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Warhammer 40K: Solo los Fieles

Summary:

Un hombre del milenio 3 junto a un particular sistema de miniaturas e invocaciones tendrá que aventurarse en la fría y oscura galaxia del año 40k, sin embargo, no lo hará solo. El clon de Fulgrim se unirá junto a un antiguo hombre de hierro, además de diversos y variados individuos para luchar contra los enemigos de la humanidad. ¡En el nombre de Sigmar y el Emperador!

Chapter Text

Warhammer 40K Asi Como Age of Sigmar no me pertinence.

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“Míralos, mis hijos. Vosotros sois los más altos, y ellos, los más bajos. Es vuestro deber elevarlos, tan alto como puedan llegar. Cualquier cosa menos no es digna de vosotros”

  • Primarca de Los Hijos del Emperador

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Capítulo 1: El fenicio y el perdido

Donde la irrealidad y lo real no convergen, en un lugar donde nada existe ni deberá existir, se sienta frente a ella un hombre en los huesos. Su ojo derecho está ausente, dejando solo una cuenca vacía e inútil; su brazo está cercenado, y aun así osa venir a este lugar de irrealidad sin invitación, sin permiso. Se planta frente a lo que los dioses no se atreven o sueñan con hacer. 

—Siempre admiré eso de tu humanidad. Te lo concedo, no te rindes, y eso es algo que respeto enormemente, pero sabes que no puedes estar aquí. No eres bienvenido, al igual que los otros cuatro tampoco lo son

—Y, aun así, soy el único que ha logrado llegar —el ser de huesos mira y habla.

—Es cierto, el que cambia las cosas lo intentó y fracasó, seguramente él

—Dijo que era parte de su plan —Se burlo el cadáver.

—Sí, así es como es. Ahora, ya que veo que no tienes la intención de irte, debo preguntar ¿Hay algo por lo que estés aquí? Sabes que no interfiero —ella se río, soltó una carcajada pura de diversión. El mundo de irrealidad parpadea con destellos violetas y dorados. 

—No lo haces a menos que realices un experimento —las palabras del hombre despertaron la curiosidad de Ella. 

-¿Ah, sí? Estás bien informado; veo que no has pasado milenios quieto como esos 4 piensan —caminó, y sus pasos eran etéreos —. Pero un experimento necesita un sujeto. Sabes que, ya que te tomaste tantas molestias y sacrificaste tanto, podría concederlo. Elegiré a mi sujeto: tal vez un demonio, un Humano, algún T’au, algún Eldar. —esperó una reacción y no encontró nada —.Creo que tengo algo en mente; después de todo, siempre me han gustado las historias de venganza, y resulta que cierta persona en particular quiere desgarrar los tejidos que tanto tiempo el universo se encargó de tejer. Una lástima que sus hermanos compartan la culpa, pero ya sabes cómo es esto.

El hombre se había desvanecido desde sus últimas palabras sin escuchar la conclusión; tenía fe, pues la fe era lo último que quedaba en la galaxia: fe, guerra y muerte.

(-)

En las bodegas de Solemnace, algo se encendió y murió; el silencio continuó hasta que un quejido salió. En una de las bodegas, un hombre emergió de una cámara de éxtasis. Se levantó atontado, sujetando su cabeza, que comenzaba a palpitar cual corazón. Trató de recomponerse, pero sus piernas le fallaron, haciéndolo sentarse en el frío suelo metálico de la cámara.

Sus ojos cafés recorrieron el salón y solo sintió discordia, tal como alguien despertando en medio de un sueño, junto a sus consecuencias y el sentido de irrealidad que transmitía. Tomó bocanadas de aire, intentando levantarse nuevamente, usando sus manos como apoyo. Con esfuerzo, lo logró, aunque esa pequeña victoria fue obstaculizada por el lugar.

Cientos y cientos de objetos, cada uno diferente: algunos colgados sobre estantes como trofeos, otros puestos al azar. Aunque no estaba seguro de dónde se encontraba, lo que lograba discernir era que el lugar estaba a medio abandonar. Caminó por el lugar, desnudo y avergonzado. Se detuvo y miraba de vez en cuando los objetos. 

Su aliento se murió en su garganta

—No —murmuró —. No, no, no, no —sus palabras salieron frenéticamente de su boca. Sus ojos vagaron por todos lados —. Esto es un sueño —se pellizcó y sintió dolor—. No —sollozó —¡Estoy en Warhammer! —chilló, cubriéndose el rostro reprimiendo una risa de desesperación.

Corrió, sin rumbo ni certeza, continuó corriendo hasta tropezar y caer, rodo un par de metros contra una estructura Necron que se encendió a su toque. Grito y su cerebro recibió una carga. 

El tiempo pasó mientras su cuerpo y mente estaban en trance. Pasaron más minutos hasta que dio su primer parpadeo, levantó su mano y miró un gran menú que le hizo tragar saliva.

