Chapter 1: PRÓLOGO
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No puede creerlo.
Se niega a creer que su sensei, el último miembro vivo de su equipo haya muerto, y aún peor, Kushina, la mujer que llegó a apreciar como una hermana murió junto a él. Todo por salvar a la aldea.
No; todo por salvar a su hijo.
Kakashi se pregunta entonces por qué, por qué todo el mundo parece odiar al bebé, Minato-sensei hizo todo para que él sobreviviera, incluso si eso conllevaba cargar con un pesado equipaje a cuestas, ¿y no fue eso lo que hizo que la aldea no fuera destruida totalmente?
Kakashi aprieta las manos, completamente enojado con los estúpidos que hacen que el último acto de amor su amado maestro pareciera una broma, un chiste que nadie debe tomar en cuenta.
El funeral fue apenas unos siete días atrás, pero para él se siente como si hubiese sido esa misma mañana; no lloró, pero recuerda que casi lo hizo cuando Gai lo abrazó con fuerza, brindándole su apoyo y consuelo, su garganta se sentía adolorida mientras trataba de tragarse sus lágrimas. A su lado, Mikoto Uchiha llora con fuerza por la muerte de su compañero de equipo, y su esposo solo la acompaña en silencio, Kakashi puede empatizar con ella.
Ve cómo el bebé grita con ganas hasta que pierde el aliento, a pesar de eso, las personas a su cuidado lo ignoran y lo miran con desprecio, como si no valiera la pena, como si su existencia misma fuera una maldición; Kakashi se muerde el labio y aprieta los puños. Pidió ser el tutor del bebé, no obstante, el tercer Hokage no lo permitió, le dijo que el recién nacido estaría bien cuidado, que habría personas especializadas en velar por su bien, que él no tenía nada de qué preocuparse, porque él era un adolescente de catorce años, un omega, además, y no podría con un niño a cuestas, ¿pero ser un capitán ANBU no parecía ser un problema para él inclusive en esos casos, no?
Suelta una risa sin gracia. ¿Sabría lo que hacían esos inútiles al hijo del cuarto? Kakashi tenía la esperanza de que la respuesta fuera no, pero dicha esperanza parecía apagarse cada vez más.
No permitiría que se burlaran de su maestro, ni de él ni de Kushina, no planeaba dejar su memoria manchada, ellos adoraban a su hijo incluso antes de que naciera; podía recordar perfectamente a Kushina leyendo los libros para padres primerizos, y a Minato-sensei haciendo planes sobre las cosas que haría cuando su hijo creciera, ambos tenían incluso una apuesta sobre la casta de su hijo, siendo ambos omegas lo más probable era que fuera un beta, pero Kushina se aferró a la posibilidad de que fuese un alfa, “instinto de madre” decía.
Fueron esos recuerdos los que lo ayudaron a seguir adelante con su decisión, eso más horas y horas de planeación. Visitó cada día desde su nacimiento al hijo de su maestro, y cada uno de esos días tomó lo necesario de casa de su sensei, y de su propia casa, no quería que su equipaje fuera pesado, no si quería que su escape fuera un éxito, no si tenía que llevar a un bebé con él.
Nadie pensó que fuera raro querer visitar al único hijo de su sensei, por eso ninguno de sus compañeros ANBU lo cuestionó mientras él se quedaba ahí día y noche, observándolo. Kakashi mientras tanto, hizo su trabajo y tomó nota de las guardias que los agentes ANBU hacían y cuánto tiempo tenía entre cada una de ellas; dos minutos, eso era todo, pero era suficiente.
El noveno día llegó, y con ello su plan, tan pronto como Mapache se fue, Kakashi salió del lugar donde estaba escondido y con la aparente forma de un médico ninja tomó al bebé, uno de sus propios clones de sombra lo hirió y cuando salió corriendo, lo comenzó a seguir.
Kakashi sintió su corazón acelerarse cuando salió de la aldea, corrió tan rápido como pudo, solo tenía diez segundos más de ventaja para el siguiente cambio, y si conocía a su escuadrón lo suficiente sabía que ese tiempo sería necesario para alcanzarlo.
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Su clon sigue tras él, pero sabe que pronto desaparecerá, el sello explosivo que lleva en su bolsillo tenía que explotar en exactamente veinte segundos, diez segundos después de que él se vaya por otro camino.
9
Kakashi siente el bulto en su pecho moverse inquieto.
8
No, no, no, espera que no despierte, y mucho menos que llore. Deben cruzar la frontera, entonces estarán seguros.
7
Suelta feromonas omega suficientes para tranquilizar al bebé. 6 El pequeño bultito hace un sonido de satisfacción, pero no despierta.
