuelto loco, ¿acaso se acaba de escuchar lo que dijo?" pensó con incredulidad Gen; será acaso que ese gas lo afectó irreparablemente... Y luego él, como un líder de la aldea, les explicó a todos cuando escucharon una nueva palabra y las funciones de eso.
—¿Y eso es una clase de arma? -Gen volvió a la realidad cuando escuchó la pregunta de Kohaku.
—Por supuesto que sí, las telecomunicaciones pueden cambiar la balanza en una batalla, imagínate que tenemos a un agente doble que nos filtra información de primera mano. La inteligencia militar es así de increíble, no te parece así, Mentalista.
Senku giró a verlo y Gen captó el brillo de complicidad en sus ojos, acaso Senku sabía quién era él...
—Si coordinamos nuestras fuerzas correctamente, podremos derrotar a Tsukasa sin derramar ni una sola gota de sangre. -Gen lo miró sin creerlo, era justo como su papá decía... "Los hombres de corazón dedicado a la ciencia, jamás derramaran sangre innecesariamente... Para eso nos tienen a nosotros."
—¿Pero quién podría ser nuestro infiltrado ahora que descubrieron a Gen? -preguntó Ginro y la sonrisa fanfarrona de Senku, permitió darle nombre a ese infiltrado.
—Eso ya está resuelto... Por supuesto que serán Taiju y Yuzuriha.
Toda la aldea se reunió nuevamente y un pequeño de la aldea ayudó a Senku a crear su hoja de rutas; Gen puso en marcha una de esas estrategias que tenía en su bolsillo, después de todo quiso presionar un poco más a Senku, aunque no era necesario, él quería ver como la convicción de un científico loco podía animar a todo un pueblo a trabajar como esclavos hasta tenerlo finalizado.
—Pero bueno... Yo creo que nadie es consciente de esto, pero esa hoja de ruta está llena de cosas imposibles.
La risa de Senku hizo palpitar su corazón, sus ojos rojos brillaban con seguridad y parándose en toda su altura declaró, entendiendo muy bien las acciones ocultas de Gen.
—Para la ciencia no hay nada imposible, por muy lejos que pueda parecer nuestro objetivo, si seguimos las reglas, llegaremos a él en un diez mil millones porciento seguro... Así es como funciona la ciencia.
Gen le sonrió, él mejor que nadie sabía eso, soltó el aire lentamente de sus pulmones y después lo sintió, de todos los malditos momentos en que eso tenía que pasarle justo fue en frente de toda la aldea. Trató de disimular, alejándose de todos sin mover demasiado sus piernas, pero ya podía sentir la mancha molesta llenar sus pantalones claros.
—Gen, ves que... -la voz de la pequeña Suika vino detrás de él, lo que lo dejó con segundos para reaccionar, pero cuando giró a verla para evitar el grito que saldría de sus labios, la mancha se esparció más en sus pantalones-. ¡AYUDA, SENKU, GEN ESTA SANGRANDO!
Y toda la aldea volteo a verlo a pesar de que se trataba de cubrir con su capa, la inocente Suika y un preocupado Kaseki lo intentaban descubrir para saber cuál era la fuente de la sangre.
—¿De verdad eres un doncel? -Gen no solo pudo escuchar la voz asombrada de Senku sin atreverse a verlo a los ojos, sino que también su carta de intercambio en caso de emergencias fue revelada antes de tiempo.
—¿Doncel, como dulce?
—¿Qué es un doncel?
Gen escuchó las voces de los aldeanos, acaso no habían donceles aquí... Antes de armar un plan de fuga, una tela fue puesta sobre él, tapándolo de la aldea.
—Kohaku, necesito que cargues a Gen hacia la cascada, viejo Kaseki, por favor llévale mantas adicionales y un cambio de ropa temporal.
—Senku ¿Gen está herido? -preguntó la dulce voz de Suika.
Gen fue cargado por Kohaku con delicadeza y empezaron su camino hacia la cascada, la voz de Senku que confirmó su pensamiento anterior fue lo último que escuchó de su voz tratando de explicar a la aldea sobre eso. Con una convicción renovada, Gen se propuso a hacer la mejor actuación del mundo si fuera necesario para que los de la aldea olvidaran el asunto lo más rápido posible.
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Ukyo vio volver solo a Hyoga, un mal presentimiento se apodero de él y por eso se acercó a la entrada de la cueva, ofreciendo cambio de rotación para estar al pendiente de lo que ese hombre le diría a Tsukasa.
—Todos los informes de Gen eran mentiras. La aldea ya tiene un poder científico considerable... Además, Senku está vivo.
Ukyo se tragó una maldición al saber que Gen había acertado y si el ruido de rocas siendo aplastadas le decía algo, Tsukasa no estaba para nada feliz con la información.
Chapter 7: Capítulo 5: El doncel y la aldea Ishigami.
Summary:
Tras la revelación de su naturaleza como doncel, Gen comparte un conmovedor vínculo con Kaseki, quien le confiesa el pasado oculto de la aldea. Mientras ayuda a Senku a crear algodón de azúcar y luces navideñas, Gen lucha contra sus crecientes sentimientos. ¿Podrá mantener su fachada de mentalista despreocupado cuando cada gesto de Senku lo acerca más a una confesión peligrosa?
Chapter Text
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Kohaku bajo con cuidado a Gen, le sostuvo de las manos con una delicadeza poco vista en ella, Gen se sintió un poco descolocado por eso, pero cuando ella levantó un poco la manta, Gen le devolvió la mirada, ignorando valientemente su sonrojo de vergüenza que debía de tener.
—Hueles a mujer en su temporada de sangrado, ¿Eres una mujer? -cuestionó sin vacilar.
—Tan directa como siempre Kohaku-chan. -Gen se quitó la manta por completo y empezó a desvestirse, los ojos de la chica no se apartaron de él, pero eso ya se lo esperaba-. Dime algo Kohaku-chan. ¿En la aldea Ishigami hubo algún hombre que diera a luz?
—¿Ah? ¿Hombres dando a luz? ¿acaso el sangrado era de tu cabeza? estás haciendo preguntas tontas.
—Lo suponía. -le dijo con un suspiro calmado, terminando de desvestirse y trayendo consigo su ropa manchada, para sumergirse en el agua de la cascada y lavarse correctamente-. Ya que estás conmigo y no escucharás la explicación de Senku, te lo diré...
—Gen. -le llamó el viejo Kaseki-. Te traje la ropa extra, ¿puedo ayudarte a cerrar la herida?
—No es una herida, se lo aseguro. Tomen asiento los dos y les explicaré lo que pasa.
Kohaku y Kaseki se miraron extrañados y se sentaron cerca de la orilla para oírlo mejor.
—Antes de la petrificación, los humanos pasaron por una crisis de nacimientos, la tasa de gente muriendo era mayor a la gente que nacía, todos pensaron que la humanidad llegaría a su fin, pero, como un milagro tardío de la naturaleza la población de gestantes empezó a incrementar, ahora no solo las mujeres podían dar a luz a más niños, sino también algunos hombres. Jamás se supo realmente como fue que empezaron a concebirse estos varones, pero gracias a ellos la población mundial volvió a florecer. Al principio se les llamaba Intersexuales, pues nacían con los dos órganos reproductores, luego se popularizó el término doncel y hasta la fecha, o por lo menos, hasta los años antes de la petrificación, se les conoció así.
—No entiendo. -le dijo Kohaku, mirándolo mientras fruncia el ceño-. ¿Qué tiene que ver tu historia con que huelas a mujer?
—Lo que Gen quiere decir, es que él es uno de ellos. -concluyó Kaseki, sobando su barba-. ¿Es eso así?
—Así es. -dijo con una sonrisa en su rostro, sonrisa que no llegaba a sus ojos-. A diferencia de las mujeres, el periodo de un doncel es más abundante, pero de menor duración. Por ejemplo, las chicas de la aldea deben tener un ciclo normal de entre tres a cinco días de periodo regular cada 27 días, en cambio, un doncel posee de dos a cuatro días de periodo abundante pero cada 60 a 75 días.
Gen salió del agua y tomó una de las telas que Kaseki le trajo para cubrirse, con otra tela hizo una compresa y se la acomodó junto a un improvisado taparrabos, los ojos de Kohaku y Kaseki estaban sobre él, pero no podían ver mucho de su cuerpo, ya que él cubrió bien su cuerpo con la tela sobre su cabeza para evitar ser un exhibicionista. Cuando bajo la tela de su cabeza para ponerse la ropa, Kohaku le arrebató la tela, por instinto se cubrió el pecho y sus genitales.
—¿Realmente eres un hombre? -preguntó, sus ojos no pestañaron cuando miraron su cuerpo.
—Claro que sí. -dijo con molestia, descubriendo su cuerpo-. ¿Acaso quieres ver debajo de mi taparrabos para comprobar que en verdad tengo un pene?
—Sí. -le dijo con firmeza mientras se acercaba, Gen odiaba la violencia injustificada, pero le daría un par de golpes a la chica si se atrevía a tocarlo, pero Kaseki se puso entre medio de ellos dos, dándole la espalda a Gen y mirando a la pelirrubia.
—Senku estaba dando una explicación más amplia sobre esto, anda a ver si puede explicarte mejor las cosas. Dile a Senku que me quedare con Gen hasta que termine de alistarse.
La chica relajó la postura y le obedeció, dejándolos solos.
—Cuando era más joven. -empezó a hablar Kaseki, sentándose en el suelo, aun dándole la espalda a Gen-. Conocí a un chico de nombre Kensei, era una generación más joven que yo, pero sin duda el hombre más hermoso de la aldea. -dijo sonriendo con dicha, Gen captó el tono melancólico del hombre y prestó atención a sus palabras en lo que empezaba a ponerse la ropa-. Debo de admitir que era la única persona que podía distraerme tanto como para dejar mi trabajo a un lado y seguirle la corriente en sus aventuras, amaba descubrir el mundo... Pero nadie a parte de sus padres y yo sabíamos que él no era normal... Cada cierto tiempo sangraba, a veces su aroma era tan dulce que atraía miradas indiscretas de todos... Él era un rayo de sol en una temporada en donde la hambruna azotó la aldea... Pero un día hubo un ataque de unas personas que no pertenecían a la aldea, nuestros guerreros más fuertes no estaban, así que te imaginarás lo que pasó con los que nos quedamos... Se llevaron a muchas mujeres de aquí, incluyendo a Kensei... La aldea quedó devastada. Pero entonces, casi nueve lunas llenas después, Kensei y un grupo de mujeres volvió, todos notaron el bulto en el estómago de Kensei, pero él los persuadió de que era una enfermedad que contrajo en su cautiverio, todos le creyeron, menos yo... Cuidé de él hasta que una semana después, justamente en esta cascada, Kensei dio a luz a su hijo, le llamó Chrome.
Gen detuvo sus acciones y analizó sus palabras, si existieron más donceles en la aldea ¿Por qué se ocultaban?
—Kensei estaba muy débil, el cautiverio y dar a luz solo una semana después no fue nada fácil para su cuerpo... Lo cuidé lo mejor que pude, pero... En ese momento no teníamos la ciencia que Senku nos trajo ahora... Yo, no pude salvarlo. -el dolor en la voz del hombre estremeció a Gen, jamás había escuchado tanta seriedad en su voz como ahora, para él, era más que obvio los sentimientos del viejo Kaseki por el padre de Chrome-. Fue fácil inventar una historia sobre como encontramos a Chrome y una vez que Kensei nos dejó, la aldea cuidó lo mejor que pudo a Chrome... A veces, cuando sale a explorar, puedo ver la sonrisa de Kensei reflejada en él, se parecen tanto.
Gen, ahora cambiado, se acercó a Kaseki y el hombre se puso en pie, mirándolo como un abuelo cariñoso.
—La primera vez que te vi, también tenías ese aire diferente al resto, además del olor que intentas enmascarar, había algo ahí que me decía que eras igual que Kensei y no me equivoqué. -dijo riendo con complicidad, Gen le devolvió esa misma sonrisa mientras emprendían el camino de regreso a la cabaña científica-. Estos días deben ser duros para ti, trata de descansar lo mejor que puedas, yo me encargare de que Senku no te ponga tareas infernales hasta que tu sangrado termine.
—Eres tan dulce, Kaseki. Te lo agradezco.
Caminaron en un silencio tranquilo y cuando estuvieron en la cabaña científica, todos los aldeanos se habían ido, menos el equipo científico. Suika al verlo acercarse corrió hacia Gen y lo abrazó de las piernas.
—Lo siento tanto, Gen, no quería hacerte pasar un mal momento. Senku ya nos explicó todo, lo siento. -las lágrimas rodaban por la barbilla de la niña, Gen no tuvo el corazón de estar enojado con ella, se agachó y levantó un poco su casco de sandía, limpiando las lágrimas antes de volver a colocárselo de nuevo.
—No hay nada que perdonar, pequeña Suika, tu solo querías que nada me pasara ¿verdad? -la niña movió enérgicamente su cabeza en afirmación, Gen solo la atrajo a sus brazos para calmarla un poco-. Gracias por preocuparte por mí, mi linda Suika. Estoy bien ahora.
Si Gen se percató de las miradas de todos y sentía la atmosfera maternal que estaba desprendiendo junto a esa escena, lo tomaría como otra muestra de su papel como delicado doncel, aunque muy bien sabía que esta vez no estaba actuando.
Senku rompió esa atmosfera, empezando a explicar el trabajo que tenían que hacer, Gen volvió a actuar como un ingenuo con relación a la explicación que daba sobre el teléfono, solo para segundos después de lanzar una inocente pregunta sobre el primer paso para empezar el trabajo el protegido de su padre saliera con la idea de hacer una máquina de algodón de azúcar...
"Querido papá y padre, soy yo, su hijo amado. Tengo algunas preguntas con relación al cuido de un científico loco, primero: ¿Es normal que el coeficiente intelectual de una conversación caiga en picada por lo menos en un cien por ciento? ¿Está bien eso?"
Para la suerte de Gen, luego de otro par de explicaciones y la creación del artefacto para hacer algodón de azúcar, las cosas fueron más manejables para él. Se quedó con Kaseki terminando de montar la maquina en lo que Senku y los otros iban en busca de azúcar, no tardaron mucho y la fuerza de Kohaku ayudó a moler mejor la azúcar para empezar a fabricar los algodones de azúcar.
Ayudó a repartir a todos los aldeanos y el aroma a dulce invadió todo el lugar, el recuerdo de un experimento fallido de su padre y él cuando tenía 7 años y por poco incendian la cocina por hacer algodón de azúcar arcoíris, le hizo sonreír un poco, y luego un algodón de azúcar fue extendido para él.
—Se sabe que la glucosa en cierta cantidad, favorece a la liberación de dopamina, serotonina y endorfinas responsable de actuar como analgésico natural, liberando una respuesta natural en el cuerpo de bienestar y placer, aunque entiendo que el chocolate actúa mejor que esto, no me distes mucho tiempo de maniobra para buscar un sustituto de este.
Gen no supo cómo reaccionar a eso, pero tampoco tuvo tiempo cuando Senku preguntó qué tipo de mujer era Homura, la molestia que sintió por la insinuación de Ginro la achacó a que como bien dijo Kohaku, ellos no conocían a Senku.
Fue algo curioso ver como Senku si era muy consiente de algunas cosas, como que Homura debía estar espiando a lo lejos, posibilidad que él ya había asumido y que comprobaría una vez llegada la noche.
Con conocimiento de sobra, Gen animó la conversación del lado correcto, insinuando que poner a Homura de su lado era tan fácil como comerse un algodón de azúcar, no fue necesario de muchas palabras para que Kinro y Ginro junto a Senku, fueran y crearan un puesto para dejarle el algodón y algunas mantas para el frío.
Si durante la noche, él y Kohaku escucharon a Ruri hablar sobre la verdadera razón de Senku en darle eso a Homura, Gen solo estaba más que seguro de haber tomado el camino correcto sobre a que líder seguir.
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Senku era, una cosa rara de principio a fin, pero para suerte de él mismo, Gen también lo era incluso desde el nacimiento, eso incluía por supuesto su famosa lengua de plata y la forma tan rápida de adaptarse a cualquier entorno. Para alivio de Gen, luego del incidente del primer día de su sangrado, la aldea parecía haber olvidado el incidente y volvían a la calma normal de ellos, sin dobles miradas sobre él.
Fue algo tierno ver como a pesar de la emoción de Kaseki en sea lo que Chrome le dijo, había tomado a Senku para advertirle no darle trabajo pesado a Gen, el chico cumplió, lo había mantenido a su lado, ya sea creando, explicando o simplemente durmiendo en la misma cabaña.
Gen no pudo evitar notar que no era imaginaciones suyas la forma en que ambos, Senku y él, parecían encajar como los engranajes de la central hidroeléctrica que habían logrado obtener gracias a Chrome y Kaseki, al mismo tiempo, escuchaba como el antiguo jefe le recordaba a Senku la importancia de prepararse para el invierno, él obtuvo su oportunidad ahí, soltando fácilmente algunas palabras sobre haber aprendido en el instituto a conservar los alimentos y Senku lo secundara, dando las órdenes para que la aldea aprendiera a embazar la carne que se casaría en esos días y tenerla lista para el invierno.
Eran esos detalles, esa complicidad que se creaba, lo que inquietaba un poco a Gen. Tratando de olvidar esa sensación que hormigueaba en su pecho, se acercó a Senku a preguntar que más hacía falta en su plan de acción, la respuesta del hombre fue: un bombillo.
"Segunda pregunta, padres: ¿es normal acostumbrarse tan rápido a las ideas locas que salen de la boca de un científico loco con tanta naturalidad?"
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El otoño vino en un parpadeo, la estación preferida de él. Ese día Gen iba de camino a regresar a la aldea, luego de haber dejado su actualización a Ukyo y él recogiera la nota dejada que estaba escrita en tela proporcionada por Yuzuriha. El ruido de espadas chocando lo detuvo, caminó hacia ellos, sabiendo de quienes se trataba.
Gen los había visto entrenar, ya había analizado sus puntos fuertes y sus debilidades, también veía que la técnica no era la mejor si se comparaba con la lanza de Hyoga, él prefería las armas menos pesadas o en caso de ser necesario, sus puños, pero eso era simplemente su estilo de lucha; claramente Gen aún se escapaba por unas horas para entrenar, su descuido inicial le había brindado la cuartada perfecta para desaparecer sin llamar la atención por algunas horas de la mañana o tarde, dependiendo de lo atareado que estaría, pero una cosa era eso y otra muy diferente era revelar su carta de capacidades físicas.
Chasqueó la lengua cuando vio como Kinro fue desarmado por Kohaku, poniéndose en pie, ya tenía una cuartada para intervenir sin llamar demasiado la atención.
—Si sostienes la espada demasiado abajo del mango, es muy seguro que te desarmarán otra vez, Kinro-chan. -Kohaku y Ginro se detuvieron, la rubia lo miró con curiosidad, tomó la espada de Ginro y se la lanzó, cayendo enterrada frente a él.
—Me gustaría ver como un hombre que es más mujer, sostiene un arma y se defiende.
—Eso es muy cruel Kohaku-chan. -le respondió con dulzura en su voz, pero aun así tomó la espada del suelo-. La forma correcta de agarrar una Katana es colocando tu mano dominante en la parte superior del mango y la mano no dominante en la parte inferior, cerca del final del mango. Los pulgares deben estar hacia adelante, alineados con la espada. Debes mantener tus manos relajadas pero firmes. El agarre debe sentirse natural y controlado, sin tensar los músculos en exceso. Asegúrate de que los nudillos de ambas manos estén alineados en una línea recta, proporcionando una posición sólida y estructurada para los golpes.
Con cada explicación, Gen fue mostrando la forma correcta, Ukyo le había dado un par de clases sobre eso y su papá Stanley practicaba con ellos en forma de pasar tiempo de caridad con su hijo y protegido.
—Una vez el agarre es seguro, tu posición debe ir acorde a la acción que harás, por ejemplo, si atacarás, debes mover tu cuerpo de forma natural, cubriendo tus puntos vitales y dando firmeza a los brazos, la fuerza no es tan necesaria si sabes la forma correcta de usar el arma; es lo mismo con la defensa, la postura esta vez debe implicar más control, pues en un segundo tu enemigo puede jugar sucio y atacar sin previo aviso.
Acto seguido y justo en un parpadeo, Gen se movió y desarmó a Kohaku, dejando el filo de su espada cerca del cuello de ella, sonrió con malicia al ver como la mujer había sacado un cuchillo casi al mismo tiempo en que fue desarmada y detuvo el filo de la espada, Gen no quiso usar fuerza en ese acto, pero Kohaku no se estaba conteniendo en absoluto. Dando un paso atrás, ignoró la mirada de asombro de Kinro y Ginro.
—Algo así es la forma correcta de atacar. Pero bueno, eso solo fue una demostración algo floja, ya saben, mi fuerza no es nada comparada a la de ustedes, además a duras penas y lo recuerdo porque antes de la petrificación estaba entrenando con un experto para saber manejar esta arma ya que fui casteado para una película de samuráis. -Se acercó a Ginro y le tendió el arma-. Pero por favor, usen mi consejo, es de suma importancia que los luchadores de la aldea estén óptimamente preparados para la batalla que se acerca. Nos vemos, creo que Senku-chan debe estarme buscando.
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Gen sabía que su ayuda llegaría a oídos de Senku, por eso hizo esa actuación final, lo que no esperaba es tener a Kohaku pidiéndole la revancha en frente de toda la aldea cada vez que él no estaba haciendo algo, una parte de él agradeció a Senku que siempre intervenía, la otra parte le llamaba dictador al darle más trabajo que antes.
Cuando la nieve empezó a caer las cosas fueron más lento, los avances de los chicos le animaban mucho, todo era, como Senku decía, "Prueba y error" hasta que al fin lo consiguieron.
Gen vio con curiosidad como Senku empezó a murmurar con Chrome y Kaseki, siempre que estaba cerca de ellos, como si quisieran ocultar algo, trató de no prestarle atención hasta que una tarde le ordenó a Kohaku traer a todos los de la aldea al bosque, pidiéndole ayuda a él y a Chrome para traer una de las baterías de la cascada.
Justo cuando la noche se apoderaba del bosque y la nieve empezaba a caer, Kaseki y Senku terminaron de conectar algunos cables y luego, cuando Senku activó el interruptor el árbol se llenó de luces amarillas, iluminando la oscuridad del bosque.
Gen no pudo evitar decir lo que pensaba, sobre volver a sentirse en la era antigua, pero no fue hasta que Senku le aseguró a Kaseki que iban al tiempo con sus creaciones que el cerebro de Gen sacó cuentas...
—Hoy es navidad. -lo dijo con asombro y la sonrisa desinteresada de Senku le derritió el corazón.
—Ah, sí. Que coincidencia.
Gen se acercó a su lado queriendo tomar su mano, pero se conformó con golpear levemente su brazo con su codo, bromeando sobre lo buen líder que era y la psicología detrás de que él, sin ser un doncel, estaba creando un paquete de cuido muy cálido.
"Esta pregunta va para ti, papá Stanley: ¿Está bien querer ser algo más de un científico loco que piensa demasiado en los demás y no se prioriza a si mismo? ¿Puedo quedarme con él si finjo bien ser solo un amigo cuando en verdad me estoy enamorando de él?"
Estoy muy agradecida con el apoyo que está recibiendo la historia, estaré respondiendo los mensajes con dudas que leí, porque hay dos, creo, que se explicarán mejor más adelante, pero como faltan varios capítulos hasta que llegue, lo explicaré solo vagamente, para profundizarlo mejor en ese capítulo.
Nos leemos después. Autora-san, fuera.
Chapter 8: Capítulo 6: El mentalista y el científico despiadado.
Summary:
Gen organiza una celebración de Año Nuevo para levantar el ánimo de la aldea, culminando con un telescopio como regalo para Senku. Entre emociones reprimidas, un beso accidental y malos entendidos, Gen se pregunta por qué se enamoró del único hombre incapaz de corresponderle.
Chapter Text
"Feliz navidad Ukyo-chan, aunque tal vez cuando recuperes esta nota sea año nuevo. No creerás todas las cosas locas que han pasado por aquí desde la última vez que te escribí, ¿Me creerías si te digo que Senku creó bombillas e hizo un árbol de navidad.? ese chico, incluso dijo que era casualidad, cuando es obvio que él es un cronometro humano y es gracias a él que sabemos la fecha exacta y el año en que despertamos.
Es un chico dulce, pero un explotador de mierda, nos hace trabajar como esclavos, Ukyo, mis dedos duelen de tanto enrollar cables, ah, aun no puedo decirte mucho sobre nuestro invento, será una sorpresa.
Por cierto, ¿Cómo están Yuzuriha y Taiju? por favor, los tres abríguense bien y procuren comer comidas calientes para evitar un resfriado. En especial tú, la última vez que lo comprobé, aun tenías una lengua de gato que detesta las cosas muy calientes, pero es invierno, Ukyo, debes cuidarte más ya que no estoy ahí para atenderte si te enfermas, por favor no lo hagas y pídeles a los chicos que tampoco se resfríen. Los extraño demasiado, pero tengo fe en Senku y estoy seguro que para la próxima navidad, ya estaremos juntos los cuatro.
Siempre tuyo, Genos Snyder Wingfield"
Ukyo no pudo evitar reír al terminar de leer la carta escrita en inglés y con una letra elegante.
—Tres párrafos y en todos lo mencionas, ¿Acaso estas enamorado Genos?
Dobló el papel y lo guardó dentro de su abrigo, bajo del árbol y fue a ver a ese dúo a su cargo, Ukyo aun no los consideraba su paquete de cuido, pero le había aprometido a Genos cuidarlos y así lo haría, él jamás faltaba a su palabra.
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El ambiente era sombrío luego de que el bambú no funcionara, Gen trató de recordar algo, cualquier cosa que su padre Xeno haya mencionado de los materiales conductores resistentes a la corriente eléctrica, pero esa no era su especialización.
Esa noche no se atrevió a dormir junto a Senku, prefirió vagar un poco por el bosque y hacer ejercicios de resistencia creyendo que las ideas vendrían si se mantenía en movimiento. En vez de eso, justo cuando se subió a un árbol para ver tanto a la aldea como a la cabaña científica, hizo cuentas de que día era y sus ojos brillaron ante la idea... Era un poco cursi, pero los aldeanos y por sobre todo Senku, necesitaban un poco de luz en su día.
Bajó del árbol y fue a hablar con el padre de Kohaku y Ruri para proponerle revivir una tradición de tiempo antes de la petrificación, y aunque al principio no entendía del todo el significado, Ruri intervino por él, logrando que todos se reunieran en la cabaña científica para ir hacia la montaña que Kohaku mencionó y era la mejor para eso.
Gen fue a buscar a Senku para concluir con su plan, le dolió el corazón verle tan decaído, con una mirada perdida en las estrellas, se dijo a si mismo que no permitiría que esa mirada siguiera por más tiempo, así que tomando una de las luces dispersas por el laboratorio, sigilosamente subió hasta donde estaba él, y con una voz un poco siniestra le dio los buenos días. Si internamente se rio de la cara de susto que puso su científico loco, eso era problema de él y su conciencia.
—Hoy es año nuevo. -le dijo con una voz que no quiso que sonara tan dulce como salió-. Deberíamos ir a ver todos, el amanecer. Vamos rápido, Senku-chan... Ah, y despierta a Chrome-chan.
Gen bajó y se reunió con todos para esperar a los chicos. Cuando Senku se acercó, él le convenció que, como el mentalista del grupo, su labor era mejorar el ánimo de todos, y aunque Senku le dijo que era molesto, cuando todos avanzaron él se quedó al lado de Gen para ir a la par en ese viaje improvisado.
Le conmovió el corazón saber que Suika seguía buscando algún material para remplazar el bambú y que incluso cargaba con una roca blanquecina que se olvidó dejar una vez que todos avanzaron hacia la montaña.
"Y ahora. -pensó Gen-. Jugaremos la carta más importante para saber el cumpleaños de Senku-chan."
Las palabras salieron tan casuales de su boca y Senku ni siquiera lo notó... 6268 días, bueno, ahora solo tenía que hacer unas cuantas operaciones y la fecha estaría ahí, sonrió para sus adentros pensando en que el año estaba empezando bien y luego esto solo mejoró cuando la piedra en la mano de Suika brilló y los ojos de Senku se iluminaron de alegría.
Una vez los rayos del sol salieron en el cielo, Chrome y Senku se pusieron sus trajes para ir a conseguir más material como ese y los chicos ingenuos llamaron a Magma para ayudar a la extracción de esa piedra, Gen no pudo quedarse tranquilo a pesar de la explicación racionable de Senku para llevarse a Magma.
"Un poquito de intimidación jamás mató a nadie." pensó con rapidez, además, según sus cuentas, necesitaba a Senku de regreso en tres días, ni uno más ni uno menos. Así que, sin que nadie lo mirara, se acercó a Magma, se paró en toda su altura y con la mirada más seria que pudo poner, le ordenó volver en tres días con Senku y Chrome, o de lo contrario... Gen sacó una de las rocas que Chrome tenía dispersas y cerró el puño con fuerza dejando la roca completamente hecha polvo, y luego, Gen volvió a mirar a Magma y le sonrió con dulzura, palmeando su espalda con más fuerza de la que esperaba para enfatizar su punto. El chico era robusto, pero el golpe de Gen logró hacerlo avanzar sin problemas.
—Andando, Magma. -gritó Senku y el pálido hombre se alejó de Gen caminando muy rápido hasta donde estaban ellos dos.
Cuando Gen junto al equipo científico despidieron a los chicos, Gen con aun una vena de preocupación, decidió invertir esa energía en su plan, no sin antes intimidar a sus amigos con una actuación de villano ganadora de premios.
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Convencer a la aldea fue lo más fácil del mundo, todos querían hacer algo para darle un regalo a su nuevo líder Senku, que, gracias a las ayudas indirectas de Gen, se estaba convirtiendo en un líder digno de confianza para todos.
Cuando cayó la noche y Magma apareció con Chrome gritándole por llevarse a Senku así, Gen se sintió un poquito mal por no poner es sobre aviso a Chrome, pero Suika y Ruri le tranquilizaron para que siguiera con la idea de Gen.
Le dolió aún más el corazón cuando Senku creyó que lo había traicionado y le entregaría Tsukasa, ¿Tan poca era su fe en él?
—Te juro qué no sé de que estas balbuceando tanto. -le dijo al ver como el cuerpo de Senku se tensaba en anticipación y sus puños eran fuertemente apretados. Gen no pudo resistir su impulso de tocarlo y tomando su mano le guio hasta dejarlo enfrente del visor del telescopio y luego le hizo un gesto a Kohaku para que le quitara la venda, su mano se fue también, para alejarse un poco y poder apreciar todas las reacciones de su científico loco.
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Gen aprovechó que necesitaban agua y fue a buscar un poco él mismo, corrió lo más rápido que pudo y cayó de rodillas en el arroyo, sin dudarlo metió su cabeza al agua y la dejó allí, hasta que sintió sus mejillas arder por el frio es que la sacó.
—Ukyo... Acabo de cometer un error terrible. -le dijo al viento, sintiendo que su corazón no paraba de latir con fuerza-. ¿Qué tengo que hacer para repararlo?
Luego de recibir su regalo y de que todos bajaron para empezar la celebración, Gen y él se quedaron un poco más, Senku empezó a divagar sobre lo bien hecho del telescopio y sobre las cosas que haría cuando tuviera el tiempo necesario, pues necesitaba conocer la nueva posición de los cuerpos celestes.
Gen lo escuchó con una sonrisa en la cara, comentando de vez en cuando algunas cosas que su padre mencionaba sobre él espacio; Gen se relajó tanto que su cuerpo actuó solo, mientras Senku, con una sonrisa y actitud infantil seguía mirando por el telescopio, Gen le apartó uno de esos mechones de cabello, colocándolo atrás de su oreja, se acercó más a él y le dio un beso en la mejilla.
Sus labios se sintieron hormiguear cuando se separó de él y la mirada de asombro de Senku le dio un poco de miedo, él no quería ser rechazado, así que, encerrando todos sus sentimientos por su científico loco, Gen compuso una sonrisa divertida, actuando como siempre lo hacía, como la cúspide de un manso doncel.
—Alégrate un poco más, Senku-chan. Una estrella como yo, de fama internacional, te ha dado el privilegio de sus labios, un beso que muchos desearían, como un regalo exclusivo para ti... Aunque conociéndote, pensarás que es asqueroso.
—Si, muy asqueroso. -Gen sintió que algo se quebró en su corazón, él lo sabía y, aun así, en el peor momento de todos lo había besado.
—Lo vez. -dijo sin verle y agradeció que la pequeña Suika les llamara para bajar a comer con los demás, Gen se levantó primero y le dio la espalda a Senku, animándolo a no tardar demasiado o Kohaku se comería todo.
Él sabía que no había dejado ninguna emoción al descubierto, que Senku jamás notaría el temblor de sus manos y el nudo que se formó en su garganta que hizo más aguda su voz, él era un experto en ocultar sus emociones, en fingir ser alguien más... Por eso, cuando pidieron traer un poco de agua, él no dudó en ofrecerse e irse de ahí, necesitaba respirar, necesitaba solo un momento a solas para componer su máscara una vez más.
—¿Qué esperabas con hacer eso? -siguió hablando al aire-. ¿Tener la misma relación que tus padres? ¿Esperabas que Senku simplemente te besara y ser el consorte del jefe de la aldea? ¿Qué Senku dijera que no eran asquerosos tus labios?
Gruesas lagrimas salieron de los ojos de Gen y aunque trató de detenerlas limpiándolas con brusquedad, estás parecían no querer parar. "Era injusto..." pensó cuando de su voz solo salían sollozos, "De todas las personas en el mundo de quien podría enamorarme, fui y me enamoré de la única persona que jamás me corresponderá"
Gen no regresó a la fiesta y se dirigió a la cabaña de Kaseki, en donde generalmente dormía cuando no quería estar al lado de Senku. Se arropó y trató de dormir, trató de fingir que eso no había pasado, se dijo, mientras el cansancio le ganaba y sus ojos parecían estarse secando por tanto llorar, que mañana el mundo seguiría girando y lo que pasó en esa madrugada no había sucedido.
Chapter 9: Capítulo 7: La química de las lágrimas.
Summary:
Un recuerdo de su infancia revela el origen del nombre Asagiri Gen y su profundo significado familiar. Mientras cuida de Suika tras una noche de angustia, Gen se permite soñar con un futuro imposible. La grabación de Byakuya desata lágrimas en Senku, y Gen, traicionando su propia máscara, le ofrece un hombro para llorar en secreto.
Notes:
Hoy agregaré esta canción por aquí para acompañar la lectura, fue la que me inspiro en este capítulo, así que disfruten.
Canción: One small step.
Artista: Lillian Weinberg-Laura Pitt Pulford.
Link: https://www.youtube.com/watch?v=LHYXRurIDek&ab_channel=BlueGalaxy
Chapter Text
...
... Era una tarde de domingo en verano, el calor de afuera tenía a la mayoría de personas a dentro de sus casas, y ellos no eran la excepción.
En la mesa de la cocina, en un agradable silencio, padre e hijo pasaban su tiempo de calidad. Sobre la mesa se esparcían diferentes piezas de armas y las respectivas herramientas de limpieza. Stanley limpiaba con dedicación la pistola que su esposo le regaló el día en que se graduó de la academia militar, era un arma corta y fácil de cargar.
Por su parte, un Genos de 10 años, limpiaba, la que él esperaba, sería su primera arma de fuego legal, era un revólver clásico que Genos moría por llevar al campo de tiros y practicar con ella.
Estaba terminando de limpiar el compartimiento de las balas cuando habló sin mirar a su papá.
—Papá. ¿Por qué me pusieron Genos?
Stanley no pareció sorprendido, de hecho, sus manos jamás dejaron de limpiar el arma.
—Quieres total honestidad o que te invente una dulce historia.
—Total honestidad, por favor. -pidió imitando la actitud de su papá, que con una cara relajada limpiaba su arma.
—Conste que tú preguntaste. -le dijo mientras tomaba otra franela para limpiar otro compartimento del arma-. Tú no fuiste planeado. El estúpido de tu padre Xeno se emborrachó una noche y con la poca tolerancia al alcohol que tiene fue un milagro que se le parara...
—¿Podríamos omitir la parte pornográfica de ustedes dos? -pidió sonrojándose por la honestidad de su papá.
—¿Acaso mi pequeño genio no tolera la idea de sus padres y el sexo?
—Según Alberto Soler, psicólogo infantil, "el hablar de sexualidad con tu hijo debe ser en varias charlas" no en una sola en dónde me expliquen el kamasutra con ilustraciones de ustedes.
—¿Quién te dijo que era el kamasutra? -preguntó deteniéndose y mirando a su hijo con seriedad, por su parte Genos seguía de lo más tranquilo limpiando otra arma.
—Padre Xeno. -le respondió con indiferencia-. A él también le pregunté sobre mi nombre y me explicó la posición exacta en la que, él consideró, fue la postura idónea para concebirme, si me lo preguntas, muy borracho no estaba. Después él se expandió hablando sobre el kamasutra y las posiciones que habían hecho y las que quería experimentar, terminando con los cuidados que hay que tener si practicaba BDSM y sexo seguro para evitar embarazos adolescentes.
Si Genos vio la conmoción en la mirada de su papá, esa solo era su victoria sobre sus padres por hablarle tan libremente de temas, que, según muchos psicólogos, debía ser paulatino y no una cátedra sobre el tema en una tarde cuando su pregunta fue sobre su nombre. Después de soltar un suspiro de fastidio, su papá se levantó de la mesa, abrió la puerta de la cocina y le hizo señas a Genos de seguirle. Cuando Genos le dio alcance después de dejar ordenada las cosas en la mesa, su papá Stanley ya había encendido un cigarro. Se acomodaron en las sillas del patio, justo debajo de la sombra de su improvisada glorieta.
—Estabas programado para nacer la primera semana de abril, por lo que ya estábamos preparados para tu llegada. -empieza a hablar su padre luego de casi terminar su cigarro-. En la madrugada del 1 de abril, sentí que te movías con más inquietud, cuando me levanté a orinar porque estabas pateando fuertemente mi vejiga, solo di dos pasos fuera de la cama antes de que la fuente se rompiera. Tu padre Xeno estaba más despierto que dormido, así que corrió a tomar las cosas y a encender el auto. Iba a conducir hasta el hospital, pero ese día había una neblina muy densa en la ciudad y con el dolor de las contracciones, no estaba seguro de hacerlo, por lo que tú padre me sorprendió al mostrarme su carnet de conducción, ayudarme a subir al auto y conducir hasta allá. Tu padre odia conducir, pero cuando las circunstancias lo requieren se comporta como un primate protector.
Genos vio la sonrisa de su papá, sus ojos brillaban como pocas veces lo hacen, se sintió abrumado por la calidez que ni siquiera sabía su papá podía dar en un simple gesto como lo era sonreír.
—Traerte fue un dolor en el culo, literalmente hablando. Pero cuando escuché tu llanto, cuando dijeron que eras un Doncel igual que yo, quise llorar de dicha... Pero luego no me dejaron verte y tampoco dejaron entrar a Xeno a la habitación, me puse nervioso, no entendía porque te estaban ordenando tantos exámenes y no me dejaban verte, tu llanto era fuerte así que sabía que no estabas muerto, por lo que insistí más en que me dejaran tenerte, tuvieron que sedarme para terminar de atenderme y no morir de sangrado. Cuando desperté, Xeno estaba a mi lado, pero tú no. Xeno se miraba igual o más asustado que yo, así que esperamos. Cuatro horas después nos dejaron verte y nos informaron de tu condición. Xeno lloró mucho cuando te cargó, sus palabras no salieron y solo abría la boca como un pez fuera del agua, y luego, cuando su capacidad de hablar volvió, te llamó Genos. Con energía renovadas, empezó a explicar que ese nombre era griego, significa principio u origen, Xeno me dijo que justamente cuando el reloj marcaba las 6 de la mañana y el sol se asomaba por la niebla dando más brillo a la ciudad, el recordó un pasaje bíblico, y si, lo sé, también puse esa cara cuando escuché la explicación ya que ninguno de nosotros profesa una fe religiosa, pero él estaba convencido del nombre, dice que fue una visión elegante que tú nacieras justo cuando ese suceso pasaba afuera de la habitación... Al menos me alegré que olvidara las primeras opciones de nombre que quería ponerte.
—¿Cuáles eran? -preguntó conmovido por el relato.
—Si eras niño sería Einstein, si eras niña Eureka o Marí... Si te soy sincero, Marí era un buen nombre, pero al final, cuando el susto de no tenerte se escapaba de nuestro sistema, el nombre incluso me llegó a gustar más... Genos, como el principio de un viaje como familia, uno del cual estoy feliz de seguir cruzando juntos...
... Genos parpadeo y limpió un poco sus ojos, bajó la mirada a la hoja que tenía en su escritorio en dónde solicitaban un nuevo nombre, alejando el recuerdo de esa charla con su papá. Él amaba su nombre original, pero tenía que sacrificarlo para adaptarse mejor al mundo del espectáculo, así que, con ese recuerdo de su infancia la idea fue más clara que antes.
Buscando en los libros el no haberse equivocado con los caracteres en japonés, Genos rellenó el formulario y se sintió orgulloso más que nunca de su nombre original.
—Asagiri Gen. -dijo con orgullo al aire-. Asa: del carácter de mañana, Giri: del carácter de niebla, Gen: del kanji de ilusiones... Prometí crear un nombre artístico, no desligarme de mis raíces.
Con una sonrisa de triunfo en sus labios, bajó a preparar la cena para esta noche. Él estaba más que seguro de que sus padres amarían su nombre artístico.
Asagiri Gen: La ilusión de la niebla matutina.
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Cuando Gen abrió los ojos el día siguiente, la alegría de ese recuerdo aún se quedó plasmada en sus labios, hacía tanto tiempo que no pensaba sobre eso que creyó haberlo olvidado, pero ahora, en dónde más lo necesitaba, su cerebro lo volvía a traer a colación porque debía recordar quien era y lo que podía hacer.
Se levantó de la improvisada cama y se encontró con un cuenco con agua y un paño, el agua estaba fría. Una sonrisa triste se asomó en sus labios y sin perder el tiempo se lo puso sobre su cara; cuando la frescura invadió el rostro, lo refrescante del paño sobre él fue dando paso a un sentimiento de culpa, al pensar en que Kaseki le escuchó llorar en algún momento de la madrugada.
A pesar de la sensación de paz que el recuerdo le trajo, también sabía que no estaba tan bien física ni emocionalmente hablando, le dolía la cabeza y sentía su cara hinchada, debía verse horrible, sin olvidar por supuesto el beso que le dio a Senku.
—Gen, ¿Estás despierto? -la dulce voz de Suika lo rescató de su espiral de autodesprecio. No sé atrevió a levantar el paño de su cara, pero le confirmó a la menor que estaba despierto, escuchó los pasos de la pequeña acercarse más y esta se acomodó entre sus sábanas pegándose a su cuerpo, Gen por instinto la acomodó mejor y la abrazó con uno de sus brazos.
—¿Qué pasa, mi niña? -le preguntó a la pequeña cuando sintió la inquietud en su cuerpo, se quitó el trapo y se percató que la pequeña no llevaba su casco de sandía.
—Tuve una pesadilla. -le susurró, pegando su cara al pecho de Gen-. El viejo Kaseki dijo que viniera contigo porque tú tampoco tuviste un buen sueño, me dijo que fuera a descansar contigo y así poder estar mejor para el trabajo de la tarde.
—¿Eso le dijo Kaseki a todos sobre mí?
—No, a Senku le dijo que te sentías mal porque tomaste alcohol anoche y a mí me dijo que tuviste pesadillas como yo y que necesitabas dormir más para recuperarte.
—Bueno, ambas cosas fueron correctas, tomé un poco de alcohol y tuve pesadillas muy feas. -mintió a pesar de ser consciente de su sueño, o más bien recuerdo, pero vio como los ojos de la niña le miraban con un dolor compartido por los malos sueños, así que no se atrevió a contradecirse, mejor inventó otra escusa y dijo-. Había olvidado que el alcohol puede hacer eso en mi cuerpo, por eso no debes tomar en grandes cantidades.
—Suika promete no tomar alcohol por el resto de su vida si eso evita que tenga pesadillas en la noche.
—Yo también prometo hacer lo mismo a partir de ahora. -le respondió besando la cabeza de Suika y haciendo cosquillas para hacer reír y que se relajara un poco más-. Anda, mi niña, hay que dormir un poco más ya que Kaseki nos dio permiso de hacerlo.
Suika se pegó más a Gen y una sonrisa cálida se formó en sus pequeños labios, y luego, más dormida que despierta, Suika le dijo a Gen.
—Me gusta que me digas así, se siente como si fueras mi mami.
Gen se quedó paralizado por un momento, antes de sentir un calor inmenso en su pecho... Él se había negado a incluir en su paquete de cuido a la pequeña, porque su vínculo sería incluso más fuerte que los demás al ser la más necesitada de cuidados, pero ahora, con la pequeña de rubios cabellos que le recordaba al cabello de su papá Stanley, Gen tuvo que aceptar que con el instinto no se podía pelear, así que solo por esta vez, solo por ese momento de calma, Gen se permitió soñar; sabía que era malo hacerlo, imposible, si se recordaba a si mismo lo sucedido en la madrugada, pero mientras el cansancio lo vencía y el cálido abrazo calmaba el dolor de su corazón, Gen se permitió soñar por un momento lo que sería un mundo perfecto para él: uno en el cual sus padres estaban a su lado, al igual que su paquete de cuido, en el que Suika era su hija y Senku, su cruel y despiadado científico loco correspondía a sus sentimientos y pensaba que sus besos eran cien mil millones porciento sus favoritos.
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Gen se alegró de que las cosas entre Senku y él no parecieron incómodas, cuando llegó en la tarde, el trabajo ya estaba en camino y Kaseki solo le dio un pulgar arriba cuando lo miró mejor. Senku, su cruel explotador, parecía que si lo había escuchado cuando mencionaba algunas cosas que el sabía sobre química, así que sin dudarlo lo arrastró al laboratorio en donde estuvieron todo el día y principios del otro haciendo la pasta de wolframio.
Si Gen notó como "accidentalmente" Senku no había mencionado un paso que era de suma importancia para la mezcla de químicos que estaba haciendo y que él recordaba a su padre ser muy contundente en su composición para que sea perfectamente elegante, pues solo la achacaría como un cansancio de horas de trabajo sin detenerse, y como en automático, terminó haciéndolo él mismo.
Agradeció que Kaseki, tan sabio como siempre, pidiera "su ayuda" para no quedarse mucho tiempo a solas con Senku, eso ayudó a Gen a encerrar bien sus emociones y volver a hacer el ingenuo doncel, incluso estaba seguro de que nadie en la aldea notaba alguna diferencia de su yo antes del cumpleaños de Senku y el de ahora.
Claramente él sabía cómo actuar y moverse frente a él, sabía lo que decir y cómo interactuar para que las cosas fluyeran.
Aunque a veces, cuando el cansancio le ganaba o simplemente se detenían un minuto para descansar, sus ojos traicioneros no se despegaban de Senku, lo seguían y sonreía cada que encontraba algo nuevo en sus gestos o simplemente anticipaba la reacción del otro.
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—Tú papá sabía lo que hacía Senku-chan. -Senku vaciló solo por un momento antes de seguir caminando y sentarse al lado de Gen. Después de escuchar el disco que dejó el padre de Senku, todos estaban celebrando, emocionados por la batalla que se acercaba y con una certeza inquebrantable en ganar.
—¿Qué tanto estas murmurando, Mentalista?
—La aldea esta incentivada y dispuesta a trabajar para revivir a todos los petrificados, y todo gracias a Lilliam-chan. Además, seguro que ahora no te sientes tan culpable de llevar a toda la aldea a una guerra.
—Ja, nunca me he sentido mal por eso. -descartó relajándose más en el tronco de madera en donde están sentados.
—Escuchando a papá Byakuya, me doy una idea mejor de por qué actúas así. Orillaste al pobre hombre que claramente se escuchaba ser cariñoso a dejar de lado sus sentimientos para hacer más racional. -Gen picó con un dedo el hombro de Senku mientras lo acusaba, pero Senku, solo pudo reír por las acciones infantiles de él.
—Por supuesto que lo era, era un fastidio cada que me cargaba y me abrazaba, exigiendo por lo menos un beso, hombre, era muy pesado.
—Pero aun así, amas mucho a tu papá, ¿O me equivoco? -Gen vio como lágrimas quisieron asomar por los ojos de Senku, así que, muy egoístamente de su parte y sin que Senku lo esperara, lo tomó de la mano y lo jaló lejos de las personas que aún quedaban en la cabaña, a pesar de las quejas, lo llevó un poco a dentro del bosque, le pidió que se sentara y aclarando su voz, recordó la vibración de la voz de Byakuya, tomó aire y empezó a hablar.
—Senku... A veces está bien llorar. Las lágrimas no solo son un mecanismo de lubricación y defensa ocular, así que, hazlo... -Gen miró a Senku, el chico tenía la boca abierta y los ojos abiertos a más no poder, modulando su voz normal, volvió a hablar-. Como tu mentalista personal te recomiendo hacerlo, cada que quieras llorar, búscame, puedo arrastrarte al bosque de nuevo para que nadie más te vea.
—Tú eres... -la voz de Senku se quebró por un momento y rápidamente cubrió con una mano su rostro.
Gen caminó hasta él, se sentó dejando que sus espaldas se tocaran, tomó un poco de aire y empezó a cantar esa canción que Lilliam había grabado para Senku y los de la aldea, la misma que un Genos de 12 años había escuchado y le dio el impulso que necesitaba para decidir su carrera.
"El mundo es tan pequeño, padres... Todo parece conectado ahora que no hay nadie más que nosotros"
Gen derramó un par de lágrimas también, no solo por sus padres, por Senku o por la aldea, no, esta vez su voz no vaciló cuando cantó, porque las lágrimas no eran de tristeza, eran lágrimas de esperanza, esperanza de que ese pequeño chico que se apoyaba a él y sollozaba tan calladamente, llevaría a la humanidad a su gloria antigua.
A solo unos minutos del capítulo nuevo del anime, les dejó por aquí la actualización de este día. No creo que pueda seguir con las dobles actualizaciones, pero intentare actualiza durante la semana.
Gracias nuevamente por el apoyo. Autora-san, fuera.
Chapter 10: Capítulo 8: La llamada de las voces que no se olvidan.
Summary:
Entre entrenamientos camuflados y un plan en marcha, Gen se despide momentáneamente de la aldea Ishigami y regresa a aquel imperio en donde está una parte de su paquete de cuido, para conectar a Senku con sus primeros amigos y empezar la guerra de información.
Chapter Text
Hacer el teléfono que faltaba junto a las provisiones necesarias para la batalla, fue, como se estaba volviendo costumbre, una tarea sin fin tras otra.
A pesar de eso, Gen pudo notar como ahora, todos los niños de la aldea parecían gravitar con él, todos comandados por Suika, que desde la mañana en que durmió con él, busca tímidamente repetir esa acción.
También notó como Senku se acercaba más a él, ya sea en los momentos de descanso o simplemente cuando él tenía que "vigilar que trabajara junto a los niños." incluso llegó al punto de acomodar una cama extra para él y Suika en el observatorio.
Gen no quiso ilusionarse ante sus acciones, está vez fue racional y pensó en que:
1°- Senku se acercaba a él durante los descansos, porque él era el encargado de actualizar las solicitudes de la aldea. (Aún no entiende porque la gente lo busca a él primero para pedirle cosas a Senku)
2°- En las horas de trabajo, lo vigila porque suele procrastinar mucho, contándole historias a los niños sobre los tiempos antiguos, sobre la historia de Senku o simplemente haciendo trucos de magia para ellos. (si a veces Senku también se unía para contar partes emocionantes de algún anime o videojuego que casualmente ambos habían visto o jugado, eso solo eran dos otakus en su hábitat natural)
3°- Si Senku tenía una cama extra para él y Suika, era porque ahora había más espacio en donde dormir y no solo la cabaña de Chrome. Además, ya les había pasado que, cuando le llevaba un té a Senku para empezar a relajarlo y llevarlo a la cama temprano para dormir, ambos se quedaban hablando de todo y nada a la vez y ya no solo de ciencia, por eso para ambos era solo la acción lógica ir a la cama más cercana para que, entre palabras con un tema relajado, Gen lograra hacer dormir a Senku más rápido. (Si Gen notó que cuando Suika se quedaba y le pedía que le cantara, Senku también se dormía al tiempo que ella, eso era por el duro día de trabajo del chico.)
Gen sonrió para sus adentros al saberse, la cúspide de la racionalidad y alejado de sentimientos complicados. Él ya había aprendido la lección. Para él, Senku sería solo el faro que le ayudaría a reencontrar a sus padres y unir a su paquete de cuido, solo eso... Sin importar que su corazón latiera con fuerza al verlo sonreír o que sus manos picaran por acariciar su cabello cuando muy descuidadamente tomaba alguna siesta junto a él.
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—Ya sé que estás ahí. Sal de una vez. -la voz de Senku lo sobresaltó, la única persona, a parte de sus padres, que conocían su andar era Ukyo, y ahora, parecía que también Senku.
Se metió al observatorio y caminó hacia a Senku, Gen rio un poco al ver los planos que tenía regados por el suelo, el chico cumplió su palabra sobre quedarse hasta tarde esa noche si él se quedaba en la cabaña de Kaseki.
—¿Qué quieres? -habló sin apartar la mirada del telescopio y anotar en una hoja de papel. Si Gen notó la brusquedad en su voz, eso era porque lo estaba interrumpiendo en su trabajo.
—Pues, aprovechando que no tenemos a mentes inocentes cerca, me gustaría proponerte algo, Senku-chan.
—Ja. Dímelo entonces mentalista. -Senku se alejó de la lente, dejó de escribir y le prestó toda la atención a Gen-. ¿Cuál es ese plan maquiavélico que quieres proponer?
—He sido pillado. -dijo con voz chillona, para luego, relajar su postura y hablar con seriedad y contar su plan.
Como era de esperar de Senku, rápidamente captó el plan de Gen, sorprendiendo al mismo Gen por la aprobación rápida del plan, una constante que estaba notando más seguido que antes, el chico estaba confiando muy ciegamente en todas sus ideas, lo que era bueno para él y sus metas, y malo a la vez porque debía pensar el doble sus propuestas antes de decirlas para poder cubrir todos los posibles caminos que tomarían sus palabras a futuro.
No así, la forma en que Senku le aseguró que con gusto se iría al infierno con él, casi descoloca su máscara, de no ser porque Chrome se metió, literalmente hablando, a su conversación, es que Gen pudo seguir adelante con su actuación y su plan.
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—Kohaku-chan. -le llamó Gen el día siguiente de afinar los detalles para el transporte del teléfono al imperio del poder-. Acompáñame, por favor.
Kohaku, a regañadientes, siguió a Gen a dentro del bosque, cuando vio que Gen empezaba a desvestirse para quedar solo en pantalón y su camisa sin mangas, Kohaku se posicionó para pelear.
—¿Al fin voy a obtener mi revancha o solo te quitas la ropa para enseñarme tu pene?
—Eso es muy maleducado de tu parte, Kohaku, hacer suposiciones así te puede llevar por un mal camino a futuro. -la chica pareció un poco avergonzada por el regaño, por eso se paró con normalidad y cruzó sus brazos sobre su pecho.
—¿Entonces para que me has llamado?
—Porque quiero darte una ventaja sobre Homura. -Gen se acercó al árbol que tenía atrás de él e imitó algunos movimientos de gimnasia, no era su fuerte y hacía mucho tiempo que no lo practicaba, pero de niño tuvo ese berrinche de querer aprender a volar sin manos como lo hacían ellas.
—¿Qué? ¿Me enseñarás a moverme como ella?
—Dominar la gimnasia no es de la noche a la mañana, Kohaku-chan. -Gen se soltó dando una vuelta en el aire y cayendo con las manos levantadas-. ¿Cuál fue la parte de mi cuerpo que usé más?
—Las manos. -respondió sin vacilar.
—Vuelve a intentarlo. ¿Qué parte de mi cuerpo usé más?
Kohaku se quedó por un momento analizando, Gen la miró con una sonrisa sincera, con el ceño fruncido, realmente se parecía a su hermana Ruri.
—Tus piernas y cintura.
—Bin bin, respuesta correcta, Kohaku-chan, te doy diez mil millones de puntos. -Gen agarró una pequeña bolsita que siempre escondía en su pantalón y liberó los pétalos para hacer un mejor espectáculo de victoria.
—Oh, ahora lo veo, tengo que atacar a sus piernas. -Kohaku pone sus manos en una pose de ataque, Gen suspira, la chica se lanza al combate sin estrategia y eso no es nada nuevo para él.
—Si y no a la vez. Ya escuchaste a Senku-chan, entre un par de días nos vamos y necesitamos una distracción para tomar la ruta más corta. Confío en la ciencia de Senku-chan, pero no en su fuerza, así que quiero que entrenes conmigo estos días antes de partir, quiero que aprendas a atacar los puntos de presión o desequilibrio que tenemos todos en el cuerpo.
—¿Puntos de desequilibrio?
—Los puntos de presión o de desequilibrio son los lugares en donde convergen el flujo de sangre o nervios de reacción... -Gen miró la cara de no entender nada de Kohaku y trató de simplificar sus palabras para darse a entender mejor-. Ah, piensa en esos puntos como el cuello de un gato, cuando sujetas por el cuello a un gato su reacción automática es quedarse sin moverse, ¿Verdad?
—Oh, ¿Nosotros también nos quedaremos así si tocamos esos puntos?
—No específicamente, mejor te hago una demostración. ¿Me permites hacerla sobre ti?
Kohaku acepta y Gen, para no asustarla va despacio y presiona el punto de la pierna, en automático Kohaku se dobla y cae al suelo.
—¿Qué hiciste? Me derribaste con un solo toque.
—Esa es la magia de los puntos de presión. Ahora, tu estilo de lucha es muy parecido al mío, así que te esperaré durante las noches a partir de ahora para que aprendas a atacar estos puntos, eso te ayudará cuando te desarmen o cuando no tengas un arma cerca. Eres fuerte, pero la fuerza bruta nunca se compara al dominio de una persona sobre su propio cuerpo.
Gen, luego de ayudar a estimular el área que tocó para aliviar su dolor, le ayudó a pararse y se vistió, prometiendo regresar todas las noches para dominar esa técnica.
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Chrome y Magma estaban preparando todo para partir, Gen aprovechó eso para tomar la muñeca de Senku y llevarlo al laboratorio, Senku solo suspiró y se dejó llevar fácilmente y sin renegar por Gen. El chico mayor, sin soltar la muñeca de Senku, lo guio por el laboratorio señalando cajitas de madera que tenían dispersas por pequeños rincones.
—Aquí dejó las hojas del té que te preparo todas las noches, por favor tómalo antes de las ocho de la noche, eso ayudará a que el efecto relajante funcione más rápido. Y está caja contiene hierbas que Chrome me dio para aliviar el dolor de cabeza, si te sientes mal mézclalas con el té. Si el dolor de cabeza persiste vete a acostar y ponte un trapo frío en la cara. Dejar descansar el cerebro es fundamental para el flujo de mejores y más eficientes ideas.
—Sí, sí. Lo que digas. -le respondió rascando su oreja con el meñique, para luego soltar un mofido divertido-. Así que al final si me has agregado a tu paquete de cuido y no solo a Suika y Kaseki.
Gen lo miró y soltó su mano rápidamente, sentía que le quemaba. Ya había hecho esto mismo con Suika y Kaseki pidiendo que se cuidarán los dos, era ese instinto biológico que te obliga a preparar a los tuyos cuando no vas a estar que simplemente lo movía a hacerlo, y con Senku no fue la acepción.
—¿Te molesta que lo haga?
—Me da igual si lo haces. -le respondió subiendo sus hombros, pero a la vez, se acercó a la caja en dónde estaban las hojas de té y las tomó en sus manos-. Es solo la biología trabajando sobre ti. Te guste o no soy el líder aquí y tú el más cercano a mí, así que era más que obvio que la biología asumiría que debías cuidarme.
"Te equivocas, no es la biología." se dijo a sí mismo, por fuera, compuso su mejor sonrisa y abrazó, a Senku por el cuello, el chico se tensó un momento en sus brazos y luego se relajó, no correspondió al abrazo pero tampoco se apartó.
—Si lo entiendes, entonces cuídate y espera mi regreso, Senku-chan. -susurró cerca de su oído y luego se apartó, le sonrió y compuso su mejor máscara para enfrentarlo-. Bien. Hay que ir a ver a qué Magna no olvide nada, vamos.
Gen se adelantó a Senku, sus mejillas ardían de vergüenza, él no había planeado eso, pero tampoco esperaba ver la mirada de Senku de alivio al ser reconocido como su paquete de cuido. Por fortuna Senku no sabía que él estaba por encima de ser llamado así.
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Gen envía diligentemente reportes de su ubicación a través de código Morse. Él le enseñó a Senku mintiendo vagamente que en un campamento de niños exploradores se lo enseñaron... Era vagamente una mentira, porque si fue en un campamento, pero de entrenamiento militar con las tropas de su padre cuando cumplió 11 años.
Cuando montaron el plan para atrapar a Homura, Gen se sintió orgulloso de como Kohaku debilitó los puntos de ella para dejarla indefensa mientras la amarraban.
Se despidieron y siguieron cada quien su camino, aún faltaban dos días para llegar hasta el imperio del poder.
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Gen no mentía cuando le dijo a Magma que romper las estatuas era lo correcto, pero también no vaciló ni un momento cuando lo detuvo, porque ellos no eran culpables de esa guerra, y si, estratégicamente hablando era lo correcto, pero su corazón, su mayor debilidad y fortaleza según su tía Maya, era el que no permitiría que alguien más muriera innecesariamente.
Gen prefirió conducirlos hacia donde estaba la tumba de Senku, para empezar a instalar el teléfono; en un momento se detuvo de su acción cuando Magma y Chrome estaban lejos de él. Gen sintió una nostalgia enorme, aquí tenía una parte de su paquete de cuido, tan cerca y a la vez imposible de sostener, o al menos no a todos.
Con una sonrisa en sus labios y agradecido de la piedra que encontró bajo la tumba en donde iban a dejar el teléfono, Gen tomó otra piedra y golpeó contundentemente una palabra... "Ven." Chrome se sorprendió por el fuerte ruido y junto a Magma enterraron rápidamente el teléfono para luego irse a esconder, Gen siguiéndole el paso, pero dejando al descubierto una flor sobre su cabeza.
Misma flor que fue atravesada por una flecha.
—Muévanse. -les ordenó Gen y se alejaron de ahí. Su sonrisa jamás flaqueo y dirigió al grupo en donde sabía los alcanzaría Ukyo.
Con el sol a sus espaldas, Gen tuvo la firme convicción de que las cosas irían más que bien para su reino científico.
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Senku y los demás del reino científico, estaban en el observatorio esperando la llamada, habían pasado tres días desde que se separaron del grupo que dirigía Gen. Senku no estaba nervioso, confía plenamente en la capacidad del mentalista para cumplir esta misión.
Y luego, cuando el sol ya estaba saliendo por completo del cielo, el teléfono sonó. Senku ignoró a las chicas, no quería pensar en escenarios negativos, confía en sus amigos y por sobre todo en Gen.
Descolgó el teléfono y esperó...
—Hey. -dijo con simpleza y volvió a esperar.
La voz de Taiju invadió la línea y un poco atrás la voz sollozando de Yuzuriha.
—Maldición. -dijo con un nudo en la garganta-. Acabo de darme cuenta lo mucho que los extrañé y a tu ruidosa voz también... Tanto que me dan ganas de llorar... Maldición, mentalista, regresa rápido para consolar a este científico que has malcriado.
Chapter 11: Capítulo 9: Preludio de guerra.
Summary:
Gen está de vuelta en la aldea Ishigami, y el trabajo no se detiene. Mientras perfeccionan el automóvil a vapor, Ukyo advierte que el tiempo se agota: Hyoga sospecha y la batalla final es inevitable. La promesa de Senku de reunir al paquete de cuido de Gen, revela un corazón bajo su fachada de científico frío.
Chapter Text
Magma y Chrome lograron darle alcance a Gen, todo para segundos después ponerse a la defensiva. Frente a ellos estaba un hombre con arco y flecha apuntando a Gen, que parecía cubrirles con sus brazos extendidos.
—A pasado un tiempo, Ukyo-chan. -dijo la voz de Gen, para segundos después bajar los brazos y caminar hasta el hombre que bajando su arco fue a su encuentro para darle un abrazo.
—Idiota, sabes lo preocupado que estuve cuando no recibí una nota tuya la quincena pasada. -Ukyo lo separó de su abrazo y le golpeó la cabeza, lágrimas querían salir de sus ojos, pero las contuvo bien.
—No es mi culpa, te dije que me estaban explotando laboralmente.
—Gen... Acaso tú... -Chrome lo miraba con dolor en sus ojos, pero Magma, que se puso delante de él, no dudó en sacar su hacha.
—Nos traicionaste. -dijo el hombre dispuesto a enfrentarlo.
—Que crueles son. -dijo con voz chillona-. A pesar de todo aún dudan de mi... Ves Ukyo, solo Suika y Kaseki me quieren y no dudan de mí.
—Geno... Gen. -se corrigió rápidamente-. No los ha traicionado, al contrario, el único traidor aquí soy yo. Estoy con el reino de la ciencia.
La cara de alivio de ambos aldeanos le sacó una risa a Gen, risa que luego transformó en seriedad.
—El ruido que hice para llamarte debe haber alertado a otras personas más. Lo mejor para todos es que Ukyo-chan haga su trabajo de capturar a la persona que hizo ese ruido. Yo no puedo quedarme si queremos que el plan siga adelante...
—Eso y que al líder que le rompiste el corazón te encerrará de por vida en una jaula donde solo él pueda verte. -les interrumpió Ukyo, haciendo que un escalofrío les recorriera el cuerpo a los aldeanos de solo pensar ese panorama.
—Por eso necesitamos a otro voluntario. -concluyó Gen.
—Yo lo haré. -dijo Chrome sin dudarlo, Gen no quería dejarlo e iba a presionar a qué Magma se quedará, pero Chrome parecía darle buenas razones para hacerlo.
Al final, y a regañadientes, Gen aceptó eso e idearon una cortina de humo, literalmente hablando, para no solo alejarse sin ser visto, sino dar una mejor cuartada a Ukyo de la forma en que encontró a Chrome, lejos de la tumba de Senku.
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Gen había hecho una carrera desde el imperio del poder hasta la aldea Ishigami, los casi tres días de viaje se convirtió en uno y medio.
—En momentos como este agradezco tu entrenamiento espartano, papá. -dijo al aire cuando deslumbró el sendero de la entrada de la aldea.
Se acercó al laboratorio, en dónde escuchó la preocupación en el tono de voz de todos, él no quiso hacerlos preocuparse más y se dio a conocer.
Suika salió corriendo a abrazarla y Kaseki se acercó a él con agua y mantas. Gen no había reparado en su apariencia así que no supo que tan sucio estaba su ropa o su cuerpo.
Vio a Senku querer acercarse, pero se mantuvo dentro del laboratorio. Gen le sonrió y acercándose un poco a él le dijo.
—Estoy en casa, Senku-chan.
—Sí. -le respondió con un fingido desinterés-. Bienvenido de vuelta, mentalista.
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La primavera estaba a días de llegar, la nieve se derretía de los techos y los árboles, la aldea Ishigami estaba volviendo a la rutina lejos del frío invierno.
Por su parte, Gen sentía que su cuerpo temblaba como gelatina y a duras penas podía mantener el timón recto para no caer al arrollo. Le pareció increíble como Senku había trabajado tan rápido en la máquina de vapor.
Ahora con un plan en marcha para rescatar a Chrome y tomar la cueva milagrosa, además de tener a Nikki y a Ukyo, porque claro que Gen tuvo que decirle sobre él a Senku, las cosas tenían que moverse rápido, antes de cualquier emboscada que Tsukasa quisiera hacer.
—S-Senk-u-Ch-an... ¿Por qué tengo que ser yo el piloto de prueba? -todo el cuerpo le temblaba y sentía que titiritaba y no de frío.
—Porque eres el único con carnet de conducir.
—¿Eh? -le dijo sorprendido por recordar una de sus primeras charlas, una en la cual, hablando sobre Mario Cars, Gen mencionó que sacó la licencia de conducir para intentar derrapar en una curva cerrada. Claramente lo dijo a la ligera, porque él ya lo había hecho incluso sin una licencia-. Ni siquiera tenemos carreteras aquí.
—Las reglas son reglas. -le dijo con desinterés mientras arrastraban el motor de regreso a la cabaña científica.
—Ni siquiera sigues las reglas. De haberlo hecho, los servicios secretos no te hubieran puesto un limitador de compra para materiales.
—No es mi culpa que algunos científicos utilizaran los mismos materiales para hacer una bomba, yo solo quería hacer una nave.
Gen se mordió el labio para no hablar sobre eso. Su padre Xeno pensaba igual que Senku, y aunque sus padres quisieron ocultarle ese conocimiento a él, Gen sabía que sus padres se quisieron alejar de aquellos que estaban convirtiendo el arte elegante de su padre en armas de destrucción masiva.
Desvió el tema y se puso a hablar con Senku sobre las dificultades de su auto a vapor y como tenían que mejorarlo, pero su científico loco ya iba un paso adelante y toda la aldea, en especial los niños, estaban armando mallas de bambú para recubrir las llantas.
—Esto es...
—Así es, son como los neumáticos sin aire que desarrolló la NASA para la exploración planetaria.
—Oh, es como las llantas de Moon Buggy, de las misiones a la luna. -dijo con una alegría poco contenida al verlas, tocándolas sin creer lo que veía-. Increíble... Aunque las llantas de Moon estaban hechas de acero recubierto con Zinc y titanio. Padre siempre pensaba que la mezcla del titanio era la opción más factible para mejorar el agarre a tierra, además de ser más fácil de transportar.
Gen se congeló, había metido la pata al emocionarse tanto al ver un invento parecido al que su padre Xeno había trabajado para mejorar el transporte y extracción de muestras de los planetas.
—Así que tú padre era un nerd del espacio también. -le dijo Senku sin darle mucha importancia a las palabras dichas por Gen-. Con razón eres bueno en química, esa mezcla que hiciste antes fue el método correcto, te quise probar para confirmar mi teoría, si no fuera así, la mezcla hubiera explotado en tu cara.
—Lo sabía. -le acusó Gen, tomando ese desvío-. Sabía que no me habías dado todos los pasos como lo hiciste con las pilas de manganeso.
—No solo los mentalistas pueden mentir. -Senku se rio un poco y luego Kaseki le confirmó que ya estaba todo hecho y montado para la siguiente prueba.
Y luego, Kaseki y Senku empezaron a "sentir pena por Chrome" al no poder estar ahí para construirlo, así que tenían que darse prisa y presumir/enseñar, el nuevo invento.
—Que bondadoso es nuestro equipo científico. -dijo Gen, sintiendo también un poco de lástima por Chrome.
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Gen se sintió conmovido por la fe de los ancianos con ellos, quienes junto a los más jóvenes y preparados guerreros marcharon con convicción hacia la batalla; Suika insistió en ir con ellos y Gen la subió a su lado para mantenerla vigilada, recordándole a Kaseki subir si quería descansar un poco en el viaje.
Hubo muchos obstáculos que el automóvil logró superar, pero las subidas fue algo que el motor no logró aguantar, aunque la risa maquiavélica de Senku le dio una idea de que ya había encontrado una solución para ellos.
Llegaron a la mitad del camino y acamparon en unos riscos. Gen se distrajo solo un momento bajando las cosas que necesitaban para armar un laboratorio improvisado cerca del bosque para que el humo no fuera tan notorio, cuando Kohaku les informó a todos que Suika iba de camino hacia el imperio del poder.
Gen quiso correr tras ella, quería regañarla por ser tan imprudente, pero la risa de Senku comentando que confía en la detective Suika para encontrar a Chrome, le hiso darse cuenta de que él tenia que dejarla ir en algún momento, que ella era increíblemente capaz de hacer eso y más, Gen tenia que confiar en ella así como sus padres confiaron en él. Con renovada confianza Gen la esperaría para darle las palabras que sus padres le brindaron para no desfallecer en sus sueños... "Estoy orgulloso de ti."
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Ukyo escuchó el alboroto en donde tenían prisionero a Chrome, le había dado el paquete de pilas que habían usado para hacer la trampa, así que esperaba que en verdad funcionara. Se posicionó cerca para ver mejor, y no pudo evitar reír al ver como Chrome no solo se les escapaba, sino que imitaba los trucos de Gen y de él mismo para ganar contra Yo.
Lo vio tomar otro camino sin salida y tuvo que actuar antes de que los otros lo vieran.
—Es por aquí, Chrome. -el chico lo miró y le siguió, lo condujo hasta el camino correcto en donde Gen le había avisado que se quedarían.
—Gracias, Ukyo. -el nombrado le dio una de las telas que ocupaba para agua, el chico no dudó en tomarlo con gran alivio.
—Sigue el camino recto hacia los riscos. Gen y los demás los esperan ahí. Entrégale esta nota a él, por favor.
—Lo haré, tercer comandante del imperio del poder, Ukyo. -Chrome se rio y salió corriendo, Ukyo lo vio partir con una sonrisa en sus labios.
—No te equivocaste, Genos. Los chicos científicos son muy interesantes.
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Todos celebraron el regreso de Chrome e incluso Gen se sintió un poco conmovido por el ingenioso engaño que le hizo pasar a su carcelero de nombre Yo.
Cuando todo se calmó, Chrome recordó el mensaje de Ukyo y se lo entregó a Gen, este lo leyó y chasqueó con la lengua molesto.
—Senku-chan. -le llamó, acercándose a él-. Mensaje de Ukyo y no son muy buenas noticias. Hyoga empieza a dudar el porque la gente se está reuniendo más que antes cerca de donde está tu tumba. Es probable que ya no podamos hacer transmisiones.
—Era un poco obvio. Ya extrañaba que todo estuviera saliendo bien. -dijo rascando su oreja-. Al menos ya tenemos un grupo considerable de personas y mañana el tanque estará finalizado, lo que dará comienzo a la batalla. Ahora solo toca esperar hasta que ellos vengan.
—¿Ellos? -preguntó Suika con curiosidad.
—Ellos, son los infiltrados del reino científico. -le respondió Senku con gran orgullo en su voz.
Gen le miró con cariño porque sabía que a pesar de sus planes, lo que más quería Senku era tener a sus amigos de vuelta y por supuesto, acercar más el paquete de cuido de Gen y esta vez no eran suposiciones de él, ya que él se lo mencionó una noche antes de partir de la aldea; Gen esperaba otra reacción para nada emocional de Senku ante la noticia, pero su científico loco siempre le sorprendía en sus actos, ya que por primera vez, Senku le agradeciera tocando su hombro y prometiendo traerlos a su lado, y luego, como si no hubiera dicho nada, volvió a cambiar de tema a algo más racional como la ciencia.
—El reino de la ciencia ya tiene todas sus cartas sobre la mesa, llegó la hora de la batalla final contra el imperio de Tsukasa... Esto será emocionante.
Chapter 12: Capítulo 10: El último asalto.
Summary:
La batalla por la cueva milagrosa estalla. Entre segundos cronometrados, aviones de papel explosivo y la revelación del secreto de Tsukasa, el final de la guerra se acerca y con ella la victoria.
Notes:
La canción de este capítulo es una de mis favoritas de esta banda, por favor dense el tiempo de escucharla antes de leer el capítulo.
Canción: Dirty Paws.
Artista: Of Monsters And Men.
Link: https://www.youtube.com/watch?v=ot5yYrGyLg4
Chapter Text
…
Okey, Gen no estaba para nada nervioso ante esto. Había experimentado cosas peores y salir victorioso incluso cuando eran más personas que solo él... Gen tenía fe en Senku y su ciencia, además de la firme convicción del chico de no derramar sangre en esta batalla.
Ya había hablado con Senku sobre la estrategia, sobre la investigación psicológica de los impulsos, ya todos sabían sobre la brecha de 20 segundos para atacar. Ya tenían a Taiju y Yuzuriha en el equipo quienes habían llegado incluso antes de lo previsto, Ukyo ya había confirmado estar esperándolos en la cueva milagrosa, ya sabían quienes iban a ir a la batalla y quienes se quedarían... Aun así...
—Puedo sentarme contigo, Gen. -la dulce voz de Yuzuriha lo sacó de sus pensamientos, Gen palmó el espacio cerca de él en el suelo y ella se acomodó en el-. Es una noche muy estrellada, es una vista muy bella.
—Así parece. -le dijo, mirando el cielo y maravillándose con el resplandor de las estrellas, tan sumergido estaba en sus pensamientos que ni siquiera había reparado en mirar el cielo nocturno. La risa de Yuzuriha le trajo al presente y la miró con curiosidad-. ¿Qué es tan gracioso Yuzu-chan?
—Por favor no me lo tomes a mal, pero, cuando estabas mirando a las estrellas, pude ver a Senku reflejado en ti por un momento... Y sabes, quizás lo que voy a decir suene muy irrespetuoso o incluso pretencioso, pero... A pesar de que solo han pasado unas horas desde nuestro regreso, he notado los cambios en Senku y en ti... No sé cómo explicarlo correctamente, pero hay algo ahí, entre su complicidad y la forma en que ambos se miran que...
—Tienes razón Yuzu-chan. -le interrumpió Gen, con temor a que terminara esa frase-. Senku-chan y yo nos hemos hecho buenos amigos, pero te puedo garantizar que él los estima más a ustedes que a mí.
—Oh, no. Creo que no me estoy dando a entender, Gen. -le corrigió rápidamente la chica, tomando una de las manos de Gen-. Mi abuelo fue un ex militar y él siempre me decía que en los momentos más oscuros, cuando tenía miedo de no regresar a casa, recordaba a quienes lo esperaban, a mi abuela, que era su amor adolescente, a mí papá y mi tío, incluso me dijo que una vez recordó al señor que tenía un puesto de ramen ambulante... Él, en las noches más oscuras, solo podía esperar con ansias la luz de la mañana, porque estaba seguro de que volvería con nosotros, sus personas amadas... Senku probablemente descarte esto que digo, aunque sé que me escuchará al final sin interrumpirme, al igual que tú, que no me juzgará a pesar de las cursilerías que están saliendo de mi boca. Solo quiero que recuerdes, que todos recuerden, que nosotros, los que nos quedamos, los estaremos esperando con los brazos abiertos.
Yuzuriha le dio un beso en la mejilla y soltó su mano, le deseo feliz noche y se fue hacia donde dormían las chicas.
El temor que a Gen lo carcomía hacía un par de minutos, se estaba disipando, sus ojos se sintieron picar, pero compuso su mejor sonrisa.
—No permitiré que nadie muera, padres... Regresaremos victoriosos de esto. -dijo con convicción mirando el cielo, ahora más que nunca, tenía más razones de peso para vencer a Tsukasa si llegara a ser necesario.
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—Por supuesto que tenía que ser el gran Genos quien conduciría un tanque. -Gen, que estaba por meterse al tanque nuevamente, detuvo su acción y miró hacia las ramas del árbol, le sonrió con arrogancia a Ukyo cuando este le saludó agachando su sombrero.
—Pues quien más que yo, Ukyo-chan. Además, papá me dijo que no podría hacerlo hasta tener 18 años y él no cumplió su palabra porque tenía misiones lejos de casa, ¿Puedes creerlo?
—Así que tú eres el famoso Ukyo. -le dijo Senku, que se alejó del resto para ver mejor al chico.
—Y tu debes ser Senku-chan. -le respondió, bajando del árbol y parándose frente a él.
—Supongo que Gen me ha mencionado en alguna de sus cartas.
—El genio explotador de personas, sí, lo ha hecho. -Ukyo miró con seriedad a Senku, su voz incluso más seria de la que alguna vez había escuchado Gen-. A pesar de que dije que estoy de su lado, no permitiré que nadie, sin importar el bando, muera. Una sola muerte y no dudes en que tendrás una flecha atravesada en tu pecho.
—Ja, lo supuse. -le dijo con tranquilidad-. Gen me mencionó tu línea de trabajo y entiendo tu solicitud. Toma, lo necesitarás. -Senku le arrojó un par de tapones de oídos, se alejó de él para acercarse al tanque y subir-. Yo tampoco quiero bajas de ningún lado, así que pierde cuidado, tal vez los aturdamos con uno de nuestra nueva versión de los artilugios científicos sorprendentes: La bomba sónica.
Senku se rio como loco, y Ukyo miró a Gen sin entender lo que pasaba, Gen solo subió sus hombros y se despidió de Ukyo llevando dos dedos, el índice y el de en medio, hacia su frente para luego alejarlos con elegancia, como a veces hacia su papá cuando se subía a un avión para emprender vuelo. Ukyo no pudo evitar reír por el par, dejó su humor atrás y volvió a subir al árbol para escuchar a Tsukasa y Hyoga, dando la señal para el inicio de la batalla.
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20 segundos, se recordó Gen cuando arrancó el tanque, tratando de conducirlo lo más cerca posible de la entrada. Los aldeanos estaban repartidos rodeando la cueva, Kohaku liderando los que estaban cerca del tanque.
15 segundos, contó, cuando vio a los chicos empezar a desarmar a los guardias y Taiju empezó a bloquear todos los ataques de ellos, incluso creyó verlo regañar a esos chicos por pelear.
11 segundos, fue el tiempo exacto en donde una de las ruedas del tanque quedó atorado y volcaron a un lado, Gen recordaría más tarde pedirle hacer a Senku cinturones de seguridad para no sentirse tan aturdido si volvía a pasar algo así. Magma apareció en ese momento y Senku le dijo a Chrome y a él lo que tenían que hacer, mientras hablaba también le pasó los tapones de oído a Gen y él se puso los suyos.
5 segundos, la bomba había funcionado, pero aún habían muchos hombres dentro de la cueva milagrosa, cuando vio que iban a atacar a Chrome, corrió hasta donde él para alejarlo con Senku; Magma y Kohaku se encargaron de los atacantes.
—Destruyó la bomba. -habló Chrome, pero cuando Magma gritó advirtiendo sobre más hombres viniendo hacia ellos, es que puso en alerta a Gen, empezó contándolos rápidamente, eran 8, sonrió con arrogancia, él podía con ellos.
Iba a ordenar a Kohaku proteger a Senku, cuando Taiju se puso delante de ellos mientras tomaba una fuerte inhalación, Senku, Chrome y Gen supieron lo que iba a hacer así que tomaron la antena y dejaron que Taiju gritara con todas sus fuerzas, logrando noquear a los hombres dentro de la cueva.
—Kohaku, trae más cuerdas para atrapar a estos. -le ordenó Gen mientras tomaba algunas cuerdas él y empezaba a amarrar a esos hombres.
—Si. -dijo la chica y corrió por más. Vio a Senku entrar a la cueva con Taiju y Chrome y luego, justo cuando Senku preguntaba por las bajas, el marcador de su mente llegó a cero.
Lo habían logrado, la cueva milagrosa era de ellos.
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Gen estaba sacando las cosas para empezar a trabajar en la pólvora cuando el grito de retirada de Ukyo lo detuvo, solo para segundos después ver cómo le atraviesan una lanza y lo botaban del árbol, Senku intentó detenerlo, pero simplemente amortizó la caída con su cuerpo.
—Parece que las oportunidades de victoria del reino de la ciencia, se ha reducido a cero. -Gen miró como la lanza de Hyoga, aun goteaba sangre de Ukyo quien yacía tirado en el suelo a unos pasos de él.
Gen hervía en cólera, eso era imperdonable para él. Hyoga había tocado a uno de su paquete de cuido, la muerte para él iba a ser lenta y muy dolorosa, pensaba, mientras empezaba a sentir correr la adrenalina en su cuerpo. Salió del tanque y se paró en toda su altura, acabaría esto de una maldita vez sin importar que se manchara las manos de sangre, no le iba importar si toda la aldea lo miraba y luego le temía, esta guerra había durado demasiado.
Se paró frente a Ukyo y estaba a punto de saltar y atacar cuando una mano sostuvo con fuerza su tobillo, bajó la mirada y un inmenso alivio se plasmó al ver como Ukyo estaba consiente, rápidamente se quitó la banda de su cintura, y junto al cordón, hizo una compresa improvisada.
—No estás solo, tonto, no necesitas pelear solo. -le dijo Ukyo entre susurros, fue ahí en donde Gen prestó más atención a las conversaciones del lugar.
Senku también estaba regañando a Taiju por pensar en que lo dejaría. Luego Kohaku tomó la palabra.
—A pasado un tiempo, hombre de pelo largo. Déjame que vuelva a presentarme, esta vez como es debido... Encantado de conocerte, somos El Reino de la Ciencia.
Gen miró a la chica con orgullo, era muy poco elegante, pero descaradamente encantadora y leal. Sintió una mirada sobre él, era la de Tsukasa, que aún estaba sobre el árbol junto a Hyoga, le miraba con intensidad y él definitivamente entendía el porqué.
Dejó recostado boca abajo a Ukyo y se levantó en toda su altura y le sonrió con descaro al chico que le miraba con el ceño fruncido.
—A pasado un tiempo desde que te vi, Tsukasa-chan.
El hombre no apartó la mirada sino hasta que Kohaku se lanzó a atacar, escuchó a Kinro preguntando por el plan y se decepcionó demasiado al escucharla decir que el plan era atacar. Gen también se iba a unir a ellos para pelear, pero Senku que apareció casi de la nada, le tomó de la mano y lo empujó junto con él hacia la cueva milagrosa.
—Idiota, Tsukasa también te quiere muerto a ti, así que necesito tu cerebro ahora. Chrome, ven conmigo también. -le gritó y los tres entraron a la cueva.
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—Senku-chan, creo que te has equivocado. -le dijo Gen con desesperación, escuchando el ruido de la batalla afuera-. Mi cerebro no se compara en absoluto al tuyo o al de Chrome, sería más útil peleando.
—Se que tienes agilidad, Kohaku me lo dijo, pero una cosa es saber defensa personal y otra es pelear con armas de verdad en donde puedes salir lastimado.
—Te lo aseguro, Senku-chan, he estado en peores situaciones y sin un arma para defenderme. -al grito de Taiju, Gen miró hacia la entrada de la cueva, asustado porque Chrome salía corriendo.
—Déjalo, él volverá con nosotros cuando recolecte algo.
—Senku-chan, yo...
—Recoge ese excremento y mézclalo, tengo una idea. -Gen, que estaba más enfocado en el combate que en sentir asco por lo que iba a hacer, se trató de consolar a si mismo diciendo que en el peor escenario, si la aldea era derrotada, él no dudaría en atacar.
Senku explicó lo que quería hacer, él había escuchado de la pólvora blanca así que al menos estaba con la esperanza de que ya estaban sobre un plan para ayudar al reino científico. Ambos se quedaron al pendiente de la reacción química que esperaban que hubiera, pero no paso nada.
—Ah, sí, por supuesto, creo que ya te lo había dicho antes, Senku-chan, pero tienes demasiada mala suerte.
Gen empezó a sacar todo lo que tenía consigo, para intentar hacer algo más, se estaba desesperando, él era bueno en estrategias, por supuesto, pero era mejor peleando y todo el reino científico estaba afuera, dándole valiosos segundos para construir algo para parar a Tsukasa y Hyoga, tenía que pensar en algo.
La llegada de Chrome con ácido sulfúrico le dio esperanza, cuando Senku empezó la preparación, el olor se le hizo familiar, incluso le dolía un poco la cabeza.
—Silencio, no lo respiren directamente, si esto se llega a alterar, aunque sea una pequeña gota, saldremos volando por los aires y seremos hombres muertos.
—No me digas que eso es... -Gen ahora lo recordaba, no había duda de lo que era.
—Nitroglicerina. -dijo sin vacilación, dándole a Chrome una pequeña explicación.
—No me digas que piensas hacerlos explotar a todos. -preguntó con horror Chrome.
—Claro que no, idiota. Pienso salvarlos a todos... El problema es ¿Cómo lanzar esto sin que nos exploté en la cara?
Un recuerdo de sus padres y él haciendo aviones de papel vino a su mente, en especial la parte en que su padre Xeno modificaba un avión de papel para que soltara polvos pica-pica a unos adolescentes que habían arruinado las flores que Gen había sembrado. Buscó con la mirada las hojas y recordó la forma básica para doblarlo y darle una mayor distancia de recorrido, se lo entregó a Senku y él lo tomó con diligencia, rociando la sustancia en la punta del avión.
—Y decías que no te necesitaba aquí con nosotros. -le dijo Senku, cuando tenían cada uno un avión de papel.
Gen le miró por un momento antes de sonreír, "Científico tonto, soy más fuerte de lo que crees y aun así me quieres aquí a tu lado."
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Cuando el avión de papel explotó Gen aprovechó para intimidar a los demás del imperio del poder, incluso le pidió a Senku que lo dejara actuar y que no dijera la verdad o arruinaría su treta. Muchos dudaron, pero cuando Ukyo se levantó y apuntó con la "nitroglicerina" en la punta de la flecha, todos empezaron a rendirse, todos menos Tsukasa que se acercó a ellos.
—Ahora veo porque estas con él, Gen. -Tsukasa lo miró y le dio una sonrisa cansada.
—No es necesario seguir peleando, Tsukasa-chan. Porque mejor no negociamos.
Pudo escuchar como los miembros de la aldea empezaban a negar la idea, pero Senku, con la forma más tranquila del mundo, apoyó su idea.
—Tus actitudes siempre han sido contradictorias, Tsukasa, no te parece así Gen. -habló Senku-. En tiempos antiguos fuiste proclamado como el más fuerte, estabas nadando en dinero y lujos, pero ahora, emprendes la noble tarea de purgar al mundo de los corruptos. Dime entonces, Tsukasa, ¿Para qué necesitabas tanto dinero? ¿O para quién?
Gen miró a Senku sin creer el descaro de sus palabras, se lo había comentado hace un tiempo atrás y solo fue algo dicho al azar que recordó cuando Senku le preguntó sobre la rutina de Tsukasa y ahora lo estaba sacando a colación... Siempre observador a los movimientos de Tsukasa, Gen lo había visto ir a un punto todos los días y sin falta, he incluso una vez el mismo Tsukasa lo invitó a acompañarlo, explicándole el porque era tan importante ese lugar... Y ahora Senku lo usaba como moneda de cambio. Gen no sabía si sentirse orgulloso de su astucia o preocupado por haberle contagiado su descaro.
—Ella sigue viva, ¿Verdad, Tsukasa? Me refiero a tu hermana menor... No puedo prometerte nada, pero si garantizar una oportunidad.
—Por favor, Tsukasa-chan. -intervino Gen-. Dejemos esta guerra atrás y considera la opción de Senku.
Tsukasa miró a Gen, él sintió que esa mirada le atravesaba el alma y lo leía completamente. Algo habrá encontrado con esa acción para que, soltando un suspiro cansado, le preguntara a Senku sobre las condiciones de esa tregua.
Gen pudo respirar tranquilamente, sabiendo que lo habían conseguido... Habían ganado la guerra.
Solo quería agregar unas pequeñas palabras sobre la canción que dejé para el capítulo.
Esta canción me inspiró bastante para escribir rápido y de hecho, una vez que tuve el capítulo me encantó como la canción era un paralelismo sobre la guerra, lo suave que empieza la canción con las emociones de Gen, la relación entre Senku (las aves) y Tsukasa (las abejas) y en como sus mentalidades los hacen dividir sus caminos ("El cielo no era lo suficientemente grande para todos ellos") y como las aves tuvieron más ayuda de los de abajo ("el reino de la ciencia y sus aliados del imperio del poder") en como la tierra se convirtió fría y manchada por las máquinas (el invierno y los inventos de Senku, pero que estás máquinas en vez de destruir, ayudaron a cuidar), el como derribaron a la abeja reina y cayeron los demás (Tsukasa aceptando el trato de Senku, siendo persuadido por Gen)...
Y así puedo seguir y seguir. Amo esta banda y esta canción me hizo sentir demasiado bien para la victoria de los pájaros sobre las abejas.
En fin. Espero que hallan disfrutado del capítulo, nos leemos en el otro.
Autora-san, fuera.
Chapter 13: Capítulo extra: El Francotirador y el Ingeniero.
Summary:
Stanley odiaba la monotonía de Texas hasta que Xeno llegó con sus planes aeroespaciales y un objetivo secreto. Años después, su hijo Genos descubre que el "amor juvenil" de sus padres fue en realidad una misión calculada al milímetro. ¿Puede el amor ser tan exacto como una ecuación? la respuesta era, sí, si es Xeno quien lo planea.
Notes:
La canción para este capítulo.
Canción: Sweet
Banda: Cigarettes After Sex
Link: https://www.youtube.com/watch?v=pZ31pyTZdh0
Chapter Text
A él le encantaba mirar el cielo desde cualquier lugar despejado de obstáculos visibles... Texas era un buen lugar para crecer, todos se conocían y la gente era amable, cualquiera querría una vida con una paz así...
Para Stanley, con solo 7 años, eso ya le estaba hartando. No pasaba nada nuevo, la gente parecía sacada de una de esas revistas que leía su madre de bienes raíces, eran pocos niños y todos se acercaban a él por su belleza, ya sea para molestarlo (y rápidamente se arrepentían de eso) o por querer tocarlo, era asqueroso y molesto que todos lo vieran solo por su físico; él era un niño hermoso, sí, pero no era como esos niños de su barrio dispuesto a dejarse tocar por cualquiera, él ya podía leer y los libros de su padre que hablaban sobre la guerra y la fantasía de la paz, le habían abierto los ojos, además de eso, su padre seguía entrenándolo para que él fuera su copia perfecta, un soldado digno de admirar.
Su madre siempre peleaba con su padre por esto, pero él estaba seguro que el daño ya estaba hecho, su antipatía por la sociedad en general no iba a cambiar fácilmente incluso si su padre dejaba de entrenarlo todos los días.
A veces él se sentía solo, veía como todos jugaban con otros y reían, pero él simplemente no entendía el porqué lo hacían, no veía diversión en esas acciones y todo parecía solo superficial. Stanley a veces solo quería a una persona que hiciera un caos en su vida y se quedara para arreglarlo, alguien, quien fuese, que le diera una meta diferente a la que su padre le estaba imponiendo, pero con la finalización de ese verano y el comienzo de un nuevo ciclo escolar, él ya había perdido las esperanzas de encontrar a alguien así...
Y luego él se presentó. Su nombre era raro y su cara la de un niño aburrido; por su estatura, Stanley tuvo un nuevo compañero sentado a su lado. Cuando el niño llegó no se presentó en absoluto, solo puso sus cosas, saco sus útiles y organizó su mesa minuciosamente.
"Raro." se dijo al verlo limpiar sus cosas y prestar total atención a la clase.
La escuela a la que iban era un tanto peculiar, allí solo se aceptaba a lo mejor de lo mejor, es decir, debías de destacar en algo para poder entrar, ya sea el deporte, los estudios o la música, algo debía de haber especial en ti para poder matricularte. Stanley tenía dos de las solicitudes marcadas, era el primer lugar en su año y era muy bueno en el deporte, su padre lo estaba criando como el soldado perfecto, era obvio que tenía que sobresalir en ambas ramas, o así era hasta que el primer trimestre llegó y él bajó de puesto al segundo lugar, siendo el chico nuevo el primer lugar.
—Xeno Houston W. -dijo con molestia cuando leyó el nombre arriba del suyo.
—¿Necesitas algo? -la voz detrás de él estaba calmada, su expresión de aburrimiento aún estaba ahí cuando giró a verle-. Dijiste mi nombre. ¿Se te ofrece algo?
—En lo absoluto. -le dijo con indiferencia-. Disfruta tu logro mientras dure, no creo que se repita.
—¿Por qué no se repetiría? -le cuestionó, sus ojos ahora con un pequeño brillo curioso-. Si mantengo mi ritmo de estudio, no dudo que vuelva a tener el mismo resultado.
—Olvídalo. -le dijo con molestia, pasando a su lado para salir de ahí, estaban llamando la atención-. Felicidades o lo que sea.
Stanley mordió con molestia el dulce que tenía en su boca, realmente estaba enojado con ese niño.
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—Xeno y Stanley. -llamó su profesor sus nombres cuando formaba los equipos del proyecto final de ciencias.
Stanley quería golpear al profesor, por supuesto que sabía que ellos intervendrían cuando se enteraran de su encuentro del primer trimestre, la política de la escuela sobre la convivencia sana era una mierda.
—Stanley. -le llamó Xeno, sin girar su vista del pizarrón-. ¿Te parece bien quedarte después de la escuela para empezar el proyecto?
—Faltan más de seis meses para entregarlo, ¿Quieres empezarlo ahora?
—Si. -Xeno giró su mirada y Stanley vio el brillo de diversión en sus ojos, el niño trataba de no sonreír pero no lo conseguía.
Y Stanley, tan descolocado por esa expresión, no pudo evitar sonreírle y estar de acuerdo para empezar el proyecto ese día.
Cuando el timbre sonó anunciando la finalización de las clases, Xeno guardó las cosas un poco más rápido que antes sin olvidar ordenarlas correctamente en su mochila. Stanley lo vio y quiso molestarlo un poco, guardando las cosas más despacio.
—Por favor, permíteme ayudarte. -le dijo el chico con impaciencia y sin esperar respuesta empezó a ordenar exactamente como Stanley siempre guardaba sus cosas, para luego tenderle su bolso y tomar su mochila para empezar a caminar-. Hace poco leí un libro aeroespacial, es simplemente elegante la forma en como crean cohetes y los envían al espacio. -Xeno se detuvo a esperar a Stanley, quien le miraba con asombro, el chico pasaba de ser cayado con una mirada aburrida a un hablador con un brillo en sus ojos que le daba un aire más soñador, como un niño de su edad-. No hay tiempo que perder, Stanley, si vamos a crear un cohete, será el cohete más elegante de todos.
Stanley no pudo evitar reír, mientras se ponía en pie y alcanzaba a ese niño. Xeno parecía ser interesante, "al menos ya no estaré tan aburrido estos días." pensó cuando el chico sacaba algunos libros de la biblioteca y seguía hablando en voz baja.
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Stanley jamás se había reído tanto como esas tardes cuando se reunían con Xeno. El chico entendía muy bien lo que quería y tenía un objetivo claro y aunque él no entendía mucho sobre cosas aeroespacial ya que era más de armas y guerra, incluso él debe de admitir que ver cómo ese niño a veces se traba con nombres largos y lo repite una y otra vez hasta lograrlo decir correctamente, para luego resoplar diciendo que ya lo tiene dominado, era la cosa más tierna que Stanley había visto hasta la fecha.
Él siempre quiso una mascota, un perro para ser exacto, pero ninguno de sus padres quería otra boca que alimentar en la casa, así que él jamás pudo tener uno.
Con Xeno, su deseo de acariciar la cabeza de una mascota se vio al fin saciado, y aunque al principio Xeno odiaba que lo despeinaran, se acostumbró a cargar un peine en su mochila para peinarse después de que Stanley lo felicitara por algo o simplemente el chico le toque la cabeza.
Con el tiempo, ellos ya no solo hablaban por el proyecto, ahora pasaban los recreos juntos, iban a la casa de Xeno a seguir aprendiendo sobre el espacio. Stanley una vez admitió que siempre le gustó el cielo y esperaba algún día volar sobre él, Xeno entonces le motivó a no rendirse y qué si quería domar el cielo en la armada, gustosamente construiría naves para él y en un futuro, lo llevaría a la luna.
Esa tarde de principios de primavera, Stanley podía admitir que se sintió sonrojar por la dulzura de las palabras de Xeno, trató de disimularlo, pero el precoz chico, subiéndose al regazo de Stanley, le dio un casto beso en los labios, se separó solo un poco para mirarle y una sonrisa de triunfo surcó en sus labios.
—Es una promesa entonces, Stan. Tu surcarás los cielos en las naves que crearé para ti.
Stanley no recordaría más palabras de esa tarde, pero si recordaría como esa mirada determinada le decía que cumpliría cada una de sus palabras dichas.
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Con los años, su relación solo fue incrementando en complicidad y cercanía, jamás se volvieron a besar, pero Stanley aún sentía el fantasma de los labios de Xeno sobre él.
Xeno, no solo sabía de cosas aeroespacial, sino también de armas. A los doce años había modificado una pistola del padre de Stanley y este se maravilló por como el retroceso del arma no lo lastimaba como antes.
Las cosas solo fueron a mejor mientras más aparatos creaban, como el transmisor bidireccional que a veces ambos ocupaban cuando estaban en clases separadas y se aburrían de las explicaciones de sus profesores.
Pero cuando el dinero empezó a ser un problema para seguir expandiendo sus experimentos, Xeno y Stanley no dudaron en robar de sus casas las cosas de valor para comprar los materiales faltantes, jamás los atraparon pues ellos eran muy minuciosos para que nunca se notara el articulo faltante.
A los 13 años, el regalo que Xeno le dio a Stanley fue su primer rifle de precisión. Xeno ya había experimentado con pistolas de aire la puntería de Stan, por eso no dudó en modificar la pistola del padre de Stanley, según sus observaciones en circuitos de práctica, para luego, comprar ese rifle.
Xeno parecía ser el más emocionado de los dos, porque quería probar la distancia de la puntería de Stanley. Habían ido a un campo abierto y lejos de la ciudad para poder probarlo, con sus bicicletas dejaron objetivos que usarían para calcular la distancia del tiro y la perfección del mismo, el objetivo más largo era de tres kilómetros.
—Puedo hacerlo. -le dijo con arrogancia Stanley, mientras recordaba todo lo que había leído sobre francotiradores. Xeno tampoco se quedó callado, haciendo comentarios sobre el viento y su trayectoria, la temperatura y humedad del ambiente, la profundidad de la luz del día y la inclinación sobre ellos.
Stanley lo dejó hablar mientras se acomodaba, una vez listo y con el objetivo en su mirilla, Stanley apretó el gatillo y sintió el rebote del arma en su hombro. Luego recargo el arma y siguió con el siguiente. Eran seis objetivos, uno por cada medio kilómetro.
Cuando llegó al último, sintió su hombro entumecido, sus manos se sentían a acalambradas y su corazón latía con fuerza, controló su respiración, apuntó y apretó el gatillo una vez más. Trató de no demostrar euforia por lo sucedido, pero Xeno quien no se quitaba los binoculares le informaba lo que ya sabía, le había dado a todos los objetivos en la cabeza, todos los tiros fueron perfectos.
Ese día fueron a comer a McDonald's, camuflando el rifle en una funda de un violonchelo, Xeno no paraba de mencionar lo elegante de su puntería y él disfrutó como nunca de la atención del chico. Se percató de como una mancha de salsa caía por su mentón y tuvo que tomar una servilleta para limpiarlo, Xeno bajo su hamburguesa y se acercó más a Stanley para que este lo limpiara mejor.
—Tu boca es muy pequeña para el tamaño de esa hamburguesa. -Stanley se levantó y pidió cubiertos, regresó a la mesa y se los tendió a Xeno-. Come bocados pequeños, doctor Xeno.
—Oh, me gusta como suena eso. -dijo el chico, que empezaba a cortar su hamburguesa, mientras seguía hablando de las pruebas que podrían hacer ahora que sabían el alcance de su tiro.
Stanley lo escuchó un noventa por ciento, pues en su mente, el otro diez por ciento, estaba deseando morder la mejilla de Xeno que se agrandaba cuando masticaba, el chico era demasiado lindo para su gusto.
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Cuando llegaron a los 15 años y sus hormonas estaban haciendo de las suyas, Stanley supo que miraba a Xeno de otra forma, sabía que tocarse y gemir el nombre de su amigo de la infancia y miembro de su paquete de cuido no era lo correcto, pero simplemente no podía evitar hacerlo, las líneas del espacio personal entre ambos se habían borrado desde hacía años y él hasta ahora se daba cuenta.
Stanley ahora entendía con certeza dos cosas en su vida, la primera era que todo el mundo creía que ellos dos estaban en una relación, cosa que no era cierto, pero cada día se hacían más fuertes esos rumores, a regañadientes, él tuvo que admitir que aquellos que no lo conocieran y tuvieran ojos podían notar la cercanía poco apropiada para una relación de amigos de la infancia pues muchas veces rozaba al punto de la intimidad, Xeno incluso se sentaba en sus piernas cuando quería mostrarle algo y a él no le importaba rodearlo con su brazo mientras caminaba por el pasillo de la escuela y Xeno hablaba de cosas que quería inventar para ese fin de semana.
Para Stanley, estar con Xeno era lo más natural del mundo y tener el privilegio de tocarlo era la cereza en el pastel.
El otro punto vino un poco más adelante. Una noche de otoño, cuando aún tenía 15 años, su padre volvió a tomar y empezó a hacer desastres en su casa, hacía dos años de este comportamiento y él ya se estaba fastidiando, porque siempre que lo encontraba, su padre en un alto estado de embriagues lo insultaba y denigraba, nada nuevo para Stanley, pero que realmente lo estaba llevando al límite de su paciencia; entonces cuando su padre le dijo que sería un soldado de las fuerzas especiales, él le gritó que sería un aviador, el silencio que vino después de su declaración solo fue reducido por los golpes que su padre le dio esa noche. Su padre jamás le había pegado, así que no reaccionó a tiempo a los primeros golpes, logró liberarse de él cuando le golpeó en el estómago, se levantó del suelo, tomó su bolso y se fue de ahí hasta la casa de Xeno. Las luces de la casa estaban apagadas, así que no se atrevió a tocar, prefirió trepar el árbol que servía para fugas en el pasado ya que estaba conectado a la ventana de Xeno. La ventana estaba entre abierta y él empezó a llamar a Xeno, cuando Xeno lo vio, no dudó en dejarlo pasar.
Esa noche fue la primera vez que vio un odio tan puro en los dulces ojos de Xeno, sus manos temblaban en coraje y se disculpó con él porque estaba demasiado enojado para hablar. Stanley no lo presionó, así que solo se dejó hacer por un Xeno que limpió su cara y trató los golpes que Stanley ni siquiera sabía que estaban sangrando.
—Dolerá un poco. -le dijo Xeno mientras aplicaba un ungüento en la zona.
—Lamento venir a molestarte por esto.
—Jamás dudes en venir a mí, Stan. Yo siempre esperaré por ti.
Stanley se sintió conmovido por esas palabras, porque sabía que Xeno no decía las cosas que no pensaba. Quizás fueron las manos temblorosas de Xeno, o la forma tan delicada de tratarlo, quizás fue solo su deseo reprimido que le dio valentía para besarle, beso que fue correspondido por un Xeno que lo tumbó en su cama.
La segunda cosa que sabía con certeza Stanley, era que estaba enamorado de Xeno y no solo quería que fuera parte de su paquete de cuido, él quería ser de ese hombre para siempre.
Esa noche tuvieron torpemente sexo, fue más risas que placer pero que lograron llegar hasta el final. Dormir desnudos y abrazados fue la cosa más perfecta que Stanley había experimentado en su vida, no quería que la mañana llegara y alejarse de él.
Pero la mañana llegó y Stanley se sentía torpe a su lado, él le quería, pero Xeno jamás le dijo nada, Stanley sentía que entraba en pánico al pensar que había arruinado su amistad hasta que Xeno le besó para llamar su atención.
—Al fin te tengo. Ahora serás solo mío. -le dijo con una sonrisa triunfante y Stanley se sintió perdido, luego su cerebro se puso al día y pensó en esos detalles entre ambos, la cercanía, los roses que Xeno siempre le daba en forma accidental, la forma en la que parecía hacer gravitar a Stanley en la órbita de Xeno.
El chico descarado había planeado un encuentro íntimo con él. Quizás no en ese momento ni con las circunstancias de la noche anterior con su padre, pero Stanley estaba más que seguro ahora que esas invitaciones que él rechazaba para quedarse a dormir en su casa estos últimos meses eran para un encuentro que terminara en ellos dos teniendo sexo.
—¿Desde cuándo? -le dijo sonriendo con diversión mientras negaba con la cabeza.
—Si me preguntas desde cuando me empezaste a gustar, yo diría que fue cuando dijiste mi nombre con molestia al ver que te había ganado el primer trimestre de clases. -Stanley le miró sin creerle, de eso habían pasado siete años-. Me gustaba ver tus ojos aburridos que brillaban cuando algo te interesaba y yo quería ser ese algo de interés. Si es sobre como quise tenerte en la intimidad, fue un plan que llevo un año en marcha para seducirte con sutileza.
—Siempre supe que eras un precoz. -se burló de él acostándose otra vez en la cama, Xeno se subió en cima de él.
—¿Te enoja el resultado?
—No, para nada. -Stanley rodeo sus manos sobre la cintura de Xeno-. Solo que creí que tendría un largo camino por recorrer para llegar a este momento.
—Es en la juventud cuando puedes actuar más alocadamente y tenerte a mi lado siempre fue mi objetivo. Así que antes de que cualquiera si quiera te tocara tenía que poseerte.
—¿Soy acaso otro de tus experimentos, Doctor?
—Tal vez al principio sí. Quería saber si un cerebro enamorado podía funcionar igual a uno que no lo estaba, pero luego, simplemente no pude imaginarme lejos de ti sin una garantía de tenerte de regreso a mi lado. Los amigos pueden cambiarse y yo no quería que me olvidaras.
—¿Ser amantes era el mejor camino? -cuestiona divertido por la conclusión de Xeno.
—Esposo es lo más idóneo y lo que está en mis planes para los dos.
—¿Qué? -Stanley se sentó rápidamente, aun sosteniendo a Xeno en sus brazos-. ¿Quieres casarte conmigo? Xeno, ¿Te estás escuchando a ti mismo?
—Por supuesto que sí. -le dijo restando importancia a sus palabras-. He dicho que quiero que seamos esposos y aunque podríamos solicitar a nuestros padres el permiso para hacerlo ahora, seré paciente y esperaré hasta cumplir los 20 años.
—¿Y yo no tengo voz en esta decisión?
—Bueno, es obvio que dirás que sí. Formar una familia lo veremos más adelante ya que te irás al ejército y yo empezaré mis estudios para ser ingeniero aeroespacial.
—Xeno. -le llamó Stanley con seriedad-. Ni siquiera hemos dicho lo que sentimos por el otro y ya tienes planes para una familia entre los dos.
—Tienes un punto. Y dado que yo te estoy pidiendo matrimonio debo decirlo primero. -Xeno se sentó con rectitud, ambos aún desnudos y mirándose a la cara-. Me gusta Stanley. No, yo amo a Stanley, tengo un plan de vida ya estructurado para nosotros dos en el futuro, y aunque se que dirás que si, me gustaría escucharte decirlo. ¿Me amas, Stan?
—Te amo. -dijo Stanley y lágrimas corrieron por sus ojos.
—Te lo dije, sabía que dirías eso. -Stanley limpió sus ojos y abrazó a Xeno, dándole un beso profundo.
—Mas te vale que te hagas responsable de mí, porque si llegas a romperme el corazón te daré un disparo en la cabeza y acabaré contigo.
—No dudo que sea así. -Xeno lo volvió a besar y empezó a mover sus caderas sobre el hombre-. ¿Puedo volverlo a meter? La sensación de estar dentro es incluso mejor que mis fantasías.
—Pervertido. -le acusó, mientras abría sus piernas para darle libertad de moverse sobre él.
...
...
...
—Y así fue como tu padre me propuso matrimonio. -concluyó Stanley su relato mientras servía la cena de esa noche, tratando de censurar lo mejor que pudo su encuentro con su ahora esposo.
—¿A los 15 años? -preguntó con asombro en su mirada un Genos de 9 años.
—Stanley se ponía cada vez más hermoso. -le dijo Xeno, quien leía su revista semanal-. Si no lograba seducirlo y adelantar mi plan, tu papá hubiera sido tomado por otro hombre.
—No digas cosas innecesariamente. -le dijo dándole un golpe en la cabeza-. Yo ya estaba enamorado de ti, quien no sabía cómo decir eso era yo ya que hasta esa noche no sabía que era un amor mutuo, además de que solo hasta ahí descubrí que eras un pervertido en la intimidad.
—Mantener las sorpresas en el matrimonio es fundamental para no apagar el fuego del amor.
—Pero tú ya tenías un plan de vida hecho. ¿Por qué preocuparte por esos detalles? -cuestiona su hijo.
—Es una buena pregunta Genos, pero por desgracia, es algo que no entenderás hasta que encuentres a esa persona en tu vida.
—Por favor hazlo hasta que seas mayor de edad. -pidió su papá Stanley sentándose en la mesa junto a ellos.
—¿No es eso muy contradictorio viniendo de ustedes dos?
—No. -le dijeron al unisonó ambos y Genos no pudo evitar reír por la sincronización que tenían.
Miró a sus padres mientras comían, la complicidad entre ambos era algo que Genos amaba ver en ellos, el no necesitar decirse a cada momento palabras cursis para saber que se amaban, pero que cuando lo decían todo su cuerpo expresaba ese sentimiento por el otro, era simplemente hermoso de ver y admirar en igual medida. Una pequeña parte de él, aquella que era muy soñadora, esperaba encontrar a esa persona que no tuviera dudas ni temor de tenerlo a su lado, quien planeara tenerlo incluso después de la muerte, algo parecido al amor que veía en sus padres.
Feliz San Valentín.
Ya que aún falta para su aparición, quise hacer algo suave de ellos dos y una vez tuve esa idea, no hay quien pudo detenerme.
Nos leemos después. Autora-san, fuera.
Chapter 14: Capítulo 11: El sacrificio del líder caído.
Summary:
La batalla terminó, pero el verdadero desafío apenas comienza: Senku y los demás luchan contra el tiempo para salvar a Tsukasa. Mientras la ciencia y la lealtad se ponen a prueba, una confesión inesperada revela que, incluso en un mundo de piedra, las identidades pueden ser el último misterio por descifrar.
Chapter Text
...
No tuvieron mucho tiempo para celebrar la victoria, regresaron al risco en donde los estaban esperando los demás solo para traer implementos para ayudar a los heridos. Una vez Senku hizo el medicamento para poner sobre las heridas, les explicó a las chicas como aplicarlo y ellas fueron muy diligentes para ayudar a los heridos, sin importar el bando que fueran, incluso Tsukasa cargó a los que no podían ponerse en pie. Gen pudo ver como incluso levantaban el gorila de vapor y Kaseki lloraba en agradecimiento.
Tomando algunas vendas y el polvo que hizo Senku, Gen se acercó a Ukyo que se había sentado en una raíz de un árbol. No se dijeron nada mientras Ukyo se quitaba la camisa, ni tampoco cuando gimió por el escozor que sintió al momento en que Gen le puso ese polvo blanco. Pero luego, cuando Gen le ponía el vendaje, gruesas lágrimas se formaron en sus ojos y Gen no pudo callar más.
—Idiota, ¿Por qué no lo esquivaste? -le reprendió Gen, Ukyo gimió cuando Gen apretó más fuerte el vendaje-. No lo vuelvas a hacer. -le susurró conteniendo sus lágrimas-. Creí que te iba a perder.
—Lo siento, Genos. -Ukyo, tocó su cabeza y lo jaló hacia su hombro derecho, dejando que llorara un poco en el-. Creo que estoy un poco oxidado y no reaccioné a tiempo.
—El polvo que Gen te puso, ayudará a cerrar tu herida más rápido, pero procura no hacer movimientos bruscos. -le advirtió Senku, acercándose a ellos y pasándole una taza de té a Ukyo-. Y tú, déjalo descansar, está vivo, así que no es necesario llorar.
—Senku-chan, eres un insensible. -le dijo Gen, no así, se alejó de Ukyo y le ayudó a ponerse en pie-. Ukyo-chan es importante para mí, estaba muy asustado por su herida.
—Si, si, como sea. Muévete mentalista, todavía hay trabajo que hacer. -Senku tomó de la muñeca a un Gen que empezaba a renegar por el trato, pero que en ningún momento se soltó del agarre.
—Así que ese es el tipo de persona para Gen... No, su nombre es Genos, ¿verdad? -preguntó Tsukasa, acercándose a Ukyo, que se acomodaba la ropa.
—Genos, es su nombre real, el nombre artístico es Gen y el que al parecer la aldea conoce mejor.
—No respondiste la primera pregunta. -Ukyo se rio un poco, pero el dolor de la herida lo persuadió para ya no seguir burlándose de él.
—Si, algo así... Tiene complejo de papá, supongo. -Ukyo miró a Tsukasa, quien no apartaba la mirada de Senku y Gen-. O quizás solo le guste Senku.
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Gracias a la dinamita que hizo Senku, cavar para encontrar a la hermana de Tsukasa fue más fácil, Encontraron más cuerpos y Yuzuriha y él se encargaron de subirlos al auto de vapor; no fue hasta la puesta de sol en donde Tsukasa al fin la encontró, todos sonrieron con nerviosismo, todos confiando en que Senku tuviera razón con la suposición de que la hermana podría revivir, todos esperando ese milagro.
Senku se acercó a ella, destapando la fórmula sin vacilación, todos conteniendo el aliento hasta que Taiju le gritó a Senku que se detuviera, picando sus ojos en el proceso, Gen vio como Yuzuriha captó la idea de Taiju y muy diligentemente y en pocos segundos ya tenía ropa hecha para la pequeña Mirai.
Las chicas se encargaron de vestirla y una vez lista, le llamaron a Senku para que siguiera adelante. Cuando el líquido cayó sobre ella y empezó a despetrificarse, los miembros de la aldea Ishigami se sorprendieron, Gen recordó que ellos nunca habían visto ese proceso y luego escuchó a Yuzuriha, que estaba de rodillas, rezar por el milagro de que la pequeña despertara al igual que Senku lo hizo cuando murió; él, aunque no era creyente, también esperó ese milagro.
Cuando la pequeña salió de la piedra, Tsukasa se acercó para sostenerla.
—¿Hermanito? -dijo la dulce voz de la pequeña, la sonrisa tan dulce que le regaló a su hermano mayor, conmovió a todos los que estaban viendo la escena-. Te has vuelto muy grande, aunque te sienta muy bien. ¿Cuántos años he estado dormida?
Gen se sintió conmovido por el reencuentro, soñando que en algún momento él también volvería a tener a sus padres así. Vio alejarse un poco a Kohaku, se acercó a ella, la chica parecía querer llorar, pero no lo hizo.
—Él siguió luchando aun cuando sabía que no había una cura... Años y años... Él llevaba mucho tiempo esperando este milagro... El milagro de la ciencia de Senku.
Gen tocó su hombro y le dio un apretón suave antes de soltarla y alejarse de ella, conocía la historia de Kohaku, su amor inquebrantable por su hermana, el amor que la familia brinda a sus miembros... Quizás Gen no entendía el sentimiento de Tsukasa y Kohaku, pero si podía empatizar con el deseo ferviente de ver a los que amas a salvo.
—Todos somos guerreros en algún sentido. -dijo Gen al aire-. Todos estamos dispuestos a morir y lo que es peor, seguir viviendo incluso después de perderlos. Así es el amor, una variante aterradora de la vida.
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Gen le había dado el plato de comida a Suika para dejárselo a Homura, ya todos habían comido, así que estaba bien en darle un poco a la chica. Vio a Senku hablar con Ukyo, a Hyoga irse con Mirai y Tsukasa, a Kokuyo, el padre de Ruri y Kohaku, ordenar a todos empezar a empacar para marchar de regreso a la aldea... El día se sentía más tranquilo y Gen pensó que al fin tendrían un respiro de paz... O al menos eso pensaba hasta que Suika vino corriendo y poniendo en sobre aviso a todos sobre que Homura había escapado, luego vinieron las explosiones en la dirección en donde estaba la cueva milagrosa.
Gen no entendía que había pasado, hasta que vio a Senku correr en la dirección en donde Hyoga se fue junto a los hermanos. Un presentimiento apretó su pecho y no dudo en correr tras Senku poniendo en alerta a todos también.
Sus pies flaquearon un segundo cuando escuchó el grito desesperado de Senku... Todo paso en cuestión de milisegundos, incluso se atrevió a pensar, en un par de parpadeos...
Hyoga alzando su lanza...
Hyoga atravesando el pecho de Tsukasa...
Senku sujetando a Tsukasa para que no cayera al río...
Hyoga golpeando a Senku para que cayera junto a Tsukasa...
Hyoga intentando saltar para no ser atrapado...
Él, alcanzando a sujetar su capa para retenerlo... Y luego, fue solo su cuerpo trabajando para dislocarle el hombro derecho y dejar la muñeca del mismo brazo en una posición antinatural, le gritó a Ukyo, por sobre los gritos desgarradores de Hyoga, que lo amarrara, para luego lanzarse al agua y darles alcance...
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Gen estaba desesperado, el sol ya se había puesto y no los había encontrado, nadó más abajo, intentando ver algo, pero no había nada, solo el ruido del agua... Y luego escucho el grito de una chica, esa era Homura, sin perder el tiempo nadó hacia ahí y vio como la chica caía al suelo.
—Te lo dije, mujer tonta... Con la ciencia podía matarte con un solo dedo.
—¡Senku! -le gritó Gen, saliendo del agua, el chico se había desplomado en el suelo, lo tomó con cuidado y lo revisó, a parte de un par de golpes y rasguños, él estaba bien.
—¿Qué? ¿Acaso no vas a llorar por mí también? -le bromeo Senku, tratando de sentarse, el cuerpo le temblaba, pero logró sentarse mejor-. Y ahí están... -Gen se sorprendió cuando Senku le tocó la cara, limpiando las lágrimas que ni siquiera sintió que estaban cayendo de él-. Eres un llorón sin remedio.
El gemido de Tsukasa hizo que ambos le miraran y se acercaran a él. Senku empezó a comentar sobre lo limpio de la herida y lo que podían hacer para no dejar morir a Tsukasa. Estaban encontrando la mejor forma de trasladarlo sin presionar la herida cuando los demás miembros de la aldea llegaron, Senku les ordenó traer ramas gruesas para improvisar una camilla. Ukyo amarró a una inconsciente Homura, cargándola de regreso hacia el campamento improvisado en donde aún estaba un malherido Hyoga.
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Ukyo se había quedado con Tsukasa, no solo para anotar la posición de cada una de las estatuas que había roto, sino también para cuidar que nadie viniera a dar el toque final con su vida, no se podía ser demasiado precavido en este momento. Minami también se había quedado con ellos, siendo incluso diligente con los tiempos del medicamento y el cambio de ventajes, la mujer era devota de Tsukasa no solo por su carisma, Ukyo pudo ver incluso amor en cada uno de sus actos.
Tsukasa estaba arrepentido de cada uno de sus actos y el alegre Taiju, con el gran corazón que tenía, le animaba a no pensar así, a no rendirse y le garantizaba que él encontraría a todas y cada una de las piezas de esas personas.
Ukyo entendía cada día más el por qué Genos los había elegido como su paquete de cuido, ellos eran almas limpias, muy puras y de corazones abnegados, era imposible no querer cuidar de su inocencia y estar ahí para apoyarlos.
—Tsukasa, ¿realmente recuerdas a todos las estatuas que has roto? -preguntó Ukyo, cuando vio partir a Taiju.
—Por supuesto. -le respondió sin vacilación-. No me he olvidado de ninguna de ellas ni por un segundo.
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Gen no pudo evitar la alegría que sintió al escuchar la conclusión de Senku sobre el adhesivo para heridas, incluso si se perdió a media explicación, el resultado final era lo importante.
—Entonces con esto salvaremos a Tsukasa-chan. -dijo con renovada alegría, alegría que se detuvo al momento de ver la seriedad de Senku.
—Solo estamos ganando tiempo. No soy un mago como en los videojuegos, yo no puedo reconstruir un órgano que está tan seriamente dañado... Pero... Hay una posibilidad de salvarlo...
Gen miró la determinación en los ojos de Senku, esa mirada de alguien que no se rendirá ante nada y llegará al final del camino cueste lo que cueste, la meta ahora era salvar a Tsukasa.
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Con ayuda de Kaseki, Senku pidió voluntarios del tipo de sangre O, para hacer la primera donación en este mundo de piedra, muchos se ofrecieron pero, Senku solo tomo a tres personas para extraer la sangre. Llamó a Yuzuriha para que trajera hilos y él junto a Kaseki modificaron una gruta para hacer una improvisada sala de operaciones.
Cuando la chica llegó se le fue informada que ella cerraría la herida. Un escalofrío le recorrió el cuerpo cuando preguntó si era posible hacer una cirugía sin anestesia, la sonrisa de su científico loco le valió su apodo con creces y más cuando Tsukasa también le sonrió confirmando de que podía aguantar la operación.
—Genos... -le llamó Tsukasa, sorprendiéndolo por el uso de su nombre real-. ¿Podría ser egoísta de mi parte pedirte que te quedes a mi lado?
Gen miró a Senku, quien señaló el lugar en donde estaban unas batas, guantes y mantas que asumió servirían para cubrir la boca. Se acercó a la mesa y se puso los implementos, acercándose a Tsukasa para tomar una de sus manos y sostenerla con ambas manos.
—No, no lo es, Tsukasa-chan. -le dijo con una voz dulce, sonrió a pesar de tener su boca cubierta, y Tsukasa también lo hizo, relajando un poco más su cuerpo-. Me quedaré si así lo quieres. Puedes apretar mi mano tan fuerte como quieras, yo lo soportaré.
Vio como Yuzuriha se preparaba también y Senku le explicaba cómo debía de hacer la costura. La pobre Yuzuriha temblaba un poco, pero cuando miró a Gen, este le asintió con la cabeza.
—Tú puedes hacerlo Yuzu-chan. Confiamos en ti.
La chica soltó un suspiro y sujetó con fuerza la aguja, poniendo se a trabajar.
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Gen entendía las palabras de Senku, y no le importó que él tuviera razón a decirle niño impaciente, pero pudo sentir como su mundo tambaleaba cuando Senku le dijo con firmeza que iba a matar a Tsukasa con sus propias manos.
—Voy a congelarlo, es como la criogenización. Nos dará más tiempo para encontrar una manera de petrificarlo. Pienso traerte de regreso cueste lo que cueste, Tsukasa... Tienes que confiar en mí y dejar que te mate.
Gen vio como las manos de Senku, aun apuñadas, temblaban de impotencia, aunque su voz no flaqueara en ningún momento al hablar. Su pobre científico loco estaba sufriendo incluso cuando era el camino más racional.
—Si, por supuesto. -le respondió Tsukasa con una sonrisa cansada-. Solo permitiría que tú y Genos lo hagan, no hay nadie más que quiera que acabara con mi vida si no son ustedes dos... Además, así equilibramos la balanza, ya que yo también te maté una vez.
—Oh, es verdad. -le dijo Senku relajando su postura y mofando de diversión-. Me había olvidado de ese detalle antes. Entonces esto será mi venganza... Anda, muérete de una vez.
Tsukasa se rio un poco junto a Senku, aunque tuvo que parar por el dolor de su herida. Gen les sonrió con renovada esperanza.
"Par de idiotas." pensó cuando Senku empezó a explicar mejor en como ya estaban en marcha para hacer la máquina para criogenización.
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—Ah, Ginro-chan, yo... -el grito de terror del chico llamo la atención de todos los presentes, Gen no entendía porque le miraba con tanto terror.
—Hare lo que sea, mi señor Gen, pero por favor no me ataque.
"Ah, sí. Ellos vieron lo de la cascada." pensó Gen con una molestia en su interior, no así, compuso su mejor sonrisa dulce, los ojos más brillantes y encorvó más su postura, para parecer pequeño y frágil.
—Eres tan gracioso Ginro-chan. ¿Por qué atacaría a los miembros del reino científico? todos somos una gran familia y nuestro objetivo es protegernos mutuamente. Al igual que ustedes, yo sigo a nuestro gran líder Senku-chan, nuestro científico que nos llevará a la grandeza de años antes de la petrificación. Si están con Senku-chan, yo estoy de su lado.
—Así es. -dijo Taiju, acercándose a Gen y poniendo su mano en el hombro del otro, todos parecieron notar que ahora Gen parecía incluso más débil y delicado al lado del fuerte Taiju-. Todos estamos aquí porque apoyamos a Senku, nuestro amigo que ganó una guerra sin ninguna baja.
—¿Pero lo que le hiciste a Hyoga en la cascada? -dudó en preguntar Ginro.
—¿Qué le hice? -cuestionó, inclinando con inocencia la cabeza-. Oh, es verdad, Yuzu-chan me dijo que por el movimiento brusco que hice al momento de jalar a ese hombre de la capa, Hyoga chocó contra el suelo y se dislocó el hombro. Pero además de jalarlo, no recuerdo haber hecho nada más, supongo que la gravedad y su peso hicieron que pasara eso. Los hombros son un punto fácil de dislocar cuando se golpea con brusquedad, pregúntenle a Senku-chan sobre eso si dudan de mí.
Todos los presentes parecieron convencidos de sus palabras, incluso Taiju apoyaba su teoría comentando cuando él se dislocó el hombro en un partido de futbol. Gen respiró con tranquilidad al saber que, al menos por esta vez, se pudo salir con la suya.
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—¿Entrarás o te quedarás ahí parado como idiota? -preguntó Senku a la figura que veía en una de las esquinas de la entrada de la cueva, Gen entró, pero no se acercó mucho.
—Era un momento solo para ustedes dos, no necesitabas a un mentalista como yo para eso... ¿Esta desmayado? -le preguntó acercándose más a Senku.
—Si. El tonto insistía en seguir despierto charlando conmigo. Ayúdame a mover su... -Gen lo interrumpió tomándolo de la mano y dándole un abrazo.
Habían pasado más de tres días trabajando sin parar para tener la cámara frigorífica lista y Senku no había dormido en ninguno de esos días, supervisando todo, trabajando el doble de ser posible y ahora que estaba lista, ahora que la realidad parecía golpear al científico, se estaba fracturando por las emociones, que ahora Gen entendía, no sabía cómo expresar bien.
—Haz hecho un buen trabajo, Senku. Ahora déjanos llevar la carga de trabajo a nosotros, tu equipo científico.
—Te vas a arrepentir de tus palabras después. -Senku, quien estaba apoyado en el hombro de Gen, sin devolver el abrazo, soltó un suspiro cansado, relajó por un momento más su cuerpo antes de separarse de los brazos de Gen con delicadeza-. Te hare trabajar hasta que no puedas más y tus dedos sangren del esfuerzo.
—Que cruel. -se quejó Gen, pero ambos sonrieron por las ocurrencias del otro
—Ayúdame a mover a Tsukasa. -Gen tomó la parte del tronco y Senku las piernas, el chico pesaba y no era por gordura; una vez dentro, Gen arregló el cabello y las manos de Tsukasa, uniéndolas sobre su pecho-. Oye. -le llamó Senku, Gen hizo un ruido con su garganta para darle a entender que lo estaba escuchando-. ¿Qué es eso de Genos? ¿Un apodo?
—Es mi nombre real. -le respondió con simpleza, terminando de arreglar la ropa de Tsukasa-. Gen solo es mi nombre artístico.
—Y hasta ahora me lo dices. -acusó Senku, Gen pudo ver cómo le miraba con seriedad, su voz se escuchaba enojada.
—Bueno, tú me conocías por mi nombre artístico, todos lo hacían, así que decidí dejarlo así.
—¿Y qué me dices de Ukyo y Tsukasa? -siguió preguntando, Gen realmente no entendía porque estaba tan enojado, incluso él se estaba enojando.
—A Ukyo lo conozco desde antes de la petrificación, incluso teníamos planes de mudarnos juntos.
—Espera, ¿Eres pareja de Ukyo? -preguntó con asombro.
—¿Qué? por supuesto que no. Ukyo es mi mejor amigo, lo conocí por mi papá.
—¿Y Tsukasa? incluso pidió que te quedaras a su lado para la operación.
—Supongo que lo escucho de Ukyo, ¿Crees que voy por ahí diciéndole a todos mi nombre verdadero? Además, ¿Por qué estas molesto conmigo sobre esto?
Gen vio como Senku abría la boca para seguir discutiendo, incluso levantando un dedo en un gesto de recalcar un punto, pero luego, relajando su postura, Senku cerró su boca y bajo la mano.
—Tienes razón, esta discusión es absurda.
—Debe ser el cansancio acumulado, llevas tres días sin dormir bien, Senku-chan.
—Si, eso debe ser... Lo lamento, Gen.
—Genos. -le corrigió rápidamente Gen, brindándole una sonrisa a un confundido Senku-. Mi nombre es Genos Snyder W. Nací en los Estados Unidos el 1 de abril. -Gen se acercó más a Senku y estiró su mano-. Es un gusto conocerte Senku Ishigami, he escuchado mucho de ti. -Senku mofó con diversión, pero le tendió la mano.
—Un gusto conocerte, Genos.
—Oh, ¿te gustaría saber el porqué de mi nombre de nacimiento? tú puedes elegir la versión que quieras oír. La de sin filtros como me lo dijeron mis padres o una más colorida para niños menores de edad como tú.
—Ja, eres asqueroso.
Gen dibujo una sonrisa cálida cuando Senku se reía por sus payasadas... A veces no lograba entender sus acciones, pero no era necesario hacerlo siempre; a veces, como ahora, solo necesitaba hacerlo sonreír para que las cosas volvieran a su curso normal, en donde Senku era el líder, de ahora dos imperios, y él solo su mentalista de confianza.
Terminamos el primer arco, y ahora viene la aparición de Ryusui, nuestro pansexual favorito *w*
Estoy emocionada por seguir escribiendo lo que falte hasta llegar a la parte de las Américas, ya tengo una ruta de los puntos que voy a tratar ahí y me encanta como va.
Quizás me toque desaparecer un par de días. -obligaciones de adulto independiente TnT-. Pero intentaré subir al menos un par de capítulos a la semana, les agradezco sus mensajes y su apoyo, nos seguimos leyendo después.
Autora-san, fuera.
Chapter 15: Capítulo 12: La paradoja del cuidado.
Summary:
En medio de un pasado que duele y un presente que exige, Ukyo lucha contra las sombras del trauma mientras Gen intenta alcanzarlo con ternura y persistencia. Entre caricias, obras de teatro, y una aldea que crece, las emociones hierven a fuego lento. Pero ¿Cuánto más podrá callar el dolor antes de desbordarse?
Chapter Text
... El ruido de alarmas y voces hablando con desesperación fue lo que hizo moverse a todos, el lugar iba a desmoronarse. Sobre el caos, él intentó alzar la voz y conducir a las personas a un lugar seguro, tratando de ser lo más claro posible, pero cuando la estructura empezó a colapsar, vio como un niño estaba en el suelo de rodillas, lloraba desesperado por encontrar a sus papás. Él trató de alcanzarlo, trató de ir por él, pero la estructura colapsó incluso antes de él poder alejar las manos que lo retenían fuera del lugar, viendo cómo una tras otra, la estructura de hierro soterraba al menor...
Ukyo abrió los ojos, un grito ahogado salió de su garganta, sus manos estaban alzadas, tratando de alcanzar algo; luego sintió un par de dedos que volvía a acariciar sus cabellos, regresándolo al presente y a la persona que, sin inmutarse por su despertar abrupto, baja sus manos y las posiciona otra vez sobre su pecho.
—¿Volvieron las pesadillas? -preguntó Gen, en un tono tranquilo.
—Jamás se fueron. -le respondió, cerrando sus ojos y cubriendo con su brazo derecho, disfrutando de las caricias en su cabello.
—Sabes que puedes hablar conmigo sobre esto. Aunque no me gradué, mi nivel de psicología es el de un egresado.
—¿Y dejar que alguien más tenga mis demonios? No gracias, los conozco más que bien y los echaré de menos si se van.
—Ukyo. -le amolestá Gen, sin dejar de acariciar sus cabellos-. No creas que no me he dado cuenta lo que haces, te cierras a los demás de manera casi instintiva, ni siquiera has considerado a nadie para tu paquete de cuido. Es poco sano para nosotros no tener una conexión así.
—Hasta dónde se, tu padre Stanley solo los tenía a ustedes dos en su paquete de cuido. -comentó sin darle mucha importancia.
—Porque antes de ser su esposo, mi padre era parte de su paquete de cuido y yo solo vine a agregarme al ya existente; tú en cambio ni siquiera has pensado en la posibilidad de tener uno.
—Te tengo a ti y eso me es suficiente. No necesito a alguien que no pueda cuidarse solo. -Ukyo se levantó del regazo de Gen, quien le miraba con preocupación, pero él fue muy contundente en su respuesta-. Mira a tu alrededor, Genos, este mundo primitivo nos devorará si no estamos alerta.
—Ya no estamos en guerra, Ukyo, ahora hay más personas en las cuales podemos confiar. Tú me lo dijiste esa vez en la cueva milagrosa, recuerdas, que ya no era necesario pelear solo, ahora yo te lo digo a ti... Ya no estamos solos, Ukyo, está bien confiar en los demás.
Gen se puso en pie, le tendió una mano a Ukyo para ayudarlo a levantar, él no soltó su mano incluso cuando iban bajando de la colina en dónde habían ido a tomar un descanso luego del agotador día de trabajo que habían tenido organizando a los dos bandos. Gen solo soltó su mano una vez que vio a Senku y este empezó a llamarlo. Se despidió de Ukyo recordándole que la comida se serviría a las 6 de la tarde.
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Gen amaba el teatro y cuando le propuso la obra a Senku no esperaba que solo le diera 1 día para prepararla, pero con el equipo científico e incluso Taiju y Yuzuriha, la obra fue perfecta. Incluso pudo montar el concurso de diseño del barco para el día siguiente.
Para cualquiera que lo viera, pensaría que estaba muy ocupado en esos días, incluso que él estaba en todos lados, él de hecho también se lo pensaba, pero no así y olvidando su cansancio, Gen todavía sacaba tiempo para estar con su paquete de cuido, además de Senku y Ukyo, en especial este último.
Su mejor amigo no estaba durmiendo bien y también estaba comiendo poco, él trataba de meter en la boca de Ukyo una que otra fruta que encontraba durante los descansos, pero el chico solo le sonreía con calma y le decía que estaría bien... Él temía que no fuera así.
Gen sentía la necesidad de estar más al pendiente, de vigilarlo porque... Porque él ya había visto como un Doncel que presenta los síntomas de Ukyo, tomaba la decisión de acabar con su vida.
Había estudios sobre eso, el Trastorno de Estrés postraumático no discriminaba género ni etnia, pero por su desarrollo avanzado y la forma de socializar y crear vínculos duraderos, los donceles eran más susceptibles a ello; este Trastorno se vuelve tan peligroso porque al principio ni siquiera se nota, pero luego, cuando todo empieza a avanzar, el trastorno los consume y ellos simplemente se cierran al mundo, poco a poco se marchitan, llevándolos a los peores escenarios y extinguiendo hasta la llama más apasionada en una persona...
—Si sigues mirando tanto a Ukyo, los rumores sobre ustedes saliendo solo harán que se confirmen. -Gen se sobresaltó porque está vez no había escuchado a Senku acercarse, lo que decía mucho sobre su preocupación y lo concentrado que estaba con eso, y agradecía que Senku no fuera de tocarle, de lo contrario, no creería que tuviera la suerte de Taiju y su súper fortaleza.
—No se puede evitar, Senku-chan, Ukyo no está bien.
—Ah, sí, lo noté. Se ve un poco pálido y tiene ojeras más marcadas.
—Para que Senku-chan se haya fijado en eso, quiere decir que está empeorando. -Gen se mordió el labio, no sabía que más hacer.
—No soy un mentalista como tú, y solo hablo por la experiencia, pero talvez... Bueno, cuando cantas, tu voz es suave y me ayuda a dormir, quizás es cosa de donceles, no sé, pero dormir con alguien ayuda a bajar tu guardia y relajarte, en especial si es alguien que conoces... Lo vi jugar con Suika y los niños el otro día, así que... Ah, maldición, no sirvo para esto. -dijo con frustración y le tendió una bolsita de tela con algo adentro-. Ya te di una idea así que ahora solo has tu magia, mentalista.
Gen se rio un poco por la brusquedad del chico, al menos estaba intentándolo, que era mucho decir a comparación del chico que conocía hace casi un año atrás.
Con curiosidad en el contenido de la bolsita, Gen la abrió y no pudo creer lo que veía, dentro estaba un mazo de cartas personalizadas, incluso estaba decorado de ambos lados, además había una pequeña nota: "Feliz, atrasado, Cumpleaños."
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Cuando los primeros pilares para el barco estaban armados, Senku, el equipo de la fuerza y Minami, fueron a buscar un capitán, dejándolo a cargo. Fueron casi tres días de su travesía y Gen a ese punto se pregunta si realmente era su imaginación o no, la forma en la que todos parecían verle a él como el responsable de ambos bandos, ya que, en esos días, nada cambio en su rutina actual, todos lo seguían buscando a él para aprobar algo o no, una palabra suya era más que suficiente para que se pusieran a trabajar. Él mejor que nadie veía que esto era peligroso, no porque él se fuera a aprovechar de la confianza de ellos, o al menos no por el momento, pero definitivamente estaría hablando con Senku en relación a esto.
Por otro lado, Ukyo incluso llegó a bromear sobre llamarlo "Madre de la aldea Ishigami." Y hablando de él, Gen se alegró que el consejo de Senku funcionara, porque ahora que dormían en la misma tienda y él le daba té para relajarlo, lograba que durmiera más horas que antes.
Cuando regresaron y presentaron al capitán, fue interesante como Ukyo no apartó la mirada de él, jamás se acercó a él para presentarse, pero sus ojos analizaban cada movimiento de este, Gen no entendía el porqué.
—Tomaré las palabras de ese chico y diré que es un instinto de marino. -le dijo Ukyo durante la cena de ese día-. Pero ese chico nos traerá problemas más adelante... No me agrada.
—¿Crees que es peligroso? -cuestiona, poniéndose más serio.
—Oh, no. -le dijo rápidamente, al ver la seriedad de Gen-. No lo es en absoluto o al menos nada que la madre de la aldea Ishigami no pueda arreglar. Quizás solo soy yo siendo demasiado precavido, no me hagas caso.
Gen golpeo su hombro sin nada de fuerza, prefiriendo cambiar de tema a cosas más tranquilas... O al menos así era el plan hasta que Senku le dijo a Ukyo que mañana partirían en busca de petróleo.
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—Senku-chan, de aquí en adelante, déjame a mí, las negociaciones. -le reclamó, una vez que vio como el pobre Namari, era el encargado de hacer el estampado de los billetes y ahora, en un mundo de piedra, volvía a circular el dinero.
—No es como si no pudiéramos hacer nada al respecto. -le dijo con desinterés, mientras llamaba a Mirai y a Suika, para empezar a trabajar en los puestos de comida que haría.
Gen entendía lo que quería decir y lo que él tenía que hacer a futuro, trató de ocultar su sonrisa, pero el chico sabía cómo se movía el mundo antiguo con el dinero y ellos ahora tenían la forma de explotar esa debilidad. Tener a un compañero que entendiera lo retorcido que podías llegar a ser, era la cosa más estimulante que estaba experimentando Gen e incluso podía ser muy adictivo eso, pero por ahora, componiendo su mejor cara, le pidió a Senku que no explotara de más a las pequeñas y que les recompensara por el trabajo que iban a ser.
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A Ryusui le agradaba lo que veía, un mundo en donde él podría forjar su propio destino y tenerlo todo sin restricciones de nadie, un mundo que gritaba por ser tomado por él y que gustosamente lo haría, tendría todo y a todos en el proceso siendo el líder de este nuevo mundo, pero primero, debía conocer bien a quienes tienen una voz de peso sobre los demás.
Sobornar a la gente con él dinero fue sencillo, incluso cuando a penas y se reincorporó el concepto de dinero, la gente seguía actuando igual que antes de ser petrificada, vendiendo a otros por un poco de ese pedazo de papel.
Hasta donde llegó su investigación, acababan de salir de una guerra en donde increíblemente no hubo muertos. Senku, quien lo despetrificó, no solo era un científico competente, sino también era el líder de la aldea y quien había ganado la guerra. Detrás de él estaba un doncel, a quien al principio no le tomó importancia, pero según la información recopilada, era el segundo al mando y a quien Senku dejaba a cargo de intervenir libremente si era para mantener la armonía del grupo. Ryusui realmente empezaba a interesarse por él, su instinto de marinero le decía que ese chico era más que dulzura y un cuerpo hermoso.
Y luego estaba ese peli plateado, un doncel que se ocultaba a los ojos de todos. La información le decía que fue el tercero al mando del imperio del poder y ahora ejercía un cargo menor en este nuevo reino de la ciencia. Él había sentido su mirada que lo analizaba por completo, unos ojos verdes salvajes que fríamente lo atravesaban, sonrió con solo acordarse de esa tarde que fue presentado a todos y esos ojos no se quitaron de encima suyo.
A él le encantaban los retos y lo más importante, él quería a todos los que pudiera amar, esos dos donceles serían perfectos para él, sin olvidar a las hermosas mujeres y algunos hombres que también tomaría si llegara la oportunidad. La vida era demasiado corta para estar atado a una sola persona y él disfrutaría al máximo con quien el quisiera poseer.
Ahora, con más planes a futuro de lo que quería, tenía que encontrar una brecha para traer de vuelta a su mejor amiga y competente sirviente Francois, luego, conquistar el nuevo mundo a su antojo.
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—Subestimamos lo que 3700 años puede hacer en la tierra. -le dijo Ukyo a Senku mientras se instalaban en el observatorio de la aldea Ishigami-. Necesitamos un nuevo mapa, no podemos hacer una búsqueda a ciegas del petróleo, confiar en la suerte es muy peligroso.
—Si intentamos hacer un nuevo mapa de japón nos tomaría incluso más tiempo que hacer el barco. -concluyó Senku.
Ukyo escuchó vagamente la voz de Suika decir algo sobre ser pájaros y ver todo desde el cielo, y luego Senku gritando con victoria sobre su resolución final.
—Necesitamos cáñamo, necesitamos recuperar una cantidad ridícula de esto con toda nuestra mano de obra existente. -Ukyo miró a Chrome y a Kohaku, quienes alzaron los hombros ante las palabras emocionadas de Senku sin entender el porqué de eso-. Kukuku, damas y caballeros, si no trabajan tan duro como sea posible para recolectar cáñamo, no podemos empezar a recoger petróleo.
—Ooh... Un intercambio de dinero, eh, Senku-chan... Eso déjamelo a mí. -escucharon la voz de Gen hablar y Ukyo fácilmente podía imaginar la cara de su amigo, sonriendo con dientes afilados y mirada desquiciada.
Internamente, no sabía si preocuparse o alegrarse por Gen y su creciente complicidad con Senku.
—No te preocupes, Ukyo-chan. -escuchó la voz más clara de Gen, seguramente había tomado el teléfono-. les mantendremos informados de los avances aquí. Mientras esperan, podrían ayudar a los ancianos de la aldea. Jasper me comentó sobre necesitar un par de manos para la siembra de esta temporada.
—Por supuesto, nosotros apoyaremos aquí.
Ukyo colgó el teléfono y Chrome tomó la iniciativa para presentar a Ukyo a la aldea, llevándolo uno por uno a todos los ancianos y mostrando el pequeño campo de cultivo que tenían cerca de la aldea.
Ukyo sintió una nostalgia enorme al estar rodeado de esta parte de la aldea que desconocía, incluso llegó a sentirse otra vez pequeño, en el pueblo pesquero en donde vivía con sus abuelos y donde pasó toda su infancia y adolescencia, viendo el sol bañar con su luz el mar, y la calidez de la gente comparada ahora con la de esta aldea que rápidamente lo acogieron como un miembro más.
Con los días, Ukyo pudo relajarse más con estás personas, incluso llegó a dormir en una de sus cabañas... Las pesadillas que lo perseguían por las noches estaban yéndose poco a poco, la paz y la tranquilidad del lugar ayudaba a calmar algo en su interior que esperaba, aunque infantilmente hablando, durara para siempre.
Solo unas notas aclaratorias que quiero agregar:
1°- Solo me he visto/leído el anime y manga, pero en ninguno especifica cuando Senku le da las cartas a Gen, pero creo, no estoy muy segura en esto, que según la novela es durante el periodo en que Gen se queda con ellos luego de la pelea con Hyoga en donde revela su apoyo a Senku. Pero ya que sinceramente se me olvidó agregarlo, aproveche que nuestro científico de corazón puro se enteró del cumpleaños de Gen hace poco, así que no está de más poner ese detalle por aquí.
2° La teoría del Trastorno por estrés de Ukyo la leí por algún lado, pero no recuerdo donde, creo que es un headcanon, pero por lo poco que hemos visto del personaje, definitivamente estoy de acuerdo con esto.
Creo que solo es eso por el momento, nos estamos leyendo.
Autora-san, fuera.
Chapter 16: Capítulo 13: El arte de embaucar millonarios.
Summary:
Gen despliega todo su talento para engañar a Ryusui, mientras el equipo se embarca en una peligrosa misión aérea en busca de petróleo. Entre cartas, mapas y comida costera, nuevas dinámicas emergen y antiguas habilidades resurgen bajo cielos que prometen tormenta.
Chapter Text
A Gen jamás le faltó dinero en su infancia y adolescencia, sus padres le enseñaron la importancia de ese trozo de papel y años después, mientras empezaba a ganar cifras grandes de dinero por su propio talento, sus padres confiaron en él para saber administrarlo, con la única condición de invertirlo con sabiduría para que creciera y siempre fluyera a su favor.
Entonces, sabiendo eso, Gen sabe que reírse de la desgracia ajena no es lo correcto, además que es poco elegante de su parte burlarse de la idiotez de las personas, pero aquí junto a Senku, después de haber embaucado a un ex millonario con ropa de diseños originales de la bella Yuzu-chan y al fin tener el fondo necesario para comprarle el petróleo a ese mismo ex millonario, él asumirá que sus padres entenderían porque se reía como desquiciado tras haber jugado un poco con la fluctuación del dinero de Ryusui.
Ahora solo faltaba terminar el globo y encontrar el oro negro que tanto necesitaban.
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—Senku-chan, ustedes dos son terribles negociadores... -le empezó a regañar Gen, pero Senku le interrumpió, mientras se rascaba el oído con desinterés.
—Ya me lo dijiste varias veces, ya entendí la lección, ahora te dejo esas cosas a ti, señor mentalista.
—Así debe ser siempre, Senku-chan. -le dijo con una sonrisa orgullosa en sus labios mientras sacaba su maso y empezaba a revolver las cartas-. Es hora de un poco de diversión.
La gente venía fácilmente a él cuando los llamaba, por eso fue sencillo hacer un poco de entretenimiento antes de empezar y explicar las reglas. También fue fácil ocultar a los ojos de todos los dos comodines y hacer que la pequeña Suika, con su inocencia, fuera la cortina de humo para sacar el comodín y su Senku, su bello aprendiz del engaño, no se pudo quedar atrás con sus maquinaciones. Gen solo necesitó hacer la voz más dulce y los ojos más brillantes para que Ryusui le pagará el triple de la cantidad que le pedía.
Disfrutar su triunfo con Senku era más que suficiente para él, por eso no dudó en darle el otro comodín a Chrome, quien corrió hasta el astillero para poder ser parte de este evento.
Cuando estaban guardando las cosas, Gen se acercó a Senku y le entregó una bolsita.
—Entrégale esto a Ukyo-chan, por favor.
—¿Acaso tengo cara de ser tu mandadero? -le dijo con molestia, mientras tomaba la bolsa y la ataba a su cinturón.
—No, eres mi científico loco favorito a quien también le he preparado un pequeño paquete para el viaje. -Gen movió sus manos y liberó un par de pétalos para distraer a Senku y soltar otra bolsa que le entregó en las manos-. He incluido en tu paquete, además de tus hojas de té favoritas, semillas que recolectamos con Suika. Se que el viaje durará un par de horas, pero ustedes no volverán por un tiempo, por lo que me preocuparé por tu alimentación. Las semillas ayudan a la saciedad, pero por favor, come al menos dos tiempos al día.
—No prometo nada. -le dijo sonriendo con arrogancia mientras tomaba la bolsa más pesada que la primera.
—Estaré llamando diario para preguntar por tus comidas, si no cumples le diré a Kohaku que te amarre a un árbol y te alimente.
—Kukuku, que forma más macabra y descarada de demostrar preocupación.
—Tú me distes carta libre para esto, así que acostúmbrate.
—Si, sí. Te encargo al equipo de construcción.
—Por supuesto, y recuerda que si necesitas algo, estamos a una llamada de distancia.
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Ukyo estaba recibiendo la actualización de Gen sobre la partida del globo aerostático, pero él no quiso asustarlo cuando Gen se escuchaba tan emocionado por el suceso. El problema recae en que Ukyo conocía el viento por su tiempo en la marina, si ellos estaban navegando el cielo a través de un área de baja presión, era muy probable que se encontraran con un Cumulonimbos.
Trató de ser positivo, de no sentir pánico, pero el aire así, como el mar, eran entes de la naturaleza indomables, podrías convivir con ellos, pero jamás retar tu suerte con ellos.
—Veamos de qué eres capaz, capitán. -dijo con arrogancia por ese nuevo miembro. No le agradaba y como buen marino, el hombre tenía que probarse a sí mismo para demostrar que podía ser digno de confianza.
Un par de horas más tarde, mientras se preparaba para sus labores diarias, Kohaku le avisó sobre y según sus palabras, "algo grande con Senku, Chrome y Ryusui adentro"
Ukyo no pudo evitar sonreír, esos chicos o eran muy suertudos o ese capitán era realmente bueno para navegar.
Todos los que estaban en la aldea los recibieron, luego se pusieron a trabajar y se dividieron en dos grupos, uno quien repararía el globo y el otro que haría un nuevo plan de exploración. El plan era simple, un equipo en tierra y otro en el aire, cartografían el área cercana al monte Fuji y la costa en busca del petróleo y alguna otra adquisición para completar el barco. Él sería el encargado de hacer el primer diseño y Senku lo mejoraría con cálculos más exactos; era una tarea fácil para él mantener un registro preciso de la zona ya que antes de petrificarse esa era una tarea rutinaria.
Al llegar la noche, la comida fue un festín que Chrome no paro de alagar, los aldeanos habían trabajado en hacerlo por el regreso triunfal de su líder, Ukyo no quiso reírse por la forzada cara de felicidad que Ryusui puso con cada bocado que daba de comida, era un poco obvio que él no estuviera para nada acostumbrado a la comida de la costa que en general siempre eran pescado, no así, cuando Ryusui juro tres veces que encontraría ingredientes desde el cielo, Ukyo tuvo que admitir en voz alta su determinación y que tal vez, la codicia no era tan mala si se aplicaba en mejorar las condiciones en que vivían.
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—Ukyo. -le llamó Chrome cuando se retuvieron en su búsqueda para que anotara las coordenadas del bosque de cedros rojos que Kohaku vio desde el cielo-. ¿Qué son todos esos dibujos que haces sobre el mapa?
—¿Dibujos? -se preguntó extrañado, pues no había hecho ninguno, solo...- Ah, te refieres a las letras.
—Si, eso. Senku a veces las hace para que Gen siga algún procedimiento químico, aunque yo no lo entiendo en absoluto.
—¿No saben leer? pero hace poco vi como calculaban fácilmente lo que estaban almacenando.
—Los números siempre se nos ha dado bien a todos en la aldea, hasta Magma es bueno en eso, pero nadie nos ha enseñado eso de las letras.
Ukyo empezó a explicarle a Chrome como era la forma de enseñanza en los tiempos antes de la petrificación. Le dio mucha ternura ver como Chrome se emocionó por las escuelas y las universidades, aunque inconscientemente Ukyo pensó, "Si supieras el calvario y sacrificio que es alcanzar los grados universitarios, no creo que estuvieras tan emocionado como ahora"
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—¿Estás seguro que te quedaras despierto sin relevos? -preguntó Senku, cuando todos se alistaban a descansar ese día en la intemperie.
—Mi entrenamiento me permite estar hasta 72 horas sin dormir. -respondió Ukyo, acomodando su arco y flechas-. Ustedes descansen, si me siento muy cansado, despertaré a Kohaku.
—Entonces, si Gen dice algo, me defenderé diciendo que yo pregunté dos veces. -Ukyo no pudo evitar reír por las palabras escogidas por su líder.
—Descuida, Senku, yo también hablaré a tu favor de ser necesario.
Senku parecía no darles importancia a sus palabras, pero Ukyo pudo ver como sus hombros se relajaban un poco.
Eran, quizás las doce de la noche cuando escuchó a Ryusui moverse y acercarse a él, el chico no se había dormido, incluso cuando fingió estarlo. Sabía que tarde o temprano él se acercaría a hablar, aunque él prefería que hubiera sido mucho más después que ahora.
—Tu también eres un hombre de mar. -le dijo, sorprendiéndole un poco por como mantuvo su voz baja para no despertar a los demás, no creía que tuviera consideración por otros, pero parecía no ser el caso.
—Nací en la costa, sí. Para mí solo era el orden natural de las cosas el formar parte de la marina.
—Y tu super audición fue un don dado por tu doncelismo. -Ukyo lo miró por un momento, más fastidiado que molesto.
—Ser un doncel no significa que nacemos siendo perfectos.
—Yo no dije que lo fueras. -Ryusui se acercó más a él y le tomó del mentón, instintivamente, él dirigió la flecha que poseía en la mano y la apuntó a su cuello-. Pero tampoco es imposible negar que los donceles son casi los soldados perfectos.
—No desmerites los talentos de los demás. Senku no es un doncel y mira todo lo que puede crear.
—Yo no estoy desmeritando a nadie, al contrario... Yo solo deseo aquello que no poseo, y yo ahora solo deseo tu audición.
Aun en la oscuridad, Ukyo pudo ver como esos ojos cafés le miraban con intensidad remarcando sus palabras antes dichas. Con fastidio, alejó la mano de Ryusui con brusquedad, era una pérdida de tiempo discutir con gente así.
—Como marino, sabes que nuestra confianza debe ser ganada y no me estas convenciendo en lo absoluto de seguirte.
—¿Y Senku ya fue probado? -cuestionó con tranquilidad, llevando sus manos a su cintura.
—Senku es un hombre de palabra, su valía ya fue probada y aprobó con creses. Intenta ser mejor que él, si puedes.
Ukyo se alejó de él y subió a un árbol en donde se sentó con comodidad, ignorando los ojos que siguieron cada movimiento de su cuerpo. Cuando giró a verle, el chico ya se estaba retirando para dormir, "Al menos, esta es una batalla ganada." pensó cuando supo que Ryusui no lo molestaría más por esta noche.
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Fue quizás solo suerte, la que les hizo parar el día siguiente cuando encontraron trigo en la costa. Con emoción cargaron todo lo que pudieron hacia la aldea, sorprendiéndose nuevamente de la fuerza que Kohaku tenía al cargar más de cuatro veces el peso que ellos podían manejar.
Senku convirtió algunas creaciones que ya tenían en un desgranador rudimentario para separar la semilla de la vaina, ordenando a Kohaku llevar una parte de las semillas para empezar su siembra en las llanuras de Kanto.
Mientras la chica se iba con las semillas, Senku propuso esperar para seguir mapeando el área. Mientras tanto, Ukyo ayudó con la solicitud de reparar pequeñas cosas en la aldea y Senku se propuso a crear más medicamento para aprovechar el tiempo en pausa que tendrían. Si Ukyo vio como Ryusui "ayudaba" a su modo a las ancianas de la aldea, él solo creía que debía de ser lo básico que tenía que hacer si los aldeanos le iban a dar de comer.
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Cuando Kohaku regresó y Senku ya había hablado con Taiju para hacer más fértil la tierra, Senku se decidió a crear pan para darles a conocer a los aldeanos el nuevo super alimento que crearían.
Ukyo no esperaba que el pan, su comida favorita, fuera a quedar perfecto ya que ninguno era un cocinero experto, pero tampoco que la abominación que salió del horno fuera el resultado de horas de intentar hacer una masa decente.
Le sentó fatal ver como los aldeanos alababan esa cosa quemada y tuvo que reconocer que Senku y Ryusui tuvieron más valor que él al momento de probarlo.
—El paladar de la gente de la era moderna es muy refinado para esto. -dijo Ukyo en voz alta, mientras sostenía esa masa oscura en sus manos y empezaba a hablar sin filtros-. Sabía que era posible que algo estuviera tan malo e incomestible que pasaría tanta hambre como para morir, el sargento Homura tenía razón en esa clase de entrenamiento de supervivencia en el ejército. Lo lamento tanto señor...
—Ese pan hará que todo el mundo muera. -dijo Ryusui viendo con frustración el horno.
—Si vamos a iniciar nuestra gran era de navegación al otro lado del mundo, definitivamente... ¡Necesitamos a un chef profesional!
—¡Necesitamos a un chef profesional! -gritaron al unisonó Senku y Ryusui.
—Wou, están sincronizados... -dijo sin muchos ánimos Ukyo, aun sin recuperarse del todo por el desastre del pan.
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Gen se sentía sin aliento incluso después de haber hecho un recorrido similar hacia un par de meses atrás. Tuvo que gritar a Taiju, Yuzuriha y Nikke, que ellos quedaban a cargo del lugar y luego darle alcance a la mujer u hombre que caminaba, aun con sus pequeñas piernas, más rápido que él.
Les tomó dos días llegar a la aldea Ishigami y solo haciendo cinco paradas en el camino, Gen realmente admiraba la determinación de Francois, y más al ver cómo ni siquiera descansó un momento antes de ponerse a trabajar en la elaboración del pan.
—Es todo un personaje. -dijo sin aliento cuando se dejó caer luego de encontrarse con todos en la cabaña científica.
Ukyo le pasó un poco de agua y se quedaron al margen viendo como la mujer, no solo ordeñaba una cabra, sino que creaba los demás ingredientes para hacer un Christstollen de mantequilla de cabra.
Gen y Ukyo se rieron un poco de la forma elegante que ocupó Francois para corregir la forma del amasado de Senku y Ryusui, explicando el porqué no deben hacer las cosas así. Fue una buena tarde y más al empezar a oler el aroma del pan horneándose.
Cuando el pan estaba hecho y empezaron a repartirlo, todos estaban extasiados, incluso Ukyo empezó a llorar conmovido por eso.
—Después de varios miles de años, al fin hay comida moderna decente. -Ukyo trato de secarse las lágrimas, Gen iba a sacar un trapo para dárselo a él cuando Ryusui con un pañuelo, que Gen ni siquiera tenía conciencia que ya se habían hecho, empezó a limpiar las lágrimas de Ukyo.
—Juré que encontraría ingredientes en el cielo. Vez que yo también cumplo mi palabra. -Ryusui giró a ver a Gen y le guiño el ojo-. Soy todo un proveedor.
Ambos donceles miraron al hombre descorazonadamente, mientras él se alejaba con una risa de victoria en sus labios.
—¿Acaso me perdí de algo? -preguntó Gen a Ukyo.
—Ignóralo. -le respondió, masticando otro trozo de su pan-. No dejes que ese gigoló arruine este momento.
Gen alzó una ceja en interrogación, pero Ukyo solo siguió disfrutando como un niño pequeño de su pan.
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Ukyo debe de admitir que admira la forma rápida de trabajar de Senku, pues en menos de dos días ya había creado una cámara fotográfica y no solo una, con Chrome ya habían adelantado el trabajo y el ensamble de ellas, ahora tenían más ojos para poder avanzar en la búsqueda aérea del petróleo, además de crear una imagen más amplia del mapa que estaban empezando a montar.
Ukyo tuvo que reír un poco cuando dijeron que la primera fotografía sería del primer hombre en despertar de la petrificación, así que, gracias al armario de ropa que Ryusui le brindó sin problema alguno, Senku trató de posar para la cámara.
—Ese traje formal le queda muy bien. -escuchó decir a su lado a un Gen que no apartaba la mirada de Senku, mientras un pequeño rubor se asomaba por sus mejillas.
—Yo solo no puedo imaginarme a Senku sonriendo y posando tranquilamente.
Al final, la pose icónica que usó, hizo que Gen soltara un pequeño "Es tan lindo." al verlo sacar la lengua a la cámara como si fuera un gato.
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Encontrar el yacimiento de petróleo después de días de búsqueda, fue la cosa más gratificante de todas, pero no había descanso en lo absoluto, ya que eso solo era el comienzo. Una semana después ya tenían una respetable extractora de petróleo.
Senku durante esa semana, había avanzado con la construcción de un bote de motor junto a Kaseki y Chrome, y ahora con el petróleo, navegar sería muchísimo más fácil.
—Es la primera vez que veo el océano, aunque se siente un poco solitario. -dijo Chrome, mirando la superficie del mar-. Como si fuera el único en el mundo.
—Si. -comentó sin dudarlo Ukyo, mirando como el cielo y el mar se perdían en el horizonte-. Es el momento más bello de todos.
—... El Sextante que tenemos ahora es una mierda. -escuchó decir a Senku, Ukyo parpadeo por un momento, regresando a la conversación que tenían Senku y Chrome-. Quiero algo que sea 10 billones porciento más preciso. Por eso vamos a hacer un GPS.
Los tres de la era moderna miraron a Senku sin creer en sus palabras, incluso pensando en que ya lo habían perdido, en cambio Senku le explica con tranquilidad a Chrome sobre que era eso y la prueba que harían en ese momento para probar su faro en tierra para emitir ondas electromagnéticas.
—No debería extrañarme escuchar eso. -dijo Ukyo, tomando la antena y parándose en la parte de enfrente de la lancha-. Ya decía yo el porque me pediste traerla.
Ukyo estaba escuchando la conversación de Ruri y Chrome, cuando la señal empezó a fallar. Un escalofrío recorrió su cuerpo cuando las frecuencias golpearon en su oído.
—Esto no es interferencia. -les dijo con seriedad-. No sé cómo explicarlo, pero de repente unas grandes ondas electromagnéticas están viniendo... Están tan saturadas que no puedo saber la dirección exacta de origen... Esto no es un fenómeno natural, porque está emitiendo en la misma frecuencia que nosotros.
—Tal vez sean otros despetrificados...
—No. -le interrumpió Gen a Ryusui-. Esto parece más... Creo que es código morse.
—Un mensaje para nosotros. -concuerda Senku.
—Si, pero... Sigue repitiendo las mismas palabras... W.H.Y... eso es inglés. -dijo Gen, sintiendo una muy mala corazonada, Senku empezó a reírse y tomó el micrófono del teléfono, sus ojos eran de determinación pura.
—¡Hey! eres tú ¿verdad.? La mente maestra detrás de la petrificación... Al fin nos conocemos, después de 3700 años. Estaba hartándome de esperarte.
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Una vez que volvieron a tierra, los cinco tripulantes de la lancha, subieron a la base que todos habían construido para ellos, aunque Ukyo debía de admitir que ser llamado General, era una cosa extraña.
Una vez que todo estuvo dicho en esa reunión y que tenían un plan para rastrear al "Hombre del WHY." Senku estaba dispuesto a ver al enemigo invisible con los ojos de la ciencia, hasta que Chrome pidió la palabra para discutir algo importante.
—Senku y todos, esto es algo que quería discutir desde hace un tiempo atrás, pero necesitábamos encontrar el petróleo para avanzar con el barco. Espero poder discutirlo ahora.
—Adelante, Chrome. -le dijo Senku.
—Hace un tiempo Ukyo me comento sobre la ¿alfabeteta?
—Alfabetización. -le corrigió con calma Ukyo.
—Exacto, sobre la alfabetización y la importancia de las letras en su tiempo. He visto también como ustedes dibujan esas letras y todos lo pueden entender, menos nosotros. En la aldea jamás ha habido alguien que nos enseñe las letras y creo que si no queremos dejar de apoyar con la expansión del reino científico es importante que todos sepamos lear.
—Leer, Chrome. -corrigió nuevamente Ukyo.
—Exacto. -dijo con entusiasmo-. Si creamos esos lugares para aprender que tenían ustedes, la aldea podrá seguir fácilmente las ¿instrucciones escritas? -Chrome giró su mirada a Ukyo quien asintió con la cabeza, en afirmación de haber dicho la palabra correctamente-. ¿Qué opinan de esta idea?
—Ya había notado que la aldea era perspicaz con la aritmética, pero era analfabeta. -concuerda Senku.
—Construir escuelas podría ayudar a nivelar a la aldea con los despetrificados, e incluso ayudar a reforzar conocimientos como el idioma inglés para aquellos que viajarán en el barco. -apoya Gen-. Yo estoy a favor de la petición de Chrome.
—Yo lo secundo. -dijo Ukyo, tocando el hombro de un emocionado Chrome.
Ryusui también apoyo la idea y Senku dijo que apoyaría esa idea si con eso tenía mano de obra mejor calificada. Ahora venia la discusión de donde hacerla y quien sería el encargado.
Fue un anime la opinión de todos en dejar a Ukyo de encargado, y este arrastró consigo a Gen para apoyar con la alfabetización y el idioma, mientras él se encargaba de los números, historia y cartografía.
Senku se encargaría de enseñar lo básico de ciencias naturales y química, con la idea de recibir más ayuda con químicos peligrosos en el laboratorio.
Ryusui quien se acercó a los donceles, se ofreció a ayudar por una paga, pero rápidamente fue ignorado por ellos dos mientras empezaban a discutir el mejor lugar para empezar a dar clases y los materiales que necesitarían para eso.
Hola de nuevo.
Este capítulo y el siguiente que viene, se sentirá un poco suave porque hay que abordar varias cosas que pasan durante el año que se construyó el Perseo, también lo dejare un poquito más largo que los capítulos anteriores para que el capítulo 15 sea exactamente el viaje a la isla del tesoro.
Nos estamos leyendo. Autora-san, fuera.
Chapter 17: Capítulo 14: El juego de las intenciones.
Summary:
La escuela florece, pero las lecciones más importantes ocurren fuera del aula. Mientras Ryusui teje conexiones inesperadas con regalos y palabras calculadas, Ukyo descubre que incluso los corazones más arrogantes guardan vulnerabilidades. ¿Será el invierno de la desconfianza o el preludio de algo más cálido?
Chapter Text
La escuela fue muy bien recibida, los niños fueron los más emocionados y con la motivación de los despetrificados de aprender un nuevo idioma, Ukyo y Gen crearon dos grupos: el primero, el de los aldeanos que querían aprender a leer y escribir, el segundo grupo era el de los despetrificados que querían aprender inglés.
Con el plan de estudios bien estructurado, la primera semana fue todo un éxito, Gen organizó a la gente para que todos, además de trabajar y estudiar, tuvieran un descanso adecuado. Senku aceptó, aunque advirtiendo que los principales del reino de la ciencia tomarían el doble de trabajo si se atrasaba la producción; Gen se aseguró que eso no pasara.
A ambos donceles les sorprendió como Ryusui, mandaba a Francois para apoyarlos con la enseñanza, incluso trayendo trajes para ellos y los niños. Ukyo no se sentía cómodo con esas acciones así que intentó persuadir a Francois de dejar de tratar de comprar las voluntades de los demás, pero Francois solo inclinó un poco la cabeza, antes de que una sonrisa suave apareciera en sus labios.
—Parece que a malentendido las acciones del amo Ryusui, joven Ukyo. -Francois sacó las nuevas libretas que iba a dar a los niños, Ukyo tomó una y se percató que eran libretas de práctica de escritura hechas a mano-. No es que el amo Ryusui quiera comprar voluntades, los deseos y ambiciones del amo no son tan simples como parecen. Él a su manera quiere apoyar, dejando que todos brillen incluso cuando él es quien quiere obtener algo. -Francois miró a Ukyo una vez terminó su trabajo-. El deseo es igual a la virtud, a lo justo. El amo Ryusui desea todo el mundo porque así puede protegerlo, porque quiere un mundo en donde todos puedan cumplir sus metas sin limitaciones. Si me disculpa, me estoy retirando a preparar la comida para este día.
Ukyo la vio partir y no pudo evitar reflexionar con las palabras de Francois.
—Deseo es igual a lo justo... Creo que a veces no siempre es así.
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El fin de semana, Senku arrastró a los chicos para empezar a trabajar en otro importante avance como era el GPS, Ukyo, aunque al principio se sintió perdido, pudo captar de que iba ese invento, pero Ryusui incluso más emocionado que él lo confirmó en voz alta, Senku había creado un radar.
Esa tarde que partieron, regresaron a la aldea con una gran cantidad de peces y todos los de la aldea estaban agradecidos con su líder.
Ukyo debe de admitir a regañadientes que Ryusui conocía muchos principios de navegación y entendimiento marítimo, además de saber pescar con red. Era un chico mimado, de eso no había duda, pero las palabras de Francois todavía rondaban su cabeza sobre pensar más en las acciones de ese chico y tal vez, si hacía mejor memoria en sus acciones, Francois tenía razón sobre que él no era tan malo, quizás solo era...
—Oh, Gen. -escuchó decir a Ryusui, quien se acercaba a Gen-. Este día sigues igual de bello, como esta flor.
Acto seguido, Ryusui trono sus dedos y Francois le tendió una flor silvestre. La cara tanto de Senku como la de Ukyo que miraban la escena con igual descorazonamiento, lo decía todo y ambos soltaron un suspiro de fastidio ante las acciones de casamentero de Ryusui. Senku se dirigió a ellos y Ukyo se quedó al margen nuevamente retractándose al instante sobre pensar bien de él.
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Chrome sorprendió a todos con el hallazgo de la mina de hierro, con ese último detalle resuelto, no hubo tiempo para perder, todos estaban emocionados siendo mineros, está vez, su entusiasmo se lo dio Senku al recordarles a todos un videojuego de cubos y armado de mundos.
Gen estaba mirando a Senku explicar a los demás del equipo como harían para transportar el hierro fuera de la mina, cuando Ryusui se para al lado de Gen.
—Nuestros avances nos están permitiendo escalar en la industria a pasos grandes. Poco a poco el talento de cada uno volverá a ser más insignificante. He ahí cuando el liderazgo debe influir en el espíritu de los otros. Admiro sus esfuerzos por la educación que les están brindando a esta gente, pero tarde o temprano eso será insuficiente sin el líder indicado.
—¿Insinúas que Senku-chan no es un buen líder? -Gen le miró con más seriedad de la que quería demostrar. Por su parte, Ryusui le sonrió con diversión.
—Dímelo tú, Gen. Tú has estado en dos bandos diferentes muy cerca de ambos líderes. ¿Qué es lo que le falta a Senku? ¿Qué no se debería cambiar? ¿Hasta cuándo la gente lo seguirá y empezará a plantearse las cosas más críticamente? La educación es un arma de doble filo si no hay orientación correcta de los objetivos.
—Entonces, según tu educación, ¿Qué necesita un líder para mover a la gente?
Ryusui se rio con diversión, tronando sus dedos le dijo con orgullo.
—Entusiasmo. Un líder no moverá a nadie sin entusiasmo. Disfrutar y hacer que los demás disfruten, ese es el poder de un líder que mueve a la gente... Y Senku a veces parece olvidarlo. Sus ojos están cansados, sus manos dañadas por el trabajo, ¿Acaso duerme adecuadamente?
Gen detuvo los pensamientos que iban a argumentar las palabras de Ryusui, para que su cerebro reparara en las últimas preguntas... Hacía más de un mes que ellos no dormían en la misma cabaña. Siempre estaba pendiente de sus comidas y sus descansos durante el día, pero ahora con la escuela, con los primeros preparativos para la cosecha antes del invierno y tantas otras cosas más, Gen simplemente había olvidado volver a dormir en la cabaña con él y cuidar sus hábitos de sueño.
—Tienes razón, Ryusui-chan. -le dijo, relajando su postura-. Gracias por recordarme que Senku también es solo un chico más... El chico al que cuido.
—Si, ya me ha quedado claro ahora. -Ryusui se rio un poco y mira hacia al frente en dónde Senku sigue hablando-. Cuenta una leyenda vieja, que los donceles aman con intensidad únicamente a su primer amor y que jamás lo olvidan, algunos dicen que es el destino y otros una maldición. Yo creo que amar hasta que duela, es el acto más codicioso que alguien puede tener por otro... Lamento si te incomodan mis palabras, pero el amor no es correcto acallarlo.
—¿Quién hace eso? -le dijo con inocencia, fingiendo ser el dulce Doncel ignorante-. Senku-chan es solo el chico que cuidaré y llevaré a la luna, como Francois te cuida a ti y apoya en todos tus deseos.
—Pero estoy seguro de que Francois no me mira como tú lo miras a él. Por lo demás, espero tener el honor de que me consideres un miembro de confianza para ti. -Gen vio al chico con otra nueva luz, eran de la misma edad, pero él parecía incluso más maduro a veces... O lo era hasta que siguió hablando-. Por una cuota justa puedo ayudarte en tu plan de conquista o formular uno para que tengas a Senku en menos de un mes.
—Ahora entiendo porque Ukyo aún no te considera su capitán. -le respondió suspirando con fastidio.
—¿Ukyo habla de mi contigo.? Jaja, sabía que llegaría a él de una forma u otra.
Gen no pudo evitar reír con las palabras emocionadas de Ryusui, con sinceridad, Gen pensó que él era un buen chico, solo tenías que acostumbrarte a su extravagante forma de ser.
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Las semanas fueron pasando y todo parecía ir a favor de la creación del barco, o al menos así fue hasta que Kaseki les llamó para decirles el problema de dimensiones del barco.
Ukyo se sintió mal en como Senku parecía querer rendirse con las dimensiones del barco e incluso ya está proponiendo reducirlo para lograr terminarlo a tiempo, hasta que Ryusui empezó a reír, sus ojos con una determinación inquebrantable, hizo latir un poco el corazón de Ukyo.
—¿Rendirme en lo que quiero? ¿En mi hermoso velero a gran escala? No. Yo lo quiero... Senku. -le llamó, su sonrisa fuera de sus labios y la determinación en sus ojos, era una nueva imagen para todos del chico alegre que siempre sonríe a todos-. Toda mi vida he esperado encontrar a uno con mi deseo, a alguien en quien confiar, alguien con quién pueda asociarme... Yo lo haré. Voy a hacer un modelo de un barco a gran escala.
Ukyo sonrió al verle, esos ojos llenos de determinación, realmente le agradaban. Cuando vio como Gen se acercaba a Senku para susurrarle sobre el costo que pondría Ryusui, todos los presentes se sorprendieron al escucharle decir que no necesitaba nada de eso.
—Mientras eso signifique nunca rendirme en lo que quiero, no necesitare más que eso.
Ukyo rio al verlos partir, compartiendo razón con Suika.
—Yo también me siento más tranquilo por su asociación.
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No podían culpar a Ukyo por estar despierto durante las noches después de ese día, ya que Gen había vuelto a dormir con Senku, quien ocultaba muy bien su cansancio, a ambos casi les da un infarto al escuchar que llevaba más de cinco noches con solo 3 horas de sueño. Gen lo arrastró esa noche a la cabaña y Senku no se levantó sino hasta las ocho del día siguiente porque Kaseki lo estaba buscando.
Así que, ya que le quitaron a su compañero de cuarto, Ukyo se puso de voluntario para vigilar durante las noches, por eso supo que Ryusui llevaba tres noches sin dormir, al parecer y según Francois, su hiperfocus estaba en terminar ese modelo del barco lo más detallado posible, descuidando incluso sus tiempos de comida.
Francois trataba de aparentarlo, pero se veía claramente preocupado por el bienestar de su amo, así que, con esa excusa, es que la cuarta noche de trabajo de Ryusui, Ukyo entró a su cabaña y vio como el modelo estaba casi terminado, pero Ryusui seguía calculando y tomando medidas.
Estaba tan concentrado que Ukyo se acercó para verlo mejor y ni siquiera lo notó, los ojos llenos de determinación ahora estaban marcados con grandes ojeras oscuras, su cabello incluso se veía grasoso, tenía el comienzo de una barba insípida, y sus manos estaban dañadas.
El susurro de su voz, se sentía hormiguear en sus oídos, incluso si eran solo datos y pensamientos sobre la mejora del barco para soportar diferentes tipos de climas y cambios en el mar. Era quizás esos detalles sobre el mar, lo que hizo que sus oídos hormiguearan, o quizás solo el tono varonil... Ukyo descarta sus pensamientos y prefiere no pensar en eso y resolver a lo que vino en primer lugar.
—El barco se mira increíble. -Ryusui detuvo sus murmullos y miró a Ukyo, quien le sonrió con calma.
—Francois tiene razón, debo descansar más... Estoy empezando a alucinar con Ukyo.
—No sé si sentirme halagado o molesto por tus palabras. -Ukyo vio como el cuerpo de Ryusui se tensó por un momento, luego se acercó más a él y levantando su mano empezó a palmear su cabeza por sobre la gorra, Ukyo le arrebató su mano y le miró molesto.
—Ese si es el Ukyo que conozco. -se rio Ryusui.
—Pero tú no pareces el mismo Ryusui que todos conocen.
—Hacer un modelo a escala desde cero parecía más fácil en mi cabeza, y eso que tengo la ayuda de Kaseki para modelar las piezas.
—Se que estamos contra reloj para terminar esto antes de que llegue el invierno, pero incluso Kaseki y Senku se toman un descanso en la noche.
—Senku tiene a Gen que le ayuda a dormir, es un poco envidiable la asociación que ellos dos forman.
—Pues esta noche confórmate conmigo. -Ukyo lo tomó de la muñeca y lo arrastró hacia su cama, por la forma tan fácil en que lo llevó hasta allí, se podía notar que el hombre estaba más que agotado. Ukyo tampoco perdió detalle de la cara de asombro del hombre cuando lo empujó a la cama y lo cubrió con una manta-. Francois está preocupado por ti, un amo no debe dejar que sus empleados se preocupen en exceso.
—Francois está acostumbrado a esto. -Ukyo soltó un suspiro de fastidio mientras levantaba la sábana para quitarle los zapatos al hombre.
—Estar acostumbrado al dolor no significa que deje de doler menos. Cuidar de tu salud también debe ser una prioridad para ti, por sobre tu pasión. Si tú cuerpo no está en las condiciones óptimas, tu rendimiento decae, lo que provoca hacer las cosas mal.
—Y no encontrar una solución idónea para la proa y las filtraciones del agua, debe deberse a eso. -Ryusui soltó un suspiro cansado mientras sus ojos parecían luchar por permanecer abiertos. Cuando Ukyo terminó su tarea, volvió a arroparlo mejor y se sentó en la orilla de la cama acomodando su cabello rubio detrás de su oreja.
—Descansa. -le dijo con voz suave, incluso a oídos de él, su timbrado se escuchaba un poco tierno. Ukyo se disponía a irse cuando la mano de Ryusui lo retuvo.
—Quédate un rato más. Me gusta escuchar tu voz. -Ukyo no se iba a quedar, pero los ojos suplicantes en sueños le convencieron de sentarse a su lado una vez más-. Cuéntame más sobre tus días en la marina.
Aunque al principio estaba raseó en hacerlo, él mejor que nadie sabía que era débil ante los ojos suplicantes de las personas, así que antes de hablar lo acondicionó para que no perdiera el tiempo hablando con él y se durmiera rápido. Ukyo empezó a narrar sobre la academia y los exámenes, sobre su asignación en el submarino y sus compañeros. Iba a seguir hablando cuando se percató de lo profundamente dormido que estaba Ryusui.
Levantándose de la cama, Ukyo apagó las luces de la cabaña, porque por supuesto que Ryusui tendría luces en su cabaña, salió de ahí lo más silenciosamente posible, pero en la entrada de la cabaña, Francois estaba esperando apoyado en la pared.
—Se lo agradezco mucho, amo Ukyo. -le susurró, mientras inclinaba su cabeza.
—No hay nada que agradecer, ya que yo quiero pedirte algo también... Si Ryusui pregunta, yo jamás estuve aquí.
—Intentaré hacerlo, no puedo prometerlo, pero eso será la recompensa por su ayuda de esta noche.
Ukyo no dijo más y se alejó de la cabaña para seguir patrullando. Si al día siguiente pudo sentir la mirada de Ryusui quien terminó el modelo en la tarde siguiente, él solo alegaría demencia sobre el comportamiento del rubio.
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El 5 de junio, Ukyo fue agasajado por todos sus alumnos e incluso Senku le regaló un cuaderno personalizado para sus bitácoras, asegurándoles que Gen lo había obligado a hacerlo por lo cual era un regalo por parte de los dos. Ukyo no mencionó nada del regalo adelantado que Gen le había dado el día anterior, así que solo agradeció el gesto a Senku y siguió adelante.
Los niños fueron incluso más dulces con sus regalos hechos a mano e incluso Magma le regaló una daga que el mismo hizo, recordándole que esperaba un regalo mejor para su cumpleaños.
Francois le hizo una torta de cumpleaños que sabía a gloria. Lo que si no vio venir fue el regalo de Ryusui. El hombre esperó hasta la noche y estar solo ellos dos para dárselo. Eran unas placas de la marina con sus datos.
—Un almirante de la marina japonesa me dijo una vez que esas placas son más que tus datos en un trozo de metal. Quizás no son como las que tuviste y entenderé que no quieras usarlas. Solo quería que tuvieras algo importantes de tu pasado y Gen me dijo que esas placas eran importante para ti.
Ukyo lo miró con admiración, el chico no estaba sonriendo con arrogancia y parecía serio ante sus palabras, incluso a sus ojos, parecía lindo como hacía un pequeño puchero cuando admitió que no era necesario que la usara.
Ukyo era muy débil con la gente que con sus ojos expresaba más que con sus palabras, así que, tomando las placas, se quitó la gorra y se puso las placas en su cuello.
—Te lo agradezco, Ryusui. -los ojos del chico se abrieron cómicamente y su risa extravagante volvió a él mientras agregaba.
—Jaja, Ukyo, realmente tienes una cara de bebé a pesar de estar llegando a los 30. Eres hermoso.
"Y hasta aquí, llega mi paciencia contigo." pensó mientras suspiraba y se alejaba de Ryusui deseándole buenas noches.
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Cuando el invierno se acercaba, la cosecha del trigo fue un evento que todos celebraron, incluso Ryusui dejo que todos comieran gratis en su restaurante en conmemoración de la ocasión.
También se reunieron para volver a traer celebraciones antiguas como Halloween, el Boxing day, e incluso San Valentín.
Gen y Senku eran los más emocionados por la cantidad de dinero que podían obtener al explotar esos días, ambos en una sincronía que asustó a los otros tres generales, pero Chrome, el chico dulce e inocente que era, solo estaba feliz por llevar estas nuevas festividades al pueblo.
El primer evento fue Halloween y con Francois en la fabricación de dulces, todos se emocionaron y se vistieron para la ocasión, pidiendo dulces por las chozas y teniendo un pequeño baile cuando la noche llegó a su punto máximo.
Con el éxito innegable del primer evento, siguieron con el plan de resucitar todas las demás celebraciones.
Cuando el 11 de noviembre llegó, Ryusui se propuso a traer el día del Pocky, todos parecieron amar el dulce de palito y mientras Ryusui estaba con su celebración, los demás de la aldea prepararon su cumpleaños.
Los niños amaron la doble celebración, así como compartir más regalos hechos por ellos.
Ukyo también le regaló algo ese día, pero se lo dio a Francois para que se lo entregara, porque aún no se sentía cómodo por la forma descarada en que trataba de coquetear abiertamente con él, solo para segundos después coquetear con alguien más. Él no lograba entenderlo del todo, pero con esos meses de convivencia, pudo ver otras caras del niño mimado.
Ryusui, a ojos de Ukyo, era un terco que camufla muy bien esa parte de sí mismo con una determinación inquebrantable, era amable a su modo, pero con los niños era incluso más dulce que con cualquier otra persona, era un estratega capaz de dar sus ideas y retractarse si alguien tenía un mejor plan, su instinto de marinero se acopló bastante bien a la aldea ya que parecía que el hombre era un meteorólogo nato, a veces, cuando no estaba sonriendo con arrogancia, Ukyo podía ver a un hombre lleno de pasión pero que rápidamente se convertía en un Golden Retriever cuando algo captaba su interés.
Francois le había hablado sobre como él forjó su camino desde temprana edad y como todos, en el pasado, trataban de apagar esa llama de deseo, pero que él apegado a sus principios no dejó que pasara. Ukyo debía de admirar su coraje de retar a su misma familia por seguir lo que deseaba, por eso, cuando se enteró de su cumpleaños, junto a Kaseki, moldearon una cadena con un dije de un barco, el velero que estaban construyendo.
Si Ukyo vio como la cadena brillaba sobre su cuello al día siguiente, eso solo igualaba las cosas entre ellos dos, ahora ambos estaban a mano.
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—Así que, Ukyo-chan. -le llamó Gen, luego de que las clases terminaran-. Un pajarito me contó que ayer en San Valentín le diste chocolate hecho a mano a nuestro capitán.
—Ese pájaro te contó mal las cosas. -le respondió mientras limpiaba la pizarra-. Los niños insistieron en aprender a hacer chocolate y como esta semana yo estoy a cargo, me uní a ellos. Además, tú también recibiste un chocolate hecho a mano por mí y no veo tus agradecimientos y tus abrazos mientras me llenas la cara de tu baba por los besos.
—¿Ukyo-chan quiere que lo bese? Que incestuoso.
Ambos se pusieron a reír por lo absurdo de la conversación. Luego, Gen saco una cajita de los chocolates que Ryusui estaba repartiendo a todos en el pueblo y se lo extendió a Ukyo.
—Ryusui-chan me pidió que te lo entregara, él dudaba que lo recibieras ayer, así que lo guardó para ti.
—¿Chocolates hechos por Francois? -dijo mientras abría la cajita. A dentro venía un pequeño Muffin de chocolate.
—Hasta dónde se, todos recibieron pequeñas bolas de chocolate, me incluyo en eso, así que, me pregunto si Ukyo-chan es más importante para Ryusui-chan que incluso no quiso presionarle para darle un regalo especial en San Valentín, sino que esperó hasta el día siguiente.
—Si, ajá. -dijo con desinterés, cerrando la cajita y poniéndola sobre la mesa-. Tu cerebro enamorado está haciendo conjeturas tontas. Si hablamos de personas importantes, fue muy valiente de tu parte darle chocolates hecho a mano a Senku-chan. -bromeo con el mismo tono meloso que Gen usaba para burlarse.
—Moría de nervios. -admitió Gen, tapando su cara con vergüenza-. Fue solo suerte que Senku necesitara azúcar y que yo, casualmente tuviera el chocolate a mano. Simplemente no podía ir y dárselo abiertamente, estoy seguro de que sentiría asco si vuelvo a hacer algo remotamente romántico por él.
Gen soltó un suspiro derrotado y Ukyo no sabía que más agregar para consolarlo. Era verdad, Senku odiaba abiertamente todo lo relacionado a un amor romántico, pero al mismo tiempo, ese Senku que decía odiar eso, pasaba tiempo de calidad con Gen incluso sin estar haciendo nada, hacía todo lo que Gen decía incluso cuando renegaba en el proceso, era posesivo cuando alguien parecía llamar la atención de Gen, una vez incluso lo vio tomar una siesta en el regazo de Gen mientras el cantaba en voz baja en un lugar donde todos podían verlos.
Ukyo en serio se sentía mal por Gen, pero estaba empezando a dudar si ese amor en verdad era no correspondido por Senku.
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—¿Un día de playa? -cuestiona Ukyo, cuando se reunieron ese verano, las clases habían dado su fruto y ahora todos los aldeanos sabían leer y escribir, Suika incluso pasaba más tiempo con Senku para poder escribir las fórmulas atómicas de cada una de las creaciones del científico.
—Todos se han esforzado este año, que mejor que hacer una celebración en la playa por sus logros. -dijo Ryusui con emoción-. Podemos hacer pistolas de agua y flotadores, incluso tablas de Surf.
—No creo que todos sepan hacer surf, Ryusui-chan.
—Pero sería una buena idea. -concuerda Senku-. El barco está en su construcción final, calculo un máximo de tres meses para finalizarlo. Darles un día de descanso como en tiempos antiguos no estaría mal.
—Jaja, lo sabía. ¿Qué opinan los demás? -preguntó Ryusui y tanto los donceles como un emocionado Chrome, estuvieron de acuerdo con la idea.
Cuando se lo mencionaron a Yuzuriha, la chica brilló con ojos emocionados al saber que haría trajes de baño para todos.
Una semana después la idea fue todo un éxito, todos compraron los trajes de baño y los lucieron en la playa. Gen tomó el mando para enseñarle a los niños a nadar y salir a flote si estaban en el mar, por lo que fue el primero en estar en la playa antes que cualquiera.
Ukyo tuvo que reír un poco por la escena que Senku le montó al pobre Gen, pues este con solo un pequeño shorts color rojo era devorado con la mirada por todos, ya que al parecer, su tonto hermano pequeño no era consciente de lo atractivo que era, incluso Ukyo podía verlo, la piel de Gen era blanca con algunos lunares regados por su cuerpo, su cuerpo bien trabajado que tenía marcado completamente su abdomen, su cintura era pequeña y sus caderas un poco anchas, sus piernas eran esbeltas y firmes y cuando echaba todo su cabello hacia atrás mientras sonreía a los niños, era simplemente un ser tallado por los mismos ángeles.
Y luego está Senku, quien, con un shorts y camisa abierta, se notaba su nula musculatura y su palidez. Ukyo tuvo que admitir que la cara de Senku era muy atractiva, pero su cuerpo era muy delgado para su gusto.
Entonces, que hizo Senku cuando vio como algunos despetrificados se acercaban a Gen queriendo tocarlo descaradamente, pues él le gritó para llamar su atención y una vez fuera del agua, cubrió su cuerpo con una manta y lo hizo sentar a su lado mientras le daba una cátedra sobre cuidarse a si mismo y no dejar que otros lo toquen descaradamente. Además de advertirle que con su traje podría tener una insolación, por lo que era mejor que se quedara junto con él en la sombra.
Ukyo quizás sintió un poquito de pena por Gen, pero al verlo mejor, la sonrisa descarada que tenía mientras se acostaba con Senku sobre otra manta, le decía firmemente a Ukyo que Gen había planeado todo eso.
—Son tal para cual. -le dijo Ryusui, quien tampoco se había perdido esa escena.
—Una pareja de tontos sin remedio. -concuerda Ukyo, sin poder evitar reír por ellos dos.
Ukyo se quitó la camisa y junto a su collar, lo dejó en la arena y se metió a nadar un rato junto a los demás, y si sintió como los ojos de Ryusui seguían sus movimientos, solo era algo normal a estas alturas del juego ya que el chico parecía haberse encaprichado por él, el único que todavía no había caído con sus encantos.
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Cuando septiembre llegó, todos parecieron emocionarse más, el barco estaba casi listo, solo faltaban las últimas capas de pintura aislante que Senku estaba creando para aplicar y completar finalmente su construcción.
Ukyo ahora estaba finalizando con el curso de refuerzo para todos aquellos que querían expandirse más en el estudio de la era antigua.
Todos parecían más animados que antes, incluso ahora con las fotos, llenando una nueva cabaña cerca de los laboratorios, todos se sentían conmovidos por como el tiempo y los inventos de su líder, estaban dando frutos.
Ukyo se sintió un poco nostálgico ese día, pues dentro de un par de días y como bien dijo Minami, el grupo se dividirían y algunos como él, partirán hacia lo desconocido.
Ukyo empezó a atesorar todos esos pequeños momentos junto a los aldeanos, junto a los niños, y muy en su ser, se alegró de no haberlos puesto aún como su paquete de cuido, la partida hubiera sido muy dolorosa para él.
"Quizás, cuando la civilización se restaure, los recogeré abiertamente en mi paquete de cuido"
Ukyo no dudaba de ese pensamiento, porque sabe que todo a su tiempo es la forma correcta de actuar.
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Cuando el 10 de septiembre del año 5741 d.c. todos posaron frente al barco finalizado, Ukyo no negará que sus ojos lloraron ante la majestuosidad del barco, y lo admiró aún más ya que fue el arduo trabajo de todos que sin tener experiencia en eso, hicieron realidad una visión, un sueño que ahora su líder Senku se proponía a cumplir.
Y él estaba seguro de que lo seguiría hasta las últimas consecuencias.
Ya que veo que hay muchas y varias preguntas sobre como manejo los conceptos del doncelismo, agregare algunas cosas básicas por aquí sobre cómo se manejara ese concepto en la trama.
Donceles: personas nacidas con ambos genitales, el masculino que es el más visible y una cavidad vaginal en el área del perineo. Son personas fértiles ya que presentan un sangrado en periodos cortos y de abundante fluido cada 60 a 75 días, pero se conoce de casos en los que un doncel es estéril o se le dificulta quedar en cinta.
Embarazo doncel: Él periodo de gestación es entre 33 a 36 semanas (8 meses y medio a 9 meses) durante este proceso, la sintomatología propia de una mujer embarazada se presenta en ellos, con el único detalle de su alta taza de pérdida durante los primeros 4 meses. El bebé puede nacer de forma natural si la dilatación es la idónea, pero se recomienda más las cesarías para menor riesgo del gestante. Las glándulas mamarias se desarrollan en el último mes de embarazo, pero a diferencia de sus homólogas, los donceles poseen un periodo muy corto de lactancia (máximo un año) por lo cual se acostumbra al recién nacido a fórmulas para complementar su crecimiento.
Vínculos de los donceles: Se cree que los donceles, al poseer ambos sexos, la biología los a dotado de varias ventajas sobre los demás géneros, hablando tanto física como intelectualmente, por ello y por su desarrollo superior, los donceles han creado mecanismos psicológicos para relacionarse con los demás; entre ellos están:
Paquete de cuido: es un término exclusivo de los donceles, explica el comportamiento de ellos al momento de socializar con otros. No todos sus amigos pueden llegar a ser incluidos en este término, ya que al crear un paquete de cuido para el doncel implica la firme convicción de proveer y cuidar, amar y defender por sobre su propia existencia. Por ello, los donceles son precavidos con a quien mantener en esta categoría ya que una vez escogidos ellos jamás se retractarán.
En el pasado, se conocían de casos de donceles que negaban esta necesidad de vincularse con otros, lo que atraía no solo problemas de depresión, sino que sus impulsos biológicos buscaban a quien proteger sin importar la racionalidad o moral de la persona. Por lo cual, los gobiernos impartían clases especiales a los donceles para advertir sobre las complicaciones que pueden existir si no se crea uno de manera natural y con conciencia.
Vínculo del primer amor: En el pasado, se había estudiado estos casos, sobre como los donceles escogen siempre a su primer amor. Nunca se pudo encontrar nada completamente certero sobre ese tema, por lo que muchas personas acuñaron el término, "Amor Instintivo" pues se creía qué gracias a su desarrollo avanzado, ellos podían encontrar a su "Pareja destinada"
No siempre el amor instintivo terminaba bien, pues se conoce de casos en donde un doncel rechazado por este amor, puede llevar una vida relativamente normal, pero que este jamás vuelve amar de forma tan ferviente como el primero.
Donceles en el servicio militar: Luego de estudiar más a los nacidos con doncelismo y gracias a su ventaja biológica los gobiernos del mundo incentivaron a todos ellos a participar de la carrera militar, incluso en algunos países se les impuso de carácter obligatorio. No así y gracias a algunos de ellos que sobresalían en otras diciplinas, es que se les dejo de imponer, dejando a elección de ellos su asistencia al servicio militar o a las fuerzas del orden. Algunos gobiernos durante ese periodo incluso preparaban a los donceles desde temprana edad para que asumieran cargos militares o del orden público, con el tiempo y la creación de nuevas leyes, esto se fue dejando en el olvido, permitiendo que ellos escojan el camino que deseaban para sí mismos.
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Creo que esas son la mayoría de preguntas que me han dejado, tal vez no olvidé ninguno, e igual y si la olvido la agrego en otro apartado.
Nos leemos después. Autora-san, fuera.
Chapter 18: Capítulo 15: La confesión que nunca llegó.
Summary:
Gen se debate entre su rol como estratega y un amor que lo consume en silencio. Senku le pide que se una al viaje, sin notar que la promesa que Gen se hace podría romperle el corazón. Un nuevo integrante misterioso, Soyuz, cambia el rumbo de la expedición.
Chapter Text
Una noche antes de partir, Gen estaba arreglando las cosas de Suika en una bolsa junto a sus cosas, su intuición le decía que la pequeña viajaría con ellos, aunque no fuera llamada en la lista, así que era mejor prevenir y alistar algunas mudas para ella.
—Oye, Genos. -Senku entró en la cabaña que compartía con Ukyo y la pequeña Suika sin pedir permiso, solo levantando la tela que cubría la entrada. Gen, no pasó desapercibido el tono molesto de Senku.
—¿Sucede algo, Senku-chan? -preguntó con inocencia, empezando a extender la cama para los tres.
—¿Qué significa eso de que no irás con nosotros en el barco?
—Pues, es lo que parece, Senku-chan. Tu no necesitas a un mentalista para navegar y aquí quedan muchas personas más que necesitaran un guía.
—Kokuyo se hará cargo de eso una vez vuelva del primer viaje. Nosotros te necesitamos más. -puntualizó.
—Creí que era nuestra decisión el ir o no en el barco.
—No para ti. -Senku suspiró molesto, tratando de encontrar el orden correcto de sus siguientes palabras-. Te necesitamos, Genos. Por favor ven con nosotros.
Gen se puso en pie, caminó hasta Senku y le mantuvo la mirada.
—¿Tu me necesitas, Senku-chan?
—Lo hago. -le respondió con determinación y luego, soltando una risa, revolvió el cabello de Gen-. No creas que dejaré una mano de obra tan calificada como la tuya lejos de mí, yo jamás desperdicio manos a las que puedo explotar durante el viaje.
—Eres cruel, Senku-chan. -Gen hizo un pequeño puchero y al igual que Senku, no pudo evitar reír por como la conversación iba dirigida-. Mañana tendrás mi respuesta, mi querido científico explotador.
—Te aconsejo empacar tus cosas de una vez para no perder el tiempo y zarpar temprano en la mañana.
—Si, sí. Vete a dormir temprano, pequeño Senku-chan, estaré atento a tu cabaña y si veo luz ahí después de medianoche, iré a noquearte de ser necesario para que duermas adecuadamente.
Senku se burló de eso y se fue más relajado que como estaba al principio. Gen lo vio partir y una vez solo, suspiró con fuerza, un rubor marcó toda su cara mientras intentaba ocultar su rostro con sus manos.
—Eres patético, Genos. -Se dijo a si mismo tratando de controlar sus reacciones.
A principios de ese año, Ryusui realmente le había convencido para que sedujera a Senku, con su primicia de "Un cerebro puede trabajar aun cuando está enamorado." él quiso intentarlo, aunque solo fuera una vez, pero a su parecer, el único que caía enamorado más que antes era él. Senku simplemente parecía no notarlo, incluso cuando en la playa pudo sentir su mirada recorrer su cuerpo, ni siquiera intentó tocarlo e incluso, luego de que él se sentara a su lado lo ignoró en favor de seguir haciendo planos de futuros proyectos. Gen solo pudo hacer un puchero al ver que su esfuerzo por lucir bien en ese short fue en vano.
Y ahora, sabiendo bien que Senku quería que fuera en el barco, armó un rumor sobre que él no quería ir con ellos, cuando claramente se uniría a la tripulación le gustara o no a los demás. Gen realmente quería saber si el deseo de llevarlo consigo era por algo táctico o porque él quería que fuera... Para su desgracia fue el primero, no debería sentirse decepcionado, pero ya llevaba más de 8 meses intentando seducirlo abiertamente y parecía que nada funcionaba.
Él podía entender, la prioridad no debería ser el amor, habían estado en una guerra, estaban intentando traer a toda la humanidad de regreso y ahora sabían que la amenaza que petrificó el mundo la primera vez estaba allí afuera; Gen entendía muy bien que Senku tuviera tantas cosas en su cabeza como para si quiera pensar en un sentimiento como el amor, pero de verdad, Gen sentía que explotaría si no decía lo que sentía por su científico loco. Así de patético le vuelve el amor.
Por eso y aunque no quería rendirse con su amor no correspondido, Gen reconoció que era su culpa enamorarse en primer lugar de alguien que abiertamente rechaza el romance.
—Solo este año. -le dijo a la habitación vacía-. Déjame intentarlo hasta el final de este año, luego prometo enterrar lo que siento por ti y no volverte a molestar con esto.
Gen limpió con enojo una molesta lágrima que caía en su mejilla, él era un hombre de palabra y cumpliría esa promesa, luego de ese año él se conformaría con estar con Senku como un apoyo, como un aliado, como solo su amigo. Él promete rendirse con su amor por Senku y cerrar su corazón para siempre, no necesitaba a otra persona que dañara su patético corazón, para él, con un daño era más que suficiente para aprender la lección.
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Una vez se despidieron y se iban alejando de la aldea, todos preguntaban sobre el rumbo que tomarían, Senku y Ryusui ya tenían una ruta trazada, irían por el cofre del tesoro que los astronautas habían dejado.
Gen recordó ese momento, cuando a través de las historias contadas de la aldea descubrieron el cofre del tesoro. Fue una noche de celebración una vez finalizado el barco, Gen había ayudado a unos ancianos a traer más comida cuando perdió de vista a Senku, cuando preguntó a Kohaku ella le dijo que esa noche Senku pasaría en la cabaña de Ruri. Él sabía que no pasaría nada, que como dijo Kinro, no se debía malinterpretar su estancia allí ya que Senku quería escuchar las 100 historias de la aldea; por eso, no sintió celos en absoluto, si no durmió bien esa noche era por el calor que hacía ese día. Él se levantó con los rayos del sol para poder llevarle una jarra de té a la cabaña de Ruri, era solo preocupación por la garganta de la dulce chica.
Jamás esperó que al escuchar su relato mientras él subía las escaleras, ellos apenas llevaran 8 historias y Senku ya no pudiera oír más.
La voz suave de Ruri le hizo adormitar, e inconscientemente se acurrucó cerca de Senku, solo para despertar a las horas siguientes apoyado en la pierna del chico.
Senku parecía ni siquiera notar que mientras oía los relatos, había estado jugando con los cabellos de Gen y que fueran esas mismas caricias lo que hizo que él se despertara.
El chico estaba tan concentrado escuchando que no notó cuando él se levantó sino hasta que sus dedos ya no sintieron el cabello de Genos. Y luego, como entendiendo algo, le había pedido que hablara sobre las historias que tenían minerales, ella empezó a ser memoria y contó las tres historias que contenían algún mineral.
—Senku. -le llamó Ruri cuando tanto Gen y él se disponían a retirarse-. Hay una historia extra a parte de las 100 historias. Se les ha ordenado a las sacerdotisas solo decirla al líder de la aldea, pues no está considerada como creación del fundador Ishigami.
—Escucharé esa historia cuando vuelva de este primer viaje. En este momento necesitamos más el platino.
Gen recuerda como Ruri estuvo de acuerdo y se despidieron de ella para empezar a guardar las últimas cosas y zarpar.
Cuando Senku empezó a comentar la importancia del platino y Kohaku preguntó el porqué no revivir a más personas, Gen tuvo que intervenir explicando el número máximo de personas que pueden funcionar como grupo.
Todos parecieron entender su explicación y más animados que antes empezaron a preguntar sobre el recorrido que harían, y ahí es donde empezaba el verdadero problema, pues habían pasado mucho tiempo desde el aterrizaje y nadie en la aldea sabía exactamente donde estaba la isla.
Gen trató de pensar algo de lo que su padre dijera sobre esa misión, pero simplemente nada llegaba a su cabeza, con frustración, quiso salir a tomar aire cuando un miembro del equipo de la fuerza le llamó.
Él ya había convivido con el chico en las clases, por eso Gen podía apostar a que el chico tenía una mente eidética, pues con solo una mirada él recordaba la forma de las letras y los sonidos de cada uno de ellos, fue, para orgullo de Ukyo y él, el primero en aprender a leer y escribir correctamente en la aldea.
El chico era tímido, pero su voz era firme y amable al mismo tiempo, tenía madera de líder, de eso no había duda, así que cuando le dijo que había escuchado la conversación sobre la isla, él quería que escucharan un poco su historia.
Gen no dudo en llamar a Senku para que el chico se presentara, le sorprendió que todos parecieron olvidar incluso su nombre, hasta que Kohaku les dijo que él no tenía ninguno, el chico les confirmó que así era porque él no pertenecía a la aldea Ishigami, su nombre verdadero era Soyuz, y él estaba dispuesto a guiarlos hasta esa isla del tesoro porque era su hogar.
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—Y decías que el nombre de madre de la aldea Ishigami, no iba contigo. -le susurró Ukyo a Gen cuando termino de consolar a Soyuz luego de que todos dudaran de su lealtad.
—Qué me dices tú, maestro Ukyo, ¿Ahora ya somos más cercanos al capitán? -molestó Gen, golpeando el costado de Ukyo con su codo.
—Se llama profesionalismo, imbécil. Lo sabrías si dejaras de coquetear tan descaradamente con el líder de la aldea.
Gen trató de empujar a Ukyo con fuerza, pero el chico lo esquivó y ambos empezaron a tratar de empujar al otro hasta que la voz de Yuzuriha los regresó al presente, notando como todos parecían mirarlos por lo infantil de su comportamiento.
La chica atrajo la atención de todos al preguntar por el barco y tanto Kaseki, como Senku y Ryusui le brindaron un recorrido por el barco. Ukyo solo aprovechó que todos se alejaban para darle un golpe en la parte de atrás de la cabeza a Gen, mientras se dirigía a tomar asiento en su lugar de trabajo.
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Las palabras de Ryusui que comparaba el mar con una mujer cruel, parecían palabras proféticas, pues una tormenta los sorprendió a todos a las dos horas de haber partido de la aldea.
Gen estaba un poco nervioso por el movimiento del barco en esa tormenta y envidia la tranquilidad de Ukyo y Ryusui en ese momento, incluso estaban disfrutando de tazas de té hechas por Francois, era simplemente envidiable su serenidad.
—¡Ah! -exclamó con admiración Ryusui, poniendo en alerta a todos-. Convertiste el té en un latte con leche de cabra, nada mal, Francois.
—¡Estas muy relajado! -gritaron Chrome y Kohaku al mismo tiempo, Ukyo no pudo evitar reír al verlos tan alterados, era obvio ya que era su primer viaje en mar abierto... Tomando de su té, él pudo decir con certeza que estaba delicioso.
—He superado incontables tormentas, mientras yo capitanee este barco, esto no será un problema en lo absoluto. -Ukyo tomó otro trago de su té, "Eso lo veremos en el camino." pensó un poco más convencido que antes sobre sus habilidades para navegar.
Cuando Senku llegó corriendo a la cabina de mando, todos pensaron lo peor hasta que él empezó a explicar su estrategia.
—Esta es nuestra oportunidad. Ya que no sabemos quién nos estará esperando en la isla, debemos aprovechar la tormenta para no ser detectados.
—Todos a sus puestos. -ordenó Ryusui y cada uno tomó su lugar en el barco.
La isla ahora estaba frente a ellos. Gen se acercó a Senku y le brindó una tela para secarse, el chico estaba empapado, pero parecía no importarle ya que empezó a reírse, sus ojos fijos en la isla que se asomaba en el horizonte.
—Al fin llegamos Byakuya, a la isla del tesoro, esperemos ahora tener suerte... Kukuku, esto se pondrá emocionante.
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—Hay algo mal... -dijo Ukyo sin apartar la mirada del radar-. Esto no debería ser así. -Ukyo se levantó de su puesto y habló por el comunicador del barco-. Por favor, si hay alguien libre, necesito que investiguen el suelo del mar.
Cuando Ginro se ofreció de voluntario, Ukyo subió a cubierta, se acercó a la orilla del barco, esperando lo que encontraría Ginro.
—¿Qué sucede, Ukyo? -se acercó Ryusui cuando vio la cara de seriedad del hombre, pero no pudo responderle ya que Ginro empezó a gritarles.
—¡Hay muchas estatuas aquí! -gritó Ginro haciendo señas abajo. Ukyo palidece un poco por eso.
—¿Y qué tiene de malo las estatuas en el fondo del mar? Las estatuas de piedra no son tan raras. -le dijo Yo.
—La cronología no cuadra. -tanto Ryusui como Yo, lo miraron sin entender sus palabras-. Cuando cayó el rayo petrificador, esta isla estaba desierta, la gente se multiplicó después de eso. En ese caso, ¿Cuándo se petrificaron las estatuas que vio Ginro?
Ryusui entendió ahora él porque de su palidez, pero no le dio mucho tiempo de reaccionar, ya que sintió una presencia detrás de ellos que lo observaban.
—¿Quién demonios eres?
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Por la mala cobertura de la señal al intentar hablar con los del barco, Gen y Soyuz subieron un poco más para descartar cualquier cosa que Kohaku creyó ver. Intentó hablar, pero ni siquiera ahora que incluso veían el barco, nadie parecía contestar su llamada.
El grito de terror de Soyuz lo puso en alerta, con manos temblorosas, el chico le dio el monocular a Gen y este lo tomó para ver qué había pasado.
Un grito de terror puro se quedó atorado en su garganta al ver a toda la tripulación convertida en piedra...
"Ukyo, Kaseki, Chrome... Suika." Gen tomó al chico que aun temblaba y lo jaló para que reaccionara e ir a informarle a Senku esto... Sentía que su corazón se partía de la culpa, él había ayudado a la pequeña a entrar al barco haciendo una distracción cuando subían algunas cosas al barco y ahora su pequeña...
—¡Senku-chan! -le gritó cuando lo vio a lo lejos, no tenía que ser emocional en este momento, tenía que pensar y actuar.
Cuando les dijo de la situación, se preparó con una cuerda para detener a Kohaku, sabía que la chica actuaría sin un plan y justamente así fue, ni siquiera había terminado de decir la última palabra cuando ella salió corriendo, sabía que con una mano podía detenerla, pero no esperó que el peso de la mochila que cargaba le hiciera desequilibrar y caer de cara contra el suelo.
—¡¿Porque demonios me detienes?! Hay que ir a salvarlos.
—Niña tonta, ¿no me oíste.? los petrificaron a todos, aunque vayamos nosotros cuatro si el enemigo está en el barco nos petrificara también, entonces todo se habrá acabado. Este no es momento de entrar en pánico. Necesitamos un plan.
Gen miró a Senku con desesperación, pero quien contestó sobre un recuerdo que tuvo al momento de huir de pequeño fue Soyuz.
Senku lo felicitó por la advertencia y con la nueva información adquirida se pusieron en marcha con el nuevo plan. Seguirían a la aldeana que dejó el rastro de caracolas en su paso.
—Es hora de CSI Forense. La ciencia nos dará la ubicación de nuestro sospechoso.
Aviso parroquial XD
Ya que esta semana es San Valentín (que si no fuera por mi hermano lo olvido por completo XP) he creado un extra dedicado al StanXeno, ya que aún falta para su aparición, quise agregar un apartado de ellos contando la historia de como Xeno le propuso matrimonio a Stanley.
Ya esta finalizado, pero será hasta el viernes que lo publicaré como un extra, pues creo que el miércoles subiré otro capítulo normal; así que nos leemos después.
----Nota de reedición: El capítulo extra seguirá el orden del índice, es decir, el capítulo extra se movió y esta después del capítulo 10 para culminar el primer arco. ------
Autora-san, fuera.
Chapter 19: Capítulo 16: El corte que dejó una huella.
Summary:
Gen, recuerda con cariño como con el corazón hecho trizas y el cabello mutilado, él encontró consuelo en el amor incondicional de sus padres. Aprendiendo que, a veces, ser valiente también significa llorar.
Notes:
Está nota la agrego antes porque necesito aclarar un par de cosas.
1) El nombre del restaurante y la dueña, es un homenaje a la niña Lola, quien fue en vida una amable y bella persona con todos, sean sus clientes o no. El martes me enteré de su muerte y dolió mucho porque no solo fue, para los que estudiamos cerca de su comedor, una mujer intachable, sino también porque fue una abuela para muchos de nosotros que llegamos a almorzar ahí. En ningún momento quiero que piensen que el nombre es denigrante, porque así se llamaba su comedor de comida mexicana. (En el Salvador, es, o al menos hasta el tiempo en que vivía allí, muy común que los restaurantes pongan el nombre del país después del nombre comercial)
2) Según Fandom.com, la comida favorita de Stanley son los burritos y como mi HC sitúa a esta familia en Texas no me pareció descabellado el dato, pues Texas era territorio Mexicano y hasta donde sé, muchos latinos viven ahí.
Ahora sí. Disfruten la lectura.
Chapter Text
Genos de casi 6 años, trataba de no derramar lágrimas, él era un niño grande y llorar era de niños malcriados, además él no tenía ni un golpe y el único con golpes feos era su compañero, así que definitivamente no estaba llorando frente al director como el estúpido niño a su lado.
Cuando la puerta de la dirección se abrió, su papá Stanley y una mujer que gritaba alterada entraron a la oficina del director.
—¿Pero que le ha pasado a mi pequeño bebé? -preguntó alterada la mujer, moviendo la cara de su compañero-. Esto es una barbarie, exijo que expulsen al responsable.
—Señora Miller, por favor tomé asiento, necesitamos hablar. -le dijo el director con un tono calmado.
—¿Hablar? ¿Acaso no ve el estado de la cara de mi hijo? ¿Cómo se le ocurre insinuar hablar en un momento así?
—Fue ese fenómeno, mami. -le dijo su compañero con lágrimas en sus ojos-. El fenómeno me hizo esto.
—Tú lo iniciaste. -le dijo en voz baja Genos.
—Malcriado, cómo te atreves... -la mujer se acercó a Genos y extendió la mano para abofetearlo, pero su papá retuvo su mano.
—Le tocas un solo cabello más y la demanda que realizaremos contra ustedes, los dejará pudriéndose en la calle. -Genos sintió un escalofrío al escuchar la voz de su papá. Jamás había escuchado ese tono tan amenazante en su voz y tampoco se atrevía a verle, porque para hacer callar el llanto de su compañero que ahora le miraba con terror, su papá de seguro no tenía una linda cara como siempre le mostró a él o a su padre.
—A esto es lo que me refiero con hablar, señora Miller. -intervino el director-. Nuestra política claramente especifica que la armonía y el buen compañerismo es fundamental.
—Pues entonces expulsen a ese delincuente. -gritó la mujer más calmada que antes.
—Señora, no lo diré otra vez. Cálmese y escuche.
—No me voy a calmar. Es de mi pobre hijo quien esta golpeado de quien hablamos.
—Su hijo es quien inició todo esto. -empezó el director, perdiendo la paciencia con esa madre de familia.
—¿De qué demonios habla? Mi bebé es incapaz de actuar así.
—Pues según las cámaras de seguridad, su hijo, no solo ha molestado al pequeño Snyder, sino también a otros de sus compañeros. -el director giró la pantalla de su computadora y dio play para reproducir el video, era el aula de los pequeños, en dónde un Genos estaba hablando con otros niños para consolar su llanto, luego el pequeño Miller tomo unas tijeras, jaló el cabello largo del lado izquierdo de Genos y le cortó muy disparejamente el cabello. Cuando Genos vio el cabello tirado, dejo sus cosas en el suelo y se lanzó sobre el pequeño para golpearle la cara con un carro de juguete que tenía a la mano-. En el vídeo claramente se ve que su hijo empieza a molestar a los otros niños, el pequeño Snyder los estaba consolando cuando el cortó su cabello. No estoy aplaudiendo su comportamiento violento, señor Snyder, pero esa reacción fue solo después de haber sido agredido primero.
—Ese video debe estar alterado, mi hijo no haría eso. -gritó aun defendiendo a su hijo y poniéndolo detrás de ella.
—Señora Miller, puedo pasar solo está vez este incidente porque hasta ahora se me reportado a mí. Pero necesito que usted le dé el ejemplo a su hijo para disculparse por sus actos de arrebato que tuvo frente a mí y de la familia Snyder.
—¿Insinúa que tengo que disculparme con ese fenómeno por dejar así a mi hijo?
—No era una solicitud señora. Si no resolvemos esto frente a los pequeños, me temo que tomaré medidas drásticas y expulsaré a su hijo.
—Eso no será necesario, yo lo sacaré de aquí. -la mujer levantó el mentón con indignación y giró para irse, ella no esperaba que Stanley le pusiera el pie y tuviera que caer al suelo de cara. Ya que nadie notó como Stanley hizo eso, la mujer solo se levantó indignada y empezó a despotricar sobre fenómenos de la naturaleza.
—Lamento mucho el inconveniente señor Snyder. -dijo el director aun escuchando la voz de la mujer fuera de su oficina-. Si gusta, puede retirar a su hijo ahora, mañana esperamos verlos.
—Gracias director. Feliz día.
Stanley tomó el hombro de su hijo y lo guio a fuera, Genos ni siquiera reparó en levantar la mirada, así que todo pareció hacerlo en automático. Cuando escuchó arrancar el auto, empezó a sorber su nariz, las lágrimas aún estaban siento fuertemente retenidas.
—Papi, ¿De verdad soy un fenómeno por no ser un hombre completo? -preguntó cuando sintió detener el auto en un semáforo.
—Ser un doncel dejó de ser raro desde hace muchos siglos. -le dijo mientras escribía un mensaje a su esposo-. La gente estúpida que todavía lo cree son los verdaderos fenómenos.
—Pero papi, yo tengo una cosa de niño y otra de niña. -dijo con desesperación-. En el aula solo yo era así.
—¿Entonces crees que yo soy un fenómeno porque también tengo partes de niño y niña e incluso te di a luz? -Genos negó con la cabeza en prontitud-. Lo ves, no hay nada de malo en ser diferente al resto, además, en ese colegio no siempre admiten niños a mitad del año escolar, por lo que creímos qué al inscribirte allí, sería más fácil para ti socializar porque eran conocidos del vecindario. Pero ahora definitivamente estoy cambiando de opinión.
—Pero papi, a mí me gusta estar allí. -los ojos de Genos brillaron en lágrimas que ya no pudo contener más-. Lo lamento, Genos promete ser un buen niño, pero por favor, déjame quedarme allí.
Stanley se estacionó rápidamente cuando le vio llorar, apagó el auto y alcanzó a su pequeño para cargarlo y darle un abrazo.
—Mi pequeño príncipe, tú eres un niño bueno. Lamento si creíste lo contrario. No hagas caso a esa gente que a través de humillar a otros se engrandecen. El acto más valiente de un soldado es arriesgarlo todo por su compañía.
—Yo también quiero ser valiente papi... ¿Podrías enseñarme a ser como tú?
El cuerpo de Stanley se tensó ante eso, no muy seguro de lo que responder. Para su suerte, su teléfono vibró y en la pantalla estaba el nombre de su esposo.
—Repite otra vez lo que le hicieron a nuestro hijo. -la voz de Xeno era profunda, casi mortal, Genos también se sorprendió por ese tono oscuro en la voz de su padre.
—Te estaremos esperando en TacosMexa, pediré lo de siempre.
—Voy para allá.
—Pero hoy no es sábado de burritos, papi. -dijo con inocencia Genos, aún en los brazos de su papá.
—Si, pero tus papás necesitan pensar muchas cosas, pensar con el estómago vacío hace que tomes malas decisiones.
Genos se rio por eso, sus lágrimas ya habían sido limpiadas y no caían más, se volvió a sentar en su asiento, se colocó su cinturón de seguridad y más alegre que antes casi olvidando el horrendo corte de cabellos que tenía, Genos le empezó a contar a su papá que habían hecho ese día mientras cambiaba de estación de radio.
La amable Lola, que era dueña del local, se espantó al ver el cabello del niño así y se ofreció para arreglar su cabello en lo que servían su comida y esperaban por Xeno. Genos quedó encantado con el corte porque salía fuera de lo común, a su papá Stanley también le gustó, pensando que el mechón largo que sobresalía de ese lado de su cabello era un recordatorio que su hijo poseía el corazón al lado derecho.
Genos olvidó casi al instante el porqué había salido temprano y ahora tenía un nuevo corte de cabello, a él solo le importaba que todos parecían darle halagos por su apariencia, incluso su padre Xeno, quien llegó muy enojado, pudo relajar su expresión al ver la sonrisa brillante de su pequeño al presumir su nuevo corte.
Genos no prestó atención a la tensión de sus padres sobre su futuro y como estos tomaban la decisión de entrenarlo para que jamás se repitiera un atentado contra él.
...
Gen suspiro al recordar ese momento vivido, él sentía que fue el peor momento para que su mente trajera ese recuerdo de regreso pues justamente frente a él estaba una ropa de mujer que tenía que ponerse. El cómo llegó hasta ese punto fue cuestión de dos días...
Una vez que Senku explicó e hizo el proceso para obtener las huellas dactilares de su desconocido lugareño, el chico le ordenó a Gen hacer su parte y crear el perfil de la ahora, desconocida chica.
Ser llamado Poli-Mentalista, fue un poco extraño para él, pero no pudo evitar pensar en que, con su entrenamiento, tal vez si hubiera sido un buen detective. Le sorprendió bastante que luego de dar su perfil y encontrar un cabello, Senku sacara un microscopio de las cosas que él llevaba, ni siquiera sabía que habían creado uno.
Kohaku los felicitó a su manera, convencida de que él y Senku eran la mejor combinación para evitar que alguien se les escapara. Si Gen vio como ella a escondidas de Senku le levantó un pulgar e hizo un intento de guiñarle un ojo, él solo pensaría que a la chica se le metió algo en su ojo y quería sacárselo con su pulgar.
Una vez teniendo una comprensión del dónde ir para encontrar a la chica de la isla, Kohaku le dejó sus cosas a Gen y salió corriendo para seguirle la pista. Era, como habían deducido, una chica joven y muy linda.
Gen sabía lo que tenía que hacer y aunque no le gustaba en absoluto, Senku también estaba a favor de seducir a la chica para encontrar rápidamente el platino. Gen se iba a acercar a ella cuando tres hombres frente a la misteriosa chica se arrodillaron para pedirle matrimonio al mismo tiempo.
A gen se le fue muy tierno ver como incluso Soyuz caía por los encantos de la chica. "Chica astuta." pensó al verla usar el líquido de una caracola para que salieran lágrimas de sus ojos, y luego escuchó sobre el cabecilla y lo que les pasaba a quienes desobedecían.
—Al menos tenemos a un enemigo en común. -comentó Gen mientras pensaba en voz alta como acercarse.
Por desgracia, su Senku era un hombre sin tacto en lo absoluto. Al parecer, Soyuz se parecía un poco al cabecilla pues la chica corre a sus brazos declarando su amor por él. Obviamente Kohaku tuvo que hablar en voz alta sobre ser Senku su "Cabecilla" y la chica nuevamente corrió a los brazos de Senku mientras gritaba que lo amaba.
Gen no se molestó en ponerse celoso, la cara de Senku de completo desinterés le hizo relajarse, pero en donde si sintió una pequeña molestia fue en el momento en que empezaba a basilar sobre que alagar de él, para Gen eso ni siquiera entraba en discusión. "Los ojos de Senku brillan con pasión cuando crea algo o descubría algo que no creía ver en mucho tiempo, sus ojos tienen un fuego que quema lentamente cuando fija su mirada en confianza plena sobre los actos de las personas más cercanas a él, su amabilidad era algo que daba sin esperar nada a cambio y a veces ni siquiera notabas que lo hacía hasta que tenías sus actos de servicio frente a ti; Senku es mi niño torpe cuando de cariño se trata, pero que parece aprender rápidamente si se le da un pequeño impulso para hacerlo... Senku, mi pequeño Senku, tu eres perfecto en tus imperfecciones, tú eres... La persona que amo... " Gen quiso llorar cuando sus pensamientos llegaron en el momento menos oportuno, tuvo que parpadear varias veces para volver a la conversación que pasaba frente a él.
Cuando regresó al ritmo de la conversación e iba a empezar a bromear con Amaryllis, todos se callaron cuando unos gritos desesperados se escucharon en la cercanía. La chica corrió porque era en su asentamiento, ellos no dudaron en ir tras ella; al parecer, los hombres se habían cansado de que les robaran a las mujeres y estaban dispuestos a ir hasta las últimas consecuencias para evitar que eso pasara.
Senku fue rápido en sus pensamientos, sin dudarlo dos veces y para calmar la situación, abrió la mochila que Gen cargaba, se pusieron las máscaras y dispararon el gas lacrimógeno.
Amaryllis se sorprendió ante el despliegue de "magia" que habían hecho y no dudo en contarles el secreto sobre el rayo petrificador.
Primero tuvieron que esconderse en la choza de la muchacha aprovechando la distracción y una vez la noche cayó, empezaron a escuchar la historia completa de Amaryllis y su casi petrificación, luego mencionó su plan de ataque y aunque la chica tenía un buen plan, su insistencia en pedir las cosas de forma coqueta parecía que solo afectaba al pobre de Soyuz. Senku desestimo el acto de la chica y más serio que antes comentó.
—Si la petrificación fuera un fenómeno fantástico sin reglas, la humanidad estaría perdida. Pero lo que dijiste nos deja una cosa clara, Amaryllis, como mínimo: 1) Tiene su propio radio de efecto. 2)Se lanza, de lo contrario petrificaría a quien lo usa. 3)Si se corta la cadena se detiene... Hay ciertas reglas y las reglas se rigen por la ciencia, si luchamos de forma científica, siempre ganaremos.
Gen sonrió en complicidad con Senku, era esa mente lógica lo que siempre lograba salir adelante en un mundo de piedra como este.
Una vez obtenida la información empezaron a armar una estrategia para ejecutarla el día siguiente junto a Amaryllis, pero la pregunta que lanzó la chica fue muy válida, ¿En dónde encontraba otra mujer que supiera pelear y pueda ir al palacio con ella?
Los tres chicos en una sincronización exacta, miraron con preocupación a Kohaku, quien, al pensarlo un segundo, dijo con firmeza que ella definitivamente podía ser elegida porque era una chica linda. Gen debe admitir que cuando Kohaku empezó a jalar su oreja con fuerza, se merecía parte del castigo por no tener nada de confianza en las palabras de la chica.
Gen, a pesar de las palabras de Senku y el apoyo de Amaryllis, seguía dudando de que eso funcionara, no porque no creyera en que Kohaku era "linda" sino porque la actitud de la chica era demasiado masculina, como el dar un salto mortal hacia atrás y enfundar su escudo y espada para ir a "conquistar al cabecilla" luciendo un hermoso vestido color crema.
Senku pareció desestimar su preocupación y le confirmó que con ciencia podían convertirla en una mujer bella y deseada, pero para eso necesitaban el laboratorio.
Tanto Senku como él, esperaban que el barco estuviera invadido por los hombres del cabecilla, y también Gen esperaba que Kohaku volviera a actuar sin pensarlo, por eso amarró otra soga en su mano que efectivamente la retuvo momentáneamente cuando se levantó y quería ir tras ellos, está vez la tomó con ambas manos, no la iba a dejar ir fácilmente, para su mala suerte, la fuerza de ambos rompió la cuerda y dejó en libertad a la chica que no dudo en bajar para estar más cerca del barco.
Todos corrieron tras ella y más al verla luchar, Kohaku parecía estar en apuros con esa ropa pero se defendía hasta que gritó "Laboratorio..." Gen tuvo una idea y la odió en el momento en que la tuvo, pero no era momento de pensar con el corazón, tenía que salvar a Kohaku, así que empujó a Senku, llamándolo laboratorio para que entrara en acción e hizo el perfecto papel de una Celestina para que la pareja estuviera junta otra vez.
Kohaku pareció captar rápidamente todo y siguió la cuartada, demasiado bien para el gusto de Gen, al verla besar a Senku.
Al menos el plan funcionó y Kirisame se alejó de ellos. Kohaku estaba segura de que tenía que haber sobrevivido alguien a la petrificación y así fue, pero para la mala suerte de todos, ese fue Ginro.
Gen quiso defender un poco su punto de vista de porque todos se decepcionaron al saber que era Ginro, pero Kohaku quiso ser más optimista pensando en que él les daría un valioso mensaje.
Senku, que sabía leer los labios no dudo en ver otra vez hacia el barco, enojándose más al saber que las palabras dichas por el chico eran "Sálvenme"
Todos parecían aún más decepcionados que antes hasta que Kohaku comentó que alguien los había llevado al invernadero, Senku no pudo evitar reír al concluir de quién se trataba y más al buscar el bote que se encontraba muy bien escondido, Gen sintió que respiraba con alivio momentáneo y más tranquilidad porque sabía que era su niña, Suika estaba despetrificada.
Él no dudaba en su niña, pero estaba seguro de que, si esos bastardos intentaban hacerle algo a su pequeña, está vez sería él quien saltaría a matarlos si fuese necesario.
La fe que tenía Kohaku por Ginro al final no fue tan ciega, ya que entre ambos lograron recuperar el laboratorio, todos corrieron hacia la dirección en dónde se dirigía el laboratorio móvil, Gen no podía estar más orgulloso de su pequeña.
Cuando se detuvo el laboratorio todos subieron y él no dudó en abrazar a su niña, felicitándolos y diciéndole lo orgulloso que estaba de ella, Senku incluso palmeó su cabeza y le dio un "buen trabajo" más emocionado que él.
No tuvieron mucho tiempo para la emocionalidad cuando tuvieron que volver a huir de los hombres que siguieron el rastro que dejaba Suika. Aprovechando que ellos jamás habían visto un automóvil, Senku hizo una bomba apestosa para tener más ventaja sobre la huida, luego, hicieron un rastro falso para poder dirigirse por indicaciones de Amaryllis a una gruta que estaba en los acantilados. Fue cuando al fin estaban ahí que tuvieron un respiro momentáneo.
El día siguiente los alcanzó ya con un plan para las cosas que crearían para dejar a Kohaku hermosa. No fue fácil domar su cabello, pero al final se consiguió.
Con la ayuda de Amaryllis lograron maquillar a Kohaku y dejarla completamente hermosa. Lo que no vio venir fue la sugerencia de Amaryllis para que fuera una tercera persona, es decir, uno de los chicos...
Y es ahí en dónde Gen regresó al inicio de su recuerdo. No era el que se sintiera inseguro de su cuerpo, al contrario, como representante del medio de entretenimiento el muchas veces tuvo que vestirse como mujer, pero los comentarios mal intencionados sobre ser un doncel que viste como mujer eran demasiado crueles a veces.
En ese tiempo, Gen se dijo a si mismo que no volvería a hacerlo, que aunque le gustara un poco la ropa de chica, él no se la pondría para evitar esos comentarios hirientes... Y ahora, aquí estaba él, poniéndose ropa de mujer y maquillándose otra vez.
Trató de divertirse con los demás, riéndose de Senku por su apariencia "femenina" y Soyuz con su mal maquillaje y atuendo; pero cuando todos lo vieron a él, no dudaron en que era un candidato perfecto para eso, ya que incluso su voz podía modularla a una de mujer.
Senku se opuso rotundamente argumentando que no iba a funcionar, explicando que era muy alto para los estándares de las mujeres de la isla y razón tenía al pararse a la par de las chicas y ser más alto que ellas, así que, tomando ese punto, pasaron a arreglar a Ginro.
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Gen se acercó a un Senku que se quitaba las colas de su cabello y el maquillaje de la cara.
—No te ves nada mal vestido como mujer, Senku-chan.
—Y me lo dice la reencarnación de una modelo de revista para mujeres. -Gen soltó una risa divertida, después de todo, en el pasado si entraba en los cánones de belleza femenina.
—Que dulce, Senku-chan piensa que soy linda.
—Oh si, tan linda de que si fueras mujer me enamoraría de ti. -Senku se inclinó en la orilla de la gruta para lavarse la cara, atento a que Gen siguiera con su juego de egos, pero al no escucharlo decir nada, giró a verlo con extrañes.
Gen tenía las manos fuertemente apretadas, su postura estaba rígida y su sonrisa era de esas que ponía cuando fingía estar bien pero que no lo estaba. Senku conocía a su mentalista demasiado bien para su gusto, así que sabía que algo andaba mal. Luego recordó como Yuzuriha le había sugerido a Senku, en el pasado, ser más delicado con sus palabras y más si se trataba de los donceles, pues eran muy sensibles cuando se trataba de la percepción de su género.
Senku no creía que Gen tuviera problemas con eso, pero tampoco le gustaba ver esa sonrisa fingida dirigida hacia él, así que pensó rápido en que decir para arreglar la situación.
—Oye. Sabes que era broma. No estoy para nada interesado en el amor... Lo que dije fue solo porque estábamos bromeando, no quise ofenderte en ningún momento. Para mí, que seas hombre, mujer o doncel me tiene sin cuidado, eres nuestro mentalista y con eso me basta a mi... Que estés de nuestro lado es lo único que me interesa.
—Senku-chan está siendo muy dulce conmigo, ¿Acaso es porque me veo como una mujer?
—¡Eh! ¿Qué no me oíste ahora? te estoy diciendo que eso no me interesa en lo absoluto, si te gusta vestir de mujer o de hombre me tiene sin cuidado. Solo quiero que estés con nosotros y poder utilizar tus habilidades para la ciencia.
—Que cruel. -le dijo Gen regresando a su actitud, Senku pudo relajarse al verlo ser otra vez él.
—Chicos, Ginro ya casi está listo. -los llamó Soyuz y ambos fueron a verlo.
Gen no pudo evitar sentir un pequeño calorcito en su pecho, con solo unas palabras Senku podía destrozar su corazón y hacerlo dudar de sí mismo, pero al mismo tiempo, esas palabras podían volverlo a armar pieza por pieza para dejar su corazón rebosante de amor por él, solo por el dulce chico virgen que era su Senku.
Tocó un capítulo algo larguito porque quería abarcar los primeros dos días de ellos allí y aun así quede debiendo.
Nos vemos el viernes con el especial StanXeno.
Autora-san fuera.
Chapter 20: Capítulo 17: El heredero de los sueños, el oro y el platino.
Summary:
Mientras construyen un dron con piezas del laboratorio, una noche bajo las estrellas revela más que estrategias: el peso del legado de Byakuya y promesas no dichas. Al encontrar el platino escondido en pepitas de oro, descubren que algunas herencias no se miden en sangre, sino en arena acumulada durante décadas de espera.
Notes:
La canción para este capítulo *w* por favor, lean la letra de la canción que es hermosa.
Canción: Wordl Apart.
Banda: Asian Kung-Fu Generation.
Link: https://youtu.be/wu0HFd76CzY
Chapter Text
...
Senku, Gen, Suika y Soyuz se quedaron un momento más en la gruta mientras Senku creaba un intercomunicador para comunicarse con las chicas. Tuvieron que correr para intentar alcanzarlas, y Gen debe de admitir que Senku debería ser más ejercicios físicos, pues no solo casi se queda atrás, sino que quedó completamente sin aire cuando llegaron al punto en donde pudieron lanzar el aparato sin ser tan obvio.
Ya que no les dio tiempo para probar el intercomunicador, Gen quiso burlarse un poco de Kohaku y le pidió que si la escuchaba correctamente hiciera una "pose linda." Gen tuvo que controlar su risa al ver la pose de Kohaku que intentaba imitar a su pequeña Suika, para él, fue demasiado gracioso verla hacer eso. "Se que te vengarás de mi en algún momento, pero me lo debías." pensó Gen tratando de controlar su risa.
Gen a veces debe recordarse a sí mismo que Senku realmente hará las cosas que se plantea hacer, por lo que, si debe hacer un dron para alcanzar su objetivo, no solo está dispuesto a desarmar el laboratorio móvil, sino también, hacerlos trabajar el doble para conseguirlo. A veces, Gen no sabe si el trabajo arduo solo era para acortar los tiempos o porque su Senku solo le gusta explotar a las personas.
Cuando el motor estaba hecho, Senku creó un par de ruedas e hizo un mini-auto, o mejor dicho, un autoratón; Suika se ofreció a acercarse hasta la base y ser quien enviara y recuperara el autoratón, Gen le dio un par de consejos para subir más rápido a los árboles y le pidió salir corriendo si algo malo pasaba. Soyuz la acompaño hasta el acantilado, Gen se quedó con Senku siguiendo con la construcción del dron.
—Ella va a estar bien. -le dijo Senku cuando pasaron un par de minutos en absoluto silencio luego de la partida de Suika y Soyuz.
—Lo sé, pero aun así no puedo evitar preocuparme. Confió plenamente en ella, pero si por mi fuera, ella se quedaría siempre al alcance de mi vista, donde puedo cuidarla.
—Kukuku, suenas como Byakuya cuando me dejaba solo y él tenía que viajar a las conferencias. Aunque creo que ahora puedo entenderlo un poco. -Gen miró la expresión de Senku, tenía una sonrisa dulce, pero sus ojos estaban un poco tristes-. Suika me recuerda un poco a mí. Demasiada curiosa para su edad, pero una sed de aprender todo lo que pudiera lo más rápido que fuera posible. Al menos ella entiende que no debe acercarse al fuego sin supervisión de un adulto, yo en cambio hice explotar la cocina cuando mezclé erróneamente unos componentes químicos para un experimento.
—Pobre papá Byakuya, le debiste dar un susto horrible en ese momento.
—Oh, sí. Su cara fue muy graciosa. -Senku se rio un poco al recordar ese momento-. Mi cara estaba llena de humo negro y tenía las puntas de mi cabello quemadas, Byakuya una vez entendió que estaba bien, saco su teléfono y me tomó una foto, luego se puso a reír mientras limpiaba mi cara.
—Puedo imaginarme ese momento. -Gen tuvo que reír al imaginar a un pequeño Senku así-. Por mi parte, yo siempre fui un niño bueno y como un niño explorador, traté de no darles problemas a mis padres.
—¿A sí? -acusó Senku mirándolo con diversión-. Algo me dice que eras de esos niños demasiado sociable y que al menos una vez alguien quiso robarte. -Senku rio un poco más fuerte.
—Oh, Senku-chan ha acertado en eso. -confirmó Gen con sorpresa ante la acertada afirmación.
—¿Espera qué? -esta vez, fue Gen quien se rio de la cara entre seria y asombrada de Senku-. ¿Hablas enserio?
—Oh sí, me intentaron secuestrar unos meses antes de viajar a Japón, pude ser libre gracias a que mis padres siempre tenían un localizador sobre mí.
—Wau, ni Byakuya se excedía tanto en mi cuido.
—Siempre fui un niño lindo, Senku-chan, era un poco obvio que algo así me pasara en algún momento. Además, Estados Unidos no es como lo pintan, me refiero a la tierra de la libertad y cosas así. Había muchos más problemas que no se decían en las noticias.
—Supongo que tienes razón. -dijo con más seriedad Senku. Gen que no quería que la conversación muriera así, empezó a contarle a Senku sobre como era su familia y la rutina que habían creado, además de cuáles eran sus métodos de "crianza autosuficiente" en la que incluía su rutina de entreno en autodefensa.
Senku se relajó en la conversación nuevamente, bromeando que incluso con su arduo entrenamiento, estaba perdiendo el tacto pues Magma le había logrado herir, Gen actuó ofendido por eso, pero no aportó nada más. Ambos cayeron fácilmente en la rutina de hablar de todo y nada mientras trabajaban hasta que, sin sentirlo verdaderamente, el día casi empezaba a caer, justo en esos momentos, Soyuz y Suika volvieron a la gruta con un mensaje de Kohaku.
Al principio, ni siquiera él entendía ese mensaje y puso una nota mental para obligar a la chica a tomar clases una vez esta aventura terminara. Tuvo que pensarlo detenidamente para darle sentido a las palabras; aprovechando que Senku le dejó el trabajo de descifrar el mensaje, Gen imitó la pose de Senku, agregando un dedo más cerca de su cara, y luego empezó a explicarles el mensaje.
Su pobre niña tembló un poco preguntando si realmente sabía leer la mente de las personas, pero para él, solo era psicología básica.
—"Hay platino cerca." -concluyó Senku luego de evaluar las 96 posibilidades del mensaje enviado-. El equipo espía encontró el tesoro que nos dejó Byakuya.
Lástima que no todo era felicidad, ya que Senku estaba muy seguro que la nave debía estar llena de concreto, así como el disco anterior, por lo que ahora tocaba crear algo para liberarlo sin que el enemigo escuchara el ruido.
—Si tuviéramos una bomba silenciosa. -dijo Senku mientras chasqueaba su lengua, un poco decepcionado por ese pensamiento.
—Jaja, pues eso es verdad. -pensó Gen riendo un poco nervioso. Ahora se arrepentía un poco no haber estudiado más sobre crear bombas caseras a parte de las Molotov-. Ojalá tuviéramos un arma asesina de cuentos.
—Ah. -Senku miró con curiosidad a Gen y luego se rio un poco-. Existe un arma así... Haremos una bomba silenciosa. -dijo bajando del laboratorio y posando como Suika, la pequeña no dudo en seguirle la corriente imitando su acción.
Gen no sabía si reír por la tierna escena de ellos dos o ponerse serio y regañar a Senku por empezar a aterrorizar a Soyuz y a Suika al empezar a mezclar ingredientes sin decir sus nombres y sonreír como un villano de película, al final se decidió por la segunda, pues su niña de verdad tenía miedo.
Senku y Gen se quedaron trabajando hasta tarde, mientras Soyuz y Suika descansaban, habían resuelto un problema, pero aún tenían que armar las partes del dron. Al final, Gen logró convencer a Senku de dormir unas horas en la madrugada antes de que Suika y Soyuz se fueran en la mañana, no sin antes comer un poco de fruta y pescados capturados por Soyuz que era hasta el momento su único sustento real, pues no habían comido nada después del almuerzo.
Calculando el tiempo que se tomarían para entregar las cosas al equipo espía, Senku cargó a Gen con el teléfono para salir y tener una mejor cobertura para enviar las instrucciones a Kohaku para activar las cargas de la bomba silenciosa. Y ahora, tocaba esperar.
Esa noche, Senku y Gen salieron de la gruta y esperaron arriba del acantilado, la noche era fresca, no así, Gen trajo consigo dos mantas del laboratorio. Senku tomó la suya y la extendió en el suelo, en donde invitó a Gen a sentarse a su lado.
La noche era estrellada y esta vez, ambos disfrutaron en silencio, escuchando el ruido del mar golpear el acantilado. En un momento de la noche, cuando Gen empezó a adormitarse, escuchó la risa calmada de Senku, esa dulce sonrisa que usa cuando piensa en Byakuya.
—Mi viejo me ha dejado un duro trabajo.
—Así parece. -Gen tomó su manta e intentó cubrir a ambos con ella. La suerte estaba del lado de Gen ese día, pues Senku solo se acercó más a él para poder abrigarse mejor-. Pero sabes, papá Byakuya no te dejó solo. Incluso ahora, aunque no podamos verlos, hay un pueblo que nació por el deseo de tener un apoyo para ti, el siguiente astronauta.
—Kukuku... Sí. Definitivamente iré a la luna una vez restauremos a la humanidad.
—Pues espero estar allí para ver eso.
—¿Ah, y porque no podrías estar allí? Ya te lo dije antes, mentalista olvidadizo, tu trabajo es estar con nosotros. Yo no pienso dejarte ir de nuestro lado, es tu culpa por crear un paquete de cuido con nosotros.
—Oh, pobre de mí, un débil doncel. Debo aceptar mi cruel destino al lado de un científico explotador y un paquete de cuido que se expone abiertamente al peligro.
Ambos se soltaron a reír por la voz de chica que hizo Gen cuando habló. Luego, se quedaron nuevamente en silencio, viendo el cielo. Gen solo recordará sentir el cálido hombro de Senku a su lado derecho y luego, cuando abrió sus ojos, el alba estaba sobre el horizonte y él estaba apoyado sobre el hombro de Senku mientras él se apoyaba en su cabeza.
Gen quería quedarse un rato más así, soñando con un amor perfecto, pero sabiendo que en este momento no debía de actuar como un virgen enamorado, se movió del cálido hombro de Senku y le llamó para despertarlo, necesitaban volver a la gruta antes de que alguien los encontrara. Habían sido muy descuidados al dormir a la intemperie, pero al menos nada malo pasó.
Una vez en la gruta, volvieron a trabajar con el dron, Gen intentó ayudar en lo que pudo con el dron, pero incluso Senku reconocía que necesitaba a Kaseki en todo esto, para la suerte de los dos un par de horas después, Suika y Soyuz regresaron con el tesoro de la tripulación.
Era una pequeña bolsa lo que el miniratón había traído, Senku la volteó y Gen no pudo disimular su asombro, parecía arena, pero Senku confirmó su suposición, esa arena eran pepitas de oro
—Las recolectó Byakuya. Seguramente las tomó del río de la isla, empezando desde cero. -Senku no pudo evitar reír mientras sacaba su lupa para empezar a buscar más detalladamente-. Entre las pepitas de oro naturales, muy de vez en cuando te encuentras con platino.
Senku les enseñó el grano brillante del mineral, Gen no pudo evitar emocionarse un poco, mientras Suika al pensar que no era suficiente se propuso a ir a buscar más en el río, pero Senku la detuvo explicándole que eso era inútil, pues el platino era un material muy raro y difícil de encontrar.
Senku le estaba explicando a Suika la proporción que existía en la tierra e incluso el tiempo que le tomaría solo encontrarse un par de granos, luego Senku enmudeció.
Uno por uno, Senku fue sacando cada vez más platino de la pila de pepitas de oro.
—¿Cuántas décadas le tomó reunir tantas? -pensó Gen en voz alta, admirándose de la cantidad de platino que sacaba Senku. Cuando al fin termino de buscar el platino, los ojos de Senku brillaron un poco, no eran del todo por las lágrimas contenidas, Gen sabía que ese brillo era de completa admiración, lo había visto en primer plano cuando le regalaron el observatorio-. Tu contaste los segundos sin parar, y papá Byakuya reunió arena durante décadas. Se parecen tanto.
Senku miró a Gen y no pudo evitar sonreír, su postura se relajó un poco mientras comentaba.
—Si, algo así. Y eso que no tenemos la misma sangre.
—¿Eh? ¿Por qué no tienen la misma sangre? ¿Acaso no es tu papá? -preguntó con inocencia Suika. Senku palmeo su cabeza mientras le respondía con una calma poco vista en él.
—Según él, soy hijo de uno de sus amigos, no sé nada más ni me interesa. Y no es como si importara. A veces la sangre no influye en nada al momento de convertirte en familiar de alguien.
—Así es. -Gen tomó a Suika del suelo y la levantó en sus brazos-. La sangre no importa en lo más mínimo cuando estás seguro de querer ser el familiar de alguien. -Gen levantó el casco de la pequeña y le dio un beso en su mejilla-. Porque los lazos que formas con esa persona los une, se mire por donde se mire. Para Senku y papá Byakuya, los une la tenacidad y que no se rinden nunca.
—Si. Y se lo agradezco. -dijo Senku con una sonrisa de victoria-. Nos quedaremos con tus décadas de trabajo duro, Byakuya. -Gen le vio con cariño y Suika aun en sus brazos se emocionó por la energía que Senku desprendía, esa energía de un terco líder que guía a su pueblo hacia la victoria-. Es hora de crear la máquina de producción infinita de fluido para revivir.
Actualización doble por San Valentín.
Una parte de mi entiende que la canción del inicio (Wordl Apart) habla sobre un amor de pareja, pero otra parte de mí, la que escucha esta canción pensando en un amor de familia, no puede dejar de pensar en Byakuya y Senku, siendo Senku esa voz desgarradora del vocalista de la banda que al fin entiende que esa persona se ha ido, y en un mundo de caos, su recuerdo es una luz que lo impulsa a seguir su meta.
Siento que la canción es un pequeño reflejo de cómo ve Senku su relación con papá Byakuya, como a pesar de poseer sus metas cada uno, en ese pequeño apartamento, en su corazón, Byakuya impulsó a Senku y no solo le dejó una dura tarea de revivir a todos, sino que intentó, hasta su último aliento, el brindarle las herramientas a su hijo para seguir sin él TnT
Te amamos papá Byakuya. (que no se noté mi Daddy Issues y a que personaje amo más)
Autora-san, fuera.
Chapter 21: Capítulo 18: Misión: rescate y sombreros de papel.
Summary:
Armar a los compañeros petrificados se convierte en una carrera contra el tiempo, donde cada pieza recuperada es un latido de esperanza. Mientras Suika teje sombreros de gratitud, Ryusui revela conocer el pasado de Gen. Una pregunta flota en el aire: ¿Qué secretos esconde Moz al aparecer justo cuando más vulnerables están?
Chapter Text
...
Senku no se demoró en crear la máquina para hacer el agua milagrosa, al fin estaban por el camino para traer a la humanidad de vuelta, pero primero tenían que recuperar a los miembros del reino científico.
Salieron de la gruta para ver si podían hacer una distracción y recuperar a Kaseki. No tuvieron tanta suerte al ver como arrojaban a los miembros de la tripulación al mar; la pequeña Suika propuso buscar a Ryusui pues él conocía mejor que nadie las mareas, pero nuevamente la suerte no estaba a su favor, pues se llevaban la estatua de Ryusui hacia la guarida del cabecilla.
Senku calculó el tiempo en que ellos llegarían para avisarle a Kohaku lo que tenía que hacer. Confían en la precisión de los golpes de la chica para que destruya la estatua de Ryusui limpiamente. Los ratones volvieron a ellos a los minutos después, y la pequeña Suika contuvo un grito al ver una mano despetrificada de Ryusui.
Gen se sintió mal por Ryusui, pero incluso él tuvo que admitir en voz alta que la línea de practicidad y locura ya había sido cruzada por Senku quien reía con maldad al ver las piezas de Ryusui. Gen sabía que podían volverlo a armar, ya había tenido práctica ayudando a Yuzuriha, así que estaba seguro de hacerlo.
Tuvieron que esperar un par de horas para poder sacar todos los pedazos y una vez hecho se pusieron a trabajar. La tarde los alcanzó armando el cuerpo de Ryusui, pero al fin estaban casi terminando.
La pequeña Suika se había acercado a Gen para pedirle papel, cuando él le preguntó el motivo, Suika le dijo lo que había pasado en el barco y como Ryusui le había salvado de no ser petrificada. La pequeña niña lloró cuando le decía a Gen que quería hacerle un sombrero de capitán, pues el enemigo tomó el suyo. Gen la tomó en sus brazos y quitándole el casco le limpió sus lágrimas, cuando estaba más limpia, Suika no dudo en esconder su cabeza en el cuello de Gen y él se llevó a Suika al laboratorio mientras le hizo una seña a Senku para dejar el trabajo por un momento, el chico los miró preocupados, pero solo inclinó la cabeza en afirmación sobre haber entendido el mensaje y siguió colocando las piezas faltantes de Ryusui.
En el laboratorio, Gen sentó a Suika mientras él buscaba las hojas de papel, la niña ya se estaba calmando cuando Gen se acercó a ella y le dio el papel preguntando si quería que le ayudara, la niña agradeció la ayuda, pero le aseguró que podía hacerlo, pues se lo debía a Ryusui.
—Mi niña, aunque parece que lo olvidas, tú eres la menor de nuestro equipo. -Gen se sentó al lado de la pequeña y la subió a su regazo mientras acaricia sus cabellos-. Nosotros siempre vamos a protegerte y lo haremos sin esperar nada a cambio, ¿y sabes por qué? -Suika negó con la cabeza, sus hermosos ojos marrones miraban a Gen con esperanza-. Porque tú eres nuestra futura científica. En los tiempos antiguos, había una frase que decía, "Los niños son el futuro de nuestro mundo." Al mirarte, puedo estar seguro de que así será y para mí, tu, mi pequeña niña, eres mi familia a quien defenderé siempre.
Los ojos de Suika volvieron a llenarse de lágrimas y abrazó el cuello de Gen, este la abrazó y sobó sus cabellos, su pequeña solo tenía 10 años y estaba cargando con mucho, aun así, su niña era muy inteligente y empática, su pequeña era toda una guerrera de la ciencia.
Cuando la niña dejó de llorar, Gen la animó a empezar a hacer el sombrero, dejando que ella lo hiciera y estando ahí cuando ella pidiera su ayuda. Senku se acercó a los minutos mencionando que necesitaban algo para tapar a Ryusui, pues ya estaba armado.
Sacando algunas telas que tenían en el laboratorio, fueron a vestir a Ryusui. Soyuz aprovechó que Senku y Gen estaban terminando de ponerle la ropa a Ryusui, para poder subir a Suika en sus hombros, invitando a que le pusiera el gorro de papel en la cabeza antes de verter el líquido sobre él.
Suika saltó de alegría cuando Ryusui fue despetrificado con éxito, el chico no perdió el tiempo en entender la situación, pero antes de seguir con el plan, Ryusui se agachó a la altura de Suika y la felicitó. La niña le sonrió y se acercó más a la pierna de Gen sujetándolo con sus dos manos, un poco avergonzada por el cumplido del capitán, Gen palmeo su casco y la dejó estar ahí.
Una vez pasado el momento, Ryusui siguió analizando la situación, pero incluso él siendo el rey de la ambición quedó sin palabras ante el plan de Senku.
Partieron fuera de la gruta para ver qué tan vigilado estaba el barco, la suerte no iba de su lado otra vez, pues ahora había el doble de guardias que antes, por lo que Ryusui sin pensarlo dos veces se desvistió y ordenó a Soyuz que le acompañara para nadar hasta allí.
Gen se sintió un poco ofendido al no ser considerado para esta misión, pero también, estuvo de acuerdo con Senku sobre que ellos no podrían lograrlo sin el equipo adecuado, segundos después los chicos salieron del agua dándole la razón a Senku.
Gen sabía exactamente lo que pasaría a continuación, por lo que no se extrañó cuando su Senku les dijo que harían un equipo de buceo. Cuando regresaron a la gruta empezaron a desmontar el Laboratorio móvil, Gen no pudo evitar reprenderlos porque sabía que Kaseki se entristecería mucho al ver su obra maestra destruida. Ya que al final de cuentas eran necesarias esas piezas para hacer los tanques de aire, Gen no tuvo más remedio que aceptar el desarme del vehículo.
Cuando Senku repartió el trabajo para los demás implementos, Gen se acercó a él al verlo intentar soldar el tanque.
—Si necesitas soldar eso, dámelo a mí. -le dijo Gen, deteniendo a Senku que empezaba a soldar el tanque-. Kaseki me a explotado tan bien como tú y he aprendido del mejor. Dime a donde debo de soldar.
—Yo también se soldar. -le respondió Senku pero igual se quitó los guantes y se los dio a Gen.
—Se que lo sabes hacer, has hecho cohetes en el pasado, pero igual quiero ayudarte en esto, además yo a veces ayudaba a soldar cosas pequeñas a mi papá en la casa cuando tenía sus descansos en el ejército.
—Es verdad, a veces olvido que tu padre era el capitán América. -Senku se burló de eso y Gen no pudo evitar reírse por la imagen mental de su papá en un traje de látex azul, blanco y rojo.
Siguieron trabajando hasta que llegó el momento del bombeo de aire, Gen sintió un escalofrió al momento de empezar a bombear, pero al ver que incluso Suika podía hacerlo sin problemas, descartó su mala corazonada, solo para horas después arrepentirse de eso.
—Calculó que serán unas cinco horas por cada cilindro de aire.
—Lo sabía. -se quejó Gen, al momento de intentar con el peso de los cuatro bajar la palanca para llenar de aire el cilindro.
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—Puedo sentarme a tu lado, Ryusui-chan. -pidió Gen una vez la noche cayó y al fin habían llenado las bombas de aire que ocuparían mañana a primera hora.
—¿Suika ya está dormida? -preguntó Ryusui con voz baja, pues todos se habían ido a dormir, mientras tanto Gen se sentaba a su lado.
—Así es. Ha sido un día cansado para ella. -Gen guardo silencio un momento, ambos estaban dándole la espalda al laboratorio y mirando hacia la entrada de la gruta, en donde se reflejaban las estrellas en el agua-. Estoy muy agradecido por lo que hiciste por Suika.
—Era la persona más cercana que tenía, confiaba que ella podría lograrlo.
Gen no agregó nada más, ya había aprendido a entender el comportamiento del chico. Cuando el silencio se hizo, Gen se fijó como Ryusui se tocaba el cuello, buscando algo, él sabía que era el collar que Ukyo le dio; a veces podía ver como Ryusui lo tocaba inconscientemente durante el día, quizás solo por el gusto de saber que estaba ahí, incluso ahora trataba de hacerlo, pero sus manos solo tocaban su piel.
—El enemigo tomó sus cosas, pero sé que lo recuperaremos, así como a todos nuestros compañeros.
—¿Es idea mía o estás intentando consolarme, Genos Snyder? -Gen le miró sorprendido, sabía que ni Ukyo ni Senku le dirían su nombre verdadero... Y luego, unos cabellos rubios vinieron a su mente, supuso que sería Minami.
—Así que Minami-chan te dijo mi nombre verdadero.
—En realidad solo quería confirmarlo. Francois no olvida una cara y tú te pareces mucho al Mayor Stanley Snyder W. -Ryusui se estiró un poco y se acomodó mejor en el suelo-. Mi padre lo contrató una vez para una misión no oficial del ejército, solo lo pude ver de lejos, pero mi instinto de marinero me dijo que era alguien muy peligroso, alguien a quien no debes provocar. Lo había olvidado completamente hasta que Senku mencionó que tu padre era el capitán América.
—Vaya forma de describir a mi papá. -Gen también se relajó un poco más en su lugar-. Supongo que tu instinto no falló al describirlo. Mi papá no dudará en matar a alguien que considere una amenaza, lo he visto hacerlo.
—Entonces debo asumir bien en que cuando llegue el momento, tú también dejaras ese papel de frágil doncel y nos defenderás a todos. -Ryusui mira fijamente a Gen, la seriedad en su mirada no es algo que le guste a Gen, pero que entiende el significado detrás de esa seriedad en sus ojos... "Si tu padre puede matar, tú tampoco dudarás."
—Ryusui dice cosas muy divertidas. -Gen no pudo evitar aligerar la tensión que se sentía en ese momento-. Pero a diferencia de mi papá que fue obligado a actuar así por generaciones de militares en la familia, conmigo fue diferente. Él me enseñó a sobrevivir, pero no a matar, quizás por eso soy más idealista que lo que pueden ser mis padres... Yo prefiero el diálogo a las armas y mientras pueda ser posible, el lado diplomático siempre será el camino que tomaré si así puedo evitar que alguien salga herido.
—Igual que Ukyo entonces. -Ryusui se relajó un poco más, ahora Gen entendía mejor sus palabras... No era que él debía salir y defenderlos a todos, sino hacer lo posible porque todos estuvieran a salvo, como Ukyo siempre hacía-. Eso me agrada más. Es lamentable que en las guerras se pierdan a personas importantes. -Ryusui tomó la mano de Gen y la besó, su sonrisa era suave, la misma que ponía para cuando jugaba con los niños-. Contamos con tu talento, Genos.
Ryusui se puso en pie y se alejó de ahí, Gen se quedó un poco en shock por esa actitud y luego no dudo en reír por la conclusión a la que llegó por la acción de Ryusui... "Así que a mí me ve como a un hermano pequeño."
—Deberías estar dormido, mentalista, no coqueteando con Ryusui. -Gen giró su mirada a un Senku que se acercaba con unas mantas debajo de su brazo izquierdo-. Si no tienes sueño, puedes quedarte adelantando trabajo para la construcción del dron.
—Que cruel Senku-chan. -se quejó Gen mientras tomaba la manta que Senku le daba-. Solo estaba intentando animar a Ryusui, se veía muy preocupado por no poder salvar a más de la tripulación.
—Estoy seguro de que lo superará sin tu ayuda. -Senku le tendió la mano a Gen para ayudarlo a ponerse en pie. Gen se rio por la seriedad de las palabras de Senku.
—Es parte de mi trabajo el cuidar el estado mental de todos, ¿O será acaso que Senku-chan quiere exclusividad para él?
—Si fuera el único miembro de tu paquete de cuido, definitivamente lo pediría. -le respondió con una sonrisa diabólica, mientras agregaba-. Así podría explotarte el doble de lo que lo hago actualmente.
—Lo sabía. -le gritó entre susurros, cuando se acercaban dónde estaban todos durmiendo, ambos riendo por las palabras del otro-. Senku-chanes es un horrible científico explotador. - expresó con un puchero, mientras extendía la manta para arroparse con ella.
—Alégrate más por eso, ya que soy tu científico explotador que te da Cola como recompensa de tu buen trabajo. -Senku también extendía su manta imitando las acciones de Gen, sin percatarse del rubor en las mejillas del otro.
—Mas te vale que me des una ración infinita de Cola por todo el trabajo que me harás pasar de ahora en adelante.
—Kukuku, no prometo nada.
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Esa mañana, no solo consiguieron recuperar a Kaseki y encontrar a toda la tripulación, sino también ayudaron a revivir a Taiju, quien, sin perder el tiempo una vez llegado a la gruta, volvió al agua a traer más piezas de la tripulación.
Todos se admiraron al ver lo comprometido que estaba en recuperar cada una de las piezas de sus compañeros, incluso si para eso nadaba ida y vuelta unas 200 o 300 veces. Gen no pudo evitar hablar en voz alta cuando mencionó que a pesar de que ellos parecían polos opuestos, la tenacidad de Senku y Taiju era lo que los unía como piezas que encajan perfectamente en el otro.
Con las piezas que traía Taiju y Soyuz, empezaron a buscar la pieza que faltaba de Kaseki, pues esta vez Gen se puso firme a no traer de regreso a Kaseki hasta que encontraran la pieza que faltaba en su espalda. Definitivamente no estaba permitiendo que Kaseki reviviera con una marca de popo en su espalda.
El día se les fue clasificando pieza y buscando la faltante de Kaseki, pero no fue hasta la tarde de ese día en que al fin encontraron la pieza faltante. Senku no dudo en verter el líquido y traer a Kaseki de vuelta, pues necesitaban avanzar con la creación del dron. Gen no pudo evitar sonreírle con cariño al ver a Kaseki y su pequeña haciendo las mismas poses para demostrar que estaba más sano que antes y Senku aportó los beneficios de la petrificación y luego no perdiendo más el tiempo empezó a explicarle lo que harían.
A pesar de la pose linda que hizo Senku en forma de disculpa a Kaseki, Gen solo aportó que si necesitaba ayuda él estaba para apoyarlo, pues, en definitiva, no fue tan firme a la hora de frenar a Senku para evitar la casi destrucción del laboratorio móvil.
Al final no fue necesaria su ayuda, pues aún tenían que armar a la demás tripulación. Senku y Kaseki volvieron a su rutina de trabajo mientras que Soyuz y Taiju iban a recoger más piezas, Suika, Ryusui y él, se encargarían del armado. Si Gen se percató como Ryusui seleccionaba las piezas exactas de Francois y Ukyo, él no aportaría nada a eso, pues su labor a penas y estaba empezando.
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Entrada la noche ya tenían a cinco estatuas casi completas, Chrome, Francois, Ukyo, Yuzuriha y a un aldeano que Taiju recuperó junto a las partes de la tripulación. Ya que aún les faltaba mucho para armar a toda la tripulación, decidieron que revivir a Yuzuriha era lo más lógico, pues incluso conseguirían ropa más decente que solo algas para cubrir su desnudes.
Para Gen, fue un poco tierno que Taiju se detuviera en seco para no abrazar a Yuzuriha, solo permitiéndose tomar sus manos pues "Era más considerado así."
Ahora con Yuzuriha con ellos, armar a los demás y conseguir ropa fue incluso más rápido que antes, así que sin perder más tiempo revivieron a Chrome para empezar a trabajar en el Dron. Gen no agregó nada cuando Ryusui propuso revivir a Ukyo para apoyar en las mejoras del Dron, después de todo era un cincuenta porciento verdad sobre su eficiencia, y el otro cincuenta porciento era solo él deseo de traer a su quinto general del reino científico.
Su pequeña Suika, anticipando eso, hizo una gorra de papel para Ukyo, quien al saberse despierto analizó la situación y su papel en el juego.
—Jaja, no se esperaba menos de un sonarista del ejército. -alagó Ryusui, quien a pesar de ya tener ropa hecha por Yuzuriha, seguía llevando la improvisada ropa que le habían dado.
—Tranquilo, Kohaku se...
—Espera. -le interrumpió Ukyo a Senku, girando hacia la entrada de la gruta-. Viene alguien nadando.
Todos se pusieron atentos para saber quién era la persona que venía. Del agua emergió una cansada Amaryllis, quien con verdaderas lágrimas de tristeza empezó a relatar lo sucedido a Kohaku y a Ginro. Gen se acercó a ella junto a Suika para consolarlas a las dos, odiaba que la gente llorara de impotencia ante cosas que salían del alcance de sus manos.
—Eso quiere decir que Soyuz es familiar del cabecilla. -concluyó Suika, limpiándose las lágrimas que caían de sus ojos.
Senku rio con orgullo ante la rápida conclusión de Suika, luego cuando Amaryllis logró calmarse un poco, los cinco empezaron a analizar la situación, cada uno desde su campo de lógica, todos llegando a la conclusión de que solo existía un arma petrificadora que poseía Kirisame.
Ukyo aportó algo que casi pasan por alto que era el hecho de que Kirisame no sabía que el cabecilla estaba petrificado, pues el rayo solo alcanzo el techo de la choza en donde se encontraba él.
—Es verdad. ¿Cómo lo supieron?
Todos observaron al hombre que estaba detrás de Amaryllis, Ukyo incluso más sorprendido que los demás pues ni siquiera lo escuchó acercarse a ellos. El que estaba parado detrás de ella era el guerrero Moz.
Ya que esté capítulo me quedó muy largo, lo dividí, por lo cual será actualización doble para este día.
En un momento más subo el otro capítulo. Autora-san, fuera.
Chapter 22: Capítulo 19: El arte de manipular al más fuerte.
Summary:
Gen seduce a Moz con sonrisas y mentiras, salvando al equipo, pero desencadenando una reacción inesperada en Senku. Entre celos mal entendidos y confesiones a media luz, una verdad queda clara: Gen amaría a Senku incluso si eso significa quemarse en su propia sombra.
Chapter Text
…
—Es verdad. ¿Cómo lo supieron?
Todos observaron al hombre que estaba detrás de Amaryllis, Ukyo incluso más sorprendido que los demás pues ni siquiera lo escuchó acercarse a ellos. El que estaba parado detrás de ella era el guerrero Moz.
Taiju fue el primero en moverse y poner a salvo a Amaryllis, pero la fuerza de ese hombre solo logró lanzarlo hasta la pared. Taiju movió un poco la cabeza para orientarse y se puso en pie nuevamente para extender sus manos y proteger a todos los demás.
—Admiro tu fortaleza, pero incluso tú sabes que eso solo les dará unos segundos contra mi ¿verdad? -Moz miró a todos, deteniendo su mirada en Gen y Ukyo.
—Nos está analizando, busca a los más fuertes. -susurra Ukyo en inglés, para no ser escuchado por ese hombre, Gen iba a atacar para darles tiempo a los chicos de escapar cuando la mano de Ukyo lo detuvo-. Él ya analizó tus movimientos Genos, por muy entrenado que estés, no podrás contra él.
—Oye, Moz. -le llama Chrome acercándose a Ukyo y Gen-. Sabías que Amaryllis y los demás eran infiltrados ¿verdad?
Los generales analizaron rápido las palabras de Chrome y comprendieron el significado... Moz quiere matar a Ibara. Inocentemente, Gen habló tapando su boca, preguntando quien sería el encargado de hacer las primeras fisuras de este reino, él ni siquiera logró terminar de decir la oración cuando todos lo miraron con esperanza, incluso Ryusui le dijo en inglés con una sonrisa confiada.
—Este es el momento perfecto para demostrar la superioridad de tu ideología contra la de tus padres, Genos.
Gen realmente odiaba ser retado, pues cuando lo hacía, él era de las personas que ganará sin importar las consecuencias, así que, aunque no fue el propósito de Ryusui, él ganaría a ese chico solo con el poder de sus palabras.
Según la psicología, existen diez maneras de engañar a alguien, Gen solo ocuparía cinco de ellas.
Cambiando su postura a la de un débil doncel, agudizó un poco su voz para que el efecto fuera mejor.
—Por favor, espera solo un momento, Moz, será solo un instante. -Gen se fue acercando a él, el chico solo lo miraba mientras sujetaba con firmeza su lanza, Gen incluso levantó sus manos enseñando que no traía consigo ninguna arma-. Tengo una propuesta para ti. No te parecería interesante aliarte con el reino de la ciencia.
Moz ni siquiera parpadeó cuando con una cara dulce Gen le sonreía con dulzura, para luego, soltar las bolsas con flores y brillo que había preparado para un momento especial, pues aquellas flores parecían brillar más con la tenue luz de la gruta.
Esa fue la primera reacción que logró tener del chico y justamente en ese momento Senku activó el Dron que volaba sobre las flores arrojadas.
—Qué te parece nuestro pájaro mágico. -le dijo con una sonrisa en sus labios-. Podemos hacerlo volar a voluntad. Nos haremos con el arma de Kirisame en el vuelo. -sin que nadie más lo notara, y aprovechando la distracción del Dron, Gen se acercó al lado de Moz, inclinándose un poco más para parecer incluso más pequeño que él-. ¿Qué me dices de eso Moz? contigo y nuestra magia controlaremos la isla y el palacio. Porque sabes, ¿verdad? que tu eres el más fuerte de la isla. -la voz de Gen se volvió dulce, su sonrisa tan brillante que incluso sus ojos parecían brillar-. Sin duda alguna, eres muy fuerte, y creo que, si Ibara y sus guardias están en un cien, tu definitivamente estas en un ciento cincuenta de fuerza.
—Mmm. -Moz condujo su mano a la mejilla de Gen y este no dudo en inclinar su cabeza para aumentar el contacto-. Aunque puede que te equivoques en eso, mi nivel de fuerza es mucho mayor que eso, pequeña chica fuerte.
—Es así. -siguió el juego Gen, ignorando las miradas de los demás al ser llamada mujer-. Pero entonces, si eres así de fuerte, podrías vencer a Ibara cuando quisieras, ¿Verdad? -la mano de Moz bajó hasta el cuello, en donde hizo una pequeña presión en ella.
—Matarlos a todos ustedes o matar a Ibara, ¿Qué crees que deba elegir? -el agarre en el cuello de Gen se apretó con fuerza, luego el agarre se aflojó y Moz tomó del mentón a Gen-. Aunque eligiera matarlos a todos, puedo escucharlos antes. -Moz jugó con el labio de Gen con su pulgar, Gen abrió un poco sus labios para demostrar docilidad-. Creo que está demás decirlo porque puedo hacerme una idea de lo inteligentes que son ya que descubrieron que quien petrificó al cabecilla fue Ibara. Para mí, si muere ese hombre de forma lenta o no, me tiene sin cuidado, además, las chicas prefieren que el palacio fuera mío, yo si se tratarlas bien.
—Puedo verlo ahora, Moz. -dijo Gen, tocando su muñeca y sonriendo con amor.
—Si fuera ese el caso, ¿Por qué no lo has hecho ya? -intervino en su negociación Senku, Gen pudo ver como sus manos estaban fuertemente empuñadas, su postura estaba tensa. Moz, alejó su mano de la cara de Gen y empezó a tocar el cabello del chico.
—Si no fuera por el rayo petrificador, ya lo habría hecho, pero quien tiene el rayo, Kirisame, es bastante fuerte y leal al cabecilla. Luchar con ella en una pelea normal me daría como ganador a mí, pero ella solo necesita acertarme con el rayo una vez y todo terminaría.
Ukyo aporto un resumen de la situación y Gen actuó sobre eso, tomó una de las manos de Moz y se colgó de ella.
—Así que te tienen inmovilizado con ese triangulo de poder.
—Simplificándolo. -intervino nuevamente Senku, deteniendo el plan que poseía Gen en ese momento-. A ti te estorba ese rayo petrificador y nosotros lo queremos, nuestros intereses coinciden en un cien mil millones porciento.
Gen vio como Moz iba a atacar a Senku por su conclusión, así que tuvo que poner otro plan y ejecutarlo sobre la marcha. Abrazando a Moz, Gen detuvo su intento de atacar a Senku mientras con una sonrisa cariñosa, Gen agrega.
—Así es, Moz. Nosotros queremos el rayo petrificador. Y como puedo ver que eres un hombre de palabra estoy muy segura de que haremos un trato justo, ¿Verdad? -Gen recorrió el pecho de Moz con sus manos, mientras movía sus largas pestañas de forma tierna-. Tu podrías gobernar la isla y quedarte con el palacio. Nosotros podemos aportar nuestra magia por solo una condición, nos darás el arma petrificadora a nosotros, ¿Está bien eso? tienes que dárnoslo a nosotros, ¿puedes prometerme eso a mí?
Moz apartó un poco a Gen de su lado, una de sus manos tomando las muñecas de Gen, Moz tenía una media sonrisa en sus labios, pero sus ojos eran muy calculadores.
—Eres una chica muy interesante, pero no debes preocuparte por tu futuro. -Moz miró a los demás, su seriedad volviendo a su mirada-. No necesitó cumplir las promesas de esta bella chica ya que soy el más fuerte aquí, lo que implica que tengo la ventaja sobre ustedes. Ustedes utilizarán su magia para conseguir el arma y me la darán a mí, junto a esta belleza.
Moz librero las manos de Gen y lo tomó de la cintura para acercarlo más a él.
—Pe-pero Moz. -dijo Gen con voz entrecortada y un rubor en sus mejillas-. Eso es un poco cruel con ellos. Es decir, no me molesta quedarme contigo y gobernar a tu lado, pero ellos son unos chicos débiles.
—Veo que te preocupas por ellos, pero ya no será necesario. -Moz levantó su arma y la puso en el cuello de Gen, todos contuvieron el aliento, mientras Gen solo le sonreía con total confianza a Moz-. Vean como lo vean yo tengo la ventaja aquí, así que ustedes solo se encargaran de obedecerme.
—Oh, es verdad, Moz es increíble analizando la situación. -sonrió Gen, aun con su voz dulce y su sonrisa radiante, el chico bajo su arma y le sonrió a Gen.
—Por supuesto que sí. Esa será la única opción para ustedes, considérense a salvo por ahora.
—Así lo haremos. -dijo Senku entendiendo al fin el juego de manipulación de Gen, luego se acercó a ellos, Gen vio como Senku estiraba su mano para sujetarlo y sacarlo de los brazos de Moz, pero Gen actuó más rápido y liberándose él mismo hizo que las manos de los dos se estrecharan, cerrando el trato hasta ahora.
Cuando ambos se soltaron de las manos, Gen le tomó de la mano y le enseñó todo lo que estaban haciendo y Ryusui le brindó uno de los aretes comunicadores para poder estar al pendiente de los movimientos de ellos. Una vez claro todo, Soyuz se ofreció llevarlo junto a Amaryllis de regreso al camino principal. Moz en su porte de galán besó la mano de Gen al despedirse, prometiendo volver por "ella." Gen prometió esperar su regreso y lo despidió con la mano hasta que la balsa ya no se vio en la entrada de la gruta.
—Al fin se fue, ¿verdad? -preguntó Gen, con su voz normal, aún sin darle la cara a los demás, su pequeña Suika fue quien le confirmó que se había ido, seguido de eso, Ukyo no pudo contener más la risa y todos se asustaron al escucharlo reír con tanta fuerza.
—Y eso que ni siquiera tienes ropa de mujer. -Ukyo trató de controlar su risa, pero fue en vano, todos parecieron reírse contagiados por la diversión de Ukyo.
—Eres un malagradecido, Ukyo. -Gen tapó los oídos de Suika antes de seguir hablando-. Salvé tú estúpido trasero, deja de burlarte de mí.
—Es verdad. -aseguró Senku y las risas fueron cesando al escuchar el tono serio de su líder-. Nos haz salvado a todos Genos. Gracias.
Gen lo miró sintiendo un rubor en sus mejillas, no era sano para su corazón que Senku lo felicitara tan sinceramente. Seguido de eso y aun con el tono divertido que tenían, todos golpearon la espalda de Gen en agradecimiento por su esfuerzo.