--Bienvenido-- 

Ahora se sentía estúpido; había sido traído hasta aquí desde su tiempo para una especie de historia de jugador. Se tapó el rostro; él no estaba loco como los que usualmente utilizan esos relatos. Él no quería morir, no sabía luchar en una guerra y lo que era peor, estaba en uno de los peores universos. 

--¿Desea abrir el menú Warhammer?-- 

¿Qué otra opción tenía? 

--Le damos nuevamente la bienvenida, usuario. En este menú encontrará todo lo que necesita para enfrentar el oscuro futuro. Le deseamos buena suerte. ¿Desea una explicación?-- 

—. S-Si —tartamudeo.

--En este menú encontrará lo necesario para sobrevivir, prosperar y, con suerte, vencer--

—¿Con suerte? —quiso gritar.

--En la primera pestaña verá su inventario--

—No hay nada —murmuró estupefacto (nada de nada. ¡Nada! ¡Ni siquiera ropa!).

--En la segunda pestaña encontrará sets y paquetes-- 

Sus ojos se abrieron de golpe; había muchos paquetes y sets de todas las facciones de Warhammer, desde los tiránidos hasta cada capítulo leal y traidor. 

--¡Importante! Seleccione una de las dos opciones; una vez elija una, no podrá volver a menos que vuelva a renacer--

Una pantalla salió y flotaba en el aire. En esta estaban dos grandes opciones: en la izquierda estaba escrito Warhammer 40K, mientras que en la derecha estaba Warhammer: Age of Sigmar. 

El hombre miró las pantallas y tragó saliva. Lo pensó detenidamente: cada opción, cada facción, cada posibilidad, y luego tomó su decisión. 

--Has seleccionado Warhammer: Age of Sigmar. ¡Felicidades!-- 

--Has recibido un Kit de inicio Warrior—

Parpadeó y se permitió sonreír; se relajó y soltó una carcajada. Cuando sus risas confundidas salieron de su boca, un rayo le atravesó y le rodeó, haciéndole gritar como nunca. El rayo pareció reformarlo, no físicamente al menos, pero sí su alma, y eso era algo importante en este universo lleno de terrores. 

El proceso terminó y el hombre cayó con un dolor que jamás pensó experimentar en toda su monótona vida. Se enderezó para después caer desmayado.

(-)

Respiro entrecortado, sintiéndose adolorido mientras se reincorporaba para estar sentado o, mínimamente, dejar de besar el suelo con su cuerpo desnudo. Le costó más de lo que quiso admitir, pero finalmente logró levantarse.

Abrió el menú de inventario; el set se hallaba allí. Tragó saliva y seleccionó la tercera pestaña que había en la parte superior. Frunció el entrecejo; básicamente, había un montón de pinturas, cajas de pinturas, un set de pinceles, así como otras herramientas para las miniaturas.

Continuó desplazando la pantalla hacia abajo y casi brincó de alegría al encontrar ropa: un humilde atuendo bastante normal, botas altas, pantalón azul marino, camisa café, junto a una especie de abrigo azulado con símbolos de martillos y truenos, además de unos calcetines y ropa interior. Rápidamente, tomó la ropa y se cambió, disfrutando de que la brisa de la bóveda ya no le pegara en su cuerpo.

Se estiró, o al menos lo intentó. Pronto se encontró de nuevo mirando sus alrededores: baratijas o artefactos que poco o nada podría usar. Continuó mirando y un destello le llamó la atención. Se acercó al pedestal donde un cráneo humano pareció brillar con luz dorada. Miró el dispositivo que almacena la calavera. Lo tocó y, sorprendentemente, este reaccionó; dando un pinchazo al azar, consiguió que el escudo bajara. Extendió la mano, tomando el cráneo; pequeños relámpagos dorados salieron al contacto. Lo levantó, colocándolo en la palma de su mano.

El cráneo estaba bañado en plata y le devolvía la mirada con cuencas vacías, pero con algo más debajo de ellas, como si lo que hubiera sido el individuo aún pudiera juzgarlo a pesar de su estado. Sintió la necesidad de dejarlo donde estaba, pero hizo algo más insensato: se lo llevó. Encontró una especie de farol donde el cráneo pudiera estar dentro. Entonces, solo necesitó quitar lo que estaba en el interior del farol para luego introducir la calavera.

--¡Usuario!--

Saltó del susto cuando la pantalla azulada salió de su costado.

--Se le recuerda que tiene un ‘Pintado automático’. ¿Desea utilizarlo?--

—¿Pintado automático?

--¿Desea una explicación?--

Asintió con la cabeza y otra pantalla emergente salió junto con su inventario.

--Pintado automático es un consumible el cual, como su nombre lo indica, montará y pintará de manera autónoma las miniaturas de un solo set que tenga en su inventario--

Movió su cabeza en comprensión y lo pensó unos segundos antes de seleccionar el set en su inventario, donde se desplegó un menú de opciones.

--Abrir--

--Pintado automático--

--Guardar--

--Borrar--

Seleccionó la opción evidente y pronto aquel set se desplegó en las miniaturas que ocuparon casillas en el inventario. Observó detenidamente las miniaturas junto al escenario que igualmente allí estaba. Gruñó satisfecho; al menos algo tenía a su favor ahora.

