Chapter Text
Qsmp Internacional University, es una prestigiosa universidad ubicada en el campus Quesadilla. Dicha universidad está dividida en departamentos cómo el de arte, botánica, ciencias políticas, ingeniería, ciencias y comunicación social. Éste último departamento es concurrido por nuestro personaje principal Maximus.
Maximus es un estudiante de periodismo muy aplicado, de hecho es uno de los pocos becados, gracias a su excelente promedio.
Pero éste era su segundo año y el entusiasmo con el que había comenzado se había disipado a causa de un amor no correspondido, un estudiante de ciencias políticas le había roto el corazón.
Max tomó la decisión más cobarde (¿O la más valiente?) dejar todas las materias optativas para no volver a cruzarlo, ni verlo, y adentrarse en su nuevo interés: la ingeniería... Lo que él no se imaginaba es que, no sólo ésta nueva asignatura entraría a su vida.
Notes:
Aclaraciones y presentación:
Hola soy Munai y quisiera realizar unas aclaraciones antes de empezar este AU.
* Soy argentina por lo cuál voy a dar mi mejor intento en escribir de una forma neutra y sin muchos regionalismos.
* Tal vez la escritura sea un poco más "formal" o redundante para que la lectura con el traductor del navegador no difiera demasiado con el texto original (sean bienvenidos de comentar en su idioma natal <3).
* Tenía pensado subir esta historia mucho antes pero la procrastinación y la universidad son mi estilo de vida :')
* Estoy de vacaciones así que espero actualizar seguido, y estoy abierta a escuchar sugerencias.
* No suelo leer mucho fanficts por lo cuál no estoy muy familiarizada con las etiquetas que se utilizan aquí (todavía estoy aprendiendo, por lo cuál iré agregando a medida que vaya escribiendo la historia).
* Me gusta escribir y me encanta el dúo de Max y Pierre, lo siento pero es mi ship favorito de qsmp.
* La historia se basa en los personajes (los cubitos) del Qsmp, no de los CC.
* No suelo interactuar en redes sociales, sólo me gusta ver fanarts del fandom o enterarme de algún chisme xd Por lo que seguramente me guste más responder o hablar con ustedes por acá xd
Por último...
* ¿Se sentirán cómodos si menciono a q!Forever? Realmente no estoy segura si reemplazar su nombre o crear un nuevo personaje con algunas características suyas. Por favor, me gustaría leer que es lo que piensan.
Chapter 2: Azul
Summary:
Maximus tiene un nuevo propósito este año.
Notes:
(See the end of the chapter for notes.)
Chapter Text
Maximus POV.
Mi primer día en la universidad había comenzado fatal... La noche anterior no había descansado lo suficiente, y esa mañana me había quedado dormido. Me arreglé y vestí como pude, y salí con mi pijama debajo de la chaqueta, unos jeans que había retirado de la lavandería y los zapatos con los cordones desatados.
¿Lo peor de todo? ni siquiera recordaba mi primera asignatura y mi móvil estaba sin batería ¿Qué más podía salir mal? Mi ansiedad social y el estrés tampoco me ayudaban.
Ojeando mi reloj mientras corría por la calle, llegué hasta la cartelera de la universidad...
"¿Opinión pública? ¿Historia mundial? ¿Corrientes de pensamientos contemporáneos? ¡Dios! ¿Por qué ésto es tan difícil? No hay ninguna señal que yo esté siquiera en el departamento correcto... ¿Sociología? Mmm... ¡Creo que es esa! Aula 217..."
Cuándo llegué todos estaban sentados en sus lugares mirando al frente, el profesor hablaba con verborrea y escribía sin parar en la pizarra. Permanecí unos segundos en la esquina hasta que divisé un lugar vacío. Caminé lo más rápido y silencioso que pude hasta allí, haciendo equilibrio entre mis libros, mi mochila y mi laptop. Cuándo llegué a la mesa volqué todas mis pertenencias en ella provocando un gran escándalo.
"Muy bien Maximus, siempre logras ser el centro de atención dónde quieras que vayas..." Me dije a mi mismo... Todavía recuerdo la expresión de disgusto del profesor, cómo si lo hubiese sacado de algún especie de trance.
— Tranquilo, no te perdiste de mucho... Sólo su ego hablando de porqué es el mejor profesor de Sociología de esta ciudad...
Y esa fue la primera vez que me habló, ese día estaba tan ensimismado en mis problemas que no me había percatado que lo tenía al lado... Forever estaba sentado a mi lado.
Mentiría si dijera que él no me interesó la primera vez que lo ví en el exámen de ingreso a la Universidad. Era imposible no verlo, algo en su sonrisa o en sus cabellos dorados, o tal vez era ese encanto al hablar que tenía era lo que tanto me gustaba. Sólo pude sonreírle de una manera nerviosa esperando que el profesor dijera algo relevante para tomar un apunte. No podía pasar toda la clase contemplando al chico de mi lado. No quería asustarlo...
— Bien, para entender las Ciencias Políticas es fundamental saber lo conceptos básicos de la...
— ¿¡PERO QUÉ!? — Grité tan fuerte que mi voz hizo eco en el salón, todos voltearon a mirarme, mi cara parecía un tomate.
El profesor se acercó lentamente con una seriedad similar a la de un militar: "¿Vas a dejar que dé mi clase o seguirás interrumpiendo?"
— No, no... Es que yo... — Pocas veces en mi vida estuve tan avergonzado — Discúlpenme profesor, prosiga...
La clase continuó sin más problemas pero yo quería salir corriendo de allí...
— Oye ¿Estás bien? — Me preguntó Forever susurrando.
— Si... Es sólo que me confundí de aula... Ésta no es mi clase. De hecho soy del departamento de comunicación...
Él comenzó a reir de una manera silenciosa.
A partir de ese momento nos hicimos inseparables, salíamos mucho a bares, al cine, de compras y tomábamos las mismas materias optativas. Nuestra amistad era muy buena hasta que yo empecé a sentir algo más por él...
El día que yo me iba a confesar, él también me confesó algo. Mí corazón se aceleró cuando me dijo que tenía algo que revelarme con respecto al amor...
"Creo que estoy enamorado de un estudiante de Botánica" — Nunca pensé que una frase me doliera tanto, ¿Cómo podía enamorarse de alguien que sólo le recordaba a su ex?
Desde ese momento Forever hacía todo para captar la atención de Philza; asistíamos a las mismas fiestas que él iba, a sus materias optativas, incluso íbamos a sus aburridas exhibiciones de Edafología.
Un día después que lo rechazaran por tercera vez simplemente solté todo lo que guardaba en mi pecho, me confesé con toda la angustia contenida que llevaba por dentro ¿A caso no podía ver que yo estaba ahí para él?
— Me gustas.
— No, tu no... Yo no te gusto Maximus.
— Sí, creo que desde el primer día...
— Sabes que a mí me gusta otra persona...
Era imposible entrar a su mente o a su corazón... Y aún así yo estaba a su lado, esperando que algún día se fijara en mí... Pero cada vez todo fue empeorando, a veces sentía que sólo le gustaba gustar. Sus abrazos me confundían y sus amables palabras para conmigo me envolvían, mi corazón se acostumbró a ser rechazado una y otra vez... Él sabía que yo estaría siempre que me necesitara, y tal vez fue mi culpa también el haberme dejado utilizar... Yo sabía que él no sentía lo mismo, pero él siempre supo lo que yo sentía...
Este nuevo año mi propósito principal era alejarme de él, pero no tardé mucho en volver a él en cuanto nos cruzamos en el parque del campus.
— Max ¿Dónde te has metido todo éste verano? Te he enviado cientos de mensajes...
— Lo siento... Estuve trabajando, ya sabes... No tuve mucho tiempo para divertirme...
— Oh... Ya veo. Sabes que si tienes algún problema con el dinero puedes pedirme.
— Si, ya lo sé, pero quería ayudar a mi padre ¿Sabes? Despejarme un poco de la gran cuidad...
— Si entiendo... ¿Irás a la fiesta de comienzo de clase?
— Mmm... No lo sé, podría ir como dj... Creo que buscaban a uno los del departamento de Música.
— ¿Qué te parece ir como mi acompañante? — Él me preguntó con una gran sonrisa, maldito.
Que fácil era para él olvidar lo que había pasado en la fiesta de final de clases... La forma en la que hizo que todos lo elijamos para el rey de baile sólo para seleccionar a Philza como su consorte del baile. Dejándome a un costado, sabiendo que yo era su acompañante. Yo no quería volver a repetir eso, aplaudir con una falsa sonrisa fingiendo que todo estaba bien, todavía no podía sacar esa noche fatídica de mi mente...
— ¿Maximus?...
— Mmm... No lo sé... No creo que sea buena idea...
— Mira — Él se acercó a mí con seriedad, mirándome a los ojos — Yo sé que estuve mal en el pasado. No fue mi intención herirte o que le pasaras mal en la fiesta. Dejame recompensar mi error ¿Si?
— Mmm... Ok, está bien.
— Perfecto, ponte guapo porque este sábado serás el rey .
Esta noche pensé que sería diferente, realmente pensé que tenía alguna posibilidad con él... Cuando lo seleccionaron nuevamente como el rey de la fiesta y él subió conmigo de la mano al escenario parecía un sueño, parecía que este año sería diferente... Él había cambiado y por fin me había notado... Su sonrisa parecía honesta, el resto de los asistentes aplaudían nuestro primer baile juntos, hasta que él... Dios, ¿Cómo pude ser tan estúpido? ¿Por qué pensé que él me besaría sin ninguna otra intención?
— Besame de nuevo, Phil no estaba mirando...
— ¿Cómo dices? — Realmente yo estaba desconcertado, quería que fuese una broma. Quería que me dijese que escuché mal
— ¿Puedes agarrarme la cintura para qué se sienta más real? Quiero que ese tonto sepa de lo que se está perdiendo.
Saqué mis manos de su cintura, él seguía sosteniéndose de mi espalda sin inmutarse.
— Perdón... Pero yo no puedo seguir haciendo esto.
— Maximus ¿Qué haces? Todos nos están observando... ¿Max?
No podía escucharlo más, no podía seguir jugando a su juego. Así que hice lo que mejor que podía hacer: robar una botella de alcohol, llorar y correr hasta éste parque... Dios, me debo ver ridículo con ésta falda...
— Yo creo que te queda bien...
Realmente no creí que él seguiría allí escuchando mi historia sin interrupciones, yo tampoco recordaba hace cuánto estaba allí conmigo, pero ahí estaba con su camisa desabrochada y su cabello cayendo de a mechones en sus ojos... Sus ojos azules... Me gusta ese color, quizás deba teñir alguna vez de azul mi cabello...
— Gracias — Respondí un poco avergonzado. Traté de levantarme pero mi estado de ebriedad me tumbó de nuevo a mi asiento — Por cierto... ¿Cómo te llamabas?
— Me llamo Pierre — Me respondió llevándose la botella de cerveza a la boca.
Notes:
Desde ayer que estoy borrando, agregando diálogos y editando desde mi móvil. Perdón si hay algún error de gramática pero es la primera vez que escribo con este formato :')
Cuídense y beban agua, los comentarios siempre son bienvenidos ,<3
Chapter 3: Ebrio
Summary:
Maximus está muy ebrio, ¿Pierre también?
Notes:
(See the end of the chapter for notes.)
Chapter Text
AyPierre POV.
Es fascinante cómo uno se llega a aburrir de las fiestas universitarias... Hoy yo no hubiese salido de mí habitación sí mis amigos no insistían...
Como siempre salí tarde de casa, no hay nada más patético que los reyes del baile y toda su parafernalia. Quizás ya estaba viejo para éste tipo de fiestas... Simplemente llegaría cuando todos estén ebrios en busca de diversión, todo lo que necesitaba para ésta noche era escuchar el set de "insulina & nicotina", beber, bailar un poco y tal vez dormir con alguien en mi cama... Un plan perfecto de sábado por la noche.
Pero aquí estoy consolando a un pobre hombre que ni conozco con disque el corazón roto, al menos conserva su humor o tal vez su estado de ebriedad había pasado de melancólico a risueño...
— ¡Ven aquí Pierre!
Él me llamaba gritando mientras corría por el parque. Llegamos a un parque de juegos para niños, él se subió a unos columpios.
— Oh, ya no tengo más cerveza — Me dijo enseñando la botella vacía, su cara parecía enterarse de una tragedia ante la falta de alcohol — ¿Creés que deberíamos de comprar más?
— ¿Te gusta el vino? — Le respondí sentándome en el columpio contiguo a él.
— ¿Tienes vino, hombre? Eso sería excelente.
Él comenzó a balancearse en su columpio, parecía un niño disfrutando de su recreo. Al menos ya no lloraba...
— Toma... — Le alcance mi botella de vino con indiferencia, él soltó de su boca el cigarrillo que estaba fumando.
— ¿Cómo pasaste con alcohol a la fiesta? ¿No te revisaron la mochila?
— Bueno... Tengo mis trucos.
— ¿La guardaste en una lata de Pringles?
— ¿¡Qué tengo 15 años!?
— Bueno... Yo sólo preguntaba... — Me contestó cómo si lo estuviese regañando, encogiéndose de hombros.
Reí ante su contestación infantil.
— Algún día si quieres te revelaré mis secretos por ahora me los guardo conmigo.
— Una vez escuché que un tópico perfecto para romper el hielo con una persona que no conoces es contar un secreto...
— ¿Quieres qué te cuente un secreto?
— ¡Si! — Él me contestó emocionado... "¿Por qué me parecía tan adorable?"
— Mmm... Para ser sincero, no entré a la fiesta, estaba pasando el rato en el parque hasta que... Tú sabes, empezara la verdadera fiesta...
— Oh... ¿Eres de esos que llegan tarde a los eventos para parecer importante?
Me reí, no esperaba que me dijera eso.
— Quizás... — Fingí pretendiendo ser misterioso, reclinando un poco mi cuerpo en el columpio.
— ¿No quieres ir a la fiesta?
— Nah... Estoy mucho mejor aquí...
Él detuvo el balanceo en su columpio, estaba sorprendido ante mi respuesta. Me miró con brillos en sus ojos, yo podía notar algunas lagrimas secas en su cara.
Éste hombre me atraía demasiado y no sólo físicamente...
Nos miramos por unos segundo en silencio. "Hace tiempo no sentía esta sensación de nerviosismo al ver a alguien a los ojos..." Él me sonrió tímidamente y se acercó un poco balanceándose.
— Estoy esperando que me cuentes un secreto... — Me indagó susurrando.
— Maximus... — Le contesté en voz baja, acercándome más a su cara — Llevamos hablando por dos horas creo que ya es tarde para romper hielo con secretos...
— ¡Oh, vamos! — Él se alejó riendo y gritando — Sólo estuve parloteando yo todo este tiempo, no sé nada sobre ti... ¡Ni siquiera sé si vamos a la misma universidad!
— Bueno, eso es verdad... Estoy en el departamento de ingeniería.
— ¿Lo ves? Ni siquiera sé dónde está ese departamento... ¡Llevo un año aquí y todavía me pierdo en ese maldito campus!... Bueno... Ahora, ¡cuéntame un secreto!
— Ya te lo dije... Estoy en el departamento de ingeniería.
— ¡Eso ni siquiera es un secreto, hombre! — Él gritó tan fuerte mientras se tambaleaba para ponerse delante de mí. No pude evitar largar una carcajada — ¡ERES UN TRAMPOSO, ASÍ NO SE JUEGA!
— ¿Todo bien por aquí caballeros?
Suspiré antes de darme la vuelta y levantarme, las luces azules anticipaban que un oficial de policía nos observaba.
— Si, oficial...
— ¿Qué están haciendo ustedes?
— Sólo pasando el rato con mi... amigo.
— Y bebiendo en la vía pública.
— No, no estamos bebiendo. ¿Cómo creé?
El oficial de policia señalo con su bolígrafo a mis espaldas... Maximus bebiendo vino de la botella sin ningún pudor, no era lo que esperaba ver.
— Lo siento, es que... Le acaban de romper el corazón a mi amigo. Él no está muy bien...
— Ok... — Me respondió serio — Lo dejaré pasar por ésta vez pero deme esas botellas y vuelvan sin hacer disturbios a sus casas, señores. No quiero quejas de los vecinos a estás horas.
— ¡Por supuesto! De hecho, no es porque sea mi vino pero es lo mejor que usted probará en su vida — Le respondí acercándome coqueto.
— Voy a omitir que está diciendo eso... Lleve a su amigo a casa que se lo ve algo perjudicado.
El oficial se fue tan rápido como había llegado pero ahora empezaría el verdadero castigo llevar a un ebrio a su casa.
— Vamos Maximus te llevaré a tu casa ¿Puedes caminar?
— Sí... Estoy perf... Perfecto.
— Bueno, dime dónde vives te llevaré hasta allí ¿Vives muy lejos?
— Mmmm... — Sus ojos parpadeaban lentamente, y le costaba mantenerse de pie, tal vez no fue una buena idea darle más de beber — ¿Sabes? No lo recuerdo... De hecho ni siquiera sé donde estoy.
Él no me mentía cuando decía que no conocía todo el campus, ni siquiera sabía ubicarse en la ciudad que estaba al lado.
— Mira, vivo a cinco calles de aquí... Puedes dormir allí si quieres o quedarte hasta que estés sobrio... ¿Te parece bien?
Él sólo asintió con la cabeza.
No tardamos mucho en llegar a mi piso. El aire fresco y una pequeña caminata habían devuelto un poco la sobriedad a Max.
— Me gusta donde vives — El esbozó después de entrar por la puerta principal.
— Oh, gracias...
— ¿Eres rico o algo así? ¿Cómo te permites un lugar cómo este? ¿Tu familia es rica?
Eché a reír, su forma de hablar sin filtros me parecía cautivadora.
— Puedo decir que vivo bien... No me puedo quejar.
— Vaya, deberías ver donde vivo. Todo mi piso es del tamaño de tu sala — Él me hablaba mientras se recostaba en el sofá llevando sus brazos a la cabeza.
— ¿Quieres agua, café... Un antiácido?
— ¿No tienes más vino?
— No creo que sea una buena idea que sigas bebiendo Maximus.
— Vamos... Mira trae una copa de agua y otra de vino, ese es mi secreto para balancear.
— ¿Y por qué no lo hiciste antes?
— Porque estaba bebiendo cerveza y ahí ya es distinto, ese es mi terreno,. El vino es un nuevo camino por explorar...
Realmente sería una larga noche, al menos no me aburría con él. Todo lo que me contaba me era interesante o gracioso, él era muy agradable, teníamos un humor similar...
Las horas pasaron muy rápido y sin que yo pudiese darme cuenta de eso. El amanecer se colaba por la ventana, y la táctica de Max de no embriagarse aún más, habia sido todo un fracaso.
— ¿Por qué estás tan lejos? ¡Ven siéntate aquí a mi lado! — Él me contestó de repente, interrumpiendo una de mis anécdotas.
No fue hasta que levanté que supe que yo también estaba borracho... "¿Cuándo fue la última que mi propio vino me emborrachó?"
— Dime — Le dije sentado a su lado, tan cerca que nuestras rodillas se chocaron.
— Si hiciera algo... En éste momento... Tú... En cuanto te ví en el parque... — Él balbuceaba palabras, quizás era culpa del vino o quizás era porque no podía revelarlas en voz alta.
Yo sólo sonreí. Él sólo intentaba visualizar mis ojos y mi boca a pesar de su balanceo, acomodó mi cabello que caía sobre mi frente y se acercó a besarme.
Mentiría si dijese que no esperaba esto, él era muy atractivo y la última hora sólo estábamos coqueteando descaradamente y haciendo insinuaciones con doble sentido...
Él me besaba con urgencia, cómo si hubiese estado conteniendo su lado más salvaje por mucho tiempo... Su aliento era una mezcla de tabaco y alcohol, pero su lengua que recorría ansiosamente el interior de mi boca sabía a uvas... Una mano acariciaba mi cabello y la otra mano se escabullía debajo de mi camisa intentando rasgar la piel de mi espalda, lo que provocó que yo presione más el cuerpo de él junto al mío... Froté con suavidad su nuca y recorrí con las yemas de los dedos su espalda y me detuve un su cadera... Podríamos follar en este sofá en un instante, quería hacerlo, pero había algo que no se sentía bien, tal vez eran sus movimientos erráticos o la torpeza con la que él quería desatar mi cinturón. Agarré su cara entre mis manos y lentamente separé nuestras bocas.
— ¿Qué sucede?
— Nada, yo...
— ¿No tienes protección?
— No, no es eso... Lo siento, pero no puedo hacerlo... Es sólo... Estás muy ebrio... No quiero que te arrepientas mañana por algo que hiciste borracho...
— No estoy tan borracho...
— Quizás no estés tan borracho pero... ¿Quieres hacer ésto por despecho?
— Ya te dije que... — El me interrumpió y ni siquiera terminó su frase, encendió un cigarro y caminó hasta el balcón.
Lo seguí hasta el exterior esperando que no se sintiera mal, el pobre hombre tenía suficiente con ésta noche...
— No quiero que pienses que te estoy rechazando... Yo sólo... No creo que esto sea una buena idea...
— Yo lo entiendo, no te preocupes — Él me contestó sin mirarme. Yo sólo podía visualizar el humo que salía de su boca.
Para evadir ésta situación comencé a beber lo que quedaba y a lavar las copas que habíamos usado. Medité unos segundo en la cocina cuál sería la manera más agradable de acercarme a hablarle... "¿Debería hablar cómo si nada hubiese pasado? ¿Debería pedirle un taxi? No, eso sería descortés. Pensará que quiero echarlo, no quiero echarlo... Él me agrada..."
Me acerqué lentamente al balcón con mi ropa para dormir ya puesta.
— Dormiré en el sofá, puedes ir a la cama cuándo quieras...
— Espera Pierre — Él me contestó acercándose, por su forma de caminar era evidente que seguía borracho — Podemos dormir juntos, si quieres... Sólo dormir...
Exhalé por la nariz con una sonrisa.
— Está bien...
Max no tardó mucho en acompañarme a la cama.
— ¿Quieres algo de ropa? — Le dije mientras observaba como él desabotonaba la camisa.
— No... Hace calor ¿No te molesta que duerma ropa interior? — Él me preguntaba mientras se sacaba la falda estilo hakama que llevaba puesta.
Negué con la cabeza.
— ¿Tú tienes frío? — Él me preguntó acostándose a mi lado.
— No... ¿Por qué?— Le respondí confundido.
— Entonces no deberías tener esto — Él me contestó casi retando, atrapando mi camisa en su mano y tirándola hacia arriba para que me la quite.
— Maximus...
— ¿Qué pasa? — Él me contestó seguido de un risita traviesa.
Reí también ante su audacia.
— Espero que duermas bien...
— Buenas noche, Pierre.
Sonreí. En cuanto cerré mis ojos empecé a marearme, todavía seguía ebrio. Hace mucho no me sentía así...
Notes:
Desde que se me ocurrió empezar la historia con una fiesta universitaria, no podía sacar de mi cabeza a Maximus con una moderna falda estilo hakama y una camisa negra, corriendo y llorando por el parque. Sé que ésto no aporta nada a la historia pero quería mencionarlo xd
Gracias por leer y sus lindos comentarios <3
Chapter 4: Resaca
Summary:
Maximus comienza con su materia optativa.
Notes:
(See the end of the chapter for notes.)
Chapter Text
Maximus POV
Cuando me desperté seguía ebrio, la habitación daba vueltas y mi cabeza dolía tanto que me llevó unos segundos darme cuenta que alguien me abrazaba por detrás, unos segundos más para observar que esa no era mi habitación, y otros segundos para sentir que sólo llevaba puesto mis boxers.
— Mierda.
Me zafé lentamente de los brazos de ese desconocido, rezando a algún dios para que no se despierte... Despertar al lado de alguien que ni recuerdas su nombre es bochornoso, despertar a alguien por intentar escapar de su lado es aún más bochornoso...
Cuidadosamente me deslicé por las sábanas y salí de esa cama. Agarré mi ropa con cuidado, entré inmediatamente al baño a vestirme y arreglarme un poco... Mi aliento olía fatal y mi cabello era un completo desastre... Lavé con agua fría mi cara, necesitaba despabilar y pretender que todo estaba bajo control, necesitaba estar tranquilo...
Volví a la habitación a buscar mi móvil, él seguía durmiendo tan plácido cómo yo lo había dejado, como sí nada podría sacarlo de su pesado sueño.
"Oh Dios, él es muy atractivo" — Pensé con lujuria al contemplarlo por unos segundos, la sábana sólo le cubría la mitad del cuerpo empezando por la cadera, exponiendo su torso y sus brazos desnudos.
¿En qué estoy pensando? Me sonrojé ante mis pensamientos.
No quise despertarlo, esto era incómodo. Ésta era una situación que necesitaba suprimir de mi cerebro cuánto antes.
Salí de esa casa sin hacer demasiado ruido...
A penas pisé la acera encendí mi móvil, y cientos de mensajes y llamadas perdidas de anoche comenzaron a llegar, la mayoria de Forever... Suspiré, mientras buscaba en el gps dónde carajos estaba...
Ya en casa y después de un baño refrescante, me tumbé en mi cama.
"¿Qué pasa contigo Maximus?" — Era la pregunta constante que resonaba en mi cabeza... No me sentía yo mismo.
Yo no era una persona que buscara sexo casual ...
"¿A caso él y yo...? "— No recordaba nada de la noche anterior, sólo imágenes sueltas daban vuelta por mi cabeza... Estaba haciendo un esfuerzo sobrehumano para poder recordar todo lo que hice...
— Bien, recuerdo la fiesta y salir corriendo al parque y embriagarme allí luego él apareció... ¿Pierre?... Ese es su nombre, creo... Luego, fuimos a su casa... ¿Un oficial de policia nos habló en el parque? Sólo recuerdo las luces de la patrulla... Bebimos vino en su casa... Hablamos casi toda la noche en el living... No puedo recordar sobre qué... Dios ¿Qué habré contado?... Recuerdo que nos besamos en el sofá... ¿Habíamos follado allí? ¿Por qué desperté en su cama?... ¿¡CUÁNTAS VECES LO HICIMOS!?
Hundí mi cabeza en la almohada, me sentía avergonzado. La resaca era dura pero ésta sensación de culpa de follar por despecho lo era aún más... Yo no era así.
Ese Domingo fue uno de los peores domingos de mi vida, me sentía fatal tanto mental como físicamente y una aspirina no era suficiente para mí.
— No vuelvo a beber alcohol en mi vida.
El lunes había comenzado con total normalidad; un par de clases curriculares hechas antes del almuerzo y después yo empezaría con mis nuevas materias optativas. Estaba ansioso, hace ya mucho tiempo no me sentía tan motivado en aprender algo nuevo..
— ¡Maximus! — Gritó Foolish mientras yo pasaba por la fuente del campus.
— ¡Hola! ¿Que hacen aquí ustedes?
— Esperándote, se suponía que nos encontraríamos aquí antes de entrar... — Me respondió Badboy con cierto enfado.
— Oh, lo siento. No lo recordaba...
— ¿Recuerdas que hoy empezamos...Mmm... Cómo se llama?
— Introducción a la mecánica con redstone — Se adelantó Foolish en contestar.
— Dios ¿Cómo me arrastraste a tomar ésta materia optativa? — Se lamentaba Badboy — Ni siquiera sé en qué me ayuda a mi carrera universitaria...
— Oh, cállate Bad... Después de todo nos debes un favor — Interrumpió Foolish — Y bien... Maximus... ¿Cómo estás? No supimos nada de ti después de la coronación de la fiesta...
— ¡Cierto!... Te he enviado cientos de mensajes y ¡no has respondido ninguno! — Badboy me hablaba con enfado, en el fondo yo sabía que era su manera de mostrar preocupación.
— Oh... Bueno, veran... En la fiesta empecé a sentirme mal... Mi estómago, ya saben. Tuve que irme a casa, tenía dolor de estómago y un poco de fiebre por eso no pude contestar llamadas ni mensajes en todo el día, me sentía muy enfermo.
— ¿Y cómo te sientes hoy? Podrías habernos avisado... Hubiésemos ido a cuidarte o llevarte medicinas...
— Ya estoy bien, Bad... Tampoco era para tanto. Seguramente algo que comí me hizo mal.
— ¿Y Forever lo sabía? — Foolish me preguntó dudoso — Por que le preguntamos el día de la fiesta dónde estabas... Él no lo sabía...
— Oh... Bueno no quise molestarlo, no quise eclipsar su momento de rey del baile... Al fin y al cabo sólo era un dolor de estómago...
— Entiendo... ¿Entonces ya te encuentras mejor?
— Si — Respondí con una sonrisa mirando a los ojos a Foolish.
— Bueno... Ya casi es la hora, vayamos a la clase 502 — Concluyó Bad.
Caminé trás ellos mientras discutían sobre algo...
Yo sabía en el fondo que ambos no me preguntaban si estaba mejor de "mi dolor de estómago"... En el fondo ellos sabían que era mentira, yo también sabía que ellos fingían ante mi excusa.
En el fondo sabían que había escapado de la fiesta por culpa de Forever, ellos sabían lo que todavía sentía por él... Ellos me habían escuchado y consolado muchísimas veces en el pasado, tantas veces que hoy me avergüenza recordar.
Aunque finjamos que eso estaba olvidado sabíamos que el problema seguía estando ahí, latente en mi cabeza y en mi corazón, pero no podía seguir molestándolos por el mismo tema...
Éste año me había propuesto pasar página, ser una nueva persona... Tal vez no verlo ni hablar de él no ayudaría mucho a avanzar pero al menos era un pequeño paso al costado que quería dar.
Habíamos llegado al departamento de ingeniería y mecánica... Por primera vez estaba en éste lado del campus. Me sentía como en mi primer año de universidad observando con sorpresa todo... El edificio entero era gigante y las instalaciones el doble de altas que cualquier otro departamento de la universidad. Hasta ese día no me había percatado la cantidad de estudiantes que tenía la universidad...
Aquí la mayoría corría de una lado al otro con materiales y elementos de construcción usando un overol de trabajo, me sentía ajeno a ellos...
— ¿Y dónde sacaste tú un overol de trabajo? — Le pregunté a Foolish en cuánto salió de los vestidores.
— Siempre lo uso... Estudio arquitectura Max ¿Ya no lo recuerdas?
Siempre he sido muy despistado y poco atento, no sabía que aquí y en arquitectura usaban un overol para asistir a clases, hasta ese momento pensaba que era una extraña forma de vestirse de Foolish, reí ante mi poca capacidad de observación.
— Ósea, ¿Tendremos que llevar puesto un overol en ésta clase? — Pregunto Bad disgustado con la idea.
— Supongo... Se acostumbraran, los overoles son muy cómodos — Dijo Foolish mientras meneaba un poco su cuerpo.
— Voy a parecer Mario Bros con eso puesto...
Los tres empezamos a reír antes de entrar al aula.
La clase era muy amena a pesar de la cantidad de estudiantes que había en ella. La profesora era una mujer de mediana edad, muy refinada pero con la actitud suficiente para impartir sus conocimientos en mecánica... Podías notar en sus ojos la pasión por la enseñanza, ella era muy paciente con nuestras preguntas y muy didáctica para explicar conceptos. En esa hora yo había llenado dos hojas en mi cuaderno de apuntes e ideas para futuros proyectos. Estaba maravillado ante las posibilidades que me ofrecía esta nueva materia a mi currícula.
— Adelante, pasa... — Dijo ella interrumpiendo su propia clase, extendiendo su mano, invitando a pasar a alguien que se posaba en la puerta.
Solté mi lapiz en cuánto lo ví pasar por el umbral de la puerta. Era él... ¿Cómo podía encandilar el aula entera con sólo su presencia? Entró desenfadado con las manos en los bolsillos de su overol de trabajo ¿Cómo podía eso quedarle tan bien? Parecía hecho a su medida... Todavía conservaba las gafas protectoras sobre su cabeza y un par de manchas de aceite de motor en su cara y aún así me parecía el hombre más sexy que hubiese visto en toda mi vida...
Bajé la vista mientras él observaba al aula entera con una amable sonrisa. Agradecí el sentarme atrás de todo y que todos los bancos estuviesen llenos, no sabría que hubiese hecho yo si nuestras vistas se hubiesen cruzado...
¿Él se acordaría de mí siquiera? Tal vez ni siquiera me recordaba, lo que sería bueno para mí de algún modo. Aún así su presencia aceleraba mí corazón, poniéndome nervioso con esa sonrisa que dibujaba su rostro...
— Atención chicos, antes que finalice la clase quiero presentarles a Pierre: nuestro ayudante de clase. Él nos acompañará a partir de la semana que viene... — Se notaba cierto reproche para con él, en la voz de ella.
— Si, lo siento por hoy. Demoré más de lo que pensaba en un proyecto.
— ¿Cómo vas con tu proyecto? — Le preguntó apartando la vista de la clase para fijarse en él.
— Bueno, pasaron cosas...
— Tengo unos minutos si quieres, iré al taller cuando terminemos aquí — Le contestó apoyando la mano sobre el hombro de él.
Yo ni siquiera era capaz de mirar al frente, quería que la clase terminara ya.
El temporizador de la profesora sonó dando por finalizada la clase, todos comenzaron a levantarse de sus asientos y a prepararse para salir.
— Muy bien clase, mañana les enviaré a todos un mail con el temario de este semestre y una lista de materiales, cualquier consulta me pueden escribir por ahí o a Pierre, adjuntaré el e-mail de él también. Nos vemos la clase siguiente.
Ella tomó sus pertenencias y salió por la puerta delantera, Pierre la acompañaba hablándole de lo que parecía ser su proyecto.
Yo continúe sentado esperando que todos saliesen de allí.
Apoyé los codos en la mesa y cubrí mi cara con las manos.
Esto no podía ser real, de todas las clases que podía apuntarme ¿Por qué él tenía que ser el ayudante de ésta clase?
Ésto iba a ser muy engorroso para ambos o al menos para mí.
Ya era muy tarde para que yo me arrepintiera de lo que sea que había hecho con él.
Yo no podía cambiar de materia ahora, y abandonar no era una opción, no ésta vez. Debía enfrentar ésta situación, yo ya estaba cansado de salir corriendo.
Éste año sería todo un reto para mí... Me sentía mal, como si la resaca volviese a mi cuerpo.
Notes:
Mientras escribía éste capítulo se me ocurrían los dos siguientes, provocando un bloqueo mental con éste xd (Necesito aprender a organizar mis ideas).
A pesar de no saber cómo terminar éste capítulo, me ha gustado como ha quedado al final... Tal vez demore un poco en juntar a Pierre y Max en la historia, me gusta hacerles sobrepensar las situaciones jajaja.¿Si tuviesen que poner a Badboy en un departamento, cuál sería? Yo había pensado en Teología ya que él es un demonio pero eso no me convencía demasiado, ¿Tal vez filosofía? No lo sé.
Gracias por pasar por aquí y leer <33
Chapter 5: Conductor designado
Summary:
Aypierre volviendo a llegar tarde a una fiesta.
Chapter Text
Aypierre POV
Caí en la cama exhausto sobre mi espalda, cerrando los ojos tratando de desacelerar mi respiración... Aprovechando estos segundo en que todo estaba bien, en dónde las palabras sobraban y el climax desaparecía para dar lugar a la proximidad... Abrí los ojos cuando él posó su mano en mi pecho, su tacto hizo que mi corazón latiera con más fuerza ... Suspiré tratando de tranquilizarme sin siquiera mirarlo, después de todo es normal sentir intimidad después del sexo.
Todavía en la cama me quité el condón y me levanté a tirarlo en el cesto de basura de mi habitación. Me puse mis boxers mientras lo miraba fijo al otro lado de la cama, él parecía totalmente cómodo debajo de mis sábanas.
— Puedes ir a asearte en el baño, yo entraré después a bañarme — Le hablé indiferente buscando el móvil en mis pantalones.
— Podríamos bañarnos juntos... ¿Quieres?
— No. Me gusta bañarme solo.
— Agh... ¿Por qué tienes que ser así? ¿Por qué eres siempre tan aburrido? — Podía notar en su voz y en su cara que estaba más enojado que decepcionado conmigo.
¿Por qué estaba tan insolente conmigo el día de hoy? Éste era el tipo de cuestiones que yo quería evitar...
Me acerqué lentamente a la cama y agarré su cara con una mano, mi otra mano secó la transpiración de su frente — Ve a ducharte, apestas.
Él salió de la cama muy disgustado haciendo que me aparte su lado, estaba enojado conmigo yo sólo le sonreí en forma de burla.
Un portazo dió fin a ésta pequeña guerra... Inhale y exhalé necesitaba estar calmo...
Bébou: ¿Vienes?
Un mensaje de Badboy de hace 5 minutos, se suponía qué tendría que estar en su cena de cumpleaños hace 20 minutos... Empecé a buscar en mi vestidor que ropa ponerme. Comencé a desparramar todas mis camisas, por algún motivo hoy no estaba centrado, nada me convencía hasta que sentí una barbilla que se posaba en mi hombro, me sobresalté dándome la vuelta.
— ¿Qué haces? — Me preguntó él que salía del baño sólo con una toalla amarrada en su cintura.
— Busco algo que ponerme... ¿Cuál crees que es mejor para llevar a un cumpleaños ésta o esa? — Le pregunté señalando una camisa blanca con bordados en verde en las mangas y una camisa azul.
— Mmm... A mí me gusta esta — Me respondió sacando de la percha una camisa negra con detalles en dorado.
— Nah... La gente en la calle al día siguiente pensará que seguí hasta el mediodía de fiesta...
— ¿Festejaras hasta que salga el Sol con tus amigos?
— Ellos no creo que sigan hasta la mañana... ¿Yo? Tal vez.
Él me miró con fastidio sabiendo que yo estaba respondiendo explícitamente a su pregunta "casual", yo solté otra vez una sonrisa antes de meterme al baño.
No me gustaba actuar así. Una parte de mí me odiaba, la otra sólo justificaba mi frialdad para con él.
Abrí el grifo del baño, me sentí aliviado... Necesitaba al menos unos minutos para mí solo, necesitaba pensar que carajos estaba pasando aquí con este chico y conmigo...
La espuma de shampoo concentrada en mi cabello lentamente bajaba por mi cuerpo, acaricié mi nuca y volví a recordar sus palabras "te he extrañado tanto"...
Tal vez me lo había dicho en el fulgor de la pasión, pero el tono de su voz no estaba extrañando el sexo que teníamos, no extrañaba que lo folle, me había extrañado a mí... Y eso me disgustaba...
Sí, follar con él era fantástico pero no lo suficiente para que yo permita involucrar afectos...
Él no merecía a alguien como yo... Alguien que le había explicado desde un principio como serían las cosas, alguien que le había advertido que nada más sucedería entre nosotros, alguien que nunca podría devolverle los mismos sentimientos... No debería estar con alguien que no sintiese lo mismo por él.
Salí de la ducha para pararme en frente del espejo del lavabo y empezar a secar mi cuerpo y mi cabello... Sólo estaba perdiendo el tiempo para evitar una conversación con el chico que estaba en mi habitación ¿Por qué esto era tan complicado? ¿Por qué quería una relación? No me lo había dicho explícitamente pero sus celos disfrazados de preguntas casuales y la forma en la que me miraba anhelando algo más ya era demasiado intenso para mí...
¿Por qué querría tener una relación conmigo? Las relaciones para mí eran complicadas, las relaciones se basan en los sentimientos y yo no puedo controlarlos, yo sinceramente no puedo entender los sentimientos, ni el amor en sí, ni lidiar con un enamorado... Yo no estaba hecho para esto y él lo sabía desde el principio.
Salí del baño decido a confrontarlo, pero para mi sorpresa la habitación estaba vacía, suspiré aliviado.
Ya vestido me dirigí al living de mi casa y ahí estaba él esperándome, sentado tenso en el sillón.
— Te ves bien.
— Gracias — Le respondí tomando mis llaves y mi billetera — Salgamos, ya es tarde...
Ingresamos al ascensor para bajar hasta el hall del edificio, lo malo de vivir en el piso 20 es lo incómodo que puede ser el silencio cuándo no quieres hablar con la persona que tienes al lado y yo estaba poniendo todo mi esfuerzo para evitar una conversación inminente.
— ¿Puedo ir contigo? — Él me preguntó rompiendo la tensión que habíamos generado en ese ascensor.
— ¿Quieres ir conmigo a la fiesta de cumpleaños?
El asintió vacilante.
— No creo... No creo que sea una buena idea... No conoces a nadie allí...
— ¿No quieres presentarme a tus amigos? — Me respondió riendo pero sus ojos me mostraban un atisbo de dolor.
Suspiré... Habíamos llegado a la planta baja. Salimos del edificio y él me seguía observando, esperando una respuesta.
— Si no quieres que vaya allí, sólo dímelo — Me dijo tomándome de ambas manos.
Su mirada me había enternecido. Esto no era justo para él.
Tomé sus manos también y lo miré a los ojos.
— Creo que lo mejor es que ya no nos sigamos viendo...
Él abrió los ojos y su boca sorprendido, cuando pudo comprender mis palabras volvió a cerrar la boca tratando de contener el aire. Soltó mis manos tratando de buscar algún argumento válido para demostrar que esto era un error.
— Nunca sentirás nada más por mí, ¿No? — Él me preguntó compungido.
— Lo siento...
Él mordió su labio inferior, incapaz de verme focalizando su mirada en el suelo.
— Está bien, lo entiendo... Yo confundí las cosas, lo siento. Dios, me siento tan estúpido.
— No lo sientas... Son cosas que pasan. No todos pueden ser un robot sin sentimientos como yo— Bromeé mientras me acercaba pero no lo suficiente para no generar falsas esperanzas en él — Eres un gran chico, no es tu culpa confundirte... No pienso que seas un estúpido por sentir algo que no puedes evitar... Perdón si dije algo que te molestó al intentar alejarte... Sólo es que no creo que sea justo para ti seguir conmigo. Ya sabes que no busco una relación formal, lo siento.
Él alzó su vista para verme, a pesar de estar siendo rechazado aún conservaba su sonrisa. Esa sonrisa que me había cautivado el primer día que lo conocí...
— Creo que lo mejor para mi será que no volvamos a hablar tampoco. Quizás bloqueé tu contacto... No es que te odie o piense que eres malo conmigo de hecho valoro tu sinceridad, pero ya sabes es mejor que me centre en mismo y no convierta esto en un círculo de obsesión... No quisiera eso — Me dijo resignado.
— Ok, creo que es justo... A menos que vuelvas a buscar sexo casual sin sentimientos, en ese caso... — Intenté relajar el ambiente mostrando una sonrisa conciliadora.
Él me devolvió la sonrisa, riendo un poco.
— Adiós Pierre.
Él dió media vuelta y se retiró caminando, yo lo observé hasta que lo perdí por las calles. De algún modo esto era devastador pero necesario... Yo comenzaba a respirar con normalidad de nuevo.
Llamé a un taxi, quizás con suerte llegaría a la hora del pastel de cumpleaños Badboy.
Cuando llegué a las afueras de la pizzería, todos los invitados de Badboy y él incluido salían ebrios del lugar.
— ¡Pierre! ¿Dónde estabas? ¿Porque no contestabas a mis mensajes? ¡Te estuvimos esperando!!
— ¡Feliz cumpleaños Bad! — Lo abracé con fuerza omitiendo sus preguntas.
— Oye Pierre, iremos a un bar karaoke ¿Vienes? — Me preguntaba a mis espaldas Slime casi balbuceando a causa del alcohol.
— Oh, soy un excelente cantante — Le dije soltando a Badboy y volteando hacía dónde estaba él para escucharlo mejor.
Él seguía hablando pero yo no estaba prestando atención siquiera, mi vista fue dirigida a la acera de enfrente en donde dos chicos intentaban mantener de pie a uno de ellos. Me disculpé con Slime por interrumpirlo y me acerqué a preguntar si todo estaba bien...
— Oh, Pierre ¿Qué pasa, hombre?
— Creo que seré el conductor designado esta noche ¿No?...
El chico a mi lado rió.
— Eres muy listo Pierre, por eso siempre me agrada verte. Ten mis llaves — Me dijo entre risas Vegetta mientras subía a su auto y se recostaba en el asiento acompañante.
— Te perdiste un gran momento — Me dijo Foolish — Mira cómo terminó Maximus...
Sólo sonreí. ¿Era normal para él beber tanto? A penas podía mantenerse despierto.
— ¿Cuánto han bebido ustedes? — Pregunté mientras observaba a Max.
— Demasiado... El dueño del lugar es amigo de Badboy, la cerveza corría a cuenta del lugar... Sólo imagínate...
— Vaya, si que me perdí una buena fiesta de cumpleaños...
— Tranquilo, en el karaoke seguiremos festejando.
La insistente bocina del auto de Vegetta interrumpió nuestra conversación y el apacible sueño de Maximus.
Él se sobresalto demasiado al despertar, tanto que podría haber hecho una competencia que lo asustó más, si verme junto a él o el estruendo de la bocina y creo que sería empate.
— EY, ¡YO TE CONOZCO! — Él me dijo gritando señalando mi pecho.
Sólo reí ante la situación. Vegetta le gritaba llamándolo borracho elevando más el tono de su voz mientras seguía tocando la bocina de su auto, esto era hilarante.
— Pero no quiero... No quiero ir a casa... Ya estoy bien, muchachos...
Foolish arrastró a Maximus al asiento trasero y lo sentó a su lado.
Yo subí al asiento del conductor y miré a Maximus por el retrovisor.
— ¿Tu me recuerdas... Pierre? — Él me preguntó estirando las palabras.
— Mmm... Si.
— Esto es excelente, hombre. Es genial... ¿No lo crees Foolish? ¿Foolish?
— Claro Max, es genial.
En cuanto el auto se puso en marcha Maximus se volvió a dormir, yo lo observaba de a ratos por el espejo retrovisor... Llegamos en un par de minutos al lugar dónde vivía, una pensión para estudiantes cerca de la universidad.
Foolish y Vegetta ayudaron a bajar a Maximus. Lo bajaron tan rápido que ni siquiera notó que yo estaba también ahí con ellos.
Solté una risa ahogada cuando estuve solo en el auto... Maximus y yo habíamos compartido dos clases en la universidad hasta el momento y en ninguna había querido alzar la vista para mirarme a los ojos, tampoco aceptaba mi ayuda cada vez que yo me acercaba a su banco de trabajo. Él era muy reservado y distante en clases...
Pero ahora que estaba ebrio era todo lo contrario, él era muy simpático y se acercaba a mí sin ningún problema para hablarme.
¿Por qué él necesitaba el valor del alcohol para acercarse a mí? ¿A caso yo era intimidante para él? Tal vez él era de ese tipo de gente que sólo se desinhibe con el alcohol. Tal vez él sólo era tímido.
Me recosté en el asiento y cerré los ojos... Él y yo besándonos en mi sofá... ¿Por qué era una imagen recurrente en mi mente?
Chapter Text
Maximus POV (Días antes de la fiesta de cumpleaños de Badboy)
Los nervios de tener que compartir otra clase con Pierre eran incontrolables, él sólo hecho que él recuerde esa noche más de lo que yo podía recordar era un pensamiento recurrente que me atormentaba cada fin de semana. Los lunes se habían convertido en los peores días de la semana, y yo estaba tan ansioso ese lunes que no había comido nada en el desayuno y un café con dos cucharadas de azúcar me parecía suficiente.
La mañana había pasado ante mis ojos entre clases, charlas y estudios que ya me estaba dirigiendo al departamento de Ingeniería y Mecánica.
Ojalá tuviese una excusa, un evento inoportuno, algo que me hiciera faltar a ésta clase... Dios, era recién mi segunda clase ¿Cómo soportaré todo este semestre?
¿Por qué Badboy y Foolish tienen que llegar más tarde hoy? ¿Por qué me dejan solo?
¿Y si me ausento a clases?
Nuevamente mi personalidad evasiva volvía a dominarme, ¿Por qué soy tan cobarde? ¿Por qué ante estas situaciones siempre mi primer impulso era correr? Al fin y al cabo había terminado aquí porque estaba huyendo de alguien...
Entré al aula entre pensamientos e indecisiones, y tomé el último banco como en la clase anterior. No me sentía muy cómodo con este overol de hecho me veía ridículo con eso puesto a diferencia del resto... Parecía que no tenía suficiente con que lidiar este año que incluso tenía que sumar a mis inseguridades corporales a mi problemas...
Pierre entró dando un saludo general ¿Por qué tiene que llegar ahora cuándo la clase ni siquiera está completa? Fingí buscar materiales en mi bolso y los sacaba con lentitud una vez que los encontraba. Necesitaba parecer ocupado...
Levanté mi mirada hacía él para observarlo disimuladamente, él estaba de espaldas sacando un par de libros de su mochila y unos cuántos elementos de geometría para ponerlos en su banco, en cuánto volteó de nuevo, yo rápidamente bajé mi cabeza... Dios, esto es patético.
La profesora entró unos minutos más tarde y la clase comenzó con la parte teórica con normalidad. Ella escribía en la pizarra algunos conceptos del libro y acompañaba con ejemplos para un mayor entendimiento, pero a pesar de lo concisa que era yo no podía concentrarme... Todo lo que veía era a Pierre en su banco de trabajo, sentado frente a la clase y en paralelo al banco de la profesora. Yo sólo lo observaba y analizaba con detenimiento sus movimientos... Se lo veía aburrido, escribiendo en su móvil, cómo si estuviese cansado de escuchar una y otra vez lo mismo. Hoy lucía encantador con el cabello hacía un costado y las mangas arremangadas de su overol...
— Pierre puedes decirme de dónde podemos extraer dichos materiales...
Él levantó la vista de su móvil, observó vagamente a la profesora y dirigió su vista a la clase entera mientras hilaba palabras para su respuesta, se detuvo en mí y posó su mirada, quizás porque yo era el último o quizás... No, no podía estar pasando esto. ¿Lo estaba haciendo a propósito? Bajé la vista sonrojado, ¿Por qué tenía que hacer eso? ¿Por qué tenía que verme? ¿Por qué me ponía tan nervioso?
Él respondió y yo fui incapaz de prestar atención o de tomar notas siquiera.
La clase continuó pero yo estaba perdido entre él y los conceptos de mecánica... Sólo podía verlo disimuladamente a lo lejos cuando él bajaba la mirada... Él era magnético para mí. Dios, no creo poder soportar todo este año así...
— Max... Maximus... ¡Ey!... MAX!
Foolish me sacó de mis pensamientos, verlo fue mucho peor que ver a Pierre a los ojos porque en su sonrisa burlona pude notar que él me estaba observando desde hace rato.
Él me miró a los ojos y miró al banco de Pierre, luego volvió a mirarme soltando una risita...
— ¿Que quieres? — Murmuré pretendiendo no entender.
— ¿Tomaste notas?
Negué con la cabeza. Él volvió a soltar una risita.
Después de clases nos dirigimos a una cafetería. La mesera tomó nuestras órdenes segundos después de sentarnos. Yo estaba hambriento, mi apetito había vuelto en cuánto tiré mi mochila al suelo.
El móvil de Badboy sonó interrumpiendo su monólogo.
— Disculpen, necesito contestar ésta llamada — El salió de la cafetería para hablar con tranquilidad, aún así podíamos verlo a través de las ventanas.
Ambos suspiramos. No sabíamos en dónde nos metíamos cuando decimos ayudar a Badboy en su proyecto y lo quisquilloso que sería ante nuestras sugerencias.
— Y bien... Maximus... — Me dijo inquisidor soltando una sonrisa traviesa.
— ¿Qué pasa Foolish? — Le pregunté serio. Yo sabía a dónde se dirigía su tema de conversación.
— Te gusta Pierre — Lo dijo, tan despreocupado, sin preguntas previas, sin vueltas... Él lanzó su afirmación sin perder la sonrisa.
— ¿¡QUÉ DICES!? No. No ¿Por qué lo piensas? — Podía sentir mi cara súper ruborizada.
— Oh, vamos Max. Te la pasas viéndolo en clases, no puedes negarlo... Te estuve observando la clase pasada y ésta. Ni siquiera copiaste nada en tu cuaderno... Tampoco creo que sea algo malo que te guste, digo... él es muy atractivo...
— Él no me gusta, Foolish... — Bajé la mirada, tratando de buscar una excusa... Nada. Nada llegaba a mi mente.
— Mmm... — Él me observaba entrecerrando sus ojos sin dejar de sonreír. Ésta situación le hacía mucha gracia — Mírame y trata de no reírte, así sabré que no estás mintiendo, mentiroso.
¿Por qué de repente yo no podía parar de sonreír? Yo parecía un niño.
— Mira, ya vienen nuestra cosas... — Señalé a la mesera que se aproximaba con nuestro pedido. Salvado por la comida... Me moría de hambre.
— Disculpen, debía atender esa llamada — Badboy nos dijo después de sentarse, se lo veía algo estresado — Y bien... ¿Qué me perdí?
Oh, no.
— Nada — Me adelanté a responder.
— Si... Nada... — Continuó Foolish dejando su taza de café en la mesa — A Maximus le gusta Pierre...
Dios.
— Oh... ¿Es verdad eso Max?
— No... Ya sabes cómo es Foolish — Le respondí a Bad mientras yo lanzaba una mirada amenazadora al otro.
— Oh, vamos Max. No creo que sea para tanto, de hecho me alegra que te intereses en otras personas y no sólo en Forev... — Él bajó la mirada tras el codazo que le dió Bad.
— Pienso que conocer a nuevas personas siempre es buena idea, al fin y al cabo éste año te propusiste eso... No veo nada de malo en interesarte en alguien nuevo.
— Sí... Además Pierre es genial — Cotilleo Foolish mientras comía su sandwich.
— Oh, Foolish puede hablarte mucho de él...
— Dios... Sabía que empezarías con esto de nuevo... Sólo pasó una vez y tú pareces no querer olvidarlo...
— ¿Qué, qué pasa? — Pregunté interesado ahora en el tema de conversación.
Foolish miró a Badboy que le devolvía una risa traviesa, él suspiró y fijó sus ojos en mí.
— Bueno... Ésto pasó mucho antes de conocer a Vegetta. En nuestro primer año... Pierre y yo estuvimos juntos, una vez, una noche. Eso fue todo...
— ¿A qué te refieres...? — Le dije.
— Digamos que Foolish conoce muy bien a Pierre, sobretodo a la cama de él — Esbozó Badboy muy divertido por la situación.
— ¿¡Qué!? ¿Tú y él? ¿Y cómo hiciste al día siguiente? ¿Cómo haces para hablarle sin que sea raro? — En ese momento yo era un mar de preguntas.
— Bueno... Fue solo una noche, nos divertirnos un poco... Sabíamos que no buscábamos nada serio, sólo pasar una noche...
— ¿Y él no te dijo nada al día siguiente? ¿No se comportó diferente contigo después?
— ¿Pierre? No, para nada... Seguimos hablando igual que siempre, tampoco buscó otro encuentro o algo por el estilo... Él es de ese tipo de persona que no confunde las cosas, las hace porque quiere hacerlas y ya. Digamos que no es el que busca una relación...
Solté un suspiro desilusionado, no pude evitarlo. Ambos lo notaron y se miraron.
— Espera Max ¿Estabas buscando una relación con él? — Interrumpió Badboy.
— ¿Qué? Mmm... NO! No, yo sólo pregunto por curiosidad... Es curiosidad.
— Yo creo que podrías conocerlo. Quizás salir con él, y ya sabes a divertirte un poco, él es muy gracioso y amable...
— Si, no es requisito pasar por su cama si no quieres...
— ¡FOOLISH! — Gritamos Badboy y yo para callarlo.
— Bueno, sólo lo digo como sugerencia... Creo que te haría bien despejarte un poco de todos tus problemas. Ya sabes, salir con alguien sin presiones, sólo pasar el rato. Si él no es tu tipo simplemente lo puedes rechazar y ya.
— Ya les dije que él no me gusta, no sé porque seguimos hablando de esto...
— Pierre es guapo, hay que admitirlo.
— No me digas que tú también Badboy... ¿De dónde lo conoces tú?
— No, yo no — Me contestó riendo — Nos conocimos éste verano, coincidimos en unas vacaciones... Él es muy amigable — Badboy me hablaba mientras comía, de repente se sobresaltó después de formular una idea en su cabeza — ¿Qué piensas si lo invito a mi fiesta de cumpleaños? Irá mucha gente, y creo que es una perfecta excusa para que te acerques a él...
— Oh... No lo sé.
— ¡Vamos Max, anímate! Bad tiene razón... Creo que te hará bien conocer gente nueva...
No dije nada, creo que una sonrisa bastó para callarlos o cambiar de tema.
La tarde pasó mientras intentábamos ayudar a Badboy con su proyecto.
Salimos de la cafetería cuando el cielo comenzaba a oscurecer, nos separamos a unas calles con dirección a nuestras respectivas casas. A pesar de disfrutar de la compañía de esos dos, necesitaba estar solo y procesar toda ésta nueva información de Pierre... El sólo pensar en él hacia que mi estómago se ablande y en mi cara aparezca una sonrisa.
Me sentía como un adolescente enamorándose a primera vista.
Nunca en todos éstos años de existencia me había sentido así por alguien... Por alguien que no conocía para nada.
Seguramente me habrá bastado conocerlo la noche de la fiesta para terminar durmiendo con él... De nuevo mi estómago comenzaba a endurecerse y la preocupación aparecía en mi rostro. El hecho de no recordar nada de esa noche me alteraba...
Para él era fácil hacer que no había pasado nada ¿Me recordaba siquiera? Él no me hablará hasta que yo fuese hablarle del asunto... ¿Estaría acostumbrado a este tipo de situaciones? Dios, me sentía tan inexperto, tan torpe. Seguramente para él lo nuestro no había significado nada, sólo fui una conquista más...
Entré a mi piso y me tumbé en la cama, hundí mi cara en la almohada sin siquiera quitarme la mochila de la espalda.
¿Por qué tengo que hacerlo todo más difícil? ¿Por qué mi mente tiene que sobre analizar todo? ¿Por qué no puedo acercarme a él directamente? Sería más fácil para mí aclarar las cosas entre nosotros.
Otra semana había pasado y otra clase en el departamento de Ingeniería había llegado. Mi mente y mi cuerpo todavía no se habían acostumbrado a fingir calma. Ésta vez yo iba acompañado de Foolish y Badboy, a pesar de sus bromas y sus constantes peleas eran todo el apoyo moral que necesitaba.
Llegamos al hall principal de dicho departamento, nunca me cansaba de ver las enormes instalaciones del lugar, mi paso se volvía más lento sólo para encontrar nuevos detalles en la arquitectura de lugar, a Foolish le sucedía lo mismo que a mí por lo cuál siempre quedábamos unos pasos más atrás de Badboy... Él sólo quería llegar a tiempo a clases.
— Max... — Foolish me codeó suavemente mientras yo miraba las paredes laterales.
Miré hacía el frente y me paralicé... Badboy y Pierre hablando en el pasillo. No supe que hacer... podría acercarme, darme la vuelta y caminar en dirección contraria o quedarme parado dónde estaba.
— Vamos allí — Me tironeó foolish de la manga, decidiendo por mí.
Llegamos a ellos y Pierre miraba su móvil. Ambos lo saludamos y él nos devolvió el saludo sin vernos.
— Quizás llegue tarde pero si, iré — Le respondió mirando a Badboy, dejando su móvil en la mano, luego se dirigió hacia nosotros con una sonrisa amable — ¿Ustedes irán?
— ¿A dónde? — Preguntó Foolish, yo no podía vocalizar, ni siquiera verlo a los ojos.
— A mi fiesta de cumpleaños... Estaba invitando a Pierre — Badboy nos informó, dejando soltar una sonrisa al verme.
— Oh, genial... Habrá mucha gente, la pasaremos bien — Contestó Foolish.
El móvil de Pierre sonó y él al ver a la pantalla soltó una sonrisa.
— Bueno, tenemos que entrar... Nos vemos éste sábado chicos — Él ingresó al aula dejándonos atrás.
— De nada — Me dijo susurrando Badboy.
Yo no pude reaccionar, sólo sonreí mientras exhalaba por la nariz.
La clase empezó después de unos minutos que ingresamos y otra vez yo estaba perdido, ésta vez no era por contemplar la belleza de Pierre, yo no podía evitar verlo cada vez que estaba con su móvil.
¿Por qué no puedo dejar de verlo? ¿Por qué tengo que analizar todas sus expresiones? De las 30 veces que levantó su movil, sólo sonrió en 6 ocasiones, y en 2 de ellas su cara se endureció y lo ví serio por primera vez... El resto de las veces sólo actuó indiferente...
¿Con cuántas personas estaría coqueteando? ¿Con quién saldría él? Seguramente sólo sale con gente guapa... Foolish era muy atractivo, estoy seguro que ese es su tipo de persona...
Un nuevo mensaje le había llegado y una nueva sonrisa apareció en su rostro... ¿Por qué no puedo dejar de verlo? Parezco un acosador...
Lo más lógico sería pensar que me incomodaba parecer un acosador frente a él, pero extrañamente me molestaba más estar celoso. Ser celoso era algo nuevo en mí; estos celos que empezaban a aflorar cada vez que veía ese hoyuelo en su rostro cada vez que sonreía simplemente me fulminaba. Estaba celoso de quién provocaba esas sonrisas, me había ganado un enemigo imaginario... ¿Por qué no puedo ser yo? ¿Por qué no podía acercarme y hacerlo reir de esa forma?
Comencé a garabatear mi cuaderno alejando mi vista de él.
Una idea.
Un impulso.
Éste sábado yo hablaría con él, estaba decidido.
Notes:
Sé que dije que actualizaría seguido (no, no mentí).
Estuve estos días vacacionando en la playa y terminé de escribir esto en el auto, camino a casa xd
En la semana subiré el siguiente capítulo (no será tan largo como este).Cuídense <33 Gracias por leerme :)
Chapter 7: Cuesta arriba
Summary:
¿Maximus lleva a cabo su plan?
Chapter Text
Maximus POV (La fiesta de cumpleaños de Badboy).
La noche anterior no había salido de fiesta a pesar de la insistencia de Roier, desde que yo había dejado de hablar con Forever tenía mucho tiempo libre, tiempo que ocupaba saliendo con amigos a fiestas y bares.
Yo nunca he sido una persona muy fiestera, de hecho me abruman estos tipos de eventos, tanto que siempre vuelvo temprano a casa... No soy de esos que vuelven a la mañana siguiente.
Pero ésta noche sería distinta, ésta noche lo peor sería volver a casa temprano, sentía mi corazón palpitar por todo mi cuerpo producto de la expectación. Ésta noche sería la noche en la que me acercaría a Pierre... Yo quería hablar con él, conocerlo y sacarme de la cabeza que acostarme con él había sido un error... Pierre producía tanta emociones en mí que yo era un manojo de nervios caminante.
Yo estaba cansado de vivir así, y mientras yo me duchaba, me daba palabras de aliento a mi mismo y me mentalizaba a superar de una vez por toda ésta situación, hoy era el día.
Unas dos horas antes de salir, revolviendo la ropa de mi armario, buscando alguna prenda que me quedase bien, buscando un conjunto que me hiciese sentir cómodo. Observé mi cuerpo frente al espejo, hace algunos meses que me había mantenido en un peso y por fin estaba aceptando mi cuerpo... El bronceado que había obtenido este verano se difuminaba de a poco y mi cabello se había vuelto manejable para peinarlo... Eran unos de esos días que me sentía cómodo conmigo mismo con la confianza suficiente para obtener lo que quisiera.
Una vez vestido de pies a cabeza, me tumbé en el sofá estirando mi mano para alcanzar el móvil que se cargaba en mi mesita.
Varios mensajes por la fiesta de Badboy y algunos mails que debía responder a la universidad... Una hora faltaba para la fiesta de cumpleaños, mi corazón comenzaba a acelerarse.
¿Esto es una buena idea? Yo comenzaba a dudar... No, no podía seguir con los viejos patrones. Mis amigos tenían razón, debía probar cosas nuevas, y dejar de ser un cobarde...
Salí de la pensión para estudiantes después que mi móvil tuviese la carga completa.
Si estoy yendo a la pizzería, no podré arrepentirme en el camino...
Decidí ir caminando aunque el lugar quedase bastante lejos, necesitaba calmar mi ansiedad y la brisa de otoño acompañando mi caminata me tranquilizaba de algún modo.
Llegué al lugar unos minutos más tarde, las calles estaban cuesta arriba lo que me produjo llegar cansado y sediento, por lo menos no estaba nervioso. La mayoría de los invitados ya se encontraban fuera del recinto, saludé a la gente que me cruzaba y me dirigí a Badboy para abrazarlo, él me correspondió de la misma manera con una sonrisa.
Subimos por las escaleras exteriores a la azotea ajardinada de la pizzería. El lugar era precioso decorado con plantas y pequeñas lamparas colocadas a lo largo y ancho de la azotea, las luces encendidas generaban un ambiente más íntimo y calido, en el centro de la azotea una larga mesa con vasos vacíos y platos llenos de frituras esperándonos.
Todos nos sentamos halagando el lugar y sus vistas...
Prácticamente podías ver la ciudad desde allí, realmente era un lugar muy bello.
Las pizzas comenzaron a llegar y con ellas las cervezas.
Badboy había insistido que sólo comeríamos allí pero los dueños del lugar, que lo conocían desde hace mucho tiempo, insistieron que las cervezas iban por cuenta de la pizzería, al fin ellos producían sus propios barriles de cerveza.
"Dijeron que sería una buena publicidad" — Nos dijo Badboy mientras llegaban más y más jarras de cerveza a nuestra mesa.
La cerveza era espesa, con notas dulces y muy refrescante, podías sentir los ingredientes recorrer tu paladar, nada que envidiar a las latas de cerveza que yo solía comprar en el supermercado.
Levanté la vista de mi vaso para darme cuenta que había una silla vacía a mi lado, miré a mi alrededor, no había rastro de Pierre ¿A caso Badboy me sentó aquí a propósito? Lo miré y el hablaba y reía con Willy que estaba a su lado. Yo no quise interrumpirlos.
Conversé vagamente con Foolish y Vegetta que estaban sentados paralelamente hacía mí, hasta que alguien se sentó a mi lado, era Slime con la camisa mal puesta y el cabello despeinado.
— Uf, ¿A quién se le ocurre ubicar una pizzería cuesta arriba? Necesito un tanque de oxígeno más que una cerveza...
Todos reímos, había algo en él, tal vez su voz o la forma en cómo decía las cosas que era gracioso. Él era muy popular y siempre era el centro de atención dónde quiera que vaya.
Minutos más tarde llegaría Mariana con Roier, sentándose ambos en el extremo opuesto de dónde estábamos.
— Pff... Es tan obvio que él iba a venir con alguien más... Es un idiota.
— ¿Qué pasó? — Le preguntó Foolish mientras comía — ¿Ustedes volvieron a pelear?
— No quiero hablar eso... Sólo diré que es una perra — Slime contestó mirando con furia al otro extremo de la mesa — Ni siquiera sé que hace aquí... Sólo vino porqué él sabía que yo estaría aquí.
No conocía mucho a Slime, pero en la universidad todos sabíamos de su relación con el Mariana, en especial de sus peleas y sus muchas reconciliaciones. Era sabido que a pesar de estar juntos siempre metían a terceros en sus conflictos o buscaban a terceros para generar conflictos.
— Oye, Max... ¿Tú estás soltero, no? — Él me dijo acercándose a mí.
— Si... Pero no estoy buscando nada por el momento, hombre.
— ¿Ni un poco de diversión? — Me respondió con un sonrisa mirándome de costado.
Reí y negué con la cabeza.
— Ok... — Él me dijo y comenzó a observar a nuestro alrededor y a todos los invitados, suspiró antes de beber su cerveza — ¿Éstos son todos lo invitados?
— Yo creo que sí...
— Creo que Pierre llegará más tarde — Foolish le respondió pero me miró a mí.
— Oh, si hubiese sabido que él venía me hubiese arreglado un poco más — El respondió arreglando su cabello — Estoy hecho un desastre... ¿Saben a qué hora viene?
Los tres negamos.
— Oh, bueno... Le enviaré un mensaje, tal vez él ya esté en camino.
Vegetta, Foolish y él siguieron hablando y riendo, yo por mí parte me limité a beber más alcohol.
Estaba celoso. Si Slime tenía el número de Pierre es porque seguramente habrán salido una o más veces. Lo observé de reojo, él era gracioso, carismático y muy guapo, seguramente ellos follaron... Agh, ¿Por qué me siento así? Otra vez mis viejas inseguridades comenzaban a atarcarme.
Yo continúe bebiendo y pidiendo a la camarera que trajera más jarras, en ese momento la pizza y todas las conversaciones pasaron a segundo plano... Debía juntar coraje para hablarle a Pierre y sólo podía hacerlo si yo estaba ebrio.
La noche llegó y todo lo que molestaba simplemente se había ido de mi cabeza a la vez que mi nivel de alcohol en sangre iba subiendo, comencé a relajarme con el resto de los invitados y a bromear con ellos, incluso propuse juegos para beber más cerveza.
Al cabo de una hora todo estábamos muy ebrios y con ganas de más fiesta.
— ¡Badboy podemos ir a un karaoke! Conozco uno, a un par de calles de aquí.
— ¡Oh, si! Incluso podemos ir caminado...
Badboy sólo reía y asentía ante tantas voces eufóricas. Era una situación muy cómica ya que era la primera que yo lo veía ebrio, hasta Vegetta que siempre era muy recatado para beber tenía que tomar el brazo de su novio para evitar caerse por las escaleras.
Una vez en la entrada de la pizzería comencé a marearme un poco más, mala idea fue haber seguido bebiendo allí, ignorando el hecho que yo ya estaba lo suficiente borracho.
Tuve que pedirle a Foolish y Vegetta que me lleven a la acera de enfrente para sentarme allí y tomar algo de aire.
Cerré los ojos en cuánto me senté en el piso, tratando de controlar mi respiración y mi pulso, con tanta concentración que no podría decir con exactitud cuando me quedé dormido...
El estruendo de una bocina me despertó minutos más tarde, me sobresalté ante el ruido y me volví a sobresaltar en cuánto divisé a Pierre parado a mi lado.
— EY, ¡YO TE CONOZCO! — Le grité enderezando mi cuerpo y señalando el pecho de él.
El sólo rió, yo reí para mi mismo ¿Por qué yo acababa de decir eso? ¿Que forma de acercarse a alguien era esa?
— ¡VAMOS, MAXIMUS, BORRACHO ! ¡Es hora de irnos, hombre! ¡Espero que no vomites en mi coche, tontito! — Vegetta me gritaba desde el auto haciendo sonar la bocina del vehículo.
— Pero no quiero... No quiero ir a casa... Ya estoy bien, muchachos... — Le dije a Foolish mientras me arrastraba al auto. Realmente yo estaba haciendo un máximo esfuerzo para mantenerme coherente y sobrio.
En cuánto me senté en el asiento trasero ya no pude recordar nada, el movimiento del auto y la brisa fresca que entraba por la ventanilla me adormecieron.
Tras un corto trayecto a mi piso Vegetta y Foolish me ayudaron a bajar del auto.
— Oh, ¿Qué hacemos aquí? ¿No íbamos al karaoke? ¿Chicos?
— Dame tus llaves Max, nos aseguraremos que llegues a salvo a tu cama.
— Esto... Esto no es necesario, de verdad...
— Sí, no queremos que te caigas por las escaleras como la última vez— Me dijo Vegetta mientras esperábamos que Foolish abriese el portón de entrada de la pensión para estudiantes.
— Oh, no es necesario chicos... Yo puedo, incluso puedo seguir de fiesta...
— ¿Segundo piso, puerta T, no?
Sólo asentí, era en vano seguir insistiendo con ellos.
— Aquí estamos, nos iremos una vez que te acuestes — Me dijo Foolish con una sonrisa.
— De verdad chicos, no es necesario...
Ingresamos los tres a mi piso y una vez que metí en la cama ellos se dirigieron a la puerta.
Antes de salir Foolish se da la vuelta y me mira tratando de decir algo.
— ¿Qué pasa?
— Mmm... ¿Qué le digo a Pierre? Digo... Seguro me preguntará cómo te sientes... — El me preguntó apagando las luces de mi piso.
— Oh... — Le dije mientras yo cerraba los ojos, estaba muy mareado — Dile que estoy muy ebrio...
Foolish largó una risita.
— ¿Qué hay entre Pierre y él? — Escuché preguntar a Vegetta.
— Oh, cierto... No te lo he dicho... — Pude escuchar como cerraban la puerta al salir y desde adentro escuchar a Foolish — A Max le gusta Pierre...
Chapter 8: Circuitos
Summary:
Maximus se queda después de clases.
Chapter Text
AyPierre POV.
Yo podía notar que estaba molesta incluso viéndola de espaldas. La profesora se llevó ambas manos a la cintura para luego suspirar en señal de desaprobación, ella se acercó sólo para notar aún más lo errores del trabajo de Maximus.
Yo quería hacer contacto visual con él pero era imposible, él se limitaba a observarla a ella y bajar la mirada ante sus correcciones.
— Maximus... Lo siento, pero tendrás que empezar de cero — Le dijo la profesora de una manera amable.
Yo me limité a tomar notas en mi planilla observando el trabajo de él... Su trabajo era un desastre. Pude notar que la placa base no estaba alineada al suelo. Él había utilizado una gran cantidad de redstone por cuadrícula y había hecho muy poco repetidores, lo que provocaba una lenta propulsión. Los circuitos se veían endebles a simple vista y para terminar la palanca no era lo suficiente firme y muy tosca como para utilizarla usualmente...
Si tan sólo él me hubiese pedido ayuda.
— ¿Pierre? — Me preguntó ella, dándose la vuelta hacía mí.
— ¿Si, Profesora Lee? — Le respondí aturdido, saliendo bruscamente de mis pensamientos técnicos.
— ¿Puedes quedarte hoy después de clases para ayudar a Maximus?
Abrí la boca para responder pero decidí verlo antes, yo sabía que él me evitaba, y ésta situación no sería cómoda.