5
No se despidió de Gai ni de Tenzo, espera que no lo odien. Son los únicos amigos que le quedan.
4
¿Minato-sensei estará molesto por alejar a su hijo de su hogar?
3
Sabe que entenderán. Aun así, pide disculpas.
2
Puede ver por fin la frontera, solo quedan unos metros. Su corazón se siente pesado, está dejando atrás todo lo que conoce y el lugar que lo vio crecer, el lugar donde sus amigos y él una vez entrenaron y convivieron.
1
Sus piernas duelen, y sus pulmones arden con cada respiración, incluso inhalar duele.
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Pero ya nada de eso importa, no se detendrá por nada del mundo, no cuando ya está totalmente fuera de Konoha.
Manda más chakra sus pies y eso aumenta más el dolor, pero también su velocidad, y está feliz de decir que cuando la explosión se escucha entre los árboles, él está lejos, en una dirección diferente y con el pequeño seguro en su pecho.
Ah, recuerda, el bebé ni siquiera tiene un nombre, no se molestaron ni siquiera en eso.
Minato-sensei y Kushina le dijeron una vez el nombre que le querían dar a su primogénito.
Naruto, repitió en su mente en el mismo instante que su memoria reproducía esos recuerdos, tu nombre es Naruto.
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—¡Sukea, hola! —saluda la niña del otro lado del mostrador, mira al bultito en sus brazos y abre sus ojos con deleite cuando el pequeño bebé detiene sus enormes ojos azules en ella—. Hola también a ti, Naruto-chan.
Naruto la mira unos segundos más y simplemente vuelve a cerrar sus ojitos con toda la calma del mundo. Su padre sonríe a la niña y toma la canasta con hierbas.
Han pasado ocho meses desde que huyó de Konoha. Lo primero que hizo al salir con éxito fue tomar camino hacia la aldea de la hierba, pero solo se quedó ahí un tiempo, sabía que Konoha no pararía de buscar a su arma absoluta, así que debía moverse rápido hacia el lugar que sabía sería el último al que se acercarían: el país del Agua. No descansó en todo ese tiempo, su principal motivación era hacer que Naruto tuviera una mejor vida de la que podría tener en Konoha, así que no tenía tiempo en pensar nada más.
Solo se dio cuenta que eso era un error hasta que unos bandidos lo atacaron, por buena suerte para él y por mala suerte para ellos, Kakashi no había sido un capitán ANBU por nada, y aún con el cansancio y la constante verificación de la seguridad de Naruto logró acabarlos y si bien no pudo matarlos a todos, sí logro huir.
Tomó su primer descanso en Takigakure, en una pequeña posada donde pudo descansar lo suficiente como para darse cuenta de las heridas que tenía y que la adrenalina le había evitado sentir. Mantuvo bien alimentado y cuidado a Naruto todo el tiempo de viaje, pero podía darse cuenta que a él también le parecía buena idea descansar un poco, ya que una vez que lo acostó en la cama, el bebé quedó profundamente dormido.
Mientras se limpiaba y curaba sus heridas, reflexionó lo que haría una vez que llegara a su destino, el clon que dejó atrás se transformaría en un cadáver una vez que explotara, cadáver que robó y del que nadie se daría cuenta de su perdida, y entonces Kakashi Hatake habría muerto intentando rescatar al hijo de su maestro, o bien, como la mayoría de la aldea sabía, al jinchuuriki del Kyuubi. Entonces, si Kakashi Hatake había muerto, ¿quién sería a partir de ahora?
Un golpe en la puerta lo alertó y se acercó cuidadosamente. Sacudió su cabeza cuando la amable dueña solo lo llamó para la hora de la cena. Por supuesto, la paranoia de ser perseguido no se podría ir nunca.
Ya no tenía encima el jutsu de transformación con el que robó a Naruto, pero no podía ser tan descuidado con sus movimientos, aún no estaban a salvo, ni siquiera sabía si algún día lo estarían. Lo cierto era que él ahora era un ninja renegado, y para todo aquel que lo viera: un omega soltero con un bebé.
Sus ahorros, para una información positiva, eran bastantes, ser un ANBU de alto nivel y, además, un Hatake, le habían ayudado en eso al menos.
Tomó al bebé y aunque no quería despertarlo, tenía que hacerlo para darle de comer, no podía dejar que el bebé se quedara mucho tiempo sin nada en la panza, eso no le haría bien.