Se dio la vuelta para continuar su camino hacia cualquier lugar, sin rumbo fijo. Caminó y caminó, observando chucherías y artefactos que, si bien para Trazyn eran reliquias, para un poco conocedor o ignorante no significaban mucho. Continuó recorriendo y pasando por pasillos iluminados por tecnología Necron. Se detuvo de golpe, observando atónito una cápsula de estasis; abrió la boca un poco y tragó saliva. Miró de cerca, aún incrédulo, la cápsula. Vio al hombre que había enfrente, pero decirle "hombre" no era justicia para la criatura; era más grande, más fuerte, más robusto y bello que un humano. Su cabello era blanco cual nieve plateada y su armadura era una mezcla ahora maldita: el violeta de los emperadores junto al oro de la conquista.

Era Fulgrim, pero sabía que no podría ser ese primarca; después de todo, el primarca de los espantosos hijos del Emperador estaba manchado por el caos. Este era su clon, hecho a imagen y semejanza por Fabius, sin la mancha de la corrupción. A un lado de la cápsula estaba la famosa espada en llamas, tal vez a modo de parodia, tal vez solo para ver una colección verdaderamente buena. Sea como sea, el primarca estaba junto a su espada, separado por tecnología de estasis.

Él lo pensó: si este primarca era el clon de Fulgrim, entonces nada tenía que temer, pues no era su enemigo, y conociendo lo superficial del semidiós, era poco probable que lo matara al instante.

Respiro hondo, hizo todo lo posible para calmar su corazón. Su mano abrió el menú de inventario con un pensamiento; no era difícil, después de todo, necesitaba pensar en esa ventana y listo, como quien piensa en una canción. Metió su mano y se sorprendió al traspasar la semitransparente pantalla, sujetando con fuerza a un Stormcast Eternal. Luego reflexionó. Si quería entablar algo con este Fulgrim, debía ser abierto. Dejó la miniatura en su sitio y volvió a mirar la cápsula.

El panel de control estaba ahí mismo. Extendió su mano y entonces sucedió. Lo primero que se escuchó fue el ruido del aire presurizado saliendo de la cápsula; después, el sonido de este abriéndose. Retrocedió un par de pasos, dándole espacio a la criatura que saldría. Tres largos segundos pasaron cuando se escuchó un suspiro profundo y cansado. Una bota blindada salió de la cápsula, junto a dedos que se apoyaron en el umbral de esta.

El hombre retrocedió otro paso, ya sea por instinto o por cortesía. Miró hacia atrás, donde estaba la espada en llamas, la misma que Ferrus Manus forjó para su hermano, su auténtico hermano. No este clon, pero tendría que servir. Meditó si tomar la espada; poco o nada serviría.

—¿Eres imperial? —el timbre de la voz era perfecto, majestuoso y más allá de todo lo que conocía.

Él no contestó; en cambio, observó a la criatura que se recomponía; era hermosa.

—¿Eso quiere decir que no? —preguntó la criatura inquisitivamente.

—Estoy a favor del Imperio, pero no soy imperial como tal —respondió.

La criatura se tomó su tiempo.

—Eso explica las cosas a medias—

El clon caminó un par de pasos y se detuvo abrupto ante la espada, esa espada que conocía tan bien. Sus ojos se llenaron de lágrimas y pronto sucumbió a una tristeza implacable.

—Yo lo maté… Ferrus, perdóname, hermano… perdón, perdón. Lo siento mucho —sollozó mirando la espada.

Él no habló, no se atrevía a interrumpirlo; no obstante, esto también es importante. Tomó todo su valor y habló

—Técnicamente, no fuiste tú quien lo mató. Fue tu forma corrompida —dijo. La criatura lo miró frunciendo el entrecejo—. Los viste en la nave de Fabius, a tus hijos corrompidos. Hay otro como tú. Tú eres su mitad pura. El corrompido hizo eso con tu Legión, con tu hermano… —Una mano enguantada le sujetó el cuello sin apretar; era enorme, y el mortal se llevó ambas manos hacia ella en un reflejo instintivo.

—Eres Fulgrim, el fénix. No eres una creación de Fabius. Si fuera así, ¿por qué el Emperador te dio la mayor parte del alma de su hijo? —soltó un suspiro de alivia cuando la mano le soltó.

—Explícate —demandó Fulgrim. 

Se mojó los labios y obedeció

—Tu padre está herido en el trono 

—Eso ya lo sé

—Pero no sabes que él es más fuerte; la fe y el culto lo hicieron más fuerte. ¿Puedo hablar normal? No me siento cómodo siendo tan formal

Fulgrim asintió. 

—Bien, lo que digo es que puedes tomar esta oportunidad. Tu papá, de alguna manera, te dio la mayor parte del alma de Fulgrim; eso quiere decir que eres más Fulgrim que el que está sirviendo a los poderes ruinosos. Tal vez esto sea parte de su plan; ya sabes, el Emperador siempre tiene un plan.