Él bajó la mirada sonrojado arrugando un trozo de papel.
— Si, no hay problema — Le respondí sonriendo con amabilidad a ella.
Al finalizar la clase recogí mis objetos para guardarlos en la caja y llevarlos al último banco de trabajo de la clase. Maximus seguía arrugando ese papel en sus manos, ni siquiera me miró al aproximarme.
— Lo siento... — Me dijo él sin levantar demasiado la voz — No es necesario que estés aquí, digo... puedo hacer el trabajo yo solo. No creo que sea justo para ti quedarte después de clases.
— Oh... — Le dije sentándome frente a él — No te preocupes por mí, esto es lo que hace un ayudante de clase...
Él me miró y sonrió brevemente.
— Ya lo sé, pero creo que no es justo para ti...
— Lo digo sinceramente, estoy aquí para ayudar.
— ¿Lo dices de verdad? Si quieres puedes irte en unos minutos, no es necesario que te quedes toda la tarde conmigo.
— Maximus... — Le respondí acercándome un poco a él, apoyando los codos en esa mesa que nos dividía — No me molesta ayudarte, ya deja de echarme por favor.
— Ok... — El rió y divagó antes de seguir — ¿Por dónde empezamos?
Yo me puse las gafas protectoras, esta tarde sería muy larga, debíamos terminar el trabajo de todo un mes en sólo tres clases, teníamos mucho trabajo por hacer.
— Puedes empezar con los planos para tu proyecto... Tomas las medidas exactas y ponlas en escala exacta para que no hayan errores. Yo iré desmontando tu proyecto, creo que hay alguna piezas que podremos reutilizar.
Él asintió comenzando a dibujar sobre el papel. Yo podía notar entusiasmo en él, a pesar de tener que empezar de nuevo con su trabajo. La mayoría de estudiantes se frustraba por días, él no era el caso.
Media hora después lo que era el trabajo de Maximus ahora simplemente eran piezas desmenuzadas arriba de la mesa, él me miraba atentamente mientras yo secaba la transpiración de mi frente.
— ¿Ya terminaste los planos?
— ¡Oh! — Él se sobresaltó y comenzó a hablar con rapidez — Si, si, ya está todo listo por aquí. ¿Qué hacemos ahora? ¿Qué sigue?
— Ok. Mira, para empezar tira a la basura esa placa base, te ayudaré a hacer una nueva. Procura recolectar todo el redstone limpio que saques de ella, necesitaremos al menos dos repetidores más y... la palanca esa es una mierda creo que tú puedes hacer algo mejor que eso.
— ¿Que tiene de malo mi palanca? Creo que es lo único que está bien en todo éste desastre — Él me dijo mientras sostenía la palanca entre sus manos.
Yo me acerqué y tomé con mis manos la palanca atrapando también la mano derecha de él. Él me miró con sorpresa ruborizado. Yo le sonreí brevemente no quería que él estuviese nervioso conmigo, sólo me centré en el objeto que teníamos entre nuestras manos sin decir nada.
Giré la palanca hacía la izquierda, nada.
Giré la palanca hacía la derecha, nada.
Volví a girar la palanca hacía la izquierda, ésta vez presionando con fuerza mi mano sobre la mano de él, nada.
Finalmente hice el mismo procedimiento hacía la derecha y ésta vez la palanca se desarmó de la base.
La palanca estaba rota.
Solté mi mano y me alejé, dejando a Maximus con las piezas divididas en cada una de sus manos.
Sonreí al verlo tan anonadado.
— Te lo dije... Puedo ayudarte a hacer una nueva palanca si quieres.
— Gracias — Dijo él sentándose frente a mí — Parece que sabes mucho de palancas...
Comencé a reir sin abrir la boca, él me miró confundido e inocente.
— Bueno... Estoy en mi tercer año universitario, he visto muchas palancas a lo largo de estos años... Diría que soy casi un experto.
Él se sonrojó y echó a reir, dándose cuenta del doble sentido de nuestras frases.
— Digo, no pienses qué yo... No estoy hablando de eso. Hablo de ingeniería y máquinas... — Él estaba avergonzado.
— Tranquilo, yo también... — Le dije calmo mirándolo con una sonrisa, tratando de no reír ante su nerviosismo.
Él relajó sus hombros y comenzó con los nuevos planos del proyecto. La tarde continuó con muchas conversaciones técnicas, ésta vez ninguna tenía un doble sentido.
La alarma de mí móvil comenzó a sonar, anunciando que debíamos retirarnos del aula.
— Oh, no. Estoy a punto de terminar con esto.
— ¿Qué necesitas para terminar? Te ayudo...
— Mmm... Tengo que conectar los circuitos de colores a la base y sellar los repetidores, ¡Ah! Y ajustar los mecanismos... Dios, hay mucho por hacer...
— Oh, bueno... Si quieres te presto mi caja de herramientas por éstos días, creo que sería ideal que puedas adelantar unos pasos en tu casa...
— No, yo no podría... ¿Y sí pierdo algo? Sabes, soy muy despistado y torpe con las herramientas, no podría pagarte si rompo o pierdo alguna...
— ¿Siempre eres tan optimista?
Él largó una carcajada y luego me miró a los ojos.
— No podrías imaginar la mala suerte que tengo... Podrían hasta robarme yendo a casa, o podría caerme y quedar inconciente. Nací completamente con mala suerte.
Lo observé mientras guardaba los últimos cables en su caja y me acerqué perspicaz a él.
— No tienes que preocuparte... Te ayudaré a llevar todo ésto, son muchas cosas para que las cargues tú solo.
— Oh... No es necesario, puedo pedir un taxi y...
— No vives tan lejos de la universidad, no me molesta ayudarte llevando mi propia caja de herramientas.
— De verdad no es... Espera, ¿Cómo sabes dónde vivo?
— ¿No lo recuerdas? ¿La fiesta de cumpleaños de Badboy? Te habíamos llevado en el auto de Vegetta a la pensión para estudiantes...
— Mierda ¿Tú estabas en el auto también?
Eché a reir, ¿Cuánto había bebido ese día para no recordarme?
— Si, yo era el conductor designado esa noche.
— Oh... — Él bajó la vista sonrojado, enfocándose en su zapatos.
Nuevamente el se sentía cohibido. ¿Por qué siempre había un halo de incomodidad cuándo estábamos juntos? ¿Por qué el no podía sentirse él mismo cuando estaba conmigo?
Yo debía hacerlo sentir cómodo nuevamente.
— Todo el mundo salió muy ebrio de esa fiesta de cumpleaños... Debiste de ver a Vegetta en el karaoke — Comencé a reir mientras rememoraba esa noche.
Su semblante cambió al escuchar un chisme, su rostro avergonzado se había convertido en una sonrisa entusiasta y sus ojos ahora curiosos me miraban atentamente.
Salimos del campus de la universidad camino a su piso, el cielo pronto comenzaría a oscurecer y el viento otoñal nos arrojaba hojas secas en el camino.
Él llevaba una gran caja en sus manos, yo sólo mi caja de herramientas.
— ¿Seguro que quieres acompañarme?
— Si, no te preocupes por mí... Sólo son un par de calles.
— Si, ya lo sé... Pero tú vives del otro lado del campus...
Él se paralizó y su cara se tensó, apretó sus labios cómo si acabara de decir algún secreto.
Yo continúe caminando y volteé evitando reírme. No quería reírme de él, pero sí de su manera inocente de actuar frente a mí... Había algo en él que despertaba ternura en mí, yo no podía evitarlo.
— Oh... ¿Recuerdas dónde vivo? — Le pregunté sin verlo.
— Si... — Me dijo él caminado a mi lado, mirando al frente. Hice lo mismo que él — De hecho... Ese día... Esa noche, tu y yo...
Un semáforo en verde nos detuvo en la esquina, él me miro en silencio tratando de buscar las palabras.
— ¿Si? — Le dije turnando mi vista para verlo a él y al semáforo.
— Mira... Yo no soy esa clase de chico, no ando buscando diversión de una noche... De hecho esa noche fue la primera vez que hice algo así con alguien. Lo peor es que no recuerdo nada, bueno sólo algunas imágenes sueltas en mi cabeza... Yo estaba muy ebrio. Tal vez te di ideas equivocadas sobre mí. Yo no soy así...
— Oh... — El semáforo había cambiado a rojo pero aún seguíamos en la esquina — Maximus... ¿De qué estás hablando?
— Pierre creo que sabes de lo que estoy hablando, no lo hagas difícil para mí... ¡Desperté en tu cama en ropa interior! Es obvio lo que quiero decir... Sólo quiero que sepas que fue un error...
— Maximus, tranquilo. Esa noche tu y yo sólo dormimos, no hicimos nada más...
— Oh...Uff! ¿Lo dices en serio? ¡Gracias al cielo! Digo... No es que no quisiera estar contigo. No lo digo por ti, pero yo no, yo no soy de relaciones casuales ¿Sabes? Yo... A mí me gusta conocer a la persona primero, tener citas y cosas cómo esas... — Comenzamos a caminar nuevamente, él estaba mucho más aliviado y de mejor humor conmigo. Hizo un breve silencio después de dar un largo suspiro — Pero... ¿Por qué no lo hicimos? Digo, no es algo que yo haría comúnmente pero...
Yo reí al notar como se ruborizaban sus mejillas.
— Estábamos ambos muy ebrios... — Le respondí a él sin entrar en muchos detalles, él hecho que yo recuerde más esa noche que él tal vez lo haría sentir más incómodo conmigo — Así que pensaste que habíamos follado... ¿Por eso te fuiste de mi casa sin decir nada?
Él abrió sus ojos y su boca, y comenzó a reir nervioso.
— Bueno, había entrado en pánico... No supe como actuar. Mi mejor idea fue huir... Perdón si eso fue descortés de mi parte, yo no quería que tuvieses esa impresión de mí...
— Nah, no tienes que disculparte... Puedes estar tranquilo, hiciste lo que pudiste ante una situación que no estás acostumbrado, no puedo culparte por irte corriendo... Ahora que me lo dices puedo entender muchas cosas... Pensé que me evitabas porque yo te desagradaba o algo de eso.
— Oh, no! Ya sabes, era difícil para mí afrontar una situación así... Yo no sabía por dónde empezar. No me caes mal...
Habíamos llegado a la pensión para estudiantes con las primeras estrellas apareciendo en el cielo azulado.
Maximus buscó sus llaves con prisa dejando la caja en el suelo, yo hice lo mismo con la caja de herramientas.
Mí móvil sonó. "En 10 minutos llego al bar :)" velaba un mensaje en mi pantalla, sólo contesté con un emoji.
Maximus me miraba sosteniendo el portón de entrada.
— Oye, ¿Quieres subir a mi piso? ¿Beber algo?
— Oh, lo siento. Tengo planes...
Él se sorprendió y suspiró.
— Ok.. No hay problema...
Le extendí mí móvil.
— Dame tu número, si necesitas ayuda con tu proyecto estos días, puedes hablarme.
Él guardó su número telefónico y me devolvió el móvil con una sonrisa.
— Nos vemos en la universidad...
— Ya sabes cualquier cosa que surja me escribes — Le dije a él mientras llamaba a su número.
El contestó la llamada, llevando su móvil a la oreja.
— Adiós Pierre.
— Nos vemos pronto, Max.
Chapter 9: Paraguas
Summary:
Maximus tiene un mal día ¿O no?
Chapter Text
Maximus POV
Me había despertado de un mal sueño, sobresaltado en mi cama.15:37 marcaban en mi reloj, demasiado tarde incluso para almorzar.
Podía sentir aún mi lengua pastosa y el dolor punzante que latía en mi cabeza.
Semana a semana me prometía no volver a beber alcohol, pero los viernes parecía que yo adquiría amnesia, y ahí estaba mi cuerpo nuevamente en algún bar de esta cuidad fundiendo hasta el fondo una botella de cerveza.
Continuaban en mi itinerario las fiestas universitarias de los sábados dónde las mezclas de alcohol de dudosas procedencia eran ingeridas hasta vomitar en el jardín de algún vecino.
Quizás yo hacía todo eso para no pensar demasiado los domingos. Siempre he odiado los domingos... Tal vez yo lo hacía para apagar mi cerebro o tal vez adquirir nuevos problemas e ir dejando a un lado los viejos...
Era un domingo lluvioso, yo me sentía miserable con el aliento a vómito y una nueva resaca a mi colección. Me levanté después de dudar a buscar una aspirina, tal vez a cocinar algo, incluso podía ordenar mi piso, cualquier cosa valdría la pena antes que mi conciencia comenzara a cuestionarme "¿Qué estaba haciendo con mi vida?"
Una ducha fresca y una hamburguesa podrían reanimar mi estado de ánimo, incluso limpiando y ordenando mi piso podría tener ideas más claras...
Era un día de otoño lluvioso por lo cuál la claridad del día no duró demasiado. En cuánto había terminado mis objetivos del día y me había dispuesto a lavar los platos, la noche ya había llegado.
La lluvia fue constante y escandalosa con todos esos truenos y rayos... Este día no ayudaba a mi acostumbrada tristeza dominical.
Me eché en el sofá encendiendo un cigarro... Al menos el piso está limpio ahora.
Observé mi escritorio, algunas herramientas de Pierre seguían allí.
Pensé en él.
Él me dijo que le escribiera si yo necesitaba ayuda con algo. ¿Yo necesitaba ayuda? No.
Mi proyecto casi estaba listo, él ya me había ayudado demasiado éstas dos últimas clases incluso se tomaba las molestias de acompañarme hasta aquí trayendo materiales.
Levanté mi móvil y busqué su último conexión... Tal vez podría hablarle si está en linea...
"En linea hace 12 horas" velaba su estado.
Suspiré desilusionado, él siempre estaba con su móvil, escribiendo y riendo...
Seguro que él está con alguien.
¿Por qué yo tenía que ser así? ¿Por qué sentía un calor subir por mi cara? ¿Por qué me sentía así por él? Me invadían los celos cuando pensaba en Pierre con otra persona... Soy un idiota.
Esa noche me dormí temprano y fue la primera vez que soñé con él... Ambos estábamos en un parque en una especie de cita, pero cuándo iba a besarlo su móvil sonaba con el sonido muy alto. Él se iba usando un traje espacial alegando que tenía planes, y yo me quedaba sin voz... El sueño acababa cuando un oso polar aparecía preguntándome "¿Qué quieres?"
El lunes siguió muy lluvioso, y mi humor estaba prácticamente mimetizado con el clima.
Desayuné algo rapido y salí como pude con la mochila cargada de piezas para mi proyecto, estaba muy pesada incluso si la llevaba en mi espalda... No tenía otra opción, no tenía dinero para un taxi. Tomé un paraguas y la caja de herramientas de Pierre... Odiaba mi vida y este día.
Llegué al campus más temprano que lo de costumbre y la lluvia era incesante, corrí hasta el departamento de Ingeniería y mecánica, llegando empapado. Muchos alumnos estaban a resguardo en el hall del edificio lo cuál me dificultaba pasar entre ellos hasta llegar al aula 502.
Suspiré aliviado una vez que llegué al pasillos, sólo unos pasos más y mis hombros podrían descansar del peso de mi mochila.
Giré la perilla de la puerta, me desanimé por completo al notar que estaba cerrada, corrí hacía la puerta trasera con la esperanza que estuviese abierta pero no hubo otro resultado... Ambas estaban cerradas.
Me senté el piso, dejando caer mi mochila. El borde de mis pantalones estaban empapados, mis zapatillas igual, pasé una mano por mi cabello, al menos éste estaba seco.
Abracé mis rodillas y observé el reloj que llevaba en mi muñeca en el proceso... Todavía era temprano, todavía estaba a tiempo de cruzar hasta el otro lado del campus y llegar al Departamento de Comunicación... El sólo pensar en cargar todo lo que había en mi mochila de nuevo me hacía replantear mi vida...
— ¿Maximus?
Levanté la vista y Pierre me observaba confundido... Se veía tan bien con el cabello mojado y ese abrigo...
— Oh... ¡Hola!
— ¿Qué haces aquí? — Él me preguntó mirando la hora en su móvil y continuó entre risas — Todavia es muy temprano para nuestra clase...
— Si, ya lo sé... Yo sólo quería dejar todo listo para ésta tarde, no quería volver a casa por el mediodía a buscar todo esto para el proyecto — Respondí mientras le enseñaba mi mochila.
— Me hubieses escrito... Te habría dejado las puerta abiertas ¿Estás hace mucho tiempo esperando?
— No, no. Sólo llegué hace un par de minutos...
El sonrió y sacó un juego de llaves de su abrigo, abrió la puerta trasera y con una mano me dió la señal para que entre después de él.
Entré dubitativo, las luces del aula estaban en su mayoría apagadas, sólo la luz natural del cielo gris nos iluminaba a través de las ventanas.
Apoyé la mochila en la mesa y el se acercó abriéndola sin que yo pueda tener tiempo a reaccionar.
Él sacaba las piezas que yo había hecho con delicadeza y asombro en su rostro...
Se vé tan guapo sin siquiera intentarlo...
Su cabello mojado, su sonrisa al ver mis creaciones ¿Cómo no caer ante los encantos de éste hombre?
El suéter verde que él tenía puesto sólo hacía resaltar más sus ojos y el abrigo negro sólo me hacía pensar en lo inalcanzable que era para mí... Él estaba esencialmente guapo hoy. Alguien como él jamás se fijaría en mí.
— Estoy sorprendido... Terminaste todo ésto en tiempo récord y sin mi ayuda.
— Oh gracias — Respondí sonrojado evitando mirarlo a los ojos... Había algo más que me encantaba de él además de su apariencia física, y era su amabilidad casi despreocupada para con los demás, su manera desinteresada de preocuparse era magnética para mi personalidad inestable.
— Excepto por esto — Me dijo inquieto mostrando dos repetidores dañados.
— Oh, no... ¿Se habrán roto cuándo arroje la mochila al suelo?
— Mmm... No te preocupes, estoy seguro que podemos hacer algo en clases...
El posó su mano en mi hombro dándome alientos, hubiese funcionado si yo no sería una bomba de relojería con mis sentimientos.
Cerré mi mochila molesto y me dirigí a la puerta.
— Ya es tarde... Debo ir a mis clases.
— Oh. Sí, anda. Nos vemos a la tarde, Max.
Le sonreí brevemente.
— Y no te preocupes por esto... Estoy seguro que lo resolveremos.
La mañana pasó ante mis ojos y los nervios hicieron que me salte el almuerzo todo lo que mi mente podía procesar era mi proyecto de redstone. ¿Como pude ser tan descuidado? ¿Cómo pude arruinar en un segundo horas y horas de trabajo?
Entré al aula del departamento de Ingeniería, completamente desganado. La clase se había vuelto muy pesada e inentendible para mí, para cuando sonó la alarma de la profesora yo intentaba procesar todavía las primeras frases que ella había dicho al comienzo de la clase.
Todos salieron rápidamente del aula, afuera todavía llovía. ¿Podía éste ser un peor día?
Pierre se acercó lentamente a mi banco de trabajo, pude notar en su mirada que se estaba compadeciendo conmigo. No hubo que decir nada para que él pudiese entender que este era un mal día para mí.
— Y bien... Que tenemos por aquí — Él rompió el silencio, mirando detenidamente mi proyecto.
Exhalé frustrado.
— Sin esos dos repetidores, el proyecto es inútil... No tendremos la suficiente energía para el centro. No tengo materiales para hacer nuevos. Esto es inútil...
Él se irguío mirándome detenidamente a los ojos.
— Podemos solucionarlo. No tengo los materiales, pero podemos acortar la placa base y reparar al menos uno de los repetidores... Tenemos mucho que hacer en sólo dos horas, pero estoy seguro que podremos hacer algo si empezamos desde ahora con ideas claras.
Sólo asentí y comencé a hacer todo lo que él me decía.
Él tenía razon, yo necesitaba ideas claras. Yo debía dejar de lamentarme de mis errores. Ésto era lo que necesitaba, dejar de un hundirme en un vaso de agua y hacerle frente a mis problemas. Yo volvía a sentirme capaz, yo estaba motivado.
Las dos horas juntos pasaron volando y a diferencia de las otras clases que compartimos juntos, ésta clase fue tranquila y hasta silenciosa por parte de los dos. El ruido de las maquinas funcionando y las gotas de lluvia que golpeaban en las ventanas eran los sonidos que hacían eco en el aula. Ambos estábamos concentrados en el trabajando acotando sólo lo necesario para no perder el tiempo.
La alarma de Pierre sonó cuando el daba los toque finales con redstone. Yo me apresuré a colocar la palanca, realmente quería terminar con ésto y olvidarme del proyecto hasta la fecha de entrega.
— ¡NO! — El gritó arrebatando la palanca de mis manos — Esto no sirve, tendrás que hacer una nueva...
— ¿Qué estás diciendo?
— Mira — El me dijo abriendo con cuidado la base de la palanca — La energía que utiliza ésta palanca es demasiado potente para el centro de la placa base, si emites la fuerza desde aquí podrías provocar un cortocircuito incluso un incendio...
Realmente no estaba escuchando su explicación, yo estaba afligido, él notó rápidamente mi frustración y ceso su conversación técnica conmigo. Él sonrió amablemente mientras me devolvía el artefacto.
— Creo que puedes utilizar la misma sí cortas algunos circuitos, será más fácil y rápido que empezar una nueva de cero...
— ¿Tú crees que eso funcionará?
— ¡Sí! Sólo necesitas suprimir los pares correctos. Vamos afuera, te explicaré en el camino.
En cuánto pusimos un pie afuera la lluvia nos esperaba todavía incesante. Abrí mi paraguas al salir del hall central de la universidad, Pierre escribía en su móvil sin prestarme demasiada atención.
— ¿No tienes un paraguas? — Le dije mientras él seguía en la puerta del hall central.
— ¡Corramos hasta la puerta principal! — Él me dijo mientras cubría su cabeza con la mochila.
Corrí tras él sosteniendo mi paraguas. Llegamos a la puerta principal de la universidad, del lado de la calle un taxi aguardaba con las luces encendidas.
— Sube — Él me dijo abriendo la puerta del taxi.
— Oh, no. No tengo dinero suficiente... Puedo ir caminando no te preocupes.
— Lo pago yo, puede devolverme el dinero cuando tengas...
— Sólo son un par de calles Pierre, puedo ir caminando con el paraguas.
— Vamos Maximus, no me importaba que te mojes pero no quiero que se mojen mis herramientas...
El rió traviesamente, yo sonreí antes de subir al taxi.
Fue un viaje corto. Pierre se focalizó en explicarme paso a paso lo que yo tenía que hacer con los circuitos de la palanca. Afuera la lluvia no cesaba y las gotas golpeaban con más fuerza contra el auto. Yo estaba distraído y muy inquieto.
— Bueno... Aquí me bajo — Dije tímidamente tomando mis pertenencias del asiento.
— Escríbeme si necesitas ayuda con eso Max.
— Si... Gracias — Le respondí sonriendo antes de salir del auto.
Corrí hasta el portón de la residencia para estudiantes estudiantes.
— ¡Maximus! — Me dijo Pierre saliendo del auto, extendiendo mi paraguas — Te olvidas ésto.
— Oh... Gracias — Le respondí tomando el paraguas del extremo contrario.
No sé porqué lo hice, no sé porqué me pareció una buena idea.
Yo jalé el paraguas trayendo también a Pierre hacías mí, él no había soltado el otro extremo todavía. Él sonrió y yo acomodé mi cabello.
Lo tomé como una señal.
Tiré nuevamente el paraguas hacía mí, está vez con más fuerza. Él lo soltó mirándome confundido.
¿Esto era una buena idea?
Me acerqué antes que él y yo pudiésemos pensar demasiado y lo besé. Lo besé bajo una lluvia torrencial, con un taxista viéndonos, en el portón de la residencia para estudiantes, con una mochila que pesaba en mi espalda y sosteniendo un paraguas en mi mano.
Realmente yo no sabía elegir el momento adecuado.
Unos segundo de pánico fueron controlados al instante cuando el me correspondió suavemente, acariciando con el revés de su mano mi rostro. Un beso dulce por su parte, que sólo hacía acelerar más mi corazón. Su boca generosa se abrió en la justa medida para que yo pueda saciar a mi lengua que lo deseaba con intensidad. Nuestros cuerpos de juntaron mas y más, dejando inexistente el espacio personal de cada uno.
Él se soltó repentinamente, haciendo que yo abra los ojos de golpe.
— Debo irme... — Me dijo ruborizado y con la voz entrecortada.
— Oh... Si, si. Está bien — Le contesté avergonzado.
Él se acercó a mí saboreando sus labios y me besó brevemente.
— Nos vemos en la universidad.
Sólo sonreí mientras él subía a prisa al taxi y lo veía marcharse en él. Truenos se escuchaban en el cielo. ¿Que carajos acabo de hacer?
Chapter 10: Trampolín
Summary:
¿Pierre estás drogado?
Notes:
(See the end of the chapter for notes.)
Chapter Text
AyPierre POV.
Ambos estábamos tirados en mi cama aún con la respiración agitada y el cuerpo agotado.
La adrenalina había llegado a su punto más alto y ahora lentamente se disipaba para dar paso a la calma y la relajación... Mis movimientos se volvían mucho más concientes dentro de mi cabeza y su voz sólo era un eco en el fondo de mis pensamientos. Cerré los ojos y comencé a transportar mi mente a una ilusión de figura geométricas, a una linea temporal en dónde no tuviese que pensar demasiado. Todo iba bien hasta que una frase inconclusa y sin sentido me sacó de mi ensoñación, comencé a reir ante la falta de coherencia de su enrevesado monólogo.
— ¿Qué acabas de decir? — Le dije riendo a carcajadas.
— Yo... Yo no lo recuerdo — Él me respondió aún con los ojos cerrados y las manos apoyadas sobre su pecho.
Él comenzo a reir y yo reí de él.
— Ésta mierda es buena, Antoine...
Él llevaba cosechando Purple haze desde semanas y hoy yo era la única persona que se había dispuesto a probarla, el resto de nuestros amigos sólo habían hecho una bomba de humo y desaparecido cuando él apareció con un frasco llenos de cogollos.
Realmente yo no estaba confiado pero él era un verdadero artesano en ésto, él realmente tenía la habilidad para este tipo de plantas que superaba con creces a cualquier estudiante de jardinería o botánica que yo haya conocido.
— A veces no entiendo que haces estudiando medicina... Podrías dedicarte a esto toda tu vida y vivir como un rey.
— Oh, no lo hago por dinero. Simplemente, lo hago en el nombre de la ciencia y la medicina ancestral de las hierbas.
— Ajá... — Le dije mirándolo con desconfianza mientras él abría lentamente sus ojos y me miraba sonriendo.
— Mírate, hace un par de horas estabas molesto y completamente evasivo con tus emociones, ahora estás mucho más calmado y hablando como una persona equilibrada... Sacando el episodio de euforia que tuviste en tu living apenas comenzó a subir la adrenalina a tu cuerpo.
— Oh, por favor Antoine! Cómo si tú no te hubieses puesto a saltar en mi sofá también...
— Nunca hablé de mí... Yo siempre estoy dispuesto a mostrar mis emociones.
Simplemente cerré mi boca, no podía responder nada. Él me conocía lo suficiente para que yo no pudiese retrucar sus palabras.
Él miraba atentamente su móvil mientras yo volcaba la hierba en la pipa. Yo no era una persona que estaba acostumbrada a fumar. De hecho esto no me llamaba la atención para nada, pero ésto por primera vez se sentía tan bien, era tan liberador para mi mente...
Había sido una semana extraña desde que Maximus había decido besarme ese Lunes... Yo realmente no ví venir ese movimiento por parte de él, tanto me sorprendió que me había descolocado por completo.
Yo no era esa clase de persona que le daba demasiada importancia a un beso, pero... ¿Por qué esto se sentía fuera de lo común?
La noche del Martes yo le había enviado un mensaje, nada específico, sólo preguntas vagas sobre los avances de su trabajo... Él no me respondió hasta la mañana siguiente con frases cortas y muy específicas. Yo no había podido descifrar en sus mensajes si sólo estaba siendo cortés conmigo respondiendo limitadamente, o simplemente él no quería hablar demasiado porque volvía a sentirse avergonzado conmigo.
Realmente yo quería preguntarle por el beso de ese día...
¿Y si sólo lo hizo por qué quiso hacerlo? ¿Yo de verdad le gusto a él? Ó ¿Tal vez era su manera de agradecer?... Ideas ridículas rodaban por mi cabeza, ideas que no permitían acercarme a él y encarar la situación. ¿Por qué todo era tan difícil con él?
— ¿Me estás escuchando siquiera?
— ¿Qué pasa?
— No seas egoísta y dame eso.
Inmerso en mis ideas yo no había tomado noción de que había encendido la pipa, mucho menos que estaba fumando nuevamente. Le aproxime la pipa con indiferencia y él lo recibió como si fuese una ofrenda sagrada... Antoine era raro, en el buen sentido de la palabra. Él parecía mucha veces encarnar a un chamán, a veces yo creía que hasta él podía ser una criatura mágica viviendo una experiencia mundana, y otras sólo me parecía una persona aburrida de la monotonía que buscaba incómodas formas de sentirse vivo.
— Ey! ¿Otra vez no me estás escuchando?
— ¿Eh? Si, te estoy escuchando... ¿Qué dices?
— Entonces ¿Vamos?
Él rió con frustración y se acercó a mirar mis ojos.
— Efectivamente, estás muy drogado. Perfecto para ir a la fiesta de Pac y Mike.
— Oh, no, no, no. Ya sabes lo que me aburren las fiestas...
— ¡Pero quiero ver cómo te comportas en exteriores! — Me dijo encaprichado con su idea.
— ¿A caso soy un objeto de prueba?
— Sí.
Él sonrió y encendió nuevamente la pipa, tosió y rió ante mi descontento... Él no era un ser mágico, ni un chamán, ni nada de lo que yo anteriormente pensaba, él es un cabrón.
Al cabo de unos minutos los cuáles parecieron horas caminado, llegamos a la fiesta en una pequeña casa victoriana que con el tiempo se había convertido en la casa predilecta para los estudiantes de Ciencias de Naturales.
El exterior ya era un caos de gente bebiendo y hablando en el capó de sus autos, la música en el interior era muy alta y era imposible salir al jardín sin atravesar a más de tres decenas de gente bailando.
— Saludamos a un par de personas y nos vamos — Le dije gritando al oído a Antoine. La música literalmente parecía latir dentro nuestro.
— Oh, no seas aburrido hombre. Vé y diviértete, necesito tomar notas mentales de tus comportamientos...
— ¿Puedes dejar de tratarme como a una rata de laboratorio?
Él rió y comenzó a bailar muy descoordinado.
— Buscaré algo de beber, ¿Tú quieres algo?
— ¡Estoy bien! — Él me respondió mientras se abría paso a una pista de baile improvisada que habían armado en el salón de la casa.
Salí al frondoso jardín de esa casa de estudiantes, eché un rapido vistazo de los invitados de la fiesta y en cuánto lo ví todos mis sentidos se activaron... Maximus al pie de un árbol, riendo y hablando con su grupo de amigos. Este era el momento de actuar.
No recuerdo cuándo ni cómo me acerqué a ellos.
— ¡Hola! — Les dije uniéndome a su grupo.
Todos saludaron, incluído él que me miraba con una sonrisa.
Algunos preguntaron cómo yo estaba, otros cuándo yo había llegado... Preguntas que ese estado no me interesaba responder. Dios, estoy muy drogado.
— ¿Agua? — Les pregunté.
— ¡Pierre! — Una voz me gritó antes de tomar mi brazo — Aquí tienes tu agua.
Volteé y IronMouse me hablaba con entusiasmo.
— Oh... Gracias. Yo no recordaba que ya te había pedido agua, perdón.
Ella rió y me miró detenidamente.
— Estás muy drogado ¿No? — Ella reía después de terminar cada frase.
Yo asentí riendo junto a ella.
Yo había salido al jardín con un propósito, pero éste simplemente no era primordial a mi estado. Cuando quise tomar noción de lo que estaba haciendo, era muy tarde y me encontraba saltando en un trampolín con Mouse que no paraba de reía a carcajadas... Tal vez no es el momento indicado para hablar con Maximus. Tal vez sea mejor así, tal vez tenga que dejar de pensar en eso y sólo disfrutar del viaje...
— ¿Pierre?
— ¿Si? ¿Qué pasa Mike?
— ¿Tú viniste con Antoine?
Ambos subimos a un taxi, yo estaba tan molesto que ya no me encontraba bajo el efecto de su hierba.
— ¿¡Cómo se te ocurre mezclar tanto alcohol con hierba!? Justo cuando yo estaba disfrutando de la fiesta...
— Oh, sólo fue un poco de alcohol ... Es la primera vez que pasa... Creo que tendría que haber comido algo antes.
— ¡Todos en la fiesta dijeron que mezclaste vodka, cerveza y tequila Antoine!
— Bueno... No me grites.
Reí relajando los hombros en el asiento trasero.
— Creo que hoy fuiste tu propia rata de laboratorio.
— Cállate — Me contestó riendo.
El lunes yo seguía con una resaca horrible y mi cuerpo no recuperaba todas sus fuerzas. Las clases de la mañana habían sido tediosas y lentas. El almuerzo fue casi una meta de llegada de ésta carrera que corría mi mente agotada... Pocas veces había disfrutado tanto la comida en una cafetería, sentía que estaba despertando al fin.
A la tarde me dirigí a la clase 502, y me senté en mi banco de trabajo con la mirada en blanco. No podía soportar un minuto más en la universidad, yo sólo quería llegar a casa y descansar.
La profesora Lee entró al cabo de unos minutos y se acercó hacía mí con luz en sus ojos.
— ¿Estás listo?
Realmente me quede boquiabierto, había olvidado por completo que hoy era la entrega de proyectos de la clase... Observé rápidamente con pánico a Maximus y éste ultimaba detalles en su trabajo.
Podría decir que yo estaba más nervioso que en otras ocasiones, incluso más de lo que me gustaría admitir.
Ese no era mi proyecto pero yo esperaba ansioso el veredicto de la profesora...
Ella se inclinó y observó detenidamente el trabajo de Maximus e hizo una mueca que yo ya había visto anteriormente... A ella no le gustaba lo que veía.
Ella caminó sobre sus pasos para volver a encender la placa base y comenzó a tomar notas en su cuaderno, apagó el dispositivo y volvió a encenderlo cronometrando el tiempo de carga.
Crucé mis brazos y observé a los demás alumnos, todos ellos formaban un semicírculo alrededor de la mesa de trabajo. Ésto era normal, todos querían saber si había aprobado, él era último que quedaba por calificar... Yo por mí parte preferí tomar distancia y evitar la cercanía, o al menos dentro del aula.
Hoy había sido un día difícil de lidiar, y a pesar que hoy Maximus me saludaba con naturalidad había una tensión evidente que escondíamos cada vez que cruzábamos miradas.
— Bien... Estás aprobado — Dijo ella cerrando su cuaderno y apartándose de allí — En el trascurso de la semana les enviaré por mail los resultados de sus trabajos con las notas correspondientes. Estén atentos...
La clase por suerte terminó antes de lo previsto, y por lo que yo podía intuir no había muchas correcciones por hacer.
Crucé el aula felicitando uno a uno a los alumnos hasta que llegué al final de la clase.
— Felicidades Maximus, sabía que podías hacerlo.
— Oh, gracias.
— Increíble que hayas hecho todo esto... Al final no necesitabas de mi ayuda.
— No digas eso, de hecho iba a llamarte el...
— Ey, iremos a festejar toda la clase a un bar ¿Quieres venir Pierre? — Se acercó Foolish precipitadamente.
Cuándo llegamos al bar descubrimos que varios alumnos de la clase de bioinformática del departamento de Medicina estaban festejando también allí. En un instante habíamos juntado mesas con ellos y nos encontramos hablando sobre cualquier cosa menos de los exámenes y proyectos.
Antoine se sentó a mi lado y reía con sus compañeros mientras se servía más cerveza en su vaso, yo sólo lo observaba ¿Cómo él podía estar tan bien si tan sólo ayer estaba luchando con su resaca?
Desvié mí atención a Maximus que estaba sentado a unas cuantas sillas a la derecha... Él estaba tan feliz, él no podía parar de reir. Sonreí al verlo.
Mientras más tiempo pasábamos allí adentro más alumnos de los distintos departamentos llegaban al lugar. Realmente no me sorprendía que se corra la voz ante un nuevo bar con el alcohol a mitad de precio, tampoco era una locura pensar que se llenaría por completo un lunes por la tarde...
Yo estaba asqueado del alcohol así que sólo me entretuve con el refresco en mi mano.
— Voy a salir a fumar, ¿Alguien viene? — Preguntó en voz alta Maximus.
Antoine y Baghera salieron tras él desapareciendo de mi plano visual. Mi corazón comenzó a latir con prisa ante una tonta idea que ahora me atravesaba la cabeza. Este es el momento. ¿Pero cómo acercarme? Yo ni siquiera fumo...
Salí con la excusa perfecta y me acerqué a los tres que terminaban de fumar y sólo hablaban a unos metros del bar. Ya era de noche y el frío otoñal hacía que me arrepienta de no haber salido con mi abrigo.
— ¡Antoine, trajeron soju! — Me acerqué sin titubear.
— ¡Oh, fantástico! ¿Entramos al bar? — Les dijo a Baghera y Max que lo miraban.
— ¿Soju? Nunca lo he probado — Le respondió ella.
— Oh, estoy seguro que te encantará, es una delicia.
Maximus sólo los observaba encendiendo otro cigarro.
— ¿Maximus?
— Voy cuándo termine — Él les respondió exhalando el humo por la boca.
— ¿Vamos Pierre? — Me preguntó Baghera aguantando el frío de la noche.
— Entro en un minuto... Salí a tomar aire.
— Oh, ¿Todavía sigues con resaca? — Me preguntó burlón Antoine — ¿Sabes que el beber más alcohol cura la resaca?
Sólo cerré los ojos y sonreí, el sólo hecho de pensar en el alcohol hacía que mi estómago se revuelva.
Baghera y Antoine entraron al bar dejándonos sólos a Maximus y a mí.
Me pare a un costado y apoyé mi cabeza en la pared. Él seguía fumando sin mirarme o hablarme siquiera.
— Así que... Tu ibas a llamarme.
— ¿Eh? ¿Cómo dices?
— Es lo que me dijiste en clases... Cuándo te dije que no necesitaste de mi ayuda para terminar tu proyecto...
— Oh... Eso — Él comenzó a reir avergonzado — Iba a llamarte el sábado por la tarde pero creí que estarías ocupado, no quería molestarte.
El tiró la colilla de su cigarro y yo aproveche para pararme frente a él. Podía notar en su voz y en la coherencia de sus palabras que él estaba sobrio y que ésta conversación lo ponía nervioso.
— De echo no hice mucho el sábado... Podrías haberme llamado.
— Si... Igualmente nos vimos en la fiesta de Pac y Mike ¿Lo recuerdas?
— Gran fiesta. Me divertí mucho esa noche...
— Si... también quería hablarte en la fiesta pero cuándo quise buscarte ya no te encontré por ninguna parte — Él me interrumpió antes que pudiese terminar mi frase.
— Oh, si. Volví temprano a mi piso.
— ¿Tú volviste solo? — Él me preguntó tapándose la boca con la mano y esquivando un inminente cruce de miradas.
— No...
— Oh... — Él estaba desilusionado.
— Volví con Antoine. Ambos estábamos muy drogados y él comenzó a sentirse mal... Tuve que cuidarlo todo el fin de semana.
Él rió aliviado volviendo a mirarme, sus mejillas se tornaban rojas y yo ya no podía contener ésta tensión.
— Maximus... — Le dije acercándome un poco más a él — Lo del otro día ¿Fue un error?
Él me miró serio torciendo un poco su boca.
— Yo... No, no lo fue.
— Entonces ¿Lo hiciste por qué quisiste?
Él sólo asintió.
— ¿Quieres seguir haciéndolo?
Él me miró sorprendido, tragando saliva antes de hablar.
— ¿Tú sigues colocado?
Reí ante la inesperada pregunta de él.
— No, estoy sobrio. Sólo he bebido un refresco en el bar... De hecho estoy un poco cansado y con resaca, no he dormido prácticamente nada desde el Viernes...
— Entonces... ¿Que quieres decirme realmente Pierre?
— Ya sabes... Yo sé que no eres del tipo de persona que busca una relación casual, pero no puedo dejar de sentirme atraído hacía ti. No te estoy proponiendo una relación sin compromisos, si no simplemente salir a veces, cuándo tú quieras, si quieres...
Él me miraba serio analizando la situación, unos segundos en silencio hasta que llevó su mano a mi hombro sólo para acercarme más a su cara, tan cerca que yo podía sentir su aliento de tabaco en mi boca.
— ¿Me estas pidiendo que seamos amigos con beneficios?
— Deberíamos ser amigos primero — Le respondí susurrando al oído.
El se apartó sólo unos centímetros de mí, la expresión de confusión en su rostro me estaba matando.
Solté mi sonrisa más confiada y aclaré mi garganta para hablar en voz alta:
— ¿Puedo ser tu amigo, Maximus?
Notes:
Hola! Estoy subiendo ésto de camino a la universidad jaja. Empecé esto porque estaba aburrida en mis vacaciones y en un par de semanas vuelvo a comenzar con mis clases.
Sinceramente no creí llegar a escribir tantos capítulos... Por el momento serían 27 capítulos, tal vez agregue alguno más porque cuando me llega una idea es difícil sacarla de mi cabeza :')
Sólo espero no demorar tanto para actualizar... Al menos ya pude visualizar los siguientes capítulos y tener la historia ordenada en un block de notas.
Muchas gracias por leerme y sus comentarios son siempre tan lindos que me motivan a seguir escribiendo <33
Chapter 11: Soju
Summary:
Maximus quiere jugar.
Chapter Text
Maximus POV.
Baghera y Antoine habían entrado al bar, dejándonos sólos a Pierre y a mí.
Él se paró a un costado mío, yo continúe fumando e ignorando el hecho que estaba ahí.
Dios, es evidente que salió para hablar conmigo... ¿Qué puedo hacer?
Desde el Lunes que yo lo había besado no habíamos vuelto a hablar. Ésto es incómodo para ambos... Dios ¿Por qué hice eso?
Mi corazón latía con fuerza y la nicotina no estaba haciendo su trabajo en mi cuerpo. Yo tenía que enfrentar esta conversación pero... ¿Cómo empiezo? Yo...
— Así que... Tu ibas a llamarme — Me dijo él con los brazos cruzados, todavía parado a mi lado.
— ¿Eh? ¿Cómo dices?
¿De qué carajos está hablando? ¿Estaba esperando qué yo lo llame después de besarnos?
— Es lo que me dijiste en clases... Cuándo te dije que no necesitaste de mi ayuda para terminar tu proyecto...
— Oh... Eso — Comencé a reir avergonzado. Él sólo preguntaba por mi proyecto... — Iba a llamarte el sábado por la tarde pero creí que estarías ocupado, no quería molestarte.
Tiré la colilla del cigarrillo y exhalé por última vez su humo. Él me miraba atentamente y se paró frente a mí haciendo que apoye mi espalda en la pared.
— De hecho no hice mucho el sábado... Podrías haberme llamado.
— Si... Igualmente nos vimos en la fiesta de Pac y Mike ¿Lo recuerdas?
Yo quería mantener una charla casual con él, pero es imposible para mí actuar normal cuando todo lo que pienso es en besarlo, besarlo como ese Lunes ¿Qué estoy haciendo?
— Oh, si. Me divertí mucho esa noche — Él respondió con una sonrisa.
— Si... también quería hablarte en la fiesta pero cuándo quise buscarte ya no te encontré por ninguna parte...
Mierda ¿Qué estoy diciendo? Ni siquiera estoy pensando con claridad antes de hablar.
— Volví temprano a mi piso esa noche.
— ¿Tú volviste solo?
Vi una sonrisa traviesa en su cara ante mi pregunta, mí corazón comenzó a latir con fuerza y sólo atiné a cubrirme la boca la mano ¿Qué me pasa? ¿Por qué le dije eso?
— No.
¿Por qué le estoy preguntando esto cuando sé que la respuesta no me gustará? Soy un idiota. Es Pierre, es obvio que esa noche volvió con alguien a su piso ¿Yo que esperaba? Soy muy inocente...
— Volví con Antoine. Ambos estábamos muy drogados y él comenzó a sentirse mal allí. Tuve que cuidarlo todo el fin de semana — Él respondió haciendo a un lado todos mis pensamientos.
Reí aliviado pero más avergonzado que antes. Mis mejillas rojas hacían que yo no sintiera el frío de esa noche
— Maximus... Lo del otro día ¿Fue un error? — Él me preguntó directo, acercándose más a mí.
Yo sabía que terminaríamos hablando de esto...
Yo tengo que enfrentar esta situación. Yo tengo que ser honesto con él y conmigo mismo, ya no puedo contener esta tensión que se respira cada vez que estamos juntos.
— Yo... — Yo había comenzado a hablar sin siquiera saber que contestar — No, no lo fue.
— Entonces ¿Lo hiciste por qué quisiste? — Él me preguntó serio.
Yo asentí tragando saliva.
— ¿Quieres seguir haciéndolo?
¿¡QUÉ CARAJOS!?
Lo miré con sorpresa, yo no esperaba que dijera algo así. Mucho menos que tomara el tema del beso de esta manera...
Si, yo lo había hecho porque había querido ¿Pero seguir haciéndolo? Yo no sabía que contestar. Yo no esperaba que él fuese tan directo conmigo...
— ¿Tú sigues colocado? — Le pregunté para aligerar el ambiente.
Él rió inclinando la cabeza hacia atrás.
— No, estoy sobrio. Sólo he bebido un refresco en el bar... De hecho estoy un poco cansado y con resaca...
Agh, no tengo tiempo para que me cuentes tu vida. Sólo quiero saber que es lo que quieres...
— Entonces... ¿Qué quieres decirme realmente Pierre? — Le dije interrumpiendo.
— Ya sabes... Yo sé que no eres del tipo de persona que busca una relación casual, pero no puedo dejar de sentirme atraído hacía ti. No te estoy proponiendo una relación sin compromisos, sino simplemente salir a veces, cuándo tú quieras, si quieres...
"¿Salir a veces?" ¿Cuándo yo quiera? Eso se oye como una relación casual. Este hombre quiere llevarme a su cama, pero solo que yo decido cuando y donde... ¿A caso me está pidiendo eso en esta especie de confesión?
Yo no estaba hecho para relaciones casuales, no estaba en mi mente ser un nombre más en su lista...
Yo no. Definitivamente esto no era para mí...
Pero...
¿O si lo era? Quizás yo...
Él me miraba expectante, yo sólo pensaba las posibilidades... ¿Quizás yo estaba listo para algo así? ¿Yo estaría cómodo en algo así con él?
Él me gusta...
Desde que lo había visto por primera vez él había llamado mi atención. Sería muy estúpido negar que él también me atrae...
Suspiré y una idea tonta rodó por mí mente.
Quizás esto funcione... Quizás yo pueda dominar este juego, si yo juego bien mis cartas.
Tomé su hombro y lo acerqué hacia mí. Yo pretendí manejar la situación.
— ¿Me estás pidiendo que seamos amigos con beneficios? — Le dije fingiendo madurez.
— Deberíamos ser amigos primero — Él me susurró al oído haciéndome estremecer.
Me aparté unos centímetros de él, casi boquiabierto.
¿Cómo yo podía ganarle a Pierre? Él era un experto y yo sólo un mero principiante. Yo no podía manejar una "relación" así, yo no estaba a la altura de las circunstancias, él estaba un par de pasos más adelantado que yo, ésto no tenía sentido... Él no quiere mi amistad, él solo buscaba algo casual...
Él me sonrió después de aclarar su garganta y me dijo:
— ¿Puedo ser tu amigo, Maximus?
Yo no esperaba que él me dijera eso. Yo no esperaba que él quisiera ser mi amigo primero... Yo realmente no creí que el aceptaría una relación de amistad bajo mis condiciones.
Al menos podríamos intentarlo. Sí yo ponía los limites y los tiempos sería mucho más fácil para mí manejar esto... Tal vez era buen momento para dejar de pensar tanto y dejarme llevar por mis acciones, tal vez era ideal dejar a un lado los sentimientos, y sólo divertirme al menos, ¿un poco?
Asentí con una sonrisa y él miró complacido mi respuesta.
¿Qué se supone que hagamos ahora?
Tenerlo tan cerca siempre me provoca besarlo
¿Le doy un beso? Agh, que estoy pensando. Somos amigos, nos estamos conociendo mejor, un beso es todo lo contrario a una amistad...
Esto es raro, por lo general los silencios con él no se sienten tan incómodos, pero es extraño que él no dijera nada más...
Lo observé separándome un poco de él:
— ¿Entramos al bar? Quiero probar ese soju...
Él asintió y caminó detrás de mí.
Cuando ingresamos casi todas sillas estaban ocupadas. Muchos de los concurrentes habían cambiado de lugar y hablaban ebrios entre ellos en otras mesas. Pierre y yo nos sentamos juntos en los dos asientos libres que quedaban.
Levanté la vista y Foolish sentado a mi otro lado me miraba con una sonrisa cómplice.
— Vegetta está por llegar...
— ¡Fantástico, hace mucho tiempo no nos vemos! — Le respondí a él.
— Y bien... — Él comenzó a hablar mirándonos a Pierre y a mí — ¿Quieren probar soju?
La noche llegó a su fin cuando el bar cerró. Eran las dos de la mañana, y a pesar de que ya era martes todos habíamos bebido cómo si fuese un fin de semana cualquiera.
Caminé hasta la acera y allí prendí un cigarrillo, me sentía mareado pero no lo suficiente cómo para decir que estaba ebrio... Yo estaba de muy buen humor, había sido un gran día ¿Podría ser una gran noche también?
Vegetta gritó mi nombre y yo me volteé a verlo. Él se acercó con una amplia sonrisa, él también estaba algo ebrio.
Foolish lo tomaba de la mano al caminar, yo podía notar que él estaba sobrio o al menos lo disimulaba muy bien.
— He pedido un taxi, ¿Lo compartimos?
— Genial, gracias Foolish.
— Oye, yo quiero uno — Me dijo Vegetta señalando el cigarrillo que yo tenía presionado en mis labios.
Sólo acerqué mi cajetilla y él se detuvo a mi lado.
— Oh... Necesitaba esto, un poco de aire fresco y humo en mis pulmones...
Ambos nos quedamos en silencio disfrutando de la brisa nocturna de ese otoño mientras fumábamos.
— ¡Pierre, ven aquí!... — Foolish hablaba en voz alta con él, yo los escuchaba sin mirarlos — Oye, he pedido un taxi, podemos dejarte en tu casa. Si quieres...
— No es necesario. Vivo muy cerca de aquí, puedo ir caminando...
— Hace mucho frío para que te vayas solo, ¡ven con nosotros!
Rápidamente observé a Pierre y nuestras miradas se intercambiaron por unos segundos.
— ¡El taxi llegó! — Gritó Vegetta tirando lo que quedaba del cigarrillo y abriendo la puerta delantera del vehículo.
Foolish, Pierre y yo nos ubicamos en el asiento trasero. El conductor nos preguntó a dónde íbamos, Foolish interrumpió con urgencia a Pierre dándole indicaciones de ir a su dirección primero.
— Pero... ¡Pierre vive a unas calles de aquí, Foolish! — Dijo Vegetta muy confundido — ¿Por qué vamos primero hasta tu casa que queda del otro lado de la ciudad?
— Es que... — Él pensaba y me miró buscando complicidad... ¿Qué está pasando aquí? Él planeaba algo y yo no me estaba enterando de nada — Es que... Necesito ir al baño. Sí, necesitamos ir primero a mi casa.
Vegetta se volteó a observarlo y suspiró pesadamente:
— ¡Siempre haces lo mismo! ¿¡Por qué no fuiste al baño del bar!?
— No tenía ganas, además ya estaban cerrando el bar, yo no quería molestar.
— Esto es increíble. ¡Siempre esperas a salir de un lugar para darte cuenta que quieres orinar!
Él viaje transcurrió mientras estos dos discutían, yo solo contenía la risa ante su hilarante pelea.
Al cabo de unos minutos habíamos llegado a la residencia de Foolish. Él y Vegetta se despidieron de nosotros y salieron juntos del auto.
Yo me acomodé en el asiento, ocupando el espacio que Foolish había dejado.
Le indiqué mi dirección al conductor, ya que sólo estábamos a un par de calles de allí.
Pierre apoyó la cabeza completamente en el respaldo de su asiento, él miraba la ventana y estaba mucho más callado de lo que estaba acostumbrado. Su móvil sonó y buscó con desgana dentro de los bolsillos de su abrigo. Él rió ante lo que podría ser un mensaje y comenzó a escribir en su móvil.
Yo lo miraba disimuladamente... Todo iba bien hasta que mi corazón comenzó a latir con fuerza, esto no estaba bien...
¿Otra vez esta sensación? ¿Por qué me siento así?
A caso ¿Yo estaba celoso? ¿Por qué cada vez que lo veía con su móvil sentía que alguien me lo estaba quitando? Soy un idiota. Cómo alguien puede quitarme algo que no es mio...
Suspiré lentamente, miré por la ventana para distraerme pero el constante sonido de la teclas táctiles del móvil me alteraban.
Otra idea sobrevino a mi cabeza, ¿Por qué siento qué voy a arrepentirme de esto?
— ¿Pierre? — Le dije sin dejar de mirar por la ventana.
— ¿Si? — Me respondió él sin soltar su móvil.
A pesar de no verlo directamente, podía visualizarlo a través del reflejo de la ventana.
Ya no tengo tiempo para arrepentirme.
— ¿Quieres venir a mi piso? — Le dije conteniendo la vergüenza y mirándolo serio.
Él me miró inclinando más su cabeza en el respaldo del asiento.
— Si — Él me respondió serio, luego guardó él móvil en su abrigo.
Subimos a mi piso y él seguía muy callado, casi distante conmigo.
Le sonreí mientras yo buscaba las llaves en la mochila, él sólo estiró los labios imitando una sonrisa.
Ésta es una mala idea...
Ambos entramos y automáticamente me saqué los zapatos en el pequeño vestíbulo, él me observó e hizo lo mismo, seguido de eso me señalo su mochila
— Oh... Puedes dejarla en el sofá si quieres... — Le dije incómodo.
Él solo acató mi sugerencia y se sentó en mi pequeño sofá junto a su mochila. Él miró detenidamente mi piso y abrió la boca tratando de formular una frase:
— Me gusta... Me gusta donde vives — Me dijo sonriendo brevemente.
— Gracias... — Le respondí avergonzado, mi piso era muy pequeño, nada pretencioso, donde la cocina y mi habitación estaban a unos escasos metros de distancia.
Él se relajó en mi sofá mientras me observaba atentamente . Yo solo me limité a buscar dos vasos para llenarlos con cerveza... ¿Qué mierda estoy haciendo? ¿A dónde quiero llegar con todo esto?
Me acerqué a él extendiendo un vaso para que él lo tome, él sonrió y bebió un poco, por su cara de desagrado supe que la cerveza no le había gustado.
Me senté a su lado y comencé a beber en silencio, él solo dejó a un lado de la mesa su vaso.
— Y bien... — Me dijo él direccionando más su cuerpo hacía donde estaba yo, apoyando su codo en el respaldo del sofá.
Yo lo miré mientras las última gotas de cerveza fresca caían por mi garganta... Dios, estoy muy nervioso.
Mi corazón latía con fuerza y el alcohol que yo tenía en sangre no era el suficiente para darme el valor suficiente.
Yo tenía un plan o al menos eso creía. Yo tenía un propósito ésta noche impulsado por un arrebato de sensatez o quizás sólo era mi estupidez dominando mis sentidos...
Poco importaba como yo había terminado en ésta situación pero realmente quería saber que era lo que Pierre quería de mí.
¿Él está interesado en mi amistad y conocerme de a poco o sólo quiere sexo casual y nada más?
Me dijo que yo le atraía... ¿Eso era verdad o sólo una frase tonta para arrastrarme a su cama?
De algo yo estaba seguro, yo no sería igual a los demás... Yo no sería un nombre más en su lista.
Chapter 12: Despertador
Summary:
Maximus marca los limites.
Chapter Text
AyPierre POV.
Me sorprendí cuando Maximus me invitó a su piso, no esperaba una proposición como esta un martes a las 2 de la mañana, pero yo había aceptado sin titubear.
Yo subía las escaleras detrás de él, en silencio.
Yo no me sentía bien, la resaca se había intensificado y el alcohol que había bebido en el bar sólo había acentuado mis malestares, aun así yo quería estar con él... No conocía mucho a Maximus pero si de algo yo estaba seguro es que esta repentina invitación no era propia de él.
Yo estaba intrigado... Sólo hace un par de horas me ofrecía su amistad, y tal vez algo más con el tiempo. ¿Por qué él ahora me invitaba a su piso tan de repente?
Dios, yo desearía no tener resaca.
Mi cabeza no estaba disponible para tantos enredos mentales. Simplemente seré un espectador de lo que suceda esta noche, veamos que es lo que quiere Maximus realmente...
Ingresamos por una puerta pesada de madera gastada, el interior era acogedor... Un pequeño piso, podía recorrerlo entero haciendo solo un par de pasos, lucía algo desordenado lo que afirmó mi teoría que su invitación fue totalmente espontánea.
Observé sus muebles, sus fotos, muchos recuerdos y pertenencias en tan pocos metros cuadrados... Eso me hizo sonreír, su piso era tan personal, tan íntimo. La esencia de Maxo estaba en cada rincón de la vivienda.
— Me gusta... Me gusta donde vives — Le dije después de sentarme en su sofá.
— Gracias — Me respondió él tímidamente.
Lo observé mientras buscaba vasos y servía en ellos cerveza.
Agh... ¿Cuánta resistencia al alcohol tiene este hombre? Ni siquiera parece estar ebrio...
Yo por mi parte no podía seguir bebiendo, sentía mis párpados muy pesados.
Él me extendió el vaso, lo acepté y bebí por cortesía. Mi cara de disgusto había sido tan evidente que él se rió de mí.
Él se sentó a mi lado y comenzó a beber hasta dejar el vaso vacío.
— Y bien... — Le dije, intentando romper el hielo.
Él estaba nervioso, lo fingía muy bien exceptuando por su pie que se movía con impaciencia de derecha a izquierda.
— Maximus...
— Lo siento Pierre — Me interrumpió echándose hacia atrás en el sofá, él parecía derrotado — Yo... Yo no sé porqué te invité...
Mis indicios eran ciertos... Él había actuado impulsivamente.
— Oh, está bien. No tienes porqué disculparte...
Él me miró llevando sus manos a su estómago.
— Yo sólo... No quería que terminara esta noches ¿Sabes? La estábamos pasando tan bien en el bar, yo lo estaba pasando bien contigo.
Al terminar su frase él se sonrojó y se rió, yo le sonreí... Sus palabras suenan sinceras, aún así ¿Él me había invitado para algo más o simplemente quería conocerme? Las intenciones de Maximus eran confusas para mí, tal vez por eso yo estaba aquí... Él era un enigma, un acertijo que yo quería descifrar.
— Yo también — Le dije a él francamente.
Él me sonrió y exhaló, observó mi vaso que seguía lleno de cerveza.
— ¿No quieres? — Él me preguntó señalando mi bebida.
— Te voy a ser sincero Maximus — Le respondí cruzando mis piernas — Estoy asqueado del alcohol...
Él rió nervioso.
— Lo siento — Me dijo apenado — No sé porqué te invité, tú estás con resaca, estás cansado... Yo no sé porque te invité a pasar, lo siento.
— Shhh... — Le respondí acercándome lentamente a él — Deja de disculparte conmigo.
Él me sonrió mientras tomaba mi bebida.
— Tengo una idea — Le dije volviéndome a echar en el sofá, él me miraba curioso — ¿Por qué no dormimos?
— ¿Qué dices? — Él me preguntó ahogándose con la cerveza.
— No voy a mentirte, estoy muy cansado. Estoy haciendo un esfuerzo gigante por quedarme despierto...
— ¿Quieres qué te llame un taxi? Mierda, yo no sé lo que estaba pensando en invitarte un martes, mañana tenemos clases, yo no pensé demasiado en esto. Lo siento, yo...
— Maximus... ¿Quieres ser mi reloj despertador? — Le dije a él interrumpiendo su perorata.
Él rió confundido y nervioso.
— No te entiendo.
Me levanté del sofá y me quité el suéter con pereza.
— Mañana tengo un exámen de termodinámica ¿Sabes? Estoy seguro que si escucho el despertador lo apagaré y seguiré durmiendo. No puedo reprobar a esa clase, Maximus... Así que estoy pensando que tú podrías despertarme ¿Qué te parece?
Unos minutos más tardes ambos estábamos en la misma cama. Él se acostó tímidamente manteniendo distancia de mí. Yo me puse de costado mirándolo inerte, y no porque no me entusiasmara el hecho de dormir con él si no porque simplemente estaba agotado, yo sentía que mi batería social y vital había llegado a cero.
— ¿A qué hora te despierto? — Él me dijo susurrando.
— A las 8 está bien — Le contesté con los ojos cerrados.
Su cama era suave, cómoda y cálida, no me bastaron más de cinco minutos para quedarme dormido allí.
Yo estaba soñando, algo que ya no recuerdo, algo que en cuánto supe que estaba despierto lo olvidé por completo... Sinceramente no valía la pena recordar un sueño cuando tenía la mano de Maximus acariciando mi cara. Él fue tan sutil y tan tierno, que al abrir los ojos por completo no pude evitar sonreír.
Él se apartó ruborizado y se puso de pie en un instante.
— Te dejé dormir un poco más...
— Oh... Gracias — Le dije observando la hora en mi móvil.
Me levanté y me dirigí al baño. A pesar de haber dormido plácidamente, las ojeras en mi rostro ya eran más que evidentes. Me lavé la cara con agua fría y me arreglé el cabello... No había nada que pueda hacer con mi deslucido aspecto.
Maximus en su pequeña mesa servía café para ambos, junto a nuestras tazas un plato de tostadas y una caja de aspirinas que supuse que eran para mí.
Me senté enfrente de él y tomé dos aspirinas.
— Gracias — Le dije llevándome a la boca una pastilla.
— Oh, no es nada... Sé lo duro que es ir a clases con resaca y sin dormir.
Él se veía tan confiado y despreocupado esa mañana. Él estaba radiante...
Sonreí antes de beber el café y continúe:
— Gracias por despertarme...
Él sólo sonrió antes de comer una tostada.
¿Por qué esto se siente tan agradable?
Era la segunda vez que dormía con él y a pesar de la tensión que se sentía en el aire, esto era agradable, cómodo... Yo me sentía extrañamente reconfortado cuando estaba con él. No necesitaba nada más cuando compartía mi tiempo con Maximus... Tal vez, si funcione esta amistad.
— ¿Entras más tarde a la universidad? — Le dije al observar que él seguía en ropa de dormir.
— Si, en unas dos horas...
— Lo siento por despertarte tan temprano.
— Oh, no lo sientas. Puedo aprovechar este tiempo para adelantar mi proyecto — Él me dijo señalando una maqueta en su escritorio.
Me levanté para ver de cerca a una pequeña cinta transportadora con algunos mecanismos de redstone interconectados... Bastante bien.
— ¿Es para la clase de la profesora Lee?
— Si... ¿Que piensas? ¿Alguna corrección por hacer?
Yo lo miré y sonreí pícaramente.
— Oh, Maximus... No puedo dar correcciones fuera del horario universitario.
Él se sonrojó y se cruzó de brazos, yo me acerqué a su proyecto para verlo detenidamente.
— Aunque si yo fuese tú, me fijaría bien en los engranajes... Creo que están puestos al revés...
Él me miró y observó su trabajo.
— Gracias...
Yo sólo le sonreí y desvié mi atención a los cuadros de fotos que colgaban en ese rincón.
— Oh, Dios ¿Éstos son Rubius y Vegetta?
Él se acercó y descolgó el pequeño portaretratos:
— Si — Me dijo riendo — Todos nos conocemos del mismo pueblo...
— Eso es genial.
— Si... Mira, aquí estamos Vegetta, Willy, Rubius y yo en la escuela preparatoria.
Él me señalaba uno a uno, en las fotos. Su cara se iluminaba al nombrarlos, realmente él tenía un gran grupo de amigos.
— Oh, mira! — Él me dijo enseñándome otra fotografía — Aquí está Luzu en las elecciones escolares...
— ¿Y aquí? — Le dije señalando la fotografía más grande, dónde se veían un gran grupo de personas.
— Ésta fue la fiesta de graduación... Mira, aquí está Rubius, Quackity, Willy, Spreen, yo y... Mmmm... — Su dedo pasó por el rostro de alguien con el cabello azul, y su semblante cambió por uno más frío y apagado — Oh, mira aquí está Vegetta también... Éramos un gran grupo ¿Sabes? Es una pena que no nos veamos regularmente...
Él acomodó los cuadros de fotografías en silencio, él observaba las fotografías con nostalgia y suspiraba pesadamente... Tal vez habían recuerdos que él no quería tener presentes.
Yo hice todo lo posible para desviar su atención de lo que sea que estuviese pensando en ese momento. Yo no quería arruinar esta mañana...
— Me gusta tu piso.
— No creo que lo digas en serio...
— ¡Si! ¿Por qué no? Tu piso es tan personal... Se siente cómo un hogar, hiciste de este espacio algo tuyo. Mi piso por el contrario se siente tan frío... De hecho, nunca lo ví como algo más que un lugar para estudiar y dormir.
Él rió y se dirigió al sofá a buscar mí suéter.
— Nunca pensé que serías un pobre niño rico anhelando las cosas simples de la vida...
— Oye — Le contesté riendo poniéndome el suéter que él me extendía y con mi mejor cara de apenado le dije — Me ofende que digas eso
— Oh, por favor — Él rió con brillos en los ojos.
Un silencio invadió la sala de repente.La tensión entre nosotros era evidente, pero Maxo había sido claro conmigo. Él quiere una amistad, sólo una amistad por el momento.
— Tengo que irme — Le dije parado a sólo unos centímetros de él.
— Si... — Me respondió él mordiéndose el labio.
Él se dirigió al pequeño vestíbulo y se quedó a unos pasos de la puerta
— Nos vemos en la universidad — Le dije sin verlo, poniéndome la mochila
— ¡Pierre! — Me dijo él volviendo a acercarse — Buena suerte en tu examen.
— Gracias — Respondí devolviéndole la sonrisa.
Él se acercó mas a mí y acomodó con delicadeza la parte superior de mi abrigo. Eso me había tomado tan de sorpresa que no tuve tiempo a reaccionar o pensar con claridad que estaba sucediendo.
Él levantó su mirada y rasgó suavemente mi mejilla con su uña, y me dijo:
— Todavía tienes marcas de la almohada en tu cara.
Yo reí suavemente, él bajó la mirada sonrojado.
Maximus me encantaba, sobretodo cuando actuaba natural y contradictorio, mucho más cuando era impulsivo y sus mejillas se volvían tímidamente rojas.
Él era magnético.
Me acerqué unos pasos, él sólo me observó confundido... Volví a aproximarme a él y él comenzó a retroceder. Yo simplemente volví a acercarme.
— ¿Qué haces? — Él me preguntó entre risas .
— Maximus... — Le respondí susurrando sin dejar de acercarme, él sólo retrocedía riendo nervioso.
— ¿Si? — Él me dijo una vez que su espalda tocó la puerta.
Suspiré, no había forma sutil de decidirlo pero yo no aguantaba más la pesadez del ambiente y no lo hubiese hecho por mí, sino que lo hice por él... Yo podía notar en su respiración, en los latidos de su corazón y en su voz temblorosa que esta tensión que nos envolvía era demasiado para él.
— Podemos hacer una excepción hoy...
— No te entiendo — Él me dijo frunciendo el ceño.
— Sé que quieres que seamos amigos primero, quieres que te conozca, tú quieres conocerme pero... — Mi voz sólo era un murmullo acercándose a su cara.
— ¿Pero qué...? — Me dijo él impaciente, respirando por la boca.
Mi brazo rodeó la cintura de él, atrayendo su cuerpo más a mí.
— Sólo dime si estás de acuerdo... Sólo por hoy. Una excepción.
No hubo que explicar demasiado, no hubo que hablar demás.
Las manos de él aterrizaron en mis hombros, nuestros rostros a unos escasos centímetros y esta tensión que llegaba a su pico más alto.
Mi boca capturó su labio inferior y sus brazos ahora colgaban de mi nuca... Él también quería esto, yo no estaba solo en esto.
Dudé si sacarme la mochila pero besarlo y tenerlo entre mis brazos era una urgente necesidad.
Él inclinó su cara a un lado y abrió su boca, mi lengua voraz no quiso dejar lugar de su boca sin recorrer, explorando su interior, lamiendo sus labios como un néctar y succionando para sentir su sabor.
Lo empujé contra la puerta, presionando más su cintura y alineando más nuestros cuerpos. Él me besaba con pasión desenfrenada, sus manos me sacaron el abrigo y junto con él la mochila cayó al suelo.
Mi lengua salió de su boca y comenzó a bajar por mentón, recorrió toda la línea de su mandíbula hasta desembocar en su cuello. Mi boca, mi lengua y mis dientes, todos ellos querían ser participes de dejar una marca en el cuello de Maximus... Sus manos se clavaron en mi espalda y ya no había un espacio evidente que nos separara.
Él jadeaba y yo... Yo podría destrozarlo en este instante si yo quisiese.
Pero esto no se trataba de lo que yo quisiera.
Sí, Maximus también me besaba con las misma ganas que yo lo besaba a él, pero él era único que podía trazar mis límites. Yo estaba sumido a sus órdenes y sus deseos porque yo así lo había querido.
Él... Él. Mierda, su piel es tan suave, y su aroma es casi embriagador...
Me separé sin soltarlo, ambos estábamos agitados y una erección crecía en el interior de mis pantalones. Era tiempo de parar.
— ¿Qué sucede? — Me preguntó él susurrando.
— Tengo que ir a clases — Hablé con dificultad.
Él me miró boquiabierto, asintiendo. Lentamente me soltó de sus brazos y yo hice lo mismo.
Recogí mis pertenencias del piso. Acomodé mi cabello antes de salir y él sólo me observaba, aún ruborizado y agitado.
— Me voy... — Le dije sonriendo a él.
— Suerte en tu examen.
— Gracias.
Me acerqué lentamente a él y besé su mejilla. Él cerró los ojos y rió.
— ¿Eso también es una excepción?
— ¿Quieres que lo sea? — Le contesté riendo.
Él solo asintió con una sonrisa y me dijo:
— Ya vete, que llegarás tarde.
Salí de la residencia para alumnos aún con el corazón acelerado, y llegué al aula faltando un minuto para que cierren las puertas.
El exámen comenzó puntual y yo aunque sabía todas las respuestas no podía concentrarme, todo lo que quería era escucharlo jadear una y otra vez... Yo quería verlo encima o debajo de mí...
Agh ¿En qué estoy pensando? Necesito aprobar este examen.
Chapter 13: Biblioteca
Summary:
Montaña rusa de emociones para Maximus.
Chapter Text
Maximus POV.
Cuando Pierre cruzó por esa puerta y salió al exterior, mis rodillas se doblaron...
¿Por qué era tan difícil para mí mantener firme mis ideas? ¿Por qué este hombre venía y hacia añicos mis planes? Él podía hacer y deshacer lo que sea, él podría encontrar vacíos legales a mis alegatos y aún así sería inocente para mí... Él era mucho más de lo que yo pensaba, él ponía mi mundo de cabeza y a mí eso simplemente no me disgustaba.
¿Que estás haciendo conmigo Pierre?
El agua caliente salió a borbotones y me introduje lentamente a la ducha. Cerré los ojos mientras masajeaba mi cabeza con el shampoo, pronto mi cuerpo se cubrió de espuma. Ojalá hubiese sido un simple baño...
Acaricié mi boca pensando en él, mi pecho que aún latía con fuerza al recordar su boca...
Mi mano recorrió mi cuello, mi pecho y mi abdomen... Sentir su aroma tan cerca de mí, sentir cómo agarraba mi cintura con fuerza y me empujaba contra la puerta.
Mi mano lentamente continuó bajando por mi ombligo hasta mi... Sentir su lengua que recorría deseosa mi cara, sus dientes rozando la piel de mi cuello, su respiración agitada acorralando todo mi ser...
Oh Dios, esto se siente tan bien.
Apreté los ojos con fuerza, el movimiento de mi mano era cada vez más rapido y obsceno, un tímido gemido salió por mi boca... Mi cabeza se volcó hacía atrás mojándose de lleno con el agua de la ducha. Un precoz espasmo agitó mi cuerpo y mis rodillas nuevamente se doblaron.
Oh...
Mis mano rápidamente fue limpiada por el agua que caía sin cesar de la ducha... ¿Por qué me siento tan sucio? Mi respiración agitada, y mi mente culposa por acabar de hacer algo que supuestamente yo no disfrutaba me hicieron salir rápidamente de la ducha.
Había pasado mucho tiempo desde que yo...
Salí del baño aún con el pelo chorreando y me senté en el pequeño escritorio a observar mi trabajo, reí ante mi tonto error... Los engranajes están al revés. Ocupé toda la mañana a arreglar mi proyecto que cuándo quise ver la hora ya tenía que salir hacia la universidad.
Me vestí rápidamente y me peine de forma tosca el cabello.
Busqué mi mochila y libros en aquel rincón atiborrado dónde caían las cosas que ya no necesitaba.
Cuando alcé la vista ahí estaba él de nuevo... Ha pasado tiempo.
Yo casi no recordaba éstas fotos. Es gracioso como yo había dejado estas fotografías en este rincón para tenerlos presentes en mi día a día y aún así yo había olvidado por completo verlos a menudo.
Me acerqué a ver detenidamente las fotografías colgadas en ese rincón, algunas coleccionaban polvo, yo las había descuidado...