Esa noche después de cenar pensó en su nueva identidad y los diferentes trabajos que podría tener para cuidar de su nueva compañía, en el momento que decidió tomar a Naruto y correr, no pensó mucho más allá, solo quería alejarlo de los hombres y mujeres que no pensaban en él como un alma inocente, como el salvavidas que Minato-sensei había pretendido que fuera. Solo quería que lo último que quedaba de su equipo viviera feliz, sin sentir el dolor que él vivió, el mismo que lo hizo quedarse sin motivaciones, sin razones para seguir adelante mas que cumplir el día a día como el ninja que era.
Se imaginó como sería la vida de Naruto en Konoha, cómo lo mirarían los aldeanos, cómo lo rechazarían solo por ser el jinchuuriki del zorro de las nueve colas, sin amigos, sin padres, sin nadie en que apoyarse porque nadie estaría interesado en su tristeza…
Después de dejar la posada, un hombre de cabello castaño y pintura morada en el rostro salió disparado a su siguiente destino; Sukea ahora tenía una nueva motivación para seguir corriendo.
—No pude traer la menta esta vez, creo que hay un roedor alimentándose de mis plantas —comentó—, ¡estaban todas carcomidas!
—¿Necesitas ayuda con eso? —preguntó Sukea con su siempre brillante sonrisa.
—No, está bien, ya me las arreglaré por mi cuenta —la chica hizo un gesto con la mano y tomó el pago por el paquete—, bien, me iré ahora, mi abuela necesita ayuda para alimentar a los cerdos. ¡Nos vemos, y saluda a la abuela Sansho de mi parte!
Kakashi se despidió con la mano y tomó la canasta para llevarla a la cocina.
Kiri era hostil, era cierto, pero era de esa manera en el centro, donde los grupos ninjas estaban más concentrados, en las orillas era raro encontrar alguno de ellos, en la pequeña costa en la que él se encontraba, por ejemplo, era todo tranquilidad; los aldeanos eran en su totalidad civiles, eso fue lo que lo hizo quedarse en el lugar y para todos los efectos, buscar un trabajo. Fue casualidad, la verdad, que se encontrara con la abuela Sansho, una viejecilla carismática y risueña que casualmente necesitaba ayuda en su restaurante.
Por supuesto no pudo negarse, Naruto era un bebé de apenas semanas que necesitaba atención 24/7 y él jamás dejaría que alguien más cuidara de él, no si él podía hacerlo por su cuenta, tal vez era su paranoia ninja de que el bebé pudiese ser robado o como había visto en sus primeros días de vida, que pudiese ser maltratado.
Es por eso que la oferta de la abuela Sansho fue tan tentadora, ella solo necesitaba alguien que pudiera atender y limpiar el lugar pues le era un poco difícil cuando era la única cocinando, como extra, él podía llevar consigo a su “hijo” durante su horario de trabajo.
Kakashi sacudió la cabeza con gracia, de alguna manera todos pensaban que era un omega que había logrado escapar de su alfa abusivo junto a su hijo, hasta él se había sorprendido cuando escuchó tal historia, no sabía cómo habían logrado hacer un rumor así, pero no se quejó cuando tiempo después la comunidad se unió en su apoyo, ahí la mayoría eran betas y omegas y comprendían sus “acciones”, decían que ellos habrían hecho lo mismo, sobre todo si ellos fueran tan jóvenes como él, pues no era un secreto que muchas familias solían casar a sus hijos omega cuando aún eran adolescentes.
Un estruendo lo sacó de sus pensamientos y se acercó con rapidez al lugar de donde provenía el sonido. La abuela Sansho se las había arreglado para que su nueva receta explotara… una vez más.
—Mmm, creo que puse demasiado picante en esta, ¿qué opinas, Sukea?
—Maa, podría llevar más, al menos la olla sigue intacta.
—Sabes, el sentido de supervivencia lo tienes muy inexistente, muchacho, si le pusiera más picante nadie lo podría comer.
Gai podría, pensó.
—Aún así, creo que debería intentar una vez más. Este será el plato estrella de nuestro puesto ¡el curry más picante de todo el país!
—Y cómo se llamará ¿El curry de la muerte?
—¡El de la vida, por supuesto! Si puede explotar una olla, puede levantar un muerto —se rio, Kakashi solo sacudió la cabeza por la loca risa que la anciana soltaba. La campana sonó y él dejó a su excéntrica empleadora para atender a los nuevos clientes.
—¡Bienvenido, señor!
La diferencia entre su nueva y más reciente forma de vida y la antigua era para él, extrema, si Obito lo viera siendo tan amable y risueño se burlaría de él con ganas y Kushina lo acompañaría, quizá Rin lo animaría y Minato-sensei tendría una mirada de orgullo por su nuevo yo.
Sin lugar a dudas su pena seguía ahí, el Kakashi amargado y solitario seguía existiendo, pero con Naruto a su lado y con sus nuevas perspectivas sentía que de verdad podía ser una nueva persona para bien, el hermano mayor en el que Naruto podría confiar toda su vida.
