Actions

Work Header

Rating:
Archive Warnings:
Categories:
Fandom:
Relationships:
Characters:
Additional Tags:
Language:
Español
Series:
Part 12 of •Deathduo 💀🐦‍⬛• , Part 6 of •Deathfamily 💀🐦‍⬛🌺🏵•
Stats:
Published:
2024-08-26
Updated:
2025-08-07
Words:
7,004
Chapters:
11/?
Comments:
5
Kudos:
83
Bookmarks:
1
Hits:
1,359

•Volver a Caminar•

Summary:

•Philza es contratado por una de las familias más importantes, con la misión de hacer que el hijo menor del matrimonio deje la silla de ruedas•

Chapter 1: •Contratado•

Chapter Text

•—•—•—•—•—•—•—•—•—•—•—•—•—•—•—•—•

Philza era considerado uno de los mejores en el ámbito de la psicología y rehabilitación en el país.

A lo largo de su carrera, ha trabajado con incontables personas con diferentes discapacidades, y todas han mostrado una gran mejoría en su forma de pensar y a la hora de adaptarse y aceptarse a sí mismos.

No ha tenido ni una sola queja y eso significaba que siempre tendría trabajo por hacer, ya que muchos lo recomendaban y trabajaba en varios centros de rehabilitación.

Por eso no se sorprendió al haber sido contactado por una de las familias más grandes del país, pidiéndole ayuda para que su hijo menor pudiera dejar la silla de ruedas.

No conocía al chico, al menos no en persona, por internet solo habían fotos de él cuando era un niño o un adolescente, no ha aparecido en ninguna foto actual.

Por lo que ha investigado, dejó de aparecer después de haber tenido un accidente, aunque no habían más detalles al respecto, la gente hacía sus teorías sobre lo que le ocurrió.

Muchos decían que sufrió un accidente, otros que se fue del país después de una fuerte pelea con su familia, y unos pocos decían que estaba muerto y su familia negaba su muerte.

Puede que inventaran todo eso para llamar la atención, porque su familia siempre ha aclarado que él estaba bien y vivo.

Pero bueno, no se haría ideas equivocadas sobre lo que leía, lo mejor era mostrar profesionalismo frente a la familia y dejar que le aclaren la situación para poder trabajar.

Cuando llegó a la casa para hacer la entrevista, fue recibido de inmediato por una mujer alta de cabello oscuro y bien arreglada.

La dueña de esa casa y la persona que lo contactó en primer lugar.

La saludó con respeto y la siguió hacia una oficina sin decir más nada, viendo al esposo de la mujer sentado en una de las sillas.

Se sentó y pudo notar la mirada del hombre endurecerse al verlo, cruzándose de brazos.

"Seremos directos contigo, queremos tu ayuda para que nuestro hijo vuelva a caminar. Ninguna persona que hayamos contratado ha tenido buenos resultados, esperamos que tú sí los tengas considerando tu impecable reputación"

"Bueno... Realmente no puedo prometerles nada ya que no sé la gravedad de su situación, pero les aseguro que haré lo posible por ayudar a su hijo"

La mujer entrecerró los ojos en su dirección, asintiendo y sacando un montón de papeles del escritorio.

"Eso esperamos, estaremos pendientes de su progreso en tus lecciones" Agarró un bolígrafo y se lo extendió, al igual que los papeles. "Aquí está toda la información que necesitas saber al igual que tu sueldo y las reglas de la casa, te agradecería que no rompas ninguna y respetes tus horarios"

Philza asintió y agarró los papeles, comenzando a leerlos con atención y firmando dónde se necesitaba.

Por ahora todo estaba en orden, son como cualquier otra persona que lo haya contactado antes.

Continuó leyendo y su concentración fue interrumpida al escuchar la puerta de la oficina abrirse, escuchando la voz de otro hombre preguntando si ya todo estaba listo.

Se dio la vuelta, observando a Spreen, el hijo mayor del matrimonio, y justo frente a él en una silla de ruedas, el hijo menor, Missa.

Lo miró con curiosidad por unos segundos, saludándolo con su mano junto a una pequeña sonrisa, confundiéndose al verlo nervioso y evitar su mirada.

Tal vez lo incómodo, era normal, no lo conocía.

Regresó su atención a los papeles para firmar lo que le faltaba, sin darse cuenta del sonrojo y la ahora atenta mirada de Missa sobre él.

Al acabar, sintió la mano de la mujer en su hombro, presentándolo con sus hijos como el nuevo psicoterapeuta de Missa.

Él solo le sonrió a ambos, confundiéndose otra vez al ver a Missa jugar nervioso con sus dedos y dedicándole una mirada tímida.

Tendría que anotar ese comportamiento, por lo que leyó, también sufría una fuerte ansiedad y ataques de pánico.

•—•—•—•—•—•—•—•—•—•—•—•—•—•—•—•—•

Chapter 2: •Primer día•

Chapter Text

•—•—•—•—•—•—•—•—•—•—•—•—•—•—•—•—•

Regresó a aquella casa al día siguiente con toda una lista preparada, empezaría lo más pronto posible con la rutina de rehabilitación de Missa.

Por lo que leyó en los papeles, él sí sufrió un accidente de jóven que le quitó la movilidad a sus piernas.

Pero, también había una mínima posibilidad de que pudiera caminar nuevamente, aunque no entendía como todas las personas que han contratado no han logrado ni un solo avance con él.

Sus padres y hermanos le han explicado que Missa tampoco ponía mucho de su parte en mejorar, siempre decía que no lo iba a lograr y que no valía la pena intentarlo.

Sin embargo... Había algo que no le convencía del todo respecto a los demás terapeutas que lo han intentado ayudar a lo largo de su vida, Missa no se veía cómodo con la mención de ellos.

Incluso, se atrevería a decir que parecía más triste de lo normal al recordarlos.