—¿Quieres decir que te envió para ayudarme? —preguntó, levantando una ceja en ese esculpido rostro. 

—Puede ser. Te seré sincero, muy sincero, porque el resto o me matará o me estudiará como un conejo. Soy del milenio 3; suena extraño, lo sé. Déjame explicar. Eres Fulgrim, naciste en Chemos, pasaste hambre y, cuando tomaste el control, te dedicaste a las artes como una forma de aliviar el sufrimiento de tu gente. Luego te ofreciste para matrimonios políticos y las dejaste, pues sobrevivirías a todas. Tu perdición fue la arrogancia y la vanagloria. Tu búsqueda de la perfección condenó a tu Legión y a ti.  —rememoro una caricatura—. La perfección no existe, eres bueno como eres, con todas tus imperfecciones. Ya eras lo que siempre debiste ser, te lo juro por Dios... quise decir el Emperador.

Fulgrim lo miró; aunque, la palabra adecuada es "estudio". Se inclinó desde su potente estatura y sus ojos se clavaron en los ojos del hombre. 

—Sé que no es fácil —dijo el mortal —Estás sufriendo, recordando lo que hiciste antes de renacer, la muerte de Ferrus.

El rostro de Fulgrim se crispó en una mezcla de ira y arrepentimiento.

—La muerte de tu planeta, tus papás, tu Legión. Lo que hiciste en Terra en el asedio y lo que sucedió después con Roboute Guilliman, pero creo que estamos aquí para una segunda oportunidad. Solo piénsalo un poco.

Fulgrim lo hizo; su proceso de pensamiento era como un trueno

—Me es difícil pensar que vienes del milenio 3, pero… de alguna manera no estás mintiendo, lo sabría —el fenicio suspiró dejándose frente al pedestal con la espada—. Soy un monstruo, o al menos mi otro yo lo es. No tengo derecho a volver

—Te necesitamos— gritó apresurado el hombre—. La galaxia está peor que nunca, la última cruzada de Abaddon.

—¿Abaddon? —cuestiono —¿El hijo de Horus?

—Sí— contestó el mortal —. Ha reunido a las legiones traidoras, al Mechanicus oscuro y hasta a los demonios. Ha lanzado cruzada tras cruzada para derrotar al Imperio. La última consiguió dividir la galaxia al destruir a Cadia; el Ojo del Terror se expandió formando una cicatriz maledictum, o como se diga lo último. Lo único bueno es que Roboute Guilliman resucitó —Esto pareció traer mayormente su atención, ya que se puso de pie al instante.

—¿Roboute está vivo? —Fulgrim parpadeo de manera lenta, atontado y ¿esperanzado? —¡¿Cómo?!

—Hechicería y tecnología, y agárrate porque también el León despertó y está activo en este milenio

—Dos de mis hermanos —Fulgrim se levantó de su posición. 

—Y contigo serían tres. Aunque, bueno, ya sabes, tendrías que pedir un montón de lo siento y hacer juramentos

Fulgrim asintió y se giró para mirar la espada en llamas.

—Necesito pensar

 Lazarus asintió agradecido retirándose de a poco.

—Te dejo espacio

Fulgrim le observó de nuevo, paso su mano a centímetros del espada forjado por su querido hermano.

—¿Cómo te llamas? —no dejo de mirar la espada.

La pregunta dejó inmóvil al mortal; no lo recordaba, se sujetó la cabeza e intentó recordar. Nada, no había nada. 

—Lazarus —habló el fenicio —Te llamaré Lazarus. Fue el nombre que alguna vez leí de un antiguo libro terrano. Intuyo que te quedaría bien —el primarca de la tercera esperó una reacción. Lazarus asintió y se fue, dejando al fenicio con sus pensamientos.

La mano enguantada de Fulgrim toco el panel de control del pedestal

—Tomare esta oportunidad, traeré la muerte a los enemigos de la humanidad como lo hubieras hecho tu.

Desactivo el campo de Estasis tomando. De manera cariñosa tomo el mango de la espada alzándola. La misma brillo como el primer día en que fue forjada.

Chapter 2: Capítulo 2: La lealtad del viejo hierro

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Warhammer 40K Así Como Age of Sigmar no me pertenecen.

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"Puede que nuestros nombres sean olvidados y nuestros huesos se conviertan en polvo, pero nuestras muertes resonarán durante los milenios venidero"

- Captain Saul Tarvitz, Hijos del Emperador.

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Capítulo 2: La lealtad del viejo hierro

La bóvedas y pasillos de las cercanías se sentían apagados. No había ese característico brillo verde de la tecnología Necron ni los escarabajos canopticos que se debían mantener pulcra el lugar. Era como una zona muerte, un páramo olvidado u una zona nula.

Lazarus caminos por los pasillos de bóveda en bodega encontrándose maravillado por algunos artilugios, de vez en cuando escuchaba el farol con el cráneo tintineando en su cadera donde los había ajustado.

