Chapter Text
Harry y Ron estaban con su grupo de aurores en Selwyn Manor.
Después de la guerra, muchos mortífagos huyeron del país y, aunque pusieron órdenes de captura internacional, todavía no habían conseguido detener a los culpables.
Los hermanos Lestrange, Crabbe sr., Goyle sr., los hermanos Selwyn y muchos otros…
Por ese motivo, los aurores frecuentaban todas las mansiones, expropiadas por el Ministerio, para encontrar alguna pista que delatara el paradero de los mortífagos.
— ¡Nada! ¡Cada mes vamos aquí y no encontramos nada! — masculló Ron dando una patada a un árbol de la finca.
Harry entendía el odio de Ron hacia los mortífagos. Su hermano Fred había sido asesinado por uno y su hermano Percy torturado por otro. Quería ver a los torturadores de su hermano mayor en la cárcel o muertos, por suerte, el asesino de Fred también murió en la guerra.
— La semana que viene, volveremos a peinar la mansión. — ordenó su superior. — Debemos investigar de forma más exhaustiva la próxima vez. De todas formas, pediré al Ministro que me permita interrogar a los mortífagos o a las familias que tenemos en prisión.
Harry y Ron sabían el verdadero significado de la palabra interrogar, torturar. Y ese era el motivo por el que Kingsley se negaba. No quería que su régimen cometiera las mismas atrocidades que los mortífagos.
Ron y Harry se aparecieron en la Madriguera.
— ¡ALLÍ NO HAY NADA! ¡NADA! ¡NO SÉ POR QUÉ PERDEMOS EL TIEMPO SIGUIENDO BUSCANDO! — masculló Ron tras patear varios muebles.
Por suerte, Harry insonorizó la habitación. Si no, ya tendrían a la señora Weasley subiendo las escaleras y preguntando qué ocurre.
— Estamos en un callejón sin salida. — susurró Harry pasando las manos por la cara.
— ¿Crees que es buena idea interrogar a las familias de los mortífagos y mortífagos encarcelados? — preguntó Ron.
— Ya lo hemos hecho y no sirvió de nada. Ni siquiera con Verity, nuestra cuñada.
Verity era la hija del mortífago Treachery Selwyn, se casó con Fred poco antes de su muerte.
Ambos fueron a ducharse y bajaron a comer con los señores Weasley.
— Esta noche he invitado a cenar a toda la familia. — anunció Molly.
— ¿Celebramos algo? — preguntó Ron. No era el cumpleaños de nadie.
— No, pero no es necesario celebrar algo para juntarnos todos. — le corrigió ella.
— Simplemente queremos ver a nuestros nietos, ahora que Charlie ha regresado con Iggy de Rumanía a pasar unas semanas de vacaciones aquí. — explicó Arthur.
— Queremos ver a los trillizos.
…..
Estaba a punto de anochecer.
Teddy Lupin jugaba con los primos Weasley y con Harold Granger bajo la atenta vigilancia de los adultos.
Molly estaba encantada de ver a la pequeña Dominique en brazos de su madre, quien la amamantaba; Bill sentado a su lado le echándole un ojo a Victoire.
Harry se encontraba apartado con Ron y Hermione charlando de sus cosas. Todavía tenían esa pequeña costumbre, a la cual se había añadido Ginny.
— No deberíamos contároslo porque es información confidencial de la Oficina de Aurores. Pero, da igual. Total, estamos en un callejón sin salida. — susurró Harry.
— Sí. Así que, si no queréis meternos en problemas, mantened la boca cerrada. — les avisó Ron, aunque sólo miraba a su hermana.
— Que sí, Ron. No te preocupes. Ya no soy una cría. — respondió con fastidió Ginny.
— Otra vez hemos registrado las diferentes mansiones que el Ministerio embargó a los mortífagos y no hemos encontrado nada. — explicó Harry.
— Nuestro superior quiere pedir permiso a Kingsley para interrogar a los aurores. — siguió Ron.
— Ya sabemos lo que es interrogar para el auror Debbles. — bufó Hermione. — Por suerte, Kingsley se negará. Si torturamos y extorsionamos a los mortífagos presos y a sus familias, no seremos mejores que lo que ellos hicieron durante la guerra.
— Quizás haya sitios importantes en las mansiones que no exploramos o no hemos encontrado. — susurró Harry.
— Podríamos pedir a un Slytherin que conozca esas mansiones que colabore, pero muchos están en Azkaban o se negarán, por rencor. — masculló Ron.
— Verity está ahí y es Slytherin. Además, se crio en Selwyn Manor. ¿Por qué no le pedís a ella que colabore? — preguntó Ginny.
— Porque siempre que le hemos sacado el tema, responde con evasivas o de mala manera. — contestó su hermano.
— Normal, le preguntáis de una manera que parece que sea ella la criminal o su familia. Si vosotros os enfadáis si hablan mal de vuestra familia, ella también. — les reprochó Hermione.
— Mujer, su padre, sus tíos y su primo fueron mortífagos. — le recordó Harry.
— Pero habláis con ella de su familia que no es agradable de oír… como si ella tuviera la sangre contaminada por ser de esa familia… y puede que odie a sus padres y tíos, pero ama a su madre, tías y primos… y no los tiene cerca para que vean cómo crecen sus hijios. — respondió Hermione.
— Selwyn y Parkinson están en Azkaban y se cree que las señoras Parkinson y Selwyn huyeron y que sus hijos las ayudaron. — pensó Ginny.
— Eso nunca quedó demostrado. — le recordó Harry.
— Podéis pedirle a Verity que colabore, pero tratando el tema con su familia con tacto. — recordó Hermione.
— Sí, pero, ¿te gustaría dirigir tú la conversación? No eres auror, pero de mujer a mujer, quizás se abra más. — le pidió Harry.
— Y no la cagaste tanto con el tema de su familia como nosotros. — le recordó su novio.
— Está bien. — sonrió Hermione.
Todos se acercaron con su familia y se sentaron a vigilar a los niños.
Estuvieron un rato en silencio hasta que Hermione le preguntó a Verity.
— ¿Es muy diferente el ambiente entre la Madriguera y cualquier mansión sangre pura?
— Totalmente opuestos. La Madriguera es mucho más familiar, mientras que cualquier familia de la élite es más fría y más protocolaria. — respondió Verity sin dejar de mirar a sus hijos, Fred la dejó embarazada de cuatrillizos antes de morir. — ¿Por qué lo preguntas?
— No, porque en algunas cosas me recuerdas a Sirius Black. Tenéis mucho en común.
— Él mismo me lo dijo cuando coincidimos en la Orden del Fénix y todos los que le conocían a él también. Pero yo, sí tenía una buena relación con mi madre.
— Sí, Patricia Selwyn. Se casó con su tío. El hermano de su padre. — recordó Hermione en voz alta, sin darse cuenta.
— Sí, como su cuerpo había quedado quemado por el fuego maldito tras en el incendio que murieron sus padres; nadie quería casarse con ella. Ya sabes lo misóginos que son… y su tío Treachery se casó con ella. — contó Verity. — Ni siquiera supo lo que era enamorarse.
— Es inimaginable lo que sufrió tu madre.
— No sé si alguna vez supo que sus tíos, entre ellos su esposo, eran los asesinos de sus padres…
— Quizás, escuchara alguna conversación a escondidas y huyó, como tú.
— Hermione, si ese hubiera sido el caso, se habría puesto en contacto conmigo o me habría dejado un mensaje. No habría estado tan escondida sin decirme algo, aunque con eso pusiera en peligro su seguridad. Sé que ha fallecido, aunque no se haya encontrado el cuerpo. — Verity la miró, hasta ese momento había estado hablando sin quitar la vista de sus hijos.
— Entiendo… los aurores tendrán que seguir buscando. ¿Dónde estaban los cuerpos de tus abuelos? Si se me permite preguntar.
— En la Torre Selwyn.
— ¿Qué torre? Hoy hemos ido a registrar Selwyn Manor en búsqueda de pistas sobre donde están tus tíos y no había ninguna torre. — se sorprendió Ron.
— Eso es muy extraño. La Torre Selwyn es una torre que ordenó construir mi abuelo, el padre de mi madre y hermano mayor de los Selwyn, para poder hacer sus investigaciones de astronomía. ¡Le encantaba! Esa afición la compartía con mi madre y la tía Pamela, la madre de Pansy. Fue allí donde murieron el abuelo Levin y la abuela Carysse. Toda la familia conocía esa afición de mi abuelo por la astronomía. Así que, mis tíos incendiaron la torre y solo quedó el edificio quemado y nadie se acercaba. Si no lo derrumbaron en un ataque, debería seguir en pie. Estaba más alejado de la mansión, en un pequeño bosque que hay dentro de los terrenos de la propiedad. — respondió confundida.
— No había restos de ningún edificio, ni ruinas y mucho menos un pequeño bosque. Solo unos pocos árboles. — comentó Harry.
Verity le miró como si estuviera diciendo alguna estupidez.
— Suena a como si hubieran hecho un fidelio. Así es como se veía la Madriguera cuando pusimos el fidelio para la boda de Bill y Fleur.
Todos se giraron hacia Ginny.
— ¿Pero si han puesto un fidelio? ¿Quién y por qué? — se preguntó Harry en voz alta.
— ¿Le pedimos permiso a Kingsley para hacer una segunda inspección enseguida? — le preguntó Ron.
— Sí, ¿te gustaría acompañarnos? — le preguntó Harry a Verity. — Imagino que conocerás esos terrenos mejor que cualquiera.
Verity asintió.
Hermione le susurró a su novio y a su mejor amigo.
— ¿Veis lo que pasa cuando se mantienen conversaciones civilizadas sin acusar a nadie de ser un terrorista sólo por su sangre o casa de Hogwarts? Se consiguen avanzar grandes pasos.
— Por eso eres la inteligente del grupo. — le contestó Harry.
Harry y Ron estaban contentos de haber podido mantener una conversación sobre la guerra sin llegar a los gritos con su cuñada.
Notes:
Iniciamos nuevo fic.
Espero que os guste :)
Hasta la próxima
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Harry y Ron no tardaron en pedir un permiso al Ministro Shacklebolt para poder volver en una misión especial a Selwyn Manor con la compañía de Verity Weasley, su cuñada y miembro de la familia Selwyn.
Kingsley dio la autorización de inmediato y añadió otros miembros de la Oficina de Aurores para acompañarles en la expedición. Marcus Williamson, su mano derecha, y otros aurores expertos en Artes Oscuras, porque al entrar en una mansión de antiguos mortífagos era muy probable que hubiera artefactos de magia oscura. Harry y Ron pidieron que también fuera Hermione, como antigua miembro de la Orden del Fénix (y su compañera de aventuras), pero Kingsley se negó. Hermione no era una auror y ya no estaban en guerra, no podían poner a civiles en peligro. Bastante tenían con poner a una civil en la misión. Williamson fue el líder de la expedición.
— Debemos estar atentos. — ordenó Williamson al resto de aurores. — Posiblemente haya mortífagos escondidos o artefactos de magia oscura. Por lo que, estén atentos. En caso de peligro, nuestra principal prioridad será proteger a la civil.
Todos asintieron, algunos no estaban conformes con la presencia de una familiar de mortífagos, pero como era una orden, no podían negarse.
Verity entró en los terrenos de la mansión acompañada de los aurores.
La verdad es que le traía muchos recuerdos volver a Selwyn Manor. Algunos eran buenos, otros malos. La mayoría buenos eran relacionados con sus primos, la mayoría de malos estaban sus tíos y recuerdos agridulces con sus padres y tías.
— La Torre Selwyn está en esa dirección. — señaló Verity hacia el oeste.
Todos se dirigieron hacia allí con la varita en alto y en alerta por si había la presencia de enemigos.
Llegaron a los confines del jardín donde había unos árboles.
— En teoría, tendría que estar en esa dirección. Hay un camino que conduce hacia allí. — explicó Verity.
— Bien. — Marcus Williamson sacó su varita. — Hay un hechizo con magia ancestral que sirve para localizar si hay un fidelio. Dumbledore se lo enseñó a Kingsley y Kingsley me lo enseñó a mí. Lo único que se necesita hacer es lanzar el encantamiento en dirección al lugar donde está. Por eso, no se suele hacer y es bastante desconocido. Porque para hacerlo, hay que saber que en ese lugar hay un fidelio, pero normalmente los que ya lo saben son aliados de las personas que se esconden y no necesitan usar ese hechizo.
Williamson sacó su varita y pronunció unas palabras en un idioma desconocido.
Un hilo dorado salió de su varita hacia adelante.
— Hay un fidelio. — confirmó.
Harry y Ron suspiraron. Debían prepararse para un nuevo escrutinio.
— Bien. En el momento que crucemos los límites del fidelio, el hechizo se romperá y el guardián lo notará. No sabemos si dentro hay antiguos mortífagos, si hay rehenes, objetos de Artes Oscuras, etc. Por lo que, no bajen la guardia. — ordenó Williamson. — yo me quedaré con la señora Weasley a la retaguardia y me hago cargo de su protección, ustedes adelántense. Les recuerdo que es posible que se aparezca el guardián del secreto de este fidelio, estén también atentos para luchar contra un posible enemigo. Si ese es el caso, señora Weasley, — Marcus se dirigió sólo a Verity — deberá desaparecer a un lugar seguro.
Verity iba a replicar. Quería formar parte de la expedición. Al fin y al cabo, estaban en su casa y era su familia. Pero sabía que la Orden del Fénix estaba disuelta y ella no era una auror. Sólo una viuda y madre soltera que trabajaba en un orfanato. Por lo que, asintió.
Todos dieron un paso hacia adelante. Notaron una sensación extraña. Porque estaban cruzando la barrera del fidelio. También notaron cómo los hechizos en el ambiente la rompían.
A partir de ahí, todos vieron que el bosque era mucho más espeso, con una torre chamuscada en el centro y un caminito que conducía a ella.
Todos los presentes se taparon la nariz.
¿Qué era ese olor?
¡Qué peste!
¡Olía a putrefacción!
— No olviden las órdenes. — recordó Williamson poniéndose al lado de Verity.
Los aurores se taparon la nariz con un hechizo que filtraba los malos olores e iniciaron el camino hacia la torre.
Cuando llegaron, los aurores se pusieron a los lados de la puerta con la varita en mano y la abrieron con un hechizo. Entraron a toda velocidad.
Kingsley y Williamson habían depositado el segundo mando a Harry por ser el auror con más rango que solicitó dicha misión. El auror Potter se encargó de dividir a los aurores entre las diferentes plantas. Él iría con Ron y revisarían el último piso. Subieron las escaleras hasta allí. Se colocaron cada uno a ambos lados de la puerta con la varita en mano. Asintieron y cuando estuvieron listos abrieron la puerta de una patada.
Delante de ellos había tres esqueletos en proceso de descomposición.
¡Era ese el origen del mal olor!
¿Cuánto tiempo llevaban allí?
Harry y Ron tuvieron una arcada, luego, otra. Dieron unos pasos hacia atrás y vomitaron.
Los aurores de abajo debieron oír ruido porque subieron a toda velocidad hacia donde estaban. También quedaron en shock al ver los cuerpos. Algunos gritaron, otros vomitaron y uno de ellos mandó un patronus a Williamson dándole el reparto de la situación.
…..
Verity y Williamson estaban en silencio, al inicio del camino que conducía a la Torre Selwyn, atentos a cualquier ruido o movimiento, con temor de que fuera algún enemigo.
De repente, llegó un patronus en forma de jirafa que dijo las siguientes palabras:
— ¡AUROR WILLIAMSON! ¡HAY TRES ESQUELETOS DESCOMPONIÉNDOSE EN EL ÚLTIMO PISO DE LA TORRE SELWYN! ¡ESE ES EL ORIGEN DEL MAL OLOR! ¡LA TORRE ESTÁ VACÍA! ¡NECESITAMOS LA PRESENCIA DE LOS MEDIMAGOS FORENSES!
Verity palideció al oír la primera parte del mensaje. Ni siquiera pudo oír el resto.
"Tres esqueletos descomponiéndose".
Podían ser su madre, la tía Ayshane y la tía Pamela.
O su padre, el tío Lie y el tío Humphrey.
Pero su madre y sus tías jamás matarían a su padre y a sus tíos. Incluso sabiendo que habían matado a Levin y a Carysse Selwyn. Ni tampoco habrían estado sin dar señales de vida a sus hijos después de la guerra. La tía Ayshane y la tía Pamela habrían hecho todo lo posible por sacar a sus hijos de Azkaban en cuanto supieran que fueron condenados a cadena perpetua.
— ¡Son mi madre y mis tías! ¿Verdad? — susurró. — ¡SON MI MADRE Y MIS TÍAS! ¡¿VERDAD?! — gritó fruto del shock.
La cabeza le daba vueltas, no podía decir nada más.
Williamson estaba a punto de estallar de cólera por haber tenido esos cuerpos allí tanto tiempo sin que nadie se diera cuenta, pero también, por el poco tacto de ese auror al haber dado esa noticia sin pararse a pensar que podían ser familiares de Verity. Antes de que ella cayera al suelo desmayada, usó un hechizo para depositarla en el suelo de forma suave.
Con un patronus, avisó a San Mungo que fueran a por Verity y a la Oficina de Aurores que mandaran un equipo de medimagos forenses.
Notes:
No sé si la escena de acción cuando entran en la torre habrá quedado bien, no estoy acostumbrada a escribirlo.
¿Opiniones?
Hasta la próxima
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Daphne se levantó y corrió las cortinas de su salón. Entraron los rayos del sol. Hacía un sol radiante. Daphne hizo una mueca. No le gustaban los días que hacía sol. Ella prefería los días nublados y con lluvia.
Desayunó y se puso su túnica forense. Era una túnica bastante extraña; de color verde oscuro, la falda llegaba a las rodillas y vestían unos pantalones bombachos.
Antes de irse, echó un último vistazo a su esposo. Sebastian estaba dormido, los miembros del Wizengamot empezaban su jornada laboral unas horas después. Por eso, él siempre se encargaba de levantar a Hera, vestirla y llevarla a la escuela infantil.
Daphne abandonó la mansión y se desapareció al laboratorio de trabajo.
Tras la guerra, sí que tenían que hacer muchas autopsias y asesorar a los aurores en su investigación o al Wizengamot en los juicios. Pero estos últimos años, la mayoría de cuerpos habían tenido una muerte natural o suicidio. Un medimago forense también se dedicaba a las agresiones sexuales, que era la parte que menos le gustaba a Daphne.
— Greengrass.
Daphne se giró hacia su jefa, Artemisa Ross, la líder de todo el laboratorio. Aunque Daphne ya estaba casada, prefería que en el trabajo se siguieran refiriendo a ella por su apellido de soltera. No sólo por un tema de comodidad; su marido trabajaba en el Wizengamot, lugar que ella frecuentaba durante juicios y así era más fácil distinguirlos. En segundo lugar, era una muestra de rebeldía a sus padres, quienes no vieron con buenos ojos que trabajara en un oficio y no se dedicara sólo a buscar marido.
— Han encontrado tres esqueletos en Selwyn Manor. Te necesitamos. — le comentó su jefa.
Daphne abrió los ojos como platos. Sabía que la madre de Pansy, una de sus mejores amigas, era una Selwyn y que tanto ella como sus tías desaparecieron a finales de la guerra. Tenía un mal presentimiento. Pero en su trabajo, no podía sacar conclusiones precipitadas. Sus deducciones debían estar basadas en hechos.
….
El grupo de medimagos forenses llegaron a Selwyn Manor y se dirigieron a la Torre Selwyn.
Daphne pudo ver a Potter y a Weasley, el de su año. Ya había trabajado con ellos otras veces. No los consideraba sus amigos, ni mucho menos, pero tenían un trato cordial.
La sanadora Ross se puso a intercambiar palabras con Williamson.
Daphne sacó su varita y empezó a lanzar hechizos a la sala para sacar posibles muestras de ADN e información en el cuerpo de las víctimas, sobre su edad, identidad y posibles causas de la muerte.
…..
Verity abrió los ojos.
— ¡Por fin despiertas, Verity! — sonó una voz alegre y aliviada.
Verity se giró hacia su suegra.
Se fijó en que estaba tumbada en una cama de hospital. Debía estar en San Mungo. Molly estaba sentada en la silla dedicada a las visitas.
— ¿Qué ha pasado? — preguntó confundida.
— Te has desmayado y Williamson llamó a San Mungo para que te atendieran. — le respondió Molly con cautela.
Verity se quedó pensando. Entonces, recordó lo que ocurrió antes de su desmayo.
— ¡¿QUÉ HA PASADO CON LOS CADÁVERES QUE HAN ENCONTRADO LOS AURORES?! — exclamó sentándose de golpe.
— Los medimagos forenses los están analizando. Seguramente los llevarán a su laboratorio. — contestó Molly con calma. Puso las manos en los hombros de su nuera y la empujó a volver a tumbarse. — Sólo nos queda esperar a los resultados. Podemos preguntar a Harry y a Ron cuando lleguen a casa.
Verity quiso protestar, pero se dio cuenta de que su suegra tenía razón.
Sólo podía esperar a los resultados de la autopsia y preguntar a sus cuñados.
— Arthur ha ido a recoger a los niños del colegio. Quedaos a comer en la Madriguera. — le propuso.
— Está bien. — respondió después de pensárselo un momento.
— Imagino que los aurores vendrán enseguida. Los hechizos les habrán alertado que te has despertado.
En ese momento, llamaron a la puerta.
Era el sanador Marcus Flint.
…..
— Greengrass, ¿cuál es tu diagnóstico? — le preguntó Ross después de hablar con Williamson.
— Los esqueletos pertenecen a tres mujeres. — comenzó a decir Daphne mientras se levantaba del suelo; había estado agachada al lado de los cadáveres examinándolos. — El del medio pertenece a una mujer entre treinta y cuarenta años y los que están en los lados pertenecen a mujeres entre cuarenta y cincuenta años. No llevan varita encima.
— En la torre y en sus alrededores no se ha encontrado ninguna varita. — aclaró Harry. Los aurores estuvieron examinando los alrededores tras descubrir los cuerpos para ver si encontraban pistas sobre las identidades de las víctimas.
— En la cerradura de la puerta, quedan rastros mágicos de un hechizo para bloquear puertas. Quizás la persona que encerró a estas mujeres, les quitó sus varitas y huyó. O son squibs o muggles. — teorizó Ron tras examinar la puerta de la sala donde estaban los cadáveres.
— Eso habrá que examinarlo en el laboratorio. — concluyó Greengrass. — Por la posición en la que están, parece que las dos mujeres mayores han intentado proteger a la mujer de en medio cuando fueron asesinadas. Hay rastros de la maldición asesina en la sala.
Los hechizos dejan un rastro de magia a su alrededor, y más los encantamientos que pertenecen a la magia oscura. Incluso años después de que dichos conjuros sean lanzados, esos rastros eran más notorios si no había otros hechizos alrededor que se hicieran posteriormente, como es este caso.
Al mover los cuerpos para llevarlos al laboratorio, se fijaron en que las mujeres agarraban con una mano un colgante que cada una tenía en el cuello.
Con mucho cuidado, Daphne, Artemisa y otro sanador forense los sacaron con magia de la mano.
— Son camafeos… — susurró Ron.
— Están hechos de oro. Si han sido asesinadas, el motivo no ha sido el robo. — concluyó Williamson examinándolo.
— No lo puedo abrir. Está muy oxidado. — analizó Ross. — Si los estaban protegiendo debe haber la fotografía de alguien muy importante para ellas dentro. Habrá que llevarlo al laboratorio para analizarlo.
— Bien. Nosotros seguiremos investigando en la mansión. — comentó Williamson.
— ¿Podemos hacer unas fotos a los camafeos? Si tenemos que seguir investigando en la mansión, si ellas fueron parte de los Selwyn, habrá retratos suyos y puede que en algunos de ellos se vea el camafeo. — propuso Ron.
— Buena idea, Ron. — le felicitó Harry.
Notes:
Cuando publiqué el drabble, Carta de aceptación en la Academia de Medimagia Forense en la recopilación de mi fic Vivencias, el headcanon de Daphne como medimaga forense fue muy bien recibido (algo que me sorprendió y alegró) y por eso decidí escribir este fic para que Daphne pudiera lucirse en su trabajo.
Para escribir este capítulo, me he inspirado en la serie Bones, cuando los forenses analizan la escena del crimen para sacar las muestras de ADN.
Hasta la próxima
Chapter 4: La autopsia
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Harry y Ron empezaron a investigar en la mansión junto al resto de aurores. Se dividieron en distintos puntos. Era enorme. Había distintos salones, una biblioteca, las habitaciones de la familia, habitaciones destinadas a los niños, las de los invitados, salones de baile, cocina, comedores de distintos tamaños, un pequeño almacén donde estuvieron los elfos y un pequeño invernadero.
Harry y Ron caminaban por el pasadizo con una foto de los distintos camafeos en la mano cada uno. Se iban fijando en los distintos retratos, sobre los miembros más antiguos de la familia y las fotografías de los miembros más cercanos al tiempo actual.
— Nunca entenderé a la élite sangre pura. — pensó en voz alta Ron mirando los distintos retratos y fotografías.
Daba igual la época, todos consistían en hombres, mujeres y niños completamente serios con la mujer sentada en un sillón, las niñas sentadas en su regazo, los pequeños varoncitos de pie a su lado y el hombre de la casa apoyando una mano en el sillón donde se sentaba su esposa. En caso de que los hijos del matrimonio fueran más mayores, el heredero estaba al lado de su progenitor y el segundo hijo o la hija al lado de la madre. Lo único que cambiaba era la ropa.
Harry rio.
— Madre mía, cada día agradezco más que los Potter fueran desechados para pertenecer a los Sagrados 28.
Ambos soltaron unas carcajadas.
Siguieron observando los retratos y comparando los camafeos de las mujeres con los que habían fotografiado.
— Ron, mira. — Harry señaló un retrato.
Era uno de los retratos más recientes.
Había tres mujeres sentadas en un sofá con tres hombres en pie detrás de cada una.
Todos eran de pelo moreno, excepto la mujer que estaba sentada en medio del sofá, que tenía el pelo blanco. La mujer que estaba sentada más a la izquierda del retrato parecía la más joven de las tres y tenía cicatrices de quemadura en el rostro.
— Los camafeos coinciden.
Ron se fijó en el retrato y las fotografías.
Efectivamente. Los camafeos de los retratos tenían el emblema de los Selwyn y las mismas iniciales que los camafeos de las fotografías, el mismo color y los mismos ornamentos decorativos.
— Hemos encontrado las propietarias de los camafeos. — concluyó Ron.
— Lo más probable es que los cuerpos sean suyos. Si no, ¿por qué estarían cogiéndolos con tanta fuerza? No tiene sentido que lo haga otra persona que no tuviera un vínculo especial con ese objeto. — teorizó Harry.
— O eso, o los camafeos contienen algo importante y se lo entregaron a otra persona que sabía la valía de lo que se escondía ahí dentro. — respondió Ron.
— Habrá que esperar a la autopsia y al análisis del laboratorio.
…..
Daphne estaba delante de los tres esqueletos en la mesa de autopsias.
Había pedido ser ella quién la realizara.
Había muchas posibilidades de que estos cuerpos fueran la madre y las tías de su amiga y, aunque nunca se imaginó tener que realizar la autopsia de la madre de Pansy, prefería hacerlo ella antes que dejarlo en manos de un extraño.
Daphne observó los cuerpos.
La medimagia forense, a diferencia de la medimagia habitual, mezclaba la magia ancestral con la nigromancia.
Daphne realizó un hechizo de nigromancia para poder ver los estados de los cuerpos en las diferentes fases de la descomposición y encontrar alguna pista sobre los momentos previos a su muerte, el momento exacto de la defunción y momentos posteriores.
Los cuerpos tenían algunos restos fruto del festín que se habían dado las ratas y otros animales con ellos.
Lo más probable era que fueran abandonadas em el momento en que fueron asesinadas.
Con un hechizo, transformó los cuerpos en el momento exacto de su muerte. Así podría ver la cara de las víctimas.
No pudo evitar sentirse impactada al ver la cara de Pamela Parkinson. Las tías de Pansy las conocía de vista en fiestas de la alta sociedad y del Ministerio, pero la madre de Pansy la veía en quedadas de las madres para tomar el té o cuando Astoria y ella iban a jugar en Parkinson Manor.
No tenían marcas en el cuello, ni en las muñecas. Si las habían retenido, no las habían atado con cuerdas. Pero había otras formas de inmovilizarlas. Se fijó en que sí tenían heridas en la entrepierna. Habían sido violadas. Y justo después asesinadas. Quizás quedaba algún rastro de ADN del semen en el cuerpo…
Daphne se puso manos a la obra. Sería un arduo trabajo.
…..
Williamson había delegado el caso a Harry y justo cuando terminaron de peinar la mansión en busca de pistas sobre los asesinatos fueron a la Oficina de Aurores, más concretamente, al laboratorio.
Primero pasaron a ver a Ross, la jefa del laboratorio y la especialista en objetos malditos.
A Harry y Ron les sorprendía que una Ravenclaw y mestiza se especializara en objetos malditos; ese perfil de preferencia por la magia oscura encajaba más en magos sangre pura o Slytherin.
Harry llamó a la puerta del laboratorio de Artemisa Ross, ella dio permiso para entrar.
— He analizado los camafeos. — empezó. — Ninguno está hechizado con magia oscura. Sólo tienen un hechizo protector de sangre para que puedan ser abiertos por familiares. He conseguido desbloquearlo. — Abrió los tres camafeos. — Sólo contienen fotografías. No he visto que haya ningún mensaje o código en clave para otras personas. Ni por dentro ni por fuera.
Harry y Ron observaron las fotografías.
En una fotografía del primer camafeo estaba una niña algo alta con la cara quemada con el uniforme de Slytherin, en otra un matrimonio con una niña pequeña, la misma de la otra foto sin las quemaduras. El camafeo estaba dividido en dos y al girarlo una pequeña pieza vieron dos retratos más donde había dos bebés con pelo oscuro y en el otro una niña con la nariz chata y los ojos muy juntos de pelo oscuro con un chico de pelo albino.
— Esa cría — Ron señaló la niña de nariz chata y ojos juntos. — Parece Parkinson.
En otro camafeo, había una fotografía de varias personas con el pelo albino; en otra imagen, los dos mismos bebés morenos y en otra fotografía, el mismo niño con el pelo casi blanco con la misma niña. Finalmente, había otra imagen con otros dos niños con el pelo blanquecino.
El tercer camafeo contenía una fotografía del matrimonio del primero sin la niña, en otra unas niñas con el uniforme de Hogwarts junto a la muchacha de la cara quemada y las fotografías con los mismos bebés morenos, la niña que se parecía a Pansy y el niño de pelo albino.
— Hagamos unas fotografías de los camafeos por dentro. — pensó Harry en voz alta. — Así podemos enseñárselos a Verity para que nos diga quiénes son esas personas. — le susurró a Ron.
Una vez terminada la explicación de Artemisa Ross, Harry y Ron fueron a ver los resultados de la autopsia.
Llamaron a la puerta y recibieron el permiso de Greengrass para entrar.
— He hecho la autopsia en los tres cuerpos y tengo varias cosas que decir. — explicó la rubia. — Teníamos razón, los cuerpos son de tres mujeres, dos de ellos con más de cuarenta años y el otro de una mujer entre treinta y cuarenta años, más cerca de los cuarenta que de los treinta. Antes de ser asesinadas les dieron un potente somnífero con la comida y usaron un hechizo levitatorio para transportar sus cuerpos inconscientes, imagino que al lugar donde serían asesinadas. Las dejaron allí un tiempo, pero no las ataron.
— Los asesinos debieron pensar que el hechizo para bloquear puertas era más que suficiente. — concluyó Ron.
— Si la sala estaba en las mismas condiciones con la que la hemos encontrado, no había ni muebles, ni ningún objeto con el que pudieran deslizarse por la ventana. — expuso Harry.
— Y la ventana era demasiado pequeña para que pudiera pasar un adulto. Un niño muy bajito y delgado podría pasar tras mucha dificultad, pero un adulto imposible. — continuó Ron.
— Imagino que por eso no las debieron atar. Lo que sí que pasó es que antes de ser asesinadas fueron violadas. Las tres. He usado el hechizo imago mortuorum para ver la cara de los cuerpos y la apariencia que tenían cuando murieron y he visto las marcas de violación y el resto de semen. El hechizo imago mortuorum no sirve para recoger muestras, sólo es un hechizo de ilusión. Sin embargo, he podido recoger muestras de ADN del semen de los agresores. Las ratas y otros animales de los alrededores estuvieron dándose un festín con sus cuerpos, pero, por suerte, no tocaron la zona de la pelvis. Pero hay algo que me llama la atención, — Daphne cogió unos pergaminos — dos de las víctimas, uno de los esqueletos mayores y el de la mujer más joven coinciden en el ADN, al igual que el de dos de los violadores y asesinos.
— ¿Y eso qué significa? — preguntó Ron.
— Que dos de los violadores son los hermanos de una de las víctimas y el padre y tío de otra.
Harry y Ron palidecieron.
¿Cómo podía alguien hacer algo así? ¿Y menos a un familiar?
Como aurores habían visto cometer todo tipo de atrocidades y en la guerra también, pero ¿a tu propia familia? Eso erar otro nivel.
— ¿Cómo alguien puede hacer algo así? ¿Violar a su propia hija o a su propia hermana? — Ron pensaba en su propia familia, ellos jamás harían algo así.
— La violación no se trata de parentesco sino de sometimiento. — le explicó Greengrass de forma impasible.
Harry y Ron trataron de tranquilizarse. Sabían que el informe de la autopsia no había terminado.
— Un momento, has dicho que había tres violadores. ¿Entonces, significa que hay tres asesinos? — preguntó Harry.
— Es posible. — respondió Greengrass. — Las víctimas fueron asesinadas después de ser violadas. Fue ahí cuando las dos mujeres mayores quisieron proteger a la menor y con la otra mano agarraron los camafeos. Las mayores murieron de un avada kedavra que les dio en la espalda y a la menor le dio en el pecho. Los avada kedavra fueron lanzados por tres varitas diferentes. Y al haber tres rastros de semen distintos podemos concluir que había tres asesinos.
Harry y Ron asintieron.
Habían visto casos en los que el asesino mataba usando varitas diferentes para despistar a los aurores y hacerles creer que había más de un criminal. Pero si en este caso, había tres rastros de semen era muy posible que los tres violadores fueran también los asesinos. O que dos de los violadores se fueran y otro se quedara para matarlas con varitas diferentes.
— Por cierto, — recordó Daphne. — He hecho una fotografía de la cara de las víctimas cuando realicé el imago mortuorum. — les enseñó las fotografías. — Esta es la cara que tenían como murieron. El hechizo sólo es una ilusión sobre la apariencia que tenían las víctimas al morir. Pero no hay rastro de que tomaran, o las hicieran tomar una poción multijugos, ni tampoco que hicieran un hechizo para cambiar su apariencia física.
Harry y Ron asintieron y miraron la fotografía.
— Hay una de ellas que tiene la cara quemada. — señaló Ron.
— La más joven. No hay hechizos alrededor ni rastros de magia oscura que esas marcas ocurrieran momentos antes de su muerte. Tampoco signos de que fuera torturada, a parte de la violación. Por lo que, la quemadura se la hizo hace tiempo antes de morir. — explicó Daphne.
— Esa mujer de la cara quemada se parece a Verity. — le susurró Harry a Ron. — Y esta otra — señaló a una fotografía de una mujer morena. — se parece a Parkinson.
— La otra es una mujer de pelo albino. Hay algunas fotografías de personas de pelo albino en los camafeos... — pensó Ron en voz alta.
— Sí, podemos preguntarle a Verity al respecto. — Harry se giró hacia Greengrass. — Parkinson y su primo, Selwyn, están en Azkaban. Tendremos que solicitar ante el Wizengamot que nos permitan extraerles una muestra de ADN para compararlo con las víctimas.
Daphne asintió. Pensaba exactamente lo mismo.
— Dejaré los cuerpos en manos de Green para que averigüe qué tipo de varitas lanzaron los hechizos. — respondió.
….
Después de solicitar la audiencia ante el Wizengamot y rellenar unos informes, Harry y Ron se aparecieron a la madriguera.
— Harry, Ron, voy con Verity y los niños al parque. Tenéis pastel de chocolate en la cocina. — les dijo Molly.
Los chicos asintieron y se fueron a comer.
Desde que se habían encontrado los cuerpos, Arthur y Molly le pidieron a su nuera que se fuera a vivir con ellos para que tuvieran compañía y todo el apoyo emocional que necesitaban mientras se resolvía el caso de los esqueletos. Mientras tanto, Molly había estado haciendo un dulce cada día para sus nietos. Era su forma de mimarlos por si los esqueletos resultaban ser familiares suyos. Ya tendrían que criarse sin su padre, sólo les faltaba esto.
Notes:
Este capítulo me ha quedado un poquito más largo que los anteriores.
He puesto como imagino que es la medimagia forense, una mezcla entre magia ancestral, como creo que se trabaja en la medimagia, y magia oscura, por trabajar con cadáveres.
Espero que podáis perdonarme cualquier error sobre autopsias que pueda haber.
¿Opiniones?
Hasta la próxima
Chapter 5: El Wizengamot
Notes:
El Potterverso es de Rowling
Advertencia: se menciona abusos sexuales a menores de edat
(See the end of the chapter for more notes.)
Chapter Text
Daphne se fue a su casa, se duchó y fue a recoger a su hija en la escuela infantil.
Se apareció delante del centro y la tutora de su hija la llamó:
— Hera, ya ha venido mamá.
Una niña pelirroja con ojos azules corrió a abrazarla.
Daphne puso una mano en la espalda de su hija.
Todavía estaba debatiendo con Sebastian si educarían a su hija siguiendo las directrices de la élite sangre pura sobre mostrar los sentimientos hacia un ser querido en público.
Mandy Brocklehurst, la tutora de Hera, se giró hacia su antigua compañera de curso.
— Hoy ha habido arroz con pollo y plátano para comer. Se lo ha comido todo. Ha hecho pis a las diez y media y caca a las doce. También ha hecho todas las actividades de pintura sin rechistar y no ha habido ningún altercado con ningún compañero. — le explicó la maestra.
Daphne asintió.
Hera no solía ser una niña muy problemática, pero tenía carácter y sabía cómo defenderse.
Recogió las cosas de su hija y se fue a uno de los callejones del Callejón Diagon que permitía la aparición.
En el mundo mágico, no existían las escuelas infantiles ni los colegios hasta la edad que entraban en Hogwarts. Tras la Segunda Guerra Mágica, se construyeron esos edificios y hubo nuevos empleos de docentes para menores de once años. La propuesta se presentó por varios magos mestizos e hijos de muggles, Mandy Broklehurst incluida, al ministro Shacklebolt, quien la aprobó de inmediato y la impulsó.
Daphne nunca imaginó que una compañera de Ravenclaw de su mismo año fuera profesora de su hija. En Hogwarts no le daba ni la hora, pero nunca digas nunca.
Se aparecieron a las puertas de la mansión Peverell.
Hera se agarró a los pantalones de su madre. Se mareaba en las apariciones conjuntas. Daphne le puso una mano en la espalda por si quería vomitar. Hera solo hizo una arcada y se puso pálida, pero no vomitó.
Entraron a la mansión.
