Chapter 1: Ex-Increíble
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La última vez que Violeta tuvo que reparar su traje había sido hace mucho, mucho tiempo; cuando 'Los increíbles' aún era la familia feliz de superhéroes favorita de la ciudad, la cuenta de poderes de Jack Jack era de 17, el campo de fuerza más grande que Vi había formado tenía apenas el diámetro de una cancha de fútbol. Ya no era así.
Ahora que tomó la decisión de empezar su carrera de heroína en solitario, y después de una acalorada discusión con sus padres (más bien sólo con su padre), era momento de cambiar la icónica 'i' en su traje rojo, por... otra 'i'. Pero iba a ser distinta, definitivamente. Además, si quería seguir participando en misiones ocasionales con su familia, debía de mantener algo 'increíble' en su totalmente nuevo, completamente distinto traje.
Las puertas de la mansión de Edna no han cambiado un poco, su gusto es atemporal. Violeta se acerca a la pantalla para llamar a la puerta pero-
—¡Fui muy clara cuando dije que hoy no quería citas!- Edna está asomada, seguramente alzada de puntitas para alcanzar la cámara, furiosa, pero cuando reconoce quién está del otro lado de la pantalla, se calma- Oh, Violeta, linda. Pasa mi niña, pasa, pasa.- Edna voltea- ¡Jack Jack, querido, tenemos visitas!
La pantalla se apaga, las puertas se abren, y Violeta puede pasar con su auto a la mansión. Cuando pasa a la sala, encuentra a su hermano menor, que está haciendo su tarea de matemáticas en el suelo de mármol de la tía Edna, mientras sus puños se calentaban, Vi podía ver que las hojas de su libro de texto estaban chamuscadas por las orillas.
—Estos estúpidos triángulos...
—¿Problemas con geometría?
—¡Vi! Ho-hola, dime por favor que no vienes para llevarme a casa, sabes lo bien que la paso aquí
Desde la primera vez que Edna tuvo que cuidar a Jack Jack hace casi 10 años, no ha perdido una oportunidad de tener al más chico de los Increíbles bajo su cuidado. Ahora Edna lo recoge de la escuela dos días a la semana y Jack Jack se queda en la mansión hasta que su madre termina su jornada de heroína.
—No Jack, vengo a... Pedirle un favor a la más fabulosa diseñadora en la tierra
—Oh, me halagas, veo que algo bueno le aprendiste a tu padre— Dice la infame Edna Moda, mientras baja las escaleras, de una manera absolutamente dramática, mientras se acomoda una túnica de seda oscura y se pasa la mano por su pelo gris.
—Hola tía Edna
—¿Le pasó algo a tu traje, cariño?
—Está perfecto, como siempre, pero creo que necesito algo nuevo
—¿Nuevo?— Edna salió corriendo por el periódico, lo enrolló y estaba lista para el ataque —¡Es de mis mejores trabajos! Tela especializada y tecnología de punta
—¡No, tía!, es que-
—¿Qué? Los increíbles tienen un contrato para todos sus trajes y reparaciones, exclusividad conmigo, ¡De por vida!
—Es que... Ya no voy a ser parte de Los increíbles...
Los ojos de Edna, que de por si son enormes tras sus lentes de fondo de botella, se abren por completo, llenos de sorpresa. Violeta esperaba un sermón parecido al que le dio su padre hace un par de noches; solo esperaba que el diseñar un nuevo le traje la apaciguara un poco y no la golpeara demasiado con el rollo de periódico.
—¡Qué maravilla!, ya era hora, chiquilla. ¿Has pensado en un nombre? esto será ¡EMOCIONANTE!— Violeta volvió a respirar. Edna, tenga los años que tenga, siempre está llena de vida—. Jackie, querido, ¿por qué no me dijiste nada?
—Pensé que era mejor que te lo dijera Vi en persona, tía.
—Muy prudente, Jack. Pero me gusta estar al tanto de todo, eh.
—De acuerdo tía, supongo que de todas formas esta tarea imposible ocupa demasiado de mi tiempo para hablar contigo...— Violeta sabe muy bien que su tía Edna tiene un punto débil por Jack Jack. Y Jack Jack también lo sabe.
—Oh mi pobre niño, dile a Wilbur que te ayude con eso. Pero solo ayuda, no volveré a permitir que él se apodere de tus deberes, no creas que me he olvidado esa máquina demoniaca que hicieron para la feria de ciencias, sigo pagando las reparaciones del gimnasio de la escuela—. Jack Jack bajó la mirada avergonzado. —Eres brillante, cariño, no necesitas tomar el camino fácil—. Edna se acercó a besar la cabeza de Jack Jack.
—Y tú, señorita— Apuntó a Violeta, mientras caminaba apresuradamente hacia su estudio —Sígueme, tenemos mucho en qué trabajar.
~(i)~
A Violeta le daba vueltas la cabeza, tantos tipos de tela, accesorios y tipos de tacón y escotes...
—Dame algo con qué trabajar Violeta, ¿Qué idea tenías?
—Uhm... Bueno, es que casi siempre soy invisible, no he pensado mucho en mi aspecto.
—Parece que más bien no has pensado mucho y ya. Ese nombre tuyo, ¿'Invisible'? ¡es demasiado obvio!, sin estilo, sin sabor. Si me ibas a hacer diseñar otro traje con la misma 'i' en el pecho entonces no sé para qué viniste.
Violeta se dejó caer en el sillón, y se llevó las manos a la cara, tratando de pensar en algo que no sonara tan patético, para contestarle a la furiosa estilista frente a ella. Sintió una mano pequeña en su hombro, para su sorpresa, era de la misma estilista que hace un momento le estaba gritando.
—Mira cariño, he visto a muchísimos superhéroes surgir y caer, sé muy bien que es difícil, pero no imposible. Además, no estás sola. Y si te exijo tanto, es porque sé que tienes el potencial. No solo puedes ser invisible, niña, eres fuerte, muy fuerte.
Edna Moda tomó las manos de Violeta y las alejó de su rostro, para encontrar un par de ojos rojos y lágrimas desbordándose de ellos.
—Papá dijo que no podría hacerlo sola—. Las palabras dejaban la boca de la joven siendo apenas susurros. Edna soltó un gruñido.
—Tu padre tiene miedo, linda. A Robert le costó mucho trabajo forjarse el nombre que tiene, y aunque le causa orgullo ese logro, teme que tengas que pasar por lo que pasó él. Tu padre es un terco, y no es el individuo más listo. ¿Qué te dijo Hellen?
—¿Mamá?, no me defendió enfrente de él, pero luego me habló a solas, me dijo que siempre tendría su apoyo, y que le tuviera paciencia a papá.
—Hellen lo conoce mejor que nadie, sabe que tarde o temprano a Robert se le activará el cerebro y se dará cuenta que detenerte de hacer tu propio camino es algo ridículo.
—Gracias tía Edna—. Violeta esbozó una sonrisa que enterneció a Edna
—No es nada, cariño. Ahora, de vuelta al trabajo... No es bueno anunciar tu verdadera identidad en tu traje de heroína, pero, tiene que sentirse como algo solo tuyo. Y tal vez un poco mío. ¿Qué te parece empezar con algo morado?
~(?)~
—Espero que estés aquí cada miércoles, llegarás a la mansión inmediatamente después de la Universidad, ¿entendido?
—Si tía
—Y deberás traer alguna aportación con qué trabajar.
—Si tía
—Y ayúdale a Jackie con su tarea, mi pobre niño, no le queda tiempo para pasarlo con su persona favorita en el mundo—. Dice Edna mientras le revuelve el pelo a Jack Jack, que se ríe agachado, para guardar sus útiles en la mochila.
—Claro, tía. Vamos Jack—. Violeta ya había llamado a su madre, para informarle que sería ella quien llevara a su hermanito a casa todos los miércoles desde ahora.
—¡Ya voy!, ¡Adiós, Wilbur!
—Adiós diablillo—. Violeta no reconoce la voz, pero lo hace cuando alza la vista para verlo a él.
Es verdad, Edna tiene un aprendiz nuevo, ¿o era un asistente? Algo acerca de la ingeniería detrás de los trajes, y algunas herramientas para mejorar los poderes de los super. Jack Jack le contaba a todos sobre él, al parecer se había ganado el afecto del chico; además, sonaba divertido, incluso tal vez interesante: este chico Wilbur debía tener un permiso absolutamente imposible para poder trabajar con Edna, por lo de las identidades de los héroes y todo aquello.
Violeta se imagina que también trabajará con él de todas formas, y puede que esté algo emocionada por poder hablar con alguien de su edad sin mentir constantemente sobre cómo pasa su tiempo en las tardes. Así que ella le extiende la mano al chico que ahora está frente a ella.
—No tuve tiempo para presentarme apropiadamente, lo siento. Soy Violeta Parr.
—La chica increíble, lo sé— El chico alto toma su mano, luego de tratar limpiársela. Tiene el cabello negro perfectamente bien peinado, lo que contrasta bastante con sus manos y su mejilla, que están sucios de grasa y carbón, por alguna razón, ¿Quién usa carbón hoy en día?
—Bueno, ya no más— 'Gracias por el recordatorio', piensa ella, un poco desanimada —Gracias por ayudarle a Jack con su tarea.
—No es nada, en serio. Por otro lado, espero que tú seas un largo e interesante trabajo—. Wilbur termina su frase con una sonrisa cómicamente diabólica.
—¡Wilbur Robinson! No te contraté para que vengas a ofender a mis clientes, ¡a mi familia!— Grita Edna, mientras golpea incesantemente a su asistente-ingeniero-algo.
—¿Q-Qué? ¿Qué fue lo que dije ahora, Señorita Moda?— Reverendo idiota cínico. La cara de Violeta podría estar haciéndole honor a su nombre, por el enojo o por vergüenza, no lo sabe. Ella sólo puede pensar en el absoluto imbécil que tiene enfrente. Toda la emoción se ha ido.
—Si... ¿Qué dijo? No entendí el chiste— Dice Jack Jack bastante confundido.
—¡Más vale que no lo entiendas!— Dice Edna. —Disculpa Vi, él no está acostumbrado a hablar con gente decente además de nosotros, pero no suele ser un idiota como lo está siendo ahora, lo prometo—. Violeta voltea a ver a Wilbur directo a los ojos, y si Wilbur no conociera a la perfección los poderes de la chica, estaría convencido de que los ojos láser de Jack Jack vienen de familia.
—Bueno, trataré de no ser un trabajo muy difícil entonces. Vámonos Jack—. Violeta se dirige a su auto mientras empuja a su hermano para apurarlo antes de que mande a volar al Señor Ingeniero-imbécil por los cielos con uno de sus escudos.
Los hermanos entran al auto, una con más prisa que el otro, y manejan hacia su casa, donde son recibidos con absoluto silencio, Bob Parr es el único que está en la casa, leyendo el periódico. Dash está en labores heroicas con Hellen.
—Hola papá— Dice Jack Jack
—Hola campeón, ¿Qué tal la escuela?
—Tengo un par de problemas con matemáticas, pero nada más.
—No volveré a meterme en eso.
Violeta pasa por la habitación directo hacia su cuarto, azotando la puerta; así que no tiene oportunidad de ver a Bob levantarse de la mesa con algo de esperanza y remordimiento en su rostro, tratando de seguirla. Ahora que tiene la puerta cerrada frente a su cara, Bob piensa que sería una mejor idea esperar a su esposa, para que lo aconseje antes de que vaya a hablar con su hija para empeorarlo todo.
—Tía Edna dice que hay que ser pacientes—. Dice Jack Jack
—Edna ya debería saber que no tengo paciencia.
En su habitación, Violeta llora en silencio.
Chapter 2: Shield
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La semana transcurrió muy lento. Las clases de la universidad están exprimiendo a Violeta constantemente. Pero bueno, finalmente ella fue la que decidió estudiar física cuántica. Pensó que tal vez así entendería mejor sus poderes y los podría usar con más eficacia. Tal vez no es tan tarde para cambiarse al curso de mercadotecnia.
—Señorita Parr, pase a la pantalla y resuelva la siguiente pregunta.
—Si, enseguida profesora
Anoche Violeta había pasado demasiado tiempo vigilando la ciudad, pero logró obtener inteligencia de la mafia en ascenso, detuvo un robo al banco y atrapó a un estafador infraganti.
Había sido una buena jornada. Habría sido mejor si se dirigiera la palabra con su padre y le pudiera contar todo lo que pasó esa noche, como solía hacer antes de aquella discusión.
El timbre suena cuando Vi termina de resolver el problema, y es momento de salir. Finalmente saldrá y podrá ir con la tía Edna a seguir trabajando. Eso y que podrá hacerle saber al Ingeniero-idiota lo mucho que lo desprecia.
—¡Vi!, ¡Vi, espera!
—¿Tony? Tu aún estás en horario de clase, ¿Qué haces aquí?
—Nada, solo quería preguntarte cómo fueron las cosas ayer.
Con el tiempo, Tony Rydinger había pasado de ser un flechazo infantil al más íntimo amigo de Violeta, ella le había confiado su super secreto hace un par de años, y una vez que el chico superó el colapso nervioso, su lazo se fortaleció aún más.
Tony sabía cuánto tiempo Vi había pensado en separarse del equipo familiar, supo cómo cada miembro de la familia tomó la noticia, y también sabe de los planes que Violeta tiene todos los miércoles saliendo de la universidad.
—Igual que siempre: me dijo que somos un equipo, que debemos mantenernos unidos porque así somos más fuertes y que no tiene sentido que quiera trabajar sola.
—Lo lamento Vi
—No hay nada que lamentar Tony, solo me está dando más razones para querer hacer las cosas por mi cuenta
—Ya veras que pronto las cosas se calmarán, digo, no será lo mismo, pero será algo mejor—. Violeta se acercó a abrazar a Tony.
—Gracias, Ry.
—No es nada Vi. Ahora corre antes de que la señorita Moda me odie por retenerte demasiado en el campus—. El apretó un poco a Violeta antes de soltarla —Anda, vete con cuidado.
—Adiós Tony, gracias. ¡Te quiero!
Ella salió corriendo a su auto mientras él se despedía agitando la mano.
~(?)~
—¡Tía Edna!, ¡Jack Jack!, ¡ya estoy aquí!
—Muy bien cariño, bastante puntual, pasa.
—Así me lo pediste Tía Edna
—Ahora, quisiera hacer algo antes de empezar cualquier cosa... ¡Wilbur!
—Tía Edna, no es necesario, en serio...
—Tonterías. ¡Wilbur Robinson ven aquí en este instante!
—Un momento señorita Moda, estoy tratando de estabilizar este aparato...— Una voz sonaba al fondo del pasillo
—Wilbur... Robinson...
—¡No! No, no, no, voy en este instante.
El mismo muchacho de la semana pasada apareció, casi con el mismo aspecto, tal vez con un par de manchas de ollín más en la bata. Llegó corriendo al costado de Edna, se enderezó, trató de desenpolvarse un poco y habló:
—Señorita Parr, estoy arrepentido por mi comportamiento de la semana pasada, no era mi intención ofenderla de ninguna manera, espero acepte mis disculpas y podamos mantener un ambiente absolutamente formal durante su colaboración con Moda Designs.
El chico extendió su mano, y aunque había reconocido que la había molestado, Violeta casi podía ver las palabras que acababa de recitar escritas en un papel con la letra de Edna, este numerito claramente era algo ensayado. Pero, quería empezar a trabajar en su traje cuanto antes, así que tomo la mano del chico, y cuando la soltó, él fue corriendo de vuelta por el pasillo antes de que un estruendo espantoso retumabara en toda la mansión. Violeta apenas pudo crear un escudo para que el polvo no pasará del pasillo a toda la sala de Edna.
—¿Estás bien?— Gritó Violeta hacia el pasillo, el chico habría sido un sin vergüenza, pero su trabajo es mantener seguros a todos, supondría que es un gaje del oficio.
El chico regresó caminando desanimado a dónde estaban Edna y su sobrina, su peinado estaba desecho, y estaba cubierto de polvo. Wilbur tosió un poco antes de poder hablar.
—Si, estoy bien. Solo que creo que acabo de crear una sustancia gelatinosa que está tapando la entrada al estudio, creo que no habrá nada de diseños hasta que averigüe cómo deshacerme de eso. Lo siento señorita Moda.
—Wilbur, el diseño y la Moda no se detienen con un simple obstáculo, ¡Se abren paso!
Edna salió corriendo hacia su estudio, seguida por Violeta y Jack Jack, quien soltó sus cuadernos para ver lo que sucedía.
—Ay, por todos los héroes, ¡¿Que fue lo que tratabas de hacer está vez, Robinson?!
—Un gel anti-lava, como lo pidió el señor Reflujo
—Huh, cool—. Dijo Jack Jack
—¡Nada de cool!, Dejé todas las telas de alto espectro ahí dentro, antes de que nuestro inventor estrella tapara la entrada con esa cosa verde y escurridiza...
—Oiga señorita Moda, nada de esto habría pasado si no me hubiera interrumpido para pedir una patética disculpa
—No le hables así a mi tía, ¡Nada habría pasado si no hubieras sido un idiota hace una semana!— Violeta puso un dedo acusdor frente al rostro de Wilbur.
—Oh, no, eso sí que no, yo no dije nada malo. Además, Edna me dice cosas peores.
—Tú eres un...
—¡Basta los dos!— La voz de Edna hizo que todos se callaran —Wilbur, ella no sabe nada de ti, te ayudaría mucho causar una buena tercera impresión la próxima vez, y Violeta, tú no lo conoces, y casi no has pasado tiempo en esta casa, no sabes cómo funcionan las cosas aquí, así que deja que yo me encargue de sermonear a Wilbur.
Ninguno de los dos dijo nada, pero ambos se veían a los ojos con fuego desafiante.
—Vi, cariño, me temo que no podrás ver las telas hoy, pero, puedes quedarte a comer y discutiremos un poco qué podemos agregar.
—Seguro, tía—. Para este punto, Violeta en serio detestaba al inventor, pero prefería pasar el tiempo en la mansión Moda que volver a casa con su padre.
~(?)~
Wilbur se quedó en su laboratorio para tratar de desbloquear la puerta mientras los demás se acercaban a la cocina. Jack Jack se había apresurado a terminar sus deberes, y cuando los robots chef de Edna soltaron el primer plato, Jack lo tomó y salió corriendo a dónde Wilbur estaba trabajando.
—Mira Wilbur, los Modabots hicieron espagueti a la boloñesa para hoy.
—Excelente, super hombrecito. Gracias.
—Y... ¿Qué estás haciendo?
—Ugh, trato de limpiar este desastre. Pásame el matraz a tu izquierda—. El matraz flotó hasta la mano de Wilbur.
—Pensé que tú y Violeta se caerían bien. No sé qué mosca le picó a ella y a la tía Edna.
—Mujeres, supongo.
—Si, ambas parecían bastante enojadas. Pero no entiendo, solo dijiste algo sobre el trabajo.
—La verdad no recuerdo del todo bien lo que dije, me distraje un poco. No me dijiste que tu hermana en serio tenía ojos violetas.
—Ah si, solo ella los tiene de ese color y el pelo negro, es algo solo suyo.
—Bueno, el pelo negro es un don que solo unos pocos afortunados tienen...
Jack Jack había transformado su cabello rubio a negro con el mismo peinado de Wilbur, solo para remedarlo; Wilbur resopló, pero estaba sonriéndo.
—De acuerdo, tú tienes demasiados dones para tu propio bien—. Wilbur le revolvió el cabello a Jack Jack, quién lo regresó a su color natural.
—Oye Wilbur.
—Dime Jackie
—Podrías... ¿Tratar de ser amable con Vi? No sé la pasa muy bien en casa con papá, y mamá y Dash tienen cada vez jornadas más largas, ya casi no puede ver a Tony o a sus amigas, y creo que en realidad está bastante... Sola.
Jack Jack tenía un encanto infantil irresistible, aunque de repente Edna lo mimaba demasiado, seguía siendo amable, listo y atento. Antes de pensar en el poco tiempo que pasa él mismo con sus padres, piensa en su hermana.
En serio tenía demasiados dones para su propio bien, pero eso lo volvía prudente. Wilbur sabía que Jack iba a crecer para volverse el más grande héroe de la historia.
—Está bien diablillo, lo intentaré.
~(?)~
Edna y Violeta se quedaron a comer en la cocina, revisando un par de ideas de Edna mientras trataban de no manchar los bocetos con salsa de tomate.
—Quisiera mantener las botas y el antifaz, solo tal vez un poco menos... ¿redondo?
—Ya veo, niña, tú quieres retarme. ¡Acepto el reto entonces!
—¿Reto?
—Claro, lo redondo en amigable, suave, flexible. Algo puntiagudo puede tener esas mismas características, pero requiere un poco más de trabajo y equilibrio.
—Entiendo...
—Dime niña, sabes cómo funcionan tus poderes, ¿no es así?
—Trato de entenderlos mejor, pero si, entiendo lo básico.
—Recuérdamelo
—Bueno, simplificándolo, puedo controlar, modificar y materializar temporalmente los fotones a mi alrededor, mientras más cerca estén de mi, más control tengo sobre ellos.
—Brillante, cariño. Fotones, luz, energía. Algo que contrasta bastante con la imagen que quieres dar. Oscura, misteriosa.
—Yo no soy oscura y misteriosa, tía Edna.
—Oh pero claro que lo eres, al menos como heroína. Te encargas de las misiones en cubierto, espionaje, y protección.
—Bueno, si, es lo que se me da mejor.
—Pero ¿Es eso lo que quieres hacer?, ¿A eso quieres dedicarte?
—Bueno, tengo que admitir que es bastante divertido ver la cara de sorpresa que ponen los villanos cuando aparezco de la nada, o cuando chocan con uno de mis escudos.
—¿Qué te parece que a esa sorpresa, le sumemos un poco de asombro? Quiero hacerte algo que diga 'Estoy aquí, siempre estuve aquí'.
—Eso suena exactamente a lo que quiero transmitir.
—¡Maravilloso!
—Pero aún quiero algo que no sea muy redondo
—En eso estamos de acuerdo, las curvas son muy... predecibles, necesitamos algo que impacte—. Edna tomó una hoja en blanco y un lápiz y empezó a garabatear, determinada, rápida como rayo. —Algo que abrace adecuadamente tu figura juvenil, algo que te dé más con qué trabajar—. Violeta dejó a la modista trabajar arduamente, hasta que terminó su boceto, con una expresión de satisfacción. —¡Ajá! justo así.
—Creo que le falta un logo
—Ay, niña, no me des cuerda con eso. ¿Ya tienes idea de tu nuevo alias? Algo bueno que puedan gritarte en las calles para agradecerte, o para maldecirte, algo que suene bien en los noticieros...
—Se me ocurrió uno.
—Escúpelo
—Shield.
—Shield... Un escudo, ¿eh? Brillante como el del Mío Sid montado en su corcel, como la armadura de la Doncella de Orleans liderando las tropas francesas... Fuerte, segura, reluciente. ¡ME ENCANTA!—. Regresó a su boceto un momento, y luego trepó por la mesa, y plantó la hoja de papel en la cara de Vi.—¿Qué tal ahora, Shield?
~(₰)~
—Buenas noticias, según mis cálculos, dentro de un par de días la cosa verde podrá desintegrarse. Afortunadamente no tenemos ningún trabajo pendiente, Señorita Moda—. Dijo Wilbur, mientras se limpiaba las manos con un trapo.
—Más te vale, muchacho.
—Vamos Edna, no te enojes conmigo.
—Tienes suerte de que el cambio de aires me haya inspirado, si no, estarías en graves problemas.
Wilbur se acercó para besar la mejilla de Edna, quien batió las manos para alejarlo y luego se limpió el beso con un paño, mientras el muchacho se aguantaba la risa.
—Oh, déjate de cursilerías, Robinson. Este niño me va a sacar aún más canas.
—Pensé que querías mantener tu 'belleza natural', Edna.
—Shh, no me hagas enfadar más.
—Sabe que la quiero Señorita Moda.
—Si, si, si, tú y el resto de la ciudad, chico—. Violeta estaba sorprendida con el trato que tenía Edna con el Señor Ingeniero-idiota, ahora entendía que ellos tenían esa dinámica, como si fueran viejos amigos. Seguía siendo el Señor Ingeniero-idiota para ella de todas formas. —Y tú, Jackie, me percaté que finalmente pudiste terminar tu tarea sin quemar tus lápices, bien hecho.
—Gracias tía Edna—. Las mejillas de Jack Jack estaban rojas, el pequeño se acercó a abrazar a Edna. —Es gracias a Vi, estuvo tres noches trabajando conmigo hasta que por fin comprendí cómo resolver esas cosas. Aunque me ayudó más que me enseñara a meditar, es algo aburrido pero algo hace que me siento más listo y quemo menos cosas.
—Eres muy listo Jack, meditar solo te ayuda a concentrarte—. Dijo Violeta. Ella siempre quiso mucho a su hermano pequeño, pero esta última semana la hizo ver por qué Edna y Wilbur lo miman tanto, a pesar del reto que representó mantener quieto a un niño de 9 años. —Bien, me temo que es hora de irnos Jack Jack, trae tus cosas. Muchas gracias tía Edna.
—No es nada, cariño. Oh, espera aquí un momento, tengo algo para ti, será rápido.- Edna fue corriendo a su cuarto.
Violeta se había quedado en la misma habitación que Wilbur Robinson, solo ellos dos, a menos de 5 metros de distancia. Pero ella estaba decidida a no dirigirle la palabra.
—Eh, mira. Ya sé que esa disculpa de hace rato salió muy mal-
—Ni que lo digas.
—Oye, estoy intentando algo aquí, por favor no me interrumpas.
—Bien, te escucho.
—Gracias. Ahora, no sé muy bien qué fue lo que te ofendió, pero te aseguro que no era mi intención.
—Dijiste que esperabas que yo fuera un largo e interesante trabajo.
—¿Eso dije?, huh. Bueno, mi punto es, que esto es un total malentendido-
—Para mí quedó bastante claro.
—Dame un respiro, ¿ok? No sé qué entendiste, pero yo he estado esperando un proyecto emocionante, un reto que desafíe mis habilidades, un trabajo en equipo, para averiguar si esto de los supers es realmente lo mío; y esperaba que tu pedido fuera ese proyecto. A eso me refería.
—Pues debiste decirlo así.
—Mira, Edna tiene razón, no salgo mucho de la mansión y no me gusta mucho la gente; pero Edna, Jack Jack y ustedes Supers me agradan bastante, y apenas te conozco, pero Jack me ha hablado mucho de ti y pensé que tú propuesta sería interesante, y lo es. Creo.
Violeta lo evaluó con cuidado. Parecía sincero, incluso algo desesperado, tal vez valga la pena darle otra oportunidad, es decir, la tía Edna no trabajaría con una mala persona, por muy brillante que fuese.
—Está bien, es solo que, bueno, siendo una figura pública, me he topado con toda clase de idiotas que me han dicho todo tipo de cosas asquerosas y... Creo que estoy constantemente a la defensiva.
—Y no te culpo, suena cansado. Lo lamento.
Se quedaron en silencio un momento, hasta que Wilbur volvió a hablar.
—Me gustaría que esto contara como una buena tercera impresión como dijo Edna. Así que, me presento, ahora de manera adecuada—. Ahora era él quien extendía la mano —Soy Wilbur Robinson, ingeniero y diseñador especializado en equipamiento para individuos superhumanos.
—Violeta Parr, superheroína.- dijo ella mientras sacudía la mano de Wilbur.
—¿Qué? ¿Solo eso?, Vamos, puedes adornar tu nombre un poco más.
—Bien, supongo que cuando tenga puesto un antifaz, puedes llamarme Shield.
—Eso está mejor—. Wilbur volvió a sonreírle, la misma sonrisa, solo que ya no parecía diabólica, era más... ¿amable? Claro, digamos que es una sonrisa amable.
—¡Ya estoy listo, Vi!— La voz de su hermano hizo que Violeta dejara de intentar describir mentalmente la sonrisa de Wilbur para ir por las llaves de su auto.
—¡Espera, niña!— Decía Edna mientras corría había Violeta. —¿Acaso ibas a irte sin decir adiós?
—Jamás haría algo así, tía.
—Bueno...— trataba de recuperar el aliento -más te vale. Ahora, cierra los ojos y extiende las manos.
Violeta obedeció y sintió que algo ligero estaba entre sus manos.
—Ábrelos, Violeta
Era un antifaz, uno más angular, como lo habían hablado hace un momento.
—Pero ¿Cómo? El estudio está...
—Era un diseño preliminar de tu primer traje—. Violeta se lanzó a los brazos de Edna.
—Gracias
—Es un placer, chiquilla.
~(₰)~
Los Parr se despidieron de Edna y de Wilbur y partieron a casa. En el porche de la mansión Moda, Edna volteó a ver a su colega.
—Muchacho, no sé qué fue lo que hiciste, pero parece que lo hiciste bien.
—Eh, ya veremos, fue divertido verla enojada.
—Te dije que los increíbles eran encantadores, ¿no es así?— Edna le dió un ligero codazo a Wilbur.
—Dios mío mujer, deja de intentar casarme. Si tanta urgencia tiene, tal vez sea mejor casarme contigo.
—Ugh, antes muerta.
—Justamente, mejor casarnos mientras vivas para que pueda quedarme con todo tu dinero.
Niño, tu herencia es tres veces mayor que cualquier dinero que pueda dejarte.
—Eso y que quieres que Jack Jack se lo quede todo, ¿verdad?
—No me molestes, genio. No sabes cómo puede terminar esto...
—Lo mismo digo, Edna.
Chapter 3: Un escape
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—No entiendo cuál es tu problema
—¡Te hace ver como una villana!
Las guardias con su padre siempre eran algo que le emocionaba a Violeta, aprender a ser Super de la mano de uno de los mejores héroes. Ahora solo trataba de evitarlas a toda costa. Odiaba pelear con su padre en vez de pelear contra el crimen. Esta noche había sido especialmente desastrosa, Violeta había decidido probarse el antifaz que le dio Edna, y cuando su padre vio que su uniforme ya no era... Bueno, uniforme, todo cayó en picada.
—Tú eres el que está gritando obscenidades en medio de la calle. Creo que entre tú y yo, yo parezco más heroica.
—¡Somos un equipo, Violeta! Al menos lo éramos antes de que decidieras abandonarnos.
—Ya te he dicho mil veces que no los estoy abandonando, solo quiero ver qué puedo lograr por mi cuenta.
—¿No has logrado suficiente con nosotros? ¿es eso? ¿no somos suficiente?
—¡Papá, entiende que no es eso!, solo quiero un poco de independencia
—Después de todo lo que hemos hecho por ti.
—¿Qué?, ¿Ahora te debo algo?
—Todo lo que hicimos para volver legales a los Super, fue para que tuvieras todas estas oportunidades
—Si, oportunidades que yo decidí tomar, porque te recuerdo que esta es mi vida, y yo decido qué hacer con ella
—Pues parece que no lo haces muy bien, estás desperdiciando tanto...
—Yo no desperdicio nada, yo decido qué vale la pena para mí
—¡Estás echando a perder tu vida, tu carrera!—. Violeta se paralizó, sentía que sus ojos se humedecían. —Hija... Yo...
—Crees que soy un fracaso, ¿no es así? No sé por qué me sorprende; quieres que todo salga como tú quieres, no aceptas nada distinto, quieres que todos seamos obedientes y lindos accesorios en tus planes.
—No Violeta, yo no dije eso, yo-
—Pero lo dijiste—. Aún con lágrimas bajando por su antifaz nuevo. —Así como dijiste que no podría hacerlo sola. Pues mírame.- Violeta se volvió invisible y encerró a su padre en un escudo el tiempo suficiente para que no pudiera seguirla.
—No, ¡Violeta, espera! Hija, ¡¿Dónde estás?!
Violeta no sabía a dónde más ir. No tenía un dormitorio en la universidad, y aunque Tony si, estaba totalmente segura que si apareciera en su ventana el pobre chico estaría más que aterrorizado (y lo primero que haría sería llamar a los padres de Violeta, por más que le pida que no lo haga), y la Incredi-cueva sería el primer lugar donde su padre la buscaría. Así que fue con Edna.
~(₰)~
Lo que faltaba, a medio camino hacia la mansión Moda, empezó a llover. Al menos así dejaría de sentir las lágrimas corriendo por sus mejillas, solo esperaba que la lluvia no la delatara demasiado y así no la pudieran encontrar, al menos por esta noche.
De camino pensó en muchas cosas para distraerse del entumecimiento en cada músculo de su cuerpo. Se preguntó si esto era algo por lo que tenían que pasar todos los super que decidían volverse héroes. Tal vez por eso no conocía a sus abuelos paternos aunque sospechaba que seguían vivos a diferencia de los padres de Hellen, que murieron mucho antes de que ella naciera. De saber que tendría que pagar este precio... No. Ella debía de hacer esto tarde o temprano, y tal vez si su padre aprendía su lección con ella, no le haría lo mismo a sus hermanos, o al menos ellos la tendrían a ella.
Habría tocado el timbre, pero eran pasadas las 2 de la mañana, así que prefirió usar sus dotes de espía escurridiza y entrar a la casa sin avisar a nadie. Pasó la entrada, pasó el jardín, y trató de buscar una buena ventana.
No contaba con que habría alguien despierto en la mansión.
—¡Alto ahí!, ¡Estoy armado, y si esto funciona esta vez entonces corres peligro de paralizarte por tres días! Tal vez así le dé tiempo a la policía de encerrarte.
—¿Wilbur?— La voz de Violeta aún sonaba algo rota y débil. Seguro lucía terrible, saltar por encima de edificios bajo la lluvia es mucho menos romántico de lo que suena.
—¿Violeta?, ¿Qué haces aquí?, ¿Está todo bien?— Ella vio cómo el inventor, aún en su bata de laboratorio, bajaba el arma que tenía en sus manos.
—Solo no despiertes a Edna, ¿De acuerdo?
—Bien, pero por favor entremos a la mansión, de manera totalmente legal, ¿Si?
En cuanto la tuvo cerca, Wilbur se quitó la bata y la puso sobre sus hombros; no estaba seguro de cuánto ayudaría en realidad, pero era mejor que nada. Se dirigieron a la mansión, y luego al laboratorio. La chica por fin pudo quitarse el antifaz.
—Quédate aquí un momento, ¿De acuerdo?, no toques nada.
Esta era la primera vez que Violeta le podía dar un buen vistazo a esta parte de la mansión, debía ser bastante nueva, y no es que la casa de Edna sea antigua, tiene toda su tecnología siempre actualizada, y sabe cómo mantener la decoración a la vanguardia.
Para cualquier ojo inexperto, el laboratorio podría parecer desordenado, pero Violeta sabía que cada cosa tenía su lugar, desde las llaves Allen hasta los tornillos en la mesa. Había muchísimo papel y lápices, y podría contar al menos cinco proyectos sin terminar, o seis si cuenta el aparato con el que la apuntó hace un momento fuera de la mansión.
—Más vale que no estés paseándote empapada por mi laboratorio—. El chico le extendió una toalla a Violeta.
—Lo siento.
—No te disculpes, solo jugaba contigo. Tú... ¿estás bien? Espero no haberte asustado con esa cosa hace rato, solo era para intimidar, en realidad es una secadora inalámbrica que inventé para Edna—. Eso logró sacarle una corta risita a la chica.
—No me asustaste, es solo que... Bueno, no he tenido una buena noche. O una buena semana. O un buen mes—. Violeta no pudo contener más las lágrimas. —Ugh, ¿a quién estoy engañando? ESTOY EN LA RUINA. Mi padre debe odiarme, y ahora que me fui de casa seguramente mi madre también me odia. Sigo teniendo esta ridícula 'i' en el pecho y parece que no podré hacer nada para escaparme de ella sin herir a toda mi familia en el camino—. Wilbur le acercó una caja de pañuelos a Violeta. —Gracias. Perdón por haber entrado a la mansión sin avisar, estaba algo desesperada. Y también perdón por obligarte a lidiar conmigo así, no pensé que habría alguien despierto en la mansión.
—No interrumpías nada, no te preocupes. Lamento que tengas que pasar por eso, Jack me dijo que las cosas en casa no iban muy bien.
—No, nada bien. Es un poco mi culpa, si no hubiera decidido separarme de Los Increíbles tal vez...
—No, no digas eso, creo que lo que estás haciendo es bastante valiente, no deberías arrepentirte por hacer lo correcto.
—No sé si lo llamaría valiente.
—¡Claro que lo es!, Estás enfrentándote a muchísimos retos, pero tu sigues caminando hacia el futuro. Eso te vuelve valiente y determinada, si me lo preguntas.
—¿Pero entonces qué pasa con Jack Jack y con Dash? Ellos viven en la misma casa que yo, o donde vivía yo, ya no sé. Mi punto es... Soy la mayor, se supone que tengo que cuidarlos y ahora los dejé solos.
—Oye, ellos estarán bien, al menos Jack Jack está muy emocionado de verte como una heroína independiente, además, esto es totalmente mi percepción, pero creo que tus padres no son de los que se desquitan su frustración con los demás.
Violeta tenía que admitir que tenía razón, al menos en la mayoría de las cosas que decía. Le dedicó una débil sonrisa, pero prefirió cambiar el tema de inmediato. Se levantó y notó una fotografía pegada al pizarrón de corcho en una de las paredes. Se acercó para verla mejor, aunque se sentía un poco como una invasión a la privacidad de Wilbur. Era un grupo grande de personas, Wilbur estaba al centro vestido con toga y birrete y con quienes parecían ser sus padres, con un cartel arriba que rezaba 'Sigue caminando hacia el futuro'; pero Wilbur parecía tener no más de 18 años.
—Ellos son...
—Los Robinson, si; o al menos una parte. Fue de cuando me gradué, debe ser muy obvio.
—Parecen felices. Pareces muy joven.
—Si, lo estábamos, y si, también era muy joven. Parece que en la familia hay una tradición por terminar la universidad antes de cumplir la mayoría de edad—. Wilbur sonrió ligeramente, le acercó un chocolate caliente a Violeta, y le dejó algo de ropa seca en la mesa. —Entonces, ¿Piensas pasar la noche aquí?
—Eso esperaba, si.
—Bueno, bienvenida. Solo, toma un baño caliente antes de meterte a la cama ¿De acuerdo? Estoy totalmente seguro de que los super también pueden pescar un resfriado, lo investigué—. Violeta volvió a reír un poco antes de tomar las cosas que le dió Wilbur y levantarse.
—¿Dónde...?
—Oh es verdad, uhm... Ven conmigo, te muestro, solo no hagas ruido, despertar a Edna es equivalente a hacer que Jack se convierta en ese monstruo rojo.
—Bueno, te sigo.
Subieron las escaleras, que llevaban a un pasillo con muchas recámaras y puertas, pero Wilbur la llevó a un cuarto enorme que ella no reconocía, debía ser parte de la remodelación en que Edna agregó el laboratorio de Wilbur.
—Muy bien, este es el... cuarto de huéspedes, totalmente nuevo. Dentro hay una ducha, y la puerta tiene seguro.
—Gracias, Wilbur.
—No es nada. Te dejo en paz, descansa.