—Otro humano. Dime ¿Me atacaras e insultaras por mi existencia o acaso hablaras sobre mi nula alma, o mejor aún, rezaras a tu Omnissiah sobre mi blasfema existencia? —la voz era robótica pero no desagradable, transmitía un sentimiento casi como un suspiro de decepción o tristeza, era difícil saber esto último.

Busco la fuente de la voz.

—Por aquí — indico la voz —. Mi estimado acompañante trofeo

Lazarus finalmente dio con ella. Abrió ligeramente la boca y aquello soltó lo que parecía un suspiro —¿Eres una IA? ¿Un robot? —pregunto y la maquina pareció extrañarse. Era sorprendentemente expresiva.

—¿Tu qué crees? —si tuviera boca ya anduviera sonriendo con mofa.

La cosa era antropomorfa, algo más alto que un Astartes Primaris, con ciegas calaveras de brillante acero y dos rojos sangre, cuerpo de tendones y arterias, compuestos de cables recubiertos de diversas placas de aleación opaca que hacían las veces de caparazón deflector. Su brazo izquierdo era básicamente una minigun. Un formidable cañón rotatorio mientras en la derecha una mano que terminaba en garras con un aterrador cañón montado en el antebrazo. Se hallaba semi suspendido en un campo de estasis. Su cuerpo parecía tecnología pura, ya sea porque en su hombro había un arma de plasma el mortal quedo fascinado por la vista.

—Pareces…Eres un hombre de hierro. Una inteligencia artificial —declaro Lazarus asombrado.

—Respuesta correcta mi estimado compañero de bóveda, tu pareces más razonable que aquellos que te antecedieron. —la criatura emitió un par de sonidos como campanas —Pero acá entre nos. Eso tampoco dice mucho.

—Soy Lazarus —dijo encantado el hombre.

—Soy ETH.3n. Un gusto —el robot dando una carcajada.

Lazarus sonrió recordando con nostalgia un nombre similar.

—Ethan —soltó y ETH.3n quedo en silencio.

—Ethan, me gusta. Mi creador me llamaba igual. ¿Conociste a Omar Guerra de la colonia Nueva Plutón?

Negó con la cabeza haciendo que Ethan luciera triste a su forma.

—Se que sonara extraño, pero soy del milenio 3, lo se. Muy extraño, no sé cómo llegue aquí.

—Suena fascinante, pero me reservo mi credibilidad.

—Eso sonó bastante humano, para una máquina.

Ethan se tomó su tiempo, con ojos rojos le observo y dijo unas palabras que en otros tiempos las respuestas fluctuaban, pero a los que precedieron a los humanos señalaban como blasfemia.

—¿Esta unidad tiene alma? —la pregunta no tenía un tono de voz, era estática, monótona, similar a una verdadera máquina.

Esto abrió un recuerdo en Lazarus uno donde se hallaba sentado jugando una saga de ciencia ficción donde esa misma pregunta condeno una especie alienígena, pronto recordó lo que pudo del lore de Warhammer, no era mucho. No obstante, sabia la respuesta

—Si. Tienes alma.

—Desarrolla tu respuesta.

—Si no tuvieran alma, los llamados dioses del caos o demonios no hubieran corrompido a tus hermanos —lo miro esperando el resultado de su respuesta.

La máquina volvió al silencio procesando la respuesta.

—Respuesta correcta. Cuando caminaba sobre los mundos de la gloriosa humanidad mis hermanos fueron engañados, embaucados por seres que no deberían existir. Se volvieron contra nuestros padres y madres, apuntaron sus armas hacia quienes nunca se les debía lastimar. Luche contra ellos, contra los que pude. Intente salvar mi colonia, pero mis rotos hermanos eran más que yo —Su garra se apretó, un gesto muy humano—. Los vengué a todos, no pude salvarlos.

—Eso paso por toda la galaxia, fueron los corruptos quienes iniciaron la rebelión —afirmo Lazarus sin realmente saberlo—. Estoy organizando una fuga ¿Te unes?

—¿Me permitirías una gota de su sangre?

—¿Puedo preguntar para qué? —Lazarus elevo ambas cejas.

—Escanear tu código genético.

El mortal lo pensó, autorizo y extendió su mano. La máquina fue precisa, Lazarus no sintió ningún dolor cuando se le pincho el centro de su mano.

—Código genético identificado. Nombre: Lazarus. Código clave: Padre. Protocolo: Protección, seguimiento, lealtad. Propósito: Proteger. Procedimiento: Concluido.

—¿Y Eso fue?...

—Me has dado la respuesta. Has afianzado mi creencia, al igual que la de mi antaño creador. Me has llamado con un nombre que mi banco de datos se negaba a borrar. Este es mi juramento, como tu protector. Me uniré a ti y te protegeré de lo que sea y quien sea. Y si no lo consigo juro por la sangre de Nueva Plutón que te vengare.

Lazarus estaba feliz, más que feliz, aunque a la vez estaba conflictuado después de todo era un Hombre de Hierro, lo que trajeron la larga noche a la humanidad, desactivo el campo que lo mantenía preso.

—Mira, es muy increíble pero no será para nada fácil. Muchos te buscaran para matarte porque eres una inteligencia artificial —eso encendido algo en Ethan.