— Señora Daphne, señorita Hera. Archer les da la bienvenida. Archer preparará una taza de té para la señora Daphne y un zumo de naranja para la señorita Hera. — saludó un elfo doméstico vestido con un uniforme de mayordomo.
— Gracias, Archer.
Se fueron a la cocina donde ambas mujeres se sentaron, Hera en su trona y Daphne en una silla.
— Mamá, manos. — Hera hizo un gesto de estampar la mano contra la mesa de la trona.
— ¿Habéis pintado con las manos?
— Sí.
— ¿Te gustó?
— Sí. Y después cuadro pared. — Hera abrió los brazos.
— ¿La señorita Broklehurst colgó lo que habéis pintado en una pared?
— Sí.
— Espero que podamos verlo los padres.
Daphne abrió la agenda de su hija y leyó lo que habían hecho hoy en clase.
Efectivamente, los críos habían hecho pintura con las manos, y los mayores con los pies, para celebrar el nuevo año de la creación de la escuela. Invitaban a las familias a la celebración, no sólo los padres, también podían venir tíos y abuelos e incluso amigos de la familia.
Cuando Archer sirvió el té y el zumo, Daphne se lo tomó a pequeños sorbos, esperando la llegada de su marido. Tenía muchas cosas que comentarle de la jornada de ese día. Pero los miembros del Wizengamot salían más tarde porque tenían que preparar los horarios de las audiencias y los juicios del día siguiente o los temas que debatirían. Por eso, siempre se encargaba Daphne de recoger a Hera.
Finalmente, Sebastian entró.
— Hola, cariño. — besó a Daphne en los labios. — Hola, Hera. — besó la cabecita de su hija.
— Manos. — Hera estampó la palma de la mano en la trona.
— Han pintado con las manos para hacer un mural que colgarán en la pared para celebrar el aniversario del colegio. Los padres estamos invitados. — explicó Daphne entregándole la agenda de la niña.
— Que bien. —Sebastian leyó lo que ponía en la agenda. — Uy, también faltan pañales. Prepararé unos cuantos junto a la bolsa de la niña para cuando la lleve mañana. — Sebastian entraba al trabajo unas horas después que su esposa. Por ese motivo, él se encargaba de llevar a la niña a la escuela infantil y de prepararle la bolsa.
Sebastian se sentó y Archer le sirvió una taza de té.
Él, a diferencia de su esposa, no se crio junto a elfos domésticos y le gustaba hacer las cosas más mundanas por sí mismo. Sin embargo, decidió conservar a Archer, quien había servido a su familia materna durante generaciones y conocía la mansión como la palma de su mano. Además, Archer estaba muy unido a la madre de Sebastian, también llamada Hera, y así el chico podía aprovechar para preguntarle sobre ella. Él sólo la vio unos instantes antes de su muerte cuando se interpuso entre él y la maldición asesina en la Batalla de Hogwarts. Sin embargo, le quedaron muchas dudas sobre sus orígenes y decisiones cuestionables que tomaron sus progenitores y que murieron antes de poder resolvérselas o darle explicaciones.
— Ha llegado al Wizengamot la petición de la audiencia sobre el caso de los esqueletos de la Torre Selwyn. Será mañana por la mañana a primera hora.
— Bien. Bastian, es muy probable que los cuerpos encontrados sean los familiares de Pansy. — comentó Daphne preocupada. — No sé cómo reaccionará.
— Reaccionará mal. Estamos hablando de su madre y sus tías. Pero al menos ahora sabrá lo que les ha pasado y no tendrá la incertidumbre de saber qué fue de ellas. Creo que eso es lo mejor. — le contestó su esposo. — Su primo y ella fueron encarcelados porque fueron acusados de ayudar a escapar a sus familiares. Si con este caso se demuestra que no tuvieron nada que ver con los asesinatos, quizás se pueda solicitar reabrir sus juicios y liberarles.
Daphne no lo había pensado.
Deseaba de todo corazón que ocurriera tal y como decía Sebastian.
— Piensa que a los miembros del Wizengamot no les gusta que empañen su imagen más de lo que ya está. Bastantes manchas en su historial tienen por los casos de Hagrid y Sirius Black. — siguió él su explicación. — Si Parkinson y Selwyn resultaran ser inocentes y alguien lo filtrase a la prensa, la imagen y fiabilidad del Wizengamot volvería a quedar empañada. Y eso es algo que no quieren. Por eso, lo más sensato sería liberarles.
— Tienes razón. — esas palabras la tranquilizaron.
…..
Tras la llegada de Arthur, Molly, Verity y los cuatrillizos, Harry y Ron quisieron hablar con Verity. No querían alterarla más de lo que ya estaba, había muchas posibilidades de que los cuerpos que habían encontrado fueran sus familiares. Pero para la investigación, podría resultar útil la identidad de las personas que salían en las fotografías de los camafeos.
Molly fue a preparar la cena, Arthur vigilaba a sus nietos jugar en el jardín y Harry y Ron llamaron a Verity. Molly quiso mandarlos a hacer alguna faena para alejarlos de su nuera, pero desistió en cuanto Harry le dijo que era importante.
— Verity, hemos encontrado unas fotografías de unas personas en Selwyn Manor y nos gustaría que nos las identificaras. — decidieron mentir sobre la procedencia de los retratos. Ella no necesitaba saber que estaban junto a los cuerpos.
— Claro. Enseñádmelas.
Se sentaron en la mesa del comedor y Ron se las enseñó. Por suerte, el camafeo no quedó retratado.
La primera era la niña del primer camafeo con el uniforme de Hogwarts con la cara quemada.
— Esa es mi madre. Patricia Selwyn. En sus primeros años en Hogwarts. Pero no sé qué año era.
Sacaron otra fotografía, la del matrimonio con una niña pequeña la misma que después tendría la cara quemada.
— Mi madre con sus padres, Levin y Carysse Selwyn. Pero ellos murieron antes de que mi madre entrara en Hogwarts.
Le enseñaron una fotografía de unos bebés con el pelo negro.
— Somos mi primo Herbert y yo. Teníamos la misma edad.
— ¿Quién es Herbert? — preguntó Harry.
— Hablas en pasado. — se fijó Ron.
— Herbert Parkinson era el hermano de Pansy. Murió a los dos años de viruela de dragón. Pansy no lo conoció. — aclaró Verity.
Harry y Ron pusieron una expresión triste, pero no había tiempo de lamentaciones. Le enseñaron la foto de la niña morena con la nariz chata y el niño con pelo albino.
— Esos son Pansy y Leon de pequeños.
— Ya nos parecía que esa niña era Parkinson. — sonrieron Harry y Ron.
Ahora mostraron la fotografía de las personas con el pelo albino.
— Sé que la tía Ayshane tiene el pelo blanco, que lo heredó Leon. Pero no es la niña que sale ahí. Nunca conocimos a su familia de Rusia. El tío Lie visitó toda Europa y vino con su prometida en Reino Unido donde se casaron. Pero no vino ningún familiar de la tía Ayshane. La tía no hablaba mucho de su familia. Pero una vez me comentó que tenía un hermano. El tío Lie tampoco le dejaba mantener el contacto con su familia. Así que, no sé nada de ellos. Quizás Leon podría aclararos algo más.
— Gracias, Verity. — le agradecieron Harry y Ron.
— Por cierto, ¿dónde habéis encontrado esas fotos? ¿Y qué tienen que ver con los esqueletos? — preguntó.
— Eso es información confidencial. Pero hasta que no haya nada confirmado, preferimos no decirte nada. — le respondió Harry con cautela. Hasta que no estuviera confirmado que esas mujeres fueran sus familiares, no querían decirle nada. — Pero cuando digan algo, serás la primera en saberlo.
Verity no pareció conforme con la respuesta, pero no dijo nada.
…
A la mañana siguiente, todo el mundo se preparó para ir a primera hora al Wizengamot, Astoria se presentó a la mansión de su hermana para cuidar de su sobrina.
Todos los miembros del Wizengamot, presididos por el ministro Shacklebolt y por el líder del Wizengamot, estaban sentados en sus respectivos lugares. Los lugares que antes de las guerras ocupaban las familias de los Sagrados 28 ahora estaban ocupadas por otras personas de diferentes estatus de sangre y clase social.
El portavoz habló:
— La Oficina de Aurores solicita a los miembros del Wizengamot un permiso para extraer muestras de sangre de Leon Selwyn y Pansy Parkinson, ahora mismo encarcelados en Azkahan, y de Verity Weasley, trabajadora del Orfanato Oceane, para la resolución del caso de los esqueletos de la Torre Selwyn.
Boris Debbles, líder de la Oficina de Aurores tras el ascenso de Kingsley Shacklebolt a ministro, hizo un resumen del caso hasta ahora:
— Hace unos días, haciendo una incursión en Selwyn Manor, se encontró una torre protegida por un fidelio, que, al entrar en contacto con él, se destruyó. Al explorar la torre, se encontraron tres esqueletos que pasaron bajo custodia de la Oficina de Medimagos Forenses. Junto a los cuerpos, encontramos unos camafeos, que coinciden con varios miembros de la familia Selwyn. Así que, solicitamos al Wizengamot el permiso para tomar muestras de ADN de Pansy Parkinson, Leon Selwyn y Verity Weasley para confirmar o descartar si la identidad de los cadáveres pertenece a esa familia.
Normalmente, para solicitar un permiso al Wizengamot para la entrada a un local, el acceso a unos archivos o tomar muestras de ADN y avanzar en el caso, no era necesaria la presencia del líder de la Oficina de Aurores, sólo de los aurores que llevaban el caso. Pero, como había mortífagos relacionados, se haría una excepción.
El líder del Wizengamot, Johannes Berkeley, preguntó:
— ¿Por qué se ha encontrado esta torre ahora y no en anteriores expediciones a la mansión?
Esta vez quien habló fue Harry Potter, el auror que llevaba el caso.
— Fue por una conversación casual que tuvimos el auror Weasley y yo con nuestra cuñada, Verity Weasley, quien nos comentó que el jardín de la mansión era mayor que lo que exploramos y nos habló de la Torre Selwyn, que nunca vimos en nuestras anteriores incursiones. Pedimos permiso a nuestros superiores para que ella nos acompañara y guiara y aceptaron. El fidelio se rompió tras entrar en contacto con él y fue allí cuándo encontramos los cadáveres.
— ¿Quiénes los encontraron? — preguntó Kingsley.
— El auror Potter y yo. — respondió Ron.
— Tengo una pregunta, — levantó la mano Astor Greengrass. — ¿Por qué les dio por preguntar a su cuñada ahora y no antes?
— La información de las expediciones es confidencial y por eso no lo hablamos con nuestra familia salvo casos excepcionales. — alegó Harry.
— Y al vernos en una encrucijada y como el auror Debbles propuso volver a interrogar a los familiares de mortífagos o a Slytherin criados en mansiones, pensamos que, como nuestra cuñada encaja en el perfil, podíamos hablar con ella, no como aurores sino como familia. — añadió Ron.
Iban a añadir que no fueron justos con ella y su familia, que consiguieron que ella hablara gracias a Hermione y a sus buenas dotes de comunicación, pero Kingsley los interrumpió:
— Suficiente. Gracias, señores. Esto es una audiencia del Wizengamot, no una rueda de prensa de El Profeta. No necesitamos que nos cuenten sus tejemanejes familiares. Los hechos son que ahora se han encontrado tres esqueletos en un área no antes explorada de la mansión de unos mortífagos y tenemos que descubrir sus identidades. Bien. Me gustaría hablar con la forense, la medimaga Greengrass. Que nos hable de los detalles de la autopsia.
Daphne Greengrass empezó su explicación:
— Las víctimas son tres mujeres, dos de ellas entre cuarenta y cincuenta años y una de ellas entre treinta y cuarenta años. Alrededor de la escena del crimen se podía notar el aura de la maldición asesina y sus cuerpos no presentan muestras de que su muerte haya sido violenta. Por lo que, podemos concluir que han sido asesinadas de un avada kedavra. También presentan muestras de violencia sexual, fueron violadas antes de ser asesinadas.
— Entiendo. — respondió Berkeley. — ¿Se puede saber quiénes son los violadores?
— He podido extraer muestras de ADN de los violadores. — respondió Greengrass. — Lo más sorprendente de todo es que dos de los violadores comparten ADN con dos de las víctimas; con una de ellas en calidad de hermanos y con otra en calidad de tíos y sobrina. Ese parentesco es el mismo que tienen la señora Pamela Parkinson y la señora Patricia Selwyn con los mortífagos Lie y Treachery Selwyn. Por eso, queríamos solicitar tomar muestras de sangres de sus hijos, Pansy Parkinson, Leon Selwyn y Verity Weasley.
— Parkinson y Selwyn fueron acusados de ayudar a escapar a sus padres y tíos. Por eso, están en Azkaban. En caso de que se confirmase que los cadáveres son de esas mujeres, tendríamos que reabrir sus casos. — comentó un hombre preocupado. Más preocupado por tener que reabrir casos que por resolver esos desafortunados casos.
— Pues, en caso que se confirme que los cuerpos son de esas mujeres, habrá que reabrir los casos. — le respondió Sebastian Peverell-Aubépine.
— ¿Está diciendo que liberemos a mortífagos, señor Peverell-Aubépine? — inquirió Astor Greengrass.
— En primer lugar, Pansy Parkinson no es una mortífago, es hija de uno. En segundo lugar, si el crimen de que se la acusó hace unos años resulta ser infundado, habrá que liberarla. El Wizengamot se encarga de impartir justicia. Si nos equivocamos, habrá que rectificar. — siguió Sebastian su idea.
— ¿Y no está apoyando a su esposa, la señora Peverell-Aubépine, para liberar a su amiga? — rebatió Astor Greengrass.
La sala se llenó de un silencio tenso.
— Suficiente, señor Greengrass. Siempre que hay un juicio en el que tu hija es la forense, tienes que estar en contra de lo que solicita la Oficina de Aurores. Y ya empiezo a estar harto. — zanjó el tema Kingsley. — Por eso, he empezado la iniciativa de una ley en que miembros del Wizengamot no puedan estar presentes si un familiar suyo está involucrado o trabajando en un caso. Recapitulemos. Se han encontrado tres esqueletos que coinciden en parentesco con tres esposas de mortífagos fugados de Inglaterra: Pamela Parkinson, Patricia Selwyn y Ayshane Selwyn casadas con Humphrey Parkinson, Treachery Selwyn y Lie Selwyn respectivamente. Los cadáveres se han encontrado dentro de la residencia familiar de los Selwyn. Respondiendo a tu pregunta, Knight, ahora lo importante es resolver este caso. Lo que pase después no nos incumbe ahora. ¿Hay algo más que nos decante a que esos cuerpos pueden ser de esas mujeres? — preguntó al equipo forense.
— Las mujeres abrazaban los camafeos de fotografías que Verity Weasley pudo reconocer como miembros de su familia. En los camafeos no había rastro de algún hechizo o artilugio escondido. — respondió Artemisa Ross. — Por lo que, se puede deducir que no los cogieron para protegerlos y ocultar información.
— Entiendo. Por lo que, las víctimas cogieron los camafeos porque ese objeto era apreciado por ellas. No porque fuera un objeto de valor cuantificable. — concluyó Sebastian.
— Pero no está confirmado que los violadores sean los asesinos… — reflexionó en voz alta Berkeley. — Green, ¿ha analizado los rastros de hechizos de la escena del crimen?
Dominic Green era el encargado de analizar los rastros de hechizos de las escenas del crimen que permitía saber el tipo de varita que se usaba en un duelo o un asesinato.
— Después de analizar la escena del crimen y los rastros de avada kedavra de los cuerpos, puedo concluir que cada varita asesinó a una de las mujeres. Las varitas son: una varita de veinte centímetros, madera de nogal y núcleo de cola de thestral; una varita de madera de pino con núcleo de coral, quince centímetros y núcleo de pluma de fénix.
— Bien. Perfecto. — asintió Kingsley satisfecho. — Habrá que discutir la orden de registro de los archivos de la tienda de Ollivander también.
— Pero que se hayan encontrado tres cuerpos ahí no significa que sean de mortífagos. — siguió rebatiendo Astor. — Sólo porque haya "la hija de un mortífago" — recalcó con retintín — que fue compañera de curso de la señora Peverell-Aubépine no significa que deban seguirse sus caprichos.
— Silencio, Astor. — Kingsley ni siquiera tuvo que gritar. Su tono de voz era tan prominente (y había eco en la sala) que no necesitó gritar. — Esa teoría podría ser plausible si no hubiera habido un fidelio alrededor de la torre y siempre es mejor usar el ADN de personas con el mayor parentesco posible para poder identificar cuerpos. Parece que el único que tiene el capricho de que la investigación no se siga adelante, eres tú.
Astor se puso rojo de la ira.
Finalmente, los aurores y los medimagos forenses fueron del Wizengamot. Tenían que discutir a solas si autorizaban el permiso o no.
…
Harry y Ron comentaron lo sucedido en la sala del Wizengamot.
— Joder con el padre de las Greengrass. — bufó Ron al sentarse en la cafetería.
— Todas las familias sangre pura se llevan mal. — rio Harry.
— Lo más grave que tuvo la mía fue la pelea con Percy. Pero, pero al menos lo arreglamos.
Hermione entró en la cafetería y vio a sus amigos en una mesa.
— Nada, que el padre de Greengrass la ha llamado señora Peverell-Aubépine y le ha recordado a Peverell que es su esposa por enésima vez y ha dado a entender que este caso es un capricho de su hija mayor. — le resumió su novio.
Por mucho que trabajaran muchas personas en el Ministerio, todo el mundo se conocía y sabía quién era familiar, quién había empezado a salir. Así que, por mucho que Daphne usara su apellido de soltera en el trabajo, todos sabían que estaba casada con Sebastian Peverell-Aubépine y era hija de Astor Greengrass.
— Astor Greengrass es un sangre pura cuya familia pertenece a los Sagrados 28. — explicó Hermione. — Pero él estaba en contra de los mortífagos. Aunque lo amenazaron al final de la Primera Guerra Mágica para que testificara a favor de los mortífagos y estuvo aliado con ellos hasta al final de la Segunda Guerra Mágica cuando reveló toda la verdad ante el Wizengamot. Aun así, le embargaron algunas propiedades. Entiendo que este cabreado con todo lo relacionado con ellos. Pero ese trato a su hija mayor… — bufó Hermione enfadada.
— Siempre lo sabes todo, Hermione. — la alabó Harry. — Ojalá hubieras podido participar en la investigación. — continuó con aire nostálgico. — Empezamos los tres juntos y sólo pudimos continuar la investigación nosotros dos.
Hermione lo miró con una sonrisa triste.
— Pero ya no somos unos críos, Harry. Yo no soy una auror, no tengo cabida en esa investigación. Y sé mucho sobre los juicios porque estuve leyendo toda la información de los periódicos e intercambiando cartas con Kingsley informándome de los juicios.
En ese momento, Kingsley se les acercó.
— Chicos.
— Señor ministro. — le saludaron mientras Kingsley se sentaba con ellos.
— Han autorizado la toma de las tres muestras de Verity Weasley, Leon Selwyn y Pansy Parkinson. También el acceso a los documentos de la tienda de Ollivander.
Los tres amigos sonrieron.
Kingsley se acercó a ellos bastante serio y bajó el tono de voz.
— He conseguido también que seáis vosotros, auror Potter y auror Weasley quienes vayáis a Azkaban y seáis los aurores que acompañen a los sanadores a tomar las muestras. Porque quiero que investiguéis algo.
Harry y Ron tragaron saliva. Rara vez Kingsley se ponía serio. Era un hombre divertido e irónico. Por eso cuando estaba serio, sabían que iba a hablar de algo importante.
— Quiero que investiguéis las muertes de algunas familiares de mortífagos reclusas en Azkaban. Todas son mujeres jóvenes que han fallecido en extrañas circunstancias.
Harry, Ron y Hermione se miraron sorprendidos.
— Al principio, pensaba que podía ser por problemas de salud debido a las condiciones insalubres de Azkaban. Pero la salud afecta igual a hombres y mujeres y no ha fallecido ningún varón. Por eso, sospecho algo. No informéis a los carceleros de vuestra investigación secreta.
— Entendido.
Kingsley se despidió con un asentimiento de cabeza y se fue.
Hermione se giró hacia Ron.
— ¿Cómo estás, Ron? Quiero decir, hay muchas posibilidades de que una de esas mujeres sea la abuela de tus sobrinos. — le preguntó preocupada.
— Yo a esa señora no la conocí… pero es la abuela de mis sobrinos, como dices, y estoy preocupado por cómo puedan reaccionar ellos. O Verity. Como pueda reaccionar ella y cómo lo perciban los niños. — Ron sabía que los críos notaban si algo malo pasaba en su entorno, recordaba a su madre encerrada en su habitación llorando por los asesinatos de los tíos Fabian y Gideon y eso que él tenía poco más de un año y medio cuando sucedió. — Nosotros somos los tíos y abuelos de los cuatrillizos y Verity es su madre, será quién pase más tiempo con ellos en su casa, si Fred estuviera aquí, podría darle el apoyo como pareja y padre que ahora le hace falta. Es raro, porque tras la muerte de Fred y la violación de Percy quiero que todos los mortífagos acaben en la cárcel, incluidos los que huyeron del país. Pero como cuñado de Verity y tío de los cuatrillizos, quiero que ellos puedan conocer también a sus familiares maternos y que hagan su propia justicia.
…
Tras su jornada de trabajo, Daphne se apareció a su casa donde estaban Astoria y Hera. Ese día, Daphne salió más tarde porque tenía que actualizar el informe forense de los tres esqueletos de la Torre Selwyn con la autorización del Wizengamot.
Finalmente, Daphne se sentó en el sofá completamente agotada.
Hera fue a abrazarla. No estaba acostumbrada a estar separada tantas horas de sus padres.
Daphne le puso una mano en la espalda. Pensando en la educación de su hija. ¿Debía permitirle mostrar emociones y carantoñas delante de la gente?
— ¿Tú qué harías? ¿Le enseñarías a no mostrar emociones en público a la niña? — le preguntó a su hermana.
Astoria no se lo pensó un minuto y negó con la cabeza.
— Mira cómo están la mayoría de familias del lugar donde nos hemos criado. Destrozadas. Esas ideas de no mostrar emociones en público, de frialdad e indiferencia no lo veo como una buena forma de educar a un hijo. Y lo sé por qué lo vivimos con padre y madre. Si alguna vez tengo un hijo, rompería todas las normas que pone la élite como la nuestra. Pero claro, esa es la decisión que tomaría yo, Sebastian y tú debéis tomar vuestras decisiones.
Daphne asintió.
— Por cierto, en el juicio padre me ha llamado "señora Peverell-Aubépine" y que este caso ha sido abierto por un capricho mío por liberar a Pansy. — habló con retintín. — Si fuera tan fácil, te aseguro que ella ya estaría fuera. — bufó.
— Para estar en contra de los mortífagos, suelta las mismas palabras misóginas que ellos. El lugar de una mujer son los terrenos de la mansión y propiedades de su esposo y el marido elegido por la familia. Todavía no te ha perdonado que estudiaras medimagia forense y que te casaras con Sebastian, nieto y ahijado de mortífagos e hijo de la esposa de uno. Y eso que él formó parte de la Orden del Fénix.
— Ya le conoces.
— Cuando Draco vuelva de sus estudios en la Academia de Pociones de Nueva Orleans, también le plantearé que podamos casarnos. — murmuró Astoria. — Sé que mis padres no planearan un matrimonio para mí por mi maldición de sangre. Así que, no tengo que preocuparme por ello. Tampoco me importa que padre deje de hablarme por casarme con un mortífago y madre por casarme con una familia que haya caído en desgracia. Siempre han pasado de mí. No quieren cogerle cariño a alguien que puede morir de una maldición de sangre en cualquier momento. — susurró Astoria.
En ese momento, su marido apareció por la red flu.
— ¡El Wizengamot ha aceptado la solicitud de la Oficina de Aurores! — exclamó sin saludar.
— ¡AAAAHHH! — chillaron ambas hermanas. Hera se quedó helada al oír los gritos de su madre y su tía. Daphne la sentó en su regazo y la tranquilizó.
— No sé cómo lo hace, pero el ministrio Shacklebolt tiene un don para las palabras. — Sebastian se sentó al lado de su esposa y su hija alargó los brazos queriendo sentarse al regazo de su padre. Sebastian la cogió en brazos y la sentó encima de él.
— ¿Cómo reaccionó padre? — preguntó Astoria.
— No muy bien. Parecía que iba a ponerse a despotricar en cualquier momento. Imagino que eso será lo que hará cuando llegue a Greengrass Manor.
— Entiendo que odie todo lo que tenga que ver con mortífagos porque lo amenazaron, pero incluso hasta permitir que un inocente no salga de la cárcel o no querer que se aclare un caso… — pensó Daphne en voz alta.
— Y lo de los mortífagos no es excusa. Siguió juntándose con ellos para conseguir una cura para mi maldición de sangre, aunque siguió tratándome como si no existiera. Que yo lo agradezco, pero que no culpe a los mortífagos de que el Ministerio le embargara propiedades después de la Segunda Guerra Mágica, cuando al terminar la Primera, siguió andando con ellos. — alegó Astoria.
— Además, se casó con madre para utilizar su dote y despegar su carrera del Wizengamot. Y madre viene de una familia de puristas de sangre. Cada vez que pienso más en eso, entiendo por qué ese matrimonio fracasó. — dijo Daphne.
— En mi lucha por los derechos de los hijos ilegítimos, he visto que no hay mucha diferencia en el trato de los squibs entre los diferentes bandos de la guerra mágica: los que están a favor de los hijos de muggles y los que no. — entró Sebastian en la conversación.
— ¿Qué tiene que ver? — preguntó Astoria interesada.
— Mucho. Hay magos del bando de la luz que piensan lo mismo que los magos puristas sobre los squibs. Desde hace años, décadas o siglos, se abandona a los squibs siendo niños de once años. Depende de qué familia lo hace en el mundo mágico o muggle. Normalmente, en el mundo mágico suele ser el Callejón Diagon porque allí hay muchos negocios y hay más posibilidades de que encuentren empleo. No siempre eso pasa y muchos squibs van al Callejón Knockturn. La forma más fácil que tenían las niñas squibs de ganar dinero para conseguir comida era prostituyéndose. Sus clientes eran magos sangre pura, de familia adinerada o no. Ahora no es tan común que gente de clase media o baja se case por conveniencia, pero antes sí, por supervivencia más que nada. Algunas veces, esos clientes dejaban embarazadas a esas niñas squibs y depende de sí tenían recursos, podían abortar y otras no. Algunas decidían tener los hijos y esos son los hijos ilegítimos. Por eso, mucha gente del Wizengamot quiere boicotear mi lucha porque saben que, si se destapa ese meollo, puede salir que él o un antepasado suyo se acostó con una menor. Y también porque sería un rollo para las herencias.
— Es terrible. Completamente inhumano. — quedó horrorizada Astoria.
— Menos mal que el ministro apoya tu propuesta. — le animó su esposa.
— Sí, es lo único que me consuela. A mí me han dado las propiedades de mi madre por haber sido parte de la Orden del Fénix, pero no porque estuvieran a favor de mi derecho como hijo ilegítimo. Cuando entré a trabajar en el Wizengamot, me llamaban "el hijo de la ramera" porque mi madre se quedó embarazada con dieciséis años. — susurró el chico. — No estoy a favor de la mayoría de decisiones que tomó, pero esas palabras no se las merece. Y "el hijo de la ramera" me lo decían personas del bando de la luz.
Daphne y Astoria asintieron en silencio. Tristes. Misóginos había en todas partes. Daba igual el bando.
Decidieron salir a los jardines a tomar un poco el aire para aligerar el ambiente tenso de la conversación.
— ¿Crees que padre haya sido cliente de alguna de esas crías? — le preguntó Astoria a su hermana mayor.
— Me gusta pensar que no. Que se acostaba con prostitutas del Callejón Knocturn, sí. Porque tenía muchas amantes. Nosotras las vimos en la mansión de niñas, ¿recuerdas? Pero no descarto que, seguramente haya algún medio hermano nuestro no reconocido pupulando por el Callejón Knockturn. Pero déjame pensar que no se acostó con una cría que podría ser nuestra hermana mayor.
Notes:
Soy consciente que este capítulo ha quedado un poco más largo que los demás.
Por fin aparece Astoria. Sebastian es un personaje secundario de Reginald Albertus Bloom: una nueva oportunidad de vivir. Los padres de Daphne están en su capítulo correspondiente en Drabblectober 2022.
¿Opiniones?
Hasta la próxima
Chapter 6: Las muestras
Notes:
El Potterverso es de Rowling
Advertencia: Este capítulo contiene una escena de violencia sexual explícita. Si es un tema delicado para ti, no lo leas.
(See the end of the chapter for more notes.)
Chapter Text
— ¿Quieres? — preguntó el carcelero tocándose el miembro, el cual había sacado de su bragueta. — ¿No? Pues hoy tampoco bebes ni comes, zorra. — Roger Davies se puso el pene dentro del pantalón y se fue con la ración de comida y agua de la mañana.
Pansy Parkinson se quedó sentada mirando al infinito.
Esa era la rutina que llevaba viviendo tres veces al día desde 1998. ¿En qué año estaba? Ni lo sabía. Lo único de lo que era consciente sobre el paso del tiempo era que no habían pasado diez años. Más que nada por su aspecto. Seguía delgada, mucho más delgada que antes, pero su aspecto seguía más cerca del de una mujer de dieciocho años, ahora en la veintena, que de una mujer de treinta. En cada celda, había un pequeño lavabo con un espejo, el nuevo régimen quería dar un poco de higiene y dignidad a los presos.
Cuando supo que no había carceleros cerca, se acercó al colchón de la cama roñosa donde dormía y sacó un pan mohoso que empezó a comer.
Los carceleros de Azkaban que sustituyeron a los dementores llevaban años abusando de las esposas, hijas, hermanas y sobrinas de mortífagos que fueron encarceladas tras la Segunda Guerra Mágica. Sus crímenes fueron no impedir crímenes que cometieron sus padres y tíos. Mientras fue juzgada, oyó que la nueva ley del Ministerio dictaba que cada prisionero debía recibir tres raciones de comida y agua diarias: al inicio del día, mediodía y por la noche. Pero los carceleros coaccionaban a las prisioneras para tener sexo con ellos, sino, no se la daban. Las que se negaban, como acababa de hacer ella, se quedaban sin comida. Así que, al final, acaban accediendo para no morir de hambre o de deshidratación. Algunas veces, los propios carceleros las obligaban a suplicar por comida, pero para recibirla tenían que tener sexo con el carcelero. Otras veces, los carceleros ni siquiera preguntaban. Entraban en la celda y violaban a la mujer y se iban. ¿Cómo se sabía que eso pasaba? Sólo hacía falta oír los gritos de esa mujer y sus lloros después. En esa última parte, Pansy había tenido suerte. Nunca fue una chica bonita. Demasiado baja, delgada y plana, la nariz chata y los ojos demasiado juntos. Pero esas partes de su cuerpo que antes odiaba y le llegaron a crear un complejo sobre su físico en sus años de adolescencia (y a envidiar la belleza de sus amigas Daphne Greengrass y Grace Black), la salvaron de ser tan abusada como otras prisioneras que eran más hermosas que ella. Pero la violación consiste en someter a la mujer y ni ella se libró, ni las mujeres de mediana o tercera edad encarcelada. De hecho, la propia Pansy se quedó embarazada de algunos carceleros, pero al estar tan delgada y en tan mal estado de salud (ya antes de entrar en Azkaban, sufría de anorexia) todos sus embarazos terminaban en abortos espontáneos. No habían tenido suerte otras mujeres que habían quedado encinta de sus violadores y sus embarazos habían seguido adelante. Los carceleros no consideraban a esos embriones hijos suyos, así que, ni se molestaban en mandar médicos a atenderlas y, sumado a su estado de salud o a su avanzada edad, muchas acababan muriendo en el alumbramiento.
¿Qué acababa pasando con esos bebés? Muchos también fallecían en el alumbramiento junto a sus madres. Los que sobrevivían eran llevados a orfanatos. Los carceleros de Azkaban no eran como los mortífagos, no asesinaban niños y bebés. Abusar de familiares mortífagos era hacer justicia por todas las hijas de muggles que habían sido violadas y asesinadas. Pero no mataban recién nacidos por mucho que llevaran sangre de mortífago y de las zorras de sus mujeres.
…
Harry y Ron se estaban dirigiendo con barco a Azkaban.
— Tenemos que investigar lo que nos pidió Kingsley sobre las muertes extrañas de mujeres prisioneras, extraer muestras de sangre de Parkinson y Selwyn… — enumeró Ron.
— Y quiero preguntarle a Selwyn sobre la gente que Verity no pudo reconocer en los camafeos. — susurró Harry.
— Sé nota que quieres resolver todas las incertidumbres que se ponen en tus manos. — rio Ron.
— No pienso justificarme. — sonrió Harry. — Ya me conoces.
Finalmente, el barco tocó las costas de la isla.
Harry y Ron salieron de la barca, junto a Fay Dunbar, una antigua Gryffindor de un año superior a ellos, era una auror medimaga y quien tomaría las muestras de sangre de Parkinson y Selwyn. Algunos aurores también se hacían medimagos (o medimagos se hacían aurores) para atender heridas de emergencia de sus compañeros o víctimas antes de que los trasladaran al hospital.
Mientras subían hacia el edificio de la prisión, se fijaron en que la tierra estaba removida de forma reciente, como si hubieran cavado con palas.
— ¿Te has fijado en que cavaron en la tierra hacia poco? — le preguntó Ron a Harry al oído.
— Normalmente, cuando un prisionero fallece y nadie reclama el cuerpo son enterrados en los terrenos de la isla. — le contestó Harry.
— Ya, pero, ¿no es mucho?
— Piensa que ha habido muchas mujeres prisioneras que han fallecido en un periodo corto de tiempo y no hay familiares que puedan solicitar los cuerpos para enterrarlos porque también están encerrados o fugados. Pero sí, es sospechoso. Habrá que informar a Kingsley.
Cuando llegaron a las puertas de la prisión, un carcelero que estaba haciendo guardia los saludó.
— El auror Potter, el auror Weasley y la auror Dunbar. — se presentó Harry a sí mismo y a los suyos.
— Ya se nos ha informado de su llegada hoy. Les llevaré ante el auror Davies, el carcelero en jefe de Azkaban.
Abrió la puerta y entraron. Otro auror sustituyó a su compañero haciendo guardia.
Harry, Ron y Fan entraron a la prisión y cruzaron los diferentes pasadizos hasta llegar al despacho del carcelero en jefe. Harry y Ron se echaron una mirada. Debían investigar y estar alerta sin levantar sospechas.
— Auror Davies. — se presentó Roger cuando los visitantes entraron. Harry encajó la mano con él. — Auror Potter.
— Auror Weasley. — Ron estrechó la mano de Davies.
— Auror y medimaga Dunbar. — Roger le estrechó la mano a Fay y le sonrió.
— Ya me informaron de su llegada. Han dicho que necesitaban dos prisioneros.
— Sí — Harry le enseñó el pergamino donde estaba escrita la orden del Wizengamot sobre la muestra de sangre. — Tenemos que extraer muestras de sangre de Pansy Parkinson y Leon Selwyn para comparar su ADN con el de unos cadáveres que encontramos hace unas semanas.
Roger Davies asintió.
— ¿Y qué ocurrirá con Parkinson y Selwyn si los cadáveres coinciden en el ADN con ellos? — preguntó.
— Eso debe decidirlo el Wizengamot. — respondió Ron. — Nuestro trabajo es resolver el caso.
Roger Davies apretó los dientes y se tensó. No le gustó la respuesta del pelirrojo.
— ¿Tiene alguna habitación dónde pueda hacer la extracción de sangre? — se interesó Dunbar enseñando su maletín de sanadora.
— Claro, síganme.
Roger Davies encabezó la salida y los tres aurores le siguieron.
Les llevó a una especie de almacén, con algunas cajas.
— Está un poco desordenado y lleno de polvo, pero no tenemos ninguna sala esterilizada. — informó más que disculparse.
— No sé preocupe. Sé que esto es una cárcel, no un hospital. — contestó Fay. Entonces, la auror medimaga cayó en la cuenta de algo. — Entonces, si no tienen ninguna sala, ¿cómo lo hacen para hacer las revisiones anuales a los presos?
— Preparamos una sala para ellos. Pero el resto del año las necesitamos. — le contestó.
— ¿Y el sanador que tiene que atenderles?
— Al igual que usted, si ocurre algo, preparará la sala para ello. — respondió.
Fay no pareció del todo convencida, pero no tenía argumentos en contra. Quedó satisfecha con las respuestas y empezó a preparar su material y a esterilizar la sala con hechizos.
— Mientras la auror Dunbar prepara la habitación, ¿puede llevarnos hasta los prisioneros? — preguntó Harry. Así tenían una excusa para investigar sin levantar sospechas.
— No se preocupe. He mandado gente a buscarlos. — informó Roger. — Caminar por estos pasadizos no es un camino de rosas. Si no se está acostumbrado a vivir rodeado de mugre, puede no ser muy agradable deambular por ahí.
— Entiendo. Pero nosotros también somos aurores y nos enfrentamos a una guerra. Hemos visto cosas que nadie tendría que ver. — aclaró Harry con un tono medio en broma medio en serio.
….
Leon estaba tumbado en su celda.
Los días pasaban lentos, lo único que le hacía consciente del paso del tiempo eran los carceleros llevándole sus raciones y cuando oía los cerrojos de las celdas abriéndose cuando un carcelero quería violar a una mujer o los gritos y lloros de una durante y después de ser abusada. También sabía que habían pasado nueve meses cuando oía los gritos de una mujer al parir y luego los lloros de un bebé, en el mejor de los casos, o el olor a putrefacción. Los carceleros no se molestaban en quitar y enterrar los cuerpos hasta unos días después.
Oyó las puertas de la celda abriéndose. Pero era extraño. Si traían la comida, siempre oía los cerrojos de las celdas anteriores a la suya abrirse y cerrarse o los carceleros gemir de placer al violar a una prisionera a cambio de darle comida.
El carcelero entró sin avisarle, le cogió de los codos y lo levantó sin costarle demasiado. Leon había adelgazado mucho.
— ¡OIGA! ¡ADÓNDE ME LLEVAN! — gritó. — ¡¿QUÉ VAN A HACERME?! — recordaba que se había prohibido la pena de muerte, pero nunca se sabía con esos desgraciados.
El auror le estampó la cara contra la pared y le rompió la nariz provocando que le saliera sangre a chorros y ensuciara su cara y su uniforme de preso. Pero el carcelero consiguió su objetivo, hacer callar a ese molesto y asqueroso mortífago.
— ¿Qué haces? — le regañó otro carcelero. — Recuerda que tenemos visitas. Y el nuevo régimen son unos blandengues, preocupándose por los presos. Esa escoria merece todo lo que le hacemos. — escupió a Leon. — Pero no queremos causar que nuestras visitas se quejen de nosotros.
El carcelero que llevaba a Leon le curó la nariz rota, pero le susurró al oído.
— Espero que esas visitas se vayan pronto. Así podremos seguir violando a la fea de tu prima.
Leon estaba demasiado débil físicamente y tenía la cabeza embotada para meterle un puñetazo. Pero apretó los puños de rabia.