Cuando se cerró la puerta, Violeta se terminó de un sorbo la taza de chocolate, entró a tomarse una deliciosa ducha caliente, se puso la ropa que le dieron y sin pensarlo mucho, se metió a la cama a dormir. Aunque antes de cerrar los ojos, notó que la habitación en la que estaba parecía demasiado personal para ser de visitas.
~(₰)~
En la mañana, Edna bajó a la sala para encontrar un bulto de cobijas en su fino sillón nuevo.
—¡Wilbur Robinson! Te he dicho mil veces que no deberías dormir en el sillón, mucho menos en ese sillón, ¡Me lo trajeron de Namibia!
—¿Qu-Qué?, ¿Quién?, ¿Namibia?
—¿Por qué no estás en tu habitación? Por algo la mandé construir
—Ah, es cierto—. Wilbur se acercó a Edna para susurrarle. —Tenemos una invitada.
—¿Quién?
—Violeta, vino ayer en la noche, creo que no la estaba pasando bien, la dejé dormir en mi cuarto.
—¿Por qué no llevarla a una de las verdaderas habitaciones para huéspedes? Tenemos 5 de esas.
—Si, pero solo las nuestras tienen una ducha incluida y ella estaba empapada por la lluvia.
—Dios, ¿Llovió anoche?
—A cántaros.
—Dime por favor que no mojaste mi sillón nuevo.
—No, me sequé con una de las toallas de la cocina.
—¿LAS DE PARÍS?
—Edna, casi todo lo que tienes en esta casa viene de París.
—Eso no le da derecho, Señor Robinson. Debiste despertarme.
—Oh no, eso nunca, el único que puede despertarte y vivir para contarlo es Jackie.
—Bueno, es cierto, pero esto es importante.
—Creo que, al menos en ese momento, solo necesitaba desahogarse un poco y descansar. Ojalá haya dormido bien.
~(₰)~
Violeta sintió que había dormido una semana entera, pero solo eran las 2 de tarde. Cuando abrió los ojos se asustó, no sabía en donde estaba. Luego recordó. Recordó todo.
Aunque se sentía mejor que el día anterior, volvió a sentir muchísimo peso sobre sus hombros y una tormenta en su cabeza.
Entonces trató de reconocer un poco mejor en dónde estaba, se levantó y lo primero que notó era que la ropa que llevaba le quedaba algo grande, y olía a... Ay dios, era ropa de Wilbur, sólo él podría oler a hollín y grasa para autos. No olía mal, pero cuanto menos la tomó desprevenida. Y eso era solo el principio.
Cuando vio todos los planos que había debajo de la cama, la cantidad abismal de productos para el cabello en el baño, los tornillos y desarmadores en el suelo y la mesa de dibujo arquitectónico, estuvo segura: la habitación también era de Wilbur. Había estado tan distraída por todo ayer que no se percató de dónde estaba. No podría permitirse eso otra vez, una heroína siempre tiene que estar pendiente de sus alrededores. Decidió que dejaría pasar esto, tiene cosas más importantes en qué pensar, como en qué demonios iba a decirle a Edna, que ya debe estar despierta, y como las escaleras que tiene que bajar para llegar a la cocina harán muy evidente su presencia, tenía que tener bien claro qué iba a hacer cuando su tía se acercara a llenarla de preguntas.
—Violeta...
—Hola tía Edna.
—Ay, niña. ¿Qué pasó?
Violeta les contó todo, el antifaz, la discusión y el encuentro con Wilbur y su secadora inalámbrica.
—Dios mío, Robert siempre ha sido un cabeza dura, pero esto...
—No debí irme así.
—Ay linda, yo misma me habría escabullido de esa conversación mucho antes que tú.
—Perdón por haber entrado sin avisar, no sabía a dónde más podía ir.
—Cariño, no te preocupes, eres bienvenida aquí cuánto tiempo necesites—. Edna envolvió a la chica en sus cortos brazos y acarició su pelo. —Aunque creo que sería bueno que hablaras con Hellen antes...
—Dios mío, ¿Qué va a decir mamá?
—Seguramente algo más coherente que lo que te haya dicho Robert.
—Bien, la llamaré. Pero, antes...— Violeta se separó de Edna, y se acercó al chico. Él la había escuchado, le ofreció todo lo que tenía a la mano para ayudarla, incluso a costa suya. —Uhm... Wilbur, muchas gracias, por todo. No sabes cuánto lo necesitaba—. Para sorpresa de todos, incluyendo a la misma Violeta, la chica le dio a Wilbur un corto abrazo.
—No es nada—. Dijo él, con una expresión de total sorpresa, como si estuviera viendo un unicornio haciendo malabares, sin embargo, poco a poco las comisuras de sus labios iban subiendo para formar una ligera sonrisa.
Antes de que los demás se dieran cuenta de que su cara estaba pintada de rojo carmesí, Violeta fue al sillón de la sala, se sentó, respiró hondo y luego marcó el número.
—¿Edna? ¿Violeta está contigo? Ayer no volvió a casa y-
—Mamá, soy Violeta. Creo que tenemos que hablar...
Chapter 4: Un paso al frente y tres hacia atrás
Notes:
Antes que nada, no, el título no tiene nada que ver con la canción de Olivia Rodrigo, pero me gusta esa frase, así que la usé. Además, ¿qué es dar un paso al frente y tres atrás sino un baile?
(See the end of the chapter for more notes.)
Chapter Text
—No, nada de hablar señorita, voy para allá.
—Pero, mamá.
—No te preocupes, tu padre se va a quedar en la casa.
—Pero... ¿Mamá?, ¿Me oyes...?— No hubo respuesta. —Super, me colgó. Tía Edna, creo que mamá viene para acá.
~(₰)~
En cuanto Hellen llegó a la mansión y vio a Violeta, corrió a abrazarla. Edna llevó a Wilbur a su estudio, para darles privacidad.
—¡Violeta Parr! ¿En qué estabas pensando?
—Mamá...
—¿Estas bien? ¿No te resfriaste?
— Estoy bien, me cuidaron bien aquí
— No entiendo, ¿por qué no me dijiste nada?
—Yo-
— ¿Tienes una idea de cuánto tiempo pasé buscándote en la lluvia?
—No mamá-
—Toda la noche, no he dormido desde que tu padre regresó a la casa sin ti.
—Lo lamento es que-
—No entiendo qué pudo haber pasado, ¿por qué no volviste a casa?
—Mamá...
—Estaba preocupada a morir, no me dijiste nada, y simplemente no volvías y luego tu padre llegó solo y no me quiso decir nada y...
—¿No te dijo nada?- Violeta sentía cómo le hervía la sangre.
—¿Sobre qué?
—¿Cómo que sobre qué? Mamá, papá lleva diciéndome de mil maneras diferentes que voy a fracasar sin ustedes, sin él. Y lo sabes, estabas ahí cuando... Cuando les dije lo que quería hacer. Viste cómo reaccionó.
—Ay, Bob... ¿Tuvieron una pelea anoche?
—¡Ding ding ding!
—Mira, no sé qué haya pasado, pero no puedes irte así como así; tienes responsabilidades en nuestro hogar, con tu familia.
—Oh, ¿Pero papá si puede decirme todas esas cosas terribles?, esa casa no puede ser mi hogar si me hace sentir miserable cada que pongo un pie en ella.
—Violeta, tu padre...
—¡No!, ¡No quiero escuchar más sobre él!, Todos me dicen que lo entienda, que le tenga paciencia, que trate de ponerme en sus zapatos, bueno ¿Tanto daño le haría a él ponerse en mi lugar? ¿Escuchar?
—Vi, entiendo que...
—No mamá... Creo que ninguno de los dos me está entendiendo. Me hacen sentir que voy a hacer esto totalmente sola. Parece que tengo que escoger entre ustedes y yo misma.- Luego de haberlo dicho, Violeta sintió que había dado en el clavo, lo notó en la mirada de Hellen, que empezaba a comprender la seriedad con la que hablaba Vi, esto no era un berrinche, era un grito de ayuda.
—Yo... Jamás te haríamos eso.
—Pero es lo que están haciendo justo ahora. Sus acciones, sus palabras, es todo lo que me dan a entender.
—Te dije que te apoyaría siempre, que estoy contigo.
—No lo parece mamá. Mira, entiendo que es difícil estar en casa siempre, pero cuando yo abro la puerta, estoy sola con... con él. Tú patrullas en las mañanas, Dash está en la escuela y cuando sale, se va contigo, Jack Jack está aquí luego de la escuela, y el único que está ahí cuando yo también, es papá. Te dije mil veces que quería cambiar de guardia con Dash, y siempre se negaban.
—Yo pensé que así ustedes dos podrían tener oportunidad de hablar. Antes solías disfrutar mucho las patrullas con tu padre y creí que habría alguna forma de que dialogaran.
—Oh, créeme que papá no pierde la oportunidad para dialogar.— Violeta quería mantenerse estoica y firme, pero cada vez era más difícil. -cada que se dirige a mí es para enlistarme todas las cosas que estoy haciendo mal, todas las razones por las que estoy fragmentando a la familia.
—Bob es el peor testarudo que conozco, pero no pensé que sería tan difícil para él hacerse a la idea... Ay Violeta, lo lamento tanto hija, no te mereces esto. —Hellen se acercó para limpiar una lágrima que bajaba de la mejilla de su hija, y luego la envolvió sus brazos. —Creo que no es una buena idea regresarte a la casa, ni si quiera si cambiaras las guardias con Dash, eso solo lo haría peor...— Se separaron un poco, para poder mirarse a los ojos. —Dame una semana, quédate con Edna mientras, trataré de hacer a tu padre entrar en razón.
—¿Qué va a pasar con tus guardias?
—Le pediré a Lucio que las cubra, tal vez él también pueda ayudar con Bob.
—No quiero que por mi culpa la ciudad...
—No, la ciudad es sumamente segura ahora que los Super somos legales de nuevo, y no es muy grande. Si Los Increíbles se toman unos días no nos perderemos de mucho.
—Los Increíbles... Y Shield.
Hellen miró confundida a su hija, y cuando lo entendió, se tapó la boca y sus ojos brillaron, su sonrisa era tan amplia que parecería que estuviera usando sus poderes.
—Mi niña... Estoy orgullosa de ti.
~(₰)~
El primer día fue fácil porque estaba ocupada. Hellen le llevó un par de cajas con su ropa, sus cuadernos de la universidad, fotos, la máquina de escribir... Y Edna le dio uno de los cuartos de visitas, uno con una ventana con una vista preciosa. Así que Violeta se puso manos a la obra, era una fortuna que se haya escapado de casa un sábado.
Cuando decidió que había terminado, bajó a la sala, no había nadie, Edna estaba en su estudio y Wilbur seguramente estaba en su laboratorio. Bueno, ¿Qué podría hacer ella? Por fortuna, las vacaciones de invierno en la universidad ya habían empezado, así que no había deberes pendientes, Jack Jack no vendría hasta mañana y en realidad ella solía pasar su tiempo libre patrullando, pero no iba a hacer eso esta semana. Entonces... ¿Qué hacen las personas normales un domingo por la tarde? ¿Salen a bailar? Tal vez, pero Violeta nunca fue de las que salían, y menos sola. Sus amigas de la secundaria habían ido cada una a una ciudad distinta para la Universidad, y ya les había llamado para contarles todo lo que había pasado últimamente. Tony tenía que trabajar en el restaurante de sus padres así que ir a visitarlo no tendría caso.
Se paseaba por la casa cuando se asomó al laboratorio de Wilbur, y vió un tubo de metal tambaleándose, había detenido todo tipo de bombas, así que sabía detectar cuando algo estaba por volar en pedazos.
—¡Violeta!—. Era Wilbur, se sorprendió mucho al verla. Se percató del tubo y le hizo un gesto a la chica para que no se acercara más, Violeta lo ignoró y corrió hasta él lo más rápido que pudo.
—¿Qué pasa con eso?
—Tranquila, solo intentaba hacer un pequeño reactor pero creo que se descontroló y-
Violeta lo encerró en uno de sus escudos tan rápido como pudo, apenas pudiendo contener la explosión. El laboratorio se llenó de humo y aunque ambos estaban fuera del cuarto, tuvieron que alejarse a la sala para dejar de toser por el humo de la explosión.
—¿En qué estabas pensando? Eso... Era demasiado fuerte para estar en un laboratorio casero.
—Este no es un laboratorio casero.— Dijo Wilbur con un tono seco mientras sacaba un control, presionó un botón que cerró las puertas del laboratorio, y con otro activó el extractor de humo.
—No sé qué sea, pero casi no logro detenerlo, pudiste haberte lastimado muy seriamente. ¿Qué harías si yo no hubiera estado cerca?
—El protocolo para explosiones en mi laboratorio es sumamente sofisticado y especializado para este tipo de situaciones.
—Me pareció que tu protocolo no se activó. Tú mejor que nadie sabes que no estoy aquí por gusto, no estoy aquí para ser tu asistente o tu seguro anti-incendio.
—¿Qué? Oye, creo que estás tomándote esto muy personal.
—¿Personal?
—¡Si! No todo el mundo está esperando a que lo salves, yo preví este tipo de incidentes, cualquier inventor lo hace, incluso Edna tiene el protocolo instalado en su estudio.
—Esa cosa podría haberte matado.
—No lo hubiera hecho, mi protocolo para explosivos se hubiera activado perfectamente si no hubieras interferido.
—¿Así que ahora es mi culpa?
—Dios mío... ¿Cuántas veces debo explicarte?, ¿Qué te molesta tanto?
—Soy una heroína, si hay una forma de evitar el peligro, la tomo. Y está situación con tus experimentos me tiene... intranquila.
—Bueno, si te soy sincero, no soy el mayor fan de mantener todo completamente perfecto, mi proceso depende mucho de equivocarme, pero eso no significa que no sea precavido. Nunca pondría a Edna o a ti en riesgo
—¿Y qué hay sobre ti?
—¿Qué sobre mi? No tengo un deseo de muerte Violeta.
—He tenido que cubrir bombas hechas por los peores villanos de la ciudad, sé reconocer una explosión peligrosa. Tener algo así en la mansión es muy parecido a tener un deseo de muerte.
—Las paredes están recubiertas de un montón de materiales casi indestructibles. Además, mi laboratorio está en un lugar estratégicamente prescindible de la mansión, me aseguré de eso. Como te lo dije antes, esto no es un laboratorio casero. ¿Ya estás más tranquila?
—¿Qué pasaba si mi campo de fuerza no lo hubiera contenido?
—El protocolo se activaría en automático, aislando el objeto explosivo, y evitando que la explosión sea peligrosa. No se activó porque tus campos de fuerza fueron detectados como un anti-detonante. ¿Qué otra cosa vas a asumir en mi contra?
—Tu... ¡Ugh!
Violeta salió dando pisotadas y se encerró en su cuarto. Wilbur estaba confundido y molesto, así que la dejó alejarse, por él mejor. Podría continuar con su trabajo.
La misma Violeta no estaba segura de por qué se sentía tan enojada. Tal vez sea por la pelea con su padre, o por no estar en casa con Jack Jack y Dash; pero ni Edna ni Wilbur tienen la culpa. Aunque... Ahora que lo piensa, Violeta se percató de que sería muy complicado que se enojara así con Edna. ¿Será por el tiempo que lleva conociéndola? Tal vez solo haya algo en Wilbur que le haga hervir la sangre.
Él es un descuidado, no tiene consideración por su persona o su salud. ¿Tanta importancia tienen sus inventos que pone su vida en riesgo de esa manera? Ella pone en riesgo su vida, si, pero ella es mucho más fuerte que el resto de la población, ese don debe usarse en favor de la comunidad, más aún cuando hay otros super que se dedican a usar sus poderes por razones egoístas, sin importarles a quién pisotean en el camino. Wilbur no tiene que cargar con ese peso, ¿verdad?
Además, luego de crecer siendo educada bajo un gobierno anti-super, escuchó mil veces las razones por las que los hicieron ilegales: su padre salvó a un hombre que no quería que lo salvaran, y le hizo vivir una vida que no quería, en un cuerpo que no funcionaba igual.
La persona que demandó a su padre había sufrido heridas graves al momento en que Mr. Increíble se arrojó hacía él, y sin querer puso todo su peso sobre él. Su padre estaba acostumbrado a que las personas que rescataba salieran con un par de huesos rotos, pero nunca había pasado algo tan grave. Tuvo una contusión, un par de fracturas y las costillas le perforaron los pulmones. Estuvo hospitalizado un año y cuando salió se dio cuenta de que no podía caminar como antes. Los médicos dijeron que era resultado de una fractura en la columna que no pudieron arreglar adecuadamente, sumado a que, aunque pudieron cerrar las perforaciones en sus pulmones, tampoco podía respirar con la misma facilidad que antes. Todo por heridas que le generó Mr. Increíble al salvarlo. Ese hombre, que estaba cansado, que no encontró otra salida, que había conocido el dolor interior y todos sus tormentos, ahora debía conocer el dolor exterior, la pérdida de la normalidad, lo último que le quedaba. Violeta pensaba en ese hombre casi diario, lo último que supo de él, algo que escuchó de la boca de Bob mientras se desahogaba con su esposa, era que estaba en el hospital por haber vuelto a atentar contra su vida.
Violeta tenía algo por seguro: no cometería jamás el mismo error que su padre, nadie obtendría sufrimiento por su mano, por sus poderes; ella era una heroína, con el deber de proteger y defender, de ser un escudo. Tal vez por eso estaba tan furiosa con Wilbur, porque si le pasaba algo... sería porque ella no habría hecho bien su trabajo.
Afortunadamente, nada había pasado; y sólo le quedaba tomar esto como una lección. Cuando haya pocas personas en riesgo y el edificio sea resistente, crearía un escudo alrededor del civil, y no del dispositivo hostil. Sencillo.
Entonces, ¿por qué aún le temblaban las manos?
Notes:
Gracias por leer (si alguien llega a leer esto), sé que el capítulo es bastante corto, pero espero que esto pueda sentar las bases para esta relación de rivalidad entre Violeta y Wilbur, que en realidad no es rivalidad, pero bueh.
Esto es todo lo que tengo por el momento, trataré de actualizar pronto:)
Chapter Text
Edna sabe que tiene un don especial, su propio super poder; así que a cada traje le dedica toda su vida hasta que ella considere que es perfecto para su portador (y para la moda), solo se detiene hasta que el trabajo encaje perfectamente con lo que cada Super representa, sea lo que sea; no por algo Industrias Moda está a la vanguardia.
El traje de Shield era particular, porque la misma Violeta no sabía quién era ahora que no formaría parte de Los Increíbles. Así que Edna hizo una propuesta:
—Mira linda, tú no sabes lo que eres aún, por eso decidiste ir por tu cuenta, ¿no es así?
—Supongo que uno podría decir eso...
—Bueno, pues creo que sólo hasta que tengas una prueba de lo que eres por tu propia cuenta, podrás saber lo que quieres. ¿Ya has hecho alguna misión sola?
—No exactamente, pero no quiero usar el traje de la familia mientras lo haga.
—Entiendo... Y por mucho que me duela, creo que sé cómo se puede solucionar. Hice algo para averiguar el mejor patronaje de tela una vez que se le agregaba el revestimiento electrificado para que tú traje pueda hacerse invisible contigo.
Edna se levantó de la silla, y con pocos ánimos caminó hacia uno de los closets de su taller, buscó algo apresuradamente y regresó con Violeta con un traje negro entre las manos.
—Violeta, espero que aprecies esto que estoy por hacer, porque va contra todos los principios de la moda...
—Tía Edna, no es necesario-
—Calla, si es necesario—. Edna le arrojó el traje a Violeta, y ella lo extendió para verlo mejor, era un mono negro impecable, pero para los estándares de Edna, totalmente aburrido y sumamente genérico.
—No está tan mal, tía Edna
—Es horripilante, ni en mis peores pesadillas te habría dejado salir a las calles con eso puesto, pero tienes que salir y no puedes usar el traje increíble.
—Tal vez si me pongo las botas pueda ayudar un poco...
—Una adición insignificante, linda, pero aprecio que tampoco te conformes con esto, es solo por un par de semanas en las que tengas misiones por tu cuenta y averiguas un poco de ti misma.
—Pero es temporal...
—Absolutamente.
—Bueno, supongo que puedo dar unas vueltas por la ciudad y...
—Mi niña, adoro tu iniciativa, pero también tengo que rendirle cuentas a tu madre, te está vigilando como un halcón, a distancia, pero minuciosamente. Además, Wilbur quiere probar uno de sus inventos.
Violeta y Wilbur no habían vuelto a conversar luego del incidente del laboratorio, y eso sucedió hace tres días, más que nada porque ella seguía molesta, y pensaba que volver a ver su laboratorio la haría explotar sobre algún otro experimento peligroso. Wilbur, según le había contado Jack Jack, solía perder la noción del tiempo dentro de su laboratorio, así que ella dudaba mucho que él hubiera notado que estaba molesta.
—Wilbur, querido, ¿Terminaste el proyecto de Violeta?
—Eh... Algo así, Señorita Moda. Venga a ver y deme tu opinión.
Edna (que hasta donde sabía, no estaba enterada del incidente de hace unos días) y Violeta entraron en el laboratorio, y se encontraron a Wilbur, igual que siempre, perfectamente peinado pero lleno de manchas negras de grasa y hollín; con la diferencia que está vez estaba usando un par de anteojos de lectura. Él le extendió a Edna dos pequeños dispositivos, uno circular de color negro y otro con una forma irregular color durazno.
—En realidad no solo es un proyecto para Violeta, pensé que esto es el inicio de algo mucho más grande, ¡Incluso podría generar empleos!, Se me ocurre que-
—Muchacho—, Edna lo detuvo. —No tan rápido, primero hay que probarlo ¿Es seguro que funcionará bien?
—¿A qué viene esa pregunta? ¿Alguna vez te entregué algo defectuoso?
—Jamás, Wilbur—. Edna parecía algo confundida, el chico miró a Violeta con una mueca triunfal. —Pero yo me refería a si funcionará al menos por una noche, queremos probarlo hoy mismo para que mi chica vaya a patrullar y conozco bien tu política.
—Ah, para eso. Por supuesto, creo que está listo. Podríamos funcionar como equipo de prueba.
—¿Equipo?— Preguntó Violeta.
—Claro linda, estos son herramientas que nos ayudarán a seguirte la pista durante la patrulla y proporcionarte información si la requieres: calles, direcciones, contacto con la policía, identificar identidades, lo que sea—. Dijo Edna.
—¿Qué son exactamente, tía Edna?
—Una cámara y un auricular con micrófono incluido—. Intervino Wilbur. —Son solo el comienzo, pero al menos nos dará la posibilidad de saber dónde estás, lo que ves y escuchas. En realidad, estoy trabajando en-
—¿No es demasiada información? Supongo que la información es buena, pero si los villanos interceptan la señal-
—Está diseñado para utilizar una frecuencia sumamente pulida— Wilbur volvió a interrumpir. —y transmite la información con una encriptación compleja, si lograran interceptarla milagrosamente, tardarían meses tratando de descifrar lo que les llegue.
—No lo sé, ¿no era parecido a lo que pretendía Evelyn Deavor con la tecnología de Devtech?
—No, linda— Edna se acercó, tomó el aparato circular y lo ajustó en el pecho del traje negro que Violeta se había llevado del taller. —Devtech diseñó unos cachivaches comerciales espantosos, esto es la verdadera cumbre de la tecnología. Y mantendrá tranquila a tu madre. Casi ningún Súper pasó un buen rato en sus primeras patrullas en solitario.
—Pero, tía Edna, no quiero-
—Violeta, esto es un salvavidas, que los súper sean legales no quiere decir que hayan dejado de estar bajo el más severo escrutinio del gobierno, de la prensa y de los ciudadanos. Tener inteligencia de apoyo ayuda a evitar algunos riesgos, y...— Edna cambió su mirada perspicaz por una seria. —Si aún así llegará a pasar un incidente, no llevarás todo el peso sobre tus hombros.
Violeta aceptó para sí que no era una mala idea.
—De acuerdo, los usaré.
La curiosidad la llevó a tomar el auricular, quería conocerlo y entender cómo funcionaba. Luego de inspeccionarlo, lo dirigió hacia su oreja, pero Wilbur la detuvo.
—Espera, es algo delicado. ¿Puedo?
Violeta asintió aún algo confundida mientras Wilbur tomaba el aparato de sus manos. Él se acercó más a ella, y cuidadosamente acomodó un mechón de pelo azabache detrás de la oreja de chica. Luego, acomodó el auricular y dio un paso atrás.
Violeta había notado que cada que el inventor trataba de evaluar algo, se golpeteaba el mentón. Pero ¿Qué medía? ¿A su invento o a ella? Los ojos cafés del muchacho, tan intensos como siempre aún detrás de los anteojos, pasaban de mirar su oreja a verla a los ojos, cada vez con más intriga.
Antes de que Wilbur terminara su inspección, Edna chasqueó los dedos muy cerca del oído en que Violeta tenía el auricular.
—¿Escuchas bien, nena?
Violeta espabiló un poco y se dio cuenta de que el auricular era apenas perceptible, y escuchaba igual que siempre.
—Si tía, a la perfección.
~(₰)~
Violeta decidió deambular por los techos de la ciudad hasta encontrarse con algún siniestro en que pueda ser de ayuda, saltaba de un edificio, tratando de ubicar los bancos, la casa de políticos o celebridades, almacenes, callejones y cualquier otro lugar en que se pudiera realizar algún robo o asalto.
Luego de una media hora, ubicó a dos hombres medianamente fornidos que cuchicheaban entre ellos, y que se dirigían a un viejo banco en uno de los barrios más empobrecidos de la ciudad. Violeta se volvió invisible y entró al banco.
—Feinmann & Sons, ¿Eh? Algo antiguo, su seguridad no ha sido fortificada adecuadamente desde que hicieron ilegales a los super, parece que solo se rindieron ante los atracos. Este banco se especializaba en préstamos—. Dice Wilbur a través del auricular
—Deben tener una caja fuerte con mucho efectivo disponible, entonces. Eso debe estar buscando este par.
—Esto será pan comido linda, pero ve con cuidado— Edna sonaba bastante emocionada.
—Tía Edna, déjame ver, ¡Por favor!—El hermano pequeño de Violeta estaba en la mansión, incluso ahora que estaba en sus vacaciones, Hellen seguía muy ocupada y Edna estaba gustosa de cuidar de él; así que decidieron que sería mejor que Jack Jack se quedara a dormir en la mansión durante el verano.
—No, Jackie, aún eres muy pequeño para ver este tipo de cosas.
—Pero quiero ver a Violeta patearle el trasero a los ladrones...
—Esto no es una película, Jackie, es la vida real.
Todo el mundo sabía de la adoración que Edna le tenía a Jack Jack, no todos sabían que era absolutamente recíproco, habría sido muy fácil para Jack atravesar la pared, o cambiar de dimensión para ver la pantalla con la imagen de la cámara de Violeta. Pero no lo hacía. Sin embargo, seguiría insistiendo hasta que lo dejarán ver.
—¡Por favor tía Edna!
—Jackie...
—¡Silencio los dos!— Violeta necesitaba escuchar algo que estaban diciendo los dos una vez que se sentaron en la sala de espera. Ella se acercó, cuidando no estar en algún lugar en que alguien pudiera chocar con ella. Y escuchó con atención:
—El jefe dijo que no pondrían resistencia, al menos no aquí. Fue una buena idea venir justo antes de que llegue el camión de la Banca Nacional
—¡Shhh! Cállate John, ¡Podrían escucharte!
—¿De qué te preocupas? A cada lugar que nos manda el jefe la misión es tan sencilla que termina siendo aburrida.
—Pero algo me dice que esto no lo será, sólo somos dos, ¿Qué pasa si presionan el botón de pánico?
—Pareces un novato.
—Esta es... Mi primera misión de campo.
—¡Jajajaja! En serio debiste hacer enojar al jefe para que te mandara a hacer la parte aburrida del trabajo.
—No hice nada, no soy tan idiota para hacer enojar al jefe, sólo hacía falta personal.
—Claro, dejaré que pienses eso
Violeta se alejó un poco, para dirigirse hacia uno de los cajeros para presionar el botón de pánico y hacer realidad el temor de uno de los dos hombres.
—Así que tienen un jefe, eso puede decirnos un par de cosas sobre su modus operandi. Sin embargo, parecen actuar en solitario. Edna, ¿sabemos a qué hora llegará el camión de la Banca?
—Estamos buscando en las señales de radio de la policía, pero no mencionan nada al respecto.
—Vi, ¿por qué no solo apareces y los ahuyentas antes de que hagan algo?— Dice Jack Jack, parece que Edna cedió ante las súplicas del chico, pero no hay problema ahora que saben que es un robo muy mal planeado.
—Ellos deben atacar primero, es una ley para los Super.
—Podríamos evitarnos muchos problemas si esa ley no existiera...
—No Jack, no podemos arremeter contra cualquiera solo porque parece sospechoso. Hay que ser pacientes.
—¡Pero acaban de confesar!
—Leyes son leyes, Jackie.
—Oh linda, suenas como Hellen— Violeta podía escuchar la sonrisa de Edna desde el auricular.
—Bueno, mamá suele tener razón. La mayoría de las veces.
Justo cuando Violeta estaba por presionar el botón, se escuchó un disparo detrás de ella.
—¡Todos al suelo, esto es un robo!
—¡Por fin algo de acción!—Dice Jack Jack—¿Qué? Yo quería ver a Violeta trabajar.
Violeta corrió hacia el que suponía que debía ser John y lanzó su pistola al aire de una patada.
—¿Pero qué...?
Entonces, Violeta apareció.
—Me temo que no es un buen día para el crimen.
—Oye renacuajo, no interrumpas, ¿si?
—Shield, para ti.
—Nuevo héroe, ¿eh?
—No te equivoques, tengo experiencia pateando traseros— Violeta encerró a la pareja de maleantes en un escudo y los alzó en el aire. —Es una fortuna para ustedes que hoy quiera regresar temprano para cenar.
—No nos subestimes, renacuajo.
La chica volteó hacia sus alrededores para notar lo que parecía ser un pequeño pelotón de sujetos mucho mejor equipados que salían de uno de los pasillos del banco y la rodearon.
—Creo que esto está mejor planeado de lo que esperábamos— Susurró Violeta.
—¡Sorpresa!— Dijo uno de los ladrones en potencia dentro del escudo morado.
El pelotón apuntó sus armas hacia Violeta, y ella se apresuró a encerrarse en uno de sus escudos antes de que empezaran a disparar.
Llegaba poca señal al auricular, y lo que parecía ser la voz agitada de Wilbur sonaba cortada. Así que solo pudo volver a entender a Edna, Wilbur y Jack hasta que detuvo el escudo mientras los enemigos recargaban sus pistolas. Una de las recepcionistas debió presionar el botón de pánico, porque el banco se cerró con unas cortinas de metal.
—Chicos, la señal no pasa por mis escudos.
—Si, tengo que arreglar eso. Tratamos de decirte que alertamos a la policía, pero no sabemos cuánto tardarán, probablemente unos 15 minutos. Estamos contigo.
—Demonios, tengo que pensar en cómo proteger a los civiles.
—No tienes que preocuparte por eso, lindura. No nos interesan los civiles—. Una voz emanaba del mismo pasillo en que salió el pelotón. —Sólo queremos el dinero. Los dejaremos ir, siempre que no intervengan en nuestros planes. Incluyéndote a ti.
—Los que saldrán de aquí con las manos vacías son ustedes.
Un hombre salió de la oscuridad usaba un pasamontañas, y vestía completamente de negro.
—Ah, la juventud... Te crees invencible, pero solo eres imprudente. ¿El dinero de la bóveda vale las vidas de los civiles? Ustedes Super son arrogantes, creen que somos inferiores a ustedes.
—Nada es más valioso que la vida de un inocente. Pero la justicia también vale y creo que puedo con ustedes.
—Oye, no estamos siendo injustos, esta gente viene a pedir dinero porque lo necesita, la sociedad les ha fallado y deben mendigar por dinero para llevar comida a sus mesas. Estarán bien, no nos molesta compartir una parte del botín con los que lo necesitan, ¿Eso suena más justo para ti?
—¿Piensas que soy así de estúpida? ¿Crees que en serio voy a creer que tienes buenas intenciones? A ti no te importan estas personas, las pisarás encima si eso te ayudara a salirte con la tuya.
—Oh, niña. Creo que no puedes saber las intenciones de las personas. Este banco se encarga de dejar a esta gente aún más pobre; le estamos haciendo un favor a la comunidad llevándonos su dinero sucio.
—Seguro, para que ese dinero termine financiando otro atraco peor, o un arma de destrucción masiva con la que puedas chantajear al alcalde por aún más dinero, poniendo en riesgo a más personas, dejándolas sin hogar, arriesgando sus vidas. Conozco bien a los de tu tipo—. Violeta escupió a las botas del hombre. El villano gruñó y miró a Violeta, envuelto en furia.
—Solo estás dándome la razón, no conoces mis intenciones —. El hombre soltó una bomba de humo, que probablemente tenía gas pimienta también, Violeta conocía estas bombas.
—¡Todos fuera!— Gritó ella, luego de abrir un agujero en la cortina de metal, para que los civiles pudieran salir. No podría detener el robo sola, alguien debe asegurarse de que todos salgan sanos y salvos del edificio.
~(₰)~
Cuando llegaron las patrullas policiales, los ladrones ya se habían ido, y aunque no habían heridos, Violeta lo había sentido como un fracaso. Se acercó a la policía, dio su testimonio, y decidió que era suficiente para una noche. Regresó a la mansión.
—Tía Edna, llegué.
—Hola nena, ¿Cómo te sientes?
—Estoy bien...— Violeta suspiró. —Solo no me gustó cómo salieron las cosas hoy.
—Chica, lo hiciste perfecto, no hubo un solo herido, ni siquiera por el gas, el dinero puede recuperarse.
—Tía, había algo extraño con este atraco...
—Wilbur piensa lo mismo, pero quería esperar a que llegaras para discutirlo. Vamos al laboratorio, linda. ¡Wilbur!
—Por aquí...— Wilbur apareció en la sala con dos tazas calientes en la mano.
—Querido, lo que hayas averiguado díselo a Vi, yo me voy a arropar a Jackie, esa pobre criatura está cayéndose de sueño igual que yo—. Edna bostezó. —Mañana denme un resumen...
—Seguro, buenas noches Edna— Wilbur alzó la mirada hacia Violeta y le ofreció una de las tazas. —Vamos al laboratorio, tienes que ver el monitor—.
Sorprendida con él ánimo neutral y centrado de Wilbur, Violeta se acercó, y en la pantalla vio un vídeo pausado, la grabación de esa misma noche en el Banco justo antes del enfrentamiento con los primeros dos atracadores. Sin embargo, la chica no tenía toda su atención en la pantalla, sino al chico frente a ella. Luego del incidente de hace solo dos días, Violeta estaba inquieta cada que pensaba en Wilbur, no se sentía cómoda consigo misma y vivía con un sentimiento de que tenía algo pendiente con el muchacho; aunque incluso si intentara acercarse, no sabría qué decir.
—Mira aquí—. Corrió el video, Wilbur había señalado hacia el fondo del edificio, donde estaban las recepcionistas atendiendo solicitudes, se podía ver pasar a un hombre viejo, vestido de traje fino y con bastón. —Ese es Marion Feinmann, el actual dueño del banco.
Violeta vio cómo este hombre veía en dirección a los atracadores y asentía con la cabeza, serio y firme, para luego seguir avanzando, ella pensó que, aunque eso le parecía sumamente sospechoso, no significaba realmente algo relevante, pudo haber asentido a otro cliente, tal vez solo quería ver mejor algo desde lejos; sin embargo, los ojos de Wilbur brillaban, casi podía ver cómo los engranajes en su cabeza giraban a toda velocidad, como una máquina en su máximo potencial.
—Antes que nada, ¿viste a este hombre luego de que llegó la policía?
—La verdad no, ¿sale en la grabación?
—Si, a eso voy.
"Presumido" pensó Violeta, mientras él manejaba los controles de la grabación de la cámara con gracia, sus manos sabían exactamente lo que hacían. Era claro que Wilbur estaba orgulloso de su invento y de cualquier descubrimiento al que llegó gracias a él.
—Ahí está de nuevo, uno pensaría que como dueño del banco debería estar muy involucrado en el proceso policial, que se acercaría a averiguar cómo sucedió, a dónde se fueron, o si está en serio muy desanimado, cumpliría su obligación de declarar... pero le he seguido la pista, y no hace nada. Se le ve tranquilo, incluso alegre.
—No puedes saber cómo se siente en realidad.
Wilbur la volteó a ver un momento, alzó una ceja y regresó a la pantalla.
—Velo por ti misma si no confías en mí.
Wilbur le mostró la grabación acelerada, la mayoría del tiempo, Marion Feinman estaba a la vista, y era notorio que no era de interés para la policía, y tampoco le interesaba mucho cooperar.
—Diablos, eso me pasa por dejar que alguien más se encargue del trabajo...— Murmuró Violeta. —Debí quedarme a investigar más, mamá siempre obtiene más información una vez que la misión termina
—¿Irás a buscarlo?
—Si, lo entrevistaré mañana a primera hora.
—Deberías llevar el auricular de nuevo.
Hubo un momento de silencio. Violeta sentía que había un gran agujero en el caso, esperaba que Feinmann la llevara a alguna pista, pero no tenía cómo estar segura.
—Wilbur, ¿con el micrófono o la cámara se alcanza a ver el momento en que entró el segundo grupo de atracadores? En el que estaba este tipo líder con su diálogo cliché de villano.
—No, pienso que tal vez estaban ocultos en el edificio desde antes, lo que me hace sospechar aún más de Feinmann, no veo cómo no podría estar involucrado. Trataré de averiguar más sobre él en la mañana.
—Bien...— Violeta estaba dispuesta a volver a su cuarto, pero Wilbur habló de nuevo.
—¿Siempre hacen eso?
—¿Qué?
—Dar ese discurso patético, tratando de justificarse.
—Ah, eso —. Violeta resopló, recordando un par de encuentros parecidos con otros villanos. —Si, es de rutina.
—Sólo puedo pensar en todas las cosas en las que podrían usar ese tiempo en lugar de parlotear.
—Hace mi trabajo más fácil, puedo usar mi cerebro en algo que valga la pena; y es divertido verlos pavoneándose un momento, hace más satisfactorio ver cuando los esposan.
Ambos rieron brevemente, parecía que los dos habían decidido dejar pasar el altercado de hace unos días. Wilbur se levantó, se quitó los lentes, los dejó en el escritorio y apagó el monitor.
—Bueno, necesito saber qué te parecieron los aditamentos; así que habla—. Wilbur se recargó en el escritorio y cruzó los brazos, miraba a Violeta con seriedad, ella sintió el cambio brusco en el ambiente, la actitud de Wilbur le recordaba un poco a Edna cuando se probaba un traje nuevo, debía decirle todo lo que pensaba, lo bueno y lo malo, cada detalle. Edna era meticulosa en esta revisión; tal vez le enseñó a Wilbur a ser igual, o es algo que comparten los genios con ese tipo de don.
—Pues, los auriculares son muy cómodos, casi imperceptibles, y podía entender lo que decían claramente, además de que podía distinguir las voces de cada uno, lo que me sorprende por el tamaño diminuto del aparatito. Aunque debo admitir que escucharlos en todo momento es... algo a lo que debo acostumbrarme.
