Chapter 1: Espadas
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La reunión terminó a las cinco menos cuarto, justo cuando el sol comenzaba a ocultarse tras nubes de tormenta. Todos los agentes se retiraron de la oficina menos él, Obi-Wan, quien simplemente volvió a sentarse. Cuando la sala se quedó vacía, los jefes se dirigieron a él. Obi-Wan miró a sus superiores, tratando de no delatar sus emociones, ni tampoco de decir nada. No hizo ningún ruido hasta que uno de ellos se levantó.
―Agente Kenobi. ―Dijo el agente Windu. ― Será asignado a los archivos X. Hemos decidido que será el encargado de supervisar al agente Skywalker en cada uno de sus casos y deberá entregar un informe detallado.
El agente Windu tomó una carpeta, pareció leerla superficialmente y luego la dejó. Obi-Wan lo miró sin emoción.
― ¿Voy a ser el guardaespaldas del agente Skywalker? ―Preguntó cruzándose de brazos.
―Al contrario, sustentará cada teoría que el agente pueda sugerir. ―Respondió el agente. Se levantó de su asiento y se dirigió a la puerta. Obi-Wan lo imitó. ― Usted será la voz de la razón. Esperamos con ansias sus informes.
Windu lo despidió y Obi-Wan salió de la sala. Ya había oído mucho sobre los archivos X y sobre su famoso agente ‘spooky’. Tomado en serio por algunos y tomado por loco por otros, normalmente sus casos implican escenarios fuera de lo común que aparentemente no tenían explicación científica. En lo personal, creía que el agente Skywalker tenía mucha imaginación.
Al llegar al pasillo correcto, se dio cuenta de que estaba oscuro. Caminó con tranquilidad y el tacón de sus zapatillas sonó por todo el pasillo.
Tocó dos veces la puerta y un ‘adelante’ lo recibió. Cuando entró, la misma oscuridad de afuera lo recibió. Un hombre de si acaso 1.80 estaba sentado en una silla mientras recargaba sus pies sobre una gran pila de documentos. El agente miró a Obi-Wan de pies a cabeza y se detuvo sobre su placa.
Obi-Wan se aclaró la garganta y el otro hombre lo miró. Hizo un ademán de impresionarse y finalmente se levantó.
―Soy el agente Anakin Skywalker, prefiero que se refieran a mí por Skywalker. ― Anakin le tendió la mano, Obi-Wan le correspondió.
―Soy el agente Obi-Wan Kenobi, puedes referirte a mí como desees.
― ¿Está bien si te llamo ‘Angel’? — Anakin le dedicó una sonrisa coqueta. Obi-Wan rodó los ojos. — Bienvenido a los archivos X, la basura que nadie quiere. Será un placer trabajar contigo.
— ¿Y bien? ―Obi-Wan interrumpió con fastidio. ― ¿Cuál es el primer caso?
Caminó por toda la oficina, miró los diferentes archivos y luego al agente Skywalker. Aquel hombre tomó un folder y procedió a mostrarle una grabación. En ella, se miraban varios cuerpos, cada uno con extrañas marcas que a simple vista parecían lunares. Anakin comenzó a explicarle lo que harían.
—Los agentes del estado de Naboo enviaron estas grabaciones a las oficinas del FBI aquí en Coruscant, dijeron haber hallado un par de cuerpos con las mismas marcas. — Anakin tomó su saco y su placa, Obi-Wan se movió tras él. —Todos ellos aparecieron muertos el mismo día, aparentemente a la misma hora y en el mismo lugar.
—Pudo haber sido un suicidio colectivo. —Respondió Obi-Wan. Anakin tomó los documentos y salieron de la oficina. — Pudieron haber actuado por histeria colectiva o religiosa, Naboo es un estado muy conocido por ser arcaico con sus creencias.
—Eso es lo curioso. — Ambos se detuvieron frente a la recepción y pidieron un auto. —Antes de morir, los familiares de las víctimas reportaron que las víctimas habían comenzado a actuar extraño, decían que seres del cielo los habían tocado.
Anakin tomó el permiso y salieron de las oficinas. El camino estuvo tranquilo, la voz del agente Skywalker combinaba con la canción que se oía en la radio y Obi-Wan escuchó con atención el caso.
— ¿Cree en los extraterrestres, agente Kenobi? —Preguntó Anakin mirando al frente, el coche frenó en una calle.
—No hay evidencia científica que respalde la teoría de que hay vida en otros planetas. —Obi-Wan le respondió mientras cambiaba la canción. —Y en caso de existir, no veo motivo por el cual esos seres estén interesados en nosotros.
Cuando Obi-Wan cambió la canción, la radio se distorsionó y se apagó. Ambos agentes se miraron.
—Bienvenido a Naboo, ángel.
Anakin soltó una risa al ver la cara de molestia en el otro agente. Su camino continuó en silencio y se detuvieron frente a la comisaría del estado. Algunos oficiales les recibieron con duda, otros oficiales dejaron a la vista sus armas y siguieron como si nada con su trabajo. Ambos agentes tomaron su arma con precaución y pidieron ver a su jefe.
Un hombre mayor los recibió de pie. En su rostro se reflejaba el cansancio del día y sobre todo, de su edad. Invitó a ambos a sentarse y luego, se presentó.
—Soy el comisario Sheev Palpatine. ― Extendió su mano y Anakin lo correspondió. Tomó asiento y acomodó su arma. ― ¿En qué puedo ayudarlos?
—Él es mi compañero, el agente Kenobi y yo soy el agente Skywalker. —Respondió Anakin sacando sus placas. — Recibimos su caso en las oficinas de Coruscant, si no le molesta, me gustaría tener toda la información de este caso.
—Claro que sí, mi colega. —Sheev abrió un cajó a su izquierda y sacó un par de documentos. —Los cuerpos fueron hallados hace tres días, el guardabosques los encontró. Dijo que la noche del martes, el día del asesinato, una gran luz cubrió el bosque y seguido de eso hubieron varios gritos. Uno de ellos parecía llevar un arma, que disparó e hirió a sus acompañantes.
— ¿Han identificado la fuente de la luz? —Preguntó Obi-Wan, el comisario negó.
—No hay ninguna máquina capaz de alumbrar un bosque entero. — Sheev soltó un suspiro y se removió en su asiento. —Las víctimas fueron jóvenes entre los 22 a 23 años y durante estos días, se han reportado tres desapariciones más; las víctimas del homicidio y de las desapariciones tienen algo en común. Todos y cada uno de ellos pertenecían a la misma generación estudiantil.
— ¿Un crimen de odio? — Sugirió Obi-Wan, Anakin le negó. —Tal vez un miembro de su generación sufrió algún tipo de maltrato por parte de las víctimas y ahora busca venganza.
—Un total de 20 estudiantes pertenecen a esa generación. — Dijo Sheev. — Tres han muerto y otros tres han desaparecido. Cuatro de ellos están en un hospital psiquiátrico desde hace dos años, los 10 estudiantes restantes ahora tienen miedo.
— ¿Podría decirnos en dónde están los estudiantes del hospital? —Preguntó Anakin, Sheev le entregó un papel con una dirección.
—Están en el hospital ‘Saint Joan’.
Ambos agentes agradecieron y marcharon al hospital.
Al llegar, se toparon con una edificación vieja y algo descuidada. Una enfermera los recibió y les pidió esperar en la sala de espera. Obi-Wan se sentó al lado de Anakin y se acercó a él, tratando de ver lo que decía el papel, Anakin resopló con diversión y se lo entregó.
Poco después, la enfermera regresó. Los guió a una sala y ahí estaban tres chicos. Uno estaba en silla de ruedas y parecía leer un libro, otra estaba sentada en el suelo y jugaba con una muñeca y el tercero estaba sobre un sillón, sin hablar.
Anakin señaló al de la silla de ruedas y la enfermera lo llamó.
—Xanatos, ellos son agentes del FBI, te harán algunas preguntas.
La enfermera retrocedió para darles privacidad, no sin dejarlos sin supervisión.
—Mi nombre es Anakin Skywalker, me gustaría saber cuántos años tienes.
—22. ― Respondió Xanatos, con la mirada perdida. Su voz sonaba lejana, distante.
— ¿Cómo se llaman tus amigos? —Preguntó Obi-Wan, Xanatos lo miró fijamente.
—Eres muy bonito. —Contestó, Anakin miró al chico y luego a Obi-Wan. — ¿Tienes novia?
—No, no tengo. —Respondió Obi-Wan. — ¿Cómo se llaman tus amigos?
—Ella se llama Sabé. — Señaló a la chica. — El otro es Maul.
— ¿Reconoces a estas personas? —Anakin le mostró unas fotografías, Xanatos negó y Anakin suspiró. — Eran compañeros tuyos, han muerto.
En ese instante, Xanatos tiró su libro y comenzó a gritar. Ambos agentes retrocedieron. La enfermera se les acercó intentando calmarlos, pero parecía inútil. Los otros chicos parecieron alarmarse, pero no dijeron nada. Maul comenzó a reírse y empezó a decir:
“Xanatos brinca y brinca, la luz se lo lleva. Xanatos regresa y muere, Xanatos viene y nos mata.”
La enfermera llamó a las demás y se llevaron a los chicos. Cuando preguntaron por el joven faltante, los llevaron a la enfermería. Ahí vieron a un joven en estado vegetativo. La enfermera les explicó lo que sabía sobre el chico y luego, agentes decidieron retirarse.
Anakin condujo en silencio y al llegar a su hotel, cada quien se fue a sus habitaciones. Obi-Wan comenzó a anotar todo lo que habían escuchado, Anakin comenzó a buscar pistas y a la media noche, se fue.
Condujo hasta la comisaría. Sheev no se veía sorprendido.
— ¿Qué te trae a estas horas? —Preguntó Sheev mientras servía dos tazas de café. — ¿Pasó algo?
—Los chicos del hospital, Xanatos tuvo una crisis al ver a sus compañeros muertos. ¿Qué fue lo que les pasó a esos chicos?
—Hace dos años hubo un accidente en la carretera cerca del bosque. —Sheev suspiró. —Esos cuatro estuvieron desaparecidos durante al menos dos semanas, cuando los encontramos, estaban delirando, decían que seres de luz se los habían llevado y que volverían por ellos. Sabé y Xanatos fueron los que menos daño recibieron, en cambio, Maul quedó mal mentalmente y el joven Boba, ese joven quedó en estado vegetativo.
— ¿Hubo algún comportamiento extraño desde la primer desaparición?
—Los chicos se habían vuelto paranoicos, pero relacionamos el hecho de que pronto sería el aniversario del accidente.
Sheev sacó un cigarrillo y comenzó a fumar. Anakin se frotó la cara.
—Hay un oficial que es un rango menor que yo. —Dijo de repente el anciano, Anakin se acomodó en su silla. —Su nombre es Jango, su hijo Boba es el que está en estado vegetativo, pero desde la primer desaparición que hubo, he tratado de averiguar la razón de su extraño comportamiento.
— ¿Cree que sea un principal sospechoso?
—No parece muy preocupado ante el hecho de que su hijo sea una muy probable víctima. Mi hija también pertenece a su generación, tal vez sea bueno que hable con ella.
— ¿Cree que nos podamos reunir mañana en el restaurante del centro? — Anakin se levantó de su silla, Sheev asintió y se despidió. — A las ocho.
Anakin salió de la oficina. Su teléfono sonó y contestó.
—Agente Skywalker, diga.
Del otro lado de la línea, Obi-Wan le respondió.
—Skywalker, ¿dónde estás?
—Descuida cariño. —Anakin sonrió y Obi-Wan resopló. —Volveré pronto, no me esperes despierto.
—No te hablé porque estuviera preocupado, te hablé porque descubrí algo.
— ¿Qué descubriste? — Anakin llegó a su auto y regresó al hotel. — Mañana tenemos una cita con Sheev y su hija.
—Hay un indicio de las marcas en los cuerpos de los estudiantes. El laboratorio me ha mandado los resultados toxicológicos y he descubierto que el material es un material orgánico jamás visto. — El tacón de Obi-Wan delató su caminar y Anakin sonrió. — Su estructura química no es una que pueda existir en la tierra.
— ¿Ahora crees que los extraterrestres existen?
—Skywalker, no es hora de tus bromas.
Anakin colgó y llegó al hotel, Obi-Wan lo recibió con los brazos cruzados. Ambos pasaron a la habitación y comenzaron a analizar los resultados. Poco después, se fueron a dormir. A la mañana siguiente, interrogaron a la hija de Sheev.
Ella les dijo lo mismo, sobre pertenecer a la misma generación y temer por su vida. Antes de irse, ella les mostró una marca, igual a la de los muertos. Ninguno dijo nada y se fueron. Durante el camino ninguno habló. Al pasar por el camino en donde había sido el accidente, la radio comenzó a fallar, Anakin miró su reloj y luego de eso, sintieron un tirón y el auto se detuvo de golpe.
Obi-Wan miró a Anakin a punto de reclamarle, hasta que él le mostró su reloj. Estaba detenido justo a las 9:15 a.m. Obi-Wan le miró sin entender.
—Generalmente, después de una abducción, el tiempo se detiene. En este caso, fuimos abducidos. —Anakin le explicó alegremente. —Este fue el lugar del accidente en donde encontraron a los chicos después de una semana y curiosamente, en donde dijeron haber sido raptados.
—Skywalker, eso no nos dice nada. —Dijo sin más Obi-Wan, tocándose la frente. — Sólo es una simple coincidencia.
—Mira la hora en la radio entonces.
Obi-Wan prendió la radio y la hora era 10:20 a.m. Se giró y Anakin volvió a sonreírle.
—No es posible, no puede ser posible.
—Eventualmente te acostumbrarás. — Dijo Anakin con una sonrisa. Obi-Wan lo miró mal. —Pronto te darás cuenta de que las cosas no son como piensas.
Obi-Wan no respondió y continuaron. Al regresar al hotel, vieron un auto estacionado frente a sus habitaciones. Ambos bajaron del coche y con cuidado, entraron a la habitación de Anakin, la cual parecía haber sido abierta.
Parecía que todo estaba en orden. Había una hoja en el escritorio y Obi-Wan la recogió. La nota tenía una bonita letra y decía: “Nos vemos en el bosque, a las 8:00 p.m.”
Ambos compartieron una mirada y comenzaron a hablar sobre el caso. Obi-Wan continuaba pensando que se trataba de una venganza, que las marcas tal vez fueran una coincidencia al estar expuestos a algún material que pudiera generarlas. Anakin volvió a refutar y Obi-Wan comenzó a caminar por la habitación.
Anakin observó al otro agente caminar, admiró su bonito cabello largo rojizo, la barba que cubría su rostro y sus ojos cautivadores. Anakin pensó que Obi-Wan se había equivocado de habitación la vez que se conocieron. Pero ahora, Anakin sabía porque estaba con él. Sin querer decir otra cosa, se recargó sobre la pared y lo siguió observando. Obi-Wan hizo un movimiento que alzó su saco y Anakin observó las mismas manchas que los cuerpos tenían.
Rápidamente lo tocó en esa zona, ganándose una mirada de horror de Obi-Wan.
—Tranquilo, creí haber visto algo raro, pero sólo es la picadura de un mosquito. —Anakin regresó a su lugar. —Aunque admito que tu piel es muy suave.
— ¿Nunca te han dicho que eres un descarado? —Obi-Wan se sentó en la cama, recargó sus brazos por detrás. —Eres odioso.
— ¿Así? — Anakin lo acorraló en la cama, Obi-Wan intentó quitárselo de encima. — ¿Qué tal si te hago cambiar de opinión?
Anakin se quitó la corbata, intentó quitarse su traje, pero no lo logró. Obi-Wan le dio un puñetazo en la cara que lo hizo caer. Anakin cayó al suelo y se sostuvo la nariz ensangrentada. Obi-Wan se levantó.
—Yo no soy igual a los demás. No creas que por el simple hecho de ser guapo te abriré las piernas. Estoy aquí para ser tu compañero y resolver estos casos, no estoy aquí para ser tu puta. Nos vemos Skywalker.
Obi-Wan lo miró con aparente calma, dio media vuelta y lo dejó ahí. Anakin suspiró, sabiendo que había cometido un error.
Para el atardecer, Obi-Wan seguía sin hablarle, cada quien investigaba por su parte. Obi-Wan regresó al hospital y visitó a los chicos, en especial a Boba. Sheev se ofreció a acompañarlo, preguntó por Anakin, pero al ver la cara del otro agente, se quedó en silencio.
Al entrar a la habitación del chico, se encontraron con el oficial Jango Fett, quien los miró con sospecha. Sheev no dijo nada, hasta que el oficial se presentó. Obi-Wan no parecía muy amigable tampoco.
— ¿Usted es el padre de Boba? — Preguntó Obi-Wan, el oficial asintió. —Soy agente del FBI, mi nombre es Obi-Wan Kenobi.
—Sé quién es. —Respondió Jango. — Le diré algo, usted y su compañero manténgase alejados de mi hijo, no quiero que se acerquen a él.
—No es para tanto. — Respondió Sheev. — Sólo estamos buscando pistas que nos lleven a los culpables, tu hijo por obvias razones es inocente.
Jango no dijo nada más y se retiró. Sheev y Obi-Wan siguieron hablando. El teléfono del agente sonó y no respondió al ver quien era. Anakin trató de llamarle y al no ver respuesta alguna, decidió llamar a Sheev, el anciano respondió y al colgar, puso una cara seria.
—Agente Kenobi, el agente Skywalker ha encontrado algo.
Obi-Wan escuchó con atención. El oficial le dijo que debían de ir al bosque. En el camino, el anciano no dijo nada, hasta que las luces de las patrullas alumbraron la carretera. Un par de oficiales los detuvieron y al reconocerlos, los dejaron pasar.
Había varias cintas que cubrían la escena. Ambos caminaron mientras seguían a los oficiales, quienes les dijeron que habían hallado tres cuerpos. Al llegar a la escena, Anakin ya estaba ahí. Obi-Wan no pudo ignorarlo esta vez.
— ¿Qué pasó aquí? — Preguntó Sheev.