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—Saldré a comprar un poco de leche —avisó Kakashi a nadie en particular, mientras acomodaba a Naruto en el fular. Salió de su pequeña cabaña y mientras más se acercaba al pueblo, podía notar algo extraño.
Al ser un pueblo tan tranquilo, Kakashi se había acostumbrado durante el tiempo de su estadía, a ver y escuchar a los niños corriendo de un lado a otro, jugando y saltando durante todo el día, hasta que fuera el tiempo de la cena y tuvieran que ir a casa a descansar.
Sin embargo, lo que se podía escuchar ahora era muy diferente, era el tipo de sonido al que se había acostumbrado durante la mayor parte de su vida, el sonido de metal chocando y gritos.
Se detuvo a unos cuantos pasos fuera de su nueva casa y pudo distinguir a lo lejos, en el pueblo, cómo un jutsu de tipo fuego iniciaba un incendio.
Durante ocho meses en el lugar, Kakashi se había acostumbrado a la tranquilidad y la paz, pensó que podría seguir así un poco más, incluso había llegado a pensar que cuando Naruto creciera un poco más, ambos podrían ir a un lugar mucho mejor, en donde nada del mundo shinobi los molestara. Pero en el procesó olvidó que en su mundo eso era imposible, no importaba si viviera en la aldea más pacífica del mundo, de alguna manera, sucederían este tipo de cosas.
En tan poco tiempo había olvidado que al país del agua no le gustaba la calma, ni a él, ni a ningún otro.
Dio media vuelta y planeaba hacer lo único que sabía hacer bien: huir, cuando escuchó el grito de niños llamando a sus padres. Se mordió el labio inferior y miró hacia abajo, Naruto lo miraba con los ojos bien abiertos.
—No me mires así, no soy tan poderoso para enfrentar eso —dijo Kakashi con queja, Naruto respondió con balbuceos, como si realmente entendiera lo que pasaba. Kakashi suspiró.— Bien, vayamos a buscar a la abuela Sansho.
Kakashi corrió con la rapidez de la que un shinobi de su rango era capaz y cuando estuvo más cerca pudo mirar mejor la situación.
Había ninjas de Kirigakure destruyendo las casas de los lugareños, sacando a las familias de ellas y asesinando a los adultos, mientras que los niños y adolescentes eran arrastrados y atados con hilos de chakra. Tapo bien la vista de Naruto y continuó andando. Esperaba con toda su alma que la abuela hubiese huido tan pronto como comenzaron los gritos.
Mientras más se acercaba, su corazón comenzaba a latir con más rapidez. Antes de que se pudiera acercar demasiado, notó lo que más temía, la casa de la viejecilla estaba quemándose y destruyéndose poco a poco. Su respiración se atoró en su garganta y dio media vuelta, solo para terminar topándose cara a cara con un shinobi de Kirigakure.
—¿Interrumpo tus planes, niño? ¡Aquí hay uno más! —gritó, llamando la atención de sus compañeros. El ninja enemigo lanza un kunai a Kakashi y el peliplateado reacciona pronto y con agilidad, escondiéndose sobre un árbol cercano.
No quiere pelear mientras sostiene a Naruto, las cosas podrían terminar de manera horrible. Kakashi miró a su alrededor en busca de un camino para escapar, lamenta la perdida de la abuela Sansho, pero si quiere vivir y mantener con vida a Naruto debe correr ahora.
Escucha el sonido del viento tras él y hace un jutsu con una mano, cubriendo con el otro brazo a Naruto para que no salga lastimado de ninguna forma.
—¡Gōkakyū no Jutsu!
Una gran bola de fuego salió disparada en la dirección del enemigo que con una habilidad impresionante la esquivó y continuó su camino hacia el omega, el hombre un sello con las manos y un dragón de agua sale disparado hacia Kakashi, que casi es arrastrado. A lo lejos puede escuchar los gritos y llantos de los niños y los adultos, además de madera siendo destruida y siente pena por los lugareños. Si no se hubiese descuidado en tanto tiempo, ¿podría haber ayudado en algo? Pareciera que su inutilidad no solo abarcaba a su equipo, ahora había más gente a la que había fallado.
Naruto comenzó a moverse, inquieto por los movimientos bruscos, y Kakashi siente que su mente sale de un espiral de malos pensamientos. Debería concentrarse en la batalla, sabe que, si lo derrotan y atrapan, su destino, el de ambos, es convertirse en un soldado de Kiri, es por eso que están haciendo esto, puede deducirlo después de ver cómo toman a los más jóvenes sin asesinarlos. Kirigakure está quedándose sin shinobis y ahora está buscando más para llenar los puestos.