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Con un plan en marcha, todos esperaron para dar comienzo a la misión. Gen estaba seguro que no era su imaginación como Senku parecía estar siempre a su lado o lo llevaba hacia donde él necesitaba ir, al principio creyó que era por la necesidad de seguir con el plan de hacer creer a Moz que Gen era una chica que estaba esperando por él, pero luego en verdad parecía jalarlo hacia él incluso si solo era verlo trabajar, algo andaba mal y a Gen no le gustaba eso, así que, cuando la noche cayó y tuvieron que recuperar la ropa que Moz dejaría en el mismo lugar, él se propuso para ir por ella y Senku no dudó en seguirle.
Soyuz se ofreció para ayudar a remar, pero Gen le aseguró que podía hacerlo. Cuando tocaron tierra y escondieron la balsa, se paró frente a Senku y cruzó sus brazos, mirándolo con seriedad.
—¿Qué te pasa?
—¿Ah? ¿De qué demonios hablas? -le dijo restándole importancia a sus palabras.
—Lo sabía, estas enojado por algo.
—No lo estoy. -le refutó con molestia, pasando a la par de él, Gen tomó la muñeca de Senku y lo retuvo.
—Desde que Moz se fue has actuado extrañ... -Gen detuvo sus palabras y se puso a analizarlas no creyendo a la conclusión que llegaron-. Senku-chan ¿acaso tu...?
—No estoy molesto contigo. -le interrumpió Senku, más enojado que antes-. Estoy molesto conmigo mismo por una idiotez que no sale de mi cabeza.
—¿Puedo saber cuál es? -Gen oculto sus manos en su Yukata, sus manos temblaban en nerviosismo.
Senku lo miró por un momento y luego chasqueó su lengua con enojo, rascando su cabello en el proceso.
—Moz te trató como mujer y tu simplemente te dejaste tocar por él, sentí asco cuando lo vi.
—Ah, sí... -le respondió tratando de fingir una sonrisa ante las directas palabras de Senku. "Era obvio." pensó con dolor, "Senku jamás sentiría celos por mí."-. Lamento que hubieras visto ese acto tan descarado de mi parte, pero...
—Es que no te estoy culpando a ti, ¿No me oíste? -le interrumpió aun molesto-. Estoy enojado conmigo mismo porque sé que no debería sentir asco ni enojo por habernos salvado la vida a todos con tu manipulación a Moz, pero lo siento, siento un enojo al ver como finges ser mujer cuando tú mismo te sentiste mal cuando lo mencioné en el pasado. Me enoja que tengas que hacer algo que odias por no poder pensar rápido, y sentir este asco por la forma en la que él te tocaba es fingir estar en tus zapatos y enojarme por ti, la persona que si lo sintió... Todo esto es absurdo, pero no sale de mi cabeza... Lo lamento.
Gen corrió a sus brazos y lo abrazó. Su inocente niño ni siquiera sabía que estaba celoso por él y aunque Gen entendió que no eran celos de amor, la preocupación que tenía sobre él era simplemente algo que no a cualquiera le daría el privilegio de tener. Gen se alejó un poco del abrazo que le dio a Senku y que este aun no correspondía, para poder besar su frente.
Senku lo miró con grandes ojos abiertos, para luego, aun aprovechando la cercanía de los brazos de Gen que aún lo sujetaban, apoyar su frente en el hombro de Gen, soltando una risa cansada.
—Me consientes demasiado, Genos.
—Los refuerzos positivos son importantes cuando se empieza a adoptar nuevos cambios de conducta.
—Así. -le dijo aun con su frente en el hombro de Gen-. ¿Y qué exactamente estoy aprendiendo con usted profesor Genos?
—A expresar correctamente tus sentimientos. Puede que hallas apagado tu interruptor para el romance, pero eso no quiere decir que dejaras de un lado tus demás emociones. La empatía y el cariño que sientes por las personas que estimas debe ser expresado correctamente o alguien más puede interpretarlo mal.
—¿Acaso ahora serás el mentalista del amor? -Senku rio aun en los brazos de Gen, ninguno de los dos con verdadera intención de alejarse del otro.
—Bueno, es parte de mi trabajo el hacer brillar a nuestro líder científico. Cuenta conmigo cuando tengas problemas en esa área y con gusto te ayudaré a resolverlo.
—Descuida. -Senku se separa del hombro de Gen y aun en los brazos del chico, Senku, con una postura relajada le sonrió a Gen-. Espero no hacer de estas charlas de cariño algo cotidiano entre los dos.
—Pues yo siempre estaré dispuesto para hablar contigo cuando lo necesites, Senku-chan. Por favor, no cargues todo por ti mismo, déjame ayudarte en eso.
—Tus ofrecimientos han estado creciendo repentinamente, ¿Acaso mi trabajo infernal ahora es más llevadero? porque si es así, podemos pasar al nivel dos.
Senku se rio como loco y salió de los brazos de Gen, subiendo el acantilado para recuperar la ropa de Moz.
Gen no agregó nada más, sabía que no era necesario y que no era el momento para expresar sentimientos. Su alumno estrella Senku Ishigami, parecía estar creciendo con las muestras de amor libres de segundas intenciones, así que eso era exactamente lo que haría, ocultándose detrás de la luz que Senku irradiaba con su ciencia, como la sombra silenciosa que está ahí pero que a la vez no... Él se quedaría con Senku incluso cuando el brillo de su luz apague por completo su oscuridad... Así de fuerte y desinteresado era su amor por Senku.
Creo que no tengo mucho que agregar a esto, solo quizás....
Alerta de Spoiler: el hecho de que Moz conoce la historia 101 contada por ambos pueblos.
Nos leemos después, Autora-san, fuera.
Chapter 23: Capítulo 20: La distopía de la pólvora y la ética.
Summary:
Un arma modificada, un plan que huele a pólvora y desesperación. Mientras el equipo ensambla su esperanza, Ukyo y Gen chocan entre la lógica y la culpa. La pregunta ya no es "¿pueden?", sino "¿deben?".
Chapter Text
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Cuando la mañana llegó, Senku despertó sobre la madrugada a Gen, le pidió que se uniera para crear algo, y aunque al principio este no entendía porque lo levantaban a él y no a Kaseki, Senku le explicó el porqué planteándole la situación.
—Si tuviéramos a Tsukasa, quizás él podría ganarle a Moz, pero no hay tiempo para lamentarse por eso, así que ahora, necesitaremos emplear algo capaz de detenerlo o al menos darnos una ventaja de escape a nosotros.
Senku sacó el plano y lo extendió en la mesa. Gen miró el plano y sus ojos se agrandaron, no creyendo del todo lo que quería crear su científico loco.
—Dijiste que tú papá tenía una colección de armas y que te enseñó a disparar, por lo cual asumiré que tú sabes más del tema que yo. Necesito tu ayuda para saber si me he equivocado en alguna parte que puedo mejorar de este modelo.
—Senku. -le llamó con una seriedad que sorprendió al menor de ellos y más al ver alejada de su cara cualquier ápice de diversión-. ¿Quieres matar a tu enemigo?
Senku enderezó su postura, su cara reflejaba la misma seriedad de Gen.
—Matar a alguien jamás ha estado en mis planes, pero... Si debo de elegir entre mi conciencia tranquila a sus vidas, siempre los elegiré a ustedes, además, ambos hemos acordado ir al infierno juntos, una mancha más de sangre en mis manos no aligerará mi condena.
Gen resopló con un poco de diversión ante eso, un poco más relajado ahora que sabe que su científico loco no se estaba inclinando a un lado en el que no hay retorno... Un lado que transforma a un padre amoroso en un ser despiadado, frío y calculador.
—Okey, déjame ver ese modelo otra vez. -Gen lo revisó, pidió un lápiz para empezar a tachar algunas cosas-. Un cañón corto afecta la distancia, si quien está apuntando no sabe usar el arma correctamente la bala puede desviarse, si estiras más el cañón la calidad del tiro mejorará. No necesitas una mirilla redonda, si usas una mirilla en "V" es más estético. El gatillo siempre es mejor con un recorrido corto, pues ayuda a reducir el esfuerzo del tirador y mejora la presión del disparo y ya que el mango será alargado una inclinación más idónea sería de 115 a 130 grados para mejorar el agarre y evitar el cansancio por el retroceso del arma, y hablando del retroceso del arma...
—Kukuku... -se rio Senku deteniendo los pensamientos de Gen que salían sin filtro, pero una vez escuchando la risa de su científico loco, levantó la mirada para ver el brillo de complicidad en los ojos de Senku, un calorcito recorrió su corazón al ver como ese brillo iba dirigido para él-. Sabía que pedirte ayuda era la mejor opción.
—¿Acaso Senku-chan está orgulloso de mi? -bromeó para disimular el rubor que sentía crecer en sus mejillas.
—Tan orgulloso que estoy pensando en más tareas que podré dejarte solo a ti.
—Cuando la humanidad se restaure te demandaré por explotación laboral. -Gen le sacó la lengua a Senku y este solo se rio por lo infantil de las palabras de su mentalista.
—Suerte en demandar a quien traerá de vuelta a toda la humanidad.
—Tu humildad a veces me preocupa Senku-chan.
Con un ambiente más relajado, Gen le siguió explicando las mejoras que debía tener el arma. Así los encontró Ukyo, quien acusó a Gen de ser muy ruidoso a buena mañana teniendo el apoyo de Senku sobre su infantil comportamiento.
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Amaryllis llegó por la mañana para dejar más provisiones y una vez comieron algo, Senku explicó lo mejor que pudo su plan en cuatro pasos y aunque Gen le recordó que con su suerte eso podría no funcionar, él le restó importancia porque ya tenían las herramientas para armar el arma.
Quien pareció más afectado por la explicación del arma y miraba con enojo a Gen, fue Ukyo. Gen pudo captar la mirada de decepción en sus ojos y se sintió mal por eso, pero Senku rápidamente explicó que no se usarían balas sino balinés, qué si bien podrían matar a una distancia corta, evitaba herir de gravedad si se disparaba a largo alcance.
Todos se sumieron en un silencio serio después de la explicación, pero fue Taiju quien mencionando su recorrido por Hakone para crear la pólvora, parecía incrementar la solemnidad del momento. Esta vez fue Senku quien detuvo las palabras solemnes de su amigo, tratando de aligerar el ambiente.
—Han pasado tres años desde ese momento. Tardamos un poco, pero la humanidad siempre llega a este momento. Descuida grandulón, el único que se aseguró un boleto al infierno por esto fui yo. -la sonrisa despreocupada se borró de los labios de Senku, ahora con mayor seriedad que antes siguió hablando-. Nunca ha importado el sexo o la edad durante la creación de esto, pues gracias a su creación es que nos llamaron la especie más fuerte, el invento de los dioses y del diablo.
Gen se paró a su lado y palmeo un poco su espalda, para luego empezar a armar el arma frente a los demás, todos en total silencio vieron como el arma estaba siendo ensamblada y lista para cargar.
—Yo ya tenía un boleto junto a Senku-chan para ir al infierno, así que, por favor, miren a este acto de desesperación como la última salida en contra de un enemigo que no podríamos derrotar solo con fuerza.
—Además, si le disparamos y luego lo petrificamos, la petrificación curara las heridas de Moz, por lo que tenemos infinitas posibilidades para derribarlo. -aportó Senku con una risa maquiavélica.
—Detente Senku-chan. -le regañó Gen, golpeando la parte de atrás de su cuello-. Si te ríes como científico loco todos pensaremos que ya lo estas.
—Pero esa risa es su risa normal. -aportó Taiju con tranquilidad, logrando que todos se relajaran un poco luego de la explicación de Senku, todos menos Ukyo.
—Que exista una posibilidad de revertir las heridas de balas no significa que dolerá menos o que llegaremos a tiempo para evitar su muerte. -Ukyo levantó la mirada, la seriedad de sus palabras lo reflejaba en su cara, en especial sus ojos verdes, que ahora estaban más fríos que nunca-. Las armas no son cosa de dioses o del diablo, nosotros somos quien decidimos cómo usarlas... Lo lamentó chicos, quizás este no sea el momento para decir esto, la lógica nos dicta a hacerlo, pero yo no puedo... No lo digo por quedar bien, pero no estoy participando en matar a nadie... Si necesitan que alguien pelee o se sacrifique antes de usar esto yo lo hare... Pero yo no...
—¿Quedar bien dices? Jaja. -se rio Ryusui interrumpiendo las palabras de Ukyo, el chico lo miró pues estaba parado a su lado, sin entender su risa, pero lo que vio en la cara de Ryusui fueron unos ojos cafés cálidos y una sonrisa de orgullo a juego con su porte seguro-. En eso te equivocas, Ukyo. El no matar no es solo por ética o por aparentar. Ustedes, los que pueden portar armas, saben que el rencor de la familia del que muere no desaparece nunca de su memoria, lo que hace que ganes enemigos. Ese es el pensamiento más lógico de todos y el motor que moverá nuestra causa para evitar a toda costa matar. Senku. -le llamó Ryusui mientras tronaba sus dedos-. Nosotros confiamos en ti y tus palabras, por lo que contamos contigo para que jamás pases esa fina línea en nuestro viaje hacia la restauración de la humanidad.
Ryusui tocó con una mano el hombro de Ukyo, apretando un poco y apartando la mano después en un gesto silencioso de apoyo, lo que ayudó a que Ukyo se relajara más y su seriedad se fue escapando poco a poco de su cuerpo.
—Si, ya tuve esa charla con un molesto mentalista a primera hora del día. Por lo que modificamos el arma para que sirviera más como un tranquilizante que como un arma capaz de matar.
—Comprendo. -dijo Ryusui tomando el arma y revisándola-. Es un arma fácil de esconder, pero que necesitará a un tirador experto por las modificaciones que se le han hecho. Supongo que será Gen quien dispare, su cercanía con Moz le daría una ventaja para usarla.
—¿Gen puede usar armas? -preguntó Yuzuriha, acercándose a Gen.
—Si puedo, pero no tengo un permiso aquí en el país. -comentó con tranquilidad.
—¿Y porque es necesario eso en estas circunstancias? -preguntó Chrome sin entender los motivos.
—Kukuku, porqué el hermano mayor Ukyo, no permitirá que el mentalista la use. -comentó con diversión recibiendo otro golpe en el cuello por parte de Gen, quien siguió con la explicación.
—Para eso utilizaremos a alguien que fue entrenado por las fuerzas del orden de Japón.
—Eso estaría bien para ti, ¿no, Ukyo? -preguntó Senku con tranquilidad mientras sacaba la fórmula de despetrificación y la vertía sobre Yo.
A pesar de la resistencia de Chrome a ese plan y de su preferencia porque Gen tomara el arma, la expresión de felicidad de Yo al sostener la pistola fortaleció la decisión de Gen. Con unas pocas palabras, pudieron calmar la preocupación de Chrome, además, la actitud seductora de Amaryllis ayudó a consolidar la determinación de Yo de comportarse, quien queriendo demostrar su capacidad seleccionó tres botellas como objetivo y les apuntó sin dudarlo.
Todos quedaron sorprendidos al ver como a pesar de no darle en el blanco a las botellas, logró matar a una serpiente venenosa, todos menos Ukyo y Gen que claramente notaron que el chico había fallado, Gen se acercó a Ukyo para susurrarle.
—Todavía hay una oportunidad de...
—No tomarás un arma mientras yo esté aquí, Genos. -le interrumpió con firmeza Ukyo-. Ni arriesgarás tu vida luchando mano a mano como en el pasado... Se que tienes la fuerza para derrotar a Moz, pero yo no puedo permitirme quedarme quieto y verte luchar, si salieras gravemente herido, me odiaría toda la vida por eso. Lamento ser... -Gen le interrumpió con un abrazo, conmovido por sus palabras y entendiendo al fin la seriedad con la que lo miró minutos antes.
—Está bien, Ukyo-chan. Dejaré que tu sujetes mi collar. -Gen junto sus frentes con una sonrisa colgando en sus labios-. Confío en que tú me detendrás cada vez que quiera ser una locura como esas.
Ukyo levantó su mano y tocó la parte de atrás de la cabeza de Gen acariciando poco a poco sus cabellos, su sonrisa creciendo junto a la de Gen.
—Si, yo seré tu freno de emergencias.
Ukyo se alejó de Gen y revolvió sus cabellos, su sonrisa cálida estaba de vuelta en sus labios por el momento.
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Ya que el tiempo estaba contado y necesitaban acallar los ruidos de la construcción, Amaryllis ideó una forma para enmascarar el ruido, lo que permitió también que Yo practicara con el arma. Gen no pudo quedarse quieto enrollando el cable al ver como el chico seguía fallando, por lo que, aun con sus manos ocupadas le explicó una posición más cómoda para disparar y cómo manejar la mirilla para atinar mejor el disparo. Yo captó rápido las indicaciones y logró dominarlo en el primer día de práctica.
Cuando la mañana siguiente los alcanzó, Yuzuriha ya tenía hechas los disfraces que ocuparían, por lo que despertaron a una parte del equipo de fuerza, entre ellos Kinro, quien al escuchar lo que le pasó a su hermano Ginro, más decidido que antes aceptó su papel de líder de los encapuchados.
El equipo de inventores tampoco se quedó atrás con la construcción de un segundo modelo de Dron, ahora con un control para poder mover y equilibrar al Dron en el aire, lo último que faltaba era alguien con la habilidad para pilotarlo. Y ahí, fue cuando Ukyo intervino.
—Para manejar este Dron, el encargado no solo debe conocer su funcionamiento. -dijo acercándose al grupo de inventores.
—Por supuesto. El piloto debe estar acostumbrado a manejar los controles y conocer la trayectoria del viento. -aportó Ryusui con seriedad. Ukyo había notado que el chico parecía seguirle como un perrito abandonado, se sintió un poco mal por lo que haría, pero, así como Gen lo hizo, esto era por una buena causa.
—Entonces, definitivamente debe ser Ryusui. -dijo con una sonrisa en sus labios y un pequeño rubor en sus mejillas-. Que mejor que nuestro domador del viento.
—Naturalmente. -dijo el chico con una sonrisa de triunfo, mientras tomaba el controlador del Dron y empezaba a acostumbrarse al comando.
—¿Fue idea mía o acabas de engañar a Ryusui para hacer eso gratuitamente.? -le preguntó Gen cuando se alejaron un poco de Ryusui.
—No sé de lo que me estás hablando, Genos. -le respondió, agachando su gorra ante la vergüenza que le asaltaba-. ¿Cómo demonios logras no avergonzarte cuando haces esto?
—La práctica hace al maestro. -Gen le sonrió con complicidad mientras codeaba a Ukyo para que mirara como Ryusui en su primer intento ya había dominado el Dron.
—Jaja, es como un videojuego. -les dijo a todos cuando le preguntaron cómo había dominado tan rápido el mecanismo-. De niño me entrenaron para ser jugador profesional.
—Por supuesto. -dijo Senku, en voz alta, sin ánimos de ofender a Ryusui-. Criarse con dinero es como hacer trampa en la vida.
Ukyo tuvo que estar de acuerdo hasta cierta medida, pero por otro lado él pensaba que las habilidades que cada uno domina son propias de la persona sin importar cuánto dinero tengas o no.
Senku intervino cuando Yo y Ryusui empezaron a querer jugar con las creaciones del otro, recordándoles que estaban practicando y no jugando.
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Ukyo estaba haciendo guardia esa noche, ya todos estaban sabedores que el plan se ejecutaría el día siguiente a primera hora, por eso el equipo de fuerza fue al que se le ordenó dormir más temprano que los demás.
Cuando escuchó los pasos de Ryusui acercándose a él, Ukyo se sintió un poco nervioso, pues no le gustaba estar a solas con él.
—¿Puedo acompañarte por un par de minutos, Ukyo? -pidió Ryusui, sin moverse de su lugar, hasta que Ukyo palmeo el lado derecho del suelo a su lado permitiéndole sentar junto a él. El silencio entre ambos se extendió por varios minutos, ambos solo viendo la entrada de la gruta-. ¿Sería muy atrevido de mi parte el pedirte que no vuelvas a hacer eso?
—¿Eso? -preguntó sin entender las palabras que rompieron el silencio entre ambos.
—Hablo sobre intentar seducirme con una actuación dulce. -Ryusui giró a verle, la seriedad de sus palabras reflejada en sus ojos hizo que Ukyo le mirara con interés-. Si necesitas algo, un simple por favor no esta de más para poder ayudarles sin esperar nada a cambio.
—Así que viste a través de mi actuación. -Ukyo le sonrió con calma, mientras miraba hacia la entrada nuevamente-. Supongo que no soy tan bueno como Genos y Amaryllis.
—Conmigo no necesitas hacer eso. -volvió a comentar Ryusui-. No quiero nada que venga de ti si es por obligación o compromiso.
—Creí que deseabas todo, incluyendo las esquinas puntiagudas.
—No te equivoques, Ukyo. -Ryusui tomó del mentón al chico, quien le miró con seriedad ante ese acto, no así, no se apartó del agarre-. Deseo todo de ti, tu odio, tus alegrías y miedos, los sentimientos como el desprecio que sientes en este momento es algo que también deseo, pero un sentimiento fríamente calculado e inexistente, es algo que no toleraré.
—¿Y esperas que yo acepte esas órdenes por ti? -Ukyo apartó la mano de Ryusui, su mirada seria fija en los ojos divertidos del más alto.
—No es una orden, es solo una solicitud. -Ryusui estiró un poco el cuerpo antes de ponerse en pie-. Está en tus manos hacer lo que quieras, así como yo puedo quedarme contigo incluso cuando no quieras tenerme cerca.
Ryusui no espero ninguna respuesta y deseando buenas noches se alejó de él, solo para que, a los tres pasos dados, escuchara el susurro de la voz de Ukyo.
—Yo jamás dije que no te quería a mi lado, capitán.
Ryusui giró a verle, pero Ukyo seguía en la misma posición que antes, por lo cual, Ryusui solo sonrió con cansancio antes de retomar su camino hacia donde descansaría esa noche.
Ukyo es un hermano muy sobreprotector, no más no le dice nada a Senku porque le cae bien y porque el muy lento no se ha dado cuenta ni de sus sentimientos por Gen ni los de Gen por él.
En fin, en este espacio amamos a nuestro panecito de amor Ukyo en todas sus formas y tamaños (aunque lo haga sufrir un poquito en los capítulos que siguen)
Habrá doble actualización este día porque no creo que pueda actualizar el miércoles, talvez hasta el jueves o viernes tengamos capítulo nuevo, todo dependerá de que no salgan más compromisos durante la semana.
Nos leemos después, Autora-san, fuera.
Chapter 24: Capítulo 21: La lanza de la esperanza.
Summary:
Gen se niega a dejar que los más débiles luchen, pero el plan exige sacrificios. Entre engaños, combates cuerpo a cuerpo y la aparición de Hyoga, el equipo descubre que incluso la victoria tiene sabor amargo.
Chapter Text
…
—He dicho que no. -dijo con firmeza Gen, mientras cruzaba sus brazos sobre su pecho-. No vas a ir a primera línea en esta batalla.
—P-pero... -dijo Suika con su lanza y capa puesta.
—El enemigo puede atacarlos sin pestañar una vez los vea en el acantilado, en el peor de los casos ellos los acorralarán y los empujarán hasta la orilla para que caigan, es extremadamente peligroso si ese escenario sucede... Pensándolo mejor, Yuzu-chan y Amaryllis-chan tampoco deben ir.
—Necesitamos parecer un grupo grande. -intervino Senku, colocándose su capa-. Por eso las necesitamos allí. Ya que tú no puedes aparecer en la lucha y el equipo de la fuerza estará escondido, ambos pueden actuar rápidamente si algo sale mal.
—Yo me encargare de que ellas estén a salvo. -le aseguró Ukyo, tomando de la mano a Suika-. No permitiré que nadie salga herido.
Gen mordió sus labios conteniendo sus palabras, estaba haciendo que los chicos perdieran tiempo valioso para prepararse, pero simplemente no podía dejar ir a sus seres queridos a la batalla y no estar ahí para defenderlos.
—Yo me encargaré. -dijo la voz firme de Kinro-. Claramente su mejor opción es atacar primero, por lo que desviaré sus ataques. Como el líder de los encapuchados es mi deber traer a todos de regreso con la victoria en nuestras manos. Esta vez no lucho por un soborno, sino por mí, por recuperar a Ginro y por todos ustedes. No preocupes tu corazón Gen, nosotros ganaremos esta pelea.
Gen miró la determinación de Kinro, él confiaba en sus palabras, pero había algo, como un mal presentimiento que no salía de él.
—Está bien, pero denme a mí una capucha también. Si me cubro con ella Moz quizás no sepa que soy yo quien ataca, así me sentiré más seguro por ustedes.
Yuzuriha no dudo en hacerle una capa y dársela, por lo que ahora, más resignado que antes, se preparó para esperar la batalla contra Ibara.
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Gen siguió a Magma al ver como tomaba el arma de un distraído Yo, el tonto ni siquiera había intentado disparar y ya se sentía capaz de matar a alguien con eso, pero cuando estaba yendo tras él vio como los chicos se estaban retirando por la orden de Senku, Moz siguiéndolos de cerca, dejó que Magma se fuera y corrió para ayudar a distraer al guerrero.
Copiando los movimientos de Kohaku, Gen subió a las ramas de un árbol para impulsarse y saltar hasta el techo del laboratorio móvil, tuvo que sujetarse bien para no caer y aprovechando la sorpresa en la cara de Moz, Gen saltó hacia él con el impulso del vehículo, acertando una patada en la cara del chico, quien retrocedió para equilibrarse y no caer en el suelo.
—Así que la gatita saca sus garras al fin. -le dijo Moz levantándose y poniéndose recto.
—Odio a los chicos que no cumplen sus palabras, es una lástima, realmente me gustabas un poquito.
Gen no perdió el tiempo y atacó, necesitaba encontrar a Magma y detener su locura, además de volver con los chicos que ahora tenían más ventaja de tiempo.
Moz logró detener la patada de Gen, pero no esperaba el puñetazo en el estómago. Gen hizo una mueca de molestia, ya que Moz si tenía un abdomen bien trabajado. Luego, Moz atacó con su lanza; aunque Gen trató de bloquearla, la lanza logró rozar su mano izquierda. Gen intentó tomar distancia, pero Moz lo sujetó por la capa con firmeza, sin dudarlo Gen se la quitó e hiso un juego sucio; tomando tierra del suelo y soltando una de sus bolsas de papel picado lo arrojó directamente a la cara de Moz. Esto le permitió escapar, pues los chicos ya tenían ventaja en su huida y Magma se estaba alejando de su posición, por lo que subiendo a los árboles se fue alejando de Moz para ir tras su estúpido compañero de equipo.
Lo alcanzó cuando Magma estaba acomodándose frente al refugio del cabecilla, pero Gen no tuvo el tiempo para detenerlo cuando vieron como el Perseo era conducido por los aldeanos, también escucharon como algunos guardias ordenaban a la gente subir al barco si querían vivir, Gen lo entendió en ese momento, su mal presentimiento no fue de gusto, fue porque Ibara los estaba atrapando en la isla para petrificarlos ahí.
Magma pareció comprenderlo también, por lo que no dudó en bajar por el acantilado para acercarse al barco. Gen no quería seguir corriendo, él quería reunirse con todos para formar un plan, pero por el momento tenía que controlar a Magma antes de que disparara sin razón y desperdiciara municiones.
La suerte no estuvo a su lado porque incluso cuando Gen logró bajar tropezándose solo una vez en el empinado acantilado, Magma no dudó en apuntar el arma imitando la pose de Yo... El tiro, claramente fallido.
—Obviamente no podrás dispararle desde esta distancia. -le amolestá con enojo-. Esa arma no tiene los implementos necesarios para un tiro a tan larga distancia.
—Pues entonces nos acercaremos a Ibara y le dispararé desde ahí, tú me cubrirás.
—Esa idea es... ¿Buena? -dijo con duda Gen, él podría con los guardias y dejaría a Magma intentar disparar, ahora solo faltaba...
—Nuestra balsa tiene un agujero. -Gen no pudo evitar pensar con diversión "Y ahí está nuestro transporte"
Con unas cuantas palabras y movimientos tontos, Gen logró tomar la barca junto a Magma, una sonrisa de triunfo en ambos.
—Ahora si podemos acercarnos más a Ibara. -confirmó con seguridad Gen y luego se acordó de la promesa de Ukyo de no pelear-. Espera, no. Yo no puedo pelear contra ellos.
—Por favor, es obvio que eres fuerte, no te tendría una pisca de respeto si no fuera así. Serás perfecto como mi asistente cuando yo reine una vez que venza a ese tal Ibara.
—Definitivamente no estoy aceptando ese papel. -le dijo con molestia cuando vio como el barco se estaba hundiendo por el agujero que tapó con sus manos en un intento poco útil.
Escuchó como detrás de ellos venía otra balsa, eran los chicos sin Ukyo, Gen pudo respirar tranquilo por eso.
—¡¿Cuál es el plan?! -gritó en inglés a los de la otra balsa y Senku le explicó lo que estaban haciendo, Magma aprovechando la distracción de Gen, apuntó nuevamente a Ibara, fallando por supuesto en el intento.
—Es hora de armar escándalo y divertirnos, tenemos que darle tiempo al otro equipo para que vengan con la estatua del cabecilla.
—Por favor. -pidió Gen cuando estaban cerca de desembarcar-. Si Ukyo pregunta, díganle que no participé en esta pelea.
Senku le pasó un par de cuchillos y junto al equipo de fuerza, saltó al ataque del enemigo. Gracias al disparo de Magma muchos dudaron en atacar, saltando directamente al agua, Kinro con su lanza y él con dos cuchillos cortos estaban repeliendo a sus atacantes.
Por un segundo, Gen recordó a su papá y su tía Maya explicándoles el MCMAP, que aunque era propiamente para los miembros de la marina estadunidense, el entrenamiento de los aviadores incluía el dominio de estás artes marciales.
Pero a pesar de poder derrotar a más de dos personas a la vez, ellos solo eran cuatro atacando contra más de cincuenta que eran ellos, sin contar que, en cualquier momento, Moz y Kirisame podrían venir a contraatacar. Para su suerte, su niño inteligente al ver que solo quedaba tres balas, tomando un polvo oscuro de su bolsa de trabajo logró liberar una luz cegadora y esa fue su oportunidad para dejar de combatir y usar su mejor arma, su lengua engañosa.
—Observen todos, nuestra lanza de luz. Atravesaremos a todos los que están en este barco con nuestro poder. -Gen rio como loco en ese momento y eso mejoro su actuación pues todos parecían saltar por la borda.
El sabor de la victoria duró solo unos segundos, pues, como ya había anticipado, Moz venía sobre una balsa hacia ellos. Gen quiso detenerlo, pero su objetivo no era él, sino Yo, quien con un golpe certero salió volando fuera del barco.
—Hola, gatita, ¿Me extrañaste? -Moz fue directo a atacar a Gen, sus golpes eran incluso más fuertes que antes, para su suerte Kinro también intervino en el combate.
Aunque fueron dos contra uno, el nivel de combate de Moz era de temer, Gen lo podía ver en su mirada que ese hombre estaba dispuesto a matar de ser necesario. Kinro lanzó un ataque y Gen aprovechó la distracción para dañar el arma de Moz, sin un arma y con un combate cuerpo a cuerpo él tendría la ventaja en eso, pero su plan parecía ser previsto por Moz, quien con un movimiento de su lanza mandó a volar a Kinro chocando contra él y quitando su impulso de lucha.
Nikki intervino en ese momento, tratando de darle ventaja, pero incluso cuando logró quitar a Kinro de encima suyo y ordenar a los demás llevarlo a dentro del barco, la chica no pudo darles más tiempo de combate pues fue noqueada con un golpe preciso en su estómago.
—¡Entra! -le ordenó Senku, jalándolo junto al cuerpo de Nikki, Gen no dudó en seguirle y ayudar a su compañera.
—¿A dónde vamos? -preguntó bajando las escaleras.
—Hay una puerta que puede resistir, pero que a la vez nos tendrá acorralados.
Cuando llegaron ahí, Chrome se encargó de bloquear la puerta desde adentro, solo para segundos después la puerta ser golpeada con fuerza hasta que cedió a los golpes y se desencajó del marco.
—Es una lástima, gatita, tenía muchos planes a futuro contigo. -le dijo Moz cuando Gen se paró frente a los chicos dispuesto a pelear, no esperaba que detrás de él viniera Ibara, quien miró todo esto con diversión contenida.
—Pero bueno, bueno, pequeños intrusos. Si que se han esforzado mucho, incluso lograron convencerme con su magia, pero... Es hora de acabar con esto. -la voz oscura de ese hombre le dio escalofríos, Gen estaba seguro de que a ese hombre no le importaría llenarse las manos de sangre si fuera necesario. Moz no apartaba la mirada de él, lo que indicaba que estaba leyendo sus movimientos, un paso en falso y solo sería el primero en morir frente a ellos.
—Ja, ustedes creen que nos han acorralado. -aportó Senku, haciendo señas a Gen para abrir la jaula detrás de ellos, Gen retrocedió y empezó su trabajo-. Lo que no saben es que nosotros mismos los trajimos aquí, a esta habitación.
Todos los del reino científico captaron la situación y una sonrisa tensa surcó por sus rostros, era una carta de doble filo. Cuando la puerta se abrió, Hyoga salió de ella, su mirada analizando toda la situación.
—Hyoga. -le llamó Kinro brindándole su lanza-. Te confío esta lanza de oro.
Ibara también evalúa la situación cuando escuchó a Senku hacer un resumen de lo que se tendría que hacer. Entendiendo que estaba en desventaja, Ibara salió de ahí, Magma quiso ir tras él, pero con solo un golpe de Moz este quedó inconsciente.
—Interesante. Este hombre definitivamente está a otro nivel. -Hyoga giró su mirada hacia la esquina en donde estaba Gen-. Tu podrías con él, entonces... ¿Por qué no atacar?
—Me das mucho crédito, Hyoga-chan. Pero mi estilo de combate es de corto alcance, las lanzas no son lo mío.
—Así que me despetrificaron por él. -soltó un resoplido molesto-. Pero, yo soy su enemigo, ¿lo olvidaron.? -preguntó tomando mejor la lanza-. Aquí solo tienen a Gen para defenderlos, pero dos enemigos con armas de largo alcance sería la perdición para él... Puedo matar a ese tal Moz y ser su aliado, pero también puedo matar a Gen y todos ustedes. La decisión, claramente es mía.
—Kukuku, siempre ha sido así para todos. -respondió Senku, quien parecía estar relajado ante esa sentencia de muerte dada por Hyoga-. Después de todo, Tsukasa y tu comparten la firme creencia de que el más apto y fuerte siempre sobrevive.
—Así es. -le dijo a Senku acercándose a él-. Pero descuiden, matar a Gen no está en mis planes, valoro demasiado la forma sucia de jugar de ese chico. Siempre haciendo bien su trabajo, tu también Nikki, quien a tu manera y no siendo tu especialidad logras hacer el trabajo de forma decente... Por eso, Moz, ¿Qué opinas de mi visión del mundo? aquella en la que solo la raza evolucionada sobreviva.
—Eso mismo pienso yo. Hyoga, ¿verdad? -le dijo con una sonrisa en sus labios-. Hay que hacer una selección, de hecho, en la isla ya hacemos una selección, siempre elegimos a las chicas más lindas. ¿Qué opinas de tener tu propio harén, Hyoga?
—Jaja, eres un mocoso Moz. -intervino Ryusui sorprendiendo a todos mientras cortaba el silencio con su risa y su inconfundible chasquido de dedos-. Todas las mujeres son hermosas, me sorprende que no sepas apreciarlo. ¡Yo quiero a todas las mujeres del mundo, incluso a los hombres y donceles!
"Y aquí vamos otra vez con ese discurso, que quieres... Oh." los pensamientos de Gen le dieron la respuesta al ver como Hyoga no apartaba su vista a las acciones de Moz, quien descaradamente le reía a Nikki.
—Una pregunta más Moz. ¿Esa gente excelente que tu mencionas son hombres y mujeres hermosas?
—Solo a las mujeres hermosas, en esta isla dejaron de haber donceles bellos hace un par de generaciones, hasta que apareció la pequeña gatita escurridiza de allí. -señaló Moz a Gen. Toda la tripulación miró sin creer en sus palabras, pues se suponía que los descendientes de los astronautas, no conocían ese concepto.
—Si ese el caso, es una verdadera lástima. Ya he tomado una decisión. -Hyoga se levantó y se dirigió a atacar-. Muévete, Senku.
Moz detuvo por poco el ataque de Hyoga quien lo alejó de la entrada para darles oportunidad a todos de escapar, Gen iba a quedarse para ayudar, pero Senku y Kaseki lo jalaron con ello, recordándole que las armas largas no son su fuerte.
Gen ayudó a acostar a Kinro en una balsa y él se subió a otra junto a los demás, los planes según Senku era crear un apoyo para la lanza de Hyoga y crear más líquido despetrificante, pues seguramente, Ibara seguiría con su plan de petrificar toda la isla; justo cuando estaban empezando a alejarse del barco, Taiju empezó a gritar mostrándole a todos al verdadero cabecilla.
Todos respiraron más tranquilos hasta que una luz verde detrás de ellos apareció, todos vieron como Kirisame era convertida en piedra y caía al mar.
—Recuperaremos a todos los petrificados. -dijo Senku con seguridad, haciendo que todos le miraran-. Ahora tenemos un trabajo que hacer y eso es...
El sonido de un arma detuvo a Senku de seguir hablando, todos giraron a ver y sonrieron con victoria cuando vieron a Yo con el arma quien le apuntaba a Ibara dejando caer de sus manos la Medusa. Yo no dudo en ir tras ella y recuperarla, victoriano en el acto cuando luego de sumergirse sacó del agua a la medusa.
—¡Medusa es mía!
Es idea mía o estoy escribiendo muy rápido los arcos de la historia...
En fin, cada vez más cerca del viaje a América, tengo tantas cosas ya escritas de ahí que me emociona publicarlas ya, pero como decía niña Lola, las cosas con calma se disfrutan más, así que a esperar un ratito más.
Nos estamos leyendo luego, Autora-san, fuera.
Chapter 25: Capítulo 22: Una victoria con toques de soledad.
Summary:
La victoria tiene sabor agridulce para él. Senku recorre la isla petrificada, sintiendo el peso de la soledad otra vez. Pero cuando reviven a los demás, descubre que hay cosas que la ciencia no puede explicar, como ese "cerebro enamorado" que lo está atormentando.
Notes:
Ya que estamos en una escena de carreras, que mejor que la canción propia para eso momento:
Canción: Run Boy Run
Artista: Woodkid
Link: https://www.youtube.com/watch?v=VoooSCRk5Q0&embeds_referring_euri=https%3A%2F%2Fwww.wattpad.com%2F
Chapter Text
…
Cuando Yo gritó con convicción que tenía a medusa, todos también miraron el combate que se estaba llevando al otro lado del barco, en donde el ruido del metal de las armas demostraba la fiereza de la lucha. Senku no dudó en pasarle un cuchillo corto a Nikki, ordenándole que, una vez llegada en la orilla, cortara unos trozos de bambú, el objetivo era claro, debían mejorar el arma de Hyoga si es que querían ganarle a Moz.
Corrieron hasta el campo de bambús que encontraron en el camino, todos confiaban en que Hyoga captaría el mensaje y los iría a buscar allí. Nikki no perdió el tiempo y empezó a cortar el bambú para encontrar el grosor perfecto, Kinro los veía todos y una vez encontró el que podría quedarle mejor a la lanza, Senku fabricó lubricante sólido para que no hubiera problemas en el uso.
No habían terminado de rellenar con el lubricante sólido el interior del bambú cuando Hyoga pasó cerca de ellos. Gen quería ir a luchar con él, pero entendía que no era su batalla, así que esta vez no dudó en convencer a Magma para que lanzara el bambú.
Gracias al tiro preciso de Magma, Hyoga atrapó la pieza de bambú con la lanza, logrando encajar a la perfección.
—Muchas gracias. -Hyoga movió el bambú a la posición correcta mientras se ponía en pie para adoptar una mejor pose de lucha-. Esta es perfecta para la lanza. Voy a enseñarte lo que es una lanza científica, Moz. El estilo de la lanza Kan de Owari.
El ataque fue contundente, dejando a todos sorprendidos por el despliegue de poder, los movimientos de la lanza de Hyoga destruyeron la armadura de Moz y su lanza estaba a punto de ceder.
—No permitiré que un arma mágica me derrote. -dijo Moz, alejándose de Hyoga para poder contraatacar.
—¿Magia, dices? -Hyoga detiene sus movimientos con la lanza y le mira con seriedad-. ¿Cuál crees que es la mejor arma de los humanos, Moz? El privilegio de la humanidad yace en la acumulación durante generaciones, del estudio diligente que se desarrolla poco a poco durante milenios. Nosotros pulimos nuestras habilidades y se la pasamos a las siguientes generaciones. -Hyoga lanzó su lanza nuevamente, deteniéndose en el cuello de Moz-. Esto es algo que un genio como tu jamás podrá vencer porque te enfrentas a milenios de generaciones de estudio perpetuo.
Todos vitorearon con alegría ante la derrota de Moz, pero a su vez, escucharon el alboroto que venía desde la orilla del mar.
—Andando. -ordenó Senku cuando todos se quedaron admirando la batalla-. Aún hay algunas cosas más que hacer.
—¡EL TAL OOARASHI TIENE LA MEDUSA! -todos se detuvieron cuando escucharon la potente voz de Taiju.
—Debemos detenerlo. ¡Andando! -ordenó Ryusui y el equipo de la fuerza se adelantó para poder seguir a ese hombre.
Algunos aldeanos se interpusieron, pero Gen los desarmaba y les gritaba que ese hombre era quien quería petrificarlos a todos. Los chicos lograron sujetar a ese hombre y derribarlo, pero increíblemente, el hombre pudo derribar a Nikki, Kinro y Magma.
Gen iba adelante cuando escuchó la voz de Ryusui quien le pedía a Chrome hablar y decir su plan.
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Ukyo no podía creer lo que estaba pasando frente a él, ese tan Ibara había hecho tragar a la medusa a ese sujeto para que no pudieran detener la petrificación.
—Maldito bastardo. -dijo al aire, justo cuando su cuerpo empezó a temblar.
Cientos de imágenes vinieron a su mente, recuerdos en donde solo hay sangre y destrucción a su alrededor, gente llorando, clamando ayuda que no podía dar... Ukyo sintió que le faltaba el aire, sin embargo, el brillo que emanaba del cuerpo del hombre le hizo correr junto a los demás. Sabía que no podrían escapar a ser petrificados nuevamente, pero al escuchar la voz de Ryusui dando la orden para ejecutar su plan, corre un poco más rápido para poder alcanzar al grupo.
Ukyo sintió que su cabeza estaba a punto de explotar, las voces de los aldeanos gritando por ayuda taladraban su cabeza, dentro de él los sentimientos de impotencia, frustración e ira lo invaden, su corazón latiendo con locura. Él trata de controlarse por un momento, trata de recordar su entrenamiento pues él todavía tiene algo que decir...
—¡El rayo petrificador se activa diciendo el rango y el tiempo! -gritó con todas sus fuerzas cuando vio a todos reunidos en fila, sabía que no estaba a tiempo, otra vez...
Ukyo sintió como si todo pareciera ir en cámara lenta, los latidos de su corazón estaban golpeando su pecho y la sangre que corría a toda velocidad hacía palpitar su cerebro. Sabía que no había forma de ayudar a nadie... Otra vez, había fallado en su misión de protegerlos a todos...
Su visión se volvió nublosa y sintió como la sangre corría por su nariz... "No ahora..." se dijo sintiendo sus oídos zumbar. Vagamente escuchó la voz de Ryusui cuando su postura flaqueó y cayó a tierra, la petrificación alcanzándolo poco a poco, escuchó también la voz de Gen, pero su visión para ese momento ya estaba demasiado borrosa y no podía verlo. Su último pensamiento coherente fue que al momento en que lo despetrificaran, fuera Gen quien estuviera ahí o definitivamente mataría al primero que viera al poder moverse libremente.
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Ryusui no se permitió perder la conciencia al ser nuevamente petrificado, por eso al momento de sentir que podía moverse nuevamente con facilidad, quiso reír en victoria, pero no lo hiso pues vio como ese tan Ibara seguía a Senku. Sin perder el tiempo y viendo por el camino en que se dirigía Senku, tomó otro en paralelo a él; para su suerte, cuando pasó por las estatuas de Moz y Hyoga, pudo ver el intercomunicador, Senku estaba transmitiendo un mensaje y él no dudó en correr al laboratorio móvil para llevarse el Dron y estar atento al llamado de Senku.
En ese segundo de espera, Ryusui recordó las palabras de Gen cuando vio como Ukyo caía al suelo y era petrificado.
—"No despetrifiquen a Ukyo si yo no estoy ahí, él los atacará si lo hacen..."
Ryusui quiso darles significado a esas palabras y trató de recordar como lucia Ukyo antes de petrificarse... Pupilas dilatadas, sangrado nasal, agresividad en sus gestos...
—"Ukyo solo me tiene a mí." -recordó una plática que tuvo con Gen en el pasado-. "Es muy peligroso ser un doncel sin un paquete de cuido, pues al vernos acorralados y en peligro, nuestro cerebro solo enviará una señal a nuestro cuerpo, la cual será atacar y sobrevivir. Funciona cuando estas en el ejército, pero es un problema cuando estas en la vida como civil, pues una descarga de adrenalina como esa en el mejor de los casos puede darte super fuerza, pero en el peor panorama, tu corazón no puede por la presión y mueres por un ataque fulminante..."
—Mi nombre es Senku Ishigami. -escuchó la voz por el transmisor, esa era su señal. Ryusui se dijo que habría más tiempo para pensar en eso una vez ganaran esta batalla.
—Jaja, yo siempre lo querré todo. -gritó con entusiasmo, la sonrisa de Ukyo cuando estaba dando clases vino a su mente... "lo quiero a él..." se dijo con una sonrisa de triunfo-. Esta vez si me quedaré con la medusa, con el Dron de la sabiduría del reino científico.
—¡Jala! -le gritó Senku y Ryusui no dudó en hacerlo.
Habían logrado romper la soga, pero la fuerza de Ibara era grande, pues ahora con un pedazo de tela sujetaba el Dron haciendo que Ryusui subiera de su posición a la parte de arriba del precipicio.
Senku y Ryusui empezaron a tirar con fuerza y solo ahí, Ryusui se percató de algo que colgaba del cuello de Ibara, eran las placas y el barco que Ukyo le había dado.
—No perderé ante un par de niños, aunque sean dos. Yo fue antes uno de los mejores guerreros de la isla.
—¡Suéltalo ahora! -le dijo Senku, haciendo que el Dron fuera directo hacia Ibara-. Yo nunca me equivoco contando.
Ambos sintieron que lo habían derrotado cuando Ibara lanzó su sombrero, deteniendo la trayectoria del Dron y enviándola hacia ellos.
—Con lo precavido que soy, ¿en verdad pensaste que no había practicado contra ese dispositivo?
Ibara empezó a reír con locura, pensando que había ganado. Él no esperaba que Ryusui saltara a través del rayo e intentara arrebatarle el collar de su cuello logrando a duras penas y tocarlo ya que cayó al suelo en forma de piedra.
Ibara empezó a reírse por el esfuerzo de Ryusui, llamándolo patético y recuperando en el acto a medusa, su risa de victoria hizo que ni siquiera viera la tranquilidad con la que Senku estaba.
—Esta vez sí. Adiós, Senku-chan, yo seré el único hombre que quede en pie...
Ibara detuvo sus palabras al ver el arete pegado a la medusa, su mente llegando a la conclusión demasiado tarde...
—Sí, Ibara, tú tienes razón. Entre más inteligente te crees más fácil será engañarte... Cinco metros, un segundo.
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Senku cayó de rodillas, aún sin creer que habían ganado. Se puso en pie cuando logró tener más fuerza en sus piernas, se acercó a Ibara y tomó a medusa con sus manos, su sonrisa partiendo su cara y con un fuerte grito celebró su victoria.
Cuando su euforia paró, su cerebro se puso a trabajar, necesitaba saber cuántas personas debía despetrificar, así que poniéndose en camino recorrió toda la isla, llevando un recuento de donde y cuantos cuerpos habían.
El silencio de la isla pareció no importarle al principio, pero cuando la tarde caía y él ya tenía un panorama de donde buscar a todos, el peso de la soledad empezó a golpear su ser. No había un par de chicos preguntándole que tenían que hacer, no había un viejo que se emocionara por un nuevo invento, no tenía a esa tripulación que confió en él, ni tampoco estaba Gen, el molesto mentalista que siempre venía a él y estaba al tanto de sus necesidades, no tenía su risa o su ruidosa presencia que siempre buscaba una excusa para hacerlo descansar, no tenía su voz cantándole una canción antigua que había salido en alguna película o videojuego.
—Así que estoy solo de nuevo... -dijo con melancolía. A su mente vinieron los días después de su despertar, el cómo tuvo que ingeniárselas para sobrevivir, los cientos y cientos de intentos que hizo para crear la fórmula para despetrificar-. Otra vez, solo... -se repitió sintiendo un vacío en su pecho, la soledad jamás le había golpeado tanto como ahora.
El sonar del teléfono que había olvidado que andaba en su espalda lo hizo reaccionar, la voz de Ruri preguntándole como iban las cosas le hizo reír.
—Esta vez, no estoy solo... -se dijo mientras se reía un poco-. Esto es lo malo de tener un cerebro enamorad... ¿Eh?
Senku detuvo nuevamente sus pensamientos, olvidando por completo que estaba en una llamada, "¿Que exactamente acabo de decir?" se preguntó mientras cubría su boca.
Dejó escapar un suspiro y se propuso a dejar ese pensamiento de lado, pues para él era simplemente absurdo si quiera seguir dedicándole tiempo a esas palabras. Tenía mucho que hacer y a mucha gente que despetrificar... A Gen y Ukyo los dejaría por último, el segundo por petición de Ryusui que le advirtió no despetrificar a Ukyo sin antes hacerlo con Gen, no entendía muy bien eso, pero si su capitán se lo decía con esa mirada seria, era por algo.
Por eso, al primero en traer de regreso fue a Chrome, ya que él le ayudaría a crear más fórmula despetrificadora. Cuando se recuperó, Senku lo felicitó, reconociendo que su idea fue clave para ganar.
Ambos se pusieron a trabajar en la fórmula despetrificadora, sin detenerse hasta tener al menos tres botes, por lo cual, al momento de relajarse un poco, sus estómagos gruñeron pues ninguno de los dos había comido algo decente desde el día antes de la batalla, así que pensaron sin dudar el orden para despetrificar a los demás.
Primero necesitaban comida, por eso trajeron Amaryllis, luego necesitaban a alguien fuerte para mover la comida y Taiju fue la mejor opción. La siguiente fue alguien que pudiera cocinar, sin dudar ambos dijeron el nombre de Francois.
Con una comida completa y el escándalo de su mejor amigo Taiju al olvidarle contar que se casó y se divorció el mismo día, todos acordaron ir al barco para intentar comunicarse con Ruri, pues al pensarlo mejor, lo que decía Chrome sobre la razón de su llamada tenía mucho sentido.
Senku sabía que dañarían el barco, pero no creyó que fuera tanto como cuando lo encontraron, Chrome incluso pataleo por el enojo al ver la cabina completamente destruida.
—No tenemos tiempo para dejarnos llevar por la ira. -le dijo a Chrome para tratar de controlarlo, pero Taiju con una sonrisa confiada le dijo.
—Nunca te vi enojado de verdad, Senku.
—Claro que me enojo. -le dijo mientras imágenes de la discusión que tuvo con Gen noches atrás vino a su mente, en ese momento no estaba enojado, estaba más que eso, pero los cálidos brazos que le consolaron y el tierno beso que recibió hizo que todo eso se fuera de su sistema, como si jamás hubiera estado ahí-. Yo no soy un santo.
La frase "Cerebro enamorado." volvió a él con más fuerza, era molesta como la comezón por picadura de un bicho en un lugar que no puedes alcanzar. Él no tenía tiempo para eso, necesitaban revivir a Kaseki y la tripulación, arreglar el barco y ayudar a los aldeanos del pueblo, él se dijo que no tenían tiempo que perder pensando en estupideces como esas.
Revivir a Kaseki fue la prioridad, así como al equipo de fuerza y al de manualidades, pues ellos ayudarían a traer de regreso a las estatuas que habían sido dañadas como las de Ryusui y otras de la tripulación.
Cuando llegaron a los dos donceles, Ryusui ya había sido reparado y despetrificado, Suika había sido la más insistente en traer a Gen y a Ukyo de regreso, pero por las palabras del capitán esperó a tener todo el panorama completo.
Según Ryusui, Ukyo había entrado en un trance instintivo de sobrevivencia de los donceles, un estado en donde la adrenalina corre por tu cuerpo y bloquea tu visión del entorno. Había leído un poco de eso en el pasado, cuando lo vio de primera mano en su viaje a África, un doncel joven y sin paquete de cuido tuvo algunos síntomas que presentaba Ukyo. En aquel entonces el joven doncel tuvo la suerte de sobrevivir y no dañar a nadie, pero eso no siempre era el caso, por lo que ir con cuidado era lo mejor en este momento.
Así que primero despetrificaron a Gen, sus manos temblaron cuando vertió el líquido, pero trató de no parecer afectado cuando la despetrificación se revertió. Gen no lo buscaba a él con la mirada sino a Ukyo, incluso dejó de lado a Suika, quien escondida detrás de él, no se atrevió a correr a su lado al ver lo alterado que estaba. Fue hasta que vio a Ukyo en el suelo que Gen parecía relajar su postura y volver a ser el mismo.
Suika corrió a sus brazos y Gen no dudó en abrazarla, para también jalar a Senku y unirse en un abrazo colectivo... "Se siente bien estar así..." Pensó cuando sintió el olor y la calidez de tener a su alcance a Gen y Suika.
Senku tuvo que separarlos para poder actuar antes de despertar a Ukyo. Gen no dudó en pedir el líquido a Senku ordenando alejarse un poco, pidiendo además no intervenir si él lo atacaba.
La pequeña Suika se asustó, pero Gen le dijo que estaría bien y que se pusiera atrás de Ryusui y Senku por cualquier percance.
Senku vio como Gen levantaba la estatua de Ukyo y la ponía sobre su regazo mientras vertía el líquido sobre él. La despetrificación empezó sin demora, Ukyo tenía los ojos cerrados cuando el brillo del rayo desapareció de él. Gen le llamó con voz suave, tocando su cara en el proceso, solo para segundos después tener las manos de Ukyo sobre su garganta ejerciendo presión.
—Soy yo Ukyo, Genos... -le dijo con la voz cortada por la presión de su garganta. Senku vio como Ukyo abría sus ojos, derribando a Gen y poniéndose sobre él. Las pupilas de Ukyo estaban dilatadas y de su nariz goteaba sangre. Senku tuvo que detener a Ryusui, recordándole que no tenían que intervenir-. Mírame Ukyo, soy yo, Genos... Es hora de despertar.
Gen movió sus manos hacia la parte de atrás del cuello de Ukyo y empezó a dar pequeñas caricias en su cuello y cabello.
—Despierta Ukyo-chan... -Senku se preocupó cuando el tiempo límite en la que una persona puede ser estrangulada sin perder la conciencia estaba llegando a su fin.
—Detente Ukyo. -le llamó Ryusui, por sobre la preocupación de Senku.
—No lastimes a Genos, por favor Ukyo. -pidió la pequeña Suika y solo ahí, el agarre del cuello de Gen empezó a disminuir, Gen empezó a toser con fuerza, sin alejar sus manos del cuello de Ukyo.
—Es hora de despertar Ukyo-chan... -pidió Gen con lágrimas en sus ojos, Senku supuso que no solo era por la falta de oxígeno, sino por la desesperación.
Ukyo empezó a parpadear un par de veces hasta que su cuerpo se quedó rígido, todos pensaron que ya estaba mejor pero el chico empezó a convulsionar.
Senku y Ryusui se acercaron y el primero empezó a dar órdenes para no tocar el cuerpo de Ukyo ni introducir nada, ahora lo importante era contar los minutos, si Ukyo pasaba de los cinco, no podría hacer mucho por él y tocaría intentar petrificarlo de nuevo.
Los segundos se sintieron lentos al ver como el cuerpo de Ukyo se retorcía en el suelo, pero exactamente a los dos minutos la convulsión se detuvo, Senku movió el cuerpo de Ukyo hacia el costado izquierdo, las manos de Gen temblaban con temor a tocarlo y Ryusui se había quedado congelado junto a una Suika que lloraba preocupada.
Senku tuvo que pensar rápido en lo siguiente que haría... Ya que no había más convulsiones, dejarlo de lado era lo mejor, su respiración estaba volviéndose estable, buscó su pulso tocando el cuello, contó los segundos y las pulsaciones, estaban volviendo a un ritmo normal.
—Hay que llevarlo al barco. -ordenó y Ryusui parecía reaccionar en ese momento, tomando a Ukyo del suelo y cargándolo en sus brazos se dirigió rápidamente hacia allí.
Los cinco subieron a la balsa y Gen se encargó de remar, llegaron y Ryusui no perdió el tiempo, se dirigió al cuarto que habían asignado como enfermería. Una vez Ukyo fue recostado en la mesa provisional de esa habitación, Senku se hizo cargo de él.
Vigiló su pulso, su respiración, golpeó sus puntos de reflejo y abrió sus ojos para ver sus pupilas, estás parecían al fin normales para alguien que estaba dormido.
—Ahora, es cuestión de esperar que despierte. -dijo Senku al terminar su revisión-. Sino lo hace en las próximas 24 horas, tendremos que petrificarlo.
El silencio que se hizo después de eso duró hasta que Senku y Ryusui se retiraron para seguir con la reparación del barco. Suika se quedó con Gen y no se apartó de su lado hasta que Ukyo abriera los ojos.
Mi panecito de amor Ukyo tiene demasiados demonios cargando consigo TnT
Este y el próximo capítulo nos desviaremos un poco de la historia canon para profundizar más en este concepto. Y sip, es una actualización doble otra vez.
Nos leemos después. Autora-san, fuera.
Chapter 26: Capítulo extra 2: La sociología del caos.
Summary:
Genos se enfrenta a las dificultades de encajar en una sociedad que no comprende su intelecto ni sus inquietudes. A través de un experimento social, pone a prueba las estructuras sociales de su escuela, mientras navega por su propia lucha interna de querer ser visto como algo más que un "proyecto".
Notes:
La canción de este extra:
Canción: Talking.
Artista: Kana-Boon
Link: https://www.youtube.com/watch?v=G2_sR-GCn3E&ab_channel=Belbel
Chapter Text
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Genos Snyder Wingfield, el niño “demasiado brillante para su edad” está terminando de escribir su conclusión final del experimento que había realizado. Su nariz aun moquea y es molesto, pero su sonrisa no ha desaparecido de sus labios desde el día anterior.
La razón es muy sencilla… Pasar tanto tiempo con su padre Xeno afectó un poco su brújula moral, no es que se queje, solo está recitando las evidencias de eso; entonces, ¿Por qué Genos dice esto? Simple, ayer casi destruye la escuela con un experimento psicosocial y no se arrepiente en absoluto.
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La escuela que Genos eligió, después de rogar ser transferido allí, mostrando estadísticas y un discurso perfectamente elaborado de porque un joven en crecimiento debe aprender a socializar en un entorno más cercano a la realidad, que en un entorno controlado como lo era su antiguo colegio, era y en palabras muy dulces, un hervidero de mediocridad, violencia y prejuicios ridículamente absurdos.
Genos simplemente no pudo más. No estaba irritado, ni frustrado, sino que harto. Harto del “sistema educativo tradicional”, del ambiente hostil disfrazado de escuela de alto rendimiento, y, sobre todo, harto de fingir sonreír a sus profesores, cuando por dentro les estaba gritando que eran más ignorantes que un trozo de granito flotando en Júpiter.
Por su capacidad intelectual, a los 12 años que entró a esa escuela, a él solo le permitieron saltarse dos grados, la dirección argumentó que pasarlo al decimo grado (que era su nivel apropiado) era "anti productivo para su psiquis y adaptación social." Así que, cuando entró al aula de octavo grado, no solo era el más joven de su clase sino también el blanco favorito de quienes se sentían amenazados por su inteligencia. Lo llamaban "el experimento fallido" o, el más reciente, “el fenómeno con pies”, lo empujaban en los pasillos, y lo esperaban afuera del aula con la esperanza absurda de intimidarlo.
Su tía Maya le dijo que los ignorara, y que solo utilizara su entrenamiento como arma de defensa… Y eso fue exactamente lo que hizo desde el primer día.
Primero intentó ser amable con todos, ser sociable y amigable. El resultado, su primera pelea a la hora del almuerzo por alguien que creyó que necesitaba un baño de leche para que creciera más. Que hizo él, con toda la serenidad del mundo, lo dejó tirado en el suelo sosteniéndose el estómago e intentando respirar gracias a un certero golpe con el puño cerrado. Los profesores no hicieron nada, pues según sus palabras, “jamás pudieron controlar a ese brabucón”
Durante semanas enteras Genos trató de ser un ser social, de encajar y hacer amigos, pero entre más lo intentaba, más se daba cuenta que no encajaba en el lugar, pues su imagen de dulce niño era siempre comparada con el chico que después de clases siempre era retado a una pelea… Él jamás perdió una, pero eso arruinó por completo su máscara de niño bueno.
Los siguientes días intentó ser atento, servicial… El resultado, la gente se empezó a aprovechar de él. A los tres meses, Genos se había cansado de probar máscara tras máscara para encajar en algún grupo, pero ninguna parecía funcionar… Otra vez, así como antes, volvía a estar solo.
La única constante en esos dos años de estudio fueron los bravucones. Ellos siempre lo subestimaron y por alguna razón jamás entendieron que no debían de volver por una revancha, aunque fueran más personas y lo rodearan sin “dejarle salida para huir”
Genos había entrenado defensa personal desde los seis años, su tía Maya y su papá Stanley lo habían instruido como si el mundo real fuera una guerra encubierta y él, como el niño que siempre amó aprender cosas nuevas, aprendió y dominó el entrenamiento que le brindaron.
“Al menos siempre tengo conmigo un cambio de ropa en mi mochila…” se decía con cansancio, cuando a veces ensuciaba su ropa o se rompía. Ese era más un hábito de su padre Xeno, al siempre cargar un cambio de ropa en caso de que algún químico dañe su ropa.
Entonces, cuando se acercaba el tercer periodo de su noveno grado, Genos, a quien los profesores pusieron al final de los asientos para “No distraer a la clase con preguntas no relacionadas al tema.” que a su criterio era la cosa más absurda de todas, abrió un libro sobre psicología y comportamiento humano, y empezó a hacer algunas anotaciones, su sonrisa creciendo poco a poco.
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Ese fin de semana, una semana antes de los exámenes, Genos se inspiró en un viejo libro de psicología de masas que hablaba sobre el efecto de disonancia colectiva y la manipulación de percepciones públicas. Aplicaría los principios de condicionamiento aversivo, modelado disruptivo y desensibilización emotiva.
Él iba a poner a prueba una hipótesis inspirada en experimentos como el de la prisión de Stanford y la teoría del rumor de Allport y Postman.
Sacó de su paquete de cuadernos nuevos, el de color negro, era elegante y discreto, perfecto para iniciar una revuelta; así que tomando su pluma favorita (su padre Xeno odiaría que escribiera, con un bolígrafo común, una investigación científica.) Colocó en la primera página:
“Sobre la teoría de las masas y manejo de individuos. Una hipótesis del orden y el caos, por Genos Snyder Wingfield”
No pudo evitar sonreír al leer su título, así que siguió escribiendo más animado que antes:
Entrada 1: sábado, 10:31 a.m.
Objetivo general: Desencadenar una disrupción controlada del ecosistema escolar mediante la aplicación de teorías psicológicas, sociológicas y principios de manipulación conductual colectiva. Observar la dinámica resultante.
Referencias clave:
- Le Bon, G. (1895). La psicología de las masas.
- Zimbardo, P. (2007). El efecto Lucifer.
- Foucault, M. (1975). Vigilar y castigar.
- Festinger, L. (1957). Teoría de la disonancia cognitiva.
Hipótesis 1: Un sistema social artificial (institución escolar) puede fracturarse mediante intervención mínima si se identifican los puntos de tensión preexistentes y se alimentan discretamente desde múltiples frentes.
Genos miró su reloj y vio que todavía había tiempo para ir a la biblioteca y tomar un par de libros más, después de todo, ya tenía hecha su tarea.
Se despidió de su padre Xeno y salió rumbo al centro, con su cuaderno en su mochila. Si iba a aventurarse a hacer arder la escuela, no era tan estúpido como para dejar evidencia.
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Luego de leer detenidamente un par de libros más, Genos ya tenía un plan, por lo que tomó su cuaderno y empezó a escribir:
Entrada 2: Domingo, 4:00 p.m.
Análisis estructural del sistema actual:
- Cuerpo docente: dividido en tres facciones ideológicas (tradicionalistas, reformistas, indiferentes).
- Estudiantes: divididos por clase socioeconómica, intereses y agrupaciones informales. Dos líderes visibles por cada segmento.
Estrategia: Estimular la rivalidad natural entre subgrupos mediante rumores, dobles mensajes y refuerzo selectivo de creencias sesgadas, con la finalidad de favorecer las tensiones latentes.
"Una de las ventajas que tenía el pasar desapercibido por todos, es que nadie te toma como una amenaza y puedes escuchar de primera mano muchas cosas interesantes cuando creen que nadie los escucha." pensó al estirar un poco su cuerpo en la silla frente a su escritorio.
—Mañana será un día interesante. -dijo ordenando las cosas que ocuparía para empezar su plan.
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Entrada 3: lunes, 7:12 a.m.
Experimento social activado. Una vez en la escuela comenzare a:
- Realizar inyección de narrativa en ambos bandos sobre favoritismos y manipulaciones docentes.
- El incentivo psicológico a tomar en cuenta: victimismo compartido. La disonancia cognitiva hará el resto.
Genos conocía de primera mano a los cabecillas de cada grupo: Los populares que se dividían entre los deportistas y los que tenían más dinero entre los demás alumnos (los chicos que hacían bullying a otros, irónicamente venían de ellos). Los marginales que eran chicos listos y estaban aliados con los profesores (el mismo grupo que lo marginó a él por ser más listo que ellos… “Dulce ironía” pensó)
No todos los maestros estaban con este segundo grupo, habían más de una tercera parte de los docentes que estaban con los populares, la razón, favores a los padres de ellos.
Durante ese día se acercó con sutileza a los chicos que siempre corrían a los cabecillas de esos bandos para contarle las novedades que había en la escuela. A ambos grupos les vendió la idea de que el otro bando planeaba sabotear sus exámenes. A los chicos no tan listos les susurraba frases como "Ellos dicen que tú solo copias" o "Ellos juran que te regalaron el pase del año pasado”
Por su parte a los chicos listos les decía cosas como “Ellos intentarán volver a hacer trampa” o “Ellos no entienden lo importante del sistema educativo”
No necesitó decir mucho, solo las palabras suficientes a los oídos claves y para cuando la escuela acabó ese día, los rumores habían llegado a los oídos necesarios.
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Entrada 4: martes, 7:05 a.m.
Manipulación docente. Será un poco más complicado con mis antecedentes, pero jamás imposible de hacer, empezaremos con los lideres de las dos fracciones de los profesores (los indiferentes se alinearán con el pasar de los días):
- Profesor Liam (encargado de los docentes más jóvenes y de quien es íntimo amigo del padre del alumno más popular de la escuela.) Buscaré incentivar el cuestionamiento sobre el “trato preferencial que tienen sus demás colegas” (omitiendo claramente que él hace lo mismo)
- Profesor Víctor (el profesor más viejo de la institución y quien siempre ha peleado por quedarse como el director de la escuela. Él siempre ha abogado por los estudiantes brillantes, menos yo porque le cuestioné, en medio de la clase, sobre un problema de matemática que obviamente estaba mal.) Abordaré con él, el convencimiento de su metodología y como esta es saboteada por la administración.
En ambos profesores, reforzaré mis palabras con datos en conversaciones casuales, utilizando frases de autoridad falsa con lenguaje técnico (Foucault aplicado en micro).
Y Genos hizo exactamente eso. Compró café y algunos postres de la cafetería que siempre comían con gusto, se hizo el más humilde de los alumnos y reconoció (aunque a regañadientes) sus errores pasados, aceptando consejos sobre cómo ser “Alguien tan brillante como él” (aunque le daba repulsión solo pensarlo).
Ambos lideres de profesores le creyeron, después de todo quien no le creería a un dulce doncel que se notaba arrepentido de haber fallado y mostraba un lenguaje corporal dócil y sumiso, mientras sus largas pestañas abanicaban sus ojos conteniendo sus lágrimas de alegría al saberse perdonado por sus faltas pasadas.
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Entrada 5: miércoles, 6:45 p.m.
Control de la situación actual. “El conflicto está madurando”
Observación directa que se tuvo durante todo el día:
- Grupos estudiantiles han comenzado a reunirse separados.
- Los maestros empiezan a imitar esta acción.
- Los primeros indicios de códigos de pertenencia se establecen. Identidades reforzadas con símbolos (colores de ropa y leve imitación del lenguaje corporal).
Hasta el momento la conclusión parcial que se puede estipular: el grupo necesita un catalizador para el estallido final.
Genos golpeo la pluma en sus labios leyendo sus anotaciones. En la parte de atrás de su cuaderno de investigación, había anotado las tres obvias conclusiones a las que llegaría, y en una había daño colateral a “inocentes”
Se acostó en la cama aun con su cuaderno en el pecho y lo único que realmente pudo sentir era el deseo inminente de llegar hasta el final de su investigación, entendiendo porque su padre Xeno a veces pasaba días sin dormir cuando estaba sumergido en sus investigaciones. Así pues, tomó su pluma y terminó de anotar la entrada de ese día…
Si incorporo de forma sutil el catalizador, la confrontación es inminente.
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Entrada 6: jueves, 6:17 p.m.
Hoy he creado el primer evento catalizador:
- Falsificación de mensajes internos entre líderes. (con un código de vestimenta, es más fácil infiltrarse entre ellos)
- Establecimiento de un rumor sobre sabotaje a los exámenes (una vez que los profesores habían tomado su bando en la escuela, fue fácil difundir este rumor sobre como “x” profesor, favorecería al grupo contrario.)
- Sección de baños grafitada con consignas ambiguas. (La imitación de la letra de los demás es demasiado fácil si tomas en cuenta que el grupo de los populares siempre deja un corazón en el mensaje final y los marginados una raíz cuadrada. “¿En serio una raíz cuadrada? Y luego son ellos quienes dicen que no quieren que los estereotipen” pensó negando con la cabeza ante lo absurdo del asunto)
- Todo calculado para generar paranoia de traición mañana.
Creo que es buen momento de reinterpretar a Foucault y decir que: “Nada en el orden escolar es espontáneo, pero lo espontáneo siempre parece más real que lo planificado.”
—Y mi plan, no tiene puntos ciegos. -se dijo con orgullo mientras se estiraba con pereza sobre la mesa de la cocina.
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Entrada 7: viernes, 11:01 p.m.
Es importante mencionar estas anotaciones pues soy el observador y puede que mi juicio no sea el mejor si tomamos en cuenta estos factores que han aparecido este día y afectan un poco mi rendimiento intelectual:
Estado físico: leve fiebre, tos seca y dolor de garganta.
Estado emocional: tranquilo. Curioso.
La escuela terminó este día con una clara división de los grupos, los códigos de pertenencia se han reforzado, las facciones de los docentes incluso tomaron el parqueo de los profesores como punto de referencia de bando (lado derecho del parqueo, profesores que apoyan a los populares, lado izquierdo del parqueo, profesores que apoyan a los marginales.)
Además, se han empezado a utilizar frases claves para referirse a los del bando contrario, así como a ocupar sitios en la cafetería de la escuela para demostrar el poderío de ambos bandos.
Los alumnos y docentes que antes eran neutrales, este día han tomado un bando claro, nadie se a retirado de la escuela sin estar seguros a que bando pertenecen.
Nota para el lunes: observar. No participar. Registrar todo. No dejar huellas.
Objetivo final: comprobar si la disolución estructural se mantiene sin intervención posterior.
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El domingo por la tarde, Genos estaba con una bufanda sobre su cuello, una caja de pañuelos al lado y gemía con fastidio luego de que un ataque de tos se presentara con regularidad, su frente apoyada en la mesa, dejando su cuerpo caer con dramatismo en la silla.
Stanley estaba sirviendo una sopa de pollo para Genos junto a una taza de té de manzanilla con miel. Xeno estaba en su laptop tecleando con rapidez, a pesar de eso, ambos padres tenían un ojo sobre su hijo.
Cuando Stanley terminó de servir la sopa, la puso sobre la mesa alejando la caja de pañuelos, luego fue a traer la taza de café de Xeno y de él, junto a algunas galletas que Maya le había traído el día anterior, se sentó junto a su esposo y esperó a que Genos diera un par de bocados de la sopa antes de hablar.
—Puedo saber ahora ¿Qué estas tramando? Para poder estar listo ante cualquier eventualidad.
—Estoy tramando sobrevivir a esta gripe para poder ir a los exámenes de mañana. -dijo Genos, sorbiendo su nariz. Xeno hizo una mueca ante eso y le pasó la caja de pañuelos otra vez-. Por cierto, tu sopa está muy rica, papá.
—Genos, te llevé por casi nueve meses dentro de mí, ¿realmente crees que no se cuando estás ocultando algo? -volvió a presionar su padre, Genos trató de no sonreír, Xeno si lo hizo. Stanley casi nunca usaba esa frase, la razón era simple, vivía con dos genios que fácilmente podían argumentar ese pensamiento.
—De hecho, amado mío… -empezó Xeno, sin apartar la vista de su computadora, pero al sentir la intensidad de la mirada de Stanley, su sonrisa se fue de sus labios-. Tú tienes toda la razón. Genos, ¿Qué estás tramando?
—Traidor… -le susurró a su padre y volvió a sorber sus mocos con más fuerza como una venganza para su padre Xeno, quien arrugó sus facciones en una mueca de asco.
—¿Y bien? -insistió Stanley.
—Puedo preguntar, humildemente, ¿Por qué asumes qué yo estoy tramando algo, aparte de sobrevivir a un resfriado? -cuestionó, tomando un poco más de su sopa.
—Has ido más de las veces regulares a la biblioteca, y no… -le interrumpió Stanley cuando Genos iba a argumentar algo-. Los periodos pasados, en época previa a los exámenes, no has asistido con tanta regularidad como estos días.
—Sabes que existen padres de familia que estarían más que felices porque sus hijos pasen más tiempo en la biblioteca, que perdiendo su tiempo en la calle. -argumentó con tranquilidad Genos, su garganta doliendo menos por el caldo caliente que tenía en frente de él.
—Esos padres no tienen a dos genios locos conviviendo en la misma casa, y ya que ambos parece que están trabajando en proyectos separados, de quien debo preocuparme más es del genio loco en ascenso que del genio loco que conozco más.
—No sé si sentirme ofendido o alagado por tus palabras, querido. -dijo Xeno deteniendo al fin sus manos de teclear y viendo a su esposo mientras achina un poco sus ojos.
—Agradezco que me demuestres que me amas más a mí que a mi padre Xeno. -empezó Genos y Xeno mofó poco impresionado mientras tomaba su taza de café-. Pero te aseguro, que no hay nada que preocuparse.
—Eso me confirma que estas tramando algo. -Genos se rio por la seriedad en como su papá seguía hablando.
—Eso confirma que no estoy experimentando con ningún elemento radioactivo ni altamente toxico, ni que empezaré una fábrica de drogas en el garaje. Mis manos están lejos de cualquier elemento de la tabla periódica.
Stanley lo miró por un momento más, antes de soltar un suspiro cansado y relajar un poco su postura.
—Si vas a la cárcel, estas pagando con tus ahorros la fianza que te impongan.
—No iré a la cárcel, papá, puedes estar tranquilo de eso. -aseguró.
“No es que exista huellas que me apunten como responsable directo de nada.” Pensó al instante en que su sonrisa creció y no volvió a bajo después de esa conversación.
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La mañana del lunes, como cualquier día normal, Stanley cocinó el desayuno para todos, él era el primero en irse de la casa, por lo cual, cuando bajaban Xeno y Genos, él estaba completamente cambiado, guardando su comida, sirviendo la comida de ellos y terminando su propio desayuno.
Miró su reloj de muñeca y al comprobar que ya era tarde, se acercó a la mesa en donde sus genios locos aún estaban con ojos cargados en sueño, ninguno era bueno madrugando. Besó primero a su esposo, pues al ser lunes, el primer beso siempre iba para él, según el extraño calendario de besos que le habían impuesto ellos dos para que las mañanas fueran más tranquilas.
Pero cuando besó la frente de Genos, la sintió demasiado caliente para su gusto.
—La fiebre no ha bajado desde anoche. -dijo en voz alta, mientras se dirigía a la gaveta donde tenían el termómetro.
—No es algo que no pueda manejar, papá, tomaré un paracetamol e iré a los exámenes.
—Con tus calificaciones, puedes saltarte estos exámenes y aun así pasar el año. -replicó más despierto Xeno, acercándose a él para palmear su frente.
—¿Acaso estoy escuchando de mis dos amados padres, una orden para poder ser un anarquista e ir en contra del sistema educativo? -dijo con voz ronca, sintiendo un poco de pánico por que sus padres no le dejaran ir a la escuela ese día.
Cuando el termómetro pitó, él se lo quitó, mostrando que su fiebre no era mucha.
—Ven, apenas y es de 38 grados. Con dos pastillas estaré bien. -dijo empezando a comer, ignorando el dolor de su garganta.
Stanley y Xeno se miraron un momento y luego Stanley negó con la cabeza.
—Si la fiebre aumenta o te sientes muy mal, nos estás llamando a cualquiera de los dos para ir por ti. -le dijo Stanley, Genos sonrió al haber ganado esa charla sin mucho esfuerzo.
—Ahí está el padre patriota que yo conozco, siempre controlando las rebeliones anarquistas de su pequeño genio.
Stanley se acercó y le revolvió sus cabellos para molestarlo, les deseo feliz día a ambos y se fue de ahí. Xeno y él comieron con tranquilidad su desayuno, y ocasionalmente Xeno daba comentarios recordándole a su hijo los implementos que debería llevar si quería evitar el contagio masivo.
Genos sonrío, pues el día pintaba bien a pesar de tener la nariz tapada y los ojos hinchados.
…
Puntual como siempre, Xeno lo dejó al frente de la escuela, recordándole llamar si se sentía más mal. Genos lo molestó con darle un apasionado beso en la frente de despedida y Xeno, que al igual que su hijo estaba con un cubrebocas, se alejó de él como la plaga, advirtiéndole que, si él también se contagiaba, Genos haría el caldo de pollo para ambos.
No era una amenaza real, mucho menos Xeno se alejó de él tanto, estaban dentro del carro y, además, ambos eran unos dramáticos. Genos ya estaba acostumbrado a esa actitud de diva de su padre y él no se quedaba atrás, por lo cual era fácil molestarlo cuando se trataba de estar enfermo y lejos de los laboratorios.
Genos salió del auto con una sonrisa debajo de su cubrebocas y se despidió de su padre con la mano, antes de entrar por fin a la escuela.
El aire del lugar se sentía pesado, los alumnos claramente en sus bandos, divididos en dos facciones. El ambiente era paranoico, agitado, todos mirando sobre sus hombros, los grupos recibiendo sus últimas instrucciones de sus lideres… El caos era inevitable.
El catalizador final que Genos utilizó fue una “nota anónima” en los baños de la escuela, que dejó ahí antes de entrar al primer examen del día… Y luego, solo esperó.
Cuando la campana sonó para anunciar la finalización de ese periodo, la “nota anónima” ya estaba en los celulares de todos y fue en ese descanso, en donde todo empezó.
Primero vinieron los reclamos de un grupo a otro, las provocaciones verbales típicas de ambos, luego los gritos, algo predecible a medida que los ánimos se calentaban, luego empezaron los empujones, uno de los chicos más fuertes haciendo alarde de la diferencia de ellos con los marginales, tomó uno de los pupitres de su salón y lo lanzó a la ventana haciendo que se rompiera en varios pedazos… Genos contó 5 segundos de silencio, y luego, el caos después de ese acto fue casi orquestado. Los profesores gritaban, los estudiantes se organizaron como si fuera una guerra civil improvisada.
Hubo gente que empezó a pintar las paredes, los gritos de las consignas de cada bando se gritaron como himnos nacionales; empezaron a quebrar más ventanas y todo lo que fuera de cristal.
Genos, con la serenidad de un investigador que ya esperaba ese resultado, tomaba apuntes en su cuaderno negro, como el científico que enorgullecería a sus padres. Había buscado una esquina que era e lugar perfecto para ver todo, así que se sentó en el suelo y empezó a escribir su última entrada.
Entrada 12: lunes, 10:01 a.m.
Reacción en cadena exitosa. No he dejado huellas ni rastros que me involucren a este evento.
Hipótesis confirmada con éxito.
Nota mental: mejorar el tiempo de respuesta emocional para calcular la duración del conflicto.
Cuando a los minutos luego de que empezó el pandemonio en la escuela, las sirenas de policía llegaron al lugar, Genos hizo dos cosas: primero, terminó de anotar su entrada en su cuaderno, y segundo, envió un mensaje de texto a su padre.
Mensaje a Xeno: "Padre, ¿puedes venir por mí? Te estaré esperando afuera."
Cuando guardó el teléfono y miró al frente en donde la chica más popular de la escuela era golpeada por su “mejor amiga” Genos no pudo evitar sonreír.
“Es el caos más hermoso que he visto, hasta ahora.”
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Cuando el mensaje llegó a su teléfono, Xeno ya había anticipado todo. Desde el viernes que Genos empezó con su tos seca, había adelantado el trabajo para pedir dos días y cuidar su resfriado. Genos no era de los que se enfermaba seguido pero cuando lo hacía, sus cuadros se complicaban, y por indicaciones del médico, con un padecimiento tan único como el que tenía, era mejor no retar la suerte cuando se trataba de problemas respiratorios y cardiacos.
Estaba dando aviso a recursos humanos sobre su retirada temprana, cuando un colega se acercó a él. Era raro que los demás lo hicieran si no era importante hacerlo, él mismo había impuesto esa regla para no tener esas obligatorias charlas triviales, entonces, cuando él se acercó con una Tablet en sus manos, Xeno muy cortésmente lo iba a enviar a la mierda, pero luego escuchó lo que las noticias decían.
“Revuelta en la Escuela del Pacifico, a las afueras de Houston, Texas. Alumnos y profesores se han enfrentado en un suceso sin precedentes. Hasta el momento se contabilizan un total de 50 personas lesionadas. La policía ha hecho acto de presencia…”
Xeno no terminó de escuchar más cuando estaba corriendo al carro para llegar hasta ahí. Olvidando por completo que él jamás corre y menos deja ver su vulnerabilidad a sus colegas, que solo conocían su cara de seriedad y apenas un par de sonrisas que nunca llegaban a sus ojos. Pero ese día, le importó poco que lo vieran correr o con una cara pálida por el miedo, era su pequeño el que estaba corriendo peligro en esa escuela.
Supuso que más de una multa se ganaría por conducir con tanta velocidad, pero no era nada que no pudiera pagar. No le llamaría a Stanley hasta no saber como estaba Genos, no quería alterarlo como él se encontraba en ese momento.
Cuando llegó a la escuela, trató de controlar su expresión, pero sus ojos denotaban la preocupación que sentía, por lo que buscó en la guantera del auto unas gafas de sol negras y se las puso, trató de arreglar sus ropas y cabello para lucir presentable y poder entrar sin problemas para buscar a su hijo, ya que, si notaban que estaba alterado, era obvio que no lo iban a dejar pasar.
Pero Xeno no necesito entrar. Así como le dijo el mensaje, Genos estaba cerca de las bancas de la entrada, sus pies se movían con tranquilidad hacia adelante y hacia atrás, ignorando por completo el caos que tenía detrás de él, en donde policías antimotines entraban a la escuela y los paramédicos atendían a los niños y adultos lesionados. Había libros y hojas de papel tirados por todos lados, así como la estatua del fundador vandalizada y pintada como una Drag Queen.
Genos tosió un poco, tocaba un lado de su chaqueta y sonreía con calma, aun con el cubrebocas, sus ojos demostraban esa acción. Su pequeño levantó la vista al frente, cuando lo reconoció, se puso en pie y se acercó a él. Vino a él casi dando brinquitos y sus ojos estaban brillosos, no solo por la gripe, sino por algo a lo que su amado Stanley llamaba, el brillo de un científico loco.
—Hola, padre. -dijo con su voz más ronca que la mañana, pero con el mismo tono alegre que siempre usa cuando a descubierto algo que le gusta.
—¿Estás… bien? -le preguntó viendo primero alrededor y luego a su hijo, sus gafas aun en su lugar.
—Si hablamos de mi estado físico, creo que estoy más cerca de una neumonía que a un catarro común, pero si me preguntas por mi estado emocional, te puedo asegurar que estoy muy bien. Este fue el mejor día de escuela de mi vida.
Xeno, aún con su postura perfecta, tomó del hombro a Genos y lo metió al auto rápidamente, disimulando su alivio, su sospecha, y su orgullo desbordante.
Una vez los dos estaban dentro del auto y con el cinturón de seguridad puesto, Xeno se quitó sus lentes de sol, encendió el auto y condujo con tranquilidad; fue una vez lejos de todo ese caos que era la escuela, en dónde empezó a interrogarlo.
—Genos, ¿Qué hiciste exactamente?
—¿Por qué supones que yo hice algo? -devolvió la pregunta, pero la sonrisa de su hijo solo crecía más bajo el cubrebocas.
—Será acaso porque eras el único de la escuela que no tenía una vestimenta de un color determinado y no has dejado de tocar el bolsillo donde tienes ese cuaderno negro.
La sonrisa de Genos se mantuvo, así como un ataque de tos que tuvo. Sacó de su mochila una botella de agua y luego de tomar un poco, Genos al fin habló.
—Simplemente apliqué teoría del caos, psicología conductual, dinámica de masas y dos libros de sociología, en un experimento social tomando como referencia el experimento de la prisión de Stanford. Nadie puede rastrear el origen del caos a mí. Además, ya había calculado la intervención policial con una ventana de 10 a 12 minutos. ¡Y lo hicieron en 11! Y no se si a este punto debo llamarlo eficientes o poco prácticos, ¿Sabías que el 73% de los adultos pierde autoridad cuando el caos viene de niños bien vestidos? Oh, y podemos ir por sopa de pollo dónde Abue Lola, sé que ya hiciste un pedido para el almuerzo, así que es mejor pasar y recogerlo temprano…
Genos volvió a toser y puso una mueca de disgusto, tomó agua y siguió hablando durante todo el camino hasta el restaurante.
Xeno lo escuchó, interrumpía solo cuando se recordaba de algún concepto psicológico o algún experimento que también aplicaba a los astronautas y él había estudiado antes.
Cuando llegaron al restaurante por su pedido, Lola no estaba en ese momento, por lo cual se fueron al tener su orden. Genos tocía más fuerte y sus ojos estaban más rojos que antes. Cuando entraron al auto y se dirigieron a la farmacia, Genos se mordió sus labios y habló, bajando un poco la voz.
—¿No vas a decir nada sobre lo que pasó? —preguntó Genos, mirando por la ventana.
—En este momento, sigo procesando todo, y estoy tratando de decidir si te doy una medalla por la increíble investigación que hiciste o una estadía al reformatorio juvenil. -Xeno notó como Genos se hacía más pequeño en el asiento, por lo cual agregó también-. Pero a pesar de mi criterio sobre “cómo debe actuar un padre en esta situación” Sepa que esto fue tan… Elegante. -dijo al final con una sonrisa en sus labios, Genos giró a mirarlo sin creer en sus palabras, los ojos de Xeno no se apartaban de la carretera-. No creí que fueras capaz de tal irreverencia. Me enorgulleces profundamente.
—Pensé que te había decepcionado. -dijo con voz suave.
—Me decepcionarías si no pensaras por ti mismo. -aseguró con tranquilidad mientras giraba el volante del auto-. Y ahora tengo la evidencia de que no sólo lo haces, sino que manipulas a las masas con precisión quirúrgica, con cero pruebas y cero culpas legales. Me cuesta no considerarte mi creación más perfecta, mi querido hijo. El siguiente paso plausible para ti, ahora, será dominar Wall Street para siempre tener fondos financieros para futuros proyectos científicos. Tienes mucho futuro por delante, mi pequeño caos.
—¿Debo asumir correctamente que no te molesta que juegue con personas de verdad y sus emociones? -presionó un poco más su suerte y Xeno mofó divertido.
—Completamente acetada tu hipótesis, querido. Créeme, nadie recuerda al empático que intenta salvar a todos, pero sí al genio que prendió fuego al tablero y escapó por la ventana sin dejar pistas de su paradero.
Genos no pudo evitar sonreír al ver como Xeno le giñaba un ojo.
—Creí que me dirías algo así como que “estás a un paso de traspasar la línea que divide a un genio de un sociópata” -imitó la voz de su padre, pero esta vez no le salió bien, su garganta no estaba en el mejor momento de todos.
—Si, bueno… Digamos que esa línea es muy borrosa cuando se trata de nosotros dos.
—Pobre papá Stanley, creó que al fin entiendo porque no nos puede dejar solos ni por un momento. -dijo con fingida resignación y ambos se rieron por esa acertada afirmación.
—Espero que no dudes en que, nuestro amado Stanley, siempre buscara darte una lección sobre la moralidad de las cosas, pero puedo asegurarte que al igual que yo, él está jodidamente orgulloso de ti.
Genos no pudo evitar reír y recordarle a su padre Xeno que las maldiciones en lunes eran castigadas con cinco dólares adicionales a la cuota, según la absurda regla que pusieron ellos para dejar de decir groserías.
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Genos, motivado por su padre Xeno, terminó de explicar todo su trabajo enseñándole el cuaderno a su padre cuando ya estaban en la comodidad de la casa. Xeno le había traído ropa más cómoda y una manta más cálida, así como también había puesto a calentar agua para hacerle un té de manzanilla. Genos, se había tomado el medicamento que el doctor le había recetado cuando sus resfriados parecían escalar a un cuadro más complicado, por lo cual le quedaban apenas minutos antes de quedarse dormido, por eso él no había dejado de hablar a pesar de su voz ronca, sus ojos brillaban en emoción mientras explicaba su trabajo.
—… Y claro, si dividimos los grupos por interés compartido y no por afinidad emocional, entonces los vínculos se disuelven más lentamente, como sucede en comunidades rurales con baja movilidad estructural… Aunque, claro, eso también depende de la densidad afectiva por metro cuadrado. Es decir, si existe tal cosa, que no existe, pero me gusta cómo suena… Densidad afectiva… ¿Tú crees que eso se pueda medir? Quizá con saliva, o con escáneres de oxitocina. Aunque también podríamos usar pájaros como referencia. Los cuervos… -dijo tosiendo con fuerza-. Los cuervos son increíblemente leales. -Genos vuelve a toser, toma un poco del té que su padre le hizo y luego sigue-... Y si el sistema colapsó fue porque el deseo de justicia superó al temor al castigo. Lo que me parece fascinante. Me recuerda a la Revolución Francesa, pero con menos decapitaciones y más plumones voladores y grafitis mal hechos.
Xeno no pudo evitar reír por las referencias que su hijo usaba.
—Dejando a un lado tus teorías psicohistóricas y tus mini revoluciones escolares. Parece que al fin te divertiste en la escuela como un niño normal.
Genos frunce su ceño, su nariz se arruga al instante. Parpadea un par de veces, el medicamento parecía estar haciendo efecto al fin. Como aun quiere seguir hablando con su padre, se sienta lentamente, su cara denota que la sola idea de lo dicho por su padre le ofendiera, pero a su vez se siente demasiado mareado para armar un argumento complejo más completo que no sea su trabajo de investigación.
—No me gusta eso. – le dice sin rodeos, su voz sigue saliendo ronca, pero Xeno puede detectar algo diferente en su entonación-. No quiero ser eso.
—¿Por qué no, Genos? -pregunta con curiosidad, los ojos de su pequeño, parecen cargados de sueño, pero a su vez, hay algo diferente en ellos. No la alegría desbordante de hace unos minutos, es otro sentimiento que Xeno puede jurar haber sentido antes.
Genos tamborilea con los dedos sobre sus rodillas, inquieto. No parece del todo consciente de que está hablando con tanta transparencia, pues incluso a descuidado su lenguaje no verbal. Su cuerpo dice "agotado", pero su mente sigue corriendo sin frenos.
—Porque los niños normales no se dan cuenta cuando sus padres los abandonan. -empezó, Xeno sintió que el aliento se le cortaba, la culpa de años atrás volviendo de forma amarga a él-. No lo notan hasta que ya es tarde, hasta que ya están rotos. Yo me di cuenta desde hace muchos años atrás... Me di cuenta y no pude evitar sentirme roto.
Xeno aprieta la taza que tenía en sus manos. La cerámica tiembla ligeramente por la presión, pero él permanece en silencio, dejando que su hijo termine de hablar.
—Tampoco quería causar problemas, pero a veces siento que, si no hago cosas así, nadie me ve… Ni siquiera tú. -le dijo con la voz entrecortada, Genos suelta un suspiro cansado mientras se acuesta mejor en el sofá, en sus labios hay una sonrisa mal formada-. ¿Sabes qué es lo peor? Que incluso cuando me miras, a veces aun siento que me observas como si fuera un prototipo, no tu hijo... Y eso me hace sentir solo de nuevo, porque todos los demás me miran igual… No tengo a nadie con quién hablar… Eso es un poco triste…Tienes tanta suerte papá, tú si lograste encontrar a alguien que se quedó a tu lado, que te ama por quién eres… A veces siento que yo jamás encontraré a alguien así… Sabes, como solo los tengo a ustedes dos, a veces me gustaría que solo me abracen, no por lograr algo, ni por ser brillante… O por estar enfermo... Solo… Solo ser abrazado por estar y ser quien soy…
Xeno traga saliva con dificultad. Sus ojos ligeramente vidriosos y en su garganta aun un nudo difícil de eliminar. Sus manos tiemblan, por eso deja la taza a un lado. Se acerca a Genos y le acomoda mejor la manta, los ojos de Genos parecen pesarle a cada momento más, Xeno sabe que es por el medicamento que le ha dado. Cuando la manta esta mejor, lleva sus manos al cabello de su pequeño, sus manos tiemblan, pero él trata de que lo acaricien con amor.
Genos, como si fuera un pequeño gato buscando cariño, mueve su cabeza para encontrar esas frías manos que lo acarician. Sus ojos ahora cerrados y sus labios con una sonrisa más cálida que la anterior.
—¿Sabías que papá Stanley una vez me trajo helado cuando tuve fiebre? Dijo que era porque “necesitaba azúcar para el cerebro…” -le mencionó con una pequeña risa, Xeno a penas y pudo sonreír al pensar en lo absurdo de esa afirmación-… Lo vi llorar cuando creyó que no lo notaba... Papá siempre llora muy bajito... Como si pedir perdón fuera pecado. -Genos bostezó, acomodando mejor su cuerpo, sus ojos no se volvieron a abrir, pero aun así siguió hablando solo un poco más-… Tú lloras menos, pero piensas en voz alta y a veces tus ojos se humedecen… Como ahora… Eso también cuenta, ¿verdad?… -Xeno vio como la respiración de su hijo se acompasaba lentamente y retiró la mano de la cabeza de Genos cuando creyó que estaba dormido, pero Genos retuvo su mano y aún en un susurro le dijo-. Quédate… Por favor… No quiero estar solo otra vez… Prometo aprender más rápido para comprenderlos mejor… Quiero entenderlos… Para entender al mundo también…
Balbuceo esas palabras, y Genos finalmente se duerme.
Xeno se queda ahí, a su lado, en silencio, sintiendo que a pesar de los años que habían pasado de ese evento, el daño que le habían hecho a su pequeño, aún le seguía pesando en su corazón.
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La tarde del lunes, Stanley y Maya, se encontraban aún en el cuartel, finalizando el entrenamiento de ese día. Stanley se dirigía al casillero para sacar su teléfono móvil cuando un compañero de Maya, el teniente Grayson, se les acercó con una tablet en la mano y una sonrisa torcida.
—Maya, tienes que ver esto. Está en todos los portales de noticias.
Maya tomó la tablet y casi de inmediato se lo enseñó a Stanley, al leer el lugar de la noticia.
La noticia tenía un encabezado escandaloso y amarillista, Stanley no entendía porque se lo pasaban, hasta que empezó a leer más: "Caos absoluto en escuela secundaria: estudiantes, profesores y personal en guerra abierta. Se desconoce el detonante. La policía antimotines tuvo que intervenir… La Escuela del Pacifico ha sido el epicentro de algo sin precedentes…"
Stanley no necesitó ver más, su instinto raramente se equivocaba, y soltando un suspiro, negó con la cabeza mientras una sonrisa tonta crecía en sus labios. Tomó su celular y encontró dos mensajes de Xeno, indicando que Genos estaba bien y que estaban en casa.
—Fue Genos.
Dijo con simpleza, una vez que el colega de Maya se fue y ambos empezaron a cambiarse.
—¿Tu hijo y mi pequeño soldado?
—Nadie más sino él… Él es el único que podría hacer algo tan meticulosamente invisible y tan caóticamente brillante.
Stanley solo se secó el sudor y se cambió con rapidez, sabiendo que sería una noche muy larga.
Se subió a su auto y condujo a casa, puso las emisoras de radio que daban las noticias a esa hora, y se mantuvo escuchando lo que decían sobre el incidente.
Cuando Stanley abrió la puerta de su casa, Xeno estaba en el sillón, con una taza vacía en sus manos, su mirada estaba perdida en un punto lejano. Genos dormía profundamente, enredado en una manta, en la mesa frente al sofá había una caja de pañuelos, una taza vacía y un cuaderno negro.
Los pasos de Stanley hicieron que Xeno regresara de las profundidades de sus pensamientos. No se dijeron nada, solo se sonrieron levemente. Cuando Stanley se acercó más a ellos, levantó con cuidado a Genos, y lo llevó a su cuarto como lo hacía cuando tenía cinco años. Trató de quitar las sábanas de su cama y lo colocó sobre ella, le quitó la bufanda y arregló su ropa para que durmiera más cómodo, luego lo arropó, dejando un beso en la frente antes de irse de ahí, la fiebre al menos ya había bajado.
Xeno lo observaba desde el pasillo, los había seguido y había visto todo el ritual que Stanley hizo con su pequeño.
Stanley vio como la mirada de su amado estaba sin vida, él no tuvo que pensar mucho para saber que algo, además del caos escolar, había pasado entre su hijo y él. Tomando de la mano a su esposo, lo guio hasta la cocina en donde fue a preparar café.
Esperó a que su esposo hablara, pero al ver que no dijo nada, presionó un poco más para saber lo que había pasado.
—Entonces... -empezó, pero el suspiro de Xeno le confirmó que su esposo seguiría hablando.
—Genos lo planeó como un experimento de sociología aplicada. Citó a Le Bon, a Foucault. Manipuló a profesores y estudiantes sin dejar rastros. Y cuando lo recogí, hablaba como si hubiese presenciado una obra de arte.
—Eso suena a algo que tu harías. -trató de bromear-. Pero con menos arrogancia y más dulzura en su composición.
Xeno bajó la mirada y soltó un suspiro con cansancio, Stanley se puso en alerta cuando lo vio mejor… La postura de Xeno hablaba de un hombre derrotado.
—El medicamento lo relajó demasiado, como siempre lo hace. Pero antes de dormirse, me confesó la razón real... Genos dijo que lo hizo porque se siente solo, porque no hay nadie como él… Nadie que lo escuche… Nadie con quien hablar.
Stanley se pasó las manos por el rostro, comprendiendo mejor el estado de derrota de su esposo. Dejó el café sin hacer, se sentó al lado de su esposo y junto sus manos con las de él.
—Xeno, no te culpes de esto. Nosotros lo entrenamos para sobrevivir en este mundo, no para convivir… Supongo que esté era el resultado de una crianza así.
Xeno se mordió los labios, antes de soltar un suspiro cansado y susurrar, como si temiera decir esas palabras.
—Él todavía lo recuerda… Lo de hace seis años… -dijo, con un tono cada vez más bajo-. Y él, en vez de odiarnos, quiere entendernos…
—Cariño… -le llamó Stanley, su voz imitando el nivel de su esposo-. Ya hablamos de esto, ¿recuerdas? él no nos odia…
—Lo se… -dijo casi con enojo, la rabia era dirigida para sí mismo y Stanley, comprendiendo eso, solo apretó sus manos un poco más fuertes, como un ancla a tierra-. Si yo fuera él, odiaría a mis padres, al mundo en general... Y estuve en sus zapatos, entiendo el vacío que siente él… Yo sí odio al mundo, aborrezco la existencia humana… Pero él solo quiere entender el mundo… Entendernos a nosotros… Es un tonto.
Dijo con voz quebrada, sus lágrimas al fin saliendo de sus ojos. Stanley no dudó en atraerlo a él, abrazándolo con fuerza para controlar las emociones de su amado y tonto esposo.
—Genos está roto, al igual que nosotros. Eso era casi inevitable, viniendo de dos personas rotas, tarde o temprano le haríamos daño, aunque lo evitáramos... Pero a diferencia de nosotros, él no quiere que nadie más se rompa y esa es la razón por lo que duele tanto…Y también, la razón por lo que le amamos.
Xeno no dijo nada más, solo se permitió llorar en los brazos de su esposo. Stanley lo consoló, pues eran muy pocas las veces que lo había visto romperse, y la mayoría de veces, por no decir casi todas, eran por su hijo. Xeno amaba demasiado a Genos y su amor no solo lo cegaba a veces, sino también lo lastimaba, lo rompía y lo transformaba en una persona un poco más humana… Y eso, también aplicaba a él.
—Genos nos hace más humanos. -susurró a su esposo cuando besó sus cabellos-. Y eso es hermoso y muy aterrador a la vez.
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Cuando la luz del sol le golpeó en la cara, Genos se quejó, un trapo húmedo se cayó de su cabeza.
Notando que su estómago le pedía algo de comer, se levantó de la cama, se sentía menos mareado que el día anterior pero su voz aún estaba ronca, la única gran diferencia que sintió esa mañana fue su nariz más despejada.
Eso lo entendió cuando bajo las escaleras y el olor a comida invadió su sentido del olfato. Fue hasta la cocina en dónde ambos padres estaban, el aroma a comida casera le hizo abrir su apetito.
Se sorprendió ver a sus padres sentados con tranquilidad, pues el reloj de la pared le decía que eran pasadas las nueve de la mañana.
—Buenos días, papás. -saludó, su voz un poco menos adolorida-. Es raro que se tomen días libres no programados.
Bromeó Genos, pero sus padres estaban serios. Él se mordió el labio y se fue a sentar a su silla en la mesa, sus padres al frente de él.
—¿Algo que quieras aportar? -preguntó Stanley y levantó un dedo deteniendo a Genos que abría la boca para hablar-. No quiero un reporte, todavía, de la investigación que hiciste. Yo hablo sobre el revuelo mediático en los medios de comunicación.
—Es una variable que estaba contemplada en la investigación. -mencionó con duda, sus padres le miraban con una seriedad que pocas veces le mostraban-. Puedo agregar a mi defensa que no existen ni existirá evidencia que me involucre en esa revuelta estudiantil.
Xeno fue el primero en apretar sus labios para evitar reír, lo que hizo que Genos se relajara un poco más, entendiendo la situación. Sus padres estaban actuando como se supone deben actuar los padres de un niño que casi hace el mundo arder… “Comprensible” pensó. Viendo su postura más relajada, Stanley soltó un suspiro cansado y Xeno empezó a reír cubriendo su boca con la mano.
—No dejar evidencia en el lugar, no significa que puedas bajar la guardia, jovencito. -empezó Stanley. Xeno obviamente dejándole “la charla seria” a su amado esposo-. Has hecho historia en esa escuela, debo admitir, pero hay mejores formas de ser escuchado cuando estas harto de una situación.
Genos tensó su cuerpo como si hubiera recibido un golpe, no esperando que su padre se diera cuenta de eso, él aun no era consciente de lo que le dijo a su padre Xeno cuando estaba cayendo del sueño el día de ayer.
—Lo lamento. -se disculpó con sinceridad, su mirada enfocada en la mesa como si fuera lo más fascinante que había visto-. Sólo quería, no sé, quizás que alguien se diera cuenta de que estoy aquí.
Stanley se paró de su asiento y fue hasta donde su hijo, puso una rodilla en el suelo para poder hablar a su altura, tomó una de sus manos para que él le mirara a los ojos.
—Siempre nos damos cuenta de ti. Somos tus padres, Genos, y aprendimos la lección. Ahora necesitamos que nos hables cuando veas que estamos fallando de nuevo, o antes de que quieras volver a incendiar el mundo, aunque lo hagas con tesis y bibliografías incluidas. -Genos se rio con esa palabra, Stanley le devolvió la sonrisa-. Tienes que hablar con nosotros, ¿de acuerdo?
Genos sonrió más y asintió con la cabeza, luego se dejó abrazar de su padre, sintiéndose de nuevo como un pequeño niño. Se quedó así unos segundos más disfrutando de solo ser consentido, como siempre deseo.
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Xeno y Stanley ya habían esperado la llamada de esa tarde. El director estaba histérico, acusando a Genos como responsable del incidente, y aunque ellos ya lo sabían, cuando preguntó sobre las evidencias, el director dijo que no las necesitaba para saber que Genos era el responsable, lo que en lenguaje menos alterado significaba que no había pruebas, como bien su hijo les había dicho.
Cuando la llamada terminó, el director había tomado la decisión de expulsar a su hijo, mientras ellos, muy tranquilamente le habían advertido al director que, si Genos quería volver, lo haría, pues si no había evidencia en su contra, ellos fácilmente podían ir a una corte civil para crear una demanda sobre calumnias a un menor de edad incapaz, alegando un acto de anarquía como el vivido en la escuela.
No necesitaron llegar a tribunales, Genos no quería volver a esa escuela. Por lo que al menos, solo por esa vez, una expulsión no fue del todo mal recibida por unos padres demasiados orgullosos de su pequeño caos andante.
No estaba muerta, solo adolorida y sedada por un medicamento. (〜 ̄▽ ̄)〜
Como claramente pueden ver, este no es la continuación de la historia y tengo una razón justificada para subirlo... Bueno, dos razones, en realidad.
Como bien saben, este arco que viene es casi el último del manga, por lo que, mientras editaba los capítulos y veía mis borradores, me di cuenta de algo que pasé por alto... Los capítulos de redención que vienen de la historia, tienen muchas referencias del pasado de la familia Snyder Wingfield, referencias que yo entiendo porque ya las escribí pero que ustedes aún no han visto. Por lo cual, después de pensarlo seriamente durante estos días de convalecencia, he tomado a bien hacer los extras que ya están programados antes de seguir con los capítulos normales de la historia. Los extras los iré colocando según el orden que ya dejé en el índice.
La otra razón, y siendo muy sincera con ustedes, fue porque alguien subió un video de Genos como Regina George mientras la escuela arde en caos. Ya había contemplado escribir esa escena al leerla en un post de Facebook, pero ver el video solo fue el impulsor de terminar de escribirla, pero con un tono más al estilo de un Gen con los genes científicos de su padre.
Creo que está de más decir que no hagan esto en sus centros de estudio (sino quieren que todo termine como el experimento de la prisión de Stanford). Y también aclarar, no soy psicóloga (aunque me hubiera gustado serlo) solo una fiel amante de la psicología. Lo digo por si en algún momento del capítulo, utilicé mal un término o le di otro contexto que no es apropiado, acepto cualquier crítica sobre eso, y con gusto los estoy leyendo para aprender más sobre mis errores.
En fin, mi pie todavía no se recupera, al parecer no solo fue un simple accidente, pero estoy disminuyendo la dosis de los relajantes musculares porque solo paso dormida todo el pinche día. (Dato innecesario, pero igual lo pongo porque me gusta desahogarme un poco aquí)
Okey, nos estamos leyendo entre estos días con los otros dos o tres extras que subiré antes de volver a la historia de origen.
Autora-san, fuera.
Chapter 27: Capítulo 23: La sombra del guerreo
Summary:
Gen revela la verdad detrás del colapso de Ukyo: años de trauma, pérdida y soledad. Mientras Senku y Ryusui escuchan en silencio, comprenden que algunas batallas no se ganan con ciencia, sino con el abrazo de quien te elige como familia.
Notes:
Por favor no se salten la canción de este capítulo pues es la voz de Ukyo... TnT
Canción: The line.
Artista: Twenty One Pilots
Link: https://www.youtube.com/watch?v=QHwwp18KD_c&ab_channel=iPerol
Chapter Text
Gen arropó a su pequeña Suika en una improvisada cama que hizo cuando la noche cayó. Su niña fue firme a quedarse a su lado y estar ahí cuando Ukyo despertara, pero ya pasaba de media noche y su pequeña no pudo más con el cansancio.
Cuando su niña al fin pareció dormir con tranquilidad, Gen volvió a sentarse cerca de la mesa en donde estaba acostado Ukyo, sus manos sosteniendo la izquierda de él, llevando un conteo de sus pulsaciones.
Los suaves golpes de la puerta pidiendo entrar puso en alerta a Gen, pero tuvo que recordarse a sí mismo que ya no había peligro cerca, por lo que los dejó entrar. Eran Senku y Ryusui, seguido de Francois y un carrito de comida.
—No has comido en todo el día. Come algo en lo que yo lo reviso. -le dijo Senku acercándose a él.
—No tengo hambre. -le respondió en voz baja.
Senku resopló un poco molesto, pero no aportó nada, prefiriendo volver a revisar los signos vitales de Ukyo. Francois le pedía comer a Gen un par de bocados para mantener las energías y cuidar mejor de Ukyo y Suika, Gen lo intentó, pero el nudo en su garganta le impidió pasar más de tres bocados.
Cuando terminó su revisión, Senku alcanzó una silla para él, acomodándola en frente de Gen.
—Okey. Mi paciencia a llegado a su límite. -Gen levantó la mirada, preocupado por las palabras de Senku, la seriedad en él nunca era un indicio de algo bueno-. Tú eres el que viene a mí y me molesta con esto de desahogarse y no guardarse nada, pero tú y Ukyo van y hacen exactamente lo contrario. No estás comiendo ni bebiendo agua correctamente, llevas 16 horas con 35 minutos y 20 segundos en un patrón de hipervigilancia lo que solo haces cuando hay algo en tu cabeza que no puedes resolver... Entonces, si hay un momento para hablar será ahora, lo escucharé todo, así que comienza a hablar.
Senku cruzó sus manos sobre su pecho, la seriedad reflejada en su cara y la determinación en sus ojos. Al ver esa imagen, un resoplido salió de los labios de Gen, quien quiso pasarlo por uno divertido, pero su sonrisa no tocaba sus ojos.
—Senku-chan ha crecido y se preocupa por los demás.
—Genos. -le llamó Ryusui, sentándose a la par de Senku con una silla que Francois le pasó-. Si queremos apoyará Ukyo una vez que despierte, necesitaremos saber con qué demonios vamos a pelear.
Gen miró a ambos, uno de ellos, su Senku, quería que él se desahogara, el otro, parecía tener conflictos sobre por qué hacía las cosas. Aun así, ambos tenían esa determinación de quedarse y esperar hasta que él hablara.
Bajando su cabeza, Gen vio sus manos unidas con las de Ukyo pues instintivamente las volvió a buscar cuando terminó su revisión. Él sabía que el peso del dolor lo terminaría matando si no aceptaba la ayuda.
—A estas alturas creo que ya saben que Ukyo creció con sus abuelos maternos, sus padres murieron en un accidente... Lo que él jamás les contará es que él estaba ahí, consiente, escuchando los lamentos de sus padres hasta que la vida se fue de ellos... Ukyo solo tenía siete años cuando pasó eso. -Gen no se atrevió a levantar la mirada, no era su historia, pero la sentía como suya-. Quien lo salvó a él fue un marino de las fuerzas de Autodefensa de Japón y desde ahí se interesó en su trabajo. -una sonrisa triste se plasmó en sus labios. La primera vez que escuchó esta historia fue en una escapada de su casa hasta la casa de la amable abuela de Ukyo-. Según su abuela, él siempre tuvo ese don de su audición, por lo que la casa de ellos lejos del pueblo y cerca del mar fue su salvación... Cuando lo conocí por primera vez ya era todo un hombre, había servido en varias misiones de ayuda humanitaria, había sido condecorado por su servicio en apoyo a las víctimas de un derrumbe que se presentó en su pueblo natal, era el mejor de su generación y aspiraba a ser el mejor sonarista... Si les presentara un cuadro de él con estas palabras, seguramente pensarían que solo le espera grandezas a este soldado sobresaliente... Pero por dentro, cuando las luces caen y las voces de victoreó se acaban, los demonios empiezan a arañar en tu conciencia... Juré que jamás contaría esto a nadie, pero la carga es demasiado pesada para llevarlo solo...
Gen se sorprendió cuando una mano cálida se posó sobre las suyas, Gen no necesitaba verla para saber que era la de Senku.
—El milagro de su audición fue una maldición para él... Imagínense por un minuto ser él, escuchar como claman por ayuda y no poder hacer nada y que esto se repita una, y otra, y otra vez. Saber que tu abuelo esta soterrado y que sin importar cuanto excaves, cuantos escombros muevas, no puedes llegar a él y aun así poder escucharlo a él y a todas las demás personas que estaban ahí, solo para minutos después el silencio te diga que has llegado tarde y días después ser condecorado por tus esfuerzos fallidos. Imaginen el dolor del duelo colectivo al ver a gente que conociste toda tu vida ser puesta en bolsas negras para ser llevadas a cremación... Ukyo no lo tiene que imaginar porque él estuvo ahí, parado frente al caos, escuchando el dolor de las voces, la resignación en las palabras profesionales de sus compañeros, en él ser esas palabras para el familiar de alguien muerto...
Gen tuvo que morder sus labios, cada que recordaba esa historia le dolía.
—He tratado de que él se abra a mí, pero ambos somos tan buenos siendo tercos que esto ha sido la única pequeña mirada de todo lo que carga consigo porque ya sufrió un ataque igual en el pasado... -Gen tomó aire y lo soltó, moviendo una mano para tocar mejor la mano de Senku, necesitaba ser fuerte-. Los donceles tenemos una ventaja sobre los demás sexos, pero así mismo, podemos morir fácilmente cuando no sabemos controlarlo... Generalmente, a las personas del ejército se les enseña a controlar este interruptor dentro de nosotros, aquello que nos mueve a atacar y sobrevivir cuando no se tiene un paquete de cuido establecido... Ukyo jamás quiso formar uno y aún lo mantiene; las experiencias pasadas lo han marcado tanto que él no aceptará a nadie que no pueda defenderse solo ni a los suyos... Yo tuve la suerte de que mi papá viniera de una larga línea de militares y me entrenara desde pequeño, por eso se cómo reconocer las señales en mi cuerpo y como detenerme antes de caer en ese estado, pero Ukyo solo ha tenido un par de años entrenando esto, por lo que la primera vez que le sucedió casi mata a alguien con sus propias manos... Ukyo no fue suspendido porque mi papá estuvo ahí para intervenir por él, prometiendo enseñarle como controlar un ataque así. Obviamente el que le enseñó eso fui yo, ya que él tenía que ir a otras misiones fuera del país.
Gen sonrió cuando recordó eso. Su carrera en Japón estaba en acenso en ese momento y su papá Stanley solo llegó una noche y se lo llevó al hospital en donde estaba Ukyo para que fuera su amigo/psicólogo e instructor para controlar ese impulso de sobrevivencia.
—No es fácil apagar un interruptor tan instintivo como el de sobrevivir, pero Ukyo siempre me sorprendía cuando las cosas que yo aprendí a dominar a los años, él lo hacía en días. El plan original era que en un año él volviera al servicio activo, pero en tres meses él era completamente capaz de controlarse y pasado solo un mes más, él fuera reactivado al servicio nuevamente, por protocolo, tuvo que asistir un año más al psicólogo y luego fue libre de las consultas con el psicólogo designado por el ejército; así de resiliente es Ukyo.
Gen al fin levantó la mirada del suelo y se atrevió a ver las expresiones de los oyentes. Senku estaba pálido, su cara, aunque intentó ser seria, en sus ojos se expresaba una tristeza profunda. Por otro lado, estaba Ryusui a quien no pudo leer su expresión facial, pero sí pudo ver como sus puños estaban fuertemente apretados, atrás de él, Francois se limpiaba las lágrimas con un pañuelo.
—Ukyo fue diagnosticado con un trastorno depresivo persistente y desde que nos encontramos en este mundo de piedra he estado al pendiente de él. Con la guerra antes de la unificación del reino científico, las pesadillas y el insomnio volvieron a él... Ukyo siempre dice que aprendió a dormir poco en el ejército, pero mi papá me enseñó que eso era falso y que la falta del sueño es un detonante peligroso para alguien que porta un arma. -Gen bajo la mirada e hizo una mueca de sonrisa al seguir hablando-. Cuando nos hicimos con la cueva de los milagros y el instinto de sobrevivencia de él no se activó a pesar de estar herido, estúpidamente creí que él estaba mejorando, que de verdad había logrado dominar ese instinto... Pero no fue así, algo debió pasar entre la segunda petrificación y la tercera para que él volviera a perder el control.
—... El primer lanzamiento de medusa. -dijo Ryusui con una voz gruesa, Gen levantó la mirada cuando Ryusui tosió para volver a su voz normal-. Mi pensamiento cuando vi a medusa fue "Es una granada." Quizás y Ukyo pensó lo mismo.
—Todos los aldeanos estaban gritando cuando el rayo petrificador empezó a expandirse... -Senku no aportó más, no era necesario terminar esa frase pues todos lo entendían ahora.
—Soyuz también comentó sobre como reaccionó Ukyo al saber que medusa estaba en el estómago de ese aldeano. -siguió aportando Ryusui.
—Demasiados estímulos en pocos días. -estuvo de acuerdo Gen-. Se que Ukyo se despertará antes de las 24 horas, por lo que podrá retomar su trabajo olvidando por completo este episodio o al menos intentándolo olvidar... Por lo que ahora está en sus manos la decisión de que procederá con él. Este viaje está llegando a su fin, pero partiremos a las Américas una vez ajustemos las modificaciones para el barco en un viaje tan largo, por lo que estará en sus manos el dejarlo fuera del viaje o no.
—Pero tú no quieres dejarlo. -le dijo Senku rompiendo el silencio de las últimas palabras dichas por Gen.
—Después de un episodio como estos, es de vital importancia el crear un seudo paquete de cuido que permita al doncel nivelar su instinto de lucha y sobrevivencia... Quizás esta sea una oportunidad para que él pueda al fin crear uno, en el pasado solo estaba yo, por lo cual me quedé como miembro oficial durante los meses siguientes a su incidente. -Gen miró a Senku y Ryusui con convicción-. La decisión final está en sus manos, pero yo sí espero que Ukyo nos acompañe en el viaje a las Américas.
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Cuando Ukyo abrió los ojos, el sol a penas se miraba en el horizonte, se sentía un poco perdido con la hora.
—Buenos días, tonto hermano mayor. -la voz de Gen lo hizo mirar su lado izquierdo y sentir como su mano era fuertemente apretada, la sonrisa de Gen era cálida y en sus ojos lágrimas empezaron a caer.
—Hola llorón. -Gen soltó su mano solo para abrazarlo y llorar más sobre su pecho, él solo pudo acariciar sus cabellos, tratando de consolarlo lo mejor que pudo. Pero al momento de accidentalmente mover un poco el cuello alto de Gen, unas marcas moradas aparecieron y aunque Ukyo no lo recordara, sabía que él había sido el causante de eso-. Lo lamento.
—Estabas bajo mucho estrés y yo no pude estar a tu lado para ver aparecer los síntomas y frenarlos. -le dijo levantándose un poco del pecho de Ukyo.
—No es tu obli...
—Si lo es. -le interrumpió, Ukyo pudo ver el dolor en los ojos de Gen, el sonido de su voz era el que hacía cuando contenía el llanto-. Prometimos estar para el otro cuando me escapé de casa luego de pelear con mi padre... Dijimos que nos quedaríamos en las buenas y malas, ¿o me mentiste cuando dijiste que seriamos los dos contra el mundo?
—No lo hice. -le respondió con calma.
—Entonces no me digas que no me preocupe por ti... -las lágrimas de Gen cayeron de sus ojos y él no hizo esfuerzo de detenerlas-. Tú no eres una obligación para mí, tú eres la única familia que tengo, así como yo soy la única familia que tienes... Cumple tu promesa y déjame luchar a tu lado en este nuevo mundo... por favor. -pidió con la voz rota.
Ukyo soltó un suspiro quebrado por las lágrimas que también cayeron de sus ojos, sus manos se movieron y se aferraron a Gen, permitiéndose llorar.
Su llanto era silencioso porque él se obligó a jamás dejarlo salir, pero se sentía tan cansado de eso, tan quebrado que no sabía cómo volver a repararse... Ukyo después de miles de años, se permitió volver a ser débil, en los mismos brazos que una vez él consoló. Se permitió gemir por el dolor de su pecho, pues la carga era tan pesada que no podía dar un paso más... Se permitió ser consolado por la única persona que se quiso quedar con esta versión rota de él y que no dudaba en llamarlo familia.
Por solo esos minutos, mientras el llanto seguía en ambos, Ukyo abrazo con todas sus fuerzas a su tonto hermanito menor.
El plan anterior se canceló, por lo que pude terminar ambos capítulos este día... Y ahora...
o(TヘTo) Cuando en mi mente pensé en este capítulo, no tenía una canción en específico ni mucho menos una imagen, pero una noche antes de ponerme a escribir y con mi PlayList en aleatorio, "The Line" apareció mientras veía Pinterest buscando una referencia visual, la imagen de Ukyo apareció justamente en la primera estrofa de la canción (En la parte de: "Mi cuerpo a llegado al límite...") y de ahí en más todo se fue al carajo.
Dije que haría sufrir un poco a Ukyo pero no creí que fuera tanto... ಥ_ಥ Por favor alguien quítenme la computadora.
Autora-san, (que está en una esquina del cuarto llorando por lo que ella misma escribió.) fuera.
Chapter 28: Capítulo 24: Recuerdos en la oscuridad.
Summary:
Ryusui lucha contra fantasmas del pasado mientras Ukyo, aún frágil, escucha lo que nadie más nota: el mensaje de WHYMAN tiene la voz de Senku. La revelación sacude al grupo, pero una pregunta queda flotando: ¿es una imitación o algo más siniestro?
Notes:
Para los que no se han percatado, en la última actualización que hice, dupliqué el capítulo 22 pero ya está arreglado y el capítulo 23, que era el correcto, está subido. Por si aún no lo han leído pueden ir a verlo y luego seguir con este.
Para los demás que ya lo vieron, disfruten el capítulo.
Chapter Text
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En una habitación de un penthouse, Ryusui contemplaba las luces de la ciudad por la ventana de una de las habitaciones del lugar, en el silencio de la noche, los pensamientos de Ryusui eran un caos en orden, sabía que tenía que priorizar, que cosas descartar y cuáles ni siquiera tocar... Pero eran esas, las que no tenía que dejar asomar por ninguna grieta las que parecían querer salir con más fuerza que nunca.
El toque de la puerta lo hizo sacudirse levemente, pero se relajó al escuchar la voz pidiendo pasar, era Francois quien entraba con un cambio de ropa de cama en sus manos.
—La bañera está lista, mi señor Ryusui. Sus invitados también han sido despachados, a la dama como usted pidió se le dio un poco más de dinero que al joven caballero.
—¿Preguntaron por mí? -dijo con indiferencia, sin apartar la mirada de la ventana.
—Una vez que se les informa del dinero que recibirían, ninguno de los dos volvió a mencionarlo.
—Lo típico entonces. -dijo con un suspiro cansado, mientras se ponía en pie y se arreglaba la bata de baño, antes de caminar hasta la entrada de la habitación-. Recuérdame jamás volverlos a invitar a subir conmigo. Con una vez es más que suficiente para mí.
—Por supuesto, mi señor Ryusui. -respondió Francois que siguió a Ryusui hasta la habitación de baño-. ¿Desea algo más mi señor Ryusui?
—Si. Trae mi perfume, esa chica me impregnó con su colonia, demasiado dulce para mí gusto.
—Ya lo he hecho mi señor. -respondió con su habitual tono neutro-. Están en la gaveta de en medio en el tocador. Si no hay nada más que hacer, iré a cambiar las sábanas de la cama.
—Adelante. -le dijo metiéndose a la bañera y cerrando los ojos, disfrutando de la calidez del agua.
Escuchó como Francois cerraba la puerta tras de sí. Ryusui abrió los ojos con fastidio en su mirada. Para él, la escena de los amantes silenciosos ya le estaba aburriendo, siempre era lo mismo: buen sexo, se aleja un poco de ellos y ellos reciben una cantidad muy generosa de dinero para no tener que preocuparse por echarlos a mitad de la noche.
Ryusui se hundió por completo en la bañera mientras mantenía la respiración. Bajo el agua, el latido de su corazón era más fuerte, podía incluso sentir como la sangre corría por su cuerpo. Dejó su cuerpo hundiéndose en el agua hasta que tuvo que salir a tomar aire solo para volver a repetir la acción varias veces... Dentro del agua, era el único momento en que tenía calma en su mente, sin imposiciones de planes futuros, sin palabras forzadas, solo siendo uno entre millones de personas más, un tipo que solo se ha rendido a una cosa, un deseo que sabe jamás se cumplirá... El infantil deseo de un amor que se quede a su lado aun viendo sus fisuras, un amor que no dude en elegirlo a él sobre lo que tiene. Ese es el pensamiento que siempre está ahí, como una sombra en su cabeza, el deseo que más oculta pues sabe que no depende de él, sino del otro...
—No debes de fingir todo el tiempo... -escuchó la voz de Ukyo. Ryusui se sintió perdido pues aún estaba bajo el agua, pero luego parpadeo y la brisa de la costa fue lo que lo recibió, estaba apoyado en un árbol de tronco grueso, al otro costado del árbol estaba Ukyo, quien también miraba hacia el mar y su atardecer-. Está bien no siempre estar con una sonrisa de oreja a oreja y ser solo tú mismo, con tus fallas y aciertos. Las verdaderas personas que te aman se quedarán.
Ryusui sonrió genuinamente con cariño, a pesar de que sabía que esas palabras no eran dirigidas a él, sino al par de niños que estaban sentados al lado de Ukyo, sintió que podía quedarse con ellas también, aunque sabía que Ukyo jamás usaría ese tono tan cariñoso para hablar con él pues era exclusivo para los niños y Genos.
—Se que da un poco de miedo ser uno mismo, pero en un futuro, cuando brillen con su luz propia, sabrán que valió la pena.
Ryusui volvió a cerrar sus ojos, la voz dulce de Ukyo calentaba algo en él que ni siquiera sabía que estaba frío, pero que se sentía tan bien, tan satisfecho con solo mirarlo de lejos...
"Quiero más..." Escuchó una voz dentro de él con insistencia... "Quiero poseerle... Que me mire solo a mí... Que esa voz dulce se dirija a mí también... Le deseo... Le deseo"
Cuando Ryusui volvió a abrir sus ojos, Ukyo estaba enfrente de él, sonriendo con esa calidez que daba a otros, pero no a él.
—¿Me deseas?
—Sí. -le dijo a esa ilusión, su voz sonó en sus oídos como la de un hombre suplicante y desesperado, así que no creyendo que esa fuera su voz, agregó-. Te deseo, Ukyo.
—Pero tú no tienes nada que ofrecerme a mí. -la sonrisa de Ukyo se alejó de sus labios y sus ojos verdes eran completamente fríos.
—Ese es el problema contigo. -escuchó a su hermano mayor decir, apareciendo a la par de Ukyo, sus ojos de un color iguales a los suyos, pero más serios e indiferente que en el pasado-. Tú no puedes obligar a otros a amarte, ni dar algo que no tienes... Tú no puedes amar.
—Puedo aprender. -le dijo a su hermano con determinación-. Puedo superarte incluso con eso.
—Amar no es una prioridad. -su padre apareció al otro lado de Ukyo, su mirada seria e inflexible hacia hervir la sangre de Ryusui-. Tu valor para generar a la familia Nanami es el principal motor de tu vida. No eres necesario si no hay algo de valor dentro de ti... Deseo le llamas, yo lo veo como una rabieta de un niño que no ha aprendido a comportarse.
El sonido de una fusta de montar golpeando algo le hizo estremecer, solo para segundos después sentir dolor en su espalda...
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Ryusui abrió los ojos con rapidez, su mirada desesperada observó toda la habitación para saber en dónde estaba, era la cabina principal del barco quien lo recibió al despertar
Ryusui soltó el aire con frustración, no había conciliado el sueño correctamente en toda la noche y ahora cuando al fin podía dormir tenía ese estúpido sueño entre recuerdos del pasado y el único deseo del cual se rindió un año antes de ser petrificado. La luz del sol le indicaba que al ser de día tenía que ponerse a trabajar, aún había muchas cosas por hacer: monitorear las reparaciones del barco junto a Kaseki, además de ir junto a Chrome y Soyuz a coordinar a los isleños despetrificados, tantas cosas que hacer y él solo tenía una cosa en mente...
Sentándose correctamente en su silla como capitán, Ryusui tomó varias largas y pesadas respiraciones, pues este no era el momento ni el lugar para recordar cosas absurdas, no así, la voz de Ukyo y la historia que contó Genos sobre él, parecía que lo habían afectado más de lo que él quería aceptar.
—Por un lado, está alguien que quiere amar y no puede, por el otro lado está alguien que no quiere amar y puede... Así de absurdos somos los humanos.
Su risa frustrada se detuvo al momento de escuchar el toque de la puerta, siendo un recordatorio de que dejara de un lado ese pensamiento y se pusiera a trabajar, componiendo su mejor actitud segura, se dijo a si mismo que ignoraría ese pensamiento, pues no había tiempo para el descanso cuando el barco a duras penas y empezaba a volver a su antigua gloria.
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—Genos, si crees que me vas a detener de ir a ayudar a los demás, estas muy equivocado. -dijo Ukyo acomodando sus zapatos-. Si no quieres trabajar puedo decirle a Senku que estas en tus días y no puedes esforzarte.
—Acabas de despertar apenas unas horas, Senku dijo que te lo tomaras con calma... Y de todos modos iba a ir a ayudar a Kaseki. -le respondió con un pequeño puchero mientras cruzaba sus brazos-. La última vez que te pasó esto, estuviste tres días en el hospital.
—Me retuvieron en el hospital por tres días, no era como si yo quisiera estar ahí de todos modos. -Ukyo terminó de arreglarse y acomodar su gorra en su cabeza, Gen solo lo miraba con tristeza-. Oye, no voy a ir a la guerra para que me veas así, realmente estoy bien, incluso me comí toda la comida que Francois preparó para mí.
—Me prometes que te irás a descansar si te sientes mal. -pidió Gen mientas se acercaba a él y le tomaba las manos.
—Te prometo que no hare ningún esfuerzo, es más, me quedare sentado apoyando en la reparación del radar y sonar... ¿Te parece bien ahora?
Gen suspiró derrotado, ambos eran muy testarudos cuando se trataba del cuido personal, pero al menos tenía un poco más de esperanza de que Senku lo mantendría quietó si fuera necesario que él descansara más.
Cuando llegaron a la cabina principal, Senku y Kaseki estaban trabajando en las reparaciones finales de la estructura del intercomunicador del barco. Kaseki no dudó en arrastrar a Gen para ayudarlo con el trabajo pesado.
—Todavía hay mucho trabajo que hacer, chico perverso. -le dijo a Gen mientras reía con diversión al escuchar la queja del otro, quien no dudó en seguirlo a pesar de todo.
Gen realmente quedó admirado por el avance del trabajo para la reparación del barco, que sin temor a equivocarse estaba entre un 70% finalizado, eso se debía en parte al apoyo de manos extras de parte de algunos isleños despetrificados. Gen pensó que, si las cosas seguían así, definitivamente estaban finalizando ese mismo día.
Al llegar la tarde y con el sol empezando a bajar por el horizonte, Gen fue llamado por Taiju, el chico había estado nadando para seguir recuperando cuerpos petrificados y ahora en su último viaje trajo a Kirisame.
Gen no quería opinar sobre revivirla o no, pues era un enemigo quien a su vez fue engañada por Ibara. A él nunca le gustó ser el juez de alguien, pero necesitaban información para recuperar a dos de sus amigos, la decisión en ese punto fue obvia, no así, tuvo que reprender un poco a Senku por volver a verter el líquido despetrificador mientras los demás discutían sobre qué hacer.
Él fue el encargado de explicar la situación a Kirisame, quien entendió con rapidez, en sus ojos un brillo de tristeza se asomó al comprender la historia que se le fue ocultada; su reacción fue obvia, ella había sido engañada desde hacía años por ese hombre y ahora las acciones que había hecho por él recaían en su conciencia. Con determinación guio a un pequeño grupo de ellos, entre los que estaban Nikki, Kinro, Amaryllis, Chrome, su Senku, su pequeña Suika y él.
Primero despertaron a Kohaku y mientras la petrificación se realizaba, Kinro cambiaba la vestimenta de Ginro. Kohaku se paró y esperó con la misma inquietud que Kinro el regreso de Ginro, solo para segundo después de despetrificarlo, el chico volviera a su actitud normal. Gen definitivamente apoyó los golpes que Kohaku le dio a Ginro, pensando en que si no ella, él con mucho gusto le enseñaba a respetar a una chica.
Cuando el alivio por saber que Ginro estaba bien llegó a los demás, Kohaku, relajando su postura corrió a darle un abrazo a Senku, y aunque este no le correspondiera, su querido Senku había girado en dirección a Kohaku, esperando ese abrazo. Gen no pudo evitar el orgullo por ese pequeño acto, su chico inexperto en demostrar afecto, ahora parecía estar acostumbrándose a las muestras de cariño de los demás.
Observó también como Kirisame se sonrojaba por ese acto, tardíamente recordó que la chica pensaba que Kohaku y él eran amantes, pero no tuvo que explicar nada a la sonrojada chica, pues Amaryllis fue la vocera que le confirmó a Kirisame que ese abrazo no era de amantes, pues ellos dos eran más parecidos a hermanos que amantes.
Gen pudo sentirse reflejado en esas palabras no solo porque Ukyo y él eran así, sino también por el hecho que después de todo, todos los de la aldea Ishigami, eran hasta cierto punto, descendientes de los hijos que pudo tener papá Byakuya antes de morir.
Tan sumergido estaba en sus pensamientos que no se fijó como los ojos de Kohaku brillaron con complicidad mal disimulada al momento de soltar a Senku e ir tras él, dándole un abrazo que por poco lo parte en dos.
—Creo que esto es muy indulgente de mi parte en comparación a la estúpida pose que me hiciste hacer, mi querido hombre murciélago.
—Lo entiendo, lo entiendo... -pidió al sentir el aire escapar de sus pulmones-. Te prometo cumplir con la revancha que tanto querías si me sueltas ahora.
Kohaku no dudo en soltarlo mientras seguía abrazando a las chicas con ahora más delicadeza y también le pedía la revancha a Kirisame.
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Una vez en el barco, Senku, siendo persuadido ligeramente por Gen, les permitió a todos los demás hacer una fiesta para celebrar que habían logrado reparar el barco antes de lo esperado, no así, el equipo científico en el que ahora parecía pertenecer él también, se reunió en la parte de abajo de la cabina principal.
Kaseki y Ukyo se habían quedado reparando el intercomunicador del barco y ahora parecía que al fin podían recibir correctamente la señal desde la isla. Todos gritaron de emoción cuando Kaseki activó el intercomunicador y al fin las ondas de radio respondieron correctamente.
Ukyo tuvo que taparse un poco los oídos y Gen sabía que Ukyo solo hacia eso cuando tenía dolor de cabeza, e incluso Senku se percató de eso pues les dijo a los emocionados chicos que bajaran la voz. Ellos se disculparon cuando vieron como Francois le brindaba una silla a Ukyo para descansar un momento. Gen iba a acercarse a él cuando Suika abrazó sus piernas preguntando lo que pasaba.
Él hizo un resumen a su pequeña sobre lo importante de la llamada a Ruri, todo esto mientras los demás esperaban que ella contestara el teléfono, en eso también se acercaron Amaryllis y Kohaku, quien traía consigo la medusa.
—¿Senku? -la voz de Ruri salió del comunicador y todos celebraron en voz baja al saber que volvía a funcionar como antes-. Gracias a los cielos que al fin podemos oírte.
—Ya conversaremos luego, ¿Qué querías decirme hace unos días? -dijo yendo al grano, Gen no pudo evitar estar de acuerdo con Kohaku cuando le explicaba a Amaryllis que así era su personalidad.
—Te equivocas Senku, eres tú quien nos ha estado enviando un mensaje extraño.
Nuevamente la señal se cortó, Ukyo se paró de la silla y se acercó más al equipo para escuchar correctamente la interrupción.
—Están cortando la señal con otra onda de radio más fuerte. -dijo mientras escuchaba atentamente por la salida de audio.
—¿Otra? -le dijo Gen sintiendo un escalofrío en su espalda-. No debería haber nadie más a fuera excepto...
Gen no necesitó seguir hablando, todos los que estuvieron en esa lancha aquel día sabían de quien se trataba.
—¿Eso parece ser morse? -comentó con extrañeza Ryusui, sin entender del todo ese mensaje.
—No lo es. -dijo con firmeza Senku y giró su vista a Ukyo, quien con los ojos abiertos en total asombro seguía escuchando por el parlante.
—Eso... ¿Es la voz de una persona? -respondió con duda Ukyo al ver como todos esperaban alguna respuesta de él.
—12,800,000 meters. 1 second.
Al escuchar salir la orden todos se congelaron momentáneamente, instintivamente Gen tomó a Suika en sus brazos y Amaryllis trató de alejar a Kohaku del comunicador, su leona fue más rápida que él al reaccionar, pues con un salto mortal hacia atrás se alejó del aparato lo más rápido que pudo.
—Si, lo sabemos. Kohaku, si vas a cuidar de eso, no debes acercarte a los parlantes por nada del mundo. -le dijo relajadamente Senku, mientras Gen bajaba a su pequeña de sus brazos.
—Así que finalmente sabemos lo que quiere WHYMAN. Ese mensaje claramente es una amenaza, lo que significa que él quiere eliminarnos. -concluyó Ryusui para todos, pero sus ojos viajaron a Ukyo quien no se alejaba del parlante.
—No lo entiendo del todo. -dijo Chrome-. ¿Cómo ese mensaje significaría una amenaza?
—Porque definitivamente, esa cantidad es una locura. -le respondió Gen-. Un número tan exagerado y preciso solo significaría no poder escapar del rayo petrificador.
—No es solo eso. -dijo con seriedad Senku-. 12,800,000 metros, es el diámetro de la tierra.
Todos guardaron silencio ante tan revelación, todos menos Ukyo, quien, parándose en toda su altura, miró con una seriedad fría a Senku.
—Pero el problema no es solo ese... No es así.
—Si. -dijo mientras giraba a ver a Ukyo, quien aún tenía una postura rígida.
—Esa voz, es la tuya Senku.
Mientras todos miraban a su líder sin creer las palabras de Ukyo, Senku no pudo evitar reír un poco, sus ojos brillando con determinación.
—Ahora, sí que estoy muy emocionado.
Resulta que al final si teníamos mucho trabajo que hacer, además de que tuve que ir a un evento al cual no quería ir pero igual tenía que asistir, al menos comí rico y pude leer algunas actualizaciones de los fanfic que sigo, ƪ(˘⌣˘)ʃ
En fin, estoy estimando unos cuatro o cinco capítulos antes de llegar a desembarcar en América, puede ser más pero ya veremos...
Pronto veremos a la familia reunida y los eventos que se modificarán en este arco.
Nos leemos después, << se despide con nada de batería social>> Autora-san, fuera. (✿◡‿◡)
Chapter 29: Capítulo 25: El susurro de la luna.
Summary:
Los cálculos no mienten: la señal de WHYMAN viene de la Luna. Mientras Ukyo y Senku descifran el patrón orbital, Gen palidece ante la inevitable conclusión. Una nueva pregunta flota en el aire: ¿Cómo diablos llegarán a la luna?
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Por segunda noche consecutiva, Gen volvía a no dormir correctamente, se había quedado junto al equipo científico a realizar otras pruebas. Una de esas pruebas fue si al cambiar la frecuencia WHYMAN volvía a aparecer, y en efecto así fue, sin importar que otra frecuencia buscaban el lograba conectarse ha esta, además, esta orden era una repetición por lapsos de tiempo que variaban entre media hora a una hora sin un orden en específico. Ahora por lo menos podían calcular el tiempo antes de la orden en caso de que tuvieran cerca a medusa y necesitaran desconectar cualquier canal para evitar activarla.
Por la mañana y gracias a Ginro, el rumor sobre el mensaje de WHYMAN con la voz de Senku se extendió por toda la tripulación, haciendo dudar sobre si Senku era malvado o tenía un gemelo o simplemente había viajado en el tiempo. Los cinco generales, incluyéndolo a él y Senku, sabían con firmeza que había una explicación lógica ante tal suceso, pero hasta no tener esa explicación su fe sería ciega al igual que la de Taiju.
Gen secó su cara luego de tirar agua para despertarse mejor, se alegró de que al menos no hubiera un espejo que le recordara lo horrible que seguramente se veía... Su único consuelo, es que gracias a Senku, Ukyo se fue a dormir "temprano" y hacia poco había vuelto a despertar logrando dormir seis horas ininterrumpidas, eso solo le indicaba a él que Ukyo seguía estando con fatiga física después de la descarga de adrenalina que tuvo antes y después de ser petrificado.
Pero como siempre, su terquedad de querer ayudar era más firme que cualquier malestar que su cuerpo tuviera. Gen entendía muy bien su insistencia en este momento, pues no solo era por WHYMAN, sino también porque Ryusui y Senku aún no habían dicho nada sobre la decisión que tomarían de llevar o no a Ukyo en el siguiente viaje.
Así pues, luego de asegurarse de despertar a su niña y vigilar que todos comieran adecuadamente, Gen pudo comer más tranquilo desviando la mayoría de preguntas de la tripulación sobre ese suceso. Ahora él y Yuzuriha estaban de regreso en la cabina principal, Soyuz, Taiju y Yo se habían incorporado al grupo, todos lanzando teorías sobre cómo pudo ser grabada la voz de Senku.
Ryusui era el que más tranquilo estaba junto a Francois quien volvía de dejarle una bebida caliente a Ukyo y ahora le daba una taza de té a su amo. Si Gen notó como la silla del capitán ahora la tenía Ukyo que estaba sentado cerca de los transmisores, él no diría nada mientras se acercaba a él.
—No sean tontos y no se dejen llevar por teorías sin fundamento. -mencionó Ryusui que bebía con tranquilidad su té-. Con la forma en la que se ha contactado WHYMAN con nosotros, la única verdad que existe ahora es que esa cosa es hostil, lo que nos favorecerá a nosotros pues tarde o temprano se equivocará, dándonos una ventaja sobre él.
—A veces envidio la personalidad tan madura de Ryusui. -comentó Gen que se había acercado a Ukyo y lo invitaba a tomar de su bebida también.
—Es todo un personaje. -dijo Ukyo con una sonrisa suave que oculta tras un sorbo de su té.
Gen iba a molestarlo un poco, pero Senku junto a Kaseki entraron por los compartimientos de abajo de la cabina, mencionando que se acercaba el tiempo para ser contactados y en efecto, el ruido de estática volvió a aparecer en la frecuencia principal del barco. Ukyo dejó su taza de té y cerrando sus ojos se concentró en escuchar nuevamente esa voz.
Cuando la voz se detuvo, Ukyo abrió sus ojos, giró su silla y dijo con seguridad.
—Es igual que antes, la entonación, el volumen, el tiempo y ritmo. Como antiguo operador de sonares, me juego mis oídos en esto al decir que esta voz tiene un valle inquietante, una voz similar a la de un Vocaloid... Esto es una voz sintética.
—Pero estamos en un mundo de piedra, ¿Cómo podría crear un programa así? -preguntó Gen sin entender las palabras de Ukyo, pues una voz sintética como las de un Vocaloid solo podían ser posible a través de programas computarizados.
—El cómo, no es el problema ahora, pues sabemos que es un hecho. Debemos preguntarnos el por qué, por lo cual el cuestionamiento principal sería: ¿Por qué enviar ese mensaje con una voz sintética? Si logramos resolver esa pregunta podríamos saber el: quien es y donde está.
—Las intenciones de WHYMAN ya fueron reveladas, él quiere petrificarnos a todos nuevamente. -aportó Ukyo.
—¿Pero porque usar transmisiones de radio? y más importante aún ¿Por qué hacerlo con la voz de nuestro Senku-chan? -cuestionó Gen, tratando de pensar en algo que talvez se les halla escapado, pero Chrome pareció conectar primero los puntos.
—Cuando venciste a Ibara le petrificaste con una transmisión ¿verdad.? Tal vez el hombre del WHY está imitando eso.
Todos comprendieron y parecieron hacer más teorías sobre el hombre del WHY, todas válidas en ese momento, pero ninguna hasta el momento tenía verdadero fundamento, hasta que Soyuz recordó haber visto el diseño de medusa en una de las estatuas que recuperó Taiju por error.
Todos acordaron ir a verlo, pero cuando Ukyo se iba a poner en pie, sus piernas flaquearon, no cayó al suelo gracias a los reflejos de Gen que aún estaba a su lado y desvió la atención de todos agradeciendo a Ukyo por sostenerlo pues se había enredado con sus pies.
—Quédate y descansa. No es una orden, pero puedo noquearte si no me haces caso. -le dijo Gen entre susurros, obligándolo a sentar, mientras le pasaba la taza de té que aún estaba cálida. Ukyo por primera vez no renegó y solo soltando un suspiro volvió a acomodarse en la silla del capitán a esperar otra transmisión.
Cuando Gen se fue, Francois caminó con rapidez hasta Ukyo con una bandeja de fruta y bocadillos pequeños.
—Descanse un poco más, mi señor Ukyo, es importante que se recupere correctamente si quiere acompañarnos en el siguiente viaje.
—Es muy amable de su parte, en verdad te lo agradezco, Francois... Y solo Ukyo está bien, no es necesario agregar lo de señor.
—No prometo nada, joven Ukyo. -Francois le giñó un ojo junto a una pequeña reverencia antes de salir de la cabina y seguir a su amo junto a los demás.
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"Okey, ya debería estar acostumbrado a esto..." pensó Gen cuando vio correr a su equipo científico cuando a apenas y escucharon la historia de Matsukaze.
Repasando lo que había pasado en orden de acción, Gen podría contarlo en seis sucesos claves:
Primero: Soyuz y Taiju fueron a traer la estatua del aldeano que aún estaba en la gruta.
Segundo: Soyuz le mostró a Senku el brazo del hombre que tenía una grieta con el dibujo de medusa.
Tercero: cuando Senku pegó el brazo y vertió el líquido sobre él, Gen cubrió los ojos de su pequeña para que no viera la desnudez del hombre petrificado.
Cuarto: Gen no pudo evitar verle con curiosidad, por lo poco que vio para no incomodar al hombre mientras se cambiaba, fue un cuerpo trabajado, era alto y su postura recta, él podía asumir que aquel hombre podría ser fuerte.
Quinto: Casualmente El equipo de lucha estaba entrenando cerca y Ginro estaba huyendo como siempre del entreno, en un parpadeo, aquel hombre no solo había derribado con una técnica moderna a las chicas que iban tras Ginro, sino que, al parecer, Ginro era muy parecido al amo que servía Matsukaze. A pesar de que trataron de explicarle a Matsukaze que Ginro no era su amo, el chico arrogante logró convencer al hombre de que él era la reencarnación de su amo y era parte de su destino el servirle a él también.
Sexto: Con la "ayuda de Ginro" Matsukaze empezó a contar sobre lo sucedido el día en que cayeron las medusas del cielo, apenas y llegaron a ese punto, sus chicos científicos aseguraron que no era necesario más información, pues la ciencia llenaría los espacios vacíos de la historia...
Y ahí era en donde Gen volvía al inicio de sus pensamientos.
—Se fueron de nuevo. -les dijo a todos y se acercó a Matsukaze para verle mejor, en un par de movimientos el chico derribó a las dos mejores guerreras de la aldea, por lo cual su teoría de su fuerza resultó ser verdadera-. Y ya que esto no parece un cálido saludo de bienvenida, permíteme volver a empezar. Mucho gusto Matsukaze, somos el reino científico.
Matsukaze achinó un poco sus ojos y no disimuló en olfatear el aire cerca de ellos dos, sin llegar al espacio personal de Gen.
—Hueles igual que mi amo. -Matsukaze sacó el palo que tenía en su cintura cayendo en una pose de lucha-. Asumiré que eres el más fuerte aquí y que tengo que presentar mi valía frente a los demás.
—No, no, no. -le respondió con rapidez Gen-. No estamos haciendo eso en este momento.
—Así es. -le dijo Kohaku con una sonrisa gatuna-. Si quieres pelear con él, has fila pues yo seré la primera en volver a enfrentarlo.
—Nadie se peleará con nadie. -dijo con seriedad Gen, pero trató de no reír al llegar a su mente el pensamiento de que, si ese fuera el caso y existiera dicha fila, Tsukasa sería el primero en combatir con él-. Todavía hay muchas cosas que hacer. Senku-chan ya tiene un plan para traer a todos los petrificados de esta isla, esa debe ser la prioridad de nosotros antes de zarpar a casa.
—¿Despetrificar? ¿Se puede hacer eso? -cuestionó con asombro Matsukaze. Gen no pudo evitar sonreírle al chico, pensando en que, si él estuviera en su lugar, definitivamente pensaría lo mismo.
—Nuestro querido Senku-chan, ha logrado hacer eso y más con el poder de la ciencia. -Gen miró a Ryusui y Francois, mientras una sonrisa cálida se posaba en sus labios-. Ryusui-chan, ¿podrías prestarnos a Francois esta noche para hacer un banquete para todos? Estoy seguro que eso ayudará a la moral de todos antes del infierno de tareas que nos tocará hacer antes de partir, además, Ukyo-chan necesita comer más estos días para recuperarse por completo.
—Jaja, astuto como siempre mi querido Genos. -Ryusui tronó sus dedos con una sonrisa divertida en sus labios-. Pero pienso igual que tú. Todos necesitamos una buena comida antes del trabajo que Senku nos dará... Francois.
—Ya tengo en la mente dos menús especiales que haré esta noche; agregaré a la lista el postre favorito del joven Ukyo.
—Parece que Francois tiene una debilidad por Ukyo. -comentó Amaryllis a Gen cuando vio como Francois se adelantaba para empezar el trabajo.
—Yo diría que son ambos. -le respondió con una sonrisa en sus labios, mientras avanzaban de regreso al barco.
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Ukyo estaba conectando los últimos cables para probar la antena parabólica que el equipo científico había instalado afuera. Se tuvo que quitar la camisa para más libertad de movimiento, además que el área de trabajo era estrecha, por lo que solo él o Kaseki podían caber sin problema.
Antes de finalizar, escuchó los pasos de Francois acercándose a él y esperando a un costado, Ukyo trató de terminar las cosas rápidamente para no hacerle perder el tiempo a Francois.
—Joven Ukyo, he traído el té de la tarde y algunos postres para acompañar.
—No me lo tomes a mal y por favor no te ofendas Francois, pero, ¿Es idea mía o me estas consintiendo demasiado con la comida? -preguntó con suspicacia mientras tomaba la toalla que Francois le brindaba para quitarse el sudor.
—Una buena y balanceada alimentación ayuda a recuperar al cuerpo luego de incidentes de alta tensión. -Francois le tendió la camisa a Ukyo una vez que se secó el sudor y tomándola con diversión agregó mientras se la ponía.
—O simplemente no quieres aceptar que me estas consintiendo con la comida.
Una sonrisa suave surcó por los labios de Francois, sus ojos con un cariño que hablaba de recuerdos pasado, haciendo que Ukyo se sintiera conmovido por aquel simple gesto que evocaba tantas emociones en Francois, pero como siempre, siendo el ápice del servició Francois compuso su postura en una expresión neutral.
—Espero y disfrute sus bocadillos, joven Ukyo. Volveré después a traer el plato.
Francois inclinó levemente su cabeza y salió de la cabina principal. Ukyo lo vio retirarse, divertido y conmovido por la preocupación de Francois. Al ver el servicio su estómago gruñó un poco pidiendo el aperitivo que estaba cerca de él, eran frutas y galletas. Ukyo tenía una pequeña manía y parecía que Francois se había percatado de ello, pues él siempre cargaba consigo algunas semillas o frutas que pudiera comer durante el día.
Él no era un glotón, pero al crecer en el campo, las frutas y semillas siempre están a la orden del día y sus abuelos jamás le limitaron nada que fuera comestible, pues consideraban que Ukyo debía comer más para crecer y aunque si había crecido, siempre habían hombres más altos que él. En el ejército fue un poco más difícil mantener este hábito, no así, siempre se las ingeniaba para tener a la mano algo que comer durante el día.
Se había acomodado y estaba comiendo su segunda galleta cuando Senku llegó junto a Chrome y Kaseki para probar si estaba todo funcional para iniciar las pruebas. Ukyo les mencionó que el llamado había parado justamente a las tres de la tarde y las ondas emitidas posterior a esa hora eran mínimas y poco legibles, por lo que sugería volver a esperar para ser contactados para obtener una mejor calidad de audio.
Al rededor de las cinco de la tarde el llamado volvió, Ukyo anotó la hora y la claridad de la llamada.
—La longitud de referencia en esta medición es demasiado corta para encontrar alguna variación. -mencionó Senku quien miraba las ondas en la pantalla.
—Pero por la frecuencia puedo asegurar que el enemigo no está en la superficie de la tierra o en la atmosfera. -Ukyo dejó de escribir y empezó a revisar sus cálculos, algo había llamado su atención.
—No lo entiendo. -dijo Kaseki-. ¿Significa eso que el enemigo está demasiado lejos?
—Kukuku, es todo lo contrario. -le respondió Senku con confianza-. La rotación de la tierra nos hace movernos en el espacio y con la longitud base que tenemos actualmente, tarde o temprano tendremos que encontrarnos.
—En pocas palabras, podemos calcular que la señal no viene de tan lejos. -Ukyo volvió a revisar sus notas y las que tomaron cuando le relevaron en la noche. Empezó a ser cálculos y a descartar distancias según la hora de las llamadas-. Hay un patrón en su movimiento.
Senku se acercó a él y Ukyo empezó a explicarle el patrón del movimiento desde el día anterior, Senku hizo los cálculos más rápido que él y estuvo de acuerdo en su teoría, pero para comprobarla tenían que esperar un par de horas más y comparar.
Así lo hicieron. Cuando la noche cayó y se obtuvieron más datos para comparación, la comida ya estaba servida, pero Ukyo seguía sacando cálculos, no le gustaba para nada el presentimiento que tenía sobre esto.
—357,739 km. -susurró Senku de nuevo al lado de Ukyo, pues él solo se había alejado porque Gen le había llamado para tomar su plato de comida-. Kukuku, entonces estamos en la órbita elíptica en perigeo.
—Eso me temía yo también. -respondió soltando un suspiro cansado y sobando su cabeza, casi al instante Francois le pasaba una taza de té y un plato de comida para él, pues era el único que no se había movido de ahí.
—Buenas noticias. -dijo Senku, alzando la voz para ser escuchado por todos los que estaban en la cabina principal-. Tenemos los resultados de la búsqueda inversa. Los resultados nos indican que el mensaje fue enviado a un par de miles de kilómetros sobre nosotros. -todos le miraron sin entender, Ukyo solo suspiro luego de tomar un sorbo de su té, dejando la taza a un lado y cubriendo sus oídos para lo que venía-. ¿Acaso no lo entienden? el hombre del WHY esta en la luna.
Para la sorpresa de Ukyo, nadie pareció gritar, supuso que fue por la impresión de las palabras, así que tuvo que intervenir un poco con la explicación de Senku.
—Según nuestras comparativas, la transmisión varía en intensidad según los movimientos de la luna, de eso ya no tenemos dudas.
Ukyo empezó a escuchar como todos aportaban sus pensamientos sobre qué hacer y para su molestia, Ryusui tenía la razón al decir que si dejamos ignorados a WHYMAN sería nuestra perdición.
Le pareció un poco curioso que Gen y Senku no dijeran nada, a Senku se lo podía achacar el hecho de estar comiendo, pero su tonto hermano estaba muy callado. Lo buscó con la mirada y no sabía si preocuparse por su apariencia o reírse de ella; el chico estaba más blanco que la hoja de un papel y parecía temblar levemente.
—Esperen, esperen, esperen... Tengo un mal presentimiento. -Gen parecía mirar fijamente a Senku, Ukyo también lo hizo y pudo ver la sonrisa perversa y el brillo cómplice en sus ojos rojos, ahora entendía el porqué la palidez de su hermano menor-. Y estoy seguro de que se a cumplir... Pero, en un mundo de piedra... Senku-chan, no me digas que...
—Oh, sí. -le respondía a Gen, con mayor confianza-. Iremos a la luna.
—¡Lo sabía!
Gritó con desesperación Gen, y Ukyo tapando sus oídos tuvo que preocuparse verdaderamente de la salud mental de su líder.
Solo un pequeño comentario.
Yo aun no me he leído la novela (si alguien sabe a dónde puedo leerla comparta la información) por lo cual, no estoy muy segura del dato sobre el tiempo de transmisión del mensaje, ya que tanto en el manga como en el anime lo mencionan como "Intervalos irregulares" así que aprovechándome de ese vacío lo deje así.
Oh, también el dato sobre Ukyo y el apoyo para arreglar su equipo de trabajo. Hasta donde tengo entendido, las personas que se especializan en una rama en el ejército, sea sonarista o aviadores, parte del estudio que deben pasar durante su entrenamiento va en relación al mantenimiento de sus equipos de trabajo, desensamble, reparación y armado. Por lo que al menos para mí, no es tan descabellado que Ukyo haya aportado ese conocimiento para mejorar el funcionamiento en el barco.
Creo que eso es todo por el momento, nos leemos después. Autora-san, fuera.
Chapter 30: Capítulo 26: Entre fuegos artificiales y sentimientos florecientes.
Summary:
Los fuegos artificiales iluminan el cielo como homenaje a Byakuya, pero también como promesa de futuro. Mientras Gen llora por sus padres y Senku lo consuela con torpeza, Ukyo y Ryusui comparten un té y un momento de silencio que habla más que mil palabras.
Notes:
La canción que nos acompaña en este capítulo es:
Canción: no. 1 party anthem.
Artista: Arctic Monkeys.
Link: https://www.youtube.com/watch?v=ycl9-59mfJ0&ab_channel=deadroses
Disfruten la lectura.
Chapter Text
—Y yo que creí que nunca me sorprendería de nuevo con los proyectos que planteabas. -Gen soltó un suspiro al decir esto, más preocupado que asombrado-. Pero, ¿ir a la luna en este mundo de piedra...? -dudó en su pregunta.
—¿Pero cómo iremos a la luna? -preguntó su niña con emoción y preocupación a partes iguales.
—Lo conseguiremos con el método clásico del reino científico, paso a paso, con trabajo riguroso y diligente. -Gen sonrió de medio lado, por alguna razón estaba viendo a su Senku con un tridente y cuernos adornando su cabeza, la imagen de él sonriendo con maldad no debería ser sexy en absoluto, pero lo era.
—Esta vez no es como siempre. -le dijo Nikki, haciendo volver al presente a Gen-. Tus planes siempre parecen una locura, pero esta vez esto es muy imprudente.
—Pero si ahora sabemos que nuestro enemigo está en la luna, debemos ir y atacar. El reino científico no será la presa de nadie. -dijo con convicción Kohaku.
—Jaja, entonces en este nuevo mundo, podemos desear hasta las estrellas del cielo. -Ryusui tronó sus dedos y la mirada de diversión y determinación que Gen vio en sus ojos, le pareció un poco tierno.
Vio como los demás parecieron emocionarse e incluso Taiju ya cargaba su cesta para empezar con la recolección de elementos para armar el cohete. Su Senku era un personaje de principio a fin que podía tanto aterrar con sus ideas como motivar a todos para llegar a la meta final.
Pero por ahora, tendría que recordarle a Senku el plan de traer a todos los isleños de regreso y el invento que quería crear allí.
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Ukyo se estiró con pereza, por esa noche ya había terminado de hacer su trabajo. Se dispuso ha mover la silla a su lugar cuando escuchó los pasos de Ryusui acercarse a la cabina, lo extraño de esto fue su vacilación al estar cada vez más cerca de la puerta. Al final, cuando Ukyo ya había colocado la silla en su lugar, Ryusui apareció en la entrada.
—Gracias por tu arduo trabajo, Ukyo.
—Definitivamente el trabajo más arduo de todos. -le dijo con una sonrisa sarcástica-. Quedarme sentado todo el día comiendo los bocadillos de Francois, me hace pensar con seriedad si acaso ustedes ¿Están intentando engordarme y canibalizar mi cuerpo?
—Jaja, aunque Francois conociera formas de preparar un cuerpo humano, dudo mucho que empiece contigo. -le respondió con una seguridad encantadora.
—Así que también sabes usar el sarcasmo. -le respondió más relajado, Ryusui aprovechó para acercarse más a Ukyo, dejando una distancia prudente entre ambos.
—Oh, pero eso no lo era. -le dijo con inocencia y un silencio se formó en ambos, hasta que Ukyo fue el primero en girar su cara para cubrir con su mano la risa que salió de su boca. Ryusui también se rio un poco por eso, luego, con una voz un poco más baja preguntó-. ¿Cómo te sientes? ¿Ha bajado tu dolor de cabeza?
—Creí que Genos les daría el reporte a todos sobre mi estado de salud. -le respondió con un poco de molestia, no le gustaba que la gente se preocupara por él.
—Lo hace, pero ya que estoy aquí, no está de más preguntarle a la persona que lo padece.
Ukyo soltó un suspiro cansado, reconociendo que Ryusui no estaba haciendo nada malo y que solo era el ego de sí mismo lo que lo ponía a la defensiva. Además, el chico en ningún momento se estaba propasando con él, estaba siendo educado e incluso había bajado el tono de su voz para no molestarlo.
—Si, tienes razón, Ryusui. Tu pregunta es muy obvia y yo solo estoy alargando la respuesta. Estoy bien, mi cuerpo está volviendo a funcionar correctamente, por favor agradécele a Francois por el té especial que me hace, pues me ha ayudado mucho a mis dolores de cabeza.
Ryusui le sonrió con cariño y en sus ojos, Ukyo pudo detectar una calma diferente a lo que usualmente muestra.
—Se lo hare saber a Francois. ¡Ah! por poco lo olvido. -Ryusui sacó de uno de sus bolsillos el collar que le había regalado a Ukyo.
—Creí que lo había perdido en el mar. -le dijo cuando lo tomó en sus manos. Ukyo no dudo en quitarse su gorra y volver a colocar el collar en su cuello, una sonrisa sincera se formó en sus labios-. Te lo agradezco, Ryusui.
—No hay nada que agradecer. -le aseguró, un rubor tenue creció en las mejillas del más alto y Ukyo no supo cómo reaccionar a eso, por sobre todo cuando incluso él sentía que se ruborizaba por la intensidad en la mirada de Ryusui-. Me alegra que aprecies mi regalo con tanto cariño.
—Siempre me a gustado cuidar muy bien de las cosas que se me obsequian. -Ukyo iba a volverse a poner la gorra cuándo las manos de Ryusui detuvieron esa acción.
—Y si yo fuera tuyo, ¿Me cuidarías igual?
Ukyo sintió que se quedaba sin aliento al ver la intensidad en los ojos de Ryusui, con sus manos aún unidas. Eran en estos silencios entre ambos que él no comprendía las acciones de Ryusui; lo había observado antes y notaba que este chico actuaba de manera diferente con él y con los demás, por sobre todo en el momento en que esos ojos eran dirigidos hacia él, pues esa mirada que parecía querer decir tantas cosas, estaban en un lenguaje que no conocía y eso era frustrante, pero a la vez emocionante al querer saber su significado final... No así, Ukyo no quería hacerse falsas ilusiones, había escuchado más que suficientes rumores sobre el pasado de Ryusui y él sería un tonto si lograba caer en su engaño.
—Ryusui es muy gracioso. -Ukyo liberó sus manos y fingió una sonrisa, mientras se ponía su gorra-. Tu valor va mucho más allá que un objeto inanimado, el reino científico tendría muchos problemas navegando este barco si no estuvieras aquí.
Ukyo le dio dos suaves palmadas en el fuerte brazo de Ryusui y luego se alejó de él, pero cuando escuchó el susurro del chico tuvo que detener su andar.
—A veces la verdad mezclada entre tu sarcasmo, hieren más que tu silencio.
—No estaba siendo sarcástico. -le dijo sin pensarlo mucho, Ryusui giró a verle, y así como el tono de su voz indicaba, aquellos ojos marrones estaban tristes, quizás fue eso lo que le dio valor de agregar-. Hablo por toda la tripulación al momento de decir que sin tu ayuda estaríamos en problemas... Pero, aun si tu creyeras que no tienes nada que aportar a otros, estoy seguro de que te querríamos en nuestro equipo, capitán Ryusui... Descansa.
Ukyo no espero más palabras y tampoco se atrevió a volverlo a ver, él solo salió de ahí lo más rápido que pudiera sin parecer que estaba huyendo, una de sus manos cubría su cara la cual sentía arder.
Era esas reacciones anormales de su cuerpo cuando se trataba de él, lo que hacía no querer quedarse solo en una habitación junto a Ryusui. Él sabía que albergar algún sentimiento por ese chico le traería problemas a futuro, y aunque no podía negar como su belleza a veces lo cautivaba o que la simple forma de ser de él le hacía sonreír con confianza, Ukyo esta consiente que una vez la humanidad vuelva a resurgir, los caminos de ambos se separarán, porque ellos venían de dos realidades completamente diferentes; además, su tonto hermano era el ejemplo vivo de como el amor puede cegarte y lastimarte.
Ukyo era muy consciente de su terror al abandono, así que al menos él, no se pondría voluntariamente en medio del juego que Ryusui quería hacer como un entretenimiento pasajero. Para él era más que suficiente el saber que conoció a gente increíble que más tarde que temprano volarían lejos de él.
—Estoy bien solo. -le dijo al viento cuando al fin había llegado a cubierta y la fría noche refrescaba su cara-. Así no volveré a sentirme abandonado de nuevo.
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Luego de que Senku le explicara a Soyuz como crear el líquido despetrificador, el equipo se dividió en dos, un grupo que creaban más fórmula y otro que lo distribuía por la isla.
Gen se fue con el grupo que despetrificaba en caso de que hubiera algún conflicto, pero por, sobre todo, se iba con ellos para cuidar a su pequeña Suika quien estaba feliz de ayudar a traer a todos de regreso y motivaba a los demás a trabajar duro, con la misma energía alegre de Ryusui guiaron el camino para traer de regreso a todos, sin excepción.
Durante la hora del descanso, Gen se acercó a un sonriente Ryusui, quien desde la mañana vibraba con esa energía radiante.
—Jugaré a mi papel como mentalista y leeré a Ryusui. -le dijo Gen mientras se sentó al lado de Ryusui e imitó nuevamente la pose de Senku para pensar-. Algo muy bueno debió pasar anoche, algo que talvez tenga que ver con Ukyo...
—¿Ukyo te mencionó algo? -preguntó con rapidez y Gen no podía creer que Ryusui cayera en un juego tan fácil de manipulación, pues incluso sus ojos parecieron brillar con interés.
—No, pero tú en definitiva tienes mucho que contar. ¿Qué hicieron a noche para que estés de tan buen humor este día? -picó con curiosidad, sin verdaderamente estar seguro si el otro iba a hablar, pero para su gran sorpresa, la risa suave de Ryusui le descoloco un poco mientras ahora estaba más que seguro de que iba a decirle lo que pasó.
—Hablamos. -le dijo con tranquilidad, lejos de su ruidosa personalidad, el brillo en sus ojos era algo que aún le costaba creer que existiera en alguien tan extrovertido como él-. Fue una agradable conversación en donde pude incluso escucharlo reír libremente.
—Ryusui, ¿estas enamorado de mi hermano Ukyo.? -Gen le miró con seriedad pues, aunque le agradara Ryusui, su prioridad era cuidar a su familia.
—Yo le deseo. -le respondió con la misma seriedad con la que Gen le preguntó.
—No, Ryusui. -corrigió Gen al ver que no había engaño en las palabras del chico-. El deseo y el amor son dos cosas muy diferentes.
—¿Y cuál es esa diferencia? -preguntó con genuina curiosidad.
—El deseo es algo pasajero, algo que al tenerlo en tus manos pierde su valor hasta ser remplazado por algo más... Pero el amor es todo lo contrario, pues este solo se fortalece con el tiempo hasta volverse irremplazable. -Gen tocó el hombro de Ryusui cuando lo miró con el ceño fruncido mientras pensaba sus palabras-. El amor es algo que puede doler al perderlo, es algo que trasciende el tiempo y que deja una huella que jamás se va... Piensa en esta diferencia de la siguiente manera: tu deseo por el barco que ahora navegas fue una explosión de sentimientos durante la construcción hasta su finalización, pusiste tu corazón en cada pieza y ahora que lo tienes, puedo asegurarte que guardaras esos recuerdos con cariño, pero lo dejaras ir una vez que puedas crear una mejor versión de este barco, ¿O me equivocó?
Ryusui negó con la cabeza y Gen sintió que podía ver los engranajes de su cerebro moverse ante la nueva información.
—El amor por otro lado, es algo que no se sabe cómo empieza, quizás por una coincidencia e incluso podrías llamarlo destino, pero está allí y se queda como una molestia que va creciendo con forme pasas más tiempo con esa persona, a veces es dulce como la miel, otras tan amarga como la hiel. Es un sentimiento único y peligroso, algo que no puedes controlar... Y eso no pasa con el deseo ¿verdad?
Ryusui volvió a negar con la cabeza, una mano cubriendo su boca, la otra tocando su collar.
—¿Yo... Amo a Ukyo? -preguntó frunciendo el ceño, Gen trató de no reírse, pues al parecer ni siquiera se había planteado esa posibilidad.
—Yo no puedo decidir por ti, si eso que sientes es o no amor... Pero puedes estar seguro de que, si le haces algo a mi hermano mayor, te patearé el trasero.
Tanto Gen como Ryusui se miraron ante las palabras del primero y luego se echaron a reír, ambos estaban seguros que cumplirían esa advertencia.
—Te puedo jurar, Genos, que mi intensión con él jamás será herirlo.
—Aun así, no levantaré mi advertencia para contigo.
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Con una organización de los alimentos y el liderazgo de Soyuz para convencer a los isleños de apoyar en la construcción del invento de Senku, en tres días más ya habían completado la construcción de la antena de transmisión que dejarían en la isla para poder comunicarse de isla a isla. Y con eso, ellos zarparían hacia la aldea Ishigami por la mañana.
En la tarde de ese día, mientras iba a buscar a Senku para que su chico se tomara un descanso, escuchó lo que haría para ganarse a la gente de la isla. Para Gen era muy dulce de ver que Senku aun dudara de que esta gente le ayudaría cuando el momento llegara.
—Es hora de que el mentalista haga a lo grande el deseo de su científico loco. -dijo con seguridad Gen, pero tuvo que parar en seco cuando de la nada Francois apareció frente a él.
—Discúlpeme, amo Genos. El joven Ukyo no quería dejar ir sola a la amita Suika. -Francois soltó la mano de Suika y esta se lanzó a los brazos de Gen, quien no dudó en cargarla-. Si me disculpan, iré a preparar lo necesario para los invitados de esta noche.
—P-pero no he dicho nada... -le dijo, pero Francois ya se estaba alejando de él-. A veces su capacidad de predecir las cosas da un poquito de miedo.
—¿Qué va a hacer? -preguntó su niña con inocencia.
—Pues, recuerdas la historia que te conté sobre las luces que estallaban en el cielo e iluminaban la noche con colores brillantes. -Gen pudo ver a través de los lentes de su pequeña como sus ojos brillaron con admiración-. Debemos mantener el secreto hasta en la noche, de acuerdo. -Suika sacudió enérgicamente su cabeza en afirmación, su risa contagió a Gen también-. Qué tal si vamos a ayudar a Francois con los preparativos.
Su niña saltó de sus brazos más animada que nunca mientras le preguntaba a Gen cuales serían los colores que aparecerían y las formas que tendrían.
La construcción de los puestos fue muy rápido, y la preparación fue lo que más tiempo les llevó a los que estaban en el puesto de Ramen. A Gen le tocó ayudar en el puesto de algodón de azúcar y aunque su niña quiso quedarse a ayudar, Gen le dijo que se divirtiera con los otros niños de la aldea, pues eran más en comparación a los de la aldea Ishigami.
Al caer la noche, toda la aldea se emocionó degustando los platillos que ellos presentaron, todos dejaron un poco más por si alguien quería repetir y Gen invitó a los chicos del puesto de Ramen a relajarse una vez observó que todos tenían su tazón en sus manos.
Gen también repartió Ramen al equipo científico.
—Aquí tienes Ukyo-chan. -Gen le entregó un tazón de Ramen y también un par de tapones para los oídos-. Los necesitarás.
—Extrañamente este gesto me hace sentir un deja vú. -le dijo con diversión mientras se colocaba solo un tapón de oídos.
—¿Pero que es todo este escándalo? -Gen miró como Senku se acercaba a ellos.
—Todo está listo. -le dijo en un tono fuerte, haciendo que Ukyo se pusiera el otro tapón de oídos-. Los reunimos a todos.
—¿Ah? -Senku chasqueo su lengua con fastidio, pero una sonrisa se formó en sus labios-. Así que estuviste espiándonos, Genos.
—Tu y Chrome hablan muy fuerte, era inevitable que alguien que pasara cerca los pudiera oír. -le respondió mientras subía sus hombros sin sentimiento de culpa.
Soyuz aprovechó ese momento para hablar con Senku sobre la decisión de quedarse, su científico loco apoyó esa idea, recordándole que al final, todos estaban siguiendo el mismo objetivo. En un acto desinteresado, Soyuz le pidió a Kirisame que acompañara a Senku, pues necesitarían a guerreros fuertes.
Por otra parte, Ginro le pedía lo mismo a Matsukaze, pero todos estaban de acuerdo que solo lo hacía porque su nivel de ego había crecido el doble al tener a alguien dispuesto a hacer cualquier cosa por él.
Estaban en esa discusión cuando las luces se apagaron y Chrome tomó control de los altavoces del lugar, invitando a todos a ver el cielo.
Con la primera explosión, todos los aldeanos se aterraron, pero al ver cómo estás no parecían dañar a nadie, el temor pasó a ser admiración al ver los colores que aparecieron en el cielo nocturno.
Gen se acercó a Senku y viendo que Soyuz estaba detrás de ellos, alzó un poco la voz para poder ser oído por él también.
—En nuestra época, los fuegos artificiales también se usaban para despedir el alma de los muertos. -Gen golpeo un poco el costado de Senku cuando agregó-. Creo que nuestro científico loco, también quería que los vieras desde esta isla, Soyuz-chan.
Gen vio el entendimiento de sus palabras en los ojos de Soyuz, quien, mirando el cielo, dejó salir un par de lágrimas.
—Es solo una suposición mía. -siguió hablando Gen, pero esta vez solo para Senku-. Pero puedo imaginar que papá Byakuya se emocionaba mucho por los fuegos artificiales, mientras tu solo calculabas el diámetro y los componentes necesarios para cambiar el color de la explosión.
—Kukuku... Diez mil millones de puntos por haber acertado, mentalista. -Senku soltó un suspiro divertido, sus ojos aun en el cielo-. A Byakuya siempre le gustaron los fuegos artificiales... Siempre decía que los artesanos preparaban con esmero esto, exclusivamente para esos eventos. Era un sentimentalista como tu, al decir cosas como sobre que la ciencia dibujaba con pólvora, aquello sueños que permanecerán eternamente en los corazones de quien los vea, convirtiéndose en la esperanza del futuro.
Senku giró a ver a Gen cuando escuchó un sollozo, se sorprendió al verlo llorar.
—O-oye, ¿Por qué lloras?
—Es que, papá Byakuya suena como un increíble papá, tanto así que no pude evitar pensar en los míos... No me había dado cuenta que los extraño tanto hasta ahora... Lo lamento Senku-chan, creo que arruine el momento.
—¿De qué momento hablas? -Senku sacó un trapo y con torpeza trató de secar las lágrimas de Gen que parecían no acabar-. Oye, deja de llorar tanto.
—Eso intento. -Gen trató de parar de llorar, pero sus ojos parecían no hacerle caso, entonces, cuando se iba alejar para que nadie más lo viera llorar, Senku le tomó de la mano.
—Byakuya decía que cuando le tomabas la mano a alguien que lloraba, eso ayudaba a calmar el llanto.
Senku miró como Gen paró de llorar solo por un segundo y luego empezó a llorar aún más que antes. Iba a soltar su mano cuando Gen la retuvo y la entrelazó a la suya.
—Está bien, Senku-chan. Creo que el método de Byakuya está funcionando.
Gen trató de limpiar su cara lo mejor que pudo, regalándole la mejor de su sonrisa a Senku, quien le devolvió una pequeña sonrisa y ambos siguieron mirando los fuegos artificiales con sus manos entrelazadas.
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Ukyo se había alejado un poco más del ruido de las explosiones, a pesar de que tenía tapones para los oídos, la fuerza de la explosión aun molestaba sus tímpanos.
Se acomodó en un tronco dejado en la orilla de la playa, mirando el cielo iluminarse con el color de las explosiones.
—¿Puedo acompañarte? -Ukyo miró a Ryusui que venía con dos tazas de lo que el asumía era té.
—Adelante. -le dijo, haciendo espacio para que Ryusui también se sentara.
Una vez sentado, Ryusui le tendió la taza de un humeante té. El olor de la bebida era reconfortante y Ukyo no dudó en soplar un poco antes de beberla.
—Está delicioso, Francois realmente hace el mejor té. -le dijo con tranquilidad al sentir como la bebida calentaba su estómago.
—Esta vez no lo hizo ella... -Ryusui tomó con tranquilidad de su bebida, sintiendo la mirada de Ukyo para que terminara de hablar-. Genos me retó hace un tiempo, diciendo cosas sobre que yo me estaba acomodando a una vida sin preocupaciones ahora que Francois estaba de regreso conmigo. En palabras textuales de él me dijo, "... Por lo menos aprende a preparar un buen té." Así que fui y se lo demostré.
Ukyo se rio por eso, pues había olvidado ese incidente y como después de eso Genos le advirtió el jamás retar a Ryusui.
—Por el regusto del final, ¿Está bien asumir que los tés que he recibido para aliviar mi dolor de cabeza eran de tu parte?
—Tal vez. -le respondió bebiendo de su taza, Ukyo pudo ver el rubor que crecía en las mejillas del chico, y no pudo evitar sonreírle al pensar que él era un poco tierno.
—Gracias, Capitán Ryusui.
Ukyo le sonrió con dulzura y mientras el té calentaba su estómago, la cercanía con Ryusui calentaba su corazón... "Solo un momento más..." se dijo cuando inclinó su cabeza y se apoyó en el hombro de Ryusui… "Solo un momento junto a él, luego lo dejare ir."
Aun con sus tapones de oídos puesto, Ukyo podía escuchar los latidos de su corazón, sin percatarse verdaderamente que también, junto al ritmo acelerado del suyo iba el latido del corazón de Ryusui.
Creí que volvería tarde este día y que no podría publicar este capítulo hasta mañana, pero para mi suerte todo fue rápido y me dio tiempo de terminar de arreglarlo.
En relación a la canción, creo que hoy no hay mucho que decir. He tenido esta canción en mi cabeza todo el día, sin razón alguna; aunque una parte de mi siente que no tiene nada que ver la letra con el capítulo, por alguna razón una vez que lo terminé de leer acompañándola con la canción de fondo, todo parecía encajar en el momento, así que la dejé ahí.
Nos leemos al rato. Autora-san, fuera.
Chapter 31: Capítulo 27: El despertar del líder guerrero.
Summary:
Tsukasa despierta de su sueño frío, pero su mirada sigue buscando a Gen, ya no como antes, pero si con el mismo cariño. Entre pinturas de guerra y charlas bajo las estrellas, Gen y Tsukasa reafirman su cariño como miembros de un paquete de cuido que crece cada día más.
Notes:
La canción de este capítulo es uno de mis ending favoritos de este anime.
Canción: Suki ni Shinayo.
Artista: Anly.
Link: https://www.youtube.com/watch?v=dyNmP4VOFj4&ab_channel=Anicanto
Disfruten el capítulo ヾ(⌐■_■)ノ
Chapter Text
...
—Necesitas despejar un poco la mente. -le dijo Gen con una sonrisa suave en el momento en que lo despertó en la madrugada para que tomaran aire fresco, acompañándolo hasta el inicio del sendero principal de la isla-. Un paseo matutino es lo mejor para ti, el silencio del alba te ayudará a relajarte un poco. No te preocupes, te dejaré ir solo para no estorbarte, pero te iré a traer si te pierdes.
Senku se rio por lo absurdo de sus palabras, pero aun así obedeció sin renegar.
Después del bochornoso momento que pasó ayer con Gen al tomarle de la mano en todo el espectáculo de fuegos artificiales y después no queriendo soltarlo hasta que Suika le pidió a Gen que la cargara pues la pequeña niña se estaba durmiendo, Senku empezó a reflexionar sobre tal vez y si necesitar "Despejar su mente" para volver a concentrarse en su plan, ahora más ambicioso que los anteriores...
Él iría a la luna... Una sonrisa tonta se formó en sus labios, recordando vagamente cuando de pequeño declaró eso, y a ahora, ese sería su misión más importante para traer de regreso a toda la humanidad.
Sus pies ya conocían el camino de la isla, y no debió de sorprenderle que sus pasos lo llevaran hasta el árbol de la nave de la tripulación de Byakuya. En su mente, cientos de recuerdos volvieron a él, recuerdos de un tonto padre amoroso que hizo todo por él y aun en la muerte, pareciera que lo estuviera apoyando.
—¿A qué has venido? -le dijo a la persona que estaba detrás de él, sus pasos no eran los de Gen, por lo cual trató de componer su expresión para no notarse vulnerable.
—Solo salí a dar un paseo matutino, Gen dice que son buenos para la mente. -Senku no pudo evitar reír, "Ese tonto entrometido..." pensó al entender porque su insistencia de dar un paseo a esa hora-. Supongo que a ti también te lo dijo.
—Sí, algo así. -Senku se quedó en silencio un momento mirando el imponente árbol-. Hace miles de años, fue este lugar en donde Byakuya y los demás astronautas aterrizaron por primera vez, en un mundo en donde no quedaba nadie... Su recuerdo parece marchitarse ahora con los años, dejando solo fragmentos de piedra.
—Ja, eso no es verdad. -Kohaku sujetó por la cintura a Senku y con un impulso saltó hacia el árbol, a Senku no le dio tiempo de reaccionar pues en un par de saltos ya estaba arriba. Kohaku solo lo soltó sin delicadeza y este cayó con fuerza.
—Estas loc... -Senku detuvo sus insultos cuando vio la estructura de piedra.
—Tú, yo y todo el mundo, acabaremos convertidos en polvo, pero, sus ideas pasarán a otros, el legado que otros pulirán y los llevará hacia el futuro... La humanidad la llama ciencia ¿no? -le preguntó tendiéndole la mano para que este se pusiera en pie-. Eso es lo que me enseñaste tú, Senku. Lo que otros te enseñaron a ti y lo que hará nuestro reino científico con las generaciones que vendrán.
—Kukuku... Si, ese es el objetivo principal. -Senku tocó aquella roca que antes fue una nave, la nave que transportó a su padre y los astronautas-. Ahora nosotros superaremos a esos astronautas y llegaremos a la luna.
—Pues si vamos a viajar tan lejos, será mejor que entrenes ese cuerpo.
—Ja, eso no importa ahora. -le dijo restándole importancia a sus palabras, la chica sonrió con diversión antes de dar un salto hacia atrás y bajar del árbol.
—Ya convencí a Gen que necesitas más resistencia, así que desde ahora empezaremos un entrenamiento para darle fuerza a ese cuerpo debilucho... Comienzas ahora intentando bajar ese árbol.
—Te volviste loca, mujer gorila. -le reclamó sujetándose de una rama para asomarse por el árbol-. ¡Bájame de este árbol ahora!
—Nop. -la chica se rio un poco mientras empezaba a acomodarse en una de las raíces-. El barco zarpará en un par de horas, así que será mejor que bajes rápido si quieres ir a comer.
—Te juro que cuando baje de aquí, tú vas a pagar por esto. -dijo entre dientes mientras empezaba a calcular como bajar sin caer y romperse algún hueso.
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—Senku-chan, no te enojes conmigo. -pidió Gen con ojos llorosos-. Te juro que el plan solo era que Kohaku y tu fortalecieran lazos de hermandad, no que ella te dejara atrapado en un árbol. -Gen trató de parecer serio al decir eso, pero sus labios querían subir rebeldemente y una burbujeante risa se atoraba en su garganta.
—Cállate, estaré molesto contigo por los próximos treinta minutos, así que regresa con el té cuando ese tiempo pase.
—Serán los treinta minutos más dolorosos de mi vida. -Gen limpió sus lágrimas mientras aceptaba el castigo impuesto; no ayudaba mucho que Ryusui y Ukyo se estuvieran riendo en la cabina principal.
Pasado el tiempo, Gen oportunamente le llevó el té a Senku mientras se reunían con la tripulación para discutir la siguiente parte del plan.
Gen tenía sentimientos encontrados en este momento al escuchar el entusiasmo de todos por el viaje a la luna; por un lado, estaba emocionado por cumplir una de sus metas impuestas años atrás de llevar a Senku hacia sus padres, pero por otro lado, el solo hecho de buscarlos en una Norte América tan cambiada suponía mucho tiempo y peligros, sin mencionar que tal vez su papá Stanley no estuviera en Texas así como su padre Xeno, después de todo, en la última llamada a su padre Xeno, este le mencionó que Stanley había salido por una misión de emergencia.
Ukyo pareció notar su indecisión, así que cuando la reunión finalizó, se llevó a Gen a cubierta.
—¿No piensas decirle a Senku sobre tu padre? -le preguntó sin rodeos.
—No es que no quiera, Ukyo-chan, es solo que no puedo hacerme ilusiones. -Gen soltó un suspiro cansado, su mirada se perdió en el horizonte-. Anoche Senku me pidió ayuda para trazar la zona de la costa de California, el plan es entrar por la península de San Francisco y buscar maíz en la parte sur de California... Texas está lejos de los objetivos de Senku ahora, ¿Por qué importaría mi deseo egoísta de recuperar a mis padres? Hay tanto en juego ahora que sabemos en dónde está ese tal WHYMAN, que yo no...
La voz de Gen se quebró con sus últimas palabras, sus ojos se sintieron vidriosos por las lágrimas que no iba a volver a soltar, ya había llorado demasiado anoche ante el aplastante recuerdo de saber que estaría en el mismo continente que le vio nacer, pero sin poder reunirse con sus padres. Sorbiendo su nariz, giró a ver a Ukyo con más determinación que antes.
—Definitivamente sé que ellos entenderán mi decisión y una vez que ganemos esta batalla, definitivamente iré a buscarlos y no descansaré hasta encontrarlos. Definitivamente estoy trayéndolos a mi lado junto a mi nueva familia... ¿Qué me dices Ukyo? ¿Iras conmigo a buscarlos?
Ukyo se rio un poco ante la forma de hablar de Gen, siempre que se planteaba una meta repetía palabras en su oración. Aprovechando la cercanía, se estiró para revolver los cabellos de Gen.
—Sabes que siempre iré a cuidar tu molesto trasero, tonto hermanito llorón.
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—Pareces nervioso. -le dijo Senku cuando iban de camino hacia donde estaba Tsukasa.
—Es normal estarlo, Senku-chan. -le respondió jugando con los lazos de la improvisada mochila que llevaba consigo-. Con la explicación que distes sobre medusa, es probable que ya no tenga la suficiente energía para Tsukasa-chan.
—Con mi suerte...
—Por favor no tientes a tu suerte, Senku-chan. -le interrumpió con diversión.
—Kukuku, solo quería decir que según mis cálculos si activamos a proporción 1 a 1, podría funcionar.
Al llegar al lugar, uno por uno fueron bajando, la pequeña Mirai sujetaba a medusa con fuerza, rezando por un milagro mientras Chrome y Senku movían la tapa de la cámara.
—Aunque sea solo un poco, si el rayo petrificador brilla solo una última vez. -la pequeña levantó su mirada, sus ojos aun con lágrimas eran de una determinación inquebrantable.
"Te pareces mucho a él..." pensó Gen al ver como Mirai colocaba a medusa entre las manos de Tsukasa.
Taiju sujetó con fuerza la mano de Mirai que aún estaba sobre la de su hermano, motivando a la pequeña a no alejarse de él, incluso Kohaku la animó explicándole que eso ayudaría a que el dispositivo funcionara mejor.
—Eso es hacerse ilusiones. -les dijo Senku, no así, al igual que Taiju y Kohaku, puso su mano dañada y la presionó sobre ellos. Conmovido por el crecimiento de su Senku, Gen se acercó a ellos y recogiendo su manga, puso su mano sobre la de Senku.
—Incluso los celulares y afeitadoras, a veces vuelven a encender si lo vuelves a aprender aun cuando se quedan sin baterías. La esperanza es lo último que debes perder, Miri-chan.
—Yo también. -Dijo Chrome, poniendo su mano encima-. Ya verás que tu hermano volverá, Mirai.
La niña se conmovió con el apoyo recibido y todos con seguridad, dijeron en una sola voz.
—1 meter, 1 second.
Todos mantuvieron la respiración, esperando ver el brillo verde del aparato, misma que a los segundos se activó, todos apartaron las manos y Senku sacó el líquido despetrificador.
—Cinco minutos. -dijo Senku empezando a contar, para luego rociar el líquido sobre Tsukasa.
El brillo de la despetrificación rodeo el cuerpo de Tsukasa, quien, como un hombre sin aliento, tomó una bocanada grande de aire al momento de abrir sus ojos. Como Gen aún estaba a su lado, lo trató de estabilizar al ver cómo se tambaleaba un poco al intentar levantarse.
—Bienvenido de nuevo al mundo de los vivos, Tsukasa-chan. -le dijo cuando le ayudó a salir de la cámara, se iba a alejar cuando la pequeña Mirai se acercó llorando a su hermano, pero Tsukasa lo retuvo y atrayendo a su pequeña hermana, los abrazó a los tres.
El abrazo no duro mucho, pero incluso Gen sintió lágrimas en sus ojos ante el calor del reencuentro. Escuchó como Nikki le preguntaba a Minami si quería acercarse y saludar, la chica con un pequeño rubor dijo que sabía cuál era su lugar en ese momento, pero al ver que hasta Ruri la empujaba, él también quiso ayudar un poco.
—Anda, Minami-chan, Tsukasa-chan debe conocer de primera mano quien cuidó de su pequeña hermana todo este tiempo en el cual nosotros no estuvimos.
—¿Es verdad eso, Minami? -la chica, más sonrojada que antes solo asintió un poco y Tsukasa palmeo su cabeza con cariño-. Muchas gracias.
La chica lloró conmovida pero no se atrevió a abrazar al hombre. Ukyo también se acercó a él y le dio la bienvenida, Tsukasa le sonrió y tomó la mano que Ukyo le ofrecía.
Cuando todos saludaron, Tsukasa se acercó a Senku, la sonrisa del chico era una relajada, como la de un científico que ve como su hipótesis se hace realidad.
—¿Cuál es la situación?
—Increíble. -dijo Matsukaze-. Se acaba de despertar y parece suponer que se debe de trabajar.
—Así es Tsukasa. -le dijo con seguridad Nikki, mirando con orgullo a su antiguo líder.
—No creo que Tsukasa sea de los que pierden la compostura. -estuvo de acuerdo Ukyo, mirando a los dos lideres.
Senku le miró con seriedad, solo para segundos después sonreír con diversión y anunciar su plan.
—Invadiremos la luna.
Tsukasa lo miró por un momento antes de perder la compostura, todos se sorprendieron ante ese suceso, por sobre todo los que lo conocieron durante la guerra, pues ni una explosión como la que hizo Senku en aquel momento lo perturbó tanto como ahora.
—Bueno, cualquiera podría reaccionar así después de escuchar un plan de ir a invadir la luna, especialmente alguien de la era moderna.
Tsukasa sonrió, negando un poco con la cabeza al oír a Gen volver a mencionar eso.
—Supongo que no podrá ir mucha gente, por lo que estas buscando a los más fuertes. -Tsukasa miró a Gen y este desvió la mirada, sintiéndose un poco avergonzado al ver como los ojos de Tsukasa parecieron juzgarle, recordándole una conversación pasada-. Por eso me reviviste.
—Correcto a diez mil millones por ciento. -le dijo Senku con diversión-. Lo entiendes correctamente, si no, no quisiera ver para nada tu cara.
Gen estaba a punto de golpear a Ginro por su impertinencia al hablar sobre los sentimientos de su Senku, pero después recordó que debía de darle algo a Tsukasa. Acercándose a la mochila improvisada que había traído, sacó la capa de Tsukasa y se acercó a él.
—Creo que esto te pertenece, Tsukasa-chan. -Gen le entregó la pomposa capa, él debía de admitir que le quedaba muy bien. Tsukasa la tomó, deteniendo sus manos sobre las de Gen.
—Otra vez te estas ocultando. -la sonrisa de Gen vaciló un momento.
—Creo que este no es el momento de hablar, Tsukasa-chan.
—Si no fueras como un gato escurridizo, podríamos poner otro momento para hacerlo. -Gen sintió sus mejillas sonrojarse, la intensidad de la mirada de Tsukasa junto a sus palabras le dejaban en claro una sola cosa, en esa "charla" Gen no se escaparía como lo hacía con Ukyo al momento de no querer tocar un tema.
—Oye... -empezó a hablar Senku, acercándose a ellos dos, pero fue la voz de Matsukaze quien habló con más fuerza, pidiéndole un enfrentamiento.
—Por mi podríamos hacerlo ahora. -le dijo Tsukasa, con una sonrisa de lado-. Le iba a pedir a Genos un combate para estirar el cuerpo, pero ya que te ofreciste primero, ¿salimos ya?
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—No es justo que solo Senku-chan tenga las grietas. -Gen marcó su cara recordando la línea que tenía-. Yo también me pondré pintura de guerra.
—¿Ah? ¿Qué demonios haces dibujándote en la cara? -le cuestionó Senku sin entender su significado.
—Son perfectas como un simbolismo. Nos quitaremos esta pintura cuando hayamos vencido a la amenaza de la petrificación.
Todos se emocionaron por las palabras de Gen y empezaron a rehacer sus fisuras. Tomando otro frasco de pintura, se acercó a Tsukasa.
—Tú también, Tsukasa-chan. -le dijo poniendo la pintura en las manos del chico-. ¿O eres acaso de los que no le gusta la pintura en la piel? no creí que fueras así.
Tsukasa se rio un poco por la actitud de Gen, así que, sin dudarlo, tomó la mano de Gen y le entregó el frasco con la pintura, para luego, aun sosteniendo la muñeca del chico, arrodillarse frente a él, dejando a todos con asombro en sus caras.
—¿Lo harías por mí? -Gen no pudo evitar reír al ver la actitud de Tsukasa, no obstante, no dudo en hacer las marcas del chico.
—¿Acaso el sueño helado te ha puesto más consentido?
—O quizás solo extrañé tenerte a mi lado. -Gen le miró con cariño, cuando terminó de pintar su cara, cambió de mano el frasco de pintura para que con su otra mano limpia, pudiera acariciar la mejilla de Tsukasa y este se inclinara a su toque.
—Creo que nos debemos una charla muy larga.
—Y una pelea para limar asperezas.
Gen se rio con fuerza ante la actitud de Tsukasa, realmente quería a ese chico en su paquete de cuido.
—Las charlas para después. -interrumpió Senku, jalando a Gen a su lado-. Tenemos trabajo que hacer y mucho que cargar y ya que estiraste tu cuerpo, ¿Qué tal cargar el barco ahora Tsukasa?
Gen sintió un poquito de lástima por Tsukasa que lo miró primero a él y luego a Senku, luego se puso en pie y con seguridad le dijo que podría hacerlo. Antes de irse se acercó a Gen para susurrarle que lo iba a esperar esta noche.
—Ahí estaré. -le dijo, tocando una de sus manos y dejando ir al gran chico.
—No era necesario ese espectáculo de seducción. -le dijo Senku cuando vio como todos se alejaban de ellos-. hubiera convencido a Tsukasa yo mismo de unirse.
—¿Acto de seducción? pero yo no hice nada de eso. -respondió Gen sin entender el enojo de su chico.
—Si, como sea. No te encuentres a solas con él porque podría haber rumores molestos. -Senku se alejó de él y fue hasta donde estaban Yuzuriha y Kaseki.
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—Creí que no vendrías. -le dijo Tsukasa mirando el acantilado del astillero, la noche estaba despejada y las estrellas brillaban en el cielo.
—Senku-chan parecía darme cada vez más trabajo, por suerte Ukyo me está cubriendo ahora. -Tsukasa resopló divertido al escuchar la explicación de Gen.
—Senku parece no querer dejarte ir de su lado. -le dijo aun sin apartar su mirada del cielo.
—Soy de mucha utilidad para él. -mencionó sin mucha importancia, mientras se acomodó a su lado.
—Y debe estimarte demasiado para alejarte de mí tan abiertamente. -Gen sonrió, pero esta vez con un poco de tristeza.
—Si, me estima, como amigo. -aunque trató de que su voz no saliera tan melancólica, no pudo evitarlo-. Para Senku, el amor es algo que no necesita para traer a la humanidad de regreso... -luego, aclarando su voz, comentó con un poco más de entusiasmo-. Aunque puedo decir con todo orgullo que mis charlas han ayudado a que acepte las muestras de cariño de los demás... Aunque todavía no devuelve los abrazos de nadie, bueno, quizás solo una vez lo hizo con Suika, mi pequeña niña se había quedado dormida en el laboratorio y él la llevó hasta mí para que la fuera a acostar.
—Entonces aun no te le declaras. -Gen detuvo su palabrerío ante la suave voz de Tsukasa, el chico ni siquiera se inmutaba ante lo que dijo.
—Mis sentimientos por Senku-chan no son necesarios en este momento... -se repitió como un mantra, el final del año estaba a poco más de tres meses, Gen dudaba que algo pasara en ese tiempo-. Iremos a la luna, Tsukasa-chan, y traeremos a la humanidad de regreso, esos son los planes principales por ahora... Estoy llegando a la conclusión que un cerebro enamorado, solo le traerá problemas a Senku-chan.
—Y yo que creía que eras de los que no se rendía por las cosas que querías. -Gen frunció el ceño ante las palabras de Tsukasa, por alguna razón, esas palabras hirieron un poco su ego.
—Es egoísta al igual que imposible, el obligar a alguien que te ame... -Gen soltó un suspiro cansado, no le gustaba mucho hablar sobre sus sentimientos, en especial el de su amor no correspondido-. El amor debe darse libremente, no por conveniencia ni por necesidad... Jamás permitiría que Senku-chan amara a alguien así, no importa si soy yo u otra persona... -Gen soltó un suspiro cansado y luego, mirando a Tsukasa, agregó-. Senku-chan debe entender que el amor es un acto desinteresado.
—El acto más puro y letal del ser humano. -Tsukasa llevó su mano a la mejilla de Gen y lo atrajo más a él para besar su mejilla-. Así es el amor.
A Gen no le incomodó en ningún momento la cercanía con Tsukasa, pues, aunque el chico no lo supiera, Gen ya pensaba en él como miembro de su paquete de cuido.
—Así es. -le dijo, sonriendo un poco-. Me alegra que estés de vuelta.
—A mí también me agrada regresar. -Tsukasa desvió la mirada a algo detrás de Gen, pero al momento de Gen querer girar a ver, Tsukasa le da un beso en la frente-. Mañana, en el alba, ven al astillero y tengamos nuestra pelea de reconciliación.
—Pelea de reconciliación, dices. -Gen no pudo evitar reír ante esas palabras-. ¿Creí que esta era nuestra charla de reconciliación?
—¿Puedes culpar a un chico por querer saber quién es el más fuerte en este mundo de piedra?
—Ukyo-chan tendría algunas palabras que decir al respecto de esa pregunta.
Tsukasa se rio de las palabras de Gen, se levantó y le extendió la mano. Gen no dudó en tomarla y levantarse. Tsukasa soltó su mano, pero como un caballero, le ofreció su brazo.
—Creo que por esta noche es más que suficiente charla y ya que mañana nos espera un estiramiento matutino, ¿Me permites llevarte a tu cabaña?
—Nuestra cabaña, señor acabo de ser despetrificado. -le corrigió mientras tomaba el brazo ofrecido-. Mirai-chan y mi pequeña Suika ya se fueron a dormir allí, y Ukyo-chan llegara luego de su ronda nocturna.
—¿Es idea mía o me estas ofreciendo espacio no solo en tu cabaña, sino en tu paquete de cuido?
—¿Y hasta ahora lo notas? -le dijo con diversión-. El frío te afecto más de lo que crees Tsukasa-chan.
Un capítulo suave antes del dramón del siguiente. (≧∇≦)ノ
Desde hacía ratos quería escribir la pelea de estos dos y por fin en el siguiente capítulo lo hare realidad. ψ(`∇´)ψ
Oh, se me olvidaba. El tiempo que dice Senku para despetrificar a Tsukasa solo es un estimado. Desconozco si es más o menos, aunque según se dijo en el anime y manga, si el líquido despetrificador cae sobre ti luego de que el rayo pase y te petrifique, este no te reparara en absoluto, por eso Senku aún tiene sus marcas de fisuras. Entonces, pensé en un tiempo mayor ya que el daño de Tsukasa fue mortal.
Bueno, por el momento eso es todo, nos vemos en el siguiente capítulo (talvez sea mañana, pues estoy en días feriados). Autora-san, fuera.
Chapter 32: Capítulo 28: El combate predestinado y los corazones partidos.
Summary:
El combate entre Gen y Tsukasa saca a la luz la fuerza oculta del mentalista, pero también rompe el corazón de Senku. Cuando las palabras crueles salen como cuchillos, Gen revela parte de su pasado doloroso y Senku comprende demasiado tarde que lastimó a la persona más preciada que tenía.
Chapter Text
El quinto tubo de ensayo se rompió en esa madrugada, Senku mofó con enojo ante la torpeza de sus manos, no había dormido nada en toda la noche, pero eso no lo ponía tan irritado como estaba ahora, su mente era un caos por todos los eventos que habían pasado anoche y lo odiaba... Odiaba no poder sacar de su cabeza esas imágenes, odiaba no haber tenido el valor de ir y pedir explicación... Y eso es lo que odiaba más, ¿Por qué tenía que ir y pedirle explicación a Genos por los besos que Tsukasa le dio anoche?
Ardía de rabia con solo recordar lo que vio. Él solo iba a ir a traer a su Genos al laboratorio para que trabajara el doble por haber escapado de una tarea que no era importante ahora, pero que más adelante talvez ocuparía. Había pensado en dejarlo haciendo miles de baterías de manganeso durante el viaje, pero al escucharlo hablar con Tsukasa sobre el amor le hizo parar en seco, solo para segundos después ver como Tsukasa tomaba la cara de Genos y la besaba.
—Así es el amor. -escuchó que Tsukasa le decía a su Genos.
—Así es. Me alegra que estés de vuelta. -le respondió su Genos con una voz suave, una voz que solo ocupaba cuando quería hacerle dormir.
Senku no se atrevió a ir por Genos, aunque lo quisiera hacer, se fue de ahí no sin antes ver como Tsukasa volvía a juntar a Genos en otro beso. Durante todo el recorrido a su laboratorio sintió una opresión en su pecho, le faltaba el aliento y un nudo se estaba formando en su garganta.
Ignoró a cualquiera que se le cruzó en el camino hasta su laboratorio y tomando el primer papel que estuviera en blanco, empezó a hacer fórmulas y operaciones. Desde pequeño aprendió que podía dominar a su cerebro a través de mantenerlo ocupado, por eso hizo cálculos, fórmulas químicas e incluso adelantó el diseño que necesitaría para la nave que lo llevaría a la luna.
Y sin importar cuanto tiempo dedicara, cuantas operaciones hiciera, su mente traicionera volvía a ese momento, a esas palabras...
—Si Genos está enamorado de él, ¿Por qué eligió nuestro bando? ¿Por qué te quedaste a mi lado?
Senku se rascó la cabeza con frustración, ese era el peor escenario que pudo imaginar al momento de aceptar que tenía un cerebro enamorado... Y ahora se hacía realidad a horas de volver a zarpar y estar en el mismo barco que ellos dos.
Con una inmensa tristeza, Senku estaba aceptando a ese punto que tenía aquello que las personas llamaban como "un corazón roto"
Él entendía el proceso de su cuerpo en ese momento, la disminución de la dopamina y serotonina, el aumento del cortisol, e incluso la activación de la insulina y la corteza cingulada anterior que era la encargada de procesar el dolor físico y emocional... Él realmente entendía estos procesos, pero ahora estaba empezando a comprender que el sentirlos y el solo estudiarlos en otros, era completamente diferente.
Tan sumergido estaba en su miseria que no escuchó el alboroto de afuera sino hasta cuando la pequeña Suika corrió hasta él, llamándolo.
—Senku, hay problemas. Tsukasa va a pelear con nuestro Genos.
—¿El que? -dijo con preocupación, rompiendo el sexto tubo de ensayo mientras seguía a una asustada Suika hasta el astillero.
Por el camino, vio como todos parecían ir al mismo lugar con una diversión poco contenida y empezar... ¿a apostar sobre quién ganaría?
Le sorprendió ver cómo, sin llegar por completo a la zona del astillero, todos estaban reunidos ahí, tanto aldeanos como despetrificados, incluso Ukyo y Ryusui.
—¿Qué demonios está pasando? -exigió saber cuándo se acercó al frente y pudo ver mejor el panorama. A unos 100 metros estaban Tsukasa Y Genos.
—La pelea del siglo está por comenzar. -le respondió Ryusui, mientras tronando los dedos, hizo que Francois le trajera una silla a Senku-. Las apuestas están uno a cuatro a favor de Tsukasa.
—Con el despliegue de ayer, todos han apostado por Tsukasa. Ryusui y yo apostamos por Genos. -le dijo con simpleza Ukyo, mientras se acomodaba en su asiento junto a Ryusui.
—¿Y vas a dejar que él peleé con Tsukasa? -quiso gritar, pero por alguna razón su voz salió más como un susurro.
—Bueno, ellos dos iban a tener un encuentro similar incluso antes de la petrificación. -aportó Ukyo, sin entender la tristeza en la voz de Senku-. Era algo inevitable que ellos se reunieran de nuevo para hacerlo realidad.
El nudo que la preocupación había logrado liberar se formó con mayor fuerza que antes... "Así que incluso se conocieron antes de la petrificación... Que patético soy."
—Pero Tsukasa es muy fuerte, dañará a Genos. -dijo Suika, acercándose a Ukyo-. Por favor, no permitas que lo dañen.
—Jaja, No preocupes tu cabecita con eso, pequeña Suika. -Ryusui tronó sus dedos junto a una sonrisa divertida-. El que debe temer ser molido a golpes será Tsukasa.
—Genos es muy fuerte. -le dijo Ukyo tomando a la niña y haciéndola sentar en su regazo-. Estoy muy seguro que él ganará este duelo.
Senku se iba a ir de ese lugar cuando las voces se animaron diciendo que el combate estaba por comenzar.
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—¿Creí que solo sería un combate para nosotros dos, Tsukasa-chan? -dijo Gen mientras empezaba a quitar su capa morada y la doblaba para dejarla en el suelo.
—Creo que alguien escuchó mi deseo de combatir contigo este día. -Gen alzó una ceja mientras ahora soltaba la cuerda de su cintura, sosteniendo con una mano el cinturón rojo, tal vez y solo tal vez, deliberadamente le mostró las pequeñas dagas de acero que ese cinturón guardaba antes de doblarlo y dejar junto a su capa.
—Me siento un poco nostálgico con tanto público reunido, ¿Acaso quieres revivir a la UFC? -Gen se detuvo solo un momento al intentar quitarse la camiseta de mangas largas amarilla para solo quedar con su camisa sin mangas y pantalones.
—El único que deliberadamente está haciendo una actuación a nuestros observadores eres tu, al ir quitándote lentamente la ropa. -Gen le sonrió con descaro, deslizando incluso más lento la camisa de su cuerpo.
—El combate terminará rápido, así que no está de más darles un poco de espectáculo previo. Antes, calculo que hubiera terminado contigo en menos de dos minutos, pero como no estoy en forma, dejémoslo en cinco. -Gen le sonrió con superioridad mientras doblaba la camisa y la colocó junto a sus cosas, esta vez sí giró a ver a los espectadores, sabiendo que Ukyo definitivamente estaría ahí. A quien no esperó ver fue a su Senku en primera fila mirándolo... con dolor y traición. La sonrisa de Gen se desvaneció en el momento en que vio la traición en los ojos de su Senku-. Pararemos este combate y lo haremos en...
—No. -le dijo con firmeza Tsukasa, quitándose el también su capa-. Es momento que le muestres a tus compañeros de viaje la verdadera fuerza que escondes.
—Tsukasa-chan, por favor paremos. -pidió con voz suplicante Gen, sintiendo como los ojos de Senku no se alejaban de él.
—La misión que tenemos por delante demanda que todos confiemos en el otro. Ocultar tu verdadero ser a tu equipo no es correcto.
Tsukasa se colocó en su pose habitual de lucha de artes marciales mixtas, sus manos en una posición de lucha arriba frontal. Genos ahora entendía que no había escapatoria para esto así que, con resignación, se puso en posición, abrió un poco sus piernas y cayó en una posición de combate con sus dos manos abajo.
—¿Artes mixtas? -preguntó Tsukasa sin sorprenderse tanto.
—Me quebré un dedo en gimnasia, así que me cambiaron de deporte. -respondió con simpleza.
Tsukasa fue el primero en atacar, pudo escuchar los gemidos de asombro al él recibir el golpe directamente y bloquearlo con la misma rapidez en que fue atacado.
—Las manos abajo ayudan a moverse más rápido. -dijo Genos empujando el brazo de Tsukasa y alejándose para brindar más espacio entre los dos, recomponiendo su postura, empezó a dar pequeños saltos, analizando como empezar a contratacar.
—Solo funciona si tienes manos largas.
—Agradezco a mi genética por este regalo.
Bromeó Genos y se lanzó a dar patadas, primero hizo una finta para distraer a Tsukasa, tomando impulso con el pie que aún estaba en el suelo para golpearlo con su talón. Tsukasa reaccionó a tiempo para esquivar y retroceder, Genos no perdió el tiempo por su error y aprovechando que estaba cayendo, impulsó su cuerpo en un salto hacia atrás.
Tsukasa se lanzó a atacar incluso cuando Genos aún no había tocado el suelo, él ya esperaba eso, así que se sujetó del brazo derecho que Tsukasa lanzó, lo tomó como punto de equilibrio para alzar su cuerpo de nuevo y enrollar sus piernas en el cuello de Tsukasa aplicando la presión justa para desequilibrarlo y que callera al suelo de espaldas. Genos lo soltó cuando cayó al suelo, había bajado la guardia y Tsukasa había golpeado su costado izquierdo.
—No te estás tomando este combate en serio. -le dijo Tsukasa poniéndose en pie, sus ojos ahora con una pequeña molestia.
—Te dije que estoy fuera de forma. Llevo más de un año sin entrenar correctamente. -le respondió aun sobando su costado, ese golpe le había dolido.
—Me sentiré muy enojado contigo si me dejas ganar.
—Cariño, te dije que serían cinco minutos. Soy una persona de palabra. -Genos le sonrió con una mirada salvaje. Sentía como la adrenalina se liberaba en su cuerpo-. Esto será emocionante.
Genos se lanzó a atacar, era una serie de golpes con el puño cerrado, esquivar y atacar era lo que ambos hacían. En un momento en que Tsukasa estaba levantando su rodilla para darle un golpe, Genos aprovechó a subirse sobre ella y ganar más impulso, tomando la cabeza de Tsukasa con ambas manos, levantó su rodilla derecha apuntando a golpear justamente a la nariz.
Llevando el tiempo en su cabeza y viendo lo aturdido que su oponente estaba por el golpe recibido, reunió toda la fuerza que pudo y golpeó su estómago. Aunque Tsukasa le desvió de su objetivo inicial, el golpe fue a darle en su costilla izquierda y ambos pusieron una mueca ante el dolor de eso.
Genos volvió a crear más espacio entre ambos cuando vio caer a Tsukasa, se preocupó un poco al pensar que se había excedido, pero el chico listo como era, aprovechó la vacilación de Genos y poniéndose de pie en un salto, enderezó su postura para darle un golpe en la cara a Genos.
Genos retrocedió y creó más distancia entre ambos. Cuando respiró después del golpe pudo saborear la sangre en su boca, al parecer su labio se había partido.
—No debiste haber hecho eso. -le dijo Genos con una frialdad que hizo sonreír a Tsukasa mientras se lanzaba a atacarlo.
Genos ya no se contuvo más en el combate. Esquivando el primer golpe, Genos lanzó una serie de golpes precisos a Tsukasa, cara, pecho y estómago, el más alto trataba de esquivarlos colocando sus manos juntas en defensa como se le explicó en el boxeo, pero, aun así, Genos logró acertar varios golpes, uno en específico le dio en el estómago, sacándole el aire y dejando caer su guardia, Genos aprovechó ese momento para lanzar una patada limpia que acertó en su cara enviando al hombre al suelo.
Genos se colocó sobre él, inmovilizando sus dos manos con sus rodillas, con su mano izquierda presionó su cuello y con su mano derecha hecha puño la alzó y bajo con toda su fuerza a la cara de su oponente...
Todos contuvieron el aliento cuando el brazo de Genos bajo en dirección a la cara de Tsukasa, pero Genos lo detuvo a centímetros de su objetivo.
—Cinco minutos. -le dijo con la respiración entre cortada-. He ganado este asalto.
Tsukasa aún con dificultad para respirar relajó su cuerpo y empezó a reír.
—Si... Me has ganado.
Genos escuchó como su niña le llamaba y corría a su lado, por lo que se bajó de Tsukasa y esperó con los brazos abiertos a una Suika que tenía los ojos brillantes en asombro y no paraba de hablar sobre el increíble combate que tuvo, pero que debía ir a limpiar sus heridas pues sus manos y labios estaban sangrando.
Genos no se había percatado de eso hasta que vio sus manos, estaban rojas y sangraban.
—Hacía años que no me divertía tanto en un combate. -la voz de Tsukasa que ahora estaba sentándose le hizo girar a verlo-. Gracias por la oportunidad, Genos... Ahora, creo que lo correcto es intervenir a tu favor con Senku.
Genos recordó entonces la razón por la que quiso parar eso en primer lugar. Senku ahora les daba la espalda, alejándose de la multitud que con caras largas, pagaban el dinero de las apuestas a un sonriente Ryusui.
—Cuida a mi pequeña Suika por mí, por favor Tsukasa-chan... -Gen le entregó a la niña en los brazos, se puso en pie y corrió hasta la multitud-. Ukyo-chan. -le llamó mientras se acercaba a ellos-. Por favor atiende las heridas de Tsukasa-chan.
Genos no esperó respuesta y corrió para alcanzar a su Senku.
—Senku-chan. -le llamó cuando le dio alcance-. Senku-chan, espera.
Le pidió, tratando de tomarle de la mano, pero este con enojo la apartó, giró a verlo y como él suponía, en los ojos de Senku había dos emociones muy fuertes, dolor y traición.
—Ve a curar tus heridas. -le dijo con la voz más impersonal que jamás le escuchó usar en otro, mientras se alejaba de él.
—Lo haré después, esto no es tan grave. -trató de disminuir el ambiente de tensión que la actitud de Senku ponía entre ambos.
—Por supuesto que para el hijo del súper soldado esos golpes no son nada. -le respondió apretando los dientes con coraje, sin todavía alzar la voz.
—Si me duelen, pero me preocupo más por ti.
—Ja, ¿Preocupación dices? ¿Preocupación por qué? ¿Porqué al fin muestras tu verdadera cara? O es que acaso solo el gran Tsukasa es digno de conocerte mejor que otros.
—No es eso. -le dijo con dolor, jamás había sido receptor de tanta ira por alguien que amara.
—Por supuesto que no, lamento haberme equivocado con el frágil y vulnerable doncel. -le dijo con un sarcasmo cargado de enojo-. Seguro que te divertiste haciendo ese papel y haciéndole creer a todos que no eras capaz de nada como el espectáculo que acabas de mostrar. ¿Debería preocuparme ahora por dormir a tu lado? O perdón, casi olvido que Tsukasa ahora calienta tu cama.
Genos se quedó mudo ante las acusaciones de Senku, ni siquiera el golpe de Tsukasa le había dolido tanto como las palabras de Senku. Quería llorar, pero sabía que de nada serviría frente a su cruel amor.
—¿Terminaste? -le preguntó con la cabeza en bajo.
—Con gusto puedo seguir, pero tengo asuntos más importantes que perder mi tiempo contigo.
—Esa es la razón. -le dijo con firmeza, mientras levantaba su mirada-. La razón por la que me convertí en esa versión que todos aprecian más, la que puede estar al lado de Senku sin que él la aparte de su lado... Desde siempre, solo por ser un doncel se me ha tratado diferente y más cuando empecé a destacar en la escuela... Creí que tú comprenderías mejor el bullying que sufre la gente que es diferente al resto... Me adelantaron por dos años en la escuela, tuve que defenderme o si no sería comido por ellos... Japón fue mi salvación, si ocultaba quien era, si ocultaba lo fuerte o lo inteligente que podía ser la gente se quedaba a mi lado... Tú te quedabas a mi lado.
Las lágrimas en los ojos de Genos cayeron, pero él las limpió con rapidez.
—La versión que cree aquí en Japón es la que todos esperan de mí y yo estaba bien con eso... -una risa fría salió de sus labios-. Está bien si así podría tener amigos, estaba muy bien para mí el crear ese traje de mansa oveja porque al fin podía divertirme sin miedo a que me juzgaran porque me gustaban las cosas lindas o vestirme de mujer... Ya nadie me esperaba afuera de la escuela para buscar peleas, ya no tenía que estar siempre en guardia y esperar lo peor de cada paso que daba... Mi vida era una mierda socialmente hablando, pero aquí incluso hice a Ukyo como amigo, mi primer verdadero amigo a los malditos 17 años... -Genos soltó el aire cansado de esto, si se iba a ir todo a la mierda, soltaría la bomba de una maldita vez-. A veces me preguntó si aquel día en la que mi padre Xeno me pidió reunirme contigo hubiera cambiado algo nuestras dinámicas de ahora.
—¿Xeno? ¿El doctor Xeno Houston Wingfield?
—Vaya Senku-chan, acabo de abrir mi corazón a ti y tu solo preguntas por mi padre... -la risa amarga en Genos fue más fuerte, casi como la de su padre Xeno, su corazón se estaba desmoronando-. Si, ese Xeno Houston, el científico de la NASA, el que te ayudó a crear cohetes a través de mensajería. Yo era su hijo, el chico que te presentaría ese viernes para que trabajaran juntos en un proyecto menor.
Genos soltó todo el aire de sus pulmones y tratando de encontrar el valor que aún le quedaba, habló sin verlo.
—Entenderé por completo si ahora quieres dejarme aquí... Si es que acaso aún te importa, estaré con los niños cerca de la pradera recogiendo flores. Aceptaré cualquier decisión que tomes.
Genos caminó y se alejó de Senku, contó cada paso y cuando llegó a los 50 pasos miró hacia atrás esperando con una fe ciega que él estuviera ahí... Pero no había nadie siguiéndole.
—Aun espero que él venga a mi... Que patético soy.
Gen dejó caer las últimas lágrimas que aún no se iban de sus ojos, el vacío en su corazón jamás fue tan fuerte como ahora. Se dirigió a su cabaña, en automático tomó algunas cosas, tenía que ir a recuperar su ropa, ir al río y tomar un baño antes para después tratar sus golpes, pero cuando movió una manta, la bolsita que Senku le dio con los naipes cayó a su lado, la nota aun adentro de ella...
Gen no pudo contener el llanto más y cubriendo su boca con sus manos, lloró desconsoladamente.
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Senku estaba sentado en su laboratorio cuando escuchó las voces de Ukyo, Tsukasa y Ryusui.
—Ukyo, necesitas calmarte. -le decía Ryusui. Senku no quería salir a ver ese espectáculo, pero no necesito hacerlo, ya que Ukyo apareció en la entrada del laboratorio, retenido por Ryusui y Tsukasa.
—¡TÚ! -le gritó con una ira que jamás creyó ver en el pacificó Ukyo-. Arreglarás esto ahora. -le dijo con la voz fría, un escalofrío recorrió su cuerpo al escucharlo hablar así.
—Ukyo, no puedes forzar...
—¡Claro que puedo! -le interrumpió a Ryusui mientras se liberaba de ambos chicos y se acercó hasta donde estaba Senku-. Prometí apoyarte y aceptar cada una de las ideas que has tenido y tendrás, pero mi lealtad por ti llega hasta el instante en que lastimes a quien me importa más... Sí, Genos es un maldito genio en combate, te lo dije en la isla ¿recuerdas? ese guerrero que nos dio tiempo para alejarnos de Moz, era nuestro aliado porque era Genos... ¿Pero acaso le preguntaste porque es así? ¿Por qué sus padres lo criaron de esa forma? ¿Le has dado tiempo para escuchar el motivo de venir a Japón siendo un extranjero? ¿Acaso le preguntaste porque siendo tan extrovertido tiene un maldito paquete de cuido que puedes contar con una maldita mano? Mi tonto hermano solo ha aprendido a sobrevivir en el mundo moderno y al fin había encontrado un lugar en este mundo en el cual podría ser solo él, con sus grietas y sus fortalezas, lejos de esa gente que le hizo daño... ¿Qué no lo vez? Él siendo un niño consentido por sus padres a quienes ama con locura, está anteponiendo la búsqueda de sus padres por tu maldito objetivo, él te sigue ciegamente y siempre ha velado por ti y luego tu solo vas y no usas ese maldito cerebro tuyo para ver todo el panorama... Heriste a mi hermano y ahora irás y te disculparás con él, lo escucharás y por un maldito momento apagarás tu cerebro lógico y solo escucharás. ¿Entendiste?
Senku iba a asentir ante la furiosa mirada de Ukyo, pero su hemisferio emocional tuvo el descaro de aparecer y recordarle los eventos de anoche. Él no quería hacer eso, él también había sido traicionado.
—Si él necesita consuelo, ya tiene a Tsukasa para consolarlo. -le respondió con una mirada retadora, aunque sintiera sus pies temblar.
—¿Yo? -dijo sin entender Tsukasa, que aún estaba en la entrada del laboratorio.
—Tsukasa no fue el que lastimó a mi hermano.
—Pero es su novio ¿no.? que vaya a darle consuelo él. -le dijo mientras cruzaba sus brazos sobre el pecho.
Todos se quedaron en silencio ante las palabras de Senku, incluso él se sintió idiota una vez que sus palabras salieron de su boca.
—Pero Genos y yo, no tenemos ese tipo de relación. -aportó Tsukasa y todos lo miraron-. Yo solo soy parte de su paquete de cuido.
—Pero anoche ustedes se estaban besando. -le dijo Senku señalándolo con él dedo.
—Si, yo lo besé en la mejilla y frente. -le respondió con una sonrisa divertida ante la cara de desconcierto de Senku.
Ukyo mirando a ambos chicos pareció entender mejor las cosas, así que soltando un suspiro cansado relajó solo un poco su postura, sus ojos aun miraron con seriedad a Senku.
—Arreglarás este malentendido con Genos antes de la cena. No mañana ni otro día. Hoy antes de la cena ustedes dos tendrán sus asuntos resueltos, ¿Entendiste?
—Yo no...
—Creó que fui muy claro en mi orden. -le interrumpió Ukyo parándose completamente recto-. ¿Entendiste verdad?
—Si. -le respondió sin entender por qué su cuerpo imitó la postura de Ukyo y cuadraba sus hombros rectamente.
Ukyo soltó un suspiro cansado y salió de ahí. Tsukasa y Ryusui lo siguieron y Senku volvió a quedarse solo en el laboratorio, en donde soltó el aire que no sabía que estaba conteniendo.
—Mierda... Creo que acabo de arruinar las cosas con Genos, Byakuya.
Que no se note que me encantan las artes mixtas. Tuve el placer de conocer a dos chicos que lo practicaban y verlos pelear era increíble.
La UFC, para quien no sepa que es eso, en pocas palabras es la organización de artes marciales mixtas más grande y conocida a nivel mundial.
Creo que no hay mucho que agregar, espero y hallan disfrutado el capítulo, traté de no poner tantos términos de combate para que fuera más fácil de leer, nos leemos después. Autora-san, fuera.
Chapter 33: Capítulo 29: El amor no es un mapa de rutas.
Summary:
Gen intenta recomponerse tras un doloroso rechazo, mientras Suika, con inocente ternura, lo guía hacia un simbólico cambio. Mientras tanto, Senku enfrenta las consecuencias de sus palabras y busca reparar lo quebrantado, descubriendo que algunas heridas requieren más que lógica para sanar.
Notes:
La canción para este capítulo:
Canción: Wolves Without Teeth.
Artista: Of Monsters and Men.
Link: https://www.youtube.com/watch?v=hlzFmJ5zWHc&ab_channel=Stonecold
Espero y disfruten la lectura con el acompañamiento musical, nos leemos abajo.
Chapter Text
Gen no tuvo la fuerza para detener a Ukyo cuando llegó a la cabaña con sus cosas y le vio llorar, tampoco pudo sonreírle correctamente a su pequeña cuando se quedó con él. Pero su pequeña y valiente niña llevó sus cosas y lo guio hasta el río para poder tomar un baño antes de tratar sus manos heridas y el corte de su boca.
Gen se desnudó y solo se sumergió en el agua, cerrando los ojos con cansancio para no ver su reflejo, mientras escuchaba el ruido del agua correr.
—Suika te ayudará a tomar un baño. -le dijo su inocente niña-. Suika te cuidará.
Gen se sintió aún más miserable al escuchar a su pequeña y sentir como lavaba su cabello tratando de hacerlo lo mejor que sus pequeñas manos podían. Esta vez Gen no quiso detenerla, aún no había vuelto a armar su máscara del sonriente chico que tenía siempre, por eso se dejó hacer por la pequeña.
"Deja de estar deprimido..." se regañó con enojo, cuando su pequeña lo sacaba del agua para secarlo. "Un rechazo más no es el fin del mundo. Compórtate como el adulto que eres."
Gen soltó el aire con lentitud, su voz interna tenía razón, estaba haciendo un espectáculo ridículo frente a su pequeña.
—Tu cabello ha crecido mucho, a Suika le gusta lo suave que es. -su niña sacó un peine de madera que Kaseki le había regalado y se colocó detrás de él para empezar a peinarlo. En la misma bolsa en donde Suika sacó el peine, también había unas tijeras, la idea cobró tanta fuerza en la cabeza de Gen que no dudó en estirarse y tomarlas en sus manos.
—¿Qué tal y si hacemos un cambio de imagen? -le sonrió ahora con un poco más de alegría en su gesto-. ¿Me ayudas mi pequeña?
A su niña se le iluminaron los ojos y con energía renovada, fue a traer un espejo y regresó con rapidez. Gen aprovechó ese momento para secarse y ponerse su ropa. Cuando su niña volvió él ya tenía una idea de lo que se haría en el cabello. Al principio solo quería emparejar el corte y quitar completamente su característico flequillo, pero al final decidió solo cortar un poco la sección de cabellos largos, dejando su flequillo hasta el comienzo de sus labios queriendo imitar el corte de su papá Stanley. Hizo todo su ahora corto cabello hacia atrás y lo volvió a mojar con el agua del río para que este se quedara en su lugar.
—Tal vez ahora crezca parejo. -dijo en voz alta terminando de acomodar su cabello-. ¿Qué tal me queda? -le preguntó a su niña con una sonrisa.
Con cada corte en su cabello, su máscara había vuelto y ahora ya se sentía un poco mejor para enfrentar a toda la aldea y el rechazo que recibiría como aquella vez cuando lo vieron atacar a Hyoga.
—Te vez muy guapo. A Suika le gusta. -su niña dejó el espejo que sostenía a un lado y corrió a sus brazos, dándole un cálido abrazo.
—Gracias, mi niña... -Gen le devolvió el abrazo y cuando sintió que su corazón ya no palpitaba con fuerza, la soltó y se puso en pie-. Bien, ahora hay que ir a trabajar, todavía necesitamos ayudar a Francois con el horneado y luego, como le prometimos a los demás, iremos a recolectar esas flores para las coronas de despedida que le daremos a los que zarparán.
—Pero primero debes cubrir tus heridas. -Suika buscó en sus bolsillos un frasco pequeño, era el ungüento que él les dio a todos los niños para cicatrizar mejor las heridas y que su Senku le ayudó a crear-. Suika vendará tus manos y pondrá una compresa en tu mejilla dañada.
Gen se dejó hacer por su niña, conmovido por la capacidad de cuidados que ella daba. Sonrió con orgullo al pensar que su pequeña tenía un gran corazón.
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—Duele. -dijo Tsukasa cuando sintió como Ukyo presionaba con mucha fuerza las vendas en su mano.
—Eres un niño grande, no te estés quejando. -a pesar de las palabras frías, Tsukasa sintió como la presión iba disminuyendo.
—Jamás fue mi intensión que ellos dos se lastimaran mutuamente. -comentó cuando el silencio volvió a invadirlos y Ukyo estaba tratando su otra mano-. Creí que podría hacer entender a Senku los sentimientos que tenía por Genos al verlo con alguien más.
—Eso solo pasa en las novelas grandulón. -Ukyo se dispuso a aplicar ungüento en la zona de la nariz que estaba morada-. Al menos el tonto no te rompió la nariz.
—Se contuvo, es la palabra correcta.
—Cuando se tiene una fuerza superior al promedio, eso se vuelve algo inevitable, tu mejor que nadie debe saber eso, además, partiremos en un par de días, no sería nada conveniente que ambos resultaran heridos seriamente con su lucha. -Ukyo se alejó de Tsukasa, empezó a buscar un trapo para limpiarse las manos con el-. Eso es todo grandulón, por favor ten cuidado este día y si hay alguna molestia interna, avísame y te revisaremos.
Tsukasa se rio al escuchar eso último, Ukyo lo miró sin entenderle, así que él aclaró.
—Ukyo realmente parece un hermano mayor que toma el mando cuando la mamá no está.
—Que seas más alto que yo, no significa que seas mayor que yo. -Ukyo golpeo su brazo sin fuerza alguna, solo lo hizo para imitar la pose de ataque de Tsukasa-. No me provoques o yo seré el siguiente en patearte el trasero.
Tsukasa se rio con fuerza por esas palabras, pero el dolor de su cara le hizo detenerse.
—He aprendido mi lección, desde ahora no volveré a retar a duelo a un doncel. -aprovechando que Ukyo no tenía su gorra puesta, Tsukasa palmeo su cabeza-. Gracias.
Ukyo no tuvo la fuerza para pelear por ese gesto, así que lo dejó hacer; cuando eso pasó y el mayor recupero su gorra, Ukyo y Tsukasa salieron de la cabaña para caminar hasta dividir sus caminos.
El estómago de Ukyo rugió al sentir el aroma del pan recién horneado de Francois y al recordar que se había saltado el desayuno por todos los eventos de esa mañana, era un poco evidente el porqué se había enojado tanto con Senku a parte de la obvia razón de hacer llorar a su hermanito menor.
—Francois, me preguntaba si... -él dejó de hablar al ver quien estaba dentro de la cocina. Ahí solo estaba Ryusui quien traía puesto un delantal, su pelo amarrado en una coleta baja y sus manos ocupadas con masa.
—Francois acaba de salir a recolectar más leche. -le dijo Ryusui volviendo su vista a la masa y siguió amasándola-. Si necesitas comer algo, acabó de sacar unos Stollen del horno, sé que no desayunaste, así que por favor toma los que gustes.
—S-sí. -respondió con voz cortada y trató de disimularlo con una tos seca-. Te tomaré la palabra y cogeré algunos. -Ukyo se acercó hasta donde estaban los Stollen, sacó el pañuelo que ocupaba para los frutos secos y tomó solo cinco panes-. Gracias.
Ukyo salió casi corriendo de ahí, se subió al primer árbol que vio más alto y se acomodó sobre la rama más firme antes de cubrir su cara que estaba ardiendo.
—Soy un enfermo, ¿En que diablos estoy pensando? -se regañó a sí mismo, no así, la imagen de Ryusui parecía haberse quedado grabada en su retina. Ukyo sabía que el hombre era hermoso, su cuerpo estaba bien trabajado y su actitud segura atraía a muchos como la miel a las abejas, pero ese simple delantal que remarcaba la forma de sus hombros y cintura, la forma en que había recogido su cabello y aun así, habían mechones rebeldes sobre él, lo fuerte que se veían sus brazos al momento de amasar... Ukyo quiso gritar, la molestia que sentía en sus pantalones solo crecía cada que lo seguía recordando-. ¿Cuándo me volví un fetichista? Ni siquiera me gusta el cosplay.
El remordimiento de Ukyo hizo que su estómago gruñera con fuerza, y por primera vez en mucho tiempo, Ukyo comió de mala gana el delicioso pan que tenía en su pañuelo, él no iba desperdiciar comida.
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Cuando escuchó a Ukyo salir de la cocina, Ryusui soltó el aire que había contenido y se alejó de la mesa de trabajo para enjuagar sus manos, se secó con el delantal y buscó un poco de agua para beber y bajar los nervios que aun sentía.
Hacía solo un par de minutos atrás, él estaba reteniendo a Ukyo para que no cometiera una locura con Senku, aunque no sabía que había escuchado Ukyo para ponerse así, su cerebro racional le ordenó intervenir antes de que rodaran cabezas.
El problema con esto fue el momento exacto en que Ukyo le interrumpió y le miró con una seriedad y una determinación tan salvaje en esos ojos verdes que no solo hizo que su cuerpo se estremeciera, sino que él se excitará y que estuviera medio duro en todo el maldito regaño que Ukyo le dio a Senku. Ni siquiera entendió más de la mitad de lo que dijo Ukyo, él solo veía la espalda recta del chico, la voz ronca que le erizaba la piel y aquella energía dictatorial que salía de él, haciendo que quisiera ponerse de rodillas y complacerlo en todo lo que quisiera hasta volver a ver esos ojos verdes llenos de orgullo, porque incluso él, que no era receptor de aquellas palabras, respondió con un si al momento en que Ukyo dio la última orden.
Y luego lo siguió, cual perro entrenado detrás de su amo, viniendo a la cocina cuando le dijo que fuera a trabajar y él se ocuparía de Tsukasa. Él había obedecido, había ido a la cocina con Francois a preparar pan y cuando Ukyo entró a la cocina su cuerpo vibraba con excitación al pensar en que lo felicitaría.
—No soy un maldito perro.
—Por supuesto que no, amo Ryusui. -Francois iba entrando con una mochila llena de leche, Ryusui no se sorprendió al no escucharla acercarse, ya estaba acostumbrado a su silenciosa presencia-. Pero esa no es la razón por la cual se siente perturbado ahora. ¿Le gustaría hablar conmigo al respecto?
Ryusui se quedó un momento en silencio antes de acercarse a Francois y ayudarle a sacar los frascos de leche que traía consigo.
—¿Alguna vez te has preguntado porqué la gente insiste en complicar las cosas con el amor?
Es decir, eso es ridículo. -le dijo mofando con diversión, una sonrisa arrogante formándose en sus labios-. El mundo siempre ha sido simple sin eso, obtienes lo que deseas y si no lo obtienes es porqué no lo deseaste lo suficiente.
—Con todo respeto, mi señor, el amor no es algo que se puede obtener solo deseándolo. El amor es más complejo que eso.
—Ja, ¿Complejo dices? No lo creo en absoluto. Siempre he pensado que el amor es solo una excusa que la gente pone para justificar su incapacidad de controlar sus emociones. Yo no necesito eso. -Ryusui terminó de sacar los botes de leche y colocarlos en el estante correspondiente, luego fue a lavarse las manos y siguió amasando-. Sabes que soy más del pensamiento de si quiero algo lo tomo y sino lo consigo es porque no lo deseo lo suficiente.
—¿Y debo asumir entonces que al joven Ukyo no lo quiere lo suficiente para solo ir y tomarlo?
Ryusui detuvo sus manos por un momento antes de aclarar su voz y seguir amasando.
—Ukyo es... ¿Diferente? -dijo con duda en su voz, luego recordó la conversación con Gen de hace unos días y a la extraña conclusión a la que llegó. Una sonrisa suave surcó sus labios al agregar-. Él no es como los demás. A él simplemente no puedo solo tomarlo y dejarlo ir.
—¿Y porque cree que él es diferente, mi señor? -Francois se puso su delantal y gorro, para ir a engrasar las bandejas de la siguiente tanda de pan.
—Porque Ukyo no es algo que pueda poseer. -dijo con indecisión en su voz-. Es complicado de explicar... Pero eso no importa en este momento, yo deseo todo el mundo y ahora también conquistare la luna junto al reino científico. -la sonrisa de suficiencia que se formó junto a sus últimas palabras poco a poco se fue yendo hasta que solo quedó seriedad en sus facciones-. Al final, todo siempre se reduce a lo mismo, el deseo y control... Y yo siempre tengo el control.
—¿De verdad cree eso amo Ryusui? ¿O solo está repitiendo las últimas palabras que su madre le dijo antes de irse de la mansión?
—No traigas a esa mujer a colación ahora y tampoco menciones a mi hermano Sai. -le dijo mirándolo con seriedad, alejando de su cara cualquier ápice de la arrogancia de antes-. Ellos son pasado y ya no los necesito, ahora yo sé lo que quiero y como conseguirlo.
—¿Y qué hará entonces cuando lo que desea no se puede controlar? ¿Qué hará cuando lo que sienta por el joven Ukyo no se ajuste a sus reglas y doctrinas?
Ryusui suspiro con cansancio, sentía que ya era muy tarde para cambiar de tema con Francois.
—Lo que siento por Ukyo es solo un deseo más fuerte de lo habitual, nada que no pueda dominar.
—¿Y porque no en vez de dominar, se da el privilegio de simplemente sentir? -Ryusui giró su mirada a Francois, el mayordomo solo seguía engrasando las bandejas.
—Porque necesito tener el control de esto. -le dijo sin vacilación-. Sentir implica la pérdida de control, si pierdo el control de mis emociones puede que lo pierda todo otra vez.
—En este nuevo mundo, ¿Qué es exactamente todo, mi señor? ¿Su dinero? ¿Su posición como general del reino científico? ¿O es algo más?
—No lo sé, Francois. -le dijo con sinceridad, deteniendo sus manos nuevamente-. Solo sé que, si me dejó llevar, si permito que Ukyo vea demasiado de mí, al momento de perderlo, no podré soportarlo... Pero también temo el momento en que pueda herirlo al darme cuenta de que esto que siento ahora es solo un deseo egoísta y no amor.
—Dudo mucho que los sentimientos que alberga por el joven Ukyo sean deseos egoístas. -Francois preparó su zona de trabajo trayendo los ingredientes necesarios para empezar a amasar la harina-. Si así fuera, usted lo hubiera poseído desde el momento en que empezó a desearle, pero usted no quiere poseer al joven Ukyo. El amor que siente por el joven Ukyo es de aquellos que quieren ver a su amado florecer, sin importar que eso signifique quedarse solo de nuevo.
—Y volver a ser abandonado por arriesgarme a sentir. -susurró y las imágenes de su madre y su hermano Sai vinieron a su cabeza, las únicas dos personas a quienes amó y admiró, pero que igual le abandonaron a pesar de su deseo de quererlos en su vida para siempre.
—El amor no siempre es dolor y tragedia, amo Ryusui. El amor también ayuda a sanarnos a nosotros mismos... Usted es dueño de las decisiones que tomará para los sentimientos de amor que siente por el joven Ukyo, al igual que será esclavo de las palabras que jamás saldrán de su boca y solo ahí es donde el alcance de su control podrá llegar.
Ryusui no agregó nada al momento en que Francois dijo sus últimas palabras pues ya no había más que decir, las cartas estaban sobre la mesa ahora y era momento para reflexionar y tomar el camino que considerara el mejor o aquel que fuera menos doloroso para él.
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—Yuzuriha, ¿Podrías acompañarme por un momento? Por favor.
La chica miró a Senku con los ojos grandes, él estaba pidiendo algo con palabras amables. "Esto es serio..." pensó la chica que no dudó en dejar sus cosas y caminar junto a Senku, lejos de las cabañas.
—¿Está todo bien, Senku? -Yuzuriha le preguntó al momento en que no vio a nadie a su alrededor y creyó que era el mejor lugar para hablar.
—Iré al grano porque me duele la cabeza de darle tantas vueltas a este asunto.
Yuzuriha le miró con seriedad, analizando la apariencia de su mejor amigo, el muchacho tenía ojeras y no solo eso, las esquinas de sus ojos parecían un poco irritadas, como si hubiera estado llorando, su cuerpo estaba tenso y sus manos se movían inquietas. La chica solo había visto a Senku así una vez y fue la semana en que Byakuya se había ido al extranjero para empezar a entrenar como astronauta.
—Creo que lastimé a Genos y ahora no sé cómo disculparme.
—¿Lastimaste a Genos? -preguntó aun sin creerlo, hasta que Senku le explicó lo que pasó anoche y en horas de la mañana, después de la pelea de Genos con Tsukasa. El chico no se guardó nada e incluso mencionó que quizás tenía un cerebro enamorado.
Yuzuriha se sentía dividida en dos, por un lado, comprendía a su mejor amigo pues él era un inexperto en ese campo, por lo cual era fácil que la gente interpretara mal sus acciones y palabras, aunque al parecer está vez si se había pasado con lo que le dijo. Pero, por otro lado, Genos realmente le había guardado muchas cosas a un Senku que parecía le contaba todo a él y ella no lo estaba juzgando, al contrario, la división que sentía era precisamente por ese punto pues consideraba que si Genos se guardó toda esa información era por alguna razón de valor.
Pero ahora, al estar con su amigo de la infancia, el chico que al fin estaba mostrando interés en algo fuera de la ciencia, ella no pudo evitar ayudar un poquito.
—Primero debes de preparar más Cola para él. -empezó y Senku mofó con diversión-. Y en segundo lugar, debes aprender a escucharle.
—¿Ja, escucharle? Pero si siempre lo hago cuando él está hablando.
—Se que prestas atención cuando las personas te hablan, pero ¿alguna vez le has preguntado algo tú? -Senku la miró sin entender y ella continúo explicando-. Genos es de las personas que no se abren a otros, pero incluso tu debes de admitir que para no hacerlo, ahora sabes más cosas de él que otras personas. La pregunta que te hice fue para que pensarás bien en esto y recuerdes todas las charlas que has tenido con él. Dime, Senku, ¿Cuándo preguntaste por su cumpleaños? ¿Cuándo le preguntaste por sus padres y profesiones? ¿Cuándo le preguntaste por su color favorito?
Senku abrió su boca para responder mientras recordaba cada uno de esos datos, pero entre más hacia memoria, más se daba cuenta que él jamás hizo esas preguntas pues era Genos quien lo mencionaba entre sus charlas triviales.
—Ukyo me mencionó hace un tiempo atrás, que Genos tuvo un pasado difícil, por lo cual, y esto solo es suposición mía, creo que Genos es de los niños que sueltan datos personales en son de broma para que la gente a su alrededor no se preocupe por él. Genos crea muros de colores para que la gente admire solo el exterior de esos y no vean lo vulnerable que puede ser por dentro. -Yuzuriha tomó las manos de Senku, una sonrisa cálida se formó en sus labios antes de hablar-. Pero estoy segura, de que ese Genos que se esconde detrás de esos muros, asoma su cabeza hacia afuera solo cuando tu estas con él.
Yuzuriha vio como un pequeño puchero se asomaba en los labios de Senku, ese era el gesto que ponía cuando aceptaba en silencio que él no tenía razón y que aceptaría las palabras de los demás.
—Ahora te toca a ti ir a su encuentro. -siguió hablando-. Disculparte correctamente con él solo es el inicio, ahora que sabes en lo que estas fallando, se el amigo que él ha sido contigo y escúchalo. Se que ahora estás cargando con todo un reino en tus hombros y que tu prioridad jamás serás tú y los sentimientos irracionales que tienes, pero solo por esta vez, solo por ese momento, deja de ser el líder Ishigami y se solo Senku, el chico loco por la ciencia que tiene un gran corazón y que ha reconocido que a herido a la persona que quiere más que nada en este mundo.
—Yo no... -empezó Senku, pero Yuzuriha, soltando sus manos, las cruzó sobre su pecho y le miró con una ceja alzada, viendo eso, Senku aclaró su garganta y le dijo-. Ustedes también son importantes para mí.
—Eso Taiju y yo lo sabemos, así como sabemos que Genos, lo es más. -le dijo con una sonrisa cálida-. Y no es un reclamo, es solo felicidad porque al fin mi mejor amigo a caído en un amor irracional por alguien que no sea madame Curie.
Ambos se rieron por el comentario, recordando aquellas tardes en las que Senku admitiría que solo se casaría si esa persona era Madame Curie.
—Gracias, Yuzuriha. -le dijo relajando un poco su cuerpo.
—Ni lo menciones, pero por favor, ve por él y hagan las paces. Hace un par de minutos los niños se fueron con Suika y Genos hasta los campos de flores.
—Si, supuse que estaría ahí.
Senku se alejó de su amiga y se puso en camino, ella lo vio partir y rezó para que ellos dos pudieran reconciliarse correctamente.
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Gen estaba con los niños explicando la forma correcta de armar la corona. Él aun no le había dado la cara a nadie que no fueran ellos, pues ahora el remordimiento de su radical acción pesaba sobre él.
"¿Porque fui tan impulsivo y corté mi cabello.?" Gen ahora entendía porque su papá le decía que jamás tomara una decisión cuando estaba enojado, borracho o hambriento, ahora también él agregaba triste a esa lista.
Su único consuelo fueron los niños que en cada momento de su estadía allí, le decían que se veía muy hermoso. Él definitivamente no se sentía así, pero la inocente sonrisa de los niños era algo a lo cual no podía contradecir.
—¡Senku! -gritaron los niños y poniéndose en pie, corrieron a enseñar su trabajo al chico detrás de él.
—Nada mal, mocosos. Son unas bonitas coronas. -le dijo Senku a los niños, y Gen aún no se atrevía a pararse y darle la cara.
La dulce voz que uso con los niños le hizo sentir un vació en su pecho, él quería correr, no quería verle porque temía volver a quebrarse, o que su voz no saliera correctamente. Gen se estaba metiendo tanto en sus pensamientos autocríticos que no se percató que los niños jalaron a Senku para que se sentara con ellos y frente de él para que hiciera su corona de flores.
Gen no iba a levantar la vista de su trabajo, en su mente ya había llegado a la conclusión de interpretar a aquel Genos de 13 años, a quien ya no le importaba que hablarán a sus espaldas y que no sería dañado por nadie... Pero cuando los inocentes niños le preguntaron a Senku si le gustaba el cambio de look de él, su inocente corazón le hizo levantar su mirada y verle.
Senku estaba con la boca abierta y sus ojos completamente fijos en él.
—¿Verdad que se ve muy hermoso? -preguntó su pequeña con inocencia.
—Si. -le respondió y una sonrisa cálida salió de él-. Te vez muy hermoso.
Todos los niños se animaron más al escuchar sus palabras y Senku les pidió a todos ir a traer más flores y que quien encontrara la flor más bonita, tendría una sorpresa de su parte. Los niños no dudaron en salir corriendo a buscar la flor, dejando a ambos solos y en completo silencio hasta que, aclarando su garganta, Senku empezó a hablar.
—Podemos hablar... -empezó, pero Gen ya no lo miró y se concentró en su trabajo.
—¿Ahora si quieres hacerlo? -le dijo, su voz sonando fría e impersonal-. Creí que era una pérdida de tu valioso tiempo hacerlo conmigo.
—Se que estas enojado...
—¿Lo estoy? -le interrumpió, mostrándole una cara de aburrimiento sin verle a los ojos, había puesto esa cara cientos de veces en el pasado, que ya era tan natural para él mostrarla a los demás.
—Okey, me merezco esta actitud tuya. -dijo Senku quien respiró y soltó el aire ruidosamente antes de seguir hablando-. Se que lo que dije fue cruel e injusto para ti.
—Ishigami solo decía la verdad. -mencionó con una voz neutra, sus manos trabajaban en automático haciendo las demás coronas-. Fui un mentiroso que jamás mostró su verdadera cara, ¿Por qué te importaría desenmascarar a un tipo como yo?
—Porque tú me importas. -Senku se estiró hasta tomar una mano de Gen deteniendo sus acciones-. Porque cometí un error al hablarte así y lo lamento, y sé que no puedo cambiar lo que pasó o lo que dije, pero en verdad estoy muy arrepentido. Lo único que me queda ahora es intentar repararlo.
—No necesitas reparar nada. -Gen se soltó del agarre de Senku y volvió a su labor-. Te conozco lo suficiente como para saber que lo que dices es lo que piensas y no sería la primera vez para mí el escuchar algo así.
—Y esa es la razón exacta por la cual estamos aquí. -Senku se sentó en total rectitud y le dijo-. Estaba cegado por mis propios e irracionales pensamientos. Admito que lo que pasó entre nosotros fue un error de comunicación y lo más lógico para resolver esto sería a través de un diálogo más estructurado.
—Ishigami, no todo en la vida es lógica. -Gen soltó el aire de sus pulmones, una tristeza se filtró en sus palabras cuando dijo-. ¿En serio vas a reducir esto a uno de tus mapas de ruta?
—La ciencia es lo único que se me ha dado bien. -le dijo al escuchar la tristeza de sus palabras-. Se que ni siquiera merezco a las personas que tengo a mi lado y eso te incluye a ti. Pero todos ustedes me importan más de lo que alguna vez admitiré. Estoy aquí tratando de encontrar la manera más eficiente para pedir disculpas, pero tú eres él único que hace que mi cerebro no actúe como debe de hacerlo. No sé por dónde empezar a pedir perdón porque ahora entiendo que solo he dependido de ti y asumí que siempre estarías ahí, pero una vez que creí que te perdería actúe mal y dije cosas que te hirieron.
—Si esto es porque crees que dejaré de servirte, no es necesario que lo hagas. -la voz de Gen salió sin vacilación, pero por dentro había demasiados sentimientos encontrados-. Asumiré el papel que quieras que tenga, estoy acostumbrado a eso.
—Genos. -le llamó tratando de que esté le viera, pero sus ojos estaban en cualquier lugar menos en él-. Se que nada justificara lo que te dije, pero debes entender que fui yo el problema, no tú. No sé cómo manejar los sentimientos que crecen en mí y lo único que hago es explotar todo de una vez cuando me frustro. Te lastimé porque no podía aceptar que tenías una versión diferente a la que muestras siempre... Y me asusté al saber que solo yo no conocía eso de ti.
—¿Te asustaste porque no era ese frágil doncel? -cuestiona alzando una ceja-. Que tragedia.
—No. Estaba asustado porque ahí me di cuenta que no merezco que tú estés a mi lado. -Gen le miró por primera vez desde que empezaron a hablar. Su Senku tenía sus manos fuertemente apretadas, su postura era rígida, sus ojos, aquellos que amaba ver brillar con curiosidad por las cosas científicas, estaban sin brillo y una gran tristeza era la única emoción que reflejaban. Gen quería abrazarlo, quería consolarlo, olvidar lo que pasó esa mañana, pero la herida todavía dolía demasiado para eso-. Ahora entiendo que ni siquiera como amigo he sido bueno, siempre esperando que seas tú el que venga a mí, nunca siendo yo el que va a ti, o ser quien pregunta por esas cosas triviales que me alegran el día... Me he comportado como un mocoso insensible cuando yo ni siquiera pregunté más de la información que me das y en verdad lo lamento... Genos, ¿Podrías perdonarme?
Gen miró a su chico, aquel niño que reconoce sus sentimientos irracionales y que buscaba su perdón. Le conmovió, pero él también debía hablar.
—La confianza es un carril de doble vía, Senku-chan. -Gen vio como un brillo de esperanza se asomó por los ojos de su chico, pero trató de mantener su voz lo más neutral posible-. Mis padres me criaron así no solo porque estaban locos, sino porque ellos vieron lo vulnerable que era, lo fácil que las palabras me herían, lo frágil que soy... Aprendí a ocultarme porque así nadie me dañaba y tú hiciste que recordara todo ese infierno con tus palabras, pero... También tenías razón al enojarte conmigo, porque yo tampoco fui sincero.
—No. -le dijo con seguridad Senku-. Tu siempre me lo has dicho, y yo no he aprendido a escuchar. Si ocultabas algo era porque era muy doloroso de entender y yo a apenas y comprendía mis emociones, no podías solo venir a mí y soltar todo eso porque no sabría cómo actuar y consolarte... Yo aún no sé cómo hacerlo, pero... Si te quedas a mi lado, si sigues guiándome en estas cosas irracionales como son los sentimientos, talvez algún día pueda ser esa persona que devuelva un abrazo tuyo, a quien le puedas contar tus sentimientos y pueda empatizar contigo, por muy irracional que eso me parezca, alguien que sea un mejor amigo de lo que soy ahora. ¿Podríamos intentar resolver esto y yo obtener tu perdón?
Genos sonrió con tristeza entendiendo todo, incluyendo esa última frase, pues era la forma en que Senku lo miraba, pues para los ojos de Senku él era su amigo, solo eso. Gen ya lo esperaba, pero aun así dolía un poco el ser rechazado indirectamente.
Senku no apartaba la mirada de él, su niño era muy serio y estaba dando todo de si para hacer las paces... "Tener el corazón roto no es sinónimo de seguir lastimando a quien amas." Se dijo un poco más calmado.
—Te perdono, Senku-chan. -el cuerpo del chico pareció relajarse al fin y una pequeña sonrisa surgió en sus labios-. Pero te pido que me des un poco más de tiempo para volver a intentar ser yo.
—Te daré todo el tiempo del mundo. -le respondió con rapidez-. para mí eres una persona que merece la pena esperar, pero... -Gen lo miró con extrañez, pues Senku parecía estar buscando las palabras correctas que decir, antes de hablar-. No necesitas ser algo que no quieras ser. Permíteme tener el privilegio de conocer a ese Genos que no le muestras a nadie más... Déjame volver a conocerte.
Genos no pudo responder a eso, pues esas palabras no las vio venir, y aprovechando el desconcierto del otro, Senku se puso en pie, estiró una mano y con una sonrisa despreocupada le dijo.
—Mi nombre es Senku Ishigami. Nací en Japón el 4 de enero de 2004. Es un gusto conocerte Genos Snyder Wingfield, tu padre me ha hablado mucho de ti.
Gen miró la mano extendida y a Senku que aún esperaba su respuesta. Él no pudo evitar reír al verlo así, intentando arreglar su amistad de la misma forma en la que él se disculpó por no haberle dicho su nombre. Entonces, sintiendo un poco menos de pesadez en su pecho, Gen se puso en pie y con una sonrisa cálida tomó esa mano y le dijo
—El placer es todo mío, Senku-chan. Mi padre también me ha dicho mucho sobre ti.
Pues que les digo, me quedó largo el capítulo pero es que sentí que todo era importante.
Ayer iba a subirlo, pero habían partes que no me agradaban del todo y que modifiqué como por cinco veces, pero al final está fue la versión que me convenció más. o(* ̄︶ ̄*)o
Para que se den una idea del corte improvisado de Genos se hizo, dejo una imagen de referencia por aquí.
Otro dato que quería agregar: Senku, (al menos para mí) se parece un poquito a Sheldon de la Teoría del Big Bang. Demasiado inteligentes para las ciencias, pero para relacionarse con otros son un desastre, aun así y con el tiempo, con el aprendizaje que obtiene con sus amigos, (por sobre todo Penny, que es su contraparte emocional en la serie y más en ese episodio en donde se hacen preguntas personales para desmentir la psicología detrás de eso, es la amistad que cualquiera quisiera tener.) logra ser una mejor persona e incluso se casa y tiene hijos.
Algo así veo el crecimiento emocional de Senku en esta historia, siendo Gen su contraparte emocional.
Con relación a la canción, pues que les digo, amo esta banda y la sensación que produce con la armonía musical y su letra. La letra de la canción lo dice todo: los chicos intentando darle forma a lo que sienten (Ryusui y Ukyo) y otros aprendiendo a pedir perdón y perdonarse.
Desde un principio la letra muestra esa vulnerabilidad, ese reconocimiento de las emociones y una vez que pasamos a la escena de la reconciliación, la letra resuena con la historia ("Te estas alimentando de mi energía. Lo estoy dejando ir porque ella lo quiere") y al final esa parte en donde la canción dice "Tú puedes seguir, tú puedes seguirme" es como la voz de Senku al no querer dejar ir a su Genos... Hay no, me emociono demasiado con la música. q(≧▽≦q) una disculpa por eso.
No estoy segura si subiré otro capítulo hoy, pero si hay tiempo lo hago.
Nos leemos después. Autora-san, fuera.
Chapter 34: Capítulo 30: El último relato de Byakuya: la historia 101.
Summary:
Mientras Gen y Senku intentan recomponer su amistad, Ruri revela un último relato oculto a la aldea. Mientras tanto, Ukyo y Ryusui lidian con sentimientos que amenazan con desbordarse antes de la partida.
Chapter Text
Senku se quedó con Gen y los niños hasta la llegada de la hora de la cena. Senku le había comentado a Gen sobre que ese sería su "día libre" por petición de Yuzuriha y Ukyo, y aunque Senku no mencionó mucho sobre lo que le dijo Ukyo en la mañana, Gen asumió por el leve estremecimiento que pasó por el cuerpo del otro al mencionarlo, que ahora ellos conocían al capitán más respetado y temido por el destacamento de la marina japonesa.
En cuanto a cómo estaban llevando su comunicación, Gen admitirá que no puede estar enojado mucho tiempo con Senku, puesto que su chico realmente hizo un esfuerzo sobre humano para pedir perdón. No así, al principio fue un poco incomodo el silencio en el que se sumergieron luego de haber dicho todo lo que tenían que decir para arreglar su relación.
Gen jamás creyó que un grupo de niños fueran los responsables de relajar el ambiente entre los dos y hacerlos caer en esa rutina tonta de entretener a los niños con historias de animes que ambos vieron en el pasado.
Suika había tomado la iniciativa de ponerse en medio de ambos y tomarlos de la mano mientras ellos la elevaban un poco del suelo y la mecían en el aire en lo que iban de regreso a las cabañas. Senku no pudo hacerlo mucho, pero a Suika no le importó ser levantada más por Gen que por Senku, la niña solo parecía reír por lo entretenido del momento.
Cuando las voces de todos se escucharon antes de verlos, Gen se detuvo, recordando no solo su nuevo corte, sino por el miedo que podría ver en los demás al ver lo fuerte que podría ser... Las voces negativas de su cabeza quisieron invadirle, pero su pequeña y Senku, tomándolo de la mano lo jalaron para seguir avanzando.
—Andando mentalista, si alguien si quiera intenta decirte algo malo, conozco varios métodos para deshacerme de un cuerpo humano. -le dijo con seguridad.
—Suika también ayudara a Senku a deshacerse de los chicos malos. -Gen se sintió un poco conmovido, no así, soltando la mano de Senku, le golpeo en la parte de atrás del cuello.
—No le plantes ideas criminales a mi Suika. -Gen tomó a Suika del suelo y la cargó-. La lista de demandas que hare contra ti solo crece cada día más señor "Tengo inmunidad por ser el líder."
—Mi lógica es irrefutable. -le dijo mientras se sobaba el cuello y una sonrisa se apoderaba de él.
Un poco más relajado, Gen caminó hacia las cabañas, esperando lo peor, o sea lo que sea que tenga que pasar... Para su desconcierto, la reacción que esperaba de todos no fue la misma.
Los despetrificados le saludaron con admiración, incluso Yo se acercó a él muy relajado y se apoyó en uno de sus hombros.
—La pelea de esta mañana fue increíble, Genos. Oh, ¿Te puedo decir así verdad? es decir, ese es tu nombre completo, Gen era solo una abreviatura ¿verdad?
—Si, algo así. -le confirmó, aun sintiéndose extraño por los halagos de los otros que se acercaron a él para felicitarlo por la pelea y por su nuevo corte de cabello.
—¿Y entonces cuando podré tener mi revancha? -escuchó la voz de Kohaku sobre las voces de los demás. La chica se acercó a él y le miró de arriba hacia abajo-. Nada mal hombre murciélago, ese corte te queda bien.
—¿Gracias? -le dijo con duda-. Pero nuestra pelea será en otra ocasión, aunque no lo parezca, los golpes que me dio Tsukasa-chan aun duelen mucho.
—¿Ah? ¿Y porque no lo dijiste antes? -Senku bajó de los brazos de Gen a Suika y luego lo empujó hasta el laboratorio-. A un lado todos, que el tonto mentalista necesita revisión.
—Senku-chan, esto no es nada serio. -le dijo al ver como hasta su pequeña movía a la gente para que ellos pasaran.
—Eso lo veremos después, entra al laboratorio y te revisaré mejor.
—No. -la voz de Ukyo detuvo a Senku, el chico que venía hablando con Tsukasa, se acercó a ellos cuando escuchó la vacilación en la voz de Gen-. Yo me encargo de él. Ve a comer junto a los demás, y si necesito algo de ti, te lo hare saber.
Senku lo miró un momento antes de soltar el aire y aceptar las palabras de Ukyo, dejando ir a Gen con él, llamó a Suika para ir a comer y dejar solos a esos dos.
Gen se sintió un poco incomodo por la seriedad en los ojos de Ukyo antes y después de llegar al laboratorio.
—Desvístete. -le ordenó y Gen tomó esa oportunidad para relajar el ambiente entre ambos.
—Ukyo-chan, pervertido. Si querías verme desnudo al menos me hubieras invitado antes a un té.
Cuando escuchó el resoplido divertido del chico y como su cuerpo parecía relajarse más, Gen se felicitó a si mismo por haber aligerado la tensión entre los dos. Gen se quitó la ropa y se quedó solo con la tela que usaba como ropa interior.
Ukyo examinó el morete que había crecido en su costado izquierdo, así como el morete de su pierna y pie.
—Suika cubrió mis heridas visibles, pero no quería que ella se preocupara más al ver estos moretes.
—Has educado muy bien a tu pequeña. -le dijo, empezando a colocar ungüento en la zona afectada.
—Me das mucho crédito, Ukyo-chan. Suika desde la primera vez que la vi era solo una niña inocente y sigue siendo mi niña inocente de gran corazón.
Ukyo no aportó nada más sino hasta que fue a traer unas vendas y las mojaba con agua fría.
—¿Y que hay de Senku? ¿El insensible y celoso hombre logró disculparse correctamente contigo?
—Lo hizo. -le dijo con una sonrisa tierna en sus labios, cuando Ukyo lo vio, los ojos azules del chico brillaban con cariño-. Me comentó que tuvo ayuda tuya y de Yuzu-chan pues aunque sabía que me había herido con sus palabras, no sabía cómo transmitir correctamente su disculpa.
—Y tú, como él tonto enamorado que eres, fuiste y lo perdonaste de una vez. -Gen se rio un poco de eso y comentó.
—Así es el amor de irracional... Aunque ahora me queda más claro mi papel al lado de él. -Ukyo le miró y levantó una ceja, curioso por esas palabras, Gen soltando un suspiro aclaró-. Senku me ve solo como un amigo, o mejor amigo es la palabra que usó conmigo.
—¿Espera qué? -Ukyo se alejó de él para encontrar alguna mentira en sus palabras, pero Gen solo le dio una sonrisa cansada.
—Está bien, Ukyo-chan, un corazón roto no es la gran cosa, pasaba todo el tiempo en la era antigua y seguirá pasando aquí. -Gen buscó su ropa para ponérsela una vez que Ukyo terminó de vendarle-. Fue culpa mía enamorarme de Senku-chan cuando el chico a penas y puede con sus emociones. Se que tomara tiempo, pero lo superaré.
Ukyo no apartó la mirada de Gen, sus manos cruzadas sobre su pecho.
—¿Si entiendes que gran parte de su enojo, fue porque te vio a ti y a Tsukasa anoche y no por saber que podías pelear?
—Me lo suponía cuando lo mencionó en la mañana, pero incluso entre los amigos puede pasar eso, sentirse apartado cuando alguien nuevo llega y te roba la atención de tu amigo.
—Me sorprende que el aclamado mentalista y psicólogo de esta era no haya analizado que su enojo se llama celos y no un sentimiento de alejamiento.
—Ya no voy a hacerme ilusiones Ukyo-chan, eso solo me lastimara más, y realmente me gusta estar al lado de Senku-chan, así que he decidido tomare el papel de su amigo para poder quedarme a su lado... Quien sabe y a futuro hasta pueda lograr que su cerebro se abra al amor y logre que se comprometa con alguien que no sea la ciencia.
Ukyo le miró con lástima, pues él conocía a ese chico muy bien y su palabrerío solo era una máscara momentánea. Pero a la vez, no quería presionarlo pues al fin parecía haber llegado a una conclusión con todo este embrollo emocional y aunque no fuera una feliz, ¿Realmente podría juzgarlo por renunciar? Después de todo, Ukyo sabía que Gen ya estaba renunciando a muchas cosas por traer a la humanidad de regreso, y renunciar a sentir era algo que incluso él hacía.
Así que, cuando lo vio ya listo, no dudó en abrazar a su tonto hermanito. No le dijo nada cuando los brazos de Gen lo apretaron con fuerza y parecía temblar un poco por los gemidos mudos que salían de su boca cerrada. Ukyo solo se quedó ahí, abrazándolo, siendo esta vez él, aquel pilar que sostenía al otro. Cuando su hermanito soltó un suspiro roto y se alejó un poco de él, Ukyo le limpió la cara.
—No importa cuantos años pasen, sigues siendo un llorón. -Gen no pudo evitar reír por eso, un poco más recuperado luego de llorar lo último de su desilusión.
—Y tu mi hermano sobreprotector, que ni siquiera me a dicho que tal me queda mi nuevo corte. A ver, ¿Dónde están tus palabras de asombro por la belleza de tu increíble hermano menor?
—Disculpe usted, señor "mi ego es más grande que saturno." por no haber visto que ahora le gritas a todos "tengo complejo de Electra." y mi cabello me delata.
Gen simuló arcadas de asco a la par de un Ukyo que se reía por las caras del más alto
—Eres asqueroso Ukyo-chan. Jamás he visto a mis padres con esos ojos y mira que ellos gustosamente me dieron material para saber lo que hacen en la intimidad.
La risa de Ukyo solo aumentó con ese dato al recordar la primera cena que asistió con esa familia. Cuando logró controlarse, empujó a Gen para salir del laboratorio.
—Andando, miss América, seguro y los demás pueden saciar tu ego diciendo lo guapo que te vez.
—¿Entonces si crees que me veo bien?
Ukyo ya no le contestó, en su lugar se volvió a reír y lo empujó un poco con el codo mientras se dirigían al comedor del restaurante de Francois.
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Temprano en la mañana del día siguiente, Yuzuriha y Kaseki alentaron a todos a ir a ver la hoja de rutas que ocuparían para la nave espacial, al principio nadie entendía porque lo habían hecho dentro de una gran tienda, pero una vez entraron, todos quedaron con la boca abierta al ver la majestuosidad de aquella maqueta en 3D.
Gen admitió en voz alta algo que ya sabía.
—Yuzu-chan es increíblemente hábil con todo lo que implique la manualidad.
—Jaja, es importante visualizar el objetivo para aumentar nuestra voluntad. -le dijo Ryusui acercándose más al globo terráqueo-. Un trabajo increíble, maestro Kaseki y hermosa Yuzuriha.
Gen rio un poco al ver como al equipo científico le brillaban los ojos ante el plan que pondrían en marcha para traer de regreso a la humanidad. Pero una pequeña parte de él, realmente estaba analizando los pros y contras de todo eso, traer a tanta gente a la vez sería peligroso, iba expresarlo cuando Ukyo se adelantó y habló.
—Pero, lo que más me da miedo, es que si revivimos a mucha gente allá donde vayamos, el límite de una organización que inquietaba a Genos...
—El número de Dunbar. -aportó Gen completando la frase de Ukyo-. Es un máximo de 150 personas.
—Y eso lo superaremos enseguida si queremos crear ciudades y no solo asentamientos como estos. -finalizó su explicación Ukyo.
—Es cierto. -comentó Yo-. También podríamos despertar a gente malvada sin que nos demos cuenta.
—Pero cuando establezcamos un orden en la sociedad, ellos nos aceptarán y se estabilizarán en el lugar. -dijo con seguridad Ryusui.
—Es verdad, pero eso solo pasará a futuro. -refutó Ukyo-. El peligro será al inicio de la organización de estas personas.
—Ukyo tiene razón. -dijo Tsukasa, mientras se acercaba a Ukyo-. Pero no creo que los malos intenten crear disturbios. -cuando llegó al lado de Ukyo, tocó su hombro y le brindó una sonrisa-. No te preocupes, todo estará bien.
—Pero... -le interrumpió alguien de la multitud, pero Tsukasa, con una seriedad en sus facciones y unos ojos casi muertos le refutó.
—He dicho que no pasara nada. -el aura que rodeo a Tsukasa fue de peligro absoluto, Ukyo no pudo evitar sonreír al ver la cara de terror de los otros.
—Es verdad. -dijo el chico que lo interrumpió, Gen vio como el pobre sudaba en frío-. Si Tsukasa lo dice es que no pasara nada.
—Tsukasa es famoso incluso fuera de Japón. -aportó Minami con una sonrisa congelada en su rostro-. Y si alguien no lo conoce, no tardara en hacerlo.
—El poder de Tsukasa es asombroso. -dijo Yo con igual temor-. Además, también contamos con Genos, entre los dos tenemos a los más fuertes del mundo.
Todos se animaron más al pensar eso y empezaron a recordar nuevamente la pelea del día anterior. Por otro lado, Senku convocaba a la tripulación para explicarles la ruta que tomarían pues partirían mañana a primera hora.
Ryusui se emocionó con la explicación y incentivó a la tripulación con una recompensa en Dragos. Gen que estaba hablando con Tsukasa sintió como la tensión se formó al momento de escuchar a Ryusui decir eso.
Minami fue más rápida que él en ese momento, pues no dudó en arrastrar a Ryusui fuera de la tienda luego de inventar una excusa tonta sobre el nombre del billete que creó Ryusui.
—Las chicas siempre preocupadas por el drama en alta mar. -bromeó Gen, tratando de distraer a Tsukasa sobre eso.
Pero él sabía que Tsukasa no era tonto y tarde o temprano tendría un poco de roces con la personalidad de Ryusui, por sobre todo aquella que era capitalista.
Después de la explicación y ya teniendo casi todo listo, Senku les ordenó subir las últimas cosas y él se encargaría de la revisión final, dándoles la tarde libre para relajarse un poco antes de partir.
Estaban saliendo de la tienda cuando Ruri les llamó y los retuvo.
—Senku, ya que partirás mañana, me gustaría que escucharas la historia 101. También sería bueno que Genos y Ukyo estén ahí.
Ambos donceles se miraron sin entender, pero aceptaron quedarse en la tienda junto a Senku, Ruri y Kokuyo, quien se quedó de pie detrás de su hija.
Cuando todos estaban cómodos, tomando una respiración pausada, Ruri miró a los tres chicos que estaban frente a ella y empezó a narrar.
"Este es el relato 101, aquel que solo deberá ser escuchado por la voz del pueblo, el líder quien guiará a su pueblo por la oscuridad de la noche...
En una mañana, antes de la noche en el que del cielo cayeron las estrellas y el astronauta se llevó a nuestro líder Ishigami al firmamento, nuestro sabio líder nos pidió no olvidar:
El nuevo sucesor debe recordar siempre que entre su pueblo existen seres especiales, no es hombre y tampoco mujer, es un milagro que llegó como la esperanza al mundo. Lo reconocerán por su olor, como el de un hogar, lo reconocerán por su belleza, aquella sin pecado original, pero no debes temer cuando al igual que una mujer la sangre que da vida escurra de él.
Debes recordar descendiente, que cuidar de ellos es vital, pues ellos ayudaron a la humanidad en el pasado y ahora ellos nos defenderán. Si nace un bendecido por los dos sexos debes cuidarlo, su valor es la grandeza del amor. Ocultarlo del enemigo debe ser primordial, que nadie se entere de su poder será tu esperanza, pues el poder de cien soldados muere en el latido de un corazón."
—Está hablando de los donceles. -dijo Gen una vez que la chica terminó de hablar-. Pero ¿Por qué la aldea desconocía el tema cuando tuve mi percance.? la historia solo menciona ocultarlo de sus enemigos, no del pueblo en general.
—Cada líder es responsable de compartir esta información. -comentó Kokuyo-. Pero hace más de cinco generaciones que el líder a preferido no mencionarla al pueblo y yo no fui la excepción.
—Cuando les expliqué sobre el doncelismo a los de la aldea, todos pensaron que eso era solo cosa de la gente del pasado. -aportó Senku-. Pero eso de retener la información es por algo más...
—Ya no han nacido donceles después del padre de Chrome. -terminó de decir Gen a la frase que dejó en el aire Senku.
—Supongo que Kaseki te dio esa información. -afirmó Kokuyo, ignorando la mirada de asombro de Ukyo y Senku-. Kensei fue el último doncel de esta aldea, desde entonces no ha nacido otro niño bendecido. Por eso preferí no compartir esta información al pueblo, así como mis sucesores lo hicieron en su tiempo, pues antes de Kensei, solo hubo otro nacimiento como ellos.
—Según lo que dijo Moz, sucedió lo mismo en la isla del tesoro. -dijo Ukyo.
—Gracias al efecto fundador, la deriva genética sería la respuesta a su extinción. -mencionó Senku-. Ya que la población era pequeña y aislada, la pérdida del alelo transmisor del doncelismo no parece descabellado.
—Y como esta historia no fue directamente creada por papá Byakuya, la decisión de transmitirla se vuelve poco importante. -concluyó Gen.
—Aunque la descripción de nosotros es un poco curiosa. -mencionó Ukyo, riendo al recordar ese apartado.
—Kukuku, así era Byakuya. Por alguna razón tenía ese extraño cariño a los donceles. Describirlos como olor a hogar y sin pecado original, solo era su forma de admiración al hablar de ellos.
—Aunque no logro entender que significa eso de ser sin pecado original. -dijo Gen tratando de entender esas palabras.
—Era un cuento de su pueblo natal. -respondió Senku con despreocupación, mientras señalaba la parte de adelante de su cuello-. Según las abuelas de ese lugar, el hombre tenía la evidencia de su pecado aquí, su nombre médico es prominencia laríngea o cartílago tiroideo prominente, algunos lo conocen como la manzana de adán, de ahí que las abuelas mencionaran que los donceles no lo tenían porque eran benditos sin pecado original.
—Se escucha como una historia interesante. -mencionó Gen, Senku giró a verle y apoyando un codo en una de sus piernas, dejó que su cabeza descansara en su mano antes de decirle con una sonrisa suave.
—Me se muchas historias de Byakuya y su infancia en ese pueblo, ¿Quieres oírlas?
—Creo que lo primero que hay que hacer ahora no es eso precisamente. -dijo Ukyo con seriedad en su voz. Él se había sentado entre en medio de Senku y Gen-. Como el nuevo líder de la aldea Ishigami, debes tomar la decisión de seguir o no con el secretismo de esta historia.
—Si vamos a traer a la humanidad de nuevo, es mejor que ellos lo conozcan. -Senku se puso en pie al creer que la charla había finalizado-. Pero ese solo es mi pensar, mejor te dejó esa decisión a ti, Ruri, como sacerdotisa tu sabrás lo que hacer. Genos...
—Genos tiene un trabajo que hacer conmigo. -le interrumpió Ukyo, parándose también y jalando a Gen consigo-. Gracias por considerarnos para escuchar esta historia.
—No hay problema. -le respondió Ruri viendo como ambos donceles salían de la tienda-. La pelea de ayer debió ser muy mala entre tu y Genos para que el profesor Ukyo no quiera entregártelo.
—Así que todos lo saben ya. -dijo con fastidio Senku.
—Es una población pequeña y los rumores vuelan rápido, además, tanto el profesor Ukyo, Tsukasa y mi hermana, se encargaron de que nadie volviera a hacer sentir mal a Genos por ser fuerte. Ayudó mucho que los niños se lo llevaran casi todo el día afuera de la villa que tenemos aquí.
Senku suspiró con resignación, sabía que algo así terminaría pasando, así que para evitar que los rumores siguieran creciendo, decidió comentar.
—Logré que Genos me perdonara y hacer las paces ayer, pero parece que aún no me gano el perdón del hermano mayor Ukyo.
—Como hermana mayor, no puedo empatizar contigo, pues yo actuaria igual o un poco más violenta que él. -le dijo mientras mostraba la fuerza de su brazo derecho-. Pero igual y te deseo suerte para ganarte el perdón del profesor Ukyo. La aldea también te seguirá apoyando si no vuelves a pelear con Genos.
Senku se rio por ese comentario y en broma, le pregunto a Ruri si la aldea prefería más a Genos que a él como su líder, la chica solo le dijo en un modo enigmático.
—Detrás de un gran líder siempre hay alguien que lo apoya incondicionalmente, quien será su mano derecha y el más cercano al pueblo.
Senku soltó un mofido divertido y aunque no lo dijo en voz alta, él pensaba que ese papel indiscutiblemente era de Genos.
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Cuando Ukyo vio como Minami arrastraba a Genos y a Ryusui a quien ella misma movía para que no se topara con Tsukasa durante todo el día, él se dio una idea a lo que iban por lo cual, después de comer, le pidió a Tsukasa acompañarlo a escuchar.
Cuando dejó de escuchar el regaño que Minami le estaba dando, él no necesito verle para saber la expresión que pondría el chico, ojos cafés brillando con una serenidad que solo pone cuando contempla el mar o está jugando con los niños, una sonrisa cálida y relajada que solo harían que las facciones de su cara se vieran más hermosas. Con ese pensamiento final Ukyo sintió sus mejillas enrojecer, otra vez se estaba imaginando a Ryusui con un filtro rosa.
—Jaja. -le escuchó reír haciendo que su corazón latiera como si hubiera sido descubierto en una travesura-. No importa cuánto me odies, yo siempre te querré. Amo a todas las mujeres y a ti también Genos, amo a todos los donceles y hombres, los quiero a todos. Incluyendo a Tsukasa.