Eso no le gustaba.

Tocó la puerta y fue recibido en la entrada por Spreen, siguiéndolo hacia el patio e intentando ignorar la mala y fija mirada que le dedicaba.

No entendía por qué le tenía tanta rabia, desde el día que se presentó, no ha dejado de observarlo como si fuese lo peor del mundo.

Tal vez alguna mala experiencia con empleados o algo así, no estaba seguro, o solo era malhumorado con extraños que iban a su casa.

Suspiró y llegaron al patio de la casa, observando a Missa sentado en una de las sillas con un libro en sus manos.

Su silla de ruedas estaba a su lado, y aunque se veía tranquilo, aún así notó la mirada triste y apagada que mantenía.

Spreen se acercó a él y lo abrazó con suavidad, susurrándole algo en el oído y yéndose a los pocos segundos, haciéndole una seña de que los vigilaría.

Bueno, no le molestaba que viera los ejercicios que tenía preparado para él, mientras no interfiera o le diga cómo hacer su trabajo.

Saludó a Missa con respeto, sentándose en la silla junto a él y viendo como dejaba el libro a un lado para prestarle atención.

¿Tal vez tenía mucho calor? No entendía por qué su rostro enrojecía tanto de repente, no lo consideraba muy normal que digamos.

"¿Estás listo para qué empecemos con tu rehabilitación?" Preguntó con calma y le sonrió, viendo como jugaba nerviosamente con sus dedos y desviaba la mirada.

Se veía muy incómodo, hasta nervioso.

Missa miró sus piernas por unos segundos y luego al rubio, asintiendo despacio.

Solo esperaba que no fueran lecciones tan agotadoras y fuertes como las de sus anteriores terapeutas.

Philza le sonrió con suavidad y se arrodilló frente a él, agarrando sus manos y dándoles un pequeño apretón.

"Prometo hacer todo en mi poder para que recuperes la movilidad en tus piernas... Pero también necesito que me ayudes a lograrlo, ¿sí? Todo dependerá de ti, yo solo seré un apoyo"

Escuchó al de cabello oscuro tragar ruidosamente y encogerse de hombros, asintiendo.

"Bien, haré lo que pueda..." Murmuró y recibió unas palmaditas en el hombro, acomodándose con cuidado cuando le pidió que se recostara.

Así empezaron los primeros ejercicios, viendo como el rubio movía despacio sus piernas y las estiraba, repitiéndole en todo momento que lo hacía muy bien.

Aunque no podía sentir sus manos, sabía que su toque era suave y delicado, las palabras de apoyo también se sintieron muy lindas, lo tranquilizaron bastante.

Realmente se sintió mejor que con sus otros terapeutas, no sabía si era por qué Philza iba más lento y era más cuidadoso a la hora de tocarlo.

O por qué directamente sus demás terapeutas no sabían hacer su trabajo y trataban de apresurarlo, llegando incluso a lastimarlo por descuidarlo o forzarlo a hacer cosas que no podía hacer.

Fueron muy malas experiencias, pero con Philza se sentía diferente.

Lo único de lo que estaba seguro hasta ahora, era que esta vez sí quería esforzarse al máximo, no sentía que Philza fuera una mala persona que solo aceptó el empleo por el dinero de su familia.

Se veía que de verdad creía en él y quería ayudarlo a mejorar, aunque muy en su interior, sabía que no volvería a moverse o a caminar como antes.

Han pasado muchos años desde el accidente que tuvo y prefirió aislarse y hundirse en su depresión, sin ninguna esperanza en recuperarse.

Pero con Philza, sentía que su motivación estaba apareciendo y más fuerte que nunca.

Hizo una ligera mueca cuando terminaron, suspirando y recibiendo caricias en el cabello.

"Lo hiciste muy bien, te traeré algo de tomar y comer, después continuaremos con los demás ejercicios, si quieres puedes seguir leyendo tu libro mientras me esperas"

Missa asintió y lo vio irse dentro de su casa, dándose golpecitos en las mejillas a sí mismo al sentirlas ardiendo.

Debía controlarse, no podía arruinarlo con él en su primer día de rehabilitación.

Quería demostrarle que no estaba perdiendo el tiempo con él, que de verdad podía mejorar si se lo proponía.

Para impresionarlo y alegrarlo, más que nada.

•—•—•—•—•—•—•—•—•—•—•—•—•—•—•—•—•

Chapter 3: •Inseguridad•

Chapter Text

•—•—•—•—•—•—•—•—•—•—•—•—•—•—•—•—•

"¿Cómo te sientes hoy? ¿Tienes algún malestar o inquietud? ¿Algo qué quieras compartir conmigo?"

Preguntó tranquilo, ayudándolo a estirar sus piernas con cuidado y mirándolo con atención.

Por lo que leyó en los papeles que le entregó su madre, Missa tenía una gran depresión desde años y tampoco tenía sensibilidad en las piernas.

Y lamentablemente, era muy poco probable que pudiera recuperar tanto la sensibilidad como la movilidad, viendo sus exámenes médicos.

Pero aún así, no pensaba rendirse con él, si no lograba que pudiera caminar otra vez, al menos ayudaría a que pudiera superar su depresión y pueda vivir más felíz.

Notó un pequeño brillo en su mirada al verlo, viéndolo sonreír ligeramente mientras se acomodaba nervioso el cabello.

"Nada, supongo... Realmente no tengo muchas expectativas respecto a recuperarme, han pasado muchos años y nadie ha podido ayudarme" Bebió de su jugo cuando los ejercicios acabaron, sonrojándose apenas hicieron contacto visual.

Se sentía como un idiota, ya ha pasado que se ha sentido atraído por alguien, no tendría un hijo si no fuera así.

Pero por alguna razón, se sentía muy diferente con él y era lo que menos le convenía emocionalmente.