Un suspiro salió desde el centro de mi pecho y mi voz fue un molesto susurro: Dan... Me acerqué a ver la única foto que aún yo conservaba de nosotros juntos. Aún dolía, aún su recuerdo lastimaba mi memoria, aún yo tenía más preguntas que respuestas, aún yo...
Mierda. Observé la hora en mi reloj y salí corriendo de allí, ya era muy tarde y yo podía llegar nuevamente tarde a clases.
No tengo tiempo para esto...
Ingresé al aula 316 a la clase de Oratoria y argumentación periodística y me senté cuidadosamente en los últimos asientos de la sala. Tres alumnas exponían su proyecto mientras el resto de alumnos observaba atentos para lanzar sus preguntas... Parecía como si todos estuviesen buscando un error en esas pobres chicas en vez de intercambiar ideas y criticar con objetividad su exposición.
Yo odiaba participar en clases pero necesitaba puntos extras.
Mi movil comenzó a vibrar y lo saqué ansiosamente del bolsillo de mi pantalón.
Aypierre : Hey, ¿Quieres almorzar conmigo?
Mi corazón se aceleró y una tonta sonrisa se dibujó en mi rostro.
Maximus: Hola , si! ¿Nos vemos en la cafetería del campus?
Borré automáticamente mi respuesta al recordar que mi exposición era a la hora del almuerzo... Suspiré desilusionado y continúe mi mensaje de la forma más amigable posible, yo me sentía muy mal al rechazar una propuesta.
Maximus: Tengo una exposición de Oratoria, lo siento.
Aypierre: Oh, no te preocupes. Buena suerte con eso!
Maximus: Gracias :) ¿Cómo te fue en tu exámen?
Aypierre: Supongo que bien... Siempre apruebo.
Él era tan engreído, a veces no sé porque me gustas tanto...
Ante mi nula respuesta él me envio una imagen que me hizo largar una carcajada. Toda la clase volteó a verme y la profesora se acercó lentamente a mí.
— Maximus... ¿No? — Ella me miraba desde su anotador, bajando sus gafas con altivez — ¿Alguna corrección hilarante para hacer a tus compañeras?
Yo me paré sonrojado, acomodando mi chaqueta y observando por primera vez la presentación.
— Oh, bueno... Verán, a mi criterio podrían haber utilizado imagenes reales de la investigación y no una imagen generada por IA... Creo que tendrían mejor impacto al receptor.
La profesora me observó y se dirigió a la pantalla del proyector.
— Excelente... — Ella sonrió tomando notas y continuó añadiendo ideas a mi conclusión.
Ese día llegué muy tarde a casa. Caí derrumbando en mi cama con la mochila todavía en mis hombros. Una notificación en mi móvil que vibraba impaciente.
Aypierre: ¿Cómo estuvo tu exposición?
Una estúpida sonrisa se dibujó en mi rostro y mi estómago se sentía mucho más blando que lo normal. Cómo él puede ser tan...
Maximus: No tengo los resultados hasta la semana próxima pero supongo que nos fue bien!
Aypierre: Genial :)
Maximus: Oye, ¿Quieres almorzar mañana? Es día de pizza en la cafetería!
Aypierre: Oh, no creo que mañana pueda... ¿Tal vez pasado mañana?
Maximus: Ok! Nos vemos el jueves :)
Aypierre: Fantástico. Buena noche Maximus.
Maximus: ¿Ya vas a dormir?
No tuve respuesta de él hasta el día siguiente... En el fondo me sentía halagado de ser la última persona con la que él hablase hasta quedarse dormido.
El jueves había llegado y todo lo que mi imaginación había creado la realidad lo había quebrado.
Maximus: Hola Pierre...
Aypierre: Maximus! ¿Cómo estás?
Maximus: Estoy b ien... Solo queria avisarte que hoy no podremos almorzar juntos.
Yo me sentía tan mal de volver a rechazar una invitación, esto ya parecía a propósito.
Aypierre: Ok, no te preocupes. Dejémoslo para una próxima vez!
Maximus: Lo siento, pero debo rehacer por completo un trabajo para mañana...
Aypierre: ¿Puedo ayudarte con el algo?
Maximus: ¿Sabes sobre periodistas multifacéticos del siglo XX?
Aypierre: Jajajaja, lo siento. No.
Mis pies fueron arrastrados hasta la biblioteca del campus esa misma tarde, según el profesor de historia allí podría encontrar artículos y libros para complementar mi paupérrimo trabajo... Agh, esto es estúpido.
A veces tenía el presentimiento que solo me hacían hacer estas cosas porque era becado. Es como si yo siempre tuviese que demostrar porqué soy digno de una beca...
Llegué a la recepción de la biblioteca, donde un desganado asistente me indicó el pasillo del libro que necesitaba... Odio mi vida.
Caminé por el lugar, alejándome de la enorme mesa del hall principal para adentrarme a los sinuosos pasillos de cientos libros.
Era una pena que yo estuviese de tan mal humor, en otro momento seguramente hubiese admirado los miles de ejemplares apilados en esos gigantes estantes de madera.
Yo había llegado a la sección que buscaba, encontrando algo más que un libro...
Mi reacción fue ridícula y tal vez mi mente imaginaba algo que no era, pero... ¿Qué hacen ellos dos ahí? ¿Por qué estan tan juntos y tan solos en la biblioteca?
Me tropecé y una pila de libros cayó al piso haciendo un estruendo en el sector, y ambos asustados se acercaron.
— ¿Estás bien?
Lo miré avergonzado desde el piso apretando mis dientes. Él parecía un alumno de primer año y sin ningún tipo de maldad aparente en sus ojos.
— ¿Maximus?
Y ahí estaba él, mirándome con las manos en los bolsillos de su pantalón. Se acercó sin que yo pudiese contestarle y me extendió su mano para levantarme.
— Gracias... Estoy bien — Respondí al chico que ahora se encontraba ayudándome a recoger los libros del piso.
Una vez ordenado el sitio los tres nos miramos en un silencio incómodo.
Él chico que abrazaba dos libros en su pecho tosió y dijo:
— Bueno... Tengo que irme. Nos vemos el sábado Pierre.
El simplemente se fue diciéndome adiós por cortesía. Pierre lo miraba con una sonrisa indiferente hasta que desapareció por los pasillos y me miró burlón.
— ¿Qué hacías aquí Maximus?
¿Cómo qué hago aquí? ¿Qué es lo qué hacía él aquí? ¿Que estaban haciendo él y ese chico aquí?
Mi corazón latía con fuerza y mi cara estaba roja, simplemente yo podía estallar de una forma horrible... ¿Estos son celos? ¿Estoy celoso?
Suspiré, tratando de evadir su pregunta y busqué en los estantes el libro que necesitaba...
— Yo... Yo estoy buscando un libro. Es lo que hace uno en la biblioteca ¿No? ¿Leer?
Él rió, y yo me estaba arrepintiendo de dejar que estas emociones dominaran mi actitud.
— Todos estos libros están en francés — Él me dijo parándose detrás de mí.
— Oh... Bueno puedo usar alguna aplicación de mi móvil para transcribir los textos — Le respondí ignorandolo.
— Puedo ayudarte si quieres... — Él dijo acercándose más a mí.
Su mano se apoyó en mi hombro y yo me volteé a verlo con desagrado. Yo lo miraba con aparente enojo, incluso mi respiración era molesta, yo estaba molesto, yo no estaba aquí para ser uno más en su lista.
Yo no estaba seguro de lo que él estaba haciendo con ese chico minutos atrás antes que yo los sorprendiera pero tampoco quería oír una excusa, ni siquiera quería oír la verdad.
Yo solo quería alejarme de él por hoy...
— No es necesario que me ayudes — Le dije firme.
— Quiero ayudarte — Él me susurró suplicante.
Todos mis pensamientos previos se escuchaban tan coherente en mi mente pero cuando yo lo tenía tan cerca y veía sus ojos azules mirándome, todo se desvanecía...
Mi respiración se volvió espesa cuando ninguno dejó de mirarse en los segundos previos a besarnos.
Mis manos subieron hasta sus omóplatos, acercándolo más hacia mí empujando mi espalda contra los estantes.
Mis labios ya se habían acostumbrado a su boca y esta vez sólo recibían ansiosos su toque. Él siempre sabía que hacer... Él siempre sabía que hacer conmigo.
Un beso urgente y casi prohibido en los pasillos de la biblioteca, esto se sentía tan irreal, esto era tan excitante...
Él me soltó de repente y se alejo un par de pasos.
— ¿Entonces quieres que ayude?
Mi corazón todavía acelerado y mi hinchada boca que ya lo extrañaba hacían difícil que yo piense con claridad.
Cerré mi boca, aclaré mi garganta y me paré derecho antes de contestar:
— Si... Sí tu quieres, si.
Chapter 14: Exhibición
Summary:
Aypierre va a una exhibición de Ingeniería.
Notes:
(See the end of the chapter for notes.)
Chapter Text
AyPierre POV.
Esta situación era graciosa pero me contuve de molestarlo ¿Maximus estaba celoso? Eso era divertido.
Y no, yo no quería ser cruel y mofarme de sus sentimientos pero él no podía ver que tan adorable era cuando estaba enojado conmigo...
Me senté a su lado mientras él escribía en el teclado de la computadora... La luz amarillenta de la biblioteca le quedaba tan bien, incluso esas gafas para descansar la vista lucían genial en él.
Él escribía en un archivo de word algo que no me molesté en mirar y luego de su frenético tipeo él se detuvo para mirarme fijamente.
— Ok, puedes empezar a leerme este artículo — Él me dijo extendiendo un pequeño libro abierto en la pagina 23.
Comencé a leer por inercia en voz alta y en francés hasta que su cara maravillada me interrumpió, él lucía tan encantador cuando me contemplaba que yo no podía evitar hacérselo saber.
— ¿Qué sucede? — Le pregunté susurrando acercándome a él.
— Me gusta oírte hablar en francés, pero necesito entender lo que dices — Él me respondió distante y frío.
Me alejé nuevamente con el libro en mis manos y reí. Yo esperaba un beso, no una conversación hostil de su parte.
Comencé nuevamente a leer, esta vez traduciendo lo que aquel artículo decía. Él me escuchaba atento y tomaba notas en su libreta. Cuando llegué al final él soltó su lápiz y comenzó a transcribir en la computadora.
Yo me apoyé mi cabeza en su hombro para husmear su trabajo, él no se detuvo y siguió escribiendo enérgicamente.
Luego de unos minutos me aburrí y comencé a mirar mi móvil.
— Ok, ¿Puedes leerme el artículo de la pagina 76?
Comencé a leer hasta el final del libro y él repitió el proceso anterior.
— Creo que eso ya es todo... Puedes irte si quieres, terminaré el trabajo solo desde aquí.
— Oh, no me molesta estar aquí. Me quedaré hasta que empiece mi clase de las 4.
— Ok... Pero son las 2, falta demasiado para tu clase.
— ¿Por qué me echas? Me gusta estar contigo.
Él resopló y sonrió brevemente. Esa sonrisa... Era la primera vez que veía a Maximus tanto tiempo sin sonreírme, no lo hizo cuando me vio en la biblioteca (Bueno, tampoco tenía porqué; él me había descubierto con aquel estudiante de primer año), tampoco me sonrió antes o después de besarme, ni cuando ofrecí mi ayuda... Él estaba genuinamente molesto.
Ya era la hora de irme cuando mi móvil comenzó a sonar haciendo eco en el hall de la biblioteca, contesté con torpeza y confuso.
Una llamada de menos de un minuto que iluminaria mi rostro notoriamente .
"Ok, gracias. Nos vemos la próxima semana" Dije cortando la llamada.
— ¿Quién era? — Me dijo Maximus sin apartar la vista de la pantalla pero notando mi repentina alegría.
— Se suspendió la clase de economía...
— Oh lo siento, hice que te quedes aquí sin hacer nada, yo...
— Oye — Le susurré acercándome a él — Me gusta estar contigo incluso cuando tengo que estar silencio o sin hacer nada...
Él volvió a resoplar pero esta vez su sonrisa fue más amplia, yo le devolví la sonrisa y él bajó la vista sonrojado.
— Igualmente ya termino... Sólo me falta la bibliografía y ya.
Ambos nos dirigimos a la mesa de entrada. Maximus imprimió su trabajo allí, yo volví a evadirme con mi móvil, no quería que él lo notase pero yo quería irme de allí...
Salimos al cabo de unos minutos al exterior y el cielo comenzaba a tomar tonos violáceos y anaranjados.
— Bueno... Creo que nos veremos el lunes en la clase de la profesora...
— ¿Puedo acompañarte hasta tu piso? — Lo interrumpí con calma.
— Oh, no... — Él sonrió tontamente — Digo... Tú vives del lado contrario a mi residencia ¿Por qué querrías hacer todo este camino de nuevo?
— Porque quiero — Respondí con las manos en los bolsillos comenzando a caminar en dirección a su piso.
Él apresuró su paso hasta alcanzarme y me dijo:
— Siempre haces todo lo que quieres, ¿No?
Yo largué una carcajada. Hoy todas sus preguntas sonaban con ese dejo de rencor, producto de sus incipientes celos.
— A veces... — Respondí con una sonrisa burlona.
Él rió con molestía y contestó:
— ¿Nunca piensas antes de actuar?
— ¿Yo? Por supuesto. No soy una persona impulsiva, ni me dejo llevar por mis pensamientos intrusivos, pero cuando quiero mucho algo, simplemente lo hago.
— ¿Y nunca te arrepientes?
— Bueno... No, nunca me arrepiento.
Él me miraba mordiéndose el labio cómo si quisiera decirme algo que no se atrevía a revelar. Yo decidí cambiar el tema de conversación mientras seguíamos caminando hacía la residencia para estudiantes.
— ¿Tienes planes para el fin de semana?
— Oh, no lo sé. Por el momento estoy libre a excepción del sábado que voy a una fiesta — Él respondió rápidamente mi pregunta — ¿Y que hay de ti?
— Él sábado estaré ocupado y seguramente el domingo sólo me limite a descansar...
— ¿Irás a la fiesta del departamento de arte?
— Nah, he ido a tantas fiestas desde que empecé en esta universidad que ahora solo me aburren...
— ¿Entonces qué haras? ¿Tienes una fiesta de cumpleaños, una cena o... una cita?
— Yo no tengo citas, Maximus.
Él me miró ruborizado y comenzó a jugar con el cordón de su sudadera. Yo esperaba que él dijera algo más, pero no lo hizo. El silencio se apoderó de la conversación, y yo no quería volver a esos silencios incómodos con él.
— Aunque no me molestaría tener una cita este sabado... Al menos eso sería una buena excusa para no asistir a la exhibición de ingeniería mecanica de los de primer año.
Su semblante se iluminó y aliviado, soltó una risita.
— ¿Tan malas son esas exhibiciones?
— Oh... No te imaginas cuanto. A veces no sé porqué me propuse ser ayudante de clase — Lo miré de reojo — Bueno, no todo es malo... Pude conocer mucha gente interesante.
Me acerqué para acariciar su cabeza de manera juguetona. Él me miró con sus chispeantes ojos marrones y su mejillas levemente rosadas.
— ¿Qué haces? — Él preguntó con una risa nerviosa.
— Nada... Solo pienso... Que bueno que hayas elegido una clase de ingeniería como materia optativa.
Él se detuvo en el portón de la residencia. Yo estaba tan envuelto en analizar y contemplar las reacciones de Maximus que había olvidado por completo que la conversación terminaría cuando él llegase a la entrada del lugar.
— Bueno... Aquí me despido.
— Si — Dijo él con una tímida sonrisa buscando sus llaves en los bolsillos — Gracias por acompañarme.
— Oh, de nada. Ya te lo dije, me gusta pasar tiempo contigo.
Él volvió a sonreírme y se volteó a abrir el gran portón.
— Adiós. Nos vemos el lunes...
— Adios Maximus — Respondí mientras él ingresaba al lugar y yo lo miraba desde afuera.
Esperaba que él me invitase a pasar, pero esta vez solo se despidió de mí.
El cielo ya estaba oscurecido cuando decidí volver a casa y dejar de esperar que Maximus bajara para darme un beso de despedida.
Esto no era una comedia romántica.
Él había sido claro conmigo... Amigos. Él no quería ir tan de prisa, ni tampoco quería una relación casual superficial, él quería conocerme y dejar que yo lo conozca de verdad...
Todo eso sonaba muy coherente para una persona seria como él, pero ¿Por qué él me besó de esa manera en la biblioteca?
Cuando llegué a mi piso era completamente de noche, suspiré al entrar. Tal vez mi cabeza se negaba a pensar demasiado en Maximus pero mis labios sólo necesitaban una vez más su tacto.
En cuánto puse un pie en el salón de exhibiciones comencé a experimentar un mal viaje... ¿Por qué he venido colocado?
Había mucha gente, la música estaba muy alta y el calor era sofocante. Y extrañamente me sentía observado. Yo tenía que salir de allí antes que algún directivo me viese en ese estado totalmente paranoico.
Caminé casualmente hasta la salida del salón, y atravesé el campus para buscar un poco de agua de las maquinas expendedoras. Bebí el contenido de aquella botella cómo si fuese un suero y cerré los ojos tratando de controlar mi respiración, pero aún así me sentía observado...
Me dirigí al baño, un poco de agua fresca y controlar que tan drogado me veía en el espejo. Miré mis ojos pero mi vista se desvío a mi cabello, lucía tan despeinado. Mis manos sólo querían juguetear con mis mechones. Mis mejillas estaban rosadas, tal vez por el frío o el calor... Yo tenía una temperatura ideal. Estoy bien.
Ingresé a uno de los cubículos a orinar y cómo creía que era el único en este sector del campus, no me tomé las molestías de cerrar la puerta detrás de mí.
— ¿Así qué aquí estuviste todo este tiempo? — Me dijo una voz que no pude reconocer.
— ¿Qué dices? Llegué hace 5 minutos — Respondí mientras subía el cierre de mi pantalón.
— El rector te busca hace media hora...
Me di la vuelta para ver con quien yo estaba hablando y mi mente se nubló, reí discretamente y me dirigí al lavarme las manos.
Él... El chico de primer año. Mierda ¿Cómo era su nombre? Esto es ridículo ¿Por qué no recuerdo su nombre? ¿Tan drogado estoy?
Él me miraba a través del espejo mordiendo su labio inferior, se acercó a mi lado y le habló a mi reflejo con una sonrisa traviesa:
— ¿Fumaste marihuana?
— ¿Se nota mucho? — Le respondí mirándolo de frente.
— Si — Él respondió sin dejar de sonreír — ¿Tienes más?
— Si... Pero la vendo ¿Quieres comprar?
— No tengo dinero — Me respondió serio, acercándose a mí.
— Entonces no hay trato — Le dije caminando hacía atrás.
— ¿No podemos hacer otro tipo de trato? — Él me sugirió, volviendo a acercarse.
Me detuve y sonreí, mi mente no estaba lo suficiente avispada para responder con ingenio, pero mis propios principios no podían negarse a coquetear con el novato... Veamos hasta dónde quieres llegar.
Me acerqué con una mirada seria, él no esperaba este movimiento, su ojos se abrieron con interés.
— ¿Qué tipo de trato quieres hacer?
Él solo amplió su sonrisa maliciosamente y su mano sin ningún preámbulo se enganchó a mi nuca, atrayendo mi cabeza a su rostro que solo me trasmitía deseos perversos.
Un beso voraz devino al instante, yo podía sentir los latidos de su acalorado corazón o tal vez solo seguía muy drogado para perderme en detalles insignificantes... Una mano bajando hacia mi pantalón me trajo de nuevo a la realidad y decidí parar esa batalla de lenguas que acontecía en mi boca.
— ¿Qué haces? — Dije tratando de incorporarme.
— Un trato...
Pegué un chasquido y desvié mis pasos a un cubículo a buscar un poco de papel higiénico, limpiando mis manos le dije:
— ¿A caso parezco alguien que intercambia hierba por placer?
Él miró sorprendido y avergonzado, se acercó tímidamente tratando de disculparse.
— No, no. Yo lo siento, no quería que suene así, yo solo estaba jugueteando... Tampoco haría cualquier cosa por hierba ¿Sabes?
Lo miré escéptico e intenté salir del cubículo pero atravesó su mano en la puerta.
— ¿Qué haces? El rector debe estar esperándome.
— Eso lo inventé... Yo solo quería una excusa tonta para degustarte aún más, y tal vez jugar un poco...
Mi cerebro estaba en llamas ante tan insolente proposición. Lo analicé brevemente, él era más osado de lo que pensaba, cualquiera se hubiese sonrojado después de coquetear tan salvajemente, pero él continuaba interrumpiendo mi paso sin siquiera dejar de verme a los ojos.
Tomé su brazo para verlo de frente y lo empujé contra los azulejos de ese baño.
Él me miraba sin inmutarse, expectante a mis siguientes movimientos... Yo solté una mueca burlona.
— No me gustan los juegos... Ni juguetear — Susurré a su oído — No tengo tiempo para esas cosas. Soy una persona clara y sincera, solo busco...
— Solo buscas diversión, ya sé — Él me interrumpió apartándose un poco — Ya escuché lo que dicen de ti, Pierre...
— Vaya, si que corren rápido los rumores — Contesté alejándome de él y apoyando mi cuerpo en la pared del pequeño cubículo.
— Si... — El se acercó a mirándome con esos ojos color miel — Casualmente, es lo que yo también busco.
Lo observé de arriba a abajo, analizando donde atacaría primero, y mis manos por voluntad propia se enredaron en los cabellos de él, un fuerte tirón hacía mí y ya tenía su pequeña boca probando mis labios.
Las cosas se se encendieron rápidamente entre nosotros, él era salvaje, decido y alocado, y yo... Yo no podía rechazar tal tentación.
Sus manos escurridizas bajaron hasta el broche de mi pantalón mientras yo besaba y mordía su cuello, él contuvo ineficaz un chillido mientras presionaba su cuello en mi boca, y sus labios volvieron aún más sedientos a mi boca antes de comenzar su trabajo manual...
Él bajó mi pantalón y jugueteó un poco con mis boxers antes de deslizarlo suavemente hacía abajo. Abrí mi boca expectante y bajó su cabeza hasta la linea de mi pelvis y sin rodeos introdujo mi pene en su boca.
Él estaba acelerado, sus movimientos lo comprobaban. Yo volví a agarrar esos cabellos castaños entre mis dedos con una mano, con la otra cerré la puerta del cubículo. Yo sabía que no había nadie en esta parte del campus, pero quería asegurarme... Había demasiados rumores hacía mi persona.
Sigue así... Le dije presionando más su cabeza contra mi base. Él era muy bueno, su lengua babeando caliente recorriendome entero, sus movimientos, pero había algo que no dejaba que me concentrase correctamente... Tal vez fumé demasiada hierba o tal vez solo tengo miedo que alguien nos vea en esta situación.
— ¿Que sucede? ¿No te gusta? — Él me dijo aún de rodillas.
— Lo siento — Dije atrayendo su rostro hacía mí para besarlo — Me distraje con la puerta.
Él miró la puerta y la cerró con el seguro.
— ¿Continuamos?
Asentí y él volvio con su trabajo manual mientras babeaba sugerente la punta. Yo eché mi cabeza hacía atras y cerré los ojos. Eso se siente bien...
Traté que mi mente se concentrara y envié el flujo de sangre a dónde debería pero era inútil, yo seguía muy drogado.
Volví a cerrar los ojos con fuerza y ahí apareció el... Sus labios carnosos, su piel suave y sus manos pesadas pero pequeñas sobre mí. Aaah, Maximus.
Nunca había entendido a la gente que piensa en otra en el sexo hasta ahora... Mi mente había encontrado una vía de escape en la simulación. Imaginar que él era Maximus fue afrodisíaco para mí.
Jalé la cabeza del muchacho con ambas manos, hundiendo su boca dentro de mí y ahora sí, él y yo podíamos sentir mi dureza en acción. Él jadeaba y yo también, al ritmo de mi pelvis que una y otra vez raspaban su garganta. Yo acariciaba el cabello de él en el proceso, era una casualidad que ambos lo tuviesen largo.
Sus manos, su boca, su lengua... Ya casi.
Oh...
Me corrí en la boca de ese chico sin previo aviso, normalmente nunca hacía eso pero yo estaba tan excitado que no pude contenerme... Abrí los ojos para ver el desastre que acababa de hacer.
Él me miraba extasiado, ni siquiera parecía molesto por haber tragado todos esos fluidos. Tomó unos trozos de papel higiénico para él y para mí.
Nos limpiamos y salimos del pequeño cubículo hacía el sector del lavamanos. Allí me miré al espejo y me mojé un poco la cara... Al menos, ya no estaba colocado.
Él bebió un poco de agua de la canilla y la escupió haciendo gárgaras.
— ¿Irás a la fiesta post exhibición? — Él me preguntó mirándome a través del espejo mientras se peinaba despreocupado.
— Si... Necesito vender — Le respondí con una sonrisa complice — Y hablando de eso... Toma.
Le extendí de mi bolsillo dos porros. Él rió pero no extendió su mano.
— Yo no fumo...
— Oh... Bueno, puedes regalárselo a algún amigo que fume. Una muestra gratis.
— Gracias — Me dijo acercándose para mirarme de frente — ¿Vamos a la exhibición?
— Necesito hacer una llamada, te alcanzo en un rato — Respondí evasivo.
— ¡Ok!
Él se fue de inmediato, dejándome solo.
Me miré al espejo y comencé a chequear que yo no tuviese ninguna marca o chupetón en mi cuello...
Me sentía mal de utilizar a ese chico que ni siquiera podía recordar su nombre... Suspiré con los ojos cerrados, y volví a pensar en Maximus... Agh, ¿En qué estoy pensando?
Saqué el móvil de mi bolsillo y escribí un mensaje que él no contestó hasta la mañana siguiente.
Aypierre: Ey, Maxo ¿Que haces?
Notes:
Para este capítulo estuve investigando antiguos ships de Aypierre cubito mediante fanarts xd Si, no fue una ardua investigación tampoco.
Dudé si nombrar al otro cubito pero preferí dejarlo en un misterio, ya que sentía que era demasiado OOC, así que solo tomé algunas mínimas características suyas.
El próximo capítulo estará en 3 o 4 días (Ya casi lo termino).
Gracias por leerme <3 un besillo.
Chapter 15: Festival
Summary:
Maximus participa en el festival universitario.
Chapter Text
Maximus POV.
El festival de la universidad había llegado y este año los alumnos de los departamentos de artes, comunicación y música estábamos a cargo.
Hace dos semanas cuando nos anunciaron el proyecto yo estaba tan ilusionado que hasta me había propuesto ser unos de los DJ principales del evento. Hoy yo solo quería desaparecer, realmente no sabía donde me estaba metiendo y el desgaste mental que me produciría la organización del festival.
Aypierre: ¿Buscaste en algún abrigo?
A unas horas del ensayo final yo no encontraba el pendrive con mi set de música, pero por suerte tenía a Pierre... Él había sido tan compresivo y dulce conmigo estos días, incluso con mis repentinos cambios de humor o mis indecisiones. Él siempre mostraba su lado más amable, él siempre me aconsejaba en mis problemas o estaba para ayudarme en lo que yo necesitara. Él era tan diferente a lo que las personas decían de él...
Maximus: ¡¡Lo encontré!!
Aypierre: Bien! ¿Dónde estaba el pendrive?
Maximus: En el bolsillo interior de una chaqueta, jajaja.
Aypierre: Vaya, ¿Así que lo encontraste gracias a mí? Creo que me merezco un premio...
Aypierre: Por el momento me conformo con un gracias, ya veré luego que quiero.
Maximus: Gracias! :)
Los mensajes de él me hacían sonreír siempre, de hecho estas dos semanas fueron lo único que me mantuvieron cuerdo. Cada vez que veía una notificación de mensaje en mi móvil mi rostro se iluminaba de una manera tonta y poco a poco la gente que me rodeaba comenzaba a notarlo.
No me gustaba admitirlo pero esperaba sus mensajes todo el día, recorría todo el campus siempre con la esperanza de cruzarme con él y que en sus impulsos me robe un beso en algún lugar secreto de la universidad.
Si, yo había decidido ser amigos y no ir tan rápido, pero mi corazón se aceleraba cuando estaba con él y los límites se volvían difusos cuando mis brazos solo querían envolverlo contra mí...
Y a pesar de mis indicaciones poco claras, él seguía interesado en mí, a pesar que un día yo dijera algo y al otro día yo hiciera completamente lo contrario, él nunca me lo reprochó. Él siempre respetaba mis límites, él siempre sabía como actuar o que decir, él sabía donde y cuando podría utilizar sus trampas conmigo, y así todo funcionaba bien entre nosotros.
Él era más de lo que yo podría desear, él era perfecto para mí excepto por una cosa, una cosa que yo no podía evitar, una cosa que realmente me ponía celoso...
Aveces yo solo pensaba que su extrema amabilidad con el resto de las personas era lo que me molestaba, mi mente insegura confundía siempre las verdaderas intenciones de él. Otras veces yo solo creía que él necesitaba flirtear porque solo era parte de su personalidad ser encantador con el resto mundo.
¿Él verá a otras personas? ¿Él estará con otras personas? ¿Por qué siempre está hablando o enviado mensajes con su móvil?
Agh, mi mente solo hacía que la sangre corriera con más velocidad por mi cuerpo, los celos y la desconfianza me dominaban y yo me alejaba de él solo para volver a reclamar lo que era mío ¿Mío? El no era mío... Él nunca podría ser mío, el había sido claro conmigo y aún así yo ansiaba tenerlo solo para mí.
Si. Yo no podía reclamar nada, yo no podía hacer una escena de celos o reproches porque no éramos nada formal, no había nada, no éramos más que dos disque amigos que se besaban en confusas ocasiones, dos personas que se conformaban con aceptar las ridículas peticiones del otro...
Por la tarde de ese sábado llegué al campus donde todo el mundo corría de un lado para el otro. Habían instalado carpas con puestos de comidas y algunos juegos de feria, un cordón de luces iluminaban el camino y en la parte central habían colocado un gran escenario, desde allí podía ver casi todo el campus. Realmente habían hecho un excelente trabajo los chicos del departamento de arte. Hice una pequeña prueba de sonido desde allí arriba, algunas personas se acercaron a escuchar la música y bailotear un poco.
Yo estaba disfrutando el momento y la sonrisa que me provocaba utilizar la mesa de mezclas pronto fue borrada en cuánto lo ví a él. Ahí estaba él, con esa cara despreocupada y esa sonrisa traviesa... Desconecté el pendrive y bajé del escenario, dando lugar al segundo dj que tocaría en el festival.
Me acerqué decidido apretando el puño y los dientes, ¿Por qué yo tengo que acostumbrarme a estas situaciones?
Pierre estaba al pie de un árbol con un muchacho rubio, ambos estaban tan cerca él uno del otro, riendo y hablándose al oído, tal vez por el ruido de la música o ¿Tal vez estaban coqueteando delante de todo el mundo? Agh...
A medida que yo iba acercándome lo analizaba minuciosamente... Linda cara y sonrisa amplía, él parece más joven que nosotros ¿Tal vez es un estudiante de primer año? ¿A él le gustan los novatos? ¿Qué está haciendo conmigo entonces?
Me detuve a un par de pasos, esto no tenía sentido. Yo no podía actuar impulsivamente, yo no podía dejar que los celos me dominaran. Yo...
— ¿Maximus? — Dijo Pierre volteando a verme.
— Oh... Hola — Respondí acercándome avergonzado con la manos en el bolsillo de mi sudadera.
— Estábamos escuchando tu música, hombre...
— Si, rey. Sonaba increíblemente genial — Dijo el muchacho rubio que lo acompañaba.
Pierre soltó la botella de su boca abruptamente y dijo:
— Maximus este es Tubbo. Tubbo, Maximus.
Ambos nos dijimos hola cordialmente.
— ¿Así que tocarás en la noche? — Preguntó el rubio.
— Oh... Si — Respondí mientras yo observaba a Pierre que no dejaba de beber su botella — Seré uno de los últimos en pasar.
— Eso es genial hombre ¿Estás en el departamento de música?
— No, estudio periodismo... Solo hago música en mis tiempos libres ¿Tú en que departamento estás?
— Ingeniería...
— Está en primer año — Interrumpió Pierre — Y es uno de los mejores de su clase.
— Oh vaya, genial — Dije fingiendo interés — ¿Ustedes ayudaron a colocar el sistema de luces en el escenario?
— Solo los de primer año...
— ¿Entonces qué haces aquí Pierre? ¿Los estás supervisando?
Tubbo rió a carcajadas, y Pierre bufó divertido.
— Nah... Hoy estoy de seguridad, necesitaban ayudantes así que me ofrecí.
— ¿No deberías tener un chaleco reflectante?
Él abrió su abrigo mostrando el chaleco de la universidad.
Una voz a lo lejos llamó a Tubbo y éste se despidió amablemente de nosotros.
— Entonces...
— ¿Si? — Dijo él ansioso guardando la botella en bolsillo de su abrigo.
— No sé mucho de seguridad en eventos pero creo que no deberías estar tomando vino a estas horas... El festival ni siquiera ha comenzado.
Él se acercó hacía mí, su aroma mezclado con el vino era casi embriagador, y dijo:
— Digamos que quería tener una buena excusa para verte un rato antes.
Mi corazón comenzó a acelerarse y mi mejillas tomaban color otra vez. Yo solo sonreí alejándome unos pasos... Yo quería besarlo ahí mismo pero no podía, simplemente no podía.
— Creo que estás un poco ebrio — Respondí mirando hacia el escenario y al resto de la gente que había allí.
— No, no lo estoy. Solo necesitaba un calmante para aguantar el festival... Dicen que vendrá mucha gente.
— ¿Por qué te ofreciste ser seguridad si no te gustan estas cosas?
— Ya te lo dije — Él me tomó la mano disimuladamente — Quería verte antes...
— ¿Qué haces? — Reí nervioso y solté su mano suavemente.
— Me gusta estar contigo Maximus...
Lo miré a los ojos y el parecía tan sincero en sus palabras, a diferencia de mí él estaba tan calmo y encantador... Yo solo quería lanzarme a él y besarlo.
— ¿Pierre? Te necesitamos en la sala de la cafetería — Dijo una muchacha acercándose a nosotros, ella también llevaba el chaleco de la universidad por lo que yo supuse que allí se reuniría todo el personal de seguridad
Él se despidió con una sonrisa y yo me senté al pie de ese árbol. Mis emociones estaban confusas y revueltas, y yo no podía hacer nada para controlarlas.
La noche había arribado y el momento de subir al escenario llegó rápidamente. Había pasado tanto tiempo... Yo estaba que explotaba de emoción y alegría, ver a la gente disfrutar mi música, verlos bailar y gritar eufóricos. Era una gran noche, y ni siquiera había necesitado del alcohol... Había pasado tiempo también de eso.
Me despedí del escenario dando paso al dj principal de la noche y la gente gritaba mi nombre y aplaudía fervientemente.
Yo estaba motivado, literalmente caminaba entre nubes y la sonrisa en mi cara comenzaba a doler.
Yo solo quería ver a Pierre... Buscarlo entre el tumulto fue imposible, mucho más cuando la gente se acercaba a hablarme y felicitarme, yo les respondía cordial y con rapidez.
Caminé entre la gente, alejándome del área central, yendo a la periferia del festival.
Me detuve cuando los encontré, yo solo reaccioné de una manera lamentable, escondiéndome detrás de unos arbustos para que no vean...
Pierre y alguien más hablaban... Yo estaba seguro que era él porque había reconocido su abrigo, pero no podía ver con claridad a la otra persona que estaba de espaldas. Dudé si acercarme o no, ¿Qué estarán haciendo tan lejos y ocultos de todos?
Mi corazón comenzó a latir fuertemente y una bola de nervios crecía en mi estómago. Yo no estaba preparado para ver eso, aún cuando lo pensaba, aún cuando ya sabía lo que me esperaba, yo no estaba listo para ver a Pierre besarse con otra persona.
Corrí rápidamente hacía al lado contrario, quería borrar esas imágenes de mi cabeza, quería limpiar mis ojos con lágrimas pero la impotencia de no poder decir nada no me permitía estar triste...
Llegué a la parte central del festival, yo estaba confundido, mareado, yo estaba desorientado...
— ¿Max?
Esa voz...
Dudé si acercarme o fingir que yo no lo había visto, pero él fue más decidido que yo y se acercó fugaz abrazándome sin que yo pudiera reaccionar o alejarme. Sonreí falsamente cuando me soltó y lo saludé cordial.
— Oh. Maximus ¿Donde te has metido todo este tiempo?
— Bueno... He estado ocupado.
Él no había perdido esa sonrisa que algún día me supo encandilar, su cabello estaba mucho más corto o tal vez solo en mis recuerdos su cabello era mucho más largo... Había pasado tanto tiempo. Yo no podía procesar como me sentía
— ¿Que has hecho todo este tiempo? — Él me preguntó curioso y natural — No te he visto más por el departamento de leyes...
— Oh... Tomé otro rumbo, estoy haciendo clases en el departamento de ingeniería.
Él me miró confundido y luego rió.
— Procura no incendiar todo.
Yo solo sonreí.
— Ven, vamos a bailar — Él me tomó la mano tratando de llevarme al área del escenario — Como en los viejos tiempos, solo tú y yo.
Solo tú y yo, dijo él.
Y aún así yo busqué a Philza entre la multitud. Un nudo en garganta creció, había olvidado esta sensación, y aunque las ganas de bailar conmigo eran genuinas yo sabía que habían otras intensiones en él.
Aunque me dejé arrastrar hasta el centro, yo estaba cohibido... Esto no está bien.
— ¡Baila Maximus! — El gritó con una gran sonrisa en su cara.
La música estaba muy alta, la noche había caído completamente y el juego de luces habían convertido un festival universitario en una fiesta.
— Toma esto, bebe un poco — Él me acercó su botella que tenía entre manos.
— ¿Qué es? — Pregunté sacando la tapa y oliendo el contenido de la botella.
— Es cachaça... Tú solo bebe — El me miró ilusionado y yo obedecí — Oh... Pero con cuidado. ¡Es una bebida fuerte!
Comencé a toser en cuanto tragué, yo le había dado un gran trago a la bebida pensando que sería cerveza y él comenzó a reir a carcajadas.
— Te dije que bebieras con cuidado, Max.
— ¡Si! ¡Cuando mi garganta ya estaba ardiendo!
— Oh, cállate. ¡Bailemos!
Algunos amigos en común se acercaron a bailar con nosotros, y yo pude relajarme un poco más. Había pasado tanto tiempo de la última vez que estuvimos juntos Forever y yo... esto aún se sentía extraño.
La música me envolvió y comencé a soltarme, bailar y disfrutar era lo que yo más quería hacer en ese momento. Me lo merecía, no podía permitirme estar triste.
— ¡Oh Max! — Me dijo él acercándose y bailando junto a mí — Extrañaba esto... ¡Te extrañé, hombre! ¿Por qué dejamos de hablar?
Lo miré con una sonrisa sin dejar de bailar, pensando que solo era una frase hecha pero el siguió insistiendo.
— ¿Por qué no contestaste ninguno de mis mensajes?
Me detuve y lo observé, él genuinamente quería saber... Él no lo sabía.
Él nunca se molestó en comprender mis sentimientos, él nunca supo cuán lastimado estuve todo este tiempo y cuánto me ha costado superarlo. Él no sabía que había roto mis ilusiones.
A él nunca le importé lo suficiente... Siempre fui reemplazable, yo no valía lo suficiente como para importarle ¿Y por qué yo le importaría a él? Yo no soy especial.
Nunca fui especial para él, ni para...
Miré suspirando al cielo resignado. Yo no merecía esto. Yo... Me fui de ahí sin mirar atrás.
— ¿¡Maximus!? ¿¡A dónde vas!?
Esto se siente como un deja vu .
Salí hacía la calle y comencé a caminar a prisas, sin rumbo y con las ideas mezcladas en mi cabeza, mi corazón no paraba de latir con fuerza y yo comencé a temblar.
Necesito relajarme.
Entré a un pequeño mercado para comprar dos latas de cerveza y un paquete de cigarrillos. Salí de allí y una lata se vació antes de salir del estacionamiento, la otra lata solo descansaba en mi mano.
Caminé unas cuantas calles, tratando de aclarar mis ideas, mis sentimientos... Tratando de estar calmado pero solo podía sentir frustración y ganas de gritar que yo si era suficiente, yo quería demostrarle al mundo que yo si era especial, que yo si valía. Mierda.
Me senté a esperar y encendí un cigarro. Contemplé la fría noche, aún con esfuerzo yo podía visualizar algunas estrellas del cielo nublado, yo seguía ansioso pero de algo estaba seguro. Hoy sería un día bisagra, hoy sería un antes y después, hoy...
— Agh ¿Qué estoy haciendo? — Dije en voz alta tirando la colilla.
Me puse de pie para abrir la lata de cerveza y emprender el camino hacía mi casa. Hacía frío y yo no estaba tan abrigado para soportar una noche afuera.
Un auto paró delante mío y yo me quedé inmóvil.
— ¿Maximus? — Dijo sorprendido bajando del taxi — ¿Qué haces aquí?
Yo lo miré sin expresión mientras se acercaba, bebí la cerveza hasta la última gota y arrojé la lata al suelo.
— ¿Qué haces? — Pierre preguntó mientras veía la lata rodar por la acera.
Rodeé mis brazos en su espalda y lo besé como nunca antes había besado a alguien, conteniendo la respiración y presionando mis ojos con fuerza solo para sentir sus labios contra los míos, solo para sentir sus besos, solo para sentirlo mío.
— ¿Podemos subir a tu piso? — Pregunté sin despegarme de él.
Chapter 16: Especial
Notes:
(See the end of the chapter for notes.)
Chapter Text
Aypierre POV.
En cuánto la puerta se cerró detrás de nosotros, solo bastó una mirada para volver a enredarnos en besos sedientos y ardientes.
Yo rápidamente tomé su cintura sin soltarlo y nos dirigí a mi habitación.
Ambos nos sentamos en mi cama sin dejar de besarnos hasta que él se apartó bruscamente de mí para quitarse la sudadera y las botas. Yo solo lo observaba sacándome lentamente el abrigo y aunque la lujuria dominaba mis sentidos tuve un instante de lucidez y pregunté:
— ¿Maximus, que estamos haciendo?
— No es obvio — Dijo él deshaciendo el cordón de su bota derecha.
Reí algo nervioso.
— Ya lo sé... Pero, ¿Por qué tan de repente? Pensaba que buscabas otras cosas...
Él suspiró apartando su vista y un silencio nervioso nos invadió. Por primera vez en mi vida, yo no sabía como actuar.
— Sabes, yo solo estoy cansado — Él me miró a los ojos, poniendo una mano en mi rodilla y continuó en voz baja — Estoy cansado de fingir que no te deseo, estoy cansado de no dejarme llevar solo por pensar demasiado, pero la verdad es que no puedo contenerme cuando estoy contigo, solo quiero besarte y... — Él mordió sus labios ruborizado apartando la vista de mi — Dios, sé que soy alguien complicado de entender, a veces ni yo mismo me comprendo... Pero no puedo evitar sentirme así cuando estoy contigo. Tengo una lucha en mi mente, muchas emociones creciendo en mi interior y cada una me dice que actúe de distintas maneras... Agh, yo solo lo estoy haciendo más difícil ¿No? Lo siento, yo solo quería hacer las cosas a mi manera ¿Sabes? Yo solo quería sentirme especial...
Acaricié suavemente su rostro y el volvió a mirarme con esos ojos chispeantes.
— ¿No te sientes especial conmigo?
Él resopló sonriendo y negando con la cabeza.
— ¿Por qué me sentiría especial? ¿A caso no tratas a todo el mundo de la misma manera?
— No — Le dije acercándome lentamente a él para besar la comisura de sus labios.
Él me miró serio y pensó brevemente antes de hablar:
— Hoy... Hoy te ví junto a otra persona en el festival.
Yo me distancie un poco y lo miré sorprendido.
— Oh... ¿Estás molesto?
— No. Bueno si, si lo estuve. Yo sé que no me debería importar lo que hagas y sé que solo nos estamos conociendo como amigos, tú haz lo que quieras, yo no tendría que opinar sobre vida... Pero entiende que no es fácil para mi lidiar con esas situaciones. Yo no sé como debería sentirme — Él paró de hablar para suspirar y continuó — La verdad es que yo sentí celos, yo quería ser esa persona y simplemente dejarme llevar contigo... Agh, todo esto es ridículo ¿No? Perdón, no sé porque hago estas cosas. Creo que debería irme a casa.
Él se puso de pie e intentó recoger su sudadera del suelo. Yo tomé su muñeca suavemente y lo acerqué sentandolo en mi regazo.
— Ven aquí.
— ¿Que haces? — Rió nervioso.
— ¿Por que siempre me preguntas que hago? — Le respondí antes de besar brevemente los labios de él.
— Tu me hiciste la misma pregunta cuando entramos aquí... — Él apartó su cara de mí.
— Lo sé. Solo quería estar seguro de tus intenciones, entiende que no me esperaba esto. Tampoco esperaba que no te sintieras especial conmigo, cuando tú así me haces sentir.
— ¿Por qué te sentirías especial conmigo? — Dijo él en voz baja.
— Yo... No lo sé, solo me haces sentir así — Le dije trazando una pequeña línea de besos desde su boca a su clavícula mientras yo continuaba hablando — Eres la primera persona que se interesa en conocerme y aún sabiendo mi reputación. Eres la primer persona que intenta ir más allá y no solo quedarse en la superficie... Tú me haces sentir especial, Maximus. No entiendo como puedes estar celoso de los demás.
Yo podía sentir los latidos de su acelerado corazón bajo su piel.
— ¿Tú no tratas a todos de la misma forma?
Dejé de besar su cuello y lo miré a los ojos con seriedad.
— No. Solo tú me provocas ser así, tú eres diferente al resto que solo me busca para pasar el rato, y no los culpo por eso, tal vez me he ganado esta fama... No puedo tratarte como a todo los demás cuando tú decidiste no hacer caso a lo que dicen los demás de mí, tú quisiste hacer esto distinto, a tu manera y eso me gusta, me gusta mucho que seas así conmigo. Tú solo mereces un trato especial.
Él me miró unos instantes en silencio y sus ojos eran como flechas ígneas que disparaban a mi interior.
— ¿Lo dices en serio?
— ¿Por qué te mentiría?
Su respiración comenzaba a sentirse espesa y su mano frotaba lentamente mi espalda. Yo tragué saliva y por primera vez las palabras salían solas de mi boca.
— Maximus... Tengamos una relación abierta.
— ¿Qué? — Respondió él sorpresivo.
— Si... ¿Por qué no lo intentamos? Sé que no es lo que buscamos, pero creo que es un punto medio para los dos. No puedo prometer una relación seria a largo plazo, no puedo asegurar eterna fidelidad, ni atarte a mí, pero podríamos intentar eso ¿No? Podemos seguir conociéndonos, podemos seguir haciendo esto, podemos salir sin presiones y sin etiquetas. Puedes conocer a otras personas sin culpa, yo si quieres puedo ser más cuidadoso con otros, tampoco quiero que soportes situaciones extrañas... Yo no quisiera hacerte sufrir por eso prefiero ser sincero y crear nuestros acuerdos pero todo esto es si tu quieres, solo tú puedes decirme donde detenerme, ¿Quieres hacerlo?
Él me abrazó y comenzó a besarme con acalorada pasión, no había lugar para besos lentos y dulces, esto era urgencia unánime. Su fuego interno hacía trizas mi cuerpo, mi mente, todo a mi alrededor ardía, y yo quería arder dentro de él...
Yo le quité su camisa bruscamente y comencé a recorrer con las yemas de mis dedos su cuello, sus hombros y el largo de sus brazos, yo estaba deseoso de recorrer todo su cuerpo. Maximus era hermoso...
Lentamente lo recosté en la cama y desde allí él agitado me miraba como quitaba mi ropa quedándome solo en jeans.
— Dime cuando detenerme — Solté con la voz quebrada antes de acostarme a su lado y fundirnos en un fogoso abrazo, sintiendo en mi pecho los latidos de su corazón.
Él solo asintió boquiabierto, y tomó mi cara para volver a besarme. Un beso de malta y tabaco, un beso ardiente y apasionado, su lengua que exploraba cada centímetro de mi boca con ansias desenfrenadas... Él no quería parar y yo, yo estaba complacido con eso.
Nuestras manos se enredaban en el cuerpo del otro, y todo lo que nos quedaba de ropa simplemente sobraba en esta ecuación.
Mis manos comenzaron a desabotonar sus jeans, abrí mis ojos y me separé un poco de él para saber si continuar o no.
— Solo dime cuando debo detenerme — Le dije deslizando los jeans por sus piernas.
Él sonrió agitado y sonrojado. Él era tan bello.
Me recosté a su lado y volvió a envolverme en sus brazos, en su lengua y en sus labios. Caricias electrizantes bajaban por mi espalda, yo tomé sus cabellos para profundizar el beso y darle a entender que él podría hacer lo que quisiera conmigo. La mano derecha de él comenzó a bajar la cremallera de mi pantalón, todo comenzó a acelerarse y la tensa expectación ya no nos permitía detenernos.
El fuego explotó en mi interior y lo volteé poniéndolo de costado hacía mí, comencé a besar su cuello, su hombro y su nuca, mis manos recorrían su cuerpo, él inclinaba su cabeza hacia atrás jadeante cada vez que sentía mis dientes en su espalda.
Bajé su ropa interior y comencé a tocarlo ligeramente, él ansioso puso su mano sobre la mía aumentando la velocidad de mis movimientos.
Me separé un instante de él para buscar un condón y el lubricante de mi mesita de noche, en un instante estaba de nuevo a su lado y sin mis jeans puestos.
Sutil pero ansioso lo preparé, él volteó su cabeza, jaló mi cara contra la suya y comenzó a besarme vorazmente gimiendo de placer dentro de mi boca cada vez que sentía mi toque dentro de él.
En cuanto supe que él estaba listo bajé mis boxers y me coloqué el condón rápidamente.
Él apretó sus labios conteniendo un gemido cuando me sintió en su entrada. Suavemente me deslicé dentro de él, la sensación de sentirlo dentro de mí hasta llenarlo era embriagante para ambos que jadeamos temblorosos al unísono.
Suaves movimientos circulares para amoldarlo mientras él inclinaba su cabeza hacia atras completamente extasiado, yo tomé delicadamente su cuello con una mano y su cintura con la otra mientras yo lamía el lóbulo de su oreja.
Yo comencé a hundirme más en él, penetrando con fuerza y él ya no pudo contener sus incesantes gemidos.
Nuestro fuego interno consumió el tiempo y el placer cegó todos mis sentidos hasta que sentí que él llegaba al climax manchando todas mis sábanas, provocando que yo lo tomé con fuerza dando las estocadas finales soltando todo en el condón, un dulce espasmo me sacudió y gruñí agotado.
Con suavidad me retiré de él e instintivamente me puse de pie para ir al baño.
— ¿Pierre? — Dijo él volteando hacía mí, estaba despeinado y aún sonrojado. Mierda, verlo en mi cama es hermoso.
— ¿Si? — Respondí tragando saliva.
— Creo que podría funcionar una relación abierta.
Notes:
Es la primera vez que escribo algo de este estilo por lo que este capítulo tuvo varias ediciones hasta poder convercerme de que esto estaba decente :') jajaja.
Un besillo y gracias por leer <3 <3
Chapter 17: Fiesta de té
Summary:
AyPierre va a una fiesta de té.
Chapter Text
AyPierre POV.
Era una mañana fría de otoño y los rayos del sol comenzaban a filtrarse por las cortinas de la habitación, abrí mis ojos pesadamente, mi cuerpo estaba exhausto y no recordaba con exactitud cuando me había quedado dormido.
Miré a mi derecha y allí estaba Maximus durmiendo de costado con ambas manos bajo su mejilla. Acaricié suavemente su rostro y él ni siquiera se inmutó, él estaba profundamente dormido.
Esto es extraño... Era la primera vez que alguien se quedaba a dormir conmigo y aunque esto se sentía extrañamente cómodo, yo no sabía como comportarme cuando él se despierte... Esto no estaba en mis planes, yo anoche me dejé llevar, prometí y dije demasiadas cosas sin pensar.
Me levanté de la cama y entré a la ducha. Bajo el agua, yo pensaba en voz alta para mantener la calma:Tal vez si yo actúo con naturalidad esto no se sentirá tan extraño...
Mientras pasaba el jabón por mi cuerpo podía sentir los latidos de mi corazón inquieto. Suspiré analizando la situación, yo debía mantener distancia pero no la suficiente para no espantarlo...
Mierda, esto apesta. De pronto recordé porqué yo evitaba estas situaciones, porqué yo solo me limitaba a follarlos sin involucrar sentimientos, recordé porque yo elegía la frialdad al día siguiente... Pero, Maximus no merecía mi indiferencia, él, él no era igual a los demás, él merecía el trato especial que yo había prometido.
Él despertaba nuevas y molestas sensaciones en mí. Sensaciones que escapaban de mi mente controladora.
Él era un enigma que necesitaba descifrar y aunque eso trajera consigo una nueva forma de relacionarme, yo estaba dispuesto a correr el riesgo de salir de mi área de confort. Yo estaba dispuesto a derribar todos esos muros invisibles que había inventado solo para estar con él, cuándo él lo quisiera. Por primera vez yo no quería ser egoísta con alguien, por primera vez yo no pensaba solo en mí.
¿Pero por qué? ¿Por qué me causas tanta curiosidad Maximus?
Salí de la ducha y con la bata de toalla puesta me dirigí a la habitación, allí Maximus seguía durmiendo en la misma posición que lo había dejado.
Abrí mi armario y comencé a vestirme hasta que él comenzó a desperezarse en la cama.
— Buenos días...
— Hola — Me acerqué a él susurrando para tomar mi móvil — Puedes ir al baño, estaré en la cocina.
Él solo sonrió con los ojos cerrados.
Caminé hasta la cocina y me apoyé suspirando en la encimera de la cocina, ésta situación me estaba alterando...
¿Yo debería hacer el desayuno para ambos? No, no, eso suena demasiado romántico. Ya es suficiente que él siga aquí en mi casa y no se haya ido...
Agh, soy un imbécil ¿Por qué tengo que comportarme como un completo idiota cuándo me siento amenazado?
Encendí el móvil para distraerme y decenas de llamadas perdidas y mensajes comenzaron a aparecer en la pantalla. La mayoría eran de Antoine, se suponía que anoche venderíamos su producto en la fiesta del festival... Reí socarrón. Seguramente él estaría enfadado conmigo por desaparecer en medio de la noche.
Aypierre: Hola :)
Antoine: Hola?
Aypierre: Hola :)
Antoine: ¿Dónde estás y por qué carajos no estás aquí?
Solté una carcajada y al levantar la vista de mi móvil me encontré con el ceño fruncido de Maximus que me observaba molesto.
— ¿Quieres café? — Dije bloqueando mi móvil y dejándolo en la encimera de la cocina.
— Si, café está bien.
— ¿Quieres hacerlo tú? Solo tienes que presionar un botón de la máquina — Le respondí con indiferencia mientras sacaba leche del refrigerador.
— Oh... — Él se quedó inmóvil mirándome del otro lado de la encimera de la cocina — Está bien.
Lo observé mientras él dejaba una taza en la máquina de café, aclaré mi garganta al darme cuenta lo grosero que yo me había escuchado. Mierda, ¿Por qué tengo que ser un imbécil con él?
— ¿Quieres pan?
— Nah, café solo estará bien — Él me respondió de espaldas esperando que el café de la máquina llenase su taza.
Cuando me senté a su lado con mi desayuno, él ya estaba terminando su café.
— ¿Quieres más?
— No, gracias. Estoy bien.
Solo sonreí. Esto es incómodo.
— ¿Qué harás el día de hoy? — Dijo él, rompiendo el silencio.
— Tengo una fiesta de té — Respondí después de comer un trozo de pan.
— ¿Una fiesta de té? — Preguntó él entre risas.
Yo reí también antes de responder:
— Si. Hoy Antoine cumple años, y quiere una fiesta de té... Bueno, supongo que será un eufemismo para darnos algún té alucinógeno.
— Oh, vaya. Eso suena divertido.
— Si... — Dije terminando de beber mi café.
— ¿Es por la tarde?
— De hecho, yo debería estar allí... Hace una hora — Respondí con normalidad mientras me llevaba las tazas a lavar.
— Oh, Dios. Lo siento, creo que yo debería irme a casa ahora. Así tú...
— Nah, no te preocupes Maximus. Aunque no estuvieras aquí, habría llegado tarde a la fiesta de té...
— ¿Pero por qué? — Él rió con curiosidad.
— En reuniones como esas... Lo mejor es llegar tarde y sentarse a ver el espectáculo de los demás, créeme.
— Ok, lo que quieres es reírte de los demás — Él respondió entre risas.
Al cabo de unos minutos entramos en el ascensor, él miraba atento su móvil, yo acomodaba el cuello de mi abrigo mirándome en el reflejo de las puertas del ascensor.
Nuevamente un silencio incómodo nos invadía y el aire en este espacio minúsculo se volvía a tensar.
— ¿Que llevas en la bolsa? — Él me preguntó señalando la pequeña bolsa entre mis pies.
— Dos vinos para Antoine. No me gusta llegar a un cumpleaños con las manos vacías. Además... siempre es buen momento para deshacerme de algunas botellas...
— Oh, ya veo... Si. Tienes muchas botellas de vino sin abrir en tu casa.
— Si... Supongo que es lo malo de tener viñedos. Siempre te cansas de lo mismo...
— Bueno, supongo que siempre puedes añejar tus vinos... Espera ¿Tienes viñedos?
— Si — Reí ante su asombro — Bueno, exactamente son de mis padres... Desde que se divorciaron mi madre se quedó con todos los del Norte, y mi padre con los del Sur.
— Wow, ¿Y se hacen competencia?
Reí ante su pregunta inocente:
— Agh, se odian, no es una simple competencia de vinos, es una rivalidad de años donde uno solo quiere ver sufrir al otro... — Respondí con cierta amargura que él notó al instante.
— Oh, lo siento.
— No te preocupes, llevo de los diez años aguantando esas situaciones. Ya estoy acostumbrado a las pequeñas guerras de mi madre y mi padre, hasta suelen ser graciosas... — Yo traté de aligerar el ambiente.
Él solo sonrió antes de tomar su móvil que sonaba, yo suspiré con incomodidad. Lo último que yo quería era hablar con Max en un ascensor de mis padres, pero parece que este lugar estaba destinado a llevar a cabo conversaciones incómodas.
Los últimos pisos transcurrieron en silencio hasta que llegamos a la planta baja.
Salimos del edificio y él encendió un cigarro cuando llegamos a la acera, él me miraba con curiosidad, su cara era fácil de descifrar a la luz del día, él quería preguntar algo que su mente tal vez no permitía soltar. Yo me acerqué lentamente apurando el proceso de despedida:
— Bueno, creo que ya debería irme — Dije separándome unos pasos de él.
— ¡Espera! Yo... — El gritó haciendo una seña con el cigarro todavía entre sus dedos — Yo estaba pensando sobre anoche. Emm... Lo que dijiste. Sobre una relación abierta.
— ¿Si? — Volví a su lado, interesado en su conversación.
— Aunque estemos en una relación abierta... ¿Seguimos siendo amigos? Digo... Conociéndonos como amigos ¿No?
Lo miré mientras analizaba las frases que lanzaba su ruborizada cara, y sonreí amablemente.
— Si! ¿Por qué no? Me gusta saber más de ti.
Él sonrió y se acercó lentamente a mí:
— A mí también, Pierre... — Un breve silenció nos sacudió mientras nos mirábamos a los ojos — Ok, nos vemos mañana en clases.
Él se separó de mí y yo hice lo mismo hacía el otro lado. Nos despedimos fríamente con palabras y él comenzó a caminar hacía su residencia, yo hice lo mismo pero en dirección contraria, hacía la casa de Antoine.
Antoine vivía en el último piso de uno de los edificios más alto de la cuidad. Allí él era inquilino y dueño temporal de uno de los balcones con las vistas más bellas que yo podría haber visto en mi vida.
En cuánto crucé el umbral de la puerta un par de personas me saludaron efusivamente, la música era suave y todavía se podía apreciar la luz natural de día. Caminé por el salón de la casa diciendo hola a quien me cruzaba y recibiendo abrazos y saludos cordiales a cambio.
Salí hacía el exterior, dónde un par de personas bailaban mientras otras descansaban en las tumbonas de plástico, hasta que llegué al rincón de interés donde todos reían y aplaudían al cumpleañero que los deleitaba con una anécdota.
Su expresión cambió completamente cuándo él me vió, yo solo sonreí sarcástico esperando su regaño.
— Oh! ¡Pero miren quién ha llegado! Su excelencia Pierre... ¿Dónde te habías metido pedazo de mierda?
— Tenía cosas por hacer, ¡Pero aquí estoy! — Le respondí extendiendo la bolsa que llevaba entre mis manos.
— Gracias — Él respondió abriendo la bolsa para soltar una pequeña sonrisa al ver la botella de vino espumante — Vinos de tu madre, mi favoritos... Ven aquí Pierre, siéntate. Siéntate y bebe esto.
Él me aproximó una botella con un liquido verde en ella, yo lo observé brevemente y tragué saliva. Yo no quería hacer esto, pero era su cumpleaños y de alguna forma se lo debía de anoche.
Abrí la botella sin dudar y de un sorbo tragué lo que contenía, no había tiempo para saborear, ni para pensar antes de actuar.
— ¿Y bien? ¿Te gusta?
— Sabe a té... — Susurré escéptico.
— Claro, es té — Él y el resto de los invitados soltaron carcajadas.
Las horas pasaron y mi cuerpo se sentía tan liviano, la música y ambiente lo acunaban de un lado al otro como si fuese una pequeña marioneta. Me senté en el exterior a observar las pequeñas estrellas que iban apareciendo en la fría noche. Y allí completamente solo pude darme cuán drogado estaba... Mierda, esto no es bueno.
— ¿Qué haces aquí tan solo?
Volteé la cabeza y Antoine me observaba curioso.
— Yo... Solo quería estar un rato tranquilo.
Él se sentó a mi lado mientras bebía de una botella azul.
— Gracias por venir, pensé que no lo harías... — Me dijo golpeando mi rodilla.
— ¿Por qué no lo haría, hombre? Es tu cumpleaños...
— Si... — Él miró al piso y comenzó a jugar con los flecos de su suéter — Cierto ¿No? ¿Por qué no vendrías al cumpleaños de tu amigo, no?
Lo miré seriamente. Él no estaba hablando sobre mí...
— Bueno, ya sabes como es Etoiles. No le gustan estas especies de reuniones... Seguro él quería algo más íntimo para celebrar tu cumpleaños, estoy seguro que aparecerá cuando todos ya nos hayamos ido...
— Agh cállate, ¿Por qué estás hablando de Etoiles? Hablemos sobre otras cosas...
Eché mi cabeza hacía atrás, él estaba molesto y podía percibir que él bebía para acallar las voces dentro de su cabeza. No lo culpo, yo estaría haciendo lo mismo si alguien se negase a participar en mi cumpleaños...
— Ten, bebe un poco de esto — Él me extendió la botella azul.
La tomé con ambas manos y olí el interior de dicha botella. El extraño olor me espantó y me generó una arcada.
— ¿Que carajos es esto?
— Tú... Tu solo bebe.
Obedecí al cumpleañero. El sabor de la extraña bebida no difería tanto de su olor, realmente era desagradable.
— ¿Y bien? — Preguntó él sentado con las piernas cruzadas.
— Horrible, es horrible — Respondí devolviéndole la botella.
— Oh, jajaja. Peores cosas habrán pasado por esa boca — Él acercó un dedo rozando mis labios de derecha a izquierda.
Yo solo reí y un silencio nos rodeó, tal vez el efecto alucinógeno de su bebida estaba haciendo efecto o tal vez ambos queríamos escapar del bullicio de la fiesta de cumpleaños.
— Oye... Ese chico de tu clase, ¿Cómo era su nombre?
— ¿Quién?
— Mmm... Oh, no recuerdo su nombre. Uno de los dj del festival... Ya sabes, cabello oscuro, largo, gafas de sol...
Una sonrisa maliciosa apareció en mi rostro ¿A caso él me está preguntando por...?
— ¿Maximus?
— ¡Si, ese tipo! — Él respondió sobresaltado.
— ¿Qué pasa con él? — Respondí con indiferencia.
— Nada... ¿Tienes su número de teléfono?
Lo miré burlonamente y saqué mi móvil del bolsillo, comencé a buscar el número de Max hasta que me detuve ante la idea de molestar un poco a Antoine... El hecho de que a él le guste Maximus me era divertidísima por alguna razón.
— Así que te gusta Maximus...
— Oh... — Él me miro entrecerrando los ojos, él sabía exactamente lo que yo estaba tratando de hacer — Bueno, no. No creo que él me guste, pero es muy interesante. Podría conocerlo ¿Sabes?
— Si! Él es muy divertido... — Le dije bloqueando mi móvil y guardándolo en mi bolsillo — Mañana le preguntaré si quiere tu número.
Antoine me miró con sorpresa y soltó una risita.
— Oh, mírate ¿Desde cuándo eres tan correcto con alguien? ¿Desde cuando preguntas antes de actuar?
Yo solo subí los hombros sonriendo.
— Oh, no... No me digas que tú y él — Él me hablaba con repentino desagrado — No me digas que es otra de tus víctimas.
Yo reí y le quité de las manos la botella azul para beber más de su brebaje.
— Por Dios... Mejor no me contestes, no quiero saber de las pobres almas que pasan por tu cama — Yo reí y él se levantó de mi lado — Ven, entremos. Está empezando a refrescar aquí afuera.
Tengo imágenes sueltas en mi cabeza de esa fiesta de cumpleaños, lo que sea que había bebido esa noche había afectado a todos mis sistemas.
Etoiles apareció por la madrugada y junto con Antoine me echaron del dormitorio de ambos para poder reconciliarse adecuadamente.
Tirado en el sofá de la sala, yo escuchaba sus conversaciones, yo miraba al techo tratando de no ser participe en sus discusiones.
El techo giraba sobre mi cabeza como un carrusel, yo estaba muy colocado...
De repente el aroma de Maximus inundó mi mente y la sala. Yo solo quería tenerlo aquí conmigo, quería verlo y hacerle sonreír. Yo tenía un chiste atrapado en mi boca, que seguro le haría largar una carcajada.
Chapter 18: Sopa caliente
Summary:
Maximus no puede detenerse.
Chapter Text
Maximus POV
Ese lunes me había despertado más temprano de lo habitual y llegué con antelación a la universidad, recorrí el campus lentamente esperando poder verlo al menos unos minutos antes de entrar a mis clases, pero él no apareció... Sin éxito me dirigí al departamento de mecánica y deambulé por los pasillos esperando nuevamente cruzarme con él, pero no había rastro de él, nadie sabía dónde estaba.
Era extraño en él no asistir a clases y desde que yo lo conocía nunca había faltado un solo día a la universidad...
Un poco resignado volví al departamento de comunicaciones a comenzar con mis clases hasta el horario del almuerzo.
Llegó el mediodía y corrí hacía la cafetería con la esperanza que él estuviese allí con sus amigos pero también fue en vano. Él no estaba allí.
¿Le habrá pasado algo?
Mi corazón se aceleraba con las imágenes fatídicas que inventaba mi cerebro... Mi cabeza no era la más adecuada para tranquilizarme en ese momento. Yo necesitaba verlo y asegurarme que todo lo que había pasado entre nosotros era real.
Todo se disipó cuando lo ví entrar por la puerta de la clase 502... Su cabello desordenado, sus párpados pesados y esa sonrisa complaciente que iluminaba todo el lugar. Joder, yo estaba rendido ante este hombre.
Bajé mi vista al notar como se coloreaban mis mejillas al verlo. Esto es bochornoso.
Aún así, lo observé nuevamente y no pude evitar notar que él traía la misma ropa que ayer, su mirada perdida mirando hacía algún punto que yo desconocía y su lenta respiración me daban los indicios que él estaba con resaca y posiblemente se acababa de despertar... Sonreí brevemente hasta que una pregunta estúpida atravesó mi corazón ¿Dónde habrá pasado la noche y con quién?
Era evidente que él no había dormido en su casa, era evidente que había hecho cualquier cosa en una cama menos dormir... Mi corazón se encogió dentro de mi pecho a la idea de imaginarlo con alguien más, ¿Yo debía acostumbrarme a esto? Al fin y al cabo él era Pierre, y la posibilidad que él hiciese eso era muy alta.
Seguí observando de lejos y disimuladamente, pero él encontró mis ojos en la distancia, él soltó una de sus sonrisas y todo a mi alrededor se derrumbó, todos esos malos pensamientos se fueron instantáneamente...
Él tenía ese encanto, yo no podía negarlo... Él tenía ese magnetismo que me atraía y no me permitía ver todas esa señales rojas que titilaban a su alrededor.
Él me hacía sentir confuso, deseado y expectante ante sus repentinos movimientos, yo nunca sabía que esperar de él y eso era lo que más me gustaba...
La emoción de una relación "sin reglas" y el hecho que él me haya elegido esa noche por sobre cualquier otra persona, me hacía sentir especial. Y si, tal vez yo me conformaba con poco pero él me gustaba mucho para renunciar a lo que sea que yo sentía...
La clase transcurrió con normalidad, entre nuevos conceptos y el ruido incesante de las máquinas las horas pasaron volando... Badboy y yo nos quedamos allí después de que terminó la clase para adelantar nuestros trabajos, y como correspondía Pierre se quedó en el aula supervisando nuestros inventos.
Él se acercó sutilmente a mi banco de trabajo y me dijo:
— ¿Cómo estás Maximus?
— Bien! ¿Y tú?
— Todo está bien... ¿Necesitas ayuda?
— Creo que tengo todo bajo control — Respondí enseñando una sonrisa mientras evitaba el contacto visual... Tenerlo cerca me intimidaba, fui muy ingenuo al pensar que la tensión sexual disminuiría después de tener relaciones, pero ésta había incrementando notablemente. Mi cabeza solo podía pensar en sus ojos, en sus manos y en su boca desvistiendo mi cuerpo. Agh ¿Qué estoy pensando!? Yo no soy esto.
Este hombre había provocado estragos en mí, dejando salir mi parte más desvergonzada y salvaje...
Él solo me sonrió mientras dejaba anotaciones en su cuaderno y sin agregar nada a su escueta conversación se dirigió al banco de trabajo siguiente.
¿Cómo él podía estar tan cómodo en esta situación? ¿Cómo podía fingir tan bien que nada había pasado entre nosotros y hablarme con total normalidad?
Yo debía aprender demasiado de él... Él sabía manejar esta situación con tranquilidad, y yo... Yo era una montaña rusa de emociones.
Traté de enfocarme en mi trabajo y mantener seriedad en mi rostro, pero fue totalmente inútil... Él era en todo lo que pensaba y ya no podía fingirlo más. Necesito irme a casa.
— Oye, ¿Quieres ir a comer algo? — Soltó Badboy al verme guardar mis herramientas.
— Oh. No sé. Me duele la cabeza, creo que iré a casa.
— Vamos Maximus, conozco un buen lugar.
— ¿A dónde van? — Preguntó Pierre apareciendo detrás de él.
— ¿Quieres ir a comer con nosotros Pierre? — Badboy se dirigió a él con una sonrisa.
— Oh... — Él lo miró confundido y luego me miró a mí soltando una sonrisa confiada — Si, me gustaría ir.
Los tres ingresamos a un pequeño restaurante y nos sentamos cerca de la ventana que daba a la calle. Un amable camarero apareció de repente dejando el menú en la mesa y anotando en su pequeña libreta nuestros pedidos.
— Un poco de sopa casera te recuperará de esa resaca Pierre — Dijo Badboy luego de golpear suavemente su hombro.
— Mmm... Puede ser. Todo lo que venden aquí son sopas calientes.
— Y las mejores que probaras en tu vida — Continuó animado Badboy.
Luego de 10 minutos todos ya teníamos nuestras órdenes en la mesa... Era gratificante comer comida casera, de vez en cuando.
— ¿Hasta qué hora te quedaste en la fiesta de Antoine? — Preguntó Badboy mientras soplaba la sopa de su cucharón.
— ¿Hasta hoy? La verdad es que nunca me fui de allí — Él soltó un suspiro — El cabrón no me despertó hasta el mediodía de hoy. Cuando supe que desperdicié toda la mañana durmiendo salí disparado de su sofá hasta llegar a la clase de la profesora Lee, no tuve tiempo de arreglarme. Debo verme fatal
— Nah, te ves bien...
— Así que por eso no fuiste a tus clases de la mañana... — Dije sin pensar.
Él me miró torciendo su cabeza mientras sonreía pícaramente.
— Si! Es la primera vez que me quedo dormido — Él respondió a mi ruborizada cara boquiabierta — Tú Badboy regresaste temprano de la fiesta ¿No?
— Oh, ¿Tú también fuiste a la fiesta de Antoine? — Pregunté tratando de integrarme a la conversación.
— Si, Pierre me había invitado.
— Oh, vaya ¿De verdad?
— Si... — Respondió Pierre con indiferencia.
Yo estaba molesto, ¿Por qué él invitó a Badboy a una fiesta cómo esa y no a mí?
— La verdad es que tenía otra idea de las fiestas de té, pero esa estuvo interesante... Me divertí mucho contigo Pierre, no sabía que eras un gran bailarín
— ¿Yo qué? — Él preguntó asombrado ahogándose con la sopa que acababa de ingerir.
— Oh... ¿No lo recuerdas? Antoine y tú desarmaron por completo una mesa, según ustedes la madera arruinaba su pista de baile jajaja.
— Dios...
— Bueno al menos todo eso fue gracioso... — Dijo Badboy tomando su sopa — Hasta que ustedes empezaron a besarse... Allí ví conveniente regresar a casa.