Ukyo sintió como si un balde de agua fría cayera sobre él, soltó un fuerte suspiro ante eso, pues había olvidado de quien se había interesado inútilmente su corazón... "Solo es algo pasajero, con el tiempo se irá..." pensó tratando de disimular la molestia que sentía al escuchar esas palabras salir de la boca de Ryusui.
—El dinero no lo controla todo...
—El dinero es una herramienta necesaria de la sociedad. -le interrumpió Ryusui-. No existe para controlar, sino para consolidad voluntades. Permite que la gente trabaje junta y eso es lo que hace fuerte a la humanidad. ¿O me equivocó?
Tsukasa soltó un mofido divertido y haciendo señas a Ukyo se alejaron de ahí.
—Él no es un mal tipo. -dijo Tsukasa cuando estuvieron lejos de las cabañas principales.
—Si. Estoy seguro de que Senku no lo tendría a su lado si fuera así.
—Y, aun así, cuando confías en tu nuevo líder, sigues enojado con él y no le permites tener a Genos. -Ukyo cruzó sus brazos sobre su pecho, soltando el aire con enojo.
—Hizo llorar a Genos, y aunque mi tonto hermano lo halla perdonado fácilmente, yo aun no, así que no lo tendrá fácil durante un tiempo.
—Ukyo da mucho miedo cuando está enojado. -Tsukasa se rio un poco ante la actitud de hermano protector que tenía sobre Gen.
El otro no tuvo las fuerzas de contradecirlo, después de todo era verdad. Ukyo mandó a dormir a Tsukasa pues mañana zarparían a primera hora, mientras él haría guardia ese día y despejaría un poco su cabeza de sentimientos absurdos que pudieran dominarlo durante el viaje.
Y al fin estamos a dos capítulos del reencuentro.
Para el que no entienda la referencia de "mirar a alguien con un filtro rosa." es una expresión que se usa (¿o se usaba?) para reconocer que estás viendo a otra persona de una manera idealizada, sin notar sus defectos o aspectos negativos.
Estoy realmente contenta de cómo va la historia, no creí que fluyera tan rápido como para llevar ya treinta capítulos. A este ritmo, claramente superaremos al anime, así que cuando lleguemos a ese punto quedan advertidas que será spoiler del manga lo que empezaré a escribir, pues como dije en un principio, finalizaré la historia hasta donde llegó el manga y de ahí en adelante serán ideas mías.
Nos leemos en otro capítulo. Autora-san, fuera.
Chapter 35: Capítulo 31: La Apuesta del Capitán y el Científico.
Summary:
El Perseo zarpa, una tensa partida de póker decide el rumbo del viaje. Gen juega sus cartas (literalmente) para equilibrar la balanza. Entre trampas estratégicas y alergias oportunas, una palabra clave bajo la luna sellará más que una simple victoria.
Chapter Text
…
Era muy entrada la noche cuando Senku bajó del barco haciendo las últimas revisiones con Ryusui, todo estaba finalizado y listo para zarpar. Ya que el sueño no parecía llegar a su sistema, se dispuso a hacer las últimas medicinas para dejar los suministros adecuados para la aldea, mientras caminaba también se recordó dejar las instrucciones claras de la elaboración de los antibióticos. Aunque en esos años aún no había pasado, Senku no iba a descartar la posibilidad en que al igual que las conquistas de otros continentes, la interacción de enfermedades antiguas y nuevas cause alguna epidemia entre los aldeanos y sus contemporáneos.
Para su buena suerte, Genos había encontrado a dos chicos que estaban en sus primeros años de la universidad en el área médica, por lo cual eran bastante buenos en química y en más de una ocasión los probó para saber el alcance de su conocimiento; los chicos lograron aprobar a penas según sus estándares y aunque no eran perfectos, los principios necesarios para la elaboración de medicamentos estaban ahí, por lo cual ellos ya estaban sabedores de que se harían cargo de la salud de los pobladores y si fuera el caso, la creación de más medicamento. Senku ya tenía adelantado su trabajo en relación a las instrucciones claras de donde conseguir los materiales, como prepararlos, los tiempos de preparación y la dosis a administrar, así que solo faltaban las últimas instrucciones sobre el almacenado final.
Genos le había asegurado que los chicos estaban más que dispuestos a ayudar y que gustosamente tomarían ese rol. Senku no pudo evitar reír al imaginar las palabras que Genos utilizó con ellos para convencerlos de aceptar ese rol sin una paga.
Cuando estaba cerca del laboratorio se extrañó ver la luz encendida, pues desde la tarde él se había quedado en el barco. Aceleró el paso esperando que fuera Genos y sonrió al verle ahí escribiendo sobre el escritorio cerca de una jarra con dos tazas para té.
—Lograste liberarte de...
Genos hizo una equis con sus dos dedos índices sobre sus labios y empezó a escribir de nuevo, para luego pasárselo a Senku.
"Ukyo puede oírnos, es su turno para hacer guardia. (•̀ ω •́ )"
Senku se rio por el cómico dibujo que hizo al final de su escritura, tomó asiento a su lado junto a la mesa y tomando otro lápiz, le escribió.
"¿Alguna idea de cómo ganarme su perdón? (⌐■_■)"
"Dale un par de días para calmar su enojo, mientras tanto, el soborno con comida siempre es una buena opción. (^U^)ノ"
Senku resopló divertido ante la respuesta mientras tomaba un sorbo de té y seguía escribiendo.
"Sabías que Ruri y todo el pueblo se enteró de nuestra pelea y todos estaban a favor de ti  ̄へ ̄"
"Es mí encanto natural (/▽\) Recuerda que soy toda una celebridad, Senku-chan (〜 ̄▽ ̄)〜"
"Y yo soy el líder de la aldea щ(゜ロ゜щ) y aun así me cambiaron por ti. ( ̄_, ̄ )"
Gen cubrió su boca para no soltar una carcajada por la forma en la que escribía Senku, no era necesario oírlo para saber la entonación y expresiones que pondría.
"Descuida Senku-chan, yo no te cambiaría por nadie ヽ( ̄ω ̄( ̄ω ̄〃)ゝ"
La sonrisa cálida en los labios de Senku, calentó el corazón de Gen, quien seguía viendo cómo empezó a escribir y luego se detuvo, giró a ver a Gen un momento antes de hablar.
—Gracias por quedarte. -Gen se sintió conmovido ante las palabras de Senku, así que, para disimular su expresión, tomó el papel y escribió una última nota.
"Trata de no desvelarte mucho, (_ _)。゜zzZ. Mañana será un día largo y necesitas reponer energía. Me iré antes de que Ukyo venga o Suika se levante."
Gen tomó la bandeja en donde traía la jarra de té y la colocó en una mesa auxiliar, cuando pasó al lado de Senku, este no dudó en sujetar su muñeca, no quería dejarlo ir. Pero ambos sabían que no era momento de hablar. Gen entonces, acercándose a él, besó su frente, logrando que por la sorpresa Senku soltara su mano.
—Descansa, Senku-chan. -le dijo antes de alejarse de él y salir de ahí.
Senku lo vio partir, pero, aunque su impulso inicial era ir por él, una parte más lógica le recordó, que Gen le había pedido tiempo y que él aceptaría dárselo. Soltando un suspiro cuando ya no pudo verlo desde el laboratorio, se dispuso a ser lo que se supone que iba a ser desde el principio, no sin antes doblar aquel papel y guardarlo junto a una de sus bolsas del cinturón de trabajo.
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Era la mañana del 22 de septiembre del año 5741 cuando la tripulación del Perseo que incluía a 30 personas y 3 estatuas, partieron del astillero del reino científico.
Cuando dejó de ver a las personas de la aldea, Gen admitiría que aquella despedida fue muy conmovedora, los niños no pararon de abrazar a Suika y a él, mientras les deseaban suerte en su viaje. Ruri incluso entregó a toda la tripulación una pulsera hecha de cáñamo rojo que los mayores tejieron con sus manos.
"Es un símbolo para que todos recuerden que a pesar de la distancia, los lazos de nuestra amistad y amor viajan con ustedes, y nos mantienen conectados." -fueron las palabras de Ruri cuando amarró aquella pulsera en la mano de Senku.
Ruri fue colocando esa pulsera a todas las treinta personas que viajarían ese día y ella permitió que Gen le diera un abrazo, susurrando unas curiosas palabras mientras le guiñaba el ojo al separarse de él...
—Genos. -le llamó su pequeña Suika, sacándolo de sus pensamientos-. Senku manda a buscar por ti, los cinco generales se reunirán ahora.
—Gracias por avisarme, mi niña. -al ver que su pequeña quería seguirle, no dudo en preguntar mientras estiraba su mano hacia ella-. ¿Te gustaría ir a la reunión conmigo? -la pequeña no dudó en tomarla e ir con él hasta la cabina principal, en donde ya estaban todos esperándolo.
Gen sentó a Suika cerca de la zona de trabajo de Ukyo y se acercó a la mesa en donde se expandía el mapa. La reunión era para afinar los últimos detalles de la distribución de áreas y personal, así como sus rotaciones.
Ryusui y Ukyo no dieron el brazo a torcer cuando se explicó la importancia de las rotaciones y los cambios de áreas. Ya que Gen había hablado con la tripulación incluso antes de partir la primera vez y luego comparaba la capacidad de ellos durante el primer viaje, Gen sacó un pergamino en donde en un cuadro se explicaba los horarios, áreas y los nombres de las personas que trabajarían ahí.
—Según la explicación que recibí por parte de Ukyo-chan, las principales dos áreas que son la navegación y comunicación, son las únicas que poseerán turnos las 24 horas del día, dividiremos esa carga en 4 turnos, 6 horas de trabajo por turno y 8 personas en total, 4 en cada área.
—Déjalo a dos para navegación. -aportó Ryusui-. De los chicos que mencionas en el cuadro solo uno es más capaz de aprender, yo doblaré turno de ser necesario.
—El plan es no desgastar al personal y el capitán debe priorizar un descanso idóneo. -aportó Ukyo, dejando sin argumentos a Ryusui-. Los nombres que has dado para mi área están bien, excepto el último. El chico sería más competente en el área de mantenimiento, lo he visto ayudando a Kaseki y trabajar muy diligentemente. El nuevo orden sería, 3 para navegación incluyendo a Ryusui, 4 en comunicación, incluyéndome. Mantenimiento y limpieza serán 8 sin contar a Kaseki. La gestión de los recursos y cocina quedara a cargo de Francois y Genos, tendrán a su disposición a 6 personas de apoyo. -Ukyo levantó la mirada y Gen asintió de acuerdo con este plan-. El área de seguridad y ciencia queda a cargo de Senku y Chrome, 3 personas a tu cargo. -Senku asintió con la cabeza, pero aportó.
—Suika se quedará conmigo. Si Yuzuriha necesita ayuda con la reparación de las velas o algo que no implique trabajo pesado ella puede ayudar. ¿Te parece esa idea?
Senku giró a verla y los otros tres también, a la pequeña le brillaron sus ojos y emocionada respondió.
—Suika apoya el plan de Senku, aprenderé rápido para ayudar a todos, seré superútil. -los cuatro le sonrieron a la niña.
Con este último modelo de trabajo aprobado, Gen empezó a reorganizar el listado y las rotaciones para colocarlos en el comedor del barco y que todos supieran sus horarios y días de descanso. También se acordó el cambiar este horario cada dos semanas para poder mantener a la tripulación en un movimiento fluido a pesar de las tareas repetitivas.
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—No es de caballeros usar a los niños para retener a las personas. -Ryusui, se acercó a Senku, luego de que los donceles y Suika se retiraran de la cabina principal.
—No sé dé qué me hablas, capitán. Pedí a Suika porque sé que Genos no quería que ella estuviera en la cocina junto a él. -le dijo con desinterés.
—Si tú lo dices. -mencionó con diversión al ver la cara de desinterés del otro-. Y, por cierto, necesito confirmar la ruta que tomaremos...
—Oh, permiso. -dijo Minami interrumpiendo su charla y entrando con su carrito grabador, modificado gracias a Kaseki-. ¿Me preguntó si puedo empezar a grabar por aquí? Quiero dejar un registro del viaje empezando desde el primer día. -les dijo con entusiasmo a los chicos, quienes le dieron la autorización y ella se alistó para grabar.
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—Creí que tu serias uno de los primeros en ser entrevistado. -le dijo Ukyo a Gen mientras estaban en la parte de abajo de la cabina principal junto a los chicos que conformarían el equipo de navegación y comunicación. Ukyo había pegado algunos papeles sobre los comunicadores para que ellos anotaran e hicieran un listado con las preguntas que surgieran sobre los aparatos.
—Hoy no me apetecía hablar mucho, quizás con esta tormenta me mareé un poco.
—Eso es poco patriótico de ti, miss América. -le dijo con diversión en su voz, pero su cara se mantuvo estoica mientras miraba a los chicos escribir-. Hubiera sido la oportunidad perfecta para alardear sobre tus padres o contar una anécdota de tus aventuras como vaquero.
—Que naciera en Texas no significa que sea un vaquero, eso es solo un estereotipo. -replicó, cruzando sus brazos, Ukyo solo alzó una ceja girando un poco su cara para que Genos lo viera-. Oficialmente, siempre vivimos cerca de la ciudad y solo en contadas ocasiones fuimos de visita la casa de la tátara abuela por parte de mi padre Xeno, quien era la que tenía un rancho.
Ukyo iba a seguir bromeando con Gen cuando Suika bajo corriendo con preocupación.
—Tenemos problemas serios. -Ukyo y Gen se pusieron rápidamente en alerta-. Senku y Ryusui están discutiendo muy fuerte.
Taiju no perdió el tiempo al escuchar esto y subió lo más rápido que pudo por las escaleras, inconscientemente el chico no se fijó que en su rapidez empujó a la pobre Suika por las escaleras, siendo atrapada por Gen en el aire. Al asegurarse que ella estaba bien, ambos donceles subieron junto a los demás para detener cualquier discusión que estuvieran teniendo esos chicos.
A Gen le pareció muy tierno la forma en la que Taiju tomaba al pie de la letra las palabras de los profesores sobre que pelear estaba mal. Resulta que la "pelea" se debía a la simple pregunta de Minami sobre cuantos días navegarían.
Ryusui prefería la navegación Loxodrómica, en la cual se navega en línea recta y se llegaría en un promedio de 70 días. Por otro lado, Senku apuntaba a seguir una navegación Ortodrómica en donde el viaje sería de 40 días.
Gen escuchó a ambos, lo que decía Ryusui tenía peso, pues a sus palabras: la tripulación era novata en el mar y estaban aprendiendo en el camino, aplicar la navegación que Senku quería seguir, implicaba mayor complejidad a la hora de manejar el timón, además de un manejó en la apertura y cierre de las velas de una tripulación más avanzada que con la que contaban.
Pero Senku también tenía un punto de peso, si utilizaban su método llegarían a penas para la última cosecha del año antes de que el clima queme la planta por el invierno.
—Me parece que ambos tienen razón. -comentó Chrome, un poco preocupado por la discusión que ambos seguían.
—Es comprensible. -aportó Ukyo sin despegar la mirada de esos dos-. Ryusui es realista por el bien de toda la tripulación, pero Senku es lógico por el futuro...
—Ninguno de los dos tiene razón por encima del otro. -Ukyo miró a Gen un poco sorprendido por haber robado sus pensamientos-. Pero si ambos tienen razón, creo que esta vez estaré del lado de Ryusui. -Ukyo frunció el ceño al ver la tranquilidad con que Gen se iba al lado de él-. No soporto el trabajo duro.
—Yo apoyo a Senku. -dijo con convicción Kohaku-. Cuanto antes lleguemos y completemos esta misión, será mejor para nosotros.
Los chicos siguieron enfrascados en la discusión incluso cambiando los planes sobre las raciones de las comidas, pero Senku no se rindió en los 40 días programados a pesar que Ryusui cedió a 60 días la navegación.
—Tendremos un duelo entonces. -le dijo con firmeza Ryusui.
—Adelante entonces. -Senku sonrió con fanfarronería-. Ukyo será el Cupier.
—No desearía que fuera alguien más. -estuvo de acuerdo Ryusui mientras tronaba sus dedos.
—¿Cupier? ¿Qué es eso? -preguntó Chrome a un Ukyo que sobaba las sienes de su cabeza.
—El crupier es responsable de barajar y repartir las cartas, gestionar las apuestas y asegurar que se sigan las reglas del juego. -le respondió en automático, sintiendo su molestia regresar.
—¿Qué juego? -preguntó Suika con inocencia.
—¡PÓKER! -gritaron con entusiasmo y tomando a Yuzuriha de la mano la sacaron de la cabina para que les hicieran algunas prendas para la ocasión.
—El perdedor pagará por las prendas nuevas. -dijo Senku cuando la chica con entusiasmo empezó a costurar la ropa.
—No estaría mal agregar eso también. -Ryusui tronó los dedos y con una sonrisa de victoria le dijo a Yuzuriha-. Mi bella dama, has también prendas para Ukyo, Genos y Kohaku. Estoy seguro de que un acompañamiento en la mesa no nos distraerá de nuestro objetivo.
—Adelante. -le dijo con diversión en su voz-. Yuzuriha, a Genos le encanta el color morado, puedes jugar con ese color para su ropa, por favor. -la chica asintió con la cabeza y con rapidez hizo la ropa de Senku y se la entregó con entusiasmo.
—Jaja, con que podemos opinar sobre el atuendo de otros, me gusta. -Ryusui tronó sus dedos con diversión antes de acercarse al a joven, aclaró su garganta y habló un poco más bajo de lo normal-. Confió en sus gustos en la costura mi bella dama, pero ya que yo poseo un traje de su última colección, me gustaria que agregara un pequeño toque de mostaza al traje de Ukyo, quizás un corbatín, algo que no sea tan llamativo.
—Por supuesto, ya tengo una idea de lo que hare.
Yuzuriha no perdió el tiempo y con mucho entusiasmo empezó a costurar la ropa que hacía falta.
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—¿Por qué me involucraron a mí? -cuestionó Ukyo cuando se estaba terminando de cambiar, junto a Genos y Kohaku.
—Porque eres el más imparcial y los odias a ambos por igual. -le dijo la chica, acomodando sus zapatos, Gen se empezó a reír por la franqueza de la chica pero tuvo que estar a favor de ella.
Ukyo salió primero de ahí y se dirigió al improvisado casino que había mandado a hacer Ryusui. Todos estaban entrando a la habitación cuando él se acercó a la mesa donde ya los esperaba Senku y Ryusui.
—El objetivo de este duelo es que todos obedezcan al ganador, y te puedo asegurar que yo ganaré. -Ryusui miró a Ukyo y le guiñó el ojo, él por su parte, giró sus ojos sin mucho interés y tomó el mazo de cartas.
—Ja, dices eso pero ya veremos si puedes siquiera intentarme ganar. -le dijo con seguridad Senku.
—Digamos que tengo las de ganar esta vez, porque tengo un as bajo la manga. -Ryusui giró a ver al público reunido en donde Gen hacía su aparición.
—Hola, Senku-chan. Los siento tanto, pero esta vez estoy con el equipo de Ryusui-chan.
Ukyo sintió lástima al ver la cara de Senku, el chico no se esperaba eso y por sus reclamos, era obvio que esperaba que estuviera de su lado como siempre.
"Realmente subestiman a Genos." Pensó Ukyo al verlo reírse de las caras que Senku ponía. "Pero él no es de las personas que olvida fácilmente una ofensa. Él siempre buscara vengarse, aunque sea un poco de la persona que lo lastimó."
La diversión de la escena se multiplicó por dos al ver como Kohaku se unía al grupo de Senku para vigilar que Gen no hiciera trampa. La audiencia se animó ante este nuevo panorama, incluso llegando a apostar por saber quién ganaba.
A Ukyo le sorprendió que Tsukasa no les dijera nada por eso, incluso en la lejanía, Ukyo apostaba que el chico los miraba con lástima por el desperdicio de dinero en un juego.
—Por qué no empezamos. -intervino al ver el acalorado combate que los demás tripulantes tenían al momento de apoyar a su líder-. Las cinco primeras las repartiré yo. A partir de ahora el botón cambiará cada turno. La primera ronda pueden decidirla con piedra, papel o tijeras.
Los chicos se levantaron y Ukyo puso el mazo sobre la mesa, solo para que a los segundos después Gen se "moviera accidentalmente" votando las cartas del mazo. Iba a agarrar el mazo para barajarlas nuevamente, pero Kohaku se adelantó y tomó la mano de Gen acusándolo de hacer trampa.
—Oh, pero que coincidencia. -dijo Gen con sus ojos brillantes de inocencia-. Si que es el As de corazón.
Ukyo iba a hablar, pero se detuvo al ver la cara de Senku, incluso él, que aún estaba enojado con Senku se sintió muy mal al ver como su cara e incluso su postura, era la de un chico traicionado y que sufría en silencio viendo esa persona con resignación, y esa mirada solo iba dirigida a Gen.
—Volveré a mezclar las cartas otra vez. -dijo Ukyo cuando ya no soportó la tristeza en los ojos de Senku-. Empezaremos con las primeras apuestas.
Ukyo se relajó un poco al ver como Senku volvía a concentrarse y el juego seguía. Las nulas y malas intervenciones de Gen le parecieron un tanto curiosas, su tonto hermano no era tan torpe en el engaño.
—Cambiaste las cartas, ¿No, Genos? -le acusó Kohaku y su mirada rápidamente cayó en las cartas de Ryusui, en efecto, cuatro de sus cartas estaban con una dirección diferente.
—Con que usando principios básicos de magia. -Senku resopló con diversión, un brillo de orgullo y diversión en sus ojos, dejaban atrás al chico deprimido de hace unos minutos-. Guiaste nuestra atención para mejorar la mano de Ryusui. Con razón me parecía demasiado torpe esos trucos para venir de ti. Ya tenias preparadas esas cartas para este momento ¿Verdad?
—Eh... ¿Es orgullo o miedo lo que detectó en ti, Senku-chan? -Gen se relajaba en su asiento y con la gracia envidiable de un felino, cruzó una pierna sobre otra mientras ponía una mano sobre su mejilla con inocencia-. Anda, Senku-chan, Ryusui-chan ya puso su apuesta. ¿No seguirás apostando tu también? ¿O será que vas a renunciar ahora?
El resoplido de Senku solo le indicaba que aceptaría el riesgo ante la descarada oferta de su tonto hermano menor... "No caigas en provocación, Senku, es mejor retirarte y perder esta ronda." pensó al ver como el chico, levantando dos de sus dedos, empezaba a pensar.
—Pues entonces yo también, lo apuesto todo. -dijo con una sonrisa de victoria en su cara.
La conmoción de todos fue grande, pues todos esperaban que él renunciara, incluso Gen parecía confundido hasta que entendió que era solo un truco para desviar la atención y dejar a un lado a Kohaku, quien con una velocidad admirable sacó las cartas del mazo.
Pudo escuchar como Tsukasa pareció ver desde que parte de la baraja sacó las cartas, pero cuando a le pidieron su veredicto, quiso molestar a su tonto hermano por hacer trampa en su mesa, así que les dijo sin vacilación.
—Yo no me percate de ninguna infracción al momento de sacar las cartas, pero si creen que han hecho trampa, comprueben ustedes mismos si el mazo tiene alguna marca en ellas.
Ryusui y Gen lo hicieron, pero no encontraron nada.
—Jaja. !Me gusta tu entusiasmo Senku¡ Yo también lo apuesto todo. -dijo con determinación Ryusui y Ukyo ya se veía venir el resultado del encuentro.
"Hubiera apostado a Senku también." pensó cuando pidió que se revelaran las cartas.
Obviamente, Ryusui tenía un Póker, pero Senku... Ukyo sonrió de medio lado al ver las cartas del chico, era una escalera real.
"Cinco ases, en serio, ustedes no aprenderán jamás..." pensó Ukyo con diversión mientras se acercaba a Senku para proclamarlo como ganador. Quizás y si se rio un poco más al ver la cara de desconcierto de Ryusui, ni siquiera su tonto hermano se creía que habían perdido.
—Las marcas de la ciencia son transparente. -le aseguró Senku mientras le empezaba a explicar lo que hizo, y mientras más hablaba más su voz se volvía afónica, su cara poco a poco se empezaba a poner roja e inflamada.
—Es verdad. -dijo Genos al ver la cara inflamada de Senku después de su explicación-. Senku-chan es un sensor de piel sensible a la lacra.
—¡El ganador es Senku! -proclamó tratando de contener su risa al ver al chico con la cara hinchada y los ojos llorosos.
A pesar del mal rato que estaban pasando los chicos que apostaron por Ryusui y lo perdieron casi todo, el capitán un poco más motivado que antes los convenció a todos de que en otros juegos podían recuperar su dinero, abriendo oficialmente el casino en el barco.
Ukyo se acercó a Gen al ver la preocupación por el estado de Senku; resignado por como su hermanito no cambiaría su sentir por él de la noche a la mañana, decidió dejar su "enojo por Senku" al menos por un tiempo. Así que, golpeando levemente con el codo en el costado de Genos, este le hizo señas en la dirección de Senku.
—Ve a consentir al ganador. Parecía un poco dolido porque no lo escogiste a él.
Genos no dudo en hacer eso y tomando la mano de Senku, lo sacó del lugar para buscar medicamento para su alergia.
—Mi señor Ryusui también está un poco triste por haber perdido. -Ukyo se sorprendió un poco al tener a Francois a su costado izquierdo-. Si el joven Ukyo fuera tan amable de ir a consolarlo, estaría muy agradecida.
—Me pides demasiado, Francois. -dijo con inseguridad ante las insistencias de Francois.
—Las meriendas para sus rondas nocturnas serán Onigiris de salmón o los postres que usted me solicite, joven Ukyo.
—... Pero nada imposible que no pueda hacer. -respondió con una sonrisa en sus labios mientras imaginaba los sabrosos postres que podría comer en sus turnos nocturnos, así que con más ánimos que antes se fue junto a los demás a cubierta para la inauguración del casino.
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—Senku-chan realmente te jugaste la piel, jamás mejor dicho. -Gen empezó a mojar un trapo frío y a pasárselo en la cara.
—Me dejaste por Ryusui. -le dijo aun con su voz debilitada por la inflamación-. Anoche me dijiste que siempre me elegirías a mí y hoy no cumpliste tu palabra.
—Entonces, aún no te has dado cuenta. -Senku le miró por un momento y luego se rio un poco.
—Así que el mentalista jugó sus cartas incluso antes de que esta discusión empezara.
—Es mi trabajo después de todo... La costa oeste de Norte América es propensa a tormentas más que a nieve, si queríamos maíz era muy probable que el mal clima retrasara nuestra búsqueda.
—Así que me ayudaste uniéndote al bando enemigo y haciendo perder a Ryusui. -la inflamación iba bajando poco a poco, por eso Senku pudo ver mejor el puchero que se formó en los labios de Gen.
—Una parte de tu afirmación es cierta, pero... De hecho, si estaba jugando en serio contigo esta noche. -Gen mojó el trapo en el agua nuevamente antes de hablar-. Es un poco frustrante como el alumno a superado al maestro.
—He aprendido del mejor. -Gen le miró por un momento y no pudo evitar reír, la cara inflamada de Senku, quitaba seriedad a sus palabras-. Pero la próxima vez que juegues con el lado enemigo avísame antes de creer que me abandonas de nuevo.
—Senku-chan es un niño muy consentido. -le dijo haciendo un pequeño puchero, imitando la cara de Senku, el chico lo empujó un poco pero igual se rio ante las muecas que Gen hacía-. Pero me gusta mucho tu idea, así si tenemos que estar separado por alguna misión loca de infiltración a la que quieras que vaya, podemos saber que él otro siempre estará de nuestro lado.
—Tu eres el mentalista, Genos, las palabras son tu fuerte ¿No? déjame escuchar las sugerencias que puedes tener para eso.
Gen resopló ante eso, pero se puso a pensar en que palabra darle a su chico.
—Tsuki. -le dijo alejando sus manos de la cara, ahora menos inflamada de Senku-. Es la palabra en japones para luna, el lugar en donde esta WHYMAN y que conquistaremos en esta era de piedra para traer a la humanidad de regreso.
—La luna es hermosa ¿no? -Gen abrió sus ojos con asombro, ¿Acaso Senku sabía exactamente lo que acaba de decir?-. Si digo esa frase tu debes responderme en japones, agregando la palabra "Tsuki." Si lo haces, sabré que todo está bien.
—Senku-chan es un chico poético, ese lado tuyo no lo conocía. -Gen suspiró con una sonrisa de resignación en sus labios, su Senku era un tonto.
—Pues creo que yo tampoco conozco muchas cosas de ti. Me gustaría, ahora que el hermano mayor Ukyo me ha dado una indulgencia por el viaje, escuchar un poco más sobre ti.
—Será un gusto contarte mi trágica y dolorosa historia de supervivencia en Texas. -le respondió con dramatismo dejando rodar una lágrima falsa de sus ojos para acentuar su tristeza.
—Con gusto escuchare esas historias para tener material de extorción para contigo y así hacerte trabajar el doble haciendo pilas de manganeso. -le dijo el chico sonriendo con una risa maquiavélica.
—Pues yo espero mi ración infinita de Senku-Cola, Yuzuriha me dijo que tu me las darías como intercambio de conciliación. -Gen estiró su mano y modulando su voz como la de Jotaro Kujo le dijo-. Ora, Senku-chan, deja de perder el tiempo y dame mi Cola.
Senku se partió de risa al escucharlo, no así, fue a buscar una botella y se la entregó sin dudarlo.
Estuvieron bromeando así por un rato más mientras la inflamación de Senku bajaba por completo y luego subieron a cubierta para ver cómo iba la inauguración del casino y bar de Ryusui.
La semana de descanso se acabó muy rápido y las obligaciones de un adulto independiente vuelven a mi O(TヘTo)
Trataré, aunque no prometo mucho, seguir subiendo capítulos a diarios, sino, serán solo tres o cuatro capítulos a la semana.
Dos datos en relación al capítulo:
Primero, no conozco mucho de cómo funciona una tripulación de un barco, pero según DeepSeek (ChaptGPT me decepcionó y por eso lo cambié) el mínimo de personas necesarias para navegar un barco con las dimensiones del Perseo, son 30 así como las áreas que se mencionan al principio de la historia.
En segundo lugar y para quien no sepa quién es Jotaro Kujo, esté es un personaje del anime Jojo Bizarre Adventure, un "estudiante de instituto" con cara y cuerpo de un hombre adulto fisicoculturista (no se arrepentirán si escuchan la voz de Jotaro o(* ̄︶ ̄*)o)
Por el momento creo que es todo, nos leemos en la próxima. Autora-san, fuera.
Chapter 36: Capítulo 32: Desnudar el alma y vestirla de dolor.
Summary:
El barco avanza, Ukyo intenta ahogar sus sentimientos en un trato peligroso. Pero el mar guarda secretos, y las olas no borran lo que el corazón insiste en recordar.
Notes:
La canción que nos acompañará este y el próximo capítulo será:
Canción: Ophelia.
Artista: The Lumineers.
Link: https://www.youtube.com/watch?v=aXs3wFUcyzI&embeds_referring_euri=https%3A%2F%2Fwww.wattpad.com%2F
Chapter Text
Gracias a las buenas condiciones del clima esa noche y al correcto funcionamiento del piloto automático, todos pudieron disfrutar de la apertura del Bar Francois. Todos disfrutaron de la cerveza y los que como Gen y Ukyo no iban a beber ese día, Francois hizo bebidas especiales para cada uno.
Ukyo y Gen aprovecharon que las sillas del bar estaban vacías para sentar y ver como los demás disfrutaban de la bebida y los juegos del casino.
—Eres increíble, Genos. -le dijo Ukyo con una sonrisa en sus labios cuando Francois le pasó la bebida a Gen, el chico le miró con una sonrisa felina en sus labios.
—¿Y hasta ahora te das cuenta? -Gen cruzó una pierna sobre otra y sonriendo con descaro le dijo-. Anda, sigue alabándome hermano mayor.
—Solo por este momento lo hare. -Ukyo iba a continuar hablando cuando Francois puso frente a él un vaso alto como el de Gen, junto a un plato de bocadillos.
—Café helado para el joven Ukyo. -Francois se inclinó levemente y también le dio un plato de bocadillos a Gen, ambos chicos no dijeron nada cuando el plato de Ukyo estaba más lleno que el de Gen.
—Es asombroso como puedes preparar una bebida que sepa a café sin usar un solo grano de ello. -alabó Ukyo luego de dar un sorbo de su bebida.
—Como un mayordomo, es nuestro deber complacer el paladar de todos nuestros comensales, e ir más allá es mi lema personal. Mi deseo es crear un cóctel personalizado para cada cliente. -les dijo a los donceles con su característica postura y una sonrisa en sus labios, luego, mirando a Ukyo, le dijo-. Aunque debo de disculparme Joven Ukyo, su cóctel me tomara un poco más de tiempo que los demás.
—No hace falta que te tomes tantas molestias conmigo, el café siempre fue mi segunda bebida favorita. -le respondió Ukyo, un poco avergonzado por la seriedad del mayordomo.
—Mi deseo no cambiara a pesar de eso, joven Ukyo, crearé la bebida perfecta para usted. Por favor disfruten de sus bebidas. -Francois se alejó un poco de ellos para darles privacidad.
—Y volviendo al tema inicial. -le llamó Gen a Ukyo-. ¿Por qué el hermano mayor Ukyo me a felicitado?
—La verdad... -empezó a hablar Ukyo mirando la alegría de la tripulación-. Es que me a parecido demasiado perfecto como las cosas han encajado este día. Gracias a la partida de póker, el casino y bar está siendo todo un éxito y el área de entretenimiento que claramente me recuerdo que te mencioné y tu elegantemente olvidases agregar en la planificación, ayudará a que estos nuevos navegantes puedan superar el viaje largo que nos espera... Dime, Genos. -Ukyo giró a verle con una sonrisa juguetona surcando sus labios-. Con todo el cúmulo de cosas que pasaron este día y para que todos aceptáramos la ruta más corta, ¿no será acaso que un mentalista que ya sabía el rumbo que quería tomar nuestro líder, haya intervenido en todo esto?
Gen le miró con cariño, luego tomó un poco de su Cola picante y con una sonrisa desinteresada le dijo.
—Mi hermano mayor a perdido la cabeza, ¿acaso el café helado tenía alcohol y eso te ha afectado?
—Ni que fuera tan débil como el pobre Matsukaze. -Ukyo señaló hacia atrás en donde, luego de que Francois le diera una cerveza de matcha, el pobre espadachín cayera al suelo luego de solo un trago. Los donceles rieron un poco ante eso.
—Genos. -le llamó Tsukasa mientras se acercaba a él-. Me gustaría saber si también te unirás al entrenamiento que estableceremos a partir de ahora. Kohaku me ha dicho que no quieres pelear con ella directamente así que quiere tomar ventaja de los entrenos programados que podamos tener.
—Esa chica es persistente. -le dijo Gen, soltando una pequeña risa al imaginarla decir eso-. Mira que usar a nuestro querido Tsukasa-chan para tal acción es muy cruel... Pero, con gusto me uniré a ustedes. Necesito entrenar de nuevo pues estoy volviendo a descuidar mi costado izquierdo en las luchas.
—Tú también puedes unirte, Ukyo. -le animó Tsukasa.
—Tal vez lo haga en algunas ocasiones, el combate cuerpo a cuerpo no es algo que me guste hacer.
Los tres empezaron a hablar con tranquilidad hasta que escucharon a Kinro tratar de levantar a un inconsciente Matsukaze. Tsukasa no dudo en ir a ayudar, los donceles le siguieron para ver si el pobre chico no sufría algún colapso en el camino. Para su diversión, en vez de ser un colapso, Matsukaze, con una voz tambaleante por la embriagues, se soltó de los chicos que le ayudaban y le pedía a Tsukasa que lo entrenara, Gen se cubrió la boca para evitar reír ante la escena pues el chico, sin nada de timidez, tocaba el pecho de Tsukasa mientras sonreía con placer.
Ukyo trató de reprenderlo, pero incluso él no podía disimular la risa que eso le causó.
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El día siguiente, todos parecieron conocer sus tareas y puestos de trabajo, Ukyo y Ryusui eran los que más trabajaron esa mañana, entrenando a los chicos que tomarían sus puestos en los relevos. Los jóvenes parecían muy entusiasmados ante las enseñanzas y estaban dispuestos a trabajar el doble hasta conseguir dominar su área de trabajo.
Los chicos tomarían sus puestos en la mañana y durante los primeros turnos ellos se quedarían para vigilar sus avances.
Por el otro lado, los demás encargados de las áreas trabajan con entusiasmo, incluso los chicos que apoyaron en la cocina a Francois, todos parecían sentirse honrados por tener clases avanzadas de cocina explicadas por el eficiente mayordomo.
Durante la cena, Gen se sentó con Tsukasa y Nikki, pues Senku tardaría un poco más en venir a comer y Ukyo cenaría en la cabina principal. Los tres parecieron caer en una charla amena hasta que Senku llegó. Al principio solo le miró cuando entro al comedor y fue hasta donde Francois para solicitar una merienda suave.
Cuando Francois se lo proporcionó para llevar, Senku fue hasta la mesa en donde los tres charlaban tranquilamente, poniéndose frente a ellos, puso sus manos sobre su cintura y con una sonrisa de triunfo dijo.
—La luna es hermosa ¿no, Genos? -Nikki escupió la bebida que estaba tomando y Tsukasa botó su cubierto y quedó con su boca abierta, incluso todo el comedor se quedó en silencio también, sin contar a las personas que tosían con fuerza al haberse atorado con la comida o la bebida. Gen, aunque al principio también se quedó en blanco, recordó la charla de anoche y con una sonrisa que no pudo contener le respondió.
—Y la luna brilla más en abril.
—Nada mal, mentalista. Me gusta esa frase, la apruebo. -Gen le pasó su taza de té a Senku y este se la llevó saliendo de lo más tranquilo del comedor.
—Senku acaba de... -preguntó Nikki, aun sin recuperarse del todo.
—Claro que no. -le dijo Genos sin evitar reír por la cara de desconcierto de todos-. Es un juego que tenemos los dos, no le presten atención.
—¿Como? ¿Van a seguir diciendo esa frase durante todo el viaje? -cuestionó Yo, acercándose a ellos tres.
—Tal vez. -le respondió sin poder evitar reír ante el desconcierto de los demás, él no estaba explicando eso a nadie más.
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Por petición de Tsukasa, Senku despetrifico a Hyoga, pues el horario de entreno para el equipo de fuerza era algo inamovible. Senku, al ser un hombre precavido, también llevó dos fórmulas más.
Por eso, cuando Hyoga le pidió despetrificar a Homura y a Moz, él no perdió el tiempo para hacerlo.
—Están a cargo de mantenerlos bajo control, Tsukasa y Genos. -ordenó Senku.
—Bueno, yo no podría quejarme menos. -le dijo Moz acercándose a Gen-. Por mi puedes mantenerme vigilado las veinticuatro horas del día, gatita. Con ese nuevo corte te vez aún más hermosa.
Para sorpresa de todos, quien detuvo el avance de Moz fue Hyoga.
—Compórtate, Moz. -Hyoga giró su vista a Genos y no pudo evitar fruncir su ceño al verle-. Esa "gatita" no tiene garras pequeñas.
—No me estoy disculpando en absoluto contigo, Hyoga-chan. -le dijo con una sonrisa juguetona en sus labios, luego mirándolo con una seriedad oscura, les advirtió-. Si intentan si quiera tocar un solo de los cabellos de mi paquete de cuido y de esta tripulación, la piedad que tuve antes con ustedes no volverá fácilmente a mí.
—Nuestro deseo es pacífico, Hyoga. -intervino Tsukasa, poniendo una mano sobre el hombro de Gen y haciendo que bajara un poco la guardia-. Ambos nos beneficiaremos al entrenar juntos. ¿Qué me dices? ¿Empezamos de nuevo?
Tsukasa estiró su mano en espera de una respuesta, Hyoga miró su mano y luego, soltando un suspiro divertido, la tomó sin dudarlo.
—Eres demasiado bueno de corazón, Tsukasa. Las personas siempre se aprovecharán de esa debilidad tuya.
—Al menos ahora si estoy seguro de que tengo a Genos para evitar que lo hagan. -le dijo con seguridad y Hyoga resopló con diversión por las palabras de su amigo.
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—Pareces un padre orgulloso, Senku-chan. -Gen se acercó a él cuando gracias al pensamiento de Chrome con la piedra solar, la dificultad de navegar sin nada de sol fue resuelta.
—Talvez. -le dijo mirando a Genos-. Es increíble como Chrome ha logrado superar al maestro.
—Él todavía necesitara una guía en ti, Senku-chan. -Senku relajó un poco su postura al escuchar eso, luego, sonriendo con complicidad, le dijo-. Oye, ayer no fuiste en la noche al laboratorio, todavía no has terminado de contar esa historia sobre el doctor Xeno y su máquina para hacer arcoíris de algodón de azúcar.
—Senku-chan solo quiere escuchar de mi padre Xeno, por eso no fui ayer. -le dijo con un puchero en sus labios.
—Claro que no, también estoy atento a mi material de chantaje, de lo contrario no recordaría a un pequeño Genos de cuatro años que se cortó muy artísticamente su cabello.
—Y me lo dice el señor "las cejas vuelven a crecer" luego de haber hecho explotar su primer juego de química. -ambos empezaron a reír al recordar eso y luego, cuando Gen se secó la pequeña lágrima que salió de sus ojos por el divertido recuerdo, agregó-. Oye, Senku-chan, La luna es hermosa ¿no?
Senku le sonrió con cariño y con una voz más suave le dijo.
—Si. Y la luna brilla más en abril.
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A pesar de los contratiempos del clima, toda la tripulación aprendió a dominar sus áreas designadas. Era el día 30 de su viaje en el mar cuando Ukyo pudo al fin relajarse un poco más. Los chicos bajo su cargo habían aprendido la forma correcta de tomar apuntes de la hora, llevar un cálculo del meridiano cruzado y la franja horaria que atravesaban.
Esa noche ya que no había tormentas a la vista, él se tomaría un descanso de los turnos nocturnos y disfrutaría de su primer día libre... O al menos ese era su objetivo inicial.
Realmente se tomaba ese día de descanso, porque no podía soportar la tensión que crecía cada que Ryusui y él se quedaban en la cabina principal. Por una razón que Ukyo no iba a investigar o profundizar, las conversaciones que él trataba de manejar con sarcasmo para hacer retroceder a Ryusui, el chico se las tomaba como un reto y no dejaba que muriera la conversación incluso si era algo tan trivial como el clima de ese día.
Ukyo no admitirá jamás, que realmente se divertía viendo como Ryusui no se rendía y incluso cuando él era cortante, el chico se quedaba. Pero la forma en que a veces se acercaba y le tocaba, la forma en que llegaba a estar en su espacio personal sin que él se diera cuenta ni lo alejara, era algo que le estaba desconcertando.
Soltando un suspiro cansado, se dijo a si mismo que no estaba pensando en eso con el estómago vacío, así que primero buscaría algo de comer pues la hora de la cena ya había pasado y no había comido aún. Bajando hasta la cocina e incluso antes de llegar, la risa fuerte de Ryusui vino hasta él, inconscientemente rio un poco por eso, relajando su cuerpo en anticipación de poder dialogar un poco en la noche libre que ambos tenían, o al menos ese era su deseo antes de escucharlo hablar.
—Por eso te digo, joven hermoso, que no dudes en venir a mí si quieres una clase privada sobre eso.
Ukyo se detuvo a mitad de las escaleras al oír eso y más al escuchar la respuesta del chico que con tono empalagoso le decía que en una noche de estas iría a su habitación. Ukyo subió las escaleras de regreso a toda prisa, el hambre se le había ido por completo.
Salió a cubierta y respiró con fuerza el aire frío de esa noche, dejó que sus oídos solo escucharan el ruido del mar y el golpe del barco rompiendo las olas. En ese momento no sabía que le molestaba más, sí su molesto cerebro trayendo a relucir que Ryusui estaba usando el mismo timbrado que usaba con él cuando charlaban en sus turnos en la cabina principal, o el nudo que se formaba sobre su pecho al darse cuenta de que él no era especial.
Ukyo quizás ahora comprendía que sentía un poquito de envidia por su hermanito y la relación, que era más fuerte que antes, con Senku. Para toda la tripulación, era obvio que ellos dos tenían una complicidad inquebrantable e incluso muchos, después de escuchar la frase que ahora usaban como un saludo, apostaban por el tiempo en que ambos empezarían a salir oficialmente. Y Ukyo no los culpaba, él mejor que cualquiera de ellos conocía la profundidad de los sentimientos de ambos, incluyendo a Senku, que, aunque aún no lo admitiera en voz alta, había llegado a querer más que como a un amigo a su hermano.
Y por otro lado, estaba él y Ryusui, o mejor dicho, solo él, un hombre adulto casi en sus treinta que tenía sentimientos por un chico seis años menor que él y lo peor no era eso, lo peor era que al tener esa tonta cercanía creada por el viaje, Ukyo había bajado su guardia y en verdad estaba disfrutando de tenerlo cerca.
Sabía que ya no podría dejar de sentir lo que sentía, era muy tarde para intentarlo de todos modos, por lo cual, con una mueca de disgusto en su cara, Ukyo pensó en la forma perfecta para alejar el interés de Ryusui de su persona... No era algo que quisiera volver a repetir, pero él sabía que era muy eficiente para tratar con tipos como él y su necesidad de poseer a otros, después de todo, una vez que se sacia la curiosidad, el interés se pierde y la gente se aleja para buscar una nueva conquista...
—Ukyo. -escuchó la voz de Ryusui llamarle, haciendo que se alejara de sus pensamientos y viera como el sonriente chico se acercaba a él con un plato de bocadillos y una taza de té-. Sabía que estarías aquí, mi instinto de marinero jamás se equivoca.
Ukyo le miró detenidamente, odiando como su pecho se sentía cálido con su presencia, como su boca quería sonreírle para devolver aquel gesto que el chico le regalaba sin vacilación... Pero logró resistir y sin tomar las cosas que él le ofrecía, le ordenó seguirle.
Las únicas dos personas que tenían un cuarto privado en el barco eran Senku y Ryusui, y aunque el cuarto del primero fuera más como un laboratorio y prefiriera dormir junto a los demás en las literas compartidas, Ryusui si hacia uso de ese cuarto para dormir. Por lo que Ukyo no dudó en caminar hasta ahí y pedirle entrar a la habitación.
Pudo ver el desconcierto en los ojos de Ryusui, pero aun así abrió la habitación y lo dejó pasar.
—¿Sucede algo? -le escuchó preguntar, dejando las cosas que traía en una de las mesas de la habitación. Él por su parte empezó a aflojar las vendas de su mano.
—He estado pensando seriamente las cosas entre tú y yo. -Ryusui le miró con seriedad, Ukyo pudo escuchar, más que ver, como Ryusui apretaba sus manos con fuerza-. La cercanía que tú quieres imponer sobre mí es molesta.
—¿Creí que nuestra relación iba bien? -dijo el más alto, aun sin entender las palabras de Ukyo.
—Laboralmente hablando, seguirá siendo la misma. Ambos nos necesitamos si queremos completar este y los viajes que siguen.
—Yo hablaba más de nuestra relación como compañeros... Como amigos. -Ukyo escuchó un leve tono de vacilación en la voz de Ryusui, pero él estaba dándole la espalda quitando el cinturón de su cintura una vez que sus manos fueron libres de sus vendas.
—No estoy interesado en tus juegos, Ryusui, aun así, dejare que te lleves una anécdota nueva. -Ukyo giró para encararlo, su gorra fue la siguiente en irse.
—¿Y si te digo que no estaba jugando contigo? -Ryusui le miró con seriedad, caminando hasta dejar que las puntas de sus pies chocaran-. ¿Qué dirías si te dijera que me importas mucho más allá del ámbito laboral?
—Te respondería que no me interesa en absoluto. -mintió, sintiendo la boca amarga con todas las palabras que estaba soltando en esa habitación-. En especial si la propuesta es como amigos sexuales, como doncel no me conviene en absoluto acostarme con alguien sin protección.
Ukyo tomó su camisa larga y estaba a punto de quitársela cuando las manos de Ryusui detuvieron su acción.
—Dices eso, pero estas desnudándote frente a mí. -la mirada café de los ojos de Ryusui, atravesaron el escudo de confianza que había creado Ukyo, no así y soltando un suspiro pesado, alejó las manos de Ryusui y siguió quitándose su camisa-. Creo que tengo sentimientos hacia ti.
Mencionó Ryusui una vez Ukyo se quitó su camisa. Ukyo sintió como su corazón palpitó con fuerza, pero mordiendo el interior de su mejilla, descartó esa sensación y volvió a armar su escudo de indiferencia.
—La forma más rápida de deshacerse de eso es complaciendo tu deseo. Este será el trato. -Ukyo se alejó de Ryusui y se dirigió hacia la cama del más alto, se sentó en la orilla de la cama y empezó a quitarse los zapatos-. Te permitiré saciar tu deseo por mi esta noche y a partir de mañana dejaras de intentar acercarte a mi o a Genos. De tu boca no saldrá ninguna insinuación más allá de lo laboral... Ya estoy harto de tus insinuaciones, o de tu intento por convertirme en tu amigo sexual, así que, aquí me tienes. -Ukyo se levantó y quitó su pantalón una vez que sus zapatos salieron-. Solo por esta noche puedes saciar tu deseo... Anda, Ryusui, no perdamos el tiempo. Si tanto me deseas, tómame y déjame en paz.
Ukyo una vez desnudo volvió a sentarse en la cama de Ryusui y esperó. Su corazón martillaba en su pecho y un pequeño deseo, algo que intentaba acallar, pero parecía crecer con más fuerza con forme los minutos pasaban se formó en palabras que su mente repetía con desespero... "No me tomes... Por favor detenme..."
Sintió un pequeño alivio cuando vio como Ryusui le daba la espalda y se iba hasta la puerta, pero al escuchar el cierre de seguridad, algo frío cayó sobre él.
—Entiendes exactamente lo que estas insinuando con tus palabras. -Ukyo escuchó un cambio en la voz de Ryusui, quien aún seguía de espaldas a él, pero en ese momento no quiso pensar o cuestionarse nada más.
—Por supuesto que lo hago. -le dijo, manteniendo su tono de voz nivelado-. Te estoy dando un trato para que al fin puedas tacharme de tu lista de conquistas y me dejes en paz.
—Y si te pidiera que esto no fuera solo de una vez... -Ukyo se permitió hacer una mueca de dolor, aprovechando que Ryusui aun no le daba la cara.
—Te respondería diciendo lo mismo que antes. No quiero, ni necesito a un amigo sexual, en especial viniendo de ti.
Ryusui resopló con diversión y solo ahí fue cuando giró a ver a Ukyo. Ryusui lo miraba a los ojos y en ellos no había ni un ápice de diversión, y en ningún momento en el que se acercó hasta él, desvió la mirada hacia su cuerpo. La sonrisa que siempre estaba ahí se había ido y ahora solo había una máscara de neutralidad.
—¿Entonces solo te puedo tener esta noche? -Ryusui estiró su mano y la puso en la mejilla de Ukyo, extrañamente, las manos del chico estaban frías a pesar de siempre ser cálidas.
—Tómalo o déjalo... Quizás no tenga tu experiencia, pero al menos soy consciente de lo que pasará. La decisión está en tus manos.
—¿Ya has hecho esto antes? -preguntó con vacilación en su voz.
—Aunque no lo aparento, soy casi seis años mayor que tú. Lamento si esperabas a un chico virginal. -Ukyo se mordió el labio tratando de no decir más, pero sus ojos, aun permanecieron fijos en el otro.
Ryusui se inclinó hacia él, y Ukyo tuvo que cerrar los ojos, no podía seguir viéndolo más. El aliento de Ryusui rozó sus labios, pero el chico no cerró la distancia entre ellos, lo que hizo que él abriera sus ojos de nuevo.
—Solo podre tener todo de ti esta noche. -susurró tan bajo, que si Ukyo no estuviera tan cerca ni tuviera su audición, seguramente no lo hubiera escuchado.
—Y luego me dejaras ir. -le dijo sin ser verdaderamente consiente de sus palabras, por alguna razón, a pesar de que el cuarto era cálido, sentía frío. Sus ojos buscaron la mirada de Ryusui.
Aquellos ojos cafés que miraban el mundo con deseo ahora se parecían más a los de un niño perdido que ha sido dejado atrás. Ukyo no quería ver esos ojos, no eran los ojos que creyó pondría Ryusui al tenerle a su merced, pero ahora ya no había vuelta atrás...
Ukyo cerró el espacio entre ellos dos y el beso no tardó en ser correspondido. Sus manos se movieron para quitar la ropa de Ryusui, su cuerpo por otro lado, fue sujetado por las manos de Ryusui para subirlo a la cama y acomodarse mejor.
"Acabemos con esto rápido." pensó cuando las manos de Ryusui recorrieron su cuerpo. "Ebisu, dame la fuerza para no caer más por él." pidió cuando Ryusui se alejó de él para quitarse su ropa.
No hubo movimientos delicados al momento en que Ryusui se quitó su ropa, solo desesperación, acción que fue evidente al momento en el que Ryusui volvió a besar a Ukyo.
Tampoco hubo palabras dulces, sus bocas parecían no querer separarse de la contraria, y cuando sus bocas no estaban juntas y Ukyo quiso cubrirla para evitar gemir en voz alta, Ryusui quitaba sus manos, no le decía nada, pero la seriedad en sus ojos le decía más que suficiente a Ukyo.
"Solo por esta noche..." se repitió cuando él también tomó la iniciativa y se montaba sobre Ryusui... "Solo un momento más..." le pedía a cualquier deidad que existiera en el momento en que se aferraba al placer que ese hombre le estaba brindando.
Un par de comentarios:
Primero, según investigué y volviéndome a ver el anime y manga, para una gestión de descanso idónea para el capitán o el encargado del timón, los pilotos automáticos son fundamentales por sobre todo en la noche, o en momentos en que el mar este en calma y se necesite gestionar otras actividades.
Un modelo de barco como es el Perseo (Vela y motor a la vez) puede automatizarse siguiendo los cuatro principios del funcionamiento para la creación de un piloto automático (Unidad de control, Sensores, Actuador del timón e Interzas de usuario) principios que muy seguramente conocen Ukyo y Ryusui, y que según pregunté, se pueden crear de forma primitiva en un contexto como el de la serie. Por lo cual, si las condiciones del mar no varían y hay buen clima, es posible dejar el timón sin supervisión, aunque siempre se recomienda al menos una persona en cabina.
Segundo: en el capítulo anterior no lo mencioné, pero la frase "La luna es hermosa ¿no?" es una forma discreta de confesar tu amor a otro, esto viene de un poema en japones y siempre me pareció muy tierno ese dato, además el "Y la luna brilla más en abril." lo puse porque no solo es el cumpleaños de Genos, sino porque Senku (Y Xeno) despertaron de la despetrificación ese mes.
Tercero: La edad de Ukyo. Aunque al principio admitiré que fue un error de dedo al presentarlo con dos años más que el canon, al final ese error lo pude aprovechar a mi favor y cuadrar con el rango que Ukyo posee en la marina. Por lo cual, como se dice arriba, Ukyo es mayor a Ryusui por 6 años, teniendo él 28 años y Ryusui 22 (que cumplirá ese año una vez lleguen a tierra).
Cuarto: Ebisu es el dios japonés de la fortuna y la abundancia, su culto se extiende por todas las costas de Japón. Según leí, su culto es el más importante en las costas pues él es protector de los pescadores y los marineros.
El capítulo me estaba quedando muy largo, así que lo partí, por lo que técnicamente, los chicos si llegaran a América en el otro capítulo, pero nuestros papis gringos todavía no harán su aparición sino hasta el capítulo 34.
Estoy un poco oxidada con la escritura de las escenas íntimas, por lo que en el otro capítulo talvez mejore la perspectiva de ese momento.
Una cosa importante. De todo corazón agradezco cada uno de sus comentarios, no saben cómo me he reído y sentido conmovida por sus palabras. En verdad estoy muy honrada por que se tomen el tiempo de leerme, así que espero que los capítulos que siguen les gusten también, les mando un abrazo desde la distancia.
Ahora sí, nos leemos después. Autora-san, fuera.
Chapter 37: Capítulo 33: La Danza de Ebisu y el Rey del Mar.
Summary:
Ryusui descubre que algunas promesas se hunden más rápido que un ancla en el agua, mientras el recuerdo de un ritual antiguo se queda guardado en lo más profundo de su corazón. Cuando la tierra firme aparece en el horizonte, ambos deberán decidir si lo que une sus corazones es más fuerte que el miedo a ahogarse.
Notes:
La canción como les comenté anteriormente, se repite porque esté era el final del capítulo anterior, pero como me iba a quedar muy largo, lo dividí en dos:
Canción: Ophelia.
Artista: The Lumineers.
Link: https://www.youtube.com/watch?v=aXs3wFUcyzI&embeds_referring_euri=https%3A%2F%2Fwww.wattpad.com%2F
Chapter Text
...
Ryusui estaba en cubierta con Senku revisando los últimos detalles del barco antes de partir en la mañana. Las luces del barco estaban funcionando correctamente según su revisión así que luego de tomar alguna anotación decidieron apagarlas y revisar otra área, para sorpresa del mayor, la luz de la luna ayudó en su desplazamiento.
En un momento en que Senku dejó de hablar para escribir sobre un pergamino, el ruido de unos cascabeles llenó el aire, sonando al compás del ruido de las olas.
—Kukuku, así que el profesor Ukyo si hará el ritual hoy también. -Ryusui miró a Senku esperando una mejor explicación de eso-. Porque no vamos a verlo.
Le invitó Senku, dejando de escribir y acercándose a la punta del barco. Ryusui, más curioso que antes le siguió, el ruido de los cascabeles seguía a un ritmo tranquilo, como si imitara el ruido del mar.
Cuando Ryusui miró hacia abajo, en donde Senku estaba observando, sus ojos se abrieron con sorpresa, Ukyo estaba ahí, con una túnica blanca y un hakama rojo. Sobre su cabeza iba una corona de flores amarillas entrelazadas con un cordón rojo, el movimiento de su mano derecha que sostenía el Kagura Suzu, eran elegantes y constantes, la cinta que se desprendía del instrumento se movía con el aire, dándole una serenidad al baile casi efímera.
Ryusui, aun en la distancia, no perdió de vista el rostro apacible de Ukyo, incluso podría jurar que le vio sonreír. Cuando el baile se detuvo, Ukyo colocó con cuidado el instrumento sobre un arreglo, que Ryusui creyó era una ofrenda, en donde el color rojo era lo que más destacaba, Ukyo se subió a una pequeña balsa que estaba cerca de la orilla y empezó a remar hacia dentro del mar.
—¿A dónde va? -preguntó Ryusui, moviéndose para seguir la trayectoria de Ukyo.
—¿Acaso nunca has visto un ritual sintoísta a la deidad Ebisu? -preguntó extrañado Senku.
—Mi familia era demasiado diversa como para importarles un solo dios. -confesó con un deje de preocupación al ver como Ukyo se adentraba más al mar.
—Kukuku, pues entonces disfruta el espectáculo. -le dijo acomodándose un poco sobre el borde-. Nuestra Miko personal se entregará al mar por nuestra protección en el viaje.
—¿El qué? no, espera, ¿Ukyo se llama Miko? -le cuestionó ahora más preocupado que antes, Senku soltó una carcajada por la cara de desconcierto de Ryusui y luego le explicó.
—Las Miko son las doncellas o sacerdotisas de los templos en la religión sintoísta. Los donceles fueron los favoritos de los templos para hacer este papel. Y en cuanto a lo que está haciendo Ukyo, es solo un ritual de protección... Byakuya me llevaba a veces a su pueblo natal para contemplar este ritual. Lo que hacen las Miko es la representación de un viejo cuento sobre la deidad Ebisu y el dios del mar Ryujin. La historia cuenta que Ebisu, el primer doncel, fue abandonado por sus progenitores y criado por los dioses creadores de Japón. Se cuenta que un día mientras iba deambulando por la costa, el joven Ebisu ayudó a un mendigo que había sido arrastrado por el mar, él lo cuidó y alimentó hasta que el hombre se recuperó. Para sorpresa del joven Ebisu, aquel hombre resultaba ser el rey y dios del mar Ryujin, que al ver la bondad del corazón de Ebisu, se enamoró perdidamente de él y con los años logró conquistar al joven Ebisu. Se dice que, durante ese tiempo, el mar se mantuvo en calma y permitía a los humanos tener las mejores pescas. Pero con el pasar del tiempo, las obligaciones del rey de los mares se acumularon pues el rey solo pasaba en la superficie y no gobernando su reino bajo en mar, para intentar resolver eso, el rey intentó llevarse a Ebisu junto con él hasta las profundidades del mar, pero la magia que mantenía vivo al joven no se lo permitía, pues el deber que sus padres adoptivos le impusieron fue el cuidar a la humanidad. El dios del mar resignado a no poder estar junto a su amor, lloró su dolor y aquello agitó las aguas del mar, creando sunamis que destruían los poblados cercanos a la costa. Ebisu, al ver el dolor de su amado y el dolor de su pueblo por la violencia que las olas del mar desprendían sobre ellos, les pidió a sus padres dejarle ir con su amado para calmar su dolor, sus padres se lo permitieron, entregándole un Kagura Suzu que era el único instrumento que se podría escuchar bajo el mar y que permitía a sus pobladores ir a la costa libremente. El joven Ebisu así lo hizo y tomando el instrumento, convocó a su amado a la tierra, cuando lo vio a lo lejos, tomando una balsa, remó hasta su encuentro en donde se entregó a él... Mira, eso es lo que hará Ukyo ahora.
Ryusui, que no había dejado de ver a Ukyo, observó como este tiraba una cuerda al mar, atada a una roca, se quitaba su corona de flores y una vez la cuerda dejó de caer, él se tiraba al mar. Una opresión parecida al pánico lo inundó al ver como Ukyo se perdió entre las olas del mar.
—Tenemos que...
—Déjalo. -le interrumpió Senku reteniendo a Ryusui y haciéndole señas para mirar hacia abajo-. Este ritual se volvió una tradición de hacer en la noche antes de que se zarpe a mar abierto. Genos me comentó que, en su pueblo natal, Ukyo era la Miko principal, por lo cual, este ritual lo hizo cientos de veces, mira, ya está cerca de la orilla.
Ryusui le buscó en la oscuridad y en efecto, las telas rojas y blancas delataron su nado y como poco a poco se acercaba a la orilla, cuando pudo estar de pie, Ukyo giró a verlos, Senku lo saludó con una mano, pero Ryusui ni siquiera pudo moverse al ver como una sonrisa de lado apareció en sus labios y sin devolver el saludo de Senku salió por completo del agua y se fue del astillero.
—¿Ukyo hizo esto cuando zarpamos la primera vez? -preguntó cuando ya no pudo verle.
—Si, y al igual que ahora, a él no le gusta el público cuando hace un ritual.
—¿Cómo sabes tanto de este acto? -cuestiono Ryusui, sintiéndose despertar de un sueño.
—Ya te lo dije, Byakuya me obligaba a ir a ver eso y durante el camino me contaba historia tras historia de esas deidades, en especial de Ebisu y su amado Ryujin... Mi viejo era todo un romántico encaprichado por esa historia de amor que incluso incluyó ese cuento en las 100 historias de la aldea Ishigami...
Ryusui desconectó la voz de Senku que seguía hablando, en su mente estaba la imagen de Ukyo, como el de una sirena que cantaba en la orilla, así se miraba él a sus ojos mientras danzaba con esos cascabeles. Jamás había sentido tanta envidia como en ese momento.
—Dime, Senku. ¿Si me convierto en el rey del mar podré quedármelo?
—¿Quedártelo? ¿De qué demonios estás hablando?
—Senku... Yo me convertiré en el rey de los mares. -afirmó con una convicción que dejó sin entender a Senku sus palabras.
...
Desde el momento en que zarparon, Ryusui no desaprovechó ninguna oportunidad para acercarse y hablar, a veces lograba que Ukyo bajara la guardia, otras veces era cortante y sarcástico, pero eran esos los días que más disfrutaba, los retos era algo que amaba y Ukyo no era la excepción.
Gracias a verlo visto esa noche, logró establecer una rutina de siempre sacar un tema en relación a esos rituales, la cultura sintoísta era tan basta que siempre podía contar con una historia nueva cada que preguntaba. Así aprendió sobre como Ukyo, gracias a su abuela, había servido en el templo de su pueblo hasta los 18 años, pero a veces, cuando tenía días de descanso en la marina y estaba en el lugar, el viejo sacerdote del templo le pedía su ayuda para los rituales y la enseñanza de las nuevas Miko.
No le sorprendió en absoluto que el sacerdote no quisiera que Ukyo se fuera al servicio, sino que se quedara como sacerdotisa mayor. Pero al igual que él, Ukyo ya sabía lo que quería de su vida, aunque en el futuro eso le acarrearía tanto dolor como alegrías.
Ryusui jamás amó tanto las noches en el mar como esas en las que Ukyo le permitía conocer más de su vida y aunque amaba cuando él era sarcástico y poco amable, la recompensa final de esos días, era el saber que Ukyo le permitía escuchar más de su pasado.
Trató de moverse con sutileza en su espacio personal, pero incluso él se descolocaba cuando ambos se acercaban sin ni siquiera notarlo. Quizás esa cercanía le hizo temer un poco, por lo cual, aun sabiendo que a Ukyo no le gustaba su lado coqueto, le lanzaba insinuaciones vacías para poder mantener a raya sus emociones.
Tener tan cerca a Ukyo a veces le asustaba, él podía estirar su mano y tocarlo, ¿Pero cuanto tiempo se quedaría? ¿Hasta que punto él podía tocar sin sentir? ¿Realmente sentía amor por Ukyo o solo era capricho?
Tenía tantas dudas en su cabeza, tanto temor de perder eso que estaba construyendo, que los malos hábitos volvieron a él sin darse cuenta.
Empezó a coquetear con la tripulación, y aunque podía notar como no era para nada igual que hacerlo con Ukyo, queriendo alejar esas emociones que tenía por él, decidió seguir con su papel.
La primera vez que besó a alguien de la tripulación, se sintió desapasionado. Él conocía la forma de satisfacerse a sí mismo y a otros sin penetración, pero con ninguna de sus conquistas se sintió con el deseo de pasar a más allá que los besos, en ese mundo de piedra servía muy bien la excusa de que no existieran los preservativos.
No así, incluso cuando logró autosatisfacerse a sí mismo, el sentimiento de placer se desvanecía rápidamente en frustración. Frustración que lograba aligerarse cuando podía tocar "accidentalmente" a Ukyo.
No importaba cuanto alejara ese deseo con él, cuanto se repitiera en su cabeza que no se permitiría desearlo así, que estaba más que satisfecho con su amistad, su avaricia por él solo seguía creciendo, quería tenerlo todo de él y en más de una ocasión su mente le dejó muy en claro que su deseo no era nada puro.
Cuando llegaron al día 30 de su viaje, la frustración era más palpable que antes, pues ahora al fin podía hablar con tranquilidad con Ukyo, al fin ya no estaba tan a la defensiva y le sonreía, a él, a quien solo miraba con recelo, ahora parecía disfrutar de sus charlas sarcásticas y sus respuestas inteligentes.
Pero su cuerpo vibraba con deseo, él quería más de Ukyo, lo quería todo y eso era muy peligroso. Por lo cual, para dejar descansar a su cabeza y satisfacer su deseo, Ryusui convenció a uno de los chicos de la tripulación para dormir con él. Quizás a simple vista no se parecía en absoluto a Ukyo, pero había algo, un pequeño detalle que hizo a Ryusui aceptarlo.
Cuando reía, el chico tenía un hoyuelo en su mejilla izquierda, solo uno, y eso hacía que su voz se endulzara y que su mente armara la imagen de Ukyo y sus dos hoyuelos. No habían acordado fecha, pero el chico parecía dispuesto a disfrutar con él sin esperar nada a cambio, así que él tomaría esa oportunidad para dejar atrás su frustración sexual.
—Amo Ryusui. -le habló Francois, acercándose a la mesa con una bandeja de sándwich y una taza de té-. La hora de la cena a pasado y el joven Ukyo no ha venido a comer, si me disculpa, iré a...
—Yo puedo dejársela. -le interrumpió chasqueando sus dedos y levantándose de un salto, sorprendiendo al chico sentado junto a él-. Se exactamente dónde puede estar.
Ryusui tomó la bandeja de las manos de una muy sonriente Francois y se alejó del comedor, olvidando por completo al chico con quien estaba hablando.
Ryusui silbó con diversión por todo el camino hasta la cubierta recordando que ese día ambos tenían la noche libre, tal vez y si estaba con suerte podía convencer a Ukyo de jugar en el casino y acompañarlo a tomar algo.
"Francois dijo que ya tenía la bebida especial para él." pensó con diversión, pues él también quería saber cuál sería.
Su sonrisa tonta creció aún más al verle justo en donde él creyó estaría. Trató de arreglar su ropa y cabello antes de acercarse a él.
—Ukyo. -le llamó y no pudo evitar sonreír aún más al verle-. Sabía que estarías aquí, mi instinto de marinero jamás se equivoca.
Su sonrisa vaciló en sus labios cuando la mirada sombría de Ukyo se fijó por un par de segundos sobre él y luego le ordenó seguirle. Su cuerpo se puso en alerta, su cabeza se llenó de cientos de preguntas en el recorrido que guiaba Ukyo.
"¿Se habrá peleado con Genos? ¿A veces los hermanos hacen eso o será por algo más.? Si fuera una amenaza no estaría tan calmado. ¿Será el aniversario de los eventos que mencionó Genos?"
Cuando llegaron hasta la entrada de su habitación y Ukyo le dio espacio para abrir la puerta, una preocupación mayor creció en él, pues si era algo que necesitaba tanta privacidad era algo muy serio, no dudó en abrirle y dejarle pasar, la puerta se cerró sola detrás de ellos.
Él fue a dejar las cosas que traía consigo a una mesa auxiliar y con preocupación en su voz preguntó que pasaba.
La frialdad de las palabras de Ukyo hicieron que un dolor azotara su pecho.
—¿Creí que nuestra relación iba bien? -le dijo con una mueca de sonrisa, sus manos estaban hechas puño, porque una parte de él quería ir y tocar a Ukyo, sacudirle y pedirle que no lo alejara, pero entre más lo escuchaba hablar, más pánico crecía dentro de él.
Cuando le vio quitar su camisa, no sintió placer como antes, sintió miedo. Tomando coraje que no sentía, recordó las palabras de Francois sobre ser esclavos de lo que callamos, por eso, aun sabiendo que podrían rechazarlo le dijo.
—Creo que tengo sentimientos hacia ti.
Las palabras de Ukyo no vacilaron y junto a la sugerencia de su trato, Ryusui entendió que el único irracional aquí era él, al esperar más de lo que jamás se le fue ofrecido.
Cuando caminó hasta la puerta, en verdad pensó en salir de ahí, en fingir jamás haber escuchado nada de eso, pero... ¿Qué ganaría con albergar sentimientos por Ukyo?
Él fue más que claro con sus palabras y solo un tonto no entendería que eso lo hacía para crear una división de lo personal y lo laboral. Ukyo no le quería más allá de lo laboral. Su consuelo fue el saber que al menos él se quedaría durante su estadía en el mar y mientras ambos se necesiten para llevar a todos a salvo a tierra firme. Él se quedaría ahí, en el barco y junto a él, solo como un equipo profesional de navegación...
Con una mueca de dolor se dijo a si mismo que él podía hacerlo, lo había hecho cientos de veces en el pasado.
—Entiendes exactamente lo que estas insinuando con tus palabras. -le preguntó aun con insistencia al instante en que cerró la puerta con seguro.
Si Ukyo le decía que no, él le ayudaría a cambiarse, le daría de comer y se dormiría a su lado para que el chico no vuelva a decirle eso, para que aleje esas absurdas ideas de su cabeza, pero Ukyo sabía lo que quería decir y hacer, incluso ya tenía experiencia en eso.
Ryusui resopló con amargura, entendiendo que aquello sería inamovible para Ukyo, él ya había tomado una decisión. Cuando giró para mirarle a los ojos, esperando ver algo, aunque sea una gota de vacilación, aquellos ojos verdes no le dijeron nada, solo la determinación de un hombre que camina hacia la horca.
Se inclinó invadiendo su espacio, pero no se atrevió a besarlo.
—Solo podre tener todo de ti esta noche. -pensó en voz alta, resignado a su destino, si lo besaba, sabía que no habría vuelta atrás, pero ¿Realmente alguna vez la hubo?
Cuando Ukyo acortó la distancia de ambos, Ryusui no dudo más. Si solo podría tenerlo una noche, se quedaría con todo de Ukyo, memorizaría cada tramo de piel, cada punto que le produjera placer, se entregaría a él como un hombre hambriento con un banquete frente a él.
Cuando lo penetró, tuvo que detenerse un momento, la sensación de estar a dentro era perfecta y una idea salvaje creció en él... "Podría embarazarlo, si lo hago, él se quedará..."
Pero cuando escuchó el gemido de Ukyo diciendo su nombre, él tuvo que volver en si, odiándose un poco más que antes, pues ese fue el plan que su madre usó consigo misma para tener a su padre.
Embistió con más fuerza a Ukyo, tratando de alejar todo pensamiento que no fuera Ukyo y la forma en que se retorcía bajo él, o cuando cambiando de posición Ukyo no dudo en montarse en su regazo y penetrarse a sí mismo, o la forma en que mordía sus labios para evitar gemir. Él memorizaría todo de Ukyo, no dejaría escapar nada de la forma en que se veía cuando estaba perdido en placer.
Ryusui tampoco se contuvo cuando el deseo de marcarlo no solo con sus besos sino con sus dientes creció dentro de él, aprovechó el momento en que Ukyo lo estaba abrazando para marcar ese cuello pálido y luego seguir marcando cualquier parte que estuviera al alcance de él.
"No te lo entregaré... Solo por esta noche yo me quedaré con él, mi Ebisu..."
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Ukyo abrió los ojos sintiendo mucho cansancio, pero a la vez, una calidez que solo le hacía querer quedarse ahí, había unos brazos que lo protegieron y el compás de los latidos de un corazón que lo relajaban. Se sorprendió al momento de entender que no tuvo pesadillas esa noche a pesar de no haber dormido con Genos o Suika.
Una sonrisa cálida quiso salir de sus labios mientras se acomodaba en esos brazos, pero luego, su mente se puso al día y entendió el dónde estaba y con quien.
Sintiendo un dolor en su pecho, se alejó de aquellos brazos cálidos y buscó su ropa para ponerse, cuando su camisa y pantalón ya estaban puestos, se acercó a la cama para tomar sus zapatos, Ryusui, ahora acostado boca abajo no dudo en sujetar su mano cuando él se disponía a alejarse de la cama con sus cosas.
Ukyo no sabía que hacer, no quería irse, pero ya era demasiado incómodo para quedarse, además de que Ryusui tampoco decía nada, solo le sujetaba con fuerza su mano. Los segundos pasaron y la tensión era palpable, pero Ukyo ya no podía soportar eso, así que tomando aire y nivelando su voz, le dijo.
—Su turno este día será el segundo después del almuerzo. Descanse, capitán.
La mano que lo tenía prisionera se deslizó poco a poco y con esto, Ukyo aprovechó para salir de la habitación. Cuando la puerta de la habitación se cerró detrás de él, Ukyo soltó un suspiro cansado, su cabeza era un caos mezclado con emociones que le hicieron disociar por un momento hasta que escuchó su nombre.
—¿Joven Ukyo? -Francois, completamente cambiada, venía por el pasillo del barco, bajo su mano un juego de sábanas limpias.
—Como se esperaba de Francois, siempre lista a trabajar desde muy tempranas horas de la mañana. -Ukyo compuso su mejor expresión, aceptando las consecuencias de sus propios actos-. Realmente te admiro, Francois… Iré a darme un baño, nos vemos después.
Ukyo tomó el camino hacia los baños y en automático se desnudó y se metió a las regaderas, dejando que el agua limpiara su cuerpo. Si se permitió llorar en ese momento de soledad, no podían culparlo del todo, él solo había hecho exactamente lo que hizo en el pasado.
Por alguna razón, él siempre atraía a ese tipo de gente, personas que se le insinúan con descaro, personas que solo quieren probar su cuerpo. La primera vez que pasó tenía 17 años, el chico realmente lo estaba enamorando y cuando en un punto se entregó a él, el chico simplemente perdió el interés y en semanas se había alejado de él, dejándolo con el corazón roto. En la marina le sucedió dos veces más, se acercaban a él, con palabras dulces trataban de seducirle y una vez el sexo había sido saciado, lo dejaban para seguir con la siguiente conquista.
Por eso se negó a caer con las palabras de Ryusui, se negó a aceptar lo cálido de su compañía, trató de alejarle, pero él seguía ahí, insistente a soltarlo, y Ukyo, el tonto niño enamorado, realmente quería creerle, realmente esperaba que él no fuera igual, pero las rayas de un tigre siempre saldrán a la luz y cuando la evidencia se le servía ahí como una bandeja de plata, Ukyo solo pudo hacer lo que siempre se le daba bien, cerrar su corazón y entregar su cuerpo.
Como aún era entrada la madrugada, Ukyo regresó a los camarotes y fingió dormir, fingió estar con sueño cuando Genos le avisó que tenían que ir por comida. Trató de actuar con naturalidad cuando fue a los comedores y desayunó junto a todos los demás, sonrió cuando alguien lo saludaba por el camino y fingió desinterés al ver los horarios de los últimos diez días, en los cuales ninguno coincidió de nuevo en un turno con Ryusui.
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—Que extraño. -escuchó la voz de Gen hablar detrás de él, ambos tomando asiento en la cubierta del barco-. Nuestro querido capitán ha estado muy serio estos últimos diez días, ¿Será porque aún no han divisado tierra?
—Antes de terminar mi turno, el suelo marino mostraba las variaciones típicas de la costa, estoy seguro que pronto veremos tierra. -le contestó con aburrimiento, tratando de no dejar mostrar ninguna otra emoción.
—Y también Ukyo-chan ha estado más deprimido que antes a pesar de que estamos en su amado mar.
Ukyo soltó un suspiro cansado, ocultar su tristeza le había costado mucha de su energía y tarde o temprano su entrometido hermano lo enfrentaría.
—Los adultos somos muy complicados. -empezó sin saber exactamente como hablar de eso-. A veces desearíamos tener una máquina del tiempo para cambiar nuestras decisiones del pasado
—¿Eso tendrá que ver con la noche en que no llegaste a dormir a tu litera y unas curiosas marcas de dientes estaban en tu cuello la mañana siguiente?
Ukyo le miró con molestia antes de reclamarle.
—Si sabes la razón de esto, porque no vas al grano con lo que quieras decirme.
—Porque yo me quedaré con Ukyo-chan, hasta que él quiera hablarlo. No sirve de nada presionarte, pero tampoco es sano que te lo guardes por mucho tiempo. -Genos tomó una de las manos de Ukyo y la entrelazó con la suya-. Así como tú te quedaste conmigo en silencio y me cuidaste, yo también lo hice y lo seguiré haciendo hasta que necesites desahogarte... Por favor, déjame escuchar lo que pasó y permíteme ser tu apoyo esta vez.
Ukyo se sintió conmovido por esas palabras y estaba dispuesto a hablar, hasta que escucharon la voz de Homura a través del comunicador que anunciaba a todos que había tierra cerca.
Toda la tripulación corría hasta cubierta y empezaron a festejar la llegada a su destino, Ukyo, quien aún no soltaba la mano de Gen, le miró y sonrió, apretando un poco sus manos unidas.
—Prometo decírtelo después, ¿de acuerdo?
Gen le miró con cariño y asintió a su propuesta, para luego soltando sus manos unidas, le dio un abrazo fuerte, festejando que al fin habían llegado a casa.
—Bienvenido a mi tierra, Ukyo-chan.
La friki de la mitología japonesa les saluda, en este último capítulo diario o(* ̄▽ ̄*)ブ
A pesar de que arriba traté de explicar un poco que es un Miko y sus implementos, aquí dejó algunas referencias visuales:
Su traje:
Aunque parece sencillo, el traje lleva tres capas, pero para el contexto de la historia la dejaremos con dos, la túnica blanca y el hakama (o pantalón, aunque no es un pantalón) rojo
A pesar de que para una ceremonia se utilizan más implementos, no quise llenar el capítulo de tanta información sobre eso, por eso solo dejé la corona con el cordón rojo y el Kagura Suzu:
El Kagura Suzu:
Dependiendo de la región o el templo, el color de los lazos puede variar, manteniendo siempre dos colores, el rojo y blanco.
En relación a las deidades mencionadas, existen y sus historias de orígenes varían según la región, pero en general se dice que Ebisu fue adoptado por los dioses que crearon Japón y Ryujin era el dios dragón regente del mar. Obviamente la historia que conté arriba me la inventé yo, pero según el folclor japones, aunque estas deidades no comparten muchas historias juntas, ambos trabajaban para cuidar a los pescadores y comerciantes que navegaban por todo Japón. Hay una historia que menciona como mientras Ebisu protegía a los humanos dando su bendición antes de partir hacia el mar, Ryujin apaciguaba el mar garantizando la seguridad de los protegidos de Ebisu.
Con relación a la canción y ya que no la pude mencionar en el capítulo anterior, no diré mucho, solo mencionare la dualidad de la letra con nuestros queridos marineros, desde incluso el comienzo de la canción, "Yo no puedo sentir remordimiento y tu no sientes nada" o "Yo tengo un pequeño salario, Tú tienes grandes planes y tienes que moverte", es como si ellos se cantaran mutuamente todos los porque no pueden estar juntos, el porque no pueden quedarse al lado del otro, pero incluso sabiéndolo, claman al cielo diciendo, "que el cielo ayude a un tonto que se enamora," aceptando de que a pesar de todo se aman pero que no pueden tenerse... Al menos no por el momento (‾◡◝)
Me encanta cuando la música resuena en un capítulo, así que por favor no dejen de escucharla mientras lo leen... Oh, y si tienen alguna duda con relación a alguna palabra que no expliqué, con gusto háganla y yo les responderé.
Se viene la balacera (〜 ̄▽ ̄)〜... Perdón, el reencuentro familiar. O(〃^▽^〃)o
Nos estamos leyendo en otra ocasión. Autora-san, fuera.
Chapter 38: Capítulo extra 3: El hombre que se enamoró de una estrella fugaz.
Summary:
Xeno, un joven prodigio de la ciencia, ha crecido en un ambiente de desapego emocional, aprendiendo que la vida es solo una cuestión de control. Sin embargo, todo cambia cuando se enamora de Stanley, un compañero de clase que se convierte en su estrella fugaz.
Chapter Text
...
Su nacimiento fue fríamente planeado, cómo el acuerdo táctico de sus padres para al fin alejarse del otro y tener el estatus que ellos creían merecer. Xeno Houston no fue un nombre planeado, investigando años después, se dio cuenta que Xeno, era el nombre del doctor que atendió el parto, Houston, obviamente la ciudad donde vivían.
Xeno, nació en un hogar donde el silencio pesaba más que las paredes, un eco constante de puertas cerradas y palabras que jamás encontraron destino. Años después, Xeno comprendería que el mundo no giraba por amor, sino por costumbre, por acuerdos hechos de papel.
El primer año de su vida, además del obligatorio abrazo que tuvo que darle su madre después de nacer, ella relegó la carga a una nodriza que lo cuidó ese año. Según sus padres, un año era suficiente tiempo para tener a alguien en su hogar, por lo cual la echaron justamente la semana de su primer cumpleaños.
Sus padres jamás le dirigieron palabras a él, pero Xeno escuchaba sus peleas, así como la mayoría de sus vecinos. Él aprendió a hablar, repitiendo esas palabras de reclamo, sin entender el significado, solo por el gusto de escuchar su voz en el vacío de su cuarto. La nodriza en turno, al ver como sus palabras fluían con facilidad y como, desde que ella empezó a hablarle, el niño sin tener dos años podía hablar con fluidez, se compadeció de él y se encargó de enseñarle a hablar.
Esa nodriza, hizo algo más por él, además de enseñarle a hablar. Como su tiempo en esa casa se estaba terminando, y sabiendo que sus padres jamás entrarían al cuarto, escondió una carta para su siguiente cuidadora, para que le siguiera enseñando.
Al principio, la siguiente nodriza ignoró esa carta, pues sus padres le habían dicho que él no hablaba porque tenía y a palabras textuales de ellos “un retraso mental.”
Pero con las semanas, esa misma mujer notó como Xeno caminaba sin problemas y pedía las cosas con claridad. Al mes de estar ahí, la nodriza empezó a enseñarle a leer y a escribir las letras que aprendía.
Haciendo lo mismo que la nodriza anterior una vez que el final de su contrato llegaba, escribió una carta para el siguiente remplazo… Esa persona jamás llegó. Así, Xeno aprendió a muy corta edad, que la gente era descartable.
Con tres años, para sus padres, Xeno era un retrasado que no hablaba, él no hablaba frente a ellos porque ni siquiera lo miraban, y así como le repetía su padre a su madre, Xeno empezó a creer que el tiempo era oro y no había que desperdiciarlo en esfuerzos innecesarios como el tratar de hablar con ellos.
Las peleas de sus padres solo crecían con las semanas, ambos echándose la culpa por traer a un discapacitado al mundo. A escondidas del mundo, y por petición del padre de su madre, llamaron a un especialista para diagnosticar su retraso y planear como deshacerse de él sin llamar mucho la atención. Xeno escuchó eso, por lo que comprendió que debía impresionar al médico para no ser descartado como los empleados de la casa. El doctor quedo fascinado con el pequeño pues con tres años y seis meses, el pequeño Xeno no solo sabía leer y escribir, sino que hablaba con fluidez y con sarcasmo, aunque Xeno solo pensara que era hablar con la verdad.
Ante su revelación, sus padres solo se relajaron un poco al escuchar eso, pues su estatus en la sociedad jamás permitiría que ellos tuvieran a un niño retrasado.
Cuando el doctor se fue, sus padres empezaron a darle más atención, dándole libros para que leyera y luego lo sacaban a fiestas o eventos sociales para presumir sobre “Su hijo superdotado.”
Xeno no solo hablaba como un adulto sobre libros clásicos, sino que se comportaba como tal, con los mejores modales que su madre pudo pagarle, enseñándole a vestir con clase y elegancia.
Xeno comprendió entonces que el amor no era algo que pudiera esperar de sus padres o los demás y si quería atención, tendría que ganarla. Si quería existir para los demás, tendría que deslumbrarlos y esas fiestas y eventos sociales, lo dejaban muy en claro.
Cuando cumplió cuatro años, por casualidad encontró un viejo volumen de astronomía olvidado en la biblioteca de quien decía ser su abuelo. Las estrellas hablaban un idioma que él sí entendía, eran un caos ordenado, un orden que no pide permiso para existir, existencias que se asemejaban al deseo que habitaba en él: Los astros existían en su propia soledad, hermosas, distantes, inalcanzables. Ellos no esperaban que nadie las amara y, aun así, los humanos no podían dejar de contemplarlas, de desearlas.
Se enamoró perdidamente del cosmos desde ese momento. Xeno, desde ese día, empezó a estudiar más sobre el espacio y las ciencias que dependían de ella. Al fin tenía un sueño, una razón para seguir viviendo en ese mundo de ilusiones, él crearía cohetes que llegaran hasta donde pocos pueden llegar, sus inventos llegarían al espacio.
…
Gracias a su inteligencia, sus padres no dudaron en inscribirlo en el colegio de sus colegas, para restregarles en la cara como su hijo era mejor que los de ellos. A Xeno no le importaba que a los cuatro años le pusieran en un grado inferior a su capacidad intelectual, para él fue mejor así, pues tenía más tiempo para leer sobre lo que le interesaba.
Cuando más pasaba en ese colegio, más los profesores parecían molestarse con él. Xeno al principio no entendía por qué, pues él solo corregía los incompetentes errores que se suponía un profesor de matemáticas no debería cometer con niños en edad preescolar, no era su culpa que él supiera lo suficiente de física y cálculo como para corregirlos.
Su mente brillante, poco a poco le hizo alejarse de sus pares. Más tarde que temprano fue el blanco de burlas, apodos crueles y exclusiones deliberadas. Él lo intentó al principio, genuinamente quería entenderlos y seriamente pensaba que si les explicaba bien las cosas que él sabía, si mostraba su lógica de las cosas a los demás, ellos podrían aceptarlo. Pero los otros niños no querían entender la historia de como la humanidad pasó de un modelo geocéntrico a uno heliocéntrico ni nada que tuviera que decir él.
“Marginar al rarito” fue tanto lo que maestros y alumnos aprendieron a hacer casi como respirar y sin la ayuda de los maestros, él empezó a sufrir sabotajes en los proyectos que hacía para no aburrirse en la escuela, lo que más le dolía fue cuando empezaron a esconder sus libros, a veces ni siquiera les importaba que fueran libros de la escuela o de la biblioteca pública.
El único consuelo que tenía Xeno, es que, a los cinco años, sus padres consideraron a bien darle una tarjeta de crédito para que él no estuviera sobre ellos pidiendo dinero, por lo tanto, cada que perdía un libro de la biblioteca, pagaba la multa y compraba el nuevo libro. Con las semanas, aprendió a jamás dejar su mochila sola y en especial sus libros, él siempre cargaba con su mochila en la espalda para no perder sus cosas, otra vez.
Con cada nueva humillación que vivía, Xeno empezaba a odiar a las creaturas que se hacían llamar “compañeros de clases.” el rencor poco a poco envenenaba su sistema, no solo por sus compañeros, sino por la estupidez humana en general y sin nadie que lo corrigiera, a los seis años empezó a devolver los golpes.
Él era un niño escuálido, por lo cual, usó sus conocimientos de ciencia para intoxicar a los que lo molestaban. Nadie lo apuntó a él, pues “la intoxicación alimentaria” era algo común cuando no se preparaba bien la comida.
Xeno aprendió a construir un muro invisible para que nadie notara como le lastimaba las cosas que esos niños decían a sus espaldas. Él creo una muralla de indiferencia, de arrogancia aprendida, el sarcasmo fue su arma defensiva, su expresión de aburrimiento perpetuo fue su aliado cuando empezaron a golpearlo.
Quizás fue la habladuría de las madres, o las miradas de lástima de los padres, lo que hicieron que, a los siete años, sus padres decidieran al fin sacarlo de ese nido de mediocridad. Como para sus padres era imposible que su hijo genio fuera un “niño problema” lo inscribieron al colegio más elitista que pudieron encontrar.
El colegio Abraham para niños de alto rendimiento, era el tipo de lugares exigentes, de aquellos que sí muestran genuino interés por el estudiante. El colegio no permitía que nadie que no sobresaliera en deportes, estudios o música, formara parte de su plantilla estudiantil.
Lo único que Xeno espero de ese colegio, fue que le diera tiempo para seguir con sus investigaciones e inventos; se alegró al saber que el programa de estudio solo llegaba al onceavo grado, permitiendo a los estudiantes entrar a los 17 años o menos, a las universidades más reconocidas del país.
Una noche antes de entrar a ese colegio y con esa nueva información en su poder, Xeno pudo hacer un plan de vida hasta los 50 años. Su meta próxima era que, a los 20 años, tener sus estudios como ingeniero aeroespacial para poder entrar a la NASA y de ahí en más, ir escalando con sus proyectos hasta llevar a la humanidad más allá del espacio.
Con su plan fríamente calculado, Xeno se durmió soñando en ese futuro, era un poco solitario, pero ya se había acostumbrado a eso, prefería la soledad a tener a su lado a gente incompetente.
…
Se presentó el primer día de clases, dijo su nombre y miró con poco interés el salón, hasta que le dijeron que se sentara al lado de un tal Snyder. Cuando sus ojos miraron al dueño de ese apellido, el aliento de Xeno quedó atrapado en su garganta.
Stanley Snyder parecía diseñado por una deidad benévola, sus cabellos eran rubio dorado, como el trigo, sus ojos azules tan profundos que Xeno tuvo que desviar su mirada pues temía perderse en ellos. Sintió que caminaba como un autónomo desde el frente del salón hasta estar al lado de esa deidad, sacó sus cosas y las ordenó tan minuciosamente porque sus manos temblaban, su voz ni siquiera salió cuando llegó a su asiento, años de reprimirla ahora le cobraban factura.
Cuando la campana del receso sonó, Xeno quiso hablar con esa deidad, pero todos parecían querer su atención, y como no desear eso, si para sus ojos, Stanley Snyder era como mirar el sol y no quemarse. Le vio en el patio, corriendo tras un balón, rodeado de risas y compañeros, sintió un apretón en su pecho al entender la obviedad del asunto… Así como las deidades del pasado, Stanley Snyder era un ser inalcanzable para él.
Lo admiró desde la sombra, a veces se sorprendía a si mismo riendo cuando él también lo hacía, era un fenómeno único pero peligroso. Muchas veces se tuvo que recordar que los humanos eran ratas traicioneras, que la belleza era efímera, que ese cometa que surcaba su cielo ni siquiera se detendría a decir su nombre, “¿Por qué perder el tiempo pensando cosas imposibles?” se dijo con resignación.
Con la certeza de alguien que ya ha tomado una decisión, empezó a pasar más tiempo en la biblioteca, era casi igual de grande que la biblioteca pública, los libros estaban bien cuidados, incluso algunos olían a nuevo y lo mejor de todo era que nadie parecía importarle que pasara todos los recesos ahí o que se quedara hasta el cierre de la escuela, nadie lo corría del lugar, al contrario, los profesores lo alentaban a seguir estudiando, incluso recomendaban lecturas relacionadas al tema que él amaba. Xeno sintió por primera vez en mucho tiempo que no necesitaba ocultar su inteligencia y aunque todavía estaba solo, el colegio al menos le daba un respiro para poder ser solo él y su deseo de hacer ciencia de verdad.
Xeno aún tenía que ver a Stanley en el aula, pero poco a poco se estaba acostumbrando a la belleza deslumbrante del chico, aun sentía que su sola presencia le cortaba la respiración, pero al menos su ciencia le distraía lo suficiente para ser más recatado que los demás estudiantes.
Cuando supo que Stanley era doncel, su cabeza pareció entender mejor el porqué de su belleza y por qué sus ojos no dejaban de seguirle. Trató de recordarse sobre los libros de biología que leyó, descartando que en él albergara algo tan innecesario y doloroso como era el amor. Para Xeno, con solo siete años de edad, la vida le había explicado claramente que el amor no era más que un error gramatical en el perfecto discurso de sus progenitores y los demás, algo solo de cuentos para niños que no tenían un futuro tan planificado como el de él.
Y, aun así, sus ojos siempre lo buscaban, la órbita de ese hermoso ser llamado Stanley Snyder lo atraía como jamás nada lo hizo… Y luego, ese hermoso cometa, se transformó en su estrella fugaz, al entrar a su órbita y llamarlo por su nombre.
Xeno no era estúpido, él podía leer a la gente, desde su entonación hasta su postura, ayudaba mucho cuando estas a costumbrado a escapar de los que te buscaban para golpearte, aun así, cuando su hermoso astro le llamó por su nombre con enojo y sus ojos por fin se fijaron en él, a Xeno no le importó que fuera por odio, que le mirara con fastidio, él solo estaba extasiado de ser visto por primera vez en años y la oscuridad que siempre mantenía oculta, salió a susurrarle a sus oídos: “Lo quiero a él.” le dijo aquella oscuridad cuando le vio alejarse de él, y Xeno, el niño que había dejado de desear las cosas inalcanzables que no fueran calculadas, sonrió con diversión, haciendo planes, calculando el tiempo, recordando detalles, todo con el fin de su nuevo objetivo… Él se haría el mejor amigo de esa estrella fugaz.
…
El plan era simple en su composición. Se haría amigo de Stanley a través del viejo truco de ser compañeros de proyecto. Hablar con el profesor de ciencias que estaba fascinado con el conocimiento que él tenía, fue como un paseo en el parque, la manipulación de los adultos era algo que dominaba desde años atrás, las empleadas que contrataban sus padres fueron los mejores conejillos para sus prácticas, hasta que logró dominar la manipulación para siempre salirse con la suya.
Entonces, cuando el profesor siguió su humilde consejo para “juntar a los dos mejores alumnos de su clase.” Xeno tuvo que morderse el interior de su mejilla para no reír en victoria. La primera fase de su plan estaba yendo tan bien.
Tal vez, ese día luego de que terminara la clase, se salió de su perfecto papel para impresionar a Stanley, cuando le vio como guardaba con lentitud sus cosas, él odiaba perder el tiempo, por lo que fue casi instintivo, pedir perdón y ordenar las cosas de Stanley en su mochila como él había visto hacer desde que se sentó a su lado. Una parte de él se alegró que Stanley no mencionara nada de eso, pero no podían culparlo del todo, él llevaba calculado cada minuto para que todo saliera como lo tenía planeado. Otra parte de él, se sintió un poco decepcionado por no ser tan interesante para esa estrella fugaz como para recalcar algo tan obvio.
…
Su estrella fugaz llamada Stanley, durante sus primeros encuentros se comportó como él sabía que haría, sus sonrisas forzadas, sus modales que hablaban de su humilde familia (era becado así que asumió que era pobre o al menos con menos dinero que sus padres.) sus respuestas cortas, todo ese comportamiento en general estaba calculado en su plan para hacerse amigo de él.
Pero Stanley le hizo entender que él no era un cálculo exacto, él tenía su propia agenda, sus propios criterios, sus propios pensamientos lejos de los cálculos de Xeno. Era un misterio lo que pensaba cuando veía el cielo, pero la añoranza que vio en esos hermosos ojos azules, le hablaba de algo que había enterrado él desde hace tiempo atrás… Lo envidiaba y al mismo tiempo, su deseo de tenerlo a su lado, que esa mirada fuera dirigida hacia él, lo hizo seguir con su plan e incluso crear planes en el camino cuando su hermosa estrella fugaz, sin él saberlo, botaba sus planes principales.
Pero todo valió la pena cuando lo escuchó reír por algo absurdo que dijo, en ese momento no pudo evitar ser sarcástico cuando el dependiente de la tienda, los miró con incredulidad al ver las cosas que habían comprado, incluso creyendo que la tarjeta de crédito de Xeno era falsa o robada, Xeno, sin paciencia para lidiar con un adolescente mal pagado de una tienda de abarrotes, le dijo algo como: “No tengo tiempo para perderlo con un ser hormonal que aun cree a su edad, que el amor dura más que un ciclo de mitosis.”
Obviamente el adolescente no entendió, pero Stanley, su hermosa estrella, se rio con tanta intensidad que incluso soltó algunas lágrimas en el proceso. Su risa le erizó la piel y como deseo seguir escuchándolo hacerlo.
Desde ese momento, Xeno estudió más para hacerlo reír e, irónicamente, cada que lo hacía reír eran por actos espontáneos, por momentos absurdos y no por un plan calculado. Con Stanley aprendió que no necesitaba tenerlo todo planeado para que él se quedara y eso fue tanto aterrador como maravilloso.
Con los meses, había alcanzado su meta inicial, ser llamado amigo por su bella estrella hacia estragos en su interior e incluso en su actitud personal, él siempre caminaba erguido, pero ahora caminaba más confiado que antes, sonreía más, se sentía menos cansado en las noches y más motivado que nunca a esperar el día siguiente. Jamás le había dolido tanto su garganta por hablar con otra persona, y con su estrella fugaz no solo podía hablar por horas sobre sus proyectos o avances de sus planes, sino que era escuchado, realmente su Stanley le escuchaba, aunque no entendiera del todo sus teorías, él le prestaba atención y no le detenía, lo dejaba ser solo él mismo y se sentía tan bien poder hablar sin ser juzgado.
Y cuando en primavera, Stanley le habló sobre sus sueños, Xeno no solo le devolvió el favor animándolo a seguir sus sueños, sino que le hizo una promesa, promesa que sello con un beso, sus labios hormiguearon y su sonrisa no se fue por días de su cara. Él era estúpidamente feliz y atesoraría a Stanley hasta su último aliento de vida.
…
La primera vez que llegó a la casa de Stanley, dijo en voz alta lo que pensaba, pues siempre creyó que Stanley era pobre y en su plan de vida ya estaba marcada la línea de hacerlo vivir junto a él para sacarlo de la zona marginal en la que vivía. Stanley le golpeó la cabeza y lo llamó clasista. Su único consuelo fue que Stanley no se negó a vivir con él, por lo que fue una victoria para su plan.
El barrio donde vivía era de clase media, todas las casas iguales, con bonito jardín. Cuando conoció a la madre de Stanley, Xeno se presentó con los modales ensayados de las fiestas a las que era obligado participar. La madre de Stanley quedo fascinado con él y desde ese momento, siempre le daba galletas cuando llegaba a la casa de Stanley o se las enviaba con él.
La mamá de Stanley era una joven mujer muy hermosa, pero había algo demasiado frágil en su presencia que te hacía siempre estar al pendiente de ella, y a diferencia de su madre que olía a flores marchitas y su porte hablaba de una mujer de clase alta, la madre de Stanley olía a ropa secada al sol, su postura no era recta, pero si estiraba los brazos para dar abrazos. La sonrisa de ella era dulce, pero siempre había un toque a alcohol persistente en su aliento. La madre de Stanley siempre usaba ropa con mangas largas, y una vez, por accidente, Xeno vio que debajo de esas mangas largas, en ellas había una marca de un agarre demasiado fuerte, el color morado se miraba horrible en la pálida piel de esa hermosa mujer.
Aunque al principio su bello Stanley jamás le dijo nada, con él tiempo entendió que Xeno ya lo sabía, por lo que solo se lo confirmó cuando le habló sobre su familia. Resulta que la madre de Stanley solo tenía 15 años cuando salió embarazada de su padre, un militar de 22 años. Los casaron por obligación para que el padre de Stanley no fuera a la cárcel. La madre de Stanley tuvo una depresión posparto, lo que la hizo dependiente al alcohol. Su padre jamás la amó, por lo que siempre que puede se lo recalca, diciéndole que lo único bueno que trajo a su mundo fue a Stanley a quien haría el soldado perfecto.
Xeno admiró como, a pesar de las palabras del padre de Stanley, la madre no odiaba a su hijo, no le miraba como su madre después de una discusión con su padre o por el simple hecho de verlo cuando el caminaba por la casa. Los ojos cafés de la madre de Stanley siempre miraban con amor a su hijo, lo tocaba con cariño e incluso le pedía permiso para abrazarlo… Y eso, con las visitas regulares, también fue aplicado a él. Xeno debe admitir que casi llora al sentir los cálidos brazos de una madre, tuvo que reunir toda la fuerza del mundo para alejarse de ese calor que jamás había experimentado, entendiendo al fin, porque su hermosa estrella, era tan cálido, si venía de alguien tan cálida como ella.
Las visitas a la casa de Stanley fueron poco a poco disminuyendo con el pasar de los meses, pues según le contó su hermoso Stanley, su padre había sido castigado con suspensión en el ejército, por lo que tendría que estar en casa más tiempo que antes. Xeno no dudo en dar su casa cuando quisiera pues está siempre estaba vacía.
Stanley solo lo miró con extrañez cuando dijo eso y él no tuvo miedo de contarle su historia familiar: matrimonio por conveniencia, hijo nacido por necesidad, adictos al trabajo, peleas cotidianas, amantes ocasionales por ambas partes, fotos perfectas regadas por la casa, pero está siendo más como un hotel que como su vivienda principal. Él solo presentó los hechos reales de su vida familiar, jamás esperó que su bello Stanley le abrazara y le dijera que él se quedaría a su lado… No es como si él no tuviera un plan detallado de eso, pero lo que Stanley no supiera, no le dañaría.
…
La hermosa madre de Stanley, siempre que su esposo no estuviera en casa, le hacia una torta para su cumpleaños. Xeno jamás celebraba su cumpleaños, generalmente, esa semana era cuando cambiaban personal de la casa, por lo cual, ni siquiera los empleados sabían de su cumpleaños, menos sus compañeros, hasta que su estrella fugaz llegó a su vida y la iluminó con su presencia.
Jamás le importaron las fiestas, ni los regalos, pero el hecho de que estas dos bellas personas, ambos con rubios cabellos y ojos brillantes en genuina alegría, le cantaran feliz cumpleaños y absurdamente le pedían pedir un deseo mientras apagaba unas velas sobre la torta, le hicieron recordar que él también era un humano que merecía cosas como esas. Su primer deseo infantil fue a los 8 años, su deseo fue quedarse con estas bellas personas para siempre.
Los siguientes años, se preparó para los cumpleaños de ambos, compró joyas a la hermosa madre de Stanley, y para su bella estrella fugaz, empezó comprando detalles pequeños y luego a modificarlos, como cuando tenía 12 años y modificó una pistola vieja del padre de Stanley. Además de comunicadores bidireccionales, pues a partir de ese año, las clases de matemáticas, ciencias y física, serían materias que ellos cursarían con otros grupos para que sus materias fueran congruentes con sus carreras a futuro.
Su estrella fugaz amó todos los regalos y más cuando se trataban de armas, por lo cual, el año siguiente, para los 13 años de su Stanley, le regaló su primer rifle de asalto.
…
Los maestros amaban la dupla que hacían ellos dos, siempre sobresaliendo, en sus áreas: él, obviamente, dominaba las ferias de ciencia con sus proyectos, Stanley siempre sobresalía en el deporte y, aunque no lo pareciera y era para él la disonancia más grande de su amigo de la infancia, en oratoria.
Su hermosa estrella no recitaba poesía, pero al gustarle leer, como a él, siempre manejó un léxico amplio, su voz cautivaba a todos y su manejó del escenario le daba el control sobre la audiencia.
Habían hecho un acuerdo táctico cuando las competencias se ponían más demandante para ambos, su Stanley le ayudaba con los prototipos de sus experimentos y él le ayudaba a sus ensayos de oratoria. Fue un poco gracioso que, gracias a esos ensayos, ambos descubrieran que Xeno podía imitar voces, no era una habilidad que realmente le interesara, pero ayudaba a su Stanley cuando estaba en sus ensayos sobre debates que tendría en alguna competencia.
A sus compañeros, además de la decepción inicial que tuvieron y la forma en como trataron de alejar a su Stanley de él, se rindieron con eso cuando el mismo Stanley los mandaba muy educadamente a la mierda y se iba con él rodeándolo con su brazo.
Era obvio que él se sintiera superior a los demás al ver como su plan iba de maravilla… Hasta que ese día de piscina, cuando ellos cumplirían los 14 años, llegó para, como se estaba haciendo una costumbre con su Stanley, cambiar sus minuciosos planes de vida.
Su Stanley le había convencido de ir a la piscina, pues ese día no estaría nadie al ser dos días antes de volver a clases, hacía calor y las piezas que necesitaba para terminar su proyecto, iban retrasadas. Estaba maldiciendo al mundo cuando su Stanley se lo propuso.
No había razón para negarse a una petición tan lógica con ese calor, así que ambos entraron a la casa de Xeno por algo de ropa a su casa, él le prestó algo de ropa a su Stanley y aunque era pequeña, él dijo no tener problemas, por lo que, guardando algunas toallas, tomando la bicicleta de su Stanley, se sentó en la parte de atrás de ella y salieron a la piscina.
El lugar estaba techado, por lo que nadaron por un buen rato. Cuando se cansó, salió del agua mientras su Stanley seguía flotando tranquilamente en la piscina. Xeno se acomodó en las bancas que había cerca y empezó a secarse cuando su Stanley se hundió y empezó a nadar.
Su nado era despacio, se deslizaba sobre el agua de forma tan elegante que Xeno no pudo apartar la mirada de él, y luego salió del agua. Xeno volvió a quedarse sin aliento cuando lo vio, su Stanley, con un cuerpo más marcado, más alto, era demasiado hermoso para sus ojos y su cuerpo tuvo el descaro de excitarse en ese momento.
Se tiró al agua sin pensarlo mucho, avergonzado porque su estrella viera algo tan vulgar como su erección, Stanley se rio de él al caer al agua de manera poco elegante, pero prefería eso a que su bello Stanley se repugnara por su reacción.
Cuando al fin logró controlarse y salir, Stanley lo llevó de regreso a su casa, Xeno dejó descansar su frente en el hombro de su estrella durante el camino, comprendiendo muy tardíamente lo que había pasado. Su Stanley se despidió de él con normalidad, como otro día cualquiera, pero ese no fue el caso para Xeno.
Xeno paso parte de esa tarde y noche, escribiendo fórmulas, recordando principios, haciendo cálculos una y otra vez, haciendo cualquier cosa para no darle un nombre tan absurdo a lo que las hormonas podrían explicar… Pero mientras más lo pensaba, mientras más analizaba, la respuesta se hacía más obvia, él lo deseaba, y lo deseaba con el hambre de alguien que jamás ha sentido ternura real, y eso no era lo peor, lo peor de eso fue que él entendía que era algo más… Él entendió, con horror, que estaba enamorado de su estrella fugaz.
Le aterró esa idea porque en su mundo de lógica no había espacio para un sentimiento tan peligroso como ese, porque él lo veía en la gente, en su casa, el amor no duraba, nunca lo hace y si él se enamoraba de su Stanley, tarde o temprano lo terminaría perdiendo y la sola idea le apretó el pecho.
Xeno llegó a la conclusión que necesitaba un punto de vista diferente, pero no sabía con quien hablar de eso, así que solo se dejó caer en el odio que siempre se tenía a sí mismo, hasta que una idea vino a su cabeza. Corriendo escaleras abajo, buscó el teléfono de la casa y marcó el número telefónico de la casa de Stanley.
El sonido de espera hizo que sus dedos tamboritearan en la mesa del teléfono, cuando estaba por rendirse al fin contestaron el teléfono y justamente con la persona que necesitaba hablar.
—Buenas noches, señora Susan.
—¿Xeno? -escuchó al otro lado de la línea, su voz se escuchaba un poco somnolienta-. Buenas noches, querido, ¿Buscas a nuestro querido Stanley? -preguntó la dulce voz de la mujer.
—No, mi señora, esta vez me gustaría hablar con usted.
—¿Conmigo? -preguntó curiosa-. Claro, cariño. Dime, ¿Qué necesitas? ¿Es por el cumpleaños de nuestro Stan?
—No, mi señora, no es exactamente por eso por lo que le he llamado a horas no apropiadas. Me siento terriblemente mortificado por lo que le voy a decir, pero espero su consejo como la mujer inteligente que es.
—Me estas alagando mucho, cariño. -mencionó la mujer con un tono preocupado-. ¿Está todo bien en tu casa?
—Lo de siempre, mi señora, pero iré al grano para no angustiarla más… Estoy enamorado de su hijo. -el silencio se hizo al otro lado, lo que puso nervioso a Xeno, sus manos empezaron a sudarle, temeroso de lo que ella le diría, hasta que una risa cantarina de ella se escuchó al otro lado de la línea.
—No puedo dar crédito que siento un chico tan inteligente, hasta ahora lo hayas notado.
—Pido perdón, mi señora, pero yo no soy de los que cree en el amor.
—Si, lo he notado y nuestro Stanley lo ha mencionado un par de veces también... -la línea quedó un momento en silencio antes de que la mujer soltara un suspiro cansado-. ¿Puedo saber cómo has llegado a esta conclusión siendo que no crees en el amor?
—Por supuesto, mi señora. -dijo, parándose recto, hablando como siempre lo hace cuando explica uno de sus experimentos-. Luego de haber analizado los hechos desde el primer momento en que lo vi, hasta esta tarde cuando me excité viéndolo salir de la piscina. He calculado un patrón en mi respuesta fisiológica: empiezo a tener taquicardias cuando pienso en él o lo veo a lo lejos, o simplemente lo tengo a mi lado, mis manos secretan sudor, puedo notar como la sangre que bombea mi corazón va hacía mi cara y mi entrepierna haciendo que…
—Okey, cariño, ya entendí. -le detuvo la madre de su Stanley, su voz aun sonaba como si reprimiera una sonrisa-. En un resumen muy vago y con palabras cursis, me estás diciendo que desde el primer momento en que vistes a nuestro Stan, te enamoraste a primera vista, pero como el hombre de ciencia que eres, tuviste que tener una etapa de prueba y error para estar seguro de que no era algo pasajero, por lo cual, ahora has entendido que no es así y que realmente lo amas y amarás para toda la vida.
—Si. -dijo sintiendo como un peso en sus hombros salía de sí mismo. Escuchar decir en palabras tan humanas lo que sentía, era la cosa más refrescante que había experimentado en años.
—Puedo asumir entonces que esta llamada era para entender mejor tus sentimientos por nuestro Stan y modificar tu plan de vida para incluirlo.
—Jamás mejor dicho, mi señora. -la línea se quedó por un momento en silencio, antes de escuchar un soplido cansado de ella.
—Podría pedirte algo a cambio de entregarte a mi amado hijo.
—Por supuesto, mi señora.
—Podrías prometerme que lo amarás con todo tú ser y te quedaras con él, que no lo dejarás y lo harás feliz… A pesar de que puedan llegar a tener un hijo no planificado.
Xeno entendió la petición de Susan, no así, sonrió con cariño a la mujer al otro lado de la línea… Ella siempre sería una madre que amará a su hijo a pesar de todo.
—Mi señora Susan, jamás dude que yo dejaré de amar a nuestro Stanley. Incluso cuando él deje de amarme, este sentimiento jamás lo dejará. Si he de amar a alguien solo lo haré una vez y con todas mis fuerzas… Le juro, mi dulce señora, que para mí solo existirá un amor y ese será Stanley y los niños que él quiera darme.
Susan se rio del otro lado de la línea, aunque pudo escuchar como trataba de controlar sus emociones.
—Puedo sentirme más tranquila y en paz, entonces, sabiendo que mi niño a logrado enamorar a alguien que no creía en el amor y ahora, solo por él, ha llamado casi a media noche a la casa de su suegra para decirle que ama a su hijo.
—Así es, mi señora, y agradezco que me permita amar a su hijo. -dijo sin dudarlo, con sus mejillas rojas y el corazón palpitando con fuerza en su pecho-. A partir de esta noche crearé un plan tan perfecto que nuestro Stanley jamás dudará de que es amado. Lo haré feliz hasta que yo deje de respirar y lo buscaré en la siguiente vida para seguirlo queriendo.
La risa dulce de la mujer vino a controlar un poco sus nervios, había dicho cosas absurdas, pero no se retractaba de ninguna de ellas.
—Dejo a nuestro amado Stanley en tus manos, mi querido yerno. -le llamó, Xeno le sonrió a nadie en aquella habitación, pero su pecho se sentía tan ligero que no pudo evitar agregar.
—Se lo agradezco, mi hermosa suegra. Empezaré en este momento a crear el plan para seducir a Stanley, esperando contar con su ayuda en algunas intervenciones ocasionales.
—Por supuesto, mi querido Xeno. La felicidad de mi hijo está en tus manos, así que mucho cuidado con ello.
—Sí, mi señora.
Xeno siguió hablando con Susan durante un rato más, comentando sus planes para conquistarle, ella aportaba ideas que él anotó. Cuando terminó la llamada, Xeno se sentía más seguro de las cosas que haría. Él no caería en el autodesprecio sin antes haberlo intentado; sería un camino largo, pero él era un hombre de ciencia y la paciencia, aunque poca, era algo que estaba aprendiendo a dominar.
…
Su plan inicial fue borrar más el espacio personal de ambos hasta hacerlo inexistente, hacer que todos vieran que Stanley ya no estaba disponible, creando rumores sobre que ellos ya estaban juntos.
Su querido Stanley los escuchó, claramente, pero al ver que él no hacía nada, su amado Stanley tampoco dijo nada para aclarar, sintiéndose feliz de que la gente dejara de coquetearle tan descaradamente. Xeno sonreía para sus adentro, recordándose que esa era la razón por la cual, su plan iría lento. La ayuda de su querida Susan fue perfecta, logrando implantar la semilla de la duda de su hijo.
Con el tiempo, comprendió que Stanley podía leer muy bien entre líneas y entre las mentiras, por lo que sabía cuándo él o su madre estaba tramando algo, ambos aprendieron a decir que era una sorpresa para él, y aunque se notaba que él quería saber más, siempre retrocedía cuando ambos no decían más palabras que esa.
Pero con la destitución del padre de Stanley como militar, las cosas fueron más pesadas en la casa de su estrella fugaz. Susan le avisaba a Xeno cuando no era el mejor momento para que Stanley llegara a casa, por lo que él empezó a retener por más tiempo a Stanley a su lado y lo invitaba más veces que antes a quedarse en su casa, aunque al principio accedía, poco a poco rechazaba las invitaciones cuando, quizás un poco descaradamente, Xeno se paseaba con camisas largas y solo un bóxer debajo de él, o se sentaba, como siempre lo hacía en la escuela, sobre el regazo de Stanley con solo su bata de baño.
Cuándo Stanley dejó de quedarse en su casa, empezó a formular otra forma para seducirlo hasta que, aquel día de otoño de sus 15 años, Stanley llegó una noche a su casa con el rostro golpeado y sangrando.
Xeno jamás habías sentido tanto odio por otras personas, habían hecho un sacrilegio al golpear así un rostro tan perfecto. Hervía de rabia y ya estaba planeando que hacer con el padre de Stanley por no solo atreverse a golpear a su querida Susan, sino que ahora también a su bello Stanley.
Pero todo plan quedó apartado cuando Stanley le besó, su mente se tuvo que poner al día rápidamente para devolverle ese beso y a la vez, tumbar a Stanley en la cama, pues no dejaría que esa oportunidad se fuera de su mano.
El sexo fue torpe, ambos habiendo leído sobre eso, pero era la primera vez para los dos y los nervios no ayudaba en absoluto.
Xeno, a pesar de que aún no había planeado tener sexo con Stanley pero, así como era una constante de su estrella fugaz, él siempre cambia sus planes de la mejor manera, recordándole que era un humano al final del día y que ser espontáneo no estaba tan mal.
…
—Xeno. -le llamó Stanley, cuando estaban enfrente de su casa, ambos tenían las manos entrelazadas. La hermosa Susan le había dicho que el padre de Stanley no estaba en casa, por lo que era su deber como el novio y prometido de Stanley, hablar sobre sus avances con su cómplice-. No es necesario que ella lo sepa todavía.
—Tonterías, amado mío. Nuestra bella Susan, debe saber desde el primer día que tú y yo estamos juntos y que me casaré contigo dentro de cinco años más.
Xeno sonrió con orgullo al ver como Stanley se sonrojaba cada que mencionaba eso, por lo cual más seguro que nunca en su vida, entraron a la casa de Stanley, en donde Susan los esperaba con galletas recién hechas y su cálida sonrisa en sus labios.
Firmemente pienso que Stanley tenía razón cuando dijo que Xeno era un precoz. Su mente estaba llena de ciencia, pero sus sentimientos por su Stanley fue amor a primera vista (o al menos así es mi HC de ellos dos)
Creo que, en el próximo capítulo extra, entenderán mejor porque Stanley y Xeno, fueron cautivados por Suika desde la primera vez que la vieron. o(* ̄︶ ̄*)o (aunque ya se están dando una idea del porqué)
La canción, es como un gritó de la vida de Xeno, todo lógico y calculado, pero a la vez, la lenta evolución su humanidad. Tengo mucho que decir al respecto, pero lo dejare por aquí, porque estoy editando los otros dos extras, (mañana es el día del trabajo así que hay más tiempo para escribir)
En fin, nos estamos leyendo más adelante. Autora-san, fuera.
Chapter 39: Capítulo 34: Regreso a casa con olor a pólvora.
Summary:
El equipo celebra la caza de cocodrilos con hamburguesas, una voz familiar en japonés resuena en los oídos de Stanley. Pero en este nuevo mundo, los reencuentros no siempre son pacíficos y el olor a pólvora invade el aire.
Notes:
La canción de este capítulo es de mi bella sacerdotisa Florence. Espero y la disfruten junto a la lectura.
Canción: Cosmic Love.
Artista: Florence + The Machine.
Link: https://www.youtube.com/watch?v=2EIeUlvHAiM&ab_channel=FlorenceMachineVEVO
Chapter Text
...
—¡Papi...! -un pequeño niño de cinco años de hermosos cabellos rubios, estiraba sus manos para llamar la atención del hombre que bajaba del escenario. El niño estaba sobre los brazos de otro hombre quien lo bajó y dejó que él pequeño corriera hasta alcanzarlo-. ¡Papi!
El hombre se agachó y lo levantó al niño que entre risas infantiles estiraba sus manos mientras el hombre lo lanzaba al aire y lo atrapaba en sus manos. El niño no paraba de reír y aferrarse a su padre.
—¿Me extrañaste, mi príncipe? -le preguntó con una voz suave, una sonrisa se formó en sus labios al sentir las manitas del niño tomar su cara, los ojos azules del pequeño brillaron con diversión y su cantarina voz salió como una suave melodía.
—Todos los días, papi. -el niño le abrazó y escondió su cabeza en el cuello del hombre, mientras jugaba con los cabellos largos de su papá-. Padre Xeno, también te extrañó mucho... Sabes, a veces él imita tu voz cuando me está leyendo un cuento antes de dormir.
—Y dijimos que mantendríamos en secreto esa parte de la historia a papá Stanley. -le dijo el otro hombre, acercándose a él. Stanley le miró, su esposo seguía con bolsas debajo de sus ojos seguramente por las noches de desvelo por los proyectos del trabajo, al menos ninguno de los dos parecía herido o quemado por algún experimento hecho durante su ausencia-. Bienvenido a casa, soldado.
Xeno se estiró hacia él y le besó, fue solo el rose de sus labios porque el pequeño Genos hizo un gritito de felicidad mientras cubría sus ojos con sus manos. Stanley y Xeno aún en su beso mofaron con diversión por la actitud de su hijo.
—Papi ahora tiene muchas más medallas. -le dijo su niño tomando el sombrero de su papá y poniéndoselo sobre su cabeza-. A mí también me dieron una medalla, papi, con padre Xeno hicimos un colete aeloespacial.
—Cohete aeroespacial, cariño. -corrigió su padre y Stanley le miró alzando una ceja-. La clase de Genos hizo una competencia de cohete con botellas de plástico, obviamente mi hijo tenía que ganar esa competición. A pesar de que algunos padres estaban en contra de su participación, nos apegamos a los materiales que ellos pidieron, por lo cual no pudieron descalificarlos.
—El cohete subió mucho y los motores se despegaron y la nave subió y subió y subió. -Genos empezó a abrir sus manos para explicarle mejor a su padre lo que había pasado y siguió repitiendo una y otra vez la palabra "subió," hasta que se quedó sin aire y tomando una gran respiración continuó repitiendo eso.
—Okey, okey. -le dijo Stanley acomodando mejor a su hijo en sus brazos-. Ya lo comprendí, el cohete voló mucho.
—Sip, y ganamos una medalla por eso. -dijo con orgullo en su voz.
—¿Qué tal si le cuentas lo demás de la historia mientras vamos por algunas hamburguesas? -sugirió Xeno, arreglando el cabello de su pequeño que estaba disperso por toda su cara y bajo el gorro de Stanley.
—Es sábado de burritos. -le recordó Genos, moviendo su dedo índice para recalcar ese punto-. Yo quiero burritos, ¿tú también quieres burritos, verdad papi?
Stanley no podía con esos ojos azules que le miraban con inocencia, inocencia que ahora estaba aprendiendo que era mezclada con un poquito de manipulación, no así, sonriéndole a su pequeño le dijo.
—Lola puede hacerte una hamburguesa si no quieres burritos, Xeno. -cedió Stanley y Genos no dudó en apuñar su mano y soltar un pequeño "Yes" en forma de victoria.
Xeno solo resopló divertido, moviendo la cabeza ante lo fácil que caía por su hijo, no así, tomando el gorro de Stanley de la cabeza de su hijo, se lo puso sobre su cabeza y muy maduramente de su parte, empezó a sacarle la lengua a su pequeño que no dudó en devolver el gesto.
...
Stanley abrió los ojos, la luz de la mañana se estaba asomando por la ventana, pero las caricias en su cabello solo lo incitaban a seguir durmiendo, las caricias eran pausadas, sin aquellas garras de metal.
—Otra vez volví a soñar con nuestro Genos. -le escuchó hablar a su esposo, él tenía su cabeza apoyada sobre su pecho escuchando los latidos de su corazón-. Lo curioso de ese sueño fue que su cabello era negro, como la última vez que hablé con él... Pero en mis sueños él aún era nuestro pequeño... ¿Recuerdas el traje morado que le regaló esa chica japonesa de intercambio? -Stanley hizo un ruido con su garganta, para hacerle saber que si lo recordaba-. En mis sueños él se vestía así, con ese vibrante color morado, tú también estabas ahí, consintiéndolo cuando te pedía que lo cargaras. -Stanley no pudo evitar mofar con diversión ante el recuerdo.
—Él siempre se quejaba por todo y, aun así, su trabajo siempre lo hacía incluso más rápido que los demás.
Las caricias siguieron por un momento más hasta que Xeno suspiró con resignación.
—Aun no tenemos suficiente personal para poder fabricar un barco transatlántico y un vuelo con los motores que hemos creado no soportarán un viaje hasta allí... Si al menos pudiéramos revivir a más gente... El principio está ahí, usar ácido nítrico funciona solo si la persona mantuvo su cerebro en funcionamiento durante todos estos miles de años y...
—Oye. -le llamó Stanley y se separó del pecho de Xeno para mirarle.
El cansancio del hombre era evidente durante esos momentos en la mañana en donde su cabello caía en su cara sin rumbo alguno; además hacia no mucho, habían tenido un intento de rebelión, en donde por primera vez Xeno apuntó a alguien con un arma, y aunque no daño a nadie, Xeno se volvió más frívolo e indiferente ante los demás, estando incluso frente a las personas que Stanley acribilló con su pistola el día de la ejecución... Pero habían veces en las cuales, así como en ese momento en donde recordaba a Genos, que la voz de Xeno se quebraba en desespero, que parecía que su mente le recordaba lo que había perdido y lo que no podía recuperar, incluso si hacia cálculos tras cálculos de planes eficiente, nada le aseguraba que la estatua de su hijo estuviera completa o que simplemente estuviera ahí.
Él podía entender ese sentimiento, pero incluso antes de ayudar a despertar a los demás, se prometieron ser fuertes por su hijo y aceptar que les tomará años sino décadas, en ir a su búsqueda hasta Japón.
—Nuestro pequeño Genos, tarde o temprano volverá a nosotros. -Stanley movió los cabellos de la cara de Xeno, y juntando sus frentes, jugó un poco con la punta de sus narices-. No importa cuantos años o décadas nos tardemos en ir hasta ahí y buscarle, iremos y lo reviviremos. Nuestro hijo es un guerrero que seguro y se mantuvo despierto como nosotros... Estaremos bien, ¿entendido?
Xeno expulsó el aire de sus pulmones y aprovechando su cercanía a su esposo se inclinó hasta que sus labios se juntaron, no era un beso pasional, incluso Stanley pensaría que se parecía a su primer beso, pero en ese momento no necesitaban nada más que la confirmación de que él otro estaba ahí, aunque una parte de su alma y corazón estaban en Japón con su pequeño niño llorón.
—¿Cuál es el plan para este día, doctor? -le preguntó, rodeándolo con sus brazos, dejando que el hombre pusiera su cabeza en su pecho, mientras se volvían a acomodar en la cama.
—Brody me a pedido hacer más pintura anticorrosiva ya que se acerca el invierno. Necesitaré realizar más fosfato de zinc para combinar con el Óxido de hierro para la creación del pigmento anticorrosivo, los demás ingredientes los tengo, anticipando la necesidad de tener más hice una última tanda del molibdato de sodio que terminé hace un par de días, así como la destilación del agua necesaria para combinarla con el hidróxido de sodio y el Ácido molíbdico o trióxido de molibdeno...
Xeno empezó a mover sus manos explicando los procesos y el tiempo que le tomaría hacer la pintura anticorrosiva, y por esta vez Stanley no le interrumpió, necesitaba que su científico loco dejara los pensamientos depresivos y volviera al presente.
Desde el momento en que se despetrificaron hasta la actualidad, Xeno cargaba con una culpa que ni siquiera él se atrevía a comparar. Xeno y Genos, habían chocado por sus mentalidades y personalidades, a tal punto en el que Genos a los 17 años, se había ido de su casa en Japón y no había regresado sino hasta casi un mes después, en ese momento se alegró profundamente de haber presentado a Ukyo a su hijo, pues su Genos había huido hasta el pueblo natal de él.
Xeno y Genos, siempre bailaban en el límite del amor y el odio, al haber convivido por más tiempo, las fricciones fueron más que con él. Aunque Xeno jamás se lo dijo, él intuye que la última pelea que tuvieron fue cuando Genos descubrió los prototipos de drones-bomba que obligaron a que Xeno modificara.
Eso fue justo antes de que ellos volvieran a Estados Unidos y dejaran solo a su pequeño en Japón. Con la fama en ascenso de su Genos y las zonas horarias diferentes, jamás hubo un cierre en esa discusión y aún con las llamadas o mensajes, la tensión entre ambos seguía pues ambos eran demasiado orgullosos para poder olvidar y perdonar.
"Se que la ciencia es poder, pero el poder puede corromperte y oscurecer tu alma, papá"
Esa fue una de las últimas frases que su hijo le dijo seguido de un "te amo." al momento de finalizar la llamada, dos días antes de la petrificación, mientras él se dirigía a una nueva misión. Él no profundizó más en sus palabras, ni tampoco ayudó a reparar la relación de ambos, creyendo de que tendría tiempo, de que podrían resolverlo con una visita sorpresa a Japón en donde los tres limaran asperezas y pudieran dialogar.
Pero la vida jamás les dio esa oportunidad y el peso de las palabras no dichas a veces lo abrumaban al punto de las pesadillas. Por eso, él no se sentía con el derecho empatizar con el dolor de su esposo, porque sería minimizar las palabras, las lágrimas derramadas, los terrores nocturnos que aún seguían presente en él y que lo mantenían en constante vigilia.
Su esposo no necesitaba su lástima en esos momentos, su esposo necesitaba que él fuera su ancla a tierra, que le diera una guía y que no dudara en sus planes. Él lo haría. Sería su ancla, aunque a veces se desmoronara por la incertidumbre, sería su guía a pesar de que él estaba en la misma oscuridad que él. No dudaría de sus planes, aunque eso implicara que sus manos seguirían cubiertas de sangre. Porque esa era la única forma de amor que podría darle en un mundo que les había arrebatado su humanidad al estar tan lejos de su hijo.
Generalmente, las mañanas de Stanley no eran así. A veces amanecía solo en la cama pues su esposo estaba muy distraído en algún nuevo experimento, otras veces su esposo amanecía de buen humor y lo despertaba con una mamada, pero también estaban los días malos como este y los muy malos, en donde su esposo amanecía gritando y pidiendo perdón al fantasma de su hijo.
Al menos ahora logró sacar a su esposo de la oscuridad y darle un nuevo motivo para salir de la cama. Él se paró primero para mover a su esposo en lo que seguía hablando de fórmulas químicas que él no entendía en absoluto.
Abrió un armario en donde sacó su ropa y la de él, luego le ayudó a desvestirlo y empezar a cambiarlo. Stanley debía de admitir que esta era una de sus partes favoritas del día pues él tenía un pequeño fetiche de bañar y cambiar a las personas que amaba.
Sonrió un poco al recordar cómo se había dado cuenta de eso, al mes de tener a su Genos, pues incluso disfrutaba haciendo eso con su esposo, un hombre adulto y padre primerizo. Pero, como Xeno jamás se quejó y Genos, aunque ya no le permitía bañarlo, le dejaba ayudar a cambiar su ropa o arreglar su cabello, él siguió ese patrón incluso hasta la actualidad, en donde como ahora, terminaba de arreglarle la corbata a su esposo luego de ayudarle con su ropa.
—¿Tus planes siguen siendo los mismos para ahora? -le preguntó su esposo cuando le pasó sus placas en donde un peluche hecho a mano de Xeno y Genos, estaba ahí también.
—Si. Entrenar, práctica de armas para los novatos y apoyar a Brody en su último proyecto... Aunque por la tarde, estaba pensando en sobrevolare el área del Golden Gate, creó que vi algunos animales salvajes por ahí y es mejor tenerlos a raya.
—¿Creí que irías a cuidar a tus pequeñas plantas de tabaco? -preguntó sorprendido de que eso no fuera mencionado.
—Lo haré en la noche, ayer recibieron suficiente agua. -Xeno se rio un poco y Stanley le miró con amor. Acariciando su mejilla le preguntó-. ¿Sería tan amable de parte de mi esposo acompañarme a desayunar?
—Con esa solicitud tan elegante de tu parte, quien podría decirte que no. -Xeno se inclinó hasta él para besarlo, esta vez con un poco más de pación-. Hay que ir a comer, soldado. -le dijo aun con sus labios demasiado cerca del otro.
—Dirige el camino, doctor. Yo te sigo.
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—¿Y tu a donde crees que vas? -le cuestionó Senku a un Gen que tenia una mano sujeta a Tsukasa, quien le estaba ayudando a subir a la lancha junto a los demás guerreros.
—¿A subir a la lancha con el equipo de lucha? -respondió con otra pregunta sin entender el porque lo detuvieron.
—Irás con nosotros en el laboratorio móvil, se supone que conoces mejor este país que nosotros. -le ordenó, mientras caminaba hasta el laboratorio finalizando la discusión.
Gen escuchó como Hyoga ahogaba una risa y rápidamente volvía a su actitud estoica, a pesar de que su cuerpo temblaba un poco por la diversión contenida.
—La gatita tiene un collar muy ajustado con ese chico descarado. -le dijo Moz, relajándose en su lugar, Gen no iba discutir con él, así que mirando a Tsukasa le dijo.
—Los ríos por estas zonas siempre se han caracterizado por tener bestias salvajes como cocodrilos, si vez alguno, caza uno para mí. -le pidió mientras soltaba su mano y se iba hasta el laboratorio móvil.
—Carne... -escuchó decir a algunos chicos, él realmente entendía ese sentimiento y esperaba que los chicos de lucha cazaran algo de proteína animal.
Cuando subió al laboratorio móvil, Senku se estaba quitando sus pesas de muñecas y tobillos.
—Estás haciendo trampa. -le acusó acercándose a él y tomando las pesas para guardarlas. Kohaku se había tomado muy enserió en empezar a entrenarlo, pero como su científico loco vivía en su laboratorio, las pesas en muñecas y tobillos, fue el primer paso para darle algo de resistencia. Increíblemente, ahora las pesas eran de 10 libras cada una y Gen se sentía orgulloso de su chico.
—Las circunstancias exigen trabajar a toda mi capacidad. -Senku acomodó sus vendas nuevamente mientras los últimos del equipo de búsqueda subían al laboratorio, cuando Ukyo subió, Senku le llamó a él y Genos para entregarles una caja de madera-. Se que me exigiste no darle un arma a Genos y estaría de acuerdo contigo si no estuviéramos en un país en donde las armas son más fáciles de adquirir. No sabemos si hay o no gente despetrificada, pero incluso yo debo de admitir que, si hubiera nacido aquí, lo primero que haría sería un arma de fuego.
—Eso es lo más estereotípico que te he escuchado decir, Senku-chan. -Gen abrió la caja y vio un revolver casi igual al que usaba Yo-. Pero solo por esta vez te daré la razón.
Gen le pasó la caja a un Ukyo que los miraba con el ceño fruncido.
—Durante no sea necesario el usarla, Ukyo-chan la guardará por mí. Si existiera esa mínima posibilidad de gente despetrificada y que sea hostil, sé que no dudarás en dármela.
—Kukuku, estoy seguro de que con mi suerte... -empezó a hablar Senku, pero Ukyo y Gen le interrumpieron al mismo tiempo y le dijeron.
—¡No tientes a tu suerte!
—Yo solo digo que puede caber esa posibilidad. -dijo rascando su oreja, con una cara de fastidio-. Jamás ninguna posibilidad es completamente cero.
—Ya estamos todos listos y el equipo de lucha también ha terminado de embarcar. -Francois se acercó a ellos para informar.
—Entonces hay que partir. Tenemos que aprovechar la luz de la tarde para avanzar en nuestra búsqueda.
Suika y Chrome corrieron para quedarse cerca de una ventana y mirar el paisaje del lugar y Senku se había dirigido a la escotilla de arriba del laboratorio. Aprovechando el momento de calma, Gen le hizo señas a Ukyo para alejarse un poco de todos, luego susurró lo más bajo que pudo, sabiendo que Ukyo lo escucharía.
—No...
—Ukyo. -le llamó con una seriedad que distaba de ser el alegre mentalista que todos conocían-. Nunca la posibilidad es cero.
—Si ese momento de verdad llega a pasar y solo si en verdad corremos peligro, seguiremos ese plan.
—Ukyo, necesitamos un par de ojos por aquí. -le llamó Senku, sin saber que interrumpía la conversación de ellos dos. Ukyo antes de alejarse, abrazó a su tonto hermanito antes de volver a su puesto de trabajo.
Gen lo vio partir y él también se acercó a la parte de adelante de laboratorio, quedándose cerca de Ukyo.
—El otoño terminará pronto. -confirmó Ukyo al observar por el telescopio del laboratorio el paisaje del lugar-. Estamos justos de tiempo, antes de que el maíz pueda podrirse por la nieve.
Senku tranquilizó a los chicos al escuchar las palabras de Ukyo, explicándoles como el movimiento de la tierra en su eje, había retrasado el invierno por nueve días.
—Lo verdaderamente peligroso son los cambios que causa el clima en el ecosistema. Espero que no nos ataque ninguna bestia.
—Algo en el agua se acerca. -mencionó Ukyo y Genos se inclinó hasta la ventana principal, Ryusui achinó un poco sus ojos al ver como una mancha oscura aparecía frente a ellos. No pasó mucho tiempo cuando esa mancha oscura se convirtió en un grupo de cocodrilos que no dudaron en atacar el laboratorio móvil.
—Ya lo entendí. -dijo Gen con desespero-. No es que Senku-chan tenga mala suerte, es que usas tu mente para analizar la peor situación de todas y una vez lo dices el destino se encarga de cumplirlo.
—Kukuku, para eso tenemos al equipo de fuerza de nuestro lado. ¿Quieres ver? -le dijo Senku, hacienda espacio para que él saliera a ver junto a él en la escotilla del laboratorio.
Y en efecto, los chicos habían saltado de la lancha y ahora estaban dispuestos a atacar, gritando con emoción "¡Carne!"
—Si. Estoy agradecido por el ciclo de la naturaleza. -dijo Tsukasa, con aquella mirada muerta de un hombre que hará lo necesario para ganar.
—Esto es maravilloso... -dijo Genos descorazonadamente al momento de verlos atacar, Senku golpeo su costado y le tendió un par de cuchillos. Gen le miró sin comprender.
—Ve a divertirte con ellos, después de todo, has entrenado con ellos todo este tiempo y te has ganado el puesto como parte de los combatientes más fuertes.
Gen le miró con más ánimos que antes mientras una sonrisa crecía rápidamente en sus labios, sin perder más el tiempo, tomó los cuchillos, le dio un beso en la mejilla y salió a cazar cocodrilos con los demás.
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—Eso si fue divertido. -aseguró Gen con una sonrisa en sus labios, mientras estiraba su túnica para que se secara un poco.
—Ustedes son increíbles. -le dijo su niña con ojos brillantes de asombro-. Cuando todos saltaron y tú también y Tsukasa hizo así y luego Kohaku se movió así de rápida y todo era un caos y...
—Tranquila, mi pequeña. -le pidió Gen, haciendo que se sentara en medio de Ukyo y él-. Me alegra que te haya gustado el espectáculo.
—¡Fue increíble! -le aseguró su niña y Gen estaba completamente de acuerdo con eso.
—La carne huele muy bien. -aseguró Kohaku, a todos parecía que les abrió el apetito aquel olor.
—Jaja, ahora que hemos pisado suelo americano, solo hay una cosa que podemos comer. -aseguró Ryusui ayudando a repartir la comida a los demás.
—¡Hamburguesa! -vitorearon los despetrificados y Gen la miró sintiendo un dolor en su pecho.
—Parece que vamos por el camino correcto. -escuchó a Senku hablar con Tsukasa, mientras en su mano tenía una mazorca de maíz.
—¿Hamburguesa? -escuchó a su niña preguntar cuando Francois les dio su parte.
—Mira, Suika. Así es como debes comerla. -le animó Ukyo al ver que la pequeña miraba a Gen para que le explicara como comerla, pero el chico estaba perdido en sus palabras.
Cuando escuchó la voz de Ukyo, Gen volvió a prestar atención a los chicos que tenía a su lado, no pudo evitar sonreír divertido por como Ukyo abría tanto su boca para darle una buena mordida, pero su Suika con su pequeña boca, a la primera mordida se había llenado por completo de salsa.
—Come bocados pequeños. -le dijo Gen, limpiando su boquita con salsa, inconscientemente, empezó a hablar en inglés-. ¿Te paso algunos cubiertos?
—¿Cubiertos? -trató de repetir su niña y Gen se congeló. Ukyo pudo ver la vacilación en su mirada, pero cuando iba a hablar, la voz de Senku habló antes que las suya.
—Oye, Genos, necesito que me ayudes en algo rápido. Después puedes comer.
—Senku-chan, tan explotador como siempre. -dijo Genos, armando otra vez su máscara, mientras seguía a Senku hasta el laboratorio móvil.
Cuando llegaron al laboratorio, Senku sacó de una de sus cajas de suministros una botella de cola.
—Resiste un poco más. -le pidió, tendiendo la bebida a Gen-. Te prometo que una vez venzamos a WHYMAN, viajare contigo a buscar a tus padres.
—¿Senku-chan dejará su ciencia por mí? -le preguntó, sintiéndose conmovido.
—No necesito escoger entre ti y la ciencia. -le dijo con seguridad-. Si tenemos el Perseo, podré seguir experimentando en todo el recorrido hasta allá y una vez en tierra, nuestro querido laboratorio será nuestro compañero, en donde claramente podré seguir experimentando.
Gen se rio ante ese comentario, pero igual estaba conmovido de como todos parecían estar seguros de que irían con él hasta encontrar a sus padres... Eran esos pequeños momentos en donde Gen, estaba seguro de que había encontrado un nuevo hogar que estaría con él hasta recuperar aquello que perdió.
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—Hola, aquí el equipo de búsqueda. -dijo Gen con una voz dulce y alegre-. Hemos encontrado maíz en el río. -les aseguró tratando de animar a los chicos que aún estaban en el barco. Era el segundo día de búsqueda y todo apuntaba a que estaban cerca.
—Aún no hemos visto el cultivo. -les dijo Senku, y Gen dirigió el parlante hasta él, para que su voz fuera más clara-. Necesitaremos más información.
—Así que avísennos si ven algo en la corriente a bajo. -terminó de hablar Gen, seguro de lo que Senku quería decirles.
—Si, por supuesto. -escucharon la voz de Yuzuriha confirmar.
—Senku. -le llamó Ryusui-. Empezaré a buscar un lugar en donde acampar esta noche. Si ya estamos cerca, será mejor que todos tengan energía para recolectar el maíz.
—Está bien. Hay que buscar un lugar para descansar este día.
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—Lo escuchaste... -la voz de Xeno sonó por su intercomunicador.
—Si... Ese idioma es japones. -Stanley abrió su armadura y sacó un cigarro, encendiéndolo al instante.
—Uno de ellos...
—No te hagas ilusiones, Xeno. -le detuvo Stanley, tratando de decirlo con seguridad para incluso creérselo él, pues ese pequeño "hola" con esa entonación dulce, se parecía tanto a la voz de su Genos-. Me acercaré a ellos y veré si son hostiles.
—Stanley... -Xeno empezó a hablar, pero su voz se cortó, la línea se quedó en silencio y él podría suponer el porqué.
—No dudare en atacar si son hostiles, tengo las armas necesarias para hacerlos y si intentan escapar, mi nave está cerca de aquí. Los atraparé y eliminaré si son una amenaza.
—Si. -dijo su esposo, ahora un poco más frío que antes-. Deja a uno para saber qué es lo que buscan y el cómo viajaron hasta aquí.
—Entendido. -respondió mientras terminaba su cigarrillo.
Escuchó como algunos lobos lo rodeaban y empezaban a gruñirle. Stanley no dudo en ponerse su armadura de nuevo y saltar a acabar con ellos, necesitaba desahogarse, necesitaba sacar esa sensación de fe en su sistema, la esperanza era muy peligrosa y no tenía que perder contra ella.
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Cuando Senku estaba hablando con relación a la polilla, Gen estaba empezando a hilar todas las palabras sueltas de Senku desde el momento en que encontró maíz en el estómago del cocodrilo, pues incluso él estaba sintiendo que todo parecía demasiado conveniente de encontrar.
—Eso fue... -escuchó a Tsukasa hablar, cuando le miró, un escalofrío se apodero de él, Tsukasa estaba en guardia, como si presintiera algo-... Sed de sangre.
Todos se pusieron en guardia, incluso él sacó sus cuchillos y le ordenó a Senku y a Suika entrar al laboratorio muy lentamente.
—¿Hay alguna bestia? -preguntó Kohaku, todos sacando sus armas para atacar.
—¿Acaso puede presentir esa sensación? -preguntó impresionado Matsukaze, pero Tsukasa sin dejar de mirar hacia el bosque le corrigió.
—No es una sensación... Imagino que puedo detectar el olor de la descomposición de la adrenalina... Aunque no puedo afirmarlo.
Gen escuchó como Ukyo tensaba su arco y cerró los ojos, concentrándose en escuchar algo.
—Apunta a la dirección en donde venga esa bestia. Nosotros nos haremos cargo de ella. -le pidió Gen a Ukyo, mientras se alejaba de él hacia la izquierda.
—Hay un aroma en el aire... -aseguró Tsukasa-... Como ¿humo de pólvora?
—Así que el enemigo está bien equipado. -dijo con estoicismo Hyoga-. Parece que la trampa de luz, nos capturó a todos.
Ukyo abrió los ojos, ahogando un gemido en su garganta, apuntó hacia el lugar en donde escuchó el ruido de un arma cargándose y disparó, al tiempo en que Tsukasa daba la orden para ir a los botes.
Todos corrieron para evitar la lluvia de balas que caían sobre ellos, pero cuando intentaron ir hacia el bote, las balas no le permitieron ir, así que Gen le gritó a Ukyo.
—¡Ukyo, Lánzala! -Ukyo no perdió el tiempo y con una flecha amarró una cuerda y le lanzó el arma con ella.
—¡Genos! -le gritó Ukyo cuando soltó la flecha. Gen corrió para ir a tomar el arma y recordando en donde había lanzado la flecha Ukyo, apuntó sin dudar hacia allí.
La sensación del arma en sus manos se sintió extraña, pero no por eso, había logrado apuntar correctamente tres disparos a su dirección. Las balas pararon y todos corrieron al bote, incluido él, pues Ryusui había hecho una cortina de agua con el laboratorio móvil, dándoles el tiempo necesario para huir.
Una vez todos subieron al bote, Yo, arrancó y se alejaron del lugar siguiendo el laboratorio móvil.
—¡¿Todos están bien?! -preguntó Ukyo, abriendo la puerta trasera del laboratorio.
—Estamos completos. -le aseguró Gen, al ver a todos ahí.
—¿Desde cuando tienes un arma? -le preguntó Yo, revisando si era su pistola.
—Desde ahora, al parecer. -le dijo con cansancio, tratando de regular la adrenalina en su cuerpo, no era el momento de perderse en acción.
"El peor escenario imaginado que el destino decidió conceder." pensó soltando un suspiro cansado. Sintió como una mano de Tsukasa, sujetaba las suyas que solo en ese momento notó que estaban temblando, trató de sonreírle, pero él negó con la cabeza en comprensión de los pensamientos que parecían abrumarlo en ese momento...
"Si los disparos cesaron al momento en que yo disparé... Probablemente halla matado a alguien esta noche."
Hola de nuevo. o(* ̄▽ ̄*)ブ
El capítulo quedo largo pero es que no podía dejarlo tan a medias o((>ω< ))o
Oficialmente, empezamos con el arco de la familia americana, no saben todo lo que se viene para este par de personajes, aunque ya pueden ir viendo un poco de su dinámica familiar.
En relación a la canción, me costó un mundo buscar una que me diera esa sensación de nostalgia, poder y dolor que quería expresar en este capítulo y al final, mi bella sacerdotisa Florence nos dio el calce perfecto. Dejo ese video, porque hay algo que esta canción tiene que siempre me ha encantado y es el palpitar de un corazón antes y después de la canción, he incluso si prestan atención a la armonía del fondo, los tambores imitan en toda la canción los latidos de un corazón. La letra por supuesto que es fundamental y en este capítulo nos da él matiz de dolor y seguridad que no solo mantienen Xeno y Stanley, sino también Genos y su ahora nueva familia, en especial Senku, Suika, Ukyo y Tsukasa, quienes sin dudarlo apoyaran a Genos sin importar que.
Oh, y lo que dice Xeno sobre la pintura anticorrosiva, eso fue pura inteligencia artificial, así que si me equivoqué con algún término, es culpa de ella pues yo estaba igual de perdida que ustedes cuando intenté escribir eso.
Ahora sí, nos leemos en otro rato. Autora-san, fuera.
Chapter 40: Capítulo 35: El piloto y el príncipe.
Summary:
Mientras el equipo huye de un aeroplano armado, Gen reconoce una silueta imposible en el cielo. Con un solo grito, las balas se detienen, las máscaras caen y el pasado alcanza al presente en un abrazo que nadie vio venir pero que ellos tanto necesitaban.
Notes:
La canción que nos acompaña en este capítulo es:
Canción: Breathing underwater.
Artista: Metric.
Link: https://www.youtube.com/watch?v=Csi1ZVDPRqM&ab_channel=Famooousfacts
Chapter Text
...
—Capitán. -le llamó Ukyo a Ryusui, pero el chico estaba más concentrado en el camino del río.
Luego de escapar, el camino más lógico fue regresar al barco. Para lograr descansar durante este recorrido, se creó para el equipo de luchas turnos de tres personas, pero para el laboratorio móvil Ryusui aseguró que podría navegar sin descanso.
Todos los demás estaban dormidos, menos él, Senku y Ryusui. Ukyo no iba a entrometerse en esto, pero Ryusui había doblado turno antes de llegar a Estados Unidos y esta sería la segunda noche que no dormía bien. Por eso necesitaba que por lo menos el pobre chico durmiera unas tres horas para reponer energías, pero el chico parecía demasiado concentrado en navegar y llegar al barco antes del atardecer de mañana que ni siquiera lo escuchaba. Mordiendo sus labios, Ukyo intentó un último llamado.
—Ryusui. -Ukyo se maldijo al escuchar lo suave que salió su voz, pero al menos había logrado su objetivo, Ryusui le miró con los ojos llenos de sorpresa, pues, desde esa noche en el barco, Ukyo solo se refería a él como capitán. Tragando su nerviosismo y el latido de su corazón, Ukyo soltó un suspiro antes de hablar con firmeza-. Necesitas descansar al menos un par de horas, yo me haré cargo de los controles.
—Yo puedo...
—Se que puedes. -le interrumpió Ukyo-. Se que puedes llevarnos seguros hasta el barco, pero si necesitamos movernos con rapidez y tu estas demasiado cansado, la vida de todos estará en peligro.
Ryusui lo miró por unos segundos y por primera vez en días, Ukyo no esquivó su mirada. Habían ojeras debajo de sus ojos, podía incluso asegurar que se veía más pálido que antes. Quien desvió primero la mirada fue Ryusui y miró hacia al frente de nuevo.
—Con cuatro horas será más que suficiente. ¿Te parece bien eso? -le preguntó, mientras se movía para darle espacio a que Ukyo tomara los controles.
—Si. -respondió queriendo decir más cosas, pero una vez que se sentó en la silla y tomó los controles, no supo que más agregar.
Ryusui solo se había quedado detrás de él, sin decir nada tampoco.
—Ve a dormir, Ryusui. -volvió a repetir al ver que los segundos pasaban y él no decía nada. No obtuvo una respuesta verbal de él, solo el calor de unos dedos que se deslizaban desde su cuello hasta su cabello, la caricia le erizó la piel-. Capitán. -le volvió a llamar cuando las caricias lentas sobre su cabello no cesaban. A su llamado, la mano se detuvo y se alejó de él.
—Lo lamento. -se disculpó Ryusui y se alejó de él.
Ukyo escuchó los pasos alejarse y como el chico buscaba un lugar donde acostarse y dormir. Él por su parte, sentía su cara roja, su corazón no paraba de latir con rapidez, como si hubiera corrido por kilómetros. Tratando de regularse y no perder de vista el camino, Ukyo empezó a pensar en cualquier cosa que no fuera la sensación fantasmal de las caricias en la parte de atrás de su cabello y cuello. Él no entendía los motivos de Ryusui para hacer eso y por sobre todo el porqué disculparse después, eso se salía completamente de la personalidad de él y la imagen que se había creado para sofocar esos pensamientos que no debería tener, pues desenterraban los sentimientos que albergaban aún con fuerza dentro de él.
"El tiempo lo cura todo, que frase más estúpida." pensó con enojo pues esa frase era un vil engaño, pues para él, los recuerdos aún estaban demasiado presentes y dolían al punto de sentirse abrumado. "¿Ya es tarde para hablar?" se preguntó, dejando salir un suspiro y sintiendo que sus ojos soltaban algunas lágrimas, lágrimas que él se rehusó a derramar. "No es el momento para pensar en sentimientos no correspondidos cuando en este lugar hay personas hostiles que dispararán primero y preguntarán después. No tengo tiempo para sentirme mal conmigo mismo. No ahora... No por él..."
.
.
.
—Stan. -le llamó su esposo cuando entraba al vestíbulo del castillo, Xeno le miraba desde el primer tramo de escalera, esperando a que él subiera.
—Tu vena dramática jamás desaparece. -se rio un poco para aligerar la tención de su esposo. Caminó hasta él, quien le miraba con seriedad, analizando el rasguño de su antebrazo.
—Tu armadura esta dañada y estas herido. ¿Qué ha pasado? ¿Por qué cerraste el canal de comunicación? -la mirada preocupada de su esposo le conmovió un poco, por lo que, tomando su mano izquierda, movió un poco el guante para besarle el dorso de su mano.
—Estoy bien. -le aseguró-. Me distraje un poco y este fue el resultado. Los japoneses tienen un arma de fuego, pero su puntería no es tan precisa como la mía.
—¿Y porque un arma te distraería? -le preguntó frunciendo el ceño, su esposo no era para nada tonto y tampoco fácil de engañar, por lo que debía de recurrir a su táctica favorita, distraerlo con sexo.
Se acercó más a él y le besó con desespero, no dudo en arrinconarlo en la primera pared cercana, poco o nada le importaba quien lo viera en ese momento, pues él se sentía eufórico...
Cuando escuchó el nombre de Ukyo, los disparos apuntaron al tanque para observar a la persona que llamaron así, pero entonces, el Ukyo que él conocía se asomó por la puerta del tanque y gritó el nombre de su Genos mientras lanzaba una flecha. Él no dudó en seguir la trayectoria de la flecha y ver al chico que tomaba el arma.
Su pelo era de dos colores y no tenía su característico flequillo largo, pero, en esa fracción de segundos en donde él apuntó y disparó hacia su dirección, Stanley reconoció la postura de disparo, y aun en la lejanía, pudo sentir la intensidad en la mirada que solo una persona con años de experiencia en armas podría tener.
Esa fue la razón por la que una de esas balas rosó su antebrazo, las otras rebotaron en su armadura. Detuvo sus disparos y los vio alejarse. Apagó su intercomunicador y abrió su armadura al momento de verlos partir, su vista jamás volvió a perder al chico que le había logrado distraer tanto como para tener un rasguño en su antebrazo. No así, la sonrisa en sus labios solo creció, él no quería hacerse ilusiones y tampoco ilusionar a su esposo, pero algo dentro de él le decía que si era su Genos...
Tomando del trasero a su esposo, lo levantó y lo llevó hasta sus habitaciones, su esposo envolvió sus piernas en la cintura de Stanley, un poco divertido ante su arrebato pasional.
—¿Acaso viste alguna escena censurada de Animal Planet y te pusiste de buen humor? -le preguntó con diversión al ver como su esposo lo cargaba hasta su cuarto.
—Tal vez. -le dijo con una sonrisa en sus labios mientras abría la puerta de su habitación y bajaba a su esposo para quitarse su armadura y empezar a desnudarse-. Recuerdo que alguien me prometió una noche alocada si me portaba bien estos días. -Stanley, completamente desnudo, pasó a la par de su esposo y con un dedo índice acarició el cuello y el mentón, luego caminó hasta la cama en donde sin descaro se subió y se acostó boca arriba, abriendo lentamente las piernas-. He sido un buen chico que caza a los malos, ¿no merezco una recompensa por eso?
Stanley levantó su mano derecha y se acarició a si mismo desde su cuello, pasando por su pecho y bajando hasta su entrada. Sus ojos fijos en su esposo y una sonrisa descarada en sus labios.
—¿No vienes? -le preguntó, metiendo dos dedos dentro de él y estremeciéndose en ese mismo instante. Los ojos de su esposo le devoraban, siguiendo los movimientos de su mano que viajaba por su cuerpo hasta su intimidad. Stanley observó como su esposo se empezaba a desnudar, acercándose a él solo hasta que estuvo desnudo.
—Estás intentando distraerme. ¿Porqué? -le preguntó cuando se sentó en la orilla de su cama y dejó que su mano izquierda acariciara su abdomen y bajara hasta meter dos dedos más a dentro de él. Stanley no dudó en gemir alto ante eso y quiso alejar su mano, pero Xeno entrelazó sus dedos y lo volvió a penetrar-. ¿Me estas ocultando algo?
Stanley le sonrió con diversión, la mirada firme de su esposo le encantaba y más cuando podía leerlo tan fácilmente, pero esta vez no podía dejarse leer, necesitaba comprobar que si era su hijo para no ilusionarlo y romperle el corazón.
—Un grupo logró escapar... -Stanley gimió cuando Xeno dejó de penetrarlo y sujetó su pene-. Iban corriente abajo... Mañana les daré caza con el avión.
—Entonces no debería de compensarte ahora ¿verdad? -Xeno detuvo las caricias, tomó las dos manos de su esposo y las unió sobre su abdomen, dejando una de sus manos arriba de ellas-. Además, cortaste la línea de comunicación... Me tenías preocupado.
Xeno le miró, aun cuando su expresión era firme y sus palabras no vacilaron, los ojos oscuros de su esposo, le confirmaban a Stanley que no mentía sobre eso. Su esposo soltó un suspiro resignado y tomando una de las manos de él, la dirigió a su erección.
—Me has hecho preocupar y ahora me tienes así... ¿Qué debería de hacer al respectó contigo?
Xeno marcó el ritmo para que su esposo le acariciara y luego lo soltó, dejando que Stanley siguiera solo.
—Yo puedo encargarme de eso. -le aseguró Stanley quien se levantó para acercarse a la erección de Xeno, pero este le tomó de sus cabellos, deteniéndolo antes de que este llegara ahí.
—Pero eso suena más a una diversión para ti... -Xeno apretó más el cabello de su esposo y luego lo levantó para darle un beso en los labios-. Tal vez deba castigarte solo un poco por dejar escapar a esos chicos.
Stanley no pudo evitar sonreír, antes de decirle "Pervertido." a su esposo y dejar que él se divirtiera un poco, satisfecho de haber cumplido sus objetivos de distraerlo y tener una noche alocada.
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—La ciencia no es ningún monopolio. -aseguró Senku, subido en la escotilla del laboratorio móvil, abajo de él estaban expectantes el equipo de búsqueda incluyendo otra vez a Genos, que había sido obligado a subir para dormir un poco luego de ser el que más manejara la lancha en la noche-. Siempre está al alcance de cualquier interesado.
—Resumiendo. -dijo Gen, sobando un poco sus sienes-. ¿Me estás diciendo que alguien despertó al igual que tú y empezó con un hacha de piedra hasta tener ametralladoras?
—Kukuku, así es. -le respondió rascando su oreja, Gen negó con la cabeza y luego de suspirar ante la actitud relajada de Senku, agregó.
—Esto es un poco más que simple interés por la ciencia.
—Pero hasta que no tengamos contacto, todo esto son solo simples conjeturas. -mencionó Ukyo, quien no se había despegado del periscopio, su oído estaba atento a través del audífono incorporado-. Lo que sabemos por el momento es que hay otro científico que parece haber revivido a gente, eso y que...
—Si. -le interrumpió Senku, con una sonrisa creciendo en sus labios-. Su ciencia es ligeramente más avanzada que la nuestra... Al menos en el sentido militar.
—Además de que está dispuesto a matar antes de dialogar. -mencionó Ryusui, su sonrisa era una nerviosa, que rara vez tenía sobre él.
Gen iba a decir algo para aligerar la tensión que esas palabras crearon cuando Ukyo habló con asombro.
—¡Oigo un motor! está atrás de nosotros. -Senku pasó el dato a los chicos de lucha, en donde Kohaku miraba el camino que dejaban.
—No. No pueden estar atrás. -Aseguró la chica-. He estado vigilando y no veo nada que se parezca a un barco... Hemos viajado toda la noche a toda velocidad. Dudo mucho que pudieran alcanzarnos.
Ukyo negó con su cabeza y sin perder más el tiempo, subió la escotilla del laboratorio para escuchar mejor desde afuera.
—No... -dijo sin creer en lo que oía, sus ojos viajaron al cielo, esperando haberse equivocado-. Este sonido no viene del agua.
—Esto es una broma, ¿verdad? -pidió Yo, al momento en que todos miraban el cielo y el ruido se hacía cada vez más fuerte.
El corazón de Gen palpitó con fuerza y haciendo un espacio entre Ukyo y Senku, salió a ver, sus ojos se sintieron llorosos al momento de ver un aeroplano acercándose a ellos, pero la voz de Taiju llamando a Senku lo hizo volver en sí y ver como incluso Senku, estaba cautivado por la nave.
—¿Qué hacemos? ¿Probamos a saludar? -preguntó Taiju.
—Una bandera blanca. -pensó con rapidez, su corazón latiendo con fuerza-. Si la alzamos, ellos no deberían atacar.
—Ja, ya lo dijiste, Genos, no deberían, pero dudo mucho que alguien que dispara primero sin preguntar, sea alguien pacífico. -le aseguró Kohaku.
Ukyo volvió a su puesto en el periscopio, el aeroplano se acercaba cada vez más a ellos.
—Lamento decepcionarte Genos, pero no volaría tan bajo si no fuera a atacarnos.
—Jaja, entonces solo nos queda la retirada. ¡A toda velocidad! -ordenó mientras aceleraba. Genos sujeto con fuerza a Senku para no caer, ambos aún en la escotilla del laboratorio mirando como se acercaba más el aeroplano.
Ryusui los llevo por una vuelta cerrada, pero tanto la lancha como el laboratorio móvil pudieron con ella. Genos y Senku no perdieron de vista el aeroplano, quien al igual que ellos, no tuvo problemas en el giro.
—¡Está cargando un arma! -gritó Ukyo y Taiju empujó a Senku y Gen hacia adentro del laboratorio.
La ráfaga de balas volvió a sonar afuera y Taiju cerró a tiempo antes de que alguna bala entrara, pero para los chicos de la lancha no hubo esa suerte, pues le dieron al motor haciendo que Hyoga perdiera el control de la lancha y volcaran, Ryusui detuvo el laboratorio y se dirigió a ver a los demás junto a Senku.
—¿Todos están bien? -preguntó Ryusui.
—Si. -respondió Kinro, mirando a todos emerger del agua-. Matsukaze tiene una pequeña herida, es tratable.
El sonido de disparos de corto alcance hizo que Gen reaccionara, necesitaba ver esa nave de nuevo... necesitaba ver su forma de volar.
El avión dio dos vueltas más sobre ellos y luego se ocultó frente al sol... Un nudo en la garganta de Gen se formó casi asfixiándolo. Ignorando a quien le dijo que volviera a entrar, Gen subió hacia el techo del laboratorio, se despeinó sus cabellos, se paró en toda su altura y extendiendo sus manos no perdió de vista el aeroplano.
—¡Kirisame! -escuchó gritar a Senku, pero él poco o nada le importaba lo que le dijeran en ese momento.
Quizás era un acto suicida, quizás y se había vuelto loco por lo de anoche, pero... Si había una pequeña posibilidad, aunque fuera la más mínima, él la iba a tomar. Tomando una gran cantidad de aire, gritó con todas sus fuerzas.
—¡HOUSTON!
El tiempo le pareció que iba demasiado lento, observó como la avioneta iba cerca de él, luego una botella sobrevoló sobre él y le dio en el costado derecho de la nave... Y fue ahí que lo vio, cuando la nave pasó cerca de él... El piloto del aeroplano, llevó dos dedos a su frente y le hizo un saludo militar, para luego intentar elevarse, pero el motor no funcionaba, lo que le hizo caer al agua.
El piloto saltó al agua junto a la ametralladora a tiempo, antes de que la nave tocara tierra, en la orilla del río que dejaron atrás. El piloto emergió cerca de la orilla en donde estaba su nave.
Gen iba a tirarse al agua cuando Chrome, que no supo en qué momento había subido al techo del laboratorio, le retuvo.
—Genos, hay que irnos.
—Ukyo. -le llamó a su amigo, ignorando a Chrome, pero igual entrando al laboratorio, sus ojos llenos de lágrimas que dejó correr mientras una sonrisa crecía cada vez más en él-. Es mi papá Stanley.
—¿Qué? -preguntaron todos, pero Genos solo espero a que Ukyo asintiera con la cabeza antes de alejarse de quien lo estuviera reteniendo para saltar al agua y nadar hasta la orilla en donde estaba él.
Nadó con todas las fuerzas que podía reunir y trató de ser rápido, no le importaba si tragaba agua o su nado era desordenado, con cada brazada que daba, el hombre parado al otro lado le observaba, y luego, cuando pudo pararse en el suelo del río, corrió hasta su encuentro.
El piloto había dejado a un lado su ametralladora y solo cuando vio a Gen correr a su encuentro, es que se quitó su armadura y fue a su lado.
—¡Papá! -le gritó con euforia al verlo sin ese traje, su padre extendió sus manos y él correó hasta él, refugiándose en su pecho mientras unos brazos cálidos le rodeaban.
—Mi príncipe. -le dijo con la voz cargada de emoción, aferrándose más a él-. Haz vuelto a casa, mi Genos.
Gen asintió aun escondido en su pecho, sus lágrimas cayendo sobre su cara. Stanley le separó un poco y con sus manos, sostuvo el rostro de su pequeño, con su pulgar trató de limpiar las lágrimas que no paraban de brotar.
—Sigues igual de llorón que en el pasado. -le dijo, tratando de que su voz saliera neutra, pero esta se quebró y sus ojos imitaron la acción de su hijo, dejando que algunas lágrimas cayeran sobre él.
Stanley beso la frente de su hijo y lo volvió a abrazar, ambos aun sin creer que el otro estaba junto a ellos.
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—¡HOUSTON!
Le escuchó gritar a Genos y Ukyo se congeló ante la implicación de esas palabras. Tomó el periscopio y enfocó al piloto, el hombre dentro de la nave, subiendo dos dedos, le hizo un saludo militar a Genos, como un reconocimiento ante la implicación de esa palabra.
Ukyo solo lo había visto una vez, cuando en una exhibición de vuelo, Genos le había llevado para que viera volar a su padre y así como ahora, Genos extendió sus brazos y gritaba el segundo nombre de su padre Xeno, mientras la aeronave pasaba cerca de ella y apenas se veía como Stanley hacia un gesto con la mano, gesto que después Genos le explicó que era su saludo secreto entre ellos dos desde la primera vez en que Genos lo vio volar. En ese momento Ukyo estaba más que seguro que Stanley no podía escuchar a Genos por el ruido del aeroplano y que tampoco él podría ver a su padre saludarlo por la rapidez del vuelo, pero al verle con ojos brillantes de felicidad y una sonrisa de orgullo en sus labios, Ukyo presentía que ambos sabían eso, pero que igual alimentaban la complicidad entre ambos con aquellas pequeñas acciones.
—Genos, entra al laboratorio. -escuchó la voz de Tsukasa desde a fuera y escuchó como Chrome le decía lo mismo y lo hacía entrar.
—Ukyo. -le llamó Genos con lágrimas contenidas en sus ojos una vez bajo del techo del laboratorio-. Es mi papá Stanley.
Él trató de analizar las cosas rápido y cuando asintió con su cabeza, tomó su arco y flechas, se dirigió hasta la entrada del laboratorio y les dijo a los chicos que intentaron detener a Genos.
—Déjenlo. -Ukyo tensó su arco y apuntó al piloto que estaba en la orilla, aquel piloto fácilmente podría seguir atacando con su arma, pero no lo hizo, solo la dejó a un lado y esperó a que Genos se acercara.
Cuando la armadura del piloto cayó al suelo y vio mejor al hombre, es que Ukyo bajó su arco, soltando un suspiro de alivio.
—¿Quién es él? -le preguntó Senku. Los del equipo de lucha estaban dándole la vuelta a la lancha para volver a subirse en ella.
—Stanley Snyder. -respondió con una sonrisa en sus labios al ver como Genos y el piloto se abrazaban-. Es el padre de Genos.
Todos miraron la escena sin entender lo que pasaba.
—Vaya manera de saludar a su hijo. -dijo Kohaku quien ayudaba a Kirisame a subir a la lancha.
—Sí. -respondió con simpleza Ukyo, un escalofrío recorrió su espalda al recordar las palabras de Genos y el plan que le susurró hace un par de días. Soltando un suspiro, rogó a los dioses clemencia para con ellos y pensó.
"Espero que te estés equivocando en esto, Genos..."
Hola de nuevo o((>ω< ))o
Primero que nada quiero agradecer a la usuaria de Facebook: choki Hyunmin ッ por permitirme usar su dibujo para este capítulo y espero en un futuro usar otros de los dibujos que creó, son simplemente hermosos o(*////▽////*)o
Les dejó por aquí una imagen de su perfil en Facebook para que conozcan más sobre sus dibujos.
En relación al capítulo no hay mucho que decir, solo que, al compararlo con la canción, siento que refleja bien la dualidad del amor-dolor que hay en la vida y que quise reflejar con la transición de la relación de Ukyo y Ryusui en paralelo a la de Stanley y Xeno.
Hoy no me voy a expandir tanto en la explicación de la letra de la canción como en otros capítulos, pero solo quisiera que tomaran en cuenta la parte de la canción que dice, "... Recorreremos un camino a través del laberinto reflejado, puedo ver el final, pero esto todavía no ha ocurrido..." como un pequeño spoiler/no spoiler, de lo que se viene, pues el arco de América apenas y está comenzando.
Nos leemos el sábado. Autora-san, fuera.
Chapter 41: Capítulo 36: El precio de las palabras que callamos.
Summary:
El grupo llega a un imponente castillo rodeado de campos de maíz, donde Gen se reencuentra con su otro padre, el brillante pero frío científico Xeno. Las tensiones familiares resurgen entre reproches y verdades no dichas, mientras los compañeros observan en silencio la diferencia de ambos reencuentros.
Notes:
La canción para este capítulo es una de mis bandas favoritas, espero y lo disfruten.
Canción: Waste.
Artista: Foster The People.
Link: https://www.youtube.com/watch?v=BWoMTWz0TzQ&ab_channel=WhispersSh.
Chapter Text
...
Todos se acercaron a la orilla en donde Genos les llamaba y aquel piloto tenía una de sus manos en el hombro del chico y en la otra un cigarrillo.
La primera en desembarcar fue Suika, seguido de Ukyo y el resto de la tripulación.
—Genos. -le llamó Suika quien correó a sus brazos y él, alejándose de su papá, fue por ella para cargarla, esperó a que Ukyo se acercara y caminó de regreso hasta él.
—Mayor Snyder. -saludó de forma militar Ukyo cuando estuvo cerca de él. Stanley le devolvió el saludo y luego se acercó a él y palmeó su hombro.
—Capitán Saionji... -le llamó, pero luego relajó su postura y le regaló una sonrisa suave-. Ha pasado un tiempo, Ukyo... Y aun no has crecido nada.
Genos se rio escandalosamente y Ukyo sintió que sus mejillas se enrojecían ante eso, tuvo que golpear un poco a Genos para bajar su vergüenza.
—¿Y que hay con ese cabello tuyo, Genos? -siguió hablando su padre en un perfecto inglés-. ¿Cómo diablos has logrado teñirte el cabello de dos colores y tan asimétricamente? A tu padre le dará un infarto cuando lo vea.
—Desde la despetrificación se me quedó así. Y si miras bien, el color claro es del mismo tono que padre Xeno... Espera. -recapituló Gen al entender las palabras de su padre, bajando a Suika de sus brazos, sus ojos llenos de esperanza-. Padre Xeno está aquí.
—"Stan." -todos miraron la armadura, en donde salía el llamado. La sonrisa de Genos solo creció aún más. Stanley le hizo una seña para que se quedara en silencio y acercándose a su armadura activó el altavoz.
—¿Qué sucede? -le dijo acercándose otra vez a su hijo.
—"Esa debería ser mi pregunta. El señor Johnny me avisó que el radar del aeroplano dejó de funcionar."
—Oh, sí. Eso pasó porque estrellé la nave. -dijo con simpleza y Genos aguantó la risa cuando escuchó el suspiro cansado de su padre.
—"Como, en el nombre de la ciencia, estrellaste un aeroplano que acabo de modificar..."
—Tranquila, amada esposa, estoy de camino a la base, en donde te explicaré mejor esto... Además, te llevo una sorpresa que me encontré en el camino. -Stanley miró a su hijo y le guiñó el ojo.
—"Stanley, acordamos que no adoptaremos a lobos salvajes para domesticarlo, la cría de animales salvajes..."
—Okey, okey, ya entendí. -le interrumpió, apagando su cigarrillo-. No es un animal salvaje... ¿Creó? -le dijo con dudas en su voz y Genos llevó una de sus manos al pecho y abrió su boca ofendido-. Voy de camino.
Stanley apagó la línea y volvió a acomodarse su traje. Miró a su hijo y luego a los chicos que habían desembarcado, incluyendo a la pequeña que se aferraba a la pierna de Genos
—¿Y no nos vas a presentar? -preguntó su padre cuando acomodó su armadura.
—Perdón por mis malos modales. -dijo Genos, volviendo a su actitud alegre y juguetona. Tocó el hombro de Suika para presentarla a ella primero-. Papá, déjame presentarte a todos. Primero, nuestra pequeña científica y detective, Suika.
—Hola. -le dijo con duda la pequeña, aferrándose más a la ropa de Genos-. Si eres el papá de nuestro Genos, ¿Por qué nos atacaste? -preguntó la niña con más firmeza en su voz.
—Hace poco tuvimos un conflicto en el territorio. -empezó hablar Stanley, agachándose a su altura y hablando en perfecto japones, dejando a todos los que no lo conocían con la boca abierta-. Se llevaron algunos botes y armamento con los que atacaron a parte de mi equipo. Estaba siguiendo la pista de ellos cuando ustedes aparecieron. Lamento si los confundí con ellos.
—¿Así que han logrado revivir a más gente? -Senku se acercó hasta ellos, más curioso que antes.
—No completamente. -aseguró Stanley, poniéndose en pie de nuevo y mirando a la persona que se acercaba, su ceño se frunció casi instintivamente al verlo-. Ishigami...
—Así es papá. -confirmó Genos, tratando de aligerar la mirada seria de su padre-. Él es Senku-chan, a quien padre Xeno orientó en su estadía en Japón.
—Y aun después de regresar a aquí. -Stanley mofó con enojo, pensando en que de todas las personas en el mundo, el querido discípulo de su esposo había aparecido junto a su hijo. Tuvo que buscar otro cigarrillo para tratar de relajarse.
—Déjame y te presento a los demás. -sugirió al notar la molestia que al parecer su papá aun sentía por el pupilo de su padre Xeno.
Genos empezó a presentarlos a todos los que le acompañaban y trató de pasar con rapidez cuando llegó hasta Moz, pero el hombre descarado, cruzando sus brazos le sonrió con coquetería.
—Usted es la madre de la gatita ¿verdad.? Es encantador saber de dónde heredó Genos su belleza natural.
—Compórtate, Moz. -le advirtió Hyoga y Genos golpeo con su mano su frente, el hombre nunca aprendía. Stanley lo barrió con la mirada, resoplando poco impresionado con lo que veía y siguió de largo de él.
—El estudiante primate más fuerte. -habló Stanley, ignorando por completo las palabras de Moz-. El chico con el que deseaba combatir.
—Es un gusto conocerlo, señor Snyder. -inclinó la cabeza Tsukasa, relajando un poco su postura al ver lo parecido de la mirada de Stanley con Genos-. Pero debo de admitir, de que si su fuerza es igual a la de Genos, estaré perdido en el primer asalto.
—Oh, así que ya te ganó. -le dijo con orgullo en su voz y miró a su hijo que no se separaba de su lado-. Nada mal, Genos. Me agrada este chico.
—Se llama Tsukasa-chan, papá. -Genos negó con la cabeza divertido y cuando siguieron caminando, tanto Tsukasa como Genos, se levantaron un pulgar arriba con complicidad.
—Así que exceptuando a Ukyo y ese mayordomo, todos son apenas unos jóvenes. -Concluyó, luego de que las presentaciones fueran hechas.
—Hay otras personas un poco mayores en el barco, pero en general, es correcto. -mencionó Ukyo con tranquilidad, caminando junto a Stanley, Genos y Suika.
—Si vamos a la base, un barco pondrá en alerta a todos, así que solo iremos nosotros. -acordó Stanley, mirando a todo el equipo-. A menos que quieran reagruparse y venir después, en todo caso, me estoy llevando a estos tres, sin importar lo que decidan. -señaló con el dedo a Genos, Suika y Ukyo.
—Nos dividiremos en dos grupos, uno que se llevará la lancha y el laboratorio y otro que lo acompañará. -dijo Senku con firmeza.
—Kirisame, Moz, Homura, Ginro, Kinro, Matsukaze y Yo, regresarán al barco, el resto iremos con el Mayor Snyder. -expresó Ryusui, con igual seriedad que Senku.
—Nos llevaremos el teléfono y nos comunicaremos por radio con la tripulación del barco una vez lleguemos hasta el lugar. -dijo Senku, quien hasta ese momento Genos notó que estaba muy callado, alejado de la personalidad impaciente o exigente que siempre poseía incluso en las situaciones de riesgo. Ahora Senku estaba serio, como si analizara toda la situación, incluso Ryusui se mantenía distante de su personalidad habitual.
—Andando entonces. -ordenó Stanley, tomando su arma del suelo-. Pero no esperen un banquete de bienvenida.
—Ja, la cálida lluvia de balas fue más que suficiente para nosotros. -mencionó Kohaku, Stanley alzó una ceja con diversión.
—Bienvenidos a América, gente de paz. -dijo con un deje de sarcasmo, Genos lo reprendió, pero él no se estaba disculpando por sus palabras.
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—Ese hombre es peligroso. -le dijo Ryusui a Senku, cuando iban de camino hacia la base del hombre-. Mi instinto de marino me dice que no hay que fiarse de él.
—Pero es el padre de Genos. -le respondió en voz baja.
Desde el momento en que Genos se subió al techo del laboratorio, Senku creyó que él haría lo de la bandera blanca, pero para su asombro, él gritó el segundo nombre de su padre Xeno y luego fue tras el piloto. Jamás había visto a Genos con una sonrisa tan brillante como la que estaba poniendo en ese momento a la par de su otro papá... Pero había algo que no le gustaba, una sensación de que algo no estaba bien.
—Si ya existe una población grande de gente despetrificada, dialogaremos con el doctor Xeno para trabajar en conjunto con esta gente y revivir a más. -explicó Senku, su mirada fija en un Genos que reía por algo dicho por su padre. Una sonrisa triste se apodero de él antes de terminar de explicar-. Fundar la ciudad del Maíz nos tomara como mucho una semana si trabajamos en conjunto... Luego partiremos a Sur América a fundar las demás ciudades. No hay que perder nuestro objetivo inicial.
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—Oye, Xeno. Necesito que bajes al vestíbulo. -le llamó Stanley, por su comunicador, cuando estaban subiendo la última colina antes de llegar al castillo.
—"¿Necesitas atención médica?" -preguntó con una nota de preocupación en su voz.
—No. Es por tu regalo. Baja y espérame allí.
—"Stan, estoy ocupado con..."
—Créeme. -le interrumpió su esposo-. Este presente te va a gustar mucho. -la línea se quedó en silencio por un momento, antes de que su esposo le respondiera.
—"Voy de camino hasta allá."
Stanley volvió a apagar el comunicador, a su lado, la sonrisa cantarina de su hijo le hizo sonreír con cariño. Su hijo había tomado su mano derecha y se había colgado de ella, pero con su otra mano, Genos llevaba a la pequeña de nombre Suika, que le miraba con curiosidad y a veces le sonreía. Ukyo estaba a su lado izquierdo, dando comentarios de vez en cuando, ignorando por completo la ametralladora que cargaba sobre su hombro.
Algo cálido se instaló en Stanley al tenerlos cerca a su hijo, a Ukyo, el ahora hombre que acogió como parte de su paquete de cuido en el pasado y a la pequeña que preguntaba con curiosidad. Tenerlo cerca hacía que su corazón se sintiera en paz, una paz que creyó jamás volvería a experimentar... Su familia y su paquete de cuido al fin estaban en sus manos otra vez... Y esta vez, se aseguraría que fuera para siempre.
—Ya llegamos. -les avisó a todos, cuando cruzaron las rocas de la cima de la montaña.
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Todos se quedaron anonadados por el lugar, aquel paisaje que parecía de ensueño, no solo tenía una ubicación perfecta para evitar ataques enemigos al ser despejada de cualquier obstáculo que pudieran ocupar para una emboscada, sino que además contaban con una gran plantación de maíz y lo que Gen asumió era una pista de vuelo, además de eso...
—Un castillo... -susurró con un nudo en su garganta, su papá le miró y soltó un mofido divertido.
—Cuando estábamos haciendo los planos de la base, por alguna razón, recordamos a un testarudo niño de cuatro años que quería construir un castillo y ser un príncipe... ¿Te suena de algún lado?
Un rubor en sus mejillas se instaló en él y que solo creció más cuando su Suika le preguntó si él era el príncipe de los cuentos que les narraba a los niños de la aldea. Ukyo fue su salvador esa vez, explicando la situación a su padre y respondiéndole a Suika sobre que él todavía no era príncipe.
Gen sintió una mirada intensa detrás de él, giró a ver a los chicos y no supo que decir. Todos estaban muy serios contemplando no solo el castillo como él, sino el maíz... Fue ahí que recordó su misión, el motivo por el cual estaban navegando, y lo más importante...
Gen recordó que a quien iban a ver en ese momento era a su padre Xeno, el hombre frío y calculador, el hombre que analizaba todo como un juego de ajedrez, no el hombre cálido que era en su infancia, no el amoroso padre, sino el doctor Xeno, a un hombre que no debes de tener como enemigo... El que creó las armas que su padre portaba y los demás armamentos que seguro tenia en el castillo.
Cuando estaban llegando al principio del camino principal, rodeados de la plantación de maíz, los nervios se instalaron sobre su estómago, ahora ya no tan feliz por el reencuentro.
—Okey. Ukyo, dame tu gorra. -Stanley detuvo su andar y colocó su arma en el suelo, soltando a su hijo de su brazo-. Y tú, niño bonito, dame ese sombrero de pirata.
—¿Qué vas a hacer, papá? -preguntó Gen, tomando la gorra de Ukyo que su padre le pasaba, mientras Ryusui le daba su sombrero y Stanley se lo daba a Ukyo.
—Tu padre es demasiado observador, reconocerá a Ukyo si lleva esa gorra por lo que un sombrero más grande funcionará como distractor, la gorra nos favorece para que no te vea a ti, pero a ese pelos de cebollín, dudo mucho que algo le funcione para ocultar su cabello. Oye... -le llamó a Senku mientras giraba para verlo, cruzando sus brazos sobre su pecho-. Acaso no puedes hacer algo con eso que llamas cabello. No tienes una liga o algo para ocultarlo.
—Papá. -le regañó Genos, quien no dudó en sacar un lazo y acercarse a Senku, disculpándose con él.
Senku solo soltó el aire con fastidio, pero igual se sentó en el suelo para que Gen lo peinara. Gen amarró el cabello de Senku en una media coleta, y luego con un pañuelo le cubrió su cabeza
—Listo. -le dijo a su papá, sonriendo con entusiasmo mientras alzaba un pulgar arriba cuando su trabajo estuvo finalizado.
Su papá achino un poco sus ojos, pero no dijo más, solo dio media vuelta y extendió la mano a Suika, quien primero vio a Gen, el chico asintió con la cabeza y Suika no dudó en tomar la mano de su papá Stanley.
—Acabas de usar una sonrisa falsa. -le dijo Senku cuando Gen le extendió la mano para que se pusiera en pie-. ¿Algo que agregar antes de llegar allí?
Gen mordió sus labios, Senku había aprendido a leerlo mejor luego de su pelea, pero en ese momento no esperaba a que él lo leyera tan bien. Resignado, aun con su mano unida a Senku, comentó.
—Tal vez esté reencuentro con mi padre Xeno no sea tan emocional como con el de mi papá Stanley... Digamos que no nos separamos en los mejores términos... No sé si tu notaste algo en tus últimas interacciones con él... Pero mi padre Xeno...
—Si. -dijo buscando la mirada de Gen-. Su frase cambió, ya no solo se refería a la ciencia como elegante, él empezó a decir que la ciencia era poder. -le susurró Senku y Gen se estremeció en su agarre.
—Un poder que sirve para matar. -Gen tomó la mano de Senku y se liberó de su agarre, su máscara del mentalista alegre volviendo a su rostro nuevamente-. Lamento desde ya si ven un espectáculo poco elegante cuando nos encontremos, pero estoy seguro de que Senku-chan puede hablar con él como un igual para poder fundar nuestra primera ciudad y tacharla de nuestra lista de metas a cumplir.
Gen les sonrió a todos y alcanzó a su papá, Ukyo y Suika. Su sonrisa no se alejó de sus labios mientras tomaba a Suika del suelo y la cargaba en sus brazos. Era casi instintivo hacer eso, como si con su pequeña en brazos pudiera protegerla de algún modo del mundo que los rodeaba, de los peligros que podían haber afuera de sus brazos.
Con cada paso que daba, sintió que sus pies se volvían plomo, estar a las puertas de un castillo pensado en el pequeño niño que era antes le partió el corazón de manera casi sofocante. El peso de las palabras dichas y las que no dijeron oprimían su pecho.
Cuando llegaron al vestíbulo del castillo, Gen sintió frío, se aferró más a su pequeña, al pensar en que aquel lugar reflejaba la mente de su creador: meticuloso, impenetrable, casi algo frívolo.
—Tenemos visita, Xeno. -Gen, quien había estado caminando con la cabeza agachada, levantó la mirada del suelo y por sobre la gorra, le miró...
Sus manos estaban atrás de su espalda, su expresión fría analizaba a cada uno de ellos. Gen bajo a su pequeña y la puso detrás de él, como si con eso, los ojos de su padre no pudieran hacerle daño. Aun así, en la distancia, Gen pudo ver como el cabello de su padre había crecido, cayendo casi elegantemente en sus hombros.
—¿Invitados? -preguntó con una voz neutral, en ningún momento se movió de su lugar.
—Más que eso. -le dijo Stanley y Xeno alzó una ceja, mirando otra vez a todos con desinterés. Stanley tocó el hombro de su hijo y lo empujó al frente-. Anda. Saluda a tu padre, Genos.
Gen tragó en seco, aun sintiendo pánico, no así, componiendo su perfecta personalidad como mentalista, levantó su cara y quitando su gorra, liberó una de sus bolsitas de flores y las esparció por los aires.
—Aquí, Genos Snyder W. Ha vuelto a casa, padre.
La sonrisa de Genos se congeló en su cara, pero poco a poco se fue cayendo al ver a su padre sin una pizca de sorpresa, ni siquiera el intento de acercarse más a él.
—Bienvenido, Genos.
Le respondió sin ningún atisbo de emoción, ni rastro de la cálida voz que a veces Gen recordaba era dirigida para él, cuando era pequeño. Gen sintió una punzada aguda en su pecho, sus ojos picando por las ganas de llorar.
—Vaya, vaya. Después de todo este tiempo, pensé que al menos me recibirías con un "Mira nada más, el ilusionista ha vuelto a casa" -dijo imitando la voz de su padre Xeno-. O al menos un "Sobreviviste, no eres tan lamentable."
Xeno bajo las escaleras una vez que Gen dejó de hablar, cada paso que daba, parecía resonar en el silencio que se había formado en aquel lugar.
—¿Esperabas más efusividad como el que deduzco te dio tu amado padre Stanley?
—No de ti precisamente, pero al menos algo menos frío como el maldito polo sur. -maldijo Gen, sintiendo que el dolor se convertía nuevamente en ira. Su padre se detuvo en el final de las escaleras, en su mirada un destello de reprimenda apareció y Gen creyó que lo regañaría, pero al contrario, su padre solo soltó un suspiro exasperante.
—Si buscas una cálida bienvenida, te recuerdo que aún estoy esperando tus disculpas para conmigo, después de nuestra agradable charla al final de mi tiempo en Japón.
Gen sintió que su sangre hervía, de todos los escenarios que había pensado sobre un reencuentro con sus padres, este era al cual temía y que ahora, frente a él, se estaba desarrollando.
—No me estoy disculpando por decir la verdad.
—Y veo que sigues siendo un niño infantil cuando te conviene. -mencionó poco impresionado por las palabras de su hijo.
—Okey. Ya basta los dos. -advirtió Stanley, soltando un suspiro pesado, pero al parecer, ninguno de los dos le prestó atención.
—Dime padre, ¿Qué te dolió más de nuestra conversación? ¿El que cuestionara tú moral, o el que me atreviera a tener una moral propia?
Xeno lo miró fijamente, frunciendo el ceño, mostrando por primera vez alguna reacción ante las palabras de su hijo.
—No estoy interesado en discutir sobre la ética con alguien que hace trucos baratos de magia para ganarse la vida.
La habitación se quedó en completo silencio luego de esas palabras. Stanley miró a su esposo sin creer en las palabras que acababan de salir de su boca, Gen, no estaba mejor que él pues incluso una lágrima solitaria bajo por su mejilla. Stanley al ver eso, se acercó un poco a ellos.
—Xeno. -le dijo con una seriedad digna de un soldado-. Ya basta.
—No, papá. -le dijo Gen, limpiando su cara y dándole una mueca de sonrisa-. Déjalo que diga todo lo que tenga que decir, después de todo, para el gran científico, el hombre lógico e implacable, que no puede ver más allá de su ciencia, jamás reconocería lo que yo he logrado hacer con mi vida, ni aprenderá sobre el valor de los lazos humanos.
—Dices eso, como si yo fuera el único en cortar los lazos que nos unían. -Xeno entrecerró los ojos, su mirada jamás se alejó de su hijo.
—¿Y no fue así? -le dijo acercándose a él, dejando atrás a su papá Stanley que le retenía-. Te recuerdo, por si la petrificación convenientemente te hizo olvidar ese momento, que el único que me golpeo en nuestro último diálogo civilizado, fuiste tu.
Gen respiró con cansancio, como si el solo recuerdo le oprimiera su pecho, miró a su papá Stanley, que le observaba con ojos abiertos sin creer en sus palabras y luego, miró al frente nuevamente, para enfrentarse a su padre quien estaba desviando la mirada. Aun con la ira corriendo por su cuerpo, Gen observó a su padre, su postura rígida, sus manos apuñadas sobre esos guantes con garras que poseía y su mirada fija en el suelo.
La ira que sentía dentro de él fue apagándose poco a poco, pero incluso él no sabía que más decir, él también miró al suelo con resignación.
—Jamás fue mi intensión hacer eso. -Gen alzó la mirada, la voz de su padre salió casi como un susurro, era ronca, como si intentara reprimirla-. Aquel día... No fue mi intensión perder el control.
Xeno alzó la mirada del suelo y lo vio a él también. Gen tuvo que desviar la mirada primero, pues sentía que volvería a llorar si lo miraba.
—Por favor, no sigas... -pidió su hijo sin mirarle-. Se que vas aponer alguna escusa científica sobre los impulsos involuntarios y...
—No hay una excusa en mis palabras, hijo. -Gen alzó la mirada cuando escuchó los pasos de su padre acercarse a él, quedándose a tres pasos de distancia-. Esa fue la primera vez en mi vida que no supe cómo reaccionar ante ti... Aun me pasa, como bien puedes ver ahora. -Xeno le dio una media sonrisa a su hijo y mientras se quitaba sus guantes siguió hablando ante el mutismo de Gen-. Cuando pasó esa discusión y no volviste, ni fuiste a despedirnos al aeropuerto, yo no... -Xeno aclaró un poco su garganta, guardando sus guantes en los bolsillos de su abrigo-. Cuando eso pasó, tú te llevaste algo de mí que jamás he podido recuperar.
Gen vio como su padre alzaba su mano, vacilando un momento antes de acercarla hasta su mejilla. La mano de su padre estaba fría, como siempre las sintió en su vida. Vio a su padre y notó como aquella máscara de indiferencia caía poco a poco, dejando ver el conflicto interno en sus ojos, la sombra de la culpa asomándose en ellos y aquellas palabras que Gen sabía, Xeno jamás diría en voz alta.
—Papá... -le llamó, con una voz melancólica. Por un momento vio en los ojos de su padre, aquel cariño que le daba en su infancia, aquel hombre preocupado que le abrazó cuando le secuestraron, aquel hombre que no se sumía en la oscuridad.... Pero cuando Xeno cerró sus ojos, su postura se enderezó nuevamente, alejando la mano de su hijo, la máscara otra vez en su lugar, una máscara que Gen aprendió a imitar.
—Han pasado exactamente 1,312 días desde que me despetrifiqué, y en todo este tiempo, en cada momento que mi mente debió enfocarse en la reconstrucción de este mundo... Jamás dejé de pensar en ti. Tú, mi única variable que jamás pude despejar, la parte de mí que me hace más humano... Bienvenido a casa, Genos.
Gen vio como una sonrisa más suave aparecía en su padre, quería acercarse y abrazarlo, pero al parecer, ambos se sentían muy torpes para eso. Escuchó a su papá Stanley soltar un mofido divertido y acercándose a ellos dos, los tomó de la mano y los unió en un abrazo, incluyéndose él en ese momento de reconciliación.
Gen se sintió como el niño de quince años que fue salvado por sus padres después de ser secuestrado, se sintió pequeño de nuevo, cálido y sus manos no dudaron en envolverlos a sus dos padres.
—Supongo que esto es un buen progreso. -dijo su papá Stanley, aun en su abrazo, Gen no pudo evitar soltar una risa divertida, de repente, sintiéndose demasiado cansado.
—Somos un desastre familiar.
Xeno no respondió, pero pudo sentir como la fría mano de su padre, acariciaba sus cabellos.
—Por desgracia, los tengo que soportar a ambos en lo que me queda de vida. -dijo su padre Stanley, soltando el abrazo y tanto Genos como Xeno, rodaron sus ojos con diversión ante las palabras de su Stanley.
Stanley revolvió los cabellos de su hijo y por primera vez en años, Genos pudo respirar con tranquilidad al saber que la conversación que tuvo con su padre no término en una ruptura completa de su relación.
"Talvez... Talvez aún hay tiempo para volver a lo que éramos." pensó con una alegría contenida, mientras, como él anfitrión que siempre era, presentaba a sus compañeros a su padre Xeno.
Tuve suerte que el trabajo fue calmado y me dio tiempo de avanzar con la escritura para solo venir a editarlo.
Hola de nuevo o(* ̄▽ ̄*)ブ
Quizás no fue él reencuentro emocional que esperaban, pero hay que recordar que en esta historia, Xeno y Genos, tienen más en común que con Stanley, por lo que para ambos es más fácil atacar las debilidades del otro cuando se sienten abrumados.
Según mis cuentas y por los datos que daba el manga, tomando en cuenta de que en uno de esos años era bisiesto, en total desde la despetrificación de Xeno y su llegada de Gen al castillo, son 3 años, 7 meses y tres días. Con fecha del 3 de noviembre del año 5741, para ser más exacto. (me hacía falta poner datos innecesarios en la historia XD)
En fin. La canción desde un principio nos da spoiler de lo que iba a pasar en el reencuentro de la familia, luego en el coro te recuerda el paralelismo de las emociones de los tres que más adelante se van a desarrollar mejor, pero por ahora quédense con esto:
"Y cada día que quieras desperdiciar..." como la voz de Xeno, que se oscurece poco a poco. "Y cada día que quieras despertar..." como la voz de Stanley, dividido entre su hijo y su esposo. "Y cada día que quieras cambiar..." como la voz de Gen, quien está a punto de tomar decisiones fuertes sobre la lealdad de su corazón. Recordando que después de cada frase, el vocalista repite "Tú puedes." como la voz de sus conciencias y la cual los tres quieren acallar.
Talvez el domingo suba otro capítulo, ya que terminé este y mañana descanso, así que nos leemos después.
Autora-san, fuera.
Chapter 42: Capítulo 37: El juego de las mentiras.
Summary:
El grupo disfruta de una aparente tregua en el castillo, las tensiones resurgen bajo la mesa. Xeno y Stanley planean en secreto, mientras los generales del reino científico intentan descifrar sus verdaderas intenciones. ¿Será esta cena un festín de reconciliación o el preludio de una batalla inevitable?
Notes:
La canción de este capítulo, aquella que siempre me estremece cuando la oigo, espero y la disfruten.
Canción: Hymn to Virgil.
Artista: Hozier.
Link: https://www.youtube.com/watch?v=Zh5Pc6_ygUU&ab_channel=toMars
Chapter Text
...
La primera vez que Senku conoció en persona al doctor Xeno, tenía 11 años y fue cuando se topó con él en la biblioteca de la universidad en donde su padre había impartido clases y él aún seguía visitando aprovechando de que su tarjeta de autorización aun no caducaba, tardíamente Senku recordó esa pequeña mención del hombre en su último correo enviado, pero no creyó que ese "viajaré a Japón." fuera un "me estoy mudando a Japón."
Byakuya acababa de irse a Estados Unidos para entrar en el programa de entrenamiento de astronautas, por lo que le pareció extraño que el doctor Xeno se estuviera mudando si trabajaba en la NASA. Senku sabía que los adultos no siempre comentan sus motivos verdaderos y él tampoco era de investigar en la vida ajena, por lo que solo se alegró un poco al saber que ahora su maestro estaría cerca de él y podría resolver las dudas que tenía con solo una llamada o mensaje de texto.
La primera vez que fue a la casa de su maestro, le llamó mucho la atención que el lugar estaba lleno de recortes y fotografías de un chico que había escuchado estaba en ascenso en el mundo del entretenimiento y que incluso su maestro alababa como "La nueva y mejor estrella del entretenimiento."
Senku no opinó nada con relación a eso, Byakuya le había enseñado jamás criticar los gustos de alguien si estas bajo su techo, por lo que la primera reunión con su maestro en su casa, más de la mitad de las tres horas que estuvo ahí, él se la pasó hablando de las habilidades de ese tal Gen Asagiri y su elegante magia.
Antes de irse en esa primera visita, Senku observó las fotos de la repisa, en donde había un niño de rubios cabellos sonriendo en cada una de ellas junto a sus padres o solo él, ya sea de bebé o fotos que tal vez eran más recientes, en todas, aquel chico rubio sonreía como si el momento que fue capturado fuera el más alegre de su vida. Inconscientemente y antes de alejarse de la repisa, Senku sonrió, pensando en que aquel chico era un tonto emocional como su amigo Taiju.
La primera vez que conoció al esposo de su maestro, fue un año después. El hombre era un militar y poseía una mirada intimidante, mirada que era más fría cada que su esposo empezaba a decir sus puntos fuertes como aprendiz. Esa también fue la primera vez que escuchó mencionar al "Comandante Saionji." como una estrella en ascenso en la marina japonesa.
Esa vez, Senku, muy sabiamente, le escribió a Yuzuriha, para que le llamara y le pidiera reunirse con él de emergencia, pues algo le decía que esas miradas que su maestro y su esposo tenían para con el otro, no eran precisamente sobre una acalorada pelea de protegidos.
El segundo año de la estadía de su maestro en Japón, él le invitó a unirse con ellos a su cena familiar, pero él ya le había prometido a Yuzuriha ir con Taiju a su casa para pasar la navidad y año nuevo y él era una persona de palabra. Acordaron reunirse la primera semana de año nuevo, pues su maestro quería presentarle un compañero para un proyecto pequeño que quería que ambos hicieran antes de que su estadía en Japón terminara.
Senku llegó a reunirse con su maestro el día de su cumpleaños, pero el chico que sería su compañero de trabajo nunca llegó, él le aseguró a su maestro que no necesitaba un compañero impuntual, por lo que al final, el proyecto sobre un nuevo modelo de cohete en el que todas sus piezas se recuperaran, fue su proyecto insignia para apuntar a universidades extranjeras.
Fue en ese último año de estadía de su maestro en Japón, que Senku empezó a notar algo diferente en él y no solo físicamente hablando, pues se miraba más cansado que nunca, sus ojos incluso sin el brillo de pación con la que hablaba de la ciencia antes. Ahora su maestro actuaba más frío, más apático, explicándole conceptos sobre armamentos de destrucción masivos, sobre como su cohete era igual a un misil balístico, todo expresado con una sonrisa siniestra.
Senku lo dejó pasar porque comprendía que cada persona tenía su punto de vista diferente en cuanto a la ciencia y porque respetaba demasiado a su maestro como para entrometerse en sus ideologías. Fue a despedirlo al aeropuerto sorprendido de que en sus ojos un sentimiento de dolor y traición se asomara cuando mencionó que al menos él se había acordado de su existencia.
Siguió escribiéndose con su maestro, pero ahora con menos frecuencia, los ideales de ambos cada día seguían alejándose, pues mientras su maestro buscaba refinar armamentos, él empezó a experimentar con otras áreas de la química, encontrándose con resultados que podrían ayudar a otros. Senku a sus 14 años, ya tenía muchas millas acumuladas en vuelos, África, la India, Sur América, Canadá, Australia, Corea del Sur entre otros países más, su estadía era corta, pero muy fructificó y aunque hubieron muchos que lo desestimaban por ser un estudiante menor de edad, una vez lo probaban, él demostraba saber incluso más que ellos, no así, siempre aceptaba que él no tenía la verdad absoluta, por lo cual les pedía su ayuda para entender mejor las cosas.
Senku recuerda con diversión como en cada viaje que hacía, tenía que pasar por Estados Unidos, para que su padre dejara de llorar porque no lo visitaba a él, y porque quizás la amenaza de cancelar la tarjeta de crédito fue un incentivo mayor a simplemente extrañarlo, pero igual y disfrutaba ver los avances en el entrenamiento de su padre. A veces, durante esas visitas, veía de lejos a su maestro, ahora vestido con un abrigo negro, distando completamente al hombre que conoció en el pasado, pero nuevamente, Senku le respetaba demasiado para si quiera intentar hablar de cosas como los sentimientos que él simplemente no entendía.
Gracias a esos viajes dominó mejor su inglés, aprendió a dominar una conversación básica en español y en portugués, y estaba empezando a dominar el mandarín cuando la primera golondrina petrificada apareció.
A pesar de que muchas veces tumbaban sus publicaciones en redes sociales, él no dudaba en volverlas a subir y de paso, toda la información que hasta la fecha tenía se la envió a su maestro... Y esa fue la última conversación que tuvo con él.
Ahora, luego de conocer mejor a Genos, se sentía un poco estúpido al no haber notado que aquel sonriente niño y la estrella Gen Asagiri eran la misma persona. Sus conversaciones durante el viaje, no solo le dieron un panorama de la dinámica familiar de ellos tres, sino también de como su relación se fue fracturando poco a poco, hasta verla estallar siglos después en un reencuentro que no creyó que fuera así.
Senku aún recuerda como su maestro hablaba de Genos y sus ojos brillaban en orgullo, pero frente a ellos, aquél amoroso padre del que Genos hablaba en su infancia, aquel maestro que él conoció en su niñez, distaba del hombre frívolo que se atrevió a menospreciar el trabajo de Genos.
Senku quiso defender el orgullo de su mentalista, sacar a su Genos de ahí y llevarlo lejos de ese hombre que lastimó y menospreció de una forma tan cruel todo el camino que su chico había hecho hasta ese punto en su vida... Pero Ukyo lo retuvo, no hizo más que detenerlo con un agarre contundente en su mano, pero incluso él sintió que su ira era poca, comparada con la de los verdes ojos de Ukyo.
Ryusui, que era otra de las personas que sabía inglés y entendían completamente la conversación que tanto padre como hijo tenían, había cargado a Suika, le quitó su casco y la había apoyado en su pecho, cubriendo su otro oído libre para que no escuchara nada de eso, aunque bien sabían que no podría entender por completo la conversación en inglés de ellos dos.
Al final, cuando apenas y la máscara de frialdad cayó de la cara de su maestro y se permitió abrazar a su hijo con ayuda de su esposo, Senku no se sintió en paz, más bien sentía que esto era la calma antes de la tormenta perfecta.
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—Doctor Senku. -saludó Xeno cuando Genos empezó a presentarlo a todos-. Es una agradable sorpresa saber que, de todas las personas, una mente tan brillante como la tuya se mantuvo despierta durante tantos siglos.
—Nuestro Senku ha contado los segundos desde su petrificación hasta ahora. -dijo con entusiasmo Suika, quien aún estaba en los brazos de Ryusui.
Xeno abrió los ojos sorprendidos no por el dato, sino por la belleza de la pequeña.
—¿Es tu hija? -le preguntó a Ryusui al ver los rubios cabellos de ambos y el color café de sus ojos.
—Suika es familia de Genos. -dijo la niña, antes de darle tiempo a Ryusui de hablar-. Y aunque Suika no comparte sangre con él, Suika y Genos se quieren mucho.
Gen se conmovió por las palabras de su pequeña y no dudó en ir por ella, tomándola de la mano y presentarla a su padre Xeno.
—Suika es parte de mi paquete de cuido. -dijo con una voz suave, pero sus ojos velaban una advertencia hacia su padre Xeno-. Hay otros miembros, pero en general, todos los que están aquí forman parte de ello.
—Asumiré que pasaron muchas cosas para que tu quisieras ampliar tu paquete a más personas que el capitán Saionji. -dijo Xeno con voz neutral, quitando un poco la frialdad de sus palabras, pero, aun así, analizando a cada uno de ellos-. Y si tú dices que todos son importantes para ti, ¿Por qué no hacemos una barbacoa de bienvenida? -dijo con una sonrisa que no llegaba a sus ojos-. Estoy muy curioso en lo que el doctor Senku tenga que decir sobre este viaje hasta aquí.
—Jaja. -rio Ryusui, tronando sus dedos y volviendo a su actitud habitual-. No se preocupen queridos padres de nuestro Genos, Francois gustosamente hará los preparativos para una comida inolvidable.
—Con gusto complaceré el paladar de nuestros anfitriones americanos. -dijo Francois, inclinando un poco su postura.
—Francois no solo es un mayordomo competente, sino también una Chef profesional. -aportó Ukyo, al ver el desconcierto de Stanley y Xeno.
—El menú para este día será Barbacoa estilo americana, acompañada con cerveza y de postre pay de frutos rojos. Si me disculpan, iré a preparar la comida.
Francois salió como si conociera el terreno y sus padres la miraron sin creer que ella haría eso.
—Por qué no vamos al salón principal para poder hablar un poco. -sugirió Xeno, una vez dejó a un lado su estupor por aquel mayordomo.
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Ukyo se había quitado el sombrero una vez que Genos se acercó a presentarlos, su enojo aún no se apagaba, pero tener el sombrero de Ryusui en sus manos le ayudaba a tranquilizarse un poco, por eso incluso se había olvidado devolverlo hasta que se estaban dirigiendo al salón para hablar con los padres de Genos.
—Capitán. -le llamó haciendo que este se detuviera mientras los demás avanzaban-. Gracias por prestarme su sombrero.
—Si. -le respondió en un susurro, acercándose a él para tomarlo, pero cuando Ukyo estiró sus manos, Ryusui las retuvo con las suyas. Las manos de Ryusui se movieron sobre las suyas hasta la división de sus dedos, como si intentara entrelazar sus manos.
Ryusui no miraba a Ukyo, sino las manos que acariciaba. Él parecía absorto en el movimiento, como si buscara la forma de entrelazarlas a las suyas, no era brusco, al contrario, era demasiado delicado, como si con sus caricias pidiera permiso para unirlas con las otras.
—Ryusui. -le volvió a llamar Ukyo cuando sintió que sus manos querían brindarle el espacio a Ryusui para entrelazarlas con las de él. Por su parte, el chico pareció que estaba despertando de un sueño, como alguien desorientado y sin conciencia de lo que su cuerpo hacía, rápidamente el chico tosió para aclarar su garganta y tomar el sombrero ofrecido.
—Lo lamento. -le dijo antes de seguir a los demás, dejando a Ukyo otra vez con ese sabor amargo al no saber cómo interactuar con esa disculpa.
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La reunión con sus padres y parte del reino científico fue, como el esperaba, muchas palabras técnicas que solo los dos científicos pudieron comprender, aunque Senku tradujo gran parte de esa reunión, con términos más simples, para los demás, la conversación de ambos científicos solo resaltaban dos puntos fundamentales: el primero era el cómo al mantenerse despierto luego de ser petrificado, garantizaba que con la mínima concentración de ácido nítrico revertiera la petrificación, y la segunda fue: los efectos de la petrificación sobre las personas, como la curación de heridas mortales.
Curiosamente, Senku no mencionó en ningún momento la fórmula de la despetrificación e incluso Chrome pareció tomarse en serio ese diálogo y no intervenir al momento de que Senku saltara algunos puntos claves que él había descubierto.
Cuando la hora de la comida llegó, Francois ya había llamado a los tripulantes del barco para venir de camino hasta el lugar. Senku prometió seguir explicando el porqué de su viaje después de la comida, a lo que Stanley estuvo de acuerdo y convocó a las ahora 18 personas que vivián en aquel castillo que resultaba ser una fábrica que hace amoniaco.
Gen no pasó por alto como había dos hombres en lo alto de los muros, con lo que supuso eran rifles de asalto. Sintió un malestar agridulce al ver a su tía Maya de nuevo, pero al notar como todos los del castillo estaban en guardia por la aparición de los demás miembros del equipo de lucha, tuvo que hacer su papel de mediador para que ambos bandos se relajaran. Para el alivio de todos, cuando la cerveza fue repartida y la carne servida, el ambiente se volvió más relajado y aun con la barrera del idioma, los tripulantes que no sabían inglés, pudieron interactuar a través de su amor por sus respectivas áreas, como fue el caso de Brody y Kaseki.
Gen no perdió de vista a los miembros de su paquete de cuido, en especial a Suika y a Senku, pues eran los que sus padres estaban reteniendo más, la primera era porque su padre Stanley quedó encantado con el cabello de la pequeña haciéndole recordar cuando él era pequeño y no se había teñido el cabello de negro. El segundo, fue retenido por su padre Xeno, pues entre su conversación que parecía la de dos científicos locos, su padre no perdía el tiempo de hacer notar el cómo había más gente despetrificada de su lado que los aldeanos nacidos de los astronautas que no se petrificaron.
Su Senku desviaba muy bien esas preguntas argumentando la misma lógica que tuvieron en su diálogo de la tarde sobre mantenerse despierto. En los ojos de su padre se notaba que no creía del todo las palabras de su pupilo, pero al igual que él, cambian el tema tan sutilmente que nadie que no los conociera podrían entender la tensión que se formaba entre ellos dos.
Cuando la noche cayó luego de la fiesta de bienvenida que se había transformado en una cena hecha por Francois, su padre Xeno, como buen anfitrión, los invitó a quedarse en el castillo que casualmente tenía varias habitaciones, camas y frazadas libres para evitar el frío. Senku no vio el porqué no quedarse y aceptó la invitación.
Genos, el ser curioso que siempre fue, llevando un pedazo grande de carne, se acercó a su tía Maya para que le comentara lo que había pasado con ese espacio extra que había en el castillo, y aunque al principio ella no quiso mencionar mucho, al final, tomando el doble de ración que Genos le ofreció, comenzó a explicar.
—Hace un par de semanas atrás, éramos 35 personas que nos mantuvimos despiertas siguiendo las órdenes de tu padre Stanley. Cuando volvimos de la despetrificación obviamente estábamos la élite del ejército y científicos brillantes de todas las áreas del país. Para los del ejército fue muy sencillo acatar las órdenes de tu padre Stanley pues era quien mayor rango tenía entre los demás, pero en cambio los científicos... -su tía Maya hizo una mueca de fastidio mientras mordía otro bocado y lo tragaba antes de seguir hablando-. Los científicos querían encontrar la fórmula de revivirlos a todos nuevamente y odiaban como tu padre Xeno monopolizaba las ciencias y las armas. Cuando tu padre aseguró que no necesitaban a nadie más que él, los debiluchos creyeron que podrían derrocarlo, matándolo mientras tu padre Stanley no estuviera. Pero ellos eran nerds que olvidaron por completo que estaban tratando con la élite del ejército de los Estados Unidos de América… Se tuvo que hacer lo que se tenía que hacer...
Concluyó su tía Maya con una sonrisa molesta en su cara, ella trató de aligerar la charla después de eso y Genos le siguió la corriente. Internamente agradeció que Senku no le dijera sus planes a su padre y que se alargaran tanto en teorías sobre WHYMAN y la causa de la despetrificación.
Antes de irse a acostar, Genos convocó a los cuatro generales del reino científico y a través de una carta que redactó luego de terminar de hablar con su tía Maya, les explicó lo que había pasado. Senku sacó algunas hojas de papel y con un lápiz empezó a escribir.
—"Actualmente tenemos dos opciones, la primera sería robar el maíz y fundar una ciudad con otra gente revivida, yendo más al sur en las tierras de México, o arriesgarnos a dialogar con el doctor Xeno."
Gen tomó el lápiz y escribió.
—"Con la información que mi tía Maya me ha dicho, estoy dudando seriamente que el diálogo funcione con mi padre Xeno"
Chrome tomó el lápiz y empezó a escribir.
—"Pero tu serías nuestra carta ganadora, no creo que tu padre intente hacer nada contra ti"
Al terminar de leer eso, Genos soltó un suspiro antes de tomar el lápiz y responder.
—"Sería arriesgarlo todo o nada en ese diálogo, realmente no sabría si las cosas saldrían bien."
Senku tomó el papel luego de que todos lo leyeran y escribió.
—"Pero el diálogo sería lo mejor a futuro, después de todo, la información que posee tu padre para la creación de un cohete, será fundamental más adelante en nuestra misión."
Ukyo tomó la hoja y escribió.
—"Si vamos a dialogar, debemos de tener un plan de contingencia en caso de que las cosas salgan mal. Genos tiene un plan en todo caso."
Cuando terminaron de leer la hoja, todos miraron a Genos expectante, por lo cual el tomó el lápiz y la hoja y empezó a explicar su plan.
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—Ellos conocen una forma para despetrificar a las personas. -dijo con seguridad Xeno, mientras se quitaba su ropa de diario.
—Deja que ellos expliquen su plan primero. -habló Stanley al otro lado de la habitación mientras fumaba un cigarrillo cerca de la ventana, Genos le había prohibido fumar cerca de Suika.
—¿Realmente crees que no se hacia dónde va dirigido el plan de Senku? -le cuestionó, desordenando sus cabellos con frustración-. Él quiere traer a todos de regreso, sin excepción.
—Y lo hará porque hay un villano más grande que tú y está allá afuera. -le respondió, apagando su cigarrillo y acercándose a su esposo-. Tú y yo sabemos, gracias a esa señal que captamos de ese tal WHYMAN, que esa cosa volverá a tacar y a petrificarnos a todos nuevamente. Si el plan de esos mocosos va en relación a destruirlos ¿no es acaso la mejor opción?
Xeno que aún estaba de espaldas a él frunció su ceño con fastidio, pero al momento de girar a ver a su esposo su rostro era calmo, en su mente ya un plan.
—Stanley. -le llamó con voz suave, casi tierna, los ojos oscuros de Xeno, fijos en los azules de su esposo. Una sonrisa se instaló en los labios de Xeno al momento en que extendió la mano y tocó la mejilla de su esposo-. Mi amado esposo, mi universo infinito, ¿Qué acaso no lo ves?
—Veo que quieres manipularme, sí. -Xeno esta vez se rio con diversión, Stanley tomó su mano y la acercó a su boca para besarla.
—No lo hago, querido. -Xeno se acercó más a él, su mano libre ahora estaba despeinando un poco los cabellos de su esposo-. Pero quiero que abras los ojos y veas el panorama completo.
—Ve al punto entonces y no endulces tus palabras. -le dijo con una sonrisa en sus labios, liberando la mano de su esposo, quien no dudo en envolverlas en el cuello de él.
—¿De verdad estarás de acuerdo con el plan que dirá Senku? Tú y yo sabemos lo que dirá, pero a diferencia de ti, yo sí veo lo que acarreará esa situación a futuro... Querido, mírame. -le pidió cuando Stanley desvió la mirada-. La idea de traer a la humanidad de regreso y volver a un estado anterior con todo y su podredumbre, no es lo que más me preocupa a mi... A penas estoy tratando de recuperar a mi hijo, querido, y si el plan de Senku es ese, él se llevará a Genos de nuestro lado de nuevo... Lo vamos a perder otra vez.
—Ahora es diferente. -respondió con vacilación, pero Xeno, volviendo a subir sus manos acarició sus mejillas con amor.
—¿Y hasta cuándo será así? Si Senku trae a todos de regreso, Genos volverá a irse de nuestro lado, incluso Ukyo lo hará... Ambos son demasiado soñadores, idealistas y pacíficos para un mundo tan cruel como el que al fin dejó de existir... Oh, cariño, no te sientas avergonzado del pasado. -le dijo cuando vio tristeza en la mirada de su esposo-. Ambos éramos solo peones en un tablero que no era el nuestro, pero ahora... Ahora tenemos una oportunidad única para volver a hacer las cosas bien, de tener a nuestro hijo a nuestro lado, de criar a esa niña que Genos a tomado a su cuidado, de velar por la salud de Ukyo... Podemos y está en nuestro alcance hacerlo, solo si, una vez Senku diga su plan y nos de la fórmula de la despetrificación, él sea eliminado.
Stanley miró a su esposo, su voz dulce distaba de la seguridad de sus palabras y las suaves caricias que eran repartidas en su cabello y cara.
—Podemos volver a ser la familia feliz que éramos, volver a armar los lazos rotos... Pero para eso, Senku y su idealismo deben desaparecer de este mundo perfecto... Lo entiendes ahora, ¿verdad? ¿Vez que mis deseos no son más que tenerlos a todos de nuevo a mi lado? -le dijo dándole un suave beso en sus labios, dejando otro con cada palabra que decía-. Mi amor... Mi soldado... Mi mejor amigo... No te estoy pidiendo que dispares sin razón, este será solo un objetivo.
—Entiendes que Genos nos dijo que ellos eran su paquete de cuido. -Stanley atrapó las manos de su esposo y las quitó de su cara, entrelazándolas con las de él.
—Genos entenderá. Una vez que todo se asiente, él entenderá que solo somos unos padres preocupados por perderlo otra vez. Nuestro Genos es muy listo y verá que nuestras acciones fueron justas. Además, solo será Senku... Tú también lo viste ¿verdad.? él es el líder de ellos. Si de un tablero de ajedrez bloqueas y capturas al rey...
—Haces un Jaque mate. -respondió Stanley con los hombros bajos, apoyándose su frente en el hombro de su esposo. Xeno no perdió el tiempo para acariciar los cabellos de su esposo, la sonrisa siniestra creciendo en él.
—Lo hacemos por un futuro para nuestra familia, Stanley... Confío plenamente en que tu lo entiendes ahora.
Stanley suspiró y envolvió sus brazos en su esposo y aun con dudas en su corazón, le respondió.
—Lo haré.
Dijo con firmeza y su esposo lo abrazó con fuerza, su sonrisa creciendo más al saber que había logrado manipular a su caballero.
Un capítulo un tanto lento pero necesario para lo que vendrá. Me emocioné tanto que simplemente no pude parar de escribir y subir de una este capítulo.
Algo que creo que se me olvidado comentar y que tal vez retomare más adelante en la historia, es la personalidad de Stanley. Aunque en el manga se vea como el soldado perfecto y sin nada de emociones salvo las que demuestra con Xeno, en esta historia se ve un poco más blando, más conectado con sus emociones. Esto se debe a que parte de los requisitos que leí que se le realizan a los soldados cuando suben de rango es una prueba psicológica, por lo cual y de ser necesario, son remitidos a terapia.
Les dejó está imagen de referencia para que entiendan los rangos de la fuerza aérea estadunidense.
Entonces, recordemos que este Stanley también es mucho más mayor que la serie original, por lo cual, en algún punto él tuvo que asistir a terapias para superar lo que algunas misiones te puedan hacer en tu psique.
En cuanto a la canción de este capítulo, creo que está de más dar explicación, la letra lo dice todo.
Nos leemos después. Autora-san, fuera.
Chapter 43: Capítulo 38: El amor que no cura.
Summary:
Gen y Xeno comparten un emotivo reencuentro bajo las estrellas, pero las sombras del castillo esconden planes que podrían destrozar cualquier esperanza de reconciliación. ¿Serán esas lágrimas de felicidad o la despedida de un lazo familiar que nunca volverá a ser el mismo?
Notes:
La canción para este capítulo es:
Canción: Lovers in Japan.
Artista: Coldplay.
Link: https://www.youtube.com/watch?v=Q68L4I8rsJM&ab_channel=S%C3%B3loEmmanuel%3A3
Chapter Text
...
Genos no podía dormir, la ansiedad lo consumía a cada segundo que pasaba, por eso salió a caminar en el lugar. ¿Era peligroso? probablemente, ¿le importaba? en lo absoluto. Genos necesitaba moverse pues era la única manera para bajar su ansiedad.
Recordó lo que el doctor Brody le había dicho a Kaseki sobre un mirador de estrellas, así que el solo subió las escaleras y esperó tener suerte para encontrarlo, además de recordar las palabras de su padre Xeno sobre la ubicación correcta para colocar un pequeño observador en el techo de su casa.
La suerte estaba de su lado en ese momento, pues una puerta semi abierta, dejaba ver una luz tenue, que asumió, era la luz de la luna. Se acercó con sigilo y abrió la puerta para poder pasar a dentro... En efecto, el techo de vidrio dejaba entrar la luz de la luna y el firmamento se miraba en todo su esplendor.
Y en medio del lugar, estaba su Senku, estando en el suelo con una manta sobre sus hombros, contemplando el cielo.
—¿Por qué no me extraña que de todas las personas de este lugar, tu seas el que anda vagando por el castillo de sus sueños? -Genos se sobresaltó, no esperaba que su Senku le descubriera pues estaba a espaldas de él y sus pasos fueron silenciosos. No así, luego del susto inicial, se acercó hasta él cuando lo invitó a estar a su lado, palmeando a su lado izquierdo en el suelo.
—Quizás al pequeño Genos le halla fascinado este lugar, pero al Genos después de la despetrificación, le gusta más dormir en un observatorio de una aldea cerca del mar.
Senku resopló por las palabras de Genos y le tendió parte de su manta cuando observó que él no poseía nada para cubrirse del frío del lugar.
—Si tus padres escuchan eso, les destrozarás el corazón. -le reprendió, más como un comentario que como un verdadero regaño, Genos no pudo evitar acercar más sus rodillas a su pecho para que sus manos abrazaran algo que no fuera a su Senku-. ¿Y bien? -preguntó cuando el silencio llenó el lugar, no era un silencio incómodo, pero Genos, no tenía ganas de hablar ese día, quería solo escuchar-. Si haz venido a mi en medio de la noche, cuando yo estoy en un observatorio, ¿Será porque quieres crear un plan para reafirmar nuestra ida al infierno?
—Esta vez no hay dobles intensiones, Senku-chan. -le dijo con tranquilidad, ambos, mirando el cielo nocturno-. Solo no podía dormir.
—Suele pasar cuando poseemos una alteración en el sistema nervioso, específicamente en el sistema nervioso simpático que corresponde a la respuesta de "lucha o huida." Cuando este se hiperactiva debido al estrés o la ansiedad, el aumento de las hormonas como el cortisol y la adrenalina, dificultan que la persona pueda relajarse de forma correcta y conciliar un sueño reparador.
—En pocas palabras, has adivinado que estoy ansioso. -le dijo Genos, soltando una pequeña risa al ver como Senku fruncia el ceño al vago resumen que hizo de sus palabras.
—Estoy seguro que esta vez no dije algo que tu no conocieras. -le aseguró mirándolo a él, Genos también le miró, pero la sonrisa divertida, no se fue de sus labios.
—Puede que yo sí lo entienda ahora, Senku-chan, pero ya hablamos de esto en el barco, ¿recuerdas.? simplificar las cosas también es importante para enseñar a otros.
Senku hizo un pequeño puchero con sus labios mientras asentía con la cabeza, Genos sentía que su corazón se derretía cada que tenía esos momentos con Senku. Sabía que eso no era para nada romántico, que solo eran dos amigos que hablaban y se ayudaban mutuamente, pero cuando inclinó su cabeza en el hombro de Senku y este apoyó su cabeza sobre la suya, y lo más importante, no era apartado de ese contacto, nadie podía culpar a Genos de soñar despierto.
Se había prometido ya no quererlo, de solo mirarlo como uno de sus miembros del paquete de cuido, pero eran esos momentos compartidos, algo que podría ser incluso trivial, lo que le daba esperanza, que le hacía desear tomar más de él, tenerlo solo para él... Pero Genos entendía que el amar, también es dejar ir.
Cuando sintió el cuerpo más relajado a su lado y la respiración pausada que le indicaba que Senku estaba dormido, Genos se atrevió a tomar la mano de Senku, pero al final solo fue una caricia, el reconocimiento de la piel del otro sobre las yemas de sus dedos, como una caricia fantasmal, para luego alejar su mano con rapidez y mover un poco a Senku para despertarlo, invitándolo a ir a dormir a las habitaciones que les habían asignado.
Si cuando se despidieron en la puerta de la habitación de Senku, Genos le dio un beso en la mejilla y le deseo buenas noches, eso solo era un hábito normal que él había adquirido al acostar a su pequeña Suika.
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—Vistes eso. -le dijo Maya con diversión a un Brody que silbó al ver la despedida que Genos le dio a Senku.
Ellos dos habían seguido a Senku cuando salió de la habitación en la noche y escondidos en el pasillo final, vieron como Genos llegó a los minutos y se quedaron por un rato en silencio, curiosos por eso, fueron a ver qué pasaba y para su asombro, ambos chicos estaban arropados con una sábana apoyando sus cabezas mientras miraban el firmamento; Maya se sintió conmovida y más al escuchar la suave voz que Genos ponía para despertar al chico. Volvieron a esconderse cuando ellos salieron del observatorio, no iban tomados de la mano como Maya esperaba, pero a veces sus manos se rosaban y las manos de ambos parecían querer entrelazarse pero no poder hacerlo. El beso que Genos le dio a Senku y la mirada cálida que compartieron ambos, fue el detonante final para que ellos entendieran que esos chicos se amaban.
—El principito a conseguido a su rosa. -dijo Maya, aun conmovida por eso.
—Y será mejor que sus padres no se enteren de eso. -comentó Brody tratando de contener una carcajada-. Si Stanley se entera, seguro y lo mata.
—Pues es nuestro turno de ser sus hadas madrinas. -le dijo Maya con diversión-. Ya que soy la madrina de Genos, es mi deber guiar a ese par de tortolos enamorados.
—Solo trata de disimular un poco, quieres. Ambos somos poco sutiles cuando estamos emocionados por algo y en definitiva, va a ser muy divertido ver como el pequeño príncipe presenta a su pareja oficial en una cena familiar.
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La madrugada del día siguiente, su tía Maya llegó a despertarlo, le traía un cambio de ropa más acordé al estilo de su papá Stanley, para bajar e ir a entrenar y saber que tan en forma estaba. Él dejó en su habitación su vieja ropa y gustosamente tomó la ropa ofrecida, arregló su cabello colocándolo hacia atrás y salió alegremente a entrenar con ella. El alegre canto de su tía Maya, también hizo despertar a todo el equipo de lucha, quienes también fueron invitados al entrenamiento.
Genos se acercó a Kohaku para pedirle que, durante su estadía en el castillo, se quedara con Senku y no lo perdiera de vista. Su querida leona no preguntó más al ver la mirada de seriedad de Genos, por lo que solo asintió con la cabeza y fue a buscar al chico a su habitación.
Durante la mañana, hasta la hora del desayuno, Genos fue retado por los soldados que no creían que aquel frágil doncel fuera tan poderoso como decían, pero ellos tardaban más en morder el suelo que en volver a repetir eso una vez que Maya les retaba a intentar derrotar al "frágil doncel"
Los demás del equipo de lucha observaron y solo pocos participaron del encuentro, como Tsukasa, a quien más de un soldado se acercó para pedirle su autógrafo. Por lo demás en el caso de Hyoga, Genos pudo ver claramente como, aun sin saber su plan, parecía ya analizar al enemigo, tomando una oportunidad para saber si sus habilidades de combate cuerpo a cuerpo, no se habían oxidado con el tiempo que no lo practicaba.
Cuando fueron a desayunar, Francois preparó el desayuno para todos, quienes gustosos comieron un desayuno muy americano que incluía: Hotcakes, huevos estrellados, tocino, pan tostado y un vaso de leche de vaca.
Sus padres, aun sin creer en las habilidades del mayordomo, tuvieron que reconocer que la comida era exquisita.
A pesar de lo cálido que se sentía el ambiente y como todos parecieron relajarse, los cinco generales del reino científico, no olvidaron cuál era su misión:
Para la primera fase, que era el reconocimiento, Ryusui con su carisma y deseo de poseer todo, iría al área de los aviones, revisando el lugar, la cantidad de aeronaves que existían y como pilotar una de estas naves. Obviamente tres de los hombres de su papá Stanley, que estaban dando mantenimiento a una de las naves, se negaron en mostrarle si quiera el interior del aeroplano. Pero Ryusui no se desanimó y con el conocimiento que el poseía sobre los aviones de los estadunidenses es que logró que ellos bajaran la guardia y le mostraran como habían modificado cada pieza en esta era de piedra.
Por otro lado, estaban Ukyo y Chrome, que se quedaron junto a Brody y Kaseki para ser de intérpretes, su misión era saber el arsenal de armas con el que contaban en esa base y los puntos de escape que podrían existir. Durante el día, tuvieron que agradecer la pasión de Kaseki con cada nueva estructura mostrada por Brody ya que el hombre soltaba alegremente datos sobre el reforzamiento del metal o como esta se podía utilizar también en los armamentos. Servir de Intérprete ayudó a que nadie sospechara de Ukyo tomando notas sobre esa información, pues él solo estaba anotando los puntos para traducir a Kaseki lo que Brody decía.
El equipo de fuerza junto a otros miembros más y su pequeña Suika, fueron a recuperar la avioneta que su papá Stanley había "estrellado accidentalmente" siguiendo la ruta del río, calculando además, si el Perseo podría o no pasar hasta llegar a la base de sus padres.
Genos le insistió a su padre Stanley acompañarlo, pues quería pasar tiempo de caridad con él, al final y como se estaba volviendo costumbre de él, accedía demasiado rápido a las peticiones de su familia y fue a recuperar la avioneta con el equipo de lucha.
Senku, Kohaku y varios de los miembros de la tripulación, se quedaron en el castillo, los primeros dos, en una reunión con su padre Xeno, los demás de la tripulación que no sabían nada, se tomaron ese día como de descanso, paseando por el lugar y conociendo como cosechaban el maíz.
"Al menos... " pensó Genos cuando escuchó hablar a su papá Stanley sobre los animales salvajes de la zona, "Al menos la primera fase está saliendo bien."
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Cuando regresaron a la base entrada la tarde, la sorpresa que Genos se llevó fue que su padre apoyaba completamente la idea de Senku de fundar la ciudad del maíz e incluso, ofreció su conocimiento para crear la nave hacia la luna.
Genos tuvo un escalofrío al escuchar eso, algo no estaba bien, pero él no veía nada fuera de lo común al rededor, los soldados de su papá Stanley parecían relajados, los ingenieros que apoyaban a su padre Xeno seguían en sus conversaciones que solo Kaseki podría disfrutar, y todo apuntaba que esa noche harían una fiesta para celebrar la unión de los dos reinos.
—Genos. -le llamó su padre Xeno, cuando estaba lavando su cara una vez regresaron de recuperar el aeroplano, su padre tenía las manos hacia atrás y su postura demasiado recta, eso hacía analizar a Genos que su padre estaba nervioso, algo raro en él, pero luego, su padre le preguntó-. ¿Te importaría acompañarme a caminar?
El chico se sintió mal al momento de escuchar la vacilación en la voz de su padre, comprendiendo que aún habían muchas cosas que hablar entre ambos, rápidamente recordó la pelea con su padre ayer y el cómo le aseguró que nunca supo cómo reaccionar con él. Apagando por un momento ese mal presentimiento, decidió darle una oportunidad a su padre, ambos se merecían un momento para hablar.
—Seguro, papá. ¿Quieres ir a dentro para sentarnos o...?
—Hay un lugar que aún no te he mostrado, camina conmigo. -le pidió mientras su postura se relajaba, Genos realmente se sintió mal por dudar de él, así que, alejándose del depósito de agua, empezaron a caminar con tranquilidad-. Stanley me dijo que te divertiste con él este día.
—Si, lo hice. -le aseguró con una sonrisa-. Fue como regresar a ese tiempo en donde salíamos a acampar.
—... Genos. -le llamó luego de haberse quedado en silencio después de las palabras dichas-. Podrías contarme sobre lo que este tiempo has vivido, me encantaría escuchar como has regresado a nosotros, ¿Qué cosas viste? ¿A quiénes has conocido? ¿Cómo lograste formar un paquete de cuido tan cálido? ¿Acaso no esta bien que un padre escuché a su hijo y sus logros? Entenderé completamente si no quieres decirme, pero...
—Papá. -le llamó Genos, al ver como el científico empezaba a divagar, Genos recordaba eso, cuando su padre estaba muy nervioso por algo, él empezaba a hacer preguntas. El chico le miró con cariño, sintiendo que estaba viendo no solo a un hombre frío, sino a lo poco que aún quedaba de su amoroso padre, su corazón se sintió dichoso, en paz y más cuando su padre Xeno giró su mirada a él y le sonrió, con aquella calidez que recordaba-. Me encantaría contarte todo lo que me pasó, pero será una larga historia, ¿Te parece sentarnos y hablar?
—Me encantaría. -le aseguró y levantó su mano con vacilación para acariciar los cabellos de su hijo, Genos no dudó en estirarse para dejarse hacer.
—Entonces, déjame contarte mi historia. -le dijo con alegría mientras empezó su relato de los eventos después de haber despertado.
Esa fue la segunda vez que contó esa historia, su papá Stanley también le pidió eso y él le contó todo sin filtro alguno, las batallas te tuvieron, los amigos que lograron tener, el cómo el padre de Senku no solo logró crear 101 historias para transmitir el conocimiento del pasado, sino también recolectó oro y platino por décadas para dejarle esos minerales a Senku.
—Parece que admiras mucho a Byakuya. -le dijo su padre con un deje de tristeza.
—Debes de admitir que era un hombre increíble y tan testarudo como Senku-chan.
—Y al igual que nosotros. -le dijo con tranquilidad su padre quien soltó un suspiro cansado.
Habían ido a sentarse a los jardines de la parte de atrás del castillo, en donde había una pequeña glorieta, ambos, demasiado absortos en la historia que, hasta ese momento, notaron lo tarde que era ya, pues el sol se ocultaba tras las montañas.
—La vida después de despertar ha sido un poco difícil incluso para mí y a veces Senku-chan se emociona demasiado en sus proyectos... -le dijo, mientras una sonrisa cálida apareció en sus labios y tragando su miedo, estiró su mano y la puso sobre la de su padre-. A veces podía verte a ti, caminando por el laboratorio de Senku-chan, tomando y mesclando químicos o aportando alguna idea científica para mejorar un invento de Senku-chan... Ustedes jamás salieron de mi mente...
—Tu tampoco te fuiste de mi lado, mi Genos. -su padre entrelazo sus dedos con los de su hijo, acariciando la mano contraria con su pulgar-. En nuestra mente, el ir por ti a Japón jamás se dudó ni por un segundo, no importaba si nos tomaba décadas llegar hasta ti, iríamos y te traeríamos de regreso a casa... Quizás pienses que solo es palabrería cuando Byakuya lo hizo por su hijo Senku, pero jamás y escúchame bien Genos, jamás, dudes de nuestro amor... Eres más que solo nuestra creación, mi príncipe... Tu eres nuestro motor... Y sé que hay muchas asperezas que limpiar, muchas partes que sanar y perdonar, tú eres el científico de las habilidades blandas aquí, guía a estos hombres adultos a ser mejores de lo que éramos antes, de lo que somos ahora... Genos, mi hijo... Ayúdame a recordar el cómo amarte.
Genos estaba hecho un mar de lágrimas, lágrimas que su padre limpiaba con sumo cuidado, para que sus garras no lastimaran a su hijo. Esta vez, Genos no dudó en abrazar a su padre.
—Lo lamento, papá... -le dijo con un nudo en la garganta-. Lamento haber dicho todas esas cosas hirientes, de verdad me arrepiento no haber ido a despedirme al aeropuerto, lo lamento tanto papá.
—Oh, cariño. -Xeno envolvió a su hijo en sus brazos acariciando su espalda, acunándolo, como cuando era más pequeño, más frágil-. No hay nada que perdonar, ambos nos equivocamos... Dejemos atrás el pasado y miremos el presente en el cual tu volviste a nuestro lado. Luego, pensaremos en el futuro, aquel que una misión más grande que nosotros tres, te alejará de nuestro lado de nuevo.
Genos se tensó en el abrazo y se alejó un poco de los brazos de su padre, preguntando.
—¿Qué te dijo Senku-chan?
—Hablamos de muchas cosas, ya sabes, como dos mentes brillantes a veces nos desviábamos del tema inicial, pero al final, él me comentó sobre su meta, la fundación de ciudades, la creación de un cohete y por supuesto, me pidió ayuda para crearlo.
—¿Y tú aceptaste? -le preguntó, aun sabiendo ya la respuesta.
—Por supuesto. -le dijo con una sonrisa divertida en sus labios-. Una vez que descubrí que la madre de la aldea Ishigami era mi hijo, simplemente no pude negarme a ayudar.
Genos sintió como sus mejillas se enrojecían, a pesar de saber la respuesta, preguntó.
—¿Suika se los dijo?
—Mi pequeña nieta nos lo dijo. -aseguró y Genos sentía sus mejillas arder más-. Sin importar cuantos años o siglos pasen, tú siempre logras cautivar a todos a tu alrededor.
—¿Y realmente está bien para ti el dejarme ir? -preguntó con sus ojos mostrando sorpresa e incredulidad.
—Se qué aunque te pidamos que te quedes a nuestro lado, eres un aventurero como tus amigos, pero eso no querrá decir que dejaras de llamarnos todos los días jovencito. -le advirtió su padre y Genos se rio por el cambio del tono en su voz-. Acordamos con Senku, que mañana me explicaría la fórmula para despetrificar a más gente para poblar esta ciudad, le pediré a Brody que vaya junto a Kaseki y Ukyo a sintonizar la frecuencia del barco para así poder hablar desde la distancia.
—Papá... No sé qué decir al respecto. -le dijo Genos, mientras tomaba las manos de su padre y con su pulgar acaricia las muñecas de su mano-. ¿Realmente está bien para ti este plan? ¿realmente estás de acuerdo en que me vaya?
—Mi príncipe. -le dijo con cariño en su voz-. Al menos ahora sé que estas vivo y que volverás a nuestro lado.
—¿Entonces está bien? -volvió a insistir apretando más las manos de su padre.
—Si. -le dijo con una sonrisa suave-. Estoy de acuerdo con el plan de Senku.
Los hombros de Genos bajaron con alivio y no dudó en volver a abrazar a su padre. Así fue como los encontró su papá Stanley, y Genos lo acercó a ellos, tomando una de las manos de su papá, acariciando con igual entusiasmo su muñeca, mientras le explicaba la decisión a la cual había llegado.
—Papás. -le dijo Genos, sus ojos aun con algunas lágrimas, con cada una de sus manos, sostenía las muñecas de las manos de sus padres-. Estoy tan feliz de que comprendan este plan y por sobre todo de que lo acepten, no sabes el alivio que siento ahora que ustedes me han dado el visto bueno para ir con ellos.
—Solo queremos lo mejor para ti, nuestro príncipe. -le dijo Xeno, sus ojos incluso más cálidos que antes.
—Y estamos dispuesto a sacrificar cualquier cosa con tal de que tu estés a salvo. -le aseguró su papá Stanley-. Y si debemos ir por todo el mundo e incluso a la luna para que estés a salvo, lo haremos.
—Así como ahora aceptamos el dejarte ir. -aseguró su padre Xeno-. Solo será un adiós momentáneo, ¿de acuerdo?
Los ojos de Genos volvieron a llenarse de lágrimas, sintió un nudo en la garganta por lo que solo asintió con la cabeza y envolvió a sus padres en un abrazo.
—Los amo. -dijo con su voz entrecortada, y cuando sus padres le abrazaron de nuevo, sintió que sus lágrimas jamás se detendrían.
—¡LA COMIDA ESTÁ SERVIDA! -escucharon gritar a su tía Maya y los tres se sobresaltaron, pero luego rieron y poco a poco se separaron.
Genos limpió sus lágrimas y les comentó a sus padres que él se adelantaría, pues debía de ir a limpiarse antes de que alguien lo viera así, se despidió de ellos con un beso en la mejilla y se fue casi dando saltitos de felicidad.
.
.
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—Ya hablé con mis soldados. -dijo Stanley, encendiendo un cigarrillo-. Ya saben lo que tienen que hacer mañana.
—Si. -le respondió Xeno, viendo a su hijo partir-. Es lo mejor para todos.
—Tienes que prepararte. -le advirtió su esposo, soplando el humo de su cigarrillo-. Genos no se lo tomará con alegría.
—No tocaremos a los miembros de su paquete de cuido. Ya mandé a repartir un somnífero indetectable para que ellos lo consuman y no tengamos problemas para moverlos... Ahora solo toca esperar.
Stanley no agregó nada, ni tampoco se acercó a su esposo cuando algunas lágrimas salieron de sus ojos, ahora ya no había vuelta atrás, su plan ya estaba en marcha y todo terminaría mañana.
Creí que no saldría a tiempo para subir este capítulo, pero ya que se pudo, hay que aprovechar. q(≧▽≦q) lamento si apareció la actualización, es que cuando guardaba los últimos cambios lo publiqué por accidente.
La canción de este día está a cargo de la legendaria banda Coldplay, porque no había otra mejor para este momento.
Si empezamos desde el primer párrafo, nos vamos con al momento lindo de Senku y Gen ("Amantes, sigan por el camino que van") luego vemos la primera parte del plan de los cinco Generales para mantener a todos a salvo ("Corredores, hasta que la carrera se haya acabado") y luego, el como todos los de la base, a excepción de Maya y Brody, actúan tan cordiales con ellos, incluso Stanley ("Soldados, tienes que seguir adelante a pesar de todo") y luego la parte final en donde Xeno se "abre a su hijo" y Stanley le apoya ("A veces aún lo correcto está mal") y después sigue el coro en donde me imagino el dolor que debe sentir Genos al escuchar las palabras que tanto anhelaba oír, como parte de un engaño de su padre Xeno.
Hay no, ya me puse sentimental con solo recordarlo. o(TヘTo)
En fin, mañana toca trabajo así que nos vemos el martes. Autora-san, fuera.
Chapter 44: Capítulo 39: El plan y la traición.
Summary:
Senku y toda la tripulación caen en una trampa mortal. ¿Este es el fin del Reino Científico?
Notes:
La perfecta canción de este capítulo:
Canción: Lost on you.
Artista: LP
Link: https://www.youtube.com/watch?v=9e699F9PR_o
Chapter Text
...
El comedor del castillo rebosaba en risas, el olor de la buena comida invitaba a todos a probar más de un bocado, el vino y otras bebidas alcohólicas se repartían como si ese momento fuera el último de sus vidas. El lugar jamás había sido tan cálido, tan alegre como esa noche y Xeno podía notar como incluso los soldados más serios reían con los aldeanos sin importar la barrera del idioma.
La noche era para celebrar la unión de dos reinos, para celebrar el trabajo conjunto de dos mentes brillantes y un plan ambicioso que traería a la humanidad de regreso... Humanidad que Xeno, detestaba por sobre todas las cosas.
El hombre, elegante como siempre, se recostaba en la silla de la mesa principal, en donde podía ver a todos en aquella habitación. El reino de jóvenes científicos lo superaba en número, por supuesto, pero ellos tenían el armamento, y un plan con mayor rapidez de ejecución.
Movió la copa de vino que tenía en su mano antes de tomar de ella, disfrutó de aquel aroma dulce y frutal del vino de uvas jóvenes, el sabor era, como bien supuso él al momento de crearlo, un sabor intenso y pimentado... El ideal para una ocasión como esa.
Cuando bajó su mano, su mirada viajó hasta donde estaba su hijo, su Genos, su obra maestra, su más preciado tesoro.
Su ahora no tan pequeño, se movía por el salón como la mariposa sociable que siempre fue, su encanto natural hacía que todos lo miraran y esa era la característica principal para hacerlo el más brillante ilusionista que pueda existir. Su pequeño era capaz de endulzar a cualquiera con sus palabras, de disfrazar el temor con carisma... De casi poder lograr engañar a su padre.
Xeno suspiró al notarlo, en el momento de su charla anterior, recordó cómo los ojos azules que tanto amaba ver quisieron distraerlo para que no notara como con sus delicadas manos trataba de notar alguna pulsación que delatara sus palabras. Tuvo que darle crédito a su pequeño, su estrategia hubiera funcionado con cualquiera que no fuera él.
"Mi pequeño príncipe, ¿Cuándo creciste tanto?" pensó Xeno con una sonrisa triste en sus labios al ver como su hijo completaba un truco de magia y se inclinaba para recibir los aplausos de todos. "¿Cuándo fue que dejaste de confiar en mi? ¿Cuándo dejaste de ser mío?"
Xeno cerró los ojos por un momento, recordando el pasado, recordando cuando sostuvo a su niño por primera vez, cuando le cantaba para que durmiera, cuando imitaba la voz de su padre Stanley para que no se sintiera tan triste al no tener a su padre todo el tiempo en casa, cuando le enseñaba sobre la belleza de la ciencia, sobre la elegancia de cada ecuación, sobre la elegancia de la naturaleza que podía ser comprendida solo si uno aprendía a ver más allá de lo obvio, a pensar fuera del cuadrado en donde la sociedad te imponía estar.
Él lo recuerda tan claramente, aquellos ojos brillando de dicha, su Genos, escuchándolo atentamente y repitiendo teorías que sabía, aun no comprendía del todo solo porque eso era "lo más elegante que había escuchado." Xeno, realmente recordaba cada una de las interacciones con su hijo, por muy insignificante que esta fuera.
Por eso, en ese momento, cuando le vio alejarse de ellos, luego de su "charla de reconciliación" él sabía que su hijo no le creía. Xeno abrió los ojos y volvió a mirar a su hijo, su sonrisa seguía perfecta en su rostro, sus manos con la misma agilidad que siempre dominaba cuando se ponía a practicar sus trucos en la mesa del comedor de la casa, pero sus ojos... Oh, sus ojos, aquellos que amaba tanto ver brillar al descubrir el mundo, ahora solo miraban a todos con cautela, buscando una salida al lugar, buscando una oportunidad para huir de ahí.
Él quería irse del lugar creado para él, el lugar que siempre quiso de pequeño que al fin sus padres habían logrado hacer realidad, ahora a los ojos de su hijo no tenía el efecto que Xeno esperó.
—"La ciencia no son solo números y lógica, padre." -recuerda Xeno, la última llamada que tuvo con su hijo-. "También es emoción, es arte, la ciencia es humanidad, es vida."
—"La vida siempre puede sorprenderte y más si sigues la ciencia." -le respondía sin dudar a su hijo, mientras agregaba también-. "Y la ciencia también implica poder, un poder que no es arte ni emoción, es solo acción que nos conllevará a una reacción de igual intensidad."
Xeno recuerda como la línea se quedó en silencio por un momento antes de que su hijo se despidiera de él y cortara la llamara... Su última conversación en aquella época, solo fue para hacerle a entender a Xeno, que su pequeño hijo, jamás entendería sus acciones.
Y ahora, justo frente a sus ojos, la historia volvía a repetirse. Xeno estaba seguro que su plan solo crearía una brecha más grande entre él y su hijo, pero aun siendo él un hombre de ciencia, un hombre que no creía en ningún dios, él aún tenía fe en su hijo. Él tenía fe que en algún momento luego de mañana, su hijo comprendería que lo que hicieron fue por él, para que estuviera a salvo, para que no sufriera más.
Sin poder aguantar por un segundo más el ver a su hijo, su mirada cambió de lugar, casi instintivamente buscando a su esposo, a su igual en este mundo. Lo encontró recargado en una de las paredes del comedor, con una jarra de cerveza en su mano, mirando también a su hijo y mostrando esa sonrisa suave que solo era digna de recibir él, y en este caso su hijo.
Su amado esposo parecía relajado, disfrutando del espectáculo de su hijo, con una mirada de orgullo en sus ojos.
Su Stanley, su primer y único amor, a quien había robado del mundo desde muy temprana edad, a quien no dudaría de elegir una y otra vez para estar a su lado. El único que no lo vio como un simple peón, o como un genio descartable o una máquina para crear armas. El hombre que le miraba con amor, que no dudaba en sus planes, que no le importaba matar por él.
El hombre a quien amaba y amará por siempre, quien es el único digno de tenerle por completo y que le dio la oportunidad de extender sus genes a otro pequeño tesoro, una extensión perfecta de su amor, su pequeño, que era una pieza que ni siquiera sabía que necesitaban, pero que calzó perfectamente entre ellos dos.
Stanley, su caballero de brillante armadura, quien no dudaba en callarlo con besos, que no dudaba en entregarse a él completamente para ser moldeado por sus manos, para ser devorado por su boca y tragar cada uno de los gemidos, de los suspiros, de su nombre entrecortado que salían de él cuando se perdía en sus caricias. Él conocía mejor que nadie el cuerpo de su esposo, años de relación hacían que él supiera donde tocar, donde lamer y susurrar para que aquel estoico hombre se deshiciera en sus brazos.
La intensidad de su mirada al momento de pensar eso, pareció que hizo reaccionar a su esposo, quién en la distancia, desviando la mirada de su hijo, le miró a él. "Y ahí estaba." pensó al ver aquellos ojos azules intensos, aquella sonrisa descarada, Xeno también le sonrió y no dudó en parpadear tres veces, la señal que ellos inventaron para decir "Ven." y como el hombre complaciente que siempre fue, su esposo fue hasta él.
—¿Tan intensa fue mi mirada para que te dieras cuenta que te estaba viendo? -le preguntó cuando su esposo tomó asiento a su lado.
—Tan intensa como una invitación para no dormir esta noche. -le dijo con coquetería, tomando un trago de su cerveza.
—¿Ahora me lees mis pensamientos? -le dijo con diversión, ambos mofando por lo absurdo de las palabras dichas.
—Eso es lo que obtienes, cuando llevas más de veinticinco años casado con una sola persona. -ambos se miraron a los ojos, sin evitar sonreírse con amor y complicidad.
Stanley fue el que inició el beso entre ellos, saboreando el vino y la cerveza en los labios del otro.
—La ironía de la última cena con vino joven. -le dijo Stanley, separándose de los labios de su esposo, mirándolo con una pequeña chispa de diversión.
—Sabía que solo tu podrías entender la ironía en todo esto. -le dijo con orgullo.
Stanley solo resopló divertido, acomodándose en su asiento y estirando su mano derecha hasta colocarla en la cintura de su esposo en donde empezó a acariciar el lugar con su dedo pulgar.
Ambos miraron el comedor nuevamente, no era necesario decir más.
Xeno buscó con la mirada a su pupilo, su brillante y obstinado aprendiz, estaba comiendo despacio, a su lado estaba Luna, tratando de sacar alguna plática de él. Senku parecía intentar no ser cortante con sus respuestas, pero era obvio que no le estaba prestando atención. Los ojos de su aprendiz estaban en otro lugar, o mejor dicho en otra persona; siguió la línea de su mirada y no pudo evitar soltar un "oh." cuando le vio sonreír con calidez mientras miraba el espectáculo de su hijo.
"Otra razón más para seguir nuestro plan." pensó con diversión mientras alzaba su copa y empujando un poco a su esposo, le pedía hacer un brindes.
—Por el futuro. -le dijo a su esposo al momento en que este alzó su jarra cervecera.
—Por el futuro. -repitió mientras chocaban sus bebidas y tomaban de ellas, dejando al aire un solo pensamiento...
"...Por el futuro y la caída del reino científico... Y esta vez, no permitiré que el mundo me arrebate lo único que me pertenece..."
.
.
.
Cuando la mañana llegó el día siguiente, Senku ya estaba despierto, terminando de escribir la forma más eficiente de crear la fórmula de la despetrificación.
Anoche no pudo tener un momento a solas con Genos, la chica de nombre Luna, parecía que fue puesta para él como un distanciador para no tener ni un momento a solas con él.
Desde la llegada de Genos en la tarde con los demás del equipo de fuerza, Senku no pudo acercarse a él, siempre empujado hacia el otro lado, siempre rodeado con más gente... Senku ni siquiera pudo salir esa noche de su habitación para ir a verle, porque casualmente le habían cerrado desde afuera.
Senku estaba preocupado por Genos, la mirada en sus ojos en los microsegundos en que su sonrisa flaqueaba, era de un dolor fuerte, como el de una traición y él no pudo ir a su encuentro, no pudo estar cuando se notaba que su mentalista lo necesitaba.
Él no entendía que estaba pasando, tenía cientos de teorías en su cabeza y estaba seguro que el plan que tenía con sus demás generales estaba saliendo bien. Pero Kohaku, quien le había encerrado en su habitación le aseguró que era por su bien... A Senku no le gustaba no tener el panorama completo, pero esperaba que este día al menos algo saliera bien.
Escuchó como su puerta fue liberada y un papel fue deslizado por debajo de ella. Fue a tomarlo y leerlo, pero escuchó unos pasos acercarse con firmeza, por lo que guardó la nota para leerla más tarde.
Tres golpes contundentes sonaron en la habitación, él caminó hasta la ventana del lugar, invitando a pasar a la persona detrás de la puerta. Quien entraba, ya completamente vestido era Stanley, un cigarrillo ya quemándose en sus labios.
—Xeno me informó que irán a conectar la línea entre nuestra base y su barco. Andando, Ukyo y no se quien más, irán en ese auto blindado que crearon, tú y yo iremos por aire.
—¿Por aire? -cuestionó-. ¿Creí que trabajaríamos este día en la fórmula?
—A esta hora de la mañana, digamos que Xeno se encuentra indispuesto para atenderte. -sonrió con descaro Stanley, y Senku no quiso profundizar en ese tema con el padre de su mentalista-. Pero como su pupilo, seguramente ya tienes la fórmula por escrito. Andando, se la daremos a Brody para que, en la tarde, ustedes chicos de ciencia, trabajen para traer a las personas o lo que sea que quieran hacer.
—Necesito ir al baño. -le dijo Senku cuando vio como Stanley se estaba yendo de la habitación-. Saldré enseguida.
Aseguró, mientras corría hasta el lugar. Una vez ahí, empezó a tomar trapos y doblarlos, creando amortiguadores para su cuerpo, no creía que el padre de su Genos lo intentara tirar del aeroplano, pero jamás estaba de más prevenir. Recordando como su Genos le explicó como doblar y esconder telas sobre sí mismo, se las acomodó por su cuerpo y una vez que estuvo seguro de que todo estaba bien, Senku salió del baño y siguió a Stanley hasta la entrada principal, en donde Brody estaba esperando a Kaseki para enseñarle uno de sus mejores inventos.
Senku no dudo en darle el pergamino a Brody, pidiéndole que lo guardara para trabajar en la tarde con ello. Brody silbó al leer los planos, impaciente de crear esas máquinas con Kaseki, que de seguro ya había logrado hacer al menos una vez.
Stanley guio a Senku hasta el hangar en donde guardaban las naves y solo ahí se percató de algo, todo el lugar estaba muy silencioso. Su cerebro lógico le recordó la fiesta que duró hasta altas horas de la mañana... Pero había algo ahí, en el silencio del lugar, que hacía que la voz muy parecida a la de Genos y que era su lado menos lógico, le advirtiera que algo no estaba bien.
—Me sorprende que todos sigan durmiendo cuando son pasadas las siete de la mañana. -le dijo cuando entró al hangar, trató de que su voz sonara relajada, como un comentario banal sobre el clima, Stanley por su parte mofó con diversión mientras apagaba su cigarrillo.
—A veces olvido que ustedes son apenas adultos. ¿No te suena de algún lugar el término resaca? Que seamos soldados entrenados no significa que no lo padecemos.
Stanley le arrojó un casco a Senku, con unos lentes incorporados.
—Anda. -le invitó con la cabeza, señalando el aeroplano-. Genos me dijo que quedaste encantado la vez anterior que lo viste. ¿no te gustaría subir para verlo mejor?
Senku miró a Stanley con un poco de asombro, pues cuando mencionó el nombre de su hijo, una sonrisa cálida surcó por sus labios y sus ojos azules brillaron con cariño, justamente como los de su mentalista cuando miraba a Suika.
Su sistema de alerta se apagó momentáneamente y no dudo en subir y preguntar sobre las piezas o empezar a hablar sobre el diseño del mismo. Stanley a duras penas y aportaba algún comentario, él se dedicó a subirse al aeroplano, arrancarlo y tomar vuelo, en dirección hasta el barco.
Por el camino, pudieron ver como el laboratorio móvil iba rumbo al barco, por lo cual se relajó un poco más, disfrutando de la vista. El viaje no duró tanto como el deseaba, pero se sintió completamente liberador; el aterrizaje, aun en el agua fue perfecto, dejando la aeronave muy cerca del barco.
Obviamente el laboratorio móvil estaba muy lejos, por lo que esperando a que Stanley amarrara el aeroplano, él hombre aprovechó a preguntar sobre la construcción del barco y su funcionamiento, Senku trató de ser lo menos técnico posible y por la mirada de asombro de Stanley cuando entró a la cabina principal sabía que estaba explicando bien las cosas.
Cuando bajaron a la parte del intercomunicador, extrañamente este empezó a sonar. Creyendo que quizás era el equipo del laboratorio móvil, Senku se acercó a los controles y activó la llamada.
—¿Qué sucede? -preguntó Senku y la línea se quedó por un momento en silencio hasta que la voz de Xeno salió del comunicador.
—"Así que esta es la frecuencia de radio que ustedes utilizan"
—Oh, así que no era necesario que los demás vinieran para arreglar esto. -le dijo Senku, picando su oído con tranquilidad-. Como se esperaba de usted, doctor Xeno.
—"Me alagas, doctor Senku, y me alegra escuchar que solo estas con mi amado Stanley."
La línea volvió a distorsionarse y luego, salió una voz muy familiar del comunicador.
—"Hola, Senku-chan. Gracias por acompañar a mi papá Stanley hasta el barco... No se lo digas a él, pero a papá le gustan mucho los barcos, por eso acogió a Ukyo en su paquete de cuido."
—¿Es eso así? -le dijo Senku, riendo al pensar la cara de su mentalista diciendo eso.
—"Pero por desgracia, los planes han cambiado un poco, Senku-chan."
—¿A qué te refieres con cambiar? -cuestionó, con disimulo buscó a Stanley en la habitación, él estaba recargado en uno de los pilares de la habitación, un cigarro nuevo en su boca.
—"Lamentablemente, anoche hablé con mis padres y ellos me han abierto los ojos... Tu plan tiene muchas fallas, Senku-chan. Y aunque extraño mi vida antes de la petrificación, los años que tardaremos en traer a todos, las guerras por territorio que volverán a activarse. ¿Has pensado en ello.? ¿En todos los posibles panoramas que se vendrán si seguimos este plan?"
—¿Qué, exactamente, estas insinuando, mentalista? -dijo con voz pausada, Stanley no se había movido de su lugar, ambas escaleras estaban libres para huir.
—"Porque no mejor quedarnos aquí, Senku-chan. Mi padre te aprecia y podrían hacer grandes cosas juntos, lejos de esta absurda idea de sumir en caos el mundo otra vez... ¿Qué me dices, Senku-chan? No crees que es mejor unirnos a mi padre Xeno y trabajar aquí"
—Oye, Genos... -le llamó, su mano metiéndose en una de sus bolsas de trabajo-. Déjame hacerte una pregunta.
—"Por supuesto, Senku-chan. ¿Dime que es?"
—La luna es hermosa ¿no, Genos?
La línea se quedó por un momento en silencio, incluso pudo ver la mirada de extrañez de Stanley, pero él estaba tranquilo, sonriendo con seguridad.
—"¿Acaso Senku-chan quiere declararme su amor?"
—Kukuku... Por desgracia, no eres la persona a la que podría decirle eso... -Senku dejó de revolver las cosas que había mezclado dentro de su bolsa y ahora tomaba un puñado de eso-. Oye, falso Genos. -le habló Senku con seguridad-. Hay algo que olvidas agregar a tu parloteo.
—"Que cruel, porque me dices falso Genos, Senku-chan"
—Porque solo el verdadero Genos, recordaría que hicimos una promesa... Y soy un hombre de palabra, Doctor Xeno... Me llevaré a Genos conmigo al infierno.
Senku arrojó el polvo al suelo, activándolo con un cerillo que le robó a Stanley durante el vuelo, improvisando la bomba de humo que tanto quería Genos para sus espectáculos. No así, una de las balas rozó su brazo, por lo cual corrió escaleras arriba, fue a cubierta y empezó a planear su huida, pero entre más pensaba, más cerca sentía los pasos de Stanley detrás de él.
Si se tiraba al río, no dudaba en que Stanley le lograba apuntar, y si no lo mataba él, seguramente la corriente o los cocodrilos lo harían. Si salía del barco, podría tener solo minutos para correr y esconderse, pero su plan se vio frustrado cuando vio la tabla que lo conectaba a tierra, caída al suelo.
Correó hasta la punta del barco y se escondió, debajo de la mesa del bar de Francois, necesitaba pensar en algo para amortiguar las balas, en su búsqueda encontró almidón, tomo el agua que encontró cerca y lo mezcló con rapidez. Los pasos de Stanley, cada vez acercándose más hasta donde estaba él.
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Cuando Senku hizo la bomba de humo, Stanley no puede negar que el chico es listo. En ese punto, se siente un poco entre la espada y la pared. A pesar de eso, como todo buen soldado, él tiene una misión que cumplir, por lo cual se acerca al intercomunicador y habla.
—Genos, pásame a tu padre.
—"Si, papá." -suena la voz de Genos, luego la línea se queda silenciosa un momento, antes de que Xeno tome el mando de nuevo-. "¿Qué sucede?"
—Xeno. Está será tu última oportunidad, por lo que volveré a preguntar... Puedo disparar, ¿no.? una bala será suficiente para matarlo.
—"Si. Hazlo. Genos también está de acuerdo con esto."
Stanley suspira con resignación, mientras toma otro cigarrillo, lo enciende y sigue el camino de Senku. El chico es inteligente, así que sabe que se mantendrá en la cubierta. Cuando sale de la cabina principal, escucha el ruido de vidrio rompiéndose, se acerca al sonido, y sabe, sin verlo, que Senku está escondido detrás de la barra del bar.
Stanley se acerca a él, dejando más de quince metros de distancia. Levanta el arma y no duda en disparar. Dispara tres veces a tres puntos diferentes, cada bala, representando a su familia.
Escucha algo caer al suelo y se acerca a revisar. En efecto, una de las tres balas dio en el blanco, era la bala de Genos la que atravesó el pecho de Senku y ahora se desangraba en el suelo.
Stanley no le disparó más, no era necesario, nadie vendría aquí. Toda su tripulación estaba atrapada en una clásica trampa para moscas y lo del auto blindado solo fue una distracción momentánea para que él bajara la guardia. Él moriría de forma agonizante, era una muerte más que suficiente para un soñador.
Se dirigió nuevamente a la cabina principal, se acercó al intercomunicador que dejó convenientemente activado para que se escucharan los disparos y luego dijo con voz firme.
—Trabajo terminado. El líder científico, Senku Ishigami, está muerto.
Tres horas de sueño en tres días seguidos hace que el mundo parezca loco. Las personas que padecemos de hiperfoco o insomnio, me entenderán.
Salí casi corriendo del trabajo para venirlo a editar y subir. Mis manos no han parado de teclear en mi computadora y hasta este momento es que agradezco a mi profesora de Mecanografía por enseñarnos a escribir tan rápido en máquinas de escribir (O sí, en el Salvador, al menos en el tiempo que estudié bachillerato, era obligatorio pasar esa materia en tu primer año de estudio)
Y bueno, si vamos a la canción, es que no hay mucho que decir, pues la letra te lo dice todo... Y la voz de Laura (LP) es simplemente perfecta... Y yo sé, que está canción Laura lo hizo para una ex, pero es que pónganse en el contexto de un padre (Xeno y Stanley) y luego solo dejen que fluya en ustedes la voz tan exquisita de ella y dioses, la canción es perfecta para este capítulo.
Okey, estoy divagando... Y ya que no es "sano" el dormir tan poco, no prometo fecha para el siguiente capítulo. Estaré leyendo sus comentarios, que los amo, por cierto, me rio con ustedes y sufro con ustedes también, así que, si hay dudas, durante estos días voy respondiendo.
Una última cosa, he actualizado la "nota antes de empezar", si van al día, no es necesario que la lean, pues son los términos básicos del universo del doncelismo que ya agregué en capítulos anteriores. Tardíamente me di cuenta que esos términos debían ser colocados primero, así que oficialmente ya están ahí.
Ahora sí, nos leemos después. Autora-san, fuera.
Chapter 45: Capítulo 40: La niebla de un corazón Inverso.
Summary:
Gen se hunde en la desesperación tras creer perderlo todo. ¿Podrá el amor de una niña y una voz en la distancia devolverle la razón para vivir?
Notes:
Okey, tenemos que hablar antes de que lean este capítulo.
Nunca me ha agradado tocar este tema, pero como hay una necesidad inherente para hacerlo cada que escribo sobre esto, es necesario que lo diga.
El capítulo va a tocar temas fuertes como es la salud mental y hasta cierta medida el manejo del duelo. No estoy diciendo que he escrito algo que les desgarrará el alma y los hundirá en la misma oscuridad, no, no es ahí a lo que voy con esta advertencia, sino en algunas palabras vagas, aquellas que al principio se leen y se pasan de alto, pero luego se quedan ahí en tu cabeza y van creciendo poco a poco como una bola de nieve que cae colina abajo.
Como persona que padece depresión, en serio les pido, si no están en un buen momento, no lo lean, no se perderán de mucho. Les prometo que los próximos capítulos serán más divertidos, más al ritmo alegre que he llevado antes, pero este no es el caso, este capítulo es cruel e intrusivo.
Si están pasando por momentos malos, busquen ayuda, hablen, jamás se traguen su dolor, creen una red de apoyo que realmente estén ahí y los escuchen... Y si, sé que la vida es una mierda y nos golpea horrible, pero siempre recuerden que mientras más oscura la noche, más bello brillará el día mañana. Hay que darle una oportunidad a esta vida de mierda, veras que todo estará bien.
De corazón, les envió un abrazo a todos. Nos leemos después.
La canción de este capítulo es:
Canción: I Know the End
Artistas: Phoebe Bridgers
Link: https://www.youtube.com/watch?v=EeZbvvrLiYQ&ab_channel=ANDREWBUTRON
Chapter Text
...
"Arriba, Genos..."
Cuando escuchó la voz de Senku entre la oscuridad que lo rodeaba, Genos se forzó a despertar, su cuerpo estaba demasiado pesado para mover incluso un dedo, pero se obligó a hacerlo. Con dificultad abrió sus ojos y buscó a su pequeña, que se supondría estaba dormida a su lado, pero la cama estaba vacía y aquello solo había sido un sueño.
Su mente se sentía aturdida, la luz que entraba por la ventana era demasiado fuerte para ser de mañana; sacudió su cabeza para intentar recordar algo, pero aún se sentía perdido. Con resignación, se acostó boca arriba en la cama, haciendo largas y pausadas respiraciones para relajar su cuerpo.
Más relajado que al principio, los primeros recuerdos aparecieron en su cabeza...
... Gen se levantó primero que cualquiera ese día, se había colocado sus viejas ropas y había ido hasta las habitaciones de Ukyo y Kaseki para dejar a una dormida Suika a su cuidado. Anoche, había logrado hablar con Ukyo y sabía que este había pasado el mensaje a los demás.
Sus padres atacarían ese día, de eso él no tenía dudas, por eso reorganizaron su plan de ataque y antes de la cena, Gen esperaba que ya estuvieran de regreso en el mar.
Con cautela se dirigió hasta el arsenal de sus padres junto a Ukyo, para su suerte, el lugar estaba solo y sin vigilancia, por lo que tomaron bombas y robaron municiones, para evitar que ellos recargaran sus armas. Antes de la comida, habían tenido las suficientes bombas y balas como para que no fueran una amenaza mayor una vez que se quedaran sin balas.
Pero cuando escuchó la avioneta de su papá Stanley despegar, una opresión se apoderó de su pecho. Acordando reunirse con los demás, se despidió de Ukyo y fue hasta el laboratorio de su padre. Él tonto niño con esperanza, aún tenía fe en su padre, incluso cuando le había mentido abiertamente en la cara, Genos aun quería creer en él, tenía fe en que él cambiaría y recapacitaría, que aun había algo rescatable de su padre en aquel dictador que estaba destruyendo a su familia.
Casi llegando al final de las escaleras, sintió un frío en todo su cuerpo, como si el final de algo estuviera cerca y siendo él, el hombre apegado a sus instintos, asumió que se trataba del final de su viaje en su país, del cierre final con los sentimientos que tenía sobre su padre Xeno... Pero cuan equivocado estaba.
Cuando entró al laboratorio frío y extrañamente vacío, Genos escuchó su propia voz...
—¿Acaso Senku-chan quiere declararme su amor?
Genos se quedó congelado en su lugar sin entender lo que estaba pasando, pero su mente no pudo ponerse al día con eso, pues casi al instante de terminar esa pregunta, la voz de su Senku resonó desde arriba del laboratorio y le llamó falso Genos, dándole un soplo de esperanza, su chico era más listo que los engaños que quisieran hacerle creer a él. Con más silencio en su andar y prestando atención a lo que estaban hablando, se fue acercando a las escaleras para ir a la parte de arriba del laboratorio de su padre en donde estaba su equipo de radio.
—"Porque solo el verdadero Genos, recordaría que hicimos una promesa." -escuchó hablar a Senku y Genos se sentía orgulloso de su científico loco-. "Y soy un hombre de palabra, Doctor Xeno. Me llevaré a Genos conmigo al infierno..."
Genos no pudo procesar las palabras finales pues el ruido de disparos inundaron el lugar, él correó el tramo de escaleras que faltaban hasta la puerta principal de aquella habitación, pero solo logró dar unos pasos a dentro cuando un sudor frío invadió todo su cuerpo, su respiración se atoró en su garganta al escuchar como su papá Stanley, su héroe, el hombre que le enseñó tanto, seguía fielmente el juego de su padre Xeno, quien cerca de la bocina y con dos de sus garras tocando su garganta estaba imitando su voz.
—"... Una bala será suficiente para matarlo." -Genos cayó al suelo al escuchar a su papá Stanley decir eso, ante el ruido, Xeno giró a verle y sin vacilar ni un momento en su voz le respondió.
—Si. Hazlo. Genos también está de acuerdo con esto.
Genos vio a aquel hombre que estaba frente a él, aquel hombre distaba de ser el padre que él conocía, aquel que le arropaba, que le enseñó a amar la ciencia... "No." aseguró en su interior, "Aquel hombre frente a él, no es mi padre... Eso es un monstro que no dudo en mandar a matar a la persona que amo."
Quería llorar, pero ya no tenía lágrimas que derramar y no servirían en ese momento, en ese momento necesitaba pensar.
—¿Qué has hecho? -fue la pregunta entrecortada que salió de sus labios. Se dijo a si mismo que aquello era una pesadilla, que era imposible que ese monstro fuera su padre.
—Lo necesario para mantener a esta familia a salvo. -dijo sin dudar, los oscuros ojos de su padre en ningún momento vacilaron, así como su voz-. Senku jamás entraría en razón con mi visión del mundo en contraste a su plan que conlleva tantos peligros. Ustedes están jugando a ser superhéroes, Genos. ¿Traer de regreso a todos? ¿Acaso comprenden el gran impacto que eso traerá? -Xeno se acercó hasta su hijo, quien aún estaba de rodillas en el suelo, mirando como se mira a un extraño, a un demente-. Aquí estarás a salvo, Genos. No necesitas a esta gente cuando nos tienes a nosotros, tu familia... Puedo hacer excepciones, por supuesto, como Ukyo y la pequeña niña rubia que sé que a tu padre le agrada... Ellos pueden quedarse si quieren hacerlo.
Genos sintió que las frías garras de su padre en su mejilla eran solo un patético intento frívolo de consuelo. El tono de su padre era condescendiente, minorizando sus acciones, manipulando sus sentimientos otra vez.
—"Trabajo terminado. El líder científico, Senku Ishigami, está muerto." -escuchó la voz de su papá Stanley por la radio que su padre había dejado en altavoz.
Gen se quedó helado al escuchar eso, la opresión en su pecho solo creció más, quería gritar, quería correr e ir por Senku, pero sus piernas no respondían, la opresión en su pecho le dificultaba incluso respirar. Las palabras de su padre Stanley se repetían en su cabeza, su tono era firme, inquebrantable, como si el simple hecho de matar a Senku, su Senku, fuera como matar un mosquito molesto.
Sintió un chillido en sus oídos, cada respiración era un clavo en su pecho. La voz de su padre se sintió distante, como si él estuviera bajo el agua y no frente al hombre al cual había ido para hacer las paces ese día, para que él supiera que, a pesar de la traición de anoche, él le amaba, era su padre y lo amaría por siempre, pero ahora... En ese momento, en ese pequeño instante que estaba con quien quería perdonar, le veía mover su boca, decir algo como "sentirse mal por perder a un genio como él..."
Genos soltó un mofido tratando de imitar una risa, pero la mueca de sus labios era solo eso, una mueca de alguien que estaba cansado, alguien demasiado roto para siquiera sentir algo más.
—Que gran actuación, Doctor Xeno. -su voz sonó rota, tan impersonal-. ¿Cuál era su plan Doctor? ¿Qué todos bajaran la guardia para luego matarlos a todos? No, eso sería poco elegante para ti... Déjame adivinar. -le dijo intentando ponerse de pie, sus pies se sentían inestables, pero aun así se obligó a pararse, a estar de pie frente a ese monstro-. Ahora lo veo todo claro, por supuesto... La ropa, la cena... Si... Todo está más claro ahora.
A pesar del temblor de su cuerpo, Genos se paró en toda su altura, su mirada sin vida fue dirigida a Xeno, no había odio en ella, ni dolor, no había alegría ni tristeza. Su mirada era simplemente vacía, como la de un hombre que ha visto los horrores de la vida y, aun así, camina al campo de batalla a combatir en primera fila.
—"Aquí, Alan." -escucharon hablar por la radio-. "Los aldeanos escucharon todo, ellos están encerrados abajo."
La risa histérica de Genos no inmutó a su padre en absoluto, o al menos eso creyó él al verlo con su típica pose recta y sus manos atrás.
—Si... Elegante como siempre... Les hiciste creer a todos que yo estaba de su lado para luego imitar mi voz. Brillante de su parte doctor Xeno, hacerles creer a un montón de aldeanos que me escucharon hablar en japones que estaba de acuerdo en que mata... -Genos no pudo terminar sus palabras, un nudo en su garganta con solo poner en palabras la realidad, hacía que su voluntad se doblara.
—Mi decisión te ha liberado del peso de escoger un bando, Genos.
—¿Y crees que con tus actos me uniré a ustedes? -le dijo Genos, retrocediendo para buscar una salida e irse de ahí-. ¿Quedarme con el monstro que me traicionó y me mintió en la cara?
—¿Acaso el hijo piensa en traicionar a sus padres? -le retó, metiendo sus manos a las bolsas de su abrigo.
—No. -le dijo cuando llegó al pasillo de las escaleras-. Los únicos que hicieron eso, fueron ustedes dos.
Genos corrió escaleras abajo, tratando de ir por los demás y huir en ese momento, Senku estaba en el barco, si se apresuraba, si lograba ir por él, tal vez podría salvarlo, "Francois es un mayordomo competente." pensó con desespero, sintiendo que las escaleras jamás terminaban. "Si Francois va hasta allí y..."
Casi al final de las escaleras, Genos sintió un piquetazo en su hombro, se detuvo y cuando lo observó, era un dardo...
—Se que con el tiempo comprenderás que yo tenía razón, Genos. -le decía su padre que bajaba las mismas escaleras, pero con un paso más tranquilo, en su mano, una pistola-. Pero ahora necesitas tiempo para procesar todo... Nosotros te lo daremos.
Gen empezó a sentir como sus manos se dormían, por lo que intentó salir de ahí, tal vez podría gritar y alguien lo escucharía, tal vez alguien iría hasta donde estaba Senku y le salvaría... Pero mientras más pasos daba, más mareado se sentía, su cuerpo se adormecía, a pesar de luchar, a pesar de intentar avanzar... Vio como su padre movía la boca diciendo algo, pero no lograba entenderlo, sus ojos empezaron a cerrarse y luego, simplemente la oscuridad lo consumió...
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La segunda vez que despertó ese día, estaba en su habitación, sus ropas nuevamente las habían cambiado. Se sentía un poco desorientado, pero su mente rápidamente se puso al día, su plan de huida había fallado y sus padres habían mata...
—No... -le dijo al silencio de la habitación-. Senku siempre sale adelante. Senku siempre tiene un plan... Tengo que buscar la forma de escapar, si salgo de aquí podré ayudar a los otros... Senku está bien... Senku está vivo.
Genos respiró tratando de relajar su cuerpo, tratando de encontrar una salida de ese lugar, pero las puertas estaban cerradas, las ventanas estaban demasiadas altas para subir hasta ahí, además de que estaban selladas. Entró al baño de aquella habitación y no encontró nada a parte de productos de limpieza, buscó en toda la habitación, algo que pudiera usar. Buscó en cada rincón del lugar, se movió sin parar durante más tiempo del que pudo contar... Él tenía que moverse y huir, tenía que salir de ahí...
"... Senku Ishigami, está muerto."
Genos se detuvo al escuchar la voz de su padre aun resonando en su cabeza, sintió que se ahogaba, que el aire que respiraba no le alcanzaba, su corazón latiendo con fuerza.