El auror avanzó con demasiada prisa para que un Leon mareado pudiera seguirle el paso. Así que, algunas veces, Leon se caía al suelo. Entonces, el auror lo levantaba, le daba una bofetada y lo seguía llevando a rastras.
Abrieron una puerta y Leon consiguió ver a tres personas a parte del carcelero en jefe.
— Traigo a Leon Selwyn, señor. — informó el auror tras saludar.
— Bien, siéntenlo en la silla que ha preparado la auror Dunbar. — le ordenó.
El carcelero caminó con Leon hasta la silla y lo sentó de forma brusca mal disimulada.
Harry y Ron se miraron sorprendidos. El uniforme de preso estaba sucio de sangre.
— Señor Selwyn, debo sacarle muestras de sangre. Por favor, relaje el brazo. — Fay Dunbar le cogió la muñeca derecha y colocó el brazo del prisionero sobre una superficie donde estuviera apoyado.
— ¿Para qué me extraen sangre? — preguntó.
— Necesitamos su ADN. Sólo puedo decirle eso por ahora.
Entonces, Fay posó ambas manos sobre su codo y tras hacer un hechizo de magia ancestral, tuvo un pequeño círculo de sangre en sus manos que depositó en un botecito donde escribió las iniciales L y S.
— Antes de que se lo lleven, señor Selwyn, me gustaría que me respondiera a una pregunta. — Harry se acercó a él y sacó una fotografía. La de las personas con pelo albino que Verity no pudo identificar. — Encontramos esta fotografía en Selwyn Manor. ¿Podría identificarlas?
Leon miró a Harry y luego a la fotografía. No pensaba colaborar después de lo que los aurores les habían hecho a él y a su prima.
— Si colabora, informaremos al Wizengamot de que ha colaborado con el caso que llevamos entre manos y eso le beneficiará. — intentó convencerle Harry.
Leon no se lo creyó. Cuando lo encarcelaron, el Wizengamot ni siquiera le hizo un juicio justo permitiéndole tener un abogado de oficio.
— Si colabora, es muy posible que su caso y el de su prima se abran. — siguió convenciéndole Ron ayudando a Harry.
— ¿Por qué? — preguntó Leon dudoso.
— Por ahora no podemos decirlo, es información confidencial. Pero es muy posible que se reabran su caso y el de su prima. — siguió insistiendo Harry.
Esa vez sí, convencieron a Leon. Miró con más detenimiento a la fotografía.
— Si lo han encontrado en Selwyn Manor y son personas de pelo albino, puede que sea de mi madre. Ella es rusa. Aunque imagino que eso ya lo habrán investigado. Pero ella no sale en la foto. Ese es su hermano. Borys se llama. Pero nunca lo conocí en persona. Padre no quería que madre siguiera manteniendo contacto con su familia tras casarse y mi abuelo materno lo permitió tras estar informado sobre mi nacimiento, el motivo por el que mis padres se casaron. Pero, el tío Borys no estaba conforme y siguió carteándose con mi madre a escondidas. Y cuando yo entré en Hogwarts me escribí con él. Estos son sus hijos, mis primos, Vasilisa y Fyodor, son gemelos dos años menores que yo. No los conozco en persona, pero nos enviábamos cartas cuando yo estaba en Hogwarts y ellos en Koldovstoretz. También salen sus padres, el tío Borys y su esposa, Cyzarine.
— ¿Cómo sabe con certeza que son ellos? — preguntó Harry dudoso.
— Mi tío Borys me mandó varias fotografías de mis primos, desde bebés hasta con su uniforme del colegio. Esta es una de las que me mandó.
— Entiendo, gracias, señor Selwyn. — agradeció Harry.
El auror levantó a Leon con muy poco tacto y se lo llevó.
…..
Pansy estaba completamente paralizada mientras el carcelero se retorcía encima de ella gimiendo de placer. Finalmente, el hombre irguió su espalda corriéndose dentro del cuerpo de la joven, quien se tragaba sus lágrimas. No permitiría que esos desgraciados la vieran llorar. Mientras tanto, el hombre metió su miembro dentro del pantalón con prisa. Davies había dado órdenes de que no violaran a las prisioneras hoy para no causar una mala imagen a las visitas. Pero él pensaba que los aurores del Ministerio eran unos blandos; con los mortífagos no había que tener piedad alguna y había que devolverles la misma mierda que ellos dieron. Ellos no eran como los mortífagos, ellos hacían justicia por todas las hijas de muggles violadas y asesinadas haciendo pagar a los mortífagos con la misma moneda.
Se oyó la puerta de la celda abriéndose. Era otro compañero. Al ver la escena, supo lo que había pasado.
— El jefe ha dicho que nada de follarse prisioneras hoy por las visitas.
— Me la suda. Lo único que merecen estas zorras es que todos los familiares cuyas familias destrozó la suya se pongan a violarla uno por uno.
— Tienes razón, pero tengo que llevármela. Hay una orden del Wizengamot que dice que tienen que extraerle sangre.
El auror que acababa de violar a Pansy, la levantó por el brazo y le gritó.
— ¡Vamos, ponte las bragas, zorra! ¡Ya lo has oído! ¡RÁPIDO!
La tiró al suelo y Pansy se subió las bragas con prisa, más porque no la lastimaran que porque se lo ordenaran.
El otro carcelero la cogió del brazo y la sacó de ahí. Caminaron deprisa hacia el almacén.
Cuando Fay vio a Pansy entrar, tragó saliva. Veía sudor en la falda de su uniforme de prisionera y vio que la mujer tenía los ojos vacíos. Y le dio muy mala espina. Tanto que un escalofrío le recorrió toda la espalda. Pero estaba trabajando y esas muestras de sangre eran muy importante para la investigación que se estaba llevando a cabo. Así que, disimuló y mantuvo una actitud profesional.
— Señorita Parkinson, tengo que tomarle muestras de sangre, por favor, relaje el brazo derecho. — le informó después de que ella fuera sentada con los mismos malos modos que su primo. A partir de ahí, realizó los mismos hechizos con los mismos resultados. Después de obtener su sangre, escribió dos P en el frasquito.
Finalmente, Pansy también fue sacada de la habitación con malos modos y con prisa.
…..
Harry, Ron y Fay estaban de vuelta en el barco.
— Ya tenemos las muestras. Podemos seguir investigando el caso. — celebró Ron.
— ¿No os ha dado la impresión de que Davies no quería que viéramos la prisión? — preguntó Harry.
— Sí — respondió Fay. — Y también qué tenía prisa por sacarnos de ahí. También me parecía raro que no tuvieran una enfermería habilitada para los presos. Entiendo que necesiten almacenes, pero, una enfermería es esencial. Si hace falta, construyes un cobertizo fuera de los terrenos de la prisión para poner todo lo que necesites. Toda la isla está habilitada para lo necesario para Azkaban. Y el uniforme de Selwyn manchado de sangre… pero lo que me ha dado escalofríos fueron los ojos vacíos en la cara de Parkinson. — Fay tuvo otro escalofrío.
— ¿Qué quieres decir? — preguntó Ron.
— No sé, es como si fuera un cuerpo muerto sin más. Pero de solo verla, me ha entrado un escalofrío. No puedo explicarlo con palabras, es instinto. Pero el sudor del uniforme en las piernas mientras que no había nada en las axilas, no me parecía normal. Ni estamos en verano, ni hace tanto calor. — se explicó Fay.
Harry y Ron se miraron. No habían podido resolver el caso que les pidió Kingsley, pero le transferirían todos los detalles extraños que habían vivido y notado.
Notes:
Finalmente, Pansy y Leon entran en escena tras ser mencionados durante tantos capítulos. Sobre todo, Pansy.
Fay Dunbar es un personaje de los videojuegos. Toda la información la he sacado de las wikis, siento si la personalidad del fic de la chica no coincide con la del videojuego. No he jugado a ninguno.
Hasta la próxima
Chapter 7: Las coartadas
Chapter Text
— Lamentamos no poder haber descubierto las muertes de las familiares de los mortífagos. — se disculpó Harry ante el Ministro.
— No te preocupes. Es imposible resolverlo todo con una visita. Pero me habéis traído información muy valiosa. Para empezar, no hay enfermería, lo cual es obligatorio; Selwyn llegó con la nariz sangrando, y ese trato con los presos es inhumano e ilegal; la mirada vacía de Parkinson… y las reticencias de los aurores carceleros a que vierais la prisión. Me hace pensar qué algo traman. — pensó Kingsley en voz alta.
— ¿No pueden ir a hacer una inspección? — propuso Ron.
— Por ley las inspecciones deben avisarse y aprovecharían para taparlo todo. Así que, no nos servirían de nada. La única manera es que alguien se meta dentro de la prisión e investigue desde ahí. Lástima que nuestras caras las conozcan y no podamos usar hechizos para cambiar el aspecto. Es lo primero que se busca en la Oficina de Aurores. — reflexionó Kingsley. — Pero ya pensaremos en ello más tarde. Ahora tenemos otro caso que resolver. — les animó. — He conseguido que el Wizengamot autoricé la exhumación de los cuerpos de Levin y Carysse Selwyn, Herbert Parkinson y los abuelos de Verity, la señorita Parkinson y el joven Selwyn. Cuantas más muestras de ADN veamos mejor. La sanadora Greengrass se encargará de comparar las diferentes muestras con los cuerpos.
Tanto Harry, como Ron, como Daphne estuvieron en los mausoleos de los Selwyn y los Parkinson cuando exhumaron los cuerpos.
Harry y Ron miraron la lápida de Herbert Selwyn, muerto a la edad de dos años por viruela de dragón. Ahora que tenían sobrinos y ahijados, las muertes de niños les afectaban todavía más. Pero, por otra parte, si ese chaval hubiera vivido, ahora sería o un mortífago muerto en la Batalla de Hogwarts o un mortífago encarcelado en Azkaban. No sabían qué era lo mejor.
— Potter, Weasley, es hora de irse. — les informó Greengrass al ver que se quedaron distraídos.
Abandonaron los mausoleos y las mansiones.
…..
Daphne tenía los cuerpos de los familiares de Pansy delante suya, entre ellos el de su hermano pequeño, y sus muestras de sangre.
Empezó a realizar los hechizos para detectar si las muestras de ADN eran compatibles.
Tras varias horas, se sentó cansada. El resultado eran los esperados o lo que llevaban sospechando durante mucho tiempo.
Pero había algo que no encajaba.
Miró el cuerpo de Herbert.
Por muy irreal que fuera, eso era lo escondía el pequeño Herbert.
….
Harry y Ron se sentaron con una taza de café bien cargado.
— Bueno, ya está. Son los cuerpos de las señoras Selwyn y la señora Parkinson. — concluyó Ron tras tomar un largo sorbo.
— No tan rápido. ¿Cómo le damos la noticia a Verity? Por mucho que se lo espere, no es lo mismo estar casi seguro que una confirmación. Además, Selwyn y Parkinson están en Azkaban porque se les acusó de ayudar a escaparlas. — se cabreó Harry.
— Entre otras cosas. No haber impedido crímenes de familiares mortífagos y Leon Selwyn fue un mortífago. — enumeró Ron. — Tenemos las varitas de los asesinos y el permiso para ver la tienda de Ollivander.
— Pero alguien puede haber cogido las varitas de su verdadero propietario y usarlas para matar. — negó Harry.
— Sólo nos quedan las coartadas de Selwyn y Parkinson.
— Ron, ¡eso es! — celebró Harry. — Greengrass ha dicho que esas mujeres fueron asesinadas en marzo. Parkinson en esa época, estaba en Hogwarts. Dunbar puede ir a la tienda de Ollivander a comparar las varitas.
— ¿Y yo?
— Tú tienes que comparar la coartada de Leon.
— Jajaja. La parte más complicada para mí, ¿no? Gracias, jefe. — dijo en tono de broma.
Harry también rio.
— Ron, no confío en nadie mejor que tú para eso. Tu intuición nos ha ayudado mucho siempre.
….
Fay Dunbar se dirigió a la tienda de Ollivander.
Actualmente, la tienda estaba a cargo de Garrick Ollivander jr. el nieto de Garrick Ollivander. El negocio pasó directamente al nieto porque su padre fue asesinado durante la guerra. Además, el señor Ollivander se retiró tras la Seguna Guerra Mágica.
— Señor Ollivander, tengo una orden de registro para su archivo sobre varitas. — le informó cuando entró en la tienda.
Garrick leyó el informe y le pidió que le siguiera.
— Claro, por aquí, por favor.
Fay siguió al fabricador de varitas hasta la trastienda.
El joven sacó un enorme libro y se lo entregó.
— Si tiene alguna duda, estaré en mi taller.
La auror se sentó y empezó a leer.
…
Harry entró por la red flu al despacho de la Directora McGonagall.
— Profesora MacGonagall. — la saludó haciendo un asentimiento de cabeza.
— Hola, Potter. Siéntate. — le pidió Minerva con amabilidad mientras conjuraba un té.
Harry obedeció.
— Veo que vienes a verme por trabajo. Llevas el uniforme de auror. — comentó ella.
— Así es. Necesito leer su registro sobre la asistencia de sus alumnos en las clases de 1998.
La Profesora McGonagall chasqueó la lengua al recordar ese horrible año.
— Claro, ¿puedo preguntar de qué se trata?
— Es sobre el caso que estamos trabajando ahora. — Harry se fijó en la portada del periódico El Profeta. — ¿Me permite?
Minerva asintió y Harry leyó el titular.
"Encontrados tres esqueletos en Selwyn Manor"
Harry palideció.
¿Cómo había conseguido filtrarse el caso a la prensa mágica?
Harry odiaba que siempre se filtrasen las noticias sin permiso de la Oficina de Aurores sobre los casos que estaban trabajando.
— ¿Tiene que ver con este caso? — preguntó Minerva.
— Tengo que comprobar la coartada de Pansy Parkinson. — explicó.
— Bueno, si esa chica consiguió escaparse cruzando todos los dementores y no ser detectada con los hechizos alarma que había desperdigados por todo Hogsmeade bajo la vigilancia de tres mortífagos en el colegio y los que había en el pueblo, que venga y me lo explique, es más inteligente de lo que pensaba.
Harry soltó unas risitas al oír el sarcasmo de su profesora.
— Estoy de acuerdo con usted, pero ese argumento no serviría ante el Wizengamot.
— Paséate por el castillo como si estuvieras en tu casa. Preguntaré a los profesores si saben algo de la señorita Parkinson, que te lo digan. Los archivos están en la biblioteca. Madame Pince se encarga de su cuidado.
— Gracias, Profesora.
— Y por favor no llames mucho la atención. Se desataría un enorme alboroto si supieran que estás en Hogwarts. Ahora están en clase.
— Claro, Profesora.
Harry terminó su té, se despidió y se dirigió a la biblioteca.
— Aquí están los archivos, señor Potter. — Madame Pince sacó un enorme archivador, Harry se preguntó cómo esa anciana tan delgada podía levantar un libro tan grueso, quiso ayudarla, pero Madame Pince lo miró con mala cara y consiguió trastabillar hasta una mesa donde lo dejó. — Al inicio de cada clase, cada profesor pasa lista y después lo pasan a limpio en este cuaderno. Cualquier duda que tenga, no dude en preguntarme.
— Gracias.
Harry se sentó y empezó a leer.
Se fijó en que Parkinson acudió en la mayoría de las clases, pero había días o semanas enteros en los que no acudió.
— Madame Pince, aquí pone que Parkinson no acudió a clases en varios días. — le señaló.
— Puede que estuviera en la enfermería. En ese caso, es Madame Pomfrey quien tiene el registro de las personas que acuden ahí. — le explicó. — Dudo que haya podido salir del colegio en ese año.
— Claro, gracias, Madame Pince.
Harry copió las fechas en que Parkinson acudió a clase, se despidió y se dirigió a la enfermería.
— Pansy Parkinson, pasó mucho tiempo en la enfermería desde 1995. Tuvo anorexia. — le explicó Madame Pomfrey.
— ¿Por qué? — preguntó sorprendido. No sabía ese detalle de Parkinson. Recordaba haberla visto en quinto año y no se le notaba.
— Hay muchos alumnos de Slytherin que tuvieron problemas con la comida en 1998, incluso años antes, en el caso de los familiares de mortífagos. La comida era lo único que sentían que podían controlar. — Madame Pomfrey le dio el registro de la enfermería.
Harry sacó el papel y comparó las fechas. Los días que Parkinson no estuvo en clase fue los que no estuvo en la enfermería.
Tenía una coartada.
…..
Lo primero que hizo Ron fue preguntar a Verity toda la información que sabía sobre Leon Selwyn. Tenía que saber los lugares que frecuentaba para poder darle una coartada.
— Leon no tenía muchos amigos en Hogwarts. Era gay y no quería que se descubriera.
— ¿Cómo supiste que él era homosexual?
— Fue uno de los mortífagos que atacaron la boda de tu hermano. Me confesó que era gay y que estaba con su novio, un Slytherin hijo de muggles. Albert Jones, se llama. Leon hizo un juramento inquebrantable con su padre en que él se uniría a los mortífagos si no lastimaban a Albert.
— ¿Dónde está Albert? ¿Mantienes el contacto con él?
— Por supuesto. Vive en Londres junto a los hijos que tuvo con Leon.
Ron la miró sorprendido.
— Albert es un chico trans. Se quedó embarazado de Leon durante la guerra.
— Ostras.
— No puedo ayudarte más. Ya sabes que mis primos me sacaron de la mansión Selwyn durante la Navidad del 97 y estuve con el sanador Bloom, Flint y el sanador Doge en su campo de refugiados junto a Percy y Audrey.
— ¿Y los cuatrillizos los conocen? — le pregunto cómo cuñado, no como sanador.
— Sí, son sus primos. Nos vemos una vez a la semana, aunque Albert trabaja en el Orfanato Oceane conmigo. Intentamos que los niños se vean lo máximo posible.
Verity le escribió la dirección de Albert.
— Verity, siento no haberte preguntado más antes sobre tu familia. — se disculpó Ron. — Eres mi cuñada, la esposa de mi hermano y la madre de mis sobrinos.
— Todos todavía tenemos heridas abiertas por la guerra. Yo también. Por eso no me relacionaba del todo con vosotros. — se sinceró Verity.
…
Albert abrió la puerta y vio a un hombre pelirrojo lleno de pecas.
— Señor Jones, soy Ronald Weasley, auror. Me gustaría hacerle unas preguntas.
Albert le dejó pasar.
— Me gustaría que me hablara de Leon Selwyn.
— ¿Por qué?
— No sé si ha leído El Profeta. — Tuvo tiempo de reunirse con Harry después de que este visitara Hogwarts y le informó de que el caso se había filtrado a la prensa.
— Imagino que habrá oído hablar del caso de los esqueletos de la mansión Selwyn. Lo estamos investigando y queremos corroborar la coartada de Leon. — le explicó Ron con cautela.
Albert se mordió el labio y lo hizo pasar.
— Le dejaré quedarse hasta que tenga que ir a recoger a los niños del colegio. — le informó preparando una taza de té para ambos. — Si usted es Ron Weasley, debió compartir curso con mi hermana adoptiva, Megan Jones, de Hufflepuff.
Ron intentó ocultar que no se acordaba del nombre de esa chica y su sorpresa. No era muy común ver a un hijo de muggles en Slytherin. Menos a un hijo de muggles saliendo con un mortífago.
— Cuando vino la Profesora McGonagall a decirme que había recibido mi carta de Hogwarts, me entró el valor de decirles a mi familia que era un chico. Mis padres no se lo tomaron bien. La situación se hizo tan insostenible que el ministerio mágico tuvo que intervenir y quitarles mi custodia a mis padres. Pero tenia que vivir con unos magos adultos durante el verano que estuviera fuera del colegio. El Profesor Dumbledore pidió a diferentes amigos y aliados suyos y los Jones aceptaron tenerme en casa. Finalmente, me adoptaron. Conocí a Leon en Hogwarts. Íbamos al mismo curso. Los señores Jones me advirtieron que no podría decir en Slytherin abiertamente que era hijo de muggles y como adopté el apellido de los Jones, bueno, los hijos de los mortífagos no me hicieron tanto la vida imposible pensando que yo era mestizo. Leon nunca me llamó "sangre sucia". Él quería mantener un perfil bajo. Después supe que era porque era gay. Yo tampoco me relacionaba mucho con los miembros de mi casa. Primero, porque era hijo de muggles, segundo, porque era gay y tercero porque era trans. Finalmente, fui muy buen estudiante y ganaron muchos puntos gracias a mí. Así que, me aceptaron por ser un mago talentoso y empecé a relacionarme más con los de mi casa. Tanto que al final les confesé que era un chico trans. Todos mis compañeros de curso lo aceptaron bien. Aunque me dijeron que, al menos, podría quedarme embarazado y transmitir el apellido de mi familia adoptiva. Lo cual es un comentario un poco incómodo. — Albert rio y Ron también.
— ¿Allí ya era amigo de Leon?
— No. La primera vez que hablé con él sin ser algo relacionado con las clases fue en la biblioteca. Le vi leyendo un libro para aprender ruso y de la escuela mágica rusa. Se asustó cuando me vio. Me hizo prometer que no se lo contaría a nadie. Después me explicó que su madre era rusa y que él estaba aprendiendo esa lengua. Su padre se lo tenía prohibido. Tanto a él como su madre, aprender ruso y relacionarse con su familia rusa.
— Y eso era precisamente lo que estaba haciendo Leon. — concluyó Ron.
— Exacto. Por eso, Leon se llama Leon y no Lev, que sería su mismo nombre en ruso. Leon estaba localizando y manteniendo el contacto con su tío, el hermano de su madre, y con sus primos cuando estudió en Hogwarts. Ahora su tío ha fallecido. Pero sigo manteniendo el contacto con sus primos.
Ron asintió.
— Leon estaba estudiando ruso. La lengua de su madre. Lie Selwyn le prohibió a su esposa hablar en ruso a su hijo. Leon siempre le quitó importancia, pero para mí fue un acto muy valiente desafiar las normas de un mortífago, por mucho que fuera su hijo. Y teniendo en cuenta que venían de una familia como la suya, todavía más…
— A partir de ahí, empezaron a hablar, ¿no?
— Sí. — Albert se había mostrado desconfiado, al principio. Pero ahora, se desenvolvía cada vez más y se volvió más amable. — Nos hicimos amigos y después nos enamoramos. Cuando nos graduamos, Leon quiso romper el contacto conmigo. Su padre iba a obligarlo a convertirse en mortífago. Pero yo luché por seguir en contacto. No quería perderlo. Finalmente, Leon hizo un Juramento Inquebrantable con su padre. Él obedecería todas sus órdenes si no me lastimaban. ¿Ve el tipo de padre que era Lie? ¿Quién en su sano juicio haría un Juramento Inquebrantable con su propio hijo?
— ¿Por qué Lie aceptó hacer el juramento? — preguntó Ron.
— Porque Leon quería estar conmigo y era el único varón de la familia. Si lo desheredaban, el apellido Selwyn se extinguiría, puesto que no habría otro varón para ser el heredero.
— Entiendo.
— Durante los años 1997-1998, me escondí en el desván de los Selwyn. No podía huir por el bosque debido a mi estado. Estaba embarazado. — aclaró al ver la cara de desconcierto de Ron.
— ¿Cómo ocurrió?
— No hace falta que le explique el cómo, ¿verdad? — rio Albert. Ron se sonrojó. — Fuimos jóvenes y un poco descuidados. Pero Leon se responsabilizó. No podía sacar dinero de la bóveda porque sus padres y tíos se darían cuenta y, aunque, a mí no pudieran lastimarme a nuestros hijos sí. Así que, Leon decidió conseguir dinero. Siempre se le dio bien la caligrafía. Hace muy buena letra. En el Callejón Knockturn, encontró trabajo en una tienda de falsificación de documentos afiliada a Voldemort. Tintas Bletchley, se llamaba. Estuvo trabajando allí hasta la Batalla de Hogwarts. Se quedó a vivir en ese taller. Yo seguía en el desván de su mansión. Estaba muy asustado. Solo podía hablar con los elfos.
— ¿Y su familia?
— Mi tía Hestia Jones y mi hermano Peter eran miembros de la Orden del Fénix. Mis padres y mi tía Gwenog eran afiliados a la Orden, pero estaban bien protegidos. Quien más me preocupaba era Megan, quien estaba en Hogwarts.
— ¿Y su familia muggle?
— Corté el contacto con ellos a los once años. Si no me aceptaron entonces, ¿por qué lo iban a hacer ahora? Mi familia son los Jones.
Ron se quedó impactado ante tal declaración.
— El treinta de abril, Leon vino a casa. Había encontrado a alguien que nos podía casar. Tanto en el mundo mágico como en el mundo muggle está muy mal visto un hijo fuera del matrimonio. — Albert se levantó y trajo un papel. Un certificado matrimonial. — Encontramos a un trabajador del Ministerio escondido. Él nos casó. Yo no pude acudir a la Batalla de Hogwarts por mi embarazo. Pero Leon sí. Quería encontrar a su prima pequeña y ponerla a salvo. Pero los mortífagos perdieron y Leon fue sentenciado a Azkaban. Intenté testificar a su favor, pero me trataron como si me hubiera vuelto loco, me hablaron en femenino y pensaron que mi embarazo era producto de una violación. ¡Querían obligarme a abortar!
— Por eso me recibió tan mal… — concluyó Ron.
— Lo siento. No me caen bien ni los aurores ni los trabajadores del Ministerio. La familia Jones consiguieron impedir que no me internaran en San Mungo por loco. Finalmente, tuve a mis hijos y retomé el contacto con los parientes rusos de Leon y con Verity. Leon dejó de escribirles cuando se unió a los mortífagos. Siempre estaba vigilado por su padre y sus tíos y hubiera sido peligroso mandarles la carta.
— Entiendo. ¿Cuándo trabajó en el Callejón Knockturn falsificando documentos, ¿en qué beneficiaba eso a Voldemort?
— Propaganda. Él pensaba que ganaría la guerra y quería reescribir todos los libros que hablaban mal de él.
— Gracias, señor Jones. — Ron miró su reloj. Albert hizo lo mismo.
— Justo a tiempo para ir a recoger a mis hijos. — sonrió Albert.
…
Harry y Ron decidieron ir juntos al Callejón Knockturn. Ya era peligroso ir solo. Mejor ir juntos.
— He mandado a Dunbar y a otro grupo a volver a Selwyn Manor. Sólo nos queda saber cómo llevaron a esas señoras ahí. Quería que Verity fuera con ellas, pero no me lo permitieron. Pero Fay me ha prometido que se mantendrá en contacto con ella, es quien más conoce Selwyn Manor de nuestro bando. — le informó Harry.
— Haces bien. Mira, ahí está Tintas Bletchley. — indicó Ron.
Entraron.
Había un hombre de pelo castaño de mediana edad que los miró con el ceño fruncido al reconocer su uniforme.
— Auror Potter, auror Weasley, venimos a hacerle unas preguntas, señor Bletchley. — se presentó Harry.
— ¿Qué quieren?
— Sabemos que Leon Selwyn trabajó aquí. Imagino que tiene un registro de sus trabajadores. Queremos verlo.
— ¿Por qué debería enseñárselo?
Harry suspiró. Tendrían que ir por las malas.
— Sabemos que Leon Selwyn trabajó aquí como falsificador. Oficio ilegal y trabajó a las órdenes de Voldemort. Si nos dice todo lo que queremos saber de Leon Selwyn, no tomaremos represalias en el asunto.
Jules Bletchley apretó los labios.
— Sí que tenemos un registro. Vengan.
Siguieron a Bletchley a la trastienda.
— Aquí tienen el registro. Durante la guerra, los trabajadores vivieron con nosotros. Los mortífagos no atacaron el Callejón Knockturn. Me sorprendió que Selwyn buscara trabajo. Dijo que necesitaba el dinero. Era muy buen trabajador.
Harry buscó el nombre de Selwyn. Estuvo todo el mes de marzo en esa casa.
Tenía coartada.
— Si usted y su familia tuvieran que testificar que Selwyn estuvo en su tienda, ¿lo harían? — preguntó Ron.
— Me vería obligado a ello, ¿no? Pero diría que estuvo en la tienda y no que falsificó documentos. Guardarán el secreto, ¿no?
— Mientras no se vea envuelto en algo turbio, sí. — contestó Harry.
— Sólo intentó sobrevivir, señores. Mis padres fueron abandonados en el Callejón Diagon por ser squibs. Sólo encontraron trabajo en el Callejón Knockturn. Nunca he estado en el mundo muggle. No sabemos cómo sobrevivir ahí.
— Está bien, está bien. No le estamos juzgando. — le tranquilizó Ron.
…
Cuando llegaron a la Oficina de Aurores, se encontraron con Fay Dunbar.
— La señora Weasley nos habló de que cuando era niña ella y sus primos encontraron un pasadizo que conectaba la Torre Selwyn con la biblioteca de la mansión. Ahí dentro hemos encontrado rastros de magia bien conservados. Green ha descubierto que los hechizos de lumos y levicorpus provienen de las mismas varitas que las que lanzaron el avada kedavra. Al ser un lugar no muy frecuentado por gente, se han mantenido intactos otros rastros de magia. Como el lumos de Verity Selwyn, cuando ella y sus primos tuvieron su pequeña aventura y otro lumos de dos de las mismas varitas, las de los hermanos Lie y Treachery, muchísimos años antes. Por los sesenta. — explicó Dunbar.
— Cuando mataron a los abuelos de Verity. — concluyó Harry.
— Ha llegado el informe forense. El rastro de los violadores coincide con el de Humphrey Parkinson y Lie y Treachery Selwyn y las varitas son las suyas. — Fay les enseñó el documento.
— Caso resuelto, entonces. — sentenció Harry.
— Sí, aunque si tienen un buen abogado, pueden delegar que ellos no fueron los asesinos y que alguien les quitó la varita para matarlas. — replicó Fay.
— Para tener un abogado, primero tendremos que capturarles. Todavía están fugados del país. — concluyó Ron.
Notes:
Ha dolido escribir la parte de la Profesora McGonagall tras el reciente fallecimiento de Maggie Smith.
En un principio, la parte de la investigación no iba a alargarse tanto, pero que se le va a hacer. Ha quedado bien.
La historia de amor entre Leon y Albert la cuenta el propio Leon en Amor en Sortilegios Weasley, la aventurilla que tienen los primos en El pasadizo secreto. El negocio Bletchley mencionado aparece en Todo por el bien de Aurora, aunque en este fic es el hijo y no el padre quien lleva el negocio.
Y ya no tengo nada más que decir salvo pediros vuestra opinión del capítulo.
Hasta la próxima
Chapter 8: El Profeta
Notes:
El Potterverso es de Rowling
Advertencia: mención a abuso sexual y violación
Aviso que este fic está ambientado en mi universo en que Sirius y Regulus tienen hijos y mueren en la Segunda Guerra Mágica. Al igual que Snape y Dumbledore, que todavía siguen vivos. No lo he mencionado antes porque no tienen un papel principal en la historia.
(See the end of the chapter for more notes.)
Chapter Text
A la mañana siguiente, Andromeda leyó en el periódico El Profeta el siguiente titular en primera plana:
Ayshane Selwyn, Patricia Selwyn y Pamela Parkinson: los esqueletos encontrados en la Torre Selwyn
Andromeda se quedó alucinada.
No conocía a Ayshane y Patricia le sonaba de algo, pero sí conocía a Pamela. Había sido la mejor amiga de Cissy. Eran inseparables. Narcissa siempre iba a jugar a Selwyn Manor y ella siempre veía a Pamela a su casa.
¿Qué debía hacer?
Por una parte, quería actuar como si nada. Esa chica era la esposa de un mortífago y su hermana también. Además, Narcissa fue cómplice de todo lo que hicieron Lucius, Bellatrix y los hermanos Lestrange. Puede que ella no lanzara los cruciatos o los avada kedravra, pero dio la espalda a las víctimas de los mortífagos.
Pero, por otra parte, Narcissa vino al entierro de Nymphadora y Remus. Narcissa vino con Draco completamente vestidos de duelo, tal y como dicta la tradición de la élite sangre pura. Se pusieron al final de los asientos para no llamar mucho la atención. Pero vinieron, al fin y al cabo.
En parte, se lo debía.
Pero todavía no había cesado su resentimiento.
¿Qué debía hacer?
— Buenos días, abuela. — Teddy entró en la cocina bostezando.
— Buenos días, cariño. — Andromeda se levantó de su asiento y empezó a prepararle el desayuno.
Mientras tanto, Teddy giró el periódico a su lado y leyó el titular.
— ¡Qué bien! El tío Harry y el tío Ron ya han resuelto el caso. — exclamó Teddy.
— ¿El tío Harry ha hablado de su caso delante de ti? — sabía que Harry no hablaba de temas confidenciales o de sus casos delante del niño.
Teddy se sonrojó.
— Teddy, ¿cuántas veces tengo que decirte que no escuches conversaciones sobre el trabajo de tu padrino a escondidas? — le regañó.
— Lo siento, abuela. Pero, ¿tú sabes quiénes son esas señoras?
Andromeda se lo pensó un momento entre decirle la verdad o no. A Nymphadora nunca le escondió nada. Sus padres siempre planearon su vida, y la de Narcissa y Bellatrix, sin comentarles nada. Así que, ella decidió hacer todo lo contrario con su hija. A su nieto tampoco le ocultó nada. Pero esto…
— Solo conozco a una, Pamela era la mejor amiga de mi hermana pequeña. Sé que Patricia era su sobrina, pero casi no la vi.
— Oh, entonces, tu hermana debe estar muy triste. — susurró Teddy apenado.
Andromeda no quiso darle la razón porque entonces tendría ganas de visitar a su hermana.
— Creo que deberíamos ir a visitarla, abuela. Quiero darle las gracias por haber venido al entierro de mamá y papá.
Maldito fue el día que se lo contó.
Pero, bueno, quizá Teddy tenía razón.
Así dejaría de deberle algo a Narcissa.
…..
Narcissa se mecía en un balancín que tenía en el salón mirando una fotografía de Pamela y ella cuando estaban en Hogwarts.
Gracias a que Potter testificó a su favor, no fue sentenciada a Azkaban; pero sí que fue sentenciada a diez años de reclusión en su mansión.
Como pasó con la mayoría de familias sangre pura tras la guerra, el Ministerio les embargó las propiedades, incluyendo los elfos domésticos. Solo se les permitió conservar Malfoy Manor porque muchas partes de la mansión funcionaban con hechizos de sangre y el edificio fue construido con un hechizo protector que evitaba que se derrumbara. Todo gracias a la idea de su suegra Evangeline, quien reconstruyó Malfoy Manor tras la guerra de los muggles.
De pronto, vio la chimenea volverse verde. Salió un niño con el pelo azul.
Narcissa frunció el ceño. Nunca lo había visto.
De pronto, se quedó sin palabras al ver delante de ella a su hermana Andromeda.
— Narcissa.
— Andromeda. — dijo por inercia.
— Siento lo de su amiga, señora Malfoy. — Teddy le abrazó las piernas.
— Gracias, joven. — Narcissa desconocía cuál era el nombre de su sobrino nieto. — ¿Queréis sentaros?
Andromeda se sentó. Y Teddy se sentó al lado de su abuela.
— Pediré que traigan el té y ¿un zumo? — preguntó Narcissa al niño.
— De naranja.
— Bien. Lenney.
Una elfina anciana apareció. Sí, el Ministerio había embargado todas las propiedades, incluidos los elfos, pero algunos pudieron quedarse con sus amos por ser demasiado viejos para ser útiles. Como el caso de Lenney.
— Trae un té para nosotras y un zumo de naranja con galletas.
— Como desee el ama. — la elfina desapareció.
El salón se rodeó de un silencio tenso que ninguna de las hermanas se atrevía a romper. Teddy movía las piernas adelante y atrás.
— Gracias por venir al entierro de mis padres, señora Malfoy. — le agradeció Teddy.
— No hay de qué. — Narcissa quería agregar algo más, como que Nymphadora era su sobrina, pero, no se atrevió a decirlo para no ofender a Andromeda.
— ¿Dónde está su hijo? Sé que también vino y me gustaría darle las gracias. — Teddy giró la cabeza a un lado y a otro.
— Draco está estudiando pociones en la Academia de Pociones de Nueva Orleans. — le explicó Narcissa. Teddy puso cara de decepción. — Pero en su última carta me comentó que llegaba hoy, que había empezado las vacaciones.
Teddy sonrió.
En ese momento, una bandeja apareció delante de ellos.
Teddy se lanzó a comer el zumo y las galletas.
Narcissa sirvió el té para su hermana para ella.
Andromeda esperó paciente y cuando cogió el platillo y la taza se sorprendió de que por mucho que pasara el tiempo, siguiera recordando el protocolo sobre cómo comportarse cuando se tomaba el té.
Teddy después de tomar su zumo, se veía aburrido. Andromeda intuyó el motivo y mirando a su hermana como pidiéndole permiso le dijo:
— ¿Quieres explorar la mansión?
— ¿Puedo?
— Claro. — respondió Narcissa. — Lenney puede vigilarte.
— ¡SÍÍÍÍÍÍÍ!
Teddy saltó de su asiento y salió corriendo del salón.
El silencio tenso se hizo de nuevo.
Finalmente, Andromeda tuvo que romperlo. Tenía que explicar el motivo de su visita.
— ¿Recibes visitas? — Narcissa no podía salir de Malfoy Manor, pero podía recibir visitas. Lo único que, siempre se cacheaban las visitas por si no le daban algo para ayudarla a escapar.
— Sí, viene a visitarme Verity, la sobrina de Pamela e hija de su otra sobrina, Patricia, y algunos amigos del año de Draco también vienen a visitarme. También vienen a visitarme los hijos de Sirius y Regulus.
— Nunca me lo dijeron. — la interrumpió. Knut llevaba viviendo con ella desde finales de la Primera Guerra Mágica y Grace desde su primer año en Hogwarts, en 1991. En cambio, Deneb y Merope vivían con Narcissa desde finales de 1991, tras el fallecimiento de su madre, pero no compartían las creencias de la familia Black de dejar de lado a los familiares desheredados, por muy equivocadas que sean sus ideas. Así que, mantuvieron el contacto con los Tonks y tuvieron una muy buena relación con Dora.
— Sí, ya sabes cómo son Deneb y Merope. Nunca abandonan a un familiar, por mucho que esté desheredado o sea un mortífago. Para ellos no es incompatible. Grace viene a visitarme y a actualizarme como va su proyecto con el orfanato. Knut vino a despedirse antes de ir a su luna de miel con la sobrina de Amelia Bones. Es raro porque físicamente es igual que Sirius, pero he congeniado mejor con él que con Sirius, quizás es porque lo he conocido de adulto.
— Knut, a diferencia de su padre, sí que siente cariño por Slytherin. Quizás es porque vio como la relación entre su padre y su tío se distanció por terminar en Gryffindor y en Slytherin. Por eso, luchó para que su relación con su hermana y sus primos no se enfriara. — explicó Andromeda.
— Bueno, pues, me alegro. En parte, también me recuerda al tío Alphard.
— Sirius y el tío Alphard también se parecían mucho.
Andromeda se levantó y se dirigió a la chimenea.
Se notaba que era una chimenea sangre pura. Toda llena de ornamentaciones. En cambio, en las chimeneas muggles, y la que ella tenía en su casa, estaban todas llenas de fotografías familiares.
— Gracias por venir al entierro de Nymphadora. Y siento lo de Pamela. — le expresó.