— ¿¡Qué dices!?
— Oh, cielos — A pesar de ser un espectador, yo no quería perderme esta conversación. Era muy divertido ver a Pierre avergonzado... Sus mejillas levemente coloreadas eran fascinantes, o al menos me hacía pensar que él era persona común y corriente con sentimientos mortales.
— ¿A caso no lo recuerdas? ¿Beso de cumpleaños? O algo así... Ustedes solo hablaban en francés.
— Si... — Él contestó enterrando sus ojos en la palmas de sus manos — Un beso de cumpleaños... No pensé que hiciéramos eso en frente de todos.
— Oh, no te avergüences. Creo que fue una buena fiesta de té...
— Si, fiesta de té... ¿Tú no bebiste nada allí?
Badboy negó con la cabeza, y Pierre comenzó a hablar de su experiencia con los té de Antoine. De repente ambos lo escuchábamos en silencio, estábamos atentos a sus anécdotas y riendo de sus comentarios y chistes. Él tenía una gracia natural para relatar cualquier situación, él tenía el encanto para ser el centro de atención sin siquiera esforzarse, él brillaba a dónde sea que iba... Él me gusta mucho más de lo que puedo admitir.
Cuando salimos del restaurante ya era de noche, Badboy vivía a dos calles de allí así que decidimos acompañarlo, luego que él se despidió y entró a su casa, Pierre y yo nos miramos por unos instantes sin hablar. Mi corazón comenzó a latir con fuerza y mi cabeza solo analizaba su rostro indescifrable, ¿Por qué parecía siempre tan seguro y confiado? Parecía que nunca nada lo asustaba o avergonzaba demasiado, él siempre parecía estar preparado para todo.
— ¿Quieres qué te acompañe a casa? — Dijo él interrumpiendo mis pensamientos.
— Siempre me acompañas a casa... Deja que esta vez lo haga yo, además supongo que debes seguir con resaca ¿No? — Respondí mientras caminábamos por la acera.
Él me miró sonriendo levemente y dijo:
— Solo estoy cansado... La sopa de ese lugar era buena.
— ¡Si, deberíamos ir más a menudo a comer allí!
— ¿Con Badboy también o solos tu y yo? — Él preguntó curvando los labios conteniendo una sonrisa.
— Emm... ¿Tu y yo en un restaurante? ¿Me estás pidiendo una cita? — Respondí sarcástico — Oh, espera... Tu no eres un tipo de citas.
Él soltó una risita y con la manos en sus bolsillos, continuó:
— ¿Solo sales a comer con tus citas? ¿Tú no comes con amigos? Que aburrido...
— Yo no — Suspiré molesto — Yo aveces no entiendo lo que tú entiendes por amistad...
Él me miró confundido y se detuvo en la esquina.
— Lo que quiero decir es que tú quieres ser mi amigo ¿No? Pero vienes y me besas, luego dormimos juntos y me coqueteas cada vez que me ves... ¿Cómo quieres ser mi amigo y luego pedirme una relación abierta? — Tomé aire para seguir hablando, es curioso como una simple charla superficial desembocó en algo mucho más profundo en mí... — ¡Y luego ese beso con Antoine! ¿Cómo besas a un amigo en su fiesta de cumpleaños y luego sigues conservando su amistad? Yo, yo no te entiendo, Pierre. ¡Eres muy complicado para mí!
Él me observó con las manos en sus bolsillos, su expresión era incomprensible, exceptuando por su boca que siempre se dibujaba burlona, y en ese momento era lo que más molestaba...
Él parecía siempre dominar sus sentimientos, él parecía soltar sus emociones cuando le eran convenientes para luego guardarlas.
Y yo, yo no podía entenderlo, yo no era como él, yo vivía para sentir y luchar con mis sentimientos. Yo sentía demasiado. Celos, confusión, lujuria y pasión... Pierre me hacía sentir todo y mucho... Estoy agotado.
Él tomó mi muñeca y me jaló contra él para besarme, yo conservé mis ojos abiertos y la boca tiesa, yo no me esperaba esto... ¿O tal vez si? Yo no podía fingir que también lo deseaba, yo necesitaba besarlo con la misma urgencia y torpeza, yo necesitaba canalizar toda mi frustración en sus brazos, yo quería sentirlo mío una vez más...
Lo solté bruscamente de mi boca a pesar que mi cuerpo lo reclamaba, lo miré a los ojos y le dije:
— ¿Por qué me besas?
— Quise hacerlo todo el día, ya no pude contenerme más — Él respondió en voz alta cruzando la calle, dejándome sin palabras en la esquina. Corrí hasta él y lo tomé del brazo cuando lo alcancé en la acera del frente.
— No puedes darme esa excusa siempre, no puedes hacer algo solo para sacarte las ganas...
— No te entiendo Maximus — Respondió él tomando el tema a la ligera.
— ¡Dios, yo no entiendo!
Él me miró asombrado y aclaró su garganta antes de hablar:
— Mira Maximus, sé que soy difícil de entender, sé que soy impredecible. Y si, lo acepto. Te dije que fuésemos amigos, luego te coqueteaba y confundía. Yo creía que podía lidiar con el hecho de que me atrajeras, pero siempre quiero besarte. No sé cómo lo haces... Pero me gustas tanto que no quiero dañarte — Él acarició suavemente la linea de mi mandíbula — Yo tampoco sé como actuar, simplemente me dejo llevar por el momento. Quiero llegar a un punto en común, donde ambos estemos cómodos. Sé que no te gustan las relaciones casuales y estás lidiando con esto, pero yo no te puedo prometer una relación seria o formal, yo no soy así.
— Lo sé, lo siento. Yo...
— No te disculpes conmigo... Creo que es totalmente normal que te sientas así. Y aunque no lo creas me gusta que me digas lo que piensas — Él me hablaba suavemente — Me gusta como eres conmigo. Ya te lo dije, eres la primera persona que se interesa en conocerme más a fondo, y quiero que lo sigas haciendo. Así sin etiquetas, sin formalidad, sin pensarlo, solo haciéndolo porque queremos. Sé que no puedo prometer una relación a largo plazo o fidelidad, o amor... Pero puedo asegurarte honestidad, nunca te mentiré ni ocultaré nada por más mala que sea la verdad, yo no juego con las personas. Y si algún día te aburres de esto o te cansas de mí y decides terminar con todo, yo lo entenderé. Tú decides cuando parar...
Comencé a caminar, yo tenía mucho en que pensar... Él apresuró su paso para alcanzar y me tomó del brazo para caminar junto a mí. Un breve silencio bajo las luces de las calles, hasta que él habló:
— ¿Estás molesto?
Yo podría fingir estar molesto con él, pero en el fondo yo estaba molesto conmigo mismo... Yo estaba complicando las cosas y no quería ser responsable de mis enredos sentimentales... Yo era aquí el problema.
— No... Solo tengo mucho que procesar.
— Vale, lo entiendo...
Él no era un mal tipo, él tenía razón en lo que me decía... Él no me mentía, él no hacía las cosas por maldad o conveniencia, él solo quería vivir a su manera. Vivir sin pretensiones, sin espectativas. Él vivía sin la ansiedad del futuro, él solo vivía el presente...
Yo me había acostumbrado tanto a las mentiras, a los engaños y a la falta de comunicación que simplemente no sabía cómo actuar ante su brutal sinceridad...
Yo necesito relajarme.
Yo sé que puedo tenerlo...
— ¿Quieres escuchar algo gracioso? — Él me dijo después de caminar varias calles en silencio.
— Si, seguro.
— Le gustas a alguien...
Resoplé por la nariz... Él es tan impredecible
— ¿Te gusto a ti? — Le pregunté coqueteando.
— No, bueno si... Pero le gustas a alguien más ¿Sabes? — Yo lo miré sorprendido riendo — Le gustas a Antoine.
— ¿Es gracioso que yo le guste? — Dije fingiendo ofenderme.
— No, no — Él rió nervioso — Eso no es lo gracioso... Es curioso que ambos nos hayamos fijado en ti. Nunca había pasado eso, debo admitir que Antoine por primera vez tiene buen gusto.
Yo apreté mis labios para sonreír, siempre me sentía extrañamente halagado a su lado...
— ¿Él te lo dijo?
— Si, bueno, no textualmente pero si me preguntó por ti, él quiere conocerte... Me pidió tu número.
— ¿Le diste mi número de móvil?
— Nah... Quería preguntarte primero.
— ¿Eso te molesta?
Él me miró brevemente a los ojos. Yo desearía poder leer su mente o saber si él tenía sentimientos que no quería revelar... Pero siempre él era un misterio para mí.
Él no parecía una persona celosa, ni posesiva, de hecho esta situación verdaderamente le divertía bastante.
— No... ¿Por qué me molestaría que le gustes?
— ¿Y si te pido su número? ¿Eso te molestaría?
Él hizo una mueca y se soltó de mi brazo para buscar el móvil en su bolsillo.
— ¿Por qué me molestaría? Y si fuese asi ¿A caso importa lo que yo piense de tus decisiones?
— ¿No te molesta un poco que algún día yo tenga una cita con Antoine?
Él echó su cabeza hacía tras al soltar una carcajada... Él siempre está tan seguro de sí mismo.
— Bueno... Ahora me intriga lo que piensas hacer.
— Agh, solo dame su número — Le dije mirando hacía otra parte.
Él trató de encender su móvil pero éste estaba completamente sin batería.
— Creo que deberás esperar. Mira, no enciende — Él dijo agitando el móvil en su mano.
— Bueno... Puedo esperar hasta que la batería llegue al 100% — Respondí mientras nos acercábamos a su edificio.
Él miró los balcones de su edificio y luego se acercó con una sonrisa:
— ¿Quieres subir a mi piso?
— Si, subamos.
Él rió ante mi necesitada y breve respuesta.
Esa noche volvimos a estar juntos, y por la mañana me desperté exhausto en su cama... Había algo en sus besos, en su forma de tocarme y de mirarme, había algo en él que me hacía querer siempre un poco más. Yo no estaba seguro que era, pero no quería parar. Yo no lo quería parar.
Chapter 19: Muda de ropa
Notes:
(See the end of the chapter for notes.)
Chapter Text
AyPierre POV
Era Sábado por la noche, casi Domingo porque ya eran más de las 12 de la noche y yo llevaba varias invitaciones a fiestas rechazadas. Sinceramente cuando salí de la ducha solo quería descansar en mi cama y quedarme haciendo nada toda la noche. Allí en mi habitación, con la calefacción encendida y recostado en boxers yo no encontraba un buen motivo para salir a la calle.
El sonido del timbre irrumpió mi tranquilidad y los insistentes golpes en la puerta principal hicieron que me levante de muy mala gana vistiéndome solo con unos pantalones de seda de imitación.
— ¡Ya voy! — Grité a medida que me acercaba.
Abrí la puerta dispuesto a maldecir a cualquiera de mis amigos que seguramente me estaría buscando para salir de fiesta, pero quedé boquiabierto al ver a Maximus del otro lado.
— ¿Qué haces aquí Maximus? ¿Que sucede? — Dije tratando de suavizar la expresión de mi rostro.
— Yo solo... — Él se acercó hablando bajo — Yo quería verte.
— Oh, bueno... — Dije sonriendo y abriendo mis brazos — Aquí estoy...
Él me tomó por sorpresa envolviendo sus brazos en mi nuca y me besó lento, muy lento y dulce. Rodeé su cintura con mis manos y lo conduje con cuidado al interior, cerrando con una pequeña patada la puerta principal.
Pronto yo estaba acorralado entre sus besos y la pared del vestíbulo, solté una sonrisa en sus labios y él se apartó un poco para verme... Sus manos bajaron de mi nuca a mi pecho y allí se posaron.
Él se mordió el labio inferior contemplando mis pectorales antes de mirarme a los ojos y susurró con preocupación:
— Mmm... Tú ¿Estabas durmiendo?
— No... Yo solo descansaba en mi cama.
— Yo pensaba que saldrías de fiesta...
— Bueno... No tenía ganas.
Él volvió a morderse el labio antes de hablar... las mejillas ruborizadas y los ojos destellaban una leve borrachera, pero su boca solo sabía a pastillas de menta.
— ¿Y ganas de verme? — Él preguntó acercándose a mis labios.
Yo sonreí atrayendo más su cuerpo hacia mí, y lo besé profundamente, como si las palabras no fuesen suficiente para demostrar lo mucho que me gustaba verlo.
Él jadeó en mi boca mientras nos deslizábamos por la pared, nuestros besos continuaron sobre la alfombra y nuestras manos inquietas nos quitaban la ropa con frenética premura, estábamos ansiosos por sentir la piel del otro. Las manos de él recorrían mi cuerpo con deseo, mientras yo gemía de placer con cada caricia, él me encendía demasiado, él provocaba mis más bajos instintos, y yo necesitaba explorar su cuerpo, dejarlo exhausto y siempre necesitado de mí...
No había tiempo para llevarlo a mi cama, yo necesitaba follarlo allí mismo, en el piso, mirando su dulce rostro rozando mi alfombra mientras lo empujaba más y más profundo.
Mierda.
Abrí los ojos lentamente y aún sin tocarme la cara podía sentirla fría, observé los vidrios empañados de la ventana y pude deducir que afuera el clima era frío, gris y ventoso.
El invierno había llegado rápidamente este año, tan rápido que yo no lo había notado... Casi tanto como Maximus a mi vida.
Me dí vuelta para observarlo mientras él babeaba dormido mi almohada. Sonreí al verlo una mañana más.
Habían pasado tantos días y tantas noches, varias semanas desde aquel festival... Yo realmente no podía recordar el preciso momento que su presencia dejó ser una molestía para mí. Reí al recordar al Pierre de semanas atrás ¿Cómo pude sentirme invadido por este hombre? Que imbécil...
Una vez que ambos derribamos esos muros invisibles que no nos permitían actuar con naturalidad todo comenzó a fluir hacía una misma dirección entre nosotros.
Habíamos dejado atrás esos acuerdos confusos y esas conversaciones incómodas que nos negaban romper la tensión sexual que sentíamos...
Y si, no voy a negar que el fantástico sexo que teníamos aceleró el proceso de encontrar un punto medio para los dos. La química sexual que había entre nosotros era adictiva, algo único y nunca antes visto o sentido por mí... Como si fuésemos dos piezas de un rompecabezas que encastraban a la perfección. Cóncavo y convexo en el sexo, y una pasión que nos quemaba la piel cada vez que nos mirábamos.
Todo a nuestro alrededor era una bruma de lujuria, a la que rápido nos acostumbramos.
Pero aunque me costaba admitirlo había algo más que una fuerte atracción que me hacia mostrar mi lado más amable... Él me hacia sentir cómodo, genuino, él comenzaba a despertar una nueva y extraña sensación en mí, una sensación que por el momento yo evitaba indagar. Algo...
— Buenos días — Dijo somnoliento, abriendo sus pesados párpados.
— Hola — Le dije acurrucando mi cabeza en el cuello de él.
— ¿Que hora es? — Dijo él mientras me abrazaba.
— Oh, no sé. Es domingo... — Contesté frotando mi mejilla contra su barba de tres días.
Él quitó la mano de mi espalda y comenzó a buscar su móvil en la mesita de noche.
— Oh... Es temprano aún — Dijo tranquilo dejando su móvil donde estaba y volviéndose a verme.
— ¿Si? — Pregunté riendo entre dientes.
En un segundo yo estaba encima de él entre sus piernas instintivamente abiertas, podía sentir su erección matutina en mi pelvis y eso me hizo sonreír con picardía.
Él me miró sonriendo con su cara recién despierta y sus cabellos revueltos, él es tan hermoso.
— ¿Nunca tienes demasiado, no?
— No... Siempre quiero más.
Reí e incliné mi boca a su cuello para besarlo suavemente y recorrer su piel ligeramente con mi lengua. Él arqueó su espalda hacía mi y rodeó mis caderas con sus piernas, anticipadamente dejó salir un pequeño jadeo. Yo ya no necesitaba otra señal, en unos segundos ambos estábamos otra vez sin ropa y mis dientes volvían a romper otro envoltorio de condón. Todo con él era excitante y magnífico, y ver su cara gimiendo mientras yo lo complacía se había convertido en mi imagen favorita.
Yo nunca tenía demasiado de él, yo siempre quería más.
Cada caricia que él desprendía por mi cuerpo, cada beso hambriento y jadeante, cada gemido que él soltaba cuando yo me hundía más dentro de él... Todas eran sensaciones que me llevaban al borde del éxtasis. El sexo nunca antes había sido tan bueno, todo era perfecto incluso después de llegar al climax.
Luego de follar como animales ambos quedábamos exhaustos y enredados desperdigando suaves besos en el rostro del otro... Realmente me acostumbré muy rápido a esa rutina, no podría explicarla pero se sentía tan íntimo, tan dulce y natural, todo con Maximus se sentía natural, nada era fingido o superficial, todo era tan espontáneo y simple. Ambos nos dejábamos llevar por la emociones del momento, y así estábamos bien. No necesitábamos más.
Me aparté de encima de él cuando ambos recuperamos el aliento, y procedí a sacarme el condón.
— ¡Mierda! — Él dijo al ver su móvil.
— ¿Qué sucede? — Solté mientras yo me acurrucaba en las sábanas.
— Debo estar en media hora en la cafetería del centro...
— Oh, cierto. Tu proyecto ¿No?
— Si... — Él peino ligeramente su cabello mientras se sentaba en la cama y preguntó con timidez — Mmm... ¿Puedo usar tu baño? ¿Puedo bañarme aquí?
— ¡Si! ¿Por qué no? — Dije indiferente.
Él se levantó de la cama para ponerse sus boxers.
— Mierda, solo tengo esta ropa de fiesta.
— Bueno... puedo prestarte algo.
— No creo que me quede tu ropa.
— Oh, tengo ropa de Antoine y de Etoiles en algunos cajones... Incluso ropa de gente que ya no veo, algo debe irte.
Maximus me miró con desconfianza
— ¿No es raro que use la ropa de tus amigos?
— No... ¿Por qué lo dices? Ellos ni siquiera deben recordar la ropa que dejaron aquí, aunque es muy oportuno para estas situaciones de emergencia ¿Sabes?... Tal vez la próxima vez podrías traer una muda de ropa y dejarla en mis cajones.
— Mmm... ¿No crees que eso es demasiado íntimo? Traer mis cosas aquí... A tu piso...
— Nah... ¿Eso es algo íntimo? — Respondí inocente, sin entender a lo que se refería.
Él rió y negó con la cabeza, rápidamente entró a la ducha mientras yo seguía en la cama. Yo deseaba que se quedase una vez más conmigo pero él debía terminar un proyecto para alguna materia de periodismo...
Cerré los ojos para oler su aroma en mis sábanas, estiré los brazos y las piernas para ocupar por completo la cama. Mi cama se sentía muy grande sin él... ¿Qué estaba haciendo este hombre con mi mente? Solo podía pensar en él a cada instante.
Unos minutos después él salió de la ducha con el pelo chorreando y una toalla envuelta desde sus caderas... Dios, él era una tortuosa tentación que yo debía reclamar todo el tiempo.
— ¿Qué haces todavía sin ropa? — Me dijo ruborizado mientras echaba un ojo a mi desvergonzada desnudez.
— Bueno... — Respondí acercándome y acariciando los límites entre su piel y la toalla que lo cubría.
— ¿Tú nunca te cansas, no?
Sonreí.
— Yo nunca me canso de ti, Maximus.
Él apretó los labios y suavemente me apartó.
— Es tarde Pierre... Tengo que... Tengo que irme — Él suspiró agónico y aclaró su garganta para centrarse — Mmm... ¿Tienes algún suéter o sudadera qué yo pueda usar?
— ¡Si! Creo que tengo algo por aquí...
Llegué a la clase de la profesora Lee quince minutos más tarde, ella solo me observó con una mueca de disgusto cuando atravesé la puerta del salón... Yo llevaba atrasado semanas con un proyecto y la fecha límite se acercaba. Ella lo sabía pero no perdía ni una oportunidad de regañar mi falta de disciplina.
Dejé mi pesada caja de herramientas en mi banco de trabajo y observé el aula minuciosamente... Mi vista solo buscaba una excusa para cruzar miradas con Maximus, pero me llevé una sorpresa al no encontrarlo al final del salón.
¿Dónde estás Maximus?
Yo no lo había visto en todo el día... Ni siquiera él había contestado a mis mensajes desde ayer a la tarde.
Antes de desbloquear mi móvil la profesora Lee se acerca a mi con cautela y en voz muy baja me dice:
— ¿Puedes ir a la enfermería?
— Si... ¿Qué sucede? — Dije alarmado.
— Un alumno se quemó soldando, hubiese ido con él pero, ya sabes. No puedo dejar a la clase sola...
La observé unos segundo y salí rápidamente de la clase, ¿Ese alumno será Maximus? Era el único que faltaba el día de hoy... Mi corazón se aceleró mientras caminaba por los pasillos, mi mente solo pensaba lo peor hasta que nos cruzamos repentinamente en la puerta del baño.
— ¡Maximus!
Él se detiene por completo al verme, tomando su mano cuidadosamente vendada.
— ¿Qué haces aquí?
— La profesora Lee me mandó a supervisar...
— Oh — Él estaba avergonzado — Bueno... No es nada, solo una quemadura en el dorso de mi mano.
Acaricié su mano envuelta en vendas y lo observé con preocupación.
— ¿Cómo sucedió?
— Mmm... Solo fue un descuido — Él dijo indiferente.
Observé su rostro y unas evidentes ojeras colgaban de sus ojos.
— ¿Dormiste anoche siquiera?
— Mmm... — Él me miró a los ojos, rendido — He dormido muy poco... Estuvimos rearmando nuestro proyecto hasta muy tarde...
Tomé su hombro suavemente y lo dirigí nuevamente al baño, y lo senté en la banca central del área de vestidores.
— Quédate aquí, ya regreso — Le dije casi como una órden.
Él solo me observó confundido sin decir nada.
Unos minutos más tarde volví a la banca con un café de la máquina expendedora y una barra de chocolate.
— Toma.
— Pierre... Esto no es necesario.
— Shh... Bebe antes que se enfríe.
— Realmente esto no es necesario — Dijo llevándose el vaso de plástico a la boca — Al fin y al cabo la clase ya termina... Dormiré hasta mañana en cuanto me acueste.
— ¿Y si no quiero que duermas? — Pregunté acercándome.
Él sonrió y negó con la cabeza.
— Creo que eso no está en mi planes.
— Oh... ¿No vendrás conmigo hoy?
— Lo siento — Él hizo una mueca y pensó brevemente antes de continuar — Hoy quiero descansar un poco...
— Oh... De acuerdo.
Él comió el chocolate con pequeños mordiscos antes de ofrecerme un poco, yo solo negué con la cabeza mientras lo observaba en silencio.
"Quiero descansar un poco" dijo él. ¿Acaso él quería descansar realmente o descansar de mí? Es verdad que las últimas semanas no habíamos hecho otra cosa que vernos todos los días... ¿Acaso yo lo estaba abrumando? ¿Acaso yo me estaba convirtiendo en una persona asfixiante?
De repente el lugar se sentía tenso o tal vez solo las ideas que llegaban a mi cabeza eran las que me hacían sentir incómodo y fuera de lugar...
¿Él está cansado de mí? ¿O solo tuvo un mal día?
Tal vez dejé llevarme demasiado en esta especie de relación que tenemos y olvidé de recordar nuestros espacios e individualidad.
— ¿Regresamos? — Él dijo terminando de beber su café.
— Ok — Respondí levantándome de su lado.
— Gracias — Él dijo antes de besarme fugazmente en los labios.
Su beso me tomó por sorpresa, pero no fue el beso en si, sino cómo actuó después... Tan distante e indiferente.
Caminamos en silencio por los pasillos hasta llegar a la clase, ambos nos separamos sin decir nada.
Tal vez yo estaba sobre analizando la situación y exagerando las reacciones de Maximus conmigo... Tal vez él solo está cansado.
Mi móvil vibró en mis pantalones sacudiendo mis pensamientos.
Xxxx: Oye, estaré unos días por la Isla ¿Quieres que nos veamos?
Me eché hacía atrás en mi asiento y observé a Maximus. Él solo estaba allí en su banco de trabajo, dibujando y borrando unos planos... Yo seguí observándolo, buscando una señal o un atisbo de interés, pero parecía que hoy él había decido marcar distancia conmigo.
Quizás yo solo estaba buscando una excusa para justificar mi estúpida impulsividad...
AyPierre: ¿Dónde te hospedas?
Notes:
Hola! He vuelto después de un largo periodo de exámenes y entrega de proyectos universitarios ):
Perdón por no actualizar con frecuencia!
Realmente no me sentía bien llegando con un solo capítulo después de tanto tiempo así que aquí les dejo 3. Espero que los disfruten <3 un besillo.
Chapter 20: Silla
Chapter Text
Maximus POV.
Mis uñas rasgaban la encimera de la cocina cada vez que sentía sus caderas contonear mi cuerpo por detrás, cada golpe se sentía más glorioso que el anterior... Sus manos agarrando con fuerza mi cintura, sus jadeos y su aliento caliente sobre mi nuca. Él sabía perfectamente que hacer conmigo, él era tan bueno que mis gemidos se volvían cada vez más intensos y desesperados. Sus embestidas ardientes eran increíblemente placenteras para mi cuerpo tan demandante.
Sus manos subieron hasta mi pecho para acariciar mis pezones, y su boca salvaje se inclinó hacía mi hombro para besarlo y morderlo.
Oh, Dios.
Todo era perfecto con Pierre... Todo era tan frenético y sensual.
Mi mente no era coherente en estos momentos...
— Te amo — Dije entre balbuceos mientras apretaba mis ojos fuerza.
Tal vez si yo no hubiese estado tan extasiado no hubiese soltado esa frase tan patética...
Él se corrió después de unas estocadas profundas, jadeando y besando mi espalda... supongo que no me había escuchado, y eso era bueno para mí. Abrí los ojos tomando la dimensión de mis palabras, mi cuerpo se tensó un poco y mi pene rápidamente se convirtió en una masa flácida vergonzosa.
Yo no sabía bien como sentirme... Tan complacido y tan confundido, esto es patético.
Él salió lentamente de mí tocando el interior de mis muslos y me dijo con la voz entrecortada:
— Oh... No te corriste.
— Oh... — Dije acariciando mi pierna seca — Bueno, no importa. Supongo que me desconcentré...
Él arqueo una ceja mientras se subía sus pantalones.
— Mmm...
— Voy al baño — Lo interrumpí antes que él pudiera decirme algo.
Mojé un poco mi cara con agua fría y me miré en el espejo, largué un pesado suspiro... ¿Que carajos fue eso? ¿Por qué mi boca soltaba algo que ni siquiera estaba en mi mente? ¿Por qué yo tenía que complicar nuestra situación? Yo tenía que salir de allí ahora mismo.
Cuando salí del baño decidido a irme, Pierre estaba sentado en la larga mesa de su salón, él no levantó su vista al escucharme y solo se limitó a preguntar si yo quería un café.
Yo no quería interrumpir su trabajo, él diseñaba unos planos gigantes para un proyecto... Pero yo necesitaba salir de allí con urgencia.
— Creo que debería irme... — Solté sin rodeos.
— Oh, no — Él dijo, soltando de inmediato el lápiz de su mano — ¿No quieres quedarte un poco más? Me gusta cuando estás por aquí... Además solo falta ultimar detalles, no me tomará demasiado tiempo.
Sonreí y me acerqué a la mesa a contemplar sus planos. Él me explicaba sus dibujos con entusiasmo, al finalizar se acercó para acariciar mi rostro y me pidió una opinión de su trabajo, había un brillo particular en sus ojos cuando me escuchaba... Él siempre estaba abierto y fascinado a escuchar mis opiniones.
¿Cómo él podía ser tan salvaje en el sexo y unos minutos después ser tan dulce conmigo? ¿Cómo yo no podría confundirme? Mierda! Yo necesitaba un respiro.
— ... Creo que saldré a fumar al balcón.
Él me miró confundido pero solo me sonrió curvando sus labios.
Tomé mi sudadera y salí al exterior.
Era un día de invierno, de esos que el cielo gris es impredecible. Encendí mi cigarro y observé la calle. Pierre vivía en el lugar más céntrico de la ciudad, vehículos de todo tipo y peatones paseaban por allí, tiendas de ropa y comidas estaban abiertos incluso un frío domingo como hoy...
Todo parecía estar en constante movimiento, lleno de prisas, anuncios y luces de neones... Aún así se todo en esta parte de la ciudad se sentía tan distante, solitaria e individualista.
Tal vez esa fue una de la razones por las que Pierre se haya mudado aquí... Todo esto se sentía tan él.
Yo por mi parte estaba acostumbrado al caos y al amontonamiento, a los chismes de un pueblo pequeño, a la calidez de un barrio, al ruido eterno de una residencia para estudiantes, yo no estaba hecho para la crudeza de las grandes ciudades...
Quizás esto no sea una buena idea.
Observé un punto fijo en silencio hasta consumir totalmente mi cigarro.
¿En qué estoy pensando?
Habían sido unas semanas excelentes... Compartir mi tiempo con Pierre era increíble y ardiente. El sexo siempre había estado en un plano secundario para mí que aveces era inexplicable entender la química sexual que yo experimentaba cada vez que su piel rozaba la mía, incluso sus besos y miradas me encendían completamente. Todo se sentía tan irreal, tan fuera de la razón, no había una respuesta lógica en esta relación. El deseo y la pasión desmedida me imposibilitaba pensar con claridad, incluso no me permitía aflorar otros sentimientos...
Yo sentía que si usaba mi cerebro o mi corazón podía arruinar lo que había aquí entre nosotros, y yo por el momento no podía permitirme eso, no, no por ahora.
Yo no quería arruinarnos, pero simplemente con el pasar de los días eso se volvía una difícil tarea... Él me confundía demasiado, sobretodo cuando era tan tierno conmigo, la manera tan dulce de tratarme le era tan natural e inocente. Solo me bastaba con verlo a los ojos para saber que él no fingía conmigo, él no me mentía, él solo fluía... Aún así él estaba tan anclado en esta especie de relación abierta que él sabía perfectamente como no traspasar los límites conmigo, él seguía siendo un experto en estos temas y yo solo era un aprendiz inexperto.
Yo tal vez lo arruine todo involucrando sentimientos, seguramente. Yo tal vez lo arruine esperando algo más de él...
Suspiré pesadamente y encendí otro cigarro. Me dí vuelta para observarlo desde afuera. Él solo seguía dibujando, concentrado en sus ideas... Él solo pensaría en él.
Me abracé a mi mismo.
Él nunca dejaría de pensar en él mismo...
Hice una mueca al pensar que él me habría escuchado soltar ese "te amo". Él no lo dió la importancia que debía porque seguramente habrá pensado que era una frase que alguien decía durante el sexo... Cuantas personas le habrán dicho lo mismo.
Un calor en mi pecho subió de repente.
No.
Yo no lo amaba... ¿Cómo yo podía siquiera pensar en eso? Esto no se sentía como amor. Yo solo fui consumido por la pasión del momento y no estaba pensando con claridad, yo ni siquiera me siento enamorado, yo no lo amo...
Yo no podía arruinar esto.
Me senté frente a él mientras trazaba líneas con un lapiz y una regla sobre el papel. Lo contemplé... Él es tan fascinante. Él no solo era un bello envase, no, cualquiera podría caer rendido a sus pies ante su belleza, pero él no se limitaba en su físico sino que él era mucho más que un chico bonito. Él era muy inteligente y divertido, él realmente era tan generoso y honesto... Él jamás mentiría a alguien, él parecía odiar las mentiras casi tanto como los sentimientos profundos...
¿Por qué él no querría enamorarse?
Todo sería mucho más fácil si él y yo...
— ¿Que piensas? — Dijo él acercándose a mi lado y sentándose de rodillas en el suelo.
— ¿Eh, qué?
— Los planos... — Dijo acercándose con el lápiz al papel — ¿Creés que están aceptables?
— ¿Bromeas? Están más que perfectos...
Él sonrió y me miró a los ojos, yo mordí mis labios sonriéndole de vuelta... Él seguía de rodillas frente a la mesa cuando su mano empezó a acariciar mi pierna y continuó subiendo hasta mi rostro para finalmente empujar mi boca contra su boca. Un escalofrío recorrió mi cuerpo mientras yo me entregaba a sus besos y a sus labios encajando perfectamente con los míos. La pasión se encendía constantemente cada vez que estábamos juntos y el deseo siempre ascendente me impedía usar la razón con él.
Me separé de él abruptamente, recuperando el aire y sintiendo mis mejillas rojas cuando él tocó mi entrepierna.
— Creo que deberías seguir con tu proyecto — Dije recuperando el aliento.
— Solo me estoy tomando un descanso... Un pequeño recreo —Susurró casi gruñendo mientras él me bajaba los pantalones... Fingí una leve y juguetona resistencia pero mi trasero se levantó unos centímetros de la silla para ayudarlo a desvestirme.
Él seguía de rodillas a mi lado mientras yo estaba sentado semidesnudo frente a sus planos ... Él movió la silla y ahora me miraba me miraba de frente, tan decidido, tan ardiente.
Él sin pensarlo comenzó a besar mis rodillas, a lamer mis piernas y morder mis muslos... Oh, mi Dios.
Un escalofrío recorrió toda mi columna vertebral cuando su cabeza se hundió en mi entrepierna y precoz gemí al sentir su boca humeda sobre mí. Sus manos apretaban mi piel, mi carne, todo mi cuerpo que se volcaba de placer ante él.
Tomé con mis manos sus cabellos y empujé su cabeza más adentro. Él solo jadeó y comenzó a subir la intensidad. Yo cerré los ojos y me dejé llevar por la lujuria, quería recordar esto en cualquier momento... Mis gemidos se volvieron más intensos a medida que me acercaba al clímax, él es tan bueno. Y finalmente, llegué a un orgasmo tan intenso que me hizo retorcer en esa silla.
Él tomó todo de mí y continuó hasta que finalmente pude abrir los ojos. Yo lo miraba rendido y agitado, él me sonreía soberbio y victorioso...
Joder. Este hombre me encanta.
Agarré su rostro entre mis manos y lo besé vorazmente... Las cosas nunca habían sido tan fáciles con alguien. Simplemente hacíamos lo que queríamos, escuchábamos a nuestros bajos instintos y nos entregábamos a ellos sin chistar... Él y yo, y ésta química sexual que nos invitaba a devorarnos por completo.
Yo no podía arruinar esto. Simplemente yo no podía.
Toda mi semana no difirió demasiado de ese domingo. Pierre y yo ya teníamos una rutina que solo era pospuesta por las horas que estábamos en la universidad. Ambos habíamos encontrado la manera de hacer funcionar esto, al fin todo marchaba bien entre nosotros dos...
O al menos eso yo creía.
El jueves por la noche yo había salido con unos compañeros de ... Al fin y al cabo, nos debíamos festejar después de aprobar en nuestro proyecto de investigación. Ese proyecto que tanto nos había costado, y el causante que hoy yo tuviese una pequeña cicatriz en mi mano.
Dios, habían sido una semanas muy duras pero al fin teníamos una gran recompensa... Las cervezas no tardaron en llegar y la música alta del bar nos invitó a bailar en el lugar. Era una noche perfecta y aún con la fría lluvia de invierno que azotaba en el exterior, nada podía arruinar esta felicidad...
Esa noche volví a caerme por las escaleras de la residencia cuando volvía a mi piso, y la fuerte resaca al día siguiente impidió que reconozca una latente fiebre que crecía en mi cuerpo.
Unos minutos en la enfermería y una caja de antibióticos me devolvieron a mi cama.
Una larga siesta en estado febril me apartó del mundo exterior... Mi cuerpo parecía estar reclamando un merecido descanso, o al menos así lo sentí yo cuando me desperté después de dormir más de 13 horas seguidas...
Maximus: Hola! Lo siento por contestar tan tarde... Estoy desde ayer con fiebre :(
Chapter 21: Fiebre
Chapter Text
AyPierre POV.
Busqué por el salón de la cafetería a Maximus pero fue en vano, no había rastro de él por ninguna parte, tampoco había contestado a mis mensajes matutinos. Yo no quería agobiarlo, así que supuse que estaría ocupado con algún trabajo o simplemente él quería espacio.
¿Él se habrá cansado de mí?
Una pregunta que siempre me invadía... El algún día se cansará de mi, algún día se aburrirá de esto. Él algún día querrá algo más y yo simplemente no puedo ofrecer más.
Yo no puedo.
Salí por atardecer de mi última clase y disimuladamente paseé por el campus hasta llegar al departamento de Comunicaciones.
Entré al pequeño hall del edificio y recorrí con lentitud los pasillos. Es curioso, yo nunca había estado por aquí antes. Las aulas eran de techos bajos o normales... Yo me había acostumbrado demasiado a las grandes instalaciones del departamento de Ingeniería y Mecánica. Muchas de sus aulas eran simples salones con sillas y escritorios, otras parecían pequeños auditorios con escaleras alfombradas, incluso yo había llegado a una especie de estudio de grabación donde unos estudiantes simulaban un programa de televisión, pero él no estaba por ninguna parte... Él ni siquiera había visto mis mensajes.
Esa noche evité salir de fiesta con la esperanza que él aparezca golpeando mi puerta pero fue inútil, yo no tuve señales de él hasta el día siguiente...
Maximus: Hola! Lo siento por contestar tan tarde... Estoy desde ayer con fiebre :(
30 minutos después yo estaba con una bolsa de verduras golpeando su puerta.
— ¡Que haces aquí Pierre! — Dijo él al verme.
Su cara estaba pálida, sus labios estaban secos y su cabello desalineado... Aún así él seguía viéndose hermoso para mí.
Besé la suave mejilla de él y entré sin contestar.
— ¿Cómo pasaste por la puerta principal? ¿Alguien te abrió?
— Bueno... Tengo mis trucos — Respondí dejando mi bolsa de compras sobre la pequeña encimera de la cocina.
Él sonrió y tosió. Yo me acerqué a él después de lavarme las manos en el fregadero, y acaricié suavemente su rostro.
— ¿Cómo te sientes?
— Bien... Solo es una gripe. No es gran cosa.
— Mmm... ¿Has comido?
Él miró a otra parte y suspiró pesadamente... Maximus odiaba cocinar, o al menos eso siempre decía.
— Creo que tengo unas porciones de pizza en mi refrigerador...
— Creo que necesitas comida de verdad, Maximus.
— ¡Solo es una gripe!
— Shh... — Le dije acercándome a él y froté mis manos en sus hombros para darle calor — Déjame cuidarte al menos por hoy.
Él me miró unos segundos inhalando lentamente y exhaló soltando una sonrisa.
— ¿Quieres que te ayude? — Él preguntó mientras me veía sacar los ingredientes que yo había traído.
— Mmm... No, tú solo descansa.
— ¿Estás seguro? — Él preguntó y yo solo asentí — Mmm... Entonces creo iré a darme un baño caliente, realmente apesto...
Ambos cenamos un poco de sopa de verduras en silencio, no porqué no tuviésemos de qué hablar, sino porque yo no quería agobiarlo, a pesar que él había recuperado un poco el color en sus mejillas, sus ojos se veían cansados y su cuerpo temblaba por una incipiente fiebre... Él se veía tan indefenso, y yo necesitaba cuidarlo.
— La sopa está deliciosa — Dijo irrumpiendo mis pensamientos.
— Oh — Sonreí tímido — Gracias...
— ¿Dónde aprendiste a cocinar tan bien?
— Bueno, me halagas pero no creo que yo cocine "bien", simplemente tuve que aprender desde muy pequeño ¿Sabes? Después de todo es una sopa muy simple.
— Oh, por favor Pierre. Esto es exquisito, y no te tomó mucho tiempo... No te subestimes.
Sonreí, sus elogios siempre me hacian sonreír, él siempre me hacía sonreir...
Luego de limpiar y ordenar la cocina ambos nos tumbamos en la cama, él se acurrucó con varias mantas alegando que tenía mucho frío. Yo besé su frente y efectivamente seguía con fiebre.
— ¿Has tomado tus medicinas?
— Mierda! Creo que lo he olvidado — Él se levantó de la cama al ver su reloj y comenzó a buscar los antibióticos por los cajones de la cocina.
— ¡Deberías poner una alarma en tu móvil! — Le dije desde la cama — Es importante que tomes tus medicinas...
— Solo me he pasado 20 minutos... — Dijo él sentándose en la cama y llevándose dos pastillas a la boca. Luego de beber agua de su botella, continuó — No creo que sea para tanto...
— Oh... Maximus — Reí y pasé un mechón de cabello por detrás de su oreja — Deberías ser más cuidadoso... Así nunca te recuperarás.
— Al menos te tengo a ti cuidándome.... Esto no está tan mal.
Solo pude soltar una risita. Era la primera vez que Maximus me coqueteaba de esta manera sin ruborizarse... Tal vez solo estaba hablando en estado febril, y yo no tenía porqué imaginar algo más, pero esto por primera vez se sentía importante. Quizás importante no era la palabra para definirlo, pero yo lo sentía así... Importante. Maximus realmente me importaba.
Me acerqué para besarlo y él simplemente comenzó a recostarse en la cama guiado por mis besos... Sus labios aún seguían secos y calientes por la fiebre, y sus suaves manos me abrazaban delicadamente.
— Estoy enfermo Pierre — Dijo él sin soltar mis labios — Puedo contagiarte...
Me separé un poco de él para verlo a los ojos y le dije:
— Tengo un excelente sistema inmunitario...
Él rio tomando él cuello de mi suéter para acercarme a él y besarme dulcemente en la comisura de los labios.
— ¿Cómo es posible qué nunca hayas estado en pareja Pierre? — Él preguntó después de soltarme y acurrucarse bajo las mantas.
— ¿Eh? ¿Qué dices? — Dije soltando una risa nerviosa.
Él se puso de costado y pasó las manos por debajo de su cabeza para observarme más cómodo.
— Lo que escuchaste, ¿Cómo es posible qué nunca hayas tenido novio... O una novia? Es muy extraño que nunca te hayas enamorado, o hayas vivido algún romance...
— Oh, bueno... Supongo que los romances no son para todo el mundo.
— No te creo... ¿Siempre has sido así? ¿Nunca has querido a alguien tanto a alguien como para ser su novio? Creo que serías un excelente novio para cualquier persona...
— Creo que la fiebre te está afectando — Respondí antes de tocar su frente caliente con los dedos de mi mano.
— ¡Lo digo en serio! Mírate, haciéndome de comer, cuidándome... ¡Hasta me obligas a tomar las medicinas!
— Bueno... Simplemente estoy siendo buena persona, no pensé que la gente tendría expectativas tan bajas.
Él rodó los ojos y resopló. Yo reí y me acosté a su lado.
Él sonrió con los cerrados y entre balbuceos dijo:
— Me gusta que estés conmigo ahora.
Mi corazón comenzó a latir con fuerza, una calidez invadió mi pecho mientras lo abrazaba y acariciaba su espalda... Sería un idiota si yo negara que esto no se sentía bien.
Él y yo podíamos ser algo más si yo diera el paso. Si tan solo yo dejara ser un cobarde y lo intentara. Yo podría intentarlo, yo lo haría por Maximus, yo podría hacerlo feliz
¿Feliz?
Mi rostro se tensó ante la idea de arruinar esto, yo tarde o temprano lo dañaría. Me odiaría a mi mismo profundamente, si yo fuese el causante de sus lágrimas...
Él se soltó de mi abrazo y me miró con esos ojos felices y transparentes sin decir nada.
— ¿Quieres un té? — Pregunté suavemente.
Él solo asintió con una sonrisa.
¿Cómo yo podría oponer resistencia a mis sentimientos por este hombre?
Mientras volcaba el agua hirviendo en la taza una revelación vino a mí...
Yo finalmente lo entiendo, yo por unos instantes me puse debajo de su piel, y pude comprender las decisiones eclécticas de Maximus...
Las indecisiones de él no eran producto de sus estados de ánimos volátiles, sino que él se conocía muy bien a sí mismo.
Él tenía buenos motivos para acercarme y alejarme.
Él sabía hasta donde llegar para no dañar su corazón.
Él se resguardaba de mí y de esa pasión que nos envolvía como un torbellino, esa pasión que lo hacía todo más fácil por momentos y tan difícil en otros...
Suspiré sonriendo amargamente.
¿A quién quiero engañar? Yo solo he complicado las cosas.
Yo lo había arrastrado a esto... Yo pensaba que sería mucho más fácil para él marcar los límites, pero nunca me había puesto en su lugar... Nunca había tomado noción de lo difícil que sería para él controlar sus sentimientos conmigo... Él estaba haciendo su mejor esfuerzo.
Él merece algo mejor... Él merecía algo mejor.
Volví a su cama con la taza de té, él dormitaba pero abrió los ojos en cuánto me sintió a su lado.
— Gracias — Él me dijo con la voz quebrada.
— ¿Puedo quedarme ésta noche? — Pregunté sin rodeos.
Él me miró con una sonrisa resplandeciente, asintiendo repetidas veces y terminó de beber de su té.
Yo lo abracé de costado, masajeando suavemente su espalda baja. Él sonrió con los ojos cerrados... Esto era todo lo que yo necesitaba el día de hoy...
Él y yo. Nada más.
Yo cuidando de él, y él simplemente dejándose mimar...
Yo no sabía a dónde nos llevaría esto, ni cuánto duraría esto, pero sinceramente yo no quería cuestionar mis sentimientos, ni mis acciones el día de hoy. Yo solo quería disfrutar el momento y no pensar en el exterior, ni en el pasado, ni en el futuro.
Esto ya no era simplemente buen sexo o un proyecto de amistad a futuro. Yo no estaba jugando, esto se sentía a una conexión real... Él me hacía sentir ansioso, nervioso y por primera vez el miedo de arruinar las cosas entre nosotros me hacía tiritar.
Maximus era algo más, algo mejor, algo que no estaba buscando y ahora que lo tenía entre mis brazos, yo no quería soltarlo.
Momentos como éstos donde yo lo veía a dormir a mi lado eran preciosos y únicos. Yo realmente quería quedarme aquí, dejar de escapar, dejar de fingir autocontrol...
Yo quería realmente quería hacerlo funcionar.
(Al menos por este fin de semana) Yo no quería pensar.
Chapter 22: Cafetería
Chapter Text
Maximus POV.
El lunes desperté alerta, tan de pronto... Como cuando sueñas que estás cayendo y un tropiezo sobresalto hace que abras los ojos asustado.
Observé mi habitación y la notable ausencia de Pierre en mi cama la sentí al instante, como una puntada en el pecho.
Yo seguía enfermo y en mi propia convalecencia yo necesitaba su compañía y sus cuidados... Yo quería tenerlo a mi lado. Quizás yo solo quería alargar esta sensación de ser mimado y consentido por él.
¿Y cómo no querer más de él? Su trato conmigo había sido tan dulce y protector, él realmente estaba preocupado y ocupándose de mí de una manera tan tierna y devota... Momentos como estos hasta yo olvidaba que estaba tratando con el mismísimo Pierre.
Pierre...
Allí afuera se decían tantas cosas malas de él, nadie lo tomaba en serio porque esa era su fama, su fachada de piedra con el exterior...
Él podía ser frío y distante. El tipo de hombre que solo buscarías para una noche de diversión y luego jamás volverías a llamarlo. Él podría follarte mejor que nadie y hacerte sentir la persona más ardiente que haya pisado la tierra, pero al día siguiente te miraría con indiferencia con esos fríos ojos azules, y sin decir nada mas te alejaría de él, porque él solo funcionaba así.
Y yo sería muy ingenuo si negara las historias que decían de él y sería un completo idiota si dijera que esas historias son falsas, solo porque él no era un bastardo conmigo...
¿Pero cómo yo podría convencer al resto de la gente qué él no era así conmigo? Él era una persona diferente a mi lado, él me hacía creer que algo más podría suceder con nosotros si tan solo diéramos un paso... Yo me sentía la excepción a la regla. Él me hacía sentir... ¿Yo puedo cambiarlo?
No.
No. Yo solo me siento vulnerable por los días de fiebre y sus cuidados desinteresados... Al final, yo creo que hubiese hecho lo mismo por él. Él solo estaba haciendo lo que cualquier persona haría en su lugar, él solo estaba siendo servicial conmigo, nada más. Yo no podía ilusionarme por la cortesía de él.
¿O si?
No.
El miércoles por la mañana fue un día frío y muy ventoso. Mi alta médica ya había sido despachada a la secretaria de la universidad y yo debía reincorporarme a mis clases ese mismo día.
Yo aún seguía con algunos malestares de la fuerte gripe pero nada que no pudiese soportar mientras volvía a demostrar porqué yo era una persona "apta" para la beca universitaria... Ya había olvidado lo agobiante que era estar aquí.
Y allí estaba recuperando el tiempo perdido, aprovechando cada segundo extra entre clases para ponerme al corriente con mis materias y proyectos. Realmente yo me estaba sobre exigiendo, tanto así que si no hubiese sido por un gruñido vergonzoso de mi estómago yo habría olvidado por completo almorzar...
Llegué a la cafetería de la universidad y a diferencia de otros días un ambiente sosegado reinaba en el lugar. El frenético tumulto de alumnos se había disipado dejando un salón de mesas y sillas casi vacías. Me acerqué al mostrador y solo pude pedir una pequeña ración del menú del día. Eran casi las dos de la tarde, y solo podía comer lo que les quedaba...
Nunca fui muy pretencioso con la comida, básicamente porque yo no sé cocinar, así que he aprendido a valorar a la gente que cocina para lo demás. Además la comida aquí siempre era deliciosa, yo no podía quejarme del plato que acababan de recalentar para mí.
Tomé mi bandeja y divisé un lugar cerca de la ventana para sentarme y mirar fijamente al exterior mientras comía... Realmente era un buen plan disociar del mundo hasta que lo ví comiendo en el rincón del salón comedor.
Pierre no me había visto, ni siquiera había apartado la vista de su pequeño libro para comer adecuadamente su almuerzo.
Mi corazón se aceleró y simplemente mis piernas me condujeron hasta allí.
— Hola — Dije mientras me sentaba frente a él.
Él levantó su vista con brillo en sus ojos y sonrió de una manera gatuna al verme.
— Hola — Él respondió dejando un señalador en su libro para centrarse en mí — Yo no sabía que ya habías vuelto...
Mierda. Yo había olvidado por completo contestar a su habitual mensaje matutino. Yo había estado tan ensimismado en mis trabajos que ni siquiera puede notar que mi móvil no tenía carga, y se había apagado.
— Oh, si. Hoy me dieron mi alta médica... — Respondí lentamente para luego hablar con nerviosismo — Creo que se me olvidó mencionarlo. Realmente no paré un segundo desde que entré ¿Sabes? Tuve que ponerme corriente con un par de proyectos y trabajos, yo ni siquiera pude chequear mi móvil, yo...
— Tranquilo Maximus — Él respondió con voz suave — Lo entiendo... El semestre está por terminar, todos estamos un poco alarmados por las fechas límites. Lo importante es que ya estás bien.
Lo observé detenidamente, y exhalé sonriendo. Su confianza me transmitía tranquilidad. Ambos comimos en silencio, ambos estábamos hambrientos y lidiando con nuestras fechas límites.
Él y yo comiendo solos en la cafetería de la universidad. El y yo comiendo en un apacible silencio.
Él y yo solos en público...
Esto es ridículo, dije para mi mismo. Quería apagar mi mente y no pensar en estupideces. Ni siquiera es para tanto, ¿Por qué no puedo calmarme?Solo somos él y yo, comiendo solos en la cafetería ¿Por qué le doy tanta importancia a esto?
Realmente todavía yo no sabía como actuar frente a él y eso me hacía sentir tan patético e inexperto... ¿Pero cómo no estar nervioso? Era la primera vez que comíamos solos en la cafetería, frente a frente y sin nadie más a nuestro alrededor.
— ¿Cómo te sientes? ¿Mejor? — Preguntó él mientras cortaba un trozo de carne.
— ¡Si! Si. Bueno... Tal vez me canso más de lo habitual pero supongo que es normal ¿No? No he tomado un descanso hasta ahora...
— Si necesitas ayuda con algo, en especial con la clase de la Profesora Lee solo dime. Puedo ayudarte — Él sonrió levemente para continuar comiendo.
Yo solo sonreí cabizbajo y bebí mi zumo. Una sensación de culpa me envolvió... Él tenía también sus propios proyectos y asuntos, aún así él me ofrecía su ayuda, él me regalaba su tiempo sin yo pedírselo.
Yo le importo.
— ¿Y tú cómo vas con la maquina para la exhibición? — Pregunté tratando de callar mi estúpida voz interior y esos pensamientos ridículos.
Él suspiró pesadamente y torció su cuello haciéndolo crujir sus huesos.
— Supongo que bien — Dijo fastidiado — Tengo mucho trabajo por delante. Sinceramente no creo que llegar a la exhibición con la maquina terminada... Realmente creo que me excedí con mi proyecto y fui demasiado ambicioso. Yo...
Por primera vez él me hablaba francamente de sus proyectos y no fingía ser el estudiante arrogante de ingeniería que solía ser... Él seguía enseñando su versión más humana, él me dejaba sin aliento con su genuina honestidad.
Una pequeña bola de culpa crecía en mi estómago cuando lo escuchaba hablar tan frustrado de sus inventos... Se suponía que el fin de semana él se ocuparía del proyecto para la exhibición, pero él había desperdiciado su tiempo conmigo, él había decido atrasarse en su trabajo solo para cuidarme.
Y si, aunque él era consciente de sus actos yo no podía evitar sentirme culpable...
— Hoy me quedaré hasta las 6, supongo — Él concluyó, llevándose la botella de agua a la boca.
— Yo creo que también hoy me iré muy tarde de aquí... Necesito ir a la biblioteca y...
— Oh... — Dijo él dejando la botella de agua frente a mi mano, rozando intencionalmente sus dedos contra los míos. Su mirada se clavó intensamente en mis ojos, haciéndome estremecer — Supongo que saldremos al mismo horario... ¿Quieres qué te acompañe a tu piso?
— No creo que sea necesario — Respondí aclarando mi garganta, tratando de calmar a mi alborotado corazón, tratando de concentrarme en mis ideas a pesar de sentir las tiernas caricias sobre mi mano. Su mano aspera y levemente lastimada por las máquinas que usaba — No sería justo que cargues con todas tu herramientas hasta allí...
Él apartó su mano de mí y la apoyó bajó su mentón para echar una mirada desafiante.
— No te preocupes por eso. Las dejo en el taller de ingeniería.
Sonreí sonrojado. Realmente era muy difícil decir que no a este hombre.
Él se levantó riendo y con la bandeja en sus manos me dijo:
— Envíame un mensaje cuando termines... — Él se acercó susurrando — Me alegra que te hayas recuperado... Yo te extrañé.
Y simplemente él se fue sin esperar una respuesta, ni siquiera se quedó para ver la expresión en mi rostro.
Miré a todas direcciones por si alguien me estaba viendo, pero la cafetería ya estaba vacía... Al menos nadie vería mi patética sonrisa en mi rostro sonrojado.
La tarde sobrevino después de un largo periodo encerrado en la biblioteca, yo tenía mucho trabajo por hacer pero al menos me sentía motivado de continuar dando mi mejor esfuerzo.
Salí por la puerta principal del lugar y un opaco atardecer decoraba el cielo.
Aypierre : ¿Puedes venir a buscarme al taller? Surgió un imprevisto.
Caminé por el solitario campus, abrazando un cuaderno y dos libros.
Mi corazón estaba alerta... El miedo que alguien me vea con Pierre y se lleve una idea equivocada de nosotros, realmente me alteraba.
Nadie sabía de nosotros, básicamente porque no había un nosotros, pero este día Pierre se había comportado tan natural y desenfadado en la cafetería, él no se veía preocupado al coquetear en público y eso me confundía. Yo no podía anticipar su siguiente movimiento, él era una caja de sorpresas y nunca sabía que esperar de este hombre.
Él está loco.
Él nunca me había dejado saber demasiado sobre sus mayores inventos, él siempre me mantenía en la superficie de los planos, yo nunca había visto la materialización de sus ideas. Él no dejaba entrar a nadie al taller, nadie que no formara parte de su equipo podía pasar por allí... Él siempre se había mantenido tan distante cuando encarnaba el papel de ingeniero pero esta vez él había pedido que yo lo busque aquí, que lo vea en su propio hábitat, en su sitio de confort.
Mierda. No, no quería ilusionarme. Yo no quería darle otro significado a esto pero se sentía diferente, él se sentía diferente. Él me estaba dejando entrar a su mundo y esa sensación daba un vuelco a mi corazón.
Caminé lentamente al pasar por la puerta, él estaba de espaldas soldando una especie de placa. Caminé apreciando el lugar... Un galpón más alto que ancho, con ventanas altas para ventilarlo, con luces blancas para no perder de vista los detallas, con herramientas desperdigadas por doquier, con una máquina en el área central que aún yo no entendía para qué servía, y quizás nunca lo entienda.
Las creaciones de Pierre eran asombrosas, pero en su mayoría yo me perdía en sus ideas... Quizás no ayudaba el hecho que me excitaba verlo enseñarme y explicarme algo con tanta metodología. Simplemente yo no podía contenerme y me entregaba a él vorazmente...
Él se volteó con la mascara de soldar puesta y solo pude ver sus ojos sonrientes. Él se la quitó con una sola mano, despeinado su cabello y dijo con el rostro rojo:
— Oh! Ya estás aquí...
Joder.
Él me gustaba mucho, él era hombre más hermoso que alguna vez me haya mirado. Y allí, con su overol lleno de manchas, su cara roja por la presión de la máscara de soldar, sus cabellos transpirados y despeinados... Este hombre era el mismo infierno, y yo, yo solo quería arder en él.
— ¿Maximus? — Dijo él acercándose aún con la máscara en sus manos.
— Lo siento... Olvidé avisarte que iba a venir — Respondí nervioso, desviando mi mirada de su boca — Terminé por hoy... Mis trabajos, he terminado con mis trabajos por hoy.
— Oh... Ok. Déjame que ordene un poco el lugar y podemos irnos.
Él volvió a su mesa de trabajo y comenzó a apagar las máquinas, a guardar sus herramientas y a limpiar un poco el lugar.
Yo solo lo observaba desde un ángulo, tratando de molestar, pero mi mente curiosa comenzó a expulsar palabras:
— ¿Este espacio es solo para ti?
Él se volteó a mirarme interrumpiendo el movimiento de la escoba en sus manos.
— Mmm... Digamos que sí — Él suspiró — Supongo que lo merezco, al fin y al cabo llevo el proyecto principal a la exhibición...
— ¿Tú solo has hecho esto? — Dije acercándome a la maquina llena de circuitos en el área central.
— Bueno... Tengo ayudantes de primer año ¿Sabes? Aún así yo debo supervisar todo. No les quito mérito porque son excelentes, solo que todavía queda mucho trabajo por hacer y el día de la exhibición se acerca...
Yo lo miraba atentamente, algo estaba cambiando en él, había algo en sus ojos, algo que yo no lo podía descifrar... Mi boca soltó palabras que mi mente quería evitar pensar:
— Perdón, Pierre.
Él me miró y se acercó.
— ¿Por qué te disculpas conmigo? — Preguntó confundido.
— Es mi culpa que no hayas avanzado en tu proyecto... Yo, yo debí entender que tú tenías cosas que hacer, yo simplemente acaparé tu atención con una gripe sin importancia... Yo
— Shh... — Él se acercó a centímetros de mí y posó sus labios sobre los míos. Nuestros labios se encontraron en un beso suave y dulce. Un beso que callaba todos mis pensamientos, un beso que me consolaba y me alejaba de mis culpas.
Sus manos se deslizaron por mi cintura, atrayéndome hacia él. Mis manos subieron a su pecho y yo podía sentir su corazón latiendo con fuerza a través de la pesada tela del overol que cubría su cuerpo.
Él me soltó después de unos segundos, tomando aire y recomponiendo su postura. Yo hice lo mismo. Parecía que ambos olvidamos por un instante que aún estábamos en la universidad y que cualquier persona podría habernos visto.
— Lo siento — Dijo él volviendo a tomar la escoba — No es tu culpa... Tú no has hecho nada mal Maximus, no tienes que disculparte conmigo. Estabas enfermo y yo me ofrecí a cuidarte, sabiendo que dejaría a un lado mi trabajo. Si hay un culpable, creo que solo soy yo.
— Pero tu trabajo...
— Quizás tenga que trabajar el doble algunos días, incluso quedarme hasta el anochecer en este taller, pero ¿Sabes? Estar contigo también es importante... Después de todo soy experto trabajando bajo presión. ¿A caso no me creés capaz de terminar esta máquina antes de la exhibición? Por favor, Maxo... ¿Con quién creés que estás hablando?
Él volvió a su sonrisa confiada, a su mirada provocadora, a su tan particular rostro engreído. Yo volví a ruborizar mis mejillas, volví a los suspiros, al deseo inexplicable...
Él nunca permitiría que yo lo viera derrotado. Él siempre sabía que hacer para salir victorioso en cualquier situación. Él podía hechizar a cualquiera con sus palabras, él podía encantar a todo el mundo dando el menor esfuerzo posible... Joder.
— Mmm... ¿Podemos ir a tu piso hoy? — Dije sin mirarlo, como si él no hubiese notado ya lo sonrojado que yo estaba.
— Mmm... ¿Por qué no quieres ir a tu casa?
— Es que vives más cerca... No quiero que perdamos más el tiempo.
El me miró con una sonrisa maliciosa y salimos de allí rápidamente. No sobraban palabras o miradas para entendernos a la perfección, aquí la atracción mutua se sentía en el aire y cada día se volvía más adictiva.
Yo jamás pensé decir esto, pero lo necesitaba, necesitaba su calor siempre cerca de mí.
Chapter 23: Sofa
Notes:
(See the end of the chapter for notes.)
Chapter Text
AyPierre POV.
En cuanto atravesamos el umbral de mi puerta Maximus se abalanzó hambriento a mi cuello... Él era tan... Joder.
Su aliento caliente que secaba todo rastro mojado que dejaba su lengua sobre mi cuello, sus manos que lentamente bajaban el cierre de mi overol y apretaban con urgencia mi cuerpo, su corazón latiendo con fuerza chocando contra mi pecho...
Su boca, sus manos, todo su cuerpo siempre tan bien predispuesto y atento...
Él solo me hacía creer que había algo más allá esperando por mí. Él, él me hacía vivir el éxtasis del momento.
Maximus.
— Espera — Dije después de un agonizante jadeo, mi cuerpo realmente no quería alejarlo de mí. Maximus solo me observó confundido en su bruma de lujuria, esperando impaciente a que yo hablase. Aclaré mi garganta y continué con frases torpes y confusas — Quiero darme un baño antes... Mmm.. Estoy muy sudado, trabajé todo el día en el taller... Yo, mmm... No...
— Oh, realmente no me importa — Él dijo antes de besarme nuevamente en los labios.
— Maximus... Por favor — Dije sin apartar nuestros labios.
Él se soltó de mí con desgana y caminó hacía el sofá de la sala. Yo suspiré pesadamente caminando atrás de él.
— Prometo que no tardaré. Puedes beber un café si quieres, tú...
— Si, si... Ya sé como usar la cafetera — Respondió fríamente y luego me sonrió burlonamente.
— Vuelvo en unos minutos...
Cuando salí de la ducha me dirigí al vestidor con la toalla envuelta en mis caderas. Busqué ropa cómoda para ponerme e instintivamente me puse algo de perfume en el cuello.
Y si, yo podría agilizar las cosas saltando desnudo y mojado hacia Maximus para continuar lo que ambos queríamos hacer, pero el deseo que él me desvistiera era mucho más fuerte que mis impulsos animales.
Él siempre era tan sutil y sensual con sus movimientos... Mierda, él realmente me encendía bastante. No había manera de explicarme a mi mismo porqué Maximus me encandilaba constantemente, cómo él siendo él mismo era suficiente para atraerme magnéticamente.
Salí de mí habitación peinando con mis dedos mi cabello aún húmedo, me acerqué cuidadosamente al sofá donde Maximus estaba completamente acostado observando su móvil. Levanté levemente sus pies y los coloqué en mi regazo... Tiré los cordones, deshaciendo sus moños perfectos y lentamente le quité sus botas sin esfuerzo.
— ¿Qué haces? — Dijo él apartando el móvil a un lado para verme.
— Poniéndote cómodo... — Respondí mientras arrojaba suavemente sus botas a la alfombra — Veo que ya has bebido algo — Continúe después de ver en la mesita una taza vacía con rastros de café en su interior.
Él solo sonrió dejando su móvil al lado de la taza.
Yo proseguí sacando los calcetines de él y acariciando su piel con las yemas de mis dedos, empezando a masajear con delicadeza sus pies.
— Oh... Eso, eso se siente muy bien — Dijo embelesado hundiendo su cabeza en el cojín del sofá.
— ¿Si? — Respondí mientras mis pulgares se centraban en el arco del pie, presionando donde yo sabía que los puntos de tensión se acumulaban. Dibujé pequeños círculos sobre su tersa piel, sintiendo cómo cada movimiento lo enviaba a un estado de placer. Me detuve por un instante para contemplar su expresión. Observé sus ojos cerrándose mientras una sonrisa de relajación se dibujaba en su dulce rostro.
Joder...
Podía ver y sentir cómo sus músculos se relajaban bajo mis manos y su respiración profunda y tranquila, solo era interrumpida por un involuntario gemido.
— ¿Te gusta? — Dije antes de finalizar.
— Me encanta — Él respondió abriendo sus ojos chispeantes.
— Creo que ahora podemos continuar lo de antes... — Dije acercándome a él y separando sus piernas para ubicarme entre ellas.
Él deslizó sus manos por mi espalda, acercándome más a su cuerpo que me envolvía ansiosamente. Él me recibió con un beso ardiente y apasionado, su boca entera me exploraba con pasión desenfrenada, sus labios suaves recorrieron el contorno de mi cuello, enviando escalofríos por todo mi cuerpo. Cerré los ojos y me dejé llevar por la sensación embriagadora de su lengua cálida y húmeda sobre mi piel... Yo estaba totalmente entregado a este hombre.
El tomó el control en segundos, desabrochando mi camisa y acariciando mi pecho con suavidad, sintiendo como mi corazón latía con fuerza. Lo miré a lo ojos con intensidad antes de volver a besarlo y le dije:
— Me gustas demasiado, Maximus.
Él jadeó y presionó mi nuca para besarme tan sucio y lascivo que yo no pude evitar gruñir al presionar mi entrepierna contra la suya.
Tomé sus caderas y deslicé mis manos hacía arriba para quitarle toda la ropa superior. Pude sentir su erección a través de sus jeans mientras arqueaba su cuerpo desnudo contra el mío y eso me excitaba aún más.
Mi mirada se perdió en su delicado cuello. Me acerqué lentamente, sintiendo el calor de su piel bajo mis labios sedientos e inhalé profundamente su aroma tan embriagador... Con suavidad, posé mis lengua en su piel, recorriendo cada milímetro con pasión y devoción. Pude sentir como un escalofrío recorrió su cuerpo, mientras mis besos se hacían cada vez más intensos y mis dientes dejaban pequeñas marcas en su suave piel.
Él gimió de placer al sentir mis caricias intensas y mi lengua jugando con sus pezones... Descendí lentamente hasta su abdomen y allí comencé a bajar la cremallera de su pantalón acariciando su entrepierna antes de desvestirlo por completo.
Lo miré a los ojos con lujuria antes de posicionar mi cabeza en su entrepierna y comenzar a lamer la punta de su miembro. Mi boca descendió lentamente, rodeándolo con calidez, sintiendo su dureza, su calor, su sabor... Le di la atención que él tanto anhelaba, alternando el roce suave de mis labios y de mi lengua mojada que exploraba cada milímetro de él... Cada vez que lo tomaba un poco más profundo, podía sentir cómo cada ola de placer lo envolvía por completo. Cada gemido que escapaba de sus labios me impulsaba más y más, yo realmente podía respirar sus deseos más ocultos mientras sus manos se enredaban en mis cabellos, guiándome, animándome a seguir con voracidad.
Saqué mi boca tomando aire y comencé a buscar en mis bolsillos el pequeño sobre de lubricante que llevaba en mi pantalones, lo abrí con mis dientes a su atenta mirada y vertí el líquido en mis dedos, me incliné a besar sus muslos y con un toque lento y deliberado, comencé a aplicarlo en su piel, y con movimiento suaves, mis dedos prepararon su entrada... La sensación era sublime; su cuerpo se arqueaba ante mi toque, y el deseo en su mirada me decía que estaba listo para mí.
Volví a buscar en mis bolsillos y esta vez saqué un condón que rápidamente fue colocado en mi incipiente erección. Esta vez no hubo tiempo para desvestirme por completo y simplemente bajé mis pantalones hasta mis rodillas. Sin tiempo que perder, enceguecido me adentré en él de manera cuidadosa pero decidida, solté un gemido al sentir cómo su cuerpo se acomodaba alrededor de mí.
Mis pequeños movimientos circulares lo amoldaban a base de gemidos que su boca quería callar, sus dientes mordían con furia sus labios y yo volví a inclinarme ante tan deliciosa imagen para besarlo, yo quería adorarlo mostrarle toda mi devoción... Él gemía en mi boca a medida que las embestidas se volvían más intensas, cada una más profunda que la anterior.
Él tomó su miembro entre sus manos y envolvió sus piernas alrededor de mi, aumentando la intensidad del momento.
— Mierda — Susurré apretando mis ojos, sintiendo todo su cuerpo moviéndose debajo de mí — Mierda, Maximus...
Continué moviéndome dentro de él con fuerza y continué:
— Te quiero así para mí... Siempre para mí — Él cerró sus ojos y el movimiento de su mano se aceleró provocando un gemido casi bestial — Te quiero todo para mí...
Un escalofrío eléctrico sacudió su cuerpo y un inminente desastre cubrió sus manos y nuestros abdomen, besé su omóplato y una última estocada chocando contra su cuerpo blando y caliente hizo que me viniera casi en sincronía con él.
Un jadeo ruidoso salió de mi boca y me desplomé encima de él aún tembloroso. Ambos estábamos agitados y cansados. Él dulcemente beso mi cabeza y eso me hizo sonreir... Acaricié sus brazos, aún yo no quería hablar, aún yo no quería moverme o salir de allí.
Nuestro silencio era perfecto.
Me levanté cuidadoso, sacando el condón de mi pene y subiendo con desgano mis pantalones, me dirigí al baño y volví al sofa con una toalla mojada. Limpié con cuidado el cuerpo de Maximus y sequé suavemente con mis manos la humedad de su piel. Me acosté a su lado y él volvió a besar mi cabeza, yo sonreí y acaricié su rostro.
Afuera el viento azotaba las ventanas, realmente yo no lo había notado hasta ese momento... Él realmente hacía desvanecer al mundo exterior, él detenía el tiempo y solo importaba el presente, el presente de tenerlo a mi lado.
Lo quiero a él, lo quiero todo para mí...
Fue en ese instante que entendí que yo experimentaba algo más que una simple atracción física o una perfecta química sexual: era algo mejor, era el inicio de un amor profundamente carnal y apasionado... Era él lo que yo no sabia que estaba buscando.
Estoy tan cansado de fingir, de pretender ser frío y desconsiderado. Estoy harto de buscar excusas y calor en otras partes cuando solo Maximus me complementa a la perfección.
Podríamos ser solo él y yo. Podríamos ser nosotros si tan solo yo...
— Eso estuvo fantástico... — Dijo él interrumpiendo mis pensamiento con una sonrisa complaciente.
— Si... — Dije besando su mejilla y lo miré a los ojos — Maximus...
— ¿Si?
— Lo que dije hace un rato... — Él arrugó su frente mirándome confundido, yo aclaré mi garganta y continúe — Yo... Lo dije en serio. Yo, yo te quiero para mí.
— No entiendo — Respondió con una risa nerviosa.
Yo inhalé y exhalé tratando de calmar a mi alborotado corazón... Esto es mucho más difícil de lo que parecía.
— Lo que quiero decir es... — Suspiré y me aventuré a decirlo sin rodeos — Quiero exclusividad.
Él abrió los ojos sorprendido y largó una carcajada.
— Tú no... Tu no quieres eso ¿Por qué querrías eso?
— Yo, no lo sé... Me gusta estar contigo. No cambiaría mucho a mi situación actual igualmente — Él se apartó de mí y me escuchó con atención — Solo quiero estar contigo todo el tiempo... ¿Sabes? Yo quiero estar contigo.
Él se levantó y comenzó a vestirse sin siquiera mirarme. Yo no podía culparlo, él necesitaba digerir esta inesperada noticia.
— No entiendo muy bien a que te refieres... — Dijo él mientras se colocaba con dificultad los calcetines.
— Quiero estar solamente contigo — Respondí tratando de buscar sus ojos pero él no quería cruzar miradas conmigo.
Yo podía sentir los latidos de mi corazón sobrepasar mi cuerpo y sentir como cada pulsación me hacía temblar en ese sofa.
Unos tortuosos minutos en silencio en donde solo yo escuchaba el molesto silbido del viento.
Yo seguía acostado sin moverme, atento a los movimientos de él, observando como sus manos vestían con torpeza su torso. Él finalmente se sentó a mi lado y esbozó una pequeña sonrisa.
— Ok... Entonces quiero una cita.
Yo solté una carcajada, no esperaba una respuesta como esa sino más bien un rotundo rechazo a cambiar nuevamente nuestras reglas.
— ¿Por qué quieres una cita?
Él dibujó líneas invisibles con su dedo en mi pecho y me miró con dulzura a los ojos.
— Nunca hemos tenido una. Si todo sale bien, podría darte exclusividad.
Notes:
Hola de nuevo por aquí! La universidad me está consumiendo la vida, y para sumar he conseguido empleo a medio tiempo... Y aunque demore en actualizar prometo no dejar este au, que tantas veces me ha hecho despejar mi mente de los problemas cotidianos de la vida.
Otra vez gracias por leerme. Espero que esten bien y que tengan un día hermoso!