"... Senku Ishigami, está muerto."
Una y otra vez, la voz se repetía y una y otra vez Genos trataba de regularse, trataba de recordar que no era así, que sus padres estaban jugando una muy mala broma o solo era un mal sueño y que si apretaba con fuerza sus puños, él volvería a despertar en el Perseo, o en la Aldea Ishigami, o incluso más atrás, él despertaría en su casa en Texas, con sus padres preparando el desayuno, cantando canciones viejas que él no admitiría que le gustaban pero que igual tarareaba.
"... Senku Ishigami, está muerto."
Genos no volvería a llorar, él estaba seguro que Ukyo vendría por él y los demás, tenían el armamento para hacerlo, seguramente esa noche, por lo que tenía que estar preparado para salir de ahí... "Senku no está muerto." fue la frase que se repetía en su cabeza para acallar la voz de su padre Stanley.
La tarde pasó a ser noche, y a través de una rejilla, como si de un preso se tratase, dos guardias venían a dejarle comida y agua. Él no tomó nada que se le fue ofrecido, pensando que Xeno había metido algo en la comida para mantenerlo tranquilo. Él se mantuvo vigilante todo ese día, con la fe en que Ukyo vendría y se irían...
Pero cuando la luz que entraba por las ventanas le indicó que la noche le daba paso al día siguiente, la esperanza poco a poco se fue de su cuerpo y con ella su mantra se veía casi olvidado cuando la voz de su padre resonaba en su cabeza.
"... Senku Ishigami, está muerto."
Ahora Genos, no estaba seguro de nada...
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Los guardias arrojaron la comida en la mañana, otra bandeja sin tocar para él... A pesar de que su garganta se sentía reseca, él no tomó nada de ahí... El hambre ni siquiera había aparecido, su estómago se sentía pesado, como si una roca estuviera evitando incluso que él comiera algo, o quizás solo era la forma de su cuerpo de advertirle que no tocara esa comida.
En el silencio del lugar, Genos realmente empezó a pensar en cómo había terminado ahí... En cómo había sido engañado por aquellas personas que amaba...
Xeno, el hombre que le enseñó a caminar, que le enseñó a leer, quien le abrazaba cuando quería llorar, quien lo cargaba cuando él estaba cansado de caminar, el hombre que a pesar de pensar en lo ilógico de los cuentos de hadas, se los contaba, agregando comentarios mordaces sobre lo que tenía que hacer cenicienta para ser libre de sus malos familiares, el que le enseñó a jugar ajedrez y que le había dicho que su astucia e intelecto serían su mejor arma en la vida, quien le explicó como imitar voces y lo motivaba a no rendirse cuando no salía al primer intento...
Y después estaba su padre Stanley, la persona que lo consentía más, que no le mentía, que siempre le daba la oportunidad de saber las cosas sin filtros infantiles, quien le enseñó a defenderse, quien le enseñó a defender a los demás, a quien admiraba con locura como su maldito héroe, quien era su pilar cuando sentía que la vida lo abrumaba, esa figura que a pesar del tiempo lejos de casa, siempre parecía estar ahí, quien lo escuchaba como si fuera la cosa más importante del mundo... El hombre que una vez le pidió que le enseñara a ser tan fuerte como él, el que le enseñó como disparar un arma... Quien mató a su Senku.
Su pecho se encogió en un espasmo insoportable. La presión era tan fuerte que su cuerpo se dobló por sí mismo, se sentía como si sus costillas se estuvieran colapsando sobre su corazón. Su cabeza palpitaba, se sentía mareado, cansado...
Su cuerpo tocó el suelo en su agonía y en un intento de calmar ese dolor subió sus piernas para abrazarlas sobre su pecho. Intentó respirar, pero el aire del lugar ya no era suficiente, por lo cual, él se abrazó más a sí mismo, tratando de encontrar consuelo, tratando de buscar una manera de esconderse de la realidad. Se negaba a creer que sus padres, aquellos que prometieron amarlo para toda la vida, hubieran no solo matado a su primer amor, sino que puso a toda su tripulación en su contra para que él no tuviera a donde más ir...
Ese día pasó entre vigilia y pesadillas, escuchaba que abrían la perilla de comida y dejaban más, pero Genos de repente se sentía demasiado cansado para siquiera levantarse y decirles que dejaran de traer comida... El suelo frío del lugar calmaba un poco su dolor.
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Genos despertó esa mañana, no porque él quisiera hacerlo, sino porque había alguien insistiendo en que se levantara y comiera algo... Ese alguien era el frívolo monstro que vestía la piel de su padre.
Aquel ser le decía cosas que él sabía, la falta de agua podía matarlo más rápido que la falta de comida, que estaba haciendo un espectáculo de algo que era por su bien, que estaba haciendo preocupar a Stanley... No era como si no hubiera pensado en eso durante sus horas en vigilia que cada vez eran menos, ni siquiera sabía que día era ese, pero incluso así no le importaba, estaba cansado incluso de escucharlo, hasta que con aquella voz suave, racional y controlada le llamó "Hijo."
—No te atrevas a llamarme así. -le dijo con una ira que jamás había sentido por nadie-. No te atrevas. -volvió a hablar, a pesar de que su garganta se sentía seca y su voz estaba muy ronca, la firmeza de sus palabras, le dieron la fuerza para levantarse del suelo y encarar a su padre que tenía un vaso de agua en las manos.
—Quieras o no eso eres, eres hijo mío y de Stanley.
—¡CÁLLATE! -le gritó, golpeando el vaso con agua de la mano de Xeno, haciendo que este se quebrara. El ruido fue más fuerte de lo que pensó, pero a pesar de eso, su mirada ardiente en ira no se apartó de su padre.
Sentía una furia salvaje rasgar su pecho, sus pensamientos solo querían hacer algo con sus manos, algo que sabía se arrepentiría después pero que en ese momento se sentían tan correctas. Su ira solo crecía más cada que veía la serenidad de aquel hombre, como si analizara un experimento que estaba saliendo mal.
Genos ya no podía soportar la presencia de ese hombre, por lo que agachándose al suelo tomó uno de los pedazos del vaso roto y lo apretó con su mano, señalándolo a él.
—Genos. -le llamó Xeno, llevando sus manos al bolsillo-. Te estas lastimando las manos, suelta eso.
—Lárgate de mí vista... Ahora. -le dijo con los dientes fuertemente apretados, sus manos empezando a sangrar, pero él ni se inmutaba por eso.
—Genos, baja esa cosa...
—LÁRGATE. -le gritó de nuevo y al ver que él no se movía y ahora se acercaba a él, Genos retrocedió los mismos pasos, su ira seguía ahí, quemándolo por dentro. Él sabía cómo dañar a ese hombre sin necesidad de atacarlo, por lo cual llevo el vidrio a su cuello y se empezó a cortar.
Genos recordará más tarde que hubo un forcejeo y algo clavándose en su brazo, antes de que la oscuridad lo reclamara de nuevo.
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Cuando abrió los ojos, no sabía si había pasado solo horas o días, sus heridas estaban vendadas, su ropa cambiada y por alguna extraña razón, su garganta ya no se sentía tan seca como antes. La comida que se estaba acumulando en la entrada se había ido, Genos se volvió a cubrir con las mantas y juntando sus piernas, se volvió a abrazar a sí mismo, sentía demasiado sueño... Algo en su cerebro le intentaba recordar algo, pero él no quería saber lo que era, la vida se sentía fría y al menos mientras dormía ya no habían más pesadillas, solo sueños felices junto a todos, en donde todos reían, en donde todos disfrutaban... Él prefería ese lugar, prefería quedarse ahí con sus sueños felices para siempre y nunca más despertar.
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A veces, durante los momentos más lindos de sus sueños, los dolores en su cuerpo le regresaban a la realidad, el dolor de sus manos se sentía casi cómico, era un hormigueo que hacía que quisiera rascarse para ver si aún sangraba, como un recordatorio de que aun estaba vivo.
El calambre en su estómago era algo que lo molestaba más, su lengua se sentía hinchada y seca, al igual que su garganta. Su cabeza era otra molestia que aun en sus sueños le seguía, el dolor palpitante hacía que incluso le chillaran sus oídos.
Genos no quería comer, ni beber agua, ni siquiera salir de la cama... Simplemente había perdido el deseo de seguir...
—Seguramente ahora todos me odien... -le dijo a sus manos que sangraban por haberlas rasgado con desespero-. Ya no tengo a mi paquete de cuido, ellos me odian ahora, por eso no vinieron por mi... Ellos se fueron... Se llevaron su cadáver...
A pesar del nudo que se formó en su garganta y su corazón, Genos no pudo derramar ni una lágrima, era como si ya no pudiera producirlas... Fue en ese momento que lo notó, él no había llorado desde que supo de la traición de sus padres, de la muerte de Senku...
—Ya no hay nada que destruir. -se dijo a si mismo mientras intentaba volver a dormir...
A veces escuchaba voces susurrando, pero el sueño se volvía más pesado que antes y cuando despertaba, sus manos estaban nuevamente vendadas y limpias y su garganta se sentía menos seca.
No era como si a él le importara eso... Ya no había nada más que dañar dentro de él... Si su cuerpo moría, solo sería inmensamente feliz al poder cumplir su promesa con Senku y verlo en las puertas del infierno para jamás volverlo a dejar ir.
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La primera vez que escuchó el susurro de la voz de Senku, Genos abrió los ojos y se imaginó su cuarto en el observatorio, a su pequeña en medio de ellos dos y su Senku soltando un bostezo cansado, aun con el sueño en sus ojos.
"Buenos días, Genos."
La sonrisa despreocupada de su Senku estaría ahí, mientras salía de la cama sin despertar a su pequeña Suika. Genos estiró su mano para retenerlo, para pedirle que volviera a dormir, pero solo atrapó el aire con sus manos, la cama vacía en un lugar que no podía ver las estrellas que tanto amaba Senku, un lugar frío como él se sentía.
Genos intentó volver a dormir, volver a soñar con esos días de paz, en donde tenía un paquete de cuido sano, en donde a pesar de no tener a sus padres, en su mente aún estaban ellos, amándolo y no traicionándolo.
—¿Esto es una pesadilla? -le dijo al aire, aun recostado en la cama de esa fría habitación-. Si, lo es... Padre Xeno no me ha traicionado, no intentó manipularme. Papá Stanley jamás me dañaría, él es un doncel como yo, sabe que no debe tocar el paquete de cuido que he creado... Él no mató a Senku-chan... Él no está muerto...
La garganta de Genos se cerró y no pudo seguir diciendo más pues una arcada hizo que su cuerpo se estremeciera y a duras penas llegara a la orilla de la cama para vomitar su bilis, que era lo único que su cuerpo tenía en ese momento. A pesar de que ya no podía vomitar más, su cuerpo siguió llenándolo de arcadas.
El esfuerzo de vomitar le hizo sentir mareado, su boca ahora amarga era el recordatorio de lo que tenía por dentro, a parte del vacío de su alma, la amargura y el odio para consigo mismo, era lo único que quedaba en él.
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Hacía mucho tiempo atrás, Genos había perdido la noción del día o las horas. Antes, al menos sabía cuantos días pasaban por las bandejas que se acumulaban, pero ahora parecía que alguien entraba a su habitación, limpiaba sus heridas y dejaba la comida en el tocador, pero luego, esa comida ya no estaba y solo había algo de fruta. No dejaban nada de vidrio a su alcance, solo cosas de madera. Genos ni siquiera tenía la fuerza de tocarlas ni mucho menos comer lo que dejaban sobre ellos.
Pero una tarde o media mañana, alguien se dignó en decir su nombre. La voz varonil resonó en las paredes, una voz dañada por el tabaco, una voz que dolía incluso más que la de Xeno.
—Genos.
Volvio a llamar y sintió como si el aire se fuera de sus pulmones, como si aquella voz que le llamaba con cariño y preocupación, no hubiera sido la misma que ejecutó la muerte de Senku.
Genos no giró a verlo, él no quería ver el rostro del hombre a quien tenía como su héroe, no quería recordar cuantas veces no deseo ser más como él, ser tan fuerte y decidido, ser un soldado perfecto.
—Genos, por favor, come algo. Llevas seis días sin comer.
Era una petición razonable, y quiso reír por como su estadía de apenas seis días, se había sentido como una eternidad en donde se hundía cada vez más en el dolor, en una oscuridad que sentía que poco a poco acababa con su vida, pero no pudo reír, no sentía nada.
—Mátame. -le dijo a su padre cuando se acercó a él mientras intentaba sentarse en la cama, pues quería enfrentar su final viendo la cara de su verdugo-. Si van a seguir con esta farsa, mátame ahora.
El silencio después de sus palabras se sintió largo, pero Genos ya no era consciente del tiempo como tal, por lo cual no estaba seguro de nada en absoluto.
—Tú eres más fuerte que esto, Genos. -le dijo su padre con firmeza, pero que quizás al fondo había un tono de dolor en su voz.
Genos quiso reír por eso, pues aún con su dolor, aún con todo el odio que debería seguir ardiendo intensamente... Genos aún se preocupaba por ellos, aún los amaba, a ambos, sin importar el dolor y la ira de su traición que aun quemaba dentro de él... Genos no los podía odiar, jamás pudo odiar a nadie a pesar de lo que pudiera decir. Por eso, aun ahora, con su traición tan viva dentro de él, Genos aún tenía fe en ellos... Pero ya no podía soportar verlos.
—Si pudiste cumplir la petición de Xeno, ¿Por qué la mía no?
—Ge...
—¡DISPARE AHORA SOLDADO! -le gritó, con su garganta ardiendo con cada palabra dicha.
Stanley se quedó un momento sin moverse, pero luego, de la misma manera en que había entrado en silencio, así se había ido de la habitación... Y Genos no podía odiarlo... Genos se odiaba por esperar que su padre lo abrazara, por esperar que le dijera que todo estaría bien, que lo sacara de esa celda y lo llevara a su cama, le arropara y le abrazara, recordándole que él dispararía a los monstros que se atrevieran si quiera a intentar asustarlo.
Pero otra vez, él estaba solo y su odio por sí mismo solo crecía en intensidad...
"Si no fuera por mí, Senku estaría vivo... Todos estarían a salvo... Yo debería no haber nacido."
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Y fue con la recopilación de todos esos vagos recuerdos de su estadía ahí, el detonante para hacerle comprender a Genos el porqué le dolía tanto el cuerpo y porque se sentía tan desorientado. En el alba de otro día, Genos entendió que todavía seguía existiendo, sin morir ni vivir, solo existiendo en el limbo de su odio consigo mismo y su deseo de estar muerto.
Quizás por eso no escuchó cuando abrieron la puerta, además se sentía demasiado cansado como para intentar que la persona que entraba a la habitación se fuera.
Pero antes de ver a la persona que entraba sintió un olor familiar, era el olor del pescado asado en brazas. Sintió como algo subía por el otro lado de su cama, pequeñas manos tocándolo en un intento de despertarlo.
—Arriba, Genos. -pidió la dulce voz de su pequeña-. Suika hizo comida para ti. Come conmigo, por favor.
Genos no quería girar a verla, si era solo otra alucinación más, tomaría las sábanas y al fin terminaría con su vida como había planeado hacerlo este día... Pero las manos de su pequeña tomaron su rostro, le hicieron verla y su sonrisa debajo de su casco de sandía quebraron algo en él. Después de días sin una reacción aparte de su odio personal, su cuerpo reacciono a algo más que el dolor, sus lágrimas empezaron a caer, aumentando de intensidad cuando su pequeña agregó.
—Buenos días, papá.
Las lágrimas que creyó ya no poder producir, salieron de él sin detenerse mientras su cuerpo, aun sintiéndose débil, abrazó a su pequeña que no se disolvió en el aire, ella era real, era su aroma, su calor, un calor tan necesitado en ese cuerpo frío que poseía.
Suika, su pequeña, estaba ahí y no le miraba con temor o sigilo, le miraba con amor, sin juzgarlo, solo con ese cariño infantil que siempre posee... Y le había llamado papá, a él, una cosa rota y vacía, le había llamado papá.
Genos le abrazó con la fuerza que aún tenía, se sentía mareado, pero no le importó, él no cometería los errores de sus padres, él sería diferente, él la amaría en su libertad y se quedaría cuando ella más lo necesitara.
—Papi... -le susurró en sus brazos, mientras sentía como algo se le colocaba en su oído-. Hay un mensaje para ti...
Genos no sabía que pasaba, pero al levantar su vista, aun con las lágrimas sobre sus ojos, pudo ver algunas siluetas fuera de la puerta aun abierta de la habitación.
—Oye, Genos...
Genos se congeló en el abrazo que le daba a su pequeña Suika… Él conocía mejor que nadie esa voz, a pesar de apenas escucharse por el transmisor, sin importar que parecía que le costaba siquiera decir esas dos palabras, esa voz era más que clara para él... Esa era la voz de su Senku.
—Suika habló con el profesor Ukyo. -le susurró aun en su pecho-. En una semana más nos iremos de aquí.
Genos separó un poco a su pequeña, buscando alguna mentira en sus palabras, busca la traición que parecía le daban las personas que amaba, pero no fue así, su pequeña solo le sonreía con sinceridad, habían algunas lágrimas aun rodando por sus mejillas al igual que las de él, pero a pesar de eso, no había mentira en su voz.
Algo dentro de él, como un hilo invisible, pareció recorrer su alma, cociéndola nuevamente dejando que creciera un sentimiento que creyó olvidado...
Genos otra vez, volvía a experimentar esperanza.
—Necesitas comer, para que puedas pasear a fuera con Suika. -le dijo su niña mientras se alejaba de él y acercaba la bandeja con una porción pequeña de comida-. Suika cuidara de ti ahora.
Genos sintió un Deja vú, por las palabras de su pequeña... Pero, así como hizo en ese momento, así haría ahora... Tenía que volver a armarse, tenía que tener fuerzas, recuperarse, su paquete de cuido aun está ahí afuera y lo necesitaban para seguir con su misión, su Senku aún estaba vivo y en una semana más los tendría a todos de nuevo. Él tenía que estar bien para luchar por ellos... Él tenía que ser fuerte por ellos... Y lo más importante, él tenía que vivir por ellos.
Al principio, dudé mucho en hacer o no este capítulo, e incluso creé otro paralelo a este para no mostrar tanto sobre los pensamientos intrusivos de Genos, pero cada vez que reacia el otro, este se sentía más correcto, pues al final del día, este fanfic esta contado en su mayoría por su perspectiva, por lo cual al final decidí dejarlo.
Como dije al principio, no es que sea una escritura que te desgarra el alma, pero si deja entre ver palabras que pueden tocarte y al quedarse ahí por mucho tiempo pueden ser peligrosas, por eso la advertencia.
Además, quizás los tiempos se sientan raros, pero recuerden que estamos narrando según Genos, que no lleva un registro de si es de día o de noche o los días que lleva ahí.
En cuanto a la canción, al principio no era la primera opción, es más, no quería agregar una por el tema a tratar, pero soy de las personas que no pueden escribir (o hacer su vida) sin música, por lo cual luego de escuchar como tres canciones en mi PlayList, de repente apareció Bridgers y se sintió tan correcto dejarla, que eso hice.
Lo suave del principio de la canción nuestra esa esperanza que poco a poco se fue perdiendo en Genos para luego darle paso a un ritmo un poco más rápido hasta que explota en trompetas y gritos, como el peso que Genos ya no quiere llevar, para después escuchar los jadeos de ella, cansada y con la certeza que "el final esta aquí" representado en Suika, que en su inocencia, le quiere devolver el amor que Genos le a dado, cuidando de él y siendo su luz al final de las tinieblas, porque a veces solo necesitamos que alguien nos recuerde nuestro propósito de existir para poder alejarnos de la orilla y seguir avanzando lejos de ahí.
Creo que no hay mucho más que decir al respecto, más que como dije al principio, prioricen su salud mental, hablen de sus sentimientos ya sea con su red de apoyo o con un especialista y recuerden, la vida es una mierda bonita de vivirla.
Nos leemos después. Autora-san, fuera.
Chapter 46: Capítulo 41: La travesía de los valientes: resistencia, sangre y confesiones.
Summary:
Con el tiempo en su contra, la tripulación del Perseo lucha por sobrevivir y proteger a los suyos. Amor y estrategia se entrelazan en un momento crítico para todos.
Notes:
La canción de este capítulo, es una canción bastante conocida pero que es hermosa en su expresión.
Canción: Wind.
Artista: Akeboshi
Link: https://www.youtube.com/watch?v=XRSoXGPbihc&ab_channel=pibenevado
Chapter Text
...
Ukyo siempre amó el pueblo de sus abuelos, había algo mágico en aquel lugar, algo con tanta calma, el ruido del mar siempre asomándose por las ventanas, el brillo del sol que calentaba su piel. La armonía y la paz de sus residentes que por las tardes salían a tomar el té y hablaban de tiempos pasados. De los abuelos que, con una botella de sake, reían por incluso haber perdido en el Go o las cartas. El sonar de las campanas en el templo que les indicaban eventos importantes o rituales de purificación.
A Ukyo le encantaba como incluso en la aislada casa de sus abuelos, a final de año, el replicar de 108 campanadas recordaba a todos el tiempo de purificar sus almas y renacer con el año nuevo. La primera vez que su abuela le enseñó a danzar fue al ritmo de un Kagura Suzu que era su reliquia familiar.
Quizás por todos esos días tranquilos, él amaba la paz y odia las disputas, quizás el pueblo de sus abuelos se había arraigado tanto en él que ahora, siendo el adulto del grupo del reino científico (sin contar a Kaseki) tuviera esa necesidad inherente de cuidarlos a todos y esa era su mayor debilidad.
No podía cuidarlos a todos al mismo tiempo, así como ese día en que Genos se alejó de él para intentar reconciliarse con su padre Xeno.
El nuevo plan ya estaba en marcha. Ukyo, Hyoga y Kohaku, fueron a enterrar las municiones robadas en el bosque y se dirigían al barco para empezar a izar velas para zarpar. Ryusui y Francois descompondrían las naves y tomarían solo una para llevarla consigo en el barco. Chrome y Tsukasa esperarían a Senku y a Gen, para liderar la tripulación del Perseo, coger maíz y retirarse al barco para irse.
El plan era simple pero efectivo, Kaseki había armado más aretes repetidores de señal, por lo cual los grupos se mantendrían en contacto con otra frecuencia y usando el código Uesugi.
El problema empezó cuando vieron como soldados de Stanley iban hasta el laboratorio móvil, los chicos se escondieron y Ukyo cerró sus ojos para concentrarse en escucharlos; sus voces llegaron con claridad y un frío le recorrió todo el cuerpo al saber cuál era su plan.
—No hay que permitir que esos hombres tomen el laboratorio móvil. -le dijo a su equipo y Kohaku no dudó en ir por ellos y noquearlos.
Amarraron a los dos soldados y Ukyo tomó el mando del laboratorio, dirigiéndolo hasta el barco.
—Kohaku. -le llamó Ukyo, con su vista fija en el camino-. Toma el periscopio y vigila el aire, avísame si vez un aeroplano.
La chica no tardó mucho en ver como la avioneta de Stanley junto a Senku, iban acercándose a ellos, con rumbo al Perseo.
Ukyo chasqueó la lengua y tomando la radio del laboratorio, envió un mensaje en la nueva línea que tenían sincronizados con los aretes. "Médico." Sabía que Ryusui entendería sus palabras, confiaba ciegamente en él.
Mientras tanto, Ukyo volvió a cambiar la frecuencia, buscando la del barco. Los chicos se admiraron al escuchar la voz de Senku y Genos hablar sobre "Cambiar su plan inicial y unirse al reino de su padre." pero había algo en la entonación de la voz de Genos que hizo dudar a Ukyo, prestando un poco más de atención, él captó que esa voz no era la de su Genos, confirmándose más cuando Senku lanzó aquella frase, que incluso la tripulación sentía molesta de escuchar repetirlas a cualquier hora del día durante el viaje, y que obviamente aquella persona con la voz de Genos no entendió en absoluto.
Kohaku rio al escuchar la voz confundida de aquel Genos y dijo con seguridad, mientras aun miraba por el periscopio.
—Sabía que no era Genos. Ese hombre murciélago puede ser muchas cosas, pero su corazón esta con el reino científico. Él nos pertenece ahora.
—Por desgracia, estoy de acuerdo con Kohaku. -dijo Hyoga, quien estaba mirando por las ventanas laterales-. Genos...
Hyoga no terminó sus palabras cuando el ruido de disparos inundó la línea, la voz de Stanley apareció preguntando si estaba autorizado a matarlo, la respuesta fría y calculadora del doctor Xeno, hizo que Kohaku quisiera salir corriendo hasta llegar al Perseo, pero Hyoga la retuvo.
—Suéltame. -le ordenó mientras forcejeaba con el hombre.
—Escúchame, Kohaku. -Hyoga la arrincono en una de las paredes del laboratorio, se bajó su mascaría y con firmeza le dijo-. Un arma de fuego puede matarte al instante y el hombre que tiene esa arma sabe muy bien cómo hacerlo... Tenemos un plan, vamos de camino hasta allá, no te pierdas en tu imprudencia.
Ukyo no pudo verlos, pero sí pudo imaginar por aquel silencio que se extendió, el cómo ambos se miraban con intensidad, Kohaku retadoramente, Hyoga con aquella voz de mando que siempre lo caracterizó en el imperio de Tsukasa. Kohaku chasqueo la lengua y apartó las manos de Hyoga que la retenían, para dirigirse hasta su puesto nuevamente, la tensión cada vez creciendo más al oír el silencio en la línea, hasta que la voz de Stanley volvió a sonar por la radio, anunciando la muerte de Senku.
Ukyo aceleró el laboratorio, y antes de que Kohaku hiciera algo, le dijo.
—Kohaku. Necesito tus ojos aquí. Stanley volverá por la misma ruta y según los hombres el laboratorio tenía que regresar una vez la aeronave sobrevolará sobre ellos. Entiendes tu trabajo ahora, ¿verdad?
—Avisarte con tiempo para que camuflemos el laboratorio. -dijo la chica aun manteniéndose en su puesto, su cuerpo claramente en tensión.
—Contamos contigo, Kohaku. -le dijo Ukyo mientras avanzaban por el bosque.
Cuando Kohaku distingue a lo lejos el aeroplano, Hyoga no dudo en camuflarlo mientras Ukyo desaceleraba y apagaba el motor. Cuando la avioneta se alejó de ellos, Ukyo siguió el camino hasta el barco.
Dejó que Kohaku saliera corriendo cuando ya estaban seguros de que el barco estaba solo, él y Hyoga, tomaron algunos implementos del laboratorio y levantando la tabla del suelo, subieron con rapidez.
—Kohaku. -le llamó Ukyo, al no verla en cubierta, pero la chica estaba arriba de un pilar y se dejó caer al suelo para correr a las mesas del bar-. Hyoga…
—Si. -le respondió el chico corriendo a dentro del barco para buscar una camilla.
Ukyo también corrió hasta ahí, Kohaku estaba pálida y Ukyo temió lo peor. Senku estaba en el piso, había sangre alrededor de él, pero increíblemente, Senku abrió los ojos y les dio una mueca parecida a una sonrisa.
—No... Muerto... -susurró y Ukyo sintió que podía respirar a penas, le quitó la bolsa que tenía sobre su cuerpo y no pudo creer como la mente de su líder actuaba con tanta rapidez.
La sangre que había en el piso no era completamente su sangre, Senku no solo había colocado la bolsa para reducir el impacto, sino que tenía varias toallas en el pecho y una bolsa de sangre falsa. Levantó las toallas y comprobó que la bala aún estaba adentro de su pecho. No habían burbujas de sangre por lo cual no había perforado el pulmón.
Ukyo limpió superficialmente la zona y con rapidez práctica colocó las toallas de nuevo y presionó la herida. Hyoga se acercó a ellos y Ukyo se hizo a un lado, explicando la forma correcta de levantarlo para no causarle tanto dolor. Se movieron con rapidez a dentro del barco, donde había una habitación de primeros auxilios que él mismo había obligado a Senku hacer en el barco, pues a veces no tendrían el laboratorio móvil cerca.
Quien iba a pensar que al final eso se haría realidad.
—Kohaku, trae agua tibia. Hyoga, busca más vendas. -Senku empezó a murmurar y Ukyo mofó con diversión-. Solo tú te reirías de la muerte en su cara... Si, noté que la bala aún esta en tu pecho.
Cuando los chicos trajeron las cosas, Ukyo quitó las vendas de sus muñecas y se lavó las manos para empezar a aplicar primeros auxilios.
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"Médico." fue el mensaje que Ryusui recibió de Ukyo, mientras se dirigía al hangar de los aeroplanos.
—Necesitamos un médico, Francois. -le dijo Ryusui, regresando al castillo que extrañamente, estaba libre de guardias, como si estos estuvieran reunidos en otro lugar.
—Ayer, la chica de nombre Luna, mencionó que estaba estudiando medicina. -le dijo Francois-. Creo saber en donde podemos encontrarla.
Ryusui solo asintió y siguió a su mayordomo. Tal como afuera, adentro del castillo había demasiado silencio, algo no estaba bien. A lo lejos vieron acercarse a Tsukasa y Chrome.
—Tenemos problemas. -dijo Chrome, cuando estuvo cerca-. Han llamado a toda la tripulación, todos los guardias están con ellos, dijeron que Genos le tenía una sorpresa, pero sé que no es así.
—Logramos distraer a algunos para poder alejarnos del grupo, el resto se dirigía a la parte baja del castillo. -confirmó Tsukasa.
—Nos han tendido una trampa. -respondió Ryusui con una sonrisa nerviosa-. Andando entonces, Ukyo nos necesita, hay que buscar a...
—D-disculpen. -escucharon detrás de ellos, la voz de la chica que andaban buscando-. ¿Saben en dónde está Senku?
—Jaja, nuevo plan. -habló con confianza Ryusui-. Tsukasa, llévate a Francois al barco y corre lo más rápido que puedas, Ukyo nos necesita ahora. Chrome, Luna, ustedes vendrán conmigo.
—¿Ir, a dónde? -preguntó Luna, no entendiendo del todo las palabras de Ryusui pues empezó a hablar primero japones y luego pasó a inglés.
—Usted deseaba ver a Senku ¿no es así? Y como soy el hombre que lo desea todo, también deseo que las chicas bonitas como tu cumplan su sueño, así que por favor. -pidió Ryusui y extendió su mano hacia ella-. Permítame llevarla hasta donde se encuentra Senku.
Luna se sonrojó efusivamente, no así, tomó la mano que se le ofrecía y siguió a Ryusui hasta el hangar.
—Los escoltas de la chica nos siguen de cerca. -le dijo Chrome al percatar la presencia de dos chicos más.
—Entonces hay que darnos prisa en ir hasta el barco y dejarlos atrás.
Cuando llegaron al hangar, Ryusui sacó unas bolsas de su abrigo y empezó a verterlas en la entrada de gas del motor. Faltaba una avioneta, así que tendrían que esperar a que está vuelva para tomarla.
Se escondieron atrás del hangar y no esperaron mucho, Stanley venía aterrizando la avioneta. El hombre redirigió el avión para conducirlo hasta el hangar.
—Señor Ryusui. -le llamó Luna, pero fue cayada por Chrome y Ryusui.
—Necesitamos esa avioneta, hermosa chica, para poder ir más rápido hasta donde está Senku.
—¿Sabe manejar una avioneta?
Ryusui la miró y solo le sonrió con confianza, Luna estaba confundida, pero igual y se quedó con ellos. Cuando vieron como Stanley se alejaba del lugar, se acercaron lentamente, se subieron los tres, y Ryusui sonrió como niño pequeño. Sus manos picaban por volar esa avioneta desde el primer instante que la vio, pero ahora, tenía una misión y Ukyo le necesitaba, no había tiempo que perder.
Arrancó y despegó la avioneta, sorprendido de que Stanley solo los mirara ir, pero no hiciera nada para detenerlos.
Volaron lo más rápido que pudieron, tratando de nivelar el peso de los tres.
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—Una nave se acerca, les avisó Kohaku por el comunicador de cubierta y Ukyo esperaba que ese fuera Ryusui.
—Joven Ukyo. -la voz de Francois le sorprendió un poco y más al verla bajar de los brazos de un cansado Tsukasa-. El amo Ryusui está de camino en esa avioneta.
—¿Qué pasó? -preguntó con una voz fría Tsukasa al ver a Senku siendo vendado por Ukyo y Hyoga. Ukyo trató de explicarle lo mejor que pudo sobre lo que habían escuchado en la radio-. Por eso los llamaron. -llegó a la conclusión, mientras Francois empezaba a preparar los implementos para atender mejor a Senku-. Todos los soldados de Stanley convocaron a la tripulación porque Genos les tenía una sorpresa. Chrome y yo logramos alejarnos antes de que ellos lo notaran.
—Ese hombre, realmente a cruzado la línea. -habló Ukyo entre dientes, su enojo hirviendo dentro de él-. La sorpresa era la ejecución de Senku y la traición de Genos, o al menos ese era el plan de ese hombre.
Senku, que entraba en la inconciencia y regresaba, parecía que estaba despertando otra vez y escuchó su plática, pues empezó a murmurar.
—"Kukuku, ese no era Genos, él me dijo que el doctor Xeno fue quien le enseñó a imitar voces y estoy al diez mil millones porciento seguro que ese era Xeno y no Genos." Eso es lo que dice el amo Senku. -dijo Francois, que estaba cerca de Senku para escucharlo mejor.
—Eso explica muchas cosas. -dijo Hyoga que estaba descartando las telas empapadas en sangre de Senku.
—Ukyo. -le llamó Ryusui entrando a la habitación casi corriendo, su rostro lleno de preocupación, disminuyó un poco al verlo de pie sin heridas visibles, pero al bajar un poco su mirada y ver a Senku, su rostro preocupado se convirtió en uno de absoluta seriedad-. Stanley le ha disparado a Senku, pero la bala sigue ahí, ¿Verdad? -Ukyo asiente con la cabeza, Ryusui gira hacia atrás y del pasillo acerca a una chica, Ukyo a penas y la recuerda por haber pasado toda la noche de ayer sentada junto a Senku-. ¿Sabes de medicina?
—¿Q-qué? No, no, en absoluto, a penas y estaba cruzando mis primeros años, aunque los reprobé... -susurró la chica sintiendo sus mejillas arder ante la aceptación de su nula capacidad.
—Te llamas Luna, ¿verdad? -le preguntó Ukyo, hablando en un perfecto inglés, alejándose de Senku, sus manos aun manchadas en sangre-. Si tienes los conocimientos básicos, podrás ayudarlo más de lo que lo estoy haciendo yo en este momento. Si no puedes hacer algo, explícame a mí como hacerlo, me quedaré a poyarte porque soy el que más conoce protocolos de primeros auxilios, pero necesito que nos ayudes con esto... Por favor.
Ukyo se inclinó ante ella y como si fuera sincronizado, todos los de la habitación imitaron su postura.
—Por favor, Luna. -pidió también Ryusui, su cabeza igualmente agachada como los demás.
Luna les miró sin creerles y luego miró a Senku, se mordió los labios con nerviosismo, pero soltando una respiración larga, se acercó a Ukyo y tocó su hombro para que se pusiera recto.
—Luna es una chica capaz, pero necesitare de mucha ayuda si vamos a salvar al amor de mi... A Senku, a Senku. -repitió con una risa nerviosa y se dirigió hasta donde estaba Senku acostado, Francois ya había acercado la mayoría de instrumentos para esto, así que analizando la herida y tomando su presión, Luna fue a lavarse las manos con Ukyo, explicándole lo que harían a continuación para evitar que Senku muriera desangrado.
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Cuando la noche cayó, Kohaku, Hyoga y Tsukasa siguieron haciendo guardia en el lugar, no confiaban en que Stanley no mandaría a sus hombres a atacar el barco. Ryusui y Chrome se mantuvieron en la cabina principal, analizando lo que podrían hacer para recuperar a todos, Luna y Ukyo a pesar de haber sacado la bala completa, ahora tenían que monitorear que el pulmón izquierdo no colapsara por alguna hemorragia que no pudieron sellar a tiempo.
Ukyo le había dicho a Luna que el tomaría el primer turno para cuidarlo, pero ella insistió en quedarse y hacer la primera vigilancia. Ukyo no insistió más y fue hasta la cabina principal en donde estaban Chrome y Ryusui. Los chicos le miraron casi al instante de escucharlo entrar.
—Senku está estable por el momento, pero son estas primeras 42 horas las que nos dirá si mejorará o no. -Ukyo soltó un suspiro cansado-. El plan se ha complicado por completo, necesitamos rehacerlo y rescatar a todos de ahí.
—El problema es que vayamos por donde vayamos, ellos nos verán y caeremos fácilmente. -le dijo Chrome, cruzando sus brazos sobre su pecho.
—Además que dudo mucho que, a más tardar mañana, Stanley no mande a algunos de sus soldados a atacar el barco, en ese caso no tendríamos a donde huir. -aseguró Ryusui, acercándose a la mesa auxiliar en donde Francois dejaba el té.
—Pero mover a Senku en su estado podría complicar más sus heridas internas. El movimiento del laboratorio móvil es muy brusco, por lo que, si vamos a movernos para huir, tiene que ser a través de la camilla. Oh, gracias. -dijo Ukyo al ver como Ryusui le pasaba una taza de té, ni siquiera había notado la resequedad de su garganta hasta ese momento.
—Chicos, necesitamos que vengan un momento a la cabina principal. -les llamó Ryusui a través del comunicador del barco-. Ukyo. -le llamó con una voz más suave-. ¿Está bien encargarte la vigilancia a través de tu audición?
—Seguro, solo necesito... -Ryusui ya estaba abriendo las ventanas incluso antes de decirlo.
Cuando los chicos llegaron, Ryusui les preguntó sobre que proceder ahora que no solo tenían que robar maíz, sino rescatar a toda la tripulación del Perseo.
—Si la zona posee un paso tan restringido para atacar directamente, lo mejor será escarbar. -dijo Tsukasa, analizando todas las opciones, Hyoga estuvo de acuerdo con el plan, pero Ukyo y Kohaku le miraron sin creer lo que estaba planteando-. Será una fuga, pero al revés. La mejor y más conveniente acción será escarbar un túnel hasta la base enemiga, de preferencia cerca de la zona en donde están los prisioneros, así será más fácil recuperarlos.
—El problema es que no sabemos en donde exactamente están todos y no podemos contactarnos con nadie por el momento. -mencionó Kohaku cruzando sus manos sobre su pecho.
—Además, en la condición de Senku no podemos pedirle que se ponga en pie y que trabaje para hacer algún aparato científico para avanzar. -aportó Hyoga.
De repente, los audífonos captaron una señal, poco a poco los números se empezaron a dar, esa era la voz de Kaseki.
—"Dos aliados más Suika y yo..." -repitió Ukyo, el mensaje a los demás-. Esa definitivamente es la voz de Kaseki.
—¿Y confiaremos en ese mensaje? -preguntó Hyoga con sarcasmo.
—Solo hay una forma de comprobarlo. -Ryusui giró a ver a Ukyo, quien entendió lo que haría, por lo que asintió con la cabeza, Ryusui se dirigió al comunicador modificando la frecuencia-. Nos dividiremos en dos grupos, ustedes que empezaran con la perforación del túnel, mientras Francois, Luna y yo, llevaremos a Senku caminando hasta un punto a salvo, el barco no es seguro... Chrome. -le llamó Ryusui una vez encontró la frecuencia con su auricular-. El reino científico cuenta contigo ahora, ¿Podrás guiarnos en esto?
Chrome sintió que lágrimas caían en sus ojos, recordando los momentos compartidos con Senku, el cómo le seguía a todos lados para aprender más de él... "Chrome... Tú mismo lo sabes..." escuchó las palabras de Senku antes de que empezara la operación para retirar la bala. "... El científico eres tú... Doctor Chrome..."
Chrome se limpió las lágrimas, su mirada ahora más decidida, se dirigió al compartimiento en donde había papel y lápiz y no dudó en tomar algunos y volver a la mesa principal.
—Yo lo construiré todo. Desde el mapa de rutas, lo haré y rescataremos a todos. -les dijo con seguridad mientras empezaba a escribir en el papel. Todos le miraron con orgullo.
—Dos semanas debe ser el tiempo máximo. -aportó Tsukasa viendo los dibujos que Chrome hacía-. Es seguro que Stanley y sus soldados nos den caza incluso antes de esta fecha, pero si nos mantenemos ocultos, podemos ganar ese tiempo.
—Necesitaremos triangular la zona para precisar en donde hay que cavar, mañana mismo podemos hacerlo. -aseguró Ukyo.
—Déjenme a mi este mapa de rutas, mañana antes de partir lo tendré listo. -aseguró Chrome, sin despegar la vista del papel.
—Entonces, mañana comprobaremos las palabras de Kaseki. -habló Ryusui-. Sin importar si es verdad o no, necesitaremos a un informante para saber en donde están todos, además de los cambios de turnos de la vigilancia y saber cuándo está o no Stanley en el castillo para poder liberar y secuestrar al doctor Xeno.
—¿Por qué lo secuestraríamos a él? Si tenemos a Genos de nuestro lado, no hay necesidad de tomarlo a él. -expresó Kohaku con seguridad.
—Porque con esta acción que hicieron, ellos pasaran por encima de los deseos de su hijo. -le respondió Ukyo, su mirada fija en la taza vacía de su té-. Si tenemos a Xeno, es probable que Stanley no abra fuego contra nosotros pues tendremos a dos de su paquete de cuido... Y también por eso será más peligroso. -Ukyo, quien estaba recostado sobre la pared cerca de la ventana, se paró recto y se acercó a ellos-. Entiendo que hacer eso es la mejor opción, pero deben de saber que un doncel es aún más letal cuando le quitan a su paquete de cuido... Los donceles podemos tomar dos caminos en todo caso, una, es hundirnos en el dolor y morir de inanición, y el otro y más peligroso es el instinto de recuperar y matar a quien lo tomó.
La habitación se sumió en silencio, pero Ukyo debía decirles la verdad con relación a que se enfrentan si secuestraban a Xeno y no solo recuperaban a Genos.
—¿La negociación puede funcionar en casos así de extremos? -preguntó Ryusui, rompiendo el silencio de la habitación.
—Depende de cómo el doncel haya aprendido a dominarse sobre sus instintos. -aseguró Ukyo-. Stanley a crecido desde pequeño aprendiendo a dominarlo, por lo que la negociación puede suceder, pero nada es seguro cuando se trata de donceles y su paquete de cuido.
—Entonces nos arriesgaremos y tomaremos esa opción. -dijo Hyoga-. Si esos padres llegaron hasta el punto de intentar matar al pretendiente de su hijo, solo irnos con él, no tendría igual resultado que irnos con ese tal doctor Xeno, pero si tendríamos más ventaja para negociar mejor con él a nuestro lado.
—Si las circunstancias se dan, entonces lo tomaremos a él también. -secundó Tsukasa.
—Entonces te dejamos el trabajo a ti, Chrome. -le palmeó su hombro Ryusui, mientras hacia una seña a todos para salir.
—Si. -le dijo con seguridad sin levantar la cabeza del plano en donde dibujaba.
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Francois ya había hecho algunas hamburguesas para que los chicos comieran en lo que ella preparaba las porciones de comida para los días que venían. Se dirigió hasta la cubierta, en donde sabía estaría su amo Ryusui.
Su amo estaba viendo hacia el puesto de vigilancia, en donde Ukyo estaba de pie, con los ojos cerrados y su cara en completa concentración.
—Su comida, amo Ryusui. -le dijo y por primera vez en mucho tiempo, Ryusui se sorprendió ante su llamado.
—Gracias, Francois. - Ryusui tomó la comida y se sentó en el suelo para estar comiendo y mirar entre bocados a Ukyo.
—Disculpe mi atrevimiento, amo Ryusui, pero me parece que ya va siendo hora de que usted y el joven Ukyo hablen correctamente de lo que sienten por el otro.
—No hay más que decir entre nosotros dos, Francois. -dijo con resignación, dejando de ver a Ukyo para mirar a su mayordomo-. Se supone que debo mantenerme alejado de él porque él ya me permitió poseerlo.
—¿Y por eso se disculpa cada vez que lo toca? -cuestionó el mayordomo. Ryusui solo soltó un suspiro resignado.
—Debo mantener mi promesa, Francois, Ukyo debe saber que cumpliré mi palabra y respetaré su decisión.
—Le pido perdón si estoy sobrepasando mi lugar con esto que diré, amo Ryusui, pero el joven Ukyo, por lo que he podido recopilar de información de él, no es una persona que se acuesta con cualquiera, incluso escuché que rechazó a varias personas que le pidieron salir con él. -Ryusui miró a su mayordomo sin creer sus palabras, pero en el fondo sabía que ella jamás mentiría con eso-. El joven Ukyo es un hombre noble, ¿por qué se acostaría con usted solo por complacerlo.? Él no gana nada con haberlo hecho, e incluso, la mañana que lo encontré en el pasillo luego de su encuentro, el joven Ukyo estaba a punto de llorar, ¿Por qué si no está interesado en usted lloraría? ¿Por qué incluso ahora, cuando usted no puede verlo, le mira con tristeza? justamente como usted le está mirando ahora.
Ryusui giró su vista a Ukyo, procesando aun las palabras de Francois.
—Los horarios de los últimos días del nuestro viaje, fueron escogidos por el amo Genos, no así, yo estuve ahí cuando ambos vieron esa tabla del comedor, y ambos pusieron la misma expresión desoladora al ver que sus horarios ya no eran compatibles. Amo Ryusui. -le llamó su mayordomo, una sonrisa suave en sus labios le hizo recordar los cientos de veces que Francois le daba consuelo al encontrarse solo en aquella mansión-. Usted ama al joven Ukyo y ahora lo entiende mejor. Ambos, me atrevo a decir, comprenden que este deseo por el otro ha crecido a tal punto que se ha desbordado. Si el deseo es igual a lo justo, ¿acaso no es correcto decir lo que sienten por el otro?
—En este momento...
—Siempre habrá una excusa en la vida, amo Ryusui. -le interrumpió Francois con firmeza-. ¿Y cuándo se supone que será ese momento? ¿Hasta que uno de los dos muera o salga herido? ¿Seguirá el camino largo que está tomando el amo Senku? ¿O enfrentará al joven Ukyo que sé que nos está oyendo en este momento, para aclarar de una vez por todas, los sentimientos por el otro?
Ryusui giró su vista y se encontró solo con la gorra de Ukyo asomándose por la canasta de vigilancia. Ryusui sintió sus mejillas arder, había olvidado por completo que Ukyo podría oírlos.
—Me estoy retirando por este momento, amo Ryusui. -le dijo al chico mientras se inclinaba para despedirse, luego girando hasta donde estaba Ukyo agregó-. He dejado algunos postres adicionales en la habitación del amo Ryusui. Creo conveniente que ambos vayan a hablar ahí y aclaren esta noche sus sentimientos mutuos. Feliz noche, amo Ryusui, joven Ukyo.
Francois marchó a la cocina con una sonrisa en sus labios. Había dejado pasar esto por mucho tiempo lo que solo lastimaba a sus dos amos, ellos necesitaban ese pequeño empujón y estaba seguro de que lo había conseguido.
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A pesar del aire frío de la noche, Ryusui sentía su cara arder. Tenía miedo, estaba más que aterrado por que descubrieron a viva piel sus sentimientos... Él no era que dejaría de luchar por Ukyo, él solo quería darle espacio, un tiempo para que viera las mejores versiones de él, para que le notara como algo más que solo un capitán.
Pero ahora que Francois le había dado esa oportunidad, esa brecha que le llenó de una esperanza, él no desaprovecharía esa oportunidad. Él deseaba a Ukyo... No, le amaba, un sentimiento aterrador para alguien como él, que ha visto como al amar, solo aleja más a la persona hasta que no puede alcanzarla con la mano.
"Esta vez es diferente..." se dijo con una sonrisa esperanzadora en su cara. "Esta vez lo haré bien."
Ryusui miró hasta donde Ukyo aún se escondía, sentía todo su cuerpo temblar de miedo, pero con una voz decidida le dijo.
—Yo amo a Ukyo Saionji. Por favor, se mío, mi Ebisu.
Ryusui apretó sus puños, sus cartas ya habían sido mostradas. Aun cuando una molesta voz le decía que había arruinado todo otra vez, su pecho se sentía menos pesado, sus mejillas ardieron más, pero él no se movió de su puesto.
Los segundos se sentían eternos, pero él gustosamente esperaría toda la eternidad si eso implicaba saber de la boca de Ukyo lo que sentía por él... A esas alturas del juego, no le importaba ser rechazado por su cruel amor, él ya había aceptado que conquistar a Ukyo le llevaría incluso más tiempo que antes y aceptaría cualquier condición que viniera de él para quedarse a su lado... Si ese dios danzante le pedía la eternidad, lo conseguiría. Su Ukyo deseaba una estrella, él iría al espacio a buscarla; ahora Ukyo solo tenía que decir una palabra y él cumpliría con ella, incluso si es alejarse de su lado y amarlo desde la distancia.
El amor que albergaba por Ukyo era algo que jamás había experimentado, era una mezcla aterradora de calor y frío, consuelo y tristeza... Era un amor que le mantenía caliente en las noches con el solo recuerdo de tenerlo abrazado a su lado, y quizás fue solo ahí, en donde se dio cuenta lo frío que era estar solo y lo dichoso que es tener el calor de otro a tu lado.
Cuando Ukyo empezó a levantarse de su lugar, Ryusui estaba preparado mentalmente para un rechazo, él lo esperaba y ya estaba pidiéndole los detalles a Senku sobre su plan para tener a Genos porque definitivamente esos dos estaban danzando más descaradamente sobre el amor que Ukyo y él.
Así que, cuando vio que Ukyo empezaba a bajar y se acercaba a él, Ryusui cuadro sus hombros, sus manos se apuñaron con fuerza, empezó a contar los segundos en su cabeza tratando de distraerse y bajar sus nervios, pero eso no ayudo mucho pues no pasaba de ocho cuando dejaba de contar y volvía de nuevo a empezar.
Cuando tuvo a Ukyo frente a él, trató de controlarse, necesitaba verse perfecto para él.
—¿Quieres volver a dormir conmigo? -cuestionó Ukyo, su mirada era seria, pero eso no intimidó esta vez a Ryusui, quien, tomando su mano izquierda, besó su dedo anular.
—Sería una completa mentira de mi parte si dijera que no. Pero si el sexo te hace sentir mal, no volveré a hacerlo si eso implica el tenerte a mi lado.
—¿Qué hay de los demás? ¿No que todo el mundo era tu amante? -Ryusui no pudo evitar reír por la seriedad de las palabras de Ukyo.
—Jamás me han enseñado a amar a una sola persona, a nadie para ser más preciso... Quizás en algún momento pueda fallar o lo arruiné magistralmente... Pero si tú me enseñas antes de que estás cosas pasen, si tú hablas conmigo y me dices lo que no debo hacer para lastimarte, te juro que no lo haré. Pero necesito que me guíes en esto. -Ryusui tomó las dos manos de Ukyo y depositó un beso en cada mano-. ¿Dime como debo hacerlo Ukyo? ¿Cómo debo amarte correctamente? si me explicas como, puedes estar seguro que este chico estrella será el mejor del mundo en amarte como mereces. ¿Está bien que sea yo?
Ryusui le sonrió a Ukyo, las mejillas del chico estaban igual de rojas como las que él mismo sentía. Ukyo soltó un suspiro tembloroso, sus ojos fijos en Ryusui que esperaba expectante.
—Este camino no será fácil. -le advirtió y vio como un brillo intenso se apoderaba de los ojos café de Ryusui.
—Soy un aventurero por naturaleza, me gustan ese tipo de retos.
—Por nuestras personalidades, puede que choquemos en algún momento de nuestra estadía juntos.
—Si eso llegara a pasar también será un aprendizaje para evitar que se repita a futuro.
—Odio las mentiras Ryusui, si algo no te gusta o no me gusta a mí, seremos francos y lo diremos. -le dijo Ukyo con seriedad, tenía que mantenerse serio para no reír al estar alucinando ver una cola y orejas sobre Ryusui.
—Hablar sobre nosotros. Lo tengo. -dijo con seguridad y Ukyo esta vez sí se rio, Ryusui realmente se estaba tomando las cosas muy enserio.
—Aún hay que rescatar a todos y seguir con nuestro viaje, ¿podrás ser discreto para no ahogar a la tripulación que ya está soportando a los vagos intentos de conquista de Senku hacia Genos? -Ryusui le sonrió con cariño y luego le contestó.
—Esperaré el tiempo que tú quieras poner, con la única condición de que siempre me recuerdes que esto no es un sueño, que realmente eres mío.
—No te estoy pidiendo que escondamos esto. -le aseguró al ver un poco de tristeza en sus ojos-. Solo te pido que seamos discretos, hay una niña en nuestros tripulantes y quiero evitarme la charla sobre cosas de adultos que los niños no deben hacer.
Ryusui se rio con fuerza al escuchar eso, sus manos apretando con cariño las de Ukyo que aún estaban unidas a él.
—Por supuesto, mi Ukyo. -el chico frente a él se volvió a sonrojar, era simplemente hermoso-. ¿Puedo besarte ahora?
Ukyo abrió sus ojos con asombro, y Ryusui aprovechó ese momento para besar su frente, el chico después de eso le miró confundido.
—No voy a presionarte si tu no...
Ukyo le había tomado del cuello de su camisa y le había empujado hacia abajo en donde sus labios le recibieron. Aun en el beso, Ryusui sonrió con dicha, su corazón después de mucho tiempo se sentía en paz.
Hola de nuevo. o(* ̄▽ ̄*)ブ
Si soy sincera, en mis apuntes de los capítulos, esta escena era más adelante en la historia, pero después recordé que nuestro competente mayordomo Francois, no se quedaría de brazos cruzados al ver como sus amos suspiran por un amor que es mutuo.
Más adelante (cuando Sai aparezca) conoceremos mejor porque Francois empujó tanto para lograr que ellos estén juntos (aunque creo que algunos ya se dan una idea del porqué, por las pistas que he dejado en capítulos anteriores). Además, es de vital importancia su relación para futuros capítulos. o(* ̄︶ ̄*)o
En cuanto a la canción, que puedo decir, siento que tiene para todos los tripulantes que aún no están atrapados y por sobre todo a pesar de que solo fue un pequeño párrafo (que en el otro capítulo mejoraré más) esta canción siento que pega más a los sentimientos de Chrome y su evolución, que en este arco de América es aún mayor.
Aunque la parte del coro "No trates de vivir tan sabiamente, no llores porque tienes la razón, no te seques con mentiras o miedos, porque te odiaras a ti mismo al final..." va más con Ryusui y Ukyo, y la decisión de darle una oportunidad a lo que sienten por el otro.
En fin, por el momento eso es todo, nos estamos leyendo después.
Autora-san, fuera.
Chapter 47: Capítulo 42: La herencia del saber: el plan malote de Chrome.
Summary:
Chrome, un joven con un pasado doloroso que obtiene consuelo en el legado de Kensei, logra encontrar su camino con la llegada de Senku, en donde descubre un nuevo mundo de posibilidades. Ahora es su turno de ser el maestro y no el aprendiz.
Notes:
Para este capítulo, la música que nos acompaña es:
Canción: Kaijuu.
Artista: Sakanaction.
Link: https://www.youtube.com/watch?v=hTfLdvoLGsA&list=RDhTfLdvoLGsA&start_radio=1&ab_channel=ShinjiRequiem
Chapter Text
...
Chrome, antes de que Senku llegara a la aldea Ishigami, siempre era llamado niño raro, niño olvidado e incluso niño demente. Él nunca prestó atención a esas palabras, Kaseki siempre le había dicho que el fue amado hasta el último de los alientos de su padre.
En aquel entonces Chrome lloraba, pues jamás conoció a ese tal Kensei, el héroe de la aldea y quien lo encontró y adoptó como su hijo, hasta que la muerte lo reclamó días después de encontrarlo a él.
Ruri siempre lo consoló, ella siempre lo encontraba cuando se escondía para llorar y le tomaba de la mano, hasta que se calmara para volver a la aldea junto a los demás. Pero después comprendió que sus lágrimas no traerían de vuelta al hombre que lo había salvado, pero podría conservar su legado.
Kensei tenia una choza en las afueras del pueblo, justo frente al primer tramo de escaleras principal. Las cosas que habían en ese lugar eran solo piedras y cosas sin valor para los aldeanos, pero por respeto a la memoria de Kensei no lo tiraban.
Chrome tuvo una idea ese día cuando apenas tenía seis años. Él seguiría explorando en nombre de Kensei, viajaría a los lugares que él no pudo ver y recolectaría más cosas malotas que se encontrara por sus viajes; haría que aquella choza volviera a estar repleta de vida.
Cuando le planteó su plan a Kaseki, el hombre se rio y también lloró, diciendo que eso haría inmensamente feliz a Kensei. Kaseki le ayudó a expandir la choza para que incluso él pudiera dormir ahí si regresaba muy cansado de sus búsquedas, además de darle el lazo que Kensei usaba en su cabeza casi como una corona, Chrome no dudo en ponérsela intentando imitarlo, pero el lazo era demasiado grande para él, por lo que, haciendo un nudo en la parte del frente, Chrome llevó el lazo con orgullo sobre su cabeza.
Desde ese día, Chrome empezó a explorar los alrededores de la aldea, recolectar cosas malotas y jugar con ellas para saber su reacción a otras cosas, a veces era muy solitario y hasta un poco triste ver tanta belleza el solo, pero cuando tocaba el lazo sobre su cabeza, sabía que no estaba solo del todo, él tenía un compañero silencioso a su lado.
Con los años, a Chrome le dejaron de llamar raro a hechicero, por cómo podía cambiar el color de las cosas o incluso al fuego, o como podía darle descargas a la gente con solo tocarlas o incluso darle luz a una piedra en la oscuridad. Con cada nueva búsqueda, él lograba salir un poco más del pueblo, cuevas, nuevos riachuelos que se formaban dentro de los bosques, la curiosa forma de esas estatuas a las cuales incluso les llegó a poner nombre y los saludaba en su recorrido por el bosque, siendo incluso su guía cuando se desorientaba en un lugar nuevo que exploraba. Él tenía genuina curiosidad por el mundo, quería saber más cosas, quería conocerlo todo y su deseo solo creció más cuando Ruri enfermó.
Chrome experimentó consigo mismo para saber que plantas hacían que cosa y luego, cuando estaba seguro que ayudaría al cuerpo y no lo envenenarían, a escondidas de los demás le pasaba algunas plantas a Ruri para que ella tomara y le ayudara un poco a su enfermedad. A veces se las daba a Kohaku, cuando la leona lo descubría de camino hasta la cabaña principal en donde estaba su hermana mayor, otras veces solo lo dejaba pasar, alegando que ella también ayudaría a su hermana y salía a buscar agua de las termales a dentro del bosque.
Parecía que la enfermedad de Ruri, acabaría con ella como lo había hecho con otros de los aldeanos...Pero luego, apareció Senku en su vida.
Aunque al principio tuvo que admitir a regañadientes la derrota sobre su conocimiento superior, entre más escuchaba de él, más crecía su deseo de saber más sobre ese mundo, de aprender... Aquella noche en la que Senku le reveló grandes secretos que él ni siquiera se había planteado, pensando que solo era el orden natural de las cosas, los humanos del pasado pasaron millones de años descifrando, comprendiendo, hasta que las cosas encajaron y pudieron incluso domar el espacio.
Chrome recuerda llorar esa noche, sus lágrimas eran de felicidad absoluta... "Al fin lo veremos todo, Kensei. Descubriré el mundo que tu no pudiste ver..."
Con Senku a su lado, Ruri pudo sanar de su enfermedad dándoles esperanza a todos en la aldea, incluso si eso significaba ir a una guerra con otro imperio, él estaba seguro que ganarían.
Las cosas jamás fueron fáciles con Senku, había momentos en que simplemente no entendía nada, otros en las que creaba algo que los humanos antiguos incluso ya habían nombrado. Hubo muchos momentos en los que tuvo que actuar rápido, pensar incluso el doble de eso, como cuando se enfrentó a Magma o cuando fue capturado por el imperio de Tsukasa. Hubieron tantos momentos en los cuales cualquiera podría haberse rendido, pero él tomaba esas cosas como un reto personal y seguía adelante hasta conseguirlo.
La primera vez que vio la tierra desde el aire, cuando cruzó el mar, cada experimento, cada error y explosión, cada aprendizaje, Chrome los guardaba como un tesoro invaluable...
... Y ahora, dejando caer el lápiz luego de pasar toda la noche creando mapas de rutas e inventos extras que creyó necesitarían para completar ese plan, Chrome quería correr a mostrárselo a Senku, quería que él le corrigiera si estaba equivocado y que le explicara como hacerlo mejor.
Pero Senku estaba inconsciente, al borde incluso de la vida y la muerte. Él le había confiado esto y Chrome no lo decepcionaría. Llevó sus manos al lazo de su cabeza, se lo quitó y lo observó por un momento. Su lazo estaba un poco sucio y desgastado, y Chrome no pudo estar más feliz por eso pues era su insignia aventurera.
—Vamos a recuperar a todos, Kensei. Con este plan malote, podremos hacerlo.
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—Increíble. -le dijo Ukyo, viendo los pergaminos y pasándolo a los demás-. Bien hecho, Chrome, has pensado en todo lo necesario para un túnel de esas proporciones.
—¿Pero el problema es como construiremos la broca principal para perforar? -cuestionó Hyoga, alzando un poco su ceja ante los detalles de la hoja de ruta-. Kaseki está con el enemigo y ninguno tiene experiencia en la forja de algo tan preciso como esto.
—Jaja, no hay nada de qué preocuparse, desde ayer tenemos un plan preparado para eso. -aseguró Ryusui cerca de los comunicadores del barco-. Esa transmisión de anoche nos ha dado a dos aliados impresionantes, mi instinto de marinero me dice que hay que confiar y transmitir el mensaje para que los artesanos trabajen.
—¿Artesanos? -cuestionó Kohaku-. Pero en el castillo solo esta Kaseki, quien seguramente está atrapado como los demás. Ese mensaje talvez solo sea una trampa.
—Por los recientes acontecimientos pueda que estés en lo cierto. -le respondió Ryusui con una seguridad envidiable-. Pero una persona ambiciosa conoce a otra cuando la ve, y Kaseki encontró a alguien con quien hablar de creaciones ambiciosas, por lo cual puedo apostar a que ese hombre Brody, ahora está con nosotros.
—¿Y quién sería el otro? -preguntó Chrome.
—Pueda ser que en esta me equivoque, pero creo que la otra persona que está a nuestro lado, es el padre de Genos, Stanley. -le contestó Ryusui.
—¿El hombre que quiso matar a Senku? Ja, lo dudo mucho. -dijo Kohaku sin creer en absoluto.
—Pero si lo pensamos mejor, ese hombre fue un francotirador. -agregó Hyoga-. ¿Por qué un hombre que ya tenía un objetivo, preguntó una segunda vez a Xeno, sobre matar o no a Senku? ¿Para qué apuntar al pecho y no a la cabeza?
—Además, cuando robamos el aeroplano, él nos vio, pero no hizo nada para detenernos. -estuvo de acuerdo Chrome.
—No debemos emocionarnos por esa perspectiva. -les detuvo Ukyo-. Senku mencionó que le había entregado una fórmula falsa al doctor Brody... Yo... -empezó Ukyo y después soltó un suspiro cansado-. Yo conozco al Mayor Stanley, y ese hombre jamás deja cabos sueltos. Por lo que para mí, él solo dejo vivir a Senku y les dejó escapar, porque no confiaba en que Senku haya escrito correctamente la fórmula.
—Espera a que Ryusui y Chrome tengan la fórmula para luego darles caza. -concluyó Tsukasa-. Él no sabía en ese momento que nosotros no estábamos en el grupo de aldeanos. Por lo que a penas y contamos con el tiempo para escapar y escondernos.
—Siendo el caso, será mejor apresurarnos e irnos de aquí. Transmitiré el mensaje ahora, los demás preparen todo lo necesario para transportarlo en el laboratorio, Francois está terminando las raciones de comida, hay que ir y apoyarla a ella. -ordenó Ryusui y todos empezaron a salir de la habitación-. Ukyo. -le llamó, esperó a que todos se fueran para acercarse a él y besarlo-. Ya que no pude darte uno esta mañana y no se cuándo podré hacerlo de nuevo, por favor permíteme tener otro beso de ti.
Ryusui miró a Ukyo con ojos brillando en diversión, por lo que Ukyo no pudo resistir, dándole otro beso un poco más largo.
—¿Quién dice que no puedes besarme después? -le cuestionó con una sonrisa colgando en sus labios-. Solo asegúrate que nadie pueda vernos y definitivamente te besaré.
Ukyo le dio un pequeño beso antes de alejarse y salir tranquilamente del lugar, dejando por un momento en las nubes a Ryusui, hasta que recordó su misión que era comunicarle a Kaseki lo que necesitaban para cumplir con su plan.
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Antes de dividirse, nuevamente, Senku le susurró algo a Ukyo, quien asintiendo con la cabeza, se fue con el equipo del laboratorio.
Francois y Luna tomaron la camilla, Luna vigilaría los signos vitales de Senku, o al menos ese era el plan hasta que Ryusui escuchó pasos y voces, dos personas se acercaban por el camino principal hacia el barco.
—¡SEÑORITA LUNA! -les escucharon gritar a ese par de chicos.
—¿Carlos, Max? -dijo la chica, saliendo del escondite en donde estaban, Ryusui guardo el arma cuando vio como los chicos parecían ser inofensivos y no portaban armas sobre ellos.
—Señorita Luna, nos tenía tan preocupados. -le dijo Max, cayendo al suelo agotado.
—Nos dijeron que usted había traicionado al reino del doctor Xeno y que ahora su cabeza tiene una recompensa para quien la traiga viva o muerta. -mencionó Max.
—¡¿Qué?! -dijo la chica con horror.
—Por eso venimos a protegerla. No permitiremos que ese dictador le haga daño. -Aseguró Carlos.
—Como sus guardaespaldas, es nuestro deber dar la vida por usted. -concluyó Max.
—Siendo ese el caso. -dijo Ryusui, saliendo de su escondite-. Lo mejor que pueden hacer ahora es ayudarnos con nuestro plan y salvar la vida de esta hermosa dama. Andando.
Les ordenó Ryusui y los chicos primero se miraron sin entender hasta que las palabras se procesaron mejor en su cabeza, y poniéndose en pie, siguieron a Ryusui para ayudar a llevar la camilla de Senku.
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Una vez que sacaron la triangulación de lugar, Tsukasa ayudó a orientar hacia donde llevaron a todos antes de separarse, por lo cual, agregando ese dato, Chrome sacó los cálculos y modificó los planos que traía. A todo esto, Ukyo estaba armando un arco más grande.
—¿Para qué es el arco grande? -le preguntó Kohaku, cuando estaba tensando la cuerda.
—Necesitamos ganar tiempo, no solo para Kaseki, sino para nosotros.
Cuando el arco estuvo listo, Ukyo tomó una de sus flechas y se dirigió hasta un lugar plano para disparar. Solo tenía un intento, así que necesita concentrarse al máximo.
Dejando salir el aire lentamente de sus pulmones, relaja su postura, levanta el arco, apuntó y disparó... Esperó unos segundos hasta que el ruido del metal siendo golpeado por algo resuena en sus oídos. Sonríe con victoria, pensando en que aún era muy bueno con el Yumi.
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Cuando estaba cayendo la noche y los dos grupos ya estaban reunidos, recibieron la respuesta de Kaseki. El mensaje fue simple.
"En camino."
Ryusui les indicó a todos esconderse, cubrir el trabajo que estaban haciendo y esperar lo peor. Ukyo subió hasta el árbol más cercano al final de la colina y se concentró en oír. Al principio no había ruido en absoluto, hasta que el sonido de disparos atravesó el silencio de la noche.
Kohaku se subió al mismo árbol que Ukyo y empezó a observar el castillo.
—Taiju se está acercando. -dijo la chica, pero frunció el ceño al seguir observando-. Pero los soldados de Stanley van hacia el lado contrario.
—¿Crees que puedes ir por él? -le preguntó a Kohaku y la chica no dudo en saltar para ir hasta su encuentro.
Ukyo bajo del árbol también y fue hasta donde estaban todos escondidos.
—Taiju está de camino, al parecer ha logrado escapar y trae la broca que utilizaremos para nuestro taladro... Pero los soldados de Stanley van en la dirección contraria a él.
—Carlos, Max. -les llamó Ryusui-. ¿Saben en donde tenían ocultos a los aldeanos?
—Hay unas mazmorras en la parte de abajo del castillo. -mencionó Carlos-. Pero ese lugar está restringido y solo los que vigilan ese punto pueden bajar.
—Tal vez Taiju nos pueda dar mejor información. -dijo Chrome, una vez que Francois les tradujo lo que esos chicos dijeron.
Todos asintieron con la cabeza a las palabras de Chrome, después de todo, si necesitaban hacer otro ajuste a los planos originales, lo haría si eso ayudaba a recuperar a todos.
Kohaku y Taiju llegaron a los minutos después, ya no se escuchaban disparos atravesar la noche, pero aun así se mantuvieron ocultos. Francois les dio un poco de agua a los chicos que venían y Taiju entregó la broca principal del taladro.
—Suika envía esta nota. -dijo Taiju cuando empezó a entregar las cosas que llevaba-. Ella dijo que ahí explica mejor quienes son los aliados que tienen a dentro y porque hay que confiar en ellos.
Taiju miraba a todos, pero su cuerpo vibraba en nerviosismo, mirando cada tanto hacia el laboratorio móvil.
—Senku está dormido en este momento, puedes ir a verlo si quieres. -le dijo Ukyo, tocando el hombro del chico que solo en ese momento notó que había dejado de hablar y veía hacia el laboratorio.
—Iré a verlo. -dijo con firmeza y fue hasta ahí.
—¿Qué dice la carta de Suika? -preguntó Tsukasa, al ver como Ryusui y Chrome la leían.
—Jaja, mi instinto de marinero jamás falla. -le dijo con diversión mientras tronaba sus dedos-. Ese tal Brody y la madrina de nuestro Genos, de nombre Maya, son los encargados de darnos tiempo para poder hablar sin que rastreen nuestra señal, además de que fue Maya quien ayudó a Taiju a escapar.
—Ese hombre Brody, tomó a su cuidado a Kaseki, Suika y Nikki, que sirve como traductora, y les están "obligando a trabajar" para recuperar el armamento que se extravió, por eso pudieron crear esa pieza. -dijo con entusiasmo Chrome.
—Y gracias a la medusa que Ukyo les envió, Xeno ahora solo pasa en su laboratorio, examinando esa arma, y todo gracias a nuestra detective Suika. -concluyó Ryusui-. Quien hizo una actuación digna del mentalista Genos, advirtiendo lo peligroso de ese aparato y como recuperaron esa pieza en la isla.
—Hay un mapa. -habló Chrome, cuando desdoblando la tela sobre la creación de la pieza que solicitó, cayó el papel a sus pies-. El mapa del castillo señala a donde están todos.
Los chicos corrieron a ver el papel y en efecto, indicaban en donde estaban atrapados la tripulación, donde estaba Genos y sus padres, el laboratorio y los puntos ciegos del lugar e incluso habían cálculos para el lugar preciso al que llegar con el túnel para evitar ser detectados. Al reverso del papel estaba escrita la frase "Good Luck."
—Si antes dudaba que fueran nuestros aliados, creo que esto me lo deja más que claro. -dijo Hyoga, igual de incrédulo que todos.
—Entonces hay que empezar a trabajar. -dijo Chrome con sus ánimos renovados-. Hagamos turnos para ir avanzando y rescatar a toda la tripulación del Perseo.
—Ja, no es necesario que lo digas tu para que nosotros lo hagamos, señor científico. -comentó Kohaku mientras se acercaba a él y revolvía sus cabellos con fuerza.
—Mujer gorila, me fracturas un hueso. -se quejó Chrome, mientras tres golpes le dejaron tres grandes chichones en su cabeza. A pesar de eso, conocía a Kohaku demasiado bien como para saber que la chica le estaba animando, solo que era demasiado vergonzoso para ella admitirlo en voz alta.
Con más esperanza que antes, Chrome tomó el mapa de rutas y el que ese hombre Brody les había enviado y empezó a arreglar sus cálculos para que todo saliera lo mejor posible.
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—Hyoga... En serio lo harás... -le dijo Chrome, tragando en seco, la tierra levantándose a su costado. El más alto solo le resopló con molestia y apuntó su lanza hacia el frente, clavó la punta de la lanza a la tierra mientras empezaba a cavar-. Oh, que malote. -le dijo con entusiasmo.
—Te lo dije, Hyoga. -habló Kohaku, acostándose en el suelo y viéndolo trabajar-. Esa técnica tuya sirve muy bien para excavar.
—Esto es profanación al estilo de la lanza Kan. -le respondió, no así seguía excavando la tierra.
—¿Profanar? -le dijo con una voz más coqueta, mientras colocaba sus manos sobre sus mejillas-. Al contrario, Hyoga. Avanzar lentamente cubierto de tierra te hace ver incluso más hermoso que antes.
—Y ahora te estas vengando de mí por detenerte aquella vez. -le dijo mientras giraba un poco para verla mejor, la chica solo le sonrió divertida.
—Hemos aprendido muchas cosas no solo de Senku. Genos es muy bueno engañando a la gente con palabras dulces para que trabajen por él.
Hyoga se rio un poco por eso, no pudiendo negar esa afirmación.
—Aun te falta mucho para llegar a su nivel, Kohaku. Sigue intentándolo y talvez algún día consigas novio con eso.
—Na, los hombres de la aldea son aburridos. -le dijo restándole importancia-. Tal vez más adelante encuentre a alguien divertido como tú.
—Suerte con eso. -le respondió, deteniéndose un momento para quitar su capa y su mascarilla, doblándola para dejarla lejos del agujero en donde estaba, pero Kohaku le tendió la mano para guardar esas cosas-. Lástima que no me gustan las chicas demasiado dulces, y tu intento de engaño con palabras coquetas no funcionará conmigo.
—¿Así que crees que soy dulce? -le dijo divertida la chica y Chrome empezó a toser fuerte, un poco avergonzado por ser el tercero en esa conversación.
—Si Kohaku es una chica dulce, entonces el mundo definitivamente está llegando a su fin. -dijo Chrome, alejándose rápido al ver la mirada asesina de Kohaku.
Ukyo, Tsukasa y Ryusui, habían ido al bosque en busca de madera para los pilares que ocuparían. Así que era su turno de trabajar. Empezó desarmando el dron para utilizar algunas partes. Tenía que hacer el canal del aire, además de armar el taladro.
La excavación iba avanzando más rápido ahora que Hyoga hacia eso y Taiju ya se había acercado para seguir ayudando. Así que él tenía que concentrarse, dar lo mejor de si. Él podía hacerlo.
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Una vez la madera estaba cortada, Ukyo se estaba encargando de hacer los pilares junto a Ryusui. El otro grupo conformado por Taiju, Tsukasa, Kohaku y Hyoga, junto a los guardaespaldas de Luna, estaban sacando la tierra, y ayudando a escarbar.
Carlos era quien más se acercaba a Chrome, corrigiendo algunos detalles que el chico pasaba por alto. Ukyo hacía de traductor para poder explicar lo que Carlos quería decir.
Cuando la hora de la verdad llegó y casi al atardecer de ese mismo día tuvieron que probar el taladro, todos estaban expectantes. La tención se sentía en el aire, pues si no funcionaba, habían perdido dos días de trabajo completos. Pero cuándo estaban a punto de perder la esperanza, Taiju gritó con entusiasmo indicando que había atravesado la roca.
Chrome sintió un calor recorrer su pecho y lo dejó salir con un grito de victoria... Él lo había logrado, todos lo habían hecho realidad.
—Sigamos excavando hasta la meta final, paso a paso, cubiertos de tierra, rescataremos a todos nuestros compañeros y ganaremos contra esos hombres malos.
Dijo con entusiasmo y todos palmearon su espalda, con la firme certeza de que lo lograrían.
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—Puedes hacerlo grandulón... Se que lo conseguirán... -le dijo a Taiju cuando él le contó sus avances. Luna lo miraba sin creer que el chico siguiera luchando para estar consiente y no solo eso, hacia no mucho, había estado dándole instrucciones a Francois para la construcción de los pilares en base al plano que Chrome había hecho.
El chico seguía ayudando, aun en su lecho convaleciente.
"Me disculpo por molestar a su paciente, doctora Luna." le había dicho Francois una vez Senku dejó de darle instrucciones-. "Pero, aunque lo detenga, si no hago esto, estoy seguro de que el amo Senku se levantará de la cama y buscará ir a ayudar. Así es nuestro líder científico, él no dejará de liderarnos, ni abandonará una batalla a medias."
Luna estaba conmovida hasta las lágrimas.
—Luna... -le llamó Senku, cuando su amigo salió del laboratorio-. Ya estoy en el tiempo reglamentario de revisión... Necesito mi mantenimiento. -bromeó mientras sudaba en frío-. ¿Dónde está el estetoscopio? necesito que compares mi respiración en ambos pulmones.
Luna fue por el aparato, pero en su cabeza mientras hacia el examen, no podía evitar pensar en cómo Senku, quien tal vez tenía su misma edad, había llegado a ser el líder de un reino que lo seguía fielmente, una mente brillante, que no se rendía ante nadie...
"Lo sabía..." se dijo a sí misma. "Mi instinto no se equivoca... Este chico sin duda alguna, el doctor Senku, es completamente mi tipo."
—No voy a dejarte morir. -le dijo a un Senku que mantenía sus ojos cerrados por el cansancio de su cuerpo-. Creo que tú ya lo sientes, pero uno de tus pulmones, el izquierdo, se escucha tenue. Debe haber sangre acumulada en él.
—Si... Ya lo suponía. -le dijo con resignación, su respiración, sintiéndose más pesada que antes-. Luna, clávame una aguja y saca la sangre de ahí. -la chica chilló al instante, aterrada por lo que le pedían-. Necesitaré una transfusión de sangre, siento que estoy perdiendo la conciencia cada vez más seguido... Luna. -le llamó cuando la chica le seguía mirando con horror-. Ve por Ukyo, dile lo que te expliqué, mi tipo de sangre es universal, tipo AB+, así que cualquiera está bien...
—Senku... -le llamó la chica, saliendo de su estupor-. ¿Puedo pedirte una cosa? No hace falta que lo cumplas, ya sabes, ni siquiera estoy esperando una respuesta clara ahora, me basta con que digas que lo pensarás... Senku, si te recuperas, quiero que seas mi novio.
—¿¡Que!? -le dijo, su cara de completo horror. En su delirio de dolor claramente pudo escuchar la risa de Genos, como si estuviera al otro lado de la habitación, quizás fue esa alucinación, lo que le hizo relajar su expresión y sonreírle, jurando ver a Genos parado cerca de ella, esperando la respuesta a su petición-. Lo estoy pensando seriamente ahora...
Vio como Genos le sonrió con cariño mientras le decía, "ve a dormir." y Senku, el hombre obediente a sus peticiones, lo hizo, dejando en sus labios una sonrisa al sentir las caricias fantasmales de Genos sobre su cabello.
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Suika y Kaseki, estaban caminando con Brody en busca de Ukyo, para que sirviera como interprete, cuando algunos soldados de Stanley apuntaron sus armas hacia ellos dos, Brody se puso en frente de ellos casi al instante.
—¿Qué creen que están haciendo a nuestros invitados?
—Hay nuevas órdenes. -le informó uno de ellos-. Toda la tripulación debe ser encerrada antes de que el Mayor Snyder regrese de su misión.
—Pues ellos están bajo mi supervisión. Abran los ojos soldados, están apuntando sus armas a dos civiles, una niña y un anciano.
—Pero, doctor...
—Yo asumiré la responsabilidad de ellos dos. -le dijo Brody con firmeza, mientras los hombres bajaban sus armas-. Pero para eso, necesitare un traductor, diríjame hasta donde están los compañeros de ellos. Es una orden.
Los soldados se miraron, pero acataron la petición y les indicaron el camino. Cuando iban bajando, Brody trató de recordar palabras vagas que escuchó ayer e intentó decirlo de la mejor manera posible.
—Amigos bien, hablar y traducir querer yo.
Kaseki y Suika asintieron con la cabeza, tratando de entender las palabras.
—Nikki, inglés bueno. -dijo Suika, tratando de hablar en el idioma del hombre, según algunas palabras que recordaba de Genos.
Bajaron hasta donde estaban las mazmorras, el lugar estaba en completo silencio, como si acabaran de recibir una mala noticia. Todos atrapados en una sola celda.
—Nikki. -llamó Suika acercándose a las rejas.
—Suika. -le dijo la chica que corrió hasta las rejas, su expresión mostraba alivio.
—Brody necesita un traductor.
—Ellos son malos Suika... Ellos acaban de... -a la chica se le cortó la voz, no creyendo las palabras que escuchó decir.
—Algo está pasando en la base. -le dijo Brody, acercándose a ellos-. Te puedo jurar que no sé de qué se trata, pero...
—Stanley mató a Senku. -le dijo Minami, con ira en su voz-. Y estoy segura que quisieron que nosotros pensáramos que Genos nos traicionó, pero Senku tiene razón, él no haría eso.
—Genos jamás traicionaría al chico que le gusta. -aseguró Brody.
—Lo sabemos. -le dijo Nikki-. Pero no podemos hacer nada para ayudar si estamos encerrados aquí.
—Ukyo y los demás están de camino hasta donde está Senku. -dijo Kaseki, acomodando su auricular-. Ellos podrán ayudarlo.
—Brody está de nuestro lado. -les dijo Suika-. Por eso necesitamos a Nikki para que nos traduzca.
—Lo haré. -le aseguró la chica-. Señor Brody, yo seré su interprete, pero necesito salir de aquí para hacerlo. Mis amigos se portarán bien, pero debe asegurarme que usted nos ayudará cuando el momento llegue.
—Jajaja, que chica más decisiva. -le dijo Brody, admirado de la seguridad de ella-. Por supuesto, les aseguro que un inventor no dañará a otro. Cuenta con mi palabra que así será.
Brody liberó a Nikki y se alejaron de las mazmorras asegurándole a los demás que escaparían de ahí. Cuando Stanley regresó y vio a esos tres junto a Brody, no dudo en apuntarles.
—¿Nos esta traicionando Doctor Brody? -le cuestionó Stanley, su mirada fría sobre el hombre más alto que él.
—En lo absoluto. -le dijo, restándole importancia al ser apuntado con un arma-. Se le llama, hacer pagar a las personas que me harán trabajar el doble. ¿Acaso no sabes cuanto tiempo me llevara volver a surtir de municiones y bombas para nuestro arsenal? Ustedes los soldados no saben el tiempo que tardo solo en hacer un cartucho de balas, ahora piense en cuanto tardaré solo yo, en hacer un arsenal como el que teníamos
—Yo los vigilo Stanley. -Maya se acercó detrás de Stanley, mientras cruzaba sus brazos sobre su pecho-. Podrán ser civiles, pero estaban en el lado enemigo, así que definitivamente los estoy vigilando.
Stanley miró a la mujer y luego bajo su arma y la guardó. Vio como la pequeña Suika se asomaba por el costado del anciano, escondiéndose casi al instante en que cruzaron miradas.
—Suika. -le llamó, su voz un poco más suave, se agachó hasta estar a la altura de la menor-. Ven conmigo.
—No. -dijo la niña, lágrimas corriendo en sus ojos-. Suika escucho que lastimaste a Senku. Suika y Senku son buenos amigos. Senku siempre cuido de Suika cuando Genos no estaba... Senku y Genos son la familia de Suika y usted le hizo daño a los dos... Suika no ira con usted nunca más.
A pesar de que sus palabras fueron en japones, incluso los que no sabían entendieron el significado tras las palabras de la menor, al ver sus lágrimas y el fierro agarre que tenía sobre la ropa de Kaseki.
—Nikki. -le llamó Kaseki-. Dile a este hombre que no se atreva a hacerle daño a Suika o a Genos, pues no dudare en darle una paliza si los lastima más de lo que ya lo está haciendo.
—Yo habló japones, anciano. -le respondió Stanley poniéndose en pie y sacando un cigarrillo para encenderlo frente a ellos-. Y no te permitiré que hables así de mi familia.
—Jojo, así que ahora si son tu familia. -le dijo retadoramente Kaseki-. Podrán llevar la misma sangre, pero eso no les da el derecho de pasar por sobre los deseos de Genos. Un verdadero padre no lastima, sino que ama y apoya a su hijo. Un padre que ama da la vida por ellos, lo sé porque yo lo vi en primera persona.
—¿Quién dice que no lo estoy haciendo ahora?
—Si ese fuera el caso, ¿está haciendo esto por qué creé que es lo correcto o por qué temé que su familia se termine de destruir.? Si fuera la primera opción, su conciencia estará tranquila y dormirá pacíficamente, pero si es la segunda opción, me temo que sus acciones hicieron el efecto contrario y ahora debe sentarse sobre las llamas de su castillo familiar.
Stanley solo lo miró por un momento más antes de dar media vuelta e irse, no sin antes ordenar a Maya vigilarlos. Los adultos soltaron un suspiro de alivio cuando se alejaron.
Nikki sirvió de interprete y tanto Maya como Brody estuvieron de acuerdo en ayudar, pero primero localizaron en donde estaba Genos, debían de avisarle que Senku talvez estaba vivo... Pero el cuarto del chico estaba demasiado vigilado y si querían ayudar a los chicos que estaban afuera, no podían crear un escándalo cuando no había un plan, por lo que cuando cayó la noche, Brody les brindó un transmisor que había descartado al ser su primer modelo, buscaron la señal de su arete y enviaron el mensaje a los demás.
No podían ser más de seis palabras, Nikki comentó que no era necesario mencionar su nombre, por lo que simplificando el mensaje lo dejaron como "...Dos aliados más Suika y yo..."
Sabían que no tendrían respuesta inmediata, entonces Brody propuso la creación de un mapa para que una vez se contactaran con ellos, darles una ventaja sobre Stanley y Xeno.
Cuando la orden en la mañana fue dada, Brody se rio con locura al pensar el plan tan descabellado que harían esos chicos. Era loco, por supuesto, pero era el plan más efectivo para entrar a un lugar altamente vigilado, por eso ellos no dudaron en trabajar todo el día creando la broca para el traslado que los chicos quisieron hacer. Anticipando el ruido de afuera, pusieron a trabajar las maquinas a todo motor para evitar que el ruido que harían esos chicos se escuchara hasta el castillo.
A media mañana, Stanley y Xeno llegaron hasta ellos, Xeno no dudó en enseñarles la medusa y pensando rápido, Suika gritó con horror, diciendo que no quería ser petrificada de nuevo, Kaseki y Nikki también siguieron la corriente a su actuación. Cuando Xeno pregunto más sobre ese aparato, ninguno supo decir bien cómo funcionaba, pues solo Genos, Ukyo y Senku, habían manipulado el aparato.
Sin creerles del todo, Stanley y Xeno los dejaron ir y Kaseki no dudó en enviar un mensaje a los chicos de las mazmorras para que siguieran con su farsa. Agradeciendo ver como los chicos habían captado el mensaje, nadie de los presentes supo dar respuesta sobre ese aparato científico a un Xeno que se propuso a examinarlo todo el día.
En la noche, cuando ya tenían el aparato listo, Suika se había ofrecido a ir a dejar el taladro, pero tanto Nikki como Kaseki pensaron en que los chicos necesitarían a alguien fuerte, por lo que, con ayuda de Maya, hicieron una distracción lo suficientemente creíble para no levantar sospechas y dejar correr libremente a Taiju hasta su objetivo final.
Y todo esto, teniendo a Stanley frente a ellos durante la hora de la comida, en donde la guardia era más suave. Maya guio a los soldados por el lado contrario para que Taiju hullera sin miedo a ser atacado por una bala.
Y ahora, solo les tocaba esperar para que los chicos le dieran nuevas indicaciones.
Era justo y necesario que nuestro bello doctor Chrome tuviera su espacio en la historia, después de todo él es un científico por derecho propio.
Yumi, para quienes no sepan lo que es, es el arco tradicional japones, dejó la referencia visual por aquí.
La canción simplemente me hizo recordar a Chrome y su deseo de aprender y conocer todo aquello que es inherente del mundo y cómo funciona... Y por cierto les recomiendo mil veces este anime (Orb / Chi: Chikyu no Undo ni Tsuite) que va sobre cómo se explora el tema del conocimiento, la fe y el choque entre la ciencia y la religión durante el siglo XV, una joyita sin duda alguna.
No sé si logre hacer la doble actualización ahora, sino y lo más seguro, es hasta mañana.
Nos leemos al rato. Autora-san, fuera.
Chapter 48: Capítulo 43: El precio de la libertad.
Summary:
Senku se recupera tras ser herido, mientras Gen, debilitado y traicionado, lucha por sobrevivir y escapar del castillo junto a todos los demás. Entre engaños y verdades a medias, el reencuentro con Senku le traerá un sabor agridulce a la boca.
Notes:
La canción para este capítulo, es de mis bandas favoritas, espero y lo disfruten.
Canción: Oblivion.
Artista: M83
Link: https://www.youtube.com/watch?v=DqduhNqpSgA&ab_channel=13thVessel
Chapter Text
...
—Arriba, Senku-chan. -unas manos suaves acariciaron su mejilla, Senku hizo un gemido molesto, mientras tomando las sábanas, se cubría con ellas hasta la cabeza. Estaba tan cansado. La risa cantarina le hizo reír a él por debajo de las sábanas-. Senku-chan se está comportando como un niño pequeño, ¿Debó entonces ser el adulto responsable y sacar a mi querido niño de ahí?
Senku solo se envolvió más en las sábanas, esperando el momento para atacar. Cuando sintió como una mano de Genos estuvo cerca de él, la tomó y empujó al chico bajo las sábanas con él.
—Senku-chan. -le regañó Genos, por la repentina acción. Él por su parte solo lo pegó más a si mismo, envolviendo sus brazos en el cuerpo del otro-. En serio, te estoy consintiendo mucho. -le respondió una vez él se acomodó sobre el pecho de Genos y este envolvió sus brazos sobre su cabeza, acariciando despacio sus cabellos.
—Quien te manda a levantar mi prohibición de ser un chico puro. -le dijo, escuchando como el corazón de Genos empezaba a palpitar más rápido-. Ahora hazte responsable de mí y quédate a mi lado para siempre.
—A parte de explotador, te has convertido en dictador. -le respondió con fingido dolor, Senku no dudó en reír por eso-. Pobre de mí que me quedaré para siempre al lado de Senku-chan.
—Si aumento la ración mensual de Cola a una de por vida, ¿Dejarás de renegar y podré dormir un rato más?
—Eres un pésimo negociador, Senku-chan.
—No escuche que dijeras que no. -la risa de Genos resonó en su pecho, las caricias jamás deteniéndose sobre su cabello, sus ojos cerrándose ante el palpitar del corazón de Genos.
—Me encantaría que durmieras más, Senku-chan... Pero debes de despertar. -Senku sintió como Genos se desvaneció en sus brazos, se levantó y miró para todos lados, pero solo encontró oscuridad-. Despierta, Senku-chan...
Senku sintió una opresión en su pecho y luego frente a él, estaba Stanley disparándole, atravesando su pecho, sintió el frío suelo debajo de su espalda, el aire otra vez faltándole.
—Senku-chan. -volvió a escuchar la voz de Genos, que ahora lloraba frente a él, presionando su herida que sangraba, manchando las manos de Genos y su cara-. Por favor, tienes que despertar. Vuelve a mí, Senku-chan...
Senku miró a ese Genos de voz cortada y llanto incesable, la desesperación en sus ojos. Él tenía que despertar, le había prometido a Genos jamás volver a hacerlo llorar y no estaba cumpliendo su palabra. Él tenía que volver a abrir los ojos, debía de hacerlo, él tenía que cumplir su palabra... Tenía que cuidar a Genos. Tenía que levantarse.
Se concentró en hacerlo y obligó a sus ojos a abrirse, no era momento de descansar, habían más personas que lo necesitaban, tenía una tripulación detrás de él, tenía gente que lo esperaba en Japón... Genos le estaba llamando, él tenía que ir por su Genos.
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Cuando Senku abrió los ojos el techo del laboratorio móvil fue lo que vio, al principio se sintió desorientado hasta que una chica de cabellos rosas le sonrió y empezó a hablarle en inglés.
—Buenos días, Senku. -el chico solo la vio por un momento, trató de no poner una mueca de molestia hacia ella, pues no era su culpa que su mente deseara ver a otra persona en ese momento.
—Amo Senku. -se acercó también Francois, una cara un poco más familiar-. ¿Necesita algo o desea un resumen de la situación actual?
—Un resumen, por favor. -pidió, sintiendo su garganta seca, Francois fue la más rápida en pasar un vaso con agua, ayudándolo a tomar en una pajilla de bambú.
—Desde que Stanley le a disparado, a pasado 13 días. Las primeras veinticuatro horas todo estuvo bien y pudimos trasladarlo hasta donde estamos escondidos actualmente, pero el movimiento hizo que la sangre, que no pudimos extraer por completo, se acumulara en su pulmón izquierdo; usted mismo le pidió a la señorita Luna extraer la sangre, explicando el lugar a donde debía perforar para hacerlo. También le explicó al joven Ukyo el protocolo que debían seguir en caso de que su respiración siguiera bajando ya que tenían que abrirlo nuevamente para encontrar la vena que fue perforada. Para su suerte no fue necesario hacerlo, la bala al ser de punta redonda, solo perforó cuatro centímetros de su cuerpo, fisurando el esternón, siendo este mismo hueso el que evitó que tocara órganos vitales.
—Suerte... -dijo con una sonrisa creciendo en sus labios-. Genos diferiría en tus palabras, Francois. -le respondió Senku sin poder evitar bromear sobre la situación-. Y hablando de él ¿Dónde está? ¿Qué a pasado con la tripulación?
—Según nuestro informante, el amo Genos ha permanecido aislado del grupo del Perseo. Nuestra amita Suika ha sido de mucha ayuda en estos últimos días para él... -Francois cayó por un momento, no sabiendo si decir toda la verdad de la situación.
—Francois. -le llamó Senku, su mirada volviendo a su seriedad habitual-. ¿Qué le pasó a Genos?
—Al igual que la tripulación, Genos fue engañado por sus padres, quienes lo encerraron, aislándolo de la tripulación y sin la posibilidad de que supiera que usted estaba vivo. El amo Genos casi sucumbe a la inanición por pérdida de su paquete de cuido.
Senku sintió una opresión en su pecho y no era precisamente por la herida de bala. Él aun no se daba a la idea que su maestro Xeno llegara a esos extremos con su propio hijo, pero la realidad le decía lo contrario.
—Según la amita Suika, fue Stanley quien convenció a Xeno para que la amita Suika y amo Kaseki fueran a verle y ayudarlo a comer de nuevo... Al parecer no logra recordarlo, pero usted estaba consiente cuando se nos informó que ellos iban hacia donde estaba el amo Genos y usted insistió en decirle que aun estaba vivo.
—Si. -le dijo soltando un suspiro cansado-. La pérdida de sangre puede causar episodios de olvido por la falta de oxígeno y glucosa que se suministra el cerebro para que este funcione correctamente... Pero si sigo vivo a pesar de esa pérdida, significa que alguien me dio de su sangre.
—Así es amo Senku. En sus momentos de lucidez, usted compartió con nosotros su tipo de sangre, el amo Hyoga también comparte su tipo de sangre AB, por lo cual él nos brindó su sangre para las transfusiones.
—Que chico más afortunado soy. -Senku soltó otro suspiro, su cuerpo aún se sentía hormiguear, el dolor en su pecho no disminuía, pero sentía que podía ponerse en pie, por lo cual lo intentó ayudado como siempre por las dos personas que estaban ahí-. ¿Cuál es el trabajo que están haciendo ahora?
—El amo Chrome y los demás del equipo han logrado llegar a terreno enemigo. Hoy en la noche llegarán hasta la meta final. Mañana a primera hora los grupos se dividirán en dos y rescatarán a todos.
Francois le ayudó a cambiarse a una ropa más presentable y encima de esa ropa, Francois le brindó uno de los abrigos morados de Genos.
—Afuera hay más frío que antes, será mejor que se abrigue bien, amo Senku.
Senku solo mofo divertido, mientras se acomodaba el abrigo que aun olía a flores. Con ayuda de Francois y Luna, bajó las escaleras del laboratorio. El paisaje otoñal que los recibió ahora se extendía más que antes, el frío también se sentía más.
El ruido de un motor trabajando se escuchó en la lejanía, Senku pidió acercarse al túnel y se sintió orgulloso de ver como realmente lo habían conseguido. El alumno Chrome, estaba abriendo sus alas para volar sin la necesidad de las enseñanzas de Senku; se sentiría un poco solitario una vez que Chrome y su entusiasmo de aprender se alejen de él, pero Senku lo vería partir y crecer, apoyándolo incansablemente.
—Entonces será mañana. -dijo Senku viendo el castillo a lo lejos-. Mañana los recuperaremos a todos y partiremos a otro lugar para fundar la ciudad del maíz.
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El calor de un cuerpo pequeño hizo que soltara una sonrisa, aun con sus ojos cerrados Genos acarició los cabellos de su niña que se aferraba a su pecho con sus manos, su niña a penas y lo había dejado esos días.
Genos se sentía un poco mejor, el hambre al menos había vuelto a él. Suika estaba pendiente de sus comidas y de que tomara agua. Kaseki era el encargado de traer comidas preparadas por él que tenían ese toque familiar de la aldea Ishigami.
Había vuelto a ser ejercicio durante el día, era lo único que podía hacer para evitar volverse loco en esa habitación, su niña incluso imitándolo.
En esos seis días luego de que Suika apareció para salvarlo, sus padres no habían hecho el intento de acercarse nuevamente, pero según su plan, necesitaba que Xeno estuviera con él para secuestrarlo, por muy desagradable que sonara esa idea.
El problema principal era su padre Stanley, que según su tía Maya, ella entretendría con un mensaje falso, yendo a atacar la base en donde se supone estaban los chicos, es decir, irían hasta el barco. Pero para su huida, necesitaban el barco de regreso, por eso el secuestro de Xeno. Si lo tenían a él, podrían negociar devolverlo cerca de una zona en la costa, mientras ellos navegan más hasta el sur para fundar la ciudad del maíz en otras tierras.
En papel, Genos entendía que el plan era brillante y fácil de hacer, pero con la suerte de Senku en su lado, realmente se preocupaba lo que podría pasar... Una sonrisa cálida creció en su rostro, Senku había sobrevivido, Senku estaba vivo, y a pesar de que solo pudo escuchar su voz una vez, su corazón confiaba en que él se recuperaría.
Por ahora, debía de atraer a Xeno y quitarle esos dardos tranquilizantes. Ya había hablado con Kaseki sobre eso y según Brody, ahora le enviarían una réplica del arma para que él pudiera hacer el intercambio y tomar la pistola con los dardos en ella, eso implicaba no solo estar frente a Xeno, sino estar muy cerca de él.
Genos no sabía si podría hacer eso, él no odiaba a sus padres, quizás jamás podría hacerlo, pero el peso de esa traición, de como ambos lo habían orillado hasta ahí, era algo que no se olvidaba fácilmente y que lo hacía dudar si algún día volvería a confiar en ellos... Pero ahora, aun sintiéndose adormecido de sus emociones, tenía que dejarlas a un lado y trabajar, esta vez, él no dejaría que dañaran más a su paquete de cuido.
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Xeno abrió sus ojos y buscó a tomar aire. Otra vez, la misma pesadilla se repetía una y otra vez. El verdadero problema radicaba en que eso no había sido una pesadilla, él vio como su hijo intentó terminar con su vida frente a él.
Aun sentía lo cálido de la sangre sobre sus manos, podría ver el color carmesí cubriendo su ropa y el brillo que se apagaba en la mirada de su hijo, de su pequeño príncipe.
Él solo estaba haciendo lo correcto, él estaba recuperando a su familia y evitando que la utopía en que vivían se fuera corrompiendo al revivir a más personas. Él intentaba que su hijo despertara y viera la verdad del idealismo de su discípulo... Pero ahora, incluso Stanley se mantenía alejado de él.
Desde el día que regresó de matar a Senku, él parecía sumergido en sus pensamientos; su esposo era un hombre inteligente y reflexivo, pero jamás tan desconectado de su entorno y Xeno recuerda que esa noche, tuvo que ir y tocarlo porque su llamado jamás lo alcanzó. Y cada día que pasaba, el se perdía más en sus pensamientos hasta que hace ocho días él llegó a su laboratorio y se quebró en llanto.
Stanley, su caballero y soldado perfecto, lloró en silencio sobre su pecho por varios minutos, como si el peso de tantas emociones reprimidas lo hubiera sobrepasado. Xeno también lloró, ver al amor de tu vida destrozado sin tu poder hacer algo para consolarlo era la cosa más cruel que alguien podría hacerte para dañarte. Y ahí estaba él ese día, aun con las pesadillas de Genos cortando su cuello, de él no pudiendo salvarlo repitiéndose una y otra vez en su cabeza, y ahora su Stanley, su más grande amor, llorando desconsoladamente frente a él.
Cuando Stanley se recompuso, le pidió que dejara que la pequeña niña y el anciano fueran a ver a su Genos, pues ya no podían solo sedar a Genos para darle caldos y agua. Xeno fue incapaz de decirle que no a su esposo y más al ver aquellos ojos inflamados de tanto llorar, él dio el permiso inmediato, así como acceso a la cocina para que ellos prepararan comida para Genos.
Según los guardias, eso estaba funcionando, Genos estaba volviendo a comer e incluso habían escuchado risas de parte de él y la pequeña... Pero ni Stanley ni él habían vuelto a pisar su habitación y no era porque ellos no ansiaban verlo y hablar, sino porque ambos temían lo que Genos pudiera hacerse a sí mismo si ellos estaban ahí.
Y quizás fue ese mismo temor compartido, lo que hacía que incluso Stanley se apartara de su lado. Desde ese día que lloró en su pecho él ya no dormía en su cama junto a él, siempre había una excusa para evitar estar juntos en la misma habitación, por eso él había tomado a bien recluirse en su laboratorio. Le dolía el corazón con solo recordar que incluso un simple beso era negado, cuando antes no podían dejar sus manos fuera del otro. Pero Xeno, por sobre todo era un hombre paciente y le daría todo el tiempo del mundo que el necesitara para enfriar su cabeza y volver a permitirle tocarle.
Él sabía que su amado esposo era el que más estaba sufriendo por como las cosas estaban resultando y eso que Xeno jamás le mencionó que quizás su pequeño príncipe tenía sentimientos románticos por Senku... Xeno hizo una mueca al recordar eso, porque no había otra razón por la cual su Genos en vez de luchar, haya caído en inanición. Él había intentado analizar todo fríamente sobre el comportamiento de su hijo, pero entre más analizaba, más recordaba como Senku le miró durante la cena, su Genos era demasiado listo como para no ver esos detalles en otros y en todo caso, la forma en la que él hablaba de Senku durante aquella conversación, para Xeno fue imposible no notarlo y aun así, creyendo ciegamente que el amor de su familia era más fuerte que ese lazo que crecía entre ellos dos, Xeno dio la orden de matarlo frente a su hijo.
Stanley parecía que aún no hilaba esos puntos, pero si él se llegara a enterar, sería un golpe aun mayor para él como doncel y Xeno aún no se atrevía a decírselo. Las emociones que estaba experimentando actualmente lo estaban agotando demasiado, y sumado a eso las pesadillas y la falta de un descanso correcto, lo estaban hundiendo cada día más. Xeno estaba seguro que no estaba pasando precisamente por el mejor momento familiar.
Y ahora, a catorce días de que su plan fue ejecutado, realmente estaba dudando sobre la efectividad de este y como su familia en vez de unirse más, parecía caerse a pedazos.
—Xeno. -le llamó su esposo, y trató de componer su mejor sonrisa cuando giró a verlo.
—¿Se te ofrece algo, querido? -Xeno se paró de su asiento y caminó hasta su esposo, cuando estuvo cerca de él intentó acariciar la cara demacrada de su amado, pero Stanley retuvo sus manos en el aire y las bajó incluso antes de que estas tocaran su rostro.
—Maya acaba de captar señales de radio provenir del barco de esos niños. Mencionaste que Senku no te había dado la fórmula correcta, ¿verdad?
—Así es. -le respondió, tratando de disimular la mueca de dolor que sintió al ser, nuevamente, rechazado por su esposo.
—Hemos ido a comprobar que faltan siete personas del bando de esos niños y tres de nuestro bando. Me llevaré a seis de mis soldados para verificar el barco, los demás harán guardia aquí por si es solo una trampa. Trataré de encontrar a Ukyo para poder negociar y que nos diga la fórmula y el funcionamiento de ese aparato.
—Cuento contigo para eso. -le respondió Xeno y ambos guardaron silencio, hacía días no estaban solo ellos dos juntos y aunque Xeno moría por tocarle, respetaría la decisión de su esposo.
Stanley le miraba con esos hermosos ojos azules que tanto le encantaban, pero ninguno de los dos se movió en absoluto, hasta que Stanley levantó su mano derecha y tocando su mejilla, acarició sus labios con el pulgar, dándole por primera vez en días una sonrisa dulce.
—Creo que nos debemos una charla. -le dijo su esposo y Xeno no pudo evitar sonreírle de regreso.
—Cuando regreses, hablaremos todo el tiempo que tú quieras, te prometo no interrumpir. -Xeno tomó la mano de su esposo y la dirigió a sus labios, besándola con devoción, sintiendo, después de lo que parecía una eternidad, que las cosas irían mejor.
Stanley dejó que besara su mano y después la deslizó de su agarre para salir del laboratorio. Xeno le vio alejarse, sintiendo disminuir un poco el dolor de su corazón.
Con una sonrisa en sus labios se propuso a trabajar en algunos suplementos para su pequeño príncipe, pensando en que talvez Stanley podría hablar con la pequeña niña para que su hijo se los tomara.
Se sumergió tanto en el trabajo que no escuchó el llamado del guardia sino hasta que este estuvo a su lado, tocando su hombro.
—Lamento molestarlo, Doctor Xeno, pero nos informaron que su hijo quiere verlo.
—¿Genos ha pedido verme? -cuestionó con voz fría, más por dentro, sintió una luz de esperanza, ese día parecía que las cosas al fin iban a mejorar.
—Así es señor.
—Adelántate, iré en camino después. -le respondió empezando a tapar los productos que estaba haciendo.
Cuando vio como el guardia se iba, empezó a arreglar su ropa y cabello, trató de que su cara no delatara su cansancio. Sonrió con orgullo al pensar que su hijo al fin había reflexionado, que una vez Stanley volviera, las cosas entre los tres mejorarían por completo y volverían a hacer aquella familia amorosa que siempre fueron.
Pero a pesar de su felicidad, Xeno guardó en la bolsa de su chaqueta la pistola con los dardos tranquilizantes, esperaba de todo corazón no usarla con él.
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"15 minutos..." ese fue el mensaje que captó Genos por el intercomunicador, al fin su encierro terminaría de una vez y para siempre.
Su pequeña niña le había traído cuchillos que Brody envió junto a su ropa vieja, la cual ahora lucia, además de esconder el arma que cambiaría con la de su padre.
Su pequeña ahora estaba con Kaseki, Brody les había prometido llevarlos a la entrada en donde saldrían los chicos y guiarlos por el castillo. Sabía qué aunque les dijo que no necesitaba refuerzos, vendrían a buscarlo también, por lo que debía desarmar a los dos guardias que aún estaban en su puerta y ya tener noqueado a Xeno para moverse hasta el área del astillero en donde estaban los botes y tomar los únicos dos que estaban ahí.
El toque en la puerta le hizo estremecer, pero al ver que no entraban de inmediato, aclaró su garganta y dijo con fuerza.
—Adelante.
La puerta no tardó en abrirse después de sus palabras, frente a él estaba Xeno, el dictador que usurpaba la piel de su padre.
—Veo que te estas recuperando. -le dijo caminando hasta él, la puerta se cerró a su espalda y colocó sus manos detrás de él.
"No gracias a ustedes." pensó Genos, pero trató de que su ira no fuera tan evidente. Necesitaba ganar tiempo.
—Mi cuerpo ya se siente mejor, pero el encierro me está volviendo loco.
—¿Para esto me llamaste? -le cuestionó Xeno-. ¿Para hablar sobre tu arresto domiciliario?
—Que elegante nombre le has puesto a mi cautiverio. -Genos le dio una sonrisa que no llegó a sus ojos, Xeno solo alzó una ceja ante esa expresión.
—Veo que nuestras charlas, siguen siendo poco afectuosas.
—¿De que te extraña eso? Nuestras charlas han dejado de ser así desde el momento en que tu ciencia dejó de ser humana.
—Hijo... -empezó a decir, pero la mirada seria de Genos, le hizo corregirse-. Genos, por favor escúchame. La utopía que quieren crear es solo eso, un sueño de cuentos de hadas. ¿Realmente esperas que las personas olviden sus diferencias y trabajen juntas para una misma causa? Tu eres el de las ciencias blandas en la familia, por lo cual sabes que mis palabras no son exageración.
—Dales a la gente una causa en común y ellos trabajarán en conjunto. -le debatió, llevando el tiempo en su cabeza para no prestar tanta atención en sus palabras.
—¿Y que pasará después? -le cuestionó, acercándose a su hijo-. Cuándo derroten a esa tal amenaza, ¿Cuál será la siguiente gran causa para mantenerlos unidos? Genos. -le llamó queriendo abrazar a su hijo, pero al verlo retroceder detuvo sus pasos, temeroso de sus acciones-. Los humanos somos seres corruptos, tarde o temprano y aun con las mejores intenciones, los humanos se descarriarán... Solo quiero que entiendas, que pienses por un momento como yo y veas la probabilidad de mis palabras.
—Ninguna probabilidad es igual a cero. -le dijo entre susurros-. Pero incluso así, me hubiera gustado que me dieras la oportunidad de equivocarme y aprender, esa es la gran diferencia entre Senku y tú. Él deja a las personas equivocarse y volver a intentar, tú en cambio cierras todos los caminos para seguir solo tu sendero, sin desviarnos en ningún momento para aprender... Respóndame esta pregunta. -pidió hablándole a Xeno con un tonó formal y no con la familiaridad de antes-. ¿Cuándo fue la última vez que disfrutó la ciencia como cuando experimentábamos en la cocina de nuestra casa? ¿Realmente ha vuelto a reír sin reparo por un experimento fallido, asegurando que la próxima vez saldría mejor? Ahora no hay barreras para usted y aun así ¿ha sentido esa dicha de crear algo que ama y no que necesite?
Xeno enmudeció en ese momento, su postura inmóvil solo denotaba que las palabras de Genos le habían alcanzado más de lo que quería demostrar.
Por su parte, Genos escuchó algo por el transmisor, así que juntando sus manos las subió para escuchar mejor.
"Dos minutos"
Soltando un suspiro cansado bajo sus manos y con su cuerpo temblando de miedo, se acercó a él y primero colocó su frente sobre el pecho de Xeno, soltando otro suspiro tembloroso, levantó sus manos para abrazar a Xeno.
Al principio, Xeno se quedó es shock, sin mover un solo musculo, pero luego, soltando un suspiro tembloroso, estiró sus manos y abrazó con fuerza a su hijo.
—Lo lamento... -susurró tan bajo Xeno que, si Genos no estuviera cerca, las palabras se hubieran perdido en el viento.
Pero Geno ya no creía en sus disculpas, por lo que, haciendo un rápido movimiento de manos, intercambio las armas y no dudó en disparar el dardo a la espalda de Xeno. El hombre lo apartó con rapidez, no creyendo lo que su hijo acababa de hacer.
—No te odio. -le dijo Genos cuando Xeno cayó al piso. Él sabía que con esa dosis que el cargaba, Xeno no perdería la conciencia, pero si la fuerza de sus extremidades-. Pero tampoco puedo perdonarte ahora.
Genos revisó el arma para saber cuántos dardos habían, por fortuna aún quedaba uno, por lo que, tomando un trapo, cubrió la boca de Xeno y con unas cuerdas que tenía escondidas bajo las sábanas lo amarró y dejó recostado cerca de la cama.
Modulando su voz, imitó la voz de Xeno.
—Abran. -ordenó y la puerta no tardó en abrirse, ni él en sacar sus cuchillos y atacar.
El guardia al verlo en la puerta quiso cerrarla, pero Genos la detuvo, él hombre le apuntó con su arma, Genos aprovechó la diferencia de altura y con sus cuchillos hirió sus dedos, tratando de no llegar tan profundo, solo lo suficiente para que el hombre soltara su arma.
Genos cerró su puño derecho y no dudo en golpear su estómago, y una vez el soldado se agachó involuntariamente por el dolor, le tomó su cabeza y golpeó con fuerza apuntando su rodilla a la nariz del hombre.
Cuando el hombre iba cayendo, escuchó como quitaban el cierre de seguridad de un arma detrás de él, por lo que tomando el cuerpo del hombre que había golpeado, lo usó como escudo, avanzando cada vez más hasta donde estaban esos hombres. Una vez cerca empujó el cuerpo a los otros dos guardias que esquivaron a su colega.
Al ver que los guardias aún estaban apuntándole, él no dudó en saltar para ponerse detrás de uno de ellos y subirse a su espalda para cruzar sus piernas en la cintura de él y empujar su propia arma para presionar su garganta hasta dejarlo sin aliento. El hombre se dirigió a una pared para golpear a Genos con ella, pero al contrario de lo que el soldado pensaba, Genos apretó más el agarre del arma a su cuello hasta que él se rindió y soltó el arma; parecía que caería en la inconciencia por la falta de aire, por lo que Genos le hizo una llave de brazo para terminarlo de noquear y apuntar el cuchillo al pecho del soldado.
—Baja el arma o le atravieso el corazón. -amenazó, acercando más el cuchillo a él.
—Quisiera ver como el niño consentido del Mayor Snyder intenta si quiera en hacer eso. -se burló el otro hombre sin bajar el arma.
—Mala elección de palabras. -le respondió, bajando el cuchillo, sin aflojar el agarre de la llave, saco el arma tranquilizante y apuntó el dardo hasta el hombre quien disparó por sobre su compañero. El dardo le dio en su garganta y las balas que salieron le dieron a su compañero en el pecho, una de esas balas mal apuntadas, logró entrar y salir limpiamente del antebrazo izquierdo de Genos.
Genos se mordió los labios para no gritar ante el dolor, no tenía tiempo para quejarse en ese momento. Cuando el hombre que había usado de escudo perdió fuerzas por el estado de inconciencia en el que estaba, Genos lo soltó esperando que el otro hombre también cayera y que el dardo hiciera su efecto.
Pero parecía que no corría con suerte, pues el hombre a pesar de verse desorientado y sin su arma, sacó su machete y se lanzó a pelear con él.
Sintiendo su mano izquierda adormecida, Genos solo tenía que jugar con él hasta que el dardo hiciera efecto, pero parecía que la adrenalina que corría por ese soldado era más efectiva que el dardo, así que Genos no tuvo de otra que contraatacar.
Había observado los movimientos del hombre y pronto identificó su punto débil: la rodilla izquierda. Así que decidió atacar ahí; hizo fintas con el cuchillo para desorientarlo. En un descuido, Genos soltó el cuchillo y tomó un arma cercana mientras se agachaba para esquivar un golpe del machete y, con todas sus fuerzas, golpeó la rodilla del hombre con la empuñadura del arma.
El hombre soltó el machete y Genos aprovechó la cercanía para noquearlo con un golpe en la unión de la mandíbula cerca del punto de equilibrio para noquearlo al instante. El hombre cayó al suelo y Genos aun en posición de lucha, trató de controlar su respiración, se sentía mareado y el dolor en su brazo no ayudaba, por lo que una vez vio que nadie más venía, cayó al suelo de rodillas para intentar controlar su respiración.
Se sostuvo su brazo adolorido y trató de palpar el rumbo de la bala. La herida era perfecta y al parecer no había tocado ninguna vena importante pues aún podía mover sus dedos, con dolor, pero los podía mover.
Se levantó con esfuerzo y tomando las armas de esos soldados, se fue hasta el cuarto, en donde Xeno abrió sus ojos al verlo lleno de sangre, tiro las armas lejos de él y se acercó al baño para buscar alguna toalla y limpiarse la herida antes de vendarla con fuerza para detener el sangrado.
Estaba terminando de vendar su brazo cuando la voz de Kohaku cortó el silencio del lugar.
—Genos. -le dijo la chica apareciendo en la entrada de la habitación.
—Jamás creí que lo diría, pero, me alegra verte Kohaku-chan.
—¿Estas bien? -le preguntó con auténtica preocupación en su voz al ver su ropa llena de sangre y su mano vendada.
—He tenido mejores días, pero ahora necesitamos irnos. Xeno está ahí. -le dijo señalando al hombre que aún estaba amordazado en el suelo-. Con esta herida, dudo mucho que lo pueda cargar.
Las alarmas empezaron a sonar por todo el castillo, Genos ya se esperaba algo así.
—Hay que irnos Kohaku-chan, lidera el camino.
La chica asiente con la cabeza y tomando a Xeno como si no pesara nada, salen corriendo escaleras abajo para reunirse con los demás.
—Genos. -le llama Ukyo cuando lo ve acercarse al salón principal y corre a abrazarlo, pero sin querer rosa la herida de este y él se queja, haciendo que Ukyo lo mire mejor.
—Estoy más o menos bien, Ukyo, ahora tenemos que irnos de aquí.
Ukyo asiente con la cabeza y conduce a los últimos miembros de la aldea hasta el túnel en donde Brody les indicaba el camino para ir hasta el astillero. Cuando estaban seguros que no había nadie de la tripulación en el castillo, Ukyo se puso sus tapones de oídos y lanza las bombas que aun guardaban con sus flechas, para evitar que los guardias los siguieran por ese camino.
Genos giró al momento de las primeras detonaciones, el castillo empezando a destruirse y otras partes a incendiarse. Con un nudo en su garganta al ver cómo se desmoronaba el castillo de sus sueños, Genos se dio la vuelta y correó hasta el agujero en donde Brody ayudaba a bajar a los demás.
—Es el camino a la izquierda. -les recuerda Brody a los aldeanos que ya están entrando al agujero, siendo esas sus primeras palabras dichas en japones. Xeno, aun cargado por Kohaku, no puede creer que el hombre lo haya traicionado.
—Gracias. -le dice Genos cuando entra al túnel, tratando de avanzar rápido junto a los demás.
Aun dentro del túnel, puede escuchar la risa de Brody deseándoles buena suerte. Todos corren por aquel túnel que parece infinito hasta que la voz de Ryusui se escucha al final, ayudando junto a Tsukasa y Taiju a sacar a la gente.
La luz se siente fuerte en sus ojos luego de la oscuridad parcial del túnel, pero al final, cuando es su turno de salir del lugar Ryusui y Tsukasa le ayudan a salir, sin importar como luce ahora, ambos hombres revuelven su cabello y le dan la bienvenida.
—El primer bote ya marchó. Los chicos se encargarán de distraer a los hombres que están en el barco mientras nosotros vamos de camino, solo falta...
El ruido de una explosión interrumpió a Ryusui y todos miraron hacia el agujero que ahora expulsaba tierra.
—¡Falta Chrome y Xeno! -gritó Kohaku que iba detrás de él y Ukyo.
—¡El taladro! -pidió Taiju, saltando al agujero para poder ayudar a Kohaku.
Él también quiso ayudar, pero Ryusui lo retuvo tomando su mano derecha.
—Tu brazo sangra. El laboratorio móvil está en el barco, ve y cuida mejor tu herida, esta batalla aun no acaba. Nosotros nos encargamos de ellos dos.
Genos asintió no muy seguro de eso. Se fue de ahí con un nudo en la garganta esperando que sus dos personas queridas estuvieran a salvo.
Subió al barco y se acercó al laboratorio móvil, la adrenalina parecía que se estaba agotando de su sistema pues el dolor estaba empezando a volver y el sangrado ya había empapado todo el antebrazo de su abrigo.
Soltando un suspiro, se subió al laboratorio con la cabeza aun agachada por la preocupación, quizás por eso no vio a la persona que cruzando los brazos le miró con cariño.
—Así que el mentalista ha vuelto a casa. -Genos alzó la cabeza con rapidez, sintiendo incluso que su cuello tronó por el brusco movimiento. No así, sus ojos se llenaron de lágrimas al verlo-. Bienvenido a casa, Genos.
—Estoy de regreso, Senku-chan. -le dijo y corrió hasta él para abrazarlo, Senku incluso levantando sus manos para abrazarle, pero ambos se quejaron por el dolor y se alejaron.
Se miraron por un momento y rieron.
—Herida de bala. -dijo Senku, señalando su pecho.
—Herida de bala. -repitió Genos, enseñando su antebrazo y la sonrisa de Senku se desvaneció en seguida.
—¿Y porque no me dices eso antes? -le regañó Senku mientras empujaba a Genos a sentarse y él buscaba los implementos para curar y cerrar la herida-. Quítate la ropa, aquí hay un cambio para ti, pero eso será después.
—Senku-chan, pervertido. -le dijo Genos, pero Senku escuchó como su voz se cortaba y empezaba a sollozar. Preocupado, tomó rápidamente las cosas que necesitaría y se acercó a él.
—¿Te duele mucho? -le preguntó, examinando la herida, Genos negó con la cabeza-. ¿Entonces que pasa? ¿Por qué lloras?
—Es que... Creo que te extrañe mucho... -le respondió con un nudo en su garganta, su mano derecha sujetando la ropa de Senku-. No vuelvas a irte de mi lado... Por favor...
Senku detuvo su trabajo, Genos temblaba por el llanto silencioso que estaba soltando y quizás al verlo así y recordar sus sueños, Senku tuvo el valor de alejar los cabellos de su frente y dejar un beso ahí, como a veces Genos hacía con él para consolarlo cuando el recuerdo de Byakuya lo abrumaba en las noches.
El plan funcionó, pues Genos dejó de llorar y ahora lo miraba con los ojos completamente abiertos, Senku no pudo evitar reír por esa expresión de asombro en su cara.
—Así que ahí esta el interruptor de tus lágrimas, de haberlo sabido antes, le hubiera dicho a Suika que lo hiciera cada que te ponías a llorar, llorón.
—No soy un llorón. -se quejó Genos, cubriendo su frente con su mano derecha-. Senku-chan, tonto. Un niño muy tonto, tonto, niño tonto.
—Si, si, si, como sea. -le dijo restándole importancia, pero con una sonrisa en sus labios por lo infantil que sonaba Genos al repetir esa palabra-. Ahora déjame coser tu herida.
Senku quizás no se había dado cuenta, pero Genos si lo notó al no dejar de mirarle, pues el chico tenía un hermoso rubor en sus mejillas, que trataba de disimular frunciendo el ceño en concentración.
Genos no agregó más y lo dejó hacer, no se quejó cuando la aguja atravesó su piel, pues al fin sentía un poco de paz, su corazón al fin encontraba consuelo y más al escuchar como todos subían porque lograron sacar a Xeno y Chrome del agujero y ahora iban rumbo a tomar el Perseo para partir de ahí.
Creo que está de más decirlo, pero igual lo menciono... De aquí en adelante, todo será spoiler del manga, obviamente no todo será al pie de la letra, pero si los eventos más importantes de la historia original los voy a retomar en esta historia.
No soy experta en medicina, por lo que el dato sobre la profundidad de la bala y todo eso que menciona Francois es según DeepSeek. Lo que sí es canon, es el tipo de sangre de Senku y Hyoga. ヾ(^▽^*)
Me encanta escribir a Genos madreándose a la gente o(* ̄︶ ̄*)o
Y la canción, pues que les digo, está banda (M83) tiene canciones tan épicas que no duden en que no aparecerán más canciones de ellos más adelante. Esta canción en específico, desde su melodía suave y a la vez explosiva, da una marcada referencia de cómo se va desarrollando el capítulo. La canción en si trata de la nostalgia, la pérdida y la lucha interna, cosa que tanto Senku, Xeno y Genos, experimentan de manera diferente pero no por eso menos dolorosa para los involucrados. El toque de piano al final, queda perfecto en ese momento que Senku y Gen comparten después de haber pasado lejos del otro y a la vez, en sus sueños o delirios, estando junto al otro.
Oh, y un pequeño Spoiler musical: Hay dos canciones del álbum "Hurry up, We're Dreaming" de M83 que marcaran el cierre del arco de America (es decir, la segunda petrificación mundial) pero yo que ustedes me escuchó todo el álbum y me hago toda una película con su música como banda sonora.
Antes que se me olvide, un aviso parroquial:
Esta semana que viene no sé cómo estaré de tiempo para actualizar, (tendremos varias actividades en el trabajo ..TnT..) haré lo posible por hacerlo, pero no prometo nada, con seguridad si sé que actualizaré los fines de semana porque tengo libre, pero entre está semana solo los dioses dirán.
Así que nos leemos después. Autora-san, fuera.
Chapter 49: Capítulo 44: El adiós que nunca se dijo.
Summary:
Stanley enfrenta la peor batalla de su vida: elegir entre su deber y su hijo. Mientras el humo de la traición se eleva, unas palabras lo detienen, ¿Serán esas palabras suficientes para salvar lo que queda de su familia?
Notes:
La super canción de este día:
Canción: Gold Guns Girls.
Artista: Metric.
Link: https://www.youtube.com/watch?v=QQmXhShlqYg&ab_channel=%E2%80%94onionjuice
Chapter Text
...
Stanley se dirigió con una pequeña tropa hasta el barco, una formación simple era lo más efectivo contra un grupo de chicos que no sabían nada de tácticas militares, incluso si tenían a Ukyo de su lado.
Se movieron rápido para acortar el tiempo que dejaban sola la base. Un presentimiento estaba presente en su pecho desde que despertó esa mañana y ahora que sabía que su hijo estaba mejorando, quería volver a intentar a hablar con él.
Las palabras que le dijo su hijo durante su encierro, habían despertado los demonios que creyó controlados; aquellos con los que en el pasado invadían sus sueños y le recordaban que hacía mucho tiempo había perdido su humanidad y ya no dudaba en matar a otros si era necesario.
Su familia fue su salvación, a veces creía incluso no merecerlos, ellos lo amaban aun cuando cada que regresaba de una misión, sus manos estaban más llenas de sangre que antes; ellos le abrazaban y consentían, aun sabiendo que había asesinado a alguien más.
Nunca le agradaron los psicólogos a los que mensualmente tenía que ir para hacerles saber que no tomaría un arma y mataría al primero que se le cruzara en el camino o simplemente se detonaría él mismo un tiro en la cabeza. Quizás eso fue algo karmatico para su vida, que su pequeño príncipe escogiera esa rama de la ciencia como su campo de estudio, o simplemente, el ser observador y calculador que siempre fue su pequeño, había visto lo rotos que estaban sus padres y con ese corazón tan lleno de amor que tenía, solo quería ayudarles a sanar.
Ahora todo el plan de su amado esposo los había hundido más. Él realmente no creyó que eso pasara. Sí, sabía que su hijo no estaría muy contento con la forma en que trataban de protegerlo, pero de eso, a hundirse en una depresión que más bien parecían síntomas de pérdida de paquete de cuido, era algo que no había contemplado en lo absoluto.
Realmente creyó que su hijo les había dicho sobre que todos ellos eran su paquete de cuido, como una advertencia de no hacerle daño a ninguno de ellos, pero tal parece que no era el caso, en especial con ese Senku, el desgraciado niño que no solo había cautivado a su esposo con su inteligencia, sino que, y esperaba equivocarse en esto, había logrado enamorar a su pequeño.
Inconscientemente apretó el arma en sus manos con más fuerza, no solo por el resentimiento que crecía con ese Senku, sino porque si ese era el caso y su pequeño estaba enamorado de él, inconscientemente, había matado al primer amor de un doncel y no cualquier doncel, sino de su pequeño, de su niño... Y eso, no es algo que se pueda perdonar, o al menos él jamás lo haría.
—No se observa movimiento en el barco. -le informó uno de sus soldados, que observaba la nave frente a ellos-. Nuestro aeroplano está en la orilla del río.
—Uno vaya por él. Los demás, síganme. -ordenó Stanley.
Todos subieron rápidamente a cubierta, sus armas listas para disparar, Stanley hizo una señal con sus dedos a dos de su equipo para ir adelante, luego movió sus dedos haciendo señas hasta la puerta que conducía hasta la parte de adentro del barco.
—Despejado. -gritó uno de sus soldados.
—Maya. Ven conmigo. -le llamó y la mujer le siguió-. El resto, estén atentos, no disparen a matar, solo a desarmar.
—¡Si, Mayor Snyder! -gritaron todos y Maya y él fueron hasta la cabina principal.
Recordaba el camino muy bien hasta ahí, pero, así como las demás partes del barco, no había nadie ahí.
—Sabía que era una trampa. -dijo Maya, riendo un poco al no encontrar a nadie ahí-. Te lo dije, Stanley, esos chicos muy probablemente solo querían hacernos venir hasta aquí.
—Y qué casualidad que nadie más aparte de ti halla captado su señal de radio. -le cuestionó, bajando su arma y encendiendo un cigarrillo. Maya solo se rio por esas palabras.
—¿Entonces ahora estoy con esos niños?
—Dímelo tú, Maya... -Stanley soltó el humo de su cigarrillo y le apuntó a la mujer-. ¿Para qué nos trajiste aquí?
La mujer le miró, sin rastro de sonrisa en su cara.
—¿Sabes que mataste a la pareja de tu hijo? -Maya cruzó sus brazos sobre su pecho, sin sentir temor del arma frente a ella-. Cuando ustedes me hicieron madrina de Genos, no pude más que sentirme afortunada, dichosa de que no solo me considerabas como una colega capaz, sino que me dabas el privilegio de entrar en tu familia. Juré por mi vida, que siempre cuidaría de Genos como el hijo que jamás tendría y ese juramento los está agregando a ustedes y su actuar.
La mujer se lanzó a atacar a Stanley, pero el hombre fue más rápido, disparando en su hombro y pierna. A pesar de eso, Maya lo retuvo del cuello de su ropa.
—Ya no somos soldados, Stanley, ya no más... -Maya trató de ponerse recta, pero el dolor le hacía agacharse-. Si sigues pensando así, aún en este nuevo mundo, los demonios que cargamos volverán... Y te devoraran a ti y a tu familia... Genos... Genos no merece una traición así... No de ti ni de Xeno...
—¡Mayor! -gritó uno de sus soldados, entrando a la cabina, deteniéndose al momento de ver como Maya caía al suelo, sangrando por las heridas.
—¿Qué sucede? -dijo con indiferencia, alejándose de la quien creyó, era una amiga fiel.
—Hemos perdido comunicación con la base y hay humo negro viniendo de la misma dirección.
Stanley salió de ahí a toda prisa y cuando estuvo fuera del lugar, vio como el humo solo se intensificaba en cantidad.
—Enciendan el aeroplano. -ordenó, el soldado que aún estaba abajo lo hizo, pero cada que intentaba arrancarlo, el motor se apagaba y lanzaba humo oscuro.
—El motor esta igual de dañado que los otros de la base.
—¡Mayor, se acerca un bote! -gritó uno de sus soldados que estaba en cubierta. Stanley miró con enojo a esa dirección.
—Así que este era tu plan. -dijo con fastidio, acabando su cigarrillo-. ¡Traigan las granadas!
El hombre con las municiones siguió a Stanley hasta la parte de atrás del barco, donde esperó a que se acercaran más para dar la orden de lanzarles las municiones.
Stanley esperaba que esos niños saltaran al agua y ya ahí les dispararía para inmovilizarlos, pero para su sorpresa, uno de esos jóvenes en cubierta, que tenía una media luna en su frente, se puso frente al grupo de chicos y con una gran habilidad regresó cada una de las granadas que arrojaron, todos se alejaron de ahí para no estar cerca de la explosión, lo que los del bote aprovecharon para de un salto subir a cubierta.
—Nada mal. -dijo al aire, reconociendo la fuerza de lucha de esos niños, no así, tomó su arma para disparar, pero el movimiento del barco lo sorprendió a todos, el barco estaba arrancando-. Maya... -bramó con enojo-. Desarmen a esos niños, iré a detener este barco.
Stanley se dirigió hasta la cabina principal, pero la puerta estaba cerrada.
—Te lo advierto, Maya, está traición te costara caro.
—"Tu eres el único que ha traicionado a otros, querido amigo mío." -le dijo la mujer por los altavoces del barco-. "Deja que ellos se vayan y tu entra en razón."
—Estas destruyendo años de confianza por unos completos desconocidos. -le gritó detrás de la puerta, de su bolsillo sacó una granada.
—"¿Y no te suena eso a lo que estás haciendo con tu hijo?"
Stanley dejó la granada en la puerta y corrió a refugiarse, cuando la granada explotó, se escuchó las ventanas de vidrio romperse, y el barco, poco a poco disminuyendo velocidad. El humo invadió el pasillo, por lo que improvisó con un pedazo de tela un cubrebocas que se amarró a la parte de atrás de la cabeza, entrando una vez el humo se fue disminuyendo.
La puerta estaba destrozada, así como parte del techo y el piso, trató de ir con cuidado y se asomó a lo que ahora era un agujero, la puerta había salido volando y había alcanzado a Maya, quien ahora estaba en el piso inconsciente.
Sabiendo que no debía de perder el tiempo, su mente racional le decía que tenía que ir a ver a sus hombres y dejar que Maya muriera por su traición. Pero la parte de su conciencia, que sonaba un poco a su pequeño Genos, le obligó a ayudar a su amiga. Buscó con la mirada un botiquín o más telas para hacer presión al sangrado, pero al no encontrar nada con su mirada, se quitó su abrigo y lo rompió para hacer las comprensas y vendar el hombro y pierna de su amiga.
Cuando creyó que su amiga ya estaba fuera de peligro, salió a cubierta, en donde algunos de sus hombres ya tenían controlados a punta de pistola a los más fuertes. Pero al parecer faltaban dos, el chico que regresó las granadas y el otro chico de la lanza, por lo que no le tomaron desprevenido al momento en que ambos corrieron a atacarlo.
Al primero que apuntó fue al chico de reflejos rápidos, destruyendo su arma y disparándole en el hombro, tuvo que moverse a su derecha para esquivar la lanza, pero con su mano firme, no dudo en disparar tres balas al otro chico molesto, destruyendo casi por completo el hombro de él.
—"Hola, Gente de Norte América." -se escuchó por los comunicadores de cubierta e incluso de la máquina de transmisión que uno de sus soldados cargaba.
—"Mocoso, si estas llamando para el intercambio de rehenes, lo siento, pero como verás, nosotros tenemos ventaja." -esa voz Stanley la conocía mejor, era la voz de Brody.
—Pásame la línea. -le ordenó al chico que tenía la radio-. Brody, deja que Xeno negocie.
—"Kukuku, y si te dijera que nosotros lo tenemos, ¿Estarías dispuesto a negociar?
—"Es cierto, Stanley. Ellos secuestraron al doctor Xeno."
—Senku... -habló con una rabia que no disimuló en absoluto, la ira dentro de él crecía peligrosamente-. ¿Cómo puedes seguir con vida?
—"Kukuku, no es la primera vez que me intentan matar, Stanley. Y tú no fuiste mejor que ellos."
—"Di entonces para que llamas." -le interrumpió Brody.
—"Quieres revivir a la gente, pues la fórmula despetrificadora se hace de alcohol y ácido nítrico, es decir con nital."
La línea se quedó muda del lado de Brody, incluso Stanley no entendía porque confesar en ese momento, hasta que ese niño imprudente siguió hablando.
—"Ustedes tienen maíz y ácido nítrico, lo que les dará todo el líquido despetrificador que deseen. La gente que Stanley está sometiendo en este momento, conoce mejor los detalles"
Stanley miró a todos lados, por ese dato brindado tan al azar, ellos les confirmaban que los estaban vigilando, ¿pero desde que punto.? él jamás dejaría descubierto ningún lado de su equipo, por eso había sobrevivido hasta ahora en combate, pero al parecer se había equivocado y ellos podían verle sin siquiera sentir su mirada... Tenía que darle un poco de crédito al chico, pues hacer eso de por si, ya era bastante impresionante.
—"El objetivo de mis compañeros y yo, era fundar una ciudad del maíz con un mínimo de un millón de personas y construir una ciudad próspera. ¿Supongo qué hasta cierto punto, estamos compartiendo el mismo objetivo?"
—"¿Que dices de este plan Stanley?" -le preguntó Brody por el otro lado de la línea. Sus puños estaban fuertemente apretados, la ira burbujeando en su ser, su esposo tenía toda la maldita razón.
—Te has metido con la persona equivocada, Senku... No, no hay trato de mi parte, Brody puede negociar lo que quiera, pero si escapas con mi esposo y mi hijo... No dudes ni por un minuto en que iré hasta el mismo infierno y los traeré de regreso a mi lado.
—"Adelante entonces. Soy un hombre ocupado y tengo que seguir moviéndome en mi plan. Si no quieren aceptar este acuerdo de paz y mantener a salvo a mis compañeros, mucho me temo que la próxima vez que nos veamos, no será en términos pacíficos."
—"Forjar una alianza mientras estamos en guerra y construir una nueva nación a la vez... Usted Señor Senku, está completamente loco." -respondió con rapidez Brody, soltando una risa al final de sus palabras-. "Adelante entonces. Tenemos un alto al fuego entre ambos reinos"
—¡Se acerca otro barco! -gritó uno de sus soldados, regresando a la realidad a Stanley, quien chasqueo su lengua, mirando primer a los chicos que estaban abajo, todos estaban con las manos arriba y eran apuntados por dos de sus hombres, pero no vio a su Genos ahí, por lo que podría asumir que él venía en ese bote junto a los demás del grupo.
Tomando una de las armas de uno de sus hombres, se dirigió al final del barco y apuntó el arma hacia el bote, pero no vio a nadie ahí, solo, aquel aparato que Xeno estaba analizando y se suponía era...
—¡AHH! ¡Vienen con el rayo petrificador! -gritó una chica de cabellos cortos, junto al resto de los niños capturados.
—¡Corran por sus vidas! -gritó otro corriendo lejos del barco, e incluso sus soldados al oír eso no dudaron en saltar del barco alejándose de la orilla.
—No me jodas. -dijo rechinando con coraje y no dudo en disparar al artefacto que cayó al agua una vez que le dio.
Pero entonces, cuando se dirigía a apuntar para dañar al que conducía el barco, la figura de su hijo emergió en el volante. Como si fuera una cámara lenta, Stanley vio como su hijo abría sus brazos, cerrando sus ojos, tomó aire y le gritó.
—¡HOUSTON!
Los brazos abiertos de su hijo y aquella apariencia resignada a que su padre le disparara, hicieron que su agarre en el arma flaqueara, las palabras de su hijo resonando en su cabeza, la voz de aquel que fue su comandante, dando la orden de matar aun sabiendo que eran civiles.
Stanley sintió que algo se rompía en él, poco a poco sentía que su autocontrol se iba, por eso, apretó el gatillo una última vez.
El sonido del arma detonándose, sorprendió tanto a los tripulantes del bote que ahora pasaba a su lado, como a los que estaban en tierra, quienes corrieron a subir al barco para despedirse de sus amigos.
Stanley, con su arma alzada al aire, había cerrado sus ojos para no ver como pasaba su hijo a su lado, para no ver la decepción en sus ojos, a pesar de que apuntó al aire, las preguntas empezaron a resonar en su cabeza. ¿Exactamente, que quería probar con ese disparo al aire? ¿Qué él estaba dispuesto a matar a su hijo por cumplir una orden?
En ese momento de su vida, Stanley se preguntó si realmente alguna vez fue algo más que un soldado, algo más que un tirador. Sacando un cigarrillo y encendiéndolo, tomó una calada larga mientras giró a ver como el barco se iba alejando más de ellos.
—Teniente. -llamó a uno de sus hombres, cuando este se acercó soltó el humo de su cigarrillo antes de hablar-. La capitana Biggs, resultó herida, lleva a otro de tus hombres y sáquenla de la cabina de control. Haz que Brody cure de todos.
—¡Si, Mayor Snyder! -respondió con un saludo militar.
Stanley se acercó hasta la otro apunta del barco en donde estaban aquel grupo de niños, todos retrocediendo, menos un par de valientes chicas que se pusieron enfrente, incluso de los hombres heridos.
—Ya escucharon a Brody. -les dijo en japones, tratando de que en su voz no se escuchara la rabia que no estaba conteniendo-. Ustedes y él tienen una tregua, ahora caminan en una muy delgada línea entre un disparo mortal en la cabeza y la paz que tanto anhelan... Todo dependerá en que tan bien se comporten y que tan rápido pueda atrapar a su querido amigo Senku. -todos parecieron retener el aire al escuchar el tono amenazante de esas palabras, pero Yuzuriha, dando un paso al frente, habló sin vacilar.
—Se que los planes de Senku parecen sin sentido al principio, pero yo tengo fe en que incluso ustedes como los padres de nuestro Genos, llegaran a entender que nuestra causa es justa, es buena y que por eso él está de nuestro lado ahora.
Stanley caminó hasta estar cerca de esa chica, sacó su cuchillo y se lo puso en la garganta, ella ni siquiera parpadeo ante el gesto, a pesar de que todos sus amigos ahogaron un grito de horror.
—Te falta mucho camino que recorrer en la vida, pequeña... Pero increíblemente, tu mirada es de alguien que ha estado en esta posición antes, ¿O me equivoco?
La niña frente a él le sonrió con dulzura, mientras sin miedo alguno, empezó a hablar.
—No te equivocas, pero debo de decir que lo volvería hacer una y otra vez si es por ellos... Senku, a pesar de ser un chico bueno, es un chico muy honesto y directo, por lo que siempre se mete en problemas por sus ideales de científico loco. -le dijo Yuzuriha, con una sonrisa cálida en sus labios, a pesar de tener el filo del cuchillo en su cuello-. Soy su amiga, así como miembro del paquete de cuido de Genos, y no vacilaré ni un momento en dar la vida por ellos dos y por este ideal... No voy a rendirme solo por ser intimidada por gente como usted.
Stanley mofó y no pudo evitar reír mientras alejaba el cuchillo del cuello de ella. Realmente su hijo había creado un paquete de cuido muy leal.
—Cabo Jones. -llamó Stanley al hombre que llevaba la radio sobre su espalda-. Comunique a la base que vamos en camino con estos niños y que los demás se preparen. Estamos partiendo mañana luego de las reparaciones que necesita este barco y surtirnos de suministros para el viaje.
—Si, Mayor Snyder. -respondió el soldado y empezó a transmitir el mensaje.
Stanley caminó hacia la cabina principal, en donde estaban sacando a Maya, la vio alejarse junto a la brigada científica de niños... Y a lo que a regañadientes debía recordar que era el paquete de cuido de su hijo.
Cuando estuvo solo en la cabina destruida, buscó a sostenerse de lo primero que vio, pues se sentía enfermo. Hacía demasiado tiempo que no sentía esa ira asesina expandirse por cada parte de su cuerpo, y ahora incluso le había apuntado a su hijo, a ese pequeño que había jurado proteger...
—¿Cuánto será suficiente para ti? -le dijo al aire, sus lágrimas cayendo con impotencia en sus mejillas, pero que él las limpió con rabia, misma que expresó en su mirada y voz cuando agregó-. Ishigami Senku... Vas a pagar con tu sangre lo que acabas de hacerle a mi familia.
Logré tener algunos espacios para escribir estos dos días, aunque me siento mal que sea tan corto, creo que al final, logré captar la esencia de lo que quería para este capítulo.
En el capítulo anterior no lo comenté, pero me dolió no haber podido hacer la pelea aérea de Ryusui con Senku, aunque con el plan que tengo para esta historia, simplemente no podía agregarla... TnT
Quería abordar más en la perspectiva de Stanley ya que esto solo es el primer vistazo a su psiquis como personaje, pero más adelante tendrá más capítulos para abordar mejor estos aspectos de él.
La canción es un clásico, que refleja muy bien el conflicto interno que está sufriendo Stanley, y más ahora que Senku se llevó a su paquete de cuido, (está de más decir a qué lado se inclinó Stanley como doncel ¬w¬) Además las primeras fracturas de Stanley resaltan con esta canción ("Todas las voces que no se detienen") en especial aquella que abordare más adelante sobre ¿Cuándo realmente dejas de ser ese algo al que ha entrenado toda tu vida.? ("¿Algún día será suficiente?")
Hay no, me encanta está canción de ellos. o((>ω< ))o
En fin, les agradezco a todos por sus comentarios y por la espera que me tendrán esta semana, espero y el próximo capítulo sea un poco más largo.
Nos leemos después. Autora-san, fuera.
Chapter 50: Capítulo Extra 4: El científico, el soldado y el bebé.
Summary:
Xeno y Stanley, empiezan a navegar no solo en su relación sino en las etapas más complicadas de su vida. Creer a implicado para ambos, no solo unir más sus cominos, sino apoyarse en las buenas y las malas, estar para el otro y por sobre todo, aprender amar.
Notes:
La canción para esté extra, es de mi hermosa genio:
Canción: Ribs.
Artista: Lorde.
Link: https://www.youtube.com/watch?v=hKCfLvgmfUs&ab_channel=coldpizza.
Chapter Text
…
El romance fue algo que jamás le había llamado la atención, hasta que ese niño precoz llegó a su vida.
Ese niño que insultaba de manera tan educada, que no entendía indirectas y que firmemente creyó que no estaba interesado en cosas tan triviales como era el amor, no solo se le confesó, sino además le había dicho que planeó ya por un año el seducirlo y que estaba dispuesto a casarse con él.
Para Stanley eso fue tanto entrañable como aterrador, al saber que incluso tenía planes de contingencia por si no lograba seducirlo antes de los 17 años.
Xeno, como amigo, era de los que te decía las cosas con honestidad, no por ser cruel, sino porqué genuinamente él creía que la mentira era una pérdida de tiempo. Era detallista y muy observador. Era de esos amigos que respetan cuando no quieres contar algo, pero que se quedará a tu lado en silencio hasta que estés listo para hablar. Eran de esos amigos que estaban en primera fila apoyándote, incluso presumiendo los talentos que ni siquiera sabías que tenías. Era un chico muy hablador cuando le apasionaba algo y que, si te miraba perdido en alguna explicación, después de llamarte idiota, te explicaba nuevamente todo con palabras más fáciles de entender.
Como novio todo eso se amplificó, agregando la capa más interesante de todas… Xeno amaba tocarlo. Cómo amigos también lo hacía, pero era más reservado en los toques, pero una vez empezaron a salir, él no dudaba en tocarle, su cabello, su cuello, sus manos, su mejilla, cualquier parte de él que estuviera a su alcance era tocado.
También le gustaba besarlo, Stanley jamás admitirá que, en más de una vez, ese niño precoz hizo estragos en su cuerpo con solo un beso nada inocente que le pedía en medio de la escuela o cualquier lugar en donde estuvieran, hubiera o no gente a su alrededor.
Al principio cuando los besos escalaban de más cuando estaban en público, los paraba y le pedía a Xeno guardar un poco de discreción, hasta que Xeno, con su inocencia o manipulación mal intencionada le aseguró:
—Cuándo te beso, solo puedo pensar en ti y nadie más, ¿Por qué debe importarme que los demás vean lo mucho que te amo?
Stanley no tuvo argumentos a esas palabras y con los días comprendió que a él poco a poco le daba igual quien los mirara. Ambos aprendiendo a leer el deseo del otro con la mirada, empezando a crear palabras claves, a perfeccionar sus códigos secretos, a crear nuevos gestos ligeros y toques suaves, como una extraña forma de comunicarse o cuando querían besarse y perderse del mundo que los rodeaba.
Gratamente, Stanley supo que su madre estaba más que feliz por su noviazgo y que esperaba estar el día de su boda. Al principio no tomó en serio las palabras de su madre, diciéndole cosas como que ella estaría y que una vez tenga un mejor rango en el ejército, él la sacaría de esa casa para que viviera tranquila y lejos del hombre que hacía sus vidas un infierno.
La relación con su madre siempre fue un poco complicada, no porque su madre no le amara, sino que su madre a veces recaía en la bebida y su presencia en la casa era como el de un fantasma. Su dulce madre siempre le pedía perdón, pero no por ello dejaba el alcohol. Stanley amaba a su madre, pero vivir con esos altibajos de una mujer alegre a un ser deprimente que solo lloraba y pedía perdón, fue algo que nunca supo cómo lidiar.
Cuando Xeno apareció, su madre le tomó cariño al instante y a su vez, como si supiera algo que él no, lo empujaba lejos de la casa para que no viera los golpes, los gritos y maltratos que ella recibía. No era necesario estar para saber lo que pasaba, él siempre lo supo, incluso Xeno, pero como siempre, él esperó a que él hablara primero y no le juzgó, solo le dijo que su casa siempre estaba abierta para él, y para un niño que a veces se sentía perdido entre el deber y su deseo, esas simples palabras eran su salvavidas, más que un millón de palabras y promesas vacías, él solo demostrar quedarse a su lado, fue un descanso para su alma adolorida.
…
Cuando cumplieron los 16 años, Xeno tenía un proyecto demasiado ambicioso y su tarjeta de crédito no era suficiente para adquirir los implementos necesarios, ni con los pequeños robos que podían hacer en sus casas era suficiente para la meta de comprar esos materiales, por lo cual, al cabo de unos días, con una sonrisa de triunfo y una confianza deslumbrante, se acercó a él mientras estaban en el descanso del almuerzo, en sus labios había una sonrisa maliciosa y Stanley que ya estaba aprendiendo a leer esos pequeños gestos, supo que algo grande se avecinaba… Años después admitiría que Xeno siempre lo excitaba de formas demasiado poco normal, como cuando estaba en su papel de científico loco.
—Mi muy amado prometido. Mi fiel amante… -empezó, Stanley tuvo que morder su mejilla para no reír, reconociendo que también le excitaba esa forma descarada de intentar manipularlo-. Con esa impecable puntería que has perfeccionado a lo largo de nuestras divertidas aventuras, ¿Crees que puedes disparar a un objetivo en movimiento, digamos, un balón de futbol americano en medio de un partido televisado?
Stanley se rio un poco por sus palabras, pero al ver la seriedad en sus ojos, imitando su postura seria y su sonrisa descarada, él le dijo sin dudar.
—Yo puedo hacerlo.
Y Xeno lo besó con desespero, con una sonrisa en sus labios, como si pensara que Stanley no se dio cuenta de su manipulación.
Momentos después, mientras estaba sobre su regazo le dijo sobre la apuesta que había hecho con algunos inversionistas del colegio que estaban interesados en él y su ciencia. Le explicó el trato que hicieron, así también en qué partido lo harían y a qué distancia debían disparar.
Stanley no mentía cuando dijo que podía hacerlo, y ese fin de semana, él solo lo hizo.
Nunca preguntó cuanto ganó con esa apuesta, pero casualmente encontró una factura con las cosas que había encargado, y ver más de cinco ceros en el total, le dejó muy en claro que fue más que suficiente dinero para comprar lo que necesitaba.
….
Ambos se graduaron a los 17 años, y Xeno, en un acto de rebeldía, no aceptó el adelanto académico que el director le había brindado antes del inicio de ese año. Xeno fue muy contundente al decir que él ya tenía un plan de vida en marcha, y que no quería saltárselo más de lo necesario.
Años después, Xeno le dijo la verdad: él no quería irse todavía, hasta estar seguro de que Stanley y su madre, tenían un lugar lejos de ese hombre.
Stanley, el día de su graduación, no solo recibió una alianza ridículamente hermosa, sino las llaves de una casa en donde ellos vivirían, incluyendo a su madre a la que le ayudarían a ser internada para tratar su alcoholismo. Él recordaría ese día con lágrimas en sus ojos y besos demasiado apasionados para ser vistos por todo el público.
Resulto que el dinero que Xeno había ganado en otras apuestas, así como un par de creaciones de sustancias no muy legales, le habían dado el dinero necesario para invertirlo en la bolsa de valores, ganando el dinero suficiente para comprar una casa y amueblarla, así como los primeros pagos por la estadía de su madre en el hospital.
Con los días también sabría que parte de la rapidez con que hizo los arreglos de vivienda era porque antes de salir del instituto y con asesoría del director, se había emancipado de sus padres ya que lo estaban obligando a casarse con una completa desconocida para cerrar un acuerdo de negocios. Xeno prefirió jamás tocar un centavo de la supuesta herencia que ellos tenían a su nombre, que a tener que casarse con alguien que no fuera Stanley.
Además, como tenía una beca completa para sus estudios, además de trabajos pocos legales para seguir adquiriendo dinero, Xeno no dudo en pedir ser libre de ellos dos.
Cuando su madre y él se enteraron de eso, ambos comprendieron que Xeno no bromeaba cuando juró que lo amaría para siempre, y él, incluso antes de saberlo, había tomado la decisión de que jamás lo dejaría ir de su lado, porque él representaba algo que siempre deseo… Xeno representa ese control en las cosas que él no podía anticipar, esa estabilidad que tanto añoraba y ese caos ordenado que alguna vez deseo.
Ese año, luego de que Xeno fuera a la universidad y que su madre se quedara en el hospital para tratar su alcoholismo, él se inscribió a las fuerzas aéreas con una nueva misión en su vida: él sería el mejor de su generación, no por su padre, sino por sus dos personas amadas, su madre y su prometido, el científico más brillante y loco que había tenido la dicha de conocer.
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Para Xeno, la universidad fue un paseo en el parque. Conoció personas muy estúpidos y gente que realmente lo intentaba, ninguna que realmente llamara su atención. A diferencia del colegio, en la universidad, a muy pocos profesores les importaban genuinamente que los alumnos estudiaran, ni siquiera se molestaban en pasar asistencia y se centraban únicamente en los temas que el Pensum mencionaba.
Gracias al programa avanzado al que había entrado, terminaría su ingeniería a los 19 años y a ese mismo año empezaría su doctorado en Ingeniería Aeroespacial. Según su plan, a los 22 años debería tener su titulación de doctorado. Ahora, según sus investigaciones, él debería entrar en las pasantillas cuando estuviera empezando su maestría; gracias a sus experimentos y su participación constante en ferias científicas, había logrado hacerse de buenos contactos para entrar sin problema a estos programas y una vez ahí, apoyar un par de proyectos para lograr quedarse en la plantilla de los trabajadores de la NASA.
Había leído que incluso en algunas áreas, la NASA te reembolsaba el dinero de las maestrías, lo que no estaría mal si más adelante, viendo una necesidad, él volviera a especializarse, incluso había dejado espacio para esa posibilidad abierta desde los 25 años en adelante, según su plan de vida escrito cuando tenía 7 años y que poco a poco modificaba con forme a los eventos que se presentaban.
Todo estaba calculado en su vida, y día con día, su meta parecía más cerca… Y, aun así, cuando su ciencia se silenciaba, la añoranza de aquellos años junto a su amado Stanley y la bella Susan, le hacían sentir tan solitario.
Su amado Stanley, cada que podía le marcaba para saber cómo estaba, incluso su estimada Susan le llamaba para saber cómo iban las cosas por ahí. Jamás la soledad le había golpeado tanto como en esos momentos en su habitación, lejos de su casa nueva y de sus dos personas a las que tenía no solo un gran aprecio, sino que amor.
Cada que tenía el mínimo espacio, Xeno viajaba hasta el hospital en donde su querida Susan estaba aún ingresada.
Xeno había sugerido ingresar a su querida Susan no solo para ayudar con su problema de alcoholismo, sino porque él había visto las señales. Su bella Susan tenía cirrosis, debido a años de abuso del alcohol. Stanley lo sabía y ambos esperaban que Susan se recuperara.
Pero los médicos no daban mucho crédito a su recuperación, pues con cada paso que daban, su salud retrocedía dos. La desnutrición que presentaba Susan era de no creerse, Stanley con vergüenza admitió que su madre prefería beber que comer las cosas que ella misma preparaba o que Stanley hacía por ella cuando el alcohol la tenía sin poder levantarse de la cama.
A pesar de que ambos trataban de poner la mejor cara cuando estaban con su querida Susan, los tres sabían que el tiempo se les estaba escapando.
Aun con el tiempo en su contra, Xeno siempre llegó a verla, siempre le hablaba de las cosas que hacía, y cuando estaban de suerte, Stanley lograba hacer una llamada para que su madre lo escuchara mientras compartían los tres un momento de charlas como en el pasado.
…
Llevar una relación a distancia fue la cosa más frustrante que había experimentado, pues sus manos querían tocar a su bella estrella fugaz, pero la distancia o los horarios, simplemente no ayudaba con su deseo de tenerlo a su lado. Y cada que lo miraba, más bronceado, más tonificado, más hermoso, Xeno se sentía inseguro si él lo seguiría amando.
Él seguía siento un poco flacucho, aunque intentaba hacer caminatas para ganar algo de masa muscular, no lo hacía todos los días pero al menos lo intentaba cuando podía; sus manos eran siempre delgadas y largas, era un chico de cuello largo y muy a su disgusto tenía una frente un poco amplia, sus ojos oscuros no eran tan bonitos como aquellos ojos azules, como el cielo que ahora su amado iba a surcar… A veces realmente se pregunta si solo fue su manipulación lo que hizo que Stanley lo amara o Stanley realmente era de las personas que se conformaban con la gente poco agraciada como él, que lo único bueno que tenía era su cerebro.
Muy a sus adentro, agradeció de que Stanley fuera un doncel y él su primer amor, pues dudaba mucho que, si fuera de otra manera, esa deidad como era su amado, lograra posar su mirada en alguien como él… Sentía lástima por aquellos otros Xeno de universos alternos que seguramente existían solo como el amigo de la infancia de sus Stanley, mientras por dentro lo amaban perdidamente.
Pero a pesar de esa ventaja que tenía sobre sus otras versiones, Xeno no se dormía en sus laureles, siempre que podía le envía pequeños detalles, le escribía diariamente un correo contándole su día, cada que sabía que saldría en su día libre, no le importaba tomar un autobús por 6 horas para ir a verle y pasar entre el hospital y su casa.
Gracias a su querida Susan, Xeno podía decir abiertamente que amaba a su querido Stanley sin tener que debatir sobre la lógica del amor en general. Tener a su Stanley no solo en la intimidad, sino como compañero de vida, eran los momentos que más atesoraba en su soledad y que servían como su motor para cumplir sus metas y seguir con su plan.
…
Cuando al fin cumpliría los 20 años, su plan seguía en marcha y con los resultados esperados. El día anterior había recibido el correo de aceptación de sus pasantillas en la NASA, así como la aprobación de sus primeros módulos de su doctorado.
Xeno, anticipándose a estos eventos, había calculado todo con exactitud, por lo cuál, había pedido dos meses en pausa en sus estudios de doctorado, regresando a mitad de octubre, para el inicio del módulo 3, justo a tiempo para empezar sus pasantillas en noviembre de ese año.
Por el lado de su bello y próximo a ser llamado esposo, la historia pintaba más que bien en su carrera en las Fuerzas Aéreas, pues no solo ya era un piloto certificado, sino que, por su excelencia, ahora cursaba una licenciatura en Ciencias Militares en la United States Air Force Academy o USAFA, que era la forma abreviada de llamarle. Su bello y futuro esposo, aspiraba a ser un Oficial de las fuerzas tácticas y luego de graduarse de sus estudios, saldría como segundo teniente a los 22 años, de ahí en más, Xeno sabía que su amado solo iría en ascenso en su carrera militar.
Su amada estrella tenía un gran futuro por delante y él estaba orgulloso de ello. Pero, así como la vida le enseñó, a una corta edad, que no todo es felicidad, su boda y sus dos meses de descanso tenían una doble intensión con un toque agridulce.
A mediados de junio de ese año, los doctores habían desahuciado a su bella Susan, ella solo tenía un máximo de 4 meses de vida. A pesar de que Susan les dijo que no se molestaran por ella, su amado Stanley y él, decidieron casarse en el patio de su casa para que ella no se fatigara más y pudiera ver la ceremonia con más comodidad.
Cómo necesitaban dos testigos de parte de ambos para firmar el acta de matrimonio, Stanley llevó a una chica más alta que él llamada Maya y otro soldado de nombre Leonard. Por su parte, él invitó al director de su colegio junto a su esposa, en agradecimiento por ayudarlo a emanciparse a los 17 años, y por supuesto, su querida Susan estuvo ahí para ellos dos, con lágrimas de dicha en sus ojos.
La boda no fue llamativa, no hubo un gran banquete, la decoración del patio fue todo improvisado por esa chica llamada Maya y su bella Susan. Pidieron comida a domicilio de un restaurante que acababa de abrir cerca de su nueva casa, su gran banquete fueron burritos y hamburguesas con queso.
Alquilaron los trajes, pues la deuda del hospital de su bella Susan, aún no se saldaba por completo, no así, Xeno le juró a su bella estrella fugaz que cuando fuera su boda de oro y diamante, tendría las bodas con todo lo que él se merecía y no estimaría en gastos. Su bello Stanley le dijo que no era necesario, pero que definitivamente estarían celebrando, a su manera, cada uno de los aniversarios que tuvieran hasta llegar a la renovación de sus votos.
Así que, ese 21 de septiembre, justo antes del mediodía, la boda comenzó.
El abogado que ofició su boda, al principio se notó completamente sorprendido por la sencillez del lugar, pero incluso él no pudo dejar de sonreírles con cariño cuando escuchó los votos que se compartieron. Primero empezó Xeno, su sonrisa era engreída, pero sus manos, que estaban entrelazadas a Stanley, temblaban levemente.
—Stanley Snyder, mi constante gravitacional, mi estrella fugaz… Hoy no hay ecuaciones, ni teorías que me sirvan. Porque tú eres la excepción a cada una de mis leyes y mis planes calculados. Eres el único fenómeno que nunca logré predecir y el único que no quiero controlar. Cuando era niño pensé que el amor era solo una falla de percepción, un error químico o simplemente una falla funcional. Pero tú, mi amada estrella, tú desafiaste todos mis modelos. No entraste en mis cálculos porque tú te volviste mi eje. Te juro, bajo este cielo equinoccial, donde la luz y la oscuridad se miran como iguales, que yo te elegiré a ti por siempre, tanto hoy, mañana, y en cada versión del futuro que aún no he escrito. Seré tu escudo cuando el mundo te ataque. Tu casa cuando estés perdido. Y tú caos si alguna vez todo se vuelve demasiado predecible. Porque amarte, mi Stanley, no es un error en mi programación… Amarte es la fórmula más precisa que he descubierto en este universo. Te amo, mi Stanley.
Su bella estrella le sonrió con un cariño en esos ojos azules que lo abrumaron y aun, con sus manos unidas, también le dijo sus votos:
—Xeno, mi brillante problema sin solución, mi científico loco… Desde que te conocí, supe que no iba a tener una vida tranquila. -la risa de los presentes le hizo reír a él también, pero su Stanley, no le importó los demás, sus ojos se mantenían solo en él, así que siguió hablando-. Pero yo nunca quise una vida tranquila. Le pedí al cielo que tanto admiraba, a alguien que viniera a arruinar mi vida y se quedara para repararla, tú hiciste eso y desde que lo entendí, la única vida que quise fue una contigo. A veces hablas como si fueras una galaxia lejana que nadie entiende, pero yo no necesito entenderte para quedarme a tu lado. Te amo con todas tus rarezas, tus planes fríamente calculados, tus palabras sarcásticas e incluso tus silencios. Te juro que estaré a tu lado cuando tus cálculos fallen, y cuando no fallen también. Cuando el mundo te llame loco, yo te miraré como lo que eres, el genio que me salvó la vida. Seré tu copiloto y también tu piloto, tu ancla, tu refugio, tu caballero... Porque, aunque no sepa cómo orbitar como tú, prometo que nunca voy a alejarme de tu gravedad. Te amo, Xeno.
Cuando Stanley terminó de hablar, no esperó que el abogado agregara más, besó a su ahora esposo frente a los testigos y su querida Susan, pues si no lo hacía en ese momento, todos notarían sus lágrimas que salían sin permiso.
Firmó el papel con manos temblorosas, pero con una dicha que jamás se fue de su lado, oficialmente, bajo el cielo del equinoccio de otoño, había firmado el papel que le hacía ser completamente de su amado esposo Stanley.
Justamente a mediodía, ambos dieron su primer baile como esposos, en la radio sonó “Just the Two of Us” cómo la recomendación de su querida Susan, que no solo los hizo reír, sino disfrutar, hacer suya esa canción, mientras bailaban con torpeza y reían como si el mundo fuera solo de ellos dos.
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Cuando Stanley le mencionó a Maya sobre que no habría luna de miel, al principio ella se sintió indignada por esa falta de diversión, pero una vez le explicó la razón, lloró por él, asegurándole que Xeno sería un buen esposo.
Su madre ese día también hizo algo que Stanley no supo cómo corresponder, pues ella se disculpó ese día con él por haber insinuado, a los 13 años, que él se quitara su matriz. Ella le pidió perdón porque tenía miedo de que repitiera sus errores, porque incluso sin ellos verlo en aquel momento, ella lo notó y sabía que más tarde que temprano el amor que ambos se tenían los iba a llevar a estar juntos como ahora, y ella genuinamente temía que Stanley imitara sus acciones y arruinara su brillante futuro. Ella le aseguro que ahora está más que feliz por el resultado, pues ambos, Xeno y él, eran esposos que se amaban y superarían todos los obstáculos de la vida juntos; ella estaba segura que los hijos que tendrían serían igual o más amados de lo que ellos fueron amados en su infancia.
A Stanley se le llenaron los ojos de lágrimas que contuvo con firmeza. Él le aseguró a su madre que no había nada que perdonar y que ella hizo lo que pudo con lo que tenía.
A lo lejos, Xeno, que estaba hablando con el director, le miró por un momento y parpadeo dos veces, despacio, era su mensaje para preguntar si estaba bien, Stanley asintió con la cabeza y Xeno siguió hablando como si nada con el director.
Eran esos pequeños gestos los que le hacían amarle y así como Maya y su madre le dijeron, él sabía que Xeno sería un buen esposo, no el hombre perfecto, pero si el mejor para estar a su lado lo que les restaba de vida.
Su amado Xeno, no solo le demostraba casi de forma obsesiva que lo amaba, sino también no dudaba en estar ahí cuando más lo necesitó, no decía grandes discursos, pero si tomaba su mano, le abrazaba en las noches cuando el dolor de la pérdida inminente de su madre lo sobrepasaba. Su querido Xeno, aun cuando era un hombre de lógica, también lloraba cuando algo lo abruma demasiado, como esa mañana del 27 de septiembre, cuando entraron al cuarto de su madre y ella, con una sonrisa en sus labios, había dejado de respirar.
…
Así como su boda, el servicio funerario fue sencillo, no avisaron a muchas personas, solo a un par de vecinos que aun mantenían contacto con su madre. Incineraron el cuerpo y como su madre le pidió, viajaron hasta Valle del Río Bravo para tirar sus cenizas al río.
Su amado esposo alquiló una camioneta, sabiendo muy bien que él prefería en ese momento conducir que solo subir a un autobús e ir hasta allá. Fueron un aproximado de 600 kilómetros que condujeron en completo silencio, dejando que música suave se reprodujera en la radio del carro. Stanley agradeció ese silencio, pues no se sentía con los ánimos para sostener ni la más básica conversación.
Encontraron una colina en dónde corría el río y entre ambos quitaron la tapa y lanzaron las cenizas al agua, algunas cenizas se las llevó el viento reclamando a la tierra lo que era de la tierra.
Se quedaron esa noche en un hotel de paso y Xeno, aún con su cuerpo delgado y más pequeño que el suyo, atrajo a Stanley hacia él, dejó que la cabeza de esté estuviera apoyado en su pecho, escuchando los latidos de su corazón. Él no dijo nada, solo se aferró a él, como si se escondiera del mundo en esos brazos. Xeno le acarició su cabello y Stanley lloró mientras lo abrazaba con fuerza, pues ambos habían perdido a una persona amada, pero Xeno en vez de sentirse perdido, fue el pilar que Stanley necesitaba en ese momento.
Stanley juró ese día, mientras Xeno aun acariciaba sus cabellos, que la próxima vez que ambos sufrieran una pérdida, él sería su ancla a tierra, su pilar.
…
La vida con un científico loco siempre lo mantuvo alerta, su correo electrónico siempre estaba lleno con actualizaciones de su vida, las veces en las que podían hablar lo hacían por horas, haciéndolo sentir como si no estuvieran a kilómetros de distancia, sino a la par del otro.
Fue una grata sorpresa saber que Xeno formaría parte de la primera generación de estudiantes de maestrías que llevarían sus estudios de forma virtual, lo que favorecía a su pasantilla en la NASA y también, le permitía estar ahí, cuando él regresara a casa en sus descansos.
Xeno, no solo lo había sorprendido con una hermosa casa, en un lugar tranquilo y seguro, sino que además estaba en medio del camino de la Base Aérea de Goodfellow y las oficinas de la NASA en el Johnson Space Center, su hombre, como siempre, todo lo tenía fríamente calculado y lo amaba por esos detalles tan únicos de él.
Las cosas no siempre fueron color de rosa, muchas veces sus personalidades chocaron y a veces ninguno de los dos medía sus palabras y hería al otro, pero así como le había pedido su madre el día de su boda, ambos le prometieron jamás irse a dormir, cuando estuvieran peleado con el otro, por lo cual, siempre llegada la noche, ambos terminaban disculpándose, a veces no necesitaban tanto tiempo para pensar en buscar el perdón del otro, ninguno era estúpido y sabían muy bien cuando se pasaban en sus palabras, por lo cual, trataban siempre de disculparse antes de que el problema escalara.
Aunque hubo un par de ocasiones en las que Stanley necesitó más de un día para resolver su enojo, Xeno aprendió a esperarlo, a no presionar su perdón. Xeno entendía que a veces necesitaban sus espacios a solas y, aunque no estuviera en sus planes y se notara en sus gestos que no era feliz con eso, se mantuvo firme a los deseos del otro sobre respetar el espacio a solas que ambos necesitan.
Con el tiempo y la convivencia como pareja, Stanley logró notar aquellas cosas que pasas por alto cuando te enamoras de otra persona, por ejemplo: Xeno no soportaba que los planes se cambiaran de última hora, su sarcasmo a veces sobrepasaba la inocencia de sus palabras y soltaba frases para herir a los demás sin sentir, en algunos casos, remordimiento alguno, era egocentrista, casi un narcisista de manual y además había una posesividad en él que muchas veces era un punto de discusión en ambos o lo fue hasta el día que él admitió sus inseguridades. Y fue por esa última, que una noche cuando empezaron los reclamos, Xeno soltó por primera vez su miedo de perderlo y el sentirse no merecedor de tenerlo, de incluso dudar de su amor por alguien poco agraciado como él. Verlo llorar pidiéndole perdón por no ser tan elegante como le gustaría ser, le destrozó el alma. Esa noche Stanley comprendió que su príncipe azul, no solo no era perfecto, sino que estaba roto… Tan roto como él a veces se sentía.
Y aun así, Stanley no se arrepentirá haberse enamorado de él. Stanley esa noche habló con Xeno, explicándole las razones de porque le amaba, pues en donde Stanley a veces era muy emocional, Xeno era la mente fría que necesitaban en ese momento. En donde Xeno era egoísta, él daba sin esperar nada a cambio. Esa noche le recordó que ambos no eran perfectos, que ambos estaban rotos, pero que estaba seguro que incluso así, ambos siempre se elegían mutuamente todos los días.
Xeno se aferró a él esa noche, no tuvieron sexo, pero sus corazones se sintieron más en paz, pues esa certeza de sentirse tan amado, les ayudó más de lo que alguna vez ambos dirían en voz alta.
…
A veces, Stanley también necesitaba que le recordaran que era merecedor de cariño, y esas eran las noches en que no podía acallar a los demonios que venían con él cuando regresaba de las misiones, pues desde los 19 años, Stanley ya había matado por órdenes y por supervivencia.
Y aunque al principio Stanley empezó a ver con normalidad la muerte, teniendo solo leves pesadillas que ignoraba por completo, cuando murió su madre y volvió a matar a alguien, todo pareció cambiar para él.
Él aún recuerda ese día en aquel valle, cuando vio las cenizas de su madre irse en el aire, fue un recordatorio de su humanidad, de su fragilidad. Y cuando volvió a matar, realmente se preguntó si no era alguna especie de castigo del cielo el matar a los que él amaba por él seguir matando a otras personas bajo órdenes de los demás.
Y a pesar de ese momento de reflexión, de sentirse a veces perdido en las noches, Stanley siguió adelante pues él había decidido ese camino, lo habían entrenado para eso y era bueno para eso, y aunque su principal deseo para seguir ahí ya no fuera por su padre, él seguía adelante por su esposo, por el futuro que su Xeno había planificado y porque sus manos ya estaban llenas de sangre como para solo salir de ahí.
…
Una tarde, a sus 23 años, mientras tomaban café luego de que Xeno le comentara el trabajo que estaban haciendo en las oficinas, soltó casualmente:
—Oh, casi lo olvido. Según nuestro plan de vida, tengo una zona marcada para que, a los 27 años, intentemos ser padres, tu decidirás cuantos hijos quieres, es tu cuerpo y respetare tu decisión si quieres o no un hijo en esta relación.
Su tonto esposo con sus planes calculados al milímetro, no solo lo dejó sin responder ese día, sino que le hizo soñar despierto por muchos días después, hasta que le respondió que con solo un niño estaría bien. Xeno le sonrió como un niño pequeño, no dudando en aceptar ese plan, después de todo, las cosas para ambos iban de maravilla y poco a poco, el duelo de la muerte de su madre, dolía menos.
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Xeno estaba extasiado, aunque no lo expresaba externamente, internamente estaba más que extasiado.
No solo estaba casado con el hombre más hermoso que había visto en su vida, además de poder restregarle en la cara a todos los que creyeron que su relación fracasaría, sino que al fin tenía la certeza de que era amado por solo ser él y no por sus manipulaciones.
Además de esa parte personal de su vida, su carrera estaba despegando poco a poco.
Así como lo planificó, su pasantilla había hecho que su estadía fuera permanente, pues cuando esta terminó, él fue el único que consiguió quedarse como ingeniero espacial, y ese era solo el primer nivel en las instalaciones de la NASA, pero desde ese lugar, él demostraría con su ciencia elegante como la humanidad podía ir más allá.
Cuando cumplió los 23 años, y debido a un retraso por el nuevo modelo implementado del estudio virtual, Xeno obtuvo su doctorado un años después de que su esposo se graduara con honores de la universidad.
Para su esposo eso implicó que las misiones empezarán a ser más largas, lo extrañaba con cada segundo que pasaba y a la vez temía por su vida en aquellas misiones. Su tranquilidad siempre era que Stanley le escribiera o le llamara para confirmarle que estaba bien.
Él creía en sus palabras, pues, aunque odiara que expusiera su vida, amaba como su querido esposo hacía su camino en la vida y le permitía tener el privilegio de estar ahí para celebrarlo con él.
Por eso, y para devolver algo de lo que su amado esposo le daba con solo existir en su mundo, empezó a ahorrar y planear la luna de miel que jamás pudieron tener. En su búsqueda de financiamiento, siguió vendiendo cosas poco legales, pero nada que fuera rastreable a él o a la casa.
El trabajo legal no pagaba tan bien como el otro, pero tampoco estaba haciendo una carrera criminal por el dinero, solo necesitaba el dinero justo para llevar a su amado a unas vacaciones de ensueño a un lugar del caribe de su elección, después de todo, su amado esposo tenía un par de días de vacaciones que no pudo tomar por estar en misiones fuera del país, por lo cual, era justo que las tomara para que el próximo año, ellos dos disfrutaran de esa luna de miel que no tuvieron.
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Stanley, con casi 24 años, luego de una misión que lo dejó fuera del país por tres meses, fue ascendido a Primer Teniente o Teniente Mayor, como Xeno le gustaba llamarle, por los resultados obtenidos en esa y las misiones anteriores.
Ese año Xeno le había propuesto ir de luna de miel, celebrando ambos ascensos, pues él también fue ascendido a Ingeniero intermedio que era el segundo nivel según la escala de trabajo de la NASA.
Aprovecharían las vacaciones e irían en julio en un crucero por dos semanas por el caribe, durante esos días, el barco haría diferentes actividades, así como las actividades recomendadas en las 7 paradas que harían en su recorrido.
Cuando le preguntó de donde había sacado tanto dinero para ese viaje, Xeno no le mintió cuando dijo que había hecho algunas cosas no muy legales, pero que no había nada que preocuparse, solo una entrega durante su viaje a una de las islas en las que harían parada y luego, seguirían disfrutando sin problema alguno.
Stanley suspiro con cansancio, no sabiendo si sentirse feliz de haber escuchado la verdad o preocupado por no sentir la necesidad de hablar a la policía y denunciar el crimen.
Prefirió castigar a Xeno con dos noches sin sexo por no haberle dicho antes, Xeno al principio no creyó que cumpliera, pero la segunda noche, se frotaba a su cuerpo con insistencia pidiéndole perdón para poder levantar el castigo, pero algo que la milicia le enseñó en todos esos años, fue la disciplina, por lo que no cayó en absoluto con sus provocaciones, recalcándole que nada de sexo hasta que finalizara del segundo día.
Su tonto esposo esperó hasta que fuera el día siguiente para volver a insistir a plena media noche. Era demasiado tierno ver esos ojitos negros rogando atención, y él, débil a su amado esposo, cedió a él sin mucha resistencia real, después de todo, Xeno era bueno en el sexo y entre más lo hacían, más sabía cómo hacerle rogar por más… Era un chico descarado, pero como amaba que fuera así en la intimidad.
…
Stanley jamás había perdido el control como doncel, años de entrenamiento habían logrado apagar el interruptor de los impulsos más básicos de un doncel, pero cuando unos bastardos se habían atrevido a amenazar a su esposo en plena luna de miel, con un cuchillo en su cuello, nadie pudo levantar cargos contra él cuándo los dejas en el hospital. El reporte de la policía de ese lugar solo mencionó el incidente como actos en defensa personal.
Ambos trataron de relajarse después de eso y disfrutar los últimos días de su crucero. No así, a pesar de que logró calmarse, la adrenalina que sintió en ese momento correr por su cuerpo, hizo algo en él que no logró entender en ese momento, había un calor nacer en su vientre que jamás había experimentado.
Trató de no pensar mucho en eso, después de todo, las inyecciones anticonceptivas que se ponía cada seis meses, a veces alteraban un poco sus períodos y la sensación en esa zona en general. Así que se dijo a sí mismo que solo era eso y aprovechando los residuos de la adrenalina que aún quedaba en su sistema, gustosamente habían terminado de gastarlo con su esposo en la cama de la suite que habían reservado en el barco.
Para él, dejando de lado ese incidente, fue la mejor luna de miel que pudo tener.
…
Dos meses después, un sábado que había vuelto a casa, sintiéndose un poco enfermo, la risa de Maya y sus palabras, aun taladraban su cabeza como ecos de una verdad que no quería creer. Antes de volver a casa, fue a comprar una prueba de embarazo.
Stanley dudaba mucho que sus síntomas tuvieran que ver con eso, pues de ser así, muy probablemente y con el ritmo que tenían sexo sin protección, un embarazo había surgido hace años. Su mente lógica le decía que era una intoxicación con comida o gastritis, pero su lado emocional ni siquiera sabía cómo sentirse, estaba asustado, obviamente, porque no habían planificado un bebé a esta edad, pero también estaba feliz porque, si esa prueba daba positivo, tendría un hijo con la persona que amaba.
Ahora, Stanley estaba en el baño, sentado en el inodoro, su pie se movía frenéticamente, la prueba estaba en el lavamanos. Cuando la alarma de su reloj sonó, se levantó del asiento del baño, tomó la prueba con rapidez y observó el resultado. La prueba en sus manos temblaba apenas, debido al temblor de sus manos y no por miedo… O aún no sabía si era miedo.
—Stanley. -escuchó la voz lejana de Xeno al otro lado de la puerta, serena como un lago en invierno, pero con ese filo que solo él podía darle incluso a una palabra tan sencilla.
—Dame un minuto. -le dijo, volviendo a sentarse en el baño, su voz sonó ronca, cómo si hubiera corrido sin moverse del sitio.
Xeno no esperó, generalmente no lo hace cuando escucha la más leve vacilación en su voz, por lo cual abrió la puerta y lo vio ahí, sentado en la tapa cerrada del inodoro, sin camisa, el cabello húmedo por la ducha que había tomado antes de hacer la prueba, en un intento inútil de bajar su ansiedad, la prueba estaba apuñada en sus manos.
—Cariño, ¿Estas bien? -preguntó con auténtica preocupación, quizás estaba pálido y él no se había dado cuenta-. ¿Estás enfermo? ¿Te dispararon? ¿Qué demonios es eso en tu mano?
Le preguntó cuando vio como lo apuñaba con fuerza, Stanley se lo enseñó y vio, casi cómico y en cámara lenta, los cambios en el rostro de su amado esposo: primero entrecerró los ojos para enfocar mejor el objeto, luego sus ojos se abrieron cómicamente, el lado izquierdo de sus labios tembló y subió poco a poco, como si quisiera reírse, pero a la vez no saber si era correcto hacerlo.
—Esto no… -empezó a decir, tosió para que su voz saliera más firme-. Esto no estaba en el plan
—Lo sé. -le respondió con simpleza y el silencio se hizo otra vez.
—¿Es positivo? -preguntó finalmente Xeno, Stanley solo asintió.
En el silencio que se prolongó, Stanley por primera vez en su relación se sintió inseguro, comprendiendo el miedo que su madre al saberse en espera, todas las cosas que tenía planeadas hasta el momento, las misiones, los entrenamientos, todo eso que tendría que cambiar ahora, le estaba haciendo pensar de más muchas cosas. Stanley se había sumergido tanto en sus pensamientos que se sobresaltó cuando Xeno tomó sus manos y le miró, con seriedad, analizando cada uno de sus gestos.
—Stanley, solo necesito saber una cosa, lo demás lo arreglaremos en el camino, aunque me sienta extremadamente frustrado por eso, pero… Esta es tu decisión, no mía, y sabes que la respetaré… Stanley, ¿quieres tener a este bebé?
Stanley soltó un suspiro cansado, se inclinó un momento al frente para apoyar su frente con la de Xeno, dejando que los segundos pasaran con lentitud, hasta que tuvo la respuesta a esa pregunta.
—Aunque este bebé no estaba planificado para este momento… Quiero quedármelo… Quiero ser el padre de este bebé… Tú… ¿Quieres ser parte de esto?
Xeno, soltó un mofido divertido, rozando la nariz de Stanley con la suya, una sonrisa en sus labios hizo que sus palabras salieran cálidas de su voz.
—No me malinterpretes, mi amado soldado. Si he dicho estar frustrado, es porque no recuerdo en que posición logramos concebir este bebé, mi poca tolerancia al alcohol me jugó una mala pasada. -Stanley se rio por eso, su cuerpo se sintió más relajado, Xeno le besó la frente en ese momento, llevando sus manos a las mejillas de él-. Y que si este pequeño rufián que crece en ti a modificado nuevamente mi planificación de vida… Si tu quieres tenerlo, yo jamás me opondré… Aunque admito que tengo miedo de no ser el mejor padre para él, ahora que se que existe, no puedo dejar de pensar en sí tendrá tu belleza, o tus hermosos ojos… ¿Es normal que ya fantaseé en cargarlo en mis brazos?
Stanley atrajo a Xeno a sus brazos, riéndose por los nervios que aun corrían en su cuerpo, no así, él también agregó a los pensamientos de su esposo.
—Si tiene tu genio, que los cielos me ayuden a controlar a dos genios locos.
—Pero piénsalo, cariño. -le dijo separándose un poco de él-. Si se parece a ti y además posee mi inteligencia, entonces el universo se va a rendir a sus pies, será perfecto.
Ambos rieron, una mezcla de miedo y nervios. No así, cuando se besaron en ese momento, Xeno no dudó en poner una mano sobre él vientre aun plano de Stanley, sonriendo por las posibilidades de un futuro que se abría a partir de ese momento.
Hola de nuevo... Aquí algunos datos extras a tener en cuenta:
Según investigué, para un Ingeniero Aeroespacial, este sería un cronograma real de los niveles que pasaría si entrase desde lo más básico (pasante):
Y esta sería la línea de trabajo, según un soldado de las Fuerzas Aéreas:
Es realmente interesante cada uno de ellas y me hace pensar, sinceramente, que ellos dos realmente son una fuerza a temer.
En fin, espero mañana poder subir el último extra. Nos estamos leyendo por ahí.
Autora-san, fuera.
Chapter 51: Capítulo 45: La paradoja de la traición y el orgullo de la derrota.
Summary:
En el barco que los aleja de la tierra conocida, las alianzas se tensan, la amarga admisión del orgullo en la derrota, los secretos del pasado resurgen y dos mentes brillantes comienzan a tejer un plan que podría cambiar el futuro o destruirlos a todos.
Notes:
La hermosa canción para este capítulo:
Canción: Never Love an Anchor.
Artista: The Crane Wives.
Link: https://www.youtube.com/watch?v=9IVx6ttI_Y0&ab_channel=incomprehensibilidad
Chapter Text
...
"—Los humanos, son las creaturas más traicioneras que pueden existir. -le dijo Xeno a aquel hombre japones, el padre adoptivo de su aprendiz Senku. Para no perder la costumbre de hablar el idioma, siempre dialogaba con Byakuya cuando no estaba demasiado atareado-. Ellos no dudarán en apuñalar a sus padres si es por cumplir sus objetivos. -concluyó con una amargura en su tono de voz, con solo recordar la actitud de su hijo.
—Ciertamente la historia nos ha demostrado que tu afirmación es fundamentada, pero... -mencionó con el dramatismo que siempre lo caracterizaba-. También debes de recordar que el errar es de humanos, es lo que nos diferencia de los dioses, la imperfección de nuestros actos y en cómo podemos cambiar el rumbo si tenemos un guía para corregir el camino que llevamos.
—¿Y quien se supone que hace eso por los padres? ¿nuestros padres? las personas que de por si nos hicieron como somos. Ja, no me hagas reír con esa filosofía barata.
—Oh no, definitivamente no siempre son ellos. -le dijo riendo por la actitud de Xeno-. A veces ni siquiera los grandes amores de nuestra vida. -le mencionó con picardía, señalando su anillo de casado-. Los que nos corrigen, generalmente son mentes demasiado jóvenes, mentes inocentes, que ven el mundo con otros ojos. A veces los hijos en sus inocencias, nos toman de la mano para que veamos esas cosas diferentes, que recordemos que alguna vez fuimos así, jóvenes, ingenuos del mundo, con ganas de saber los secretos de esta vida... Aunque no pude disfrutar mucho de esa etapa con Senku. -se empezó a quejar el hombre-. Tenía seis años cuando ni siquiera me dejaba contarle cuentos que no fueran biografías de científicos famosos... Yo quería leerle cuentos de hadas para dormir y él quería que le recitara el origen de las especies de Charles Darwin.
Xeno relajó un poco su postura seria y se permitió sonreír al recordar que su pequeño fue todo lo contrario, amaba la hora del cuento a pesar de que él los narraba de forma más realista que la basura que la empresa del ratón creaba. Su pequeño en esos años realmente quería un castillo para gobernar a sus ciudadanos con "cariño, amor y paz." en aquel entonces siempre se preguntó: ¿Qué clase de hijo hippie había creado con su amado esposo?
—Me pregunto cómo hubiera sido si Genos y Senku se hubieran conocido de niños. -soltó Byakuya con un aire soñador-. Quizás Senku también le hubiera ayudado a perfeccionar sus trucos de magia y escapismo.
—Esos dos hubieran sido una mezcla muy volátil. -le dijo Xeno, recordando la capacidad de su hijo y de Senku, además de recordar su niñez y juventud no tan legal que tuvieron su esposo y él-. Un estafador y un científico loco, no creo que sea una combinación muy legal que digamos.
Byakuya se rio con demasiada fuerza, incluso sosteniendo su estómago y llorando en el proceso. Xeno soltó un suspiro cansado al ver como llamaban la atención de todos en el comedor, arrepintiéndose de haber aceptado esa comida de él.
—Definitivamente estoy haciendo un fondo de ahorros desde ahora para pagar las fianzas de esos dos.
—Estas asumiendo que nuestros hijos se van a conocer algún día. -le amonestó con seriedad-. Mi hijo ahora es una estrella en ascenso que ni siquiera tenía tiempo de ir a despedir a su padre al aeropuerto, ¿realmente crees que ellos dos se encontrarán cuando a Senku no le interesa la fama?
—Las abuelas del pueblo siempre decían que la vida era un pañuelo y que al final siempre llegarás a todos sus lados. -le dijo, levantando sus hombros con desinterés-. Ninguna probabilidad es igual a cero, por lo cual, en algún momento, si seguimos siendo amigos, ellos llegarán a encontrarse.
—Sigue soñando, Byakuya. -Xeno se levantó de la mesa, no sin antes admitir solo para sí mismo, que una parte de la molestia que sentía en su pecho al pensar en su hijo, había disminuido un poco-. En vez de buscar probabilidades inexistentes, mejor concéntrate en las pruebas físicas que aun te faltan.
—Oh, vamos, Xeno. ¿Me dejarás ahora que ya no tienes una cara de amargado? -Xeno se detuvo y giró a ver a un Byakuya que, con una mano apoyada en la mesa, sostenía su barbilla con diversión-. La paternidad es más divertida cuando tienes a otros padres quejándose de sus hijos. No dudes en venir a mi para escuchar sobre ese talentoso hijo tuyo que tienes, a cambio, yo convenceré al mío para que se conozcan.
—¿Cuál es el objetivo de esas palabras tuyas? -cuestionó, poniendo la mirada más seria de todas.
—Tranquila, mamá gallina, no te estoy pidiendo que firmes un desposorio para nuestros hijos. -se defendió, levantando sus manos en rendición-. Pero me agrada la posibilidad de que Senku tenga más amigos que Taiju y Yuzuriha.
—Olvídalo, Byakuya. -le dijo, volviendo a andar para dirigirse a su oficina, no así, aun escuchaba la risa de ese hombre diciéndole a alguien más, que ambos tenían los hijos más increíbles de todos, tanto en el buen sentido como en el malo.
Y Xeno, con una sonrisa triste, tuvo que estar de acuerdo en esa afirmación, mientras escribía un mensaje a su hijo para desearle suerte en sus espectáculos programados..."
...
Xeno estaba recordando eso, justamente en esta situación en la cual él estaba atado en un barco que conducían los amigos de su hijo, porque era exactamente su hijo, quien, gritando su segundo nombre, debía de estar en cubierta, defendiendo a estas personas de su amado esposo.
—Te lo dije, Byakuya. -dijo al aire, ahora sabiendo que Senku había sobrevivido a un disparo de su amado Stanley, y extrañamente sintiendo una pequeña paz por esa simple noticia-. La combinación de esos dos solo causaría problemas.
Xeno había escuchado todo el falso intercambio que Brody y Senku habían tenido, y ahora, escuchaba a esos mismos niños subir a cubierta y despedirse de sus compañeros, sin tener miedo de que cualquiera de los soldados de su esposo les disparara.
"Solo son niños queriendo jugar a ser héroes." repitió, dejando descansar su cabeza en la pared, las cuerdas estaban bien amarradas y sus muñecas también, por lo que no podía usar sus garras para desatarse, pero ahora en medio del agua, no había forma de escapar, era su barco, lo había creado desde cero, obviamente sabía que no habría forma de salir de ahí si estabas en altamar.
"Mi hijo me derrotó..."
Ese pensamiento vino a él cuando estaba analizando las formas en que podría comunicarse con Stanley. Al principio, ni siquiera lo notó, hasta que esa frase hizo más ruido en su cabeza... Su pequeña creación, su amado príncipe, no solo lo había manipulado para distraerle lo suficiente como para no sentir como él tomaba el arma tranquilizante, sino que había luchado, aunque estuviera herido para escapar del lugar que fue construido pensando en él.
Se sentía frustrado, enojado y desgraciadamente orgulloso de su hijo, de su Genos, que esta vez lo venció en su propio juego.
Xeno jamás fue bueno expresando sentimientos o emociones en general a otros, pero por supuesto que si lograba sentirlos con intensidad a su manera, lo que se reflejaba claramente en la forma de amar a su Stanley, pero con Genos, con su pequeño, su mente racional jamás era algo de lo que fiarse. Siempre tenía un plan de rutas para él, pero su pequeño venía y cambiaba por completo estos planes, no seguía un patrón lógico, solo estaba ahí como una fuerza de la naturaleza, a su alcance, pero nunca siendo capaz de comprenderlo por completo.
Desde su concepción, Genos llegó a su vida adelantando sus planes perfectamente calculados, pero no por eso, cuando lo tuvo en sus brazos, cuando le miró por primera vez, tan pequeño, con un padecimiento de uno en millones de personas, su pequeño príncipe removió su mundo con fuerza, tirando a la basura sus múltiples planes al también ser un doncel. Su instinto de posesividad solo aumentó con este último dato, no creyendo que la sociedad si quiera mereciera tener a algo tan puro como era su niño en ese momento.
A su Genos jamás le faltó educación, su intelecto era espectacular, su nivel de atención al detalle lo hizo pensar en su hijo como su sucesor en sus investigaciones, hasta que lo notó... Su hijo era un ser empático, no solo miraba el mundo con curiosidad científica, sino que quería comprenderlo y cuidarlo en sus imperfecciones. Mientras Xeno miraba el mundo como algo cruel y corrupto, su Genos lo miraba con compasión, con amor, desafiando por completo su moralidad y la forma en que pensaba sobre ellos... Él lo admiraba, admiraba esa capacidad de amar de su hijo y a la vez era esa misma admiración lo que lo frustraba, pues él vivía la mierda que predicaba, él, quien trabaja hasta el cansancio era alejado cada vez más de sus metas y era relegado a crear armamentos de destrucción. ¿Cómo podía ver con los ojos de su pequeño cuando frente a él había planos hechos con sus mismos cálculos sobre armas que matarían a otros?
A falta de su amado Stanley que lo tenía malcriado con sus atenciones, Xeno pudo ver como su pequeño tomaba el rol de cuidarlo. Su Genos solo tenía 8 años cuando le preparaba comidas sencillas para que comiera y le recordaba beber agua. Su pequeño incluso le llegó a arreglar su corbata cuando él no tenía tiempo para lidiar con eso. Fue en ese tiempo que también notó como las manipulaciones de su hijo eran tan sutiles que, si no prestabas atención, lo pasabas de largo, pero a diferencia de él que lo hacía por sus ideales, su Genos los manipulaba a él y a Stanley para que se cuidaran más, una manipulación que servía para proteger.
Recordando todo eso, Xeno realmente se pregunta: ¿Desde cuándo su pequeño había dejado de seguirlo como un pequeño perrito cada que estaba cerca de él o en el laboratorio de su casa? ¿Desde cuándo aquellos ojos tan parecidos a los de su amado Stanley, le dejaron de ver con amor y admiración, para verlo con cautela o simplemente no verlo a él?
El ruido del agua golpeando el barco, le hizo pensar si era correcto sentirse también traicionado por lo que hizo su hijo, porque era cierto que se sentía frustrado al ver como su plan de arreglar las cosas con su familia no habían salido bien, y por supuesto que se sentía enojado por como habían intentado destruir el castillo que había construido especialmente para su hijo... Pero el orgullo, el sentimiento que le hacía reír en ese momento, era lo que más le dolía sentir, pues hasta ahora comprendía que su pequeño príncipe, ya no era ese niño de sus sueños, ese pequeño que cargaba en sus brazos... Ahora ese niño era un adulto demasiado parecido a él, pero con una brújula moral completamente diferente a la suya y eso era lo que le dolía aún más.
Las acciones de su hijo no eran solo una traición más, era la respuesta a como sus mismos padres lo habían traicionado primero, la respuesta lógica del cuerpo cuando eres un cautivo... Y quizás por eso no se sentía del todo traicionado por él, sino que, al contrario, se sentía orgulloso de su espíritu de lucha que aún estaba ahí y no esa versión lamentable a la que lo había orillado esos catorce días de cautiverio, aquella cosa rota que hizo una fisura enorme en la relación de su esposo y de él, fisura que era rellenada por la culpa y la desesperación de no saber que hacer ahora.
Pero su hijo era un guerrero como su amado esposo, y se había puesto en pie y luchó contra ellos, su pequeño siguió el patrón que le enseñaron de luchar por sus ideales y lo hizo, se levantó de la mierda que lo estaba ahogando y ahora estaba en pie, enfrentándose a ellos... Incluso si eso significaba estar en el lado receptor de su arma, ¿Cómo podía no sentirse orgulloso de sus actos de lucha que aún estaban en él? ¿Cómo no admirar la fortaleza inquebrantable de su espíritu? ¿Cómo no amar a un ser tan elegante como era su hijo, el único ser que compartía los genes de él y su amado?
Con dolor, Xeno admitió que el diálogo civilizado jamás iba a ser fácil con su hijo, porque ahora podía verlo claramente. Su hijo aprendió a defenderse no solo con su cuerpo, sino que, también usando su cerebro, por eso su hijo atacaría con manipulaciones hacia sus puntos débiles para doblegarlo, y él por instinto contraatacara con la misma intensidad para no dejarse vencer por él, no porque lo odiara, jamás podría, sino porque así siempre fue su relación y ambos estaban tan acostumbrados a atacar primero y preguntar después, que ninguno de los dos sabía cómo parar ese ciclo... O quizás era solo él y su desesperado deseo por conectar con su hijo otra vez, como en el pasado, aunque eso implicara herirse en el proceso.
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Genos se mantuvo en la parte de atrás del barco, viendo como dejaban el país que lo vio nacer, dejando atrás un castillo semidestruido y a su amado padre Stanley. El dolor en su brazo izquierdo era su conector a tierra, pues por primera vez en su vida, Genos no podía controlar el desastre que sentía dentro de él, eran tantas las emociones que no sabía por dónde empezar ha costurarse a si mismo, se sentía tan roto, tan cobarde... Quería gritar, maldecir y golpear algo con todas sus fuerzas, pero estaban en un barco lo suficientemente grande para que todos los tripulantes pudieran tener a penas espacio para sí mismos.
Él no podría hacer nada de lo que quería hacer para regular sus emociones y conociéndose como lo hacía, Genos sabía que retener esas emociones por mucho tiempo, harían que explotaran e hirieran a quien no lo merecía... Por eso se apartó de todos lo mejor que el barco permitía y solo se quedó ahí, viendo la inmensidad del mar.
—Ten cuidado con el agua salada. -escuchó la voz de Senku acercándose a su lado-. El agua de mar posee microorganismos que pueden complicar la curación en tu brazo.
Genos se quedó esperando un poco más de explicación de parte de Senku y giró a verlo cuando no hubo más que eso.
—Creí que agregarías más datos importantes sobre ese tema. -mencionó sin ser muy consciente de sus palabras, su mirada estaba ahora en el perfil de Senku.
—Tu no necesitas datos que entrarán por un oído y saldrán por otro... Al menos no en este momento. -Senku estiró su mano hasta la de Genos y la entrelazó con la suya, Genos solo le miró con los ojos demasiado abiertos-. No soy tan bueno entendiendo los sentimientos de los demás, pero como tu amigo, me quedaré a tu lado si eso te ayuda a volver a nosotros.
Genos sintió que sus piernas flaquearon con esas palabras, por lo que aun con sus manos unidas, se sentó en el suelo de la cubierta y jaló a Senku para hacer lo mismo. Ya los dos en el suelo, Genos apoyó su cabeza en el hombro del otro... En ese momento él no necesitaba un gran amor, solo a un amigo que lo sostuviera justo como Senku lo hacía, para no perderse en el dolor de su pecho, para permitirse llorar y maldecir en voz baja.
Tener a alguien que se quedara y le recordara que no estaba solo, era lo único que necesitaba Genos en ese momento para acallar los demonios que le gritaban "Traidor de su sangre."
Senku no agregó más, no lo consoló con palabras vacías que no quería escuchar en ese momento ni lo abrazó cuando no soportaría un toque así, solo sostuvo la mano derecha de Genos, mientras el pulgar de su mano izquierda acariciaba la piel del otro. Senku no hizo más acción que esa, él solo se quedó quieto a su lado.
Genos sabía que Senku fácilmente podía estar en cualquier otro lugar haciendo planes, o simplemente descansando, pues apenas y se estaba recuperando de un disparo casi mortal; pero él no lo hizo, él solo se quedó ahí, escuchando los gemidos silenciosos de su dolor, sin juzgar, sin endulzar su dolor.
Genos se permitió desahogarse en ese momento, intentando que su llanto se amortiguara con el ruido del mar y a veces tenía que apretar la mano de Senku con más fuerza para ahogar su llanto, y Senku no se quejó, no dijo nada más, solo lo esperó hasta que pudiera volver a controlar su llanto.
Cuando Genos así lo hizo y se sintió tan cansado por haber llorado tanto, apartó su cabeza del hombro de Senku, el chico le miró y sonriéndole, estiró su mano libre para limpiar los restos de lágrimas que aún se quedaban en las mejillas del otro.
—Te ves horrible. -le dijo estirando un poco sus mejillas.
—Senku-chan, no ayudas a mi autoestima con tus palabras. -le respondió mirándolo con seriedad, pero Senku se rio entre dientes al ver como Genos se relajaba un poco más y una sonrisa suave salía de él.
—Ve a dormir un rato, mentalista. -pidió con una voz suave, una que muy pocas veces lo había escuchado hacer-. Ryusui me pidió que fueras su cambio una vez llegue la noche. Volveremos a hacer turnos de seis horas entre Ryusui, Ukyo, tú y yo.
—Así que empieza el trabajo infernal de nuevo. -le respondió con dramatismo sintiéndose un poco mejor que antes y permitiendo sonreír cuando Senku negó con diversión ante sus palabras.
—Te lo dije antes, Genos, no te salvaras fácilmente del trabajo infernal que se nos viene encima, así que descansa ese brazo y prepárate para lo que viene.
—Senku-chan es un hombre explotador. -le respondió, poniéndose en pie y estirando su mano buena para ayudar a Senku a pararse, una vez los dos estaban de pie, Genos tomó una de las mejillas de Senku con su mano buena y se estiró un poco para darle un beso en su otra mejilla.
Esta vez, se quedó un poco más de tiempo, dejó que el calor de su aliento rebotara ahí cuando le dio las gracias, antes de alejarse y bajar para buscar un lugar donde descansar, realmente lo necesitaba luego de haber llorado tanto y desahogar un poco de la carga que lo estaba consumiendo.
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—Todavía ellos creen que solo son amigos, cuando jamás había visto a un Senku sonrojado hasta ahora. -le dijo Ukyo a Ryusui, quienes, al estar arriba al timón del barco, habían visto la escena de esos dos. Ukyo iba a bajar al ver a Genos tan desolado, pero Senku apareció, por lo que prefirió quedarse y esperar por si en algún momento lo necesitaban, y obviamente, ese no fue el caso.
—A veces nos cuesta ver el amor que está en nuestra cara cuando sentimos miedo de arruinar las cosas. -le respondió Ryusui, girando un poco para ver que efectivamente, Senku se sujetaba una mejilla y un rubor marcado invadía todo su rostro-. No puedo juzgarlo, yo tampoco sabía cómo actuar contigo a mi lado... Aun no sé cómo hacerlo.
Admitió en voz alta y Ukyo dejó de ver a su líder para ver a Ryusui, que le sonreía con cariño. Sintió un poco de calor en sus mejillas cuando se acercó a él y tomó una de sus manos.
—No necesitas fingir algo que no eres, tu escandalosa personalidad fue la que me hizo quererte.
—Jaja, lo sabía, mis encantos también te hicieron caer.
—No tan rápido corredor. -le dijo, tomando con dos de sus dedos una mejilla de Ryusui y la jalaba con poca fuerza-. Dije que me gustas, no que toleraré coqueteos descarados si no son dirigidos a mi.
—¿Son celos los que escuchó del capitán Saionji? -le cuestionó, liberando una mano del timón y rodeándola hacia la cintura de Ukyo-. ¿Eres celoso, Ukyo?
—Si me dan razones de peso, claramente lo seré. -le advirtió con su voz, sus ojos achicándose al ver la sonrisa que crecía en la cara de Ryusui. Dirigió sus manos al cuello de este para que ambos estuvieran más juntos-. Así que no lo hagas o te arrepentirás por si quiera pensarlo.
—¿Me castigaras si lo hago? ¿Qué clase de castigo me impondrás? -Ryusui se había agachado un poco para que sus narices se rozaran, quería besarlo, pero también quería seguir hablando con él.
—A los chicos infieles, se les prohíbe volver a tocarme. -le susurró con una voz seductora, llevando dos de sus dedos de su mano a los labios del otro-. Si alguna vez si quiera intentas hacerlo, no permitiré que vuelva a suceder una segunda vez... Me iré de tu lado... -le dijo rosando sus labios sin unirlos del todo-. Me alejaré para jamás volver.
—Jamás lo permitiría... -le respondió abriendo sus labios para rozar los del otro-. Si mi castigo es perderte, no voy si quiera a pensarlo, para que jamás te alejes de mi lado.
—Buen chico. -le dijo con una sonrisa en sus labios, uniéndose por fin a los labios del otro para besarlo lento y apasionadamente.
Cuando escuchó pasos acercarse, se alejó de los labios contrarios; miró la cara del otro con cariño, y fue ahí que se percató de la mirada del otro, los ojos cafés de Ryusui prometían cosas que por desgracia, no era el momento ni el lugar para hacerlo. Tomó la mano que posesivamente estaba en su cintura y la alejó de su cuerpo, tomando distancia entre ellos, mientras inclinaba su cabeza señalando las escaleras.
—Cuando dejemos de correr por nuestra vida, te juro que te volveré a ser mío.
Ukyo se rio por ese comentario tan seguro que Ryusui le dio, no así, con una sonrisa en sus labios agregó.
—Estaré esperando ese momento.
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Xeno escuchó las voces de los chicos que se acercaban, La más animada era la de ese curioso chico con el que se había quedado atrapado, un chico brillante por derecho propio y con un corazón tan inocente como el de su Genos.
Cuando la puerta se abrió la chica rubia que lo había cargado como si no pesara nada, les estaba cuestionando su emoción por encontrar al enemigo. Xeno no pudo simplemente ignorar sus comentarios y queriendo ignorar sus sentimientos aun sin resolver, decidió enfocar su mente a otras acciones, como era ese enemigo llamado WHYMAN.
—Dime algo, Senku. -le llamó, captando rápidamente la atención de todos que parecieron incluso olvidar su presencia ahí-. Suponiendo que quede algo después de miles de años, ¿crees que pertenezca al que está en la luna.?
La sonrisa de lado de Senku y el asombro en os ojos de la tripulación que lo acompañaba, fue suficiente respuesta para él.
—Ah, así que ya lo sabías. -le dijo Xeno, con una sonrisa oscura en su cara.
—Veo que usted también lo sabía, doctor Xeno. No había forma que con tu tecnología no escucharas esas ondas de radio gigantes que venían desde la luna.
—Así parece. -le dijo, moviendo sus piezas para empezar a manipularlo sutilmente-. Los dos mejores científicos del nuevo mundo están unidos ahora. Si combinamos nuestro intelecto, seremos capaces de apoderarnos de esa arma de alta tecnología, solo para nosotros dos.
—Kukuku, me importa una mierda el quedarme con esa arma para mí solo. -le respondió, mirando a Xeno con una sonrisa aburrida, por lo que Xeno mejoró su manipulación para agregar.
—Qué te parece entonces que nosotros dos descifremos los secretos detrás del rayo petrificador y volvamos a conquistar la luna en este proceso.
Senku lo miró por un momento más, sus ojos increíblemente rojos parecía que querían ver a través de él, que lo analizaban y veía sus verdaderas intenciones... Y ese fue un cambio interesante en la etiqueta que se había formado de Senku. Después de un silencio contemplativo, Senku le sonrió con descaro y tomando una silla para sentarse frente a él, le dijo.
—Si, hagámoslo. Ahora tenemos tiempo, maestro y aprendiz, juntos para analizar todo lo que sabemos hasta ahora sobre lo que pasó hace 3700 años.
—Me parece bien, después de todo, la ciencia es elegante si sabes cómo usarla. -le respondió cruzando una de sus piernas, sonriéndole quizás no solo por la manipulación que había dado sus frutos, sino porque pondría su mente a trabajar y no tanto a pensar sobre sentimientos que no sabía cómo expresar sin dañar.
—Kaseki, por favor pásame el tocadiscos con la grabación de mi padre. -pidió Senku, sorprendiendo nuevamente a Xeno por sus elegantes y amables palabras, el chico rudo y sin tacto que conocía una vez, ahora había cambiado tanto que incluso ya no solo le llamaba Byakuya al hombre que lo crio, sino que ahora le daba el título como tal.
El anciano hombre volvió con una bolsa grande de herramientas y de ellas sacó el tocadiscos, sacando a todos de la habitación para que Senku y él hablaran con tranquilidad, recordándole casualmente que habían dos guerreros muy poderosos custodiando la puerta del lugar.
Cuando todos salieron, Senku activó el dispositivo y por primera vez, después de cientos de años, volvió a escuchar la voz de Byakuya, el hombre que siempre lo trató como un amigo, que le permitió desahogarse cuando no podía hacerlo con su amado esposo... Aquel hombre que considero su único amigo durante el infierno que era trabajar en la NASA, el lugar que alguna vez fue su sueño hecho realidad, ese mismo lugar que lo alejó de su propósito y sus planes estructurados desde temprana edad.
—Ya veo. -le dijo al escuchar ahora la voz de Liliam, cantando desde el fondo de su corazón-. Los que estaban en el espacio naturalmente evitaron el rayo petrificador… -Xeno se quedó un momento más en silencio, escuchando la voz de Liliam, sintiendo una desolación en su pecho, nuevamente abrumado por las emociones de una situación que podía racionalizar, pero que su cerebro no le estaba ayudando en lo absoluto a hacerlo-. Así que esos astronautas, hace tiempo... Mucho tiempo, se fueron de este mundo...
—Si. -fue toda la respuesta de Senku, dejando que la canción terminara y aun así, ellos se mantuvieron en completo silencio.
En su mente, Xeno recordaba demasiado bien a Byakuya… Conversaciones casuales, risas escandalosas, la forma en que él miraba el mundo recordándole a su hijo, bromeando incluso sobre como sus hijos debían de haber sido cambiados al nacer, las cosas más absurdas que aquel hombre podría decir en una conversación solo para aligerar la carga de los demás... Xeno soltó un mofido que quiso pasar por una risa, aclarando su garganta, intentó decir algo más.
—Byakuya… -dijo casi en un susurro, sintiéndose estúpido al dejarse dominar por el sentimentalismo de perder a un buen amigo, pero sintiendo la necesidad inherente de decir más frente al hijo que el hombre cuidó incluso después de la muerte, si la historia que su Genos le contó era cierta-. Ese hombre tenía ambas cosas... Era un sentimentalista irreparable, pero también un hombre racional. Su sola existencia era una paradoja y aun sabiendo eso, él sonreía abiertamente al mundo. Jamás pude entenderlo del todo aun cuando él formaba el puente para dialogar... Ese hombre... Era un tonto.
Senku se rio por las palabras de su maestro, una mano cubría sus ojos, no le corrigió, pero si observó como el chico asentía con la cabeza a sus palabras.
—Pero a pesar de eso... -siguió hablando Xeno-. Entregar información al futuro, a través de una grabación y relatos... Eso, definitivamente son las cosas que solo Byakuya haría.
Xeno miró el techo del barco, mordiendo sus labios al sentir una lágrima rodar por su mejilla... Su amado Stan se lo había dicho en aquella ocasión, le preguntó una vez más si estaba seguro de matar a Senku, pero él, cegado por su ideal de un mundo perfecto no pensó ni un segundo en el legado de ese niño, en su amigo Byakuya y ahora la culpa por no escuchar a su hijo le corroía el pecho, se sentía estúpido, él, siendo el estratega que siempre ganaba, había olvidado lo más importante...
Ahora, con las palabras de Byakuya resonando en su cabeza, tenía un nuevo plan... Manipularía a Senku para que viera el mundo como él, para que entendiera los peligros que eso acarrearía. No volvería a perder a nadie de nuevo, a partir de ese momento, trabajaría con Senku para vencer la amenaza latente, pero en el camino, le mostraría una mejor visión del mundo, uno sin la corrupción que había antes.
Y para eso, necesitaba hablar con su amado Stanley para evitar que su esposo los atacara, además, si quería que su plan funcionara, él tenía que tener a su hijo a su lado para que con su ayuda manipulara a su pupilo, que obviamente sentía algo por su pequeño príncipe. Xeno no lo culpaba, cualquiera podría apreciar la belleza de su pequeño príncipe y caer enamorado por él era solo lo más natural del mundo.
—Entonces. -le dijo Senku, sacándolo de sus pensamientos-. Debemos estar realmente agradecidos por este pedazo de información, porque ahora podemos juntar nuestras mentes y avanzar lentamente hacia la verdad, un paso a la vez.
Xeno le sonrió al escuchar eso, pues esa era su frase y solo había un chico que lo usaba sin reparos en su vida. "Pensándolo mejor, mi hermoso Genos no necesitará hacer mucho esfuerzo para atraerte." se dijo antes de agregar.
—Elegante como siempre, doctor Senku. Me gusta su idea... Si, nosotros dos deberíamos ser capaces de averiguar la latitud y longitud del rayo despetrificador. Con nuestras mentes en conjunto, descubriremos el origen de este gran misterio.
Cuando Senku asintió con la cabeza, Xeno empezó a armar planes tras planes de la forma en que podía hacer para hablar con su hijo, pero sin su amado Stanley de por medio, sabía que los primeros diálogos no serían muy elegantes entre ellos dos... Ahora tenía que actuar rápido, reparar los daños e intentar recuperarle...
El único problema que veía con cada plan que creaba era que iba a pelear con un igual, no con su pequeño, no con su príncipe... Ahora, con lo que acababa de hacer al traicionarlo, su Genos le había demostrado a Xeno su crecimiento y que quizás el daño causado le tomaría más tiempo del establecido en repararlo o al menos en intentar sanar, si eso si quiera tenía sentido en su gran esquema de las cosas... Él jamás fue bueno en dialogar sobre sentimientos con su hijo, él era directo y manipulador, cosa que su hijo aprendió hacer hasta el punto de superarle, pero ahora él tenía que actuar, pues si este nuevo plan salía bien, no solo tendría a su familia de regreso, sino que detendría la absurda idea de traer a la despreciable gente del pasado a un mundo tan renovado como en el que vivían ahora.
Volvimos de nuevo. o(* ̄▽ ̄*)ブ
Al fin es viernes y mañana toca descanso, por lo que será más fácil subir, aunque sea un capítulo más.
Hay unas pequeñas cosas que quiero aclarar que tal vez no se hayan entendido bien porque falta más contexto que prometo agregaré más adelante:
Xeno, jamás fue bueno hablando con su hijo, eso no quiere decir que no fuera cariñoso con él, al contrario, fue gracias a Gen que le enseñó a ser una persona de abrazos. La psiquis del personaje de Xeno es un tanto compleja pues él tiene este resentimiento por el mundo demasiado fuerte desde la infancia, pues fue un niño superdotado y la presión que eso implicaba era grande, además de la familia disfuncional que él tenía, lo llevó a tener este odio por el mundo desde muy temprana edad, hasta que conoció a Stanley. Con Stanley, no solo encontró un igual, sino que aprendió a explorar su parte sexual y emocional. Su amor lo ve como algo táctico, posesivo y de una entrega total, por eso buscó a tenerlo solo para él incluso antes de que alguien más lo tuviera, (le pidió matrimonio a los 15 años.) Con Gen, su problema no es la falta de amor hacia su hijo (pues incluso se siente orgulloso por haberle engañado tan bien.) sino en la forma en que gestiona y expresa su amor, pues él sabe que debe ser un guía para su pequeño, pero sus hábitos de ser directo y sin filtros, muchas veces le jugó mal y por eso prefería que Stan interviniera entre ellos dos, pues cada vez más, los diálogos civilizados que tenía con su Gen, eran una batalla de manipuladores en la cual ninguno de los dos se rendirá fácilmente, pero que jamás llegó al punto de lastimar, hasta el incidente del golpe y luego, nuevamente ahora con su engaño.
Ahora bien, realmente voy a abordar estos temas mejor más adelante, pues como notarán, Xeno en este momento no se arrepiente por completo, al contrario, él quiere seguir manipulando la situación, él en este momento más que arrepentirse, se siente frustrado por que su plan falló. Su arco de redención será más adelante, pues es un caminó duro y solitario, pero necesario para su crecimiento como persona, padre y esposo.
Lamento de por sí, si sienten que me estoy yendo por las ramas agregando estas cosas de más, pero siempre he amado meterme en la psiquis de los personajes, saber el porqué hacen las cosas no solo porque un día despertó y dijo, "bien, hoy voy a acabar con todo el mundo." No, realmente a mí me encanta saber el porqué. Así que con esto solo quiero decir que tendremos más capítulos de esta historia, así que espero de corazón que lo disfruten conmigo. O(〃^▽^〃)o
Nos leemos después. Autora-san, fuera.
Chapter 52: Capítulo 46: El juego de los espejos rotos.
Summary:
Gen se enfrenta a Xeno en un duelo de palabras afiladas, donde la manipulación y el orgullo chocan como olas contra el casco del barco. Hay un nuevo integrante a bordo.
Notes:
La increíble canción para este capítulo:
Canción: Wolf Like Me.
Artista: TV On the Radio.
Link: https://www.youtube.com/watch?v=LVmvaBkfjYs&ab_channel=PesadillaNocturna
Chapter Text
...
Cuando Genos despertó luego de su merecido descanso, tenía dos cosas muy seguras:
1- Sabía que no debería sentirse culpable por como su familia se estaba desmoronando, no así, la culpa siempre estaba presente.
2- Si su padre Stanley caía en la ira por su paquete de cuido perdido, Xeno sería de gran ayuda para detener su instinto de atacar y luego preguntar. Por lo tanto, tenía que jugar al mismo juego que Xeno, es decir, otra vez debía de manipular a sus padres.
Ambas cosas le hacían sentir enfermo por volver a repetir ese patrón una vez más, y aunque su mente racional le hiciera recordar soluciones diplomáticas con libro tras libro de psicología, lo que se sentía y lo que tenía que hacer para solucionar las cosas, eran dos corrientes muy opuestas la una de la otra. Su situación ahora se siente como caminar en hielo muy fino, un paso en falso y todo terminaría por hundirlo.
Pero como una vez le dijo Xeno, en su primer torneo de artes mixtas: "Jamás les muestres a tu oponente que estas sangrando, muestra tu cuello no para dejarlos morder, sino para atacar primero." y exactamente, esa era la ruta que tenía que seguir con él.
Arreglando su ropa y tratando de verse lo mejor posible, salió de los dormitorios y fue a recorrer el barco para saber cómo estaban todos. Luna y sus guardaespaldas estaban junto a Ryusui en el timón, el equipo de fuerza estaba haciendo estiramientos en la cubierta, incluso Taiju y Ukyo se les habían unido. Faltaban su Suika, Kaseki, Chrome, Francois y Senku; asumiendo por las bebidas en las manos de Ryusui y los demás al timón, que Francois debería estar en la cocina, sus chicos científicos seguramente estaban con Xeno.
Realmente no quería enfrentarlo ahora, pero el viaje hasta Suramérica no sería en un parpadeo, quizás les tomaría otros cuarenta o cincuenta días llegar hasta ahí por lo que era mejor enfrentar a Xeno desde el primer día, para poder tener más tiempo para maniobrar si su padre Stanley decidiera ir tras ellos.
Bajó hasta las habitaciones en donde habían dejado a Xeno y viendo como Francois les llevaba tés y bocadillos hasta el lugar donde estaba Xeno, él mismo se ofreció a llevarlos. Francois además agregó que Kaseki y Suika estaban en el área de los motores, alimentando los motores del barco con carbón.
Genos agradeció la información y se acercó hasta las escaleras de la habitación en donde estaba Xeno. Desde el momento en que se acercó a las escaleras, pudo escuchar la voz animado de su Senku e incluso a Chrome, dialogando con ellos dos y ser felicitado por su "elegante perspectiva de las cosas." Genos conocía muy bien a Xeno como para saber que él jamás da un alago vacío, si te felicita por algo es porque realmente lo siente, así que algo debió pasar cuando estuvieron atrapados para que Xeno reconociera el intelecto de Chrome.
Estaba reflexionando en eso cuando una burbuja de jabón salió de la escotilla de la habitación, y tras de ella venían otras más; intrigado por eso, subió el tramo de las escaleras que faltaban y asomó su cabeza por la escotilla.
Para su sorpresa, Chrome estaba soplando burbujas, Senku estaba moviendo algunas figuras en una mesa incluso subiendo su pie para detener los objetos y Xeno estaba de rodillas en el suelo junto a una casita y mesas de juguete, mientras parecía calcular algo en un globo terráqueo. Las burbujas aun dispersas en toda la habitación.
Genos no pudo evitar reír al ver la escena y aunque trató de cubrir su boca con una mano, su amortiguada risa llamó la atención de las tres personas dentro de la habitación.
—Muy bien, científicos, es hora de un descanso. -mencionó, poniendo su mejor máscara de indiferencia frente a su padre.
—Te lo agradezco, Genos. -le dijo Chrome animadamente cuando le pasó su bebida.
—Té verde. -dijo Xeno al ver el contenido de la taza de bambú que le daban.
—Descuida, a tu bebida aun no le he puesto ninguna droga tranquilizante, por lo que puedes beber con confianza. -mencionó con indiferencia mientras se sentaba junto a Senku en el mismo sillón.
—Me alegra tanto saber que no has perdido el sentido del humor negro que nos caracteriza tanto, querido hijo mío. -le dijo con una sonrisa astuta, mientras daba los primeros sorbos de té-. Creo que, con nuestra rápida huida, no me ha dado el tiempo para mencionar lo orgulloso que estoy de ti al poder al fin jugar a mi nivel. Supongo que debería sentirme traicionado por ti, pero en cambio mi admiración ha crecido más.
Genos le miró con una frialdad en sus ojos que contrastaba por completo la suave sonrisa que tenía en sus labios.
—¿Será acaso este el fin de los tiempos? Que el gran doctor Xeno reconozca sentirse orgulloso de mi, es un cambio completo de paradigmas de su mente cerrada.
—Todos merecemos una segunda oportunidad. -dijo con simpleza, mientras cruzaba sus piernas y relajaba su postura.
—Y nosotros, niños inocentes de corazón solo debemos aceptar que tú, un adulto narcisista, quiere solo ayudarnos para demostrar que al final, tu plan tenía la razón y nosotros solo éramos demasiado inocentes para verlo hasta que tú nos guiaste por el camino correcto.
Xeno no pudo evitar que su sonrisa creciera con cada palabra de Gen, quien, con una postura recta, trataba de mantener serenidad en su cara.
—No recordaba que fuéramos creyentes de alguna religión, ¿O es acaso la forma en la que siempre me has visto? ¿Cómo un mesías? ¿Cómo tu dios?
—Eres humano, Xeno. -le dijo, soltando un resoplido poco impresionado ante las palabras de su padre-. Un ser imperfecto de un mundo imperfecto. Qué intentaras jugar a ser dios, no quiere decir que todos te seguiremos el juego.
—Stanley si lo hizo. -le respondió, achinando sus ojos al ver como la mandíbula de Genos se tensó por la mención del nombre de su otro padre-. Mi amado esposo y tu amado padre... ¿Cómo crees que se sienta en este momento? Él, que solo cumplía órdenes como el soldado perfecto que es. Él, mi pobre amante que fue traicionado por su propio hijo, su único hijo... Tu decisión de dejarlo a un lado lo debe de estar matando de dolor... Dime, hijo mío, siendo tu un doncel, ¿Qué camino crees que tome? ¿La inanición o la ira?
—Okey, paremos esto ya. -habló Senku, poniendo una mano en la pierna de Genos, quien miraba a Xeno con una ira poco contenida-. Si van a atacarse mutuamente, será mejor que limiten sus conversaciones hasta que ambos puedan hablar sin morderse el...
—Ya entendimos, Senku-chan. -le frenó, cubriendo su boca con su mano derecha, agregando a su lista de cosas por hacer, golpear a Yo por influenciar a Senku a decir malas palabras más abiertamente que antes-. Y tienes razón, yo no debería estar aquí cuando tienen sus conversaciones científicas.
Genos se puso en pie y caminó hasta la escotilla de las escaleras, pero algunas burbujas que aún no explotaban, le hicieron detener en seco, recordando la razón por la que se rio en primer lugar.
—Sabes, Xeno. Es gracioso como te autoproclamas un dios, cuando incluso tu jugabas conmigo a hacer burbujas gigantes en la casa y por esa misma razón padre Stanley nos regañó a ambos y nos prohibió experimentar en la casa con fuego y agua. -Genos giró a verle, Xeno mantenía su postura recta, pero sus ojos un poco más abiertos de lo normal, delataban que lo había tomado desprevenido-. Además, claramente recuerdo lo fácil que caías ante las órdenes que nuestro amado Stanley nos imponía... Curioso, ¿no te parece.? como percibiéndote un dios tú caigas por un humano imperfecto como lo es mi amado padre Stanley. ¿No te parece poético la ironía en todo esto?
Genos le sonrió con dulzura y luego salió de ahí, al menos esta vez, él había tenido la última palabra.
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—Y creí que yo era muy directo con mi padre. -habló Senku cuando estaba subiendo las escaleras para tomar el turno en el timón. Genos había llegado ahí antes de la hora acordada, por lo que solo estaban ellos dos en ese momento.
—Creí que el espectáculo de nuestro reencuentro en su castillo, dejaba más que claro la dinámica de nosotros dos.
Senku soltó un suspiro cansado, se acercó un poco más a Genos que no apartaba la mirada del frente, sus manos apretadas con fuerza sobre el timón.
—No hay forma de endulzar esta noticia, así que la diré de una vez. Brody nos acaba de llamar, Stanley saldrá mañana a primera hora.
—No me extrañaría que mi padre Stanley haya rastreado la llamada de Brody para saber nuestra ubicación. Por el momento y supongo que Ukyo ya lo mencionó, será mejor parar de transmitir cualquier señal de radio. -le dijo, con una voz completamente seria, sin el tono juguetón propio de él.
—Ukyo se está encargando de eso. -le respondió y ambos se quedaron en silencio, esta vez no fue un silencio agradable, Genos lo podía sentir, ambos querían decir algo, pero el problema era que ninguno de los dos quería empezar.
—Senku, querido. -llamó Luna, subiendo las escaleras y sorprendiendo a los dos chicos que estaban a la par-. Es hora de la revisión de tu herida.
—¿Querido? -susurró Genos, alzando una ceja y mirando a un Senku que se rascaba la oreja con desinterés.
—No hay sensación de humedad en la herida, ni hay manchas de sangre, por lo cual es innecesario hacerlo ahora y mejor esperamos a mañana para cambiar vendajes y evaluar el daño. -le dijo, sin moverse de su lugar-. ¿Por qué no mejor evalúas el daño que tiene Genos? Recibió una herida de bala que perforo su brazo, la bala salió del cuerpo y no tocó huesos ni venas importantes. Le hice una costura básica para detener el sangrado y limpié la herida lo mejor que pude antes de vendarla, ¿Por qué no lo evalúas mejor a él?
—Ah, sí. -le respondió parpadeando por los datos arrojados por Senku-. Por supuesto que puedo ver tu herida, te llamas Genos, ¿verdad?
Genos miró por un momento más a Senku, achinando sus ojos para entender que estaba pasando, pero el chico lo ignoraba en favor de sujetar el timón y tomar el control.
—Ve a que te evalúen, Genos.
Más confundido que antes, siguió a Luna al laboratorio móvil para ser revisado. Al estar solos, se quitó el abrigo y la demás ropa de arriba, dejando solo su camisa sin mangas puestas. La chica estaba nerviosa, sus manos temblaban cuando le quitaba la venda de su mano.
—D-disculpa, Genos. -le habló la chica sin parar de deshacer el vendaje de su mano.
—¿Sí? -le preguntó, tratando de suavizar su voz, después de todo, la chica estaba revisando su herida con delicadeza.
—Quisiera preguntarte algo, espero no incomodarte.
—Adelante, ¿Luna-chan? -cuestionó, esperando no haberse equivocado con su nombre.
—B-bueno, Francois me ha comentado que Senku ya estuvo casado y se divorció el mismo día, pero que además de esa relación, él no está con nadie ahora.
—Aja... -le insistió en continuar, pues la chica se había callado en ese momento.
—Lo que yo quería preguntarte es, y por favor no te ofendas, solo es genuina curiosidad, porque ya sabes, tú eres un doncel y Senku es un chico muy brillante y sus ojos son tan llamativos y su carácter es inquebrantable que cualquiera podría enamorarse de él, pero... -Luna detuvo su parloteó un momento y aclarando su garganta, le preguntó sin atreverse a ver a los ojos-. ¿Tú y Senku están en una relación ahora? Y lo pregunto seriamente porque cuando Senku estaba inconsciente, muchas veces dijo tu nombre... Yo siempre creí que lo decía porque tú te pareces a Stanley o porque eran buenos amigos, pero... Yo los vi ahora cuando él te consoló y tú le besaste.
Luna levantó la mirada hacia Genos, quien tenía una mano cubriendo su boca, en un patético intento de tragarse sus palabras.
—Como la chica linda que soy, sería una falta de respeto intervenir en una relación entre ustedes dos... Pero si no están juntos y tu no sientes lo mismo que él y no te incomoda que yo esté cerca de él, me gustaría intentar ser su novia.
Genos tomó aire profundamente, tratando de dar una respuesta a la pregunta hecha. Luna había dejado de verle para evaluar su herida, dando el tiempo para responder... Y eso era lo más cruel de todo, la chica era amable con él, era una chica muy bonita, tenía un nombre bonito y por sus palabras era probable que ella esperará a Senku hasta que él quisiera dar el paso para tener una pareja... Ella se vería muy bien a la par de Senku, pero...
—Perdón, Luna-chan... -le dijo en voz baja, sintiendo un nudo en su garganta-. Pero a mí también me gusta Senku-chan... No estamos saliendo, pero es mi primer amor... Lo siento... No puedo entregarte a Senku-chan.
—Es tu primer amor... -le dijo la chica con lágrimas en sus ojos, se limpió rápidamente la cara para darle una sonrisa al chico frente a ella-. Entonces no hay más que decir. Como la chica capaz que soy, sé que batallas pelear y en cuales rendirme, de corazón te deseo mucha suerte con Senku. -acercándose un poco más a Genos, Luna le susurró-. Francois me dijo que era un chico muy testarudo, así que no te rindas con él, ¿de acuerdo?
Genos miró la dulce sonrisa de la chica frente a él y aunque ella estaba conteniendo sus lágrimas, trató de darle ánimos para no rendirse con Senku. Él se sintió tan conmovido que no dudó en abrazar a la chica, abrazo que tardó un momento en corresponder debido a la sorpresa, pero que una vez pasó, Luna le abrazó de regreso.
—¡Señorita Luna! -escucharon gritar a dos chicos en la puerta del laboratorio, haciendo que ambos se alejaran del otro y lastimando por la rapidez el brazo de Genos.
—Carlos, Max, no hagan tanto escándalo, hicieron que lastimara a Genos. -les regañó, al ver como unas pequeñas gotas de sangre salían de la herida-. Les he dicho muchas veces que no griten en un área médica.
—Pero señorita Luna... -empezó Max, ambos con lágrimas en sus ojos.
—No sabíamos que ya había conseguido novio. -terminó Carlos, sorbiendo su nariz.
—Estamos tan orgullosos de usted. -agregaron al unisonó, dejando a ella y Genos sin entender el contexto de esas palabras, hasta que Genos se miró a él y a Luna, quien por el abrazo estaba en medio de sus piernas.
—Oh, no. Creó que ustedes están malinterpretando las cosas aquí. -Luna le miró sin entender hasta que vio lo cerca que estaba de Genos y con un rubor en sus mejillas, agregó.
—Genos es solo mi paciente y espero a futuro sea mi amigo también, pero no hay nada más que eso entre nosotros dos. No malinterpreten las cosas.
Les acusó mientras empezaba a reprenderles para luego seguir trabajando en el brazo de Genos. Él por su parte, un peso que ni siquiera sabía que estaba en su pecho, se fue disminuyendo poco a poco, olvidando solo por ese momento la mierda que se estaba acumulando en su relación familiar.
Cuando terminó de ser tratado y se dirigió a su puesto, Senku solo le miró un momento y le mofó divertido.
—Así que eres novio de Luna. -le acusó Senku, con una expresión tranquila en su rostro.
—Esos chicos son muy escandalosos.
Fue toda la respuesta que dio, y Senku solo hizo más bromas al respecto, volviendo a caer fácilmente en su rutina de hablar sin sentido, olvidando por un momento al resto del mundo, siendo solo ellos dos, las estrellas y el mar.
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"Puedes hacerlo, Genos." se animó a si mismo con una bandeja de comida en sus manos parado frente a las escaleras que conducían hacia donde tenían recluido a Xeno. Entre un par de horas más deberían hacer la primera parada para conseguir madera, lo que acortaría la distancia de ventaja que tenían sobre su padre Stanley, y ocultar esta información a su padre Xeno, era casi inevitable ahora, por lo que él tenía que actuar rápido.
—Oh, la comida está aquí, justo a tiempo como siempre, mi querido niño. -habló su padre cuando el apenas y asomaba la cabeza por la escotilla de entrada, cuando Genos lo vio, la mesa estaba llena de papeles con cálculos y diagramas, por un segundo, Genos realmente pensó que había vuelto a cuando tenía 9 años y le llevaba comida a su padre al laboratorio de su casa, pues a veces se saltaba sus comidas por trabajar encerrado ahí-. ¿Te quedarás a comer conmigo? -le preguntó, y Genos que había anticipado eso, solo asintió con la cabeza y se sentó frente a él, esperó a que recogiera los papeles y una vez la mesa se desocupó, colocó la bandeja con la comida.
Cada uno se centró en comer a su ritmo, en un silencio que, aunque no era incomodo del todo, era un recordatorio para ambos que aun había un espacio para una persona más en la mesa, la que generalmente sacaba las charlas más simples pero que brindaba una conversación entre risas y regaños cariñoso que duraban incluso después de que todos terminaron su comida.
—Dime algo, hijo mío... ¿Alguna vez te has preguntado el verdadero significado de la inocencia? ¿Quién determina a los culpables de los justos? Si la moralidad es un concepto de la construcción social, en qué momento la sola naturaleza del ser humano es víctima de escándalo social.
—Siempre considere que tu seguías una corriente Nihilista. -le dijo, poniendo su plato en la mesa y relajando su cuerpo en el sillón-. Y henos aquí, hablando de la moralidad del ser humano.
—Nunca se es tarde para explorar la profundidad del significado de la vida y los valores establecidos. -le respondió, cruzando una pierna sobre otra y relajando su postura mientras se recuesta en el respaldo del sillón-. Si me lo preguntas a mí, los valores de la sociedad modernas nos limitaban por completo pues eran impuestos por hombres corruptos, la sociedad estaba mala porque sus gobernantes eran una basura.
—¿Insinúas entonces que tu forma de gobernar es mejor que la del pasado?
—No lo digo yo, lo dicen los que convivían conmigo.
—Que rápido has olvidado que tuviste una rebelión antes de que nosotros llegáramos. -Xeno alzó los hombros restándole importancia a eso.
—La gente moría todos los días en el pasado y no veo que estés defendiendo a criminales y asesinos que morían junto a los civiles de aquellos tiempos... Como lo dije en un principio, la moralidad solo es una construcción social que ahora podemos mejorar. En este nuevo mundo hacemos nuestras propias reglas, ¿Por qué complicarse con la moralidad del pasado cuando podemos avanzar sin esas ataduras? Traer a toda esa gente solo hará que la balanza vuelva a desequilibrarse, ¿No es mejor quedarnos así como estamos? Con el poder que ahora tenemos, podemos dictar las leyes de este mundo, crear nuestra mejor versión.
—Oh, ahora lo entiendo. -le dijo con una cara inocente, pero sus ojos se mantuvieron calculadores-. Quieres citar a Nietzsche para crear esta bifurcación en mi moral, y dices que yo soy el ingenuo... Estas metiéndote en mi área de trabajo, Xeno, no hagas que nos destruyamos con un par de palabras. -Genos soltó un suspiro cansado, realmente era agotador si quiera oírlo hablar.
—Porque es tu área de trabajo, es que estoy poniendo más empeño en esta conversación. -le dijo sonriendo, una sonrisa que no llegaba a sus ojos-. Dime algo, mi querido niño, ¿realmente crees que lo que hiciste es lo correcto? ¿o solo estas luchando contigo mismo para convencerte de que muy en el fondo tú no eres igual que yo?
Genos no responde de inmediato a las palabras de Xeno, pues el hombre sabe dónde atacar para dejarlo sin poder defenderse.
—La ironía de la vida... -siguió hablando Xeno, al ver que Genos no respondía nada-. Luchas por un ideal que no crees, solo por el objetivo de recordarte a ti mismo que no eres como yo, cuando muy bien sabes que no estarías frente a mí en este momento si no hubieras jugado tan bien con las personas que están a tu alrededor... Unas palabras dulces, un par de sonrisas encantadoras, unos pequeños toques aquí y allá, sabes cómo moldear tan bien a las personas que incluso tienes un puesto alto en la aldea que Byakuya dejó para nuestro querido Senku... Cariño... -le habló Xeno con dulzura, al no ver reacción en él-. Tenemos el poder ahora, no necesitamos a la sociedad antigua. Podemos crear nuestras propias reglas, nuestra propia brújula moral, somos los que gobiernan ahora, la gente que tiene el conocimiento para dominar a las bestias de la tierra y el mar, ¿Por qué no luchar en un mismo bando.? ¿Por qué no regresar a casa con nuestro amado Stanley?
—¿Terminaste? -le pregunta Genos, su cara muestra aburrimiento, cosa que descoloca un poco a su padre-. Sabes, Xeno, si realmente quisieras convencerme de que tu punto de vista es el correcto, lo harías sin la necesidad de manipular tanto tus palabras para conmigo.
—Manipular es una palabra muy poco elegante, cariño. Yo prefiero llamarlo persuasión estratégica y cabe aclarar que solo estoy haciendo esto para que tu veas el panorama completo del mundo, no esa visión de túnel que el inocente Senku, les quiere dar a ver... Tu mente no debe limitarse a solo un ideal, mi querido hijo, siempre te he dicho que debes aprender a ver el panorama completo de las cosas.
—Oh, créeme Xeno, justamente eso es lo que estoy viendo ahora en ti. -le respondió abriendo sus piernas y apoyando los codos sobre ella-. Tu nula capacidad de poder relacionar sin usar una manipulación de por medio, es algo que siempre me ha llamado la atención de ti... Dices que temó ser como tú, pero ¿Quién eres tú en verdad? ¿Un científico frustrado de la NASA? ¿Un amante amoroso? ¿Un padre sobreprotector? Si quitamos toda esta manipulación de por medio, ¿Quién es verdaderamente Xeno Houston Wingfield? Porque yo si se quién es Genos Snyder Wingfield, y estoy seguro de que no es igual a ti.
Genos se levantó del sillón, el hambre completamente perdida y nuevamente, una batalla ganada a su favor.
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—No. -le detuvo Tsukasa, reteniendo el hacha en sus manos-. Tu y Senku no pueden cortar árboles, sus heridas están muy recientes, si quieren ayudar pueden hacerlo llevando la madera o ayudando a Francois con la comida.
—Tsukasa-chan, estas a esto... -le dijo, mostrando su dedo pulgar e índice con apenas una separación-. De que te rompa la nariz por detenerme en un momento en que necesito desahogarme con algo, y en definitiva, me gusta tu cara y no quiero dañarla.
—Aunque agradezco el cumplido. -le respondió con una sonrisa cariñosa en sus labios-. La respuesta sigue siendo la misma. Ve y descansa tu brazo, por favor.
Genos mofó con molestia y con su mano derecha, le dio un golpe a Tsukasa en su brazo, trató de controlar su fuerza, pero aun así, el chico se quejó por el golpe. Genos regresó al barco en donde Kaseki, Senku y Xeno, estaban saliendo del área de los motores.
—Los seis motores se alimentan por el gas de carbón. Cuando hice los planes de este barco fue hecho para recorrer distancias cortas, a un paso constante, pero definitivamente este barco nos podrá llevar hasta nuestro destino final... Sin embargo, creo haber escuchado que mi amado esposo nos sigue en un barco el doble de la capacidad que este y lo más importante, con el combustible necesario para ir incluso más rápido que nosotros.
—Kukuku, veo que ha analizado por completo nuestra situación. Como se esperaba del doctor Xeno.
Genos se sintió extraño al escuchar como Senku y Xeno interactuaban sin manipulaciones de por medio, solo el diálogo libre de dos científicos locos que amaba la ciencia. Se sintió un tanto estúpido por esperar un trato diferente cuando desde pequeño su padre siempre fue así.
Se alejó del barco y prefirió mantenerse alejado de ellos dos durante el tiempo que pudiera hacerlo, realmente no quería sentir esos celos absurdos dirigidos a Senku, no era su culpa que Xeno fuera así con las personas.
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—¡CHICOS! -gritó con fuerza Taiju, mientras corría hacia el barco, en donde todos estaban terminando de subir la madera necesaria para el viaje-. WHYMAN, desde la luna, es el único que podría manipular el cielo de esta forma.
Todos bajaron del barco para ir hasta donde Taiju les señaló y en efecto, en el cielo estaba escrito la palabra "HELL"
—Esperen... -habló Kohaku, mirando fijamente las letras-. Al rededor de las letras brillantes hay un tipo de tela... Es muy ligero, pero estoy segura de que las letras están escritas sobre esa tela.
—Kukuku, así que son cometas...
—Y pintura fosforescente. -terminó de aportar Xeno, ambos con una mirada curiosa por aquel descubrimiento, y ambos en una sincronía aterradora, decidieron ir hasta el origen de aquellas cometas.
Por el camino, Xeno y Senku siguieron explicando cómo se conseguía naturalmente la pintura fosforescente, mencionando la diferencia entre la tinta y la pintura con ese mismo nombre.
Genos se quedó atrás, aun sintiendo esa molestia sobre como ellos dos parecían llevarse tan bien.
Cuando llegaron al origen de las cometas, se encontraron con una construcción rudimentaria de una choza aérea.
—¿Ahí hay alguien? -se cuestionó Ryusui al intentar ver algo dentro de esa choza.
—Doctor Xeno, ¿Alguna suposición? -le preguntó Tsukasa al hombre que vigilaba.
—No, en lo absoluto. -le respondió mirando con desconcierto aquella choza.
De repente, desde a dentro de aquel lugar, unas manos sucias aparecieron de ahí, seguido de algo redondo que no dudo en bajar de un salto de aquel lugar. El equipo de lucha se puso frente a los demás, incluso Genos sacó uno de sus cuchillos, poniéndose delante de Xeno para evitar que saliera lastimado.
Pero no fue necesario en lo absoluto, pues la cosa que cayó, resultó ser una mujer, con un traje hecho de una calabaza, que les miraba arrugando por completo su cara.
—Esa cara... -dijo su niña quitándose el casco-. Es igual que la de Suika, es la enfermedad de los ojos borrosos.
—¿Hay alguien ahí? -preguntó en inglés aquella mujer-. Definitivamente hay alguien ahí, que Bien... -gritó con euforia, mientras corría a abrazar a su pequeña niña-. ¡Este es el mejor día de mi vida!
Aquella mujer se lanza para abrazar a su niña, pero como su pequeña también se había quitado su casco ambas saltaron al sentido contrario y las dos golpearon el suelo en un intento de abrazarse. Genos correó hasta su niña, limpiando el polvo en su ropa, arreglando su cabello y poniendo su casco en su cabeza.
—Si, definitivamente se parece a Suika. -dijo Senku, rascándose su oído con indiferencia.
—Pero mira que sobrevivir sola con una vista así de mala, es bastante increíble. -mencionó Chrome, ayudando a la chica a ponerse en pie.
La mujer se pasó todo el camino agradeciendo y llorando de alegría porque al fin había vuelto a ver a otro ser humano. Cuando llegaron al barco, Kaseki y Senku no tardaron mucho en hacerle las pruebas pertinentes para pulir un par de lentes para la chica, Genos y Suika se encargaron de enseñarle el baño y buscar ropa limpia para que se pusiera.
Una vez con lentes y ropa decente, Xeno abrió los ojos al reconocerla.
—Tu eres la doctora Chelsea.
—¡Ah! ¡Pero si es Xeno! -le respondió, señalando con su dedo, rápidamente se disculpó por eso y dejó de hacerlo-. Cielos santos, donde están mis modales. Un gusto conocerlos, mi nombre es Chelsea Childe.
—¿Es amiga tuya, Xeno? -preguntó Senku, un poco extrañado por la alegría de la mujer.
—En lo absoluto, nunca he conocido en persona a esa mujer.
"Aquí vamos de nuevo." se dijo a si mismo Genos con un poco de fastidio, al ver como Xeno empezaba a comentar cosas positivas de Senku, ya que fue gracias a él y sus publicaciones en redes sociales que aquella chica fue invitada a la reunión de expertos para decodificar la causa de la petrificación de las golondrinas.
Resultaba que Chelsea, era una joven genio en la geografía y que al igual que la mayoría de expertos de élite que estaban en esa reunión, escucharon la orden que su padre Stanley había gritado de mantenerse despierto durante todo ese tiempo, pero al pasar tanto tiempo, sus gafas se habían destruido, razón por la cual, una vez se despetrificó, no pudo leer la señalización que habían dejado Xeno y los demás, y en vez de ir al norte como decía el letrero, ella buscó el sur.
Genos tenía que darle crédito a la chica, pues con su ingenio y conocimiento, logró sobrevivir sola, hasta ahora. Senku no dudó en explicarle el objetivo de su misión y pedirle ayuda para encontrar un atajo hasta el lugar al cual querían llegar.
Después de meditarlo por un momento, la chica muy emocionada les indicó la ruta más rápida para ir hasta ahí.
—Hay un camino que permite atajar por Suramérica. Si paramos por el norte del ecuador, haremos un poco de escalada de montaña y bajaremos por el río amazonas, como si fuera un tobogán acuático, todo el camino hacia abajo.
Ryusui y Ukyo no tardaron en cuestionar la idea, haciendo un recuento de lo que contaban para seguir esa ruta, pero la chica solo rio un poco antes de agregar.
—Yo estoy pensando más en un vehículo todo terreno ligero, algo como una motocicleta, ¿No tendrás una por ahí?
Un escalofrío recorrió el cuerpo de Genos al ver la sonrisa descarada de Senku en ese momento, él sabía claramente el significado detrás de eso
—Lastimosamente no contamos con una en este momento, pero en todo caso...
—Por favor, Senku-chan, no lo digas. -le pidió en voz baja, pero ni siquiera había terminado de decir eso cuando Senku bajó del barco y empezó a dibujar en el suelo la hoja de rutas de su siguiente plan.
—Haremos una motocicleta.
—Lo sabía. -se dijo soltando un suspiro divertido, su Senku-chan era un hombre incorregible.
—¿Goma? -cuestionó Xeno al ver la hoja de rutas-. ¿Tenemos ese material?
Empezó a preguntar Xeno y nuevamente Senku y él empezaron un diálogo científico, que solo expertos como ahora Chelsea, podían intervenir y comprender.
"Eres un hombre cruel, Xeno..." pensó Genos al ver la diversión en los ojos de Xeno ante las ideas de Senku sobre la creación de la motocicleta.
Nuestra querida exploradora sin filtro está aquí. ヽ( ̄ω ̄( ̄ω ̄〃)ゝ
Me muero de la emoción por estar escribiendo esta parte, aunque me frustro un poco cuando estoy escribiendo la interacción de Xeno y Genos, mi corazón lucha por no escribir a un Xeno cruel, pero mis manos y mente dicen otra cosa ┗( T﹏T )┛
Creo que ya lo había mencionado antes, pero igual lo comento por si no fue así, a Luna yo la miro como Charlotte La Bouff, la mejor amiga de Tiana de la princesa y el sapo. No me juzguen, en mi cabeza solo la puedo ver como esa chica locamente enamorada del amor, pero que a pesar de tenerlo todo, sabe que el verdadero significado de la vida es apoyar a los que estimas. Al final de cuentas, ella a penas y es una joven adulta, Luna tiene mucho camino por delante y como la mujer capaz que es, no duda el quitarse de en medio si eso implica la felicidad de otra persona.
Con relación a la canción, pues que les digo, el ritmo de la canción es exactamente el estira y afloja que quería para las interacciones de Xeno y Genos, esa dinámica caótica entre mentes altamente manipuladoras. Y la letra, solo es el complemento de estas escenas, desde el primer párrafo ("Di, di, mi compañero de juego, no pondrás tus manos sobre mí, refleja mi enfermedad, ¿trasferirás mi tragedia?") hasta la parte del coro que refleja lo que sus cuerpos sienten ("Mi mente ha cambiado, mi cuerpo se adapta, pero dios me encanta, mi corazón está en llamas mi cuerpo esta tenso, pero, dios, me encanta.") Es que no hay más que decir que, es perfecta para estos primeros roces entre ellos dos.
En fin, mucho texto XP. Espero subir otro capítulo mañana, pues aún no estoy segura como será el trabajo la próxima semana, así que hay que adelantar lo que se pueda.
Nos estamos leyendo después. Autora-san, fuera.
Chapter 53: Capítulo 47: La balada del solitario soldado.
Summary:
Stanley, un soldado marcado por la guerra, la culpa y la obediencia. Su amor por Xeno y Genos, es lo que le da sentido a su vida, pero las dudas empiezan a surgir en su cabeza nuevamente, creando una crisis entre el "deber ser" y "el querer ser"
Notes:
Al principio, no sabía si poner una advertencia aquí sobre temas sensibles, es decir, quizás estoy un poco insensibilizada con estos temas de la guerra, porque la sociedad nos ha programado para sentir empatías momentáneas y luego pasar al siguiente video en redes sociales, olvidando por completo esos sucesos porque "No nos afecta directamente."
Lo agrego en caso de que el tema de la guerra sea algo demasiado sensible para leer y prefieran saltarse el capítulo.
No es como que lo profundice mucho en sí, pero no está demás la advertencia...
La canción para este capítulo:
Canción: Army Dreamers.
Artista: Kate Bush.
Link: https://www.youtube.com/watch?v=uXDzeUYC_c0&ab_channel=%E2%A4%B9%F0%9D%90%8F%F0%9D%90%88%F0%9D%90%93%F0%9D%90%8E%F0%9D%90%94%D6%B6%D6%B8%D6%A2%E2%8A%B9%E2%80%B9
Chapter Text
...
Desde muy temprana edad su familia lo educó para seguir un solo camino, le dijeron que debía ser un respetable soldado, que su valor dependía de la precisión en sus actos, en su capacidad de acatar las órdenes sin cuestionar, en disparar sin que sus manos temblaran al momento de sostener un arma.
Jamás se le preguntó que le gustaba en su infancia. Sus regalos siempre fueron armas de combate, dagas, navajas, equipo táctico. A su corta edad él sabía más de la guerra que de geografía.
Sus únicos momentos en que se permitía soñar con algo diferente era cuando se tiraba al suelo y contemplaba el cielo, sea de día, al atardecer o en la noche, él amaba verlo, sentir la brisa en su cara y perderse en esa inmensidad de color azul. O cuando simplemente tomaba algunas herramientas y su ignata curiosidad le hacía desarmar algunas cosas inservibles y repararlas para que volvieran a funcionar.
Creyó que su camino iba a ser solitario pues, ¿Quien tomaría a un doncel como él? Siendo él alguien demasiado fuerte, demasiado tosco, su madre incluso le había mostrado folletos para realizarse una histerectomía por temor a que arruinara su carrera con un bebé no deseado, él solo tenía 13 años cuando esa esclarecedora charla con su madre pasó.
No era como si él no lo hubiera pensado, porque incluso con Xeno a su lado, siempre creyó que él no lo vería más que como un amigo... Y luego, a los 15 años, le pidió que se casara con él, le había dicho que lo amaba e incluso le había dado la opción de tener hijos en el futuro.
Con esas palabras que cualquiera tomaría como algo pasajero, para Stanley que toda su vida solo se le había mostrado un camino, al fin podía ver otro, uno lejos de los horrores que era la guerra.
Y él lo tomó, se aferró con todas sus fuerzas a esa idea que plantaba Xeno, porque tal vez había algo más que las armas en la vida, porque tal vez sus manos podían sostener algo más que una pistola... Y así fue, a sus 24 años cuando lo ascendieron a Primer Teniente, supo que estaba embarazado. Ninguno de los dos se lo esperaba, pues según el plan de Xeno, aún faltaban tres años para intentarlo, pero incluso si no fue planeado, Stanley al saber esa noticia, no dudó en amar a ese ser dentro de él.
Dejar el cigarrillo por cuidar a su bebé, fue el esfuerzo más grande que tuvo que hacer, pues su pequeño incluso dentro de él fue muy tranquilo, no habían golpes demasiado fuertes e incluso cuando empezó a moverse era demasiado obediente, pues cuando le pedía que se calmara o se moviera más su pequeño niño lo hacía, era la cosa más surrealista que vivió en esos meses, y no le importó dejar su carrera en pausa si era por su pequeño niño.
Para ese momento, Stanley ya había matado a más de cien hombres, jamás se detuvo a pensar en si esa gente tenía familia o al igual que él, solo seguía las órdenes de alguien más. A pesar de que él era parte de las Fuerzas Aéreas, sus habilidades como francotirador no fueron desperdiciadas en absoluto. Sus ascensos no eran por su cara bonita, sino porque pasaba más tiempo en el campo cumpliendo misiones que en las naves surcando los cielos, y él lo aceptaba, no era como si pudiera hacer algo al respecto, él no fue entrenado para cuestionar.
Pero cuando tuvo a su pequeño niño en brazos, con una enfermedad que ni siquiera podía pronunciar bien, se preguntó por primera vez en su vida, si eso era aquello que llamaban karma, acumulado por la sangre de la gente que mató.
Su amado esposo lo consoló cuando le vio llorar con su pequeño en sus brazos, asegurándole que no era una enfermedad mortal y que podía llevar una vida como cualquier otro niño. Stanley le creyó, ¿por qué le mentiría su esposo a esas alturas de la vida?
Jamás había sentido tanto miedo y tanta dicha al tener una vida en sus brazos, su pequeño Genos era un doncel como él, con los ojos azules como él y una mata de cabellos rubios como los suyos, era tan perfecto, tan suyo como de su esposo.
La primera palabra de su pequeño fue el nombre de su amado, y aunque su pronunciación fue "Eno." desde ese momento ambos sabían que su niño sería igual de inteligente que su padre, pues a penas y tenía ocho meses cuando le llamó así.
A los dieciocho meses, su niño ya pedía las cosas con la claridad de un niño más grande, agregando dulcemente a todas sus solicitudes las palabras "Po favor."
En esos dos años que dejó el ejército para cuidar a su pequeño, Stanley aprendió a trabajar la madera, creando juguetes para su niño o simplemente arreglando algunos muebles de la casa. Ver la risa desdentada de su pequeño cuando le entregaba un nuevo juguete de madera, era la cosa más gratificante que pudo sentir. En esos dos años, el ruido de las armas, el grito de las órdenes, las pesadillas recurrentes, se habían alejado de él y habían sido remplazadas por llantos nocturnos, pañales sucios y la hermosa risa de un inocente que no conocía los horrores detrás de las paredes de su casa.
Cuando su licencia por paternidad estaba por terminar, su amado jamás le obligó a nada, no lo alentó para que volviera como su padre le exigía en las pocas llamadas que había recibido de él después de que dejara la casa y se mudara con Xeno, pero tampoco le había pedido dejarlo como Lola una vez le pidió. La decisión siempre fue suya y su amado siempre la respetó, por eso volvió a la base una vez más, porque sus manos extrañaban el peso del arma, el aspirar el humo del cigarrillo, el surcar los cielos.
Con los años, los ascensos solo fueron el reflejo de su eficiencia, no había otro mejor que él, y fue eso mismo lo que lo llevó a una misión secreta en donde tenía que matar a civiles, mujeres, niños y ancianos desarmados. Por primera vez realmente dudó en apretar el gatillo, él comprendía la implicación negativa de dejarlos con vida, pero al ver el miedo en los ojos de las madres que abrazaban a sus niños, la ingenuidad de los pequeños al no entender la situación en la que estaban y esa orden, esa maldita orden.
"Dispare ahora, soldado."
Él jamás volvió a ser el mismo una vez que apretó el gatillo y los mató a todos.
Luego de esa misión los superiores en su "misericordia" y para no estropear a un soldado tan perfecto como lo era él, lo enviaron a terapia. No era como si eso alguna vez le ayudó en algo, solo eran charlas de rutina para asegurarles que estaba bien.
Una vez los superiores supieron que estaba bien, lo condecoraron y lo nombraron Capitán. Él acababa de cumplir los 28 años.
El único oasis que tenía en esos tiempos era su familia, su amado esposo que le miraba con infinito amor, que lo hacía temblar con su toque, quien podía hacerle olvidar las pesadillas en las noches hablando sobre teorías de cuerdas y agujeros de gusano. Y su pequeño, su más puro y encantador príncipe, el niño que incluso lo consolaba, su pequeño niño genio que, con cada regreso a casa, se miraba más grande, más lleno de energía, su niño que ahora competía más abiertamente por su atención con su esposo, aquel que poco a poco dejaba de cargar más en sus brazos, hasta que se transformó en un apuesto caballero capaz de derrotar a cualquier hombre estúpido que se le acercara.
Entrenar a su pequeño fue la cosa más dolorosa que pudo hacer, no porque considerara que estaba mal, sino porque él no quería repetir las acciones de su padre, por eso lo dejó escoger las cosas que quería aprender, le enseñó el arte de la guerra no como un arma de destrucción como a él se lo inculcaron, sino como una forma de evitarla. Se encargó personalmente de enseñarle a inmovilizar a su oponente y no a matarlo, sea con arma de fuego, arma blanca o con sus propias manos, en ningún momento permitió que su príncipe usara esas técnicas para terminar con la vida de alguien más, por muy hipócrita que eso fuera al tener él medallas de condecoración por hacer exactamente eso, matar sin que sus manos temblaran al hacerlo.
Durante el camino perdió a varias personas en sus misiones, por eso le tenía un cariño especial a Maya, la única que siempre estaba ahí, la que irónicamente se unió al ejército no porque fue obligada, sino porque quería entender a sus padres, ambos padres de la chica fueron militares, ambos la habían dejado huérfana por el cumplimiento de una misión; ella ya tenía 18 años cuando eso pasó, por eso no dudó en enfilarse en la armada. Maya en su tiempo fue la promesa de la UFC, por eso nadie esperó que se uniera al ejército una vez que terminó sus estudios del instituto.
La mujer era resiliente y eso le agradaba a él, ella si cuestionaba y no solo obedecía, se ganó innumerables castigos por esa actitud y más cuando se negó a usar un arma. A la chica la relegaron un sin fin de veces, pero ella no perdió la sonrisa y aceptaba ser dejada atrás por los de su generación y al final terminó sirviendo en el ala médica, cargando botiquines de emergencia en todas las misiones que fue enviada, hasta que la agregó a su pelotón y él mismo le otorgó sus primeros asensos en el ejército, al ser una mujer completamente capaz que cumplía todos los parámetros para hacerlo.
...
Stanley soltó el humo del cigarrillo que estaba fumando, sus manos arreglando el timón del barco, la sangre de Maya aun en el piso y él ignorándola como siempre hacía, recordándole a su mente que solo era una mancha más en el suelo.
Estaba molesto consigo mismo al estar recordando su vida, ¿Qué sentido había en hacerlo ahora? Ningún pensamiento traería consigo un cambio en su pasado, las cosas que hizo y dejó de hacer eran el fruto que ahora cosechaba.
Sentía una ira quemar sus entrañas al solo recordar las cosas que pasaron ese día porque ingenuamente había pensado en que podía hablar con su esposo, el hombre que amaba y que respetaba los momentos en que necesitaba sus espacios en soledad para volver a reparar su armadura, lo había mirado con esperanza, como los cientos de veces que él regresaba a casa de una misión. Él realmente creyó que antes de ir con su esposo, podría ir y hablar con su niño, la creatura que una vez tuvo dentro de él, el fruto del amor que su amado y él sentían... Pero todos sus planes habían quedado en eso, palabras en el aire, charlas incompletas.
"Ya no somos soldados, Stanley."
La voz de Maya aun taladraba en su cabeza por sobre la ira que lo consumía, pero ¿Qué se supone que debe responder a eso?
Antes de la petrificación él era un soldado de élite, desde que despertó la necesidad de un orden le llevó a tomar un arma de nuevo, él tomó el rol de ser el ejecutor, el caballero de su amado, no volvió a cuestionar, solo siguió adelante y apuntó... ¿Y no era eso lo que hace un soldado?
Si no era un soldado, la cosa a la que fue entrenado toda su vida, ¿Qué exactamente era él? Él tuvo la oportunidad de renunciar cuando nació su pequeño príncipe, pero aun con la dicha que lo consumía al tenerlo en sus brazos, él decidió volver, no porque amara ese lugar, sino porque no sabía que más hacer con su vida.
Él no tomaría el camino de una ama de casa, por mucho que amara estar con su familia, ese rol no era algo que encajara sobre sí mismo. El único traje que encajaba sobre sí mismo era el del soldado, el de un asesino.
Si su familia aun lo abrazaba cuando estaba cubierto de sangre, ¿Por qué buscaría hacer algo más?
En el silencio del barco, Stanley escuchó la risa cantarina de su pequeño, abrió sus ojos con sorpresa y lo buscó en la habitación, la visión frente a él era la de su pequeño de siete años, le faltaba dos dientes cuando le sonrió, y con horror vio que estaba parado en la mancha de sangre de Maya.
—Papi... -le llamó balanceando su cuerpo hacia adelante y hacia atrás-. ¿Qué harás cuando la guerra termine?
Cuando Stanley parpadeó, la habitación del barco había cambiado, ahora era ese parque ecológico que a su niño le encantaba visitar porque amaba las flores del lugar. Su niño estaba ahora cubierto de sangre, pero su sonrisa seguía igual de cariñosa que antes.
—La guerra jamás terminará, cariño. -le respondió, recordando que esa pregunta fue un recuerdo del pasado.
Quiso limpiar las manchas de sangre de su niño, pero cuando estiró sus manos, eran sus propias manos las que estaban escurriendo sangre. Cuando alzó la vista hacia su pequeño, este ya había crecido, ahora frente a él estaba aquel chico roto que intentó salvar de su dolor durante su encierro, pero había un agujero en su pecho, un agujero de bala. El peso de un arma en su mano derecha le hizo bajar la vista con horror y más al contemplar como el humo salía de la boquilla del arma.
—Papi... -susurró su niño frente a él, cayendo al suelo en un charco de sangre.
Stanley quiso correr por él, socorrerlo, pero cientos de manos detrás de él lo estaban reteniendo y no importaba cuanto lo intentara, cuanta fuerza ponía para soltarse de esas manos, simplemente no podía hacerlo.
—Ya no somos soldados, Stanley, ya no más... -escuchó la voz de Maya, que estaba parado frente a él, tapando el cuerpo de su hijo, en su cuerpo, las heridas de bala que le provocó y la sangre ya seca en su ropa-. Si sigues pensando así, aún en este nuevo mundo, los demonios que cargamos volverán, y te devorarán a ti y a tu familia. Genos no merece una traición así... No de ti ni de Xeno...
Las manos que lo retenían empezaron a hundirlo cada vez más, Maya ya no estaba frente a él, ahora era su esposo, quien le daba la espalda, sus guantes y garras cubiertas de sangre.
—¿Qué hemos hecho...? -escuchó el susurro quebrado de la voz de su amado, viendo el cuerpo de su pequeño tirado en el suelo, sin moverse, sin respirar, solo cubierto de sangre.
Y él, hundiéndose en el suelo por aquellas manos que no lo dejaban ir con su familia.
.
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—Mayor Snyder. -escuchó que le hablaban y no dudó en sacar su arma y apuntar a la persona frente a él-. Lo lamento señor, pero me pidió que le despertara cuando todos estemos listos para partir. La última carga de comida ha sido llevada hasta ahí.
Le informó el cabo frente a él, con una postura recta, aunque había un leve temblor en su cuerpo. Stanley guardó su arma y le ordenó retirarse al hombre frente a él.
Una vez solo, Stanley soltó un suspiro cansado, otra vez las pesadillas estaban volviendo a él y lo peor de eso no eran lo cansado que se sentía al despertar, ni el sentimiento de pánico que se albergaba dentro de él al recordar su sueño, sino que ahora, el discurso de sus pesadillas había cambiado...
Antes, las pesadillas siempre le recordaron sus actos violentos o la deshumanización que sentía al momento de tomar un arma y seguir una orden. Ahora, las palabras de su amiga Maya, resonaban en su mente una y otra vez.
Hacía años que él no se cuestionaba su misma naturaleza, pero ahora, con toda la carga emocional que había estado reprimiendo y las secuelas que le dejó el dispararle a su única amiga, las dudas sobre que era él, era la sombra que no se alejaba de su lado.
Dentro de él había un coctel muy peligroso de sentimientos: angustia, resentimiento, dolor, traición y la más peligrosa, ira.
Stanley había entrenado toda su maldita vida para suprimir esta última, pues la única vez que se dejó dominar por ella, mandó a dos chicos al hospital en estado crítico. Nadie presentó cargos en ese momento porque, primero: era en autodefensa y segundo: era por defender el honor de su amado esposo.
Su luna de miel se echó a perder gracias a esos malnacidos que creyeron muy divertido acosar a su esposo al punto de amenazarlo y hacerle un corte en su cuello para que dejara la droga que estaba entregando y se las diera gratis por ser un día especial. Stanley estaba consciente de que los actos ilegales como esos era algo que venían haciendo desde los catorce para tener financiamiento adicional para las investigaciones de su esposo, pero una cosa era apoyarlo y otra muy diferente el no actuar cuando le estaban lastimando.
Le prometió a su esposo jamás volver a caer en la ira, pero este solo le restó importancia y una vez fueron libres de todo cargo, su esposo no dudó en celebrar con él los últimos días que tenían de su luna de miel antes de que tuvieran que regresar a casa.
Pero ahora, parado en el laboratorio vacío de su amado, en un castillo que se cae a pedazos, la ira era solo un pequeño peldaño de la marea de sentimientos que tenía.
Salió de ahí y fue a ver a su amiga una última vez. Sintió un alivió inmenso al saber que ella estaría bien y a la vez, la culpa por su acto justificado lo estaba destruyendo por dentro... Maya era la única conexión real fuera de su familia y él le había disparado y casi acabado con su vida.
" Ya no somos soldados, Stanley."
La frase se repetía aun en el silencio de aquella habitación, mientras Maya estaba acostada en una cama profundamente dormida.
—¿Qué más seremos si no eso, Maya?
Stanley estiró su mano y acomodó los cabellos de su amiga, y así como entró en silencio, así se fue.
Él tenía una misión ahora, tenía que recuperar a su familia y asegurarse de volver a matar a Senku, sabe que su hijo le perdonará cuando explique sus razones, así que no duda en cargar sus armas e ir tras ellos.
—Escuchen, soldados. -le habló a la tripulación de doce hombres que llevaba consigo, una vez todos subieron al barco-. Nuestras municiones son escasas, así que a menos que sean amenazados, ninguno de ustedes disparará una bala contra esos civiles. Son niños muy listos, pero dudo que tengan algo más que la ciencia de su lado. Pueden atacar para inmovilizar, no más, a menos que se los ordene... Y en especial, no quiero que nadie le lance una bala a su líder científico, ese privilegio solo lo tendré yo. Nuestro objetivo principal es recuperar al doctor Xeno y a Genos, lo que le pase a los demás se contará como daño colateral. ¿Queda claro mi orden?
—¡Señor, sí señor! -gritaron todos al unisonó, mientras cuadraban su postura levantaban su mano derecha en un saludo militar.
—Hay que zarpar ahora. Todos vayan a sus puestos.
Ordenó y todos obedecieron. Stanley miró hacia el cielo solo un momento antes de entrar, su ira aun era controlable, así que todavía podía pensar con claridad.
Con un plan en marcha y yendo de camino hacia el sur, Stanley se aseguró de mantener bajo control sus emociones, para no caer en un peligroso estado por pérdida de paquete de cuido, porque definitivamente, él iría a matar a cualquiera que se le atravesara si perdía aunque sea un momento el control.
Después de todo, eso era él, un soldado, un asesino, un hombre que no dudará en descargar su arma en la persona que fracturó a su familia... Y esta vez, se aseguraría de que terminara muerto bajo sus balas ese tal Ishigami Senku.
La guerra jamás se acababa para él.
Empezamos a abrir el telón para ver la psiquis de nuestro soldado favorito. o(* ̄︶ ̄*)o
Les dije que esta familia era muy disfuncional, el problema ¿y creo que esto cuenta como spoiler.? es que los tres viven en un pasado idealizado, recordando solo los buenos momentos y dejando bajo la alfombra los episodios de quiebre.
Más adelante tocaremos más momentos de introspección, porque amo escribir esos momentos y esta familia tiene de donde escoger.
Espero de corazón no estar ofendiendo a nadie que posea familia militar, jamás a sido esa la intención al momento de pensar en la psiquis de Stanley, así que espero y no incomodar a nadie con como se desenvolverá el personaje.
La canción es una que siempre me a desgarrado el alma desde que la escuché por primera vez, y que mejor momento que ponerla sino es cuando hablamos de nuestro soldado y caballero Stanley, la letra al final lo dice todo y no hay mucho que yo pueda agregar a eso.
Oh, y un pequeño recordatorio de que durante la semana no sé cómo vaya a estar de tiempo para actualizar, prometiendo como siempre tener dos capítulos para el fin de semana.
Nos leemos después. Autora-san, fuera.
Chapter 54: Capítulo 48: Treguas y victorias silenciosas.
Summary:
El grupo sigue huyendo, pero las cosas dentro del barco empiezan a cambiar. A veces el escuchar y el silencio puede ser la mejor manera de avanzar.
Notes:
La hermosa canción del capítulo es de nuestra sacerdotisa favorita:
Canción: Shake It Out.
Artista: Florence + The Machine.
Link: https://www.youtube.com/watch?v=kRkvIHVFVPI&ab_channel=LostStars
Chapter Text
…
Explicarle a Chelsea, que realmente parecía confundida con toda la información que recibió de golpe por parte de Senku, fue la cosa más fácil de todas, Genos incluso ya tenía un guion a seguir una vez Senku le dijo su ambicioso plan de crear ciudades por todo el mundo.
Chelsea pareció comprender de inmediato, y así como todos los amantes a alguna rama de la ciencia que estaba empezando a conocer en su vida, la chica saltó de la emoción por el ambicioso plan de Senku.
A pesar de eso, cuando escuchó por Kohaku como fueron recibidos en Estados Unidos y sobre el problema de su padre Stanley que los perseguía, Chelsea no dudó en correr hasta Xeno y señalarlo con una sonrisa divertida en su cara.
—Eres un chico muy malo, Xeno. -Genos tuvo que aguantar la risa ante esas palabras, jamás creyó que alguien alguna vez se las dijera a Xeno en la cara-. Ah, perdón por mis modales, de nuevo. Es un mal habito que he adquirido en mi tiempo en soledad. Pero será mejor que no intentes nada malo con esa arma. Xeno, hasta este día llegó tu acto de genio malvado.
Genos en ese momento estalla en risa, simplemente no podía con esa chica.
—Eso fue increíble, Chelsea. Realmente no te guardas nada. -Genos se secó una lágrima que le salió al reír tanto, ya le agradaba esta nueva integrante.
—Querida doctora Chelsea. -empezó a hablar Xeno, con una actitud refinada, ignorando por completo a su hijo-. Tu eres una geógrafa realmente elegante, ¿Por qué no te unes a mí? así podríamos conquistar el...
—Naaaah. -le interrumpió la chica poniendo una cara aburrida, mientras se iba acercando a Kaseki y Senku-. Se qué plan quieres plantearme y eso es aburrido, pero ir de aventura con estos chicos me parece más entretenido y además, les debo un favor a Senku y Kaseki por mis nuevas gafas.
—Lástima. -le dijo Xeno al ver la actitud relajada de Chelsea.
—Entonces, ¿Qué tal y ponemos a prueba esas habilidades tuyas para empezar a trabajar?
Empezó Senku y Genos no pudo evitar negar con la cabeza al verlos partir hasta la que ahora era, la base científica de esos chicos.
Iba a seguirles, pero cuando giró a buscar a su niña, esta estaba cabizbaja, cosa muy extraña en ella al conocer a una nueva persona. Se acercó a ella tocando su casco para llamar su atención, mientras se agachaba a su altura.
—¿Qué te pasa, mi niña? -Suika levantó la mirada hasta Genos y sus hombros cayeron un poco, relajando su postura antes de hablar.
—Suika sintió algo extraño en su pecho hace poco. -le respondió, sobando su pecho con su mano-. Chelsea parece una buena chica, pero Suika sintió una molestia en su pecho al ver como ella era completamente diferente a mí.
—Podrías explicarme un poco más de eso, por favor. -pidió Genos, sin entender muy bien a lo que Suika se refería.
—Es que Suika tampoco lo entiende muy bien... -comentó su niña-. Pero todo empezó cuando Chelsea fue tan directa con el papá de Genos. Chelsea no dudó en decir lo que pensaba de él, fue más honesta que Suika y no tuvo miedo como Suika… Y luego, empezó el dolor.
—Ya veo... -le respondió Genos con una sonrisa cálida, entendiendo completamente lo que su pequeña sentía-. Eso que sentiste hace un momento se le llama celos.
—¿Celos? ¿Cómo los animales? -preguntó inclinando un poco la cabeza sin entenderlo del todo.
—No precisamente... Creó que la palabra correcta en este caso sería envidia. La envidia es una emoción que todos en algún momento hemos experimentado, generalmente aparece cuando deseamos algo que no tenemos pero que otra persona si posee.
—Ya veo. -dijo la niña reflexionando las palabras de Genos-. ¿Tú también has sentido la envidia, papi?
—Justo ahora la siento. -le dijo acercándose a la oreja de su pequeña-. No le digas a nadie, pero en verdad tengo mucha envidia de como Senku-chan puede hablar fácilmente con Xeno.
—¿Pero Xeno es tu papá? -mencionó la pequeña, volviendo a inclinar su cabeza sin entender del todo las palabras de Genos-. Suika puede hablar fácilmente contigo, ¿Cuál sería el problema para que tu padre Xeno no pueda hablar contigo?
Genos sintió una opresión en su pecho, su pequeña niña era tan inocente, ¿Cómo podía él explicarle la complejidad de su relación con Xeno?
—Verás, mi niña. -empezó, no muy seguro de sus palabras-. Mi relación con Xeno siempre fue difícil, quizás porque teníamos caracteres muy parecidos, siempre terminábamos en alguna pelea verbal.
—¿No querías a tu padre Xeno, papi? -preguntó su pequeña con temor-. Tu dijiste que solo los que no se quieren se gritan y se pelean, ¿fue lo mismo con tu padre?
Genos se quedó por un momento en silencio, y una sonrisa cansada se dibujó en él.
—Yo amo a mis padres, mi niña. Al final del día y sin importar como discutíamos o como se vea nuestra relación por fuera, ellos siempre estuvieron ahí para mí, así como yo estuve para ellos... Pero hay momentos en la vida en donde debemos de dar un paso atrás y tomar otro camino lejos del hogar. Así como tú en algún momento de tu vida crecerás y te irás de mi lado, así crecí yo y me alejé de mis padres cuando llegó mi hora de abrir mis alas y volar hacia otro camino diferente al de ellos. Pero eso no quiere decir que los dejé de amar, solo crecí, que es el ciclo natural de las cosas... Algún día tú también volaras lejos de mi lado, mi hermosa niña, y te veré volar en libertad y te daré todos los ánimos del mundo para que encuentres tu propio propósito en la vida, porque eres una chica muy fuerte, valiente y encantadoramente decidida; aunque en mi corazón siempre serás mi pequeña niña a pesar de ya no poderte cargar, cuando ese día llegue, cuando la gran doctora Suika crezca y siga su propio sendero, solo recuerda una cosa, mi niña... Mis brazos siempre estarán abiertos a ti cuándo quieras regresar a verme.
—Papi. -le dijo su pequeña que no dudó en abrazarlo-. Suika no quiere crecer nunca... Suika no quiere dejarte nunca.
—Mi niña. -le dijo con una voz suave, mientras acaricia la espalda de su pequeña-. Todos creceremos en algún momento, no tengas miedo al cambio. Tienes a todo un reino dándote ánimos y nos tienes a nosotros también. Aun cuando no puedas vernos, nuestro espíritu siempre estará contigo, dándote ánimos para que sigas adelante.
—¿Crees que Suika sea algún día tan inteligente como Senku? -le preguntó con timidez, y Gen le sonrió con cariño, susurrando también su respuesta.
—Creo que serás incluso más inteligente que él. Oh, tengo una idea. -le dijo con energías renovadas-. ¿Qué tal y te enseño algunas cosas que me enseñaron a mi? Le podemos pedir a Tsukasa-chan que nos enseñe a ser tan fuerte como él, para que puedas vencer a Senku-chan en una lucha de fuerzas.
Suika se rio ante el comentario y Genos sintió un alivio momentáneo en la carga en sus hombros que ni siquiera sabía que tenía sobre él, hasta que se sinceró con su niña.
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.
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—Necesito que vengan todos a cubierta. -pidió Ukyo, una hora después de volver a zarpar. Todos subieron rápidamente a cubierta en donde Ukyo estaba en el compartimiento debajo del timón-. Creo que la situación es mucho peor de lo que esperábamos.
—¿Qué quieres decir con eso? -Preguntó Senku, viendo como Ukyo ajustaba el improvisado radar que hicieron para ese viaje.
—Nuestro tiempo se ha agotado... Ahora mismo, nuestro barco ya está siendo captado por sus ondas de radio... -Ukyo levantó la mirada hacia todos, era una mirada completamente seria-. Con el Perseo en sus manos, si no hubo daño en los equipos de rastreo, ellos ya deben tener nuestra posición actual... Actualmente y según por las ondas de radio que capto de ellos, se están acercando demasiado rápido a nosotros, y si mis cálculos son correctos, si seguimos a este ritmo ellos nos capturaran al anochecer.
—Si queremos ir a toda velocidad, necesitaremos más madera. -habló con fuerza Ryusui, que aún estaba en el timón pero que estaba al pendiente de la conversación bajo él.
—Pero si nos detenemos, Stanley nos dará caza. -dijo Kohaku y todos miraron a Xeno y Genos.
—Ya escucharon a mi padre Stanley. -dijo Genos, sin poder soportar la mirada de toda la tripulación-. Él no se detendrá a negociar, mi padre...
—Sí. -aseguró Xeno, cuando Genos quedó en silencio un momento-. Stanley al ser un soldado, tiene una misión en este momento y eso es recuperarnos a nosotros dos, sin importar el daño colateral que pueda haber, y estoy más que seguro de que no dudará en matarte, Senku. Fue algo estúpido de tu parte provocarlo.