—Parece que hemos encontrado a los ex-estudiantes. —Anakin respondió. — Vine para tratar de hallar alguna pista, pero en cambio, encontré estos tres cuerpos, responden a las características de los desaparecidos.
—Agente Kenobi, ¿puede determinar la muerte de estos estudiantes? —Preguntó Sheev mientras le entregaba un par de guantes.
Obi-Wan se los puso y retiró la sábana de los cuerpos. Había dos hombres y una mujer. Analizó primero a la mujer.
—Por el estado en el que se encuentra la piel, no tiene más que un par de horas en ese estado. —Tomó la mano de la mujer en donde había rastro de sangre y tomó una muestra. —Es posible que la sangre sea del agresor, envíen la muestra al laboratorio. Hay una cortada cerca de vena yugular, posiblemente una herida incisa.
— ¿Cómo sabe que tipo de herida es? —Preguntó un oficial que anotaba todo.
—Los instrumentos cortantes producen lesiones simples, largas, generalmente rectilíneas, poco profundas. La herida muestra un corte con borde regular. — Obi-Wan movió a los otros dos cuerpos y encontró lo mismo. —La causa de muerte de estos chicos pudo ser causada por la pérdida de sangre.
— ¿Sólo eso? —Volvió a preguntar el oficial.
—Me será más fácil analizar los cuerpos en la morgue.
—Yo me encargo de eso. — Interrumpió Anakin. —Conseguiré una autorización en Coruscant.
Pocas horas después, los cuerpos fueron trasladados a la morgue. Sheev envió las muestras de sangre al laboratorio. Anakin se presentó en la morgue y Obi-Wan lo miró con desprecio.
—Obi-Wan, yo…
—Disculpa aceptada. — Interrumpió Obi-Wan mientras sacaba sus instrumentos. — Sí eso era todo, vete.
—No, escucha. Lo que hice estuvo mal, no debí de sobrepasar tus límites — Anakin suspiró. Obi-Wan comenzó a trabajar.
—Ya te dije que te perdono. Ahora, ve y busca al asesino.
— ¿De verdad me perdonas?
Obi-Wan lo miró, suspiró exageradamente y sonrió.
—No, tendrás que buscar una mejor disculpa. —Anakin resopló, Obi-Wan soltó una risa. —Eso te ganas por ser un Don Juan.
—Bien, tú ganas. Pero no te quejes si termino llevándote a Francia como disculpa. —Anakin volvió a sonreír. Obi-Wan lo miró con dulzura. — ¿Y bien?
—Las víctimas muestran marcas de resistencia. Debieron de luchar para evitar morir, ella tiene la muñeca rota. —Obi-Wan levantó la mano de la chica. — Posiblemente fue atada y trató de liberarse.
— ¿Y los otros?
—Uno de los chicos tiene la mandíbula dislocada, el otro tiene los tobillos fracturados. Este tipo de fracturas se obtienen al golpear los huesos con objetos de gran peso. Posiblemente los torturaron.
— ¿Ya revisaste sus espaldas? —Anakin señaló los cuerpos. —Recuerda las marcas.
Obi-Wan los giró y ambos se sorprendieron al ver que tenían las mismas marcas que los otros cuerpos. Recogió una muestra y se la entregó a Anakin. Ambos continuaron mirando los cuerpos, hasta que el teléfono de Anakin sonó.
El agente respondió y segundos después colgó. Obi-Wan lo miró esperando respuestas.
—La hija de Sheev ha desaparecido.
Los dos agentes marcharon de inmediato a la oficina del comisario. Sheev parecía estar confundido mientras observaba un documento. Anakin trató de hablar con él, pero el anciano no le hacía caso.
—No es posible. —Dijo el viejo. —No es posible.
—Comisario. —Obi-Wan se acercó a él. —Sé que es difícil para usted.
—Debemos darnos prisa. —Sheev levantó la vista del documento y se los mostró. — El asesino ha resultado ser el hijo de Jango.
—No es posible, el joven Boba está en estado vegetal desde hace dos años. —Obi-Wan tomó el documento y lo analizó. —Debe de haber un error.
—Obi-Wan, ve al hospital, Sheev y yo iremos al bosque. —Ordenó Anakin. —Lleva tu arma y no bajes la guardia, nos veremos en dos horas aquí mismo.
Obi-Wan asintió y se fue. Los otros dos lo imitaron. Obi-Wan condujo al hospital, donde una enfermera lo recibió asustada. Ella lo llevó hacía la sala donde debía de estar Boba, pero no había nadie.
La enfermera comenzó a relatar que una luz había cubierto todo el hospital y que cuando desapareció, el chico había desaparecido. Obi-Wan dio media vuelta para salir y avisar a Anakin, pero entonces el oficial Jango Fett los detuvo. Estaba armado. Tenía una escopeta y apuntó a la enfermera.
—Le dije que se mantuviera alejado, agente Kenobi. —Jango cargó el arma. —Usted vendrá conmigo.
La enfermera retrocedió y Jango le apuntó. Obi-Wan alzó las manos y se acercó a él. El oficial lo esposó y ambos salieron del hospital. Lo llevó hacía una patrulla y lo obligó a sentarse en el asiento del conductor.
Obi-Wan comenzó a manejar en dirección al bosque. Jango no dijo nada en todo el camino. Se detuvieron cerca de la zona en donde habían hallado los cadáveres. Al bajar del auto, los dirigió a una zona más apartada, donde había una especie de maquinaria.
Al llegar al lugar, Obi-Wan dejó de respirar por la impresión. Boba estaba de pie y a sus pies estaba Padmé, aparentemente inconsciente. Jango le golpeó con el arma y Obi-Wan avanzó.
Obi-Wan cayó de rodillas frente a los chicos. Boba no parecía estar consciente, parecía que seguía dormido. Jango retrocedió y Obi-Wan aprovechó para abalanzarse al oficial. El arma cayó y se disparó.
Al otro extremo del bosque, Anakin y Sheev oyeron el disparo y corrieron hacía la dirección. El ruido pareció alertar a Boba, pues levantó el cuerpo de Padmé y la luz se hizo mucho más fuerte.
Jango siguió forcejeando, intentando alcanzar su arma. Obi-Wan mordió su mano con fuerza y Jango lo golpeó en el rostro.
Al ver que Boba seguía con Padmé, Obi-Wan se levantó y se lanzó hacía el chico. Otro disparo se oyó y Obi-Wan creyó que Jango le había disparado. Al girarse, vio a Anakin con arma en mano, mientras el cuerpo de Boba caía al suelo.
Padmé fue auxiliada por su padre, la luz pareció cubrir a todo el bosque y luego desapareció. Al final, Boba recuperó la consciencia y comenzó a gritar por el dolor. Sheev esposó a Jango y llamó a los demás oficiales de la estación.
Anakin se acercó a Obi-Wan y lo liberó. Obi-Wan tenía el labio partido y de pronto, las sirenas de las ambulancias y de las patrullas los sacó de su ensoñación. Padmé despertó desorientada y con miedo, al ver a los agentes, se lanzó a ellos y los abrazó.
Sheev les agradeció y se marcharon.
Al día siguiente, fueron citados a la sala de interrogatorios. El chico Boba Fett estaba siendo interrogado, en la sala contigua, estaba su padre.
Obi-Wan y Anakin escucharon la declaración del chico.
—Eran seres de luz, habían dicho que me enseñarían todo lo que quisiera, pero que debía de dárselos. Todos fuimos marcados, pero yo fui el elegido.
La conversación dejó de escucharse, ambos agentes salieron de la sala y fueron alcanzados por Sheev. El anciano les agradeció profundamente, prometiendo ayudarlos en el futuro. Padmé también les agradeció.
A Anakin le entregó una corbata para su traje y a Obi-Wan le entregó un collar de una cruz de oro. Cuando se despidieron, Sheev volvió a agradecerles.
Durante el camino, Anakin estuvo tarareando las canciones que sonaba en la radio, mientras Obi-Wan leía un libro. Cuando regresaron a Coruscant, ambos regresaron a la oficina de Anakin, en donde depositaron el archivo en una carpeta.
— ¿Qué crees que dirá Windu? —Preguntó Anakin mientras se sentaba en su silla y se quitaba el saco.
—No lo sé, posiblemente no crea lo que pasó. —Obi-Wan se sentó sobre el escritorio y se quitó los tacones. — Jamás voy a entender lo que vi.
— ¿Ahora piensas diferente, pequeño ángel? —Anakin soltó una carcajada y alzó los tacones de Obi-Wan. — ¿Qué dices?
—Quiero creer, Anakin, quiero creer.
Obi-Wan se levantó y le quitó sus tacones. Salió de la oficina y se dirigió a la del agente Windu. Entregó el papeleo y regresó con Anakin.
El agente miraba hacía su pizarrón, luego miró al escritorio y recogió un porta retratos. Obi-Wan se acercó por detrás y miró la foto de una niña. Anakin sonrió levemente y dejó la foto en su lugar.
Los dos se miraron y luego Anakin habló.
—Yo también quiero creer, Obi-Wan, yo también.
“Caso 56: Espadas. No concluido.”
Chapter 2: Oros
Summary:
Un nuevo caso los conduce hacía una serie de extraños asesinatos. Por primera vez, Obi-Wan se da cuenta de que lo imposible, realmente puede ser posible.
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La alarma sonó tres veces y luego se apagó. Una niña pequeña se levantó de su cama, su piel era morena, era una niña muy entusiasta. Corrió a la habitación de su hermano mayor y lo despertó.
— ¡Skywuito, despierta, despierta! — La niña siguió moviendo a su hermano para despertarlo. — ¡Es hora!
—Soka, es de madrugada. — Respondió un pequeño Anakin. — Vete a dormir.
De repente, su hermana ya no estaba. Una luz cubrió la habitación y todo se quedó en silencio.
— ¡Anakin! — La voz de Obi-Wan lo sacó de su sueño. — ¿Estás bien?
—Lo lamento, no sé qué me pasó. — Anakin se frotó la cara.
—Te quedaste dormido, eso pasó. —Respondió Obi-Wan. —Es hora de irnos, Windu nos asignó el siguiente caso.
— ¿Te refieres al mutante? —Anakin se levantó de su asiento y rebuscó entre los archivos una hoja. — Hubo un caso similar hace unos 40 años, nuestra ventaja es que sucedió aquí en Coruscant, por lo que no tenemos que trasladarnos a otro estado.
Obi-Wan soltó un suspiro cansado y cruzó los brazos. Anakin siguió divagando, tomó el papel y salieron de la oficina. El agente Vos se cruzó en su camino y lanzó una burla hacía Anakin. Obi-Wan hizo avanzar al agente Skywalker, bajaron al estacionamiento y salieron.
Anakin condujo hasta un complejo de oficinas. Al llegar, había varios oficiales esperándolos. Entraron y subieron hasta el quinto piso, en donde había más oficiales esperando. Al final del pasillo de aquel piso, había un cuerpo tapado con una sábana. Obi-Wan miró a Anakin y suspiró.
Otro agente del FBI se acercó, se identificó cómo Siri Tachi.
—Agente Kenobi, es un gusto volver a verlo. Agente Skywalker. —Ella tendió su mano y ambos agentes la saludaron. —En otras circunstancias nos pondríamos al día, pero me temo que encontramos un cuerpo.
— ¿Víctima? —Preguntó Anakin.
Los tres agentes se acercaron al cuerpo y lo descubrieron. Siri suspiró y miró a los dos.
—Savage Opress, 26 años. Trabajaba como agente de bienes raíces. Lo asesinaron durante su turno de trabajo. Trabajó en la noche. Su secretaria halló el cuerpo hoy en la mañana.
— ¿Nadie oyó algo sospechoso? —Preguntó Obi-Wan.
Siri negó. Anakin caminó a la oficina del tipo, Siri y Obi-Wan lo siguieron. Ahí dentro, sólo había una taza de café tirada, el líquido manchó la alfombra. Anduvieron alrededor de la oficina intentando hallar pistas. Anakin se detuvo frente a un conducto de aire.
— ¿Qué probabilidad hay de que el asesino haya entrado por este conducto? — Anakin comenzó a mirar de cerca.
—Nula. —Respondió Obi-Wan. — A menos que tenga la capacidad de dislocar sus huesos para poder caber dentro del conducto.
—Pero sigue siendo imposible. —Interrumpió Siri. —Hubiera dejado un rastro de sangre, considerando como dejó el cuerpo.
—Lo más cercano es un animal. —Obi-Wan siguió vagando por la habitación. —Las múltiples mordidas pueden tratarse de un animal.
—Miren esto. — Anakin llamó y les mostró una mancha negra en el conducto. —Tachi, ve por el equipo y pídeles que tomen esta muestra como evidencia.
Siri salió y Obi-Wan miró a Anakin con sorpresa. Anakin le sonrió y siguieron vagando por la habitación. Cuando terminaron, regresaron a las oficinas del FBI y se dirigieron al edificio de investigación.
Obi-Wan comenzó a desarrollar la autopsia. Al terminar, Anakin tomó el informe y comenzó a leerlo.
—Hace 40 años ocurrió un caso igual. —Anakin comenzó a explicar. Obi-Wan puso atención. —Fue un caso asignado a la policía estatal, se registraron un total de cuatro víctimas, todas y cada una de ellas habían sido asesinadas de la misma manera. Piel desgarrada y el hígado desaparecido.
— ¿Crees que sea el mismo asesino? —Preguntó Obi-Wan dudoso. Anakin asintió —Skywalker, si fuera así, el asesino tendría más de 80 años.
—Podría ser, nuestra víctima comparte la misma característica. No hay imposible.
— ¿Por eso lo llamaste mutante, no es así?
Anakin asintió lentamente, Obi-Wan volvió a suspirar. Los dos agentes salieron del laboratorio y se dirigieron a su oficina. El teléfono de Anakin sonó y al contestar, éste hizo una mueca.
—Nuestro mutante atacó a otra persona.
Esta vez los dos llegaron a un orfanato. La oscuridad de la noche los hizo temblar. Obi-Wan imaginó lo peor, pero se sintió un poco aliviado al ver que no se trataba de un niño. Siri volvió a recibirlos y parecía igual de cansada que ellos.
—No sé quién sea el asesino. — Siri los llevó ante la mujer que dirigía la institución. — Pero parece que tiene prisa por matar.
Había una mujer anciana sentada en una ambulancia. Ella los miró y dejó de hablar. Siri la saludó y comenzó a interrogarla.
— ¿Tiene idea de quién pudo haber matado a la víctima?
—No lo sé. — Respondió la mujer. — Nadie pudo haber entrado más que por la chimenea.
Anakin miró a Obi-Wan y ambos entraron al lugar. Ningún niño estaba a la vista. Al dirigirse a la chimenea, miraron con atención su entorno. El carboncillo parecía estar en su lugar, pero Obi-Wan notó manchas negras en las columnas de la chimenea, Anakin notó que faltaba algo.
—Hay huellas que parecen confirmar que el asesino entró por la chimenea. —Anakin examinó por dentro. — Es muy estrecho, por lo que pudo haberse quedado atascado.
—En cambio, según tú, cómo es un mutante, pudo haberlo hecho. — Obi-Wan resopló y se cruzó de brazos. —Las ventanas están selladas por dentro, imposible abrirlas por fuera sin tener que romperlas. La última opción es haber entrado por la puerta principal, pero considerando que se trata de una gran puerta de hace mucho años, dudo que su rechinar no hubiera alertado a otros.
—Obi-Wan, Skywalker. —Interrumpió Siri en la sala. —Tienen que ver esto.
Los tres se dirigieron al patio de juegos. Había un animal muerto, parecía ser un perro. Obi-Wan lo examinó y llegó a la conclusión de que le faltaba el hígado. Los agentes regresaron a la zona del crimen y vieron el cuerpo con detenimiento.
Se trataba de una mujer de mediana edad, tenía la piel de los brazos y torso desgarrada, el abdomen lo tenía abierto y el hígado faltaba, igual a la primer víctima. Obi-Wan ordenó tomar muestras del animal muerto y la del nuevo cuerpo. Anakin tomó su teléfono y llamó a alguien, el teléfono sonó tres veces hasta que alguien contestó.
Obi-Wan miró de lejos y frunció el ceño. Al terminar, Anakin le dijo que debían de regresar a la oficina y que había alguien que quería hablar con ellos. Después de media hora, llegaron a un complejo de departamentos en una zona de clase media. Había un par de maleantes, que cuando vieron a Obi-Wan, comenzaron a silbar.
Apresuraron el paso y al entrar, subieron un par de pisos. Anakin los guió hasta el último departamento del piso. Tocó dos veces y el comisario Sheev los recibió. Obi-Wan se mostró muy sorprendido, miró a Anakin esperando una respuesta, pero lo único que obtuvo fue una mano en su espalda baja invitándolo a entrar.
Ahí dentro había otro hombre mayor que se identificó como Yan Dooku. Obi-Wan lo reconoció como un ex-agente del FBI.
— Me alegra ver que siguen juntos. —Saludó Sheev como si fueran amigos de toda la vida. — Veo que ambos usan los regalos de mi hija.
—No podíamos simplemente guardarlos. —Dijo Obi-Wan mientras se cruzaba de brazos. — ¿Qué está pasando exactamente?
—Dije que les debía la vida de mi hija. —Contestó Sheev. —Estoy aquí para cumplir mi palabra. El joven Skywalker me ha pedido ayudarles en su caso. Él es Dooku, pero me imagino que no hace falta presentarlos. —Sheev se sentó al lado del ex-agente, Obi-Wan y Anakin también se sentaron.
—Escuché lo de sus víctimas. — Dooku sacó algo debajo de su cama. —Hace 40 años sucedió algo exactamente igual. — Dooku les mostró un par de fotos, Anakin miró a Obi-Wan. —Nos reportaron el asesinato de un joven de no más de 20 años. En ese entonces yo era un joven de la misma edad, por lo que quise tomar el caso, creyendo que tal vez podría encontrar al asesino antes que todos.
— ¿Y no lo hizo? —Preguntó Obi-Wan, Dooku negó.
—Cuando miramos el cuerpo, este estaba destrozado. La piel estaba desgarrada, había luchado antes de morir. Y lo más importante es que faltaba el hígado. Analizamos todo lo que nos pudiera guiar al asesino, pero no había huellas, no había ADN. Poco después de tres días hubo otro asesinato del mismo modo, luego hubo un tercer asesinato. Todos con las mismas características.