Un besillo <3 <3
Chapter 24: Una cita
Notes:
Bueno. Casi 5000 palabras en un solo capítulo! Me he dejado llevar un poco (no creo que vuelva a suceder jajaja)
(See the end of the chapter for more notes.)
Chapter Text
Maximus POV.
La noche anterior yo no había salido de fiesta... Para ser más claros con la situación yo hace semanas que no salía de fiesta...
Hace más de un mes que yo dormía y comía mejor.
Había algo en aire que yo respiraba que me hacía sentir mejor conmigo mismo, algo así como si yo hubiese encontrado mi punto de equilibrio... Una calma que me arrullaba antes de dormir.
Parecía como si por fin hubiese pasado la meta de llegada y mi mente al fin dijera "ok, ya puedes dejar de correr".
Yo ya no llevaba la cuenta de mi último episodio evasivo. Ya no recordaba mí último domingo depresivo, ni mi última resaca culposa, tampoco recordaba la última vez que había llorado... Todo parecía estar bien. Bien. Jodidamente bien.
La culpa, la vergüenza, las dudas... Todo eso que envolvían mi relación con Pierre se habían disipado. Todo esos sentimientos confusos ya no nos pertenecían y finalmente nos habíamos entregado el uno al otro... Exclusividad, dijo él después de follarme tan bien...
Yo podría haber fingido sorpresa, incluso mostrar confusión en mi rostro cuando él soltó esa proposición, pero siendo honesto yo estaba cansado de nuestros enredos mentales, cansado de pretender que esos ojos azules que me miraban no buscaban algo más que una relación casual... Él había cambiado. Él había buscado el punto intermedio para acercarse a mí, y solo el tiempo y una fantástica química sexual habían hecho el resto.
Pierre y yo juntos, exclusivos, en una cita.
Reí tontamente mientras me peinaba frente al espejo. Mi corazón estaba alborotado y mi cerebro lleno de dopamina... Una cita.
Una cita con Pierre... Esto es una locura.
Que él me aceptara una cita era tan extraño... Yo todavía recordaba su rostro desencajado a escuchar mi proposición. Y no voy a negar, que fue muy divertido verlo totalmente desorientado al responderme. Él no esperaba mi movimiento, yo tampoco esperaba exclusividad con él, pero así eran las cosas con Pierre... Fugaces, espontáneas, sinceras y directas, y yo, yo me estaba acostumbrado a ellas rápidamente, tanto así que quise aventurarme en una respuesta inesperada: Una cita.
El timbre sonó, yo no esperaba visitas por lo que dudé en salir o no.
Peiné los mechones de cabello que caían en mi frente y cauteloso abrí la puerta.
Mis mejillas comenzaron a arder de los nervios y comencé a tragar a saliva en cuanto lo ví.
— ¿Pierre? ¿Que haces aquí?
— Oh, hola. Tenemos una cita ¿No lo recuerdas? — Dijo apoyándose en el marco de la puerta, él me miraba tan calmado y con esa sonrisa tan arrogante que solo provocaba en mi más nervios.
— Se supone que nos veríamos en el bar en una hora... Yo ni siquiera estoy listo, todavía tengo mis pijama puestos...
— Oh... Yo te veo muy bien — Respondió despreocupado dándome un beso en la mejilla y guiñando un ojo.
Reí y me llevé la mano a la cara.
— ¿Que haces aquí tan temprano? — Dije tratando de entender.
— Mmm... Se supone que yo debería pasar a recogerte ¿No? Es lo que hace en una cita ¿No?
— Tú... — Exhalé y sonreí... Él realmente lo estaba intentando — Pasa, deja que me cambie de ropa.
— Esperaré afuera si quieres, estaré dentro del auto.
— ¿Un auto?
En cuanto cerré la puerta corrí a mi clóset y busque ropa presentable... Realmente no pensaba que Pierre se tomara tan en serio esto de la cita, pero allí estaba él, siendo tan atento y considerado, vistiendo tan casual y elegante a la vez... Incluso parecía que se había cortado el cabello. Él realmente le estaba poniendo empeño a esta salida.
Una pequeña crisis me invadió al ver mis prendas, yo no tenía nada decente que ponerme... Mi ropa no era sofisticada a comparación de los suéters o pantalones que usaba Pierre, y el único par de botas que yo tenía estaba terriblemente desgastadas por el uso.
Suspiré, y me coloqué unos jeans negros y una sudadera gris debajo de mi abrigo. Una bufanda anaranjada complementó mi improvisado atuendo.
Mierda.
No lo había notado desde mi habitación pero toda la tarde había nevado, el paisaje era gran manto blanco y el viento frío se sentía en los huesos.
Entré a un elegante coche negro, allí Pierre estaba en el asiento del conductor. Me sorprendí a verlo pero luego asimilé que este hombre siempre era gran caja de sorpresas...
— ¿Desde cuándo tienes auto? — Dije mientras me abrochaba el cinturón de seguridad.
— No es mío... Lo he alquilado. Solo por hoy, bueno no, hasta mañana este auto es mío — Me respondió encendiendolo.
— ¿¡Alquilaste un coche para nuestra cita!?
Él interior del coche era muy bonito y limpio, el asiento tapizado de un fino cuero era súper cómodo y la calefacción que me envolvía realmente hacía una gran diferencia con respecto al exterior invernal... El alquiler de este automóvil seguramente no era barato.
Hice una mueca, nervioso, tras mi rápidos pensamientos y él colocó la llave del auto y me miró sonriendo suavemente.
— ¿Y por qué no? ¿Acaso eso no es lo que se hace en una cita? ¿Pasar a buscar a tu cita a su casa? ¿Comer algo en un restaurante? ¿Pasear en un lindo auto?
Lo miré estupefacto.
— Tú... — Reí relajándome en el asiento — Tú no tienes idea que se hace una cita ¿Verdad?
Él me observó conteniendo su risa.
— Pfff... Maximus.
— Tu nunca has tenido una cita antes ¿No?
Él subió las manos al volante y miró hacia al frente.
Reí y lo observé detenidamente, efectivamente se había cortado el cabello, su ropa parecía nueva, incluso la colonia que estaba usando no era la habitual... Él realmente estaba dando su mejor esfuerzo. Y eso era adorable.
Coloqué mi mano sobre la suya y el me miró sin expresión, me acerqué con una sonrisa a su boca y le dije
— Lo estás haciendo bien, solo relájate...
Él tomó mi rostro con ambas manos y rozó mis labios contra los de él, sonreí y en sus ojos solo podía ver felicidad y entrega... Una gran necesidad de besarlo apasionadamente me invadió, yo no quería arruinar ese momento tan dulce, pero él siempre despertaba en mí un fuego interno difícil de de apagar...
Capturé su labio inferior con mi boca, presionando y atrayendolo hacía mi. Mi mano acarició su cabello recién cortado, y mi lengua ansiosa comenzó a saborear el interior de su boca... Él me volvía salvaje e incapaz de ubicarme en la realidad.
Un atisbo de vergüenza me invadió al darme cuenta que aún seguíamos afuera de mi residencia de estudiante... Mierda, cualquiera puede vernos aquí.
— Creo que ya deberíamos ir al bar — Dije apartando mi cara con brusquedad y mirando asustado al exterior.
Él aclaró su garganta mientras acomodaba su cabello.
— Si...
El puso en marcha el auto y simplemente me acomodé en asiento acompañante.
Mi mente rumiaba, estancada en nuestra situación actual: Nadie aún sabía de nosotros. Nadie tenía que saber de nosotros tampoco... Pierre seguía siendo el ayudante de mi clase. Cualquier rumor podría afectar seriamente su puesto en la universidad... Y a pesar de su mala fama y las numerosas historias que giraban a su alrededor, nunca ningún directivo pudo comprobar alguna relación con otro estudiante de su clase... Él siempre encontraba la forma de zafarse de una situación complicada, pero esto, esto era distinto, nosotros estábamos jugando con nuestro propio fuego...
Hasta el momento nunca me había detenido a pensar en ello, simplemente porque nos resguardabamos entre cuatro paredes y nunca habíamos dado un indicio de que hubiese algo más que una amistad entre nosotros, pero esto, lo que estaba sucediendo ahora era totalmente distinto... Que cualquier otra persona nos viese un sábado por la noche juntos, en un bar... Esto estaba mal. Fue una pésima idea esta cita.
— Yo...
— ¿Si? — Respondió él suavemente sin apartar la vista del camino.
— Mmm... — Yo no encontraba palabras para desistir de esta cita, sobretodo no quería arruinar el entusiasmo de Pierre, yo... — Oye, ya pasamos el bar — Dije de repente señalando el lugar.
— Oh... Si. Reservé una mesa para nosotros en otro bar, está un poco más alejado pero realmente es muy exclusivo e íntimo — Él me sonrió — Además el menú es excelente...
Exclusivo e íntimo... Él realmente había pensado en todo los detalles.
Sonreí relajando mi cuerpo.
— ¿Y dices que nunca has tenido una cita antes? — Pregunté riendo.
— Bueno... He estado viendo muchas películas románticas estos días.
— ¿Oh si? ¿Cuáles?
Él me observó de reojo y por unos instantes pude ver su rostro ruborizado. Esto es tan tierno.
Ambos llegamos a un bar alejado de la ciudad. El lugar era precioso. Luz tenue, manteles de seda negra con detalles dorados y el revestimiento de madera caoba en las paredes... Todo era tan sofisticado.
Eché un rápido vistazo a mi alrededor mientras nos dirigíamos a nuestra mesa. La mayoría de los comensales estaban en pareja y los camareros iban de un lado al otro con bebidas, copas y pequeños platillos de acompañamiento.
Nunca en mi vida he estado en un lugar como este.
Un cosquilleo en mi nuca y mi rostro avergonzado se encontró mirando al suelo... Yo no estaba vestido para la ocasión. Esto es vergonzoso.
Nos ubicamos en un mesa apartada del área principal.
Me acomodé en el suave sillón de terciopelo y observé a mi izquierda: un gran ventanal donde podías observar la nieve incesante que caía en el exterior, y a mi derecha: una pomposa escalera que te llevaba al primer piso... Las vista desde allí seguramente eran preciosas.
Nuestro camarero se alejó tras dejar un menú para cada uno y Pierre me miró esperando que yo dijese algo.
Torcí mi boca y solté en voz baja:
— Deberías haberme avisado que vendríamos a un lugar como este...
— Oh ¿Por qué? — Respondió él indiferente mientras pasaba las hojas del menú sin leerlas — ¿No te gustan las sorpresas?
— No, no es eso... Es solo que no me he vestido para la ocasión. Yo...
— Yo te veo bien — Dijo mirándome con una pequeña sonrisa.
— Tú, tú no puedes estar hablando en serio. Yo podría haberme puesto algo más elegante, incluso comprarme algo.
— Me gusta como estás vestido Maximus... — Él de repente me miró con una sonrisa maliciosa — Aunque me gusta más cuando no tienes nada puesto.
— Oh, tú...
Él rió, y yo largué un risita mirando hacía otro lado... De repente y sin pensarlo mis ojos se encontraron brevemente con los ojos de alguien que venía caminando a mi dirección.
¿¡Ese es Pac!?
Mierda, ¿Que hacen aquí Pac y Fit?
Ellos no pueden verme en un lugar como este con Pierre... Joder.
Escondí mi cara atrás del menú, fingiendo leer, pretendiendo no mostrar mi rostro nervioso...
— Bien ¿Qué ordenamos? — Dijo Pierre sin percatarse de mi situación.
— Oh... Mmmm... ¿Vino? — Respondí nervioso mientras miraba de reojo cómo Fit y Pac subían por las escaleras — ¿Qué te parece si lo acompañamos con un maridaje español?
— Oh, nunca lo he probado...
— Estoy seguro que te gustará — Contesté sin soltar el menú de mi rostro. Pierre lo apartó lentamente y yo observé rápidamente hacía mi derecha... Ya no había nadie. Aclaré mi garganta y exhalé tratando de controlar mis pulsaciones — Tienen quesos, pan de campo, aceitunas, varios tipos de jamón y carnes, y una "tortilla de patatas"...
— Ok, se oye bien — Dijo él suavemente antes de llamar al camarero.
— ¿Ya has venido a comer aquí antes? — Pregunté discreto.
— Mmm... No. Es la primera vez que vengo — Dijo antes de sonreír al camarero y ordenar nuestro pedido — ¿Merlot? — Preguntó y yo solo asentí, realmente yo no sabía nada sobre vinos... A mí solo me bastaba con que tenga el suficiente alcohol para embriagarme.
Nuestra orden llegó unos minutos después. El camarero descorchó el vino y llenó nuestras copas.
— Por nuestra primera cita — Dijo él mirándome a los ojos.
— Por no terminar tan ebrios... — Dije llevándome la copa a los labios — Tengo que confesar que hace semanas que no bebo, seguramente me emborrache con una sola copa. O quizás solo con dos...
Él rió y dejó su copa en la mesa y dijo:
— Bueno, eso es muy bueno Maximus.
— ¿Es bueno que me emborrache rápido?
Él rió llevando su cabeza hacia atrás.
— Es bueno que hayas dejado de beber un poco... Incluso se te ve mejor, y a mí gusta verte así, bien.
— ¿Yo te gusto? — Dije después de vaciar la última gota de vino en mi lengua. ¿A caso ya estoy ebrio?
— Si, y mucho — Respondió él acercándose a mi boca con su voz grave.
— ¿Cómo lo sabes?
Dios, ¿Por qué me transformo en un adolescente inocente con este hombre?
Él rió entre dientes y solo observaba mi boca mientras me contestaba:
— Tal vez lo sé porque siempre quiero besarte.
Yo nunca estaba preparado para estas declaraciones, aún cuando yo solo las provocaba. Sonrojado, sonreí antes de comer. Yo necesitaba más alcohol en sangre para responder con la misma desfachatez que él...
— Tengo que ir al baño. Ya vuelvo — Dije dejando mi copa en la mesa.
— ¿Quieres que pida otra? — Él dijo sacudiendo la botella de vino vacía.
Solo asentí y me dirigí al servicio del lugar... No podría decir que yo estaba ebrio, pero si me sentía algo mareado, o simplemente yo estaba embriagado por este momento...
Me miré al espejo al entrar al baño y una tonta sonrisa se dibujaba en mi rostro. Yo simplemente quería atesorar esta noche en mis recuerdos... Las risas, los inacabables temas de conversación, el vino, la comida... Todo encajaba a la perfección. Nuestra primera cita.
Él y yo en este momento impensado, era simplemente perfecto.
¿Sería muy anticipado entusiasmarme? NO, NO. No puedo crear expectativas... Tengo que disfrutar, vivir el presente, no puedo pensar en el futuro.
No hay futuro con Pierre.
Una mueca se torció en mi rostro.
Solo nos pertenece el presente, tal vez el futuro inmediato pero nada más...
Me encanta estar con Pierre, pero todo siempre es incertidumbre, todo lo que lo envuelve es una caja de sorpresas, todo en él siempre será incierto...
— Necesito más alcohol... — Murmuré mientras me lavaba las manos.
Salí del baño con la idea de no confundir mi corazón con este hombre encantador que hoy había decidido alborotar por completo mi mente.
Caminé por el pasillo de sillas y mesas hasta que me detuve al ver dos personas que hablaban con Pierre, no pude distinguirlas a la distancia así que solo caminé lentamente hacía allí, rogando al cielo que se fueran.
Joder ¿Son Pac y Fit, de nuevo?
— ¿¡Maximus!? — Me gritó una voz reconocible, agitando su brazo con efusividad — ¿Maximus? ¡Maximus!!
Me acerqué ruborizado ¿Que mierda... Qué mierda hago yo ahora?
— Vegetta... ¡Hola! — Me acerqué mirando al suelo.
— Oh, ¿Que haces aquí amigo mío? — Dijo él envolviendo su brazo en mi nuca y despeinando mi cabello.
— Yo... Mmm...
— Esperen, ¿Ustedes vinieron aquí juntos? — Interrumpió Foolish con una risita.
— Jajaja, ¿Que dices? Yo vine aquí con Mmm... Yo...
— ¿Este no es tu móvil? — Dijo Vegetta tomando mi teléfono móvil que yo había olvidado en la mesa.
Oh, puta madre...
Mi cara en ese instante parecía un tomate, yo no podía verla pero sin sentir el ardor en mis mejillas.
— Si, hemos venidos juntos — Dijo Pierre muy divertido por el incómodo momento y continuó hablando sin inmutarse — Maximus me invitó. Él quiso recompensar mi ayuda en sus proyectos...
— Oh, mira. Eso está muy bien, Maximus... — Dijo Vegetta mirándome con una sonrisa burlona.
— Señores lo siento, pero no nos queda ni una mesa — Interrumpió un camarero apenado que se dirigía a Foolish y a Vegetta.
— Mmm... ¿Por qué no se sientan aquí con nosotros?
— ¿¡Qué!? — Grité sorprendido.
— Oh, gracias Pierre — Dijo Foolish antes de sentarse frente a él, Vegetta lo secundó y yo solo me quedé parado observando confundido la nueva situación.
— Ven Maximus, siéntate aquí — Dijo Pierre palmeando el lugar libre a su lado.
Me senté confundido, tomando una considerable distancia de él. La pareja sentada frente nuestro nos miraba con una sonrisa idéntica.
Cabrones.
— ¿Y bien? ¿Pedimos más vino? — Dijo Vegetta con una amplia sonrisa.
— Por mí está bien — Dijo Pierre vaciando las últimas gotas de su copa en su boca.
— Creo que seré ayudante de clase el semestre que viene... — Continuó Vegetta leyendo el menú del bar y me miró a los ojos al hablar — Espero tener muchos alumnos como tú Maximus... Que me inviten a cenar a lugares como este. Esto no está nada mal, chico.
Foolish y Pierre rieron, yo solo sentí mi cara no perder su cálido y vergonzoso rubor...
Las horas pasaron entre botellas de vino, aperitivos y anécdotas. No pude reconocer el exacto momento en dónde comencé a relajarme y apreciar la magnifica velada que estábamos teniendo, pero agradecí una vez más a mi mente el dejarse llevar...
— Voy a afuera... A fumar — Dije tomando mi abrigo.
— Voy contigo — Dijo Vegetta siguiendo mi paso.
Una vez afuera, ambos encendimos nuestros cigarros. Una pequeña charla sobre el clima invernal y luego un breve silencio mientras dejábamos actuar al tabaco en nuestros cuerpos.
La noche era completamente oscura y la nieve seguía cayendo acompañada del leve viento que la dibujaba oblicua en el cielo.
Desde afuera podíamos ver el interior del bar, incluso a Pierre y a Foolish que hablaban y reían sin parar.
Vegetta me vió que yo los observaba con una sonrisa, él solo chistó.
— ¿Él te gusta mucho, verdad? — Preguntó mientras exhalaba el humo de su boca.
— ¿Quién? ¿Foolish? Mmm... La verdad que él no está nada mal ¿Sabes? ¿Debería confesar mis sentimientos? — Respondí sarcástico evitando de una manera patética esta conversación.
Agh , el alcohol me hace muy valiente y estúpido...
Él largó una carcajada y luego se paró delante de mí:
— Creo que eso es un si, Maxo... Pero ¿Cuándo pasó?
Abrí mis ojos para pensar algo rápido, pero era inútil... Vegetta me conocía muy bien.
Fumé en silencio antes de contestar. Esto era difícil... No había hablado con nadie sobre Pierre y nuestra complicada relación. Esto es una mierda, no sé ni por dónde empezar.
— Solo pasamos el tiempo juntos... No es nada importante.
— Mmm... — Dijo él buscando una respuesta más sincera en mis ojos — Yo te veo bien. Los veo bien a ambos. No sé que hay aquí entre ustedes dos, pero veo que él te hace bien... Lo veo en tus ojos, un brillo, una chispa ¿Sabes? Lo noté hace un par de semanas, pero quería estar seguro de mis indicios — El soltó una risita — Veo que no me equivoqué...
— No es para tanto, Vegetta. Solo nos vemos aveces ¿Sabes? Sin presiones. Solo salimos...
— Supongo que eso es suficiente — Él respondió mientras fumaba.
— Mmm... Si — Contesté echando mi espalda a la pared.
Él arqueó una ceja y se acercó para hablarme en voz baja.
— Pero no es lo que quieres... Tú quieres algo más con él.
Tragué saliva... Él me conocía demasiado, y yo, yo estaba un poco ebrio como para seguir ocultando mis pensamientos.
— Yo... No lo sé — Dije frustrado — Estamos hablando de Pierre. Él... Tú ya sabes cómo es él.
— Si — Dijo él arrojando la colilla del cigarrillo al suelo — Pero, no lo sé. La gente cambia ¿Sabes? De hecho, nunca lo había visto en un bar como este, nunca lo había visto con nadie. Él siempre ha sido tan hermético... De hecho, solo lo conozco por esos rumores.
— Si... Esos rumores...
Él se paró a mi lado y recostó su cuerpo en la pared.
— Y aún así está aquí contigo... Bueno, con nosotros. En una cena... Lo digo en serio Maximus. Quizás tú lo estés cambiando.
— ¡Por favor Vegetta! La gente no cambia, y mucho menos por otros.
Él me miró y mordió su labio inferior antes de continuar:
— Bueno yo lo hice cuando conocí a Foolish ¿Sabes? Yo estaba negado a volver a una relación. Realmente no quería sufrir más... Y creo que es lo que te pasa también a tí... Yo no estaba preparado para conocer a alguien nuevo, pero Foolish entró a mi vida lentamente, sin presiones, sin expectativas. Solo éramos dos personas pasando el rato.
— Esto es distinto...
— Shh... Dejame terminar — Dijo él mirándome a los ojos — Creo que si ambos están sintiendo algo más, no deberían cerrarse, no deberían evitar ir más allá
— No lo sé... Ya sabes el historial de Pierre...
— Maximus, todos tenemos un pasado, yo, tú... Nadie puede cambiarlo, pero si puedes cambiar tu presente... Solo tienes que arriesgarte
— No sé si estoy listo... — Un nudo crecía en mi garganta a medida que hablaba — Ya sabes cómo terminaron las cosas con Dan, y cuánto sufrí cuando él se fue...
— Si, lo sé, pero Pierre no es Dan, y tú no eres el mismo Maxo del pasado... — El esbozó un sonrisa — No te aconsejaría esto si yo no te viera mejor... Tampoco lo haría si Pierre no valiera la pena, pero hay algo aquí, algo entre ustedes dos, ustedes tienen química, y eso es difícil de encontrar...
Vegetta no mentía. Pierre me hacía bien... Él me había devuelto esa chispa que yo creía haber perdido.
Observé a Foolish y a Pierre que seguían hablando en la mesa y sonreí.
— ¿No es un poco raro que esos dos hayan estado juntos? — Dije volteando para hablarle a Vegetta.
Él soltó una carcajada.
— Bueno... Es el pasado de Foolish y supongo que debo aceptarlo — Dijo encogiéndose de hombros — Y supongo que él debe sentir lo mismo cuando me ve hablando con Lolito, o con Rubius o con Willy, o con...
— Wow, si que tienes un gran historial Vegetta...
— Oh, cállate — Dijo él antes de caminar hacia la entrada — Ven, vamos. Me estoy congelando aquí afuera...
Los cuatro nos quedamos en el bar hasta que cerraron y los dueños prácticamente nos tuvieron que echar del lugar.
Nos despedimos de Vegetta y Foolish en la puerta antes de subir al auto de alquiler.
— Oh, estoy muy ebrio... ¿Tú no lo estás?
— No, solo un poco mareado.
— Fue una gran cita doble, Pierre — Dije balbuceando.
El rió mientras intentaba encender el auto, y continuó:
— Espero que lo hayas pasado bien...
— Perfecto... Todo estuvo excelente
— Maximus...
Yo estaba muy ebrio, así que solo me hundí en el asiento acompañante con los ojos cerrados. Pierre me hablaba pero su voz solo me arrullaba.
— ¡Maximus! — Me sacudió él de repente.
— ¿Qué pasa? — Dije intentando estabilizarme.
— El coche no enciende... Creo que se ha congelado la batería...
— Mierda... ¿Vegetta ya se ha ido en su auto?
— Si... Foolish estaba muy ebrio.
— ¿Qué hacemos? ¿Llamamos a un taxi?
— Salí tan apurado de casa que me he olvidado el móvil — Dijo avergonzado.
— Mierda... — Respondí tratando de encender mi móvil sin carga — ¿Y si vamos al bar e intentamos llamar a un... — Ni siquiera pude terminar mi frase al ver el lugar completamente cerrado y a oscuras — ¿Qué hacemos ahora?
— Mmm... No lo sé ¿Esperar que pase un taxi?
— Estamos muy alejados del centro... No creo que ningún taxi pase por aquí...
Estábamos varados a las afueras de la ciudad, en invierno y con la nieve cayendo sin cesar... Esto era muy malo.
— Supongo que tendremos que caminar...
— ¿Estás loco? Esta helando allí afuera.
— Está helado también aquí adentro — Dijo el resignado — Vamos, quizás en el camino consigamos un taxi o un mecánico...
El tomó mi brazo y acercó su cuerpo lo más que pudo a mi lado.
Yo lo miré y sonreí a su sonrisa.
— Supongo que si mantenemos un paso constante, no sentiremos frío...
Yo solo suspiré tratando de concentrarme a pesar de mi estado de ebriedad.
Comenzamos a caminar del brazo por la fría y solitaria noche, rodeados de casas oscuras y pórticos iluminados.
— Agh, estoy muy borracho — Solté después de un par de calles en silencio.
— Tranquilo... Ya encontraremos un taxi — Dijo él suavemente y beso con rapidez mi frente.
Sonreí y lo contemplé. Él siempre era tan centrado incluso cuando la situación se escapaba de sus manos...
— ¿Cómo es que nunca te he visto ebrio Pierre?
Él rió.
— Bueno, supongo que hoy me limité porque tenía que conducir...
— Tú siempre te limitas con el alcohol... Pareciera que el alcohol no te dañara...
Él me miró y curvó sus labios.
— Supongo que me he vuelto inmune... Creo que es lo malo de haber empezado a beber desde muy pequeño ¿Quemar etapas, se dice?
— ¿A que te refieres?
— Bueno... Lo que es normal para un universitario yo lo viví mucho antes... Ya sabes el alcohol, las fiestas... Quizás hubiese estado bien no vivir esas cosas cuando todavía yo era un niño.
— ¿Que edad tenías la primera vez que te embriagaste?
— Mmm... ¿Creo que yo tenía 11, 12 años?
— ¿¡Qué!? Eras muy pequeño Pierre — Dije acariciando su rostro.
— Bueno... Supongo que era mi manera de lidiar con el divorcio de mis padres...
— Oh, lo siento... Yo no quería...
— No te disculpes, Maximus — Interrumpió él, suavemente — Solo era un niño caprichoso y rebelde queriendo ser el centro de atención...
— ¿Y cómo fue tu primera borrachera?
Él sonrió e intentó rememorar mirando hacia un costado.
— ¿De verdad quieres saber? Es una historia muy larga...
— Bueno tenemos un camino muy largo hasta el centro de la ciudad
Él me sonrió con un brillo particular en sus ojos. Aclaró su garganta y comenzó a hablar sin perder la sonrisa en sus labios
— Era verano, mi vecina y yo estábamos de vacaciones en la campiña...
Yo nunca me cansaba de escuchar a Pierre, nunca me aburría de sus historias, sus anécdotas... Todo lo que salía de su boca, me encantaba. Incluso cuando me explicaba de ingeniería y él no tenía la más mínima intención de coquetear, yo me sentía hechizado por el encanto de su voz.
Ambos seguimos caminando por las calles cubiertas de nieve en esa fría noche.
Mis pies y mi cuerpo entero era solo dirigido por Pierre y su pasado, que tan desinteresadamente él me compartía.
Me gustaba saber de él, me gustaba seguir descubriendo que había detrás de él... Él me gustaba mucho.
Quizás era el alcohol en mi cuerpo, quizás era su manera tan dulce de tratarme, quizás fue la magnifica velada que habíamos compartido, pero esa noche, esa noche se sentía especial, nosotros ya no estábamos jugando, nosotros ya no pretendíamos no saber que sucedía.
Y tal vez ninguno de los dos se animaba a dar el siguiente paso, tal vez ninguno quería arruinar esta noche. Tal vez las cosas estaban bien así... Por ahora, nosotros estábamos bien.
¿Por qué sobre pensar?
Ambos llegamos exhaustos a su piso. Los dedos de mis pies estaban realmente entumecidos y el tiritar de mi boca era incontrolable. Pierre estaba más pálido que de costumbre, y con los labios notablemente morados... Había sido una completa locura caminar a altas horas de la noche por esas calles nevadas, pero ya estábamos a resguardo y a salvo.
— ¿Quieres algo caliente? — Dijo él friccionando mis brazos que aún seguían temblando — ¿Un té, café, un baño caliente?
Yo sonreí ante su picardía.
— Oh, una ducha no estaría nada mal.
Él rió entre dientes y rodeó sus brazos en mi cintura para cargarme y llevarme al baño.
— ¿¡Que haces!? — Dije simulando resistencia.
Él no respondió y me subió al lavabo, allí me quitó lentamente la bufanda y el abrigo.
— ¿Pierre?
— ¿Si? — Dijo él con indiferencia mientras él habría el grifo de agua caliente y lentamente el vapor nos rodeaba.
— No sé que películas hayas visto, pero esto no es común en una primera cita...
Él rió y luego me miró a los ojos antes de comenzar a desvestirse.
— Bueno... Quiero darle mi toque a nuestra cita.
Un calor abrazador recorrió mi cuerpo, y no, no era producto del vapor. Era él, era yo, él y yo, y esta química explosiva que hacía añicos toda distancia que mi mente y mi corazón querían mantener.
Segundos más tarde ambos estábamos en la ducha.
Él colocó shampoo en mi cabello y comenzó a masajearlo con delicadeza, la espuma recorría mi cuerpo casi sensual, mis manos jabonosas limpiaron sus hombros, sus brazos, su pecho... Sus ojos mojados se encontraron con los míos y allí estaba de nuevo, allí estaba esta lujuria interminable que parecía arder en nuestra piel, un fuego que ni siquiera el agua podía apagar...
Mi boca le dió la bienvenida a su lengua con gusto a vino merlot. Mis brazos se engancharon a sus hombros y sus manos rodearon mi cintura con fuerza. Nuestros cuerpos pegados, calientes, mojados, eran marcados por los latidos alborotados.
Con un movimiento decidido, él me presionó contra la pared. Mis uñas rasgaron su espalda entera sintiendo la firmeza de sus músculos, él gruñó mientras no soltaba mi lengua de su boca.
Sus manos presionaron mis caderas, haciéndome sentir su deseo.
Mi pierna derecha rodeo su muslo, cuando nuestras bocas se soltaron buscando una bocanada de aire.
El vapor que nos rodeaba, el agua que constantemente nos mojaba y esta incontrolable pasión que nos unía hicieron de esa noche inolvidable, la mejor cita de mi vida.
Pierre sabía hacer las cosas a su manera y en algún punto creo que también eran de mi manera, ambos nos entendíamos sin siquiera hablar y eso era suficiente para acallar a todo sentimiento o pensamiento que me rodease en el futuro.
Notes:
Creo que es el capítulo que más he disfrutado escribir y a su vez lo he sufrido tanto... Las ideas siempre llegaban en los momentos más inoportunos y mi autocrítica borraba todas las líneas que vagamente recordaba al final del día.
Y aunque quedó demasiado extenso para mi gusto, aquí está, aceptable... Espero que no haya muchos errores — Seguramente los corrija con el pasar de los días —Un besillo a todos <3 <3
Chapter 25: Heridas
Chapter Text
AyPierre POV.
Yo nunca podía decirle que no a Maximus, ver su sonrisa me derretía por completo, y su entusiasmo casi infantil me volvía una persona estúpida y vulnerable a sus encantos... Yo no podía negarme a este hombre y quizás por eso estaba aquí, en nuestro último día juntos antes del receso de invierno...
Yo había sido arrastrado a una fiesta repentina, dónde él era dj.
"Hace tanto tiempo no estoy frente a una bandeja de dj. Estoy algo nervioso" Dijo él días antes... Antes que yo lo besara tan lento y dulce que hasta él día de hoy yo conservaba el sabor de su boca en mis labios... Él me provocaba ser totalmente cursi y muy protector, virtudes que hasta el momento yo desconocía que podían habitar en mí. Pero allí estaba una vez más, siendo gobernado por los vuelcos de mi corazón que él provocaba en mí.
— Eres el mejor. Estoy seguro que todos te adoraran — Le dije rozando su mejilla con el revés de mi mano, aprovechando la oscuridad y la breve intimidad que nos brindaba el telón que nos separaba de un escenario improvisado.
¿Y quién no podría adorarlo? El chico era muy bueno en todo lo que hacía... Él era un excelente amigo, un buen estudiante, una buena persona... El hombre no tenía defectos. Él era tan bondadoso, creativo y talentoso, los halagos para Maximus nunca serían suficientes... Realmente era maravilloso estar a su lado y admirarlo.
La gente se amontonó a escuchar su set de música y a dejarse llevar por los sonidos que él mezclaba... Pasos de bailes descoordinados, vasos de plástico con alcohol, humo y risas por doquier, casi me hacían olvidar que yo aborrecía las fiestas, casi me hacían olvidar mi malhumor...
Salí de la fiesta después de un rato, caminé hasta la esquina y encendí el porro que celosamente había escondido en el bolsillo de mi abrigo. Suspiré mientras veía los autos estacionados sobre la acera en esa fría noche.
La nevada que nos había azotado por días, hoy se había disipado, incluso habíamos tenido un día de un sol invernal bastante agradable por la mañana.
Suspiré y cerré los ojos, imaginando mi día ideal... Lo que mi mente había planeado para este día; Max y yo olvidándonos del resto del mundo, los dos solos en mi habitación, en mi cama envueltos por mis sábanas, rodeando sus piernas, lamiendo su cara, su cuello... Tomando cada milímetro de su piel. Haciéndolo mío de una manera que él no pudiese pensar en nada más que yo follándolo...
Solté una sonrisa mientras lentamente abrí los ojos.
— Las próximas dos semanas serán fatales — Dije en voz alta mientras fumaba...
Maximus a la mañana siguiente viajaría a su pueblo... Como el resto de los estudiantes él aprovecharía el receso invernal para estar con su familia. Yo al enterarme de sus planes, realmente sentí el impulso de comprar unos boletos de avión y viajar a Francia, pero desistí al pensar en una cena con mi madre y su nuevo novio, o soportar la insistencia de mi padre en que yo tomase parte del negocio familiar y dejara la universidad... Agh, mierda.
Mientras yo divagaba, el porro se había consumido rápidamente en mi boca y , provocando una leve quemadura en mis labios... Arrojé lo que quedaba del cigarro al suelo mientras acariciaba mis labios con la mirada perdida.
— ¿Qué haces aquí tan solo?
— Oh...
Slimecicle se acercó lentamente a mí, con las manos en los bolsillos delanteros de su pantalón y una sonrisa entre dientes.
— Necesitaba un poco de aire fresco...
— Oh, ya veo — Dijo él a mi lado, mirando al suelo donde estaba el porro pisoteado, y volvió a mirarme soltando una risita — Ya veo... ¿Tienes más de ese aire fresco?
Mordí mi labios y me acerqué más a su lado. Él olía fuertemente a alcohol y yo comenzaba a marearme producto de la hierba... Aún así eso no me servía para justificar mis acciones. Realmente no sé porqué yo hacía las cosas que hacía, porqué yo dejaba que mis pensamientos intrusivos ganaran, pero allí estaba yo una vez más siendo estúpido e impulsivo.
Al fin y al cabo con Slimecicle las cosas siempre eran así... Ambos podíamos coquetear, incluso invadir nuestro espacio personal propasando los límites y aún así los dos sabríamos perfectamente que solo estábamos bromeando. Éramos dos idiotas, sin más...
— ¿Cuánto tienes? — Dije pasando mi pulgar por su pómulo derecho, soltando mi mejor sonrisa.
Él se acercó más a mi con su aliento a cerveza, haciendo puchero y soltó en voz baja:
— No tengo dinero... ¿Te puedo pagar después?
Reí y me aparté de él para sacar otro porro de mi bolsillo interior. Él me observó confundido y yo solo lo encendí mirándolo a los ojos.
— No hay trato.
Los ojos de él se iluminaron y una vez más él se acercó para hablar a centímetros de mí.
— ¿Y si te pago con otra cosa?
Sonreí malicioso, contemplé sus ojos verdes sin dejar de fumar y antes de hablar exhalé el humo en su cara, y dije:
— No creo que tengas algo que yo quiera...
El resopló y rió entre dientes.
Lo siguiente que recuerdo es yo cayendo al suelo y recibiendo un puñetazo en mi nariz.
— ¿¡Qué carajos haces Mariana!? — Slimecicle gritaba.
— ¿¡Qué estaban haciendo ustedes dos!? — El Mariana gritaba mientras golpeaba mi estómago — ¿¡No sabes que él está conmigo, Pierre!? Él es mío, mío! MÍO.
Yo estaba aturdido. La situación era extraña y yo estaba muy colocado para comprender lo que estaba sucediendo.
Mi instinto de supervivencia fue más fuerte, y solo me defendí con una patada certera en sus rodillas, él se alejó quejándose y yo me levanté rápidamente, frotando mi estómago.
Él se aleja un poco más pero esta vez con la guardia en alto, alentándome a pelear.
— ¡Vamos! Pégame, hijo de puta! — Gritó rasgando su garganta y posicionandose para pelear a puños — Eres muy valiente para follarte a mi novio pero no lo suficiente para enfrentarme, ¿No?
— ¿¡Qué dices!? Nosotros no... — Dije tratando de buscar apoyo en la mirada de Slimecicle.
— Por favor ¡Basta Mariana! Nosotros no... — Dijo Slimecicle abrazándolo por detrás.
— ¡No mientan! — Dijo él antes de abalanzarse hacía mí y golpearme más fuerte en el mentón. Sus golpes eran fuertes y muy precisos, yo claramente estaba en desventaja con mis respuestas ofensivas.
Mis golpes no pretendían lastimarlo solo apartarlo de mí y evitar que él siga magullando mi cuerpo.
Maximus y Badboy llegaron gritando, tratando de separarnos.
— ¿¡Qué sucede aquí!? ¿¡Mariana!? — Preguntó Badboy alarmado.
El Mariana se separó de mí nuevamente escupiendo al suelo.
— Nada Badboyhalo... Solo dándole una lección a esta puta.
Y él volvió a acercarse para golpearme en la boca.
Yo nunca he sido alguien conflictivo, ni siquiera sabía como defenderme, pero allí estaba tratando de parar su golpiza con mis manos temblorosas. Todo era inútil, él realmente sabía donde golpear y esquivar...
— ¡Ya basta! — Dijo Maximus metiendose en el medio — Ya es suficiente.
— ¡No te metas Maximus! ¡Él se lo merece por meter a Slimecicle a su cama!
— ¿¡Qué!? — Gritó él, mirándome. La confusión en los ojos de Maxo provocaron un instantáneo nudo en mi garganta y un nuevo golpe de realidad.
— ¿¡Pero qué dices!? — Gritó aún más alto Slimecicle.
— ¡Oh, por favor no mientan! ¡Los vi! — Dijo El Mariana apuntando con el dedo mientras Badboy sostenía sus hombros — Cuando llegué estaban muy juntos, demasiado juntos...
— Solo estábamos hablando... — Respondí antes de llevarme la mano a mi labio inferior que ahora sangraba a borbotones.
— ¿¡Y cuando le envías mensajes a las tres de mañana también solo quieres hablar con él!?
— ¿Eso es verdad? — Preguntó Maximus alejándose unos pasos de nosotros.
— No, no, Maximus... Yo, solo... — Respondí confundido.
— Tu y yo sabemos muy bien que significan esos mensajes a esas horas ¿No? — El Mariana se acercó con una sonrisa furiosa a mi cara.
— ¿Eso es verdad Pierre? — Volvió a preguntar Maximus con los ojos a punto de soltar unas lágrimas y la voz quebrada.
Él se volteo a verlo y rió negando con la cabeza:
— Oh, Maximus no me digas que tú y él... — El suspiró — No nos conocemos lo suficiente, pero sé que tú mereces algo mejor que esto... ¡Estos dos pedazos de mierda nos están engañando!
— ¡No! ¡Eso no es verdad! — Contestó Slimecicle metiendose en el medio.
— Agh, ¿¡Por qué mierda mientes ahora!? — Gritó El Mariana — ¡He visto los mensajes en tu móvil!
— ¿¡Por qué revisas mi móvil!? ¿Estás loco? ¡Eso no está bien!
— ¿Sabes lo que no está bien? ¡Engañarme con este pendejo!
Tragué saliva tratando de recuperarme y respondí suavemente:
— Él solo quería comprarme hierba... Nosotros ya no... Nosotros no hemos estado juntos...
El Mariana conmocionado, me observó y se agachó para sentarse en cuclillas. Finalmente después de unos segundos en silencio él me dijo y apretando los dientes:
— Pero estuvieron juntos en el pasado, varias veces...
Yo lo miré mordiendo el interior de mi boca y rápidamente observé a Maximus, él solo miraba el suelo con la manos en sus bolsillos.
— Si, eso es verdad pero hace tiempo que nosotros no... Solo hablamos por marihuana, nada más. Lo juro.
— Si, es verdad Mariana — Dijo Slimecicle en voz baja.
— Entonces... — Él suspiró buscando las palabras en su cabeza — ¿Por eso hablaban en código por mensajes?
— Si — Respondió Slimecicle — ¿Recuerdas la otra noche? Tú querías algo de fumar...
— ¿Por qué no me dijiste que Pierre vendía esa hierba?
— Yo... No lo sé — Respondió Slimecicle encogiéndose de hombros — Tú querías que me alejara de la gente de mi pasado... Y yo sé que Pierre no te cae bien. Yo, yo solo no quería complicar nuestra relación, Mariana. Yo solo estaba intentando hacer lo correcto...
El Mariana rió amargamente y se levantó del suelo.
Extendió su mano para estrecharla con la mía y dijo:
— Lo siento hombre — Él se acercó y me habló al oído — No quiero repetir esto ¿Entiendes? Él está conmigo ahora, él es mío.
Solo asentí con la cabeza. Realmente quería olvidar todo este conflicto absurdo...
La pareja se fue rápidamente dejándome en la acera solo con Badboy y Maximus... Bad hablaba por teléfono a solo unos pasos de mí, por el contrario Maxo estaba a mi lado aún con la mano en sus bolsillos y cabizbajo.
Me acerqué para acariciar su rostro pero este se apartó bruscamente de mí.
— ¿Estás bien? — Pregunté preocupado.
Él no respondió, él ni siquiera era capaz de mirarme.
— Llamé a un taxi, llegará en unos minutos — Interrumpió Badboy.
— Gracias Bebou — Dije sonriendo, provocando que el corte de mis labios vuelva a abrirse. La sangre volvía a brotar y la manga de mi abrigo se manchaba más y más al tratar de obstruir la herida.
— Oh, hombre...
— Yo iré con él en el taxi... — Dijo Maximus a Badboy. Él aún seguía sin mirarme a los ojos.
Esto dolía.
El viaje a casa fue lento, silencioso, tortuoso...
Maximus estaba sentado a mi lado tan distante, tan indiferente mirando por la ventana, exhalando profundamente mientras se abrazaba a sí mismo.
A su móvil no dejaban de llegar notificaciones de mensajes que él solo deslizaba con el dedo...
Llegamos a mi piso y fue imposible no chocar con el bolso de él detrás de mi puerta principal.
— Se suponía que yo debía llevarte a la terminal de trenes... — Solté intentando crear una conversación entre nosotros dos.
— Siéntate en el sofa — Me ordenó él, mientras se dirigía al baño.
Unos minutos más tarde él salió con el pequeño botiquín que yo guardaba en una de las gavetas de mi baño.
— Dios, tu abrigo es un desastre — Chistó con desagrado, antes de sentarse en el suelo frente a mí.
— Si... — Dije quitándome mi abrigo gris y observando la gran mancha de sangre en la manga.
Él tomó unas compresas y las roció con antiséptico, se acercó a mí para mirar mis heridas. Su cara era severa, seria... Yo nunca lo había visto así. Realmente yo me sentía como un niño que estaba a punto de ser castigado.
Me quejé por el dolor punzante provocado por el antiséptico en mis heridas y él al fin, volvió a mirarme a los ojos.
— No te muevas... — Me dijo seriamente.
Al cabo de unos minutos él terminó con sus curaciones en mi rostro y se apartó para caer sobre su trasero en el piso, sus rodillas flexionadas y su mirada sin rastros de emociones sobre mis heridas.
Él exhaló muy fuerte, abatido, decepcionado, y palmeó en los bolsillos de su chaqueta, buscando su cajetilla de cigarros. Me miró a los ojos antes de encender el mechero y finalmente extendió sus piernas en el piso.
Quise detenerlo, incluso regañarlo por fumar adentro, pero me contuve... No era justo para él. Él me había cuidado, curado... Era ridículo echarlo al balcón solo porque yo odiaba el olor a tabaco en interiores.
Examiné su rostro, sus gestos, sus silencios. Jesús, desearía no estar tan drogado... A pesar de los golpes, el mal momento y la notable distancia que Maximus había interpuesto entre nosotros, yo seguía muy colocado y desconcentrado. Mierda, mierda.
Mi mente vagaba por pensamientos estúpidos, y escenarios patéticos... Joder.
— No te entiendo, Pierre — Él me dijo mientras soltaba las cenizas de su cigarrillo dentro de una taza — No te entiendo...
Lo miré, su voz era seria, punzante, fría...
— Yo... — Quise hablar pero él me Interrumpió, elevando la voz.
— Yo no te entiendo... — Fumó con fuerza y exhaló irritado el humo de su boca — ¿Sabes algo? Desde que te conozco no he escuchado nada bueno sobre ti, la gente no es muy amable con tu reputación, incluso yo sabía historias sobre ti sin siquiera saber como era tu rostro... Y aún así yo quise arriesgarme — Él estiro ambas manos hacía atrás, elevando su mentón para hablarme a los ojos — Eres dulce conmigo y respetas mis límites, supongo que me gustabas mucho para ignorar todas banderas rojas a tu alrededor
— Maximus, yo lo siento...
— Y me gustas. Me gustas tanto, pero a veces me pregunto a mismo, qué carajos estoy haciendo contigo... Han sido meses tratando de no pensar demasiado, en acostumbrarme que tú estés con otras personas, en asimilar en tu coqueteo incesante para con todo el mundo. Realmente fue muy difícil adecuarme a ti y a esta relación sin sentimientos, pero hoy, hoy he llegado al límite que puedo soportar... No quiero volver a defenderte del novio de alguien, no quiero ver como eres el tercero en discordia de una relación. Yo no puedo.
— Maximus, perdón. Te prometo que no volverá a suceder.
— ¿Esto te sucede con frecuencia? — Él preguntó y sus ojos me miraban horrorizados. Yo exhalé, buscando una manera amable de responder, él sabía que yo no podía mentirle y yo sabía que él podía leerme como un libro. Él ya sabía la respuesta a esa pregunta. Él parece disgustarse conmigo y con él mismo y se levanta del piso, llevando sus manos a su cadera para elevar su voz — Mierda, Pierre, puta mierda ¿No te cansas de ser así?
Miré hacía abajo, a mis manos magulladas y lastimadas. Un nudo en mi garganta y el agujero en mi pecho que seguía devorando todo a su paso.
— Yo... Quiero cambiar, Maximus — Él me miró cruzado de brazos, apretando sus dientes y dispuesto a escuchar lo que yo tenía para decir — Nunca creí que yo mereciera algo más hasta que te conocí... Yo si, estoy cansado.
— ¿Necesitas que alguien te golpeé para cambiar!?
— ¡No! Yo... Yo llevaba un tiempo pensándolo...
— ¿Y cuándo pensabas decírmelo?
— Yo... No lo sé. Supongo que esperaba que todo siga fluyendo entre nosotros.
Él resopló y miró hacía el exterior, caminó unos pasos hacia el ventanal y volvió sobre sus pasos para hablar frente a mí.
— No puedes vivir en la incertidumbre Pierre. No puedes arrastrarme contigo a tu impulsividad... ¿Por qué le temes tanto a las promesas, al futuro, al compromiso?
— Yo no lo sé, Maximus. Yo soy así...
— ¿Ves un futuro a mi lado Pierre?
Me levanté del sofá para verlo a los ojos, mis manos intentaron abrazarlo pero solo se limitaron a tomar sus antebrazos. Él estaba tenso, mordiendo sus labios mientras un ceño fruncido abrigaban sus ojos decepcionados.
— ¿Estoy en tu futuro, Pierre? — Volvió a preguntar él.
Dolía. Esto dolía más que la golpiza.
— No sé... Yo no sé, Maximus.
Él se apartó de mí, ocultando sus ojos rojos y la angustia en su cara.
— Creo que debemos parar aquí...
Duele.
Y sí, yo podría mentirle y prometer un futuro a su lado, soltar frases hechas o decir exactamente lo que él quería escuchar, pero yo no era así. Yo jamás podría pretender algo que no soy... Quizas él tenía razón, quizás yo nunca cambiaría si no me arriesgaba a comprometerme...
Puto cobarde.
Él desconsolado me miró a los ojos por última vez en silencio. Se dirigió al vestíbulo, tomó su bolso, y desde la puerta principal volvió a mirarme.
Él se estaba yendo...
— ¡Espera, Maximus! — Esto dolía, helaba y quemaba mi alma. Verlo irse así... Yo no estaba preparado, yo no podía permitir que él se fuese de mi lado — Todavía es muy temprano... Tu tren saldrá en dos horas.
Me acerqué a él pero no lo suficiente para no invadirlo.
— Supongo que esperaré en la terminal — Dijo fríamente sin siquiera mirarme.
Tragué saliva, apreté mis puños antes de acercarme unos paso más.
— ¿Podemos seguir siendo amigos?
Los ojos de él ya no ocultaban las lágrimas, tampoco la creciente rabia.
— ¡No, no! Estoy cansado de esto, Pierre. ¡De tus arreglos y enredos! ¿A caso no lo entiendes? — Él gritó y luego cerró la boca, mordiendo sus labios, tratando de regular su respiración, y continuó en voz suave — Lo mejor será que mantengamos distancia entre nosotros...
El nudo en mi garganta se sintió demasiado apretado para finalmente cortarme la respiración... Esto era el fin.
— Ok, te dejaré en paz Maximus... — Le dije después de un breve silencio.
Volví sobre mis pasos y él finalmente abrió la puerta principal para salir hacia el corredor.
Inmóvil, observé su silueta y como la puerta detrás de él se cerraba haciéndolo desaparecer... Él se fue.
Se ha ido...
Segundos, minutos, quizás horas esperé que él volviese tocando la puerta, pero no lo hizo.
Maximus...
Y así fue como me desmoroné sobre la alfombra y las lágrimas comenzaron a salar mis heridas...
Dolía, dolía mucho.
Chapter 26: Tren
Notes:
(See the end of the chapter for notes.)
Chapter Text
Maximus POV.
Esa mañana lloré tanto que acabé dormido por cansancio en mi asiento. Había muy pocas personas en el vagón del tren así que fue tan liberador expulsar mi frustración y angustia en lágrimas espesas... Me sentía estúpido, muy estúpido, como un niño que experimenta por primera vez un desamor...
¿Acaso yo nunca me acostumbraría a la decepción?
Muchas veces habían roto mi corazón y aún así nunca dolía de la misma manera, cada vez el dolor era más intenso en mi pecho.
Fui un completo idiota, ¿Cómo acabé así? Todo parecía tan calculado, tan sobre analizando. Era una relación sin fallos, pero yo una vez más había dejado que mis sentimientos me dominen, dejando decidir a mi tonto corazón...
Yo la había cagado.
No.
Él la había cagado.
¿Dónde está él?
Cuando salí por la puerta esperaba que él me detuviera, que suplicase por mí, que corriera hasta la estación de trenes para decirme que no quería perderme, yo deseé tanto que él no fuese él por un instante... Pero las cosas no eran así con él y nunca lo serían.
Esto no era una película romántica, esto era la vida real... Él solo era un hombre que jamás dejaría ganar a su corazón sobre su cerebro, y eso no era ninguna sorpresa, ni para él, ni para mí.
Quizás yo esperaba un poco más de él, quizas yo solo confundí sus actitudes impulsivas y la forma en que sus ojos me miraban... Él nunca daría el gran paso, y eso es todo lo que yo necesitaba saber.
Él no estaba hecho para mí.
Ya no puedo seguir engañando a mi corazón.
La decepción dolía en el pecho y en casi toda mi cabeza... Yo ya no podía engañar a mis sentimientos, yo no podía pretender que todo estaba bien con él cuando el centro de cuerpo anhelaba algo más que buen sexo...
¿Por qué todo era tan difícil con él? Quizás fue mi culpa el haberme entregado a una relación sin futuro... Yo no estaba hecho para esto y tal vez nunca lo estuve, pero fui un imbécil encandilado por su belleza y su desinteresada amabilidad, él me hacía sentir especial...Él me gustaba tanto como para arriesgarme a romper mi corazón.
Realmente creí que él podía cambiar por mí... Solo para mí.
Me hundí en mi asiento intentando dormir y soñar con una realidad alterna en donde mis errores no me pesaran tanto, donde yo no estuviese triste siempre... Donde Pierre no existiera.
Cuando salí de la estación de trenes mi madre me esperaba apoyada en el capó de su coche. Ella sonrió al verme y abrió sus brazos para abrazarme contra ella, besó mi frente y no paró de decir cuanto me había extrañado sin dejarme siquiera responderle.
Sonreí y una lágrima escapó por la esquina de mi ojo.
— Oh, mírate — Dijo ella soltandose de mí suavemente y tomando mi rostro con ambas manos — Mira tu rostro, Maximus. Te ves exhausto... Fue un largo viaje ¿No es así?
Yo asentí tragando el nudo en mi garganta que comenzaba a crecer. El trato tan dulce de mi madre siempre me quebraba, yo no podía pretender ser fuerte ante ella.
Ella me miró a los ojos con preocupación.
— ¿Estás bien, hijo?
— Si... Ha sido una semana muy difícil... Una semana muy estresante, repleta de exámenes y entrega de trabajos — Miré hacía otro lado antes de derrumbarme frente a ella — Yo solo estoy cansado...
Ella sonrió dulcemente y acarició mi mejilla.
— Lo importante es que eso ya pasó. Ahora estás en casa... Podrás descansar y reponerte estos días!
Subimos al coche y yo automáticamente me recosté en el asiento del acompañante, cerré mis ojos suspirando pesadamente.
Mi madre acarició mi rodilla y dijo:
— ¿Te apetece "cocido madrileño" para la cena?
— Oh... Me encantaría — Respondí sin siquiera abrir los ojos pero sonreí genuinamente. Realmente mi mente era un caos en ese momento pero quizás todo lo que necesitaba era estar en mi pueblo y comer comida casera de mi madre.
Suspiré y abrí mis ojos para apreciar las calles de Karmaland en cuanto el auto se puso en marcha.
Quizás todo esto es lo que necesito...
El trayecto a casa fue rápido, en cuestión de minutos yo estaba en mi vieja habitación. Las sábanas, los muebles, incluso las figuras coleccionables de acción en la repisa, todo parecía detenerme en el tiempo y rememorar mi adolescencia... Realmente yo estaba en casa.
Me acosté en mi cama y con pereza encendí mi móvil. No tardaron en reaparecer notificaciones de mensajes y llamadas perdidas...
Oh, mierda.
La pelea de Pierre con el Mariana se había extendido por todo el campus, al parecer era el gran chisme del momento, y por lo que podía ver yo no había pasado tan desapercibido como creía.
La gente había sacado conclusiones e inventado historias muy rápido... Supuestamente para ellos, yo era una víctima más de Pierre, algunos incluso juraban haberme visto llorar desconsolado por los pasillos de la universidad... Hijos de puta.
La mala fama de Pierre, y mi pasado frágil y vulnerable tampoco ayudaron a disipar esos falsos rumores... Para ellos, Pierre era un bastardo que me había utilizado para follar y yo solo era un chico enamoradizo que se había ilusionado muy rápido con él.
¿Cómo explicarle a los demás nuestra situación? ¿Cómo decirles a esos chismosos que él siempre había sido sincero, respetuoso y muy dulce conmigo?
Nadie podría entendernos, nunca.
Joder.
Pierre y yo... Estábamos destinados al fracaso... Todas esas reglas estúpidas, todos esos acuerdos nunca nos hubiesen llevado a algo bueno...
Tomé nuevamente mi móvil y él no estaba en línea, ni siquiera estaba en sus redes sociales... Él simplemente había desaparecido, yo no tenía señales de él, y quizás no las tendría nunca más. Le dije que me dejara en paz y eso él lo cumpliría... Él siempre respetaría mis decisiones y peticiones... Cabrón ¿Por qué tienes que ser así?
Esto había acabado.
Volví a llorar desconsolado sobre mi almohada.
Pierre y yo habíamos terminado para siempre.
¿Por qué todo tenía que ser tan difícil con él? ¿Por qué? ¿Por qué tenía que ser Pierre?
La primera semana había transcurrido lentamente así como el dolor en mi pecho y mi mente... Traté de ocupar mis días en disfrutar los almuerzos con mi familia y las cenas con amigos. En concentrarme en los abrazos, los chistes y chismes de pueblo. En destacar las largas charlas por la madrugada con mis antiguos vecinos... Todo ayudaba a aliviar mi corazón resquebrajado.
Karmaland siempre había sido muy especial para mí, y es donde yo acudía siempre que necesitaba mantener los pies sobre la tierra... Karmaland, ese pequeño pueblo alejado de las ajetreadas y grandes ciudades, donde todos nos conocíamos, donde los inviernos no eran tan feroces, ni los veranos tan agobiantes, donde el clima siempre era perfecto, y aún en invierno, uno no necesitaba abrigarse demasiado... Aquí nunca nevaba , ni azotaban los fuertes vientos del Sur, aquí la vida parecía ir siempre más tranquila, y quizás esto era lo que yo tanto necesitaba: Relajarme y respirar aire fresco por las mañanas.
La segunda semana se diluyó como arena entre mis manos, ocupar mi tiempo y mi mente con miles de actividades sinceramente había funcionado a la perfección... Yo simplemente acababa agotado todas las noches al irme a dormir. La tristeza con la que yo había llegado, hoy solo era un muy mal recuerdo en mi cabeza.
El viernes había decido ir a un bar con viejos amigos, muchos de ellos regresarían a la universidad al día siguiente, por lo cual fue una noche llenas de despedidas, nostalgia y mucho alcohol.
Esa noche mis amigos y yo bebimos más de la cuenta, cuando cerraron el bar muchos se fueron a dormir para no perder el tren del mediodía, y yo, yo solo quería continuar la fiesta, o quizás solo quería seguir bebiendo. Al fin y al cabo me lo merecía... Habían pasados semanas desde mi última gota de alcohol...
Volví a casa y entré con sumo cuidado a la cocina para tomar un whisky de mi padre. Me senté en el portico mientras bebía directamente de la botella... Mi boca humeaba por el frío nocturno pero me era tolerable por el alcohol en sangre.
Caminé tambaleante con la botella entre mis dedos hacía el pequeño muelle de mis padres y una vez allí contemplé el lago y la noche estrellada que me iluminaba.
Respiré hondo y un escalofrío me sacudió... Yo me sentía tan solo, tan perdido ¿Por qué que era tan difícil encontrar mi camino? ¿Por qué todo era siempre tan difícil para mí?
Incluso la universidad era un calvario para mí... Yo constantemente debía demostrar mis aptitudes académicas, solo podía limitarme a responder con una sonrisa ante una injusticia y callar mi boca ante la exigencia de mis profesores... Estoy tan cansado de esa mierda.
Encendí un cigarrillo mientras mi mirada se perdía en ese lago tan sereno que solo era iluminado por la luz de la luna... Sumido en mi propia borrachera comence a ver como se agitaba el agua, y cómo algunas piedras empezaban a chapotear y rebotar en el lago.
— ¿Qué carajos?
Un olor familiar invadió mi nariz de repente, y mi corazón que hasta un segundo estaba apacible comenzó a latir con fuerza y descontrol.
Estoy muy ebrio, pensé mientras frotaba mis ojos a medida que la sombra de él se acercaba lentamente hacía mí.
Yo no podía creerlo ¿Qué está haciendo él aquí?
¿¡Que carajos haces aquí!?
Yo estaba atónito al verlo... Había esperado tanto por este momento, que ahora que él estaba a unos pasos de mí, yo era incapaz de abrir la boca.
Mi mente, mi cuerpo, todo estaba hecho un lío.
Tomé la botella de whisky con ambas manos usándola como un escudo... Esto no era real... Yo estaba demasiado ebrio.
Estoy muy, muy ebrio.
Él se sentó a mi lado con las manos llenas de piedras y con una sonrisa temerosa en su rostro, con su cabello despeinado, mucho más largo y descolorido de lo que yo podría recordar... El tono azul que una vez supo cubrir toda su cabeza, hoy solo coloreaba las puntas de sus cabellos...
Realmente el tiempo había pasado para ambos...
Él no era un espejismo de mi borrachera, él era real, él había vuelto y estaba allí conmigo, mirándome sin decir nada, con la mano llenas de piedras, con una barba de tres días que sombreaba su mandíbula... Él seguía siendo el mismo con sus gafas azules arriba de su cabeza y su vieja chaqueta oscura. Él verdaderamente estaba allí conmigo.
Él... Él había vuelto, y estaba allí conmigo, a mi lado otra vez. Finalmente.
En la oscuridad de la noche lo miré a esos ojos brillantes y volví a beber directo de la botella, pero esta vez el trago fue más largo y profundo. Si yo tenía que enfrentarlo, yo tenía que hacerlo ebrio porque él nunca me hablaría primero, porque el tiempo podría haber pasado para nosotros pero nuestras viejas costumbres seguían siendo las mismas... Nos conocemos lo suficiente...
Tosí y aclaré mi garganta. Él me miraba atento mordiéndose el labio, expectante a mi primer pregunta.
Yo debía romper el hielo y librarnos de esta aparente y ridícula tensión...
Suspiré para tomar coraje y finalmente esbocé:
— ¿Qué haces aquí Dan?
Notes:
He vuelto, y puedo decir que finalmente estoy de vacaciones!!! Estos dos últimos meses fueron un completo desastre pero al fin puedo descansar del trabajo y la universidad :')
Lo siento por demorar demasiado en actualizar pero aquí está el capítulo 26! En un par de hora subiré el siguiente (aún necesito corregir algunos errores)
Espero que estén muy bien! Y como siempre gracias por leerme <3 <3
Chapter 27: Lago
Notes:
(See the end of the chapter for notes.)
Chapter Text
Maximus POV.
— ¿Qué haces aquí Dan? — Pregunté mientras mi corazón quería salirse de mi pecho.
Sus ojos oscuros, brillantes y aguados me miraban nervioso.
Y yo también estaba nervioso, pero al menos el alcohol me contenía y alejaba de cualquier reacción impulsiva que yo pudiese tener... Había ansiado tanto tenerlo de frente y gritarle con todo mi dolor, pero hoy, hoy yo estaba muy ebrio como para afrontar esta situación con cualquier reacción combativa.
— ¿Dan? — Dije tratando de controlar mi respiración agitada.
— Lo siento Maximus... — Dijo él finalmente mientras lloraba — Lo siento tanto, de verdad.
Inhalé tratando de controlarme, yo no esperaba que él llorase... Yo, yo no estaba preparado para esto.
— Ey... — Dije, frotando mi mano sobre su hombro, intentando calmarlo — Yo... Tú... ¿Por qué te disculpas conmigo?
Él me miró muy arrepentido.
— Maximus... De verdad, lo siento. Yo... Yo sé que han pasado casi dos años ya, pero no podía seguir sin viviendo con esta culpa. Lo siento mucho.
Él se acercó soltando todas la piedras de sus manos, dejándolas caer sobre los tablones de madera y me abrazó con fuerza, hundiendo su cabeza en mi cuello mientras continuaba llorando.
Palmeé su espalda y lo abracé cuidadosamente.
Yo realmente estaba conmocionado. Yo no sabía como actuar.
Había pasado tanto tiempo, y yo había pasado por todas las emociones posibles en cuestión de minutos que simplemente yo estaba bloqueado, en estado de shock... Solo me limité a cerrar los ojos y abrazarlo en silencio.
Dan y yo nos habíamos conocido en la preparatoria... Éramos unos adolescentes...
Él se había mudado a la casa de su abuelo, a solo un par de casas de dónde yo vivía con mis padres.
Él fue un flechazo, un amor a primera vista y quizás también mi primer amor verdadero... Lo supe desde la primera vez que lo ví bajando unas cajas del camión de mudanza.
Recuerdo que me detuve a chismosear sobre el nuevo vecino, pero en cuanto lo ví, caí rendido a sus pies. Él era muy guapo...
— Hola — Él me dijo sonriendo mientras cargaba una caja llena de libros.
— Oh... — Respondí nervioso del otro lado de la calle — Hola...
— ¿Vives por aquí?
— Si... Allí, en la esquina — Respondí ruborizado, apuntando mi casa.
— Oh, que bien... — Él sonrió ampliamente y yo caí rendido por completo — ¡Supongo que seremos vecinos! — Él se dirigió a la entrada de su casa y gritó sin voltear — ¡Me llamo Dan, por cierto!
El tiempo pasó y nuestra amistad fue creciendo con los días, fue muy fácil para nosotros confundir nuestros sentimientos, y fue un alivio para ambos saber que sentíamos lo mismo por el otro.
Nuestra relación era perfecta, demasiado perfecta como para ser cierta. Rara vez discutíamos, nunca había desacuerdos, ni desconfianza entre nosotros. Realmente era una relación idílica, mucho más de lo que un chico sin suerte como yo podría haber deseado...
Pero toda historia tiene un principio y un final, y parecía que a nuestra relación siempre le faltó ese capítulo final.
Hasta ahora.
Solté abruptamente a Dan y me levanté tambaleando del muelle.
Reí con amargura para ocultar las lágrimas que se estancaban en mis ojos.
Esto no podía ser cierto.
Esto es ridículo...
— ¿¡Crees qué puedes venir aquí y simplemente pedir disculpas llorando!?
Oh, Dios necesito controlarme.
— Maximus — Dijo él levantandose para acercarse a mí — Yo... Lo siento de verdad... Yo. Esto es muy difícil para mí.
— ¿¡Y para mí!? ¿Crees que ha sido fácil para mí no saber nada de ti? ¡Tú solo desapareciste! Nadie sabía donde estabas... Nadie! Tú te fuiste sin despedirte... ¡Todos estábamos muy preocupados por ti, Dan! Nadie sabía dónde te habías ido, tus padres no lo sabían, ni tu abuelo, ni en la preparatoria. ¡Ni siquiera yo, maldita sea! Se suponía que yo era tu novio, cabrón!
— Lo siento... Yo...
— ¡Ya basta de disculpas, Dan! Ya basta.... Solo quiero saber que mierda haces aquí — Le grité con todas mis fuerzas que mi garganta comenzó a doler en cuanto me callé.
Él exhaló y llevó ambas manos a los bolsillos de su chaqueta:
— Yo solo vine a disculparme contigo... Yo, yo sé que estuve mal, y que necesitas una buena explicación.
Lo miré atentamente y el temblor de su labio ahora era mucho más evidente.
Él no era bueno lidiando con situaciones tensas... Le extendí la botella de whisky y él me observó confundido, yo sabía que él no bebía alcohol fuerte, pero ésta situación ameritaba que los dos tengamos algo de alcohol en sangre para confrontar la tan ansiada conversación.
Él bebió y su cara de asco fue instantánea al dejar caer la bebida dentro de su garganta.
Yo torcí mi labios conteniendo la risa. A pesar de los años, él seguía conservando algunos gestos adolescentes.
— Bien... Estoy listo para escuchar lo que tienes para decir — Le dije en un tono serio, buscando la cajetilla de cigarros en mi abrigo.
Él me observó detenidamente y aclaró su garganta, yo encendí un cigarro.
— Sigues fumando... — Dijo él con cierto desagrado.
— Si — Dije mirando hacía otro lado. Él odiaba que yo fumase, y yo solo lo recordé cuando ví su ceño fruncido, aún así no solté el cigarro de mi mano — ¿Te molesta?
— No, no... Solo pensé que lo habías dejado.
— Nah, es difícil dejarlo. Ayuda a controlar mis nervios...
Él me sonrió incómodo para luego suspirar profundamente.
— Yo realmente no sé por donde empezar, Maximus. Yo estoy muy arrepentido...
— ¿Por qué no solo me dices por qué te fuiste de repente? ¿Por qué no dejaste una nota, un mensaje, un video, algo? ¿Por qué querías que nadie supiera de tu paradero?
— Yo...
— ¡Entiende que para mí, es muy difícil verte de nuevo después de dos años sin saber nada ti, maldita sea!
— ¡Yo tuve miedo, Max!
— ¿Miedo? — Pregunté boquiabierto.
— Si... Yo, yo realmente no estaba listo. La universidad... Nuestra relación... Todo estaba cambiando muy rapido y yo, yo no pude con esa presión.
— Yo... Yo no te entiendo...
Él suspiró y volvió a beber whisky, haciendo la misma mueca de asco al tragar.
— ¿Recuerdas cuándo prometimos tomarnos un año sabático? ¿Viajar por el mundo? ¿Vivir aventuras en países desconocidos?
Lo miré con confusión en mi rostro y él continuó:
— ¿Recuerdas que teníamos planes? Incluso casarnos en alguna Isla lejana...
— Dan... Éramos solo dos adolescentes estúpidos con sueños estúpidos...
— Si! Y quizás ese fue el motivo principal... Fui un estúpido, y quizás lo siga siendo.
Todo esto era muy confuso para mí.
— Sigo sin entenderte...
Él se sentó nuevamente en el muelle y yo me senté frente a él.
Él suspiró y peinó con los dedos su cabello.
— Realmente yo no estaba listo para verte partir hacía la universidad, yo simplemente no estaba preparado para que nuestros destinos fuesen por direcciones contrarias...
— ¿¡Qué dices!? — Grité confundido — ¿No se suponía que iríamos juntos a la universidad?
Él volvió a exhalar con los ojos cerrados.
— Maxo... Nunca pasé los exámenes de ingreso, yo...
— ¿¡Qué!? ¿Y por qué nunca me lo dijiste? ¿Por qué? Yo podría... Podríamos... Yo te hubiese ayudado.
Mi corazón se rompió en ese instante... El dolor en la cara de Dan era algo difícilmente de borrar de mi mente. Él realmente estaba arrepentido.
— Yo... Yo simplemente, no podía sabotear tu futuro... Tú habías hecho un gran mérito al obtener tu beca, yo no podía arruinar tus metas, tus sueños. Yo de repente me ví en una encrucijada y estaba seguro que tú hubieses renunciado a tu beca solo por mí, y eso no era justo. Yo había visto todo tu empeño en obtener el ingreso a la universidad, todo el esfuerzo de tu familia. Yo simplemente no podía cagar tu futuro...
Un silencio nos invadió. Yo de repente tenía demasiado información, yo simplemente no esperaba esto
— Dan... Lo siento — Dije rompiendo el silencio, buscando la manera de hablar calmado — ¿Alguien sabía de todo esto?
Él soltó un chasquido y suspiró:
— No... Realmente no le dije a nadie, para ser sincero fue una reacción impulsiva, no lo pensé demasiado, solo actúe. Actúe con inmadurez, lo sé... Con los días supe que había tomado una muy mala decisión, pero ya era demasiado tarde para volver. Yo solo quería huir de todo, incluso de mis pensamientos... Yo solo quería correr, escapar. Yo no me sentía digno de preocupar a alguien con mis problemas...
— Sé lo que se siente... — Interrumpí sin mirarlo, sacándole la botella de whisky para beber un trago — Sé lo que se siente cuando quieres correr lejos, evadirte y ocultarte de todo el mundo, sé a lo que te refieres...
— ¿Por eso estás aquí, en el pueblo?
— ¿Yo? Mmm... No. Yo solo necesitaba un descanso de la universidad...
— Oh, ¿Te está yendo bien? — Preguntó él con timidez.
— Si... Es solo que es agotador, mantener la beca con buenas calificaciones y buena conducta... Éstas últimas semanas han sido una completa locura ¿Sabes?
Él sonrió y un hoyuelo se marcó en su rostro... Quizás yo estaba completamente sedado por el alcohol, o quizás el anhelo de volver a verlo y tenerlo cerca mío hacían que yo olvidara todo el dolor que una vez él causó en mí.
Yo no podía estar furioso con él aunque quisiese... Dan y yo no éramos muy distintos al final. Yo sabía que él no había actuado de la manera más correcta, pero de algún modo fue la menos dañina para mí. Sé que en su lugar yo hubiese actuado igual, porque ambos éramos muy similares, ambos nos habíamos acostumbrado a los problemas de comunicación y a correr en situaciones críticas.
Suspiré y miré al cielo.
— Realmente no sé como sentirme, Dan... Esto es lamentable. Idealicé por tanto tiempo este momento que hoy no sé como actuar...
Él suspiró y posó su mano sobre la mía.
— Puedo entenderte... Puedo entender que hayas estado muy enojado conmigo todo este tiempo.
— La irá llegó mucho tiempo después — Reí amargamente — Los primeros días de tu partida yo aún conservaba la esperanza que regresaras al pueblo. Incluso por semanas yo seguía considerando nuestra relación ¿Puedes creerlo? Seguías siendo mi novio a pesar de no saber nada sobre ti. Pasé por todas las fases del duelo... Aún yo seguía con la ilusión de volver a verte, incluso llegué tarde a mi primer día de clases de la universidad, mi sueño recurrente era tú apareciendo detrás de la puerta de la residencia para estudiantes ¿Patético, no lo crees?