—Si, supongo que lo fue. -le respondió cruzando los brazos y soltando un suspiro cansado-. Pero Ryusui tiene razón, necesitamos detenernos para tomar más madera si queremos tener un poco de ventaja sobre ellos.
—Senku. -le llamó Ryusui-. ¿Todavía tenemos algo de tela en el laboratorio móvil?
—Si, pero es muy poca. -le respondió-. Pero sin Yuzuriha con nosotros, no podremos salir a tiempo para hacer una vela con la poca cantidad que hay.
—¡Oh, ya sé! -dijo animada Chelsea, corriendo hasta donde dejó sus cosas y trayendo consigo la tela de sus cometas-. Cuándo estaba desesperada porque alguien me encontrara, pase un año entero haciendo estás cometas gigantes, y si ahora tengo que esconderlas, sería una ironía, ¿No creen?
Todos miraron con una sonrisa en sus labios a la geógrafa y sin dudarlo mucho, Ryusui giró el timón del barco para desembarcar en la costa. Dividieron el grupo en dos, quienes traían más leña y quienes se quedaron para hacer la vela del barco.
Les llevó dos horas el recolectar más madera y sujetar las cometas en el barco, pero una vez volvieron a zarpar, Ryusui rio con fuerza al sentir la nueva velocidad que el barco agarraba, el viento estaba completamente a su favor y su instinto de marinero le aseguraba que así sería por un tiempo más.
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Cuando la noche cayó, Genos se acercó una hora antes a la cabina en donde estaba Ukyo, no habían tenido nada de tiempo para hablar con todas las cosas que habían pasado y además, porque necesitaba un punto de vista diferente al plan que había creado para enfrentar a su padre.
—Un postre de noche para el mejor hermano mayor de todos. -canturreó Genos, acercándose a Ukyo con un plato de frutas que Francois había preparado para los dos.
—Todavía no es tu turno para estar aquí. -le dijo, no como reproche, sino como una observación, su mirada estaba fija en su cuaderno, en donde estaba haciendo cálculos mientras miraba el radar.
—Bueno, me he fijado que no hemos podido hablar desde que nos separamos y extraño mucho hablar contigo. -le respondió Genos, sentándose en uno de los asientos que había en esa cabina. Ukyo detuvo su mano que escribía y giró a verle, la sonrisa suave que le regaló hizo que el corazón de Genos se sintiera un poco cálido.
—Es verdad, no hemos hablado mucho. -Ukyo cerró su cuaderno y se acercó hasta Genos, quien le extendió el plato con frutas, Ukyo tomó una y se sentó cerca de él, pero antes de comer, le dijo con tranquilidad a Genos-. Había olvidado decírtelo, pero estoy saliendo con Ryusui.
—Eso está muy bien, vez que nos hacía falta ha... -Genos, que estaba relajado en su asiento, se tensó de inmediato, con la boca semiabierta y los ojos cada vez más grandes, hasta que un grito estuvo a punto de escapar de su boca. Se cubrió con ambas manos y logró decir por sobre su boca tapada, "¡ESTÁS SALIENDO CON RYUSUI!" o al menos eso entendió Ukyo.
—¿Terminaste de gritar? -le preguntó con la misma calma de antes, más por dentro, se estaba partiendo de risa al ver la cara de asombro de Genos.
—¿Cómo querías que no gritara? -le susurró alterado-. Al menos me hubieras dado la noticia más delicadamente.
—¿Cómo se supone que se hace eso? -le cuestionó, y esta vez sí se rio abiertamente al ver que Genos abría la boca y la volvía a cerrar en el momento siguiente.
—Buen punto. -se rindió Genos, pero luego, una sonrisa maliciosa se cruzó por sus labios-. Dime, querido hermano mayor, ¿Desde cuándo están juntos? ¿Cómo fue que terminaron así?
—¿Estas buscando material de chantaje? -le cuestionó, tomando otro fruto del cuenco.
—Me ofende de que pienses así de mí. -le recriminó poniendo una mano en su pecho, por su parte, Ukyo solo alzó una ceja, haciendo que Genos pusiera un puchero en sus labios-. El material es para usar con Ryusui, no contigo.
—Ja, lo sabía. -le dijo y ambos rieron un poco más relajados que antes-. Hablando en serio, realmente no hay mucho que decir, solo pasó... Ryusui jamás se rindió conmigo aun cuando yo quería que lo hiciera... Lo juzgué mal. -le dijo con sinceridad, bajando su mirada a sus manos-. Tú mejor que nadie sabe que nunca tuve eso que se llaman amor a primera vista o simplemente amar hasta que duela... Mi mala suerte en el amor siempre fue épico, con el único consuelo de jamás pasar la línea de enamoramiento a amar, siempre manteniéndome en el medio y alejándome antes de caer en el amor.
—¿Pero con Ryusui es diferente? -preguntó achinando los ojos.
—Aun no lo se. -se sinceró Ukyo-. Siento algo por él demasiado fuerte para ser categorizado como enamoramiento, pero que estoy seguro de que si tengo que alejarme de él lo podré hacer, aunque me duela... Creo que nuevamente estoy caminando entre esa línea delgada y temo llegar a lastimar a Ryusui si mis sentimientos no son iguales a los de él.
—¿Y quién dice que ambos deben sentir lo mismo para amar con libertad? -le cuestionó, Ukyo levantó su mirada hacia Genos, sin entender sus palabras-. Tú y Ryusui vienen de mundos completamente diferentes, cargan con un pasado diferente, ¿Por qué entonces deberían sentir igual?
—¿No se supone que el amor en pareja debe ser así? -preguntó, aun sintiéndose perdido con las palabras de su pequeño hermano.
—Cariño, no hay un manual a seguir cuando se trata del amor. -le aseguró acomodándose mejor en su asiento, subiendo sus pies para sentarse sobre ellos-. Si alguna vez alguien te dijo eso está muy equivocado, el amor es algo individual, cada uno siente diferente, ama diferente y te aseguro que no siempre se expresa con palabras, a veces son los gestos, las acciones, los momentos compartidos... No es necesario que te obligues a amar con cada latido de tu corazón, perderte en el otro tampoco es la forma correcta de amar, pero si es importante que ambos estén en sintonía sobre lo que sienten por el otro y eso solo se logra hablando con sinceridad. La comunicación los salvara de muchos malentendidos a futuro, créeme, se de lo que hablo.
—¿Tus padres? -le preguntó, riendo un poco ante la cara de fastidio que Genos ponía ante su pregunta.
—¿Alguna vez te has preguntado como ellos dos con personalidades completamente diferentes siguen juntos a pesar de llevar más de 20 años casados?
—Es una pregunta que siempre me he hecho. -le aseguró y Genos negó con la cabeza divertido.
—Mi padre Stanley no es de los que habla demasiado y Xeno es de los que piensa demasiado... Pero, en sus diferencias ellos lograron encontrar un punto de equilibrio... Una vez se lo pregunte a mi padre Stanley, ¿Por qué amaba a Xeno? Su respuesta fue sonreírme y asegurar "Porque lo amo incluso en los errores." en ese momento no entendí de qué diablos iba todo eso, pero luego los seguí observando y descubrí esos pequeños detalles que pasé por alto al principio. Besos de despedida, besos al encontrarse, besos en cualquier momento del día, sus manos siempre buscándose, asegurándose de que el otro estaba ahí. A veces eran acciones como preparar una taza de café y compartirla juntos, a veces un sándwich u otro snack como merienda, a veces escuchando un discurso por horas y haciendo preguntas de seguimiento, aunque simplemente no entendiera nada de eso, a veces cediendo a dejar un gran experimento atrás por cenas improvisadas o tiempo de familia... Con el tiempo entendí que eso que él llamaba errores solo era su forma de llamar a esos actos de cuido que tenía con él, de los momentos en silencio en donde sus miradas decían más que las palabras, donde a pesar de su obvio amor, ellos seguían siendo el mejor amigo del otro, el apoyo del otro, el que celebraba más los logros del otro y lo animaba a seguir su propio camino. -Genos sonrió con tristeza, perdiéndose un momento en esos recuerdos, en aquellos momentos en que como un investigador había analizado el lenguaje del amor de sus padres-... Lo que trato de decir con eso, es que está bien que tu amor y el de Ryusui no se parezca porque ambos son individuos completamente diferentes al otro, pero es necesario que ambos lo entiendan para caminar hacia la misma meta que es estar junto al otro, sin perder su individualidad, como líneas paralelas que jamás se tocan pero siempre se mantienen en la misma dirección... Creo que esa sería mi definición del amor.
Ukyo se estiró para tomar las manos de Genos, quien miraba con melancolía sus manos. Cuando las entrelazó con las de él, Genos le miró y Ukyo le sonrió con cariño.
—Es una hermosa forma de amar la que has compartido conmigo, Genos... Gracias.
—No es nada. -le dijo sintiéndose un poco avergonzado por el cálido agradecimiento de Ukyo-. Solo es un concepto de cientos más, cada pareja en el mundo ama diferente, pero si quieren que su relación funcione tienen que aprender a hablar como pareja, porque al final del día, las decisiones que cada uno tomará de aquí en adelante, deben ser tomadas pensando en el otro y no de forma egoísta.
—Ahora lo entiendo mejor. -Ukyo se estiró hasta Genos y le abrazó, abrazo que fu correspondido por el otro-. Gracias por tu consejo, mi tonto hermanito.
—Oye. -le reprochó aun en el abrazo-. Empezaré a cobrarte por mis servicios de terapia si me empiezas a molestar así.
—Qué tal y si mejor te devuelvo el favor. -le dijo terminando el abrazo-. Desde la tarde te he visto más distraído de lo normal y no has ido a reunirte con tu padre Xeno... ¿Algo de lo que quieras hablar al respectó?
Genos se mordió el labio por un momento, antes de soltar un suspiro cansado y desahogarse sobre lo que venía cargando estos días atrás.
.
.
.
…
Genos acomodó su cabello antes de mirar su reloj para irse a sentar frente a la computadora y conectar la llamada con su profesor guía.
—Buenas tardes, profesor William. -saludó con alegría.
—Buen día para ti, Genos. -le saludó el profesor con una sonrisa tranquila en su rostro.
—¿Qué tal le ha parecido mi libro? -preguntó directo al grano, había esperado toda la semana para esta reunión solo para conocer el criterio de su profesor, quien, ante la pregunta, se rio por la impaciencia de su alumno.
—Has usado muy bien el efecto Barmun para que el lector se sienta identificado con las respuestas que das, la lectura es muy ligera lo que hace que conceptos psicológicos complejos se resuman fácilmente para que todos puedan entenderlos; ya lo he dicho antes pero te lo repetiré, tienes un don innato para narrar historias y atraer tanto al lector que como espectador te quedas sorprendido cuando, sin notarlo, has llegado al final del libro.
—¿Entonces si le gustó el libro? -volvió a preguntar solo por el hecho de volver a escuchar la risa de su profesor que se parecía a la típica risa de santa Claus.
—Si, me ha gustado mucho, ¿lo venderás también aquí en nuestro país?
—No por el momento. Mi fama aun no es internacional, por lo que mi manager sugirió venderlo solo aquí en Japón.
—¿Cómo? ¿Escribiste el libro en dos idiomas a la vez? -preguntó admirado su profesor.
—Oh no, eso sería imposible incluso para mí. -aseguró rápidamente-. Escribí el libro en inglés y mi manager se está encargando de la traducción en japones. Usted y mis padres son los únicos que tienen mi libro en su idioma original.
—Me siento honrado de que me consideraras para leerlo. -le dijo inclinando un poco su cabeza-. Pero también te recuerdo que debes descansar apropiadamente. Tus ojeras están enormes.
—He estado descansando correctamente. -aseguró Genos-. Pero está semana me emocioné demasiado con la finalización del libro y un nuevo truco de escapismo que simplemente olvidé descansar bien.
—Eso es extraño de un joven que desde siempre me ha dicho que con un padre militar y un científico obsesionado por el control ha logrado crecer con disciplina en su rutina diaria.
—Lo sigo afirmando, profesor William. -le dijo con seguridad-. Está semana solo fue un pequeño descuido de esta rutina, pero que a partir de ahora volveré a mejorar.
—Recuerda, Genos, cuando te sientas abrumado por el mundo que te rodea, vuelve a recordar los principios del Mindfulness. Esto ayudará a que las cosas no te abrumen y mantener el control de las cosas de manera equilibrada.
—Intentaré recordarlo la próxima vez, se lo agradezco, profesor William. -le dijo, con una sonrisa suave, su profesor siempre dándole consejos para ayudarlo a sobrellevar su estrés y eso que no era su paciente.
—Bien, ahora que has saciado tu curiosidad por mi opinión sobre tu libro y hemos abordado tu cuidado personal, aún tenemos algunas cosas que discutir con respecto a la finalización de tu carrera. Estaba leyendo tu última actualización... -le dijo su profesor y acomodó sus gafas para leer unas hojas sueltas-. Actualmente llevas a un 85% tu carrera, lo que implica realizar tus pasantías en clínicas u hospitales. ¿Has pensado en donde realizaras este servicio?
—Todavía no. -dijo con sinceridad-. Con mi agenda cada día más llena, me cuesta un poco acomodar estos horarios adicionales.
—Si, me imaginé que eso me dirías. -dijo con una sonrisa creciendo en sus labios mientras tecleaba en su computadora y Genos recibió un link en la bandeja de mensajes de su correo electrónico-. Una de las ventajas de nuestro programa avanzado en línea, es que las pasantillas pueden ir enfocadas en apoyo virtual en áreas de investigación o nuevos proyectos... Actualmente el "Nicklaus Children's Hospital" posee una investigación sobre Parentificación y necesitan un par de manos extras para decodificar los datos que han obtenido en estos últimos años. Casualmente un colega mío me comentó esto y estará más que encantada de que te unas a su equipo de investigación.
—Percibo una clase de psicoanálisis subyacente en esta solicitud. -su profesor se rio con fuerza detrás de la pantalla.
—Mis disculpas Genos, pero a veces se nos es difícil apagar ese interruptor de sobre analizar a los demás, pero en verdad mis intensiones son buenas. Mi colega Annabel a quedado impresionado con tu perfil y me pidió que te unieras a ella en esta investigación, para en un futuro, consideres trabajar con ellos en ese hospital.
—Eso solo sería si asumieran que volveré a los Estados Unidos. -mencionó Genos, achinando más sus ojos.
—No me mires así, yo le dije lo mismo a mi colega. -aseguró su profesor-. Pero ya que no quieres tener una terapia con ninguno de mis colegas, leer y ver de primera mano lo que un trastorno subyacente puede hacer a lo largo de la vida, podría ayudarte a esclarecer algunas dudas sobre ti mismo, pero por favor, no dudes en acudir a un especialista cuando te sientas listo para hablar y sanar.
—Por momentos como estos, es que me alegra haberme hecho su amigo y no su paciente. -aseguró Genos y no pudo evitar reír ante su afirmación-. Pero, lo pensaré. Me gusta el área de las infancias, así que si me aburro de la fama, no dude en que volveré y tomaré esa plaza.
—Avísame cuando estés de vuelta entonces, te invitaré a una cerveza si pasas de los 21 años cuando vuelvas.
Genos se relajó un poco más, realmente había tenido mucha suerte al poder conocer a este increíble hombre como maestro durante estos tres años de carrera.
…
El ruido de las olas fue su alarma esa mañana, su pequeña Suika a su lado y el recuerdo del pasado aun bailando sobre él, esa charla fue exactamente cuando él tenía 18 años y estaba a punto de sacar su primer libro.
Se sentía un poco desorientado por la forma en la que su cerebro le trajo ese recuerdo hasta ahora, quiso suponer que solo era el cansancio de llevar una semana en altamar y que cada uno de esos días su plan de limar asperezas con Xeno, había fracasado horriblemente. Ninguno de los dos cedía y ahora el marcador estaba parejo, ambos ganaban terreno y luego lo volvían a perder.
Esa noche que había hablado con Ukyo, se había desahogado por completo, desde su dolor por la traición que hizo a sus padres hasta esa lucha constante que tenía con Xeno. En esa charla Ukyo había lanzado una pregunta que no había salido de su cabeza y ahora hacia más ruido dentro de sí... "Y porque mejor no dices nada."
No decir nada frente a Xeno, no era algo que Genos confiara que funcionaría, además, ¿Cómo podría acallar las palabras que quería decirle después de todo lo que había pasado?
En ese momento y hasta ahora, Genos había dejado como plan de reserva las palabras de Ukyo, y con este nuevo recuerdo de su profesor, realmente sentía que podría hacer las cosas bajo otra perspectiva, no perdía nada con intentarlo y se sentiría menos cansado si solo hacía eso.
Así que, dejando que su pequeña siguiera durmiendo, la arropó y se alistó para salir. Conociendo a Xeno como lo hacía, él tampoco dormiría mucho ahora que un nuevo misterio se abría en su camino y de paso tenía un colega que no retenía su progreso, sino que apoyaba en seguir encontrando respuesta, así que, yendo hasta la cocina en dónde Francois terminaba el desayuno para la tripulación y sin que él dijera nada, el eficiente mayordomo ya tenía su plato y él de su padre listo y separado del resto.
—Le deseo mucha suerte en su charla con su padre, amo Genos.
—Gracias. - le dijo con sinceridad y tomando la bandeja se dirigió hasta el laboratorio de sus científicos locos.
La noche anterior había mandado a dormir a Senku cuando terminaron su turno en el timón. Por lo que muy probablemente él aún estaba dormido y el lugar estaría solo con Xeno. Cuando subió por la escotilla, efectivamente, solo estaba Xeno, escribiendo otra vez en hojas de papel sueltas.
—Buenos días. -saludó cuando observó que Xeno no se había percatado de su presencia. El pequeño salto ante su saludo, le hizo confirmar que Xeno estaba muy absorto en sea lo que estuviera haciendo ese día.
—Buenos días, querido. ¿Dormiste bien? -preguntó sobando sus sienes, sus guantes con garras, por primera vez en todo el viaje, estaban lejos de sus manos.
—Lo he hecho, gracias por preguntar. -le respondió quedándose de pie hasta que su padre quitó todas las hojas que había sobre la mesa y le brindaba un espacio para poner los platos-. ¿Qué tal dormiste tu?
—No mejor que tu padre Stanley. -le aseguró con una mueca de enojo, Genos no agregó nada, así empezaban siempre sus discusiones a primera hora del día, golpeando donde más les dolía a ambos.
Pero esta vez, Genos de verdad intentaría no caer en sus provocaciones. Él ahora tenía un nuevo plan y vería hasta donde podría llevar eso.
Cuando Xeno tomó su plato de comida y no escucho la típica replica sobre sus palabras, levantó su mirada hacia él en espera de algo, pero Genos solo comía con tranquilidad, masticando las cosas con calma.
—Así que ya te insensibilizaste sobre el tema de tu padre Stanley, creí que darías más pelea en esa área.
Genos, nuevamente no había dicho nada, ni tampoco había levantado su mirada.
—¿En serio aplicarás esa táctica de quedarte callado? -le cuestionó riendo con amargura.
—No. -le dijo con una calma que desconcertó a Xeno-. Solo quería terminar mi desayuno contigo a mi lado. No importa cuánto hablemos o dejemos de hacerlo, alguno de los dos siempre saldrá lastimado si repetimos día con día el mismo patrón en nuestro escaso tiempo juntos. Así que pensé, al diablo con esto, quiero por una vez disfrutar mi desayuno en compañía de mi padre así no tengamos que hablar en el medio o dejar que tu hables y digas lo que quieras sobre mi... -Genos levantó su mirada y una sonrisa triste salió de ella-. Estoy cansado, padre. Así que desde ahora ya no esperaré más que esto. -le dijo abriendo sus brazos para enfatizar el lugar-. Comer por lo menos una vez a tu lado y dejar que tu compañía me conforte... Puedes intentar decirme lo que quieras, a esta altura del juego ya hemos sacado todas nuestras cosas al sol, las palabras se repetirán en algún punto a partir de eso y realmente ahora, solo quiero desayunar contigo.
Genos volvió a comer, claramente sintiendo la mirada penetrante de su padre, pero como él había dicho, aparte de comer no dijo nada más a pesar de que su padre intentó una vez más seguir atacándolo, hasta que él mismo comprendió que Genos hablaba en serio, por lo que cayó y terminó su comida en silencio.
Y ese fue un gran avance y una victoria para Genos, pues al menos esa mañana, nadie terminó más lastimado que el día anterior.
Volvimos. O(〃^▽^〃)o
Este capítulo refleja un HC que tengo con esté personaje y fue por lo que le tomé cariño ante la idea y esa es: que Gen realmente es el consejero/psicólogo del reino científico, pero muchas veces se le olvida tomar sus mismos consejos en la práctica de su vida diaria. ╮(╯▽╰)╭
Ahora, pequeños datos sobre el capítulo:
1. Solo un recordatorio con relación a la edad de Genos antes de la petrificación: A los 15 años, Genos ya había cursado el instituto o High School. A los 16 empezó a estudiar en un programa avanzado en Psicología y se esperaba que terminara su carrera al cumplir los 20 años. (incluyendo el medio año o más de Tesis)
2. El efecto Barmun: o también llamado falacia de validación personal, consiste en creer que una descripción se ajusta con exactitud a tu persona, cuando en realidad es una explicación genérica que podría adaptarse a muchas situaciones y ser coherente con muchas personas, un ejemplo de ello son los horóscopos.
3. El Mindfulness: es una práctica que consiste en concentrarse en el momento presente de manera intencional, sin juzgar lo que ocurre a tu alrededor ni dentro de ti. Se trata de estar consciente de tus pensamientos, emociones y sensaciones físicas, aceptándolas tal como son. Es muy recomendada para manejar situaciones de estrés y promover el bienestar general. (de corazón se los recomiendo.)
4. El Nicklaus Children's Hospital: Es un hospital real que se encuentra en Miami, Florida. Es un reconocido centro pediátrico muy vanguardista, y entre sus especialidades obviamente se encuentra el área psicológica y psiquiátrica.
5. La Parentificación: es un fenómeno en el que un niño asume roles y responsabilidades que normalmente corresponden a los padres o adultos en la familia. Puede ocurrir cuando el niño es encargado de tareas emocionales, como cuidar el bienestar emocional de sus padres, o físicas, como asumir el cuidado de hermanos menores o tareas domésticas excesivas. En el caso de Genos la tarea fue más emocional que física. (tal vez aborde más adelante esto)
Creo que eso es más o menos todo... (⌐■_■)ノ
Ah, la canción. Nuestra bella sacerdotisa Flores vuelve a regalarnos una joya que refleja el conflicto interno de Genos y como luego de una semana entera de ver que la relación con su padre no da para más, él intenta un último plan que es parte de algunos de los principios del Mindfulness, después de todo y como dicen las abuelas, para pelear siempre se necesitan dos y Genos no es de los que puedan guardar odio, él es más de los que se aleja... Pero ama demasiado a sus padres como para no intentarlo una última vez.
Ahora así, eso era todo. Muchas gracias por la paciencia que tienen conmigo, nos estamos leyendo después.
Autora-san, fuera.
Chapter 55: Capítulo 49: Los dilemas del sarcasmo y la redención.
Summary:
Suika aprende cosas nuevas. Gen intenta reconstruir su vínculo con su padre Xeno, por sobre el dolor de las palabras dichas y las no dichas.
Notes:
La perfecta canción que nos acompaña este capítulo es:
Canción: Touchy Feely Fool.
Artista: AJR
Link: https://www.youtube.com/watch?v=djMNrjepNvA&ab_channel=iPerol
Chapter Text
...
Suika se estiró en las sábanas que la cubrían cuando la luz se volvió molesta. Se levantó de la cama y se puso su casco para luego buscar su cuaderno y anotar el día que era hoy; este hábito lo había adquirido de su maestro Ukyo, quien siempre apuntaba cosas en su libreta como la fecha y los kilómetros recorridos.
Según sus cuentas, este era el día 15 en altamar lo que indicaba que este día arribarían en la costa y buscarían leña y comida. Su papá Genos le había comentado que para no caer presos del estrés en un barco tan pequeño, era importante hacer una rutina, por lo que cada tres días hacían una parada rápida para reabastecer y seguir adelante.
Suika había tomado las palabras de su papá como siempre lo hacía, con diligencia y tratando de adaptarse rápido a los cambios, por eso, aprovechando que Senku estaba menos ocupado y que incluso había otro científico a bordo, Chrome y ella habían hecho un horario de estudio tomando clases con los dos científicos.
Obviamente al principio solo Senku aceptó ese trato, pero Suika había aprendido de su papá Genos a ser encantadora y persuasiva, por lo que poniendo sus mejores ojitos de cachorro y pidiendo las cosas por favor, es que Suika había logrado hacer que Xeno aceptara el darles clases a ambos sobre matemáticas aplicadas y principios de química.
A veces Suika se perdía completamente en las explicaciones que ambos científicos daban, e incluso a Chrome le costaba mantener el ritmo, pero ella no se rendiría, pues así como le dijo a su papá cuando encontraron a Chelsea, ella quería saber tanto o más que Senku.
Por eso, luego de comer y sabiendo que su papá Genos ya ha terminado de pasar tiempo de calidad con su padre, Suika se acercó hasta ahí una hora antes de que Chrome llegara, pues ella como la detective que era, necesitaba entender porque Xeno hablaba tan feo con Genos, e incluso su papá a veces devolvía esas palabras feas. Suika quería ayudar a que ambos pudieran llevarse mejor.
Así que, ahí estaba ella, subiendo las escaleras con su cuaderno de aprendizaje en las manos y una sonrisa divertida en sus labios.
—Buenos días, señor papá de nuestro Genos. -le dijo con alegría, divertida al escuchar el suspiro de cansancio del hombre.
—Jovencita, ya hablamos sobre esto. -le dijo el hombre parándose en toda su altura, unos días atrás, Suika si hubiera temblado al ver a aquella alta persona con esa mirada penetrante y esas garras de metal en sus manos, pero ahora, la detective Suika había descubierto que ese aterrador hombre, era muy delicado al tratar con ella pues incluso ayer le ayudó a peinar sus cabellos-. Solo doctor Xeno, es suficiente para mí.
—Suika no lo entiende, si usted es el papá de nuestro Genos, ¿Por qué negaría eso? -dijo inclinando su cabeza con inocencia.
—Querida niña. -le dijo, achinando sus ojos y viéndola retadoramente-. ¿Acaso quiere manipularme emocionalmente?
—Tal vez. -le dijo con una sonrisa divertida mientras pasaba a su lado y se iba a sentar a los sillones cerca de la mesa.
Xeno la miró por un momento más hasta que su postura se relajó y fue a sentarse junto a ella.
—Esa dulce manipulación sin duda fue enseñada por Genos; mi tonto hijo es el único que puede lograr que una manipulación sea la cosa más dulce del mundo.
—Oh, lo hizo de nuevo. -dijo Suika, juntando sus manos para recalcar el punto-. Eso que dijo antes, es lo que llama sarcasmo ¿verdad?
Suika miró a Xeno con diversión, de los diez días que llevaban de clases, Suika había aprendido esa palabra y Xeno le había explicado en qué consistía.
—Qué tal y en vez de solo adivinar cuando digo o no algo con sarcasmo, te enseño a dominarlo. -le dijo con una sonrisa oscura en sus labios-. Después de todo, si nuestro querido Genos te ha enseñado el elegante arte de la manipulación, es natural que yo también quisiera enseñarte el brillante arte del sarcasmo. Te garantizo que cuando lo domines, nuestro Genos gritará de la emoción.
Los ojos de Suika se iluminaron al escuchar eso y no dudo en asentir con entusiasmo al solo imaginar como Genos la felicitaría al dominar el sarcasmo y poder mediar entre su padre y él.
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—Ya que estamos cerca de Panamá, es una muy buena oportunidad para poder recolectar goma de los árboles. -dijo con entusiasmo Chelsea, a esas alturas de su viaje, llevaban 20 días en el mar-. Los puedo guiar hasta ahí sin problema alguno.
—Pero ¿ya calculaste si nos tardaremos mucho? -preguntó con precaución Suika y Luna que estaba a su lado asiente con la cabeza al escuchar el tono de duda de la pequeña.
—Si nos tardamos mucho, Stanley nos va a atrapar, ¿No? -dijo Luna con un deje de duda-. No es que esté asustada de él ni nada de eso, pero la posibilidad está ahí.
—Eh, es verdad. -dijo rascándose la cabeza Chelsea-. Lo había olvidado por completo.
—Es que ustedes no conocen del todo a Stanley como los que convivimos con él. -dijo Max y giró rápidamente a ver a Genos-. Sin ofender, pero tu padre es extremadamente aterrador.
—Y más cuando tiene un arma en su mano. -estuvo de acuerdo Carlos-. Si ellos llevan en el barco una de esas avionetas, estamos perdidos.
—Eso no se puede negar. -dijo Senku con obviedad.
—Además, ellos ya conocen la fórmula de despetrificación. -aportó Ryusui en los timones-. Ya no existe motivo alguno para no matarnos al vernos.
—Ukyo. -le llamó con entusiasmo Taiju-. ¿No hay alguna forma de perder de vista al barco de los malos? ¿Cómo una batalla contra el chico del radar enemigo?
—Por desgracia, no hay una forma de hacer eso sin que ellos detecten nuestras ondas y cuadren nuestra posición. -dijo Ukyo, mirando los controles y sus anotaciones-. Según lo que han dicho Carlos y Max, ese hombre del radar es alguien con más experiencia que yo... Así que, aunque ahora estemos igualados en velocidad, sigue nuestros pasos demasiado cerca... Un pequeño error y no tendremos escapatoria. -susurró esto último, pero Ryusui y Senku entendieron sus palabras incluso si no la escucharon del todo con claridad.
—Si tan solo pudiéramos usar el canal de Panamá. -dijo Chelsea, soltando un suspiro melancólico.
—¿Canal de maná? -preguntó Chrome, no entendiendo las palabras de Chelsea.
Francois, que estaba ahí junto a los demás, fue quien ilustró a los de la aldea Ishigami, lo que era ese canal en la antigüedad y cómo funcionaba.
Todos ahora entendieron que era una lástima el no poderlo usar más, pues al ser un invento humano, así como todo lo demás que se había creado, la naturaleza lo había reclamado y era inservible a esas alturas del juego.
—¡Eso es! -dijo Senku con entusiasmo y Ryusui captó rápidamente lo que Senku quería hacer.
—Jaja, con esto está decidido, nos separaremos aquí, el equipo de los árboles de caucho y el equipo del canal de Panamá.
—¡¿Separarnos en el medio del mar, pero cómo?! -cuestionó Kohaku y todos empezaron a sudar frío ante esa posibilidad.
Pero para alivio de algunos, cuando Ryusui decía separarse, se refería a que el laboratorio móvil, sirviera de señuelo para tener una mayor ventaja sobre el grupo de Stanley.
Kaseki lloró a mares durante todo el momento de desmantelar el laboratorio y una vez lo vio ir con el improvisado piloto automático, Chrome, Taiju e incluso Suika, lloraron al verlo alejarse de ellos.
En cuanto a los demás, solo sintieron un poquito de lástima, no por el laboratorio móvil en sí, sino porque perdían un buen medio de transporte que quizás les hubiera venido bien durante lo demás del viaje.
—Okey, suficiente drama. -habló Senku una vez que se alejaban más del laboratorio móvil-. Chelsea, ¿Cuánto tiempo nos hará falta para llegar hasta esa zona de los árboles de caucho?
Chelsea, levantando su mano y haciendo un óvalo con su dedo pulgar e índice, empezó a ver el mapa terráqueo que Francois había traído y calculó el tiempo y lugar en donde estaban según las anotaciones de Ukyo y la trayectoria que seguía.
—Si seguimos hacia el sur-oeste, llegaremos al Parque Nacional Darién en unas tres horas, desde ahí los guiaré para encontrar los árboles de caucho.
Comentó la exploradora con entusiasmo y toda la tripulación se empezó a relajar, por lo menos por ese momento las cosas pintaban bien para ellos.
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Genos caminó hasta donde estaba su padre, ya había hablado con Senku sobre llevar a su padre a recolectar el caucho, así que él era el encargado de llevarlo junto a Tsukasa.
—Ingeniosa jugada la que han hecho tu grupo de amigos. -escuchó hablar a su padre y la risa de Suika realmente lo descolocó. Sabía que su pequeña tomaba clases con su padre, pero no sabía que su padre y ella pasaran tiempo juntos a parte de esos momentos de enseñanza.
Además, había algo que recalcar en el tono de la voz de su padre. Su voz no era aquella dictatorial ni manipuladora, esa voz era la que Genos recordaba, la que usaba cuando le hablaba con dulzura.
—Suika se lo dijo antes, papá de nuestro Genos. -escuchó la inocente voz de su pequeña-. Más que amigos, Genos me ha dicho que somos familia, una familia que se mueve a una sola meta. Suika creé que cuando todos vuelvan, el mundo será más divertido y podré hacer más amigos.
—Realmente eres muy inocente, pequeña. Se nota que Genos te a tomado bajo su cuidado. -escuchó la voz de su padre, claramente había un deje de melancolía en su voz, incluso podría jurar que era una voz soñadora, como cuando le enseñaba los secretos del universo durante las noches en que la hora del cuento se volvía más realista con el pasar de los años-. Pero lamento decepcionarte, pequeña, pero ese mundo que los demás te han hecho creer no es el verdadero... La vida es un lugar frío y desolador, siempre habrá un depredador más grande que tú. Mantener el orden actual nos favorece a todos porque somos nosotros los que decidimos las reglas.
—Suika no lo entiende del todo... -dijo su niña y Genos estaba a punto de subir esas escaleras para detener las manipulaciones de su padre hasta que las palabras de su Suika lo hicieron parar en seco-. Es verdad que Suika es pequeña aun y no sabe lo que era el mundo en el que ustedes vivían... ¿Pero no creé que darle una oportunidad para ser mejores, también es un principio de lo que nos hace ser humanos? Ayer usted lo dijo, el ser humano es una creatura imperfecta, por eso la ciencia sigue siendo experimental hasta encontrar las respuestas correctas, si es así ¿Por qué no darles una segunda oportunidad a todos, como Genos se lo está dando a usted para poder hablar de nuevo?
El silencio que rodeo la habitación se extendió por más tiempo de lo que ambos adultos creyeron, pero Genos sintiendo un orgullo demasiado grande en su pecho, subió el tramo de escaleras y encontró a su padre sentado a la par de Suika, con dos tazas de lo que parecía té frente a ellos.
Su padre le miró sorprendido de verlo ahí y trató de disimular su expresión incrédula que las palabras de su niña le habían generado.
—Estamos a punto de desembarcar. -mencionó con tranquilidad, la sonrisa suave de sus labios no se iba, por lo que, acercándose más a ellos, cargo a Suika en sus brazos, subió su casco y le dio un beso en la mejilla, mientras su pequeña reía por el gesto recibido-. Padre... -empezó hablar y Xeno no disimuló en abrir sus ojos con incredulidad, pues desde su inicio en ese viaje, él solo le llamaba por su nombre-. Creo que a estas alturas del viaje ya lo habrás notado, pero no está demás hacerlo oficial... Ella es Suika, Suika Snyder, mi hija.
Xeno los miró por un momento aun sorprendido por las palabras de su hijo y luego soltó un suspiro divertido al verlos.
—Como bien dijiste tú, ya lo suponía. -respondió con indiferencia-. No es como si no fuera obvio el trato preferencial que tienes con ella. Espero que por lo menos recuerdes que la educación de un niño no solo es abrazos y amor, debes prepararla para el mundo real... Aunque como veo las cosas entre tu y la pequeña, tu instinto paternal se basa en manipulaciones sutiles y decisiones cuestionables.
—¿Seguimos hablando de mi o te estas auto-reflejando en tus sanas y nada cuestionables decisiones de crianza saludable que tuve en mi infancia? -le respondió riendo un poco por como su padre volvía a su actitud sarcástica y de superioridad.
—Cariño, me ofende que digas eso de los métodos claramente favorables que mi amado esposo y yo implementamos al criarte a ti.
—¿Cómo implantar un rastreador detrás de mi oreja? -Genos alzó una ceja, su pequeña Suika les miró con una sonrisa creciendo en sus labios y Xeno, con su relajada postura solo alzó los brazos con desinterés.
—Al final, como siempre, la vida se encargó de darme la razón.
—Por supuesto, porque tú eres el padre del año, el ser más infalible del planeta. -le dijo goteando sarcasmo en sus palabras, su padre en verdad no aprendía nada.
—Pobre doctor Xeno. -dijo Suika negando con su cabeza-. Debe ser muy difícil ser tú.
—¿Disculpa? -preguntó Xeno sin entender las palabras de la menor, incluso Genos la miró sin entender a que iban sus palabras.
—Es que debe ser muy estresante ser tan perfecto que hasta la vida te da la razón, debes sentirte muy solitario ser un genio incomprendido por los demás... Descuida, Suika te entiende por completo. -el silencio se hizo en la habitación, hasta que Suika al ver como ambos adultos la miraban con expresiones de asombro se puso más nerviosa que antes-. ¿Me equivoqué al usar el sarcasmo? ¿no se usa así?
Cuestionó la menor con duda mirando al mayor de la habitación, hasta que la carcajada de Genos la descolocó, pues incluso la bajó de sus brazos para reír con libertad.
—No puedo creer que... Jajaja... -empezó a reír Genos viendo la cara de fastidio de su padre en ese momento-. Le enseñaste a usar el sarcasmo y te explotó en la cara.
—Oh, ¿Entonces lo hice bien? -dijo con entusiasmo la menor y Xeno soltó el aire con resignación.
—Nada mal para ser tu primer intento. -tuvo que reconocer y Genos golpeó la mesa divertido, la escena le parecía hilarante.
—Felicidades abuelo Xeno. -le dijo con burla aun en su voz-. Tu nieta seguramente te podrá seguir el ritmo.
—¿Puedo llamarte abuelo Xeno? -preguntó con inocencia la menor-. Descuida, puedes tomar tu tiempo para asimilarlo mejor.
Genos volvió a reírse aún más fuerte, incluso lágrimas caían en sus ojos. Xeno por su parte, se había parado completamente recto y su mirada no era para nada feliz.
—Suika, cariño, no sabes cómo te amo en este momento. -le dijo a la menor mientras la abrazaba y le daba un beso en su mejilla-. Acabas de sonar justamente como él cuando habla con la gente para hacerlos dudar de sí mismo.
—Suika es una chica que aprende rápido. -dijo con orgullo en su voz y Genos volvió a reír por la ternura de su pequeña.
—Alégrate Abuelo Xeno. -le dijo Genos controlando su risa-. Al menos estás envejeciendo con elegancia, como siempre lo soñaste.
—Al menos tus pésimas elecciones de vida, rindieron frutos esta vez... La pequeña no está mal. -le dijo con indiferencia, y Genos negó con la cabeza divertido por la forma de expresarse de su padre.
—En el lenguaje humano, lo que el abuelo Xeno quiso decir es que te acepta como su nieta y que puedes llamarlo abuelo.
—Jamás he dicho eso, esa palabra es muy denigrante, ni siquiera tengo 50 años. -le reprendió Xeno y Genos trató de no reír ante eso.
Durante ese momento, Genos realmente sintió que estaba recuperando a su padre, que talvez había algo aun rescatable, y de corazón, realmente quería creer que las cosas mejorarían. Tsukasa asomó su cabeza por la escotilla y les avisó que ya estaban en la zona en que Chelsea los llevaría a recolectar el caucho.
—Muy bien, hay que ir a trabajar. -animó Genos a su pequeña y girando a ver a su padre le sonrió con cariño y le dijo-. Tú también vienes, padre... Como el científico super profesional que eres, seguramente no te podrás resistir en hacer goma con nosotros, ¿No?
—¿Y crees que tus amigos aceptaran de buenas a primeras que yo tenga un arma potencialmente mortal en mis manos? -le dijo poniéndose en pie mirando retadoramente a su hijo.
—Bueno, necesitaremos un par de manos extra si queremos que todas las motos estén listas a tiempo... -Genos vaciló un momento y Xeno solo alzó una ceja, ambos sabían lo que significaba ese silencio en las palabras de Genos, pero por primera vez, Xeno no lo presionó, dejó que él terminara de hablar-... Ahora entiendo mejor que Senku-chan y tu compartan un mejor diálogo que el nuestro, después de todo, ambos son el tipo de persona que no mancharía la ciencia con mentiras, ¿no es así?
Xeno lo miró por un momento más antes de soltar un suspiro divertido mientas una sonrisa suave se formaba en sus labios.
—La ciencia es la única verdad universal que no debería ser corrompida por la avaricia humana... Pero ya que en este momento solo somos dos brillantes científicos y un par de aprendices capaces, cederé a tu petición de acompañarlos y hacer goma con tus amigos.
—No esperaba menos de ti. -le respondió imitando esa suave sonrisa de su padre.
Genos lo guío hasta afuera y durante el camino, se acercó a Ukyo para darle las gracias, pues si no fuera por la idea de quedarse cayado, su padre y él no hubieran logrado pasar más de veinticuatro horas sin herirse mutuamente. El sarcasmo de su padre nunca fue un problema en su vida, incluso él tenía una forma muy retorcida del mismo, pero en estos últimos días y a pesar de que siempre habían palabras con doble sentido en sus diálogos, la intensión de lastimar se había retirado poco a poco y actualmente notaba el progreso en el carácter de su padre.
O al menos, eso es lo que él quería ver en ese momento.
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Los 5 día siguientes antes de arribar a la costa, fueron de trabajo diario, pues además de convertir el caucho a goma y luego hacer las llantas para las seis motocicletas, empezaron a avanzar en las estructuras de las motos.
Genos miraba como su padre a pesar de seguir con esa actitud de superioridad, soltaba muy casualmente cumplidos a Senku, Chrome y por supuesto Suika, a quien cada día aprendía a ser más sarcástica.
El día en que su pequeña había sido sarcástica con Kohaku frente a toda la tripulación, Xeno trató de mantener la compostura seria y desinteresada al ver la cara de horror de todos, él incluso tuvo que morderse los labios cuando escuchó reír a Senku por la forma tan inocente en la que su pequeña daba sus sarcásticos comentarios.
Si no fuera por Tsukasa y Hyoga, Genos estaba seguro que Kohaku hubiera atacado a su padre y él realmente se debatía en si dejarlo recibir su merecido al inculcar algo tan fuera de la dulce personalidad de su pequeña o defenderlo por el simple hecho de ser su padre; al final del día no fue necesario hacer nada pero sí tuvo una pequeña charla con su pequeña sobre tener cuidado al momento de usar sus palabras de forma sarcástica con los demás del reino científico, aunque si le dio completa luz verde para usarla con su padre Xeno, pues él fue quien se lo había enseñado.
Luego de llegar a la costa de Ecuador, todos sus contemporáneos se admiraron de cómo el desierto había tomado parte de la costa de ese país, recordando una vez más como el peso de 3700 años, podían cambiar el mundo como lo conocían.
Destruir poco a poco el barco para hacer las motos, solo fue el aprovechamiento natural de los pocos recursos que tenían a la mano. Genos esta vez ayudó desde cero a crear hornos para fundir las partes que necesitaban, todos trabajando en sincronía para lograr terminar las motos a tiempo.
Al caer la noche, Ukyo confirmó lo que todos temían, el laboratorio móvil había sido hundido y, según sus cálculos, tenían un máximo de tres días para terminar las motocicletas antes de que Stanley y su equipo los alcanzara.
Genos a pesar de que no lo aparentaba, realmente se sentía desolado, era su amado padre Stanley de quienes huían y si su padre había caído en un estado de ira por la pérdida de su paquete de cuido, las cosas no se resolverían hablando.
Su corazón dolía al pensar en el sufrimiento que causaría a su padre. La culpa, su vieja compañera, que estaba ahí desde que intentó distanciarse de sus padres en el pasado, seguía estando más presente que antes, pues esa vocecita molesta de su cabeza le aseguraba que lo que le estaba haciendo a su padre Stanley no era justo, su padre Stanley solo había seguido las órdenes de su padre Xeno... Y ahora estaban así, huyendo de él.
Genos trató durante esos días mantener su mente ocupada, ignorar por completo el dolor casi físico que experimentaba al estar traicionando a su padre y lo estaba haciendo increíblemente bien, nadie parecía notarlo, incluso Ukyo quien si lo notó no le presiono para hablar, solo le dejó muy en claro que si necesitaba desahogarse él podía escucharlo sin problema alguno.
Él trató de desviar el tema cuando Ukyo le dijo eso, fingiendo no entender de lo que hablaba, pero cuando la segunda noche llegó y las motos al fin estaban ensambladas, todos lograron dormir tranquilos esa noche, todos menos él y su padre, quien se acercó a él durante la hora en que le tocaba guardia, él estaba sentado en la orilla de la playa, mirando la inmensidad del mar y el cielo completamente despejado.
—Apestas a culpabilidad. -le dijo sin nada de delicadeza, su padre no se sentó, solo se quedó de pie a su lado.
—No estoy de humor para escuchar tus argumentos sobre la grandeza de tus ideas por sobre las nuestras. -le dijo, limpiando sus ojos que soltaban las lágrimas que había contenido durante esos días.
—No es como si yo estuviera equivocado, pero tan poco soy tan desalmado para ver a mi hijo llorar y no intentar animarlo.
—Seguro. -le dijo sin poder acallar lo que sentía-. Porque cuando casi hacen que muera encerrado en aquel lugar, solo lo hacían por mi bien.
—Ahora tienes a alguien que llamas tu hija, ya deberías entender mejor el punto al que queríamos llegar tu padre y yo. -le respondió con seriedad, su postura, más tensa que antes.
—Lamento decepcionarte, padre, pero definitivamente no estoy siguiendo tus pasos de crianza para con Suika.
Genos ya estaba a la defensiva preparado para cualquier otro ataque que su padre le lanzara, pero, contrario a lo que esperaba, su padre solo soltó un suspiro cansado y se sentó a su lado, descolocando por completo a su hijo.
—Mi querido Stanley una vez sacó a colación la idea de tener otro hijo... -empezó y Genos le miró con el ceño fruncido, pues el tono de voz de su padre volvía a hacer suave, sin rastro de sarcasmo-. Aunque no lo creas, él quería intentar tener una niña, no me preguntes porque, solo fue un comentario que soltó cuando tú ya tenías 12 años y estabas actuando más independiente que yo... Mi amado Stanley estaba ordenando el ático cuando llegó con un álbum de fotos al laboratorio de la casa y me hizo mirarlos con él.
—¿Y porque no lo intentaron? -preguntó con genuina curiosidad.
—Cariño, contigo era más que suficiente. -le dijo con una sonrisa sarcástica mientras alzaba una ceja, Genos negó con la cabeza divertido ante la implicación de esas palabras-. Además, la vida empezó a ser más demandante para ambos, las misiones de tu padre, los ascensos y las obligaciones que venían con eso... Yo no quería que él se detuviera en el mejor momento de su carrera, claro que si él me lo hubiera pedido con seriedad y no solo como un comentario soltado al aire, seguramente lo hubiéramos hecho, pero ahora, con todo lo que pasó... Supongo que me alegra que solo te tuviéramos a ti. -le dijo soltando el aire con diversión, luego, miró a su hijo con una sonrisa de lado mientras agregó-. ¿Te imaginas otro mini yo robándonos la atención de nuestro querido Stanley? No gracias, contigo es más que suficiente.
Genos se rio ante las palabras de su padre, pero luego, con un nudo en la garganta siguió soltando las lágrimas que la culpa aun acumulada en él seguía atormentándolo.
—Quédate con tu pequeña niña y espera a mi amado esposo mientras nosotros nos adelantamos. -le dijo su padre luego de que controlara un poco sus lágrimas, Genos giró a verle con rapidez esperando una mejor explicación en sus palabras-. Si tanto es tu culpa, puedes quedarte e intentar dialogar con nuestro amado Stanley, tal vez eso ayude a controlar su instinto de atacar a tus amigos.
—¿Por qué me estás diciendo esto ahora? -preguntó, sintiendo que algo estaba mal y ese instinto nunca fallaba con su padre.
—Porque es lo más obvio. -le dijo con simpleza-. El instinto de un doncel solo se controla cuando uno de su paquete de cuido está ahí para regularlo. Si tú, su único hijo y la pequeña niña a quien mi a hermoso esposo le tomó cariño casi instantáneo, están a su alcance, es muy seguro que al buscarme a mí, tú ya hallas podido hablar con más calma con él y las cosas sean menos violentas cuando nos encontremos de nuevo.
—¿Estas insinuando que apoyas la idea de Senku de traer a la humanidad de regreso? -le cuestionó sintiendo un deja vú, pero la sonrisa casi calculada de su padre le hacía dudar instintivamente.
—El misterio de ese tal WHYMAN ha llamado demasiado mi interés como para no seguir adelante y descubrir todo lo relacionado a lo que sucedió hace aproximadamente 3700 años, y si llegamos al origen y encontramos el artefacto responsable de lo que pasó, quiero estar ahí para poder investigarlo a profundidad... Es un arma demasiado elegante para ignorarla y dejarla a un lado.
Genos soltó el aire con fastidio, porque por supuesto, su padre tenía su agenda personal en la búsqueda del origen de la petrificación y estaba más que claro que si él y Suika estaban ahí, él no podría moverse como la serpiente que tentó a Eva en el paraíso.
Él claramente estuvo más al pendiente de como su padre se relacionaba con toda la tripulación una vez supo que se reunía con su Suika, y claramente él hombre no perdía el tiempo cuando de implantar la semilla de la duda se trataba. Sus palabras elegantes y muy sutiles eran su fuerte, Genos había aprendido a manipular tan bien como lo hacía porque vivió con el mejor manipulador que había conocido en su vida.
Con su padre había aprendido que no se necesitaban tantos discursos conmovedores y palabras extremadamente elaboradas, solo necesitabas las palabras correctas en el momento correcto para que las personas dudaran y poco a poco cayeran en su red... Y eso era exactamente lo que le vio hacer esos cinco días en altamar.
Quizás solo era un tonto con demasiada esperanza cuando lo escuchó convivir con su niña, quizás él realmente quería creer que su padre cambiaría, pero justo en ese momento, él volvía a demostrarle que no era así.
—Lo pensaré. -le dijo mientras se ponía de pie, seguro de que la decisión que tomó de seguir adelante con el plan de Senku era la mejor opción-. Ve a descansar ahora, padre, seguramente partan a primera hora mañana.
Xeno, poniéndose en pie, se sacudió la arena de su capa y arregló su ropa, luego, poniendo una mano en el hombro de su hijo lo palmeó con tranquilidad.
—Se que tomaras la decisión que menos daño le hará a nuestro amado Stanley, él confía en ti, así como yo lo hago.
Genos sintió un coraje crecer en su interior, pero en el exterior, una sonrisa suave se formó en sus labios.
—Por supuesto que así será, padre. Descansa.
Genos se alejó de su padre mientras disimulaba su coraje, pensando nuevamente que había sido un tonto al querer confiar en su cambio... Y mañana, cuando el sol saliera en el horizonte, seguirían su ruta como estaba planeado, pues no estaba dejando a su padre solo para manipular a su paquete de cuido a su conveniencia.
Sábado de actualización.
La semana ha sido un caos, pero al menos hoy y mañana hay descanso ヽ( ̄ω ̄( ̄ω ̄〃)ゝ
Como en algunos capítulos anteriores he mencionado, algunos de los datos que saco de la historia son aproximaciones, como es el caso de la duración del viaje desde Norteamérica hasta Ecuador.
Un pequeño detalle que había olvidado aclarar y corregir en su momento, es la edad de Suika. Tengo que agradecer que en su momento una usuaria en Wattpad me corrigió ese dato, pues estaba con esa duda y más por la fecha del cumpleaños de nuestra pequeña niña que yo estaba segura que era en diciembre, pero no, es el 9 de septiembre, por lo que tuve que modificarlo otra vez ya que nuestra niña cumplió los 10 años (en esta historia y no canónicamente) un día antes de partir y no durante el viaje como creí en todo este tiempo. Lo aclaro para que se tome en cuenta por lo que se viene en el arco de Suramérica.
La canción este día es de una banda que me levanta el ánimo en mis peores días, pues es como si la depresión y la esperanza cantaran juntas y realmente te hace sentir bien. Esta canción sin duda resuena con nuestro Gen en este momento de su vida, pues a pesar de como oculta sus emociones, la tristeza y la culpa siempre está ahí, sin olvidar la esperanza de que su padre algún día cambie, pero Xeno o(TヘTo)... Ustedes me entienden mejor que nadie.
Pues bien, esta canción refleja ese momento de vulnerabilidad de Gen, pues como la misma canción dice, Gen es un tonto demasiado sensible, incluso resonando durante toda la canción pensamientos como "Con el coraje de decirte lo que pienso... Porque no puedo enojarme... Algún día esto quedara en el pasado... Quiero sentir eso ahora..." y así con partes de la canción que muestran ese conflicto en él, pues incluso en el canon, Gen es una persona que siente demasiado pero que lo oculta muy bien bajo esa máscara de mentiroso y manipulador, que poco a poco se va yendo al convivir con todos los demás y encontrar su lugar en el mundo.
En fin, ya no me alargo más y espero que mañana pueda subir el siguiente capítulo... Extraño subir capítulos todos los días, pero las obligaciones de adulto independiente no me dejan ir ┗( T_T )┛
Nos leemos mañana, espero... Autora-san, fuera.
Chapter 56: Capítulo 50: El camino hacia Medusa.
Summary:
En medio del caos y las estrategias de escape, Gen, decidido a proteger a los suyos, deja atrás a Stanley. El grupo avanza hacia el epicentro de la petrificación, entre heridas, ciencia y complicidad.
Notes:
La canción para esté capítulo es:
Canción: Entertainment.
Artista: Phoenix.
Link: https://www.youtube.com/watch?v=y4Tu2lNoQks&ab_channel=UndergroundHire
Chapter Text
...
Cuando convives con genios locos, generalmente te adaptas con el tiempo y sabes anticipar cosas de ellos. En el caso de Stanley, que no solo había vivido con un genio loco desde la infancia sino además tenía un hijo que seguía los pasos de su padre, él ya conocía hasta los más sutiles gestos que ellos hacían y lo que podía significar incluso si ellos no lo verbalizaban.
Por ejemplo, el ceño fruncido de su hijo mientras balbuceaba cosas sin sentido aparente, significaba que estaba frustrado por algo, en el caso de su esposo este también fruncia el ceño y maldecía a la humanidad con crear armas biológicas para que lo dejaran en paz.
Si su hijo repetía muchas veces en la misma oración palabras al azar, significaba que estaba muy decidido a hacer algo, para su esposo el gesto era que sus ojos brillaran con admiración y hablaba sin parar de todas las posibilidades que podría traer esa idea durante horas mientras empezaba a preparar las cosas que ocuparía para hacer realidad eso.
Y ahora, viendo a su hijo en la sala en donde estaba con una mirada melancólica mientras estaba muy callado realizando su tarea, Stanley sabía que algo había pasado en el colegio pero que su príncipe no les contaría a menos que insistiera. Miró su reloj y comprobó la hora, casi las seis de la tarde, lo que significaba que Xeno, el amante del control, estaba llegando tarde a la casa, frustrado por un muy mal día en el trabajo.
Para esos días, Maya le había dado una idea brillante para poder relajar un poco a sus genios locos y eso era la música. Su amiga amaba cantar y bailar, y aunque en ambos lo hacía igual de horrible que él, realmente entendió la intensión en sus palabras al sugerir un momento de distracción así.
Así que ahí estaba Stanley, en la cocina, cambiando la radio sin realmente saber que escuchar. Al pasar todas las estaciones de radio y no encontrar nada bueno que escuchar, sacó su teléfono y buscó algo que poner, a lo lejos escuchó la puerta abrirse, y a Genos dándole la bienvenida a Xeno, el resoplido cansado de Xeno le hizo sonreír, pues había adivinado sobre la actitud que tendría al llegar a casa.
Abrió la aplicación de música y "Footloose" apareció como primera sugerencia, Stanley sonrió y le dio a reproducir, Xeno venía con una cara de frustración absoluta, así que sin dudarlo tanto, subió al máximo el volumen de su teléfono y se dirigió hasta su esposo.
Tanto su hijo como su esposo lo miraron sin entender porque subía tanto el volumen de su teléfono, pero al verlo acercarse moviendo un poco su cuerpo, Genos le sonrió divertido y fue el primero en ponerse en pie al ver lo que quería hacer su padre, mientras imitaba sus pasos.
—Oh, por favor no. -pidió Xeno, que rápidamente fue tomado de las manos por su hijo y su esposo, mientras lo empezaban a sacudir y lo invitaban a bailar.
—Vamos cariño, que tal y si recordamos viejos tiempos. -le animó Stanley quien no paraba de moverse con Genos.
—Ni siquiera fuimos a los bailes de graduación. -se quejó, mofando con fastidio.
—Por favor, papá. -pidió Genos, con una sonrisa en sus labios, y Xeno gimió con fastidio, pero igual y se quitó su bata de laboratorio y empezó a bailar con ellos dos.
La risa de Genos al intentar imitar los pasos de su padre y ver como Xeno dejaba atrás su cara amargada y cansada por una sonrisa divertida e incluso un par de carcajadas al ver como los tres bailaban terriblemente mal, hizo que el objetivo de Stanley se cumpliera, después de todo relajar a dos genios locos no era nada fácil, pero Stanley amaba los desafíos y ese par de genios eran su motor para incluso dejar de un lado sus demonios internos y solo ser una familia rara que hacía tonterías como bailar con canciones viejas para relajarse de un día de mierda sin la necesidad de hablar cuando nadie de los presentes quería hacerlo.
...
Stanley abrió lentamente los ojos, sin querer realmente despertar. El sueño que había tenido era uno de los cientos de recuerdos que guardaba en su mente para los días como estos, en los que estaba alejado de sus amadas personas... Pero esta vez era diferente, esta vez alguien se los había llevado y él no permitiría nuevamente fallarles, los recuperaría a como diera lugar, incluso si tenía que matar a civiles en el proceso.
—Veo el barco del enemigo. -anunció uno de sus soldados por los comunicadores del barco-. Hay movimiento cerca del barco, por lo que deben estar adentro.
Esto hizo que se pusiera en pie de la silla que estaba ocupando para descansar.
—Soldados, todos a cubierta. -ordenó Stanley-. Será un ataque rápido así que no quiero errores de nadie. Rodearemos el barco enemigo, no dejen que nadie escape.
Stanley dejo a dos soldados encargados de mantener a flote el barco mientras él dirigía el ataque, todos estaban con sus armaduras y listos para atacar.
A lo lejos, Stanley pudo ver a la pequeña niña con el casco de sandilla y también recordó que Ukyo estaba con ellos, chasqueo la lengua antes de dar otra orden.
—No disparen a la niña pequeña ni al capitán Saionji. A ellos los tomaremos de rehenes si es que quieren negociar.
—Si, Mayor Snyder. -gritaron al unísono los otros soldados.
Cuando el barco se detuvo, él y los soldados bajaron para rodear con rapidez el barco de esos niños, pero para su horror el ruido inconfundible de motores fue el sonido que los recibió al acercarse a la costa y luego una pequeña explosión.
Todos sus soldados se quedaron con la boca abierta, incluso él no podía creer lo que veían sus ojos, pues alejándose de ellos habían seis motocicletas que llevaban a toda la tripulación.
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Unos minutos atrás, mientras todos se estaban alistando para empezar el viaje, Xeno se acercó a su hijo mientras este empezaba a colocarle protecciones de tela a Suika en sus brazos y piernas.
—Eso, sin duda alguna lo heredaste de nuestro amado Stanley. -le dijo con una sonrisa de lado en sus labios-. Y por lo que puedo ver, ignorarás por completo la idea que te di anoche y expondrás a la pequeña y a nuestro Stanley a más sufrimiento innecesario.
—Cariño. -le llamó Genos a Suika, tomando su mentón con delicadeza-. Puedes ir a ver si el barco se acerca, por favor. Cuándo lo veas, ven hasta donde estoy yo, te irás conmigo en este viaje, ¿de acuerdo?
—Si. -dijo la menor y levantando su casco le dio un beso a Genos en la mejilla, luego se despidió de Xeno con la mano.
Genos se levantó del suelo en donde estaba arreglando a la pequeña y con una rapidez digna de un ilusionista, tenía amarrado a su padre nuevamente.
—¿Qué se supone que estás haciendo ahora? -le cuestionó, su mirada igual de retadora que la de su hijo.
—Se llama, última advertencia, padre. -le dijo con firmeza en su voz-. ¿Crees acaso que no me di cuenta como intentas manipular a mi paquete de cuido?
—Aparentemente no lo hiciste sino hasta hace poco. -le respondió con una sonrisa en sus labios-. De haberlo notado antes, no creó que me hubieran dejado estar suelto tan fácilmente.
—Jamás cambiarás, ¿verdad? -mencionó con un tono de decepción en su voz.
—¿Y exactamente que tengo que cambiar? ¿Mis ideales? ¿La forma en que me preocupo por mi familia?
—La forma en que no puedes amar sin manipular. -dijo con coraje en su voz, su tono solo un poco por encima de un grito-. Nuestra familia está completamente rota y ninguno de nosotros quiere hacerse responsable de eso, no podemos estar separados, pero tampoco podemos estar juntos porque nos lastimamos, y si ninguno de los adultos de la familia quiere dar el primer paso para recuperar un poco este vínculo que nos une, dime ¿Qué diablos puedo hacer yo para que ustedes lo vean?
Xeno achino un poco sus ojos, su expresión completamente neutra, su postura rígida era el único indicio de que las palabras de su hijo si le afectaban.
—¿Y crees que huir de tu padre nos ayudara en algo?
—Y aquí vamos de nuevo. -dijo con fastidio en su voz y frustración en su cara-. ¿Cuándo llegara el día en que dejes de echarle la culpa a los demás y afrontes tu propia responsabilidad?
—Claramente en mi pregunta anterior puedes ver que el único que está amarrado aquí y retenido contra su voluntad soy yo.
—Pero como siempre te encanta echarle sal a la herida y manipularme con la culpa para hacer lo que tú quieres.
—No es mi culpa que te sientas culpable cuando yo solo estoy recalcando los hechos que nos han llevado hasta aquí.
Genos respiró profundamente y trató de controlar sus emociones, claramente observó como todos los demás estaban incómodos con sus peleas, y realmente él ya estaba cansado de la situación actual.
—Irás en la moto de Ryusui y Hyoga. -le dijo, su voz ahora tenía el tono de orden que su padre Stanley usaba sobre sus tropas, sacó un tapón de madera que le había pedido durante el viaje a Kaseki, miró a ese tapón con una rabia poco disimulada y sin mirar a los ojos a su padre se lo puso en la boca y lo amarró con firmeza antes de alejarse de él sin darle una segunda mirada. Se dirigió al grupo en donde estaban todos, quienes trataban de disimular el incómodo momento que habían visto-. Senku, tu irás conmigo y Suika en la moto. Luna, irás con Carlos y Max. Ukyo, te encargo a Kohaku y a Chelsea. Francois por favor lleva a Chrome y Tsukasa. Fortachón... -le llamó, mirando a Taiju-. Como es tu primera vez en moto, será mejor que solo lleves a una persona que será Kaseki, tengan cuidado, por favor. Ryusui y Hyoga, esta demás mencionar lo que me escucharon decirle a mi padre.
Dicho eso, se alejó un poco del grupo. Todos los reunidos ahí se miraron entre una mezcla de temor e incredulidad.
—Nos llamó por nuestros nombres, sin usar ese dulce apodo al final. -rompió el hielo Luna, quien ya se había acostumbrado al modo dulce de tratar a las personas que tenía Genos.
—Está controlando su enojo. -habló Ukyo, mirando con dolor hacia el lugar en donde se fue Genos-. Aunque lo aparenta bien, la carga emocional que está sobre sus hombros no es algo fácil de llevar y más si sumamos a la mezcla un padre que no deja de culparlo por todo. -dijo esto último alzando la voz, logrando que Xeno le mirara retadoramente, Ukyo no apartó la mirada-. Denle un par de minutos y él estará bien.
Pero Senku no había prestado atención a eso último y fue tras Genos. Claramente él había visto como su mentalista estaba sufriendo y aunque no sabía que más hacer a parte de estar ahí para él, odiaba que él se alejara y tratara de llevar todo por su cuenta.
Lo encontró limpiándose las lágrimas detrás de una gran roca un poco lejos de los demás.
—Hola, llorón. -le llamó al ver cómo ni siquiera se había percatado de su presencia.
—Ahora no, Senku-chan. -le pidió, mientras ocultaba su rostro de él.
—No es como si fuera a hablar mucho, tú eres el mentalista entre los dos, yo solo soy el científico loco y explotador en esta ecuación. -Genos se rio un poco por eso y Senku sonrió con orgullo, al ver como el cuerpo de Genos se empezaba a relajar un poco.
—Así que ahora también eres comediante, ¿O harás competencia con mi pequeña Suika para ser dulcemente sarcásticos? -le preguntó sin evitar sonreírle al verle, ahora sin rastros de lágrimas en su cara.
—Soy demasiado directo para ser sarcástico. -le respondió y acercándose un poco más le tomó de la mano derecha-. Se que no lo digo muy a menudo, o casi nunca... Pero quería darte las gracias, Genos.
—¿Las gracias? ¿Por qué? -preguntó sin entender las palabras de Senku.
—Por haber elegido mi misión por sobre la tuya... Por estar luchando a mi lado, por el simple hecho de estar aquí... Gracias.
Senku no se atrevió a verle a los ojos, pues sentía que sus mejillas ardían, sus manos estaban sudando nerviosas, pero aun así no quería soltar la mano de Genos. Cuando se armó de coraje y le miró, Genos estaba igual de sonrojado que él, sus ojos completamente abiertos.
—Senku-chan... -empezó Genos, su mano apretando la contraria, y su corazón palpitando con fuerza en su pecho-. Yo...
—¡Aquí llegan... El barco está aquí.! -escucharon el gritó de su pequeña niña y ambos salieron detrás de la roca para ver de primera mano cómo se acercaba el Perseo hasta la costa.
Sin perder el tiempo, ambos corrieron hasta el barco para subir en una de las motocicletas, Suika fue corriendo hasta ellos y Senku le ayudó a subir para luego subir él también.
—¡El plan es simple! -gritó Senku por sobre el ruido de los motores-. Los que cargamos con las bolsas de suministros vamos al frente, los demás en el medio y la moto madre al final.
—Sujétate con fuerza de mí, Suika. -le dijo Genos y cuando sintió como su pequeña se agarraba a sus caderas y Senku le daba la orden de partir, es que Genos, así como el resto de los pilotos, arrancaron dejando atrás una pequeña bomba para hacer de distracción.
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—Son motocicletas. -gritó uno de sus soldados.
—¿Pero de donde carajos las sacaron? -se cuestionó otro
—Seguramente la hicieron durante el viaje en el mar. -dijo Stanley, aun impresionado por la astucia de esos niños, quizás comprendiendo un poco el porqué su pequeño príncipe los había tomado como su paquete de cuido, no así, después podría darle la razón a su hijo, ahora solo necesitaba recuperarlos-. Abran fuego.
Ordenó, pero casi al instante una cortina de tierra se levantó por parte de las motos que conducían Carlos y ese chico rubio llamado Ryusui.
—Alto al fuego. -los detuvo rápidamente, al ver como la cortina de tierra dificultaba cada vez más la visión, por lo que tomando su arma se alejó de los demás y se acercó hasta una roca en donde podía disparar mejor.
Los mocosos no eran tontos del todo, pues ahora estaban formando una fila, dejando a la moto más grande atrás. En el pasado, Stanley ya había estado en peores escenarios para disparar, por lo que localizó a los chicos más fuertes del grupo y les disparó en los hombros para deshabilitarlos.
Claramente sus balas dieron en el blanco, pero no así, las motos siguieron avanzando hasta que lo vio, su esposo estaba amarrado y amordazado detrás de la última motocicleta, la rabia solo crecía a cada minuto hasta que notó el parpadear de sus ojos. Sin perder el tiempo tomó sus binoculares y empezó a decodificar su mensaje.
La mirada calculadora de su esposo una vez el mensaje fue dado, le dio un poco de consuelo y a la vez, más convicción que antes para rescatarlos. Dejaría ir a esos niños por ahora, después de todo sabía exactamente hacia donde estaban yendo.
—Nunca cambias, Xeno. -dijo sacando un cigarrillo y encendiéndolo en el mismo instante, una sonrisa divertida crecía en sus labios-. No importa en qué tipo de problemas te encuentres, tú siempre me indicarás el camino a seguir... Ese es el tipo de hombre que eres, mi amado dictador.
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—¡Lo logramos! -dijo con entusiasmo Chrome cuando se alejaban cada vez más de la costa-. Logramos escapar de las redes de Stanley.
—Jaja, y ahora nos dirigiremos al epicentro del rayo petrificador. -dijo con diversión Ryusui-. Cruzaremos toda Sudamérica con estás motocicletas.
—¡Tenemos que seguir hacia el este! -gritó Chelsea para que todos la escucharan.
—Hyoga, Tsukasa, ¿Cómo están sus heridas? -preguntó Kohaku, mirando hacia las motos en donde ellos iban.
—No son mortales. -le respondió Hyoga-. No es necesario detenernos ahora, además no estamos conduciendo, por lo que no afecta en nada esto.
—Si mueres desangrado, te reviviré solo para patearte el trasero. -le advirtió Kohaku y Hyoga solo negó con la cabeza en diversión.
Pasaron un par de horas antes de que la radio que Ukyo llevaba en la moto empezara a transmitir la llamada que el barco de Stanley estaba haciendo hasta la base estadunidense.
—Creo que debemos aprovechar esta oportunidad nosotros también. -dijo Senku, al escuchar el mensaje que estaban enviando-. Nosotros también empezaremos a trabajar a distancia. Ukyo, informa al equipo de la zona de tregua sobre esta misión superimportante... Necesitamos que al momento en que nosotros lleguemos al punto de origen, ellos ya hallan desmontado la medusa para analizar su mecanismo.
—Nos detendremos por un momento para que Ukyo envié ese mensaje y tratar las heridas de Tsukasa y Hyoga. -estuvo de acuerdo Ryusui y todos disminuyeron la velocidad hasta detenerse.
Kohaku y Luna se acercaron a ver el daño de los chicos y a vendarlos, mientas Ukyo enviaba el mensaje. También volvieron a posicionar a Xeno al frente, pues ahora era innecesario que estuviera atrás para evitar el ataque de Stanley. Los demás tomaron agua y descansaron un poco el cuerpo para evitar molestias en lo que seguía el viaje.
—Jaja, había olvidado por completo que el equipo de Estados Unidos, no sabe que nos dirigimos al punto de origen del rayo despetrificador. -dijo Ryusui acercándose a Senku y Ukyo.
—Exactamente por eso necesitamos que ellos desarmen la medusa. El objetivo de esto es que cuando lleguemos hasta la medusa original, saber cómo atraparla y hacernos con ella en el proceso.
—Eso es un pensamiento demasiado optimista, Senku-chan. -dijo Genos, mirando a los demás generales frente a él-. Ha pasado demasiado tiempo desde ese suceso, por lo que hay que contemplar la opción de que esa primera medusa se haya quedado sin batería como la nuestra.
—Ja, no es por apoyar ninguno de los dos puntos de vista que tienen. -empezó a decir Kohaku, mientras terminaba de vendar el hombro de Hyoga-. Pero solo les recuerdo que la única opción que tenemos contra esas metralletas y bombas es a medusa, claramente no podemos confiar en un diálogo pacífico por la forma en que nos acaban de atacar aun teniendo a Genos y Xeno de nuestro lado, por lo que supongo que es una carrera contra el tiempo el saber cómo funciona ese aparato para tener un mínimo de posibilidad para ganar.
—Kohaku tiene razón. -dijo Hyoga, mirando a los generales del reino científico-. Si ese aparato que inició todo esto, no tiene batería, necesitaremos saber qué cosa es la batería y como cambiarla.
—Si, entiendo el punto de ambos. -le dijo Senku, cruzándose de brazos-. Pero todo esto solo son suposiciones, puede que esa medusa original este intacta, o puede ser que se acabara la batería u otra parte este dañada. Por el momento y hasta que no estemos seguros cómo funciona este mecanismo, solo podemos confiar en que el equipo de la ciudad del maíz logre descubrirlo por nosotros.
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—Se supone que tenemos que revivir a un millón de personas. -empezó a hablar Nikki, sus amigos estaban atrás de ella y a pesar de que Maya y Brody estaban de su lado, ella podía ver como los soldados que se quedaron atrás por orden de Stanley, los mantenían completamente vigilados-. Pero con toda esa gente y sin un lugar estable y un flujo de comida correcta, las enfermedades y la escases de alimentos serán nuestro principal problema. Por eso necesitamos saber cómo funciona esto. -dijo mientras enseñaba la medusa en su mano-. Si sabemos cómo funciona el doctor Stone, al menos uno de los problemas como es la salud, quedará resuelto.
—Me parece bien tu planteamiento. -le respondió Brody, tomando la medusa de la mano de la chica y examinándola él, para luego ponerla sobre una mesa-. Bien, empecemos a ver de qué se trata todo esto.
Brody le sonrió divertido mientras iba a buscar sus herramientas. Yuzuriha, Yo y Magma se quedaron en la habitación con Nikki, mientras Yuzuriha empezaba a examinar de cerca la pieza.
—Parece que hay algunas grietas en ella. -dijo Yuzuriha, mirando más detalladamente el artefacto-. Debe haber sido por los disparos que recibió por parte del señor Stanley.
—Si necesitamos saber cómo funciona, debemos romperla. -mencionó Magma levantando con diversión su hacha, pero Nikki fue más rápida que él y lo detuvo, rompiendo su hacha y reteniéndolo con una llave en el cuello.
—Aunque logremos desmontarla, no es como si supiéramos cómo funciona por dentro. -explicó la chica, soltando a Magma una vez se desmayó por la presión de la llave-. Un aparato como ese, sería mejor que lo trabajara un técnico acostumbrado a trabajar con maquinaria delicada.
—Maquinaria delicada... -murmuró Minami quien iba entrando con Brody y las herramientas que tenían en el castillo.
—Oh, justo a tiempo, periodista. -le llamó Yo, al ver cómo se acercaba a ellos-. ¿Conoces a algún técnico talentoso al que nos puedas recomendar?
—Bueno, en Estados Unidos la industria relojera estaba llena de talentos, pero...
—Oh, sí. Necesitamos uno de esos. -dijo con entusiasmo Yo, interrumpiendo a la chica-. ¿Sabes dónde encontrar uno?
—Antes quizás sí, pero como voy a encontrar uno ahora. -se quejó Minami y luego de escuchar la carcajada de Brody sobre que incluso a él le costaría encontrar uno ya que los relojeros de esta área eran los más caros de todo el país, a Minami se le iluminaron los ojos y una sonrisa creció en sus labios-. Por suerte para nosotros, tenemos a un millonario excéntrico que puede ayudarnos en eso.
Los chicos imitaron la sonrisa de la periodista y sin dudar un minuto más, Nikki le explicó a Brody que necesitaban comunicarse con el equipo de Senku.
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Cuando el mensaje llegó al teléfono que Ukyo mantenía cerca de él, Ryusui que estaba a su lado comiendo la cena de ese día, pensó por un momento hasta que lo recordó.
—Sí, conozco un par de relojeros distinguidos por esa zona, pero si quieren a un técnico con precisión milimétrica, solo hay uno. Él trabajaba en la sede de Rodex, estaba cerca del aeropuerto, pero eso todo el mundo lo sabe.
—Claramente no es así. -dijeron al unísono Carlos y Max.
—¿En serió? -cuestionó, inclinando la cabeza un poco confundido por eso-. ¿No se supone que cuando se trata de relojes todos los hombres quieren hasta el último de ellos?
—Habla solo por ti. -volvieron a repetir los estadunidenses. Ukyo no pudo evitar reír al ver eso, llamando casi al instante la atención de Ryusui.
—Dudo que nadie sepa más de relojes que tú, Ryusui.
—¿A ti tampoco te llaman la atención los relojes? -preguntó en voz suave, Ukyo le sonrió y palmeo su cabeza, su chico parecía un perrito triste al hacer esa pregunta.
—Un reloj es muy importante en mi área de trabajo, o lo era en su momento. Aunque ahora ya me he acostumbrado a calcular la hora sin uno de esos, me gustaría volver a tener uno para un mejor manejo del tiempo.
—Jaja, entonces aprovecharemos a ese técnico para que te haga uno personalizado. -le dijo volviendo a su actitud alegre, regalándole una brillante sonrisa a Ukyo-. Intentaré darles la dirección exacta de donde estaba esa sede, pero será un poco complicado dar con el lugar ahora que no existen referencias de la zona.
—Oh, ya sé. -le dijo con entusiasmo Chelsea, dejando a un lado su plato de comida y tomando papel y lápiz de una de las bolsas de las motocicletas, luego volvió hasta quedar frente a Ryusui-. Dame una idea aproximada y yo puedo hacer un mapa topográfico de la zona.
Ryusui empezó a describir la zona en donde antes se ubicaba la sede y a Chelsea le tomó menos de una hora en tener hecho el mapa del lugar.
Todos quedaron impresionados al ver la precisión del mapa, y Taiju victoreó mencionando que solo faltaría enviárselos a los chicos, incluso Chelsea empezó a buscar en sus bolsillos el celular para enviarlo por alguna aplicación de mensajería, hasta que los dos gimieron enojados al recordar que no podían hacer eso.
—Entiendo completamente ese sentimiento. -dijo Genos que ya había terminado su comida y se había quedado sentado entre Senku y Suika, siendo el primero quien se suponía estaba dormido sobre su rodilla-. Aún después de tanto tiempo, es difícil olvidar los hábitos que teníamos con la tecnología del siglo 21.
En ese momento, Senku se levantó de su posición y tomando el mapa de Chelsea, le dio la vuelta a la hoja y empezó a trazar sobre ella.
—Supongo que no hay opción, hay que hacer esto para trabajar en la distancia... Es hora de enviar un fax.
—¡Espera qué! -dijeron todos sin creer lo que estaba haciendo Senku, pero mientras los minutos pasaban y Genos veía lo que hacía, un escalofrío le recorrió el cuerpo, pues ya se estaba imaginando lo que tenía que hacer y no le iba a gustar para nada.
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Después de pasar casi toda la noche enviando ese mensaje, las manos de Genos se sentían adormecidas, sin olvidar el dolor de su espalda por la postura, no quería imaginar lo que la pobre Yuzuriha había tenido que pasar para hacer su parte del trabajo.
—Buen trabajo, mentalista. -dijo Senku acercándose a él con unas sábanas-. Será mejor que descanses un par de horas, el viaje a penas y está comenzando.
—Suika… -empezó a decir Genos, pero Senku le señaló hasta donde Kohaku e increíblemente su padre, estaban dormidos dejando en medio a la pequeña niña.
—Xeno fue muy contundente con ella sobre respetar la rutina de la noche y no esforzar su cuerpo en crecimiento.
—Si, mi padre siempre fue un maniático del control y salvo por algún experimento o que no estuviera cerca de mí, es que podía dormir hasta tarde, de lo contrario estaba prohibido dormir menos de seis horas.
—Eso escuche que le dijo a Suika. -mencionó con indiferencia mientras él se acomodó al lado de Genos quien se arropaba para dormir.
Ninguno de los dos dijo más, solo dejaron que el cuerpo del otro sirviera de apoyo, y así como en la isla del tesoro, ambos cayeron dormidos casi al instante en que sus cuerpos sintieron el calor del otro.
Hola de nuevo. ヾ(^▽^*))
Al final si logramos subir este capítulo, y espero que durante la semana pueda subir, aunque sea uno más. (〜 ̄▽ ̄)〜
No tengo mucho más que agregar, solo el darles las gracias por su paciencia y por el apoyo que recibo de ustedes, sus comentarios realmente me hacen saber que les está gustando la historia.
Nos estamos leyendo después. Autora-san, fuera.
Chapter 57: Capítulo 51: El relojero y la maquina inmortal.
Summary:
En la búsqueda por descifrar la Medusa, el equipo recluta a Joel, un joven relojero brillante pero conflictivo. Con precisión y dedicación, Joel empieza a dar los primeros pasos para conocer el mecanismo de Medusa.
Notes:
La canción para la presentación de nuestro relojero favorito.
Canción: Rock it for me.
Artista: Carnaval Palace.
Link: https://www.youtube.com/watch?v=oVhT8DOZBFw&ab_channel=%F0%9D%98%8E%C3%B8%F0%9D%98%A5%F0%9D%98%97%F0%9D%98%A9%F0%9D%98%A2%F0%9D%98%AF%F0%9D%98%B5%C3%B8%F0%9D%98%AE
Chapter Text
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Minami vio con admiración y preocupación a la pobre Yuzuriha, había pasado casi toda la noche en ese fax enviado por los chicos, pero los resultados eran simplemente de admirar, la chica tenía demasiado talento para cosas manuales y ese fax solo era un pequeño ejemplo de todo lo que podía hacer.
—Buen trabajo Yuzuriha. -le animó Minami, dándole pequeños golpecitos en la espalda.
—Cinco minutos y estaré bien. -le respondió la chica, y se dejó caer sobre la mesa una vez le entregó el fax a Minami, cerró un momento sus ojos y parecía que la chica había caído dormida en ese momento.
—¿Esa es la zona en donde está el técnico que buscamos? -preguntó Brody observando la precisión del mapa, soltó un silbido cuando vio el nivel de detalle en el papel-. Lástima que nuestras naves aun no funcionan, hubiera sido mucho más sencillo buscar desde el aire.
—Estaba pensando en hacer un equipo de cinco personas, dos que sean de fuerza, uno con buena vista y por supuesto que Yuzuriha formará parte del equipo, por si la estatua de la persona que buscamos está rota y poder repararla en el momento.
—Homura tiene una increíble vista. -dijo Yuzuriha, aun recostada en la mesa y con los ojos cerrados-. Podemos llevar a Magma como parte del equipo de la fuerza ya que Matsukaze y Moz aún se recuperan.
—En nuestro equipo también tenemos a un chico fuerte que se aquedado. -aportó Brody una vez que Minami le tradujo lo que Yuzuriha había dicho-. Hablaré con él para que los acompañe.
—Entonces yo iré como intérprete. -dijo con confianza Minami-. Partiremos mañana a primera hora, por ahora ve a descansar Yuzuriha.
—Si. -respondió la chica parándose a penas, Brody se acercó a ella para ayudarle y brindar su brazo para hacer de apoyo al caminar, pues la chica se negó a que la cargaran. Brody la acompañó hasta la habitación que ahora era de las chicas del Perseo y le deseó un feliz descanso.
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Yuzuriha volvió a sorprender a Minami el día siguiente, pues con una brújula que le brindó Brody y las observaciones que le brindaba Homura, que estaba subida en los árboles para ver mejor el paisaje, es que rápidamente encontraron el lugar señalado. Cuando Minami le preguntó como sabía leer mapas tan bien, Minami no debió sorprenderse cuando ella le explicó como Senku en sus interminables idas al bosque de su ciudad natal para volar sus cohetes, le había explicado como orientarse incluso sin una brújula en el bosque, así como los cientos de tips que él compartió con ella sobre sobrevivencia en sus interminables charlas sobre como comparaba esas experiencias con lo que vivían los astronautas bajo condiciones extremas en el espacio.
Minami reconoció rápidamente a la CEO de la empresa de relojería, y mientras Magma la desenterraba pues solo se veía su cabeza, Yuzuriha se encargaba de hacer su ropa. La mujer de nombre Catherine recibió un mini resumen de ella, enfatizando la importancia de conseguir al mejor técnico relojero, a la CEO se le iluminaron los ojos cuando dijeron eso y sin dudar recomendó a uno de sus mejores empleados, llamándolo "su estrella en ascenso en el mundo de la relojería"
Ella les explicó como lucia su empleado de nombre Joel, y gustosa se puso a buscarlo con ellas, e increíblemente la mujer recordaba exactamente dónde estaba ella y como era el taller que ellos tenían, para suerte de las chicas aquella persona que buscaban no estaba enterrada, pero si completamente desnudo.
Yuzuriha como una profesional solo miró el cuerpo del chico para tomar las medidas básicas y empezar a costurar un traje para él, lo que a Minami le llamó la atención fue como esa mujer llamada Catherine se reía mientras lo observaba mejor y decía algo sobre haber ganado una apuesta pues el chico no era un doncel como todos insistían que era él.
Minami curiosa por eso, esperó a verlo mejor una vez el líquido despetrificador lo sacara de la piedra... En efecto, el chico frente a ella era un hombre, aunque ahora que lo veía desnudo, entendía porque lo confundían con un doncel, el chico era delgado y tenía una cintura pequeña... Minami alzó una ceja al ver que también tenía un buen trasero, era un chico muy bonito, era obvio que la gente lo confundiría con el estereotipo de doncel delicado.
—¡Espera, NO...! -gritó el chico al verse desnudo procediendo a cubrir su intimidad-. ¡Donde está mi ropa, ¿Quién eres tú?!
—Cálmate, Joel, querido. -le dijo la mujer poniéndose adelante de las chicas y cubriéndolo de la vista de los demás. Minami se sintió un poco avergonzada al haberlo visto tan descaradamente, sus modales se estaban oxidando-. Toma, cámbiate de ropa. Hay mucho que contar y estas amables chicas nos están ayudando, así que ve a cambiarte y en el camino te pondré al día.
—Si, señora Catherine. -dijo Joel un poco más calmado, tomó la ropa con una mano y se fue a cambiar atrás de un árbol.
—Lamento si asusté a ese chico. -dijo Minami y Homura asiente con la cabeza avergonzada, pues ella también lo había visto sin apartar la mirada como Yuzuriha-. Hemos revivido a tantas personas durante este tiempo que nos hemos insensibilizado a ver a alguien desnudo.
—Es que los chicos que revivimos están a otro nivel mental. -apoya Yo, quien se había incorporado a la búsqueda de último momento. Minami le tradujo lo que Yo dijo a Catherine y ella se rio por eso.
—Supongo que así es la vida ahora. -dijo con diversión en su voz y contempló el bosque que la rodeaba-. El nuevo mundo de más de 3700 años...
—Pero tenemos la esperanza de que las cosas serán mejor. -habló Yuzuriha, y Minami sirvió de intérprete entre los estadunidenses-. Mi mejor amigo hará que la humanidad vuelva y regresemos a mejores tiempos que el que nos rodea ahora.
—Ya estoy listo, señora Catherine. -dijo Joel saliendo del árbol, la mujer le sonrió con dulzura y el instinto de periodista de Minami le decía que ellos tenían un pasado, no eran familia por la forma tan formal en que se hablaban, pero el cariño familiar estaba ahí. Se prometió a sí misma indagar más para saber cómo ganarse a ese nuevo aliado.
—Te vez muy bien, querido Joel. -le dijo alzando su pulgar y luego les dijo a las chicas-. Por favor dirijan el camino y síganme hablando más de lo que ha pasado y lo que esperan que hagamos mi empleado estrella y yo.
Minami empezó a hablar sobre lo que había pasado una vez el rayo petrificó a todos en la tierra y en como Senku había contado todos los segundos hasta que fue el primer humano en despetrificarse solo y de ahí él creó la fórmula para traer a todos de regreso. Le habló sobre su travesía en Japón y como habían llegado hasta ahí y sobre lo que sus amigos estaban haciendo como era la fundación de las ciudades en todo el mundo para ir a la luna y vencer a WHYMAN.
La mujer quedó impresionada por eso y le pregunto si era ese tal Senku quien les había dicho sobre dónde encontrarlos pues él había enviado ese "Fax" a lo que Minami le corrigió.
—Oh, no. De hecho, el que nos dio la ubicación del lugar fue nuestro otro general, Ryusui Nanami.
—¿Nanami? -preguntó Joel, quien iba detrás de Catherine, escuchando la historia que contaba Minami.
—¿Le conoces? -preguntó Minami, pero rápidamente se corrigió, "¿Quién no conocía ese chico?" pensó riendo un poco-. Bueno, no me extraña, él dijo que amaba el trabajo que ustedes hacían con los relojes y fue gracias a él que pudieron trazar este mapa.
—Oh, sí. Ahora lo recuerdo mejor. -dijo Catherine con una sonrisa en sus labios-. El pequeño amito que quería comprar nuestra empresa, era un chico increíble.
—Ese es nuestro Ryusui. -dijo Yuzuriha riendo al pensar que esa era una actitud normal de él.
—¿Y solo es él en su grupo con ese apellido? -preguntó con timidez Joel, Minami no pasó por alto la sonrisa felina que la jefa del chico le hizo al escuchar su pregunta.
—¿Revivido por nosotros? Si. -informó Minami-. Hasta donde sé, Ryusui no tiene intención de traer a todo el conglomerado Nanami hasta que él conquiste el mundo primero.
Catherine se rio ante las palabras de Minami y ella vio un deje de tristeza en los ojos de Joel que rápidamente ocultó con su cabello.
—Si, ese es el amito que yo conocí hace años. El chico es muy insistente que hasta tuve que venderle un par de acciones para que dejara de llegar a las oficinas a negociar conmigo con cantidades cada vez más absurdas que la anterior. El chico tiene una mente brillante para los negocios, es un empresario de primer nivel.
Cuando llegaron al castillo que aún estaba en reparaciones, Brody les dio la bienvenida y les explicó a donde podían quedarse y de paso les indicó a donde podrían probarse los zapatos que ya estaban hechos pues era lo único que les faltaba para sentirse más cómodos.
Brody y Catherine habían formado una plática muy amena, pues la mujer era muy cálida, aunque el instinto de periodista le decía a Minami que ella era más de lo que dejaba mostrar.
A todo eso, Joel tomó las herramientas y algunas cosas que encontró por ahí y se hizo dos accesorios super importantes para él, primero su lupa de relojero y por supuesto en reloj que empezaría a mejorar con forme viera las necesidades que surgieran en el camino.
Comió y descansó un poco junto a Catherine y luego fueron al laboratorio en la parte donde estaba más iluminado para empezar a trabajar. Primero Joel observó el lugar, se tomaría su tiempo, necesitaba adaptarse a la zona antes de sentirse cómodo para perderse en su trabajo, así que vagó un rato tocando aquí y allá, hasta que la voz de Brody interrumpió su recorrido.
—¿Qué pasa muchacho? ¿Acaso Nikki o Minami no te explicó lo que tenías que hacer?
Joel metió las manos dentro de su delantal, odiaba que la gente lo interrumpiera cuando él estaba haciendo algo, por lo cual decidió ignorar al hombre y seguir recorriendo el lugar.
—¿Estas escuchando novato? -volvió a hablar Brody, un poco extrañado por la actitud del chico, quien se detuvo en seguida y volteo a verle con una cara de fastidio y una sonrisa forzada.
—¿A quién llamas novato? ¿Acaso así tratas a la persona quien te hará un favor? No soy muchacho, ni novato, tengo un nombre y es Joel, ¿O te resulta muy difícil recordarlo, anciano?
—No, Joel. -le reprendió Catherine, dándole un golpe en la cabeza-. ¿Qué dijimos antes?
—… No todos los hombres quieren buscar pelea conmigo... -repitió un poco avergonzado, un sonrojo creciendo en sus mejillas.
—Me disculpo por mi empleado estrella. La socialización con los de su género es por decirlo en palabras dulces... Un poco complicada.
—No es mi culpa que ellos siempre busquen pelea conmigo... -susurró con un puchero en sus labios.
—Tranquilo, compañero... Perdón, Joel. -se corrigió Brody-. Solo quería saber si las chicas te dijeron la misión que tenemos para ti. Como un experto y habilidoso relojero, desmontar el dispositivo y examinar su funcionamiento será pan comido.
—Por supuesto que lo hará, ¿No es así Joel? -animó Catherine y Joel asiente con la cabeza, aun con un rubor en sus mejillas que solo se intensificó más cuando Yuzuriha se acercó a él y le entregó a medusa.
—Me disculpo por él, querido Brody. -dijo Catherine acercándose a él una vez que Yuzuriha le estaba explicando que era ese dispositivo-. Joel es un chico muy especial, en el buen sentido de la palabra, pero su infancia no fue la mejor, sus padres se desentendieron de él y su abuelo se hizo con la custodia de Joel. Por su apariencia sufrió mucho bullying en el colegió y su abuelo decidió educarlo en casa y enseñarle su oficio... Su abuelo fue cofundador conmigo de nuestra empresa y Joel pasaba más tiempo en los talleres que socializando con los demás. Es un buen chico de gran corazón, pero las secuelas de años de humillación por su apariencia le hicieron siempre estar en guardia ante los demás hombres. -Catherine soltó un pequeño mofido divertido al ver a Joel sonrojarse por la cercanía de las chicas.
—Si de algo le ayuda a él, dime en donde crees que esté la estatua de su abuelo y podemos traerlo de regreso a él también. -ofreció Brody, pero la sonrisa de Catherine cayó al instante.
—Su abuelo murió hace dos años... Bueno, dos años antes de la petrificación. -se corrigió ella con una sonrisa melancólica-. Al ser mayor de 18 años y además tener la mitad de la empresa, Joel no necesitaba trabajar en lo absoluto en su vida, pero como homenaje al doncel que lo crio, se volvió un relojero reconocido por su innovación de gran detallismo.
—Veo que le quieres demasiado. -dijo Brody al ver a la mujer, quien sonrió con dulzura.
—Es como un nieto para mí, por eso debo estar pendiente de que no se meta en problemas, su actitud sin filtros siempre ha traído a los chicos malos para molestarle y él no se deja intimidar fácilmente.
—Wau, un reloj. ¿Lo has hecho tú mismo Joel? -preguntó Yuzuriha, intentando hablar un poco inglés.
—S-si... -le dijo casi en un susurro, su cara a más roja que nunca.
—¿Lo has hecho tu? vaya, y eso que acabas de llegar. -le dijo un poco sorprendido Yo.
—Ja, eso no es nada. -dijo cambiando completamente su actitud, ahora se paraba recto y levantaba el mentón con indiferencia-. Me tomé la libertad de tomar algunas de sus herramientas para hacer un reloj básico, después de todo para un hombre que le importé su tiempo, un reloj es la prueba de su gusto impecable. Obviamente esto es mejor que contar el tiempo con los dedos como me imagino que haces tu.
—Ahora entiendo tus palabras, Catherine. -negó con la cabeza Brody al ver la actitud retadora de Joel.
—Dale algo de tiempo, mi chico malo una vez no ve amenaza en su ambiente de trabajo, se vuelve un chico tranquilo... Y llámame Cat, querido, después de todo, ahora hay una misión en la que trabajaremos para volver a la antigua gloria a nuestro mundo, ¿Oh me equivocó? -le dijo la mujer guiñándole un ojo con una actitud coqueta, mientras se acercaba a Joel y volvía a darle un golpe en la cabeza, regañándolo por su actitud retadora.
A ese punto del día y viendo como Catherine cambiaba de una actitud profesional y amable a una madre regañando a su hijo con firmeza, Brody entendió de donde salía la actitud retadora de Joel.
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—Vamos a ver ese aparató suyo. -dijo resignado una vez que Catherine lo volvió a regañar por su actitud con los otros chicos. Bajo su lupa y empezó a revisar la superficie de medusa, sus ojos se abrieron con asombro al ver mejor el aparató en sus manos-. Esto no es ninguna tecnología del siglo 21.
—Así es, y según nuestra hipótesis, este artefacto viene del espacio. -aportó Brody a las palabras de Joel.
—¿Así? -cuestionó con arrogancia, buscó en su delantal unas pinzas que había tomado y se sentó en el suelo para acomodarse mejor-. Señora Catherine, podría concebirme un set de herramientas para relojería. Las que tienen aquí son demasiado grandes y me tomará más tiempo si lo hago con estas herramientas grandes... Oh, una manta también, por favor.
—Aquí está la manta. -dijo Yuzuriha extendiéndola frente a él, Joel tosió un poco para aclarar su garganta y hablar después.
—Se lo agradezco mucho, señorita Yuzuriha... Está bien, tomare este reto y examinare este aparató, así que déjenme concentrarme en silencio. Pueden quedarse si quieren, pero si sueltan una sola palabra y me desconcentran, los mataré con mis propias manos.
—Joel. -le regañó Catherine, quien salía de la habitación y pudo escuchar las palabras de Joel, el chico se disculpó por sus palabras y luego se quedó en silencio, para no volver a hablar en todo el día.
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Joel había trabajado toda la noche y aun cuando el día estaba saliendo por el horizonte, la única persona que podía interrumpirlo para que tomara agua y comiera, había sido Catherine, con quien hablaba sobre las piezas del aparato y ella a su vez se lo comunicaba a Nikki y Minami para que se lo transmitieran a Senku.
Joel había llegado casi al centro cuando observó la pieza ennegrecida. Con delicadeza la retiró del aparató y la observó a contraluz, era un diamante hexagonal. Su curiosidad ignata le hizo probar una pequeña locura. Limpió lo mejor que pudo el diamante y volvió a colocarlo en su lugar.
Tuvo que agradecer a su yo del pasado por haber aprendido japones hacia años atrás, y no por el hecho de que quería hablar con más tranquilidad con aquel chico... Solo fue su curiosidad por la cultura, nada más que eso, y ahora ese deseo de dominar ese idioma le jugó a su favor pues ya no necesitaba a un intérprete para entender a esos chicos y podía hacerse el tonto y escuchar lo que ellos decían cuando creían que nadie más les había entendido.
Gracias a eso es que escuchó, por esos tontos chicos, como se activaba el dispositivo en sus manos.
—One Meter, One Second. -le susurró una vez el dispositivo estuvo montado de nuevo.
Cuando la luz verde invadió su cuerpo y nuevamente quedaba en la oscuridad, se rio a carcajadas de la emoción, esto se lo tenía que contar a Sai, a él le encantaría escuchar sobre ese aparató.
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Joel no supo cuánto tiempo pasó, pues en su mente estaba haciendo un listado de puntos a abordar con ese nuevo aparató, que cosas podría experimentar con el si lo desarmaba y si lo volvía a armar de diferente manera, él estaba tan emocionado, que lo primero que hizo cuando se despetrificó fue disimular su vergüenza frente a Yuzuriha y buscar su teléfono para llamar a Sai, pero luego recordó todo lo que había pasado, recordó que él ya no estaba a un mensaje o a una llamada de distancia, ni siquiera sabía si algún día lo volverían a encontrar... Otra vez se sintió solo en ese gran mundo.
—¿Estas bien Joel? -preguntó con preocupación Catherine, tocando su hombro para llamar su atención.
—Si, señora. -dijo tratando de no mostrarse débil ante ella, aun cuando ella podía leerlo mejor que nadie.
—¿Así que retocando el mecanismo de medusa es que se le ha podido sacar su último uso? -cuestionó Minami.
—Creo que si... -dijo Joel, tratando de no balbucear tanto.
—Pero ahora ya no enciende. -mencionó Brody quien intentó replicar las palabras de activación y nada había pasado-. Creo que ya no es de mucha ayuda esta pieza.
—Espera un segundo. -le dijo Joel al escucharlo hablar-. ¿Así se hacen las cosas en el mundo de piedra? Si que han caído bajo para no encontrarle mayor utilidad a ese increíble aparató. Como profesional, yo intento abordar la tarea que me asignan hasta que no se pueda hacer nada más, sin importar que tan brutal sea el trabajo, tomaré ese desafío y encontraré una respuesta a todas las posibilidades que este aparató ofrece.
—Pero antes de eso, debemos llamar a Senku e informarle sobre esto. -le dijo Nikki y nuevamente, la arrogancia de antes fue remplazada por un profundo sonrojo y palabras balbuceadas mientras la seguía a la habitación de comunicaciones para poder contarle a Senku sus hallazgos.
—Sigo sin comprender porque actúa así con las chicas. -le dijo Brody, siguiendo al grupo junto a Catherine, quien rio con cariño mientras no apartaba la vista de Joel.
—Su abuelo siempre le inculcó el ser delicado con las chicas y los donceles, pero por su actitud sin filtro le cuesta un poco dialogar con ellas y mantener la promesa que le hizo a su abuelo de tratarlas bien.
—Es un chico raro. -dijo en tono divertido, sin tratar de insultarlo, solo como un comentario olvidable y Catherine que por años había perfeccionado el arte de leer a la gente y sus intenciones, sabía que Brody lo decía sin ánimos de ofender.
—Solo es un chico de 21 años. -le dijo tocando un poco su brazo-. Déjalo que descubra el mundo a su ritmo. -mencionó con una sonrisa en sus labios, como la abuela orgullosa de su nieto que veía como intentaba socializar con los demás su solitario muchacho.
Hola de nuevo. o((>ω< ))o
La semana se me va casi volando, pero estos dos días el trabajo será más calmado, por lo que si sigue así, habrá capítulo estos cuatro días seguidos o(〃^▽^〃)o
Este capítulo es para bajar un poco el drama de los capítulos pasados, además de presentar a Joel y darle protagonismo a nuestras chicas que quedaron en Estados Unidos.
Durante toda la semana me devané la cabeza pensando en dejar o no a Joel como doncel, pero después de darle un papel en la historia preferí explorar su personaje siendo un chico normal con un crush con uno de los hermanos Nanami… Culpen a el fanfic "¡Piensa con la cabeza de arriba!" (lo pueden leer aquí y en Wattpad) por implantarme un nuevo ship entre Sai y Joel. Ahora no puedo dejar de pensar en cómo a los hermanos Nanami les gustan los chaparritos de personalidad dictatorial, cabello corto y con cara de bebes ヾ(⌐■_■)ノ
En fin. La canción es como si describieran el carácter de Joel, así que no dudé en ponerla para su capítulo de presentación. (Más adelante entenderán porque)
Un capítulo cortito antes del volver al drama principal. Espero y que los dioses nos permitan hacer el maratón diario estos días que viene, y si no, pues, al menos sábado y domingo tendrán capítulo sin falta.
Nos leemos después. Autora-san, fuera.
Chapter 58: Capítulo 52: El último tramo hacia Medusa.
Summary:
Durante la travesía por los Andes, el equipo enfrenta obstáculos físicos y emocionales. Al alcanzar la cima, el grupo vislumbra el Amazonas, renovando su esperanza y unión.
Notes:
La hermosa canción para este capítulo.
Canción: Sweet Disposition.
Artista: The Temper Trap.
Link: https://www.youtube.com/watch?v=-L8uZi_84Mo&ab_channel=PartTimeMuse
Chapter Text
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—Quédate quieto. -le regañó Genos a un Senku que no dejaba de moverse cada vez que tocaba la herida de su pecho.
—Tus manos están frías. -le dijo como escusa, mientras miraba a cualquier lado menos a Genos.
—¿Quieres que llame a Luna-chan para hacer esto? Ella está atendiendo las heridas de Hyoga-chan y Tsukasa-chan, pero si la quieres a ella puedo ir a traerla, después de todo, no he visto que te quejes cuando ella te atiende. -Genos bajo sus manos y las cruzó sobre su pecho, un pequeño puchero en sus labios. Senku fue el que le había pedido ayuda cuando se dirigía a ver las heridas de Tsukasa y ahora se comportaba como un niño quisquilloso.
—De acuerdo, lo siento. Intentaré no moverme tanto. -cedió Senku, dejando que Genos volviera a trabajar. Si a lo lejos ambos escucharon como Xeno y Suika se burlaban de ellos con un sarcasmo digno de dos viejos amigos, ninguno de los dos diría nada al respecto.
Cuando terminó de curarlo, fue su turno para que Senku tratara la herida de su brazo.
—Me estas mirando demasiado. -le reprendió Senku una vez estaba empezando a vendar el brazo herido.
—Necesito saber cómo hacerlo por mi cuenta y verte haciéndolo me ayuda a eso. -nuevamente a lo lejos escuchó las risas de Xeno y Suika, su padre estaba malcriando a su pequeña.
Senku iba a opinar algo más cuando el teléfono empezó a sonar y transmitir un mensaje en morse...
"Joel descubrió la batería, es un diamante en forma hexagonal..."
Todos victorearon ese logro y más motivados que antes, terminaron los últimos arreglos de las motos para seguir su travesía por la cordillera de los Andes.
Durante todo el camino, Chelsea fue arrojando datos a tener en cuenta para lo demás del terreno, Senku y Xeno, por su parte, iban conversando sobre el descubrimiento que Joel hizo y como eso cambiaba completamente el juego contra WHYMAN.
Avanzaron lo más que pudieron en las motos y aunque eran conscientes que Stanley no los iba a perseguir tan fácilmente sin un aeroplano, eso no significaba que no encontrarían la manera de darles caza más adelante, por eso trataban de detenerse lo menos que pudieran y continuar avanzando hasta que el sol ya no alumbrara su camino.
Al caer la noche, Ukyo y Kohaku fueron los encargados de cazar, encontraron varios armadillos y Francois los preparó sin dificultad.
—Para este viaje largo, insisto en que deben comer bien, en especial los que presentan heridas en curación. -les dijo Francois cargando más los platillos de los cuatro chicos heridos.
—Espero que la suerte siempre este de nuestro lado para cazar algún animal salvaje. -comentó Ukyo, arreglando una de las motos que presentó desequilibrio durante el viaje.
—¿Y cuánto faltará para llegar a ese bosque tropical? -preguntó Taiju con la boca llena de comida.
—Eso es un poco difícil de saber, Taiju. -le respondió Ukyo, quien estaba cerca de él-. La naturaleza a cambiado estos últimos miles de años.
Senku empezó a explicarle a Taiju que antes no existía ese desierto y que incluso las estrellas habían sufrido una variación por la inclinación de la tierra, Xeno respaldó la explicación de Senku y aportó más datos a la conversación, nadie notó como Chelsea miraba la montaña, y levantando sus manos en aquella seña propia de ella, sonrió con un brillo travieso, como la de un gato que capturó al ratón.
—No preocupen sus cabecitas con el tiempo que falta para llegar ahí. -dijo animada Chelsea, haciendo que todos la miraran pues estaba hablando con mucha fuerza, ignorando a los chicos que hablaban pues estaban hablando en japones y ella no sabía lo que decían-. Una vez crucemos los Andes, nos estaremos adentrando en el bosque tropical, llevando una ventaja sobre Stanley y seremos libre de él.
—¿Cómo puedes saber eso? -le cuestionó Max-. Esta área ni siquiera era un desierto en primer lugar.
—¡Hmph! supongo que como geógrafa sabes cómo será el terreno más adelante, ¿me equivocó? -le preguntó Ryusui a Chelsea y la chica, poniendo sus manos en la cintura sonrió con seguridad.
—Si, algo así. -Chelsea vio la incredulidad en la cara de todos y por eso agregó-. Les pondré un ejemplo para que me crean. En Japón ahora hay mucha más nieve que en nuestro tiempo, ¿verdad?
Francois les tradujo lo que Chelsea decía al japones y todos los chicos la miraron sorprendidos.
—Pues ella tiene razón. -dijo con asombro Genos.
—Esa fue la verdadera razón por la que tuvimos que esperar hasta la primavera para atacar a Senku. -aportó Hyoga, con un hueso que masticaba en su boca-. A pesar de tener a Yuzuriha, las pieles conseguidas no eran suficientes para soportar el frío que pasaríamos en la caminata hasta allá y no digamos luego de esa batalla y el regresar al campamento con las ropas dañadas que...
—Espera un momento... -pidió Chrome con emoción, interrumpiendo a Hyoga-. ¿Cómo puedes ver el otro lado del mundo sin verlo realmente?
—Eso es fácil mi querido amigo navegador, los humanos al quedar petrificados, supuso un descenso en la temperatura mundial, por lo tanto, las corrientes heladas de la antártica han empezado a subir hacia el norte.
Chelsea miró como todos sus contemporáneos petrificados, incluyendo Xeno, trataban de disimular la risa al ver como los de la aldea Ishigami, parecían no entender la referencia en las palabras de la geógrafa.
—Eso fue lo que yo también noté. -empezó a hablar Ryusui, un poco más recuperado que los demás-. El agua marina sobre el ecuador era un poco más fría aun cuando estábamos en verano.
—Eso se debe al fenómeno de la Niña. -dijeron al unísono Xeno y Senku.
—Los científicos locos vuelven a acertar. -dijo Chelsea señalándolos con diversión-. Es increíble como ustedes pueden sincronizarse tan bien.
—Esperen un momento, yo realmente estoy perdido, expliquen eso de la niña. -pidió Chrome y tanto los científicos como Chelsea le explicaron sobre ese fenómeno.
—Ahora que entiendes eso, comprenderás mejor porque no miento cuando digo que atrás de esa montaña está la selva tropical del Amazonas. -dijo Chelsea con diversión mal disimulada cuando volteo a ver a las chicas cerca de ella-. Pero para subir la montaña necesitaremos jugar a las sillas musicales.
—¿Quieres jugar eso en el desierto? -cuestionó Luna y Chelsea la miró con una sonrisa gatuna.
—Gracias por ofrecerte de voluntaria, querida Luna, así que dime. ¿Cuánto pesas?
Luna se quedó de piedra por un momento, Genos incluso se sintió mal por ella.
—¿Y cuál es el problema de decir tu peso? -cuestionó Kohaku sin entender-. No entiendo cuál es el problema de eso.
—No es que haya algún problema ahora... -le respondió Genos con duda-. Bueno, en el pasado eran otras creencias tontas que al menos aquí ya no importan...
—¿Qué pasa, mi querido hijo? ¿La super estrella esta temeroso al saber que ha engordado? -se rio Xeno al escucharlo vacilar en su respuesta. Genos sintió que sus mejillas ardían ante eso.
—Y me lo dice el señor "Mi esposo me quiere engordar y yo estoy feliz por eso."
—Nunca me ha importado la talla de las personas. -le respondió con indiferencia-. Si hacen bien su trabajo es más que suficiente para mí.
—Tiempo fuera. -habló Chelsea, interrumpiendo la próxima pelea parental que se avecinaba-. Yo solo necesito los datos para poder distribuir el peso de las motos ya que iremos en subida.
—No es necesario que nos lo digan. -dijo Senku ya moviéndose para trabajar-. Crearé una balanza para saber el peso estimado de todos.
Cuando la balanza estuvo hecha y todos pesados, los equipos se volvieron a agrupar para que ninguna moto pasara los 202 kilogramos.
—Volvemos a formar equipo Tsukasa-chan. -le dijo divertido Genos, dándole pequeños golpecitos con su codo para llamar la atención.
—Me quedo bajo tu cuidado, Genos. -le dijo tomando su mano derecha y besando el dorso de esta, Chelsea chilló al ver esa escena.
—Que hermosa pareja hacen ustedes dos. -le dijo dando saltitos de alegría y llamando la atención de todos ahí.
—El fruto nunca cae lejos del árbol. -aportó con diversión Xeno, mirando como Senku solo achinaba los ojos e "ignoraba a todos" mientras arreglaba las cargas de las motos-. Después de todo, mi hijo al igual que yo, nos gustan los chicos que pueden cargarnos y hacer el esfuerzo físico por nosotros.
—Oh, es verdad. Su esposo es un soldado de élite y Genos a elegido a Tsukasa como su compañero en esta aventura. -mencionó divertida la chica y Genos tuvo que intervenir ante las miradas de los demás sobre él.
—Okey, Chelsea, demasiado drama te estas creando en tu... Woa... -dijo rápidamente Genos cuando Tsukasa lo cargó fácilmente y lo sentó en su hombro bueno-. Idiota, te vas a lastimar, piensa en tu herida.
—Creí que tu padre dijo que te gustaba que te cargaran. -respondió con tranquilidad, sin bajarlo de su hombro.
—¿Y ahora le vas a hacer caso a lo que diga el narcisista y dictador de mi padre? -Tsukasa levantó los hombros restando importancia a las palabras de Genos, Chelsea gimió con diversión al ver como ambos actuaban.
—Ese chico me agrada. -dijo Xeno, como un comentario al aire, viendo como Senku fruncia más el ceño ante sus palabras dichas.
—Tsukasa-chan, si no me bajas ahora te volveré a patear el trasero e irás amarrado en la parte de atrás de la moto.
—¿Si te bajo puedo ir en medio de ti y Chelsea? -preguntó con ojos llenos de inocencia, pero la sonrisa divertida en sus labios, claramente le decía que todo eso era una broma para él.
—Si, como sea, te dejaré abrazarme y todo, pero bájame ya. -Chelsea chilló con más fuerza, y Genos no pudo evitar reír por lo absurdo del momento; curioso por saber que más hacía Chelsea, antes de bajarse, si inclinó hasta Tsukasa y le dio un beso en la mejilla.
Chelsea gritó con diversión y Luna se rio del momento que ambos chicos estaban compartiendo con los demás.
—Me toca también cargar al mentalista fraudulento. -dijo Kohaku, acercándose a ellos y Tsukasa no dudo en pasarlo a la chica que fácilmente pudo con él-. No pesas en lo absoluto hombre murciélago.
—¿Qué, ahora soy un muñeco para cargar? -dijo ofendido, pero con una sonrisa jugando en sus labios al ver como su pequeña e incluso su padre se divertían al verlos jugar así-. ¿Kohaku-chan también querrá un beso mío?
Bromeó estirando sus labios sin acercarse a la chica que soltando una carcajada se lo tiró de regreso a Tsukasa.
—Suika si quiere los besos de Genos. -dijo la menor, acercándose a un Genos que bajaba de los brazos de Tsukasa.
—A ti te daré todos los besos del mundo, mi bella niña. -le dijo abrazándola y repartiendo besos en las mejillas sonrojadas de la pequeña, quien reía con diversión en los brazos de Genos.
El momento se volvió dulce, nadie queriendo romperlo, pero Genos sabía que tenían que descansar, por lo que les dijo a todos que terminaran sus comidas y fueran a dormir, en especial los heridos, para partir con los primeros rayos del sol.
Xeno se acercó a ellos una vez vio como todos se alejaban para hacer sus rutinas de noche. Genos aun cargando en sus brazos a Suika.
—Tsukasa parece ser un buen muchacho. -mencionó como un comentario cualquiera. Genos y Suika lo miraron, antes de contestar.
—A pesar de su apariencia dura, es un buen chico que quiere a su hermana menor.
—A Minami también le gusta Tsukasa. -dijo Suika con diversión en su voz y Genos negó divertido.
—Es imposible no tener admiradores con su forma de ser. -concuerda Genos, y Xeno alza una ceja, interesado.
—¿Debo asumir que Tsukasa se unirá a la familia en algún momento del camino? -Genos miró a su padre, quien, con su postura recta y sus manos hacia atrás, miraba con curiosidad hasta donde estaba el chico.
—Tsukasa-chan es solo parte de mi paquete de cuido, padre. -le dijo con una advertencia camuflajeada-. En este momento no quiero ni necesito una pareja. Tenemos una misión más grande en las manos que el pensar en cosas como el tener una pareja, y por lo menos yo, hasta no lograr traer a toda la humanidad de regreso, no quiero verme enrollado en nada de eso.
—Qué raro. -dijo su padre con una sonrisa creciendo en sus labios-. Suenas justo como Senku y su declaración de ser un chico solo de ciencia... ¿Será acaso que me equivoqué y en vez de ser los chicos fuertes, tú ames más a los científicos locos?
Genos soltó un suspiro cansado, su pequeña lo miraba con curiosidad y su padre no disimulaba en lo absoluto. Ambos expectantes a la respuesta que él daría.
—Buenas noches, padre. -le dijo alejándose de ahí con Suika en sus brazos, quien también le deseo buenas noches, saludándolo con la mano mientras se acomodaba en el hombro derecho de Genos.
—¿Qué me dices tu Senku? ¿Cuál es el tipo de persona que te gusta? -Xeno no se molestó en girar a verlo, su vista estaba fija en su hijo. Gracias a la moto, al parecer, Genos no se había percatado de la presencia de Senku, pues le estaba dando la espalda al chico.
—No sabía que te gustaba el romance, doctor Xeno. -dijo con indiferencia, mientras se levantaba del suelo y se acercaba a Xeno.
—Por desgracia, no hay mucho que hacer en este momento, y la salud emocional de mi hijo siempre será una prioridad para mí.
—¿Ah sí? -dijo resoplando sin creer en absoluto sus palabras.
—Todo padre solo quiere lo mejor para sus hijos... Quizás cuando ambos sienten cabeza con sus respectivas parejas y tengan un hijo de ellos, entenderán ese sentimiento.
—Si, como sea. -dijo tratando de proyectar una fachada de indiferencia, pero la sonrisa de Xeno le decía que no estaba lográndolo del todo-. No es como si mañana mismo la humanidad fuera a restaurarse y ambos fuéramos por caminos diferentes.
—Pero será inevitable que ese día llegue. -presionó más Xeno, y Senku estaba tratando de entender lo que quería decir con sus palabras hasta que Xeno aclaró-. Tarde o temprano sus caminos se separarán, mi hijo es más una estrella del espectáculo, no me extrañaría que él te haya pedido que restaures la industria del espectáculo una vez la misión se complete... Pero tú, mi querido pupilo, brillas bajo la ciencia, lejos de los reflectores. ¿Qué pasara entonces con ustedes dos cuando la inevitable separación suceda?... Mi amado Genos no siempre estará a tu lado, ¿O acaso cortarás sus alas y lo encadenarás a tu lado? claramente puedes ver que hacer eso otra vez, no detendrá su deseo de libertad.
—Ve al grano, Xeno. -le dijo, cansado de escuchar sus palabras que parecían estarse arraigando en su cabeza-. ¿Qué quieres decirme con todas esas palabras tuyas?
Xeno le sonrió, una sonrisa oscura, como alguien que ve realizado lo que él quiere.
—Yo puedo ayudarte a que Genos se quede a tu lado para siempre. Fácilmente puedo parar a mi amado Stanley para que nadie salga herido. Pero me gustaría que a cambio de mi colaboración, tu realmente te replantearas tu plan... No me malinterpretes Senku, estoy igual o más interesado que tú en este tal WHYMAN y que necesitaremos de algunas manos extras si queremos ir y derrotar a esa cosa en la luna, pero de eso a tener que traer a toda la humanidad. -Xeno resoplo divertido, mientras negaba con la cabeza-. Tu mejor que nadie debe saber las consecuencias que trae tu idea al mundo, un mundo que al fin tiene un respiro de nosotros. ¿Por qué no mejor hacer una selección de solo los más capaces? No es necesario traerlos a todos... Además, sin tanta competencia en el camino, Genos fácilmente se puede quedar a tu lado, ya lo oíste ¿verdad? ese chico Tsukasa solo es parte de su paquete de cuido, si ese es el caso, ¿Por qué no aprovechar esa ventaja que te estoy ofreciendo? Con Stanley y Genos de nuestro lado, las cosas serán mejores, todos salimos ganando en mi propuesta. ¿Qué te parece eso?
Senku, quien no apartaba la mirada de Genos, rio por un momento al ver como Suika y él sonreían por algo dicho por la pequeña. Xeno sonrió al ver como su pupilo miraba a su hijo.
—¿Por qué no ser egoísta por un momento? ¿Acaso nosotros no merecemos amar a otros? después de todo, la ciencia y el amor pueden ir de la mano, querido Senku.
Senku dejó de mirar al frente y observó a Xeno, quien le devolvió la mirada.
—Y yo que creí que había dejado muy en claro que no me interesan tus manipulaciones, doctor Xeno. -le dijo sonriendo de lado, descolocando un poco a Xeno por la respuesta relajada de su pupilo-. Te lo dije en el barco, ¿recuerdas.? Nuestro Genos me enseñó muy bien a ver sobre las palabras vacías como las tuyas. Se que dices todo eso para probar un retorcido punto tuyo que refuerce que tus ideales son superiores a los míos, pero en la vida real, tu jamás le darías a Genos a nadie que cayera fácilmente en tus manipulaciones, mucho menos permitirías que Genos sea una pieza de intercambio solo para cumplir tus metas. Tú le amas demasiado como para siquiera creer una de esas palabras que me has arrojado tan fácilmente. ¿Por qué el padre que creyó que era lo correcto encerrar a su hijo para protegerlo de un "mundo cruel" de repente habla sobre querer dar a su hijo como moneda de cambio?
Xeno solo alzó una ceja ante las palabras despreocupadas de Senku, por dentro, estaba un poco impresionado por el chico a su lado.
—¿Está es la respuesta a mi propuesta? -presionó, devolviendo la pregunta, Senku solo se rascó una oreja mientras se reía por la seriedad de Xeno.
—Genos es libre de hacer con su vida lo que quiera sin sentir la necesidad de deberme nada a mi o a ti. Si él quiere quedarse conmigo o contigo será porque así lo quiere, no porque deba ser "el botín de guerra" entre nosotros dos... Vete a dormir mejor y despeja tu mente, parece que la altitud te está afectando, Doctor Xeno.
Senku se alejó de él y fue hasta donde Genos quien le hizo señas con su mano para acercarse a ellos dos, mientras hablaban de algo que Xeno no lograba escuchar, pero que con sus sonrisas lograba entender que era un momento divertido.
Xeno relajó por un momento su postura, sonriendo con orgullo... A regañadientes tenía que admitir que Senku tal vez, podía pasar su estricto filtro que tenía con su esposo para descartar a los futuros pretendientes de su hijo.
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Junto con los primeros rayos de sol, salieron todos para seguir avanzando en su recorrido; la nueva alineación de los equipos en las motos resultó ser de gran ayuda en las primeras etapas de la montaña, pero entre más empinada era la subida, tuvieron que bajar de las motos y empezar a empujarlas.
Pero antes de llegar a la cima de una de las colinas, Kohaku miró el terreno, chasqueo la lengua al ver lo que les esperaba.
—Senku. -le llamó Kohaku-. Parece que nuestras motos ya no podrán avanzar más.
—¿Qué hay más adelante? -preguntó Senku, acercándose a ella.
—Hay un acantilado... Creo que será mejor deshacernos de las motos y la carga desde aquí, para poder seguir subiendo solo con lo que podamos cargar.
Cuando Francois les tradujo a los estadunidenses la idea de Kohaku, Max fue el primero en preocuparse y hablar.
—No hay forma de que podamos hacer eso. Si dejamos nuestras cosas aquí y en especial nuestro transporte, nos tomará incluso el doble del tiempo llegar hasta donde queramos ir.
—Max tiene razón. -estuvo de acuerdo Senku-. No podemos dejar nada atrás, así que haremos un teleférico.
Dijo con la seguridad que lo caracterizaba. Xeno negó con la cabeza divertido, gesto que imitó su hijo con la frase "Aquí vamos otra vez"
Kaseki y Chelsea eran los más emocionados y el resto solo esperaban que no fuera demasiado peligrosa esa idea y que no les llevara todo un mes.
Llevaron las motos hasta el acantilado que estaba más adelante y empezaron a desarmar las motos.
—El problema más grande de todos será el que llegue una persona al otro lado. -mencionó Xeno, mirando el acantilado y calculando la distancia más segura en donde podrían conectar la línea.
—Ja, eso es demasiado fácil para mí. -dijo con seguridad Kohaku, quien, uniendo dos llantas, creo una catapulta y se arrojó en ella para brincar hasta el otro extremo de la montaña.
—Esa chica está loca. -dijo Xeno con admiración, palideciendo un poco al ver como Kohaku de un salto logró llegar hasta el otro lado de la montaña.
—No está loca, solo es demasiado temeraria para mi gusto o el gusto de cualquiera con instinto de sobrevivencia. -menciona Hyoga, pero Tsukasa que estaba a su lado solo se ríe un poco, recibiendo un golpe de la lanza por parte de su amigo.
—Kohaku dice que no olviden que durante varios años ella transportaba el agua de las montañas hasta la aldea, por lo que escalar una montaña no es ningún problema para ella. -habló Ukyo al escucharla hablar desde el otro lado de la montaña.
—Lo reafirmo, ella es muy temeraria. -dijo Hyoga, negando con la cabeza, mientras la máscara sobre su boca cubría la sonrisa que crecía en sus labios.
—Kohaku pregunta ¿Qué haremos ahora? -volvió a hablar Ukyo.
—Pues primero, necesitamos una cuerda guía. -dijo Senku acercándose a Ukyo con su arco, una flecha y una soga.
Ukyo le hizo señas a Kohaku y la chica levantó el escudo para servir de referencia. Ukyo una vez tuvo el objetivo, amarró la soga con la cuerda y disparó la flecha, dando en el blanco que Kohaku levantaba.
—Es-esperen un momento. -dijo Luna con un poco de temor en su voz-. No me digan que esta cuerda delgada será la que usemos para el teleférico.
—Es solo la cuerda guía. -le tranquilizo Ukyo, hablando en inglés-. El cable real lo pasaremos sobre este.
—Senku-chan, tenemos un problema entonces. -le dijo Genos, al escuchar la explicación de Ukyo-. Kohaku-chan no ha llevado un teléfono consigo, ¿Cómo vamos a darle explicaciones si apenas Ukyo puede oírla?
—Bueno, podemos utilizar esta cuerda tensa para hacer un teléfono fijo. -dijo con simpleza, mientras iba por el parlante del teléfono y lo conectaba con una cuerda en la soga principal-. Oye leona, ¿Me escuchas?
—Que no soy una leona. -se escuchó el fuerte gritó de la chica.
—Eso se parece al que ocupábamos cuando éramos niños. -dijo animado Taiju y Senku se rio al recordar esos momentos con su amigo.
—Si, algo así, grandulón. -le respondió con una sonrisa cariñosa, Genos conocía esa sonrisa, esa era la sonrisa cálida exclusiva para las personas que Senku consideraba su familia.
—A veces, las soluciones más simples son las más efectivas. -aportó Ukyo, mirando la escena de los amigos y luego giraba a ver a Genos con cariño.
Lo que siguió después fue una serie de instrucciones para Kohaku, mientras ellos creaban el mecanismo adecuado para pasar hasta el otro lado. Les tomó un poco más de tiempo del que esperaban, pero al final lograron tenerlo hecho.
El problema más grande al cual se enfrentaron una vez estuvo listo el teleférico fue el paso de los pasajeros, pues el límite sería de 160 kilogramos. Cuando llegaron a la explicación de las parejas que debía formarse, Kohaku, que escuchaba todo por el comunicador que hicieron les interrumpió.
—Si van a transportarse por parejas, creo que hay más que considerar que los números. El verdadero problema es Xeno.
—Es verdad. -dijo Chrome, mirando con disculpas a Genos-. Además, Hyoga atacó a Tsukasa, ¿No estás planeando en huir y unirte al lado del Doctor Xeno, o sí? -cuestionó Chrome mirándolo con sus ojos achinados.
—Yo no estoy preocupada por él. Estoy segura de que Hyoga está de nuestro lado desde que iniciamos el viaje en el Perseo. -aseguró Kohaku, sorprendiendo a todos los del Perseo incluyendo a Hyoga.
—Tu fe ciega en mi es preocupante, Kohaku. -le dijo Hyoga, acercándose al comunicador-. ¿Y qué si los traicionó por algo mejor? si Xeno me ofrece algo mejor de lo que tengo con ustedes, podría huir con él hasta donde Stanley y su tripulación están y avisarles el rumbo de su viaje.
—Ja, hablas como si ya tuvieras todo planeado. -dijo Kohaku, ignorando como todos al otro lado miraban a Hyoga, todos menos Tsukasa, quien sonreía con una sonrisa divertida en su rostro-. Además, ya nos tomaste cariño, dudo mucho que quieras volver a enfrentarte a Tsukasa o a Genos, otra vez.
—Lo repito de nuevo, Kohaku, eres muy temeraria para mi gusto.
—Y tú eres demasiado divertido como para dejarte ir, Hyoga; así que no se preocupen por él y dejen que se vaya con Xeno.
—Kukuku, acaso la leona ha sido domada. -bromeó Senku y no se extrañó cuando el gritó de Kohaku llegó hasta ellos.
—Y yo que quería intervenir para irme con mi padre y Suika. -le dijo Genos a Ukyo, mientras el otro se reía un poco ante las palabras de su tonto hermanito.
—No entiendo que está pasando, ¿No se supone que todos son amigos? -preguntó sin entender Chelsea y Genos trató de explicarles a los otros chicos sobre lo que había pasado entre la despetrificación de Senku y su viaje a Estados Unidos.
La cara de horror de Suika y Chelsea le dio un poquito de risa a Genos.
—¿No creen que han habido muchos intentos de asesinato aquí? -cuestionó con temor, Suika asintiendo con la cabeza una vez tradujo Francois.
—Bueno... Si lo miras de esa manera, supongo que si los hubo. -dijo Ukyo, sintiéndose un poco apenado porque él era parte del imperio de Tsukasa en toda esa guerra que hubo años atrás.
—Jaja, no se preocupen por los detalles ahora, lo importante es que ahora todos somos un equipo y confiamos en todos, bien lo dijo Kohaku antes. -aseguró Ryusui, poniendo una mano en el hombro de Ukyo, pues pudo notar como el recuerdo de sus actos pasados aun no lo dejaban estar en paz consigo mismo.
—Okey, es hora de ponernos en marcha. -dijo Senku, al ver como todos se relajaban un poco y Genos le daba un pulgar arriba por intervenir en la conversación-. Si queremos llegar a la selva antes del anochecer, hay que movernos ahora.
Con esto dicho, Senku empezó a distribuir a las parejas y el equipo que llevarían. Genos miraba de vez en cuando hacia el acantilado, escondiendo sus manos en las mangas de su ropa. Siempre amo como su padre volaba, pero personalmente, él le tenía miedo a las alturas. Por eso siempre se mantuvo en el equipo de tierra, las alturas era algo que realmente le hacía perder los nervios.
—¿Superaste tu miedo a las alturas, mi pequeño príncipe? -le llamó su padre cuando Chrome y Kaseki empezaron su recorrido por el teleférico.
—No es como si alguna vez lo tuviera. -dijo con indiferencia, tratando de no demostrar nada.
—¿Es así? -preguntó con diversión mal contenida en su expresión-. Que extraño, yo estaba seguro de haber conocido a un pequeño niño llorón que jamás se atrevió a subir una rueda de la fortuna o a ningún aparato mecánico que superara los 12 metros de altura.
—Se te olvida recordar que eso ya no cuenta, ya que en el pasado viajaba en aviones sin problema alguno.
—Ibas sentado en las filas de en medio. -le aseguró, cruzando sus brazos y su sonrisa creciendo más, Suika se acercó a ellos y con diversión, imitó la pose de Xeno-. Además de que manejabas un antifaz y siempre repetías, "estoy en un autobús"
—Así es. -dijo Suika divertida y luego los miró a ambos por un segundo, antes de preguntar-. ¿Qué es un autobús?
—Genos. -le llamó Senku, viendo como el asiento y su equipo conformado por Chelsea y Luna, se acercaban hasta allá-. Es tu turno.
—No tengas miedo papi. -le dijo Suika, tomando sus manos con las suyas-. Suika irá detrás de ti.
—Gracias, mi niña. -Genos se agachó a su altura y le dio un abrazo y un beso, luego se paró y miró a su padre con seriedad, Xeno le devolvió la mirada seria, por lo que no esperaba que su hijo se acercara a él para darle un beso en la mejilla-. Ya soy un adulto y no le tengo miedo a las alturas.
Dicho esto, se alejó de ellos y fue a sentarse en frente de las chicas, para recalcar sus palabras. Xeno, aun con asombro en sus ojos ante el gesto de su hijo, solo regresó en si cuando la pequeña Suika le tomó de la mano para acercarlo a la orilla y ver mejor como Genos se alejaba y sus manos temblaban un poco sujetando la soga frente a él.
—Sigues siendo solo un niño para mí. -susurró Xeno, sintiendo un poco de alivio al ver como Genos había llegado al otro lado, sano y salvo.
El siguiente turno fue de él y ese chico Hyoga, mientras pasaba, el aire empezó a soplar más fuerte. Cuando llegaron al otro lado, Hyoga le comentó esto a Kohaku para que lo transmitiera a los del otro lado, pues aún faltaban muchas cosas que traer y necesitaban amarrar bien el equipo si no querían perderlo en una ventisca.
Kohaku envió la información y los chicos al otro lado agradecieron el dato. Esta vez desde abajo venían Carlos, Max y la pequeña Suika. Kohaku se quedó en la orilla para ayudar a los que venían en el teleférico, pero nadie esperaba que una ráfaga de aire golpeara con fuerza el carrito que estaba cerca del final del camino, moviéndolo con violencia y haciendo que la pequeña Suika se soltara y cayera al vacío.
—¡¡SUIKA!! -gritaron con desespero Genos y Kohaku, pero una mano detuvo a Genos y Kohaku que estaba más cerca de la orilla no dudo en saltar, cortar la cuerda guía y arrojarla para que atrapara a la pequeña.
En un rápido movimiento, Kohaku impulsó su cuerpo a las rocas nuevamente y clavó el cuchillo en las piedras para frenar su caída. Cuando sintió que el cuchillo estaba bien sujeto a la roca, empezó a subir a una Suika que lloraba de nervios.
—¡Suika, Kohaku, ¿Están bien?! -preguntó con una voz desesperada Genos, lo que no esperaba Kohaku al levantar la mirada fue ver a Hyoga, estirándose para ayudarla a subir.
—Necesito que te estires un poco más Kohaku, ¿Crees poder hacerlo?
—¿Y ahora dudas en que no puedo hacer las cosas por mi cuenta? -le dijo con diversión y Hyoga mofó divertido.
—No exactamente ahora. -le confirmó, bajando un poco más-. Pero podemos discutir eso cuando ambas estén a salvo.
—Ja, te lo dije, ¿recuerdas? -mencionó con diversión acomodando mejor a Suika en sus brazos-. Ya nos agarraste cariño, que incluso te lanzas a salvarnos sin pensarlo mucho.
Hyoga se rio divertido, mientras negaba con la cabeza.
—Nunca cambiarás, ¿verdad?
—Me gusto tal y como soy. -le aseguró la chica mientras escalaba la roca hasta estar más cerca de Hyoga, quien logró tomar su mano y regresar a ambas chicas a la seguridad de la cima.
—¡Suika, Kohaku! -les recibió Genos rodeando a ambas con un abrazo-. Gracias a los cielos que están bien.
—Ahora entiendo porque no te gustan las alturas, papi. -le dijo la niña aun en sus brazos, su cuerpo aun temblando en el abrazo.
—Ya estas a salvo, mi niña. -aseguró Genos, abrazándola por completo, una de sus manos alcanzó la mano de Kohaku y la apretó con cariño, sus ojos reflejaban una gratitud que hizo sonrojar a Kohaku-. Gracias. -dijo simplemente y la chica solo asintió con la cabeza, sin saber cómo interactuar con el aura materna que desprendía Genos en ese momento.
—Hyoga también ayudó a rescatar a Suika. -dijo la chica, un poco más recuperada.
—También te agradezco Hyoga, aunque con una advertencia. -la sonrisa suave de antes, había desaparecido del rostro de Genos, su expresión ahora era la de un hombre que dictaba la sentencia de muerte a otro-. Si vuelves a detenerme cuando voy a salvar a mi hija o a uno de mi paquete de cuido, tus brazos volverán a estar como antes.
Hyoga no dijo nada, solo soltó un suspiro resignado y más cuando Chelsea se acercó a él para palmear su espalda.
—Eres un buen chico Hyoga, de ahora en más, considérame una fan tuya.
A pesar de que Kohaku no había entendido todas las palabras de Chelsea, si entendió las palabras "Buen chico" pues a veces la aldea lo usaba para felicitar a los perros que criaban. Hyoga le miró alzando una ceja, pero Kohaku no le explicó el porqué de su risa, sería un secreto que se guardaría solo para ella.
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Luego de ese incidente, los demás que faltaban fueron más cuidadosos y antes del atardecer ya tenían armadas las motocicletas e iban avanzando por el camino montañoso.
Cuando el sol estaba ocultándose, los chicos estaban llegando a la cima de la última montaña, todos se sentían cansados, no solo por la carga sino por la altitud del lugar que hacía más complicado el respirar.
Pero para alegría de todos, una vez en la cima, todos contemplaron con asombro la llanura boscosa que les esperaba.
—Se los dije. -aseguró con lágrimas en sus ojos Chelsea, estaban cansados, pero todos tenían una sonrisa en sus labios por el paisaje que los recibía.
—¡Hemos llegado a la selva tropical Amazonas! -gritó Chrome con entusiasmo, ignorando por completo el cansancio en su cuerpo-. ¡El reino científico está cerca de su victoria contra WHYMAN!
Si se pudo publicar este día. o(〃^▽^〃)o
Estuve investigando en relación a los tiempos del viaje de los chicos desde Ecuador hasta Brasil en moto, incluso con las aproximaciones, teniendo en cuenta que en esta historia (no en el Canon del manga) Stanley no lleva un avión y Xeno ya les indicó a donde deben ir. Por lo cual el viaje en Suramérica será aproximadamente de un mes (que es la estimación más cercana que me da al calcular un viaje en barco desde el Ecuador, rodeando toda Suramérica hasta Araxá), ┗( >_<。)┛
En fin, la canción de este capítulo me hizo recordar como todos mis niños están tratando de sobrellevar este viaje (como ex-mochilera se lo cansado que es moverte durante tanto tiempo sin un rumbo claro de las cosas) además de como el abuelo Xeno se ablanda cuando se trata de nuestra querida Suika, (en mi mente, Xeno siempre tendrá una debilidad por los niños que jamás admitirá, como el adulto amargado que esconde dulces en sus bolsillos para dárselos a los niños que lloran)
Nos estamos leyendo mañana, espero, con un nuevo capítulo. Autora-san fuera. (^U^)ノ
Chapter 59: Capítulo 53: La fe de un hijo y la incredulidad de un padre.
Summary:
El equipo avanza en balsas y descubren una montaña de medusas inactivas. Ahora toca construir un barco furtivo cubierto con ellas para evitar ser detectados. Mientras Stanley los persigue, Gen reafirma su fe en Senku, desafiando las dudas de su padre.
Notes:
La canción que nos acompaña este día (una de mis favoritas de esta banda):
Canción: Houdini.
Artista: Foster the People.
Link: https://www.youtube.com/watch?v=1FngsD2csgQ&ab_channel=Drtup
Chapter Text
...
En el momento que él y los demás se estaban poniendo las botas de goma, Genos se preguntaba realmente cual era el alcance de la capacidad mental de su científico loco favorito, pues Senku jamás preguntó la talla de zapatos de todos y él parecía ser de los que no se fija en eso, pero haciendo memoria, quizás no debía de sorprenderse tanto, pues de una fotografía que su papá Byakuya le envió en el pasado, había sacado las medidas exactas de Liliam cuando estaban intentando convencer a Nikki de unirse a ellos.
—Las botas hacen un ruido divertido. -dijo su pequeña, mientras caminaba con las botas de goma. Kohaku le había arreglado la capa para que esta no se mojara durante el camino que harían para recolectar unas frutas que había visto al bajar de la moto.
Él, su padre y Francois, se quedarían para arreglar el campamento ya que la noche se acercaba y ellos no estaban conduciendo en una selva espesa como el Amazonas durante la noche y a merced de cualquier animal que pudiera atacarlos.
—Creí que no dejarías ir a la pequeña Suika a recolectar alimentos. -habló su padre cuando estaba recolectando ramas secas para la hoguera.
—Suika es una increíble exploradora, no voy a limitar que explore el mundo solo por mi miedo a perderla... -Genos se mordió el labio un momento, no quería agregar más, pero tampoco era justo no reconocer las cosas como eran-. Supongo que lo aprendí de ustedes, quienes me dejaron explorar el mundo a mi manera, aunque no fuera lo que ustedes esperaran en un principio.
No hubo respuesta por parte de su padre y Genos lo agradeció, el día pintaba muy bien y no quería enfrascarse en una pelea con él, por eso, se sorprendió bastante cuando escuchó la risa de su padre, al girar a verle él trataba de ocultar su risa detrás de su mano derecha.
—¿Por qué te ríes? ¿Qué es lo gracioso de mis palabras? -le cuestionó, tratando de ocultar la sonrisa que quería salir de sus labios, hacía mucho tiempo que su padre no se reía junto a él.
—No son tus palabras lo que me ha causado gracia. -empezó Xeno, tratando de ocultar su alegría, por lo cual le dio la espalda a su hijo para tratar de controlarse-. Lo que me resulta gracioso es que usaras casi las mismas palabras de nuestro amado Stanley. Mi gran amor siempre decía que tu eras lo mejor de ambos y que por eso no deberíamos limitarte a solo nuestro enfoque, que te dejara explorar el mundo y encontraras tu lugar en la tierra... Nunca esperé que tenían que pasar miles de años, un par de guerras internas y un viaje por el continente Americano para ver que realmente has encontrado ese lugar al que perteneces... Nunca he creído que la unión hace la fuerza, pues esa "unión" siempre es momentánea para alcanzar una meta, luego todo se olvida y las fisuras vuelven a aparecer, así son los humanos, idiotas fáciles de gobernar, pero... -Xeno giró a verlo, su semblante indiferente volvía a su lugar-. Esta brigada científica me agrada, no creo que sean un completo desperdicio de espacio en el mundo, o por lo menos lo poco que he visto de ellos es, por decirlo delicadamente, un grupo de jóvenes capaces.
—Por qué siento que tus palabras llevan un doble significado. -acusó Genos, achinando sus ojos, sintiendo que algo no cuadraba en las palabras de su padre.
—Por la ciencia, estoy tratando de ser amable con tus amigos y tú quieres leer entre líneas lo que estoy diciendo. -expresó con fastidio, pero Genos no se inmutó ante eso.
—Si. -dijo con simpleza, mientras cruzaba los brazos sobre su pecho-. Tus antecedentes me indican que tu no estarías siendo "amable" con mis amigos si no hay algo de por medio. Habla claro, padre, ¿a qué quieres llegar con tus amables palabras de ellos?
Xeno que estaba parado a toda su altura, le miró retadoramente, como siempre lo hacían cuando discutían, pero esta vez, soltando un mofido divertido, puso una de sus manos con garras sobre la cabeza de Genos y revolvió su cabello.
—Solo fue un comentario dicho al azar. -le dijo, mientras detenía las caricias en su cabello-. Quizás más adelante tenga algunos planes para que ellos sean de utilidad para mi causa, pero por el momento solo necesito conocerlos más, ya sabes, para manipular se necesita conocimientos previos del objetivo, por lo que verlos en su hábitat natural ayuda un poco.
—Lo sabía. -le acusó Genos, pero ambos se estaban riendo por el rumbo de la conversación, hasta que se echaron a reír, ambos tratando de cubrir sus bocas con su mano derecha.
Cuando las risas se detuvieron, tanto padre como hijo siguieron con la tarea de recoger ramas secas o cualquier hoja que sirviera para hacer fuego, ninguno dijo nada más, no lo necesitaban, las sonrisas en sus labios era la señal muda de su tregua. Genos sintió como se levantaba un poco el dolor de su pecho, recordando viejos tiempos, en el que así como ahora, ambos discutían cuando Stanley no estaba en casa, eran discusiones absurdas como si el espagueti debía meterse antes de que el agua hirviera o meterlos junto a la sal cuando el agua estaba en su punto de hervor, o si el cereal tenía que ir antes de la leche o después de poner la leche en el tazón.
Genos sabía que aún no debía confiar en su padre, que está batalla solo estaba en pausa temporalmente, pero habían tantos buenos recuerdos, tantos abrazos y palabras dulces llenas de sarcasmo que aún le costaba dejar atrás todo, o tener el orgullo para odiar y no confiar en él nuevamente... Pero eran esos pequeños momentos, esa cercanía que tanto extrañó durante el tiempo que estuvo en Japón solo, que le hacen ser débil y caer, creer que su padre no es tan malo y que las cosas pueden mejorar... Genos sabe que muy en el fondo, solo es un niño perdido que no quiere dejar ir el pasado pues teme volver a perder a sus padres y esta vez para siempre.
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Bajar por el río Amazonas, hubiera sido como un tobogán acuático si no fuera porque las seis balsas que hicieron apenas y soportaban la corriente fuerte y que incluso algunos de sus suministros se mojaron en el camino, por lo demás, todos disfrutaron del momento caótico del viaje.
La suerte pareció favorecerles luego de que Tsukasa matara a una anaconda y después untarse un repelente hecho de las mortales hormigas negras, pues no se volvieron a topar con ningún depredador. El punto final al cual llegarían por el río, sería hasta Manaos.
—Encontrar algo tan pequeño como la medusa en una selva tan espesa, será nuestro mayor problema. -dijo Genos, mirando la selva que los rodeaba.
El ruido de algo golpeando una de sus vasijas de barro, alertó a Kaseki y Genos, al girar a ver se percataron que quien hacia eso era Chrome.
—¿En que estas trabajando, Chrome? -preguntó el anciano al ver al chico concentrado.
—Quiero crear algo que permita soltar al aire este extracto de hormigas para que podamos descansar mejor en la noche... -Chrome enmudeció un momento antes de sonreír con victoria-. ¡SENKU! -le gritó-. Me ha venido la inspiración para crear un arma contra el rayo petrificador. ¿Recuerdas el truco que usaste en la isla del tesoro.? Podríamos crear un seguro por si eso vuelve a pasar, como un goteo constante temporizado.
—No es una mala idea, Chrome. -aseguró Senku-. Pero ponte en el lugar de WHYMAN, ¿Cómo contrastarías un truco así o que podrías hacer si sucediera algún fallo durante el lanzamiento del rayo? ¿Cómo te asegurarías que toda la humanidad quedara atrapada?
Todos se quedaron en silencio al escuchar eso, incluso los estadunidenses cuando Francois les tradujo, pero Tsukasa fue la voz de la mayoría de pensamientos cuando habló.
—Utilizaría un ataque de varias etapas, lo que me permitiría activar varias veces el rayo petrificador.
—Si ese fuera el caso. -aportó Genos, un escalofrío recorriendo su cuerpo-. La luz de hace millones de años, se lanzó en más de una ocasión, lo que implicaría que existe más de una medusa en el epicentro de donde todo empezó.
—Kukuku, es un buen planteamiento, mentalista. Pero ahora vamos de camino hacia allí y lo sabremos con más certeza. Inspeccionaremos la escena del crimen nosotros mismos... Esto será emocionante.
Aseguró Senku y Genos negó con la cabeza, "Y yo que me quejaba de que Kohaku era la más imprudente del grupo." pensó con una sonrisa en sus labios, resignado a lo que sea lo que fuera que viniera ahora.
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Caminaron por un par de horas más luego de desembarcar en una zona más estable para caminar, Senku, Xeno, Chelsea y Ryusui, habían trazado la ruta según los datos del otro, el sol de la tarde les favoreció enormemente en el camino, pues permitía iluminar el terreno y marcar una ruta a seguir en caso de regresar a las balsas.
—¡Ah! Chicos, lo he encontrado, Suika encontró una medusa. -dijo la niña al haber sentido que se paraba en algo irregular.
—Increíble, Suika. -dijo Chrome acercándose a ella-. No se esperaba menos de la mejor detective de la aldea Ishigami.
—Chicos... -habló Kohaku, quien estaba liderando el equipo en ese momento-. Creó que tienen que venir rápido al frente.
Todos se acercaron a la chica y observaron lo que ella estaba señalando con su dedo. Suika corrió a pararse en medio de Genos y Xeno, les tomó de la mano a ambos sintiendo miedo de lo que estaba frente a ellos.
Todos los demás no estaban mejor que Suika, pues frente a todos estaba una estructura colosal, hecha de millones de medusas.
—Esto es horrible. -dijo Ukyo, sin poder evitar sujetar la mano de Ryusui, no sabiendo si correr los salvaría de algo ante la cantidad absurda de medusas frente a ellos.
—Absolutamente horrible y fascinante. -estuvo de acuerdo Senku, quien fue el primero en acercarse hasta ahí.
—Esa luz que lo destruyó todo, la fuerza malvada que se empeñó en petrificar a la humanidad... -empezó Kohaku, también acercándose sin apartar su mirada de aquella montaña-. Viéndola ahora de cerca, sin duda alguna es una fuerza repugnante.
—Papi. -le llamó Suika, Xeno y Genos le miraron-. ¿Existirá una forma de huir de esto si se logan activar?
—Buena pregunta, Suika. -dijo Senku, quien estaba frente a ellos tres, se acercó más a un bulto de medusas, tomó varios y susurró la orden-. One meter, three seconds.
Todos retrocedieron instintivamente ante lo que hizo Senku, Genos tomó a Suika y la empujó cerca de Xeno, al tiempo que tomaba la mano de Senku para jalarlo hacia él y ponerse en frente del rayo... Pero pasaban los segundos y la activación jamás se dio.
—Idiota. -le regañó Genos-. Al menos avísanos si vas a hacer alguno de tus experimentos que pueden afectarnos a todos.
—Lo siento. -se disculpó con indiferencia, mientras rascaba su oído con uno de sus dedos.
—Ya lo entiendo. -dijo Taiju mirando a su amigo-. Entiendo lo que Senku quería hacer... Muy bien, compañeros, si me convierto en piedra de nuevo por favor láncenme líquido despetrificador.
Seguido de eso, Taiju se arrojó a la pila de medusas repitiendo el comando una y otra vez. Aunque todos se preocuparon al inicio, al ver que no funcionaba en la primera pila que se lanzó, empezó a saltar sobre todas ellas repitiendo el comando de activación, pero ninguna logró activarse.
—Ja, parece divertido. -dijo Kohaku lanzándose a las pilas de medusas.
—Suika también quiere ayudar. -dijo la niña, saltando de los brazos de Xeno y corriendo junto a Kohaku para gritar los comandos a las pilas que no había tocado Taiju.
—Ves que mis acciones no eran tan idiotas como me gritaste hace un momento. -le llamó Senku a Genos, riendo con fanfarronería.
—Porqué todos los científicos locos que conozco tienen un ego mayor al diámetro de saturno. -se quejó Genos con una sonrisa en sus labios al escuchar la risa de Senku mientras se acercaba a una pila de medusas.
—Al menos mi teoría inicial es correcta. Todas estas medusas se quedaron sin batería.
—Supongo que esto es algo lógico. -mencionó Ryusui que se acercaba a ellos junto a Ukyo-. No solo es una cosa de cuánto tiempo ha pasado, después de todo, en la isla del tesoro y según Matsukaze, la isla fue infestada por todas esas piezas, en donde muchas de esas medusas se quedaron sin batería. No me sorprendería en absoluto que las medusas no solo hayan caído aquí, sino en otras partes del mundo.
—Que paisaje más maravilloso debió haber sido ver, como toda esta cantidad de tecnología avanzada caía del cielo, brillando con intensidad e iluminando las noches. -empezó Xeno, mirando al frente-. Aquel día, hace miles de años atrás, cubriendo con su luz la tierra y dejando a toda la humanidad en piedra... ¿No creen que es una visión demasiado hermosa y elegante?
Todos guardaron silencio ante las palabras de Xeno, nadie se atrevió a verlo, algunos por recordar los viejos tiempos, otros pensando en cómo ese suceso le permitió estar ahí ahora... Y otros, como Genos, soltaron un suspiro cansado y extendieron su mano hacia su padre.
—Padre, ¿podrías por favor enseñar tu mano derecha y regresar esas medusas que tienes en tu bolsillo?
—No tengo idea de lo que estás hablando, querido hijo mío. -dijo con inocencia sin sacar sus manos de sus bolsillos.
—Vamos, padre, ese juego de distraer al espectador con una mano mientras con la otra activas el truco, es solo un principio básico de los ilusionistas. -le dijo riendo con fanfarronería-. Tu discurso fue bueno, pero yo soy el experto en magia aquí, padre.
—Eso es trampa. -dijo Chrome, intentando sacar la mano de Xeno de sus bolsillos.
—Da igual, dejen que se quede con las que quiera. -dijo Senku de lo más relajado posible-. Ninguna de estas medusas tiene batería, además lo estamos vigilando 24/7. A palabras de Genos, yo diría que el doctor Xeno es una persona inofensiva por el momento. Además, necesitamos que el buen doctor nos preste su conocimiento para nuestra investigación, ya que nuestra única oportunidad que tendríamos contra Stanley es usar a medusa.
Xeno desvió la mirada, su postura se volvió rígida, incluso la de Genos, pero él lo disimulaba mejor. Genos lo había pensado en todo el camino hasta aquí, pues si lograba petrificar a su padre y su equipo, podría volverlo a despetrificar y hablar con él sin la necesidad de que se alzaran en armas.
No es que él amara el petrificar a su padre Stanley, pero era la solución más viable si su padre había caído en la ira por pérdida de paquete de cuido.
—¿Y cómo haremos que funcionen de nuevo? -preguntó Suika, tomando un puñado de medusas en sus manos-. Si no funcionan, no podemos usarlas para nada.
—Con esta cantidad de medusas, tenemos más ventaja que antes. -habló Tsukasa, acercándose a Senku-. ¿O estoy equivocado, Senku?
—Kukuku, tienes toda la razón, Tsukasa. -le dijo Senku mientras buscaba en una de sus bolsas dos manoplas de acero, le tiró uno a Genos y le dio el otro a Tsukasa-. Ya saben lo que tienen que hacer, diviértanse rompiendo cosas.
—Jaja, por supuesto. -dijo Ryusui con emoción-. Dejaremos la autopsia delicada a expertos como nuestro técnico Joel, pero destrozarlas en pedazos es mucho más simple.
—Hay que aprovechar esta montaña de medusas que tenemos a nuestro alcance para descubrir un poco más. -dijo Senku sosteniendo la medusa rota que Tsukasa le pasó-. Después de todo, a todo buen científico joven no hay nada que le guste más que desmontar las cosas.
—En efecto, todo buen científico tiene el instinto de hacerlo. -dijo Xeno con el mismo brillo divertido que tenía Senku, al momento en que Genos le pasó la medusa que destruyó.
Ukyo se acercó a Genos, su sonrisa gatuna erizó los pelos del cuello de Genos.
—No lo digas. -le advirtió entre dientes, mientras la sonrisa de Ukyo crecía más.
—No sé de que estas hablando, mi querido hermanito menor. -la voz melosa de Ukyo le hizo soltar un suspiro cansado.
—Eso me gano por contarte todo a ti.
Ukyo se rio con fuerza ante el suspiro resignado de Genos, no así como el buen hermano mayor que era, no desaprovecharía el momento para burlarse de él.
—Ahora con este perfecto panorama, reafirmo mis sospechas de tu complejo de Electra.
Genos le aventó todas las medusas que pudiera a Ukyo, quien riendo se alejaba mientras esquivaba fácilmente el ataque de su hermano menor.
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—¿Ese fue el último rastro de ellos? -preguntó Stanley mirando el mapa que tenía incorporado el barco.
—Así es. -dijo el hombre del radar, sus ojos fijos en la pantalla y su mano derecha escribiendo sobre una libreta-. El último rastro de sus motocicletas nos indica que bajaron por el río Amazonas.
—Si ese es el caso, entonces la brigada científica juvenil debe construir un nuevo barco, eso les tomara un par de días, por lo que podremos darles alcance.
—Según nuestro recorrido, estamos pasando por el Golfo Corcovado de Chile. -explicó otro de sus soldados quien conducía el barco-. Si la meta final de esos niños es Araxá, llegaremos ahí en 15 días.
—No subestimen a esos niños. -les dijo Stanley, su dolor de cabeza no había disminuido en lo absoluto-. Los amigos de mi hijo son listos y Genos lo es más. Muestra de ello es que se nos han escapado en dos ocasiones seguidas. Si los siguen subestimando, ellos siempre les ganarán.
La cabina volvió a quedar en completo silencio. Nadie quería contradecir ni opinar sobre la familia de su superior, Maya fue el ejemplo perfecto de porque no debían entrometerse con esa familia.
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Ukyo había estado apilando la madera para transportarla, el barco era la prioridad ahora. Estaba terminando de amarrar la madera cuando Ryusui se acercó a él, silbando y tarareando con una alegría poco contenida.
—Déjame cargar a mi esa madera, mi amado Ukyo, tú puedes apilar otra en lo que yo regreso.
—¿Alguna razón en particular por la cual estés tan lleno de alegría? -le preguntó y solo recibió una sonrisa incluso más grande que la anterior.
—Nada realmente importante. -le mintió con total franqueza, mientras se acercaba a Ukyo y lo sujetaba de la cintura, Ukyo no dudo sujetar la cintura de Ryusui también-. Quizás solo estoy feliz de tenerte a mi lado.
—¿O quizás es por el diseño del nuevo barco? -la sonrisa incluso más brillante que antes, le confirmó a Ukyo que de eso se trataba-. ¿Y porque no he podido ver los planos del barco?
—Porque si lo vez, sabrás casi al instante que tipo de barco es.
—¿Y eso es malo porque...? -cuestionó, los cuerpos de ambos completamente unidos, Ryusui incluso inclinándose para rozar sus narices.
—Porque quiero sorprenderte. -Ukyo le sonrió divertido, su chico era un romántico de manual y a él, simplemente le encantaba.
—Está bien. -cedió, ante los besos que Ryusui le repartía por sus mejillas y cuello-. Me quedaré con el equipo de corte mientras ustedes arman el barco.
—Me encanta cuando sedes a mis caprichos. -le dijo dándole un beso suave en los labios.
—No te acostumbres tanto. -mencionó poniendo un poco de distancia entre ambos para que Ryusui lo mirara a los ojos-. Si hay alguna situación en la que deba ser firme a mi negativa, lo seré.
—Y yo aceptaré eso aunque no lo quiera así. -Ryusui volvió a juntar sus labios, ambos perdidos en el momento compartido, hasta que alguien aclaró su garganta detrás de Ryusui, lo que les hizo recordar en donde estaban, separándose ambos con un leve sonrojo al ser capturados por Tsukasa y un Hyoga que levantaba una ceja ante la escena vista.
—Nos alegra saber que nuestro Ukyo ha encontrado una pareja estable. -empezó Tsukasa cruzando sus brazos sobre su pecho-. Pero esperamos no tener que amenazar a esa pareja para que se comporte en público y se abstenga de causarle el más leve dolor a nuestro querido capitán Saionji.
—¿Eso es una amenaza? -preguntó Ryusui sonriendo, pues jamás había visto una escena así en la vida real en donde, además, él formara parte de ese evento.
—Las amenazas se las dejaremos a Genos, nosotros solo lanzamos una leve advertencia. -dijo Hyoga, con una postura relajada, pero extrañamente su lanza estaba en su mano.
—Jaja, me encanta. -rio divertido Ryusui-. El que ustedes actúen como her... -Ukyo le tapó la boca casi instintivamente, sentía que sus mejillas estaban más rojas que una cereza.
—Ryusui, por favor ve a dejar la madera recolectada. Yo haré los demás bultos. -Ryusui retiró con suma delicadeza la mano de Ukyo de su boca, besó dicha mano y le sonrió con cariño.
—Por supuesto, mi amado Ebisu.
Ryusui tomó la madera amarrada y así como se acercó silbando una melodía con alegría, así se retiró, dejando en un silencio incomodo a Ukyo con los otros dos chicos frente a él.
—Se supone que yo soy el mayor aquí. -dijo soltando un aire resignado cuando vio como ambos chicos le miraban con una ceja alzada, pidiendo explicación.
—Nadie ha dicho lo contrario. -mencionó con indiferencia Hyoga.
—Pero nuestro instinto de hermanos, nos exige intimidar a la actual pareja del menor de los tres. -aseguró Tsukasa.
—Tu eres el menor de los tres. -le señaló Ukyo, su sonrojo ni cerca de bajar.
—Para nosotros, siempre serás el menor de los tres. -dijo con simpleza Tsukasa y Ukyo se cubrió la cara con resignación.
—Y hablando de pequeño, por la reacción de ese chico tuyo, puedo asumir que Genos no a hablado con él ¿o me equivocó? -preguntó con curiosidad Hyoga.
—No es como si él no quisiera hablar. -empezó Ukyo, reacomodando la madera para no tener que ver a esos dos chicos-. Más bien es que yo le pedí que no lo hiciera... Ryusui y yo estamos intentando que esta relación salga bien y no quería que las amenazas de terceros le obligaran a actuar diferente.
Ambos chicos se miraron al escuchar un deje de tristeza en la voz de Ukyo.
—Podemos golpearlo en la cabeza hasta que olvide este día. -sugirió Tsukasa levantando uno de sus puños con la manopla de acero.
—Por cada golpe que le den, se los devolveré el doble. -les advirtió y luego de un pequeño silencio, los tres chicos se rieron.
La amistad de ellos tres era algo que ninguno de ellos podía especificar cuando empezó, pero que fue creciendo con forme pasaban los días en el imperio del poder. Tsukasa, a pesar de romper estatuas en ese tiempo, era demasiado atento, demasiado bueno con el trato a los demás y sobre todo su trato se volvió muy dulce cuando se trataba de Genos y él. Por otro lado, con Hyoga, a pesar de su carácter frío e indiferente, siempre respetó la opinión de Ukyo, lo cuidaba como lo hacía con Homura, como si se tratara de hermanos pequeños. Durante el viaje a Estados Unidos y los entrenos que tuvieron en la travesía, su amistad se volvió a fomentar e incluso llegaron al punto de confianza en donde lograron emborrachar a Hyoga en una de esas noches libres que tenían los tres.
Por eso había sido precavido sobre el contacto físico con Ryusui en público, pues ahora no solo tenía a Genos como un hermano menor sobreprotector, sino que también tenía a dos amigos que al parecer, lo miraban como un hermano menor, aun siendo él el mayor de los tres.
—Gracias por preocuparse por mí, pero creo que lo estamos haciendo bien. -aseguró Ukyo, con una sonrisa suave y su cuerpo menos tenso que antes.
—Al menos veamos el lado bueno de las cosas. -dijo Hyoga con tranquilidad-. Cuando el mundo se restaure, nuestro querido capitán, estará casado con el hombre más rico del mundo.
—Espero que no te olvides de nosotros los pobres cuando estés en tu mansión, rodeado de cientos de sirvientes fieles a ti. -dijo Tsukasa, limpiándose una lágrima inexistente de sus ojos.
—Son unos idiotas, los dos, son un par de niños tontos. -acusó, pero los tres se pusieron a reír ante lo absurdo del momento.
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Pasaron dos días enteros y sin descanso para poder terminar el nuevo barco furtivo. Kaseki y Chrome sacaban su pecho con orgullo ante los halagos que todos le dieron al barco, pues estéticamente se miraba increíble.
Pero Senku les recalcó que esa no era la prueba final. Ukyo fue el encargado de probar si realmente era indetectable a los ojos de un radar.
Por desgracia, a pesar de su mejor esfuerzo el barco aún era detectable.
—¿Eso significa que no podremos ocultarnos de ellos? -dijo Suika un poco decepcionada por todo el trabajo que tuvieron que hacer para realizar el barco.
—No es como si esperaba que lo consiguiéramos en el primer intento. -le aseguró Senku, palmeando un poco el casco de Suika para animarla-. Lo que toca ahora es modificarlo todo lo que sea posible.
—Es difícil de detectar... ¿Por su tamaño? -murmuró Chrome mirando el barco y la pila de medusas frente a él-. Significa que a mayor sea el volumen, más fácil será de ver en el radar.
—Así es. -concuerda Ryusui-. Es lo mismo que mirarlo con los ojos.
—Entonces, cuándo esta gran masa de medusas cayeron aquel día, ¿Por qué nadie las notó hasta que fue demasiado tarde, si contaban con esa tecnología del siglo 21? -cuestionó Chrome, sorprendiendo a ambos científicos, pero fue Xeno quien explicó primero.
—No es que con nuestra tecnología pudiéramos monitorizar todos los asteroides que se aproximan a la tierra... Pero tu suposición es muy válida. Cualquiera del siglo 21 supondría que una cantidad como esta frente a nosotros, la NASA o cualquier otra agencia espacial del mundo, pudiera haber notado algo así, lo cual obviamente no fue el caso.
—Entonces... -empezó Ukyo a hablar, sujetando una medusa con sus manos y dirigiéndose a hacer una prueba con ella-. Quizás su extraña forma tenga algo que ver.
Ukyo colocó la medusa sobre una superficie lisa y esperó... En efecto, su teoría era cierta.
—La medusa no aparece en el radar. -anunció una vez hizo la prueba.
—Ja, parece que la fuerza malvada detrás de la medusa, pensó en todas y cada una de las posibilidades que los humanos han tenido y tendrán. -dijo Kohaku, con más admiración de la que quiso aceptar.
—Si los dispositivos no son detectables por un radar... -empezó Xeno a explicar a Senku y este asintió con su cabeza.
—Si. Algo dentro de su misteriosa forma debe estar absorbiendo las ondas de radio.
—Oh, pero si ese es el caso, ¿Por qué no nos llevamos una gran cantidad en nuestro barco? -preguntó con inocencia Chrome y Senku le sonrió con orgullo, palmeando un poco su espalda.
—Brillante idea, Chrome. Hay que decorar un poco el barco antes de partir.
Y en efecto, así lo hicieron. Mientras Senku creaba más pegamento, todos iban a traer cuantas medusas pudieran para recubrir todo el barco.
Genos no paso por alto como su padre miraba a la medusa en su mano y al barco, su postura rígida. Genos había escuchado la plática del día anterior, en donde su padre reafirmó que jamás ayudaría en crear algo que fuera para dañar o engañar a su amado esposo, por lo cual, aparte de investigar sobre la medusa, no había movido ni un dedo en la creación de los planos para el barco.
Quizás su padre Xeno había sentido la intensidad en su mirada, pues se giró hacia él y se acercó con esa elegancia que solo un felino poseía, su sonrisa era apenas una mueca.
—Lo vez ahora, mi amado hijo, como la ciencia no solo es realmente elegante, sino también, es poder... -Xeno extendió la medusa a su hijo-. No importa en que camino quiera ir la humanidad, tarde o temprano todos volvemos al origen de nuestros instintos, la supervivencia y el deseo de dominar a otros. Las armas no siempre fueron para matar, pero ya nadie parece recordar eso. ¿Estas realmente seguro de que Senku no se desviará del camino como yo? Es tan fácil caer sin darse cuenta.
—Senku no caerá como tú. -le aseguró, su postura ahora más recta, más retadora-. Si te quedas de nuestro lado, lo verás por tus ojos y entenderás que él no será así... Por lo que la pregunta ahora no es la que tu hiciste, sino, si realmente tienes el valor de aceptar que no me equivoqué al elegir su bando por sobre tu ideal... Dime, padre, ¿Te quedarás a ver esto conmigo?
Xeno volvió a guardar la medusa al ver que su hijo no hacía nada para tomarla, le sonrió, pero de esas sonrisas falsas que utilizaba con las demás personas, aquella que parecía casi con lástima.
—Espero que cuando el día llegue, no vengas llorando a mi lado, pues no me aburriré de decirte "Te lo dije."
Xeno se alejó de su hijo una vez no vio que él quisiera seguir discutiendo. Se fue a sentar en uno de los troncos que había sobrado y esperó a que los amigos de su querido hijo terminaran lo que querían hacer con el barco.
Cuando leí por primera vez este capítulo, pensé justo como Kohaku, sobre lo retorcido que era ese villano y a los días alguien había subido una teoría de como Senku era el villano de Dr. Stone, en un universo donde si había completado la máquina del tiempo y él se negaba a aceptar que el mundo volviera a hacer corrompido por todos los demás.
En fin, es divertido cuando te lees las teorías tan locas que hay en este fandom.
Me encanta esta canción (Houdini) y ahora que mis chicos querían desaparecer del radar, no pude evitar pensar en esta canción.
Si mañana no me obligan a socializar, lo más probable es que haya capítulo o si no será hasta el lunes. (Mi batería social está agotada y el lunes hay trabajo TTwTT)
Nos estamos leyendo después. Autora-san, fuera.
Chapter 60: Capítulo 54: El descanso del genio y el consuelo del corazón.
Summary:
Los chicos vuelven al mar con un nuevo destino. Los avances sobre Medusa empiezan a tomar forma en el camino y los chicos que quedaron atrás demuestran porque también ellos son parte del reino científico.
Notes:
La canción de este día es una suave y hermosa *w*:
Canción: Die With A Smile.
Artistas: Lady Gaga, Bruno Mars.
Link: https://www.youtube.com/watch?v=Pv4Q-8s6hDE&ab_channel=sweetblue.
Chapter Text
...
—De acuerdo, mis científicos locos, es hora de un descanso para comer y beber algo. -les dijo Genos a su padre y Senku. Llevaban desde la tarde que partieron de Manaos hasta la mañana del día siguiente, sin descansar nada mientras analizaban cada pieza de las medusas que tenían consigo.
—No tengo hambre. -dijeron los dos al unísono, lo que hizo soltar un suspiro cansado de Genos.
—No fue una sugerencia. Incluso Chrome y yo hemos ido a comer y dormimos unas respetables cuatro horas, así que no quiero escusas de ninguno de los dos.
—Nosotros podemos... -empezaron a decir juntos nuevamente, pero el golpe de la mesa los hizo estremecer y apartarse del microscopio.
—He dicho, a comer. -dijo parándose en toda su altura, su voz volviéndose grave y sus manos en la mesa eran las que habían proporcionado el movimiento brusco en ella-. Ni siquiera Suika me causa tantos problemas como ustedes dos. La investigación no se va a detener porque se tomen cinco minutos para ir a comer algo. Kohaku, Suika, Chrome y yo los estamos relevando, así que levanten sus malditos traseros de la mesa y vayan a comer.
Al ver la cara pálida no solo de su padre y Senku, sino de la tripulación en general, Genos, respiró lento y pausado, cerró sus ojos un momento y cuando los abrió una sonrisa cálida apareció en sus labios, la sonrisa no llegaba a sus ojos.
—Que tonto de mi parte, olvidé decir por favor. ¿Podrían ir a comer ahora, por favor?
Los científicos se pusieron en pie y fueron hasta donde Francois les esperaba con algo de comida, ninguno de los dos se preguntó en donde había cocinado esos platos cuando el barco solo tenía un compartimiento donde estaban todos.
—Xeno... -le susurró Senku, sentados en una esquina con sus platos de comida, ambos masticando algo de esta-. Puedo asumir correctamente que ese carácter lo heredó de tu esposo.
—En efecto, lo es. -comentó una vez tragó la comida que estaba masticando-. Mi amado Stanley odia que me salte las comidas, aunque generalmente no lo hago ya que él me alimenta cuando ve que estoy muy ocupado, a veces lo olvido, y como él odia que se desperdicie la comida, actúa justo como Genos ahora... Un consejo personal, jamás le lleves la contraria un Snyder cuando se trata del cuidado personal.
—Si, lo he notado estos años. -le respondió Senku, tomando otro bocado de su plato sin evitar sonreír al recordar esos momentos en donde igual que ahora, Genos era muy contundente a la hora de las comidas y de comer por lo menos dos veces al día si se estaba muy ocupado.
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Gracias al hallazgo de Chrome y los ojos de Kohaku, encontraron que habían diamantes sin negrura, con este nuevo dato se empezó a analizar las medusas que su diamante estaba limpio y Xeno no tardó en descubrir la causa de eso.
Con la nueva información Senku ya tenía un plan, por lo que, a través de morse, se comunicó con los chicos en Estados Unidos, y les dio las indicaciones para hacer un diamante.
—Es un plan absurdo como siempre. -dijo Nikki, escuchando el mensaje que Senku les enviaban.
—Es más fácil decirlo que hacerlo. -mencionó Minami un poco preocupada por la petición-. Además, no contamos con un científico aquí y Brody se fue con Catherine y un grupo de nuestros chicos a buscar a más profesionales y personas para despetrificar y ayudar aquí.
—"Los profesionales no tienen la patente exclusiva de la ciencia..." -explicó en su mensaje Senku, como si supiera las quejas que estaban teniendo ahora-. "Cualquiera puede hacerlo, sea un pecador o un santo, siguiendo los mismos pasos, obtienes los mismos resultados. Esa es la gracia de la ciencia."
Todos los chicos se sintieron más motivados cuando escucharon eso y Yuzuriha empezó a escribir las instrucciones para crear el diamante. Todo parecía fácil en papel hasta que la primera explosión les dijo todo lo contrario.
—¿Qué ha explotado? -preguntó preocupada Minami que había salido por agua cuando escuchó la explosión.
—No estamos seguros. -mencionó Kinro.
—Mejor esperemos a que vuelva Brody, él debe saber hacer mejor esto. -se quejó Yo, saliendo de un escombro que lo alcanzó.
—No. -dijo Nikki, también poniéndose en pie, su ropa un poco quemada por haber estado cerca de la explosión-. Senku debió habernos pedido que hagamos esto por una razón. Esperar a que Brody vuelva cuando el mismo nos dijo que estaría fuera por casi una semana, es retrasar lo que Senku necesita en este momento... Además, él nos a dicho que la ciencia no es solo para cerebritos, nosotros también podemos hacerlo. Este solo es nuestro punto de partida.
Les habló con firmeza y todos los chicos estuvieron más motivados con las palabras de Nikki.
—Si de algo estoy segura, es que incluso Senku tuvo sus errores, no todo le salió la primera vez. -les aseguró Yuzuriha-. Pero él no se rindió, siguió intentándolo hasta conseguirlo. Nosotros también lo haremos porque también somos parte del reino científico.
Con esas palabras finales, todos siguieron trabajando sin parar durante todo el día, hasta que la noche los alcanzó y al fin vieron al fondo del plato algo que brillaba; los chicos fueron por Joel y este vino a regañadientes, pero cuando Nikki le preguntó si eso podía funcionar como un diamante, Joel les confirmó que, en efecto, podría ser un remplazo de uno.
Los chicos celebraron sin importar lo noche que era ya, he incluso invitaron a Joel a tomar de la cerveza que aun tenían, Joel aceptó solo por que Minami y Nikki les pidieron ir a celebrar con todos, pues oficialmente, él también formaba parte del reino científico.
Yuzuriha se quedó atrás para ir a comunicarle a Senku que lo habían logrado, habían creado un diamante científico.
La alegría de ese día se vio un poco opacada el día siguiente. Senku les dio indicaciones para ir a minar diamantes de verdad, pues el artificial que habían hecho les serviría para pulir el diamante natural.
Joel no dudó en asegurarles que él podría pulir ese diamante según la forma de la batería de la medusa. Y luego de confirmar eso, Senku les dijo que sería la última vez que ellos se comunicaban, pues era muy probable que Stanley los encontrara si seguían en comunicación.
El silencio en el lugar se sintió tenso, incluso Joel pudo entender lo que ese momento significaba para los chicos que ahora tenía como compañeros de trabajo, pues no era sencillo el no saber cómo estarían tus amigos y tu no poder comunicarte con ellos... En su caso particular, Joel ni siquiera sabía si la estatua de Sai estaba intacta o si algún día podrían llegar a revivirla.
Antes de perder nuevamente la comunicación, Yuzuriha envío un último mensaje al barco en donde viajaban sus personas más queridas...
"Desde aquí, nosotros el Reino Científico, nos haremos cargo de la situación. Buena suerte a todos."
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Genos sintió un mal presentimiento cuando escuchó la explicación de Senku sobre el lugar a donde se dirigían. Habían estado mencionando el lugar muy ambiguamente, pero conocía a su padre demasiado bien para su gusto, era muy extraño que él hasta ese momento se haya dado cuenta del lugar a donde iban.
—Dime, padre. -le habló acercándose a él cuando lo vio alejarse del pilar en donde tenían sus cables de comunicación-. Tu ya te imaginabas que íbamos a ir a ese lugar, ¿verdad?
—Solo lo suponía. -confirmó, Genos no pasó de largo como su padre movía sus dedos, como si simplemente hiciera algunos ejercicios de movimiento-. Senku no pasaría por alto un lugar con tantos recursos que serán tan valiosos si es que su plan de ir a la luna aún está en marcha.
Cuando su padre pasó a su lado, sintió como si algo jalara su mano derecha, su padre le había tomado de la muñeca muy torpemente.
—Oh, vaya. -dijo, mientras sostenía su cabeza con una mano y no soltaba su muñeca-. Creo que me he mareado un poco.
—Vamos a recostarte. -le dijo Genos, ayudándole a ponerse más estable.
Lo acompañó hasta la esquina que ocupaban para dormir, la mano de su padre no se alejó de su muñeca y vio como un pequeño tornillo estaba unido a una de las garras de su padre, luego recordó que aun escondía el comunicador en esa mano.
—Tus garras están magnetizadas. -mencionó, su padre solo le sonrió y empezó a quitarse sus guantes.
—Suelen pasar cuando hago mis ejercicios de manos y las llevo puestas, no le prestes atención. -dijo con simpleza y guardó sus guantes-. Dormiré un momento, el cansancio parece que me ha ganado en este momento.
—Seguro. -le respondió Genos, alcanzándole una manta y retirándose una vez que su padre se acostó, no creyendo en absoluto su escusa.
Senku no había apartado la mirada de ellos dos, pero cuando le miró a él, Senku esquivó su mirada, haciendo que el presentimiento que aún estaba ahí en su pecho se intensificara más... Algo no estaba bien y él odiaba no saber que era.
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Volver a tocar tierra fue un suspiro para todos, pero el viaje no acababa ahí. Habían pasado una semana desde que descubrieron el origen del rayo petrificador, y aun necesitaban avanzar hasta lo que Chelsea denominaba "El santuario de la Piedra"
Pero para llegar hasta allí, debían de seguir por moto para ser más rápidos, lo que implicaba volverlas a armar. Ukyo, Kaseki y Genos se habían vuelto más rápidos que los demás en hacer eso, todos parecieron estar sorprendidos porque él pudiera seguir el ritmo de construcción de Kaseki y Ukyo, pero Xeno le defendió aclarando que eso era solo la genética actuando en él, pues su otro padre, Stanley, era muy ágil con las manos y en todos los sentidos de la palabra.
Kohaku tuvo la rapidez de cubrir los oídos de Suika y Genos le amenazó con amordazarlo si seguía explicando más sobre eso.
Cuando avanzaron un buen tramo, se toparon con el primer obstáculo del terreno, montañas con inclinación vertical. Tuvieron que acampar esa noche ahí mientras desarmaban las motos nuevamente y construían un elevador con ellas.
Cuando el sol salió, Tsukasa se ofreció a escalar la montaña y hacer las conexiones necesarias para subir, siendo Chelsea la primera en probar el elevador, seguido de Suika y Kohaku, para ayudar a Tsukasa con la fuerza de subida.
Senku se ofreció a ir con Genos, quien volvió a asegurar que no le temía a las alturas, si abrazó de más a Senku durante la subida y se repetía una y otra vez estar en una moto en el suelo, ninguno de los dos diría nada, ni tampoco comentarían como Senku intentó imitar el ruido de un motor para que "ayudara a su visualización mental"
Tampoco comentaron nada a cuando Chelsea se rio de ellos por estar demasiado juntos y tener un sonrojo en sus mejillas. Su pequeña Suika salvo el momento incómodo entre ambos con su sarcasmo cuando le dijo a Chelsea mientras limpiaba los lentes de su casco.
—Qué brillante forma de expresarte, Chelsea, después de todo el amor es tan divertido para reírse de él y los demás que, ¿Quién necesitaría respetar a los otros para hacer eso?
Cuando Suika volvió a ponerse su casco, todos le estaban mirando, por lo que frunció el ceño y giró su mirada hacia un Genos que se mordía los labios para no reírse.
—¿Me equivoque otra vez? -Genos soltó una carcajada cuando fue por su pequeña para cargarla en brazos.
—Genos, aleja a Suika de tu padre, la está corrompiendo. -acusó Kohaku y Chelsea que había estado en shock también se hecha a reír.
—Lo siento si los hice sentir mal, a veces soy muy directa. Pero con Suika a mi lado, seguro y me planteo dos veces las cosas antes de ser atacada con su brutal honestidad sarcástica.
—¿Espera, Chelsea, sabes japones? -preguntó Senku y todos parecieron darse cuenta tarde de ese dato.
—No puedo leerlo bien, pero si hablarlo un poco y entenderlo. -dijo con simpleza, pero aun hablando en inglés-. Antes de la petrificación tenía planeado pasar una temporada ahí, iríamos con un par de volcanólogos a registrar los nuevos descubrimientos en las islas creadas por una erupción volcánica al sur de Tokio, por lo que estaba estudiando un poco el idioma, pero como te dije antes, aun no lo dominó bien.
—Pues entendiste muy bien las palabras de Suika. -dijo Genos, aun cargando a su niña en brazos-. Siendo ese el caso, una vez las cosas se calmen, te ayudaré a aprender el idioma, después de todo el japones no era mi lengua materna.
Chelsea agradeció eso y una vez el ambiente se relajó, todos volvieron a concentrarse en la misión, subiendo todo el equipaje y a las personas para seguir en su recorrido.
Les tomó toda la mañana subir a todos y todo, pero al final estaban listos para partir justo a medio día, aprovechando toda la luz del sol que pudieran.
Cuando la noche cayó, Chelsea les indicó que el camino estaba a un par de horas en moto y que mañana a primera hora estarían en el mejor lugar para recolectar los materiales que necesitaban, en especial los diamantes.
Esa noche, mientras la mayoría dormían, Senku se acercó a Genos que junto a Ukyo, estaban tomando el primer turno de vigilancia.
—¿Estas bien? -preguntó Senku con voz baja, al ver el apagado comportamiento de Genos desde que tocaron tierra. Genos le sonrió de medio lado, no teniendo muchos ánimos de hablar en ese momento.
—Creó que sí. -mencionó con simpleza, no así, aprovechó que ambos estuvieran sentados en las raíces de un árbol para apoyar su cabeza en el hombro de Senku-. Podríamos quedarnos así un momento más, por favor.
—Seguro. -le dijo y el silencio se hizo entre ambos, pero para sorpresa de Genos, Senku le tomó de la mano, no entrelazó sus dedos ni hizo nada más, solo puso su mano sobre la suya y la mantuvo apretada con delicadeza.
Los minutos pasaron así, y el calor de esa mano, hizo que la opresión del pecho de Genos se sintiera más suave, dándole la valentía para hablar.
—Algo no está bien Senku-chan. -susurró, llamando la atención del chico a su lado-. Mi padre Stanley siempre me dijo que confiara en mis instintos y estos no han parado de advertirme que algo no está bien... No puedo explicarlo del todo, y he estado pensando en ello durante todos estos días... Quizás solo es porque estamos llegando al final de esta batalla con mi padre Stanley, pero... Hay algo que no está bien...
—¿Crees que sean tus remordimientos por esto que estás haciendo? ¿Por elegirnos a nosotros sobre tus padres?
Genos guardó silencio, no era como si él mismo no se hubiera planteado esas preguntas antes, pero, así como en el pasado, él ya tenía las respuestas a esas preguntas.
—Siempre existirá en mi la culpa, ya sea que elija un bando u otro y ya hice las pases conmigo mismo sobre eso... Yo siempre los elegiría a ustedes, Senku-chan. -le dijo, levantándose del hombro de Senku para mirarle a los ojos-. Amo a mis padres, pero ustedes son mi familia ahora y no los cambiaria ni por toda la Cola que quieran ofrecerme.
—Oh, ¿acaso esta es tu manera de decirme que quieres una ración infinita de Cola? -le dijo con una sonrisa en sus labios, Genos imitó su sonrisa, se sentía como un tonto enamorado al verle, pero en ese momento solo estaban ellos dos, así que no le importaba como se miraran ellos dos a los ojos de los demás.
—Ya hablamos de esto, Senku-chan, eres un pésimo negociador, y yo valgo más que una ración infinita de Cola.
—¿Y cuál sería entonces la solicitud para siempre tenerlo de mi lado? -preguntó con diversión, el ambiente triste y melancólico se estaba disipando, y a Senku eso le hizo sentir un poco mejor al pensar que había ayudado a Genos, aunque fuera por un momento.
Genos le sonrió con cariño, apretó un poco la mano que aún estaba sujeta a la de Senku, estiró su otra mano para sujetar la mejilla de Senku y se inclinó para darle un beso en la mejilla.
—Prométeme que te mantendrás a salvo. -le dijo cuando se alejó del beso que le dio-. Prométeme que no te harás el héroe y que buscarás la manera de seguir con vida.
Senku frunció el ceño ante las palabras de Genos, la calma en su mirada le hizo desconfiar de sus palabras.
—¿Qué exactamente estas planeando esta vez?
—No hay plan esta vez, Senku-chan... Solo es mi mente poniendo los peores escenarios en este momento. Una vez nos instalemos en ese lugar, ayudaré a Kaseki a crear esa batería de diamante. Trataremos de hacer la batería lo más rápido que podamos, pero... La ira por pérdida de paquete de cuido no es como lo que le paso a Ukyo en la isla del tesoro. La ira es el más peligroso de los estados para un doncel porque su visión se vuelve de túnel, el doncel solo tendrá un objetivo en mente, no verá nada más que recuperar a su paquete sin importar a quien tenga que atacar para hacerlo... Es ahí donde mi malestar inicial comienza... Quizás mi presentimiento sea que no podré controlar a mi padre, que mi voz no lo alcanzará y pueda hacerles daño, hacerte daño a ti... Por eso, prométemelo, Senku-chan, prométeme que te mantendrás alejado de esto si no logro detenerlo.
Senku sintió como la mano que sostenía tembló un poco, los ojos de Genos tenían la determinación de alguien que va a la guerra.
—No puedo hacer eso, Genos. -le respondió y las facciones de Genos flaquearon por un momento antes de desviar la mirada de Senku y tratar de soltar su mano, Senku no lo permitió-. No me pidas que me haga a un lado y te deje luchar una batalla por nosotros, somos un equipo Genos, todos nos apoyamos, no vas a ir a luchar por tu cuenta cuando nos tienes a nosotros... ¿Quieres defendernos? Adelante, hazlo, pero no olvides que nosotros estamos ahí también para cubrir tu espalda... Tú me lo enseñaste, ¿recuerdas? que tenía que confiar en los otros y no cargar con todo yo mismo, bien, ahora te devuelvo tus palabras... Somos el Reino Científico, Genos, si uno va a luchar, todos le apoyaremos, no dejamos a nadie atrás.
—Yuzuriha-chan y los demás se quedaron atrás... -dijo con lágrimas en sus ojos, su voz cortándose un poco por las emociones que esas simples palabras, liberaron en él.
—Ellos no se quedaron atrás. Ellos nos están apoyando desde ahí y una vez esta batalla con tu padre termine, nos volveremos a encontrar con ellos... Oye. -le llamó, cuando Genos desvió su mirada, buscó en su bolsa con su mano libre un pañuelo que siempre cargaba justo para esos momentos, en donde las lágrimas de Genos parecían no acabar-. Deja de llorar, no es el fin del mundo, además tenemos un plan y si apoyas a Kaseki con la batería, seguro y tendremos a medusa terminada antes de que tu padre esté aquí. Si los petrificamos, será más fácil hablar con él sin armas de por medio.
—Mi padre Stanley es un arma humana en todo caso. -defendió Genos, dejando que Senku limpiara su cara de las lágrimas que aun caían en su cara.
—Bueno, te tenemos a ti y Tsukasa para poder controlarlo... Después de todo, parece que a tus dos papás les agrada más Tsukasa que yo.
—¿Celoso, Senku-chan? -dijo Genos con una sonrisa en sus labios-. Ya decía yo que había sido raro que no dijeras nada cuando Chelsea gritaba que Tsukasa y yo nos veíamos bien juntos.
Senku resopló con fastidio, sujetando la nariz de Genos con el pañuelo.
—Deja de hacerte el engreído, ¿Quién fue el que me dijo que era de mala educación enojarse con los demás cuando se sentía celos?
—¿Entonces Senku-chan es de los que se guarda las cosas para sacarlas después? -dijo con inocencia, picando un poco más a su Senku y aunque sabía que los celos del chico eran por amistad, Genos quiso soñar despierto todo lo que pudiera.
—Deja de ser un niño llorón y engreído, que no te queda bien. -cuando Senku escuchó la risa de Genos, soltó su nariz e imitó su risa. Esa conversación había sido la más tonta y ridícula que habían tenido hasta ahora-. Y ahí estás. -le dijo cuando la risa se calmó-. Ese es el mentalista que yo conozco.
—Admítelo, Senku-chan, me adoras en todas mis facetas. -le dijo poniendo los ojos más dulces que podía.
—Si claro, incluso la del niño llorón que escurre mocos por su nariz. -le dijo picando su nariz y Genos hizo muecas entre asqueado y ofendido.
Cuando se miraron a los ojos después de esa payasada, ambos se echaron a reír, sus manos jamás se alejaron del otro. Cuando volvieron a dejar de reír, Genos, aun con una sonrisa en sus labios, apretó su mano un poco para llamar su atención.
—Ve a dormir, Senku-chan. Mañana aun será un día largo y de mucho trabajo.
—Estoy empezando a pensar que tu ofrecimiento de ayudar a Kaseki se deba a que no querrás ayudarnos a armar el campamento.
—Tal vez. -le dijo, regalándole una última sonrisa antes de ponerse en pie y jalar a Senku con su mano aún unida-. He estado pensando en algo muy tonto y ya que no aceptaste mi primera propuesta por mi servicio al Reino Científico, quiero como parte de mi pago, bailar contigo cuando traigas de vuelta al mundo de piedra la música como el vals.
—No se bailar. -le dijo mientras fruncia el ceño-. Además ya hay música del pasado con la grabación de Liliam.
—¿Si quiera conoces los géneros musicales, Senku-chan? -le preguntó, alzando una ceja con interrogación.
—No era muy fan de la música, pero era un buen ruido de fondo cuando estaba concentrado haciendo algo. -dijo con indiferencia.
—Pues cuando se dé la oportunidad, y la música para bailar un vals vuelva a nosotros, Senku-chan será quien me debe sacar a bailar.
—¿Ah, y porque yo?
—¿Qué no me oíste la primera vez? Es mi pago, Senku-chan, mi pago, y yo decido como cobrarlo.
—Eres un fastidio. -le dijo con una cara de aburrimiento, Genos no pudo evitar reír ante eso, pues Senku a pesar de sus palabras, en ningún momento había soltado su mano-. Pero si eso es lo que se necesita para tenerte a mi lado, un baile no será un problema. -le dijo con confianza, y luego agregó-. No me hare responsable si te termino pisando los pies durante todo el baile.
—Por cada vez que me pises los pies será un baile extra que tendrás que tener conmigo. -le advirtió y los dos se soltaron a reír-. Okey, suficiente charla de piyamas por esta noche, es hora de que nuestro pequeño Senku-chan tenga su sueño reparador.
—Si, supongo que debo ir a descansar. -dijo rascando su oído, sin soltar la mano de Genos, el mayor de los dos no entendió porque el chico se quedaba mirando con indiferencia a otro lado, hasta que una idea absurda surcó por su mente, no creía que fuera el caso, pero él jamás desaprovecharía esa oportunidad si es que se presentaba en algún momento como ahora.
Así que, aun con sus manos juntas, Genos se inclinó y le dio otro beso en la mejilla a un Senku que se rio por ese acto y soltó su mano al fin.
—Descansa, Senku-chan.
—Tú también, mentalista.
Dicho eso, Senku regresó al campamento improvisado que tenían en la zona y Genos no pudo evitar sentir como su corazón se sentía más cálido que antes, olvidando momentáneamente el malestar que lo perseguía desde Manaos.
Al final si tuve que socializar, por eso dejé un capítulo corto, pero si no lo subía ahora, era probable que mañana tampoco.
Creo que no hay mucho que decir, así que nos estamos leyendo entre la semana, talvez.
Autora-san, fuera.
Chapter 61: Capítulo 55: El peso de la culpa y el silencio antes de la batalla final.
Summary:
El equipo construye la ciudad de la superaleación mientras se prepara para enfrentar a Stanley, dividiendo tareas y fortaleciendo vínculos. Gen lucha con el cansancio y la culpa, pero sigue firme por su paquete de cuido y la ciencia de Senku.
Notes:
La canción para este capítulo está aquí. (〜 ̄▽ ̄)〜
Canción: Let It Go.
Artista: Malo.
Link: https://www.youtube.com/watch?v=58_pE7u1oQg&ab_channel=AlejandroG%C3%B3mez
Chapter Text
...
El día siguiente, justo al mediodía habían llegado al lugar donde fundarían la ciudad de la superaleación.
Luego de comer, se pusieron a trabajar en lo que sería la estructura de la ciudad. Cuando Genos miró el diseño que tendría, se tragó el malestar inicial y se puso junto a todos los demás a construirla, todos menos su padre Xeno y Kaseki, quienes, levantando una carpa a las afueras de la construcción para evitar estorbar, se pusieron a seguir trabajando con la medusa para descubrir más sobre el mecanismo de este.
Les llevó 4 días sin descanso armar el bastión fortificado, todos estaban cansados, incluso su pequeña Suika pues ella había trabajado junto con todos llevando el ritmo a pesar de ser la menor; tuvo que agradecer a su padre Xeno cuando desde el primer día, llamaba a la pequeña Suika para seguir tomando sus lecciones, lo que permitía que ella descansara durante la tarde cuando el sol y el calor se sentían más, pues en esa parte del mundo, el verano se estaba acercando. Su padre lo sorprendió al estar tan pendiente de su niña, pues él dejando incluso su trabajo, iba hasta donde ellos para hacer que la menor descansara cada par de horas; cuando Genos vio este comportamiento en él, solo le hizo recordar como cuando su padre Xeno tenía sus vacaciones del trabajo, pasaba encerrado casi todos los días en su laboratorio y él tenía que ir a sacarlo para que comiera y bebiera agua apropiadamente.
Genos no sintió envidia al ver como su padre hacía lo mismo con su pequeña, sino todo lo contrario, se sentía orgulloso de que su padre al fin saliera poco a poco de su egocentrista pensamiento y pudiera abrirse con otros... O al menos con una persona más a parte de su padre Stanley y él.
La actitud retadora para con los demás y su característico sarcasmo junto a frases pasivo-agresivas, era el pan de cada día para todos los demás; Genos no esperaba que su padre mágicamente cambiara de la noche a la mañana y si lo hiciera, él estaba más que preparado para esperar lo peor de sus palabras, pues eran completamente un engaño como bien lo comprobó el día que su padre se "abrió a él" antes de ejecutar su plan y encerrarlo.
Genos ha tratado de no pensar mucho en eso, pues las voces que quieren tumbarlo otra vez a ese estado, no se han ido, siguen ahí como susurros al viento, recordándole lo frágil que es su existencia, recordándole que él es el responsable de estar huyendo... La culpa era su amiga fiel, jamás se había ido de su lado desde la niñez y ahora ese monstro ha crecido queriendo aplastarlo... Pero él se niega a caer, quiere seguir intentándolo no por él, sino por su pequeña, por su paquete de cuido, por Senku y en especial por sus padres.
Por eso se mantiene siempre trabajando, ya sea con sus manos mientras practica algún truco o escuchando a otros, él seguirá adelante, aunque cada día siente que la culpa lo aplaste, él luchará por los otros porqués si solo fuera por sí mismo la batalla estaría perdida desde hace mucho tiempo atrás.
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En la mañana del quinto día, todos parecían más descansados, anoche luego de que se escribieran los turnos de vigilancia, todos comieron y fueron a descansar apropiadamente luego de que la fortaleza estuviera finalizada.
Ahora tocaba la parte más importante, la estrategia para el combate que se avecinaba. Mientras un grupo se quedaba trabajando en eso, otros iban con Chelsea para minar diamantes y empezar a crear la batería para las medusas. Junto a eso, Chrome, Kaseki y Senku, habían terminado de crear una rueda hidráulica dentro del agua, pues una vez tuvieran los diamantes, tendrían que limarlos hasta la forma necesaria para hacerlos funcionar como batería.
Esa mañana fue el turno de Genos y Suika de cuidar a su padre Xeno. Su padre aprovechó un par de ojos más jóvenes para empezar a armar una medusa desde cero, pues necesitaba estar seguro de que una vez se colocara la nueva batería esta funcionara sin problema alguno.
La cabaña estaba silenciosa, solo el sonido de piezas tomándose, incluso su pequeña estaba muy concentrada en lo que hacía, hasta que su padre empezó a hablar sin despegar la vista de su microscopio.
—Ya tienen un plan para detener a nuestro amado Stanley. -no era una pregunta, su voz sonaba más como una afirmación.
—Para tu gran alivio, el plan ya está en marcha. -le respondió Genos, sin apartar su mirada del microscopio, agradecía enormemente su entrenamiento como escapista y mago, pues las piezas eran tan pequeñas y delicadas, que un error haría que las partes restantes de la medusa no encajaran.
—¿Entonces van a petrificarlos? -esa vez si fue una pregunta y Genos hizo una mueca con sus labios.
—Necesitamos detener el estado de ira del abuelo Stanley, además de recuperar el barco. -intervino Suika, imitando a ambos adultos, sus ojos no se alejaban del microscopio.
—¿Entonces su plan de traer a todo el mundo no ha cambiado en absoluto?
—¿Por qué cambiaría? -cuestionó Genos-. Estamos armando planes de contingencia una vez traigamos a todos de regreso, no es como si solo fuéramos a verter la fórmula de despetrificación sobre las estatuas y esperar que todos sean buenos porque sí.
—Senku, seguramente haría lo contrario. -aportó Suika, haciendo que su abuelo soltara un mofido divertido-. Pero para eso tiene a papá Genos, para detenerlo y hacer un plan más completo del que ha creado.
La sonrisa de Xeno se desvaneció al instante de oír eso, Genos solo apartó la mirada del microscopio un momento para ver esos cambios, su sonrisa de lado solo creció ante la forma en que las cejas de su padre casi se juntan por la seriedad que corría en él.
—¿Qué pasa padre? Si sigues frunciendo el ceño te nacerán arrugas en tu amplia frente.
—Hablas de mi frente cuando claramente veo las entradas que tienes en tu cabeza, ¿Qué pasa cariño? ¿acaso sufres calvicie prematura?
—Y me lo dice el hombre que compite con su ego y su frente para saber quién es más grande, spoiler para ti padre, ambas están empatadas.
—Qué casualidad, justamente estaba pensando que tu falta de cabello se debía a que estabas liberando espacio en tu cabeza para que tus pensamientos fruyeran mejor.
Luego de esas palabras la cabaña quedó en silencio, hasta que la risa de Suika lo rompió y junto a ella, tanto padre como hijo se pusieron a reír.
—Y después Kohaku pregunta de dónde aprendo todas mis frases sarcásticas.
—El arte del sarcasmo es un don que pocos dominan, mi apreciable niña. Deja que los primates poco adaptados no entiendan la sutileza del mismo.
—En lenguaje más humano. -intervino Genos, al ver como Suika parpadeaba por las palabras dichas por su padre-. Significa que está bien ser sarcástico, pero siempre recuerda serlo con quien ya sepa que eres así o sino tomarán tus palabras como una ofensa.
—Por favor. -dijo Xeno cruzando sus brazos y viendo a los demás en la mesa-. Lo divertido del sarcasmo es justamente eso. No hagas caso a tu padre, bella princesa, puedes usarlo cuando quieras y con quien quieras.
—Padre. -le advirtió Genos, y Xeno solo le guiño el ojo a una Suika que se reía por la divertida escena.
La calma volvió a la cabaña y todos volvieron a trabajar en silencio en las medusas, aunque en sus labios de vez en cuando sobresalía una sonrisa.
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Hyoga y Tsukasa estaban en una cabaña por aparte, ambos se arreglando sus vendas para seguir con el trabajo del día.
—Escuchaste lo que Ukyo dijo anoche. -empezó a hablar Hyoga, aun sentado en el suelo-. Ukyo no se equivoca en estas cosas. Estamos a dos o máximo tres días antes de que Stanley llegue hasta aquí. ¿Cómo crees que termine esta batalla para nosotros?
—La herida de bala de tu hombro y la mía, aun no se han curado... Nuestros únicos luchadores aparte de nosotros son Genos, Kohaku, Ukyo y Max, pero si hablamos de un escuadrón de 10 o más personas, todos completamente equipados y con entrenamiento militar de élite, nuestras posibilidades de victoria en un combate normal serían nulas por no decir imposibles... Nuestra única oportunidad de ganar serían dos, una y la más confiable es la medusa para detener su avance, y la otra y más poco probable es que el padre de Genos y el mismo fueran al frente a detener a Stanley.
—Pero el hombre es un doncel en un estado de ira... Esa no sería la mejor opción. -concuerda Hyoga con resignación-. Lo más probable es que Stanley los tomé de regreso y nos mate sin piedad una vez que sepa que su paquete está a salvo... He tenido mi cuota de esos ataques de ira en donceles, incluso con las mejores restricciones un doncel irá a atacar si o si a quienes fueron los responsables de la pérdida de su paquete.
Tsukasa se puso su capa y extendió su mano a Hyoga para ayudarle a ponerse en pie.
—Sea cual sea el movimiento que haremos, ahora tenemos que confiar en nuestros demás compañeros. Somos los más fuertes Hyoga y es nuestro deber ayudarles.
—Odio cuando tienes un buen punto y no puedo debatirlo sin parecerme al padre de Genos y su deseo de conquistar el mundo.
Tsukasa se rio por su comentario y tomando sus armas salieron de la cabaña. No sin antes Tsukasa viera a Kohaku y golpeara un poco a Hyoga con su codo.
—Y ya que no sabemos cómo terminara todo esto, que tal y si invitamos a Kohaku a comer una vez todo esto termine y el mundo vuelva a restaurarse.
Hyoga miró con seriedad a su amigo, quien le sonreía con esa inocencia pacífica que lo caracterizaba y que a veces no lograba comprender.
—¿Te gusta Kohaku?
—¿Y a ti no? -preguntó inclinando un poco su cabeza-. Me gustaría formalizar mis lazos de amistad con ella, no solo es una oponente brillante, sino una chica muy dulce. Me gusta su personalidad fuerte y espero que ella me mire como un amigo de confianza en algún punto del camino.
—Amigo... -dijo sin entender porque sintió un alivio al escuchar esas palabras de él-. Si, supongo que tenerla como amiga está bien. -Hyoga que estaba mirando al frente no se percató de la sonrisa maliciosa que él puso.
Tsukasa ya había aprendido la lección de no meterse entre las personas que tenían sentimientos por el otro, pero eso no quería decir que no podría dar pequeños empujones a esas personas para que estuvieran juntos.
Tsukasa podría ser muchas cosas, pero al crecer con la infancia tan mierda que tuvo, aprendió a notar cosas de la gente que la mayoría pasan por alto, en especial cuando se trataba del amor. Los ojos de las personas siempre cambiaban completamente cuando miraban a esa persona especial... Y Hyoga no fue la excepción.
El chico de por sí ya tenía ese complejo de hermano mayor como él, pero cuando se trataba de Kohaku era diferente, se burlaba más abiertamente de ella, la retaba a sobrepasar sus límites, la admiraba por su tenacidad y él podría apostar su espada a que Kohaku aun sin saberlo bien hacía lo mismo. Eran compañeros de viaje, sí, pero había una complicidad ahí que todos parecían no notar, pero que él, siendo la persona que por naturaleza se fija en esos pequeños cambios, fue un poco obvio ver ese detalle entre ellos dos.
Cuando hace memoria del porque se dejó engañar por Genos, quizás fue porque realmente estaba interesado en él, pero una vez vio como Senku y Genos bailaban como la luna y la tierra, entendió que no había espacio para él ahí, por lo que dejó que ese interés se fuera yendo hasta que ahora solo sentía un inmenso cariño fraternal por él.
En cuanto a Ukyo, él fue el primero en hablar de forma discreta sobre los sentimientos que tenía por Ryusui, obviamente Ukyo negó todo e incluso cuando intentaron emborracharlo para hablar, el pobre Hyoga había salido más borracho que un Ukyo que parecía como si no hubiera tomado nada, quizás solo ahí se recordaron que Ukyo era el mayor de los tres en ese momento. Por eso no se sorprendió en absoluto cuando los vio besarse ese día en Manaos, quizás un poco triste porque Ukyo no les había dicho antes siendo que los tres eran amigos, pero una vez supo la razón, jamás volvieron a molestarlo con Ryusui... Bueno, a veces como buenos amigos que eran, lo molestaban un poquito por estar saliendo con un millonario.
Cuando se acercaron más a los demás, Kohaku no dudo en explicarles lo que estaban haciendo, Max se acercó también pidiéndole ayuda a él, pues necesitaban más manos para extraer diamantes.
Tsukasa aceptó sin problema alguno y se despidió de ellos dos, no sin antes levantar su pulgar y guiñarle un ojo a Hyoga, mientras el hombre suspiraba con resignación.
—¿Qué fue eso? -preguntó Kohaku viendo a un Tsukasa que subía a la moto para ir con Max.
—Ignóralo, es solo Tsukasa siendo Tsukasa.
—Claro... -le respondió con duda una vez Tsukasa se había ido.
—Por cierto, Kohaku. -empezó Hyoga, sintiendo la obligación de decirlo ahora antes de que Tsukasa hiciera algo vergonzoso-. Estábamos pensando, una vez que todo esto termine y la humanidad se reconstruya, ¿Te gustaría salir a comer con nosotros?
—¿Salir a comer? -cuestionó la chica, no entendiendo para nada ese término-. ¿Por qué saldríamos a comer cuando podemos cocinar y comer a dentro de las cabañas? Oh, espera, ¿Quieres que los acompañe a acampar y comer en la intemperie?
Hyoga agradeció nuevamente tener ese cubrebocas, pues su sonrisa solo crecía con cada palabra que Kohaku soltaba, recordándole que ella no entendía de términos del viejo mundo.
—Sabes que, mejor solo te invito a comer a mi cabaña una vez regresemos a Japón. En los tiempos pasados, me enseñaron a preparar carne de jabalí con la receta milenaria de la familia Akatsuki, así que cuando todo esto termine, estas cordialmente invitada a unirte a nosotros para comer.
—Te tomaré la palabra he iré a comer contigo. -dijo la chica con ojos brillantes, imaginando el sabor que esa carne tendría, pues si las carnes que preparaba Francois eran esquicitos, como sabría de mejor una carne con una receta familiar de generaciones de enseñanza.
Chrome llamó a ambos, lo que hizo que dejaran el asunto olvidado y se acercaran a él para ver los demás preparativos que estaban haciendo contra el ataque de Stanley y sus tropas.
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Chrome había tenido una idea brillante una vez que se descartaron todos los planes por su falta de eficiencia, pues el problema más grande eran las armas que tenía el equipo de Stanley y cómo estás podían afectar tanto la trayectoria del dispositivo como destruir a la medusa por completo.
Iban a petrificarse todos, una idea alocada pero brillante para evitar bajas innecesarias, pero para ello debían de construir una última cosa, por lo cual pasaron todo el día y la mañana siguiente creando un fuerte de activación para la medusa.
La forma no solo era la de una torre de vigilancia, sino que contaba también con un altavoz para activar a la medusa. Cuando todos vieron la estructura, incluso Xeno se admiró por el diseño.
—Ja, la horrible calamidad que casi elimina a la humanidad, ahora es nuestra deidad guardiana personal. Así de divertido es la vida en la tierra. -dijo Kohaku mirando a la estructura.
—Bueno, se podría ver de esa manera. -mencionó Genos, se había quedado toda la noche, otra vez, trabajando con Kaseki, pues por alguna razón armar la medusa era más fácil que desmontarla para colocar la nueva batería-. Aunque se dice que, desde la perspectiva de nuestro planeta, la humanidad solo es un pequeño parásito asqueroso. -dijo con un bostezo, el cansancio le estaba ganando, por eso no se percató de la mirada de los demás ante el depresivo comentario que dio.
—Puede que no sepa mucho de ciencia. -le dijo Kohaku, haciendo que todos le miraran-. Pero creo que la humanidad siempre se las ha arreglado para sobrevivir con los recursos de la tierra y acumular conocimiento durante cientos de generaciones por miles y miles de años, de la forma en que yo lo veo, es esfuerzo que los humanos ponemos, es la cosa más hermosa que dejamos a los demás.
Todas las personas se sintieron conmovidas por las palabras de Kohaku, incluso Xeno miró con otra luz a la joven, por su parte Genos más dormido que despierto, soltó un bostezo y agregó.
—Kohaku-chan se ha vuelto una chica sabia, lástima que sea una leona al demostrar amor.
—¿Qué dijiste Genos? -le dijo la chica mirando con fuego en sus ojos a un Genos que se caía del sueño. Suika intervino antes de que su papá siguiera hablando.
—Vamos, papá, es hora de ir a dormir. -Genos le sonrió con cariño y aceptó irse no sin antes ir hasta donde estaba su padre y a Senku para dejar un beso de buenas noches, a pesar de que ya era de día, buscó con la mirada a Ukyo y Tsukasa para despedirse de ellos, pero al no verlo solo pidió que le dieran un beso de su parte y salió de ahí empujado por Suika.
—¿Desde cuándo no duerme Genos? -preguntó Senku a un Xeno que cubría su boca evitando reírse de ese momento de debilidad de su hijo.
—Dos, tres días quizás. -le dijo levantando sus hombros-. Genos adquirió el mal hábito de sus padres de no dormir cuando hay algo pendiente. Supongo que en este caso fue porque vio como Kaseki se frustró por no poder dominar piezas tan pequeñas.
—Pero él siempre nos recuerda dormir y comer. -expresó Chrome sorprendido por ese dato-. ¿Cómo es que nadie se dio cuenta de eso?
—Es porque es de Genos de quien hablan. -defendió su padre-. Ese niño puede engañar hasta el mejor observador de todos. Sus cuadros de insomnio tampoco son de extrañar, es un genio en lo que hace y como tal, el insomnio es parte de él, ¿O me equivoco, Senku?
Todos miraron hasta donde estaba Senku, quien no apartó la mirada de Xeno.
—Aun así, no está de más mandarle a dormir con los mismos métodos que él usa con nosotros. -mencionó Senku sintiendo un malestar por no haber visto como Genos no había estado durmiendo bien, siempre lo veía a primera hora de la mañana y él usaba la excusa de que había madrugado, no pensó que fuera porque no había dormido nada.
Se prometió a si mismo que estaría más pendiente de sus horarios de sueño de ahora en adelante.
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Joel terminó de pulir una décima batería de diamante, cuando la colocó en la medusa, Yo la tomó sin pensar y dijo el comando, pero, así como sus demás intentos aquella batería tampoco había funcionado y Yo no dudó en botar la medusa porque no funcionó otra vez.
—No estas ayudando en nada Yo, regresa la medusa aquí. -le ordenó Minami y luego se acercó a Joel, quien se sonrojó por la cercanía de la chica-. No te desanimes Joel, alguna de esas baterías podrá funcionar.
—Lo se. -dijo soltando un suspiro cansado, mientras tomaba a medusa para sacar esa pieza-. Todas tienen el mismo tamaño y forma. Si con mis habilidades no consigo activarla, dudo que alguien más pueda hacerlo... Podría ser que la respuesta no esté en que sea un diamante normal... Tiene que haber una diferencia clave... Pero ¿Cuál es?
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—¿Cuál debería ser? -cuestionó Kaseki mirando los diamantes que hizo-. No hemos recibido actualización de Joel y esto me da la sensación de que estamos caminando en círculos pues no parece haber ningún avance significativo en esto.
—Yo no lo creo así, Kaseki. -le habló Senku entrando a la cabaña que tenían camuflada cerca del río-. Piensa en ello por un momento, Joel el profesional y tú que tienen un montón de muestras de medusa, parecen estar logrando llegar al punto clave de todo esto, por lo que ese pequeño dato que nos falta para saber porque fallamos, es lo que vale su peso en oro ante el esfuerzo que están haciendo ahora... Y estoy seguro de que nuestro artesano junto a ese nuevo experto lograrán encontrarlo y nos harán ganar esta batalla. Confiamos en ti, viejo Kaseki.
—Hoho, ese discurso de motivación de Senku me ha conmovido y motivado a no rendirme.
—¿Discurso de motivación? -pensó Kohaku-. Si, creo que se podría decir que está vez Senku a dicho las cosas bien.
—Bueno, Senku ha sido entrenado por Genos todo este tiempo, supongo que eso a ayudado a que al menos intente motivar a los demás que trabajan como esclavos para él. -estuvo de acuerdo Chrome.
—¿Me están diciendo que Senku, era peor que ahora? -preguntó Luna a Francois, cuando le pidió que tradujera la conversación.
—El amo Senku era, a palabras de los aldeanos, un monstro explotador. Por eso todos tienen en gran estima al amo Genos, pues no solo fue el puente entre la aldea y Senku, sino también porque lo ha hecho una mejor persona.
Cuando Luna escuchó eso, miró por un momento a Senku y sonrió, convencida de haber tomado la mejor decisión al no competir con él, pues era obvio a quien de los dos elegiría Senku, incluso con los ojos cerrados.
—Espero algún día encontrar una persona así para mí. -dijo más para sí misma que para Francois, pero el mayordomo le sonrió y miró a su amo y a su pareja, que estaban hablando junto a los demás.
Su amo se miraba más relajado cuando estaba cerca de Ukyo, sus ojos brillaban más y su sonrisa crecía cuando estaba cerca de él. Si miraba el pasado de su amo, en aquella mansión fría y al niño que, a pesar de su sonrisa y confianza, tenía una mirada apagada y un vació que nada parecía llenar, ahora podía ver el cambio en su amo y como parecía brillar en dicha y sus ojos tenían aquel amor desbordante que eran dirigidos a solo una persona, quien le miraba con el mismo amor que él. Francois se sintió dichosa de al fin ver que su amo había encontrado a esa persona que podría llamar su hogar.
—Ya vera que así será, señorita Luna. -aseguró, con una sonrisa en sus labios-. Algún día esa persona especial llegará a usted y no solo la amará sino también le enseñará más de la vida. Si un amor no te hace crecer, significa que no es el indicado, pues solo el verdadero amor te enseña a ser la mejor versión de ti misma.
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Cuando Genos se levantó pasado medio día, se sintió un poco mejor que antes pues había descuidado sus horarios de sueño por ese malestar que no parecía alejarse de él. Cuando salió de la cabaña, se encontró con que Suika y Francois estaban alistando sus maletas.
—¿Qué está pasando? ¿A dónde van? -cuestionó desorientado, no entendiendo porque hacían eso.
—Papá. -dijo Suika con alegría-. No te preocupes por mí, Suika y Francois serán las que nos esconderemos para que activen la medusa y todos se petrifiquen.
—Kaseki encontró el error de sus baterías. -habló Senku, acercándose a un desorientado Genos-. Por lo que el plan ahora es, una vez la medusa se active, todos aquí nos petrifiquemos, por lo que Suika y Francois se irán lejos del radio de expansión de la medusa para que sean ellas quienes nos despetrifiquen después.
—No se preocupe, amo Genos. Con mi ayuda, a la amita Suika no le faltará nada. -aseguró el mayordomo.
—Está bien. -dijo Genos, caminando hasta donde su pequeña y luego se agachó a su altura para abrazarla con fuerza-. Manténganse a salvo, mi niña... Pase lo que pase haz caso a Francois, ¿De acuerdo?
—Si, papá. -le dijo la pequeña abrazándolo con igual fuerza.
Genos sintió ese abrazo como una despedida y enterró ese sentimiento lo más profundo dentro de él. Tenía que confiar en el plan que estaba en marcha, además de que confiaba en que su padre Stanley no atacaría a ninguna de las dos, pero también era mejor mantenerlas lejos de este combate. Genos le quitó el casco a su niña y le besó la frente, respiró su aroma tratando de recordar todo de ella, no era un adiós para siempre, pero tenía que estar preparado para todo.
—Te amo, mi pequeña Suika. -le dijo con un nudo en su garganta, no iba a llorar frente a su niña.
—Yo también te amo a ti, papá. -dijo Suika con una sonrisa radiante y Genos volvió a abrazarla, para luego, alejarse de ella y colocar su casco de sandilla.
—Buena suerte, detective Suika.
—La tendremos, papá. -dijo la niña imitando un saludo militar, para luego partir con Francois.
Su padre había estado ahí desde un principio, por lo que no se extrañó que fuera él quien en su despedida le haya enseñado ese saludo militar a su pequeña. Sintió como alguien ponía una mano sobre su hombro, al seguir mirando a su pequeña partir, ese era su Senku.
—Ellas estarán bien. -le aseguró Senku, su voz se escuchaba confiada, pero sus manos se sentían frías, él estaba nervioso también.
Soltando un suspiro largo, Genos giró su vista hacia el frente, donde todos habían visto la despedida de ellos dos, por lo cual, poniendo la mejor de sus sonrisas, animó a los demás.
—Y bien, ¿Qué más falta por hacer?
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Suika y Francois estaban casi llegando al gran río para armar su campamento y esperar a que la batalla llegara, Suika iba subiéndose a los árboles para ver mejor el camino, hasta que se detuvo en seco, Francois le miró pues incluso dejó de tararear.
—¿Sucede algo, amita Suika?
—Creo que los veo... -dijo sintiendo un escalofrío recorrer su cuerpo-. Tres lanchas se acercan por el río... Son los soldados del abuelo Stanley.
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Por obvias razones, todos estuvieron de acuerdo en atar a Xeno para limitar sus movimientos, después de todo y según los cálculos de Ukyo, entre ese día y mañana el equipo de Stanley arribaría en Araxá.
Luego de que las chicas se fueron, el ambiente cambió completamente, todos aun en espera de que Kaseki lograra hacer funcionar la medusa, no así, todos estaban listos para luchar si fuera el caso.
—Déjame decirte algo Senku. -habló Xeno cuando al fin estuvieron solos ellos dos-. Mi amado Stanley no solo es un doncel que ha caído en la ira por pérdida de paquete de cuido, no, él es aún más peligroso que eso, sin duda alguna él cómo el soldado entrenado que es, no se inmutará en lo absoluto en matar a alguien. Para él en este momento no existe la ética o la moral. Mi amado esposo solo cumplirá su trabajo como el soldado perfecto que es.
—Si, estoy muy consciente de ello. -dijo Senku, escuchando a la espera de que él llegara al punto, pues a su maestro le encantaba la teatralidad.
—Hay algo, que ustedes ingenuos niños olvidan de la vida... La vida no es color rosa y todos esos tópicos encantadores que sueltas sobre la unión y cosas más absurdas, solo revelan su inherente debilidad... Su débil pensamiento solo hará que cuando el momento llegue, la verdadera fuerza de la ciencia superior les explote en la cara y verán, que al final de cuentas mi visión del mundo y el ofrecimiento que les tendí antes era lo mejor... El mundo no es un lugar para la debilidad de sus ideales y es una lástima que tengas que morir otra vez por no querer unirte a mí cuando te lo propuse antes.
Xeno aun con sus manos sujetas, levantó su mentón retadoramente, su postura gritaba victoria incluso cuando no habían iniciado la batalla.
—Hay una cosa que nunca entenderé... -empezó a hablar Senku, tratando de no parecer afectado por sus palabras-. ¿Cómo puedes odiar tanto un mundo que te ha dado a tu familia?
—Es absurdo pensar en que odio al mundo, doctor Senku, odio a los humanos que habitaban el mundo para ser más claros. Su mezquindad y la forma en que estaban tan corruptos... Déjame contarte algo para que entiendas porque odio tanto a esa gente. Supongo que en algún momento mi amado Genos te contó que fue secuestrado antes de irse a Japón, o incluso la razón por la cual le implanté un chip de rastreo detrás de su oreja. Había gente en el poder, gente muy mala, que no dudaba en amenazarme con lo que más he amado en mi vida. Un día antes de que secuestraran a Genos yo me opuse rotundamente a un proyecto que ellos querían crear, junto a mi negación también presenté mi carta de renuncia, pues mi esperanza era que estando lejos de su alcance ellos me dejarían en paz... Sabes lo que pasó después, justo el día de mi aniversario de boda... Exacto, secuestraron a mi hijo... -Senku abrió los ojos ante esa información, sabiendo muy bien que incluso Genos no debía conocer eso-. Esas personas tuvieron la audacia para incluso amenazarme nuevamente con matar a mi Stanley si no seguía trabajando para ellos. ¿Lo vez ahora? Entiendes quiénes fueron los responsables de que mi hijo me odiara por construir armas en vez de los cohetes que tanto amaba... Mírame Senku, mírame bien... Yo nací de ese sistema corrupto, el mismo que quieres volver a revivir... Y si aun estas con esa idea de traerlos a todos incluso cuando ahora sabes mi verdad, déjame decirte que no sentiré arrepentimiento alguno al verte caer por el arma de mi esposo.
Xeno relajó su postura, pero los ojos que ahora miraban a Senku eran fríos como las tormentas que aparecen en el invierno y que anuncia mucha destrucción.
—Ahora está en tus manos el destino de esta gente, Senku... Yo puedo intervenir con mi amado esposo si aceptas renunciar a tu plan. Podemos gobernar el nuevo mundo, pero solo si renuncias a ese ideal patético de traer a todos de regreso... La decisión es tuya.
Xeno dejo de hablar luego de eso y Senku se fue de esa cabaña, el peso de esas palabras grabadas como fuego en su cabeza.
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—¿Qué hacemos ahora, Francois? -preguntó una Suika que estaba escondida a unos metros de donde pasaba el equipo de Stanley.
—Lo mejor es seguir con el plan, amita Suika. -le dijo viendo la formación de las tropas de Stanley-. No podemos dejarnos atrapar por ellos.
—Entiendo. -dijo Suika mirando como los hombres pasaban, reconociendo una de las armaduras, era la de su abuelo Stanley.
Suika no se movió tratando de ocultarse de ellos, hasta que el grito ahogado de Stanley las hizo ver hacia su dirección. Stanley se estaba quitando su armadura y en sus manos tenía a la araña que lo picó aplastada en su puño cerrado.
—Mayor Snyder. -llamó uno de sus hombres cuando Stanley cayó al suelo de rodillas, parecía que le costaba respirar.
Suika recordó entonces el frasco que Senku les dio en caso de una picadura de algún insecto, por lo que buscando en el bolso de Francois lo tomó y salió de su escondite al ver como Stanley parecía a punto de desmayarse.
—Abuelo Stanley. -le llamó Suika y todas las armas le apuntaron.
—No... -les advirtió Stanley aun en el suelo, mientras trataba de ponerse en pie-. Ella es Suika...
Las armas bajaron en ese momento y Suika le preguntó en donde fue picado, Stanley señalo su cuello y ella empezó a tratarlo. La respiración de Stanley se volvió cansada y con la poca fuerza que aún tenía en sus brazos, abrazó a la pequeña que mantenía presionada la tela empapada con la solución para detener el veneno de ese animal.
—¿Se encuentra bien, Mayor Snyder? -preguntó otro de sus hombres al ver como la respiración de Stanley parecía volver a la normalidad.
—Descansaremos aquí por un momento... -habló Stanley, aun abrazando a la pequeña-. Necesito que todos se revisen correctamente para evitar que esto vuelva a pasar... Esa araña es altamente venenosa y generalmente hay más de una en la zona.
—¡Si, Mayor Snyder! -dijeron todos al unísono y empezaron a desarmarse.
—¿Qué estás haciendo tu sola aquí, pequeña? -le preguntó, sintiendo su lengua adormecida y su cuerpo aun hormigueando.
—Suika estaba dando un paseo, quería ir al río a pescar algo. -mintió la pequeña, no muy segura de que hacer ahora, pues Stanley no parecía querer soltarla.
—¿Tu sola? -le preguntó de nuevo, sus parpados estaban cerrados, se sentía muy mareado.
—No. -dijo la voz de Francois saliendo de su escondite y alzando las manos en rendición cuando todos le apuntaron-. Mi nombre es Francois, ¿Me recuerda, Mayor Snyder?
Stanley abrió los ojos, pero rápidamente los cerró, el mundo parecía girar demasiado para su gusto
—Eres la cocinera. -se obligó a decir cuando su cerebro se puso al día.
—Mayordomo del conglomerado Nanami. -le corrigió y poco a poco se fue acercando a ellos-. Como bien dijo la amita Suika, íbamos camino al río a pescar algo para la cena cuando escuchamos su voz y Suika no dudo en ir a usted y ayudarle.
—¿Estas bien, abuelo Stanley? -preguntó la menor, alzando la cara del mayor con una de sus manos.
—¿Ahora si soy tu abuelo? -dijo con diversión, sus ojos aún se negaban a abrirse.
—Si, porque mi papá es Genos y el abuelo Xeno me dio permiso de llamarlo así.
La risa de Stanley al escuchar eso se sintió rota, su cabeza se apoyó en el hombro de la niña.
—¿Todos están bien? -preguntó abriendo sus ojos y levantando su cabeza para ver a Francois, pero fue Suika que respondió.
—Todos estamos bien, Suika ha aprendido muchas cosas del abuelo Xeno y la relación del abuelo Xeno y papá a mejorado mucho... -la menor se acercó a la oreja de Stanley y susurró-. Ahora solo usan el sarcasmo para hacerse bromas y no para herirse.
—Es así. -dijo con una sonrisa cansada, sus ojos pesándole cada segundo más.
—Como profesional de primeros auxilios le aconsejo que descanse un poco, nadie vendrá por nosotros durante al menos un par de horas y su cuerpo necesita recuperarse. -le explicó Francois.
Stanley intentó abrir sus ojos una vez más, pero le fue imposible, por lo que aferrándose a Suika, su última orden fue amarrar a Francois para que no escapara y luego se desmayó.
Okey, no sé qué está pasando con mi internet, pues al parecer está bloqueando el acceso al sitio de Wattpad y solo a ese sitio, al comprobar otras redes en donde si pude conectarme me di cuenta que si era mi router el del problema y ya que era fin de semana y esta semana inicia el feriado de pascua, decidí mejor descargar un VPN para poder trabajar aquí otra vez.
Este capítulo y el siguiente ya estaban terminados y planeaba subirlos el sábado, pero como mencioné antes, Wattpad estaba bloqueado de mi red por lo que no pude acceder a ellos, además de que la bruta de mi persona olvidó hacer un respaldo en la nube, por lo que tuve que esperar a ver qué pasaba. Gracias a los dioses tenía compromiso ayer fuera de mi casa, por lo que pude probar si con otra señal de internet funcionaba y efectivamente lo hizo y ahí fue donde entendí todo lo que mencioné arriba.
Pero bueno, dejemos de lado eso y vamos a lo que sigue. Espero hacer una triple actualización este día ya que dos capítulos ya estaban finalizados y además de uno más que estoy terminando de editar, pues creo que estaré fuera durante la semana y no podré subir más capítulos, aunque espero siempre tener un tiempo en la noche para escribir y subir algo antes del fin de semana.
En fin, para mientras, disfruten de esta actualización triple... Ah, antes de que se me olvide.
¡Feliz cumpleaños ChispitaAlbita! espero y disfrutes la actualización triple ξ╮(╯▽╰)╭ξ
Nos leemos en el otro capítulo.
Chapter 62: Capítulo 56: La batalla final y el adiós de los guerreros.
Summary:
El equipo sufre grandes pérdidas cuando Suika y Francois son capturados. Tsukasa, Hyoga y Kohaku caen en una misión suicida para destruir el transmisor enemigo. Gen siente la desesperanza al perder poco a poco su paquete de cuido.
Notes:
La hermosa canción para este capítulo:
Canción: Wait.
Artista: M83.
Link: https://www.youtube.com/watch?v=1xwCdm_gCio&ab_channel=Aldana
Chapter Text
...
Cuando escuchó como el teléfono sonó, Kohaku tuvo un mal presentimiento, por lo que bajó de la torre para escuchar el mensaje.
—¿Quién llama? ¿Le ha pasado algo a Suika y Francois?
—Parece que se han encontrado con el equipo de Stanley... Ellos ya están aquí. -dijo Senku, con una voz seria.
—¿Pero porque Francois le brindaría la posición al enemigo? Debe haber alguna razón.
—Y la hay, Ryusui. -aseguró Senku-. Lo que ha hecho Francois es darnos a nosotros la posición del enemigo.
Seguido de esto, Ukyo le pasó sus cálculos a Chelsea, quien con un mapa de los varios que había hecho de la zona, trazó el lugar en donde deberían estar el equipo de Stanley.
—Ahora sabemos exactamente en donde está ubicado el enemigo. -dijo con seguridad Ukyo, no así, sentía su cuerpo sudar en frío.
—Supongo que al amanecer de mañana, la batalla final contra Stanley se realizará. -comentó Senku, mirando el mapa-. Al menos ahora tenemos una ventaja, sabemos en donde están ellos.
Genos iba entrando cuando alguien paso corriendo por su lado, le extrañó que Kohaku saliera corriendo con tanta prisa hasta que escuchó como los demás hablaban de la ubicación.
—Esperen... -dijo Genos sintiendo que su corazón se apretaba-. Me están diciendo que Suika y Francois fueron atrapadas por mi padre...
El silencio fue la respuesta que recibió, Genos iba a correr detrás de Kohaku también, necesitaba recuperar a su pequeña, pero la fuerte mano de Tsukasa lo detuvo.
—Suéltame. -le ordenó con una voz seria, su mirada y postura eran la advertencia más que clara de lo que pasaría si no hacía caso a su orden.
—En este momento necesitamos ganar más tiempo para Kaseki. -le dijo Tsukasa soltando su mano una vez que parecía que Genos se había calmado-. Nosotros iremos apoyar a Kohaku.
—Y a detenerla si se lanza a atacar. -le aseguró Hyoga, su lanza lista al igual que la espada de Tsukasa.
—Estaremos bien. -le aseguró Tsukasa-. Ganaremos el tiempo que haga falta y regresaremos a salvo todos.
Genos le miró un momento más y apuñó sus manos. Él podía ir y hablar con su padre Stanley, podía ir con ellos a recuperar a su pequeña niña, pero tenía miedo de que su intento de hablar fuera en vano y que en vez de ayudar, los enviara a la horca.
Genos abrazó a Hyoga y luego a Tsukasa, ambos chicos se sorprendieron ante tal muestra de afecto. Aun en el abrazo de Tsukasa, él les dijo.
—No hagan nada imprudente y por favor vuelvan a nosotros sanos y salvos... Por favor.
Su voz se quebró en su última palabras y Tsukasa no dudo en abrazarlo de regreso, dejando un beso sobre su cabeza.
—Estaremos bien. -le dijo con seguridad-. Retrocederemos si creemos que es muy peligroso el recuperar a Suika y Francois... Nos mantendremos a salvo.
Genos se alejó del abrazo de Tsukasa, se estiró un poco más y le dio un beso en su mejilla. Tsukasa le sonrió con cariño y él intentó imitarlo, pero estaba conteniendo sus lágrimas por lo que no pudo sonreírle del todo.
—Cuando esto acabe, haremos un gran banquete de comida con mucha carne. -les aseguró a los chicos, quienes le mofaron divertidos por las palabras de Genos.
—Nos veremos después. -le dijo Hyoga, revolviendo los cabellos de Genos y adelantándose a ellos, Tsukasa antes de irse, limpió las lágrimas que Genos no pudo retener.
—Espero que tu no cocines ese banquete que nos espera después, no es por nada, pero Ukyo ya nos dijo que tu y tu padre Xeno no pueden cocinar ni un caldo de verduras.
—Obviamente Francios cocinará. -le dijo con indignación, una sonrisa más cálida creció en sus labios-. Cuídate grandulón. Nosotros esperaremos tu regreso aquí.
—Por supuesto. -le dijo Tsukasa, quien se alejó de él y fue tras Kohaku y Hyoga.
Genos los vio partir y luego con una determinación digna de un soldado, fue hasta donde estaba su padre Xeno.
—Tienes que detenerle. -le dijo con firmeza.
—¿A quién se supone que debo de detener? -le dijo con una calma que alteraba por completo a Genos.
—No es momento de juegos, padre. Tú y yo conocemos demasiado bien a nuestro Stanley... Sabes que él no se detendrá solo porque somos jóvenes.
—Eso debiste haber pensado antes de que todo este caos empezara. -le dijo, con indiferencia.
—Hay vidas en juego, padre... ¡SON MI PAQUETE DE CUIDO LOS QUE ESTÁN AHÍ AFUERA! -le gritó con desespero.
—¿Y porque no vas tu y hablas con él? -le cuestionó, curioso ante el camino más obvio que podía tomar su hijo-. Oh, espera, ya lo veo ahora... Le tienes miedo a nuestro Stanley.
—No. -le aseguró con firmeza.
—No... -le dijo con una sonrisa en sus labios-. ¿Entonces porque no vas por él y lo detienes? ¿Acaso no es esa tu especialidad? ¿No eres acaso el mediador de esta familia? ¿Qué te detiene ahora?
—Tu... -susurró apartando la mirada de Xeno-. Tu eres la razón por la cual no quiero ir a enfrentarme a él...
—¿De qué me estás hablando? -le cuestionó sin entenderle, su hijo no le miraba en lo absoluto.
—Siempre me he preguntado, ¿Por qué no puedo odiar a las personas? ¿Por qué siempre busco la redención en todos? Y luego te miro a ti, mi padre a quien jamás podré odiar en mi vida, a quien amo por sobre todas las cosas que me has hecho... No me importaba que me hicieras de lado o que te olvidaras por completo de mi cuando mi padre Stanley estaba en la habitación... Jamás me importó sentirme un intruso cuando ustedes estaban en su burbuja perfecta de amor porque sabía que podía recibir su cariño de otra manera... Pero incluso para mí, es más que obvio que en este momento la persona que más odia mi padre Stanley es a mí... Seguramente el piensa que solo le estoy demostrando lo que yo sentí cuando ustedes me quitaron todo, pero no es así... Jamás fue eso... -Genos se limpió los ojos con fuerza, no iba a llorar ahora-. Mi padre Stanley ahora me ve como un enemigo porque fui yo quien te secuestró, fui yo el que se puso a cubierta para que él no le disparara a nadie más cuando estábamos escapando de él... Mi padre me apuntó y disparó al aire, papá... -dijo con voz quebrada-. ¿Y crees que puedo ir y hablar con él como en los viejos tiempos cuando ahora yo soy su enemigo?
—Stanley no te ve...
—¿Ah no? -cuestionó, bajando su ropa y mostrando su hombro derecho, en ella una línea roja rozaba todo el hombro-. Cuando estábamos escapando en moto una de sus balas me rozó el hombro, ¿realmente crees que quiera hablar pacíficamente conmigo ahora?
Xeno tenía los ojos abiertos a más no poder, no dando crédito a lo que veía.
—Él jamás te lastimaría... Debe ser un error.
—Error o no las cosas ya están hechas. -Genos volvió a acomodarse la ropa-. Tu eres ahora la única persona que puede alcanzarlo... Al menos solo piénsalo, por favor.
Seguido de esto y luego de que su ropa estuviera arreglada, Genos salió de ahí y fue hasta donde estaban los demás.
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La tarde estaba finalizando y el cielo se teñía de rojo y anaranjado, lo que le daba una ventaja a Kohaku para poder mantenerse oculta mejor y observar sus posiciones para crear un plan de ataque, pero incluso en la distancia, Kohaku podía ver como ellos, aun cuando estaban descansando no tenían ninguna apertura para poder tomarlos por sorpresa.
—El no encontrar aperturas en su formación es lo que implica enfrentarse a profesionales del siglo 21. -le aseguró Tsukasa, sorprendiendo a Kohaku por su presencia en el lugar.
—Al menos estas evaluando la situación y no atacando directamente. -habló Hyoga y Kohaku le sonrió incluso más que antes-. Creímos que te habías vuelto loca, pero me alegra que estés guardando la calma.
—Chicos, ¿Qué hacen aquí? -preguntó bajando la voz, pero manteniendo una sonrisa en sus labios.
—Necesitamos ganar más tiempo para Kaseki, por lo que tenemos que evaluar bien como mantener a esta gente aquí o como emboscarles. -le respondió Hyoga.
—¿Por qué se detuvieron? -le preguntó Tsukasa al ver como incluso algunos no tenían su armadura.
—A Stanley le pasó algo. -dijo la mujer señalando el árbol grande en donde se perdía parte del círculo en donde estaban las cosas de esos soldados-. Está sin su armadura y esta dormido, tiene a Suika en sus manos y Francois. -señaló hacia otro punto-. Ha sido atada, la maleta con las cosas que llevaban, está escondida por ahí junto al teléfono. -les indicó Kohaku el camino-. Para nuestra suerte, ellos no han visto la maleta ni el teléfono, pero si vieron las huellas que dejaron Francois y Suika. Lo más probable es que sigan ese camino y lleguen al campamento más rápido.
—Debió haber sido algo grave para detener el avance del grupo. -señaló Tsukasa.
—Entonces hay que aprovechar este descuido y activar algunas trampas para ganar más tiempo. -aseguró Hyoga mientras con su lanza sujetaba una cuerda.
Cuando Kohaku y Tsukasa vieron lo que quería hacer, ambos buscaron otras cuerdas de las trampas que puso Chrome. Tsukasa les indicó hacía qué lado debían moverse una vez que activaran las trampas. Hyoga levantó su mano e hizo la cuenta regresiva, al finalizar la cuenta, los tres jalaron de trampas diferentes y se alejaron de ahí.
Luego de un par de segundos, el sonido de disparos se escuchó en todo el lugar, alertando a los soldados de Stanley, e incluso a él mismo quien se levantó con rapidez aun cuando se sentía mareado y mantuvo a Suika a su lado, protegiéndola de los disparos.
—Es una emboscada. -gritó uno de sus hombres y Stanley no dudó en darle indicaciones a todos sobre lo que tenían que hacer.
Kohaku miró como los hombres de Stanley se movían no entendiendo del todo su acción. Tsukasa fue quien le aclaró porque se movían así.
—Entonces es nuestra oportunidad para rescatar a Suika y Francois.
—No tan rápido, Kohaku. -detuvo Tsukasa-. Stanley es quien ahora está cerca de Francois y no ha soltado a Suika. Acercarnos a él sería buscar nuestra propia muerte.
—Más importante que eso. -habló Hyoga, señalando a uno de los hombres de Stanley-. Tenemos que destruir el transmisor del enemigo. Si atacamos, debemos apuntar primero a ese aparato pues sería nuestra oportunidad de oro para dejar a esa gente sin comunicación.
—Es cierto. -dijo Kohaku entendiendo mejor el plan de Hyoga-. Hasta yo he aprendido que las comunicaciones son indispensables en una batalla.
—Más concretamente diría yo que si les cortamos la comunicación a ellos, mientras mantenemos la nuestra, habremos ganado está guerra. -aseguró Hyoga.
—¿Cómo así? -preguntó Kohaku, con más interés que antes.
—Piensa en ello detenidamente, por favor. -pidió Hyoga-. ¿Por qué crees que no le hemos puesto un cuchillo alrededor del cuello de Xeno y exigimos la rendición de Stanley?
—Porque es el padre de Genos. -dijo sin entender el punto.
—Porque en su base en Estados Unidos están nuestros compañeros. -aclaró Tsukasa-. Los rehenes en ambos bandos crean un punto muerto.
—Pero Brody está de nuestro lado. -dijo Kohaku.
—Pero los soldados le son leales a Stanley. -aseguró Hyoga-. Y si miras a ese equipo, estoy seguro de que notaste que faltan soldados. Podemos asumir entonces que, a pesar de tener a Brody de nuestro lado, han quedado soldados leales a Stanley.
—Además, el estado de Maya que también nos ayudó a escapar aun es incierto. -aseguró Tsukasa-. La última llamada que tuvimos de ellos, nos dijeron que ella aún no despierta y ya ha pasado más de un mes desde aquel incidente...
Tsukasa no necesitó agregar más para hacer entender a Kohaku y Hyoga que quizás, la mujer había sufrido un daño cerebral como la hermana de Tsukasa.
—El mejor plan a seguir ahora es destruir ese aparato para que ellos pierdan comunicación con ellos para que nuestros compañeros no les sirvan de rehén. -comentó Hyoga-. Lástima que Xeno sea el padre de Genos. Si no fuera el caso, podríamos tomarnos nuestro tiempo para cortarle dedo por dedo o parte de la piel hasta que el equipo de Stanley se rinda.
—E-espera. -dijo Kohaku con una voz ahogada-. Olvidas que ellos todavía tienen a Suika y Francois como rehenes.
—Todas nuestras vidas están en juego. -le respondió levantando los hombros con indiferencia-. Sería una lástima abandonarlas, pero no hay que descartar esa posibilidad.
—Ja, como si fueras capaz de llevar a cabo ese plan sin saber las consecuencias que te acarrearía la sola idea si Genos la logra escuchar.
—Usemos o no esa opción. -habló Tsukasa, pensando seriamente las cosas-. Ese plan sigue estando en la mesa, pero es exactamente como dice Kohaku... Sin importar lo que decidamos, dañaremos a Genos con cada decisión que tomemos de ahora en más.
—Por qué su familia es tan malditamente disfuncional. -se quejó Hyoga, pues Tsukasa tenía razón, cualquier decisión que tomaran, afectaría a uno de las personas que Genos amaba-. Por eso odio el sentimentalismo familiar.
—Y aun así, no dudas en correr a ayudar a tus amigos. -le dijo Kohaku con diversión, al escuchar el soplido de fastidio del hombre.
—Es solo un chico blando que quiere verse cool. -siguió molestando Tsukasa cuando Hyoga suspiró con fastidio.
—Los odio a ambos, ni siquiera sé porque los tolero. -les dijo a los dos, mientras bajo su máscara les sonreía con cariño.
La seriedad volvió a ellos cuando vieron como uno de esos hombres de Stanley se detuvo frente al árbol e hizo señas a los otros dos soldados que iban con él.
—Bueno, parece que tenemos nuestra muerte asegurada. -dijo Hyoga sujetando su lanza con fuerza.
—Es una lástima, realmente esperaba ese banquete que nos prometió Genos. -dijo Tsukasa tomando su arma-. Pero ciertamente no estoy muriendo sin dar pelea antes.
—Antes de morir, debemos de destruir ese transmisor. -aseguró Kohaku, desenvainando su espada y acomodando su escudo-. Ja, es gracioso. -les dijo a los chicos que se quitaban su capa-. Nunca imaginé que los tres pelearíamos juntos, pero no imagino una muerte más divertida teniendo a ustedes dos de mi lado.
—Eres una chica muy divertida Kohaku. -le dijo Hyoga mirándola por un momento-. Espero que en la próxima vida volvamos a encontrarnos.
—Seguro. -le dijo la chica-. Me debes un jabalí milenario.
Seguido de eso los tres se lanzaron a atacar. Tsukasa y Kohaku se lanzaron a destruir esas armas y Hyoga a retener a esos hombres; gracias al escudo de la chica, pudo repeler un par de balas, pero el escudo quedó destruido luego de eso, por lo que Kohaku lo soltó y se lanzó a atacar con su arma.
"Siento mi espalda cálida" -pensó Kohaku por un segundo, mientras se reorganizaban para atacar-. "Darle la espalda al enemigo significa la muerte en la batalla, por eso mi espalda siempre permanece fría durante un combate, pero ahora... Por primera vez, las cosas son diferentes."
La sonrisa de Kohaku era tensa, una mezcla de adrenalina y miedo corría por su cuerpo, no así, ella se lanzaba a atacar a los refuerzos que venían por ellos. En un descuido, un árbol iba a aplastarla, haciéndole recordar la primera batalla que tuvo con Tsukasa, pero esta vez, fue el mismo quien detuvo el árbol para que no la aplastara.
—Vayan. -ordenó Tsukasa y Hyoga tomó su mano para empujarla hacia adelante y seguir con la misión.
Tsukasa se quedó peleando contra alguien que decía ser su fan y quien fue quien derribó el árbol. Él se mantuvo esquivando los golpes hasta que encontró el punto débil de ese hombre y de un golpe derribó al robusto hombre, dejando su espalda al descubierto mientras con la mirada buscaba a sus amigos.
Un francotirador que estaba escondido cerca, aprovechó ese momento y no dudó en disparar una ráfaga de balas hacia él. Al ruido del arma Kohaku giró y vio como Tsukasa era acribillado por las balas.
—¡Tsukasa! -gritó Kohaku, queriendo ir por él, pero Hyoga la empujó hacia un lado. Kohaku no vio al hombre frente a ella que le apuntaba y que ahora disparaba a Hyoga.
—En serio, Kohaku... Que haces ahí quieta mirándome como tonta... Si tanto te gusto al menos lo hubieras dicho antes... Vete, aun tienes una misión que cumplir.
Kohaku se mordió los labios y aprovechando que Hyoga no solo había recibido los balazos por ella, sino que había atacado con su lanza al hombre, ella salió corriendo limpiando las lágrimas que corrían de sus ojos.
—Ja, más te vale que no te mueras idiota, me debes una comida... Idiota... -dijo con la voz entrecortada, mientras buscaba a su objetivo.
—Si... -dijo Hyoga cuando cayó al suelo-. Supongo que ambos somos unos tontos... Pero sé que lo harás bien, Kohaku...
Hyoga cayó al suelo, el dolor era insoportable, él sabía que le habían dado en el corazón, por lo que pensó que fue casi irónico como el karma le había puesto final a su vida... Justamente de la misma forma en que intentó matar a su mejor amigo. "Todos somos unos tontos que sentimos demasiado..." y ese fue su último pensamiento antes de caer en la inconciencia y dejarse morir.
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Cuando abrió sus ojos, Tsukasa miró el cielo despejado, la noche mostraba las estrellas en todo su esplendor. Giró su cabeza al lado derecho, el aparato de comunicaciones del enemigo estaba roto.
—Han cumplido su objetivo... -susurró con dificultad-. No esperaba algo menos de ustedes dos.
Giró su cabeza hacia el otro lado, al frente de él, el cuerpo de Hyoga yacía sin vida, buscó con la mirada el cuerpo de Kohaku, a lo lejos pudo verla, por su respiración casi inexistente, Tsukasa asumió que a ella y a él le quedaban poco tiempo de vida.
En su cabeza, Tsukasa empezó a pensar sobre si los efectos de la medusa podrían revivirlos a ellos tres, empezó a analizar tanto ese dato según lo que Senku y los demás habían dicho que por un momento se detuvo y no pudo evitar reír, aunque fuera solo un poco.
"Genos tenía razón... La ciencia no es mala del todo... ¿Qué te parece, Genos? ¿Qué me dirías si te dijera que aquello que trate de destruir antes se ha convertido en mi esperanza? Seguro que te reirías de mí, ¿verdad? Ahora entiendo porque te gusta tanto él."
Tsukasa tosió con fuerza, su pecho doliendo a cada segundo más.
"Te dejo el resto a ti, Senku... confiamos en ti"
Con ese pensamiento en su mente y una sonrisa en sus labios, Tsukasa cerró sus ojos y dejó de escuchar el mundo que le rodeaba, luego, simplemente dejó de respirar.
...
Kohaku había despertado al escuchar la tos de Tsukasa, su cuerpo no le respondía por más que intentara moverlo, a pesar de eso, una sonrisa estaba en sus labios.
"Que raro... Aun cuando estoy frente a la muerte, no siento miedo en lo absoluto... Lamento irme antes que ti, papá... Solo espero que Senku y los demás puedan hacer su magia científica y nos traigan de regreso... Realmente espero volver a verlos a todos..."
Con una sonrisa en sus labios, Kohaku cerró sus ojos y se dejó llevar por aquella voz dulce que le recordaba a su hermana mientras le cantaba en las noches una nana para dormir. Ella solo se acomodó mejor en aquel sueño y dejó que el ruido del exterior se alejara, dejando solo la calidez de ese momento compartido con su hermana mayor.
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Cuando Stanley escuchó los disparos, activó el protocolo para emboscadas, todos fueron a su lugar y a pesar de aun sentirse débil, tomó a la pequeña Suika en sus brazos y se acercó a Francois, su arma lista para atacar.
A los minutos después, escuchó las detonaciones de las armas de sus hombres y luego de una mujer llamando a Tsukasa. Instintivamente, Stanley tapó los oídos de Suika, mientras más detonaciones de sus armas se escucharon. Luego de un par de minutos el silencio reinó y sus hombres se acercaron a ellos para darles el informe. Stanley bajo a Suika y la dejó junto a Francois.
—Tres personas del bando de esos niños han caído, pero ellos lograron dañar el comunicador, ¿Nos detenemos más tiempo para arreglarlo?
—No. -aseguró Stanley, no queriendo saber quiénes eran las personas muertas-. Nos pondremos en marcha ahora.
—Pero Mayor Snyder, el veneno aún debe estar en su cuerpo...
—Logré descansar un poco, ya estoy mejor, debemos partir ya. Ellos deben de tener una razón por la que enviaron a esas personas, quizás ellos quieran ganar más tiempo, por eso no hay que dárselos, mis instintos me dicen que algo traman ellos y es mejor detenerlos aquí y ahora. Atacaremos primero antes de que ellos nos vuelvan a atacar. Andando.
Stanley se puso su armadura y ordenó seguir en formación mientras avanzaban por la selva a oscuras.
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Genos y Ryusui estaban en lo alto de la torre de activación de la medusa, probando el sistema de activación una última vez. Gracias al grito potente de Taiju, comprobaron su eficiencia e incluso se admiraron de su potencia pues había fragmentado el plato receptor en donde estaba la medusa. No así, una vez el silencio volvió a reinar en la torre, el ruido de disparos a la lejanía los sorprendió a ambos y más cuando nuevamente el silencio reinó.
Genos se mordió sus labios con fuerza, sintiendo una opresión en su pecho, no queriendo pensar lo peor, pero si aceptando la realidad de todos modos.
—Genos. -le llamó con seriedad Ryusui-. Por favor, mantén a salvo a Ukyo.
—Ryusui...
—Por favor. -le pidió inclinando su cabeza en forma de súplica, sus manos estaban hechas puños a los costados y su cuerpo temblaba levemente.
—Lo intentaré. -le dijo al hombre frente a él, mientras se acercaba y le hacía levantarse-. Ve con él ahora, antes de que tome su arco y flechas, él debió haber escuchado los disparos también.
—Si. -respondió sin dudar, bajando rápidamente de ahí.
Genos se quedó ahí por un momento, cubriendo su boca se permitió llorar, su cobardía les había costado la vida a tres miembros de sus paquetes de cuido y ahora no sabía que más hacer. Kaseki aún no había logrado hacer que una medusa funcionara y aunque intentó ayudar, sus manos temblaban demasiado, sus nervios estaban a flor de piel y en vez de ayudar solo estorbaba en aquel lugar, por lo cual relevó su ayuda a Chrome.
Cuando logró recuperarse y limpiar su cara, bajó del lugar y escuchó la solicitud de Senku hacia Luna y Chelsea. Las estaba enviando lejos con la excusa barata de que ellas se encargarían de revivirlos a ellos ya que Suika y Francois estaban capturadas. Los ojos de Chelsea se humedecieron un poco, pero cerrando sus ojos les regaló una sonrisa a todos y prometió que se irían lo más lejos posible para luego venir a revivirlos a todos.
Max se quejó por dejar ir a Luna sola, pero Carlos solo negó con la cabeza haciendo que su amigo comprendiera la verdadera razón para todo esto.
Genos y todos los demás las vieron partir, Chelsea con su alegría encantadora bromeó sobre enseñarles un lugar donde habían frutos deliciosos y que los llevaría una vez que esto terminara, todos le dijeron que estarían encantados de ir con ella a recolectar esas frutas.
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Ukyo se disponía a irse una vez las chicas se fueron, pero Ryusui lo retuvo jalándolo hacia él y besándolo con toda la pasión que sentía, Ukyo correspondió ese beso aferrándose a las ropas de Ryusui, sin querer dejarlo ir.
Fue Ryusui quien detuvo el beso, dejando que sus frentes se juntaran.
—Te amo. - le dijo Ryusui con seguridad, no eran las palabras más elegantes, ni la mejor confesión del mundo estando en una selva y a punto de una batalla final, aun así, Ryusui no quería callarlo ni por un momento más-. Mi deseo por ti va más allá de lo que incluso yo puedo imaginar, no me importan los demás, solo te quiero a ti... Te amo con tal intensidad que simplemente no puedo pensar en nada que no seas tú, mi hambre de ti me deja sin aliento, te quiero en libertad y a la vez a mi lado... Te amo, Ukyo, mi primer y más grande amor.
Ukyo sintió que el aliento le faltaba, los ojos de Ryusui reflejaban la convicción de sus palabras, eran los sentimientos más abrumadores que alguna vez había experimentado. Con el silencio con que le miraba, Ukyo sabía que Ryusui no espera respuesta, porque sabe que es la peor situación para decir lo que se siente, pero él lo hizo y ahora Ukyo siente que puede morir en paz, por primera vez en su vida siente ese amor del que tanto hablaban sus abuelos, ese amor desinteresado que ese hombre le está ofreciendo, sin esperar nada a cambio.
Pero Ukyo no quiere solo ser receptor de esas palabras, él también quiere decirlas, quiere que él sepa que también siente lo mismo por él, por eso lo vuelve a besar, porque no hay palabras suficientes para expresar el peso que se ha liberado de su pecho, la paz que es saberse amado al punto de pedir perdón por el simple hecho de tocar cuando se le fue negado hacerlo, la forma en que Ryusui solo le espera y se queda ahí a su lado, hasta que él le permita tocarlo. Ukyo envía al diablo todo cuando besa a Ryusui, porque en ese momento, por eso segundos, Ryusui le pertenece solo a él.
—Yo también te amo, mi tonto dios dragón. -le dijo cuando se separó de ese beso, sujetando la cara de la persona que amaba.
—Vuelve a mí, mi Ebisu. -pidió, tomando las manos de Ukyo y besándolas con devoción-. Vuelve a mí lado, por favor.
—Lo hare... Pero tú también mantente a salvo, tienes que vivir para yo regresar a ti.
—Lo intentaré. -le dijo Ryusui con una sonrisa boba en sus labios, mientras dejaba ir a Ukyo.
Era obvio para ambos que ninguno quería alejarse, pero necesitaban estar ambos en diferentes lados de esta batalla y el tiempo se les acababa. Ukyo tomó la orilla de su gorra y la inclinó al frente, despidiéndose de Ryusui y perdiéndose en la oscuridad de la selva. No giró a verle una vez más, pues si lo hacía él no dudaría en regresar y quedarse... Pero no podía hacerlo esta vez.
Cuando subió a un árbol ya lejos del campamento, dejó que el silencio del bosque le indicara el camino que estaban tomando el equipo de Stanley. Los encontró rápidamente y se dirigió hasta ellos.
Una opresión en su pecho se creó cuando vio como Suika y Francois aún estaban con ellos y no había rastro de Tsukasa, Kohaku y Hyoga... Él había escuchado los disparos y aunque se negara a aceptarlo, la realidad ahora estaba más que clara... Su paquete de cuido había caído.
Ahora, frente a él estaba un Stanley que no conoció, no era el hombre cálido que conoció en aquellos tiempos que compartieron misión, ese hombre ya no existía en este momento... Ahora solo era una máquina que estaba dispuesto a matar a las personas que estorbaban en su camino... Y eso, lo incluiría a él una vez armara un plan para detenerlos, porque esta vez él tenía que ganar más tiempo para todos.
"Lo siento, Ryusui..." dijo en su mente cuando ya tenía armado un plan de ataque y empezó a moverse para ejecutarlo.
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—¿Qué has dicho? -preguntó Luna con los ojos muy abiertos, su cuerpo empezando a sudar frío.
—Todo el mundo ya sabe que el dispositivo no estará acabado a tiempo. -dijo con la voz entrecortada Chelsea-. Hay que tener una precisión absurda para hacer ese diamante, los esfuerzos de Kaseki y Chrome no están dando resultados... Pero ellos están dándolo todo de si, y sé que ellos lo seguirán dando todo incluso cuando ya no les quede tiempo. -las lágrimas corrían por la cara de Chelsea-. Ellos saben que tú y yo no podemos pelear, así que querían que estuviéramos lejos y sobreviviéramos al menos nosotras dos.
Luna sintió que el aire le faltaba, Chelsea no parecía mentir, quería seguir cuestionándola, pero su voz no salía. Empezó a negar con la cabeza, no quería creer lo que decía, no quería.
—Tenemos que regresar. -le dijo con la voz entrecortada a Chelsea y dio media vuelta, pero Chelsea le retuvo la mochila para que no avanzara más-. Carlos, Max y todos... Esta vez van a morir de verdad, no podemos dejarlos solos, debemos de...
El silbar de las balas y las explosiones iluminaron la noche en la fortaleza, Chelsea y Luna se quedaron paralizadas al ver aquella macabra vista...
Ya era demasiado tarde para ir y ayudarles.
Hola... Adiós.
Nos leemos mejor en el último capítulo que subiré ahora.
Espero y disfruten el resto de la lectura \( ̄︶ ̄*\)
Chapter 63: Capítulo 57: Herederos del caos: la ciencia de sangrar y morir en tus manos.
Summary:
La batalla alcanza su clímax cuando Stanley y sus soldados arrasan con todo a su paso. En un último acto desesperado, el rayo de luz verde cubre la tierra una vez más, congelando en piedra no solo cuerpos, sino promesas rotas y el dolor de la culpa de una familia destrozada.
Notes:
La perfecta canción para el final de este arco TnT
Canción: My Tears Are Becoming a Sea.
Artista: M83.
Link: https://www.youtube.com/watch?v=8akjolEeZ2E&ab_channel=mingenius
Chapter Text
...
Stanley y sus soldados habían llegado al fuerte siguiendo las huellas que habían dejado Suika y Francois, habían incluso recuperado el bolso y la radio destruida que la mayordomo tenía. Una vez cerca del puente, Stanley abriendo su casco se puso frente a sus hombres para hablar.
—Les repito de nuevo, para que no empiecen a sentir lástima por esos niñitos científicos. Ellos se han escondido en esa fortaleza con rehenes, así que tenemos que derribar sus murallas. Disparen a matar a todo el mundo menos a Genos y Xeno. Sin piedad, a atacar.
—¡Si señor! -gritaron los soldados de Stanley, empezando a arrojar las granadas para dicho propósito.
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.
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—El equipo de Stanley está aquí. -anunció Taiju, una vez las primeras detonaciones empezaron a derribar sus muros-. Genos. -le llamó Taiju-. Los chicos aun necesitan tiempo ¿Verdad?
—Así es Taiju, pero...
—No te preocupes por mí, yo los contendré para que el equipo científico logre conseguir hacer la batería para la medusa... Genos, te encargo a Senku, cuídalo por mí.
Con estas últimas palabras, Taiju se lanza al combate, Genos fue tras él, pero cuando Taiju vio una granada acercarse a ellos, lanzó a Genos lejos de ahí y estirando sus manos, recibió la explosión completa.
—¡TAIJU! -gritó con todas sus fuerzas cuando vio como el cuerpo del chico caía lejos de él, no le importó las balas que estaban siendo disparadas y corrió hasta él. Su cuerpo le temblaba y cayó al suelo de rodillas al ver al inocente chico que lo protegió completamente desfigurado por la explosión, su pecho estaba expuesto y era una masa oscura de sangre, carne y hueso-. No... No Taiju, esto ya no es gracioso... Por favor levántate... No puedes engañar a un mentiroso... Tú eres super fuerte, tú siempre resistes los golpes... Por favor, ponte en pie de nuevo... Taiju...
...
Ryusui desvió la mirada cuando vio aquella escena, él era el responsable de vigilar a Xeno, Senku había ido a traer a Chrome y a Kaseki.
—Yo se lo advertí. -escuchó la voz de Xeno, era fría, casi robótica; cuando giró a verle, su expresión no denotaba nada, a penas y el ápice de una sonrisa en sus labios-. Esta batalla entre dos reinos científicos iba a terminar así tarde o temprano. Como puedes ver, nadie en este mundo puede derrotar a mi amado Stanley... Yo le di tanto a mi hijo como a Senku dos opciones, ahora, este es el precio que tienen que pagar ambos por no aceptar la realidad... -Xeno se mordió los labios, su cuerpo tembló, Ryusui vio como el hombre parecía desmoronarse, sus ojos mirando el dolor de su hijo-. Si tan solo pudieran entrar en razón, entonces algunos de ustedes podrían tal vez seguir con vida... Mi pequeño no debería haber sufrido así...
—Jaja, ten un poco más de confianza en el paquete de cuido de tu hijo, doctor Xeno. -le habló Ryusui, liberando el arma de su cintura, dispuesto a enfrentar esa batalla final-. Quien dice que todo ha terminado... Aguantar un segundo más, significa una victoria para nosotros, conseguir dos segundos significa dos pasos más. ¿Quieres saber porque todos nosotros seguimos a Senku, incluso tu hijo? La respuesta es muy obvia de hecho, Senku y todos nosotros, el reino científico, seguiremos avanzando un paso a la vez, hacia un futuro lleno de ciencia. ¿Acaso ya lo olvidó, Doctor Xeno? La esencia de la ciencia consiste en abrir un camino hacia el futuro, un paso tras otro, ¿o me equivocó? ¿No era esa la ciencia que le enseñó a Genos?
Ryusui empezó a disparar cuando vio a uno de los hombres apuntando a Genos, Xeno alzó la mirada hasta ese punto viendo como el hombre se escondía para no recibir los disparos.
—No importa a quien perdamos en el camino, porque al final triunfaremos igualmente. Todos nos volveremos de piedra y seremos salvados, gracias a la ciencia del futuro. Gracias a la ciencia de Senku y sus esfuerzos, gracias al doctor Stone.
Xeno no tuvo tiempo de empujar a Ryusui cuando una ráfaga de balas perforó el pecho del chico, cayendo al suelo y dejando de respirar casi al instante.
...
Genos giró a ver cuando escuchó los disparos, quien caía al suelo era Ryusui, ni siquiera sintió como su garganta se desgarraba cuando gritó el nombre del chico, le estaba costando respirar, su mirada se nublaba por las lágrimas, pero, aun así, sacando fuerzas de su cuerpo, se quitó la tela de su cintura y tomando un palo, la alzó como una bandera, pero una serie de disparos la destruyeron por completo.
—¡Genos! -grita su padre con desespero cuando ve como esos disparos destruyeron su bandera, corre hasta él cuando lo ve caer, pero tropieza y cae también, estar atado solo le dificulta ponerse en pie.
Pero no hace falta, su hijo se acerca a él, saca una daga que siempre lleva consigo y corta las sogas que retienen a su padre, Xeno al estar liberado se acerca para abrazar a su hijo, pero este lo detiene, su mirada en cualquier punto menos en su padre.
—Vete. -le dice, su voz es ronca, su cara refleja una seriedad oscura, las lágrimas que han caído de sus ojos han hecho caminos en sus mejillas por la tierra que hay sobre él.
—No, Genos, debemos irnos antes de...
—No. -le interrumpió con contundencia. Genos se soltó del agarre de su padre, le tomó de su abrigo y le miró con frialdad, sus ojos eran tan carentes de alguna emoción que dejaron sin aliento a Xeno, pues no eran los ojos de aquel niño que miraba el mundo con los hermosos ojos azules que brillaban con cada nueva cosa aprendida-. Ustedes ya escogieron el bando al cual seguir, este es mi bando, al que ustedes están matando.
—Stanley y yo jamás te haremos daño. -trató de alegar, Genos solo negaba con la cabeza con una sonrisa amarga en sus labios-. Hijo, mírame, nuestra ciencia es la ganadora y tú formas parte de ella.
—Formar parte de ustedes... de tu ciencia, padre. -le dice con dolor en su voz-. Dices que soy parte de esa ciencia oscura que ha matado a mi paquete de cuido. La ciencia que me está matando poco a poco, la que me demostró que soy un cobarde, ¿de esa ciencia es la que hablas?... No papá, tu ciencia no ha ganado.
Xeno apuño sus manos, no entendía porque a pesar de todo su hijo seguía sin ver la realidad.
—Y la de ese ingenuo de Senku sí. - le pregunta ofendido, sin entender porque no solo aceptaba la realidad-. Mira a tu alrededor, Genos, hemos ganado. Mi ciencia ganó.
—Tu ciencia... -Genos se empezó a reír con locura, una risa rota dolorosa de escuchar-. ¿Acaso no fuiste tú que me dijo que la ciencia era libre para descubrir? ¿No eras tu quien me hizo creer que la ciencia era para ayudar a los demás? ¿Para avanzar hacia el futuro?... No papá, tu ciencia no ganó esta vez porque te convertiste en lo que odiabas, te convertiste en ese dictador que te hundió en el pasado, en aquella gente que te alejó de tus sueños... Estas haciendo lo mismo que te hicieron a ti... Estas matando a la ciencia de Senku... La ciencia de Senku es luz que tu olvidaste... La luz de la ciencia que nos ha dado esperanza a todos, la ciencia de la cual yo me enamoré, la que tú me enseñaste cuando era pequeño, la ciencia que quise transformar en magia para que tú vieras que no es solo oscuridad... ¿Alguna vez te has preguntado por qué escogí ser ilusionista? -le preguntó con desesperación, lágrimas caían tanto de padre como de hijo-. Fue por ti, porque quería que vieras más del poder que la ciencia te da, más de la luz que me enseñaste que era... Y ahora... Ahora comprendo que te perdí para siempre.
Genos se puso en pie junto a su padre, y lo empujó lejos de él, se miraron por última vez antes de que, así como sus lágrimas, Genos corriera y se alejara de su padre, hasta donde escuchó la explosión en el lugar donde Kaseki y Chrome estaban trabajando en la batería de diamante para la medusa...
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Joel puso la medusa en una copa, dio el comando y con elegancia vertió el vino en ella.
—Como profesional experimentado que soy, cuando completo mi trabajo, me tomó la licencia para prepararme una copa por la victoria. Es una tradición de mi abuelo que gustosamente adopté. -cuando alzó la copa, la medusa se activó, todos los que estaban con Joel se emocionaron por eso-. Y aquí lo tenemos, una ciencia que va más allá del siglo 21. Una ciencia que le pertenecerá a la humanidad por toda la eternidad.
Todos celebraron con entusiasmo y Yuzuriha se acercó al comunicador para enviar esa noticia a Senku y los demás.
"Lo hemos conseguido, la medusa ha funcionado"
—¿Estás hablando con los demás? -preguntó Joel, acercándose a Yuzuriha-. Podrías enviar unas palabras al maestro Kaseki.
—Por supuesto. -dijo Yuzuriha girando a verle, pero todos callaron cuando la chica aun con una suave sonrisa, empezó a llorar-. ¿Eh? Qué extraño, no entiendo porque estoy llorando, debe ser por la emoción. -dijo tratando de controlar las lágrimas en sus ojos.
Joel rápidamente sacó un pañuelo y se lo tendió, todos se acercaron muy preocupados a Yuzuriha por lo que no vieron como lo soldados de Stanley entraban a la sala.
Brody y los demás resucitados estaban afuera del castillo mirando el terreno para las nuevas casas que harían en el lugar, aprovechando eso, los soldados al haber perdido comunicación con su superior y haber escuchado el mensaje que envió Francois, decidieron actuar según el plan de Stanley.
"Una vez la medusa este reparado, encierren ese aparato." Lo habían enviado cuando ellos le comentaron que los rehenes estaban arreglando la medusa.
Por lo cual ahora, tomando a todos desprevenidos, arrebataron la medusa de la copa de Joel y destruyeron la radio de ellos.
—Quietos. -les dijo uno de los soldados mientras apuntaban a todos en la habitación-. Se acabó la fiesta para ustedes niñitos. No podemos permitir que ustedes tengan algo tan peligroso en sus manos.
—Brody es el que está a cargo aquí. -dijo Nikki, poniéndose delante de los demás.
—El traidor de Brody no está aquí ahora y no creo que pueda entrar tampoco. -el soldado apuntó a Nikki quien no retrocedió en absoluto-. Por su bien, será mejor que les digas a todos que deben quedarse aquí hasta recibir nuevas órdenes, nadie sale, nadie entra. Entendido.
Nikki chasqueo la lengua y tradujo lo que ellos dijeron, todos formaron un círculo dejando a los más débiles a dentro.
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—Estoy realmente feliz. -dijo Kaseki mirando como a pesar de la destrucción, el cielo brillaba repleto de estrellas-. Todos mis esfuerzos, todo el trabajo de mi vida... Es algo maravilloso... Me da igual si sigo vivo o muero esta noche, ya que tengo fe de que la ciencia encontrara formas de trascender en nuestras vidas, encontrando una forma de seguir avanzando hacia el futuro... Hoho, mi único arrepentimiento es que no podré felicitar ni conocer a ese joven Joel.
—Chicos. -escucharon la voz ronca de Genos, que venía bajando con rapidez hacia ellos-. Todavía están bien. -dijo con cansancio en su voz, las lágrimas aun corriendo en sus ojos-. Creo que los chicos han logrado destruir la radio de Stanley.
—¿Por qué dices eso? -cuestionó Senku, sorprendido no solo por la información, sino porque había llamado por su nombre a su padre.
—Ellos no nos han dado un ultimátum por radio, lo cual de por sí ya es extraño en ellos, incluso ignoraron mi bandera blanca... Atacaron incluso donde estábamos Xeno y yo... lo que implica que ellos tienen una orden sin retorno... Además, Tsukasa, Kohaku y Hyoga, no serían de los chicos que mueren sin lograr darnos una ventaja.
—Eso significaría que solo nosotros tenemos ondas de radio. -dijo más motivado Chrome.
—Y si ese es el caso. -dijo Genos con una sonrisa de triunfo en sus labios.
—Oh si... Es hacerlo o morir aquí. -dijo igualando la sonrisa de Genos-. Y ninguno de nosotros estamos dispuestos a no luchar hasta el final.
—Yo enviaré el mensaje. -dijo con seguridad Genos y se acercó para trasmitirlo, era su última esperanza para recuperarlos a todos-. Dime, Senku-chan, ¿Cuáles serán nuestras últimas palabras?
Senku le miró con una sonrisa tensa en sus labios mientras empezó a hablar y Genos a transmitir.
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Joel escuchó el mensaje en morse de su reloj, rápidamente supo que estaba en japones, por lo cual, aprovechando que estaba en medio de ese círculo, preguntó a Minami si sabía código morse, ella dijo que si y se acercó al reloj de Joel y escuchó el mensaje.
—Es otra idea loca de nuevo. -dijo con resignación mientras comunicaba el mensaje.
Magma fue el primero en reírse ante la solicitud.
—Al fin un poco de acción. -dijo Moz estirando su cuello-. Ya me estaba aburriendo de no hacer nada aquí. Ir de niños buenos no es lo mío.
—Mwajaja, hay que hacerlo. -dijo con convección Magma-. Un ataque frontal suicida, me gusta.
—Joder, que esto será nuestra sentencia de muerte. -dijo divertido Yo que se puso a la par de los demás para que Nikki diera la orden de atacar.
—Si nosotros caemos, la ciencia debe continuar avanzando hacia el futuro. Hagamos que nuestras vidas trasciendan. -dijo motivando a los demás Kinro y Nikki poniéndose delante de ellos, giró a ver a los hombres que no entendían nada de japones frente a ellos, eran seis, todos armados y a una distancia prudente.
—Es hora de que nosotros, el reino científico luche hasta la última consecuencia... ¡Ataquen! -gritó Nikki y todos se lanzaron al combate.
Joel los miró sin creerlo, todos con una convicción y confianza que jamás había visto en la vida real. Se sintió conmovido y a la vez, sintió la determinación de todos.
—Supongo que no puedo quedarme atrás, Sai. Esos chicos tienen tus ideales... No puedo permitirme morir ahora sin poder hacer un brindis con el maestro artesano Kaseki, así que espero verte en la otra vida, Sai.
Joel tomó una de las botellas que encontró ahí y salió a pelear con los demás.
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"Para salvar a la humanidad... Hay que destruirnos a nosotros mismos"
Esas fueron las últimas palabras que Genos envió, todas esas palabras las había dicho Senku con una calma aterradora.
—Estamos completamente locos. -dijo Genos cuando se puso en pie, se sentía agotado, perdido y completamente devastado, no así, cuando sintió la mano de Senku tomar la suya, no dudo en entrelazarla y darle una sonrisa rota.
—Ahora que acabaremos con la humanidad otra vez, necesitamos una garantía para volver. -Senku sacó de sus bolsas una botella con el líquido despetrificador y se la tendió a Genos-. Quizás eres el único a quien no van a disparar, por lo que la misión es tuya.
—¿Cuántos minutos crees que los chicos nos darán antes de activar el rayo? -preguntó, soltando la mano de Senku para tomar la botella-. O bueno, si es que los chicos lo logran...
—Deja de dudar, mentalista. -le reprendió Senku, sacando otra botella del líquido-. Definitivamente van a lograrlo. No eras tu quien decía que tenemos que tener fe en los otros, pues ahora te toca a ti hacerlo. Ten fe en tu paquete de cuido.
—Oh, harás de nuevo lo de la isla del tesoro, Senku. -dijo con ánimos Chrome al ver la botella extra en sus manos.
—No será tan fácil como antes, mientras mayor sea el radio, mayor velocidad tendrá la onda de expansión. Si lo intentamos, sería un juego al azar.
—Y ya sabemos que no tienes nada de suerte, querido Senku. -dijo con resignación Genos, sin meditar sus palabras en lo absoluto, por lo que no entendió porque Senku le miró con una sonrisa tonta en su cara.
—Oh, ya sé. La torre de activación. -dijo Chrome-. Podemos... ¡Cuidado!
Gritó Chrome alejando a Senku sin poder alejar a un Kaseki que recibió los disparos en su espalda.
—Pónganse atrás de mí. -les dijo Genos y cuando vio como una granada iba por ellos, tomó una rama y la regresó, luego empujó a todos a avanzar, tomando a Kaseki en sus manos para irse de ahí. No había tiempo para seguir llorando más.
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Cuando el primer disparo se escuchó seguido de otro, Brody y Catherine estaban afuera del castillo, hablando con los nuevos resucitados sobre la mejor forma de adaptar el terreno para construir, por lo que el ruido del disparo los tomó a todos desprevenidos.
Brody y Catherina fueron los primeros en correr al castillo, pero las puertas estaban cerradas.
—Necesito que me ayuden a entrar. -pidió Brody y todos se movieron a buscar un tronco grande para derribar la puerta.
Catherine por su parte corrió hasta donde guardaban los tractores junto a alguien que le dijo que podía conducir uno.
—¡Abran paso! -gritó Catherine subida en el tractor que estamparon contra la puerta, pero esta no cedió, por lo que retrocediendo una vez más volvieron a golpearla, hasta que en el tercer intento lograron derribarla.
A todo eso, los disparos habían cesado, Brody y ella iban corriendo hasta donde sabían estaban los chicos japoneses y Joel.
El grito de Joel hizo que Catherine corriera más rápido, Brody incluso se quedaba atrás, hasta que después de subir la última escalera y dirigirse a la entrada principal, vieron la masacre que les dejó sin aliento.
...
Los chicos lo dieron todo en esa batalla, atacaron sin parar incluso a los refuerzos que vinieron después. Lograron derribar a varios, incluso al que tenía la llave en donde resguardaban la medusa, pero frente a armas de personas que sabían usarlas bien, poco a poco cada uno fue cayendo, incluso Yuzuriha y Minami que habían intentado avanzar cuando Magma había abierto el baúl de hierro que resguardaba la medusa, cayeron a manos de las balas de los hombres de Stanley.
—Todo a acabado. -dijo el que dirigía a los demás, haciendo una señal para que dejaran de disparar, frente a ellos, los cuerpos moribundos de lo que un día fueron sus rehenes.
—Debemos incinerar los cuerpos. -dijo uno de los hombres, con resignación, acercándose a ellos.
Nadie se percató como Kinro había protegido a Joel y empezó a contar para darle la señal de salir debajo de él.
—Ahora. -le dijo al chico y Joel salió corriendo para sujetar la medusa.
Sin pensarlo mucho activó el radio de su reloj y metió su mano izquierda al baúl, tomó la medusa al mismo tiempo en que otro soldado cerraba el baúl, partiéndole el brazo por la mitad.
El grito desgarrador de Joel erizó la piel de los presentes, pues todos habían oído el ruido de su brazo partirse en dos.
—Es una verdadera lástima, Joel. -dijo el soldado que dirigía la misión-. ¿Por qué tú también nos has traicionado?
—¡Joel! -le llamó Catherine, mirando con horror la escena, todas las armas apuntando a ellos.
—¿Qué es esta rebelión? -dijo Brody con una voz fría, su sangre hervía en ira al ver los cuerpos de esos chicos muertos.
—Nada que un traidor como a usted le interese. -le respondió el soldado, y mirando a sus compañeros, dijo con voz contundente-. Disparen. -los soldados se miraron unos a otros, nadie seguro de atacar-. Que no me escucharon, disparen al traidor.
Brody empujó a Catherine cuando vio como los soldados le apuntaron al pecho y empezaron a disparar. Brody se deslizó sin fuerza por la pared de la entrada, aceptando el castigo que su traición para con sus compañeros le imponían.
—Me preguntas porque los traicioné. -empezó a hablar Joel, una vez los soldados bajaron sus armas, los sollozos de Catherine se escuchaban a lo lejos, sentía que perdía el conocimiento poco a poco-. Digamos que lo hice porque arruinaste mi brindis de la victoria... Si, tómalo como una venganza por eso.
—Realmente eres un maldito engreído. -le dijo el soldado, sujetando la cabeza de Joel por el cabello-. Has jugado bien, novato. Lástima que tengas que morir, me impresionaste, debo admitir, tenías más potenciales que Brody y eso es decir mucho de por sí. Pero ya no hay tiempo ni espacio para ti, ¿un artesano que no pueda usar sus dos manos? No creo que nos sirvas de mucho. -el soldado sacó una pistola corta y la apuntó en la cabeza de Joel-. Es una verdadera lástima, eres un doncel muy bonito.
—Y me lo dice el idiota que no puede diferenciar entre un hombre y un doncel. -le dijo con una sonrisa en sus labios, haciendo que el soldado se irritara más.
Cuando el soldado quitó el seguro del arma, se escuchó dentro del baúl un ruido. El soldado bajo su arma y se acercó a escucharlo mejor, era el reloj de Joel.
—Busquen a la persona que tenga una radio, están intentando activar la medusa.
—Idiota. -le dijo Joel con una sonrisa de triunfo en sus labios-. La orden no viene de nosotros, sino del dios que está arriba de nosotros... Oh, por tu cara puedo decir que no lo sabías, ¿Acaso tus superiores ni siquiera tenían la confianza en ti para decirte esto? Pues déjame decírtelo, imbécil... Todo este tiempo, esas ondas de radios que han estado gritando la orden, vienen desde el cielo hacia la tierra.
—Hay que sacar ese reloj. -dijo el hombre abriendo el baúl, solo para escuchar con horror la voz con el comando.
"12,800,000 meter, one second"
Y la luz verde se empezó a expandir nuevamente por el mundo.
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—Mayor Snyder. -llamó uno de sus soldados-. En el cielo, es la luz de antes.
Todos los soldados miraron al cielo y vieron como este se empieza a teñir de verde.
Ukyo aprovechó ese momento de distracción para liberar a Francois, quien no dudó en desatar a Suika y con la ayuda de Ukyo, distraer a los soldados que se habían quedado atrás con ellos.
—Amita Suika. -le dijo Francois escondiéndose detrás de un tronco del árbol cuando las balas empezaron a ser disparadas-. La mochila está por ese lado. -señaló Francois-. Tenemos que recuperarla.
—El grupo de Senku ha perdido casi todo el líquido petrificador. -dijo Ukyo refugiándose con ellas y disparando a cómo podía flechas al enemigo-. Tenemos que llevarlos a ellos pronto antes de que el rayo nos toque.
—Que predecible. -escucharon la voz de Xeno, los disparos cesaron y esa fue la señal para salir de ahí-. En la mochila de ese mayordomo está el líquido que nos ayudará a ganar esta batalla.
Stanley se acercó a Xeno, dejo caer su arma y tomó su cara, trató de revisar que él estuviera bien.
—¿Dónde está Genos? -preguntó cuando vio que estaba bien.
—Sigue con ellos. -le dijo Xeno, desviando la mirada de su esposo.
Los disparos se hicieron presentes otra vez, disparos que apuntaron a Francois y Ukyo, uno de esos incluso dando en el casco de Suika.