— Gracias. La verdad es que nunca le deseé ningún daño a Nymphadora.
— Pero estabas del mismo lado de las personas que la mataron. — se giró Andromeda.
— Sí, estaba a favor de la muerte de los muggles e hijos de muggles. Y de los mestizos menos talentosos. Ahora, todavía creo que los de nuestra estirpe somos superiores. Pero nunca quise hacerle ningún daño a Nymphadora. Además, ¿qué crees que me hubieran hecho los mortífagos si yo les decía que parasen o que lo que hacían estaba mal? ¿Crees que se habrían puesto a parar o a reflexionar si yo tenía razón? No. Se habrían reído en mi cara, me habrían apartado y habrían seguido haciendo la tortura que estuvieran haciendo. O quizás, me habrían lanzado una cruciatus por traidora y hubieran seguido con lo que estaban haciendo. — explicó Narcissa.
Andromeda quiso replicar. Pero vio que lo que dijo su hermana tenía bastante sentido.
Volvió a sentarse.
— ¿Sabes que me saqué los estudios de sanación? — preguntó Narcissa con una sonrisa removiendo su té.
— ¿Cuándo? — quiso saber Andromeda.
— Ahora, en mi reclusión. Después de ayudar a curar a los heridos después de la Segunda Guerra Mágica, madame Pomfrey me animó a estudiar sanación. Dijo que mi talento no debería ser desperdiciado.
— ¿Has aprovechado ahora que Lucius está en Azkaban?
Narcissa miró a su hermana enfadada. No le gustaba lo que estaba insinuando.
— Lucius siempre supo que yo era buena en sanación y siempre me apoyó en todo. Nos casamos enamorados. Siempre me hacía llegar libros de sanación y de filosofía y política a escondidas de su padre y de los nuestros.
— Filósofos que predican la pureza de la sangre, imagino. — apuntilló Andromeda.
— Correcto. Pero todos eran libros que madre nos prohibía leer. A lo que voy es que Lucius me apoyó en todo lo que se refiere a mi formación como sanadora. Es de Abraxas de quién tendrías que preocuparte. Él siempre me culpaba por no quedarme embarazada. Seis abortos. Tuve seis abortos antes de tener a Draco. Con sus hemorragias y reposo en la cama. Lucius siempre estuvo cuidándome. A Abraxas le daba igual mi salud y mi vida siempre que le diera el heredero que quería. — explicó Narcissa con rabia. — Si no quise estudiarlo cuando Draco era pequeño fue porque yo no quise que otros magos de nuestra clase nos criticaran. Ahora que no seré escudriñada por otra familia sangre pura, he decidido estudiarlo, aunque no pueda ejercer por estar encerrada.
— Pues que sepas que yo también soy una mujer con título. — anunció Andromeda feliz. — Me licencié en historia en una universidad y soy profesora de instituto. Estudié en una academia de estudios superiores muggles y soy profesora de una escuela con alumnos de las mismas edades de Hogwarts. — aclaró Andromeda al ver la cara de desconcierto de Narcissa. — Ted también me apoyó mucho en eso.
— Me alegro. — sonrió Narcissa.
— Nunca me hablaste sobre tu amor por la medimagia. — comentó Andromeda.
— ¿El hospital de mis muñecas no decía nada cuando era pequeña? — preguntó Narcissa burlona. — No, estabas demasiado ocupada reuniéndote con Tonks y vigilando que no te descubriéramos y después fuiste desheredada. Con quién sí compartí mi pasión con la sanación fue Regulus.
— Siempre estuvisteis muy unidos. Recuerdo que Regulus siempre quería jugar a los sanadores con Sirius y Kreacher. — sonrió Andromeda.
— Los dos nos dedicábamos a curar a los mortífagos heridos. — explicó Narcissa. — Era la única manera de hacer sanación sin que estuviera mal visto. ¿Sabes qué fingió su muerte?
Andromeda asintió.
— No entiendo por qué no dio señales de vida…
— Quería protegernos. Eso me hizo saber después. Qué estúpido. ¡Y ahora lo han vuelto a matar! — se lamentó Narcissa.
— También hemos perdido a Sirius… — suspiró Andromeda triste.
— Sirius y yo nunca nos llevamos bien. — susurró Narcissa. — Nunca congeniamos, teníamos personalidades muy diferentes… además, siempre se metía con mi casa o con Lucius porque representaban todo lo que él odiaba. Y eso hizo que nos distanciáramos más. Regulus también lo pasó mal por su culpa cuando lo dejó de lado por Potter y después le abandonó
— Yo también cometí un error al no estar tan pendiente de Regulus como debería. — se lamentó Andromeda.
— Siempre tuve miedo de que Tonks te hiciera algo… — confesó Narcissa.
— Por lo que nos contaron nuestros padres de los hijos de muggles. Imagino.
Narcissa asintió.
— Yo pensé lo mismo de Lucius. Me alegro de estar equivocada. — sonrió Andromeda. Vio a su hermana nerviosa. — ¿Qué ocurre?
— He leído el artículo de El Profeta que dice que las víctimas de la Torre Selwyn fueron violadas antes de ser asesinadas. ¿Sabes que de pequeña siempre decía que quería tener una niña para ponerle vestidos? — Andromeda asintió. — Cambié de opinión hace mucho tiempo. Cuando Cordelia Goyle dio a luz a su hija, Olympia, todos los hombres sangre pura esperaban en el salón para celebrar el nacimiento de su heredero, tal y como dictan nuestras tradiciones. Las mujeres ayudamos en el parto. En un momento dado, Corban Yaxley entró en la sala de partos y se masturbó — susurró. — Todas nos sentimos asqueadas y humilladas, pero la que más, Cordelia, que estaba en sus labores de parto, como podrás imaginar. Suerte que conseguí que Lucius lo sacara de ahí. Daba igual que fuera una mujer respetada de su bando, para Yaxley éramos objetos de placer. Olympia fue la ahijada de Lucius. Pero fue asesinada en una noche que la Orden del Fénix entró en Goyle Manor para rescatar a uno de los suyos. Cordelia fue violada esa noche. Fue esa noche que supe que daba igual el bando en el que estuviera, las mujeres seríamos tratadas como objetos. Fue esa noche que decidí que no quería tener hijas. Cuando nació Pansy, mi ahijada, y me dijeron yo era su madrina, quise negarme… No podría soportar que algo malo le pasase.
— Eso no significa que… — quiso tranquilizarla.
— Mentira, Andy. He visto y oído como los mortífagos cometían atrocidades. He visto a un señor de mi bando masturbarse con una mujer parturienta de su mismo bando y he visto gente del bando de los buenos asesinar a la ahijada de mi marido y violar a su madre. Lo mismo que hacen los mortífagos. Si mi ahijada está en la cárcel, se aprovecharán de su virtud. Lo sé. No necesito pruebas para saberlo.
Andromeda quiso cambiar de tema. Ella no creía que los aurores o la Orden del Fénix hicieran tal cosa.
— Tampoco me fío del nuevo Ministerio. Si no, ¿Por qué habrían dejado a Pamela y a su familia en esa torre tantos años? ¿Por qué tardaron tanto en encontrarlas? ¿Por qué no investigaron? Solo dijeron que habían huido. Mentira. Pamela jamás habría abandonado a su hija. ¡Y ni se molestaron en investigar solo porque eran del bando perdedor! Que horribles momentos pasaron antes de ser violadas. Violadas y asesinadas y encerradas en esa torre tantos años.
— ¿Supiste que quién mató a Nymphadora fue Bellatrix? — interrumpió Andromeda.
Narcissa se quedó impactada por la pregunta.
— Lo supe después. El Señor Tenebroso no nos permitía a Lucius y a mí entrar en Hogwarts. Quería castigar a Lucius por su fracaso en la Batalla del Ministerio impidiéndonos que fuéramos a por Draco. Después del primer asalto, los del bando de los mortífagos nos reunimos en el bosque y Bellatrix presumió de ello. Si a mí me costó asimilarlo, no quiero ni pensar lo que sentiste tú. Estaba obsesionada con purificar el árbol genealógico de los Black. Cuando terminó la guerra, entré en Hogwarts y después de encontrar a Draco vi los cuerpos de Nymphadora y Bellatrix. Tras la salir de la cárcel, lo único que a Bellatrix le interesaba era "la causa" como ella lo llamaba. Si Draco o yo nos hubiéramos interpuesto, también nos habría matado. Estoy segura. Quizás es mejor que esté como está ahora.
— Yo a esa mujer ya no la considero mi hermana. — sentenció Andromeda.
….
Teddy iba caminando-corriendo por los pasadizos de la mansión viendo los diferentes cuadros y habitaciones.
La verdad es que era enorme, como la mansión de los tíos Deneb y Merope y la mansión del tío Theodore, el novio de la tía Grace. También le gustaba cómo esos señores tan estirados hablaban sobre que estaba mal correr por los pasillos.
De repente, vio una chimenea volverse verde y aparecer un chico rubio con una túnica y un baúl.
Teddy miró a su alrededor nervioso. El chico lo miraba fijamente con el ceño fruncido.
Su pelo cambió de color a un verde turquesa.
Entonces, el chico rubio alzó las cejas hasta la altura del flequillo.
— ¿Eres Edward Lupin, el hijo de Nymphadora Tonks?
— Sí, me llamo Teddy. ¿cómo lo sabes?
— Su madre y la mía son hermanas. — Sería más fácil decir que eran primos, pero nunca se conocieron como tal. Solo vio a Tonks en su sexto año en Hogwarts, vigilando el colegio y Hogsmeade, pero él estaba ocupado en su plan de tener que matar a Dumbledore.
— ¿Cómo te llamas? — preguntó el niño rubio.
— Malfoy. Draco Malfoy.
— Gracias por venir al entierro de mamá y papá, Draco.
Draco sonrió y bostezó. Acababa de llegar desde Estados Unidos y todavía tenía que acostumbrarse al cambio de horario.
— Perdona, acabo de llegar desde Nueva Orleans y estoy un poco cansado.
— No te preocupes. La señora Malfoy me lo dijo. ¿Por qué estudias pociones en Nueva Orleans?
— Porque mi padrino me recomendó en esa escuela y dijo que era bueno en pociones.
"Y porque quería alejarme del país tras la guerra". Pero eso no lo dijo.
— ¿Has venido solo?
— No, he venido con la abuela Andromeda. Queríamos decirle a la señora Malfoy que sentíamos mucho la muerte de su mejor amiga.
— ¿A qué te refieres? — preguntó Draco.
— ¿No has leído el periódico?
— No, llevo muchos meses fuera. Lenney.
— Sí, amo Draco.
— ¿Puedes traerme El Profeta de hoy?
— Sí, señor. — Lenney se desapareció y volvió a aparecer con un ejemplar de El Profeta.
Draco se agachó a la altura de Teddy y leyó el primer titular.
Se apretó el labio.
La madre y las tías de Pansy. ¿Lo sabrá ella ya? ¿Se lo habrán dicho los carceleros de Azkaban? ¿Estará bien?
¿Y madre? La tía Pamela llevaba siendo su mejor amiga desde que eran niñas. De hecho, la tía Pamela era su madrina.
Se le llenaron los ojos de lágrimas al recordarla, pero se los enjugó. No quería mostrar sus emociones en público, aunque solo hubiera un niño pequeño delante.
— ¿Estás bien? — preguntó Teddy preocupado.
Draco asintió.
— ¿Quieres que te enseñe la mansión? — le invitó.
Teddy asintió y ambos se levantaron.
…
Andromeda miró la hora.
— Se está haciendo tarde. Deberíamos irnos. ¿Dónde está Teddy? — se levantó de su sillón.
— Lenney. — gritó Narcissa.
Apareció la elfina.
— ¿Dónde está Edward Lupin? — preguntó.
La elfina se desapareció y volvió poco después.
— En el desván con el amo Draco.
— ¿Draco ha llegado? Es verdad que llegaba hoy. Con la visita se me había olvidado. — pensó Narcissa en voz alta. — Vamos.
Ambas hermanas caminaron hacia el desván.
Cuando llegaron, vieron a Teddy sentados en el regazo de Draco mirando un álbum de fotografías.
— Y estos son tus bisabuelos Cygnus y Druella Black. — le enseñó Draco. — Y estas, son tu abuela y mi madre cuando eran pequeñas. — Draco fue cuidadoso en no elegir fotografías de Belatrix.
— Oh. — a Teddy le gustó ver fotos de su abuela de niña. En casa no había.
A Andromeda y a Narcissa les enterneció la escena. Pero Andromeda y Teddy tenían que irse.
Andromeda carraspeó. Draco se giró hacia ellas y se levantó, el protocolo seguía siendo muy tradicional en ese aspecto y él lo tenía muy interiorizado desde niño.
— Abuela, mira. Tú de niña. — Teddy señaló su imagen.
— Ya lo veo. Pero tenemos que irnos. — le sonrió Andromeda.
— Pero yo quiero seguir viendo fotos. — suspiró Teddy triste.
— Podemos venir otro día. O puedes venir con la tía Grace.
— ¡SÍ!
Notes:
Ahora que se ha resuelto el caso, hay que ver las reacciones a los seres queridos al ver la noticia. Empezamos por Narcissa y Draco.
También estoy feliz de haber escrito sobre un reencuentro entre Andromeda y Narcissa y Draco conociendo a Teddy. Quizás pueda parecer que Andromeda le echa pocas cosas en cara a Narcissa, pero en los fics que leí que ocurre eso son todos después de la guerra, cuando es todo muy reciente. Aquí ya han pasado algunos años.
También he aprovechado de meter otros headcanons de Narcissa, Draco y los miembros de la familia Black. Si estáis más interesados en leer el gusto de Narcissa por la sanación podéis leer Conferencia sobre las señoras Malfoy, De la A a la Z: un camino por el Wizengamot si queréis leer sobre Knut Black, Una Black en un orfanato (drabble de mi fic Vivencias) para conocer más a Grace y Reginald Albertus Bloom: una nueva oportunidad de vivir.
¿Opiniones?
Hasta la próxima
Chapter 9: El encuentro
Chapter Text
Draco se anudó la corbata y se puso la americana delante del espejo de pie en su habitación en Malfoy Manor.
Desde que había terminado la guerra, Draco vestía con ropa muggle. Con traje y corbata muy caros, que ante todo era un Malfoy y quería ir elegante.
Después de los juicios tras la guerra, cuando encarcelaron a su padre en Azkaban, su madre empezó a sentarse en la derecha de la mesa y ofreciéndole que se sentara él en la cabecera; cuando antes, incluso cuando su padre estuvo en prisión tras la Batalla del Departamento de Misterios, su madre había ocupado la cabecera de la mesa como regente de la familia Malfoy y porque él era menor de edad.
A Draco eso le incomodaba…
Ocupar el mismo lugar que su padre y su abuelo como cabecilla de los Malfoy no le gustaba mucho… tenía sentimientos encontrados con ellos… su padre jamás le había levantado la mano y siempre había escuchado todo lo que él tenía que decirle y siempre tuvieron una buena relación, cuando había padres de sus amigos que no sabían qué día era su cumpleaños. Además, Draco siempre había comido con sus padres cuando la mayoría de sus amigos comían en la habitación de los niños hasta que cumplían once años.
Pero no podía perdonarle a su padre los errores de su pasado que habían tenido que pagar toda la familia como que él se convirtiera en mortífago y su abuelo se hiciera amigo del Señor… de Quién-Tú-Sabes… ¡de Voldemort! Y colaborara con él.
También odiaba ser completamente idéntico físicamente a ellos, por lo que quería mostrar algunas diferencias con ellos. Todos los Malfoy al cumplir la mayoría de edad, llevaban el pelo largo y él todavía lo tenía corto. No tan corto como Blaise, pero por cortado hacía la nuca y peinado hacia atrás, aunque algunos mechones cortos le quedaban en la frente.
Sabía que Blaise había regresado de Estados Unidos y todos habían leído las noticias sobre la familia de Pansy en los periódicos e iban a reunirse en casa de Daphne para hablar del tema.
Después de peinarse, fue a despedirse de su madre.
Narcissa estaba en el salón, leyendo un libro de filosofía.
Se levantó en cuanto vio a su hijo entrar, otra costumbre que adoptó cuando Draco pasó a ser el cabeza de familia.
— Madre, me voy a casa de Daphe.
— Bien, no olvides traerles un regalo. — era tradición entre los sangre pura traer un regalo cuando iban a casa de otra persona.
— Lenney lo está haciendo ahora.
Como si la elfina hubiera sido llamada, apareció con una cesta llena de galletas caseras.
— Lenney ya tiene la cesta lista para el amo Malfoy.
Ese era otro cambio que Draco experimentó cuando su padre fue sentenciado a Azkaban. Antes para los elfos él era "el amito Draco" o el "amo Draco", ahora que él era el jefe de familia era "el amo Malfoy" igual que lo era su padre y lo fue su abuelo.
— Gracias, Lenney.
Ese era otro cambio que Draco empezó a hacer después de la guerra. Ser amable con los elfos, aunque no pudo mostrar ese cambio de actitud con los que fueron de su propiedad porque fueron embargados, todos salvo por Lenney.
…
Esa misma mañana en el Wizengamot se debatía sobre los nuevos avances del caso de los esqueletos de la Torre Selwyn.
— Entiendo que mi presencia aquí solo es porque soy el Ministro, querido Berkeley, — empezó Kingsley, — pero sí me permite, me gustaría recordar que Parkinson y Selwyn fueron sentenciados por ayudar a escapar a las mujeres cuyos cuerpos se han encontrado ahora y cuyas coartadas para los momentos del crimen han sido confirmadas.
— ¿Entonces, sugiere que revisemos los casos? — preguntó Johannes. — Señor Ministro, si dejamos salir a esa gente, Selwyn fue mortífago y por las venas de Parkinson corre sangre de mortífago, el mundo mágico no dormirá tranquilo si esas personas circulan por nuestras calles.
— La población tampoco dormirá tranquila si el Wizengamot sentencia condenas injustas. — replicó Sebastian Peverell-Aubépine.
— ¿A qué se refiere, señor Peverell-Aubépine? — replicó el líder del Wizengamot.
— El Wizengamot ya tiene bastantes manchas negras como la sentencia injusta de Sirius Black. Recibimos bastantes críticas de parte de seres queridos del señor Black cuando se descubrió su inocencia. Si se hubiera investigado más ese crimen, se habría descubierto la inocencia de Sirius y ni él ni sus seres queridos habrían sido separados ni hubieran sufrido ninguna desdicha. Ya tenemos gente que confía poco en nosotros tras ese caso, ¿queremos que haya personas que sigan desconfiando?
— Pero son casos diferentes. Sirius era inocente y Parkinson y Selwyn son culpables. — rectificó Astor Greengrass. — Merecen pudrirse en Azkaban.
— Pero se les sentenció por ayudar a sus padres a escapar y sin pruebas congruentes. — rebatió Susan Black. Hacía poco que había regresado de su luna de miel, justo a tiempo de ver las noticias de la identificación de los esqueletos. — Parkinson llevaba cursando todo ese año en Hogwarts, salvo las festividades. Yo misma fui testigo de que ella estuvo allí. El correo estaba vigilado por los hermanos Carrow y si hubiera mortífagos que querían huir se lo habrían dicho a Voldemort, recordemos que los mortífagos eran castigados por la muerte. No hubo manera de que Parkinson pudiera estar en contacto con sus padres. Por otro lado, Selwyn estaba en su trabajo en el Callejón Knockturn. Tan solo viendo y yéndose para ver a su amante, quien estaba embarazado. Según los papeles de su juicio, — Susan sacó unos papeles y leyó. — Leon Selwyn confesó que hizo un Juramento Inquebrantable para proteger a su novio a cambio de obedecer a su padre en todo lo referente a los mortífagos. A la hora de cometer crímenes en nombre de Voldemort, hay que tener esa baza en cuenta.
— Entonces, ¿propone que hay que revisar ambos casos? — propuso un hombre.
— Ustedes, los miembros del Wizengamot se encarga de impartir justicia. Pero en los juicios tras la Segunda Guerra Mágica, no veo que se impartiera mucha de ella. Gente sentenciada por ser esposa, madre, hija, hermana, prima de mortífagos… los hijos de muggles no deciden que sus padres no tengan magia y los familiares de mortífagos no eligen que ellos no tengan una serpiente en una calavera en el brazo. — expuso Kingsley. — Muchos aquí, fueron coaccionados por mortífagos — miró a Astor Greengrass — o los mortífagos asesinaron a su familia — miró a Johannes Berkeley. — Ya han pasado seis años de la guerra, ya deberíamos dejar nuestro odio y resentimiento a un lado, al menos, en el ámbito laboral y tener una actitud profesional. ¿Saben qué en Azkaban no hay enfermería?
— ¡Eso es imposible! ¡Lo dicta la ley! — gritó alguien.
— Pues no la hay. El auror Potter, el auror Weasley y la sanadora auror Dunbar me informaron tras regresar de tomar las muestras del señor Selwyn y de la señorita Parkinson. Me gustaría sugerir que hagamos votación sobre la revisión todos los casos sentenciados tras la Segunda Guerra Mágica. Y en caso de que se tenga que liberar a alguien, que así sea. Todavía quedan muchos mortífagos libres fuera del país y, aunque los buscamos, todos hacemos lo posible por llevar vida normal y dormimos bien por la noche. — informó Kingsley.
— Bien. Votemos la propuesta del señor Ministro. — exclamó Berkeley.
Se levantaron los brazos en afirmación, abstención y negación.
…
Draco llegó a la mansión de Daphne donde ya estaban Theodore, Grace y Blaise.
— Todavía me sorprende verte con ropa muggle. — sonrió Blaise al verle.
Draco le estrechó la mano.
Ambos habían estado en Estados Unidos, pero mientras, Draco estuvo en Nueva Orleans, Blaise estuvo en Nueva York. Aunque fue mortífago, se libró de Azkaban porque su familia italiana intervinó por él con un buen abogado.
— ¿Encontraste a tus hermanastras? — Draco ignoró la salutación de su amigo.
— Sí. — le explicó Blaise retomando su asiento. — Clarice y Nannina me echaron bastantes cosas en cara. Lo cual es un poco injusto porque yo el único mal que les he hecho a ellas es parecerme a nuestro padre, aunque Lorenzo Zabini era blanco, y ser hombre y mago. Después de eso, preguntaron por mi madre y por mí e hicimos las paces. También me hablaron de la suya. Fue un viaje fructífero y hemos prometido mantener el contacto. — explicó. — Les expliqué que cuando pasé por Italia me encontré con Lorenzo jr. nuestro medio hermano squib. Está bien y está vivo. Un muggle lo encontró cuando padre lo abandonó y lo adoptó. Ahora está felizmente casado con una muggle y tiene hijas. Ambas sin magia. Trabaja en una tienda de zapatos que fundó su padre adoptivo y también da clases de francés en una academia.
— ¿Todo fue bien con Lorenzo?
— Sí. También me echó cosas en cara que padre le hizo por no tener magia. No me lo tomé como personal, ni con él ni con mis hermanas. Sé que necesitaban desahogarse por lo que nuestro padre les hizo y yo era todo lo que padre quería que ellos no eran. Por mucho que el viejo muriera antes de que yo naciera. Pero ahora nos llevamos bien y hemos prometido mantener el contacto. Les di a mis hermanas la dirección de Lorenzo en Italia para que vayan a visitarle. Lorenzo no puede ir al mundo mágico al ser un squib y menos de un país que no es el suyo.
— Que bien, Zabini. Al menos, uno de nosotros va a poder mantener una relación medio normal con su familia. — expuso Theodore. Él también se hizo mortífago, pero desertó y derrotó a su padre, uno de los mortífagos más fuertes y leales de Voldemort, en la Batalla de Hogwarts, lo cual lo salvó de Azkaban. Ahora trabajaba en un departamento nuevo del Ministerio dedicado a investigar todo lo relacionado a las Artes Oscuras, lo cual los hacía tener que colaborar con el Departamento de Uso Incorrecto de los Artefactos Muggles o la Oficina de Aurores.
— Mi madre me tuvo con dieciséis años, mi padre me concibió con cincuenta, al igual que el tuyo. Mis hermanastras son mayores que mi madre. Tengo sobrinos que son mayores que yo. ¡Una relación normal no va a ser! — rio Blaise.
— Celebró que tu viaje en búsqueda de tus hermanos diera resultados positivos, Blaise. Pero, Daphne, ¿puedes hablarnos del caso de la familia de Pansy? Tenía la esperanza de que no fueran ni su madre ni sus tías. Pero al leer el periódico de ayer… — Grace quiso ir al meollo en cuestión del motivo por el que se reunieron. Ella había formado parte de la Orden del Fénix, por eso, no tuvo problemas con la ley al terminar la guerra. Es más, el Ministro Shacklebolt la ayudó en su proyecto de fundar un orfanato para los niños magos huérfanos.
— Yo también quiero saberlo. — explicó Draco. — Justo llegué ayer y vi el periódico.
Blaise palideció.
Él estaba enamorado de Pansy. Ambos cortaron de mutuo acuerdo cuando a ella la sentenciaron. Pansy quería que él siguiera con su vida y no la esperara, aunque Blaise tuvo otras aventuras en esos seis años, jamás había podido olvidarla del todo.
Daphne empezó a detallarles el caso o todo lo que sabía que le contaron su esposo y sus compañeros forenses; desde que Verity acompañó a los aurores en esa primera incursión en la Torre Selwyn a lo que le dijo su esposo esa misma mañana.
— Ahora están debatiendo qué hacer con la nueva información. Confío en que reabran los casos. Pero tanto Berkeley como padre están en contra de liberar mortífagos. Por suerte, Shacklebolt está a favor. — explicó Daphne.
— Fue decisión de tu padre seguir con los mortífagos después de que lo coaccionaran en la Primera Guerra Mágica. Él se quedó por decisión propia para buscar una cura a la maldición de Astoria y también quien se casó con una purista de sangre de buena familia para tener dinero e influencias para ascender en el Wizengamot. Ahora que no se haga el inocente ni el anti mortífago. — masculló Draco. Miró alarmado a Daphne por si había dicho algo que la pudiera ofender, pero ella no dijo nada. Sabía que su amigo tenía razón.
— Además, Berkeley también debería callarse la boca. — masculló Grace.
— Bueno, es normal que nos odie. No que se cierra en bando a impartir justicia. — aclaró Draco. — Pero es normal que nos odie. Los mortífagos mataron a su familia: su esposa, también hija de muggles, y sus hijos.
— No a todos sus hijos. — respondió Grace. — Hubo uno que no estuvo en casa cuando los mortífagos atacaron. Estaba ingresado en el hospital por enfermedad cuando su familia fue asesinada. Johannes Berkeley acaba de abandonar a su único hijo superviviente en mi orfanato porque es squib.
— ¡¿En serio?! — exclamó Blaise sorprendido.
— Para el nuevo líder del Wizengamot, es una deshonra y una lacra en su carrera tener un hijo squib. Por mucho que él haya sido un hijo de muggles discriminado. — contestó Grace.
Todos se quedaron petrificados al oírla. No esperaban tal revelación.
— ¡Que hijo de la gran puta! — exclamó Blaise. — Después dicen de nosotros…
— Bueno, si ese desgraciado se niega a soltar a Pansy, podemos coaccionarlo con eso. — amenazó Theodore.
— Por cierto, Daphne. — Draco quiso cambiar de tema y bajar un poco el mal ambiente que había tomado la sala. — ¿Astoria está bien? — Draco y Astoria empezaron a salir en su octavo año, pero mantuvieron una relación a distancia cuando Draco se fue a estudiar pociones en Nueva Orleans.
— Su salud todavía no ha empeorado por la maldición de sangre. Algunos días no puede levantarse de la cama, pero se recupera. Ahora le están haciendo una revisión, por eso no ha venido.
— Daphne, me sorprende que nos veas por la mañana. Pensaba que trabajabas. — se sorprendió Grace. — Quería esperar a comentártelo en persona cuando nos enviaste la hora por lechuza.
— Porque creo que ya no podré trabajar durante un tiempo. He vuelto a tener un retraso en la regla y después de hacer el hechizo de embarazo… ha dado positiva. ¡Pero no me felicitéis todavía! — exclamó al ver la cara de felicidad de Grace. — Cuando pasen los tres meses, felicitadme...
En la medimagia forense se usaban Artes Oscuras, las cuales podían lastimar a una mujer embarazada. Por ese motivo, cuando una sanadora sabía que estaba encinta, enseguida, le daban la baja médica.
En ese momento, unas llamas verdes aparecieron en la chimenea, por las que salió Sebastian.
Vio a todos los amigos de su esposa en el salón, pero no se sorprendió. Ya sabía que estaban allí.
— Ha salido por mayoría revisar los casos de todas las sentencias a Azkaban tras la Segunda Guerra Mágica. — explicó saltándose el saludo.
Notes:
Ya tenía ganas de escribir este capítulo. Uno más ligero con todos los amigos hablando. Ya tocaba.
Creo que mi amiga Rebe se alegrará de la aparición de Susan en el Wizengamot, con lo que le gusta. A mí también me ha hecho ilusión.
Grace es una OC, aunque todavía no ha protagonizado ningún fic ha aparecido en el drabble Una Black en un orfanato de mi fic Vivencias.
Por otra parte, os haré un resumen de la familia de Blaise. Su padre se casó con tres mujeres: su primera esposa es la madre de Clarice y Nannina, su segunda esposa es la madre de Lorenzo, el hermano squib, y la madre de Blaise es la tercera y última esposa. Podéis leer más sobre esta familia, aunque Blaise no aparece, en Adiós a la infancia de Zenobia, aunque estad atentos a las trigger warnings.
¿Opiniones?
Hasta la próxima
Chapter 10: La liberación
Notes:
El Potterverso es de Rowling
Advertencia: Aparición de una escena de abuso sexual y violación
(See the end of the chapter for more notes.)
Chapter Text
Un auror que llevaba una bandeja con un mejunje parecido a una sopa con cereales y un vaso de agua entró en la celda.
— Ya sabes las normas. — le dijo el carcelero. — Si quieres comer, ponte de rodillas y suplica por ello.
Pansy apretó los labios. Su orgullo sangre pura, y como persona, le impedía darle ese placer a uno de sus agresores. Pero llevaba tres días sin comer ni beber… y ya no podía aguantar más. Así que, se puso de rodillas, junto sus manos en el suelo y suplicó.
— Por favor, dame de comer. Tengo hambre.
— Bien y si quieres comer. Aquí tienes tu precio. — el auror dejó la bandeja a un lado, bajó su bragueta y sacó su pene.
Pansy tragó saliva. Intentó aguantar las lágrimas que aparecían en sus ojos, no le daría a ese desgraciado el placer de verla llorar, abrió su boca y la acercó al miembro viril.
…
— Harry, Ron, gracias por venir. — Kingsley los invitó a sentarse en su despacho. Cuando estaban a solas, los llamaba por su nombre de pila. Él seguía considerándolos sus amigos y compañeros de la Orden del Fénix, aunque ahora él fuese Ministro de Magia y ellos aurores a su cargo.
— ¿Qué necesitas de nosotros, Kingsley? — preguntó Harry.
— Veréis, esto es información confidencial, pero el Wizengamot ha decidido reabrir los casos de los familiares de mortífagos y mortífagos menores de edad durante la Segunda Guerra Mágica que ahora están en prisión y no recibieron un juicio justo. Sabéis que esto es algo que llevaba proponiendo durante años y me negaban. Pero gracias a vuestros informes y a los de la auror Dunbar de Azkaban, algunos de los jueces del Wizengamot se les removieron las entrañas con los que les describisteis. Como bien sabéis, hace unas semanas, os pedí que investigarais las muertes en extrañas circunstancias de algunas de las presas. Solo os pido que la posterguéis hasta que la reapertura de los casos termine. Tanto para bien como para mal. En caso de que termine bien, pueden liberar a muchas personas y no solo a Parkinson y a Selwyn. Si empezarais a investigar con métodos de dudosa legalidad y os descubren y saben que yo os pedí esa operación, se armaría un gran revuelo. Me da igual tener que dimitir, yo en ningún momento pedí ser ministro. Pero, lo que sí no deseo es que pausen esa reapertura de revisión de casos. Lo que os pido es que no quitéis la vista de encima de los carceleros. También se ha barajado la idea de hacer revisiones a la prisión de Azkaban. En esos momentos y cuando los carceleros aparezcan en el Ministerio, me gustaría que les vigilarais.
— Como quieras, Kingsley. — dijeron Ron y Harry a la vez.
— Mi instinto me dice que allí dentro se cuece algo que no me gusta. Como viejo auror os digo que confiéis en vuestro instinto, rara vez falla. — les sonrió Kingsley guiñándoles un ojo.
….
— Esto es lo mínimo que mereces por lo que has hecho a nuestras hijas de muggles y mestizas, basura mortifagórica. — le dijo el carcelero después de correrse en el ano de Gregory Goyle y escupirle en la cara, después abandonó la habitación riéndose.
Las lágrimas de Gregory corrían por sus ojos de forma inconsciente viajando a tiempos mejores, cuando Vincent estaba vivo, cuando Pansy y él estaban fuera de Azkaban junto a sus amigos y las únicas preocupaciones que tenían eran los exámenes o ser correspondidos por la persona que les gustaba.
Gregory oyó los gritos de una mujer siendo violada. Desde que entró en Azkaban y oyó los gritos de la primera víctima, se alegró de que su hermana Olympia hubiera sido asesinada con cinco años. De haber vivido, habría corrido el mismo destino que Pansy y todas las demás.
También pensó en su madre. Ella también estaba en otra celda. Deseaba de todo corazón que no quedara embarazada ni muriera en un parto como las otras. Ya se acercaba a los cincuenta y un embarazo a esa edad era peligroso. También odiaba a su padre por haber huido del país dejándolos a su madre y a él ahí tirados. Ya se dio cuenta de que solo lo quería como heredero cuando oía a Draco hablar de como su padre sí le quería y lo bien que le trataba. Lucius Malfoy escuchaba todo lo que su hijo le decía, aunque ya se lo hubiera contado veinte veces. En cambio, su padre no recordaba ni a qué curso iba en Hogwarts. El haberlos abandonado a él y a su madre, solo lo confirmaba.
En otra celda del mismo pasillo, Lucius Malfoy tenía pensamientos similares a los de Gregory. Siempre echó de menos a su pequeña ahijada, Olympia, asesinada a los cinco años, pero en ese momento se alegró de que la niña ya no estuviera entre los vivos. No podría soportar oír los gritos de las víctimas. Incluso algunos hombres sufrían violaciones. Pero a él no, por suerte. Lo que sí habían hecho era escupirle en la cara, mearse encima de él y cortarle su cabellera rubia, su mayor orgullo.
Se alegraba de que Cissy no hubiera sido presa. Si alguien se atreviera a ponerle un dedo encima, entonces esos degenerados sí que conocerían a un mortífago terrorífico. Lo que sí le rompía el corazón era oír los gritos de la ahijada de su mujer siendo violada. Cissy y él amaban a Pansy como si fuera su propia hija. Y sabía que su amada esposa moriría si oyera a su ahijada sufrir.
….
Finalmente, se anunció que se liberarían los familiares de mortífagos, en su mayoría mujeres, y los mortífagos que estaban mal de salud, menores de treinta años y que se demostrara que no tuvieron una participación activa en los crímenes de guerra (o alguien pudiera atestiguar que no lo tuvieron), los cuales no eran muchos, pero, alguno había.
…
Algunas personas no se lo tomaron nada bien.
— ¡¿Cómo vamos a dormir por las noches?! ¡Están locos los del Ministerio! — farfulló una mujer.
— La mayoría son mujeres… seguro que se habrán acostado con alguien a cambio de su libertad. — se mofó otro mago.
— ¡¿Cómo quieren que salgamos a la calle con nuestros hijos con esos asesinos sueltos?!
Otros se lo tomaron con más confianza.
— El Ministro Shacklebolt nunca ha defraudado. Él sabrá lo que hace… — susurró un anciano.
— Quién-Tú-Sabes ya está muerto… si no encuentran a nadie como nuevo líder estamos a salvo. Con suerte, los mortífagos tienen una guerra interna y se matan entre ellos.
Mientras tanto, en casa de los Weasley.
— ¡Verity! ¡Qué bien! ¡Van a liberar a tus primos! — la abrazó Molly.
— Sí. — susurró Verity. Estaba contenta por sus primos, pero todavía seguía asimilando el destino de su madre y de sus tías.
— ¿Tienen algún sitio donde vivir? — preguntó George preocupado por su cuñada más que por los presidiarios.
— Imagino que Leon irá con Albert, su novio y padre de sus hijos. Pansy, no lo sé, qué decidirá.
— George, Arthur, Levin, Reginald, ¿estáis contentos? Por fin vais a conocer a vuestros tíos Pansy y Leon. — les felicitó Ginny. ¿Le caían bien esos Slytherin? No. Pero estaba feliz por la familia de sus sobrinos.
Los niños la miraron con indiferencia. Para ellos, esos nombres eran eso, nombres. No una persona, un familiar o un ser querido. El rencor de la guerra les había impedido entablar un lazo con ellos.
— Suerte que no liberarán a mortífagos peligrosos. — susurró Molly pensando en los Carrow, Malfoy, McNair…
— No te preocupes, mamá. Si algo pasa, tienes dos aurores en casa. — la animó Ron.
— Desearía que no tuvieras que comprobarlo, cariño. — su madre le miró con lágrimas en los ojos pensando en, Fred, su hijo asesinado en la guerra.
….
Los mortífagos y familiares que salieron de Azkaban no obtuvieron una libertad gratuita. Tenían hechizos restringidos (maldiciones y hechizos de ataque), debían notificar al Ministerio el lugar de residencia y no podían salir de su población o barrio, en el caso de vivir en alguna ciudad, y debían solicitar un permiso si querían salir de su localidad. Además, tampoco podían aparecerse ni tener red flu conectada. Por supuesto, tenían estrictamente prohibido abandonar el país.
Pansy y Leon salieron del Ministerio, y para su sorpresa se encontraron a sus seres queridos esperándoles. El Ministerio había querido que el día de salida de los mortífagos y sus familiares fuera escalonado y de alto secreto para evitar altercados, ya había recibido varios vociferadores cuando se hizo pública la liberación. No querían que nadie atacara a los recién liberados ni a alguna persona inocente que pasara por ahí.
— Petya, Anielka, ellos son papá y la tía Pansy. — Albert se giró a sus hijos, quienes estaban detrás de él escondidos, les hacía vergüenza acercarse a esos desconocidos. El rencor de la guerra les había impedido conocer a su padre.
— George, Arthur, Levin, Reginald, os presento a la tía Pansy y al tío Levin.
Pansy se acercó a ella, mientras Leon besaba a su marido y a sus hijios, y la abrazó.
— ¡Maldito Fred Weasley! ¡Ya está bien! Los cuatro son todos Weasley. ¡No tienen nada nuestro! ¡Al menos Fred podría haber dejado a uno con los genes Selwyn! — se indignó.
Verity se rio y vio a sus cuatro hijos. Todos pelirrojos, de pelo rizado y la cara llena de pecas.
— Bueno, Levin y Reginald tienen nuestros ojos marrones. — se defendió con una sonrisa tímida.
Después se acercaron a Leon y a Albert y los cuatro se fundieron en un abrazo.