Él me escuchaba atentamente, él ya no lloraba pero sus ojos me mostraban una profunda tristeza.
— Lo siento tanto... Yo lamento todos esos malos momentos que te hice pasar... Fui un cobarde. Tendría que haber tenido el coraje de explicarte mi situación, tendría que haber roto nuestra relación debidamente. Yo solo era un chico muy inmaduro, no me justifico, pero hoy veo todo con más claridad...— Él suspiró pesadamente — Se supone que en una relación de pareja debe haber confianza, comunicación y respeto. Yo fallé en todo eso. Yo te fallé, y realmente lo lamento.
Lo miré. Él se veía apenado y mucho más sabio... El tiempo había transcurrido para los dos haciendo estragos a su paso.
No podía evitar hacer la comparación entre nosotros dos... Él había madurado, incluso había alcanzado cierta iluminación en sus pensamientos y sus viejos hábitos... ¿Y yo? Yo parecía estancado en el momento donde se me rompió el corazón, yo estaba atrapado en mi propio laberinto de angustia e inseguridad.
Yo seguía siendo aquél adolescente introvertido e iluso que él algún día conoció...
— ¿En qué piensas? — Dijo él con voz suave, interrumpiendo mis pensamientos. Yo no lo había notado hasta ese momento pero llevábamos varios minutos en silencio.
— Oh... Solo... Yo solo no esperaba terminar mi noche así... — Reí tratando de llenar mis silencios entre mis ideas — Se suponía que bebería alcohol hasta quedarme dormido.
Él curvó sus labios , esbozando una sonrisa.
— ¿Ibas a pasar tus últimos días en Karmaland bebiendo?
— Bueno pensándolo bien, eso se escucha fatal... Pero básicamente era lo que yo quería hacer — Intenté justificar mis decisiones — Además hace semanas que no bebo... Me lo merecía de algún modo.
Él soltó una risita y yo reí relajado.
Yo no podía odiar a Dan, simplemente yo no podía. Él era mi pasado, lo mejor de mi pasado, a pesar de las confusiones y los malos momentos, él era muy importante para mí y quizás cerrar esta etapa con él era esencial para poder avanzar...
No recuerdo en el momento donde ambos nos relajamos y comenzamos a hablar de nuestros días en la preparatoria, nuestras primeras fiestas en el pueblo y los viejos chismes entre profesores...
Ambos vimos el amanecer uno al lado del otro y acostados en los tablones del viejo muelle.
— Estoy muy ebrio — Dije enseñando la botella vacía de whisky sin levantame.
— Yo también — Él respondió llevándose ambas manos al pecho y suspiró.
— Mi padre va a matarme — Dije entre risas.
Él me miró y sonrió.
Escuchamos el ruido de la camioneta de mi padre encenderse a lo lejos.
— ¡Mierda! — Dije alerta, sin levantar mucho la voz — Mis padres no pueden verme en este estado...
Dan miró a lo lejos el garage de mi familia.
— Ven — Dijo tomando mi mano, obligándome a levantarme de los tablones.
Nos escapamos de allí entre los arbusto, corriendo y riendo como dos niños.
— Shh... Silencio Maximus, deja de reirte — Dijo Dan mientras me ayudaba a subir por una escalera de madera.
Ambos subimos a una pequeño cuarto, dentro del viejo molino de su abuelo.
Me senté en la cama del rincón de la habitación y la observé por completo .. Demasiados recuerdos llegaban a mi mente, era imposible no sonreir con nostalgia.
— ¿Te acuerdas de este lugar? — Dijo él antes de abrir una botella con agua.
— Como olvidarlo... Aquí follamos por primera vez
Él escupió el agua, y comenzó a toser nervioso.
Yo reí al ver su rostro acalorado. Él podía haber cambiado demasiado pero seguía siendo aquel chico vergonzoso que una vez conocí.
— Puedes quedarte aquí si quieres... Hasta que se te vaya la borrachera — Dijo una vez que se recompuso.
Hice una mueca desilusionado.
— ¿Y tú que harás? — Respondí acomodándome en la cama, cruzando las piernas y recostando mi espalda en la pared.
— No lo sé, supongo que estaré en mi habitación... O ¿Quieres que me quede?
Un calor se concentró en mis mejillas.
¿En qué estoy pensando? No. No. Estoy muy ebrio...
— Si. Quédate — Respondí rápidamente, antes de arrepentirme.
Joder.
— ¿Quieres algo de comer? ¿De beber? Agua... No es buena idea que sigas bebiendo Maximus.
— Un poco de agua, sería fantástico — Dije sonriendo.
— Ok, volveré en unos minutos...
Y él se retiró dejándome solo en la pequeña habitación. Me levanté rápidamente para inspeccionar el lugar, habían tantos detalles que yo ya había olvidado con el tiempo...
Un fuerte mareo cuando me puse de pie, y un punzante dolor en mis sienes, me tomaron por sorpresa.
— Mierda, sigo ebrio.
¿En qué estoy pensando? ¿A caso estoy tratando de coquetear con Dan? Realmente el alcohol me ponía demasiado osado. O tal vez yo solo me había acostumbrado a comportarme descaradamente con Pierre...
Pierre... Bastardo hijo de puta.
¿Por qué tenía que pensar en él justo en este momento?
Él no piensa en mí. A él no le importo.
Revolví mi bolsillo buscando mi móvil y efectivamente, yo no tenía ni un mensaje, ni una llamada de él. Él había estado en línea por última vez hace dos semanas.
Él había desaparecido por completo... Déjà vu.
Dan subió a la habitación y yo dejé el movil en la cama.
Él traía consigo un plato con sándwiches y una botella de agua.
— Te hice un sándwich de atún, supongo que necesitarás reponerte de tu borrachera...
Sonreí y tomé uno. Él se sentó en un sillón que estaba a unos escasos metros de la cama.
Ambos comimos en silencio, y no fue para nada incómodo, quizás porque los dos estábamos hambrientos.
— ¿Hasta cuando te quedas? — Preguntó él después de dejar el plato vacío.
— Me voy mañana, en el tren del mediodía...
— Oh — Respondió él, decepcionado — Pensé que te quedarías algunos días más...
— Pasado mañana retomo mis estudios en la universidad... — Lo miré a los ojos — Me hubiese gustado quedarme un poco más por aquí... — Él mordió su labio superior y miró al suelo, yo aclaré mi garganta — ¿Y tú? ¿Te quedarás en Karmaland?
— No... Solo vine a visitar a mi abuelo — Él rasco su nuca y habló en un tono más bajo — Y bueno, para ser sincero... También quería verte... Para aclarar nuestra situación! Ya sabes, disculparme contigo debidamente.
Levanté ambas cejas para suavizar mi rostro.
— Ven aquí Dan... — Le dije palmeando la cama.
Él se aproximó dudoso y se sentó a mi lado. Mi corazón latía con fuerza, y mi cabeza se había apagado por completo, yo había decido no pensar antes de hablar
— Tú... Ummm... ¿Tú estás con alguien?
— Oh, bueno... Digamos que es complicado — Dijo evasivo, antes de abrir la botella de agua y mirar hacía otro lado — Yo... Yo no estoy muy seguro sobre mi situación actual...
— Oh... Lo entiendo — Respondí nervioso y reí para aliviar la tensión — Yo, lo siento... Creo que sigo ebrio. Estar en Karmaland, recordar el pasado en el muelle y estar en esta habitación contigo... No lo sé, me confundieron un poco. Perdón, no quiero incomodarte.
Él me miró nuevamente y sonrió comprensivo.
— Bueno... No puedo negar que yo también me sentí algo confundido en el muelle. Supongo que es normal. Tu y yo no rompimos nuestra relación de una manera normal... Nunca le pusimos un final a nuestra historia.
Lo miré directamente a los labios, y observé como las palabras salían de su boca.
Me acerqué a su rostro rápido para evitar arrepentirme al instante.
Capturé sus boca con mis labios y cerré mis ojos una vez que él también lo hizo. La repentina oscuridad en mí visión me mareó y la sorpresa de su boca abierta recibiendo mi lengua que empujaba la suya, hizo burbujear mi estómago.
Empujé la nuca de él con mi mano y recibí un pequeño quejido en mi boca, no me importó, y solo continué saboreando su lengua en mi boca. Con mi otra mano ansioso por sentirlo más cerca, comencé a atraerlo más hacía mí.
Él se soltó de mí, ruborizado y agitado.
— ¿Podemos ir más despacio Maximus?
Lo miré atónito... ¿Despacio? Solo nos estamos besando...
— Oh... Ok — Dije incómodo y él sonrió.
Un beso más suave sobrevino, su boca, sus labios y su lengua eran tan sutiles, tan delicados... Yo ya había olvidado por completo su manera tan dulce de besarme.
Los recuerdos que yo tenía de Dan habían estado tan distorsionados todo este tiempo...
Él y yo ya no éramos los mismos, no encontrabamos la sincronía y nuestra torpeza se volvía desesperante... Esto era incómodo.
Nos soltamos después de unos minutos y una tensión incómoda invadió toda la habitación.
Él comenzó a agitar su pierna y yo, yo simplemente estaba inmóvil buscando una manera de volver a sentirnos cómodos el uno con el otro.
— Mmm... Yo
— Esto se siente extraño ¿No? — Él me Interrumpió.
— ¿Tu y yo? — Respondí sin querer mencionar directamente el tema de conversación.
— Si — Dijo él, entendiéndome a la perfección.
Sonreí y posé mi mano en su rodilla, él me sonrió y frotó mi hombro.
Quizás las palabras no eran tan necesarias como yo creía... Las palabras y explicaciones no eran prescindibles cuando los sentimientos eran tan latentes. Dan y yo lo entendimos en ese instante, nuestros ojos no podían engañarse...
Él se levantó de allí estirando sus brazos.
— Creo que me iré a descansar
— Si... Yo me echaré a descansar un rato aquí, si no te molesta...
— No, para nada. Puedes quedarte cuanto quieras — Respondió con una sonrisa — Mmm... ¿Tienes planes para tu último día en Karmaland?
— De hecho no. Todos mis amigos ya se fueron...
— ¿No harás nada con tus padres?
— No, insistieron en hacerme un desayuno de despedida el domingo... Mi madre quiere procurarse que yo me alimente bien antes de partir — Reí al terminar la frase y él también.
— ¿Quieres cenar en el bar de Merlon?
— ¿Solo nosotros dos?
— Si... Si quieres.
— ¡Si, es una cita! — Respondí sin pensar y luego escuché las palabras que salieron de mi boca — Bueno... Una cita como tal no — Intenté arreglar mi exabrupto — Una salida...
— Una salida como amigos... Como las que teníamos cuando yo me mudé aquí.
Amigos.
Sonreí. Las cosas era sencillas con él, aquí no había enredos mentales.
¿Por qué yo me había acostumbrado tanto a complicar las cosas? La vida debería ser así, fácil y sin tanto drama...
Al anochecer Dan y yo nos encontramos en el plaza central de Karmaland. Ambos ingresamos al viejo de bar de Merlon, y una vez adentro recordé como nos hacía especial ilusión ser adultos para probar sus famosos licores artesanales... El tiempo había transcurrido y allí estábamos ambos con la mayoría de edad suficiente para beber, quizás no era cómo lo habíamos idealizado en nuestra adolescencia, pero el destino había decido el mejor presente para ambos.
Comimos, bebimos y no dejamos de reir un segundo.
Él me habló de sus viajes, las decenas de trabajos temporales que había conseguido y las miles de personas que se cruzó en sus expediciones. Su vida era muy interesante y aún así, él escuchó con ilusión y atención mis anécdotas, y mis días en la universidad.
Al finalizar la velada él me acompañó caminando hasta la puerta de mi casa y allí se despidió con un abrazo. Estar en los brazos de él se sentía bien, y yo esperaba no volver a distanciarme de él otra vez.
Aunque las cosas habían cambiado, Dan era mi pasado, mi adolescencia, mi primer amor y el primer hombre en romperme el corazón... Dan simplemente era parte importante de mi vida.
— Oye, pásame tu número — Le dije cuando nos separamos.
— Si, claro! — Dijo tomando mi móvil — Sería genial seguir manteniendo contacto...
— Si — Respondí sonriendo con pequeñas lágrimas de felicidad en mis ojos.
Yo no sabía que me deparaba el futuro, pero haber arreglado mi pasado de alguna forma había mejorado mi presente.
Este viaje a mi pueblo me había cambiado, y quizas era el empujón que yo había necesitado para afrontar mi vida en la universidad de la Isla Quesadilla.
Notes:
FELIZ 2025!!!
Sé que dije que este capítulo estaría mucho antes, pero cuando estaba corrigiendo algunos errores decidí cambiar un poco los acontecimientos de la historia, espero que les guste.
Un besillo <3 Mis mejores deseos para este nuevo año que comienza!
Chapter 28: Días de Maximus
Notes:
Hola! Aquí está el capítulo 28, al fin!!!
En un principio no iba a ser para nada como esto, pero a mitad del proceso de escritura decidí rehacer todo este capítulo y terminó quedando esto. Aunque me costó DEMASIADO, ya que son 10000 PALABRAS!! Creo que ha quedado algo decente.
Espero que lo disfruten <33
(See the end of the chapter for more notes.)
Chapter Text
DIA 1
— ¡Joven despierte! — Una voz grave se filtró en mis sueños y una suave sacudida en mi hombro me despertó por completo — ¡Llegamos a destino, muchacho!
— Oh! Gracias — Sobresaltado y aún somnoliento respondí al anciano que viajaba a mi lado.
Tomé mi bolso y salí del tren casi vacío. Era muy temprano por la mañana, pero no lo suficiente como para dormir en mi cama.
En dos horas yo debía ingresar al aula 43 y volver a mi vida universitaria. Las vacaciones habían acabado y volvía al hastío de las fechas límites, la exigencia de los profesores y los chismes de los estudiantes...
Maldito infierno.
Suspiré agotado al observar directamente al enorme portón de la residencia, un escalofrío recorrió mi cuerpo. De vuelta en esta Isla de metal... Yo ya había olvidado el clima tan frío de la Isla y sus vientos helados.
Crucé la puerta y allí en el hall del lugar estaba Pac sentado en los últimos escalones de la escalera principal, a su lado una caja cerrada y embalada.
Él levantó la vista de su móvil y me mostró una cálida sonrisa.
— ¡Hola Maximus! ¿Recién regresas de tu pueblo?
— Si! — Respondí con una sonrisa y luego arrugué mi frente, desconcertado — ¿Cómo sabes qué he ido a mi pueblo?
Yo no conocía lo suficiente a Pac, solo habíamos compartido algunos breves momentos en fiestas o en el campus de la universidad. ¿Cómo él sabía que yo había viajado a Karmaland?
Yo no quería darle la razón a lo que decían de él, pero todos sabían que él amaba los chismes, y esto solo confirmaba su fama en la universidad.
— Oh... — Dijo él, riendo nervioso y rascando su nuca — Lo ví en tus redes sociales... Las fotos y videos que subiste.
— Oh, claro... Si, decidí quedarme un día más y disfrutar de Karmaland... — Respondí suavizado mi voz y enseñando mi bolso — De hecho acabo de llegar de la estación de trenes.
Él volvió a sonreír y continuó:
— Se vé que es un lugar tranquilo y muy hermoso, me encantaría ir allí a vacacionar, algún día...
— ¡Te encantará! Sobre todo en verano... Los lagos son perfectos para ir a nadar.
Él mordió sus labios mientras sonreía ante la idea.
— Tal vez pueda convencer a Fit de ir este verano.
— Bueno, si quieren un guía, yo con gusto podría ayudarlos a...
Su móvil sonó y toda la atención de él ahora era capitalizada por un mensaje. Él se tapó la boca y reía a medida que iba leyendo la pantalla.
Yo supuse que esa era mi señal para marcharme, pero en cuanto me aproximé a subir la escalera, él tomó mi muñeca y se levantó.
— Maximus... — Una sonrisa entre dientes y unos ojos traviesos ahora se dirigían a mí — ¿Te has enterado lo que sucedió en el departamento de ingeniería mecánica?
Tragué con fuerza. Yo realmente no era un amante de los chismes, pero en ese momento no podía ser indiferente a un rumor del departamento de ingeniería.
— Mmmm... No.
— Oh, siéntate conmigo — Él volvió a sentarse en los escalones y bajó mi brazo para que yo hiciese lo mismo.
Él comenzó a buscar en su móvil algunas conversaciones.
— Mmmm... ¿Conoces a Tubbo?
— ¿Eh?... Si, ¿El chico rubio de primer año?
Él asintió con entusiasmo.
— Bueno... Lo han descubierto con otro estudiante, en una situación bastante comprometedora en el salón de alumnos... — Fingí sorpresa, para ser honesto no me interesaba la situación sentimental de nadie, pero Pac parecía tan entusiasmado, que yo no quería parecer un aguafiestas. Él continuó enigmático, después de una breve pausa — Eso no es todo... Parece que la otra persona no es un simple estudiante, sino un ayudante de clase de ingeniería...
Ayudante de clase de ingeniería...
Un sudor frío recorrió mi espalda y podría jurar que mi corazón se detuvo por unos segundos.
¿Pierre?
¿Acaso él estaba hablando de Pierre?
El hombre tenía su fama y realmente no me sorprendería que él estuviese envuelto en un problema como ese ...
Y a la vez, eso era tan raro, digo, Pierre era tan cuidadoso y meticuloso en sus conquistas... Él nunca se dejaría ver con otra persona, mucho menos hacer algo impropio a la vista de todos...
De repente recordé nuestros besos secretos en los rincones de la biblioteca... Aunque él era muy precavido, aveces le gustaba arriesgarse y jugar con el peligro...
Pero ese no era el punto principal aquí.
¿Tan rapido él me había olvidado? Él ya tenía un reemplazo ¿Mi reemplazo?
¿Por qué esto me afectaba tanto?
¿Por qué yo me seguía sorprendiendo de sus actitudes? Era evidente que él continuaría su vida con normalidad... Él tendría una larga lista de personas para llevar a su cama y eventualmente romperles el corazón... Aquí no había ninguna novedad.
Suspiré disimuladamente mientras Pac seguía hablando solo.
¿Tubbo y Pierre?
¿Juntos?
Los segundos parecieron eternos despues de la última frase que escuché de Pac. Mi mente comenzó a buscar todos los momentos en los que yo, los había visto juntos... Y sí, ellos hablaban muy seguido, se molestaban amistosamente y bromeaban cada vez que se veían... Incluso yo alguna vez me habia sentido celoso de esas interacciones.
¿Desde cuándo ellos dos...?
— ... Realmente este chisme es una bomba... — Volví del trance de mis pensamientos cuando Pac palmeó mi rodilla, él seguía hablando y contando detalles, yo solo fingía escucharlo. Realmente yo quería salir corriendo de allí — ¿Pero quién será la otra persona? No hay muchos ayudantes de clase en ese departamento, las opciones son muy pocas... Mmmm, bueno, está Pierre... — Él rápidamente bajó la vista a su móvil tras escucharse — O tal vez fue Mike... Mike. Aunque no creo que su estilo sea tener relaciones en el salón de alumnos...
Dios, realmente quiero irme de aquí.
— Ey, Maximus! ¿Cómo estás? — Dijo Fit bajando por las escaleras, cargando dos enormes cajas.
— Oh... — Me levanté rápidamente quitándome de su camino, y él dejó en el suelo dichas cajas — Bien ¿y tú?
— Fantástico — Respondió mientras se secaba la transpiración de su frente con la manga de su sudadera — ¿Tienes algo de beber?
Pac le lanzó una botella de limonada y luego se levantó para preguntar:
— Fit, ¿Tú sabes con quién estaba Tubbo?
— Oh, si! — Dijo él sin soltar la botella de sus labios... Podría jurar que esos segundos en los que él tapaba esa botella fueron eternos. Yo ya estaba resignado y esperaba que él dijese ese nombre con P...
— ¿Y? — Dijo Pac impaciente.
— Un momento, déjame recuperar energías... Esas cajas estaban muy pesadas — Respondió tomando el aire, y continuó — Con el ayudante de clase de robótica... Mmm... ¿Fred? Creo que ese es su nombre.
Yo suspiré aliviado.
— ¿Fred? ¿El de cuarto año? ¿Cómo sabes que él estaba con Tubbo — Preguntó Pac con intensa curiosidad.
— Bueno... Ya los había visto juntos en el paque, hace un par de días, pero me dijeron que mantuviera el secreto.
— ¿¡Y no me lo has contado!? ¡Se supone que soy tu novio! — Fit levanto sus hombros y sus cejas. Yo reí de la situación y tomé mi bolso — ¿A caso tienes secretos que nunca me has contado Fit?
— ¡No!... Yo... Les prometí no decir nada...
— Fit... ¿Como has podido? — dijo Pac en un tono dramático.
— Iré a asearme...— Dije suavemente mientras subía por las escaleras.
— Adiós Max.
— Nos vemos en el campus...
Ambos se despidieron de mí sin dejar de mirarse, yo observé de reojo como unas sonrisas tontas aparecían en sus rostros... Ellos ya estaban bien.
Cerré con llave detrás de mí y dejé caer el bolso al suelo... Apoyé mi espalda en la puerta, inhalé profundamente y exhalé de la misma forma...
¿Qué carajos?
¿Por qué yo me paralizaba ante la idea de imaginar a Pierre con otra persona?
Yo debía mentalizarme... Él nunca cambiaría.
Yo lo había conocido de una manera, y por más enredos y situaciones confusas que él tuvo conmigo, su esencia seguía siendo la misma.
Él nunca cambiaría, él nunca se comprometería con nada, ni nadie. Eso es todo lo que yo debía tener en mente...
Salí de la ducha con la toalla envolviendo mi cuerpo y aunque me prohibí pensar en Pierre, mi mente había quedado estancada en la situación de Tubbo.
¿Cómo pude pensar que Pierre y Tubbo estaban juntos?
Él jamás se arriesgaría a que lo viesen con otra persona en público.
Me reí de mi mismo y hundí mi cabeza en la almohada. Desconecté mi móvil y chequé las redes sociales, yo quería ocupar mi cabeza con algo más, pero todo el mundo hablaba del incidente de Tubbo en el salón de alumnos... Al menos nadie ya hablaba de mí y esa pelea de Pierre y el Mariana.
Suspiré. Me sentí aliviado pero muy mal por Tubbo y el ayudante de clase... Los directivos de la universidad se enterarían rápidamente de ellos, y harían renunciar a Fred de su cargo...
Me puse de costado y abracé mi almohada... Pierre y yo verdaderamente habíamos jugado con fuego nuestras últimas semanas juntos. Él había puesto en peligro su cargo como ayudante de clase... Por mí...
Suspiré y volví a buscar la última conexión de él, esta no había cambiado de la última vez que la ví: En línea hace dos semanas.
Dan: Hello :) Llegaste bien a la Isla?
Un mensaje repentino de Dan me hizo sobresaltar de la cama.
Maximus: Si! Ya estoy en la residencia. Estaba por prepararme para ir a la universidad.
Dan: Que bien :) ! Buena suerte este semestre!
Maximus: Gracias <3 ¿Tú a que hora viajas a Shady Oaks?
Dan: Estoy por subir al avión!
Maximus: Oh! Jajaja. Espero que tengas buen viaje, escríbeme cuando llegues!
Dan: Lo haré <3
Sonreí como un niño con el móvil en mi pecho, aunque la relación que yo tenía con Dan había mutado con el tiempo, me alegraba tenerlo otra vez en mi vida... Volver a ser amigos, como al principio, era una de las mejores cosas que me habían pasado en este último tiempo.
Volver del receso invernal era agotador sobre todo porque el primer lunes parecía ser interminable, pero para mi desgracia ya había pasado toda la mañana... Y allí estaba yo de nuevo con ese ridículo overol y una nueva caja de herramientas que me había regalado mi padre, dirigiéndome al departamento de ingeniería mecánica.
Badboy y Foolish iban detrás de mí, peleando como siempre... Y yo aunque no quería admitirlo estaba muy tenso, yo realmente quería evitar ver a Pierre, pero ya no era un opción válida correr. Yo no podía abandonar una materia en mi segundo semestre, no... Eso simplemente no sucedería, yo debía hacer frente a esta situación aunque la ansiedad me consumiera por dentro.
Ingresamos al aula y todos tomamos nuestros bancos de trabajo. Yo saqué las herramientas de mi caja, intentando no sobre pensar demasiado la situación.
La puerta se abrió abruptamente y mi corazón comenzó a latir con frenesí. Ok... Necesito calmarme, respirar...
— Bienvenidos una vez más. Espero que hayan descansado en el receso de clases. Tenemos mucho por hacer en este nuevo semestre... — Dijo ella, sonriendo brevemente — Bueno... Abran su libro en la página 19.
Por minutos, atento, observé la puerta. Yo debía prepararme mentalmente para verlo cruzar el umbral, pero él no lo hizo.
Él no estaba allí.
Yo podía volver a respirar con normalidad, por el momento...
A minutos de terminar la clase alguien tocó la puerta del aula, y otra vez mi corazón se aceleró. Dios, soy patético...
— Adelante... — Gritó desde su escritorio la profesora.
Para mi sorpresa y consuelo, un estudiante con un peculiar mostacho ingresó al salón y se sentó en el banco de trabajo que solía utilizar Pierre.
— Atención, clase — Ella palmeó fuertemente para que apaguemos nuestras máquinas — Quiero un minuto de su atención para presentarles a Ramón... Él es un estudiante de primer año, el mejor de su clase por cierto, y desde ahora será nuestro ayudante de clase.
¿¡QUÉ!?
— Hola... — Saludó el tímidamente, ubicándose al lado de la profesora.
— Esta tarde les enviaré el temario de este semestre y adjuntaré el mail de Ramón...
Badboy se volteó a mirarme de reojo, y luego levantó su mano volviendo a mirar al frente.
— Disculpe profesora... ¿Y Pierre?
Instintivamente bajé la mirada, no quería parecer muy obvio pero realmente yo quería saber de él...
— Oh... Supongo que no se enteraron — Dijo ella con desagrado — Él no podrá acompañarnos por un largo tiempo... Verán, la semana pasada hubo una gran nevada en la Isla, la más intensa de estos últimos años, fue tan fuerte que desgraciadamente logró romper el techo del salón de exhibiciones... — Ella suspiró y se cruzó de brazos — El techo y la nieve cayeron sobre el trabajo de él...
Mi corazón se estrujó al escuchar esas noticias... Él había puesto tanto empeño en su trabajo, días y noches avocados en ese proyecto para acabar cubiertos de concreto y nieve... Él realmente no merecía eso.
— Varios proyectos y maquinarias se dañaron lamentablemente, pero el de Pierre se destruyó por completo... Su trabajo, era la obra principal de la exhibición — Acotó Ramón.
— Decidimos con el consejo estudiantil aplazar la fecha de la exhibición, primero para reparar las instalaciones y segundo para que nuestros alumnos puedan comenzar otra vez con sus proyectos... Y Pierre... Él decidió además de trabajar en su proyecto, supervisar y ayudar a los estudiantes afectados por el accidente...
Sonreí... Pierre podría ser un imbécil y emocionalmente distante con todo el mundo, pero él siempre brindaría su ayuda desinteresada a quien lo necesite.
Actitudes como esas hacen que yo no lo odie tanto, incluso yo podría decir que...
¿Lo extraño?
NO.
NO. BASTA.
¿Eres gilipollas Maximus?
DÍA 5
Viernes...
Yo había ansiado tanto que llegue este día, realmente necesitaba descansar... La semana había sido caótica y estresante, para variar.
Irme esas dos semanas a Karmaland me habían atrasado mucho en mis trabajos... Todas las noches yo acababa dormido sobre una pila de libros y hojas escritas.
Lo único bueno en todo esto es que yo me mantenía ocupado, mi mente acababa agotada para pensar en otra cosa que no esté ligada a la universidad...
Al fin, viernes...
Una ducha caliente, café y huevos revueltos para desayunar, un abrigo de lana para soportar el viento invernal y un pequeño cuaderno para anotar la lluvia de ideas que no aparecía en mi cabeza...
Yo debía entregar en menos de una semana, un ensayo para el Taller de Escritura creativa y ni siquiera había comenzado con un borrador decente. Una hoja en blanco con garabatos y palabras sueltas me perseguían camino a la universidad, camino que yo fingía utilizar para "inspirarme", camino que solo me hacía pensar en Pierre y la primera vez que yo decidí besarlo... Esto es patético.
Se suponía que era la excusa perfecta salir con un cuaderno y concentrarme en el ensayo, pero era en vano, los ratos libres en donde yo no estaba estudiando o durmiendo, quería pasarlos pensando en él...
Esto sería mucho más sencillo si yo pudiera verlo...
Y no, yo no tenía prohibido verlo pero así lo había decido el destino o al menos era el consuelo que yo mismo me había asignado. Tomé como una "señal" el no cruzarnos en la cafetería, ni en la biblioteca, ni siquiera en el campus.
Yo no lo había visto desde ese último día en su piso... Yo quería convencerme que nosotros así estábamos mejor aunque algunos pensamientos intrusivos no me dejaran en paz.
Y si, yo podría ir al taller de ingeniería y verlo a escondidas, yo sabía que podía encontrarlo allí, pero eso no era lo que lo yo quería, no ahora. Yo le había pedido no vernos más, dejar todo lo que habíamos tenido, atrás. Sería irónico volver a enredarnos cuando yo mismo había decido parar...
Ingresé minutos antes a la clase del aula 51, arrojé mi mochila al suelo y el pequeño cuaderno con garabatos me esperaba en la mesa mientras yo me quitaba el abrigo y me sentaba frente a él.
¿Un cuento para niños? ¿Un relato mitológico inventado sobre una civilización perdida? ¿Historias breves sobre desamor...?
Puta madre, ¿Por qué esto era tan difícil?
Mi mente estaba completamente en blanco... Yo siempre había tenido idea curiosas y particulares, pero últimamente yo estaba bloqueado. Mi mente solo podía pensar en él, y en lo mucho que debe haber sufrido los destrozos de la exhibición... Pierre...
Apoyé mis codos sobre la mesa y agarré mi cabeza con ambas manos... Yo tenía que concentrarme.
— ¿Maximus?
Rápidamente abrí los ojos a escuchar una voz masculina que me llamaba desde el otro lado del aula.
— Mmm... ¿Si?
— Oh... Lo siento ¿Estabas descansando? — Él se disculpó a medida que se acercaba — No quise molestarte...
— Solo descansaba mis ojos, profesor.
Él sonrió y se sentó en la mesa contigua a la mía, aclaró su garganta antes de comenzar a hablar:
— Seré breve ya que en minutos comenzamos con la clase — Lo miré atentamente y me recliné en mi silla — Verás, los estudiantes de cuarto año de Producción comenzarán un proyecto audiovisual, algo así como el piloto de un show televisivo... Y están buscando ayudantes... Yo pensé en ti, creo que sería una gran oportunidad adentrarte desde ahora en ese campo.
Abrí mis ojos más de lo normal... ¿¡QUÉ CARAJOS!?
— Mmm... — Yo quise responder con calma a pesar que en mi interior mi sangre burbujeaba de alegría — ¿Usted está seguro? Solo estoy en segundo año y ellos...
— Si, si. Ya sé que ellos buscarán ayudantes de tercer año, pero tú tienes un gran potencial para este proyecto... Sé que es mucha presión y trabajo para solo un alumno de segundo año, pero créeme eres el mejor de tu grupo, y no solo lo digo yo, sino que otros colegas concuerdan conmigo. Mira, sé que estás becado, y tienes que lidiar con mucha exigencia, pero este proyecto además de ser una oportunidad única en tu carrera, sumará muchos puntos extras a tu planilla curricular...
Los demás estudiantes comenzaron a ingresar al aula y el profesor se levantó de mi lado, no sin antes continuar:
— Piénsalo, o no lo pienses tanto... Comenzaremos el miércoles por la tarde, en el auditorio...
Él se dirigió a la pizarra y yo había quedado inmóvil ante sus elogios. Él tenía razón, esta era una gran oportunidad que yo debía aprovechar.
Mordí mis labios sonriendo, incluso algunas lágrimas de felicidad querían escapar de mis ojos... Todo mi esfuerzo, todo el sacrificio al fin estaba dando frutos.
Esa noche decidí quedarme en casa y no salir de fiesta, a pesar de la insistencia de Rubius.
Yo tenía un objetivo claro y era terminar (o empezar) con en ese bendito ensayo, yo debía focalizar mis ideas y concentrarme en transcribirlas decentemente.
Yo había perdido demasiado tiempo compadeciendo de mi mismo, debía mirar hacía adelante, hacía mi futuro... Yo quería demostrar que podía ser capaz de lograr lo que sea.
Ese fin de semana acabé con cinco borradores distintos, y tras muchas correcciones y objetividad, pude terminar mi ensayo el domingo por la tarde... Historias ancestrales de Sapo Peta...
Maximus: <Archivo adjunto>
Maximus: Y bien... ¿Qué piensas?
Dan: Max, esto es magnífico!!! Lo mejor que he leído!
Dan: Eres muy bueno escribiendo!
Maximus: Ohhh ¿Lo dices en serio Dan? :') Gracias!! Realmente lo aprecio!
DÍA 10
Ese miércoles realmente yo estaba ansioso, yo había aceptado la propuesta de mi profesor de Audiovisuales. Esa misma tarde comenzaría como ayudante de Producción, y no lo podía negar, yo estaba aterrado, pero también muy motivado con emprender este nuevo proyecto.
A pesar de tener un plato abundante de pasta en la mesa, mi estómago se había cerrado.
— ¿No tienes hambre? — Dijo Badboy sentado a mi lado mientras esparcía queso rallado en su plato.
— Si... Solo estoy algo nervioso...
— Oh, vamos Max! Lo harás muy bien — Dijo Foolish enrollando los espaguetis en su tenedor — No dejes que los de tercer y cuarto año te intimiden!
— ¡Si Max! Estoy seguro que todos te adoraran en cuestión de segundos, es imposible odiarte... Eres el caso opuesto a Foolish.
— Ey, idiota! — Él iba a continuar peleando con Badboy hasta que vió a Tubbo entrar a la cafetería con su bandeja de comida — ¡Ey, Tubbo! Por aquí! — Gritó señalando la silla vacía a su lado, luego nos susurró — ¿No les importa que siente con nosotros, no?
Yo iba a responder pero Badboy me Interrumpió:
— Ya lo invitaste sin preguntar antes ¿No?
Foolish volteó sus ojos hacia arriba.
— Hola chicos — Dijo el chico rubio, después de sentarse — Realmente no sabía donde sentarme... Todo el mundo se comporta muy diferente conmigo desde... Bueno, ustedes ya saben.
— ¿Desde lo tuyo con Fred? — Preguntó Foolish mientras sorbía un espagueti.
— ¡Foolish! — Badboy gritó a regañadientes.
— Si... — Dijo Tubbo cortando un pan con sus manos — La gente aquí adora el drama...
— Realmente no puedo creer que sigan hablando de eso... Digo, no eres ni el primer, ni el último estudiante teniendo una relación con un ayudante de clase — Foolish acabó su frase mirándome a los ojos, yo tragué inmediatamente la pasta que jugueteaba en mi boca, por suerte Badboy, ni Tubbo captaron su indirecta.
— La gente lo olvidará — Dijo suavemente Badboy — La universidad es enorme y los chismes nunca cesan...
— Agh, estoy deseando que alguien más se mande una cagada... Realmente ya tengo suficiente con rehacer mi trabajo para la exhibición.
— Oh, ¿Cómo vas con eso? — Pregunté genuinamente interesado.
— Bien... Aunque somos demasiadas personas utilizando ese pequeño taller, y soportar las exigencias y el malhumor de Pierre en un espacio tan minúsculo es sumamente agotador...
Al escuchar el nombre de Pierre bajé la vista y quise ocultar mi sonrisa nerviosa tragando más pasta aunque mi estómago ya estuviese cerrado por completo...
Yo no quería parecer muy interesado pero anhelaba saber más sobre él...
— Oh, cierto, él está supervisando a todos los de primer año ¿No? — Preguntó Foolish después de reír — Cuando era nuestro ayudante de clase, era muy amable, me resulta difícil imaginarlo mandón con alguien...
— Lo juro... No sé que le ha pasado, creo que el accidente del techo lo afectó demasiado, realmente él parece otra persona...
— Quizás solo quiere asegurarse que sus obras no vuelvan a estropearse — Acotó Badboy.
— Agh, quizás sea eso, pero todos tuvimos que comenzar desde cero ¿No?... ¿Él no podría relajarse un poco? Nunca pensé decir esto, pero hasta extraño su antigua versión, esa que coqueteaba hasta con el conserje, ahora solo parece un tipo frío y obsesionado con la ingeniería... Les juro, es desesperante.
Tubbo continuó hablando de su proyecto y otras pequeñas situaciones que habían sucedido en el taller. Yo solo fingía oír...
Al igual que Foolish me costaba imaginar a un Pierre autoritario. De hecho, yo nunca lo había visto de mal humor, ni en los momentos más críticos. Él siempre dibujaba esa sonrisa burlona en su rostro y buscaba la solución más efectiva a los problemas que se le presentaban...
Quizás Tubbo tenía razón, y el accidente del techo lo había afectado demasiado... Supongo que era normal sentirse estresado, de él dependía prácticamente toda la exhibición...
Pierre era muy reservado con sus sentimientos y simplemente él ignoraba los problemas que lo aquejaban. Yo estaba seguro que ni sus propios amigos lo conocían en profundidad... Él siempre se mantenía en la superficialidad de los temas de conversación.
Un fuerte impulso de enviarle un mensaje, alguna señal que él podría superar esto, que él podría contar conmigo, pero me arrepentí al instante... Estúpida idea.
Todo era muy reciente y sus recuerdos todavía estaban frescos en mi mente, era normal para mí seguir confundido y conservar algunos sentimientos por él.
Yo no tenía que pensarlo tanto, al fin y al cabo ambos habíamos decidido nuestro futuro, nuestro presente. Yo solo necesitaba tiempo para entender que yo estaba por el camino correcto.
Yo estoy bien así.
Esa tarde comencé como ayudante para los estudiantes de cuarto año de Producción, y para mi sorpresa todos fueron muy amables y me recibieron espléndidamente en el auditorio. Ese día aprendí demasiado, sobretodo de mi mismo. Pude controlar mis nervios y soltar mis ideas creativas sin temor, y si, yo solo era un ayudante de segundo año pero todos me hicieron sentir parte de su proyecto... Nuestro gran proyecto audiovisual.
DÍA 13
Sábado por la noche, yo me dirigía a una fiesta, y no cualquier fiesta universitaria sino una de los de cuarto año. A pesar de rechazar las primeras invitaciones, tuve que aceptar por las insistencias... Yo no quería quedar como un amargado frente a mis nuevos compañeros, pero tampoco yo quería dar una mala imagen...
Soy un desastre cuando bebo demasiado.
Si bien habían pasado dos semanas de la última vez que me había emborrachado, la vergüenza en mi mente seguía latente. La manera desesperada en la que yo había besado a Dan había sido intensificada por el alcohol, y bueno, también por el despecho. Un recuerdo vergonzoso que no podía dejar de rondar por mi cabeza, y aunque las cosas salieron bien con él. Yo no correría con la misma suerte si hoy ebrio, buscara calor en los brazos de alguien... Agh, ¿Desde cuándo el alcohol me convierte en alguien tan cariñoso y necesitado?
Esto es absurdo.
Willyrex y Vegetta al ser de tercer año y conocer a la mayoría de los estudiantes de años superiores, decidieron acompañarme.
— Si esta noche bebes hasta ponerte ciego, te vuelves caminando solo a casa.
— ¿Qué?
— Lo que escuchaste Maximus... — Vegetta soltó una risita, mientras palmeó mi rodilla.
— ¿Yo si puedo beber, no? — Dijo Willy en el asiento trasero, sin entender lo que estaba sucediendo.
Ambos reímos de Willy. Vegetta era uno de mis más antiguos y mejores amigos, y por supuesto él ya se había enterado de mi viaje a Karmaland, el reencuentro con Dan, y de la extraña relación que yo había tenido con Pierre.
Él sin juzgar, me escuchó, me aconsejó y hasta había prometido cuidarme si yo bebía demasiado...
Quizás yo solo estaba exagerando y lo que había pasado con Dan fue producto de la mezcla de sentimientos del pasado y la nostalgia por ese amor adolescente... Quizás yo solo estaba despachado por Pierre y necesitaba olvidarlo en los brazos de alguien más...
Como sea, yo esta vez no quería correr riesgos. Yo no quería besar a alguien mientras yo estaba ebrio y arrepentirme de eso a la mañana siguiente... Quizás solo estaba siendo paranoico, pero por una vez en la vida yo quería alejarme del drama y lidiar con mis propias emociones.
La fiesta era en un edificio abandonado a las afueras de la ciudad, lejos del eterno ruido de las calles de cemento, y más cerca del bosque de árboles rojos que bordeaba la Isla.
A medida que nos acercábamos con el auto por esas calles de tierra podíamos escuchar la música fuerte, los gritos y las risas de toda la concurrencia.
No voy a mentir, yo me sentía algo intimidado y ansioso. Yo había escuchado tantas historias alocadas sobre las fiestas de los de cuarto año, y tal vez mi expectativas estaban condicionadas por esos rumores salvajes y mi fluida imaginación, pero yo preferiría mantenerme alerta antes de hacer alguna tontería...
Ingresamos al tenue edificio que solo era iluminado con pequeñas luces de colores, un rectángulo gigante repleto de gente festejando, bailando y jugando juegos para beber aún más.
La música era brutal, prácticamente vibraba por las paredes y el suelo, lo que provocaba gritar para poder comunicarte con alguien.
Los tres nos dirigimos a la barra, necesitabamos alcohol en sangre para ponernos a tono con el resto de la fiesta.
Unos brazos rodearon mi estómago cuando atravesaba la pista, yo instintivamente me sobresalté antes de voltear.
— ¡Viniste Maximus! — Dijo ella sonriendo con esos ojos celestes.
— ¡Oh, Lenay! ¡Hola! — Respondí mientras la volvía a abrazar.
— ¿¡Cuándo llegaron!? — Ella gritó en mi oído.
— Hace un momento...
Ella sonrió ampliamente y me acercó el vaso que tenía entre sus manos, yo lo tomé sin decir nada y antes que pudiese tragar la bebida, comencé a ahogarme y toser.
— ¿Qué sucede!?
— Agh, ¡esto es asqueroso! ¿Qué es?
— ¡Es ron! —Ella me miró ofendida y me arrebató el vaso para beber un trago — Agh... — Ella comenzó a toser también — Tienes razón, está caliente y horrible... Espérame aquí, ya vuelvo.
Ella se escabulló por detrás de la barra y la ví desaparecer con una botella. Willy y Vegetta, ya con sus bebidas en mano se acercaron a mi lado. Lenay volvió a aparecer detrás de ellos.
— ¡Toma, este tiene hielo! — Me dijo mientras me daba un vaso lleno de ron.
Sonreí y luego la presenté con Willy y Vegetta. Ella los saludó cordialmente y luego abrazó a un muchacho de cabello rojo que se nos acababa de unir.
— Chicos, él es Germán. Mi novio.
Vegetta y Willy lo saludaron familiarmente, ellos ya se conocían. Los tres estaban en tercer año, y aunque en distintos departamentos, solían compartir varias materias juntos.
— Hola un gusto... Soy Maximus — Dije tímidamente cuando los tres dejaron de hablar entre ellos.
— ¡Oh si, Lenay me ha hablado mucho de ti! — Dijo él chocando nuestros puños — ¿Eres el ayudante de segundo año?
— Si... — Respondí con vergüenza.
— Lenay me ha dicho que eres muy bueno y que tienes un gran futuro en tu carrera.
— ¡Oh! — Me ruboricé al instante y una enorme sonrisa se dibujó en mi rostro mientras veía a ella asentir cada palabra de su novio — ¡Gracias, no sabes cuánto me alegra escuchar esto! — Y me dirigí a Lenay para hablarle y tomar su hombro — Yo creo que tú serás una excelente presentadora, para mí, eres la mejor de tu clase.
— Aww — Ella sonrió y me abrazó volcando un poco de su bebida en mi hombro, pero eso poco me importó. Realmente era una muy linda sensación sentirse valorado por alguien tan talentosa.
— Bueno, basta de sentimentalismo — Dijo Willy terminado de beber su cerveza — ¿Vinimos a bailar o qué?
Todos reímos y comenzamos a movernos al centro de la pista para bailar. Realmente yo la estaba pasando muy bien, divirtiéndome con viejos y nuevos amigos, riendo de las locuras que hacían el resto y por primera vez bebiendo para disfrutar del momento, y no para evadirme.
Un par de horas más tardes y con el cuerpo cansado, Vegetta y yo, nos encontrábamos sentados en un sofá desgastado, alejados del tumulto de gente. Encendí un cigarrillo y él me pidió uno mientras hablaba por el móvil.
— Ok... Te envío la ubicación. Adiós — Dijo agobiado antes de terminar su llamada.
— ¿Todo está bien? — Pregunté mientras yo encendía el cigarro de él.
— Si... Solo que Foolish está muy ebrio y está viniendo para acá...
— Oh... ¿Pero él no había salido de fiesta con Badboy y Slimecicle?
— Si... Ellos también vendrán — Él suspiro y despeinó su cabello — Se suponía que debía cuidarte a ti esta noche, no a mi novio...
— Bueno... Supongo que desde ahora eres la niñera designada del grupo — Dije entre risas y él volteó los ojos, molesto.
Al cabo de unos minutos, los tres estaban con nosotros: Foolish se acurrucó a un lado de Vegetta y Bad boy se sentó a un costado de nosotros, y Slimecicle aprovechó el momento para bailar en la pista con los estudiantes de cuarto año.
Badboy nos contó como tuvieron que salir de la fiesta donde estaban, ya que Foolish había bebido más de la cuenta y había comenzado a gritar y ladrar a todo el mundo. Vegetta y yo reímos, tratando de imaginar al ebrio e inofensivo Foolish que ahora descansaba, desparramado en el sofá.
— ¡Ey, hola chicos!! — Gritó Antoine a lo lejos, mientras agitaba ambos brazos.
Nosotros devolvimos el saludo, mientras él se acercaba con la manos dentro de los bolsillos de su largo abrigo desabrochado.
— ¿Cómo has estado Antoine? — Preguntó Badboy.
— ¡Bien! ¿Y ustedes? — Él preguntó con una sonrisa. Todos le respondimos positivamente con excepción de Foolish, que seguía luchando silenciosamente con su borrachera — ¿Cuándo llegaron? Yo acabo de llegar...
— ¡Nosotros también! . — Respondió Badboy señalando a Foolish y a si mismo.
— Y nosotros... Mmmm... ¿Hace dos o tres horas? — Me preguntó Vegetta.
— Si, creo que tres horas... — Respondí sonriendo a Antoine.
Él me sonrió animadamente y continuó:
— Ya veo porque están en este rincón descansando... Bueno, si quieren algo que los active, yo tengo lo que necesitan! Pueden encontrarme en la cabina del DJ. Estaré por allí — Él me guiñó un ojo — ¡Nos vemos por allí!
Y él solamente se marchó mezclándose entre la multitud que bailaba en la pista.
— Creía que él ya no vendía esas cosas — Dijo Vegetta confundido.
— ¿Parecemos drogadictos? — Interrumpió Badboy muy ofendido — No creo que ninguno de nosotros sea un potencial cliente de sus sustancias...
— ¿Y tú cómo sabes que él vende sustancias? — Respondí levantando una ceja y riendo.
Badboy frunció el ceño, y antes que pudiese responder, Foolish lo Interrumpió levantándose del sofá.
— Oh, por favor... ¿No es obvio? — Los tres lo observamos con sorpresa, ninguno de nosotros había notado que él estaba despierto. Él suspiro lentamente y continuó, señalándome — Es evidente que solo se acercó para hablar contigo Maximus...
— Ay, ¿Qué dices!? — Respondí sonrojado.
— Bueno... Puede ser. Tú me habías contado que él gustaba de ti... — Acotó Badboy.
— ¿¡Qué!? ¿¡Cómo!? — Gritó sobresaltado Vegetta — ¿Y por qué yo recién sé de esto? ¿ Por qué Badboy sabía eso y yo no? ¡Se supone que yo soy tu mejor amigo Maxo! — Él al terminar de hablar se cruzó de brazos. Él es tan dramático...
— Agh... ¡Se suponía que era un secreto, Badboy Halo! — Respondí cubriendo mi rostro sonrojado.
— Osea que tienes secretos que no me has contado... Muy bien, Maximus — Continuó Vegetta ofendido.
Foolish soltó una risita y prosiguió:
— No se cómo no lo notaron... Antoine es muy obvio, siempre cuando te vé se rie de una forma bastante tonta y adorable...
— Deberías salir con él — Dijo Vegetta encendiendo un cigarro.
— ¡Si! — Foolish dijo entusiasmado dando aplausos — Es un hombre muy particular, pero es gracioso y no es nada feo...
— No creo que sea lo correcto, yo...
— ¿Por qué lo dices? — Volvió a interrumpir Foolish mientras se sentaba en el suelo frente a nosotros.
— Mmm... Creo que él y Etoiles son novios... — Dijo Badboy.
Foolish chistó y volvió a interrumpirlo:
— Tienen una relación abierta... Creo que ese pequeño grupo de franceses es bastante libre en sus relaciones... — Él se quedó boquiabierto cuando acabó su última frase, de repente me observó directo a los ojos — Oh, Max... ¿Lo dices porque él y Pierre son amigos?
— ¿¡Qué!? — Grité sorprendido, yo podía sentir como mis mejillas y orejas ardían — No, no. Solo, no lo sé. No es correcto...
— No creo que a él le importe que salgas con Antoine — Dijo Foolish, levantando sus hombros, Vegetta río echándose hacía atrás — No creo que Pierre sea alguien celoso.
— No veo porqué no, Maximus. Ya ha pasado un tiempo — Dijo Vegetta mientras fumaba — Podrías volver a tener citas...
— Oh, Dios... — Presioné mis ojos con los dedos.
— ¡Si! Además, seguro Pierre ya está saliendo con otra persona... ¡En este momento debe tener a alguien en su cama!
— ¡Foolish! — Gritaron Badboy y Vegetta al unísono.
— Suficiente — Dijo Vegetta levantándose y arrojando la colilla de su cigarrillo en un vaso de cerveza — Salgamos a tomar un poco de aire fresco, cariño.
— Pero no quiero... Veg...
— ¡Vamos! — Él lo levantó del suelo y antes de tomar su mano, me miró y dijo — Lo siento, él, él sigue muy ebrio...
— Está bien... — Respondí levantando mis hombros.
Ambos desaparecieron entre la marea de gente que seguía bailando en la pista.
— No lo escuches, está borracho. Mañana no recordará nada de esto...
Sonreí y suspiré. Yo nunca le había contado a Bad sobre mi historia con Pierre, él nunca nos vió juntos como si lo habían hecho Foolish y Vegetta... Pero yo siempre supe que él intuía que algo pasaba entre nosotros dos, Badboy me conocía muy bien, tanto que aveces no necesitábamos hablar para descifrar lo que nos sucedía.
Él se se sentó a mi lado y dijo:
— Creo que estás haciendo lo correcto, es sano que tengas tiempo para ti ¿Sabes? Cuando Skeppy y yo nos separamos... — El cerró la boca y miró hacia otro lado. Él rara vez hablaba de su última relación, de hecho yo no sabía mucho sobre su ex novio. Badboy volvió a mirarme a los ojos y continuó después de unos segundos, reflexionando — Lo que quiero decir es que... No tiene mucho sentido vivir atrás de una ilusión o de una vieja relación, solo porque te hacía sentir bien en el pasado. Créeme, sé de lo que hablo. Lo mejor es que te concentres en ti, en tu presente, que sanes y te priorices... Creo que haces bien pensando en tu futuro.
— Gracias, Bad
— De nada... — Él me sonrió y aclaró su garganta — Sé que no soy de hablar de estas cosas, básicamente no me gusta exponer mis emociones, pero puedes contar conmigo si necesitas un consejo o simplemente hablar de lo que quieras.
Sonreí y palmeé su hombro.
Él y yo no éramos muy diferentes. Ambos pasamos por situaciones muy similares en cuanto a nuestro primer amor, ambos habíamos vivido separaciones confusas. Incluso habíamos caído en los viles juegos de Forever... No había nadie más que pudiese entenderme como Badboy Halo.
Realmente era bueno tenerlo de mi lado, él era un excelente amigo y una de las personas más maduras que yo conocía...
Él rara vez se confundía en algo. Sus consejos debían ser escuchados... Y él estaba en lo cierto. Yo debía sanar.
Sonreí genuinamente.
— Ven vamos a bailar — Le dije tomando su brazo y arrastrándolo a la pista.
DÍA 17
Ese miercoles hubo demasiado movimiento en la universidad. Todos los departamentos estaban llenos y el campus parecía más vivo que nunca...
Exámenes de ingreso...
Lugar a donde ibas solo encontrabas caras juveniles, luminosas y expectantes por el futuro. Y no voy a mentir, sentí nostalgia y tal vez un poco de envidia al verlos... ¿En qué momento yo había perdido esa chispa?
Por el atardecer solo quedaban un par de chicos deambulando solos por el campus.
Yo salía del auditorio, cansado y con una mochila cargada de guiones en su interior, pensando en el ensayo que debía escribir para la clase de historia... Pero la lluvia de ideas en mi cabeza rápidamente fue bloqueada en cuanto lo ví.
Otra vez, él, quitándome el aliento.
Era él, atravesando el campus con dos tubos de acero bajo el brazo derecho y él móvil en su otra mano.
Él, con ese caminar tan confiando y esa luz interior que hacía voltear a todo mundo.
Pierre...
Me paralicé por completo, no estábamos lejos el uno del otro pero tampoco lo suficientemente cerca... Si solo él hubiese levantado la vista de su móvil, tal vez, hubiese encontrado mis ojos mirándolo, pero no lo hizo, ni siquiera cruzó miradas con pequeño grupo de ingresantes que reía ruborizado y suspiraba por él.
Él solo siguió su camino, ignorando a todos esos ojos que lo observaban con deseo. Él solo siguió caminando de memoria, sin levantar la vista, hasta el departamento de ingeniería.
Yo lo seguí con la mirada hasta que su silueta se perdió detras de una puerta y allí, mi corazón comenzó a latir con locura...
El destino era un bromista hijo de puta.
¿Por qué yo tenía que verlo ahora? ¿Por qué? Justo cuando llevaba días sin pensar en él... ¡Justo cuando comenzaba a olvidarlo, él aparece frente a mis ojos!
Mordí mis labios tratando de inhalar y exhalar por la nariz... Él seguía siendo tan guapo...
— ¡Mierda!
Él seguía casi igual, con la única y notable diferencia que ahora en su rostro crecía una sutil barba... El maldito desgraciado ahora se veía mucho más ardiente...
¡Joder!
Yo necesitaba calmarme.
DÍA 20
Es extraño pero el alcohol ya no sabía tan bien como antes, tal vez ya no me era divertido beber hasta perder la conciencia, o tal vez al fin, yo estaba madurando...
Mi última resaca había sido en Karmaland, y sinceramente yo no quería volver a repetirla.
Aún así, yo estaba en una fiesta del departamento de artes escénicas, bebiendo cerveza, pero ¿De una manera responsable y consciente, quizas?
Como sea... La música, el buen ambiente y las incontrolables ganas de festejar que todo el mundo traía encima convirtieron una simple fiesta de sábado en un completo desmadre. El tipo de fiesta universitaria que todo el mundo hablaría por días de ella...
Acalorado de tanto bailar, salí al exterior a tomar un poco de aire fresco, nadie quiso acompañarme así que me acomodé en un rincón del pórtico de la casa, y encendí un cigarrillo en mi breve soledad.
— Ey, ¿Tú conoces alguien que venda...? — Me gritó un muchacho que estaba a un par de pasos de mí, con su grupo de amigos.
— ¿Me hablas a mí? — Dije señalándome, confundido. Él asintió con una sonrisa — Oh, lo siento... No.
— Ok... Gracias! — Dijo volviendo a mirar al pequeño grupo que lo rodeaba.
Volví a fumar, observando a la gente a mi alrededor.
— ¿Y que hay de Pierre? — Preguntó una de las chicas del pequeño grupo mencionado.
Yo no era una persona entrometida, tampoco me gustaba escuchar conversaciones ajenas, pero solo escuchar el nombre de él, activaba una chispa en el centro de mi cuerpo. Una molesta curiosidad, una necesidad de saber sobre él...
— Nah... Él ya no vende — Respondió el muchacho que antes me había hablado.
— ¿Y cómo lo sabes?
— Me lo dijo él... Quiere alejarse de todo eso...
— Dios, ¿Qué le sucede que ahora es tan correcto? Aveces no lo soporto — Dijo otro chico — Desde que está a cargo de la exhibición, se ha tan vuelto antipático...
— Oh, al fin alguien lo dice — Acotó otra de las chicas — Es inaguantable. Realmente estar en el taller con él es una tortura...
Yo los observé con disimulo. Ellos debían ser estudiantes de primer año de ingeniería... Así que lo que decía Tubbo sobre Pierre era cierto...
— Yo solo creo que está amargado.
— Si, yo también lo creo... De hecho uno de mis amigos, del departamento de ciencias, intentó coquetear con él en la cafetería, pero él lo ignoró por completo.
Uno de ellos rió antes de hablar:
— Yo hace unos días le pedí su número telefónico, con la excusa de organizarnos para la exhibición y eso... ¿Saben que me contestó?... — Él esperó unos segundos al ver las caras impacientes de sus amigos y habló imitando la voz de Pierre — Ya tienes mi email, puedes hablarme por ahí.
Todo el grupo echó a reír.
— Bueno, me han rechazado de peores formas — Dijo una de ellas entre risas.
— ¿Por qué querrías el número de Pierre?
— No lo sé, es sexy... Si, si, sé que él es insoportable y desesperante, pero no lo sé, aún así me atrae...
— Estás loco... Podría creerte antes donde él parecía más amable, pero ¿ahora? Él parece una persona totalmente distinta...
— Si, él perdió su encanto... — Concluyó una de las chicas — Aunque no voy a negar que antes de conocerlo en el taller yo también me había fijado en él...
— Bueno, el cabrón es muy apuesto y sabe...
— Shhh... Cállate.
Levanté mi ojos del suelo ya que el silencio de la charla había sido abrupto. Y como si eso hubiese sido planeado, Pierre estaba en la acera, a unos pasos de mí y del pequeño grupo de primer año...
— ¿Qué hace él aquí? Pensé que no le gustaban las fiestas... — Susurró uno de los chicos, alguien le respondió levantando sus hombros y manos con desconcierto.
— ¡Hola Pierre! — Gritó uno de ellos saludando con la mano.
Él se acercó de repente al grupo y yo volví a paralizarme. El tabaco se había consumido en mi mano por completo y yo no me había dado cuenta. Encendí otro cigarro mirando a un costado, pero fue inútil, Pierre ya me había visto.
Todo el grupo de primer año entró a la casa y ahora solo yo estaba en el pórtico. Levanté la vista, tragué saliva e intenté controlar los latidos de mi corazón fumando profundamente.
— Hola Maximus — Dijo él, a unos pasos de mí.
— Hola... — Respondí mirándolo a los ojos. Analizando las ojeras que colgaban en su mirada, observando la barba que determinaban las facciones de su rostro, y cuánto habían crecido los mechones de cabellos que ahora cubrían su frente... Mierda. Él se veía tan miserable y hermoso.
— ¿Cómo has estado? — Preguntó él sacándose los guantes.
— Bien... Bien, ¿Y tú? — Mordí mis labios — Supe lo que le pasó a tu obra, tu proyecto... Una putada.
— Oh... — Él se enderezó y miro hacia otro lado — Si. Una putada... Pero nada que no se pueda solucionar ¿No? — Él sonrió con tristeza y volvió a mirarme a los ojos — Es duro, pero lo estamos llevando bien. Tengo un gran grupo de ayudantes... — Yo iba a preguntarle algo más pero él cambió abruptamente de tema dirigiéndose a la puerta de entrada — Bueno... Yo solo vine a buscar a Baghera, creo que está muy ebria...
— Oh, si... — Tragué saliva, desilusionado, realmente quería seguir hablando con él — Creo que ella está descansando en uno de los sofás...
Él solo sonrió en modo de agradecimiento, y abrió la puerta para ingresar a la casa.
En cuanto él desapareció, salí de allí, rodeé la casa y me puse a salvo en el jardín trasero, no había tanta gente como en el interior de la casa, pero era un lugar seguro para soltar mis gritos internos.
Los latidos de mi corazón eran frenéticos y el sudor de mis manos era asqueroso... ¿Qué carajos había sido todo eso?
Pierre se había vuelto completamente indiferente, pero no era esa encantadora indiferencia que solía caracterizarlo, sino una mas bien fría y áspera... Él realmente había perdido esa chispa coqueta y desafiante... Los chismes son ciertos y él se había apagado.
Quizás él solo está estresado por su proyecto...
Volví a la fiesta cuando Pierre salió de la casa con Baghera a cuestas. Y un litro de cerveza fue suficiente para callar a mi cerebro, pero no lo suficiente para apagar mi cuerpo.
Pierre aún me seguía atrayendo muchísimo, a pesar de lo desencantado que yo estaba con él, y verlo así, tan desdichado, activaba algo en mí.
Esto es ridículo.
Yo lo había alejado de mí, yo no quise siquiera ser su amigo... Tal vez, yo solo estaba confundido al verlo por primera vez tan vulnerable. Al fin y al cabo, él solo estaba así por la exhibición, él seguramente seguía siendo la misma persona que siempre...
Él seguro tendría a alguien esperando en su cama.
Suspiré mientras veía bailar a grupo de chicos.
Es normal sentirme así...
Después de todo había pasado un mes sin hablarnos, ni vernos... Yo debía pasar por este momento y superarlo.
DÍA 36
Las últimas semanas habían estado bien, realmente yo había encontrado una rutina saludable que seguir. Yo estaba durmiendo y comiendo mejor, incluso seguía a la perfección mis horarios de estudios gracias a la técnica Pomodoro. Y en la universidad yo me sentía mucho más productivo y animado, hasta podría decir que actuaba con más calma... Sobretodo en esas dos ocasiones que me crucé a Pierre en la cafetería. Un saludos cortés la primera, y una charla trivial la segunda vez, en esta última él me sonrió genuinamente, y a pesar del leve cosquilleo en mi estómago pude tranquilizarme y continuar con mi día.
Es extraño, pero yo había dejado de sobre pensar tanto y solo me enfocaba en mi día a día, en los pequeños pasos que daba hacia mi futuro...
La noche anterior había salido a un bar con Rubius, pero habíamos vuelto temprano a su piso. Estábamos un poco ebrios y aburridos, así que decimos jugar al mario kart en el salón hasta el amanecer.
El domingo por la tarde, me desperté en su sofá con mi propio ronquido. Me levanté lentamente y lo busqué en su habitación, en el baño, y en su balcón, pero no había rastros de él. Me dirigí a la cocina y en el refrigerador colgaba una nota "Estoy en una cita. Si cocinas, guárdame algo para la noche" .
Spaghetti, salsa de tomate y queso fresco... No se me daba mal cocinar, pero tampoco era algo que me entusiasmara demasiado hacer... Rubius tendrá que conformarse con esto...
Mientras yo comía, miraba mi móvil y mis redes sociales...
Feria del departamento de ingeniería... Los de primer año habían organizado ese domingo juegos de feria, actuaciones y puestos de comidas en el campus de la universidad, con el fin de recaudar fondos para los materiales de su exhibición.
Yo estaba aburrido y sinceramente no tenía nada mejor que hacer. En cuestión de minutos llegué a mi piso, y una vez aseado, volví a salir con dirección al campus.
Llegué con los últimos tonos naranja del sol coloreando el cielo. Todavía estábamos en invierno, pero lo peor ya había pasado, la nieve y el viento ya habían quedado atrás, aún así las noches seguían siendo muy frías, pero nada que un abrigo y una taza de café caliente no pudieran remediar.
La feria era muy pintoresca, banderines, música y luces de colores, decoraban a lo largo y ancho de los puestos.
Los juegos de feria eran los más concurridos no solo por los estudiantes universitarios, sino por los vecinos aledaños que también decidieron participar y ayudar.
Me acerqué a un puesto de chocolate caliente, allí una muchacha me sirvió un gran vaso después de ordenar, pero al momento de pagar me dí cuenta que había olvidado mi billetera... Mi cara se puso roja como un tomate...
— ¿A caso es un viejo truco para no pagar? — Me dijo ella pensando que era una broma. Palmeando los bolsillos de mi abrigo encontré algunos billetes y monedas que milagrosamente saldaron mi cuenta. Ella me miró con cara extraña al contar una a una todas mis monedas, y luego me extendió con una sonrisa amable el vaso con chocolate caliente.
Salí de allí dando zancadas, me sentía avergonzado y algo preocupado... Espero que mi billetera esté en mi piso... O en el de Rubius... Sería una desgracia perder no solo el poco dinero que me quedaba sino también mis documentos y mis permisos.
Caminé hasta la esquina y allí terminé mi bebida. Me sentía nervioso.
Cuando estaba por cruzar la calle, el semáforo cambia a verde, largando todos los autos.
Una pequeña niña que venía corriendo desaforada, me choca, ambos nos miramos brevemente con molestia, seguidamente ella decide cruzar la calle aún con los autos pasando, yo la tomó del brazo súbitamente y ella ahora me mira con pavor.
— Oye, no puedes cruzar ahora — Le dije a ella, suavizando la expresión en mi rostro.
Ella se larga a llorar.
Yo me agacho para hablar a su altura y tranquilizarla.
— Ey, está bien. Está bien... No llores ¿Dónde están tus padres...?
— ¡Pomme! ¡Pomme!
Ella mira y me abraza con fuerza.
— Perdón... — Ella dijo con voz suave.
— ¡Pomme! — Decía una extraña y agitada voz familiar, detrás de mí.
— ¿Pierre? — Pregunté en voz alta antes de voltear, la niña me mira con asombro y yo, solo tomo el brazo de ella para no soltarla.
Podría reconocer la voz de él en todo momento y situación.
— ¿Maximus? — Responde él acercándose. Yo me enderezó acercándome un poco más, sin soltar el brazo de la niñita.
Él dió unos pasos más y sorpresivamente me abraza... Él me abrazó tan fuerte que yo podía sentir los latidos de su corazón dentro de mi pecho. Yo simplemente quedé inmovilizado contra él, sintiendo como la adrenalina corría por todo mi cuerpo.
— ¡Gracias, Maximus, gracias! — Dijo él al soltarse bruscamente de mí, para abrazar a la niña.
Yo me separé de ellos en cuanto pude reaccionar y les dí el espacio para que pudiesen hablar... Él solo hablaba en francés, y por el tono severo y preocupado en él, yo podía dilucidar que él la estaba regañando.
Él me miró luego de par de minutos, y secó su frente transpirada, y con su única mano libre se quitó la bufanda azul que llevaba en el cuello.
Él suspiró pesadamente y se acercó a mí, de la mano con la niña.
— Creo que Pomme, tiene algo que decirte... — Dijo muy serio, antes de mirarla.
Ella se escondió detrás de las piernas de él y con una voz muy suave dijo:
— Gracias...
Él acarició el cabello de ella con una sonrisa franca, luego me miró y dijo:
— Lo siento por esto... Ella se enojó conmigo, y salió corriendo después de un berrinche... Yo, yo nunca imaginé que ella cruzaría la calle sin mirar — Él cerró los ojos y volvió a suspirar. Tratando de hilar frases sueltas — Un auto podría... Tú, tú la salvaste.
— Oh... Bueno, solo actúe por impulso... — Respondí sin pensarlo demasiado.
Él bufó e hizo una mueca.
— Ella también actuó por impulso... Sobretodo después de haberme negado a comprarle más dulces ¿Verdad, Pomme? — Él reprochó mirándola de nuevo y ella bajó la mirada al verme.
— Bueno... Es solo una niña, muchos hemos hecho travesuras de niños — Dije tratando de suavizar el ambiente para ella.
Él levanto ambas cejas y sonrió, cargó a la niña en sus brazos para hablarle directamente.
— Pomme, él es... — Y él me miró un instante en silencio con una sonrisa indescifrable — Él es Maximus, un amigo... — Yo sonreí por cortesía — Y Maximus, ella es Pomme, mi hermanita...
— Oh, salut, Pomme! — Respondí y ambos sonrieron casi idénticos.
— Tú... ¿Acabas de llegar o ya te ibas? No te he visto por los puestos de la feria...
— Acabo de llegar... Bueno, en realidad me estaba yendo. Olvidé mi billetera en la residencia, o al menos eso creo... — Él inclinó la cabeza, confundido — Anoche fui a un bar con amigos, hay una posibilidad que la haya perdido allí, la verdad no recuerdo donde la vi por última vez...
— Oh... Seguro debe estar en alguna chaqueta... — Dijo él tratando de tranquilizarme. Luego arrugó su frente y su voz se escuchó más grave — ¿Tú sigues frecuentando bares...?
— No, no! — Interrumpí nervioso — No tanto, de hecho yo no estoy bebiendo como solía hacerlo... Estoy muy enfocado en la universidad, ya sabes, los trabajos y proyectos siempre son más duros este semestre. Ya no tengo tanto tiempo para salir de fiesta como antes — Mordí mis labios con ansiedad — ¿Y tú?
— Estoy igual... A solo una semana de la exhibición, no tengo mucho tiempo que perder...
— ¿Entonces ya no vas a fiestas?
— Tú sabes que me aburren las fiestas...
Una tensión incómoda e inevitable se respiraba en el aire. Ambos queríamos volver a hablar como antes pero ya no sabíamos cómo.
La niña todavía en brazos de Pierre comenzó a frotarse los ojos. Él le preguntó algo en francés y ella solo asintió con un puchero.
— Nosotros ya nos vamos... Es casi la hora de cenar — Dijo él mientras peinaba suavemente con los dedos el cabello de ella.
— Ok! Yo también me iré... Necesito asegurarme que mi billetera está en la residencia...
— ¿Quieres ir con nosotros...?
— No, no es necesario. Yo caminaré...
— Vamos Maxo, está helando aquí afuera. Deja que te lleve con mi coche...
Él le quitó el seguro a una camioneta que estaba a unos metros nosotros y me abrió la puerta antes de subir. Él aún con su hermanita en brazos, abrió la puerta trasera y la acomodó en su sillita. Yo me senté en el asiento acompañante y observé el interior del vehículo... Parecía nuevo, incluso olía bien y estaba limpia... Una camioneta como esta debe costar miles...
Lo observé por el espejo retrovisor. Él después de abrochar el cinturón de seguridad de la niña, beso su frente con dulzura y volvió a hablarle en francés. La niña sonrió ampliamente.
Él es tan tierno y protector con ella...
Él abrió la puerta y se sentó en el asiento del conductor, puso las llaves antes de abrochar su cinturón, yo hice lo mismo al verlo.
— Linda camioneta... ¿La has alquilado también?
Él me miró y curvó sus labios antes de ponerla en marcha.
— No... La compré — Dijo él mirando la calle. Yo tragué saliva, sorprendido... Bueno él tenía demasiado dinero, un gasto como este, seguro no era la gran cosa para él... — Sinceramente yo estaba cansado de transportar a pie, todos los días materiales para la exhibición...
— Oh, claro. Tiene sentido...
Él se paró en un semáforo rojo y me miró de reojo.
— ¿Cómo vas en la clase de la profesora Lee?
— Bien... Muy bien. Ahora que tengo un poco más de experiencia con la redstone, todo es mucho más sencillo.
Él me sonrió antes de volver a arrancar la camioneta.
— ¿Y Ramón? ¿Cómo es el nuevo ayudante de clase?
— Oh... — Suspiré riendo — Él es muy bueno, a pesar de ser tan joven y reservado, sabe mucho sobre ingeniería... Él tiene un gran futuro en esto.
— Si... Realmente fue una pena para mí tener que declinar mi puesto, pero me alegra haber recomendado a Ramón... A penas lo ví en el taller, supe el gran potencial que había en él...
Lo miré y sus ojos volvía haber ese brillo especial... Lo observé detenidamente mientras él parloteaba sin parar sobre ingeniería mecánica... Su cabello seguía igual que la última vez. Sus mejillas y nariz, aún seguían rojas por el frío. Y esa controversial barba que él había dejado crecer semanas antes, ahora estaba recortada, afilando más las terminaciones de su rostro...
— Tu barba... — Dije en voz alta y cubrí mi boca con ambas manos al escucharme.
Él rió y acarició su mentón.
— Oh, si... La he recortado un poco. Quería estar presentable para Pomme...
Miré de reojo al asiento trasero y la niña ya estaba dormida en su sillita.
Él la observó por el espejo retrovisor y sonrió.
— Está exhausta... — Él rió antes de continuar — Perdió en todos los juegos de feria.
— Oh... Pobrecita, no te rías de ella..
Ambos reímos, y de nuevo nos abatió ese silencio tenso e incómodo.
Él siguió conduciendo y volvió a detenerse en un semáforo rojo.
Él carraspeó un poco, intentando contar algo que llevaba atorado en su garganta:
— Mi padre... Mi padre ha venido de visita a la Isla. Bueno, él, su esposa y Pomme.
— Oh... ¡Que bien! — Respondí sonriendo a sus ojos brillantes.
— Si... ¿Sabes? Pasaron casi dos años de la última vez que la ví — Dijo con tristeza mientras observaba a su hermanita por el espejo retrovisor. Yo lo escuchaba y observaba atentamente — El tiempo realmente vuela cuando eres un imbécil... Y yo fui un completo imbécil. Fue una pésima idea alejarnos... — Él me miró nervioso y comenzó a hablar rápidamente, en cuanto vió mi rostro confundido ¿Él estaba hablando de nosotros? — Digo, mi padre y yo... Fue muy estúpido de mi parte, distanciarnos solo por desacuerdos... Yo, yo me estaba perdiendo la infancia de Pomme solo por mi propia inmadurez y egoísmo... Me he dado cuenta que de nada sirve guardar rencor.