—¿A qué te refieres?
—Solo que de repente era un poco más difícil concentrarme cuando me hablaban por el auricular, p- pero no creo que tenga nada que ver con tu diseño—. Violeta se quitó los auriculares (trató de limpiarlos un poco) y se los entregó a Wilbur, que aún mantenía seriedad y algo de suspicacia.
—Bien, eso es algo que puede resolverse si la próxima vez evitamos que Jack entre en el laboratorio.
—No es para tanto, por eso dije que debo acostumbrarme—. Violeta caminó hacia la salida. —Debo ir a dormir, quisiera ir mañana temprano a sacarle información a Feinmann.
—Seguro... Gracias Shield. Te veo mañana.
Violeta se congeló y sintió un vuelco en el estómago, era la primera vez que alguien la llamaba por su seudónimo con la solemnidad con la que acababa de hacerlo Wilbur, hacía que este paso que estaba dando se sintiera cada vez más real.
—Descansa Wilbur.
Notes:
Disculpen si esto todavía se siente con poca sustancia, pero me compliqué un poco, como estos personajes son ya mayores, no podía escribirlos exactamente como son en sus películas. Además, sentía que mi Violeta está siendo un poco menos simpática de lo que quiero y Wilbur no tiene una personalidad tan clara.
Si siguen la historia, les pido paciencia, estoy tratando de hacer un buen trabajo sobre la marcha, y como apenas se van conociendo éstos dos no hay mucho del material que les interesa, lo sé, PERO juro solemnemente que en cada capítulo al menos les dejaré un par de migajas de interacciones románticas AJSJASJA.
Por Favor, sean tan amables de ignorar la línea del tiempo canon de La Familia del Futuro y de Los Increíbles, porque para ésta historia, mandé todo eso un poco a la basura, tal vez me quedé un poco más con la de Los Increíbles. Sólo, hagamos de cuenta que el futuro de La Familia del Futuro y los eventos de Los Increíbles I y II suceden en algún año cercano a 1960/62, para que todo lo que pasa acá pueda suceder por ahí de 1970/72.
Espero que en el próximo capítulo pueda presentarles mejor a Wilbur, su historia y sus metas, pero para que eso suceda van a haber un par de guionazos. Para recompensarles, voy a llevar a Wilbur y a Violeta a un baile (con todo lo que eso implica muajaja), así que no se despeguen!!
OTRA VEZ MUCHAS GRACIAS POR LEER, LAS CRÍTICAS CONSTRUCTIVAS SON MUY BIENVENIDAS.
Ah, si, y si conocen dónde encuentro el fandom de este ship, porfa díganme, porque en serio no encuentro nada que no sea de antes de 2015. Pueden encontrar éste fic en AO3 también, bajo el mismo nombre, estoy tratando de traducirla al inglés pero es tardado y tedioso.
Chapter Text
Violeta regresó a la mansión mucho antes de lo que esperaba Edna. La chica entró claramente frustrada, Jack Jack estaba en la cocina, aún desayunando. Ella se acercó a la mesa y se sentó frente a su hermano.
—¿Vi?, ¿Cómo te fue? ¿Descubriste algo?
—Detesto a los millonarios.
—Pero la tía Edna es como... muy millonaria.
—Dije los , en masculino.
—Ok... Traeré a Tía Edna.
El niño se apresuró a comerse su emparedado y se teletransportó, poco después se escuchaban los pasos apresurados de Edna, que al llegar, recogió los platos de Jack Jack y luego se sentó a lado de Violeta.
—Jackie dice que estás insultando a mi estirpe.
—Ugh... Lo siento, tía. Tuve un mal día.
—Chica, son las 11 de la mañana, el día no ha empezado aún. ¿Qué pasó?
—¿Sabías que Feinmann también vive en una mansión?
—Una mucho más grande y con muchísimo menos clase, por supuesto.
—Bueno, pues uno pensaría que con un banco en quiebra, tendría menos seguridad, o que al menos sería más accesible para resolver el caso del atraco más fácilmente. ¡Pues no! Este sujeto tiene alarmas de proximidad en cada cuarto, guardias en todos lados, ventanas blindadas... Y un mayordomo muy grosero.
—No pudiste hablar con Feinmann.
—No—. Violeta suspiró —Sería más fácil entrar al Pentágono... Intenté hablar con él por las buenas, y me dijeron que el señor Marion no acepta visitas sin una cita previa —. Dijo, simulando una voz sofisticada. —Y cuando no me lo permitieron... Bueno, traté de entrar por la ventana, pero no tenía el equipo necesario para evadir un cargo por invasión de propiedad.
—Ay, linda. Claro que no ibas a entrar.
—¿Cómo dices?
—Conozco a Marion, un hombre desagradable y arrogante si me lo preguntas, además de paranoico y más rico de lo que debería. De haber sabido a dónde ibas esta mañana te habría recomendado no ir en absoluto.
—¡¿Entonces cómo sigo el caso?!, no puedo dejarlo así nada más.
En una velocidad impresionante, Edna tomó el periódico que estaba en la mesa y azotó la cabeza de Violeta con él.
—¡Auch!
—Escucha niña, obviamente no espero que hagas menos que todo en tu poder para resolver este caso, tu caso. Pero, ya te lo dije, tengo el disgusto de conocer a Feinmann.
—Bien, lo siento. ¿Entonces qué me recomiendas?
—Eres afortunada, muñeca. Vas a necesitar un vestido. Te haré algo lindo para la noche.
—¿Para qué-
—Los llevaré a una reunión de la Sociedad de Empresarios. Evito ir porque las personas que asisten me repugnan, pero justo por eso estará ahí Marion Feinmann, líderes de la política y toda aquella persona con la que te gustaría hablar si buscas el meollo de este caso tuyo.
—¿Dijiste " los llevaré"?
—Claro, no puedo dejar a Wilbur con Jack Jack, esos dos harán volar mi mansión si los dejo solos.
—Tía Edna, es una reunión de adultos ricos, no creo que sea un buen lugar para Jack Jack.
—Oh linda, no. Irán Wilbur y tú.
—¡¿Qué?!
—Ya te dije, no puedo dejar a Wilbur y a Jack Jack solos si quiero conservar mi tranquilidad. Así que yo me quedaré aquí con Jackie y tú irás con Wilbur.
—Pero-
—Violeta, ¿Quieres resolver el caso?
—Por supuesto, pero-
—Shh, sin peros entonces.
Violeta hizo un puchero, una vez que a Edna le entraba una idea a la cabeza, no había forma de que saliera hasta que la veía materializada.
—¡Ay, no es para tanto, niña! Wilbur sabe cómo comportarse en una fiesta de ricos, y creo que es mucho más astuto de lo que piensas; si trabajan juntos podrían aumentar sus posibilidades de averiguar información importante.
—Yo...— Violeta suspiró. —Bien, lo que sea por resolver el caso.
—¡Perfecto! Oh que emoción, hacía mucho que no hacía un Super-vestido de Gala.
Edna saltó de su silla y se dirigió a su taller, donde permanecería encerrada hasta bien entrada la noche, trabajando a toda máquina para el vestido que usaría Violeta.
Mientras tanto, Violeta supuso que alguien debería de avisarle de las noticias a Wilbur, y como Edna no estaba disponible, decidió hacerlo ella misma.
Tocó el marco de la entrada al laboratorio.
—¡Un momento! Estoy en medio de algo...
Violeta esperó de brazos cruzados. En el fondo, se escuchaba una soldadora, pero no fue mucho tiempo hasta que el muchacho apareció, aún llevaba la máscara de soldar, la alzó para ver con quién hablaba.
—Uh, ¿Qué pasa?
Wilbur se quitó la bata. Violeta se percató que el chico llevaba una camisa de tirantes blanca manchada de aceite en todas partes, y que acababa de realizar mucho esfuerzo porque trataba de recuperar el aliento y se pasaba un trapo blanco por la frente, cubierta de sudor. " Huh, quién diría que un científico loco estuviera en tan buena forma " pensó. Se había quedado callada, y se olvidó a qué venía.
—Voy a repetir la pregunta, porque parece que ya no estás aquí, ¿Qué pasa?
—Ah, si, lo siento—. La chica volvió a la realidad —Iremos a la reunión de la Sociedad de Empresarios ésta noche.
Wilbur parpadeó un par de veces antes de contestar.
—Me halaga tu invitación, pero si ibas a pedirme ir a una cita, al menos podrías escoger una ocasión menos desagradable, ¿No crees?
A Violeta se le escapó una carcajada. Wilbur sonrió.
—¡No! En serio, tanto gel en el cabello debe estar afectándote el cerebro.
—Para tu información—, Wilbur parecía ofendido mientras se llevaba la mano al cabello —yo mismo inventé cada producto que uso para peinarme, totalmente inofensivo, saludable-
—Seguro, Elvis —. Wilbur quedó boquiabierto e indignado, pero antes de que pudiera contestar algo, Violeta alzó la mano y volvió a hablar. —Mira, necesito sacarle información a Marion Feinmann porque no me permitieron hablar con él hoy en la mañana. Edna me dijo que habría alguna especie de evento en la noche en el que estaría y que debes acompañarme porque no confía en que tú y Jack Jack se queden solos en la mansión.
—¡Ah, vamos! ¡Solo se prendió la alarma antiincendios una vez!... Espera, ¿No llevaste los auriculares para hablar con Feinmann hoy?
—Uhm...— Violeta si había considerado llevarlos antes de irse en la mañana, pero aún no había nadie despierto y pensó que no tendría caso.
—Ayer te pregunté qué pensabas de ellos, si algo no te dejó satisfecha sobre ellos debiste decírmelo.
—Ugh, no es eso.
—¿Entonces?
—Olvídalo, ¿Quieres? Eso no es importante. Justo ahora, necesito un aliado, ¿Puedes serlo?
Wilbur suspiró, resignado.
—Iré a buscar mis trajes...
~(₰)~
Violeta pasó el resto de la tarde investigando sobre Marion, fue a la hemeroteca más cercana y empezó a buscar reportajes en donde Feinmann fuera mencionado.
26 de octubre, 1895
"Se inaugura nuevo banco de beneficencia: El nuevo rico, Astor Feinmann, ha inaugurado un banco dirigido a los más necesitados, ubicado en la calle 32; 'Quería retribuir algo a la comunidad que me vio nacer' dice Astor. Nacido y criado en el barrio Azucenas; ascendió al éxito con arduo trabajo en el negocio de los préstamos y empeños. El caso del señor Feinmann es considerado como una verdadera historia de superación. Esta tarde, Astor, su esposa y su hijo Junior, serán anfitriones de un almuerzo comunitario en las nuevas instalaciones del banco."
15 de julio, 1910:
"¡Más ataques de villanos!: Bancos de distintas empresas han sido atacados por Super humanos hostiles. Durante la última conferencia de prensa, convocada después del trágico asesinato de su padre durante un atraco, Astor Feinmann Jr. llama a la población a mantenerse unidos ante la situación tensa que vivimos. Junior ha heredado la empresa bancaria de su padre y siguiendo los valores humanitarios de la empresa, ha iniciado una colecta de fondos para los heridos por las explosiones del autoproclamado villano 'Fire Starter'. En el Periódico Global esperamos pronta resignación a la familia Feinmann y a todos los afectados por la ola de violencia en la ciudad."
6 de noviembre, 1942
"Feinmann arremete contra los nuevos Super: El dueño del banco de beneficencia Feinmann & Son's alza la voz en contra de los Superhéroes: Marion Feinmann se declara inseguro e incluso vulnerado por la aparición de estos personajes, pues dice que 'nos volvemos cad vez más dependientes a ellos' e invita al alcalde a buscar otras alternativas y una regulación más severa para los individuos Superhumanos. La Agencia Nacional de Supers declara que las regulaciones ya instauradas han mostrado buenos resultados, y que las calles son más seguras."
Interesante, parece que la familia es anti-super. Tal vez si se hubiera acercado como civil a la mansión en la mañana, la habrían dejado pasar. A veces debe recordar este sentimiento de temor al reemplazo que tiene la población después de la prohibición de los Super, tal vez incluso desde antes.
¿Qué cosas habrá vivido su padre? Siempre lo vio como este hombre que añoraba la gloria de sus años dorados, era difícil pensar que, incluso en los mejores años, tuviera que enfrentarse con esa clase de odio. Más razones para detener a los villanos.
Luego de esa última noticia, el resto de menciones son de la última semana, haciendo breves comentarios sobre el atraco de hace un par de noches, y no dan información nueva. Parece que Astor Feinmann Hijo falleció hace unos veinte años, pero le pasó la batuta de la empresa a Marion mucho antes.
Lamentando no haber encontrado más, Violeta regresó a la mansión.
~(₰)~
Jack Jack subió por el elevador y fue directo a buscar a Violeta a las habitaciones.
—¡Vi!, ¿Estás por aquí?— La mayoría de las habitaciones estaban cerradas, a excepción de un par.
—Creo que aún no llega, diablillo—. Wilbur habló desde su cuarto. El muchacho estaba en su cuarto, mirándose al espejo, acomodándose unos gemelos plateados en los puños de su camisa. —Pero espero que no le falte mucho, no es bueno llegar tarde si lo que buscas es pasar desapercibido, como pretendemos hacerlo... En la medida de lo posible.
—¡Tía Edna dice que irán a bailar!— Wilbur resopló y volteó a ver a su pequeña visita.
—No, Jack, iremos a un baile. Espero que no tengamos que bailar.
—¿No sabes?
Wilbur se llevó la mano al pecho y actuó como si le doliera el corazón; logrando que Jack Jack riera.
—¡Qué insulto! A mi madre debe estar dándole un infarto en casa—. Wilbur sonreía mirando a la ventana, luego se volteó hacia Jack. —Claro que sé cómo, solo prefiero no hacerlo.
—Bueno, me gustaría aprender algún día, mamá y papá nunca nos enseñaron en realidad.
—Oh. Es bueno saberlo. Tal vez lo hagamos la próxima semana, ¿Qué te parece, hombrecito?
—¡Súper!
En ese momento, Violeta entró a la mansión. Jack Jack sacudió la mano para despedirse de Wilbur y se apareció en la entrada del edificio.
—¡Vi! Justo a tiempo, tía Edna dice que tu vestido está listo—Violeta había saltado de la sorpresa, pero eso no detuvo a Jack Jack. La tomó de la mano y la llevó directo al taller de su tía. —¡Tía, Vi ya llegó!
—¡Perfecto! Gracias cariño, regresa con Wilbur, ¿Si?— Edna tomó el rostro del niño con ambas manos y lo llenó de besos, hasta que Jack Jack pudo librarse y salir corriendo de regreso a la casa. —Ven niña, pero cúbrete los ojos, ésto debe ser una sorpresa.
Violeta obedeció y Edna guió su camino.
—Ya puedes ver, linda.
Violeta se destapó los ojos y frente a ella había un precioso vestido negro de seda brillante, con un escote halter y una larga y holgada falda con un corte que semejaba a pétalos de clavel cayendo de la cintura del maniquí.
—Oh, Edna... Es precioso...
—Lo sé.
—La forma es-
—Lo sé.
—Y la tela-
—Lo sé.
—Es perfecto.
—Y sigue siendo compatible con tus poderes.
—Vaya, es impresionante.
—¡Lo sé! Y eso que lo hice en un solo día, ¡Soy brillante!
—Pero-
—¡¿PERO?!
—¿No será demasiado? No quiero llamar tanto la atención...
—Violeta Parr, ponle otro pero a mí vestido, te lo advierto—. Edna tenía una mirada desafiante detrás de sus anteojos.
—No podría, es bellísimo.
Edna estaba gustosa de ver a Violeta hechizada por el vestido, y eso la calmó un poco.
—Verás, chiquilla—. Edna empujó a Violeta a la salida del taller. —Primero que nada, es muy tarde para pensar en ponerte otra cosa y me insulta que dudes de mi diseño, incluso si es porque es demasiado espectacular y maravilloso. Y segundo, yo conozco a ésta gente, con eso te verán como una de los suyos.
—Bien, supongo que tienes razón.
—Siempre la tengo. Ahora ve a ducharte, usa mi habitación, mandaré el vestido en un momento con los modabots.
~(₰)~
Violeta estaba casi lista cuando alguien tocó su puerta.
—Adelante.
Era Edna de nuevo.
—Tenía que verte con eso puesto antes de que te fueras
—¿Y qué opinas?
—Magnífico, justo como lo imaginé... Aunque, aún puede mejorar—. Edna reflexionó un momento, sus ojos corrían por toda la figura de Violeta, hasta que algo en su expresión le dijo que encontró lo que buscaba. —¡Robinson!
—Ay no, Tía Edna, ¿Para qué-
—Silencio, sé lo que hago.
—¿Qué sucede Edna?-
Wilbur abrió la puerta y se quedó parado en el marco un momento, mirando a Violeta. Él ya estaba listo, llevaba un traje y un chaleco negro, su camisa blanca no estaba totalmente abotonada y su pelo (como siempre) estaba impecable. Si Violeta era sincera, tendría que admitir que se veía...
—Wow—. Soltó Violeta, y se tapó la boca antes de decir algo aún más vergonzoso sin querer.
—Lo mismo digo—. Wilbur se rió y le guiñó el ojo. —Te luciste, Edna.
—¡Vi! Estás muy bonita—. Dijo Jack Jack, que entró al cuarto y caminó alrededor de su hermana para ver todo el vestido.
—Gracias Jackie— Violeta le revolvió el cabello a su hermanito.
Wilbur se recargó en el marco de la puerta.
—¿Sólo me llamaste para elogiar a tu protegida o-
—Claro—. Dijo Edna —Pero también necesito que me ayudes con su cabello.
—¿Qué hay de malo con mi cabello?
—Nada Violeta, al contrario, tiene potencial— Edna volteó a ver a Wilbur. —Estaba pensando en-
—Una media coleta con un crepé muy sutil—. Interrumpió el muchacho.
—Exacto.
—Voy por las botellas. Hombrecito, ven conmigo, voy a necesitar varios cepillos y un par de manos extra—. Jack Jack obedeció y ambos regresaron a la habitación de Edna con las manos llenas.
Wilbur le indicó a Violeta que se sentara frente al espejo en la cama de Edna, se quitó los zapatos y se sentó detrás de ella. El colchón era enorme, y duro como roca, pero eso no pareció molestarles una vez que todos estaban sentados en la cama.
Wilbur peinaba el largo y lacio cabello negro de Violeta, y ella observaba al muchacho por el espejo, casi tenía la misma expresión que cuando trabajaba en su laboratorio. En algún momento Wilbur la atrapó viéndolo, pero ambos fingieron que no pasó nada.
Mientras él trabajaba, Edna le daba alguna que otra instrucción y Jack Jack, que estaba en el regazo de Edna, hacía que las botellas levitaran. Violeta cerró los ojos y dejó que el suave trato en su cabello la relajara un poco. Pensó que hacía mucho que no se sentía así de tranquila y cómoda desde que empezaron los problemas con Bob, y que, al menos ahora, todo estaba bien. Incluso podría acostumbrarse.
—Bien—, la voz de Wilbur interrumpió su trance —creo que terminé.
Violeta se miró al espejo y vio cómo sus mejillas se pintaban de rosa. Estaba preciosa.
—Perfecto, creo que está todo listo—. Edna se levantó. —Pueden llevarse el Cadillac, ¡Pero no quiero encontrar un solo rasguño!
—Estaremos bien, manejaré con cuidado.
—Más te vale jovencito. Ahora largo, se les hace tarde.
Notes:
Perdón por el capítulo tan corto, pero si no lo cortaba aquí, no le daba suficiente espacio al próximo gran evento, así que aguanten gente, ya casi llega. GRACIAS POR LEER.
Chapter 7: Mentiras blancas
Notes:
Comentarios que (muy ligeraente) pueden interpretarse como homofóbicos y/o misóginos. Se implican conductas de abuso.
Chapter Text
Wilbur abrió la puerta del copiloto, le extendió la mano a Violeta.
—Quién diría que sabes algo sobre modales—. Ella aceptó la ayuda.
—Solo por hoy
—Es bueno saberlo.
—¿Qué puedo decir? Soy un encanto—. Wilbur se puso un par de anteojos azules y sonrió ampliamente hacia Violeta.
Él entró al auto y comenzó a manejar. Ya era de noche, las calles estaban más vacías con cada minuto que pasaba. A esta hora hoy, Violeta estaría en su traje recorriendo la ciudad, pero esta vez, haría su trabajo de una forma distinta.
—Oye, para que conste, no pienso darte órdenes, tú eres la heroína aquí, no yo. Pero, ellos ya me conocen, si te pido algo por favor hazlo.
—Bien, supongo que tú conoces más a éstas personas.
—Y… Bueno, estaba pensando-
—Felicitaciones—. Wilbur rió.
—Muy graciosa. Iba a decir que vamos a tener que crearte un personaje. Algo que no les alarme y que te vuelva interesante para ellos.
—¿No soy suficientemente interesante con este peinado despampanante?
—Claro que lo eres, pero es como en la magia, tienes que asombrarlos para que no se den cuenta de lo que haces en realidad. Necesitamos que ellos piensen que darnos la información fue su idea. Si hacemos notorio que buscamos respuestas, no obtendremos nada.
—Suena bien, ¿Qué propones?— Violeta notó que Wilbur parecía en realidad emocionado.
—Ya verás—. Wilbur tenía una sonrisa traviesa que preocupó a Violeta. —Oh, esto será más divertido de lo que imaginé.
~(₰)~
Estacionaron el auto y entraron en un edificio enorme, con grandes ventanales y piso de mármol. En la entrada se alcanzaba a ver el salón, en el techo había un candelabro que reflejaba la luz de los faroles. Ya había personas, pero Marion aún no estaba a la vista.
—Wilbur Robinson, qué milagro verte por aquí.
— Jeffrey … ¿Cómo te va?— Wilbur no parecía tan contento de encontrarse con Jeffrey, un joven con cabello rubio ondulado y con ánimo altanero y aires de grandeza.
—Al parecer no tan bien como a ti, ¿No vas a presentarme a tu acompañante?—. Jeffrey tomó la mano de Violeta y la besó.
—Cuidado, Summers…
—Oh, ¡¿Entonces es tu chica?! Vaya, finalmente lograste pescar algo, empezaba a pensar que eras uno de esos-
—Encantador como siempre, Jeffrey, ¿nos disculpas? Iremos por algo de champaña—. Wilbur tomó la mano de Violeta y la colocó en su brazo, se dirigieron a la mesa de refrigerios.
Violeta agradeció la rápida huida de Wilbur.
—Dios, lo lamento, me temo que así será toda la noche, Vi.
—Está bien, nos tenemos el uno al otro. Parece que apenas llego y ya estoy llamando la atención.
—No me sorprende.
—¿En serio nunca llevaste a nadie a una de estas reuniones?
—¿Para que la traten como a ti justo ahora? No lo creo.
—Bueno, esto parece ir en buen camino a ser mi peor primera cita.
—Por lo que más quieras no consideres esto como una cita.
—Tú empezaste con eso, ¿lo olvidaste?
—Ya te llevaré a un lugar más lindo después.
—En tus sueños, Robinson.
—Edna dice que nunca digas nunca.
—Yo digo que tienes una extraña fascinación por hacerme enfadar, no vas a lograr mucho si sigues con eso.
Wilbur tomó una copa de champaña, y casi se la bebe toda de un trago. Violeta se sorprendió, no pensó que una interacción tan corta pusiera tan nervioso a Wilbur, pensó que tal vez hoy podría devolverle el favor al muchacho, tal vez manteniéndose juntos podrían incluso disfrutar de la petulante fiesta de ricachones. Decidió agregar un nuevo objetivo a la misión: Cuidar de Wilbur.
—Oye… Todo saldrá bien, podemos buscar información de otras formas. Al final estás haciéndome un favor.
—Oh, pero claro, ésto no te saldrá gratis, preciosa. Luego de ésto vas a pasarte un día entero en mi laboratorio.
—¿Qué diablos quieres hacer conmigo un día entero?
—Estudiar tu poder. Tranquila, saldrás de ahí con un montón de cachivaches nuevos, sólo para ti.
—Suena como un precio aceptable para mí. Tratemos de salir con vida de aquí.
Wilbur y Violeta caminaron de regreso a la acción, buscando a Marion, o a su esposa, quienquiera que sea. Sin embargo, el tiempo pasaba y no veían nada. Empezaban a aburrirse, Violeta bajó de ánimo y el cansancio empezaba a contagiarse.
Una voz masculina se escuchó detrás de Wilbur.
—¿Robin?
Wilbur volteó y se le iluminó la cara con una sonrisa.
—¡Yagui! Qué gusto verte— Esta vez, Wilbur si sonaba genuinamente contento de ver a alguien. El muchacho parecía estar en la primera mitad de sus 20 's, era más alto que Wilbur y mucho más delgado, y estaba acompañado de otra chica, muy parecida a él, la misma cara larga y angular con nariz pequeña y respingada, la chica parecía mayor. —Ojalá hubiera sido en otras circunstancias. ¿Qué haces aquí?
—Papá nos mandó a cerrar un trato con Industrias Hopp. ¿Y tú?
—Uhm…— Wilbur volteó a ver a Violeta, pidiendo ayuda.
—Pensé que tú te ibas a encargar de esto—. Dijo Violeta entre dientes.
—Estoy en una cita—. Dijo Wilbur; Violeta le dio un codazo. —¡Auch-! Más o menos.
—Oh, uhm, nos presentamos, yo soy Víctor y ella es mi hermana Olivia. Mucho gusto.
—Mónica Patch, el gusto es mío.— Violeta sacudió la mano de Víctor y luego de Olivia. Violeta miente sin dudar.
—¿Y qué haces?
—Oh, ella es administradora de empresas, recién salida de Yale—. Dice Wilbur, esforzándose en no ser tan evidente, Violeta piensa que para él debe ser difícil mantener una cara tranquila cuando miente, más cuando es alguien que conoce, lo sabe porque Dash es igual. Tal vez debería llamarle mañana, no sabe cómo se siente ahora que ella ya no vuelve a casa.
—¡Genial! Bueno, nosotros somos hijos del nepotismo más que cualquier otra cosa— Dice Olivia riéndose.
—Huh, creo que todos aquí lo somos—. Violeta está tan distraída pensando en Dash, que no se dio cuenta de lo que dijo, y ahora es Wilbur el que le da un codazo a ella.
—¿En serio? ¿De quién?— Los ojos de Olivia brillan de emoción.
—Eh… Mi padre no me dio su apellido, ya saben, mamá y papá no están casados. Así que no creo que lo conozcan.
—Oh, lo siento, no tienes que hablar de eso si no quieres.
—Está bien, si mi padre no quisiera mantenerme callada no habría ido a Yale, ¿Me entiendes?— Olivia ríe y Violeta está de vuelta en el ruedo.
—Wilbur, ¿Por qué nunca nos hablaste de ella? Ya me agrada.
—Verás Yagui, no quería mucha gente cuchicheando sobre nosotros hasta que fuera oficial.
—Pensé que esto era solo una cita. Tal vez ni eso—Olivia se ve muy intrigada.
—Wilbur, ¿que-
—Liv, necesito tu ayuda, ven—. Wilbur y la chica no se alejaron mucho, pero estaban susurrando cosas, y una que otra vez se escuchaban risitas traviesas luego de que voltearan a ver a Violeta/Mónica y Víctor.
—¿Qué crees que estén tramando?—. Víctor debe agacharse un poco para hablar con Violeta.
—Nada bueno.
Luego de un par de minutos, regresaron, y Olivia le susurró algo al oído a su hermano, quien se enderezó como un rayo, y vio a su hermana con incredulidad; ella asintió. Víctor empezó a temblar y sorber la nariz antes de lanzarse encima de Wilbur; le dio un fuerte abrazo y lo alzó del suelo, llorando como un niño pequeño.
—¡Claro que seré tu padrino, Wilbur! ¡No puedo creer que te vayas a casar!—. Wilbur fue colocado de vuelta al suelo, y antes de que pudiera entender lo que estaba pasando, Violeta perdió el suelo. Víctor la había alzado también, incluso le dio una vuelta. —¡Bienvenida a la familia Mónica!
En cuanto Víctor regresó a Violeta al suelo, volvió a abrazar a Wilbur, quien sólo podía darle palmaditas en la espalda, tratando de calmarlo. Violeta notó que Wilbur estaba conteniendo una carcajada. Para este punto, toda la fiesta tenía los ojos sobre ellos, sobre ella. Olivia le guiñó el ojo.
—¿Nos disculpan?— Wilbur tomó a Violeta de la mano y la llevó hacia uno de los jardines del edificio. Hacía un frío impresionante y nadie se había atrevido a salir.
—¿Te importaría explicarme qué diablos fue eso?
—Esa fue nuestra mejor jugada.
—¿Qué?
—No puedes ser mi hermana, toda la fiesta sabe exactamente de dónde vengo y saben que soy hijo único. Un familiar más lejano no se considera digno de saber sobre lo que pasa por debajo de la mesa en estos negocios, y si te acercas al resto de las esposas como una igual, seguro que encuentras más información. Y luego puedo decir que me abandonaste por un músico francés y todo volverá a la normalidad.
—Claro, déjame a mí como la mala.
—Tengo una buena reputación que mantener, mujer.
—Podrías cambiarla por una de rompecorazones.
—Mi madre no me lo perdonaría. Entonces, ¿Qué dices?
—Como sea, sólo quiero averiguar qué está sucediendo con Feinmann- Oh, diablos.
—¿Qué?
—No tengo un anillo, ¿no crees que se verá sospechoso?
—No te preocupes, ya me encargué de eso—. Wilbur sacó un anillo plateado adornado con un ágata preciosa, tomó la mano de Violeta y lo deslizó por el delgado dedo anular de la chica. —Listo, ahora démosles algo de qué hablar.
~(₰)~
Violeta y Wilbur regresaron con Liv y Victor, Violeta había vuelto a tomar el brazo de Wilbur. Víctor estaba limpiándose la nariz, aún seguía bastante emocionado.
—¿Por qué no nos dijiste nada Robin?
—Lo siento Yagui, traté de mantenernos lejos de todo este ambiente.
—¿Si quiera le hablaste de nosotros?, ¡Te vas a casar y no sabe de la mitad de tu vida!
Violeta, que intentaba seguirles la corriente, decidió que era momento de involucrarse en la conversación.
—Bueno, ¿puedes culparlo?, el pobre tenía miedo de que lo usara por su dinero—. Violeta se aventuró a pellizcarle la mejilla a Wilbur, quien no protestó. —Por cierto, me muero de curiosidad, ¿Por qué se llaman así? ¿Robin y Yagui? Suenan como personajes de caricatura, es adorable.
Parecía que Víctor estaba más tranquilo, y con menos desconfianza.
—Nos conocemos desde que estamos en pañales. Y el padre de Wilbur y el mío se conocieron de niños, su padre llamaba ‘Goob’ al mío, ya sabes, por Yagoobian; así que, para seguir con la tradición, él me llama Yagui, y yo le digo Robin.
Violeta no podía evitar sentir ternura al pensar en un par de amigos de la infancia tan tiernos como el que tenía enfrente. Le preocupaba que la mentira que arregló Wilbur fuera a causar una discusión entre ellos.
—Seguro que la señora Robinson podrá enseñarte todas las fotos que tenemos desde el preescolar, ¿Ya has ido con su familia?
—Me temo que no, pero es porque aún no me siento lista para revelarme ante ellos.
—¡Pero si los Robinson son muy amigables! Los vas a adorar, y seguro que ellos te adoran a ti, si Wilbur lo hace no debe ser muy difícil—. Olivia golpeó a su hermano en la nuca. —¡Auch!
—Es que no estamos acostumbrados a que Robin tenga alguna interacción real con otras mujeres, pero ahora sabemos por qué. Pensábamos que estaba tan metido en su laboratorio con sus inventos que la línea de los Robinson terminaría con él.
—Ja, ja, ja, muy graciosa, Liv.
—¿Qué?, Tu chica debe estar contenta de que no estabas escondiendo algún otro amorío por ahí—. Liv, que claramente sabía que esto del compromiso no era más que un truco, parecía estar aprovechándose de Wilbur, Violeta pensó que probablemente se llevaría bien con ella, una vez que la verdad saliera a la luz. —Bueno, alcanzo a ver a la señora Hopp por allá, ¡nos vemos luego Robin!
Wilbur y Violeta quedaron a la deriva una vez más, pero podían sentir la mirada del resto de asistentes sobre ellos, más sobre Violeta, querían saber todo sobre la nueva adición a la familia Robinson. En realidad sí había sido un buen plan, ahora tenían información que intercambiar, incluso si era falsa.
—Tengo que admitir que tu jueguito está funcionando. Bien pensado.
—No hay nada que estas personas amen más que rumores y carne fresca.
Poco después, se acercó una pareja mayor con ellos, parecía que la esposa estaba curiosa y quería conocer a Mónica.
—Wilbur, querido, hacía mucho que no te aparecías a una de estas reuniones. ¿Cómo está tu madre?
—Perfectamente señora Jones, trabaja en una nueva composición con su orquesta.
—¡Qué maravilla!, ten por seguro que asistiremos a su próximo concierto.
Entonces, el que Violeta suponía que era el señor Jones, se acercó a Violeta, la miró de arriba a abajo de una manera tan lujuriosa que resultaba repulsiva.
—¿No vas a presentarnos a esta damita?
—Claro, señor Jones, ella es Mónica— Wilbur colocó su mano en la cadera de Violeta, esperando que así le quedara claro al Señor Jones que la chica estaba lejos de sus garras. —Ella es mi prometida—. Wilbur se acercó a Violeta para susurrarle al oído. —Lo siento, si no estás cómoda-
Violeta se acercó más a Wilbur y puso la mano que llevaba el anillo de Olivia en el pecho del chico, bien a la vista.
—Es un placer—. Dijo Violeta, tratando de mantener su atención en la Señora Jones, y recargando su cabeza en el hombro de Wilbur como una colegiala enamorada. Wilbur alzó una ceja y le volvió a susurrar.
—Empiezo a pensar que estás disfrutando de esto más que yo—. Violeta le arrancó un cabello y Wilbur usó toda su fuerza de voluntad para hacer como si nada.
—Pero qué chica tan linda te has conseguido, Wilbur.
—Lo sé, ¿no es una belleza?, y además es más lista que yo.
—Te sacaste el premio mayor, muchacho— Dijo el señor Jones, que recibía una mirada furiosa de su mujer.
—Créame que estoy consciente. Pero es demasiado de nosotros, ¿Qué tal van las cosas en la banca, Charles?
—Eh, nada nuevo. Ya sabes cómo han ido las cosas desde que legalizaron a los super de nuevo.
—¿Qué pasa con los super? Pensé que les ayudaría que ya no hubiera tantos robos.
—Pasa que todos invertimos mucho dinero en seguros que ahora no sirven para nada.
—Perdone—, Intervino Violeta. —Entiendo que los seguros no se pierden, al contrario, si decide mantenerlo es más fácil para usted recuperarse si el villano triunfa.
—Ay chiquilla, así no funciona esto. Mientras más desapercibidos pasemos con los super, mejor para nosotros.
—No entiendo, voy a invertir en un negocio y no me dijeron nada sobre tener cuidado con los super.
—No, un negocio nuevo no va a conseguir nada, sólo nos interesa a los veteranos. Pero si gustas, yo puedo darte muy buenos consejos—. El señor Jones tenía una sonrisa corrupta y lasciva.
—Beatriz,— Wilbur se dirigió a la esposa del señor Jones, —la empresa era de tu padre, ¿No? Pensé que ustedes amaban a los super, ¿Qué cambió?
La señora Jones miró a Wilbur, con confusión y nostalgia. Pero no respondió, se limitó a ver el suelo, como si estuviera avergonzada.
—Lo lamento señora Jones, no era mi intención-
—No, Wilbur, no te disculpes. La verdad es que desde el '46, la vida no es igual para nadie. Ni para los súper ni para nosotros. Algunos se aprovechan de esa diferencia para su propio beneficio…
—Beatriz…— Charles Jones tomó a su esposa por el brazo con mucho más fuerza de la necesaria, ella lo miró aterrada, pero aún desafiante. Violeta sintió que el corazón le latía más rápido y que los fotones a su alrededor se agitaban.
Wilbur tuvo que detener a Violeta tomándole la mano antes de que ella pudiera golpear a Charles.
—Creo que nos falta saludar a los Nicholls, ¿No crees, amor? Hasta luego señores Jones. Que tengan una linda velada.
Luego de alejarse lo suficiente, Violeta se enfrentó a Wilbur.
—¡¿Qué te pasa?! No podemos hacernos los tontos, ella claramente está asustada de él.
—Lo sé, Violeta, pero armando una escena así sólo la pondremos en más peligro. ¿Qué crees que le pase si Charles considera que fue agredido durante un evento social importante por su culpa?
—¿Crees que sea mejor dejar que su marido siga pasando encima de ella por el resto de sus vidas?
—Oye, calma, yo no dije que vayamos a dejar que Charles se salga con la suya.
—Pero si estás dejando que ella-
—Mira, no es el objetivo, ¿de acuerdo? Vinimos a recabar información, y hemos encontrado algo bueno aquí. Quedó claro que Charles Jones está implicado en lo que sea que está detrás de todo ésto; y esa evidencia la conseguimos gracias a Beatriz, una vez que averigüemos qué sucede, podemos hacer que Beatriz sea absuelta por cooperar con la investigación. Pero justo ahora no podemos hacer nada—. Violeta cruzó los brazos, y miró hacia el suelo. Wilbur le buscó el rostro y puso su mano en su hombro, incluso se agachó un poco para ver a Violeta directo a los ojos. — Te prometo que haremos lo posible para ayudar a Beatriz. Pero no hoy, no ahora.
Ella suspiró, sacudió la cabeza y le sonrió ligeramente a Wilbur.
—Bien, confío en tí—. Violeta se relajó. —Entonces… ¿Eres muy apegado a tu madre?
—¿Cómo?
—Si, todos hablan de ella, y nadie ha mencionado a tu padre, el genio al mando de Industrias Robinson; tal vez debas traerla la próxima vez que necesitemos información.
—En realidad no sería mala idea… Ella siempre ha sido buena haciendo amigos en cualquier parte, sólo con ella podía soportar estas reuniones cuando era más pequeño—. Wilbur metió sus manos a los bolsillos y sonreía plácidamente, como recordando algo feliz.
—Beatriz dijo que iría a su próximo concierto, ¿Toca en una banda? ¿Es cantante?
—No, ella es la directora de orquesta.
—Vaya… ¿Tú no tocas ningún instrumento?
—El bajo y la batería, pero prefiero dejar la música a las ranas.
—¿Ranas?
—¡Pues sí!, ¿Nunca has escuchado de la Orquesta Anfibia de Todayland?
—No…
—Te dije que te llevaría a un lugar más lindo después, y la Orquesta está de gira, vendrán a la ciudad en un par de meses.
—Iré solo porque enserio quiero ver una Orquesta de ranas. ¿Cómo lo hizo?
—Si Franny Robinson se propone a hacer algo, no se detiene hasta lograrlo. Papá dice que siempre tiene la razón.