Notes:
Creo que el fic acaba de entrar en un antes y un después. Leon y Pansy han salido de prisión. Ya tenía ganas de llegar a esta parte. ¿Quizás por esto he tenido la sensación de que el capítulo se ha escrito en un suspiro?
Tenía pensado que el capítulo acabara de otra manera, pero después del abrazo entre los cuatro, supe que debía poner el punto y final aquí. Y cuando empezó a alargarse la investigación, me gustaba la idea de que ambos fueran liberados en el capítulo 10.
¿Opiniones?
Hasta la próxima
Chapter 11: Las visitas
Notes:
Advertencia: aparece una breve escena de violación
(See the end of the chapter for more notes.)
Chapter Text
Albert vigilaba a sus hijos y a sus sobrinos mientras su marido hablaba con sus primas a solas, quienes estaban sentados en un banco apartados para tener su espacio. Todos estaban en un parque en el mundo muggle.
— Me quedaré a vivir con Albert y los niños en Londres… — explicó Leon. — Los Jones también están en Londres y no quiero alejar a Anielka y a Petya de su colegio, sus amigos y los Jones. Mis suegros, mis cuñados y las tías de mi marido tienen más relación con mis hijos que conmigo… — susurró triste. — Y tú también estás en Londres. — le dijo a su prima mayor.
— Pero estás ahora con ellos para remediarlo. — intentó consolarle Verity.
— Sí. Además, Albert quiere que vaya a los sanadores muggles. No tiene muy buen recuerdo de los sanadores y los aurores cuando le hablaron en pronombres femeninos pensando que yo le había embrujado o encantado... Estoy nervioso… nunca he ido a los sanadores muggle.
— Tranquilo, estarás bien. Tu marido nunca te llevaría a un sitio donde te hicieran daño. Yo también estaba nerviosa la primera vez que fui al médico con mis amigas muggles. Al final, no fue para tanto. Esas personas están ahí para curarte y si fueran malos en su trabajo, los muggles se habrían extinguido hace mucho.
Los tres detuvieron su conversación un segundo. Leon y Pansy miraban a su alrededor sorprendidos. Era la primera vez que estaban en el mundo muggle.
— Si necesitas una casa, Pansy, puedes vivir conmigo. Los niños estarán encantados de tener a su tía con ellos. — le propuso Verity a su prima.
— No, eres viuda y madre soltera de cuatrillizos y no quiero que te veas envuelta con las restricciones que me ha impuesto el Ministerio.
— Pero no debes tener dinero para alquilar un piso…
— Knut Black, el hermano de Grace, vino a verme el día que me liberaron y me dio una nota. Mis amigos dicen que quieren visitarme y ayudarme a encontrar una casa y trabajo.
— ¡Eso está muy bien! Sabes que, si necesitas algo, puedes contar conmigo. Aunque no sea tan rica como tus amigos. — le dijo su prima.
— Lo tendré en cuenta.
— Más te vale.
— Hablando de visitas… Albert ha estado en contacto con mis primos de Rusia, incluso han venido a visitar a mis hijos. Vendrán a visitarme en uno de estos días…
— ¡Oh, qué bien! ¡Siempre quisiste conocerlos! — exclamaron ellas.
— Verity, ¿qué ha pasado con los cuerpos de madre y las tías? — preguntó Pansy.
— Siguen en el Departamento Forense. Pronto se cerrará el caso y entonces me los entregarán para que pueda darles la sepultura que merecen.
— ¿Echas de menos a Fred Weasley? — preguntó Pansy.
— Sí. Sobre todo, lo eché de menos cuando supe que esperaba los cuatrillizos y cuando os encarcelaron o ahora que sabemos lo que les ha pasado a madre y las tías. Pero ahora que ya han pasado algunos años, lo llevo mejor. Aunque sigo echándole de menos. Os habría caído bien y vosotros a él. — le contestó con una sonrisa triste. Se abrazaron.
Los tres acordaron volver a verse en ese mismo parque con los niños para acordar hablar de qué hacer con los restos de sus madres.
….
Grace fue a Grimmauld Place con su novio Theodore, propiedad de su primo Deneb Black y su esposa Connie. Allí estaban su hermana gemela Merope y su marido Tiberius, Andromeda y su hermano Knut con Susan.
— Tengo tantas ganas que se celebre ya la boda. Estoy harto de preparativos. — bufó Theodore.
— Quedan pocas semanas… tranquilo. — le animó Merope. Theodore siempre había sido uno de sus mejores amigos de la infancia. Ambos tenían personalidades ariscas y solitarias, además, sus madres fueron amigas en Hogwarts.
— ¿Sabéis quien más se va a casar dentro de poco? Harry Potter. De hecho, ya ha dejado la Oficina de Aurores para su permiso. — explicó Knut.
— El Ministerio nos debe vacaciones a los aurores. Como todavía quedan mortífagos esparcidos por el mundo… — explicó Connie.
— ¡Por supuesto que sabemos de la boda de Potter con la chica Weasley! — masculló Tiberius. — ¡Todos los periódicos van llenos por mucho que sea una boda privada!
Todos rieron.
— Gajes del oficio de ser famoso. — susurró Grace.
— ¿Irás a visitar a tu amiga? — preguntó Andromeda a la hija de su primo favorito.
— Sí, tía.
— Ten cuidado. No quiero que la imagen del orfanato que fundaste se vea empeñada por juntarte con familiares de mortífagos.
— Tranquila, tía. Seré discreta. — Grace iba a decirle que sus primos Deneb y Merope también fueron mortífagos, al igual que Tiberius. Y Corvus y Draco, sus primos segundos. Mortífagos desertores todos ellos, pero mortífagos al fin y al cabo. Además, la propia Andromeda también era familiar de mortífagos: sus cuñados y su primo también lo fueron, y sus sobrinos y sobrinos segundos. Aunque no se relacionara con los hijos de su hermana. Sin embargo, se mordió la lengua.
— No sé si el hijo de esa mujer también saldrá de Azkaban... — susurró Andromeda con rabia.
Todo el mundo contuvo el aliento. Sabían a quien se refería. Corvus Lestrange, el hijo de Rodolphus y Bellatrix Lestrange. Él no era un sádico como sus padres, pero también fue mortífago. Pero creían que era lógico que Andromeda odiara al hijo de la asesina de su hija, por mucho que fueran su hermana y su sobrino.
— Se están abriendo los casos uno por uno en el Wizengamot y tratándolos. Se han empezado por los de Parkinson y Selwyn porque toda esta polémica ha empezado por encontrar los cuerpos de sus familiares. Pero se ha decido extrapolarlo a otros mortífagos y familiares. Era algo que el Ministro Shacklebolt quería hacer desde bastante tiempo, pero se lo rechazaron, aunque ahora finalmente se ha aceptado. Aunque también se liberarán los presos por salud, aunque serán llevados al hospital bajo libertad condicional. — explicó Susan. Eso no tranquilizó a Andromeda.
Connie notó que se estaba caldeando el ambiente. Así que, miró a su esposo, quien asintió; la señora Black se levantó y abrió una botella de champán y una de zumo.
— Buenos, señores. A Deneb y a mí nos gustaría anunciar algo… vamos a tener un bebé.
— ¡Oh! — Grace y Andromeda se emocionó.
— ¡No jodas! — exclamó Tiberius.
— Sí, ya sé que vosotros también lo esperáis. — le respondió Deneb.
— ¿Cómo? Ah, ya. La maldición que os echó Regulus.
Los mellizos Deneb y Merope estaban conectados. Cuando uno sufría una herida, el otro también la recibía en el mismo lugar. Tampoco podían estar mucho tiempo separados, pues se debilitarían. Así que, era normal que Deneb notara los síntomas de embarazo de su hermana.
— Dos bebés en la familia… — susurró Andromeda.
— Tres. — se sonrojó Susan.
— ¡¿Pero si acabáis de casaros?! — exclamaron Tiberius y Connie.
— No, acabamos de volver de un viaje de luna de miel que ha durado más de diez meses. — explicó Knut.
— Eso lo explica todo… — rio Deneb.
Todos brindaron. Las embarazadas con zumo, por supuesto. Grace brindó con champán, pero no bebió, solo se lo llevó a los labios.
Después, se despidieron. Andromeda fue a buscar a Teddy en la Madriguera y cada uno volvió a sus quehaceres.
— Bueno, qué estás embarazada, se lo decimos otro día. — susurró Theodore a Grace.
— Cállate, que nos van a oír. Recuerda. Me quedo embarazada en la luna de miel y el niño es prematuro.
….
Los siguientes en ser liberados fueron Gregory Goyle y su madre Cordelia, Hefest y Helios Farley, los hermanastros de Sebastian, hijos de su madre con su matrimonio con Hesperus Farley. Fue un matrimonio de conveniencia, pero se enamoraron, aunque Hera nunca le relevó que tuvo un hijo antes de casarse. Hesperus supo de la existencia de su hijastro poco antes de ser arrestado tras la Segunda Guerra Mágica cuando le dijeron que su esposa se había interpuesto entre la maldición asesina y su primogénito.
Sebastian y Daphne esperaron a sus cuñados salir. El hombre se quedó algo compungido al ver la delgadez de sus hermanastros.
— ¿Eres Sebastian? — preguntó uno de ellos. — Yo soy Helios y él es mi hermano mayor Hefest.
— Soy Sebastian y ella es mi esposa Daphne. Nuestra hija Hera está en el colegio.
— Le has puesto el nombre de madre… — susurró Hefest.
— ¿Tenéis algún sitio donde pasar la noche? Podéis quedaros en Peverell Manor. — propuso Daphne.
Ambos Farley se miraron. Para ellos era una deshonra quedarse a dormir en la casa de su hermano bastardo, pero tampoco tenían a donde ir, ni dinero.
— Está bien.
Fueron a la mansión.
— ¿Qué planes tenéis a partir de ahora? — les preguntó Sebastian.
— Encontrar un sitio donde vivir y un trabajo. — le respondió Helios. — Pero dudo que se los den a unos ex mortífagos. Y tampoco hemos estado nunca al mundo muggle. No sabemos qué hacer ni que hay allí.
— El orfanato Ocean, fundado por una amiga de mi esposa, ofrece trabajo a los Slytherin y antiguos parientes de mortífagos que no fueron encarceladas. Verity Selwyn, las gemelas Carrow… podéis mandar solicitarlo allí.
— Fueron amigas mías y de mi año cuando estaba en Hogwarts. — le contestó el chico.
— Pues, entonces, os será más fácil.
Hefest se levantó y se fue.
— ¿He dicho algo que no debía? — preguntó Sebastian.
— No. Hefest siempre ha sido algo hosco y solitario. Déjale. Me sorprende que le hayas puesto el nombre de Hera a tu hija. Pensaba que odiarías a madre por abandonarte.
Sebastian suspiró.
— Durante muchos años la odié y amé a partes iguales. Era mi madre, pero me abandonó. Pero después la vi poniéndose entre la maldición asesina y yo. Estoy vivo gracias a ella. Pero después de muchos años de terapia, fui a terapia después de la guerra, — aclaró. — debía aclarar muchas ideas. Entré en el puesto del Wizengamot y todo el mundo sabía quién era. Hasta que no me gané un nombre, todos me llamaron "el hijo de la ramera" y en teoría, eran gente del lado del bien, que no son puristas ni están en contra de los hijos de muggles. Si mi madre hubiera hecho público mi embarazo, ¿la habrían llamado así cuando estaba viva? Cuando Daphne quedó embarazada, no dudé en casarme con ella. No quería que la llamaran de la misma manera que a mí. Ni que el bebé fuera considerado un bastardo, como yo. Decidí vivir mi vida y dejar de lado mi enfado a mis padres, porque ellos eran jóvenes y tomaron decisiones cuestionables con mi embarazo, pero eran jóvenes. Fue culpa de la sociedad mágica misógina y de los mortífagos que mataron a papá que no pudiera ser feliz con ellos y con mis tíos. Quienes me quitaron a mi familia. Así que, dejé a un lado mi enfado a mi madre y decidí estar agradecido por haberme dado la vida pese a que lo tenía todo muy difícil y que se hubiera sacrificado por mí. Después vi el camafeo que llevaba y había una foto mía y vuestra… así que, en el fondo, me quería.
— Siempre miraba el camafeo que llevaba encima, pero nunca nos lo enseñaba. Ahora entiendo por qué.
….
Hefest iba caminando por los jardines de la mansión, cuando se encontró con Daphne sentada en una mesa rodeada de libros. Había decidido dejarlos solos para que pudieran hablar.
— Pensaba que estarías con tus hermanos… — le dijo.
— ¿Por qué?
— ¿Por que qué?
— ¿Por qué hacéis esto por nosotros? Somos los hijos del matrimonio de la madre que le abandonó…
— Eso pregúntaselo a él. ¿Y tú por qué le odias? ¿Por ser el legítimo heredero de las propiedades Peverell y no tú por ser el hijo mayor legítimo?
Hefest se tumbó en la hierba.
— ¿Eres la hija mayor? — le preguntó. Daphne dudó en sí decirle la verdad, pero asintió.
— ¿Sabes lo que es que dirijan tu vida, con quién tienes que relacionarte, lo que tienes que saber, lo que tienes que hablar, con quién? Eso es lo que me pasó a mí. No me hice ilusiones en imaginarme un futuro como mi hermano. Helios. — aclaró. Ahora que sabía que tenía más de un hermano. — Para mí era muy claro que heredaría las propiedades de los Farley y me casaría en un matrimonio de conveniencia con una heredera sangre pura.
— Y ahora eso ya no es posible… — explicó ella.
— No. Y….
— Estás asustado porque está todo fuera de tu control. Al tener que pensar algo que nunca te planteaste. Eso me pasó a mí cuando les dije a mis padres que quería estudiar sanación forense. No lo aceptaron bien y quisieron romper su relación conmigo. Para mí mi familia eran mis amigos de Slytherin y Sebastian, pero saber que me habían repudiado y desheredado, me hizo sentir indefensa al mundo. Pero después, empecé a trabajar y a tener mi propio dinero y ya no necesito la fortuna de los Greengrass. — normalmente Daphne no se abría tanto a un desconocido, pero sintió que el chico necesitaba hablar y ambos tenían en común que eran los primogénitos de una rica familia sangre pura. Y también ella quería expresar como se sintió con alguien fuera de su círculo habitual sobre su repudio.
— Pero tú tenías estudios o un trabajo. Yo ni eso.
— Bueno, cuando dejé a mi familia, todavía no había entrado en la Academia de Sanación ni tampoco un lugar donde vivir. Viví en casa de Sebastian, que en ese momento era mi novio, pero mis padres seguían criticándome por vivir con mi novio sin estar casada. Su opinión me daba igual, pero dolía igual porque eran mis padres, al fin y al cabo. Encontrarás tu sitio, Hefest. Tarde o temprano. Y ahora ve con mi marido antes de que piense que le odias.
Hefest se levantó.
— Nadie puede entender como me siento, solo un heredero. Ni Helios puede entenderme.
— Bueno, las hijas primogénitas no heredamos nada. Pero se espera que nuestro matrimonio sea el más ventajoso para la familia, solo porque somos las mayores. Es algo que tenemos en común. Las altas expectativas. — explicó Daphne.
— ¿Qué estás haciendo? — Hefest se acercó a su cuñada.
— Nada, investigación para una maestría. Estaré muy aburrida los próximos meses. No puedo trabajar estando embarazada, pero hasta los siete meses que la barriga pese, estaré muy aburrida mientras Hera está en el jardín de infancia y Sebastian trabajando. Así que, he empezado una maestría.
— Ah. Bueno, espero que te vaya bien.
— Gracias. Habla con ellos. Astoria y yo estuvimos muchos años peleadas hasta que no nos sentamos a hablar y a echarnos cosas en cara e hicimos las paces.
Hefest volvió su camino hacia donde estaban sus hermanos y les contó lo que sentía.
— Ay, hermano mayor. Yo tendría que ser el que está peor. Antes era un segundo hijo, que ya se quedan con poco, ahora soy un tercer hijo, me hubiera quedado con las migajas. — rio Helios.
…..
— Pansy, ¿seguro que quieres vivir aquí? — preguntó Draco. Todos se habían reunido en el salón de la habitación que ella había alquilado en el edificio del squib que le ofreció una habitación a Verity años atrás. Pansy había pensado en ir primero al Caldero Chorreante, pero era un sitio muy concurrido y no quería ser mal recibida; temía por su seguridad. — ¿No sería mejor que vivieras con alguien que te protegiera? Como tu prima.
— Verity ya tiene suficiente trabajo con los cuatrillizos para ocuparse de mí.
— Pero, ¿y si se lo propones? — siguió preguntándole.
— Lo hizo. Fui yo quien lo rechazó.
— ¿Por qué? — preguntó Blaise sorprendido.
— Hay algo más, ¿verdad? No es solo los críos. — inquirió Daphne.
— Sí, por qué también has rechazado vivir en Malfoy Manor. Mi madre está preocupada por ti. — le dijo Draco enfadado.
— ¡ESTÁ BIEN! ¡NO QUIERO QUE SUFRÁIS LAS MISMAS RESTRICCIONES QUE YO! — explotó.
— A nosotros, eso no nos importa. Tu seguridad y la de Gregory es lo más importante para nosotros. — le rebatió Grace.
— Daphne tiene su familia y no le conviene no tener red flu por si Astoria la visita y para moverse con la cría. Y tú y Theodore vais a casaros. No quiero estar en medio de sujeta velas.
— ¿Y Draco y yo? — preguntó Blaise, era la primera vez que entraba en la conversación.
— Ya he estado bastante tiempo siendo controlada por hombres para tener que estarlo más.
— Nosotros no te controlaríamos. Puedes hacer lo que quieras. Eres adulta. Solo queremos cerciorarnos de que estás a salvo. — le rebatió Draco. — Al menos, sabemos que Gregory tiene una de sus casas en el sudeste de Inglaterra. El Ministerio no se la ha embargado.
— Solo porque está al lado de una playa nudista llena de ancianos. — aclaró Goyle. Gregory había adelgazado mucho en prisión. Ahora estaba casi en los huesos.
— Mirad. Haremos una cosa. Daré una copia de las llaves de mi casa a Grace para que venga a verme de vez en cuando por si pasa algo. — Pansy eligió a Grace porque para ella libertad era estar alejada de un hombre, un padre o marido como la mayoría de mujeres de su antiguo estatus, y Daphne estaba embarazada, no podía aparecerse con regularidad y en su casa no había red flu.
— Bien. — Todos parecieron complacidos con la idea.
…..
Draco, Grace, Merope y Deneb fueron al Callejón Knocturn en la dirección que les dieron Corvus y Renuard Lestrange. Knut no les acompañó, aunque quiso. Estar en el Callejón Knockturn sin estar en una misión, podría alertar a los habitantes y echar a perder misiones de aurores de incógnito.
— Bienvenidos. — les dijeron ambos primos cuando los Black entraron en su piso.
— ¿Cómo estáis? — preguntó Grace sentándose en una silla de la cocina.
— Todo lo bien que podemos estar dadas las circunstancias. — respondió Renuard sirviéndole un té. — Al menos, ya no nos pudriremos en una celda, como nuestros padres y tíos.
Corvus rio. Él era el hijo de Rodolphus y Bellatrix, mientras que Renuard lo fue de Rabastan y Anastasia Lestrange, de soltera Travers. Ambos fueron criados por los Malfoy cuando los Lestrange fueron encarcelados, puesto que Anastasia murió en el parto.
— Hemos encontrado trabajo en una tienda del Callejón Knockturn. — les informó Corvus.
— Una tienda de dudosa legalidad, imagino. — acertó Deneb.
— Es lo único que hay aquí. También es el único sitio donde no nos miran como asesinos en potencia por nuestro apellido. — explicó Renuard.
— Y eso que en la Batalla de Hogwarts ambos desertamos. — masculló Corvus.
Ambos primos creían en la pureza de la sangre, pero les asqueaba la idea de lastimar a alguien.
— Incluso traíamos agua, comida, mantas y medicinas a los prisioneros en Lestrange Manor. — añadió Renuard.
— Mi cuñada me ha explicado que por eso os han liberado. Han contactado con algunos ex prisioneros de Lestrange Manor y han testificado a vuestro favor. — explicó Grace.
— Tendría que haber plantado cara a mis padres como hizo Leon. Fui un cobarde. — se lamentó Corvus.
— Él encontró el amor y tú no. Tenía un motivo por el que luchar. Si tú también hubieras encontrado un chico del que te hubieras enamorado, también habrías luchado. Y, además, ¿de qué le sirvió a Leon si también terminó encarcelado? — le consoló Renuard.
— Os visitaremos de vez en cuando. — les dijo Merope.
— Draco, dile a la tía que estamos bien. — le pidieron los primos.
— Lo haré.
— Y… ¿la tía Andromeda? — Corvus quería expresarle a su tía su pésame por la muerte de su hija y pedirle perdón por lo que hizo su madre.
— Mejor que no vayas. — le contestó Deneb. — Te odia porque eres su hijo.
— Tiene motivos… — susurró triste.
….
— Sufre usted de una inanición severa y ha sufrido de fuertes hipotermias y neumonías. Es un milagro que no haya muerto. ¿Dónde dice usted que ha estado? — le preguntó el médico una vez que Leon se hubo vestido. Antes le había pesado, auscultado y tomado la presión.
— En la cárcel. — respondió Leon encogiéndose de hombros.
— Aun así, no es normal que usted esté con esos síntomas. Ha vivido en condiciones infrahumanas. — le explicó el doctor. — No podrá trabajar en un futuro cercano y vaya usted a saber si podrá en un futuro.
— ¿Podemos solicitar una paga del gobierno por incapacidad laboral? — quiso saber Albert, quien estaba al lado de su esposo.
— Claro que sí. Les daré los papeleos del diagnóstico y empezaré a prepararlo todo ahora mismo. — contestó. — Recuerde beber mucha agua y comer las dietas que le estoy preparando. Su cuerpo debe volver a acostumbrarse a comer cantidades de comida habituales y lleva muchos años sin tomar muchos alimentos. Su estómago ya se ha olvidado de cómo digerirlos, debe volver a tomarlos de forma gradual.
— Gracias, doctor.
— De nada. Y no olvide pedir cita para el mes que viene.
Cuando salieron de la consulta y pidieron cita para el mes siguiente, Albert estaba muy serio.
— Después del trabajo, iré al ayuntamiento a solicitar los papeles para que te den una paga por incapacidad laboral. — explicó Albert.
— No lo entiendo. ¿Me darán dinero por no trabajar?
— No, te darán dinero porque por motivos de salud no puedes trabajar ni tienes forma de ganarte la vida.
— ¡Eso no pasa en el mundo mágico! — exclamó Leon.
— Lo sé, Leon. Lo sé. Por cierto, cariño, ¿Qué pasó en Azkaban? Casi me desmayo al veros a tu prima y a ti tan delgados. Que ya lo erais, pero, cuando salisteis estabais en los huesos. Si no hubieran estado los niños cerca, me habría desmayado.
…
Mebba era la elfina doméstica de los Parkinson. Cuidó del amo Humphrey y del amo Hubert cuando eran pequeños y del amo Herbert hasta que murió y de la amita Pansy.
Mebba amaba a sus jóvenes amitos, pero el amo Humphrey y el amo Hubert se olvidaron de los cuidados que les dio Mebba cuando eran niños. El ama Pansy cuando creció también tomó distancia con Mebba, pero nunca la pataleó ni ordenó que se lastimara como habían hecho los amos Humphrey y Hubert.
Cuando los malvados hombres del Ministerio embargaron a los elfos domésticos de Parkinson Manor, le dieron la opción a Mebba de trabajar en el Ministerio o en Hogwarts, pero Mebba no quería trabajar para nadie más que no fueran los Parkinson. La amita Pansy estaba en prisión. Los elfos tenían la capacidad de saber en todo momento donde estaban sus amos, las personas a las que eran leales. Mebba sabía la ubicación exacta del ama Pansy. Si el ama se lo hubiera pedido, Mebba se habría aparecido en la celda y la habría sacado de ahí.
Sacó una foto de los amitos Herbert y Pansy de la funda de cojín que tenía. El amo Parkinson, el padre del amito Humphrey y el amito Hubert, había vendido todas las crías que tuvo Mebba. Incluso antes de que pudiera ponerles nombre. El único nombre de una de sus crías que supo fue el de Dobby, nombre que le puso el amo Parkinson antes de venderlo al señor Abraxas Malfoy. Pero no lo volvió a ver nunca más. Por eso amaba al amito Herbert y a la amita Pansy como si fueran sus propias crías.
Notó que el ama Pansy ya no estaba en la celda. Después estuvo en el Ministerio y en ese momento, en un piso.
Se apareció allí.
Pansy estaba intentando cocinarse la comida como le había enseñado su prima cuando vio un elfo doméstico aparecerse en medio de su salón.
— ¡Ama Pansy! ¡Mebba está aquí para servirla!
— ¡Mebba! — exclamó Pansy sorprendida. — Pensaba que estarías sirviendo en el Ministerio o en Hogwarts como el resto de elfos embargados.
— Mebba se negó. Mebba solo servirá a los Parkinson hasta su muerte. Mebba quiere quedarse con el ama Pansy.
Pansy se lo pensó.
— Bien. — Pansy estaba feliz de tener a un ser querido cerca. — Me alegro de que estés aquí. — miró los fogones indecisa. No sabía si su plato saldría bien o no.
— Mebba puede hacerle la comida al ama.
Pansy se apartó de la cocina.
….
— Fyodor, Vasilisa. — les saludó Leon. Un placer conoceros.
— Estás muy delgado. Parrreces un esqueleto. — le comentó Vasilisa.
— Porrr fin te han sacado de allí. Teníamos ganas de conocerrte. — expresó Fyodor.
— Ya sabéis, Azkaban.
Los tres se sentaron, Albert estaba con los niños. Él ya conocía a los mellizos. Se había escrito con ellos y ambos hermanos visitaban a sus hijos con regularidad. Incluso, Albert había ido con Anielka y Petya a Rusia de vacaciones. Ahora era el turno de Leon de estar a solas con sus primos y conocerles.
— Tu padrre contactó con el nuestrrro cuando huyó de Inglaterrra después de vuestrrra guerrrra. Querría pedirrle asilo en Rusia. Perrro nuestrrro padrre le dijo que la única condición parrra que aceptarrra errra que la tía Ayshane y tú viniérrais. Tú padrrre no le rrrespondió y fue allí cuando nuestrrro padrrre supo que su herrrmana había muerrrrto. — explicó Fyodor.
— Nuestrro padrre intentó denunciarrr su desaparición a vuestrrro gobierrrno, perrro no lo escucharon. Murrió de trristeza, poco después. — siguió Vasilisa.
Leon quedó impacto. No sabía que su padre se había puesto en contacto con su tío.
— Que pena. Me hubiera gustado conocerle. — expresó con tristeza.
— Cuando le escrrribiste porrr prrrimerrra vez se puso muy feliz. — le consoló Vasilisa.
— Sí, y cada vez que rrrecibía una carrrta tuya o empezamos a escrribirrnos contigo, se puso muy feliz. — la secundó Fyodor.
— Fue muy durrro leerrr las noticias de la muerrrte de la tía en los perrriódicos. — explicó Vasilisa.
— ¡No sabía que las noticias salieron del país! — se sorprendió Leon.
— Uy, sí. Y vuestrrros juicios. — explicó Fyodor. — Así fue como supimos que estabas en la cárrrcel.
— Cuando leímos que habían encontrrrado los cuerrrpos de la tía y el rrresto de mujerrres de tu familia, nos pusimos en contacto con nuestrrros abogados parrra que te sacarrrran de aquí. — le comentó Vasilisa. — Porrr eso, saliste tan prrrronto de prrrisión, pese a serrrr morrrrtífago.
— Oh, así que fue por eso… me sorprendió que me liberaran tan pronto la verdad. Porque, aunque fui inocente en haber ayudado a escapar a mi madre y a mis tías, sí que cometí otros crímenes como mortífago.
Recordó como le dijeron que su madre había muerto...
…
Estaba en su celda de Azkaban cuando entró un carcelero con un periódico.
Le plantó el periódico con la primera planta en la cara.
— Mira, escoria. Tu madre y tus tías han sido asesinadas como las rameras que son. Y antes fueron violadas por el hijo puta de tu padre y tus tíos. De tal palo tal astilla. Ya era hora de que pagarás por los crímenes que cometiste.
— Mientes… — masculló Leon.
El hombre le dio una patada en el estómago.
— No me llames mentiroso, escoria. Está todo aquí en el periódico. — se lo tiró. — Léelo tú mismo.
Abandonó la celda.
Leon se acercó a rastras al periódico.
Lloró.
…..
— Nuestrrro abuelo casó a tu madrrre con tu padrrre en un matrrimonio de conveniencia. Nuestrra familia errra seguidorrra de Grrindelwald y crrreían que Voldemorrrt errra su sucesorrr. Ahorrra vemos que fue una decisión equivocada. Lo único bueno que salió de allí, fuiste tú. — susurró Vasilisa.
— Perrrro lo pagamos a un prrrecio demasiado alto. — susurró Fyodor.
— Que sepáis que mi madre tenía fotos vuestras de niños en el camafeo. — explicó Leon.
Todos sonrieron con lágrimas en los ojos.
— Porrr cierrrrto, me caso el mes que viene. La boda serrrrá en Rusia, perro firmarrrremos los papeles de casados en la embajada rrusa del Ministerio inglés. Parrra que puedas venir. — le dijo Fyodor.
— Gracias, ¿quién es la afortunada?
— Una amiga de buena familia, perrro es un matrrimonio porrr amorrrr.
— Me alegro.
A partir de ahí, no perdieron el contacto.
…
Gregory estaba tranquilo en su casa del sudeste de Inglaterra donde se había instalado con su madre, cuando llamaron a la puerta.
Era Gemma Farley, una hija de mortífagos que también estuvo en Azkaban y fue liberada hace poco tras las nuevas revisiones de casos. Parecía asustada.
— Goyle, estaba en mi casa cuando ha venido un antiguo carcelero a violarme. Como saben donde vivimos porque tenemos que dar nuestras direcciones en el Ministerio… — explicó.
— A nosotros eso no nos ha pasado. — exclamó Gregory sorprendido.
— ¿Y qué quieres de nosotros? — preguntó Cordelia Goyle.
— Quiero pedirte, Goyle, que te cases conmigo. A usted, señora Goyle, no le ha pasado porque vive con su hijo y no la atacan porque hay un hombre en casa. No es mi caso. Solo quiero protección. Haré lo que sea a cambio. — suplicó la joven.
— Sí, mi hijo se casará contigo. — aceptó Cordelia Goyle.
— Madre, podemos hablar un momento. — le pidió Gregory en voz baja a su madre y se disculpó a la chica con la mirada.
Ambos fueron al salón y Gregory le preguntó.
— ¿Qué haces aceptando un matrimonio en mi nombre sin consultarme? — preguntó Gregory.
— Oh, vamos, Gregory. No me digas que no quieres proteger a esa joven.
— Ambos sabemos que no has dicho que sí para proteger a una joven sin dote, madre.
La mujer chasqueó la lengua viéndose descubierta.
— Es la única oportunidad que tenemos de continuar el apellido Goyle. Ya no tienes propiedades que darles a tus hijos, pero tienes el apellido. Y esa joven es una sangre pura de buena familia, aunque no tenga dote. Podrás tener hijos con ella.
— Pero yo no puedo tener hijos, madre… Vincent…
La mujer suspiró.
— Ya sé que estabas enamorado de él. Que te gustaba. — vio la cara de sorpresa de su hijo. — Ambas sabíamos que estabais enamorados. Pero Vincent Crabbe ya no está y no tienes más hermanos varones que se casen y continúen el apellido. Así que, lo siento. Te toca. Os dejaré solos para que podáis concebir vuestros herederos.
— Pero, madre, ¿no has oído lo que ha dicho Farley? Si no vives conmigo, pueden venir carceleros a… a…
— Yo ya cumplí mi parte trayéndote al mundo. Lo que me pase a mí no importa. — respondió la mujer muy convencida recitando el mantra con que la educaron.
Gregory se quedó de piedra. Habían pasado dos guerras mágicas, en una de ellas había muerto el amor de su vida y no había servido de nada. La gente seguía igual pensando las mismas mierdas.
Gregory entró en la sala donde esperaba Gemma y le dijo:
— Sí, Farley, me casaré contigo. ¿Quieres que demos un paseo a solas?
— Claro. Gracias, Goyle.
— Poneos en un sitio donde pueda veros. Recordad las normas del cortejo. — ordenó Cordelia Goyle desde la puerta.
Mientras iban caminando por el pequeño jardín de la mansión, Gregory le susurró.
— ¿Te importa si dormimos en habitaciones separadas y no tenemos relaciones sexuales? — le propuso Gregory.
— Después de lo que ha pasado en Azkaban, te lo agradecería mucho.
…
Grace había ido a comprar en el Callejón Diagon, como tenía que pasar por el Caldero Chorreante para aparecerse a su casa por red flu, decidió ir a visitar a Pansy, que vivía a pocas calles de allí.
Llamó al interfono de la calle, pero su amiga no abrió.
"Que raro".
Podía ser que su amiga no estuviera. Pero tenía un mal presentimiento.
Abrió la puerta de abajo con el juego de llaves que le había dado.
Subió las escaleras hasta el piso de Pansy y llamó al timbre.
Nadie abrió.
Era muy posible que su amiga no estuviera en casa. Pero entonces, ¿por qué tenía ese mal presentimiento?
Abrió la puerta del piso con el juego de llaves y vio al lado de la puerta una elfina temblando de puro terror.
— ¿Qué…?
La elfina señaló al pasillo con un dedo tembloroso.
Grace avanzó con la varita en alto.
Cuando entró en el dormitorio, vio un hombre encima de su amiga completamente inmóvil violándola.
Apuntó la varita hacia él y pronunció el siguiente hechizo.
— Depulso.
El hombre salió disparado hacia la pared.
Notes:
Me parece más lógico un hijo de Bellatrix con Rodolphus que con Voldemort, aunque no estén enamorados.
En un principio, no iban a aparecer los primos de Leon, pero cambié de idea. Me gustaba que tuvieran una conversación.
Yo tengo el dicho, basado en mi experiencia a lo largo de mi vida, que o conoces a dos mujeres embarazadas o no conoces a ninguna. Siempre me ha pasado. O no hay nadie de mi entorno esperando un bebé o hay dos mujeres o más que lo están esperando. Quizás solo con alguna excepción, pero por norma general.
Contadme vuestras opiniones del capítulo.
Hasta la próxima
Chapter 12: El compromiso
Notes:
Advertencia: aparición de una violación, embarazo fruto de una violación
(See the end of the chapter for more notes.)
Chapter Text
— Señorita Grace — Mebba reconoció a la amiga de su ama y salió de su escondite temblando. — Mebba y el ama Pansy estaban en la casa del ama Pansy y vino ese malvado mago a atacar al ama. Lo único que Mebba pudo hacer fue esconderse.
Grace tragó saliva, se acercó a su amiga, que seguía en estado de shock y la cubrió con las sábanas de la cama. Acto seguido, se dirigió al hombre. Lo reconoció. Roger Davies. Un Ravenclaw unos años mayores que ellas y actual auror y carcelero en jefe de Azkaban.
Empezó a desmemorizarle y a quitarle los recuerdos de lo que había sucedido en los últimos minutos: su entrada en la casa de su amiga, que la había violado y que lo habían noqueado. Finalmente, también le borró sus conocimientos de la dirección del piso donde vivía Pansy.
— Mebba, ¿puedes hacerme un favor? — le preguntó a la elfina. — ¿Puedes llevarte a esta desgracia humana lo más lejos posible?
La elfina corrió hacia el hombre, lo agarró y desapareció.
…..
Theodore, Blaise y Draco esperaban en la sala de estar del piso de Pansy el diagnóstico del sanador que había traído el mago italiano. Daphne y Grace estaban con su amiga, dándole la mano. Pansy todavía seguía en shock.
El sanador la examinó y curó algunas heridas vaginales que le habían quedado. Después, le dio una poción tranquilizante y otra para dormir sin soñar. Se fue con las amigas de la joven con los varones.
— Las heridas físicas no han sido graves y he podido tratarlas sin problemas. Solo tendrá que tomar algunas pociones para fortalecer la zona íntima. — habló el medimago con un leve acento italiano. Era el sanador de los Zabini y si Zenobia podía contratar a un compatriota por encima de un inglés, lo haría. — Lo que más me preocupan son las secuelas psicológicas.
Los amigos asintieron en señal de entendimiento. Ellos mismos podían costear las pociones si su amiga no podía permitírselo.
— He de decirles algo más. No es la primera vez que ocurre. Tiene heridas internas que muestran que ha sufrido abusos sexuales otras veces. — volvió a hablar el sanador.
— ¿Cuántas veces? — preguntó Draco con la voz un poco más aguda de lo normal, fruto de la preocupación.
— Es difícil decir el número exactas, signor. pero sí que puede decirle que más de diez.
Todos palidecieron.
— Hay algo más. La signorina está embarazada. — comentó el sanador.
— ¿Cree que puede el embarazo puede ser…? — empezó a teorizar Theodore en voz alta, pero paró al no atreverse a decir "fruto de los abusos sexuales". Todavía lo estaba asimilando.
— Puede ser que sí o puede ser que no, signor. No hay diferencia biológica entre un embrión fruto de una relación consentida de una violación. Tendrán que preguntárselo a su amiga en cuanto despierte. — continuó explicando el sanador. — En caso de que así sea, lo que yo recomiendo es abortar. Llevar un embarazo que ha sido fruto de una violación puede ser devastador psicológicamente para la donna. Yo mismo puedo realizar el aborto, si quieren.
— Pero, entonces, sería un aborto ilegal. — puntualizó Grace.
— Tomaríamos las medidas necesarias para que su vida corriera el mínimo riesgo posible. — dijo el sanador.
— Por un módico precio, entiendo. — Blaise había visto a su madre hacer tratos con su sanador. Por lo que, ya sabía que nada era gratis. Lo bueno era que no le importaba hacer tratos ilegales. Por eso su madre lo contrató.
— Así es, signor Zabini.
— El violador es un auror de alto cargo en el Ministerio. — dijo Daphne. — Si llevamos a Pansy a San Mungo a que le practiquen un aborto, llamará mucho la atención. Los periodistas no paran de hacer noticas sobre chorradas de los familiares de los mortífagos recién salidos de Azkaban cada vez que van al mundo mágico.
— Se armaría mucho revuelo y si hay más de un abusador sexual se alarmaría de que fuera descubierto y eso pondría en peligro a Pansy… — Draco llegó a la conclusión sobre adonde quería llegar su amiga.
— Aun así, quien tiene que tomar la decisión final es Pansy. Es su cuerpo y su decisión. Nosotros debemos apoyarla en todo lo que ella elija. — recordó Grace.
— Sea cual sea la decisión final, se la comentaremos. Gracie, signor Zacchia. — Blaise se levantó, le estrechó la mano al sanador y le entregó una bolsa de galeones.
— Un placer, signor, Zabini. Signores. — hizo una inclinación de cabeza a Draco y Theodore. — Signora. — inclinó la cabeza hacia Daphne, la única mujer casada del grupo. — Signorina. — hizo una reverencia hacia Grace y se fue.
Los amigos se fueron turnando para quedarse en el piso. No querían que Pansy despertara en soledad en su apartamento. Pero también necesitaban salir y que les diera el aire. Se estaban asfixiando ahí dentro y con todo lo que tenían que asimilar que había sufrido su amiga.