Yo sonreí, entre compasivo y aliviado. Yo podía entender perfectamente a Pierre...
Él estacionó frente a la residencia para estudiantes y me miró:
— Aquí estamos...
— Si... Gracias por traerme...
Un cosquilleo, un impulso, un deseo. Unas arrasadoras ganas de volver, de volver a besarlo.
Solté el broche de mi cinturón y abrí la puerta antes de cometer una locura.
Bajé de la camioneta, y la rodeé para subir a la acera. Él bajó la ventanilla y sonrió brevemente.
— Nos vemos en la universidad...
— Si! — Él mordió sus labios antes de hablar — Mañana pasaré por la clase de la profesora Lee...
— Oh — Dije feliz, metiendo ambas manos en mis bolsillos — Muchos se alegrarán de volver a verte por allí...
— Si... Excepto Ramón, que iré para supervisarlo.
Ambos reímos de nuevo.
— Cuídate, Maximus — Dijo él antes de subir la ventanilla y poner en marcha su camioneta.
Yo sonreí y lo saludé con la mano, antes de abrir el pesado portón de la residencia.
Una vez en mi piso me tumbé en mi cama y tomé mi almohada, al quitarla, mi billetera apareció debajo de ella.
— ¿Eh?
Dios.
Cubrí mi rostro ruborizado con la almohada.
¿Qué carajos fue eso?
Se suponía que Pierre ya estaba superado para mí...
¿Por qué?
¿Por qué yo volvía a sentir algo por él?
Agh. Quizas solo sea atracción física... ¡Si! Seguro solo es eso.
Él y yo, de nuevo.
Simplemente el y yo, de nuevo, eso no podía suceder. Eso no debía volver a suceder...
DÍA 37
Aún sabiendo que Pierre pasaría por nuestra clase, yo me sentía ansioso y torpe, torpeza que se veía reflejada en mi pobre desempeño el día de hoy...
Realmente las cosas no estaban saliendo bien con la máquina que yo debía armar, y Ramón ya no encontraba una forma sutil de decirme que deje de estropear mi proyecto.
A mitad de la clase, él golpeó la puerta, y como la primera vez que lo ví en este mismo lugar, él se veía pletórico, magnético... La sola presencia de él, iluminaba todo el salón.
Él ingresó con calma con ese overol más desgastado y manchado, con las gafas protectoras en en su frente y con esa sonrisa que podía destruir mundos si él así lo quisiera.
Esto no puede estar pasando...
Mi estómago y mi mente de nuevo revueltos por este hombre.
Él saludó a toda la clase que lo había recibido tan bien.
Luego de unos minutos, él pasó por cada banco de trabajo para ayudarnos. Ramón lo acompañaba muy atento, con una libreta en su mano.
Mi corazón literalmente quería salir corriendo de allí.
— Maximus... — Se acercó sonriendo.
Yo solo sonreí al mirarlo y seguidamente fingí continuar con la construcción de mi máquina.
— Mmm... — Dijo él detrás de mí — Deja que te ayude un poco...
Él posó su mano sobre la mía, y yo la aparté rápidamente al sentir el calor en mis mejillas.
Él removió unos tornillos flojos solo con sus manos y sacó los pequeños conectores que estaban adentro.
Él nos enseñó a Ramón y a mí, los cables de uno de los conectores.
— Necesitas soldar este... Sino tu máquina continuará fallando — Él ahora solo se dirigía a mí y se acercó un poco más — Si estos pequeños conectores fallan, toda tu máquina no funcionará...
— Oh... Gracias — Dije suavemente.
Él me miró un instante a los ojos y sonrió. Mordió sus labios y bajó sus gafas protectoras.
— ¿Quieres que te ayude...?
Yo lo miré con sorpresa, tratando de controlar mi respiración. Había algo en el tono de su voz. Es como si de repente hubiese vuelto ese Pierre seductor que yo había conocido.
Ramón tosió, incómodo, y comenzó a escribir en su libreta.
Pierre se volteó a verlo y dijo:
— ¿Que dices Ramon? ¿Lo ayudamos a soldar?
Él nuevo ayudante de clase lo miró sin reacción y luego asintió... Realmente no había que ser un genio para sentir esa tensión sexual que aún nos envolvía a Pierre y a mí.
Unos minutos después de empezar a trabajar en la maquina, Ramón fue a ayudar a otro estudiante que lo necesitaba. Dejándonos solo a Pierre y a mí... Él parecía muy enfocado en soldar mis piezas, y yo por el contrario luchaba con mis propios sentimientos mientras reparaba mis cables sueltos.
Casi al terminar la clase, yo atornillé las últimas piezas de la maquina y él con cuidado, presionó el botón de encendido.
La máquina funcionaba. Yo sonreí y el rostro de él se iluminó.
Él volvió a levantar las gafas protectoras y las dejó en su frente.
Él es tan guapo cuando se siente orgulloso...
— Creo que terminamos — Dijo él con una sonrisa confiada — ... Es bueno volver a ser ayudante de clase, al menos por un día.
Yo sonreí, y la alarma sonó dando por terminada la clase.
Él se paró a mi lado e hizo una mueca, llevó sus manos a los bolsillos y finalmente suspiró.
— Bueno... Creo que debo volver al taller...
— Oh... Si — Dije desanimado.
— Supongo que nos veremos él día de la exhibición...
— Si... Estoy entusiasmado por ver tu proyecto — Respondí sonriéndole brevemente para luego mirar a otro lado.
Él solo se retiró del aula después de despedirse de Ramón y un par de alumnos.
Yo comencé a guardar las herramientas en mi caja. Suspiré. Suspiré pesadamente.
¿Acaso él había venido solo para verme?
¿Él había encontrado una excusa para pasar tiempo conmigo?
Él solo había supervisado al resto de clase, pero solo conmigo había tenido la paciencia y amabilidad para ayudarme con la máquina.
Agh... ¿Qué quieres de mí, Pierre?
¿Por qué me sigues confundiendo?
Notes:
El siguiente capítulo, será muy similar, solo que veremos los días de Pierre.
Solo espero no demorar tanto :(
Un besillo <3 <3
Chapter 29: Días de AyPierre
Notes:
Pensé que este capítulo sería más corto que los días de Maximus, pero me dejé llevar y terminé escribiendo más de 15k de palabras!!
Aún así espero que lo disfruten! <33
(See the end of the chapter for more notes.)
Chapter Text
DIA 1
Nunca supe a qué se referían realmente con la depresión del domingo... Hasta ese domingo...
Él... Él se ha ido...
Me desperté confundido y solo en mi cama, envuelto en varias frazadas, como cuando yo era un niño caprichoso que pretendía ocultarse de las visitas.
Observé las ventanas que aún tenían las cortinas abiertas... La nieve incesante chocaba contra los vidrios de mi habitación... La mañana o ¿la tarde? Yo no podía adivinar, el cielo frío y gris hacían todas las horas igual de miserables.
Suspire y me acurruqué queriendo desaparecer...
Intenté mantener mi mente en blanco, no pensar, hasta quise volver a dormir, pero fue imposible... Ya no puedo escapar ...
Me desenredé de mi refugio de mantas, comencé a patear para zafar de ellas, acompañé con puños sobre el colchón, y un gruñido ronco rasgó mi garganta... Quise resistirme, evitar esta imagen vergonzosa pero un llanto lastimoso me dominó...
Suspiré una vez más, llevando ambas manos al pecho, a mi corazón que martilleaba todo mi cuerpo.
Cálmate, Pierre… Cálmate, mierda…
Abrí los ojos y miré al techo.
Mi boca se sentía pastosa, mis ojos hinchados y mi cuerpo...
La golpiza del Mariana, recordé mientras pasaba una mano por mi nariz.
Las heridas circunstancialmente sanarán con los días...
¿Pero este dolor interno?
Este vacío que Maximus dejó en mi cama cuando salió por la puerta... ¿Cuándo...?
Volví a suspirar, como si con cada exhalación la angustia disminuyera...
Me levanté, arrastrando los pies y me dirigí al baño.
Apoyé ambas manos en el lavabo, y recién allí ví mis nudillos lastimados, los acaricié brevemente, antes de desvestirme frente al espejo para divisar alguna herida en mi cuerpo...
Finalmente observé mi rostro y el reflejo me devolvió una imagen irreconocible: ojos hinchados rodeados de ojeras oscuras, un corte profundo en mi boca que aún sangraba y mi nariz notablemente inflamada...
Inhalé profundamente, esta vez para contener mi llanto.
No me gusta verme así...
Me duché y dejé que el agua arrastrara mis lágrimas contenidas, dejé que el jabón lavara todo este hedor a fracaso impregnado en mi piel. Yo simplemente quería dejar de sentirme así...
No sé cuanto tiempo estuve en la ducha, pero cuando salí del baño y me dirigí al salón, la ventana me mostró un cielo oscurecido...
Tomé mi móvil, aún seguía tirado en la alfombra y observé las decenas de notificaciones que explotaban en la pantalla... Ninguna importante... Ninguna de Maximus...
Mi pelea con El Mariana se había extendido por todo el campus, y ahora yo era el foco de chismes.
Muchos aprovecharon para hablar mierda sobre mí, incluso para inventar infamias que me convertían en un verdadero villano...
Todo era soportable incluso predecible, pero mi indiferencia cambió cuando comenzaron a involucrar a Maximus... Lo habían visto parando la pelea y alguien más confirmaba que nosotros habíamos compartido un taxi, una noche. Ahora Maxo, era otra "víctima" más en mi lista... Hijos de puta.
Al menos no hablan mierda sobre él...
Él, para mi sorpresa, también tenía una imagen pública en la universidad, y a diferencia de mi tan mala reputación, él era un chico frágil, enamoradizo y muy ingenuo.
Lo cuál solo hizo que la gente me tuviese más tirria... No fue muy difícil, para ellos, llegar a la conclusión que yo había engatusado al pobre chico solo para llevarlo a mi cama, incluso varias personas juraban haberlo visto llorar por mí en los pasillos de la cafetería... Rastreros de mierda...
Cerré los ojos y respiré hondo. Conté hasta diez, tratando de contener la respiración para no actuar impulsivamente y mandar a todos a la mierda.
Inmóvil, solté de un golpe toda la respiración contenida al abrir los ojos... Allí estaban los restos de la madrugada... Mi sudadera manchada de sangre y el pequeño botiquín, todavía con la tapa abierta.
Las lágrimas volvieron a brotar sin consuelo por mi cara. El vacío que Maximus había dejado ya no solo se sentía en cada rincón de mi casa, sino también en mi piel...
DIA 4
Yo estaba hundido en el sofá del salón, sumido en mis pensamientos mientras el televisor emitía luces y sonidos de fondo. De repente escuché murmullos detrás de la puerta principal, me levanté de un salto y corrí a mi vestíbulo.
— ¿¡Qué carajos hacen aquí!? — Grité sobresaltado al verlos cruzar mi puerta.
— ¡No contestas mis mensajes! ¿Qué se supone que yo hiciera? — Dijo Antoine sacando bruscamente sus llaves de mi puerta, creyéndose dueño del lugar.
Baghera se acercó más tranquila, pero con esa cara que siempre ponía cuando estaba preocupada, me dió un beso rápido en la mejilla mirándome de arriba abajo, frunciendo el ceño.
— No teníamos señales tuyas desde el sábado... Estábamos preocupados.
Antoine también se acerca, pero se detiene a unos pasos de mí, cruzándose de brazos.
— Vaya, mira tu cara. Así que los rumores son ciertos... Te dieron una buena paliza.
— Oh... — Respondí cubriendo mis ojos con una mano — Si... El Mariana malinterpretó mis intenciones con Slimecicle... — Yo me callé para elegir mis palabras — Ya saben como son esos dos... Quedé en el medio de sus peleas.
— No hubieses quedado en el medio si no te follaras a su novio — Soltó Antoine con una risita que no se molestó en disimular.
— ¡Antoine! — Dijo Baghera mientras se encaminaba a la encimera de la cocina — Igual Antoine tiene razón. Tú y Slimecicle deberían parar con eso... La próxima vez el Mariana te dejará en la camilla de un hospital.
Antoine río más alto y yo solo presioné mis sienes mientras suspiraba exasperado.
— ¡Hace tiempo que no pasa nada con él! — Suspiré... ¿Por qué tengo que hablar de esto con ellos? — Solo fue una confusión ¿Si? Slime solo quería comprarme hierba, nada más.
— Ajá, ¿Y qué hay con Maximus? — Interrogó Antoine mientras sacaba el vaper de sus bolsillos.
— ¿Con Maximus? — Tragué saliva y lo miré sin expresión — Nada... Solo compartimos algunas clases, Antoine. La gente inventa mierda solo porque él y Badboy, me sacaron de esa pelea — Me crucé de brazos y miré la pared buscando una salida— La gente solo quiere armar historias y tirarme mierda...Ya sabes cómo es...
Baghera comenzó a inspeccionar mi cocina intentando cambiar el tema de conversación, devolviéndome una mirada de desagrado al encontrar una pila platos sucios.
— ¿Hace cuánto qué no limpias este lugar Pierre? Esto es un chiquero...
— ¡Si! — Añade Antoine soltando humo de su boca — ¿Hace cuánto qué no abres las ventanas de este lugar? Huele a encierro y humedad aquí...
— Bueno... — Respondí levantando los hombros — Yo, yo no he salido mucho de mi habitación... No quería que la gente viese los golpes en mi cara.
— Oh, pobrecito — Baghera hizo un puchero exagerado y de repente me arrojó un trapo que yo atajé con torpeza — Ya es hora que te recompongas. Antoine y yo, te ayudamos a limpiar.
— ¿Qué yo qué? — Soltó indignado.
— Ya me escuchaste — Dijo ella echándole una mirada amenazadora.
— Ni siquiera limpio mi propio piso ¿Y voy a hacerlo aquí?
Ella suspiró y se llevó ambas manos a la cintura:
— ¡Entonces haznos algo de comer, Antoine!
Él levanta ambas manos en señal de rendición.
— Agh.. Esta bien, cocinaré un platillo a nuestro niño consentido — Antoine se acercó para pellizcar mi mejilla — ¿Has oído? Mamá y papá te cuidaran hoy...
Yo quité su mano de mi cara, con molestia.
— Vamos, mamá. Ponte a cocinar — Respondió Baghera antes de abrir las ventanas.
El aire frío entró a la habitación, y yo me quedé con el trapo en la mano, mirando por unos segundos a esos dos idiotas revoloteaban, dándole vida otra vez a este lugar...
Después de horas de limpiar y ordenar junto a Baghera, la cocina olía a algo decente, aunque Antoine casi quema todo el Hachis Parmentier.
Al finalizar la cena, me senté en el sofá. Baghera se sentó a mi derecha después de poner una película.
— Para que te relajes un poco... — Dijo Antoine sentándose a mi izquierda, mientras me acercaba mi pipa de agua que yo creía perdida.
Fumé hondo y en silencio, mirando la pantalla sin verla realmente. El humo se extendió por el salón rápidamente, y por un momento, todo se sintió… tranquilo. No perfecto, ni bien, pero si tranquilo y eso me era suficiente por ahora.
Al terminar la película, Baghera suspiró y se acomodó en el sofá.
— Oigan, este viernes me voy a Suiza...
Antoine se sobresaltó:
— ¿Y me dejas solo con el niño!? — Él interrumpió gritando y señalándome.
Ella soltó una risita y prosiguió :
— Déjame terminar idiota... Me voy, y quiero que me lleven al aeropuerto, ya saben, despedirme de ustedes allí...
Antoine gruñó, tirándose para atrás, ofuscado:
— ¿Al aeropuerto? ¿A qué hora? Si es muy temprano, paso. Ya te despedí con el hachis parmentier, ¿No?
— Vaya despedida de mierda... ¿Papas y carne quemadas, Antoine? — Dije de repente, soltando por primera vez en días una sonrisa de mis labios.
Baghera rió como un cerdito lo que me provocó echar a reír tontamente.
— Es el viernes por la tarde, no te va a matar mover el culo un rato — Respondió ella — Y tú, Pierre, ¿Qué dices? No quiero irme sin volver a ver esa cara magullada.
La miré de reojo, con la pipa todavía en la mano. El humo de marihuana seguía subiendo lento por mi cabeza...
Las despedidas me abrumaban y de alguna manera me recordaban a él... Siempre Maximus en mi cabeza, joder...
Pero Baghera no tenía la culpa de eso, ella si se merecía una despedida...
— Sí… — Dije al fin, con la voz baja, casi susurrando — Allí estaré.
Ella me sonrió y apoyó su cabeza en mi hombro. Antoine nos vió y la imitó haciendo lo mismo con mi otro hombro.
— ¿Vemos la segunda parte? — Dijo ella señalando el televisor con el control remoto.
DIA 6
— Cuídate, estúpido — Dijo Baghera mientras me abrazaba.
Yo solo asentí con una sonrisa:
— Tráeme algunos bombones…
Antoine y yo la despedimos con las manos mientras ella subía por las escaleras mecánicas con su equipaje.
— ¡Ella por fin se ha ido! ¿Qué te parece si hacemos una fiesta en su casa? — Soltó Antoine, llevando ambas manos detrás de su cabeza.
— No creo que puedas convencer a sus compañeras de piso… Pero podrías intentarlo, ¿no? — Respondí, desafiándolo.
Él chistó, mientras salíamos hacia el estacionamiento.
Ambos subimos a su coche, él frotó sus manos antes de encender la calefacción.
— Puta madre, está helando…
— Sí… mira, -4°c — Dije, enseñándole la pantalla de mi móvil.
— Jesús… — Murmuró, inclinándose para husmear lo que yo hacía — ¿Qué estás mirando?
— Reviso mails — Respondí, cortante, sin apartar la vista.
— Ya… Veo que has borrado muchas aplicaciones. Ahora entiendo por qué no contestabas mis mensajes.
— Sí… — Guardé el móvil en el bolsillo de mi abrigo antes de hundirme en el asiento — Realmente estaba harto de la gente… De sus comentarios de mierda, y de esos mensajes fingiendo amistad solo para meterse en mi vida. Decidí borrar todas mis cuentas, dejando solo mi bandeja de mail en el móvil… Si alguien quiere hablarme de verdad, que me llame, ¿no?
— Buena suerte con eso. Yo hasta olvido que el móvil sirve para llamar — Rió, y luego me miró a los ojos, fingiendo seriedad — Aunque claro, por ti haré la excepción, campeón…
Reí nasalmente y le pregunté:
— ¿Qué hacemos? ¿Pasamos a buscar a Etoiles al trabajo?
— Nah… — Respondió mientras ponía el coche en reversa para sacarlo finalmente del estacionamiento — Está haciendo horas extras en la tienda… Creo que hoy seremos solo tú y yo, amigo.
— ¿Y qué quieres hacer?
— ¡Vamos a una fiesta!
— ¿Qué? ¡No, no, Antoine! ¿Y ver a esos chismosos de mierda del campus? No, gracias. Déjame en casa.
— Tranquilo… No es una fiesta de la universidad.
— Igual no estoy de ánimos… Ni siquiera estoy vestido decentemente — Dije, observando cómo el sol se escondía en el horizonte.
— Cállate, cabrón. Incluso con ese corte en la boca sigues viéndote bien. Vamos a una fiesta y punto...
Cerré los ojos, intentando respirar para no discutir. Era imposible ganarle a Antoine cuando se ponía así.
— ¿Entonces a dónde vamos? — Pregunté, rendido.
— Primero pasaremos por comida rápida, me muero de hambre… ¿Te apetece una hamburguesa con queso? — Asentí, y él continuó sin dejarme responder — Luego iremos a una licorería, necesitamos mucho, mucho alcohol… Y por último lugar: iremos a las afueras de la ciudad, a una cabaña. Nos encontraremos con viejos amigos de Francia... — Concluyó con una risa burlona que me hizo fruncir el ceño.
¿Viejos amigos de Francia?
Mierda…
El coche de Antoine traqueteaba por el camino de tierra... Yo miraba por la ventana; a la fría niebla a nuestro alrededor y a las siluetas de los árboles que parecían sombras bajo la luna llena.
— ¿Quiénes estarán exactamente? — Pregunté, rompiendo el silencio, mi voz salió más aguda haciéndome sonrojar.
Antoine me miró de reojo
— Ex compañeros de la preparatoria... Gente divertida, Pierre. La pasearemos bien ¿Si? Será muy divertido... — Él curvó sus labios como siempre hacía antes de hacerme una broma.
No respondí. Mi mente ya estaba revisando nombres, caras, recuerdos que el tiempo había borrado de mi memoria...
¿Y si él estaba ahí?
No, no podía ser...
Antoine no sería tan idiota...
¿O sí?
Llegamos a una rústica cabaña pasadas las diez, la música techno escapando por las ventanas, y el humo de porro que ya sentía a kilómetros.
Cargamos las cajas de alcohol en brazos, y la puerta se abrió antes de que tocáramos... Un coro de gritos y risas nos recibió de inmediato.
— ¡Antoine, cabrón! ¡Ya era hora! — Exclamó Mynthos, arrebatandole una caja.
— ¡Pierre! — Chilló Kameto, corriendo a abrazarme.
— ¡Hola! — Respondí con una sonrisa, devolviéndole el abrazo — ¿Cómo has estado? ¡Tanto tiempo sin verte!
— ¡Muy bien! Tengo que volver a esta Isla para verlos, ¿No piensan volver a Francia, bastardos?
Antoine y yo reímos. Éste, acaparó el foco de atención contando una situación que habíamos pasado camino a la fiesta... Todos reían y aplaudían la gracia e ingenio de Antoine para contar una simple historia. Yo reí levemente y corrí la mirada para ver a toda la concurrencia, hasta que mis ojos se encontraron con los de él...
Ambos nos miramos fijamente por unos segundos... Unos segundos insignificantes para los ojos ajenos, pero los suficientes para no pasar desapercibidos de aquellas personas que conocían nuestra historia personal...
Antoine que no fue indiferente a nuestro intercambio de miradas, me dio un codazo, y susurró entre risas:
—Te dije que sería divertido.
Lo fulminé con la mirada, pero él no me prestó atención.
Tomé un vaso, lleno de vodka y lo bebí inmediatamente, mientras me acercaba a llamémoslo solo Jim...
Jim con esa inconfundible sonrisa, estaba parado al otro lado de la cabaña, con el codo apoyado sobre la chimenea y con una botella colgando de sus dedos.
Me acerqué, sin pensarlo demasiado, pero me detuve cuando una chica lo abrazó por la cintura.
Su novia...
Yo no la había reconocido, de hecho era la primera vez que la veía en persona... Ella era mucho más guapa y más baja que en las fotos que ambos subían a instagram...
— ¡Pierre! — Gritó él agitando los brazos y soltandose bruscamente de su novia.
Mierda...
Él se acercó de dos zancadas
— ¡Pierre! — El alcohol arrastraba sus palabras — ¡Cuánto tiempo, cabrón!
— Si... ¿No? — Respondí, forzando una sonrisa mientras mis ojos lo escaneaban rápido. El cabello estaba más desordenado y mucho más largo que antes, y un piercing nuevo brillaba en su labio inferior. Su espalda y hombros anchos seguían igual, pero ahora había una chica a su lado, colgando de su brazo con una risa estrepitosa.
— Te presento a mi novia — Dijo él, señalándola con la cerveza antes de pasar un brazo por mis hombros.
— Hola ¡Un placer! — Ella chilló, extendiéndome una mano; sus ojos estaban vidriosos, y sudaba a vodka.
— Igualmente — Murmuré, sintiendo cómo la mano de él acariciaba con fuerza mi brazo.
— ¿Y cómo has estado? Creo que tienes mucho para contar... — Dijo con una traviesa sonrisa mientras miraba el corte en mi labio y el pequeño hematoma que seguía verdoso en mi párpado.
— Oh... — Bajé la mirada a mis manos y eso hizo que ellos también notaran las heridas cicatrizando en mis nudillos.
— ¿Qué te pasó? — Dijo alarmada.
Jim me soltó y esta vez rodeó los hombros de su novia para verme de frente y juzgarme.
— ¿Te golpearon? — Preguntó él conteniendo la risa pésimamente.
— Bueno... — Busqué las palabras adecuadas para explicar mi situación, pero cuando alcé la mirada, él estaba viéndome con esa sonrisa burlona. Detesto cuando él me mira así... — Bueno... Supongo que metí con la persona equivocada... Con el novio de la persona equivocada.
— Oh... — Soltó ella frunciendo el ceño, confundida.
Por el contrario Jim comenzó a reír a carcajadas:
— Hombre... Hubiese pagado por ver eso ¿Todavía no has aprendido a bloquear los golpes?
Él comenzó a contarle a ella la misma anécdota que yo había escuchado hasta el hartazgo... Esa historia donde un partido de fútbol de la escuela, acabó en una pelea masiva y él solo pudo abatir a tres chicos más grandes que nosotros...
Volteé los ojos y suspiré... Él siempre es tan irritante.
— ¡Ey, Pierre! ¡Ven aquí! — Gritó a la distancia Kameto, salvándome de esta situación.
Yo solo les sonreí, inclinando la cabeza y volví sobre mis pasos al centro del salón.
Suspiré mientras me acercaba a una pared para ver como un pequeño grupo jugaba al beer pong, y tomé una cerveza.
Suspiré sutilmente, mientras veía a esa pareja a los lejos.
Acá estamos. Por primera vez juntos, viendo las caras de este triángulo amoroso... ¿Amoroso? No. Acá no había amor entre nosotros...
Jim y yo, nos conocimos en los primeros días de preparatoria, instantáneamente sentí una conexión inexplicable, una que nunca había sentido con nadie, él era como mi ¿Otra mitad? Y no en el sentido romántico de la palabra, sino que literalmente yo lo sentía como si juntos fuéramos una unidad...
Y eso, fue maravilloso al principio... Pero acabé odiandolo con el tiempo.
Las discusiones y peleas se habían vuelto recurrentes entre nosotros, pero cuando nos mirábamos todo se desvanecía... No podíamos estar alejados uno del otro por mucho tiempo, nadie me entendía como él...
Nuestra amistad siempre ha sido muy caótica.
Fue en el baile de graduación que ambos pasamos un límite que cambiaría todo... Ambos habíamos bebido demasiado esa noche, y como siempre comenzamos a discutir por una estupidez, dejando a un lado a nuestras parejas del baile.
Los dos estábamos hartos el uno del otro, y decidimos bajo la influencia de alcohol y la tensión, resolver nuestros desacuerdos peleando, a puños y patadas, pero la adrenalina y el calor del momento nos confundió en la lucha y acabamos besándonos contra la pared del gimnasio...
Eso fue el fin y el principio de algo más grande... Él y yo éramos iguales: impulsivos, sin remordimientos, solo vivíamos el momento... Y eso, facilitó nuestras noches intermitentes de sexo sin reglas y sin sentimientos... Y no lo voy a negar fue muy divertido, por mucho tiempo.
Incluso cuando él comenzó a salir con su novia, ninguno de los dos quiso parar... Bastardos...
Mensajes y llamadas en ambas direcciones, encuentros en hoteles y casas de campo, todo era sencillo, libre, fantástico...
Excepto la última vez...
Ese día Maximus se había quemado en la clase de la profesora Lee, y yo, por primera vez quise cuidarlo... Protegerlo.
Pero él ese día, estaba muy distante conmigo, y me rechazó por primera vez una invitación... Quizás mi cerebro no quería procesar lo que me sucedía en ese entonces, así que decidí hacerme un lado esa noche, y dejarle a Maxo su espacio...
"¿Dónde te hospedas? " Respondí impulsivamente al mensaje de Jim que había enviado esa tarde...
Esa noche terminé en su hotel, enredándome con él una vez más en las sábanas... Todo esto, mientras pensaba por qué Maximus estaba tan frío conmigo... Un error que no pareció tan grave en su momento, pero que ahora podía reconocer que yo había sido un idiota impulsivo.
La mañana siguiente en el hotel, mientras nos tocábamos bajo las mantas, la novia de Jim llamó, arruinando el momento... Los dos discutimos, y yo simplemente me fui de ahí muy molesto, dejándolo solo en la cama...
Hoy yo podía ver todo con más claridad, yo no estaba enojado con Jim, o tal vez si, nunca era mal momento para reconocer que él era un imbécil, pero esa vez yo también estaba enojado conmigo mismo y con esa impulsividad que me arrastraba siempre al arrepentimiento...
Y ahora él no dejaba de mirarme con sus ojos oscuros y brillantes cada vez que su novia se distraía. Yo fingía no notarlo, pero el alcohol empezaba a confundir mi cabeza...
La música seguía golpeando, pero el aire se sentía espeso, y llegada la madrugada, la cabaña era un caos de risas y botellas vacías... Algunos se habían desplomado en los sofás, roncando entre latas; los más resistentes seguían en la cocina, gritando sobre una partida de cartas.
Yo estaba sumergido en un sillón mientras fumaba un porro, mirando a Jim, que estaba en la cocina... Él estaba con su novia, riendo con Kameto, pero sus ojos seguían buscándome. Un vistazo rápido, y... Mierda... Somos tan obvios.
Ella de pronto, se llevó la mano a la boca y corrió al fregadero, vomitándolo todo. Jim corrió tras ella y la llevó arriba, murmurando algo entre risas, y yo me quedé ahí, en ese sillón, observando toda situación mientras fumaba.
Minutos después, él bajó, solo. Me vió y se acercó tambaleante, se sentó en el piso frente a mí, y se llevó la palma de mi mano a su boca, y sus labios capturaron el porro que yo todavía tenía entre los dedos.
Él me miró fijamente y yo que estaba muy drogado, decidí subir su apuesta y presioné su mentón contra mi mano, por unos segundos. Sus ojos rieron mientras fumaba, para luego soltar su cara de mi agarre, y toser fuertemente.
Yo me eché reí mientras él recuperaba el aire tras ahogarse.
— Eres un hijo de puta — Dijo antes de golpearse el pecho.
Lo miré con una sonrisa burlona, levantando los hombros.
— Ya sabes como soy...
— Si... — Él río y se levantó de la alfombra, limpiándose las manos en los jeans y me miró a los ojos — Voy al baño...
Tragué saliva.
El alcohol y la hierba burbujeaban en mi sangre. Yo no quería, pero mi cuerpo ya había decido por mi cabeza...
Cuando entré y cerré la puerta detrás de mí, allí estaba él subido en el lavabo de ese minúsculo baño, con las piernas abiertas y esa sonrisa victoriosa, mirándome altivo.
Mi corazón latía con locura... Otra vez, él y yo.
Me acerqué lentamente tratando de controlar a mis más bajos instintos, pero sus manos me tomaron por la cintura, impaciente, y me trajeron hacía él, atrapándome con sus piernas contra el borde del lavabo.
Su boca chocó contra la mía, y su piercing frío raspó la herida que todavía yo tenía en el labio... Me estremecí y por un segundo me dejé llevar, su lengua invadiendo la mía, su aliento a cerveza, y sus dedos clavándose en mi espalda como si él quisiera rasgar mi camisa. Intenté responder, dejarme llevar como antes, así, salvajes y egoístas... Mis manos subieron a su nuca, enredando su pelo y tironeando su cara con fuerza contra mi boca y...
— ¿Qué mierda, Pierre? — Él gruñó con la respiración entrecortada, apartándose un poco, dejando de frotarse contra mí — ¿Estás muy borracho? ¿Muy drogado?
— No… — Murmuré, empujando su boca a mi cuello.
Mi corazón latía con locura, pero no era pasión, esta vez era pánico... Su boca subió a mi mandíbula, mordiendo con un hambre que debería haberme encendido, y yo apreté los ojos, buscando esa vieja chispa, ese fuego maldito que él me provocaba... Nada.
Mi cuerpo estaba muerto, como si alguien hubiese cortado todos mis cables. Mi cabeza estaba en otro lado... Quizás en unos ojos oscuros que no eran los suyos...
— Vamos, Pierre… — Él murmuró contra mi cuello, su voz ronca y suplicante, mientras su mano se deslizaba dentro de mis pantalones intentando revivirme...
— Puta mierda... — Gruñí, apartándome con un empujón que casi lo tira contra el espejo... ¿Qué mierda me pasa?
¿Por qué no puedo...?
Mis manos temblaron mientras me secaba el sudor de la frente...
Él me miró, jadeando:
— ¿Qué pasa? ¿Ya no te diviertes? — Preguntó con su voz cortante, casi burlona — ¿Ya no te gusto?
— Sí… No, no… No es eso… — Las palabras se me atoraron, y la respiración se trabó en mi pecho — No puedo… Creo que no es un buen momento.
Él rió, incrédulo, bajándose del lavabo.
— ¿Qué mierda te pasa, Pierre? — Dijo él susurrando mientras se acercaba y sus ojos encendidos se clavaron en mí — ¿Me dejas colgado y te vas? ¿Otra vez cabrón?
— Lo siento, no puedo... — Solté, seco, empujándolo levemente.
Él rió, más fuerte, y me agarró del brazo:
— ¿Estás asustado por ella? Se fue a dormir, Pierre... — Sus manos subieron a mi cuello, tirándome hacia él, su boca rozando mi oreja— Tú sabes que lo deseas tanto como yo...
Por un segundo, dudé... Su calor, su presión, esa sonrisa… Éramos iguales, dos idiotas en busca de una libertad sin frenos, y eso siempre me había arrastrado a él... Pero ahora todo esto me repelía, en él veía todos esos comentarios maliciosos e hirientes que decían de mí en el campus... ¿Siempre fuimos iguales?
Lo miré fijo y la rabia iba subiendo por mi rostro.
— Yo... — Intenté concentrarme, alejándome tomando la perilla de la puerta.
— Vamos Pierre, ella nunca lo sabrá, puedes estar tranquilo...
¿Cómo él podía ser tan cruel con ella?
— No es por ella. Es por mí... — Dije finalmente, saliendo del baño.
Salí de la cabaña por la puerta trasera y corrí, corrí hasta que la cabaña quedó atrás.
El frío me helaba las manos y la cara, pero no me importó, solo quería salir de allí... Corrí sin rumbo, mientras la nieve y las ramas crujían bajo mis botas.
Me detuve en lo que parecía ser una fogata apagada y me senté en un tronco caído... Jadeando, encendí un porro con los dedos temblorosos y entumecidos.
¿ Qué mierda me pasa?
Yo debería estar bien… Yo debería querer esto…
Jim estaba ahí, tan dispuesto y entregado, como siempre, y yo…
Nada, no pude hacer nada...
Observé la luna llena debajo de mí. Él frío me calaba los huesos, pero no me moví de allí... Yo no quería volver. No quería enfrentar a Jim, ni a su novia, ni a Antoine, a nadie... Solo quería quedarme ahí, con la luna y el humo, hasta que todo dejara de ser tan confuso...
Cerré los ojos mientras comenzaba a marearme por la hierba, y allí estaba él, otra vez en mi mente, Maximus... Su risa, sus manos, y sus ojos chispeantes... Él estaba ahí, en cada rincón de mi cabeza, jodiéndome incluso ahora...
¿Era por él que yo no podía...?
Tiré el porro y lo aplasté con mis botas, saqué el móvil de mi pantalón y busqué como siempre el número de Maximus... Recorrí con lo dedos los bordes del movil, observando su foto de contacto... Otra vez estas ganas de llamarlo y escuchar su voz...
— ¿Pierre? ¿Que hacés aquí?
Levanté la vista, saliendo de mis pensamientos, y allí estaba Antoine, a mi lado, con mi abrigo en sus manos.
DIA 9
Las voces de ambos estaban cada vez más elevadas y yo, ya no podía ser indiferente a su pelea... Cubrí mis oídos con la almohada, pero ahora los cabrones gritaban e insultaban en francés.
No tuve más remedio que levantarme, me dirigí silencioso a la ducha, y al cabo de unos minutos se escuchó a uno de ellos azotando con fuerza la puerta principal.
Me tomé unos minutos para secar mi cabello y vestirme... Lentamente me acerqué a la cocina. Allí Antoine fumaba su vaper mientras miraba por el ventanal, y yo que aún seguía medio aturdido choqué con una silla, sacándolo de sus pensamientos.
— Oh... — Dijo él fingiendo una sonrisa — Lo siento, ¿Te despertamos?
— Tranquilo, es como volver a la casa mis padres — Respondí mientras me servía café.
Él soltó una risita, sacudiendo la cabeza, y yo me senté, observándolo.
Él vapeaba y mordía sus uñas mientras me miraba de reojo... Él estaba deseoso por contar que había pasado, y yo realmente quería alejarme del drama pero esta vez me pareció lo indicando intervenir, ya que hace tres días yo estaba durmiendo en el sofá de ellos...
— Bien… cuéntame ¿Qué ha pasado esta vez? — Dije untando mantequilla en un pan.
Antoine dejó el vaper y se sentó a mi lado, como si hubiera estado esperando esa pregunta desde que yo me desperté.
— Es un idiota… Etoiles es un idiota — Dijo él de inmediato — Mis padres me cortaron el dinero, ¿Sabes? Un proyecto de construcción enorme, dicen que necesitan ahorrar... Y él cree que puedo ponerme a trabajar para solventar mis gastos, como si fuera tan fácil...
Me enderecé, escuchándolo con atención.
— Bueno, no pagas renta aquí… Podrías buscar algo de medio tiempo.
Él bufó, cruzándose de brazos.
— Agh… ¿Tú también con eso? ¿Te vas a poner de su lado? No sabes lo agobiante que es estudiar medicina, Pierre. Todo lo que tengo que leer, memorizar… Si trabajo, no terminaré la carrera nunca.
— ¿Y qué vas a hacer?
Él levantó los hombros sin mirarme.
—Vender…
Oh, no.
Antes que él me lo propusiera, yo lo Interrumpí:
— Mmm... Puedo prestarte dinero si quieres, pero ya no cuentes conmigo para vender... Creo que fui muy obvio el otro día en tu coche, quiero alejarme de esas cosas...
— Tranquilo, cabrón — Dijo, exhalando humo blanco — No te lo iba a pedir. Tu reputación y tu popularidad son una mierda ahora en la universidad...
— Vaya, eres muy amable — Respondí, sarcástico, y él rió, relajando los hombros.
— Pero necesito a alguien que me ayude a vender... Etoiles se niega rotundamente, incluso me amenazó con dejarme si yo empezaba a vender más cantidad... ¿Pero qué más puedo hacer?
— No creo que te deje por eso — Dije, tomando un sorbo de café — Solo debe estar preocupado de que te pillen.
Antoine me miró, y por un segundo, su fachada se quebró. Sus ojos brillaron, no de rabia, sino de algo más suave.
— Ya lo sé, pero a veces pienso que lo dice en serio, ¿Sabes? Que algún se aburrirá de todas mis tonterías y me dejará despues de una pelea como éstas...
Me quedé callado, girando la taza en mis manos. Había un brillo en su voz, en cómo él hablaba de Etoiles incluso después de pelearse a gritos...
Tragué saliva y pregunté, casi sin querer:
— ¿Cómo lo haces? Pelean como si quisieran matarse, y luego parece que se acabara el mundo si él no está a tu lado... Realmente no los entiendo.
Antoine rió, echándose para atrás en la silla:
— ¿Ahora te interesa mi vida amorosa? — Tomó el vaper y dio una calada larga antes de mirarme — Sé que somos difíciles, que peleamos y discutimos mucho, Etoiles me saca de quicio, pero entre nosotros hay algo más que caos... Amor, Pierre. Creo que tú nunca podrás entenderlo...
— ¿Amor?
— Bueno, no sé si es amor, al menos no es la definición de amor convencional. Pero es nuestro amor ideal, y me gusta — El se llevó el vaper a la boca al ver mi cara de confusión — Es algo que no puedes racionalizar, solo sentir...
Me quedé en silencio, mirando el pan a medio comer... Y por un instante pensé en Maximus. Yo no estaba preparado ni siquiera para una relación abierta como la de Antoine y Etoiles...
Agh... Quizás yo no estaba hecho para ningún tipo de relación...
Las horas pasaron en el piso entre charlas y risas sobre la universidad. Ambos ya habíamos dejado el drama atrás y comenzamos a hablar sobre banalidades.
De repente el cielo gris empezó a escupir copos que golpeaban los ventanales con fiereza.
— Mierda, mira la que está cayendo… ¿Etoiles no debería estar aquí ya?
Antoine se levantó, alarmado.
— Mierda... Dijo que solo iría a caminar para despejarse
El viento aullaba allí afuera, y ambos nos miramos inquietos.
— ¿Y si lo buscamos? No puede estar afuera con esta nevada...
Antoine asintió, nervioso, y sacó su móvil para llamarlo antes, pero no hubo respuesta:
— Maldito idiota… Está muy peligroso allí afuera. Si se congela allí afuera, lo mato yo mismo...
Pasaron horas, o al menos así sentí esos minutos de incertidumbre, con la nevada golpeando las ventanas y el silencio llenándonos de preocupación.
Antoine caminaba de un lado a otro, marcando cada dos minutos, mientras yo observaba por la ventana como la nieve caía queriendo enterrar la Isla. Pensé en Etoiles perdido ahí afuera, y un nudo se me apretó en el pecho mientras yo volvía a marcar cuando Antoine colgaba.
— Estará bien, ¿no? — Dije, más para mí que para él.
Antoine me miró, nervioso, pero asintió.
— Si. Es un cabrón resistente...
La puerta de repente se abrió de un golpe, y Etoiles entró, con el pelo pegado a la cara y dos cajas grandes de pizza en las manos.
— ¡Llegó la pizza! — Gritó él, aún tiritando por el frío.
— ¿Dónde estabas? — Gritó Antoine, corriendo hacia él para quitarle el abrigo mojado — ¡Pensé que te habías congelado!
— Estas pizzas casi me cuestan la vida... — Etoiles río entre dientes, pero los ojos de él brillaron al ver a Antoine secando cuidadosamente su cabello. Él me miró de repente y levantó una ceja al notar como yo respiraba aliviado — Hola, Pierre. ¿Pensaste que me había perdido?
— Algo así... — Respondí, sonriendo al verlo sano y salvo.
Comimos las pizzas en el salón, y el calor volvió a llenar el lugar.
Para el postre Antoine sacó unos brownies del horno, repartiendo uno a cada uno con una sonrisa sospechosa.
— Coman, están deliciosos...
Los tres nos hundimos en el sofá con una manta, frente al televisor, donde las noticias recomendaban quedarse en casa por la feroz nevada que azotaba toda la Isla...
Antoine reveló después de un rato, entre risas que sus brownies tenían marihuana, Etoiles y yo lo miramos con una mezcla de sorpresa y resignación.
— Eres un idiota... — Murmuró Etoiles, pero ya estaba riendo divertido apoyando la cabeza en su hombro.
La preocupación por las noticias pasaron a un segundo plano cuando la hierba empezó a hacer efecto, y yo reía por nada, al igual que ellos.
Antoine y Etoiles susurraban entre risas, antes de comenzar a besarse, primero con besos suaves, por lo que no les dí importancia, pero luego sus manos comenzaron a enredarse ignorando por completo mi presencia.
Me aclaré la garganta, medio drogado, y solté:
— O me incluyen, o se van a la habitación, cabrones.
Antoine se aparta, riendo:
— Oh, por favor, no seas envidioso.
Etoiles soltó una carcajada y lo jaló del brazo.
— Que duermas bien, Pierre...
Ambos se fueron tambaleándose hacia la habitación, riendo, y la puerta se cerró.
Me quedé solo en el sofá, las noticias zumbando sobre la nevada y el efecto de la marihuana todavía en mi cabeza...
Un déjà vu: otra vez aquí, drogado en este sofá, escuchando a otros al otro lado de la pared... Como en el cumpleaños de Antoine, cuando el té alucinógeno me hizo pensar en la risa Maximus toda la noche.
Suspiré, fregándome los ojos.
— Otra vez igual…— Murmuré, y la hierba me arrastró a un sueño inquieto con imágenes y situaciones sin sentido y de repente, Maximus apareció en mi mente, otra vez su risa, mientras el sonido de Antoine y Etoiles se desvanecía. Me dormí con un peso familiar en el pecho.
La luz gris del amanecer se coló por los ventanales cuando el móvil vibró en mi almohada. Me desperté de un salto, con el corazón en la garganta, buscándolo a tientas. La pantalla brillaba con un número desconocido, y mi mano tembló al aceptar la llamada.
— ¿Sí? — Respondí, con la voz rota por el sueño y la resaca.
Una voz al otro lado dijo algo que no entendí, pero "exhibición" y "desastre" se clavaron en mi cerebro.
DIA 10
La cruda que llevaba encima era potente.
Era muy temprano por la mañana, y los caminos llenos de nieve hicieron difícil el camino a la universidad.
Bajé del taxi y afuera me esperaban el decano y el rector de la universidad, ambos de brazos cruzados... Al decano del departamento de Ingeniería, Walter Bob, yo ya lo conocía, de hecho era muy agradable mantener conversaciones con él, su personalidad era suave y muy amable... Por el contrario con el rector, el Sr. Cucurucho, era muy distinto... Él era un hombre serio, alguien reservado con una sonrisa intranquila dibujada siempre en su rostro y un porte de casi dos metro que no hacían otra cosa que imponer respeto y miedo... Sobretodo miedo.
Mojé de manera ineficiente mis labios agrietados con la lengua todavía áspera. Me acerqué dubitativo, pensando la mejor manera de presentarme.
— Buenos días — Dije, tratando de sacar mi voz grave.
— Buenos dias, Pierre...
— Llegas tarde — Interrumpió el rector con una mueca.
— Si — Respondí guardando las manos en los bolsillos de mi abrigo — Las calles son desastre, la nevada destrozó todo a su paso.
— No has visto nada... — Volvió a Interrumpir el rector dándose la vuelta y obligándonos, sin decir nada, a seguirlo por los senderos del campus.
En las afueras de las instalaciones, conserjes y ayudantes de limpieza, apaleaban la nieve que se mantenía todavía intacta en el césped.
Llegamos a la puerta principal de la sala de exhibiciones, allí nos esperaban un par de profesores, entre ellos la profesora Lee, a quien solo saludé con una media sonrisa que ella devolvió con una mueca nerviosa; algunos estudiantes del departamento de ingeniería; y ayudantes de clase, entre ellos Mike y Fred, que saludaron al verme.
— ¿Estamos todos ya? — Preguntó seriamente Cucurucho.
— Si creo que si... — Respondió el decano — Muchos están en las afueras — Él se encogió de hombros — Por el receso de invierno...
El rector bufó antes de comenzar:
— Los he reunido a todos para debatir qué haremos con la exhibición. Creo que antes de actuar es recomendable analizar la situación personal de cada uno... O al menos de todos los presentes, y llegar a un acuerdo en común... — Cucurucho hizo una pausa, su mirada recorriendo el grupo como si midiera nuestras reacciones, antes de continuar con voz cortante — La nevada no solo ha afectado las instalaciones; ha comprometido semanas enteras de sus trabajos. No toleraré excusas, ni improvisaciones. Así que necesito saber quiénes están dispuestos a asumir la responsabilidad de reconstruir esto y quiénes no... Entren y vean por ustedes mismos a lo que enfrentamos. No hay tiempo para sentimentalismos.
Mi cabeza latía con cada palabra del rector, su voz grave perforaba mi resaca y mi cráneo... Responsabilidad, reconstruir. Palabras que sonaban a castigo... Mis manos temblaron en los bolsillos, y un sudor frío me bajó por la nuca, mezclándose con el mareo de la hierba que aún seguía en mi sangre...
Todos asentimos sin cuestionar demasiado cuando él finalizó la charla, e ingresamos a la sala detrás de él... Por fuera del edificio el daño era imperceptible, pero al cruzar la puerta los destrozos nos dejaron sin habla...
El techo, o lo que quedaba de él, colgaba solo de unas vigas de acero retorcidas, la nieve que se había colado de a montones ahora se derretía en charcos y el suelo estaba cubierto de escombros, tornillos y cables.
Las máquinas estaban destrozadas, irreconocibles. Una prensa yacía volcada, con su base completamente aplastada. Al lado, varios brazos mecánicos, estaban partidos en mil pedazos, con los circuitos expuestos, chispeando débilmente. Había piezas por todas partes: engranajes aplastados, pantallas rajadas, y mecanismos de redstone completamente molidos...
Pero lo que me estrujó el corazón, fue mi obra.
Por un segundo, no lo creí. Mis ojos se quedaron fijos en los restos, esperando que algo se moviera, que el motor diera un último zumbido...Todo ese tiempo, esas noches sin dormir… ¿para esto?
Lo que había sido una estructura imponente, ahora era una ruina... La nieve y una viga caída la habían aplastado por completo: los pistones, que había ajustado durante días, estaban hundidos en el suelo, y el núcleo del motor era un amasijo de cables chamuscados... Todo lo que quedaba era un cadáver mecánico...
Puta mierda...
El rector Cucurucho se detuvo en el centro de la sala, girándose hacia nosotros con esa sonrisa tensa, sus manos se cruzaron tras la espalda, y su voz resonó grave, cortando el murmullo nervioso de todos los presentes.
— Bueno… Ahora que han visto esto, supongo que entienden la gravedad del asunto. Necesitamos arreglar los destrozos, y evaluar ideas para la exhibición. El consejo estudiantil ya está al tanto... Desde ya les aviso, que mi idea no es cancelar la muestra, pero la decisión final recae en ustedes — Él se aclaró la garganta — El que tenga algo para comentar que lo diga ahora, no tengo, ni tenemos tiempo que perder.
Nadie quiso hablar primero, quizás por la conmoción de los destrozos, o quizás porque a todos nos intimidaba demasiado el rector.
Él suspiró ante el silencio, y se cruzó de brazos antes de clavar sus ojos en mí.
— Pierre, tú eras el responsable de la obra principal. Dime, ¿qué queda de ella? ¿Vale la pena intentarlo, empezar de cero con lo que podamos? Habla claro, no tengo todo el día.
Su mirada me atravesó, y el aire se espesó con el silencio expectante de los demás.
— Siendo sincero, mi obra es inservible — Suspiré — El concreto y la nieve no me permitieron ver lo suficiente, pero no creo que haya mucho que rescatar... Aunque creo que podemos recuperar algunas piezas y máquinas de otros alumnos, sobretodo las que no estaban en el área central...
Cucurucho aclaró su garganta y volvió a llevar las manos a su espalda.
— Ok. Necesito para este viernes el veredicto final de todos... Los contratistas comenzaran a reparar el techo mañana, con suerte quizás, en una o dos semanas podremos volver a usar estas instalaciones.
Mike se encargó de contactar uno a uno a los alumnos participantes de la exhibición, para informar las últimas noticias.
Fred al ser ayudante de clase de último año, trataba de llegar a un consenso con los profesores y el decano.
Y yo... Yo solo estaba en la oficina de alumnos observando desde adentro como estos dos hacían todo el trabajo. Yo aún con resaca y con la conmoción de ver mi trabajo hecho añicos, estaba hundido en el sofá con la mirada perdida, incapaz de pensar algo con claridad...
— Esto no puede estar pasando... — Dije con la voz quebrada.
— Tranquilo Pierre, lo solucionaremos — Respondió Fred, que entraba con una taza de té para mí.
— Gracias — Respondí.
Levanté mi mirada para verlo y pude notar un chupetón en su cuello, mis ojos fueron tan obvios que él se sonrojó, subiendo el cuello de camisa. Yo levanté las cejas, pero no dije nada... En otro momento yo lo hubiese molestado, incluso me hubiese reído de su manera tan tonta de ocultar una marca como esa, pero ¿Ahora?... Ahora yo me sentía destrozado, casi tanto como mi obra...
DÍA 13
Ingresé a la sala de alumnos cerca del mediodía, allí estaba Mike tecleando frenéticamente en su laptop. Él me saludó sin apartar la vista de la pantalla y yo solo me arrojé al sofá mientras frotaba mis manos que ya extrañaban el calor de mis guantes.
Saqué el móvil y comencé a chequear mails y ultimar detalles, se suponía que hoy se cumplía nuestro plazo y debíamos darle un veredicto final al rector... La exhibición estaba en nuestras manos, y yo ya sentía la presión aplastando mi espalda, una pesada mochila que desaparecía cada noche después de fumar hierba... Según Antoine yo me había convertido en uno de sus mejores clientes de Indica, eso me halagaba e insultaba en partes iguales, pero supongo que yo me había convertido en ese tipo de persona...
— Oh no... — Dijo en voz alta Mike, mirando atónito su pantalla.
— ¿Que sucede? — Respondí soltando mi móvil.
Mike se quitó sus anteojos antes de continuar:
— Hay un rumor... Sobre Fred y otro alumno... En esta oficina... En ese sofá...
— ¿¡En este sofá!? — Me levanté despavorido, señalando el tapizado.
Él asintió apretando sus ojos...
No hay mucho que decir, ni explicar... Ambos nos miramos con horror por unos segundos hasta que yo decidí hablar:
— ¿Están seguros? — Torcí la boca con asco — Podrían ser solo chismes, a esta universidad le encanta inventar historias... Además ¿Fred con alguien aquí? ¿Follando?
— No dijeron eso...
— Por favor Mike, ¿Qué otra cosa podrían inventar de dos personas solas en un sofá?
Mike levantó los hombros, y la puerta se abrió, detrás de ella ingresó Fred con una gorra bajada, cubriendo sus ojos, y nos saludó fríamente mientras dejaba sus pertenencias en el perchero.
Mike y yo nos miramos, y ya no hay nada que adivinar...
Él se quedó parado apoyando su cuerpo contra la puerta y desde allí nos observaba sin hablar.
Mike aclaró su garganta:
— Ya preparé el presupuesto para la exhibición... Contando maquinarias, proyectos y herramientas.
— Y yo he armado unos planos, ideas y bocetos para los trabajos de los de primer año... — Agregué, hablando con rapidez.
Fred nos miró con confusión, y se ajustó la gorra, antes de hablar con voz suave:
— Ok... Yo ya tengo listos mis informes... Solo es cuestión de esperar el llamado del rector.
Tragué con fuerza y me acerqué a Fred con un tono serio, poniendo una mano en su hombro.
— Fred... Estaba pensando. Mmmm... Ya que soy el encargado de la obra principal ¿Quieres que yo hable con el consejo estudiantil y el Sr. Cucurucho? ¿Quieres que me encargue de esta junta por hoy?
Él me miró a los ojos, con brillo y asombro en su mirada...
Entonces él lo sabe, él sabe que yo lo sé.
Él mira a Mike, y el otro solo asiente serio.
Él sabe que nosotros ya sabemos.
Él exhaló lentamente y asintió repetidas veces antes de hablar:
— Gracias Pierre...
Alguien tocó la puerta, interrumpiendo el momento. El decano asomó la cabeza, con voz amable:
— La junta está por empezar. Vamos.
Tomé los planos arrugados, los informes de Fred y la carpeta con los presupuestos de Mike. Mis manos temblaron un segundo, pero las apreté fuerte contra el papel.
Levanté la vista: Mike asintió con un gesto rápido y Fred me miraba con algo que parecía alivio. Respiré hondo, y salí de la sala con paso firme, confiado… o al menos fingí que lo estaba.
El pasillo se sintió eterno, con cada paso retumbando en mi cabeza... El decano caminaba delante, mientras yo arrastraba los pies detrás, cargando el peso de esta maldita exhibición...
La puerta de la sala de juntas apareció al fondo, y yo apreté los planos contra mi pecho.
No sé si voy a salvar esto o a hundirme del todo, pero por primera vez en días, no me importa.
Que sea lo que tenga que ser.
Abrí la puerta, y el murmullo de la junta se silenció al verme.
DIA 16
Llegué al taller, mi taller, con el amanecer. Prendí las luces, que parpadearon, y me puse a limpiar las máquinas. Inspeccioné los restos que pudieron salvar del salón de exhibiciones y garabatee algunos planos en mi libreta, sin mucho éxito.
Suspiré... Esto será un puto infierno...
Era el primer día de clases tras el receso de invierno, y el campus, que había estado muerto por días, hoy rebosaba de vida... Risas, murmullos y gritos llenaban cada rincón, y con ellos llegaron los chismes... Fred y Tubbo estaban en boca de todos. El escándalo de la oficina de alumnos se había regado como pólvora, y era cuestión de tiempo que el rector lo oliera.
Sentí pena por ellos, pero también un nudo de rabia por Fred. ¿Cómo se le ocurrió hacer algo así a la vista de todos? ¿Estaban locos o solo eran estúpidos?
Yo no era ningún santo, claro, pero al menos sabía limpiar mis huellas...
Ese día cancelaron nuestro almuerzo por una junta de emergencia en el departamento de Ingeniería.
Ya me esperaba alguna resolución de los directivos, pero no que fuesen tan excesiva solo por un rumor que Fred ni confirmó ni negó.
Cuando el decano leyó el castigo frente a todos los ayudantes de clase, el aire realmente se cortó:
"Prohibición permanente de ingresar al salón de alumnos y profesores del área de Ingeniería Mecánica. Renuncia total a su cargo con imposibilidad de volver a ocupar el puesto de ayudante de clase y/o supervisor general de la exhibición, y por último todos sus proyectos y trabajos serán retirados de los talleres y vitrinas..."
Esto no solo era solo una advertencia; era una quema de brujas pública, un recordatorio de lo que nos pasaría si no respetábamos las reglas...
Observé a los otros ayudantes de clase, desde un rincón. Algunos bostezaban, indiferentes, otros susurraban indignados, y unos pocos fascinados por el desastre ajeno... Sentí una arcada subiéndome por la garganta... Hijos de puta... Todos juzgando al pobre hombre, como si nunca la hubiesen cagado...
Entonces una chica que apenas pude reconocer de mis clases, una de esas que siempre pretende ser buena persona pero es pura maldad, se acercó y susurró:
— Qué suerte que nunca nos atraparon a ninguno de los dos, ¿no?
Hice una mueca, una sonrisa falsa, y me aparté un poco... Su comentario aunque no quisiera reavivaron imágenes en mi cabeza que yo no quería pensar en ese momento, y de repente él estaba ahí otra vez: Maximus... Sus besos, esos momentos robados en cada rincón de esta maldita universidad: la biblioteca, los vestidores, el taller a media luz...
Nunca me importó que un directivo pudiera vernos; siempre fui bueno esquivando el peligro.
Pero las miradas de los demás… Esos hijos de puta con sus rumores y sus dedos apuntando. Lo peor que podía pasarme no era que ellos me pillaran con él, sino que me vieran románticamente con alguien. No como una aventura de una noche, no como un polvo rápido contra una pared, sino algo más, algo que yo no sabía manejar… Algo como lo de Fred y Tubbo...
Mierda, Max… ¿Por qué sigues metiéndote en mi cabeza?
—Pierre, a mi oficina. Ahora.
La voz del rector cortó todos mis pensamientos. Parpadeé, volviendo al caos de la sala, y asentí sin abrir la boca, los demás solo me miraron con curiosidad.
Lo seguí por el pasillo sin preguntar nada. El murmullo quedó atrás, pero el peso en mi pecho no se iba...
Todo pasó muy rápido después de entrar a la oficina... Una propuesta que no pude rechazar, papeles, firmas, sellos y un nuevo juego de llaves...
Yo no sabía si había salvado algo o lo había hundido por completo, pero ya no importaba... Me dirigí al taller con un peso nuevo en los hombros, al único lugar que aún sentía mío, aunque fuera un cementerio de máquinas rotas...
Cuando llegué, los alumnos de primer año ya estaban ahí, dando vueltas en ese minúsculo espacio entre las máquinas a medio armar.
Suspiré, pasándome una mano por la cara, y dejé caer la libreta sobre una mesa. El golpe seco los hizo callar.
— Soy Pierre. Y desde hoy, soy el nuevo supervisor no solo de sus proyectos, si no de toda esta exhibición. Así que pongan atención, porque no tengo paciencia para idioteces.
El silencio que siguió fue ensordecedor.
Y por primera vez en días, sentí algo parecido a un propósito, aunque este solo fuera un clavo al que aferrarme brevemente...
DIA 20
La primer semana de vuelta a la universidad había llegado a su fin, y yo estaba verdaderamente agotado... Apenas crucé la puerta de mi habitación me deshice en mil pedazos en la cama... Entrar al taller con los primeros rayos del Sol, salir de allí con la luz de la luna, me estaba matando.
Quise ser un salvador, ponerme a la espalda la exhibición y motivar a esos estudiantes que lo habían perdido todo en la gran nevada...
Quizás yo solo necesitaba algo en qué ocupar mi tiempo y mi mente, y funcionó, si que funcionó...
Cada día de la semana yo debía supervisar a todos los participantes de la exhibición... Muchos es un principio no me tomaron en serio, ya que yo era Pierre... Asi que con los días tuve que armar una coraza, una nueva faceta que ellos ni yo conocía, y ponerme serio, rígido, exigente...
Yo, sin importar que estuviesen en primer o cuarto año, debía guiarlos, explotar el potencial y demostrar la excelencia que esperaba el rector... El desgraciado cada vez que podía apretaba mi cuello con sus expectativas... Por supuesto que no fue fácil, en especial con los estudiantes de años superiores que me odiaban, y aborrecían el hecho que un estudiante de tercer año los mandoneé... Y no voy a mentir, era muy divertido ver sus expresiones cuando yo les corregía algo, pero era agotador...
Encendí un porro que ya estaba armado en mi mesita de noche, y observé como el humo escalaba hasta desaparecer en el techo... Tranquilidad...
La semana había acabado, atrás quedaron el eterno ruido de máquinas, el barullo de los estudiantes, la conversaciones interminables en la sala de alumnos... Silencio...
Suspiré, cerrando los ojos... Soledad...
La soledad se sentía como un refugio, uno que todavía me incomodaba...
— Quisiera tener alguien con quién hablar... — Dije en voz alta, y abrí los ojos, mareado, muy drogado... Apagué el porro en el cenicero y volví a recostarme.
Era en estos momentos de calma total que yo pensaba en Maximus... Me gustaba hablar con Maximus... Charlas hasta el amanecer, bromas y anécdotas, todo con él se sentía muy bien... No era como hablar con Etoiles o Antoine, era algo distinto, algo especial... Maximus era especial...
Suspiré otra vez... Y miré a un costado, el lugar donde él dormía siempre en mi cama
— Ojalá estuvieses aquí...
Extrañaba a Maximus en mi cama... Follarlo y terminar hablando con él por horas Quizás ya no lo extrañaba de una manera sexual, sino de una manera más cotidiana, más simple...
Extrañaba que él me escuche atentamente, pasando sus dedos en mi pelo mientras yo hablaba de pistones y mecanismos de redstone hasta quedarme dormido...
Max...
Me dormí pensando en él... Su recuerdo ya no dolía tanto como antes, pero seguía siendo una dulce punzada en mi estómago...
DIA 28
Había pasado un mes desde que yo, bueno, había follado. No es que me jodiera especialmente, pero era raro... Desde que yo había empezado a tener sexo en la adolescencia, nunca había estado tanto tiempo en… Digamos, sequía...
Mi peor error fue mencionarlo de pasada a Etoiles y Antoine... Ahora esos dos no me dejaban en paz.
Ese sábado por la noche, el móvil vibró sobre la mesa, cortando mi maratón de películas y hierba...
El humo espeso de Indica me llenaba los pulmones cuando contesté, recostado en el sofá:
— Sí, dime…
Antoine gritó al otro lado, ahogando el ruido de fondo.
— ¡Fiesta! En el viejo edificio, a las fueras de la ciudad. ¡Ven!
Gruñí, burbujeando la pipa de agua:
— No me interesa.
— ¡Oh, vamos, Pierre! Te divertirás, necesitas soltarte un poco...
El humo de marihuana salió lento por mi nariz
— No, paso...
— Por favor, es de cuarto año. Tú y yo sabemos cómo se alocan esos cabrones... — El soltó un quejido al otro lado del teléfono — Bueno... Entonces, ¿Puedes venir a buscarme?
Reí ahogándome con mi propia saliva.
— ¿Crees que soy tu chófer personal?
— ¿Para qué compraste esa camioneta si no es para rescatar a tus amigos?
— Solo la compré por la exhibición-
— Si, si. Esa exhibición de mierda — Interrumpió él — Ya sé que ahora eres muy, muy responsable, pero... ¿No te tienta que esas ruedas conozcan la tierra, el bosque?
Suspiré, el humo de la indica pesando en mi cabeza
— Te recojo por el amanecer...
— ¡Eso es! — Rió él, victorioso.
Me arrastré del sofá pasadas las cinco, dejé la pipa de agua con los restos de marihuana en la mesa, y agarré mis llaves.
El bosque de árboles rojos estaba a una hora, y mientras conducía, el frío de la madrugada se colaba por las rendijas, despejándome la cabeza.
Aparqué entre el barro y las botellas vacías, y al bajar la ventanilla, el aire frío me golpeó con olor a cerveza.
Una horda de chicos y chicas ebrios tropezaba alrededor del edificio destartalado, algunos desplomados contra los troncos, otros riendo tontamente.
Suspiré, frotándome los ojos... Qué noche me he perdido...
— ¡El héroe de la noche! — Exclamó Antoine al verme.
Él se acercó tambaleándose, con IronMouse y Baghera colgando de sus brazos, más ebrias que él. Antoine, aunque borracho, seguía firme, con esa resistencia que lo hacía parecer un maldito tanque...
— ¡Pierre, cabrón! ¡Por fin llegas! — Baghera soltó entre gritos, y se tambaleó, mientras IronMouse chocaba contra la puerta de la camioneta, riendo sin parar.
Las chicas se desplomaron atrás, riendo como locas, y bajaron la ventanilla, dejando que el aire helado les diera en la cara.
— Por favor apunten a la ventana y no vomiten mis asientos… — Supliqué, arrancando el motor.
— Tranquilo, estas dos aguantan más de lo que parece — Dijo Antoine, sentado a mi lado, sacando un fajo de billetes del bolsillo y empezando a contarlos torpemente.
—¿Qué tal te fue? — Pregunté, alzando una ceja mientras maniobraba por el camino de tierra.
Él se rió, petulante, golpeando los billetes contra su palma
— Una noche de oro, amigo... Te perdiste una fiesta épica. Si hubieras venido, ya estarías estrenando el asiento trasero con alguien...
Chasqueé la lengua, mirando fijo el camino para esquivar el tema.
— No estoy de humor para eso...
— Oh, vamos, Pierre — Insistió, girándose hacia mí con una risa— ¿Qué pasa? ¿Sigues en celibato voluntario o qué? — Me ruboricé, sentí calor subiéndome al cuello, y le lancé una mirada fulminante. Él soltó una carcajada — ¡Oh, vamos! Conmigo no puedes mantener ese papel de supervisor serio. ¿Qué tienes, impotencia viril?
— Ya cállate, Antoine — Gruñí, apretando el volante. Pero sus palabras resonaron en mi cabeza. Recordé esa noche con Jim en la cabaña, sus besos , sus manos en mi espalda, su urgencia… y mi cuerpo muerto, incapaz de responder... ¿Y si de verdad tengo un problema?
Antoine, ajeno a mi tormenta interna, siguió en un tono más bajo, al fin notando mi molesto silencio.
— Oye, si quieres, tengo unas hierbas sensacionales, una especie de viagra...
Las chicas atrás dejaron de hablar y se asomaron, con risas ebrias.
— ¿Viagra? — Chilló IronMouse, casi cayéndose del asiento.
Baghera se asomó, tambaleándose.
— ¿Quién necesita viagra?
Antoine se hundió en su asiento, tosiendo para disimular
— Eh, alguien en la fiesta lo pidió, no es para Pierre...
— ¿Quién? — Preguntó Baghera, curiosa, mientras el viento revolvía su cabello.
— Eh… Un tipo… Alto, pelo corto, camisa fea. No sé, no lo conocía. Creo que era de cuarto año... — Improvisó Antoine rápidamente.
Rodé los ojos y me concentré en el camino, mientras las risas de los tres resonaban en el vehículo.
Llegamos a un restaurante en la carretera. Pedimos grandes porciones de comida: pancakes, huevos revueltos, tocino. Las chicas seguían riendo y hablando de la fiesta, mientras Antoine y yo nos sentamos frente a frente. Él dejó de charlar con ellas y me miró.
— Oye… Maximus estaba en la fiesta — Soltó, como si nada.
Fingí indiferencia, removiendo el café con la cucharita, pero por dentro la curiosidad me quemaba.
Ironmouse se rió, limpiándose la boca
— ¡Oh, sí! Maximus es divertidísimo. Bailamos juntos por horas.
Antoine añadió, con una sonrisa torcida:
— Él estaba en su salsa, creo que hasta ligó con alguien de cuarto año...
Me tragué el nudo en la garganta.
— Qué bien... — Asentí, mirando la taza como si fuera lo más interesante del mundo
¿Max con alguien?
Pero mantuve la cara de piedra. No iba a darle a Antoine la satisfacción de verme reaccionar...
Dejé a cada uno en su casa... Baghera tambaleándose, Ironmouse cantando, Antoine guiñándome un ojo... Subí a mi piso pasadas las once, agotado tras horas al volante.
Crucé la puerta, tiré las llaves al suelo y…
— ¡Merde! — Grité, entre dientes.
Una mujer estaba en mi salón, fumando un cigarrillo largo, curvando sus labios con picardía.
Se acercó con pasos lentos... Sus tacones resonaban en el suelo.
— ¿Esa es forma de recibir a tu madre?
— ¿Qué haces aquí? — Pregunté, todavía procesando.
— ¿Volviendo de una fiesta? — Respondió ella, ignorando mi pregunta, dando una calada al cigarrillo.
— Sí… algo así — Dije, frunciendo el ceño— ¿Por qué estás fumando adentro? — Ella miró de reojo la pipa de agua y las bolsas de marihuana en la mesita, arqueando una ceja sin responder nada. Suspiré, abriendo las ventanas de un tirón — Al menos deja que se ventile…
— Tráeme un vino, cariño — Dijo ella sentándose en la sala.
— Es muy temprano, mamá...
— ¡No hay horarios para mis espumantes! — Replicó risueña.
Rodé los ojos, pero saqué dos copas y una botella de su vino. Serví, y me senté junto a ella en la mesa de la sala.
Ella sonrió, acariciándome la mejilla con esos dedos suaves.
— Veo que sigues bebiendo mis vinos.
— Bueno… Saben a infancia — Respondí con una sonrisa sarcástica, dando un sorbo.
Ella rió, un sonido cálido que me abrigó de repente
— Te he extrañado, bebé... — Ella suspiró — Ha pasado tiempo desde el verano.
— Si... El tiempo vuela... — Respondí, relajándome en la silla.
Entonces, entre sorbo y sorbo, ella soltó
— Vine a acompañar a mi novio a tu universidad...
— ¿¡QUÉ!? — Me atraganté con el vino, tosiendo.
Ella rió a carcajadas
— ¡No es un estudiante, idiota! No es lo que piensas... Es profesor de biología marina. Está tramitando su pase a Finlandia.
— ¿Te vas con él? — Pregunté, limpiándome la boca.
Ella sonrió, soñadora.
— Siempre quise ver las auroras boreales...
Pasamos el día hablando. Le mostré prototipos del taller, pequeños inventos, y le conte sobre la exhibición, el decano y Cucurucho. Ella escuchó, cálida, con una dulzura secreta que guardaba solo para mí...
— Siempre has sido muy buenos con los inventos... — Dijo ella mientras acariciaba mi cabello con orgullo.
Sonreí y la abracé, de repente me sentí pequeño de nuevo en sus brazos...
Al atardecer, ella se fue a su hotel a cambiarse. Y yo, hice lo mismo despues de bañarme, me puse una camisa negra con bordados dorados y un pantalón de vestir. Miré mi reflejo, y la sombra de una barba creciendo... Me gusta... La barba me hacía ver serio, y quizás era eso lo que yo estaba buscando...
Cenamos en un restaurante lujoso de esos que tanto le gustaban a ella... Yo la esperé en la entrada, con las manos dentro de los bolsillos de mi largo abrigo.
Ella llegó en el auto de su novio, a quién conocí afuera... Alto, serio, con gafas, pero no recordaba haberlo visto por el campus, quizás porque en mi vida yo había pisado el departamento de Ciencias Naturales... Y entonces ella bajó del auto atrapando todas las miradas, como siempre... Ella llevaba un vestido negro ceñido, con un escote sutil y un collar que brillaba, su cabello oscuro caía con ondas hasta los hombros, sus ojos azules levemente maquillados y su boca siempre risueña estaba pintada de un color carmesí.
Esos ojos siempre traviesos y su boca burlona, eran lo que ella me había heredado... Y quizás no era lo único...
Nos sentamos en una mesa apartada y después de ordenar la entrada, cuestioné curioso:
— ¿Cómo lo conociste?
Ella río mientras agradecía con un guiño, al mesero que le servía vino
— Esquiando... — Respondió antes de beber — Caí rodando por una montaña, y él me atrapó en sus brazos...
La observé detenidamente... ¿Cuánto tiempo le durará este nuevo romance?... No sería la primera vez, que ella me presenta a alguien y al mes y medio, ya está saliendo con otra persona...
No dije nada, solo sonreí... Al menos, ella era feliz así.
— Mam...
— ¿Tienes a alguien especial? — Interrumpió ella, curvando los labios.
Pensé en Jim por un instante, pero él nunca ha sido "especial" para mí... Y entonces, sin motivos, Maximus dominó mi cabeza... Él... Siempre Maxo en mi mente...
— No... Creo que no... — Dije, tras una pausa.
— ¿Al menos te diviertes con alguien? — Insistió ella con una sonrisa juguetona.
— No — Respondí, esta vez sin dudar.
— Ya llegará alguien — Dijo cálida acariciándome la mano— Las mejores personas aparecen sin buscarlas...
Mientras la velada iba llegando a su fin con el postre. Ella sacó el tema de mi padre...
— ¿Has hablado con él últimamente?
Me atraganté con el vino otra vez... Era extraño que ella me hablase de él, desde el divorcio, ellos siempre se habían llevado como perros y gatos...
— ¿Por qué quieres saber? — Respondí jugando con el mousse de chocolate.