—Alto. -ordenó al ver como el casco de Suika caía al suelo con una mancha de sangre, el cuerpo de Ukyo muy cerca de ella.
Xeno se cubrió la boca con sus manos cuando vio el casco con sangre, caminó hasta el con todo su cuerpo temblando, vio a Ukyo, el joven que había asegurado cuidar a su hijo, con dos disparos en el pecho y uno en la cabeza, el chico a sus pies ya no respiraba más.
Caminó un poco más hasta donde estaba el casco de Suika, la niña que le había robado el corazón en el viaje, el peso de la culpa lo empezó a abrumar más de lo que dejaba ver, pero cuando tomó el casco y vio que no había un cuerpo dentro de él, sintió que pudo respirar otra vez.
—La niña lleva el líquido. -gritó uno de sus hombres al ver a la menor correr hasta la fortaleza con la bolsa del líquido despetrificante. Uno de los soldados apuntó y disparó un par de balas, pero Xeno tomó el cañón del arma y el soldado dejó de disparar.
—No le disparen a ella. Es solo una niña.
—La orden era no atacar a usted y a su hijo, hay que matar a los demás. -le dijo el hombre y Xeno buscó con la mirada a su esposo.
Stanley estaba sudando frío, mientras se sujetaba la cabeza, cuando Xeno lo observó mejor, vio como una parte del cuello de su esposo estaba rojo. No dudó en acercarse a él y sujetarlo para que no callera el suelo cuando empezó a tambalearse.
—¿Qué te pasa? -le preguntó con desesperación, pero Stanley no parecía contestarle, su respiración era cansada.
—El Mayor Snyder fue mordido por una araña, la niña con cabeza de sandilla le aplicó algo para regularlo. -le respondió un soldado al no escuchar respuestas de su superior.
—Stanley, Stanley mírame. -le pidió cuando los ojos de su esposo parecían perdidos en algún punto del suelo-. ¿Qué tipo de araña era? ¿Hace cuánto tiempo fue?
—Tenemos que salvar a Genos... -dijo su esposo poniéndose en pie, su cuerpo temblaba, aun así, empezó a avanzar y sus hombres le siguieron.
Xeno le miró con horror, si era una de las arañas mortales que existían ahí, muy probablemente solo le quedaban minutos de vida, su última esperanza era que ese rayo que se aproximaba a ellos los petrificara para salvar su vida.
Mordiendo sus labios con fuerza, Xeno siguió a su esposo hasta donde estaban los chicos.
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—Papi. -escuchó Genos la voz de Suika que venía subiendo las murallas, pero el detonar de unas balas hicieron que ella tropezara y rompiera la mayoría de los botes.
A Genos no le importó eso, él solo quería asegurarse de que ella estaba bien.
—Todavía hay un bote. -dijo su niña y Genos se lo lanzó a Chrome, tomó a su pequeña en sus brazos y la abrazó.
—Todo está bien, cariño.... Ya estás aquí conmigo. -le dijo Genos a una Suika que se aferró a su ropa y empezó a llorar al recordar como Francois la había salvado de ser atacada por las balas.
—Suika tenía mucho miedo. -le dijo su niña, Genos no dudo en abrazarla más fuerte, se levantó con ella y fue hasta donde Chrome ya colocaba la botella en la base.
Cuando estuvo al lado de los chicos, escuchó como preparaban las armas apuntando a ellos. Xeno se acercó a ellos, Chrome estaba bajando de la torre cuando Xeno se detuvo frente a ellos.
—Este juego a llegado a su fin. Ríndanse y podremos negociar sus vidas.
—¿Te estas escuchando, Xeno? -le dijo Genos, bajando a Suika de sus manos y poniendo a todos detrás de él-. ¿Es esto tu nuevo nivel de...?
—Stanley se está muriendo. -le dijo con firmeza y como si Stanley estaba esperando esas palabras, cayó al suelo con una rodilla, la otra la mantuvo para apoyarse en ella.
Genos miró a su padre, estaba pálido, sudaba, su respiración era irregular.
—El abuelo Stanley fue mordido por una araña negra. -dijo Suika-. La aplastó con su mano.
—Terminemos esto Genos... Por favor. -pidió Xeno, estirando su mano en una súplica muda.
—Ve con ellos. -le dijo Senku, rompiendo el silencio del momento-. El rayo se acerca, ve.
Genos le miró por un momento y luego a su padre Stanley que no había levantado la mirada del suelo y su respiración se hacía más irregular.
… Genos entendería mejor lo que pasó después cuando estuviera en la oscuridad de la petrificación...
Él había caminado con Suika atrás de él, acercándose a Xeno, su padre Stanley en ese momento levantaría la mirada y vería aparecer a Senku detrás de él. Stanley no dudó en ponerse en pie y en tomar su pistola corta, apuntando a Senku para luego disparar.
Quizás fue por el veneno que corría en su cuerpo lo que hizo más lento a Stanley o la reacción rápida de Genos que al verlo sacar su arma, tomó a Suika y la empujó a Xeno, para luego regresar hasta donde estaba Senku, o quizás fue la combinación de ambas cosas lo que hizo que todo llegara a su fin.
Los soldados al ver como Stanley apuntaba a Senku, ellos apuntaron a Chrome y no dudaron en disparar. Stanley también disparo dos veces, arrepintiéndose al instante de hacerlo, pero ya era tarde.
Genos había abrazado a Senku esperando detener las balas, pero al contrario de sus balas redondas, las balas que habían creado sus padres eran perfectamente capaz de atravesar a dos personas a la vez.
Genos jamás creyó en la ironía de la vida, pero fue divertido saber que, gracias a su enfermedad, esas dos balas habían atravesado ambos corazones, haciéndolos caer al suelo aun en los brazos del otro.
Genos trató de moverse, pero le fue imposible, el dolor que recorría su pecho lo estaba quemando por dentro. Con un gemido de dolor, logró quitarse de encima de Senku para que su peso no le matara más rápido.
—Te lo dije, Senku-chan. -habló Genos, de su boca salía sangre y su respiración era lenta-. Mi papá Stanley es el mejor disparador del mundo... Mira que atravesar a dos personas con solo dos balas...
—No hables... -le reprendió Senku, con la voz más cortada que antes-. Tenemos menos de diez minutos antes de morir desangrados.
—Senku-chan, es tan confiable incluso en las puertas de la muerte. -Genos sintió sus ojos pesados, sabiendo que ese día también iba a morir-. Oye, Senku-chan... Si alguno de los dos no sobrevive, tiene que esperar al otro en las puertas del infierno... Dijimos... -Genos empezó a toser con fuerza, le estaba costando respirar-. Dijimos que iríamos juntos al infierno, tomados de la mano... No quiero ir solo... Sin ti a mi lado, sería un lugar muy aburrido para pasar la eternidad.
—Si... -escuchó la voz cansada de Senku-. Yo voy a esperarte ahí y aun si no llegas... Voy a ir por ti y buscarte para no dejarte ir, Genos.
Gen sonrió al oír eso, pero se sentía con tanto sueño, podía escuchar a lo lejos que le llamaban, no sabía quién era, pero su voz era muy familiar... Sus ojos se sentían tan pesados y el dolor tan abrumador, sintió que alguien lo arrastraba y le daba la vuelta, abrió un poco sus ojos y vio cabellos claros, ojos oscuros y una humedad que caía sobre él. Era algo cálido, que se deslizaba sobre sus mejillas, quizás solo era él quien estaba llorando, pues sus ojos estaban demasiado borrosos... Sintió como ponían algo en su mano y las unían, presionando su herida de bala...
—Papi... -susurró Genos mientras entraba en la inconciencia-. Prometo que esta vez sí iremos a comer hamburguesas como tu querías... Las hamburguesas también son mi comida favorita... Y no le diré a papá Stanley que imitas su voz...
Gen sintió agua caer por su cara, quizás estaba lloviendo, o solo era el rayo petrificador... Él no lo sabía, pero tenía tanto frio y estaba tan cansado que con sus últimas respiraciones puso una sonrisa en sus labios y desconectó a todo el mundo del exterior, quedándose solo en su interior con imágenes de sus padres, de su paquete de cuido y de todos los del reino científico, celebrando el año nuevo.
Genos no vio como la luz volvió a envolver a la tierra... Ni tampoco sintió como su cuerpo se endureció hasta ser una piedra otra vez... Pasados unos minutos, el silencio reinó de nuevo.
Cuando la luz verde rodeo la tierra y luego regresó a su origen, la humanidad volvió a ser petrificada. El mundo volvió a quedarse sin humanos sobre el.
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Un año después, en una fuerte tormenta eléctrica, la trampa volvía a activarse, haciendo que el recipiente con el líquido despetrificador se rompiera al fin y liberara a solo un humano del sueño eterno... Su nombre, era Suika.
Hasta aquí llegamos por el momento.
Ya que es feriado por Pascua, tal vez pueda actualizar más seguido, pero creo que tendremos visita y tenemos otros compromisos familiares que atender, así que espero y si tener un poquito de espacio para actualizar entre miércoles o jueves, sino será nuevamente el fin de semana.
Ya ratos no me pasaba que mientras escribía me costaba mirar la pantalla porque estaba llorando, fue divertido. (〜 ̄▽ ̄)〜
En fin, felices vacaciones, y nos estamos leyendo durante la semana.
Autora-san, fuera.
Chapter 64: Capítulo extra 5: El narcisista, el estoico y el empático.
Summary:
La relación entre Xeno y Stanley se pone a prueba cuando su hijo Genos llega al mundo, trayendo consigo no solo alegría, sino también un sinfín de preguntas y preocupaciones. Mientras aprenden a ser padres, deben encontrar un equilibrio entre su amor, sus miedos y sus decisiones como padres primerizos.
Notes:
La canción que nos acompaña en este extra:
Canción: のびしろ(Nobishiro)
Artista: Creepy Nuts.
Link: https://www.youtube.com/watch?v=bRKL445A_iI&ab_channel=%F0%93%86%A9%E2%80%A0%F0%93%86%AA
Chapter Text
…
Stanley no se consideraba un fumador compulsivo, quizás una caja al día, cuando estaba demasiado estresado o simplemente por el gusto de saborear la nicotina, pero cuando supo que estaba embarazado se dijo que lo dejaría rotundamente.
El problema vino que, luego de más de cinco años continuos de su uso, dejarlo de una sola vez fue la cosa más tortuosa que pudo hacer, la semana después de dejarlo, los síntomas de la abstinencia le golpearon con fuerza. Pero para su alivio, su Xeno siempre iba un paso adelante.
Anticipando que a él no le gustaba visitar el hospital, al menos que sea estrictamente necesario, como los controles a los que iría ahora, le compró parches de nicotina que disminuyeron en gran medida los síntomas de la abstinencia y poco a poco empezó a disminuir los parches hasta que los logró dejar.
Xeno, además de eso, le había comprado paletas y otros dulces y aperitivos que venían en palitos, ya que él siempre buscaba a masticar algo, por lo que se le hizo fácil comprar esos dulces.
Stanley debe de admitir que primero lo descartó como algo estúpido, pero con los días, la misma vida le mostró que su esposo tenía razón… A veces lo odiaba por siempre tener la razón en sus actos, pero lo amaba demasiado como para realmente sentir enojo por algo tan trivial. Para dejar descansar a su conciencia por sentirse así, se dijo que eran solo las hormonas actuando en él lo que provocaba que internamente odiara y amara a su esposo en partes iguales, mientras comía las paletas que él le dejó en un bol en la mesa de la cocina.
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Xeno era un ser altamente capaz de resolver cualquier problema que se cruzara en su camino sin inmutarse en el proceso… Pero cuando se trataba de su amado Stanley, a veces le costaba ser racional, como en ese momento en que había vomitado en la ducha porque quiso sobarle la espalda a su esposo que estaba vomitando desde la madrugada por sus ocasionales náuseas matutinas.
Stanley no siempre las tenía, a veces, como ahora, solo venían a él de repente y luego pasaba días sin sentir malestar alguno. Pero cuando pasaba, su pobre esposo vomitaba todo el día por el más leve de los olores. Así que, ahí estaba él, tratando de ser un buen esposo y fallando elegantemente en el proceso, pues ahora, era Stanley quien le detenía su cabello mientras vaciaba lo poco de la comida que tenía en él.
Al día siguiente, las náuseas matutinas volvieron a golpearle, no a su Stanley, sino a él, así como la sensibilidad a los olores y algunas comidas. Con los días después de ese evento, empezaron las fatigas, Xeno incluso se quedaba dormido en su escritorio durante la hora del almuerzo, pero, lo que más le molestó en los días posteriores, fue esa necesidad absurda de ir al baño con regularidad ya sea por orinar o porque las náuseas causadas por el olor eran insoportables.
En una ocasión, un ingeniero de otra área de nombre Brody, una vez lo ayudó cuando estaba vomitando en los baños porque el estúpido de uno de sus colegas había traído un sándwich de atún y lo había abierto antes de llegar a los comedores, el olor del atún casi lo hace vomitar en el pasillo, pero pudo llegar a los baños a tiempo y vomitar el desayuno de esa mañana. Se sintió terrible ver como la comida de su amado Stanley era desperdiciada de tal manera por su cuerpo.
—¿Te encuentras bien? -preguntó ese hombre, pasándole unas toallas de papel para que se limpiara la boca.
—¿Le parece que lo estoy? -respondió con fastidio, eran esas preguntas absurdas las que más detestaba esos días y ponía al límite su poca paciencia.
—¿Quieres que te acompañe a la enfermería? -siguió insistiendo el hombre y Xeno al verlo mejor, notó que el hombre realmente parecía un poco preocupado por él.
—No hace falta, estaré bien. Además, según mi último estudio médico, mi salud es perfecta.
—Quizás algo te sentó mal de la comida de la mañana. -volvió a insistir.
—Imposible. -dijo Xeno, poniéndose en pie una vez que las náuseas se detuvieron-. Mi amado esposo jamás cometería un error en la comida.
—Puedo ser muy atrevido en preguntarte, ¿Si tu esposo esta embarazado? -Xeno frunció su ceño al escuchar esa pregunta, pero como el hombre parecía no querer irse, le respondió.
—Si, está en su tercer mes, doceava semana y tercer día del embarazo.
La risa del hombre lo desequilibró por completo, le miró sin entender que era lo divertido de todo eso.
—Amigo, definitivamente tienes el síndrome de Couvade.
—En primera, no soy su amigo. -empezó Xeno, enjuagando un poco su boca-. Y, en segundo lugar, ese síndrome es un mito.
—Si es un mito y yo estoy en el error, seguramente tu esposo no ha vuelto a sentir ningún malestar luego de que tu empezaste con tus molestias, ¿o me equivoco?
Xeno, definitivamente no hizo un puchero al entender las palabras de ese hombre, así que, con la poca dignidad que aún tenía y manteniendo los pocos modales que podía rescatar, le agradeció por las toallas de papel y salió del baño mientras le escuchaba reírse de él.
El único consuelo real que sentía, luego de días como esos, fue que, al llegar a casa, su amado esposo estaba ahí, cocinando comida deliciosa para él y consintiéndolo como hacía años no podían hacer.
Desde que supieron sobre el embarazo de Stanley, su amado esposo informó sobre su estado a sus superiores, por lo que fue relegado a entrenamientos dirigidos y tareas administrativas, lo que le permitía llegar todos los días a la casa incluso antes que Xeno, por lo cual, gustosamente, su amado Stanley se había ofrecido a hacer las comidas para los dos, durante todo ese tiempo.
Ese día, luego de odiar profundamente a la vida por el incompetente del taxista que había tomado la ruta más larga de regreso a su casa, Xeno aflojó su corbata, caminó arrastrando los pies y fue directo a abrazar la espalda de su esposo que estaba cortando algunas frutas.
—¿Mal día? -preguntó mientras le daba un trozo de fresa, Xeno solo abrió la boca aceptando lo que le daban.
—La gente sigue siendo estúpida, el olor del atún me produjo el vómito y el incompetente del taxista me hizo llegar 10 minutos y 34 segundos tarde a casa.
—Dejando de lado al taxista, fue un día normal en el trabajo. -le respondió con calma mientras giraba para abrazar mejor a su esposo y darle un beso en los labios-. ¿Quieres fruta para cenar? Maya dice que es mejor comer cosas suaves en la noche.
Xeno soltó un pujido de fastidio mientras lo abrazaba y ponía, sin descaro alguno, su cara sobre los pechos de su amado.
—Creo que nuestro hijo me odia.
—¿Nuestro hijo? ¿Al que llamas pequeña galaxia?
—Sí, ese. -le dijo, acomodando su cara en el pecho de Stanley-. Me dio el síndrome de Couvade porque está celoso de que te ame más de lo que él lo hará en el futuro.
—Xeno, ¿Estas escuchando lo que dices? -le preguntó sintiendo una ternura entrañable al ver cómo un puchero salía de los labios de su esposo.
—No quiero que nuestro hijo me odie por demostrarte más amor a ti que a él. -empezó y Stanley abrió los ojos al verle llorar-. Solo necesito acostumbrarme a su presencia y lo amaré igual que a ti.
—Xeno. -le llamó, mientras lo apartaba de su lado para que lo viera-. Cariño, aunque tus palabras son muy entrañables, estás siendo hormonal e ilógico en tu discurso.
—Es culpa del desbalance hormonal que procede este síndrome. -Xeno se aferró más fuerte en el abrazo que le daba a su esposo, su cara se acomodó mejor en los pectorales bien formados de su amado, sin importarle la postura encorvada que tenía por dejar descansar su cara sobre ellos-. ¿Acaso ahora tú también me odiaras? -le preguntó, sus ojos se llenaban de lágrimas al sentirse tan desolado.
—Cariño. -empezó su Stanley, intentando sonar serio, pero sus labios rebeldemente subían para formar una sonrisa-. Yo te amo y el bebé también, ¿De acuerdo? ¿Dime cómo puedo demostrarte que es así? -le preguntó con tranquilidad, alejando la cara de Xeno para que lo viera a los ojos, dejó sus manos en sus mejillas para, con su pulgar, limpiar las lágrimas que caían en sus ojos.
—No es que necesites hacer nada. -le respondió, besando las manos de su amado-. Pero si insistes, un par de sesiones de sexo tal vez me ayuden a sentirme mejor.
Stanley, luego de reír un poco por como él había puesto ojitos inocentes, que sabía que siempre funcionaba con él, terminó de aflojar la corbata del cuello de Xeno.
—Lidere el camino, doctor.
—Se lo agradezco, soldado.
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La primera vez que ambos sintieron una patada de su hijo, fue en el quinto mes del embarazo de Stanley. Su amado esposo se miraba un poco más cansado esos días y cada que se acomodaba en algún lugar caía completamente dormido.
Esa vez, no fue la excepción.
Xeno, desde las primeras charlas sobre el embarazo, no solo empezó a leer cada libro que pudiera sobre esta etapa, sino también, y gracias a la orientación de Maya, la amiga de su amado y que se estaba volviendo una muy buena candidata para padrina de su pequeña galaxia, le había recomendado revistas de mujeres en donde se compartía experiencias sobre el embarazo.
Cuando Xeno leyó sobre el cambio de temperatura que experimentaban los gestantes, se propuso a crear un sistema de sensores de temperatura para que regulara el aire acondicionado de la casa y su amado Stanley no pasara ni frío ni calor.
Entonces, cuando su amado se había acostado en el sofá de la casa, Xeno no solo llevo algunas almohadas extra y mantas para cubrirlo, también, tomando una almohada para él, se sentó en el suelo y aclarando su garganta, tomó el libro sobre él espacio que leyó por primera vez, y empezó a leerle a su pequeño.
—… Y es por eso. -finalizó al cabo de un capítulo leído-. Que la expansión acelerada del universo, desafía la gravedad observable. El cosmos es demasiado elegante como para que los científicos lo dejemos de lado, ¿no lo crees así mi querido cumulo celular?
El mofido divertido de su esposo, mirándolo con ojos llenos de cariño, le indicaron a Xeno que su amado, no había estado del todo dormido.
—Xeno, no creo que nuestro bebé, pueda entender conceptos tan avanzados sobre el universo.
—Tonterías, querido. -le aseguró, llevando sus manos al vientre más abultado de su esposo-. Querida pequeña galaxia. ¿Podrías decirle a tu querido papá qué tu si puedes comprender lo que yo te estoy enseñando?
Stanley se rio por como Xeno ponía su oído sobre su vientre, pero antes de que pudiera decir más, el bebé dentro de él se movió. Ambos se miraron con asombro, hasta que Xeno, con una sonrisa absurdamente brillante, volvió a poner su oreja en el vientre de su esposo y preguntó.
—¿Podrías volver a repetir tu afirmación, mi querida galaxia en miniatura?
Al cabo de segundos, su bebé volvió a moverse con más fuerza. Xeno empezó a hablar y divagar sobre las posibilidades en que su hijo tendría para dominar el mundo. Y Stanley, aun sobando su vientre sintiendo aun el movimiento de su bebé, les sonrió a ambos, tanto a su científico loco, como a la pequeña galaxia que había dentro de él.
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Algo que Stanley aprendió en las charlas sobre el embarazo a las que Maya les inscribió como padres primerizos, fue que era normal, en algunas parejas, el sentirse más excitados durante todo el embarazo, además del aumento de la sensibilidad en algunas zonas en específico.
Stanley no se quejaba en lo absoluto de eso, pero realmente fue curioso como Xeno replicaba esa sensibilidad. Su amado no era un hombre que durará poco tiempo, a veces era él quien tenía que pedir tiempo fuera para descansar un poco durante sesiones. Xeno, aunque no lo pareciera, tenía una resistencia envidiable durante el sexo, además de él mismo confesarle que seguía leyendo sobre el kamasutra y cosas más raras que quería experimentar, siempre supo que era un pervertido, pero él no se estaba quejando en lo absoluto.
Pero entonces, últimamente, su Xeno, con el leve roce a sus pechos, se venía sin importar si habían empezado o llevaban un rato haciéndolo. La primera vez que pasó, ambos no sabían que hacer, se miraron por un momento, él aún con Xeno dentro de él, sintiendo como se corría y le llenaba, él estaba arriba en ese momento y fue por eso que tocó sus pezones de forma accidental.
Su Xeno se sintió mortificado y empezó a hablar en su clásica divagación, pero está vez explicaba lo que había pasado para venirse tan rápido a pesar de que aún está duro dentro de él, por lo que, para volver a recordarle a Xeno que aún estaba ahí, Stanley se tuvo que mover más para llamar su atención y seguir en lo que estaban, haciendo que está vez Xeno llevará el ritmo mientras él está abajo.
Cuando estuvo satisfecho, volvió a rozar los pezones de Xeno, con una sonrisa diabólica en sus labios, el resultado fue el mismo y mentiría si dijera que no se sintió el doble de excitado por eso.
Su embarazo, lejos de los malestares y el miedo mezclado de ansiedad que esa etapa generaba, había abierto una puerta de posibilidades en la intimidad que Stanley no dudó en aprovechar.
…
Stanley, al tener ahora un poco más de tiempo en casa, aprovechó para arreglar algunas cosas que había dejado para sus vacaciones, como era el caso del jardín. El lugar era amplio, pero completamente impersonal, había un árbol afuera pero además del césped no había nada más.
Ya que en Texas el invierno no siempre nevaba, estaba seriamente pensando en sembrar algunas plantas para darle más vida al lugar.
Se puso a trabajar y no solo había plantado algunas flores, como las campanillas que tanto amaba su madre, sino también había hecho un pequeño invernadero, en donde hizo un huerto para ahorrar en algunas verduras u hortalizas que fácilmente podrían cultivar.
Su proyecto del jardín le tomó casi un mes el finalizarlo, pero cuando lo vio terminado, se sintió más que feliz por lo que había hecho. Además de eso, había dejado el espacio para un pequeño taller que quería crear.
Siempre le llamo la atención la carpintería y ya que tenía más tiempo que antes, lo aprovecharía muy bien y crearía la cuna de su pequeño bebé.
Ya estaba en el sexto mes del embarazo, su vientre ahora es más grande, y por alguna razón, a todo el mundo le encantaba tocar su vientre para sentir al bebé, pero su obediente bebé, no respondía a las voces de nadie que no fuera su Xeno y él.
Cuando pensaba en eso, sentía una alegría mezclada con tristeza, pues él está más que seguro, que, si su madre estuviera aún con ellos, también haría que su bebé se moviera.
Cuando sintió las lágrimas correr por sus mejillas, también sintió a su bebé moverse. Le sonrió mientras llevaba sus manos a su vientre, dejando caricias suaves sobre él.
—Lo sé, mi pequeño bebé. -le habló en voz alta-. Se que no te gusta verme llorar, pero no puedo evitarlo… Aún extraño a mi madre. -su bebé se movió un poco más, Stanley lo volvió a acariciar-. Estoy bien, mi querido bebé. Tu papá está bien.
Lentamente, su bebé dejaba de moverse hasta estar tranquilo de nuevo. Su querido bebé era tan obediente, que, de todo corazón, esperaba que así se mantuviera.
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Xeno siempre se vestía bien, era una regla no escrita que tenía sobre sí mismo, el lucir lo más elegante que pudiera sin importar la situación, eso implicaba la molesta sala de las oficinas para sacar su carnet de conducir.
Obviamente había estado practicando antes de tomar todos los exámenes, y como era de esperar, su examen escrito fue perfecto, el práctico por otro lado… No es que no aprobara, sino que la mujer que tuvo como evaluadora, no sabía si darle la mejor calificación o remitirlo a un examen psicológico.
La gente hoy en día no entiende el humor negro, él solo dijo que si tuviera al frente a un anciano o a un niño y necesitara llegar del punto A al punto B y ellos estorbaran en su camino, atropellaría primero al niño y luego a la anciana, así no habría testigos ya que la anciana o se muere de un infarto o su auto hace el resto.
La gente a veces era demasiado exagerada con la moral. Él estaba seguro que su amado esposo habría apreciado su chiste.
Por esa broma inocente es que ahora estaba perdiendo valioso tiempo en esa oficina. Iba a irse de ahí y pedirle a alguno de sus viejos contactos que le falsificara un carnet de conducir cuando al fin llamaron su nombre.
La foto salió perfecta, como él esperaba y al fin tenía ese estúpido carnet en sus manos. Él odiaba conducir, pero viendo la necesidad del nacimiento de su hijo, así como las malas experiencias que había tenido con los taxistas, la decisión más lógica era comprar otro auto y conducir él mismo.
El auto sería un modelo Chevrolet Suburban 2500, aunque visualmente le gusta el modelo color rojo, la camioneta en color negro era demasiado elegante como para no comprarla, esa camioneta tenía el espacio suficiente para llevar materiales de observación y otras compras que pudiera hacer en el futuro.
—La decisión más lógica. -se dijo.
Iba caminando rumbo a una concesionaria cuando escuchó el llanto de un bebé, casi por inercia se giró a buscarlo. La madre ya estaba sacando al niño del carrito, le llamaba por su nombre y el pequeño bebé logró controlarse.
Xeno miró la escena más tiempo del que quería, pensando en su pequeña galaxia. Ese ser que nacería en un mes más, no había dejado en las ecografías previas distinguir su sexo, por lo que era una sorpresa si sería niña, niño o doncel. Ya habían discutido los nombres, pero había uno que no se sacaba de su cabeza. Lo había encontrado mientras leía sobre mitología griega y encontró esa palabra, “Genos” como linaje, como origen. La palabra tenía similitud a la palabra hebrea para “comienzo” y Xeno, quien deseaba darle un nombre digno a su primogénito, realmente estaba pensando en ese nombre, pero esperaría a que su amado esposo escogiera y luego plantearía su nombre, pues, cada día que pasaba y la gran fecha se acercaba, más sentido tenía para él esas palabras…
—Tú serás un comienzo de algo aterradoramente nuevo… Genos.
Esa noche, mientras Xeno se acomodaba como la cuchara grande en la cama, volvió a llevar sus manos al vientre, aclaró su garganta y Stanley empezó a mofar enojado.
—Hoy hablaremos de las cuerdas, pequeña galaxia. No de las de guitarra, sino las que podrían sostener el cosmos.
—Xeno... -le dijo en advertencia, misma que fue ignorada
—Shh, cariño. -le silenció, acercándose más a él-. Nuestra pequeña galaxia debe de estar atento a la explicación.
—Es un bebé, Xeno.
—Un bebé brillante. -aclaró, sobando el vientre amplio de Stanley-. Y si mi plan no falla, que no lo hará, nuestra galaxia será un físico teórico o un astrofísico.
—No sabía que ya tenías un plan de vida para él. -mencionó Stanley, girando para el otro lado y ver a su esposo a la cara-. ¿Qué harás si él no quiere ser nada de eso? ¿Qué pasaría si el bebé quiere ser un maestro o un médico?
—Jamás me opondría a que él descubriera la carrera que querría para su futuro, con tal de que no sea alguna tonta ciencia blanda, por mi estará bien. -le dijo, restándole importancia.
—¿Y si quisiera ser un psicólogo? -preguntó y no pudo evitar reír al ver la mueca de disgusto que Xeno puso.
—Supongo que no me opondría del todo… La mente es algo importante después de todo y que nuestro bebé quiera aprender a cómo controlarla, no estaría mal. -le respondió, mientras su mano volvía a estar sobre el vientre de su esposo-. Imagínate, la psiquiatra Eureka… Me gusta como suena.
Stanley se rio por lo absurdo del nombre.
—Ya hablamos que ese nombre es horrible.
—Todavía hay muchos más de dónde vino ese. -aseguró con diversión y Stanley le miró achicando sus ojos.
—Como le pongas “Bosón” a nuestro bebé y te mato.
—Eso ya lo discutimos amado mío y tienes razón. -le dijo besando sus labios-. Nada de nombres vergonzosos.
—Si lo entiendes, déjame dormir. -le dijo, besando sus labios en un rápido roce mientras se acomoda en la cama volviendo a la posición de antes, mientras ahora apoya su espalda al pecho de Xeno.
—Pero nuestra galaxia aún no ha tenido su clase del día.
—Xeno. -le dijo con un tono de voz en advertencia-. Si el bebé empieza a patearme por querer complacerte y hacer una tesis científica dentro de mí, te juro que te hecho de la cama y te hago dormir en el sillón lo que me resta del embarazo.
—Lo lamento mi pequeña galaxia. -habló mientras sobaba el vientre de su amado Stanley-. La clase se cancela este día, porque hay que dejar dormir a tu papá… Por favor no patees, no querrás que tú muy estimado padre se vaya a dormir a un sillón, ¿verdad?
La patada en respuesta hizo reír a Stanley, mientras Xeno levantaba las manos negando cualquier movimiento. Solo por esa vez lo dejó pasar.
Xeno, al ver que no lo echaron de la cama, bajó a su vientre y le susurró a su pequeño
—Entre científicos no nos traicionamos, traidor.
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Cuando al fin pudieron llevarse a Genos a su hogar, luego del parto y los demás exámenes que se necesitaron para saber sobre su condición, ambos tuvieron un cuidado que rozaba lo paranoico. Ambos estaban demasiado temerosos luego del diagnóstico sobre su pequeño, además de que su bebé se miraba demasiado frágil, demasiado pequeño. Los dos volvieron a recordar que lo que se lee y la práctica es, en muchos casos, dos mundos completamente diferentes.
Fue una suerte para ambos que Maya se ofreciera a enseñarles la primera semana, en especial lo hacía para que Xeno perdiera el miedo de cargar a su bebé y darle más confianza a Stanley sobre los cuidados durante esas primeras semanas. Resulta que Maya había cuidado tanto a bebes de conocidos como a desconocidos, apoyando campañas de salud médica cuando aún no formaba parte de la brigada bajo el cargo de Stanley.
Xeno le agradece profundamente por eso y aunque Stanley fue quien tomó la iniciativa de los baños y cuidados de las primeras semanas, Xeno no se alejó de ellos durante el tiempo de licencia que había tomado.
A Xeno le pareció entrañable como junto al cuidado de su pequeño Genos, su Stanley volviera a consentirlo como cuando eran más pequeños.
Su amado Stanley quizás no se daba cuenta de sus actos, pero él siempre tomaba la iniciativa para cuidar a los que amaba, desde baños, secados, vestirlos y por sobre todo darles de comer. Stanley siempre amo la cocina, no por el absurdo cliché de ser un doncel, sino por algo más dulce que Xeno vio en el tiempo que aún estaba su querida Susan con ellos… Su Stanley amaba cocinar porque Susan le enseñó y él quiso respetar ese legado aprendiendo nuevas recetas para sorprenderla, para ayudarla a comer mejor.
Su noble esposo convirtió las experiencias dolorosas en facetas de cuido, y él, a quien nunca se le cuidó con tanto amor, no puede evitar sentirse orgulloso de ser parte de su paquete de cuido, de ser llamado su esposo y ahora, padre de su pequeño Genos, su primogénito.
—Trata de tener el corazón de tu padre, mi bello niño. -le dijo una noche que se levantó a darle de beber su biberón-. Se tan noble como él y tan listo como yo.
Su bebé, con esos hermosos ojos azules, puso su manita en su camisa y la sujetó con fuerza, Xeno no pudo más que sonreír por ese gesto.
—Si, también tan fuerte como él.
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Stanley y Xeno, en especial el segundo, llevaba un cuaderno en donde anotaba las cosas importantes de su Genos, como el que él lloraba poco, sobre sus horarios de sueño que no eran el de un niño de su edad, y que comía como si supiera que debía ganar una guerra interna, incluso sus evacuaciones parecieron ir fríamente calculada, aun o sabía si era para molestarle a él o porque era lo normal en los niños de su edad.
No así, a Xeno le preocupaban sus patrones de sueño que no cumplían el promedio normal de los niños. A Stanley le preocupaba que no llorara lo suficiente, su pequeño incluso no reía lo suficiente cuando Maya lo cuidaba y empezaba a hacer muecas para hacerlo reír.
—¿Y si no siente emociones? -preguntó Stanley una noche cuando su pequeño tiene un mes de nacido.
—Creo que yo tampoco sentía emociones a esa edad. -argumentó Xeno, Stanley rodó los ojos antes de responderle.
—Tú solo sientes emociones a un grupo selecto de personas.
—Entonces estará bien. -le dijo con seguridad y Stanley se rio un poco de eso.
Ambos oyeron como Genos pareció reír un poco, él estaba acunado en su pecho de Stanley, sus ojos seguían tanto a Xeno como a él.
Genos acomodó más la cabeza en el pecho de Stanley y empezó a cerrar sus ojos.
—¿Tú crees que lo estamos haciendo bien? -le preguntó luego de ver como su hijo los había mirado, como si pudiera leerle el alma. Xeno le miró primero y luego a su bebé, su risa confiada no era tan grande como siempre.
—No tengo punto de comparación para darte una respuesta a esa pregunta… Solo sé que los amo, a ti, a él, y eso debe contar para algo.
Stanley le sonrió, pero esta vez más dulce, acercándose a Xeno para besarle, esa acción hizo que Genos se pusiera a reír con fuerza, mientras les enseñaba su boca sin dientes, haciéndoles reír a ellos dos.
—Creo que tienes razón. -le susurro Stanley, aun con una sonrisa en sus labios.
—Lo sé, siempre la tengo.
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Genos resultó ser un bebé muy tranquilo, además de sus pequeños ruidos por comida o porque su pañal estaba sucio, era un bebé que incluso no lloró cuando le pusieron sus vacunas, sus grandes ojos azules miraban el mundo como si pudiera leer a todos los demás y sintiera sus emociones.
Eso último lo descubrieron por las observaciones de Xeno. Habían visto un patrón curioso en su pequeño, pues, mientras en la casa era un niño tranquilo que reía o los miraba con seriedad, cuando se juntaba con otras personas, los ojitos azules de Genos los miraba a todos y reaccionaba a ellos, si un niño lloraba, él lo hacía, si un niño se reía, él lo imitaba, si un niño gritaba, él lo hacía más fuerte, si había muchas personas a su alrededor, su niño se angustiaba y empezaba a agitarse en sus brazos.
Todas las acciones que imitaba perdían su acción, cuando los miraba a ellos y lo acunaban en sus brazos o en todo caso, se alejaban de los demás.
Cuando preguntaron por este patrón de comportamiento, el pediatra les había dicho que era un rasgo normal de los bebés pues ellos estaban desarrollando un aprendizaje emocional. El doctor les recomendó que, como sus padres, siempre validaran el sentir de su hijo, nunca decir cosas como "no era nada" o que "dejara de imitar a los demás." el medico menciono también, que, en vez de invalidarlo, le explicaran que era ese sentimiento para que empiece a relacionarlos.
Y aunque al principio ambos creyeron que era una estupidez, ambos se hallaron comprando libros ilustrado sobre las emociones y hablando con su hijo sobre que era cada emoción que experimentaba, aunque la explicación de Xeno era más científica, Stanley la complementaba con algo más apropiado para los meses de vida de su pequeño.
Con los días y la implementación de una rutina, el pequeño Genos aprendió a dormir las horas correctas, así como comer con más calma. Siempre sus grandes ojos miraban a todos con curiosidad, pero para esos momentos, Xeno no perdía la oportunidad de hablar con Genos sobre la ciencia detrás de todo lo que había en la casa y fuera de ella. Stanley lo dejaba hablar y cuidar a su pequeño, después de todo, Xeno ahora tocaba sin miedo a su hijo y pasaba más tiempo con el cargador acunando a Genos que incluso lo llevaba a su laboratorio mientras seguía explicándole las cosas que había ahí.
Y para Stanley, ese era la forma de demostrar confianza y amor de parte de Xeno.
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La primera palabra que dijo Genos fue “Eno.” su pequeño tenía cinco meses cuando en la cena se lo dijo, mientras Stanley le regañaba para que comiera algo él también y no solo le diera de comer a Genos.
“Papa” vino a las semanas siguiente en una de las visitas de Maya, ella, como la madrina oficial de Genos le había comprado mucha ropa hermosa y antes de irse lo había tomado en brazos para que se despidiera de sus papás y fue ahí cuando les dijo “papa” a ambos, mientras se despedía de ellos con su mano.
De ahí en más, tanto Stanley como Xeno, empezaron a enseñarle a decir correctamente todas las palabras. Lo que Xeno se encargó de enseñarle como una de sus pequeñas cátedras, fueron los modales y a pedir las cosas por favor.
—Si vas a pedir algo, hazlo diciendo “Por favor.” No eres un emperador romano, por lo que los modales siempre son importantes… O al menos lo tienes que hacer hasta el día en que conquistes él mundo, ahí tu creas tus reglas.
—Xeno. -empezó con su tono de advertencia su esposo, hablándole desde la cocina. Su pequeño, con su chupón en la boca, parecía estirar sus labios en una risa divertida al ver como Xeno tenía una igual.
—Cuando dejes esta silla de bebés, debes aprender a que no puedes poner los codos en la mesa, ni siquiera yo me salvé de esa regla y eso que soy brillante. -su hijo se rio al escuchar el suspiro de su Stanley y la risa mal contenida de Xeno-. Recuerda también que gritar no te dará la razón, créeme, lo he intentado con adultos y no funciona.
—¿En qué momento la catedra del espacio cambio a un sermón sobre modales? -le preguntó Stanley, yendo hasta la mesa con una papilla para Genos.
—Pues, debo evitar que mi hijo sea una mala versión de mí, por lo que considero correcto enseñarle las cosas que yo aprendí por mi cuenta, luego de haber fracasado en el proceso.
Stanley le miró, sintiendo que se le apretaba el corazón, a veces olvidaba que su esposo no tuvo una de las mejores infancias. Cuando iba a tocarlo, Genos tiró su chupón y empezó a llorar desconsoladamente, estirando sus manos hacia Stanley, quien no dudo en tomarlo y consolarlo, ambos, no entendiendo porque había llorado si su pañal estaba limpio y no había objetos cerca de él que lo dañaran.
Habían seguido el consejo del pediatra, pero ahora estaban buscando más libros para entender mejor este comportamiento. Ambos sabían que su pequeño era un pequeño genio, pero aún les preocupaba ese rasgo que lo hacía imitar las emociones de los demás.
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Stanley colgó con furia el teléfono de la casa, desconectándolo cuando este volvió a sonar. Su mandíbula estaba tensa y la ira era lo que corría en su cuerpo, su padre, luego de años sin saber de él, volvía a llamarle, solo para recordarle volver a su trabajo y dejar de ser “un ama de casa sin futuro.” No preguntó por su madre o su nieto, no, él solo llamaba para recordarle que su licencia de maternidad acabaría pronto y que tenía que volver.
En la sala, Maya estaba jugando con Genos con un avión de madera que él mismo había tallado.
La mujer solo levantó la vista una vez que Stanley logró controlar su enojo y emociones, pues Genos estaba ahí, ya les había pasado que Xeno en uno de sus arrebatos de enojo por cosas del trabajo, llegaba a la casa sin regular sus emociones, lo que hizo que al momento en que Genos le vio, empezara a patear y gritar con fuerza. La cara de Genos se puso roja por los gritos que daba y les costó calmarlo esa noche, incluso se saltó su rutina de sueño regular, por lo que ambos se prometieron mantener sus emociones a raya cerca de él y alejarse si no podían controlarse.
Por eso Stanley regresó a ellos, solo cuando sus emociones estaban reguladas. Pero Maya, que había estado al pendiente de él, luego de dejar dormir a Genos en la sala, se fueron a la cocina a tomar un café.
Maya, siempre directa pero amorosa, le dijo esa tarde, luego de que Stanley le explicó sobre la llamada de hace un momento.
—¿Y qué si te quedas? ¿Y si eres el sargento de la casa? -le preguntó con tranquilidad, Stanley hizo una mueca de disgusto.
—¿Y convertirme en un doncel domestico?
—¿Y si te conviertes en un hombre libre? -regresó la pregunta. Stanley le miró mientras fruncia el ceño, Maya le terminó de explicar-. Stanley, no todo en la vida es guerra. Aquí tienes una familia que te ama, que no piden nada más que tu amor a cambio, ¿Por qué volver al lugar en donde nacen tus demonios en vez de quedarte aquí?
—¿Tú dejarías el ejército también?
—Cariño, si supiera que afuera del ejército con mi nivel académico pudiera encontrar un lugar en donde me pagaran lo mismo, no dudes en que lo haría. Pero a diferencia de ti, yo no soy buena en el estudio y está bien, me gustan otras cosas, como cuidar y atender a otros, pero en esta vida, quizás no pueda solo alejarme de la guerra como quisiera… Tu si puedes. Piénsalo, ¿de acuerdo?
Cuando Maya se fue esa tarde y Xeno volvió del trabajo, vio como la casa estaba en silencio, Stanley ya preparando la cena y Genos jugando en silencio con sus legos, en su corral donde Stanley lo miraba cada cierto tiempo.
Xeno le saludó, pero no dijo nada más hasta que Genos se fue a dormir esa noche luego de su rutina nocturna. Ambos se sentaron a su lado en el balcón, una taza de chocolate en las manos y Stanley le comentó sobre lo que había pasado y las charlas que tuvo tanto con su padre como con Maya.
—Haz lo que tú creas correcto, Stan. -le dijo Xeno una vez que él dejó de hablar.
—Pero no sé qué es lo correcto en esta situación.
—Entonces empieza por lo que no quieres ser.
—No quiero ser como mi padre. -le respondió sin dudar, Xeno le tomó de la mano para que Stanley le mirara a los ojos.
—¿Y crees que regresar al ejército te hará como él?
—No. -le aseguró, relajando un poco su postura rígida-. Creo que por eso quería quedarme ahí, para demostrar que eso no me hará igual que él.
Xeno no supo qué más decirle, pero si supo que hacer, él le beso en la frente y susurró con calma.
—Entonces quédate o regresa ahí. No importa lo que decidas sobre lo que quieras hacer, pero recuerda que nunca debes de dejar de volver aquí, Genos y yo te necesitamos.
Stanley le sonrió y le besó, despacio, nada pasional, dejó que Xeno se subiera a su regazo para que le abrazara mejor, y él se permitió abrazarlo, mientras pensaba sobre el futuro que se aproximaba a ellos tres.
…
Genos, con ya un año y medio, caminaba sosteniéndose de algunos muebles y andando con un paso más seguro que niños de su edad. A pesar de que podía hablar con fluidez, Genos prefería mirarte con esos ojos azules que te leían el alma, como esa vez en la que Stanley estaba sentado en la puerta que conducía al patio, tenía un cigarro encendido en sus manos, recayendo después de dejarlo por su embarazo.
Stanley aún estaba pensando seriamente su futuro, se sentía en el limbo sin saber cuál debería ser el camino correcto. Había salido a fumar afuera porque se suponía que Genos estaba dormido en la sala, pero para su sorpresa, pasos fuertes y firmes vinieron a él desde atrás, era Genos, Stanley apagó rápidamente su cigarro y tomó a su pequeño en brazos.
—¿Qué haces aquí, pequeño mentiroso? -Genos, con una cara sin expresión, levantó sus dos manitas y las puso en las mejillas de Stanley.
—¿Papá triste? ¿Por qué? -le dijo con inocencia. Stanley lo miró, sorprendido.
—¿Por qué dices que estoy triste? -le cuestionó, sintiendo un nudo en la garganta.
—No ríes. No haces así. -le dijo y Genos imitó la risa de su padre con un gesto torpe, luego, volvió a su cara seria, sus ojos ahora tenían lágrimas en ellos-. No llores, papá. Estamos aquí y te queremos mucho.
Genos le abrazó y Stanley le devolvió el abrazo, más fuerte, sintiendo el olor de su pequeño. Él no había sentido ganas de llorar, pero si se sentía melancólico, pero las palabras de su niño, no solo le ayudaron a tomar una decisión, sino que le ayudaron a llorar y soltar aquellas lágrimas que había reprimido, de tristeza, de impotencia, de miedo.
Su niño, su pequeño genio, era un ser demasiado bueno para este mundo cruel, y él, lucharía para mantener a salvo su inocencia.
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Una tarde, mientras Genos había armado un modelo rudimentario del sistema solar con tazas de café y canicas en la sala de la casa. Xeno se sentó a su lado, sin decir nada, solo observándolo durante varios minutos, hasta que le dijo.
—Marte está fuera de órbita. -Genos lo miró, lo corrigió y luego de verlo por un momento, agregó.
—Y tú estás invadiendo mi espacio personal sin pedir permiso.
Xeno se quedó con la boca abierta antes de echarse a reír. Se puso en pie y se acercó a él solo para revolverle el cabello.
—Tú, pequeño engreído, vas a destruir mi ego antes que mi teoría gravitacional.
Stanley, que estaba cómodamente en otro sillón, bajo el libro que tenía en sus manos, su sonrisa igual de divertida que la de Genos.
—Bienvenido al club, querido mío. Exactamente así me sentía yo cuando tu hacías lo mismo.
—¿Me estas alagando o insultando? -preguntó Xeno mientras achinaba sus ojos y miraba a su esposo, tanto Genos como Stanley, solo se rieron más por esa expresión en su rostro.
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Una tranquila mañana cualquiera, cuando Genos estaba jugando con legos en la sala, Stanley iba descalzo en la casa y pasó lo inevitable, no solo pisó un lego, sino también se golpeó el dedo con la esquina de la silla.
—Joder… Hijo de puta. -trató de decir en voz baja para que Genos no escuchara, pero Genos y sus palabras posteriores, le dejaron muy en claro que lo había escuchado.
—Hijo de puta. -exclamó, no gritó, pues su padre Xeno estaba en el sofá, viendo todo ese espectáculo y ya habían tenido la charla sobre el nivel de la voz. Genos se tocó su pie como si él también se hubiera lastimado.
—Te dije que hiciéramos un glosario de las palabras prohibidas para Genos. -le respondió Xeno desde el sofá. Genos se puso en pie e imitó el caminar de su padre hasta la silla en donde se sentó. Xeno se mordió los labios para evitar reír al ver como Genos le imitaba.
—Acabo de lastimarme el pie, ¿Qué querías que dijera? “¡oh, cielos santos, parece que me he lastimado!” o algo como “¡recórcholis, mi pie!”
Genos se rio por como Xeno no pudo mantener su risa un momento más, Stanley soltó un suspiro, pero ya se estaba riendo con ellos también.
—Creo, amado mío, que lo correcto es prohibir las malas palabras y enseñarle las consecuencias de decirlas.
—Desarrolla. -le dijo Stanley, tomando a un Genos que estiraba sus manos, para sentarse junto a ellos.
—El clásico, por cada mala palabra son diez dólares en un frasco, más cinco dólares más si es en lunes.
—Porque todos odian los lunes. -le dijo, riendo por la idea.
—Jamás mejor dicho, querido. ¿Qué dices tú? Mi bello caos andante, ¿hay que castigar con dinero a los que dicen malas palabras?
—El dinero me gusta. -dijo con una sonrisa en sus labios-. Yo vigilo sus palabras malas, ustedes me dan el dinero a mí.
Xeno y Stanley miraron a su pequeño de casi tres años, con sonrisa brillante y ojos inocentes, asegurar sus mesadas futuras. Ambos, luego de un momento de silencio se rieron, Stanley le revolvió sus cabellos rubios cenizos, con una mezcla de orgullo y terror, asegurándole a su pequeño que le explicarían la forma correcta de manejar el dinero para no derrocharlo.
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Luego de que a los dos años de Genos, Stanley volviera al ejército, las primeras misiones fueron sencillas, hasta que un año después de su regreso, Stanley volvió a matar.
El día que volvió a casa, Xeno besó sus manos, sin importarle que estuvieran sucias y dañadas. Genos estaba en la sala y lo vio todo, salió corriendo a la segunda planta, y Stanley sintió que el corazón se le apretaba. A los segundos después, mientras Xeno le preparaba un café, Genos bajo con una sábana que dentro de ella traía un cambio de ropa y una almohada.
—Papá. -le llamó con aquel tono infantil, y esa expresión neutral en su cara-. Es hora de ir a dormir… Nosotros estaremos aquí cuando despiertes. Te amamos y siempre estamos esperando tu regreso a casa.
Genos estiro sus brazos para abrazarlo, pero al estar en la silla, Stanley tuvo que arrodillarse en el suelo para abrazarlo con fuerza, sintiendo como las manos de su pequeño acariciaban sus cabellos.
—Bienvenido a casa, papá. -le dijo, Stanley sintió como las lágrimas de su niño mojaban su hombro, llorando las lágrimas que él se negaba a derramar.
—Estoy en casa, Genos.
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Con cinco años de vida, Genos había leído y comprendido muchas cosas de su familia. Como que su padre Xeno no podía cocinar, él aun no tenía permitido hacerlo, por lo que no podía decir si era bueno o malo en esto. También aprendió a ver como su papá Stanley siempre ocultaba sus emociones, en especial sus lágrimas; su papá siempre le permitía llorar a él, pero no se permitía hacerlo para sí mismo.
Cuando le preguntó por qué hacía eso, su papá en vez de explicarle, le mostró el entrenamiento que como doncel, había vivido, no por represión emocional, sino como una herramienta de control, para mantener su mente tranquila. Genos quiso aprender más sobre eso, pero Stanley le aseguró que se lo enseñaría más adelante y que ahora experimentara sin miedo sus emociones, para que, una vez conociendo como son cada una, ser más fácil el proceso para controlarlas.
Genos amaba a su papá Stanley por las cosas prácticas que le enseñaba, pero también amaba a su padre Xeno, su principal fuente de conocimiento y con quien más tiempo pasaba en casa.
Desde que su padre Stanley regresó al ejército, él ha pasado de guardería en guardería, pues muchas de ellas no sabían cómo lidiar con un “pequeño genio”
Hasta que encontraron una que incluso contaba con una segundaria. El colegio era uno de los mejores en la zona y la enseñanza era de primer nivel. Como Genos a su edad ya podía hablar con facilidad, la enseñanza se enfocó a ayudarle a aprender a leer y escribir, yendo despacio, lo que hacía impacientar a Genos, y a escondidas de ellos aprendía por su cuenta y preguntaba cosas muy puntuales en su casa para ir por delante de la educación que le brindaban ahí, a los tres años, ya podía leer con facilidad, la escritura le costó más, pues sus manos aún no se acostumbraban a tomar un lápiz y su espalda dolía por la postura que tomaba al escribir, pero para un niño de su edad, era más que satisfactorio su avance por sobre el promedio.
Su padre Xeno fue una fuente de conocimientos sin fin, pero a su vez, una persona que no medía sus palabras en cuanto a insultar a otros se trataba, en especial a los idiotas que no entendían las cosas que él explicaba. Genos aprendió a prestar mucha atención a todo lo que su padre le decía, con miedo a que le odiara como lo hacía con esa gente de la que hablaba.
Fue un contraste que no lograba entender del todo, cuando su papá Stanley volvía a casa y Xeno quería acaparar todo su tiempo en casa. Lo llenaba con palabras dulces, con besos y abrazos que contrastaban la forma en que se expresaba de la incompetencia de los demás.
Se sintió celoso, él también quería que su padre Xeno le tratara con ese mismo amor que desbordaba en su mirada cuando estaba con su papá Stanley, por eso, empezó a competir por el amor de Stanley. En su inocencia, pensó que, si se ganaba el amor de su papá Stanley, su padre Xeno también lo amaría como lo demostraba a su otro papá.
Empezó con sentarse en las piernas de su papá Stanley y reclamar besos antes de su padre Xeno, llamando a su papá de forma más cariñosa, dándole más abrazos o consintiéndolo con masajes con sus pequeñas manos.
Al principio su padre Xeno solo se reía de sus esfuerzos de llamar la atención, hasta que empezó a robarse los besos de despedida de su papá Stanley. Por lo general, su padre Xeno era quien recibía el primer beso de despedida, pero cuando Genos empezó a reclamarlos, las mañanas empezaban con pequeñas discusiones y reclamos sobre a quién amaba más.
Para terminar esas peleas, su padre Xeno propuso un calendario de besos. Cada uno tenía un beso.
—Okey, pequeño caos. -le dijo una mañana cuando su papá se estaba alistando para irse a trabajar-. Con este calendario no puedes renegar. Lunes, miércoles y viernes, el primer beso de Stanley es mío, yo trabajo y necesito más sus besos que tú.
—No es mi culpa que tengas que ir a trabajar. -le respondió con indiferencia, tratando de no reír, cuando su papá Stanley lo hacía detrás de su taza de café.
—Llegara el día en donde tú también lo hagas y no tendrás a Stanley a tu lado para que te de besos, yo en cambio, lo tendré, hasta que la muerte nos separe. -le respondió, enseñando su anillo de casado, Genos no pudo evitar reír por la infantil acción de su padre.
—Entonces me dejaras a mí los martes, jueves y sábados.
—¿Acaso no tengo opinión en esta discusión? -preguntó su papá, al ver como Xeno escribía sobre una hoja de papel.
—Por supuesto, papá Stanley. -le respondió con una sonrisa en sus labios.
—Los domingos tu elegirás a quien amas más para besarlo primero. -le dijo su padre Xeno con obviedad-. Firmen ambos el acuerdo para establecer este orden y estar de acuerdo en las acciones que traerán si no se cumplen.
Genos tomó la hoja y la leyó, frunciendo el ceño al leer todo el contenido.
—Oye, esto es injusto para mí. ¿Por qué yo tengo más castigos que tú, si incumplo este contrato?
—No es mi culpa que tengas tantas cosas para castigarte. -le dijo con simpleza su padre Xeno, mientras le pasaba la hoja a su papá Stanley.
—Descuida, mi niño. -le aseguró su papá mientras tomaba el acuerdo y agregaba algo antes de firmarlo-. Yo conozco formas de castigar a tu padre si incumple su propio acuerdo.
Su padre Xeno tomó de regresó el acuerdo y abrió su boca, ofendido, mientras ponía una mano en su pecho.
—Hubiera esperado esta traición de mi pequeño caos, pero no de mi amado esposo.
Aun así, firmó el acuerdo, mientras se lo regresaba y Genos leyó lo que su papá Stanley había agregado, “abstinencia en la cama por tres días, se aumentara a una semana si la conducta es recurrente.” Genos no entendía mucho de eso, pero lo firmó porque había tachado la parte de que “Stanley decidiera besar al que más ama el domingo.” a “Stanley besará al primero que quiera los domingos.”
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Xeno, desde que Stanley regresó al ejército, había sido el principal educador de Genos y cuando se trataba de libros y enseñanzas para fomentar su increíble inteligencia y agudeza precoz, Xeno podía decir que lo hacía bien… Pero había veces en las que no sabía que hacer, como cuando su pequeño le miraba con esos ojos azules y le lanzaba palabras que no sabía cómo contestar.
Por ejemplo, una tarde, mientras él estaba arreglando unos planos en su laboratorio, Genos bajo al sótano, en donde tenía su laboratorio, y se quedó sentado en la escalera, solo viéndolo.
—Se te ofrece algo, pequeño reactor nuclear. -le preguntó al sentir la mirada de esos ojos azules sobre sí.
—Quiero que me abraces. -le dijo sin más, Genos tenía cuatro años en esa ocasión-. Papá Stanley siempre lo hace, pero tú no, ¿Por qué temes a abrazarme?
Xeno, que aún estaba de espaldas a él, dejó de escribir, se giró lentamente a él, se acercó con temor y rígidamente le dio un abrazo. Su hijo no dudó en abrazarlo con fuerza y sonreír, esta vez fue él quien imitó a su hijo y le sonrió.
—No le temo a abrazarte. -le dijo en sus brazos-. Solo que a veces olvido que hay que hacerlo con regularidad… Si quieres un abrazo, solo recuérdame dártelo.
Xeno no mentía sobre eso, pero tampoco dijo la verdad completa. Su amor siempre lo demostró con conocimientos, con enseñanzas. En su vida solo conocía el amor sexual y desbordante que tenía por su Stanley, pero con Genos, ese amor era más dulce, más delicado y aun no sabía cómo interactuar con ese amor sin arruinarlo como lo hicieron con él. Pero su pequeño caos parecías saber cuándo llegar, le estaba enseñando a abrirse por otro ser humano y era aterrador y a la vez hermoso; su pequeño era la mezcla perfecta de ambos, como una extensión de ellos y a la vez, tan diferente en sus acciones como aquella empatía que demostraba al mundo y lo desconcertaba por completo.
Cuando dejó de abrazarlo, le sonrió con tranquilidad, Genos hizo lo mismo y empezó a subir más tranquilamente las escaleras, mientras le decía que estaría en la sala leyendo un libro sobre el señor que descubrió la corriente alterna y que tenía un gato.
…
Un domingo de primavera, cuando el día era lluvioso, su niño terminó de hablar con su amado Stanley, quien estaba fuera del país por una misión. Cuando colgó se le miraba triste.
—¿Qué pasa pequeño caos? -le preguntó al verlo sentarse a su lado del sofá y ver por la ventana que conducía al patio.
—Europa… Donde está papá, no llueve como aquí.
—Los climas en el mundo son diferentes dependiendo de la región en la que estes ubicado. -Xeno iba a empezar su típica catedra sobre este tema, pero al ver como su Genos soltaba un suspiro, se detuvo-. ¿Algo que quieras aportar, mi pequeño caos?
Genos sin despegar la mirada de la ventana, poco a poco volvió a sonreír y se puso en pie,
—Vamos papá. No hay tiempo que perder.
Genos le tomó de la mano y empezó a empujarle. Xeno no entendía lo que pasaba.
—¿Ir? ¿A dónde?
—A donde más sino a bailar con la lluvia. -le respondió como si sus palabras fueran lo más obvio del mundo.
—No pienso ir a mojarme en ese diluvio que está cayendo. -le respondió a su hijo, poniéndose en pie-. Hacer que tu cuerpo se enfríe y disminuir defensas, eso podría ocasionar que la carga viral que está en el aire te haga enfermar.
—Pero tenemos que salir ahora. -le aseguró Genos, sus ojos le miraron y parecían los de un pequeño cachorro-. Como podría confirmar esta teoría si no me dejas experimentar conmigo mismo esas declaraciones.
—Muy astuto pequeño caos, pero mi respuesta sigue siendo no.
—¿Acaso me estás diciendo con esa negativa que deje de expandir mi conocimiento del mundo? Como entonces un joven científico de cinco años, debe experimentar el mundo sin salir de estás paredes.
Xeno soltó un suspiro cansado, su hijo era brillante y encantadoramente manipulador, por eso, recordándole que no le haría caldo de pollo si se enfermaba, salió a mojarse a la lluvia mientras Genos aseguraba que la lluvia cantaba con el viento y procedía a bailar sobre un charco con diversión.
Xeno deberá admitir que fue molesto y divertido de verlo actuar como un niño de su edad y no como una máquina de manipulación emocional. Su pequeño caos, era la creatura más perfecta que pudo haber creado con su amado esposo... El pequeño caos que le estaba enseñando a amar.
Regresé, luego del peor fin de semana hasta ahora, mi enfermedad me dejó doblándome del dolor en la cama por días, me desangré viva y no me dejó hacer nada. Pero ahora estoy mejor y lista para seguir escribiendo ヾ(⌐■_■)ノ
Este capítulo me quedó tan grande y aún faltaban varios eventos que serán mencionados en el sexto arco de la historia, pero que dejaré y profundizaré en el extra 6. Por el momento, seguiremos con los capítulos que nos faltan de la historia. Esperó tenerlo para el miércoles, sino antes.
No tengo mucho que agregar a este apartado, quizás la canción que realmente me hizo sentir ese camino que están teniendo estos tres como familia, una familia que aún se ama en sus imperfecciones y que se eligen todos los días.
En fin, nos estamos leyendo después. Autora-san, fuera.
Chapter 65: Capítulo 58: La niña que cargó el futuro del mundo.
Summary:
Suika despierta sola en un mundo petrificado, donde las estatuas de sus seres queridos son su único consuelo. Entre lluvias, hambre y noches frías, la niña lucha contra la desesperación mientras reconstruye el campamento. En su soledad, descubre que la verdadera ciencia no es solo fórmulas, sino la terquedad de un corazón que se niega a rendirse.
Notes:
La canción para este capítulo:
Canción: Sign of the Times.
Artista: Harry Styles.
Link: https://www.youtube.com/watch?v=FR4gGvuZhaA&ab_channel=BrunoTraductorOfficial
Chapter Text
...
Suika no lograba entender del todo lo que había pasado ese día, todo había pasado demasiado rápido para ella, pues en un momento estaba junto a todos, al siguiente iba con Francois a la ribera del río, luego ayudó a su abuelo Stanley con la picadura. También creyó escuchar la voz de Kohaku llamando a Tsukasa, pero ella no la vio por lo que asumió fue un grito desde el campamento.
En un momento estaban mirando la luz verde en el cielo y al siguiente fue liberada por Ukyo y Francois y le dijeron que corriera y se llevara la fórmula, su casco se había caído pero no había tiempo para recogerlo, recuerda también como algo silbó por sus oídos y sintió un roce en su oreja izquierda, pero cuando estuvo en los cálidos brazos de Genos que la recogió cuando tropezó, sintió que todo estaría bien, pero luego sus abuelos rodearon a Chrome, Senku, su papá y ella, a pesar de que no podía ver sus expresiones, Suika supo por la entonación de su voz que ellos no estaban bromeando como antes.
Cuando su abuelo Xeno les dijo que su abuelo Stanley estaba muriendo, ella sujetó más fuerte la ropa de su padre. Aun a su pequeña edad, Suika entendía el término morir, se lo explicaron los abuelos del pueblo cuando preguntó por sus padres biológicos, se lo explicó Senku cuando la vio llorar por un pájaro que ella cuidaba y que a los pocos días murió, se lo explicó su papá Genos a todos los niños de la aldea con una hermosa historia, por eso ella empujó un poco a su papá para acercarse a ellos y también ayudó que Senku le dijera que fuera.
Luego de eso, aun con su visión borrosa, ella escuchó como las armas de los soldados de su abuelo se activaban, como ella fue arrojada a los brazos de su abuelo Xeno y luego, el ensordecedor ruido de las detonaciones perforando el aire.
Ella se escondió en el pecho de su abuelo, no le gustaba ese ruido potente de las armas... Pero luego el grito desgarrador de su abuelo que la sujetaba con fuerza contra su pecho le hizo estremecer.
De la voz de su abuelo Xeno salió un grito con el nombre de su papá Genos. Sintió como corrieron al frente y luego fue bajada de los brazos de su abuelo; vio borrosamente el cuerpo de su papá boca abajo, y a su abuelo llamándolo con desesperación mientras le daba la vuelta y quitándose su abrigo lo doblaba y se lo colocaba sobre el pecho a su papá.
—Suika. -escuchó que le hablaba Senku, ella aun no entendiendo lo que pasaba frente a ella, todo el mundo era demasiado borroso sin su casco. Vio como Senku levantaba la mano y señalaba la torre-. Tu eres la única que puede llegar a la base de la torre... Ahora eres la que nos debe ayudar a nosotros, pequeña científica... Ve.
Suika no entendía lo que pasaba, la voz quebrada de Senku, los murmullos descontrolados de su abuelo Xeno, el no escuchar la voz de su papá. Ella tenía miedo, no entendía nada, pero aun así comprendió que había una misión que cumplir y ella le había prometido a su papá ser fuerte; por eso se alejó de ellos y a como pudo llegó hasta la base de la torre, en donde aun con lágrimas en sus ojos del miedo de saber lo que pasaría más adelante, se puso en medio de la torre y estiró su mano con rapidez, pues sintió nuevamente como el rayo endurecía su cuerpo y poco a poco la oscuridad la rodeo de nuevo.
Su último pensamiento fue esperar a que todos estuvieran bien.
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Cuando el mundo volvió tan vívidamente como lo recordaba, Suika tomó una gran cantidad de aire, al abrir sus ojos los achinó casi instintivamente, el mundo brillaba demasiado y todo era muy borroso para ella, sintió algunas gotas que caían en su cabeza y miró hacia arriba... Luego entendió lo que había pasado.
Con una sonrisa en sus labios brincó alegremente.
—Al fin a ocurrido... Suika ha despertado. Papá, Senku, chicos, miren, Suika ha despertado.
Gritó con emoción, moviendo la hierba que había crecido demasiado para pasar sobre ella e ir hasta donde recordaba estaba la estatua de su papá, Senku y su abuelo.
Al primero que reconoció fue la de su abuelo, pues seguía en la misma posición que ella recordaba haber visto antes de alejarse de ellos. Senku estaba a sus pies, por lo que se agachó y empezó a quitar la maleza que había crecido sobre él.
—Que extraño, nadie más a revivido a parte de Suika.
A su mente vino la conversación del pasado, en donde ella se había ofrecido voluntariamente para la misión de revivirlos a todos. Su mente poco a poco poniéndose al día de todo, logró darle un poco de sentido a lo que pasaba a su alrededor.
—Cierto... Suika lo recuerda ahora. -dijo en voz alta-. Suika falló en su misión y fue capturada por el abuelo Stanley. -la niña miró a su derecha para ver un bulto a lo lejos que asumió era su abuelo Stanley-. Creo que las cosas se pusieron un poco mal después de eso.
Suika se acercó a la estatua de su abuelo Xeno, a pesar de no verla bien, cuando pasó su mano por la cara del hombre sintió los bordes de las facciones de él, esa eran facciones que reflejaba sufrimiento. Luego, quitando la maleza, la estatua de su papá estaba ahí, con sus manos sobre su pecho, la tela del abuelo Xeno aun sobre el pecho de él.
A comparación de su abuelo, su papá tenía una sonrisa suave en sus labios, Suika sonrió al sentirlo y limpiando su frente le dio un beso.
—No te preocupes papá, Suika se encargará de traerlos a todos como prometió. Suika puede con esta misión.
Dijo con entusiasmo empezando a caminar por la zona.
—Muy bien, Suika será de super utilidad ahora. Me pregunto ¿Cuánto tiempo habrá pasado desde que el rayo nos petrifico? ¿Un año? ¿Dos años? -dijo con una sonrisa divertida en sus labios. Al no ver bien el camino Suika tropezó con algo y se puso a reír por su torpeza, pues hacía mucho tiempo que no le pasaba eso. Cuando su risa se detuvo, miró a su alrededor, la selva había reclamado gran parte del campamento que habían hecho-. Supongo que ahora debo buscar el líquido petrificador para traer a Senku y los demás... pero ¿Dónde estará?
Suika se levantó y se limpió su ropa, a su papá Genos le gustaba hacer esa acción cada que se ensuciaba; miró hacia el lado en donde ella recordaba haber venido y al caminar un poco se topó con la estatua de su abuelo Stanley que le confirmaba que era por ahí, así que siguió ese camino de regreso hasta donde debería estar las estatuas de Ukyo y Francois. Se tropezó varias veces durante su recorrido y esperó que su casco de sandilla estuviera ahí, pues empezaba a dolerle la cabeza el esforzar tanto su vista.
Vio los bultos borrosos en el suelo y cuando se acercó a verlos, en efecto, eran Ukyo y Francois; trató de hacer memoria en donde había caído su casco y a los minutos lo encontró, pero se decepcionó al instante pues este estaba demasiado dañado para ser funcional, por lo que optó por tomar uno de los vidrios quebrados y empezar a usarlo como monucula... "No, creo que papá nos dijo que se llamaba monóculo." Se dijo divertida al recordar como su papá les había contado la historia de un juego antiguo de un señor con bigote, sombrero y un solo lente.
Con eso en sus manos, regresó nuevamente a la base y empezó a buscar por los alrededores, quitando maleza, buscando en las bolsas que Senku siempre llevaba consigo, pero no encontrando nada. No se decepcionó, sino que empezó a buscar en otros lugares cerca de ahí, encontró a Chrome en su búsqueda, pero al igual que antes, él tampoco llevaba líquido despetrificador.
Suika no se desanimó y siguió buscando por la zona, por las cabañas que aún estaban en pie y las que ya no, movió escombros, plantas, incluso algunas rocas, pero nada.
Poco a poco la sonrisa de sus labios se fue cayendo al igual que el sol de ese día, su estómago en ese momento empezó a rugir con fuerza, no había comido nada desde que despertó y la sed le estaba secando la boca. Primero debía de saciar su sed, Kaseki siempre le había dicho que tomar agua era lo más importante en su día a día y luego buscar que comer. Recuerda muy bien esa enseñanza pues fue cuando estaba ayudando al hombre a hornear vidrio y el calor de ese día y los calores que desprendía el horno, le hicieron caer desmayada. Desde ese día, luego del regaño que les dio Kohaku a ellos por descuidarla, los tres científicos estuvieron más al pendiente de ella y sus tiempos de descanso.
Ahora bien, Suika sabía por la enseñanza de los abuelos de la aldea que tomar agua de un río no estaba bien si no se preparaba antes, pero por el momento necesitaba hidratarse, por lo que luego de lavar su cara, empezó a tomar agua del río. Tener agua en su cuerpo le ayudó a que su estómago no rugiera tanto en lo que regresaba por la comida que llevaba Francois en su bolsa.
Cuando regresó hasta donde estaba Francois y Ukyo, ella buscó comida envasada y en efecto, Francois había llevado carne deshidratada en su equipaje. Cuando vio a Ukyo, recordó como a su profesor le encantaba comer arriba de los árboles, muchas veces ella subía con él y compartían un pan que Francois le había dado a alguno de los dos.
Suika subió también en un árbol, desde ahí podía ver la torre de activación de la medusa. La luna estaba brillando mucho y eso ayudaba a ver su camino si quería regresar una vez comiera.
Primero dio bocados pequeños, la carne aun sabía bien. Francois le había explicado que no todo era comestible, y que, si no estaba segura de alguna comida, debía de dar bocados muy pequeños, si no se adormecía su boca o su paladar no se alteraba, la comida era comestible. Eso se lo había explicado cuando buscaban los hongos negros.
—Todavía tengo hambre. -dijo al viento cuando vio que ya llevaba la mitad del bote de la carne. Sus ojos empezaron a humedecerse, pero ella se negó a llorar-. Mañana seguramente encuentre la fórmula.
Se dijo con una sonrisa en sus labios, ella no podía rendirse. A pesar de aun tener hambre, dejó el bote con la carne pues sería su desayuno, tomó los demás frascos y partió de regreso hasta la torre. Buscó con la luz de la luna en la cabaña en la que había dormido días antes, algunas telas para cubrirse esa noche, para su suerte había algunas, las tomó y aunque su primer impulso fue dormir sobre la estatua de su papá, pensó que podía ser peligroso y subió a la torre, la limpió como pudo para dormir ella ahí y acomodar mejor los frascos con comida que había traído. Cuando la parte superior de la torre estaba limpia, ella tiró en el suelo de madera una de las dos sábanas que encontró y con la otra se envolvió. A pesar de que algunas lágrimas quisieron salir, ella se repitió que mañana si encontraría las fórmulas, aunque sea un bote, ella estaba segura de encontrarlo y traer a Senku para que él creara más líquido despetrificador y despertar a todos.
—Mañana lo encontraré. -se dijo tratando de sonar segura.
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La tormenta que cayó el día siguiente impidió todo avance que ella quisiera hacer. Lo único bueno que vio de la lluvia fue el recoger agua para tomar, por lo que bajó de la torre solo para buscar algunos recipientes para dicho fin, pero solo encontró dos botes que vagamente olían a la fórmula despetrificadora, Suika recordó a Senku advertirle en el pasado que jamás reutilizara recipientes que antes tenían químicos, pues, aunque ellos no lo miraran, los químicos aun seguían ahí y podían ser peligrosos para su salud.
A Suika no le quedó de otra que poner la carne del envase en otro lugar y ocupar ese recipiente para captar agua de lluvia. A mediodía la lluvia ya había parado, ella tenía frío, pero necesitaba salir a buscar la fórmula, por eso bajó de nuevo de la torre y buscó con más detalle algún bote con la fórmula.
Cuando la noche llegó, el hambre volvió a invadirla. Se sentía cansada, pues había buscado sin parar, solo tomando agua a momentos para que le soportara hasta mañana.
La luna y las estrellas brillaban sobre su cabeza, era un espectáculo hermoso, pero ella estaba sola. La noche estaba fría debido a la lluvia de la mañana, la tierra se sentía húmeda cuando caminaba sobre ella, el olor de la selva era completamente diferente al olor de los bosques de la aldea Ishigami.
—Siempre tengo hambre. -dijo mientras se sentaba a la par de la estatua de su papá, sus manos empezaron a acariciar los cabellos hechos piedra de Genos-. Cuando Suika acabe la comida que Francois preparó, Suika morirá de hambre papá... Suika va a morir sola...
Sus ojos volvieron a llenarse de lágrimas, al principio a penas y eran sollozos, luego sus labios empezaron a temblar así como su cuerpo, ella no sabía si era por el frío, por el miedo o por el dolor, solo sentía que temblaba mientras se aferraba a las manos de su papá... Quiso controlar su llanto pero simplemente no pudo aguantar más el silencio de aquel lugar y empezó a llorar desconsoladamente.
—Papá... -gritó con fuerza por sobre el silencio de la noche-. Por favor vuelve con Suika. Suika será buena, lo promete, pero no dejes a Suika sola... Suika no quiere estar sola de nuevo... ¡POR FAVOR, DESPIERTEN TODOS! ¡NO ME DEJEN ATRÁS! -gritó al viento gimiendo de dolor en compas de las lágrimas que no se detenían en ella-. Por favor, Francois, ven y enséñame a preparar comida deliciosa... Senku, por favor dile a Suika lo que tiene que hacer... Kohaku, por favor dame un abrazo... Papá, no quiero dormir sola otra vez... No quiero estar sola... ¡POR FAVOR...!
El grito de súplica raspó su pequeña garganta, pero nadie más que los animales la escucharon. Esa noche ella se quedó sobre el pecho de su padre, mientras lloraba desconsoladamente; el cansancio emocional la hizo dormir ahí sin darse cuenta en lo absoluto, ella solo sabía que se mantuvo aferrándose a su papá, como si con su calor corporal, mágicamente la piedra se derretiría y liberaría a su papá de su prisión de piedra.
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El sol golpeo su rostro en la mañana, los ojos de Suika estaban hinchados de tanto llorar, miró alrededor sin entender bien lo que había pasado, pero su cerebro le recordó su realidad y también el sueño que tuvo antes...
Ese no era un sueño, más bien un recuerdo. Ella junto a todos los niños de la aldea estaban en una cabaña costurando bolsas con parte de la tela que había sobrado. Su papá, siempre atento a todos ellos, notó como algunos se estaban cansando de ese trabajo, por lo que empezó a contar una de sus miles de historias... Pero esta no era una historia como las otras, esta era sobre como el primer humano antiguo había revivido y sobrevivido por sí solo durante más de un año. Su papá no endulzó el relato, pues les contó como ese humano no solo había aprendido a sobrevivir en soledad, sino también había intentado una y otra vez recrear la fórmula para revivir a todos.
—Él no se rindió a pesar de que todo está en su contra, ese humano lo intentó una y otra y otra vez, hasta que al fin pudo hacerlo... Ese humano tuvo tantas fallas al comienzo y aun en su camino cuando creía que lo había conseguido, volvía a fallar. ¿y saben o que hacía con sus fallas? -los niños negaron con la cabeza-. Esas fallas que todos verían como vergüenza, él las vio como un paso hacia el futuro, hacia su meta; cuando yo vi esa choza con sus errores, quedé muy admirado por su tenacidad.
—¿Pero por qué no se rindió? -preguntó uno de sus amigos y Suika, junto a todos los demás asintieron con la cabeza, esperando esa respuesta.
—Yo tengo una teoría de porque no lo hizo, pero mejor preguntémosle a ese humano sus causas... Dinos, Senku-chan, ¿Por qué no te rendiste?
Todos los niños giraron su cabeza a un Senku que estaba corrigiendo uno de sus planes en el papel. Senku estaba sentado en el suelo dándole la espalda a ellos.
—Estoy ocupado. -dijo sin dejar de escribir sobre el papel.
—Vamos, Senku-chan. -pidió Genos con voz suave, Suika había notado como Genos hacía esa voz solo para convencer a los demás de hacer algo por él, pero generalmente, solo lo ocupaba con Senku, quien siempre suspiraba y daba respuesta a la solicitud de él-. Por favor dinos el porqué.
Senku rascó sus cabellos y soltó un suspiro con fastidio, pero aun así les dijo.
—Porque soy un humano y los humanos no nos rendimos, seguimos caminando un paso a la vez hasta el futuro.
Suika miraba la estatua de Senku al recordar eso, miró la estatua de su papá con esa sonrisa suave en sus labios.
—Senku también estuvo solo antes, ¿verdad papá? Y tú le admiras por eso, porque a diferencia de mí, él no sabía si podría revivirlos a todos... Pero esta vez Suika si sabe que todos van a revivir con solo un poquito de líquido despetrificador.
Suika se limpió su cara con su brazo, su mirada ahora era decidida.
—Lo entiendo ahora papá. Suika tiene que hacer muchas cosas ahora, y también hay que traer a todas las estatuas de los demás, para que no se dañen. Seguro alguien llevaba consigo algo de fórmula. No debo de desanimarme, ¿verdad papá?... "Esa es mi niña" -imitó la voz de Genos y se rio por lo horrible que sonó, pero ahora no podía derrumbarse, pues ya tenía un plan en mente.
Primero: necesitaba un refugio mejor. Además de conseguir fuego, agua y comida.
Segundo: Reunir a todas las estatuas de sus amigos para buscar si alguno de ellos tenía alguna fórmula despetrificadora.
Tercero: Si no tenía suerte, ella misma haría la fórmula.
Esa última opción esperaba no usarla, pues tenía fe de que alguien cargara con un poquito de fórmula para despertar a Senku y luego a su papá, aunque quisiera que fuera al revés, siempre era mejor tener a su maestro consigo en esta misión.
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Su búsqueda empezó en las ruinas de las chozas que habían creado, dos se mantenían aun de pie y dos no. De una de las cabañas destruidas y bajo los escombros, consiguió cuerdas, un pedestal para encender fuego y más mantas. En la segunda cabaña, que estaba semi destruida, ahí estaban los químicos que llevaba Senku consigo, como el ácido sulfúrico y el repelente que habían creado de las hormigas, ambos los tomó y los manejó con sumo cuidado, pues ambos eran muy importantes.
Pasó estos químicos a la cabaña que había soportado mejor aquella batalla. El techo estaba aún intacto y las paredes se mantenían firmes. Suika se rio un poco cuando vio la huella de su mano y la de su papá, escondida en parte de la estructura.
"La firma de quien hizo esta cabaña." había dicho su padre guiñándole el ojo, mientras ambos dejaban la marca de su mano ahí. Suika puso su mano en la huella de su papá, su mano se miraba el doble de pequeña a comparación con la de su papá.
—Nuestra cabaña soportó mejor que las demás. -le dijo a nadie mientras veía la diferencia de su mano y la huella en la pared-. Lo haré bien, papá, lo prometo.
Suika empezó limpiando el lugar y dejando todo ordenado. Se untó un poco del insecticida y salió a buscar dos cosas importantes, agua y comida.
Siguiendo a unos monitos que vio por ahí, encontró árboles frutales, por lo que con cuidado fue por algunas frutas cuando no vio a los monos cerca de él.
—Empezaremos comiendo fruta, papá. -le gritó animada cuando volvió hasta la base-. Francois siempre decía que las frutas y verduras eran esencial en las comidas... Estoy pensando en ir a pezcar, pero necesitaré algunas cosas para hacer una trampa, oh, ¿lo recuerdas papá? Ruri nos enseñó a tejer la trampa para peses.
El ruido de los árboles fue la respuesta a sus palabras, Suika se mordió un poco el labio, pero se repitió que tenía que ser fuerte. "Suika es una niña grande" se repetía cada vez que el miedo a lo desconocido la empezaba a abrumar. Por eso siguió en movimiento, siguió hablando con las demás estatuas, como la de sus abuelos y la de Senku.
Durante esos primeros días, Suika no solo se propuso a crear un mejor refugio y conseguir comida, sino también a llevar el tiempo. Fue casualidad qué en las ruinas de la segunda cabaña, ella encontrara sus cuadernos, ese con un montón de anotaciones que eran enseñanzas tanto de Senku como de su abuelo Xeno, así como datos que a veces anotaba ella de forma aleatoria. Por eso, aprovechando todas las páginas que aún tenía, empezó a escribir pequeñas entradas, la primera fue:
3 días desde que he revivido. Hoy encontré el material que puedo usar para hacer una caña de pezcar, si no tengo sueño temprano, lo hare esta noche y mañana a primera hora iré a pezcar un pez enorme para comerlo.
Suika acordó para sí misma no excederse de cinco párrafos escritos ahí, lo utilizaría por sobre todo para llevar un registro del tiempo desde el día que despertó.
Desde ese día, Suika había aprendido a hablarle a todos, imitando su voz. A veces se inventaba conversaciones con su abuelo Xeno, para que le enseñara a pulir mejor su sarcasmo.
"La pequeña princesa no puede resistirse a ese elegante arte." -diría ella mientras come ese día, había limpiado las estatuas de su papá, la de sus abuelos, la de Senku, Chrome y Kaseki, que fueron las más cercanas al refugio.
—Que no te escuche papá, abuelo Xeno, sabes que a él no le gusta tanto que yo diga malas palabras o hablar con sarcasmos.
"Tonterías, mi bella niña" -repetía imitando su voz-. "A Genos le gusta, si no fuera así, no se reiría contigo cada que lo usas sobre mí."
Suika se reiría de esos momentos, mientras termina de comer y se dirige hasta su siguiente misión. Inconscientemente, ella dividió una de las frutas que recolectó y la compartió con cada uno de las estatuas dejándola a los pies de estás. Fue algo instintivo, que después ella se preguntaría porque seguía haciéndolo antes de salir en sus misiones fuera de la base, pero que, así como muchas manías más que ella aprendería con el pasar de los días, ella se convencería a sí misma que era solo lo normal y que ese pequeño ritual de compartir la comida, solo era su ritual de la suerte para sus misiones venideras.
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Una semana después de su despertar en aquella solitaria selva, Suika ya tenía un refugio que enorgullecería a su papá, además de comida como frutas y peces que logró capturar con una improvisada caña que creó.
— "¿Qué pasa con ese mono solitario?" "Ni siquiera tiene pelaje en él, pobre mono feo"
—Ja, si mi papá los escuchara decir eso se enojaría con ustedes. -se respondió a sí misma, cuando vio aparecer a los monos que la guiaron antes-. ¿O acaso nunca vieron a uno de nosotros? Si es así, yo intermediaré con mi papá para que no les regañe... ¿Quieren saber que soy? Eso es sencillo de responder... Mi nombre es Suika Snyder. -dijo inflando su pecho con orgullo-. Y soy una humana.
Creó que ya lo había mencionado antes, pero por si no fue el caso les recordaré...
Nuestro rayo de sol llamado Suika no pasara los siete años en soledad, serán menos y además no estará sola por completo... El siguiente capítulo entenderán porque les digo eso.
Espero que estos tres días que vienen, subir un episodio diario pues ando un poco inspirada, así que hay que aprovechar esos momentos.
Nos estamos leyendo mañana. Autora-san, fuera.
Chapter 66: Capítulo 59: El diario de los días que no vivimos, solo sobrevivimos.
Summary:
Suika, ahora una adolescente de trece años, ha sobrevivido tres años en soledad, hablando con estatuas, siguiendo rutinas científicas y luchando contra la desesperanza. Pero una luz de esperanza se acerca.
Notes:
La hermosa canción para este capítulo:
Canción: Life.
Artista: Rude-α
Link: https://www.youtube.com/watch?v=bY-M_K8GIRc&ab_channel=sevnkx
Chapter Text
…
Suika empezó creando una rutina para sus días, recordando la semana que estuvo encerrada con su papá. Se levantaba cuando el sol iluminaba por completo la selva. Iba al río atrás de la fortaleza y se lavaba su cara y parte de su cuerpo. Como ese día se había propuesto a traer todas las estatuas, se aplicó el repelente.
Desayunaba y saciaba su sed, con el pedestal pudo hacer una fogata, eso le ayudó a hervir el agua y tomarla más tranquilamente. Suika notó que los días que llovía más, los mosquitos buscaban a picarle, pero su abuelo Xeno le había enseñado las plantas que podía usar para espantarlos y en el peor de los casos, ella tenía que cubrirse con un poco de barro.
Suika ya había limpiado la zona en donde pondría las estatuas, su objetivo principal era buscar entre las ropas de todos alguna botella del líquido despetrificador, aun no perdía la esperanza de encontrar aunque sea una botella y despertar a Senku.
Con mucho esfuerzo, la noche anterior había empezado a mover a todos los que tenía más cerca, eso incluyó a sus abuelos y a los soldados. A los soldados los puso en una esquina al lado izquierdo, encabezando a esos soldados puso a sus abuelos.
A su familia la fue poniendo poco a poco a la derecha, su papá y Senku fueron los que encabezaban al grupo.
Llevar las estatuas de Ukyo y Francois le tomó casi toda la mañana, pues eran demasiado pesadas, incluso accidentalmente rompió el brazo de Ukyo, le pidió perdón durante todo el camino y ella misma se respondía como lo haría su maestro Ukyo, restándole importancia a eso y agradeciendo haberlo llevado hasta ahí. La estatua de Ukyo la puso a la par de la de Ryusui, pues pensaba que se miraban bien juntos.
Antes de irse a buscar las demás estatuas, recordó que Senku a veces tenía consigo el bote con pegamento, empezó por soltar el cinturón con las bolsas, pero al hacerlo se percató de una bolsa interna que Senku manejaba en su ropa, abrió la bolsa y se decepcionó al saber que solo era papel doblado; volvió a guardarlo y se concentró en las bolsas de su cinturón.
Ella tenía suerte, Senku cargaba con esa botella y la brocha, le agradeció a Senku por eso y se puso a pegarle la mano a su maestro Ukyo.
Cuando vio que todo estaba bien, tomó un poco de agua antes de ir a buscar las demás estatuas. Tuvo una idea que las estatuas de Kohaku y Tsukasa iban a aparecer en el lugar que escuchó el grito de Kohaku y en efecto así fue, además de que encontró también a Hyoga entre medio de Tsukasa y Kohaku.
A Suika se le llenaron los ojos de lágrimas al ver a Kohaku y no dudó en ir a darle un abrazo. Kohaku siempre la cuido desde antes de que Senku llegara a la aldea, Suika la admiraba y la miraba como una hermana mayor.
—Me alegra que estés bien. -le dijo a la estatua de Kohaku luego de que la abrazó y se separó de ella.
El problema vino después, pues la estatua de Kohaku pesaba demasiado y ya no digamos a Tsukasa y Hyoga que eran más grandes.
—Si Suika tuviera una motocicleta, los neumáticos harían todo el esfuerzo por mí y llevarían sin problema a Kohaku. -empezó a quejarse, pero luego una idea salió de su cabeza.
Corrió de regreso con una sonrisa en sus labios, había tenido una idea brillante. Gracias a la previsión de Senku, las motocicletas las habían enterrado cerca del campamento, encontrando ahí también varias otras cosas que llevaban y en especial, los neumáticos.
Pasó toda la noche creando una carreta para partir el día siguiente desde muy temprano en la mañana a traer los cuerpos de sus tres compañeros. Uno por uno fue el viaje, pero fue extremadamente más fácil así que cargarlos sobre su espalda como había hecho con Ukyo y Francois.
Cuando la noche cayó ese día, volvió a hablar con las estatuas, abrazó a su papá y les dejó algunas frutas para que comieran. Sabía que eso era desperdició de comida, pero ella no podía dejar de hacerlo.
Por las noches, luego de hacer su entrada en su cuaderno del día que era y lo más relevante de su día, Suika se quedaba con su papá, su imitación de él no era la mejor, pero era algo de ruido en el eterno silencio que lo rodeaba.
Suika jamás había tenido problemas para dormir, siempre habían brazos cálidos que la arrullaban, a veces la voz de Ruri le cantaba y los últimos años, era su papá Genos quien acariciaba sus cabellos mientras cantaba alguna nana del tiempo pasado.
Pero ahora ya no había calor, no habían manos dulces, ni canciones de cuna. El ruido de la selva no era el mismo que el del bosque de la aldea Ishigami. Suika empezó a dormir menos horas en la noche por esos ruidos, a veces, cuando creía que si iba a dormir profundamente, el aullido de alguna creatura la despertaba, alejando el sueño y estando alerta ante cualquier peligro.
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Cuando pasaron los primeros treinta días, Suika tuvo que detenerse a pensar seriamente en donde estaban las estatuas de Luna y Chelsea, pues ya había recorrido todas las zonas cercanas y no las había encontrado.
—Si estuviera en el lugar de Senku, no enviaría a las chicas por el mismo lugar en donde viene el enemigo… Lo tengo, ellas debieron ir en la dirección opuesta, ¿no es así, Senku?
—Kukuku, así es al diez mil millones porciento, científica Suika.
Ella se rio al decir eso, la imitación de Senku y su abuelo Xeno eran las que mejor le salía en estos días.
Ese día probó la trampa de peces que había hecho; Suika no pensó que atraparía tantos peces, pero eso solo le dio más energía para seguir con esa misión.
Así como le habían enseñado las abuelas del pueblo, Suika ahumó el pescado, rellenó sus dos frascos con agua, hizo un agujero en los neumáticos para guardar el pescado ahumado en hojas grandes que había encontrado en su búsqueda por frutas. Las había probado y frotado en su piel, al no pasar nada las cortó para envolver el pescado y partir.
—El equipo de exploración de Suika está listo para partir. -dijo con entusiasmo, se acomodó el neumático y antes de salir, se acercó a las estatuas de sus amigos, les dio un abrazo, también a sus abuelos a quienes al igual que su papá, les dio un beso en sus mejillas-. Papá… Suika no volverá a dormir esta noche, pero te prometo que estaré bien. Si a las chicas también se les dio la tarea que a Suika y Francois, entonces ellas deben tener una botella con el líquido despetrificador… Ellas son mi última esperanza… -la pequeña se mordió los labios con fuerza, tratando de no volver a llorar-. Deséale suerte a Suika, papá.
—“Lo harás muy bien, mi pequeña. Confío en ti.”
Suika volvió a abrazar la estatua de su papá, dejando salir un par de lágrimas, se las limpió con rapidez, y volvió a sonreír.
—La científica Suika volverá con la fórmula y los despertará a todos. -dijo con entusiasmo y partió de ahí.
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Le tomó dos días encontrar las estatuas de Chelsea y Luna, no por la distancia que habían recorrido desde el campamento hasta donde se encontraban, sino que ellas se habían subido a una colina que ahora no tenía un paso seguro hasta donde estaban ellas.
Fue gracias a que ellas arrojaron una de las botellas que Suika asumió que estaban en la cima de esa colina y en efecto ahí estaban.
Suika se sintió con esperanza de nuevo y subió lo más rápido que sus pies permitieron, hasta donde estaban ellas. Se acomodó el casco que ahora usaba como collera para enfocar con los fragmentos de lentes que aún estaban ahí, fue así como lo vio, una segunda botella rota.
Su alegría fue cayendo poco a poco mientras más revisaba las bolsas que ellas tenían, encontró algunas provisiones y un viejo mapa que se había mojado solo un poco, pero aún se miraba claro lo que habían dibujado en el papel.
El sol ya se estaba poniendo, y Suika lo contempló arriba de esa colina, creyó que lloraría, pero al fin su cuerpo había entendido el mensaje que eso solo le causaba más cansancio y un dolor de cabeza el día siguiente que no la dejaba pensar bien.
—Supongo que Suika está creciendo, papá… -dijo en aquel silencio, extrañamente no sintiendo nada-. Supongo que así debe ser de ahora en más.
Soltando un suspiro cansado, Suika se decidió a regresar a la base, era más seguro así y mañana traería la carreta para llevarse ambas estatuas.
Cuando llegó al campamento, no se atrevió a ir a ver a sus compañeros. Comió algo y subió a la torre. No durmió nada esa noche, solo se quedó en completo silencio mirando el cielo, tratando de comprender el porqué no había reaccionado al momento de perder su última esperanza.
—Quizás ya lo sabía… -dijo al viento levantando sus manos al cielo-. Suika no es tonta… El abuelo Xeno me lo dijo, Senku y Kaseki también… Supongo que por eso estoy tan tranquila… No lo sé…
Suika cerraba por momentos sus ojos, pero los volvía a abrir a la espera de algo o simplemente por el ruido de la selva. Cuando el sol volvía a asomarse, volvió a su rutina, pero esta vez, empezó a escribir en su diario en la mañana anotando lo que haría durante el día. Bajó a limpiar su cuerpo, comió algo, cortó una de las frutas y se las dejó a los pies de las estatuas (ella sabía que los monitos se las llevaban, por eso no se preocupaba en desperdiciar comida), besó la frente de su papá y se fue a traer a Luna y Chelsea.
Cuando la tarde cayó y ella volvía con las estatuas restantes, primero fue a colocar las provisiones que aun servían en la segunda cabaña, la que no tenía los químicos y ella ocupaba para cosas como la comida y la ropa. Los otros frascos con comida que ya no servía, fue lavado y hervido para desinfectar. Francois fue muy clara en ese punto cuando empezaron a ser conservas de fruta en ellos.
Mientras los frascos hervían, Suika fue a terminar de sacar las cosas de la bolsa de las chicas y volvió a ver el mapa.
— Ma-pa de e-xplora-ción. -leyó despacio y luego abrió los ojos al entender lo que era-. Un mapa de exploración… Chelsea dejó marcado las zonas importantes… Aquí hay frutas y aquí está el campo de diamantes…
Suika sintió un rayo de esperanza al leer esto, su sonrisa creciendo de nuevo en sus labios.
—Ustedes no pueden hablar, pero así siguen guiando a Suika, me siguen enseñando… -les dijo a las estatuas con un poco más de energía en su sistema-. Senku lo dijo una vez y también Kohaku… Los conocimientos que pasan de persona a persona son el futuro para otros… Y cuando lo escribes en papel es más fácil seguir… ¿Papel? -Suika enmudeció por un momento y corrió hasta la estatua de Senku, buscando el bolsillo secreto dentro de su ropa y sacando las hojas que había guardado-. Estos son los pasos para crear la fórmula despetrificadora… Senku puso el paso a paso de todas, hasta como crear los instrumentos…
Suika sintió como algunas lágrimas volvieron a caer, pero esta vez las dejo salir, no se regañó en absoluto por eso, abrazó con fuerza el papel a su pecho, riendo por como su cara se debería de ver al llorar tanto.
—Papá dijo que los humanos no nos rendimos… Y Suika es un humano… No importa cuánto tiempo me tome, Suika está segura de ello… Suika empezara desde cero usando la ciencia que me enseñaron, usando lo que todos me enseñaron… Suika los traerá de regreso a todos.
Mirando a todas las estatuas y en especial a la de Senku, Suika cortó su dedo y escribió la misma fórmula que Senku tenía en su ropa, como un símbolo de ser su sucesora, como la siguiente en llevar la antorcha en este mundo de ciencia.
—Es hora de que Suika sea la científica que enorgullezca a papá e ilumine su camino de regreso… Suika llevará la ciencia de este nuevo mundo en sus hombros y los traerá a casa.
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Una semana después de eso, había intentado dos de las tres formas de crear el líquido despetrificador y todas habían fracasado, había roto los recipientes de barro que aun tenia, se había quemado y recibido choques eléctricos, todo para ni siquiera estar cerca de crear algo de líquido.
Mirando su desastre Suika soltó una mueca incómoda en su rostro, resignada a que la mejor forma de crear el líquido, sería aquella que descartó, pues era la más “fácil de realizar” pero también la más tardada.
—Para hacer alcohol a base de frutas fermentadas son casi seis meses y eso depende de la fruta y sus tiempos de fermentación. -leyó decepcionada, esos procesos eran demasiado largos y además… Estaba el hecho de hacer ácido nítrico y ella no estaba poniendo caca sobre sus amigos.
Giró a ver el desastre que había hecho esa semana y luego miró con resignación la fórmula.
—Lo lamento tanto… -se disculpó con las estatuas y con resignación se puso a trabajar recolectando caca de los animales que había por la zona, pero era demasiado poco.
Para su suerte, Chelsea había puesto en el mapa una isla de las aves en donde seguramente había mucha caca de ellas, pero debía de crear una balsa para cruzar hasta ahí, por lo que en los días siguientes se propuso a crearla.
Lo bueno de ser nacida de una aldea pesquera es que la creación de balsas era con lo que naces casi programado a hacer, así como las trampas para pescar.
Los días de lluvia que parecían ir acabando poco a poco, tomaban a Suika trabajando en la choza con químicos, en donde gracias a las clases que recibió de su abuelo Xeno, pudo descomponer las fórmulas que Senku había escrito y pasarlas a palabras y cosas que ella entendía mejor.
—Sodio, símbolo N, número atómico 11… Según el abuelo Xeno, si lo mezclo con Cloro que su símbolo químico es Cl con un número atómico 17, puedo generar un gas venenoso, pero también sal para cocina… -Suika suspiró al escribir eso, ahora necesitaba crear cloro o podía seguir el método de la aldea y hervir agua de mar-. Mejor me quedó con el método de la aldea, no quiero envenenarme en el proceso de crear sal.
Suika iba a tachar ese apartado, pero al final lo dejó ahí, por si lo olvidaba era mejor mantenerlo en papel ese paso.
Miró los papeles que tenía dispersos por toda la cabaña, todos indicando un nuevo paso, sonrió un poco al recordar a Senku y sus planes dispersos por el suelo mientras seguía creando más o mejorando otros.
—Pero creo que a papá no le gustará el desorden y el abuelo Xeno dirá algo como “No es nada elegante tener un desastre en tu área de trabajo.” -Suika se rio ante sus propias palabras, pero al menos, así sentía un poco menos el peso de los días que aún faltaba por vivir.
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Con el pasar de los meses, Suika comprendió que la lluvia sería su mayor obstáculo en la creación de su campo de ácido nítrico, por lo que tenía que saber cuándo llovía para dejar de regar el campo y dejar que la lluvia lograra mojarlo lo suficiente como para ella no intervenir.
Eso no fue fácil, pero gracias a que ella siempre fue muy observadora notó el cambio de sus amigos monitos, de las hormigas que se iban lejos de esa zona y buscaban planicies más altas, incluso vio como las hojas que ocupaba para envolver la comida se hacían más gruesas o más finas dependiendo de si iba a llover o no.
A veces lograba acertar, otras tantas, no estaba ni cerca de hacerlo, pero con el pasar de los días las cosas se fueron acomodando y ella podía notar estos cambios al mismo tiempo que los animales, a quienes cariñosamente les había puesto un nombre a todos.
Gracias a los animales también entendió cuando había peligro cerca, como cuando una serpiente muy grande se acercó demasiado al campamento. Para su suerte pudo usar una de las trampas de Chrome y activar la torre de activación para espantarla.
Esa noche ella no bajó de la torre y se la pasó despierta vigilando para que esa serpiente no volviera al campamento, sus amigos monitos también se quedaron con ella, siendo los más grandes los encargados de cuidar de los monitos pequeños.
Al día siguiente trató de no salir lejos del campamento y se dedicó a hacer más vasijas de barro, en su lista de pendientes también estaba reparar el horno, pues el calor estaba rompiéndolo.
Había días como ese, en donde ella dejaba de hablar por completo, más atenta a lo que le rodeaba, cuando no salía a recolectar fruta, los monitos les traían una que otra fruta, ella lo miraba como la forma de agradecerle a ella por seguir dejando fruta a los pies de las estatuas.
Cuando tenía sus días de mutismo, Suika solo besaba la estatua de todos o les daba un abrazo, tanto en la mañana como al finalizar su jornada, a veces, cuando el peligro no estaba cerca, ella se permitía dormir sobre la estatua de su papá.
Ella jamás se atrevió a quitar la tela que su abuelo le puso en el pecho a su papá, porque se sentía como si fuera una ofensa el hacerlo, pues a pesar de que ella no pudo ver bien lo que pasaba ese día, la voz suplicante de su abuelo llamando a su papá, la forma en la que su cuerpo temblaba cuando la bajó a ella al suelo y la desesperación con la que se quitó ese abrigo, eran cosas que no se olvidaban fácilmente. Por eso lo dejó ahí, como un recordatorio de que incluso en sus malas acciones, su abuelo jamás dejó de amar a su papá.
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A veces Suika no quería salir de su improvisada cama, perdía la fuerza para hacerlos, generalmente cuando eso pasaba eran los días en que se asomaba por la torre y veía como sus avances eran estropeados por la lluvia.
Cuando esos días pasaban, ella solo ponía en la entrada de su diario:
“Día 450… Hoy no hare nada, hoy no seré una científica, hoy solo seré una niña que soñará con su papá, con su aldea y con todos los demás”
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Con los meses y por sus cuentas en el diario, comprendió que no caería nieve en ese lugar, pero las lluvias a veces eran constantes impidiéndola salir a buscar comida o pezcar, incluso encender el fuego era la cosa más complicada de todas.
Por eso, cuando ella miraba la destrucción de sus avances, ella ya no se frustraba, ni lloraba, solo se quedaba en la cama con resignación, dejaba que su cuerpo durmiera más esos días y cuando los monitos venían a verla y a jalar su cabello para que se levantara, Suika lo hacía y empezaba de nuevo, recolectando, pescando, creando, una y otra vez, porque ella se lo había prometido a todos, ella se encargaría de traerlos de nuevo y esa era la convicción que aun la mantenía de pie.
Con el tiempo ella notó que ya no lloraba más, a pesar de que sus manos temblaban cada que tocaba la piedra de las estatuas de sus seres queridos. Las lágrimas no salían a pesar de que su pecho dolía con fuerza con cada respiración. Ahora lo prefería así pues estaba más atenta a los peligros de esa selva, ella se sentía más segura cuando había luz de sol que en las noches donde a veces simplemente no podía dormir.
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Cuando Suika se levantó esa mañana, tomó su cuaderno y empezó a escribir.
“Día 1,095. Esté es el tercer año en soledad… Los avances son muy lentos, pero al menos ya tengo todos los ingredientes necesarios y solo falta esperar a que estén listos. Hoy no hay mucho que hacer, por lo que planeo hacer un nuevo horno para hornear las vasijas más grandes para el nuevo fermentado.”
Suika se estiró cuando terminó de escribir, su cabello largo le estaba estorbando demasiado, pero prefería no pensar mucho en eso y sujetarlo en un moño alto.
Bajó y empezó con sus preparaciones, pero esa mañana primero quiso empezar saludando las estatuas de todos, ahora que era un poco más alta, podía alcanzar mejor a todos con sus brazos. Cuando llegó hasta la estatua de su papá, bostezó con cansancio, pues la noche anterior se había quedado trabajando con una idea tonta que no se alejaba de su cabeza sobre la destilación de alcohol, pero aún no tenía las herramientas necesarias para eso.
—Buenos días papá. -dijo Suika agachándose y poniendo su cabeza sobre el pecho de su papá.
—“No descansaste bien anoche. Los genios también deben dormir, o ¿Quieres que aplique mi método infalible contra científicos testarudos?”
Suika se rio por esa línea, acomodó mejor su cuerpo sobre él.
—No lo volveré a hacer, papá… Bueno, tal vez sí, pero ahora ya entendí que debo descansar. -un nuevo bostezo hizo que sus ojos empezaran a sentirse pesados, jaló un poco el abrigo de su abuelo y dejó su cabeza ahí, cayendo sin notarlo en un sueño pacífico.
Lo que la despertó fueron dos cosas, el rayo del sol sobre su cara y los monitos que habían soltado su moño y habían enredado su cabello en las manos de su papá. Intentó levantarse poco a poco pero su cabello se enredaba cada vez más.
—Fuiste tú, Noni. -le acusó al monito que junto a los otros salían de ahí riendo.
Suika soltó un suspiro cansado y se dedicó a desenredarse de las manos de piedra de su papá. Cuando estaba intentándolo, sus manos sintieron un pequeño bulto bajo de la ropa de su papá.
Al principio no le tomó importancia, pues su papá siempre llevaba algo bajo su abrigo para sus trucos, pero una vez logró liberarse, se apoyó de más en la bolsa y esta pareció abrirse y el sonido de algo líquido cayendo la hizo preocuparse al pensar que había algo en descomposición o eran las bolsas de sangre falsa que siempre cargaba.
Pidiendo perdón a su abuelo por quitar el abrigo, Suika se quedó inmóvil al escuchar como la piedra se fragmentaba y poco a poco se quebraba más hasta que la boca de su papá se movió y la piedra sobre su cara empezó a caerse.
Su papá aspiró con fuerza aire, sintiéndose perdido, pero mientras más se movía, más la piedra se caía de él, hasta que se sentó y dejó que la piedra callera por completo de su cuerpo. Miró al frente y una chica de rubios y largos cabellos le miraba.
Genos parpadeo y su cerebro empezó a ponerse al día, se tocó el pecho, pero solo sintió la humedad en la tela, no había sangre ni bala.
—¿Es un sueño? -dijo la chica delante de él y Genos parpadeo sin creer lo que veía.
—¿Suika? -preguntó sintiendo un nudo en su garganta. La chica asintió con la cabeza.
—Hola, papá. -dijo ella, Genos notó que dudaba en acercarse, por lo que él dio el primer paso y la abrazó, al principio el cuerpo de Suika se tensó y Genos la iba a soltar, pero las manos de la niña se aferraron con torpeza a él y su cuerpo tembló nuevamente, pero esta vez menos incómodo que al principio.
—Mi niña… ¿Cuánto…?
—Tres años, papá… -dijo Suika aun aferrada a su padre-. Estuve sola tres años.
Genos no creía lo que su pequeña le dijo y le abrazó aún más fuerte que antes, frente a él y a su lado derecho estaban las estatuas de su paquete de cuido, los soldados de su papá y también ellos dos.
Tragó saliva con dificultad al verlos a ellos y alejó su vista rápidamente de ese punto. Aun no entendía como había vuelto, aun así, por la expresión de su niña, incluso ella no estaba segura de cómo había vuelto.
Sintió algo caer de su pecho, era como sus bolsitas de sangre, pero un poco más pequeña, no recordaba que tuviera una justo en ese lado, pero dejó por un momento ese pensamiento cuando notó que su niña empezaba a aflojar su agarre en él.
Sus alarmas se activaron casi al instante cuando no sintió que ella lloraba, que era la expresión universal para un momento como ese, incluso él estaba dejando salir algunas de ellas, pero su niña, por el contrario, ahora solo quería alejarse del abrazo.
“Tres años…” Se dijo aferrándose a su pequeña una última vez antes de soltarla. “Y solo tenías 10 años… Mi niña, como de cruel te ha tratado la vida estos años”
—Lamento no haber despertado antes. -le dijo y Suika con un suspiro cansado que sorprendió a Genos, bajo sus manos y se alejó un poco de su papá, mirándolo con una sonrisa forzada en sus labios.
—Está bien, papá. Todo está bien. -la voz de Suika parecía un poco forzada, como si la niña no hubiera estado hablando por un tiempo prolongado.
Genos le sonrió con cariño a pesar de eso, pero por dentro la preocupación lo comía a cada momento más. Su niña estaba en un estado de desconexión emocional y para alguien de ahora 13 años, era lo peor que podría haber… Y él no permitiría que eso siguiera así.
Sabía que ahora tendrían que trabajar el doble para hacer la fórmula y traer a todos de regreso, pero para Genos esa no era su prioridad… Su prioridad ahora está frente a él, quien le tendía una mano para ponerse en pie. Él se dijo a si mismo que ayudar a su pequeña era su prioridad en este momento, antes de que su psiquis ya fragmentada de su niña, termine con ella.
Supongo que algunos ya se veían venir que Gen era quien regresaba, y en efecto así es.
Creo que el capítulo del domingo dejará más claro esta parte, porque mañana toca un poco de psicología para trauma, Okey no, eso se escuchó muy feo, pero no miento en cierto sentido, pues no es por nada, pero los tres capítulos que le dieron a mi niña en el manga, no tocaron para nada los efectos en su psiquis sobre todo ese camino.
Leí hace ratos sobre la desconexión emocional y como afecta según la edad y me pareció muy doloroso, pues Suika cumplía por completo los marcadores de evaluación para este mecanismo de defensa que crea la mente en ambientes extremos como los que ella vivió. Recordemos, ella solo era una niña que a penas y estaba comprendiendo el mundo que la rodeaba y luego solo era arrojada por siete años a una selva... Eso marca demasiado a alguien y más si es una niña en crecimiento.
En fin, solo es mi punto de vista, y creo que eso sería todo por ahora... Oh, la canción (el 3° de mi Top de Ending favoritos de este anime) Creo que cae perfecto en el panorama que estamos, la soledad que experimenta el protagonista y a pesar de eso él sigue clamando a alguien que le explique las cosas que pasan, esta demás decir más.
Nos estamos leyendo mañana. Autora-san Fuera.
Chapter 67: Capítulo 60: La psicología de un abrazo y la hipótesis de lo que aún puede sanar.
Summary:
Gen revive. Su reencuentro con Suika es agridulce, marcado por el paso del tiempo y la herida emocional. Día a día, Genos logra que Suika se abra emocionalmente. Poco a poco, ella vuelve a brillar.
Notes:
La canción para este capítulo (un clásico, por cierto):
Canción: Feel.
Artista: Robbie Williams.
Link: https://www.youtube.com/watch?v=80LwOWvsFfc&ab_channel=RADIOGALAXY
Chapter Text
...
Suika le enseñó con pocas palabras todo lo que había hecho esos tres años, la niña le explicó como había encontrado la fórmula en el bolsillo secreto de Senku y como tuvo que descartar los primeros dos procedimientos, pues no tenía los instrumentos necesarios para hacerlos funcionar y que ahora estaba esperando a que su campo de ácido nítrico volviera a fermentar, al igual que el alcohol que estaba haciendo a base de frutas silvestres.
Genos quedó admirado al ver todo lo que su pequeña había hecho, los planos, las vasijas de barro, la forma de clasificar las cosas, la casa adicional que había creado en la torre de activación.
Su pequeña, ahora más alta que antes, más que hablar, susurraba las cosas, sus ojos atenta a todo lo que le rodeaba, su cuerpo en tensión le mostraba que ella estaba dispuesta a huir al menor ruido extraño. Su niña se mantenía a una distancia prudente, a veces su mirada viajaba a sus manos, pero cuando Genos lo notaba ella giraba su vista y seguía comentando cosas sobre sus avances.
Un monito llamó la atención de Genos, quien traía una fruta para Suika.
—Gracias, Kiki. -le dijo su niña, el monito se quedó en el hombro de Suika y miró a Genos enseñándole los dientes en advertencia.
—Siempre haces amigos a dónde vas, mi pequeña. -comentó Genos y su pequeña se estremeció, girando a verle, como si no estuviera segura de que lo había escuchado.
Suika le miró por un momento en silencio antes de asentir con la cabeza y dirigirse hasta donde tenía guardada la comida, Genos la siguió como sombra, en silencio. Vio como ella tomaba algunas frutas más, las ponía en un cuenco y salía con ella.
Su niña prendió el fuego con una agilidad digna de alguien que lo hace instintivamente. Puso una vasija de barro sobre las brasas y dejó que el agua dentro de ella hirviera.
—Las hojas de esta planta se parece a las hojas del té que nos preparabas. -dijo la niña mientras ponía las hojas en una taza de barro mal hecha. Su niña frunció el ceño al ver la taza-. No tengo una taza para ti, tengo que hacer una taza nueva.
—¿Puedes hacer artículos de barro? Eres increíble, mi niña. -Suika volvió a estremecerse al escucharlo, a pesar de que él había bajado el tono de su voz. No así, ella asintió con la cabeza y la sombra de una sonrisa se asomó por sus labios; Genos se acercó a ella, se detuvo cuando vio como el cuerpo de su niña se volvió a tensar-. Me enseñas a hacer cosas de barro, cariño.
Suika le miró y asintió con la cabeza, luego le pasó la taza que ella hizo junto a algunas frutas recolectadas y comieron en silencio.
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Genos, no solo había despertado sintiendo el dolor fantasma en su pecho por el disparo de una bala atravesándolo, sino que también vio durante el día como su pequeña había sobrevivido sola por tres años en una selva que no era su hogar.
Sus ojos soltaron lágrimas al terminar de leer la última entrada del diario de su niña. Ella dijo que no le importaba si lo leyera, así que él esperó a que su niña se durmiera para hacerlo.
Su niña tenía sus ojos cerrados, pero ella no dormía en lo absoluto, sus oídos estaban atentos y su cuerpo se estremecía al menor ruido en su entorno, su pequeña siempre estaba atenta a todo aun cuando se suponía que era momento de descansar, por eso intentó no hacer ruido, se mordía sus labios para no dejar salir su dolor.
Recordó como en el pasado, él siempre decía que la vida no esperaba a nadie, y en efecto, ahora con su niña esa frase jamás fue tan cierta. La había observado durante todo el día, ella hacía su trabajo o cualquier acción que hiciera casi a la perfección, todo calculado, todo a la medida justa y eso debería haber enorgullecido a Genos, pero no fua así del todo. Con cada movimiento su pequeña preveía las cosas negativas que podía pasar, las susurraba como si se recordara que no debía hacerlo mal.
Cada error que había tenido, tenía un espacio en la cabaña de los químicos, como ella la llamaba, en donde con papel hecho por ella misma, había puesto que había fallado y lo que intentaría para ver si funcionaba mejor.
A Genos le recordó la cabaña de Senku y como él había hecho exactamente lo mismo con cada golondrina petrificada que encontraba.
En esa cabaña también vio como ella había intentado por diez veces crear líquido despetrificador, pero ninguno tenía los componentes precisos para dicho fin, lo que le hacía también recordar el cómo había vuelto él.
Había tenido sobre su pecho, quizás debajo de sus manos unidas, una bolsita con el líquido despetrificador; haciendo memoria de todo lo sucedido y por lo que recordaba Suika, asumieron en ese momento que Xeno había puesto esa bolsa ahí, cubriéndolo con su abrigo y las manos de Genos sobre su pecho. Su niña le había dicho que jamás movió la tela del abrigo sino hasta esa mañana, en donde ella lo movió un poco para descansar su cabeza sobre la prenda. Ambos asumieron que, por ese movimiento, la bolsa bajó de su lugar y fue cuando Suika se apoyó en ella y el líquido salió.
Ellos dos no quisieron darle muchas vueltas al asunto y se quedaron con esa versión, no así, Suika se miraba muy seria cuando entendieron que debajo del abrigo que ella nunca quiso mover estaba el líquido que tanto necesitaban.
Genos sabía que tendría un largo camino de ahora en adelante, no solo para traerlos a todos, sino también para que ella volviera a confiar y dejara de estar en guardia como justamente lo estaba ahora, fingiendo dormir y lista a huir si fuera necesario hacerlo.
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Durante la mañana, Suika le enseñó su rutina, así como los métodos del líquido despetrificador que Senku había escrito. Cuando vio la primera forma de hacer el líquido, la descartó por completo, pues la creación de los artefactos de vidrio sería algo que le tomaría meses solo intentar hacer un tubo básico. La segunda forma era un poco más sencilla y contaban con electricidad para hacerlo, y eso se debía a que Suika le mostró que la rueda hidráulica que pusieron bajo el agua aún estaba funcionando.
Pero Genos, antes de tomar ese paso, miró a su pequeña, sus ojos y su cuerpo hablaban más que sus palabras indiferentes. Su niña se miraba frustrada y si él tomaba ese camino para traer a todos de regreso, ella lo vería como si estuviera desacreditando el esfuerzo que había hecho ella en todos esos años en soledad.
Suika había apuñado las manos con fuerza en su costado, su ceño se había fruncido hasta casi unir sus cejas y mordía con fuerza sus labios. Genos no lo pensó mucho y descartó esa forma para crear líquido despetrificador, argumentando que jamás fue bueno con la electricidad y que lo más seguro era que terminara electrocutado.
Su pequeña relaja su postura al escuchar eso, su rostro mostró alivio y después de un momento, ella lo guio hasta la cabaña de químicos para explicarle mejor sus avances con el tercer método. Su niña no le tomó de la mano, pero si lo esperó cuando vio que ella caminaba más rápido y ese pequeño gesto, era un gran avance para él.
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Durante los días que siguieron, Suika siguió estando en guardia, siguió asegurándose de que Genos realmente estaba ahí, buscándolo con la mirada y pidiendo que le contara cosas sobre su infancia, sobre su familia. Genos aceptaba y se la pasaba hablando durante todo el día, a veces en vez de hablar cantaba y Suika solo escuchaba.
Genos admiraba como su pequeña, había logrado recordar cada una de las cosas que le habían enseñado los demás, desde los abuelos de la aldea hasta cosas que su padre Xeno le había dicho durante el camino. Su niña ahora, en sus "Tiempos libres" cuando solo debían de esperar a que los ingredientes terminaran de fermentarse, experimentaba con cosas que encontraba en la selva o incluso, mientras repasaba la tabla periódica ella experimentaba sobre el papel y creaba fórmulas químicas que esperaba algún día poder observar mientras estás reaccionaban.
Él se sentía tan orgulloso de ella y se lo decía cada vez que podía durante todo el día todos los días que Suika poco a poco le empezaba a devolver una sonrisa cada vez más grande. Ella todavía dudaba en tocarlo, pero para esos momentos, Genos era quien daba el primer paso y le preguntaba si estaba bien si la abrazaba, Suika jamás se negaba, pero ella solo dejaba que su padre la abrazara y se quedaba quieta sin devolver el abrazo, pero con su cuerpo más relajado.
Una noche, mientras estaban cenando junto al fuego, Suika dejo su pescado a un lado y miró a Genos a los ojos, después de semanas de no dirigir su mirada a él.
—Realmente estas aquí ¿Verdad?
Genos sintió que le atravesaban el corazón de nuevo, pero tratando de parecer lo más normal por el exterior, le sonrió a su niña con todo el amor que sentía por ella.
—Así es, mi hermosa niña. He vuelto a casa y estoy contigo ahora.
Suika bajo su mirada por un momento, luego la volvió a subir, esta vez sus ojos se miraban húmedos, con lágrimas que su niña no quería soltar.
—Sabes, mi niña. -siguió hablando Genos al ver que ella volvía a quedarse en silencio-. Estoy tan orgulloso de ti, pues has logrado vivir sola durante estos tres años y a pesar de que tuviste días malos, jamás te rendiste, seguiste adelante, un paso a la vez... Pero recuerda esto, cariño... Ya no estás sola, estoy aquí a tu lado ahora. No es debilidad el buscar ayuda, ni tampoco lo es pedir que te abracen o te carguen como antes, soy un chico fuerte, sabes. -bromeó Genos y flexiono su brazo para mostrar sus músculos-. Puedo cargarte y abrazarte tanto como quieras y está bien que lo hagas, está bien que quieras sentirte protegida por quien amas y en ningún momento eso es debilidad. Cuando quieras hablar, déjame tener el privilegio de oírte; cuando quieras llorar déjame ser quien te abrace y te sostenga en mi pecho hasta que las lágrimas pasen. -Suika no se movió de su lugar, solo siguió mirándolo, pero esta vez, sus ojos brillaban no solo por las lágrimas contenidas, sino con esperanza-. Pero si tu solo quieres que nos quedemos en silencio, también puedo quedarme a tu lado... Recuerda esto, por favor, sin importar lo que decidas, yo me quedare contigo, porque eres mi niña, mi hermosa hija, mi orgullo.
Suika se mordió su labio y volvió a acomodarse en su lugar, ya no mirando a su padre.
—Yo... -dijo la niña dudando un momento, luego aclaró su voz e intentó hablar un poco más fuerte que un susurro-. Tenía miedo a que no me reconocieras cuando saliste de la piedra.
—Más que no reconocerte, me sorprendí al verte tan grande. -le dijo a su pequeña con seguridad-. Te aseguro que yo te reconocería incluso si te volvieras una sandía o un gran felino... Eres mi hija, Suika, no por lo que haces sino por ser quién eres. Tú me aceptaste como tu papá aun cuando estoy roto por dentro, ¿Qué clase de padre sería yo si no aceptara a mi pequeña en todas sus facetas?
—¿Crees que estoy rota? -preguntó nuevamente en un susurro. Genos trató de acercase un poco más a ella, dejando solo una mano de separación entre ellos.
—Sabes, mi niña, un maestro en el pasado me dijo que todas las personas de este planeta estamos rotos, pero más que rotos somos como un caleidoscopio. -Suika miró a su papá frunciendo el ceño de nuevo sin entender sus palabras, él empezó a explicar-. Los caleidoscopios son en palabras simples, tubos con pedazos de objetos de muchos colores. Lo que hace especial a ese objeto, es que cuando miras por uno de sus lados y giras el tubo, la refracción de la luz y esas piezas de colores dentro del tubo, crean formas simétricas hermosas... Mi profesor explicaba que todos en algún punto de nuestra vida nos deformamos y para las personas que nos ven al otro lado del tubo parecemos rotas, pero es todo lo contrario, pues solo estamos buscando una nueva forma de mostrar nuestra belleza interna, con resiliencia y paciencia volveremos a ser hermosos, volveremos a brillar.
Suika permaneció en silencio una vez más, pero esta vez, aprovechando la distancia que tenían, apoyó la cabeza en el hombro de su papá. Genos se acomodó mejor a su lado y luego de pedir permiso para abrazarla, la envolvió en sus manos dejando que la niña se quedara ahí, hasta que, por primera vez en semanas, Suika parecía que había caído dormida.
Ella durmió por 2 horas completas sin sobresaltos, mientras él tarareaba una canción durante todo su tiempo ahí.
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Genos al igual que Suika, había creado una rutina para visitar las estatuas y dejar algo de comida a sus pies, pero a diferencia de ella que saludaba, abrazaba y besaba a algunas estatuas, Genos no lo hacía con todos.
Él se levantaba antes que Suika, limpiaba las estatuas y las acaricia una por una, llamándolas por sus nombres. Pero cuando pasa al lado de los soldados de su padre y de ellos dos, Genos no los toca, solo se pone de cuclillas y los observa.
Él observa esos rostros desfigurados por el dolor que la piedra atrapó en sus últimos segundos antes de ser petrificados de nuevo.
Desde que despertó, Genos ha evitado tocarlos o si quiera llamarlos por sus nombres cuando está en su procesión, el dolor fantasma en su pecho a veces es insoportable y él trata de que su pequeña no lo noté pues sabe que solo es su cuerpo asumiendo que aún está herido cuando claramente está vivo, está bien.
El dolor siempre incrementa cuando se acerca a las estatuas de sus padres que reflejan el arrepentimiento de sus acciones, el dolor de la pérdida, la desesperación... Y Genos no sabe cómo interactuar con eso. Desde su infancia él se encargó de cuidar a otros, de ser el pilar para otros, por eso no sabe qué hacer con lo que siente con sus padres... Hay ira por supuesto, decepción por sus actos, miedo por su futuro y en especial tristeza.
A veces cuando habla con su pequeña, no está seguro si las palabras que dice son para ella o para sí mismo. Él es consiente que eligió el procedimiento más largo no solo por ayudar a su pequeña y su desconexión emocional, sino porque aún no sabe cómo interactuar con sus padres una vez vuelvan, porque él está muy consciente de que Senku traerá de regreso a su padre Xeno, el destino de su padre Stanley era una cuestión por aparte, pues fácilmente pueden usarlo como rehén para que su padre Xeno colabore. La estatua de su padre Stanley podría estar años sin ser despetrificada... ¿Y ese no era un castigo justo por lo que hizo? ¿Realmente debería ser un castigo eso? ¿el separar a sus padres y él alejarse de ellos?
El futuro era una incógnita para él y eso le aterraba, pero esta vez se dijo que no lloraría más, por eso no tocaba esas estatuas, no los abrazaba ni les besaba, porque aún dolía su traición en su pecho, porque ya estaba cansado de ser él quien se disculpa en esa familia.
Sabía que cuando ellos volvieran, porque lo iban a hacer, él ya no buscaría como antes reparar algo que no quería ser cambiado, ya no esperaría nada de ellos y eso era lo que más dolía aceptar, porque aún los amaba y jamás lo dejaría de hacer, porque ellos intentaron darlo todo de si y educarlo lo mejor que pudieron y él siempre estaría agradecido por todo eso.
Escuchó como su niña se acercaba a él, Genos no se movió y dejó que ella adoptara la misma pose que él tenía, contemplando las estatuas de sus padres.
—¿Por qué nunca las tocas? -dijo con simpleza sin verle a la cara, su cabeza apoyada en sus rodillas.
Genos soltó una pequeña risita, reconociendo que desde la primera vez que empezó a hacer esto en soledad durante la madrugada, Suika lo observaba desde lo alto de la torre de activación.
—Porque me da miedo volver a amarlos otra vez... -le dijo y Suika le miró sin entender sus palabras-. ¿Recuerdas que te conté sobre las diferentes formas de amar? -Suika asiente con la cabeza-. Pues, el amor familiar siempre es el más complicado de todos. Al nacer, nosotros no escogemos a quienes serán nuestros padres en esta vida y con el tiempo y la convivencia se empiezan a crear recuerdos valiosos, momentos que para cualquiera pueden ser nada especial, pero para esas personas son la cosa más increíble del mundo entero... Eso es lo que pasa con la familia, hay momentos inolvidables, así como muy dolorosos, el lazo que une a la familia se fortalece con los momentos vividos por lo cual puede ser un lazo muy fuerte o muy fácil de romper.
—El lazo que te une a tus papás es muy fuerte ¿verdad? -preguntó con inocencia su pequeña, sus ojos mirándolo con una madurez aterradora.
—Así es. -le respondió a su niña y miró al frente, a las estatuas de sus padres-. Pero llega un punto en la vida en donde debes de aprender a decir no y alejarte de la gente que amas porque ellos te lastiman... En ese momento comprendes que jamás dejaras de amarlos, pero a la vez no puedes seguir a su lado porque el dolor es mucho.
Genos llevo su mano al pecho, justo donde había recibido la bala, no había cicatriz sobre él, ni rastro de todo lo vivido antes de la petrificación, pero su mente aun le decía que dolía esa zona y más cuando estaba cerca de sus padres.
—Y si ellos se dan cuenta de su error y cambian, ¿los perdonarías? -preguntó su pequeña con una voz suave y dulce.
Genos le miró a ella, una sonrisa cálida en sus labios.
—Los adultos somos creaturas muy testarudas, cariño, y el cambiar cuesta más con el pasar de los años.
—Pero aun sabiendo eso y si ellos logran cambiar, ¿los perdonarías? -volvió a preguntar, sus ojos fijos en él.
—Creo que sí. -le dijo sabiendo que ella podría ver si mentía en su respuesta, los hermosos ojos cafés de su niña eran tan sabios que daba miedo mentirles.
La recompensa por su verdad fue una sonrisa dulce de parte de ella y una frase que Genos jamás olvidaría.
—Si estuviera en tu lugar y los amara como yo te amo a ti, no dudaría ni por un momento en volverlos a perdonar.
Su niña se acercó a él y le dejó un beso en su mejilla, luego se levantó y fue a traer ropa para ir a bañarse al río. Genos se quedó inmóvil por varios segundos hasta que las lágrimas llenaron su rostro. Luego de casi seis meses desde que volvió, su pequeña al fin había dado el primer paso para tocarlo y además le estaba enseñando como es un amor desinteresado... Su niña era demasiado buena para ese mundo cruel.
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El ácido nítrico no tenía la concentración correcta cuando hicieron las pruebas esa mañana, además de que el vino de frutas aun no estaba correctamente fermentado.
Suika había tomado nota de todo esto y había etiquetado la botella con un sobrante de la fórmula, anotando las proporciones usadas, el tiempo y el siguiente paso a hacer.
Genos esperaba que su niña estallara en frustración, pero, todo lo contrario, su niña ya estaba armando la ruta para ir a recolectar otras frutas y hacer un nuevo vino de ellas, así como ir a recolectar comida para esos días pues ella le aseguraba que las lluvias estaban cerca.
Genos le permitió tomar el control de la situación y dejar que ella le mostrara las cosas que necesitaban traer y reparar.
Con la carreta que ella hizo, fue más fácil cargar con las cosas que recolectaron, así como llevarla a su pequeña e ir jugando durante el camino, la risa de Suika poco a poco era menos silenciosa y más alegre como en el pasado, y Genos aprovechaba cualquier momento para que ella volviera a recordar que solo era una niña y que estaba bien divertirse y no solo trabajar para sobrevivir.
Antes de que cayeran las lluvias, Genos y ella habían reparado las dos cabañas que aún estaban en pie, además de hacer una puerta para evitar que la lluvia mojara el interior de ellas. No fue la artesanía más fácil del mundo ni mucho menos la más perfecta, pero durante su creación, Genos pudo hacer reír a su niña contando anécdotas graciosas de como su padre Xeno fracasaba en algunos experimentos o como incluso su padre Stanley había tenido sus errores, como la vez en que fue a cazar con él y por la lluvia el suelo estaba resbaladizo y por ayudar a Genos a cruzar él había caído al suelo con la cara, llenando de lodo su hermoso rostro y su ropa.
Suika parecía relajarse cuando escuchaba esos momentos y una vez la puerta estuvo hecha, Suika se paró en medio de la cabaña de los químicos y miró sus errores, ahora llevaban más de cien intentos fallidos de crear el líquido despetrificador.
—Papá. -le llamó su niña, Genos se acercó a ella sin tocarla.
—Aquí estoy, cariño.
—Estos son pasos, no errores. -susurró con confianza, Genos le sonrió, su niña era más fuerte de lo que alguna vez sería él.
—Así es, amor... Cada falla es un acierto, un paso más hacia la meta; porque frente a ti no tienes fracasos, sino formas de no hacer las cosas, formas que te guiaran a encontrar el camino correcto.
Suika sonrió a aquellos errores que tenía frente a ella, sintiendo la certeza de que estaba cerca de lograrlo.
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Una tarde, durante la temporada de lluvia, Genos y Suika estaban arreglando el horno que se había reventado por el calor del último experimento que hicieron, por lo que habían propuesto a crearlo de nuevo.
Genos estaba tarareando mientras hacia la mezcla cuando Suika dejó caerlas piedras que tenía en sus manos, al girar a verla su pequeña estaba estática en su lugar, su mirada fija en el cielo, incluso los monitos que estaban con ella se quedaron viendo el cielo y rápidamente empezaron a correr, fue ese ruido que trajo de regreso a Suika a la realidad.
—¡Hay que amarrar las estatuas! ¡Cubrir los papeles del agua!
Suika gritó con fuerza mientras iba a la cabaña por sogas y regresaba hasta donde estaba su padre.
—Cariño, ¿Qué pasa? -cuestionó Genos, tomando una soga y amarrando las estatuas con ella.
—Se acerca un aire violento. -le dijo sin dejar de amarrar las estatuas. Suika corrió de regreso a la cabaña y trajo estacas de madera que había hecho ella y una roca.
—Suika. -le volvió a llamar, no entendiendo que pasaba, pues el cielo estaba completamente despejado, cuando la niña se detuvo, su mirada era de terror puro-. Necesito saber que pasa, ¿Qué cosa es ese aire violento?
—Aquí no nieva. -empezó la niña, volviendo a su tarea-. Pero llueve y mucho, y a veces antes de la lluvia hay mucho aire, el aire una vez levantó las estatuas de Taiju y Luna. Por eso tengo que amarrarlas antes de que caiga la lluvia, la lluvia cae a veces por días, abajó se inunda y no podemos ir a pezcar o a recolectar fruta.
Genos entendió ahora la urgencia de su pequeña y empezó a ayudar a amarrar las estatuas y anclarlas al suelo, a todas sin excepción, tocando por primera vez las estatuas de sus padres. Cuando estaban guardando las cosas en las cabañas, los primeros indicios de lluvia empezaron a sentirse y casi a los minutos de eso el aire empezó a azotar con fuerza. Para ese punto y gracias a los arreglos que habían hecho a las cabañas, los dos decidieron quedarse en la cabaña de ropa y comida. Los monitos también llegaron a la cabaña en busca de Suika, quien les hizo un espacio para ellos.
Antes de encerrarse en la cabaña, Genos trajo consigo varias rocas y maderas para hacer una pequeña hornilla y calentar no solo el agua de lluvia que recogerían sino para calentarse ellos mismos.
El viento golpeaba con fuerza la cabaña y los relámpagos empezaron a iluminar la zona que ahora estaba oscura por las nubes de tormenta que ocultaron el sol. El rugir del viento le dio escalofríos, pues hacia años no escuchaba una tormenta tan agresiva, los rayos caían con tal intensidad que Genos creyó que la cabaña temblaba.
Buscó a su pequeña, quien estaba en un rincón junto a los monitos, cubriendo sus orejas y envolviéndose por completo en una sábana, movía su cuerpo para adelante y atrás, hablando entre susurros; la imagen le partió el corazón a Genos, pues aún su niña seguía luchando en soledad.
Él se acercó a ella y la llamó, al principio su pequeña solo dejó de susurrar y luego levantó la cabeza para verle a él, un relámpago iluminó aquella cabaña y Suika corrió a los brazos abiertos de su papá.
Genos la sostuvo y la arropó en sus brazos, mientras acaricia sus cabellos él empezó a tararear, haciendo que su niña poco a poco dejara de temblar y poco a poco fuera relajando su cuerpo.
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Como su niña había predicho, la lluvia duro tres días y cuando salieron de la cabaña, el panorama no era el mejor, el campo de ácido nítrico estaba destruido, las vasijas del vino estaban rotas e incluso algunas estatuas habían sido destruidas por ramas que volaron hasta ellos, el lugar a palabras simples era un desastre.
Suika camino por la destrucción que esa tormenta había hecho y cuando llegó a su campo de ácido nítrico, ella explotó, lanzó un grito al cielo y empezó a aventar cualquier cosa que tuviera en frente, las lágrimas salían de sus ojos con frustración absoluta, pues todos sus avances estaban perdidos de nuevo y no solo eso, sino que también tenían que reparar las estatuas que estaban dañadas.
Genos dejó que Suika se desahogara, que gritara, que llorara, su niña lo necesitaba e incluso él también.
Cuando su niña cayó al suelo, él se acercó a ella y Suika corrió a sus brazos, para seguir llorando aferrada a él.
Él no dijo nada, no era él momento para hablar, solo para soltar todo lo que se lleva adentro.
Al cabo del tiempo, Suika se había controlado mejor. Cuando se miraron, ambos tenían los ojos llenos de lágrimas y ambos se rieron de eso.
—Lamento haber explotado así. -se disculpó su niña.
—Para nada, cariño, está muy bien desahogarse de vez en cuando. Guardarte el dolor no es bueno.
—Si. -dijo la niña y volvió a mirar todo el desastre de aquel lugar-. Nos tomará meses volver a tener un avance para el líquido despetrificador.
—Pues yo no tengo nada importante que hacer ahora o los próximos meses, así que, ¿Qué te parece volver a intentarlo de nuevo?
Suika se rio por eso y apoyando su cabeza en el hombro de su papá le dijo.
—Me encantaría trabajar desde cero contigo, papá. ¿Te parece bien empezar por reparar las estatuas de nuestros amigos y luego hacer lo demás?
—Claro que sí, mi hermosa niña. Vamos a empezar de nuevo.
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Dos años después de que Genos volvió a la vida y cinco años después de que Suika regresara, tanto padre como hija estaban al frente de la estatua de Senku.
Suika, ahora con 15 años y una altura de 150 centímetros, dejó suelto su cabello, ahora era más ondulado que antes, caía en sus hombros con delicadeza. En sus manos, la última de sus versiones de la fórmula despetrificadora, la que estaban seguros que era la indicada.
—Lista, cariño. -le dijo Genos, ahora su pelo largo era atado a una coleta baja, sus rasgos eran más maduros, más serios, pero sus ojos y sus sonrisas seguían siendo dulces, llenas de amor para con su pequeña.
Suika asintió con la cabeza, sus manos aun temblando, frente a la estatua de Senku, a quien le habían puesto ropa nueva para este gran momento. Suika se estiro un poco pero aún no alcanzaba su cabeza, por lo que Genos la tomó de la cintura y la levantó para que ella pudiera alcanzar la cabeza de su científico loco.
Suika ahora pudo verter el líquido más fácilmente. Genos la bajo una vez terminó de vaciar el bote... Y ahora esperaron.
Los segundos se sintieron eternos, pero el sonido de la roca quebrándose les hizo sonreír.
—Papá... -le llamó Suika con la voz entrecortada por la emoción.
—Si, cariño. -le dijo Genos, cuando Senku volvió a respirar con una fuerte inhalación de aire-. Ve... -le dijo a su pequeña, para que lo primero que viera Senku fuera a su niña.
—Lamento haberte hecho esperar tanto... Y puede que no me reconozcas ahora. -dijo Suika con una voz casi entrecortada, Genos apretó su hombro para darle valor de seguir-. Pero soy...
—Suika... -le dijo Senku aun sin moverse de la piedra-. La gran científica Suika... Has sido de gran ayuda, Suika.
Senku entonces se movió más para deshacerse de la roca que aun tenía su cuerpo, Suika al verlo libre de la piedra corrió hasta a él y lloró aferrándose a su ropa, por esa vez, Senku permitió que sus manos envolvieran a la ahora no tan pequeña niña que lo había salvado, correspondiendo al fin el abrazo de alguien.
Cuando levantó su mirada al frente mientras aún estaba en el abrazo de la menor, Senku se quedó sin aliento por un momento, pues frente a él estaba no el Genos que él recordaba, sino una versión más adulta de él, más hermosa, que le sonreía con un cariño que le cortaba la respiración y hacía que su corazón golpeara con más fuerza su pecho.
—Bienvenido de nuevo, Senku-chan.
Al principio creí que este capítulo quedaría corto, pero cuando me fui dando cuenta llevaba más de 5,000 palabras, tuve que volver a editarlo para que no fuera tan largo.
Hay algo que quiero preguntarles a ustedes, pero lo dejaré para el próximo capítulo, pues (adelantando la conversación) me reencontré con una personita que me ayudaba antes con mis escritos y me dio un par de sugerencias que me tienen indecisa... No es sobre la trama en sí, es más bien sobre la estructura del fanfic. Pero mejor se los planteo más claramente mañana.
Por ahora espero que hayan disfrutado el capítulo, mañana volveremos a ver el punto de vista de Senku (hacía buen rato que no lo tocábamos) así que espero que mañana esté listo temprano.
Nos leemos después. Autora-san, fuera.
Chapter 68: Capítulo 61: De la sexualidad y otras variables no controladas.
Summary:
Desde la piedra, Senku acepta su amor por Gen. Una confesión mental cargada de deseo emocional y respeto.
Notes:
La hermosisima canción para este capítulo:
Canción: Ordinary.
Artista: Alex Warren.
Link: https://www.youtube.com/watch?v=9g513893B_Q&ab_channel=jostland.
Chapter Text
…
Senku pensaría mejor todo esto más adelante en su petrificación, pues fue justo en el momento en que Genos y él cayeron, el segundo exacto en que también lo hizo su última barrera mental que lo mantenía lógico y apático a aceptar el amor.
Cuando escuchó a Genos gritar y abrazarlo, nuevamente volvió a sentir como le atravesaban el pecho. Su grito quedó atorado en su garganta y se aferró al abrazo que Genos le daba, caer al suelo con alguien encima le lastimó más el pecho, pero no le importaba en ese momento, estaba más preocupado por quien estaba encima de él.
Le costaba respirar, pero no quería soltar el agarre de Genos hasta que él mismo se hizo a un lado; aún con el dolor en su pecho, Genos y él bromearon, aún en las puertas de la muerte se juraron estar juntos, con una necesidad absurda que crecía en su pecho, como si con ese disparo algo se hubiera abierto en él y no solo literalmente.
Senku no quería dejarle ir, quería estirar su mano y tomarla de nuevo, quería que Genos solo le mirara a él, que su último aliento fuera dedicado solo a él.
Sus oídos zumbaban con forme pasaban los segundos, pero claramente escuchó como Xeno llamó a su hijo con desesperación y alejó a Genos de su lado.
Su mente volvió a trabajar en ese momento y recordó lo que estaba pasando a su alrededor, el rayo estaba cerca. Vio a Suika y no dudó en darle una última orden, la vio alejarse sintiendo la culpa crecer en él por lo que estaba obligando a hacer a esa pequeña inocente… Pero recordando lo que hizo durante el camino hasta allí luego de que le dispararan a Kaseki, es que su mente formuló un nuevo plan.
Así que con todas las fuerzas que pudo reunir, Senku sacó la bolsa en donde había vertido el líquido despetrificador y la arrojó hasta donde estaba Xeno.
—Suika lo buscara a él… -le dijo con dificultad-. Ponla en donde ella pueda verlo.
Aun en un estado de shock y con lágrimas cayendo en su cara, Xeno tomó la bolsa y la puso abajo del abrigo que presionaba la herida de Genos, las manos del hombre temblaban, se miraba la desesperación a cada segundo que pasaba y luego empezó a clamar con más fuerza el nombre de su hijo cuando este había cerrado sus ojos.
Su visión en ese momento se nubló y sintió como lágrimas caían, el dolor en su pecho incluso más fuerte que antes al ver cómo Genos había dejado de moverse. Lo último que vio antes de que la oscuridad lo volviera a llevar, fue el perfil de Genos, la suave sonrisa en sus labios que él no dudó en imitar y el deseo desesperante de que no estuviera muerto… Y luego el dolor se detuvo, la oscuridad nuevamente esta ahí.
Quiso respirar, pero no podía, era una cosa extraña volver a estar petrificado, sin poder moverte, sin sentir frio o dolor o hambre, pero a la vez eras muy consciente de tus pensamientos.
“Supongo que ahora solo toca empezar a contar de nuevo.” Se dijo riendo por eso, sintiendo una pequeña paz al pensar que el rayo alcanzó a Genos antes de que muriera. Él tenía la certeza que lo volvería a ver, así que, relajando un poco sus pensamientos, él empezó a contar, “Uno, dos, tres…”
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Pensar y contar eran cosas que dominaba casi inconscientemente, como el respirar y caminar al mismo tiempo, después de todo tuvo siglos de práctica para dominarlo, tanto así que mientras dormía podía llevar un conteo en su cabeza casi perfecto.
“31,536,000 segundos y ya tengo cubierto las cosas más importantes.”
Senku se rio ante ese pensamiento. Como no podía dormirse, había empezado a analizar las cosas más importantes que tenía que hacer una vez volviera a despetrificarse. Él calculaba, repasando cada paso que les faltaba para llegar a la luna, qué recursos tendrían que reunir, cuántas ciudades científicas necesitarían construir en su viaje, si hubiera problemas en alguna de las nuevas ciudades cuales serían las ciudades de respaldo a crear, cuáles rutas geográficas eran las óptimas, cual debía ser el idioma universal que debían hablar todos (no le agradaba que fuera el inglés, pero era el más práctico si hablaban de traer a la gente del pasado)
A pesar de tratar de concentrarse en todos estos pensamientos y fijar su mente en la ciencia y la logística que se avecinaba, una risa tonta, que no era la suya, resonaba en su cabeza, manos largas y delgadas venían en forma de recuerdos; cada que estaba analizando su siguiente paso él aparecía como lo hacía incluso cuando estaban despiertos, siempre apareciendo con esa gracia envidiable de un gran felino.
La maldición de una memoria eidética es que recuerdas más de lo que quieres almacenar en tu cabeza, como la forma en que las manos de Genos se movían durante sus trucos de magia, la delicadeza con que tocaba no solo a los niños, sino a él, aquel olor a flores que siempre lo rodeaba y parecía que pocos notaban, la forma tan absurda de mezclar sarcasmo y humor, su risa, aquella que le hacía sonreír a él también.
Ese idiota que susurraba sus palabras cuando solo estaban ellos dos, El chico que se reusaba a ser llamado científico y prefería ser llamado mentalista aun cuando sabía de química más de lo que aparentaba. El idiota que se enfrentó a Tsukasa con una sonrisa burlona en sus labios y le ganó.
Ese chico que le miraba como si fuera más que un cerebro con pies y que hacía que su cerebro se apagara por un momento mientras le brindaba su regazo para descansar. Quien hablaba con él de cosas que parecían absurdas ante los demás, pero que a él realmente le importaban. Él que se quedó a su lado en silencio cuando sentía que la presión de las cosas le aplastaba. Ese molesto chico que le hacía dormir con sus canciones de cuna, que le dejó dormir a su lado o junto a la niña que obviamente el chico veía como su hija.
El chico que siempre estaba ahí, no porque fuera su tarea estar con él siempre, sino porque escogía quedarse a su lado, quien le abrazaba y le daba besos, que más que sentir asco, los esperaba con anticipación.
El hombre que había enfrentado a su familia y lo había escogido a él sobre ellos… El estúpido hombre que se aferró a él mientras recibía una bala juntos.
Cuando pensó nuevamente en ese momento, las piezas dispersas de su cabeza que formaban el mosaico llamado Genos Snyder, formaban una imagen más clara, más nítida. Él no era un estúpido sin sentimientos, a pesar de que no entendía las emociones de los demás no era completamente insensible sobre ese tema, como todos asumían de él.
Hacía tiempo atrás Senku se había dado cuenta de su enamoramiento por Genos, en ese momento quiso pensar que se debía a la cercanía que él le brindaba, que con los días se irían, se esfumarían y lo dejarían en paz para disfrutar una amistad plena con Genos… Pero sus sentimientos tenían otros planes y una vez su cerebro se puso al día con sus sentimientos, simplemente no pudo ocultarlo más.
“La luna es hermosa ¿no Genos?” fue una frase demasiado cliché, su padre Byakuya la amaba y él no pudo evitar usarla para liberar una pequeña parte de sus sentimientos.
Que Genos le siguiera el juego le hacía sonreír como estúpido, le hacía sentir especial. Que él hablara y se desahogara solo con él, que dejara su faceta de un mentalista perfecto y que fuera un chico mal hablado que se quejara de las cosas solo hacía que su pecho se sintiera más lleno de orgullo. Llegar a dar apoyo y no solo recibirlo, fue la experiencia más humana que hubiera experimentado con otros.
Con el tiempo llegó a entender que las experiencias que adquiría con Genos lo hacia una mejor persona, Yuzuriha incluso se lo decía con normalidad.
“Él te hace bien.” Y Senku, durante esas charlas, estaba seguro que así era.
Cuando se quedó con Genos en silencio mientras lloraba, fue un momento que le hizo comprender las palabras de su padre.
“Amar también es aprender a esperar, a solo quedarse al lado del otro y ser su pilar, su apoyo.”
Rodeado de esa selva, aquella noche mientras viajaban, Senku supo que, nuevamente, su romántico padre tenía razón.
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En aquella oscuridad, Senku había repasado una y otra vez sus interacciones con Genos en esos 3 años, 7 meses y 13 días hasta la segunda petrificación mundial, iniciando ese 4 de julio del 5739, el día en que él llegó a la aldea fingiendo no conocer a Tsukasa.
A Senku no se le daba bien confiar en otros, después de lo de Tsukasa, estaba más que convencido de que era lo mejor, después de todo ese chico llegó a ellos fingiendo, siendo una proyección borrosa para él, pero había algo en su mirada cuando veía lo que ellos creaban, no era solo asombro por ver como la tecnología volvía en ese mundo de piedra, era algo más, era admiración, cariño, como si la ciencia le recordara a alguien muy amado.
Senku debe de admitir que al principio usó ese sentimiento para serlo su aliado, pues la forma en que el engañaba con palabras dulces, la manera en cómo conseguía lo que quería incluso de las personas que desconfiaban de él, era algo hermoso de ver y él no desaprovecharía a ese chico que parecía estar muy interesado en su ciencia.
Pero poco a poco y con el tiempo, Genos empezó a bajar la guardia, a encariñarse con todos ahí e incluso a llegar a ser el vocero de ellos. Cada que apartaba la mirada de él, ese chico ya estaba haciendo amistad con los ancianos del pueblo, entreteniendo a todos con sus historias o trucos, e incluso moviendo a todos para regalar un observatorio.
Esa noche de su cumpleaños él se había emocionado tanto con su regalo que no había parado de hablar incluso cuando solo eran ellos y podría haber seguido hablando por horas, no solo porque sabía que Genos le escuchaba, sino porque no sabía cómo más agradecer ese regalo invaluable que le brindaron en este mundo de piedra... Pero luego Genos le dio un beso en su mejilla y el mundo se sintió detener para él… Esa fue la primera grieta en su mente lógica.
Genos bromeó y le restó importancia, él le siguió la corriente, pero cuando se encontró solo de nuevo, sus mejillas se sentían arder. Era solo un beso que para Genos no fue nada, pero para él que había puesto a su cerebro emocional en apagado, lo había sido todo, un detonante que empezó a fracturar más y más a su cerebro lógico.
Él fingió ser indiferente asumiendo que Genos era así, dulce con todos y que él no era nada especial, solo y a palabras de él “su científico loco favorito.”
Senku prefirió centrar su cabeza en los planes que faltaban, en todo lo que necesitaban conseguir para descubrir al responsable de la petrificación. Pero sus ojos siempre eran traicioneros y desviaban su mirada hacia él cuando lo tenía cerca, sus oídos se habían acostumbrado a sus pasos, a su risa.
Llegado a ese momento, Senku no puede evitar sonreír al recuerdo cuando hicieron estallar el laboratorio por estar bromeando sobre relaciones toxicas, Genos hablaba de personas, él hablaba de químicos y luego, él solo se lo demostró. Ambos salieron volando de ahí.
Cuando la conmoción inicial pasó, escuchó por primera vez una carcajada de Genos sin contenerse en lo absoluto, la fecha: 6 de agosto del 5739. Genos se rio por más de tres minutos y no pudo contenerse ni cuando Suika y los demás vinieron a socorrerlos tras la explosión. Él también estaba riendo y todos asumieron que el golpe en la cabeza era el responsable de su comportamiento, haciéndolos reír más.
Pero la vida no siempre fue risas y diversión con Genos y los demás, también era frustración, por ejemplo, cuando Ruri y Yuzuriha le comentaron muy sutilmente que él era incapaz de no complacer a Genos cuando le pedía hacer algo, Senku se burló de ellas diciendo lo absurdo que era eso, solo para minutos después y aun estando ellas ahí, Genos llegara a su cabaña y le pidiera hacer un detalle para las personas que se iban a graduar, así como un discurso de felicitación.
Su respuesta fue casi instintiva:
“No esperes que sea una artesanía extraordinaria con el poco tiempo que me das y con el discurso, esta noche ven a mi cabaña y lo corregirás por mí.” Cuando Genos se fue alegre por su respuesta, la sonrisa de las chicas le erizó la piel, y aunque se justificó diciendo que era parte de su trabajo como líder de la aldea, ni siquiera él se lo creyó del todo.
Para mantener su orgullo en alto, durante los siguientes días, trató de ser firme en sus negativas con las solicitudes de Genos, solo para darse cuenta que era imposible decirle no, incluso era algo ilógico no hacerlo. Genos no pedía para él sino para los demás, por eso siempre tenía una botella de cola hecha para él, pues por alguna razón Genos se conformaba con las cosas que daba a los demás sin esperar ser retribuido por eso... O al menos eso aplicaba a la mayoría que no fuera Ryusui, a quien muy hábilmente todavía sobornaba para recibir más dinero de él por "sus servicios especiales de ayuda a la corporación Nanami"
Y quizás lo peor vino después, cuando empezó a sentir celos.
Al principio solo era una molestia tonta hasta que vio como Genos usaba solo un short pequeño en el día de playa, donde todos lo miraban. El sentimiento lo abrumó tanto que le gritó a Genos y lo obligó a quedarse con él todo el día.
A pesar de ese sentimiento abrumador que era sentir celos, Senku comprendió algo que hasta ese momento no había notado… Genos era atractivo. Quizás el pensamiento era algo tonto a esas alturas del juego, él, siendo el científico de mente fría que era, podía apreciar y valorar los cuerpos sin sentir nada en absoluto.
Por ejemplo, un día que Taiju no llegó a la escuela por un resfriado, llegaron unos estudiantes de grado superior y les hicieron el favor a ellos de mostrarles “un nuevo mundo” que consistía en el acto reproductivo universal. Él no entendió porque todos se sonrojaban al ver esa revista o los videos que ellos llevaron, era solo un acto reproductivo o en el caso de ese video, una actuación muy ruidosa y exagerada de lo que los libros de ciencia decían que pasaba cuando eran estimuladas esas partes de sus cuerpos.
Senku prefirió irse ese día del laboratorio, aquello era demasiado molesto por un acto que tarde o temprano tendrían que realizar para pasar sus genes a alguien más. No era que en su adolescencia no haya experimentado sueños húmedos o “problemas matutinos” como su padre les llamaba, simplemente a él no le llamaba para nada la atención aquello.
Una vez se puso frente a un espejo y se tocó, la reacción estaba ahí, su pene se paraba si lo estimulaba con su mano y luego expulsaba su semen una vez pasaba algunos minutos luego de la estimulación. Él no estaba “dañado” en ese sentido pues “se le paraba”, pero el acto en si era poco menos que improductivo, casi nada placentero y molesto de limpiar.
Entonces, cuando vio a Genos en la playa, no fue como si su pene se pusiera duro o deseara tener un acto reproductivo con él. No, no era eso lo que sintió además de los celos.
Por primera vez en su vida, Senku clasificó a alguien como atractivo, ni siquiera sabía porque había puesto esa etiqueta en el mosaico de Genos, solo lo archivó así sin una doble intensión. Si durante todo ese momento que tenía a Genos a su lado, él lo miraba cada cierto tiempo, era porque genuinamente estaba sorprendido por esa etiqueta en él.
Con los celos, para su desgracia, vinieron nuevas emociones, emociones que a veces explotaban y eran arrojadas a Genos a la cara, la mayoría de veces Genos le guiaba para entender esa emoción, para validar su sentir, pero la vez que explotó contra él por Tsukasa, fue un punto y aparte en su relación.
Para ese punto él ya había aceptado tener un cerebro enamorado y albergar sentimientos no amistosos por Genos, pero al ver a Tsukasa con él tan juntos, con una complicidad que le recordaba que Genos era libre de amar a quien quisiera, fue algo que lo abrumó y lo cegó.
Él no dijo palabras que no pensaba, Genos y él tenían ese acuerdo de ser sinceros entre ambos, por eso al saber que Genos no solo era capaz de derrotar a Tsukasa y no el frágil doncel que siempre proyectaba ser, además de enterarse de que era el hijo de su mentor Xeno y a quien iba a conocer para trabajar en un proyecto juntos antes de la petrificación, le hizo sentir traicionado, porque Genos si sabía quién era él desde un principio y jamás le dijo nada a él.
Saber que la persona que querías te traicionaba hizo que no pensara sus palabras y solo las dejó salir. Pero cuando vio aquellos ojos azules tan fríos dirigidos hacia él, supo que lo había lastimado. Ya no se trataba de su ego ni de sus sentimientos heridos, sino de como hizo sentir a Genos.
No así, caprichosamente quiso sentirse enojado por más tiempo, no quería disculparse sin que Genos explicara porque le traicionó, porque aun con una traición sobre él, Senku no quería perderlo.
Para su asombro, quien vino no fue Genos, sino Ukyo. Ese día hizo una nota mental para jamás hacer enojar a ese hombre, pues era aterrador cuando estaba molesto.
Cuando volvió a ver a Genos ese día, luego de escuchar a Ukyo y a Yuzuriha, el aire se fue de sus pulmones, otra vez volvió a sentir ese calor en su pecho. Genos no solo era atractivo, era simplemente hermoso.
A pesar de su torpeza inicial, al quedar sin palabras por solo un corte de cabello que se realizó Genos, logró encontrar sus palabras y disculparse, logró recuperar a Genos y su compañía, su complicidad, sus toques, sus besos.
Todo en ese recorrido en el barco fue perfecto para él, pues incluso pudo soltar una parte de su sentir…
“La luna es hermosa” era su forma de decirle “te quiero” cuando sabía que no podía aspirar a más que su amistad y aunque fuera solo eso, él lo aceptó… Después de todo, ¿Quién querría como pareja a alguien que no siente deseo sexual por el otro?
“Irnos al infierno juntos” fue la frase a la cual se aferró como un recordatorio de que, si no podían amarse en esta vida, tal vez en la otra se le daba el permiso de hacerlo bien.
“Vez en lo que me has convertido, Genos, en un humano irracional que piensa cosas imposibles por un sentimiento que no se aleja de mi”
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—El amor no es solo sexo.
Le había dicho su padre una noche cuando terminaron de ver una película y Senku con genuina inocencia le preguntó porque el cine idolatraba tanto el acto reproductivo. Su padre en su inmensa paciencia y cariño, tuvo la amabilidad de aclarar eso.
—El amor a pesar de ser un idioma universal, se expresa de diferente manera, cada una única y cada una aceptable. Por ejemplo, recuerdas a la vecina de mirada seria de la casa de la esquina. -Senku le sonrió y asintió con la cabeza-. Pues cuenta la señora Asa, que ella se volvió así cuando su marido murió. Antes, su esposo todas las mañanas le llevaba una rosa cuando regresaba a casa porque esa fue la forma en como la enamoró; la señora Asa dice que su esposo era muy feo además de un hombre de clase media-baja y que además era estéril. Para ojos de algunos, era el peor partido que puede existir para casarse con él. Pero aun con todas las posibilidades en su contra, ese hombre iba todos los días a la casa de ella y le daba una rosa, sin falta, sea que lloviera o nevara, él estaba ahí en la puerta de su casa y le regalaba una rosa mientras le contaba alguna anécdota que la hiciera reír.
—No me digas, él al final logró convencerla y se casó con ella. -Senku se rio de como su padre se desinfló por como él había cortado su inspiradora historia de amor.
—A lo que voy con esta historia...
—Al fin al grano. -le volvió a interrumpir y su padre infló sus cachetes, ofendido, pero siguió hablando con sus brazos cruzados sobre su pecho.
—El punto es que no todo el amor debe ser como en las películas. Tú puedes crear tu historia de amor con la persona adecuada. Si logras encontrar a esa persona que te entienda con todas tus virtudes y defectos, que logre sacar lo mejor de ti, te aseguro que ese será el lugar correcto al cual llamar hogar.
Senku iba a bromear un poco sobre eso, pero se guardó sus palabras, en ese momento solo pudo pensar en que era poco probable encontrar a alguien así y que prefería dedicar su vida a la ciencia que a relaciones humanas que eran demasiado complicadas de entender.
Cuando su mente llego de nuevo a 100, dijo la cantidad en voz alta.
“Han pasado 94,608,000 segundos desde la petrificación… Desde que dejé de ver a Genos.”
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—Podrías simplemente decírmelo cuando despiertes. -dijo el Genos que vivía en su cabeza junto a sus recuerdos, su vocecita a veces era irritante como en ese momento.
—No estoy discutiendo sobre cosas de sentimientos con algo que mi mente a creado para atormentarme.
—Oh, vamos, Senku-chan. -dijo aquel ser idéntico al Genos que vio antes de que la pelea iniciara-. No creo que decirme como te sientes arruiné nuestra amistad, al contrario, ser tu pareja oficial no sorprendería a nadie.
—¿Disculpa? -le dijo Senku a esa alucinación que le sonreía con descaro. En ese momento se encontraba en la biblioteca de recuerdos de su palacio mental, una técnica que se obligó a crear para almacenar mejor las cosas que no podía olvidar.
—¿De qué te sorprendes? Incluso Ruri te lo dijo antes de partir ¿no? -la imitación de Genos tuvo el descaro de cambiar su forma a Ruri y hablar con su voz-. “Cuida mucho a la madre de la aldea Ishigami. Un líder siempre tiene que cuidar de su consorte.” -el Genos de su cabeza volvió a su forma original, su sonrisa era lo que más lo irritaba.
—Estoy ocupado ahora. Vete.
—¿Exactamente en qué? ¿repasando por quincuagésima vez tus planes para luego de que te despetrifiquen?
—Si, pero también estoy ocupado fingiendo que no existes. -la risa de esa alucinación de Genos le hizo reír a él también, era molesto lo bien que su cerebro había almacenado esos detalles de él.
—Ya que Senku-chan no me quiere cerca, aceptaré irme solo cuando tengas el valor de decirme lo que sientes en la cara.
—¿Y así me libraré de ti? -cuestionó, dejando los papeles sobre el escritorio que había creado para ese lugar.
—Tal vez. -le dijo con esa molesta sonrisa dulce.
Senku se rascó el cabello con molestia y se paró de su asiento hasta estar frente a esa nítida alucinación de Genos que le miraba con esa calma que le hacía sentir calor en su pecho.
—Me gustas, Genos.
—Lo sé. -le respondió su alucinación y se acercó a él para darle un beso en la frente, sintiendo el mismo hormigueo fantasma que dejaban los labios de Genos sobre él.
—Pero tú no eres él. -dijo apoyando su cabeza en el hombro de ese recuerdo.
—También lo se. -le respondió con tanta calma que incluso él se sintió estúpido al sentir dolor por esa respuesta.
—¿Podrías irte ahora? Por favor. -pidió a ese recuerdo que ahora abrazaba.
Poco a poco aquella alucinación se desvaneció de sus manos hasta que solo quedo nuevamente él en la biblioteca de sus recuerdos.
—126,144,000 segundo… -susurró la voz de Genos, llenando el silencio de esa biblioteca-. Nos vemos, Senku-chan.
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En ese tiempo en oscuridad, Senku también pensaba en sus amigos, su relación con Taiju y Yuzuriha, el cariño mezclado con la responsabilidad que tenía con todos los miembros de la aldea Ishigami como el legado que su padre y los astronautas le dejaron.
Cada una de las interacciones con ellos, el orgullo que corría en su cuerpo cuando ellos avanzaban de la mano con la ciencia, era un sentimiento que crecía cada día más y le llenaba de esperanza sobre el futuro.
Ser llamado profesor por los niños fue una extraña mezcla de orgullo y miedo, pues jamás creyó que a esa edad sería un maestro y el miedo corría más por el hecho de que Ukyo era muy sobreprotector con sus alumnos y con su audición, siempre atento a su clase, en más de una ocasión le interrumpió para recordarle que eran niños los que estaban escuchando su clase no personas con una maestría o doctorado.
Con sus amigos aprendió también a ser mejor, a hablar con más tacto, aunque siempre terminaba diciendo lo que pensaba, su honestidad en más de una vez le metió en problemas, problemas que su Genos terminaba arreglando. Era bueno contar con alguien tan confiable como él para ser el mediador entre las personas y él.
Durante el tiempo que convivieron junto a todos, tanto con los despetrificados como los de la aldea Ishigami, no solo se ganó la confianza de ellos, sino que les quiso enseñar las cosas que podrían recuperar si lo seguían, cosas que facilitarían la vida en una era de piedra como la que vivían.
Para su mala suerte en cada una de las interacciones, su mente había guardado una reacción de Genos aun cuando él ni siquiera estaba cerca para conversar con él. Era molesto lo bien que su cuerpo sabía cómo reaccionaria Genos, como, por ejemplo, su cerebro sabía que él se reía en los rincones de su mente cuando recordaba los castigos que el profesor Ukyo aplicaba con él. O como le detendría de decir algo hiriente a alguien a pesar de ser verdad, en esas ocasiones le dejaría la conversación a un Genos que no entendía porque se enojaba con él cuando ni siquiera estaba cerca en esos momentos.
Senku jamás le diría que él tenía una habitación solo para él en su palacio mental.
A pesar de todo eso, Senku era feliz de haber conocido a todos ellos, tanto a la aldea Ishigami como a los despetrificados. Estaba agradecido de la mano de obra gratuita que tenía, por cómo a pesar de quejarse ellos seguían adelante… Como ellos confiaban en su visión del futuro por muy descabellada que fuera. Era esa confianza en él lo que a veces pesaba sobre sus hombros y a la vez era el motor para seguir adelante, para seguir contando y esperar a ser despetrificado nuevamente.
Después de todo, él era ahora el líder de la aldea Ishigami y tenía una misión: Vencer a WHYMAN, traer a toda la gente que pueda salvar… Y en algún momento, expresar sin miedos lo que sentía por Genos Snyder.
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En el momento en que la roca empezó a fracturarse, Senku liberó solo la mitad de su cara, y su pecho se llenó no solo de orgullo sino también de dolor al ver cuanto había crecido Suika a razón de su decisión de que ella fuera quien los reviviera a todos.
Cuando al fin fue libre y la pequeña corrió a sus brazos, Senku por primera vez en su vida, devolvió el abrazo a esa niña guerrera. Lo devolvió porque había practicado tantas veces con esa alucinación de Genos que sus brazos se movieron en automático.
Al alzar la vista para ver los cambios que obviamente había sufrido el lugar, Senku sintió que le faltaba el aliento una vez más.
Frente a él estaba no el Genos de su palacio mental, sino un incluso más hermoso que antes. Sus ojos azules ahora más sabios, pero igual de cariñosos, su piel no tan blanca ahora era un poco más bronceada, su cabello ahora era largo, dos mechones caían en su cara y la coleta baja de su cabello lizo, no solo le daban un aire maduro, sino también le hacían transmitir un mensaje claro a él… “El tiempo no espera a nadie.”
—Bienvenido de nuevo, Senku-chan. -dijo la voz de Genos y Senku, como el idiota enamorado que había aceptado sus sentimientos, no podía más que sonreírle.
—Estoy en casa, Genos. -el chico frente a él le sonrió de una forma que hizo estragos en su pecho y sin ni siquiera esperarlo, Genos corrió a sus brazos, haciendo una especie de abrazo grupal.
Tener a Suika y a Genos en sus manos que intentaban sostener a ambos, fue la cosa más extraña y esclarecedora de su corta existencia. Pues al fin había comprendido la frase de su padre Byakuya… “En mis manos tengo el universo que más amo en esta vida…”
Y cuando Senku sintió las lágrimas de ellos dos mojando su ropa, supo que definitivamente, su padre tenía razón.
Okey, al final no pude subirlo temprano, pero lo importante es que se pudo subir.
Siento que no hay mucho que decir al respecto sobre el capítulo, así que vamos de lleno a lo que mencioné ayer.
Pues bueno, como ya dije antes, esa persona me ayudaba dando sus críticas constructivas con mis historias y lo primero que me dijo al verme fue... "Déjame ver lo que estas escribiendo ahora y luego hablamos." así tal cual y yo tipo, "Okey, usted manda." Pues bien, esa personita ya dio su veredicto y me comentó dos cosas que, aunque dijo que no era necesario cambiar si no quería, le daban más coherencia a la lectura ahora que llevo más de 60 capítulos.
Primero, me dijo que la sinopsis podría ser mejor estructurada y me dio esta sugerencia para una nueva sinopsis:
"En un mundo donde la ciencia es la única esperanza, Genos Snyder, un joven prodigio con un pasado forjado entre fuego cruzado y fórmulas químicas, despierta 3700 años después de la caída de la civilización. Hijo de dos genios y estratega por derecho propio, Gen deberá decidir entre proteger al último faro de la humanidad o ceder al idealismo sangriento de un nuevo imperio. En medio de alianzas rotas, un amor improbable con un científico cínico, y heridas que el tiempo no puede borrar, Gen enfrentará su mayor desafío: salvar el futuro, sin perderse a sí mismo."
Sinceramente me gusta, pero me gustaría saber que opinan ustedes, en base a lo que opinen la cambiaré o no.
Luego tocó el tema de que me había saltado los nombres de los capítulos. Generalmente en mis demás historias siempre tenía como un nombre sobre lo que iba el capítulo, pero con este y siendo muy sincera con todos ustedes, no lo pensé mucho ni creí que escribiría tantos capítulos, por lo cual no cree una estructura, así como en mis otras historias. Esa persona me sugirió qué para mejor orden, los clasificara por arcos narrativo.
Me puso un ejemplo simple: del capítulo 1 al 6, es el primer arco con el nombre "el hijo de la ciencia"
En este apartado, que es el más seguro que haré, mi duda es si crear o no un apartado explicando los capítulos que abarcaran este arco, o solo cambiarlos y avisarles tipo: "Ya están los arcos narrativos" para que si gustan vean los capítulos que tendrán cada uno.
Ahhh, y otra cosa muy importante que cuando me lo dijo, no como una sugerencia sino como algo dicho al azar y que me dejo con la cara del meme del gato espacial, ("0o0") es lo que no me a dejado dormir tranquila por la noche... Una cosa que quiero aclarar de esta persona es que ama leer de todo, desde tesis universitarias hasta el fanfic más puerco que pueda existir. Entonces, esta persona me dijo:
"Que lindo como representas a dos personas demisexuales, me gusta como visibilizas tu sexualidad." y yo me quede tipo "¿Como que dos?" y esa persona me mira y me dice: "Si, Genos y Senku son demisexuales, ¿no?"
En ese momento no supe que argumentar porque, sí, había dicho que Senku era demisexual (no recuerdo si fue antes de enterarme de que Senku no lo era o igual sabiéndolo me dije que me daba igual y ponía mi HC sobre Senku en al espectro gris) ¿Pero Genos demisexual?
No se queridos lectores, estoy confundida de lo que al parecer yo misma escribí. Es decir... ¿Así ven a Genos? y por favor sean sinceras conmigo y díganme como ven a Genos... Si bien siento que la orientación sexual con él no afectaría mucha la trama, me siento un poco confundida por como proyecté a Genos... Aunque pensándolo bien, ni siquiera yo sé lo que es Genos, es decir, en el AU de donceles, para un doncel es normal salir con un hombre pues solo es un doncel ¿normativo? ¿tipo los omegas masculinos?... Dioses hasta yo me siento perdida aun sobre eso y eso que yo cree el AU (^∀^●)
En fin, de corazón espero sus opiniones, porque me siento un poco perdida no solo con la orientación de Genos (/▽\)
Espero actualizar entre la semana y si no me llaman más tarde para ir a trabajar, mañana subo otro capítulo, sino toca el miércoles o jueves.
Nos leemos después. Autora-san, fuera.
Chapter 69: Capítulo 62: La constante oculta de una sonrisa.
Summary:
Un científico, un mentalista y una niña que creció demasiado rápido aprenden que la familia no siempre nace, sino que a veces se elige, y se sostiene en las fisuras, entre las risas y las promesas silenciosas.
Notes:
La canción para el nuevo capítulo:
Canción: Her.
Artista: JVKE.
Link: https://www.youtube.com/watch?v=8oKcAgnLBZA&ab_channel=Mozztaza%21
Chapter Text
…
Una semana antes de tener la fórmula final, Suika y Genos estaban en el río tomando un baño, la mañana les presentaba un cielo azul y un sol brillante. Ambos estaban relajados en el río, sus ropas secándose en un improvisado tendero.
A diferencia de otros días, Suika fue la persona que había pedido ese descanso y Genos, incapaz de no complacer un día de ocio, había traído todos los implementos de limpieza que habían creado, ambos habían agradecido profundamente haber prestado atención a la explicación de Senku cuando estaban en la isla del tesoro.
Genos se había relajado en el agua cuando Suika, quien le imitaba flotando al lado de él, chocó con suavidad por el flujo del río.
—Sabías, mi niña. -empezó Genos, entrelazando sus manos y poniéndola sobre su pecho-. Que existe un animal llamado nutría marina, esa creatura ama el agua, tanto así que cuando van a dormir lo hacen en el agua y para no separarse del grupo, se toman de las manos y duermen con tranquilidad, sabiendo que no se despertaran solas.
Genos cerró los ojos, a la espera de que su pequeña hiciera alguna pregunta, pero al no escucharla preguntar nada, se preocupó, abrió los ojos y giró su cara para verla. Su pequeña lo estaba mirando.
—Yo ya no tengo miedo a estar sola. -le dijo, cuando Genos dejó de flotar y se paró, ella imitó esa acción-. Papá… -empezó a hablar luego de un momento-. ¿Por qué lo hiciste? Tú podrías fácilmente traer a todos de regreso con el segundo método, ¿Por qué esperaste conmigo por dos años? ¿Por qué no tomar el mando en vez de dejármelo a mí?
Genos trató de sonreír e iba a cambiar el tema sin responder esas preguntas, pero los ojos de su niña esperaban la verdad, una verdad que era momento de ser dicha. Suspirando y aun con sus manos unidas, guío a Suika hacia la orilla del río, a unas rocas que estaban ahí junto a sus cosas.
—Antes de responderte, déjame contarte algo de mí. -empezó, soltando sus manos y sacando una tela para sentarse sobre las rocas, buscó también un peine para empezar a peinar los cabellos de su niña con tranquilidad-. Mi vida siempre fue vivida con prisa. Era demasiado inteligente para algunas cosas y las personas esperaban más de lo que yo quería dar, en casa no me presionaron para ser perfecto, fui yo quien lo buscó, quien quería hacerlo. Queriendo buscar mi lugar en el mundo, corría de un lado a otro, probando la máscara que mejor convenía en cada situación para ser esa proyección que todos esperaban de mí… Pero, entre más buscaba eso que quería ser, más solo estaba y más sentía que me alejaba de los que alguna vez amé... Y entonces, el mundo se detuvo y desperté aquí, en un mundo de piedra en donde tenía que volver a correr… Nadie me lo impuso, nadie me obligo a ser lo que hacía, era solo yo, tratando de encontrarme de nuevo… Y luego, cuando creí encontrar mi lugar en este mundo, mis padres en su dolor y miedo de perderme de nuevo pensaron que era lo mejor alejarme de ustedes, lo que nos llevó a un viaje que casi nos destruye a todos… Yo fui cobarde, pues no queriendo tomar partido de ningún lado los lastimé a todos, a ti, a mi paquete de cuido, a mis padres… Volvía a correr en círculos, estaba perdido incluso antes de que la luz nos volviera a tocar.
Genos buscó una tela para poner sobre los hombros de su pequeña.
—Y cuando desperté y te vi, no podía perdonar lo que mi egoísmo había causado… Sí, podía haber traído a todos de regreso en menos de un mes, pero por dentro, tanto tu como yo seguiríamos perdidos, seguiríamos en guardia, luchando con nuestros demonios sin poder avanzar o siquiera descansar… Me quedé contigo estos dos años, no por lástima, sino porque ambos necesitábamos sanar. Necesitábamos un descanso, detenernos un momento y solo respirar, mirar al frente y ver este momento. -Genos levantó delicadamente el mentón de su niña, mientras le pasaba sus lentes y le hacía mirar al frente, a aquel paisaje selvático que empezaba con un río, con un cielo despejado y un sol brillante-. Cuando cargamos con tanto sobre nosotros, nos olvidamos de solo vivir el momento, de ver la belleza de la vida… Nos olvidamos de vivir cuando estamos luchando por sobrevivir… Si, puedes llamarme egoísta por pensar en mi en este momento, pero si me dijeran que puedo volver a hace dos años atrás, volvería a elegir este tiempo contigo, para sanar mutuamente, para volver a aprender a vivir.
Genos abrazó a su niña cuando la escuchó llorar, él también lloró, sintiendo un peso menos en su pecho.
—Estaremos bien, mi niña… -le dijo, besando su cabeza-. Estaremos bien.
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Luego de que las lágrimas y los abrazos se detuvieron, tanto Suika como Genos le dieron espacio a Senku, sorprendidos ambos de que el malhumorado científico les hubiere permitido tal muestra de amor y además corresponder al gesto con sus manos sobre ellos. Dejando eso de lado, Suika y Genos le tendieron sus manos y lo levantaron del suelo en donde habían terminado los tres.
Por alguna razón, tanto Genos como Suika se quedaron en silencio y le sonreían a un Senku que empezaba a sentirse un poco incómodo por tales gestos y su obvia mirada de cariño.
—Y bien. -dijo aclarando su voz, sintiendo un poco seca su garganta-. ¿Quién empezara a hacer el resumen mientras el otro me guía por la zona? Todavía tenemos trabajo que hacer si queremos traer a todos de regreso.
Tanto Suika como Genos se miraron por un momento entre los dos y se rieron, como si compartieran un pensamiento divertido.
—Iré por mi libreta. -dijo Suika sin más y salió corriendo hasta la cabaña de los químicos.
—Entonces creo que seré yo quien te dé un tur por la zona, Senku-chan. -le dijo con aquella voz que transmitía calma.
La sonrisa de Genos no se fue de sus labios y Senku realmente quería prestarle atención, pero había algo en su cerebro que no dejaba que se concentrara del todo. Eran sus gestos, la forma en que caminaba con más calma, había algo que no entendía lo que era, por lo cual antes de llegar a la cabaña, detuvo a Genos sujetándolo de su mano.
—Cambiaste. -le dijo y se sintió tan estúpido al segundo siguiente por la obviedad de sus palabras, pero Genos, luego de reír un poco, apretó el agarre de la mano de Senku.
—Sí, lo hice. -aseguró con suavidad-. Te prometo hablar con más tranquilidad en la noche, si no estas muy cansado claro…
—Quiero oírte. -le interrumpió Senku cuando vio la vacilación de Genos-. Me gustaría escuchar lo que tengas que decir.
Genos le miró con ojos sorprendidos y luego agregó.
—A mí también me gustaría decírtelo y volver a hablar contigo… Anda, aún hay que enseñarte el laboratorio.
Con sus manos aún juntas, Genos lo guío hasta la cabaña, en dónde Suika iba saliendo, pero se detuvo al verlos, y fue ella quien empezó a mostrarle a Senku el lugar.
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Durante todo el día y parte de la noche, Senku ideo un plan de las cosas que tenían que recolectar para hacer vidrio y crear más rápidamente ácido nítrico, con el mapa de Chelsea fue más fácil ubicarse y repartir las tareas de recolección para el día siguiente.
Además de empezar a hacer un nuevo horno para fundir el vidrio y ver cuanta tela había para las ropas de los demás.
Cuando la noche cayó y Suika y Genos empezaron a hacer sus rutinas nocturnas, Senku se sorprendió de la flexibilidad de ambos, así como la fuerza de Suika, al poder hacer poses que él creía eran de Yoga, para, y según ellos, “relajar los músculos del cuerpo”
Senku no opinó mucho luego de eso, pero estaba pensando seriamente en volver a su entrenamiento una vez Kohaku volviera junto a los demás, solo para mantener su misión inicial de tener una mejor condición física para ir a la luna.
Suika subió a la torre primero, Genos besó su frente y le deseo dulces sueños. Senku le deseo buenas noches y Suika le volvió a abrazar, Senku se quedó con las manos extendidas, pues ella ya se había alejado.
—Senku-chan. -le llamó Genos, ya sentado cerca de la hoguera-. ¿Quieres té?
—Seguro. -respondió acercándose a él y sentándose a su lado, se sentía torpe en sus movimientos, y Genos obviamente lo notó, por eso, junto a la taza de té, también sacó el diario de Suika y se lo pasó-. ¿Y esto?
—Un diario. -le respondió con diversión mal contenida, Senku rodó los ojos antes de contestar.
—Obviamente lo es, la pregunta va más dirigida en ¿Porque me lo das?
—Porque Suika me dijo que podía mostrártelo solo a ti... Es el diario de supervivencia de ella. Desde que despertó, los tres años que estuvo sola y los dos en la que yo la acompañe.
—Espera. -le dijo Senku, sintiendo una opresión en su pecho-. ¿Cómo que ella estuvo sola por tres años? ¿No encontró el líquido que Xeno puso sobre ti?
—Con que así fue como esa bolsa apareció ahí. -habló con una tranquilidad que le estaba haciendo enojar.
—Genos...
—Lee el diario. -le interrumpió, sus ojos fijos en los de Senku-. Cuando lo termines de leer, hablaremos.
Senku se rascó su cabello, se acomodó en el suelo y empezó a leer todas las entradas que había en el diario. Entre más leía, más se reflejaba en las palabras de Suika, en su tiempo en soledad, en su frustración, en sus miedos.
Se sintió como si con esas cortas líneas, ella estuviera ahí, escribiéndolas frente a él, sintiendo lo que ella sintió, la forma en como cambiaba su personalidad también se reflejó ahí, en cada palabra plasmada con esperanza, con desolación, con fe restaurada cuando Genos regresó.
Leyó todo en silencio, sintiendo una culpa abrumadora y a la vez un orgullo demasiado grande como para expresarlo en algún momento, y luego, llegó al último apartado...
“Para Senku.
Si tu estas leyendo esto ahora, significa que tuvimos éxito en traerte de regreso y con ello, a todos los demás. Papá dice que es bueno escribir cuando no podemos hablar, por eso lo hago aquí. Gracias por confiar en mi para esta misión, me tomó más tiempo del que creí que lo haría, pero lo he logrado. Quizás ahora no puedas reconocerme y está bien, papá dice que nosotros cambiamos todos los días y jamás somos el mismo que el día anterior. He crecido y puedo asegurarte de que no te guardo rencor alguno por nada de lo que ha pasado, así que espero que tú no te odies tampoco. Se que jamás lo dirías y que no querrás hablar de esto a pesar de lo que sientas, y te entiendo, me costó mucho tiempo volver a tenerme cariño a mí misma una vez que supe que papá tenía líquido sobre él. Pero, así como él me dijo hace poco, yo te lo diré a ti... No me arrepiento del tiempo pasado, eso me ha ayudado a ser mejor, a volver a vivir. Espero que tú también puedas darte el tiempo para vivir, tomar un respiro en la vida y apreciar el paisaje. Nosotros lo hicimos, y fue la vista más hermosa que he tenido hasta ahora. Gracias por ser mi maestro y espero que me sigas enseñando más cosas en el futuro.
Att: Suika Snyder.”
Senku sonrió, sintiendo un nudo en su garganta al entender la madurez de una niña que aprendió desde la soledad a sobrevivir y perdonarse.
—Ella es increíble. -dijo, cuando sintió que su voz no se quebraría al decirlo.
—Lo sé. -le respondió Genos, mirando el cielo estrellado-. Y estoy tan orgulloso de ella.
—Sí... Yo también estoy orgulloso de ella.
Se quedaron por un momento en silencio, escuchando el ruido de la selva y la leña quemándose frente a ellos. Al cabo de unos minutos, Genos le pidió a Senku que le hablara sobre las estrellas que se miraban en el cielo.
Al principio Senku no entendió el cambio de tema tan brusco, hasta que empezó a ver borroso y las lágrimas empezaron a mojar sus mejillas. Genos se acercó más a él y dejó que sus hombros se tocaran, mientras su mirada estaba en el cielo y sus manos entrelazadas.
Senku se limpió sus ojos y le empezó a hablar sobre las constelaciones, la diferencia en la orientación que tuvieron y los cambios que debieron sufrir en esos años. Senku habló por horas, dejando que su mente volviera al presente con cada palabra dicha, dejando que la culpa se asentara al fondo de su corazón, pensando en que quizás jamás se fuera a ir de ahí, pero al menos ahora se sentía menos pesada que antes.
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Senku se acostumbró rápido a la rutina de ellos dos y como Suika le había pedido, Senku volvió a enseñarle más sobre ciencia, sobre las cosas que él dominaba y las que solo sabía la teoría del proceso.
Genos se encargaba de cazar y Suika de cocinar, mencionando la menor, que a veces, incluso ahora después de dos años, Genos quemaba las comidas o no las cocía correctamente. El mayor tuvo que admitir que por eso buscaba más frutas comestibles que carne de animal, pues no entendía del todo porque no le salía bien el azar un simple pescado sin dejarlo crudo o quemado.
A Senku le pareció muy dulce ese detalle, recordándole que el chico no era perfecto, y que, así como todos, tenía sus puntos buenos y malos, haciéndolo relajarse un poco más y volviendo a armar la imagen de este Genos en su cabeza.
Una tarde, mientras Genos fue a cazar algo, Suika y él estaban en la cabaña de químicos, los utensilios de vidrio secándose afuera.
—Senku. -le llamó Suika, atenta al destilado del vino que había hecho con Genos-. Ya le preguntaste a papá ¿Por qué no hizo el segundo método en vez de hacer el último? Tu conoces su capacidad intelectual, por lo que es una pregunta válida.
Senku, que estaba escribiendo sobre la mesa, se detuvo, reflexionando sobre la pregunta que le hizo Suika.
—Solo llevó tres días despierto. -habló, mientras volvía a trabajar en sus ideas sobre el papel-. Supongo que las tareas que nos hacía falta me mantuvieron más ocupado que para ir y preguntarle eso.
—A sí. -dijo ella, poniendo una mano en su mejilla para apoyar su cabeza-. ¿Y tú porque crees que lo hizo?
Senku volvió a detenerse. Si algo había aprendido en su tiempo con Genos y con el diario de Suika, era que ellos no preguntaban algo sin esperar una respuesta concreta, pero esta vez, no lo había.
Desde el día anterior, había visto el ritual de la mañana de ellos al dejar fruta en las estatuas, de acariciar a todos, también la vacilación de Genos cuando tocaba las estatuas de sus padres. Él no era un psicólogo como Genos, era más un científico, por lo que solo podría lanzar hipótesis al aire para responder esa pregunta, pero cada una de esas hipótesis, era descartada en su cabeza.
—Sabes que no entiendo mucho sobre las emociones que hacen que la gente actué como lo hace, así que, aunque podría darte muchas razones, sé que Genos nos lo dirá cuando él crea que está listo para hacerlo.
—Vaya. -dijo Suika, con una voz aburrida, Senku la miró con seriedad al escuchar ese tono en ella-. Y yo aquí creyendo que esos cinco años en piedra, al menos te harían reflexionar un poco sobre lo que sientes por él.
—¿Disculpa? -Senku sintió que fue golpeado emocionalmente por esa adolescente frente a él, quien le miraba con cara aburrida.
— Senku, lo digo con amor, de acuerdo. Si vas a seguir reprimiendo tus sentimientos, al menos no mires a papá como si quisieras construir una nave espacial entre sus brazos.
—Y yo aquí creyendo que habías dejado el sarcasmo fuera de tu sistema.
—Y yo aquí creyendo que habías madurado más.
Senku sintió que sus mejillas se sonrojaban, Suika se había vuelto demasiado directa con sus palabras. Aclarando su voz, trató de que su rubor, no interfiriera con la seriedad de sus palabras.
—Suika, en este momento hay mucho trabajo que hacer y Genos lo sabe... Aún hay un asunto que él necesita resolver y una carga más, como lo es el amor, solo lo haría agobiarse más.
—Oh, ya veo. -dijo Suika, abriendo sus ojos con asombro, como sí entendiera algo más de lo que se había dicho-. Tu no le tienes miedo a amarlo. Le tienes miedo a hacerlo mal, es tan obvio una vez que lo entiendes. Senku, créeme, él ya ha sobrevivido a cosas peores que tu torpeza emocional, pero supongo que entiendo el punto de tus palabras... Bien, está decidido.
Suika se puso en pie, poniendo una mano en su cadera y señalando con un dedo a Senku, le dijo con seguridad.
—Entiendo que no es el mejor momento para papá, pero eso no quiere decir que no podemos ayudarle como él nos ha ayudado a nosotros. No estoy compitiendo contigo por su amor, pero si vas a intentarlo en algún momento con él, necesito saberlo ahora, ¿Estarías dispuesto a estar con papá en el futuro?
“Sí.” gritó su voz interna sin pensarlo mucho, pero sus labios no se abrieron, su mirada cayó de sus manos a los planos de la mesa y a la choza, había tantas cosas que hacer aun, tantos caminos a recorrer, y el tiempo se les estaba yendo de las manos.
—Suika. -empezó, con voz seria, la chica bajo la mano y cruzó sus brazos sobre su pecho-. Esta decisión no es solo si yo quiero estar con él, Genos también tiene el derecho a escoger.
Suika soltó un suspiro con cansancio, “Y ahí van ellos dos por el mismo camino.” se dijo poco impresionada.
—Senku. -empezó al cabo de un rato-. No estoy presionando a nadie aquí, solo estoy dando mis observaciones. ¿Sabías que papá tiene una forma especial de reír cuando está contigo que con los demás? Tú también lo haces, ambos, de hecho, tienen gestos que solo son vistos cuando están juntos. Quizás no tenga nada de experiencia en el amor, pero si puedo notar cuando alguien es sincero con el otro... A lo que voy con esto es para pedirte un solo favor... Papá es a quien amo más que nada en este mundo y su dolor es el mío. Si aun no estas listo para amarlo como se merece, sin miedo y de forma completa, no le des la falsa ilusión de un amor que jamás será... Piénsalo, por favor.
Suika salió de la cabaña y Senku se quedó solo un momento antes de ir tras ella. La encontró cerca de donde estaba enfriándose los recipientes de vidrio, se estaba limpiando sus ojos cuando Senku llegó hasta a ella.
—Yo amo a Genos. -le dijo sin dudarlo otra vez, los ojos de Suika brillaron en alegría, aun así, la seriedad volvió casi al mismo tiempo en el que Senku no agregó más.
—Pero no se lo estás diciendo ahora, ¿verdad?
—Genos no necesita a un gran amor ahora. -le aseguró, con una sonrisa triste-. Si estuviera en su lugar, la carga emocional que sentiría sería enorme, yo jamás perdonaría a mis padres por todo lo que me han hecho, pero tú y yo lo conocemos mejor que nadie y sabes que él ya los perdonó. Dudo mucho que la relación de ellos vuelva a ser la misma, además de que tenemos que seguir adelante con nuestra misión y aunque tú y yo estemos ahí para él, Genos necesita un poco de paz y no un nuevo lio emocional... Nos necesita como su nueva familia, y eso es lo que seremos ahora. Dime, Suika, ¿Estoy mal por pensar así y esperar un poco más?
Suika empezó a sollozar y corrió a los brazos de Senku, quien torpemente devolvió el abrazo de la menor.
—Lo siento. -le dijo, mientras presionaba su cara contra Senku-. No quería herirte con mis palabras, pero creí que era lo correcto decirlo ahora... Tienes razón, tus palabras son ciertas y yo soy la inmadura aquí.
—Descuida. -le aseguró con calma, tratando de ser delicado al momento de acariciar los cabellos de la menor-. Ambos somos torpes emocionales que aun necesitamos a Genos para que nos guie en este extraño mundo emocional. -Suika se rio de las palabras de Senku, lo que le hizo relajarse un poco más-. Lo haremos bien, Suika, solo hay que ir despacio, ¿de acuerdo?
Suika no pudo evitar recordar las palabras que su papá le dijo aquella mañana en el río, incluso sin saberlo, Senku imitaba hasta las palabras de su papá. Al menos, ahora estaba segura de que ellos dos sentían lo mismo por el otro.
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La rutina de ellos dos era: primero, Suika y Genos se levantaban más temprano que Senku e iban a dejar un poco de fruta a las estatuas y a saludarlas a todas por igual. Mientras Suika preparaba la comida, Genos iba a despertar a Senku para desayunar. Comían y si era día de baño, tomaban un turno para ir al río y asearse. Durante la mañana, trabajaban para mejorar algunos implementos que hacían falta, como hacer más vidrio y vigilar el destilado del alcohol y el ácido nítrico, o en el caso de Genos, salía a cazar algún animal o pescado para comer, así como recolectar más fruta. Almorzaban y descansaban un momento para luego retomar el trabajo entre enseñanzas y preparativos hasta que el sol dejara de brillar en el cielo. Cenaban, Genos a veces cantaba o hacía la noche más divertida, como un pequeño castigo por no cocinar y dejar la tarea a Senku y Suika. Senku se incorporaba a los estiramientos de la noche de ambos y Suika se iba a dormir. Senku y Genos se quedaban hablando más tiempo hasta que el fuego se apagaba, luego, ambos caminaban de regreso a la torre y descansaban.
Genos debe de admitir que se alegraba que Senku aun no preguntara sobre el destino de sus padres, pues incluso él no sabría que responder en ese momento. Sabía que el tiempo de la inminente decisión se acercaba, pero él aún no sabía que decir a eso. Por eso aprovechaba a caminar y alejarse más cuando iba a cazar o a pescar, era un momento solo para que él pensara y reflexionara sobre su futuro.
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Habían pasado diez días desde que Senku se había despertado y por primera vez en varias semanas, la lluvia volvió a caer y Genos no pudo estar más que contento por eso, pues le ayudo a relajar un poco su mente.
La razón de su felicidad por la lluvia vino junto a la voz de Suika y las risas extrañas de esos monitos que siempre la acompañaban.
—Es hoy, papá. -le dijo Suika con ojos llenos de diversión, mientras corría hacia la cabaña de la ropa. Genos, sonrío divertido y salió a buscar algo fuera de la cabaña de los químicos.
—¿Qué pasa con hoy? -le preguntó Senku, quedándose en la entrada de la cabaña.
—Ya lo verás. -le dijo con diversión Genos, mientras se apoyaba de un palo en sus manos, caminando con gracia.
Buscó cinco rocas y las colocó en posición, Suika vino corriendo con dos bolas hechas de tela e intercambiaron las cosas que ambos tenían en las manos, Suika se fue con el palo a una de las rocas que puso Genos y él se fue a otra, guardando una de las bolas y tirando al aire la otra. Senku, desde la puerta, solo los miraba sin entender que pasaba, hasta que Genos empezó a hablar.
—¡Damas y caballeros! ¡Primates y cuadrúpedos presentes! -empezó, con una voz grave, imitando las voces de narradores antiguos-. ¡Bienvenidos al evento deportivo más importante del Reino de la Ciencia! ¡Esta es, la revancha del partido suspendido por condiciones climáticas hostiles!
Senku se cubría la boca para no reír al escuchar eso.
—Tras una larga espera, en los que el mundo detuvo el aliento, ¡hoy se reanuda el emocionante partido entre la poderosa y hermosa Suika y el único e increíble mentalista Gen!
Genos hizo ruidos de ovaciones y Suika le imitó, Senku a ese punto no pudo dejar de reír. Suika se paró frente a una línea de piedras, el bate improvisado sobre el hombro, con una ceja levantada y una sonrisa confiada.
—¡Estoy lista, mentalista! -le dijo, golpeando el palo en el suelo y tomando una postura de bateo.
Genos caminó hacia una posición lateral y, como si estuviera en un estadio profesional, se inclinó, hizo un gesto exagerado con el brazo y lanzó la bola.
—¡Y aquí viene la curva infernal de tela reciclada! -exclamó antes de tirar la bola.
Suika giró el cuerpo con precisión aprendida. El palo de madera golpeó la bola con un “¡plof!” blando que sonó como gloria. La bola voló lo suficiente para que ella echara a correr por el campo fangoso como si acabara de batear en las ligas mayores.
—¡Y es un batazo que se va, se va y se va… Directo a la zona de los sueños! ¡Una carrera para la historia! -gritaba Genos, mientras fingía perder el aliento al ir por la bola de tela-. ¡Suika rompe el récord mundial de la aldea Ishigami. Señores y Señoras, este día es un día histórico para el mundo.
...
Senku lo vio todo, desde la risa de Suika cuando se resbaló hasta la zona de inicio, hasta el tono de Genos mezclando humor mientras imitaba a narradores de antaño. El sonido de la lluvia de fondo era como una audiencia animando el momento.
Senku sintió que volvía a su infancia, a esos momentos en que, con su padre, veía los partidos de beisbol en la televisión, ambos con tazones de ramen en sus manos, su padre hablándole a la televisión por una mala jugada. Las risas de las personas frente a él le trajeron al presente nuevamente, afirmando una vez más las palabras que le dijo a Suika días atrás.
Cuando vio como Genos estaba de rodillas, con las manos en la cabeza, como si no pudiera creer el home run ficticio que Suika acababa de hacer con una pelota que apenas voló tres metros, sus palabras se sintieron más correctas que antes... Genos no necesitaba un gran amor, solo una familia que lo quisiera, y él podría hacerlo, podría darle todo eso y más, porque su amor se había vuelto en algo más que deseo, su amor por Genos era algo más que palabras cursis, era estar para el otro y aunque fuera egoísta, él estaba bien así, él lo esperaría hasta que fuera un mejor momento para él.
—¡Increíble! - gritó Genos, sacándolo de sus pensamientos, con una voz que imitaba a un viejo locutor deportivo-. ¡Un batazo que rompió la atmósfera emocional del estadio! ¡Y con esto, Suika se convierte en la leyenda viviente de la Liga Post-Petrificación!
Suika se tiró al suelo, riendo a carcajadas, con las manos llenas de barro mientras Genos vitoreaba el nombre de Suika. La lluvia se había vuelto suave, como si el cielo quisiera quedarse a ver el final del partido.
—Ustedes están completamente locos —les dijo, sin poder evitar reír ante la escena frente a él
—¿Lo dices como una crítica o como una invitación velada? -le preguntó Genos, apartando su cabello mojado frente de él y amarrando todo su cabello en una sola coleta hacia atrás.
—Digo que esa predicción de trayectoria de la pelota fue, y estoy usando palabras dulces, muy predecible.
—Así. -le dijo Suika, poniéndose en pie-. Entonces ven tú, genio de la física aplicada. -le retó Suika, señalándolo con el bate improvisado-. Te apuesto mi ración extra de la cena de esta noche a que no puedes batear más lejos que yo.
Suika le aseguró con confianza y Senku solo alzó una ceja, mientras ponía sus manos en la cadera.
—¿Estás apostando con el estómago de un hombre? Nada mal, pequeña científica, tienes agallas.
Genos sacó la segunda bola de tela de su escondite en su ropa y la empezó a lanzar en el aire.
—Aún hay espacio para una última entrada, ¿Te atreves a intentarlo, 41 - Ishigami?
Senku se río por el nombre, pero cruzando sus brazos al pecho dijo con poca seriedad, queriendo ver hasta donde presionaban esos dos.
—No tengo tiempo para esto. Estoy ocupado salvando a la humanidad. -iba a dar media vuelta cuando la voz de Suika lo interrumpió.
—¿Humanidad o miedo a ser vencido por su aprendiz?
Suika se levantó con el bate en la mano y lo puso frente a él, con una sonrisa desafiante. Esa niña se había vuelto igual de descarada que Genos.
Sin razón para negar un desafío como ese, se acercó, midió el peso del palo de madera como si calculara el torque necesario para superar la resistencia del viento, y se colocó con una postura decente.
Genos le sonrío divertido, y por su postura, supo que iba a lanzar en serio, pero él ya estaba preparado para eso. Cuando la bola salió de las manos de Genos, Senku giró el cuerpo con una técnica que no era deportiva, pero sí era precisa. La bola de tela salió disparada y fue a dar contra la corteza de un árbol a seis metros de distancia.
Hubo un momento en silencio antes de que Senku se lanzara a correr por las bases y Genos se echara a reír mientras iba por la bola de tela.
—¡Y esto es histórico! Damas y caballeros. -empezó gritar Genos mientras seguía narrando e iba por la bola de tela-. ¡Senku Ishigami, el científico con nula capacidad física...
—Oye. -le dijo ofendido Senku cuando llegó a la última base respirando un poco cansado.
—¡Acaba de redefinir las leyes de la gravedad, la lógica y del béisbol emocional!
Suika aplaudía entre risas, mientras esperaba en la base final.
—¡Un momento, narrador! -le gritó a Genos, que venía corriendo con la bola en sus manos-. Eso fue trampa científica. Usaste conocimiento aplicado. -le acusó, sin verdadero enojo, Senku solo se encogió de hombros ante esas palabras.
—Solo usé el ángulo y la fuerza adecuada. Es física básica.
—Igual y es trampa. -siguió acusando Suika, con una sonrisa en sus labios.
—Suika, sabes que te respeto pequeña científica, pero eso no quiere decir que te dejare ganar siempre.
—Bueno, no todos podemos ser genios, pero al menos no estoy dejando medio pulmón en una cancha de menos de cinco metros de ancho.
Genos se puso a reír cuando escuchó eso último, los ojos de Senku no pudieron evitar verle y Suika le dio un pequeño codazo, en su mirada podía entender el mensaje de disimular más.
Le revolvió el cabello como recordaba que su padre lo hacía cuando quería felicitarlo. Todos estaban con una sonrisa en sus labios, barro en sus ropas y una paz en sus corazones que les hizo pensar en el vínculo que estaban creando esos días.
Los tres estaban luchando sus propias batallas, pero a la vez, estaban seguros de que estarían allí para el otro, como una familia poco convencional, pero demasiado suya en sus imperfecciones. Ellos eran la familia que necesitaban y la que escogerían aun en sus días malos.
Volvimos. ξ╮(╯▽╰)╭
Ya me hacía falta seguir escribiendo la dinámica de estos tres, espero subir otro capítulo el viernes, aunque lo más probable sea el sábado. Todo dependerá de que tan calmado estén estos días.
La canción siento que va muy bien para los tres, no sé cómo explicarlo, pero siento que ellos no necesitan gritar al mundo su querer porque con sus acciones, con sus momentos, se demuestran que estarán ahí para el otro, ¿y no es acaso esa la forma más libre de amar?
Descuiden, ellos si llegaran a formalizar su amor (anillo y todo eso) pero ahora, ellos son lo que más necesitan para el otro y eso es una familia.
Les agradezco todos sus comentarios y su apoyo... Ah, y por si se lo perdieron, ya están todos los extras adicionales según el índice que cree.
Aun no me creo que vayamos en un sexto arco narrativo con más de 60 capítulos, estoy realmente agradecida por darle una oportunidad a la historia y de corazón, espero que les guste todo lo demás que vendrá.
Nos estamos leyendo en un par de días.
Autora-san, fuera.
Chapter 70: Capítulo 63: El renacer del Reino Científico.
Summary:
Mientras el mundo revive lentamente, una familia que no nació del lazo sanguíneo se reafirma.
Hay heridas que aún no cicatrizan, y perdones que no necesitan palabras. El conocimiento alcanza la inmortalidad, pero el alma sigue eligiendo.
Notes:
La canción para este capítulo, espero y les guste aunque no encontrará un video con la traducción en español.
Canción: Riv i hjertet.
Artista: Sondre Justad.
Link: https://www.youtube.com/watch?v=I_Fl5Iub134&ab_channel=Lagertha
Chapter Text
...
La noche del día catorce había caído para ellos tres, mañana sería el día en que traerían a todos de regreso... Y era ese pequeño detalle lo que Senku estaba contemplando.
Él no estaba dudando en lo absoluto de traer a su maestro de regreso, necesitaba el conocimiento, que años de práctica como los que él tenía, le podían brindar a su causa, si tan solo su maestro no fuera el padre de Genos y lo haya mandado a matar en dos ocasiones seguidas. Las posibilidades de un tercer ataque estaban ahí si despertaban a Stanley, y no es que le tuviera miedo al hombre, solo estaba poniendo los datos sobre la mesa.
—Esto es ridículo. -se quejó con fastidio, rascando su cabeza desesperado.
—¿Qué es ridículo? -escuchó la voz de Genos sobre su oído. Senku había estado tan concentrado escribiendo los planes de contingencia para lo que seguía de su misión, que no escuchó a Genos acercarse y ponerse detrás de él.
El chico retrocedió un poco, dándole más espacio y evitando que con el movimiento brusco que tuvo él para alejarse de Genos, hiciera que la bandeja con té se cayera de su mano.
—Necesitas un maldito cascabel. -mencionó, volviendo a tomar asiento en la mesa, lo que hizo que Genos se riera un poco.
—Si, me lo han dicho algunas personas, pero como el gran ilusionista que soy esto es parte de mi encanto, Senku-chan. -Genos sirvió las tazas de té y se sentó a su lado una vez Senku apartó los papeles que tenía sobre la mesa-. ¿Y bien? -volvió a preguntar Genos-. ¿Qué es lo ridículo?
—Ah, lo de siempre. -mencionó, tomando su taza de té-. Estoy tratando de hilar algunos planes que al parecer siempre terminan en mí, siendo asesinado.
Senku tomó otro sorbo y esperó que Genos siguiera con la broma, pero el chico lo miró con mucha seriedad.
—Eso no es gracioso, Senku.
—No te enojes conmigo. -pidió, levantando sus manos en rendición-. Solo estoy contemplando todas las posibilidades que vendrán para estos días. Mañana reviviremos a todos y por petición tuya descansaremos para el próximo día empezar a trabajar, así que tengo que estar preparado para todo, incluyendo revivir a locales y a tus padres.
—Ya veo. -dijo con simpleza y tomó un poco de su té. Esa actitud si descoloco a Senku, pues esperaba alguna reacción, o que fingiera algún malestar, pero no, Genos realmente parecía no importarle nada todo eso.
—¿No tienes alguna objeción de traer a solo uno de tus padres o a los dos? -volvió a empujar, no muy seguro a lo que quería llegar.
—Creo que he sido muy claro sobre este tema, Senku-chan. Esta vez no seré el salvador de mis padres, ellos casi matan a todo mi paquete de cuido y no es algo que pueda olvidar fácilmente... No les odio. -aseguró al ver la cara de seriedad de Senku-. Pero tampoco quiero que mi juicio de ellos vuelva a ocasionar una matanza, esta vez no huiré, mi lealtad esta con ustedes y aceptaré tu decisión. Confío plenamente que harás lo mejor para todos... Solo... -empezó Genos, sus ojos se volvieron tristes cuando levantó la mirada de nuevo-. Se que mi padre Stanley no es un santo, ni mucho menos... Pero Suika me comentó porque actuó tan errático y fuera de sí... Él casi muere por un veneno y yo... Yo confió en el poder del rayo petrificador, pero...
—Quieres que lo traiga de regreso. -concluyó Senku al escuchar su vacilación.
—Si necesitamos que ellos estén separados podríamos hacer que mi padre ayude al equipo de fuerza para la extracción de minerales mientras mi padre Xeno se queda aquí con nosotros... Mi padre Stanley al igual que todos sus soldados y mi padre Xeno, permanecieron despiertos como tú, no dudaría en que ellos sigan despiertos ahora y conociéndolos como lo hago, sé que el que más está sufriendo es mi padre Stanley pues el presionó el gatillo... Como doncel, solo puedo imaginarme el dolor que está sintiendo, mantenerlo como prisionero para que mi padre Xeno colabore, solo hará que él sufra más.
Senku miró a Genos, sus manos apuñadas, su postura rígida, no hacía mucho contacto visual, su voz incluso se escuchaba quebrada, sus ojos brillaban un poco como si quisiera llorar, pero se reusaba a hacerlo. Senku solo sonrió de lado, hacía solo un par de minutos, él había dicho que no le importaba lo que les pasara a sus padres bajo los planes que él tenía, solo para segundos después pedir por uno de ellos. Senku no podía decir que empatizaba con su sentir, él quizás sería más contundente en su odio o simplemente le daría igual lo que les pasara... O quizás, así como su mentalista, Senku apelaría por su padre Byakuya.
—Te tomaré la palabra entonces. -le habló volviendo a tomar de su té, ahora un poco más frío-. Los traeremos a ambos pasado mañana. Pero desde ya hazte a la idea que no dejare que Suika y tú se sienten en la mesa con ellos sin que yo esté ahí. Con esa nueva faceta de Suika y su sarcasmo, no sé si iniciaran una guerra mundial o solo planearan una cena de navidad.
Genos le miró por un segundo, antes de reírse de él, advirtiéndole que se había metido en una madriguera de conejo muy profunda.
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Esa mañana Genos y Suika guardaron las frutas para entregárselas a todos. Ayer habían lavado la ropa que había sobrevivido de todos, así como más mantas para pasar esa noche en la intemperie. Las 15 fórmulas despetrificadoras estaban en la cabaña de químicos. Suika ya había preparado los gorros de Ryusui y Ukyo, así como un improvisado cubrebocas para Hyoga.
A todos les habían puesto la ropa y sus accesorios, Suika estaba colocándole un listón en el cuello a Kohaku cuando Senku se acercó a ella y le entregó uno de los botes con fórmula despetrificadora.
—Creo que es justo que la persona que trabajó más duro que todos, traiga de regreso a la persona que ella desee.
—Esta vez no es por una necesidad cariño. -segundó Genos-. Todos volverán ahora, así que tu empieza con quien quieras.
Suika miró el bote y una sonrisa suave creció en sus labios, ella no dudó en rociar el primer frasco en Kohaku. Genos y Senku se alejaron un poco para darles privacidad. Cuando la piedra se rompió y Kohaku se incorporó, los ojos de la chica se llenaron de lágrimas.
—Suika... -le susurró, sin creerlo del todo.
—Ahora soy un poco más grande que la última vez que nos vimos... Supongo que ya no puedo pedirte un abrazo como antes. -dijo y tardó más en decirlo que en que los brazos de Kohaku la rodearan y que ambas se soltaran a llorar.
Genos tomó la mano de Senku y le dio un pequeño apretón, la escena era demasiado dulce como para no conmoverse con su reencuentro, después de todo, Suika siempre vio en Kohaku a una hermana mayor.
Cuando Kohaku limpió las lágrimas de Suika, apoyó su frente con la de ella y con una sonrisa suave, le dio un "Gracias" a una Suika que sonrió más ampliamente.
—Bienvenida de nuevo, Kohaku. -le dijo con dulzura Suika.
Kohaku levantó un poco la vista y vio a los chicos.
—Bienvenida, leona. -le bromeó Senku y Genos levantó ambas manos en rendición desligándose del apodo de Senku y un futuro golpe de ella. No así, Kohaku si vio como sus manos estaban unidas minutos antes.
—¿Y los demás? -preguntó ella.
—Estamos en ello. -le aseguró Senku, mostrándole los demás botes y las estatuas de los demás.
Kohaku limpió su cara y ayudó a Suika también, ambas se pusieron en pie para seguir reviviendo a los demás. Poco a poco fueron despertando todos, las chicas lloraron un poco y los chicos rieron por volver. Ryusui pidió despertar a Ukyo y Genos le pidió que no hicieran nada llamativo frente a los demás, Ryusui le aseguró que no lo haría y vertió el bote sobre él. Si Genos vio como Francios le sonrió a su amo con inmenso cariño, no era como si no lo supieran todos a esta altura... Además, accidentalmente, mientras cambiaban la ropa del mayordomo, supieron su verdadero género, que explicaba mejor muchas cosas en cuanto a la relación de Ryusui y ella.
Genos volvió al presente cuando escuchó la roca partirse y Ukyo volvió a respirar de nuevo, Ryusui no perdió el tiempo y fue a abrazarlo.
—Volviste a mí. -le susurró Ryusui a Ukyo.
—Te dije que lo haría si me esperabas aquí. -le aseguró Ukyo y alejó un poco a Ryusui de sus brazos, los hermosos ojos dorados de Ryusui brillaban con alegría y Ukyo no dudo en besarle con posesividad.
Francois giró hacia otro lado y Genos le tapó los ojos a una Suika que se acercó para saludar a Ukyo.
—Todavía hay niños y vírgenes presentes aquí, par de calenturientos. -regañó Genos al ver que el beso se prolongaba más. En sus adentros solo esperaba que no fueran tan exhibicionistas como sus padres.
Pero no tuvo que preocuparse por eso, ya que Ukyo pareció captar sus palabras y con un fuerte sonrojo se alejó de un Ryusui con una sonrisa de triunfo en sus labios.
—Hoy haremos un festín de bienvenida y mañana nos pondremos a trabajar. Francois. -le llamó a su mayordomo tronando sus dedos de la mano derecha, su mano izquierda, aún permanecía en la cintura de Ukyo.
—Por supuesto, mi señor. Si me disculpan, iré a ver sus reservas de comida para buscar los ingredientes que faltarán para el banquete.
Dicho eso, el mayordomo salió de ahí, Genos levantó dos de sus dedos y los dirigió a sus ojos para luego señalar a Ukyo y Ryusui con ellos y alejarse de ahí. Ryusui se rio por la divertida escena y Ukyo se sintió mortificado por el espectáculo, no así, lo volvería a hacer en un lugar más privado en donde nadie los molestaría y por la sonrisa que Ryusui le dio, sabía que ambos pensaban igual.
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—Ohoho. -se rio Kaseki cuando se estiro luego de despetrificarse-. No sabían que cuando me reviven mis huesos chirriantes se sienten mejor. -acto seguido, Kaseki empezó a hacer flexiones con sus brazos-. Si sigo petrificándome una y otra vez, este viejo fósil podrá vivir para ver el final de esta aventura.
—Me alegra oír eso, Kaseki. -le dijo con alegría Suika y Kaseki le abrazó con fuerza.
—Pero mira nada más cuanto has crecido, Suika, definitivamente antes de que nos demos cuenta, los jovencitos serán unos viejos como yo.
Chrome, que había revivido al tiempo con Kaseki, reflexionó esas palabras y más curioso que antes, dijo.
—Kaseki tiene razón... No sé si llamarlo un buen o mal presentimiento, pero para mantener vivo a Kaseki podríamos haberlo dejado petrificado por más tiempo... Es decir, no es como si una vez muerto la medusa pueda traerlo a la vida, ¿no?
Tsukasa que se había despetrificado en el momento en que Chrome empezó a hablar, ignoró por un momento a Senku, quien fue el que vertió el bote con el líquido, para luego llamarle.
—Senku. ¿Cómo esta Hyoga? -Senku le miró captando la seriedad en su tono de voz, Gen se acercó a ellos y tocando su cuello hizo un pequeño movimiento sobre él, Tsukasa asintió con la cabeza y Senku habló cuando todos empezaron a mirarlos.
—Descuida, la última dosis es para él. -Genos se quedó con Tsukasa, su postura era rígida, por lo que, para ayudarle a relajarse, tomó su antebrazo y le dio algunas palmaditas.
Era cierto que Hyoga no era parte de su paquete de cuido, pero si el de Ukyo, aunque él negara rotundamente que tuviera uno.
Senku fue hasta él y vertió el líquido, contuvo el aliento hasta que la piedra se rompió por completo y Hyoga empezó a respirar, tanto Senku como Tsukasa y Genos abrieron sus ojos con asombro, comprendiendo la magnitud del descubrimiento hecho.
Mientras eso pasaba, todos los demás celebraban y Chelsea incluso incitaba a Hyoga a felicitar a Suika por su labor.
—Está bien. -dijo soltando un suspiro de fastidio, no así, bajo su cubrebocas, una sonrisa se asomaba con sus palabras-. Lo han hecho bien, son realmente eficaces reino científico.
Todos se acercaron a felicitarlo e incluso Kohaku le dio un abrazo, como una tardía bienvenida, recordándole que tenía que cumplir su promesa sobre ese jabalí ancestral. Si a lo lejos Ukyo y Tsukasa le sonrieron con picardía, Hyoga no vio nada en absoluto.
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Tsukasa y Hyoga fueron a cazar, mientras que los demás del equipo apoyaban a Francois a cocinar o arreglar el campamento para ampliarlo según el plan de Senku de traer a más locales como mano de obra para la siguiente fase.
Genos pudo ver a Suika volver a florecer como antaño, ayudando con su dulce sonrisa, poniendo aquellas dulces expresiones infantiles, siendo solo una niña de nuevo... Ella era su guerrera, una que sobrevivió a la soledad y regresó victoriosa, más fuerte y decidida que nunca.
—Oye, mentalista. -le llamó Senku, regresándolo de sus pensamientos y yendo a ayudar a Senku con las tareas que aún faltaban por hacer, pues al parecer Ryusui había encontrado la reserva de vino que tenían añejando y ya que estaba en su punto perfecto, él estaba dispuesto a comprarlo para la celebración de esta noche... No es como si ellos dijeran que no a un par de billetes extras por algo que olvidaron tenían fermentando.
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—Te escapas de la celebración, Tsukasa-chan. -le llamó Genos, al verlo alejarse de la hoguera en donde todos comían y se divertían, él había ido a traer algunos de sus trucos para animar la fiesta un poco más, no esperaba encontrarse con Tsukasa y su retirada.
—Necesito un poco de aire fresco. -mencionó con tranquilidad.
Genos lo dejó ir, en ese momento no necesitaba un consejo psicológico, sino una mente más racional, por eso, cuando llegó a la hoguera, se colocó en el espacio que Suika y Senku le habían dejado para él, escuchó brevemente como Chrome le preguntaba sobre sus grietas a Senku y esperó hasta que él diera la respuesta para hablar.
—Senku-chan. -le llamó, con tranquilidad, Senku le miró casi al instante-. Tsukasa-chan fue a dar un paseo a solas por la caseta de la rueda hidráulica, me preocupa que haya tomado mucho, ¿podrías ir a verlo por mí?
—Si, seguro. -le dijo, captando las palabras de Genos y alejándose de ahí.
Genos aprovechó ese momento para llamar la atención de todos y empezar con su show de magia, para distraer a todos los que se estaban pasando con el alcohol, pues no quería accidentes ni resacas innecesarias ya que mañana iban a trabajar.
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Senku encontró a Tsukasa mirando el río, no necesitó hablar primero pues Tsukasa había notado su presencia.
—Quizás Hyoga no se haya dado cuenta pues estaba inconsciente cuando paso eso, pero mis ojos no me engañan... Hyoga realmente estaba muerto antes de que el rayo petrificador lo tocara.
—Ya veo... Kukuku, tu testimonio vale oro, Tsukasa. -Senku soltó un suspiro cansado antes de continuar-. De hecho, desde que me rompiste el cuello y desde que te congelamos, he estado pensando en varias hipótesis... Y Hyoga no fue el único que murió... Stanley disparo dos veces y solo una bala me atravesó a mí. Xeno mencionó que había dos impactos en Genos, uno en el corazón y otro en el estómago, seguramente la bala perdió intensidad al momento de atravesar su columna y los demás órganos, agregado a eso los artículos que siempre cargaba consigo... Genos y Hyoga murieron antes de que el rayo los alcanzara.
Tsukasa miró con más seriedad a Senku, él no sabía los detalles de eso y se atrevía a apostar que ninguno de los dos involucrados lo sabía tampoco.
—Lo que significa...
—Si. -comentó Senku, más seguro que antes-. Ahora que tenemos pruebas sólidas de este experimento imprevisto para desafiar a la muerte, es muy seguro decir que la petrificación puede derrotar a la muerte.
—Eso significa que en este momento nosotros, los humanos de esta tierra, somos inmortales.
—Así es. -aseguró Senku-. El Dr. Stone de WHYMAN, es una ciencia tabú que no está hecha para la humanidad... Es nuestra propia fruta prohibida.
—¡QUE MALOTE! -gritó Chrome con entusiasmo-. En serio, es increíble, eso significa entonces que Kaseki no tiene por qué morir.
Senku miró a Chrome por un momento, estaba un poco alcoholizado, pero aun así era muy consciente de sus palabras y las palabras de los demás, por lo que fue con calma para no desilusionarlo por completo.
Le aseguró que así era y lo dejó ilusionar un poco, más tarde hablaría con Genos para que le ayudara a que él entendiera mejor ese concepto de inmortalidad, pues, aunque compartía el sentir por Kaseki, sabía que había más en juego que solo tener en las manos un fruto tan codiciado como la medusa y que esa inmortalidad, debía de venir con una maldición.
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A pesar de que Genos le aseguró que no era necesario la vigilancia esta noche, Ukyo tenía demasiada energía como para ir a dormir como los demás. Ukyo incluso bromeó con Genos que como Kohaku le había quitado a Suika, él no quería dormir solo, Genos fingió sentirse indignado, pero no negó nada de la acusación, dándole un beso en la mejilla como castigo por no querer dormir con él.
No es que no quisiera dormir con él, era solo que aún no se creía todo lo que había pasado con Suika, con él, con todos. Ya podía hacerse una idea de cómo sería el trabajo que vendría y también, las rutas que debían tomar... Con estos años juntos como un general del reino de la ciencia, había entendido muy bien la mentalidad estratégica de Senku y no podía pensar en un mejor plan para los días que vendrían a continuación.
—Puedo escuchar tus pensamientos incluso en la distancia. -habló con tranquilidad Ryusui, acercándose al árbol en donde estaba Ukyo, él ya lo había escuchado acercarse, por lo que relajó su cuerpo al verlo recargado en el tronco del árbol.
—Hay mucho que hacer a partir de ahora, así como equipos que formar, además habrá que vigilar a los padres de Genos para que no hagan una rebelión con los despetrificados de esta región.
—Pues creo que fui muy claro en mi discurso esta noche sobre que hay que olvidarnos de eso para mañana y disfrutar esta noche.
—Oficialmente, ya es mañana. -le dijo con diversión, bajando de la rama del árbol y acercándose a Ryusui, no se acercó del todo, por lo que Ryusui se alejó del tronco y junto sus manos, sus ojos fijos en el otro.
—Creí que no lograría cumplir mi promesa. -susurró con melancolía en su voz dejo que su frente cayera hasta el hombro de Ukyo-. Jamás he creído en ningún dios, pero en ese momento, cuando perdía la conciencia de mí, pedí al dios del mar que me permitiera volver a verte de nuevo, le pedí que me diera la oportunidad de amarte y ser amado por ti... ¿Crees que ese dios escuchó mis plegarias?
Ukyo soltó sus manos unidas y envolvió a Ryusui en sus brazos.
—Ebisu seguramente intervino por nosotros. -Ukyo tomó del mentón a Ryusui para levantar su cara y que sus ojos se miren fácilmente, le sonrió con aquel amor que estaba creciendo en su interior-. Me alegra que estemos bien.
—Estaremos bien. -le aseguró, besando sus labios con lentitud, le tomó de la cintura y lo acercó más, Ukyo lo separó al sentir las lágrimas de Ryusui caer sobre él, por lo que no dudó en limpiar sus mejillas.
—¿Qué pasa? -le preguntó Ukyo levantándose un poco para rozar sus narices.
—Sabes que ahora empieza el trabajo más pesado, hay mucho que hacer y somos pocos, el viaje es largo sin olvidar que aún tenemos que volver a Japón para despertar a los demás.
—Seguramente, Senku y Genos ya tienen un plan sobre eso. -le respondió Ukyo y rio un poco al ver el pequeño puchero de Ryusui-. Oye, entiendo lo que tratas de decir, pero no podemos hacer mucho por lo que aún no sabemos que vendrá.
—Mi instinto de marinero me advierte que nos separaran. -Ukyo trató de no reírse y ser serio, pero no podía evitar pensar en lo adorable que era Ryusui y sus pucheros-. No te rías. -le dijo, y junto más sus cuerpos, volviendo a abrazarle-. Acabo de volver a tenerte y debo de dejarte ir, no me gusta eso... ¿Por qué no puedo ser más codicioso contigo?
Ukyo no supo que responder a esa pregunta pues era verdad, Ryusui en todos esos días, no exigió nada, solo espero paciente a que Ukyo diera el primer paso, que le diera el permiso a acercarse a él, y si hablábamos del hombre que lo desea tener todo, ¿no era acaso solo lo más obvio ser codicioso con su pareja? Ryusui ni siquiera podía presumirlo y las personas que lo habían visto fue por casualidad o él se los dijo, como era el caso de Genos... ¿No era entonces Ukyo el egoísta en esa relación? Ukyo siempre había sido tratado como un secreto, por eso pidió lo mismo en esta relación, creyendo que era lo normal, olvidando por completo a la otra persona, pensando solo en su comodidad.
—Tienes razón. -le respondió, después de pensarlo un poco más, Ryusui se alejó del abrazo para verlo, sus ojos mostraban un poco de preocupación por las palabras de Ukyo-. No es justo que solo yo esté a gusto en esta relación...
—Estoy bien con esto. -le interrumpió con rapidez, el pánico se mezcló un poco en su voz, pues Ukyo le miraba con seriedad-. Solo estaba diciendo cosas tontas, me dejé llevar.
—No, Ryusui, tú tienes razón. -le aseguró, pero esta vez le sonrió a Ryusui-. No me gustaría volverme un exhibicionista como los padres de Genos, pero no veo porque no puedes ser un poco egoísta conmigo y tomarme de la mano o besarme cuando quieras, no solo cuando estemos solos, pero nada de propasarse. -le advirtió y una parte de él quiso tener una cámara para grabar el momento en que los ojos de Ryusui empezaron a brillar más y su sonrisa crecía más que antes-. Durante el tiempo que podamos estar juntos, se ese chico egoísta y búscame a mí también... Aunque tú estás hablando con los demás sobre las preguntas que vendrán con esto.
Ryusui le besó, ambos aun riendo con los labios del contrario, pues la dicha que sentían, no se comparaba con nada vivido antes y eso era perfecto para los completos tontos enamorados que eran ellos dos, felices con bromas absurdas sobre el mar y dioses milenarios.
Necesito una limpia (‾◡◝)...
Hola de nuevo, no creerán los veinte días más locos que he tenido. Primero hubo un problema algo serio con la estructura del lugar en donde mi familia y yo vivíamos. Tuvimos que mudarnos, por lo que nos tocó movernos super rápido, entre empacar y buscar un nuevo lugar, luego que autorizaban el cambio y buscar como mover las cosas con tan poco tiempo, fue un caos... Y luego desempacar y volver a crear una rutina, fue más que estresante, lo peor vino hace una semana atrás, mi hermano menor tuvo un accidente y pasamos dos días en el hospital, el tercer día le dieron de alta, ya está bien, gracias a los dioses no fue nada serio pero igual le dejan exámenes de seguimiento y después, este viernes que paso, que me toca ir a consulta, y como soy extranjera me pusieron una inyección que me ha dejado con fiebre, pero que el doctor dijo que era normal... Sinceramente estoy pensando seriamente en hacerme una limpia con huevo y sal, tal vez así se me quita lo salada que soy ╮(╯▽╰)╭
En fin, ya me siento un poco mejor, y ya tengo una rutina nueva en el lugar, creo que la fiebre me ayudó a sentirme como en casa, no lo sé XD, pero ya estoy de vuelta y como aún tengo dos días por descanso (ellos me dieron esa incapacidad, quizás les di lástima (/▽\) ) aprovechare para escribir hasta donde pueda y volver con la rutina de los sábados y domingos.
En fin, esté capítulo es suave porque aún me siento un poco mal, espero seguir escribiendo mejor más adelante y en cuanto a la canción, no pude encontrar la traducción al español, es una canción noruega que me ha enamorado por completo y las invito a traducirla, es simplemente hermosa y refleja el reencuentro del reino científico. En especial el coro cuando dice: "Æ vil kjenn at æ lev" (Quiero sentir que estoy vivo) me hace pensar en el espíritu de celebración de ese encuentro, de las promesas que se están cumpliendo y los reencuentros que vendrán combina con la parte de: "E æ på rett sted? Heng æ med de rette? Ka e det egetnlig æ driv me?" (¿Estoy en el lugar correcto? ¿Estoy con la gente adecuada? ¿Qué es lo que realmente estoy haciendo?) y en el próximo capitulo entenderán mejor por qué lo digo. TnT
En fin, una canción hermosa para un reencuentro esperanzador. Nos estamos leyendo de nuevo más adelante, tal vez mañana.
Autora-san, fuera
Chapter 71: Capítulo 64: El sonido del viento como arrullos del alma.
Summary:
En la antesala del regreso, Stanley y Xeno, aun atrapados en piedra, enfrentan sus propios demonios. Mientas tanto, Genos se enfrenta al pasado con la serenidad de quien ha soltado las cadenas del deber filial.
Notes:
La canción para este capítulo:
Canción: Saturn.
Artista: Sleeping at last.
Link: https://www.youtube.com/watch?v=uVFETOAxkvw&ab_channel=LuuliG
Chapter Text
...
…
Stanley aún recuerda lo hermosamente extraño que fue sentir a su hijo dentro de él, lo estresantemente divertido que fueron las charlas para padres que tomaron, las compras de cosas tan pequeñas que su mano se miraba enorme en comparación. Cargarlo en su pecho la primera vez luego de la cesárea, fue un momento surreal, él lo había llevado más de ocho meses dentro de él y ese día, tenerlo al fin contra su pecho, tan pequeño, tan inocente, se sentía indigno de tenerlo y a la vez supo que daría su vida por él sin dudarlo…
Él intentó ser mejor que su padre, amar como su madre y jamás permitir que su niño sufriera lo que él y Xeno vivieron en sus infancias, pero en ninguna de esas charlas con su psicólogo o esas charlas de crianza, le dijeron como dejar ir sin herir, ni todo su entrenamiento en el ejército y su maldita racionalidad que tanto se esforzó por cultivar, lo prepararon para ver a su hijo caer muerto por su arma.
¿De quién se supone que estaba protegiendo a su hijo? ¿Cómo era posible que siendo él quien lo trajo a este mundo, también fuera el que lo mata?
Ni siquiera la excusa de estar muriendo por la picadura de esa araña le podía dar consuelo sobre como actuó en esos minutos. Él era muy consciente de su entorno, de las palabras de Xeno, de las palabras de todos… Pero cuando le miró, a ese chico que le había arrebatado a su paquete, ¿Cómo iba a suponer que su pequeño, quien se acercaba a ellos, al bando ganador, iba a ponerse en medio y recibir los disparos?
Él solo era consciente de su odio por Senku, de su misión de matarlo, ¿Qué era una muerte más en su haber? Pero entonces, ¿Por qué su pequeño saltó al frente de él? ¿No era él su sangre, parte de él? ¿Quién era el traidor aquí?
… Obviamente, Stanley supo que era él. En la oscuridad de la petrificación, Stanley escuchaba la voz de Maya, la de su madre, incluso la de la pequeña Suika, aquella niña que se parecía tanto a su madre. Repetía una y otra vez su vida en aquella oscuridad, sus decisiones, sus victorias y fracasos.
Siempre se creyó más racional que el resto, no por arrogancia, sino por necesidad, porque siempre analizaba las cosas con una calma envidiable, siempre creando un plan “b” o “c” siempre buscando el mejor camino para él y para los que le rodeaban… Pero ¿Cómo pides perdón cuando casi matas a tu hijo?
Stanley analizó una y otra vez los últimos días de su vida, la forma en la que tomó las decisiones, en las que creyó que él podía salir sin problemas de las manipulaciones de Xeno y poner un alto cuando fuera prudente, pero cada paso que daba por aquel camino trazado por Xeno, más retrocedía kilómetros de su hijo.
Stanley sabía que no había excusas en esa oscuridad de la petrificación, no había voces externas ni nadie que lo manipulara, eran solo él y sus pensamientos, él y sus análisis, no había nadie que le corrigiera… Solo él y sus actos.
La sangre en sus manos jamás se sintió tan pesada como en esos momentos, su pecho jamás dolió tanto como al ver caer a su hijo.
No sabía cuánto tiempo había pasado, pero no era como si a él le importaba que lo despetrificaran o no, y tampoco se extrañaría que su hijo jamás lo volviera a revivir… Aún no sabe cómo disculparse, ¿Un simple perdón bastaría? ¿Cómo se supone que eso haría que olvidara que su padre casi lo mata? Sabe que su hijo es un niño demasiado empático, ¿Está bien aprovecharse de eso y dejar que lo perdone y ya? ¿realmente lo hará así, sin culpa ni castigo?
…
Para Stanley, el tiempo era diferente en aquella oscuridad, su mente aún era un caos de preguntas que poco a poco empezó a hilar, no podía simplemente dejar de sentir dolor, de sentir que imitaba los pasos de su padre o que era peor, pero mientras más lo absorbía aquella oscuridad, más control sobre sus sentimientos empezó a ejercer sobre él.
No quería despertar y atacar al primero que mirara al frente por no poder dominarse sobre sus emociones. Trató de navegar sobre su dolor, sobre su odio a sí mismo. Trató de poner orden en su mente y hacer preguntas concretas, ordenar las cosas que podía controlar y las que no.
Stanley navegó en aquella oscuridad por sobre su odio propio, analizó las cosas con calma y se puso a trabajar sobre sí mismo, si necesitaba arreglar las cosas con su hijo, tenía que tener un plan de acción, necesitaba saber que procedía, sin manipulación de terceros, teniendo sobre la mesa el jamás poder ser digno de perdón, así como la posibilidad de ser perdonado, pero bajo términos estrictos.
El dolor y la culpa nunca se fueron, no había lugar al cual dejarlos ir e incluso cuando daba todo de si para olvidarlo y ordenar sus pensamientos, los susurros de sus actos estaban ahí en los rincones de su mente, recordándole como había fallado, como era indigno de la felicidad que tenía; más consciente de sus actos a medida que el tiempo en aquella oscuridad pasaba, sus preguntas iban poco a poco respondiéndose y almacenándose en su cabeza, hasta que luego de ordenar todas esas ideas, dos de ellas eran las únicas que aún no tenían respuesta:
¿Qué tanto tenía que aprender o cambiar para ser perdonado? Y ¿Qué hará con su Xeno?
Esas fueron las dos preguntas que más se repetían y de las cuales aún dudaba su respuesta. Sabía que su perdón no tenía ninguna garantía y que Genos no creía en la gente que no demostraba con acciones sus palabras, por eso, si existiera aquella posibilidad de ser despetrificado, su cambio debía ir con acciones… Pero también estaba la otra posibilidad: ellos necesitaban a Xeno para ir a la luna, no se extrañaría que Genos tomara la decisión de mantenerlo como prisionero sin despetrificar, como una forma para que Xeno colaborara.
No se extrañaría que su hijo tomara ese camino, ¿Por qué querría ver la cara de su asesino todos los días? No lo culparía si eligiera ese camino, pero si esperaría, aunque fuese la mínima posibilidad de buscar su perdón.
Y eso lo lleva al segundo punto: ¿Qué haría con Xeno?
Su esposo, su primer y único amor, aquel que creía que sus manipulaciones eran perfectas, pero que Stanley siempre miraba, siempre siguiendo el juego, después de todo, sus planes rara vez fallaban, nada que no se pudiera arreglar… Pero entonces, supo que él golpeo a su hijo, que los ideales de ambos chocaban demasiado, que ambos lo empujaban hacia caminos diferentes y que esta vez, al escoger el de su esposo, mató a su hijo.
La relación con Xeno nunca fue perfecta, hubo desacuerdos y peleas, algunas de esas eran cosas insignificantes, otras, como cuando se enteró que aun fabricaba drogas y las vendía, eran un poco más serias. Siempre caminando en esa línea de lo legal e ilegal, siempre en un perfecto equilibrio.
Le amaba, con una intensidad difícil de comparar. Con Xeno, no necesitó comparación, no necesitó a nadie más… Pero ahora, con su mente más en orden y su dolor más vivo que nunca, recordaba cada palabra, cada manipulación, cada acción de él y sintió un escalofrío.
Xeno tenía un plan de vida para ellos, no le permitió escoger a nadie más y aunque respetaba su opinión siempre había un “pero” en su aceptación. Cuándo llegó al final de ese hilo de pensamientos, la opresión en su pecho aumento más, después de todo, él amaba a Xeno ¿verdad? Fue su decisión quedarse con él, Xeno no lo empujaría a eso ¿Verdad? Su amor era mutuo.
Tirar de ese hilo de pensamientos hizo abrir una caja de pandora que creyó enterrada y olvidada hace mucho tiempo atrás, después de todo, ¿Ellos realmente se amaban o solo era parte de un plan de manipulación orquestado por ese niño genio como era Xeno? ¿Y qué hay de Genos? ¿Realmente podía llegar a manipular sus sentimientos por ellos dos? ¿Y si por esa razón Genos y Xeno no podían llevarse bien, porque él si veía algo que Stanley no quería aceptar? ¿Y si el solo fue una pieza más en los planes de Xeno?
Quizás solo era su mente buscando a culpables donde no lo había, pero una vez una idea empezaba no podía dejarla ir, aunque eso le dejara un mal sabor… Después de todo, su vida no podía ser solo una manipulación orquestada por Xeno, ellos se amaban… O esa era la única idea que quería creer ahora.
“… El dolor nunca se va, solo se acomoda a algo familiar, y ¿no es acaso lo mismo con el amor? Algo tan familiar que ya no sabes si en verdad existe o existió entre ustedes dos.” Escuchó una voz casi melódica, susurrándole a su espalda, el olor a cigarrillo y una colonia demasiado dulce invadió sus sentidos, junto a la imagen de unos labios pintados y unos ojos calculadores, una persona que creyó olvidada y que le hizo dudar hace años atrás, alguien que enterró junto a estos pensamientos que ahora vuelven a él, como una serpiente silenciosa, listo para atacar a su presa una vez más.
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Xeno revivió una y otra vez la escena en su cabeza. Él había extendido su mano a su hijo y su hijo se estaba uniendo a ellos. Habían ganado, sabía que poco a poco podría hacer entender a su hijo sobre esta decisión. Aún tenía a quien Genos consideraba su hija, él podía sobrevivir y no hundirse como antes, podían volver a intentar rehacer a su familia, pero entonces, el sonido de armas detonándose invadió el silencio del lugar.
Sintió como la pequeña Suika caía en sus brazos y luego vio a Genos cayendo junto a Senku. Giró su mirada por un momento hasta donde su amado Stanley estaba, el arma aun en sus manos y los ojos abiertos a mas no poder, las lágrimas empezaron a asomarse en sus ojos cuando sintió a la pequeña niña alejarse de su agarre y correr hasta donde Genos estaba en el suelo.
Él también corrió, no gritó, así como su hijo, pero si empezó a llorar, sus manos temblaron cuando abrieron la ropa de Genos y vieron los dos disparos en su pecho, no recuerda si solo lo pensó o habló, no recuerda más que la cara pálida de su pequeño y su voz quebrada.
Aun en la inconciencia, su pequeño caos, le prometía cosas, le decía cosas que él siempre supo cómo su comida favorita, pero aquella sonrisa, aquella paz que su cara reflejaba era algo que lo aterró. Se quitó su abrigó y empezó a presionar, Senku le habló e hizo todo en automático.
Cuando el rayo petrificador los alcanzó toco el cuello de su hijo por última vez, no encontró pulso en lo absoluto. Miró a su esposo con pánico, ambos con lágrimas corriendo en sus caras, ambos sin poder verbalizar nada más hasta que la luz volvió a oscurecer su cuerpo, dejándolo sin poder controlar nada más.
Desde el momento en que entendió que no podría hacer nada más por él, Xeno volvió a mantener su mente activa.
Cuando el silencio se hizo, Xeno poco a poco empezó a sentir un sentimiento que crecía más y más… Xeno está enojado, colérico con el mundo, con Genos, con Stanley.
¿Acaso no era él el centro de su hijo en la infancia? ¿Acaso no fue él quien lo moldeo y le dio genes tan perfectos? Como era posible entonces aun en la derrota, eligiera a ese Senku y muriera por él, ¿Por qué a un perdedor cómo él?
Había escuchado una y otra vez su discurso y muchas veces casi lo convencía, pero él era mejor que su hijo y, aun así, él decidió morir por una causa perdida.
Y su Stanley, su maldito caballero, como fue posible que cometiera tal falta. Ya tenían a su hijo, ¿acaso no pudo esperar unos minutos más para asesinar a Senku de nuevo?
En el silencio, su ira empezó a crecer más a tal punto en que era insoportable y empezó a llorar… Porque en esta prisión de piedra no había a quien controlar, no había más juez que él mismo para juzgar sus acciones y sabía, que toda esa ira, todo ese enojo, era porque había vuelto a perderlo todo ante sus ojos y él no pudo hacer nada para detenerlo.
Él pudo ver como las decisiones que tomó destrozaron a su esposo, como Stanley murió incluso antes de que el veneno hiciera efecto en él. Había orillado a su amado a hacerlo, le había dado el arma para atacar, utilizándolo nuevamente para sus fines… Pero cuando las lágrimas cayeron de sus ojos, volvió a ver a ese niño solitario, a ese adolescente golpeado por su padre, a ese hijo que perdió a su madre a días de haberse casado, al hombre que lloró al saber lo que un pequeño descuido ocasionó a su hijo de apenas 7 años, vio al hombre que juró cuidar, muriendo por una acción que él pudo evitar…
Y luego está su pequeña galaxia, ese niño que llegó antes de tiempo, que se quedó con ellos y fue su caos. A quien amó desde el instante en que supo que existía, y como no hacerlo si era suyo y de su amado. Con Genos aprendió a que sus planes perfectos eran solo cosas humanas, que siempre errarían, le enseñó que un abrazo era reparador, por muy irracional que le sonara eso. Ese niño, su niño, fue su orgullo… Es su orgullo, pues en donde él pudo simplemente repudiarlo, sus últimas palabras fueron dirigidas con amor, recordándole con esa ternura que no cuadraba en él, pero que fue tan afortunado de recibirla.
Y ahora, en la oscuridad de la petrificación, su mente volvía a armar piezas, a crear planes, a hacer cálculos, pues toda su vida pensó que el mundo se solucionaba así, con su amado Stanley así funcionaba y a veces con Genos también… O así era hasta que Genos eligió sentir que a esperar, eligió amar que a odiar. Su hijo era un ser raro para él, pues no importaba cuanto intentó modelarlo para ser más racional, más frívolo, su hijo no siguió sus pasos ni los de su amado Stanley. Su hijo forjo su camino y se alejó de ellos… Y ahora estaba muerto por elegir el amor a la razón.
Su hijo decidió proteger a su alumno favorito, a aquel que también cuestionaba y buscaba la ciencia no por poder sino por saber, por ayudar a otros… ¿acaso él mismo no inicio así? Por supuesto que lo hizo, pero el mundo no es para soñadores, ese Senku lo había desafiado, se había vuelto su rival… Y, aun así, su hijo decidió ponerse en frente de él para morir por su causa.
Había demasiadas preguntas aun sueltas en su cabeza, demasiadas cosas sentimentales que solo lo estaban hundiendo más en su odio, reviviendo aquellas palabras hirientes del pasado, dolores fantasmas que hacía años el tiempo había borrado de su piel, pero no de su alma, pero, ¿Cómo olvida que su hijo acaba de morir en sus manos? ¿acaso alguna vez se olvidará el dolor cortante de ese momento?
Él había tomado ese camino, había tomado las decisiones que tomó porque así quiso, no había vuelta atrás. Su hijo murió en sus manos y él es el responsable de eso.
…
¿Cómo amas cuando estas roto? Esa pregunta se la había hecho a su querida Susan cuando ella le estaba horneando un pastel para su Stanley. Su respuesta jamás tuvo sentido para él.
“Solo lo haces, no hay un manual sobre la forma de querer a alguien… Lo único que jamás debes hacer, es romper al otro con tus acciones.”
Xeno ve ese recuerdo en su mente y no puede evitar sentir más dolor. Él había olvidado estás palabras y había roto a las únicas personas que a amado en toda su vida. Se alegra rotundamente que su bella Susan no esté aquí con ellos y vea el daño que les hizo pasar a su amado esposo y su pequeña galaxia.
Xeno siempre actuó con frialdad, todas sus acciones eran calculadas, pero ¿Cómo se calcula el amor y el perdón? ¿si quiera se puede calcular eso?
Era absurdo solo pensarlo, pero ¿Qué más podía hacer ahora?
Sabía que Senku lo traería de regreso, así como también, que usarían a Stanley como moneda de cambio para hacerlo colaborar… No creía que Senku cayera tan bajo como para aprovechar la muerte de Genos y obligarlo a actuar por su memoria… Podría, por supuesto, él lo haría si estuviera en su lugar.
Ahora solo tendría a su caballero… ¿Lo perdonaría una vez supiera que su hijo a muerto? Su amado Stanley se lo advirtió, le dijo las consecuencias de sus acciones incluso antes de ser secuestrado por su hijo y sus amigos. Su amado siempre le advirtió, pero él jamás le escuchó… ¿Podrá perdonarlo una vez que todo este caos termine?
Ir a la luna les puede llevar años, sino décadas, en hacerlo realidad, ¿Acaso Senku dejara a su amado en piedra hasta que logren ese objetivo?
No es como si nunca hubiera estado separado de su amado, él era un militar, obviamente hubo misiones largas en donde no había ni una llamada de regreso; con cada misión que enfrentaba su amado, era una posibilidad de que jamás regresara vivo…
“¿Entonces este será mi castigo? ¿La soledad perpetua?” se preguntó cuando su mente guardó silencio, mostrándole la obvia conclusión de su miserable existencia… Aquello por lo que tanto había luchado que no pasara, aquello que siempre temió, ahora sería su nueva realidad. Él se quedaría solo, siendo simplemente una parte más de algo mucho más grande… Solo, sin nadie que estuviera a su lado.
Aquello que tanto odió en su infancia, aquello que lo hacía sentir invisible y que detestaba con todo su ser, era el futuro más probable que tendría, sin su familia, sin el amor que ellos le brindaban.
¿Algún día volvería a ver a su hermosa galaxia y a su amado esposo fuera de piedra? ¿se le permitiría, aunque fuera solo una vez más, brindarle un abrazo que grabaría en su corazón para siempre? ¿o era acaso parte de su castigo él ni siquiera tener esa pequeña misericordia?
Él no lo sabía y eso era lo que más odiaba de la vida, pues ahora solo dependía de un tercero para saber si algún día volvía a salir de la piedra en la que sus demonios le estaban torturando por las decisiones que había tomado.
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La puesta del sol encontró a Genos sentado en las afueras de la fortaleza, había dos frutas en sus manos, como el recuerdo tardío de sus rituales mañaneros. Ahora ya no necesitaba dejar nada, pues el verdadero trabajo empezaría ese día.
Era un secreto a voces todo el trabajo que se les venía y la travesía que les esperaba, pero con ese trabajo, también estaba el reencuentro con sus padres y no era algo que lo emocionaba demasiado.
Pidió traer a ambos padres no por su buen corazón, sino por algo más banal, era su forma de demostrar a sus padres que él no era como ellos, que él jamás sería como ellos. El lenguaje del ego era lo que conocía con su padre Xeno, pero no era algo que realmente le gustara hacer.
Cuando se puso en pie, se dirigió hasta el lugar en donde estaban las estatuas de sus padres. Ya se había decidido anoche que Suika y Senku vertieran el líquido sobre ellos dos, la razón, Senku había confirmado sus sospechas… Él había muerto antes que el rayo lo petrificara, todo su paquete de cuido había muerto antes de que el rayo les tocara.
Senku quizás esperaba más emocionalidad al escuchar esa noticia, pero simplemente él ya había hecho las pases consigo mismo y también, ya había tomado una decisión sobre el sentir que tuviera que ver con sus padres… Genos los amaba y jamás dejaría de hacerlo, no los odiaba porque sentía que era una pérdida de tiempo hacerlo, pero eso no quería decir que volvería a unirlos como antes.
Genos estaba demasiado agotado de eso, de ser esa cuerda que quería unirlos siempre. Sí, él entendía que era el tercero en esa relación, sus padres no le necesitaban a él para amarse y solo fue hasta este último año que lo entendía.
En el mundo en donde solo eran Suika y él, Genos comprendió lo que era una familia, un hogar, amar y recibir amor de regreso sin esperar a que hagas grandes actos académicos o deportivos, era el sentimiento más cálido que había experimentado. Él había dado lo que siempre deseo que le dieran, un amor desinteresado, no ser visto como un experimento sino como un ser humano, uno imperfecto, pero a la vez uno que era deseado por solo ser él.
Él estaría eternamente agradecido por que sus padres siempre le brindaron todo lo que creyeron necesario para su crianza, pero él deseaba más amor, más honestidad. No cubrir el dolor bajo la mesa, no ser el adulto independiente de dos amantes, él había encontrado consuelo en esos días con su pequeña niña, y ahora, sabía bien lo que quería, lo que tenía que hacer.
No le mintió a Senku cuando le dijo que esta vez ya tenía un bando y era el de él, esta vez no lucharía más, solo viviría, por él, por Suika, por Senku, por Ukyo y por su paquete de cuido.
Cuando estuvo frente a las estatuas de sus padres se permitió darle un abrazo a cada uno, no estaba seguro si podría hacerlo una vez ellos regresaran. Estaba dispuesto a escuchar si ellos querían hablar, se alejaría si empiezan con las escusas y las manipulaciones, si ellos se acercan, él les permitiría estar ahí… Pero él, ya no los buscaría más.
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Esa mañana, Suika apoyo a Francois en la cocina, se le permitió apoyar cortando cosas, pero no cocinando, Francois le estaba prometiendo clases privadas si había tiempo entre el viaje. Francois se retiró un momento y dejo a cargo a Suika, cosa que su pequeña aprovechó para hablar.
—Estas pensando en voz alta.
—Es un mal hábito, cariño, nada de qué preocuparse. -le aseguró Genos, mientras terminaba de picar unas frutas.
Suika le miró por un momento antes de suspirar y remover la comida que estaba en el fuego.
—No te culpes por no correr a ellos cuando se despetrifiquen. Yo no corría a ti cuando volviste, aun así, tú me esperaste, ellos también pueden esperar.
—Supongo que es así. -le dijo con una sonrisa en sus labios y un orgullo en su pecho, su niña era tan inteligente-. ¿Y tú que piensas hacer cuando ellos vuelvan?
—Nada. -dijo con simpleza, una sonrisa juguetona en sus labios se asomó cuando agregó-. Actualmente estoy demasiado ocupada cuidando que mi papá favorito no muera antes de confesar su amor a cierto científico loco.
Genos casi se corta un dedo cuando escuchó eso y Suika prometió no decirle nada a nadie que fuera tan ciego como ellos dos.
Entre las risas de su niña y el relajado momento compartido, Genos se permitió olvidar por un instante que en un par de minutos sus padres volverían y esta vez, ya había un plan que ellos debían de seguir.
Hola de nuevo.
Como comenté en el capítulo anterior, estamos yendo lento ya que nos quedan muy poquitos capítulos más del manga. Me emociono un montón por lo que vendrá, e iré escribiendo lo más que pueda antes de que mi suerte nivel Senku me vuelva a tocar
La canción de este capítulo es un golpe al alma, es, y tomando prestado el nombre de un libro un poco viejito, "Una crónica de una muerte anunciada." Quizás la muerte no es literal en esta historia, pero si emocional, las fisuras se abren poco a poco hasta romper todo a su paso.
La letra definitivamente es parte de los pensamientos de los tres, tanto Stanley, como Xeno y Genos, tienen un largo camino que recorrer, muchos demonios que vencer y mucho tiempo que los dividirá. Ya se venía venir este momento, pero, aun así, aun ante la inminente separación, los involucrados desean volver a tener ese momento especial para regresar al pasado, a algo más simple, a ellos siendo felices.
En fin, mucho bla bla. Nos estaremos viendo el fin de semana, espero ir adelantando mañana para tener doble actualización el sábado, sino solo tocara uno. Nos vemos por allá.
Autora-san, fuera.
Chapter 72: Capítulo 65: La genética del desapego.
Summary:
Stanley y Xeno son revividos, pero su hijo Genos se mantiene distante, firme en su decisión. La tensión emocional estalla en un reencuentro amargo y contenido.
Notes:
La canción para este nuevo capítulo:
Canción: Paladin Strait.
Artista: Twenty One Pilots.
Link: https://www.youtube.com/watch?v=uaStsDKr71k&ab_channel=iPerol
Chapter Text
…
—¿Estas bromeando? -dijo indignada Kohaku y Luna la secundó. Todos estaban terminando su comida cuando Senku soltó la bomba sobre lo que procedía ese día.
—Si en nuestro haber tenemos a un científico que cuente con los años de experiencia para llevarnos a la luna, ¿Por qué no estamos aprovechando ese recurso? -contestó de lo más relajado Senku, tomando del té que Genos le pasó y haciendo espacio con Suika para que él se sentara en medio de ellos dos.
—Claro, no tengo objeción con eso, pero porque traerías también a la amenaza más peligrosa de ellos dos, sin ofender Genos, pero tu padre casi nos mata a todos. -se disculpó la chica, recordando que estaban hablando de los padres de él.
—No te disculpes por decir la verdad. -mencionó de lo más sereno. Todos esperaban mayor reacción de él y no sabían si categorizar su tranquilidad como algo bueno o malo.
—Yo también tengo la misma pregunta que Kohaku. -habló Hyoga, quien estaba sentado entre Tsukasa y Ukyo-. ¿Por qué no dejar al soldado petrificado y lo utilizamos como rehén? Si Genos dice no importarle, ¿Por qué a nosotros sí?
—Porque necesitamos a más mano de obra. -volvió a explicar Senku-. Si, despetrificaremos a personas de esta región, pero a menos que todos hablemos portugués, dudo mucho que nos podamos comunicar. El inglés fue en su tiempo un lenguaje universal. No me extrañaría que encontráramos a más de una persona que lo hable, por lo que más hablantes del idioma inglés es mejor para nosotros si queremos fundar más ciudades en todo el mundo.
—Además, el conocimiento militar que posee Stanley, nos ayudará en algún momento de nuestro viaje si encontramos alguna situación adversa durante este proceso de repoblación del mundo. -concuerda Ryusui.
—Yo no creo que encontremos ningún problema con ellos. -Habló Tsukasa una vez la mesa estuvo en silencio-. Son personas adultas, dudo mucho que no hayan comprendido lo que implicaría volver a luchar una vez que ellos perdieron. Y sin sus armas, nosotros tendremos la ventaja sobre ellos dos.
Todo quedó en silencio con las palabras de Tsukasa. Ukyo miró a Genos, él chico a pesar de ocultarlo bien, en su mirada se asomaba dolor y sus manos no dejaban de tamborear la taza que sostenía. Sintió como Ryusui tomó su mano, al mirarle negó con la cabeza, era su forma de decirle que no era el momento para forzar a Genos a hablar.
Y Ryusui tenía razón, pues incluso Senku lo miraba, por lo cual volvió a tomar la palabra y dijo.
—Si ya no hay más duda sobre lo que haremos este día, terminen su comida en lo que nosotros vamos por ellos. Una vez volvamos nos dividiremos el trabajo, lo principal ahora es recolectar los minerales que necesitamos para empezar cualquier cosa que tengamos que hacer. Cuento con ustedes equipo explorador y equipo de fuerza.
—Por supuesto, Senku. -dijo con seguridad Chrome y Chelsea alzó un pulgar arriba para apoyarlo.
—Déjanos a nosotros la carga pesada. -segundó Taiju y siguió comiendo junto a los demás.
Senku asintió con la cabeza y terminando su té se levantó de la mesa casi al mismo tiempo Suika, Gen y Ukyo se pusieron en pie. Tsukasa tardó un momento en seguirles junto a Ryusui y Kaseki para ir con ellos hasta donde estaban las estatuas de Stanley y Xeno.
Francois le entregó a Genos, ropa que tanto ellos dos como Suika, habían hecho la noche anterior.
El suelo se sintió húmedo bajo sus pies, había caído una muy leve lluvia en la madrugada, solo humedeciendo a penas el suelo. Aquella caminata que era tan corta, en ese momento se sintió casi eterna, Genos sentía que la ropa que llevaba en sus manos era más pesada con cada paso.
Genos no tenía miedo de ellos dos, eran sus padres, pero eso no quitaba todo lo que hicieron para llegar a ese momento. No había odio en su ser, pero tampoco ese amor ciego de antes, la sensación era más parecido al día en que entendió que no era la prioridad de ellos... En aquel entonces tenía 7 años, ahora y según el calendario de Senku, cumpliría 25 años, tenía el pelo largo y una hija que estaba a su lado, su paquete de cuido estaban todos vivos y su plan de ir a la luna estaba aún en pie. Ahora revivirían a un científico y un soldado, un par de padres que cometieron muchos errores y que, a partir de este día, demostrarían si habían cambiado o eran solo una causa perdida que él estaba dejando atrás.
Senku y Ukyo se posicionaron en frente de las estatuas, Suika tomó la ropa que Genos tenía en sus manos y las puso en el suelo, junto a la persona respectiva. Regresó hasta su lado y le tomó de la mano, Kaseki se quedó a su lado y golpeo un poco su hombro, Tsukasa estaba detrás de él, y le palmeo un poco su cabeza. Ryusui se quedó atrás de Ukyo, pero cuando Genos le miró, asintió con la cabeza en una señal muda de apoyo.
—¿Listo? -preguntó Senku, sacando las botellas y entregándole una a Ukyo, pero la pregunta había sido dirigida a Genos, quien, soltando el aire de sus pulmones, asintió con la cabeza.
—Si. Hay que seguir adelante con el plan. -dijo con una voz neutral, sus emociones en control.
Senku y Ukyo se miraron un momento y al mismo tiempo levantaron sus manos para verter el líquido sobre ellos dos. Retrocedieron cuando la piedra se empezó a agrietar, Tsukasa y Ryusui se pusieron frente a los demás, Genos estaba en medio.
La primera estatua en romperse por completo fue la de Stanley, quien respiró con fuerza, lo que hizo que la piedra se cayera de él, su mirada analizó todo y un momento de paz lo invadió cuando vio a Genos frente a ellos. El sonido de más piedra quebrándose y una respiración menos fuerte le hizo ver a su lado... Ahí está Xeno.
La mirada de Xeno fue de pánico hasta que encontró a Genos y sus ojos se volvieron más suaves, más arrepentidos.
—Bienvenidos de nuevo, abuelo Xeno, abuelo Stanley. -Suika se había adelantado y ahora está frente a ellos, ella odiaba los silencios tensos como el que se estaba viviendo en ese momento-. El desayuno ya pasó, pero estoy segura que Francois tiene dos porciones para ustedes.
—¿Suika? -cuestionó sin creerlo Xeno, la niña delante de él, no era la pequeña con la que convivió en todo el viaje. Frente a ella tenía a una adolescente con ojos sabios. Justo como los ojos de su ahora no tan pequeño hijo.
—Cierto, han pasado cinco años, casi olvido ese pequeño detalle. -respondió restándole importancia a eso-. Hay muchas cosas que hacer ahora y Senku los pondrá al día de eso.
Suika los despidió con una mano al aire y regresó hasta donde estaba Genos, que no dudo en tomar su mano, Stanley y Xeno miraron mejor a su hijo, notando que no solo su cabello había crecido, él se miraba un poco más alto, más bronceado por el sol y su expresión neutral era la antesala a unos ojos inexpresivos. Stanley trató de avanzar hasta donde su hijo estaba para abrazarle y comprobar que aun estaba vivo, pero al ver como el cuerpo de su hijo se puso rígido y su mirada se endureció, abandonó cualquier intento, pues, aunque no retrocedió a su avance, su cuerpo gritaba su incomodidad ante su cercanía.
—Hoy, 20 de febrero de 5747, se dará seguimiento a la construcción de la Ciudad de la Superaleación. Minaremos los materiales necesarios para empezar a reparar al Perseo y seguir adelante. Les explicaré mejor el plan una vez se cambien y coman algo, sus preguntas tendrán respuestas, solo las que sean relacionadas a los planes y proyectos que haremos.
Senku se alejó junto a todos los demás, Genos en ningún momento giró su mirada hacia atrás, ni dirigió palabra alguna a ellos dos.
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Una vez aquel grupo se fue, Stanley miró el lugar en donde estaban y analizó la situación: Solo Suika y Genos se miraban diferentes, Suika más que su hijo, fácilmente entendió la razón pues vagamente recuerda ver a Suika alejarse de ellos antes de que el rayo los tocara. Siguió pensando en eso mientras se ponía la ropa que habían dejado en el suelo.
—¿Te duele algo? -escuchó la voz de Xeno, le había dado la espalda sin haberlo planeado del todo, generalmente ese era un acto que él hacía cuando tenía algún dolor que quisiera ocultar de su esposo.
—No. -le respondió sin agregar más, terminando de ponerse la camisa.
Quizás en otros tiempos, esa misma pregunta habría servido como el catalizador de alguna broma tonta que los haría reír y besarse, pero ahora no era el caso.
—Te queda bien esa camisa. -intentó de nuevo Xeno, esta vez, Stanley se detuvo por un momento antes de girar y verle, Xeno aún no se había puesto la camisa, esta estaba en sus manos arrugándose por el agarre que ejercía sobre ellos.
—Estos cinco años en piedra me hicieron pensar mejor sobre Genos... Sobre nosotros. -Stanley trató de poseer en todo momento un tono de voz que no delatara nada de sus emociones, Xeno está parado frente a él, pálido, sus hermosos ojos negros le miraban como los ojos de un ciervo a los faros de un auto, su cuerpo incluso igual, estando inmóvil en su lugar, como si aceptara su sentencia de muerte.
—Nosotros estamos bien, ¿verdad? -preguntó cuando Stanley dejo de hablar.
—No creo que estemos bien, Xeno. -le dijo soltando un suspiro cansado.
—Bueno, claro que no estamos bien luego de todo lo que pasó y de verte dispararle a nuestro hijo, pero...
—Basta. -ordenó Stanley con esa voz que hacía temblar a los reclutas, sus palabras no eran una sugerencia sino una orden-. No hay peros que valgan en esto, Xeno, ni un único culpable.
—Obviamente no, pero...
—No. -le interrumpió de nuevo-. No quiero escuchar tus justificaciones, ni las mías... Yo no... -dudó por un momento el hablar cuando vio el pánico en los ojos de Xeno, pero él, ya había tomado una decisión-. No sé lo que somos ahora, Xeno... Ni siquiera entiendo de donde vino ese amor incondicional que se supone nos caracterizó... Ni siquiera sé si lo que siento por ti fue algo real o solo una manipulación más en tu plan.
—Stanley. ¿Qué están insinuando tus palabras? -cuestionó con una nota de enojo en su voz, sus manos apuñando con fuerza la camisa que sostenía.
—No insinúo nada. -dijo con una calma fría, misma que le dio un escalofrío en el cuerpo a Xeno-. Solo digo los hechos que nos han llevado a casi matar a nuestro hijo.
—Culpándome a mí. -le acusó, poniéndose su camisa con enojo, Xeno pensó en ese momento que no era como si él no se odiara por eso incluso antes de ser petrificado.
—Podrías por una vez en tu vida, dejar de interrumpir a los demás y escuchar todo antes de saltar a una conclusión. -Xeno dejo de hablar, cruzando sus manos sobre su pecho, en un vago intento de defenderse de lo que presentía, dolería más que los golpes-. Ambos tenemos culpa de lo que está pasando, no estoy escapando en absoluto de ella, pero... Por años pensé que podía racionalizar todo y saber en qué punto era mi decisión sobre los demás o sobre tus manipulaciones, incluso sobre tus planes. Pensé que estaba por encima de toda mentira, que yo podía controlar mi ser por sobre los demás, pensé que sabía cuándo detenerme o detenerte, pero tú y yo vimos que no fue así, fue ahí cuando pensé, ¿y si nunca tuve el control? Y si incluso cuando creí hacerlo ¿era realmente yo o solo tu y tus ideas insertadas con tanta sutileza, con tanto cuidado que lo confundí con mi propia voluntad?
—Tus palabras no son justas, ¿Realmente vez así nuestra relación de años? -Xeno le dio la espalda esta vez a Stanley, sus hombros en tensión, su postura erguida pero rígida, le decían a Stanley que sus palabras lo estaban lastimando, no así, sabía que las mentiras lo herirían más.
—No lo se. -le respondió con total honestidad, y el respingo que el cuerpo de Xeno dio, lo dijo todo-. Estoy confundido, enojado conmigo mismo y cada que parpadeo, cada que cierro mis ojos, el recuerdo de Genos está ahí, muriendo por mis balas... Le hemos dañado de forma irreversible... Todo este tiempo, le hemos amado bajo nuestros términos, no funcionó, así que ahora quiero arreglar eso y aceptar sus términos.
—¿Y nosotros? -preguntó casi en un susurro, como si las palabras fueran incluso tabúes. Pero Stanley no tenía respuesta para eso, por lo que se quedó en silencio. Xeno soltó una risa rota, giró y sin mirar a Stanley, habló antes de avanzar, terminando de arreglar su ropa en el proceso-. Ya escuchaste al doctor Senku, hay mucho trabajo que hacer, no perdamos el tiempo con esto si ya tomaste tu decisión.
Xeno avanzó, deseando que Stanley siguiera hablando, que le dijera que fue una broma muy cruel, pero al escuchar el suave andar detrás de él, sintió que no solo había fallado su promesa de amarlos y cuidarlos a aquellos que llamó su amada familia, sino también a su querida Susan, la mujer que le dio una guía a esos sentimientos que no sabía como expresar correctamente.
"¿Realmente dudas de mi amor?" Pensó Xeno. "¿Lo olvidaste Stanley? Nadie me enseñó amar y creí que los había amado bien, a ti y a Genos, ¿Cómo se supone que lo hago bien si ninguno de los dos me dice como hacerlo mejor?"
Xeno se secó con rapidez una lágrima que rodó en su mejilla, no iba hacer un acto poco elegante frente a su amado, si él ya había tomado una decisión era poco probable que la cambiara en ese momento.
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Senku los esperaba en una improvisada mesa, Tsukasa, Ukyo, Chrome y Suika eran los únicos que acompañaban a Senku. Chrome decidió quedarse esta vez, pues empezarían con el trabajo de planos y él estaba ansioso por ver de primera mano eso.
Ellos se sentaron al otro lado, dejando más espacio del que Xeno quisiera admitir. Senku explicó todo, haciendo un recuento de las cosas importantes y lo que harían durante esos días. Los adultos mientras tanto comieron y no se opusieron al plan por lo que pasaron con las tareas de cada uno y el área en donde trabajarían.
Obviamente Xeno trabajaría con Senku, Chrome y Suika, en los planos y creación del motor del cohete, adicional a eso, crearían herramientas para mejorar la extracción de minerales y en general, a mejorar moderadamente la calidad de vida de la gente que traerían de regreso y de ellos mismos.
Por otro lado, Stanley se uniría a Kaseki y Ukyo, al equipo de artesanos.
—Nos tenías cansado a todo el grupo presumiendo el talento de Stanley, que sería absurdo dejarlo en otra área que no sea esa.
—Papá pasa regularmente con el equipo artesano. -mencionó Suika, como una ocurrencia tardía al ver la seriedad de sus abuelos. Los ojos de Stanley parecieron iluminarse un poco y Xeno solo apartó la mirada, comentando con desinterés.
—Me alegra saber que al menos sabes cómo mover a todos según su alta capacidad de trabajo.
—Todos somos capaces de adaptarnos si la situación así lo requiere. -dijo con tranquilidad Senku-. Si ya terminaron de comer, empezaremos ahora mismo a trabajar en los planos. Suika, podrías...
—Estoy en eso. -dijo la niña que se puso en pie y fue por los planos que Senku ya llevaba avanzados.
—Yo te enseñare el área en donde generalmente tenemos las cosas, Stanley. -le dijo Ukyo cuando se acercó a él. Stanley se puso en pie y dejó que Ukyo lo guiara, alejándose de la mesa de trabajo.
Xeno, no apartó la mirada de Stanley hasta que Suika regresó con los planos.
—Senku, respóndeme una cosa. -le habló antes de tocar los planos que se extendían frente a él, su mirada era seria e incluso su postura remarcaba ese momento solemne-. Ese aparato, el doctor Stone... Es una máquina de inmortalidad que viola el orden natural de las cosas, incluso la muerte.
Senku no necesito de más palabras para entender que él sabía que Genos había muerto incluso antes de que el rayo los tocara.
—Así es. Ya lo había dicho antes, tenemos nuevas reglas en este nuevo mundo, el sueño que tenías de ser un dictador no te llevara a ninguna parte ahora, pues, puede que la humanidad sea inmortal ahora, pero el precio que tenemos que pagar por eso es una cadena perpetua en la prisión de piedra del hombre WHYMAN. Nadie de aquí está feliz por esta situación, así que el único camino es ir a la luna y acabar con él.
Xeno miró los planos y luego a esos chicos, los compañeros de Genos, su paquete de cuido. Las palabras de Genos y ahora las de Stanley, sonaban en su cabeza como una sentencia para él. Xeno no era estúpido, Senku claramente había dicho entre líneas muy grandes que, si se oponían a seguir el plan, había solo una opción para ellos, luego de que trajeran a la humanidad de regreso.
Su amenaza fue justa, pero él definitivamente estaba ayudando ahora porque si esa era la única forma de redimirse él trabajaría día y noche sin descanso, incluso trataría a la gente sin tanto sarcasmo y dejaría de llamarlos "inútiles incompetentes" si eso aseguraba que su familia le daría una segunda oportunidad, pero con la partida de Stanley y el silencio de Genos, no estaba muy seguro de nada.
—Dejaré de lado mi deseo personal y les ayudaré. No es como si tuviera algo más que hacer a cientos de kilómetros de mi laboratorio, así que, manos a la obra caballeros, hay mucho que hacer.
Senku le sonrió y le pasó los papeles. Durante el transcurso de la mañana y gran parte de la tarde, Xeno ayudó no solo con la creación de una nave funcional, sino con las cosas que esta "Ciudad" necesitaría para prosperar.
Se enfocó en trabajar y hacer que su cerebro no pensara en nada más que eso, hizo que su mente ignorara el dolor en su pecho como lo hacía con el hambre. No se permitió en ningún momento dejar que su mente se alejara de la ciencia. Él sabía lo que vendría si lo hacía y no quería verse tan patético en frente de una generación de científicos que parecían querer cambiar el mundo.
Suika se quedó junto a Xeno e hizo todas las preguntas que pudo, Chrome no se quedó atrás, en especial cuando hablaban sobre nuevas máquinas por crear.
En el descanso de la comida, Senku le mostró el laboratorio a Xeno, era uno básico pero que ambos podían expandir con el tiempo. De vez en cuando miraba a Stanley trabajar con los demás del equipo, creando chozas para no dormir a la intemperie.
Como supuso, Stanley se adaptaba mejor al trabajo manual, siempre le había admirado por cómo, con apenas conocimiento en el campo, él podía arreglar las cosas o crear nuevas con cosas que él pensaba eran inservibles. Xeno le sonrió cuando le vio, a pesar de que Stanley no giró a verle en ningún momento, sabía que él había sentido su mirada, siempre lo hace, por lo que le dio la espalda, volviendo su cara una expresión neutral.
"Solo dale tiempo." Recuerda que le decía su querida Susan, cuando se peleaban por cosas que él creía eran tonterías. Siempre se lo había dado y había funcionado, incluso antes de su secuestro, Stanley le dijo que iban a hablar, luego de días en completo silencio entre los dos. ¿Cuánto tiempo esperaría ahora? No era como si él no lo pudiera esperar para siempre, pero, aquellas palabras que le dijo, dudando de su amor, eso jamás le había pasado, jamás ninguno de los dos dudó sobre lo que tenían.
Xeno volvió a buscar a Stanley cuando escuchó su voz, solicitando más cuerda. Stanley y Genos eran su mundo, su sol y su luna, si ellos se alejaban y lo dejaban solo, ¿Cómo se supone que va a prosperar su humanidad?
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—¿Agua? -preguntó Ukyo, cuando la jornada de la tarde terminó, Stanley asintió con la cabeza y tomó un poco de la improvisada bolsa, agradeciendo después del primer sorbo.
Con la ayuda del equipo de fuerza, habían logrado crear cuatro cabañas más en aquella improvisada fortaleza. Kaseki resulto ser un gran maestro artesano, el hombre aún tenía sus reservas con él por la última de sus reuniones, aun así, aprovechó su altura y fuerza para trabajar en los lugares que él no podía.
—Joven Ukyo. Señor Stanley. -llamó el mayordomo, acercándose a ellos dos, quienes ahora estaban en "la base de los artesanos" que estaba abajo del campamento, cerca del rio-. La cena esta lista y sus porciones servidas.
—Muchas gracias, Francois, iremos enseguida. -aseguró Ukyo poniéndose en pie, cuando vio al mayordomo partir, Ukyo miró a Stanley que estaba aún sentado en el suelo-. ¿No vienes?
—Me gustaría quedarme aquí por un rato más. Haré más cuerda, subiré cuando tenga hambre.
—Entonces me quedaré a hacer cuerda contigo. -le dijo con tranquilidad, acercándose a la cabaña improvisada que hicieron para los materiales.
—Así que tú eres mi vigila y ese chico grande el de Xeno.
Ukyo le sonrió con diversión, antes de contestarle.
—Si, algo así. -le dijo pasándole el material a Stanley para empezar a tejer la cuerda-. Se suponía que tu vigila sería Hyoga, el chico de la máscara en la boca. -aclaró-. Pero al final me ofrecí como voluntario porque moría de la curiosidad por comprobar aquella charla que tuvimos con los otros chicos, ¿lo recuerdas?... En una pelea entre un soldado aéreo y un marín, ¿Quién ganaría? Ustedes se jactaban diciendo que ganarían, pero nosotros estábamos seguros que les patearíamos el trasero de Japón hasta su base. En memoria de mis compañeros, quería probar esa teoría, por lo cual me ofrecí para vigilarte y para comprobar eso si llegara el caso de tener que pelear contigo.
Stanley mofo divertido y una mueca de sonrisa se formó en su cara, su primera sonrisa en todo el día, sus hombros también dejaron de estar en tensión, y Ukyo pensó que al menos lo había relajado un poco.
—Y ¿Qué te han parecido el equipo artesano y de fuerza? -le preguntó cuando el ambiente se relajó lo suficiente como para oír las risas de Chrome y Kohaku.
—Nada mal para ser solo unos niños.
—¿Disculpa? -dijo ofendido Ukyo, Stanley solo se encogió de hombros.
—Cuando llegues a mi edad, tal vez te deje de llamar niño.
—Ja, lo dudo. -ambos se ríen un poco.
El silencio se hace después de eso, hasta que Ryusui llega con platos de comida para Ukyo y Stanley. Ukyo no duda en comer enseguida y no pasa de la vista de Stanley como ambos se miran, como ese chico rubio le sonríe y habla sobre sus avances. Ese chico rubio estaba en el equipo de exploración y ese día, antes de volver al campamento, se acercaron a la costa para buscar el barco, según la ubicación que les brindo Francois y Suika.
La charla podría pasar como algo trivial, si él no viera como sus manos se buscaban, los ojos de ambos desbordaban cariño, incluso la voz del chico que en apariencias se notaba extrovertido, era suave, obviamente él sabía sobre el don de Ukyo, por lo que fue una vista conmovedora verlo a ellos dos así, casi olvidando su presencia silenciosa.
Una mueca de dolor se formó en sus labios, "¿Así era como nos veíamos a la vista de los demás?" pensó, su pecho se sentía oprimir. Stanley no subió, no porque no tuviera deseos de hacerlo, sino lo contrario. Su hijo y su esposo estaban ahí, arriba, pero él no solo podía ir y abrazarlos, decirles cómo fue su día y escucharlos hablar sobre el suyo.
Él ya ni siquiera sabía si alguna vez, aquella familia que siempre fue su motor, volvería a estar unida... Habían llegado a un punto de no retorno y ahora solo había dos caminos, ambos desoladores, ambos solitarios.
¿Esperaría alguien al final de su travesía? Esa era la pregunta que se repitió en su cabeza cuando miró aquel cielo despejado y las estrellas brillando con intensidad. Sabía que podía recuperar a su hijo, con esfuerzos le mostraría su arrepentimiento con la esperanza de encontrar su perdón... Pero Xeno...
Escuchó la risa suave de Ukyo, un pequeño rubor en sus mejillas y un orgullo cegador en los ojos de Ryusui por lograr tal expresión en el siempre pacifico chico.
Stanley se sentía confundido y jamás era un buen punto de partida, pero tenía mucho que pensar ahora y a un hijo que recuperar... Luego, durante el camino, quizás, trataría de resolver ese conflicto dentro de él, y quien se supone es su primer y único amor, pues no quiere creer que todos esos años solo fue un peón más en un juego hecho por la persona que creyó amar.
La imagen de aquel chico a regresado a su mente más vívidamente que antes, y sus palabras, como veneno bajo su piel, queman la herida que ahora sangra más que el pasado.
A que no adivinan a quien invitaron a acampar bajo engaños y en vez de un día, fueron casi tres.
Perdón por subir tarde la actualización, pero según yo, el domingo estaría en la casa y subiría, aunque sea un capítulo, pero, al ser mi debilidad el salir a acampar y escalar en montaña, acepte salir el viernes a acampar, bajo engaños de regresar el sábado en la noche, sin saber que nos regresaríamos hasta ahora en la madrugada porque tocaba trabajar.
Lo bueno es que tengo mucha energía después de eso y estuve escribiendo un poco en el teléfono durante el viaje (no me gusta mucho escribir así porque no no veo los errores gramaticales) por lo que hoy uní todo para subirlo.
Entre la semana prometo subir dos capítulos más, por si me vuelven a secuestrar para ir a escalar (hay lugares hermosos cerca de donde vivo ahora, que simplemente no puedo decir no).
En fin, demasiado sobre mí. No tengo mucho que agregar sobre el capítulo o la canción (la letra lo dice todo) Solo que, como la canción canta en su coro, el punto sin regreso a llegado para los personajes y ahora, ellos deben de decidir que ruta tomar para encontrarse, perdonarse y amarse de nuevo antes de intentar regresar como familia.
Les había mencionado, en mensajes pasados creo, que Xeno, sufriría en soledad a pesar de tener a Stanley, así que hagan sus teorías sobre lo que se viene. Nos estamos leyendo en el próximo capitulo.
Autora-san, fuera.
Chapter 73: Capítulo 66: El amor como trampa sutil.
Summary:
Tras un recuerdo del pasado de una voz joven que movió sus cimientos sobre el significado del amor, Stanley toma la decisión y va a hablar con Genos, para dar el primer pasó y buscar su perdón.
Notes:
La canción para este capítulo:
Canción: My Cell.
Artista: The Lumineers.
Link: https://www.youtube.com/watch?v=mMEXPiXiPkg&t=149s&ab_channel=sparklessubs
*****Nota importante*****
Mención leve de temas sensibles (prostitución y trata de personas.)
Chapter Text
...
Las luces de aquel lugar eran tenues, las ideales para crear esa "atmósfera romántica" que querían proyectar, invitando a las personas a entrar y disfrutar.
Stanley estaba ahí, no porque quisiera estarlo, sino porque era parte de su misión. Llevaba cuatro meses lejos de casa, apoyando en una misión en los Países Bajos y esta sería la última reunión. Como parte de las fuerzas especiales, Stanley solía colaborar con misiones en otros países, generalmente era de "ayuda humanitaria" y otras tantas solo ir y matar a "terroristas." Stanley ya había pasado el punto de matar civiles, así que cuando le dieron esta misión, no era como si no pudiera hacerla.
La misión era frenar una cadena de trata de menores y rescatar a cinco compatriotas de alto valor para los superiores. Gracias a un esfuerzo conjunto con la policía de los Países Bajos, y un informante, lograron reabrir el caso y contar con todos los recursos necesarios para completar la misión. El resultado fue la captura de los cabecillas, los subordinados y el rescate de más de 20 niños y adolescentes, encontrando a cuatro de los cinco niños perdidos.