Obi-Wan analizó las fotos. Había una placa de una dentadura, luego había otra foto con huellas alargadas, iguales a las que ellos tenían. Dooku siguió con su historia.
—Cuando creímos que todo estaba perdido y que el caso iba a ser cerrado, surgió una esperanza. Hubo una prueba que nos condujo a un hombre, no recuerdo su nombre, sólo sé que su rostro nunca lo olvidaré. — Dooku se quedó callado por un momento, tomó otra foto y se las mostró. —Era de un joven que parecía no tener más de 27 años, vivía en los suburbios, sin familia ni amigos. Tratamos de interrogarlo, de relacionarlo con los asesinatos pero no lo logramos.
— ¿Por qué no? — Preguntó Obi-Wan.
—Desapareció sin dejar rastro. — Dooku caminó hacía una mesa y les entregó un paquete de periódicos. —Tomen esto, en estos pedazos de papel encontrarán todo lo que necesiten.
Ambos agentes se miraron, dieron las gracias y se marcharon. Anakin le entregó a Obi-Wan los documentos. Esa noche, nadie pudo dormir.
Al día siguiente, el primero en despertar e ir a la oficina fue Anakin. El agente analizó con detalle las fotos de los dos asesinatos. Las muestras del laboratorio indicaban que el ADN encontrado no existía. La placa dental coincidía con un animal.
Anakin se dejó caer en su silla y miró a su escritorio. La foto de su hermana le devolvió la mirada. Para nadie en el FBI era secreto que su hermana había sido secuestrada. Y desde que tuvo una hipnosis, descubrió que seres ‘ extraterrestres’ se la habían llevado.
Por esa razón, la gente lo tomaba como loco y más por trabajar en los archivos X.
Anakin volvió a mirar las fotos de los asesinatos y suspiró. La puerta se abrió y entró por ella Obi-Wan. Iba vestido diferente. Ahora no llevaba su saco, tenía tacones diferentes y el color de su traje era gris. Los dos compartieron una mirada y siguieron analizando el caso.
—Siri llamó. Dijo que encontraron las mismas huellas en la chimenea. —Obi-Wan se sentó al lado de Anakin. —Le pedí a Quinlan que las analizara.
— ¿Y qué te dijo?
—Nada todavía. Estuve revisando los archivos que Dooku nos dio, parece que nuestro mutante prefiere a las víctimas jóvenes. —Obi-Wan suspiró. — Hubo tres asesinatos ese año y una desaparición. El cuerpo nunca fue hallado, pero el asesino se detuvo y nunca más se volvió a saber de él, hasta hoy.
—Eso significa que nos quedan otras dos víctimas para atraparlo. — Anakin se levantó de su asiento y tomó una carpeta. — Según las características del presunto asesino, tendría la apariencia de un hombre joven. Vive en la calle Nº 132 en un complejo de departamentos.
Ambos agentes se prepararon para partir y al llegar al edificio, se toparon con una estructura vieja. Parecía que en cualquier momento se iba a derrumbar. El edificio no parecía haber tenido ninguna reparación en todos sus años de servicio.
Al entrar, se toparon con una recepción polvorienta, la sala de espera estaba tapizada con un tipo de tela que parecía haber sido devorada por polillas. Una mujer tosió y les llamó. Ambos le mostraron la foto del hombre y la mujer les indicó el departamento.
Una vez que estuvieron frente a la puerta, Anakin apuntó su arma al frente y Obi-Wan se posicionó detrás de él. Anakin pateó la puerta y esta cedió al primer intento. Una vez dentro, se sorprendieron al hallar vacío el departamento.
Las paredes estaban caídas, el suelo estaba lleno de polvo y el techo tenía infinidad de telarañas. Había un colchón que estaba recargado sobre una pared, Obi-Wan le pidió a Anakin quitarlo.
La pared reveló un hueco y Anakin entró. Se arrastró por el suelo hasta que llegó a una especie de panal. Frente a él, había una gran bola hecha de periódico, con un agujero por la parte del suelo, donde se sostenía. Había un líquido parecido al ámbar que sostenía la extraña estructura.
Anakin miró a los lados y halló una mesita. Sobre ella, habían diferentes cosas, entre ellas, había un relicario. Al abrirlo, se reveló la foto de una mujer junto a un par de niños. Anakin supo que trataba de un objeto perteneciente a la mujer del orfanato.
Cuando salió le contó todo a Obi-Wan y éste, por primera vez, no le dijo nada para llevarle la contraria.
Anakin pidió a la oficina divulgar el rostro de aquel asesino y ordenar su arresto. Cuando regresaron a la oficina, Siri y Quinlan los recibieron.
—Skywalker, Obi-Wan. —Saludó Quinlan mientras los llevaba a un laboratorio, Siri iba detrás de ellos. —Analicé las huellas que me pidieron, descubrí algo impresionante.
Quinlan les mostró un monitor en donde aparecían las huellas alargadas, apretó una tecla y las huellas se movieron hasta hacerse más pequeñas, demostrando huellas más humanas.
—Las huellas concuerdan con nuestro sospechoso. —Siri explicó. —Se trata de un hombre de entre 26 a 28 años, trabaja para control animal. Su jefe lo describe como un hombre muy trabajador, aunque un poco extraño.
—Según el registro de los trabajos que ha realizado, dos de ellos coinciden con los lugares en donde hallaron los cuerpos. —Quinlan sacó una copia de las huellas y luego les mostró una placa dental. —Esta placa de aquí, cortesía de Obi-Wan, concuerda perfectamente con las marcas de las víctimas. Si arrestamos a este tipo, podremos tomar una placa dental.
— ¿Y bien? — Preguntó Siri. — ¿Cuál es la verdadera historia?
— ¿En serio quieren saber? — Anakin sonrió, los dos agentes asintieron seriamente. —Bien, se trata de un hombre que, sospecho, es una especie de mutante. Hace cuarenta años hubo un caso exactamente igual, la misma manera de acabar con sus víctimas, el hígado faltante y esas extrañas huellas. El agente a cargo de ese caso recopiló todo lo que pudo y resulta que nuestro sospechoso, es el mismo de hace 40 años.
—Viniendo de ti nada me sorprende. —Respondió Quinlan, Siri soltó una risa. —Pero Tachi y yo confíamos en tu juicio, eres un buen agente, algo ‘spooky’ pero bien.
— ¿Supongo que gracias? — Anakin respondió con amargura ante el apodo. — Faltan dos víctimas para que vuelva a hibernar.
—En ese caso. —Siri tomó un papel y les hizo una seña para que la siguieran. —Debemos darnos prisa, su siguiente trabajo es un hotel. La gente ha reportado un mal olor en los ductos de ventilación.
—El trabajo perfecto.
Los cuatro subieron a un auto y Siri condujo hasta el hotel. Se detuvieron en el estacionamiento y se separaron por parejas. Anakin y Obi-Wan se movieron hacía la zona de electricidad. Hubo un ruido que los alertó y los dirigió hacía uno de los ductos.
Hubo una especie de rasguño, Anakin miró que la reja que cubría el ducto estaba rota. Hizo una seña a Obi-Wan y los dos alzaron sus armas.
— ¡Agente del FBI, salga del ducto de ventilación ahora!
Gritó Anakin. Siri y Quinlan llegaron a ellos. Hubo otra serie de rasguños y un hombre finalmente salió. Tenía las manos en alto y en una de ellas sostenía el cadáver de un gato muerto. Quinlan lo esposó y llamaron a sus refuerzos.
En la sala de interrogatorios, nadie pudo hacerlo confesar. Incluso con un detector de mentiras, no pudieron hallar nada. Anakin se mostró visiblemente molesto, Quinlan y Obi-Wan murmuraron entre ellos las distintas posibilidades. Siri tuvo que liberarlo y antes de irse, el asesino miró a Obi-Wan y sonrió.
Pero antes de que pudiera darse la vuelta, el asesino se soltó de su agarre y se lanzó hacía Obi-Wan. Anakin y Quinlan lo quitaron de encima y se lo llevaron.
Al final, todos decidieron regresar a casa, en especial Anakin, para aclarar su mente.
Obi-Wan llegó a casa exhausto. Su pequeño gato lo recibió y pidió de comer. Obi-Wan le sonrió y le sirvió de comer. Decidió tomar una ducha y se dirigió al baño, preparó el agua y comenzó a desvestirse.
Hubo un pequeño ruido cerca de una coladera, Obi-Wan se quedó quieto intentando asimilar el ruido. Lo relacionó a su gato y se miró en el espejo. Se tocó su barba y acomodó su cabello, pensando en cortarlo.
Hubo otro ruido y esta vez, su gato salió despavorido a su habitación. Obi-Wan se asomó al pasillo y la oscuridad del pasillo lo recibió, prendió la luz pero no observó nada. Pensando en que era paranoia, cerró la llave del agua y antes de poder quitarse la parte de abajo, vio unos largos brazos bajar del techo.
Aquel hombre salió desde la ventana de ventilación. Una lucha comenzó entre los dos, Obi-Wan cayó al suelo y se arrastró intentando salir del baño. El humanoide lo jaló de los pies e intentó alzarlo para poder sumergirlo en el agua.
Los dos forcejearon, Obi-Wan rasguñó en el rostro a su agresor y le dio tiempo para correr hacía el pasillo y buscar su arma. Justo cuando creyó alcanzarla, el hombre lo jaló por el cuello y comenzó a ahorcarlo.
Hubo un golpe en la puerta que ninguno escuchó, luego de eso hubo un disparo y Obi-Wan sintió que su cara se mojaba.
Aquel hombre soltó un chillido de dolor y cayó al piso. Anakin corrió a ayudar a Obi-Wan, detrás de él estaban Siri y Quinlan, quienes de inmediato se movieron. Anakin y Obi-Wan entraron al baño y en ese momento, éste último, sintió que lágrimas caían de sus ojos.
Anakin tomó una toalla y la mojó, comenzando a limpiar la sangre en el rostro de Obi-Wan. Ninguno dijo nada hasta que oyeron las sirenas de los demás agentes.
— ¿Cómo supiste que me atacaría? —Obi-Wan miró a Anakin, éste le abrazó.
— Nunca sueltas tu collar. —Anakin le tendió el collar de cruz y Obi-Wan lo tomó. —No podía estar tranquilo, así que regresé a las oficinas, entonces recordé que ese sujeto tomaba cosas personales de sus víctimas. El collar estaba tirado, no pudo arrancarlo correctamente.
—Gracias.
—No lo hagas, sólo no te metas en problemas.
Ambos compartieron una sonrisa y Obi-Wan se volvió a vestir.
Dos semanas después, los cuatro agentes se presentaron en el juicio, en donde la condena dictó el arresto en una institución psiquiátrica. Aquel mutante fue encerrado en una celda especial, en donde no había ni un solo agujero.
Obi-Wan y Anakin lo miraron detrás del vidrio. Anakin abrazaba a Obi-Wan por los hombros y éste se recargó.
— ¿Qué pasará con él? — Preguntó Obi-Wan.
—No lo sé. — Respondió Anakin. — Volvamos a la oficina, todavía tenemos trabajo.
Al volver, Quinlan los saludó con una sonrisa, Siri pasó frente a ellos con documentos en las manos, saludó con prisa y desapareció. Ambos regresaron a la oficina y en un sobre, metieron todos los archivos del caso.
Y en un departamento solitario, pero de lujo, Dooku se sentó en su cama mientras oía las noticias. Soltó un suspiro y apagó la televisión.
‘Archivo 57: Oros. No concluido.’
Chapter 3: Fantasmas
Summary:
Obi-Wan nunca creyó en lo paranormal, pero tal vez y solo tal vez, haga la excepción por un día.
Notes:
(See the end of the chapter for notes.)
Chapter Text
El sonido de los tacones sonó por toda la calle. La oscuridad de la noche no ofrecía ningún consuelo a la mujer que caminaba sola. Hubo un sonido detrás de ella que la alertó, giró sobre su eje y se tranquilizó al no ver nada. Siguió su camino hacía una calle más concurrida, hubo otro ruido y esta vez, se percató de que dos hombres la seguían.
Los hombres se adelantaron y la arrinconaron. La mujer trató de alejarse, pero los hombres no se lo permitieron. De pronto, uno de ellos la tomó del brazo y ella, en su pánico, cerró los ojos y soltó un grito.
Sintió que el hombre la soltaba, no se atrevió a abrir los ojos, sólo oyó el grito del otro hombre y cuando abrió los ojos, se dio cuenta de que uno de ellos parecía flotar mientras ella tenía la mano en lo alto. El hombre se ahogó y cayó al suelo muerto. El otro trató de correr, pero la mujer volvió a alzar la mano y le sucedió lo mismo.
.
Obi-Wan suspiró por tercera vez en media hora, su gato ronroneó y luego maulló. Obi-Wan estaba desnudo de la cintura para abajo; había decidido tener un rato de intimidad consigo mismo. Había pasado un mes desde el último caso de los archivos X, por lo que ahora estaba de descanso. A menudo Anakin le enviaba mensajes o de vez en cuando se reunían para comer juntos en un pequeño restaurante cerca del trabajo.
Volvió a suspirar y terminó por asearse y cambiarse para ir a trabajar. Su teléfono sonó y vio un mensaje de Siri, preguntando si pronto llegaría. Comió un par de frutas y se marchó. Al llegar al trabajo, se encontró con la oficina hecha un caos.
Un agente lo empujó y se marchó. Siri lo encontró en el camino y se dirigieron a la oficina de Anakin.
—Veo que tuviste un buen día. —Saludó Siri sabiendo lo que había hecho Obi-Wan, este último sonrió. — Nunca es demasiado liberar energía.
— ¿Qué pasó? — Obi-Wan cambió de tema. —Generalmente la oficina nunca está así de activa.
—Será mejor que te lo diga Skywalker.
Continuaron su camino a su oficina y al llegar, Quinlan y Anakin parecían haber corrido un maratón. El ventilador de la habitación no servía y detrás de ellos estaba Windu y el director Yoda regañándolos por algo. Anakin pareció alegrarse al verlos e interrumpió a los jefes pidiéndoles retirarse, puesto que su equipo ya había llegado. Los dos jefes parecieron enojarse y se retiraron.
Quinlan se dejó caer en una silla y comenzó a abanicarse con un archivo, Anakin se quitó la corbata y desabrochó los tres primeros botones de su camisa. Miró a Obi-Wan y le guiñó un ojo. Obi-Wan rodó los ojos.
— ¿Y bien? —Obi-Wan se sentó.
—Hay dos cuerpos en la morgue listos para que los examinen. —Respondió Quinlan mirando a Siri y a Obi-Wan. — Fueron encontrados en la madrugada. Skywalker y yo estamos tratando de hallar una pista que nos lleve al asesino.
—Sí Obi-Wan y yo encontramos primero al asesino, nos llevarán a ese nuevo restaurante de lujo. — Declaró Siri mientras sonreía. Quinlan hizo una mueca y aceptó. Anakin no dijo nada. — Bien, que el mejor gane.
Siri tomó del brazo a Obi-Wan y marcharon a la morgue. Una vez ahí, comenzaron la autopsia. No pasaron más de dos horas cuando terminaron. Siri había terminado de escribir todo el reporte y Obi-Wan se terminaba de cambiar.
Al terminar, Obi-Wan se sentó a su lado y miró la máquina expendedora. Siri se levantó, compró dos bebidas y una se la dio.
— ¿Entonces? — Ella preguntó. — ¿Cuál es tu veredicto final?
—No hay ninguna marca en el cuerpo que indique violencia física o que nos lleve al arma homicida. Sin embargo, muestra indicios de que la tráquea estaba fracturada, lo que nos lleva a decir que murió asfixiado.
—Bueno, lo mismo que escribí. — Sonrió Siri. — ¿Cómo matas a alguien sin dejar marcas o ninguna huella?
—No lo sé. Es imposible matar a alguien sin tocarlo. — Obi-Wan bebió de su aparente café. — ¿Dónde fue el asesinato?
—Entre la calle Nº 20 y Nº 24 cerca del Museo de Coruscant.
— ¿Y nadie vio nada? — Obi-Wan frunció el ceño, Siri negó. —Hay que revisar las cámaras de la calle.
—Hecho. — Siri le mostró un folder con varios papeles. Obi-Wan frunció el ceño. —Si queremos ganar, hay que llevar ventaja.
— ¿Buscaste la información antes de que yo llegara? — Obi-Wan sonrió, Siri aceptó. —Eres malvada.
—Deberías ser más como yo, cariño. —Siri bebió su café. —La sospechosa es una mujer llamada Darra, trabaja en el edificio adyacente al museo. En una empresa de importantes importaciones, trabajan con materiales que son destinados a construcciones grandes, como aeropuertos y esas cosas. Darra trabaja en el área administrativa, justo en media hora es su descanso.
—Vamos entonces.
Ambos terminaron su bebida y marcharon. En el camino, se encontraron a los otros dos. Anakin parecía frustrado al tener que trabajar con Quinlan y no con Obi-Wan. Siguieron su camino y pidieron un auto.
No pasó mucho para llegar al lugar. Una mujer de aspecto cansado los recibió y los llevó hasta el último piso, donde aparentemente trabajaba Darra.
Darra era una mujer delgada, no muy alta, casi de la altura de Obi-Wan. Cuando se presentaron a ella, Darra pareció cohibirse. No dijo nada y dejó que la entrevistaran, dio una mirada a la oficina de su jefe y volvió la vista a su escritorio. En voz baja les pidió irse a su casa, ambos aceptaron.
Cuando llegaron, Darra siguió igual, contestó sus preguntas y ambos tuvieron que agradecer y marcharse. Al subir al auto, Siri suspiró y puso el auto de reversa, Obi-Wan acomodó el espejo y al retroceder, Siri perdió el control.
Obi-Wan miró al frente y observó a Darra mirarlas por la ventana. El coche dejó de responder y Siri no pudo frenar, hubo un golpe en la banqueta y el auto se desvió hacía el carril del sentido contrario. Un coche trató de esquivarlos, pero ambos terminaron chocando.