—Increíble—. Violeta estaba genuinamente interesada en conocer a la madre de Wilbur, sonaba como una mujer increíble, probablemente ella y Hellen se lleven bien. —Creo que me agrada mi suegra falsa.
—Ahora que lo pienso, creo que es mejor si me aseguro de que nunca estén juntas en una habitación, seguramente se encontrarán una nueva manera de torturarme.
—Nunca digas nunca, Robinson.
Violeta se dió cuenta de que en realidad sí podía disfrutar de la compañía de Wilbur más que como un encuentro incidental en la casa de Edna. Era algo coqueto, pero se comportaba igual con Edna, y una vez que ella le seguía la corriente, resultaba incluso divertido. Además, si después de todo ésto, terminaría obteniendo información del caso y nuevos súper-gadgets patente Robinson, puede que esta noche fuera más divertida de lo que esperaba.
—Vamos de regreso, los ricos chismosos deben estar preguntándose en dónde nos metimos.
—¡Ja!, seguro creen que estamos-
—Por Dios, Wilbur. Cállate y camina.
Chapter 8: Potencial
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Luego de un par de horas, la paciencia de Violeta estaba a un electrodo más de agotarse.
—¿Esto es necesario?
—Absolutamente.
Violeta soltó un gruñido que hizo reír a Wilbur
—Vamos, ¿puedes soportar golpes de fuerza sobrehumana, choques eléctricos, y explosiones pero te molestan un par de cables? Por favor.
—Es trabajo .
—Ésto también.
—En todo este tiempo, solo he estado sentada esperándote.
—Ya llegará el momento de actuar, Workaholic.
—No me llames así… Además, tú no puedes llamarme así cuando duermes menos de 4 horas diarias.
—Nunca dije que yo no lo fuera. Ahora calla y ponte a meditar.
Ella rodó los ojos antes de cerrarlos y juntar las manos para meditar.
Su entrenamiento la había ayudado a meditar en casi cualquier entorno. Es necesario cuando necesitas concentrarte en cada fotón a tu alrededor mientras un hombre-topo con un taladro subterráneo gigante hace que la tierra bajo tus pies tiemble a 8.5 grados Richter.
El aire salió de sus pulmones. Podía sentir la luz a su alrededor sin necesidad de abrir los ojos. Casi puede ver las manos ásperas de Wilbur, sus herramientas colgadas en la pared del laboratorio y los proyectos sin terminar arrumbadas en el suelo.
—Haz un escudo, por favor.
Violeta, aún con los ojos cerrados enfocó cada partícula en su poder y canalizó la energía en una pequeña burbuja frente a ella.
—¿Tienes que alzar la mano para hacerlo?
—No, supongo que ayuda.
—Crea un nuevo escudo sólo con tu mente.
Violeta regresó su mano a su regazo, solo hace escudos así cuando está sola; había descubierto que mientras trabaja, el hacer ver lo fácil que resulta para ella hacer uso de su don, hacía que la población se asustara; y lo entiende. Así que había aprendido a “bailar” con la energía que controla, así que hacía un performance cada que peleaba.
—¿Qué tanto has explorado tus límites?
—No tanto como me gustaría.
—¿Qué te detiene?
—No tengo un lugar seguro donde experimentar.
—Deberías decirle a Edna que te deje usar su probador.
A pesar de que Wilbur parecía muy sorprendido por las respuestas de Violeta, no despegaba los ojos de la pantalla.
—Lo sabía…— Violeta sabía que era astuta, pero lo que sea que estuviera pensando Wilbur, le preocupaba, él parecía estar tres pasos delante de ella. —Te contienes al pelear, ¿No es así? Eres todo una prodigio.
—¿Qué diablos sale en esas lecturas tuyas?
—Calibré los electrodos para que midieran pequeñísimos cambios de energía, y casi quemas mis medidores.
—¿Osea que no calculaste bien tus rangos?
—¿Por quién me tomas, mujer? Al contrario, solo estoy confirmando que soy un genio—. Wilbur se apresuró a retirar los electrodos que estaban pegados a las sienes de Violeta, a sus manos, y a quitar la red que había puesto en su cabeza. —Tu seño fruncido no me engaña, te esfuerzas para hacer escudos tanto como para mover un dedo.
—Eso requirió muchísimo entrenamiento, errores y-
—¿Has intentado hacer otras cosas además de escudos o hacerte invisible?
—Uh… no realmente, es lo que he hecho siempre.
—Seguro que esas cosas son como reflejos, ¿no? Cómo cerrar los ojos cuando alguien te tira arena a la cara.
—Tal vez.
Wilbur acercó una silla frente a Violeta y con una expresión seria la miró a los ojos para hacerle una pregunta ridícula:
—¿Puedes cambiar de color?
—Me hago invisible, no cambio de forma, idiota—. Respondió alzando una ceja con una mueca burlona. Wilbur se pasó una mano por el rostro.
—Mira, puedes cambiar la manera en que la luz funciona, ¿no?, puedes agrupar los fotones, cambiar la frecuencia y amplitud en que emiten radiación… Eso quiere decir que podrías cambiar su longitud de onda y, no sé, volverte verde manipulando los fotones que emites en el campo de luz visible de un color a otro.
—¿Y eso para qué me serviría?
Wilbur parecía estar a punto de explotar una vena.
—¿No lo ves? ¡Las posibilidades son infinitas! Podrías volverte una experta en radiación y, no lo sé, teñirte el cabello sin necesidad de arruinarlo con peróxidos, o cambiar tu color de ojos, ¡O volverte verde!
Violeta pensó que en realidad eso sería bastante útil, pero no sabía cómo hacerlo.
—Wilbur, en serio estoy agradecida contigo por haberme acompañado a la gala y hacer más fácil el obtener la información que necesitaba, pero ¿no crees que decirme qué hacer con mi super poder está fuera del trato?
—Eso no es todo, Violeta—. Wilbur tenía una sonrisa esperanzada que se contagiaba, para desgracia de la chica. —Vamos, haz una burbuja entre nosotros—. Ella obedeció de mala gana. —Ahora intenta que esa energía emita luz, hacer luz blanca debe ser más fácil.
Violeta lo intentó, pero no conseguía nada, esperaba a que Wilbur se cansará de esperarla, pero no lo hizo; estaba atento, como si fuera él quien intentara encender el escudo morado entre ellos.
—No sé cómo hacer esto, Wilbur.
—Bueno, no puedes nacer sabiendo, duh—. Violeta estaba por deshacer el escudo. —¿Cómo se siente? Hacer un escudo.
Nunca le habían preguntado eso a Violeta. Jamás.
—Uhm… Pues es como… Carajo, ¿cómo te lo explico?— Wilbur seguía expectante, así que Violeta se esforzó en buscar una manera de responderle. —Es como… Soplar muy cerca de una pared, siento esa resistencia a pesar de que como tal las partículas no son parte de mí, como no lo es el aire, creo. Solo que yo decido dónde está la pared. Eh… Supongo que más bien es como si pudieras hacer una pared con el aire que soplas… Ugh, no lo sé.
—¿Puedes sentir la energía en la habitación?
—En cierto nivel, si.
Wilbur inspeccionó la pequeña burbuja morada que estaba entre ellos, sus pequeños destellos se reflejaban en los cristales de sus anteojos.
—Son bellísimos, ¿No te lo habían dicho antes?
—¿Qué?
—Que tus escudos son… magníficos—. Wilbur era sincero, no sabía cómo, pero estaba segura de ello. —Es como si tomaras un manojo de estrellas y las llevaras todas en una pequeña burbuja o en un domo para que te hagan compañía, para que te protejan. Tú creas tu propio cielo nocturno. Es increíble—. Era nuevo ver a Wilbur tan asombrado por algo que no fuera una máquina o su peinado. Un hombre de engranes y metal, recogiendo estrellas del cielo para adornar sus poderes.
Violeta evitaba tanto como podía poner a civiles en un escudo para protegerlos, porque sólo había tanto oxígeno disponible como con el que fueron encerrados. Pero en alguna ocasión, cuando aún era una adolescente, resguardó a un niño pequeño con ella, sus infantiles ojos marrones veían alrededor con asombro. Recordó, sólo hasta ese momento, que pensó que lo que admiraba era la fuerza del escudo, cómo evitaba balas, piedras, rayos láser… Tal vez el pequeño veía las mismas estrellas que veía Wilbur.
Con una nueva inspiración, Violeta cerró los ojos, respiró profundo y le prestó atención a la pequeña burbuja frente a ella, podía sentirla. Eso es un buen primer paso. Ahora, sólo tenía que combinar eso con el mismo sentimiento que tiene cuando se vuelve invisible. Probablemente justo ahora haya desaparecido frente a Wilbur, pero no importaba tanto. Una vez que pudo identificar ese vuelco en el estómago que siente cuando se vuelve invisible, trató de enfocarlo en la burbuja frente a ella, pero en reversa. No era tan difícil.
—Oh, vaya…
Violeta abrió lentamente los ojos, para encontrarse con que el escudo ahora emitía una luz blanca violácea, y que aún mantenía esas estrellas que había mencionado Wilbur. Ella estaba casi tan impresionada como él. Eso era una herramienta sumamente útil, ahora puede iluminar un cuarto oscuro, o un callejón en la noche, o su alcoba, ahora podría seguir estudiando sin necesidad de encender los focos, y sin molestar a Dash… Si algún día vuelve a vivir en el mismo lugar que Dash.
—En serio eres maravillosa—. Ella miró a Wilbur, que tenía toda su atención sobre ella, incluso con un nuevo descubrimiento entre ellos. ¿Será que la burbuja brillante emitía también alguna especie de magnetismo? Porque sentía que cada vez había menos distancia entre ella y Wilbur, cada vez más cerca. Wilbur se aclaró la garganta y se levantó. —Creo que ya tengo los datos que necesitaba, puedes irte si quieres.
—Pero, dijiste que íbamos a estar en el laboratorio todo el día—. Violeta cruzó los brazos. —¿Qué va a pasar con todo lo que tenías planeado?
—Bueno…— Wilbur se sobó el cuello. —Te lo dije, ¿No? Casi quemas todos mi arsenal de medidores, y como de ellos depende el resto del trabajo, será mejor que revise que todo siga funcionando adecuadamente. Pensé que te gustaba que fuera precavido.
— Tienes que ser precavido.
—Seguro, preciosa. Pero a menos de que quieras quedarte aquí a verme mover cables y ajustar cosas en la computadora, eres libre de ir a hacer tus cosas en otra parte.
Violeta no estaba nada convencida, era una pésima excusa para alguien como Wilbur que, incluso dentro de su propio caos tiene todo fríamente calculado.
Pero también podía ver que él definitivamente quería un poco de tiempo para trabajar solo. Con un movimiento de su mano, la brillante burbuja que había hecho hacía poco, desapareció.
—Está bien, supongo que puedo ir y practicar por mi cuenta en el probador de Edna, fue una buena idea—. Violeta le sonrió a Wilbur, una cálida sonrisa que probablemente habría sido la primera que le daba al chico, sin sarcasmo, sin burla, solo agradecimiento. —¿Te veo mañana?
—Claro.
—Bien, adiós Wilbur.
~(₰)~
Edna le había prestado el probador gustosa, y Violeta había estado pensando en todas las nuevas posibilidades que no había encontrado en su poder.
Descubrió que aunque no había conseguido cambiar el color de su piel, podía crear un aura morada a su alrededor. Había creado cerca de 20 escudos brillantes, y había logrado mantener todos activos al mismo tiempo. También intentó cambiar la forma de sus escudos, pero parecía que solo podía formar círculos y esferas, nada con esquinas a menos de que toparan con alguna superficie sólida.
Justo ahora, Violeta había creado un escudo con forma de un óvalo alargado, fue lo más cercano que consiguió a una tabla de surf. Una vez que logró controlar si subía o bajaba, si se movía rápido o lento, tomó una buena bocanada de aire, y decidida se subió en él.
Era como subir un escalón, muy estable, y eso no era precisamente lo que quería, así que, aún arriba del escudo, trató de hacerlo más flexible , sus pies se sumergieron un poco en el escudo, pero se aseguró que la parte de abajo siguiera fuerte. Luego, se agachó y movió el escudo hacia arriba, y aunque se tambaleó un poco, logró mantenerse. Ahora lo que seguía era moverse al frente, así que eso hizo. Se movió demasiado rápido y terminó chocando con la pared.
Auch, tal vez lo mejor sea practicar eso en el jardín.
Violeta prefirió intentar otra cosa mientras. Bajó una de sus burbujas brillantes, y se concentró en ella, cerró los ojos y sintió cómo se atenuaba la energía. Sin embargo, sabía que la burbuja no había desaparecido. Cuando abrió los ojos, no vió nada. Alzó su mano y pudo sentir la superficie esférica de la burbuja. Se había vuelto invisible.
Toda una prodigio.
Chapter 9: Mas despacio
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Ella levantó el teléfono y marcó un número que conocía muy bien, según sus cálculos, él debería de haber vuelto de la patrulla para esta hora, y tendría el resto del día para hablar. Dios mío, ¿hablar de qué? ¿acerca de cómo ella lo había dejado a su suerte en medio de una tensa situación familiar?, ¿Acerca de cómo ahora su padre podría descargar todas sus expectativas y sueños frustrados sobre él?
No, incluso con todo lo que estaba pasando, con la culpa de estar pasándola tan bien mientras sus hermanos vivían en una casa triste y repleta de secretos que no deberían serlo, extrañaba a Dash muchísimo más de lo que le gustaría admitir.
—¿Dash?
—¿Quién habla?
—Dash yo…
—Habla de una vez, ¿Quieres? No tengo todo el día—. Clásico Dash, es el sujeto más rápido del mundo pero siempre tiene prisa.
—¡Dashiell Robert Parr, esa no es forma de hablarle a la gente!
—¿Violeta?— La voz al otro lado del teléfono sonaba algo triste, pero esperanzada, aliviada. Ella se quedó en silencio, pensando en qué iba a decir ahora. —¿Sigues ahí?
—Si, aquí estoy.
—¿Qué…? ¿Cómo va todo?
Violeta resopló, parece que su hermanito está casi tan perdido como en ella en cuanto a las conversaciones incómodas.
—Yo estoy bien, Dash—. Tal vez no sea necesario empezar con los temas complicados. —Tengo una nueva receta, ¿sabes? Es interesante, un postre dulce con un toque salado—. Con el tiempo, los Super habían encontrado una forma de hablar de sus casos por teléfono, Violeta hablaba en código sobre un caso interesante, pero algo preocupante de no ser resuelto.
—¿En serio? A base de agua o leche—. Solitario o en equipo.
—Con leche, aunque es más espesa de lo que me gustaría.
—A ti nunca te ha gustado la leche, Vi.
—Claro que si, solo soy algo…
—¿Quisquillosa, estricta, cuadrada, cerrada, terca, mandona-?—Dash hablaba tan rápido que Violeta apenas pudo entenderle, la mente de su hermano es casi tan rápida como sus piernas cuando se trata de molestarla.
—¡Cállate de una vez, Dash!— A pesar de todo, estaba riéndose, podía escuchar la sonrisa juguetona de su hermano al otro lado del teléfono, en serio extrañaba a su gusano veloz. —Estoy volviendo a aprender todo esto. Es tedioso pero refrescante.
Cayeron en silencio de nuevo.
—Y… ¿Cómo está tía Edna?
—Tan fabulosa como siempre, ya la conoces—. Violeta bajó la voz. —Si crees que yo soy pesada es porque no has pasado un día en esta casa—. Dash rió.
—¿Y qué tal las cosas con ese chico Robinson? Jackie no deja de hablar de él. Tiene toda una familia de héroes y escoge idolatrar a un ingeniero, eh.
—Jackie es un niño listo, créeme que hace bien en admirar a Wilbur—. Violeta se sorprendió de sus propias palabras, más por la facilidad con las que las dijo que por su sentido en sí; si Wilbur la hubiera escuchado, no habría tenido una tarde tranquila por el resto de la semana (o de su vida). —Aunque de repente es casi tan infantil como Jack Jack, puede sacarme de mis cabales casi tan fácilmente como tú.
—¡Ja! Lo sabía, siempre hay un pero. Jack Jack siempre lo hace sonar perfecto.
—No seas así, Dash, te aseguro que tú también tienes tus peros.
—¿Yo? Soy la máquina humana, el bólido rojo, ¡El soltero más codiciado según-!
—¡Dash! Estamos al teléfono, ¿Recuerdas?
—Ish, que aburrida—. Detener a Dash mientras despotrica era una costumbre para Violeta, una costumbre que le gustaba más de lo que quería admitir. —Bien… ¿Estás haciendo algo ahora?, ¿Hay alguien en la casa? ¿Ocupados? ¿Libres? ¿Con algún compromiso?
—¿Qué tienes en mente, Dash?
—Creo que ya me cansé de las restricciones del teléfono y Jackie quiere pasar a saludar… ¡Muy bien, nos vemos!
—¡Dash, espera!— Para cuando Violeta había notado que se había cortado la llamada, Edna ya estaba abriendo la puerta.
~(₰)~
Dash estaba en la puerta de Edna, con Jack Jack en los brazos, su chaqueta tenia un par de llamas aquí y allá que Jackie estaba apagando con sus manitas.
—¡Dashiell! Mi niño, qué sorpresa—. Edna hizo un gesto a Dash para que se agachara a su altura, cuando lo hizo, le pellizcó la mejilla y Jackie corrió a los brazos de Edna. —Siempre es un placer recibir a los Parr, pero apreciaría un aviso, muchacho.
—Lo siento, tía Edna, pero Jack Jack últimamente está muy entusiasmado de regresar a la mansión.
Violeta se levantó del sillón y se apresuró para abrazar a sus hermanos, y se tomó un par de segundos más con Dash. Por mucho que el muchacho fingió querer quitarse a Violeta de encima, la verdad es que era puro teatro. Vi se tomó un momento para ver a su hermano, casi le sacaba una cabeza, su pelo rubio se había tostado con los años, pero tenía ese mismo peinado galante que le permite su cabellera ligeramente ondulada. Su rostro también se había afilado, su cara infantil se había perdido en el pasado aunque se mantenía juvenil, y ahora su perfil era angular pero amistoso, carismático. El ser un deportista nato le había dado una figura atlética, y en general, Dash estaba consciente de su atractivo, tal vez demasiado. Violeta pensó que se veía mucho mayor para sus 18 años, y cada día parecía crecer más.
Dash se enderezó, se quitó los lentes oscuros y se acomodó el peinado.
—Tu casa luce bien, Edna, ¿Hace cuánto que no estaba por acá?
—No quieras distraerme chico, ¡Mira cómo dejaste a mi pobre Jackie!— Edna trataba de acomodar el pelo del niño, y con un pañuelo le limpiaba el rostro de la cara.
—Es el precio de la velocidad, estará bien.
—Estaré bien, tía Edna—, Jack intentaba calmar a su tía —solo estoy un poco despeinado.
—Oh, Jackie, espera a que Wilbur te vea así, le va a dar un infarto.
Como si hubiera sido invocado, Wilbur llegó a la sala con un trapo en las manos.
—¿Ver qué?— Cuando Wilbur vió a Jack, en efecto, casi le da un infarto. —Santas ancas de rana ¡¿Pero qué te pasó?! Espera ahí, iré por el kit de emergencia—. Wilbur salió subió tan rápido las escaleras que por poco se tropieza.
—Así que… ¿Ese es tu pasante?
—Es mi socio, Dash, trátalo como tal.
—Tampoco tuvo una buena primera impresión conmigo— Violeta tomó el brazo de Dash y lo llevó al sillón de la sala. —Solo, dale un poco de tiempo.
—Seguro… Ya me preocupé, ¿Qué fué lo que le hice a Jackie que es tan escandaloso?
—Nada Dash, es solo que por aquí le dan una gran importancia a la integridad del cabello.
—¡Ya llegué! ¡No temas Jackie, Wilbur viene a salvar el día!— Wilbur cargó a Jack y se lo llevó a la sala, y se sentó a lado de Dash, extendiendo su mano hacia él. —Wilbur Robinson, Inventor, ingeniero y excelente peluquero, a tus servicios.
Dash tomó la mano de Wilbur dudoso y luego de un corto apretón, Wilbur puso manos a la obra. El cabello de Jack era manipulado con una magnífica delicadeza y maestría, Violeta, que luego del evento de hacía un par de días, ya estaba familiarizada con el trabajo del inventor, era la encargada de pasarle los cepillos y las latas de aerosol. Dash miraba impresionado la actuación frente a él, tuvo que quitarse los lentes oscuros un par de veces, Wilbur era ágil, preciso como cirujano, pero dramático como un mago. Cuando terminó, Jack no podría verse mejor.
—Vaya viejo, eso fué impresionante, si eres así de bueno con los peines, no me imagino cómo serás con las máquinas.
—Gracias chico, es de familia—. Wilbur volteó a ver a Dash con intriga, se llevó la mano al mentón mientras lo inspeccionaba minuciosamente. —¿Haces algo con tu cabello? Se ve algo alborotado, pero queda con el estilo relajado, parece perfecto.
—¿Con mi cabello? Así amanecí.
Si hace poco a Wilbur casi se le detiene el corazón, la ligereza de Dash claramente logró que su pulso y su actividad cerebral pararan en seco.
—No, no te creo, algo debes usar.
—¿Qué tal la genética?
—Mira, sé que los genes Increíbles parecen bendecidos por la misma Afrodita-
—¿Qué quieres decir con eso?
—Pero eso no justifica que con la velocidad, la resistencia del aire, los giros bruscos, y todo lo que conlleva la super velocidad, tu peinado se quede intacto.
—Créelo amigo, no hay algo de lo que sepa menos que del cuidado del pelo.
—Tú tienes que darte una vuelta por mi laboratorio uno de estos días, tengo que averiguar qué tienes en la cabeza además de queratina.
—No debe haber mucho— Susurró Violeta.
Dash se rió, para sorpresa de Violeta y Jack Jack, que esperaban cuanto menos una respuesta perspicaz, o tal vez una mueca o incluso un tirón de pelo. Violeta se acercó a abrazar a su hermano y nada iba a hacer que lo soltara.
—Muy bien, hombrecito— Wilbur cargó a Jack Jack y se levantó del sillón. —Creo que te gustaría ver un par de cosas nuevas en el laboratorio.
Dash se aferraba a Violeta con toda su alma, nadie iba a mencionar si un par de lágrimas cayeron.
—Ay, Dash, lo siento tanto.
Dash se separó y tomó a Violeta por los hombros.
—¿ Tú lo sientes? Violeta, papá lleva siendo terrible contigo por meses , mamá y yo hemos hecho como si nada estuviera pasando, principalmente yo. No debí dejarte a tu suerte, Vi, soy una basura de hermano, discúlpame..
—Pero yo te dejé solo con papá, en una casa llena de tensión y cosas sin decir, Dash, yo-
—Vi, mamá me contó que escogiste un alias nuevo, y ahora veo que tienes un caso en solitario y solo puedo pensar en cuánto te hemos detenido, en cuanto de tu potencial estabas desperdiciando para seguir siento parte de Los Increíbles. Violeta, eres mucho más justo ahora que has empezado a ver por tí misma de que lo que eras como Incredi-girl. No tienes idea de cuánto te admiro, de cuánto me inspiras…— Dash corrió al baño por un poco de papel y regresó en seguida para limpiar la cara de su hermana. —Espero que algún día pueda brillar tanto como tú. Y la verdad es que no sé en qué diablos piensa papá, no puede esperar que yo sea Incredi-guy para siempre tampoco. Estás dando un paso importante por toda la familia, solo lamento que tengas que sacrificar tanto, si pudiera hacer algo más por ti…
Ambos se abrazaron y se quedaron así por un tiempo. Desde otra dimensión, Jack Jack se prometió recordar ese momento que había presenciado a escondidas.
~(₰)~
—Bueno, podría ir yo mismo por unas pizzas, pero no tengo ganas de eso ahora. Estoy tratando de ganar algo de peso y el estar corriendo todo el rato no ayuda mucho.
Dash se había quedado en la mansión todo el día, empezaba a hacerse tarde.
—No te preocupes, los modabots-
—Espera, Edna, creo que tengo una mejor idea, podemos estrenar el horno de pizzas otro día—. Wilbur se levantó para llamar por teléfono. Su voz cambió de inmediato, a Violeta le recordó al robo del Banco Feinmann, se preguntó por qué llamaba con tanta premura y seriedad a una línea de comida a domicilio. —Pizzas Galácticas, aquí Cabo R-081 tenemos un P-8342, urgente.
—Atenderemos su llamado, ¿va a requerir de extra Q-350?
—Efectivamente.
—Llegaré enseguida.
Cuando Wilbur colgó, todos se le quedaron viendo.
—¿Qué? ¿Tan malo es usar un poco de mis influencias?
—No sabía que tenías entrenamiento militar—. Dijo Dash, curioso.
—Ah, si. La Academia Galáctica es muy estricta.
—¿Galáctica? ¡Pero si apenas llegamos a la Luna!
Sin dejar espacio para más preguntas, un platillo volador de alta tecnología voló por el techo de la Mansión Moda, una escotilla se abrió sobre la cabeza de todos, y de él, descendió de una cuerda un hombre con un Súper traje blanco y rojo que ni Dash ni Violeta pudieron reconocer. Era un poco más alto que Wilbur y tenían el mismo peinado, pero este hombre era mucho más fornido que Wilbur y tenía un temple serio y heróico del que el muchacho carecía.
—Pedido especial para Cabo R-081, urgente y con extra queso.
—¡Increíble, Tío Art! Fueron tres décimas de segundo menos que la última vez. Cada día estás más lejos de entregar una pizza gratis.
—Me alegra ver el fruto de mis esfuerzos, Cabo R-081. Tengo otras entregas.
—Seguro, Tío Art. Mándale mis saludos a mamá, ¿quieres?
—Definitivamente la Comandante F-441 recibirá su reporte de estado de manera exitosa. Hasta luego, Cabo.
Con eso, el apresurado hombre se propulsó con una mochila jet y pronto el platillo volador se retiró de la Mansión.
—Bien, ¿Quién quiere pizza?
—No, no, no. ¿Qué diablos fue eso?— Dash parecía emocionado. —¡Fue fabuloso y super veloz!
—No sabía que tenías héroes en tu familia—. Violeta cruzó los brazos y alzó una ceja. Wilbur se ajustó el cuello de la camisa y respondió.
—Oh, ese es mi tío Art, trabaja como repartidor de pizzas galácticas, ya sabes, ¿la empresa del héroe Portal?
—¿Portal tiene una empresa de pizzas a domicilio? Cool. Sería un buen empleo de verano.
—Primero tienes que graduarte de la Academia, chico—. Wilbur puso su mano en el hombro de Dash. —Y créeme, no es nada fácil.
Dash miró a Wilbur con determinación y un menos de un parpadeo, la mesa estaba puesta, y Dash había vuelto a sentarse en el sillón.
—Creo que la Academía no será tan complicada para mí.
Wilbur se levantó con una mano detrás de la espalda y la otra en su barbilla, camino alrededor de la mesa, inspeccionando cada cubierto y mantel.
—Muy bien, chico, tal vez tengas una oportunidad de sobrevivir. Le escribiré una carta de recomendación a Portal, como Cabo veterano, podrás entrar con buenas credenciales a la Academia.
—Demasiado palabrerío, Robinson—. Edna se abrió paso entre los dos muchachos y se sentó a la mesa.
—Estoy de acuerdo, tía Edna. Estos dos pueden ser una mala combinación—. Violeta se levantó, y caminó hacia la mesa. Wilbur se apresuró a sacar la silla de la chica para que se sentara. —Pensé que solo ibas a ser un caballero en eventos especiales.
—Tengo que dar una buena impresión a tu hermanito si tengo planeado llevarte a cenar algún día, ¿No lo crees?
—En tus sueños, Wilbur.
Dash le lanzó una mirada precautoria a Wilbur, que solo alzó las manos y caminó hacia su lugar, pasando por detrás de Dash.
—Podrás intimidarme todo lo que quieras una vez que salgas de la Academia, chico—. Wilbur le revolvió el cabello a Dash, pero no hizo mayor efecto, cada cabello volvió a su lugar. —¡Diablos! No es posible…— Wilbur siguió revolviendo el cabello de Dash, que parecía muy divertido y orgulloso de su cabello inevitablemente perfecto.
—Wilbur, deja al pobre chico en paz y siéntate a comer—. Edna limpiaba un poco de comida de la boca de Jackie.
—Mira, Inge—. Dash se recargó en su silla, con perspicacia y astucia en el rostro. —Sólo hasta que hayas descubierto qué hace que mi cabello sea tan perfecto, puedes invitar a salir a mi hermana. No debe ser tan difícil, ¿O si?
—¡Hecho!— Ambos se estrecharon las manos.
—Eh… ¿Por qué no soy parte de esta conversación?— Dijo Violeta.
—Oye, solo tendrá permiso de pedirte salir, no estoy dando tu mano en matrimonio.
—Si, porque no puedes .
—Perfecto, entonces no será mi problema si decides casarte con un maníaco por los aerosoles para el cabello.
—¡Yo nunca dije que-!
—¡No soy un maníaco por-!
—¡Niños!— Edna saltó encima de la mesa. —La pizza se enfría. Callense y coman.
Dash tomó un pedazo de Pizza la caja, aún con una sonrisa traviesa que Violeta conocía muy bien.
~(₰)~
Cuando llegó la noche, Violeta y Dash recogieron los platos y estaban en el fregadero, Violeta enjabonaba los platos y Dash los enjuagaba y secaba; era un viejo acuerdo que tenían desde que su madre les encargaba los deberes en la casa, y era el equilibrio perfecto entre la premura de Dash y la meticulosidad de Violeta.
Ella estaba tardando mucho en el último plato que quedaba de la pila de trastes sucios.
—Oye, ¿No crees que ya es suficiente con ese jabón?
—Dash—. Violeta dejó el plato a un lado, y dudosa volteó a ver a su hermano. —¿Cómo…? ¿Cómo está papá?
Dash suspiró y se llevó una mano por su cabello.
—Si te soy sincero, no lo sé—. Dash tomó el plato que quedaba y empezó a enjuagarlo. —Es decir, se ve más… menos enojado ahora que están… que estás… que no-
—Ahora que no estoy.
—Violeta, el que papá no discuta durante la cena no quiere decir que se sienta mejor, o que no te extrañe; estoy seguro de que lo hace. Últimamente estoy en una que otra patrulla con él, pero me trata casi como si fuera un extraño, como tratas a un compañero.
—Eso es… extraño.
—Bastante. No me dice si estoy haciendo algo bien, o si puedo mejorar en otra cosa, de hecho, solo habla conmigo cuando es estrictamente necesario para la misión hasta que hayamos terminado, después soy solo su hijo, como Dr. Jekyll y Mr. Hyde, pero ahora es Mr. Increíble y Robert Parr. En cuanto se quita el antifaz es todo “¿Qué tal estuvo la escuela, campeón?” y “¿Ya terminaste tu tarea? Porque no pienso ayudarte de nuevo”—. Dash cerró el grifo y sacudió el plato a súper velocidad para secarlo. —Violeta, creo… Creo que está intentando diferenciar su vida entre ser Super y ser papá. Y no lo está haciendo muy bien, pero-
—Lo está intentando.
—Si, supongo.
—No sé qué hacer, Dash. Yo amo a papá, pero una parte de mí quiere rechazarlo como él me rechazó a mí—. Los nudillos de Violeta estaban aún más pálidos que de costumbre mientras apretaban el trapo con el que ella intentaba secar el fregadero. —Extraño la casa, pero estoy haciendo cosas buenas aquí, tengo el presentimiento de que este caso Feinmann está escondiendo algo más grande detrás, y puedo ayudar a Edna y a Wilbur y todo esto solo hace más difícil que quiera regresar.
—¡Toc toc!, ¿Hola?— Dash golpeaba ligeramente la cabeza de Violeta mientras ella intentaba quitarse a su hermano de encima. —¿Hay alguien ahí?
—Basta, Dash. Esto es serio. Ya sé que estoy haciendo tonterías, pero-
—Hace un momento parecía que si estabas usando tu cerebro, ¿Tienes tiempo limitado de razonamiento? ¿Tu uso de neuronas expira después de un rato?— Violeta rodó los ojos. —Vi, ¿Qué impide que te quedes aquí? O más bien, ¿Qué te impulsa a regresar a casa?
—Somos una familia, Dash. Tenemos que estar juntos.
—Eh… No lo sé, ser una familia es complicado. Estar juntos es bueno, pero hasta los canguros dejan de vivir en el bolso de su madre en algún momento.
—Yo lo sé… Quería hacer este cambio con ustedes a mi lado. Pensé que estaría viniendo a la mansión a hacer las medidas de mi traje con mamá esperándome en la sala, que regresaría a casa de mi misión y le contaría a papá lo que había averiguado, tal vez incluso podría llevarte a un par de las misiones-
—¿En serio? ¿Crees que mamá esperaría en la sala? Violeta, conoces a mamá, estaría sugiriendo constantemente sus ideas hasta que te convencieras de que hagas lo que quiera. Y no es por nada, pero yo soy un hombre de espectáculo y digamos que tus misiones encubiertas no son muy lo mío.
—No creo que sería tanto así.
—No hay cómo saberlo realmente, pero sé que estás averiguando cómo se hacen las cosas a tu manera, y algo de ayuda fuera de tu zona de confort no está nada mal.
—Es un buen punto.
—Lo es, siempre tengo la razón.
Violeta se recargó en el lavabo, respiró hondo.
—Te voy a decir algo, Dash, y te voy a pedir que no se te suba a la cabeza.
—No prometo nada.
—Bien—. Violeta rió. —Te amo, Dash. No es que importe mucho, pero estoy muy orgullosa de tí, y tú deberías estar orgulloso de tí mismo, eso sí es muy importante—. El hombre más veloz en la tierra estaba congelado frente a Violeta. —Pero, por favor trata de no negociar con mi vida romántica como si estuvieras vendiendo una vaca, ¿Quieres?
Chapter 10: Te ama más de lo que sabrás
Notes:
Les dejo una playlist que recomiendo tener a la mano junto con la lectura:)
https://open.spotify.com/playlist/44zmUMT31LKNXkksbHgBgZ?si=8c3e95e460dc477b
https://youtube.com/playlist?list=PLlTpVY8FvgMe_qsRCWImo4Eyav4hrPO3O&si=XD0DcGpwMTMlAFZR
Chapter Text
Franny Framagucci había nacido en la primera semana del verano, así que durante toda su infancia y adolescencia, las primeras fiestas de las vacaciones en su familia eran totalmente dedicadas a consentirla, llenarla de regalos y cariños.
Siempre le gustaron sus cumpleaños, y eso solo fue creciendo una vez que se topó con un torpe inventor que siempre le daba la razón. Ella nunca tuvo que pedir que su día especial fuera recordado, porque siempre había quien lo hacía, organizaban fiestas maravillosas y tan alegres que ni siquiera la inminente explosión del invento que Cornelius había preparado para ella lo podía arruinar.
Los años habían pasado demasiado rápido. Sin darse cuenta, su pequeño Wilbur se había graduado con honores y ya empezaba a crearse un nombre, Cornelius estaba especialmente orgulloso de su muchacho; incluso si rechazó sus mejores ofertas de trabajo en Industrias Robinson, o tal vez precisamente por eso.
¿Quién lo diría, eh? Supers. Franny nunca había pensado demasiado en ellos, incluso teniendo uno en la familia (técnicamente).
Wilbur nunca había expresado tan abiertamente su fascinación por estos héroes o por las posibilidades que abrían; pero Franny ya lo veía venir. Por mucho que escondiera su emoción, no había cómo ignorar el brillo en los ojos de su hijo cuando vió en las noticias cómo Elastigirl, Mr. Increíble, Frozono y la nueva generación de Supers logró capturar a Evelyn Deavor.
Además, él siempre había admirado al jefe de su hermano Art, Portal. Se había adelantado a la prohibición de Supers del ‘46 y había registrado toda su empresa y su concepto apenas olfateó las intenciones del gobierno, de manera que no hubiera cómo censurarlo.
La pizzería galáctica había sido uno de los últimos frentes contra el rechazo a los super, y aunque había tenido problemas para poner a flote su empresa al principio, con el tiempo fue ganándose el corazón de los niños que no habían olvidado el mundo de esperanza y heroísmo que habían conocido antes de la prohibición. Y una vez que se fundó la Academia Intergaláctica, les enseñó el valor del trabajo de los super, incluso si estaba disfrazado tras un entrenamiento para entrega de pizzas. Wilbur se había esforzado mucho para conseguir graduarse de la Academia Galáctica como para la Universidad.
Los pensamientos de Franny justo ahora estaban sobre Wilbur, no en Art, o en los super, ni siquiera en la fiesta que estaban organizando en el jardín. Estaba furiosa, seguro que ese muchachito tuvo una buena razón para hacer lo que sea que hizo; al menos estaba segura de que había sido parte de algo más. No todos los días te enteras que tu hijito está comprometido con una misteriosa chica que no te suena de nada.
—Querida—, Cornelius estaba apresurado con los preparativos de la fiesta. —¿Crees que me podrías ayudar con los botones de la camisa? Sabes que no alcanzo.
—¿El traje inverso de tu padre?— Rió Franny mientras abotonaba con cuidado. —Nunca pasa de moda, ¿verdad?
—Jamás. Se vió bien en mi graduación, se vió bien en la boda, y se verá bien hoy—. Le acercó a Franny los corbatines. —¿Te gusta más el azul o el anaranjado?
—Siempre usas el anaranjado.
—¿Entonces…?
—Voy a traer el rojo.
—Siempre tienes la razón, Franny—. Ella comenzó a ajustar el moño. —¿Wilbur te dijo si iba a venir con Edna?
—Ese niño—. Franny apretó el moño con más fuerza de la necesaria y Cornelius quedó ahorcado. —¡Oh! Perdón, amor—. Franny soltó el nudo y suspiró. —No, Wilbur no me ha dicho nada. Más le vale no perderse la fiesta por estar metido en su laboratorio.
—Sigues enojada con él.
—Solo un poco.
—Linda, sabes que Wilbur… Bueno…— Cornelius estaba aguantando la risa, entre la rabieta de su esposa y el pensar que Wilbur pudiera guardarse un secreto como ese, una chica, para ser más específicos, le parecía imposible. —Es un buen muchacho, no digo que no sea capaz de conseguir una novia, no se diga una prometida, pero digamos que ese tipo de cosas no están en su prioridad. Si ese niño se parece siquiera un poco a mí, en cuanto encuentre a su persona indicada no podrá callarselo nunca.
—Lo sé, es solo que me hubiera gustado algún aviso, así al menos sabría cómo responder a todos esos chismes—. Franny volteó a Cornelius y le acomodó las gafas. —Ni una vez llevó a una chica a la casa y ahora estoy envuelta en felicitaciones y preguntas sobre esta prometida… ¿Qué se traerá entre manos?
—Bueno, nada más emocionante que un problema que requiere a la maravillosa Franny Robinson para ser resuelto, ¿no lo crees?— Cornelius dejó un beso en la mejilla de su esposa. —Me voy, aún tengo que asegurar que nada vaya a explotar hoy.
—Amor, algo va a explotar, es parte de la programación de hoy. Probablemente después de la canción especial de las ranas.