Hace un sello de manos y la tierra bajo sus pies se convierte en distintos perros de barro, que corren y se lanzan contra los hombres que comienzan a acercarse para luchar contra él. Algunos logran esquivarlos, pero otros son atrapados y mordido, parecen inofensivos y francamente inútiles colgando de partes de sus cuerpos, en cambio, mientras los perros se mantengan sujetos a la carne, absorberán y drenarán las redes de chakra.
Uno de ellos cae arrodillado y luego todo su cuerpo cae rígido al suelo, quizá porque ya había utilizado la mayor parte de su chakra, el drenado fue tan rápido, aunque a Kakashi eso no le importa, ya va uno menos. Ahora mismo no le interesa matar, tan solo escapar, ese es su objetivo.
Dos ninjas se lanzan contra él al mismo tiempo con patadas de taijutsu y una es lanzada contra su pecho que cubre con un brazo y la fuerza hace que retroceda. El bebé, sintiendo la agitación comienza arrugar la cara y el llanto comienza. El instinto de Kakashi le pide atender primero a Naruto y dejar de lado lo que está haciendo; lanza una patada en la cabeza hacia el ninja más cercano y este sale volando contra un árbol, con suerte le habrá roto la cabeza.
Los minutos pasan y Kakashi lanza jutsu tras jutsu y esquiva golpes y patadas en tanto protege y procura el bienestar de Naruto, los shinobis se van reduciendo y a pesar de ser algo bueno, no es suficiente, aún hay más shinobi buscando en la aldea y una vez que acaben su tarea se unirán a sus compañeros, por otra parte, Kakashi está agotando su chakra y su cuerpo y sabe que cuando llegue ese momento él solo no podrá luchar contra tantos.
Un golpe es asestado contra el lado derecho de la cabeza y la sangre comienza a fluir y derramarse por la tierra, su visión se nubla un segundo y en su oído se escucha un pitido. Siente que tiran de su cabello y oye risas y el llanto doloroso que sale de Naruto.
Es un shinobi de nivel ANBU, aún así, no pudo acabar con un grupo de ninjas de bajo rango. Nuevamente no pudo proteger a nadie. No quiere que le quiten a Naruto, ni si quiera quiere que lo toquen. Tiene miedo por lo que le puedan hacer, ¿lo llevarán con los demás o lo asesinarán por ser tan pequeño?
Los colmillos que siempre trata de ocultar salen a la luz y suelta un silbido contra el hombre para alejarlo que, al contrario de su estado furioso, se ríe con diversión.
El hombre levanta su mano derecha y abre la boca para decir algo, cuando todo su brazo desaparece de la nada. Inmediatamente se escucha un aullido de dolor y suelta el cabello de Kakashi. Nadie comprende lo que está pasando, mucho menos el propio Kakashi.
El tipo se retuerce como un gusano sobre su propia sangre y Kakashi se aleja con lentitud, intenta pensar en qué demonios está pasando. El aire se vuelve gélido y frente a él aparece un hombre con túnica negra y cabello sobre los hombros, una enorme cadena se enrolla sobre su brazo derecho y una máscara blanca con líneas negras y un pequeño agujero del lado derecho. Siente su mirada fría y penetrante y retrocede. Este nuevo tipo tiene una firma de chakra muy diferente a los otros shinobis, era fuerte y fría y sobre todo poderosa. Sin chakra, sin fuerzas, y con Naruto en sus brazos, Kakashi no podría hacer nada contra este nuevo invitado, ni siquiera correr.
Antes de que pudiera rendirse, el hombre desaparece y lo ve reaparecer tras uno de los shinobis con su cadena bien enrollada en su cuello, tira con fuerza de ella y la cabeza es separada dejando solo un cuello con sangre escurriendo y borboteando. Kakashi quiere vomitar. Necesita huir rápidamente, es probable que no logre escapar, pero su sentido de supervivencia le pide que haga todo lo posible por no ser asesinado de tal manera.
Corre tan veloz como sus piernas le permiten y se resbala cada ciertos pasos. No cree poder lograrlo, sea lo que sea ese hombre, esa cosa, es poderoso. Además, estaba ese jutsu de teletransportación o lo que sea que fuera.
Mientras daba un paso más un extraño se atravesó en su camino, un extraño que había dejado segundos atrás luchando (asesinando) contra algunos solados de Kiri.
Se detuvo en seco y miró hacia el único agujero en la máscara, un ojo rojo e intenso le devolvió la mirada e instantáneamente todo se volvió negro, lo último que sintió fue a Naruto siendo arrebatado de sus brazos.