El auto se sacudió hacía el frente y Obi-Wan se golpeó en la frente, Siri terminó con el labio partido y se asustó al ver la mancha de sangre en Obi-Wan.
Después de eso, llamaron a Quinlan y a Anakin, quienes ya estaban en el lugar en menos de 20 minutos. El auto fue llevado a un almacén cercano, el dueño revisó el auto y dijo que todo estaba normal, que no había nada malo. Siri y Obi-Wan se miraron sin entender lo que había pasado.
— ¿Qué pasó? — Preguntó Quinlan mirando a Siri.
—No me vas a creer si te lo digo. —Ella respondió. — El coche simplemente dejó de responder, fue como si alguien más hubiera tomado el control.
— ¿Interrogaron a la sospechosa? —Preguntó Anakin, los demás asintieron. — ¿Creen que ella tuvo algo que ver?
—No lo sé. —Respondió Obi-Wan. —La vi observarnos desde la ventana y de pronto, el auto dejó de funcionar. Siri terminó con el labio partido y ahora debemos un auto.
— ¿Qué les dijo la chica? — Quinlan tomó un cigarro de su pantalón y Anakin le entregó un encendedor.
—Dijo que esos hombres la habían intentado atacar, no hubo una explicación a lo que sucedió. Simplemente alzó su mano para cubrirse el rostro y fue ahí cuando se dio cuenta de lo que pasaba. — Obi-Wan se cruzó de brazos, hizo una mueca ante el olor del cigarro. —Luego, bueno, los cuerpos.
—Muy bien. Tachi, me temo que nuestra apuesta tendrá que esperar. —Anakin le quitó el cigarro a Quinlan y se lo fumó, tiró la colilla y luego tomó su saco. — Tachi, ve a la oficina y pídele a Aayla que nos de un informe sobre los trastornos de paranoia y ansiedad. Quinlan, será mejor que vayas y le hagas compañía a nuestra sospechosa.
— ¿Qué hay de ti? —Preguntó Quinlan. Anakin sonrió.
—Obi-Wan y yo iremos a la empresa de Darra. Sospecho que encontraremos más pistas ahí.
Quinlan y Siri se marcharon. Obi-Wan hizo una mueca cuando su herida dolió, pero caminó detrás de Anakin y subió al nuevo auto. En el camino ninguno dijo nada, Anakin estaba concentrado mientras manejaba. Obi-Wan no lo quiso interrumpir.
Cuando llegaron al edificio, pidieron hablar con el director. El director había resultado ser un hombre de unos 40 años, no muy alto y con un aparente problema de calvicie.
El director le dirigió una mirada extraña a Obi-Wan y luego chistó. Anakin no pareció muy contento con esa reacción.
— ¿Qué podría decirnos de la señorita Darra? — Preguntó Anakin.
Ambos agentes se sentaron y miraron con atención la oficina. El director hizo un ademán de fastidio y suspiró.
—Darra es una excelente trabajadora. Es puntual con su trabajo y tiene un desempeño mayor que los demás, pero ha cambiado desde la muerte del anterior director.
— ¿Anterior director? —Preguntó Obi-Wan.
—El anterior director y yo éramos muy buenos amigos. Darra era como una hija para él, así que poco después de su muerte, le prometí a Darra que yo la cuidaría así como lo hizo mi querido amigo. —El director soltó un suspiró dramático. — Pero ahora, desde hace un par de días ha actuado muy extraño. Es como si desconfiara de todos.
— ¿Y ha notado algo extraño, además de su comportamiento? —Obi-Wan cruzó las piernas y se fijó en un punto. — Como si estar con ella alterara las cosas, que sucedieran cosas inexplicables en su presencia.
El director meditó por unos segundos su respuesta y volvió a suspirar.
—La noche después de la muerte de mi amigo, ambos nos reunimos para hablar sobre unos asuntos de la empresa. Ella estaba muy triste, la consolé y cuando traté de abrazarla, ella se movió asustada y un abrecartas me cortó la mano. No vi el abrecartas a mi lado como para haberme cortado, pero supongo que fue el momento.
— ¿Hubo alguna disputa que tuvieran en el pasado? — Anakin se levantó del asiento y le hizo una seña a Obi-Wan para que lo imitara. — O en dado caso, ¿alguna vez mostró una conducta nerviosa, depresiva o ansiosa?
—No. —El director volvió a mirar de una forma extraña a Obi-Wan, como si intuyera algo. —Siempre fue una chica alegre, entusiasta de la vida. Pero ahora, parece un gato salvaje, desconfía de todos y me temo que si sigue así, tendré que despedirla.
—Entiendo. Muchas gracias por su tiempo.
Ambos se despidieron y se marcharon. El teléfono de Anakin sonó y al mirar, era el número de Siri. Cuando colgó, miró a Obi-Wan con cansancio.
—Quinlan está en el hospital, vamos.
Obi-Wan no tuvo tiempo de decir nada cuando Anakin ya lo había tomado del brazo y lo había obligado a subir al auto. No pasaron más de diez minutos cuando llegaron al hospital. Siri los llevó a la habitación de Quinlan, donde el agente tenía una compresa fría en la cabeza. El torso lo tenía descubierto y había una enfermera cosiendo una herida.
—Santo cielo, ¿qué te pasó? — Preguntó Obi-Wan sorprendido. — ¿Tan mal te fue?
—Una pesadilla. —Respondió el agente, hizo una mueca de dolor. —Le dije que se calmara, que nadie le haría daño. Empezó a divagar cosas, sobre unos papeles, que pronto la encontrarían, que debía de irse. Traté de calmarla, pero me empujó. —La enfermera hizo un último nudo y se retiró. —Siguió hablando y cuando me acerqué, sentí que algo me sostenía por detrás y me lanzaba. Caí sobre la ventana, el resto es historia.
—Parece que efectivamente tiene un trastorno de paranoia. Algo o alguien debieron provocarlos. —Declaró Siri mientras tomaba una menta de la mesita. —Normalmente se manifiesta como una enfermedad mental en los casos más graves, pero Darra no parece sufrir ningún trastorno.
—Debió ser después de la muerte de su padre adoptivo. — Concluyó Anakin. —Según su jefe, después de eso se volvió ansiosa, paranoica. ¿Hubo algo que lograras entender de sus balbuceos, Quinlan?
—Habló de unos documentos, dijo que él no se había suicidado. No sé qué quiso decir, pero parecía muy apresurada en querer irse. — Quinlan volvió a ponerse la compresa. —Presiento que este es un caso con un muy mal desenlace.
—Tendremos que convencerla de hablar con nosotros. —Siri suspiró y luego sonrió. — Nunca creí que Quinlan y yo ahora seamos sus compañeros de sus extraños casos.
—Bienvenidos a los archivos X de S. A. —Respondió Quinlan con una sonrisa. —En fin, ahora váyanse de mi habitación, la cabeza me está matando. Y ni hablar de los malditos puntos.
—Bebito. — Se burló Siri.
Los tres salieron de la habitación y Siri decidió regresar a la oficina a investigar sobre la muerte del antiguo director. Obi-Wan y Anakin se encaminaron hacía el hogar de Darra y al encontrarla haciendo sus maletas, Obi-Wan decidió hablar con ellas a solas.
Los tres entraron nuevamente en la casa y Anakin se marchó a la cocina para dejarlos solos.
—Darra, no tengas miedo. Estamos aquí para ayudarte, protegerte si es necesario, pero necesitamos que nos digas la verdad. —Obi-Wan tomó las manos de la mujer temblorosa. —Sabemos que algo está pasando.
— ¿Sabes lo que es perder a tú padre? — Darra empezó a llorar, Obi-Wan asintió. —Él era un buen hombre, él no se suicidó, yo sé lo que pasó. ¿El tuyo cómo murió?
—No murió. —Dijo Obi-Wan con la voz triste. —Él me echó de casa a los 16 años. Yo siempre fui diferente a los otros chicos, había partes de mi cuerpo que eran diferentes. Bueno, al menos eso no era lo que lo molestaba. Un día él no estaba en casa y mi mejor amiga y yo estábamos solos, ella sabía lo que a mi me gustaba, así que me prestó un lindo vestido negro, me pintó los labios y me puso unos pendientes.
— ¿Te echó de casa porqué te gustaban los hombres? —Preguntó Darra genuinamente, sin burla en su voz. —Eso no es ser un buen padre.
—No, no lo es. Cuando llegó a casa me vio y me hizo desnudarme, me obligó a vestirme con mi ropa normal y luego obligó a mi amiga Satine a irse. A mi me golpeó y luego de eso, tomó mi mochila de la escuela, me tomó del brazo y me lanzó a la calle. — Obi-Wan sostuvo su collar. —Dijo que Dios lo había castigado con un hijo como yo y que a partir de ese momento, yo estaba muerto para él.
— Mi padre era mi padre adoptivo, yo era su protegida. El actual director y él eran muy buenos amigos. Hasta que un día hubo una discusión muy fuerte. —Darra volvió a su estado nervioso. — Cuando llegamos a casa, mi padre me dijo que tuviera cuidado, que si algo le pasaba, debía de ir con ustedes.
— ¿Por qué? — Obi-Wan se levantó y llamó a Anakin. — ¿Qué era tan importante?
—Dijo que había algo mal con la empresa, que ese bastardo estaba en negocios turbios, que nos llevaría a la bancarrota y que podría incluso llevarnos a la cárcel. —Darra miró a Anakin y suspiró. —Me dio una USB, nunca vi su contenido. — Ella se levantó y miró por la ventana. —Siganme.
Darra los llevó a su habitación y buscó en unos cajones la USB. Cuando la encontró, se las tendió. Ambos agentes decidieron llevarla con ellos para protegerla.
Cuando llegaron a la oficina, se reunieron con Yoda y Windu. Tuvieron que esperar hasta que todas las oficinas fueran abandonadas por los agentes. Sólo estaban ahí un grupo de agentes especiales y ellos.
Al abrir las carpetas de la USB, miraron demasiados contratos aparentemente normales, pero al seguir buscando, se dieron cuenta de que eran contratos de extraña mercancía. Al final, al terminar de revisar todo, se dieron cuenta de que la empresa en realidad no estaba haciendo contratos para la compra de materiales, si no que aquellos contratos era sobre armas para otros estados.
Yoda y Windu se miraron y asintieron. De inmediato se comenzó una búsqueda sobre todos los documentos que pudiera haber en la empresa que asegurara el contenido de la USB.
—Darra, ¿tú sabías todo esto? — Preguntó Obi-Wan con duda, ella negó. — ¿Crees que por eso mataron a tu padre?
— ¡Tenía razón! — Gritó ella. — ¡El bastardo de Grievous lo mató!
— ¿Grievous? — Preguntó en shock Windu mirando a Yoda y luego a Anakin. — ¿¡Dijiste Grievous!?
—Grievous se convirtió en el segundo al mando después de la muerte de mi padre. —Dijo Darra mientras se sentaba. —Mi padre sospechaba de él, había intentado hablar con la policía antes, pero nada resultaba.
—Darra, debes saber que Grievous es un potencial criminal el cual, hemos estado buscando desde hace tres años. — Windu mandó a un agente a buscar sobre el caso. —El agente Skywalker lo había arrinconado y luego de eso, perdimos la pista. Temimos que nunca lo podríamos atrapar.
—Grievous nunca usaba su nombre real. — Darra miró a Obi-Wan. —Pero sé que él era la voz detrás de todo lo malo de la empresa.
—Tenemos que actuar ahora. — Obi-Wan le devolvió la mirada a Darra. — Si no lo hacemos, no podremos vengar la muerte de tu padre. Darra, necesitamos que nos ayudes a conseguir los otros documentos, esos documentos que faltan y que están en posesión de Grievous. Sí los tenemos, ese hombre podrá ser encarcelado.
— ¿Qué tengo que hacer?
Darra fue preparada para su misión. Obi-Wan la acompañó en todo momento, asegurándose que todo estuviera bien. Siri y Quinlan fueron notificados para que pudieran ayudar en la revisión.
Toda la empresa y sus empleados serían revisados de pies a cabeza y todo lo importante sería retirado. Darra les indicó que Grievous estaría ahí y que posiblemente tomaría las cosas a su favor.
Cuando el equipo llegó, los empleados fueron retirados de sus lugares y, esperando encontrar los documentos, Anakin y Windu irrumpieron en la oficina de los directores. Grievous y su colega se mostraron indiferentes y este primero, le sonrió a Anakin, como si ya tuviera la victoria.
Después de un rato, no encontraron nada. Obi-Wan le pidió a Siri y a Quinlan llevar a Darra a casa, mientras ellos arreglaban todo. Anakin golpeó la pared molesto, llevó una de sus manos al cabello y Obi-Wan trató de calmarlo.
—Tranquilo, lo atraparemos pronto. — Obi-Wan lo besó en la mejilla. —Ten paciencia Anakin.
—Sólo tú me dices que tenga paciencia en momentos como este. — Anakin sonrió falsamente. — Volvamos a la oficina.
—Yo iré con Darra, creo que se siente más segura conmigo.
Obi-Wan se despidió y marchó. Darra parecía afligida, poco después, Siri y Quinlan fueron llamados nuevamente a la oficina y los dejaron solos. Darra preparó dos tazas de café y se quedaron en la sala.
— ¿El agente Skywalker es tu pareja?
—Oh no, para nada. —Dijo Obi-Wan sonriendo. —Sólo somos muy unidos, eso es todo.
—Harían una bonita pareja. — Darra sonrió cansada. — ¿Crees que estaremos a salvo tú y yo?
— ¿Por qué no lo estaríamos? — Obi-Wan bebió de su café. — Te prometí que nadie te haría daño. Ahora, porque no mejor me cuentas sobre tu padre.
—Era un hombre muy elocuente. — Darra miró su taza y sonrió. —La noche de su muerte lo encontré en la bañera, el teléfono estaba descolgado y el agua seguía corriendo. No había ninguna nota, los forenses dijeron que fue sucidio y el archivo se cerró.
—Pero ahora sabemos la verdad. — Obi-Wan oyó un ruido y se alertó. — ¿Por qué no tratas de dormir?
—Supongo que está bien. Puedes ver la televisión si gustas.
Darra se levantó de su asiento, Obi-Wan la imitó y caminaron hacía las escaleras. Antes de poder subir, Obi-Wan la tomó de la cintura y los lanzó a un lado. Hubo un disparo en la puerta y luego de eso, dos hombres entraron y comenzaron a disparar.
Ambos se refugiaron detrás de una columna de la casa. Obi-Wan comenzó a disparar y oyó que iban directamente por Darra. Uno de ellos los sorprendió por detrás y cuando la sujetó, el hombre fue sacudido contra una de las ventanas.
El vidrio cayó sobre él, pero aún así se levantó y siguió disparando. Obi-Wan tomó a Darra de la mano y la llevó corriendo hacía la parte de atrás, en donde estaba su auto.
— ¡Debemos ir a mi oficina! —Gritó Darra mientras subía al auto. Un disparo rompió la ventana de atrás. — ¡Sé donde están los documentos!
Obi-Wan arrancó y uno de los hombres trató de alcanzarlos. El auto se alejó y Obi-Wan le pidió a Darra tomar el teléfono y marcar a Anakin, para que pudieran ayudarlos.
Al llegar al edificio, la oscuridad los recibió. Obi-Wan alzó su arma y le pidió a Darra permanecer detrás de él. Cuando llegaron a la oficina principal, Obi-Wan le ordenó a Darra entrar hasta que Anakin hubiera llegado.
Darra se ocultó detrás de unos escritorios y Obi-Wan pateó la puerta y entró. Los dos hombres lo miraron con burla, como si ya lo hubieran esperado. Grievous lo miró sin ninguna emoción y trató de mirar detrás de él sin tener éxito.
—Agente Kenobi, baje su arma antes de que le dispare a uno. — Grievous alzó las manos. — ¿Qué le hace pensar que podrá arrestarnos?
— ¿Quién dijo que venía a arrestarlos? — Obi-Wan bajó el arma y movió su pierna inquieto. —No se saldrán con la suya.
—Yo creo que ya lo hicimos.
Grievous se levantó de su asiento y se cruzó de brazos. Preguntó por Anakin y, al ver que Obi-Wan no respondía, volvió a sonreír.
— ¿Sabes por qué Anakin quiere atraparme? ¿No? Bueno, es simple. Él es igual que yo, un asesino.
— ¡Anakin no es ningún asesino! — Obi-Wan volvió a alzar el arma.
—Entonces no te lo dijo. Hace mucho tiempo, su madre fue asesinada por una banda de ladrones y él, en venganza, los asesinó a todos. Imagínate, un niño sin padre, con una madre muerta y una hermana desaparecida. Yoda fue muy amable al haberle dado una oportunidad.
—Entonces debes saber que no descansaré hasta verte muerto.
Respondió Anakin mientras entraba a la oficina seguido de Darra. El director y Grievous tomaron sus propias armas y antes de disparar, toda la habitación se volvió un infierno. Los papeles que estaban en el escritorio comenzaron a volar por toda la habitación, como si una ráfaga de viento los hubiera alzado.
Ambos hombres comenzaron a disparar, Darra se tiró al suelo y comenzó a gatear para poder llegar hasta el extremo de la oficina. Grievous le apuntó con el arma y Anakin logró derribarlo antes de que pudiera disparar. Un forcejeo por el arma se dio entre los dos y el otro hombre, trató de dispararle a Darra.
Obi-Wan logró que la bala diera directamente en la pared. Hubo un hueco y luego de eso, Darra quitó lo que parecía ser el tapiz de la pared. Ante ellos se reveló una pared llena de documentos.
Grievous se quitó de encima a Anakin y se lanzó a Darra, las hojas siguieron volando por la oficina y pronto, los cristales de las ventanas se rompieron. Una fuerza misteriosa levantó a ambos hombres y los sostuvo en el aire. Se oyó el sonido de las sirenas de la policía, minutos después, un equipo entró a la oficina y los hombres cayeron al suelo. Las hojas dejaron de volar y todo se quedó en calma.
Anakin arrestó a Grievous y Obi-Wan corrió con Darra.
Al amanecer, todo había terminado. Ambos observaban a Grievous ser interrogado, el hombre miró a Anakin y luego detrás de él, para finalmente burlarse de Anakin.