Cornelius salió de la habitación riéndose en voz baja.
~ R ~
—Me voy, Edna. Se me hace tarde—. Wilbur estaba ajustándose el reloj que le regaló su padre para su graduación mientras bajaba las escaleras. —Recuerda llegar en una media hora, madre está impaciente por verte.
—¿Ya te vas?— Violeta parecía muy sorprendida. —Pensé que llegaríamos todos juntos.
—Si, tengo un… Eh… Compromiso.
—¿Compromiso? Debe ser algo importante para que salgas de tu cueva- digo, laboratorio.
—Si, el llegar separados hará más fácil que no te relacionen conmigo; y todos podrán olvidarse de mi prometida falsa—. Wilbur pensó que esto era una buena oportunidad de jugar con la paciencia de la chica. —¿Por qué te sorprende? No eres la única chica que conozco, no te pongas celosa.
—¡No lo decía por—! El perplejo en la cara de Violeta adornado por un par de mejillas coloradas hacían una linda vista, pero duró poco, porque ella suspiró y aún con los brazos cruzados, le dijo: —El mundo no gira a tu alrededor, Elvis.
—Por última vez, no me llames Elvis .
—¿Entonces tú sí puedes hacer de mi vida un continuo de molestia y suspiros de hartazgo pero yo no puedo hacerte un cumplido ?
—Llamarme Elvis no es ningún cumplido, preciosa. Cuidado con eso.
—¿Por qué no? Digo, la verdad es que Elvis no es mi sujeto favorito, pero-
—¡Exacto! Estoy seguro de que no has estado con él ni 5 minutos, el tipo es insufrible, y es imposible entender algo de lo que dice. Canta una que otra buena canción pero sus películas me hacen querer quemar la sala de cine conmigo ahí dentro; y estoy bastante seguro de que, en todo caso, él me copió el estilo a mí—. Violeta se reía, y aunque una parte de Wilbur quería sonreír con ella, no iba a dejar pasar ésto. —Así que no, no es un cumplido.
—Oh, pobre Wilbur, debiste estar muy decepcionado cuando lo conociste ¿verdad?
—Bien dicen que nunca conozcas a tus ídolos. Así que si vas a estarme comparando con ese tipo…
—No es por nada, yo digo que se parecen bastante. El peinado alto, la personalidad de aspirante a donjuán…
—El pelo de ese tipo no se acerca ni un poco al clásico fleco Framagucci ¡Tiene generaciones!; y déjame decirte que no soy ningún aspirante.
Sin previo aviso, ella se acercó y sus narices estaban a escasos 2 centímetros de distancia. Wilbur respiraba el mismo aire que ella, y empezó a sentir los párpados más pesados. El tiempo se había detenido, solo estaban ella y sus enormes ojos color malva, susurrándole que se acercara más… un poco más…
—Pareces nervioso, donjuán —. Violeta le acomodó el cuello de la camisa y lo empujó un poco, haciendo que casi perdiera el equilibrio y saliera rodando por las escaleras. Él podía sentir cómo sus latidos amenazaban con salirse de su pecho. —¿Sabes? le he prestado atención a la colección de acetatos que tienes en el laboratorio, están ordenados alfabéticamente ¿no es así?; porque estoy muy segura de que hay un hueco muy evidente en la letra E, me pregunto si ese lugar podría estar reservado para el Rey del Rock …—. Violeta sabía bien lo que hacía, diablos, él nunca debió dejarle tomar tanta confianza.
—¿Cómo te atreves ? Jamás podría tener uno solo de sus discos. Además, Chuck Berry puede darle una buena paliza a Presley cualquier día. ¡Y ese hueco es porque estoy esperando un par de discos de los Everly Brothers !— El muchacho decidió que no valía la pena discutir, (principalmente porque Violeta le está dando una probada de su propia medicina).
—Uh huh, dile eso a los álbumes que tienes escondidos bajo la cama. ¿Quieres que los enliste? Alcancé a ver Blue Hawaii , Fun in Acapulco, From Elvis in Memphis …
—Ya me voy, no voy a escuchar más de tus desvaríos—. Violeta seguía riéndose mientras Wilbur azotaba la puerta de la mansión detrás de él.
Un modabot le permitió el acceso al garaje y le dió las llaves de su convertible. Le informó que todos los propulsores estaban en correcta alineación y que podría despegar en cualquier momento; pero estaba tan perdido en sus pensamientos que simplemente se metió al vehículo, le subió todo el volúmen al radio sólo para distraerse.
— Y ahora pasemos con un clásico, “You really got me”, de The Kinks en su álbum homónimo, ¡Sólo aquí en metro-radio!
Esa canción es una de sus favoritas, pero le recordaba demasiado a ella. La energía de la guitarra, la pandereta alegre en el fondo, el peligro que transmite, y “ Chica, en serio me tienes ”... Eso en serio describe su situación actual. Wilbur no soportó mucho tiempo antes de cambiar la estación.
Purple Haze, all in my brain.
Lately things they don’t seem the same
Actin’ funny, but I don't know why-
—Oh, vamos, ¿Es en serio?— Wilbur tuvo que cambiar de estación una vez más; incluso si sabía bien que la canción hablaba de otra cosa; la imágen que Hendrix le pintaba de una niebla morada que necesitas , no hacía más que dirigir sus pensamientos al mismo lugar.
Wise man say…
—Esto no puede ser posible—. Wilbur terminó por apagar el radio y despegó, el resto del trayecto lo pasó refunfuñando en silencio.
~ R ~
—Wilbur, toca mi timbre.
—No, Wilbur, no escuches a Dimitri, toca el mío—. Wilbur caminó hacia Spike, que se encontraba en su respectiva maceta, y que tenía una segura mueca en el rostro. —Buen chico, Wilbur, haces bien en escogerme.
—No te hagas ilusiones Spike, llevo un conteo de todas las veces en que he tocado el timbre en toda mi vida, hoy te toca a ti.
—¿En serio?— Dimitri preguntó. —¿De quién fue el timbre que tocaste primero?
—El tuyo-
—¡Jajajaja! ¡Trágate eso, Spike!
—No, no, no. Fue meramente circunstancial, mamá había tocado el de Spike y no tuve otra opción. Ningún favoritismo.
—Wilbur, chico, no eres nada divertido.
Entonces, el pulpo abrió la puerta y lo dejó pasar, dejando al par de gemelos discutiendo. Hay cosas que nunca cambian. El mayordomo molusco lo dirigió hacia la sala de ensayos en silencio; este era el compromiso que tenía Wilbur. En cuanto entró, las ranas le prestaron toda su atención, esperando instrucciones.
—En posición, por favor—. Wilbur se apresuró a tomar la batuta. —Entonces, todos en la página 34 de su partitura, “ Mrs. Robinson ”, en donde lo dejamos.
La sala de orquesta estaba totalmente aislada acústicamente, su madre podría pasar en frente y ni siquiera su oído absoluto sería suficiente para saber que Wilbur estaba ensayando la sorpresa que tenía planeada para ella.
Cuando apenas estaban empezando a tocar los contrabajos, la puerta se abrió y a Wilbur casi le da un infarto.
—Oh, llegaste antes.
—Hola papá, cómo va todo.
—Bien, ya está todo listo—. Cornelius cerró la puerta detrás de él y se paró a lado de su hijo. —Oye, yo conozco esta canción, ¿no es de esa película…?
—Oh, si, la verdad es que no la he visto, pero me parece una buena canción, ¿no crees? encaja perfecto
—Si… No lo sé, ¿tenemos algún secreto que sólo sea de nuestra incumbencia ? De otra manera, las letras no representan mucho que digamos a tu madre.
—Si, sobre eso… Creo que hay un detallito que debería mencionarles.
—Creo que ya estamos enterados, ¡Felices nupcias! Ojalá recibamos invitaciones para la boda.
—Ugh, papá… Lo siento mucho, fue algo que se me ocurrió en el momento, yo solo estaba ayudando a una amiga y-
Cornelius soltó una carcajada, su pobre muchacho estaba rojo como un tomate hasta las orejas.
—Jovencito, estás en problemas, y voy a disfrutar cada momento de la conversación que tienes que tener con tu madre.
—Eso va a ser un martirio—. Wilbur interrumpió brevemente la conversación con su padre y volteó a ver a una de las ranas porque estaba desafinando. —Es un bemol, señor—. la rana asintió y corrigió la nota de inmediato.
—Wilbur, hijo, no creo que sea un martirio, te conocemos, sabemos que no harías algo así sin un motivo, puedes estar tranquilo.
—De todas maneras mamá va a darme esa mirada suya, ¿no es cierto? esa que hace cuando quiere que tú mismo le expliques en lo que te equivocaste.
—¿Cuál? ¿Ésta?— Cornelius cruzó los brazos, alzó una ceja tan alto como pudo y tenía una sonrisa sabionda. Era una imitación perfecta de Franny momentos antes de jalarle una oreja a su hijo.
—Esa misma—. Ambos rieron.
—Yo te recomendaría que fueras con ella en cuanto termines con ésto, ha estado lidiando con los chismes como una campeona, pero tienen que ponerse de acuerdo.
—Seguro, pa.
—Bien—. Cornelius se dirigía a la salida, pero se detuvo. —¡Oh, antes de que lo olvide! ¿Edna va a venir?
—¿Qué? Si, solo que yo llegué antes para ensayar ésto, ella, Jack Jack y Violeta no deben tardar mucho en llegar.
—¿Violeta?
—Ah, si—. Wilbur tenía una nueva tonalidad de rojo en las mejillas. —Es una cliente, sobrina… Eh… Protegida de Edna, hermana de Jack Jack, se está quedando con nosotros y decidimos traerla hoy para levantarle el ánimo.
—¿Es la misma amiga a la que ayudaste?
—¿No tienes algo que hacer en el jardín?
—Así que si es, ¿eh? Interesante, será un día interesante.
—¡Papá!
—Bien, bien, me voy— Cornelius ya estaba satisfecho de atormentar a Wilbur, aunque no podía esperar a que fuera el turno de Franny. —Solo, una última cosa hijo—. Cornelius miró a su hijo con algo entre nostalgia y preocupación. —Sé honesto, ¿Si? Sé que siempre buscas una salida fácil cuando tienes problemas de este tipo, pero no siempre piensas en las consecuencias. Creo que le debes una disculpa a Victor.
—Lo sé—. Wilbur suspiró. Ese era un sermón que sí se merecía. —Gracias papá, te veo por allá.
~ R ~
Edna estaba sentada, por mucho que se negara a aceptar que la vejez la había alcanzado, la mente joven y refrescante de Edna no puede sobreponerse a los ligamentos desgastados y a los músculos que habían perdido fuerza. Viéndola de lejos, Wilbur pensó que parecía una muñeca, una muñeca bellísima. Se aseguraría de comentárselo después, aunque no estaba seguro si le gustaría escucharlo del todo.
Edna había usado el kimono negro con una garza bordada en la espalda y un obi rojo brillante que él miso le había recomendado el día anterior, y Violeta… Vaya, él estaba totalmente seguro de que una vez más, Edna le había hecho algo de último minuto (tal vez incluso lo había orquestado meticulosamente simplemente para hacerle más tortuosa la tarde), porque estaba seguro de que había visto esa tela tableada color rosa en la mesa de su estudio hacía un par de días, tal vez era un diseño preliminar para la gala de la Sociedad de Empresarios.
—Y ella es Billie, es una ingeniera super genial, me dejó subir a su tren una vez, ¡Fue increíble!— Jackie se le había adelantado y había empezado a introducir a Violeta con todos los demás.
—Es un placer—. Violeta parecía totalmente tranquila, como pez en el agua, pero respiraba lento y demasiado estable, 5 segundos inhalando y 5 segundos exhalando, igual que en el laboratorio.
Wilbur se apresuró con Edna, Jackie y Violeta, abrazó a Tallulah, alejando su atención de Violeta.
—Chico, empezaba a preguntarme dónde estabas.
—¿Tanto me extrañabas?
—Las batallas de comida no son lo mismo si Franny no tiene quién le cubra la espalda— Billie respondió alegre con su distintivo acento.
—Oh, diablos, es verdad. ¿Sabes en dónde está la dama del cumpleaños?
—No tengo idea, estaba saludando a todos.
—Bien…
—Iré con Lazlo, quiero ver si tendré buena competencia en la carrera de hoy…
—Seguro, Tal. Tengo que buscar a mamá.
—Nos vemos, fué un gusto, Violeta—. Tallulah regresó a la fiesta.
—Hola, todos—. Saludó Wilbur. —Están espectaculares. Te ves particularmente elegante, hombrecito—. Le dió a Jack Jack unas palmaditas en el hombro. Volteó a ver a Violeta, estaba radiante, y se quedó viéndola sonriendo como un pobre idiota.
—No sé qué está pasando contigo Wilbur, pero me agrada—. Edna se levantó de su asiento. —Vamos, tengo que felicitar a tu madre—. Wilbur espabiló.
—Si… No sé qué tan buena idea sea ir justo ahora.
—¿Me impides saludar a Frany?— Dijo Edna, entre risas.
—¡No! No, para nada. Solo te pido que me dejes ir primero a mí.
—Tonterías—. Edna vió algo a lo lejos, y rápidamente tomó el brazo de Violeta y se dirigió hacia lo que hubiera divisado. Wilbur volteó. Edna caminaba directo hacia su madre. Oh, esto iba a salir tan tan mal… —¡Franny, cariño!
—¡Edna, pudieron venir!— Franny abrazó a Edna y luego miró alrededor, le pellizcó cariñosamente una mejilla Jack Jack, le sonrió a Violeta y cuando vió a Wilbur, cruzó los brazos, alzó una ceja tan alto como pudo y puso su célebre sonrisa sabionda. —Vaya, vaya, vaya. Por fin te dignas a saludar a tu madre.
—Mamá… Bueno, puede que hayas escuchado una que otra cosa, y quiero decirte que… Uhm, ¿Feliz cumpleaños?
—Tal vez yo debería felicitarte a tí. ¿No vino la nueva señora Robinson?
Wilbur no pudo evitarlo, volteó a ver a Violeta, con las mejillas ardientes y la miraba casi con tanta vergüenza con la que él la veía. Franny, que todo lo ve, se percató de esta pequeña interacción y todo le hizo sentido. Después de todo, una buena mentira está hecha de verdades.
—Mamá, lo siento mucho, es solo que necesitábamos conseguir algo de información, y yo- bueno, no se me ocurrió nada mejor. Debí advertirte en cuanto salimos de ahí, lo lamento.
—Está bien, Olivia me explicó todo.
—¡¿Qué?!
Franny se echó a reír, y cambió su mueca por una sonrisa tierna, puso su mano en la mejilla de su hijo y le besó la otra.
—Siempre me sorprendes, Wilbur. Me alegra haber creado un chico tan maravilloso, incluso si salió un poco torpe.
—Mamá, ¿Qué-?
—Tú debes ser Violeta, ¿Verdad?— preguntó Franny, Violeta asintió, aún un poco sonrojada. —Vaya, si no supiera que eres hermana del pequeño Jackie nunca lo habría adivinado.
—Si, nos lo dicen seguido—. La tensión de los hombros de Violeta desapareció con la amplia sonrisa de Franny.
—Estoy segura de que una vez que pueda conocerte mejor podré encontrar más similitudes entre ustedes— Franny tomó la mano de Violeta entre las suyas. —No puedo esperar para saber más sobre tí. Siéntete en tu casa, linda.
—Muchas gracias.
—Ahora, Wilbur, ven aquí, los Yagoobian están buscándote.
—Seguro, ma. Ya vuelvo Edna.
Wilbur siguió a su madre, silente, nervioso. ¿Qué tanto le dijo Olivia?
—Es linda—. Dijo Franny, mientras tomaba el brazo de Wilbur.
—Seguro.
—Mónica es un lindo nombre, pero Violeta le queda mejor.
—Mamá… Dios mío.
—¿Puedes culparme por querer divertirme un poco con tu situación?
—En este punto ya no me sorprende. Además, es tu cumpleaños, hoy puedes salirte con la tuya.
—Me alegra que conozcas tu lugar, jovencito. Tienes suerte de que los ricachones de la Sociedad de Empresarios tienen tan mala memoria. Son insistentes, pero después de que otro chisme sale por ahí, se olvidan de tí por completo. Estoy segura de que si ven a Violeta de nuevo, no la reconocerían ni aunque vuelva a presentarse como Mónica la exesposa de Wilbur Robinson.
—¿Ya es mi ex esposa tan rápido?
—Algo parecido. ¿Sabes? Hay alguien que tal vez si la recuerde—. Franny llamó a un muchacho con una bandeja de champañas y tomó una para ella, Wilbur la miraba expectante. —Beatriz Jones me llamó, va a divorciarse de Charles, lo va a dejar en la ruina, pero la verdad es que poco me importa, era un hombre desagradable—. Tomó un sorbo de su champaña. —Quiere que seamos socios, Robinson y Jones juntos seremos una fuerte alianza.
—¿En serio? Esas son buenas noticias—. “Violeta podrá estar más tranquila”, pensó.
—Y les manda saludos, se puso muy triste cuando le tuve que explicar que Monica encontró una muy buena oportunidad de trabajo en otro país y la dejaste ir.
—Huh, yo iba a decir que me había dejado por un músico.
—Cariño, tienes que darte más crédito, eres un buen chico. Además, los músicos solo usan el cerebro para tocar su instrumento, más aún si son hombres y no ranas; si encuentras una chica lista, será imposible que te deje por un músico, creeme.
—Gracias, ma—. Wilbur besó la frente de su madre. —Siempre tienes la razón.
~ R ~
Violeta tuvo que volver a presentarse con Victor y Olivia, Victor estaba un poco enojado todavía, Wilbur estaba pidiendo disculpas una y otra vez, pero Victor no las aceptaba.
—Te aprovechaste de mis volátiles emociones, Robin.
—Oye, Olivia tiene tanta culpa como yo, ¡Fue de ella la idea de decirte a tí!
—Pero ella me hizo un pay de manzana para disculparse.
—¿Y qué te parece entonces si voy a la cocina y soborno a Carl para que te traiga un plato de espagueti?
—No me gustan las albóndigas.
—¿Y una membresía de un mes de pizza intergaláctica gratis?
—Está bien… Pero tienes que prometerme que voy a ser tu padrino cuando te cases de verdad.
—Yagui, si un día me caso, tú serás mi única opción.
Wilbur estaba feliz de que las confrontaciones se hubieran terminado hasta donde sabía, tal vez debería agradecerle a Olivia por eso, sino tendría que explicarle todo a todos, y eso sólo debe ocurrir en sus pesadillas,
Además, ya no quería más sermones, o burlas. En serio detestaba que se burlaran de eso . ¿En serio sería tan sorprendente que saliera con alguien?, no es que crea que sus dudas fueran injustificadas, finalmente su última novia había sido en la escuela primaria, antes de empezar sus estudios avanzados, pero vamos, ahora era un hombre adulto, ahora tenía tiempo, iniciativa, y quería pensar que también tendría la madurez necesaria para una relación totalmente seria. Ya había esperado toda una vida, qué eran un par de años más.
~ R ~
La fiesta iba bien, Jack Jack jugaba con algunos de sus primos lejanos, Tallulah pintaba otro cuadro que combinara con su último sombrero, esta vez eran un paisaje de Mónaco, con sus característicos riscos y su arquitectura clásica, y todos trataban a Franny como una reina. El turno para que Wilbur hiciera su presentación se acercaba, no estaba nervioso, más bien impaciente, quería que su madre viera que todo ese tiempo que le dedicó a retarlo a aprender artes tanto como ya sabía de ciencia (una excusa para sacarlo del laboratorio), había rendido frutos.
La música era el centro de Franny, todo en su vida tenía una conexión con la música que ella misma creaba. Wilbur pensaba mucho en ella, y en cuánto se habían esforzado sus padres para que entendiera el valor del tiempo y el esfuerzo que dedicas en tu vida para formarte un buen futuro, y que para lograrlo necesitas caminar hacia el futuro, si, pero también saber regresar al pasado para no repetir los mismos errores,
—Tú eres como esas canciones de hace un par de años, Wilbur—, le dijo su madre hacía varios años, estaban en la cocina ayudándole a Carl a preparar la cena. —En las que en las pistas de baile las chicas salen volando y todos brincan y mueven las caderas.
—¿Rock & Roll?, ¿Como Elvis, mamá?
—Si, pero no creo que seas como ese Elvis.
—¿Por qué? A mi me gusta, You ain't nothin’ but a hound dog, crockin’ all the time —. Wilbur hizo una buena imitación y se ganó una risa de Franny. —¿A ti no?
—Es una canción divertida, pero no me recuerda mucho a tí—. Franny tomó un trapo para limpiarse las manos y se acercó a la consola del tocadiscos, se agachó y buscó con cuidado uno de sus álbumes, muy bien cuidado, con una portada amarilla y letras negras que decían “Here’s Little Richard”, Franny colocó la aguja en el vinilo y desde la bocina, un hombre cantaba desvaríos, pero Wilbur podía entender perfectamente lo que quería transmitir.
Lo acompañaba una guitarra y un piano característicamente vibrantes, parecía que quien los tocaba no temía que hiciera falta destruirlos para que sonaran como quería, pero que de igual manera era cuidadoso, y sabía cómo usarlos con maestría.
—Tienes esa energía dentro tuyo por innovar y crear muchas más cosas, pero no olvidas a las personas que pavimentaron tu camino: tu familia, tus amigos y tus maestros, y no faltas de darte tu propio crédito. ¿Sabes que Elvis es sólo un intérprete? Seguro, es un buen músico, uno grande, pero creo que pronto el mundo olvidará el rostro de los que escribieron las canciones que él canta.
—No… Eso no me gusta mucho.
—No sé si eso caiga en las manos de ese pobre hombre, pero como sea, creo que me gusta más cómo suena el buen Little Richard .
—Entonces, ¿está mal si me gusta Elvis?
—Para nada, amor—. Franny le manchó la nariz a su pequeño con algo de harina y ambos se rieron. —Sólo digo que no se me ocurre alguien al que te parezcas menos.
Wilbur regresó al presente, ahora le quedaban unos 20 minutos para preparar su presentación, así que empezó a arreglar las cosas que hacían falta, y a repasar mentalmente las notas que se había hecho para dirigir a su orquesta hacia donde quería.
El momento había llegado, Cornelius anunció que la siguiente sorpresa era muy especial, de parte de sus más importantes y grandes frutos de su esfuerzo y dedicación. Entonces, Wilbur alzó los brazos, las ranas estaban listas, cada anca colocada en perfecta posición, atentos a las instrucciones de su director. Y entonces, se le indicó al contrabajo que empezara a tocar mientras la plataforma en la que estaban subía desde el sótano de la casa hasta el centro del jardín, y la rana cantante se acomodó la dentadura postiza para empezar a cantar:
And here's to you, Mrs. Robinson
Jesus loves you more than you will know
God bless you, please, Mrs. Robinson
Heaven holds a place for those who pray
Hey, hey, hey
Hey, hey, hey
Los asistentes aplaudieron impresionados al ver a Wilbur tan diestro ante una orquesta; aunque para Franny no era ninguna sorpresa. Las maracas sonaban en perfecta sintonía, y el mismo Cornelius se incluyó con un par dentro de la presentación.
Franny recordaba cuando Wilbur era un niño, llegaba a sus ensayos obligados molesto, pero conforme avanzaba la lección, Wilbur se emocionaba, y sus ojos se llenaban de asombro, tiene especialmente presente una vez en la que se puso a bailar twist con el resto de la banda. Franny había sonreído tanto durante sus 52 años que las arrugas más evidentes en su rostro eran en las comisuras de sus labios, un susurro de su constante felicidad. Había creado un hogar maravilloso a lado de Cornelius, y ambos habían formado a un buen hombre. ¿Acaso había algo mejor?, ¿Podría pedir algo más?
Cuando terminó con su primera canción y hubo un momento para un aplauso, Cornelius se levantó, tomó la mano de su querida esposa, y se dirigió a la pista con ella, esa era la señal para Wilbur, que le indicó a su bajo que empezara, y a su guitarra que lo siguiera, y otro par de ranas se acercaron al micrófono. Cornelius y Franny se balanceaban uno cerca del otro, y Wilbur sabía que detrás de él, su padre le susurraba a su madre la letra de la canción que había escogido para ella:
I've got sunshine, on a cloudy day
When it's cold outside, I've got the month of May
I guess you'd say
What can make me feel this way?
My girl, my girl, my girl
Talkin' 'bout my girl, my girl
Wilbur estaba haciendo un gran trabajo, pero las ranas también se estaban luciendo mucho más de lo que habían hecho en los ensayos.
—Eres un romántico, Lewis, vas a hacer que todos me vean sonrojada el resto de la noche.
—Te encanta, lo sé. Siempre vas a ser mi chica.
Franny se recargó en el pecho de su esposo, tratando de saborear cada instante que tenía. Cornelius le dió una vuelta a Franny, que reía y era tan encantadora como siempre.
Y cuando llegó el momento de hacer el gran final, justo cuando todos estaban embelesados por la devoción que el matrimonio Robinson se tenía el uno al otro, las luces bajaron. Wilbur se movió hacia el piano, y un reflector se apuntó al cantante anfibio.
The long and winding road
That leads to your door
Will never disappear
I've seen that road before
It always leads me here
Leads me to you door
Esta era la canción de las ranas, y estaban haciendo un grandioso esfuerzo, el arreglo que habían hecho necesitaba de colaboración, pasión, y técnicas impecables, y podían hacerlo con los ojos cerrados.
Once, there was a way
To get back homeward
Once, there was a way
To get back home
Franky, el vocalista estrella de la orquesta sostuvo una de las notas más difíciles de toda su carrera, un aire mágico y asombroso llenaba todo el jardín, y Franny se abrazaba a su esposo, sintiéndose orgullosa de su trabajo, de su hijo, de su familia. Por fin el futuro la había alcanzado.
Don't leave me waiting here
Lead me to your door
Cuando la orquesta terminó su presentación la fiesta estalló en vítores y aplausos, las ranas, Cornelius y Wilbur llevaron a Franny al frente del lugar, e hicieron una reverencia juntos. Cornelius invitó a los demás a bailar en la pista, y cuando la pista empezó a llenarse, Franny aprovechó la distracción para llenar a Wilbur de besos y abrazos.
—¡Basta, ma!— Wilbur reía. —Me alegra mucho que te haya gustado tu regalo.
—Wilbur, no pudiste hacer algo más bonito y considerado.
—No lo hice solo, tu orquesta es excepcional y papá está tan loco por tí que tuve que convencerlo que era mejor idea bailar contigo que cantarte su canción él mismo en lugar de tu vocalista—. Ese comentario hizo reír a Franny, que sabe que su marido no es lo que llamarías un gran cantante cuando está frente a una multitud.
—Es verdad, estoy loco por tí—. Dijo Cornelius, dejando un beso en la mano de su querida Franny. —Los dejo, tengo que revisar un par de cosas.
—Me siento tan feliz de tener el privilegio de ser tu madre, Wilbur—. Ambos se abrazaron. —Gracias.
~ R ~
Durante toda la noche había estado tan ocupado, que cuando regresó a la mesa en la que estaban Victor, Olivia, Violeta, Edna y Jack Jack, Wilbur comió todos los platillos que tenía cerca, estaba muriendo de hambre.
—Oye, tranquilo Robin—. Olivia estaba sorprendida, a pesar de la premura con la que comía su amigo, había logrado no dejar ni una mancha en su camisa blanca.
—Lo siento, no pude comer hasta ahora.
—Está bien, tu show fue un éxito.
—Te lo agradezco—. Wilbur respondió con la boca llena, terminó de comer, y se reclinó en su silla un momento, para luego ver con propiedad a los demás. —¿Cómo se la han pasado?
—Ha estado todo muy bien, chico—. Edna le limpió la mejilla a Jack Jack. —Los Robinson si que saben dar una fiesta.
—Contrasta mucho con las aburridas cenas ejecutivas y superficiales a las que tenemos que ir—. Dijo Víctor.
—No se puede comparar una cosa con la otra; es imposible, ustedes siempre tiran la casa por la ventana cuando se trata de la tía Franny.
—¿Cada año es así?— Preguntó Violeta. Entonces Wilbur se percató que eva la primera vez que escuchaba su voz en las últimas tres horas y ya le parecía extraño
—iSi! Ojalá puedas venir el próximo año, Violeta, por lo general es la tía Franny la que se presenta—. Victor estaba a punto de estallar de la emoción. —Si crees que Wilbur es lo mejor que hay es porque aún no has escuchado a la tia Franny. Sin ofender, Robin.
—Tranquilo, tienes razón, mi madre es la única maestra que jamás tendrá un alumno que la supere.
Conversaron otro rato, pero Violeta estaba más retraída que de costumbre, y eso no le gustaba nada a Wilbur, así que intentaba captar la atención de Edna, y ver si tal vez ella entendía qué le pasaba; sin embargo, no logró mucho. Violeta tuvo que pararse al tocador, y Wilbur aprovechó la oportunidad para hablar con Edna.
—Edna, ¿Qué pasa con Violeta? No estaba así en la reunión de Empresarios y creeme que eso fue espantoso
—¿Y por qué no le preguntas tú mismo, genio?
—Entonces…¿No sabes?
—iClaro que sé, idiota!— Edna golpeó a Wilbur con su bastón. —Pero no me corresponde decirte nada.
—Hmm… Está bien, es justo.
—No te des por vencido así de fácil—. Edna tenía un plan para todo, por supuesto. Cuando Violeta caminaba de vuelta, Edna se apresuró a tomar el brazo de Jack Jack. —Jackie y yo iremos a bailar un rato, un buen caballero debe saber un par de buenos pasos, pero, para que Vi no se quede sola, ¿Por qué no la sacas a bailar, Wilbur?
—No es necesario, Edna, estoy bien por mi cuenta
Eso no le sentó muy bien a Wilbur, así que se levantó y le ofreció su mano a la chica que aún parecía dudosa.
—Vamos, ¿O qué?, ¿No puedes?— Después de un par de días de un trato cercano como el que han tenido, Wilbur ya sabe cómo apretar sus botones. Y lo logró, porque Violeta tomó su mano de inmediato. Ella nunca huye de un reto.
Wilbur llevó a Violeta a la pista, sonaba una canción tranquila, así que ella no podía hacer mucho por querer esconder su mirada de la de él.
—El vestido te queda bien-
—Tu canción fue linda-
Ambos hablaron al mismo tiempo, y se sonrieron como diciendo “gracias”; pero la sonrisa de ella se desvaneció poco después, y por tanto, la de él también.
—Bueno, uhm… ¿Pasa algo? Pensé que te gustaban las fiestas.
—No, bueno… Si me gustan, ésta es una linda fiesta—. Violeta aventuró su mirada por el jardín. —Tu familia es muy linda, han sido amables conmigo, los demás tenían razón en decir que son perfectos.
—¿Perfectos?— Wilbur resopló.— Nadie es perfecto aquí rechazamos lo perfecto con fervor, créeme.
—Dije perfecto , no normal.
—Bueno, no, eso tampoco—. Wilbur iba a explayarse sobre por qué no son ni normales ni perfectos, pero algo le decía que sería más útil guardar silencio y esperar a que la verborrea de Violeta aparezca; y por supuesto, estaba en lo correcto.
—¿Conoces a todos aquí?
—Si, eso creo
—No solo hay familia tuya aquí, ¿verdad?
—No entiendo a dónde quieres llegar con ésto.
—Es solo que… Bueno, me encontré con un viejo amigo hace un momento. No lo veía hacía un tiempo, y no sé si confiar en él.
Wilbur estaba extrañado, no conocía a nadie además de Edna que tuviera alguna relación con Violeta, tal vez algún compañero de su universidad tendría sentido, pero ninguno de los asistentes estudiaba la universidad. Así que ante la duda, intentó conseguir más información sin ser tan directo.
—¿Qué te hace desconfiar?— Violeta no respondió y además se quedó mirando a sus zapatos, y eso hizo que Wilbur se enfadara. —¿Es en serio? ¿Después de todo lo que ha pasado esta semana aún no confías en mí? ¿Qué más tengo que hacer? Porque yo tengo límites,y tú-
Violeta le tapó la boca con la mano, y antes de que Wilbur pudiera seguir discutiendo, ella le rodeó los hombros con los brazos y lo acercó hacia ella, y aunque sus labios quedaron a un lado de su oreja, Wilbur sentía esta interacción mucho menos romántica de lo que suena.
—¡No hablo de tí, idiota!— Dijo ella, susurrando. —Hay mucha gente aquí.
—Esta gente es mi familia, mis amigos, buenas personas. Si un día necesitamos su ayuda nos apoyarían sin dudarlo, ¿Me entiendes?
—Bien, bien, de acuerdo, pero de todas maneras, esto podría ponerlos en riesgo.
A Wilbur le recorrió un escalofrío por la espalda.
—¿Tan serio es?— Violeta asintió. —¿Tiene que ver con…?— Wilbur bajó la voz. —¿Con Feynman?—Violeta asintió de nuevo.
—Es bastante grande, Wilbur—. Ella suspiró. —Me hace dudar aún más sobre si regresar a casa es lo adecuado…
¿Volver a casa?, ¿En serio aún pensaba en eso?, vaya, los Parr sí que son tercos. Pero, por otro lado, los Parr son supers, hay pocas cosas que pueden realmente volverse una amenaza para ellos, los villanos dejaron de ser de temer desde que se revocó la prohibición y los héroes rondaban Metroville de nuevo. Aún hay crímen, claro, pero por lo general, todo quedaba bajo control de los supers, la última vez que hubo una seria amenaza a la ciudad fue justo antes de que se legalizaron a los super de nuevo; sólo recuerda a una persona que realmente había logrado burlar a los Increíbles y los podría haber metido en problemas…
Pero está seguro de que Evelyn Deavor estaba en una cárcel de máxima seguridad, y todo lo que había construido para ver la condena de los super había quedado hecho cenizas, lo sabía de primera mano, se lo había contado… Ay no.
—Por Dios, es Winston—. Violeta escondió su mirada, y sus sospechas se confirmaron. —Te encontraste con Winston Deavor.
Chapter 11: Hay algo que no me estás diciendo
Chapter Text
—¿Entonces?
Violeta aún no estaba segura de qué tan buena idea era hablar de eso en medio de la pista de baile.
—Bien, de acuerdo, sí me encontré con él.
—¿Qué te dijo?
—Wilbur…
—¿Sabes?, no eres nada divertida cuando estás preocupada, sinceramente prefiero cuando te burlas de mí —Violeta no podía verlo a los ojos, no podía sonreírle como él quería.
—No puedo, no aquí —Wilbur la tomó de la mano y la sacó de la pista— ¡Wilbur, qué-!
—Shhh —él le puso un dedo frente a los labios—. Vamos, yo no tengo paciencia, pero puede que sí tenga un lugar más privado.
Él la dirigió dentro de la mansión de los Robinson (¿Desde cuándo Violeta conoce a tanta gente con mansiones?), y entraron a un comedor gigantesco con un candelabro que cubría todo el techo, los cristales que colgaban de él reflejaban un montón de pequeños arcoíris alrededor del salón. Wilbur iba a encender los focos, pero por mucho que a ella le habría encantado ver el candelabro en todo su esplendor, lo detuvo y creó un pequeño escudo luminoso para iluminarlos sólo a ellos dos.
—Me alegra saber que si me haces caso.
—Si es útil, vale la pena usarlo.
—Luego discutimos sobre lo mucho que deberías apreciar mis consejos, por ahora —él acomodó una silla para ella—, escúpelo.
Ella se sentó, él hizo lo mismo frente a ella. La luz era muy tenue, pero las facciones del muchacho frente a ella eran reconocibles a la perfección, podía sentir la energía que rebota de su nariz respingada y pequeña, de sus labios finos, y de sus cejas pobladas. Todo en su rostro reflejaba expectación.
—Estaba tratando de ayudar a limpiar cuando el robot que hizo tu padre explotó, el que era para que la señora Robinson pudiera practicar sus artes marciales con un oponente.
—Oh, si, clásico de papá.
—Todos me dijeron que no había nada de qué preocuparse, y se veían muy divertidos burlándose de tu padre, así que los dejé en paz. Entonces él se acercó a mí.
~(₰)~
—¿Violeta?
Ella se volteó, casi no reconocía la voz, sonaba más cansada, más tenue, había perdido ese tono enérgico de vendedor.
—Winston…
—Hola, estás… Enorme —Winston había tenido el reflejo de extender su mano, pero al final se arrepintió, el corazón de Violeta se encogió un poco— ¿Aún viven en Metroville?
—Si, ¿Qué tal tú? —Violeta tenía mil dudas en la mente, quería que Winston hablara más de por qué parecía 30 años más viejo, o por qué estaba en un festejo de los Robinson.
—Sigo trabajando, tengo muchas cosas qué hacer. Entenderás que es cansado —Winston sonrió cálidamente a pesar de que era casi imperceptible— Aunque aún tengo tiempo para escuchar los rumores en las calles, me han contado de una chica patrullando en las noches que me recuerda mucho a ti.
—¿Cómo? ¿En serio? —Sus mejillas se coloraron—. Es decir, ¿En serio?
—Sólo diré que aún conservo un par de buenos amigos ahí afuera, te felicito —Winston le dijo en voz baja—. Bueno, chica increíble, ¿Qué te trae aquí? Nunca te había visto en los cumpleaños de Franny.
—Es una historia larga —ella aún era la chica increíble para Winston, ese era el apodo que Winston le tenía a Violeta cuando era una chica de secundaria, cuando Winston les dejó a los Parr una nueva casa en Metroville, como regalo (y compensación por la situación con Evelyn), así la había saludado todos esos días óticos, y también así se había despedido—. Pero me da gusto verte aquí, ha pasado mucho tiempo, Winston.
—Lo sé. Lo siento. Tenía mucho que resolver en la empresa, es difícil reconstruir una empresa de telecomunicaciones cuando alguien ha demostrado lo peligrosa que pueden ser las nuevas tecnologías, la confianza no es la misma, hay quienes temen innovar, y otros que desean aprovechar esas ideas de la peor manera.
—Lo lamento Winston. Pero creo que has hecho un gran trabajo, todo parece cuesta arriba.
—Si, lo sé—. Él suspiró, cansado, confuso. —Aún soy un aliado de los supers. Lo sabes, ¿Verdad?
Violeta sintió el cambio de ánimos de Winston como un escalofrío. Sin embargo, había algo en él, algo en la forma en que hizo esa pregunta, que hizo que pensara que hablaba en serio, como si preguntara «¿Cuento contigo?».
—Nunca lo he dudado —ella se acercó a abrazarlo con delicadeza, como si fuera a romperse; y luego se separó con la misma lentitud.
—Gracias —Winston le dió un par de palmaditas en el hombro a Violeta y se alejó—. Nos vemos, Violeta, persigue la grandeza.
~(₰)~
—Bien… Definitivamente eso fue, digamos, fuera de lo común.
—¿Lo es? Hacía mucho que no veía a Winston, solía ser más alegre, cuando Evelyn fue a la cárcel él estaba triste, si, pero no así …
—Winton y yo no hemos sido tan cercanos, aunque mi padre sí, han establecido negocios importantes, y nunca ha parecido que hubiera algún problema con ellos.