…
Draco se apareció en las afueras de la casa de Gregory. Ni él ni Pansy podían aparecerse, así que, tenían complicado verse.
Cuando Gregory le abrió, Draco le contó todo lo que había ocurrido en el piso de su amiga. Gregory palideció y empezó a hablar solo.
— ¡NO! ¡NO! ¡OTRA VEZ NO! ¡¿POR QUÉ?! ¡¿POR QUÉ?! ¡¿TODAVÍA NO HEMOS PAGADO LO SUFICIENTE?!
Draco no entendía lo que decía su amigo. Lo agarró y lo obligó a entrar a la casa. Años atrás, tanto Gregory como Vincent eran muy corpulentos y más altos que Draco. Así que, era imposible moverlos. Pero tras su paso por Azkaban, Gregory estaba en los huesos y Draco podía manejarlo. Lo llevó a la cocina y le dijo:
— Greg, Greg, cálmate. Estás aquí conmigo. Estás a salvo.
— No, no, Draco. Mira lo que les ha pasado a Pansy. Y a Gemma.
— ¿Quién es Gemma?
— Gemma Farley.
Draco llenó dos vasos de agua y le dio uno a su amigo que lo bebió de un trago.
— Llevan violándonos desde que entramos en prisión. Gritos. Se oían gritos todos los días. A las mujeres jóvenes, sobre todo. Incluso a mi madre y a algunos hombres.
— ¿Tú entre ellos? — preguntó Draco completamente pálido.
Gregory asintió.
— Estamos obligados a dar nuestra dirección a los aurores. Así que, siempre podrían encontrarnos. Tampoco podemos desaparecernos ni abandonar el pueblo donde vivimos. Ni usar algunos hechizos. No podemos defendernos. Gemma vino a suplicarme que me casara con ella para protegerla porque habían venido a violarla. A Pansy también y a saber a cuántas más.
Draco estaba asimilando todo lo que le decía su amigo. La situación era más grave de lo que pensaba.
— Algunas mujeres quedaban embarazadas y parían en prisión sin atención médica. Algunas morían y dejaban los cuerpos allí pudriéndose durante días. Era horrible.
— Son iguales que los mortífagos. — masculló Draco.
— Menos mal que mi hermana está muerta. No podría soportar que le hubieran hecho lo mismo. Parece que nada ha cambiado. La muerte de Vincent no ha servido de nada. — Gregory se secó unas lágrimas traicioneras pensando en su amado.
— Todos echamos de menos a Vin. ¿Estarás bien con Farley?
— Sí. Hemos acordado no acostarnos. Es un matrimonio de conveniencia para protegerla.
— Espero que nos invites… — Draco intentó forzar una sonrisa, pero le salió una triste.
— Lo estáis. Espero que permitan a Pansy venir. ¿Te gustaría ser el padrino?
— Claro, Greg. Gracias.
— Y Draco, por favor, protege a Pansy. — suplicó Gregory.
….
Pansy se levantó y oyó voces en el salón. Voces que conocía. Las voces de sus amigos. Había visto a Grace cuando la salvó de Davies mientras la violaba, pero no había podido reaccionar fruto del shock y le dio la mano, y a Daphne, cuando el sanador italiano la atendió.
Se levantó, cogió una toalla y ropa limpia y se dirigió al baño. Tenía que volver a hacer lo que ya había hecho al llegar.
Se puso debajo de la ducha. Si sus amigos la habían visto salir de la habitación e ir a la ducha no le habían dicho nada. Respetaron su espacio. El agua cayó sobre su cuerpo, cogió el jabón y frotó y frotó hasta que la piel le quedó roja por todo el asco que le provocaba lo que le habían hecho. Ni el agua podría quitarle lo sucia que se sentía.
…..
Cuando Pansy salió de la ducha, se secó el pelo y se vistió. Quería tener un aspecto presentable ante sus amigos y no parecer más lamentable de lo que ya se sentía.
Se fue al salón donde estaban sus amigos y se sentó.
Todo el mundo estaba en silencio, un silencio tenso que nadie rompía.
Pansy intuyó que sus amigos querían que fuera ella quien hablara primero. Pero no quería sacar el tema por mucho que ya intuyera que estaban informados de lo que había pasado.
— ¿Mebba os ha servido té? — preguntó. Ante todo, quería ser una buena anfitriona, tal y como le había enseñado su madre.
— Sí. — respondieron Draco y Grace.
— Daphne, me contaste que tú fuiste quien hizo la autopsia a mi madre y a mis tías. ¿Qué les pasó? — le preguntó Pansy a su amiga.
— Las dejaron inconscientes y las levitaron a la Torre Selwyn a través de un pasadizo que conectaba con la mansión. — empezó a explicar Daphne. — Una vez las dejaron en la habitación, las violaron y las mataron de un avada kedavra. Sufrieron más cuando fueron violadas que cuando las mataron. — Daphne prefería tener a sus pacientes que pacientes vivos. Así no tenía que lidiar con secuelas psicológicas. De informar a la familia, se encargaban los aurores. — Con varios hechizos de magia negra que no vienen al caso, conseguimos recuperar restos de ADN, que comparamos con varios familiares tuyos, entre ellos tus primos y tu hermano. Las muestras de ADN coincidieron. Son tus tíos y tu padre. Lo lamento.
Pansy asintió. Ya lo sabía. Pero quería una explicación de Daphne, como amiga y como profesional.
— Hay algo más de tu hermano, que quiero decirte. — empezó a decir Daphne. — Cuando un mago muere, quedan restos de su núcleo mágico alrededor. El mago muere, su magia no. Pero en el caso de Herbert, no había rastro ni núcleo mágico. Primero pensé que podía ser porque cambiaron un bebé por otro. Algo que solía hacerse en el pasado cuando no nacía un heredero o era un varón con pocas posibilidades de sobrevivir. Pero su ADN, el de tu madre y el tuyo coincide. Así que, es tu hermano.
— Daphne, no entiendo lo que me dices.
— Tu hermano era un squib, Pansy.
Pansy se quedó unos segundos en silencio hasta que estalló en enormes risotadas.
— ¡Mi padre siempre lamentaba la muerte de mi hermano! ¡De su heredero! ¡El tío Hubert siempre se burlaba de él porque había tenido dos hijos, mientras que él tuvo un hijo que se le murió y una hija! ¡Mi madre siempre lloraba y lamentaba su muerte! ¡Y al final resulta que su tan perfecto heredero muerto era un squib! — Pansy no podía parar de reír. Siempre la habían comparado con su hermano muerto, que nunca conoció. Sus padres siempre lamentaban su muerte, era su heredero. Y su propio nacimiento fue agridulce. La felicidad por la llegada de un nuevo retoño y la agria sensación de haber tenido una hija y no un hijo.
— Pansy. — interrumpió Draco. — Sabemos lo que ha pasado todos estos años en Azkaban. Gregory me lo ha explicado y yo se lo he dicho a los demás.
Pansy se puso seria.
— ¿Vas a juzgarme? — preguntó intentando ocultar su miedo.
— En absoluto. En todo caso, los que tendrían que ser juzgados son ellos, por el Wizengamot. Pero a otra mujer, Gemma Farley, también ha venido un carcelero a violarla a su casa. Por eso, se casará con Greg. Para que él pueda protegerla.
— ¿Me estás proponiendo matrimonio? — bromeó ella.
— En absoluto. Te estoy volviendo a proponer que vivas con alguno de nosotros, para que podamos protegerte.
Pansy suspiró.
Ella quería ser libre. Como lo fue su prima Verity cuando huyó de casa. Sin depender de un padre, un tío o un marido que le dijera lo que tuviera que hacer o bajo su yugo.
— No, he salido de prisión. Ahora soy libre. Quiero hacer lo que quiera sin dar explicaciones a nadie. — se defendió.
— Temer que venga un hombre a violarte a tu casa en cualquier momento no es libertad. — rebatió Grace.
— Estás embarazada. ¿Es de alguna pareja o de uno de esos asquerosos carceleros? — soltó Theodore sin rodeos.
— ¿Cómo quieres que haya podido tener pareja si estaba en la cárcel? — se enfadó Pansy. — Debe ser de alguno de los carceleros. No es la primera vez que quedo embarazada. Las otras veces estaba en la celda y sufría abortos espontáneos. — les confesó.
Sus amigos palidecieron ante esas palabras. Finalmente, Blaise habló:
— El sanador que te ha atendido se ha ofrecido a practicarte un aborto si tú lo deseas. Yo costearía los gastos.
— No, mi madre es su madrina. Los costearemos los Malfoy.
— Yo contrato el sanador
— Por eso, ya has pagado la primera vez.
— Costeadlos los dos, si os quedáis más tranquilos, pero callaos. — Daphne zanjó la discusión.
Pansy se levantó y se acercó a la ventana.
— Siempre he querido ser madre. Tener una bonita familia, lo contrario que era la mía. Pero no en estas circunstancias. — suspiró triste. — Jamás podría querer un crío que me recordara a uno de mis abusadores y a esos horribles años en la cárcel. Está bien, Blaise, habla con tu sanador. Pero que sea discreto.
— Claro.
Intentaron convencerla un rato más de que fuera a vivir con alguno de ellos, pero Pansy se negó.
Blaise fue el último en irse.
Ambos habían tenido una relación en sus años en Hogwarts. La propia Pansy rompió, aunque ambos seguían enamorados, cuando la detuvieron tras la guerra y encerraron en Azkaban. No quería que el chico que amaba la esperara. Quería que rehiciera su vida.
— Blaise, se nota que sigo gustándote. Te dije que rehicieras tu vida. — le comentó Pansy mirando la ventana.
— Y lo he hecho. — rebatió. — He terminado los ÉXTASIS y he viajado por toda Europa y Estados Unidos. Me he quedado un tiempo en Italia localizando a mi hermano. De hecho, voy a abrir un negocio. Voy a diseñar ropa.
— ¿Tienes un hermano? — se giró hacia él sorprendida.
— Tengo tres. Dos hermanas del primer matrimonio de mi padre y uno del segundo matrimonio. Mi hermano fue más difícil de localizar. Era un squib que fue abandonado en el mundo muggle muchos años atrás. Y también tuve algunos amoríos con chicos y chicas. Pero cuando me han dicho que te habían liberado, no pude evitar volver a sentir lo que sentía por ti. creo que nunca se apagó. — se sinceró.
— Ahora desearía que nunca nos hubiéramos conocido. — Pansy volvió a mirar la ventana. — Así no tendrías que verme de esta manera. Porque yo también sigo sintiendo lo mismo por ti.
— Y aun así no quieres ir a vivir conmigo, aunque no tuviéramos una relación podríamos ser compañeros de casa.
— Lo siento, Blaise. Quiero ser libre y eso lo conseguiré sin un hombre a mi lado.
"Y no quiero que te veas involucrado con toda esta mierda de las restricciones" pensó.
Blaise asintió triste y se fue.
…
A la semana siguiente, Pansy estaba sentada en el sofá viendo esas personitas pequeñas de la caja de colores y sonidos muggle. El sol le daba en la cara. Así que, se levantó y quiso correr la cortina.
Le temblaron las piernas.
Roger Davies estaba entrando en el edificio.
Dudaba que fuera para visitar a alguien.
Cerró el tinivisor y llamó a Mebba.
— ¿Ama?
— Vámonos de aquí.
Salieron de casa y subieron hasta el último piso.
Pansy estuvo sentada en el pasillo con Mebba a su lado. Había muggles en el edificio, así que, la elfina estaba tapada con una chaqueta. No sabía el tiempo que estuvieron ahí escondidas. Pansy temblaba de miedo.
Finalmente, se levantó y bajó las escaleras con la varita en alto. Sabía que había muchas maldiciones que no podía usar, pero usaría todos los hechizos que tenía permitidos para defenderse.
Cuando llegó a su piso, vio que no hubiera nadie. Sacó sus llaves y abrió. En ese momento, la empujaron dentro, la tiraron dentro y le taparon la boca.
Era Roger Davies.
— ¿Te crees que no sabía que estabas aquí? Se detectar una puta a quilómetros.
Pansy intentó zafarse, pero el auror era más alto y más corpulento y ella todavía no se había recuperado físicamente de Azkaban.
Roger empezó a bajarle los pantalones hasta que…
Volvió a salir disparado.
— ¡Mebba no permitirá que vuelvas a lastimar al ama Pansy, mago malvado! — gritó Mebba con las palmas extendidas hacia delante.
Pansy miró a Davies inconsciente y luego a Mebba.
Ahora lo veía claro. Ser libre significaba hacer lo que uno quería. Verity había ido al mundo muggle porque quería, había vivido entre muggles porque ella quiso y había tenido una relación con un traidor a la sangre porque ella quiso. Leon había aprendido ruso a escondidas de sus padres porque él quiso, aprendió ruso porque él quiso. Blaise localizó a sus hermanos porque él quiso.
Y ella podía vivir con Blaise porque ella quería y podía retomar su relación con él si ambos querían.
Y ella seguiría siendo libre.
— Mebba, llama a Blaise.
La elfina se desapareció.
…
Blaise examinaba a Davies inconsciente.
— Mebba no lo ha matado. Solo lo ha herido de gravedad, pero no lo ha matado. — explicó la elfina.
Blaise rio mientras le quitaba los últimos recuerdos del auror.
— Blaise, ¿sigue en pie la propuesta de vivir juntos? — preguntó Pansy cuando Mebba se fue con Davies.
— Claro.
— ¿Y te gustaría retomar lo nuestro dónde lo dejamos? No quería vivir contigo porque no quería renunciar mi libertad. Pero Grace tiene razón. No seré libre si vienen los carceleros a violarme cada dos por tres. Pero no quiero que tengas las mismas restricciones que yo.
— Pansy, las restricciones me dan igual mientras tú estés a salvo.
— El problema es que estaré más lejos de mis primos y sobrinos. Y Leon tiene las mismas restricciones que yo. No podremos vernos muy a menudo.
— Lo arreglaremos. — le sonrió. —¿Te gustaría ser mi socia de mi línea de diseño de ropa?
Pansy lo miró sorprendida.
— Siempre te ha gustado mucha la moda y a mí también.
— Y… ¿te gustaría casarte conmigo? — le preguntó Blaise.
— ¿Acabamos de retomar lo nuestro y ya me pides matrimonio?
— Gregory y Farley se van a casar y pasaron del noviazgo directamente. Además, si vamos a vivir juntos, puede que esos asquerosos aurores sospechen si no estamos relacionados como familia o matrimonio. — expuso él. — Podemos dormir en habitaciones separadas y puedo pasarme toda la vida en celibato, si tú te sientes segura.
— No, no quiero que durmamos separadas y me gustaría tener sexo contigo. Pero no puedo garantizarte que sea en un futuro próximo. También me gustaría que Mebba siguiera viviendo con nosotros. ¿Puedes acompañarme a la Oficina de Aurores a notificar el cambio de residencia?
— Claro. Y esa elfina me matará si intento separarla de ti.
Ambos rieron.
Notes:
Tenía ganas de actualizar este fic. El último capítulo dejó la escena final con mucha intriga.
Parece que, finalmente, las cosas empiezan a ir bien para Pansy.
Gregory tiene razón. Las restricciones impiden a los recién liberados presidiarios defenderse.
Aunque Grace quitara de Roger los recuerdos de donde vive Pansy, su dirección sigue estando registrada en la Oficina de Aurores y siempre puede consultarla (no, eso no es legal).
Quizás, lo de Blaise y Pansy puede parecer un poco apresurado, pero es lo que ellos dijeron: nunca borraron esos sentimientos, que la liberaran solo los volvió a hacer resurgir. Y Blaise tiene razón con que si ambos viven juntos sin ser familiares ni pareja formal resultaría raro.
¿Os ha gustado la referencia a Dobby? Si leéis Drabbletober 2022, veréis que eso es cosa de familia.
¿Opiniones?
Hasta la próxima
Chapter 13: La cena
Notes:
(See the end of the chapter for notes.)
Chapter Text
Pansy llevaba varias semanas viviendo en casa de los Zabini. Tenía su habitación separada de Blaise porque todavía no estaban casados; y Blaise respetaba su espacio, entendía que ella fuera reacia al contacto físico por todo lo que había pasado.
La señora Zabini siempre le había impuesto como mujer. Siempre vestía con enormes vestidos, joyas y bien maquillada, sabía cómo camelar a la gente y conseguir mediante la palabra mover sus fichas (y la mala fama que la perseguía sobre cómo enviudó siete veces). A veces, no se creía que solo se llevaran dieciséis años como le dijo Blaise en Hogwarts.
Pero ahora veía a una mujer haciendo yoga en el salón con una coleta alta y sin maquillaje que casi podía parecer la hermana mayor de Blaise.
En estas últimas semanas, Pansy había estado llevando un perfil bajo en casa de los Zabini, comiendo, saliendo al jardín, ordenando su habitación con Mebba y durmiendo.
— Buenos días, querida, ¿quieres un poco de té? — le preguntó Zenobia poniendo la pose del gato.
— Sí, gracias, señora Zabini. — Pansy se sentó y llamó que le sirvieran té. Mebba no tardó en traérselo.
Zenobia hizo más poses de meditación y estiramientos. Siempre habían sido Blaise y ella desde… desde que quedó viuda cuando estaba embarazada. No podía fiarse de nadie, ni siquiera de sus cuñados, que no dudarían en pisotearlos por el bien de su familia. También sabía que Blaise crecería y podría encontrar pareja o que haría su propia vida, que en algún momento se convertiría en un hombre y dejaría de ser su niño. Finalmente, ese momento, había llegado. Lo que le preocupaba era que la señorita Parkinson había estado en la cárcel y tenía familiares mortífagos y eso podía causar mala imagen a su familia, al futuro negocio de Blaise y que perdieran el apoyo de sus parientes italianos (los que libraron a Blaise de Azkaban) por casarse con una joven de familia caída en desgracia.
Cuando le sacó el tema a su hijo, él fue inflexible en querer casarse con Pansy; y si Zenobia amaba algo más que a nadie en ese mundo ese era su hijo. Así que, ya estaba maquinando que su hijo pudiera casarse con la pequeña Parkinson sin perder el apoyo de sus parientes Zabini.
— Tomaré otro té contigo. — comentó la mujer después de hacer unos estiramientos. Se sentó delante de la joven y pidió que le trajeran otra taza de té. — ¿Te queda algún familiar aquí a parte de tus primos Selwyn?
— Mi tío Hubert, el hermano menor de mi padre, no entró en Azkaban porque no era mortífago, aunque sí que colaboró en el régimen del Señor Tenebroso. Pero le embargaron también todas las propiedades. No sé dónde vive ahora. Pero tenía dos hijos pequeños. No los veía mucho porque mi padre y mi tío no se llevaban bien. Creo que ahora ya tienen edad para ir a Hogwarts.
— Mándales una carta preguntándoles la dirección de tu tío y diles que te vas a casar con Blaise. Es lo mejor.
— ¿Por qué? ¿Y si intentan boicotearla?
— Precisamente por eso, querida. Si no les dices nada pensando que no lo sabrán, pueden averiguarlo y boicotear la boda sin que tú te enteres. En cambio, si se lo dices, querrán hablar contigo o con Blaise para detenerla y podremos prepararnos.
Pansy lo pensó un momento. Lo que decía su futura suegra tenía sentido.
— Además, invitaremos a nuestros familiares italianos a cenar para que te conozcan y te ganes su favor. Ya planearemos una estrategia.
Después de terminar su té, escribió a sus primos pequeños y Zenobia habló con Blaise.
….
Mientras tanto, Draco estaba en su mansión hablando con su madre. Acababa de revelarle el reciente compromiso entre Pansy y Blaise.
— Irán a vivir a Oxford, donde está la mansión de Blaise. Allí Pansy estará a salvo. Lo único que la apena es que no podrá ver a sus primos ni a sus sobrinos tan a menudo.
— Entiendo. — Narcissa se levantó y se fue del salón. Draco la miró sorprendido. Su madre no solía levantarse e irse sin avisar. Desde que había leído en los periódicos sobre la muerte de su mejor amiga, se había vuelto más demacrada. Narcissa entró en el salón con una caja de latón y la abrió. Eran las joyas de su familia. Collares y pendientes de perlas, de esmeraldas y anillos… — Quiero que vayas al Callejón Knockturn y vendas estas joyas. Consigue la suma más elevada de dinero que puedas. Será la dote de Pansy.
— Pero, son las joyas de tu familia. Las que te dieron los Black cuando te casaste con Padre. Lo único que no nos ha quitado el Ministerio.
— Por eso mismo. Es lo único que nos queda de valor que podemos vender. Cuando Pamela me hizo madrina de Pansy, juré protegerla. No pude hacerlo con Herbert cuando tuvo la viruela de dragón. Es lo mínimo que puedo hacer por mi difunta amiga y mi ahijada. Además, yo todavía sigo aquí recluida. No podré ponérmelas más. Todas las familias de nuestra clase han huido o lo han perdido todo. ¿Qué quieres que haga con ellas? Ya no habrá más fiestas solo para la élite sangre pura. Mi ahijada no entrará en Zabini Manor solo con lo que lleva puesto.
Draco apretó los labios. Cogió la caja de su madre y fue al Callejón Knockturn.
…..
Hubert Parkinson estaba en el despacho de Blaise discutiendo. Las mujeres no estaban. Para los sangre pura, los negocios (las bodas y los compromisos entraban dentro de esa categoría) no eran asuntos de mujeres, aunque estuvieran directamente involucradas.
— ¡Esa boda no puede celebrarse!
— ¿Por qué no, señor Parkinson?
— No me has pedido la mano de mi sobrina. Soy el cabeza de familia de los Parkinson ahora que mi hermano mayor no está en el país.
— Pues, entonces, ¿por qué no ha dejado que su sobrina viviera con usted? — preguntó Blaise de vuelta. — Hemos sido sus amigos los que le hemos prestado dinero para que ella pudiera encontrar un techo y el piso lo ha conseguido gracias a su prima por vía materna. Repito, ¿dónde estaba usted cuando se le necesitaba?
Hubert Parkinson apretó los labios.
— ¿No querrá ahora decidir sobre la vida de su sobrina cuando no se ha preocupado por ella? Antes de la Segunda Guerra Mágica, usted y su hermano no se veían por sus desavenencias. Así que, no ha entablado una relación estrecha con su sobrina ni su sobrina con sus primos. ¿Y ahora quiere entrar en su vida mandándole?
— Son las normas de nuestra sociedad. El cabeza de familia decide la bendición del matrimonio y pone la dote. — se excusó el hombre.
— También tendríamos que tener esa misma reunión en su mansión. ¿Y dónde estamos? En mi despacho. ¿Vive usted en Parkinson Manor? No verdad. Lamento decirle que el modelo de sociedad que usted defiende ha quedado anticuado y obsoleto. Ya no habrá más fiestas en el Ministerio para la élite sangre pura. Y no se preocupe por la dote de su sobrina, la señora Narcissa Malfoy, la madrina de la señorita Parkinson, ha ofrecido 500 galeones como dote.
— ¿De dónde? — se mofó él. — Si ni siquiera puede salir de Malfoy Manor.
— Su hijo, el señor Malfoy, ha vendido las joyas de la familia Black para pagarla. Algunos sí que saben anteponer sus seres queridos a su estatus. — Blaise le enseñó el recibo de los duendes. Tenía que ir muy a menudo a Gringotts por el futuro negocio que abriría, ¿qué más daba pedir un recibo o dos más? — También ha ofrecido una elfina doméstica que embargó el Ministerio, pero no quiso trabajar ni en Hogwarts, ni en el Ministerio ni en ninguna otra casa. Mebba. Como la elfina fue embargada y ha decidido quedarse con la señorita Parkinson después de que le dieran la prenda, usted ya no tiene ningún poder sobre ella. — Blaise también sacó la orden del Ministerio sobre las propiedades que embargaron a los Parkinson, entre ellos la mansión, Mebba y otros elfos domésticos. — Usted se libró de Azkaban porque no fue mortífago, aunque colaboró con ellos. Sin embargo, sus propiedades han sido embargadas y ha tenido que hacer servicios comunitarios como sentencia del Wizengamot. Yo me he librado de Azkaban porque mi familia italiana me ha defendido y mis propiedades han quedado intactas. Si sabe cómo no tener problemas, le pido que no se meta ni entrometa en nuestra boda.
Hubert Parkinson no dijo nada. Se levantó y abandonó la habitación.
— ¿Lo ves, querida? Un problema solucionado. Tu tío no nos va a dar más problemas. Ahora solo hace falta convencer a mis cuñados de que vuestra unión es ventajosa para la familia. — le comentó Zenobia a Pansy. Habían estado escuchando toda la conversación con las orejas extensibles de Sortilegios Weasley, cortesía de Verity, en la habitación de al lado.
…
Pansy terminaba de maquillarse. Ese día llegaban los Zabini de Italia para presentarla ante la familia de su esposo.
Terminó de peinarse y llamó a la señora Zabini para que le subiera la cremallera del vestido. Verde. Su color favorito. Slytherin. Vestido que ella misma había diseñado y Blaise había hecho.
Zenobia Zabini llevaba un vestido negro. Vestido de viuda. La había visto usarlo en anteriores fiestas en el Ministerio, manteniendo el papel de mujer fiel y triste por la muerte de sus difuntos maridos. Nada más lejos de la realidad.
— Estás preciosa, querida. — Zenobia le subió la cremallera del vestido.
Pansy no estaba tan segura. La señora Zabini llevaba un vestido de viuda, pero sus pechos y sus caderas destacaban. En cambio, ella llevaba un vestido que dejaba un escote en forma de corazón por encima de sus pechos y unas mangas que caían sobre sus brazos. Pero su pecho plano y poca cadera le causaban mucha inseguridad desde que era una niña.
— El señor Malfoy llegará en breve. Creo que te traerá algo para poner en ese cuello desnudo. — le guiñó un ojo y se fue.
Pansy salió de las escaleras y bajó hasta la entrada. Quería caminar un poco para aligerar sus nervios. También vio a su suegra moviéndose de un lado a otro supervisando los preparativos y dando órdenes a los elfos.
Pansy vio como habían quitado el retrato de la entrada donde salían Blaise y la señora Zabini para poner el retrato de un hombre blanco con unos rasgos muy parecidos a Blaise. En la parte baja del marco había una inscripción en dorado, "Lorenzo Zabini".
¿Ese hombre es el padre de Blaise?
— Es mi padre. Pero yo no sé nada de él. — oyó una voz detrás de ella. Se giró sorprendida. No había notado la presencia de Blaise. —Bueno, sí que sé algo de él… Sé que se casó con mi madre cuando tenía cincuenta años y mi madre catorce — Pansy abrió los ojos como platos — porque necesitaba un heredero y murió antes de que yo naciera. A Madre no le gusta hablar de él.
— No me sorprende. Tendrá sus motivos.
— También sé que mató a la persona de la que estaba enamorada mi madre, despreciaba a las hijas de su primer matrimonio por ser mujeres, mató a su primera esposa y repudió al hijo de su segunda esposa por ser squib.
— Entonces, sí que sabes algo de él. — le miró Pansy cuando él se puso a su lado. Mirando el cuadro.
— Sí, pero nada bueno o nada que me haga sentirme orgulloso de mi progenitor. Solo su apellido y sus contactos me son útiles.
En ese momento, entró Draco Malfoy por la puerta principal. Un elfo se apareció y tomó la capa del rubio.
— Siento llegar tarde.
— No te preocupes. Mi familia todavía no ha llegado. Voy al Ministerio a por mi familia. — Blaise besó en la mejilla a su prometida y se puso una capa que le tendió un elfo. Dio grandes zancadas hasta la entrada principal y se fue. Desde que Pansy empezó a vivir con ellos, tuvieron que cerrar la red flu; las nuevas medidas del Ministerio.
— Estás radiante. — la alabó Draco dándole un beso en la mejilla cuando Blaise se fue. — Pero te falta algo. — sacó una caja del bolsillo interior de su americana y se la abrió. Eran un collar, unos pendientes y una pulsera a juego de pequeñas perlas. — No es mucho en comparación a lo que solíais llevar las mujeres de nuestra clase antes de la guerra. Pero dará el pego. — se puso detrás de ella y le puso el collar.
— ¿De dónde has sacado el dinero? — preguntó ella.
— Es de mala educación preguntar cuánto cuesta o donde has conseguido un regalo.
— Draco. — le avisó enfadada.
— Vale. Son mi regalo de bodas y el dinero lo he sacado de las prácticas de pocionista.
— No tenías por qué.
— Eres como una hermana para mí…
Se giraron y Pansy iba a agregar algo más, cuando apareció la viuda Zabini corriendo hacia ellos.
— Están a punto de llegar.
Se puso en medio del recibidor y Pansy a su lado sosteniendo el brazo de Draco a su derecha.
Entraron Blaise con una pareja de ancianos a su lado y un montón de hombres y mujeres con niños.
— Mi prometida, la señorita Pansy Parkinson, y el señor Draco Malfoy, el hijo de su madrina que la acompañará durante la cena como familiar. — les presentó en francés, la lengua que la élite sangre pura italiana y británica tenían en común. — Draco, Pansy, os presento a los señores Casimiro y Naninna Zabini, el hermano menor de mi padre y actual jefe de la familia Zabini y su esposa. — Casimiro y Pansy se dieron la mano y él le besó el dorso, después le dio la mano a Draco. Pansy y Naninna se dieron la mano e hicieron una genuflexión y Draco besó la mano de la anciana. Seguidamente, Blaise presentó a sus primos, a sus parejas y a los hijos de sus primos.
Naninna abrazó a su cuñada después de que Casimiro besara la mano de Zenobia.
— Querida, nuestro pequeño Blaise ya es todo un hombre. Pronto tú también serás abuela. Recuerdo cuando viniste a mi casa siendo una joven donna insegura porque no quedabas encinta hace más de veinte años.
Zenobia sonrió de forma forzada. Otra persona desde fuera podía pensar que las palabras de Naninna eran un cumplido o fruto de la nostalgia. Nada más lejos de la realidad. Naninna Zabini nunca se cansaba de recordarle a su joven cuñada los orígenes de su matrimonio y su inseguridad; que le debe los primeros pasos de su aprendizaje en la mujer en que se había convertido a día de hoy.
— Gracie, Naninna.
— Ahora que las presentaciones están hechas, ¿qué tal si vamos a cenar? Debéis estar cansados tras un largo viaje. — como Blaise era el propietario de la mansión tras su mayoría de edad, le correspondía a él dar inicio a la cena.
— Gracias, querido. — sonrieron sus tíos.
Blaise ofreció el brazo a su prometida y Draco a la señora Zabini y caminaron al comedor.
….
Blaise se sentó en la cabecera de la mesa y su tío a su derecha, seguido por su esposa. Pansy se sentó a la izquierda de su prometido, Draco a la izquierda de Pansy y a su lado Zenobia y así sucesivamente por el resto de la familia Zabini, sus cónyuges e hijos mayores. Los menores de once años fueron a la habitación de los niños donde se les serviría su cena.
— Hemos recibido las noticias del fallecimiento de tus padres y tus tías. Lo sentimos mucho. — le comentó Naninna.
— Gracias, señora Zabini.
Dudaban de que lo sintieran de verdad. Simplemente querían averiguar el pasado de la joven y decirles que estaban al corriente.
— ¿Cómo os conocisteis? — preguntó Casimiro. Primero las preguntas fingiendo que les importaba el amor de la pareja y después a lo que interesaba. Las ventajas de dicha unión.
— En el Colegio Hogwarts de Magia y Hechicería. Íbamos a la misma casa y al mismo curso. — respondió Blaise.
— Pero la guerra y la cárcel te impidieron terminar los estudios, ¿verdad? — preguntó Casimiro a Pansy.
— La verdad es que sí. Pero me pusieron en la cárcel de forma injusta. Muchos mortífagos escaparon y el nuevo Ministerio frustrado metió a todos los familiares que quedaron en Inglaterra en Azkaban. No fui a la única que le pasó. — respondió ella saliendo del paso.
— De todas formas, en muchos matrimonios de nuestra clase no es necesario que la mujer tenga todos los estudios. Yo misma, por ejemplo, y tengo menos que la señorita Parkinson. — replicó Zenobia.
— Ah, es cierto. — asintió Naninna. Sorprendida de que Zenobia mencionara esa debilidad en voz alta.
— Afortunadamente, el Ministerio ha rectificado su error al descubrir los cuerpos de mi madre y de mis tías. Han examinado los casos y nos han soltado porque nos encarcelaron sin pruebas a mí y a muchas otras personas en mí misma situación. — explicó Pansy.
— Pero ya no tienes propiedades… os las embargaron. — susurró Casimiro. Al fin dejaban de dar rodeos y llegaban al meollo de la cuestión.
— No, pero mi madrina me ha dado 500 galeones de dote y tengo una elfina doméstica de mi propiedad.
— Ah, ya. Siempre nos ha sorprendido que esclavicéis a esas criaturas. En Italia la esclavitud a seres con mente humana se abolió hace siglos.
— En todo país se necesita a alguien inferior que nos sirva. — puntualizó Draco. Desde la Segunda Guerra Mágica ya no pensaba así, pero debía mantener el papel delante de los señores Zabini.
— Es cierto. Nosotros somos la punta de la pirámide de la sociedad. ¿Y a parte del dinero y la elfina doméstica que mi hijo ya tiene y no necesita, qué más vas a ofrecernos, querida?
— La familia de Pansy forma parte de los Sagrados 28. Las familias de la élite mágica de Reino Unido. — informó Blaise. — Como voy a crear un negocio allí, la gente no lo verá como un negocio extranjero si mi esposa es inglesa.
— Pero también hay muchas familias de los Sagrados 28 que tienen hijas. — esa vez quien habló fue Naninna en italiano para que Draco y Pansy no les entendieran.
— Cierto. Pero muchas de esas familias ya se han mezclado con muggles y ahora son mestizos como los Bulstrode o los Abbott o están extintas como los Rosier o los Prewett. De las mujeres de mi edad con las que podría casarme están Grace Black, hija de unos traidores a la sangre, pero está prometida, Verity Weasley, quien fue una Selwyn, pero ella es una traidora a la sangre… — respondió Blaise en su lengua materna.
— Es la prima de tu prometida, ¿verdad?
— Sí, pero la señorita Parkinson no mantiene el contacto con ella porque es una traidora a la sangre. Astoria Greengrass, pero tiene una maldición en la sangre, Gemma Farley, pero está comprometida con Gregory Goyle, y las gemelas Carrow, pero no quieren casarse con un hombre extranjero. — en realidad no había visto a las gemelas Carrow desde que habían salido de la cárcel, pero eso no importaba. Sus tíos no sabían quiénes eran y no las conocían ni podían localizar. En caso de que así fuera, siempre podían pedirle a Astoria que las convenciera de que siguieran el teatrillo, pues eran sus amigas.
— Pero, ¿esa tal Farley por qué no te ha elegido a ti por encima de Goyle? Tienes mucho más que ofrecerle.
— No quiere casarse con un mago extranjero. — mintió Blaise. — Y Goyle era el mago sangre pura que tenía una casa que no le embargaron más cerca de donde ella vivía y tenía lo que ella buscaba que le ofreciera.
Los Zabini hicieron una mueca, no les gustaba que alguien pudiera rechazar a su sobrino o a alguien de su apellido por otra persona que no tenía donde caerse muerto.
— Bueno. Había una chica de mi curso Bulstrode, pero es mestiza. Su madre es muggle. Así que, está descartado. Lo mismo con Tracey Davies. — siguió hablando Blaise. Pansy tembló un poco al oír el nombre del apellido de la hermana de uno de sus agresores. Aunque no entendiera lo que estaban diciendo, los nombres y apellidos sí que le eran conocidos. El resto de Zabini hizo una mueca al oír la unión entre un muggle y un mago.
— ¡Es repugnante! — soltó Casimiro.
— También está la menor de los Weasley. Pero es una traidora de la sangre. Jamás se casaría conmigo. Al igual que la hija de los Lovegood. Demasiado excéntrica. Pansy Parkinson es la mejor opción.
— Bueno sí, no tienes mucho donde elegir. Así que, tendrás que conformarte con lo que hay. — le dijo Naninna en italiano con pena. — Aunque no tiene unas buenas caderas para parir.
— Eso no importa. — habló Zenobia en el mismo idioma. — El cuerpo cambia con el embarazo. Deberías saberlo. Tuviste cuatro hijos. Además, si hay algún problema, el hospital San Mungo se encargará de nuevo. Ahora las brujas dan a luz allí.
— Tienes razón. — sonrió Naninna como si no se hubiera dado cuenta de eso. — Querida, — esta vez se dirigió a Pansy en inglés. — Imagino que eres pura, ¿verdad?
— ¡Por supuesto! — respondió Pansy, intentando ocultar su temblor, gracias a la oclumancia. Justo la semana pasada, el sanador de Blaise le había practicado un aborto en una de las habitaciones de la mansión. — Las mujeres debemos llegar puras y castas a nuestro matrimonio. Quienes se acuestan antes con cualquier hombre son unas rameras que no valoran ni su honra ni el honor de su familia. Solo las traidoras a la sangre, las sangre sucia y las mestizas actúan como unas prostitutas. — respondió poniendo cara de asco.
— Pensé que como habías estado en la cárcel…
— Uy, no. El Ministerio fue muy cuidadoso con que no nos mancillaran. Sabían que podían atraer a los mortífagos fugitivos si nos tenían en la cárcel, pero manteniendo el decoro. Si nos mancillaban, nuestros parientes fugados nos rechazarían y ya no valdríamos nada para ellos.
— Es cierto.
— Pero, Blaise, ¿cómo conseguirás que los ingleses se interesen por tu negocio por mucho que te cases con una mujer inglesa? ¿No atraería mala fama que te cases con alguien cuya familia son criminales? — preguntó su tío.
— Uy, no. El Ministerio se ha puesto manos a la obra intentando reparar su error de haber encerrado inocentes. — eso sí era cierto. — Así que, lavarán su imagen enseguida. Cuando la gente deje de juzgar a Pansy por los crímenes de su padre y tíos, vendrán a nuestro negocio. Me encargaré de hacer los mejores diseños para que les guste. Como ven, el vestido de Pansy es obra mía. — Blaise movió el brazo señalando a su prometida, quien se levantó para enseñarles el vestido. Eso era algo que habían acordado previamente. No sabían cómo reaccionarían los Zabini si decían que Pansy se encargaría de los diseños de señoras y Blaise de los diseños de ropa de varón. Por lo que, dirían que de todo se encargaría Blaise y le darían la autoría del vestido que se había diseñado Parkinson para sí misma.
— ¡Asombroso, Blaise!
— ¡Es increíble! — alabaron sus familiares.
— ¡Precioso!
Finalmente, los Zabini quedaron convencidos sobre los frutos de la unión matrimonial entre Blaise y Pansy y dieron su bendición.
En la entrada de la mansión, Pansy, Draco y Zenobia se despidieron de los italianos. Blaise los acompañaría al Ministerio para tomar el trasladador internacional.
— Es una lástima que no podamos asistir a la boda. Ha sido tan inmediata que no podemos cuadrarla con nuestras agendas. — se disculpó una prima Zabini.
— Es que como Blaise abrirá su negocio pronto, queremos apresurarnos cuanto antes para que sea aceptado entre los magos británicos. Además, a Lorenzo le costó concebir su tan ansiado heredero y por eso queremos ponernos a ello cuanto antes. — respondió Pansy.