Notes:
Hola, sé que ha pasado un tiempo, pero han pasado tantas cosas que honestamente no tenía la motivación para hacer nada, pero he estado mejorando y aquí estoy, públicando otro capítulo, espero que ahora sí pueda actualizar pronto. ¿Qué les pareció el cap del día de hoy?
Perdón si no soy buena con las escenas de acción, prometo que iré mejorando. Además, he leído sus comentarios y me alegra que estén emocionados por la historia. Aún estoy aprendiendo a usar el sitio, así que pronto recibiran una respuesta jeje.
En una parte llamé peliplateado a Kakashi, sin embargo, en ese momento y en todo el capítulo, prácticamente, tiene el cabello café, ya que está disfrazado de Sukea.
Chapter Text
Kakashi despertó con un gran dolor en la cabeza, sentía como si su cráneo hubiera sido roto. Levantó una mano hacia su cabeza y toco una especie de venda rodeando la mitad de su cara.
Los recuerdos de la tarde llegaron como un rayo y levantó su cuerpo velozmente de donde estaba acostado. Abrió sus ojos miró hacia su pecho, ahí no estaba Naruto. Se levantó de la cama y cuando puso su pie derecho sobre el suelo, sintió un dolor agudo. No recordaba haberse lastimado la pierna, sin embargo, podría ser una posibilidad, estaba tan concentrado en escapar que ni siquiera prestó atención a su estado físico.
Soltó un quejido y levantó la vista, debía aguantar, lo primero era buscar al bebé, evaluó el lugar en el que estaba: era pequeño y lo único que lo iluminaba era una vela, las paredes eran de roca y parecían brillar por la humedad, además, el ambiente era demasiado frío. No veía una salida, una puerta, un agujero, nada. Era como si estuviera encerrado en una piedra. Se acercó a un lado y tocó la roca, no parecía tener chakra de ningún tipo, así que había una gran posibilidad de que un jutsu de gran intensidad pudiese romper la roca.
Cerró los ojos, y prestó atención a su red de chakra, no sabía cuánto tiempo había estado durmiendo, pero su chakra se había recuperado considerablemente.
Levantó las manos en posición para comenzar los sellos cuando sintió una nueva presencia tras él. Se quedó quieto, esperando el siguiente movimiento del tipo.
—Lo que sea que esté planeando, olvídalo
—¿Quién eres? ¿Qué quieres? —gritó aún sin voltear.
El extraño se quedó en silencio unos segundos que parecieron eternos, cuando estaba a punto de gritarle nuevamente, se escuchó un balbuceo, uno que reconocía muy bien, quiso voltear rápidamente pero no quería poner en alerta al hombre extraño y poner en peligro a Naruto.
—No fue mi intención traerte aquí, pero no podía dejar ningún perro suelto, ¿entiendes?
—¿Qué planeas hacernos?
—No planeo hacerles nada —respondió el hombre enmascarado, su voz grave y distorsionada por la máscara. El balbuceo de Naruto resonó en la cueva, un sonido que arrancó el corazón de Kakashi de su pecho. Cada fibra de su ser gritaba por recuperar al bebé, pero la presencia peligrosa del desconocido lo mantenía inmóvil, buscaba proteger a Naruto no hacer que lo dañaran, no sabía qué podría hacer que esta… persona reaccionara de mala manera.
Kakashi apretó los dientes, sus manos aún en posición para sellos, pero su chakra titubeaba bajo el peso del dolor y la incertidumbre. La venda en su rostro estaba húmeda, probablemente empapada de sangre, y el dolor en su pierna derecha palpitaba con cada latido. No podía permitirse un error, no con Naruto en juego. Lentamente, giró la cabeza, manteniendo al hombre en su periferia. El único ojo visible, rojo y brillante como sangre fresca, lo observaba con una intensidad que lo hizo estremecerse. ¿Un kekkei genkai? ¿Un Sharingan robado? Había una familiaridad desconocida al ver ese ojo, pero no podía precisar por qué ni de dónde venía.
—¿Entonces por qué nos trajiste aquí? —preguntó Kakashi, su voz baja pero cargada de desafío. Sus colmillos omega, que siempre ocultaba, asomaron ligeramente, un reflejo instintivo de su necesidad de proteger al cachorro. Por primera vez las feromonas de las que tanto se enorgullecía por saber controlar llenan el aire húmedo, cargadas de estrés y miedo, y para su malestar, notó que el hombre inclinó la cabeza, como si las percibiera.