Philza era su terapeuta y la persona que lo ayudaría con su rehabilitación, y lo más importante es que era un profesional en su trabajo.

No cruzaría la línea de paciente-terapeuta y no lo vería con otros ojos si ese no fuera el caso.

¿Quién se fijaría en él, de todos modos? 

No era la misma persona que fue en un pasado, era más inseguro y estaba mentalmente acabado, sea su paciente o no, no lograría llamar su atención aunque lo intentara.

"No pierdas la esperanza, estoy seguro de que tendrás buenos resultados pronto" Le sonrió y acomodó nuevamente sus piernas para dar paso a los siguientes ejercicios. "Y cuéntame un poco de ti, ¿qué te gusta hacer? ¿Tienes algún pasatiempo?"

Missa solo se encogió de hombros y suspiró, pensando en qué decirle. Realmente no hacía nada en todo el día, no como antes.

Y los pasatiempos que tenía de más jóven los dejó después del accidente al sentirse horrible consigo mismo.

Dejó de cantar, bailar y tocar instrumentos, también dibujar y componer, entre otras cosas que le apasionaban.

Lo único que hacía actualmente, era estar en su silla de ruedas todo el día mientras recibía ayuda para hacer cosas básicas que debería hacer solo.

Era un completo inútil, no era ni la sombra de lo que alguna vez fue.

"Hey, hey, tranquilo... No tienes que llorar, perdóname por preguntar algo que no te gustó, no fue mi intención hacerte sentir mal"

Missa levantó la mirada al darse cuenta de que estaba llorando, quitando sus manos de sus muslos.

Inconscientemente los apretó y no pudo sentir nada, ni siquiera el dolor por la fuerza que usó.

No podía sentir sus propias piernas y eso solo lo ponía peor.

Sintió las manos del rubio en sus mejillas, limpiándole las lágrimas y abrazándolo con suavidad.

"L-lamento mucho que me veas así, sé que no me veo nada bien..."

"No, no, está bien... ¿Quieres un descanso para comer?"

Asintió y se limpió el rostro con su camisa, intentando calmarse cuando se separó del abrazo.

Quería que lo volviera a abrazar, se sintió lindo.

"Quiero mucho pollo frito"

"Umm... Por esta vez lo dejaré pasar, pero ya te he dicho que tienes que mejorar tu alimentación, tu dieta no es la mejor ahora mismo y necesitas fortalecerte" Le dio un par de caricias en sus mejillas, ayudándolo a sentarse correctamente y sonriéndole. "Volveré enseguida"

Asintió y observó como Philza caminaba dentro de la casa, maldiciéndose en voz baja y evitando llorar otra vez al quedarse solo.

¿Por qué tenía qué ser tan llorón? Ni una pregunta tan simple pudo responder.

¿Cómo esperaba mejorar si no podía hacer nada por su cuenta?

•—•—•—•—•—•—•—•—•—•—•—•—•—•—•—•—•

Chapter 4: •Ilusión•

Chapter Text

•—•—•—•—•—•—•—•—•—•—•—•—•—•—•—•—•

"¿Te sientes cómodo entrando a la piscina?" 

"Pues... No he entrado en años, ¿por qué lo dices?"

"Planeo empezar pronto con tus lecciones en el agua, pero no ahora, así que no te preocupes mucho" Lo dejó con cuidado en su silla de ruedas al finalizar con los primeros ejercicios, comenzando a llevarlo a las sillas cerca de la piscina "El agua es muy buena para la rehabilitación, le dará fuerza a tus piernas"

Missa se encogió en la silla no muy convencido, mirando con nervios la piscina a unos metros de distancia.

¿Sonará estúpido si le decía qué nunca aprendió a nadar? Tenía más de veinte años, sería humillante que a su edad nunca haya aprendido.

Más que nada porque nunca le interesó aprender, pero parecía que ahora era inevitable.

Se cubrió el rostro con sus manos para ocultar el sonrojo que apareció al verlo arrodillado frente a sus piernas, dando pequeños masajes y estiramientos.

Ni siquiera se había dado cuenta cuando comenzó.

No quería sonar raro o como un pervertido, pero tenerlo de esa forma lo ponía nervioso, estaba muy cerca.

Tenía que recordar que todo era por su bien, no lo estaba haciendo porque quería estar con él, Philza lo hacía porque era su trabajo y le pagaban por cuidarlo.

Todo era por obligación, solo era un trabajo más para Philza, solo otra persona discapacitada que requería rehabilitación y cuidados especiales.

Solo era un trabajo para él...

Se limpió los ojos al sentirlos húmedos por momentos, con Philza acabando por fin con los estiramientos y masajes.

"¿No sientes nada cuando te toco? ¿Picazón o alguna otra sensación?"

"No... Ni siquiera puedo mover los dedos de los pies"

Suspiró, observando con confusión como anotaba algo en una mini libreta y se sentaba a su lado, acariciando con suavidad su espalda.

"¿Quieres hablar sobre tu accidente? No quiero incomodarte o hacerte sentir mal como antes, solo me gustaría saber más sobre tu versión de los hechos y cómo te sientes... Quisiera saber más sobre tu vida y tus sentimientos"

Missa se tensó de repente al escuchar su pregunta, negando de inmediato con su cabeza junto a un ligero sonrojo.

Phil quería conocerlo, estaba interesado en saber de su vida... Pero no era lo mejor contarle.

Era muy humillante tener que contarle sobre su pasado, fue una persona horrible e irresponsable, no quería que pensara mal de él y se alejara.

Cerró con fuerza los ojos para intentar alejar esos pensamientos y recostó su cabeza sobre su hombro, suspirando.

"No quisiera hablar sobre eso ahora... ¿Puedes abrazarme, por favor?" 