— Bueno, no será la primera boda apresurada. — le sonrió la mujer.
Finalmente, Blaise acompañó a sus familiares, las niñeras habían bajado con los niños, al Ministerio.
Cuando la puerta se cerró, a Pansy le temblaron las piernas y se sujetó del brazo de Draco.
— Bueno, lo han aceptado a la primera. No hemos tenido que usar la carta de contarle al mundo sobre mi boda teniendo catorce años, el posible asesinato de Clarice Zabini o el abandono de Lorenzo jr. — comentó Zenobia feliz.
— Pensaba que esos crímenes estarían prescritos. — se sorprendió Draco sin soltar a Pansy.
— Lo están, pero un rumor y una mancha negra en la familia puede ser peor que la cárcel.
Finalmente, Blaise entró de nuevo en la mansión.
— Ya se han ido. Lo hemos conseguido. — celebró Blaise.
— Mejor no celebremos nada hasta que no estéis casados. Siempre pueden cambiar de opinión. Recuerda que siempre te digo que no des una victoria por ganada hasta el último segundo. — le regañó su madre.
Draco se despidió de ellos y regresó a Malfoy Manor, los Zabini y la señorita Parkinson se fueron a dormir.
— Blaise, ¿quieres dormir conmigo? — le preguntó Pansy mientras se dirigían a sus dormitorios.
— ¿Estás segura? — preguntó Blaise sorprendido.
— Sí. Estoy asustada y nerviosa.
Se fueron a la habitación de Pansy.
Notes:
Tenía muchas ganas de escribir este capítulo.
Antes de decidir que esto fuera un fic, iban a ser one-shots: uno sobre cómo se descubrían los cuerpos, otro sobre la investigación, la liberación, la cena con la familia de Blaise. Pero como todo era una misma trama lo junté en un fic (y algunas tramas se alargaron más que otras).
Enhorabuena a Zenobia, quien es la mente maestra de maestra de esta jugada; Blaise por haber sido la cara descubierta de esta pantomima y haber salido del paso gracias a la labia de su madre; Pansy, por haber salido del paso y haber mantenido la compostura por las preguntas incómodas que le han hecho y a Draco, por haber disimulado y dado apoyo a su amiga de la infancia.
El Sombrero Seleccionador dice sobre la casa de Slytherin que harás tus verdaderos amigos allí. Lo llevamos viendo a lo largo de todo el fic, pero en especial, ahora quería destacar la amistad de Narcissa y Pamela.
Este capítulo ha sido agotador mentalmente hablando. Porque era una lucha de palabras y labia en que no tenía que haber cabos sueltos. Además, Zenobia es alguien que de por sí, no suele dejarlos. También vemos la hipocresía y falsedad de los sangre pura.
Podéis leer más sobre la familia de Blaise cuando su padre estaba vivo y se casó con su madre en Adiós a la infancia de Zenobia. También aparece un drabble, aunque aquí está desarrollado un poco más, ¿Quién es el hombre del retrato?
Hasta la próxima
Chapter 14: El funeral
Notes:
El Potterverso es de Rowling
Advertencia: Este fic contiene la muerte de unos personajes y una escena de violación
Nota de autora: Este es un AU donde Snape y Dumbledore no mueren como en los libros. No tienen un papel principal en el fic, pero para que no te lleves una sorpresa cunado los veas.
(See the end of the chapter for more notes.)
Chapter Text
inalmente, ya no había más información que pudiera sacarse de los cuerpos. Así que, los devolvieron a la familia. El Ministro también concedió un permiso especial a Pansy y a Leon para aparecerse fuera de su localidad.
Los tres primos Selwyn decidieron enterrarlas en el mausoleo familiar. La mansión y sus terrenos estaban embargados, pero el mausoleo no. Además, allí estaba Levin Selwyn y su esposa, Carysse, el hermano favorito de Pamela, la madre de Pansy, y los padres de Patricia, la madre de Verity. Ambas estaban muy unidas a ellos y seguramente querrían estar a su lado eternamente.
En el oficio acudieron los tres primos, Albert Jones, Blaise y Zenobia Zabini, Draco y Narcissa Malfoy, Theodore Nott, Grace Black, Daphne y Sebastian Peverell-Aubépine y Astoria Greengrass, Gregory Goyle y su prometida Gemma Farley, Arthur y Molly para apoyar a su nuera y la familia Jones para apoyar a su yerno y cuñado. Incluso, Vasilisa y Fyodor, los primos de Leon por vía materna. También acudieron algunos aurores por seguridad, entre ellos Harry y Ron, que, aunque habían dejado de trabajar para centrarse en los preparativos de sus respectivas bodas, quisieron acudir al funeral. También otros oficiales del Ministerio como Hermione Granger o el propio Kingsley Shacklebolt acudieron al oficio. Por último, vinieron Albus Dumbledore y Severus Snape, que vivían alejados del mundo mágico.
El oficial del Ministerio que lo dirigía alabó a las tres mujeres como excelentes madres y esposas y habló de la crueldad del mundo y la injusticia entre las guerras.
A Verity eso le pareció bastante falso. Tanto su madre como sus tías eran mucho más que madres y esposas. Su madre y su tía Pamela eran excelentes astrónomas. Podrían haberse especializado. De la tía Ayshane no sabía mucho. El tío Lie no la dejaba hablar de su Rusia natal. Se arrepentía de no haberle preguntado más o de haber estado tanto tiempo fuera de casa, aunque tuviera la necesidad de huir después de saber la verdad sobre sus tíos. Quizás debería preguntarle a Leon al respecto, por si a él por ser su hijo le había hablado más de su infancia o sus gustos personales. Pero el oficial del Ministerio, no las conoció personalmente y solo remarcó lo que más se sabía de ellas: sus roles de esposa y madre. Pero esas mismas palabras, podrían haberse aplicado a cualquier otra mujer y madre.
Una vez terminado el funeral, la gente se dirigía a los primeros asientos a darles el pésame mientras les estrechaban la mano.
— Lo siento mucho. — iban diciendo.
— Lamento vuestra pérdida.
Y otras expresiones parecidas. Quizás las reacciones más sinceras fueron las del propio Ministro, Harry Potter, Hermione Granger y Ron Weasley, sus ojos reflejaban que lamentaban sus pérdidas de verdad.
Verity, Leon y Pansy las estrechaban muy serios; pero por fruto del shock.
Cuando pasó Molly Weasley, los abrazó a los tres por mucho que a dos de ellos casi ni los conociera. Los chicos se tensaron un poco, pero no la rechazaron.
Severus no les dio el pésame, él nunca decía palabras con un significado vacío, pero les preguntó:
— ¿Tenéis alguna forma de ganaros la vida?
— Sí, yo trabajo en el Orfanato Oceane y cobro una paga por viudedad. — respondió Verity.
— Yo no puedo trabajar por salud. Albert consiguió que el gobierno muggle me diera una paga por incapacidad laboral. — contestó Leon.
— Yo me uniré al negocio de la línea de ropa de Blaise. — explicó Pansy.
— Si necesitáis algo, podéis mandarnos una lechuza a mí o al Profesor Dumbledore. — Severus les dio una tarjeta con sus direcciones. — ¿Conocéis otros antiguos Slytherin que necesiten trabajo?
— Grace les dará trabajo en su orfanato. — le dijo Pansy.
— Diles que si necesitan algo que me manden una lechuza también.
Severus no tenía influencia entre el Ministerio, solo con pocionistas y magos oscuros. Por mucho que testificara a favor de sus alumnos y antiguos estudiantes, el resentimiento de los miembros del Wizengamot y su desconfianza sobre sus verdaderas lealtades, hicieron que gran parte de su testimonio no se tuviera en cuenta a la hora de encarcelar a los muchachos; Dumbledore sí que tenía influencias en muchos más ámbitos que él, pero ya no ocupaba un puesto en el Wizengamot después de que Cornelius Fudge lo echara y fingiera su muerte, algo que el mundo mágico había sentido como un abandono y no le había perdonado, aunque fuera para que Voldemort bajara la guardia y poder curarse una maldición que podría matarlo en menos de un año. Albus Dumbledore les recordó que no dudaran en pedirles ayuda.
….
Verity, Leon y Pansy nunca supieron qué pasó el día que murieron su madre y sus tías, pero eso no significa que nosotros no podamos saberlo…
Pamela pasaba mucho tiempo en Selwyn Manor para ver a Ayshane y a Patricia.
— ¿Sabéis que a Leon le gustan los hombrrres? — preguntó Ayshane. — Está enamorrado de un sangrrre sucia de su currrrso. Ha hecho un Jurrramento Inquebrrrantable con su padrrre parrra unirrrse a los morrrrtífagos a cambio de que el sangrrre sucia no salga lastimado.
— Me sorprendía que Leon se uniera a los mortífagos. Siempre fue un chico pacífico.
— Treachery va a casar a Verity para que no vuelva a escapar. — susurró Patricia.
— ¿Con quién?
— Con Corban Yaxley o con Amycus Carrow. Todavía lo está negociando. Solo quiere un hombre que la someta.
Las dos mujeres mayores palidecieron.
— ¿Qué vas a hacer?
Patricia se encogió de hombros. Desde que sus padres murieron en un incendio cuando ella tenía nueve años y su cara fue quemada sufrió una fuerte depresión que se agudizó cuando se casó con catorce años.
Patricia no tuvo que decidir. Fueron los primos de Verity, Leon y Pansy, quienes la sacaron en secreto de Selwyn Manor durante las Navidades. La amiga de Pansy, Grace Black, formaba parte de la Orden del Fénix creando trasladadores clandestinos para ayudar a huir del país a las familias de los hijos de muggles. Ella sacó a Verity de ahí y la dejó a cargo del sanador Elphias Doge.
Treachery estalló en cólera. Su hija lo había traicionado dos veces. Pero no se supo quien fue el que la liberó.
Las tres mujeres seguían reuniéndose para tomar el té, pero estaban cada vez más tensas.
— Leon es hijo único. Conozco a su amante. Lo ha dejado embarrrazado. Al parrrecerrr hay chicos que pueden quedarrrr embarrrazados. — explicó Ayshane. — Mi marrrido nunca perrrmitirrrá que ese bebé nazca. El Jurrramento Inquebrrrantable que han hecho mi marrrido y mi hijo prrrrotege a su amante, perrro no a otrrra gente.
— ¿Qué vas a hacer? — preguntó Pamela.
— Lo único que puedo hacerrr para asegurrrarrr la prrrotección de mi hijo y sus serrres querrridos. Lo mismo que Patricia.
— Sí, sé que Verity jamás será feliz aquí. No ha querido decirme porque huyó en primer lugar. — susurró la más joven de las señoras Selwyn.
— Pansy corre el mismo peligro que nosotras ahora mismo. No me fío de los Carrow. Pero Cissy dice que podemos confiar en el Profesor Snape. Siempre había pensado que Draco y Pansy se casarían. Son amigos de la infancia, yo soy su madrina y Cissy lo es de Pansy y lo fue de Herbert. Pero ahora que los Malfoy han perdido el favor del Señor Tenebroso, puede que Humphrey busque un prometido para Pansy. Ha empezado a comentarme que ya está barajando las opciones. — Pamela se estaba poniendo pálida. — No pude salvarte a ti del matrimonio con tu tío Lie. — le dijo a Patricia. — Pero salvaré a mi hija. No quiero que se case con un mortífago que le doble la edad y viole sangre sucias y se acueste con rameras. No quiero correr el riesgo de que mi niña contraiga una enfermedad venérea.
Las tres se miraron con determinación.
Cambiarían de bando.
Contactarían con la Orden del Fénix.
Toda la información de los mortífagos y del Señor Tenebroso que quisieran a cambio de la protección de sus hijos (y futuros nietos en camino en el caso de Ayshane).
Aunque no tuvieran ni idea de cómo contactar con la Orden del Fénix, ya se espabilarían.
Pero hubo un problema.
Lie Selwyn había aumentado la vigilancia en su mansión después de la huida de su sobrina. Así que, oyó una de las conversaciones donde ellas intentaban ponerse en contacto con la Orden y decidió poner freno al asunto de raíz. Por suerte, no oyó la conversación donde hablaban del embarazo de Albert.
Una noche, los Selwyn invitaron a los Parkinson a cenar y los elfos pusieron un somnífero muy fuerte en la comida de las tres damas por orden de su amo. Cuando los tres matrimonios fueron a dormir, los maridos levitaron a sus señoras para llevarlas a la Torre Selwyn a través de un pasadizo secreto que conducía desde la biblioteca de la mansión a dicha torre.
Las dejaron en una habitación sin muebles y con una ventana muy pequeña por la que no podrían salir y, aunque consiguieran abrirla, se encontraban en un tercer o cuarto piso… después cerraron la puerta con un hechizo para bloquearla y que no pudieran escapar.
Esa misma mañana, las tres mujeres se despertaron desconcertadas.
— ¿Dónde estamos? — preguntó Ayshane.
— Es la Torre Selwyn. — susurró Patricia pálida. — ¿Veis las paredes negruzcas quemadas? Es por el incendio de Fuego Maligno que mató a mis padres.
— ¿Por qué estamos aquí? A Levin y a Carysse los mató la Orden del Fénix. Me lo dijeron mis hermanos. — se alarmó Pamela.
— ¡No tenemos nuestrrras varrritas! — Ayshane había estado buscando su varita para abrir la puerta, pero no la encontró. Además, las tres estaban en camisón y no tenía bolsillos. Estaban a mediados de marzo y, aunque no hacía el mismo frío que a pleno invierno, estar en camisón en una sala en la que no había chimenea, hacía que empezaran a sufrir una hipotermia.
Estaban asustadas. ¿Quién las había secuestrado? ¿Por qué?
En ese momento, se abrió la puerta.
Eran Lie y Treachery Selwyn y Humphrey Parkinson.
— ¡Menos mal que estáis aquí! ¡Alguien nos ha secuestrado! — Pamela se acercó a sus hermanos y a su marido, solo para recibir una bofetada que la tumbó al suelo.
— Pero, ¿qué? — Patricia y Ayshane estaban sorprendidas. Nunca habían visto a esos tres levantarle la mano a Pamela.
— ¡Pensabais traicionarnos! — les escupió Lie. — Pensabais traicionar al Señor Tenebroso.
Las tres mujeres palidecieron al saber que su familia las había secuestrado.
— ¡Seguro que también le metisteis vuestras ideas locas a Verity! — les echó en cara Treachery.
— ¡Mentira! ¡Sabes que su huida me dejó destrozada! ¡Cuatro años sin saber nada de mi hija! — Patricia se levantó sacando su carácter a flote que estaba escondido por la depresión que tenía.
— ¡¿Y por qué se escapó estas Navidades?!
— ¡No lo sé! ¡Yo no tuve nada que ver!
— Basta de cháchara o se escaparán e irán a por la Orden del Fénix. — les recordó Humphrey Parkinson a sus cuñados.
— Tienes razón.
Los tres hombres se acercaron a las mujeres y cada uno de ellos violó a sus esposas. Los gritos de ellas se oyeron por toda la habitación hasta que cesaron presas del miedo. Después, los hombres se turnaron para violar a las otras dos hasta que cada uno usó a las tres mujeres para satisfacer sus necesidades sexuales.
Cuando terminaron y se subieron sus braguetas, Pamela se acercó a su sobrina para protegerla.
— ¿Por qué? — preguntó Pamela a sus hermanos y a su marido.
— Pam, no queremos traidores en la familia. A mi hija puedo perdonarla. A mi hermana y a mi sobrina no. — le respondió Treachery. — Me casé con ella para que la familia no quedara deshonrada teniendo una solterona, pero estaba previsto que ella también muriera esa noche. — explicó con indiferencia.
— ¿Qué quieres decir? — preguntó ella completamente pálida y no solo por el frío.
— ¿Se lo decimos? — cuestionó Lie a su hermano menor.
— Van a morir igual. — Treachery se encogió de hombros.
Ayshane miraba sus opciones. Los tres hombres estaban entre ellas y la puerta y tenían varita. Ellas no. Estaban indefensas. Cualquier intento de escape, sería frustrado.
— Nosotros causamos el incendio en la Torre Selwyn que mató a Levin y a Carysse. — explicó Lie.
— ¿Por qué? Él era un purista de sangre como nosotros. Iba a unirse a los mortífagos. — preguntó Pamela con lágrimas en los ojos abrazada a Patricia. Ella amaba y confiaba en sus hermanos. Creyó sus palabras cuando dijeron que la Orden del Fénix los había asesinado.
— ¿Qué por qué? — Lie se acercó a ella. Pamela puso su cuerpo entre él y su sobrina. — ¡Por dinero! ¡Ese imbécil se pasaba el día mirando las estrellas! ¡Yo habría hecho más grande el apellido Selwyn que ese idiota! Pero, soy un segundo hijo y Treachery un tercero. ¡Solo teníamos migajas! Además, encontramos un registro que decía que Carysse estaba esperando un niño. ¡Debíamos actuar rápido o nos quedaríamos sin nada!
— ¡¿Tú lo sabías?! — preguntó Pamela a su marido.
— No, la verdad es que no. — el hombre estaba sorprendido. Aunque en ese momento había aprendido que mejor estar con sus cuñados como aliado que como enemigo.
— Bueno, acabemos con esto. — Lie se levantó y apuntó con la varita a Ayshane, que también estaba de espaldas protegiendo a Patricia. — Avada kedavra.
El rayo verde dio de lleno en la espalda de Ayshane. Su cuerpo cayó al suelo.
Los gritos de Pamela y Patricia llenaron la sala. Pamela abrazó todavía más fuerte a su sobrina.
— Avada kedavra. — esta vez fue Humphrey Parkinson el que asesinó a su mujer.
Otro cuerpo cayó al suelo.
A Treachery le costó un poco más levantar la varita para asesinar a su esposa, pero finalmente, tuvo que hacerlo. Su hermano y cuñado lo estaban esperando. O lo hacía él o lo hacían ellos. Patricia estaba temblando de frío y miedo. Mejor no alargar más su sufrimiento.
— Avada kedavra.
El tercer cuerpo cayó al suelo.
Los hombres abandonaron la habitación.
Notes:
Por cuestiones de la vida y porque una debe mentalizarse mentalmente que va a escribir una escena cruenta, no había escrito todavía este capítulo.
Tenía mis dudas al respecto, porque la conversación final entre Pamela y sus hermanos, cuando ellos le revelan que mataron al mayor de los cuatro, me parecía un poco la escena de dibujos o héroes cuando el villano cuenta el plan al héroe encarcelado. Decidme qué os parece.
Como bien dice el propio fic, Snape no podía hacer mucho por sus alumnos. Imagino que los profesores en Hogwarts son respetados por la cultura mágica de tener respeto por esa figura. Pero Snape no puede interceder un juicio como hizo Albus Dumbledore en el juicio de Harry en el quinto libro. Como mucho él puede recomendarte la academia de pociones que es mejor para ti y concretar una reunión tuya con el director o darte trabajo como ayudante con un amigo suyo pocionista o presentarte a un mago oscuro amigo suyo para que estudies Artes Oscuras. El que podría hacer esto es Albus Dumbledore, pero como dejó el cargo del Wizengamot al fingir su muerte (y Fudge en el quinto libro lo destituyó) ya perdió mucho poder e influencia. Además, dudo que el mundo mágico le perdonara tan rápido que fingiera su muerte.
Aunque Ayshane la he mencionado varias veces, creo que es la primera vez que escribo de ella.
Si queréis leer como mueren los hermanos de Pamela, podéis leer La tragedia de la familia Selwyn.
Chapter 15: Lola García, la psicomaga
Chapter Text
En Zabini Manor, los tres habitantes magos desayunaban en la mesa. Pansy y Blaise estaban apurados preparando la boda. Zenobia les ayudaba, pero sin estorbar.
Blaise ocupaba la cabecera de la mesa. A su derecha estaba su madre y a su izquierda su prometida. Cuando Blaise se casara con Pansy, ella se sentaría a su derecha y su madre a su izquierda. Puro protocolo.
— Sé que estás ocupada diseñando tu vestido de novia, querida. Pero, creemos que te vendría bien ayuda profesional. — le aconsejó Zenobia.
— ¿Cómo dice?
— ¡Madre! — exclamó Blaise.
— ¿Qué? — respondió la mujer sorprendida. — Tú también piensas que es una buena idea.
— Sí, pero no hacía falta decirlo de ese modo.
La mujer apartó la mano como queriendo decir que su hijo decía estupideces.
— Lo único bueno que ha hecho el nuevo régimen del Ministerio es promover la necesidad de la salud mental y la psicoterapia mágica. Han traído algunas de Estados Unidos, discípulas de una amiga del Profesor Dumbledore. Después de lo que hizo Grindelwald en Europa, se potenció y trabajó mucho la psicoterapia ahí. Algo que a los ingleses no se les ocurrió copiar.
— No me llevaréis a una psicoterapeuta del Ministerio, ¿no?
— Uy, no, querida. Nosotros no haríamos tal cosa. Sí, es cierto, hay psicomagos que tienen su propio departamento en el Ministerio y en San Mungo, no solo estadounidenses, sino ingleses ahora. Pero también han venido algunos de otros países que trabajan de forma autónoma. Blaise y yo creemos que podemos mandarte a uno de esos.
— ¿Con quién? ¿Los han visitado ustedes también?
— Uy, yo no puedo. Podría escapárseme algo comprometido. — rio Zenobia.
"Que mataste a tus maridos" pensaron ambos.
— Yo tampoco he ido. Pero Daphne, Astoria y Sebastian, el marido de Daphne, Grace, Theodore y Tori sí, y lo recomiendan mucho. De hecho, hemos pensado que podrías ir con la psicomaga que los trató. Es alguien que trabaja de forma autónoma. — le respondió Blaise.
— ¿Cómo se llama?
— Lola Gómez. Es española. Nuestros amigos están encantados con ella y tiene muy buenas recomendaciones y estudios. Nosotros no te pediríamos ir con alguien que no fuera de confianza. — le explicó su prometido.
— Así podrás contarle cosas que no quieras contarnos a nosotros o a tus amigos y podrás recibir ayuda profesional. — le sonrió Zenobia.
— Dejadme pensarlo y os digo algo después. — les respondió.
…..
Pansy estaba en su habitación diseñando su vestido de novia. Sabía que Blaise estaba haciendo lo mismo y también dedicándose a rellenar el papeleo para abrir su negocio. Era mejor que él estuviera como único dueño. El Ministerio también había puesto restricciones a los empleadores que eran expresidiarios de la Segunda Guerra Mágica. Para el negocio era mejor que ella estuviera como empleada de su marido.
Desde que había empezado quinto año, había desarrollado la afición de crear joyas. Transfiguraba rocas en piedras bonitas, que no piedras preciosas, las pulía y hacía magia para crear el envoltorio ya fuera para un anillo, una pulsera o una diadema. No se había sacado los TIMO ni de Transformaciones ni de Encantamientos, no se le daban bien las materias que enseñaban McGonagall y Flitwick. No le veía el sentido ni la motivaba el convertir un alfiler en unas gafas de teatro. Si necesitabas algo, iba al Callejón Diagon a comprarlo… y tampoco la motivaba hacer levitar plumas. A ella le iban los encantamientos más artísticos.
Quizás le iría bien hablar con alguien profesional. Quería ser una buena esposa para Blaise y quería tener hijos; era un sueño que tenía desde pequeña. No quería que lo que había sucedido en Azkaban afectara a su bebé.
El problema era que ella no podía aparecerse ni su casa podía tener red flu. ¿Cómo lo haría para contactar con esa señora? Imaginaba que Blaise habría pensado en ello.
A la hora de comer, Blaise regresó a casa. Estaba en su despacho, diseñando su traje de novio. Llamaron a la puerta.
— Soy yo, Blaise.
El muchacho escondió lo que había en la mesa. No quería que su prometida viera su traje antes de tiempo.
— Entra.
Pansy obedeció.
— He pensado que me iría bien ir con la psicomaga…
— García.
— La psicomaga García. — terminó ella.
— Bien. Hablaré con ella personalmente. Vive aquí en Oxford. Así que, no tendrás problema para visitarla. Tiene una consulta en la parte mágica de Oxford, pero para llegar hay que ir por el Oxford muggle.
Pansy hizo una mueca.
— Tranquila, te acompañaré el primer día. Cuando mi hermano Lorenzo vino a visitarme, nos pateamos todo el Oxford muggle.
Pansy rio.
— Visitaré a la psicomaga García para pedir cita y te diré algo.
— Gracias, Blaise. Eres el mejor.
…
Pansy estaba mirando su armario.
Había llegado el día en que tendría su visita con la psicomaga. Blaise pidió cita enseguida y la señorita García no tardó en dársela.
Cuando salió de Azkaban y fue a vivir al mundo muggle, Verity y ella fueron de compras. Como Pansy se había instalado en uno de los pisos que arrendaba un squib para los magos que vivían en el mundo muggle, Verity quiso ayudarla a adaptarse. Además, Pansy solo tenía la ropa que llevaba puesta. En un principio, quiso negarse a la ayuda de su prima. Era viuda y madre soltera de cuatro hijos, que su prima reservara el dinero para ellos. Pero la expresa no tenía ni un knut. Así que, no podía rechazar la ayuda. Habían quedado que Pansy le devolvería el dinero cuando pudiera.
Pansy nunca había llevado pantalones. Siempre iba con túnicas o vestidos en fiestas y la falda del uniforme. Los pantalones solo los había visto en los trajes de hombres.
Se puso los shorts y la camiseta de tirantes morada y se miró en el espejo. Le gustó. Se veía bonita.
— ¿Vamos? — Blaise la fue a recoger a su habitación. Vestía una camisa blanca de manga corta, unos pantalones negros y una armilla azul marino. Blaise le ofreció el brazo y ella lo tomó.
Se despidieron de la señora Zabini que estaba haciendo ioga en el salón y salieron.
Zabini Manor estaba en las afueras de Oxford, pero en diez minutos ya llegaban a la ciudad.
Blaise pagó el billete del bus urbano y él y Pansy subieron. Pansy notó que los miraban raro.
— ¿Por qué nos miran? — preguntó extrañada. — ¿Saben que somos…?
— No. Es porque les sorprende que un negro lleve ropa cara.
— No lo entiendo. Los Zabini son una familia rica y muy influyente en Italia.
— En el mundo muggle, discriminan a la gente por su color de piel. Los blancos están arriba y van bajando los tonos de piel hasta llegar a los negros. La gente se piensa que si un negro lleva algo caro es porque lo ha robado.
— ¡Qué estupidez!
— Lo aprendí por las malas la primera vez que salí al mundo muggle en verano antes de séptimo curso. Fue poco después de tu detención. — susurró.
Bajaron a una parada y Blaise la guio hasta un callejón. Tocó unos ladrillos y se abrió un callejón mágico.
— No es tan grande como el Callejón Diagon. No tiene tiendas de varitas. Pero tiene buenos sitios para tomar algo, tiendas de túnicas, pero no tan emblemáticas como la de Madame Malkin, están en decadencia; también hay alguna librería y algunos magos abriendo negocios de otros países como la psicomaga García.
— ¿Qué vas a hacer con el negocio? ¿Abrirás una tienda en físico?
— Abriremos. — la corrigió. — La idea del negocio la pensé antes de saber que te liberarían. Así que, ya busqué un local y está comprado. Solo falta renovarlo. Pero con magia, podemos hacerlo enseguida. Había pensado en enseñártelo después de la consulta.
— Claro, Blaise. Me parece buena idea.
— Mañana me dedicaré a arreglar el local. Si no tienes visita con la señorita García…
— Me encantaría decorar el local contigo. — le sonrió ella.
Entraron en un edificio y subieron a uno de los apartamentos donde había un letrero que ponía "Dolores García Santos, psicomaga".
— ¿No me habías dicho que la psicomaga se llamaba Lola? — preguntó Pansy. — ¿Porque aquí pone Dol…?
Blaise llamó a la puerta y abrió una mujer blanca, castaña con el pelo rizado, camiseta de tirantes de color verde; en sus brazos se podían verse algunos tatuajes pequeños.
— ¿Usted es la señorita Parkinson? Soy la psicomaga García. Pase por favor.
— Mm, sí soy yo. — respondió ella algo insegura; algo raro en ella. — Pero, pensaba que usted se llamaba Lola y… — Pansy señaló el letrero de la puerta.
— Lola es diminutivo de Dolores. — respondió la psicomaga con una sonrisa.
— Vendré cuando termine la sesión. — se despidió Blaise.
Pansy entró y Lola cerró la puerta.
Ambas entraron al despacho de la psicomaga.
Tenía las paredes pintadas de color blanco, lo que hacía destacar los muebles de colores oscuros. Una silla de despacho con su mesa delante y las dos sillas para las visitas junto a una silla reclinada en medio de la sala.
— ¿Dónde quiere sentarse? — preguntó Lola.
— Donde me toca, ¿no? En la silla del paciente. — respondió Pansy confusa.
— Claro. Yo solo le ofrecía sentarse en otro sitio. — Lola levantó las manos con señal inocente.
Pansy se sentó en la silla reclinada y Lola sacó su varita para acercar una de las sillas de las visitas de delante del escritorio.
— ¿Prefiere que la llame señorita Parkinson o por su nombre? ¿Qué la tuteé o que la trate de usted?
— Como usted quiera.
— Bien, señorita Parkinson, ¿prefiere hablarme de algo en concreto o hablarme sobre usted en general? Yo no la juzgaré, estoy aquí para ayudarla.
— Imagino que Blaise le habrá hablado de mí… — susurró Pansy algo insegura.
— ¿Quiere contrastar la información y decirme si su prometido se ha equivocado en algo?
— Sí, por favor.
Lola conjuró una carpeta, la abrió y leyó.
— Su nombre completo es Pansy Pamela Parkinson y este año cumplirá veinte-i-dos años. Además, dentro de poco se casará con Blaise Zabini.
— Es correcto. — respondió Pansy algo más segura al ver que la información era muy neutral.
— Sus padres eran Humphrey y Pamela Parkinson, Selwyn de soltera. Y sus padrinos eran Hubert Parkinson, hermano menor de su padre, y Narcissa Malfoy, Black de soltera, mejor amiga de su madre.
— También es correcto.
— Tuvo un hermano mayor llamado Herbert Humphrey Parkinson, que murió a los dos años de edad por la viruela de dragón, dos años antes de que usted naciera.
— También es correcto.
— ¿Quiere hablar de Herbert?
— No hay nada que hablar de él. Es como un hermano fantasma. Era mi hermano, pero murió antes de que yo naciera. Tengo más relación de hermanos con mis primos Leon y Verity o con mis amigos que con Herbert.
— Pero, ¿no siente que podría anhelar lo que hubiera podido ser y no fue?
— A veces. — reconoció Pansy. — Pero, no sé, es como plantearse cómo sería tu vida si tuvieras un hermano gemelo sin tenerlo. Lo piensas un momento, pero después sigues con tu vida. — Pansy se encogió de hombros. — Herbert es como si fuera el hijo perfecto. Como murió muy pequeño, siempre he sido comparada con una idea de hijo. Herbert hubiera sido un gran estudiante en Hogwarts, hubiera sido el más atractivo de todos, un galán, habría sido el heredero perfecto de mis padres y de los Parkinson…
— ¿Debió hacerle mucha rabia ser comparada con él?
— Algunas veces. Pero a veces también yo les contestaba diciendo que Herbert hubiera sido un cateto en las materias de Hogwarts, un inútil a la hora de volar en escoba, alguien muy feo o que sería muy torpe con las chicas. Entonces, discutíamos. Cuando estaba en Azkaban, me alegraba que Herbert hubiera muerto de pequeño. Podría haber sido asesinado en la Batalla de Hogwarts o haber sido sentenciado a Azkaban.
"Y haber oído mis gritos cuando los aurores…" ni siquiera era capaz de pronunciar esa palabra en sus pensamientos.
— Pero, al final, yo tuve razón y Herbert no era el hijo perfecto que mis padres extrañaban. — Pansy intentó contar algo que la alegrara para disimular su pena y temor al recordar lo vivido entre rejas. — Era un squib. Me lo dijo Daphne después de hacerle la autopsia. — rio. — ¡El perfecto hijo y heredero Herbert resultó ser un squib! — Pansy estalló en carcajadas.
— ¿Ha pensado en lo que su familia podría haberle hecho a Herbert de no haber muerto por la viruela de dragón? Hay familias que, aunque no crean en la pureza de la sangre y se hayan casado con muggles consideran una deshonra tener hijo squibs.
— ¿Quiere decir que mis padres o mis tíos podrían haber matado a Herbert? — preguntó Pansy tensa.
— Yo no he dicho eso. Sí es cierto que muchas familias se han deshecho de los squibs de su familia matándolos y haciéndolo pasar por una enfermedad. Pero otros los han abandonado o Thaddeus Thurkle transfiguró a sus siete hijos squibs en erizos. En el pasado, a los squibs se los encerraba en una habitación de la casa y no se los dejaba salir. Los aislaban del mundo. Usted dice que bueno que Herbert no hubiera vivido porque de haber sido mago habría tenido un destino fatal, pero de haber vivido siendo un squib no lo habría tenido mucho mejor.
— Mi padre y mis tíos eran mortífagos. Mataron a muggles y a sangres sucias. Nunca delante de mí, sí de Leon cuando lo convirtieron en mortífago. Pero, para ellos los muggles y sangre sucias no eran personas. Pero matar a un desconocido que ni siquiera consideras un ser humano no es lo mismo que matar a tu propio hijo. Por mucho que consideraran a los squibs inferiores, Herbert era un sangre pura. No sé si ha leído las noticias recientes sobre los cuerpos encontrados en la Torre Selwyn.
— Sí y cuando el señor Zabini pidió la cita para usted me informó que eran su madre y sus tías.
— Mis tíos Lie y Treachery mataron a su hermano mayor y a su mujer embarazada porque querían el dinero y el poder del cabeza de familia. Después, violaron y mataron a su sobrina, a su hermana y la esposa de uno y cuñada de otro, creo que hubieran sido capaces de matar a su sobrino squib de once años. — se sinceró Pansy.
— ¿Y su tío Hubert, hermano menor de su padre?
— Mi padre fue el único de su familia que se convirtió en mortífago. A diferencia de los Lestrange y mis tíos Selwyn y su fanatismo, mi padre y mi tío fueron inteligentes. Si moría o capturaban al mortífago, las propiedades las heredaría el otro hermano o uno de sus hijos y no podrían ser embargadas por el Ministerio, aunque embargaron la mansión principal tras la Segunda Guerra Mágica. Mi padre se convirtió en mortífago junto al señor Lucius Malfoy, eran del mismo curso. Además, padre se casó con madre poco después de graduarse. Madre quedó embarazada de Herbert y podría decirse que ambos habían cumplido el objetivo de su matrimonio. Pero, Herbert murió y mi padre se hizo ilusiones de tener otro varón, pero nací yo. Mi madre nunca superó la muerte de su hijo varón. Dejó su habitación intacta y siempre lloraba su muerte. Se fue cuando fui con la señora Malfoy y Draco…, el señor Malfoy hijo, — se corrigió. — A comprar los útiles escolares del primer año porque le recordó que no pudo haberlo hecho por Herbert. Mi tío Hubert no paraba de gozarse ante mi padre que él había tenido dos hijos varones magos que habían sobrevivido y él solo tuvo un heredero fallecido y una niña. Por eso, casi nunca me he juntado con mis primos Parkinson.
— Por lo que dice, su madre tenía un luto mal llevado. La muerte de un hijo sea un heredero o no siempre es devastador. Herbert y usted han sido víctimas de los constructos sociales de las altas esferas de la sociedad mágica. Si la élite sangre pura permitiera a las mujeres heredar, hubiera dado igual que Herbert hubiera muerto, usted se habría convertido en la heredera de los Parkinson y su padre y su tío no tendrían estos rifirrafes. Herbert no tiene la culpa de la misoginia de los sangre pura y del luto mal llevado de su madre. Solo las leyes del mundo mágico y que su madre no quisiera o no pudiera solicitar ayuda profesional son los culpables.
— Pero, ¿cómo sabe que estoy resentida con Herbert? ¿Por qué cree que mi madre no pudo solicitar ayuda profesional?
— La primera pregunta se responde porque usted parece estar muy feliz de que su hermano sea un squib. Y como ya hemos visto por como estos son tratados, no sería motivo de alegría por los antecedentes que ha mostrado su familia con anteriores parientes que les han sobrado. Y yo he dicho que su madre pudo o no quiso solicitar ayuda profesional. ¿Le gustaría hablarme de ella y así podemos sacar alguna conclusión?
— Bueno, mi madre era muy aficionada de la astronomía, afición que su sobrina, mi tía Patricia, que después se casó con nuestro tío Treachery, heredaron del tío Levin, el hermano mayor de mi madre que fue asesinado por sus hermanos varones menores. A ella le hubiera gustado que a mí también me gustara, sé que la hubiera hecho feliz. Pero confundía nombres, constelaciones, estrellas… — explicó Pansy hastiada. — Mi madre solía llorar mucho la muerte de Herbert y a veces en la propia habitación de mi hermano. Que quedó intacta. No sé qué pasó con sus cosas después de que Parkinson Manor la embargara el Ministerio.
— ¿Y su padre? ¿El señor Parkinson consolaba a su esposa cuando lloraba la muerte de su hijo?
— No, padre estaba siempre en su despacho ocupándose del patrimonio familiar. Creo que su trato hacia ella hubiera mejorado bastante si hubieran tenido otro hijo varón.
— ¿Y qué piensa usted de eso? ¿Cree que su padre hizo bien?
— No. Me hubiera gustado que él hubiera sido más familiar como el tío… eh, el señor Malfoy. Mi madre estaba muy enamorada de él. Pero creo que él no lo estaba tanto de mi madre. Estaba enamorado del estatus de los Selwyn, que era superior al de los Parkinson en patrimonio.
— ¿La señora Parkinson dependía económicamente de su marido?
— Sí. Padre administraba la dote de madre y mi madre renunció al acceso de la bóveda de los Selwyn cuando se casó y no tenía acceso a la bóveda de los Parkinson.
— Es decir, si su madre hubiera querido ir a un psicomago para que la ayudara a superar la muerte de su hijo, habría necesitado que su marido le diera el dinero para pagar la visita.
— Correcto.
— ¿Y si su padre se hubiera negado a darle ese dinero a su mujer? ¿O habría encontrado un desperdicio que su esposa visitara un psicomago? ¿Ve usted posible esa idea?
Pansy se quedó unos instantes en silencio.
— No lo sé. Puede ser. Nunca hablaron de eso delante de mí. De todas formas, ya no se lo puedo preguntar.
— Ha dicho que la señora Malfoy era la mejor amiga de su madre. Quizás la señora Parkinson se lo comentó alguna vez.
— ¿Quiere que lo averigüe?
— Yo no se lo he pedido. Pero si usted necesita esas respuestas. Puede preguntárselo y en su próxima visita me lo comenta. Parece muy unida a los señores Malfoy.
— Sí, la señora Malfoy fue mi madrina y el señor Malfoy siempre me trató como a una hija o ahijada. Su ahijada fue asesinada en la Primera Guerra Mágica por un miembro de la Orden del Fénix, pero no sabemos quién es.
— ¿Cómo eran los señores Malfoy?
— Muy amables conmigo siempre. Me trataron como a una hija siempre. La señora Malfoy vendió muchas de sus joyas para dármelas como dote en mi boda con Blaise, el señor Zabini. Eso demuestra que me quería de verdad.