—Si, lo recuerdo, unas de las últimas veces que vi a Winston, estaba emocionado porque tenía un contrato de fabricación de uno de los visores Telemachus .
—Ahhh, esos viejos cachivaches.
—Ustedes… —Dijo Violeta, mientras ataba cabos—. Ustedes le dieron la primera oportunidad a Winston para que saliera adelante.
—¿Por qué pareces tan sorprendida?
—¡No, no! No estoy sorprendida, solo no había caído en cuenta que tú- que tu padre y Winston-
—Estoy jugando contigo Violeta —Wilbur sonreía—. Me retracto, si eres divertida cuando están preocupada —Violeta alzó una ceja e hizo un puchero—. Pero bueno, tienes que saber que no fuimos tan desinteresados como parece, la verdad es que muchos de los inversores principales de los primeros inventos de mi padre también venían de Devtech, con la promesa de que las inversiones llegarían de vuelta una vez que Industriass Robinson saliera a flote.
—¿A Evelyn le interesaba la tecnología de tu padre?
—Como no tienes idea, muchas veces Evelyn trató de llevarse a mi padre a trabajar con ella, pero Cornelius Robinson es terco y ambicioso, y quería forjar su propio imperio.
—¿Cómo es que no les afectó todo lo que pasó?
—Como pudiste notarlo tú misma, nunca se nos relacionó mucho, al menos no hasta los Telemachus.
—¿Y eso fué suficiente para que Devtech regresara a ser rentable? Debió ser un éxito enorme —La burbuja luminosa de Violeta empezaba a perder su brillo, así que ella le comandó que regresara a su mano, y con un toque de su dedo índice despidió una ligera explosión de chispas moradas y regresó a su luz original. Wilbur estaba maravillado, el pobre no hacía ningún esfuerzo en ocultar ni un poco la magia que llenaba sus ojos y la sonrisa que su boca dejó escapar— ¿Tierra a Wilbur? —el que Wilbur no prestara atención a lo que decía empezaba a molestarla—. Pensé que querías escucharme.
—¿Qué? Claro que quiero —Wilbur la miró indignado.
—No lo parece —Ella cruzó los brazos.
—Huh —Wilbur regresó su vista al escudo brillante, y su cara se iluminó un poco más— ¿Tu burbujita brilla más cuando están enojada? Interesante. Adorable e interesante.
—¿Qué? ¿el escudo? —Violeta volteó a verlo, para percatarse de que, en efecto, brillaba un poco más fuerte.
—Tal vez si te mantengo enojada puedas iluminarnos suficiente sin necesidad de recargarla.
—No lo intentes, por favor —Violeta se masajeaba las sienes—. Si no sabes qué pasó con Devtech está bien, solo-
—No fuimos nosotros.
—¿Cómo?
—No fuimos nosotros —Wilbur trató de tomar el escudo, ella lo permitió, y él se puso a jugar con la bolita de luz, lanzandola entre sus manos y haciendo malabares—. Padre pensó que sería una inversión arriesgada, pero no lo fué, resulta que, al menos financieramente, no hubo grandes consecuencias, toda la cara de la empresa siempre fue Winston, fue más bien visto como una víctima.
Violeta pensó que tenía sentido, ella misma no sabía de Evelyn hasta que su familia se involucró directamente con DevTech, y con las habilidades sociales de Winston, incluso la actitud triste y confundida le podrían haber sido de ayuda frente a la crisis.
Fuera de la habitación, la fiesta parecía cobrar vida, ella no entendía cómo eso podía ser posible, Edna y Jackie deben seguir en la pista, y no tiene idea de qué estaría haciendo Winston.
Sin previo aviso, se escucharon pasos, Wilbur trató de tapar el escudo con su saco.
—Pensé que este lugar era más priv-
—¡Shhhh!— Él le tapó la boca y la miró con severidad, ella entendió y lentamente le quitó la mano de su boca—. No podemos quedarnos aquí —Wilbur susurró una vez que dejó de escuchar los pasos— ¡Si mi familia me ve aquí contigo no me va a dejar olvidarlo nunca!
Violeta no pudo evitar reírse, tratando de ser tan silenciosa como pudo.
—Pensé que la paranoica era yo, y ahora aquí estamos peleando a susurros porque temes que tu familia te vea con una chica a tus 24 años.
—Dios mio, mujer —Wilbur se presionaba el puente de la nariz—. Vas a ser mi muerte un día.
—Ay por favor, tú me haces la vida imposible a diario.
—¡Shhh! Estoy pensando… —Wilbur se levantó como rayo, tomó la mano de Violeta y la llevó hasta una pared que se abrió cuando Wilbur presionó un botón bajo la alfombra—. Adelante, voy detrás de ti.
~(₰)~
Jack Jack estaba recostado en el regazo de Edna, aún no estaba dormido. Violeta sintió una ola de afecto y ternura por su hermano pequeño. Wilbur puso su saco encima del chico adormilado y él se acurrucó un poco más, aceptando el cobijo.
—¿A dónde se habían ido ustedes dos? —Edna sonaba más divertida que molesta—. Se desaparecieron durante la mitad de la fiesta, Franny está por soplar las velas.
—Yo, uh… Llevé a Violeta a conocer la mansión, nunca había estado aquí, ¿No es así, Vi? ¿Qué te pareció, te gustó?
Violeta asintió divertida. Edna los miró a ambos, podía sentir su juicio sobre ellos, y se percató que la modista se detuvo más tiempo en la camisa de Wilbur. Luego de varios tubos de succión, un par de resbaladillas y un largo pasillo lleno de polvo, la imágen pulcra de Wilbur se había perdido, ella sólo podía esperar que ella misma no se viera muy desaliñada.
—No voy a reprenderlos porque los dos son adultos, y pueden hacer entre ustedes lo que quieran, sólo no me den detalles.
—Tía Edna, por favor-
—¡Te juro que no pasó nada!, ¡No le digas a mi madre!
A Violeta le causaba mucha gracia el pánico de Wilbur, y aunque ella misma sabía que Edna se estaba creando una idea errónea, tomó esto como una oportunidad dorada para jugar con los nervios del chico.
—Corre, te están esperando por allá.
Vi se acercó a él, con cuidado trató de ajustar el nudo de su corbata, sigilosamente pasó su dedo pulgar por sus labios para dejar una pequeña mancha de labial en el cuello de su camisa antes de que Wilbur corriera hacia donde estaba Franny y su pastel enorme. Cuando se apagaron las velas, el jardín se quedó a oscuras, apenas podía ver a Edna a pesar de que su Kimono tenía hilo dorado y colores vibrantes (y de sus poderes). Nadie volvió a encender las luces, pero a su alrededor empezaron a volar pequeñas luciérnagas-robot que hacían dibujos a su paso, corazones, olas, escribiendo “Franny” en cursivas… Violeta estaba maravillada a cada momento, cuando pensaba que esa era la vez en que se asombraba por última vez, los Robinson llegaban con algo nuevo.
—No habrás pensado que te saliste con la tuya, ¿Verdad, Vi?
Wilbur apareció detrás de ella y tuvo que suprimir su sorpresa.
—¿De qué hablas ahora?
—Mi camisa tiene un recubrimiento especial a prueba de todo tipo de manchas, todo se desvanece luego de un par de segundos.
—Oh, es una lástima, habría sido divertido ver cómo tus peores pesadillas se hacen realidad —Violeta tenía que admitir que estaba decepcionada de no haber conseguido su pequeña travesura.
—Podrías dejarme un beso en la mejilla.
—No soy tan cruel.
—Tal vez deberías permitirte serlo de vez en cuando —Tan sigiloso como apareció, Wilbur se fue. Ella se llevó las manos a la cara, esperando que sus dedos, fríos por la intemperie, la ayudaran a apaciguar un colorete que empezaba a gobernar sus mejillas.
~(₰)~
Habían pasado muchas cosas en una misma noche, ni siquiera la gala de empresarios la había dejado tan exhausta, pero,también había una sonrisa en sus labios. Mientras se veía una última vez en el espejo antes de cambiarse al pijama, Violeta se abrazó, le gustaba verse así. No cubierta de joyas y un vestido de seda, sino cansada de reir, satisfecha de pasar el día descubriendo cosas nuevas en ella y en los demás.
Mañana será otro día, mañana Violeta esperará sentada en el sofá namibio de Edna que está a un par de pasos de la puerta principal, una parte de ella desearía que tenga que pasar hasta el atardecer esperando, pero ella conoce a su madre, sabe que puede confiar en su palabra, y ella le dijo que una semana sería suficiente. De algo está segura, para ella, una semana no es suficiente.
Una vez que estaba a un salto de irse a la cama, decidió bajar por un vaso de agua antes de que esta paz antes de la tormenta se vaya, y en la sala se encontró a Jackie y a Edna recostados el uno en el otro; así que los cargó a ambos y los llevó a sus cuartos. Cuando iba camino a su propia habitación, alcanzó a ver el talón de Wilbur justo antes de que se cerrara la puerta. «Tal vez deberías permitirte serlo de vez en cuando». Ella se llevó los dedos a los labios, para que pudieran llevar un beso a la puerta de Wilbur.
Mañana será otro día.
Chapter 12: Lo que siempre quisiste
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Luego de una semana de no verlo, era más fácil notar las bolsas que colgaban de sus ojos, las arrugas que estaban en todas partes, las entradas de su cabello perdían cada vez más terreno, y estaba más encorvado que de costumbre (que ya era decir mucho) y aún así, era al menos una cabeza más alto que ella, Violeta se preguntaba si algún día podrá estar a su altura. ¿Qué cosas podría notar él de ella? ¿Siquiera se molestaría en prestarle atención?
—¿Puedo… Pasar? —ella no dijo nada, sólo se hizo a un lado. Su padre cruzó el pasillo sin mirarla, ella miraba su espalda—. Quisiera empezar diciendo que te extrañé, mucho.
—Gracias, yo también te extrañé —«Así que la conversación se daría en la sala… De acuerdo»—. Yo no sé qué te dijo mamá. No sé si pienses distinto que hace una semana.
—Tu madre ha sido muy severa conmigo. Pero no me ha dicho mucho más que soy un bruto que no escucha —Violeta no podía decir que estaba en desacuerdo—. Creo que… Tiene razón, pero no sé cómo… No sé qué es lo que tú piensas.
—¿Sobre qué?
—Sobre todo esto —Un escalofrío le recorrió la espalda—. Tú deberías hablar primero. Tengo que entender, ayúdame, por favor .
Violeta tomó un respiro hondo.
—No me gustaría repetir lo que ya he dicho antes, pero creo que esta semana me ha dado claridad sobre mis ideas, las ha vuelto más fuertes —A ella le habría encantado soltar la bomba ahí mismo y dejar que él lidiara con los escombros, pero no podía, no cuando él la miraba así, cuando podía notar en sus ojos que estaba haciendo todo en su poder para que ni una sola expresión lo delatara demasiado—. Ahora más que nunca quiero hacer mi carrera sin ustedes, creo que es momento y que estoy lista. Y bueno, creo que aquí con Edna tengo una buena oportunidad de aprender, y dejar que ellos aprendan de mí, porque hay muchísimas cosas que podrían ayudarnos, papá. Wilbur hace estos gadgets increíbles, y los trajes de Edna son cada vez más sofisticados, cómodos y avanzados. Hay un mundo allá afuera y he aprendido mucho con ustedes, pero es momento de que yo encuentre mi propio camino, y esto se ve como mi propio camino. Aquí.
Violeta esperaba que su padre se levantara y tratara de hacerla “entrar en razón”. No lo hizo.
—Entonces no estás sola.
—No, no exactamente.
—¿Qué es lo que tienes aquí que no era posible conmigo?
—Papá…— Violeta suspiró—. Estar con ustedes es mantenerme en una zona de confort, nunca iba a poder encontrar mis propios límites ahí.
—¿No te impulsé lo suficiente?
—No papá, no es eso, es que no estaba arriesgando nada —Violeta tenía que darle crédito a su padre por no perder el temperamento, en serio se estaba esforzando, pero era como hablar con un muro— ¿Recuerdas a ese héroe Vigilante?
—¿El convicto que fue encarcelado y se escapó? Violeta, no me estás ayudando.
—Si, él mismo, fue encarcelado por intentar de sacar a la luz secretos militares peligrosos para la paz mundial. No era un héroe poderoso, no tenía más que su visión absoluta, pero escapó porque la prisión tenía una torre muy alta, si la escalabas hasta la cima por el exterior, podrías salir. Había cuerdas atadas por toda la torre, a los carceleros les gustaba jugar con los reos, apostaban por qué tan lejos llegarían —Violeta pensó que tal vez usar el ejemplo de un héroe renegado por la sociedad no era una buena idea, pero tenía que continuar—. Todos llegaban sólo hasta la mitad… Pero antes de Vigilante, sólo otra persona pudo salir de esa cárcel. El hijo de una de las presas, un niño con nada que perder.
—Estoy seguro de que no necesitas vivir ese tipo de cosas para descubrirte a tí misma, Violeta.
—Pero si lo necesito, porque hubo algo que ni aquel niño ni Vigilante hicieron, y lo que les valió su libertad. Ninguno usó las cuerdas. Su única opción era sobrevivir, y lo hicieron. Eso necesito yo, necesito estar allá afuera y de verdad ponerme a prueba, quitarle las rueditas a la bici, llámalo como quieras.
—Hija, en serio no puedo entenderte, ¡esto me parece absurdo! Quieres poner en riesgo tu carrera por… ¡Por un capricho!
—Es que, ustedes son como mi cuerda, están sosteniéndome, me están protegiendo de caerme, pero también me detienen de llegar a la cima —Violeta tomó la mano de su padre, esperando que sus palabras fueran suficientes para que al menos cupiera la posibilidad de seguir yendo a cenar con los Parr en Navidad—. Yo… Admito que soy ambiciosa, yo quiero llegar a la cima, tú me enseñaste a buscarla, pero si me quedo con ustedes, siempre estaré bajo tu sombra, bajo la de mamá.
—Violeta, yo sólo quiero protegerte. Y precisamente quiero protegerte de tener que poner en riesgo tu vida y tu carrera.
—Yo sé que trabajaste mucho y sufriste más por crear tu propio nombre papá. Pero ese ha sido tu mayor logro, es por eso que llevamos tu logo en el uniforme, ¿Puedes culparme por querer ser como tú? ¿Por querer conseguir aquello que crecí admirando?
—Mi nombre quedó manchado, Violeta —él arrancó su mano de la de ella—. Sabes lo que pasó en la prohibición, sabes que fui yo precisamente quien estuvo bajo los reflectores, yo tomé el golpe. Con la prohibición yo me perdí a mí mismo. Eras demasiado pequeña para entenderlo, me conociste como un hombre roto.
—Dentro tuyo siempre hubo una chispa, papá-
—Si, había una chispa, pero yo era una hoguera. Ese pequeño error me costó la identidad que había construído por 26 años, mis valores, tuve que pasar de proteger a los demás a protegerme de los demás, tuve que hacerme pequeño, no volví a regresar un golpe por más de 10 años porque tenía que cuidar que esto no afectara demasiado a nuestra familia y no lo hice muy bien —Bob se frotó los ojos—. No solo te protejo de los riesgos físicos de este trabajo. Te protejo de tí misma. Fue esa ambición y esa arrogancia lo que me llevó a estar tan absorto en mí mismo y en inflar mi ego que cuando me arrebataron todo casi no lo soporté.
—Pero las cosas son distintas ahora, gracias a tí, a mamá, ¡a nosotros! —Violeta temía que la conversación aumentara de intensidad, aunque ya lo tenía contemplado—. Hicimos mucho antes y hacemos mucho hoy para que no haya que recurrir a eso nunca más. No entiendo por qué desconfías de mí, siempre he sido cuidadosa, jamás me he dejado gobernar por mi ego —«Como tú»—, ni he hecho decisiones estúpidas o precipitadas o impulsivas, al menos no desde que me comprometí con el traje hace más de 10 años.
—Yo también tenía demasiada confianza en mí mismo y fue eso lo que me hundió, me cegó de ver en lo que Buddy podría convertirse, no pude ver todo lo que destruí porque no me detuve a pensar en que mi fuerza era siempre más destructiva que otra cosa.
—Estás siendo injusto, yo no soy así de engreída —Violeta se levantó del sillón, no tuvo tiempo de arrepentirse de lo que acababa de decir—. Yo no voy a cometer esos errores porque ya te vi a tí cometerlos.
—Increíble… —Bob suspiró, ella no sabía si expresaba incredulidad genuina o era más bien un mal augurio—. En serio no quería hablar de esto con esta actitud.
—¿Puedes culparme? Desde que la prohibición se abolió no has hecho más que recordarme por qué sucedió en primer lugar, “Cuidado con aquello”, “No hagas esto”, “Tómate esto en serio”, “Es tu deber hacer esto”. En serio, ¿a qué conclusión querías que llegara?, ¿Qué pasó con esto de dejar que los polluelos dejen el nido?
—Tú no eres un polluelo Violeta, eres una Super, no lo escogiste, pero deberás lidiar con esto toda tu vida, y lo has hecho bien creeme, estoy orgulloso de tí como no lo he estado por ninguna otra cosa en mi vida, pero no quiero que te pierdas, no quiero perderte. Estás volando muy cerca del sol.
—Pero tú eres mi sol, papá. Tú y mamá son mi estandard, quiero ser grande como ustedes, no igual, pero si grande. Haré lo que haga falta para llegar ahí, y si algo tendrá que detenerme, ten seguro que no vas a ser tú.
Violeta le sostuvo la mirada a su padre con los ojos cada vez más húmedos, pero decididos. Bob estaba estoico, no sabía qué pasaría detrás de su fría expresión.
Él fue el que rompió esa batalla silenciosa entre la decisión de Violeta y la desaprobación de Robert. Violeta volvió a sentarse en el sillón, con la mirada al frente, lejos de su padre, se limpió una lágrima rebelde que se escapaba por su mejilla.
—¿Ahora qué? No puedo hacerte cambiar de opinión —Bob se pasó la mano por la cara—. Pero creo que tampoco quiero convencerte.
—¿Qué?
—Te lo dije, no hay nada de lo que me haya sentido más orgulloso que de tí. No apruebo lo que quieres hacer, pero no quiero que mi terquedad te aleje de mí, esta última semana… Fue terrible, pocas veces me he sentido tan… Bueno, solo.
—No estás dándome la razón sólo porque te sientes solo ¿o si? Creo que esas no son las razones correctas.
—¡No! A ver, no es eso. No quiero seguir peleando, no quiero que estemos tan separados hija. Entiendo que traicioné tu confianza, y tú pones a prueba la mía, pero no quiero que esto nos separe más.
Violeta no sabía qué decir, estaba cansada, y para ser sincera, estaba teniendo un mal momento tratando de explicarse y de entender a su padre, parecía una causa perdida, y por mucho que le doliera no tener su aprobación o su acompañamiento (porque se negaba a pedirle ayuda en cualquier cosa desde ahora) había que admitir que estaban yendo en círculos.
—Entonces… ¿Cómo quedamos?
Bob la abrazó, con delicadeza, como si ella estuviera hecha de cristal. Ella no resistió más y lo abrazó de vuelta, dejando que sus lágrimas cayeran libremente, pero en silencio.
~(₰)~
La noche anterior, Edna le había ofrecido oficialmente un lugar en su mansión, el tiempo que quisiera, el traje se había vuelto más que un proyecto más de la variedad que había en su taller; había hablado con Helen, e incluso con Robert. Todo estaba decidido, se quedaría ahí, al menos el resto de las vacaciones, al menos hasta que ella pudiera graduarse y empezar a buscar un buen lugar en las calles. Al menos…
Era difícil admitir que esto era lo que quería en realidad, algo nuevo, algo que se sintiera suficientemente familiar, una oportunidad de ser parte del futuro. Luego de meses de sentir esa resistencia tan fuerte que estuvo luchando hasta liberarse, tenía un largo camino adelante, y ni siquiera ha empezado a recorrerlo.
Las cosas con su padre no iban a ser igual, pero eso estaba bien, no iba a ser la hija dorada toda su vida, no iba a quedarse siendo un tesoro en la vitrina de Mr. Increíble para siempre. ¿Con qué cosas iba a llenar su propia vitrina ahora? Una hoja en blanco es intimidante, pero una vez que tomas el lápiz no puedes detenerte.
Todo eso puede esperar, piensa Violeta.
Cuando terminó todo y el auto de su padre cruzó las rejas, Violeta salió al jardín al que había llegado empapada hacía una semana. Ahora el sol bañaba el pasto y las estatuas, y el agua de la fuente brillaba mejor que cualquier candelabro de diseñador.
—¿Qué tal fue eso? —Edna estaba a lado suyo, su tono era neutro, paciente, no había lástima en su voz.
—No lo sé —Violeta aún no tenía una idea clara sobre lo que había pasado—. Creo que… las cosas malas que temía que sucedieran no pasaron, pero las cosas buenas que me atreví a soñar, tampoco.
—¿Te sientes más tranquila?
—Algo así. Ya no tengo que preocuparme por él, o por cómo estén las cosas en casa, ya no habrá más tensión, o al menos no a ese nivel.
Edna no respondió, le tomó la mano, se sentó a su lado y dejó que el silencio llenara el jardín.
—¿Sabes? —dijo Violeta—. Pensé que después de tanto tiempo de callar mis deseos, y luego de más tiempo de tener que defenderlos, pensé que apenas entrara mi padre yo iba a explotar, pero no lo hice —Edna tenía los ojos cerrados, disfrutaba la suave brisa que llegaba al jardín—. Siento que entré en un trance y aún no salgo.
—¿Preferirías haber dejado las cosas peor que como estaban antes con tal de desahogarte?
—¡No! —Violeta volteó a ver a Edna, aún seguía con la cara frente a la brisa—. Bien, tal vez no me habría gustado explotar como tal, pero reaccionar de alguna manera me ayudaría a sentir un poco más de alivio. Creo que pude decir más.
—¿Qué sentido tendría? Siempre supiste que sería imposible convencerlo de algo así, al menos no en una semana, ¿no es verdad? —Edna se levantó y le indicó a Violeta que se levantara a caminar con ella.
—Si, es cierto.
—Entonces, quita esa cara amargada y empieza a actuar, ¡Nada te detiene ahora!
Edna tenía razón, no había nada que le pusiera barreras para seguir adelante con sus planes, sin embargo, aún sentía algo al fondo de su mente que le advertía que algo hizo falta, que no estaba satisfecha. Violeta no quiso contarle de esto a Edna, conociéndola, podía recibir un golpe con la revista que llevaba en las manos, o un manotazo para que entrara en razón sobre que en realidad no había nada más que hacer sin empeorar todo… ¿Aunque empeorar todo para quién?, ¿Valía la pena dejar las cosas por la paz si tenía que pagar con ese sentimiento constante?, ¿Con esa voz que le dice «no estás satisfecha»?, en serio, ¿para quién es el beneficio? Porque aunque se siente más tranquila, y le agrada saber que en cierto grado su padre le dió la razón, algo hace falta.
—Bueno… —empezó Edna, aún caminando a su lado, y que nunca le quitó la mirada de encima, como si ella fuera uno de sus maniquís y estuviera decidiendo en dónde colocar todos los alfileres que hicieran falta—. Deja este tema en el pasado cariño, si te aferras a analizar cada paso que diste, vas a terminar viendo tu pasado solamente, y creeme que eso es lo menos importante o emocionante para tí en este momento.
Violeta no dijo nada. El futuro no le entraba en la cabeza.
—Si te vas a poner así, entonces no vas a poder ponerte a trabajar.
—¿Trabajar? No tengo ninguna misión hoy, pensé que…
—Misiones no, cariño. En tu nueva habitación —Violeta se detuvo, ella ya tenía una habitación, más o menos, ella era una huésped en la habitación de huéspedes, no necesitaba más—. ¿Acaso no soy la mejor tía?
—No estoy entendiendo, yo ya tengo una-
—Shhh —Edna pellizcó el brazo de Violeta—, supuse que no ibas a querer regresar a la casa de Bob y Hellen, así que le pedí a Wilbur que llamara a su padre para que le mandaran un equipo de construcción exprés directo de Todayland, ahora tienes tu propia habitación, o bueno, al menos la tendrás dentro de un par de minutos, creo que apenas lo estaban instalando.
—¿Por qué no me lo dijiste antes?
—Sabía perfectamente que ibas a negarte, eres tan testaruda como Hellen. Sal un rato en que Wilbur termina de configurar las burbujas, ¿eh? Creo que te vendría bien un rato a solas.
Con eso, y sin aceptar una palabra más de Violeta, la dejó sola en el jardín de nuevo. Pero Violeta no quería estar más en el jardín. Caminó tan desapercibida como sus habilidades de espionaje se lo permitían (así no necesitaba usar sus poderes para que nadie la notara) y llegó al estudio de Edna, tomó su viejo traje Increíble, se cambió y salió a las calles.
Una vez más, el viento recorría su piel, podía sentirlo incluso a través de la tela hiper-resistente, y ahora que sabía bien cómo controlar sus escudos planeadores, una nueva velocidad, una nueva altura, todo en su completo y total control, se sentía bien, incluso con las mismas ideas rondando su mente. Recorrió la ciudad tanto como pudo con sus habilidades recién descubiertas, y cuando llegó la noche, encontró el edificio más alto que encontró, que en el caso de Metroville, era un edificio aún inconcluso supuestamente, aunque viendo rápidamente por la ventana, todo estaba listo, incluso habían colocado ya los escritorios y sillas de oficina, todo en perfectamente monótonos tonos blancos y grises. Como en los que su padre pasaba la mayor parte del día cada día durante poco más de una década, en esa firma de seguros que odiaba con todas sus fuerzas, y vaya que Bob Parr es fuerte.
No había nadie dentro, su plan original era quedarse en el techo, pero nadie iba a saber que había pasado por ahí, y si habían cámaras de seguridad, ella estaba segura de que si veían las cintas, encontrarían más bien indicios de que el edificio estaba embrujado.
Las ventanas fueron más difíciles de abrir que de costumbre, pero finalmente logró abrirlas, invisible, caminó alrededor de las oficinas, se sentó en una de las sillas, y ahí frente a la pantalla apagada, decidió dejarse ver. El reflejo que pudo ver no le decía mucho, aún tenía el traje de repuesto que le había dado Edna, aún parecía una pizarra en blanco, un libro sin tinta que esperaba ansioso a que pusieran una historia en él.
Ansioso es una buena palabra, no podía esperar para estar ahí fuera y encontrarse, poner todo en juego y ganar. Ella pensó que, a diferencia de Bob, ella podría vivir menos miserablemente si se viera obligada a buscar un trabajo aburrido e insípido como el de un oficinista de seguros.
Se volvió invisible de nuevo y decidió probar el shield-surf (así había nombrado su nueva habilidad de surfear en un escudo modificado para que pareciera una tabla) y al menos bajar del edificio así, su resistencia daba para eso. Iba cerca del piso 20 cuando notó una habitación con la luz encendida, y su curiosidad se hizo presente. ¿Podrías culparla?, un edificio aún sin terminar de construirse ya empezaba a tener actividad, igual que ella.
Aterrizó un piso arriba y con sigilo encontró un lugar dónde colocar el gadget que le dió Wilbur hacía poco, un gancho atorado a su cinturón que podía sostenerse de cualquier superficie saliente de al menos un centímetro, sin dejar rastro y sin dejarla caer. Y así, Violeta se asomó para ver una oficina bastante sobria, a excepción de una taza de café con el logo de su tío Lucio y un teléfono rojo brillante que le parecía conocido. No le dió tiempo de reconocerlo cuando la puerta de la oficina se abrió y dejó entrar a dos mujeres muy formales que entraron a recoger papeles que sacaron de un archivero.
—¿Hace falta algo?
—Si tenemos la póliza de seguro que nos pidió el señor-
—Si, esa la tengo aquí.
—¿Segura? nos dijo que estaría bien al fondo.
—¿Quiere revisarlo usted misma licenciada?
La mujer que estaba más alejada del archivero asintió, recibió los papeles de las manos de su compañera y revisó los papeles con detenimiento.
—Rosita, por favor marca una vez más a la oficina del Licenciado para asegurarnos de que el folio es correcto, esto es importante.
Rosita se acercó al escritorio y alzó el teléfono rojo y trató de inspeccionarlo. Algo en la muñeca de Violeta comenzó a vibrar.
—Que raro, no tiene línea, ni disco de marcar.
—Al licenciado le gusta tener ese tipo de cosas de colección, ya sabes cómo es, muy nostálgico. Prueba con otro, ¿quieres?
—Pero está conectado, mire.
—No vamos a averiguar cómo funcionan los juguetes del licenciado, tenemos prisa, Rosita. Marca en el otro de por allá.
Rosita regresó el teléfono a su lugar y la muñeca de Violeta vibró con más fuerza, así que detuvo su espionaje involuntario para subirse de nuevo a su shield-surf y bajar a un edificio más cercano al suelo. Cuando por fin llegó, en su oreja se escuchó la voz de Wilbur.
—¿Violeta?
—Si, ¿qué sucede?
—Bueno, no estoy seguro, pero cuando programé tus intercomunicaciones me diste una lista de contactos, ¿recuerdas?
—Ve al punto, Elvis.
—Por Dios, mujer. ¡Ya te dije que-!
—Al… Punto…
—Llegó un SOS para tí, viene de una línea directa.
—¿Línea directa con quien?
—Esa es la cosa, no tengo idea, la llamada de auxilio no dice nada más allá de eso, SOS, y una dirección.
—Bien, ¿a dónde voy?
—A donde estabas hacía un momento, en cuanto te moviste, el SOS se detuvo.
Violeta había olvidado que ese cachivache que tenía en la oreja además de micrófono y audífono, también tenía un GPS.
—¿Entonces…?
—Parece una falsa alarma.
—¿Pero qué pasa si-?
—Acabo de recibir la notificación de SOS resuelto.
—Eso no tiene sentido, no he hecho nada.
—Si, eso me preocupa. ¿Puedes regresar a la mansión? Quiero echarle un ojo a tus comunicaciones.
~(₰)~
Una vez que Violeta entró, Wilbur estaba sentado en el sillón de la sala, con un teclado y un pequeño monitor en la mesa de centro, estaba comiendo unas galletas y dejaba migajas por todos lados.
—Bien, supongo que necesitas esto —Violeta se quitó el auricular, lo limpió un poco y se lo entregó a Wilbur—. Iré a cambiarme, ¿de acuerdo? Dime qué fue eso cuando vuelva.
Wilbur ni siquiera volteó a verla, estaba demasiado concentrado en la pantalla frente a él, Violeta dudó por un momento si tendría que agitar su mano frente a la pantalla para lamar la atención de Wilbur, por fortuna no fue necesario, el chico tomó el auricular, lo conectó con un cable al teclado y sin despejar la vista del monitor, le ofreció una galleta. Ella la tomó y se fue a su nuevo cuarto.
Bajó de nuevo a la sala con sus pijamas, ya era muy tarde, esperaba no causar problemas con Edna.
—Violeta, ven, creo que te necesito.
—¿Para qué?
—Verás, pensé que el SOS sería algun mal funcionamiento de tu propio SOS.
—Pero yo no tengo-
—Aún no, es un código beta que aún no termino de desarrollar, pero de cualquier forma lo terminé descartando, porque está completamente inactivo, bueno, lo estaba lo terminé hace poco y ahora ya está listo, espero que nunca lo necesites, solo tienes que-
—Wilbur, ¿me pusiste un SOS?
—Si, presta atención—. Wilbur tomó la muñeca de Vi, y rodeó su mano con ella —Si pones tu mano en esta posición cuando tengas tu traje, vas a sentir dos botones, si los presionas al mismo tiempo activarás tu SOS, nos alertará tu posición, signos vitales y generalidades de la misión a nosotros, estemos donde estemos, a tus padres y tus hermanos, oh, bueno y a Frozono, parecen cercanos —Wilbur soltó a Violeta y regresó ambas manos al teclado.
—Bien, bien, pero no hice nada de eso hace un momento, ¿qué cosa sonó entonces?
—Esa es la cuestión, como te dije hace un momento, descarté la posibilidad de que fuera tu SOS casi desde el principio. El SOS no venía de tu traje, y lo que sea que mandó la señal definitivamente estaba muy cerca de ti, en… ¿el edificio nuevo, no es verdad? El rascacielos.
—Si, ahí estaba, pero no había actividad en todo el edificio, lo revisé, solo… —Violeta pensó en la oficina—. Dijiste que el contacto que había mandado la señal era una “línea directa”?
—Algo así, mira—. Wilbur se hizo a un lado para dejar que Violeta pudiera ver la pantalla—. Aquí —Señaló una línea de código, texto verde que leía “SOS - Increíble más cercano - Línea directa”—. ¿Te suena de algo?
—¿Increíble más cercano? Osea que pudo haberle llegado a cualquier otro Increíble…
—Si, eso supuse yo también.
—Línea directa…
Entonces Violeta recordó la oficina, a las mujeres que entraron a recoger una póliza, y que intentaron llamar a su jefe, intentaron llamarlo con el teléfono rojo de juguete que no tenía disco de marcar.
—Fue Winston…
—¿Winston? ¿Winston Deavor? ¿Cómo estás tan segura?
—El lugar en el que estaba específicamente cuando llegó la señal era justo afuera de una oficina, la única habitación encendida de todo el edificio, unas mujeres intentaron llamar a su jefe con un teléfono que me parecía muy conocido pero no recordaba de dónde.
—Violeta, hay muchos teléfonos parecidos.
—Si, pero sólo hay un teléfono con línea directa a los Increíbles, un teléfono rojo brillante con el logo de mi familia en lugar de disco para marcar o teclado, sólo hacía falta levantarlo para mandar una señal de auxilio al integrante más cercano de los Increíbles, y el propietario de ese teléfono es Winston.
—No te estoy entendiendo Violeta.
—Una de las chicas que estaban ahí intentó marcarle a su jefe con ese mismo teléfono, estaba conectado pero no tenía línea, y le dijo a su compañera que no tenía disco de marcar, debió de ser ese mismo.
—Supongamos que tienes razón —Violeta frunció el ceño—. ¿Crees que Winston pudo haber vendido ese teléfono?
—Tú mismo me dijiste ayer que Winston nunca estuvo en bancarrota, y yo lo conozco… O lo conocía… Él nunca podría deshacerse de un teléfono así, no se deshizo de los teléfonos de Telescopio y-
—Bien, bien, entonces, por pura casualidad fuiste a dar a la oficina de Winston, que está en el edificio más ambicioso de todo Metroville, patrocinado por los más grandes y probablemente corruptos magnates de la ciudad, porque si no lo fuera estoy seguro que mi padre cuanto menos estaría enterado y tal vez hasta habría contribuido a su construcción, tiene buenas relaciones con toda la gente que vale la pena aquí.
—No encuentro otra explicación, Wilbur.
Él suspiró.
—Mira, yo tengo su número, y puedo inventarme una excusa para llamarle y preguntarle si todo está bien.
—Eso estaría bien, si, o podría ir directamente a donde esté y-
—Violeta, claramente Winston tiene más entre manos de lo que deja ver, tratemos de no levantar muchas sospechas, ¿Quieres?
—Muy bien detective, ¿entonces llamarlo a medianoche te parece una mejor idea?
—Él sabe que yo trabajo hasta las 3 de la mañana, no es tan extraño —Cuando Violeta iba a hablar, Wilbur apagó el monitor, había terminado por hoy, lo que sea que hiciera, no requería de su tecnología. —Además, la ubicación del SOS claramente fue donde tú estabas, ni siquiera en un piso diferente, el rastreador es sensible a eso, y al parecer el de tu teléfono Increíble también, estaban a menos de 5 metros de distancia.
—Así que si es probable que ese sea el teléfono que te describí.
—Pues si, es nuestra hipótesis más probable. Ahora, por lo que averigué mientras no estabas, es que esa señal es directa, si, pero además es totalmente cerrada, sólo manda el SOS al increíble más cercano, no manda ningún otro mensaje a nada ni nadie, esa señal quedará por siempre entre ese teléfono y tú. El mismo Winston no sabe que mandó un SOS. Hasta aquí llegó el misterio.
—¿Tu crees? ¿Qué hace Winston con una oficina en ese edificio? Nadie sabe a ciencia cierta quién lo construye, o quién va a usarlo, aunque todo parece listo para usarse… Y si el edificio fuera de Winston, su oficina estaría en el piso más alto, creeme estoy segura.
—Y estoy de acuerdo contigo, no hay gran empresario que no quiera una oficina en la cima del cielo.
Violeta se quedó pensando un momento, esa oficina era demasiado… Poca cosa. Poca cosa para un CEO, para un empresario del calibre de Winston, es difícil de creer que Winston tenga un objeto tan preciado como el teléfono Increíble que le regaló su familia antes de que tomaran caminos separados, tan visible y en un lugar tan poco digno de él.
Wilbur se levantó, le ofreció su mano a Vi y ella la tomó.
—Como sea, creo que hay que descansar ya, este debió ser un día… Complicado —Violeta suspiró, dándole la razón—. Ven, te mostraré dónde guardo mis galletas favoritas, la misma Edna no tiene idea, será nuestro secreto, espero que eso te anime un poco.
—Es dulce de tu parte Wilbur, no necesito que me levanten el ánimo, pero gracias, lo tomaré —Violeta lo siguió hasta el tejado, Wilbur tocó una de las tablas del techo y este se separó para dejar ver un escondite perfecto para un paquete de galletas con chispas de chocolate rojas y masa blanca—. ¿En serio crees que Edna no sabe de esto? —preguntó Violeta mientras se sentaban, sólo las estrellas estaban encima suyo, y pensó que la vista de la mansión le gustaba más que la que había visto hace poco en el rascacielos de Winston.
—Eso o nunca ha tocado una sola de mis galletas favoritas, que es poco probable —Wilbur le ofreció una galleta, y ella tuvo que aguantar el sonido que iba a salir por su garganta para hacer saber que las galletas eran deliciosas.
—Son muy buenas.
—Gracias, son la edición limitada de chocochips intergalácticas.
—Oye, Elvis. ¿No te preocupa que llueva? Podría estropear tu extraordinario copete.
—¿Qué te hace pensar que yo no pensé en todo tipo de inclemencia climática cuando inventé el fijador que uso?
La compañía de Wilbur y la plática casual era reconfortante, pero no duró mucho. El silencio en el techo lo compartían tanto como las galletas. Violeta sintió cómo la ausencia de sonido le nublaba la mente de nuevo.
—Wilbur —El chico volteó a verla—. Tu… ¿Tu crees que estoy siendo muy dura con mi padre? Es decir, sabes por qué estoy aquí, aunque tengo una casa, aunque tengo una familia que ahora tiene una habitación vacía.
—Oye, no creo que yo pueda opinar realmente, no he participado en nada, creo que me gustaría mantenerme así.
—Por favor —rara vez Violeta pedía algo por segunda vez, eso último se le escapó, estaba desesperada por respuestas, todo el día tuvo la mente y el corazón perdidos, necesitaba algo de qué guiarse—. Creo que me ayudaría la opinión de alguien que no esté involucrado. Tú que ves las cosas por la superficie, por favor, dime si esto que hago es una locura.