Lo volteó a ver, sonriendo tímidamente al verlo asentir y sentir como lo rodeaba con sus brazos.

Su sonrisa solo lo cautivó más, relajándose en sus brazos fuertes y cálidos, le gustaría estar todo el tiempo del mundo en ellos.

Se atrevió a acurrucarse en su pecho unos segundos después, aprovechando la posición para recostarse más contra su cuerpo.

Tal vez Philza nunca se fijaría en alguien como él, pero eso no significaba que no podría intentar conquistarlo aunque todo estuviera en su contra.

Lo peor que podría pasar es que lo rechazara y puede que eso destruya la poca autoestima que le quedaba, pero siempre ha sido consciente de sus malas decisiones.

Recuperaría la sensibilidad y movilidad en sus piernas y caminaría nuevamente, esa era una de sus principales metas.

Y también, su meta sería mostrarse ante Philza como un hombre completo y no rígido que depende de todos.

La motivación necesaria la tenía gracias a su atención y cariño.

Y muy pronto, sería su amor el que lo motivaría más para querer vivir de nuevo su vida, solo tenía que conquistarlo.

•—•—•—•—•—•—•—•—•—•—•—•—•—•—•—•—•

Chapter 5: •Frustración•

Chapter Text

•—•—•—•—•—•—•—•—•—•—•—•—•—•—•—•—•

"Muy bien... Tú puedes hacerlo"

Se dio ánimos a sí mismo frente al espejo, respirando profundamente y colocando sus manos dónde reposaba sus brazos, comenzando a hacer esfuerzo para levantarse.

Nunca lo había intentado antes, pero ahora estaba motivado, de alguna forma tenía que levantarse y caminar.

Tenía que demostrarle a Philza de lo que era capaz de hacer gracias a él, para demostrarle todo lo que ha sido capaz gracias a su ayuda.

Sus brazos comenzaron a temblar por el sobreesfuerzo, levantando su cuerpo apenas un par de centímetros de la silla.

Pero la emoción no le duró mucho, sus brazos no resistieron más su peso y cayó en la silla, respirando agitado.

No pudo ni siquiera levantarse por completo de la silla, sus piernas continuaron pegadas en su lugar.

Gruñó y decidió hacer otro intento, agachándose para agarrar su pierna y dejarla en el suelo, haciendo lo mismo con la otra.

Con sus piernas fuera de la silla, debería poder levantarse aunque sea por unos segundos.

Hizo el intento nuevamente, dándose ánimos mentalmente mientras lograba separar un poco su cuerpo de la silla.

Pero no pensó mucho en lo que podría pasar, la silla de ruedas se acabó yendo hacia atrás y cayó al suelo, golpeándose los brazos y los codos.

Reprimió un pequeño grito de dolor e intentó alcanzar la silla antes de que se siguiera alejando, suspirando pesadamente cuando la vio chocar contra la pared lejos de él.

Eso definitivamente fue una mala idea.

Se miró en el espejo y solo sintió vergüenza al verse, tirado en el suelo sin poder moverse, como si fuera basura.

Vio nuevamente sus piernas rígidas y las lágrimas comenzaron a salir sin que pudiera evitarlo.

Se sentía horrible, como un fracaso, las únicas cosas en las que era bueno las abandonó, ya no era bueno en nada.

Ni siquiera para estar unos segundos de pie.

Sus músculos se tensaron cuando dio el primer golpe en una de sus piernas, no sintió nada.

Y eso solo lo hacía sentirse peor.

Poco a poco la tristeza se mezcló con frustración y cada golpe se llenó de rabia, intentando sentir o al menos lograr mover una de sus piernas por los golpes.

Un grito ahogado escapó de su garganta y las lágrimas comenzaron a salir con más intensidad, y con cada golpe, sus sollozos se volvían más fuertes. 

"¡No puedes seguir así!" Gritó, sintiendo cómo una mezcla de rabia y dolor lo invadía. Cada golpe era un ataque hacia sí mismo, un recordatorio de sus fallos, de lo que podría haber hecho diferente para no terminar de esa forma.

Cómo desearía no haber sido tan irresponsable y escuchar a sus padres y hermano cuando le advirtieron sobre sus malas decisiones.

Ahora estaba pagando por todas las veces que los trató mal e ignoró solo para continuar con sus locuras.

Los golpes se detuvieron de repente y acabó hecho bolita en el suelo, sollozando y gritando descontroladamente.

Quería caminar de nuevo, de verdad quería, ya estaba harto de estar en una silla de ruedas toda su vida.

Ni siquiera reaccionó cuando escuchó la puerta siendo abierta, ni con los gritos preocupados de su hijo al verlo tirado o con los brazos de su hermano levantándolo y revisando que se encontrara bien.

No estaba bien, se sentía vacío e inútil, totalmente inservible.

•—•—•—•—•—•—•—•—•—•—•—•—•—•—•—•—•

Chapter 6: •Afecto•

Chapter Text

•—•—•—•—•—•—•—•—•—•—•—•—•—•—•—•—•

"Tranquilo... Tus piernas estarán libres de moretones en poco tiempo"

Murmuró Philza mientras terminaba de pasar el hielo envuelto en un pañuelo por cada uno de sus moretones para bajar la hinchazón, acariciando su cabello con una pequeña sonrisa.

Pero aunque haya intentado animarlo, ninguno de sus intentos estaba funcionando, seguía muy decaído. 

Aparte deceso, no tenía mucho sentido la historia que le contó, haberse lastimado tanto por una pequeña caída no era normal, parecían más golpes hechos por alguien.

Y tampoco eran golpes muy suaves que digamos, tenía moretones grandes y oscuros que dolíancon solo verlos.

¿Será qué su familia lo maltrataba? O peor aún... ¿Se las hizo él mismo?

No tenía mucho sentido considerando que lo contrataron para ayudarlo y estaría bastante cerca de él.