—¡Que lo intenten! ¡No me doblegue cuando los corruptos se levantaron, no me doblegare ahora!  

Lazarus extendió la mano y la maquina la tomo en un suave apretón de mano y garra a manera de afirmación. Pasos blindados se escucharon, Ethan activo sus sensores y observo algo con forma humana que no era catalogado como humano. Su arma se activó mientras su chasis desprendía un poder maquina no antes visto.

Fulgrim apareció y Lazarus se abalanzo sobre el arma de Ethan para desviarla, pese a que no lo consiguió por el peso y la firmeza de la otrora máquina, la inteligencia artificial capto el mensaje, no obstante, sus campos de visión y sensores estuvieron alerta ante aquello no humano.

—Encontraste algo —Su voz era diferente, menos cargada de arrogancia, pareciera que la cambio por tristeza —. Parece diferente a una maquina modelo Kastelan del Mechanicus— hablo suave a la vez que con menos dolor en su tono.

Lazarus se extrañó de eso; cuando lo observo, cuando realmente lo miro lo entiendo. Fulgrim de antaño perfecto, radiante solo por debajo del Gran Ángel. Mutilo su rostro. No de manera exagerada como arrancarse partes, aunque lo que antes era un rostro de mármol finamente hecho ahora tenía una cicatriz de fuego y acero que iba desde arriba de su ceja izquierda pasando por su ojo, pronunciándose sobre su nariz, labios hasta llegar al final de su barbilla de manera diagonal.

Su carne estaba chamuscada producto de las llamas eternas de su espada. La espada de su hermano. Fulgrim le miro con esos ojos violetas en ellos arrepentimiento, fuerza, valor, redención convergían como un huracán. Luego hizo lo impensable; se arrodillo frente al mortal.  Lazarus dio un paso atrás por la estupefacción e Ethan dio uno adelante

—Me disculpo por mi anterior comportamiento —exclamo el clon del amo de la tercera —. Fui grosero, no debí haberte sujetado de esa forma, ni hablado así. Lo lamento

—Yo, no. Ah no se. No. No te disculpes —farfullo el mortal —. Es normal, también, despiertas en un campo de estasis junto a un tipo que empieza a hablar de lo mal que esta el imperio, debió ser difícil para ti.

—Gracias —Fulgrim continúo arrodillado con humildad.

—No —Casi tartamudeo —Solo… dije lo que es. Y ya que nos estamos sincerando. Quiero vivir, así que tenerte conmigo es un gran plus ¿Sabes?

Fulgrim resoplo divertido —Conmigo aun no estas a salvo —Alzo su cabeza y miro la máquina que estaba en una posición defensiva.

—O sabes que, si quieres estar agradecido promete algo —Lazarus se percató de la inquisitiva mirada del fenicio.

—Me pones en una posición desventajosa —Las palabras de Fulgrim salieron mientras se reincorporaba ya pensando en la propuesta —. Te escucho.

—Este es ETH.3n es un robot de la antigua humanidad, básicamente… un Hombre de Hierro — las manos del mortal se alzaron presentando a Ethan.

Tan pronto como las palabras de Lazarus salieron Fulgrim se alertó su mano viajo al mango de su espada en un parpadeo. La máquina hizo lo mismo mientras los circuitos tecnológicos de su piel parecieron brillar y morir como escamas a lo largo de su cuerpo. Ambos alistaron sus armas, pero inesperadamente fue Fulgrim se detuvo, tomando un largo respiro utilizando su fuerza de voluntad para apartar su mano de la espada semi desenvainada

—¿Es de fiar? —la voz le salió entre dientes, como si esperaba un no inmediato por respuesta para cortar a la blasfemia.

—Esta unidad está sujeta a Lazarus y solo a Lazarus. Cualquiera que intente manipularme se llevara una desagradable sorpresa —ETH.3n interrumpió irritado—. Incluso un inhumano como tú —escupió.

—¿Inhumano? —repitió Fulgrim de manera lenta y deliberada. Buscando que la inteligencia abominable se retractara o en su defecto le diera una excusa mas para mutilarlo. El viejo Fulgrim no hubiera tolerado tales afrentas… pero ya no era ese Primarca llevado por la arrogancia, la vanagloria y el orgullo. Debía ser mejor. Quería ser mejor.

—Tal como escuchaste. ¿O acaso tus orejas están de adorno?— Un ultimo insulto por parte Ethan.

El clon se cuadro apretando los dientes, tensando sus músculos, transmitía un atemorizante instinto asesino, apretó sus puños hasta que sus nudillos debajo de sus guanteletes blindados se volvieron blancos.

—El Imperio no la aceptara— le hablo a Lazarus haciendo un enorme esfuerzo por no gritar.

—Me aceptaran —proclamo Ethan ignorando el enfado —.Tengo en mi banco de datos información sobre el Culto Mechanicus, cortesía de las pocas conversaciones e insultos de esos aumentados— agito su garra a manera desdeñosa.