—Esta no será la última vez que nos veremos. Disfruta de esa linda pelirroja, te aseguro que querrás hacerlo antes de verlo morir.
—El único que morirá, serás tú, imbécil de mierda.
Anakin terminó la sesión y salió de la sala. Obi-Wan le sonrió y Anakin le hizo una seña para marcharse y dejar a Darra en casa.
En casa, Darra hizo sus maletas y subió a su auto. Antes de irse, miró a los dos agentes y les agradeció. Hubo una pequeña lágrima que salió de ella y luego sonrió.
—Gracias Obi-Wan, agente Skywalker, sin ustedes ya estaría muerta.
—Gracias a ti Darra. — Anakin le tendió la mano. — Gracias por hacerle compañía a Obi-Wan.
Darra soltó una risa y se marchó. Los dos agentes se quedaron ahí, mirando el horizonte. Después de un rato finalmente regresaron a la oficina e hicieron su reporte. Siri y Quinlan parecían haber terminado y se marcharon, no sin antes invitarlos a beber, lo cual, ambos rechazaron.
Al salir, la brisa fresca de la tarde los recibió. Anakin miró a Obi-Wan unos segundos y luego lo tomó de la mano.
—Ve a casa, Ángel. Date un baño y arréglate, pasaré por ti a las 8:00 en punto.
— ¿Es una cita? — Obi-Wan sonrió y asintió. — Bien, te veré a esa hora.
Cuando finalmente Anakin pasó por él, se quedó en shock. Obi-Wan se había arreglado el cabello en una coleta que dejaba al descubierto su cuello, algunos mechones caían por su rostro. Llevaba un vestido largo de color negro con una zapatillas a juego.
Anakin iba vestido con un traje completamente de negro, a excepción de su corbata, que Obi-Wan reconoció, pertenecía a una caricatura muy famosa. Ambos compartieron una sonrisa y marcharon.
El camino estuvo tranquilo, la música del auto los calmaba y su charla era de cosas triviales. Anakin se estacionó frente a un lujoso edificio, que por su gente, Obi-Wan intuyó era muy caro. Un hombre abrió las puertas y los condujo a la entrada. Anakin le entregó las llaves y luego, sostuvo a Obi-Wan por la cintura.
— ¿Esto es…?
—Sí. —Respondió con una sonrisa Anakin. —Es ese restaurante al que tú y Siri querían ir. Así que, disfruta, te lo mereces.
Obi-Wan caminó y detrás de él, Anakin lo miró embelesado. Entonces se dio cuenta de que era cierto, se estaba enamorando de Obi-Wan.
"Archivo 58: Fantasmas. Concluido."
Notes:
Finalmente, finalmente el tercer capítulo. Disfruten!
Chapter 4: Hielo
Summary:
El equipo es enviado a investigar una misión fallida, sin saber que la suya, también será igual.
Notes:
(See the end of the chapter for notes.)
Chapter Text
— ¡Boga! — Gritó Siri mientras perseguía al gato. — ¡Suelta eso!
En la cocina, Obi-Wan preparaba unos panqueques y al escuchar el alboroto, suspiró. Dejó su mezcla en la mesa y se paró frente a la puerta de la cocina con los brazos cruzados. Siri perseguía al gato mientras se reía, la televisión sonaba de fondo y de pronto, los teléfonos de ambos comenzaron a sonar.
Siri contestó primero, miró a Obi-Wan y luego corrió a la sala y cambió el canal. Frente a ellos estaba una reportera dando la noticia de una investigación fallida en el polo sur. Siri hizo un par de gestos y luego colgó.
—Windu habló, dijo que quería vernos a todos. El equipo X en una nueva misión.
Los dos prepararon sus cosas y partieron a las oficinas. Ahí se reunieron con Windu, quien les asignó su nueva misión:
Investigar la falla en el polo sur.
Anakin parecía fastidiado, Quinlan tenía ojeras muy visibles y había un tercer hombre con ellos, que ni Siri ni Obi-Wan lograron identificar. No importó mucho, ese hombre dejó unos papeles y se fue.
Cuando Windu les asignó su transporte, los cuatro salieron de la sala. Anakin saludó a Obi-Wan con un beso en la mejilla, no conversaron mucho, por lo que tuvieron que apresurarse a preparar todas sus cosas. Obi-Wan decidió dejar a su gato al cuidado de una vieja amiga: Satine.
Su viaje fue estresante, por no decir horrible. Si ya estaban cansados, después del viaje terminaron peor. El campamento al que llegaron estaba hecho un desastre, había cosas tiradas por todo el lugar, había instrumentos rotos y Siri decidió limpiar. No obstante, el piloto también había sido designado para quedarse con ellos.
El laboratorio tenía el espacio suficiente para albergar una sala externa con seis habitaciones. Cada uno tomó la suya y prometieron comenzar a investigar a primera hora. Obi-Wan entró a su habitación y suspiró al ver los pósters de mujeres semidesnudas pegados en las paredes. Se dejó caer a la cama y durmió un rato, hasta que Anakin decidió llamarlo para cenar.
Los cinco comieron en silencio, de vez en cuando alguno lanzaba sus comentarios sobre la situación. De pronto, hubo un ruido que los alertó y antes de que pudieran alzar sus armas, un perro saltó hacía el piloto. El hombre comenzó a luchar con el perro hasta que Quinlan y Anakin lograron separarlos. El perro corrió hacía Siri y se ocultó detrás de ella, Siri y Obi-Wan decidieron encerrarlo mientras los otros curaban al hombre.
Cuando las cosas se calmaron, decidieron irse a dormir.
Pasada la medianoche, Obi-Wan decidió levantarse y buscar agua. Se encontró a Siri mirando el congelador, donde aparentemente habían un par de muestras desconocidas, ella lo miró y le dio un asentimiento. Cuando terminó de beber, se percató que frente a él había una mancha de sangre fresca.
Llamó a Siri y le señaló la mancha, compartieron una mirada y tan pronto volvieron a mirar la mancha, encontraron un camino de sangre en dirección a la cocina. Se prepararon para lo peor y lo que vieron, casi los hace vomitar. Frente a ellos estaba el cuerpo del piloto, tenía sangre escurriendo de cualquier orificio del rostro, la piel estaba rasguñada, como si se la hubiera querido arrancar. Siri corrió a despertar a los demás y Obi-Wan regresó a la sala por un par de guantes.
Al examinar el cuerpo, se dio cuenta de que la mordida del perro había desaparecido, pero que en su lugar, había una extraña marca, como un agujero. Obi-Wan cerró los ojos con cansancio y supo que sería una larga investigación.
Los demás llegaron cuando ya había cubierto el cuerpo con una sábana, Quinlan parecía perturbado y Anakin tenía las manos llenas de sangre. Por un momento, Obi-Wan creyó que esa sangre era del hombre muerto, pero Siri lo tranquilizó y le explicó las cosas.
Ella levantó su mano y le mostró un frasco, en el interior había una especie de gusano, similar a un parásito.
—Esto es lo que tenía ese perro. —Respondió Anakin. —Sí ese gusano fue la causa de muerte en el perro, posiblemente también lo fue en él.
—La sangre es del perro, ¿verdad? —Preguntó Obi-Wan, Anakin asintió. — Me temo que entonces hemos estado expuestos a lo que sea que sea esa cosa. No podemos posponer la investigación y debemos enviar un mensaje de ayuda.
—Tal vez podamos encontrar el origen de este bastardo. —Señaló Quinlan al gusano. —Pero mientras, hay que desinfectar todo lo que toquemos o comamos, hay que tener un especial cuidado.
No hacía falta decir que durante los siguientes días ninguno podía dejar de pensar en lo sucedido. El cuerpo de aquel piloto y el cadáver del perro fueron resguardados en una de las cámaras de desinfección. Todas las noches, Obi-Wan y Siri investigaban el extraño espécimen.
Una noche, Siri acercó el espécimen del perro y del hombre, a quien lo habían logrado sacar después de dos días. Ambos estaban en sus respectivos frascos y una idea cruzó por la mente de Siri. Al acercar sus frascos, los dos gusanos se volvieron agresivos y trataron de atacarse.
Siri soltó un jadeo, retrocedió y sin querer, rompió uno de los frascos. El gusano murió de inmediato y el agua en donde se encontraba estaba turbia. Siri trató de recoger los vidrios y sin querer, terminó cortándose la mano. Maldijo una vez y cuando vio que Quinlan apareció, maldijo dos veces.
Ambos recogieron el vidrio y Quinlan la mandó a dormir.
Al amanecer, todos se presentaron a desayunar, menos Siri. Obi-Wan la visitó en su habitación y sonrió al ver a su amiga durmiendo profundamente; con un suave movimiento, la despertó. Siri sonrió medio adormilada y dijo no tener hambre, en cambio, pidió concentrarse en la investigación, que en ese punto, era sobre aquellas formas de vida nunca antes vista.
Para el anochecer, Obi-Wan envió a dormir a Siri y tomó su lugar. Media hora después, apareció Anakin con una barra de chocolate.
— ¿De dónde sacaste eso? —Preguntó Obi-Wan mirando algo por el microscopio. —Es impresionante.
—Pasé a una tienda antes de venir aquí. —Contestó Anakin. —No me arriesgaré a tomar algo contaminado.
—Entiendo tu pensamiento. Pero… —Obi-Wan se quedó en silencio y ajustó el microscopio. —Es hora de que te vayas a la cama, es tarde, mañana tú y Siri deben preparar la primer guardia.
—De todos modos nadie contesta. —Anakin se acercó por detrás y sostuvo a Obi-Wan por la cintura. —Ven conmigo a la cama. —Susurró en su oído.
—Por mucho que me gustaría dormir, tengo que terminar el reporte de esto.
Anakin soltó un suspiro y carraspeó. Anduvo de un lado a otro en silencio y terminó por alterar a Obi-Wan, quien simplemente recogió todo y decidió que era hora de dormir. Ambos comenzaron a hablar sobre lo que podría ser aquella forma de vida, hasta que las voces de sus amigos los distrajeron.
Ambos parecían estar peleando, Siri apareció frente a ellos con una apariencia desaliñada, tenía el rostro cubierto de sudor y una de sus manos estaba hinchada. Quinlan trataba de hacerla volver a su dormitorio, pero ella no escuchaba, así que Anakin y Obi-Wan la sostuvieron y la obligaron a dormir. Quinlan se quedó junto a ella toda la noche y para el amanecer, Siri estaba como nueva.
Nadie sospechó, a excepción de Anakin, quien parecía saber que algo andaba mal.
Anakin la vigiló durante un par de horas sin que se diera cuenta, hasta que ocurrió el segundo incidente. Obi-Wan chocó contra Anakin y soltó el agua, el frasco se hizo añicos y un pedazo se quedó clavado en la pierna de Anakin. Lastimosamente, todos lo vieron.
Obi-Wan le limpió la herida y la vendó, al anochecer, todos se retiraron sus habitaciones. Una hora después, Siri lo levantó y le hizo callarse.
—Anakin está infectado. —Susurró ella. Obi-Wan se negó. —Te aseguro que se pondrá bien.
—Siri, estás paranoica, él no está infectado. —Obi-Wan trató de calmarla. Siri lo llevó a la sala en donde también estaba Quinlan. — ¿Qué está pasando? ¿Quinlan?
—Tal vez Siri tiene razón. —Dijo él un poco asustado. —No lo sabemos.
—Anakin no está infectado.
—Claro que no lo estoy. —Contestó Anakin mientras se recargaba en el umbral de la puerta a la sala. —Vamos Siri, porque no mejor me enseñas esa mano.
—No haré nada que nos ponga en riesgo. —Contestó asustada. —Sabes que sobrevivirás. Así que sólo deja que te ayudemos.
En ese instante, Siri empujó a Obi-Wan hacía la pequeña bodega que estaba detrás de ellos, Obi-Wan chocó contra la pared y se golpeó la cabeza. Siri cerró la puerta y puso una cadena para impedir que Obi-Wan saliera.
Anakin y Quinlan comenzaron a forcejear, hasta que con la ayuda de Siri, lograron tirarlo al suelo y atarlo en una de las patas de la mesa. Obi-Wan comenzó a buscar una forma de salir y al ver que había un pequeño espacio entre la puerta y la cadena, intentó ver si había algo que pudiera alcanzar. A lo lejos, localizó un hacha de mediano tamaño. Trató de alcanzarla, pero la distancia era considerable.
Oyó que los tres seguían peleando, así que dejó de lado el hacha y comenzó a patear la puerta de madera con la esperanza de romperla. Comenzó a desesperarse al ver que nada funcionaba, así que se dejó caer al suelo y comenzó a sentir un nudo en la garganta, sin embargo, al alzar la vista al techo, localizó una pequeña ventana. Sabiendo que su complexión le permitiría pasar, se lanzó a ella y la rompió.
Se lastimó la mano y el brazo al salir y el frío no le hizo sentir mejor. Cuando logró entrar al campamento, Anakin se había liberado. Quinlan estaba inconsciente en el suelo y Siri lo atacaba con el hacha. Obi-Wan se lanzó hacía ella y logró contenerla. Anakin y él se miraron sin saber que hacer.
Siri seguía luchando por soltarse, hasta que Obi-Wan soltó un grito. En la nuca de Siri, ambos vieron que algo se movía. Sabiendo que era lo que tenían que hacer, tomaron a un espécimen y con asco, lo introdujeron en ella. Siri se desmayó y los dos pudieron respirar.
Para cuando ella despertó, dijo un ‘lo siento’ y volvió a dormirse.
Anakin finalmente había logrado contactar al departamento del FBI, Obi-Wan y él se habían quedado tirados en el suelo, recargándose entre sí.
—Tuve miedo. —Admitió Obi-Wan. — Creí que los perdería a todos.
—Estamos aquí Obi-Wan. — Anakin lo tomó de la mano. — Y yo no me iré a ningún lado.
—Cuento con eso, querido. —Obi-Wan suspiró. — Quiero ir a casa, todo esto es tan extraño para mí, nunca sabremos que era esa cosa. Ahora ambos están destruidos, no queda nada y sólo será otro caso sin resolver.
—Cuando mi hermana desapareció me sentía igual que tú, perdido. —Respondió Anakin con tristeza. — No sabía que hacer ni con quien ir, entonces apareció el director Yoda y Windu, ellos eran buenos amigos de mis padres, claro, antes de sus muertes. Yoda me dijo que si quería, podía entrar a la academia. Acepté porque creí que era lo mejor.
Obi-Wan se quedó callado y no dijo nada. Por primera vez, Anakin le revelaba parte de su pasado.
—Pero sólo me sentí más solo, simplemente estaba ahí porque ya no tenía a nadie y mi única opción era ir a prisión. —Anakin se quedó un momento en silencio y luego omitió lo demás. —Me obsesioné con encontrar a mi hermana y traté de recordar todo con métodos extremos. Un día tuve una sesión de regresión y entonces, descubrí todo. Cuando se lo dije a los demás, todos ellos se burlaron, dijeron que estaba loco. Windu dijo que había creado esa historia para simplemente tener paz. Yoda siempre fue muy amable y un día, llegó con una carta y me dijo que se me asignaría un departamento especial.
—Los archivos X. —Obi-Wan contestó.
—Desde ese entonces me convertí en el agente spooky. —Dijo Anakin sin mucho ánimo. —Y todos estos años he querido regresar a casa, ver a mi madre por última vez y ver a mi hermana crecer, molestarla por ser una niña boba.
—No importa cuanto tiempo pase, la encontraremos.
Obi-Wan prometió. Ambos finalmente se miraron y compartieron un beso. Una hora después, fueron rescatados y puestos en cuarentena.
Para cuando pudieron regresar a su trabajo, Anakin tenía una nueva promesa en la vida:
Proteger a Obi-Wan y a sus amigos. Después de todo, ahora eran un equipo, una familia.
“Archivo 59: Hielo. No concluido.”
Notes:
Finalmente pude actualizar después de mucho tiempo. Tuve mucho trabajo en la escuela y sin decir que esta semana no fue muy buena (estuve en el hospital jaja) , así que espero y te haya gustado este capítulo.
Si hay alguna falta de ortografía no dudes en decirme.
Nos leemos!
Chapter 5: Santos
Summary:
Anakin se enfrentará a un viejo enemigo que tal vez ponga en peligro toda la vida que costruyó.
Notes:
(See the end of the chapter for notes.)
Chapter Text
Hubo un disturbio en la calle, la gente corría de un lado a otro gritando por ayuda. Aquella joyería trataba de darle todas sus valiosas joyas a ese hombre, pero él sólo quería una cosa; alzó su arma y soltó un disparo. Poco después, se marchó y dejó una nota con un destinatario:
Anakin Skywalker.
.
La cena había sido excelente. Anakin y Obi-Wan habían pasado una velada increíble, pero era hora de ir a casa.
En el camino platicaron de cosas triviales, Obi-Wan le contó sobre su amiga Satine y que esperaba que pronto pudieran conocerse. Anakin lo sorprendió diciéndole que el comisario Sheev seguía en contacto con él, aunque no reveló más de lo necesario, sólo dijo que les enviaba saludos.
Cuando llegaron a casa de Obi-Wan, Anakin dudó un poco, luego suspiró y se armó de valor.
—Obi-Wan, hay algo que debo de decirte. —Anakin parecía nervioso, Obi-Wan lo hizo pasar. —Es algo importante.
Ambos se sentaron en el sillón y Obi-Wan esperó.
— ¿Sucede algo?
—Yo… Eh…
—Ani, vamos. —Obi-Wan sonrió. —Sólo dilo.
— ¿Te gustaría que formalicemos nuestra relación? —Anakin dijo con nerviosismo. —Llevamos saliendo un par de meses, lo sé, pero me sentiré más seguro si dices que sí.
—Claro que me gustaría. —Respondió Obi-Wan. — Y aceptaré. Pero no quiero que lo hagas por el simple hecho de pensar que sólo así estaré a salvo de todo. Sé que tienes muchos enemigos, pero no olvides que también soy un agente y que sé defenderme. Y he pensado que si funcionamos mejor, podríamos vivir juntos.