Sin embargo... Si descubría que lo lastimaban, no dudaría en denunciarlos aunque sean su única familia.

Aunque a la vez, tampoco tenía sentido que hayan sido ellos, si abría la boca, eso arruinaría la reputación que tenían.

¿Entonces qué pasó? ¿Se golpeó a sí mismo hasta qué lo encontraron?

Frunció el ceño por su propio pensamiento y rodeó sus hombros con sus brazos, dejando que recostara su cabeza sobre su hombro al oírlo suspirar.

Esa pequeña acción se ha convertido en una pequeña rutina entre ellos, a Missa le gustaba estar recostado contra algo que no sea su silla de ruedas, lo ha visto hacerlo con su hermano y padres.

Y por alguna razón, sentía que lo hacía de forma distinta con él, no sabía por qué, solo se sentía diferente a cuando lo hacía con su familia.

"Me preocupé mucho por ti cuando tus padres me dijeron que te llevaron al hospital... ¿De verdad no quieres contarme lo qué pasó?"

"Ya te dije que me caí de mi silla nada más, por favor ya deja de insistir"

Philza suspiró, desde que llegó del hospital ha estado de esa forma, mucho más desanimado y triste.

Se notaba su tristeza en sus ojos y en su forma de hablar, hay algo más que no ha querido contarle, su historia se caía a pedazos al no tener ningún sentido.

Dio un par de caricias en su hombro y lo volteó a ver, suavizando más su mirada al atraparlo observándolo.

"Desde el primer día te he dicho que puedes confiar en mí, no te pido que me cuentes todo lo que te pasa si no quieres... Pero si alguien te está lastimando, no deberías guardártelo para ti solo, te lastimas más"

Se fijó muy bien en su reacción después de lo que dijo, viendo como dirigía su mano hacia su brazo para apretarlo.

"Nadie me está lastimando, de verdad..."

"¿Entonces quieres decirme lo qué de verdad pasó?"

Missa se mordió el labio, quería contárselo, pero no quería preocuparlo por su culpa, mucho menos que supiera su fracaso en levantarse.

Pero Philza sabía que la historia que le contó era mentira y no podría sostenerla por mucho tiempo, no quería que pensara que su familia lo estaba golpeando.

Respiró profundo para armarse de valor, bajando la mirada para evitar ver su reacción. 

"Me caí de mi silla intentando levantarme... No pude hacerlo y comencé a golpearme para intentar sentir mis piernas"

Confesó con los ojos aguados, topándose con sus ojos preocupados fijos en su dirección.

Eso es lo que se temía Philza, que haya llegado al punto de lastimarse a sí mismo, y quiénsabe por cuánto tiempo.

Solo esperaba que esa fuera la última y única vez que lo hacía, no permitiría que lo volviera a hacer.

Missa se sintió pequeño por su preocupación, de verdad se veía afectado por lo que le ocurrió.

Y lo esperaba, pero no creyó que se preocuparía tanto por él. 

Se sorprendió un poco cuando lo abrazó de repente, quedándose completamente quieto junto a un sonrojo en sus mejillas.

"Vas a estar bien, te juro que estaré para ti en todo momento y te devolveré la felicidad que perdiste hace años" Apretó un poco más el abrazo, acariciando su espalda. "No quiero que vuelvas a hacerte daño, por más mínimo que sea, ¿de acuerdo?"

Missa asintió de inmediato, correspondiendo poco a poco al abrazo y cerrando los ojos con tranquilidad al sentir una calidez en su pecho.

Ese hombre definitivamente ya le estaba devolviendo la felicidad sin saberlo.

•—•—•—•—•—•—•—•—•—•—•—•—•—•—•—•—•

Chapter 7: •Piscina•

Chapter Text

•—•—•—•—•—•—•—•—•—•—•—•—•—•—•—•—•

"Entonces... ¿Tienes un hijo? ¿De verdad?"

"Sí, pero he preferido mantener su existencia en secreto hasta que sea más grande, no quiero que se sienta acosado por la prensa estando tan pequeño... La gente es muy insoportable cuando consideran a alguien como famoso, son como parásitos"

Philza asintió comprensivo, metiendo de a poco las piernas de Missa en la piscina, teniendo cuidado de no asustarlo.

Aunque no se lo haya dicho directamente, podía notar el miedo de Missa cada vez que le mencionaba la piscina.

Evitaba el tema cuando quería explicarle todo el proceso y beneficios de estar en el agua, abrazándose a sí mismo al estar demasiado cerca de la orilla.

Le tenía miedo al agua, de eso estaba seguro.

Soltó sus piernas cuando el agua llegó hasta sus rodillas y luego se metió en la piscina, notando sus ojos fijos en él y en el agua.

Sonrió para tranquilizarlo, agarrando su mano con firmeza y dándole un suave apretón.

"No te asustes, estaré todo el tiempo contigo en el agua y prometo que no te soltaré, ¿listo?" Dirigió su otra mano hacia su cintura al verlo asentir nervioso, atrayéndolo hacia su cuerpo y metiéndolo de un salto en la piscina.

De inmediato Missa se aferró con fuerza a su cuerpo, ocultando su rostro en su hombro y temblando.

Philza le susurró palabras dulces y le acarició el cabello para calmarlo, sosteniéndolo con firmeza por la cintura y moviéndolo despacio para que sus piernas se movieran gracias al agua.

Poco a poco Missa comenzó a calmarse, alejando su rostro de su hombro y recibiendo de inmediato halagos por su valentía, haciéndolo sonrojar.

Sus piernas de verdad se estaban moviendo en el agua, manteniéndose estiradas y cambiando conforme el rubio las movía.

Sonrió aún ligeramente nervioso y aprovechó para abrazarlo con más fuerza, cerrando los ojos y relajándose con el sonido del agua.