El enmascarado dio un paso adelante, sosteniendo a Naruto con una suavidad que contrastaba con su aura amenazante. El bebé, sorprendentemente tranquilo, extendió una manita hacia la máscara, balbuceando con curiosidad. Kakashi sintió una punzada de celos irracionales. ¿Cómo podía Naruto estar tan calmado en los brazos de un extraño? Su instinto omega rugió, urgiéndolo a arrancar al niño de las manos extrañas, pero su lógica ninja lo detuvo. Estaba herido, con chakra limitado, y este hombre había demostrado ser capaz de neutralizar a quien tuviera en frente sin esfuerzo.
—No quería que murieran —dijo el enmascarado, su tono menos brusco, casi reflexivo. La cadena enrollada en su brazo tintineó al moverse, un sonido que resonó en las paredes de roca—. Eso de allá no tenía nada que ver con ustedes, no era de su interés, ¿no son de aquí, ¿no? Son de Konoha.
Kakashi frunció el ceño, su mente acelerada. Esa era una afirmación, no una pregunta. ¿Cómo lo sabía? ¿Los estaba espiando? ¿Podría ser algún agente de Konoha? ¿Quizá se dieron cuenta del reemplazo de cuerpos y ahora estaba siendo perseguido? No podía descartar que este hombre fuera un ANBU de Konoha, de hecho, tendría sentido si tenía un sharingan consigo, pero ¿por qué no los llevaba directamente con el Hokage? ¿O quizá era un agente de alguna aldea rival? No era raro que las aldeas enviaran espías a otras, él mismo se había encargado de matar muchos agentes de Iwa y Kumo que intentaban hacerse pasar como otros de sus compañeros shinobi.
Miró a donde el enmascarado sostenía al bebé y su confusión aumentó, sostenía a Naruto con una delicadeza que podría rivalizar con la suya y sus feromonas alfa, aunque contenidas, se filtraban en el aire, dominantes y serenas.
—Devuélvemelo—exigió, dando un paso adelante, ignorando el dolor agudo en su pierna. Su voz tembló, no de miedo, sino de la furia contenida de un omega protegiendo algo suyo—. No sé quién eres ni qué quieres, pero no dejaré que lo dañes.
El hombre enmascarado inclinó la cabeza, como si evaluara a Kakashi.
—No quiero hacerle daño —respondió, y su voz tenía un matiz extraño, como si fuera una media verdad—. Pero no te ves bien en este momento, y no creo que sea conveniente que lo tengas ahora. No creo que puedas cuidarlo en tu estado actual.
Kakashi apretó los puños, sus uñas clavándose en las palmas.
—¿Y tú sí? ¿Un ninja renegado con una máscara y un ojo robado? —Su tono destilaba desprecio, pero su corazón latía con una mezcla de miedo y curiosidad. Ese ojo… ¿por qué le resultaba tan familiar? Sacudió la cabeza, desechando el pensamiento. No podía permitirse distracciones.
El enmascarado no respondió de inmediato. En cambio, acunó a Naruto con más firmeza, y el bebé emitió un gorgoteo de satisfacción, como si estuviera cómodo. Kakashi sintió que su pecho se apretaba.
—Si quisiera hacerle daño, ya estaría muerto —dijo el hombre, su voz fría, pero sin malicia—. Y tú también.
Kakashi respiró hondo, intentando calmar sus feromonas, que amenazaban con traicionar su ansiedad. Recuerda tu entrenamiento. Para su frustración, todo lo que decía era cierto, Kakashi no estaba en su mejor momento, y con las emociones tan sensibles, sería un completo inútil en una pelea con él.
—Entonces, ¿qué quieres? —repitió, intentando relajarse, buscaba ganar tiempo. Su chakra estaba recuperándose, pero no lo suficiente para un combate prolongado. Si este hombre era tan poderoso como había visto, escapar sería casi imposible.
—Quiero que sobrevivan —respondió el enmascarado, y por un momento, su tono pareció sincero. Dio un paso hacia Kakashi, y la luz de la vela parpadeó, proyectando sombras sobre su máscara. —Pero para eso, necesitas confiar en mí. Al menos por ahora.
—¿Confiar en ti? —Kakashi soltó una risa amarga, aunque el dolor en su cabeza lo hizo estremecerse—. Eres un desconocido que me encerró en… —miró alrededor y se giró para mirarlo de frente— este lugar y tiene a un bebé pequeño como un rehén.
El enmascarado dio un paso hacia adelante, luego otro y otro hasta estar lo suficientemente cerca para que Kakashi pudiera sentir su calor, sus feromonas eran abrumadoras, incluso cuando era obvio que estaban siendo reprimidas, los vellos de su nuca se erizaron, había algo en él que rezumaba peligro. Retrocedió instintivamente y su espalda chocó contra la pared de roca fría.