Wilbur la miró por una eternidad, claramente indecisa sobre si habría de opinar o no, y cuando ella pensó que simplemente no iba a responder, él suspiró.
—De acuerdo, pero probablemente no te guste.
—Sólo dímelo.
—Tu… No creías que en serio todo se iba a resolver en una semana, ¿O si?
Violeta no esperaba esa respuesta, el tiempo le había parecido tan eterno que no se había percatado que en realidad, había pasado menos de 10 días desde que el caos se desató, y era cierto también que sus expectativas apuntaban a que todo quedaría decidido para hoy. El que no sucediera eso la había frustrado.
—Claro que no, eso es ridículo —Violeta sintió que sus mejillas se calentaban cada vez más, sentía como si la hubieran descubierto susurrando un deseo a un diente de león antes de soplarlo.
—Esos ojos enormes que tienes no te dejan mentir a menos de que en serio te esfuerces, ¿No es cierto?
—No son enormes .
—Violeta, no sé mucho sobre ti, pero creo que puedo entender, al menos un poco de cómo te sientes —Violeta tenía que admitir, al menos para sí misma,que tal vez si necesitaba que alguien le levantara los ánimos—. Mi familia es… Muy, muy extraña, cada uno de nosotros tiene algo fuera de lo común y mi padre fue el que de alguna forma nos unió a todos, y le debemos mucho, pero ese lugar seguro y maravilloso que construyó para nosotros, lo hizo a su manera, no iba a ser para todos, y no vamos a quedarnos ahí para siempre. Por eso estoy aquí como tú. En la casa de Edna, esperando que algún día pueda tener mi propio refugio, porque adoro estar aquí, y el trabajo que hago, pero no será para siempre.
—¿No lo es?
—No, y no debería serlo, al menos no ahora, cuando tengamos la edad de nuestros padres es probable que sí busquemos un lugar en dónde quedarnos quietos pero ¿ahora? ¿en el pináculo de nuestra juventud? Violeta, aún no hemos empezado. Creo que tu padre tiene miedo, como cualquier hombre, de perder algo que ama, pero el salir al mundo es indispensable. Aunque tiene un precio, para muchos como yo, sólo tienes que ponerte bien los pantalones y esperar que todo salga bien.
Wilbur bajó la mirada, y el volúmen de su voz.
—Para tí, es esto, y lo lamento, debe ser difícil tener que lidiar con las expectativas de los demás aparte de las tuyas, que si me preguntas a mi son suficientes de por sí —Wilbur puso su chaqueta en los hombros de Violeta y ella lo aceptó, sin su traje, el aire comenzaba a enfriar su cuerpo más de lo que es cómodo—. Y así como creo que quedarnos aquí no será permanente para ninguno de los dos, creo que esta situación con tu familia no se va a quedar así. En ambos casos debes ser paciente, contigo y con ellos.
Se sonrieron, hubo un «gracias» que Violeta dijo con sus ojos más que con sus labios, ella se acercó para que Wilbur pudiera entrar en el calor que ofrecía la chaqueta y ya no dijo nada más, no le pareció necesario.
Chapter 13: Lo sé nena, lo sé
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El día siguiente no había mucho que hacer, era domingo, Violeta ya había tenido suficiente acción por la semana, hoy iba a descansar, no más fiestas o eventos elegantes, no más misiones encubiertas, y principalmente, no habría patrullas, no era necesario, eso le dijo su madre.
Entonces sonó el teléfono, Violeta pidió en silencio que, por todos los cielos, no fuera su madre, no quería hablar más de la “charla” (si se le puede llamar así) con su padre el día anterior. Sin mucho más que esperar, alzó la bocina y habló:
—¿Hola?
—Violeta, cariño —era Edna, que estaba en su taller encerrada desde la mañana—, excelentes noticias —Violeta sintió un escalofrío recorrer su espalda—. Lo tengo.
Violeta ni siquiera colgó el teléfono, se levantó echa un bólido, y como si el espíritu velocista de Dash la poseyera por un momento, corrió con todas sus fuerzas al elevador que lleva al taller de Edna. Una vez abajo, corrió directo hacia la puerta y tocó la puerta, el sistema de seguridad se activó sin querer y tuvo que usar su escudo contra la metralleta que salió colgando del techo; balas de gran calibre salieron rebotando por todo el pasillo y alertaron a Wilbur, que desactivó el protocolo.
—Que demo- ¿Violeta? no colocaste el código al entrar?
—Déjala chico, fue mi error —Edna abrió la puerta del taller y dejó pasar a Vi—. Tu también deberías ver esto, Robinson.
Violeta tenía que evitar pisar los bocetos que tapizaban el taller, con su silueta en faldas de distintas formas, con pantalones, mangas largas y cortas, y por supuesto, con rayones encima y notas agresivas “ABURRIDO”, “¿ES TODO LO QUE TIENES?”, “PUEDES HACERLO MEJOR QUE ESO”, “FALTA ALGO”. Por supuesto, el bote de basura estaba lleno de bolas de papel arrugado.
—Disculpa el desorden cariño, una mente genial es una mente caótica —Edna caminó hacia las grandes ventanas de cristal que normalmente separaban de la sala de experimentos de los trajes, tras las que había un gran telón rojo. Wilbur silbó al entrar.
—En serio es dramática señorita Moda —con los zapatos juntó un poco de los bocetos y se abrió camino a lado de Violeta—. Supongo que esta vez lo amerita, ¿no es cierto, linda ?—, dijo él, imitando el tono característico de Edna.
—Shhh calla, ya quiero verlo —Violeta podría saltar de la emoción. Edna parecía tan emocionada como ella, pero al ser el drama su prioridad, caminó despacio hacia un cordón que colgaba del techo.
—No hace falta preguntar si estás lista entonces, cariño —Edna tomó el listón, su sonrisa era grácil y expectante—. Este es de mis mejores trabajos, linda, sólo tu tía Edna podría hacer algo tan especial —sin decir más, Edna jaló del cordón y el telón cayó.
Lo que había detrás del cristal era un maniquí con su traje, un hermoso vestido morado con brillo espectral, mallas grises y botas negras. En el pecho, el logo que había creado con Edna. Violeta caminó embelesada hacia el cristal.
—Edna… —La alegría recorría a Violeta en todo el cuerpo, y se le escapaba por un par de lágrimas—, es maravilloso.
—Se lució señorita Moda, sus otros clientes se van a poner celosos.
—Lo sé, cariño, se ve divino —Edna corrió al lado de Wilbur—, se verá mejor aún cuando te lo pongas —y con presionar un botón, el cristal frente a Violeta se alzó y la dejó entrar a la sala de pruebas—, entra a la sala a la derecha y póntelo querida.
Violeta tenía un brillo en los ojos que no había sentido en mucho tiempo, se apresuró a sacar el traje del maniquí y entró a la sala que le indicó Edna.
—Chico, no estás disimulando ni un poco —alcanzó a escuchar Violeta mientras se cambiaba—, adorable. Patético, pero adorable.
—¿Qué les parece? —Violeta anunció su salida y caminó para estar a la vista. En el reflejo del cristal, estaba Shield, y era impresionante. El verse tan deslumbrante la hizo sentir tímida.
—Olvidaste algo —Wilbur caminó hacia ella, el espacio en la sala de pruebas era angosto, y tomó el antifaz que, efectivamente, ella había olvidado ponerse. Antes de que él le ayudará a ponerse ese importante detalle que protege su vida entera, ella cerró los ojos. Cuando los abrió, Wilbur seguía ahí, su rostro brillaba, teniéndolo tan cerca, era fácil contagiarse mutuamente de emoción—. Perfecta.
Violeta tenía las mejillas entumecidas de tanto sonreír.
—Es una lástima que no sea visible todo el tiempo, pero creo que mientras lo sea te verás espectacular, fuerte y por supuesto que a la moda —dijo Edna, dejando una colilla de cigarro en el cenicero—. Ahora acércate aquí y da una vuelta para que te vea tu tía.
Violeta brincó fuera de la sala de prueba y obedeció a Edna, que parecía muy satisfecha con su trabajo.
—Edna, es maravilloso, esto es lo que faltaba, oficialmente soy Shield, ¡Ah, no puedo creerlo! ¡GRACIAS, GRACIAS, GRACIAS! —Violeta abrazó a su tía y luego corrió hacia Wilbur y también lo abrazó—, les debo tanto, a ambos, gracias, gracias, gracias-
—Suéltalo niña, el diseño es 100% Moda —empezó Edna, Violeta habría hablado de los gadgets de Wilbur, o de las veces en que la procuró, pero fue interrumpida por el teléfono del taller, mientras tanto, Violeta seguía en los brazos de Wilbur—, ¿Qué hay?, ¿Quién es?, ¿Qué quiere? Está interrumpiendo un momento aquí, no quiero-
Edna guardó silencio de golpe, asintió un par de veces y luego le dirigió el teléfono a Violeta.
—Toma linda, es para tí.
Violeta tomó dudosa el teléfono, con la misma plegaria que tenía en la sala.
—¿Diga?
—Incredi-girl, esta es la Agencia Nacional de Supers.
—¿La NSA? —«¿Cómo saben que vivo aquí ahora?»—, Estoy dispuesta a ayudar en lo que me pidan, solo que ya no soy Incredigirl, quiero decir, soy la misma persona pero-
—Por eso le llamamos, presentese tan pronto como sea posible al cuartel general, usted sabe cómo llegar.
Sin decir más, colgaron, Violeta le regresó el teléfono a Edna, parecía que esperaba más explicaciones, así que se las dió.
—Tengo que ir a la NSA, y no sé bien qué quieren…
—Nada de qué preocuparte cariño —dijo Edna, encendiendo otro cigarro—, quieren que hagas trámites y cosas así, son cosas burocráticas que suceden cuando se separa un equipo.
—Fue una llamada corta —Wilbur estaba tosiendo exageradamente, sacudiendo el humo de Edna.
Violeta pensó que sería bueno ir de una vez, una preocupación menos al final del día. Se miró una vez más en el cristal, el reflejo le respondió con una sonrisa confiada.
—Bien, espero no tardar mucho, espérenme para comer.
—Si, si, anda niña, corre, no llegues tarde.
Violeta abrazó a Edna muy fuerte y le besó la mejilla, y corrió fuera de la mansión, materializó un escudo deslizador y surcó los cielos hacia el cuartel general de la NSA.
~(₰)~
El edificio era tan ordinario que Violeta casi se confunde al entrar, una tienda de conveniencia cualquiera, con la leve diferencia de que en sus pisos subterráneos, había una profunda base subterránea que le pertenecía a la NSA.
Violeta caminó hacia la antigua oficina del Sr. Dicker como un hábito, en la puerta había un nombre distinto: “A. Michael Zabka”. Detrás de esa puerta, lo que le esperaba era incierto, pero importante. Ella respiró hondo una última vez antes de tocar la puerta.
—Adelante —Violeta giró el picaporte y frente a ella estaba un hombre pelirrojo, con un bigote mal peinado y con unas enormes ojeras, estaba muy inmerso en el papeleo que tenía en frente, ella caminó hacia el escritorio y se sentó.
—Me… Uhm, me llamaron aquí hace unos 15 minutos, esta era la oficina del Sr. Dicker, ¿estoy en el lugar correcto?
—Eso depende, ¿aún quiere formar parte del equipo de la NSA?
—Si, eso creo—solo entonces él se detuvo en seco y la miró—, no sabía que había más opciones.
—La otra opción es trabajar fuera de la ley, señorita…
—Shield.
—Señorita Shield—, el cajón que él intentaba abrir parecía atorado, pero con un jalón que demostró que era más fuerte de lo que su aspecto flacucho sugería, logró sacar de él una grabadora que puso en la mesa, presionó un botón y un pequeño foco rojo se encendió—, Dígame, ¿Preferiría trabajar fuera de la ley?
—Por supuesto que no—, este tipo de interrogaciones acusatorias hacían que la piel de Violeta escociera, y su sangre corría más rápido que de costumbre—, los super debemos estar regulados por un órgano honesto y que abogue por la seguridad civil.
—En ese caso está dentro de la NSA.
—Bien.
—Bien—, el hombre tomó una pluma y empezó a escribir en la libreta que tenía a su lado, una vez más, con los ojos pegados al escritorio—, ¿Qué poderes tiene, señorita Shield?
—Campos de fuerza e invisibilidad.
—¿Tiene la misma habilidad de día que de noche?
—Si —Violeta tomó un segundo para aclararse la mente, tenía que quedar bien con este sujeto si él iba a ser a quien respondiera a partir de ahora.
—Si el informe que recibí es correcto, su desempeño en cuanto a sus habilidades superhumanas dependen entonces de su estado emocional—.
—No exactamente, pueden afectarlos, pero no dependen de ellos, puedo hacer un campo de fuerza estando triste, enojada, feliz, o en cualquier situación.
—¿En donde sea?
—En teoría, si.
—¿Podría hacer un escudo dentro de mi cuerpo entonces?
—¿Disculpa? —él no respondió, tomó un control y con él, prendió una pantalla, en la que se veía una de sus últimas misiones como Incredi-girl, estaban en una fábrica aparentemente abandonada en la que una pandilla de contrabandistas cambiaba mercancía y ganancias, el paso estaba obstruido por muro enorme de metal, su padre golpeó la barrera y creó un agujero, pero fue Violeta quien abrió el camino, hizo un escudo en el agujero que hizo su padre, y luego lo hizo crecer, hasta que fue del tamaño necesario para que entraran todos.
—Usted tiene la habilidad de crear escudos en donde usted quiera, y hacerlos crecer.
—Si, pero no es una habilidad que usaría con otra persona.
—¿Qué la detiene de hacerlo entonces?
—Yo —Ella tenía que pensar bien su respuesta, en la NSA, la confianza lo es todo—, tengo un estricto código moral, me dedico a salvar vidas, no a tomarlas. Mi deber es proteger.
—Si para proteger al ciudadano común, se le pidiera… Romper ese código, ¿Cómo cree que actuaría?
—No veo una situación en la que me viera acorralada de esa manera —a Violeta le escocía la piel, y sus piernas le pedían correr.
—Siempre habrá alguien mejor que nosotros, señorita… Parr —el agente Michael estaba metiéndose con su identidad, con su apellido, eso nunca le había pasado a sus padres con el Señor Dicker—. A lo que va mi pregunta es si para usted es más valioso su código de ética o el bienestar de un ciudadano.
Ella se presionó el puente de la nariz con los dedos, y en vista de que este sujeto ya sabía su identidad de todas formas, se quitó el antifaz, igualó la mirada severa que el Agente Michael le sostenía.
—La vida es invaluable, nada vale más que la vida —Michael abrió la boca, pero Violeta aún no terminaba—, sin embargo, qué sería de mí, de mi trabajo, si no puedo esforzarme todos los días para ser mejor que cualquier loco que atente contra la seguridad de la ciudad, mi ciudad. Un villano que esté dispuesto a ponerme entre la espada y la pared de esa forma sólo indicaría que tiene algo personal contra mí, y así como sabría cómo ponerme en una situación difícil, esa clase de soberbia es su debilidad —ella rió—, con todo respeto, señor Michael, para cuestionarme como si supiera todo sobre mí, no parece que me conozca tanto como cree.
—Estos cuestionamientos son precisamente para conocerla, señorita Shield,
—Conozcámonos entonces, señor Michael, ¿me permite? —Michael cruzó los brazos y movió el bigote, con un gasto de su mano, le indicó a Violeta que continuara—, gracias. Verá, nací durante la prohibición super, mi más grande deseo toda la niñez fue simplemente deshacerme de mis habilidades, hasta que me topé con Sindrome y Evelyn Deavor, enfrentarme a ellos fue enfrentarme a lo que soy, soy una super, y mis poderes no son una carga, tengo un don poderoso que me obliga y me honra con el deber de proteger el bienestar del hombre común, porque hay quienes tienen poder, como el mío o de otro tipo, y lo usan para herir, tomar lo que no es suyo y huir de las consecuencias de sus actos. Ahora, tuve que dejar mi hogar para ir a mi propio ritmo, y hacer las cosas como yo veo correctas, no quiero depender de nadie en mi trabajo… Aunque he aceptado ayuda, porque sé que ellos creen en mí, y no voy a decepcionarlos, ni a ellos ni a la NSA, y mucho menos a los ciudadanos.
—¿Eso venía en el manual?, por favor, pensé que iba a decirme algo de sustancia, yo no le tengo lástima. Todo eso no me habla de quién es usted o de lo que queda si le restamos sus poderes.
—No hay Shield sin mis poderes o mi equipo, pero aún soy Violeta Parr, mi identidad es mi posesión más valiosa, por eso debo protegerla con tanto cuidado, y a pesar de eso, aquí estoy, enfrente suyo, sin máscara, para convencerlo de que puede confiar en mi, Agente, ¿yo puedo confiar en usted?
—¿Ahora usted hace las preguntas? No lo creo, Señorita Shield. Mi confianza no es tan fácil de obtener. Pero estoy dispuesto a dársela si demuestra valer la pena —Michael se levantó de su silla, caminó a un archivero y sus dedos empezaron a explorar uno de los cajones, dedo tras dedo, pasando papeles y oficios—, yo fui de los más ávidos promotores de la prohibición super, y tenía mis razones. ¿Conoció usted a Gamma Jack? Ese bastardo infeliz era más una amenaza que una ventaja, un mal día y los peores ataques que temíamos que vinieran de los comunistas estarían bajo nuestras narices, ¿o qué tal Universal Man? hizo todo lo que pudo para borrar su identidad de civil. Y no me haga hablar de Psycwave, porque ni siquiera recuerdo cómo fue la entrevista y evaluaciones que le realicé, probablemente un día decidió que no era de fiar y eliminó esos recuerdos de mi mente —encontró lo que buscaba, y arrojó un folder al escritorio, enfrente de Violeta—, era un ávido promotor, si; ustedes son personas peligrosas, un buen super puede ser sólo aquel que tiene una identidad fuerte, un deber claro y muchas agallas. Por eso me puso tan nervioso ver que desaparecían y caían como moscas. Pensé que estarían reuniéndose tras nuestras espaldas, en alguna de sus bases secretas abandonadas, para vengarse de nosotros —Violeta, lejos de sentirse amenazada, o temer por su puesto en la NSA, miró con atención la oficina de Michael, una habitación habla mucho de quien la habita, qué dirá que un hombre tan severo, viva en una oficina tan ajetreada y desordenada. Frente a ella, había un portarretratos, la curiosidad la hizo voltearlo lo suficiente para ver que en la foto, estaba Michael junto a Simon J. Paladino, mejor conocido como:
—Telescopio…
—Investigando, conocí a Simon—, tomó el retrato y lo miró, sus ojos dejaron de ser tan estoicos—, no me enteré qué él era Telescopio hasta que un día, caminando por el parque Hudson, vi su nombre en la estatua. Ese era un verdadero héroe, no importó cuantas veces lo rechazamos, cuántos días pasó solo, cuántas veces tuvo que esconder sus méritos y hacer lo correcto sin ser reconocido —acomodó el retrato en su lugar—. Simon y yo compartimos mucho tiempo juntos, trabajamos codo con codo, era un excelente abogado y un gran activista. Nunca te miraba a los ojos, pero no hacía falta que lo hiciera para que pudieras confiar en él, incluso cuando mis ideas eran totalmente opuestas a las suyas, sabíamos que finalmente nos importaba lo mismo.
—Telescopio fue el que dejó la contraseña maestra en la isla de Síndrome —dijo Violeta, con cautela—, siendo uno de los pocos hombres que eran superhéroes aún después de la prohibición, sin usar sus poderes, fue de los primeros que notó la desaparición de sus colegas, debió saber que ya no volvería.
—Probablemente lo sabía —la expresión crítica regresó a Michael. Abrió el folder frente a ella, era el archivo que le abrieron en la NSA a los 16 cuando empezó a ser formalmente una superheroína, los archivos tenían escrito Incredi-girl en todas partes—, tu padre no me agrada; tu madre… hace bien su trabajo, me gustaría que trabajara por su cuenta, no necesita de Mr. Increíble; tu hermano, el velocista, podrá tener los pies más rápidos de la tierra pero siempre tiene la cabeza en las nubes, necesita disciplina. Al pequeño, hay que tenerlo cerca.
—¿Ya tiene una opinión acerca de mí también? —preguntó Violeta. Los ojos del agente la miraron de pies a cabeza, e igual de serio, se sentó—. ¿Y bien?
—Sus habilidades son buenas para el espionaje, pero ha escogido una persona de héroe muy pública, así que tendrá que permanecer así, las personas la conocen, los villanos también, sin embargo, el estar bajo el mando de tus padres no le permitió desarrollar todo tu potencial, y espero que en eso trabaje ahora que se ha separado de ellos —con un sello, estampó la portada del oficio, la tinta roja marcaba “CERRADO”—, será conocida aquí, pero no tiene privilegios, es como cualquier otro super nuevo, tendrá que forjar tu camino y sus contactos por su cuenta —abrió un cajón, sacó un nuevo folder, buscó en su escritorio y tomó un par documentos entre la pila de papeles, los acomodó y los engrapó al nuevo folder color manila —no confío en usted, y voy a juzgar cada pedazo de su vida como super, pero le diré algo, yo la escogí. Usted es mi proyecto, no se va a safar de mí, no habrá alguien en esta agencia que sea tan duro y exigente con usted como yo lo seré.
—Entonces espero que cumpla esa promesa, Agente Zabka, soy prudente, pero me encantan los retos —Violeta se levantó y le ofreció la mano. El agente Michael miró la mano enguantada de Violeta como si fuera una granada sin seguro, pero finalmente la tomó y estrecharon las manos.
—Eso es todo, señorita Shield —ella se volvió a colocar el antifaz—, solo debe tomar su inteligencia, tengo entendido que investiga cierta conexión de eventos con el último atraco a Bancos Feinmann —le entregó un sobre—, espero sus reportes el día 5 de cada mes, sea detallada, no oculte nada, me enteraré si lo hace —Violeta asintió, su mano ya estaba girando el picaporte cuando la voz del agente se escuchó una última vez antes de salir—, preste especial atención al apartado de relaciones de Devtech, pueden parecerle interesantes. Ahora largo, tiene mucho trabajo.
~(₰)~
“Debutantes” era la leyenda con la que iniciaba el documento que le entregó el Agente Zabka, justo arriba de “Actividades superhumanas irregulares” a grandes rasgos, lo que decía este reporte era que se había detectado actividad superhumana en Metroville, pero las habilidades super no podían atribuirse a algún super registrado en la NSA: reducción de la persona y objetos circundantes, teletransportación, grito supersónico… todos con un mismo logo en el pecho, trabajando en equipo. Con entre 17 y 25 años de edad
—Son muy jóvenes —intervino Wilbur—, ¿no los conoces?
—No todos los super se conocen entre sí, Wilbur —Violeta resopló—, además, aquí dice que no están registrados en la NSA, así que es probable que no tengan mucho tiempo activos.
—Bueno, están en Metroville, seguro será fácil encontrarlos alguna vez —Edna encendió un incienso, y el olor empezaría a inundar la habitación, y pronto, la mansión entera—, lo que me intriga, es ¿por qué lo incluyeron en tu inteligencia?, tú tienes tu propio trabajo como para que vayas por ahí cazando novatos para convencerlos de registrarse en el gobierno.
Violeta tenía la misma pregunta, más cuando el agente Michael le sugirió que revisara esa parte en específico, lo demás eran registros de marcas de los últimos 20 años, con algunas rodeadas en rojo, la última página, tenía ahí una subempresa de Devtech, pero aún no sabía qué significaban.
—Sea lo que sea, tiene que ver con Winston, no sé qué trama… —Violeta mordía tanto su lápiz que la pintura amarilla caía a pedacitos en la mesa—, ¿qué es?
—¿Me dejas ver el resto de tus papeles? —Preguntó Wilbur.
Violeta le dió lo que pidió, él se colocó sus lentes y empezó a revisar las hojas, una y otra vez, mientras Violeta se rompía la cabeza tratando de buscar en una excusa para ir a buscar a este Debutantes y que la dirijan a Winston, para hacerle un par de preguntas, Winston definitivamente tenía alguna conexión con lo que sea que había detrás de ese atraco en Feinmann.
Wilbur dejó las hojas en la mesa de la cocina, donde estaban cenando y discutiendo sobre el papel de Winston en todo esto. No pasó mucho tiempo para que regresara con un libro enorme y pesado, y lo dejó caer sobre la mesa, “Atlas del Pacífico”, Wilbur estaba buscando un mapa, al parecer, y cuando lo encontró, puso su dedo en una página y le indicó a Violeta que se acercara.
—¿Es lo que creo que es?
—¿La isla Nomanisan? —Violeta hizo una mueca—, ¿para qué señalarla?
—Las coordenadas, sabía que las recordaba de alguna parte. Aún está en el registro de ubicaciones GPS de los trajes de Edna.
—Willbur, no te estoy entendiendo, ¿GPS?
Wilbur rodó los ojos y le dió a Violeta los registros de marcas.
—¿Ves como en los registros de la década de los 50's todas las marcas rojas tienen en su dirección de facturación terminan en los mismos cuatro dígitos? —Violeta asintió, y Wilbur pasó las hojas, tenía razón.
—Huh, clásico.
—¿Qué es tía Edna? —Violeta se preguntaba por qué parecía que su tía y Wilbur juntaban los puntos más rápido que ella.
—Verás linda, esos son códigos de facturación, y están ubicados en el extranjero porque todas las direcciones nacionales empiezan con 032 y estos no, eso significa una de dos cosas: están lavando dinero o están desviando recursos a algo que probablemente no es legal. Mira, ese código es una combinación de algunas cosas, entre ellos las coordenadas del lugar al que se factura.
—Y mira aquí —Wilbur señaló un número pequeño en el atlas, eran los mismos cuatro dígitos—. Creo que estas empresas facturaban sus acciones en Nomanisan.
Violeta aspiró aire, pensó que Nomanisan se había quedado deshabitada, inutilizada, al menos después de que los planes de Síndrome y las atrocidades ocurridas ahí, salieran a la luz. Curiosamente, fue justo en el 62 que las marcas rojas se detienen en los registros, y las empresas que se registraron con ese código de facturación, se declaraban en bancarrota.
—Devtech no aparece en ningún lado —Violeta revisó las páginas una vez más, el Agente Zabka no había marcado otro registro hasta 1968, y ahora, las marcas otra vez coincidían con un mismo código de facturación, pero ya no aparecían los cuatro dígitos que Wilbur le atribuía a la Isla Nomanisan.
—Mira, ahora las marcadas están facturando en territorio nacional, muy cerca, en realidad —Edna se rascaba la barbilla, sus ojos entrecerrados indicaban que algo intentaba recordar. Finalmente, Edna tomó el libro de direcciones que había en la sala, lo arrojó encima del Atlas y pasó las páginas hasta llegar a donde quería—. Revisa esto, cariño.
—St. Clark, Boulevard Jackson… Tía Edna, estas son las calles en las que estuvimos ayer.
—Si, lo sé, ahora mira las coordenadas —Los números coincidían—. Cuando las facturas son nacionales, contienen el código postal completo, y de hecho, se parecen mucho al que tiene registrado Moda Designs, ¿ves? —Edna señaló su propia empresa en el registro, y efectivamente, sólo el último número era diferente—. Mis impuestos están limpios, cariño, y se facturan en esta misma mansión.
—El nuevo edificio —dijo Violeta, casi susurrando—, está en esa misma manzana, apuesto a que tiene el mismo código postal de estas nuevas empresas sospechosas —ella terminó el emparedado que Wilbur le había preparado y fue a ponerse su antifaz—. No me esperen, probablemente regrese tarde, pueden ir a dormir, sólo iré a dar una vuelta a la ciudad, estaré bien.
~(₰)~
Violeta estuvo patrullando la ciudad, y fue cuando creyó ver a un hombre aparecer de la nada que supo que encontró lo que estaba buscando. Se volvió invisible para poder seguirlo, había poca luz, pero suficiente para que, con un poco de concentración extra, Violeta pudiera percibir los rasgos del hombre; sentía una nariz grande y curva, ojos grandes, rostro delgado; si sus cálculos no fallaban, el sujeto era bajito. Un par de calles más siguiendolo fueron suficientes para que se encontrara con sus compañeros.
—Tim, creo que lo conseguí.
— Anandu creo que fui claro cuando dije que no había que usar nuestros nombres de civil —habló un segundo compañero, con una voz más grave, y si Violeta no se equivocaba, el pelo más largo, la nariz más afilada, y más alto que Anandu. Este sujeto Tim parecía ser una especie de líder, los otros dos compañeros estaban alrededor de él.
—Oh, lo siento tanto Señor Erus , quiero decir, si ibas a hacerme usar tu super nombre, al menos debiste escoger algo menos pretencioso.
—An, era Erus o Magnus, ¿Qué te parece más pretencioso?
—Chicos —habló una chica, susurrando, casi inaudible—, ahí está —y para sorpresa de Violeta, la señaló directo a ella.
Los que ella suponía que era el Debutantes se acercaron algo perdidos hacia donde la chica señaló, Tim o Erus , cualquiera que fuera su nombre, se acercó a la chica y ella le susurró al oído. Violeta se reveló a ellos, y se preparó para lo que fuera. cuando Erus se enderezó, desapareció de su vista.
—Supongo que tú eres Incredi-girl —la voz grave de Erus sonó a las espaldas de Violeta, que por reflejo creó un escudo en su mano y con la otra tomó a Erus por el cuello del traje.
—No soy Incredi-girl —gruñó Violeta—, ¿qué quieren?
—Wow, tranquila, no somos villanos.
—No parecen muy heróicos, rodeándome como una manada de hienas.
—Bien de acuerdo, puede que parezca algo amenazante, chicos, acérquense a Jeong-ga , despacio —Erus volvió a desaparecer, librándose del agarre de Violeta y apareció inmediatamente con el resto de su equipo—. Somos el Debutantes, Winston nos mandó a buscarte.
—¿Winston?
—Quiere hablar contigo, solo eso. Debes tener preguntas para él —Dijo Erus, bastante tranquilo—. Mira, conozcámonos, ¿de acuerdo? él —señaló al chico que siguió hasta ahí—, es Anandu, es nuestra hormiga, puede hacerse tan pequeño como un grano de sal, o tan grande como la estatua de la libertad, aunque eso lo cansa mucho.
—Puedo cambiar los objetos de tamaño también —anunció Anandu, entusiasmado— es un honor, señorita Incredi-girl.
—Shield, soy Shield —Violeta bajó sus escudos, pero se mantuvo cautelosa.
—Entonces es un honor, Shield.
—Ella es Jeong-ga —, señaló a la chica que susurraba, ella hizo una reverencia, en la espalda llevaba algún tipo de instrumento oriental que no había visto antes—, controla y detecta las ondas sonoras, por eso pudo detectarse, ella prefiere tener cuidado con los efectos que tiene el volúmen de su voz. Y por último, este es Yemayá, controla el agua —, Violeta nunca había visto una persona con el rostro tan… simétrico, su piel tan oscura hacía que sus ojos resaltaran, su cara era angular, filosa, sus labios llenos y su cabello trenzado y largo eran como cascadas de espuma blanca—, lo sé, todos necesitamos un momento para asimilar a Yemayá, es bellísimo, bellísima… es una persona muy bella —finalmente Violeta logró espabilar.
—Debutantes… ¿Winston está a cargo de ustedes?, ¿es por eso que creen que no necesitan presentarse a la NSA?
—¿Ves? También tienes preguntas —rió Erus—, soy Erus, yo tengo teletransportación, puedo llevarte con Winston —él le ofreció su mano—, vamos, tómala, la primera vez que te teletransportas no es placentera, pero al menos es práctico.
Violeta lo dudó mucho, pero decidió que era suficientemente fuerte para defenderse en caso de que esto fuera un trampa… Y la verdad es que la mataba la curiosidad, la verdad es que este equipo tan diverso le recordó al equipo de supers que Winston logró reunir antes del Rapta-pantallas. Se decidió y tomó la mano de Erus.
—Bien, ¿lista? —Violeta respiró hondo y asintió—, ¡ahí vamos! —De repente sintió un vacío espantoso en el estómago, y su cabeza daba vueltas, tuvo que llevarse las manos a la boca para no vomitar—. Llegamos, ya pasó, ya terminó, ¿estás bien? —Erus parecía genuinamente preocupado, probablemente está acostumbrado a este tipo de efectos secundarios. Violeta se tomó unos segundos para recuperar el aliento, y asintió—. Bien, entonces estaré de vuelta en un momento, tengo que llevar a los chicos, Winston no debe estar lejos, bienvenida.
Violeta no estaba en el rascacielos que había conocido a los 14 años, era más austero, más oscuro, pero aún con ese toque elegante de Winston, un tipo de lujo escondido que solo se percibe si prestas atención. Los demás integrantes del Debutantes no tardaron en llegar, y poco después, se escucharon pisadas.
—Muchachos, volvieron pronto, ¿Qué sucede? —Winston estaba frente a ella, ahora solo debía jugar bien sus cartas para encontrar la verdad—. Ah, ahí está, ¡la chica increíble! —Winston se acercó y la abrazó, lo que la tomó por sorpresa—. Me alegro mucho que te convencieran de venir.
—Winston, ¿Qué… qué es todo esto?, ¿Dónde estoy?
—Esto es… algo así como la Incredicueva, pero para ellos —señaló a sus Debutantes—. Les pedí que se presentaran antes de traerte aquí, así que ya debes conocerlos.
—Lo hicieron.
—Perfecto, perfecto, pues, ¿Qué te parece? —Después de ver a Winston en la fiesta de la madre de Wilbur, era extraño verlo tan alegre como lo conoció hacía casi 8 años. Sus dudas no hacían más que aumentar.
—Es un lindo lugar, Winston, pero ¿Qué pasa con la NSA?
—No necesitan registrarse con la NSA, ninguno de ellos es local, Erus es de Inglaterra, Jeong-ga es de Corea, Yemeyá viene del Congo, y Anandu nació en la India, todos sus papeles están en regla, solo buscan una nueva oportunidad aquí.
—Si en serio quisieran hacer el bien, tal vez una mejor forma de ayudar sería-
—Violeta, te lo dije antes, tú me agradas, siempre has sido así de feroz, pero ahora voy a pedirte que confíes en mí —Winston tomó la mano de Violeta entre las suyas, sus ojos rodeados de arrugas y su pelo cada vez más blanco—, tengo algo que contarte.
—Te escucho.
Winston invitó a Violeta a sentarse, Erus le susurró algo a su equipo y juntos se fueron por una puerta, dejando a Violeta y Winston a solas.
—Evelyn sigue en prisión, lo sabes, ¿no? —Violeta asintió—, cuando se la llevaron, tu creías que no iba a pagar realmente por sus crímenes, yo quería creer que la prisión la podría reformar, quería que hablara conmigo, incluso si era porque era el único que la visitaba. Pero cada vez que voy a verla, compruebo que el veneno la consumió, el odio a los supers la volvió peor que cualquier villano —Winston no la miraba a los ojos, Violeta compadeció a su viejo amigo—. Sin embargo, si hablamos, hablamos mucho, las primeras veces fue difícil, pero poco a poco, conseguí obtener información importante. Empecé a hacer las preguntas correctas cuando averigüé que Devtech no estuvo nunca involucrada en los proyectos de Evelyn, todos los recursos que usó, fueron totalmente fuera de mis negocios, dejó mi nombre limpio —Winston prendió una televisión, en ellas aparecían gráficas, todas a la alza—. El negocio nunca sufrió consecuencias por sus terribles acciones. Mi primera pregunta correcta fue ¿de dónde sacaste el dinero? —Violeta recordó lo que Wilbur le contó sobre los negocios que tuvo su padre con DevTech— ella me respondió que no es la única que odia a los super, que hay mucha gente allá afuera que tiene el poder necesario para terminar lo que Síndrome empezó.
—¿Síndrome? —los ecos del pasado dejaban helada la espalda de Violeta, la inundaron preocupaciones que no habían pasado por su mente desde hace mucho tiempo— Evelyn sabía sobre la Isla Nomanisan…
—Al parecer fue uno de los megaproyectos de los culminacionistas, toda una élite de personas que creen que los humanos son la cumbre de la evolución, no los superhumanos, creen que ustedes son una amenaza a la humanidad —Winston escupía las palabras como si estuvieran podridas— para ellos, el proyecto Kronos fue su más grande éxito y su más decepcionante fracaso.
—Síndrome no trabajó solo, era parte de algo más grande.
—Lo era, y Evelyn también. Si el plan de Evelyn falló, fue porque cuando tenía a Elastigirl a su merced —él volvió a ser el hombre apagado que vió en la fiesta de los Robinson—, cuando ella ció la oportunidad de completar su plan, ellos no se lo permitieron, su estrategia es a largo plazo y en las sombras, y Evelyn quería ser efectiva en ese momento y quería que todos supieran el daño que le hicieron y los peligros que ella veía, sus conflictos la hicieron abandonar ese… ese culto, pero solo para hacerse cargo ella misma. Sin el apoyo con el que contaba antes, estaba sola, con la quinta parte de recursos que alguna vez tuvo, y mucho ingenio. Así que decidió hacer cosas efectivas, y estúpidas, planeadas con muy poco tiempo, estaba desesperada, necesitaba vengarse en ese momento, para ella era ahora o nunca. Gracias a Dios, eso fue lo que la vió fallar, y el juego de los culminacionistas una vez más retrocedió.
—Winston, ¿estás seguro de lo que dices? Evelyn podría no estar lúcida, podría mentir.
—No mintió, seguí las pistas, y los encontré —Winston respiraba con fuerza, sus nudillos se pintaban de blanco—, me infiltré, superficialmente, lo suficiente para saber más.
—Winston eso es muy peligroso. Si lo que me dices es verdad y ellos se dan cuenta de que en realidad no estás de acuerdo con ellos…
—Valdría la pena. Ahí, en sus reuniones, me di cuenta de que no tendría consecuencias, incluso si hiciera lo más atroz, siempre que fuera bajo la excusa de ayudarlos a cumplir su objetivo —Winston miró a Violeta a los ojos por primera vez desde que empezaron a conversar, él le prestó atención, sus ojos recorrieron su rostro como si buscara algo en él—. No me gusta presumir, pero soy un excelente vendedor, podría convencer al país entero que necesita un grano de sal mágico para ser feliz y lo comprarían; así que, si tengo este don y no voy a enfrentar consecuencias, me venderé como el hombre cuya visión del mundo se cayó, un hombre perdido que no sabe a dónde ir sin la mente maestra de su empresa, un títere que perdió a su maestro y que está desesperado por un nuevo titiritero.
—Si eres tan bueno vendiéndote, ¿cómo sé que no me estás mintiendo a mí?, Winston, ¿cómo sé que no estás jugando al doble espía?, no estás cooperando con la NSA, éste equipo, esos supers, son casi ilegales.
—No confío en la NSA, y tú deberías ir con cuidado con ellos.
—La súper actividad sin una ley que la regule es muy peligrosa, así aparecen los los villanos que se esconden a plena vista pone más en riesgo de lo que busca proteger, eso nos llevó a la prohibición.