Le gustaba sentir sus manos en su cuerpo, aunque también le gustaría poder sentirlas en sus piernas.

Pero eso no sería posible... Al menos esperaba que no por ahora, todo sería poco a poco, empezar con los ejercicios en el agua era un gran paso, ya que según las palabras de Philza, sus piernas se fortalecerían cada día, por más pequeño que sea el progreso.

Un avance seguía siendo un avance.

"¿Quieres contarme más sobre tu hijo? Lo he visto solo una vez y me gustaría saber más sobre él, parece un buen niño"

Missa se acurrucó más cerca de su cuello y dejó escapar un sonidito afirmativo, sintiendo sus mejillas calientes por toda la cercanía.

¿Estaba mal aprovecharse de sus lecciones y miedo para tener más contacto físico con él?

Si estaba mal, no le importaba, quería seguir abrazándolo y sentir la calidez de su cuerpo.

•—•—•—•—•—•—•—•—•—•—•—•—•—•—•—•—•

Chapter 8: •Indirectas•

Chapter Text

•—•—•—•—•—•—•—•—•—•—•—•—•—•—•—•—•

"¿Estás casado o estás saliendo con alguien de pura casualidad?"

Agarró su mano y recostó su cabeza en su hombro, maldiciéndose mentalmente por lo directo que estaba siendo.

Se suponía que la pregunta tendría que ser sutil y no tan directa, pero no salió como esperaba, principalmente porque entró en pánico.

Pero bueno, ¿qué se le va a hacer? Ya hizo la pregunta y no podía cambiar nada.

Philza negó con su cabeza y le dio unas palmaditas en la espalda, separándolo poco a poco.

"No estoy casado ni estoy saliendo con alguien, pero tengo una hija pequeña"

Missa sonrió sin poderlo evitar, mirándolo con un brillo de completo interés en sus ojos.

Guapo, bueno, con buen trabajo, soltero y padre amoroso de una niña, ¿qué más podría pedir?

Quería casarse con ese hombre.

"Pues... Yo tampoco tengo pareja y también tengo un hijo, que coincidencia"

Jugó con sus dedos y le sonrió, emocionándose internamente al verlo sonreírle devuelta.

"Oh, cierto, al parecer tenemos eso en común" Dejó escapar una ligera risa de sus labios, ayudándolo a regresar a su silla de ruedas. "¿Quieres comer algo? Debes estar cansado por todo lo que has hecho hoy, hiciste un gran trabajo"

El de cabello oscuro puso los ojos en blanco por su respuesta, se suponía que debía captar la indirecta.

Aunque ahora que lo pensaba mejor, ¿era muy difícil de entender? En su mente sonaba mejor.

Y en su defensa, no sabía coquetear, normalmente las personas se acercaban a él queriendo ligar y estaba bien con eso.

Pero con Philza debía empezar a coquetearle porque claramente él no lo haría... O tal vez debía declararse y no perder más tiempo con coqueteos.

Da igual, lo que ocurra primero.

Ya llevaban un poco más de tres meses conociéndose, creía que era suficiente tiempo para que haya desarrollado aunque sea un tipo diferente de cariño.

No sabía cómo trabajaba un terapeuta con sus pacientes y le gustaba creer que Philza era así de cariñoso porque gustaba de él.

Tendría que averiguar más y ser un poco más discreto para no dejarse mucho en evidencia por ahora.

Tampoco quería espantarlo.

"Y... ¿Qué te gusta de una persona?"

Lo detuvo antes de que se fuera, sosteniéndolo del brazo y mirándolo.

El rubio alzó una ceja y regresó, sentándose a su lado.

"Supongo que lo principal es que sea una persona buena y cariñosa, aunque realmente nunca he pensado en salir con alguien y tampoco es que me fije mucho en eso" Se encogió de hombros, acariciando su cabello, eso también era algo que comenzó a hacer seguido. "¿Y a ti?"

"Me gustan mucho los terapeutas rubios y de ojos azules"

Cerró su boca de inmediato después de decir eso, sintiendo su rostro ardiendo al ver su mirada sorprendida.

Demasiado directo, solo le faltó decir su nombre, pero al parecer eso sí lo captó, podía notar un suave rubor en sus mejillas.

Su corazón comenzó a latir con fuerza cuando tomó sus manos entre las suyas, mirándolo a los ojos con emoción y nervios.

¿Se le iba a declarar o ya estaba alucinando?

Esperaba que lo primero.

"Estoy seguro de que pronto encontrarás a la persona adecuada que te hará felíz, te lo mereces"

Se quedó en silencio, viendo como deshacía el agarre en sus manos y se alejaba de él, pidiéndole a uno de los empleados de la casa que por favor hicieran la comida.

Él solo se quedó quieto en su lugar, observando sus manos y encogiéndose desanimado.

Claramente no captó nada... ¿O fue un rechazo indirecto?

•—•—•—•—•—•—•—•—•—•—•—•—•—•—•—•—•

Chapter 9: •Beso•

Chapter Text

•—•—•—•—•—•—•—•—•—•—•—•—•—•—•—•—•

"¿No quieres empezar a usar el flotador y nadar por tu cuenta? Podría ayudarte más"

Ladeó su cabeza y sintió como su agarre se afirmaba sobre su cuerpo, murmurando un claro "no" en su oído.

Mentiría si dijera que no estaba un poco incómodo después de la pequeña conversación que tuvieron hace días.

Sus pacientes nunca se han enamorado de él a lo largo de su carrera, o al menos no que se haya dado cuenta, no sabía cómo reaccionar o cómo actuar ante una situación así.

¿Debería dejarle en claro qué no sentía nada más qué cariño por él?

No quería lastimarlo, ya tenía suficientes problemas emocionales como para sufrir un rechazo cuando por fin se estaba abriendo con alguien en años.