— Se que estás enojado con él — Dijo ella con voz suave.
La miré a los ojos, despavorido
— ¿Cómo lo sabes?
— Me lo ha dicho él...
— ¿Desde cuándo tú...? ¿Él..?
Yo estaba confundido...
Los tiempos del destino eran realmente crueles...
Por años esperé que estos dos se llevasen bien...
Pasando una infancia entre caprichos y rabietas, creciendo sin límites, viviendo una adolescencia entre el alcohol, el desenfreno y la rebeldía... ¿Solo para que ahora, a mis 22 años, ellos decidan hablarse como gente civilizada?
Me hundí en el asiento, exhalé profundamente, mientras miraba esos ojos brillantes...
— Sé que no somos perfectos y que cometimos muchos errores como padres, pero ambos te amamos — Ella acarició mi cabello — ¿Por qué no lo llamas? — Dijo ella mirándome a los ojos — Es tu padre y todavía quiere serlo...
Miré mi copa, el vino brillando bajo la luz. No respondí, solo sonreí a medias.
DIA 32
El día en la universidad estaba burbujeante, lleno de vida. Decenas de ingresantes colmaban todos los departamentos... Jóvenes, alegres, con los ojos brillando por un futuro que yo ya no podía imaginar. Me sentía tan lejos de ellos, como si un siglo me separara de mi primer día en el campus.
Yo ni siquiera recordaba cómo se sentía aprobar el examen de ingreso... Esa emoción que alguna vez tuve y que ahora solo era un recuerdo borroso.
Ese mediodía terminé temprano con mis clases curriculares, y por primera vez en semanas, iba a almorzar en la cafetería a una hora decente... Pollo con verduras asadas, no suena tan mal...
Tomé mi bandeja, y crucé al salón comedor.
Miré en todas las direcciones... Mesas repletas, cuerpos apiñados, gente hablando a los gritos. No había un lugar libre... No me importaba sentarme con nadie, solo quería comer y largarme.
Hasta que lo ví al fondo del salón...
Mi corazón y mis pulmones se detuvieron por completo.
Maximus...
Era él, claro que era él. Rodeado de sus amigos, riendo, gesticulando con las manos... Su risa a lo lejos, y por un segundo, el salón se silenció.
Había pasado un mes desde la última vez que lo vi. La última imagen que tenía de él era en mi piso, llorando, pidiéndome algo que yo no podía darle...
Verlo ahora, feliz, vivo, continuando con su vida… Me alegraba, supongo...
Suspiré, apretando la bandeja con fuerza.
Quizás estemos mejor así... Las palabras se formaron solas en mi cabeza, casi por obligación.
Me di media vuelta y caminé por el campus, el almuerzo temblando en mis manos, hasta llegar al taller... Dejé la bandeja en el escritorio, y me quedé mirando los garabatos de los planos en la pizarra...
Respiré hondo, el cansancio me pesaba en cada paso dado estas últimas semanas...
Supervisar la exhibición, lidiar con los estudiantes y con el rector apretándome el cuello… Todo eso que me mantenía vivo, también me estaba matando.
Y ahora Max, riendo al otro lado del campus, como si yo nunca hubiera existido... Me hundí en la silla.
Quizás era mejor así...
Pero ¿Por qué yo me sentía tan extraño?
Tan vacío...
— ¿Supervisor?
Una voz me arrancó de mis pensamientos.
Era ese alumno de segundo año que trabajaba en la exhibición... En pocas palabras un liante de rizos castaños y una sonrisa seductora que prometía problemas...
Yo lo había visto en clases, interrumpiendo a todos con sus comentarios, lanzándome miradas que yo fingía no notar... Un verdadero peligro, que buscaba siempre ser el centro de atención molestando hasta al más paciente... Incluyéndome.
Hice una mueca al verlo, largando suspiro que me salió más pesado de lo que quería.
— ¿A ti también te corrieron los ingresantes de la cafetería? — Dijo, entrando sin invitación, con una bandeja en las manos.
— Algo así — Murmuré, mientras pinchaba un trozo de pollo con el tenedor.
Él hizo un ademán, pidiendo permiso para sentarse. Bufé, pero retiré los planos y cuadernillos del escritorio, dejándole espacio, casi resignado. Él se dejó caer frente a mí, empezando a comer. Yo pinché otro trozo de pollo con el tenedor, más por inercia que por hambre, y lo miré de reojo
— ¿Cómo va tu proyecto? — Pregunté, para llenar el silencio.
— Bien, creo... Si no explota antes de la exhibición, estamos salvados — Rió, guiñándome un ojo — ¿Y tu estructura? ¿Ya empezaste?
— Si... Aunque queda mucho trabajo por delante... — Respondí, masticando lento. El cansancio me pesaba en la voz— Si llegamos a tiempo, será un milagro...
Hablamos de proyectos, de motores y repetidores que no funcionaban. De si la exhibición sería un desastre o algo decente. Él hablaba rápido, llenando el taller con su energía agotadora.
Entonces él bajó la voz, inclinándose un poco sobre el escritorio. Supe que venía una de las suyas... Así que me recosté en la silla, cruzando los brazos con una sonrisa arrogante, esperando su jugada.
— Oye, Pierre… — Empezó, nervioso, rascándose la nuca— Deberíamos intercambiar números. Ya sabes, por si pasa algo con la exhibición. Comunicación directa, ¿no?
Me reí, una risa seca, casi cruel.
— ¿Para qué quieres mi número? Ya tienes mi email, puedes hablarme por ahí.
Él se quedó atónito, boquiabierto, yo me limpié la boca con una servilleta de papel, lento, como si yo no tuviera prisa por nada. Me levanté y retiré la bandeja del escritorio. Sus ojos me siguieron, pero no dijo nada más.
— Nos vemos la próxima clase... — Dije, dándole la espalda, sentí sus ojos clavados en mí mientras salía, pero no me giré.
Salí de allí, y caminé por los pasillos, sintiendo un nudo extraño en el estómago. Era como la cuarta o quinta persona que yo rechazaba desde el receso, sin contar las miradas de los alumnos ingresantes que había esquivado hoy.
Antes, yo habría seguido el juego, me habría lanzado a cualquiera de estos sin pensarlo. Ahora… nada. Solo quería que me dejaran en paz con mis máquinas.
Cerca de la cafetería, me crucé al decano Walter Bob. Venía con paso rápido. Me saludó con un gesto cálido, pero sus ojos estaban tensos observando su móvil.
— Pierre, justo a ti quería ver — Dijo, deteniéndose— ¿Cómo vas con el taller? ¿Los chicos te están volviendo loco?
Sonreí a medias, agotado.
— Bueno... Sobrevivo... Son un desastre, pero estamos avanzando.
Él rió, pero entonces su móvil vibró. Lo miró, se agarró la cabeza mientras leía su pantalla, y luego me clavó los ojos.
— Acaban de avisarme que los tubos metálicos para la exhibición están varados en el depósito... — Él hizo una pausa, midiendo mi reacción — ¿Podrías después del taller traerlos con tu camioneta? Sé que es mucho pedir…
Quise decir que no, quedarme en el taller y terminar mi estructura de una maldita vez, pero su mirada esperanzada me atrapó, y asentí, forzando una sonrisa:
— Claro que sí, decano.
Él me palmeó el hombro, agradecido, y siguió su camino mientras atendía una llamada.
Yo me quedé ahí, en el pasillo, mirando la bandeja en mis manos... El taller al fondo, el campus vibrando a mi alrededor...
Todo seguía, todos seguían con su vida...
Y Maximus…
La imagen en mi cabeza de Maximus riendo feliz en la cafetería, mientras yo cargaba tubos, y esquivaba números y miradas...
Quizás esto sea lo mejor...
Solo caminé, lento, resignado, creyendo de verdad, que esto era lo mejor para mí.
DIA 35
El sábado me había atrapado en casa, como siempre. Las cortinas corridas, yo miraba el día atardeciendo. La misma rutina de siempre... El humo de la Indica llenando mi espacio de música instrumental suave, y una copa de vino que brillaba a medio terminar en la mesita.
Yo estaba relajado o al menos lo intentaba. El día anterior había sido… inesperado.
Cucurucho, me había llamado a su oficina:
— Pierre, tus ideas son sólidas... Has hecho un buen trabajo con la exhibición. Los alumnos están progresando, y eso es gracias a tu liderazgo — Me dijo, relajado con lo que intentaba ser una sonrisa amable.
Yo me quedé ahí, parado como idiota, con las manos en los bolsillos, sonriéndole casi por reflejo
— Bueno... — Respondí, mirando el suelo — No es solo mérito mío. Los ayudantes de clase me han ayudado mucho, creo que también merecen el crédito...
Él hizo una mueca, y ahora una sonrisa tensa le curvaba los labios.
— Sí, claro. No todos son como Fred, por suerte — Sus manos se apretaron al escritorio — ¿Ese desliz en la sala de alumnos? Un desastre que pudimos resolver a tiempo... — Él sacudió su cabeza, mirándome de nuevo a los ojos — Agradezco que tú si te tomes esto con seriedad.
Sonreí suave, mientras un nudo me apretaba el en pecho.
Hipócrita de mierda...
Si Cucurucho supiera las cosas que hice en esta universidad... Los baños, el taller, en los pasillos de la biblioteca, incluso esa vez en el festival que casi termino haciéndolo detrás de un arbusto... Agh, si tan solo él supiera el 10% de todo lo que he hecho, me habría colgado del asta él mismo...
Apoyé la copa en la mesita.
Suspiré, recordando todas esas travesuras... Algunas me resultaban divertidas, graciosas... Otras, ya ni siquiera las entendía... Sinceramente, no recordaba el nombre de todos, incluso creo que nunca supe como se llamaban la gran mayoría. No me parecía esencial recordarles... Flirteo desvergonzado, besos calientes y manos rápidas en el momento justo... Caras borrosas y cuerpos que se desvanecían en mi cabeza, dejando en mi memoria solo placer...
Pero con Maximus… Maximus era distinto. Esos besos en el taller, su risa resonando en el baño, su aliento tibio en mi cuello entre los estantes. Suaves, vivos, nunca sucios hasta que llegábamos a nuestras cuatro paredes... Su casa, la mía, habían sido testigos del fuego y la pasión que nos envolvía... Él se quedó grabado.
Suspiré, el humo pesándome en los pulmones.
Ya no me dolía pensarlo... Solo habían pasado dos días desde que lo había visto en la cafetería, pero algo se había asentado... Quizás esto era lo mejor... Yo lo decidí al destruirlo todo, y él lo decidió al seguir adelante, ahora cada uno seguía su camino...
Ahora yo vivía en piloto automático, dejando que los días pasaran mientras el taller me absorbía, esperando que el tiempo me devolviera la chispa que todos decían que yo había perdido.
Era irónico... Yo siempre había dejado que el tiempo decida por mí, siempre había dejado fluir todo naturalmente... Idiota...
Hoy podía entender a Maximus... No había emoción ni decisión en vivir una vida sin dirección... Yo solo vivía esperando llenar esos vacíos con rutina...
Mi móvil vibró de repente... Era Antoine... Música fuerte y gritos eufóricos rugían al otro lado.
— ¿Qué haces, cabrón? — Preguntó, su voz casi perdida en el caos.
— Estoy en casa... Lo de siempre — Respondí, recostándome en el sofá.
— ¡Vamos, sal! Hay una fiesta en la casa de artes escénicas. Está descontrolada.
— No voy a salir, Antoine. No insistas...
Él gruñó, pero no peleó.
— Bueno, entonces… ¿Puedes recoger a Baghera? Está tan ebria que no puede ni caminar...
Suspiré, pasándome una mano por la cara.
— ¿Dónde están?
La camioneta rugió en la noche, y el frío de la noche que entraba por la ventanilla bajada me despejaba la cabeza mientras conducía hacia la fiesta.
— Otra noche de rescate... — Dije en voz alta.
Quizás salir no era tan mala idea, aunque solo fuera para sacar a Baghera del desastre...
Aparqué frente a la casa del lago, una pintoresca casa inglesa con luces parpadeando y música rave retumbando.
Grupos de estudiantes tropezaban en la acera, otras botellas rotas brillando...
Suspiré, bajando del auto, Voces conocidas me llegaron desde un grupo cerca de la entrada.
— ¡Hola, Pierre! — Gritó uno, agitando la mano como idiota.
Los reconocí del taller, los mismos que se quejaban de mis correcciones...
Me acerqué, las manos en los bolsillos, y noté sus miradas nerviosas.
— Hola... — Dije observando a todos — ¿Qué hacen aquí?
— Fiesta, ya sabes… — Dijo uno, encogiéndose de hombros.
— Salimos a tomar un poco de aire fresco — Dijo aquel alumno de rizos que yo recordaba del taller.
— ¿Y tú? — Preguntó una chica con mirada felina — Pensamos que no vendrías...
Hice una mueca, sin ganas de charlar.
— Solo vine por alguien ¿Conocen a Baghera?
— Si, está dentro, en un sofá... — Dijo la misma chica, mirándome con curiosidad.
Asentí, dirigiéndome a la entrada de la casa... y entonces lo vi. Maximus... En el pórtico, fumando un cigarrillo, completamente solo.
Mi pecho se apretó, pero no como antes. No era dolor, era… Algo más suave, más lejano...
— ¡Oye, Pierre! — Gritó el estudiante de rizos.
Puse los ojos en blanco antes de voltear.
— ¿Si?
Él se acercó para susurrar
— ¿Tú... Tú sabes alguien que venda...? Ya sabes...
Levanté las cejas y esboce media sonrisa
— Si, Antoine...
— ¿Quién es Antoine?
Resoplé por la nariz e incliné mi cabeza
— Conociéndolo debe llevar una chaqueta roja deportiva, adidas...
Todo el grupo se miró en silencio y entraron rápidamente sin siquiera agradecerme.
Suspiré... Caminé hacia el pórtico, hacia Maximus... Mi corazón quiso alborotarse pero pude controlarlo con frialdad...
— Hola, Maximus — Dije, acercándome lento, sacándome los guantes para ganar tiempo, tratando que esta situación no me dominase.
— Hola…— Su voz tembló levemente y sus ojos se clavaron en los míos.
— ¿Cómo has estado? — Metí las manos en los bolsillos, esquivando su mirada.
— Bien… Bien, ¿Y tú? — Él mordió sus labios, nervioso — Supe lo de tu proyecto… Una putada.
— Oh… — Miré a un lado, al césped bañado por el rocío... Necesitaba concentrar mi atención hacia otro lugar — Sí... Una putada. Pero nada que no se pueda solucionar, ¿no? — Forcé una sonrisa que salió triste — Es duro, pero lo estamos llevando bien. Tengo un gran grupo de ayudantes...
Él asintió, como si quisiera decir algo más, pero yo cambié de tema, señalando la puerta.
— Bueno… Solo vine a buscar a Baghera. Creo que está muy ebria...
Él tragó saliva y sus ojos se opacaron: — Creo que ella está en un sofá adentro...
Asentí con una sonrisa tibia que no llegó a mis ojos, y abrí la puerta. El ruido fue ensordecedor, pero sentí la mirada de Maxo en mi espalda, mientras entraba.
Encontré a Baghera desplomada en un sofá, con el cabello pegado a la cara.
— Vamos, héroe al rescate otra vez... — Dije entre dientes, levantándola con cuidado.
Ella rió, tambaleándose contra mi hombro.
— Pierre… — Ella balbuceó, riendo— Eres un ángel…
— Camina y cállate, por favor... — Gruñí, arrastrándola afuera.
Salí con ella a cuestas, el aire frío me golpeó en la cara, otra vez.
Max ya no estaba en el pórtico... Ni en ningún lugar al que recorrí con los ojos.
Subí a Baghera atrás, arranqué la camioneta, y manejé en silencio... El zumbido del motor cubría el eco de la voz de Maximus en mi cabeza.
Ese encuentro se sintió tan... Lejano.
No había dudas ambos estábamos mejor así, y yo tenía que aprender a lidiar con eso...
DIA 40
Ese jueves, salí con prisa del taller.
Diez minutos para las tres, marcaban en mi reloj... Muy tarde para almorzar... Mi estómago gruñía y dolía como si me estuviera insultando por no prestarle atención.
Yo no pretendía saltearme mis comidas, pero si quería evitar de nuevo otra situación... Dos días atrás, yo me había cruzado con Maximus en estos mismos pasillos... Yo iba a almorzar, con el estómago rugiendo, para variar, y Maximus se retiraba del comedor.
Un "hola" seco de mi parte, un "hola" rápido de la suya, y listo... Ni una mirada de más, ni una palabra sobrante. Como dos desconocidos que alguna vez supieron tocarse hasta el cansancio... Ese día, quedé viéndolo irse, su espalda perdiéndose entre la gente, me dí la vuelta y continúe por mi camino... Después de todo, se suponía que debía ser así...
Cada uno por su lado.
Hoy, la fila del buffet estaba llena de rezagados. Me puse detrás de un tipo con auriculares, mirando el menú con atención... Entonces sentí algo familiar en aire... Supe que era él antes de verlo, no sabría como explicarlo lógicamente pero sentía que era él, detrás de mí... Me giré un poco, y efectivamente... Maximus... Mierda.
Él estaba ahí, con un montón de carpetas apretadas contra su pecho, y el pelo revuelto... Él me miró, y por un segundo, sus ojos se abrieron más de lo normal.
— Hola, Pierre — Dijo él, con esa voz que aún me arañaba la piel
— Hola, Maximus — Respondí, girándome por completo, con las manos en los bolsillos como si eso evitara que los nervios me desborden... Verlo ahí, tan cerca, con un montón de carpetas apretadas contra el pecho, me había descolocado — ¿Qué haces tan tarde en la cafetería?
Él se encogió de hombros, ajustando las carpetas.
—Clases, trabajos, ya sabes… Se me juntó todo ¿Y tú?
—El taller... — Bufé, mirando la fila avanzar lento — Esa exhibición me va matar... Bueno, no si antes el rector me mata del susto con sus llamadas sorpresas a su oficina...
Él rió, un sonido corto pero genuino, y algo en mi estómago se retorció. Mierda, no hagas eso, cabrón...
—¿Qué tal va? — Preguntó, inclinando la cabeza.
— Bien... — Yo pensaba mis palabras mirando al techo — Bueno, podría estar mejor... Los de primer año son un desastre, pero al menos no han quemado nada… Todavía.
Él apretó sus labios antes de sonreír
— Seguro estás esperando que lo hagan para tener una excusa y largarte.
Toda mi cara sonrió ante su rápida respuesta
— No sería mala idea — Dije mirando sus ojos chispeantes — Quemar el taller y culparlos suena a un buen plan...
Él había quebrado en solo un minuto la coraza en la que yo pretendía esconderme... Mierda, Maximus ¿Por qué sigues siendo tan fácil de hablar?
Por un segundo, fue como antes: él bromeando, yo siguiéndole el juego... Pero el aire se puso raro al instante, los dos ya sabíamos que esto no era lo mismo.
La fila avanzó, y llegamos al buffet; yo tomé un plato de arroz blanco con verduras y un filete. Max tomó lo suyo, una especie de ensalada o algo así.
Salimos hacía salón comedor, bandejas en mano, y el mismo bullicio de siempre... Mesas llenas, risas, gritos.
Maximus caminó a mi lado, y por un instante, mi estómago burbujeó. No era hambre, no era la comida. Era él, su risa, toda su presencia que todavía me hacía algo. Sacudí la cabeza... No, Pierre, ya no. Basta de eso...
Hablamos un poco más mientras avanzábamos... De sus materias, las mías... Pero fue muy corto, cortado por silencios que antes no existían...
Entonces una chica de cabello casi blanco y ojos azules gritó su nombre desde una mesa al fondo, agitando las manos
—¡Maximus! ¡Acá!
Él sonrió suavemente, y me miró
—Nos vemos, Pierre — Dijo, con un tono bajo pero firme.
—Claro — Respondí, seco, levantando la bandeja a modo de despedida, y lo vi irse, con pasos seguros hacia ella.
Me quedé ahí un segundo, mirando cómo él se sentaba con ella. Giré sobre mis talones y encontré una mesa cerca de las ventanas. Dejé la bandeja con un golpe y me hundí en la silla.
Mastiqué lento, mirando el plato.
Maximus estaba ahí, a unas mesas, riendo con la chica de pelo blanco y otros que no reconocí. Su risa llegó hasta mí, un eco lejano que me revolvió el estómago.
¿Qué carajo fue ese burbujeo? ¿Hambre? ¿Nervios?
No, mierda, no podía ser nostalgia...
No después de todo.
Pinché las verduras y me las llevé a la boca.
"No debo extrañarlo", me dije, como si yo pudiera darme una orden y obedecerla...
Él está bien, yo estoy bien, o algo así.
Cada uno en su camino...
Pero, joder... ¿Cuándo carajo voy a acostumbrarme que Maximus ya no es parte de mi vida? ¿Cuándo voy a dejar de sentir este puto burbujeo en el estómago cada vez que lo cruzo? Como si todavía yo tuviese derecho a algo...
Suspiré, dejando el tenedor clavado en el arroz.
Quizás nunca...
O quizás mañana...
Quizás mañana lo vea otra vez y me ría de esto, o quizás me pudra en ese taller hasta que su cara se me borre por completo de la cabeza.
...
DIA 50
El viernes por la noche, mi padre, su esposa y mi hermanita Pomme arribaron al aeropuerto de la Isla.
No era una visita espontánea; era la respuesta de mi padre a mi llamada, esa que hice al día siguiente de que mi madre se fuera...
Mi padre y yo hablamos por teléfono como siempre, sin disculpas, haciendo borrón y cuenta nueva, como si dos años de silencio se disolvieran en el aire... Idiotas, ambos lo éramos..
Yo hasta había olvidado por qué nos peleamos, o quizás nunca importó tanto...
Cuando finalmente abracé a Pomme en la terminal, el paso del tiempo me golpeó duro... Las lágrimas se me escaparon, silenciosas y cálidas, al sentir sus brazos pequeños apretándome.
Dos años que perdí por imbécil, y ella, tan chica, aún me recordaba con esos dulces ojos que me miraban como la última vez.
Yo quería recuperar el tiempo perdido entre nosotros, así que ahí estábamos: Pomme y yo en la camioneta, rumbo a la feria del domingo... Una idea de los de primer año para juntar fondos para la exhibición. Quedaban pocos días para la muestra, y muchos aún necesitaban comprar herramientas para ultimar detalles...
Mientras yo conducía por las calles frías de la ciudad, ella parloteaba en francés sobre los juegos que quería probar, y yo asentía a medias, mirando el camino.
La feria estaba en pleno auge cuando llegamos.
Pomme iba de mi mano, saltando cada dos pasos, con los ojos brillantes por las luces y los banderines... Los de primer año habían hecho un buen trabajo: puestos de comida, juegos de feria y música que resonaba por todo el perímetro.
— ¡Mira, Pierre! — gritó Pomme, señalando un puesto de algodón de azúcar. Su francés era rápido, casi un chillido, y yo bufé, pero saqué la billetera.
— Está bien, pero solo uno — Dije, pasándole unos billetes al tipo del puesto. Ella rió, y yo me quedé mirándola un segundo, con esa mezcla rara de alivio y culpa que me había estado comiendo desde que la abracé ayer... Dos años perdido, y aquí estaba, comprándole dulces como si eso arreglara algo.
Sus ojos brillaban, mientras se manchaba por el azúcar, y yo cuidadosamente limpiaba su carita con un pañuelo... Por un rato me olvidé del taller, de los planos, del rector apretándome el cuello. Éramos solo ella y yo, y eso estaba bien...
Caminamos entre la gente, esquivando estudiantes que me saludaban con sonrisas nerviosas. Los reconocí a todos del taller, pero solo devolví gestos fríos y seguí andando. Por hoy, no quería pensar en la exhibición...
Pomme después de vaciar una caja de grajeas dulces que me insistió en comprar, se lanzó a los juegos con entusiasmo, perdiendo en cada uno...
— ¡Otra vez! — Chillaba ella.
Yo sacaba más billetes, suspirando
— Vas a dejarme en la ruina pequeña... — Murmuré, pero su risa valía el gasto.
Una hora más tarde Pomme comenzó a frustrarse por no ganar y comenzó a lloriquear, yo la contuve, poniéndome de rodillas para hablar a su altura
— Ey, ¿Qué te parece si vemos aquella función de magia?
Ella observó con molestia al mago y se cruzó de brazos haciendo un puchero
— No...
Respiré hondo, tratando de ser paciente
— ¿Qué quieres hacer entonces? — Pregunté, suave, y ella giró, señalando un puesto de dulces. Aclaré la garganta, firme — No. No voy a comprarte a más dulces...
Entonces pasó... Pomme se soltó de mi mano, haciendo un berrinche, y salió disparada entre la gente.
— ¡Pomme, mierda, espera! — Grité, pero ya estaba perdida entre la multitud. El corazón se me subió a la garganta, y corrí tras ella, abriéndome paso entre cuerpos, maldiciendo en voz baja. La vi corriendo hacia la calle, con los autos zumbando cerca, y mis piernas temblaron.
Hasta que la ví en la acera... Alguien la había agarrado... Esto no puede estar pasando... ¿Acaso ella está con...?
Mi pecho se apretó. No se sintió como un golpe, sino como un músculo que recuerda un dolor viejo... Él... La sostenía del brazo, mientras ella lloraba. Corrí más rápido.
— ¡Pommeee! — Mi voz salió ronca, agitada, y cuando llegué, lo vi de frente — Maximus... — Dije y sus ojos se clavaron en los míos, y por un segundo, todo el mundo se detuvo... No pensé. Solo lo abracé. Fuerte, muy fuerte, como si quisiera asegurarme de que él era real. Sentí su calor quemandome, sus latidos contra mi pecho. Mierda, no debí hacer esto...
— ¡Gracias, Maximus, gracias! — Dije, soltándolo rápido, casi empujándolo, y me agaché a abrazar a Pomme. Le hablé en francés, un regaño mezclado con alivio, mi voz temblaba más de lo que yo quería, y por un instante soné como mi padre regañándome de niño, y eso me estremeció.
Me enderecé, con ella aferrada a mí, y traté de calmar mi respiración, de ignorar que él estaba ahí, a dos pasos.
Me sequé el sudor de la frente con la manga y me quité la bufanda para no ahogarme.
Lo miré, forzando una calma que yo no sentía.
— Creo que Pomme tiene algo que decirte… — Dije, serio, dándole un empujoncito a mi hermanita, pero ella se escondió detrás de mí, murmurando un "gracias" apenas audible. Yo le revolví el pelo con una sonrisa enternecida — Lo siento por esto… Ella se enojó conmigo, y salió corriendo después de un berrinche... Yo, yo nunca imaginé que ella cruzaría la calle sin mirar — Tragué saliva y cerré los ojos, cortando la idea— Tú la salvaste...
Él se encogió de hombros, restándole importancia.
— Solo actué por impulso...
Bufé, casi riendo.
— Ella también actuó por impulso... Sobretodo después de haberme negado a comprarle más dulces ¿Verdad, Pomme? — La miré, y ella bajó la vista, avergonzada.
Max sonrió, y por un segundo, sentí una calidez en mi pecho. Sacudí la cabeza... No, Pierre. Basta.
— Bueno... Es solo una niña, muchos hemos hecho travesuras de niños — Dijo él, suavizando el aire. Yo asentí, cargando a Pomme en mis brazos.
— Pomme, él es… — Hice una pausa, mirándolo. Su cara, sus ojos, esa sonrisa... Tragué duro — Maximus... Un amigo. — La palabra salió extraña, como si yo la pronunciara por primera vez — Y Maximus, ella es Pomme, mi hermanita.
— Salut, Pomme! — Dijo él, y ella rió, imitando mi risa...Maldita sea, verla era verme en un espejo chiquito.
— ¿Acabas de llegar o ya te ibas? No te he visto por los puestos de la feria... — Pregunté, más por llenar el aire que por curiosidad.
— Acabo de llegar, pero… me estaba yendo. Olvidé mi billetera en la residencia, o eso creo… — Dijo él, rascándose la nuca. Yo fruncí el ceño, y él siguió, nervioso — Anoche salí con amigos, a un bar, tal vez extravié mi billetera allí, no lo sé...
— Seguro está en una chaqueta — Dije, encogiéndome de hombros, tratando de sonar casual, pero luego mi voz sonó más grave de lo que yo quería — ¿Tú sigues frecuentando bares...?
— No, no tanto — Él respondió rápido, mordiendo el labio como siempre lo hacía cada vez que estaba nervioso — Estoy más enfocado en la universidad, ahora. Proyectos, trabajos…Ya no tengo tiempo para salir de fiesta... ¿Y tú?
Asentí antes de hablar seriamente
— A solo una semana de la exhibición, no tengo mucho tiempo que perder...
— ¿Entonces ya no vas a fiestas?
— Tú sabes que me aburren las fiestas... — Respondí directamente... Esa parte que habitaba muy en mi interior, ya estaba cansada de fingir que no había un pasado entre nosotros dos.
Y de repente, ese incómodo silencio, otra vez... Antes, habríamos hablado por horas, ahora las palabras solo nos hundían...
Pomme bostezó en mis brazos, frotándose los ojos. Le susurré algo en francés, y ella asintió, cansada. Yo miré a Maximus
— Nosotros ya nos vamos... Es casi la hora de cenar
— Yo también me iré... Necesito asegurarme que mi billetera está en la residencia...— Respondió él.
— ¿Quieres ir con nosotros...? — Solté, sin pensar. Mierda, ¿por qué dije eso?
— No, no es necesario. Yo caminaré...
— Vamos Maxo, está helando aquí afuera. Deja que te lleve... — Insistí, con un tono más firme. Él dudó, pero asintió.
Abrí la camioneta, senté a Pomme en su silla y la abroché con cuidado.
Max subió al asiento del copiloto, y yo me puse al volante.
El motor rugió, y el silencio una vez más...
Miré a Pomme por el retrovisor, ya medio dormida, y luego a Max, que observaba por la ventana.
— Linda camioneta — Dijo él rompiendo el hielo— ¿Las has alquilado también?
Lo miré curvando una sonrisa en mis labios... ¿Acaso él todavía recordaba aquel coche que alquilé para nuestra primera cita? Intenté calmarme... Quizás él solo quería crear un tema de conversación... No tendría que ilusionarme por pequeñeces...
— No, la compré — Respondí cortante, mirando la calle — Yo estaba cansado de transportar a pie los materiales para la exhibición...
— Tiene sentido… — Dijo él, y el silencio volvió.
Yo conduje por las calles heladas, las luces de la feria ya se habían desvanecido detrás de nosotros, pero su presencia me quemaba, ardía en mí interior.
—¿Cómo vas en la clase de la profesora Lee? — Pregunté, por costumbre, con voz plana.
— Muy bien — Dijo él, con un orgullo que me hizo girar a verlo un segundo — Ahora que tengo un poco más de experiencia con la redstone, todo es mucho más sencillo...
—Qué bueno — Respondí, asintiendo sin mirarlo — ¿Y Ramón? ¿Cómo está el nuevo ayudante?
—Oh… — Él rió, un sonido corto que me rozó sin querer — Él es muy bueno, a pesar de ser tan joven, sabe mucho sobre ingeniería... Él tiene un gran futuro...
— Fue una pena dejar mi puesto — Dije, con un tono que mantuve neutro — Pero me alegra haber recomendado a Ramón... Cuando lo ví en el taller, supe el gran potencial que había en él...
Maximus me miró, y por un instante, sus ojos brillaron como antes. Sentí un tirón en el pecho, algo cálido y estúpido que no tenía derecho a estar ahí... Sacudí la cabeza, mirando la calle otra vez, y comencé a divagar sobre Ramón, las clases en el taller, sobre ingeniería mecánica, y sobre cualquier otra cosa que me alejara de esos pensamientos sobre nosotros...
— Tu barba… — Dijo él de repente, interrumpiendo, y se tapó la boca avergonzado.
Bufé, casi riendo, y me pasé la mano por el mentón
— La he recortado un poco. Quería estar presentable para Pomme —Respondí, encogiéndome de hombros. Miré por el retrovisor, y ella ya estaba dormida, con la boca entreabierta — Está exhausta. Perdió en todos los juegos...
— Pobrecita, no te rías de ella... — Dijo él, y los dos reímos, un eco que se cortó rápido.
El silencio volvió, y yo carraspeé, buscando algo que decir.
Me detuve en un semáforo rojo, y tamborileé el volante
— Mi padre... Mi padre ha venido de visita a la Isla. Bueno, él, su esposa y Pomme — Dije de repente, sin pensar.
— Oh... ¡Que bien! — Respondió él sinceramente... Observé sus ojos de reojo antes de poner en macha la camioneta... Maximus, siempre me escucha...
— ¿Sabes? — Yo continúe mientras apretaba el acelerador — Pasaron casi dos años de la última vez que ví a Pomme... El tiempo realmente vuela cuando eres un imbécil... Fue una pésima idea alejarnos... — Maximus me miró confundido, y entonces me escuché a mismo... Quizás no era tan buena idea contarle mi situación personal, al fin y al cabo ni siquiera ya éramos amigos — Digo, mi padre y yo... Yo, me estaba perdiendo la infancia de Pomme solo por mi propia inmadurez y egoísmo... Me he dado cuenta que de nada sirve guardar rencor.
Él sonrió, suave en silencio, y yo apreté el volante...
Aquí ya no había un nosotros, no lo habría nunca más... Era inútil intentarlo, supongo que ahora éramos esto...
El semáforo cambió a verde al llegar a una esquina, y arranqué de prisa, dejando que el motor ahogara el trago amargo que subía por mi garganta.
Luego de unos minutos, estacioné frente a la residencia, y él desabrochó el cinturón con un solo movimiento
—Gracias por traerme — Dijo, abriendo la puerta, veloz, como si él tampoco soportara este eterno silencio que nos aplastaba continuamente.
Bajé la ventanilla, en cuanto él puso un pie en la acera.
— Nos vemos en la universidad — Dijo él.
— Si — Respondí antes de morder la piel escamada de mis labios — Mañana pasaré por la clase de la profesora Lee...
—Oh — Él respondió, metiendo las manos en los bolsillos, con una sonrisa leve — Muchos se alegrarán de verte por allí...
— Excepto Ramón, que iré a supervisarlo... — Bromeé, y él rió otra vez. Ese sonido... No podía dejar que me dominase... Suspiré suavemente para calmarme — Cuídate, Maximus — Dije, subiendo la ventanilla mientras él saludaba con la mano.
Arranqué la camioneta, con Pomme dormida atrás, y manejé en silencio... La risa de Maximus, se quedó un rato en mi mente, un eco que no quería escuchar...
¿Ese calor en mi estómago cuando lo abracé?
¿Esa chispa cuando rió? Nada... Solo un reflejo viejo.
Ya no éramos eso.
Cada uno por su lado.
Él estaba bien, yo estaba… bien.
Él era solo un tipo de la universidad ahora. Un amigo, como le dije a Pomme... Eso era todo...
DIA 51
Lunes... Desde que había empezado esta locura de exhibición, yo detestaba los lunes... Simplemente los domingos por la noche eran estresantes y odiosos... Solamente escuchar mi reloj despertador era suficiente para arruinar por completo mi día...
Pero hoy... Este lunes se sentía distinto, especial...
Me miré al espejo al terminar de vestirme, el overol manchado colgándome del cuerpo, y forcé una sonrisa ganadora que se torció en una mueca traviesa.
Hoy yo volvía a la clase de la profesora Lee... Y mi rostro no podia ocultar la felicidad que me producía volver a la clase 502... Ser un ayudante de clase se sentía tan natural en mí, y no como ahora, que solo era un supervisor amargado con Cucurucho asfixiándome y la exhibición robándome el aire... Allí, en ese aula, era verdaderamente yo...
Dibujos técnicos, álgebra y termodinámica... Una a una todas mis materias matutinas se disolvieron hasta que llegó finalmente la tarde.
Yo suspiré hondo frente a la puerta, me colgué las gafas protectoras en la frente y entré después de tocar.
— ¡Buenos días, gente! — Dije sonriendo con un filo juguetón, sabiendo el efecto que yo iba a causar en los alumnos.
La clase me recibió con alegría y murmullos, Ramón me saludó nervioso y la profesora curvó sus labios con una media sonrisa, pero mis ojos lo buscaron sin querer... Maximus, allí estaba él, en su banco de trabajo, con el pelo revuelto y una máquina que parecía a pedir auxilio.
Sus ojos se clavaron en los míos un instante, y juro que fue como la primera vez que nuestras miradas se cruzaron en este aula: ojos bien abiertos y un brillo que nos volvía a atravesar como un rayo...
El burbujeo estalló en mi interior, un calor me trepó por el pecho y se enredó en mi garganta...
¿Él todavía siente algo por mí? — Pensé, mientras la profesora Lee me explicaba como yo debía supervisar a Ramón. Asentí, pero mi cabeza ya divagaba: ¿Y si él nunca dejó de sentir eso por mí? ¿Y si yo compliqué todo por nada? ¿Y si todo era más fácil de lo que yo creía?
Me senté en mi viejo banco de trabajo, y desde ahí lo espié: sus dedos nerviosos, su ceño fruncido, el modo en que su pelo caía sobre sus ojos...
Ramón parloteaba a mi lado pero yo solo pensaba en Maxo y en este lugar, donde todo empezó: las tardes armando circuitos, sus ojos encontrando los míos en el caos del taller, sus manos rozando las mías sobre un motor... Su risa resonando en cada rincón de mi pecho...
¿Por qué carajo tuve tanto miedo?
¿Por qué fui un puto cobarde con él...?
Parecía imposible e impensado para una persona como yo, pero... Un mes y medio sin nadie, sin sexo, ni aventuras, ni coqueteos... Solo, completamente solo... Bueno exceptuando a Jim, pero él ya no contaba, lo que sea que hayamos tenido murió esa noche en la cabaña... Pero Maximus era algo más, algo distinto, algo mejor, un fuego que me consumía y me mantenía vivo...
Las máquinas se encendieron al unísono en el aula, un rugido que retumbó en mi cabeza y entonces lo entendí... Fue como si un cable suelto se conectara en mi pecho y una corriente me electrificara todo el cuerpo.
Lo quiero de vuelta...
Me levanté con el corazón golpeándome las costillas, y recorrí el aula con Ramón, revisando trabajos con aire despreocupado. Pero cada paso era un imán hacia él...
Llegué a su banco, donde su máquina le estaba dando problemas:
— Maximus… Deja que te ayude — Dije detrás de él, y mi voz salió más baja, más ronca de lo que esperaba.
Puse mi mano sobre la suya, lento, deliberado, y aunque él la apartó rápido el calor de su piel me quemó los dedos, yo sonreí de lado... Aún está ahí, esa chispa...
Saqué tornillos solo con los dedos, y les enseñé a Ramón que tomaba notas, y Maximus que me observaba ruborizado, los cables fallados de los conectores.
Me acerqué más de lo necesario a Maximus, mi hombro rozaba el suyo:
— Si estos pequeños conectores fallan, toda tu máquina no funcionará... — Él balbuceó un "gracias", con la respiración entrecortada, y yo mordí mi labio, bajando las gafas con un gesto lento, sabiendo que sus ojos me seguían — ¿Quieres que te ayude? — Susurré con una ceja arqueada y una sonrisa que era pura provocación.
Él me miró nervioso, y tragó duro antes de responder. Ramón que no era indiferente a toda esta situación disimuló escribiendo en su libreta. Yo me volteé, divertido y dije: — ¿Que dices Ramón? ¿Lo ayudamos?
Ramón asintió, pero al primer llamado de ayuda de otro estudiante, él salió huyendo de nosotros dos... Y yo no podía culparlo, la tensión sexual que se respiraba en el aire era agobiante para cualquiera...
Soldé sus piezas con una concentración fingida, de hecho era un arreglo sencillo y rápido... Yo lo observé de reojo, y él pelaba y unía los cables con manos temblorosas... Solo lo observé, dejándole su espacio..
La máquina finalmente prendió, sus ojos oscuros brillaron de felicidad y algo se deshizo dentro de mí, yo le devolví la mirada, descarado, encendido mientras subía a mi frente las gafas protectoras:
— Creo que terminamos — Dije con voz suave — Es bueno volver a ser ayudante de clase, al menos por un día
Él sonrió tímido, y la alarma de la clase Interrumpió mi sonrisa.
Me quedé junto a su banco, mientras él ordenaba sus herramientas con su espalda tensa y sus movimientos torpes
— Bueno... Creo que debo volver al taller... — Suspiré mientras llevaba mis manos a los bolsillos para no tocarlo "accidentalmente" otra vez — Supongo que nos veremos él día de la exhibición...
— Si... Estoy entusiasmado por ver tu proyecto — Respondió él, y supe al ver su rostro que no lo decía por cortesía...
Me despedí de Ramón y la clase con un saludo rápido... Pero mi mirada se quedó en la suya un instante, y mi sonrisa ladeada decía todo lo que yo no me animaba a soltar todavía...
Salí del salón, el corazón latiéndome fuerte, el calor de su presencia quemándome la piel y con una nueva ilusión floreciendo en mi cabeza:
Voy a intentarlo...
Voy a ser valiente...
Voy a recuperarlo.
Caminé al taller con ese overol manchado y un fuego ardiendo en mi interior, listo para iluminar o quemar todo a su paso...
Notes:
Bueno como dije me dejé llevar un poco, quise darle un poco de profundidad a Pierre y añadir algunos días más que a Maximus, creo que él resultado final ha quedado muy bien.
Solo queda 1 capitulo!!!! Juro que no será extenso (o al menos eso tengo en mente), por lo que no demoraré mucho en subirlo.
Como siempre, gracias por leerme :)
Un besillo <3 <3
Chapter 30: La máquina
Notes:
(See the end of the chapter for notes.)
Chapter Text
Hola <3 No sé como poner enlaces al principio o al final, así que los dejo por acá:
Para el proyecto final de AyPierre me inspiré en este momento del qsmp: (Minuto 17) Maquina de Pierre
También quiero dejarles una playlist de Spotify, con canciones que me acompañaron a lo largo de esta historia, muchas de ellas me inspiraron otras simplemente me recuerdan a estos dos idiotas queribles: Playlist
Maximus POV.
Ese domingo me desperté tarde, mucho después del mediodía.
El cuerpo verdaderamente me pesaba...
Yo no tenía hambre, solo un nudo de nervios me llenaba el estómago, una bola de nervios imposible de deshacer, ni con todos los cigarros del mundo... Cigarros que igual fumé, uno tras otro, solo porque soy un terco, y solo me detuve cuando la cajetilla quedó vacía.
Me arrastré al baño, suspiré pesadamente, mientras ataba mi cabello y algunos mechones salían desprolijos de mi moño. Chasqueé mi lengua, resignado frente al espejo, y mis ojos me devolvieron una mirada cansada producto de mis noches de insomnio, pero mis ojeras no eran la novedad aquí, sino que lo llamativo eran mis pupilas... Ellas tenían un brillo ansioso, algo imposible de ocultarme.
Hoy no sería un día cualquiera... Hoy...
Me puse una chaqueta ligera, y colgué mi cámara al cuello. Cada movimiento era mecánico y tosco, pero mi cabeza burbujeaba con ideas.
Eran las tres de la tarde cuando salí de la residencia para estudiantes con el corazón latiéndome en los oídos.
El día estaba silencioso y gris... El cruel invierno ya se estaba retirando, pero había dejado una brisa fría que revoloteaba por toda la maldita Isla...
Suspiré, mientras yo llevé ambas manos a los bolsillos y cerré los ojos brevemente mientras esperaba en la esquina que el semáforo cambie su color.
Traté de concentrarme, traté de seguir mi plan... Porque yo tenía mi coartada perfecta, una lista de excusas que había ensayado hasta el cansancio para justificar por qué estaba yendo a la exhibición:
Uno: La profesora Lee nos había medio obligado a ir a la exhibición.
Dos: Me ofrecí a documentar los trabajos de la muestra con mi cámara.
Tres: Todo el material recolectado me serviría para mi proyecto de Redacción Periodística.
Uno, dos, tres... Las repetía mientras caminaba por la acera...
Era un plan perfecto... Pero en el fondo, bien en el fondo de mi pecho, la verdad me quemaba: Yo no estaba ahí por la profesora, ni por las fotos, ni por ese proyecto de mierda...
Yo no podía engañarme, aunque lo intentara con todas mis fuerzas. Estaba ahí por él... Por Pierre.
Yo quería verlo.
Necesitaba verlo...
Y no voy a mentir…
Desde aquel lunes en la materia optativa, cuando Pierre puso su mano sobre la mía para ayudarme con esa estúpida máquina, algo en mí se encendió...
Su voz, baja, se había instalado en mi cabeza y no quiso volver a salir. Fue una descarga eléctrica que me recorrió entero y me robó el sueño, la calma, todo... Desde esa tarde, algo ha estado quemándome por dentro, un fuego que no pude apagar ni con cigarros, ni con café, ni con todas esas mañanas que yo pasaba mirando el techo, pensando que estoy mejor solo, que yo no necesito esa montaña rusa de emociones que él traía consigo. Que no lo necesitaba a él. Que él es un maldito imbécil... Pero, joder ¿A quién quiero engañar?
Esa chispa en sus ojos azules que creí que él había apagado para siempre, me había dejado completamente loco, mi corazón se negaba a olvidar lo que mi cabeza ya había decidido archivar... Y cada noche, los recuerdos de Pierre regresaban como diapositivas en mi mente: su risa, la forma en que ladeaba la cabeza cuando me escuchaba de verdad, la calidez de su mano contra la mía...
¿Por qué sigues en mi cabeza, Pierre?
¿Por qué no puedo soltarte?
¿Por qué, después de todo este tiempo, sigo buscando tu voz?
Y ahí estaba yo, perdido entre la multitud de la sala de exhibiciones, buscando de nuevo esa chispa en sus ojos mientras yo fingía ajustar el lente de la cámara buscando el plano perfecto y enfocando a la nada. Patético... Yo solo quería tener algo que hacer con las manos que no fuera temblar... Esto es patético.
La universidad esa tarde, estaba llena de ruido y movimiento: estudiantes corriendo de un lado a otro, profesores dando órdenes de última hora, ejecutivos trajeados inspeccionando proyectos...
El aire zumbaba con esa energía vibrante que tienen los grandes eventos, y claro, esto no era para menos... Las exhibiciones del departamento de ingeniería mecánica eran el acontecimiento del año en la Isla Quesadilla. Académicos, empresarios, incluso funcionarios del gobierno se amontonaban para ver las innovaciones de los estudiantes... Pero yo, apenas podía concentrarme en eso. Todos parecían moverse a contracorriente... ¿O era yo que andaba contracorriente?
Recorrí los puestos, intentando entender los inventos, asintiendo a las explicaciones de los expositores mientras mi mirada se escapaba una y otra vez hacia el centro de la sala, a esa máquina enorme de casi ocho metros de altura, tapada por una cortina marrón. La veía y no la veía, porque en realidad yo buscaba algo más... Yo lo buscaba a él.
Pero él no estaba ahí..
Yo no lo veía por ninguna parte.
¿Por qué, a pesar de todo yo no podía dejar de buscarlo?
Entonces las luces se atenuaron, y solo se iluminó el área central.
— ¡Vamos Maximus! — Golpeó mi hombro Vegetta que corría a tomar un asiento frente a la tarima del centro.
Suspiré y caminé hacia atrás hasta que mi espalda chocó contra una mesa, y allí me quedé, en el fondo, mientras el salón entero aplaudía de pie, la entrada del rector.
— Cucurucho... — Susurré temblando, inconcientemente.
Era la tercera o cuarta vez que yo lo veía, pero la sensación de incomodidad era siempre peor que la anterior. Ese hombre de traje blanco a quien todos temían y respetaban, me ponía los nervios de punta.
Su voz gruesa resonó por los altoparlantes, dando la bienvenida a todos los asistentes, antes de dar un pequeño discurso.
Las palabras de la boca del rector salían como ruido de fondo para mí, todos mis sentidos estaban avocados en encontrar a Pierre... ¿Dónde estás?
Y entonces las luces bajaron aún más cuando el rector Cucurucho lo nombró... Lo vi antes de estar listo para verlo. Él estaba a un lado de su obra, y solo se acercó al atril una vez que las cortinas se abrieron revelando su máquina... Una obra maestra de redstone, mecanismos complicados, tierra fértil y madera...
Todos en el salón de exhibiciones soltaron suspiros de asombro, incluso algunos comenzaron a aplaudir con fuerza y murmurar fascinados.
Quedé boquiabierto mirando hacia arriba. Su invento, era lo más asombroso que mis ojos habían visto jamás... Ahora entendía porqué habían bajado tanto las luces, la maquina generaba luz propia con esas piedras brillantes bordeando cada piso de la imponente máquina... Era simplemente elegante, audaz, magnífica...
Pierre carraspeó un poco antes de hablar por el micrófono y mi corazón dió un vuelco por completo al escuchar su voz.
Lo observé detenidamente mientras se presentaba y hablaba con orgullo de su máquina:
— "... Una maquina que fabrica bloques de huesos... No solo servirá para clases como arquitectura o escultura, sino que también será útil para clases de botánica, agricultura, veterinaria... Recolecta trigo, compost, y por supuesto polvo de hueso..." — Dijo él, o algo así. Sinceramente yo no podía escucharlo con atención aunque quisiera, su mera presencia era hipnótica para mí.
Él llevaba puesto una camisa blanca con las mangas arremangadas hasta los codos... Su cabello castaño estaba despeinado, cayendo en mechones sobre su frente, y la barba que se había dejado crecer le daba un aire más rudo, más salvaje. El tiempo lo hubiera tallado en algo aún más irresistible para mí... Mierda.
Él estaba hablando de detalles técnicos, con esa voz firme, y por un segundo me olvidé de respirar... Era tan él: Magnético, seguro, imposible de ignorar...
Me acerqué un poco totalmente hechizado, pero me detuve a unos metros, fingiendo ajustar nuevamente el lente de mi cámara... Y enfoqué disimuladamente a sus ojos.
Mierda, joder... — No lo necesitas, Maximus... Ya pasaste por esto — Me dije en voz alta para tranquilizarme.
Pero mi cuerpo no escuchaba. Mis manos temblaban, mi respiración se volvía irregular, y un anhelo profundo, casi animal, se retorcía en mi interior...
Habían pasado semanas desde esa noche que me fui llorando de su piso, y aún yo estando frente a él, lo deseaba con una intensidad que me asustaba.
— ¡Un trabajo excepcional! — Dijo en voz alta un profesor sacándome de mis pensamientos vergonzosos, y devolviéndome a la realidad dónde todo el mundo aplaudía y se amontonaba debajo de la máquina para poder ver y recorrerla de cerca.
— ¡Ese chico tiene un gran futuro! — Dijo una mujer con un maletín a su compañero, que pasaban a mi lado.
Yo me quedé quieto, con la cámara en las manos, sintiendo un enorme y confuso nudo en el pecho que dolía.
Yo sentía verdadero orgullo por él, pero también había atisbos de nostalgia en mi interior...
Yo sabía cuánto había significado para él este proyecto, cuántas tardes y noches había pasado en el taller, creando, midiendo, ajustando. Y yo no había estado ahí. Yo me había ido... Yo había elegido protegerme...
¿Y si él había cambiado? ¿Y si yo había sido demasiado cobarde? ¿Y si lo que sentía por él era más grande que mi miedo?
Sacudí la cabeza, intentando alejar esos pensamientos. "No, Maximus. Él no puede prometerte nada. Lo dijo él mismo"... Pero la duda seguía ahí, creciendo en mí mente y corazón.
Después de unas horas, la gente comenzó a dispersarse, me quedé atrás, vagando por el salón de exhibiciones, como si yo buscara algo sensacional que fotografiar. Pero era una mentira. Yo no quería irme. No podía...
Las luces se habían atenuado y el lugar se fue vaciando poco a poco en cuestión de minutos.
Suspiré sintiendo una guerra en mí mente, hasta que lo ví de nuevo al pie de su obra... Él estrechaba las manos de unos hombres trajeados a modo de despedida, estos se fueron después de un rato con su maletín, por la puerta de salida y Pierre se volteó de espaldas, desabrochando un poco los botones superiores de su camisa mientras comenzaba a recoger algunas herramientas de la mesa.
Me acerqué sin pensarlo demasiado. Impulsado solo por el deseo.
Es el momento...
Era el momento, y mi corazón latía tan fuerte que temía que él pudiera escucharlo, y mis manos, torpes, temblaban al sujetar la correa de la cámara.
Había pasado semanas... Casi dos meses, convenciéndome de que yo estaba mejor sin Pierre, de que su vida caótica y su pasado no encajaban con lo que yo quería. Pero cada paso que daba hacia él, me hacía dudar ¿Y si no puedo dejarlo ir? ¿Y si, después de todo este tiempo, mi corazón aún lo reclama como lo hace mi cuerpo?
El silencio me envolvió a solo unos pasos de distancia de él. Lo miré, absorbiendo cada detalle: su espalda que llenaba esa camisa blanca, el sudor que brillaba en su nuca, la forma en que sus dedos guardaban cuidadosamente cada herramienta... Mi mente gritaba: Aléjate. No puedes repetir la misma historia... Pero mi corazón rugía: ¿Y si esta vez es diferente?
Di un paso adelante, y luego otro hasta que él se dió vuelta de repente.
Joder.
Tragué saliva, buscando las palabras adecuadas. Mis ojos se encontraron con los suyos, y por un instante todo se detuvo. Había algo en su mirada al verme, un suave destello que me hizo estremecer...
Me sentía expuesto, vulnerable...
— Hola... Hola, Pierre — Dije con la voz temblando...
AyPierre POV
Yo estaba exhausto, había sido un gran día, uno excepcional... El día de la exhibición había finalizado, y yo sentía una gran mezcla de emociones en mi pecho que ni siquiera podía clasificar.
Al final del día, todo el mundo se había ido dejándome en mi soledad, esa soledad de la que tanto me quejaba hoy era simplemente satisfactoria, ese silencio mientras guardaba una a una mis herramientas era majestuoso, esa calma mientras veía las múltiples tarjetas de compañías que estaban interesadas en mis inventos... Todo era perfecto... Bueno, casi perfecto...
Rasqué mi pecho luego de liberarlo de los tres botones superiores de mí camisa... Realmente yo odiaba vestirme tan formal y correcto...
Entonces, antes de verlo, lo sentí, lo sentí en todo mi cuerpo... Ese cosquilleo en la nuca que solo él podía provocar. Levanté la vista, y ahí estaba, caminando hacia mí.
— Hola Pierre...
— ¡Maximus! — Dije, dejando una herramienta sobre la mesa con un golpe seco — No pensé que seguirías por aquí...
Él se detuvo a unos pasos, y sus ojos oscuros me atraparon.
—Quería ver tu obra de cerca — Respondió él, con su voz suave — Es increíble, Pierre. De verdad, es lo mejor que he visto en mi vida...
Sonreí, aunque estaba exhausto. Que él lo dijera, que él lo viera, me golpeó más fuerte de lo que esperaba. Me pasé una mano por el cabello, sintiendo el sudor en mi nuca, y lo miré: el cabello negro atado, la cámara colgando de él, esos ojos brillantes... Realmente lo quiero conmigo de nuevo...
— Gracias Maximus... — Dije con la voz quebrada — Significa mucho para mí, tus palabras...
Y verdaderamente lo era. Este día había escuchado infinidad de felicitaciones de todo el mundo, pero ninguna me había llenado tanto.
Mi máquina rugía llenando nuestros silencios mientras nos sonreíamos... Cuatro pisos de maderas, engranajes y mecanismos... Mi maldita obsesión durante semanas enteras, pero ahora esa máquina no significaba nada... No con Maximus a mi lado.
— Yo quería ver la máquina de cerca... — Dijo él aclarando su garganta después de unos segundos — ¿Puedo subir?
Asentí y lo invité al elevador, y cuando subimos, el espacio estrecho me ahogó. Su olor a tabaco, a sudor, a él... Mis manos temblaron con el impulso de tocarlo.
— Ven — Dije, deteniéndonos abruptamente en el primer piso.
Traté de centrarme, el hecho que ambos estuviésemos solos en ese salón no significaba nada, y aunque yo me había propuesto recuperarlo, yo no quería apresurarme y confundir de nuevo las cosas entre nosotros... Yo quería hacer las cosas bien.
Quizás este no es el momento más indicado...
¿O si?
Yo me ubiqué en el área central del primer piso y comencé a enseñarle la máquina y una a una expliqué las funciones y propiedades de la misma, él me observaba maravillado y muy interesado en mis definiciones técnicas... Él preguntaba y sacaba fotografías mientras no dejaba de elogiar mi invento...
Mi pecho se hinchaba al ver su rostro, sus mejillas rosadas, su sonrisa, sus ojos alegres y su boca...
Y entonces lo supe. Él.
Siempre ha sido él... Maximus...
— ¿Subimos? — Preguntó él, acercándose al elevador.
— ¿Qué!? — Dije saliendo de mis pensamientos — Si, claro...
El ascenso me fue eterno, cada piso un martirio mientras el espacio estrecho nos obliga a rozarnos... Mi piel ardía, mis manos temblaban por el esfuerzo de no agarrarlo ahí mismo.
Llegamos al cuarto piso, al punto más alto de mi creación, y desde ahí, la gran sala vacía era insignificante.
Me apoyé contra la baranda, buscando aire, control... Algo que mantuviera mi compostura.
— ¿Qué te parece? — Pregunté con la voz ronca, señalando la máquina como si me importara su respuesta sobre eso...
— Es impresionante — Dijo, y su mirada se oscureció intensamente — Tú eres impresionante, Pierre...
Sonreí y lo observé detenidamente mientras el silencio y la tensión nos invadía cada vez más y más. Había electricidad en el aire, algo que me atraía hacia él aunque yo no me moviera...
Mi piel estaba atenta a su respiración irregular, y yo a su vez trataba de contener con todas mis fuerzas la mía...
Hasta que él dió un paso adelante y luego otro más, hasta estar a mi lado, y cuando su mano acarició la mía, un escalofrío me atravesó...
Sus dedos apenas dibujaron círculos, y yo apreté su mano con fuerza... Yo ya no podía contenerme más... Nadie era él. Nadie me hacía arder como Maximus...
Lo miré, dejando que el fuego nos quemara de una vez por todas.
— ¿Por qué viniste, Maximus? — Mi voz salió casi suplicante sobre el zumbido incesante del motor. Necesitaba escuchar que él no estaba aquí por esta máquina de mierda o la exhibición...
— Yo quería verte... — Respondió, y esa confesión fue un puñetazo en mi pecho.
No pude responder al instante, no supe cómo... Solo lo miré.
— ¿Qué, qué dices? — Dije tragando duro, mirándolo a los ojos, incrédulo a sus palabras.
— Pierre... — Dijo, con su voz temblando — Yo no sé cómo decir esto, pero no puedo seguir fingiendo que no siento nada por ti. No puedo seguir callando a mi mente, ni a mi corazón. Y yo sé que te alejé de mi vida, que no quise siquiera ser tu amigo... Pero te vi hoy, vi todo lo que has hecho aquí, y no puedo evitarlo... — Él suspiro, y me miró con esos ojos chispeantes que me derretían — Yo, sé que tuvimos nuestros errores y nos envolvimos en una relación confusa y sin futuro, pero, no puedo contenerme cada vez que te veo, cada vez que estoy contigo, no puedo explicarlo con palabras — Él se acercó un poco más a mí — Te quiero conmigo. Te quiero en mi vida, otra vez...
Me quedé helado. No esperaba eso, no después de todo...
Dos meses...
Dos malditos meses desde que lo tuve, desde que lo perdí...
Siempre fui el que huía, el que cortaba las cuerdas antes de que me apretaran de verdad...
Dos meses sin su voz, sin su cuerpo...
Me dije que era mejor así, que él merecía a alguien mejor, a alguien que no tuviera miedo, alguien que pudiera darle lo que él necesitaba... Pero yo no podía respirar sin él. No podía dormir sin tenerlo a mí lado.
Y ahora, aquí, con él frente a mí, supe que no podía seguir negándolo, tampoco... Lo quería todo con él.
Por primera vez, quería arriesgarme...
— Maximus — Murmuré frente a él, mi voz salió áspera por el cansancio y la emoción — No sabes cuánto he pensado en ti estas semanas. No sabes cuánto me dolió verte irte esa noche. Fui un idiota ¿Sabes? Yo debí correr detrás de ti, alcanzarte esa mañana en las estacion de trenes... — Levanté mi mano con miedo y suavemente acaricié su mejilla, él respondió cerrando sus ojos lentamente — Yo… Estoy muy arrepentido. No debí dejarte ir. Fui un cobarde... — Él abrió los ojos, y ví la sorpresa en su rostro, y luego un suspiro de alivio. Yo sonreí dulcemente, mientras mi corazon retumbaba en mi pecho — Yo también te quiero en mí vida... Pero esta vez de verdad. Sin juegos, sin enredos, sin nada más... Solo tú y yo, y lo que sentimos de verdad...
Nos observamos en silencio.
Sus ojos ardían, oscuros.
No lo pensé más, y mi mano voló a su nuca, enredándose en su cabello, y lo atraje hacia mí con una fuerza que sobrepasaba la desesperación... Y lo besé.
El beso se volvió un choque brutal, un desahogo de semanas reprimidas... Mis labios capturaron los suyos, desesperados, hambrientos, y él respondió con la misma furia, con sus manos agarrando mi camisa.
El beso sabía a todas esas noches que pasamos separados... Mi lengua invadió su boca, reclamándolo, y un gemido ronco escapó de su garganta, vibrando contra mí, volviéndome loco... Lo empujé contra la baranda; el metal tembló, y mis manos se hundieron en su cintura, clavándose en su piel a través de la tela. No había espacio, no había aire, solo él: su calor, su cuerpo cediendo al mío, su respiración entrecortada chocando contra mi rostro.
Yo lo necesitaba... Lo había necesitado cada vez que cerraba los ojos...
Él... Él era todo lo que había extrañado, todo lo que intenté ahogar en días de trabajo y noches vacías... Y ahora, teniéndolo así, tan cerca, tan real, ya no había vuelta atrás.
Maximus...
Me aparté lo justo para respirar, mi frente se acomodó contra la suya, mis manos temblaban sujetando su cintura, y su respiración agitada chocaba contra mi piel, por primera vez en semanas, me sentí vivo, realmente vivo...
Yo quería seguir besando, tocando y adorando a Maximus, pero también quería expresarle por primera vez las palabras que se hundía en mi pecho, yo necesitaba hablar, necesitaba sacarlo todo.
Me aparté lo justo para mirarlo, mis pulgares rozaron sus mejillas ruborizadas.
— No he dejado de pensar en ti... — Gruñí, las palabras salieron arrancadas de mi garganta — Ni un puto día, Maximus... Cada noche, cada mañana, te extrañaba tanto que me dolía el corazón, literalmente... Y no quiero seguir sin ti. Quiero esto. Nosotros. De verdad...
Sus manos subieron por mi pecho, deteniéndose en el cuello de mi camisa, y sus dedos apretaron ligeramente mis clavículas.
— ¿De verdad? — Preguntó él, y había una vulnerabilidad en su tono que me partió el alma.
— Te lo juro — Respondí, mi voz más firme ahora, tomando su rostro con seguridad y acercando mi boca a la suya — Me volví loco sin ti, Maximus... No sabes cuántas veces estuve a punto de llamarte, de buscarte... Pero yo tenía miedo, miedo de no ser lo que querías, miedo de arruinarlo todo otra vez...
Él respiró hondo:
— ¿Y ahora? ¿Qué cambió?
— Todo... Desde que te fuiste todo cambió. Yo, ya no quiero ser esa persona que soliste conocer — Dije, y mi mano bajó a su pecho, sintiendo su corazón — Quiero ser alguien mejor, y solo tú mereces mi mejor versión... Estar aquí contigo, verte subir a ese maldito elevador me hizo comprender que no puedo seguir corriendo, no puedo ser un cobarde cuando se trata de ti... Quiero esto, Maximus. Quiero intentarlo de verdad. Contigo...
Por un segundo, el silencio fue ensordecedor, solo roto por el zumbido de la máquina. Luego, él me devolvió una sonrisa temblorosa pero brillante, y sus manos me atrajeron más cerca.
— Yo también quiero esto, Pierre. Más que nada. Pero… ¿Y si no funciona?
— No esta vez. Te lo prometo — Dije serio — He sido un idiota, pero no voy a volver a dejar que te vayas sin luchar por tu amor antes...
Sus ojos se suavizaron, y asintió lentamente.
— Pero tienes que prometerme algo más... — Dijo él mirándome a los ojos — Ya no habrá reglas entre nosotros, ni acuerdos, ni enredos, ni peros... Solo tú y yo, y nuestros sentimientos...
— Te lo prometo — Susurré, y lo besé de nuevo, lento... Rozando sus labios con los míos, apretando su boca con ternura — Te necesito, Maximus. No solo ahora. Siempre...
Él rió suavemente, y apoyó su cabeza contra mi pecho.
— Siempre es mucho tiempo, Pierre ¿Estás seguro?
— Nunca estuve más seguro de nada en mi vida — Respondí, abrazándolo con más fuerza mientras mis labios besaban su cabello — Tú y yo, aquí, ahora, siempre… Esto es lo que quiero. Un futuro. Nosotros...
— Nosotros — Repitió él, y levantó la cabeza para mirarme; sus ojos brillaba tan divinamente... — Me gusta cómo suena eso...
Yo lo miré, perdido en esa sonrisa.
¿Cómo yo había sobrevivido tanto tiempo sin esto?
Sin él...
Nos quedamos abrazados unos segundos y el silencio volvió a envolvernos, pero esta vez no era tenso ni cargado de dudas... El mundo por fin nos daba un respiro... Solo estábamos él y yo, aquí, en este rincón del cuarto piso.
— Vamos abajo — Dijo él después de un rato, y su mano buscó la mía, entrelazando nuestros dedos con naturalidad — Quiero ver tu máquina otra vez...
Yo reí, y apreté su mano.
Bajamos juntos en el elevador, el espacio estrecho ya no era un martirio. Yo lo miraba de reojo mientras él observaba los engranajes con esa curiosidad que siempre me había fascinado... Y cuando llegamos al suelo, solté su mano instintivamente mirando hacia los costados pero solo éramos él y yo en esa sala en penumbras.
Salimos del salón de exhibiciones y caminamos por el campus, despacio y sin prisas.
El aire fresco de la noche soplaba golpeándome la cara, y yo sentía mi corazón latir fuerte, pero ya no era miedo... Era algo más, algo que no podía nombrar todavía.
Él caminaba a mi lado, su hombro rozando el mío, y por un momento no dijimos nada. Solo caminábamos, dejando atrás la máquina, el ruido, la exhibición... Todo eso que ya no nos importaba más.
Cruzamos las puertas principales de la universidad, y caminamos por la acera.
Yo lo miré mientras seguíamos caminando, su mano buscando la mía otra vez, entrelazando nuestros dedos con una extraña naturalidad...
— ¿Qué estás pensando? — Pregunté, porque yo necesitaba saberlo, porque ahora él era mi prioridad.
— ¿Qué hacemos ahora? — Dijo él de repente, y su voz tembló un poco.
Yo suspiré, dejando que el aire saliera lento...
— No lo sé... — Dije, y era verdad. Yo no tenía un plan, sinceramente — Solo sé que no quiero irme de aquí sin ti. No otra vez... No después de todo esto... No quiero volver a dejar nuestra relación al destino o la suerte.
Él asintió, y sus dedos jugaron con la correa de la cámara que aún colgaba de su cuello.
— Y yo no quiero irme sin ti, Pierre. Pero sigo teniendo miedo… De que duela otra vez...
Yo no podía culparlo en su indecisión, yo realmente lo había lastimado... Pero ahora era diferente. Tenía que serlo.
— No va a doler, lo prometo — Dije, buscando sus ojos — No esta vez... Yo no voy a dejar que pase. Yo voy a estar ahí, Maximus. Cada día, cada noche... Hasta que dejes de tener miedo. Hasta que yo deje de tenerlo...
Él se apartó lo justo para mirarme, y su mano apretó la mía con más fuerza...
— No me sueltes ¿Si? — Susurró.
— Nunca... — Respondí, mientras llevaba su mano a mi boca para besarla — No voy a soltarte, Maximus... Nunca más...
La brisa fría nos envolvió, levantando algunos mechones de su cabello... Yo lo miré con una sonrisa, y él me miró ampliando la suya.
No había prisa, no había dudas, ni reglas estúpidas... Solo él y yo, caminando juntos hacia su residencia. Con su mano entrelazada a la mía, como una pareja de verdad, y por primera vez en mucho tiempo, sentí que el futuro no era algo que temer, sino algo que construir... Juntos.
Notes:
¿Fin?
Quizás si, o quizás extrañe escribir este au y vuelva con pequeños relatos de estos dos.
Estoy feliz y a la vez un poco triste que esto haya acabado... Cuando empecé con esta idea, hace más de año, no pensé que me costaría tanto, fui ambiciosa, y quise hacer una historia realista, con sus enredos y sus momentos difusos, quizás inspirada por mis propias vivencias donde creo que aveces fui un poco como Pierre y otras era un Maxo total... Y apesar de disfrutar mucho escribir, hubo momentos en los que quise dejar la historia abandonada, hubieron algunos días en que dudaba de mi manera de escribir y mi creatividad, y otras semanas en las que simplemente me bloqueaba y todos mis diálogos me parecían pésimos, pero acá estoy, escribiendo el final!
Muchas gracias por llegar hasta acá y leerme, por los kudos y comentarios! Realmente los aprecio a todos y más de uno me ha motivado a seguir sacándome una sonrisa <3 <3
Y antes de irme quisiera decir decir dos cosas:
Nunca dejen de creer en ustedes, ni de crear. Sé que a veces la vida no es fácil y hay momentos en qué es muy difícil ver el lado positivo de las cosas, sé que los problemas nos desmotivan y nos ponen en dudas, pero nunca dejen de hacer eso que los hace felices, nunca permitan que alguien los haga dudar de quién son <3 !
Sigan a Maximus en Twitch! Realmente la creatividad y el carisma de ese hombre están infravaloradas, él se merece todo el reconocimiento del mundo ya que hay muy poco creadores de contenido que saben como sacarte una carcajada y hacer tus días más amenos. Simplemente es de lo mejor <33
(Seguramente yo siga subiendo fic de su cubito)
Ahora si, me despido. Cuídense.
Un besillo :) !

Pages Navigation
Zomifnaf on Chapter 1 Sat 27 Jan 2024 10:04PM UTC
Last Edited Sat 27 Jan 2024 10:07PM UTC
Comment Actions
Munaix on Chapter 1 Sun 28 Jan 2024 09:16PM UTC
Comment Actions
naawam on Chapter 1 Sat 27 Jan 2024 11:57PM UTC
Comment Actions
Munaix on Chapter 1 Sun 28 Jan 2024 09:19PM UTC
Comment Actions
GIG_10 on Chapter 1 Sun 28 Jan 2024 05:08AM UTC
Comment Actions
Munaix on Chapter 1 Sun 28 Jan 2024 09:30PM UTC
Comment Actions
Sehu07 on Chapter 1 Tue 30 Jan 2024 02:26AM UTC
Comment Actions
Sehu07 on Chapter 2 Tue 30 Jan 2024 02:27AM UTC
Comment Actions
Ghostigans on Chapter 2 Tue 30 Jan 2024 11:05PM UTC
Comment Actions
Munaix on Chapter 2 Wed 31 Jan 2024 11:04PM UTC
Comment Actions
Vincent_25 on Chapter 2 Tue 20 Feb 2024 09:38AM UTC
Comment Actions
UshioLiddell on Chapter 3 Fri 02 Feb 2024 10:19AM UTC
Last Edited Fri 02 Feb 2024 10:20AM UTC
Comment Actions
Munaix on Chapter 3 Fri 09 Feb 2024 08:11PM UTC
Comment Actions
Ghostigans on Chapter 3 Tue 06 Feb 2024 11:57PM UTC
Comment Actions
naawam on Chapter 4 Sat 10 Feb 2024 10:27PM UTC
Comment Actions
Koriyo (Guest) on Chapter 4 Sun 11 Feb 2024 01:33AM UTC
Comment Actions
Koriyo (Guest) on Chapter 6 Tue 27 Feb 2024 12:51AM UTC
Comment Actions
Munaix on Chapter 6 Tue 27 Feb 2024 03:09PM UTC
Last Edited Tue 27 Feb 2024 03:11PM UTC
Comment Actions
Koriyo (Guest) on Chapter 6 Tue 27 Feb 2024 03:14PM UTC
Comment Actions
Koriyo (Guest) on Chapter 8 Sun 10 Mar 2024 10:39PM UTC
Comment Actions
Ninli (Guest) on Chapter 9 Sun 17 Mar 2024 04:36AM UTC
Comment Actions
Koriyo (Guest) on Chapter 9 Sun 17 Mar 2024 04:14PM UTC
Comment Actions
UshioLiddell on Chapter 9 Mon 18 Mar 2024 09:27AM UTC
Comment Actions
Ghostigans on Chapter 10 Sat 23 Mar 2024 01:37AM UTC
Comment Actions
UshioLiddell on Chapter 15 Wed 15 May 2024 11:02AM UTC
Last Edited Wed 15 May 2024 05:14PM UTC
Comment Actions
Munaix on Chapter 15 Thu 16 May 2024 06:23PM UTC
Comment Actions
Ghostigans on Chapter 21 Thu 01 Aug 2024 01:21AM UTC
Comment Actions
Munaix on Chapter 21 Sat 03 Aug 2024 05:37PM UTC
Comment Actions
The_Lady_Naruko on Chapter 25 Sun 29 Dec 2024 05:34AM UTC
Comment Actions
Munaix on Chapter 25 Mon 30 Dec 2024 08:13PM UTC
Comment Actions
The_Lady_Naruko on Chapter 25 Tue 31 Dec 2024 01:47AM UTC
Comment Actions
Pages Navigation