Pero el instinto de Stanley le decía que faltaba algo sobre ese chico y siguió presionando más hasta encontrarlo; para su sorpresa, él siempre estuvo ahí. Esa tarde lo había citado antes de dar su informe final del caso... El quinto chico había sido el informante, quien siempre colaboró con la policía por su larga cadena de contactos en el bajo mundo y el chico a penas y tenía 20 años.
—¿Esperaste mucho por mí, cariño? -escuchó la voz de ese chico que, sin reparos, le besó muy cerca de la comisura de sus labios, el ceño de Stanley se frunció con molestia, lo que hizo que el joven que ahora acomodaba su abrigo en la silla, tomara asiento frente a él y le sonriera. Acomodó su cabello castaño que caían sobre su cabeza en suaves ondas, sus labios pintados en rojo, pero con un maquillaje natural, sus pestañas postizas abanicaban sus ojos color miel como intentando parecer inocente de toda culpa.
—Tardaste. -le dijo apagando su cigarrillo. El doncel frente a él se llamaba Alan, hijo mayor de una familia de altos políticos del país. Él era uno de las cinco personas a rastrear y rescatar.
—Que puedo decir, son cosas que pasan cuando trabajas en el rubro del placer, a veces acabas rápido y otras veces tardas mucho más. -dijo de lo más tranquilo mientras buscaba en su bolsa un cigarrillo para encenderlo. Stanley reparó en como aquel chico venía vestido. Llevaba un vestido pegado al cuerpo de color negro, una tela de maya cubría sus largas piernas, botines negros desgastados y sucios, su abrigo era de aquellos que veías en las caricaturas, largo y abultado. Luego de soltar el aire de la primera calada del cigarrillo, relajó un poco su postura y con una sonrisa que no alcanzaba a sus ojos le dijo-. Entonces, ¿vienes a despedirte de mí? O quieres hablar algo de lo que no podías durante la investigación.
—Quisiera entenderte. -empezó Stanley y la sonrisa del chico desapareció de su rostro-. No como informante, sino como persona. Quiero saber el verdadero motivo del porque estas dando un reporte de fallecimiento para contigo.
—No hay mucho que decir al respecto. -dijo, restándole importancia-. Solo lo quiero así.
—Aun así, me gustaría escucharlo de ti. -el chico frente a él, golpeo su cigarro en el cenicero para botar la ceniza, sus ojos le hicieron recordar a aquella mirada de aquellos prisioneros de guerra que saben que morirán ahí.
—Persona... -susurró con una sonrisa cansada y se acomodó mejor en su asiento-. Desde los once años no escuchaba que se refirieran a mi como uno, generalmente era producto o mercadería. Me llamaban el producto mejor adaptado y a los quince me dieron mi propio cuarto con Wifi por hacer bien mi trabajo. A los diecisiete estaba facturando mejor que mis propios captores, fue un año muy entretenido.
Stanley no interrumpió, ni pidió continuar cuando Alan se detenía, esa era la única forma de mostrar respeto a su relato.
—No creas que esto lo digo con orgullo, solo te digo las cosas como pasaron. Se llama, ser sobreviviente, supongo. Tu debes saber más de eso, lo veía en tu cara cada vez que las cosas parecían ir mal, tú silencio era ruido en tus ojos que gritaban "¿Cuántos tengo que salvar para que esto tenga sentido?" -Stanley apretó sus manos bajo la mesa, pero no interrumpió-. Tú y yo nos parecemos, soldado, pero en donde tu usas balas, yo uso las palabras y el resultado siempre es el mismo, la obediencia.
—¿Eso es lo que crees que hago? -le cuestionó una vez Alan dejo de hablarle para pedir una bebida del menú.
—En lo absoluto. -le dijo riendo-. Tú no manipulas a nadie, por eso nunca logras verlo del todo. Tú crees que la lógica te protege, pero no es así, ¿quieres saber por qué? -Alan se acercó más a la mesa, puso su mano sobre sus labios, como si fuera a decirle un secreto -. Porque el amor es la forma más efectiva de control. No hay rejas que se comparen con la necesidad de ser querido, el deseo de agradar es lo que te vuelve ciego... Por ejemplo, mi padre era un hombre brillante, demasiado diría yo, mi madre siempre pensó que lo controlaba, pero él era el quien movía los hilos, el maestro titiritero. Yo era público y actor en su teatro, me educaron como el doncel perfecto, el ser merecedor del mundo, necesitado de amor. Su educación me hizo perfecto para este trabajo, porque un niño que necesita amor, siempre será el mejor mentiroso del mundo.
Stanley sintió un deje de culpa en su pecho, como el espectador de una película demasiado familiar.
—Sabes, soldado, a veces me pregunto si el amor realmente existe o si solo es una forma de manipulación que decidimos creer porque necesitamos algo que nos salve del frio de la verdad, después de todo naces solo y mueres igual.
—¿Insinúas que el amor es falso? -le cuestionó sintiéndose ofendido, pero tratando de que ningún sentimiento se mostrara en el exterior.
—Por supuesto que no, al contrario, es muy útil. Lo bastante para que te lo tragues sin cuestionar. -el chico guardo silencio un momento cuando la orden fue dejada en la mesa-. Hay una frase que siempre me repito en mi cabeza. -comenzó, una vez dio un trago a su bebida-. "Te amo, así que haz esto por mí." esa frase resuena en todos los idiomas, en todas las casas, a veces con lágrimas, a veces con dulzura o con sonrisas rotas, una frase que siempre viene con un precio... Yo aprendí a decirla en mi cautiverio, decir "Te amo" en vez de "tengo miedo" me abrió las puertas de mi libertad. -el chico movió con la pajilla su bebida, sus ojos miraban la bebida, pero su mente estaba en recuerdos del pasado-. Sabes que es lo más aterrador de repetir tanto esa palabra, que a veces si te encariñabas con el receptor de tus propias mentiras, como los perros que siempre se acercan a quienes los golpean menos duro.
—Eso no es amor. -le aseguró Stanley al ver la desolación en la mirada del chico. Alan le miró con intensidad, su ceja se alzó cuando empezó a hablar.
—¿Estás seguro? Porque en ese momento yo lo sentía así. Vez lo que te digo, ¿en dónde queda la línea entre el amor y la gratitud? ¿entre la ternura y la dependencia? ¿Cómo me aseguras que una persona que ha vivido toda su vida bajo las manipulaciones de terceros y subsistido como un sobreviviente realmente escoge a quien ama? ¿o solo se ama a quien le da algo de calor cuando todos te dan frio? ¿o escoges a quién le da vueltas a tu mundo y se queda para reconstruirlo y volverlo a romper en un ciclo sin fin?
Stanley cerró un momento sus ojos, esa frase le había dolido incluso más de lo que él creyó, como si incluso él estuviera viendo que hay algo ahí en su interior pero que a la vez quiere seguir ignorando.
—Dígame, soldado, en su experiencia, ¿Cuánta libertad cree que tiene una persona que ha aprendido a sobrevivir complaciendo? Siendo lo que todos esperan de él, ¿cree que esa persona puede amar de verdad o solo sabe repetir la misma fórmula que le ha funcionado antes?
—¿Insinúas que el amor es solo un cálculo?
—Claro que no. Aunque en mí, casi si lo fuera, creo que para el mundo solo es un poco diferente, ¿quizás más elegante? -bromeó subiendo sus manos con delicadeza a su cara-. Más maquillada para que sea lo correcto... En este mundo, todos quieren algo, incluso el más puro de los seres vivos. El amor es un contrato, un anzuelo perfectamente cebado. Imagínate, lo llamamos incondicional cuando nunca lo es, jamás se entrega sin esperar la reciprocidad en el acto.
—¿Y entonces qué? ¿Significa eso que nadie ama por elección? -volvió a insistir cuando el chico guardó silencio.
—Talvez podemos elegir dentro del margen que nos deja nuestras heridas... Talvez el amor más libre es del que no necesita nada de nosotros, pero, ¿Cuántos de esos hay hoy en día? -Alan, suspiró y terminó su bebida, era una bebida de cola con una bola de helado de vainilla, nadie dijo nada hasta que Alan tomó la palabra nuevamente-. He estado pensando estudiar trabajo social, o psicología, ya sabes, para tratar de entender mejor este mundo de mierda y ayudar a los que estuvieron en el mismo hoyo de mierda en el que estuve yo, pero para eso, necesito estar muerto para ellos.
Stanley le miró una vez más, el chico frente a él no quería ser salvado, él ya tenía un camino que quería seguir y con lo sabio de sus palabras, sabía que podría con el camino que quería trazar.
—Alan Smith, falleció cuando cumplió los 15 años. Sus restos, así como el de los niños que morían en ese lugar, fueron incinerados. -Stanley cruzó sus manos sobre su pecho y el chico frente a él le dio una sonrisa sincera, mostrando por primera vez una suavidad acorde a su edad, nada que ver con el sabio hombre que acababa de mover sus cimientos sobre el amor.
—Te lo agradezco, Stanley. -le dijo el chico poniéndose en pie y guiñándole un ojo-. Creo que nos ganamos el derecho de llamarnos por nuestros nombres ahora que nos toca despedirnos.
—Supongo que sí. -Stanley también se puso en pie y esperó a que el chico se arreglara para estirar su mano y despedirse de él-. Tal vez te vea en alguna otra ocasión.
—Eso espero. -le dijo el chico que le abrazó en vez de tomar su mano, Stanley le devolvió el abrazo con torpeza, no le agradaba mucho el dulce perfume del chico, pero a su vez, era una marca que siempre lo caracterizó en esos cuatro meses de la misión.
Alan le sonrió y se dirigió a la puerta, Stanley fue a pagar por su bebida y la del chico... Todo pasó demasiado rápido para el gusto de Stanley, pues en un momento estaba pagando las cosas y al siguiente, la campana del lugar sonó y alguien gritó el nombre que usaba Alan en el prostíbulo, y luego escuchó detonaciones de un arma de fuego.
Cuando miró a la puerta, Alan estaba en el suelo, dos disparos en la cabeza y uno en el pecho... Algo dentro de él sabía que eso pasaría, Alan incluso lo dijo en la primera reunión que tuvo con ellos, pero su deseo de por una vez hacer las cosas bien, pudo más que su miedo a la muerte y eso al final hizo que muriera en un bar a las afueras de la ciudad que lo mantuvo prisionero por diez años.
...
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...
Al abrir los ojos, Stanley notó que el sol aun no salía del todo. Miró la cabaña en donde estaban, cuatro chicos más estaban ahí, Ukyo y Ryusui eran dos de ellos. Ukyo estaba apoyando su pecho sobre el hombro de Ryusui, quien parecía estar durmiendo de lo más tranquilo.
Soltando un suspiro cansado, Stanley volvió a tratar de cerrar sus ojos. Hacía años que no había soñado con Alan, un chico que ni siquiera le dieron la oportunidad de redimirse a pesar de que merecía una segunda oportunidad. El chico que parecía un paralelismo con su vida, con palabras que sembraron las dudas sobre su relación, sobre el amor, sobre lo que él siempre creyó "lo correcto" o "su elección"
Ese chico siempre miraba más de lo que decía, entendía incluso mejor que un adulto. En su pequeña charla, Alan le había explicado con hechos lo que era el amor, la dependencia y la manipulación. En ese momento él no quiso aceptar ni ver nada de eso, lo que llevó a posponer todo, a aceptar las cosas sin cuestionar.
Su amor había tenido un precio y la sangre de su hijo era el recordatorio de sus errores... Sus manos, ahora con un poco de callo, por las largas jornadas que habían tenido esos días, hacían que las palabras de su amiga Maya tuvieran más sentido. Él ya no era un soldado, era parte del equipo artesano, minando, construyendo, reparando.
Habían pasado una semana desde que fue despetrificado, había una rutina para todos sobre el trabajo, los tiempos de comida y descanso. Su Genos había sido muy estricto en ese último, recordándoles a todos que colapsar en el trabajo no ayudaba a nadie del equipo.
La extracción de minerales había dado frutos, el equipo científico era el que más disfrutaba de esos minerales y de las cosas que podrían crear con esas rocas. Stanley, a lo lejos, pudo ver como los ojos de Xeno brillaban como hacía años no lo hacían cuando estaba en su trabajo, él podía jurar que, en esos días, había vuelto ese niño flacucho que conoció cuando tenía siete años, aquel niño que amaba la ciencia y cada día que pasaba era de un aprendizaje valioso.
En esos días, el aprendizaje se trasladó a la enseñanza, la pequeña Suika y el chico llamado Chrome, eran sus alumnos, incluso Senku que también enseñaba a esos dos, aceptaba las correcciones que Xeno le daba.
Era un grupo de cerebritos que brillaban en su área y eso, siempre hacía que su hijo se acercara a ellos, Genos incluso se paseaba por su zona de trabajo para, y según sus palabras, ver a su hija y a los demás, siempre llevando comida a todos, siempre pendiente de todos, incluso de sus ineptos padres.
Genos siempre mandaba a alguien a preguntar por su bienestar o dejaba la comida o cosas que ellos necesitaran en ese momento sin dirigir palabra alguna a ellos dos. A pesar de ellos él siempre estaba ahí, como una sombra que nunca se aleja del todo.
Y ese día, Stanley haría el primer acercamiento. Una semana fue más que suficiente tiempo para encontrar las palabras correctas para reparar las cosas con él. Por eso aprovechó que su cuerpo aun presentaba desface horario y salió a buscarlo.
...
El cielo pintado de coral y oro, era el inicio de la cercanía del sol. Stanley trató de arreglar su ropa durante el camino, trató de que no se notara su cansancio o sus noches sin dormir, no era como si en los años pasados el cansancio y el sueño no existieran ya en él, pero en aquel entonces, sus demonios no estaban cargados de tanta culpa, pues siempre había un pequeño que lo consolaba, siempre había brazos que lo sostenían de romperse, labios que le besaban y le daban la bienvenida a un hogar cálido, donde no había espacio para sus demonios.
Stanley había visto como Genos era de los más madrugadores, solo por minutos de aquel mayordomo que era el primero en estar arriba, siempre iba al río y regresaba con ropa lavada de él y de Suika, esta vez no fue la excepción, su choza estaba frente a la de él y lo vio irse apenas un par de minutos antes de que él le siguiera.
Lo encontró en la orilla del río, tarareaba una canción que no pudo identificar, sonrió al escucharle cantar, pues a su niño siempre le gustó la música. Se acerca poco a poco hasta quedar a dos metros de él.
—Buenos días. -saludó con torpeza, las palabras de Alan aún resuenan en su cabeza y ahora no sabe si acercarse a su hijo, es un acto de amor o solo egoísmo de su parte.
—Buen día. -le responde él, no gira a verlo, sus manos se mueven lavando la ropa frente a él.
—No sabía que te habías vuelto una persona madrugadora, aún recuerdo como tardabas unos minutos en despertar y siempre te volvías a dormir si encontrabas un buen lugar para descansar tu cabeza.
Stanley reprimió una risa al recordar a ese pequeño niño y sus malos hábitos de sueño, pero Genos no se rio, solo siguió lavando y torciendo su ropa, aun sin girar a verle.
—Yo... -empieza y toce un poco para aclarar su voz, tratando de controlar sus emociones-. Antes, solía pensar que todo podía controlarse si era disciplinado y dominabas tu cuerpo, que bastaba con apretar los dientes y seguir adelante... Pero ahora entiendo que hay errores que no se solucionan callando y que cada error deja una herida que puede ser superficial o muy profunda que podría seguir sangrando por años si uno no lo nota.
Genos termina su labor y empieza a torcer la prenda en sus manos, es una de las capas de Suika.
—¿Eso es lo que vienes a decirme? ¿Qué estás sangrando por un error? ¿Esperas que vuelva a sentir tu dolor?
—No. -le dijo con firmeza, suspirando una vez que trato de darle un mejor orden a sus palabras-. Solo vengo a decirte que se lo que hice y que no tengo excusas. Que te fallé como padre, como ser humano, yo, la persona que debió protegerte, aunque el mundo cayera sobre nosotros... No lo hice, lo reconozco. Te lastimé más que esos disparos... Lo lamento tanto, hijo.
Genos dejó de moverse por un momento. El silencio que vino con esas palabras fue cortado por un suspiro del menor, quien giró a verle. Ambos pares de ojos azules se encontraron, ambos ojos estaban cansados, tanto física como emocionalmente.
—Tú eras mi héroe, papá. -empezó Genos con una voz suave, casi como un susurro que el silencio de la mañana intensificó para ser escuchado por él-. No porque eras invencible sino porque creí que me amarías por encima de tus creencias, de tu papel de soldado. Creí que pasara lo que pasara, tu estarías ahí para mí, apoyándome, creyendo en mi capacidad y teniendo fe en que el camino que escogiera era el correcto... Cuando nos encontramos de nuevo creí en ustedes dos, creí que confiarían en mí y mis decisiones de nuevo, no esperaba que me encerraran y que luego dispararan a todo mi paquete de cuido.
—Lo sé. -respondió, bajando la mirada sin atreverse a ver a su hijo-. Mis palabras no justifican mis acciones pasadas, por eso, espero que mis actos hablen mejor que una simple disculpa... Pero, espero que consideres, aunque sea un poco, este intento de pedir perdón. No es necesario que me perdones ahora, ni mañana, yo mismo estoy consciente que tengo un largo camino para perdonarme por lo que hice... Tómate todo el tiempo del mundo para hacerlo, porque yo esperaré.
—¿Y si no puedo perdonarte nunca? -cuestionó, Stanley apretó sus manos con fuerza, respiró profundamente y soltó el aire con lentitud, antes de levantar su mirada y ver a su hijo a los ojos.
—Lo entendería por completo, pero, aun así, hasta el día de mi muerte, trataré de encontrar la manera de reparar lo que he roto, y si jamás puedo arreglar eso, aprenderé a vivir con las grietas que he creado, las honraré como el recordatorio de mis actos.
Genos parpadeo un poco, lágrimas asomándose ante esas palabras, tuvo que cerrar sus ojos y respirar con fuerza para no dejarlas salir. Cuando abrió sus ojos, su padre aún estaba ahí, no era un sueño, por lo que, con una sonrisa que no llegó a sus ojos, le dijo.
—No sé si pueda confiar en ti otra vez, al menos no ahora... Yo también estoy sanando, por lo que no puedo solo darte un perdón y olvidar todo lo que pasó, ni siquiera sé si podré olvidarlo algún día. -Genos dejó la capa de Suika en la cesta que había traído con la ropa, poco a poco se acercó a Stanley hasta que, con torpeza, Genos le tomó de las manos, los dos pares de manos temblaban levemente al tacto-. Pero hoy me has hablado no como el soldado que eras, sino como un hombre, como mi papá, y eso, es más de lo que yo esperaba de ti.
Genos le sonrió, pero esta vez con dulzura, como solía hacerlo cuando estaban solo ellos dos, como el secreto compartido que siempre terminaban diciendo a Xeno. Le dio un pequeño apretón antes de soltarlo y volver a su labor en el río.
Conmovido como se sentía, Stanley le sonrió de regreso y con valentía, se acercó a él de nuevo.
—¿Puedo ayudarte con la ropa?
—Seguro, eso me ayudaría a tomar un baño más temprano... ¿Te unes a mí? -preguntó con duda y Stanley no desaprovecho ese momento.
No hablaron mucho después de eso, y eso era lo normal entre ellos dos cuando hacían cosas juntos, como limpiar las armas de la casa, las charlas siempre eran cortas en esos momentos y sus manos se movían en automático, como ahora, que sus manos lavaban con tranquilidad aquella ropa, como un nuevo ritual que sin quererlo, ambos habían creado ese día en el alba de un nuevo día.
Chapter 74: Capítulo 67: El paraíso perdido.
Summary:
En medio de la reconstrucción en Araxá, una familia aún lucha por reparar los vínculos destruidos. Xeno, incapaz de dormir por culpa y miedo, encuentra consuelo en los brazos de lo que él cree es una alucinación de quien más ama.
Notes:
La canción para este capítulo XO:
Canción: Breathe Me
Artista: Sia
Link: https://www.youtube.com/watch?v=7DJP4vy6g_A&ab_channel=Aureal
Chapter Text
...
Xeno había tenido una semana demasiado pesada en el trabajo y como cereza del pastel, ese día se había topado con su padre cuando fue a recoger a Genos a la guardería/colegio. Al principio estaba un poco sorprendido hasta que el hombre vio a su hijo de la misma forma en la que lo vio a él toda su vida, como si fuera un pedazo de mierda en su zapato.
Xeno trató de ignorarlo por completo, pero mientras colocaba a Genos en su silla de viaje, porque aún no tenía la edad para ir sin ella en el asiento de adelante, su padre tuvo el descaro de hablar sobre como lo había investigado, empezando con su último ascenso en la NASA y como aún seguía casado con un militar.
Cuando Xeno cerró la puerta del auto para que Genos dejara de escuchar a ese hombre, por primera vez, pudo ver en los ojos de su pequeño de cuatro años, algo parecido al odio que él sentía por su padre, dirigido hacia quien era su abuelo, como una copia de él mismo a esa edad, incluso Genos se había callado en todo el camino hasta el auto, cosa que él jamás hacía.
Se recordó que Genos era demasiado receptivo con las emociones, por lo que, respirando con calma, giró a ver a su padre.
—Ve al grano, padre, ¿Qué quieres ahora? -le dijo sin rodeos, él estaba dispuesto a irse de ese lugar, pero estaba demasiado seguro de que, si hacía eso, su padre lo seguiría hasta su casa.
—Tu madre necesita un nuevo riñón, te pagaremos por uno de los tuyos. -dijo con simpleza, como si un trato ya estuviera cerrado y él solo recalcara lo obvio.
—Solo unas palabras, padre, vete a la mierda. -Xeno se dirigió hasta la puerta del conductor cuando su padre volvió hablar.
—Así le pagarás a tu madre el darte a luz. -le recriminó, y Xeno tuvo que respirar profundamente, de nuevo, antes de hablar.
—En primera, yo no pedí nacer y menos como su hijo, y en segunda, si tu o ella vuelven a aparecer frente a mi o mi familia, pidiéndome regresar algo a ustedes, pondré una orden de alejamiento y los estoy nombrando como culpables de cualquier incidente que suframos en un futuro.
Xeno se subió a su carro sin esperar nada más, y cuando arrancó, una sonrisa tierna se formó en su cara cuando vio a su hijo enseñarle el dedo a su abuelo con su pequeño ceño fruncido.
—Ese es mi pequeño caos. -le dijo cuando ya estaban en el camino, ahora un poco menos tenso al escuchar a hablar a Genos sobre su día en la guardería/colegio, volviendo a ser su pequeño caos de siempre.
…
Cuando Stanley regresó a casa dos días después de ese evento, encontró a Xeno en el laboratorio de la casa, sus manos temblaban levemente y según su hijo, llevaba así desde el día en que encontró y según palabras de Genos, “al idiota que se cree padre de papá”
Stanley no hizo ruido al entrar al laboratorio y lo observó un momento, escuchando como murmuraba cosas y anotaba otras sobre hojas dispersas en el escritorio.
—¿Cuántos días llevas sin dormir? -le preguntó al ver como su mano tambaleo al momento de poner un tubo de presurizado en su base, poco a poco se fue acercando a él.
—El sueño esta subestimado en estos días. -le respondió con tranquilidad-. Además, tuve una pequeña epifanía sobre el uso de la tristeza como remplazo para la productividad.
—¿Tiene que ver eso con que encontraste a tu padre hace unos días atrás?
Xeno soltó un suspiro cansado antes de girar su silla y ver a su esposo, quien se había acercado a la mesa en donde tenía varios papeles regados.
—Odio no poder dominar mis sentimientos. -empezó con fastidio-. Cuando vi a mi padre ese día, por alguna estúpida razón tuve esperanza de algo estadísticamente improbable… La vida con ustedes me ha hecho un poco blando, supongo, y quizás, ya sabes, ¿tenía esperanza en la humanidad?
Stanley se rio de esas palabras, no así, buscó las manos de Xeno para entrelazarlas con las de él.
—Aún hay algo que no me has dicho. -presionó un poco y Xeno, mordiendo su labio, soltó su verdadero motivo.
—Hice una pequeña investigación sobre mis padres, mi madre necesita un nuevo riñón porque tiene una enfermedad renal... No estoy pensando en lo absoluto en dárselo, por lo que estás últimas noches he pensado en porque me siento triste al respecto. No debería sentir nada sobre ellos, pero esa tristeza está ahí y no se va. No sé qué hacer al respecto con ello. No quiero seguir sintiéndolo, pero no sé cómo dejarlo ir, no tengo punto de referencia para esto que siento ahora, por lo que me es difícil saber cómo actuar sobre ellos.
—Lo que te ha llevado a no dormir nada estos días hasta al punto de preocupar a Genos por tu falta de sueño. -Xeno agachó la cabeza y asintió despacio, no estaba esquivando su culpa, pero tampoco lo aceptaba del todo.
Stanley suspiró y soltando sus manos se puso en pie, tomó a Xeno en sus brazos y lo cargó hasta su cuarto, llevándolo en forma de princesa. Xeno no dijo nada, solo envolvió sus manos en el cuello de Stanley y se dejó llevar.
Stanley ordenó a Genos mover las mantas de la cama y acomodó a Xeno sobre ella, ayudándole a cambiar a una ropa más cómoda para dormir; una vez listo para acostarse, Genos tomó el lado izquierdo de la cama y Stanley el derecho, dejando a Xeno al medio. Genos abrazó a su padre acomodando su cabeza en el pecho de este y Stanley le prestó su brazo para que descansara sobre él.
Los ojos de Xeno poco a poco se empezaron a cerrar y Stanley acarició sus cabellos hasta estar seguro de que él estaba durmiendo y junto a él, Genos también lo hizo. Los tres se permitieron dormir más temprano ese día, olvidando el mundo fuera de esa cálida habitación. Sabiendo que la mañana siguiente, las cosas estarían mejor… Que ellos estarían mejor.
…
..
…
—… Xeno. -escuchó que le llamaba Senku. El científico parpadeo confundido, pues sus ojos estaban abiertos, mas su conciencia, estaba en aquel recuerdo lejano.
Frente a él estaba el inicio de los que sería el motor que estaban creando.
—Una disculpa, ¿Qué estabas diciendo? -le preguntó, dejando las herramientas en la mesa detrás de él y poniendo sus manos en su espalda al sentir el leve temblor de estás.
Senku le miró un momento antes de rascar la parte de atrás de su cabeza.
—Oye, ¿Cuántos días llevas sin dormir?
—Lo suficiente para no caer por fatiga laboral. -le respondió con simpleza, caminando por aquel improvisado laboratorio al aire libre.
—Lleva cuarenta y dos horas sin dormir, cerrando sus ojos en periodos de cinco minutos por cada tres horas -dijo Suika, que venía con unas cajas de partes para el motor.
—¿Por qué supones una ventana de tiempo tan corta en mi ciclo de sueño? -le cuestionó Xeno, no por enojo, sino por genuina curiosidad.
—Pasé los últimos cinco años llevando cuentas exactas de todo lo que consideraba importante. -dijo Suika, buscando un tubo entre las cosas que trajo-. Además, tus ojeras dan miedo, sin mencionar que Tsukasa me contó que no estas durmiendo en ninguna de las chozas, sino que aquí… Y estas confundiendo el tubo de quince centímetros con el de diez centímetros.
Suika le pasó el tubo y Xeno primero lo miró ofendido, hasta que giró su vista a la pieza que estaba ensamblando y comprobó que la chica tenía razón. Senku se cruzó de brazos y más firme que antes, le dijo a Xeno.
—Será mejor que vayas a dormir unas respetables ocho horas.
—Mi ciclo circadiano es capaz de soportar este tipo de desfaces horarios. -empezó a explicar Xeno, tomando las herramientas necesarias para quitar el tubo y poner el correcto.
—Y yo algún día seré dictadora de este mundo. -dijo Suika cruzando sus brazos con enojo sobre su pecho, cuando Xeno giró al verla con una ceja alzada, ella respondió-. ¿Qué? ¿acaso no estábamos diciendo cosas sin sentido sobre nosotros mismos?
Senku rio de lado al ver lo tierno que se miraba Suika enojada, pero él no estaba aportando nada al respecto. Xeno por su parte miró a la niña frente a él y su mente, tan alterada como se sentía, visualizó a un Genos más pequeño, más sutil en su forma de enviarlo a dormir, y ese, era el problema principal.
Xeno no podía dormir no porque no se sintiera cansado, sino porque la tristeza y el dolor le hacían despertar con más desesperanzas que antes. Sus emociones hacían que su cuerpo actuara más lento, como si la carga de sus sentimientos fuera física. Por eso evitaba dormir, porque si lo hacía, llegaría un punto en el que el dolor sería demasiado.
En el pasado, cuando salieron de la petrificación, Stanley había estado a su lado y su presencia lograba apaciguar su dolor, pero ahora estaba solo.
Sintió como algo pesado caía sobre él, sin darse cuenta que había dejado de hablar; parpadeo un poco para volver en sí y ver como Senku le había tirado una sábana sobre sus hombros y Suika se la acomodaba.
—Hay que ir a la cama, abuelo Xeno. -le dijo con más dulzura, mientras lo guiaba a una de las chozas en donde algunas sábanas estaban en el suelo.
Suika salió de ahí, no sin antes indicarle a Senku a donde debía dejarlo, ella se fue corriendo después, lo que dejó a Senku solo con el científico que se rehusaba a dormir a pleno medio día.
—Hora de dormir, Xeno. -le dijo pasándole una sábana extra.
—No es como si al dormir pudiera solucionar algo. -susurró, sobando sus cienes. Vio como Senku se movía con soltura por la choza, suponiendo que esta era en donde él se quedaba a pasar la noche.
Cuando desenvolvió la sábana que Senku le dio, vio un muy conocido abrigo morado.
—Genos preparó este lugar para que descanses este día. -habló cuando vio como Xeno sostenía aquel abrigo-. No debí haberte dicho eso, pero sería absurdo pensar en que no lo notarías después de que tu mente descanse un poco.
—Creí que él ya no nos estaba cuidando. -Senku se acercó a él con una taza de té humeante, el olor a manzanilla le hizo relajar un poco su cuerpo.
—¿Genos dejando de cuidar a alguien que le importa? Si, bueno, eso no está pasando. -Senku se acomodó en un pequeño tronco que servía como silla en aquel lugar-. Él es el más emocionalmente estable de este lugar y no permitirá que sus emociones intervengan para ver el panorama completo.
—¿Acaso estoy escuchando una pisca de admiración por él? -le cuestionó no sin mirarlo con enojo, no había olvidado lo que descubrió en el camino hacia allí.
—¿Y tú no lo sientes? -le respondió con otra pregunta, el chico le sonrió con descaro mientras se rascaba su oreja con indiferencia y la imagen de Byakuya pasó en su mente al recordar esa pose indiferente-. Vete a dormir ya. Nuestro equipo seguirá adelantando el proyecto mientras tu descansas un poco. Debes confiar más en el equipo que te rodea para evitar que colapses en medio del trabajo.
Senku se fue de ahí cuando escuchó que le llamaban y Xeno suspiró con fastidio. El abrigo de su hijo aún estaba en su regazo, el olor a flores que despendía de esa tela le hizo sentir como en casa, esa sensación familiar le hizo adormitar, juntado al cansancio acumulado, en menos de dos minutos Xeno estaba completamente dormido.
Xeno pensaría después, cuando su cuerpo estuviera más descansado, que su soledad le hizo alucinar con su Stanley, quien acaricia sus cabellos y le regalaba una de esas sonrisas que hacían palpitar su corazón como si aún fuera un adolescente. Aquella alucinación, replicaría el tono de su Stanley mientras lo invita de nuevo a dormir, y aunque Xeno no quiere hacerlo porque teme despertar, la alucinación le promete que las cosas irán bien, él confía en esas palabras, ¿Por qué dudaría de su Stan?
Xeno obedecería a su amado y descansaría hasta la mañana del día siguiente.
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—Rápido, Abuelo Stanley. -le diría Suika mientras lo arrastra hacia la choza donde ella dormía con su hijo-. Eres el único que puede hacer esto ahora.
—¿Hacer que exactamente? -preguntó sin dejar de avanzar. Suika soltó su mano para correr hasta la entrada de la choza y asomar su cabeza, giró a ver a Stanley con una sonrisa en sus labios y luego le susurró bajito-. Él está ahí, pero necesitamos que él de verdad duerma, ¿podrías cuidarlo por nosotros?
—¿A quién? -preguntó, Suika le dio espacio para que se asomara por la entrada de la choza y Stanley lo hizo. En una esquina envuelto por una sábana estaba Xeno.
—No ha dormido casi nada estos días y tememos que colapse.
Stanley no había apartado la mirada de Xeno, el hombre que estaba acostado en un rincón, no era aquel dictador que él seguía ciegamente, la persona ahí era solo un hombre cansado, que parecía pequeño por cómo estaba envuelto en el lugar.
—Papá dijo que el abuelo Xeno odia dormir solo y que por eso tiene malos hábitos de sueño, pero que siempre logra dormir cuando hay estímulos correctos cerca de él, como el aroma o el calor corporal de otra persona.
—¿Genos te pidió que lo hiciera? -le preguntó con dudas, pero la menor negó con la cabeza.
—No, abuelo. Esta es una petición que yo te hago a ti, por favor. -Suika miró a Stanley, sus brillantes ojos cafés eran algo que él no podía ignorar tan fácilmente, él siempre fue débil ante ese tipo de miradas.
—De acuerdo. -accedió con resignación.
Suika le sonrió y le dio un abrazo, prometiendo decirle a Ukyo que él se quedaría esa noche aquí. Stanley no tuvo tiempo de replicar nada cuando Suika se fue de ahí.
Stanley, sintiéndose un poco nervioso, trató de arreglar su apariencia y entró antes de que el valor se fuera de él. Se sentía un poco estúpido, actuando como si fuera un adolescente frente al hombre que había jurado amar.
Cuando estuvo cerca, vio las ojeras de Xeno, así como la palidez de su piel, sus manos se movieron solas, como el reflejo de años haciendo eso, acariciando el cabello del hombre. Xeno abrió un poco sus ojos y una sonrisa cansada se creó en sus labios.
—Eres tú. -le dijo con una voz cargada en sueño-. Mi perfecta alucinación.
Stanley no pudo evitar sonreírle y Xeno, imitando esa acción, volvió a cerrar sus ojos y movió su cabeza en busca de más caricias.
—Debes cuidar más de ti mismo, doctor. -le dijo, sin poder evitar hablarle con cariño, sintiendo como su cuerpo se relajaba más. No era como si él durmiera bien en esos días.
Xeno frunció su seño, haciendo que algunas arrugas se formaran en su frente, lo que hizo que Stanley sonriera por recuerdos de charlas pasadas sobre la vejez y el cuidado de la piel.
—No lo necesito ahora… Tengo que trabajar, arreglar las cosas… No sé cómo hacerles ver a ti y a Genos que los amo… ¿Por qué no me crees ahora?
Stanley sintió un pequeño apretón en su pecho cuando escuchó la voz cargada de tristeza de Xeno, no así, luego de unos segundos de silencio, Stanley preguntó.
—¿Nos amas?
Xeno abrió los ojos levemente, el cansancio se reflejaba en cada movimiento de su cuerpo, no así, con una sonrisa suave en sus labios, le dijo con total honestidad.
—Los amo, incluso más que mi ciencia y las estrellas del espacio… Pero tú y Genos no me creen y eso duele mucho más que admitir un error de mi parte.
Stanley se rio un poco por esas palabras. Su tonto esposo era brutalmente honesto cuando estaba cansado y cuando estaba borracho. Las palabras de Alan sobre elegir el amor en base a nuestras heridas, cobraron sentido en ese momento.
Xeno luchaba por mantener los ojos abiertos y cuando Stanley le miró Xeno le sonrió como cuando eran niños y ambos compartían algún secreto absurdo.
—Ve a dormir, Xeno. -le dijo, imitando aquella boba sonrisa, Xeno negó con la cabeza ante esa orden.
—Si duermo, tú te irás y no quiero perderte a ti también. -Xeno se movió hasta el regazo de Stanley, abrazándolo de la cintura-. No quiero que te vayas de nuevo.
A pesar de su asombro por el abrazo, Stanley no se apartó y ajustó su posición para que Xeno durmiera mejor y no despertara con dolor en la espalda. Cuando se acomodó mejor vio el abrigo de su hijo que al parecer, Xeno mantenía contras su pecho por debajo de la sábana que lo cubría a él.
—No me iré ahora, te lo prometo, así que ve a dormir ya, doctor. -Xeno negó con la cabeza, sus ojos estaban cerrados pero su agarre seguía firme sobre él. Stanley, soltando un mofido divertido por esa actitud tan infantil, besó su cabeza, lo que hizo que Xeno sonriera divertido-. Las cosas mejorarán, pero para eso, ahora necesitas descansar.
—Si… -susurró Xeno, que a los minutos relajó su cuerpo y cayó profundamente dormido.
Stanley levantó la vista y vio como una sombra se alejaba del lugar dejando ver el morado de un abrigo y eso le hizo sonreír un poco más. Sabía que las cosas no se arreglarían tan rápido como ellos quisieran, a penas y llevaban diez días de su despetrificación, pero al menos, las personas que necesitaban escuchar esas palabras de Xeno, habían escuchado su mensaje fuerte y claro.
Tener a su esposo en sus brazos nuevamente, calmó un dolor sordo que había por sobre las dudas de su amor… Sabe que aún tienen mucho que hablar y decisiones serias que tomar, pero eso lo verían otro día. Por hoy, junto al calor de esa persona a quien quiso con locura, dormiría y repondría fuerzas para los días que venían.
Creí que podría ser una actualización doble este día, pero al parecer no alcanzaré a subir el capítulo siguiente, así que lo dejaré para mañana.
Perdón si sienten que la historia va lenta, pero hay cosas que debo cerrar antes de que empiece el viaje por el mundo que los chicos harán antes de volver a Japón (Y de paso traer al cuñado de Ukyo (〜 ̄▽ ̄)〜). En el manga no se explica cuanto tiempo se tardan desde el momento de despetrificar a todos hasta el día que parten, pero como siempre, asumiré algunas fechas y me moveré en base a eso. Recordemos que, según la historia, el numero necesario para establecer un orden social sin colapsar es de 150 personas. He leído un poco más sobre eso y pienso incorporar algunos datos más adelante sobre, lo que considero, sería el orden para estas nuevas ciudades.
Entonces, para tal fin, necesito que esta familia no esté tan jodida antes de la inminente partida.
En fin. Espero que los otros capítulos sean un poco más alegres y menos drama, nos estaremos leyendo mañana.
Autora-san, fuera.
Chapter 75: Capítulo 68: Resonancia complementaria del viento y el mar.
Summary:
Un día en la vida de Ukyo Saionji, el hermano mayor, el amigo y el amante cariñoso.
Notes:
La canción que nos acompaña este día es un viejo clásico:
Canción: Home.
Artistas: Edward Sharpe & The Magnetic Zeros.
Link: https://www.youtube.com/watch?v=q3QF4RxSZOI&ab_channel=Huri
Chapter Text
...
…
Ukyo estaba sentado en las bancas de la mesa improvisada que habían creado para las comidas, no había necesitado cerrar los ojos para concentrarse en escuchar, ya que el campamento estaba solitario a esa hora del día.
Él había llevado a Genos para que viera a sus padres en base a un pequeño engaño, pero no había esperado que Xeno dijera todo lo que le dijo a Stanley, aunque ahora, Ukyo está seguro que era justo que también su tonto hermano menor, escuchara esa conversación.
Cuando vio a Genos volver de las chozas, su mirada estaba en el suelo, pero había una pequeña sonrisa en sus labios. El chico no podía odiar a nadie y Ukyo siempre se preocupó por eso; él jamás entendería lo que Genos sentía sobre todo este conflicto familiar que pesaba sobre ellos, pero al menos, se alegraba cada que parecía que ellos estaban dando un paso hacia el lugar correcto, como hace unos días pasó con Stanley y Genos en el río.
No es como si Genos le haya dicho algo al respecto, pero no era de gusto que lo hayan dejado a él como cuidador de Stanley, pues, el hombre era silencioso, pero no lo suficiente para su audición.
—¿Escuchaste algo bueno? -preguntó cuando Genos pareció no notar su presencia frente a él.
Genos parpadeo varias veces cuando lo escuchó, por un segundo iba nuevamente a poner esa máscara de chico alegre de siempre, pero cuando supo que era Ukyo, soltó un suspiro resignado y se sentó sin nada de elegancia en la banca junto a él.
—Los adultos son una cosa complicada de principio a fin. -se quejó, apoyando sus codos en la mesa que tenía espaldas de él-. ¿Qué tan difícil es solo decir lo siento?
—No es como si solo decir eso hará que las cosas cambien, ¿O sí? -cuestionó Ukyo y Genos tiró su cabeza hacia atrás mientras soltaba un gemido fastidiado.
—Odio que tengas la razón siempre. Porque no solo te equivocas de ves en cuando.
Ukyo se rio por eso, ahí estaba el Genos que conocía, el chico que le encantaba quejarse de las cosas sin filtro en sus palabras.
—Uno de los dos tiene que ser la voz de la razón en conflictos internos.
—Tu humildad es abrumadora en estos tiempos, querido Ukyo.
Genos se estiró un poco y le quitó la gorra, se acomodó en el banco de madera y puso su cabeza sobre el regazo de el mayor. Tomó una mano de Ukyo y la guio hasta su cabeza para empezar a acariciar su cabello. El chico le sonrió con cariño genuino y siguió acariciándolo una vez que él apartó su mano sobre la suya.
No hablaron más, ambos sabían que el silencio era lo que más necesitaba Genos para pensar. Suika y Senku también habían hablado con él sobre la falta de sueño de Genos, pues, aunque el chico no lo aparentaba, sus emociones lo estaban abrumando.
Genos ahora tenía su gorra entre sus manos, trazando los bordes de esta, había una sonrisa suave en sus labios, que parecía crecer poco a poco hasta que empezó a hablar.
—¿Recuerdas cuando nos conocimos por primera vez? -Ukyo mofó divertido ante esa pregunta-. Padre Xeno había intentado cocinar algo para sorprender a padre Stanley, por suerte para todos había pedido comida antes de que él encendiera la estufa… Esa tarde le pregunté el porque de su afán por siempre cocinar algo para padre Stanley. Él me dijo que lo hacía inconscientemente, pero que, si hablaba de forma emocional, diría que lo hacía porque le amaba… Nunca entendí como amar era intoxicar de forma inconsciente a tu esposo con comida quemada o poco comestible, pero ahora, al escucharle hablar, me cuesta creer que él sea la misma persona de mis recuerdos, la misma que me hizo tanto daño con sus acciones.
—Siempre he creído que tu padre Xeno es un hombre que piensa demasiado. -empezó Ukyo, cuando Genos dejó de hablar-. Se que tú no odias a ninguno de ellos dos, pero, si me permites darte un consejo, te diría que permitas que ellos te demuestren sus cambios, porque ellos deben de aprender a cambiar, sus palabras pueden ser dulces y encantadoras, pero si no cambian esa parte que te lastima, el ciclo se repetirá una y otra vez.
—Ya lo se. -le dijo cubriendo su cara con la gorra de Ukyo-. Sabes, Ukyo, desde que desperté hasta antes de viajar a Norte América, siempre soñé con volver a verlos y saber que están a salvo… Pero ahora, con el plan que se está formando, supongo que las cosas no serán igual por mucho, mucho tiempo.
Ukyo detuvo sus caricias recordando lo que habían hablado anoche entre los cinco generales. Obviamente, Ryusui fue el primero en oponerse a ese plan, pero entre más explicaba Senku, más parecía tener sentido toda la ruta que harían. Ya habían creado latas para almacenar la comida, mañana seguirían reviviendo a más locales para acelerar el proceso de extracción de materiales y apoyar en la reparación del barco, todo marchaba con demasiada rapidez, lo que los acercaba a una inminente partida.
Soltando un suspiro resignado, Ukyo volvió a acariciar los cabellos de Genos, mientras le hablaba con calma.
—Lo único seguro es la muerte, era una frase que mi abuelo repetía cuando las cosas parecían ir mal… No sabemos que pasara mañana o los días que vendrán, pero estoy seguro que tú y tus padres estarán bien.
—Quiero que estemos bien ahora… -susurró demasiado bajito para el oído de otro que no fuera Ukyo, quien, inclinándose hacia el frente besó la cabeza de su pequeño hermano.
—Lo estarán. -le aseguró, volviendo a su posición inicial.
Ukyo no agregó más cuando escuchó el sollozo de Genos, sabía que cubría su cara para que nadie le viera llorar.
Genos había crecido en esos años que estuvo solo con Suika, pero aún era solo un chico que amaba demasiado a sus padres, un chico que tenía que actuar fuerte frente a un grupo de personas que se expandiría más y que incluso ahora, con la adopción oficial de una adolescente, tenía que comportarse como el padre que ella necesitaba.
Ukyo le admiraba, porque a pesar de todo, lo estaba haciendo bien, pero a veces, como ahora, él también necesitaba desahogarse un poco.
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Francois había terminado con la tanda de comida para almacenar ese día, con la adquisición de los cuchillos de acero inoxidable, los cortes eran más precisos y el trabajo era más rápido y eficiente.
Buscó con su mirada el reloj de sol que Suika le había hecho, la hora de la cena se acercaba, lo que significaba personas hambrientas que nutrir. Francois estaba feliz, parte de sus funciones como mayordomo del conglomerado Nanami había sido el cocinar comidas balanceadas para nutrir a sus comensales, pero poco a poco eso se puso en segundo plano con el nacimiento de Sai.
El pequeño quedó a su cuidado actuando como nodriza del menor; por su gran labor, cinco años después, le dieron la tarea de seguir cuidando a otro “hijo bastardo.” el nombre de ese pequeño era Ryusui. Con el tiempo, Sai demostró su alta capacidad con los números lo que hizo que Francois ya no fuera su cuidador principal y que los maestros se encargaran de él. No así, el lazo que había creado con el pequeño Sai, siempre estuvo ahí, lo que hizo que los hermanos interactuaran más. Francois recuerda con nostalgia como fue cuidarlos, incluso lo tierno que eran cuando ambos, por accidente, le llamaban o le agradecían poniendo al final la frase: “mamá”
Como mayordomos del conglomerado Nanami, su familia biológica, que llevaba una larga tradición de servicio a esa casa, no le importó su sexo como doncel, Francois había sido entrenado para servir y su cuerpo fue adaptado para dicho fin; no así, su lado más humano, siempre tuvo su debilidad por estos dos hermanos que fueron despreciados por su padre y repudiados por su familia.
Por eso, cuando Sai le pidió ayudarle a irse de esa mansión, Francois no dudo en hacerlo, dándose cuenta muy tarde que esa decisión le había roto el corazón a Ryusui. Como un pequeño consuelo para el menor de los hermanos, Francois siempre se mantuvo en contacto con Sai, por lo que Ryusui siempre supo dónde estaba su hermano mayor, enviando cartas ocasionalmente que a veces tenían respuestas y muchas tantas no.
Ryusui jamás lo dijo en voz alta, pero Francois podía verlo porque lo conocía desde que era un bebe: Ryusui jamás lograba llenar ese vació que crecía en él, esa necesidad inherente de conexión con otros, de pertenencia… Hasta que el mundo se detuvo y conoció a personas que miraban más allá de la seguridad que Ryusui desprendía, personas que estaban genuinamente felices de tenerlos cerca… Y una persona que le estaba enseñando a amar.
—Buenas tardes, Francois. -saludó con alegría Ukyo, que cargaba con una red de pescados y lo que parecía, un jabalí salvaje.
—Gracias por su arduo trabajo, joven Ukyo. -le respondió, yendo a ayudar a colocar la caza en su lugar.
El doncel frente a Francois, había llamado su atención desde la primera vez que lo vio, luego, al verlo interactuar con otros y con Ryusui, supo que él era el indicado y Francois no se equivocó.
Ukyo era la calma y la templanza que Ryusui necesitaba en su vida. Ukyo, más que hablar, actúa, no se dejaba doblegar, su coraje para la batalla le hizo tener la certeza que Ryusui estaría bien a su lado… Y su instinto como mayordomo, jamás se equivocaba.
—¿Quieres que te ayude con la preparación de la comida? -preguntó Ukyo y Francois le sonrió, aceptando la ayuda, no sin antes ir a buscar un plato que había apartado para el chico, eran trozos de carne frita en su propia grasa, un aperitivo que Ukyo tomó con una sonrisa en sus labios agradeciendo por siempre pensar en él.
Trabajaron en silencio, pocas veces Francois tuvo que corregir o aportar algo sobre la forma de la preparación de la comida, lo que hacía ver que el chico tenía el conocimiento justo para poder hacer comidas más elaboradas e incluso llevar el mando de la cocina para preparar comida para más de 20 personas.
La lista mental que tenía Francois para las parejas de sus dos niños era muy exigente, pero ese joven, a pesar de ser mayor que Ryusui, estaba llenando sin esfuerzo alguno esa lista.
Luego del colapso de mundo moderno, lo único que Francois deseaba en ese mundo de piedra, era la felicidad de sus protegidos… Y aceite de oliva para mejorar el sabor de su comida.
Francois sabía que los amigos de Ryusui lograrían volver a la tierra a su antigua gloria, así que solo le tocaba esperar y aportar su ayuda en lo que pudiera, como cocinando junto a quien esperaba, fuera el nuevo matriarca del conglomerado Nanami, pues sin duda alguna, las cosas serían tan diferentes si ese chico se quedara con su Ryusui para siempre.
—Por cierto, Francois. -habló Ukyo cuando estaban terminando de cocinar-. Me gustaría, si tuvieras el tiempo, de explicarme como tejer un relieve en prendas como mi gorro.
—¿Alguna imagen en particular? -preguntó, sacando la leña del fogón que habían usado para cocinar, para solo mantener caliente la comida.
—De hecho, este es el dibujo que me gustaría hacer en mi gorra. -Francois notó como un pequeño rubor creció en las mejillas del chico mientras buscaba el papel que guardaba en su pantalón.
Cuando Francois vio el dibujo, una sonrisa cálida creció en su rostro, mientras volvió a pensar que, el deseo siempre sería igual a la virtud.
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Ukyo había ido a tomar un baño durante la noche, lavar su cuerpo luego de un día largo era un privilegio que amaba darse. Generalmente lo hacía solo, pero cuando estaba dentro del agua, escuchó los pasos de Ryusui acercándose.
—Gracias por tu trabajo este día, Ryusui. -le habló, acercándose a la orilla, Ryusui empezaba a desvestirse cuando él lo saludó.
—Los días se están sintiendo cada vez más largos. -le dijo cuando terminó de desvestirse y se acercó a Ukyo.
Se adentró al agua hasta que pudo estar sentado y el agua le llegaba al pecho. Ryusui hizo espacio entre sus piernas y Ukyo se acercó a él para descansar su espalda contra el pecho del rubio. Ryusui envolvió el cuerpo de Ukyo con sus manos y apoyó su barbilla en el hombro del otro.
—Mañana se transportará la base del motor hasta la isla. Iremos despacio, así que el viaje de cinco minutos se hará en diez. -le habló en voz baja Ukyo. Ryusui levantó un poco más su cabeza y acomodo esta vez su mejilla en el hombro de él.
—Con Chelsea hemos encontrado el asentamiento en donde ella considera encontraremos a algunos ingenieros y especialistas en el área de la minería. -comentó con un volumen más bajo de su tono de voz, para no molestar la audición de Ukyo-. Moveremos a los nuevos más cerca de la isla Martin García. Chrome encontró una planicie cerca para el asentamiento, ahora solo esperamos encontrar entre la gente que revivamos a alguien que hable inglés para poder comunicarnos mejor.
—Senku no mentía cuando nos dijo que nos aguardaba un trabajo pesado.
Ukyo busco las manos de Ryusui y las unió a las de él, el rubio volvió a mover su cabeza y cuando un puchero apareció en sus labios, Ukyo no pudo evitar besarlo, se miraba demasiado lindo cuando hacía esa clase de caras.
—Siento que cada día te veo menos que el siguiente, no me gusta no poder verte o abrazarte cuando yo quiera hacerlo.
—Hay cosas que no se pueden evitar, Ryusui, como el desear cosas que no podemos tener al instante que lo deseáramos.
—Yo… -empezó Ryusui y Ukyo alzó una ceja, el rubio entendió con esa acción lo que quería insinuar y lo peor era que tenía razón al respecto-. Igual y no me gusta eso.
Ukyo tenía un par de palabras que decir al respecto, pero siendo muy sincero consigo mismo, en ese momento, no tenía el deseo de refutar eso, no así, quiso agregar.
—En este momento vamos muy retrasados con la reconstrucción del mundo y el trabajo acumulado es lo más tedioso que puede existir… Pero, espero que si aun después de que todo esto pase, quieras quedarte conmigo, me encantaría quedarme solo así, contigo.
Ukyo sintió como el abrazo se apretó más y Ryusui empezaba a reír con genuina diversión.
—Si nos quedamos mucho tiempo en el agua, seremos dos pasas arrugadas al momento de salir. -Ukyo sintió que sus mejillas ardían por la vergüenza, trató de alejarse del abrazo de un Ryusui que no lo soltaba en lo absoluto.
—No lo decía literal, idiota. -le regañó, pero incluso él se estaba riendo al compás de las risas de Ryusui.
Cuando el momento gracioso terminó, Ryusui hizo girar a Ukyo para que ambos se miraran a los ojos. Ryusui amaba el jade de los ojos de Ukyo.
—Aún no se muchas cosas de ti, así como tú no sabes muchas cosas de mi… Prometimos ir un paso a la vez, pero no sé cómo lo haremos funcionar si en algún momento tendremos que separarnos para seguir con este plan de traer a todos de regreso.
—Tienes un punto en eso, pero, yo estoy seguro de que lo haremos funcionar. Además, Stanley ayer le mencionó a Senku sobre la importancia de volver a tener comunicación entre los grupos actuales, en caso de accidentes mientras minamos o cazamos.
—Si traemos de regreso a más personas, conseguiremos más mano de obra para trabajar en tres proyectos a la vez, la radiodifusión será una pieza clave para conectarnos con las ciudades que haremos…
Ryusui empezó a pensar en voz alta, sobre las cosas que recordaba que hizo Senku y como podrían ampliarlas a un nivel global, no así, Ukyo sintió las caricias de las manos de Ryusui por su espalda.
—Hay que ir a ver a Senku para plantear esta idea. -le dijo poniéndose en pie y llevando consigo a Ukyo en sus brazos.
Ukyo se aferró con fuerza a Ryusui, nunca lo habían cargado así en su vida, por lo que la sola idea jamás había cruzado por su cabeza. Cuando Ryusui se detuvo, Ukyo creyó que lo bajaría, pero el hombre solo le miraba con una sonrisa en sus labios, un sonrojo se estaba instalando en sus mejillas ante la intensidad de la mirada café que Ryusui le estaba brindando en ese momento.
—Realmente me gustas, Ukyo. -le dijo, con esa voz sedosa que le daba un pequeño escalofrío satisfactorio a él-. Y ya que oficialmente llevamos más de cinco años juntos, ¿Qué te parece si nos casamos esta noche?
—¿El que…? -Ukyo lo miró con los ojos abiertos ante esas palabras, pero Ryusui, bajándolo al suelo, se puso a reír al ver la expresión en el rostro del más bajo-. Esas bromas no son graciosas, Ryusui.
—Quizás ahora si era una broma, eres un chico muy expresivo y amo ver todas las caras que puedes poner en cada situación que se te presenta… Pero espero que un día en un futuro cercano y en un mejor ambiente, pueda volver a decírtelo y esta vez tu respuesta sea un sí… Ukyo. -le llamó, tomando su rostro con ambas manos, dejando un beso suave en los labios contrario-. Quizás no fui tu primer amor, pero espero ser el último de ellos.
—Esas deberían ser mis palabras. -le dijo con una sonrisa suave, mientras se estiraba para darle otro beso.
—Jamás he sentido lo que estoy sintiendo por ti, con otra persona. -confesó mirándolo a los ojos, mientras sus manos acariciaban las mejillas de Ukyo-. A veces el sentimiento asusta, pero tú me haces sentir más vivo que nunca. Quizás pienses que solo está hablando mi ser enamorado y que en un par de meses más el enamoramiento se irá, pero no es así. Me has robado el corazón, Ukyo, y si prometes cuidarlo, puedes quedarte conmigo para siempre.
Ukyo no tenía palabras para responder a esa confesión de Ryusui, pues, aunque él era mayor, Ryusui decía palabras que lo desarmaban por completo.
Ukyo solo podía besarlo en momentos en que no sabía que decir. Él tampoco había experimentado un amor así, tan ardiente y emocional, algo que se sentía cálido y correcto. Con Ryusui a su lado, Ukyo sabía que no debía de dudar más, lo veía en sus ojos, en sus acciones. Ryusui le pertenecía y, ¿acaso no era lo justo también pertenecerle a él?
—No me gustan los diamantes. -le habló, cuando se alejó del beso que se daban al sentir que le faltaba el aliento y que una parte de su cuerpo parecía responder muy apropiadamente. Ryusui parecía confundido cuando lo escuchó decir eso, por lo que acomodando un mechón del cabello rubio de Ryusui en la parte de atrás de su oreja, aclaró-. A mi gusto, una alianza sencilla son las más hermosas.
Los ojos de Ryusui se abrieron con asombro, así como la sonrisa en sus labios que terminó en una de esas características risas que solía usar cuando se emocionaba por algo.
—Definitivamente estaré al pendiente de buscar al mejor joyero para nuestras alianzas de compromiso.
Ryusui empezó a hablar sobre las cosas que generalmente se hacían en la familia Nanami para las fiestas de compromiso y Ukyo volvió a recordarse que su pareja, fue una de las familias más ricas de Japón, por lo cual, no bromeaba sobre conseguir minerales raros para hacer sus alianzas o volver a seguir esas excéntricas fiestas de compromiso.
Ukyo pensaba, mientras se volvía acomodar su ropa para ir a buscar a Senku, que quizás se estaba dejando llevar por las emociones de Ryusui, pero a veces, no estaba de más soñar con cosas como esas, después de todo, él siempre esperó encontrar a una persona que quisiera compartir su vida con él, así como sus abuelos se amaron hasta el último de sus segundos en esta tierra.
Y con Ryusui, Ukyo podía sentir que si podría cumplirlo. Una voz en sus adentros le advertía sobre cómo se estaban desarrollando las cosas e incluso le recordaba que Ryusui podría cambiar de parecer una vez el mundo volviera a su gloria pasada, pero él, como el tonto enamorado que caminaba con sus manos unidas de regreso a la choza que compartían juntos, se dijo a si mismo que solo por esa vez, no pensaría en el inminente final, sino que disfrutaría esos momentos junto a él hasta el día en que el sueño terminara, cumpliendo con las palabras que Ryusui le dijo esa noche…
“Tú serás mi último gran amor, mi astuto rey del mar.”
Algo dulce para que inicien su semana con pensamientos bonitos.
Este capítulo lo quería subir ayer porque el viernes fue el cumpleaños de nuestro querido pollito, pero no alcancé a terminarlo hasta ahora.
Siempre he tenido esta HC sobre Ukyo siendo el consejero del consejero (es decir, el consejero de Gen) y que, al ser un líder silencioso, es un poco más sabio que los demás generales (sin mencionar que él es el mayor de los cinco). En fin, quise dedicarle este capítulo como regalo atrasado.
No estoy segura como seguiré con las actualizaciones esta semana que viene, pero intentare subir al menos dos capítulos y los del fin de semana, no prometo nada porque todo dependerá del trabajo, (las vacaciones aún se sienten tan lejanas).
En fin, muchas gracias por sus mensajes y comentarios, me encanta leerlos y espero estar respondiendo entre estos días la mayoría de mensajes que tengo pendientes, un abrazo enorme y nos estamos leyendo en el próximo capítulo.
Autora-san, fuera.
Chapter 76: Capítulo 69: Resiliencia Cuántica.
Summary:
Xeno y Stanley se acercan sin atreverse a romper el hielo por completo, pero sus gestos hablan. La comunidad entera se involucra en el cumpleaños de Genos, una fiesta que se convierte en símbolo de esperanza colectiva.
Notes:
La canción para este día, una que no sale de mi cabeza:
Canción: back to friends.
Artista: Sombr.
Link:https://www.youtube.com/watch?v=9d9D-H0EkAk&ab_channel=iPerol
Chapter Text
...
Cuando Xeno se percató del aroma floral de su pequeño y del bosque de su amado esposo, que lo envolvía por completo, él no quiso abrir los ojos todavía, no quería romper esa burbuja perfecta que lo rodeaba, pero cuando intentó abrazar esos dos aromas, sus brazos se tocaron atrapando solo tela entre ellos.
Con resignación abrió los ojos, bajando su vista a lo que había sujetado, ahí solo estaba el abrigo de su pequeño caos y una camisa de Stanley. Se sentía un poco desorientado, pues él estaba seguro que había sentido a su amado esposo e incluso a su hijo durante sus momentos de poca lucidez por el cansancio, pero en aquella habitación que se iluminaba apenas por los rayos del sol, solo estaba Senku, Chrome y Tsukasa.
Su mente se puso rápidamente al corriente de su situación. Asumió que había dormido todo el día de ayer, ahora se sentía más despierto y sin ese dolor de cabeza punzante que llevaba sintiendo desde hace tres días.
Ya no tenía sueño, por lo que se paró para ordenar el lugar donde durmió y salir de esa choza. Cuando iba a dejar la ropa de su familia doblada sobre la manta que lo cubrió, simplemente no pudo hacer eso, por lo que, buscando una de las bolsas que Senku generalmente tenía a disposición para cargar implementos pequeños, dobló ambas piezas y se las ató a la parte de atrás de su cintura, para que estás no se mancharan o estorbaran y para disimular su contenido, metió algunos otros materiales, esperando que nadie note su nueva adquisición, recordándose en el proceso volver a hacer una nueva mochila para sus cosas.
Se dirigió al laboratorio en donde Ukyo estaba revisando algunos planos sobre la mesa junto a cuerdas que estaba terminando de enrollar con su mano, junto a él, estaba el otro albino del grupo que siempre usaba un cubrebocas.
—Buen día, doctor Xeno. -saludó Ukyo, sin mirarle, lo que le hizo recordar a Xeno, aquel don de la audición que Stanley siempre recalcó en él-. Solo un recordatorio. Hoy estamos moviendo la base del motor hacia la isla, ya hemos adaptado la zona para que trabaje de forma más cómoda.
Cuando terminó su labor, Ukyo tomó el plano que leía y se lo dio a Xeno.
—Suika agregó algunos comentarios sobre lo que terminaron de hacer ayer con el motor, luego de que te fuiste. Si necesitas cambiar algo, ¿está bien si lo movemos primero a la isla?
—Si, en la isla lo revisare mejor, te lo agradezco, Ukyo. -le dijo Xeno, sin notar como el nombrado y Hyoga le miraban con asombro ante la forma tranquila de las palabras del temido doctor.
Él estaba más interesado en lo que había escrito Suika, sobre su avance.
—Tan madrugador como siempre, nuestro querido dictador, doctor Xeno. -dijo animadamente Chelsea, que caminaba alegre hasta él. Cuando estuvo al frente de su vista, le extendió un mapa-. Aquí esta tu orden, Xeno. Fue un poco difícil buscarlos, pero al final, sabía que no estaban tan lejos. No estabas tan equivocado en tu suposición.
Xeno tomó el mapa con mejor humor que antes y revisó la ubicación. Según sus cálculos, el lugar estaba a dos horas del campamento principal, buscando el norte. Sabía que no solo podía ir y volver, por lo que, con una mueca de fastidio, le pidió a Ukyo, si podía despertar a Tsukasa para acompañarlo a una excursión de último momento.
Chelsea se rio con picardía cuando Xeno le explicó que necesitaba recolectar un material de suma importancia y solo él podía ir y no dañarlo en el camino de regreso. Hyoga no dijo nada cuando Ukyo le pidió ir por él, no así, habló con un adormitado Tsukasa sobre vigilar bien al científico y tener cuidado.
Francois, al Ukyo comentar sobre la partida del doctor Xeno y Tsukasa, les hizo un rápido y pequeño refrigerio a ambos, saliendo de la fortaleza una vez que terminó de agregar algunos datos en el plano para que sus dos alumnos pudieran seguir mientras él regresaba.
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—¿Salió a recolectar materiales? -cuestionó Genos, cuando no vio a su padre en el desayuno, por lo que aprovechando al grupo que iba hacia la isla, se fue con ellos, incluso llevaba consigo comida, pensando en que su padre había partido junto a la base del motor a primera hora del día sin probar bocado por la emoción.
—Chelsea no nos quiere decir que es ese material, pero asegura que no es nada mortal. Además, Tsukasa no caerá fácilmente en su engaño. -aseguró Senku, cuando terminó de descargar algunas cosas que Genos traía en la balsa, hasta el laboratorio en donde estaban trabajando.
Genos meditó por un momento sobre algún material que su padre necesitara, pero antes de analizar algo más, Senku golpeo su frente con uno de sus dedos.
—¡Oye! ¿Por qué me pegas? -le preguntó molesto, sobándose la frente.
—Te estoy preguntando algo y no me prestas atención. -le respondió poniendo sus manos en sus caderas.
—¿Y no puedes usar otro método menos doloroso? -le cuestiona, y aunque él claramente no sintió mucho dolor, ver a Senku con un pequeño puchero, era algo que le hacía sentir cálido.
—No desvíes el tema. -advirtió-. Te pregunté sobre el trabajo de este día. ¿Estás seguro de solo ir tú y Luna a revivir a esas personas?
A Genos le sorprendió esa pregunta, después de todo, anoche habían hablado sobre ese tema y la necesidad de usar el menor grupo de personas posibles para seguir avanzando tanto en la construcción del barco como en la minería de materiales.
—Se que es un grupo grande de personas. -empezó, inclinando levemente la cabeza-. Pero no es como si no hubiera hecho esto incluso antes de unirme oficialmente a Senku-chan. -Gen miró mejor a Senku y luego capto algo en su movimiento nervioso que hizo que esa pregunta cuadrara en su mente-. ¿Quieres que lleve a mi padre Stanley a esto?
—De hecho. -empezó, más incómodo que antes-. Fue él quien me pidió ir contigo y ya que Tsukasa no está aquí.
—¿Y crees que yo no puedo con ellos? -le acusó, sintiéndose un poco ofendido.
—No tergiverses mis palabras. -aclaró Senku, más serio que antes-. Solo te estoy mencionando lo que me pidió tu padre, pero, así como se lo dije a él, te lo diré a ti... Tú eres quien decide o no hacerlo, yo no estoy imponiendo ninguna orden sobre todo este asunto a menos que me des luz verde para intervenir. -cuando Senku terminó de hablar, Genos se sintió estúpido por enojarse.
—Perdón, Senku-chan. No era mi intensión enojarme contigo. -se disculpó rápidamente, volviendo a dominarse por sobre sus emociones. Esos días, había sido un desastre de sentimientos y se estaba desquitando con su científico loco que no tenía nada de culpa sobre su situación familiar-. Mi padre puede venir si no lo necesitas en otra labor.
—No lo hago. -aseguró, relajando también su cuerpo, Genos se maldijo por ser tan emocional con un chico que apenas y podía con sus emociones-. Te encargo conseguir a más mano de obra para nuestra misión. -le dijo, tratando de mejorar el ambiente entre ambos.
—Déjamelo a mí, Senku-chan. -le aseguró, poniendo su mano en su frente, como un saludo militar, Senku puso los ojos en blanco por el gesto infantil de Genos y lo despachó para que siguiera su trabajo, pero cuando este vio más relajado a su científico, se acercó y dejó un beso en la mejilla de él-. Gracias por soportarme tanto.
—Supongo que soportarte es tu premio por unirte a nosotros. Después de todo, tener a un mentalista en el equipo ha sido la mejor elección para el reino. -le aseguró, con una sonrisa perezosa en sus labios y luego, rascando su oído, agregó-. Además, eres un experto en hacer baterías de manganeso. Explotar esos talentos ocultos nos viene bien a todos.
—Recuerda mis palabras, Senku-chan, voy a demandarte por explotación laboral.
Genos se fue alejando de ahí con una sonrisa en sus labios, sonrisa que Senku imitó, hasta que la tos poco disimulada de Suika, le hizo sentir sus mejillas arder, pues no necesito ver la cara de esa adolescente para saber que le miraba como un gato que sabe, atrapo al pez.
—Hueles eso, Senku... Ese aroma en el aire que grita que hay cerca de aquí, dos idiotas enamorados.
—¿Qué? ¿Ahora ni siquiera se me permite ser su amigo? -acusó Senku. Suika no le miró, estaba más pendiente del plano en sus manos y el motor frente a ella.
—¿Por qué asumes que estoy hablando de ti y papá? -devuelve la pregunta y esta vez, la sonrisa de Suika es muy parecida a la de Genos, cuando la gente a caído en su plan-. Fácilmente puedo estar hablando de los abuelos o incluso sobre como Hyoga mira a Kohaku.
—¿La leona y Hyoga? -cuestionó, tratando de cambiar el tema y lográndolo, cuando Suika, muy amablemente le comentó algunas cosas que había estado viendo, mientras seguían trabajando en el motor.
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Stanley se detuvo un momento a tomar agua y descansar. Miró aquel lugar en donde estaban minando y aun no podía creer que habían pasado un mes desde el día en que habían regresado nuevamente de la petrificación.
Las cosas habían cambiado en solo un par de días, mientras incorporaban a más personas al lugar. Resultó gracioso para él, como sus pocas clases de español, le ayudaron a comunicarse mejor con los nativos de la zona, pues el portugués era una lengua muy parecida al español y había palabras que fácilmente podía reconocer, aunque no pronunciar correctamente.
Cuando vio como unas mujeres se acercaron al grupo de abajo con comida, Stanley solo puede recordar a su hijo. Su pequeño le había permitido acompañarlo en cada uno de las tres tandas de personas que habían despetrificado.
Con la ayuda de Chelsea, llegaron a lo que fue una empresa minera y gracias a su pequeño, la gente no solo apoyo la causa de los amigos de su hijo, sino también, explicaron a donde podían encontrar a personas más preparadas, como doctores, enfermeras y personas capacitadas en diversas áreas.
La ampliación del lugar en donde vivían fue más que necesaria, creando con el tiempo estructuras mejor preparadas y los sistemas de comunicación necesarias para mantener a los mineros, la comunidad y los laboratorios, en comunicación clara y constante.
El trabajo se había sentido casi titánico, pero una vez su pequeño intervino, motivando a todos por igual por muy pequeño que fuera la labor que hacían, la armonía del grupo hacía que los avances fueran cada vez más reales, como los barcos que estaban creando, incluso estaban poniendo sobre la mesa la creación de maquinaria para a extracción de más materiales y disminuir las jornadas físicas en general.
Su hijo lo llenaba de orgullo, pues era tan listo como su padre Xeno, pero igual de determinado que él, y ahora al verlo trabajar con los demás, animando a todos, consolando a aquellos que habían perdido más de un familiar, ayudando a adaptar a todos en ese nuevo mundo, yendo de un lado a otro apoyando a todos los grupos y todo haciéndolo con una sonrisa cálida, comprensiva, volvió a recordarse que su hijo no juzgaba, él solo escuchaba, comprendía y cuidaba... Incluso a sus dos torpes padres que aun luchaban por reparar lo que habían roto por sus actos.
—Señor Stanley. -le habló una de las mujeres que repartía la comida, dándole una sonrisa coqueta-. Le traje su comida, ¿Comemos juntos?
En momentos como ese, Stanley solo deseaba un cigarrillo y su anillo de casado, pero al no tener ninguno de los dos, habló sin tanto rodeos, cortando de una cualquier mal entendido que eso podría acarrear en un futuro.
—No. Necesitó buscar a mi esposo y mi hijo, ya que mi trabajo terminó.
La sonrisa de la chica se congeló un momento antes de desearle suerte en su búsqueda. Stanley solo tomó su comida y salió de allí.
Él no mentía, su turno había terminado hace tres horas, pero se quedó apoyando al nuevo equipo de mineros, además de no querer volver al campamento todavía.
El sábado, las jornadas terminaban más temprano según las normas impuestas en la primera asamblea hace quince días, no así, el equipo científico no paraba de trabajar ya que, al grupo científico solo se les habían sumado dos personas más.
Desde que el laboratorio se movió, también lo hicieron ellos, y eso incluía a Xeno; En ese mes, solo se habían visto a la lejanía y generalmente solo era él quien podía verlo; cuando la asamblea con los despetrificados se hizo, hace un par de semanas atrás, al fin volvieron a estar uno frente a el otro, pero las palabras no salieron de ninguno de los dos.
Stanley quería volver a tocarlo como ese día en la choza, quería preguntar tantas cosas, iniciando con pedirle un momento para ellos dos, pero cuando Xeno desvió la mirada y comento cosas sin importancia explicando lo ocupado que estaba en esos días, Stanley no agregó nada y le deseo suerte cuando Suika le llamó.
Él no podía enojarse con Xeno, cuando fue él quien aún tenía dudas sobre lo que eran, pero tampoco podía negar el dulce dolor en su pecho que crecía cada que recordaba esa tarde en la choza, con un Xeno que no medía sus palabras y hablaba con total honestidad.
Cuando llegó hasta lo que ahora era la nueva comunidad, se dirigió hasta el comedor comunitario, en donde vio al equipo científico reunidos en una sola mesa.
—Abuelo Stanley. -le llamó Suika, moviendo su mano para que se acercara a la mesa, en donde no vio a Xeno. Lo buscó con su mirada, pero Suika le explicó-. El abuelo Xeno está hablando con Francois, volverá pronto, pero necesitamos más ideas.
Stanley bajo la mirada, en la mesa había un plan de celebración sorpresa con la letra de Suika, para festejar el cumpleaños de Genos. Suika le comentó que Genos estaba más pendiente en la celebración de otros que de su propio cumpleaños, por lo que ella estaba tomando la iniciativa para hacerlo, pero que entre más personas se unieran, la celebración iría mejor.
La energía de la pequeña, animó a Stanley a quedarse y apoyar con más ideas. Xeno, no volvió a la mesa, incluso cuando fue tiempo en que los científicos se fueron.
El primer impulso de Stanley una vez los científicos se fueron, fue ir con ellos y hablar con Xeno, pero cuando se puso en pie, Kaseki lo venía a buscar para que le ayudara con la soldadura de una parte del barco que no lograba alcanzar.
Stanley, no por primera vez en ese mes, volvió a posponer ir a hablar con él, centrándose nuevamente en ser de utilidad para su hijo y su causa, dejando de lado la molesta sensación de vacío que crecía cada día más, mientras más parecía alejarse de Xeno.
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La "fiesta sorpresa" para su pequeño caos, fue todo un éxito, Xeno debía de admitir, no por primera vez que esa molesta adolescente que se hacía llamar su nieta, era una niña brillante y malvada, el equilibrio que solo un Snyder-Wingfield podía lograr.
Su hijo la había criado bien, mucho mejor de lo que él y su amado Stanley pudieron hacer para con él.
La fiesta se hizo en el comedor común y todos los despetrificados se incorporaron con alegría, todos habían corrido la voz desde hacía una semana antes del evento para dar tiempo a crear algún regalo.
Pero él, había preparado su regalo incluso con un mes de anticipación. Su pequeño caos y él, habían sido en su tiempo, personas adictas al café, pero en ese mundo de piedra, a kilómetros de distancia de una plantación decente, él había solo creado esencias químicas que le ayudaran a disminuir su dolor de cabeza por la abstinencia del café los primeros días, no quiere ni imaginarse como su pequeño caos había sufrido.
Por ese motivo y analizando el terreno, le pidió a Chelsea que hiciera una búsqueda de la tierra de cultivos, así como la plantación de algo menos probable. Para el café, Chelsea solo le tomó una excursión para localizarlos; en sus periodos libres, habló con ese chico llamado Ryusui para proponer un negocio sobre el café, una asociación que gustosamente el chico aceptó, Xeno solo pidió no hablar de ese cultivo hasta después del cumpleaños de Genos, por lo que él fue a cosechar esos granos junto a Suika y Tsukasa, que se encargó de llevar los sacos que recolectaron en todo el día.
Ver el brillo en los ojos de su hijo cuando el olor a café inundo el lugar, fue más que suficiente para él, además de estar estrenando una nueva bebida gaseosa, su hijo amaba esas bebidas, por lo que fue absurdo no aprovechar los materiales que tenían para empezar a crear un refresco de cola.
Su amado hijo no paraba de sonreír esa tarde y cuando recibió tanto un café helado como una lata de soda, su pequeño fue hasta donde estaba él y le dio un abrazo. Al principio se quedó estático pues no se esperaba esa muestra de su parte, pero cuando la sorpresa se fue, correspondió el abrazo, deseándole un feliz cumpleaños.
El frío que dominaba su cuerpo desapareció cuando estuvo rodeado de los brazos de su pequeño, no quiso soltarlo, pero su hijo se alejó poco a poco de él. Con sus manos, aun sosteniendo la ropa de Xeno, Genos le sonrió, como hacía años no lo hacía, como ese pequeño de sus recuerdos que le pedía salir al patio a jugar juntos.
—Gracias, papá.
Genos lo soltó por completo y giró para seguir con los demás presentes, abrazando a todos por igual. Xeno solo le vio alejarse y el frío, por primera vez desde que se alejó de su hijo, no le envolvió, sino que el calor de esos brazos, aun lo mantenían cálido.
—Bien hecho, doctor. -escuchó la voz varonil de su Stanley, quien estaba sentado en una de las mesas detrás de él.
Xeno no supo si siempre estuvo ahí, pues estaba tan nervioso por ese día, que casi ignora a todos los que estaban organizando el evento, entre ellos a su amada estrella fugaz.
Xeno trató de toser, para bajar los nervios que solo la mirada de Stanley le hacía sentir. Caminó hasta sentarse frente a él, pues necesitaba un poco más de espacio para ordenar sus pensamientos.
Él había estado tratando de mejorar la relación con su hijo, así como darle el espacio que su hermosa estrella fugaz le había pedido. Xeno llevaba la cuenta de los días que habían estado separados, contando horas, minutos y segundos, él había tratado de ser ese pilar firme para que su esposo pensara las cosas y dejara de dudar de él, pero los días habían pasado y cada vez más, Xeno sentía como había un abismo que los estaba separando.
Por eso, en esta fiesta, Xeno no solo había preparado un regalo para su pequeño caos, sino también para su amado esposo.
—No es un gran regalo si la gente lo empieza a consumir en masa luego de ser presentado al cumpleañero, ¿o qué opinas tú, soldado?
Stanley levantó sus hombros, restándole poca importancia al asunto.
—Un regalo es un regalo y ese abrazo que recibiste, me dice que a nuestro hijo le encantó.
Xeno bajo la mirada, sintiendo como su sonrisa crecía, trató de no sentirse tan feliz por las palabras de su esposo, pero escuchar la confirmación de que aquel día completo que estuvo cultivando esos granos de café había valido la pena, era más que suficiente para él. No así, moviendo la bolsa que llevaba consigo, sacó su último regalo del día, poniéndolo sobre la mesa, sin atreverse a mirarle.
—La gente suele olvidar que, en los cumpleaños, también se debe celebrar a quien pasó por todo el proceso, desde el momento de la fecundación hasta el proceso de parto... Así que, espero que te guste. -cuando no escuchó palabras de Stanley, su nerviosismo volvió.
Xeno era un hombre adulto, pero cuando se trataba de su familia, las emociones jamás le dejaban actuar bien y en general, hablaba hasta que su garganta no podía más.
—Fue un poco difícil encontrar tabaco en una zona tropical. -empezó a hablar, sin verle a los ojos-. Es decir, Chelsea y yo hicimos algunas conjeturas, pero el viaje fue de dos días y ya que no podía alejarme tanto, ella trajo lo que pudo. Tratamos de replicar el cultivo, pero la humedad del suelo no es la apropiada, por lo que crearemos invernaderos para adaptar la temperatura del lugar y cultivar más variedades de plantas, por lo que al final, solo pude hacer una cajetilla de cigarrillos, pero Chelsea volverá entre una semana más a esa zona a traer más plantas que encontró y yo ya le dije que me trajera más tabaco y...
—Oye. -escuchó la voz de su esposo y una mano se posó sobre la suya, Xeno alzó la vista y la sonrisa de Stanley casi hace que su corazón se detenga-. Gracias, Xeno.
El científico devolvió la sonrisa a su esposo y con sus manos aun unidas, Stanley se acomodó para escuchar a Xeno hablar sobre los avances que habían tenido ese mes, dejando que el científico divagara.
Stanley había tomado un cigarrillo en sus labios, pero no lo encendió, solo lo dejó ahí y escuchó a su esposo hablar.
...
—Tu padre me ganó con tu regalo. -escuchó hablar a Senku detrás de él.
La fiesta seguía adentro del comedor comunal, pero Genos había salido con una lata de soda y una bolsa entre sus manos, afuera, las estrellas ya brillaban con intensidad. Genos se había quedado sentado en las gradas de la entrada para no desconectarse del todo de la fiesta.
—Mejor suerte para la otra, Senku-chan. -le sonrió, pero esta vez, fue una sonrisa más suave, de esas que Senku había notado, hacía que sus ojos se achinaran más, por lo que Senku se sentó a su lado en las gradas de la entrada para admirarlo mejor.
—¿Ese es el regalo de tu padre Stanley? -preguntó curioso, la bolsa era de un color rojo, con un listón negro.
Genos sacó su contenido para mostrárselos a Senku. Dentro de la bolsa, había cuatro figuras talladas en madera y pintadas con delicadeza, eran Xeno, Stanley, Suika y Genos, las figuritas estaban sueltas, pero traían una hendidura para unirlas con un lazo morado.
—Mi papá siempre fue bueno con las manualidades. Gracias a la tía Maya, supe que él había hecho mi cuna y la mayoría de juguetes que tenía en casa.
—¿Puedo? -preguntó Senku, para ver a detalle cada uno de esas figuras. Genos se las dio y Senku pudo admirar mejor cada una de ellas-. Realmente son muy hermosas.
—Lo se. -aseguró, Genos había llevado una mano para apoyar su mejilla, inconscientemente, había imitado la pose de su padre Stanley-. Oye, Senku-chan. ¿Ya escuchaste los rumores sobre mi papá Xeno?
Senku, dejó de admirar las figuras para prestar atención a las palabras de Genos, la mirada de este era de tristeza.
—Lo he escuchado, sí. -aseguró, pensando mejor sus otras palabras-. Xeno proclamó hace un par de días, ser el científico de la oscuridad. Chrome y Tsukasa estaban ahí, él fue quien me dijo que Xeno había mencionado que este viaje necesitaba una contraparte de la luz que despendería mi ciencia y que él gustosamente tomaría ese papel, ignorando las habladurías de las mentes inferiores que se presentaran en el camino.
—Mientras que Senku es la luz de la ciencia que nos lleva al futuro, el será la contraparte que hará lo que sea necesario para avanzar a nuestro ritmo. -concluyó Genos, entendiendo al fin lo que escuchó apenas ese día en la mañana.
—¿Tsukasa te mencionó eso? -preguntó, sorprendido por su exactitud.
—Solo lo supuso. -aseguró, tomando del regazo de Senku las figuras de sus papás-. El día del ataque, también se lo mencione a él, sobre como su ciencia nos estaba matando a todos mientras tú eras una ciencia de luz.
—Se lo tomó muy personal. -trató de bromear, pero al ver como Genos no reía en lo absoluto agregó-. Se que los rumores no llegarán tan lejos, la gente no lo ve como una amenaza.
—Él no es una amenaza... -susurró con enojo, no para Senku, sino para sí mismo por seguirle defendiendo-. Solo es un hombre que no sabe cómo reparar lo que está roto.
—Nadie nace sabiéndolo todo. -asegura Senku, tomando las figuras de Suika y Genos en sus manos-. Todos aprendemos en el camino, incluso yo lo hago ahora. -Senku le regaló una sonrisa mostrándole las figuras a Genos, uniéndolas con las que él tenía en sus manos-. Estoy unos diez mil millones porciento seguro, de que tus papás están aprendiendo sus errores y están tratando de arreglarlos a su manera.
—¿Siendo el villano de la historia?
—No dije que sus acciones fueran perfectas. -le dijo, levantando sus hombros con indiferencia, logrando que Genos sonriera, mientras miraba las figuras en sus manos. Aprovechando el momento relajado, Senku sacó de una de sus bolsas el regalo para Genos, poniéndolo sobre su regazo-. Solo para que conste que no me olvidé de tu regalo.
Genos ve la pequeña caja frente a él y curioso, guarda el regalo de su papá y abre sin dudar esa cajita. Dentro hay una pieza redonda con una cadena, similar a un viejo reloj de bolsillo, al abrirla descubre una brújula, y en la parte inferior de la tapa hay una inscripción en inglés que cita: "Para Genos. Por si algún día olvidas a dónde vas, recuerdes de dónde vienes."
—Kaseki me ayudó en los detalles. -aseguró, sintiéndose nervioso al no escuchar nada por parte de Genos-. Pensé en un reloj, pero ya que Joel aun esta al otro lado del continente, petrificado, sentí que era mejor algo...
Senku dejo de hablar cuando Genos lo atrajo hasta él y le abrazó, ambos cayendo al suelo. La risa de Genos inundó los oídos de Senku y él no pudo evitar reír contagiado por la felicidad que desprendía su mentalista, con su posición sobre él, podía ver fácilmente todas sus expresiones.
—Esperaba algo así como unas bolas de humo para algunos de los shows que estoy pensando hacer. -le aseguró cuando la risa fue pasando-. Pero esto es más tu estilo, Senku-chan.
Aun en el suelo, Genos se levantó un poco más y tomando la cara de Senku, se acercó hasta él, besando la punta de su nariz, luego empujó un poco a Senku para ponerse en pie y sacudirse el polvo de su ropa.
—Hoy ha sido un muy buen día. -aseguró, ayudando a ponerse en pie a Senku, que aun parecía procesar el momento compartido-. Ha habido comida deliciosa, he tenido soda de cola y café frío. He tenido muchos regalos y mis padres parecen volver a hablar como antes. Ha sido un día perfecto para mi... Gracias por despertar un día como hoy, Senku-chan.
Genos iba girar para irse, pero Senku tomó una de sus manos, sus ojos se llenaron de determinación, pero sus palabras salieron codificadas.
—Genos... La luna es hermosa.
Genos sintió sus mejillas enrojecer, pero riendo, con un poco de vergüenza, recordó su línea, por lo que respondió sin dudar.
—Y la luna brilla más en abril.
Senku soltó poco a poco la mano de Genos y le animó a entrar en lo que él iba por algunas cosas a su antigua choza. Genos lo dejó ir y entró a la fiesta sin decirse nada más.
Por dentro, ambos sintieron un sabor agridulce en su pecho, el primero, por casi besar los labios contrarios, arrepintiéndose a los centímetros de estar cerca. Él otro, por no poder decir sus sentimientos y camuflarlos con una frase cliché.
Hola de nuevo.
Feliz fin de semana a todos, no sé si podré subir capítulo mañana porque voy de salida, pero si no haya capítulo mañana, es seguro que el lunes tengamos el otro.
La canción para esta parte, estuvo sonando en mi cabeza toda la semana, no tengo idea porque, así que por aquí lo dejaré para que nos acompañe en esta relación que vamos reparando poco a poco.
Aunque, si soy muy sincera con ustedes, esta canción me esta obligando, casi exigiendo, a crear un two-short o quizás una historia con un máximo de cinco capítulos pero solo de la pareja StanXeno, que ya ratos esta rondando mi cabeza, es del género Omegaverse, así que es asegurado una dosis de drama. Probablemente para vacaciones lo termine de pulir y lo suba, pero bueno, será hasta mediados del verano.
Nos estamos leyendo, tal vez mañana, sino el lunes sin falta.
Autora-san, fuera.
Chapter 77: Capítulo 70: Lineamientos del mundo renacido.
Summary:
Senku ayuda a reactivar la calidez familiar que sus dos personas queridas, con una cena que transforma silenciosamente los vínculos entre sus miembros. Los planes evoluciona, la gente cambia y la inminente partida se acerca.
Notes:
La canción de este capítulo =3
Canción: NIDOME.
Artista: Creepy Nuts
Link: https://www.youtube.com/watch?v=RDRxGQ7F76s&ab_channel=AlexRey
Chapter Text
…
Senku podía decir, con absoluta certeza, que Suika había dejado de ser aquella niña que podía intimidar con algunos químicos del laboratorio que ella no conocía, a una adolescente con juicio propio y que a veces le producía escalofríos con sus acertadas opiniones y observaciones de su entorno.
Suika seguía siendo su alumna, y de Xeno, pero había días en que era una joven colega más que se rehusaba a quedarse atrás, demostrando su deseo de aprender haciendo preguntas que nadie más se atrevía a hacer, incluso quedándose hasta tarde en los laboratorios estudiando todo lo que podía.
En más de una ocasión, Genos, que parecía tener un sexto sentido desarrollado cuando ella estaba en esas situaciones, la cargaba hasta su choza en la isla y la hacía descansar entre 6 a 9 horas de sueño ininterrumpido. A veces era Xeno, que con una delicadeza poco vista por Senku, la cargaba hasta su habitación, susurrando lo que él creía era una canción de cuna. Senku una vez intentó cargarla cuando la vio completamente dormida sobre la mesa junto a unos planos, y se sorprendió lo liviana que era, demasiado para una adolescente de su edad.
Esa noche, Genos, que los vio dirigirse hasta la cabaña de ella, le confirmó lo que él venía sospechando desde hacía un par de semanas atrás. Suika presentaba un cuadro de desnutrición leve, su tamaño era un factor visible y no solo se debía a la genética de la aldea Ishigami, además de la poca musculatura que presentaba lo que la hacía ver incluso más pequeña.
Genos mencionó con un poco de esperanza en su voz, que ella estaba mejorando poco a poco, pues ahora medía 1 metro 30 centímetros, y que gran parte se debía a la comida de Francois y el apoyo emocional que representa que todos hayan regresado. Genos realmente esperaba que Suika alcanzase su estatura normal si seguía comiendo bien y rodeada de su familia, pidiendo de favor a Senku que le vigilara para que terminara su ración diaria los días en que él no podía estar con ella.
Esa charla la tuvieron unos días después del cumpleaños de Taiju, y no salió de su cabeza hasta que observando mejor a Suika, notó como ella comía apenas unos bocados antes de distraerse con alguna pregunta o simplemente dejaba la comida a un lado y anotaba cosas en su cuaderno de apuntes, por alguna razón al verla, Senku se recordó a sí mismo y su padre Byakuya.
Su padre no solo le dio de comer, sino que le enseñó a disfrutar la comida, del momento compartido y la compañía de aquellos que llamabas familia. Senku aprendió a cocinar porque su padre le enseñó a disfrutar incluso la preparación de la comida, su risa escandalosa y los experimentos culinarios que no siempre sabían bien, eran parte de la experiencia de comer junto a personas que te importan.
Esa tarde, mientras veía a Suika dejar su comida a medio comer, una idea se apoderó de él y no lo dejó tranquilo hasta que se lo planteó a Genos. Al principio, Genos no se sentía cómodo con la idea, pero pudo verlo por un momento, un brillo de nostalgia en su mirada; él había escuchado las historias de Genos que giraban en relación con la cocina y el momento de comer, la calidez con que Genos hablaba sobre esos tiempos, se reflejó cuando aceptó la idea con la única condición de que, al darle luz verde para meterse en sus asuntos, Senku estaba guiando ese plan.
A pesar de las mil excusas que puso desde ese momento sobre formar parte de ese plan, Senku al final terminó cediendo.
El plan era simple, al menos una vez a la semana, hacer una cena familiar, nada que alterará las rutinas de ninguno de los involucrados, por lo que se tomó a bien hacerlo el sábado, cuando se terminaba oficialmente las jornadas de trabajo semanal. Senku pidió prestado algunos implementos de cocina, pues por ser su idea, él se encargaría de la primera comida y Genos se haría cargo del lugar.
Ese sábado en la noche, Senku convocó a Xeno y Stanley a una choza que Genos había arreglado para ese propósito, pusieron una mesa redonda y cinco sillas, Genos se encargó de hacer la choza cálida y llevar a Suika cuando asumió que Senku había terminado de cocinar.
Cuando Xeno y Stanley llegaron, Senku supo casi al instante que Genos trató de imitar la cocina de su hogar en Estados Unidos si esa mirada de sorpresa en ellos dos era algo que decir.
—¿Qué es todo esto? -preguntó con calma Xeno, mientras Genos terminaba de servir la comida junto a Senku.
—Una idea brillante. -dijo con tranquilidad Genos, poniendo los platos en la mesa-. Gracias a Senku-chan, me he dado cuenta de que no hemos tenido una cena familiar decente, ya saben, de esas en donde no estamos planeando traicionarnos mutuamente.
—¿Y porque se está acomodando el chico repollo? -cuestionó Stanley, tomando asiento entre medio de Xeno y Suika.
—Senku-chan hizo la cena. -habló con calma Genos, sentándose seguido de Suika y a la par de Senku-. Sería de mala educación dejarlo sin comer.
Senku iba a aprovechar esa oportunidad para levantarse y escapar de ahí, pero no pudo si quiera decir unas palabras cuando Genos, viendo sus intenciones, le tomó del hombro y le hizo sentar de nuevo.
—¿Y nos aseguras que no está envenenado nada de esto? -cuestionó Stanley, viendo como la carne estaba bien cocida y las salsas que estaban en medio de la mesa, parecían ser uniformes y comestibles, sin mencionar la embellecida ensalada y los otros bocadillos adicionales dispersos en la mesa.
—Descuida, papá, Senku aun no desarrolla instintos criminales con pena capital.
Cuando el silencio se hizo luego de ese comentario, Senku se empezó a arrepentir de haber propuesto eso, hasta que la vio, Suika, que parecía confundida con los cubiertos, no había prestado atención a nada de esa situación que la rodeaba y más bien, parecía igual o más incómoda que él.
Al ver que ninguno de los otros adultos entendió el mensaje de su plan, decidió tomar su plato y llamar la atención de Suika.
—Suika, este aparato con dientes se llama tenedor, los occidentales, es decir ellos. -señaló a los otros en la mesa-. Lo usan para comidas sólidas, como vegetales o carne, lo debes tomar así. -explicó Senku, enseñando la forma correcta de usarlo-. Este de aquí, el redondo, es una cuchara sopera, y como su nombre lo indica, es para caldos o sopas, este lo tomas así. -Senku volvió a mostrar la forma de hacer, dejó la cuchara en su lugar y tomó el último implemento-. Y este es un cuchillo, su función es cortar alimentos duros como la carne.
—Y puede servir para defensa personal. -asegura Xeno con total tranquilidad, empezando a cortar la carne, mostrando la forma correcta de hacerlo-. Solo si es estrictamente necesario hacerlo.
—Xeno. -advirtió Stanley empezando a comer, pero ambos mofaron con diversión cuando se miraron, como compartiendo un secreto del pasado.
Suika los miró a ambos y empezó a imitarlos, desde su postura, hasta los trozos que cortaba y comía. Genos, que miraba todo en silencio, sin apartar la vista del frente, tomó la mano de Senku bajo la mesa y la apretó por un momento antes de soltarlo y empezar a comer.
Genos empezó a hablar sobre su día y las cosas que habían pasado, Suika también aporto comentario sobre su día y mientras la comida se iba acabando, el ambiente fue más ameno, las risas y el sarcasmo se mantuvo como una constante propia de esa familia, y por primera vez desde que empezó a observar a Suika, Senku notó como ella terminaba un plato de comida e incluso repitió porción.
Genos era el más motivado de todos ellos, terminando la cena con una taza de café y una adormitada Suika. Cuando Genos se llevó a Suika para ir a acostarla, Senku tuvo que explicarles a Xeno y Stanley sobre el verdadero propósito de esas cenas y así como Genos, los adultos se miraron con nostalgia de un pasado casi olvidado.
No necesitaron de más explicación para aceptar las cenas, pasando de una a tres veces a la semana, siendo Stanley el siguiente en cocinar para ellos, incluyendo Senku, pues ambos habían notado como Genos parecía más relajado estando entre Senku y Suika.
Ambos adultos tuvieron que admitir que ese encuentro también ayudaría a unirlos nuevamente como la familia que tanto su hijo como su nieta necesitaban.
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Desde que las cenas se empezaron a ser más frecuentes, Xeno podía notar como la cercanía con Stanley volvía, aunque todavía no compartían cama, sin mencionar que aún no se atrevía a tocarle libremente, en público, por temor a ser rechazado, ahora, entre las cenas, podía sentarse a su lado, tocarlo levemente y recibir una sonrisa suave, de esas que siempre le decían que todo iría bien y él, siendo el hombre enamorado de su esposo, creía en cada uno de esos micro gestos que pocos podían notar en él.
Además de eso, con su amado caos y su pequeña nieta, las cosas parecían ir incluso mejor, pues gracias a la ayuda de su pequeña nieta, Genos parecía más abierto al diálogo, incluso aceptando su ayuda cuando él estaba cargando cosas pesadas al laboratorio o simplemente le ayudaba a Suika con alguna tarea que ella estaba haciendo.
Obviamente, Xeno también tuvo que cambiar algunas actitudes pasadas, como callarse sus preocupaciones o resolver sus asuntos por su cuenta. Se sorprendió gratamente cuando notó ese último punto, pues incluso agradeció a su otro estudiante, Chrome, por darle un punto de vista completamente diferente para resolver el sobrecalentamiento que estaba teniendo una de las turbinas.
No así, a pesar de verse más afable hacia el grupo de los amigos de su hijo, eso no aplicaba a los nuevos despetrificados y los “expertos” que querían tomar el mando de su trabajo que llevaba casi el 75% finalizado.
Xeno siempre pensó que llamar a alguien “inepto” o “inservible” cuando realmente lo era, no debía tomarse como un insulto sino como una afirmación de los hechos. Fue por esos comentarios que esa noche, no solo estaba retrasado para su cena programada, sino que lo estaban reteniendo de forma absurda pues actualmente lo que esas personas planteaban, con los recursos que tenían, era casi imposible, por no decir absurdo, si ninguno de ellos poseía los conocimientos de programación necesaria para hacerlo.
Así que, cansado de que esas personas no entendieran sus palabras, los mandó con toda la elegancia que tenía, a la mierda, solo para que al dar un par de pasos dejándolos atrás, uno de ellos le tomara del hombro y le estampara un puño en su nariz.
La sangre corrió por su nariz hasta llegar a sus labios y el hombre que lo golpeo parecía un poco arrepentido cuando vio como Xeno se levantó con un pequeño tambaleo.
—No debiste haber hecho eso. -le dijo mientras sacaba su lengua y saboreaba la sangre.
Xeno jamás fue alguien que le atrajera el deporte, odiaba el esfuerzo físico innecesario, pero tuvo que aprender a ser ágil con su cuerpo sino quería que su Stanley se aburriera de él y luego, con el tiempo, cuando nació su hijo siendo un doncel, Xeno no quiso que él estuviera desprotegido en ese mundo, por lo que se dio a la tarea de aprender la teoría de la defensa personal y en especial, hizo suyo el conocimiento de los puntos de presión del cuerpo.
Por eso le fue fácil sacar dos agujas que tenía escondidas en su abrigo y atacar esos puntos que obviamente esas personas no vieron venir, eran dos personas, por lo que pudo moverse con facilidad. Xeno no toco puntos vitales, pero si puntos que podían paralizarles.
Luego, cuando ellos estaban en el suelo, fue hasta el hombre que lo golpeó, sus ojos mostraban terror cuando Xeno se agachó a su altura. Xeno le sonrió antes de ponerse en pie y golpearlo en el estómago tres veces, descargando con cada golpe, la frustración acumulada en su cuerpo.
El movimiento hizo que su peinado terminara de arruinarse, por lo que solo por ese motivo se detuvo, mientras se arreglaba su cabello, habló, recuperando un poco el aliento.
—Espero que esto no se repita, caballeros. Pasen una feliz noche.
Dicho eso, se alejó de esos hombres y fue a la cena de su familia, en donde, a pesar de haberse limpiado lo mejor que pudo, el morado del golpe puso en alerta a todos. Xeno no dio muchos detalles, pero Senku se escusó para cerciorar daños colaterales.
La cena fue tensa después de que Senku se fue, y el día siguiente, todas las personas del lugar sabían sobre el incidente de esa noche.
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El rumor que Genos trató de acallar sobre su padre, incrementó a tal punto que las dos personas que habían apoyado al grupo científico dejaron su puesto y ya nadie quiso volver a trabajar con su padre Xeno.
Incluso tuvo que rogar a su papá Stanley el no intervenir, cuando obviamente él ya había encontrado a las personas que se atrevieron a golpear a su otro padre y la determinación de cobrar venganza en su nombre era lo único que gritaban esos ojos color cielo.
Al final, logró convencerlo, pero a los días, todo pareció escalar más cuando supo que su papá Stanley se involucró en una pelea con otros mineros. Cuando llegó al lugar, una fracción de mineros defendió a Stanley, en especial sus subordinados, pues ellos sabían que era la pareja del doctor Xeno, pero otros estaban a favor de los que salieron golpeados a manos de Stanley por lo injusto del trato.
Genos supo después que la causa de la pelea fue porque esos tipos habían hablado pestes de su padre Xeno, llamándolo psicópata, además de lanzar advertencias al aire sobre como planeaban tomar venganza por lo que él había hecho con sus compañeros.
Genos hizo todo lo posible por calmar las cosas entre ambos grupos, pero incluso él tuvo que ponerse firme cuando las amenazas parecieron ir escalando. Para su suerte Genos contó con el apoyo de un hombre llamado Alberto.
Alberto era como un líder comunal de los locales, siendo de los primeros en ser despetrificados, él se encargaba de la traducción de los que no sabían hablar inglés, así como de comunicar las necesidades existentes de la población. Él estuvo en las reuniones para planificar los grupos y horarios de trabajo. La gente lo respetaba y eso ayudó a apaciguar todo ese conflicto que se estaba saliendo de las manos.
Al final de esa semana, Genos y Alberto habían logrado hacer una tregua, volviendo a la armonía normal del grupo, pero lo único que Genos no pudo lograr en ese momento fue que volvieran a trabajar con su padre, lo que hizo que el trabajo científico fuera más lento.
Por el trabajo que se estaba acumulando, las cenas familiares se volvieron a reducir a una por semana y como el trabajo en el laboratorio era indispensable, Genos y otros del reino científico, ayudaron a sacar adelante el trabajo en la isla.
El barco, por otro lado, llevaba un avance más positivo. La gente ayudaba sin problema alguno a crear estos barcos y uno de los barcos estaba casi en un 85% finalizado, Genos supuso que gran parte de esa labor fue porque Ryusui era un líder carismático y en especial, porque el dinero siempre movía a las masas.
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Genos pasó más tiempo en la isla apoyando con lo que pudiera con los avances e incluso, junto a Suika, revivieron algunos pequeños traumas al recolectar excremento, nuevamente, para crear biocombustibles.
Alberto, mantenía a Genos al corriente sobre los avances del lugar y a las personas que habían recuperado de la zona, así mismo, Genos daba el reporte a Senku, que era quien menos salía de la isla, cayendo casi sin notarlo en la vieja rutina de ser el vocero del líder.
Las cosas parecieron ir marchando bien cuando llegaron a la segunda quincena del mes de mayo, hasta que los mineros encontraron los restos de lo que una de las mujeres de la zona reconoció como un orfanato.
Las estatuas de niños iban siendo sacadas uno por uno y Alberto tuvo que llamar a los cinco generales para explicarles el hallazgo.
Los cinco llegaron cuando sacaban al último de los niños de aquel lugar en ruinas.
—Los niños y adolescentes están casi en perfecta condición. -empezó hablar Alberto cuando los vio acercarse al lugar-. Encontramos los restos de cinco estatuas más, pero están demasiado dañadas para su reparación. Tomaré a tres de los chicos de la minería para buscar hasta el último de los fragmentos de esas personas.
—¿Cuántos niños son? -preguntó Genos al ver la fila de estatuas frente a ellos.
—Son 20 niños. -responde Alberto-. Por su estatura diría que están entre los seis años a los doce años.
Todos los presentes guardan silencio un momento, la seriedad en sus caras era el reflejo de las decisiones que se tomarían en ese momento.
—En el almacén de los petrificados, ¿Cuántas estatuas hay en total? -pregunta Ukyo a Alberto.
—Hasta el momento, las personas petrificadas son 300, pero más de la mitad de ellas aún deben ser reparadas. -Alberto suelta un suspiro, mira a las estatuas y luego a esos chicos frente a él-. Entendemos que la prioridad en este momento no es traer a todos de regreso, sino reconstruir todo lo que se pueda para contar con los recursos necesarios, pero más de una persona se ha acercado a mi esta mañana para preguntarme lo que procederá con ellos.
—Revivir a alguien es más que solo hacer más líquido despetrificador y verterlos sobre ellos. -empezó a hablar Senku, con una seriedad que lo hacía ver mayor-. La respuesta ahora no es un sí o un no, sino el de sus pobladores. Estamos hablando ahora de vidas que apenas empezaron a vivir, quienes, si regresan de la petrificación, serán lanzados al caos actual, sin electricidad estable, ni hospitales o escuelas.
—Pero ¿Qué clase de científicos seremos si los dejamos ahí? -habló Chrome, sorprendiendo a todos los presentes por la seguridad en su voz-. Si la ciencia es lo que le da la esperanza a este nuevo mundo, ¿Qué mensaje les damos a ellos? ¿Qué los débiles no importan? ¿Qué si no tienes algún talento eres dejado atrás?
—Esto va más allá de eso. -menciono Genos-. Traer a 20 niños sería una logística no solo con los alimentos, sino con la salud y la educación, sin olvidar escoger a aquellos que serán sus cuidadores.
—Lo que nos lleva a la pregunta más importante. -dijo Ryusui, concluyendo con la idea de Genos-. ¿Las personas de este lugar están dispuestas a cuidar de ellos?
Alberto miró primero a las estatuas, luego a ellos cinco y con una sonrisa en sus labios les dijo.
—Hay un viejo dicho que cita, “para criar a un niño, se necesita de una aldea.” El alma de nosotros es la selva y la comunidad; muchos de nosotros aun esperamos encontrar a nuestros seres queridos, pero mientras ese momento llega, estamos dispuestos a cuidar de aquellos que nos necesiten.
Todos miraron a Senku, quien seguía con total seriedad, hasta que, soltando un suspiro, accedió a la propuesta de traerlos de regreso.
Ukyo, Genos y Ryusui se ofrecieron a apoyar a los niños, desde la logística de comida y alimentos, hasta el vestuario y vivienda.
Senku aprovechó ese momento para junto a Chrome, Alberto y otros jóvenes que él trajo consigo, enseñarles como crear el líquido despetrificador.
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La risa infantil de esos niños llenó de una nueva esperanza a todos los pobladores del lugar, el lugar parecía más vivo, Genos incluso pensaría que más cálido.
Los niños estaban deseosos por aprender y ayudar, los mayores del grupo incluso iban hasta la isla del laboratorio para ver el trabajo y ofrecer su ayuda a cambio de aprender a hacer lo que ellos hacían. Kaseki fue el más encantado de trabajar con estos niños, pues a sus palabras y con su característica sonrisa, les decía a todos que “Este conocimiento debe ser pasado a las nuevas generaciones”
Genos también notó como Suika los animaba a aprender, poniéndose ella como ejemplo, y aunque el idioma parecía un obstáculo, Suika y los niños aprendieron a comunicarse a través de dibujos y señas, aprendiendo palabras nuevas del idioma contrario y manteniendo una actitud cordial entre todos ellos.
Todo parecía marchar a su favor cuando su padre Xeno anunció la finalización del motor de turbina de gas. Para ello, necesitaban transportar algunos tanques de combustible líquido para probar el motor una última vez, antes de colocarlo en el barco.
Cuando Senku avisó a todos sobre el avance final, también llamó a los cinco generales para, sin los demás saberlo, tener su última reunión.
Senku anunció lo que los otros cuatro integrantes ya sabían, los avances del barco, la finalización del motor y los avances de la ciudad de la superaleación.
Y luego llegó al punto final, explicando lo que procedería a partir de ese punto.
—¿Dividirnos? -preguntó Chrome ante el silencio de todos los presentes luego de que Senku explicó ese punto.
—Necesitamos avanzar lo más que podamos. -volvió a recalcar Senku-. Eso incluye ir a despetrificar a la Ciudad del Maíz y para eso, necesitamos a uno de nosotros para asumir el mando de esa ciudad. Ukyo, podrías…
—No. -interrumpió con una seriedad aterradora, Ryusui-. Necesitamos a un sonarista si vamos a cruzar el mundo en barco.
—No será necesario si te tienen a ti como capitán. -aseguró Ukyo, mirando la lista de las personas que Senku había creado-. Taiju nos será más útil en la ciudad del maíz que aquí, ya que Alberto mencionó los nuevos instrumentos de extracción de materiales que construirían junto a Xeno.
El silencio se hizo en la sala, cuando Ukyo siguió leyendo los nombres de los miembros del equipo, los otros tres presentes miraban entre un relajado Ukyo y un enojado Ryusui, hasta que el peliblanco puso los listados sobre la mesa. Sus ojos jade miraron a Genos y la seriedad en ellos no permitieron mentiras en su respuesta.
—Genos, ¿tú conoces el contenido de estas listas?
El nombrado lo miró por un momento antes de asentir, con la resignación en su mirada.
—Con el conflicto pasado, Alberto me explicó como las personas estaban intranquilas con nuestra partida. -el semblante de Genos pasó de la seriedad a la melancolía cuando agregó-. Los aldeanos piensan que dejar a mis padres juntos sería una bomba de tiempo… Por eso sugerí que mi papá Stanley fuera contigo a la ciudad del maíz.
Ryusui, sin creer en las palabras de Genos, tomó los listados y leyó la distribución de los grupos, enojándose más al no ver fallas en la lógica de distribución, incluyendo la confirmación sobre el destino de los padres de Genos.
Ryusui no disimulaba en ninguna oportunidad su admiración por Stanley, el doncel tenía una puntería perfecta, sin mencionar su forma de volar aeroplanos. Era obvia su formación militar y su disciplina que mostraba, pues en más de una ocasión lo vio entrenando en las mañanas antes de las comidas y trabajar el doble que la mayoría de los despetrificados.
Ver el rostro de Genos, que parecía tener el mismo conflicto interno que él, hizo replantear su objeción sobre dejar a su Ukyo fuera del equipo explorador y, además, se recordó que esa decisión no le correspondía a él, sino a Ukyo… Y él no parecía tener conflicto en lo absoluto.
—Mañana será la prueba final del motor. -siguió Senku por sobre el silencio del lugar-. Estimo que en unos siete días más, el ensamblaje del motor en el barco se completará, así como los detalles finales para zarpar, lo que nos da un margen de 7 a 10 días para partir. Ustedes pueden decidir si hablar con todos ahora o cuando el barco esté finalizado.
—El segundo barco tiene un 65% de su construcción. -aportó Ryusui, su voz casi sonando monótona-. Precisamente ayer hablé con los trabajadores del segundo barco que me aseguraron que, a finales de junio, el barco estaría listo si los trabajadores del primer barco apoyan a su finalización.
—Comprensible. -concuerda Senku-. Por mi parte, ya he escrito todas las instrucciones para la creación de biocombustible, así como los depósitos para almacenar el gas. Con Xeno acordamos proporcionar un plano más fácil de entender para los lugareños que crearán el motor del segundo barco, además de terminar el prototipo de la antena parabólica, lo que nos permitirá mantenernos comunicados con el continente.
—Entonces, ya todo está decidido. -concluyó Ryusui, dejando los listados en la mesa-. La distribución de los grupos es proporcional a las necesidades que se presentarán en el futuro… Si no hay nada que agregar, me retiro.
Ryusui tomó su sombrero y se fue de ese lugar, todos miraron a Ukyo cuando este no fue tras él, por lo que este, con aquella serenidad que lo caracteriza, acomodó su gorra y llamó a Genos.
—¿Tú hablarás con tu padre o quieres que, como representante del grupo, lo haga yo?
Genos bajo la mirada, mordiendo sus labios, respiró pausadamente antes de susurrarle, sin mirarle a los ojos.
—Yo lo haré.
Ukyo se acercó a Genos y palmeó su cabeza, aprovechando que él aun miraba el suelo del lugar.
—Si quieres mi ayuda, no dudes en pedirla. -Ukyo miró a los otros dos chicos y con una sonrisa junto a una inclinación de cabeza, salió del lugar.
Su misión ahora era hablar con Ryusui, pues su tiempo junto a su persona amada, así como el tiempo de Stanley, ya tenía fecha de finalización.
Dos semanas más y las vacaciones llegarán al fin. o(*////▽////*)o
Ayer fue un día largo y no me dio tiempo de subir este capítulo hasta ahora. No tengo mucho más que agregar y solo agradecer la espera, nos estamos leyendo entre un par de días.
Autora-san, fuera.
Chapter 78: Capítulo 71: La balada del viento y el mar.
Summary:
Ukyo y Ryusui enfrentan la inminente separación por su misión, revelando el amor profundo que se profesan y el temor a un futuro incierto. Las emociones se desbordan hasta culminar en una inesperada proposición.
Notes:
La canción salvadora de este capítulo:
Canción: Tokyo Sunrise.
Artista: LP.
Link: https://www.youtube.com/watch?v=phQm_JnSs3E&ab_channel=ChocoRogi
Chapter Text

...
Ukyo había salido de la choza en donde se reunieron, fingiendo calma mientras sus manos temblaban, igual que la primera vez que sostuvo un arma: una cosa fría, inerte y capaz de quitar vidas. Pero esta vez, el temblor de sus manos era por algo mucho peor, él había dañado a alguien que realmente le importaba, alguien que amaba.
Él sabía que, tarde o temprano, Ryusui se aburriría de la simpleza de su personalidad, que lo vería alejarse y le desearía lo mejor. Por eso disfrutaba sus conversaciones, sus silencios, sus caricias y los momentos en que se perdían en el otro.
Esos meses anteriores, aunque fueran cansados y un poco caóticos, Ukyo tenía su momento especial con Ryusui en las noches, comiendo juntos, hablando sobre su día, a veces se bañaban juntos, otras veces uno de los dos era el encargado de traer las comidas cuando el tiempo de trabajo se extendía, pero siempre, sin importar lo tarde que fuera, ambos se daban el tiempo de descansar en los brazos del otro.
Ukyo había olvidado por completo su decisión de no enamorarse más, pero ¿Cómo no amar a alguien como Ryusui? Un chico con carisma abrumador, que sabe en qué momento callar o decir las cosas, un chico que forjó su camino y no duda en seguirlo.
Él había actuado como el mayor en esa reunión, no porque quisiera hacerlo, sino porque había cosas mucho más importantes en juego que un simple enamoramiento pasajero. Y ahora, tenía que seguir siendo el adulto de esa relación, aunque sintiera que su corazón se apretaba con cada paso que daba hacia él.
Encontrar a Ryusui no fue difícil, generalmente estaba en el astillero revisando los avances del barco o corrigiendo cualquier fallo, pero al ser el crepúsculo, Ryusui siempre buscaba el acantilado en donde se podía ver todo el lugar.
Estaba sentado cerca de la orilla, en sus manos su sombrero y el aire de la costa hacía que su cabello se moviera a su compás.
—¿Te sentarás? -preguntó Ryusui sin voltear a verle.
La voz de Ryusui seguía sonando varonil y a su vez era suave, por la consideración de su audición. Ukyo se sentó a su lado e iba a permanecer en silencio, pero sus palabras salieron incluso como un grito que se ahoga entre el ruido del mar.
—Esta vez no traigo promesas para los dos. -Ryusui mofó con una sonrisa tensa en sus labios.
—No parecías tenerla cuando solo aceptaste lo que Senku planteo.
Ukyo no se atrevió a mirarle, pero era obvio por su voz, la decepción en sus palabras.
—Refutar una planificación lógica es casi imposible, por no decir absurdo siquiera pensarlo y tú, mejor que yo, puede entender eso.
El silencio volvió a rodearlos de nuevo. Ukyo sabía que esas no eran las palabras que quería decirles, pero incluso él no podía decirle simplemente te amo en ese momento y despedirse dentro de un par de días, haciendo como si nada de su relación hubiera pasado.
Sabía que la misión que les esperaba a todos, los alejaría por un par de años e incluso ellos, en esa reunión, planteaban solo hipótesis del tiempo estimado.
Ukyo ni siquiera sabía si volvería a Japón en la próxima década, porque había decidido ser el vocero del reino en Estados Unidos. El trabajo era extenso y no solo por hacer más líquido despetrificador, sino además, tenían que hacer una ciudad sostenible junto a los demás de la tripulación del Perseo que quedaron atrás en su huida.
Ya no había tiempo para actuar como adolescente enamorado. El sueño, que apenas duró un par de meses, se había acabado, pero Ukyo aún guardaría cada beso robado, cada toque, cada coqueteo, cada sonrisa, cada suspiro en los brazos del otro, como el tesoro del mejor amor que tuvo y que tendrá.
Cuando quiso decirle todo eso a Ryusui, un nudo se formó en su garganta y sus ojos comenzaron a arder, avisando la inminente llegada de las lágrimas.
"No te alejes de mi lado..." recuerda que Ryusui le pidió, la noche en la cual él se sinceró y le habló sobre su infancia, sobre sus miedos. Esa noche vio a un Ryusui vulnerable, a quien en su corazón juró proteger... "No quiero sentir que me abandonas tú también..."
Cuando ese recuerdo apareció, las lágrimas fueron cayendo sin detenerse y su mano temblorosa buscó la de Ryusui, haciendo que este le mirara y no dudará en tirar de él hasta sus brazos.
—Lo siento... -dijo Ukyo, su voz se cortaba por todas las emociones que se desbordaban en él-. Lo siento, lo siento, lo siento...
Ukyo repetía sus disculpas como una plegaria, sus lágrimas no se detenían y sus manos se aferraban con fuerza a la ropa de Ryusui, como un salvavidas.
Una vez, Genos le había dicho que guardarse todo para sí mismo, haría que eso le explotara en la cara, y ahora, aferrándose a Ryusui mientras lloraba como un niño pequeño, entendió mejor esas palabras.
—¿Aún me amas? -preguntó Ryusui, cuando las disculpas se detuvieron. Ukyo no necesito verle para saber que él también estaba llorando, más bajo, como temeroso a dejarse ver así.
—Jamás he dejado de hacerlo... -dijo con voz rasgada.
Ukyo sintió como el cuerpo de Ryusui se estremeció, como si el inicio de una de sus risas se detuviera abruptamente. Cuando tuvo el valor de salir del espacio entre los brazos contrarios que Ryusui había bautizado como su lugar seguro, Ukyo le observó mejor, ambos tenían residuos de lágrimas en sus caras e incluso algunas seguían cayendo, no había risas, solo muecas de ellas.
—Te amo, Ryusui. -se atrevió a decirle Ukyo, y la mirada que recibió de Ryusui, fue suficiente respuesta para él.
Los ojos color avellana de Ryusui le miraban con un amor abrumador, como la esperanza de un náufrago que ve tierra, luego de días en alta mar. Ryusui le tomó de las manos y las besó en la parte interna, para luego dirigirlas a sus mejillas.
—Si lo haces, no me hagas sentir como si me fueras a dejar para siempre. -pidió, cerrando sus ojos al momento en que Ukyo empezó acariciar sus mejillas.
—Pero esta vez, no tengo una fecha de regreso. Ryusui. -le llamó y esperó hasta que él abriera los ojos para seguir hablando-. No mentía cuando te dije que no tengo promesas que darte y no espero que tú me esperes para siempre...
—Puedo... -le interrumpió, pero Ukyo movió sus manos, para con sus dedos, posarlos en los labios de Ryusui y detener sus palabras.
—No. -habló con contundencia-. No voy a permitir que tú, quien desea el mundo, se limite a esperar algo incierto.
Ryusui le observó por un momento, notando como la resignación estaba escrita en la cara de Ukyo.
—Entonces, ¿Esto es el final? -le preguntó Ryusui, y Ukyo apartó la mirada de él.
Ukyo sabía que debía de decirle que "Sí." que no debería postergar lo inevitable y terminar esta asociación en buenos términos. Pero las palabras se atoraban en su garganta y las lágrimas volvían a correr por sus mejillas.
—Eres un chico cruel, Ukyo. -Ryusui atrajo a Ukyo a su pecho de nuevo, pero esta vez, fue él quien se escondió entre su hombro y cuello. Con su voz amortiguada por la forma en que sujetaba a Ukyo entre sus brazos, Ryusui le habló, sabiendo que a pesar de que su voz saldría como un susurro, sería escuchada-. Estás decidiendo todo en una relación de dos... Dices amarme y estás dejándome ir... ¿Quién dice que eso es lo que yo deseo?... Si esperas que yo no me limite y seguir deseando todo en este mundo, pues te tengo malas noticias para tu plan... Si tú no estás incluido en este mundo, ¿Qué necesidad tendría yo de desearlo?
Ukyo sintió que le robaban el aliento al escucharle. Ryusui tenía la razón, pues egoístamente estaba decidiendo en una relación de dos, pero no pudo seguir procesando lo demás cuando Ryusui siguió con su discurso.
—Tú siempre pareces tener un plan y aceptas todo cuando es algo lógico. Yo, en cambio, me baso en mi instinto, en lo más oportuno que podamos hacer en ese momento y odio con todo mi ser que mi instinto haya aceptado el plan de Senku, sin buscar un plan b.
—Suele pasarnos a todos y más al pobre de Genos. -el resoplido de Ryusui, hizo que él, a pesar de las lágrimas, riera un poco mientras acariciaba los cabellos rubios de Ryusui.
—No quiero que esto termine, pero sé que hay una misión más grande en juego.
—Lo sé. -concuerda Ukyo, sintiendo que Ryusui, eventualmente, llegaría a su misma conclusión.
—Ukyo. -susurró su nombre, mientras se aferraba más a él.
—Sí. -le respondió, sintiendo que el final vendría en sus siguientes palabras.
—Cásate conmigo.
Ukyo dejó de acariciar los cabellos de Ryusui, y este aprovechó para salir de su escondite en el cuerpo de Ukyo, sujetando sus manos y mirándolo a los ojos.
Ryusui tenía los ojos irritados, y aún tenía marcas de lágrimas en sus mejillas, su cabello estaba despeinado y su ropa arrugada, su sombrero estaba tirado en el suelo y era un milagro que el viento no se lo hubiera llevado. Ukyo analizó esos detalles luego de las últimas palabras de Ryusui. El último detalle que vio, fueron esos ojos de color avellana, con la misma determinación con la que, una vez, él mismo vio cuando todos daban por perdida la construcción del barco.
Esos ojos llenos de determinación de una persona que no retrocederá por nada y avanzará hasta el final. Ryusui lo había cumplido aquella ocasión y el Perseo los llevó hasta Norteamérica.
Que esa misma determinación fuera puesta en esas simples palabras, decía mucho más que el temblor en sus manos unidas o el sonrojo apenas leve en sus mejillas.
—¿Por qué? -fue la única palabra que salió de sus labios. Ukyo necesitaba un poco de lógica en esa propuesta, pues estaban a días de separarse por un tiempo indeterminado y pensó que Ryusui aceptaría el final de su relación.
Para su sorpresa, Ryusui, en vez de retroceder por su pregunta, le sonrió con cariño, como solo le había mostrado a él, y eso hizo que su corazón sintiera un poco de calma. Sin darse cuenta de que esa sonrisa, no solo era de cariño, sino de ternura, pues Ukyo tenía desde la punta de sus orejas hasta el inicio de su nariz, completamente roja.
—Porque te amo. -le respondió con seguridad-. Porque te deseo incluso más que al mundo... Ukyo, yo jamás me había sentido como cuando estoy contigo. Eres el lugar al cual quiero volver siempre, sin importar que tarde décadas o siglos... El mundo se restaurará, Ukyo, y no dudes de que cruzaré el mar una y otra vez, si es solo por verte una vez más... Mi Ebisu. -Ryusui beso la frente de Ukyo, para luego, colocar su frente con la de él-. Déjame decirle al mundo que mi corazón lo tienes tú y que sí regreso al océano, a cumplir con mis mandatos, mis deseos... El sonar de tu Kagura Suzu me haga regresar a tierra firme, a mi hogar, contigo ahí, hasta que la muerte nos separe.
Ukyo sintió que su corazón se salía de su pecho, quería negarse, era lo más lógico. Pero su cuerpo y sus emociones, ganaron sobre la razón de su cerebro y con un beso que los dejó sin aliento a los dos, susurraba con una sonrisa creciendo en sus labios un "Aceptó" cuando sus labios se separaban solo un poco para seguir besándose de nuevo, una y otra vez.
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Cuando llegaron al comedor comunitario esa noche, Ryusui arrastró a Ukyo al medio del lugar para avisar a todos sobre su casamiento, que sería el 5 de junio, justo en el cumpleaños de Ukyo.
La mayoría de la gente los felicitó y empezó a aportar ideas para celebrar la unión. Francois se secó las lágrimas de sus ojos antes de acercarse a ellos dos y ponerse a disposición para hacer la ceremonia.
Tsukasa y Hyoga, dejaron de comer al momento de escuchar la noticia y el más alto de los dos, sintió un extraño deja vú, al recibir revelaciones de amor en medio de la comida.
Kohaku y Suika fueron a felicitarlos y a ofrecer su ayuda para los preparativos, comentando como eran las uniones de la aldea Ishigami. La sonrisa de Ryusui y el sonrojo de Ukyo no bajo en toda la noche, incluso se incrementó el doble cuando Genos y sus padres aparecieron en el lugar y Ryusui le pidió a Genos ser el padrino de Ukyo, proponiendo a Senku como su padrino de bodas.
La cara de Genos paso de la incredulidad a la alegría cuando Ukyo le susurró estar arrepintiéndose de decir que sí, por todo lo que se venía de trabajo para la organización de la boda. Genos no dudo en aceptar ser su padrino y junto a Francois, Suika y Kohaku, empezaron a planear la boda, pues solo le quedaban menos de 6 días.
Todos en el lugar quisieron apoyar la primera boda que se celebraría en el nuevo mundo, aportando con la construcción de un espacio especial para la ceremonia, los trajes de ambos y la comida. Genos, como buen conocedor de los locales, no dudo en hablar con la chica que, en tiempos pasados, había sido modista, para volver a su oficio y, como no podía ser de otra manera, ser generosamente recompensada por Ryusui quien ya había implementado el concepto del dinero para motivar a los locales a trabajar en las cosas que necesitaban.
La chica no perdió el tiempo y con las medidas de ambos y las herramientas que gustosamente Kaseki hizo con rapidez, la chica confeccionó los trajes para la pareja, escuchando los gustos de cada uno y dibujando un diseño acorde a la personalidad de ambos.
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Ukyo estaba terminando su parte de la tarea ese día, pues fue muy firme en decidir a no detener su trabajo con el equipo que minaba, pues necesitaban aún manos para la extracción de minerales para el segundo barco.
Se estaba acomodando su sombrero cuando alguien le llamó y le lanzó una bolsa con agua adentro. Por la voz pudo reconocer que era Stanley.
—Así que en dos días, te casas con el niño rico. -le dijo sin más, acercándose a su lado y sentándose junto a él en el suelo.
Ukyo deseaba que todos olvidaran ese detalle, pero parecía que era lo que siempre recordaban de su prometido.
—El tiempo pasa volando. -mencionó con una sonrisa nerviosa, pues claramente se sentía nervioso con toda la preparación que irónicamente no estaba dirigiendo él, sino Ryusui, Francois y Genos.
Él estaba gustosamente cómodo con solo colaborar en lo necesario y dejar a los expertos hacer su trabajo.
—¿Cómo te sientes? -preguntó luego de unos segundos de total silencio.
La pregunta lo tomó por sorpresa, pues no esperaba que fuera hecha por él.
—Nervioso, quizás un poco ansioso por todo esto. -una sonrisa se formó en los labios de Ukyo, quien giró a verle cuando esté prendió un cigarrillo y empezó a fumar a su lado.
—¿Le amas? -preguntó sin más y Ukyo, con aquella calma que extrañamente sentía desde que Ryusui le propuso ser su esposo, le respondió.
—Sí. Le amo con todo mi ser. -dijo sin más y luego agregó-. No somos el primero del otro, pero ambos decidimos ser el último, hasta que la muerte nos separe.
Stanley le sonrió de lado al escuchar eso. Soltando el aire de su cigarrillo, le dijo.
—Genos mencionó que apenas llevan un par de meses juntos.
—Oficialmente, son más de cinco años. -aseguró, viendo como Stanley desviaba su mirada con incomodidad. Ukyo toca su hombro, brindándole una sonrisa serena, como un perdón sin palabras-. Y sabes, en mi tiempo en petrificación, pensé en todos, pero en especial en Ryusui y el tiempo que compartimos, en las charlas que quería tener con él, en el deseo que crecía en mí por tenerlo a mi lado y en cómo esperaba no tener que racionalizar estos sentimientos como mis experiencias pasadas.
—Pero te irás. -puntualizó Stanley, recalcando lo obvio-. Y ambos se alejarán por años del otro.
Ukyo soltó un suspiro, con una sonrisa en sus labios antes de contestar.
—Sí, lo haremos... Pero podré estar con él a través de llamadas, siempre habrá una forma de saber que el otro está ahí. -Ukyo ve como Stanley busca algo en su cuello, pero aborta su movimiento al recordar que no hay nada ahí. Con voz más suave, Ukyo prosigue hablando-. Tú y yo entendemos como es estar lejos de los que amamos por cumplir con nuestro servicio al país. En mi experiencia en alta mar, pueden pasar meses sin contacto con tierra y aun así, cuando volvía a casa, mi familia siempre esperaba mi regreso y vivíamos el día a día, como si nunca me hubiera ido de su lado.
Ambos callaron luego de eso, ambos con recuerdos del pasado, de los meses lejos del hogar, de las promesas hechas de volver a casa una vez que partían de regreso al trabajo que ellos escogieron, no por imposición, sino por el deseo de servir a su pueblo, a su patria.
—Hace cuatro días... -volvió a hablar Ukyo-. Estaba seguro de terminar mi relación con Ryusui. Había caído en aquello que hacía antes. Para mí, el solo ser amigo me iba a ser suficiente, dejando que él escogiera su camino, sin ser un obstáculo para sus sueños de recorrer el mundo mientras yo me quedaba atrás... Pero, cuando él me miró en ese momento, cuando con seguridad me pidió ser su esposo, y me explico a mí, como si fuera un niño desorientado, sobre el porqué me amaba, simplemente lo entendí.
Ukyo tomo un poco de agua, antes de continuar hablando.
—Entendí que el amor no se fuerza, solo aparece y rebeldemente se queda a tu lado... Ryusui me enseñó a que a veces el amor no siempre es solo quedarse, sino también esperar en la distancia, en ser el faro que les indica a los navegantes que están en casa.
Stanley le mira un momento, asombrado por la madurez del chico a su lado, no puede evitar reír un poco, no por diversión sino por la frustración y el nerviosismo que siente por dentro.
—Pareces muy seguro que su amor se mantendrá en la distancia y el tiempo.
—Oh, para nada. -asegura Ukyo-. Esta es la mayor apuesta que ambos haremos en la vida... Es decir, aún no sabemos que nos deparará mañana o si el mundo llegará a restaurarse por completo. -Ukyo se quitó su gorra, dejando que la brisa de la tarde refrescara sus cabellos-. Todo es incierto en este nuevo mundo... Pero incluso si lo es, ambos hemos decidido apostar todo al otro.
—Tus palabras suenan bonitas. -asegura con calma-. Pero ambos sabemos que el esperar, con el tiempo, se vuelve una daga enterrada en tu pecho.
—Es verdad. -concuerda-. Pero también he aprendido como el amor, es un motor que impulsa al cambio. Genos me explicó que nunca hay una forma correcta de amar o una forma estándar de sentirlo, y cuando miro a mi alrededor, a ti. -puntualiza, acomodándose en su asiento-. Las palabras de Genos son tan verdaderas... Por ejemplo, tú amas con una intensidad que hace temblar los cimientos de otros. Lo veo en tus ojos cuando miras a Genos, o en tus silencios cuando Xeno entra en tu campo visual. Tú no amas a medias, Stanley, tú amas de la misma forma en que sostienes un rifle en tus manos, con todo tu cuerpo, incluso tu alma, en el silencio de las sombras, esperando el momento justo para aparecer frente a los demás.
Stanley le mira con el ceño fruncido, incluso con un poco de extrañez, por lo que Ukyo levanta sus hombros, restándole importancia a su mirada.
—¿Qué? Soy como el mejor amigo de tu hijo. ¿Acaso esperabas que no me contagiara de su forma de ver el mundo?
—Ya me parecía extraño tu habladuría cursi.
Ambos guardan un momento silencio, escuchando a los demás a la lejanía, dejando que el aire les refresque un momento más. Stanley incluso apaga su cigarrillo y llena sus pulmones de la briza que los rodea en ese momento.
—¿Así crees que es mi forma de amar? -pregunta Stanley, sobre el silencio del momento. Ambos están mirando al frente, al lugar cerca del camino hacia la villa que han creado.
—Sí. -responde con seguridad-. Y aunque ahora pareces no saber que necesites, has andado a tu ritmo, haciendo las cosas que crees que te acercaran a tu familia de nuevo, como estar aquí, trabajando como esclavo, haciendo jornadas dobles, solo para compartir un momento con Genos en el río, o una cena junto a Xeno. Si eso no es amar a tu familia, no sé cómo llamar a eso.
—¿Apego, quizás? -pregunta con temor, sus dudas internas al fin logrando exteriorizarse-. ¿Una forma de dependencia hacia al otro?
—Si ese fuera el caso, ¿por qué has dudado en darle tu respuesta a Genos sobre irte o no con nosotros? -cuestiona Ukyo, con una tranquilidad inquietante, Stanley incluso se siente como si estuviera otra vez en sus citas con los psicólogos militares-. Si realmente fuera alguna clase de apego, hubieras dicho que no al momento en que se te comunicó, o hubieras ido a hablar de esto con Xeno, lo cual entiendo que has pedido no mencionar a nadie, en especial a Xeno.
Stanley deja de sonreír al instante de la pregunta, se muerde el interior de su mejilla mientras su expresión se endurece, no por enojo a la pregunta, sino por una lucha interna que carga desde que volvió de la petrificación.
—Si me permites darte un consejo, podría sugerir que te escuches a ti mismo por esta vez. Por sobre tus obligaciones, sobre tu amor devoto. Escúchate y luego solo quédate o vete. Pregúntate por esta vez, si el amor que sientes te está atando a tierra o te da alas para avanzar. Porque Ryusui me enseñó que el amor, no debe sentirse como una duda, sino como un hogar.
—¿Y si el hogar está roto y parece no querer repararse? -presionó, Ukyo cruzo sus manos a su pecho, analizando mejor su respuesta.
—Tal vez solo debas volver a repararte a ti mismo, ya sabes, aprender a usar una nueva herramienta para reparar mejor esa casa rota. No creo que sea el fin del mundo si te tomas una pausa para amarte a ti mismo y buscar una nueva forma de seguir amando. El amor puede transformarse en el camino, o ¿acaso amas de la misma manera al Xeno de tu infancia o al Xeno durante el embarazo o al Xeno que estuvo después de la petrificación?
Stanley abre ligeramente los ojos, comprendiendo las palabras de Ukyo.
—Me casaré con Ryusui. -empezó a hablar Ukyo, luego de un silencio reflexivo-. Porque espero que si algún día ese chico vuelve a encontrarme en una costa diferente a esta y aún me reconoce como su hogar, tener la certeza que toda la espera que tuvimos, todo el riesgo que implica la separación, haya valido la pena... Sé que valdrá la pena.
Stanley vio como los ojos color jade de Ukyo brillaban en determinación, los mismos que ese niño rico había puesto cuando se acercó a él, para pedirle enseñarle a tallar las alianzas para su boda.
Sintiendo un poco más de claridad en su decisión, se puso en pie y se limpió sus ropas, antes de girar y ver a ese chico, quien una vez conoció en el mar y supo, por puro instinto, que valía la pena presentar a su familia y hacerle parte de su paquete de cuido, aunque solo Xeno supiera de esa decisión.
—Si me caso otra vez. -habló, estirando su mano a Ukyo-. Me gustaría que fueras mi padrino de bodas.
Ukyo se rio por ese comentario, pero, tomando su mano y poniéndose en pie, aceptó su propuesta con la condición de dejar a Ryusui y a Genos formar parte del equipo que armaría la boda, pues su prometido amaba organizar fiestas.
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Desde el cuatro de junio, Ukyo fue raptado por las chicas y los donceles, para "tener su noche especial" lo que agradeció que no se convirtiera en una despedida de soltero en toda regla, sino, una clase de Spa improvisado en donde todos daban y recibían un tratamiento relajante.
Ukyo jamás pensó que amaría tanto como Genos tenía la presión exacta en sus manos para dar masajes y como un baño en agua caliente (cortesía de los discípulos de Kaseki que crearon esas piletas para baños calientes) ayudaba a bajar cualquier nerviosismo que sentía previo al gran día.
Genos y Luna fueron quienes llevaron la organización del evento y Stanley, por increíble que le pareció en su momento, también brindó alguno que otro consejo sobre la practicidad del evento. Jamás preguntó al respecto sobre la boda del mayor, pero Genos, en el pasado, había dicho que la boda de sus padres había sido en el patio de su casa en los Estados Unidos.
Por tradición, Ukyo y Ryusui no pudieron verse ese día. Se sorprendió como esa tradición aún se conservaba en la aldea Ishigami, pues Kohaku prometió montar guardia por si Ryusui quería romper esa regla.
Cuando la mañana llegó, Ukyo, quien no había visto como habían decorado el lugar, quedo fascinado por la decoración.
Habían montado un armazón en medio de la villa, había flores de temporada de todos los colores, las blancas y azules, eran las que más sobresalían, en ramilletes unidos por conchas de mar.
El azul de la tela colgando en el lugar, fue gracias al añil que Chelsea encontró en el lugar. El añil había ayudado a crear telas de diferentes tonalidades de azul, lo que ayudó a una mejor variedad en las ropas de todos y ahora ese azul, albergaba gran parte de la decoración.
Genos lo llevó a una cabaña por aparte, para mostrarle la ropa que usaría. Ukyo no esperaba que fuera algo tan hermoso como lo que vio sobre la mesa de la choza.
Era un kimono tradicional de color claro, el Hakama había sido pintado de olas de mar de un color azul. Tenía un Haori de mangas anchas, incluso un Himo blanco.
—¿Cómo...? -preguntó Ukyo con un nudo en su garganta, pues él se habría conformado con usar sus ropas de uso diario para la ceremonia y no algo tan tradicional que le hacía recordar a su pueblo, a su hogar.
—Ryusui-chan puede ser muy detallista cuando quiere. -respondió Genos, ayudándole a desvestirse para poner sus ropas nuevas-. Dijo que una vez te vio hacer un ritual para bendecir el barco y que desde ese día no paró de aprender sobre el sintoísmo. Me dijo, cuando estábamos con Marí-chan, la modista, que quería respetar tu fe y tradiciones, por lo que trajo a Senku-chan para que él le explicara cuáles eran las piezas para hacer este traje.
—¿En cinco días? -preguntó aun sin creerlo.
—Bueno, en todo el mundo hay gente apasionada como Yuzuriha-chan, que toma estos pedidos alocados como un reto a superar.
Genos le ayudo a vestirlo y le hizo sentar para peinar su cabello de lado, dejando ver su rostro, colocando, como toque final, una corona de flores blancas y azules.
—Te ves hermoso. -le dijo Genos, al ver el reflejo de ambos en uno de los espejos que habían creado el equipo científico, Genos tenía un par de lágrimas en sus ojos, Ukyo, aunque fuerte, también sentía sus ojos húmedos-. Tu valentía para elegir amar es asombrosa, Ukyo-chan.
—Ni siquiera yo me creo que voy a hacerlo. -le dijo con diversión, risas nerviosas saliendo de ambos.
—Wao. -escucharon la exclamación de alguien en la puerta, eran Tsukasa y Hyoga, ambos con vestimentas más cubiertas, Tsukasa, quien fue el que habló, llevaba su cabello recogido en una coleta alta y Hyoga, no llevaba su cubrebocas, su cabello, todo hacia atrás-. Te ves hermoso, Ukyo.
—Demasiado para ese niño rico. -mencionó Hyoga, cruzando sus brazos sobre su pecho-. Sabes que si te hace llorar podemos hacerlo dormir con los peces.
—En el sentido figurativo de la palabra. -apoya Tsukasa.
Genos cubrió su boca para evitar reír, Ukyo en cambios solo suspiró y se puso en pie para apuntar con su dedo a ambos.
—Deben de comportarse este día, nada de amenazas de muerte a nadie, ni peleas amistosas. Ryusui y Genos han organizado esto y no veo que en el itinerario aparezca un apartado de intimidar al novio o pelea a muerte con cuchillos.
—De hecho... -empezó Genos, pero Ukyo le miró y rápidamente cerró su boca, mordiendo sus labios sin poder evitar reír.
—Ustedes van a entregarme al altar, pero eso no significa que van a amenazar entre susurros a Ryusui, no crean que no los escuché hace dos noches planear como intimidarlo en el altar.
—Arruinas la diversión de intimidar al novio. -dijo Hyoga, tratando de no reír cuando Tsukasa movió su cabeza en afirmación.
—Par de inmaduros. -acusó Ukyo, antes de abrazarlos a ambos-. Gracias.
Les dijo a los dos y Tsukasa, tomándolos a ambos, los levantó en un abrazo más fuerte.
Bromearon un rato más en lo que Genos se terminaba de alistar y Kohaku llegaba para avisar el inicio de la ceremonia.
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Todos estaban entrando al lugar donde sería la ceremonia, Ryusui estaba en una choza cercana, dejando que Francois peinara sus cabellos en una media cola hacia atrás, recogiendo su cabello como indicaba el protocolo de las fiestas elegantes de su padre.
—Francois. -le llamó cuando esta terminaba de acomodar su cabello y poner la corona de flores azules y blancas.
— Sí, amo Ryusui.
El chico se puso en pie cuando Francois terminó de peinarle, el mayordomo contempló mejor el traje de dos piezas en tono azul, parecido al uniforme de un oficial de la marina. Su chaleco tiene botones amarillos, además de los bordes del mismo color y su emblema en el bolsillo de su pecho, que ahora era símbolo de sus crecientes empresas sobresalia poco ya que tenía bordados amarillos y blancos muy tenues. Además, tenía una tela que ella arregló para que pareciera una corbata, del mismo tono de la camisa interna.
—Gracias por quedarte a mi lado. Para mí, no solo eres un mayordomo más, eres mi familia y quien me enseñó a seguir adelante, a no dudar de lo que sentía por Ukyo. Eres el catalizador para nosotros, por eso y por muchas cosas más, me gustaría que me entregaras al altar.
Francois abrió los ojos con asombro, un par de lágrimas acumulándose en ellos.
—Me encantaría hacerlo. -le dijo, dejando de lado ese tono formal que siempre usaba con él y Ryusui la abrazó, con alegría desbordante.
Cuando se alejaron de los brazos contrarios, Francois recuerda algo importante y buscando en las cosas que traía consigo, sacó una Stole de color blanca, se acercó a Ryusui y puso la mitad de la tela en el hombro derecho, dejando que uno de los extremos cruzara su pecho y la otra su espalda, uniendo los extremos en la cintura izquierda.
—Generalmente, en las bodas de la india, el novio lleva una Stole, que significa el honor y la pureza del compromiso. Este símbolo, expresa que el novio asume el deber de cuidar, amar y respetar a su pareja, hasta que la muerte les separe.
Francois no necesito decir más, Ryusui entendía completamente el significado detrás de sus palabras... Ese era el símbolo de un miembro que, aunque no estaba con ellos ahora, Ryusui juró traer a su lado de nuevo.
Cuando Senku interrumpió, avisando sobre que todo estaba por iniciar, Francois, le brindó su brazo a Ryusui, quien, con una sonrisa que no pudo ocultar, tomó ese brazo y salió de ahí hasta donde todos esperaban el inicio de la ceremonia.
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Kaseki y Alberto, fueron los encargados de la ceremonia. Los primeros en entrar fueron Senku, como el padrino de Ryusui, detrás iban Francois y Ryusui, quien, al estar en el altar, se estiró un poco para dejar un beso en la frente de Ryusui y tomar asiento en primera fila.
Siguieron la corte nupcial, Chrome entro con Kohaku, seguido de Taiju con Luna, Carlos y Max iban acompañados con dos locales, una era Marí, la costurera y otra era la chica que era la encargada de los niños encontrados del orfanato. Genos fue el último en llegar llevando consigo los lazos, Senku era el encargado de las alianzas.
Chelsea y Suika, eran las parejas de Hyoga y Tsukasa, pero como ambos escoltaban a Ukyo, ellas tomaron el papel de las niñas de las flores, anunciando la llegada del novio.
Cuando Ukyo caminaba al altar, sus ojos no se separaban de Ryusui, su mirada llena de amor hacía que sus pies temblaran y su corazón se estremeciera. Ukyo pensó que estaba en un sueño, pues el momento parecía irreal.
No así, cuando Ryusui estiró su mano para subir juntos el tramo final, la firmeza de su mano y el temblor nervioso que ambos tenían, le confirmó que no era un sueño en lo absoluto.
Kaseki fue el primero en hablar, aclarando su voz, habló sobre la importancia del amor, sobre los lazos que nos unen y antes de dar la palabra a Alberto, dijo una frase que marcó a ambos corazones.
—En este hermoso día, el viento se casa con el mar, formando con su unión, la corriente que guiará a este mundo, sobre las aguas del mar y los kilómetros de tierra.
—O amor verdadeiro não prende, mas liberta e quem ama com liberdade, ama para sempre. -habló Alberto en portugués, y luego les tradujo sus palabras a los novios-. El amor verdadero no ata, sino que libera y quien ama con libertad, ama para siempre.
Senku se acercó a ellos y entregó las alianzas, el material era de níobio y zircón, dándole un aspecto azulado, no había joyas enormes, eran elegantes y prácticos.
—Ukyo. -empezó Ryusui, teniendo la alianza en su mano derecha y sujetando su mano con la izquierda-. Tú eres el lugar al cual siempre quiero volver, y a la vez, eres el viento que me impulsa a seguir adelante. Eres el faro que nunca pedí, pero el cual ahora necesito más que nada en el mundo. Tú me complementas y me haces crecer más, me enseñas que el amor no es una posesión, sino una elección constante. Y hoy elijo amarte, te elijo como el para siempre de mi historia, como la voz que buscaré en medio del mar, el cual me guía a tus brazos de nuevo, a mi hogar, el ser que más amo en este mundo. Sé siempre mío, Ukyo, porque yo siempre lo seré. Mi corazón ahora te pertenece a ti.
Ryusui colocó la alianza en el dedo anular de Ukyo, luego la besó y le dio su mano a Ukyo para que tomara la otra alianza y sujetara su mano izquierda.
—Ryusui. -empezó, sus ojos color jade, estaban fijos en los ojos color avellanas del más alto-. Siempre he escapado del amor al punto de no creer en él, pero tú, con tu brillo y personalidad, me hicieron cambiar mi pensamiento, me enseñaste que el amor no solo duele, sino que sana. Me enseñaste a elegirte siempre, un día a la vez. Por sobre el ruido de los demás, déjame ser tu calma, elígeme siempre a mí y yo haré lo mismo. Déjame ser el eco constante de tu libertad. Tú eres la tormenta que mi mar en calma necesitaba, la risa que inundó mi soledad. No puedo prometerte tiempo, ni certeza, ni siempre una victoria ganada, pero puedo prometerte que mientras siga respirando, mientras me permitas quedarme en tu corazón, voy a amarte y esperar tu regreso.
Ukyo colocó el anillo en el dedo anular de Ryusui y también besó sus dedos.
Fue el turno de Genos de entregar los lazos, Kaseki y Alberto se encargaron de unirlos, cada uno, aportando una tradición de su cultura. Por último, Kaseki llamó a Suika, para entregar una última tradición.
—El amor, es como una planta. -explicó Kaseki, entregando un puñado de semillas a cada uno-. No basta con solo enterrarla en el suelo, sino que debe de cuidarse para que esta crezca y dé frutos. Siembren estas semillas y cuídenlas como cuidaran su amor mutuo, nútranlo de agua, palabras y promesas. No permitan que muera, más bien, déjenlo crecer a su lado, aun cuando estén lejos del otro.
Kaseki les brindo dos macetas y les explicó como sembrarlas, regándolas una vez finalizada su labor.
—Es un honor para nosotros, presentar al primer matrimonio de este mundo de piedra. -habló con entusiasmo Alberto, mientras alzaba sus manos-. Ahora sí, Ryusui, puedes besar a tu esposo.
Ukyo se rio al ser descubierto por Alberto, pero cuando Ryusui le tomó de la mejilla y le besó, el ruido de los aplausos y los víctoreos apenas y fueron notados por él, pues en ese momento, solo existían ellos dos, quienes, oficialmente, pertenecían el uno al otro, no solo como amantes, sino como esposos que se esperarán para siempre.
Hola de nuevo. Tengo varios puntos que aclarar, así que empecemos:
En primero: Me disculpo por el retraso, pero la causa tiene mucho que ver con lo siguiente... Este capítulo, en las notas que llevo sobre la historia, no era en lo absoluto así. He creado dos historias diferentes de este capítulo, uno (que era el original) terminaría con ellos aceptando la separación y prometiendo volver a estar juntos una vez volvieran a verse, solo si sus sentimientos no cambiaban con la lejanía (lo sé, un poco triste, pero tenía una función en capítulos posteriores) pero cada que escribía esa parte, mis manos dejaban de teclear, mi mente se negaba a escribir al punto que lo estuve postergando por días. Tenía la imagen e incluso la canción para el capítulo (We are the people de Empere of the sun) y aun así, mi mente no quiso seguir.
Cansada de ese bloqueo, entre a Twitter (jamás será X para mí) y encontré tantas imágenes Ryukyo y en especial volví a encontrar el video de Miintee del Ryukyo con la canción de Sombr - Back to friends, que me hizo pequeñito el corazón, y luego, LP apareció para salvar el día haciéndome escribir en una noche lo que casi una semana no pude hacer. Pulí los detalles y cuando me di cuenta, el capítulo quedo de más de 6,000 palabras. Qué loco ¿no?
Segundo: Sé que no hay que tomarse al pie de la letra el mundo de Dr. Stone, pero saben que me gusta poner detalles verídicos de las cosas, aunque esta vez, me tomé la licencia sobre el añil y las telas. Como nacional de un país que trabajó el añil, sé que en Araxa no crece esta planta, aunque, según lo que investigue, sí es posible que la planta se adapte a la tierra minera del lugar.
Tercero: Pido una disculpa a las artistas por haber pedido a ChatGPT crear la siguiente imagen, pero es que necesitaba una referencia visual sobre los trajes de mis niños, por eso le di instrucciones al chat para crear esto:
Justo así me imaginaba los trajes de mis niños, solo agregen la corona de flores y el emblema de los cohetes en la parte de abajo del bolsillo de Ryusui.
Ah, y los nombres de las partes del traje de Ukyo los saque de esta imagen:
Cuarto: Nuevamente, investigando la zona, me di cuenta de que no hay piedras preciosas (como el oro u otras gemas) pero sí materiales que pueden usarse como alianza como el Níobio y Zircón, por aquí les dejo la referencia de las alianzas de mis niños:
Creo que eso es todo lo que tengo que decir.
Muchas gracias a todos por su espera, de corazón aprecio los comentarios que dejan en cada capítulo, me hacen sentir bonito el corazón el saber que les gusta la historia.
En fin, ya me alargué mucho hablando, así que dejémoslo hasta aquí. Nos estamos leyendo más rato y felices vacaciones a los que tenemos estas semanas, y a los que no, mucho ánimo y buenos deseos.
Autora-san, fuera.
Chapter 79: Capítulo 72: La teoría de los vínculos lentos.
Summary:
En una boda cargada de emociones, Stanley y Senku enfrentan sus propios sentimientos. Mientras uno se atreve a besar su pasado, el otro teme tocar su futuro. La despedida se tiñe de esperanza, ternura y promesas no dichas.
Notes:
La canción para el final de este arco:
Canción: Luna.
Artista: ZOE
Link: https://www.youtube.com/watch?v=tvwb1J62H74&ab_channel=Sivanz
Chapter Text
...
Stanley se había quedado casi en la entrada del lugar, viendo toda la ceremonia. La felicidad que rodeaba el lugar era abrumadora e incluso contagiosa, pues él, al igual que el resto, tenía una sonrisa en sus labios.
Escuchar los votos de ellos dos, le recordó su propia boda, con menos gente y más íntima. En aquellos años siguientes a su boda, cuando ambos tenían el suficiente dinero y recursos para hacer una boda más pomposa, fue Stanley quien se negó. Su boda, aunque muchos pensaran que era demasiada modesta, fue perfecta para él, pues estaba su madre y gente que realmente le importaba.
Jamás pidió más por qué no lo creyó necesario. El Stanley de aquellos tiempos era feliz con lo que tenía porque pensó que lo tenía todo. Y ahora, al ver como Ukyo miraba a ese niño rico, el brillo que ambos tenían al momento de mirarse, le hace pensar que...
—Hacen una pareja encantadora. -dijo Xeno, acercándose a su lado y sacándolo de sus pensamientos.
Stanley lo observó de reojo. Su bata y sus guantes no los traía puesto, en su lugar, iba solo con su camisa blanca de mangas largas, sus pantalones negros y sus zapatos del mismo color. La tela que generalmente usaba de corbata, esta vez no era de un color morado, sino azul, haciendo juego al color principal del evento.
—Lo voy a castrar si se atreve a lastimar a Ukyo. -aseguró con tranquilidad, lo que hizo que Xeno, cubriendo con su mano su boca, ocultara la risa que crecía en él.
La risa de Xeno fue opacada por los aplausos de las personas cuando la pareja se dio su primer beso de casados. A pesar de eso, el brillo en los ojos de Xeno y aquella cálida sonrisa en sus labios, mientras aplaudía con los demás, hizo estragos en su corazón.
Stanley vio al niño, al adolescente, al esposo, al padre y al dictador. Vio a Xeno no solo como el científico brillante o al tirano cruel, sino como el hombre que estuvo ahí, cuidándolo, consolándole, el que no le dejaba dormir porque quería hablar con su hijo en su vientre, el hombre que incluso sobó sus pies cuando se quejó vagamente por el cansancio.
La intensidad de su mirada hizo que Xeno le mirara de regreso. Su Xeno, quien conocía cada uno de sus pequeños gestos, empezó a sonreír con timidez, incluso sonrojándose levemente.
—Si sigues mirándome así. -le habló, sin apartar la mirada de él-. Asumiré que quieres más que besarme.
Los labios de Stanley se curvaron en una sonrisa, que Xeno imitó, pues a pesar de que desde que volvió de la petrificación apenas y se toman de las manos, el deseo que ambos aún albergaban por el otro, era tan evidente con solo una mirada.
Al mirarse solo así, sin decir más, por un momento Stanley olvidaba todo el pasado, todo el dolor, los sacrificios y la sangre. En ese momento eran solo ellos dos y aquel amor que no se iba, sino que evolucionaba, se adaptaba a los dos, a sus cambios, a lo que consideraban necesitar del otro.
Besarle, luego de meses sin atreverse a cruzar esa línea de nuevo, fue como volver a casa. Fue un beso suave, lento, incluso con temor de ser apartado por el otro, pero fue suficiente para ambos.
Cuando se separaron del otro y sus narices se rozaron sin querer, los ojos de Xeno brillaban con intensidad, como la primera vez que se besaron aquella noche en la casa de él.
—Hola de nuevo, doctor. -habló, sin poder evitar buscar su mano y unirla a la de él.
—Hola de nuevo, soldado. -le respondió, con la sonrisa más hermosa de todas.
La mano de Xeno entre la suya parecía temblar de nervios o quizás solo era su mano, a Stanley ya no le importó en ese momento.
Hacía seis días, su Genos le había dado la opción de negarse a ir con el equipo de Ukyo y quedarse con Xeno, prometiendo hablar con todos para lograr ese cometido, o simplemente aceptar alejarse y viajar junto al segundo barco.
Stanley lo estuvo pensando todos esos días, analizando todo, buscando las razones para quedarse o irse de ahí.
Y ahora, con un Xeno que le tomaba de la mano, mencionando algunas cosas sobre el tratamiento para la pigmentación del añil, Stanley ya había tomado su decisión...
Cuando el segundo barco esté finalizado, él zarparía con ellos a los Estados Unidos.
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Senku, que estaba sentado la mesa principal junto a la corte nupcial y los ahora esposo, miraba como Genos se movía entre la fiesta. Él no solo era el padrino de Ukyo, sino el encargado, junto a Francois, de que la improvisada recepción fuera perfecta.
Genos era una mariposa social, siempre lo había pensado y ahora solo reafirmaba esa anotación de él. Por ser el padrino de Ukyo, a diferencia de él, a quien le dieron un traje más occidental de dos piezas, Genos llevaba una yukata morada, en la parte de adentro llevaba una camisa negra de cuello de tortuga y mangas largas que sobresalían del Haori azulado.
Para muchos, los colores parecerían excesivos, pero puesto en Genos, los colores le hacían brillar más. Su cabello, estaba recogido en una coleta alta, dejando al frente dos mechones a cada lado.
Senku estaba seguro de dos cosas en ese momento, cuando sus labios se curvaron al compás de los de él, que hacían reír a los niños del lugar. Lo primero de lo que estaba seguro era como sus ojos jamás se cansaría de verle todos los días, y en segundo lugar…
—Damas y caballeros. -escucharon la voz potente de Ryusui, quien se había puesto en medio de la pista principal-. Ya que pasaremos al banquete, es oportuno seguir con la tradición de lanzar el ramo, así que acérquese todo aquel que quiera participar.
Senku miró como varias personas se acercaban a Ryusui, incluso Kohaku y Tsukasa, quienes se miraban con una sonrisa de lado. Taiju también estaba ahí y varios de los soldados de Stanley junto a otros lugareños.
—¿Pero qué diablos? -dijo al aire al ver cómo el aura del lugar parecía más a una casería que al simple hecho de atrapar un ramo de flores.
—Te recomiendo que te alejes un poco más, Senku-chan.
Senku miró hacia atrás y vio como Genos se acerca a él, para alejarlo un poco del caos. A ese punto, Senku estaba perdido, cuando vio a más personas alejarse del centro, dejando solo a los más fuertes cerca de la pista principal.
Ukyo se acercó a Ryusui con un ramo y luego se lo entregó. Los ojos de Tsukasa y Kohaku estaban fijos en ese ramo.
—¿Me estoy perdiendo de algo? -habló cuando Ukyo cubrió los ojos de Ryusui y hacía que le diera la espalda a los que estaba en medio del lugar.
—Es la tradición de la aldea Ishigami, Senku-chan. Tú mejor que otros debería saber lo que papá Byakuya puso como tradición aquí.
—Me gustaría que me ilustres más, mentalista.
Ryusui empezó a hacer movimiento de lanzar el ramo y como si fueran cazadores moviéndose con su presa, Kohaku y Tsukasa se mantuvieron pendientes de cada pequeño movimiento.
Cuando el ramo fue arrojado por fin. Tsukasa ayudó a Kohaku a atraparlo lanzándola al aire en donde dio una media vuelta para tomar con la boca el ramo y luego caer a los brazos de un Tsukasa que ya había calculado todo.
—La tradición de la aldea dicta que aquel que atrape el ramo, tendrá más comida que el resto. -explicó Genos, aplaudiendo junto a todos a los afortunados que compartirían el botín de la comida.
Senku no pudo evitar mofar con diversión. Definitivamente, su padre era un loco inventor de tradiciones absurdas e inolvidables.
La comida pasó y luego empezaron a tocar para empezar con el baile. Los recién casados empezaron el baile y luego le siguieron los demás.
Senku sentía que sus manos sudaban, pues había esperado ese momento durante toda la fiesta.
Él era un hombre de palabra y siempre cumplía sus promesas sin importar cuanto tiempo le llevara hacerlo, por lo que, al encontrar a Genos, quien al fin parecía relajarse un poco y estaba sentado en una mesa lejos de la pista principal, Senku primero observó a donde estaba mirando Genos con esa sonrisa suave en sus labios.
No le extraño en lo absoluto el ver cómo Xeno y Stanley estaban bailando al compás de la música suave, coordinados casi a la perfección.
Los ojos de Genos le miraban con un cariño abrumador, tanto, que una parte de él, odio interrumpirle ese momento de contemplación. Pero, antes de que su valor se fuera, Senku se acercó a él y aclaró su garganta para llamar su atención.
—La fiesta ha quedado bien. Buen trabajo, mentalista.
Genos parpadeo con rapidez cuando escuchó la voz de Senku, regalándole una de esas sonrisas que le aceleran el corazón.
—Viniendo de Senku-chan esas felicitaciones, me alegra saber que el trabajo valió la pena.
Senku se sintió torpe en ese momento, casi arrepintiéndose de lo que iba a hacer, pero, fiel a su palabra y aprovechando el momento de música suave, estiró su mano a un Genos que, inclinando su cabeza, no entendía lo que Senku hacía.
—¿Quieres que saldé mi deuda ahora? -preguntó aun sin decir más.
—¿Deuda? -repitió sin entender.
—Como compensación de tu servicio al Reino Científico, te prometí un baile, más de uno si llegaba a pisar tus pies.
Senku, quien no se atrevía a verle y aún estaba con su mano estirada, no pudo ver cómo Genos abría los ojos con exageración y un sonrojo se apoderaba de él.
Lo que sí sintió, fue la mano de Genos sobre la de él mientras se ponía en pie.
—Me encantaría bailar contigo, Senku-chan.
La voz de Genos fue suave, pero al estar tan cerca, Senku pudo escucharlo.
No fueron a la pista principal, ambos sabían que no querían esa clase de atención, por lo que, así como otras parejas que bailaban cerca, ellos se quedaron ahí, dónde la luz de la luna y las antorchas iluminaba menos.
La mano izquierda de Senku sujetó la derecha de Genos, sus manos contrarias fueron a parar a la cintura y hombro del otro.
Genos se acercó más a Senku, sus mejillas muy próximas a la otra, pero sin tocarse. El aliento de ambos rozando la oreja contraria.
—Relájate un poco, Senku-chan. -le susurró, su aliento hormigueando su oreja-. La clave de un baile es confiar en el otro.
—Confió en ti, Genos.
Senku se sorprendió a sí mismo cuando su voz sonó más ronca, incluso el cuerpo de Genos pareció estremecerse ante lo mismo. No así, soltando una leve risa, Genos empezó el balanceo de sus cuerpos, siguiendo el ritmo de la música.
Al principio Senku se sintió torpe, pero, mientras más tenía a Genos a su lado y la música sonaba con un ritmo suave y fácil de seguir, Senku se sintió más cómodo, acercando más el cuerpo de Genos y sujetando con más firmeza su cintura.
“No soy un hombre de impulsos...” pensó, mientras sus cuerpos se movían un poco más, “Pero cada parte de mí, quiere besarte ahora, Genos.”
Senku alejó su cara para ver a Genos, quien le devolvió una sonrisa. Los ojos de él brillaban bajo la tenue luz y la danza de las antorchas, sus mejillas incluso parecían albergar un poco de color rosáceo en ellas.
“Si pudiera besarte ahora…” repitió, mientras le devolvía una sonrisa, una que solo era para él.
—Lo haces bien, Senku-chan.
Genos desvío su mirada y dejó que su cabeza descansara en el hombro de Senku.
“... Pero si lo hago ahora, no querré volverte a soltar… Y no quiero perderte por un impulso como este.”
Por primera vez, desde que su cerebro era consiente, Senku dejó de contar el tiempo, por lo que se sobresaltó cuando la música paró y todos aplaudieron a los que tocaron esa melodía… El baile de ellos, había llegado a su fin y él, aún no estaba preparado para soltarle.
Fue Genos quien se alejó poco a poco de él, sus manos aún juntas, sin intención de separarse todavía.
—Lo has hecho muy bien, Senku-chan. -felicitó, sin alejarse del todo de él.
—Tuve a un buen instructor. -le dijo, encontrando al fin su voz.
En un impulso desesperado por no acabar ese momento, Senku, aun con sus manos juntas, estiró su pie derecho y pisó levemente un pie de Genos.
—Mira mi torpeza. -empezó, fingiendo una tranquilidad que no tenía -. Parece que te he pisado. Y como soy una persona de palabra, creo que me tocará volver a bailar contigo.
Al principio Genos le miró confundido, y luego se empezó a reír, contagiando a Senku con su risa.
—Supongo que así será, torpe Senku-chan.
—Oye, Senku. -le llamó animado Chrome, ambos giraron su mirada en busca de él, encontrándole cerca de la mesa de la comida junto a Kohaku, Tsukasa y Hyoga-. Ven a ver esto.
Chrome se miraba animado, incluso asumirían que un poco tomado. Senku no quería ir y alejarse de Genos, pero fue Genos quien soltó su mano casi sin esfuerzo, rozando sus dedos hasta el final, lo que hizo que Senku le mirara con extrañeza ante tal acción.
—Ve a cuidar de Chrome-chan, debe haber visto algo muy interesante si te está gritando desde el otro lado del salón.
La voz relajada de Genos, le hizo doler el corazón. Era la parte mala de tener un cerebro enamorado, pues aunque para él, ese momento fue un extraño despertar a su deseo dormido, para Genos, quizás solo fue el cumplimiento de una promesa tonta.
El beso que recibió en su mejilla fue solo un clavo más en su decepción. Se fue de ahí sin decir más, tratando de alejar ese molesto deseo que había despertado, pues, se recordó su segundo razonamiento de esa noche: Genos solo le miraba como un amigo.
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.
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Cuando vio a Senku alejarse, él no dudó en salir de ahí. Necesitaba aire y enfriar su cara.
Su corazón estaba palpitando con tanta fuerza que creyó que Senku lo escucharía por sobre el ruido del lugar.
Cuando Senku se acercó a él, jamás creyó que sería para bailar juntos. El momento se sintió mágico, incluso sintió como las mariposas en su estómago se movían con molestia. Estaba tan cerca y la voz tan varonil de Senku, le hizo estremecer dejando caer su máscara de calma frente a él.
Si Chrome no le hubiera llamado, Genos estaba seguro de haber hecho algo estúpido como decirle lo que sentía por él o peor aún, besarle frente de todos.
Si sus padres miran el rechazo obvio de Senku por su acción, seguramente no sería un final feliz para él. Ya había renunciado a Senku a pesar de lo que le dijo a Luna sobre no quitárselo, pero parecía una tarea titánica el no sentir nada por él.
Genos no solo lo amaba, sino que realmente lo admiraba, tenía una fe ciega en Senku que incluso, si él en un descuido tonto le confesara sus sentimientos y fuera rechazado, le seguiría admirando y apoyando abiertamente hasta el final de sus días.
Sabía que era un poco masoquista, pero como no serlo cuando veía esos gestos en él. Quizás Senku no lo notaba, pero incluso él se daba cuenta del trato diferencial cuando se trataba de él y los demás, lo que solo hacía que su tonto enamoramiento creciera más.
Cuando logró mojar su cara y respirar el aire fresco del lugar, Genos volvió a componer su expresión. La fiesta aún seguía, debía de ayudar, sin importar si tuviera o no el corazón roto, él debía estar ahí para el día especial de su mejor amigo.
Él tenía que volver a armar su máscara, ser el mentalista frío y superficial, el que no estaba enamorado de Senku.
—Te envidio tanto, Ukyo-chan… -dijo al aire, cuando se terminó de secar su cara-. Pero me alegra tanto que hayas encontrado a alguien que está dispuesto a darlo todo por ti. De corazón espero que seas inmensamente feliz.
Genos respiró con calma, una vez más, pues no tenía que dejar escapar ninguna emoción que tuviera que ver con Senku, y no por primera vez desde que todos volvieron de la petrificación, se recordó a sí mismo que había renunciado a ese amor unilateral por su cruel científico loco.
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Después de la boda y el día de descanso adicional que tuvieron, el trabajo se reanudó, completando al fin el primer barco.
Ryusui llamó a los del reino y los representantes de la aldea. Junto a Senku, Xeno y Chelsea, explicaron las siguientes etapas para la villa, mejorando el sistema eléctrico, la infraestructura del lugar y las comunicaciones.
Luego, explicaron como se dividían los grupos y quienes estarían a cargo de cada uno de los tres grupos.
Senku pudo notar el asombro de los que no sabían del plan inicial, cuando Ryusui asignó a Ukyo Nanami como representante y líder del equipo que viajaría en el segundo barco a los Estados Unidos. Ryusui no mencionó a Stanley en ese equipo, pero todos sabían que él partiría junto a ellos, todos menos Xeno.
Zarparían el día siguiente, temprano en la mañana, por lo que Alberto les organizó una cena de despedida.
— Sé que no es un adiós para siempre. -les dijo cuando tomó la palabra en el banquete de la noche-. Pero me gustaría que todos se relajaran un poco antes de partir, llevándose el mejor de los recuerdos de esta, nuestra tierra, la que está volviendo a renacer. Así como el jaguar no se despide del río, porque sabe que volverá a tomar de su cauce, así nosotros les deseamos un buen viaje, sabiendo que nos volveremos a encontrar entre los sueños y recuerdos, entre las promesas que se dejan atrás y los reencuentros que vendrán. Brindo por ustedes y por nosotros, por el mundo. Salud.
Todos alzaron sus improvisados vasos y entre comida, cantos y risas, la noche se fue amenizando.
Xeno, que había llegado un poco tarde a la comida, se acercó a Genos cuando este terminó su show de magia como despedida de su parte.
—Genos, ¿podrías acompañarme un momento? Por favor.
Genos achinó un poco sus ojos ante el pedido, pero decidió ir junto a su padre, alejándose un poco del ruido de la celebración.
Entraron hasta una cabaña en donde también estaba Stanley, que con una sonrisa perezosa, dejaba un paquete envuelto en papel sobre la mesa del medio del lugar.
—Un regalo de despedida de mi parte y de tu padre Stanley. -le habló, acercándose a Stanley, quien colocaba una mano en su cintura.
Genos les miró por un momento, antes de, con una sonrisa creciendo en sus labios, se acercará a abrir el paquete. Él se sintió como un niño pequeño de nuevo, como cuando sus padres le regalaban cosas para las celebraciones del año.
Rompió el papel con delicadeza y observó el contenido dentro de él.
Delicadamente doblados, había tres juegos de ropa, junto a cinco corbatas. La ropa era muy idéntica a la que generalmente usaba, pero más detallada, pantalones de tela claros, su Haori seguía siendo de un color morado, pero sus mangas eran solo un poco más cortas que el Haori que traía puesto, además de no tener el diseño negro que Yuzuriha había puesto en él. Había cinco camisas estilo inglés, del mismo diseño de su padre Xeno a juego con el color de los pantalones. El kimono era corto, llegando al principio de su ingle, de un color mostaza. Su Obi ahora era completamente rectangular, lo habían teñido de un color vino, casi rosa. El lazo no era de cuerdas, sino de tela color blanca.
Lo que más le hizo reír, fueron encontrar dos pares de zapatos que se notaban resistentes y actos para todo tipo de terreno.
—¿Cuándo tuvieron el tiempo de hacer esto? -les preguntó, sintiéndose conmovido por el presente dado.
—La administración del tiempo, es fundamen...
—Le pedimos a Marí que nos ayudara a hacerte un mejor traje. -le interrumpió Stanley a Xeno.
—Tu traje está demasiado dañado, tenía manchas de añil e incluso agujeros en la parte de atrás. -mencionó Xeno, sintiéndose indignado al enumerar las fallas de la ropa-. Le pedimos también ropa para Suika, pero es tan obstinada con esa capa y esos zapatos que solo acepto los pantalones y las camisas para el viaje.
—No pueden culparla. -le dijo, acariciando la tela en sus manos-. Parte de su infancia está ahí, en esa tela con agujeros y manchada por el sol. Ella me dijo una vez, que solo cambiaria esa capa, una vez que trajeran a todos de regreso en Japón.
—Tan obstinada como su padre. -mencionó Stanley, con una sonrisa suave en sus labios.
—Lo sé. -aseguró, regalándoles una sonrisa mientras sujetaba una corbata morada-. Creo que viene de familia.
Genos se empezó a quitar la ropa para probarse los nuevos conjuntos, pero cuando estuvo casi listo, tomando esa misma corbata morada, fue hasta su padre Xeno y se la dio.
—¿Me explicas como ponerme la corbata?
Los ojos de Xeno brillaron con ternura y tomando la tela, le explicó, con una sonrisa en sus labios, la forma correcta de hacerlo.
Nadie lo mencionó esa noche, pero Stanley, viendo como Xeno y Genos parecían haber llegado a un acuerdo de hablar mejor que en el pasado, se sintió más en paz consigo mismo sobre su decisión de irse.
Hizo una mueca de disgusto cuando Genos alabó los colores de las corbatas, pues esas corbatas no venían de parte de ellos, sino de un entrometido científico de pelos antigravedad.
El chico actuó indiferente cuando Xeno le pidió un consejo sobre la ropa de Genos durante el tiempo después de su despetrifiación en Japón, por lo que ambos se sorprendieron cuando él mismo hizo esas corbatas y se las entregó ayer a Xeno, mencionando algo sobre ir a juego con la ropa.
Sabía que no debía de interferir en esa extraña danza que ellos tenían, pero incluso él se sentía frustrado al verlos acercarse y alejarse del otro, como cometas que jamás colisionarán.
—¿Y bien? -preguntó Genos, alejándose un poco de sus padres para que lo vieran mejor-. ¿Qué tal ahora?
—Elegante como siempre, mi amado niño. -habló Xeno, alzando su barbilla.
A la mente de Stanley vino la imagen de un pavo real, levantando toda su cola con orgullo, y en ese momento, veía a dos pavos reales frente a él.
—Nada mal, pequeño guerrero. -le aseguró, relajando un poco más su postura.
El brillo que desprendía Genos en ese momento, era como ver a ese pequeño maravillándose por todo a su alrededor, mirando al mundo con esos hermosos ojos azules, con aquella esperanza de quien no conoce el mal.
Genos lo había visto, incluso muerto por aquella rabia desmedida que los cegó. Pero ahora, a un par de horas de su partida nuevamente, tanto Xeno, como Stanley, se sintieron en paz con esa despedida, porque sabían que no había dolor y resentimiento como en el pasado.
Esta vez, los tres se despedían en buenos términos, estableciendo incluso horarios para llamarse durante el viaje, prohibiendo el dejarse sin saber del otro.
Las cosas eran diferentes, pues ellos eran diferentes, aun sanando, aun cerrando heridas de palabras viejas. Y a pesar de eso, los tres, estaban dispuestos a partir con la promesa de volver a casa, incluso con nuevos integrantes en la mesa y la esperanza de un futuro mejor.
Los tres sabían, aunque no lo dijeran esa noche, que a pesar de todo, del tiempo y la distancia, al volver a reunirse de nuevo, esta vez, harían las cosas mejor que en el pasado... Lo harían funcionar.
Hola de nuevo. (✿◠‿◠)/
Ayer tuve un cumpleaños animado, así que necesitaba un poco de sufrimiento para variar... Okey no, mal chiste.
Oficialmente, llegamos al final del arco 6, por lo que el siguiente capítulo sera un extra (espero subirlo mañana).
El viaje ya comienza y muero por escribir estos últimos arcos (en especial el reencuentro de los hermanos Nanami).
Oh, antes de que se me olvide, les dejo por aquí la imagen de referencia de la nueva ropa de Gen (los colores se aprecian mejor en la portada del capítulo 203 del manga), así como el traje que tuvo en la boda de Ukyo:
Nos estamos leyendo despues, un abrazo psicologico a todos.ヾ(^▽^*)))
Autora-san, fuera.
Chapter 80: Capítulo extra 6: Crónicas del corazón de un niño que miraba las estrellas.
Summary:
Cuando sus padres fallan en la logística más básica, el pequeño Genos no se quiebra; él se reorganiza, se adapta, se vuelve fuerte y crea sus primeras máscaras de falsedad.
Notes:
La canción para este extra:
Canción: Not Strong Enough.
Artista: Boygenius.
Link: https://www.youtube.com/watch?v=YGcS5zc90WE&ab_channel=Foet
Chapter Text

...
En la casa Snyder Wingfield, había una regla no escrita sobre la cocina, desde que Genos tenía 4 años. Esa regla prohibía a Xeno experimentar ahí, así como cocinar; esto aplicaba a Genos por su edad, pues Stanley le había dicho que hasta los 8 años le empezaría a enseñar.
Pero como Stanley, quien era la persona encargada de la comida, pasaba más tiempo fuera del hogar que con ellos, Xeno había hecho lo más lógico de las cosas: comprar comida para calentar en microondas.
A veces, entre la semana, Xeno pedía comida del restaurante mexicano del cual Stanley y Genos, siempre alababan su sazón. Los sábados era de burritos o hamburguesas, cosa que jamás cambió durante la niñez de Genos.
Para que Genos tuviera comidas más balanceadas, siempre había frutas y las verduras siempre estaban listas para calentar en microondas o eran pedidas en el restaurante. Genos no fue quisquilloso con la comida, pero con el tiempo, se acostumbró a las comidas con mucha sal y picante.
Como muestra de confianza de parte de sus padres, le enseñaron a pedir comida y a pagar, recibiendo el cambio correcto. Le explicaron en donde guardaban el dinero de emergencia y el dinero para comida.
Ambos padres se sintieron orgullosos por como Genos desempeño sin mucho esfuerzo esa nueva responsabilidad, sin saber que, de hecho, fue Genos quien los manipuló con cinco años, para poder manejar el dinero y estar más pendiente de las comidas diarias, pues Stanley no sabía, que Xeno, cuando se metía a su laboratorio para investigar, olvidaba por completo el tiempo y muchas veces era Genos quien le pedía pedir la comida, pues se habían saltado uno de los tres tiempos de comida.
Genos sonrió a sus adentros cuando pudo tener más libertad monetaria, se sentía más útil ahora que podía ayudar a sus padres y ya no sentirse una carga para ellos y sus atareadas vidas.
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Cuando Genos volvió al colegio luego de ese corte tan radical que Lola había hecho con él para salvar su cabello, pensó en que a todos sus amigos les gustaría. En su mente de seis años, la idea de ya no volver a ver a ese molesto chico, haría más animada su estancia en el colegio y sus padres no tendrían que cambiar sus rutinas de trabajo para buscar un nuevo colegio para él.
Genos llegó a su salón de clases con una sonrisa en sus labios, siendo el primero en llegar, como siempre había sido desde que su padre Xeno lo lleva ahí. Sacó un libro sobre animales que tenían en el salón y lo leyó mientras esperaba a los demás.
Cuando todos llegaron, las cosas no volvieron a como era antes.
Al principio nadie le devolvió el saludo o lo saludaban torpemente, luego, durante los descansos, empezaron a alejarse de él por escusas tontas como ir al baño al otro lado del campus o moverse a un lugar con más luz cuando estaban sentados cerca de la ventana.
Después siguieron las miradas y los murmullos, no solo de sus compañeros, sino de sus maestros y padres de familia.
Él intentó ser el mismo, riendo, cuidando, apoyando, pero poco a poco fue relegado, incluso de ayudar a los demás. En solo una semana, Genos, que siempre estaba rodeado de amigos, se quedó solo porque, según los rumores que él podía oír, "era un niño problemático" o "Un niño violento"
Toda la última mitad de su año escolar lo paso solo, soportando en silencio lo marginado que se sentía, pues nunca se lo dijo a sus padres, "No valía la pena contar eso", pensó al querer hablar con ellos.
El año siguiente, y creyendo sus padres que le iba muy bien en el colegio, lo volvieron a inscribir ahí para que cursara el segundo año, porque a él le gustaba la biblioteca del lugar y porque era conveniente para sus padres, pues les quedaba de paso al momento de ir a trabajar.
Genos no les dijo nada, solo aceptó con una sonrisa y un abrazo, agradeciendo por pensar en sus gustos.
Las cosas no cambiaron mucho luego de eso, al menos en la escuela, ya que las personas parecían solo acercarse a él por mera curiosidad, curiosidad que una vez saciada, era dejado de lado, como un juguete viejo.
Todo el mundo estaba interesado en el chico que podía entenderte mejor que ti mismo, pero una vez que él empezaba a hablar sobre lo que le gustaba, como ir de excursión con sus padres para ver el cielo nocturno, los inventos que su padre Xeno hacía, la rutina que su papá Stanley le estaba enseñando para tener más resistencia y flexibilidad, o solo como amaba las cosas dulces, eran charlas que los demás parecía no querer escuchar.
Genos aprendió a sonreír y animar a otros para ser aceptados en los grupos, dejando de lado como se sentía por dentro.
Los niños que se acercaban a él querían que los escuchara, que él les entendiera, querían un espejo que les dijera exactamente lo que querían oír, y él era muy bueno en eso. Desde cosas tan superficial como si su cabello estaba recogido hermosamente ese día, o que sus zapatos eran los más geniales de todos.
Él siempre fue bueno con las mentiras y ese año solo fue la forma en la que pulió esa habilidad.
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En mayo, después de cumplir 8 años, Genos se había levantado sintiéndose más cansado que nunca, pero como el niño de costumbres que sus padres habían criado, estaba fuera de la cama cuando su papá Stanley tocó la puerta de su cuarto para ir a entrenar esa mañana.
El día después de eso le pareció más de lo normal. Correr un par de kilómetros, algunos estiramientos, desayunar, ir al colegio, convivir con los niños de su edad que solo querían escuchar lo hermosas o inteligentes que son, perderse en la biblioteca para leer algo más interesante que escucharles hablar sobre como "sus papás les llevarían a Europa en las vacaciones de verano"
Esa tarde, saludó a la bibliotecaria, con la que siempre mantenía una amena charla sobre los libros que estaban leyendo, y tomó un libro que una de sus maestras le había recomendado.
Cuando el toque de campanas que anuncia el fin del día sonó, eran exactamente las cuatro de la tarde. Genos tomó sus cosas con tranquilidad, sabiendo que a sus padres les tomaba de 15 a 30 minutos después de la hora, el irle a recoger.
No se extrañó en lo absoluto cuando el tiempo pasó y no había rastro de sus padres, hasta que los 30 minutos se hicieron 1 hora, luego 2 horas.
El cielo se estaba oscureciendo y no quedaban alumnos en el lugar cuando una maestra se acercó a él y le dijo que le daría un aventón hasta su casa.
Genos no se opuso a eso, pues tenía hambre y el frío empezaba a sentirse. Su profesora era de lenguaje, quien siempre le recomendaba libros interesantes, como ese de cuentos clásicos que llevaba en su mochila.
Cuando llegaron hasta su casa, luego de casi 40 minutos de trayecto, las luces de la casa estaban apagadas, así como la ausencia de ambos carros en la entrada del garaje.
—¿Seguro que no quieres que espere contigo a que ellos regresen? -preguntó con amabilidad la mujer.
—No hace falta, profesora. -Genos puso la mejor de sus sonrisas y sus ojos inocentes le hicieron ver más pequeño cuando habló-. Como se lo mencioné en el camino, olvidé por completo que ellos estarían en una junta hasta las ocho de la noche. Fue tonto de mi parte gastarme el dinero del autobús en dulces.
La profesora le sonrió con calma, como los adultos siempre hacen cuando ven la dulzura de un niño pequeño.
—La próxima vez, acércate a mí y yo guardare tu dinero, ¿de acuerdo?
—Sí. Muchas gracias profesora.
Genos salió del carro y se despidió de ella con la mano. Sacó el duplicado de la llave de la casa y entró, saludando a su profesora con la mano de nuevo antes de cerrar la puerta de la casa y encender las luces principales.
Cuando escuchó el auto alejarse, Genos soltó el aire con cansancio. Caminó por la casa encendiendo las luces del lugar.
Todo estaba igual que en la mañana, ordenado completamente, platos y tazas limpios y en su lugar, no había notas sobre la mesa de la cocina o sobre la mesa de centro de la sala.
—¿Papás? -les llamó al no ver a nadie en la casa.
Sintió un poco de pánico en su pecho al subir al segundo piso y no encontrar a nadie. Bajó corriendo por las escaleras hasta el laboratorio de su padre Xeno... Nada. No había nadie en la casa.
Trató de respirar, controlar el nerviosismo y la voz de su cabeza que le decía que lo habían abandonado. Fue hasta el teléfono de línea que estaba en el pasillo, marcó el número de su padre Xeno, esperó que la llamada conectara, pero fue enviado al correo de voz.
Intentó, esta vez con el número de su papá Stanley, respiró aliviado cuando la línea empezó a sonar... Segundos después, la llamada fue a parar al buzón de voz. Hizo un último intento y les marcó a ambos de nuevo, obteniendo el mismo resultado que la primera vez.
Buscó en la agenda de la mesa el número de su tía Maya, esperó que la llamada conectara, pero al igual que su papá Stanley, la llamada fue enviada a buzón de voz.
En la agenda estaba el número de la oficina de su padre Xeno, con la conexión específica para llamarlo a él. Genos dudó un momento al ver la hora del día y porque no quería molestar a su papá si estaba en una reunión.
Con manos temblorosas marcó y la línea sonó, esperó, un tono, luego otro... Nadie contestó.
—Tranquilo. -se dijo cuando colgó el teléfono -. Tranquilo, tranquilo.
Genos sintió que no solo sus manos temblaban, sino todo su cuerpo. Sentía frío y el hambre se había ido por completo.
Subió corriendo de nuevo, al cuarto de sus padres y abrió todos los armarios y cajones, con temor a no ver ropa ahí. Como un pequeño alivio, descubrió que toda la ropa seguía en su lugar.
En ese momento, Genos no entendía qué había pasado y preparándose un café, se propuso a esperar. Con el banco de la cocina que su padre hizo para él, conectó la cafetera y se preparó un café sin azúcar. Odió su sabor, pero necesitaba algo que lo mantuviera despierto.
El silencio del lugar lo abrumó, por lo que, buscando la tablet de su padre Stanley, buscó la página de noticias y la dejó sobre la mesa de la sala.
Trató de actuar tranquilo, de hacer su tarea, de alejar ese miedo que crecía en su pecho... Del pavor al ser abandonado.
Esa noche, el tiempo pasó con rapidez. Al llegar la madrugada, Genos, agotado y con sus sentimientos hechos un caos, se fue a dormir con la esperanza de ver a sus padres en la mañana. Dejó la luz de su cuarto encendida y escuchó los videos musicales como nana para dormir.
...
Cuando abrió los ojos, eran las 5 de la mañana, había logrado dormir 4 horas. Se alistó y esperó a que su papá Stanley llegara para ir a correr con él. Quince minutos después, bajó y fue a correr solo. Regresó a casa a hacer sus estiramientos, se preparó un emparedado, tomó otro café, pero esta vez con leche. Bajo la tablet de su padre y volvió a poner las noticias.
Genos no prestaba atención a lo que ellas decían, solo necesitaba ruido de fondo para no comer en soledad.
Él actuó como cualquier día normal, imaginando a sus padres comiendo junto a él, el sarcasmo en la voz de su padre Xeno a los comentarios estúpidos del locutor, en la atenta escucha de su papá Stanley cuando se trataba de asuntos exteriores que involucraban el país.
Al terminar, lavó su plato y taza, revisó la refrigeradora y vio que apenas tenía comida. Genos cerró la refrigeradora y subió al cuarto de su padre para buscar el dinero de emergencias. Tomó cincuenta dólares en billetes de 10 y de 1, lo guardó en su mochila y buscó la dirección de su escuela en los papeles importantes de su padre Xeno.
Anotó la dirección, y con una hora y media antes de la entrada del colegio, salió de su casa a la parada de autobús que estaba en la cuadra al sur, que siempre veía cuando iba en el carro con su padre.
Cuando vio a una anciana, que vivía en la zona, se acercó a ella.
—Disculpe, mi señora. -le dijo, para llamar su atención-.
—Oh, pero si es el pequeño Snyder. -dijo la mujer al reconocerlo-. ¿Qué se te ofrece pequeño?
—¿Podría brindarme un poco de orientación para ir al colegio?
La mujer miró la dirección y luego a Genos, mientras fruncía el ceño.
—¿Acaso tu padre no puede llevarte este día a tus clases?
—Papá amaneció con fiebre. -mintió-. Y mi papá Stanley está en una misión en el ejército. Amo mi colegio y no quiero perderme ninguna clase, pero tampoco quiero que mi padre en el estado que se encuentre maneje hasta ahí. Le aseguré que iría por mi cuenta mientras el descansa y se recupera.
—Eres tan buen niño. -le dijo conmovida la anciana mujer-. Ven, yo te llevaré hasta ahí y te explicaré que rutas debes tomar.
—¿De verdad? -le dijo con los ojos llenos de un falso brillo inocente-. Muchas gracias mi señora.
Genos tomó nota de las rutas y el tiempo del viaje, la mujer era buena explicando que buses evitar a pesar de llevar al mismo destino y cuál abordar si quería ir más rápido hasta la casa.
Con eso resuelto, Genos pasó el día en la escuela, apenas buscando comida, pues el vació en su pecho no le dejaba sentir hambre en lo absoluto. Él actuó como si nada pasara, porque tenía la esperanza de que sus papás estarían cuando él llegara a casa.
Tomó las rutas que la mujer le dijo y estuvo pendiente de su parada. Cuando bajó, primero fue a casa, esperando ver el auto de ellos dos ahí. Corrió con rapidez, pero al estar cerca de su casa, se detuvo al ver como seguían sin haber carros en la entrada.
Genos se mordió los labios y las lágrimas quisieron salir, pero se recordó que estaba en la calle y se limpió la cara para entrar con tranquilidad a la casa. Subió a su cuarto y se cambió de ropa. Vacío su mochila y tomó el dinero de ella, necesitaba comprar comida.
Pensó en todo lo que faltaba y trató de recordar los precios. Fue al garaje de su casa y buscó la carretilla roja que su papá Stanley tenía con algunas cosas pequeñas. Con su mochila en su espalda y la carretilla, Genos se dirigió hasta el supermercado que estaba a tres cuadras de su casa.
Compró leche y más paquetes de comida para calentar, algunas frutas y una barra de chocolate, como recompensa por ir él solo a hacer las compras. Antes de ir a caja hizo la suma y sonrió con confianza cuando supo que no se había pasado del dinero que tenía.
Todas las mujeres que le vieron en el supermercado o en la calle, le alababan por ser tan buen niño y ayudar a sus padres, pues, siguiendo con su mentira inicial, había dicho que estaba haciendo las compras para su padre, que estaba muy enfermo en casa.
Cuando llegó a casa, la soledad del lugar volvió a golpearle, pero igual que el día anterior, puso cualquier video en la tablet de su papá para hacer ruido en la casa y siguió con su vida. Puso la comida en su lugar y dejó lo que cenaría esa noche, porque, no había comido bien ese día.
Leyó las instrucciones y activó el microondas, fue a traer sus cuadernos para hacer sus tareas y cuando la alarma indicó que su comida está lista, fue a abrir el microondas para dejar que se enfriara el molde antes de tomarlo con sus manos.
Se sentó en la mesa y comió mientras escuchaba un programa de radio en línea. La voz animada del locutor y la música alegre que puso después hizo que con cada bocado, las lágrimas cayeran.
Dejó su comida a medio comer y lloró con fuerza, esperando que su llanto hiciera que sus padres vinieran por él, que alguien regresara.
Pasó una hora llorando desconsoladamente, pero nadie vino a su llamado, solo un fuerte dolor de cabeza. Tomó agua y guardó la comida sobrante, se sentó en la sala cerca de la mesa y aun con los ojos irritados de tanto llorar y un sorbido de sus mocos cada cierto tiempo, terminó su tarea y se fue a dormir temprano, ya no esperando nada de nadie.
...
El día siguiente era viernes, por lo que, contando el dinero que le sobró, fue a ver el dinero que aún había en la caja de seguridad. Hizo cuentas rápido del dinero que necesitaba para la próxima semana, incluyendo ir al supermercado si necesitaba más comida y los gastos para comprar comida con su abue Lola, pues generalmente, viernes y sábados eran comidas de su restaurante.
Apartó el dinero y les puso un post-tick a cada montón de dinero según la necesidad. Lo volvió a guardar y se fue a duchar y alistarse para su día, saltándose el salir a correr, pues levantaría sospechas en el vecindario.
Para ese día, ya había perdido la esperanza que sus padres se contactaran con él o volvieran, por lo que hizo su vida escolar como siempre, adelantó las tareas a la hora del almuerzo, pues el hambre parecía no querer volver a él. Habló con normalidad con todos y cuando los profesores preguntaron, sustentaba su historia de su padre Xeno estando enfermo, agregando también que el coche de él se había arruinado y estaba en el taller.
Genos comprendió, ese día, que a algunos adultos le da bien el solo quedarse con lo que la gente les dice, sin meterse de más en la vida ajena o porque pensaban que un niño jamás les mentiría.
Cuando finalizaron las clases, todos estaban felices de tener un fin de semana sin demasiadas tareas, Genos, por su parte, se arrepintió haberlas hecho todas durante el descanso.
Se sabía su ruta de regreso, tomo los buses y llegó a casa. Esta vez no corrió con esperanza, solo caminó.
A pesar de eso, cuando vio como el garaje seguía vacío, entró sin mucha ceremonia a su hogar, buscó la tablet de su padre y puso cualquier emisora en la radio del aparato.
Subió a su cuarto a cambiarse y en el escritorio encontró un libro que había olvidado por completo, el libro de cuentos clásicos que su maestra le recomendó.
Sin tareas y sin nada mejor que hacer, Genos lo toma y baja con él para esperar la hora de la cena y poder hacer su habitual pedido. Lo hojea un momento y lo lee sin mucho ánimo, hasta que llega al cuento del patito feo.
Genos se sienta mejor cuando empieza a leer la historia de ese pobre cisne que creció toda su vida pensando en ser un pato más. Él entendía ese sentimiento, esa necesidad absurda del mundo de querer encajar en un molde demasiado pequeño para él.
Genos no lo había dicho a nadie, pero sus padres y él sabían, luego de algunas evaluaciones obligatorias en psicología cuando tenía 5 años, que Genos tenía hiperempatía vinculada a sus altas capacidades intelectuales. No era un genio per se, pero sí aprendía y retenía mejor la información que un niño promedio.
La hiperempatía hizo que Genos sintiera con intensidad las emociones de otros, no logrando diferenciar sus sentimientos del de los demás. Su papá Stanley ayudó mucho para mantener a raya esa "maldición" como él a veces le llamaba, enseñándole a controlar sus emociones y concentrarse en él y no en los demás.
A veces, como esos días, el saber lo que sentían los demás ayudó a que él dijera las palabras correctas para no llamar la atención. Y ahora, con un cuento de un cisne que se escondía en los bambús porque era marginado por los otros patos, le hizo llorar mientras lo leía.
Leer el final del cuento, cuando el cisne vuela con sus pares, le hizo pensar en que, quizás, en algún lado del mundo encontraría a alguien que de verdad se quisiera quedar con él, que lo amara por sobre su falsa sonrisa.
Genos lloró toda la noche, aferrado a ese cuento, porque realmente se sentía tan solo. Se olvidó de comer de nuevo, cayendo dormido en el sillón, olvidando comprar la comida esa noche.
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Xeno estiro su cuerpo con cansancio al bajar del helicóptero. El miércoles después del almuerzo, había recibido un llamado de emergencia, habían tenido problemas con uno de los telescopios del observatorio McDonald, de los cuales estaban tomando los datos para el siguiente lanzamiento y como jefe de equipo, él debía hacerse responsable del fallo, por lo que tenía que volar hasta Fort Davis para solucionarlo y traer los nuevos datos para calcular la trayectoria correcta.
Generalmente, si sabía que se tardaría uno o dos días, él se llevaría a Genos al viaje y avisaría al colegio sobre su ausencia, pero como Stanley estaba en casa en su licencia de quince días creyó que no era necesario, tomó su celular, pero este estaba apagado por falta de batería, marcó desde el teléfono de la oficina, pero Stanley no contestó su llamada. Pensando en que quizás había olvidado su teléfono, dejó un mensaje en el buzón de voz, avisando su ausencia, prometiendo volver en dos días.
Se sintió un poco molesto por no poder estar cuando su amado Stanley estaba al fin en casa, pero el trabajo era primordial y necesitaba ser resuelto en la brevedad posible o retrasaría una operación de varios miles de dólares.
Por lo que, tomando la ropa de emergencia de su coche se alistó a marchar; buscó el cargador de su teléfono para llevarlo con él y al no encontrarlo, decidió dejar el teléfono y marcar desde el observatorio si necesitaba hablar con ellos. Ese miércoles, él se fue junto al helicóptero hasta el observatorio, sin saber, nada más de su familia.
...
El trabajo que creyó tener listo para el viernes en la mañana, resultó más complicado, mostrando fallas interminables y una negligencia en las primeras señales de este error. Por lo que el viaje se extendió hasta el sábado en la mañana.
Estaba tan concentrado en hacer su trabajo con rapidez para volver a casa, que no llamó en esos días. Antes de partir, había pedido a uno de sus colegas un cable de cargador y ellos le dieron uno para carros.
Eran las diez de la mañana cuando llegó a las oficinas y fue hasta su carro. Puso a cargar su teléfono mientras fue por un café. Cuando tenía el cinco porciento de la batería, lo activó y arrancó el carro para ir a casa.
Tenía tres mensajes en el correo de voz, cuando el semáforo estaba en rojo, activó los correos de voz. El primero era de su amado Stanley, el miércoles a las 11 de la mañana.
— "Xeno, soy Stan. Me acaban de llamar para una misión urgente. No podre ir por Genos al colegio, ve por él. Quizás regresé el sábado en la noche o el domingo. Por favor, ve a comprar comida, el refrigerador está vacío. Si van a comprar comida hecha, que no sea solo hamburguesas, ¿entendido? Los amo a ambos."
Xeno escuchó que un auto pitaba detrás de él. Levantó la mirada y el semáforo estaba en verde. No escuchó los demás mensajes y aceleró sin importarle nada más.
Un pánico se apoderó en su pecho al pensar que su pequeño Genos se había quedado solo todo ese tiempo. Había sido un error de comunicación, pero Xeno, mejor que cualquier otro, entendía lo que es una casa sola, sin nadie con quien hablar, en silencio absoluto.
Cuando llegó, estacionó con brusquedad y se bajó del auto dejando todo atrás.
—¡GENOS! -gritó con fuerza su nombre, entrando por la puerta y corriendo hasta la sala de su casa.
Encontró a Genos, sentado en la salida de la cocina, con un libro en las manos y la tablet de Stanley reproduciendo una emisora de radio local.
—Hola, padre. -le dijo Genos, su voz estaba ronca, por lo que la aclaró con un poco de tos, cerró su libro y tomando la tablet, se puso en pie-. Bienvenido a casa.
Genos le sonrió, pero esa risa apenas y era visible. No corrió a sus brazos ni tampoco lloró. Xeno no sabía como interactuar con eso.
—Hijo... Lo lamento, yo...
—¿De qué te disculpas? -le preguntó, inclinando la cabeza hacia un lado-. No hay nada que disculpar aquí... ¿Has comido algo? Yo desayuné cereal, pero puedo calentar algo por ti, casi es la hora del almuerzo.
Genos pasó a su lado, explicando la comida que había comprado congelada y las opciones de menú. Recordándole que ese sábado era de burritos, por lo que el almuerzo no podía ser muy pesado.
Puso la cafetera y le dijo que se fuera a cambiar mientras él le hacía café y le calentaba unos macarrones con queso.
Xeno, sin saber qué decir o hacer, obedeció sin más, dándose una ducha rápida y cambiándose de ropa en el proceso. Xeno vio como la caja del dinero estaba abierta, al asomarse vio como el dinero estaba dividido por pequeñas notas de papel: "Transporte, comida, comida de Lola, gastos de emergencia-solo emergencia médica"
Xeno quiso llorar al leer esas notas, no sabía si de orgullo o por ver el reflejo de su niñez de mierda en su hijo... "¿Acaso no hacías lo mismo tú?", se preguntó, sintiendo náuseas con solo pensarlo. "No creciste independiente por unos padres de mierda"
Quiso culpar a su trabajo, a Stanley, a cualquiera... Pero cuando vez el reflejo de la soledad, en pequeños actos como ese, ¿cómo culpas a otros?
Cuando bajó, el olor a café recién hecho invadió su nariz, Genos estaba tarareando, como siempre lo hacía cuando era feliz, pero esta vez, sus ojos no brillaban, su sonrisa no le hacía sonreír de regreso.
—Hora de comer, padre... Es hora de que yo cuide de ti.
Genos puso la mesa, ocultando ese libro de cuentos bajo la tablet de su padre que había dejado encendida. Él hizo plática sobre su día, las cosas que encontró en oferta en el supermercado, y cosas triviales como el clima de ese día.
Genos no dijo nada sobre esos días en soledad. Él actuaba normal, como si Xeno solo regresaba de trabajar un día cualquiera... Esa mañana, ninguno de los dos dijo nada más que palabras superficiales.
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Genos se sentía enfermo. Cuando sus padres volvieron, Xeno en la mañana y Stanley en la noche. La culpa que ellos cargaban, casi lo hace vomitar. Fingir que nada pasó, ayudo a aplacar ese sentimiento, pues él prefería lidiar con un sentimiento de no saber que hacer que con la culpa que te ahoga lentamente.
Genos dio todo de él para hacerles olvidar el suceso, no quería lástima sobre él, ni culpa por sus actos, porque le hacían sentir peor. Mentir ya era parte de su vida, por lo que lo prefirió así. Él, con sus actos, les hizo pensar que esos tres días jamás habían pasado.
Casi dos semanas después de ese día, dio como exitoso sus esfuerzos, pues sus padres se acercaron a él sin esa culpa asfixiante. Ya no lo miraban con lástima, solo como a un experimento fallido, lo que al menos era mejor, porque le hacía pensar que aún tenían fe en él.
Genos aún recuerda la mañana de ese sábado, que se despertó nuevamente solo, en donde había entendido algo importante mientras el silencio de la casa lo rodeaba: él no era tan valioso para sus padres.
El pensamiento lo aterró, pero supo que podía solucionarlo. Sí dejaba aún lado sus sentimientos, si se volvía alguien útil para ellos, quizás no le volverían a hacer eso.
En su cabeza de 8 años, Genos asumió la culpa por no ser lo suficientemente interesante para ellos, por lo que a partir de ese día, se puso de tarea aprender más, cuidarles más, amarles más.
Creyó que, al ser necesitado, no sería olvidado. Entrenó más duro con su padre para destacar sobre los subordinados de él. Aprendió más sobre el espacio, siendo invitado por su padre, a escuchar conferencias sobre el tema. Incluso, Xeno más animado que antes, le explicaba sobre sus proyectos, y un día, sin más, trajo a casa un modelo para mejorar el transporte aeroespacial para la recolección de materiales en la luna.
Durante todo ese año, nadie dijo nada más sobre lo que pasó esos días. Todos hicieron como si nunca sucedió, aunque Genos aún se despertaba con pesadillas de ser dejado atrás y se levantaba con miedo de estar solo de nuevo en esa casa.
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En febrero del año siguiente, cerca de su cumpleaños nueve, Xeno llegó a casa con un par de boletos que un superior le dio para un show de magia y escapismo. Genos se mostró interesado por el concepto y buscó referencias del show en internet.
Tanto Genos como Xeno, miraron ese show como fraude y fueron solo con la idea de desmentir todo... Ambos salieron admirados por el gran espectáculo que ese mago hizo esa noche.
Genos admiró al hombre que se hacía llamar mago, no solo por como hacía que todas las miradas fueran hacia él, engañándote así para hacer su truco con la otra mano, sino porque Xeno le felicitó, a ese mago que llamó farsante durante el camino.
Genos quería eso... Él quería que le vieran, que todos se sorprendieran con sus trucos... Que su papá le felicitara.
Desde ese día en más, Genos empezó a recolectar más información sobre como hacer trucos, siendo su primera actuación el día del cumpleaños de su papá Stanley.
Ser premiado con sus aplausos y sus sonrisas, le hizo entender a Genos, dos cosas importantes.
Primero: Sus padres lo apoyaban en su hobby como ilusionista. Poniendo, su padre Xeno, un extraño hincapié en que ser escapista le ayudaría en un futuro si se metía en problemas.
Días después, Genos sabría que su padre Xeno, fue a la correccional juvenil un par de días por hacer armas caseras. Además de conocer que su padre le pidió matrimonio a su papá Stanley a los 15 años.
Segundo: Sus padres le miraban, reconocían su existencia mientras actuaba.
El niño inseguro que siempre estaba en su inconsciente, quería ser más necesitado por ellos, ser reconocido por las únicas personas que parecían saber que él estaba ahí, por las cosas que él podía hacer.
Genos, aunque jamás lo dijo frente a sus padres, aún temía el no ser necesario en esa casa... De que ellos lo volverían a dejar solo.
Él no tenía amigos a los que acudir, estaba solo, como esos cometas que surcaban el cielo nocturno y se desintegraban dejando a su paso ese hermoso color en sus colas.
Así se sentía él a veces, pensando en que talvez, con las cosas que hacía para llamar la atención, alguien algún día lo vería, se detendría a mirar su resplandor y le amaría, poniéndole un nombre raro sobre esa relación, mientras se queda a su lado y mueren juntos... Algo como el cuento de amor de sus padres... Alguien con quien solo ser él, aunque en ese momento ni siquiera él sepa lo que es.
Volví ~( ̄▽ ̄)~*
Este mes del año, siempre me hace recordar lo que siente Senku sobre la cercanía de los cumpleaños, pues estuve celebrando el 2, el 3 y el 4 de julio. Espero de corazón que esta semana sea más tranquila y volver a las actualizaciones diarias.
Este extra iba a ser el extra 5, pero el cuatro me quedo igual de largo, por lo que tuve que hacer esta idea por aparte. Aquí se resuelve la duda sobre ¿Por qué Genos aguanta tanto?
Leí un poco sobre esto y en mi experiencia, las personas, en general, siempre quieren ser vistas, en especial por sus progenitores. La hiperempatía es algo que va de la mano cuando un niño tiene altas capacidades cognitivas (AACC) por lo que, al no crecer en un espacio "seguro para expresarse" Genos no supo como alejar las emociones de los demás, hasta que Stanley intervino, enseñando a su manera como no sentir, en vez de diferenciar sus emociones del de los demás, como es la forma correcta en estos casos.
La idolatría de Genos por sus padres, también va muy de la mano a su necesidad de ser visto por ellos, de ser necesitado. Como yo veo la infancia de este personaje, es como una persona que se aferra a cualquier cosa con tal de no morir ahogado... Pero que todo cambia al romper ese ciclo junto a Suika, su niña y la razón de seguir luchando.
Gen, siempre me pareció un personaje complejo, que sabe como moverse con gracia adquirida lo que me hizo querer saber ¿Cómo lo obtuvo?, ¿Qué paso en su pasado para que fuera así? Por lo que mi deseo me llevo a leer más y crear razones para darle sentido a su misteriosa personalidad.
En fin, mucho bla - bla de mi parte. Espero de corazón, que esta semana que viene pueda volver con las actualizaciones diarias, si no, al menos un día de por medio. Dejé mi agenda libre para poder lograrlo, pues además tengo una sorpresa que estoy creando.
Oh, casi lo olvido, El observatorio MCdonald si existe, está en Texas, en el valle Fort Davis, y hasta donde investigué, el observatorio ha colaborado con la NASA en varios proyectos, en especial con comparativas de datos.
Ahora sí, nos estamos leyendo entre estos días.
Autora-san, fuera.
Chapter 81: Capítulo 73: El arte de dejarte ir sin romperme.
Summary:
Tras el ritual de bendición del barco, Genos fuerza a sus padres a enfrentar una conversación que ambos evitaban. Entre reclamos y confesiones, ambos aceptan que amarse no siempre es suficiente.
Notes:
La canción para el inicio de este nuevo arco, no podía ser otro más que el inigualable grupo de la reina con el único Starman.
Canción: Under Pressure.
Artistas: Queen & David Bowie.
Link: https://www.youtube.com/watch?v=GgocuuFucWI&ab_channel=GigiiVega
Chapter Text

...
Después de la comida y a pesar de que Ukyo no le gustaba tener espectadores en su ritual de bendición al barco, Genos se encargó de, no solo contar la historia sobre el ritual, sino de ubicar a las personas en una zona en donde podían ver el ritual sin molestar a Ukyo.
Marí se había esforzado en la vestimenta de Ukyo y algunas lágrimas rodaron de sus ojos al verle bailar en la orilla del astillero. Cuando Ukyo remó hasta el agua y se lanzó, Genos notó como todos parecieron moverse levemente para ayudarle, incluso su padre Stanley.
Ryusui era la única persona que esperaba en la orilla del mar, con una manta para cubrir el cuerpo de Ukyo a su regreso a la orilla, cargándolo en brazos de regreso a la villa junto a todos los demás.
Xeno quedó maravillado por el ritual, y en el camino, empezó a hablar sobre como en Texas, la única tradición eran las barbacoas para celebrar las ocasiones especiales, como cumpleaños o el 4 de julio.
Esa noche, Genos notó a sus padres más relajados y no pudo alegrarse más por ellos, hasta que escuchó a su padre Xeno hablar sobre como celebraría el cumpleaños de su padre Stanley.
—¿Celebrarlo? -cuestionó, deteniendo sus pasos, miró a sus padres con el ceño fruncido mientras ellos también se detuvieron en el camino.
—Bueno, pequeño celoso. -le dijo con una pequeña risa-. Ya que ambos estaremos juntos aquí, por mucho tiempo, es poco elegante de mi parte no hacer una celebración. Puedes llamarle, claro es...
—Papá. -le llamó Genos a Stanley, interrumpiendo a su padre. Su mirada más seria que antes.
—Mañana hablaré con él. -dijo Stanley, encendiendo el cigarrillo que había dejado en sus labios.
—¿Me estoy perdiendo de algo? -preguntó, la tensión notándose en su postura.
—Sí. -dijo Genos al tiempo en que su padre decía “No.”-. No puedo creerlo. -Genos forzó una risa, negando con la cabeza en desesperación-. No entiendo en absoluto como creen que funciona la comunicación en pareja, pero creo que es un tanto injusto lo que estás haciendo, Stanley.
—Serían tan amables de explicar lo que está pasando aquí. -pidió Xeno, con sus manos atrás de su espalda. La sonrisa de sus labios fue cambiada por una cara de seriedad absoluta.
Genos miró a su padre Stanley, dándole la oportunidad de hablar. Stanley no la tomó, por lo que con enojo, Genos le dijo a su padre.
—Ukyo tiene el listado actualizado del segundo grupo que irá a los Estados Unidos. Pídeselo a él.
Genos no dijo nada más, solo dio media vuelta y se fue de ahí. Xeno no tuvo que pensar tanto sobre la implicación de las palabras de su hijo.
Sintió como si le atravesaran el pecho, el aire le faltaba y el olor del tabaco, jamás lo sintió más tóxico como en ese momento.
—Stan... -le llamó, casi en un susurro por el nudo en su garganta.
—Iba a hablar contigo cuando Genos se fuera y tú estuvieras un poco mejor. Sé que odias las despedidas y...
—¿Desde cuándo sabes esto? -le interrumpió, dándole la espalda, sus manos estaban cruzadas sobre su pecho.
—Desde la asignación de los equipos. -respondió sin mentira en sus palabras, sus manos estaban temblando cuando sacó el cigarrillo de su boca-. Pero fue hace un par de días que le di mi respuesta a Genos sobre ir con el segundo grupo.
—¿Y me ibas a decir esto mañana o solo lo prolongarías para que hiciera el ridículo ese día preguntándole a Ukyo el porqué no bajas del segundo barco? -su tono fue acusador, aun sin atreverse a ver su cara.
El silencio dijo más de lo que Xeno necesitó saber, mientras la rabia crecía en él.
—Me siento como un estúpido en este momento. -le dijo, bajando sus manos en forma de puño, mientras giraba para quedar frente a él, no atreviéndole a mirar todavía-. ¿Fue esa la razón por la que volviste a mi cama anoche? ¿Un premio de consolación de tu parte o que fue ese te amo que dijiste en mis brazos?
—Es lo que siento por ti. -le dijo, con una voz segura, mientras caminaba para quedar frente de Xeno. Estiró una mano y levantó el mentón de Xeno para que este le mirara.
Los ojos de Xeno estaban húmedos, reteniendo las lágrimas. En cambio, los ojos de Stanley tenían aquella seguridad que mostraba cuando sabía que no daría marcha atrás.
—Te amo, Xeno. Eres el amor de mi vida.
—Pero te vas de nuevo. -le dijo, quitando la mano de Stanley de su barbilla-. Lo hiciste en el pasado y lo haces ahora.
Xeno se alejó de Stanley para respirar mejor, compuso su postura y soltando el aire, puso en su rostro una expresión de indiferencia absoluta.
—Me cansé de esperarte. -dijo con firmeza, sin levantar la voz-. Me cansé de no saber como hablar contigo, o como actuar para que me mires como antes, para que me elijas por sobre tus deberes... No eres el único que está luchando por esta familia, yo lo vengo haciendo desde hace años, cuando volviste al ejército y me dejaste a cargo de Genos.
Xeno soltó el aire con lentitud. Stanley no dijo nada, y eso era la respuesta que anticipaba.
—Solo los tenía a ustedes, porque siempre he estado solo y quería hacerlo bien, por ustedes, porque los amo. Pero nadie me dijo como hacer esto, ambos solo decían lo que yo quería oír, ¿Cómo cambias cuando nadie te explica tu error hasta que es demasiado tarde?
—Yo no...
—No. -le interrumpió Xeno con firmeza-. Esta vez no pongamos escusas en la discusión.
Cuando Stanley no agregó nada más, Xeno se dio media vuelta para salir de ahí, pero se detuvo, para agregar el último clavo a su propio ataúd.
—Si te ibas a ir de nuevo, al menos me hubieras dado la oportunidad de odiarte... Y si este es mi castigo por lo que he hecho, felicidades, caí como un estúpido anoche, volviéndote a jurar mi amor. Bien hecho, soldado.
Xeno dio por terminada esa conversación, pero una mano firme sobre su brazo lo retuvo de dar un paso más.
—¿Tú crees que esto es fácil para mí? -preguntó Stanley, con voz ronca y firme-. ¿Crees que yo no cargo culpa por cada maldita acción que hice? ¡MATÉ A GENOS! -gritó con desesperación-. Y si irme lejos de tu lado implica el ayudarle a él, como una forma de compensar todo el daño que le causé, lo haré.
Xeno sintió como el agarre de la mano de Stanley, temblaba, pero no se atrevió a verle, pues sabía que se derrumbaría si le miraba de nuevo.
—Siempre fuiste bueno justificando tus misiones, y está bien, también amo esa parte de ti. -Xeno se liberó del agarre y le encaró una última vez-. Pero solo por esta vez, no lo hagas y dime la verdad... Dime por qué te vas.
Sintió la mirada de Stanley sobre él, pues Xeno seguía mirando el suelo en donde estaban parados. La respuesta no vino de inmediato, pero cuando lo hizo, fue con la voz ronca de Stanley, aquella voz segura de sus acciones.
—Porque no puedo quedarme... Porque al estar contigo, no puedo dejar de pensar en todo lo que hice, lo que ocasioné. No sé quién soy contigo a mi lado, y el futuro me aterra menos que el pasado que pesa en nuestras espaldas.
Xeno no parpadeo, porque si lo hacía, las lágrimas saldrían sin detenerse. Así que, aclarando su garganta, dio un paso atrás, antes de mirarle a los ojos. Los ojos azules de color cielo que tanto amaba ver, estaban cargados de una determinación que dolía más que sus palabras.
—Entonces vete. -susurró, con una voz plana, alejando su mirada de él-. Ve y búscate a ti mismo o aquello que necesitas... Pero esta vez, ten en cuenta que no voy a esperarte.
Xeno salió de ahí sin mirarlo una vez más. Pensó que tal vez, esa sentencia de no esperarle más lo haría cambiar de idea.
Inconscientemente, seguía queriendo manipular las cosas utilizando la culpa o cualquier otro medio para tener el control de la situación, creyendo en que eso haría que Stanley cambiara de idea. Pero escuchar esas palabras, esa determinación en sus ojos, le hizo comprender, tardíamente, que sus palabras le jugarían en su contra.
Era cierto que en el pasado sufrió incontables noches en la soledad de su cama matrimonial, pensando en si él estaba bien, rogando que la persona que tocara la puerta no fuera un capitán entregándole una bandera y sus placas.
Innumerables noches en vela pasó mientras esperaba su regreso, innumerables noches fue a la cama de su pequeño para imitar la voz de Stanley, como una forma para que Genos jamás olvidara a su padre.
Cuando se les dio una segunda oportunidad, a pesar de su dolor por la lejanía de su hijo, al fin pudo dormir tranquilo sabiendo que su esposo estaba ahí, que no volverían a alejarse, que se quedaría a su lado.
Pero ahora, lo único que sabía con certeza era que ni su orgullo, ni su genio, ni su amor, harían que Stanley cambiara de opinión.
Mañana se iría su hijo de su lado, en un par de días más Stanley, y el agujero negro llamado soledad, que siempre cargaba consigo, solo volvía a crecer dentro de él, haciéndolo volver a su pasado, a ese niño que vivía solo en aquella mansión.
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Todos se reunieron el día siguiente para despedirse del primer grupo, los niños lloraban por la partida de Kaseki, quien fue más que el maestro de algunos.
Ukyo, iba de la mano con Ryusui, ninguno queriendo soltarse todavía.
—Recuerda descansar apropiadamente. -le pidió Ukyo, mirándole con una sonrisa suave.
—Sí, señor Nanami. -dijo Ryusui, agachándose para besarle-. Todavía no me voy y ya estoy extrañándote tanto.
Ukyo se rio un poco, dejando ver un leve rubor en sus mejillas.
—Yo también voy a extrañarte, mi amado capitán. -Ukyo tiró del cuello de la camisa de Ryusui para besarle de nuevo.
Escucharon la tos de dos personas detrás de ellos, eran Hyoga y Tsukasa, quienes interrumpieron al ver como el beso parecía ir más allá de lo que podía ser visto públicamente. Ambos se rieron por eso, aun sintiéndose embobados por el acto.
—Creo que es hora de irme. -dijo Ryusui, besando la mano de Ukyo.
—Oye. -le llamó antes de soltar sus manos-. No te olvides de lo que te pedí.
—¿Intentar hacer una llamada caliente en clave morse? -preguntó, sonriendo con picardía ante el sonrojo de Ukyo
—Me refiero a lo de ellos dos. -le explicó, moviendo sus ojos en la dirección en donde Senku estaba despidiéndose de Xeno y Genos de Stanley.
—Ah, los amantes idiotas, seguro que sí. -le respondió con confianza-. He estado hablando con la pequeña Suika para hacer que esos dos terminen juntos antes de desembarcar en España.
—Está bien, pero por favor, nada de encerrarlos en una habitación hasta que admitan lo que sienten por el otro.
La sonrisa de Ryusui se congeló en sus labios, Ukyo negó con diversión.
—Debes de admitir que era un buen plan. -Ryusui se sonrojó un poco y Ukyo se estiró para besar su mejilla.
—La sutileza de ese plan es igual al de un elefante en una cristalería.
—Descuide, señor Nanami. -dijo con confianza Ryusui-. Tenemos más de un plan para que esos dos hablen de una vez sobre lo que sienten.
—Confió en usted, señor Nanami.
Ryusui volvió a besarle, pero este beso fue lento, sin prisa, solo por el gusto de tener sus labios unidos al otro. Cuando se separaron, juntaron sus frentes por un momento más.
—Te marcaré todos los días para recordarte que te amo. -aseguró Ryusui con voz suave.
—Entonces yo esperaré esas llamadas para decirte que también te amo. -Ukyo hizo que sus narices se rozaran levemente antes de soltar una pequeña plegaria al cielo-. Que las aguas del mar que ahora te alejan de mi lado, también te traigan de regreso a mí.
Cuando Ukyo se alejó de Ryusui, le hizo un saludo militar, poniendo su mano derecha sobre su gorra, que compartía el mismo símbolo que el sombrero de Ryusui, con el agregado de las tres estrellas de la bandera del reino de la ciencia.
Ryusui le sonrió, con sus ojos húmedos por los sentimientos acumulados en su pecho, no así, cuando Ukyo bajo su mano y volvió a su postura relajada, lo rodeo con sus brazos una última vez.
—Debo de irme. -susurró en sus brazos.
—Te veré después. -aseguró Ukyo, devolviendo el abrazo con la misma fuerza.
Se soltaron poco a poco y tomados de la mano, caminaron hasta el puente para abordar.
...
Genos notó como sus padres, a comparación del día de ayer que venían felices al lado del otro, se acercaron a despedirse de él viniendo de lugares diferentes.
Sabía que orillar a una conversación así talvez no era la mejor manera de que ellos hablaran, pero conocía bien a su padre Stanley y estaba seguro de que prolongaría esa charla hasta el último día.
Él se puso en los zapatos de su padre Xeno, cuando vio el brillo de ilusión que le generaba el creer que las cosas iban mejorando no solo con su familia sino en su matrimonio. Genos pensó en ese momento con el corazón y se imaginó el dolor de la desilusión al enterarse un día antes de partir que el amor de su vida se iría de nuevo de su lado... Eso no era justo en lo absoluto.
Quizás tenía un poco sesgado el cariño con sus padres, pero no podía permitir que ellos no hablaran de eso.
Por eso le tomó desprevenido cuando, dejando que Senku se despidiera primero de su padre Xeno, se acercó a su padre Stanley y este le abrazó, agradeciendo por iniciar esa charla con su otro padre, pues, a palabras de su Stanley:
—Quizás nunca hubiera tenido el valor de enfrentarlo.
Su padre Stanley le deseo suerte y esperó volverle a ver en el futuro. Le pidió nunca dejar de llamarles y que recordara lo orgulloso que estaba de él.
Genos se paralizó un momento al escuchar eso último, pero cuando reaccionó, saltó a los brazos de su padre, asegurándole que lo iba a extrañar. Le dejó un beso en su mejilla y se alejó de él.
Cuando fue a despedirse de su padre Xeno, le partió el corazón ver sus ojos irritados, señal clara de que estuvo llorando por más tiempo del que él admitiría.
Xeno le sonrió con amor, le dijo que era el ser que más amaba en la tierra y también lo orgulloso que se sentía de ser su padre. Le aseguró que él podría salir de cualquier situación porque era más listo que los demás, además de ser la creatura más hermosa de todas.
Genos le abrazó cuando no pudo escuchar hablar más a su padre sobre sus atributos. El abrazo se sintió cálido, pero a la vez, Genos sintió el inmenso vacío de la soledad que experimentaba su padre Xeno a pesar de lucir una máscara de felicidad y orgullo.
Cuando escucharon la voz potente de Ryusui, anunciando la partida, Genos se alejó de los brazos de su padre Xeno, no sin antes decirle:
—Me alegra que empieces a dejar de construir jaulas para guardar a aquello que amas, papá... Y espero, de todo corazón, que cuando volvamos a vernos, te hallas permitido bajar tus muros para que otros también puedan verte y así no sentirte tan solo.
Genos besó la mejilla de su padre y le dio espacio a Suika para despedirse de su abuelo Xeno, pues ya lo había hecho con Stanley.
Subió tomado de la mano con su pequeña y se despidieron de todos cuando subieron el puente principal.
El ruido del barco encenderse animó a todos en tierra, quienes corrieron a la cima del acantilado para verles partir.
El barco se alejó con rapidez de la costa y a los minutos, no se vio más.
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—Esto es increíble. -dijo animado Chrome al sentir la fuerza del viento en su cara, la explicación de Ryusui se escuchaba por las bocinas de la nave-. Con este motor, es seguro que podremos ir a la luna.
Chrome miró el mar a su alrededor, los recuerdos de sus días en Araxá volviendo a él poco a poco.
El trabajo arduo, las clases que Xeno le brindó, la forma en que se comunicaba con los locales a través de señas o palabras que le explicaban su significado. La calidez de las personas.
Recordó el pasado y como él salía a recolectar rocas que todos creían insignificantes, el deseo que crecía en él por ser de utilidad con sus descubrimientos, el ver reflejado ahora como poco a poco eso se hace realidad, trabajando solo con las piedras de la tierra.
Cuando menos sintió, Chrome tenía los ojos llenos de lágrimas y Suika se acercó preocupada al verle llorar.
—Es difícil de explicar. -le respondió Chrome, limpiándose sus lágrimas-. Lo único que sé es que en este viaje, seguiremos aprendiendo más, viendo el mundo que era desconocido para mí, con mis propios ojos.
Hola de nuevo ヾ(⌐■_■)ノ♪
Iniciamos el arco 7 de esta historia con fuerza. La canción que nos acompaña ha estaba en mi cabeza casi al mismo tiempo que escribia el arco de América, y me alegra tando haberla dejado para este momento, porque definitivamente pega mejor en este capítulo.
Tengo una referencia visual de como imagino que sería el estampado de la gorra de Ukyo (y el que usaria despues del viaje a la luna) Me encanta pensar en que quiso representar no solo ahora su nuevo estatus como el señor Nanami ¬w¬ , sino también como miembro del Reino de la Ciencia.
En fin, nos estamos leyendo entre la semana, un saludo a la distancia.
Autora-san, fuera.
Chapter 82: Capítulo 74: El camino que escogimos seguir.
Summary:
En el Perseo, el plan para unir a dos tontos, ha sido puesto en marcha con resultados favorables; mientras que en tierra, algunos buscan respuestas y otros solo aceptan con resignación.
Notes:
La hermosa canción para este capítulo es, del que a mi parecer, la voz de Ukyo si cantara en español.
Canción: Amapolas.
Artista: Leo Rizzi.
Link: https://youtu.be/SmF4wY7U7QE?si=59OORO8IPDPoUzs2
Les dejó una pequeña noticia al final del capítulo, nos leemos por ahí. ╮(╯▽╰)╭
Chapter Text
...
Las actividades en Araxá no se detuvieron con la despedida del primer equipo, Ukyo, Xeno y Alberto, fueron los encargados de seguir trabajando, no solo en el motor, sino en las adaptaciones del barco y las mejoras para la comunidad.
Pero primero, tenían que probar la antena dipolo.
Xeno explicó el funcionamiento cuando no se posee un receptor de señal como era el caso de un satélite. Dando una pequeña cátedra a Alberto, le habló sobre la base de su funcionamiento, empezando sobre el principio de polaridad que maneja, así como la forma de medir la longitud de ondas a utilizar dependiendo de la señal que se transmite o que se va a recibir.
Xeno aseguraba que, con esto, al menos de momento, no presentaría fallas significativas en las comunicaciones por señal de voz con el primer equipo, mientras se mantuviera en la frecuencia correcta y no existiera una tormenta solar que afectara a la tierra.
Cuando activaron el receptor de señal y enviaron la primera comunicación al barco, la voz de Senku se escuchó a los segundos, distorsionada y un poco cortada, había un obvio desface de tiempo, pero fue un alivio para todos saber que la antena sí estaba funcionando.
No así, los cuatro, junto a Senku, llegaron a la misma conclusión. La radiocomunicación aún presentaba problemas importantes, por lo que tomaron a bien preparar a todas las personas que pudieran, para seguir manejando una comunicación a través de código morse.
Luego de armar un horario por idioma y el tiempo conveniente para no parar la producción, Ukyo quedo como el maestro para los tres grupos, siendo ayudado por Alberto a traducir el portugués.
Las clases comenzarían ese mismo día, pues en un mes más, el segundo barco estaría finalizado y ellos zarparían hacia la ciudad del maíz.
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Genos acompañó a las chicas afuera del barco, pues ambas parecían emocionadas por la rapidez con la que iba, e incluso él se puso a bromear un poco en la punta del barco, hasta que sintieron el sol asfixiante que había en el lugar, era medio día y obviamente esperaban un poco de calor, pero no tanto como el que se presentó.
Los tres se llevaron una sorpresa al entrar. El aire acondicionado los recibió, refrescándolos al instante. Genos fue el primero en gritar alegre, pues había extrañado ese aparato moderno.
Ryusui estaba incluso más engreído que cuando mostró el Perseo por primera vez. Ahora, gracias a las actualizaciones que se hicieron a la nave, no solo contaban con aire acondicionado, sino que además un freezer para mantener mejor conservado los alimentos.
Senku incluso sacó una botella de cola fría y se la puso en la parte de atrás del cuello a Genos, haciendo que saltara por el frío que sintió y a la vez, le agradeciera entre lágrimas a Senku, por haber traído de regreso la modernidad a su vida.
—No solo he sido yo. -aseguró Senku, con las manos en la cintura y una sonrisa juguetona en sus labios-. Esto solo fue posible por el trabajo en conjunto con tu padre Xeno.
Francois, que tenía una sonrisa grande en sus labios mientras entraba y salía del freezer, servía diligentemente a todos un raspado de frutas conservadas que ella misma había preparado.
—Dividiendo el trabajo como compañeros científicos. -agregó Genos, mientras tomaba un trago más de cola antes de, con una sonrisa burlona, asegurar-. Sin duda a alguna, ustedes dos, son mis nerds favoritos.
—Pues este nerd, te cobrará tu cariño en base a trabajo forzado. -Senku puso su mejor cara de chico malo, mientras Genos podría jurar que le salían cola y cuernos al científico que se reía como villano-. No creíste que el trabajo se acaba solo por estar en el mar, ¿o sí?
—Sabía que este refresco tenía un costo. -Genos tomó un poco más de su bebida, agitando sus pestañas con lágrimas falsas en sus ojos-. ¿Qué pensaría mis padres si se enteraran de que estoy siendo explotado por un científico malvado?
—Te darían un ocho por tu actuación y luego te mandarían a trabajar. -habló Suika, mientras se metía otra cucharada de su raspado de bayas rojas.
Senku se rio sin descaro alguno, los demás fueron más prudentes, pero igual se estaban riendo de Genos.
—Jamás creí que mi bella hija me traicionara de esa manera.
Suika miró a su padre, con una de esas sonrisas dulces que te derrite el corazón.
—Pero papá, el abuelo Xeno me pidió que siempre que pudiera, motivara más tus dotes de actuación, ¿acaso me pides que vaya en contra de su única petición?
La risa de Senku estalló en el fondo de la habitación y Genos vio en Suika a su yo de cinco años, con ojitos brillantes y todo.
—Mi karma. -dijo sin más, resignado a aceptar la derrota contra su hija.
…
Durante la tarde, una vez que Ryusui había asignado las tareas a cada uno, Senku también asignó trabajos, así como el horario para las clases que Chrome y Suika, seguían insistiendo en tomar para poder entender mejor la ciencia.
Genos se mantuvo junto a Kaseki, quien ya tenía los planos para los nuevos aparatos que construirían durante el viaje y, según él,necesitaba una mano firme como la de Genos.
Kaseki no paraba de comentar sobre como le encantaría conocer al joven Joel, para hablar con otro maestro artesano y brindar con él, pues, a pesar de no haberlo logrado antes, ahora que contaba con un poco más de tiempo, él se tomaría muy en serio el volver a replicar la batería para las medusas.
Al caer la noche, la cena pasó con normalidad y antes de ir a los cuartos, Ryusui brindó los turnos de rotación para ese día. Genos y Senku harían el relevo de la noche y Ryusui junto a Chrome, tomarían el relevo de la mañana.
Francois preparó la comida para el primer relevo y todo lo que ellos pudieran necesitar, disponiendo todo cerca de la puerta para que ellos no se molestaran en salir de la cabina principal.
Ryusui los llevó a la cabina y les explicó el funcionamiento del nuevo barco, mencionando que este seguía las mismas especificaciones del viejo Perseo, incluso con el “piloto automático” por lo que Senku dijo no tener problemas en seguir la ruta trazada, aunque quien tomaría el timón sería Genos.
Cuando estuvieron solos, se mantuvieron por un momento en silencio, en lo que Senku empezaba a preparar su mesa de trabajo. Una vez tenía todo lo necesario, Senku toseo un poco como una señal para que ambos cayeran en las charlas que siempre mantenían.
Esta vez, fue Senku quien empezó a hablar, comenzando con explicarle como empezaría a afectar la zona horaria entre más se acercaran a España, o el cómo, según sus cálculos, entre el día 4 y 5 del viaje, estarían cruzando el medio del mar Atlántico.
A todo eso, Senku seguía escribiendo planos de todos los artefactos que aún les faltaban y Genos se mantenía en pie, tomando el timón del barco.
En un momento dado, mientras hablaban sobre la importancia de una computadora para generar cálculos más precisos en el menor tiempo posible, Senku ordenó su área de trabajo y se puso en pie, dirigiéndose a servir té para ambos.
—Pero debemos despertar a un programador para eso. -confirmó Genos, comprendiendo un poco sobre el trabajo que implicaba no solo crear el aparato en sí.
—De preferencia, uno que sepa programar con código máquina... Oye, pon el piloto automático y ven a comer algo.
Senku puso las dos tazas en la mesa y movió un poco más sus planos para ir por más bocadillos. Genos acomodando las sillas del lugar, se sentaron una al lado del otro para seguir conversando.
—Lo que buscamos, entonces, es un ingeniero informático.
—Solo si ese ingeniero maneja sin dificultad el código máquina. -volvió a enfatizar Senku.
Iba a tomar un poco de su té, pero en su lugar soltó un suspiro resignado dejando la taza a un lado, mientras seguía hablando.
—Traer a más expertos en el área que necesitamos, debe ser la prioridad en este momento, tu padre incluso me lo recordó antes de irme… Sin embargo, es como si dejáramos atrás a los demás. Siempre estoy a favor de la mano de obra extra, pero mi conocimiento e incluso el de tu padre, es limitado. Llegará un momento en que no podremos hacerlo solos y necesitaremos a más y más expertos.
—Pero Senku-chan se siente mal por los que dejamos atrás.
Genos vio un puchero en los labios de Senku, últimamente no había visto una expresión tan infantil en él. Se recordó a sí mismo que ahora, Senku tenía 20 años y que volvía a cargar con las esperanzas del mundo en sus hombros. Dio un sorbo largo a la taza de té, sintiendo un regusto raro, pero no le tomó importancia en ese momento y prefirió darle una respuesta a Senku.
—No estamos dejando a las personas atrás, Senku-chan.
Genos dejó la taza de té a un lado de la mesa, luego puso una mano sobre la de Senku, dándole una leve presión. Cuando sus ojos se encontraron, Genos le brindó una suave sonrisa, mientras le dijo.
—Pero no podemos solo traer a todos y crear una crisis alimentaria o peor aún, una pandemia por la falta de suministros necesarios de primera necesidad. Nuestra misión ahora es ganar contra WHYMAN y después de eso, todos ayudaremos a traer de regreso a la humanidad… Lo estás haciendo bien cómo vas, Senku-chan, no dudes jamás que no sea así... Por favor, no te rindas.
Senku, que le miraba con ojos sorprendidos, le dio una sonrisa más perezosa y le devolvió ese agarre firme que Genos ejercía sobre él.
Para sorpresa de Genos, Senku no solo se limitó a eso, sino que tomó mejor su mano y besó el dorso de esta.
—Gracias, Genos… Creo que me hacía falta escuchar eso.
Con un leve rubor y una risa tonta, Genos trató de disimular el latir alocado de su pecho.
—Es que Senku-chan es un niño muy mimado y yo soy muy bueno mimando a Senku-chan.
Genos se rio junto a Senku, mientras volvían a soltar sus manos. Con rapidez, Genos buscó su taza de té para terminar su bebida, pues nuevamente sintió esas molestas mariposas en su estómago, incluso ahora se sentía un poco mareado, casi eufórico, como si pudiera hacer cualquier cosa que quisiera en ese momento.
Por su parte, Senku buscó su taza de té y tomó un sorbo antes de alejarla de sus labios y olerla con desconfianza. La dejó en su sitio y vio el lugar donde Francois había dejado todo preparado para ellos.
—Genos. -le llamó, girando a verlo y tomando la taza vacía de té de sus manos-. ¿De casualidad tu té sabía un poco diferente?
—Sabe a té. -dijo sin más, sintiéndose divertido sin razón aparente.
Senku se llevó la taza de té de Genos a la nariz, aspirando el contenido de la taza. Su ceño se arrugó casi al instante de oler el recipiente.
—Eso es vino caliente. Creo que Francois se equivocó con…
Senku fue interrumpido por las manos de Genos, que sujetaron su cara y sin mediar más palabras, tiraron hacia él para juntar torpemente sus labios con los suyos.
Senku botó la taza de té de sus manos, sus ojos se abrieron con asombro, no sabiendo lo que estaba pasando... Pero cuando Genos siguió con ese beso, moviendo sus labios como esperando alguna respuesta de su parte, Senku rodeó sus brazos en la cintura de Genos, tratando de corresponder torpemente el beso recibido.
Nuevamente, así como cuando bailó con él, Senku perdió la cuenta de los segundos que estaban pasando, pues en ese momento, solo deseaba seguir así, aferrado al otro, compartiendo el mismo aliento.
Cuando Genos se alejó dejando sus manos apoyadas en el pecho de Senku, este notó el sonrojo en sus mejillas, los ojos brillantes y el regusto a licor en sus labios.
—Lo logré… -dijo Genos con diversión, brindándole una sonrisa dulce. Senku se sentía más desorientado que antes, hasta que él agregó-. Por fin besé a Senku-chan... Senku-chan ahora es solo mío.
—¿Tuyo? -repitió como tonto, Genos asintió con felicidad-. Sí. creo que sí.
Genos se rio como si estuvieran compartiendo un secreto de alguien más, y luego estiró sus manos a Senku, para darle un abrazo, sujetando su cintura y quedándose dormido casi al instante.
Senku, por otro lado, sintió que su cerebro hizo cortocircuito. Se sentía más que feliz y su corazón palpitaba con más rapidez de la normal. En su pecho, Genos le abrazaba con fuerza, costándole incluso respirar, aunque Senku no estaba seguro si era por eso o porque estaba hiperventilando.
A pesar del pésimo momento en que esto sucedió con un Genos que no era consciente de lo que decía, Senku no podía bajar esa sonrisa de sus labios y esa sensación de paz en su corazón, reafirmando una vez más, lo peligroso que es tener un cerebro enamorado como era el suyo en ese momento.
Cuando su cerebro volvió a funcionar de una manera más objetiva, recordó que Genos le dijo el no gustarle el alcohol, pero en su cabeza, Senku creyó que ese no gustar era porque no le gustaba el sabor amargo, no por la muy poca tolerancia a este.
El ruido de un golpe en la puerta, hizo que este girara, aun con Genos sosteniéndolo con fuerza. Quien entraba era Francois, pero claramente pudo ver tres cabezas rubias espiando detrás de la puerta.
—Mis más sinceras disculpas, amo Senku, pero parece que me he equivocado con el recipiente del agua caliente y la del vino caliente que estaba intentando hacer.
—¿Y estás seguro de que no tiene nada que ver que tu estúpido amo y dos aldeanas tontas hayan propuesto un plan peligroso para emborracharnos a los dos cuando estamos conduciendo un barco en medio del mar?
—Precisamente por eso estamos detrás de la puerta principal. -mencionó Kohaku, entrando junto a Suika y Ryusui.
—Lo esperaba de ustedes dos, pero no de ti, Suika. -regañó Senku, con una voz molesta-. Tú mejor que ellos saben sobre lo débil que es Genos con el alcohol, ¿Por qué exponerlo deliberadamente a una sustancia que no tolera y que le provocara malestar al día siguiente?
—Pero yo… -Suika empieza a hablar, arrepentida por su acción, pero Senku la interrumpió.
—No. -dijo con firmeza en su voz-. No hay excusa que valga para llevar a este estado a Genos. Lo que hicieron no solo está mal, sino que es peligroso. ¿Cómo creen que Genos reaccionara mañana cuando despierte y se entere de esto? ¿Creen que se pondrá feliz de saber que lo alcoholizaron las personas a quienes él ama y confía?
Tanto Suika como Kohaku agacharon su mirada, avergonzadas del regaño justificado de Senku, pero Ryusui, dando un paso frente a ellas, habló con voz firme.
—Lo hicimos para que ambos puedan sincerarse con el otro.
—¿A través de los efectos del alcohol? -cuestionó sintiéndose más enojado que antes-. Por favor, qué clase de novela absurda han leído ustedes para pensar que eso va a funcionar.
—Mañana… -susurró Suika, aun mirando el suelo. Lágrimas se acumulaban en sus ojos sin quererlas soltar del todo-. Papá recordará todo mañana… Así pasaba cuando le tocaba probar el vino que preparábamos. Siempre recuerda sus palabras, por eso...
—¿Qué? ¿Se aprovecharon de una debilidad de él?
Las lágrimas de Suika empezaron a correr, Senku sintió que se había excedido con su regaño.
—Papá y tú, siempre están suspirando por el otro, siempre se ven felices juntos… ¿Por qué si ambos se gustan no intentan estar juntos? Así como los abuelos, o como Ryusui y Ukyo…
Suika limpio sus lágrimas y le miró, esperando una explicación a su pregunta... Él no la tenía.
—… Es complicado. -le respondió, más calmado que el inicio, sintiéndose un poco mal por haberle alzado la voz a Suika.
—Dices eso, cuando acabas de responderle a Genos que eres de él. -acusó Kohaku, pasando una mano por el hombro de Suika.
Senku, casi de forma inconciente, sujetó más a Genos a su cuerpo, pues tampoco tenía una respuesta para eso y Ryusui, cruzando sus manos sobre su pecho tomó la palabra esta vez.
—Tanto tú como él pueden manejar estos sentimientos de la misma manera que luchan porque el otro no se dé cuenta. ¿Acaso no es más efectivo aceptar estos sentimientos y luego seguir adelante sin reprimir algo tan puro como es el amor?
Genos gimió un poco en el pecho de Senku, para luego acomodarse mejor y dejar una sonrisa colgando en sus labios.
Senku se sentía frustrado consigo mismo más que con la situación, pues no solo todos parecían darse cuenta de los sentimientos que tenían hacia el otro, menos ellos dos, sino también porque ahora estaba en un callejón sin salida al corresponder ese beso que aún siente en sus labios.
Con sinceridad, Senku tenía miedo de que Genos, al despertar, siguiera igual de obstinado o incluso que él dijera algo que hiciera pensar a Genos que ese beso fue un error y, por lo tanto, él ignore este episodio y sea rechazado brutalmente por no saberse expresar bien.
—El amor es riesgo. -dijo Ryusui, sorprendiendo a Senku al estar tan adentro de sus pensamientos negativos-. Ukyo y yo lo estamos asumiendo en este momento, es aterrador como frustrante, pero por él, no me importa el riesgo que tenga que cruzar, porque le amo… ¿Acaso no es lo mismo para ti? ¿No es acaso Genos por quien dejas de lado tu trabajo y vas con él? O, por el contrario, ¿No es él quien te está apoyando a seguir adelante?
—Así que también estaban escuchando eso…
Senku cubrió su cara por el fuerte sonrojo que se apoderó de él, pues siempre que estaba con Genos, su lado vulnerable salía a flote. Que alguien que no fuera él lo escuchara, era incluso más vergonzoso que verle dar un beso al chico que le gustaba.
—… Mañana hablaré con él. -le respondió, luego de soltar un largo soplido resignado.
El suspiro de alivio de todos en el lugar le irritó un poco, pero ya era tarde para dar un paso atrás... Y con sinceridad, él tampoco quería volver atrás si realmente existía una oportunidad de poder estar con Genos.
Cuando las chicas se acercaron, y Suika le miró con verdadero arrepentimiento, Senku estiró una de sus manos y palmeo su cabeza, prometiendo hablar con Genos para que no se enoje con ella, pero que no prometía nada si él la castigaba, pues él era el adulto responsable de ellos dos.
Kohaku, un poco más relajada, luego del regaño previo, le dijo a Senku que se llevaría a Genos a descansar a “tu habitación”
En un principio, Senku creyó que Kohaku, al estar aprendiendo a escribir gracias a Suika, se había confundido en la pronunciación.
Ryusui fue quien le confirmó que, de hecho, Genos y él estaban compartiendo habitación. En ese momento, Senku realmente se preocupó por su integridad y la de Genos, pues parecía que todo esto, ya había sido planeado con antelación.
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—¿Cuánto es la distorsión? -preguntó Ukyo, mientras tomaba nota de las sugerencias de Leonard al otro lado de la línea.
Ukyo se encontraba cerca de la villa, arriba de la colina donde se mantiene levantado el fuerte que hicieron para combatir con Stanley y sus hombres.
—Muy leve, te escucho con mucha claridad. -aseguró Leonard, quien se encontraba en la isla donde Xeno mantenía el laboratorio para la construcción del motor.
—Nos mantendremos en esta frecuencia para captar rápidamente el llamado de radio.
—Entendido.
Cuando la línea quedo en silencio, Ukyo soltó el aire con cansancio. El amaba dar clases y enseñar a otros, pero sus obligaciones parecían no detenerse y siempre había una que debía de atender con prontitud.
Estaba anotando la bitácora de ese día cuando escuchó a lo lejos unos pasos que se acercaban a la cabaña de transmisión donde estaba él, y le sorprendió que esa persona se acercara a esa hora de la noche, no así, esperó a que él hiciera notar su presencia primero para saber lo que necesitaba de él.
—Buenas noches, Ukyo. -saludo Xeno, entrando a la cabaña.
—Buenas noches, doctor Xeno. ¿Puedo ayudarle en algo?
—De hecho, me gustaría ver los listados del segundo grupo que zarpara contigo, así como los trabajos asignados para la reconstrucción de, ¿La ciudad del maíz? Creo que así la llama Senku.
Ukyo, que fácilmente podía notar las intensiones de los demás cuando eran maliciosas o querían hacer daños, no encontró ninguna en Xeno, por el contrario, su mirada estaba apagada y podría apostar que era resignación lo que veía ahí.
Por lo que, sin verdadera razón para negar la petición, Ukyo fue por el listado y los planos de todo lo que se esperaba avanzar en la construcción de la ciudad.
Xeno se detuvo más en los listados que viendo los planos. Al estar frente a él, Ukyo comprobó que, en efecto, era resignación lo que sus ojos gritaban al dejar a un lado los listados.
No necesito buscar palabras para consolarle, pues Xeno se concentró en el trabajo que harían en la ciudad, aportó más ideas por conocer mejor el terreno, e incluso explicó en dónde poder encontrar los minerales para reabastecer su laboratorio y que ellos ocupen las cosas de allí.
Incluso le dijo que esperaba darle, antes de partir, las indicaciones por escrito de como crear medicamentos y que espera verlo en un par de días para que, junto a otro de los implicados en el viaje, conozca de primera mano la forma correcta de hacerlos.
...
Pasaron un par de horas en la discusión de los planos para mejorarlo, dejando notas a Brody, asegurando que él entendería esos detalles mejor que nadie.
Cuando terminaron, Xeno se despidió, recordándole llegar entre un par de días a la isla. Está a punto de irse cuando Ukyo, sin poder evitar decirlo, le comenta.
—La choza de Stanley es la última de la villa, la más cercana al bosque... Desde antes de la pelea con los mineros, Stanley duerme solo.
Xeno no dice nada más, pero sale de ahí rumbo a ese lugar señalado. Durante el camino, su mente era un caos, en dónde la voz interna que se parecía a Genos, le daba la razón a Stanley.
Ellos eran los adultos de esos niños y aun así, ellos parecían actuar con mayor madurez que ellos. Por muy egoísta que fuera su amor, Xeno comprendía que la situación lo ameritaba.
Necesitaban a alguien que controlara a los hombres que dejaron atrás, una presencia familiar, que conociera como pensaban las personas que vivían ahí... El equipo necesitaba un puente y Stanley parecía la mejor opción según los planos que Ukyo le mostró.
La voz de su hijo repitiendo estas acertadas conjeturas solo lo hizo sentir más mal consigo mismo... Se sentía como un niño pequeño, como un estúpido que lloraba por no poder tener lo que él quería.
Y aun así, con cada paso que le acercaba a esa choza, su mente se iba aclarando hasta tener la respuesta que jamás diría en voz alta.
El olor a tabaco le indica que ese es el lugar, por lo cual, levantando la tela de la entrada, entró como si siempre hiciera eso.
Stanley está sentado en el medio de la choza sobre una cama de madera, apoyando su espalda a la pared del lugar. Tiene a un lado un cenicero rústico de vidrio, el trabajo no de un experto sino de alguien que empieza con ese arte.
El cigarrillo encendido está en la boca de Stanley. Nadie dijo nada desde que Xeno entró en el lugar. Sus ojos fijos en el contrario, la seriedad típica en ambos, sin sonrisas en sus labios
El humo que Stanley exhaló, formaba espirales en el aire, que de por sí, ambos sintieron que estaba cargada de tensión.
Xeno fue quien se acerca con rapidez hasta él. Se sienta sin ceremonia sobre sus piernas y le arrebata con brusquedad el cigarrillo mientras, sin despegar sus miradas del otro, apagaba el cigarro en el cenicero. Las manos de ambos colgaban en sus costados, sin moverse, sus pechos, sin ambos planearlo, se acompasaron a la respiración del otro.
Ninguno de los dos pide permiso al otro, solo se besan con una furia desbordante, deseando que con esa acción, el sentimiento se pagara de alguna forma… Ambos saben que no es así.
Stanley, con una mano jala del cabello de Xeno, alejando los labios contrarios para ir a ese cuello pálido, con furia apartó la corbata y abrió el cuello de la camisa, para morderlo hasta sangrar, su otra mano está firmemente clavada en la cintura del otro como un animal desesperado por no soltar su presa.
Xeno se muerde los labios para no gemir como lo desea, pero el no se queda solo con el dolor placentero que recorría su cuerpo, también aprovechó la cercanía del cuerpo de Stanley, rompiendo con sus garras de metal, la parte de atrás de la camisa de él, dejando incluso líneas que empiezan a enrojecerse.
—Te odio. -le dice cuando Stanley al fin suelta su cuello y deja besos en la herida hecha-. Te odio, te odio, te odio…
Stanley responde a esas palabras con un beso que hace chocar sus dientes, pero que después se vuelve lento, como si buscaran un perdón que jamás sería dicho.
Cuando el beso se volvió más lento, Xeno aprovechó para morder el labio de Stanley, dejando que su colmillo desgarre la piel sensible.
Las manos de ambos no paraban de moverse, se arrancaban la ropa para tocar la piel.
—No sabes cuánto te odio. -repitió Xeno, mientras Stanley quitaba sus guantes y los tiraba lejos de ellos.
—Lo sé. -fue la única respuesta que obtuvo de Stanley antes de volverse a besar.
El beso siguió siendo lento, saboreando la sangre en el otro, buscando calor en la piel mientras apretaban el cuerpo contrario.
En un momento en que Xeno volvió a detener el beso, dejó que sus manos acariciaran el rostro de Stanley.
La luz que bailaba en el lugar la daba una vela, iluminando lo justo para verse. Ninguno de los dos la necesitaba para reconocerse, porque incluso en plena oscuridad, ambos se conocerían la piel, las curvas del cuerpo del otro, incluso, como ahora, Xeno llevaría la mano al pecho de Stanley y sentiría el latir de su corazón que marcaba el mismo ritmo que el suyo.
Las lágrimas empezaron a rodar por las mejillas de Xeno. Stanley tenía los ojos húmedos al verle así.
—Te odio… -le dijo con la voz rota, mientras seguía repitiendo esa palabra una y otra vez.
Esta vez, Stanley dejó caer un par de lágrimas al compás del “te odio” que recibía por parte de Xeno.
Cuando su voz ya no pudo más, Xeno atrajó a Stanley en un abrazo fuerte, aferrándose a él como si supiera, que esa sería la última vez a su lado.
Xeno lloró esa noche hasta quedarse dormido, Stanley solo se quedó ahí, aun aferrándose a él.
...
Cuando sintió el peso muerto de Xeno, Stanley se dio el permiso de acariciar sus cabellos, enredando sus dedos en ese cabello platinado.
Él sabía que Xeno no lo odiaba, a pesar de haberlo repetido tantas veces en esa noche. Stanley lo conocía mejor que eso y sabía, que el repetir una y otra vez esa frase era su forma de que su cerebro lo entendiera.
De pequeño, Xeno siempre repetía la misma palabra una y otra vez hasta que podría pronunciarlo correctamente y con el tono justo, y ahora, estaba haciendo lo mismo para permitirse odiar a lo que aún ama.
Xeno parecía que realmente quería odiarlo para no extrañarle más, y era esa revelación, la que más le dolía y por lo que Stanley lloró.
Las palabras del día anterior aún estaban rondando en su cabeza, nunca se fueron. Xeno siempre le permitió tener la última palabra, respetaba su decisión sin importar lo que él mismo sintiera y esa noche, todo lo que estuvo reprimiendo, estalló.
Stanley siempre creyó que estaba actuando bien, por su familia, por su país… Pero al ver la realidad, al escucharla luego de tantos años sin decirla, fue como una puñalada que aún sigue sangrando
Y lo peor no era solo saber todo esto, sino que aun sabiéndolo, su determinación de ir con el segundo grupo, no se había ido.
Él, al igual que Ukyo y su esposo, estaba tomando una acción arriesgada, pero necesaria para avanzar con la reconstrucción del mundo que tanto Genos ama.
Pero Xeno era firme en su palabra y jamás daba el brazo a torcer una vez que estaba seguro de algo, por lo que asegurarle que él no lo esperaría más, fue la más aterradora de las palabras que lo escuchó decir.
Y ahora, escuchar a Xeno decir que lo odiaba mientras lloraba, le hizo comprender que él había entendido su causa, había entendido por qué se va, y que ahora, solo intentaba odiar esa parte que lo está dejando ir de su lado.
Xeno se aferró más a su cuerpo cuando le escuchó suspirar, él también lo abrazó de regreso. Podía quedarse ahí, fingiendo que las cosas estarían bien entre ambos, cayendo justamente en aquello que Xeno le reclamó anoche.
Fue por eso que, con más dolor del que jamás creyó experimentar, acomodó a Xeno en su cama, lo arropó, besó su frente de forma devota, buscó una nueva camisa y apagó la vela del lugar para irse de ahí en total silencio, aceptando dejar ir a Xeno, aceptando que un día llegara el día en que esas palabras sean la unica verdad.
Cuando ese momento de revelación vino a él, Stanley realmente pensó en que si logra al menos tener su odio, jamás se iría de la mente de Xeno, aquel hombre, el científico obstinado y rebelde, el que era padre, esposo, amante y amigo fiel… Aquel hermoso ser a quien jamás dejará de amar a pesar de no volver a tener en sus manos.
Hola de nuevo (〃 ̄︶ ̄)人( ̄︶ ̄〃)
Sé que mencione que empezaría a escribir esta semana de forma diaria, pero que creen... Por alguna razón, Twitter se llenó de imágenes del SenGen, con uniformes escolares, así como mi nueva obsesión que es Xeno en su versión mujer (lo admito, me gustan las personas con ese aire de nerd sexy)
Entonces, su servidora, en vez de hacer actualización diaria, está creando dos historias más con la temática AU escolar ¯\_( ͡° ͜ʖ ͡°)_/¯
Para fortuna de todos, esta vez las historias son cortas, una solo tiene 12 capítulos y la otra solo 15 capítulos. Les doy un adelanto de las portadas.
Esta historia es la de 12 capítulos que espero subir la próxima semana, si no completa, al menos 6 capítulos para después ir subiendo los demás. Aunque es Sengen, aquí quiero presentar a mi nueva musa y de un tal Stanley. (lo repito, me encanta Xeno mujer).
Y por cierto, este será mi primer intento de hacer una comedia romantica, espero que el resultado sea de su agrado.
Esta trae 15 capítulos y está basada en el anime de Mekakucity Actors, porque simplemente encajan tan bien en mi cabeza que no pude dejar de escribirla. Aún no tengo fecha para subirla, pero es la más adelantada que llevo (tengo completo 5 capítulos y el 6 está en edición), quiero tener lista toda la historia, porque, para quien ya vio el anime, sabe lo confuso que puede llegar hacer si solo lo miras sin prestar atención a la trama, por lo que, al tener escrito los capítulos centrales que hila la historia, lo subiré de una vez.
En fin, esta historia no crean que la voy a dejar sin actualización, obviamente la voy a terminar aunque mi cabeza este creando más cosas para subir.
Nos estamos leyendo al rato, un abrazo psicológico.
Autora-san, fuera.
Chapter 83: Capítulo 75: La parábola del amor incondicional.
Summary:
Entre confesiones, risas nerviosas y un beso verdadero, Senku y Genos sellan la alianza más poderosa del Reino de la Ciencia.
Notes:
La canción que nos acompaña, es una que no solo se disfruta, sino que se vive, se siente con todo tu ser:
Canción: Can't pretend.
Artista: Tom Odell.
Link:https://www.youtube.com/watch?v=Tnoo89Xh10A&ab_channel=lulelikesmusic
Chapter Text

...
Senku dio un bostezo cansado. Su turno en la cabina casi terminaba a pesar del incidente inicial con Genos.
Había sido una noche y madrugada, completamente locas, pues luego del beso con Genos y su retirada de la cabian principal, Suika, cómo forma de castigo por sus actos, se ofreció a quedarse con él , relevando a su padre y aceptando el discurso con evidencia científica de más de tres horas que impartió Senku sobre: Porque exponer a otras personas o a sí misma a sustancias que alteran la conciencia, no está bien y como ese actó puede ser algo muy peligroso.
Suika realmente se veía arrepentida cuando él terminó de hablar y prometió jamás volver a hacerlo. Senku creyó en sus palabras y a su manera, trató de animarla un poco, pues parecía que había aprendido la lección y ahora temía por las consecuencias con su padre.
Senku tuvo que asegurarle que Genos, jamás la dejaría de amar a pesar de que la castigara por haber hecho eso, e incluso llegó a decirle que él intervendría si Genos se pasaba con el regaño.
Tanto ella como Senku, se miraron sorprendidos por esa elección de palabras que salieron con tanta naturalidad del mayor, pero, a la vez, ambos sabían que él cumpliría sus palabras.
Lo demás de la madrugada, Senku logró convencer a Suika de dormir, aunque la niña seguía insistiendo en no dormir aún, pues quería cumplir con su parte y ayudar a navegar el barco. Al final, uniendo las dos sillas y tapandola con una manta, Suika logró quedarse dormida.
Y fue, en esas horas en silencio, las que Senku ocupó para hacer su plan y enfrentar a Genos.
Había una posibilidad muy grande en que Genos “olvidara” lo que pasó en ese momento, aunque Suika fue clara en decir que él jamás olvidaba lo que dijo cuando tomaba. Sabía que estaba esa posibilidad porque ni siquiera sabía que Genos también sentía lo mismo que él.
Genos era bueno con todos y los trataba bien, era obvio que no iba a saber qué Genos no le daba besos ni abrazos a todos, y ahora que lo sabe se siente como un estúpido al haber sentido celos de eso, incluso llegó a monopolizar el tiempo de Genos para que pasara más minutos con él que con otros, y eso que en ese momento, él no sabía que estaba enamorado de él.
El rechazo también constituía una posibilidad, aunque poco valorada por los comentarios de los rubios entrometidos y Suika. Como probabilidad, esa era la que más le causaría conflictos a él, pero que con gran dificultad aceptaría, no porque no quisiera luchar por Genos, sino porque pediría una explicación clara y sabía que Genos podría crear una explicación perfecta que lo dejaría sin argumentos para poder luchar por él.
No quería pensar mucho en lo que pasaría después, pero era muy seguro de que no solo perdería a la persona de la cual se había enamorado, sino también a un amigo, uno que lo comprendía más que él mismo, uno irremplazable, alguien que no quería soltar.
La otra posibilidad era más alentadora, una en donde Genos aceptaba sus sentimientos mutuos y formalizaban una relación, pero sabía que para llegar a ese final, él tenía que hablar, ser más claro que nunca para explicarle como no puede sacarlo de su cabeza.
Ahora tenía una oportunidad que no estaba dispuesto a desaprovechar.
En su mente creo planes, memorizó palabras, hizo resúmenes para explicar sus sentimientos y calculó cada uno de sus planes y palabras, con un porcentaje de lo que creía, le gustaría más a Genos.
...
Kohaku había cargado a una adormitada Suika, no sin antes desearle mucha suerte cuando le tocara hablar con Genos. Él, por su parte, se dirigió hacia su habitación y la de Genos, no sin antes ir a su laboratorio y conseguir medicamento para el dolor de cabeza y una jarra de agua fresca.
Cuando estuvo en la puerta trató de arreglar su apariencia, se sentía un tanto idiota por hacer eso, pero era por Genos, y él quería presentarse como la mejor opción para él.
Cuando entró a la habitación, aún estaba en penumbras, el sol apenas asomándose por la ventana del lugar, que era cubierta con una cortina mal colocada.
Genos estaba en una de las dos camas de la habitación. Estaba boca arriba, con un pie colgando en la orilla, una mano estaba en su estómago y otra tirada a un lado sobre su cabeza. Pequeños ronquidos se escuchaban de él cuando se acercó a dejar el medicamento y un vaso con agua a la mesa de noche cerca de su cama.
Su cabello era un desastre sobre la almohada e incluso tenía un pequeño hilo de saliva saliendo de su boca y una sonrisa tonta en sus labios, como si tuviera el mejor de los sueños en ese momento.
—Te ves horrible. -le dijo con una sonrisa en sus labios. Se acercó a él y limpió ese hilo de saliva.
Genos sonrió más y empezó a hablar en inglés con un acento que solo usaba cuando estaba medio despierto o muy relajado. Cuando hablaba, alargaba las vocales haciéndolo sonar casi melódico, pero a su vez, mantenía un tono pausado.
—Senku... No más baterías de manganeso... Mejor comamos ramen.
Senku no pudo evitar reírse cuando escuchó eso y su mano fue a la cabeza de Genos, acomodando un poco su cabello.
—Cuando lleguemos a España, te haré un tazón de ramen.
La sonrisa felina de Genos le hizo sentir una dicha peligrosa, pues podía volverse adicto a esas sonrisas tontas del chico tonto del cual estaba enamorado.
Se apartó de la cama para ir a la mesa que tenía la habitación, necesitaba ocupar su cabeza en algo más que no fuera admirar la cara dormida de Genos, pues esperaba poder tener el honor de seguir viéndolo dormir a su lado por el resto de su vida.
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Cuando Genos sintió como algo parecía iluminar el cómodo lugar donde dormía, se quejó al instante y buscó como cubrirse de esa luz, pues parecía que le penetraba la cabeza.
— Apaguen esa luz. -se quejó con molestia.
—Para tu mala suerte, a nuestro sol aún le quedan 5,400,000,000 de años para qué logre “apagarse”
Senku se rio cuando Genos gimió con fastidio algo sobre “demasiados números”
Se había puesto a trabajar hacía una hora, cuando regresó de su turno en la cabina principal. La ansiedad que sentía en ese momento, no le permitió dormir por lo que esperó a que Genos despertara.
Cuando escuchó como Genos maldecía por el dolor de cabeza, se levantó de la mesa de trabajo y fue a darle un vaso de agua y medicamentos.
—Hidrátate. -ordenó, cuando Genos se sentó en la orilla de la cama, mientras sobaba la sien de su cabeza-. El alcohol hace que las personas pierdan líquido más rápido de lo habitual, por lo que es normal que las migrañas por deshidratación aparezcan.
—¿Alcohol? Yo no tomó alcohol. -Genos tomó las pastillas primero y se las metió a la boca para luego tomar un largo trago de agua.
Cuando el agua refresco su garganta, Genos se sintió más despierto y lentamente alejó el vaso de su boca, recordando todo lo que pasó antes de quedarse dormido.
—¿Eso no fue un sueño? -preguntó con duda a un Senku que se sentaba a su lado en la orilla de la cama.
—No, no lo fue. -Senku apoyó las manos en la cama e inclinó su cuerpo hacia atrás, mirando el techo, como si no hubiera estado repasando sus palabras durante la hora pasada.
—... Y tú... ¿No vas a hacer como si eso no pasó? ¿No quieres olvidarlo?
Senku miró a Genos, su postura era encorvada, como si esperara un golpe. Le dolió verle así, pues Genos era más fuerte que él, incluso más fuerte que Tsukasa... Pero ahora, frente a él, parecía solo un niño que esperaba ser rechazado de nuevo.
Compuso su postura y se sentó recto. Sus manos sudaban con nerviosismo y una vez las pudo secar sobre su ropa, le quitó el vaso de las manos a Genos y luego, entrelazó una mano de él con la suya.
—Soy muy bueno recordando muchas cosas y mi primer beso supongo que es algo que no debo olvidar.
—¿También era tu primer beso? -Genos sujetó más fuerte su mano, mirándolo con ojos llenos de sorpresa.
—Espera, ¿Realmente crees que soy de las personas que está dispuesto a dejarse besar por cualquiera?
—Si es por la causa del Reino... Ya tienes antecedentes con Luna. -susurró.
Senku se dio un golpe en la frente con su mano libre, pues así no estaba planeada su charla.
—En primera, no soy tan fácil como insinúas, tus palabras me pintan como si fuera un gigoló. Y en segundo lugar, si tú no hubieras aparecido en mi vida, seguramente me hubiera casado con mi trabajo y viviría en la feliz ignorancia de esta cosa complicada llamada sentimientos románticos.
Senku sintió su cara arder cuando dijo eso último, no entendiendo por qué daba tantos rodeos a esas dos palabras como eran “Me gustas.” pero incluso su voz parecía no querer decirlas como un miedo tardío a lo desconocido, pues una vez esas palabras fueran dichas, no habría marcha atrás.
—Creí que no querrías más carga en tu vida... -Genos volvió a esquivar su mirada y aun así su mano jamás soltó la contraria-. Es decir, sé que soy una carga, ya sabes, familia disfuncional, estabilidad emocional aún en proceso de reparación y de paso soy el orgulloso padre de una adolescente.
—Si hablamos de cargas, pues yo tengo a mi cargo a toda una aldea completa que mi padre fundó, ahora también su legado de regresar a la humanidad a su gloria antigua y unificar al mundo para vencer a una amenaza alienígena... Ah, sí, también creí que no tenía deseo sexual... Aún no sé si lo tengo, pero me gustaría tenerte en mi vida de forma permanente como mi pareja.
—¿Qué tú qué?
Los ojos de Genos se abrieron de forma cómica y Senku no pudo evitar reírse, sabía que el sonrojo que Genos tenía en ese momento, estaba igual en sus mejillas.
Trató de controlar su risa y volver a estar serio. Respirando hondo, hizo lo que creyó que jamás en su vida haría y que su padre seguramente lloraría al verle hacer.
Se levantó de la cama y aun con su mano unida a Genos, se arrodilló frente a él, dejando una pierna recta para mantener el equilibrio.
—Me gustas, Genos. Me gustas de forma romántica... ¿Te gustaría ser mi novio?
Senku sintió que todo el aire se le fue en esa última petición, pues casi salió como un susurro temeroso. Sabía que su máscara de tranquilidad se estaba desarmando y la sangre que bombeaba su corazón con una fuerza casi sobrehumana hacía que sus mejillas ardieran más.
Cuando vio correr la primera lágrima en las mejillas de Genos y como esté soltaba sus manos aún unidas, sintió su mundo derrumbarse y un frío apoderarse de él al pensar que sería rechazado.
Pero los brazos rodeándolo en un abrazo y la calidez de Genos que lo empujó hasta caer al suelo, hizo que ese miedo y el frío de antes, se alejara por completo de él.
—A mí también me gustas, Senku-chan... Me has gustado desde el momento en que vi esa fecha tallada en el árbol.
Senku se río mientras sus manos rodearon a Genos, se sentía cálido y una paz rebosante inundó su pecho.
—Lamento haber tardado tanto en darme cuenta de eso.
Genos, que se había escondido en la unión de su cuello y hombro izquierdo, se alejó para ver mejor a Senku, como si no creyera que estaba pasando ese momento aún.
—Oye. -le llamó Senku, al ver esa dulce sonrisa en los labios de Genos y el brillo en sus ojos azules que le miraban con una calidez abrumadora-. ¿Acaso no piensas responder a mi pregunta?
La risa de Genos hizo estragos en su ser, era su propio efecto Doppler que alteraba la percepción del tiempo y hacía que la expansión del cosmos se detuviera por un segundo para escucharle reír.
—Solo si respondes una pregunta... ¿Puedo volver a besarte?
Senku sintió que el aire se le atoró en la garganta, pero incluso cuando su respuesta fue un “Sí” casi entrecortado, por una extraña mezcla de deseo y felicidad, esta vez fue él quien se acercó a Genos para besarle.
Fue Senku quien le tomó del cuello y lo atrajo hasta él, no queriendo soltarlo jamás.
Besarle nuevamente, sabiendo que esta vez ambos estaban en sincronía con sus sentimientos, le hizo pensar a Senku la forma en que su padre le explicó sobre lo que se sentía amar.
“Piensa que el amor entre dos personas, es como una parábola, ambos parten de un puntos distintos en la vida, ambos se reflejan y a veces se alejan de la otra, hasta que llegan a su punto de inflexión, donde todo cambia y encuentran el equilibrio entre lo imposible y lo inevitable... Así debe sentirse el amar.”
Cuando el beso se detuvo y Genos se rio con timidez mientras lo abrazaba y le respondía que si quería ser su novio, Senku, como ya se estaba haciendo una costumbre, luego de devolver ese abrazo y sentir una tranquilidad en su ser, le volvió a dar la razón a su padre y sus cursis explicaciones, pues justamente, así se sentía amar a Genos.
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—Buenos días. -saludó animada Chelsea, sentándose en la mesa del comedor junto a Kaseki y un melancólico Ryusui, que suspiraba con tristeza mientras jugaba con su comida-. ¿Qué le pasa a Ryusui? -le preguntó a Kaseki, mientras se acercaba a él.
—Parece que tuvo su primera pelea matrimonial. -le respondió Kaseki, dándole un trago de su bebida-. Una pelea muy bien merecida, por lo que le hicieron anoche al pobre de Genos.
—¿Anoche? ¿Pero qué pasó? -preguntó intrigada Chelsea.
—Tres personas de cabello rubio de esta tripulación, le dieron de tomar vino caliente a Genos, una persona que no tolera en absoluto las bebidas con alcohol.
—Fue por una buena causa. -se quejó de nuevo Ryusui, golpeando la mesa del comedor con su frente.
—Y por seguir pensando así, es que Ukyo seguirá enojado contigo, Ryusui. -Kaseki negó con la cabeza, soltando un suspiro cansado-. Sé que su intensión era buena, pero no está bien hacer que una persona que no tolera algo, lo ingiera.
El suspiro resignado de Ryusui, hizo que Kaseki le diera un par de palmaditas en la espalda, sintiéndose un poco mal por la pelea que habían tenido Ukyo y él.
—Chicos, chicos, chicos... -Kohaku llegó corriendo hasta donde estaban ellos, con una sonrisa de oreja a oreja-. Lo hicimos, lo hicimos.
—¿Qué hicieron? -preguntó curiosa Chelsea.
Ryusui se puso en pie y golpeo la mesa con sus manos, su tristeza remplazada con esperanza.
—¿Ellos dos? -preguntó Ryusui, Kohaku solo asintió con la cabeza con diversión-. Jaja, lo sabía. Sabía que ese plan podía funcionar, le llamaré a Ukyo con las buenas noticias.
Ryusui salió de la cocina rumbo al cuarto de comunicación, dejando a Chelsea sin saber qué pasaba. Kaseki fue quien le explicó lo que pasó en la noche.
—¿Cómo? ¿Acaso ellos no estaban saliendo ya? -cuestionó sin entender el esfuerzo de los chicos por juntarlos.
—Es lo que todos asumen, menos ellos dos. -Kohaku cruzó los brazos sobre su pecho, sintiéndose orgullosa de sus acciones pasadas-. Casualmente, pasé por su habitación hace un momento y claramente escuché a Senku pedirle ser su novio a Genos y él aceptando luego de solicitar un nuevo beso, supongo que a ellos les gusta besarse.
Kaseki se rio por como Kohaku hablaba sin preocupación sobre ese gran suceso y Chelsea esta vez, estaba igual o más feliz que Kohaku por como iban las cosas para ellos dos y espera, de todo corazón, que el amor que esos dos se tenían y que cualquiera podía ver a kilómetros de distancia, jamás se apagara.
“Creó que ya va siendo hora de empezar a hacer esas cosas llamadas anillos... Qué suerte que pude ver de primera mano como hicieron los de Ryusui y Ukyo”
Kaseki se rio un poco al pensar en eso, pues como él lo veía, las cosas al fin parecían ir bien para todos sus conocidos, en especial, esos donceles que quería como sus nietos.
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Ryusui, hizo un cálculo rápido del tiempo, luego activó el comunicador, esperando que Ukyo estuviera en ese momento... Para su fortuna, fue el quién respondió.
—Sé que aún estás enojado conmigo. -empezó Ryusui-. Solo quiero que sepas que ellos dos lograron hablar y ahora son pareja.
Hubo silencio al otro lado de la línea, Ryusui sintió un hueco en su corazón.
—Sé que actué mal y juro jamás volverlo a hacer, he aprendido mi lección... Solo quería decirte eso... Te amo, cuídate, por favor.
Ryusui iba a colgar la llamada, cuando la voz distorsionada de Ukyo se escuchó por la bocina.
—Aún sigo enojado con ese plan y es indiscutible que debes disculparte con Genos. -hubo otro momento más de silencio hasta que la voz volvió a aparecer-. Yo también te amo, mi tonto dios del mar... -la sonrisa de Ryusui volvió con solo oír esas palabras de su amado esposo-. Pero sigo enojado contigo y hasta que Genos no te perdone, estaré al lado de mi hermano menor en esta discusión.
—Jaja, ganarme su perdón será pan comido. Ya tenía planeado imprimir más dinero como compensación por daños y perjuicios a su persona.
La corta risa que escuchó antes de la voz de Ukyo, hizo que en su rostro se dibujara una igual.
—Aún no sé si llorar o reírme por tu sabia decisión.
—Por favor ríe por mí, Ukyo. No permitas que tus lágrimas caigan cuando no puedo estar ahí para secarlas.
—Eres un tonto, Ryusui.
—Y un tonto exclusivo para usted, señor Nanami.
El peso que había sentido desde la noche anterior en la llamada con Ukyo donde tuvieron su primera discusión, se fue yendo poco a poco, hasta volver a sentir esa calidez que la simple voz de su amado le hacía experimentar aún en la distancia, aquella que cada día se hacía más grande y que esperaba, volver a disminuir a medida que volvían a Japón.
Hola de nuevo.
Aquí con el dato random del día que va ligada a este capítulo... Tengo un tío que fue camionero en Estados Unidos y a veces nos contaba historias de sus aventuras por allá. Resulta que en una de esas, mientras estaba practicando inglés, me comentó algo sobre los acentos que logró escuchar, recalcando que el que más le gustaba fue el acento sureño.
Pero, así como pasa en Latinoamérica y nuestro español, el inglés tiene muchas variantes y en este caso, la descripción del acento de Genos es Texano, (creo que así se escribe y me disculpo si no es así). Según investigué, este acento, a diferencia del de Luisiana o Alabama, se caracteriza por sonar suave, como alguien que sabe contar una buena historia y que tiene, en algunos casos, entonaciones muy características que usamos en español.
Entonces, cuando leí eso, no pude evitar pensar en que Genos, a pesar de siempre haber vivido en la ciudad, al ser un niño que siempre escuchaba, conoció a alguien que venía del área más alejada de la ciudad, le gustó su entonación, imitándolo hasta hacer suyo ese acento... Creo que esto sería como un nuevo HC, pues si lo piensan bien, Gen, siendo hijo del StanXeno y viviendo un tiempo en Estados Unidos, o ya de por sí, haber nacido ahí, adoptó algunos acentos para hablar, (entre ellos este) que con el tiempo perfeccionó para mejorar su forma de narrar historias, lo que lo convirtió en el vocero del Reino Científico.
Lo sé, estoy delirando. En fin, que es si no un buen delirio de vez en cuando.
En cuanto a la canción, es que solo basta con leer la letra y entender que es la voz Senku dejando actuar a su cerebro enamorado.
En fin, mucho texto de mi parte. Nos estamos leyendo otro día, un abrazo psicologico para todos.
Autora-san, fuera
Chapter 84: Capítulo 76: Donde el mar refleja el cielo.
Summary:
La calma romántica entre Senku y Genos se ve contrapuesta por la reactivación de una vieja amenaza: WHYMAN está ahí de nuevo.
Notes:
La canción para este corto capítulo:
Canción: This Side of Paradise.
Artista: Coyote Theory.
Link: https://www.youtube.com/watch?v=rxyNevWkw1E&ab_channel=sweetblue.
Chapter Text

...
Genos salió de la habitación que compartía con Senku. Había logrado hablar un poco con él, sobre lo que seguía después de confesarse.
Senku, como siempre , fue directo con él cuando le dijo:
—Mi cabeza aún está en un 90% concentrada en traer a la humanidad de regreso y ayudar a la Aldea Ishigami, pero el 10% restante te pertenece absolutamente a ti... Mis celos, mi nostalgia, la ansiedad que surge en mí al no verte, todo lo que aprendí por ti y las cosas nuevas que me haces sentir, todo ese porcentaje que solo parece ir en aumento, quiero dártelo, Genos Snyder Wingfield.
Gen se quedó en blanco por un momento, pero aun así, aceptó ese acuerdo, se permitió quedarse y aprender a amar junto al otro.
Después, ambos hablaron sobre la nula experiencia que tenían ambos sobre lo que proseguía luego de confesar sus sentimientos. Bromearon incluso un poco sobre como los animes no te daban más explicación una vez los protagonistas se confiesan.
Ambos acordaron ir despacio, a no forzar nada que no se quiera hacer y hablar cuando alguno de los dos exceda esa línea.
—Inventar nuestras propias reglas. -le aseguró Senku con una sonrisa de victoria absurda en su rostro.
A Genos le sorprendió cuando Senku dijo estar de acuerdo con los besos y que no eran problema darlos y recibirlos de él, así como los abrazos o caricias en cabello y manos.
Senku le aseguró que ya estaba más que acostumbrado a estas acciones, pues Genos siempre lo hacía y que ahora que tenía su permiso de hacerlo, él lo haría cuando quisiera.
Eso hizo reír a Genos, asegurando que él estaba bien si eso no le hacía sentir incómodo, y Senku, para demostrarle que no lo era, le dio un beso más.
Genos, luego de reír como un idiota enamorado, solo le pidió a Senku no ser tan exhibicionistas con sus muestras de amor, explicándole el pequeño trauma que tuvo en su infancia con sus padres y sus para nada disimuladas muestras de afecto en público.
Entre risas, Senku le aseguró que no creía llegar a ese punto, al menos no públicamente y más ahora que Genos le mencionó el incidente en su cumpleaños 11 y la forma en la que los corrieron de un restaurante por "actos públicos indecorosos"
Cuando todo fue dicho, Genos mandó a dormir a Senku y con las mantas extras de la habitación, oscureció las ventanas y se acercó a Senku cuando este le llamó, pidiéndole que le acariciara sus cabellos pues "eso le ayudaba a dormir más rápido"
Genos no agregó nada, solo se sentó a la orilla de la cama y empezó a acariciar los cabellos de Senku hasta que este se durmió. Con el corazón lleno de felicidad, Genos besó su frente, llamando a Senku, "mi accidentado chico lunar."