Anakin se sorprendió, sonrió con alegría y le tomó de las manos. Obi-Wan lo invitó a pasar esa noche en su casa y él aceptó. La noche fue muy tranquila para ambos y una vez acostados, se perdieron en el mundo de los sueños.
Cerca del amanecer, el sonido de un teléfono sonando los despertó. Anakin respondió, Obi-Wan se sentó a su lado y le acarició la espalda esperando saber que sucedía. Anakin puso una cara seria y colgó, miró a Obi-Wan y no dijo nada por un largo tiempo, hasta que el despertador sonó.
—Hubo un robo a una joyería durante la noche, la policía creyó que se trataba de un crimen normal. —Anakin parecía tenso. —Hoy, durante un rondín, un policía halló una carta con sangre, sin firma ni nada que revelara la identidad del ladrón, pero me temo que esa carta estaba dirigida hacía alguien.
— ¿A quién?
—A mí. —Anakin respondió, se levantó de la cama y comenzó a cambiarse, Obi-Wan lo imitó. —Debo ir a la joyería para tratar de identificar de quién se trata.
Los dos se apresuraron a vestirse y marcharon a la escena del crimen. El lugar estaba rodeado de policías, quienes los guiaron una vez que los vieron llegar. El interior de la joyería estaba destrozado, algunas vitrinas habían sido destruidas por completo y había agujeros en los pilares, mostrando que hubo varios disparos.
Un agente los condujo a una zona más alejada y le mostró la carta. Anakin tomó la bolsa en donde estaba guardada y la leyó:
“Te dije que disfrutaras a esa pelirroja, es hora de mi venganza.”
Anakin evitó que Obi-Wan la viera y la guardó en su saco. Llamó a la oficina e informó del caso y pidió que esta vez, ni Obi-Wan ni sus otros amigos interfirieran en el caso. Cuando la llamada terminó, regresó con Obi-Wan.
— ¿Y bien? —Preguntó él, Anakin no le respondió. — ¿Está todo bien?
—Sí, lo está. — Anakin suspiró. —Windu quiere que te reportes, tiene un caso para ti.
—Pero ya estoy contigo. —Obi-Wan frunció el ceño. —Este también es mi caso.
—Esta vez no Obi-Wan. —Anakin sacó su teléfono y marcó a un número. — Ahora, si me disculpas.
Anakin se alejó cuando la llamada por fin entró. Obi-Wan se quedó ahí, intentando asimilar lo que acababa de pasar. Con un suspiro resignado, regresó a la oficina y comenzó a responder todo el papeleo que sus superiores le asignaron.
Anakin siguió hablando por teléfono, hasta que tuvo lo que necesitaba.
Tomó su auto y condujo hasta la prisión estatal. El guardia que lo recibió lo llevó hasta la celda de Grievous y le mostró el lugar. Sin embargo, antes de poder decir algo, el guardia lo dejó sin palabras.
—Después de la muerte de Grievous todas sus cosas fueron entregadas al FBI para su examinación. —Dijo el guardia mientras salían. — La autopsia fue hace tres días.
— ¿Autopsia? —Preguntó Anakin confundido. El guardia lo hizo entrar a la morgue. — ¿Hace cuánto murió?
—Hace exactamente una semana. Sufrió un paro cardíaco, el médico que lo atendió dijo que fue muerte natural. Aunque si le soy sincero, no creo que un hombre como Grievous pudiera morir tan rápido. No tendría más de unos 40 años.
Anakin observó los papeles que había y cuando el guardia se fue, se dejó caer en una silla. Su frustración era evidente, se sentía como si la vida misma fuera su enemiga.
Alcanzó al guardia y logró interrogarlo.
— ¿Quién fue el médico que le realizó la autopsia?
—Fue un médico extranjero. —Contestó el guardia. —Por razones de seguridad su nombre no fue revelado. Desconozco algún otro dato que pueda ayudarlo.
—Está bien, te lo agradezco.
Anakin se fue y pronto, llegó a un campo de fútbol americano. En las gradas había algunas personas sentadas, observando a sus hijos jugar. Anakin buscó con la mirada a una figura conocida y al encontrarlo, se sentó junto a él.
—Sí fuera tú no estaría tan sorprendido. —Dijo el anciano. —No me sorprende que un tipo como él siga vivo.
—Vamos Sheev, sé que sabes algo. —Respondió Anakin mirando al frente. —No me hagas decirte Sidious.
—Tendrás que acostumbrarte si quieres que te siga ayudando. — Sheev le entregó un folder con varios documentos mientras se levantaba. — Cuídate la espalda muchacho.
Sheev desapareció entre las gradas. Anakin lo imitó y al llegar a su auto, se quedó quieto. La puerta estaba entreabierta y había un sobre sobre el asiento. Al abrirlo, se leía “ ¿Qué pasa? ¿Acaso el infame Skywalker no puede encontrarme?”
— ¡Eres un malnacido Grievous! — Gritó Anakin llamando la atención. —Juro que te voy a encontrar y cuando lo haga te mataré!
Anakin subió al auto y se fue. En su departamento no le fue mejor. Poco antes del anochecer, recibió un Fax por parte de Sheev. Era la imagen medio borrosa del supuesto cuerpo de Grievous en la autopsia.
Anakin no durmió esa noche. Tomó una caja debajo de su cama y al abrirla, se revelaron varios casetes. Al tomar uno y reproducirlo, se reveló el video del arresto de Grievous y su entrevista. Y cada vez que terminaba, volvía a reproducirlo.
Al amanecer, se rindió. Se vistió y marchó a la oficina con las dos cartas. Windu trató de llamarlo pero lo ignoró y entró en el laboratorio de Quinlan. Anakin no lo miró dos veces y le entregó las cartas.
—Necesito que verifiques que la letra de estas dos cartas sean la misma letra que la de Grievous. —Quinlan lo miró con sorpresa. Anakin lo ignoró. — Volveré en una hora.
—Un momento niño bonito. —Quinlan lo detuvo antes de salir. — Primero me dirás que estás tramando y segundo, te ayudaré si me dices porque estás evitando a Obi-Wan.
— ¿Qué te dijo él?— Anakin se sentó sobre una mesa. —No importa, sólo quiero saber si esas cartas pertenecen o no a ese bastardo.
— ¿Y si resulta ser así? ¿Qué tienes de especial?
—Sólo haz lo que te digo. —Anakin suspiró. — Cuando tengas los resultados avísame. Estaré en mi oficina.
Anakin se marchó y regresó a su oficina. Para su fortuna, Obi-Wan no estaba ahí. De su saco, sacó los documentos que Sheev le había entregado y se dispuso a leerlos. Uno de los documentos contenía simples fotos y el otro, contenía varias hojas de información. Los textos relataban los negocios que tuvo antes de pertenecer a la empresa de Darra y los que obtuvo estando ahí.
Uno de ellos describía lavado de dinero y desvío de fondos a empresas fantasmas. Sin embargo, hubo uno en especial que llamó la atención.
Aquel documento contenía un extraño texto. Hablaba sobre experimentos para hacer que las personas pudieran “rejuvenecer”. Tenía párrafos que detallaban cómo realizar los procedimientos quirúrgicos. Sin embargo, el documento tenía una parte faltante, parecía haber sido arrancada.
Un segundo después, su teléfono sonó y al contestar, una voz desconocida habló:
— ¿Obi-Wan no debería estar en casa?
— ¿Y tú no deberías estar muerto? — Preguntó Anakin con enojo. — De nada sirve que te escondas, cuando te encuentre desearás no haberme conocido.
— El que deseará no haberte conocido será tu linda pelirroja. — Hubo un largo silencio. — No cuando sepa toda la verdad.
— ¿Qué verdad? — Anakin se levantó de su lugar y se dirigió a la puerta.
— La verdad sobre ti mismo, lo que pasó esa noche cuando Yoda te encontró. — Hubo otro momento de silencio, la voz comenzó a distanciarse. — Hasta entonces, dile a Obi-Wan que dejé de hablar con Siri, su café podría enfriarse.
Anakin colgó y salió corriendo de su oficina. Obi-Wan efectivamente estaba hablando con Siri y al verlos, entró en pánico. Anakin comenzó a recorrer las oficinas, alarmando a los otros agentes que ahí se encontraban.
Yoda lo encontró y lo llevó a su oficina. Ahí dentro, lo hizo calmarse. Anakin estaba muy inquieto y trataba de salir y buscar a Grievous. Yoda finalmente habló:
—Tenemos un plan para atrapar a ese hombre.
Anakin se sorprendió.
— ¿¡Y qué estamos esperando!? — Anakin gritó, se levantó de su asiento y comenzó a andar por todo el lugar. — ¡Mientras más esperemos, ese bastardo se irá!
—En la reunión anual él aparecerá. —Yoda sacó de un cajón un sobre y se lo entregó. —Todos los importantes agentes, invitados están.
— ¿Y por qué aparecería en la cena de ese día?
—Todos los agentes invitados están. — Yoda volvió su vista a su escritorio. — Y venganza él prometió.
Anakin abrió el sobre y sacó un boleto para esa noche. Yoda no le dijo nada más y finalmente salió de la oficina. Se cruzó con algunos agentes y los ignoró. Poco después, Quinlan lo tomó del brazo y lo guío a su laboratorio.
Ahí dentro, le devolvió las cartas y le hizo observar la cortina en donde proyectaba los resultados.
—Según las cartas originales, las que me entregaste no pertenecen a Grievous. —Quinlan señaló la carta nueva. — Por la inclinación de la letra, nos da la forma de letras curvas, cuando en esta carta. —Señaló la vieja. —Las letras aquí también son curvas, pero los patrones de movimiento no son los mismos. La presión de la firma es considerablemente más pesada que las nuevas.
— ¿Y eso influye mucho? — Preguntó Anakin con enojo.
—Sí, determinan si son o no de la misma persona. Por ejemplo, los puntos de inicio y escape, osea el final, no concuerdan en ningún aspecto. También tenemos en cuenta la altura. La primer firma de la carta vieja es relativamente más alta que la nueva, donde las primeras letras son más altas que todo el texto. En esta, las primeras letras mantienen su altura con las demás.
— ¡Oye Quinlan! —Interrumpió Siri entrando al laboratorio. — ¡Windu quiere los resultados de los peritos! — Se calló al ver a Anakin. Suspiró y volvió con Quinlan. — ¡Date prisa, quiere saber si los documentos son falsos o no!
—Dile que se los daré en media hora. — Respondió mientras buscaba los documentos. —Estoy trabajando para Skywalker justo en este momento.
—Ya me di cuenta. —Dijo entre dientes. — ¿Y ahora que buscas, niño del cielo?
—Nada que importe. —Respondió Anakin. — ¿Entonces que hago con esta mierda? —Alzó las cartas.
—Nada, a menos que haya otro sospechoso. —Quinlan silbó cuando encontró lo que buscaba. — Si no lo hay, entonces no hay nada.
Anakin pensó por un segundo y luego cerró la puerta del laboratorio. Siri y Quinlan lo miraron con duda.
—Tienen que prometer que nada de lo que diga saldrá de este cuarto.
Los dos amigos se miraron y asintieron, Anakin suspiró.
—Si Grievous busca matarme, no lo hará dejando estas cartas. ¿Qué pasa si estas cartas fueron escritas con la mano izquierda? ¿Y si se trata de una persona más joven? Ese bastardo siempre fue diestro.
—Maldita sea. —Siri maldijo. —No me digas que…
—Grievous escapó de prisión. —Concluyó Quinlan. —Y ahora viene por venganza. Por esa razón evitas a Obi-Wan. Maldito idiota.
—No vine a que me digas si soy idiota o no, ve y analiza las cartas.
— ¡Bien! ¡Pero quiero unas malditas vacaciones y tú las conseguirás por mí!
Quinlan se puso a trabajar y soltó un jadeo. Siri se burló por el patético sonido.
—Siri, ve y pídele al director Yoda que venga. —Siri salió y Quinlan miró a Anakin. —Las firmas coinciden. Yoda debe saber que nos enfrentamos a un chico y no a un viejo.
—Gracias. —Dijo Anakin mientras salía. —Iré a casa, los llamaré si algo pasa.
—Skywalker. — Llamó Quinlan. — Ya no estás solo. No tienes porque ocultarnos nada, para eso somos un equipo. Además, Obi-Wan nunca te diría que no.
Anakin salió del laboratorio y se marchó a casa.
.
Los siguientes días fueron muy duros con él. La pasó entre reuniones con Yoda y lo peor del caso, fue su nuevo compañero. Windu le dijo que, al pedir que Obi-Wan no se involucrara en su caso, se le asignaría un agente temporal:
Ferus Olin.
Un agente que, a palabras del propio Yoda, podía llegar a ser estresante en algunos momentos. Y sabiendo que ninguno de los dos se llevaba bien, Anakin esperó que la misión fuera desastrosa.
Finalmente, en tres días se llevaría a cabo la reunión entre los agentes y los miembros más respetados del alto consejo, los políticos. Todos los directores y supervisores estarían en una oficina antes de que la fiesta comenzara, dejando a todos los demás en el gran salón. Sabiendo esto, Yoda y Windu dispusieron a los agentes más capaces como centinelas y que vigilarían todos los accesos.
Durante el tiempo restante, Obi-Wan trataba de acercarse a Anakin, pero no le era posible. Una noche antes, Ferus se encontró con Obi-Wan.
—Agente Olin. — Saludó Obi-Wan. — No lo había visto en mucho tiempo.
—Bueno, pedí una baja temporal del trabajo, pero ya estoy de vuelta. — Explicó. — Es un gusto volver a verte. Escuche que estás saliendo con Skywalker, ¿Es cierto?
—Oh, sí, sobre eso yo… — Obi-Wan retrocedió unos pasos al ver que Ferus se acercaba. —Por el momento nos asignaron casos diferentes, así que últimamente no nos hemos visto.
—Es una lástima. — Ferus sonrió. — No me imagino que alguien tan recto como tú, salga con alguien como él.
— ¿Disculpa? —Obi-Wan trató de moverse. — Mira, no sé que clase de mala relación tengan ustedes, pero él y yo estamos bien, así que si me disculpas…
Obi-Wan trató de esquivarlo, pero Ferus lo tomó con fuerza del brazo y le susurró en el oído.
—Pregúntale sobre cómo murió su madre y lo que hizo después. Pregúntale por su hermana.
Ferus lo soltó y se marchó. Obi-Wan se tocó su brazo lastimado y llamó a Anakin. Nunca contestó.
Obi-Wan comenzó a preocuparse. ¿Por qué Ferus le decía esas cosas? Grievous también se lo dijo una vez, pero no le creyó. Armándose de valor, tomó su saco y se fue. Tomó un taxi en dirección al departamento de Anakin, pero la duda comenzó a crecer.
El chófer le dedicó una mirada molesta al ver su traje y cuando bajó, oyó que le decía:
“Malditos enfermos, Dios los castigará”
Obi-Wan se descolocó ante el comentario y entró en el departamento. Su llave aún estaba en su lugar, por lo que entró sin problemas y ahí, halló a Anakin. Él estaba sentado en su sofá con los pies recargados sobre su mesita y bebía un vaso de whiskey. Al ver a Obi-Wan soltó un suspiro resignado.
—Es tarde Obi-Wan, será mejor que…
— ¡No, Anakin! ¡Ya basta! —Interrumpió Obi-Wan cerrando la puerta de golpe. — Estoy harto de que me evites como la peste y que cada que trato de hablar contigo me pongas estúpidos pretextos. —Había un reloj de fondo que se combinaba con los sonidos de sus zapatillas al caminar. — También estoy harto de que la gente me diga cosas sobre ti que ni tú quieres decirme.
Anakin pareció interesado y se levantó. Obi-Wan se detuvo frente a él.
— ¿Qué te dijeron?
—Lo mismo de siempre. Siempre sobre tu madre o tu hermana y estoy harto, harto de escuchar a la gente hablar. — Se cruzó de brazos y sintió sus ojos arder. — Sé que no soy la persona ideal a la que te gustaría confiarle sus secretos, o tal vez incluso te arrepientes de salir conmigo…
— ¡Nunca! —Anakin enjauló a Obi-Wan sobre la pared. Ambos se miraron con intensidad. — ¡Nunca digas eso de nuevo! Eres y serás siempre lo más importante para mí, pero tengo miedo que al decirte la verdad te vayas, no quiero que me abandones.
— ¡Entonces dime la verdad, no me alejes por favor!
Obi-Wan lo abrazó e hizo que se sentaran. Anakin lo tomó de la cintura y lo subió a su regazo. Los dos se miraron por un largo tiempo, hasta que finalmente, la verdad comenzó a salir.
—Mi padre murió cuando yo tenía seis años y mi hermana acababa de nacer. Era un agente del FBI muy respetado, así que después de su muerte, solamente Yoda se mantenía al tanto de nosotros. Cuando cumplí 16 años, mi madre fue asesinada. Ella salió durante una noche a comprar la cena, nunca regresó.
Anakin comenzó a llorar. Obi-Wan limpió sus lágrimas.
—Durante el funeral, Yoda se acercó a mí y dijo que podía trabajar para él. Acepté porque ahora mi hermana dependía de mí. Después de dos años, pude conseguir pistas sobre la muerte de mi madre y cuando encontré a los responsables, los asesiné. —Hubo un suspiro y luego más lágrimas cayeron. — Windu y Yoda me encontraron en la escena del crimen, ellos ocultaron los cuerpos y dieron un reporte falso, liberándome de la culpa. Pero no quedó ahí, dos semanas después, hombres extraños entraron en mi casa, oculté a mi hermana en el sótano y yo me quedé vigilando. Cuando se fueron, llamé a los directores, pero ellos no sabían nada.
— ¿Crees que todo esté conectado? — Preguntó Obi-Wan abrazándolo.
—Un mes después, —siguió, ignorando la pregunta. —Yoda me llamó y dijo que debíamos irnos, que él nos esperaría en el aeropuerto. Al salir, mi hermana comenzó a llorar, estaba asustada, traté de calmarla y entonces, esos mismos agentes regresaron, pero Windu había llegado antes y logró dispararles a tres de ellos. Subimos a su auto y marchamos con Yoda. Volamos a otro estado y fuimos separados. Ahsoka fue enviada a un internado de mujeres y yo tuve que regresar. Al cabo de un año, Ahsoka regresó y nos establecimos en una pequeña casa, Yoda de vez en cuando nos visitaba y finalmente todo se había calmado.