— En efecto. ¿Y el matrimonio de los señores Malfoy cómo era? ¿Cómo lo percibía usted?
— Siempre fueron mi modelo a seguir. Se notaba que estaban muy enamorados el uno del otro. Pero eso era una excepción a la regla en nuestra sociedad. El señor Malfoy permitió el acceso de la señora Malfoy en la bóveda familiar cuando murió el anterior patriarca, el señor Abraxas Malfoy. Así la señora Malfoy podía sacar dinero y hacer las compras que ella quisiera. Además, el señor Malfoy siempre escuchaba todo lo que yo quisiera decirle y preguntaba siempre cómo me iba en Hogwarts. Eso también se lo hacía a su hijo. A diferencia de mi padre.
— Sí, se nota que eran una familia amorosa. Usted ha dicho que eran su ejemplo a seguir.
— Sí, siempre quise ser madre y me gustaría tener una familia como la de la tía Cissy… la señora Malfoy.
— ¿Y no quiere ser madre porque sus padres no fueron el mejor modelo a seguir o porque es lo que su sociedad espera de usted?
Pansy se quedó de piedra.
Nunca lo había pensado.
Siempre había querido ser madre.
— Verá, en mi sociedad, la mujer está obligada a casarse y a tener hijos. Muchas veces, se casan con hombres por orden de sus padres y terminan en un matrimonio infeliz donde su marido acaba buscando consuelo en otra mujer de un estatus inferior. Y al final, ellas acaban encontrando el consuelo en sus hijos.
— ¿Quiere tener su familia feliz porque usted no la pudo tener de niña?
Pansy volvió a no saber qué responder.
— Oiga, ¿podemos cambiar de tema? — preguntó algo tensa.
— Claro. ¿Hablamos de sus amigos? ¿Draco, Blaise, Theodore, Daphne, Grace, Vincent y Gregory?
— Claro. A todos los conocí de niña salvo a Grace, que la conocí con ocho años, y a Blaise, que lo conocimos con once.
— Usted estaba enamorado de Draco, ¿no?
— ¡¿Eso le ha dicho Blaise?! ¡Es tonto! Draco es mi amigo de la infancia. Sí que nuestras madres querían que nos casáramos porque eran mejores amigas y querían ser familia. Pero yo nunca estuve enamorada de Draco y él de mí. Es decir, sí que, en mis años en Hogwarts, intentaba ganar su atención y que se enamorara de mí. Sabía que otras mujeres sangre puras eran infelices cuando se casaban y yo no quería serlo. Para mí mi mejor plan era casarme con un chico al que quería y consideraba un hermano que conocía desde niña. Draco era la mejor opción.
— Aun así, muchos niños cambian en la adolescencia. Que conozcas a alguien desde niño, no significa que sea una buena persona. ¿Por qué usted se decantó por Draco y no por otro de sus amigos?
— Él y Theodore eran los más guapos. Y después supe que con Gregory y Vincent no hubiera sido una buena idea. Eran homosexuales. — aclaró. — Theodore era muy callado y él y yo no teníamos nada en común. Mi mejor opción era Draco. Además, era mi mejor amigo de la infancia.
— ¿Y después se enamoró de Blaise?
— Lo conocimos con once años. Era el único que desafiaba a Draco. Se metió en el grupo y lo aceptamos. Era de una familia importante. Blaise tenía mucho carisma, pero era todo un galán con las señoras. Algo altivo si no eras de su círculo. Él siempre me invitaba a valorarme a mí misma y a no arrastrarme por Draco. También valoraba mis habilidades y alababa y se interesaba por mi afición por transfigurar joyas.
— Pero eso que dice es algo que debe hacer cualquier hombre decente o cualquier amigo…
— Grace y Daphne también alababan mi afición. Y Draco fingía que no, aunque sé que sí que estaba interesado. A Theodore el aspecto físico ni las joyas no le interesaban.
— Pero reitero que eso es lo que haría cualquier amigo decente que se alegra de los logros de sus amigos. ¿No se habrá enamorado de él por qué es el único que la valoraba en la adolescencia?
— ¡No! ¡Claro que no! Yo fui la que terminó la relación. Cuando me detuvieron el nuevo régimen del Ministerio después de la guerra, yo no quería que él me esperara. Decidí cortar la relación. En prisión, no tuve mucho tiempo de pensar en Blaise. Tenía otras preocupaciones. — tembló un poco al recordar lo sucedido. — Después de salir de Azkaban, quise vivir sola. Quería ser libre. Pensaba que solo lo conseguiría sin un hombre alrededor. Mi prima Verity fue libre al escaparse de casa y la mayoría de las mujeres sangre pura viven infelices y atadas a un hombre que no desean. Pero me di cuenta que ser libre no significa vivir en soledad, sino hacer lo que yo quiera.
— Tiene razón. Pero, ¿no cree que la boda es un poco apresurada?
— Blaise aprovechó esos años que estuve en Azkaban para sacarse los ÉXTASIS y buscar a sus medio hermanos mayores y reconciliarse con ellos. Rehízo su vida, tuvo otras relaciones esporádicas. Pero todavía seguía sintiendo algo por mí. Los sentimientos solo quedaron latentes y reflotaron cuando salí de Azkaban.
Lola miró su reloj.
— Se nos acaba el tiempo para la sesión de hoy. ¿Quiere quedar la semana que viene a esta misma hora?
— Sí, claro. — Las últimas preguntas de la psicomaga a Pansy no le habían gustado. Le habían hecho plantearse cosas en las que nunca había pensado antes.
— ¿Qué le parece si revisa sus sentimientos respecto a Blaise y si a su madre le negaron la psicoterapia?
— Está bien.
— ¿Qué va a hacer esta semana, señorita Parkinson?
— Seguir diseñando mi vestido de novia, Blaise y yo prepararemos nuestro local y seguir diseñando mis joyas.
— ¿Diseña joyas?
— Bueno, transfiguro piedras normales en piedras bonitas, pero no tienen un valor económico, y las decoro como si fuera anillos, colgantes o pulseras. Empecé a tener esta afición en quinto año. Pero estaba prohibido llevar ese tipo de joyas en Hogwarts; solo las diseñaba y las llevaba un poquito por la habitación y las guardaba en el baúl. En séptimo año, lo dejé porque con los Carrow era imposible. No tenía la mente para eso. Y ahora que he salido de Azkaban y me he instalado con los Zabini, la he retomado.
— Me parece una idea brillante. — la felicitó Lola. — Una afición es dedicarse tiempo a uno mismo; y es bueno que usted vuelva a dedicárselo a usted misma.
En ese momento, llamaron a la puerta.
Era Blaise.
— ¿Ha ido todo bien? — preguntó dudoso.
— Todo bien. — respondió Pansy. — Tenemos cita la semana que viene a la misma hora.
— Bien. Me alegro que estés contenta y haya ido bien. — le sonrió Blaise, quien pagó a la psicomaga.
Ambos magos ingleses se despidieron de ella y se fueron.
Tenían un local que ver.
Notes:
Yo no soy psicóloga. Así que, si la he cagado haciendo la parte de la consulta, hacédmelo saber. Es flipante cómo parece que la conversación fluye como ellos quiere.
¿Habéis notado que no hay ninguna comunidad de habla hispana mágica? Los españoles estudiamos en Beuxbatons, los mexicanos en Ilvermorny y el resto de países hispanohablantes en Castelobruxo. Veo bien que nos defendemos entre nosotros y creamos el lore mágico de nuestro país.
¿Qué nombre hay más español que Dolores? Y García es el apellido más abundante de España. Contadme vuestra opinión sobre ella.
Me he inventado esta afición para Pansy porque creo que le pega. A ella le gusta mucho la moda y ya que va a dedicarse al mundo del diseño, con ropa femenina, que haga también joyas.
Sé que no hemos hablado de lo sucedido en Azkaban. Pero dudo que eso ocurriera en la primera cita.
Hasta la próxima
Chapter 16: Varios cambios
Chapter Text
Blaise llevó a Pansy a un local del callejón que estaba vacío, pero con el cartel de vendido. El muchacho abrió la puerta con un hechizo y se lo mostró.
— ¡Voila! — exclamó él enseñándoselo con una gran sonrisa.
Pansy miró a su alrededor. Estaba oscuro y lleno de polvo y cucarachas.
— Sé que cuesta imaginárselo ahora. Pero podemos poner un recibidor y dividir el local en dos, uno para la sección de hombres y otro para la sección de mujeres y a la parte de atrás el taller de ambos. — Blaise mostró su idea dividiendo el local por secciones con los brazos.
— Es amplio, por lo cual tendremos mucho espacio para poner todo lo que necesitamos. También es céntrico y está bien situado. Me gusta. — dijo ella. — ¿Sabes cómo hacer hechizos de remodelación o vas a contratar a alguien?
— Quería contratar a alguien, pero prefiero gastar ese dinero en nuestra boda. Y sí, sé usar ese tipo de hechizos. A mi madre y a mí nos gusta remodelar nuestra propia mansión. Cuando tú estés con la psicomaga García, nosotros nos ocuparemos de la remodelación y cuando salgas, te unes a nosotros.
— Haré menos trabajo que vosotros…
— Pero te estarás recuperando de tus heridas mentales. Y eso te irá bien para ti, para nuestro futuro matrimonio y nuestro negocio. — Blaise le rodeó los hombros. — Además, lo importante no es la cantidad de tiempo que trabajamos, es la calidad.
— Tienes razón.
En ese momento, la señora Zabini entró por la puerta.
— ¿Empezáis ya la remodelación?
— Mañana. Iba a invitar a Pansy a tomar algo.
— Os invito yo que os tengo que comentar algo. — habló Zenobia en un tono que no admitía réplica.
Ambos chicos obedecieron y fueron a un local.
— No son tan emblemáticos ni tan grandes como los del Callejón Diagon, pero están muy bien. — Zenobia y Blaise pidieron un café solo con hielo y Pansy un té negro con leche. Mientras esperaban a que les sirvieran, la señora Zabini sacó unos sobres. — Vuestros primeros clientes. El señor Goyle y la señorita Farley quieren que les hagáis sus trajes de boda y el señor y la señora Nott, el joven señor Malfoy, los señores Peverell-Aubépine y la señorita Greengrass quieren que les hagáis los trajes de invitados.
— Que bien. Aunque, era de esperar que nuestros amigos nos apoyarían. — sonrió Blaise.
— Necesitaremos un permiso del Ministerio para que yo pueda moverme de un pueblo a otro. — añadió Pansy.
— Para eso, primero tenemos que abrir el negocio. Sino no nos dejarán. — corroboró Blaise.
— Primero, preparad el local. Si hace falta, que vengan ellos a Zabini Manor a que les toméis las medidas y que Blaise vaya a la casa de los Goyle si ellos no pueden aparecerse. Si hace falta, me enseñáis a mí como tomar medidas si la señorita Farley se siente cohibida de que lo haga un hombre. — propuso Zenobia.
— Solucionada esa parte entonces. Así podemos ponernos cuanto antes.
En ese momento, las bebidas se aparecieron en su mesa.
Todo el mundo tomó un sorbo hasta que Zenobia habló.
— He pensado que cuando os caséis, necesitaréis vuestro espacio. Recuerdo a mi cuñada, Naninna, renegar de tener que vivir con sus suegros cuando se casó con el hermano de mi esposo. Cuando yo me casé con Lorenzo, mis suegros ya habían fallecido, pero no quiero que una madre controladora y una suegra metomentodo os arruinen el matrimonio y la luna de miel. Necesitaréis vuestro espacio.
— ¿Qué estás diciendo, madre? — Blaise palideció viendo el rumbo que tomaba la conversación.
— He pensado en mudarme. Os visitaré cada día para ayudaros con la tienda. Al final, solo tengo prohibido usar la red flu y aparecerme si vivo con un antiguo recluso de la Segunda Guerra Mágica, con perdón. — le dijo Pansy.
Blaise estaba impactado. Él había pasado toda su vida al lado de su madre. Siempre fueron ella y él y ahora no se imaginaba vivir en una casa sin ella.
— Llevo casada desde los catorce años y después me he dedicado en cuerpo y alma a protegerte, Blaise, y a protegerme a mí. Todavía hay muchos secretos de mi pasado que no quiero que salgan a la luz. — "Imagino que esos secretos tendrán que ver con sus maridos" pensaron ambos. — Pero, yo también tenía mis sueños infantiles y mis objetivos vitales que no pude hacer y ahora quiero retomarlos. Hay algunos que ya son imposibles, como estudiar en un colegio mágico. — suspiró triste. — Pero también quiero sacarme los TIMO y los ÉXTASIS y hacer algún viaje. Todo esto lo retomaría después de vuestra boda. Ya eres un adulto y tienes a tus amigos y a tu prometida que te cubren la espalda. Aunque siempre me tendrás allí si lo necesitas.
Blaise estaba en shock por las declaraciones de su madre.
— Ya tenía pensado dar el paso desde hace algún tiempo, pero vuestro compromiso y la apertura de vuestro negocio lo ha acelerado. — añadió Zenobia.
Como Blaise no respondía, Pansy le dio una patada en la pierna por debajo de la mesa. Que hablara él primero, que para algo era su hijo.
— Me alegro mucho por ti, madre. Sé que eres una mujer luchadora y podrás conseguir todo lo que te propongas. Y estaremos en contacto, en la medida de lo posible.
— Claro, cariño. Siempre.
— Yo también me alegro por usted, Zenobia. Se lo merece después de todo lo que ha vivido.
— Gracias, querida.
— ¿Has estado mirando casas?
— Un poco, pero todavía no he visitado ninguna que me guste. Quiero instalarme en un pueblo costero.
— Si quieres, dejar la remodelación de la tienda en nuestras manos para ir a visitar casas, no tienes ni que comentarlo, madre.
— Uy, no. Quiero redecorar la tienda. Me gusta decorar. Puede que sí que me turne. Así desconecto de la remodelación visitando mansiones y a la inversa.
…..
Esa mañana, los miembros de la familia Peverell-Aubépine fueron a desayunar. Todavía no era hora de llevar a Hera a la escuela infantil.
Hefest y Helios se miraron. Tenían algo que decirle a su medio hermano mayor y a su esposa.
— Veréis, os estamos muy agradecidos por dejarnos vivir en vuestra casa. — empezó a decir Helios. — Pero solo os estamos causando molestias con las restricciones del Ministerio.
— Al tener que vivir con vosotros, no podéis usar la red flu y Daphne está aislada al no poder aparecerse por estar embarazada. Eso hace que tú, Sebastian, tengas que aparecerte y desaparecerte con Hera cada día. — añadió Hefest.
— Queremos seguir con nuestra vida y buscar una casa. Valernos por nosotros mismos. En Peverell Manor estamos aislados del mundo mágico. — sonrió Helios.
— Por supuesto, vosotros lo tendréis más fácil para poder visitarnos. — concluyó Hefest.
— ¿A dónde iríais a vivir? — preguntó Daphne.
— En el Callejón Knockturn. Es el único sitio del mundo mágico donde nos darían trabajo. — respondió Helios.
— No me gusta mucho la idea. Pero ya vemos como trata el mundo mágico a los antiguos mortífagos. Os ayudaremos a instalaros. — dijo Sebastian.
— Gracias.
Y dicho y hecho. Cuando Hefest y Helios buscaron una casa en el Callejón Knockturn, no les fue difícil, puesto que se había ampliado muchísimo tras la llegada de los ex presidiarios. Sebastian les ayudó buscando muebles que pudieran poner. Algo barato, dijeron sus medios hermanos.
— Muchas gracias. — respondieron ambos hermanos, cuando Sebastian levitó el último mueble hacia su sitio.
— Ha quedado un pisito muy bonito. — sonrió Sebastian. — Iré a veros cada día…
— No hace falta. No queremos poner en peligro tu carrera en el Wizengamot. — sonrió Helios.
— Con una vez a la semana es suficiente por si necesitamos algo y para que nos digas como están Daphne, Hera y el nuevo bebé. — agradeció Hefest con una leve sonrisa.
…..
Fueron pasando los días y Hefest y Helios iban adaptándose bien al Callejón Knockturn. Confraternizaban con los vecinos, algunos de ellos ex compañeros de casa o de sus penurias en Azkaban. Pero no encontraban trabajo. Había demasiada demanda…
Un día, mientras Helios compraba algo de comida en el establecimiento de una squib, fue reconocido por un compañero de casa.
— ¿Helios Farley? Soy Renuard Lestrange. Iba al mismo curso que tu hermano. — le llamó otro hombre joven que estaba esperando ser atendido.
— Sí, reconozco tus rasgos Lestrange… — respondió algo distante. Renuard era muy parecido físicamente a su padre Rabastan.
— ¿Cómo te ha ido la vida? ¿Qué has hecho estos meses desde que nos han liberado?
— Helios y yo hemos vivido en casa de mi medio hermano materno, Sebastian. Pero nos hemos decidido ir a vivir aquí… Daphne está embarazada y si vivimos con ella no podrá usar la red flu, la tendríamos aislada. También queremos rehacer nuestras vidas.
— ¡Oh, qué bien! Enhorabuena, por vuestro nuevo sobrino. — le felicitó Renuard. — Corvus y yo vivimos en un pisito por aquí y estamos trabajando, lo cual nos alegra.
— ¿De qué trabajáis? Helios y yo hemos buscado trabajo aquí, pero no encontramos nada. — le preguntó.
— Antes encontramos trabajo en una tienda, pero lo hemos dejado para tener un trabajo más legal. Ahora trabajamos en el orfanato que fundó Grace Black. Cuantos menos problemas tengamos con la ley mejor.
— Daphne me habló de ese orfanato. ¿Cómo podéis ir y venir faltando las restricciones del Ministerio?
— Hay que pedir un permiso especial. Pero solo tendrías conectada la red flu para ir y volver del orfanato. Todavía le falta personal. Así que, podéis pedir una entrevista. Seguramente vendrá ella u otros trabajadores a entrevistaros, como pronto irá de luna de miel tiene que designar tareas. — teorizó Renuard. — La mayoría de trabajadores son ex alumnos de Slytherin, tanto mortífagos como gente del lado de la luz. Al parecer tienen problemas porque se piensan que Slytherin es lo mismo que un mortífago.
— Eso no es cierto. — se enfadó Helios.
— Por supuesto que no. Ah, mira. Allí está Eretria. — señaló Renuard.
— ¿Es tu novia? Recuerdo que en Hogwarts teníais algo.
— Sí, lo estamos retomando. Adiós, Farley. Me alegro de verte y piensa en solicitar la entrevista a Grace.
….
Un día que Hefest y Helios estaban en casa, llamaron a la puerta.
Era una muchacha de piel, pelo y ojos marrones junto a unas gafas verdes cuadradas. A ambos la muchacha les resultó familiar.
— ¿Los hermanos Hefest y Helios Farley? Soy Adelaide Murton, del Orfanato Oceane. He venido a haceros la entrevista de trabajo que solicitasteis.
— Claro, adelante. — Hefest se echó a un lado.
— ¿Un té? — preguntó Helios.
— Sí, gracias.
Helios hizo un té para los tres y se sentó al lado de su hermano, delante de la chica.
— Recuerdo que íbamos en el mismo curso y casa. — se acordó Hefest.
— Cierto. Yo también me acuerdo de ti. — sonrió Adelaide. — Veréis, el Orfanato Oceane fue fundado por nuestra compañera de Slytherin, Grace Black-Nott. Ella quería crear un sitio donde los magos huérfanos se sintieran seguros y se permitiera quebrantar el Estatuto Internacional del Secreto para explicar los estallidos de magia accidental de esos niños a los muggles bajo su cuidado en el orfanato y los padres de acogida o los padres adoptivos. Todavía seguimos con esa lucha… por eso los huérfanos magos son derivados al Orfanato Oceane. Los primeros huérfanos que acogimos son los de la Segunda Guerra Mágica o niños cuya única familia no puede hacerse cargo de ellos porque están trabajando. En este caso, cuando el superviviente adulto termina la jornada laboral se lleva a sus familiares de vuelta a casa. Es el caso de nuestro antiguo capitán de quidditch, Marcus Flint con sus primos pequeños. — explicó ella. — Hay niños de ambos bandos, tanto mortífagos como del bando de la luz o incluso de ambos porque hay víctimas fruto de violaciones de los mortífagos a las prisioneras que las han rescatado cuando el embarazo estaba muy avanzado y era imposible practicar un aborto. — Adelaide bajó la mirada con tristeza. Hefest y Helios palidecieron al recordarlo. — Primero, nos gustaría haceros una prueba de ADN. Para asegurarnos que no sois los padres perdidos de uno de esos niños.
Hefest y Helios estaban a punto de protestar. Ellos nunca violaron a nadie durante la guerra.
— Está bien. — concluyeron. Si ellos saben que son inocentes. No debería importarles. — Una pregunta, sabemos que nuestro padre amó mucho a nuestra madre y nunca le fue infiel. Pero, ¿qué ocurriría si saliera que somos parientes de un niño fruto de otro familiar nuestro como descendientes del abuelo o del primo de nuestro abuelo? — preguntó Hefest.
— En ese caso, vosotros no tendríais nada que ver. Podríais trabajar igual. No sois responsables de los crímenes de vuestros familiares de mayor edad. — respondió Adelaide. Ambos sonríen. Necesitaban tanto escuchar esas palabras… llevaban tantos años culpándolos de los crímenes de su familia. — Ahora lo que más hay son los hijos squibs de magos que los abandonan allí. Tanto del bando de la luz como del lado purista. Si vais a trabajar en el Orfanato Oceane, no queremos que insultéis a los niños por su estatus de sangre o falta de un progenitor o por su falta de magia.
Hefest y Helios sabían a qué se refiere Murton. Si seguían creyendo en la ideología de la pureza de la sangre.
— Nuestra madre tuvo un hijo antes del matrimonio con nuestro padre. Hemos estado viviendo con él y su esposa. — respondieron ambos. Eso un purista de sangre jamás lo permitiría.
— ¿Por qué quieren a su hermano o por necesidad? ¿Qué piensan de la ilegitimidad de su hermano?
— Nos sentimos traicionados cuando supimos de su existencia. Pero porque nuestra madre no confió en nosotros para hablarnos de Sebastian. Padre tampoco lo sabía. Pero ya no podemos preguntar a nuestra madre por sus razones por esconderlo porque falleció en la Batalla de Hogwarts. Además, fue él quien quiso entablar contacto con nosotros tanto antes de entrar en prisión como después. Nosotros al final de la guerra teníamos otras prioridades. Estábamos preocupados por nuestro padre y devastados por la pérdida de nuestra madre y la desaparición de nuestro abuelo y el resto de la familia. — respondió Hefest.
— Pero su padre sigue en Azkaban… y su abuelo y su primo en búsqueda y captura.
— Sí, pero padre siempre fue bueno y se preocupó por nosotros… Sebastian dice que siempre pide permiso para verlo, pero se lo niegan… — añadió Helios.
— Lamento que su medio hermano quiera conocer a su padrastro y no se lo permitan. Hablaré con mis compañeros y les diré algo. Déjenme tomarles una muestra de ADN.
….
— Bueno, parecen no seguir con la ideología de sangre… — concluyó Grace viendo las conclusiones de la entrevista. — Tampoco comparten parentesco con ningún niño del orfanato. Contratémoslos. Yo les enseñaré las instalaciones cuando recibamos el permiso para que instalen la red flu en su casa para venir aquí. — dijo Grace. — He pensado también en contratar a Blaise Zabini y a Pansy Parkinson cuando abran su tienda de diseños. Será mucho más fácil tener toda la ropa de los niños de un mismo sitio. Hasta ahora nos dividíamos entre tiendas de distintos lugares. Lo comentaré en la próxima reunión.
Adelaide asintió apuntando el dato, como buena asistente que era.
— Pronto lo dejaré todo en tus manos, Adelaide. Me iré de luna de miel con Theodore después de la boda de mis amigos.
— Bien.
— He recibido también la confirmación del Ministerio para conectar la red flu de los Goyle con este orfanato. Ahora pediré lo mismo para la casa de los hermanos Farley.
— Grace, ¿estás emocionada por tu luna de miel? ¿Dónde iréis?
— A Francia y a Bélgica y bajaremos por Italia, Grecia, España y Portugal. — sonrió Grace.
….
— Bien, esto ya está. — celebró Verity después de instalarlo.
— ¿Esto es el tenefone? — preguntó Pansy con una mueca.
— Sí. Así podrás llamar a Leon y hablar con él sin que el Ministerio interceda. — le explicó a su prima. — Yo tengo uno instalado en mi casa. Podremos hablar siempre que queramos y los niños me lo permitan.
— ¡Ha sido una gran idea, Verity! — la abrazó Pansy.
— El mérito es de Albert. Solo a un hijo de muggles se le podría ocurrir esta idea… este es el número de Albert y Leon y este es el mío. — le dio un papelito. — Descuelgas el auricular. — lo señaló. — Marcas el número y esperas a qué respondan.
Pansy obedeció algo insegura. Era la primera vez que llamaba por teléfono.
— Suena un pitido… — comentó sorprendida.
— Eso significa que hay cobertura y puedes llamar. — explicó su prima.
— ¿Diga? — respondieron al otro lado del auricular.
— Hola, Leon. — exclamó Pansy. No lo había vuelto a ver desde que había ido a vivir con Blaise.
— Pansy. ¡Qué alegría saber de ti! — respondiço Leon. — Sí, es cierto que Verity dijo que te instalarían el teléfono. ¿Ya habéis puesto los hechizos protectores para que el teléfono no se estropee cuando uséis magia alrededor?
— Sí, Verity lo acaba de hacer ahora. ¿Estás bien?
— Sí. He pasado mucho tiempo con los mellizos y Albert… ahora los niños están en el colegio. ¿Tú qué tal?
— Bien. Blaise y yo estamos preparando nuestro local y estoy yendo con una psicomaga.
— Me alegro mucho por todo. Que sepas que ya tienes a tus primeros clientes. Mi prima Vasilisa me ha traído su tarjeta de invitación a su boda en la embajada rusa del Ministerio. Necesitamos unas túnicas de gala para hombre y niño. Dos de cada.
— Perfecto. Hablaré con Blaise y nos pondremos a ello. Como todavía no tenemos taller ni tienda, ahora todo lo hacemos en casa.
— ¿Tenéis más clientes?
— Sí. Gregory y Gemma Farley quieren que les hagamos sus túnicas de gala de novios. Además, Grace ya me ha prometido que nos encargará la ropa del orfanato. Pero al ser encargos tan grandes iremos poco a poco. ¿Cuándo es la boda?
Leon le responde con la fecha y Pansy lo apunta.
— Cuando trabaje, tendré que pedir un permiso para aparecerme y desaparecerme. Creo que me lo concederán si es por trabajo… pero, aun así, si tardamos mucho en recibir la respuesta del Ministerio, puede venir Blaise a tomaros las medidas.
— Claro, prima. ¿Tienes a Verity al lado?
— Sí. — Pansy le pasó el auricular a su prima, que estaba al lado. — ¡Hola, primito! ¡Estoy en Oxford! — exclamó Verity.
….
Gemma cogió los polvos de red flu y apuntó hacia la chimenea.
— Hacía mucho tiempo que no hacía esto… — susurró Gemma feliz. — Trae un poco de normalidad a nuestras vidas…
— Sí. Es bueno que te hayan dado el trabajo. — contestó Gregory decaído. — Lamento no poder ayudar.
Gemma sonrió triste. La depresión de su prometido era cada vez más prominente y le imposibilitaba tener un trabajo.
— Tendremos algo de dinero para adecentarnos para nuestra boda y pagar a tus amigos, Zabini y Parkinson, por su servicio.
— Sí, la señora Zabini, la madre de Blaise, ya me ha dicho que les ha dado nuestro recado. — esa vez la sonrisa de Gregory fue más prominente y sincera. — Habrá que pedirles los precios.
— La prima de Pansy, Verity Selwyn trabaja en el orfanato y no tiene nuestras restricciones. Puedo pedirle que nos haga de intermediaria. Para que no tengamos que pedírselo a la pobre madre de Blaise. Agradezco que nos haya venido a visitar, pero tampoco sabemos si seguirá viniendo y no quiero molestarla tanto. Podemos pedírselo también a Verity.
— Buena idea. — susurró Gregory de nuevo con una sonrisa triste.
…
Draco y Astoria estaban haciendo un pícnic en Malfoy Manor.
— No tienen el mismo sabor que en otros días… — comentó Draco deprimido mirando los sándwiches.
— Sí, lo sé. Pero están buenos igualmente.
— Pensaba que me quedarían bien. Es solo poner comida en medio de dos rebanadas de pan.
Astoria rio.
— Draco, te han quedado muy ricos. Lo que pasa es que te estás comparando con los mejores cocineros del mundo mágico. Los elfos domésticos.
Draco bufó frustrado.
— Me gusta que te hayas tomado la molestia de prepararlos tú mismo. — Astoria le tocó la rodilla a modo de consuelo. — A mí también me gusta encerrarme en la cocina a hacer repostería para disgusto de mis padres. No lo consideran un pasatiempo adecuado para una dama.
— Me gustaría probar algún postre que hagas tú… — le sonrió Draco.
— Algún día. Ya sabes con la desaparición y al tener que cruzar la red flu, no me hace buena espina traer algún pastel. — declaró ella algo tímida. — Son mi especialidad.
— Tengo la solución para esto.
Draco sacó una cajita pequeña cuadrada y la abrió.
— Astoria, ¿quieres casarte conmigo?
Astoria se llevó las manos a la boca sorprendida. No se esperaba tal declaración.
— ¡SÍÍÍÍÍ! — exclamó feliz.
Draco le puso el anillo en el dedo anular izquierdo y ella se lanzó a su cuello abrazándolo.
….
— Bienvenidos, hermanos Farley. — saludó Grace a Hefest y Helios cuando cruzaron la red flu.
— Gracias por recibirnos, señora Black-Nott. Felicidades por su matrimonio. — respondieron ellos.
— Antes de enseñaros el orfanato, me gustaría comentar unas pequeñas cosas con vosotros. — les invitó ella a sentarse.
Los tres tomaron asientos con Grace delante de los dos hermanos.
— Como os habrá contado Adelaide, este orfanato sirve para dar cobijo y protección a los niños huérfanos de la Segunda Guerra Mágica o cuyas familias no pueden hacerse cargo de ellos, o no quieren, como es el caso de los squibs. — Grace tomó aire. — Tenemos niños que fueron fruto de violaciones de mortífagos a sus prisioneras hijas de muggles, mestizas o traidoras a la sangre cuyo estado de gestación estaba muy avanzado para cuando las rescataron. En ese caso, un aborto era imposible puesto que ya había un bebé formado en el vientre. — explicó. — También tenemos hijos de mortífagos que eran demasiado jóvenes para unirse y cuyos padres fallecieron en la guerra, huyeron del país o terminaron en Azkaban. Imagino que podréis empatizar mejor con ese grupo. — les sonrió. Helios le devolvió la sonrisa. Hefest asintió. — Por supuesto, también tenemos niños del lado de la luz cuyas familias fallecieron durante la guerra, ya sea en la Batalla de Hogwarts o en algún otro ataque de los mortífagos. Por último, tenemos niños cuyos padres han fallecido, pero tienen un familiar que trabaja y no puede dejarlos con nadie durante el horario laboral porque la familia murió durante la guerra. Entonces, durante la jornada de trabajo del adulto familiar más cercano, viven aquí. En este caso, tenemos una copia del horario laboral de dicho familiar. Es el caso de nuestro antiguo capitán de quidditch, Marcus Flint. Él tiene dos primos pequeños que sobrevivieron a la guerra. Pero los padres de los niños, de Flint y sus abuelos fallecieron. Flint estudió en la Academia de Medimagia y ahora trabaja en San Mungo. ¿Dónde se quedan sus primos cuando él trabaja? Pues aquí. Esta es la primera generación que llegó a nuestro orfanato.
Grace estaba a punto de continuar, pero entró por la ventana un vociferador que la interrumpió:
— ¡DEBERÍAN CERRAR ESTA CUEVA DE MORTÍFAGOS FUNDADA POR MORTÍFAGOS! ¡¿POR QUÉ DAIS TRABAJO A MORTÍFAGOS QUE HAN SALIDO DE AZKABAN! ¡DEBERÍAN PUDRIRSE AHÍ!
Acto seguido, el sobre estalló en cenizas.
— No os alarméis. Estos episodios son normales desde que se fundó el orfanato. Mucha gente del mundo mágico se piensa que cultivamos futuros mortífagos. Lo cual es mentira. Hay niños de ambos bandos. También critican que haya dado trabajo a los Slytherin, pero hacen bien su trabajo y las serpientes tenemos que ayudarnos entre nosotros. — les sonrió. — Pero bien que mucha gente del mundo mágico viene aquí a abandonar a sus hijos squibs. Inclusión de pandereta lo llamo yo. Los niños de la guerra han sufrido bastante no solo por el sentimiento de abandono y sentirse desvalidos en este mundo, sino porque son conscientes de sus orígenes y la opinión que tiene sobre ellos el mundo mágico. Por lo que, aquí no se perdona ningún insulto discriminatorio a los niños. A la mínima, os echo. — dijo muy seria. — Pero de momento nunca se ha dado el caso. — sonrió. — Cuando nombré Oceane a este orfanato, lo hice porque el agua es el elemento de nuestra casa, Slytherin. Siempre hemos sido catalogados como el lado del mal, que Slytherin es igual a mortífago. Y no es verdad. Yo soy una orgullosa Slytherin y miembro de la Orden del Fénix, mis padres fueron miembros de la Orden del Fénix. Nunca creí en la pureza de la sangre. Adelaide no es sangre pura, es mestiza. Y nadie le dio trabajo antes de llegar aquí por ser de Slytherin y pensaron que era una mortífago.
— ¡No sabía que Murton era mestiza! — exclamó Hefest sorprendido.
— Pues sí, lo es. Su madre es muggle. En fin, venid. Os enseñaré las instalaciones. — Grace se levantó y ambos hermanos la imitaron.
…
Grace les enseñó las instalaciones, los lugares de descanso para los trabajadores, las habitaciones de los niños, despachos, comedor, baños y los jardines.
— Tenemos suerte que nuestro antiguo compañero Adrian Pucey nos ofreciera su mansión para construir el orfanato. — explicó ella.
— Ahora entiendo por qué me sonaba tanto el edificio… — susurró Helios.
— La familia Pucey nunca fue purista. Nuestro antiguo compañero Adrian perdió a toda su familia durante la guerra. — explicó Grace triste. — Otra norma que tenemos es que los niños deben llamarnos "señor", "señora" o "señorita" y nuestro nombre. Somos lo único que tienen antes de que los adopten, si llegan a hacerlo, por lo que, me parece bonito que tengamos un tratamiento más cercano con ellos y puedan llamarnos por el nombre que el que teníamos con nuestros profesores en Hogwarts. Además, tenemos a varios familiares con el mismo apellido trabajando aquí. Las gemelas Carrow, los primos Lestrange y ahora vosotros. Pero a la vez nos deben respeto, así que, poner el "señor" o "señora" delante está bien. También he pensado que puede ser un modo cercano de referirse entre nosotros. ¿De acuerdo?
— Sí, Grace.
— Veo que los vais pillando.
— ¡HELIOS!
Los tres se giraron en dirección a una de las gemelas Carrow, que corrió hacia ellos.
— ¿Qué haces aquí? — preguntó cuando los alcanzó.
— Hefest y yo vamos a trabajar aquí.
— Qué bien. Hestia y yo también trabajamos. Y Vaisey también. Me alegro de verte. — le sonrió. — Un placer verte a ti también Hefest. Grace, voy a preparar el comedor para la merienda. Los niños no tardarán en llegar.
— Adiós, Flora. — se despidieron de ella.
— No sabía que teníais una relación tan cercana. — le comentó Grace a Helios.
— Éramos amigos en Hogwarts.
Eso le hacía ganar puntos a Helios, puesto que las gemelas Carrow no eran puristas a la sangre.
…
Pansy volvió a estar en una de sus sesiones con la psicomaga.
— Blaise y yo estamos recibiendo muchos encargos. Nuestros amigos se casan y quieren que diseñemos sus trajes y vestidos de novia. — le explicó Pansy.
— Eso es perfecto. Me alegro mucho.
— Grace dice que después de su luna de miel con Theodore querrán hacer que Blaise y yo hagamos la ropa de los niños de su orfanato.
— Esto también está muy bien. ¿Está usted contenta, Pansy?
— Sí. Las cosas están yendo bien.
— ¿En qué sentido?
— No sé. Me siento realizada. Podré ganarme mi propio dinero sin hacer nada ilegal y no tengo miedo de que alguien me haga daño.
— ¿Y está ansiosa usted por su boda?
— Siempre había querido casarme… Blaise y yo estamos muy ilusionados con los preparativos… ¡me estoy diseñando el vestido y es precioso! — exclamó contenta, pero con un deje de preocupación.
— Seguro que sí. Pero hay un pero.
— La luna de miel. — confesó.
— ¿Qué ocurre con la luna de miel? — Lola la envalentonó a seguir hablando.
— Después de lo que ha pasado en Azkaban, no sé si me veo capaz de seguir teniendo relaciones sexuales. — contestó incómoda.
— En otra sesión me dijo que quería ser madre.
— Sí y quiero seguir siéndolo. Me gustaría quedarme embarazada. Pero no sé si me siento lista para tener relaciones sexuales.
— Eso es algo que solo puede decidir usted. Estuvo en una situación en la que nada estaba a su control ni podía consentir nada. Cuando estás en una relación de amor o amistad, cedes un poco de tu control. Un plan sorpresa o una relación sexual. Cuando cedes ese control significa que tienes confianza en esa persona porque sabes que no te va a lastimar. — explicó Lola.
— Como cuando acepté la ayuda de mis amigos cuando Davies se coló en mi casa o Blaise me propuso vivir con él en Oxford y trabajar juntos o cuando le pedí a Blaise dormir conmigo cuando tuve miedo las primeras noches en Oxford. — dedujo Pansy.
— Correcto.
— Blaise ha dicho que él esperaría el tiempo que hiciera falta… pero yo sé que me gustaría hacerlo con él.
— ¿Más pronto o más tarde?
— Más pronto. Pero tengo miedo...
— Eso es lo normal. ¿Qué le parece si para la próxima sesión me trae una lista de sucesos que ocurran en el acto sexual que le recuerden a lo sucedido en Azkaban? Así, podremos trabajarlo y hablar con su prometido al respecto para que no se repita si deciden dar el paso.
— Bien.
Notes:
Espero que os vaya gustando el fic.
Parece que las cosas están empezando a ir bien para todo el mundo y no solo para Pansy.
Se avecinan muchas bodas. Pero, suele pasar que cuando alguien del grupo se casa, se casan muchos. Lo mismo con el embarazo. O conozco más de una mujer en mi entorno embarazada, aunque no se conozcan entre ellas y sean de diferentes ámbitos, o no conozco a ninguno.
Lo que la psicomaga le dijo a Pansy lo aprendí de Heartstopper, de Alice Oseman, concretamente el volumen 5, cuando Charles Spring va al psicólogo por el bullying que recibió.
Hasta la próxima
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MissDBlack22 on Chapter 1 Tue 26 Nov 2024 06:27PM UTC
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MissDBlack22 on Chapter 1 Wed 27 Nov 2024 04:27PM UTC
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