Y luego salió de ahí. Caminó por los pasillos pensando aún como ambos pusieron en palabras estos nuevos términos de convivencia, y aun así, Genos no puede dejar de sonreír y sentir su pecho más ligero.
Solo por esta vez, Genos no quiere pensar en el futuro. No quiere crear planes de contingencia para su corazón ni tener un listado de palabras que puede o no decir para complacer a Senku.
Tal vez mañana sé de permiso de entrar en crisis existencial sobre las cosas que podrían salir mal en su relación, o dejaría infiltrar un poco de su complejo de inferioridad que aún alberga en su interior... Pero hoy, solo disfrutaría saber que Senku y él, oficialmente están juntos.
.
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Chrome aún no comprendía como funcionaba eso llamado amor.
Cuando llegó al comedor a la hora del almuerzo el día después de su partida de Araxá, las chicas estaban riendo y molestando a Genos sobre su nueva relación con Senku.
Él tuvo que intervenir, pues no logró entender por qué molestarse a recalcar lo obvio:
—¿Y cuál es la sorpresa en eso? Quiero decir, todos en la aldea lo sabíamos, sobre que eran el líder y su consorte, por eso los llamábamos el padre y la madre de la aldea. Incluso Ruri se unió a la bendición de ellos antes de partir.
Cuando el dijo eso el comedor se quedó en silencio, hasta que Kohaku se acercó a él y lo golpeo en la cabeza, recalcando que él "no tenía tacto"
Chelsea rio como una pequeña niña emocionada, Suika fue más reservada en sus risas y Genos, él simplemente se puso completamente rojo desde el cuello hasta la punta de sus orejas, dejando de lado esa expresión inocente que tenía antes.
Chrome no había mentido con sus palabras y no entendía por qué hacían escándalo de lo que ya sabían.
Kaseki, que se unió a ellos luego de escuchar el alboroto de los reclamos de Kohaku para que fuera más delicado, tuvo que intervenir a favor de Chrome confirmando que en efecto, toda la aldea los había bendecido.
Mientras comían, luego del alboroto inicial y logrando que se cambiara de tema, Senku llegó al comedor para repartir algunas tareas para la tarde, se sentó junto a Genos y por lo menos para él, actuó de forma normal, como lo venía haciendo desde que se conocen.
Aunque, intrigado por lo que las chicas hablaron, Chrome prestó más atención, notando como había un poco más de confianza que se reflejaba en ambos, como si todo parecía encajar al fin.
A pesar de eso, él no notó nada más. Ambos siguieron actuando como siempre, hablando sobre el lugar al que iban y Chelsea aportó todo lo que conocía del punto al que querían llegar.
Eso llamo más su atención, en especial cuando Chelsea habló sobre la flora y fauna en España y lo que se esperaba encontrar luego de 3700 años.
Cuando terminaron de comer y todos parecieron ir a sus actividades asignadas, Senku les llamó a él y a Suika para su clase, luego se levantó y le revolvió los cabellos de Genos recordándole llegar cuando la clase de los chicos terminara.
Tanto Suika como él, siguieron a Senku mientras que las otras chicas volvían a molestar a Genos por las cosas que harían después de sus clases, como si no hubieran escuchado que Senku necesitaba ayuda de Genos junto a Kaseki para crear un nuevo artefacto.
Sin querer realmente hacerlo, Chrome empezó a ver un poco más a Senku y a Gen, durante los demás días, y solo así vio como un patrón se repetía.
Senku se miraba más relajado, incluso sonreía un poco más engreído, Genos siempre actuaba igual aunque su sonrisa era un poco más dulce. Ambos se seguían hablando con un tono completamente diferente al que hacía con los demás.
Notó que los toques ocasionales aumentaron, sus manos parecían siempre querer estar en contacto con él otro, y si no había muchas personas, Senku le pedía a Genos que le abrazara, abriendo sus brazos para tal solicitud.
Volvió a ver a Senku tomar siestas en el regazo de Genos o simplemente estar acostado ahí mientras corregía algún plano o creaba un nuevo artefacto científico, mientras Genos acariciaba sus cabellos o hacía algunas manualidades pequeñas que Kaseki le solicitaba.
Chrome ya estaba acostumbrado a eso, pues ambos habían dormido arriba de su choza muchas veces, pero por alguna razón, aunque parecía lo mismo al pasado, también había algo diferente, que no lograba comprender del todo...
Y luego, en una mañana, lo vio.
Él se había levantado temprano para ayudar con la limpieza del barco, iba caminando a la cabina en donde ya debería estar el equipo de relevo de ese día.
Desde afuera de la cabina, pudo escuchar la risa de Genos y la voz de Senku que curiosamente parecía más animado.
Se asomó un poco por la puerta abierta y los vio, uno al lado del otro junto al timón del barco.
Luego, vio como Senku se inclinaba al frente para besar a Genos en la boca, un beso que fue correspondido por el otro.
Fue un beso lento, que le hizo sentir avergonzado por verlo, por lo que tuvo que desviar la mirada de la escena, pero luego, cuando escuchó la risa dulce de Genos, les miró otra vez, viendo como ambos se miraban.
La calidez de los ojos de ambos era algo nuevo de ver en ellos, e incluso, Chrome podía jurar que ese brillo en los ojos de Senku, junto a ese timbrado en su voz, solo los usaba cuando hablaba de algo que amaba, como era la ciencia y que ahora, también incluía a Genos.
Durante el resto del día, así como parte de la noche, Chrome siguió observándolos, como un investigador que corrobora los datos obtenidos de un experimento. Al final, el resultado fue el mismo del que obtuvo en la mañana.
Senku no cambiaba en su actitud cuando estaba con otros, pero sí era más consciente de donde estaba Genos, siempre manteniéndolo a su lado o a la vista, tocando su cabello, su mano o su espalda.
Y luego, cuando creía que solo eran ellos dos, su voz cambiaba, tocaba más abiertamente a Genos y siempre buscaba activamente besarlo.
Cuando estaba viendo las estrellas, Chrome creyó entender lo que les emocionaba a las chicas sobre el amor, pensó en Ruri y las cosas que solo hacía por ella.
Ellos también compartían esa complicidad, incluso cuando fuera en secreto de los demás, así como Senku lo demostraba a Genos, o como Ryusui y Ukyo lo seguían mostrando aun en la distancia.
Pero en ambos, él pudo ver de primera mano ese brillo, esa forma de querer al otro.
—Quizás aún no pueda decírtelo, Ruri. -habló Chrome, apoyándose en la orilla del barco-. Pero me gustaría decírtelo cuando todo esto acabe. Aún no soy muy capaz de decirlo por radio como Ryusui lo hace todas las noches con Ukyo...
Chrome se detuvo un momento en su frase y miró el cielo estrellado, la luna brillaba con fuerza en el cielo nocturno.
—Nos hemos estado comunicando por radio todos los días... ¿Acaso...?
Chrome entró al barco y bajo a la sala de comunicación.
—Ahora que las ondas de radio se han vuelto a activar, ¿no llamaría eso la atención de WHYMAN? Él se comunicó con nosotros cuando activamos por primera vez las ondas de radio, ¿no es lo mismo ahora? Es como decirle, los humanos estamos aquí.
Chrome se acercó al comunicador y subió el volumen del receptor, esperando escuchar algo más que estática... Para su mala suerte, el comunicador empezó a recibir una secuencia en código morse.
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—Ukyo. -escuchó el llamado desde la base de la isla.
— Sí, Leonard. Yo también recibí esa señal. Comunícame con el Dr. Xeno, creó que los chicos nos llamarán una vez se detenga el mensaje.
—Entendido.
Ukyo respiró despacio y empezó a escribir las palabras del mensaje en morse. No era momento para sentir miedo por los chicos en el barco. Ryusui estaba en el timón. Tenía una fe ciega en sus capacidades como navegante.
Una por una, empezó a escribir las letras hasta que el mensaje volvió a repetirse una vez más. Leyó el mensaje y el aliento se le cortó; un escalofrío recorrió todo su cuerpo al volver a leerlo para estar seguro de no equivocarse en las palabras que escribió.
—Ukyo. -escuchó que le llamaban desde la radio, era Xeno-. Ya decodificaste el mensaje que ese tal WHYMAN está enviando, ¿verdad?
—Sí. -respondió, apretando los puños sobre la mesa-. Esperaré 20 minutos después de que el mensaje se detenga para comunicarme con el barco.
—Voy de camino hacia la villa. Quiero escuchar las hipótesis de ellos cuando se comuniquen contigo.
—Sí. Tsukasa lo puede acompañar hasta aquí.
La línea se cortó después de eso y Ukyo pudo notar la desesperación en la voz de Xeno, aunque quisiera ocultarla, para su oído bien entrenado era fácil notar esos cambios de entonación. Era obvio para él, que Xeno, ya había decodificado el mensaje de WHYMAN.
Ahora bien, Ukyo sabía que debía avisarle a Stanley sobre eso, pero viendo como ambos parecían repelerse mutuamente luego de la partida de Genos, no estaba seguro si esa decisión era la mejor.
Luego de pensarlo por un momento más, decidió mandar a llamar a Stanley, pues si él estuviera en el lugar de ellos, querría cerciorarse de que su hijo estaba bien.
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Cuando Chrome interrumpió en la cabina principal, donde estaban reunidos todos, Senku no se sorprendió en lo absoluto cuando se dijo que WHYMAN volvió a aparecer en las comunicaciones, incluso bromeó sobre como se había tardado en encontrar su señal de radio.
Pero una vez Chrome le dijo que no era la típica llamada para activar a una medusa, sino que eran letras en inglés, Ryusui activó el comunicador para que todos escucharan.
Lo que se tradujo en ese mensaje, puso en alerta a todos.
—DO YOU WANNA DIE?
Entre la emoción y los nervios, tanto Ryusui como Chrome, se emocionaron al saber que WHYMAN manejaba un idioma humano.
Ryusui fue quien propuso comunicarse en otros idiomas para saber si manejaba otro lenguaje de la tierra, Francois no dudo en sentarse para empezar a transmitir el mensaje.
Genos los detuvo, explicando que debían de ser precavidos y que él se encargaría de darle las palabras a utilizar.
Durante 20 minutos, luego de que la transmisión de WHYMAN se detuviera, Genos y Francois intentaron comunicarse con ellos. Ninguno de sus intentos dio resultado.
El comunicador del barco volvió a activarse, de ella, la voz de Ukyo apareció.
—¿Están todos bien?
Ryusui no dudó contestar primero que todos.
—Todo bien por aquí. Solo un poco nerviosos por el delicado mensaje que WHYMAN nos ha enviado.
—Intentamos comunicarnos con él en varios idiomas, pero no ha dado resultados. -explicó Senku, acercándose al comunicador.
—Esto al menos nos ha dado una ventaja a nosotros. -habló Genos, con una sonrisa nerviosa en sus labios-. Ahora estamos consiguiendo una imagen más clara de la entidad conocida como WHYMAN. Ahora sabemos que tiene su propio deseo. No tiene intención alguna en responder nuestros mensajes. Él solo envía su advertencia. Debe creerse muy superior a nosotros, por lo que dudo que nos envíe una nueva ola de medusas en un ataque de pánico o ira... O al menos no en un corto plazo.
—¿Intentaste usar tu mentalismo en un ser desconocido? Nada mal, mi amado hijo.
La voz de Xeno resonó por el comunicador, Genos sintió un poco de paz al saber que ellos estaban bien.
—Kukuku, entonces, ahora con esa imagen de WHYMAN, ¿no creen que lo mejor es ir a hacerle una visita?
—Me agrada la idea de aparecer en su casa de sorpresa.
La voz de Xeno se escuchó divertida, incluso Chelsea se animó con la idea de ir hasta la luna.
Luego de recordar cuál era el plan inicial, Ryusui informó que en un día más, estarían viendo tierra y que entrarían pasando por el estrecho de Gibraltar, para iniciar en las aguas donde empezó la era de la exploración.
Todos en el barco e incluso los de tierra, que aún oían a los chicos, se relajaron un poco, animando el ambiente aventurero que los caracterizaba.
Genos se acercó un poco más al comunicador y le recordó a su padre Xeno, así como a su padre Stanley, que sabía estaría ahí aunque no habló en la llamada, que comieran bien y descansaran apropiadamente.
Les aseguró que todo estaba bien, que él y Suika lo estaba.
Senku se acercó a él y habló un poco más por el comunicador, explicando el avance que tuvo con uno de los experimentos que estaba haciendo en el barco, mientras Xeno le recordaba otra forma de hacer más eficiente el proceso.
Suika también se acercó a saludar a sus abuelos, prometiendo comunicarse más seguido con ellos.
Todo pareció ir con tranquilidad hasta que Senku se despidió de Xeno.
—Intentaré moldear el recubrimiento de forma más delicada la próxima vez que cuente con la Fluorita.
—Te encargo la recolección de ese material tan valioso. No olvides recolectar lo suficiente para empezar con los primeros prototipos.
—Seguro. -le respondió a Xeno, mientras se rascaba su oreja-. Oh, casi lo olvido, estoy saliendo con Genos. Adiós.
Senku apagó la comunicación y se estiró con pereza, levantando sus manos sobre su cabeza.
Cuando bajo sus manos, todos los presentes le estaban mirando entre una mezcla de terror e incredulidad.
—Senku. -le llamó Ryusui, un poco preocupado por él-. ¿Si sabes que Stanley estaba escuchando la llamada?
—Claro que sí, era lo más lógico ¿no?
—Senku, tú colgaste la llamada, luego de decirles que estás saliendo con su hijo, su único hijo. -volvió a insistir Ryusui.
—¿Y el punto de todo tu parloteo es?
—Genos, lidia con tu novio y su nulo instinto de supervivencia. -le llamó irritado Ryusui
Pero Genos, que estaba aún cerca del comunicador, estaba completamente pálido, sus ojos muy abiertos, como si viera un fantasma.
—Chelsea. -le llamó Kohaku, viendo como se desarrollaba el teatro frente a ellos-. ¿Era normal en su época, anunciar su compromiso así?
—Con los antecedentes de Senku y la familia de Genos, no sé si decir con certeza si era la mejor forma de informarles sin morir en el intento.
Francois tuvo que ser la voz de la razón en todo ese lío, para explicarle mejor las cosas a Senku y Ryusui, fue el encargado de volver a activar las comunicaciones para al menos poder despedirse de su esposo, aunque ya lo hubieran hecho hace un par de horas atrás... y en el fondo, él estaba muy curioso por saber el caos que había al otro lado de la línea con la nueva información que tranquilamente Senku les había brindado.
Hola de nuevo.ヾ(^▽^*)))
Espero mañana subir el siguiente capítulo, si no, el lunes tenemos capítulo.
Nos leemos en el próximo.
Autora-san, fuera.
Chapter 85: Capítulo 77: La melancolía de crecer.
Summary:
Las declaraciones de Senku, desatan un caos en Xeno, haciéndole plantear su camino hasta ese punto de su vida.
Notes:
La magistral canción para este capítulo:
Canción: Kanashikute Yarikirenai.
Artista: kotringo.
Link: https://www.youtube.com/watch?v=GHsh7Ic8zj8&ab_channel=strawberry
Chapter Text

...
Xeno había llegado casi corriendo hasta la base de radio en la villa, Tsukasa detrás de él. Entró sin anunciar porque sabía que Ukyo lo había escuchado acercarse.
El olor a cigarrillo llegó antes de que pudiera ver a Stanley, estaba cerca de Ukyo escuchando el mensaje que se repetía en código morse.
Cuál adolescente, su corazón palpitó fuerte al verlo, su cuerpo, casi en automático empezó a caminar para abrazarle y sentir un poco de paz ante la nula información sobre su hijo, pero al estar cerca de Ukyo, se detuvo, recordándose la decisión que ambos tomaron, y ante el nulo accionar de Stanley a su cercanía, él entendió el mensaje.
Ukyo habló cuando estuvo cerca, explicando como en el pasado, WHYMAN se había comunicado con ellos pero de forma diferente a la amenaza de ahora.
Junto a Ukyo y sus cálculos, volvió a realizar las coordenadas de ubicación de la señal, volviendo a llegar a la misma conclusión. WHYMAN seguía en la luna.
Los 20 minutos que tardaron en volver a captar algo y esperar ser contactados por la nave, Xeno los contó con desespero. En su cabeza, estaba trazando un mapa de donde debía estar el barco y como podrían ir por ellos en caso de una emergencia.
La ansiedad que corría por su cuerpo, se vio reflejado en el movimiento constante de sus manos y dedos que tamboreaban la mesa o sus propios brazos cuando los cruzaba sobre su pecho.
Antes, cuando su cuerpo explotaba en nervios como en ese momento, Stanley sujetaba sus manos, le abrazaba, era su pilar cuando no sabía como controlar las emociones que se desbordaban... Ahora, en cambio, solo era otra persona más en la habitación que ni siquiera giraba su mirada a él.
Dos extraños, eso parecían ambos ahí.
En esos 20 minutos, Xeno se preguntó si solo decir “perdón” haría que el dolor fuera menos. Aún se siente desorientado sobre el cambio tan abrupto que tuvo con su Stanley, pues esta vez no era solo “darle tiempo o su espacio”
Estar cerca de Stanley, le hace volver al origen de su dolor y las preguntas que no tienen respuesta llenaban su cabeza una y otra vez: ¿Aún podía llamarlo esposo? ¿Aún podía desear lo como siempre lo ha hecho? ¿O incluso se le negaría eso? ¿Él todavía lo amaba?
Sabe que Stanley no responderá a ninguna de esas preguntas, lo conoce demasiado bien para saber que así será, así siempre han sido ellos, sin doblegarse, sin asumir culpas.
Cuando Ukyo empezó a comunicarse con el barco, dejó de lado su dolor y frustración. Ahora necesitaba saber que su hijo y su nieta estaban a salvo, solo eso.
Escuchar las voces de ellos dos y la de Senku, lograron hacer que el peso en su pecho se liberara un poco. La nostalgia lo inundó cuando su amado hijo empezó a recordarle sobre una dieta adecuada y un buen descanso, así era su pequeño caos, siempre al pendiente de todos los que amaba.
Cuando Senku volvió a tomar las comunicaciones, ambos cayeron en esa rutina fácil de hablar de ciencia y experimentos, la única cosa en la que era bueno. Una sonrisa se formó en sus labios, más suave, menos forzada.
“La sonrisa que le pertenece a la ciencia.” Escuchó en su mente, a aquel Stanley de 13 años que sujetaba sus mejillas en un intento fallido de sonreírle a sus compañeros.
A él aún no le importa la gente a su alrededor, a excepción de su familia, sus dos nuevos alumnos favoritos y un par de personas más, el mundo podría volver a petrificarse para él y solo le importaría que ellos estuvieran a salvo.
En ese momento Xeno estaba perdido en su cabeza, pero cuando Senku mencionó algo sobre la Fluorita, Xeno le recordó traer más para los primeros prototipos de los trajes.
—Seguro... Oh, casi lo olvido, estoy saliendo con Genos. Adiós.
La línea se cortó luego de eso y Xeno parpadeo varias veces para estar seguro de no estar dormido.
—Ukyo. -le llamó al ver que incluso Tsukasa y Stanley, miraban con los ojos y la boca abierta a la bocina del comunicador-. Creo que acabo de malinterpretar un mensaje... Seguramente el transmisor está mal y por eso he escuchado mal esa última parte del mensaje. Me corriges, por favor.
Ukyo, quien sonrió en un gesto forzado, miró a Tsukasa pidiendo ayuda, pero al no ver alguna solución, Ukyo se paró de la silla y le pidió a Stanley el tomar asiento junto a Xeno.
—Okey. Esto no debe extrañarnos a nadie. -empezó a explicar Ukyo-. Todos sabemos que tarde o temprano ellos terminarían así.
—¿Y desde cuándo sabes esto tú, Ukyo? -preguntó Stanley, su voz más ronca y una mirada que podía matar a cualquiera.
Xeno se tuvo que recordar que no era un momento para sentirse excitado con esa voz.
—¿Cinco días? -respondió más como una pregunta.
Stanley tomó un cigarrillo de su pantalón, Xeno solo tomó aire antes de activar la línea de nuevo y comunicarse con el barco.
—Ishigami Senku. Contesta el maldito comunicador antes de que tome un barco y valla por ti a castrarte en este momento.
—Genos se acaba de llevar a Senku de la sala de comunicación. -escucharon la voz de Ryusui del otro lado.
—Pues ve a traer a ese maldito greñudo en este momento. Como se atreve a siquiera decir que está saliendo con nuestro hijo y ni siquiera decirnos a nosotros antes... Cinco días. -dijo con decepción, moviendo su cabeza con enojo-. Cinco días han estado juntos y hasta ahora viene y me dice que está con mi pequeño... Dile que venga en este momento y de la cara. Como se atreve a siquiera ponerle un dedo encima... Oh, y dile que sé cómo comprobar cuando una persona es virgen, mi hijo es virgen e iré a revisarlo si es necesario en este momento y ponerle un cinturón de castidad. Genos es solo un niño para que esté pensando en eso.
—¿No cree que está exagerando un poco, Doctor Xeno? -preguntó Tsukasa, mirándolo con vergüenza ante las palabras del mayor.
—¿Qué exagero? -le dijo con indignación en su voz-. Genos era virgen incluso de labios, él jamás dio un beso en la boca a nadie en sus 25 años de vida. Es mi pequeño e inocente niño. ¿Acaso no actuarias igual si a tu dulce hermanita la tomara un hombre temerario como Senku?
—Lo mato. -aseguró Tsukasa, cambiando completamente de un semblante sereno a uno asesino.
—Entonces iré a hacerlo. -sentenció Stanley, poniéndose en pie y sacando una daga de su bota-. Esta vez no fallaré. Traeré a Suika y Genos con nosotros.
—Nadie irá a ningún lado. -dijo con firmeza Ukyo, teniendo que ser la voz de la razón de esos hombres-. Todos nos comportaremos como adultos civilizados y no planearemos el envenenamiento, accidente mortal o muerte de nadie.
Ukyo dio una calada de aire profunda, como si rogara a los dioses por paciencia.
—Ustedes, se tienen que calmar. -les dijo Ukyo, cruzando sus manos sobre su pecho-. No pueden encerrar a Genos de nuevo solo porque decidió enamorarse de alguien. No van a repetir lo que paso antes y arruinar el poco avance que han tenido como familia hasta ahora.
—¿Y quieres que dejemos a nuestro hijo con ese chico? -le preguntó Stanley, su pie moviéndose con desesperación.
—Ese chico, es quien intervino por ustedes para que Genos volviera a dirigirles la palabra. Senku ha sido un amigo para Genos, un respaldo y si se aman, que bien por ellos porque una maldita aldea les ha dado su bendición y eso me incluye a mí... Si Genos se ha enamorado de Senku fue por algo, y, señores, estamos hablando de Senku Ishigami, ¿realmente creen que él se aproveche de Genos de forma sexual? ¿De verdad?
Xeno abrió la boca para decir algo, pero al ver la ceja alzada de Ukyo, decidió callarse, Stanley solo miró a Ukyo con más seriedad de la que hubiera visto antes.
—Y más importante aún, si conocen a su hijo, sabrán que él realmente no posee un deseo sexual tan desarrollado como el de ustedes dos. Incluso Genos me dijo que fue solo por los buenos cálculos del doctor Xeno, que no concibieron antes de los 25 años.
Ukyo bajo sus manos, relajando un poco más su postura y su entonación, al ver que ambos padres parecían un poco más calmados que el principio de la charla.
—Ambos son el primer amor del otro... ¿Por qué en vez de amenazar a Senku, estamos ahí para ayudarles con nuestra experiencia? ¿No es mejor estar presente como una ayuda necesaria para que ambos se amen sin herirse?
—Mi amado Ukyo tiene razón. -se escuchó la voz de Ryusui, por el otro lado de la línea, sorprendiendo a todos, pues habían olvidado que el comunicador aún estaba abierto-. Si ustedes los vieran a ambos notarían el amor que ambos sienten por el otro, el respeto a su espacio y la forma tan única de amar que comparten. Yo estoy a favor de darle una oportunidad a ese par.
—No estamos haciendo una votación aquí, niño rico. -dijo con molestia Stanley mientras chasqueaba la lengua.
—No, pero ambos deben de recordar que ellos solo son jóvenes enamorados, así como ustedes lo fueron alguna vez. Dejen que ellos amen a su modo, Genos estará agradecido de que ustedes estén ahí cuando los necesite.
El silencio se hizo luego de esas palabras, y esta vez, fue el turno de Xeno de ponerse en pie, se acercó un poco al comunicador y aclarando su voz habló:
—Dile a mi hijo que aún necesitamos hablar... No me alteraré, solo quiero oírlo de su boca... Si Genos ha decidido que Senku es su primer amor... -Xeno levantó la mirada por un momento, sus ojos y los de Stanley se encontraron, y como si Stanley leyera su mente, solo asintió con la cabeza-. No volveremos a cometer ese error dos veces... Dile que lo amamos.
Xeno dejó el comunicador y salió de la choza. Caminó por la villa y sus pies le llevaron hasta el río.
Buscó asiento en donde a veces encontraba a Genos y Suika después de bañarse. A lo lejos, las voces de la gente y la alegría que siempre pareciera desprender los pobladores de la villa, hacían eco hasta donde el estaba sentado.
Por un momento pudo experimentar, al cerrar los ojos, volver a aquella casa de su infancia. Se vio a sí mismo en su cuarto, con el ruido de hojas de libros pasando una tras otras, o el garabateo sobre el papel de apuntes que él hacía.
Se vio a sí mismo, un niño demasiado pálido y delgado, un niño que no usaba su voz porque la gente era demasiada estúpida para sí quiera intentarles hablar.
Y luego vio a esa estrella fugaz, a ese niño hermoso e inteligente, aquel que le enseñó otras cosas que solo podía leer y descartar como basura. Ese niño le enseñó lo cálido que es recibir un abrazo, o que alguien te escuche.
Le enseñó a confiar en otra persona, le enseñó a amar y, por sobre todas las cosas, le enseñó el significado de hogar, no casa, no una estructura, sino un hogar con gente que realmente te importa, una familia que espera por ti.
Si Xeno pudiera crear una máquina del tiempo, regresaría a su cumpleaños número 30, con su pequeña galaxia cantándole el feliz cumpleaños y su amada estrella siguiéndole el juego con una voz más ronca.
Si el pudiera, volvería para pedirle a ese Xeno que no desperdicie ese instante de su vida. Le diría que renuncie a la NASA y se quede con Genos, que le pida a Stanley el no irse de su lado y que ambos busquen algo mejor para los tres. Mudarse o irse de ese país, iniciar los tres de nuevo, pero esta vez, sin cometer todos esos errores, sin callar el dolor o las cosas que no entiende.
Xeno estaba seguro, que si pudiera hacerlo, no sentiría ese vacío en su pecho por como su sueño perfecto le explotó en la cara. Sería más abierto con sus emociones, le diría más veces a Genos lo orgulloso que está de él y de cuanto lo amaba. Le diría a su Stanley que jamás quisiera un mundo sin él, que es su luz en las sombras de su vida.
Pero sabe que es imposible cambiar el pasado.
Su hijo ahora al fin ha encontrado a alguien a quien amar, alguien que, a regañadientes, sabe que es bueno para él, se complementan el uno al otro, lo sabe porque lo vio en su camino a Araxá. Y odia que Ukyo y su esposo tengan razón, pues ese amor más tarde que temprano sería dicho, y ahora, solo tenía que morderse la lengua en resignación.
No había manipulación ni juegos mentales cuando se trataba de la aceptación del primer amor de un doncel.
Cuando abrió los ojos, el paisaje nocturno le recibió, un río en calma, una noche estrellada, una villa a lo lejos llena de vida.
Por un momento, las risas de los niños llegaron a él, lo que le hizo recordar a su pequeña galaxia y sus bailes bajo la lluvia o la forma en la que siempre amó el agua.
Con una mente tan caótica como la sentía en ese momento, Xeno fue completamente irracional y empezó a quitarse la ropa, se metió al río no pensando en nada más que sentir el agua.
Alejó de su mente lo peligroso que podía ser esa acción y solo nadó en la pileta que habían hecho para bañarse, mojó su cabello y se sumergió, aguantando la respiración lo más que pudo.
Dejó que el latido de su corazón rebotara en sus oídos. Dejó que la oscuridad del agua lo rodeara por completo. Necesitaba dejar la mente en blanco por un momento, dejar de sentir algo que no fuera su propio cuerpo.
Cuando el aire estaba por acabarse, unos brazos fuerte lo sacaron del agua con rapidez.
—Doctor Xeno, ¿está bien? -la voz preocupada de Tsukasa le hizo sentir confundido.
—Solo tomaba un baño. -aseguró, poniéndose en pie, una vez que Tsukasa lo bajara de sus brazos.
—Oh, lo lamento. Creí que algo le estaba pasando al no salir a tomar aire.
—Espera. ¿Qué haces aquí?
—Ukyo me pidió que le acompañara de regreso a la isla. Creímos que se dirigía hacia allá. -mensionó, desviando la mirada como buscando algo en los alrededores.
—No. Esta noche me quedaré en la villa, por si Genos nos devolvía la llamada.
—Comprendo. -Tsukasa, se quitó su capa y se la extendió a Xeno-. Tómela, por favor. Las noches se están volviendo más frías y Genos le pidió cuidar su salud.
Xeno la tomó, pero no pudo evitar reír por las palabras de ese chico grande. Pensó en que talvez, si pudiera salvar a algunas personas en el mundo, ese chico grande frente a él y Ukyo, serían incluidas en su muy reducido grupo.
Tsukasa se fue luego de cerciorar que estaba bien. Y ya que ni pudo seguir tomando su baño, Xeno se cambió y pensó al lugar al cual necesitaba ir.
Dentro del agua, entre su odio personal y su orgullo, Xeno quiso volver a intentar hablar una vez más con su estrella fugaz.
Sabía que ya no iba a detenerlo, pero al menos esperaba poder hablar como los adultos civilizados que eran. Aún tenía esperanza de que su amada estrella fugaz le dijera algo más que solo aceptar lo que dijo.
En su cabeza, repasó las palabras que iba a decir, las cosas que creyó importantes para hacerle saber que jamás ha dejado de amarle, que realmente quiere continuar con su matrimonio, que incluso quiere una nueva boda y esa gran fiesta que jamás pudieron hacer.
Tras cada paso que daba a aquella choza, la imágen de si mismo más jóven se hizo más clara, caminando a su lado con aquella alegría que crecía en su pecho cada que se reunia con su primer y único amigo. Esa sensación le brindó el valor necesario para seguir por sobre las probabilidades de fracaso que tenía sobre él.
Se imaginó a ese Xeno de 30 años, a ese hombre que lo tenía todo entre sus manos, a ese hombre que era amado.
El olor a tabaco se sintió, incluso antes de llegar al lugar, y con una sonrisa de nervios en sus labios, entró a la choza sin pedir permiso.
Para su sorpresa, el lugar estaba vacio, el cenicero tenía un par de colillas sobre él, seguramente del momento antes de que Ukyo le llamara a él también.
Se sentó en la silla cerca de la mesa donde estaba el cenicero y se dijo a sí mismo que esperaría a Stanley el tiempo que fuera necesario esperar.
Dobló la capa de Tsukasa y la dejó sobre la mesa. Se mantuvo sentado por un par de minutos, antes de que esa energía nerviosa en su cuerpo se activara y le hiciera ponerse en pie y recorrer la pequeña choza.
En ese momento no se colocó de nuevo sus guantes en sus manos, por lo que dejó que sus yemas tocaran lo que quisieran.
El lugar era modesto pero bien ordenado, cama tendida, ropa doblada y todo en su lugar. Era la habitación de un soldado, pero a la vez, Xeno conocía ese hábito de Stanley de tener todo en su lugar, de siempre procurar tener lo necesario al alcance de su mano y utilizar correctamente los espacios.
Xeno no puede evitar reír con amor al recordar como su amado Stanley puso todo de si para que la habitación de Genos se mirara perfecta. Aún puede verlo con su pancita de siete meses moviendo sin problema alguno la cuna que él mismo hizo y los muebles que él pintó y barnizó.
Así de detallista era el hombre que amaba.
A pesar de que su cabeza daba saltos entre recuerdos del pasado e imágenes más recientes, el tiempo siguió su curso.
Media hora se convirtió en 1 hora, luego en 2 horas y más tarde fueron 5 horas.
Xeno se había quedado despierto todo ese tiempo, pero entre los nervios, la trizteza y el cansancio, él se quedó dormido en la silla, apoyando su cabeza en la mesa.
Cuando la luz de un nuevo día golpeo su rostro y Stanley no había vuelto a aparecer, Xeno se permitió derramar un par de lágrimas de impotencia. Él no quería rendirse con esa relación.
Buscó en su bata una hoja de papel y un lápiz para escribir todo lo que esperaba decirle a su amado Stanley.
Le dijo todo lo que le amaba, le pidió perdón por sus palabras de aquella noche. Le aseguró que jamás podría odiarlo y que si su amor seguía ahí, si él deseaba recuperar lo que alguna vez fue su relación, que le esperaba en la isla para hablar esa noche o cualquiera que él quisiera hacerlo.
No dobló esa hoja, solo la dejó bajo el cenicero y salió de esa choza con la esperanza aún en sus manos. Él aún esperaba que ser llamado el primer amor de Stanley, sirviera para poder volver a intentarlo.
Xeno no quería perderle y en esa carta lo dejó más que claro. Se fue a la isla sintiendo un poco más de calma en su corazón, seguro de que su Stanley y él hablarían antes de separarse otra vez y que podrían solucionar las cosas que aún no se habían dicho...
... Xeno no lo sabría en ese momento, pero esa carta, no alcanzaría a su destinatario, sino hasta varios años después...
Hola de nuevo.
Al inicio no quería crear un capítulo melancólico, buscaba algo más cómico y relajado, pero con forme iba escribiendo, al final resultó en eso, una cosa que te hace pensar en ese alguien que fuiste y el ser que eres ahora, ese que carga con más culpa de la que podemos decir abiertamente.
Creo que a veces, llegamos a un punto medio donde atrás está ese niño y adelante solo una incertidumbre de un nuevo ser, el adulto que no sabemos si reconocerá al niño que estamos soltando
Pero bueno, lamento no poner algo más divertido para iniciar un lunes, espero y los demás capítulos sean más divertidos (o al menos el del domingo)
Oh, antes de que se me olvide. La canción de este día, que es la responsable que escribiera cosas tan melancólicas, es de una película que recomiendo 1000 de 10, se llama: Kono Sekai no Katasumi ni. Esa película, refleja más que bien mis palabras anterior y más cuando te enfrentas a una guerra como la protagonista de la historia. Si tienen tiempo, les aseguro que no se arrepentirán de verla.
En fin, nos estamos leyendo entre la semana o si no, sin falta los fines de semana, un abrazo psicológico.
Autora-san, fuera.
Chapter 86: Capítulo 78: El brillo del porvenir.
Summary:
Senku y Genos enfrentan la tensión de presentar su relación a los padres del mentalista. Mientras tanto, la distancia entre Stanley y Xeno se vuelve cada vez más notoria para su hijo.
Notes:
La canción de este nuevo capítulo está aquí:
Canción: Charlie Brown.
Artista: Coldplay.
Link: https://www.youtube.com/watch?v=WwLDmfSFXuM&ab_channel=RelaxSongs
Chapter Text

...
Genos salió de su conmoción inicial al escuchar la voz de Suika, preguntándole si sus padres iban a volver a dispararle a Senku.
Tuvo que sacar a Senku de ese lugar y llevarlo a cubierta para poder aclarar un poco su mente y pensar en lo que iba a decir.
—Senku-chan. -le habló con voz suave, al ver como el científico solo sostenía el pasamanos del barco.
—No entiendo cuál es el alboroto. -empezó a hablar aún con la mirada fija al frente-. Se supone que así funciona esto, ¿No? Tengo que hablar con tus padres sobre ser tu pareja y que deben soportarme más tiempo del que ellos quisieran en las cenas familiares. ¿Cuál es el alboroto entonces?
Genos iba a decir algo al respecto, pero se fijó en las manos de Senku.
Aunque su voz se mantenía igual en todo momento, sus manos estaban firmemente sujetas al pasamanos, los nudillos incluso blancos de la fuerza aplicada en esa acción. Siguió observando más señales en el cuerpo de Senku, como su postura rígida y su nulo contacto visual.
Senku estaba nervioso, incluso se atrevería decir qué asustado, lo cual era normal luego de todo lo que pasó por culpa de su familia.
Genos había olvidado la cosa más importante entre los dos por aún sentirse flotando en su burbuja de amor. Senku y él, eran unos inexpertos en el peor de los sentidos. Mientras Senku racionalizaba todo aunque le pareciera aterrador, él iba empujando más a la idealización de una relación.
Solo llevaban un par de días juntos y ya empezaban a tropezar en malentendidos.
Sintiéndose inútil como mentalista, decidió no pensar en sus padres que muy probablemente buscarían la forma de castrar a su novio, y concentrarse en aliviar el momento de tensión que experimentaba.
Se agachó un poco y aprovechó el espacio que Senku tenía del barandal con su cuerpo para empujarle y meterse entre ese hueco. Senku solo parpadeo confundido cuando se puso frente a él y envolvió sus brazos en el cuello del otro.
—Eres un chico temerario. -empezó con una sonrisa en sus labios al sentir como Senku, casi en automático, ponía sus manos en la cintura de él-. Y más loco de lo que creí en un principio.
—¿Me estás ofendiendo? -cuestionó, no muy seguro de eso.
Genos solo se rio y dejó un beso en la frente de Senku.
—Todo lo contrario, Senku-chan. Estoy diciendo que eres mi tipo ideal. Me gustas más de lo que creí que lo harías.
La sonrisa engreída de Senku le dejó más que claro a Genos, que sus palabras eran las que su chico necesitaba oír.
—Gracias por tener más valor que yo y hablar con mis padres, sobre nuestra relación... Aunque todavía debemos hablar con ellos con más calma, creo que fue un buen inicio... Supongo.
—Entonces te lo dejo a ti, mentalista. Tu especialidad siempre son las palabras, ¿Y qué mejor que tú para hablar con tus padres?
Genos no agregó nada y solo apoyo su barbilla en el hombro de Senku mientras le abrasaba con calma, pues aunque para él, la mejor forma era decirles a sus padres hasta más adelante en su relación, tarde o temprano, esa molesta charla estaría ahí esperando por ambos.
Mientras más pensaba en eso entre el cálido abrazo que le daba Senku, más le daba la razón a su brillante científico de decirle a sus padres su relación estando a cientos de kilómetros de ellos, pues al menos, así no tendría un nuevo atentado contra su vida.
.
.
.
Ryusui les dio el mensaje de Xeno, una vez los encontró en el desayuno al día siguiente, dándole una sensación agridulce a Genos.
Algo en las palabras de su padre se sentía extraño. No era como si su padre no estuviera intentando tener una mejor relación con él después de su segunda despetrificación, pero había algo, como una pequeña espinita en su pecho, que le hacía pensar en esa despedida que tuvieron y como sus padres volvían a tener esa distancia con el otro.
Acordaron enviar un mensaje para hablar con ellos cuando tocaran tierra ese día, esperando poder hablar con más calma que el desastre de conversación que Ryusui les contó que tuvieron.
Por lo demás, el día pareció ir con normalidad hasta que pasaron por el estrecho de Gibraltar. No solo Ryusui empezó a mostrarse más animado que nunca, admitiendo su deseo en voz alta sobre tener un nuevo material en sus manos, también a esa alegría desbordante, Francois, el siempre sereno y eficiente mayordomo, mostraba un rubor en sus mejillas y una sonrisa demasiado grande.
—Me disculpo por mi apariencia en este momento. -dijo el mayordomo, cuando Chelsea le preguntó sin tapujos por su rubor en la cara-. Pero estoy al borde de la locura por lo cerca que estamos a otro recurso que ha sido mi sueño adquirir en este mundo de piedra.
—Tu cara más bien habla de obsesión. -dijo animada Chelsea, señalándola con un brillo divertido en sus ojos.
—Jaja, pero es que es imposible no desear algo con locura. -intervino Ryusui con sus manos aún en el timón del barco-. Una vez que lleguemos ahí, por fin lo conseguiremos.
Las caras tanto del mayordomo como de su amo, se sonrojaron con fuerza, como si estuvieran en el quinto cielo cuando dijeron al unísono, el deseo de obtener Aceite de oliva.
El silencio se hizo en ese momento, hasta que Genos notó que hablaban en serio.
—Esperen, ¿Que la Fluorita es algo segundario en este viaje?
—Se puede desear varias cosas a la vez y yo lo deseo todo. -dijo con confianza Ryusui y Francois asintió con la cabeza, más en control de su emoción.
—El deseo es igual a lo noble, a lo justo.
—Y nuestro nuevo Perseo nos llevará por el mundo, para obtener cada cosa que deseemos.
Dándole un poco más de fuerza al motor, Ryusui fijo su mirada al frente con determinación a llegar a Barcelona antes del anochecer.
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Ryusui no perdió el tiempo una vez desembarcaron, por lo que pidió a Chelsea que buscara la ubicación de los olivos para empezar ese mismo día con la recolección y realización del tan esperado aceite.
Genos bajo con más calma, aún sorprendido del tiempo que transcurrió para llegar al otro lado del mundo, Suika junto a Kaseki parecieron divertidos por la gente que conocerían en ese lugar y Kohaku se acercó a Senku para saber si estaba bien tomar con tanta calma el inicio de su búsqueda.
—No es como si solo dejáramos que Ryusui se divierta con su búsqueda de los olivos. -empezó a explicar Senku, sacando unas hojas de su bolsa con instrucciones hechas con antelación-. A comparación de Araxá, el invierno en esta zona es igual al de Japón. Por lo que tenemos menos de cinco meses para crear una comunidad autosostenible para su primer invierno en el nuevo mundo, así como contar con una cadena de suministros para la extracción constante de los materiales que necesitaremos para nuestro viaje.
—¿Así como hicimos en Araxá? -preguntó Chrome con más ánimo.
—Así es. -Senku se apoyó de una roca plana para escribir algo sobre las hojas que tenía en sus manos-. No solo tenemos que sentar las bases para la sostenibilidad de estás ciudades, sino que necesitamos mantener la comunicación con ellos desde cualquier punto del planeta. Para eso, debemos de volver a crear una fuente de energía constante para alimentar la iluminación de la ciudad y sobre todo, la base de transmisión para comunicarse con las demás ciudades.
—En pocas palabras, tenemos un largo trabajo por hacer. -suspiró Genos, pensando en las tareas infernales de esos meses.
—Kukuku, porque no empezamos mejor haciendo un poco de turismo en la zona.
—Espera, ¿turismo? ¿Aún queda algo por ver en esta zona?
—No me refiero precisamente a las estructuras, sino a los recursos. -Senku le entregó a Kaseki un plano de una máquina simple y a Kohaku le pasó otro, explicando lo que quería que hiciera con las piedras más resistentes que encontrara-. Hay que dejar que el rey de los deseos se deje llevar un poco. Después de todo, la humanidad ha crecido en base a desear algo imposible para otros.
—Jaja, es hora de explorar, tripulación. -gritó animado Ryusui alzando el mapa que Chelsea había terminado.
Senku fue hasta donde estaba Ryusui para ver el mapa y Genos, esperando a Kaseki y Suika que fueron por herramientas al barco, miró con cariño, a ese par de chicos que lo deseaban todo.
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Francois trabajó junto a Ryusui y Chelsea en la recolección del olivo hasta muy entrada la noche, logrando, gracias a los aparatos que construyó Kaseki, tener por primera vez en años una cena con ese toque especial que daba a la comida el aceite de oliva.
Las tareas para el día siguiente se repartieron una vez el mapa fue modificado, buscaron lugares claves y a las personas necesarias para despetrificar primero, además, pusieron un punto como almacenamiento para las estatuas que se encontraran en el camino.
Senku aún no quería dejar a nadie atrás, y todos respetaban eso.
Una vez todo fue dicho, Genos y Senku bajaron a la sala de comunicación, habían prometido hablar con Xeno en la noche y ambos eran personas que cumplían su palabra.
Encendieron el comunicador e hicieron la primera llamada. La respuesta llegó al minuto exacto, la voz que les recibió fue la de Xeno, seguido de la voz de Ukyo.
—¿Sorprendido Senku? Estamos probando la multifocalización de la llamada para poder realizar reuniones a larga distancia con más de una persona en cada lado de la línea. -habló Xeno, a pesar de la distorsión en su voz, Genos podría imaginar claramente la sonrisa de victoria de su padre.
—Por el momento se escucha bien de este lado. -mencionó Ukyo-. Pero no podemos hablar todos a la vez, sino la señal se vuelve muy confusa de entender.
—Kukuku, parece que el doctor Xeno ha querido mejorar el principio básico con el que trabajé.
—La eficiencia es la base de toda ciencia, doctor Senku. Pero dejemos de lado nuestra charla científica para después y resolvamos lo que nos compete hablar este día.
—Me retiraré y le cederé el comunicador a Stanley para que hablen libremente. -anunció Ukyo, antes de que la línea volviera a quedarse en silencio, hasta que la voz de Stanley salió del comunicador.
—Hablen. -fue la orden que dio.
Genos buscó la mano de Senku, haciendo que este le mirara, para luego tomar él el comunicador.
—Padres, estoy saliendo con Senku Ishigami. Estoy enamorado de él.
La sonrisa que Senku le dio luego de sus palabras por poco hace que olvide que está en la línea con sus padres, hasta que Xeno volvió a hablar.
—¿Y tú, Senku? ¿Que sientes por nuestro hijo? ¿Con qué finalidad estás con él?
—Por muy irracional y poco científico que suene, gracias a Genos, la parte de mi cerebro que era para el amor, dejó de estar apagado y ahora no puedo volver a desconectarlo... Estoy con Genos, no por un capricho, sino porque él me complementa. No quiero un futuro sin él... Le quiero como jamás me he dado el permiso de sentir...
Genos sintió que su corazón se salía de su pecho, en sus ojos, podía incluso ver como la sonrisa confiada de Senku relució como esos anuncios antiguos de comerciales de pasta dental. Aunque eso duro poco cuando Senku terminó de decir lo que pensaba de todo eso.
—Así que acostúmbrense a verme al lado de su hijo por los años que me resta de vida, pues no pienso dejarlo ir de mi lado tan fácilmente.
—Eso puede solucionarse fácilmente. -amenazó Xeno-. Estoy en el mejor de los lugares para fabricar venenos altamente letales y sin detección, así que si me entero de que le pusiste una mano encima a mi hijo, no te extrañes si cuando nos volvamos a ver te conviertes en mi conejo de indias.
—Noticias para usted, doctor Xeno, en este momento tengo mis dos manos sobre los hombros de Genos.
—Escribe tu maldito testamento Ishigami, de esta no te salvas.
—Basta los dos. -ordenó Genos, golpeando la mesa del comunicador-. Ambos van a comportarse como los científicos brillantes que son y van a dejar de pelear como niños de primaria para saber cuál de los dos la tiene más grande.
—Ja, obviamente la mía es...
—¡PAPÁ! -gritó desesperado sintiendo que un nuevo trauma se abría en su subconsciente -. Y tú, Senku, baja esos dedos y no te pongas a calcular eso.
—Los científicos somos curiosos por naturaleza. -se excusó Senku, levantando los hombros con indiferencia al regaño anterior.
—Genos. -llamó su padre Stanley-. ¿Es Senku tu primer amor?
La voz de su padre Stanley, salió del comunicador casi como un susurro, como si no deseara hacer esa pregunta, pero aun así la hizo, por tanto, Genos, soltando un largo suspiro y mirando a Senku a los ojos, dijo con determinación.
—Sí. Senku es mi primer amor.
El silencio se hizo después de eso, y por alguna extraña razón, Genos vio un sentimiento de dolor en los ojos de Senku. Estaba el cariño, por supuesto, pero el dolor era algo que no logró entender en esa mirada.
—Entonces les doy mi bendición. -habló Stanley, con una serenidad que solo usaba cuando había llegado a una conclusión inamovible -. Pero si haces llorar a nuestro hijo, te juro que te rompo las piernas, ¿Entendido?
—Sí, señor. -respondió, con una mueca de sonrisa.
—Come apropiadamente y cuídate, duerme las horas necesarias para tener un descanso apropiado y no olvides que te amo... y a nuestra nieta también, cuídala mucho, por favor.
—Lo sé, papá. Ustedes también cuídense, por favor. -pidió, con sus ojos llenándose de lágrimas, pues por alguna razón, aquellas palabras sonaban más que a una despedida para él.
La línea quedó en silencio por algunos minutos hasta que Xeno se despidió también, ahora más calmado, más a su manera de preocuparse por él y luego también finalizó la comunicación.
Genos presentía que algo no estaba bien con ellos, que eso de llamar por separado, no solo era para demostrar los cambios que se hicieron en la comunicación, e incluso, esas últimas palabras de su papá Stanley, no sonaban solo dirigidas para él.
Aunque se repetía no tener culpa por las acciones de sus padres y su relación después de la petrificación, siempre sentía un nudo en la garganta cuando comparaba a esa pareja de enamorados que eran en el pasado y la pareja que eran ahora.
Las manos de Senku sujetaron las suyas, como una forma de llamar su atención.
—¿Estás bien?
—No lo sé. -le dijo, limpiando sus lágrimas que empezaban a caer-. Lo estaré eventualmente cuando me acostumbre a la idea de que mis padres parecen estarse divorciando del otro.
—¿Divorciando? ¿Por qué harían eso? Se nota a kilómetros de distancia que Xeno ama a tu padre Stanley y viceversa... Espera, ¿Stanley no habló con Xeno la verdadera razón de su traslado a la ciudad del maíz?
—No lo creo. -Genos soltó un suspiro resignado antes de continuar-. La noche antes de partir fui yo quien tuvo que intervenir para que papá Stanley hablara con mi padre Xeno. Si no lo hacía, probablemente se hubiera enterado el mismo día de su partida.
—¿Y por qué haría eso?
Genos hizo una mueca en sus labios, una clara señal de incomodidad por lo que diría y aun así, se propuso a decirlo, porque no quería cometer el mismo error.
—Mi padre es un soldado hasta los huesos, Senku-chan, lo que le ha implicado ver más muertes de lo que podemos imaginar e incluso aquellas que fueron por sus manos, o las que no pudo evitar, como la muerte de su madre... Cuando estás rodeado de tanta muerte o vives sobreviviendo por tu vida, muchas veces aprendes a solo soltar y nunca decir adiós.
Senku, aprovechando que aún estaba parado, atrajo a Genos a un abrazo, cuando las lágrimas empezaron a correr en él.
—Supe que él era así cuando lo hospitalizaron por primera vez... Tenía 12 años en ese momento... Recuerdo que esa vez no se despidió de nadie, solo dejó una nota avisando una misión de urgencia, como si supiera que no regresaría a casa... Él regresó y estuvo 10 días internado en el hospital.
—Lo lamento. -se disculpó Senku, al fin entendiendo la forma tan extraña en la que Genos actuó en esa reunión cuando empezaron a crear los grupos que se irian y los que se quedarían.
—No te culpo, Senku-chan... Papá aceptó esta misión como el soldado que es... Aceptó su castigo sin quejarse, pero no esperaba que eso implicara que su relación terminara, o al menos así lo veo yo... -Genos mofó, un sonido ahogado entre la risa, debido al nudo en su garganta-. Parezco un mocoso que no quiere ver a sus padres separados.
—Mocoso, en efecto es así, estás llenando mi ropa de ello. -Genos se rio un poco más alegre que antes-. No quiero sonar condescendiente al decir que te entiendo, porque no lo hago. Tu infancia y la mía fue completamente opuesta y, sin embargo, comprendo el sentimiento de no querer dejar ir a lo que amas... Quizás tus padres solo necesiten tiempo, quizás y la distancia los haga comprender que ambos se pertenecen al otro, como los dos idiotas enamorados que siempre fueron.
—Oye, sin insultar a mis padres, por favor.
—No es insulto si es la verdad.
Genos, aun en los brazos de Senku, apretó con un poco más de fuerza mientras él se quejaba y pedía perdón por llamarlos así. Cuando dejó de hacerlo, se alejó un poco del abrazo y tomando sus manos, besó ambas.
—Gracias por escucharme, Senku-chan.
—Necesito mis piernas para moverme, así que debo procurar que no llores más de la estimación general que posees.
—¿Cómo qué estimación general? -le preguntó indignado-. Yo no lloro tanto.
—Solo lo suficiente como para preocuparme por tu deshidratación.
—Oh, por favor, eso es exagerado hasta para ti, Senku-chan.
—Tengo datos estadísticos que lo comprueban.
—Eres un exagerado. -acusó con dramatismo, mientras se ponía en pie y salía de ahí.
Senku iba detrás de él bromeando sobre la forma en que podía llenar un tubo de presurización con solo las lágrimas del día.
Genos siguió el juego para cambiar el ambiente sombrío que tenían antes. No así, Genos aún pensaba en esa mirada de dolor en los ojos de Senku al conocer que era su primer amor.
En ese momento, Genos no quiso preguntar por temor a la respuesta. Decidió mejor pensar que Senku sintió mucho miedo al saberse acreedor de tal cariño, pues cuando un doncel decide asignarte ese título, el doncel está dándote no solo tu lealtad, sino un amor que podría llevarlo a la muerte de no tratarlo bien al doncel.
Sabía que su pensar era egoísta, pero había experimentado demasiadas emociones ese día y eso que apenas habían tocado tierra. Decidió por el bien de su paz mental, hablar con Senku en otro momento, después de todo, les esperaban días largos en ese nuevo país.
Hola de nuevo. o(* ̄▽ ̄*)ブ
Ya tenía avanzado este capítulo y ya que tuve tiempo durante el día, decidí subirlo ahora.
Quería hacer un capítulo divertido y al final resulto una mezcla toda rara, y eso que use a Coldplay para llevar el ritmo narrativo. La canción es una viejita pero llena de esa sensación de aventura, ~( ̄▽ ̄)~ en fin, la intensión es lo que cuenta.
Según mis cuentas, estamos al rededor de 5 capítulos o menos, para que aparezca nuestro hermoso niño introvertido y amante de la programación.
Además, para los que leyeron el manga, ya deben darse a una idea del porque Senku miró con dolor a Genos cuando dijo que él era su primer amor... No dire más, solo lo dejaré por aquí como una tardía mención del futuro.
Oh, y una nota muy personal de mi parte para agregar a este capítulo es el hecho de los abrazos y el ritmo que posee la relación de Senku y Gen. A veces, un simple abrazo puede ser la sensación más liberadora que puedas experimentar y más si viene de la persona que amas. Un abrazo sin doble intensión, solo la sensación del calor del otro puede hacer que todo se apague a tu alrededor, como si solo existieran ustedes dos y la paz de sus corazones.
Realmente quiero lograr transmitir esa sensación en esta historia, en especial con esta pareja, pues al menos para esta historia ambos protagonistas son demisexuales. Quizás para algunos pueda parecer muy casto o aburrido este tipo de amor o incluso pensar que van demasiado lentos y les falta más acción, pero puedo asegurarles por mi propia experiencia que el ritmo de ellos es eso, su ritmo, su propia sinfonía. Creo firmemente que cuando encuentras a esa persona que te logra entender y no fuerza algo que tú no sientes, la libertad que experimentas en todo tu ser, te hace pensar que todo valió la pena, que tú vales la pena.
Senku y Genos, necesitan ese acercamiento lento, como las brazas que se mantienen ardiendo y quemando con el tiempo, no hay llamas en ellos solo calidez y eso es lo más importante para ellos dos.
Okey, ya me alargué de más en esta nota. Mejor nos estamos leyendo en el próximo capítulo, un abrazo psicológico de mi parte.
Autora-san, fuera.
Chapter 87: Capítulo 79: Los latidos de una estrella moribunda.
Summary:
Xeno y Stanley, separados por el silencio y el orgullo, malinterpretan la falta del otro como abandono. Una carta no leída, una carrera desesperada, y un barco que se va sin retorno, sellan el final de su historia.
Notes:
La canción, que realmente les recomiendo escuchar durante toda esta lectura y les juró no se arrepentirán.
Canción: The Perfect Pair.
Artista: Beabadoobee.
Link: https://www.youtube.com/watch?v=10NRk3waY6s&ab_channel=PurpleLight11
Chapter Text
...
—Mierda. -maldijo Xeno cuando uno de los tubos que transportaba el aire caliente, se fracturó, y aunque logró esquivar el impacto de su cara, su oreja recibió parte de la ráfaga.
Aun con dolor, se dirigió a la palanca para apagar el dispositivo y examinar mejor el aparato.
Al parecer, alguien confundió el grosor del tubo en esa conexión, lo que ocasionó ese incidente. Eran las primeras etapas del tercer motor, por lo que al menos pudo detectar ese error a tiempo.
Habían pasado exactamente un mes desde la partida del primer barco y ese día, el segundo barco zarparía.
Xeno no había vuelto a pisar la zona de la villa en espera de algo que ahora sabía jamás pasaría.
Como no sabía que más hacer con lo que sentía, se encerró en su trabajo, día y noche, apenas durmiendo bien a pesar de asegurarle a su pequeño que lo hacía.
Tsukasa, el chico que ahora entendía por qué habían dejado para que lo "vigilara" siempre estaba al pendiente de sus comidas y de que fuera a la cama, alegando que su hijo le dijo que no debía estar en el laboratorio después de las 11 de la noche.
El gran e intimidante hombre, era una persona demasiada amable, tanto que a veces le enfermaba, recordando como en tiempos pasados, esas mismas personas eran las que tomaban dos caminos, 1)dejarse pisotear por los demás. 2) acabar con su propia vida para complacer a otros o morir por su propia mano al no soportar la carga.
Era fácil el manipular a alguien como ese chico, y él lo haría si la situación llegara a ser necesario, pero mientras tanto, él solo lo utilizaba para justificar que sí cumplía con las peticiones de su hijo.
Él no se quedaba más tiempo de las 11 de la noche en el laboratorio, pero nadie dijo que no podía llegar temprano, tipo 2 de la mañana, a trabajar de regreso.
Mantener la mente ocupada era lo mejor que podía hacer en esos días. No pensar en nada que no fuera la misión de crear un cohete.
Trató su oreja y siguió trabajando.
—Buenos días, doctor Xeno. -escuchó la voz de Ukyo llamarle.
Xeno levantó la vista de los enfriadores que estaba montando, sorprendido por su llegada, pues se suponía debía estar abordando junto a los que partirían ese día. Rapidamente penso en la acción más lógica de su presencia en su laboratorio.
—Buen día, señor Nanami, ¿Ha sucedido algo con el motor del barco?
—Hasta el momento, todo parece ir bien. -explicó, acercándose hasta donde estaba él-. He venido a despedirme de usted y a entregarle esto.
Ukyo le extendió una carta sin remitente, Xeno no la tomó, solo lo miró y luego, con voz neutra le respondió.
—Lo que tengas que decirme, puedes hacerlo ahora, señor Nanami.
—Oh, no. Esta carta no es mía, sino de Stanley.
Xeno sintió que le cortaban el aliento, el pánico creciendo en su pecho. Para no mostrar sus emociones, le dio la espalda a Ukyo y empezó a ir a su escritorio para ver algunos planos, pero una pregunta resonó en su cabeza y él fue incapaz de no expresarla.
—¿Y por qué no vino él a dejarlo?
—Porque él no sabe que yo se la estoy entregando.
Xeno alzó la mirada, reflejando un creciente enojo.
—¿Y por qué asumes que es dirigida para mí? Fácilmente, podría ser para cualquiera.
Ukyo le sonrió, con esa aura de paciencia que realmente lo irritaba, pues parecía que el adulto de la habitación no era él.
—Porque me tomé el atrevimiento de leer el remitente, su nombre está en el primer párrafo.
Xeno dejo de moverse al escuchar eso. Sabía que el chico no abusaría de leer todo el contenido de la carta, pero ahora surgió una nueva pregunta.
—¿Por qué él no sabe que tú la tienes?
Ukyo se acercó al escritorio y dejó la carta sobre los planos de Xeno.
—Acabo de hacer mi último recorrido por la zona, solo para asegurar de no olvidarnos de nada. Encontré esta carta en su choza, la dejó en la mesa, debajo del cenicero.
Xeno no pudo evitar que sus manos se apuñaran con rabia. Parecía como si su carta que le escribió esa mañana, dejando su corazón y todo su amor en ella, ni siquiera era digna para ser respondida en persona.
Ver la carta ahí sobre sus planos, era la forma más cruel de tratar su corazón, o lo que quedaba de él.
—Puedes llevártela, señor Nanami. Era obvio que él no quería entregarme eso.
—Pero...
Xeno, ocultando mejor sus emociones, mejoró su postura y estiró su mano derecha para ofrecerla a un desorientado Ukyo.
—Espero que tengas un buen viaje y por favor, no olvide cuidar de usted y los demás miembros del paquete de mi emocional hijo. Él es un completo sentimental y sé que no ha podido dormir bien con forme la fecha de su partida se acercaba. Mantente en contacto con él, por favor.
Ukyo comprendió lo que Xeno quería hacer y prefirió seguir con lo que él deseaba, por lo que también estiró su mano y la estrechó con la de Xeno, pidiendo que se cuidara él también.
Cuando dio media vuelta, Xeno vio la carta aún en su mesa y le recordó llevársela.
—Esa carta era para usted y es su decisión hacer lo que quiera con ella.
Ukyo salió del laboratorio y el sonido de sus pasos alejándose no logró tranquilizarlo en lo absoluto.
A pesar de no querer bajar la mirada a la mesa, sus ojos cayeron a ella. Una hoja doblada en cuatro, reposando sin malicia sobre el más ambicioso de sus trabajos.
Su cerebro le gritaba que se alejara de ahí, que no lo tocara y solo la botara sin leerla, le advertía que hacerlo solo lo hundiría al lugar del cual no hay retorno.
Pero sus manos, traidoras como eran, la tomaron con desespero, abriéndola cuando su mente aún le gritaba que no la leyera.
La carta se movía, pues sus manos no habían dejado de temblar.
Al desdoblar la hoja de papel, Xeno cerró sus ojos con desesperación, respiro profundamente por varios segundos antes de abrir sus ojos y empezar a leer la inconfundible y elegante letra del hombre que amaba.
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Xeno.
No sé si llegaras a leer esto. En realidad, no sé si tengo el derecho a escribirte.
Llevo semanas queriendo ir hasta ti y hablar contigo, pero a la vez, me castigo por no tener el valor de hacerlo.
Entiendo por completo que no llegar todos estos días a la villa, fue tu claro modo de pedirme darte tu espacio para borrar mi existencia de tu lado. Entiendo que quieras odiarme. Lo entiendo todo tan bien, pero simplemente no sé qué hacer con el amor que te tengo.
Sé que no quieres leer eso de la persona que quieres odiar, pero solo una vez más, déjame decírtelo en este trozo de papel que fácilmente puedes quemar.
Te amo, Te amo, Te amo.
Amo a ese niño genio que miraba a todos con superioridad. Amo a ese ser rebelde y pasional de nuestra juventud. Amo al genio loco, al padre devoto y al amante con el que me casé.
Espero que estas palabras te llenen de más odio y resentimiento, que lo leas y te burles de lo patético de mis palabras, o quizás ni siquiera te tomes el tiempo para eso y la destruyas sin darle oportunidad a que mis palabras lleguen a ti.
Si estás leyendo esto, no debes preocuparte por mí. No soy tan frágil como para morir por un rechazo.
Pero si este es nuestro punto final, si realmente no hay vuelta atrás quería decírtelo por última vez: eres mi primer amor y también serás el último. Gracias por darme el tiempo para amarte, por darme a Genos, por esperarme en el pasado.
No te molestes en comunicarte conmigo, no necesitas fingir por Genos, él es más maduro que nosotros y entenderá el silencio de ambos. Yo tampoco volveré a intentar comunicarme contigo.
Esta será la última vez que mis palabras te molestaran. Me voy a Norteamérica, Xeno. Probablemente, jamás pueda volver a verte.
Te pido que me odies con todo tu ser, que el solo escuchar mi nombre te haga sentir asco, maldíceme una y otra vez que yo estaré a cientos de kilometros lejos de ti, y no escucharé las maldiciones que saldrán de tu boca cada que me menciones.
Cuídate, por favor, por Genos, por Suika y todos esos niños que son tus discípulos. Vive por ellos y sé feliz.
Stanley.
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Xeno sintió que le faltaba el aire, ni siquiera se había dado cuenta qué había caído de rodillas. La carta estaba arrugada por la fuerza que ejercían sus manos en ella.
Abrió su boca para intentar llenar sus pulmones de aire, pero solo salió un quejido quebrado, sus lágrimas no paraban de correr en sus ojos.
No supo si fueron minutos o segundo o toda su vida, pero aun en el suelo, de rodillas a la mesa, Xeno intentó abrazarse a sí mismo para calmar el dolor, las lágrimas y la sensación de pérdida que jamás había experimentado en su vida.
El dolor de su oreja quemada había sido olvidada por el dolor que recorría todo su cuerpo y que nacía de su pecho.
Logrando controlar su respiración y con su cuerpo aun temblando, Xeno se puso en pie con una mirada llena de determinación y salió de ahí rumbo al astillero.
Ese hombre estúpido que era su esposo, estaba equivocado. Xeno estaba seguro de que ni siquiera encontró su carta por eso no había ido a buscarlo.
Algo en su ser le decía que si no llegaba antes de que él partiera, que si no lograba decir lo que su propia carta decía, Stanley cumpliría su palabra de no hablarle más.
Corrió hasta el muelle de carga y tomando uno de los botes, empezó a remar con desesperación. Se dijo a sí mismo hacer unos malditos motores para los botes, pues el esfuerzo lo estaba ahogando.
Sentía que sus brazos no podían más y aun así siguió remando. Pero aun en medio de su camino hacia la villa, el sonar del pito del barco, atravesó el silencio de la selva.
Xeno movió sus manos más rápido, sus lágrimas caían, pero no le importó limpiarlas. Se dijo a sí mismo que aún tenía tiempo. Se mintió para no sentir la desesperación en su ser.
Cuando bajó del bote y corrió hasta la villa, la gente ya venía de regreso del astillero.
A ese punto, a Xeno no le importó que lo vieran corriendo, con su cara marcada por las lágrimas, su cabello completamente desordenado, sin sus guantes ni su bata.
Pero cuando llegó ahí, el barco ya no estaba, apenas era una mancha que se alejaba en el horizonte del inmenso mar.
Xeno, con el cuerpo queriendo caer y rendirse, con su respiración agitada y con más adrenalina de la que jamás había experimentado en su vida, corrió de nuevo, al último faro de esperanza.
Regresó a la villa de nuevo y fue hasta la cima donde aún estaba el fuerte que los chicos hicieron y en donde se encontraba el transmisor principal.
Había dos chicos en la entrada y Xeno casi los ignora si no fuera porque ambos le cortaron el paso.
—Usted no está autorizado para entrar aquí. -dijo uno de ellos con un marcado acento al hablar en inglés.
—Es un asunto urgente. Déjenme pasar. -ordenó, avanzando de nuevo y siendo nuevamente detenido por ellos.
Xeno, cansado de todo eso y completamente frustrado, retrocedió un paso solo para estampar su puño con el de uno de los chicos, el otro lo derribó y entre los dos, trataron de retenerlo en el suelo.
Xeno empezó a gritar sobre soltarlo y sobre necesitar comunicarse con el barco. Pero los chicos no le prestaron atención.
Debido al alboroto, Alberto subió junto a Tsukasa, que rápidamente se acercó a Xeno para derribar a esos chicos y ayudarle a pararse.
—¿Qué está pasando doctor Xeno? -exigió saber Alberto, completamente confundido por la escena.
—Necesito entrar para comunicarme con el barco.
—¿Hay algún problema en el barco? -preguntó preocupado Tsukasa.
—No, solo necesito comunicarme con el barco, necesito hablar con Stan.
Alberto miró a Xeno con una mezcla de compasión y tristeza.
—Lo lamento, Doctor Xeno, pero me temo que eso no podrá ser posible por ahora.
—¿Por qué? -exigió saber, la rabia estaba escrito en toda su cara.
—La antena del barco presentaba problemas desde antes que partieran. Ukyo prometió repararla durante el camino, para no retrasar el viaje. Él me dijo que se comunicará con nosotros una vez el problema este resuelto.
Toda la adrenalina de su cuerpo se fue con cada palabra dicha por el hombre.
Veía como las bocas de los presentes se movía, pero en sus oídos solo había ruido de estática. El aire nuevamente volvió a faltarle y Tsukasa lo cargó para no caer al suelo.
Lo movieron hasta la choza que le pertenecía a Stanley y Xeno, con la voz entrecortada le pidió a Tsukasa y Alberto dejarlo solo.
Alberto se fue y Tsukasa lo esperó fuera de la cabaña, pero cuando solo quedaba él en ese lugar, dejó que las emociones lo abrumaran de nuevo.
En ese momento, hizo un trato con su cerebro, le permitiría dejar que todas esas emociones reprimidas salieran en ese momento si de ahora en más dejaba de sentir.
Su cerebro se permitió liberar, lloró, gimió con voz entrecortada, maldijo, odió y juró cambiar. Llamó el nombre de Stanley y le pidió volver para quedarse a su lado, clamó el nombre de su hijo para que le ayudara a entender estos sentimientos que crecían con dolor dentro de él.
En esa choza, nadie le dio respuesta a su llamado, y su cerebro, jamás le prometió el dejar de sentir a pesar de soltar todo lo que sentía en ese momento.
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Cuando el pito del barco sonó, Stanley aún buscaba con la mirada a Xeno, aun teniendo un poco de esperanza que él aparecería y le diría que lo esperaría, que volverían a intentarlo aún en la distancia.
Pero mientras daba los últimos pasos en la plataforma para subir al barco, la esperanza se fue desvaneciendo a cada segundo.
Cuando la puerta de abordaje se cerró y aseguró, la mayoría se acercó a la orilla a despedirse de los que se quedaban atrás.
Sus ojos aún seguían buscando ese hombre que juró amar hasta que su corazón dejara de latir.
"Así es como se siente morir." le dijo al aire cuando el barco empezó a alejarse con rapidez de la costa.
De pie, en la borda de la baranda que sujetaba con fuerza, sus nudillos se pusieron cada vez más pálidos.
Pensó en su carta, una que talvez jamás sería leída. Por un momento, quiso imaginar a Xeno encontrando la carta, leyéndola y llorando por él, pero lo más seguro era que de encontrarla y ver su letra, ni siquiera le tomara importancia y la tirara o simplemente la dejara en su lugar sin jamás ser leída.
Al levantar su mirada, la costa ya era solo una línea pálida que se desdibujaba en el mar.
Debido al ruido del mar, Stanley juraría que escuchó la voz de Xeno llamándole, pidiéndole que se quede a su lado. Sabía que solo era su deseo egoísta de ser necesitado por él, de seguir siendo amado.
Cuando la costa dejó de verse y el mar fue lo que le rodeó, se permitió soltar un par de lágrimas por el amor que dejaba atrás.
Más de la mitad de su vida le pertenecía a ese hombre, a ese cruel amor.
—Te amo, Te amo, Te amo.
Repitió Stanley esperando que su voz le alcanzara aun en la distancia.
Sabía que debía aprender a cargar con su dolor sin que nadie más lo supiera. Sabía que debía ser fuerte y soportar la sensación de vacío que habitaba en su pecho.
El rechazo del primer amor, solo fue un cuento que él siempre escuchó como algo que jamás le pasaría, pero que ahora, parado ahí como el soldado que nadie enterró, sin bandera y sin gloria, él sabe que debe aprender a lidiar con todo el dolor físico que empezará a experimentar.
Intentará no demostrar nada, como siempre lo ha hecho, pero incluso él sabe que el proceso será el más duro y doloroso que haya experimentado en su vida, quizás solo comparado con las pesadillas que aún rondan su cabeza del momento en que Genos cayó muerto por sus balas.
Ese será su castigo de ahora en más y él pagará por cada una de esas personas que mató, cada sangre que derramó. Es su karma, el que siempre esperó desde el momento en que mató al primer "enemigo de la patria"
Stanley no creía en un dios que los cuidaba a todos por igual, pero incluso él, en ese momento de dolor inmensurable que penetraba su pecho, pidió a quien quisiera escuchar y ayudarle, a que por favor, tanto su amado Xeno como su amado hijo Genos, no sufrieran por su culpa.
Ya que no pude asistir al festival que quería, aproveché el tiempo para escribir y que todos compartan mi frustración. ¯\_( ͡° ͜ʖ ͡°)_/¯
Na, mentirá, el capítulo no estaba tanto así.
Un dato curioso, para los que se fijan en los detalles: Genos, cuando está decidido a hacer algo y lo expresa, repite algunas palabras mientras habla como para asegurar lo que dice. Eso, sin realmente ser consciente de ello, lo imitó de su padre Stanley, que, si no lo expresa con su voz, lo escribe, para asegurar lo que está pensando.
No tengo mucho más que decir, solo quejarme de mi mala suerte, nos leemos en el próximo capítulo, les mando amor a todos.
Autora-san, fuera.
Chapter 88: Capítulo 80: Orbita sin retorno.
Summary:
Stanley enfrenta el peso de sus culpas al volver a un mundo que ayudó a destruir. Genos le impone un castigo como redención, y Ukyo lo vigila como guardián. El reencuentro con Maya lo quiebra al descubrir que el perdón duele más que el odio.
Notes:
La canción que nos acompaña este capítulo es:
Canción: Let Down.
Artista: Radiohead.
Link: https://www.youtube.com/watch?v=D5B7Ufyz40U&ab_channel=RosebudLR
Chapter Text

...
En todos sus años de vida, Stanley había conocido lugares hermosos y a la vez muy crueles. Había contemplado como la vida nacía en un llanto y como moría frente a él en cuestión de segundos bajo el más cruel de los silencios… Él había matado y también había salvado a otros. Había sido un héroe y ahora solo era un soldado más.
La dualidad dejó de ser un concepto filosófico para él, a ser parte de su vida diaria: era un soldado y a la vez un doncel, era ejecutor y a la vez amante.
Quienes lo conocían fuera de su rol como militar, no podían creér como aquel temido hombre, era también un padre amoroso que siempre procuraba estar ahí para su hijo, memorizando incluso cada pequeño gesto para comprenderlo mejor, y también un esposo amoroso, que no dudaba en besar con pasión a su Xeno sin importarle el lugar en donde estuvieran ambos, el esposo que aún recordaba el peso y tamaño exacto al estar entre sus brazos.
La palabra “supersoldado” era la categoría más conveniente que las personas ponían en él. Stanley solo pensaba que las personas eran demasiado idiotas si se lo creían, pues él solo era un hombre que aprendió a disociar.
Años atrás, en una de sus interminables charlas con su psicóloga, ella le había dicho algo sobre su capacidad de disociar su instinto como doncel, pues eran muy pocos lo que lograban tal dominio de estar meses lejos de su paquete de cuido y no caer en algún estado de manía.
Él solo creía que todos los donceles podían hacerlo, pero como aún existía algún tipo de estigma en ellos, las personas aún pensaban que actuaban como maniacos cuando se alejaban demasiado de su paquete de cuido, cuando de hecho, era muy saludable para los donceles poner límites personales y no depender de otros.
Para él, no era cuestión solo de apagar algo en él, sino de aprender a silenciar su necesidad, pues a pesar de todo, Stanley los extrañaba con locura, tanto así que incluso caminaba más rápido a ellos cuando las ceremonias terminaban luego de semanas sin verlos y tenerlos en sus brazos.
La voz de su pequeño Genos aún resuena en sus sueños y la risa de su amado Xeno sigue ahí, intacta, como si acabara de escucharla.
Crear un mecanismo en su cerebro, como una habitación para sus recuerdos, fue la forma en que apagaba su instinto como doncel, en donde ellos estaban a salvo del caos que él vivía lejos de su hogar.
Y en ese momento, el ruido de las olas del mar golpeando el barco, era su silenciador, o al menos un mecanismo más para poder respirar sin sentir tanto dolor al hacerlo.
—Si fijas tu mirada en el horizonte y dejas que el vaivén de las olas te lleve, a veces eso ayuda a olvidar las cosas innecesarias. -habló Ukyo, acercándose a él-. Ese fue el primer consejo que recibí de mi superior. También decía algo como “deja que el olor del mar sea el aroma de tu paquete de cuido.”
—¿Y funcionó? -preguntó, cuando Ukyo se acomodó en la baranda.
—A veces lo hacía. -dijo con sinceridad y cerró los ojos mientras se quitaba su gorra de la cabeza, para dejar que la briza jugara con sus cortos cabellos-. Pero Genos siempre me recordaba que, sin importar el tiempo en alta mar, jamás olvidara que en tierra estaba esperando mi hogar.
Stanley mofó con diversión, pues era algo que su pequeño Genos diría.
—Estamos a cuatro horas para llegar a san Francisco. Desde ahí, tú nos guiaras para poder desembarcar en la mejor zona para llegar al castillo.
—Okey.
Respondió sin más. Ukyo acomodó su gorra de nuevo y miró el horizonte un momento más antes de retirarse, no sin agregar.
—Quizás no soy un experto como Genos, ni puedo dar consejos que no necesitas oír, pero me han dicho que soy muy bueno escuchando, así que, si lo deseas, puedes hablar conmigo cuando quieras.
Stanley le vio partir y no pudo evitar sonreír de lado. Ukyo ya no era ese chico que conoció hacía tanto tiempo atrás, ahora era un hombre más maduro, pero con esa calma que te brinda el mar cuando no se ven tormentas en la lejanía.
Sabía que él podía verle a través de su fachada de soldado perfecto, Ukyo podía ver las grietas en su postura recta o en su voz de mando que tuvo que utilizar la segunda noche que salieron y una tormenta los sorprendió, o cuando él llevaba el mando en la cocina para que los suministros que poseía duraran más que el tiempo de su travesía.
Esos ojos color jade veían las fisuras que mostraban como doncel, ese amante que dejó atrás a su primer y único amor. Sabe que él ve al padre que aún siente el calor de su hijo en sus brazos, al esposo que aún lleva el aroma de su amado en la piel.
Él había aceptado su castigo, incluso aquel que se autoimpuso.
Genos, su amado hijo, había sido muy claro aquella tarde que habló con él. Más que un castigo, era una forma de espiar la culpa que aún habitaba en él por sus actos:
-.-
“Su pequeño se había acercado a él con determinación, pero a la vez, el dolor de la culpa se reflejaba con cada palabra que soltó.
—… Lo primero es reparar las estatuas de los nuevos ciudadanos de la Ciudad del Maíz, así como las del grupo que se quedó atrás. Y lo segundo será ayudar a la reconstrucción de la ciudad, en especial, apoyar a la educación y protección de la generación joven que viva ahí.
—¿También quieren traer a niños a este mundo destruido? -le cuestionó.
—Al principio no se había pensado en ellos, pero al ver como los niños han traído no solo un mejor animo a la villa, sino a todos, creemos que su inclusión en este nuevo mundo, ayudara para que se valore más lo que se ha perdido.
—¿Y supongo que Ukyo será quien vigile que cumpla esto?
—Él será quien viaje con ustedes de regreso a San Francisco. -le respondió apuñando sus manos-. Pero… Puedes decir que no y yo intentare la forma de que te quedes. Puedes ayudar desde aquí, con padre Xeno… Quizás también arreglar su relación… -dijo esto último como un susurro suave, como si temiera a decirlo.
Stanley palmeó su cabeza, con suavidad, acariciando los cabellos, ahora largos, de su hijo.
—¿Durante cuántos años debo hacer esto? -le preguntó, al ver los ojos con tristeza de su hijo.
—Ukyo será el responsable de los plazos, pues no solo a ti se te está “castigando.” Él tomará la decisión sobre el tiempo del castigo.
El silencio se hizo luego de eso, ambos comprendiendo que Ukyo emitiría un veredicto justo con base a su labor.
—¿Debo de darte una respuesta ahora?
—No necesariamente. -aseguró, negando con la cabeza-. Pero debe ser antes de que nosotros partamos.
—Entonces lo pensaré.
Genos miró a su padre y asintió con la cabeza, se levantó y se estaba yendo, pero giró a ver a su padre para decirle.
—La culpa jamás se aleja papá, solo aprendes a vivir con ella… Yo lo sé mejor que nadie… No es la mejor consejera, así que no caigas en ella para tomar esta decisión.
Stanley se puso en pie, se acercó a su hijo y le abrazó, sus manos se dirigieron a los lugares en donde las balas atravesaron su piel, no había nada ahí, pero incluso Genos se estremeció cuando tocó esa zona.
—Lo pensaré.
Fue su respuesta. Mientras memorizaba el aroma de su pequeño, los cambios que su cuerpo había experimentado, ya no era tan pequeño como él recordaba, incluso ahora parecía que había ganado un poco más de peso, su piel ya no era tan blanca, ahora era más bronceada.
El pequeño que arrullaba en sus brazos había crecido para convertirse en un hombre del cual estaba orgulloso de ver, incluso si solo es en la lejanía…”
-.-
Al volver de ese recuerdo, Stanley entendió como había llegado a su respuesta y aceptar cumplir ese “castigo impuesto”
Como el bando perdedor de esa guerra que el mismo impulsó, tenía que pagar por sus actos. Su plan inicial era alejarse sin lastimar a su amado, como lo hacía cuando sabía que las misiones eran muy peligrosas y no sabía si volvería a casa con su familia, pero Genos tuvo toda la razón por su enojo la noche antes de partir, no era justo para Xeno esperar a alguien que quizás jamás volvería a su lado, pues él era muy consciente del tiempo en que llevaría purgar sus acciones.
Pero cuando las palabras seguras de Xeno impusieron su sentencia, él sabía que ya no había vuelta atrás.
Era su castigo el dolor que recorría su cuerpo; el vacío de su alma y la culpa, serían ahora sus compañeras en ese viaje.
Aun con una sentencia por sus actos, sabía que no podía devolverle la infancia que la pequeña Suika perdió por sus acciones, aquella niña que le recordaba tanto a su madre, había sobrevivido sola por tres años, e incluso su hijo también perdió 2 años en aquella soledad.
¿Realmente puede reparar ese daño ayudando a otros?
Stanley lo dudaba.
¿Servirá de algo todas esas acciones que haría ahora?
Stanley esperaba que sí.
… ¿Se puede dejar de amar a aquel que amaste casi toda tu vida?
Eso era algo que Stanley iba a descubrir.
Del bolsillo de su pantalón, Stanley sacó la última caja de cigarrillos que Xeno le había hecho, el dibujo mal hecho de la silueta de su cabeza de su amado era la imagen plasmada al frente de la caja. No había tocado ningún cigarrillo de esa caja, eran su tesoro.
—Los donceles somos creaturas estúpidas. -le dijo al aire cuando con su dedo gordo, acarició con cariño la imagen plasmada en la caja-. A pesar de todas nuestras ventajas en la vida, podemos morir de amor, incluso cuando estamos respirando.
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La gente solía ser exagerada cuando llegaban a tierra y Stanley no dudo en decirlo cuando les ordenó tomar algunas cosas y partir hacia el castillo. Habían hecho 50 botellas de líquido despetrificador en el camino, lo suficiente como para revivir al grupo que se quedó.
Ukyo se había acercado a él junto a Hyoga, para trazar la ruta de trabajo. Aportó algunas ideas para la distribución, recordando a los soldados que había dejado, así como las rutas que debían evitar por los animales salvajes en esas zonas.
Cuando llegaron a la punta de la montaña en donde se visualizaba el castillo, tanto Ukyo, como Hyoga y él, supieron casi al instante que algo andaba mal al ver la puerta derribada y a las personas apiladas en la entrada.
Aceleraron un poco el paso para ver mejor lo que pasaba.
En la entrada principal del castillo, la puerta estaba echada abajo por un tractor que estaba adentro del lugar, la gente de ahí no eran conocidos de ninguno de los bandos, y por la forma en que huían del castillo, seguramente eran las nuevas personas despetrificadas que corrieron cuando vieron el rayo petrificador.
Había estatuas rotas, quizás cayendo al momento de volver a ser piedra.
Por instinto, Stanley tocó el muslo izquierdo, buscando un arma que ahora ya no existía. Incluso no tenía sus cuchillos, no así, se puso adelante de los demás para protegerlos.
Ukyo les ordenó a los demás, quedarse afuera y ayudar a las estatuas, en lo que ellos tres entraban para buscar amenazas en el castillo. Junto a sus palabras, Ukyo le pasó una daga y camino adelante de él, dejandolo en medio y a Hyoga atrás.
Caminaron por la primera planta del castillo y no encontraron nada inusual, así que siguieron hasta el segundo nivel, a los tres se les fue extraño no encontrar a otra estatua por la zona, por lo que decidieron ir hasta el ala de comunicación.
Antes de llegar ahí, pasaban por un nivel que se ocupaba como almacén, en las escaleras que conducian a ese lugar encontraron dos estatuas en la parte de arriba del inicio del siguiente pasillo, y por la posición que tenían, los tres se imaginaban lo que encontrarían.
Al acercarse mejor, los tres vieron el cuerpo de Brody en el suelo junto a una mujer que sujetaba su pecho en una cara de terror absoluto, como si supiera que era el final de su vida.
Era obvio por las facciones de Brody que él seguramente estaba muerto en el momento en que el rayo lo tocó.
Ukyo endureció sus facciones, la seriedad de un soldado era lo que mostró al momento de caminar hacia la puerta, seguido de ellos dos.
Lo que vio en esa escena, le hizo dudar si algún día podría obtener redención por sus actos.
Vagamente, él recuerda haberles dado la instrucción a esos soldados de atacar si se les provocaban y de no confiar en Brody.
Atrás de él, Brody hacía muerto, y frente a él, aquellos adolescentes, el paquete de cuido de su hijo, habían corrido con la misma suerte.
Cadáveres de piedra dispersos en aquella habitación, sus caras reflejaban el dolor, el miedo y la traición.
En su mente, Stanley vagamente recordaba la masacre que él mismo hizo en Araxá, la forma en que ordenó atacar, la forma en la que disparó a matar…
Tuvo que respirar con largas pausas al sentir la opresión en su pecho, repitiéndose a sí mismo que ellos aún estaban vivos, que ellos regresarían una vez se vertiera líquido despetificador en ellos.
El ruido de algo metálico abriéndose hizo que Stanley volviera al presente en dónde Ukyo y Hyoga estaban abriendo el baúl y la estatua que estaba ahí caía por su peso al suelo, una mano había quedado adentro del baúl, sujetando la medusa con fuerza.
Medusa… La máquina que detuvo el tiempo y le dio una segunda oportunidad.
—Lo primero que debemos hacer es despertar a Nikki y Brody, para tener el contexto de ambas partes sobre lo que pasó aquí.
Ordenó Ukyo, guardando la medusa dentro de su ropa. Su voz era firme, sin dejar escapar nada de emoción, como se enseña en el ejército.
Ukyo bajó la mochila y sacó cinco frascos. Tres de ellos eran pegamento para reparar las estatuas y dos eran líquido despetrificador.
Stanley entendió lo que tenía que hacer, por lo que se acercó a él y empezó a mover las estatuas para repararlas.
En su mente, escenas de sus batallas se reprodujeron. Y a pesar de que sabía que era imposible por los años que habían pasado, el olor a la pólvora y la sangre, aún era perceptible para él.
Trató de que nadie notara como le costaba respirar, ni el cómo sus manos temblaban. Obligó a su cabeza a estar en el presente y nuevamente se repitió que esos niños no estaban muertos, que ninguna estatua lo estaba… Pero los minutos pasaban junto a sus manos temblorosas, por lo que era inevitable no sentir un déjà vu.
El peso de las acciones, de las palabras dichas, le recordaría su culpa en toda esa guerra y el largo camino que aún tenía que recorrer si deseaba que algún día su hijo no le mirara con lástima, ni se acercara a él con temor.
Trabajó en silencio para colocar las piezas de Nikki y luego trabajó en la estatua de Brody y esa mujer.
Cuando ambas estatuas estuvieron reparadas, Ukyo vertió el líquido y esperó.
Una luz hizo que se fragmenta la piedra y Nikki junto a Brody respiraron con fuerza, como si volvieran a respirar luego de estar en el agua mucho tiempo.
Tanto Nikki como Brody se pusieron a la defensiva cuando Stanley apareció en su campo visual.
—Tranquilos. -pidió Ukyo alzando las manos para demostrar no tener nada-. Están a salvó ahora, pero necesito saber lo que pasó.
—Sus órdenes causaron esto. -acusó Nikki, con lágrimas contenidas en sus ojos al ver a sus amigos aún en el suelo-. Fue una masacre… Creí que todos habíamos muerto.
—Lo estábamos. -habló Brody, tocando su pecho que no mostraba ninguna cicatriz-. Morimos… Todos lo hicimos.
El hombre miró con seriedad a Ukyo y este asintió con la cabeza, Stanley entendió que habían llegado a la conclusión que Senku había dado a conocer a los cinco generales y que Xeno le dijo a él.
—Por ahora necesitamos revivir a los demás de la tripulación del Perseo. -explicó Ukyo-. Así como empezar a reparar lo que cinco años habrían hecho a este lugar.
—Cinco años. -dijo con asombro Nikki, sin creerlo del todo.
—Les prometo ponerlos al día, pero debemos de trabajar antes de que caiga la noche, todos. -aseguró Ukyo, señalando discretamente a Stanley-. Han pasado muchas cosas y ahora, el Mayor Stanley está junto al Reino Científico.
Nikki lo miró sin creer del todo sus palabras y Brody solo asintió con la cabeza, mientras se paraba y ayudaba a Nikki a hacer lo mismo.
—Será mejor que revivamos a los demás primero y luego se decida lo que pasará con mis soldados. -habló Stanley cansado de recibir miradas poco disimuladas-. Estaban bajo mi cargo y debo hablar uno por uno con ellos para saber a quién puedo controlar y a quién no. Ukyo es el responsable de esta nueva nación y él tomará el castigo justo para ellos.
Stanley tomó nuevamente el bote con pegamento y empezó a trabajar en las estatuas de los demás adolescentes que habían sufrido daño, en lo que Nikki y Ukyo empezaban a hablar sobre lo sucedido en ese lugar.
Nadie notó como sus manos temblaban con cada pieza que tocaba, o como su respiración era más pesada, casi con dificultad, mientras su mente eran una secuencia de recuerdos borrosos de Araxá y momentos nítidos de misiones con el ejército.
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A nadie extraño la actitud del paquete de cuido de Genos una vez regresaron de la petrificación. Las miradas desconfiadas, las posiciones defensivas y de ataque, todas controladas por Ukyo que explicaba lo sucedido.
Las miradas de desconfianza siguieron ahí a pesar de las explicaciones, no era como si le importara esa actitud. Stanley pensaba que era justo ese trato, después de todo lo pasado, era estúpido subestimar al enemigo a pesar de él ya no serlo más.
Ukyo actuó como el líder que necesitaban esos chicos. Los primeros dos días fue más que nada trabajo básico de reparación y manejo de alimentos, ahora había más bocas que alimentar por lo que era imprudente despertar a todos de un solo golpe sin contar con los recursos necesarios.
Ukyo lo sabía y con instrucciones claras y precisas, empezó a distribuir tareas para el manejo de la comida y reparación del lugar.
Fueron dos días de caza y recolección por su parte, mientras que otro grupo empezaba con las reparaciones del castillo y la conexión para las comunicaciones.
Al final del segundo día, y con la ayuda de Brody, lograron conectar una llamada hasta Araxá y a los chicos en el barco.
Y para él, ese día también marcó un quiebre en su fachada de indiferencia.
Primero comenzó con la llamada de Ukyo hasta la sala de comunicación. Stanley había estado postergando ir por esa zona, pues todo en ese lugar le recordaba a su Xeno, pero al ser una orden directa, tuvo que tragar su orgullo e ir.
Solo era Ukyo quien le esperaba en aquella sala y con una de esas sonrisas cálidas que siempre le brindaba, le pasó los audífonos en forma de casco con un micrófono incorporado para escuchar el mensaje. Al colocárselos, no pudo evitar pensar en que esos cascos eran una de las creaciones de su amado.
Él no habló cuando estuvo solo en esa habitación, no sabía quién era la otra persona al otro lado de la línea. Al cabo de unos segundos de estática, la voz de su pequeño Genos emergió.
—Hola papá… No quiero robarte tanto tiempo, Ukyo me comentó lo atareado que estás… Solo te llamaba para saber como estás. Espero que estés comiendo lo suficiente para mantenerte erguido en tu trabajo… Te extraño y espero que algún día podamos volver a vernos de nuevo. Cuídate, por favor.
La línea quedó en silencio luego de eso, su pequeño con palabras simples, había hecho más daño del que jamás imaginó, pues sus palabras que justamente pudieron venir con odio, hablaban de preocupación, de cariño y un anhelo de volverse a encontrar.
Se quitó los cascos cuando supo que ya no le dirían más. Iba a salir a tomar aire cuando Ukyo le detuvo y le pidió acompañarlo una vez más.
Stanley le iba a decir que no, necesitaba estar a solas, pero apuñando sus puños, le siguió hasta el ala médica… el lugar donde estaba su mejor amiga.
—Brody me dijo que lo correcto era que tú la despertaras. -habló con calma, como si no supiera que él se estaba quebrando por dentro-. Puedes decir no, e irte.
Ukyo extendió una botella con el líquido y no se movió de ahí hasta tener la respuesta de su parte.
Stanley sintió como si alguien golpeara su estómago y le quitara el aliento de forma dolorosa. Para él si era una tortura la petición.
—¿Acaso Maya no reaccionara igual que los demás al verme? -le preguntó, pero su voz se cortó por un instante cuando dijo su nombre.
—Has cambiado, Stanley. -le respondió Ukyo, con esa calma que estaba empezando a odiar-. No solo tu ropa no es amenazadora, ya no portar un arma para matar, sino para hacerte camino, para ayudar, hace la diferencia en tu presencia. Si yo puedo ver eso en ti que no te conozco tanto como Brody ha dicho que ella lo hace, ¿no crees que ella también lo notará?
Stanley miró el bote y con manos temblorosas lo tomó. Ukyo se fue de la habitación prometiendo estar afuera, por si era necesario.
La puerta se cerró en silencio, el ruido de la oxidación le hizo recordarse lubricar las puertas. Stanley estaba disociando de su dolor otra vez, de su miedo al enfrentarse a su mejor amiga, por lo que soltando el aire de sus pulmones se dijo no dudar más.
Su cuerpo se movió en automático, tocó el rostro de su amiga, una cara pacífica era lo que la piedra mostraba, ella era más ruidosa que ese silencio, era más alegre y optimista, mismo optimismo que Genos aprendió de ella sin ninguno de los dos darse cuenta.
Cuando vertió el líquido y esperó, solo los años de dominar su cuerpo no le hicieron correr de ahí. Su rostro no mostró ninguna de las turbulentas emociones que sentía.
Maya brilló y la piedra se fue de su piel, mostrando a esa mujer que tantas risas le había brindado, a su amiga, la que él casi mata.
Cuando abrió los ojos, él se quedó callado. Maya miró el lugar y respiró profundamente.
—¿Cuántos años estuve aquí?
Maya no giró a verle, pero la mujer sabía que él estaba ahí.
—Han pasado cinco años desde que se activó el aparato que nos petrificó a todos de nuevo.
Maya soltó un suspiro cansado, luego, poco a poco se sentó, movió sus manos y sus pies para comprobar su cuerpo.
—Genos ganó.
Fue la afirmación que hizo, cuando vio la decadencia del lugar, a pesar de haberse limpiado, el olor a humedad, moho y óxido, aún era palpable en el castillo.
—El siempre gana. -le respondió sin más-. Y ahora navega por el mundo junto a su paquete de cuido, para traer a todos de regreso y vencer una amenaza que está en la luna.
—Ja, me pregunto de donde sacó ese lado aventurero.
Maya se rio un poco, luego se sentó en la orilla de la cama y levantó su mirada a Stanley.
—Oh cariño, realmente te dieron una paliza emocional si esa cara dice más que tus palabras.
Stanley no lo sabría en ese momento, si fue el mote cariñoso de su amiga que le miró sin odio en su mirada, la preocupación y el cariño de su hijo aun estando en la distancia o el dolor aplastante de haber dejado a su primer amor, lo que hizo que sus piernas cedieran y cayera al suelo de rodillas.
Cubrió su boca para ahogar los sollozos desesperados que salían de su boca, sus ojos dejaron salir las lágrimas que había retenido soltar hacía tanto tiempo atrás.
En ese momento, la fachada de indiferencia había caído, frente a su amiga que se acercaba a él y le rodeaba con sus brazos. En esos cálidos brazos estaba solo un doncel, un padre que sangraba por dentro, un amante que lloraba la pérdida de su primer amor.
Lo que más le dolía a Stanley, fue esa aceptación que había recibido por parte de las personas que le importaban. Él podía manejar el odio de otros, pero no la clemencia que era dada para él.
Era más fácil lidiar con sentimientos negativos que podían hundirlo que con la piedad de unas manos que acariciaban su cabello y lo consolaban, como si lo perdonara con ese simple acto.
Quizás en ese momento Stanley entendió su castigo. No era como la marca de repudio como la de Caín en su frente, era mucho peor. Su castigo era reparar los puentes que botó y aceptar perdonarse a sí mismo por sus errores.
Pedir perdón era algo fácil para él, pero perdonarse… Era la cosa más difícil que puede experimentar un hombre que ha matado y la culpa se acumulaba en su interior.
A que no adivinan quién tuvo que volver a mudarse después de salir de una crisis depresiva...
(〃 ̄︶ ̄)人( ̄︶ ̄〃)
Fueron unos días del asco y realmente espero no volver a caer en eso, recuerden no olvidar tomar su medicamento recetado o las cosas irán mal.
En fin, ya estoy un poco mejor, en un nuevo apartamento... Si les contara el show que fue mudarse al mismo edificio, solo que un piso más arriba, por la culpa de inquilinos que no poseen el mínimo de educación y cuido del espacio que renta, se reirian conmigo del coraje que eso causa... Gente ustedes no sean así, sean buenos inquilinos y no causen problemas a los demás.
Pero bueno, me duele el alma no poder haber escrito estos días, y más porque tenía planificado que el 15 de agosto, ósea ayer, subir los 8 capítulos del otro fanfic que dije iba a subir y que contaba con 15 capítulos, ahora debo ponerme al día con las otras historias y con está para poder, si no surge una crisis tan fuerte, el otro mes subir el siguiente fanfic.
Sai ya viene, estoy más que emocionada por escribir ese reencuentro entre hermanos, así que a escribir se ha dicho.
Les mando un abrazo psicológico, recordándoles priorizar su salud mental y ser buenas personas.
Autora-san, fuera. o(* ̄▽ ̄*)ブ
Chapter 89: Capítulo 81: Lo cotidiano y lo eterno.
Summary:
La civilización vuelve poco a poco a la vida, en contra punto, una familia parece cada vez más distante, mientras otra está buscando la forma de unirse de nuevo.
Notes:
La canción para este nuevo capítulo es una viejita pero hermosa:
Canción: Round And Round.
Artista: Imagine Dragons.
Link: https://www.youtube.com/watch?v=DtDdb0iwn7c&ab_channel=ImagineDragonsLatinoamerica
Chapter Text
...
Xeno trabajaba con eficiencia. Cada movimiento era preciso, no desperdiciaba energía en nada que no fuera de extrema necesidad.
Alberto había conseguido a un par de ayudantes que no le temían y eso era mucho decir.
Eran chicos con la eficiencia necesaria como para no repetirles dos veces lo que tenían que hacer. Con esas manos extras, el trabajo empezó a moverse más rápido, haciendo las pruebas con antelación al calendario que tenía programada para esta misión.
Tener la mente llena de trabajo, siempre había ayudado a no sentir o sentir menos. El hambre casi se había extinguido de su cuerpo y muchas veces se tuvo que obligar a comer algo, pues no había probado bocado en todo el día.
Esa tarde, durante el reporte de su equipo de trabajo, la risa escandalosa de una mujer, casi le hizo arrojar la tabla con papeles que tenía en sus manos a la destinataria de tan poco elegante reír.
Xeno no tuvo que esperar demasiado para saber quién molestaba su lugar de trabajo. Alberto venía junto a una mujer mayor, por las arrugas en su cara y su cabello canoso calculaba que la mujer rondaba los 65 años.
—Doctor Xeno. -le habló con un tono aún divertido-. Me gustaría presentarle a nuestra encantadora y sabia nana, su nombre es Elza, ayer la revivimos.
Xeno arrugó su ceño al escuchar eso, y no dudo en expresar lo que pensaba en ese momento.
—Entiendo perfectamente que tú eres el encargado de revivir a las personas necesarias para este lugar, pero es un desperdicio el traer a gente demasiado adulta para que viva en estás situaciones.
—Cuide sus palabras, doctor. -le amonestó ofendido Alberto, pero la mujer adulta tocó el brazo de Alberto para calmar su enojo.
—No, Alberto, no te enfades con él. -le habló en un perfecto inglés, dejando sorprendido a Xeno-. Lee entre líneas lo que este solitario muchacho quiere decir. Él solo está preocupado por la salud de nosotros los mayores y por nuestro bienestar.
—No lo estoy. -aseguró, tomando un lápiz de la mesa para agregar un comentario al informe.
Alberto suspiró, pues le gustará o no, ese hombre les estaba ayudando a mejorar la vida de todos ahí, creando medicamentos y aparatos de la época moderna.
—Este chico me gusta. -dijo la mujer al escuchar el suspiro de Alberto-. Lástima que sea tan flacucho. Si ganas un poco de masa muscular, seguro te saco a bailar.
—Estoy casado. -dijo casi instintivamente y sus manos se detuvieron sobre el papel.
La amargura empezaba a crecer de nuevo dentro de su corazón, hasta que la carcajada de esa mujer volvió a molestarle los oídos.
—Espero que su pareja no se sienta celosa con mi presencia, pues estoy aquí para quedarme y trabajar contigo.
—¿Aquí? ¿Por qué?
—A pesar de su edad, Elza es una experta en su campo. Posee dos carreras, una es como Ingeniera de Materiales y la otra…
—Ingeniera Mecánica… Esa no te la viste venir, o sí, chico guapo. -dijo con una sonrisa divertida.
Xeno hizo una mueca de disgusto, lo que hizo reír un poco más a la mujer.
—Aunque me jubilé hace diez años y volví a mi tierra para descansar un poco de la locura que era California, siempre estuve al tanto de los avances en mi rubro, y ahora resulta que tenemos que ir a la luna en un mundo de piedra. -la mujer negó con la cabeza divertida, aun sin creerlo del todo-. Sin duda alguna estoy dentro en esta nueva odisea, espero trabajar con usted Doctor Xeno.
Elza estiró su mano y esperó a que Xeno la estrechara, pero Xeno la miró aún con más desconfianza.
En su cabeza, había dos panoramas, uno era que la mujer no presentará ningún problema para su trabajo y otra que ella fuera igual de cuadrado que sus jefes en la NASA.
Y aun así, algo en esa sonrisa divertida en la mujer le hizo soltar el aire con resignación mientras estrechaba su mano y prometía explicarle lo que estaban haciendo en ese momento.
.
.
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Genos abrió los ojos con cansancio, se sentía cálido y sus manos un poco adormecidas, por lo que luchó por enfocar el porqué de su malestar.
Para su sorpresa, Suika y Senku, uno a su izquierda y el otro a su derecha, habían tomado su mano como almohada.
Cuando su mente se puso al día, recordó que anoche, había caído una tormenta en el campamento, nada demasiado fuerte, pero había llovido por un par de horas. Su pequeña no tardó en irle a buscar, pidiéndole dormir con él esa noche, era obvio que aún temía a todo lo que vivieron en el pasado, por lo que hizo espacio en la cama que compartía con Senku para hacerla dormir a su lado.
Senku llegó una hora después, cuando Suika al fin se había dormido. Le aseguró a Genos que no importaba compartir cama los tres, por lo que Genos le ofreció su mano como almohada. Senku aceptó, mientras se acomodaba a su lado.
Los dos se habían quedado dormidos casi al instante... Y ahora, un nuevo día les esperaba y sus manos ya estaban un poco adoloridas.
Lo peor vino después, cuando le invadieron unas ganas terribles de ir al baño, pero viera al lado que viera, la imagen de su niña y su Senku, era hermosa y casi se sentía un sacrilegio despertarlos, por lo que con toda la fuerza de voluntad que pudo reunir, soportó hasta que alguno de los dos despertara.
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Habían pasado casi tres meses desde que llegaron a Barcelona y ahora, todos se sentían orgullosos de como la gente podía literalmente hablando, levantarse y seguir adelante de entre las rocas.
La comunidad, al igual que Araxá, se había organizado y ahora tenían una villa sustentable, con tareas claras para todos y la excavación de los materiales necesarios para su misión.
José fue el hombre que habían asignado como líder de la villa. Para su fortuna, habían despertado a varios médicos y trabajadores de la construcción, quienes a su vez los guiaron para despertar a excelentes cocineros.
Poco a poco, el plan de traer a todos se expandió como el motor para mejorar su actual situación, la ropa, las casas, la agricultura y el trabajo de reparar estatuas y crear líquido despetrificador, fue el día a día para todos.
Estaban a una semana de irse de ahí y todos estaban seguros de que la humanidad iba por buen camino.
Ese día, Ryusui les mostró orgulloso su nueva creación: Las monedas.
—Me siento un poco avergonzada por ver mi rostro en esa moneda. -mencionó Suika, mientras terminaba de comer su churro.
—Yo creí que crearía una moneda con la cara de Ukyo. -habló Chelsea, sentada frente a Genos y Suika.
Genos tuvo que toser un poco para poder hablar sin reírse en el proceso.
—Ukyo se negó rotundamente a que su cara fuera una moneda... Convenció a Ryusui que como su esposo, el único que podía tener una moneda con su cara debía ser él... Ryusui tomó su palabra al pie de la letra y se hizo dos monedas más, en una estaba su rostro y al otro lado el rostro de Ukyo, en ambas grabó la fecha de su matrimonio.
—Los ricos y sus excentricidades. -estuvo de acuerdo Chelsea y luego recordó-. ¿Pero qué hay de ti? ¿Por qué no hay una moneda con tu cara?
—Yo solo soy un diplomático, mi fuerte son las palabras. Ryusui quiso reconocer el arduo trabajo del equipo Científico con este gesto, así que me hice a un lado y les dejé brillar. Ellos son los que trabajan más que un chico como yo.
Genos palmeo la cabeza de su pequeña y Suika, con una sonrisa dulce y un suave sonrojo, agradeció el gesto de su papá.
…
Por la tarde, cuando llegó la hora del reporte con las otras ciudades, Genos esperó su turno para poder hablar.
La Ciudad del Maíz se estaba levantando a pasos grandes, pues ya habían despetrificado a un grupo considerable y el castillo ayudaba a todos a mantenerse bajo techo.
Habían vuelto a activar la agricultura y a volver a capturar el ganado que había escapado en esos años de petrificación.
Todos se escucharon motivados por el progreso, incluso su tía Maya le había asegurado al grupo que todo estaba bajo control.
Luego de eso, llamaron a Alberto y dio el reporte, seguido de eso, se comunicaron con su padre Xeno.
Gen no podía verlo en ese momento, pero su voz ya le daba una idea de como lucia.
Su voz sonaba cansada, teniendo apenas una pequeña muestra de sentimientos cuando él y Senku se ponían a hablar sobre el cohete a escala que estaba haciendo Senku.
Luego de los reportes diarios, les tocaba a los demás, tomar la comunicación de forma más familiar, por ejemplo, Ryusui y Ukyo, hablando sobre su día, o Kohaku, hablando de vez en cuando con Hyoga y Tsukasa para saber como estaban ellos dos.
Él había acordado con sus padres hablar 3 veces a la semana con ellos, pues el trabajo de ambos se volvía cada vez más pesado. Ese día, fue el turno de él de hablar, así que espero afuera, una vez que Kohaku saliera de hablar con ambos chicos.
Cuando Kohaku salió y cedió las comunicaciones, Genos entró con calma, tratando de escoger las palabras adecuadas para cada uno de ellos, empezando con su padre Stanley.
—¿Estás ahí papá? -habló al no escuchar nada al otro lado de la línea.
—Estoy aquí, pequeño caos. ¿Cómo ha estado tu día?
—Es un poco lo de siempre. La gente de este lugar es muy amable, pero aún Me cuesta llevar el ritmo de la conversación cuando empiezan a hablar tan rápido, ni siquiera Lola hablaba con tanta rapidez.
—Es que tú nunca la escuchaste enojada. -le respondió con una risa reprimida-. ¿Y mi nieta? ¿Cómo está ella?
—Radiante y un poco avergonzada de tener su cara en una moneda. -Genos empezó a hablar con más facilidad cuando se trataba de contar pequeños detalles de su niña.
Stanley opinaba de vez en cuando y también le comento sobre su día, como Ukyo era un gran líder, como Maya se había vuelto la maestra y enfermera de las personas que querían seguir estudiando, incluso le habló sobre Catherine y su enigmática forma de ser, describiéndola como una “abuela sabia”
Casi para el final de su conversación, Genos ya suponía la pregunta que vendría a continuación.
—Y... ¿Cómo está tu otro padre?
—Trabajando sin parar. -dijo con voz tranquila-. Aunque Tsukasa me afirmó que ya no tiene que luchar tanto con que coma a sus horas, gracias a esa tal Elza, ella está procurando que al menos coma dos tiempos de comida al día.
—Eso es bueno... Tu padre siempre come a deshoras y arruina su ciclo de sueño, es reconfortante saber que hay alguien que al menos se preocupa de que no muera de hambre.
—¿Quieres que le diga algo?
—No. Escuchar que está bien me es suficiente.
Genos trató de mejorar el ambiente en la llamada, pero sabía que eso ya no sería posible, por lo que cortó la comunicación una vez que le recordó a su padre cuidarse y comer bien. Luego intentó contactar a su padre Xeno.
Con su padre Xeno la charla mantenía un orden: comentar cosas de su día, preguntar por Suika, amenazar con castrar a Senku si lo hacía llorar, lo típico de sus sanas conversaciones.
Y al igual que su padre Stanley, casi para el final de su charla, surgía la pregunta.
—¿Y tu padre? ¿Qué sabes de él?
—La tía Maya me comentó que sigue igual de popular que antes, solo que ahora no fuma tanto. Dijo algo como “No alcanzarle el tiempo para fumar” por que la Ciudad del Maíz está creciendo a pasos grandes, gracias a los cimientos de lo que creaste antes.
—Era un reino sustentable, solo le hacían falta un par de manos extra para hacerlo más eficiente.
“La humildad ante todo.” pensó con una sonrisa en sus labios; aun así, preguntó lo mismo que hizo con su padre Stanley, sobre dejar algún recado.
—No. Me basta saber que está dejando de inhalar ese gas tóxico.
Genos se sintió en medio de una comedia trágica, pues sus padres, a pesar de que se negaban a hablar con el otro, siempre seguían preguntando por el contrario.
Por su parte y aunque moría por intervenir entre ellos, se prometió a sí mismo dejar que ellos dos, como los adultos que se supone que son, resuelvan sus problemas matrimoniales.
Cuando terminó las llamadas, sintió un peso enorme en su espalda y casi en automático, fue hasta el laboratorio en donde estaba Senku, terminando de lijar una pieza.
No hizo mucho ruido, solo fue hasta él y le abrazó por detrás, Senku siguió lijando sin inmutarse por el repentino abrazo.
Senku no dijo nada, pues sabía que su mentalista necesitaba ordenar sus pensamientos. Su señal para hablar era cuando el soltaba un largo y cansado suspiro.
—¿Pasó algo malo en la llamada? -empezó Senku, con la pregunta más obvia.
—Senku-chan, prométeme que cuando tengamos una pelea, dejaremos que nuestras cabezas se enfríen y hablaremos con calma para no crear malentendidos en nuestra relación.
Las manos de Genos apretaron un poco más el cuerpo de Senku, muestra de su necesidad de ese juramento, y aunque Senku no entendía del todo lo que estaba pasando, dejó las cosas que tenía en sus manos, tomó las manos de Genos para soltarse de su agarre y girar para verle mejor.
Los ojos de Genos estaban apagados, Senku sabe que es por tristeza, por lo que, estirándose un poco, besa la frente de Genos y luego le mira a los ojos.
—Siempre trataré de ser lo más honesto posible contigo, y si llegamos a tener problemas, buscaré la forma de hablarlo contigo... Te lo prometo.
Genos sonrió al ver la determinación en esos ojos rubís, y sin dudarlo, envolvió sus brazos al rededor del cuello de Senku.
—Gracias.
Una de las manos de Senku fue hacia su cintura y la otra a su cabello, acariciándolo con torpeza, pero el acto en sí fue más que suficiente para él.
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Francois estaba terminando de dejar los preparativos para la comida de mañana cuando Ryusui se acercó trayendo consigo las latas en donde estaban almacenando el aceite de oliva.
—Gracias por su ayuda, amo Ryusui. Hace un momento vinieron a dejar algunos olivos jovenes que solicitó.
—Perfecto. -respondió, yendo a ver esas plantas, Francos iba detrás de él-. Aún nos faltan mucho camino por recorrer, pero ya hicimos el espacio para le invernadero, llevaremos un par de ejemplares jóvenes para trasplantar en Japón y poder cosecharlos en casa.
—Al joven Ukyo seguro le gustara eso. -aseguró Francois y una sonrisa suave se formó en sus labios al ver la cara soñadora de su amo. Pero había algo que le inquietaba y como el tiempo de partir se acercaba, decidió hablar ahora que estaban ellos dos solos, viendo las plantas solicitadas-. Amo Ryusui, la próxima parada será la India...
—Lo quieres a él también. -interrumpió a Francois, mostrando una cara más seria.
—Como mayordomo del conglomerado Nanami, es mi deber volver a traer a su antigua gloria el apellido familiar.
—Pero no recuerdo haberte escuchado pedir de regreso a los demás miembros de la familia.
Francois miró a su amo, para sus ojos, frente de sí no estaba el imponente hombre de belleza encantadora y madura expresión, sino aquel niño pequeño con un puchero en sus labios, conteniendo las ganas de llorar mientras escuchaba a escondidas, como hablaba por teléfono con su hermano mayor una vez que abandonó la casa.
—Tiene razón, amo Ryusui. Esta vez, hablaré como el doncel que tuvo a su cuidado a dos hermanos que tienen mi corazón y son mi paquete de cuido... Ryusui. -le dijo, tomando una de las manos del chico frente a él-. ¿Podrías concederme ese deseo? ¿Podrías traer a tu hermano de regreso a nosotros?
El puchero de Ryusui se hizo más notorio así como el suspiro resignado que soltó.
—No es como si no hubiera pensado en traerlo con nosotros... Mañana le mostraré la ruta a seguir a Senku y convenceré a Chelsea para que busque ese lugar, pero él será quien decida seguir con nosotros o no, no le estoy obligando a nada.
Ryusui se acomodó su sombrero y se fue de ahí. Francois sonrió más libremente cuando lo vio partir.
Su pequeño estaba madurando más rápido de lo que creyó que lo haría y todo se lo debía a esos chicos aventureros y por supuesto, a su esposo Ukyo.
Francois había hablado un par de veces con él por teléfono, seguía siendo tan brillante y cálido aún en la distancia, además de muy útil al darle información valiosa sobre un miembro del reino americano.
Su querido Sai era el niño más introvertido que había conocido, por lo que al escuchar en repetidas veces el nombre de una persona, era una señal para saber que era una persona importante para él.
Joel Gear, estaba en la Ciudad del Maíz, el único chico que logró hacerle viajar de nuevo para pasar una temporada junto a él cuando el abuelo del chico murió.
Francois no iba a manipular a su pequeño Sai con esta información, pero como el mayordomo eficiente que era, era justo comunicarle sobre la situación actual de su “amigo” una vez que el amo Genos le diera un resumen de la situación actual.
Hola de nuevo ヾ(^▽^*)))
Los días se me van volando y casi me olvido de hacer esta actualización hasta que mi hermano me recordó que era domingo (a todo esto yo feliz de que era sábado)
Siento que esta canción le pega de una manera fuerte al momento que esta viviendo la civilización, no solo nuestros personajes principales, sino todos, en especial en la parte casi final donde dice: "You don't have to make it right, Just hold your head up high (No tienes que hacerlo bien, solo mantener tu cabeza en alto)" pues nos recuerda en seguir adelante a pesar de todo y en este caso, en seguir adelante a pesar de estar en un mundo de piedra.
En fin, este capítulo es un poco como relleno, pero era necesario, ya que solo estamos a un capítulo de traer a la vida a Sai y tenía que cuadrar el tiempo. Actualmente, el tiempo está así:
- 10 de junio de 5748: Zarpan el primer grupo para fundar las demás ciudades.
- 15 de julio de 5748: Parte el segundo grupo a los Estados Unidos.
- Septiembre de 5748: Zarpan rumbo a la India.
- 1 de octubre de 5748: Llegan a la India.
No quería ponerme toda técnica sobre las cosas que pasaron en ese tiempo, pero debía mencionarse siquiera un poco para dar un panorama general.
Creo que esto es todo por el momento, nos estamos leyendo en el próximo capítulo, un abrazo psicológico.
Autora-san, fuera.
Chapter 90: Capítulo 82: Sombras en el progreso.
Summary:
Antes de partir a la India, las sombras del pasado golpea a Genos de nuevo. La línea entre la ciencia y las armas es algo que ya no puede distingue y teme por Senku y el progreso.
Notes:
La canción para este capítulo está aquí:
Canción: Miracle.
Artista: Illion.
Link: https://www.youtube.com/watch?v=B5eErw1pzcs&t=2s&ab_channel=Grishaa%E3%83%84
Chapter Text
...
Genos iba caminando hasta la habitación que Senku había convertido en laboratorio dentro del barco, tarareando la canción que escuchó de unos locales, en sus manos una bandeja con una jarra de té y dos tazas, era hora del descanso de su científico.
Tocó la puerta y luego la abrió, encontrando a Senku subido en una escalera, terminando de colocar las piezas finales de un cohete a escala... Y por alguna razón, al ver ese prototipo algo en su pecho se apretó.
—¿Ya es hora del descanso? -preguntó Senku sin verle, mientras atornillaba el casco.
Senku no obtuvo respuesta. Extrañado terminó con rapidez y bajó de la escalera para dirigirse hasta donde estaba Genos. El mentalista estaba en la mesa, en donde acomodó los papeles dispersos de Senku antes de poner la bandeja que traía en sus manos y servir las tazas de té.
Senku notó como los hombros de Genos estaban tensos y sus manos temblaban mientras pasaban las hojas en sus manos.
—¿Genos? -le llamó suavemente, deteniendo las manos del chico que seguía ordenando los planos en sus manos.
El toque logró que Genos se detuviera y alzara su mirada, en sus ojos azules había una mezcla de enojo y tristeza que trataba de contener, pero que no le estaba funcionando en absoluto.
—Este diseño... -empezó, pero su voz se quebró un instante, tocio un poco para volver a hablar con más firmeza-. Mi padre te los dio.
—Fue un plano que trabajamos antes de zarpar. -confirmó Senku.
Gen rio sin humor, soltando las manos de Senku con enojo.
—Sabes que este es un diseño para un misil controlado a distancia. -cuestionó más que como una pregunta, era una afirmación.
Senku soltó un largo suspiro antes de responderle.
—Lo sé. Los compartimientos adicionales pueden usarse para ese propósito.
El enojo creció en Genos, de la mano con una sonrisa de decepción.
—Este fue el modelo que me hizo odiar a mi padre. -empezó Genos, la frialdad en su cara, era algo nuevo para Senku-. Cuando lo confronté ese día y las palabras se acabaron, mi padre me abofetió... Fue la primera vez en mi vida que él me golpeaba, y todo porque le dije lo que pensaba de su diseño... Yo le dije que ese cohete eran solo bombas de destrucción masiva, disfrazadas de ciencia.
Senku cruzó las manos sobre su pecho, devolviendo la misma seriedad que Genos presentaba en sus palabras.
—¿Y ahora crees que esto lo es? -preguntó, señalando con su cabeza los planos.
Genos dudó un momento, miró el cohete detrás de Senku y luego los planos sobre la mesa.
—No lo sé, Senku. -confesó, desviando la mirada de él, sin agregar ningún mote cariñoso-. Pero sé que verlo me devuelve a ese momento, a esa idea que tenía antes sobre la ciencia... Quizás por eso entendía el ideal de Tsukasa, porque al final, parece que la ciencia siempre termina convirtiéndose en un arma.
Senku chasqueó su lengua, bajando sus manos con enojo y dando un paso para acercarse más a Genos.
—Ese pensamiento es prejuicioso, y los sabes, Genos. -le dijo, su tono de voz igualaba la seriedad en sus ojos-. La pólvora puede matar o puede abrir caminos o minas, como lo hemos estado haciendo desde el momento en que salvamos a Mirai. La electricidad puede electrocutar a un hombre pero salvar la vida de otro al usarlo como desfibrilador. El problema no es la ciencia, sino en como carajos la usemos.
—Y me lo dices con los mismos argumentos, como si fuera tan simple de separar herramientas de armas... -Genos soltó un suspiro cansado, desviando la mirada de Senku-. Sé que debo sonarte hipócrita al decir esto cuando desde pequeño conviví con armas de fuego, pero no es lo mismo... Ya no... -Genos tocó su pecho, justo donde antes había atravesado una de las balas de su padre-. He tratado de justificar cada gota de sangre de mis padres como “el progreso o la libertad de elegir nuestro destino.” Pero ya no puedo más con eso... -Genos miró a Senku de nuevo, su seriedad volviendo más fríos esos ojos azules-. No permitiré que tú, el hombre que amo, siga los mismos pasos de mi padre.
Senku se tensó por un momento, sorprendido ante la seriedad de Genos. El silencio que se hizo solo fue interrumpido por las hojas de los planos arrugándose sobre las manos de Genos. Fue ahí que Senku se acercó y sujetó los hombros de Genos con firmeza, haciendo que este le mirara por el movimiento brusco.
—Escúchame bien Genos. -empezó con voz grave, una mezcla de seriedad y enojo-. Yo no soy tu padre y no estoy siguiendo a nadie. Lo que hago es avanzar hacia adelante con la ciencia... Este prototipo no es para destruir ciudades o salvar soldados. Este cohete es para llevar a la humanidad a la luna y vencer a WHYMAN. Yo quiero volver a traerlos a todos de regreso no porque me importe esa gente, sino porque ellos también merecen elegir... ¿O no fuiste tú quien me dijo que todos teníamos opciones en esta vida? Yo estoy eligiendo la ciencia que abre caminos, que conecta a todos aún en la distancia. Estoy del lado de la ciencia que mi padre Byakuya me enseñó a amar.
El agarre en los hombros de Genos empezó a soltarse poco a poco hasta que las manos de Senku bajaron acariciando sus brazos y llegando a sus manos en donde las unió con las de Genos.
—No puedo prometerte que la gente despierte y el mundo sea solo amor y paz... -aseguró, bajando la voz-. Quizás alguien entienda que un cohete también puede ser un arma, que la pólvora no solo abra caminos y que el ácido sulfúrico no solo sirve para hacer medicina... Pero aquí, en este momento, yo estoy eligiendo seguir adelante y cargar con esa posibilidad en mis hombros, que condenar a la humanidad a seguir en la oscuridad... Tú me lo dijiste, ¿recuerdas? -preguntó, acercándose más a Genos y dejando que sus frentes se junten-. Hay que seguir avanzando... Porque no avanzar, también es otra forma de morir.
Genos cerró los ojos y dejó que las lágrimas rodaran sus mejillas.
Recuerdos de Araxá aún en su mente, el ruido de explosiones, el olor de la pólvora, la sangre... El dolor que sintió al ver caer a todo su paquete de cuido... El grito silencioso de la muerte... Las expresiones congeladas en miedo y resignación... Aquel cielo iluminado por las balas... Su padre disparando...
—Aún no puedo perdonarlos... -susurró Genos, con voz cortada-. Y no quiero que tú hagas eso... No podría soportarlo de nuevo... Ya no...
Senku soltó un suspiro cansado y abrazó a Genos, dejando que este apoyara su cabeza en su hombro.
Él lo entendía, lo entendía más de lo que podía decirlo en voz alta... Todos los que estuvieron ahí aún tienen pesadillas de ese momento... Todos aún se estremecen cuando escuchan una explosión.
—No puedo prometerte que no ocuparé de nuevo la ciencia como un arma. -le dijo y Gen se aferró más fuerte a su ropa-. Iremos al espacio y nos enfrentaremos con WHYMAN. Aún hay caminos que abrir en nuestro viaje y necesitaremos avanzar... Pero lo que sí puedo asegurarte, es que si te quedas a mi lado y me recuerdas estas palabras, enderezaré mi camino y seguiré caminando en esa delgada línea que la ciencia marca hacia el progreso.
Genos no dijo nada más, solo siguió aferrándose a Senku y dejó que las lágrimas fluyeran sin detenerse.
Senku, se quedó ahí, sobando su espalda mientras cerraba sus ojos y escuchaba el sollozo de Genos.
—Te amo, Senku... -dijo Genos al cabo de un rato, sorprendiendo al chico por el cambio tan radical del tema principal-. Lamento si mis palabras te hicieron sentir que no lo hacía.
Senku soltó un suspiro largo, pero una sonrisa más relajada se formó en sus labios.
—Descuida. -aseguró, tratando de relajar un poco el ambiente-. Parece que hemos resuelto bien nuestra primera pelea, ¿no?
Genos se rio un poco y se separó del hombro de Senku para verlo mejor. Iba a besarlo, pero Senku le puso una mano en su frente.
—Un momento. -le dijo, mientras buscaba algo en sus bolsas y sacaba un pañuelo para limpiar la nariz y mejillas de Genos-. Cuando lloras tus besos saben salados, no me gusta ese sabor.
La carcajada de Genos resonó en toda la habitación, Senku le miró sin entenderlo, pero aun así acepto el beso que Genos le dio entre una risa mal contenida.
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El día que partieron de Barcelona, las personas se acercaron a despedirse y desearles suerte en su viaje.
La torre de comunicación había funcionado correctamente la noche anterior cuando probaron su eficiencia con las radios de Araxá y Estados Unidos. Ahora había una nueva ciudad emergente que como las otras dos, se levantaba de los escombros y empezaba a salir a flote.
La maestra de flamenco de las chicas les dio un juego de castañuelas para cada una, como un recuerdo de sus clases.
Ryusui se quedó hablando con José un momento más, sobre la distribución de los pagos con los dragons y las monedas.
En opinión de Ryusui, “Todos los que trabajan son profesionales y los profesionales merecen una compensación justa.” Por eso quiso dejar en regla las pagas justas de todos.
Chrome y Kaseki aprovecharon a probar el nuevo telescopio mejorado con una lente de Fluorita mientras se lo mostraban a los niños de la villa.
Genos se había quedado al margen, aun con la pelea anterior rondando en su cabeza. Ver a todos socializar a pesar del idioma diferente que usaban, le parecía un sueño... Un sueño que temía no se mantuviera con los años.
Quería seguir siendo positivo, apoyar a todos y reír como si no importara nada, pero aún seguía armando su máscara, aún faltaba sanar.
—Creo que estoy descalificado como mentalista. -susurró al aire, el mismo aire que arrastraba las risas de los niños junto a las carcajadas de Ryusui y José.
Sus labios subieron sin poder evitar contagiarse de esas risas escandalosa.
—¿No piensas irte a despedir? -escuchó la vos de Senku, caminando detrás de él y acercándose hasta él.
—Podría preguntarte lo mismo. -le respondió, aun manteniendo su mirada al frente.
—Yo pregunté primero. -aseguró Senku, mientras se apoyaba en el barandal, dando la espalda a la gente.
Genos mofó, tratando de contener la risa que esas simples palabras le hicieron experimentar.
—Ya me despedí apropiadamente de todos. -le respondió con tranquilidad-. ¿Qué hay de usted, querido líder?
—También lo hice. -aseguró.
Genos le miró un momento, su Senku parecía querer decirle algo, pero por la forma en que empezó a silbar, supo que ignoraría la pregunta que quisiera salir al respecto. Cuando bajo la mirada, gracias al viento que movía la capa en los hombros de Senku, vio un tubo sujeto a su cinturón.
—¿Qué tienes ahí, Senku-chan?
—Mi pene. -le dijo cuando Genos señaló con el dedo el tubo.
—Así que has decidido castrarte y morir virgen, pobre de mí. -siguió el juego y ambos se echaron a reír por eso.
Senku desenrolló el tubo y se lo entregó a Genos.
—En la clase de ayer, Suika mencionó que tú le explicaste lo que era un caleidoscopio, pero que aún no habían tenido tiempo para hacer uno. Es una manualidad fácil de hacer, solo necesitas las piezas adecuadas.
Genos lo tomó en sus manos y luego miró por el agujero, moviendo el tubo para que las imágenes empezaran a distorsionarse y crear nuevas formas que a contra luz, brillaban con intensidad.
—La primera vez que vi a través de uno, fue porque mi padre lo hizo junto a mí. -susurró Senku, al ver la concentración de Genos-. Las palabras que le dijiste a Suika me hicieron recordarlo.
Genos no pudo evitar reír un poco ante eso.
—Creo que entre genios piensan igual... También mi padre Xeno me hizo un calidoscopio cuando era pequeño.
—Pues ahora, te toca enseñar a la siguiente generación como hacerlo. Seguro que a Suika y Chrome les encantará.
Genos miró a Senku, el aire moviendo su cabello y su sonrisa segura aún en sus labios. “Es injusto que seas tan guapo.” pensó mientras se acercaba y dejaba un beso en sus labios.
—¡ES HORA DE ZARPAR! -gritó Ryusui, haciendo que ambos se alejaran como si fueran vistos haciendo algo indebido.
Senku y Genos se miraron y luego se rieron de ese momento, ambos diciendo la forma absurda en que sus cuerpos actúan “como dos adolescentes hormonales”
Senku le hizo señas para que entraran al barco, y Genos, aun con el caleidoscopio en sus manos, penso en que quizas, la ciencia tambien podía ser vida, podía ser algo hermoso.
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Dentro del barco, Ryusui les explicó la ruta que estaban tomando para ir a la India y fundar la ciudad de las matemáticas. Chrome vio el mapa y vio el largo recorrido que tenían por delante.
—Hablando del nuevo Perseo, creó que ya te diste cuenta, Senku... Estamos gastando más combustible del que habíamos calculado. Nuestro suministro actual no nos hará llegar a la India si rodeamos el Cabo de Buena Esperanza.
Senku miró a Ryusui con seriedad, comprendiendo tardíamente a lo que quería llegar. Después de todo, no es que estuviera exagerando con el tiempo de espera para crear más combustible con la central que ellos adaptaron en el barco.
—¡ESPERA! -gritó Chrome apuntando al globo terráqueo-. Por aquí hay una conexión de agua ¿no? Podríamos cruzar por este espacio pequeño... Y ya habríamos tomado un gran atajo.
—El joven Chrome se refiere al canal de Suez. -confirmó Francois, la persona que estaba más cerca de Chrome.
Suika recordó el canal de Panamá, aunque lo llamó el canal de banana y Chelsea se acercó a ver mejor el mapa.
—A diferencia del canal de Panamá, el canal de Suez conecta las aguas en el mismo nivel... Quizás halla una pequeña esperanza.
Todos empezaron a discutir sobre tomár esa ruta o no, después de todo, y como aportó Ryusui, era probable que el canal estuviera obstruido, lo que haría infructífero el recorrido y una pérdida de recursos.
Genos empezó a molestar un poco a Chelsea al ver el entusiasmo de la chica por cruzar ese canal y comprobar los cambios de la tierra en la zona, la chica ni siquiera lo ocultó, sonrojándose un poco.
—¿Y si Chelsea pudiera ver el canal antes de acercarnos más ahí?
La risa de Kaseki mientras elevaba el telescopio hizo que todos tuvieran la misma idea. Después de todo, los cometas de Chelsea eran hechas de tela bastante buena y resistente.
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Mientras todos estaban a la espera del asenso del globo aerostático que llevaba a Ryusui y a Chelsea, Senku entró a su laboratorio con la dinamita que colocaría dentro del cohete.
No le extrañó que Gen ya estuviera ahí, tocando el cohete como si acariciara a la muerte misma.
—La ciencia también abre caminos... -susurró Genos con una sonrisa sin gracia-. Y como el científico eficaz que eres ocupas todos los recursos a tu alcance, como el gancho de la nave para crear un lanzador.
—No estoy seguro si me estás alagando o reprochando algo con tus palabras.
Genos negó con la cabeza y esta vez sí se rio un poco ante las sinceras palabras de Senku.
—¿Me explicas la diferencia que hay entre un cohete y un misil balístico en lo que armas uno de esos?
Senku lo miró achinando los ojos, pues no entendía a Genos en ese momento, y aun así, hizo exactamente lo que se le dijo, mientras colocaba la dinamita en la parte en donde irían los pilotos.
Senku también le explicó como conduciría ese prototipo, logrando una trayectoria calculada, pero que en ese caso a apuntar al objetivo.
Genos no le interrumpió, fue más una presencia muda, sin expresiones, sin sus típicas risas y cambios de tema.
Cuándo Chelsea les dijo que había una presa con árboles tapando el camino y que no observaba más obstaculos en el canal, Senku sujetó la mano de Genos y fueron hasta afuera junto a los demás, dejando que la plataforma subiera con el misil listo para ser disparado.
Los de la época moderna no pudieron evitar tragar en seco cuando vieron el misil ajustándose en la plataforma de la proa del barco.
Los aldeanos estaban impresionados, pero aún no sabían para qué servía el aparato. Para ellos, todo lo moderno era novedad, pero para la gente moderna, un solemne silencio los acompañó.
Parecía que no solo Genos era quien tenía presente la batalla en Araxá.
—Jaja, ¿Por qué las caras largas? -preguntó Ryusui desde el radio, el brillo del telescopio les indicó que los estaba observando desde el globo-. Con el poder de la ciencia, nosotros volaremos hasta el futuro. Este solo es un paso para avanzar a nuestra siguiente meta, la fundación de la ciudad de las matemáticas. El progreso nos espera, amigos míos y yo estoy deseando conquistarlo todo.
Francois sonrió con cariño y la postura de Genos dejó de estar en tanta tensión. Suika, que había visto la expresión de su padre, se acercó a él y tomó su mano libre.
—La ciencia nos guiará hasta el futuro, papá. -Suika le dio una sonrisa enorme, enseñándole incluso sus dientes.
Genos no pudo evitar devolver esa sonrisa. Había ido a escuchar la explicación de Senku porque necesitaba entender, necesitaba aprender a separar el arma de la ciencia, necesitaba dejar de temer.
La ciencia de Senku, de su niña, de Chrome y Kaseki... Incluso la ciencia de su padre Xeno, era una ciencia pura, que podía crear vida, que podía crear recuerdos.
Dentro de sus ropas, Genos aún tenía el caleidoscopio que Senku le había dado, una ancla más para recordarle que ellos estaban no creando muerte, sino vida, abriéndose paso hacia el futuro.
—Hay que hacerlo, ¿no? -le dijo a su pequeña, mientras soltaba la mano de Senku y la abrazaba a ella.
—Hay que seguir adelante. -aseguró Suika.
Senku sonrió más relajado que antes y alzó su mano para hacer un cálculo rápido del objetivo.
—Mantenlo en un ángulo de 30 grados. -comentó Genos con tranquilidad-. Si es el motor de mi padre, deben tomar en cuenta los seis metros de la proa y la línea de la flotabilidad, lo que implica que el cohete subirá entre 30 a 31.9 metros una vez lo lances y deberás ir descendiendo a una velocidad de 25 metros por segundo, en una aceleración debido a la gravedad general de...
—De 9.81 metros por segundo cuadrado... Lo tengo en cuenta. -complementó Senku, rascando su oído, sonriendo con orgullo por ese dato.
Cuando todos miraron a Genos con ojos parpadeando con fuerza, fue Senku, mientras se acomodó el control de misil en su cintura, quien agregó a sus palabras anteriores.
—Tus datos están correctos, mentalista... Y luego nos dices a todos que no eres un chico de ciencia, cuando eres igual de brillante que tus padres...
—Asombroso. -interrumpieron Chrome y Suika al tiempo, rodeando a Genos a cada lado-. Enséñanos eso.
Genos se sintió conmovido por los ojos de cachorro que ambos le pusieron, no así, cuando miró a Senku por ayuda, su chico solo alzó los hombros con indiferencia.
—Eres bueno con los números, no veo porque no enseñarles a ellos sobre lo básico de eso.
Genos, acorralado un poco, agradeció la distracción de su principal preocupación, pero a la vez, no estaba muy seguro de que enseñarles.
No así, prometió ver el avance de los chicos y asegurarles que una vez fundaran la ciudad de las matemáticas, buscarían un maestro que realmente les enseñe sobre álgebra y números más complejos.
Ryusui volvió a llamar por la radio, apoyando con los datos de Senku sobre la presión del viento y la luz. Con ese último dato, Senku dirigió el cohete hasta la represa de troncos.
Chelsea gritó en victoria sobre haberlo conseguido, mientras empieza el descenso del globo y trazaban el camino a seguir ahora, rumbo hacia la India.
Volvimos (〃 ̄︶ ̄)人( ̄︶ ̄〃)
Luego de un largo descanso y de finalizar algunos escritos que tenía por aquí, volvimos a la carga con la historia.
Aún no estoy segura como dejaré las actualizaciones de esta historia, pero así como antes, el fin de semana al menos tendremos un capítulo sin falta.
Con relación a los cálculos, no confíen mucho en ellos, recordé algunos principios y otros fueron más palabrería científica... Por si algún día quieren hacer volar un cohete, busquen mejores fuentes que está XD
La canción que nos acompaña en el capítulo me hizo sentir esa contradicción en Gen, sobre las armas y el progreso... En especial ahora qué salió esa parte en el anime, aún estoy llorando por ese capítulo y por el que vendrá este jueves. TTTnTTT
En fin, es bueno estar de vuelta, nos estamos leyendo entre la semana. Un abrazo psicológico a todos.
Autora-san, fuera.
Chapter 91: Capítulo 83: La melodía del amanecer.
Summary:
A través de recuerdos, abrazos y un cumpleaños lleno de detalles, Suika descubre que ya no está sola y que la ciencia conecta a toda su nueva familia, una familia que intenta curar sus heridas mientras aprende a vivir el presente.
Notes:
La canción para este capítulo no podía ser otra más que esta:
Canción: No man's world.
Artista: Otoha.
Link: https://www.youtube.com/watch?v=jVYY5K7rJn8
Chapter Text

…
Suika aún recuerda aquellos años en soledad, los días de lluvia interminables, las noches sin dormir y su cuerpo en alerta... El silencio.
Recuerda el frío, el hambre y la sed. Recuerda estar en su refugio asomando apenas su cabeza para estar segura de que las estatuas aún estaban ahí y que las lluvias no se las llevaron.
La forma como tuvo que aprender a comer repitiendo los patrones de los monitos que evitaban las frutas peligrosas, la forma en que tuvo que recordar y adaptar la forma en que los ancianos de la aldea cocinaban.
Recuerda la frustración cuando las cosas salían mal, la alegría cuando algo salía como ella esperaba. El dolor al ver su cuaderno y comprobar que ya había pasado un año en soledad y luego otro, pero sus progresos para hacer el líquido despetrificador apenas eran visibles.
Los días en que con lágrimas en sus ojos apenas escribía algo en la entrada de su cuaderno, solo por no perder esa rutina y recordarse que más faltaba que hacer... Los días en que solo iba a las estatuas y dejaba que ese frío exterior que la piedra expulsaba la calentara un poco, la forma como las mantenía limpias y trataba de que no les pasara nada.
Su ritual de dejarles fruta a sus pies, como si ellos fueran a moverse y comer a su lado.
En sus días malos, Suika aún le cuesta recordarse que eso ya pasó, que su papá y todos están ahí... Que ya no está sola.
En esos días malos su papá siempre acepta que duerma a su lado y en más de una ocasión, Senku la ha dejado dormir en medio de ellos dos, incluso a veces, cuando él estaba distraído, le ha acariciado su cabello mientras él está escribiendo algo en su libreta arropado hasta los pies sobre la cama, asegurándole a Genos que ya irá a dormir.
En algunas otras noches, donde ella no puede dormir a pesar del cansancio o del calor del cuerpo de su papá, su papá le canta en voz baja, a veces solo tararea y otra incluso se queda dormido en medio de su melodía y es ella junto a Senku quienes lo arropan para que duerma mejor.
Suika jamás lo culpa cuando se queda dormido primero que ella, pues el trabajo siempre parece ir en aumento y más cuando se empieza a fundar una nueva ciudad.
Hay un par de veces en que es Senku quien se duerme primero que ellos, completamente relajado cuando escucha la voz de su papá y son ellos ahora quienes lo arropan y lo dejan descansar.
Suika sabe que quizás jamás pueda olvidar lo que vivió, aun cuando lo intente hacer, por lo que ha aprendido a solo aceptar su pasado y vivir el presente.
Junto a Kohaku, a quien le encanta abrazar, y Chelsea, quien con su interminable energía, la han arrastrado a más cosas que solo la ciencia, ellas se han encargado de cuidarla durante el día y hacerla volver a sentir solo una niña más.
Kohaku le había dicho cuando la villa ya estaba tomando forma en Barcelona, que era momento de volver a retomar algo que le gustaba como era la música. A Suika le gustaba no solo escuchar, sino que participar haciendo música.
Una tarde en la aldea, los mayores del grupo crearon guitarras y cajas de percusión, ella quedó fascinada con la música y el baile que algunas de las mujeres y hombres hicieron esa noche.
Kohaku lo notó y no dudó en pedirle clases a la mujer que llevaba el mando del baile, quien con gusto les enseñó a bailar flamenco, y también, como un adicional para Suika, le enseñaron a tocar una caja de percusión.
A Suika y Chelsea se le fue un tanto complicado el baile, pero Kohaku lo hacía como si hubiera nacido para bailarlo, era hermoso verla bailar e incluso su papá alagó a la chica al aprender con rapidez la danza.
La forma en la que movía sus manos y la fuerza en su mirada, hicieron que Suika pusiera su máximo esfuerzo en aprender, pues quería verse así, una chica hermosa, pero fuerte, pues ahora ya no era una niña, era una joven que estaba aprendiendo más de lo que algún día creyó que aprendería o incluso que viviría.
La forma en que Kohaku y Chelsea lograron distraer su mente del pasado para hacerla vivir el presente, hizo que las noches malas se fueran poco a poco y que solo buscara a su papá en las noches más por costumbre que por el temor que aún experimenta en las noches de lluvia.
—Tú ya eres más fuerte de lo que crees, Suika. -le dijo una tarde Kohaku, mientras tomaban un descanso luego de ayudar con la refinación de materiales-. No necesitas probarle a nadie lo que eres o lo que vales.
—¿Por qué dices eso, Kohaku? -le preguntó curiosa, pues no había hablado con nadie más que con su papá sobre sus miedos.
—Siempre susurras: “Tengo que hacerlo, volverme más fuerte y hacerlo bien, una y otra vez.” -Kohaku apoyó una mano en su mejilla, sonriendo con tranquilidad-. A veces parece que ni siquiera eres consciente de que lo estas diciendo, como un ¿Mata?
Kohaku miró a Suika sin saber si era la palabra correcta, a lo que Suika se ríe un poco y la corrige con cariño.
—Creo que la palabra correcta es “Mantra”
—Vez lo que te digo. -aseguró de nuevo Kohaku, abrazando a Suika mientras con una mano acaricia el cabello de la menor-. Te has vuelto alguien muy lista y con una determinación como la de Chrome y la mía misma cuando no quería rendirme con Ruri... Eres el orgullo no solo de la aldea Ishigami, sino de todos nosotros, el Reino Científico.
Kohaku besó la cabeza de Suika, apoyando su mentón en el mismo lugar donde dejó el beso.
—Sé que ya eres más grande y que eres incluso más fuerte que antes, pero aun así, yo todavía quiero consentirte, todos, de hecho queremos hacerlo... No cargues con todo cuando nos tienes a nosotros... No estás sola esta vez, deja a esta hermana mayor ayudarte de vez en cuanto también, así como me enseñas a leer y escribir, ¿Sí?
Suika sonrió mientras lágrimas caían en sus ojos y devolviendo el abrazo, dejó que su cuerpo descansara en los brazos de Kohaku, quien sollozaba suavemente mientras acariciaba sus cabellos y le decía lo mucho que la quería.
.
.
.
Luego de ese momento junto a Kohaku, Suika notó como todos los del Perseo empezaron a actuar a su alrededor, no de forma negativa, sino con más atención que antes a ella. Francois, por ejemplo, se ofreció a enseñar a cocinar y hornear postres deliciosos, como una forma de relajar su mente y solo disfrutar con la preparación.
Con ella cocinó el primer pastel que le regaló a su papá, quien juró era el mejor pastel del mundo. En su mente, mientras preparaba el pastel, Suika recordaba como había pasado de disfrutar la comida con todos a comer por sobrevivencia, y luego volver a comer como forma de conectar a su familia, incluyendo a sus abuelos y Senku.
Ver a su padre comer un pastel con tanto disfrute, hizo que ella se relajara más y disfrutara de preparar comida junto a Francois.
Su papá y todos los del Perseo estuvieron ahí para apoyarla y felicitarla cada que ella mostraba algo nuevo que había aprendido durante el día, incluso recibió felicitaciones de los que no podía ver.
Hablaba ocasionalmente con sus abuelos y con todos los demás del Perseo que estaban en la Ciudad del Maíz.
Escuchar las voces de todos le daba esa paz que su corazón necesitaba sin siquiera ella decirlo, pues le recordaban a su cerebro que todos estaban ahí de nuevo, todos estaban conectados por la ciencia.
…
El día de su cumpleaños número 16, fue una fiesta que no recordó por todo el trabajo que tuvo ese día.
Cuando se había despertado en los brazos de su papá, esa mañana, y lo observó aún dormido con tranquilidad, Suika prefirió no hacer movimientos que pudieran despertarle. Senku estaba terminando de cambiarse sujetando sus vendas en sus manos cuando notó que Suika estaba despierta
Senku le hizo una señal para no hacer ruido y luego movió su cabeza para que saliera con él.
Suika se deslizó con cuidado del abrazo de su padre y lo arropó procurando no despertarlo. Se levantó y fue a lavarse la cara, tomando ropa que siempre su papá guardaba para ella y salir, lista para el día mientras se encontraba a Senku, quien lo esperaba fuera de la habitación.
Senku le comentó en el camino que había un trabajo especial para completar ese día, por lo que tenían que iniciar temprano. Emocionada, Suika siguió a Senku al laboratorio en donde estuvieron una hora antes de que su papá apareciera con una bandeja de comida para ambos y se sentaran a desayunar los tres.
Suika recuerda que la charla fue la de siempre: actualización de los planes para ese día, recordatorio de alguna reunión con los líderes de la comunidad, nada que no saliera de su rutina de la mañana.
Quizás debió de darle una pista sobre la fecha por la forma en que su padre la cargaba luego de abrazarla, en donde ella tuvo que rodear la cintura de su papá, pues parecía demasiado feliz cargándola.
Pero como siempre decía que su papá era muy cariñoso con ella, Suika no prestó atención a eso hasta la hora del almuerzo, en donde Senku, antes de salir del laboratorio, le puso una venda en sus ojos y la condujo a otro lugar.
No fue hasta que Senku le quitó el pañuelo de sus ojos que todos le felicitaron y le desearon feliz cumpleaños mientras tiraban confeti sobre ella y Francois le traía un pastel bellamente decorado.
Hubo abrazos, pequeños detalles, cosas que parecían insignificantes como un collar de tenia el símbolo del Reino científico que Kaseki había hecho para ella, así como cosas útiles que le regalaron todos como una lupa y una brújula de parte de Chelsea, un cinturón con bolsas de parte de Kohaku para cargar implementos, libretas y carbón de colores de parte de Senku que le explicó que servían para remarcar cosas importantes en sus clases.
Quizás el regalo que más le conmovió fue el de su padre, un conejo de peluche hecho a mano por él. Suika no creyó que su padre recordara ese detalle tan trivial, pues fue la primera lluvia que estuvieron en alta mar al comienzo de su viaje, su papá le había contado un cuento esa noche para ayudarle a dormir y le habló sobre el conejo de la luna.
A pesar de que ella estaba seguro de que WHYMAN no permitiría tan lindos animales ahí, su papá le aseguro que a veces ellos bajaban y se quedaban con algún humano de buen corazón. Y aunque supo que desde las primeras líneas de su relato que todo era falso, pues Senku rodó los ojos con incredulidad, Suika aun así deseo poder poseer uno de esos conejos.
—Jamás es tarde para seguir soñando, mi niña.
—¿No es esto demasiado infantil para mí? -preguntó, sintiendo un nudo en la garganta.
—Jaja, pero que dices, querida Suika. -rio un poco Ryusui, escuchando la suave voz de la niña-. Acaso no sabes que todo nace de los sueños. Por ejemplo la ciencia, que nace del deseo de conocer y ese deseo antes tuvo que ser solo el sueño de alguien más, ¿O me equivoco?
—Kukuku, en lo absoluto, capitán. -Senku se acercó a Suika y su mano no dudó en caer en sus cabellos y despeinarlos un poco-. La ciencia nace desde lo más primitivo del ser humano que es el soñar... Si un científico se reúsa a soñar en grande, su deseo no lo llevara a nada y la ciencia no avanzará hacia adelante... Todos podemos hacer ciencia, Suika, pero solo los que soñamos en grande es que podemos seguir sin rendirnos, un paso a la vez.
Suika miró a Senku y luego a todos, antes de ver a su papá y bajar su mirada al peluche entre sus manos. El peluche de su padre estaba mal cosido y una de sus orejas era más larga que otra, y aun así, cuando lo tuvo en sus manos, ella sintió que ese conejito era perfecto en sus imperfecciones.
Sonrió sin poderlo evitar y abrazando el peluche contra su pecho, agradeció a todos y los animó a comer pastel y el banquete que Ryusui y Francois les habían preparado para ese día.
Suika sabía que no podía borrar el pasado, ni apagar el miedo y la soledad que vivió en ese momento, pero sí puede aprender a disfrutar de nuevo de la vida, de ser consentida y abrazada en cálidos brazos, ya no solo la fría piedra de esos años, ya no el silencio, sino el ruido de las voces, las risas escandalosas y los momentos que atesoraría para siempre en su corazón.
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Genos se acercó a Senku cuando lo vio ver desde la lejanía de su asiento, como Suika reía de un chiste que Chelsea estaba contando, en una de sus manos, su pequeña aún llevaba el conejito de trapo que le hizo.
—¿No te unes más a la celebración? -le preguntó, ya anticipando la respuesta.
—Si me uno más, todos querrán no hacer nada este día. -aseguró, pero el tono fue más suave, como si se recordara que tenía que ser firme en su decisión.
Genos lo había notado, quizás desde el momento en que regresó de la piedra... Senku miraba a Suika con culpa.
Aunque él trataba de jamás verbalizar sus sentimientos si no es extremadamente necesario, la culpa en su mirada no es algo que él sepa como lidiar, para la suerte de su novio, Genos sí conocía ese sentimiento demasiado bien para su gusto.
—Senku-chan es un mal mentiroso. -aseguró, bromeando un poco-. Puedo leer tu mente y tu corazón ahora, y estos me dicen que guardan un dolor como una carga, cada que mira a nuestra amada Suika-chan... Y que además esconde una Senku-Cola para mí en una de las cajas que trajo desde ayer.
Su Senku se rio un poco más relajado, esta vez, mirándolo a él. En su mirada había una mezcla de cariño y comprensión, poco vista en su dictador novio.
—No entiendo como has logrado sobreponer la culpa... A veces siento que no merezco el cariño que ella me da... Maldita sea. -ríe con amargura-. Le robé su infancia, Genos. Ella solo era una niña cuando tuvo que aprender a sobrevivir sola y salvarnos a todos.
—“Senku también estuvo solo un año, y él no sabía si podría traerlos a todos de regreso, yo en cambio sí.” -dijo Genos, tratando de imitar la voz de su pequeña, Senku le miró con ojos abiertos, no por la imitación, sino por las palabras dichas, tosiendo un poco, volvió a su voz normal-. Suika-chan me lo dijo cuando solo éramos ella y yo. Mi valiente pequeña no te guarda rencor alguno, Senku-chan, por el contrario, te sigue admirando y aprendiendo de ti, como el científico brillante que ella también quiere ser.
Senku apartó su mirada de Genos y vio como Suika hacía un comentario sarcástico sobre el clima y toda la mesa se reían, él incluido, pues sus labios subieron al verla reír con tanta felicidad.
—La culpa jamás se va, Senku-chan. -aseguró Genos, tomando una mano de él y entrelazándola con la suya-. Aprendes a vivir con ella... Aprendes a vivir el ahora y no ahogarte con ella, somos nuestro propio enemigo en esta guerra de culpabilidad, por eso duele tanto, pues nos conocemos mejor que nadie más... Pero si lo dejamos ganar, nos perderemos momentos como este... Los momentos que de verdad vale la pena no olvidar.
Senku miró a un Genos que sonreía con amor infinito a su pequeña y luego, con ese amor que ya no tenía que ocultar, miró a Senku con una sonrisa más suave.
—Aprendí a vivir y recordar cada vez más el tiempo que paso con ustedes, para qué la culpa, que nunca se ha ido de mi pecho, se pueda sentir menos pesada. Estoy aprendiendo a vivir de nuevo, Suika-chan también... ¿Y tú, Senku-chan? ¿Te unes a este grupo de chicos que prefieren vivir?
Senku negó con la cabeza divertido y no pudo evitar inclinarse a Genos y besarle, suave, sin prisa, disfrutando el contacto con el otro.
—Tu idea es ridícula. -le dijo, cuando se alejó de los labios de Genos, sus labios, rebeldes consigo mismo, no le permitieron estar serio, sino que le hicieron sonreír-. Pero supongo que no pierdo nada con intentar practicarla.
Genos le devolvió la sonrisa y dejó un beso en la mejilla de su Senku.
—Siendo ese el caso, exijo mi pago por la ayuda recibida. Una Senku-Cola, por favor.
Senku no pudo evitar reírse mientras se ponía en pie e iba a buscar la bebida que siempre dejaba preparada para él y quizás también para Suika, que parecía encantada con el refresco como su padre Genos.
Genos estaba feliz cuando le entregaron su bebida y jalando de la mano a Senku, lo acercó más a la mesa principal para que disfrutara del momento, mencionándole que el presente siempre es el mejor momento para empezar.
Volvimos (〃 ̄︶ ̄)人( ̄︶ ̄〃)
Sé que el cumpleaños de nuestra pequeña niña ya pasó, pero como homenaje a los capítulos 10 y 11 de esta segunda parte del anime, quise hacer un apartado sobre ella y como ha crecido hasta el momento.
Este capítulo es antes de que ellos partan a la India, por si sienten que el tiempo habla como si aún están en Barcelona.
Iba a subir este capítulo mañana, e incluso pensé hacer doble actualización el sábado, pero me emocioné tanto que quise compartirlo ahora justo el día en que nuestra niña creció y trajo a Senku de regreso de la petrificación.
Obviamente, tenía que poner esta canción una vez que vi a Suika como protagonista, es que ella es toda una guerrera. .·´¯`(>▂<)´¯`·.
En fin, lo dejo hasta aquí, nos estamos leyendo el sábado con un nuevo capítulo. Un abrazo psicológico a todos.
Autora-san, fuera.
Chapter 92: Capítulo 84: Ecos en la distancia.
Summary:
Un amor que aún se siente, de dos hombres que aún no saben como pedir perdón o si esas palabras siquiera son suficientes. El soldado que ya no carga armas y el científico que no sabe como reparar la distancia.
Notes:
La canción para este capítulo está aquí:
Canción: Pieces.
Artista: RED.
Link: https://www.youtube.com/watch?v=LoLVic5zQ_0
Chapter Text

...
Stanley siempre tuvo un buen instinto con las personas, sabía a quién podía confiarle un arma y a quién jamás darle una, pero con la petrificación, tuvo que resignar ese pensamiento al convivir con nuevos soldados que él jamás tomaría en su escuadrón.
Los hombres se comportaron en su momento, pero solo eran una bomba de tiempo que sabía explotarían en algún momento... Y ese momento pasó justo cuando él entró en un estado de ira y les dio carta libre en los terrenos del castillo hasta que él volviera.
Era obvio que los amigos de su hijo señalaban a dos de los hombres que sabía causarían problemas a futuro.
La decisión de no despetrificarlos la tomó Ukyo, y para él, fue la decisión más lógica. Maya y Brody incluso estuvieron de acuerdo y en cuanto los demás, todos se pusieron a trabajar para reparar el castillo y empezar a expandirse.
Ahora, además del castillo, había casas familiares, la tierra para cultivar se había ampliado así como la variación de cosas que cultivaban. La distribución del terreno para la agricultura y para vivienda fue el más acertado, y no debió de sorprender a nadie que Ukyo habilitara una casa que funcionaría como escuela técnica, donde a demás de aprender Japonés o Inglés, se les enseñaba sobre electricidad, agricultura, herbología, enfermería y la más nueva petición de Ukyo para él, enseñar a los que desearan aprender sobre carpintería.
Las clases eran durante la tarde, cuando el sol era demasiado fuerte para seguir trabajando en el exterior, y para su sorpresa, muchos de los recién despetrificados se habían unido a su clase, incluyendo algunos de los jóvenes japoneses que viajaban en el Perseo.
Hyoga, el chico que se enfrentó a sus hombres fue el primero en estar ahí ese día, "obligado por perder una apuesta con una leona" o algo así le dijo cuando él alzó una ceja mientras le entregaba las herramientas que usarían. Y a pesar de eso, el chico era muy cuidadoso y detallista, aprendía más rápido que los demás e incluso ayudó a algunos nuevos estudiantes a ir al mismo ritmo que ellos, no sin decirles en japonés lo incompetentes que eran.
Stanley no pudo evitar reír un poco por esas palabras recordando a su Xeno y su sutil forma de ayudar a otros.
No había día en que no pensara en él y se preguntara, si estaba comiendo bien o si estaba durmiendo lo suficiente, o si alguna de esas personas le estaba causando problemas ahora que era libre para crear su ciencia elegante.
A veces se sentía como si estuviera de regreso en esos tiempos en que una de sus misiones exigía estar incomunicado por semanas con su familia. La ansiedad de saber como estaban ellos nunca lo dejaba descansar correctamente.
Ahora el sentimiento seguía siendo el mismo, pero con el agregado que estaba a una llamada de su hijo, pero lejos, demasiado lejos para intentar recuperar a su primer amor.
Él sabía que lo había perdido incluso antes de subir al barco, pero había una parte de él que se negaba a renunciar, que le gritaba que su amor aún esperaba, que le llamara y arreglaran las cosas, pero escuchar las respuestas de su hijo y su nieta cuando preguntaba por él y ambos mencionaban que parecía estar bien, era como si el destino le recordara que ya no era indispensable para Xeno.
...
El día de su cumpleaños, llegó con la llamada de su pequeño y su nieta, que amorosamente le cantaron el feliz cumpleaños y le prometían entregarle sus regalos cuando se volvieran a ver. Maya y Catherine hicieron una pequeña fiesta para él después de su clase de carpintería, en donde entre las risas y la buena comida, Stanley realmente se sintió como si estuviera de regreso en el ejército y en más de una ocasión buscó su teléfono, a la espera de un mensaje o una llamada que jamás vendría a él.
Quizás el dejarse llevar por Maya y tomar de más el alcohol que había sobrado para revivir a las personas, hizo que su lado más extrovertido saliera a flote e incluso entretuviera a todos junto a Ukyo, cantando a la par viejas canciones que ambos recordaban.
La risa escandalosa de Maya y de Brody, seguido de los aplausos de los amigos de su hijo y de Ukyo, hicieron que Stanley se sintiera más liviano y le diera el valor de hacer algo tonto que había postergado por mucho tiempo.
Con la escusa de ir al baño, Stanley fue a la única habitación que se había negado a ir, la habitación que compartía con Xeno.
Cuando abrió la puerta y un par de telarañas se despegaron de ella, Stanley se sorprendió al saber que nadie más había estado ahí. El lugar seguía igual que la última vez que estuvo ahí con su esposo, la cama doblada al milímetro, al lado derecho había hojas sueltas, al lado izquierdo su cenicero.
Todo estaba cubierto de una capa de polvo, pero aparte de eso, todo seguía en su lugar. Caminó hacia el armario y ahí, junto a su ropa, estaba la ropa de Xeno, a pesar de estar un poco comida por las polillas, seguían colgadas, esperando a su dueño para ser usadas de nuevo.
Pasó su mano por la tela, limpiando un poco el polvo que se acumulaba en ellas. Tomó una de las mangas de su abrigo negro, la levantó y la olió un poco, a penas y pudo distinguir el olor de su amado por sobre el olor a humedad.
Dejó un beso sobre la tela, recordando en su mente los cientos de veces que lo hizo con Xeno, incluso las que deseo darle cuando no podía verle.
Stanley levantó la vista a una caja que no había notado antes, estaba en una esquina del armario, pero no recordaba haber dejado nada ahí. La caja era de madera y recordaba que Xeno se lo había pedido, incluso antes de terminar el castillo. Él no preguntó en ese momento para qué lo ocupaba, él solo la hizo porque su Xeno se lo pidió.
Y ahora, esa caja había acumulado polvo en ese rincón. La abrió con calma y sus ojos se llenaron de lágrimas al ver su contenido.
Stanley solía hacer manualidades con casi cualquier cosa que tuviera en sus manos, y en los días en que no podían salir por las condiciones del clima o no era necesario hacer más que entrenar, Stanley le pasaba haciendo pequeñas cosas a Xeno, como cadenas de hilo rojo, pines para su corbata o simplemente cosas cursis como flores de madera o animales tallados.
"Una princesa siempre está rodeado de animales del bosque." -recuerda que le dijo una vez que le entregó una golondrina tallada.
Generalmente, Xeno rodaba los ojos y ocultaba su sonrisa, asegurando que no necesitaba animales inertes en ese momento, porque no podía ordenarles hacerle más ropa para usar en su día a día.
No así, cuando parecía que nadie más lo veía, Xeno dejaba un beso en todos los regalos que le hizo... Todos los regalos que ahora tenía en esa caja de madera.
Stanley se limpió las lágrimas que no querían dejar de caer y con más convicción que antes, se dirigió a la cabina de comunicación en el laboratorio de Xeno.
Quizás, con menos alcohol en su sistema, Stanley hubiera notado lo sospechoso que fue no encontrar a nadie en el lugar, pero el valor líquido que corría por sus venas le hizo no pensar tanto en eso y concentrarse en sintonizar la frecuencia del laboratorio de Xeno.
Sus manos sudaban cuando se acomodó los audífonos de casco y empezó a enviar un mensaje a Xeno.
"Xeno, mi cumpleaños. Felicidad. Te amo."
Stanley sabía que no necesitaba decir más que eso para que él entendiera el mensaje por sobre ese ruido distorsionado que escuchó en los audífonos cuando empezó a enviar su mensaje.
No repitió el mensaje porque no quería alertar a nadie más que a Xeno, por lo que esperó sentado ahí durante toda la noche alguna respuesta, algo que le indicara que recibió el mensaje.
... Stanley despertó el día siguiente, aun con la caja de madera en sus manos pero sin respuesta del otro lado de la línea.
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Xeno había amanecido con una resaca terrible, todo por culpa de esa mujer llamada Elza.
Desde que fue presentada y Alberto le dijo trabajaría con ella, Xeno había tenido un presentimiento sobre la molestia que llegaría a hacer, y no se equivocó.
La mujer era un ser extrovertido, con una risa escandalosa y una forma de ver el mundo demasiado optimista.
La mujer le había pedido a Mari que le confeccionara overoles de trabajo sin mangas con muchas bolsas y en la bolsa de en medio del overol, siempre cargaba un par de Asalatos, un instrumento musical que estaba compuesto por dos pequeñas esferas amarradas a una soga hechas de pequeñas calabazas y rellenas con semillas secas.
El instrumento en sí podría parecer unas pequeñas maracas por su sonido, pero en las manos idóneas, ese simple instrumento, pasaba a ser más que una caja de percusión, y esas manos idóneas eran las de Elza.
Xeno había notado como la cultura musical de ese lado del mundo era otra forma de hablar entre sí. La música era como respirar para ellos y por sobre el sonido de los picos y los martillazos, la voz de alguien siempre estaba ahí de fondo, como si pusieran una vieja radio a sonar.
Elza tenía una voz hermosa, y cuando estaba en los descansos o esperando a que algo se fundiera, tomaba el Asalato y empezaba a cantar. En más de una ocasión, Xeno se sorprendió a sí mismo, moviendo sus dedos al compás de la voz de la mujer.
Jamás se lo dijo a nadie, pero parecía que ella lo sabía por la forma en que le sonreía como un gato ganador.
Xeno tampoco admitiría en voz alta que escucharla cantar, le hacía olvidar un poco la soledad que crecía en su alma, como, a pesar de hablar con su hijo y su pequeña nieta, aún sentía que una parte de él moría lentamente.
Él no era estúpido, obviamente sabía que la ausencia de su Stanley lo estaba matando. No había ocasión en que no le pensara o le llamaba y extendía su mano esperando que él le pasara alguna herramienta solicitada o solo responder con un chasquido de lengua, diciendo cosas burlonas sobre él y su parecido a una princesa.
Y en más de una ocasión Elza estuvo ahí, pasándole lo que solicitó pero disculpándose por no ser Stan.
Quizás eso le tuvo que dar una idea desde el principio, sobre como esa mujer empezaría a actuar con él, pero él, necio y obstinado como era, prefirió mantener su mente enfocada y por lo menos, poder alcanzar a su hijo y su pequeña nieta en Japón.
No así, esa mujer tenía algo que Xeno casi olvida en todo ese tiempo... Esa mujer lo trataba como un hijo, como Susan, la madre de su Stanley en aquellos años de inocencia sobre el mundo.
Quizás al principio no lo notó, aún estaba demasiado sumergido en el dolor de perder a Stanley, pero esa mujer empezó a llegar a él de forma sutil, como si tratara con un animal herido, y no era porque él pensara eso, sino que la mujer era demasiado honesta y decía sus intensiones sin ánimo de ofenderlo.
Y él en verdad no podía ofenderse, pues empezaba a respetarla como una trabajadora eficas, al notar como su mente ágil y la forma en que movía sus manos con la certeza de haber hecho algo mil veces, le daba un poco de descanso a su frustración, incluso la mujer era fuerte, cargando cosas como si no pesaran, aún cuando Tsukasa se ofrecía a hacerlo.
Elza era de esas mujeres que abría caminos y daba la mano para que nadie se quedara atrás, quizás por eso lo esperaba a él.
La mujer lo arrastraba para que comiera junto a todos, que realmente comiera y no solo hiciera el ademán de masticar algo.
"Si te desmayas en medio de la construcción de este motor, juro que llamo a tu hijo para que venga por ti y te dé de comer."
Xeno jamás dijo que la razón por la que comía menos era porque todo lo que probaba le sabía insípido e incluso le producía asco con solo probarlo, y no era que la comida sabía mal, el aroma de lo que preparan era delicioso y debería de sentirse feliz por tener un plato de comida tan bueno como para hacer que el gran Tsukasa, pareciera un pequeño niño feliz por probar nuevas comidas.
Pero simplemente el apetito no estaba en él. Elza entonces empezó llegar más seguido hasta donde estaba trabajando él y le dejaba fruta picada cerca, ordenándole comer durante el día.
La insistencia de esa mujer le hizo recordar a su esposo y su hijo, incluso la forma tan extrovertida de la mujer... En especial su voz... Su rango vocal podía adivinar que era Soprano, una voz cálida que a veces se sentía etérea, mientras movía esos Asalatos. Los niños siempre la acompañaban con las palmas y algunos bailaban al compás con su voz.
A comparación de su Stanley que tenía un rango vocal de un tenor y solo cantaba cuando estaban ellos tres o con el alcohol y el ánimo de las personas que lo rodeaban, su esposo tenía una voz que siempre le erizaba la piel.
Su Stanley siempre fue su estrella privada, suyo para amar y admirar, Elza por su lado, hacía que las personas a su alrededor olvidaran lo vivido y solo disfrutaran el momento, invitándolo en más de una ocasión a cantar con canciones en inglés a las que cambiaba el ritmo para que fueran más fáciles de tocar con esas cosas en sus manos.
Quizás por eso, en esos dos meses luego de la partida de Stanley, Xeno no había caído por completo en el dolor y el autodesprecio, la mujer, más que con palabras, le estaba enseñando a vivir el día a día, a tomar las cosas con un poco más de calma y a aprender a bajar esos muros que siempre hace a su alrededor.
Quizás por eso aquel primero de septiembre, en el cumpleaños de su amado con un par de copas de vino en su cuerpo, se alejó de la celebración que habían hecho en la villa y fue hasta el transmisor de lo que un día fue el campamento de su hijo y sus amigos, poniéndose los cascos y con manos temblorosas, Xeno buscó la línea de la base en donde estaba su Stanley, dejando un mensaje que sabía Stanley podía entender.
"Stan, tu cumpleaños. Felicidad. Te amo."
Cuando envió esa última línea en clave morse, sus manos empezaron a temblar más, lo había enviado, ya estaba hecho y no podía arrepentirse.
Se quedó dos horas más esperando cualquier respuesta del otro lado de la línea, esperando y obteniendo nada más que silencio del otro lado.
Elza lo encontró esa vez llorando en silencio, sosteniendo los audífonos en espera de alguna señal del otro lado, pero aparte de la interferencia que escuchó cuando estaba enviando su mensaje, Xeno no recibió nada más.
... Ese patrón lo repitió el 21 de septiembre con la frase: "nuestro aniversario. Te amo." y luego en su propio cumpleaños cuando se escapó de la enorme fiesta que Elza le organizó ese día.
Él fue, como las últimas dos veces, con algunas copas encima, sabiendo bien que sin ellas ni siquiera tendría el valor de ir ahí en primer lugar.
Así como las otras veces, Xeno se sentó en la silla y se puso los audífonos de casco, sus manos esta vez ya no temblaban, esta vez no esperaba nada más que desahogar un poco lo que sentía en su pecho.
Había recibido la llamada de su hijo y su querida nieta, había recibido incluso las felicitaciones de los amigos de su hijo, pero eso no era suficiente para él.
Sin importar la forma más cordial que tenían todos en la villa para con él, el cómo incluso los niños parecían admirar su forma de trabajar y ya no temerle tanto... A Xeno aún le faltaba la mitad de su alma.
Cuando se puso los cascos y empezó a buscar la frecuencia de la base de los Estados Unidos, Xeno esperó un momento en el silencio de la línea, antes de empezar a transmitir y nuevamente, la transmisión en los audífonos empezara a distorsionarse:
"Mi cumpleaños. Te extraño. Te amo."
La distorsión dejó de zumbar en los audífonos cuando el finalizó la última letra.
Esta vez se quitó los cascos y se fue de ahí, no esperando ninguna respuesta en lo absoluto.
A pesar de que la fiesta era para él, se alejó del lugar y caminó con rumbo al astillero. No había razón para estar ahí, pero sus pies lo condujeron al lugar en donde despidió a su hijo y su pequeña nieta... En donde Stanley se fue sin poder decirle una vez más que lo amaba.
Xeno no era una persona que lloraba, por el contrario, odiaba hacer eso... Pero desde que despertó en ese mundo de piedra, lo ha hecho tantas veces que ha perdido la cuenta... Y ahora, viendo el firmamento reflejado en el mar, las lágrimas no pueden dejar de caer.
—La soledad es la cosa más cruel que un ser humano puede experimentar. -escuchó la voz suave de Elza, quien se acercaba a él-. Puedes estar rodeado de miles de personas y sentirte más solo que nunca.
Quizás en otro momento, Xeno le hubiera dado la espalda a Elza y limpiado sus lágrimas con rapidez, poniendo una máscara de indiferencia y alejándose de ella sin escuchar lo que quería decirle.
Pero el día de su cumpleaños, uno que empezó a celebrar desde los 8 años, junto a Susan y Stanley, siempre estuvieron rodeados de amor, de personas que no dudaban en demostrarle que era importante para ellos.
Y ahora, las personas que iniciaron su celebración ya no estaban junto a él, una había muerto hacía muchos años atrás y Stanley simplemente ya no estaba.
—Jamás creí que volvería a experimentar eso... -susurró, cuando la mujer estuvo a su lado, sin mirarle, su vista al igual que él, estaban en el firmamento-. Supongo que estoy pagando lo que hice sufrir a mi hijo y a mi nieta.
—Tal vez. -dijo la mujer, acomodando sus manos en las bolsas de su overol-. Eso del karma a veces no es tan cierto como dicen... Ya sabes, que aquí todo se paga y eso, no siempre se cumple.
Xeno alzó una ceja, esperando que ella siguiera hablando, pero al ver que no se explicaba, llevó su mano cerrada a su boca, en donde tuvo que toser para llamar la atensión de la mujer.
—Lo lamento, querida Elza, pero no estoy entendiendo lo que estás intentando decirme.
La mujer que había dejado su cabello suelto esa noche, empezó a rascar su cabeza, chasqueando un poco su lengua.
—No soy una persona de muchas palabras, tampoco soy muy buena consolando a los demás... La vida es una mierda, puedes aceptarlo y seguir adelante o puedes llorar y quedarte estancado... O llorar y secarte las lágrimas en el camino, como lo estás haciendo tú. -Elza le dio un par de golpecitos en la espalda a Xeno, sonriendo un poco más suave de lo que normalmente hace-. Ahogarte en el dolor no parece ser tu especialidad, doctor Xeno, y no estoy diciendo que debes reprimir todo lo que sientes, solo digo, que así como una máquina que empiezas a refinar pieza por pieza, así tienes que aprender a desarmarte y construirte de nuevo, limpiando el óxido, engrasando algunas partes, reparando otras... No es necesario que seas alguien nuevo, solo sé la mejor versión de ti, aquella que tu hijo admira, aquella que enamoró a su esposo... Porque estoy seguro de que si lo que dicen los aldeanos sobre el adonis que tienes como esposo es cierto, pues algo debió verte aparte de ese cerebro que te cargas.
Xeno no pudo evitar reír un poco por eso.
—Hay cosas que no sé cómo reparar. -dijo después de un rato en silencio, sincerándose un poco por primera vez en mucho tiempo-. Herí a las personas que amo de forma irreparable... Quizás merezco esta soledad, aún no estoy seguro de eso pero... Supongo que por ellos puedo hacerlo mejor.
—¿Y qué planeas hacer? -le preguntó con diversión en su voz.
—No castrar al novio de mi hijo, por ejemplo.
Elza soltó una de esas risas escandalosas, esta vez, Xeno la acompañó con una de sus risas que ocultaba detrás de su puño.
—Es un comienzo, sí, estoy de acuerdo. -dijo la mujer ya más relajada que antes-. ¿Y para él? ¿Qué harás con él?
Xeno se tensó casi instintivamente ante esa pregunta.
—Quizás... -empezó con dudas-. Quizás solo recordarle que sigo aquí... Que lo amo a pesar de no poder verlo nunca más.
—¿Y cómo piensas hacer eso? -presionó más Elza.
—Supongo que puedo hacer este tonto ritual las fechas importantes... Quizás jamás obtenga respuesta como ahora, pero al menos así, siento que mi Stanley sabrá que le estoy dando su espacio, pero que siempre estaré aquí por si quiere volver.
—Nada mal, niño genio. -le dijo mientras palmeaba con fuerza su espalda-. Aunque me gustaría que también agregaras a ese nuevo cambio en abrirte más con la villa... Sé que cuando terminemos ese motor tú te irás con algunos de los chicos japoneses, pero mientras estemos aquí, por qué no seguir con el legado de hermandad
—¿Legado de hermandad? -cuestionó.
—Es obvio, ¿no? -le dijo Elza, mirándolo con una ceja alzada-. ¿Realmente crees que todos los mayores no nos hemos fijado lo que haces por la villa? Es verdad que ese tal Senku plantó la semilla para la expansión del lugar, pero tú, mi querido doctor, la estás cuidando. No necesitábamos carreteras adoquinadas y tú trazaste una ruta para que fuera posible tal trabajo. No necesitábamos equipamiento profesional para jugar y tú no solo les hiciste una pelota profesional a los chicos del lugar, sino que ayudaste con los demás implementos de otros juegos, incluso distes indicaciones para crear equipos de nado en aguas abiertas... Doctor, si eso no es un legado, pues dudo mucho que sepa que otras cosas lo es... Lo que intento decir, es que adicional a eso, deberías unirte más a la villa, ellos ya no te ven como un extraño ni como el científico loco que querías proyectar, ahora todos te ven como parte de nosotros, el pueblo Araxá, que renace por sobre las ruinas del mundo, solo debes recordártelo a ti mismo que también eres bienvenido a quedarte con nosotros.
Elza le tomó del brazo a Xeno y empezó a empujarlo de regreso a la villa, a su fiesta de cumpleaños en donde no solo tomó hasta quedarse dormido, sino que fue dejado en la cabaña que era de Stanley, que al parecer nadie más ocupaba, y que según Elza, sería su casa para cuando quisiera volver a convivir con todos.
La conversación con Elza aún rondaba su cabeza, y por alguna razón, su pecho se sentía menos pesado ahora que había dicho lo que sentía.
Esa mañana, después de su cumpleaños, Xeno se levantó con un dolor de cabeza horrible, pero con una sonrisa tonta en los labios de que quizás, si podía recordarle a su Stanley que él aún estaba ahí, que aún lo amaba, en algún momento Stanley lo notaría de nuevo, como esa vez que Stanley dijo su nombre con enojo mientras miraba sus notas cuando estaban en la escuela básica.
En aquel tiempo, Xeno solo podía admirarlo a la distancia, seguro de que jamás podría estar cerca de él, y solo su persistencia y paciencia fue lo que hizo que las cosas cambiaran en ellos, que su Stanley fuera su esposo y le diera a un hijo del cual estaba orgulloso de llamar suyo.
Una parte de él quería rendirse, su orgullo estaba herido por ser abandonado a través de un trozo de papel, pero el otro, aquel que no puede evitar amar a su familia, sabe que tiene que ser paciente y esperar, así como siempre lo ha hecho.
Pero a comparación de esas veces en el pasado, Xeno se movería primero, enviando una vez a la semana, un mensaje que firmaría con un "Te amo." recordándole a Stanley que aún seguía ahí, que aún esperaría verle de nuevo o escuchar su voz.
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Cuando Stanley despertó esa mañana, el ruido de la puerta lo sobresaltó un poco.
Le había pedido a Ukyo el día después de su cumpleaños, quedarse a vivir en el cuarto que compartía con Xeno. Ukyo aceptó sin problema, quizás comprendiéndolo como doncel, pues incluso él que estaba casado y hablaba diariamente con su esposo, la separación del primer amor era evidente en los pequeños temblores en sus manos o como estaba siempre alerta de su alrededor, justo como a él le pasaba incluso antes de subir al barco.
Ser un doncel que es alejado de su primer amor o muchas veces de su paquete de cuido, hacía que tu cuerpo se mantuviera en alerta constante, como si esperaras un ataque suicida.
No se conocía la razón detrás de esto, así como tampoco existía alguna especie de forma de sobrellevarlo. En general, lo que muchos donceles, incluyéndose él, hacían con este instinto, es acallarlo con trabajo en exceso; mantener la mente ocupada siempre era lo mejor para evitar pensar en sentimientos dolorosos.
No así, en el silencio de la noche, uno no siempre podía escapar de la melancolía y la soledad, por eso, para sentir menos el dolor de la separación, Stanley había vuelto a dormir en ese cuarto, tomando la ropa de Xeno y aferrándose a ella, como una forma de decirse a sí mismo que él estaba ahí.
Nuevamente, volvieron a tocar su puerta y esta vez Stanley se levantó, no sin antes ocultar el abrigo de Xeno debajo de sus sábanas para que nadie las viera.
Quien tocaba con tanta insistencia era Maya, con un pedazo de carne en la boca.
—¿Qué? -dijo sin más, aun con su cabello revuelto y el sueño en sus ojos.
—Ukyo pregunta si vas a ir a cazar con ellos en la tarde. -le dijo, luego de darle un bocado grande y tragar la porción en sus manos.
—Si voy. -le respondió y se hizo a un lado para poder dejar entrar a Maya a la habitación.
Stanley conocía demasiado bien a su amiga como para saber que ella solo comería tan rápido su ración de carne porque necesitaba decirle algo más.
—¿Qué sucede? -le preguntó, cuando Maya solo se sentó en la silla cerca del escritorio de la habitación.
—Bueno, creo que ya ha pasado el tiempo necesario para preguntar sobre él.
El cuerpo de Stanley se estremeció con la sola idea de hablar de Xeno, pero incluso así, prefirió caminar hasta la gaveta en donde guardaba los cigarrillos que había hecho el mismo y lo puso en su boca. No lo prendió, a Xeno no le gustaba que fumara en el cuarto.
—No hay mucho que decir al respecto. -habló cuando vio que Maya aún esperaba una respuesta-. Él está trabajando en Araxá, yo estoy aquí. Eso es todo.
—Si eso fuera todo, buscarías comunicarte con él, así como ese chico Ukyo lo hace con su esposo... Tú en cambio, desde que volviste solo lo has hecho tres veces, en tu cumpleaños, en el aniversario de su boda y ayer, cuando Xeno cumplía años.
Stanley soltó un suspiro cansado, Maya podía ser una mujer ruidosa, pero era un soldado ejemplar y una mujer muy perspicaz, por lo que no se extrañó que ella se hubiera dado cuenta de su ausencia en esas fechas.
—No crees que está muy de mañana para hablar de cosas deprimentes. -le dijo, ya cansado de ocultar las cosas.
—Si fueras una persona que habla de sus sentimientos, seguramente lo dejaría pasar, pero tú, al igual que Genos, tienen esa mala costumbre de soportar todo en silencio hasta que ya no pueden más y explotan con violencia.
—Yo no...
—Claro que sí. -le interrumpió Maya, cruzando sus brazos sobre su pecho-. Crees que estás ocultando tu dolor de todos, pero cuando te detienes un momento en tu día, parece como si te fueras a derrumbar en cualquier momento. Escuché la versión de todos sobre lo que paso allá, pero no la tuya, el que estuvo ahí y vio lo que las armas pueden hacer en las manos equivocadas. -Stanley se movió incómodo en su asiento en la orilla de la cama, entendiendo bien lo que su mejor amiga quería decir-. Estoy aquí, Stanley... Sigo siendo tu amiga y madrina de tu hijo... No tienes que cargar con la culpa y las decisiones que tomaste. Habla conmigo, por favor.
Maya se puso en pie y se acercó a un Stanley que bajó la mirada al suelo, incapaz de decir algo. Entonces, Maya tocó su hombro y dejó un par de palmaditas en él.
—Nos queda un camino largo para traer a todos de regreso... Sí aún quieres reunirte con tu familia, tienes que cambiar junto con ellos y yo quiero estar ahí para ver eso. Pero para eso, debes empezar hablando, y mira, para tu suerte, muchos me han dicho que soy buena escuchando a los demás.
Maya le dio una sonrisa de dientes brillantes y el pulgar arriba, Stanley se rio al verla, pero logró relajar un poco más su cuerpo. Maya se dirigió a la salida sin decir nada más, pero la voz de Stanley le detuvo.
—Ukyo dijo que después de la caza de este día, nos daría un día libre a todos... ¿Qué tal ir a pescar un rato?
—Me encantaría. -dijo su amiga, saliendo de la habitación, anunciando el menú de comida de ese día.
Cuando la puerta se cerró, Stanley se dejó caer en la cama, mirando el techo sobre él.
Él realmente pensó que había arruinado su relación con su única amiga, pero se alegró al saber que la chica no le guardaba rencor e incluso ahora, se preocupaba por él.
Stanley aún sentía que le faltaba la mitad de su alma y en más de una ocasión creyó escuchar la voz de Xeno llamándole. Sabe que mantener un contacto cero con Xeno es lo mejor para no sufrir tanto, y aun así, él sabe mejor que nadie que volverá a intentar comunicarse con él en clave morse, como uno de los primeros códigos que ambos aprendieron juntos, firmando con un "Te amo." en cada uno de sus mensajes.
—No es fácil olvidar al amor de tu vida. -le dijo a nadie en la habitación.
Stanley movió un poco la sábana de su cama para tomar la prenda que dejó escondida antes. Una sonrisa suave fue creciendo cuando tuvo el abrigo a su alcance... Él no quería dejar de amar a Xeno y sabía que quizás se precipitó a dejarlo ir solo con una carta... Sabe que él necesitaba este tiempo para replantear muchas cosas, para volver a ser él mismo... Pero el tiempo y la distancia parecían estarle lastimando más de lo que pensó que pasaría y si se dejaba hundir en dolor, jamás podría volver con su familia como una mejor versión de sí mismo.
Si eso llegara a pasar, no tendría ni siquiera el valor de ver a su amado Xeno a los ojos... No soportaría que lo despreciara por algo que él inició y que parece que ya no puede sostener.
Volvimos.
Esta semana y la que viene van a ser muy movidas en el trabajo, por lo que hoy toca doble actualización.
Subiré el extra en el transcurso del día o a más tardar mañana, pues espero iniciar la otra semana con el octavo arco de esta historia.
La imagen de referencia para el capítulo es gracias a la artista: パン屋 (ese es el nombre de usuario en Pixiv)
El instrumento que tiene Elza, se llama Asalato, aunque también se le conoce como Kashaka. Conocí el instrumento por la artista Mari Merenda. La voz de ella es hermosa y el ritmo que tiene para tocar los Asalatos es genial, en su canal de Youtube pueden escuchar un poco más de su música.
Aquí les dejó una imagen del instrumento:
En fin, creo que no tengo mucho más que decir, así que nos leemos más tarde.
Autora-san, fuera.
Chapter 93: Capítulo Extra 7: Retrato familiar.
Summary:
Entre recuerdos familiares, risas y situaciones incómodas, Stanley y Xeno muestran la intimidad y el caos de criar a Genos, un niño ingenioso, manipulador y una estrella de los escenarios en ascenso.
Notes:
La canción de este capítulo, no podía ser otro más que este:
Canción: Feeling Good.
Artista: Michael Bublé.
Link: https://www.youtube.com/watch?v=CqAIy_q3QfU
Chapter Text

...
Xeno despertó esa mañana, con besos esparcidos por su hombro desnudo. Ayer había sido su aniversario y como Maya, muy gustosamente se había comprometido a llevar a Genos a acampar, su amado Stanley y él, habían tenido la casa libre para ellos dos, y habían aprovechado cada minuto de ese día.
—Es de mala educación fingir que estás dormido mientras tu esposo quiere un poco más de cariño esta mañana. -susurró Stanley, subiendo sus besos del hombro hasta el cuello, terminando sus palabras con una mordida en la punta de su oreja.
Xeno reprimió un gemido al sentir los dientes de Stanley sobre su oreja, no así, dejó de darle la espalda para subirse a él y dejar su trasero apoyado en la pelvis de su amado.
—No es que estaba dormido, mi amado caballero, simplemente, me gusta saber hasta donde llegas si yo no respondo a tus caricias.
Xeno dejo que sus manos recorrieran el cuerpo de su amado, deleitándose del estremecimiento del cuerpo de Stanley cuando su mano dibujaba círculos en los pezones de este.
La sonrisa de victoria que puso mientras veía las marcas de mordida y chupetes en el cuerpo de su esposo, lo hacía sentir invencible.
—Me pregunto, mi muy amado esposo, si a pesar de mi ofensa de ignorarte por unos segundos, aún puedo proporcionar dicho placer.
Xeno empezó a bajar del regazo de su esposo, quien diligentemente empezó a abrir sus piernas, para dejarle espacio en medio de ellas.
—Porque no lo averigua por usted mismo, doctor. -le dijo, subiendo sus manos y dejándolas sobre su cabeza, imitando la posición de uno de los juegos que hicieron anoche.
Xeno le sonrió con malicia y bajó hasta tener su cara cerca del pene de su amado. Sabía que a su esposo le volvía loco cuando lo tomaba con la boca, pero esta vez, jugaría primero con su entrada antes de tomarlo por completo.
El primer gemido reprimido de su amado, le confirmó que era un buen plan... Lo que ninguno de los dos esperaba fue que la puerta de su habitación se abriera de golpe.
—¡Arriba bellos durmientes! ¡Es hora que brillen con el...! ¡AHHH MIS OJOS! ¡MIS VIRGINALES OJOS!
Stanley casi por instinto, cerró sus piernas y atrapó a Xeno en ellas, quizás en otro momento eso sería excitante, pero no con su hijo de 10 años gritando sobre sentirse sucio al encontrarlos así.
Decir que se sentía frustrado era poco al sermón que estaba preparando para Maya por haber dejado a su hijo en la casa antes de la hora acordada.
Para suerte tanto de su hijo como de él mismo, Stanley siempre fue el más rápido en hablar y calmar los gritos que su hijo que, con más dramatismo de lo necesario, les decía que solo un par de cientos de dólares podría intentar borrar ese recuerdo traumático de su mente.
Más tarde Xeno notaría que en realidad Maya sí había dejado a Genos a la hora acordada y que de hecho, fueron ellos quienes se quedaron dormidos.
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Stanley no siempre le gustaba ir a fiestas de su escuadrón, no porque no disfrutara convivir con ellos, sino porque siempre, sin importar si iba con su familia o no, terminaba subiendo al escenario a cantar y entretener a todos.
Quizás jamás admitiría en voz alta que le gustaba cantar, pero él personalmente prefería dejarlo solo para que su familia lo escuchara y no personas ajenas a él que por lo general, incluso con su uniforme puesto, creían que él les hablaría con la misma soltura como cuando estaba en el escenario.
Pero para esa Navidad, no solo estaban la familia de toda su tropa junto a la suya, sino que incluso llegaron personas de mayor rango que él, que habían escuchado sobre su talento al cantar.
Por eso, esa mañana, su cara de pocos amigos era algo que no podía irse, no quería cantar frente a esa gente, pero no podía negarse si se lo pedía un superior.
—Papi. -le llamó su hijo, tomando una esquina de su camisa-. La tortilla de papa se está quemando.
Stanley miró la cacerola que tenía frente a él y rápidamente la sacó del fuego. Al darle vuelta, la tortilla no estaba quemada, lo que hizo que soltara un suspiro de alivio mientras volvía a ponerla en el fuego para que se cocinara del otro lado.
Cuando reguló el fuego, miró a su hijo, que estaba jugando con una baraja que le había comprado recientemente, cuando la anterior ya presentaba desgastes por el uso.
—Es curioso como hasta los adultos deben hacer cosas que no quieren hacer. -le dijo su pequeño, sin levantar la mirada del movimiento de las cartas que estaba haciendo en ese momento-. Lástima que no puedas cambiar por mí para que, en vez de cantar, hagas un show de magia.
Stanley sonrió de lado, sonrisa que su hijo imitó, sabedor que su padre había captado el mensaje.
Durante la mañana de ese 23 de diciembre, ambos fueron a comprar ropa e implementos para que Genos hiciera su primera presentación de magia frente a más que sus padres y Maya como espectadores.
El resultado fue perfecto. Genos empezó con su show como un chico nervioso solo para conmover a todos con la idea de que él no tenía mucho talento, solo para a los segundos siguientes dejar con la boca abierta a todos y hacer de su primer espectáculo de magia, un momento lleno de aplausos y felicitaciones por parte de todos, incluso dejando que él tomara más del tiempo que el número de su padre requería.
Desde ese día, Stanley llevó a su hijo a la mayoría de fiestas importantes en donde sabía que lo molestarían con que subiera al escenario a cantar. Al final, ambos ganaban con ese acuerdo, pues a Genos le encantaba el escenario y a él le encantaba ver a su hijo brillar sobre el escenario.
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El día del cumpleaños de Maya, ella había invitado a la gente más cercana a ella, y obviamente, la familia Wingfield -Snyder estaba ahí.
El salón se lo reservaron a Lola, pues la mujer le había prometido darle una parrillada especial por volver de una misión complicada sana y a salvo.
Genos fue el primero en ofrecerse para ayudar con la fiesta y junto a otros amigos de su papá Stanley, decoraron el salón para la fiesta.
Stanley había notado como su pequeño era muy hábil en la organización de esos eventos y se remitía a las pruebas que vivió en el pasado. Genos era el encargado de sus cumpleaños y cada año los sorprendía más con la organización de las cosas, la comida, el pastel e incluso los invitados.
Su chico tenía talento para la organización de eventos y eso que solo tenía 10 años.
Maya estaba más que feliz por como la estaban consintiendo para su día especial, tanto así, que no hubo día desde que Genos le anunció que estaba organizando su fiesta de cumpleaños, que ella no estuviera cantando a todo pulmón.
Maya era mala cantando y en más de una ocasión, él se ofreció a darle clases de canto como una forma de "no dañar sus cuerdas vocales mientras cantaba." y a pesar de que tuvieron varias clases, al final, Maya le aseguró a Stanley que le gustaba su voz tal como era y que, sin importar la opinión de los demás, ella seguiría cantando porque disfrutaba haciéndolo.
Quizás por eso no le extrañó que Genos allá hecho las llamadas pertinentes para contratar un servicio de karaoke para el disfrute de la cumpleañera.
Todos amaron el lugar y la comida, Maya era increíblemente feliz con cada pedazo de carne que metía en su boca y su pequeño Genos, brillaba con su pecho orgulloso al ser quien organizo el evento para su madrina y que le estaba encantando.
Cuando llegó la apertura del micrófono para el karaoke, que su hijo desde una pequeña tarima que habían colocado en el lugar, estaba anunciando como si estuviera en uno de sus espectáculos, no le extrañó en lo absoluto que Maya le pidiera cantar para ella.
La chica incluso buscó la canción que quería escucharle cantar y todos los presentes le animaron para subir al escenario y tomar el micrófono antes de que Maya lo hiciera.
Besó la mano de su esposo antes de ponerse en pie e ir al improvisado escenario en donde su hijo animó al público para que entre aplausos, su padre terminara de subir y se acomodara para cantar.
Maya quería oírlo cantar "Feel Good" de Michael Bublé, y como era una fiesta solo entre amigos y porque quería darle un regalo adicional a su mejor amiga, Stanley acomodó el soporte del trípode a su altura y dándole una señal a su hijo, la música empezó a sonar.
"Birds flying high. You know how I feel"
La sonrisa de lado que puso cuando empezó a cantar los primeros acordes, fue el resultado de como tanto Maya como algunos de sus compañeros de escuadrón empezaron a silbar con diversión.
"It's a new dawn, It's a new day, It's a new life, For me And... I'm feeling good"
Cuando el primer estribillo terminó, y las trompetas hacían su aparición, Stanley sacó el micrófono del podio y soltó un par de botones de su camisa mientras los chicos silbaron más, Genos puso su mano sobre sus ojos dejando una abertura en ellos para verlo, y su Xeno, su hermoso y amado esposo, solo cruzo una pierna sobre la otra y se acomodó con una sonrisa en sus labios para ver su espectáculo, y él absolutamente se lo estaba dando.
"Fish in the sea. You know how I feel. River running free. You know how I feel"
Stanley caminó por el escenario, jugando con el soporte del tripié y haciendo su voz más coqueta cuando sus ojos y los de su amado se miraban por un segundo.
"Dragonfly out in the sun, you know what I mean, don't you know. Butterflies all havin' fun, you know what I mean. Sleep in peace when day is done, that's what I mean. And this old world is a new world. And a bold world. For me"
Stanley se bajó del escenario y camino por las mesas, moviéndose con tranquilidad, al ritmo de la música suave que poco a poco fue estallando al compás de las trompetas, para ese punto, Stanley ya estaba en la mesa que compartía con su familia y sin importarle los demás, desdobló las piernas de su esposo y se sentó sobre él, dejando el micrófono sobre la mesa y tomando las manos de su esposo para que recorriera su cuerpo mientras él movía su cuerpo de forma sensual.
Los gritos de todos no se hicieron esperar, que entre silbidos y parloteos, gritaban: "¡Bésalo!" cosa que muy gustosamente él hizo antes de volver a tomar el micrófono y cantar las estrofas finales de la canción.
"Stars when you shine. You know how I feel. Scent of the pine. You know how I feel. Oh, freedom is mine. And I know how I feel"
Stanley le guiñó el ojo a una Maya que junto a los demás de su escuadrón, estaban gritando emocionados la canción junto a él, mientras él volvía a subir al escenario y ajustaba el micrófono de nuevo en el soporte y con la misma emoción del ambiente, raspo un poco su voz para cantar la última parte de la canción.
"It's a new life. It's a new life. For me... And I'm feeling good. I'm feeling good. I'm feeling so good... I feel so good"
El último párrafo obviamente dirigió su mirada a su esposo, quien con una mano en su mejilla, le sonreía con promesas que muy probablemente, disfrutaría esa noche.
Los aplausos no se hicieron esperar, y él, como el Showman que era, se inclinó de forma dramática frente a un público que no paraba de aplaudirlo.
—Y ese fue la interpretación de mi padre Stanley. -empezó a hablar Genos, con un nuevo micrófono, mientras subía al escenario junto a su padre-. Brindémosles otro aplauso en espera de que en un par de meses siga siendo hijo único.
La risa mezclada de aplausos no solo vino de parte del público, sino del propio Stanley que revolvió los cabellos de su molesto y carismático hijo.
Genos siguió conduciendo el karaoke y animando la fiesta, para que la energía que había provocado su padre, no bajara en lo absoluto.
Al final de la noche, Xeno cargó a un cansado y feliz Genos, quien más dormido que despierto, volvió a desearle feliz cumpleaños a su tía Maya.
Condujeron hasta la casa con tranquilidad, susurrando sobre como otros habían cantado terriblemente mal y otros aún tenían una buena voz. Esta vez, Xeno fue el que condujo y siempre que no ocupara su mano derecha, esta descansa en la pierna de su esposo.
Stanley, aun con la energía de ese momento, no pudo evitar pensar en como habían resultado las cosas hasta ahora. Él, casado con su primer amor, con un hijo extraordinario y personas a las que llamar amigos o, en el caso de Maya, parte de su paquete de cuido.
—Pareces como si estuvieras borracho. -mencionó Xeno, cuando se detuvo en un semáforo, mirándolo, mientras su mano apretaba un poco su pierna.
—Quizás lo esté. -respondió, aun con esa sonrisa en sus labios, sonrisa que creció cuando Xeno se rio un poco antes de inclinarse y dejar un beso en sus labios.
—Espero que no lo estés lo suficiente como para no soportar un par de rondas esta noche... Provocarme en medio de tanta gente, creía que ya habíamos hablado de eso.
Xeno movió más su mano y no dudo en masajear un poco la erección que estaba creciendo en los pantalones de Stanley.
—No estaría mal si me recuerdas lo que harás cada que yo haga eso.
La sonrisa de Stanley, no vaciló ni un momento a pesar de que su propia mano se puso sobre la de su esposo, presionando más su erección. Se acercó un poco más a Xeno rozando sus labios con los de él, mientras le susurraba de forma coqueta.
—El semáforo cambio de luz, doctor... ¿Acaso no llevaba prisa en llegar a casa?
Xeno miró hacia el frente, teniendo que alejar su mano de su esposo solo para hacer los cambios necesarios para avanzar.
Stanley sonrió con maldad, al ver como Xeno apretó con fuerza el timón del carro, luego, miró a su pequeño que dormía con una calma absoluta, inconsciente que sus padres estaban coqueteando sin descaro frente a él.
Stanley se tomó las cosas con calma cuando su esposo estaciono el auto, asegurando todas las puertas una vez que Xeno tomó a su pequeño Genos y entró a la casa para dejarlo en su cuarto.
Cuando Xeno llegó a su habitación, Stanley lo esperaba sentado en la orilla de la cama, con la ropa aún puesta, mientras le ordenaba cerrar con llave la puerta.
Stanley, no por primera vez en su vida de casados, agradeció la previsión de su esposo al sugerir insonorizar los cuartos de la casa; sabía que su hijo dormía profundamente cuando estaba cansado, pero aun así, prefería que el menor ruido escapara de su habitación, en especial, cuando su esposo se ponía un tanto posesivo y sin penetrarlo podía hacerlo venirse con esas benditas manos que tenía.
Quizás esa noche no concibieron un hermano para Genos, pero ambos habían hecho un trabajo excelente esa noche, casi madrugada del día siguiente, que solo la vasectomía de Xeno había detenido la gestación de un nuevo integrante a esa familia.
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La vida familiar era un caos y Genos lo sabía mejor que nadie cuando estaba corriendo por su vida junto a su padre Xeno, debido a que, accidentalmente, habían hecho un pequeño proyectil de botellas de plástico que se estrelló en un pícnic en donde se llevaba una propuesta matrimonial y el prometido de la chica, en un intento de intimidar a su padre, había resultado con la nariz rota por burlarse de él y su forma de vestir.
Genos por lo general, vestía ropa holgada como una forma de esconder en la ropa algún objeto que le serviría para hacer trucos de magia improvisados, y ese día no fue la excepción. Su padre Xeno era una persona que no aprobaba la violencia, pero que podría ejercerla si las personas sobrepasaban la línea de su paciencia.
Por eso, cuando ese hombre se burló de su ropa y el cohete que habían estado haciendo por varios días, su padre no dudó en apartarlo de su camino para romperle la nariz con un puñetazo.
Y ahora, luego de correr para alejarse de la gente que estaba en ese lugar, subieron al auto y su padre arrancó para irse de ahí sin ver hacia atrás.
La respiración de ambos era entrecortada, y Genos miraba como aun el musculoso novio los seguía, sin notar como la sangre arruinaba aquella camisa clara que llevaba puesta, el gran hombre seguía gritando perjurios contra ellos y rompiendo el cohete que llevaba en sus manos.
En defensa de ambos sobre lo sucedido, su padre no había anticipado esa ventisca en sus cálculos de lanzamiento, pues salió de la nada misma en un hermoso día despejado de marzo y el hombre fue demasiado grosero al hablar así y desestimar el trabajo que su padre y él habían hecho.
—Una lástima que no pudiéramos recuperar ese cohete. -le dijo a su padre cuando este giraba hacia la carretera principal-. Me gustó como el color morado hacía más llamativo nuestra nave.
—Sin duda una lástima. -estuvo de acuerdo Xeno.
Después de ese comentario, ambos se rieron un poco, y Genos al fin se puso su cinturón de seguridad, mirando el camino frente a ellos.
—¿Podemos comer una hamburguesa, como parte de un lanzamiento casi exitoso?
—¿Celebrar por un logro no cumplido? -preguntó, alzando una ceja, pero sin mirar a su hijo, concentrado en el camino frente a ellos.
—Más bien, un descubrimiento de como no hacer las cosas. Incluso en las derrotas, debemos celebrar nuestra huida perfecta y presumir con papá el cómo le rompiste la nariz a un idiota.
El mofido de diversión de su padre y la forma en como giró para salir de la carretera y dirigirse al centro comercial, le hizo saber a Genos que su sugerencia había sido escuchada.
Cuando bajaron del auto en el sótano del centro comercial, su padre le tendió su brazo para que él lo tomara y caminara junto a él.
Genos pensó mientras observaba la mirada de todos los que escuchaban a su padre hablar sobre los nuevos descubrimientos del observatorio en Chile, que la gente muchas veces subestima a otros.
La razón era por el físico. Por ejemplo, su padre Xeno a pesar de aparentar ser delgado, tenía la fuerza suficiente para romperle la nariz a alguien con solo un golpe, o su papá Stanley, quien a pesar de aparentar ser una persona callada era un hombre que dominaba el escenario con su voz.
Los contrastes de sus padres, le hizo entender a Genos que jamás debe juzgar un libro por su portada y que subestimar a tu enemigo, es tu peor decisión.
Mientras comía con su padre, un combo de hamburguesas con queso cada uno, Genos se dijo a sí mismo que tenía que aprender de ellos y su forma de camuflar su talento. Después de todo, las habilidades ocultas son las mejores cartas que puedes jugar en la vida.
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Cuando el cumpleaños número 12 de Genos estaba próximo a celebrar, el mismo Genos pidió organizarlo, pero Xeno y Stanley no cedieron a esa petición, permitiéndole solo manejar las invitaciones de la fiesta, a lo que Genos aceptó sin mucha protesta.
Originalmente, harían una fiesta en el local de Lola, al ver el éxito que tuvo la fiesta de Maya y otras celebraciones que habían hecho antes en el local, pero todas las fechas estaban reservadas por lo que tuvieron que buscar un nuevo local para hacerlo.
Lola les recomendó un lugar de comida Latina, en donde podían probar más platillos de la región. Ambos sabían que a su pequeño le encantaba probar cosas nuevas, por lo que, después de ir y ver el local junto al menú, hacer la reserva fue la cosa más sencilla de todas.
Ambos habían pensado que sería una fiesta con más de 100 personas, pero para su sorpresa, Genos les dijo sobre una actividad escolar que chocaba con su cumpleaños, por lo que no podrían venir la mayoría de personas que invitó, confirmando solo un par de vecinos y algunos conocidos de ambos.
Al final, el lugar solo fue reservado para 20 personas, todos adultos, y solo 2 niños, uno de 3 años y el otro de 6 años.
Una pequeña alarma sonó en la cabeza de Stanley cuando notó eso, temiendo lo que esa obvia mentira suponía en el entorno de estudio de su hijo. Los maestros jamás se quejaron de él e incluso él no hablaba al respecto, por lo que ellos asumieron que todo iba bien.
Genos era demasiado alegre como para que alguien pensara que no estaba rodeado de amigos todo el tiempo, pero no fue hasta en ese momento que ambos notaron como su pequeño le costaba socializar con los de su edad.
Mientras arreglaban el salón de eventos, Maya le comentó a Stanley que Genos, probablemente, había adaptado sus entrenos y sus enseñanzas extracurriculares, como un mecanismo para alejarse de sus compañeros y centrarse más en hacer lo que le gustaba más, como hacer trucos de magia o entrenar con ellos.
Stanley no supo como responder a eso, pues incluso él hacía lo mismo en la escuela, hablando cuando era necesario y pasando la mayor parte de su tiempo alejado de todos y contemplando el cielo... O así era antes de que Xeno llegara a su mundo y lo metiera en un sin fin de situaciones mientras iban creciendo.
Una parte de sí mismo, esperaba que su hijo pudiera encontrar a un amigo de su edad, otra parte de él esperaba que su hijo fuera menos un mago con muchas máscaras, a ser solo un niño que le gustaba pasar tiempo con su familia.
...
En la fiesta, Xeno había perdido la apuesta para usar una ridícula botarga de uno de los amigos de una gata japonesa sin boca. A Genos le encantó y a los chicos que habían llegado al cumpleaños de su hijo, parecieron disfrutar de la compañía de la botarga y de los globos con helio que repartía con forma de planetas.
Cada que se acercaba, su amado le aseguraba que había hecho trampa con su juego de la noche anterior sobre quien se venía primero. No así, ver a su hijo riendo junto a otros niños que encontraban en el local y gustosos aceptaron la invitación de Genos a unirse a su fiesta, les hizo saber que su pequeño, quizás solo necesitaba un lugar mejor para relacionarse y no ese colegio en la cual estaba.
Maya, quien iba disfrazada y maquillada como un payaso, estaba entreteniendo a los chicos cuando Xeno se quitó la cabeza de esa botarga y se acercó a tomar la soda que su esposo le ofreció.
—Al final, nuestro Genos se está divirtiendo. -le dijo, cuando se rieron un poco de como era ahora Genos, quien tomaba el mando del juego que Maya estaba haciendo para todos-. Demonios. -dijo su esposo cuando dejó el vaso de soda en la mesa y empezó a mover sus manos hacia su espalda-. Necesito ir al baño.
—Puedo ayudarte a quitar el traje cuando lleguemos al baño.
Stanley pensaría en ese momento que su tono de voz no fue nada coqueto, y que tomar la mano de esa botarga solo fue para guiarlo mejor hasta los baños.
No así, cuando llegaron al baño y ayudó a su esposo a salir de ese traje, verlo con una camisa pegada a su cuerpo y gotas de sudor recorriendo su cuerpo debido al uso de esa botarga, quizás activó algo en ambos... Algo que inició con un pequeño beso y luego fue escalando hasta que terminó con ellos dos masturbándose mutuamente en la cabina del baño especial para discapacitados.
Ambos habían olvidado que no era el salón de Lola, quien a veces los cubría cuando ambos se ponían en un modo coqueto, ahora ellos estaban en el baño de un local familiar, con gente que entró al baño y escuchó los gemidos de ambos y luego llamaron a los encargados que, sin reparo en lo absoluto, les tocaron la puerta ordenándoles salir y a su vez, frente a todos los que estaban en ese lugar, echarlos por hacer actos indecorosos en un espacio público.
La mirada que su hijo Genos les dio a ambos, solo fue el inicio de un sermón que les duraría un año completo, repitiéndose cada vez que salían en familia a comer a fuera de su casa.
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Un mes antes de inscribirse a un nuevo curso escolar, Genos llegó a ellos con un informe de varias páginas sobre la importancia de la integración en una escuela pública y como, al convivir con niños que procedían de ella en su fiesta de cumpleaños, le había dado la idea perfecta para intentar inscribirse en una y conocer de primera mano la enseñanza de una escuela estatal.
Genos no tuvo que presionar mucho, ya que, luego de ese bochornoso día de su cumpleaños, tanto Xeno como Stanley, empezaron a investigar más sobre la vida escolar de su hijo y en efecto, lo que más temían ambos, fue la respuesta que obtuvieron.
Genos había sido marginado, desde aquel incidente con el niño que expulsaron y que él golpeó.
Ambos habían dejado que Genos hablara sobre datos estadísticos y esquemas que demostraban la importancia de conocer la realidad a través de la experiencia de una escuela pública.
Y aunque a Stanley, no le agradara mucho la idea de dejar a su hijo ir a una escuela pública, sabía de primera mano que su pequeño tenía no solo la fuerza para defenderse, sino la astucia y capacidad para cubrir sus huellas si así lo quisiera él.
... Stanley no lo sabría ese día que fue a inscribir a su hijo a esa escuela, pero con esa firma y la de su esposo, habían condenado a ese lugar a que en un par de meses más ser el epicentro de un caos sin precedentes, en donde tanto los alumnos como los maestros se enfrentarían a una guerra campal.
Y todo ello, fuera solo porque su hijo quería hacer un experimento social.
Siempre he tenido este HC de Stanley, sobre ser un Showman, no recuerdo donde lo leí, pero casi al tiempo encontré a varios artistas dibujando a un Stanley sobre un escenario.
En mi opinión y siguiendo la lógica de mi fanfic, Genos ya traía esa espinita en su pecho sobre querer ser visto, sin saber que Stanley, no solo era un orador innato, sino que tiene un registro vocal envidiable. -culpen también a la voz del artista de doblaje en japonés que tiene un tono agudo al momento de hablar que Uff, para qué les digo si ustedes ya lo escucharon-. Y buscando más información al respecto, me di cuenta qué gran parte de nuestro registro vocal proviene por herencia genética... En resumen, y con mi realidad bien pinche alterada, es que Genos saco lo mejor de sus papis, incluyendo su talento artístico.
Okey, volvamos al punto principal. Con este extra, terminamos el arco 7 y entramos al Arco 8: Mi hogar.
Estoy muy animada para seguir escribiendo, ya que al fin veremos el pasado de los hermanos Nanami, desde mi punto de vista, claro está, pero igual me moría de ganas con escribirlo.
También, quería darle un poco de respiro a la familia disfuncional de Genos, para ir de lleno con la familia disfuncional de Ryusui XD.
En fin, lo único que sé, es que Francois estará más que feliz de tener a sus niños de nuevo juntos.
La imagen de referencia es de la artista de Twitter: bUni•* (@bUniØ1N), por favor, apoyen el arte de esta artista, es realmente buena en lo que hace, les dejó por aquí les dejo el link.
Nos estamos leyendo el fin de semana, un abrazo psicológico a todos.
o(* ̄▽ ̄*)ブ Autora-san, fuera.
Chapter 94: Capítulo 85: Melodía para tres.
Summary:
Ryusui se prepara para reencontrar a su hermano Sai, apoyado por su esposo Ukyo desde la distancia. La expedición científica en la India despierta heridas familiares enterradas.
Notes:
La canción para este reencuentro, está aquí:
Canción: Icarus.
Artista: The Crane Wives.
Link: https://www.youtube.com/watch?v=jvAfd_Ra21Q
Chapter Text

...
Ryusui suspiró cuando le avisaron que era su turno para comunicarse con su esposo, dejando el timón del barco a un muy animado Chrome. El clima era favorable e incluso le habían propuesto que fuera a descansar esa noche, pero él simplemente no podía hacerlo.
Se sentó en la silla cerca del comunicador y se colocó los cascos para escuchar con mejor claridad la voz de su amado.
—Hola amor. -saludó Ryusui, su voz lejos de sonar con aquella alegría característica de él, dejó que el cansancio se filtrara en sus palabras-. Sé cómo sueno, pero me encantaría saber ¿Cómo has estado?
—Creo que estoy mucho mejor de lo que puedo escuchar en tu voz. -dijo sin rodeos, pero Ryusui notó el tono de preocupación en su entonación-. ¿Quieres que siga hablando yo o puedo preguntar que te pasa?
Ryusui soltó un mofido divertido, su esposo era un ser muy perspicaz, y sabía que aunque no lo dijera en esta conversación, tarde o temprano debía hablar sobre eso, y ahora que estaban a pocas horas de llegar a las costas de la India, tal vez hablar con su esposo le haría sentir mejor.
—Hace no mucho terminamos la reunión sobre la ruta que tomaremos para despetrificar a las personas de la ciudad de las matemáticas. Francois fue de mucha ayuda al señalar la ubicación de la universidad que fundó el conglomerado Nanami.
—Supongo que no debería extrañarme el alcance de tu familia, pero sé que tú lograras el doble en este nuevo mundo.
—Ja ja, no dudes ni por un segundo que así será. -dijo con confianza, más relajado que antes, y luego, cuando su alegría bajo un poco, siguió explicando con la misma seriedad del principio-. Mañana estaremos arribando a primera hora. Chelsea nos aproximará a esa zona en específico, seguramente tardaremos entre uno a dos días el escarbar la zona y encontrar a las personas necesarias para empezar a construir en el lugar.
Cuando Ryusui terminó de hablar, hubo un silencio al otro lado de la línea, silencio que Ukyo, con aquella voz serena que tanto le gustaba escuchar le dijo.
—Acabo de tener un déjà vu. -la risa de su amado, descolocó un poco a Ryusui, no así, sus labios subieron cuando le escuchó reír-. No sé si lo has notado, Ryusui, pero sueles hablar de forma muy formal cuando tienes mucho para reflexionar... Lo hiciste la primera vez que entre a tu cabaña cuando estabas construyendo el Perseo. Aunque sabes como debía de ser cada parte del barco, querías que fuera perfecto para todos, sobrepensando cada pequeño detalle para mejorarlo y hacerlo más funcional con lo que podíamos tener en esta nueva era.
—¿Y eso es algo bueno o malo? -preguntó sin entender el punto.
—No he dicho que sea algo malo. -respondió con prontitud-. Digo que admiro mucho eso de ti, porque aun sabiendo como hacer algo, cuando lo que quieres hacer involucra a otros, tratas de darlo todo incluso a costa de tu salud, como esa noche que te obligué a dormir.
Ryusui no pudo evitar reír al recordar ese momento y como se sorprendió al saber la fuerza que ocultaba Ukyo.
—Quizás tu amado esposo es más testarudo de lo que crees.
—Definitivamente, mi amado esposo lo es. -siguió el juego Ukyo-. Y ahora puedes entender por qué tuve ese pequeño déjà vu, solo que esta nueva meta no es algo material, sino una persona... Es por Sai, ¿verdad?
El cuerpo de Ryusui se tensó al instante de escuchar esa afirmación, como si el pasado le susurrara en el audifono. Ya había tenido esa charla con su esposo sobre su familia, Ukyo sabía muy bien su historia así como él conocía la suya.
Y aun así, dentro de él habían sentimientos encontrados cada que se trataba de su hermano mayor.
—Cuando te hablaba de él, estaba seguro de que algún día lo traería de vuelta a nuestro lado. -explicó Ryusui, apoyando su espalda al respaldo de la silla-. Pero ahora que estoy a horas de tenerlo de regreso, es como si fuera ese niño que aún se sienta a esperar que su hermano regrese a casa, aun sabíendo que no volvera más... Un poco patético, lo sé.
—Yo no escucho a una persona patética en este momento. -le dijo con seguridad-. Escucho a una persona que espera a alguien que ama y que ahora se dispone a ir a recuperar a su hermano mayor.
—Un hermano que quizás no quiera verme.
—¿Y no se supone que a los marineros les gustan los retos? -le preguntó con un toque de diversión en su voz-. Algo no cuadra del todo sobre su relación como hermanos, en especial el porqué se fue el día siguiente a tu “milagrosa recuperación” luego de haberte cuidado con esmero durante todo un mes.
—Eso es algo que siempre me he preguntado. -dijo más para sí mismo que para su esposo, no así, el buen oído de su amado, por sobre la estática, captó esas palabras.
—Quizás Francois sepa algo, pero no lo ha dicho porque no está autorizada a hacerlo. Solo lo sabrás si puedes hablar con calma con Sai.
—Lo sé. -respondió, sobándose las sienes de su cabeza al saber que su amado había llegado a la misma conclusión-. Y sé que no debo enojarme con Francois por esto, porque debe haber una razón de peso por su silencio.
—Me alegra saber que mi amado esposo es una persona tan sensata en este momento. Estoy muy orgulloso de ti, Ryusui.
Ryusui no pudo evitar sentarse un poco más recto ante el alago recibido, y aun así, un pensamiento surgió en su cabeza, pensamiento que su amado dijo en voz alta.
—Ojalá pudiera estar ahí para ti en este momento y poder abrazarte, Ryusui.
—Lo haces ahora, mi amado esposo. -le respondió, con una mezcla de coquetería y amor puro-. Incluso sin verte, puedo sentirte cerca de mí.
—Ryu. -le llamó con dulzura.
—E incluso puedo sentir tus manos tocando mi pecho... -empezó con una voz más seductora.
—Ryusui, no estoy teniendo sexo telefónico contigo en una línea pública. -advirtió, pero claramente se podía escucharla diversión en su respuesta.
—¿Lo intentaríamos si es una línea privada?
—¿Acaso estás insinuando crear una línea privada solo para tener sexo telefónico conmigo?
—Lo haría sin problema alguno. -dijo con firmeza, subiendo sus hombros con indiferencia-. Además, no estoy escuchando un no por respuesta.
La risa de Ukyo se escuchó en los audifonos, haciendo que automáticamente su cuerpo se relajara. Sabía que su amado estaba tratando de animarlo, pues Ukyo tenía esa extraña forma de hablar sobre cosas serias con él.
Empezaba tratando de ser formal y luego cambiaba de tema sin que te dieras cuenta. Ukyo no era tan hábil con las palabras como Genos, pero sí era capaz de ayudarte a relajar tu mente para que vieras el camino completo y no solo la visión que el sobrepensamiento podría enseñarte.
—Ryusui, lo harás bien, oh capitán, mi capitán. -dijo sabiendo que ambos entendían la referencia-. Confía un poco más en ti mismo y deja que él hable primero.
—¿Puedo empujar un poco la conversación? -pidió con diversión-. Conozco a mi hermano y seguro cuando despierte, saldrá corriendo al verme, incluso te lo puedo apostar.
—Al menos estás consciente que puede correr tanto a tu lado como lejos de ti.
—Jaja, es que Sai es un miedoso.
—Y tu un chico imperactivo como un Golden Retriever. -Ryusui imitó un ladrido, haciéndolos reír a ambos-. Sigue tu instinto mi capitán, sé que ambos podrán hablar con calma, como cuando jugaban ajedrez.
Ryusui abrió los ojos al tener una idea de la forma en que podría acercarse a su hermano, por lo que no dudo en decírselo a su esposo, dejándose llevar entre recuerdos pasados y planes futuros.
Ukyo no solo escuchaba pasivamente sus palabras, sino que aportaba cosas concretas a sus planes, haciendo que sus ideas tomaran un rumbo más realista y práctico.
...
Francois que estaba parado detrás de la puerta, prefirió no ingresar para dejarle una taza de té a Ryusui, al escuchar un tono de voz más animado en él. Había escuchado casi toda la conversación, y a pesar de que no podía escuchar del todo la voz de Ukyo, se podía hacer una idea de sus palabras al escuchar la respuesta de Ryusui.
Ya había notado antes el estado anímico de Ryusui, la forma melancólica que se acentuaba cada vez que se acercaban más a su destino, pero esas llamadas que tenía con su esposo, parecían devolverle esa seguridad que tenía Ryusui cuando solo eran ellos tres en aquella enorme casa, ese brillo antes de ser dejado por su madre, antes de que Sai tuviera que irse.
Francois sonrió, dejando caer un par de lágrimas al escuchar la risa de Ryusui al decirle a Ukyo que volvería a domesticar gatos para que siempre lo acompañaran, pues al igual que Sai, a Ukyo le gustaban más los perros que los gatos.
Francois no creía en las coincidencias sino en lo que uno desea y lo que harás para cumplirlo, pero ahora en este nuevo mundo, alejados de aquel demonio que se hacía llamar la señora de los Nanami, sus pequeños Sai y Ryusui tenían una oportunidad de estar juntos, una oportunidad para tener no solo aliados, sino que verdaderos amigos, una verdadera familia... Y él estaría trabajando para hacer ese puente que sus niños necesitaban para volver a confiar en el otro.
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Ryusui dio un bostezo mientras estiraba su cuerpo, se había quedado toda la noche trabajando en el taller de Kaseki, dando los últimos toques a las piezas y el tablero de ajedrez.
Kaseki había tallado con una rapidez envidiable todas las piezas, por lo que Ryusui se había hecho cargo de los detalles finales. Su amado Ukyo había sido brillante al darle esa idea y ahora que veía todas las piezas finalizadas y listas para usar, Ryusui realmente esperaba que esta vez, Sai le permitiera volver a jugar con él.
La alegre voz de Kohaku anunciando tierra, fue su llamado para ir a la cabina para comandar ese último tramo hacia la costa.
...
Lo primero que Francois pidió a Chelsea, fue que le indicara el lugar donde encontrarían las especies, pues esa noche, en su menú quería volver a traer una comida que todos disfrutarían.
Chelsea no dudó en indicar el camino cuando tocaron tierra y Ryusui se animó más al reconocer algunas hierbas que Francois solía plantar en la casa de su familia.
Con un buen botín de especies y las respectivas recolección para el invernadero del barco, todos se pudieron a trabajar para dirigirse hasta el punto donde empezarían a excavar hasta entrada la noche.
Francois hizo curri para esa noche y fue un poco obvio como el sabor picante hiciera que a los de la aldea Ishigami, se les fuera difícil comerlo, más no por eso dejaron de hacerlo al degustar el nuevo sabor.
Ryusui incluso tuvo que reconocer que su paladar también sufrió un poco por la falta de comidas picantes, pero la combinación era tan sabrosa que todos siguieron comiendo, incluso pidiendo más.
—Me alegra tanto que nos hallamos ahorrado un año entero al tomar la ruta del canal Suez. -dijo Genos, disfrutando de la comida picante después de muchos años sin una-. Extrañaba estos sabores en la comida.
—Si nos hubiéramos tardado un año más. -comentó Kohaku, bajando su plato y mirándolo con una sonrisa suave-. Me hubiera convertido en la hermana mayor de Ruri, ya que ella sigue petrificada.
—Es verdad. -afirmó Suika-. Solo espero que nuestros amigos estén bien y no se hayan roto o que sus piezas se encuentren erosionadas.
—Ja, yo no estoy preocupada por eso. -aseguró, con una sonrisa de orgullo en sus labios-. Ruri, como la sacerdotisa de la aldea, seguramente les dijo a todos que adoptaran una posición defensiva, no tengo duda de ellos... Puede que estemos separadas por mar y por tierra, pero somos hermanas y como familia nos conocemos bien... Ella estará bien... Todos lo estarán.
La voz de seguridad de Kohaku, hizo que una sonrisa apareciera en el rostro de Ryusui, sonrisa que lo llenó de valor, de esperanza, de aquella certeza de conocer incluso el lugar en donde debería estar enterrado Sai.
—Mis instintos de capitán no fallan... Yo sé, que hace miles de años, cuando ocurrió la petrificación, debió alcanzar esta parte de la India como a las 9:30 de la mañana, justo cuando estaban a punto de empezar las clases... Cuando Sai estaba petrificado, estaba en la azotea de la universidad, ahí es donde lo encontraremos.
Aseguró con confianza, dejando a Kohaku con una risa de lado, asegurándole que conocía muy bien a Sai, o que eran muy cercanos. Genos incluso le advirtió que si ese tal Sai es un viejo amante, que no dude de que lo castrara si siquiera piensa en traicionar a su hermano Ukyo.
Ryusui pudo ver como Francois a la lejanía se rio un poco por ese comentario, pero al ver la seriedad en el rostro de Genos, le aseguro que jamás engañaría a Ukyo.
—No estoy quitando mi advertencia de todos modos. -le dijo Genos con convicción.
Ryusui esta vez se rio un poco más ante la amenaza, no porque no dudara que fuera realidad, sino porque dudaba siquiera que Sai alguna vez sintiera algo por otra persona que no fuera una máquina.
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Senku y Chelsea se pusieron a trabajar toda la noche para cálcular el lugar correcto y junto a los primeros rayos de sol del día siguiente, el equipo salió a buscar a esas personas con mejor precisión de la zona.
La zona era grande y ablandar la tierra para excavar se volvió más complicado a medida se adentraban más al lugar, no así, al llegar la siguiente jornada luego del almuerzo, Kohaku miró algo raro en el suelo donde había estado cavando, por lo que tomando una pala más pequeña, empezó a escarbar hasta llegar a las raíces de ese arbusto que le llamó la atención.
Al cabo de unos minutos, llegó hasta una zona dura del suelo y empezó a cavar al rededor de esta, hasta que lo vio. Era una cabeza petrificada.
Empezó a llamar a todos para que lo vieran, y con una velocidad digna de su fuerza, logró llegar hasta el fondo del lugar para que todos vieran a esas cuatro personas petrificadas. Estaban alineadas de una forma que hacía ver que la persona de adelante tenía un par de brazos extras.
—¿Es este el genio matemático? -preguntó Kohaku, mirando mejor al chico ahora que lo había limpiado-. Al menos me parece guapo.
—Genial, otro genio guapo. -dijo Chrome con un pequeño puchero-. Lo siento, pero no estoy muy contento con esto.
—Interesante... -habló Genos que traía la ropa junto a Francois-. Parece que es mitad Indio, mitad Japonés.
—En efecto, amo Genos, Sai es una persona mestiza.
Francois empezó a limpiar mejor la estatua de Sai y a ponerle la ropa. Genos no pudo dejar de ver como la mirada tanto de Francois como la de un callado Ryusui, eran dirigidas a esa persona, incluso podría apostar que ese tal Sai, era más que un simple conocido para ambos.
Francois fue muy cuidadosa con el cuerpo de Sai, revisando si faltaba alguna pieza o tenía una grieta importante. Al ver que todo estaba bien, hizo una leve inclinación para dar espacio a Senku con el líquido despetrificador.
—Me pregunto como será esta persona. -mencionó Suika, acercándose más a su padre.
—Bueno, en nuestro tiempo, un genio matemático solía ser de esta forma... -empezó a detallar Genos a su pequeña y Chelsea se hizo una imagen más antisocial de la descripción de Sai.
La piedra empezó a erosionar hasta romperse y Ryusui contuvo el aliento, su sonrisa se había congelado en su cara. No es que no estuviera feliz en ese momento, sino que no sabía como actuar ahora que al fin tenía a su hermano frente a él.
—Sai... -escuchó el susurro de Francois a su lado, una mezcla de alivio y añoranza con cada trozo de piedra que caía de su piel.
Cuando Sai parpadeó, confundido y desorientado, al primero que vio fue a Genos junto a una Suika que parecía esconderse detrás de él.
—¿Q-qué paso?
Sai empezó a ver a su alrededor, la selva espesa que había, el silencio que solo podía escuchar en las mañanas antes de las clases que impartía. Luego volvió su rostro a un Genos que sonrió con calma al encontrar sus miradas de nuevo.
—D-disculpa, ¿acaso ustedes me salvaron? Realmente no tengo palabras para agradecerles por esto, ha pasado mucho tiempo desde que pude moverme correctamente... Más de 3000 años si mis cálculos no estan mal.
—¿Estuviste despierto todo este tiempo? -preguntó Senku con curiosidad, acercándose a él para verle mejor.
—No todo el tiempo, pero sí el suficiente para llevar un dato estimado del tiempo y...
Sai giró a ver a las demás personas que estaban junto al grupo frente a él y dejó de hablar al ver a esa persona. Ryusui se había acercado, ocultando a Francois que se limpiaba las lágrimas de sus ojos.
Aquella sonrisa incómoda aún estaba en la cara de Ryusui, y no así, Sai no pudo evitar gritar y salir corriendo al ver de nuevo a Ryusui frente a él.
—¿Pero qué le pasa? -cuestionó Chrome, haciéndose a un lado cuando Sai salió corriendo de ahí.
—Jajaja, lo viste Francois, ha salido corriendo cuando me vio, sabía que debía apostar con Ukyo sobre esto. -Francois negó con la cabeza, una sonrisa creciendo en ella al ver a Ryusui un poco más relajado-. Vayan por él.
—Oh, eso déjamelo a mí. -le dijo Kohaku que no dudo en correr tras el chico que era rápido huyendo de ellos, pero no tanto como para escapar de ella.
Kohaku no dudo en inmovilizarlo en el suelo, a pesar de los gritos aterrados del chico.
—Kohaku-chan, no seas brusco con él. -pidió Genos, acercándose a ellos-. Me disculpo por el trato Sai-chan, pero necesito saber ¿por qué huyes de nosotros si te hemos ayudado a salir de la piedra?
—No de ustedes, sino de él. -apuntó con el dedo Sai-. Vine hasta la India porque pensé que era lo suficientemente lejos, ¡me equivoqué! -volvió a gritar, tratando de zafarse del agarre de Kohaku-. Me niego a volver a ese lugar. No puedo volver a ese lugar si tengo que convivir de nuevo con ella... No si él está ahí.
Sai volvió a apuntarlo, lo que hizo que todos vieran a Ryusui. Genos miró a ambos y sus ojos se abrieron al entenderlo, por lo que Ryusui con una sonrisa un poco más sincera, hizo las presentaciones correctas.
—El nombre completo de esta persona es Sai Nanami. -Ryusui se acercó más a él y estirando su mano, le dijo con una sonrisa genuina-. Ponte en pie, hermano. Necesitamos que te unas a nosotros, con tu poder cerebral que es millones de veces superior al resto.
—Espera... ¿Sai es el hermano de Ryusui? -dijo confundido Chrome.
—¡Me rehuso! -gritó Sai, tratando de huir de nuevo hasta que vio a una figura familiar detrás de su hermano, casi al instante, su cuerpo dejó de luchar y se relajó diciendo el nombre de esa persona en un susurro contenido-. Francois.
—Ha pasado mucho tiempo sin verte, joven Sai. -Francois hizo una reverencia y al levantarse, una sonrisa colgaba de sus labios.
Sai se puso en pie aun sin creer lo que veía frente a él, mirando de Francois a Ryusui una y otra vez, hasta que Francois, con una sonrisa mucho más dulce, asintió con la cabeza y abrió sus brazos. Sai no dudo en correr y abrazarle, sintiendo un alivio casi instantáneo cuando Francios le susurró: “Ellos ya no están aquí”
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—Me pregunto si existé alguna razón por la cual nos ocultaste que Sai-chan, es tu hermano mayor, Ryusui-chan. -preguntó con curiosidad Genos, caminando junto a todos de regreso al barco para descansar ese día.
—Me pareció irrelevante. -respondió alzando sus hombros con indiferencia-. Además, deseo a Sai Nanami por su talento de primer nivel, no consideré importante mencionar lo demás.
—Eres increíble, Ryusui-chan. -dijo con sarcasmo Genos, viendo como Ryusui empezaba a reír.
—Eso lo tengo más que claro, Genos. Por eso quiero a Sai de nuestro lado.
—¡No lo haré! -le gritó Sai que caminaba frente a ellos sujetando la ropa de Francois-. Ryusui les mintió. Él siempre dice que soy un genio cuando no lo soy, convenciendo a otros sobre argumentos erróneos de mí.
—Qué raro, Ryusui no ha dicho ninguna palabra mala sobre ti. -dijo con calma Chelsea, acercándose a él y mirándolo de cerca, inclinó un poco la cabeza para preguntar-. ¿Así que no eres un genio?
—Exacto, no lo soy.
—Oh, no te preocupes, será divertido de todos modos. -le respondió Chelsea, juntando sus manos en un animado saludo-. Genio o no, me alegra que seas nuestro nuevo compañero normal.
—¿De verdad no les importa que no sea un genio? -dijo conmovido, viendo a Chelsea que le sonreia con diversión y a un Genos que le sonrió mientras asentía con calma para no asustarlo más.
—Jaja, no crean esas palabras de Sai. -respondió con seguridad Ryusui, tronando sus dedos con diversión-. Como hermano suyo lo conozco mejor que nadie. Sai. -le llamó, asustando al chico que se escondió detrás de Genos-. Recuerda que desde los cuatro años has intentado rechazar tus talentos.
Ryusui empezó a relatar como a esa edad Sai podía resolver ecuaciones como la multiplicación de diez cifras. Francois confirmó el relato, dando la cantidad que Sai resolvió en cuestión de segundos.
—Se equivocan. -dijo a la defensiva-. Las matemáticas mentales es algo inútil a comparación de un ordenador que puede hacer cálculos al instante. Con el tiempo necesario, fácilmente alguien podría hacer una operación de diez cifras si no cuenta con una calculadora en ese momento.
—¿E-eso crees? -dudó Genos, tratando de hacer un cálculo tan grande como ese, incluso Chrome y Senku empezaron a intentarlo, admitiendo que les tomaría más de un par de segundos hacer tal acción.
—Hmph, no importa como lo pienses, Sai, no puedes ocultar tu talento evidente para las matemáticas y la ciencia. -proclamó Ryusui con mayor seguridad que el principio-. Es por eso que la corporación Nanami... No, es por eso que yo deseo tus habilidades por encima de todo.
—¡Lo sabía! -gritó, apuntándole con el dedo-. Todos me quieren para ponerme a trabajar. Soy programador, no matemático. -refutó a las palabras de Ryusui-. Mi único deseo es programar.
Las manos de Sai se alzaron como si tuviera su viejo portátil, pero frente a él no había nada, solo tierra, mar y un nuevo mundo de piedra. Mordiendo sus labios, Sai buscó a quien Genos dijo era el líder y genio loco que busca traer a todos de regreso.
—Disculpa. -preguntó aclarando su voz para que saliera más firme-. ¿Cuánto tiempo llevara construir un ordenador moderno en este mundo de piedra?
Senku lo miró por un momento antes de suspirar y rascar su oído poco interesado en todo el show que estaban creando los demás sobre él nuevo tripulante.
—Sabes que los semiconductores son el infierno para su creación, bueno, hasta el infierno sería más razonable y menos tedioso de crear, por lo cual lo estamos descartando por el momento. Con suerte, entre cinco años, tal vez diez.
—¡Lo vez ahora! -volvió a gritar Sai-. Porque revivirían a alguien como yo... En un mundo donde no hay ni una simple calculadora... ¿Qué se supone que haga un programador como yo?
La sonrisa de Ryusui se fue de sus labios, al ver como su hermano miraba derrotado el suelo del barco, dejando caer un par de lágrimas de completa frustración.
Ryusui apretó los puños, tratando de controlar el impulso de ir y darle un abrazo a su hermano, de decirle que se equivocaba, que él era más útil de lo que creía, pero sabía que su hermano no le escucharía, por lo que, soltando un suspiro casi con dolor, pasó al lado de su hermano y le dio un pañuelo a Francois.
—Francois te enseñará el lugar en donde puedes descansar, mañana podemos hablar con más calma sobre todo.
Sai parpadeo un par de veces por sobre sus lágrimas, viendo partir a su hermanito. No sabía si sentirse confundido o feliz de que él no hiciera lo que siempre hacía cuando eran pequeños que era correr a su lado y abrazarlo, pero para su sorpresa, Francois fue quien le entregó un pañuelo y le pidió que lo acompañara para mostrarle su habitación temporal, para que pudiera descansar luego de tanta información recibida ese día.
Él acató la orden y siguió a Francois, aún sorprendido por la actitud de su hermanito, o mejor dicho, por la falta de acción que le estaba mostrando.
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—Esto lo diseño Ryusui, ¿verdad? -le dijo a Francois, una vez entró a su habitación.
Desde que vio el barco por fuera, a lo que estaba viendo ahora dentro de él, no había duda de que su hermano metió sus manos en ese barco.
—El primer Perseo, fue el barco de vela y motor que siempre quiso tener Ryusui. -habló con calma Francois-. Este, el Perseo dos, fue diseñado con la ayuda de otras personas.
—¿Ese tal Senku y el padre de ese chico Genos? -preguntó, recordando un poco de la conversación con el chico de cabellos bicolor.
—Así es.
Sai sonrió de lado, aun sin creer del todo lo que le habían dicho esa tarde. La reconstrucción de la civilización, dos guerras, tres ciudades fundadas que no solo son funcionales, sino que siguen expandiéndose para traer a más personas, un plan para ir a la luna que ya estaba en marcha... Y ahora, luego incluso de sobrevivir a la muerte en Araxá, su hermano y Francois lo habían traído de regreso.
—¿Qué piensa hacer Ryusui con los demás miembros de los Nanami? -cuestionó, luego de soltar un suspiro y sentarse en la orilla de la cama.
—En los planes de Ryusui no está el traer a nadie más que a ti con el apellido Nanami.
—¿Y lo sabe? -le preguntó agachando la mirada, aun sin atreverse a ver a Francois.
—No lo sabe. -aseguró Francois, quitándose su pañuelo y abriendo su camisa, para mostrar su vientre.
Sai abrió los ojos al ver esa acción, pero al ver el vientre de Francois, no dudo en llevar su mano hasta ahí.
—No está la cicatriz. -susurró con incredulidad, aun palpando la zona-. ¿Esto también es parte de los efectos de la petrificación?
—Según el amo Senku, la petrificación logra curar enfermedades adquiridas con el tiempo, incluso teorizamos con Ryusui que puede traer a la vida a las personas, más no cura las enfermedades congénitas.
—¿Crees que tu matriz...? -Francois negó con la cabeza, lo que hizo que Sai se alejara de él-. Lo lamento.
—Se lo dije cuando esto pasó, y sé lo diré de nuevo ahora, Sai. Nada de lo que pasó en aquel entonces fue su culpa.
Francois terminó de colocar su ropa una vez empezó a hablar, mirando a un Sai que parecía más mortificado que antes.
—Sin embargo. -aclaró, al ver las lágrimas en los ojos de Sai-. Teniendo en cuenta que Ryusui ahora es un hombre más maduro, me gustaría pedirle que se acerque a él para hablar sobre esos acontecimientos... -Francois se sentó cerca de Sai, tomando una mano de él, le dio un pequeño apretón para llamar su atención y que le mirara-. Ryusui ya no es un niño que tenemos que proteger, Sai, es un líder, uno de los cinco generales de este nuevo mundo.
Sai mordió sus labios, aun dudando sobre eso, sobre todo en general, por lo que, devolviendo el agarre firme de Francois, le miró un momento más antes de preguntar.
—¿Él es feliz ahora? ¿Lo son ambos?
Francois le sonrió con ternura, conmovido por la preocupación de Sai, aun cuando sus palabras sean directas y sin filtro presentando un contundente rechazo para con su hermano, Francois sabe que Sai a cuidado a Ryusui incluso cuando el menor jamás lo supo.
—Lo somos. -dijo con firmeza-. Pero desde que volví a su lado, él ha sido firme en su convicción de volver a verte para que formes parte de este nuevo mundo. ¿No te gustaría quedarte un poco más con nosotros?
Sai se rio por la petición y soltando la mano que tenía la de Francois, se puso en pie y caminó con más calma en la habitación.
—Lo pensaré. -dijo sin más y Francois no le presionó de nuevo.
Se levantó de la cama y le dijo a Sai que descansara mientras iba a preparar la cena para la tripulación y que era libre de comer con ellos o comer aquí. Sai prefirió comer ahí, pues necesitaba pensar más.
Francois se fue, volviendo a repetirle a Sai que nada de lo que pasó cuando ellos eran niños, fue la culpa de él.
Cuando se cerró la puerta de su habitación, Sai soltó un suspiro, aun seguro de que Francois solo le decía eso para hacerle sentir bien. Era parte de su paquete de cuido y sabía que Francois siempre los cuidaría como si cuidara a los hijos que jamás podrá tener por su culpa, por lo que sus palabras tal vez no eran del todo ciertas.
—Al menos parecen más felices que antes. -le dijo al silencio de la habitación.
Sai se tiró a la cama y miró el techo del lugar, cerró los ojos momentáneamente y escuchó el latido de su corazón, el ruido de las olas golpeando el barco, la brisa que zumbaba en los árboles y el ruido de algunos animales. Eso era todo lo que había ahora, nada del ruido de aquella villa universitaria que era antes, nada de la risa de las personas cuando probaban algún nuevo videojuego que el programaba, nada de la bulliciosa voz de los pocos alumnos a los cuales impartía clases sobre programación... Nada de esas llamadas nocturnas con Joel mientras jugaban o cuando estaban metidos en sus trabajos y solo el teclear de sus dedos en el teclado y el ruido de las piezas que ensamblaba Joel se escuchaban al otro lado de la línea.
Era un nuevo mundo, uno donde él no era de utilidad... Donde no sabía si algún día podría volver a ver a los que dejó atrás.
—Me alegra saber que ustedes están bien, pero y yo... ¿Qué se supone que haga ahora? Sin poder programar en este mundo de piedra... Algo que puede durar entre cinco a diez años, ¿Qué se supone qué tengo que hacer? Ni siquiera puedo solo ir y buscar a Joel o a mis alumnos, ¿Acaso realmente podré hacer eso? ¿Cómo siquiera puedo saber a donde ir? ¿Y si no puedo hacerlo? ¿Y si Ryusui no quiere que viaje con ellos luego de saber todo? ¿Acaso no estaba preparado para eso desde antes?
Sai llevó sus manos a su cara, gimiendo con frustración ante tantas preguntas que había en su mente.
—Realmente, ¿Para qué me trajiste de regreso Ryusui? Tu vida sería más fácil sin mí a tu lado... Sería más facil para los dos, sin tener que revivir el pasado con mi presencia.
No estoy muerta, todavía, solo que me estoy quedando sin tiempo de escribir por el trabajo. -jamás dejaré de quejarme de la vida adulta- .·'¯'(>▂<)'¯'·. Además de en serio necesitar un respiro para mí.
Hoy había pensado hacer una doble actualización, pero no estoy segura si podré terminar el otro capítulo a tiempo, así que sin falta tocara mañana, pues aún estoy arreglándolo para que quede bien.
En fin, volvimos con otro de los reencuentros que todos queríamos ver, Sai al fin aparece en escena y con ello la aventura final de los chicos se acerca.
Tengo este HC sobre la familia Nanami y es que ellos son una familia cruel y oscura, y Francois, como el guerrero que es, intenta hacer todo lo posible para cuidar a Sai y Ryusui. Así que aprovechando esta idea, quise jugar con ese pasado de los hermanos que involucra tanto a la madre de Ryusui como a Francois.
Tenía una canción diferente para esta parte, pero la dejé mejor para el siguiente capítulo y preferí poner esta que me grita: "Te odio/amo hermano." Siempre he creído que los hermanos tenemos esta cosa que a pesar de todo, de las peleas, de las bromas y molestias, al final del día siempre existirá ese cariño especial. Lo sé, sé que no en todas las familias es así, pero soy un poco soñadora en ese aspecto.
Creo que así como el mito de Ícaro y como la canción lo ejemplifica, Ryusui era ese joven que volaba cada vez más alto, queriendo encontrar esa conexión que siempre estuvo ausente y que Sai le mostró con sus cuidados y que veremos mejor más adelante. La historia de Sai y Ryusui va a tener un par de capas adicionales, pues me rehuso a creer que Sai solo se fue así por así y dejo al pequeño Ryusui solo en esa casa.
En fin, aquí les dejo al artista que me inspiró a escribir gracias a la imagen de referencia que dejé al principio: @ndfjup
Ahora sí, nos estamos leyendo en el próximo capítulo, un abrazo psicológico a todos y hasta pronto.
Autora-san, fuera.
Chapter 95: Capítulo 86: Algoritmos para el perdón.
Summary:
Los hermanos Nanami aún luchan por entenderse, cargando en silencio el peso del pasado y un perdón que aún les cuesta decir. La ciencia no se detiene y ahora hay un nuevo proyecto en donde la ciudad del Maíz será la clave para hacerlo realidad.
Notes:
Tengo una explicación plausible de porque dejó esta canción como parte del capítulo, explicación que esta abajo en el comentario final, así que para mientras, solo disfruten:
Canción: From Eden.
Artista: Hozier.
Link: https://www.youtube.com/watch?v=zcJZmN_nlqI
Chapter Text

...
La mesa del comedor estaba en silencio, algo raro viniendo de las personas que estaban comiendo allí.
Siempre había alguien hablando sobre cualquier tema, saltando del pasado y los tiempos actuales, riendo como si jamás hubieran sufrido ningún mal, pero ahora, a pesar de que todos estaban reunidos ahí, cada uno se concentraba en su plato de comida, hasta que Chrome rompió el silencio, rascando con frustración la parte de atrás de su cabeza.
—Oye Ryusui, no comprendo por completo lo que está pasando con tu hermano, es decir y sin ofenderlo, pero hay una clara diferencia entre ambos y él parece bastante seguro sobre no ser el genio que proclamabas.
—Él sin duda lo es. -aseguro Ryusui, con su característica sonrisa despreocupada-. Sai a veces suele ser negativo consigo mismo, pero cuando las cosas se ponen serias él es una persona muy capaz.
—Pero para mí, parecía que sus palabras eran muy sinceras sobre no ser bueno con las matemáticas. -habló Chelsea, limpiando un poco sus lentes-. Realmente me siento un poco mal por él.
La sonrisa de Ryusui flaqueo un poco, pero quien habló fue Kohaku.
—Senku, dijiste que con el más mínimo error todos los involucrados en la misión podrían morir, ¿me equivocó?
—No está vez. -suspiro Senku, moviendo la comida que apenas había probado-. No importa como lo mires, no podemos solo confiar en Sai para hacer los cálculos de la trayectoria de vuelo. -Senku miró a Ryusui y luego a todos los demás cuando siguió explicando-. A diferencia de la misión del Apolo, nosotros tenemos a WHYMAN como un factor impredecible. La situación puede cambiar en cuestión de segundos, por lo que necesitamos a alguien capaz y listo para reaccionar y calcular a velocidad máxima las veinticuatro horas del día.
—Entonces necesitamos a más de una persona para eso. -defendió Ryusui, con mayor seriedad que el principio-. Y aun así, sé que ya intuiste que seguiremos estando en la cuerda floja al contar solo con la velocidad humana para hacer estos cálculos.
Ryusui se puso en pie, llevando su plato de comida a medio terminar.
—Sé que dijiste que para tener un ordenador moderno faltarían cinco o diez años, pero ¿Y si simplificamos el modelo?
Senku le miró y sonrió de lado, cruzando sus brazos sobre su pecho y más relajado que antes, le respondió.
—¿Insinúas que creemos una máquina analítica como la de Babbage?
—Jaja, sabía que captarías mis palabras Senku. -respondió tronando sus dedos, más animado que antes-. Ya oíste a Sai, él es un programador, ¿qué mejor manera de explotar ese talento qué teniendo algo con que jugar antes de que creemos una computadora correctamente?
—¿De qué están hablando los dos? -preguntó confundido Chrome-. ¿Qué es eso que van a crear para Sai?
—Kukuku, sin duda el rey de la ambición sabe como llamar mi atención. -dijo Senku, ignorando a Chrome-. Explotar a un programador, eso me gusta.
La risa de Senku fue malvada y Genos solo lo dejo ser, su chico al menos estaba menos pensativo que antes e incluso estaba planeando hablar con su padre Xeno para empezar a mejorar ese modelo.
Lo último que escuchó Ryusui al irse del comedor, fue a Genos explicar a los demás aldeanos sobre esa máquina y la risa de Kaseki emocionado por el nuevo trabajo que traería de regreso algo de la antigüedad.
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La puerta del cuarto de Sai fue golpeada y luego abierta, Francois traía un carrito con la comida para él, pero Sai se había quedado dormido en una mala posición.
Francois no pudo evitar recordar como siempre fue así, Sai podía quedarse dormido en las más raras posiciones y despertar completamente relajado.
—Sai. -le llamó con voz suave antes de tocarlo, pues sabía de la violenta reacción que podría traer en él si lo hacía-. Sai, le traje la comida. Coma algo, por favor.
—Francois... -susurró, abriendo los ojos con pereza, estiró una mano y tomó la muñeca del mayordomo-. Ellos volverán... Hay que salir de aquí... Ryu no debe...
El agarre en la muñeca de Francois, se volvió cada vez más suave hasta que la mano cayó y Sai siguió durmiendo. Un par de lágrimas corrieron por los ojos de Sai, mismas que Francois dejó caer en sus ojos al ver el sufrimiento de su pequeño.
Francois limpio sus lágrimas, y sacó de su traje una caja de lápices y hojas de papel, esperando que con suerte, Sai pudiera relajar su mente con uno de los pasatiempos que le obligaron a dejar en aquella casa. Así como era de inteligente, Sai era una persona increíblemente buena en el dibujo a carboncillo.
En más de una ocasión, él le había enviado retratos de paisajes, personas o edificios del lugar a donde iba. Con los años, su técnica se volvió cada vez mejor, al punto que en uno de sus cumpleaños, Sai le envió un dibujo en donde aparecía el mayordomo sosteniendo a un Ryusui de bebé, en ese retrato él usaba el uniforme antiguo para cuidarlos a ambos, antes de ser designado como el único sirviente de Ryusui. El dibujo, más que un retrato, parecía una fotografía, conmoviéndolo al punto de las lágrimas.
Volviendo a dominarse sobre sí mismo, Francois aclaró su garganta para que su voz saliera clara, al momento de llamarlo de nuevo para que se levantara a comer. Esta vez Sai sí logró despertarse con un pequeño sobresalto y agradeció por la comida, sin embargo no tocó la comida y prefirio mirar la caja de lápices y las hojas de papel puestas en la mesilla de noche al lado de su cama.
—Por favor coma algo y luego descanse, mañana le aguardan buenas noticias y más de una sorpresa.
—¿Sorpresa? -cuestionó, inclinando la cabeza con desconcierto, viendo como el mayordomo le sonreía con cariño.
—Mi habitación es la segunda puerta después de esta, la que sigue a la mía es la de Ryusui. No dudes en venir a nosotros si algo pasa durante la noche. -Francois hizo una leve reverencia y se dirigió a la puerta, no sin antes girar a verle de nuevo y decirle-. Sai. Bienvenido de nuevo.
Sai le miró y no pudo evitar sonreírle de vuelta y responder.
—Estoy de regreso, Francois.
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—Me alegra no haber apostado contigo. -se rio Ukyo del otro lado de la línea, mientras tenían su charla diaria, pero su risa se detuvo al recordar algo importante-. Oh, casi lo olvido. Ryu, ¿recuerdas a Joel Gear?
—¿El relojero?
—Así es. Ayer por la tarde me escuchó hablando con Catherine sobre su viaje a la india y como fundarían la Ciudad de las Matemáticas en Bombay, Joel se acercó a mí y me preguntó si podían considerar traer a un genio matemático llamado Sai. Le dije que seguramente Francois podía ayudar a encontrarlo, ¿no te parece curioso su interés?
—Demasiado. -confirmó Ryusui, llevando una mano a su mentón-. No sabía que mi hermano conociera a alguien lejos de la industria de la programación.
—¿Quieres escuchar algo curioso de todo esto? -le preguntó con una voz divertida, Ryusui le pidió que le dijera más-. El corazón de Joel latía con fuerza cuando se acercó a hablar conmigo. El chico es un poco tímido, pero jamás ha dejado que su corazón lata con tanta fuerza como en ese momento.
—¿Crees que él...? -preguntó con curiosidad y la risa de Ukyo le hizo imaginarlo sentado en la silla con una postura completamente relajada.
—No puedo negar ni confirmar nada, pero seguramente Francois debe saber más sobre esto, o puedes ir y hablar con tu hermano sobre la ayuda que nos ha dado Joel hasta la fecha.
—Jaja, una brillante forma de ir y hablar con él, eres un genio mi amor, por eso te amo. -le dijo con orgullo, mientras su sonrisa crecía más-. Dejaré que Sai descanse esta noche y mañana iré a hablar con él.
—Si sientes que él puede volver a huir, has que Francois te acompañe, seguramente su presencia hará que él se relaje un poco.
—Seguro que lo haré... Gracias, mi bello Ebisu.
—Cuando quieras, mi rey del mar.
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—Amo Ryusui. -llamó Francois la mañana siguiente, mientras arrastraba el carrito con dos platos cubiertos de comida-. Me parece prudente que usted y los demás miembros del equipo se acerquen a la habitación del joven Sai. Le aseguro que cualquier duda que nuestros compañeros tengan para con él, se resolverá este día.
Curioso ante esa sugerencia, Ryusui llamó a los demás del grupo que ya habían desayunado para dirigirse a la habitación de Sai. Ryusui iba a tocar la puerta, pero en vez de eso, solo la abrió para que todos entraran.
Todos vieron la habitación tapizada con números de punta a punta, no había trozo de pared que no tuviera números escritos, y el pequeño espacio que aún estaba sin rellenar, Sai se estaba encargando de él con un lápiz en cada mano, escribiendo con total concentración.
—¿Pero qué son estos números y letras? -preguntó con asombro Kohaku.
—Por alguna razón siento que los he visto antes. -susurró Genos, sin lograr saber bien a donde los había visto.
—Kukuku, esto es lo que se llama código máquina, es la forma más directa de comunicación con un ordenador y el tipo de lenguaje más antiguo de programación. -Senku miró a Genos con una sonrisa de triunfo-. Es el lenguaje que necesitamos para nuestra futura creación.
Ante el sonido de admiración de todos, Sai parpadeó con fuerza y detuvo sus manos, giró a ver a quién era el causante del ruido con su ceño fruncido en seriedad, solo para ver al grupo de amigos de su hermano e incluso a su hermano mismo, mirándole con una sonrisa.
Su grito salió incluso más agudo del que esperó.
—No miren esto, por favor. -pidió, tratando y fallando de tapar su trabajo en las paredes.
—Es imposible no hacerlo cuando lo dejas por todos lados. -habló con un puchero Chrome, aun así, no podía dejar de ver todo.
—Es solo que... -empezó Sai, aclarando un poco su voz para que saliera más clara-. Estaba pensando que incluso en un mundo sin ordenadores, todo lo que puedo hacer mientras tanto es escribir un poco de programación para más adelante en un futuro.
—Incluso a mí se me dificulta saber lo que este código dice. -mencionó Senku-. Pero hay algo familiar en el orden de los números.
Sai se rio un poco, terminando de escribir otra secuencia de números.
—Bueno, quizás si te digo que es el código del juego que sentó las bases del género RPG, puedas entender lo que vez.
Los ojos de Senku se abrieron con asombro, brillando como la vez que vio el aeroplano del doctor Xeno. Su sonrisa creciendo a cada segundo que pasaba viendo los códigos en la pared.
—Este código es para Dragon Quest. -dijo sin creerlo Genos, mientras explicaba a los demás sobre lo que significaba RPG y el nombre del juego.
—Entonces, Sai. -habló Ryusui cuando Genos terminó de explicar-. ¿Nos estás diciendo que sin importar lo primitivo que sea la máquina, tu programación puede crear un universo entero dentro del ordenador?
Sai miró a su hermano menor, asintiendo con la seriedad que esa pregunta necesitaba.
—Efectivamente puedo hacerlo. De eso se trata la programación.
—Kukuku, siendo ese el caso, tenemos un cambio de planes, Ryusui. -Senku se acercó a los hermanos poniendo sus manos en su cadera, les miró con la misma seriedad de las palabras de ambos-. Sai, con tus habilidades superiores en programación, podemos librar esta guerra con un modelo más reciente que la máquina analítica de Babbage.
—Es-espera, ¿iban a recrear el invento de Babbage? -preguntó con asombro Sai.
—Ese era el plan en un principio. -siguió hablando Senku-. Pero si podemos hacer una NES, seguramente podemos hacer volar un cohete a través de un programa de simulación, ¿no te parece que puedes hacerlo, Sai?
—Podría demorar un par de días perfeccionarlo, pero definitivamente podría hacerlo. -le respondió Sai a Senku-. Pero ¿cómo vas a armar un NES en este mundo de piedra? ¿acaso no dijiste que los semiconductores eran un infierno de crear?
La risa de Senku les produjo escalofríos a todos menos a Ryusui que parecía motivado por la respuesta de su hermano.
—No debes de preocuparte por eso por ahora. Deja que la ciencia se encargue de esto. Después de todo, la tecnología moderna solo era un paso más hacia el futuro... Y justo tenemos manos expertas en la Ciudad del Maíz para poder hacer realidad esto. Haremos un ordenador en este mundo de piedra.
—¡¿Eh?! ¡¿Hablas en serio?! -gritó Sai, sin poder creer las palabras seguras de Senku.
—Senku-chan no es de las personas que mentirá cuando se trata de ciencia, Sai-chan. -le dijo Genos, tomando de la mano a Senku-. Andando Senku-chan, quiero escuchar la respuesta de los chicos ante tu nueva idea.
—Ellos estarán bien. -le dijo, entrelazando su mano a la de su novio, aun con la emoción en su voz-. Tienen a Yuzuriha y Joel como expertos en manualidades, incluso tu padre está ahí y...
—Senku. -le llamó Sai, deteniendo el andar de ambos-. ¿De casualidad Joel es de apellido Gear y es un relojero?
—Así es, ¿le conoces?
La cara de Sai se sonrojó un poco, mientras asentía en afirmación.
—¿Po-podría hablar con él?
—No veo porque no. -dijo con indiferencia ante la solicitud-. Incluso la leona ocupa el comunicador para hablar con Hyoga y Tsukasa.
—Que no soy leona. -le dijo molesta la chica que ya estaba afuera de la habitación.
El bullicio de los demás tripulantes, poco a poco se fue apagando, hasta que Sai y Ryusui se quedaron solos en la habitación. Ryusui tosió un poco para llamar la atención de Sai, quien le dio una rápida mirada y luego volvió hacia la pared en donde aún faltaba más código por escribir.
—¿Qué pasa? -preguntó Sai, al ver que Ryusui no había seguido hablando.
—Me gustaría poder hablar contigo un poco más... Sobre algunas cosas que han pasado y Genos tuvo la amabilidad de no mencionar en el relato sobre este nuevo mundo.
Sai no respondió, esperando de que, como siempre, Ryusui empezara a decir cosas sin escuchar su respuesta o si él quería oírlo o no. Para su sorpresa, Ryusui no siguió hablando y ante el silencio de la habitación Sai giró a buscarle, pensando en que se había ido.
Ryusui aún estaba ahí, de pie al lado de su cama, mirándolo con apenas una sonrisa, como si esperara una respuesta de su parte. Sai no pudo evitar fruncir el ceño por la extraña actitud de Ryusui, por lo que, soltando un suspiro y volviendo a su trabajo, le dijo.
—No recuerdo que tú necesites el permiso de alguien para hacer lo que quieras.
—Tú no eres solo alguien, Sai... Eres mi hermano. -Sai dejo de escribir, pero no se atrevió a verle, por lo cual Ryusui solo agregó-. Es verdad que Francois me pidió traerte a nuestro lado, pero no es como si no lo hubiera pensado incluso desde que desperté... Han pasado muchas cosas en este tiempo y me gustaría presentarte a alguien importante para mí... Así que cuando quieras escucharme, me gustaría poder hablar contigo.
Los pasos de Ryusui sonaron en aquella habitación que ahora se sentía pequeña, más aún cuando la puerta se cerró y lo dejaron solo de nuevo.
Sai giro a ver la puerta, esperando que Ryusui y su alegre entusiasmo volviera a incomodarlo como cuando vivían juntos, pero para su sorpresa, ahora en esa habitación en soledad, Sai no pudo evitar morder sus labios al no saber como proceder con este nuevo Ryusui.
—Alguien importante aparte de Francois y yo... -susurró, mirando el lugar en donde Ryusui estuvo antes-. Cualquiera pensaría que hablas de una pareja amorosa, pero dudo mucho que solo sea una, debe ser un harem seguramente.
Sai se rio un poco, negando con la cabeza ante la forma tan libre que tenía Ryusui y que muchas revistas y blogs en el pasado resaltaban como pólvora de escándalo para alguien tan joven como él.
Él siempre estuvo al pendiente de la vida de su hermano a través de terceros, y en más de una ocasión hackeo algunas cuentas que insultaban o querían dañar la reputación de su hermano con mentiras y que Francois después le explicaba correctamente el contexto de toda la situación.
El estómago de Sai rugió en ese momento, recordándose que no había probado bocado desde que fue despetrificado, prefirió dejar de pensar sobre eso y buscar algo para comer, después de todo, era malo pensar con el estómago vacío
.
.
.
—Al menos nadie tuvo un infarto en esta reunión. -dijo con una sonrisa Genos, conduciendo el nuevo modelo del laboratorio movíl que habían estado creando durante el viaje.
—El abuelo Stanley dijo que estaba cobrando el doble por el trabajo que harían. -se rio Suika, sentada a su lado.
—A veces olvido que el apodo de científico loco de Senku-chan, no es de gusto.
—Mapa listo. -gritó Chelsea con emoción, quien venía creando la ruta para las recolecciones de materiales en la zona-. Siempre quise explorar la periferia de Bombay, pero la India es tan grande que no tuve tiempo para hacerlo en mi primer viaje, pero logré memorizar varias rutas de este sitio, así que sin duda puedo guiarlos y despetrificar a mucha más gente que solo cerebritos.
Suika se rio por ese apodo, diciendo que sonaba dulce, aunque ambos se encargaron de decirle que para los contemporáneos del pasado ese apodo era un insulto, Suika prometió solo usarlo cuando alguien la molestara de más.
Descargaron los materiales junto a Kaseki, Kohaku y Chrome, mientras Senku empezaba a explicar como sería la estructura de esta villa y como, al igual que en Barcelona, estaban despetrificando a la gente por tandas de 15 personas.
Genos iba a empezar a trabajar con los demás cuando Senku le pidió volver al barco por algunas herramientas que Kaseki necesitaba y más cuerda. Así lo hizo y cuando subió por la rampa, Ryusui lo estaba esperando con las cosas que necesitaba.
—Esto me ayudo mucho, Ryusui-chan. Muchas gracias. -le dijo con alegría mientras cargaba de nuevo el laboratorio móvil.
—Genos. -llamó Ryusui-. Necesito que me hagas un favor, te pagaré lo que me pidas por tu colaboración.
Genos miró mejor a Ryusui, su postura rígida, la seriedad en su mirada y la forma casi desesperada de pedir ayuda. No necesitaba ser un genio para saber lo que quería, sin embargo, necesitaba escuchar toda la historia que había de fondo entre ellos dos.
—Podemos hablar luego del precio sobre mi ayuda, pero necesito saber un poco más sobre lo que deseas que yo haga... No parece ser solo un simple “ve y habla con mi hermano mayor”
—No lo es. -dijo con seguridad-. Pero sé que hay algunas cosas que no logro entender de él, pero para eso necesito hablar con él y como has podido ver, Sai no es de las personas que gustosamente se sentará a hablar conmigo.
—Me pude dar cuenta de eso. -confirmó Genos-. Aún está adentro, ¿verdad?
—Sí, está esperando que Joel llegue a la cabina de comunicación del castillo.
—Adelántate con las cosas, dile a Senku-chan que iré después.
Ryusui solo asintió con la cabeza y Genos bajo del auto, despidiéndose con la mano y entrando al barco una vez Ryusui se fue.
—Ese par de esposos y su sincronía rara. -dijo a nadie en su camino.
Ayer, antes de ceder el turno a Ryusui para hablar con su esposo en la Ciudad del Maíz, Ukyo había hablado con él, pidiendo exactamente lo mismo, prometiendo darle un “regalo sorpresa” si intervenía para mejorar la relación de su esposo y su hermano mayor.
Para él, poder tener un día sin tanto trabajo físico, ya de por sí era una buena recompensa, no así, él no se enojaría de conseguir un par de dragos por sus servicios como psicólogo.
Fue hasta la sala de comunicación, en donde Sai aún esperaba a que Joel pudiera comunicarse con él, mientras comía de una olla con curri.
—Sí que tienes hambre. -bromeó Genos, para hacer notar su presencia, aun así, Sai saltó un poco al escucharle.
—Oh, solo eres tú. -respondió relajando un poco su cuerpo y dejando a un lado la olla con curri.
Genos, aunque mantuvo su sonrisa en su cara, no supo si sentirse molesto o no ante esa respuesta.
—Me entró un poco de curiosidad cuando supe que tú y Joel se conocieron antes de la petrificación. ¿Puedo preguntar como pasó su encuentro?
—¿Para qué necesitas esa información? -preguntó con seriedad.
Solo en ese momento, Genos pudo notar como el color de los ojos de ambos hermanos se parecían, incluso aquel toque de desconfianza que Ryusui presentaba las primeras veces que hablaron.
—Es que mi hermano mayor es amigo de Joel también. -le respondió con la misma entonación suave y postura abierta que usa cuando no quiere intimidar a nadie-. Verás, Ukyo-chan antes viajaba con nosotros, pero ahora está dirigiendo la Ciudad del Maíz, en donde Joel también está. Ellos se han hecho buenos amigos, por lo que me gustaría saber más sobre él... No estoy celoso ni nada por el estilo, pero mi hermano mayor es una persona muy dulce y pacifista, por lo que fácilmente puede dejarse engañar por la gente y como ya no estoy ahí para cuidarlo, yo solo...
Genos, hizo más apagada su voz, sus ojos llenándose de un par de lágrimas que pusieron nervioso a Sai, quien buscó algún trapo para brindárselo y que limpiara sus lágrimas.
—No te preocupes por Joel, él es un chico increíble, es brillante, talentoso, hermoso y definitivamente una buena persona. -defendió con rapidez-. Si tu hermano se acercó a Joel y ahora son amigos, es seguro que Joel lo apreciara mucho y le apoyará.
—¿Y desde cuándo lo conoces? -insistió, sorbiendo un poco su nariz, mirando a Sai con ojos llenos de esperanza.
Sai tocio un poco para aclarar su garganta, un pequeño rubor apareciendo en sus mejillas, al ver los azules ojos de Genos mirarlo con curiosidad.
—Lo conocí cuando tenía 20 años, Joel en ese momento tenía 16 años. Me invitaron a un congreso en San Francisco, sobre programación y avances tecnológicos. El abuelo de Joel se acercó al Staff que teníamos en ese congreso, curioso por uno de nuestros nuevos proyectos sobre un reloj inteligente, capaz de múltiples tareas. -Sai no pudo evitar reír cuando agregó-. A Joel no le gusto para nada eso y sin embargo, fue quien más preguntó sobre su funcionamiento interno, más que por el programa que estábamos creando.
—Ukyo-chan me ha dicho que le cuesta interactuar con los chicos.
—Y con justa razón lo hace, cuando yo fui testigo de como quisieron intimidarlo. Los americanos son demasiado problemáticos, puedo estar seguro de que son del tipo de persona que golpea primero y pregunta después.
—Sí, son un poco problemáticos. -dijo tratando de no reír-. Entonces, ¿se conocieron en ese congreso y lo salvaste?
Sai se sonrojó con fuerza, sobando un poco su cuello antes de responder.
—Más bien él me salvó a mí y luego salimos huyendo del lugar... Joel es un chico muy valiente y desde ese incidente nos hicimos amigos por correspondencia... Joel es un chico impresionante.
—Oh. -dijo Genos, con genuina sorpresa, mientras cubría su boca-. Te gusta Joel-chan.
—¡Gus-gustar! -gritó, agitando sus manos con rapidez frente a él-. Y-yo no, es decir, yo sí, pe-pero...
—No te sientas avergonzado Sai-chan... -Genos se acercó a él, mirando de un lado hacia otro antes de susurrarle bajito-. Yo estoy saliendo con un chico menor que yo. Soy el novio de Senku-chan.
Sai miró a Genos y sus ojos al igual que su boca se abrieron con sorpresa. Imitando el acercamiento de Genos, Sai también habló bajo cuando preguntó.
—¿Y la chica que te llama papá es hija de él?
Genos esta vez no pudo reprimir una sonora carcajada ante la situación. Se había acercado a Sai tratando de engañarlo con sus palabras para que hablara con él y había funcionado, demasiado bien si alguien se lo preguntaba. No así, realmente no vio venir esa pregunta arrojada por Sai.
—Mi Suika-chan, es mi hija adoptiva, tú y yo tenemos la misma edad, sabes. -dijo con un puchero, cuando su risa se calmó.
—Lo lamento, no quise insinuar nada malo. -se disculpó con prontitud, haciendo reír un poco más a Genos.
—Está bien, es normal que las personas pregunten por eso.
El ruido del comunicador empezó a sonar en las bocinas, por lo que Genos le explicó como contestar, dejándolo solo y mencionando que lo esperaría para que fueran con todos a ver el avance de la villa.
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.
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—¿Qué te hizo demorarte tanto? -preguntó Senku, cuando Genos, ahora de regreso junto a Sai, veían el avance del lugar.
—Un trabajo especial de los esposos Nanami. -le respondió, mientras se sentaba al lado de Senku en la improvisada mesa.
—¿Quieren que Sai se una al grupo?
—Quieren que Sai se una al grupo. -dijeron al tiempo ambos, Senku como pregunta y Genos como afirmación.
—Me parece bien tenerlo de nuestro lado, pero parece tener un serio problema con Ryusui.
—Y es ahí en donde tu mentalista de confianza entra en escena. -le respondió, guiñándole un ojo con diversión-. Por si lo olvidas, Senku-chan, tengo una licenciatura en psicología y estoy capacitado para dar terapia a otros.
—Y Ryusui te prometió pagarte generosamente si ayudabas con Sai.
—Jamás debemos desperdiciar los dragos que mi cuñado nos quiera dar. -confirmó Genos, dejando un beso en la mejilla de Senku-. Vamos a comer, mi gruñón y celoso chico, Suika quería que le expliques mejor lo que estamos haciendo con lo de la informática y esas cosas.
—Es lo malo de tener un padre en el área de Humanidades, muchas palabras y pocos números.
Genos le dio un codazo en su costado, nada fuerte, pero sí el suficiente para empujarlo y hacerlo ir detrás de él. Senku se puso a reír un poco mientras buscaba tomarlo de la mano y seguir bromeando en el camino de regreso hasta donde estaban todos.
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—Aún no puedo creer que estemos haciendo un ordenador. -dijo animado Yo, después de la reunión informativa de esa noche.
—Pero es de Senku de quien estamos hablando. -recalcó Nikki.
—Ese chico es un genio loco, pero igual es brillante. -respondió Yo.
Nikki negó con la cabeza antes de cruzar sus brazos sobre su pecho.
—Es de Senku de quien estamos hablando... Senku, la persona que su pasatiempo favorito es explotar a la gente.
La sonrisa, no solo de Yo, sino de varios otros miembros del Perseo se fue apagando poco a poco.
—Bueno... No creo que sea tan complicado esta vez, ¿verdad? -Yo buscó con la mirada a Ukyo y Yuzuriha, el primero negó con la cabeza mientras la chica aclaró su garganta para decir la cantidad de Dunuts que estaban haciendo.
—Senku nos pidió hacer 200,000 Dunuts en la brevedad posible. Aquí tengo las instrucciones de lo que necesitamos hacer para empezar mañana.
—Buajaja, me recuerdo un poco al doctor Xeno al momento de plantear sus ideas que todos creíamos imposibles. -se rio Brody, al escuchar los quejidos de los japoneses y como siempre, Nikki fue la intérprete de los demás-. Al final del día, cuando las cosas estaban hechas, la satisfacción de ver todo nuestro esfuerzo al fin culminado, era la recompensa más gratificante que pudimos experimentar.
—Nosotros podemos hacerlo. -aseguró Ukyo, apoyando las palabras de Brody-. Ustedes lo dijeron antes, ¿recuerdan? También somos el Reino Científico, y ahora construiremos un ordenador en este mundo de piedra.
—Nosotros podemos, equipo de la Ciudad del Maíz. -dijo animada Yuzuriha, motivando a todos los demás miembros del lugar.
Ukyo, tratando de animar a las personas, les dio el permiso de tomar un poco de alcohol junto a la cena, para poder relajarse y trabajar con más ánimo el día siguiente. Todos gritaron con diversión y salieron del castillo, pero Ukyo llamó a Nikki para pedirle un favor.
—¿Podrías avisarle a Joel qué tiene una llamada importante desde la India?
—Seguro, supongo que está en su taller junto al señor Stanley. ¿Solo le aviso o lo traigo conmigo?
—Solo avísale, por favor. Dile que Sai quiere comunicarse con él.
—Estoy en ello.
Ukyo la vio irse y se dirigió a la sala de comunicación. Buscó la caja con planos que Senku había creado para que replicaran en su estadía aquí.
Iba a buscar el plano para las lupas de mesa que necesitarían hacer si iban a trabajar con piezas pequeñas, lo quería tener a mano para mañana y así empezar a trabajar desde temprano.
Para su sorpresa, la caja que se suponía estaba ordenada y que Yo le dijo que personalmente había clasificado, no solo estaba completamente desarreglada, sino que todos los papeles estaban revueltos.
Ukyo sobo sus sienes, no queriendo enojarse por eso, recordando que incluso antes de partir de Araxá y guardar todo en el segundo barco, uno de los chicos que le ayudaba, había tenido un accidente en la cabaña de Stanley al recoger un plano que tenía ahí para corregir algunos componentes.
Esa mañana, luego de que la noche anterior Senku llamara a Araxá para anunciar a los padres de Genos que estaba saliendo con él, ese niño se ofreció a ir por el plano cuando Stanley, que había estado de guardia toda la noche junto a Tsukasa, le había dicho que ya estaba finalizado y podía ir por él.
Aquel chico se ofreció antes de que Stanley se moviera, olvidando incluso dejar los papeles que llevaba en sus manos.
El pobre chico se había tropezado con la silla de la cabaña de Stanley y había desordenado la mesa con los papeles que llevaba en sus manos. Ukyo no necesito ver nada, lo había escuchado todo cuando le dio alcance al chico que salió corriendo, incluso las maldiciones en voz baja del chico que solo quería ayudar.
Le ayudó a recoger las hojas sueltas esparcidos por la mesa y el suelo de la cabaña de Stanley, asegurándole al chico que las ordenaría después, sin imaginar que ese después, aun después de meses, no había llegado todavía.
Por eso le había pedido ayuda a Yo, y al parecer las cosas seguían igual de desordenadas como lo había dejado la primera vez.
Empezó a ordenarlo, poniendo su prioridad en buscar ese plano, encontrándolo casi en medio de la pila de hojas sueltas.
Ukyo miró la caja llena de papeles sueltos y una sonrisa cansada apareció en su rostro. Jamás le gustó el papeleo, pero amaba el orden, por lo que estaba a punto de empezar a ordenar esa caja cuando Joel apareció jadeando por el cansancio, sus ojos brillantes de emoción.
—Ukyo, ¿de verdad encontraron a Sai?
El peli plateado le sonrió con calma y nuevamente guardó los papeles que no ocuparia y cerró la caja, prometiendo arreglarlo en otro momento, pues ahora, Joel realmente parecía encantado por la noticia.
Ukyo decidió hablar con Joel sobre lo que había pasado, sin saber que en esa caja con planos de futuros inventos a crear, al fondo de esta, se hallaba una carta para un militar de cabellos rubios, quien estaba seguro de que su esposo lo estaba dejando de amar.
Hola de nuevo (〃 ̄︶ ̄)人( ̄︶ ̄〃)
A que no adivinan quién tiene esta rara idea de que Sai es un Tsundere de manual o(* ̄▽ ̄*)ブ, pero bueno, detalles que al menos para mí tienen lógica en este personaje.
Ahora vamos con los datos aclaratorios:
1- La Máquina Analítica de Charles Babbage: fue diseñada en 1837. Este diseño es considerada el primer concepto de una computadora programable de propósito general. Aunque nunca se construyó por completo durante su vida por falta de financiamiento, se sabe que sentó las bases de la informática moderna, incorporando muchos de los componentes lógicos que se encuentran en las computadoras actuales.
2- RPG: Por sus siglas en inglés Rol Playing Game, es el género en el que los jugadores asumen el papel del personaje imaginario en un entorno ficticio... Y sí, Dragon Quest fue uno de los juegos pioneros que sentó las bases para este género.
3- NES: por sus siglas en inglés: Nintendo Entertainment System, es una videoconsola de 8 bits lanzada por Nintendo en los años 80. Su éxito fue clave para revitalizar la industria de los videojuegos después del colapso de 1983 y popularizó géneros como las plataformas con títulos como Super Mario Bros.
En el manga casi no lo explican, pero es la NES es una de las partes claves para la computadora que quieren crear... Y creo que esos son todos los datos para este capítulo...
Oh, y antes de que se me olvide mencionar esto, tengo una explicación muy razonable por la cual he puesto esta canción para este capítulo. Sé que From Eden va del intento de un hombre por cortejar a una chica a pesar de que sabe que la relación será caótica, o como otros lo ponen, en como un demonio intenta tentar a un humano.
Personalmente, lo dejé aquí por una interpretación personal. Soy una fiel creyente de que a pesar de su carisma y personalidad extrovertida, Ryusui es una persona muy madura que ha aprendido a dejar ir a la gente o hacerse a un lado cuando la situación lo amerita, pero a quien no puede dejar ir del todo es a Sai.
Tengo esta imagen mental de Ryusui sentado afuera del cuarto de Sai, esperando a que vuelva a casa y junto a eso, la estrofa de la canción que "I slithered here from Eden, just to sit outside your door" resonando con esa mirada color café fija en el pasillo donde creía volvería su hermano. O incluso más atrás -Pequeño Spoiler/No Spoiler-. con la estrofa de "There's something lonesome about you, Something so wholesome about you." en como ellos a pesar de tener todo lo necesario (comida, techo, vestimenta, etc.) ambos están solos, marcados y salvados al tiempo por Francois. -supongo que ya lo están intuyendo, pero igual más adelante entenderán mejor por qué lo digo-.
Así que fue casi imposible no poner esta canción como parte de su historia familiar y como Francois ha sido una increíble persona que jugó un papel grande en la vida de estos dos hermanos... Te amamos Francois ('▽'ʃ♡ƪ)
La imagen de referencia para este capítulo es gracias a la artista: @oda_1207_
Sin más que decir, nos estamos leyendo el próximo fin de semana, un abrazo psicológico y hasta pronto.
Autora-san, fuera.

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