Anakin se quedó en silencio por unos momentos. Luego besó con paciencia a Obi-Wan, quien le devolvió el beso. Cuando terminó, Obi-Wan lo abrazó.
—Nadie sabía qué o quiénes eran esos agentes. —Continuó. — Nunca pudimos obtener una pista. Y una noche, Ahsoka no podía dormir. Ella tenía la costumbre de aventarse en mi cama para despertarme, pero esa noche llegó tranquila y me pidió jugar con ella. Sabiendo que habíamos pasado por mucho, le dije que sí y jugamos un par de horas, cuando se levantó a buscar agua, oí que gritó mi nombre con desesperación. Me levanté y corrí hacía ella, pero una luz cubrió la casa y me cegó. Cuando se fue, mi hermana ya no estaba. Nadie sabía que había pasado y cuando menos lo esperaba, el caso de mi madre fue reabierto y el mío también, nunca supimos quién fue el responsable de reabrir los casos y por ese motivo, Yoda me dio un ultimátum, ir a prisión o descubrir la verdad.
—Entonces Yoda no abrió los Archivos X para consolarte. — Obi-Wan se sorprendió. — Lo hizo para descubrir la verdad.
—Nada de lo que hemos visto es casualidad. — Anakin acomodó un mechón de cabello de su pareja. —Todo está relacionado.
—Y yo sólo soy una distracción. — Obi-Wan sonrió. — De esa manera, nadie sospechará del agente spooky.
—Así es, mientras tenga conmigo al precioso Ángel que no cree en lo paranormal, encontraremos la verdad.
—Entonces no vuelvas a alejarme. — Obi-Wan lo besó. — Siempre te voy a apoyar, yo cuidó tu espalda y tú la mía.
—Lo lamento, por favor perdóname.
Esa noche, Obi-Wan entendió la verdad sobre Anakin y se alegró de que fuera cierto. Anakin lo tomó en brazos y mientras lo besaba, lo llevó a su habitación.
.
Al día siguiente, el primero en despertarse fue Anakin, quien, sin poder creer lo que había pasado la anterior noche, se sintió en el nirvana. Sin embargo, por mucho que le gustaría quedarse en cama, debía de preparar el desayuno y arreglarse.
Obi-Wan lo alcanzó a media ducha y bromearon un rato. Para cuando terminaron de desayunar, Anakin se despidió de él con un beso en la mejilla.
—Iré a la oficina, todavía tengo que armar el papeleo, te veré en la cena.
—Más te vale estar ahí. —Dijo con una sonrisa. Obi-Wan bebió de su café. —Odio las fiestas.
Anakin soltó una risa y se fue.
El ambiente en la oficina no fue el mejor y cuando se encontró con Ferus, fue peor. El resto del día lo pasó ignorándolo, pero en el fondo le agradecía, porque sin él, no hubiera dado el siguiente paso en su relación.
Cerca del atardecer, Yoda lo interceptó y le entregó un auricular, pidiéndole ser lo más discreto.
Finalmente, la hora llegó y todos partieron a la cena. Quinlan se encontró con él en el salón y le actualizó. Los políticos comenzaron a llegar y el salón comenzó a llenarse, la música empezó a sonar y los meseros pasaban con bandejas llenas de bebidas y bocadillos.
Anakin comenzó a desesperarse, hasta que de pronto, su teléfono sonó. Al contestar, la voz de Sheev le recibió.
— Ten cuidado muchacho, estará ahí. No dejes que los otros se lo lleven, al menos no vivo, si tienes la oportunidad, dispara, no lo dudes.
Sheev colgó y Anakin se sorprendió.
No esperaba esa llamada y mucho menos esperaba ver a Obi-Wan vestir con un traje que resaltaba sus curvas. Claramente se veía que en su cadera llevaba su arma, pero el negro de ambos objetos los ocultaba. Obi-Wan captó su mirada y asintió, a su lado, iba Siri con un vestido color azul igual de ajustado. Y cuando Quinlan lo alcanzó, le silbó coquetamente, a lo que Siri lo insultó.
Charlaron un par de minutos, hasta que sus auriculares comenzaron a sonar. Los dos tuvieron que alejarse y llegaron a la zona de un pequeño auditorio. En el suelo había dos cuerpos, otro grupo de agentes revisaba un cuerpo que había en la plataforma. Anakin y Quinlan se miraron, hasta que un grito interrumpió en el salón.
Al regresar, Siri estaba en el suelo, su pierna estaba sangrando y Obi-Wan trataba de ayudarla. Aquel joven lo hizo levantarse y al ver a Anakin, sonrió.
— Te dije que me vengaría.
Hubo un disparo y Obi-Wan cayó al suelo. Se oyeron cristales rompiéndose seguidos de más disparos. Grievous cayó al suelo herido, sin capacidad de recuperarse.
Anakin corrió hacía Obi-Wan y Quinlan hacía Siri. Lograron auxiliarla a tiempo.
— ¡Obi-Wan! — Anakin lo sostuvo entre sus brazos.Confuso al ver que no había sangre — ¿¡Qué pasó!?
—Si te lo decía no ibas a aceptar. —Obi-Wan se recargó sobre un pilar y se abrió la camiseta. —Windu me puso un chaleco, es demasiado fácil adivinar a donde van a disparar.
Ambos vieron con sorpresa como un grupo de agentes desconocidos se llevaban el cuerpo de Grievous, Anakin se levantó y los siguió junto a Yoda. Lo último que escucharon fue:
— ¿¡Dónde están los documentos!? ¡Dinos dónde están!
Al regresar, Obi-Wan volvió a sonreír y juntos, fueron con Siri en su ambulancia. Quinlan parecía demasiado cansado, pero seguía sonriendo.
—Necesito unas vacaciones. —Quinlan bostezó. —Atrapar fantasmas es demasiado cansado.
—Oye vaquero. — Llamó Siri adormilada por la anestesia, Anakin la miró. — Obi-Wan me dijo que apuntaste bien, espero que eso calme tu maldito humor de perros.
Anakin soltó una risa amarga, mientras Quinlan se burlaba de un Obi-Wan muy avergonzado.
El teléfono de Anakin sonó, pero decidió ignorarlo. Tal vez no siendo una buena idea.
“Archivo 60: Santos: Concluido.”
Notes:
Tardé mucho en actualizar así que una disculpa! Espero y les guste este capítulo!
Felices fiestas!
Chapter 6: Cruces
Summary:
Las cosas se complican y es tiempo de buscar la verdad.
Obi-Wan debe de elegir si salvar a Anakin o salvarse a sí mismo.
Notes:
(See the end of the chapter for notes.)
Chapter Text
Todo estaba negro, lleno de niebla y de un olor extraño. Sus pasos se oían como fuertes golpes en el suelo y su respiración estaba demasiado agitada. La oscuridad cada vez se hacía más densa, como si toda su negrura fuera a devorarlo.
Oyó que alguien gritaba su nombre, pero al voltear, no había nadie. Siguió su camino, hasta que una gran luz iluminó su camino. Cerró sus ojos y al abrirlos, miró a una niña con un rostro asustado, ella sostenía un peluche, al que se aferraba con todas su fuerzas. A su lado, había un niño, pero en su rostro no había miedo, había curiosidad.
Entonces, extendió su mano para tocarlos, pero los niños desaparecieron. La oscuridad volvió y sólo se oyó el grito de los niños.
Un segundo después, se sintió morir.
Obi-Wan despertó sobresaltado. El sudor recorriendo su frente y su cabello pegándose en su rostro. La luz de la luna entraba al cuarto y a su lado en la cama, Anakin se despertó y lo miró con pánico.
— ¿Otra pesadilla? —Preguntó con el ceño fruncido. — ¿Estás bien?
Obi-Wan no respondió y en cambio, se aferró a Anakin. Volvieron a recostarse, sin decir una cosa más. Horas después, volvieron a despertar.
El teléfono de Anakin sonó y cuando colgó, un suspiro resignado salió de él.
—Windu nos asignó otro caso. — Anakin comenzó a vestirse, Obi-Wan lo imitó. —Un condenado a muerte.
— ¿Condenado a muerte?
Obi-Wan se detuvo. La parte de arriba de su traje terminó mal acomodada. Anakin no dijo nada sobre eso.
—Dicen que supuestamente es un psíquico, tiene la capacidad de ver lo que pasó y lo que pasará. Windu dijo que quería hablar con nosotros sobre los recientes asesinatos.
— ¿De verdad crees eso? —Obi-Wan preguntó con incredulidad. Se acomodó su traje y se puso sus zapatillas. — Skywalker, es imposible, no hay pruebas fundamentales de que existan las personas psíquicas.
— ¿Skywalker? — Anakin volvió a fruncir el ceño. — ¿Desde cuándo volviste a llamarme por mi apellido? ¿Acaso ya no te basta con el sexo?
— ¡Anakin! —Obi-Wan reclamó con la cara roja. — ¿¡Todo tiene que ver con…eso!?
—Sólo si es contigo.
Anakin le sonrió con picardía y pronto, se dirigieron a las oficinas.
Al llegar, el mismo ambiente de siempre lo recibió. Siri pasó frente a ellos mientras caminaba apoyada de un bastón. Su pierna iba recuperándose lentamente.
Ella le hizo una seña a Obi-Wan y lo guió a su oficina. Anakin tuvo que ir solo a ver a Windu. Siri se aseguró de que nadie los escuchara y sacó un pequeño sobre que le entregó a su amigo. Obi-Wan la miró con una ceja levantada.
—Será mejor que lo abras Obi. —Dijo ella con un suspiro. —Llegó está mañana a la oficina de Yoda. El director quería dártelo personalmente, pero pensó que sería mejor que alguno de nosotros te lo diéramos
Obi-Wan lo abrió con duda y descubrió que era una carta. La hoja se veía gastada, como si hubiera sido guardada durante mucho tiempo.
Al abrirla, se le fue el aliento:
“Obi-Wan.
Sé que ha pasado mucho tiempo desde que nos vimos. He tenido tiempo para pensar en todo lo que sucedió entre nosotros en el pasado. Quiero pedirte una gran disculpa por todo el dolor que te causé.
No hace mucho, me encontré con Satine, quien ahora es una senadora en Mandalore y que también es la líder de una gran empresa. Hablé un poco con ella y dijo que estabas trabajando en el FBI y que probablemente no quisieras verme.
Creo que tiene razón, pero te pido que por favor nos veamos, aunque sólo sea para pedirte perdón. Sólo quiero arreglar las cosas, aunque sea la última vez.
Sí deseas verme, podemos reunirnos en el restaurante de Dex, aquí en Coruscant, el día viernes al medio día. Dios sabe que siempre fue tu favorito.
Qui-Gon.”
Obi-Wan se dejó caer en una silla y miró a Siri con tristeza.
—Me echó de casa cuando tenía 16 años. No tenía a nadie a quien recurrir, tuve que quedarme un tiempo con Satine, hasta que pude encontrar un trabajo y mudarme. Jamás volví a hablar de él.
—Dicen que el tiempo cambia a las personas. —Siri lo abrazó. —Pero eso no justifica lo que pasó. Es tú decisión volver a verlo o no.
Obi-Wan sonrió y antes de responder, la puerta se abrió y Quinlan entró charlando alegremente con Aayla. Ambos se detuvieron al verlos.
—Obes, ¿No estabas con Skywalker? —Preguntó Quinlan mientras dejaba unos archivos en el escritorio. —Con razón está de mal humor.
Obi-Wan se levantó de la silla y caminó a la salida. Frunció el ceño cuando miró que el rostro de Siri había cambiado y ahora se veía enfadada. Aayla le sonrió y se despidió.
—Debo irme, tengo un caso asignado.
Se despidió y salió con rapidez, no queriendo ver que sucedía con sus dos amigos.
Logró interceptar a Anakin al dirigirse a su oficina. Parecía molesto y fastidiado. No le dijo nada y se dirigieron a tomar un coche. Obi-Wan tuvo que romper el silencio.
— ¿Y bien? — Se cruzó de brazos. — ¿Me dirás lo que te pasa o no?
—El hombre al que veremos es Kord, un condenado a muerte que asesinó a un grupo de personas a sangre fría. —Anakin apretó el volante. —Parece que quiere negociar.
—Bueno, prefiero ver a un condenado a muerte que a mi padre.
Obi-Wan suspiró cuando notó que Anakin lo observaba fijamente.
—Mi padre me ha enviado una carta, quiere que nos veamos.
— ¿No irás, verdad? —Anakin pareció enfadarse más.
—Bueno, no tenemos planes para el viernes al mediodía. — Obi-Wan volvió a suspirar. —Quiero que vayas conmigo, así veré cuánto ha cambiado mi padre.
Anakin no dijo nada y siguió el camino. Pronto, llegaron a una prisión lejana. Un par de policías los recibieron y los escoltaron hasta el cubículo de Kord.
Aquel hombre estaba atado de manos sobre la mesa. La silla que lo sostenía parecía demasiado vieja, igual que su uniforme. Los policías no dejaron que Obi-Wan entrara, por lo que tuvo que esperar.
Anakin se sentó frente a Kord. Nadie podía escuchar lo que decían. Obi-Wan comenzó a sentir que algo no estaba bien.
De pronto, Anakin se levantó abruptamente. Obi-Wan abrió la puerta del cubículo y Kord lo miró a los ojos.
—Obi…
Anakin y Obi-Wan se quedaron quietos, tensos, sin saber como Kord sabía el nombre de Obi-Wan.
—Obi, Obi, tu papá te decía muñequita de porcelana. —Kord hizo una extraña mueca. —Oh, parece que no falta mucho. Dos luces, dos pequeñas luces, hay dos pequeños que traerás al mundo en la oscuridad.
Los dos se quedaron en silencio. Anakin bufó con fastidio y los condujo hasta el pasillo. Obi-Wan no pudo evitar pensar en eso. ¿Cómo sabía Kord lo de su padre? ¿Qué significaban las dos luces?
Anakin parecía demasiado molesto con todo eso. Más no se atrevió a indagar. Anakin tomó su teléfono y llamó a la oficina. No supo quien contestó y sólo pudo escuchar.
—Envíen un escuadrón al lago principal de Coruscant. Es posible que haya una pista sobre los asesinatos de Kord. No sirvió de mucho el interrogatorio, volveremos de inmediato.
Al colgar, Obi-Wan miró a su pareja intentando averiguar que pasaba, pero Anakin no dijo nada y en cambio, lo obligó a volver.
En el auto, Obi-Wan se sintió mareado y conforme pasaban la carretera, el mareo se intensificaba.
—Anakin… —Obi-Wan se tocó la frente y tomó la puerta del auto. —Para el auto.
— ¿Qué?
— ¡Que pares el auto!
Obi-Wan gritó y Anakin frenó. Obi-Wan abrió la puerta y vomitó durante unos minutos. Anakin lo miró con preocupación y dejó su asiento para acercarse a su pareja.
Obi-Wan terminó de vomitar y se quedó en silencio.
—Cariño… ¿Estás bien? ¿Qué sucede? —Anakin preguntó en voz baja. — ¿Por qué no me dijiste que te sentías mal?
Obi-Wan no contestó durante largos minutos. Se tocó la frente con cansancio y respiró hondo.
—Ese hombre… ¿Cómo sabía mi nombre?
Anakin tensó la mandíbula. Soltó un suspiro resignado y volvió al auto. Obi-Wan se percató del mal humor de Anakin y no volvió a decir nada en todo el camino. Al regresar a la oficina, Anakin salió del auto y cerró bruscamente la puerta. Obi-Wan trató de preguntarle que ocurría, pero el hombre no parecía ser el mismo.
Ambos subieron a su piso, varios los saludaron pero ellos los ignoraron.
—Anakin ¿Qué te pasa?
— ¡Maldita sea, no me pasa nada!
Anakin gritó. Toda la sala se quedó en un silencio incómodo. Obi-Wan lo miró y sin decir nada, pasó a su lado y recogió sus cosas. Anakin ni siquiera intentó detenerlo y fue directo a la oficina del director.
Obi-Wan no se despidió de nadie y se fue a casa. Recibió algunas llamadas de Quinlan, pero decidió ignorarlo.
Su casa seguía intacta, tal como la dejó antes de ir a vivir con Anakin. Suspiró al pensar en Boga y decidió que al siguiente día iría por ella. Se quitó los tacones para entrar a casa, pero se detuvo cuando observó que había una mancha de barro en la puerta. La mancha estaba fresca y con mucho cuidado, sacó su arma.
La puerta cedió fácilmente y se encontró con su casa hecha un desastre. Había papeles de un lado a otro y se dio cuenta de que ese mismo día, alguien decidió meterse.
Decidió no llamar a nadie y limpió todo. Sin embargo, cuando volvió a la sala, se encontró de frente a Ferus. Los dos alzaron sus armas y Ferus estaba visiblemente sorprendido de verlo ahí.
— ¿Ferus? —Obi-Wan no guardó su arma. — ¿Qué estás haciendo aquí?
—Obi-Wan… —Ferus parecía cauteloso. — Escuché tu discusión con Anakin y quise venir a ver como estabas.
—Bueno, estoy bien. —Obi-Wan miró a la puerta y volvió su vista a Ferus. — ¿Necesitabas algo más?
—Supongo que me alegra verte bien. Nos vemos por ahí, Kenobi.
Ferus guardó su arma y se fue. Obi-Wan lo observó hasta que desapareció de su vista. Regresó a su habitación y buscó algo que hiciera falta, pero todo estaba correcto. Entonces, su cadena de oro se desprendió y cayó al suelo.
Al agacharse a recogerla, notó que había un ligero corte en la madera. Sintió que algo andaba mal y antes de salir de la habitación, un hombre lo atacó. Hubo un forcejeo entre los dos y cayeron al suelo. El hombre soltó una especie de jeringa y Obi-Wan la tomó y la clavó en el hombre.
Como pudo, salió de la casa y tomó su teléfono, intentando enlazar la llamada a Anakin, pero éste nunca contestó. Obi-Wan observó al hombre huir y sintió un ligero ardor en su labio. Al tocarlo, se dio cuenta de que estaba sangrando y sin ninguna opción hacía donde ir, tuvo que conducir hasta el departamento de Anakin.