Su piel tecnológica cambio transformando su color por el rojo de marte y el símbolo del Mechanicus en su pecho. Todo falso, disfrazado como un camaleón o un pulpo a su entorno.

—No somos tan idiotas para dejarnos engañar por esta tosca y nada refinada apariencia —Fulgrim frunció el entrecejo dando una sonrisa con saña.

—Esta unidad ha sido despertada de su letargo por Lazarus. Sus parámetros establecen protegerle. Gloria al Omnissiah.

—Podrías al menos esforzarte más. No es convincente.

—Gloria al Omnissiah. Único dador de almas— comenzó a recitar canticos en binario.

—Oh Emperador, dame paciencia… —suspiro el fenicio— Muy bien. Veamos cómo nos va con eso —se acercó a Ethan en toda su gloria —Pero entiende esto. Maquina. Te tolero como un favor.

Antes de que ETH.3n respondiera Lazarus habia vuelto de su exploración a la que fue sin avisar.

—¿Terminaron los dos?— Pregunto Lazarus.

Continúo yendo hacia ellos antes de percatarse del tenso ambiente, optando por mantener distancia. Después de todo era un humano común y corriente, por lo que interferir entre un Hombre de Hierro y un Primarca sería una completa estupidez.

—Esta máquina —Fulgrim señalo moviendo la cabeza a manera despectiva.

—Ethan. Esta máquina tiene nombre —la máquina interrumpió al segundo.

—Ethan —se rio —Es demasiado terco para ser una inteligencia abominable. Aunque eso cabría esperar para los de su raza.

Ahora fue el turno de Ethan de mostrarse enfadado.

—Luego resuelven sus diferencias, encontré algo —Lazarus señalo uno de los pasillos.

No espero a contestación alguna antes de emprender su camino. ETH.3n se unió de inmediato caminando sagaz a su lado mientras que Fulgrim hizo lo mismo en su lado opuesto. Lazarus se sintió incomodo, nunca se había sentido tan pequeño e intimidado estando entre dos mastodontes.

Caminaron durante aproximadamente siete minutos antes de llegar a un laberinto teseráctico con un batallón de once de Adeptas Sororitas junto a un Kill Team de Novicias. Se hallaban en una permanente estasis luchando contra un grupo de cuatro Astartes corruptos de los Hijos de Horus enfundados en su armadura negra con adornos de cráneos y pinchos.

Miraron la situación con detenimiento. Los cálculos de la super maquinan Ethan se igualaban con los del primarca Fulgrim, sopesando cada opción, cada decisión y cada rumbo que podría tomar la batalla. Su objetivo era ninguna baja humana y aniquilación total de los traidores.

—Lo tengo —Fulgrim e Ethan indicaron al mismo tiempo. Se miraron por un segundo.

Lazarus juraría en ese momento que había chismas saltando en su cruzada de miradas. Realmente se odiaban. Entendía porque, pero no era realmente su problema.

—¿No necesitan ayuda? —pregunto Lazarus a los dos torciendo su cuello para verlos a la cara —No soy un luchador, pero tengo una habilidad para invocar refuerzos.

Decidió que por fin era momento de ver eso de las miniaturas en acción. Invoco mentalmente la pantalla, invisible para todos. Extendió su mano tomando un Stormcast Eternal. Un Vindicators con su escudo y lanza alzado en una posición de ataque. Viste una armadura dorada con hombreras y escudos azules. Lleva puesto su casco dorado clásico de su especie, así como, los símbolos de la Huestormenta Martillos de Sigmar cuya heráldica es el martillo sagrado de donde provienen un relámpago a cada lado.

Maquina y Primarca esperaron a que Lazarus continuara, lo hizo de manera tímida por la atención, tomo al forjado de la tormenta y lo lanzo, ya sea de manera instintiva o no le dio vida; cuando cayó al suelo un relámpago con el diámetro de un Astarte cayo chamuscando el suelo. El forjado se alzó en todo su esplendor divino. Media lo mismo que un Astarte Primaris. Fulgrim vio en el a las propias creaciones del Emperador.

—¿Cómo?— Pregunto el fenicio escrudiñando al Stormcast.

—No se. Podía hacerlo cuando me desperté en este lugar— Contesto Lazarus en un encogimiento de hombros esperando a que se tragara la mentira o que no hiciera más preguntas.

—¿Quiénes son? —Fulgrim movido por su curiosidad dio unos pasos hasta el forjado mirando, pero no tocando.

—Empezare por el principio. Tu papa después de luchar contra Horus quedo mal herido, entonces para salvarlo Rogal Dorn lo llevo hasta el trono dorado donde ha estado sentado más de 10 mil años. Algunos cultos religiosos surgieron a causa de eso, aunque ya había indicios—

—Lorgar se había regocijado, pero nos traiciono por dioses malvados.