Pero tampoco quería darle falsas esperanzas, ilusionarlo y romperle el corazón solo va a empeorar su ánimo.

"Missa... ¿Podemos hablar?" Murmuró nervioso, poniéndose tenso al no recibir ninguna respuesta.

¿Será qué ya sabía lo qué quería decirle?

Se quedó completamente quieto al escuchar un suave ronquido en su oído, dejando escapar el aire que había estado reteniendo sin darse cuenta.

Solo se quedó dormido, eso estaba bien.

Dirigió sus manos hacia su cintura y lo sacó de la piscina, saliendo después y levantándolo en sus brazos para llevarlo a las sillas cerca de la piscina.

En el tiempo que llevaban conociéndose, nunca ha visto una expresión tan relajada y contenta como la que tenía ahora.

Le daba mucha pena tener que decirle la verdad.

Agarró las toallas después de dejarlo en una de las sillas para que se pudiera recostar, tocando su mejilla con su mano.

No quería herirlo, pero tenía que ser sincero con él.

Le dio un par de palmaditas en la mejilla y lo llamó con suavidad, viendo como poco a poco abría sus ojos después de unos segundos.

"Hey... Te dormiste durante los ejercicios" Dejó la toalla en sus manos para que se secara, haciendo lo mismo con la suya. "Quiero que hablemos de algo importante"

Missa solo parpadeó aún con sueño, dejando caer su cabeza sobre su hombro y abrazándolo como si fuera un peluche.

"Antes de que digas algo... Solo quería agradecerte por todo lo que has hecho por mí estos meses. Gracias a ti estoy recuperándome y soy más felíz... Más bien, me haces felíz, estoy seguro de que tú viniste a salvarme"

Philza solo se quedó en silencio, observando la enorme y radiante sonrisa que le dedicaba.

Y se sintió muy mal al tener que borrar esa linda sonrisa de sus labios.

Abrió su boca para hablar, siendo callado por el dedo de Missa.

"Déjame terminar" Hizo un pequeño puchero y dirigió sus manos hacia sus mejillas. "Me has gustado desde el primer momento que llegaste, has sido diferente a todos los terapeutas que he tenido y solo quería decirte que has cambiado mi vida para mejor... Espero poder ser esa persona buena y cariñosa que no buscabas, pero que quieres a tu lado"

Y sin esperar una respuesta de su parte, lo atrajo hacia él y enredó sus brazos en su cuello, juntando sus labios en un beso.

Y Philza, no supo cómo reaccionar ante eso.

•—•—•—•—•—•—•—•—•—•—•—•—•—•—•—•—•

Chapter 10: •Confusión•

Chapter Text

•—•—•—•—•—•—•—•—•—•—•—•—•—•—•—•—•

"¿Cómo está el progreso en la rehabilitación de Missa?"

"Está dando buenos resultados, señora. Sus músculos se fortalecen cada día más y si sigue así, podrá tener una operación para recuperar la sensibilidad y seguido de eso, la movilidad"

La mujer asintió y sonrió, pidiéndole que se retirara, no sin antes agradecerle por todo lo que estaba haciendo.

Definitivamente ahora se sentía peor con sus agradecimientos, Missa lo besó, se besó con su paciente y su familia seguía pensando que era un profesional.

No podía ser un profesional si no respetaba a su paciente, no podía cruzar esa linea de confianza.

Salió de la oficina y respiró profundo antes de ir a la sala de la casa.

Según las palabras de sus padres, han podido notar como Missa ha mejorado emocionalmente, ha estado mucho más animado y contento desde que empezó con la rehabilitación.

Su rostro y ojos tenían más color, estando casi todo el día sonriente y buscando que hacer para ayudar en la casa aunque se le dificultara.

Se sentía horrible al pensar que su enamoramiento era la causa principal de su rápida mejoría... Y que no podría corresponderle de la misma forma.

Cuando Missa lo besó, no dijo nada y solo se quedó junto a él, no tuvo la valentía para decirle la verdad, mucho menos después de verlo tan felíz y emocionado.

Al llegar a la sala, observándolo sentado en el sofá con un niño rubio a su lado, aferrado a su costado y leyendo en voz alta el contenido de un libro infantil.

Era la primera vez que lo veía tan de cerca, era casi idéntico a Missa, tenía sus mismos rasgos y sonrisa, lo único diferente era su cabello y su color de ojos.

El niño fue el primero en verlo, saludándolo con un grito y levantándose del sofá para ir hacia él, caminando como si fuera un pingüino.

Philza sonrió un poco nervioso cuando Missa lo saludó, viendo con diversión como el pequeño rubio lo detallaba con atención, para luego aferrarse con fuerza a su pierna.

Bien, no esperaba eso.

"¿Tallulah puede venir a jugar?"

Mucho menos eso.

Dirigió su mirada hacia Missa buscando una explicación, sonrojándose ligeramente al ver su mirada tan brillante.

Ahora tenía pensamientos intrusivos por su paciente, se quería matar-

"Los dos estudian juntos, Chayanne me dijo que te vio recogerla de la escuela y como sabe que trabajas aquí, quiere invitarla a jugar"

"Oh... ¿Pero no habría problema con tus padres? Quiero decir-" Respiró profundo, no debería ponerle tan nervioso que la conociera. "No fui contratado para traer a mi hija"

"No te preocupes, yo me encargo de eso, tú solo tráela a jugar"

Asintió derrotado, sintiendo como si se le bajara la presión cuando lo vio hacerle señas para que se acercara, caminando con un poco de dificultad por Chayanne.

Cuando estuvo frente a él, Missa lo tomó por la barbilla, dejando caricias y un beso demasiado cerca de sus labios.

"¿Empezamos con las lecciones?"

Se dio la vuelta e intentó calmarse, pero su rostro ardía y su corazón estaba latiendo demasiado rápido, tanto que no era normal.