El edificio estaba como siempre, así que se apresuró a entrar y al llegar al departamento, se permitió respirar. Boga corrió hacía él saludándolo, pero Obi-Wan no tenía tiempo de saludarla.
Comenzó a buscar cosas, sin saber exactamente qué buscaba.
Desesperado, se dejó caer al suelo y suspiró con frustración. Sin embargo, una caja llamó su atención. Era una caja que no había estado ahí, así que se acercó a ella y descubrió que había muchos sobres sellados. Algunos tenían un extraño sello pero no le importó.
Abrió uno de ellos y se le heló la sangre.
“Expediente X: De la A a la H.
Edad: 0 a 10 años.
Sexo: Femenino.”
Obi-Wan no vio el resto del contenido y decidió abrir otro. Era un sobre mucho más pequeño, sin muchos documentos y eso lo asustó más.
“Expediente XI: Sujetos Anómalos. Pruebas genéticas.
Edad: 0 a 5 años.
Pruebas: Alteración del ADN. Clonación de ADN. Incubación fuera del útero.”
Obi-Wan soltó los documentos y se llevó las manos a la boca.
En la caja había un total de cinco sobres. Obi-Wan los tomó todos, y los echó en una maleta, en donde también empacó varios cartuchos de su arma. Salió del edificio y su teléfono lo asustó. Recibió una llamada de Quinlan y contestó de inmediato.
— ¿Obes? — La voz de Quinlan se oía preocupada. — Windu y Yoda te han estado buscando.
—Diles que voy para allá.
Tomó el auto prestado y se fue en dirección a las oficinas.
Al llegar, corrió a su oficina y la cerró con seguro. Sacó los sobres y los abrió, a los cuales, comenzó a sacar una copia de cada uno y los originales los guardó en un cajón secreto, demasiado oculto a la vista. Las copias las metió en los sobres originales, no sin antes alterarlas, por si alguien decidía robarlas.
Yoda lo llamó y no tuvo otra opción que ir a su oficina. Yoda y Windu lo recibieron con una cara seria.
—Obi-Wan, ¿Qué fue lo que pasó en esa prisión? —Windu se sentó en su sofá. — ¿Por qué Kord parecía conocerte?
—No lo sé —Respondió con nerviosismo. — ¿Dónde está Anakin?
—Está en el estacionamiento esperándote. —Yoda le respondió. — Vayan e interroguen a Kord nuevamente.
Obi-Wan ni siquiera se despidió y corrió para tomar los documentos y llevarlos ante Anakin.
Una vez en el estacionamiento, localizó a Anakin recargado sobre una columna mientras fumaba un cigarrillo. Obi-Wan se acercó al auto y entró. Su corazón comenzó a latir cuando Anakin tomó su asiento y comenzó a manejar.
Parecía molesto, pero ni siquiera le dedicó una mirada.
Su viaje a la prisión fue igual que la primera vez. Sólo que esta vez, con el cielo oscureciendo. No había ningún coche en la carretera y eso sólo hizo que la ansiedad de Obi-Wan aumentara. Tomó con delicadeza su arma y de un movimiento fugaz, la sacó y apuntó en la cabeza a Anakin.
—Detén el auto, Skywalker.
Obi-Wan sintió que sus manos temblaban. Anakin lo miró con pánico y frenó de inmediato.
— ¿Obi-Wan? ¿Que estás…?
—Lo que respondas a mi pregunta determinará si te disparo o no. —Obi-Wan afianzó su agarre y sacó uno de los sobres. — ¿Qué es esto? ¿Por qué lo tenías tú?
Anakin pareció reconocer los sobres y miró a su pareja con duda. Obi-Wan quitó el seguro del arma y Anakin apretó el volante.
—Un hombre me atacó hoy. Entró a mi casa y me atacó. Y luego voy a tu departamento y encuentro esto. ¿¡Qué son!? ¿¡Por qué los tenías tú!?
—Obi-Wan. —Anakin despegó sus manos del volante. —Esos documentos fueron robados de una de las oficinas de los altos mandos del FBI. Un hombre llamado Sidious me los entregó y me pidió revelarlos cuando fuera hora.
Obi-Wan tembló levemente pero no bajó el arma y le siguió apuntando.
—Sidious es tu extraño informante, ¿Verdad? —Su voz comenzó a quebrarse. — ¿Qué tiene que ver Kord en todo esto? ¿Qué tengo que ver yo?
—Obi, cálmate por favor…
— ¡No me digas que me calme! ¡Dime la maldita verdad!
En ese momento, Anakin aprovechó y se lanzó a Obi-Wan. Le quitó el arma y la aseguró. Obi-Wan forcejeó contra él, pero Anakin logró contenerlo.
—Escúchame, esto es algo más grande que nosotros. No te lo dije porque temía que salieras lastimado, no sé exactamente qué documentos son ni lo que contienen, pero tienen el poder suficiente para revelar los secretos más oscuros del gobierno.
Anakin comenzó a soltarlo de poco a poco. Obi-Wan comenzó a calmarse y lo miró a los ojos.
—Me apartaste una vez y lo haz vuelto a hacer. —Su respiración se volvió regular. —Sólo… Sólo sigue manejando y… Vamos a ver a Kord.
—Debo dejarte con él. —Anakin suspiró. —Debo de ir a una nueva escena del crimen. Mandaré a alguien por ti.
Ninguno volvió a decir nada durante el camino y cuando llegaron, Obi-Wan ni siquiera se despidió y salió del auto. Anakin trató de llamarlo, pero Obi-Wan lo ignoró.
Lo guiaron al cuarto de Kord y este parecía lamentable. Al verlo, una leve esperanza se reflejó en sus ojos.
— ¿Por qué nos llamaste? —Obi-Wan se sentó.
— ¿Y el otro hombre? —Kord no parecía alterado. — Está en peligro. La luz se lo traga.
— ¿Qué luz? ¿Qué quieres decir?
Kord cerró los ojos y pareció tener un ataque. Obi-Wan se levantó para ayudarlo, pero entonces Kord comenzó a hablar.
—Sangre… La sangre cae y la luz se apaga. Un callejón, hay un callejón y un hombre corre. —Kord comenzó a sudar. —Ese hombre huye pero hay otros dos. Uno está escondido y sigue al otro. Entonces llega al callejón y… Sangre, la sangre cae, el hombre cae frente a la cruz. —Kord volvió a abrir los ojos y lo miró. —Su esposo… Anakin… morirá.
—No puedes saberlo. —Obi-Wan volvió a sentarse y se frotó la frente con frustración. — Anakin ni siquiera es mi esposo.
—Pero lo sería. —Kord le respondió. —Si tú no hubieras corrido, él no hubiera muerto. —Su voz comenzó a hacerse lenta y nuevamente, empezó a sudar. —Y las luces, pequeñas luces… Luces gemelas… No… No… Corre Obi, no dejes que te atrapen.
Obi-Wan sintió un hueco en el estómago. Un policía le hizo salir y le dijo que alguien llamado Quinlan lo había llamado, diciéndole que debía de regresar.
Obi-Wan tomó su teléfono y lo llamó. Su amigo contestó preocupado.
— ¿Obi? ¿Dónde estás?
—Con Kord. —Respondió mientras salía. Vio un coche estacionado y se quedó quieto. — ¿Haz venido por mí?
—Obes, Anakin y tú están en grave peligro. —Quinlan parecía que estaba corriendo. —Es Siri quien te está esperando, ve con ella.
— ¡Quinlan!
Quinlan colgó y Obi corrió hacia el auto. Siri lo recibió y lo hizo entrar. En los asientos traseros había una gran bolsa.
—Siri, dime que Anakin fue solo a la otra escena.
—No. —Respondió Siri mientras conducía. —Ferus lo acompañó.
— ¡Debemos volver! ¡Anakin está en peligro! —Obi-Wan sacó su arma y la acomodó entre su saco. — ¡Deprisa!
Siri asintió y lo llevó de regresó.
El lugar al que llegaron estaba oscuro, y una calle después, estaba iluminado por letreros de color neón. Había una cinta amarilla que rodeaba el lugar y un disparo se escuchó. Ambos salieron del auto con armas en mano y se separaron.
Obi-Wan buscó un letrero que iluminara más y pronto, lo encontró, pero su vez, otro disparo se oyó. Corrió al lugar y observó que un hombre corría saltando las bardas. Su corazón se detuvo cuando vio una cruz pintada de color rojo en la pared.
Al voltear, sintió que todo sucedía en cámara lenta.
Anakin había llegado tras él. Otro hombre, que estaba cubierto, alzó su arma y disparó. Obi-Wan alzó la suya y le disparó a ese hombre, logrando darle.
Pero al voltear, vio a Anakin en el suelo. Su corbata siempre planchada y la camisa azul que siempre llevaba, se manchó de rojo. Anakin se sostuvo la herida, pero la sangre no dejaba de salir. Obi-Wan soltó su arma y se acercó a él, con lágrimas en los ojos.
—Obi… —Anakin lo tomó de la mejilla y pudo ver el dolor en él. —Debes irte.
—No voy a dejarte. —Obi-Wan hizo presión y comenzó a gritarle a Siri. — ¡No voy a dejarte!
— ¡Si no te vas, tú también morirás!
Anakin lo tomó de las manos y la sangre lo manchó. Le dedicó la misma sonrisa que siempre le daba cuando estaba en problemas.
—Te amo Obi-Wan.
Obi-Wan comenzó a llorar.
De repente, sintió que unas manos lo tomaban del pecho y lo levantaban con fuerza. Quinlan se lo estaba llevando. Obi-Wan comenzó a gritar, pidiendo no abandonar a Anakin, pero no hubo nada que hacer.
Quinlan lo llevó al auto de Siri y lo encerró ahí. Siri llegó unos momentos después y arrancó el auto. Obi-Wan siguió intentando salir del auto, pero no había nada que hacer.
Cuando estuvieron fuera de la ciudad, Siri se aseguró de que nadie estuviera siguiéndolos. Al orillarse, Obi-Wan notó que ella también parecía haber llorado.
Ella tomó la bolsa y se la entregó. Al abrirla, Obi-Wan encontró los sobres y la miró sorprendido. Siri revisó su arma y la cargó, Obi-Wan la imitó.
—Obi-Wan. —Ella sintió que su voz se quebraba. —Lo siento mucho. — Él no contestó. —Pero, no podemos regresar. No sé exactamente que sucedió ni cómo, pero no podemos volver.
— ¿Qué está pasando? —Obi-Wan habló en voz baja.
—Te diré todo en el camino.
Los dos volvieron al auto y continuaron el camino. Siri miró a través del espejo, cuidando que nadie los estuviera siguiendo.
—Hoy en la mañana, cuando llegó la carta de tu padre, un grupo de agentes misteriosos llegaron al edificio. —Siri suspiró. —Entraron a la oficina de Yoda y Windu, tardaron un par de minutos y luego salieron. En ese instante, Yoda me entregó el sobre, su mirada parecía cautelosa, como si estuviera cuidando que nadie nos observara. Windu también parecía cauteloso, pero no dijo nada. El caso de Kord se nos asignó a Quinlan y a mí, pero por alguna razón, lo reasignaron a ustedes.
Siri aceleró y un par de metros después, tomaron una desviación a otra carretera.
—Se suponía que Anakin no debía ir contigo en la primera entrevista, alguien te estaba esperando, pero Anakin lo descubrió.
— ¿Y por qué nadie me dijo nada? —Obi-Wan se sintió horrible.
—Porque nos estaban vigilando. Alguien trató de separarte de Anakin. Él se dio cuenta cuando iban de camino a la prisión, Quinlan trató de llamarte varias veces cuando te fuiste, pero no lograba ubicarte. —Siri suspiró. —No sabemos quienes son, pero sabemos que están detrás de ustedes dos. Esos documentos que Anakin tiene fueron robados, esos hombres temen que el contenido sea revelado. —Ella se quedó callada unos segundos y luego, miró fijamente el camino. — Obi-Wan, debemos revelar el contenido de esos documentos, pero debemos ir a un lugar.
— ¿A dónde? —Obi-Wan suspiró cuando se dio cuenta de que sólo la primera hoja de cada documento podía entenderse. Todas las demás hojas estaban en una escritura extraña. — ¿Quién nos ayudará? Anakin… —Su voz se quebró. — Anakin sabría que hacer.
Siri no volvió a decir nada y siguió conduciendo.
Obi-Wan se acomodó en su asiento y comenzó a llorar. Miró sus manos manchadas de sangre seca, su traje tenía algunas manchas más. Siri sintió que fallaba como amiga, al no poder ayudarlo.
Obi-Wan siguió llorando, sintiendo que todo el peso de lo sucedido finalmente caía sobre él. Miró a la ventana y observó que habían entrado en una zona boscosa. Las lágrimas siguieron saliendo, pero Obi-Wan comenzó a ignorarlas.
Pronto, llegaron a un pequeño pueblo, alejado de toda civilización. El bosque ocultaba el pueblo y era muy difícil llegar a él, pero por alguna razón, Siri pudo llegar.
Ella tomó la bolsa y le indicó que debían de salir.
Al hacerlo, un grupo de hombres ya estaban ahí. Uno de ellos les apuntaba con una escopeta. Ambos alzaron sus manos y caminaron con lentitud. Siri dejó caer al suelo la maleta y se posicionó frente a Obi-Wan.
—Mi nombre es Siri Tachi, soy agente del FBI. —El hombre de la escopeta la cargó. —He venido buscando su ayuda. Los mismos hombres que han perseguido a sus ‘Oruna’ nos han perseguido a nosotros.
— ¿Oruna? — El hombre bajó el arma y los miró con sorpresa. Los otros hombres reaccionaron igual. — ¿Tú eres Oruna?
Un hombre anciano, aparentemente ciego, se hizo presente entre todos ellos. Los miró como si pudiera ver a través de ellos. Los otros retrocedieron, dándole espacio. El anciano caminó hacía ellos y tocó el rostro de Siri, pero luego, se desvió a la figura que se ocultaba detrás de ella.
Obi-Wan miró al hombre y por un momento, el tiempo se detuvo. Aquel anciano, con los ojos blancos, inclinó la cabeza ante él.
—Oruna. —Le dijo. Luego, miró a Siri. — ¿Por qué tardaron tanto?
—No lo sabíamos. —Respondió. —Pero ahora, Obi-Wan debe de saberlo, debemos de descubrir lo que pasa. En esa maleta está todo lo que hay que saber.
Siri lo miró. Obi-Wan sintió que sus manos temblaban, pero no dijo nada. Los hombres los guiaron a una cabaña, muy espaciosa y cálida. Una mujer, igual de anciana, los recibió con una sonrisa y los acomodó.
—Mi nombre es Jocasta. —Se presentó y les entregó un par de mantas a ambos. — Él es Kavi, que su ceguera no te engañe, es capaz de ver a través de tu alma.
Los otros dos hombres se sentaron en el suelo y Jocasta también les entregó una manta.
—Ellos son Cody y Rex, ellos han cuidado de los Oruna desde que llegaron aquí. —Jocasta los miró y se sentó frente a ellos. —Pero ahora sé que es difícil para ti. ¿Obi-Wan, cierto? —Obi-Wan asintió. —Los Oruna son portadores de vida.
—Pero yo soy un hombre, yo… —Obi-Wan miró a Siri y ella le sostuvo las manos. — ¿Qué está pasando en realidad?
—No podemos decirlo con exactitud. Pero desde hace muchas eras, han existido los Oruna, sin embargo, hubo una época en donde eran secuestrados y utilizados como experimentos, el gobierno comenzó a cazar a cada Oruna que hubiera en el mundo. Nunca nadie supo que era lo que les hacían. Pero un día, alguien encontró la forma de salvarlos y protegerlos, de esa manera, surgió nuestro pueblo. Sólo unos pocos elegidos saben el camino a nosotros.
Jocasta sacó los documentos de la maleta y comenzó a leerlos. Frunció el ceño cuando llegó al último. Les dedicó una mirada a los dos y luego suspiró.
—Mira. —La anciana les mostró el documento. —Tu nombre está en uno de estos. Hace mucho que te han observado pero nunca pudieron acercarse a ti.
Obi-Wan comenzó a llorar. Se llevó las manos a la cara y sollozó.
Jocasta se sentó a su lado y lo abrazó.
—Estás a salvo.
—Anakin… —Obi-Wan murmuró y recordó las palabras de Kord. —Mi esposo… Él dio su vida por mí y yo simplemente no sé que hacer.
Siri se sorprendió visiblemente al oír esas palabras. Jocasta hizo una seña y Cody se levantó y desapareció de la sala.
—Entonces vive por él. — Jocasta lo abrazó. —Descubre la verdad.
Cody regresó y le entregó un trapo húmedo. Jocasta comenzó a limpiar la sangre seca de Obi-Wan.
Una hora después, les entregó ropa y alimento, acomodó una habitación para ambos y Obi-Wan se quedó mirando por la ventana. Sostuvo con fuerza su collar e hizo una promesa.
Descubrir la verdad.
Caso 61: Cruces. En espera.
Notes:
*Oruna: Es el nombre modificado de Orunla, un orisha de la santería que representa la sabiduría y el destino.
Y bueno, después de mucho tiempo, finalmente terminé este capítulo. Si hay alguna falta de ortografía no duden en decirme.
Nos leemos!
pumpk1npumpk1n on Chapter 1 Mon 16 Sep 2024 06:09AM UTC
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Percy03 on Chapter 1 Mon 16 Sep 2024 06:25AM UTC
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pumpk1npumpk1n on Chapter 3 Wed 30 Oct 2024 08:45AM UTC
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pumpk1npumpk1n on Chapter 4 Thu 28 Nov 2024 04:21AM UTC
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Percy03 on Chapter 4 Thu 28 Nov 2024 04:25AM UTC
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pumpk1npumpk1n on Chapter 4 Thu 28 Nov 2024 04:38AM UTC
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r0ttenpumpk1n on Chapter 5 Tue 31 Dec 2024 09:11AM UTC
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Percy03 on Chapter 5 Wed 01 Jan 2025 05:02AM UTC
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