—No te acerques —gruñó, mostrando los colmillos otra vez. Su instinto omega estaba al borde, dividido entre la necesidad de proteger a Naruto y atacar al desconocido.
El enmascarado se detuvo, levantando una mano en señal de paz.
—No voy a lastimarte, omega —dijo, y la palabra “omega” sonó casi como un puñetazo, lo que hizo que Kakashi se erizara aún más—. Pero si intentas escapar ahora, no durarás ni un día ahí fuera. No con la situación actual en Kiri.
Kakashi entrecerró los ojos, evaluando sus palabras. Había verdad en ellas, lo sabía. Había sentido las presencias de otros ninjas durante el ataque en la aldea, había muchos más aparte de los que atacaron. Pero confiar en este hombre era un riesgo que no estaba dispuesto a tomar a ciegas, podría no tener opciones, pero tampoco podría tirarse al vacío tan fácilmente.
—Dame una razón para creerte —dijo, su voz baja pero firme.
El hombre inclinó la cabeza, como si considerara sus palabras. Luego, con un movimiento lento, depositó a Naruto en los brazos de Kakashi. El contacto del bebé, cálido y familiar, hizo que Kakashi liberara un suspiro de alivio, abrazándolo con fuerza. Sus feromonas omega se estabilizaron, envolviendo a Naruto en un aura protectora. El niño balbuceó, frotando su carita contra el pecho de Kakashi, y por un momento, el mundo pareció detenerse.
—Esa es tu razón —dijo el enmascarado, retrocediendo un paso—. No quiero al niño, no me interesa particularmente. Pero no puedo dejarlo en manos de alguien que no puede protegerlo.
Kakashi lo miró fijamente, su corazón acelerado. Había algo en la voz del hombre, en la forma en que hablaba, que lo hacía sentir… expuesto. Pero no había tiempo para analizarlo. Apretó a Naruto contra su pecho, sintiendo su calorcito, y evaluó sus opciones. La cueva seguía sin salidas visibles, y su chakra, aunque recuperado, no era suficiente para un jutsu destructivo sin arriesgar a Naruto. Este hombre, quienquiera que fuera, tenía el control (por ahora).
—¿Qué propones? —preguntó finalmente, su tono resignado pero alerta. No confiaba en él, pero necesitaba más tiempo, entender sus intenciones.
El enmascarado cruzó los brazos, la cadena tintineando nuevamente.
—Una alianza temporal. Yo te mantengo a salvo, tú mantienes al niño vivo. Hay cosas más grandes en juego, omega, cosas que no entenderías ahora.
Kakashi frunció el ceño, molesto por el tono condescendiente, pero también curioso.
—¿Qué cosas? —insistió, ajustando a Naruto en sus brazos. El bebé se removió, y Kakashi liberó más feromonas para calmarlo, ignorando la mirada intensa del hombre.
—No es el momento —respondió el enmascarado, girándose hacia la pared de roca. Hizo un sello con una mano, y la roca se abrió, revelando un túnel oscuro—. Sígueme, o quédate aquí y espera a que vengan por tí. Tú decides.
Kakashi dudó, su mente acelerada. No confiaba en este hombre, pero quedarse en la cueva era un suicidio. Con Naruto en sus brazos, no tenía muchas opciones. Apretó al bebé contra su pecho, sintiendo su respiración suave, y dio un paso hacia el túnel, manteniendo al enmascarado en su línea de visión.
—No creas que esto significa que confío en ti —dijo, su voz fría pero cargada de determinación—. Si intentas algo, te mataré.
El enmascarado soltó una risa baja, casi burlona, que resonó en el túnel.
—Me gusta tu espíritu, omega. Vamos a ver cuánto dura.
Kakashi lo siguió, su corazón latiendo con fuerza, no solo por el peligro, sino por la extraña sensación que la presencia de este hombre despertaba en él. No sabía quién era, ni qué quería, pero una cosa era segura: no dejaría que nadie le quitara a Naruto. Y si este desconocido era un obstáculo… bueno, Kakashi Hatake no había sobrevivido siendo capitán ANBU por nada.
El túnel se cerraba tras ellos a cada paso que daban, sumiéndolos en la oscuridad, con solo el eco de sus pasos y el balbuceo de Naruto rompiendo el silencio.
Notes:
No olviden que aún tiene el henge, por cierto, gracias por sus comentarios, me alegran el día. Y.. ¡Ya terminé la universidad! Aún falta mucho para obtener mi título, pero ya es un pasó adelante, ahora estoy en mi servicio y espero que terminando pueda conseguir un trabajo pronto. Igual me verá mpas seguido, espero, ya que siendo honesta la universidad me respiraba en la nuca, jajajja, pero ya me liberé. ¡Hasta la próxima!