No consideraba como algo normal sentirse de esa forma con él. 

Cuando logró calmarse lo suficiente, cargó a Missa en sus brazos y lo ayudó a sentarse en su silla de ruedas, llevándolo hacia el jardín. 

Tenía que buscar el momento correcto para decirle la verdad, no podía hacerlo ahora con Chayanne siguiéndolos como patito a sus padres.

No es como si estuviera buscando excusas para evitar el tema, claro que no...

•—•—•—•—•—•—•—•—•—•—•—•—•—•—•—•—•

Chapter 11: •De pie•

Chapter Text

•—•—•—•—•—•—•—•—•—•—•—•—•—•—•—•—•

"Pronto tendrás una operación, una que podría marcar el comienzo de tu recuperación total" Dijo Philza con una sonrisa, terminando los pequeños estiramientos en sus piernas. "Estoy hablando con un amigo que trabaja en el hospital, alguien de confianza. Estoy haciendo todo lo posible para que te pongan como prioridad en la lista de espera"

Missa lo miró en silencio, sin creerse lo que acaba de escuchar. 

"¿Y eso… me ayudará a volver a caminar?"

Philza solo aumentó más su sonrisa, acariciando con suavidad su cabello.

"No voy a mentirte, porque mereces la verdad... Existen posibilidades reales de que no funcione, todo depende de qué tan grave fue el daño en tu médula. A veces, incluso con cirugía, el cuerpo no responde como esperamos"

"Oh..."

Bajó la mirada desanimado, pero rápidamente sintió sus manos en sus mejillas, levantando su rostro para verlo a los ojos.

"Tú eres fuerte, Missa. Tienes mucha fuerza y yo creo que vas a volver a caminar. No quiero que te rindas, ¿de acuerdo? Nada de pensamientos negativos, prométemelo"

Missa asintió, sintiendo sus ojos aguados de la emoción.

¿Cómo no iba a creerle a ese hombre? Parecía un ángel caido del cielo con el sol golpeándolo por detrás.

Sus mejillas se sonrojaron y sus manos giraron su rostro hacia otro lado, notando unas barras paralelas instaladas allí.

Missa se quedó mirándolas confundido por un rato, eran el tipo de barras que usaban las personas en proceso de rehabilitación para volver a caminar.

Philza se dio cuenta de su expresión y le apretó suavemente la mejilla de forma juguetona.

"Vamos, quiero mostrarte algo"

Philza movió su silla de ruedas hacia allá y se colocó a su lado, tomando su mano como apoyo.

Pero Missa sintió una calidez bastante reconfortante solo con ese gesto.

"Hoy vas a intentar ponerte de pie, la última vez que lo intentaste estabas solo y... bueno, no terminó de la mejor manera" Hizo una ligera mueca, pero la reemplazó con una sonrisa. "Pero esta vez es diferente, has mejorado mucho desde entonces. Estás más fuerte y sobre todo, no estás solo, estoy aquí para ti, no voy a dejar que te hagas daño"

Missa bajó la mirada nervioso y se frotó el brazo de forma inconsciente. Su respiración poco a poco se volvió más lenta, casi temblorosa.

"¿Y si me caigo...?"

"Entonces estaré justo aquí para atraparte, no dejaré que te pase nada... Confía en mí" Respondió con firmeza, mirándolo directo a los ojos y acariciándole el brazo para reconfortarlo. 

Con cuidado, lo ayudó a que sus pies tocaran el suelo y Missa estiró los brazos, tanteando el aire hasta que sus manos se aferraron a las barras.

Sus dedos se cerraron con fuerza en las barras y sus nudillos se pusieron blancos por el esfuerzo y los nervios.

Inhaló profundamente y con un suave empujón de Philza en su espalda como apoyo, comenzó a impulsarse hacia adelante.

Sus músculos temblaron y sus brazos soportaron todo el peso de su cuerpo. Pero lo logró, se incorporó lentamente, hasta que estuvo completamente erguido.

Estaba de pie.

No por completo por sí solo, pero aún así estaba de pie.

Y por un momento, eso fue suficiente.

Sintió su respiración agitarse por el esfuerzo junto al sudor formándose en su frente, pero eso no le importaba, se enfocó en otra cosa mejor.

Porque cuando giró ligeramente la cabeza, escuchó aplausos detrás de él. Philza le aplaudía con una sonrisa enorme, como si acabara de lograr algo increíble.

Y de hecho, así era.

Una gran sonrisa se dibujó en el rostro de Missa, no recordaba la última vez que había estado en esa posición, con la espalda recta y los pies en el suelo, de pie.

Pero sus piernas seguían sin responderle y mantenerse erguido le exigía muchísimo esfuerzo en los brazos, que ya comenzaban a dolerle y a temblar.

Philza lo notó y se apresuró a sostenerlo con ambos brazos, ayudándolo con cuidado a regresar a su silla de ruedas.

Siempre tan lindo y atento. 

"¡Lo hiciste increíble! Estoy tan orgulloso de ti, Missa" Exclamó con entusiasmo, rodeando su cuerpo en un abrazo. "Sabía que podrías hacerlo"

Missa no pudo evitar ruborizarse, cada palabra, cada sonrisa, lo llenaba de una gran calidez, una que hacía que su corazón se acelerara con rapidez.

De verdad quería casarse con ese hombre.

Antes de que Philza lo acomodara por completo en la silla, Missa se inclinó hacia adelante y su rostro se acercó al de Philza, y sin pensarlo demasiado por la emoción, lo besó.

Solo fue un roce suave, pero lo disfrutó como nunca.

Y si Philza no se apartaba, si permitía que ese beso ocurriera, significaba que él también sentía lo mismo.

¿Cierto?

•—•—•—•—•—•—•—•—•—•—•—•—•—•—•—•—•