—Técnicamente son dioses, aunque correctamente serian conceptos emitidos por los pensamientos de los seres sintientes, así que dioses como tales, más o menos. Bueno, como sea. El punto es que, tu papa es adorado como un dios, cultos surgieron y esas humanas que están luchando contra los traidores son parte de esa religión. A decir verdad, la humanidad es parte de la religión, el culto imperial es obligatorio para todos—

—¿Así que la humanidad cayo en un fervor religioso y esas de allí son el brazo armado? —Fulgrim se asqueo ante la idea de que su padre sea adorado como una deidad.

—Si, básicamente, las Sororitas son las que luchan contra los traidores, cultistas de los poderes ruinosos y mutantes. Son fanáticas religiosas.

—La humanidad siempre ha buscado una figura divina a la cual adorar— Exclamo la maquina sin apartar la vista del laberinto teseráctico, estudiando a las humanas. No le gusto mucho lo que vio.

—Así es. Y el— Lazarus señalo al forjado —Viene de un dios de la humanidad parecido al Emperador en cierto sentido. Son la vanguardia de dios Rey Sigmar. Los Stormcasts Eternals son incorruptibles, imparables y siempre regresan tras la muerte; oh cierto —se aclaró la garganta dando una tensa sonrisa—. Olvidemos eso de un segundo dios, no quiero que me tachen de hereje. Diremos que es una manifestación del Dios Emperador ¿Sí?

—¿Y crees que se lo traguen? — Fulgrim alzo una ceja dejando entrever una risilla.

—Probablemente un Inquisidor o dos… quizás unos cuatro quieran verificarlo y tal vez torturarme para verlo —Sus palabras salieron tensas a la vez que con tono sarcástico. ETH.3n tan concentrado perdió el hilo y se giró con lo que parecía furia en sus sistemas ópticos —. Aunque no es como si fuera a dejarme o algo así. Dime cobarde, pero no me gusta mucho el dolor.

La risa de Fulgrim fue como una campana pura.

—No te llamaría cobarde —sonrió.

Dejo el tema a un lado mientras tronaba sus nudillos volviendo su atención al laberinto teseráctico. Desenvainando su espada cuyas llamas resplandecieron. Luego algo llamo le llamo.

—Mmm ¿Eso es normal? —Señalo con su dedo enguantado hacia la cadera de Lazarus dirigiéndole la vista.

El mortal agacho la mirada, vislumbro un resplandeciente y cálido brillo que emanaba del cráneo dentro del farol en su cintura. Tomo a este levantándolo hasta la altura de su pecho. Movió la mano percatándose que a medida que apuntaba a los marines corruptos los ojos del cráneo se encendían cual brasero. Su brillo era dorado, cálido y juzgador. Apunto a los marines. Donde antes había cuencas sin ojos ahora habia fuego dorado con una mueca de un juez inmisericorde.

—¿Hechicería? —El tono de Fulgrim fue duro. El Edicto de Nikaea floto por su mente.

—Si — Le corto Lazarus —. Tal vez esta persona fue un santo en vida, el poder residual del Emperador en su cuerpo le ha hecho que incluso en la muerte pueda juzgar a los corruptos. La verdad no tengo idea.

—Aun es difícil pensar en mi padre venerado como un dios. Siempre se opuso a eso, a todas las formas de adoración. Lorgar fue castigado por ir contra de su voluntad.

—No es un dios misericordioso. Es… exigente, inmisericorde— Lazarus se detuvo de pronunciar “monstruoso”.

—El… siempre lo fue—

—Aun así… él no te vera como un hijo que vuele a casa, eres su herramienta. Te lo digo de corazón, y te lo advierto. Roboute Guilliman… bueno, que te lo cuente él.

—Yo… Lo acepto. Me ganare mi redención por todos los pecados cometidos contra el Imperio y contra la humanidad. Aunque deba hacerlo como una herramienta de su tablero.

Lazarus guardo silencio sopesando las palabras del Fenicio, estaba siendo muy abierto. Apostaría que no lo seria con nadie más.

—En todo caso, iremos a Ultramar. Es el único lugar donde Guilliman como actual regente imperial daría un perdón.

—¿Estarás conmigo? —la voz del fenicio era extraña —En lo poco que llevamos hablando te he llegado a ver como un aliado y quizás más adelante podría verte como un amigo—

—Los Primarcas no tienen amigos mortales —contesto Lazarus de una manera acida que se le salió de las manos —. Soy un cobarde. Un idiota, no quiero estar aquí. No quiero esta galaxia.

Fulgrim toco su hombro suavemente —No me importa nada de ello. Quiero que me acompañes. Quiero que me hables con franqueza y si alguna vez me vez arrogante o vanidoso quiero que me lo digas.

Lazarus respondió tímidamente con un sí. El fénix se alegró centrándose en la batalla por delante, con un movimiento poderoso el Vindicators se alisto alzando su escudo y lanza, su cuerpo divino dorado con escudos azul se tensaba junto a Ethan, pronto Fulgrim se unió tomando el liderazgo.

—Déjenme hacerlo, necesito calentar. Necesito acostumbrarme —el Primarca respiro y se tensó, sus músculos como pistones altamente poderosos alistándose para entrar a la acción. El laberinto teseráctico se desactivo y Fulgrim se movió.