—Shield, así te llamas ahora, ¿no? —Violeta asintió—, es un buen nombre, y veo que lo honras —Winston se levantó, tomó el control de la pantalla y con presionar un botón, la pantalla se apagó y se ocultó entre las paredes, las luces se apagaron, y uno a uno, aparecieron hologramas a tamaño real de los supers que fueron vencidos en la operación Kronos: Universal Man, Blazestone, Macroburst, Psycwave… Telescopio brillaba más intenso que todos los demás—. Todos estos héroes, vencidos por una máquina, una máquina que en realidad no era tan inteligente.
—Los Omnidroides estaban hechos para aprender todo de su oponente y usar esa información en su contra.
—El primer omnidroide, según entiendo, venció a al menos tres supers increíblemente poderosos antes de que alguien lo venciera, y solo hizo falta otro modelo con ligeras modificaciones para que… Bueno, tu sabes lo que le pasó a Macroburst.
—¿Cómo sabes todo eso?
—Esa información debería quedarse en la NSA, ¿no lo crees?
—¿Cómo conseguiste esa información?
—La primera cosa con la que los culminacionistas te convencen de que llevan la delantera contra los supers, es, como te dije, su más grande éxito —Winston le dió a Violeta un libro pequeño “Recordando Kronos” se leía en la portada—. Se sienten orgullosos de la sangre que tienen en las manos, y no reparan en explicarte cómo lo hicieron para que conozcas lo milimétricos que son, y por qué fallaron, una falla que no recae en ellos, sino en el fanatismo oculto de Buddy Pine.
—¿Buddy Pine?
—Síndrome, Violeta, su nombre real era Buddy Pine —Winston tomó el libro, y saltó a la página que hablaba de Buddy—, aún así, son claros en que en todo momento se prepararon para que, si su plan fallaba, ellos salieran limpios, Síndrome, aún con su gran orgullo, es visto como un un mártir estúpido, pero un mártir al final. Se sacrificó para que ellos pudieran continuar con su plan —Winston se paró frente al holograma de su padre, alzó la mano y atravesó la imágen, que se distorsionó y finalmente se apagó—. Los quieren fuera del mapa, Shield.
—No tiene sentido que compartan esa información al público, puede llegar a saberse, con este libro podría mandarlos a encerrar a todos.
—¿Has escuchado la frase “nada es gratis”? —
Violeta estaba cada vez más preocupada, ¿cuántos de estos culminacionistas se ha topado sin saberlo?, estaba entrando en la boca del lobo. Aún así, revisó el libro rápidamente.
—Este libro no tiene autores, no tiene dirección, si lo entregara, dirían que son teorías conspirativas, que algo así es imposible, no citan fuentes, este libro no es una base sólida para ninguna acusación. Hay información tan secreta aquí, que no hay cómo comprobarla si la NSA no accede a sacarla a la luz.
—Shield, Violeta, tu padre logró sobrevivir a Nomanisan por dos cosas: porque Síndrome estaba obsesionado con él y quería que viera en lo que se convirtió por su culpa, y porque el omnidroide que enfrentó estaba hecho para Frozono.
—La lava… —Violeta recordó los relatos de su padre, lo que logró que le contara, aún era difícil hablar de esa isla, Bob pensó que lo había perdido todo, que estaba acorralado y que sus huesos quedarían ahí, esperando a que otro super los encontrara y quizá detuviera todo eso, pero no él.
—Sabían la debilidad de cada súper que mandaban a su muerte en Nomanisan, al parecer, matar a un super es casi imposible si no eres totalmente consciente a lo que intentas destruir —Winston se acercó al holograma de Telescopio, a un lado de Macroburst—. Por eso tenían infiltrados en la NSA. Ahí, Síndrome encontró a cada súper, con las entrevistas encontró los puntos débiles de sus poderes, y de su personalidad, para así convencerlos y acorralarlos. ¿De qué otra manera un robot habría vencido a un arma nuclear como Gamma Jack? ¿O a un hombre casi indestructible como Universal Man?
—Los expedientes, los archivos, los filtraron.
—Tampoco llegaron a los altos mandos de la NSA, por eso Síndrome encontró a Mr. Increíble por mera casualidad, solo algunos de los supers habían sido vulnerados así.
Violeta pensó en el Agente Michael, ¿qué tipo de hombre es?, parecería alineado con las ideas de los culminacionsitas, quiere que fracase, dijo que quería que los supers se mantuvieran prohibidos. Ella supone entonces que tendrá que inventarse una buena excusa para el próximo reporte que deba entregar.
—¿Qué planean ahora, Winston?
—Primero, van a convencer al público que no necesitan supers, luego, podrán salir a la luz, y repetir lo que hicieron con el proyecto Kronos, esta vez se cuidarán de genios con mal temperamento, y lo pondrán a cargo del hombre más confiable que encuentren.
—¿Quién?
—Supongo que lo sabremos pronto, Shield —Winston encendió las luces de nuevo, los hologramas desaparecieron—, cada vez hay más atracos falsos, quieren inflar los números de crímenes en la ciudad, y quieren que los atracos que sean detenidos, sean liderados por supervillanos y detenidos por humanos sin super habilidades; me han ofrecido ser parte de ellos, yo me dejo robar un poco y ellos me recompensan con una gran suma de dinero como un seguro contra villanos —Winston rió—. Por eso traje a esos chicos, ellos están fuera de las garras de la NSA, y tienen al alcance la información de los culminacionistas, mis recursos, y… Tal vez puedan contar con tu guía.
—¿Quieres que lidere tu equipo?
—Los Debutantes aún necesitan experiencia, Erus es el que ha sido héroe más tiempo, él es su líder por ahora, pero contigo-
—Lo siento Winston, justo ahora quiero ir por mi cuenta, y con todo esto que me has dicho… Creo que es lo mejor, estoy en la mira de la NSA —Ella se levantó, se acercó a Winston y, en un acto de fé, le ofreció la mano—. Pero te creo, y podemos trabajar juntos para terminar con esto. Nadie vivirá con miedo de nadie, no si podemos detenerlo —Winston estrechó la mano de Violeta, aunque ella podía sentir la decepción de Winston, él aún tenía ese agarre seguro del hombre de negocios que conoció de niña—, tú investiga lo que puedas sobre los culminacionistas, yo lo haré con la NSA. No permitamos que este miedo y odio se extienda.
—Hagámoslo, chica increíble.
Violeta soltó a Winston, él le indicó la salida, los Debutantes salieron a despedirse también.
—Gracias Winston, de verdad. Esta información fue invaluable, ahora sé a qué nos enfrentamos —Violeta le dió un corto abrazo, y luego se acercó al nuevo equipo de Supers—. Y chicos, espero que no se tomen personal mi rechazo, estoy segura de que lo harán muy bien.
—Lo sabemos —dijo Erus confianza—, supongo que te veremos en las calles, Shield.
—Cuenten conmigo si necesitan hablar con alguien, ser un superhéroe es bastante estresante.
—Es una lástima, Tim- Eh, digo, Erus estaba muy emocionado de trabajar contigo —dijo Anandu que pronto recibió un discreto pisotón por parte de Yemayá—, ¡auch!, ¿qué? es cierto.
—Muchas gracias, Shield —interrumpió Erus, el rubor de sus mejillas se escapaba debajo del antifaz—, lo tomaremos en cuenta.
Con una sonrisa, Violeta agitó la mano para despedirse, creó un shield-surf y se fue flotando en él de vuelta a la mansión de Edna.
Como un pequeño detalle, comisioné a la talentosísima @DaniSmilek para hacerle una portada linda a este fic que amo tanto tanto, ultimamente me he sentidod inspirada de ver tanto contenido de Los Increíbles por todo internet, así que aproveché y agregué más datos del lore original de esta gran película escrita y dirigida por Brad Bird que es en verdad una joya de la animación. Gracias por seguir esta historia<3
Chapter 14: Lo haré
Notes:
(See the end of the chapter for notes.)
Chapter Text
La información que Winston obtenía de las misiones de los Debutantes no eran la gran cosa, pero eran suficiente, y era reconfortante ver cómo el mundo veía de nuevo surgir a héroes jóvenes, incluso si estaban técnicamente fuera de la ley…
Era fácil encontrarse con ellos cuando salía a patrullar, y cuando cooperaban para atrapar criminales, era normal salir por algo de comer después, o ir a la base de Winston a saludar, ahí todos podían quitarse el antifaz y conocerse dentro y fuera del traje, como sus padres alguna vez lo hicieron con sus propios amigos, era algo que le emocionaba mucho; y estos últimos meses se ha vuelto cada vez más cercana a ellos.
Muchos años, Violeta y Dash llevaron en sus manos la antorcha simbólica que le pasaron los super de la generación anterior a la prohibición. Tim (Erus) era eficaz, siempre cuidadoso y atento a los detalles, era un buen líder, amable pero firme. Anjali era el nombre de civil de Anandu, pero todos le decían Ani. Él era divertido, sus bromas y chistes lo hacían entrañable, y aunque a veces era distraído, podías notar desde lejos que amaba ser súper y amaba ayudar, con algo más de entrenamiento podría convertirse en un gran héroe.
Jeong-ga fue la que dijo su nombre de civil al último, y eso hacía que llamarla “Yuna”, su nombre real, fuera más especial. Su voz podía emitir gritos sónicos poderosos, pero ese poder enorme hacían que usar su voz fuera peligroso día a día, así que era seria, precisa y sabia, y cuando necesitaba hablar mucho, usaba lengua de señas, y aunque Vi ya tenía una noción de la lengua, aún no era fluente y constantemente algún otro Debutante tenía que interpretar lo que decía. Violeta no tenía claro como era su vida antes de llegar a los Debutantes, pero parece que hubiera vivido ya 100 años a pesar de que, según Winston, ambas tenían la misma edad.
Finalmente, Yemeyá —Jade Osei en su vida civil— era indescifrable, sus ojos penetrantes y atentos eran algo fuera de este mundo, cuando sus miradas se cruzaban, Violeta sentía que Jade sería capaz de decirle su más oscuro secreto en ese preciso momento, pero no lo hacía, le sonreía con una calidez que por un momento le hacía olvidar lo vulnerable que se sentía alrededor suyo, en ese aspecto, le recordaba un poco a su madre, Elastigirl es espeluznantemente perceptiva y su intuición es afilada, parece que sabe cosas sobre ti que no te has dado cuenta aún, pero sabes que te sostendrá en sus brazos si lo necesitas.
Era fácil ver en ellos un futuro brillante y buenos amigos. En especial en Eurus… Tim. Violeta no podía ignorar que estaba más impaciente por saber cosas de él que del resto de los Debutantes. Siendo él un líder nato, suficientemente listo para aprovechar el potencial de su poder tanto como podría, tenía reflejos rápidos, sospechaba que tal vez tan rápidos como los de Dash. Le gustaba que a los ciudadanos que salvaba, les daba un “bien hecho”, “eres muy valiente”, o “se requiere fortaleza para actuar como lo hiciste”, que era algo que no se veía mucho entre los supers, incluso en la época dorada en la que vivieron sus padres, en la que los héroes estaban tan centrados en su propia grandeza que no veían el heroísmo en las personas que decían proteger.
—¿Tienes planes para esta noche? —Preguntó Ani, mientras fallaba en esculpir una Jack’o’lantern.
—Uhm… tengo un amigo que siempre hace una fiesta de Halloween, pero no me ha dicho nada sobre este año —dijo Violeta—, y la verdad es que las fiestas de disfraces no me gustan mucho.
—¡¿De disfraces?!, Shield, debes estar bromeando, son los mejores tipos de fiestas, estoy seguro —Ani se paró en la mesa y usó su poder para hacerse pequeño y tallar con más detalle su calabaza.
—Además, tu nunca sales a fiestas —añadió Jade—, eres un excelente heroína, y una excelente futura científica, te mereces una noche de disfraces y alcohol.
—Es verdad, Vi —Tim, con los brazos extendidos en el respaldo del sofá, pasando detrás de los hombros de Violeta—. Nunca nos has hablado acerca de otra cosa que no sean Edna y Wilbur.
—Principalmente sobre Wilbur… —Violeta fingió que no escuchó a Jade decir eso.
—Bueno, es que tengo suficiente diversión con ellos… Y con ustedes, por supuesto.
—No lo dudo, pero a veces la variedad es importante, además, necesitas salir un poco más del mundo de los supers si me preguntas.
—Tim, ¿acaso tú haces algo además de ser héroe? Vives aquí, y todo el día están patrullando.
—¡No es verdad! —Tim estaba ruborizado— También salgo a conocer la ciudad.
—Ajá, digamos que te creo, ¿tienes más amigos en Metroville además de tu equipo?
—Te tengo a ti —La sala se silenció de repente, Violeta podía sentir la mirada sabionda de Jade del otro lado del sillón.
Entonces, se detuvo a pensar un momento, ciertamente los Debutantes no conocían a muchas personas en la ciudad, y ella no salía mucho de la mansión, pero ella no se sentía sola, genuinamente no le hacía falta más, Wilbur y Edna eran suficiente, seguía viendo a Jackie al menos dos o tres veces a la semana, y Dash y sus padres pasaban a saludar de vez en cuando, o se encontraban en las patrullas. Aunque, para ser sincera, Tony y el resto de las amigas que había hecho en la preparatoria no se habían visto tan seguido, no había salido a fiestas o conocido a personas nuevas en los últimos tres meses. No le generaba pesar, pero tal vez a los debutantes si, con tanto trabajo, y siendo tan jóvenes en una ciudada nueva, el salir y hacer más fuertes sus lazos en la ciudad incluso podría ayudarlos a hacer un mejor trabajo, pueden aprender a amar Metroville, y querer protegerla de corazón igual que ella.
Como si lo hubiera invocado, el intercom de Violeta sonó, era Wilbur. Violeta de inmediato respondió, y con tono decidido respondió:
—¿Qué sucede?
—Hola Vi, tranquilla, no es nada de qué preocuparse Vi, un amigo tuyo llamó a la casa buscándote, ¿quieres que conecte la línea con tus comunicaciones? prometo no escuchar.
—¿Eso es posible? Si, me gustaría, gracias —Violeta destensó los hombros y pronto una sonrisa conquistó su cara—, y no hagas promesas que no vas a cumplir, Wilbur.
—No, esta vez es cierto, tengo trabajo que terminar. Bien, te dejo.
Violeta escuchó cómo una línea nueva se integraba al sonido que llegaba a su auricular.
—¿Violeta?
—¿Tony? Hola, ¿qué sucede?, ¿está todo bien?
—Si, si, todo bien, solo oír de ti, tanto tiempo…
—Hablamos ayer.
—Ugh, ni me lo recuerdes, justo por eso te llamo ahora.
—Uh, bueno, ¿Qué pasa?
—Es que ayer no te hablé sobre la fiesta de hoy, sabes que estás invitada, siempre lo estás, pero pensé, «¿Qué tal si no lo sabe y piensa que no la invité?», así que, para estar seguros, estás invitada.
Violeta se rió, Tony estando nervioso era encantador y bastante divertido, hubiera preferido verlo en persona para presenciar su tropezar y sus enredos en tiempo real.
—Está bien Tony, ahí estaré.
—Solo… Yo sé que debes estar cansada de usar tu traje todo el tiempo, y lo entiendo, ¡En serio! Pero… Trata de traer un disfraz más eh… menos improvisado.
—Primero que nada, mi traje no es un disfraz, segundo ¿Qué tienen de malo mis disfraces?
—Vi, el año pasado fuiste de… ¿Qué dijiste que era?
—Era una Pantera.
—Ajá, no llevabas cola ni orejas.
—No tuve mucho tiempo, y me pinté bigotes.
—Además, ¿Quién se viste de pantera? Todos creyeron que eras un agujero negro.
—Son elegantes y letales, de los mejores felinos que nos ha dado la naturaleza.
—Creo que vestirse de animal de Halloween es algo que ni los niños hacen.
—¡Bien! Bien, iré a ver a Edna, ella debe tener algo por ahí.
—¡Genial! Te veo ahí.
Justo antes de colgar, Violeta decidió que valía la pena intentar conseguirles ese pequeño capricho a los Debutantes.
—¡Espera! Puedo… ¿Puedo llevar más invitados? —Violeta podría jurar que los ojos de Ani brillaban, tal vez no debió responde ahí, en el cuartel de los Debutantes, frente a ellos. ¿Qué tal si no era posible llevarlos?
—¡Aja! Lo sabía, por fin voy a conocer a ese tal Wilbur, ¿ya era hora no crees?
—¿Tú quieres conocer a Wilbur? —preguntó Violeta bajando la voz. Jade estaba esforzándose por no dejar salir la risa, y le daba palmadas en el hombro a Tim, que tenía los brazos cruzados, y que le respondió con un ceño fruncido, tal vez no era muy fan de ir a fiestas universitarias.
—¿Que si quiero conocer al sujeto con el que vives y del que no dejas de hablar desde hace meses? Si, podría decirse.
—Bueno, él no es mucho de ir a fiestas, pero seguro, le diré.
Los Debutantes tenían razón, tenía que salir y hacer cosas “de civil” más seguido, después de todo, se lo había ganado. Las fiestas de Tony tenían fama de ser alocadas y en extremo divertidas, tal vez más de lo saludable. Pero al diablo con lo saludable, ya había tenido suficiente de eso, era momento de vivir un poco.
Y bueno, ¿Por qué no pagar un par de favores? Podría ser divertido compartir un día así con alguien más, Tony probablemente estará muy ocupado intentando proteger la vajilla de porcelana de su madre, o los muebles que le heredó su abuela, así que llevar a Wilbur con ella parecía una buena idea después de todo.
—¿Entonces a quién quieres invitar? Es decir, claro, a cuántos quieras, pero, ¿de dónde los conoces?
—Son… uh… —Violeta volteó a verlos, buscando ayuda, encontrando miradas igual de confundidas— amigos del trabajo, creo.
—Huh, bien, será divertido tenerlos —Violeta sabía que Tony habría entendido precisamente lo que intentaba no hacer tan obvio, que eran supers—. Entonces te veo allá, ¿ok? Adiós Vi, tengo mucho que preparar.
—Seguro Ry, gracias.
Violeta escuchó cómo la llamada se cortaba.
—¿Entonces? —los ojos de Anjali eran dos faros deslumbrantes de esperanza—, ¿Podemos ir?
—Ani…— Tim podría ser psíquico, sus ojos eran suficientes para transmitir el mensaje, que en este caso, era «no presiones demasiado».
—Supongo que les tengo que dar la dirección.
Anjali saltó emocionado, y empezó a bailar y festejar. Corrió a abrazar a Violeta brevemente para luego ir disparado a su habitación.
—Será divertido —la voz de Yuna resonó en los oídos de todos. A Violeta le agradó ver qué todos estaban ansiosos por ir. Ahora solo tenía que invitar a Wilbur, ¡fácil!
~(₰)~
Violeta tocó el marco de la puerta, Wilbur estaba usando sus lentes Telemachus, son los que usa cuando hace algo finísimo, «lo hacen ver ridículo» pensó Violeta, «parece una caricatura»; ella no escondió su risa.
—Hey Vi, estoy algo ocupado, ¿Puedes burlarte de mí después?
—No vine a burlarme de ti, y no puedes pedirme eso cuando traes puestas esas cosas.
Él soltó sus herramientas y se alzó los lentes para ver a Violeta apropiadamente.
—¿Qué pasa entonces?
Violeta enredaba y desenredaba sus dedos, una y otra vez. Estaba volviéndose difícil ver a Wilbur a los ojos, era más fácil formar oraciones cuando tenía puestos los Telemachus, tal vez debería pedirle que vuelva a ponérselos. Él la esperó.
—Es que yo, bueno, yo quería que tú, que Tony y tú… bueno, es que, Tony llamó en la mañana, eso ya lo sabes, y me dijo que hay una cosa en su casa, y tal vez tú podrías ir…
—¿Quieres que vaya a la casa de tu amigo Tony, por una cosa…?
—¿Qué? No, no quiero que vayas por una cosa, dije que Tony tiene un… evento. Es Halloween, así que invitó a sus amigos del equipo de natación y a algunos compañeros de la universidad. P-puedes disfrazarte de lo que quieras, aunque no vayas de Elvis, por lo que más quieras.
—Entonces esta cosa es una fiesta de disfraces.
—Si.
—Y, quieres que vaya.
—Wilbur…
—Quieres que vaya contigo.
—No conmigo, solo juntos, bueno, juntos uhm… No como tal—, «Santo Dios, detén mi lengua o me la voy a arrancar»—, si, ven conmigo.
Ella no entendía por qué de repente parecía tan difícil invitar a Wilbur a una estúpida fiesta de disfraces, tal vez había perdido la práctica. Pero, por dios, no era la gran cosa.
—Yo…
—Esta bien si no quieres ir, solo, pensé que hemos estado en la mansión tanto tiempo, y yo no he salido, y tú tampoco, y no sé tú, pero si paso una semana más entre héroes y villanos y reportes y agentes me voy a volver loca.
—Nunca dije que no quería ir —Wilbur regresaba la mirada a su proyecto pausado, impaciente—, ¿Dónde será?
—La calle Lincoln de Hyde Park, es la única casa con patio de la cuadra.
—¿Al… uhm… norte de la ciudad?
—Si —más tranquila, Violeta se acercó a tomar los Telemachus de Wilbur y ver su proyecto, parecía una mosca hecha de cables pequeños—. Entendería si no te gustaran ese tipo de fiestas pero, pensé que sería divertido que vinieras. Es a las 10.
—Lo pensaré—. Wilbur extendió su mano, ella se quitó los Telemachus y se los entregó—, ¿Tu ya tienes un disfraz?
—Edna tiene un vestido parecido al que usa Audrey Hepburn en Breakfast at Tiffany's, tal vez no lo entiendan, pero no tengo otra cosa, debí prepararme mejor…
—¿Bromeas? Seguro te verás maravillosa, yo en serio no tengo idea de qué podría usar.
—Dicen por ahí que los supers están de moda otra vez.
—¿En serio? —Wilbur fingió un suspiro—. Si tan solo hubiera un super traje que pudiera usar…
—Ni lo pienses, ese traje es sagrado, si lo tocas te dejaré encerrado en un escudo una semana.
—No serías tan cruel.
—Tendrás que caminar por la mansión como un hámster…
—Bien, bien, buscaré algo más —ambos rieron un poco, luego de un pacifico silencio entre los dos, Wilbur dejó caer su sonrisa—, uhm, voy a ser sincero contigo, Vi —ella perdió sus buenos ánimos también—, no soy muy bueno en esto de las fiestas, voy a pensarlo, ¿de acuerdo? Si decido ir encontraré la manera de llegar ahí.
Violeta asintió, y le sonrió levemente antes de irse, decidió tomar esa respuesta con más esperanza de lo que le gustaría admitir, lo más probable es que Wilbur terminara prefiriendo estar en el laboratorio y agradecer la invitación que dejar su trabajo en pausa. Más difícil que soltar esa esperanza, era admitir que estaba decepcionada de que Wilbur no aceptara en el momento.
Estos últimos meses juntos, viviendo bajo el mismo techo, había sido como un curso intensivo sobre Wilbur Robinson, ahora tenía bien aprendidos sus horarios, sus muletillas, podía identificar a la perfección cuando se reía en serio y no solamente para evitar el silencio en la habitación después de un mal chiste, sabía qué acetatos solía poner más seguido en el tocadiscos, sabía que solo dejará un proyecto a medias si seguir trabajando implica perderse la merienda con Edna, Jack Jack y ella.
Violeta sabía mucho, y había notado que Wilbur también había estado aprendiendo de ella. Cómo aquella vez en que en la alacena aparecieron cajas con bolsas variadas de té, porque Violeta no toma café, o aquel día en que, en algunos floreros de la mansión aparecieron lilas, y unas semanas después crisantemos y luego tulipanes… porque en la cena ella le dijo a Edna que los pasillos se ven tristes porque siempre tenían orquídeas recién cortadas.
A pesar de eso, aún habían cosas que la sorprendían de él, aún había muchas cosas que, para ser sincera, le daban curiosidad.
~(₰)~
Hubiera sido fácil ir de otro super, pero ella misma sabía lo complicado que le hacía el trabajo a sus colegas los Halloweens, con tanta gente vestida de héroes, los villanos pueden usar disfraces y complican todo. Así que el vestido que le prestó Edna parecía adecuado, tuvo que explicar su disfraz a varias personas, pero esta vez Tony le dijo que estaba de maravilla, y sólo la opinión del anfitrión contaba esta vez.
Cuando llegaron, Tim, Jade, Ani y Yuna no se separaban de su lado, Violeta se acercó a los amigos de Tony e intentó que se sintieran más integrados, así, cada uno fue poco a poco tomando independencia.
Después de un tiempo, Ani estaba con los chicos del equipo de baloncesto, maravillandolos con su habilidad en beer-pong, cuando su equipo ganó por una magistral jugada de Ani, todos los basquetbolistas lo cargaron en sus hombros cantando su nombre: “¡Ani, Ani, Ani!”. Por otro lado, Tim había resultado ser (o fingir ser) terrible en el mismo juego, ni una sola pelota pasó cerca de algún vaso, así que con el orgullo herido, el líder fue a refugiarse con Yuna y Violeta.
—¿Qué tal todo por acá, chicas?
Yuna señó «Estamos bien, es bueno ver a Ani tan contento, ni en el tamaño máximo que alcanzar con sus poderes lo verás tan orgulloso como en este momento».
—Yuna, cuidado, no sabemos quién más en esta fiesta habla lengua de señas.
—Está bien Tim, solo Tony sabe, y no lo veo cerca —Violeta aseguró.
«¿Tu amigo el anfitrión?» preguntó Yuna.
—Si, su hermana es sorda. Él me enseñó cuando salimos en preparatoria.
—Oye Vi —Tim le acercó un vaso desechable vacío—, ¿con qué crees que deba llenar esto?
—Hmmm —Violeta miró de reojo la mesa de bebidas, había varios refrescos, un par de latas, y botellas, ante tantas opciones y poco conocimiento que poseía de mixología, se rindió, como hace pocas veces—, no lo sé, ¿no tienes alguna favorita?
—No tienen ginebra, ustedes americanos no conocen lo que es bueno.
«Erus, aquí no tienen sake y no me ves quejándome, toma una lata de cerveza como los demás» señó Yuna y regresó a darle un largo trago a su cerveza.
—Wow… —Tim se sorprendió con los ánimos de Yuna, que no solía ser tan desafiante—. ¿Estás incómoda? podemos irnos si quieres.
Estoy bien , aseguró Yuna, esa actitud retadora prontamente se apagó, y su mirada regresó a su bebida.
—De acuerdo…
Violeta y Tim se miraron con la misma expresión preocupada, así que Violeta con los labios le indicó a Tim que iba a buscar algo. A alguien más bien.
Violeta llevaba en la fiesta cerca de una hora y media, Tony estaba en todos lados y en ninguno, pero estaba divirtiéndose a su manera, le gustaba tener a tantos amigos reunidos en su casa y conociéndose entre sí; aunque al no verlo en los pasillos o en el sillón de la sala, tuvo que buscarlo en una alternativa que no le gustaba mucho.
El vestido era ajustado, así que tuvo que ir más despacio de lo que le hubiera gustado, incluso alzando la falda era difícil caminar. Sin embargo, logró subir las escaleras y abrir la puerta del baño, donde se encontró a Tony, que tomaba el pelo de uno de sus amigos, que estaba vomitando en el retrete.
—Hola Tony, —habló Violeta— hola James —el muchacho apenas alzó la mano para saludar a Vi, porque pronto tuvo que volver a la taza con unas arcadas horribles—. Espero no estar molestando mucho, veo que estás ocupado.
—¿Te lo parece? —Tony resopló—, ni siquiera han dado las 11 y ya están en este estado, Dios…
—Lo siento… —se disculpó James entre balbuceos.
—Está bien, ya sé que tienes poca tolerancia al alcohol, debí tener más cuidado con cuanta bebida dejo cerca de ti —Tony consoló a su amigo, el pobre estaba tan pálido que parecía que iba a desaparecer tan fácilmente como lo haría Violeta.
—Oye Tony, una de mis amigos habla en señas y solo puede hablar con las mismas cuatro personas con las que habla siempre, ¿te molestaría ir a saludarla? —Violeta se quitó los guantes se agachó y tomó el pelo de James de las manos de Tony— será fácil identificarla, y debes recordarla de cuando los presenté cuando llegué.
—¿Segura que puedes con esto-? Sin ofender James.
—Está bien, yo entiendo… Ugh…
—He manejado cosas peores Tony.
—¿Y Wilbur…?
—Bueno, él… —Violeta suspiró—. Aún no llega, y dudo que lo haga, no parecía muy emocionado por venir.
—No te desanimes, probablemente se le hizo tarde.
—Corre con ella, ¿quieres? En cuanto James esté mejor, bajo con ustedes.
Tony aceptó la oferta, salió y cerró la puerta detrás de él.
~(₰)~
Ani estaba haciendo mezclas extrañas con las bebidas, para que los chicos del baloncesto lo probaran y aprobaran su nuevo invento, Tim estaba siendo perseguido por dos o tres chicas que querían su número, Jade estaba en el sillón, en paz, tomando una lata de cerveza con Violeta.
—Oye, invisible —empezó Jade—, ¿lograste invitar a tu novio ingeniero?
—Jade, sabes que no es mi novio, es un amigo mío.
Jade la miró incrédula, y volteó a reírse. Violeta hizo una mueca, no dijo nada gracioso.
—Mira guapa, te voy a hablar directo —Jade estaba claramente con más cerveza en su sistema que Violeta, pero estaba en un buen lugar, al parecer Jade era de aquellas personas que con alcohol se ponen honestas—, le gustas a Tim, es obvio, me sorprende que no te hayas dado cuenta, llevas al menos dos meses encontrándose en las calles misteriosamente, y siempre te pide consejo incluso cuando sabe perfectamente qué hacer.
—Ay por favor Jade, no inventes cosas —Violeta sabía perfectamente que Jade no estaba inventando nada, no es su estilo engañar—, Tim no se fijaría en mí, no creo que sea su tipo.
—Eres exactamente su tipo. Eres inteligente, dedicada, fuerte, y hermosa —Jade se terminó la lata de un trago—, la pregunta es ¿Tim es tu tipo?
—Yo… No lo sé.
—Yo te diré lo que creo, yo creo que en realidad sí lo es, es raro que Tim no sea el tipo de alguien, la razón por la que aún no te lanzas directo a sus brazos es porque tienes a alguien más.
—Jade, creo que deberías tomar un vaso de agua, porque estás empezando a ver cosas donde no las hay.
—Y yo creo que necesitas otra cerveza para que empieces a darte cuenta de cosas que están enfrente tuyo. Mira linda, yo sinceramente creo que ya sabes de lo que hablo, ya no te voy a molestar más.
—Jade, yo-
—Shhhh… —Jade detuvo los labios de Violeta con su dedo—. No me tienes que explicar nada, yo ya me voy, ese lindo amigo de tu Tony me lleva intentando hablar desde que llegué, es del equipo de natación ¿no es así? A mi me encantan los nadadores.
Sin decir más, se levantó y caminó hacia un muchacho que, en efecto, parecía nervioso, y anonadado por Jade.
Mientras Violeta reflexionaba sobre lo que Jade acababa de revelarle, sintió cómo alguien se sentaba al lado suyo, alzó la vista para encontrarse a Yuna. Sus mejillas se iluminaban de un rojo ligero, sus ojos rasgados se escondían tras una sonrisa enorme.
«Gracias por llamar a Tony, es muy divertido, ahora entiendo por qué tiene tanta gente en su casa, es muy fácil hacerse su amigo».
—Me alegra ver que pudieron llevarse bien.
«¿Cómo supiste que estaba… frustrada?»
—Te dije que la hermana de Tony es sorda, ¿no?, por eso aprendí a hablar, cuando salía con Tony, notaba que cuando venían nuestros amigos, ella parecía molesta. Así que le pedí a Tony que me enseñara, y así era más fácil incluirla en la conversación. Cuando tomamos más confianza, Layla me contó que el quedar fuera la hacía enfadar mucho.
«Layla… ¿y ella no está aquí?»
—Ah no, ella está casada ahora. Vive en Canadá.
«Lástima, me hubiera gustado conocerla también».
—Yuna, ¿a dónde fué Tony?
Ante la pregunta, Yuna se sonrojó un poco más, tanto que su disfraz de fantasma del lago parecía mucho más vivo que la misma Violeta.
«Fue a conseguirme algo de tomar, pero de camino sus amigos lo retaron a algo y salió huyendo»
—Si, sus amigos son algo atrevidos, no les prestes atención.
En el tocadiscos, el grupo de baloncesto y Ani decidieron que era hora de cambiar los ánimos, así que cambiaron el acetato y subieron todo el volúmen, Violeta casi no podía escuchar sus propios pensamientos, era bueno estar con Yuna, a ella no le molestan este tipo de cosas.
«¡Mira, la gente empieza a levantarse a bailar!»
—¡Mira a Ani! —el chico hacía piruetas y se alzaba del suelo con una sola mano, era el alma de la fiesta—, con razón tenía tantas ganas de venir.
«Deberías ir a bailar también, ¡Vamos!» Yuna, aún alegre, tomó la mano de Violeta y la llevó al centro de la sala, con un montón de momias, vampiros y muertos vivientes bailando al ritmo del rock and roll. «Bien, tú dime qué hacer».
Violeta no quería decepcionar a Yuna, así que le enseñó un par de pasos y dejó que ella imitara a los demás, no pasó mucho tiempo para que entendiera el ritmo y comenzara a sacudirse con gracia. Ani se paró frente a ellas y empezaron a bailar juntos, aunque en los pasos enérgicos de Ani, Yuna derramó su vaso con vino barato en todo su vestido blanco, eso iba a ser difícil de quitar, Ani intentó todo por limpiarlo, pero a Yuna no podía importarle menos, estaba demasiado concentrada en bailar como para preocuparse por un pedazo de tela que de todas formas no iba a volver a usar. A pesar de esto, Violeta se ofreció a rellenar su vaso, y Yuna aceptó la oferta, así que Vi salió del pequeño mar de gente que se había reunido frente al tocadiscos y se acercó a la mesa con las bebidas que estaba a solo un par de pasos.
A lado suyo, un muchacho con un disfraz de un superhéroe que no lograba identificar estaba investigando uno de los vasos de la mezcla especial de Ani; con el rabillo del ojo, Violeta lo vio oler el vaso como si fuera un desecho químico peligroso, y no pudo evitar reírse. El muchacho la notó, y con un rostro amable (tapado hasta debajo de la nariz por su disfraz) intentó decirle algo, probablemente preguntándole si ya había probado la pócima que tenía en las manos. Violeta negó con la cabeza, y cuando el chico iba a dejar el vaso en la mesa, ella volvió a llamarle la atención, para indicarle con mímica que no escuchó lo que le dijo por el volúmen de la música y que no había entendido lo que dijo.
El super-misterioso chico pensó un momento, y la señaló a ella, al suelo, y luego al reloj en su muñeca: «¿Llevas en la fiesta mucho tiempo?». Ella asintió, señaló el vaso que el chico tanto temía y luego alzó el pulgar «Esa bebida está bien». Él respondió alzando una ceja, luego hizo como si bebiera del vaso y se llevó las manos al cuello, haciendo una representación dramática de un envenenamiento que se ganó una risa de Violeta.
Ella tomó el vaso de las manos del chico con cuidado, lento; cuando él lo soltó, ella le dió un sorbo, uno real, y le regresó el vaso a su dueño. Cuando el chico ya se veía tranquilo y decidido a tomar del vaso, ella hizo una representación aún más dramática de envenenamiento, la cara del muchacho estaba repleta de preocupación, tanto que Violeta no pudo mantener la pantomima mucho más y rió tanto que le salieron lágrimas. Él tenía un puchero y se decidió por dejar el vaso por la paz.
Una brisa culpa juguetona invadió a Violeta, y aún aguantando la risa le dió un codazo amistoso al chico, se apresuró a servir el vaso de Yuna y a él le ofreció uno con el mismo contenido, él aceptó la oferta de paz y tomó un sorbo, así que Violeta se dispuso a regresar con Yuna.
Sólo había dado un paso de vuelta cuando el super-misterioso chico la detuvo tomándola de la muñeca con delicadeza, ella volteó a verlo; los ojos marrones tras la máscara de súper se le quedaron viendo un momento, y luego miraron a la sala, «Bailemos».
Violeta miró a la gente, Yuna se encontró a Tony de nuevo, y los parecían estar divirtiéndose, muy cómodos entre ellos, un poco más para solo un par de amigables casi extraños. Por su mente, pasó Tim, que había estado rondando más por ahí desde la advertencia de Yemeyá; y luego, pensó en Wilbur, en lo mucho que le hubiera gustado que llegara, en que desearía bailar y pasarla bien con él. En cambio, frente a ella, estaba un chico amable que, para ser honesta, era bien parecido, amable, al menos por el momento, y divertido. «¡Qué diablos!» pensó Violeta, y con una sonrisa, guió al chico a la sala para bailar todas las canciones que pasaran por el tocadiscos.
En algún punto volvió a encontrarse con Yuna y Tony, aunque poco importó, ambos estaban demasiado centrados entre ellos como para prestarle atención a Violeta o a este chico nuevo, Yemeyá estaba en el sillón en los brazos del chico al que se había hacía un rato, Ani discutía con sus nuevos amigos sobre uno de los acetatos, parecía estar defendiendo su elección fervientemente, Tim no se veía en ningún lado. Y ella y el chico se la pasaban bien, muy bien; hablaban en mímica aún, le pareció un juego divertido el comunicarse sin hablar, finalmente no era necesario. Conforme las canciones iban cambiando, ellos se tomaban más confianza, él de repente tomaba su mano para darle una vuelta, ella había encontrado un lugar cómodo en su hombro.
Who knows how long I've loved you?
You know I love you still
Will I wait a lonely lifetime?
If you want me to I will
Parecía que Ani había perdido la batalla de los discos porque uno de los basquetbolistas detuvo en seco el tocadiscos y cambió la música animosa por una melodía lenta, y aunque se oyeron algunas quejas, pronto todas callaron. Violeta vió cómo con torpeza, Yuna aceptó bailar lento con Tony y un escalofrío le recorrió la espalda, parecía que le habían trasplantado el corazón de Dash, porque estaba imparable. Volvió a ver al muchacho con el que había bailado toda la noche, y él la miraba con impaciencia, una impaciencia anhelante que le parecía conocida de alguna parte. Ella decidió que tendría todo el tiempo del mundo para responder todas las dudas que Yemeyá había plantado en su cabeza, no tenía que responder todo hoy, hoy podía bailar con este chico guapo y amigable. Ella llevó sus manos detrás del cuello de este super-misterioso, y una sonrisa enorme y brillante inundó la cara de el chico.
For if I ever saw you
I didn't catch your name
But it never really mattered
I will always feel the same
Después de balancearse casi toda la canción, Violeta sintió cómo el chico la acercaba más a él, y ella lo permitió, y tomó su propio paso con iniciativa pasando una de sus manos al cuello del traje de este intrigante desconocido. Sus labios chocaron tan rápido que ella no estaba segura de quién había cerrado esa corta y débil brecha de espacio entre los dos, pero no importaba. A pesar del inicio tan rápido, le siguió un beso tranquilo y abrazador, se habían acomodado tan bien entre sí que casi no se movieron; el resto del mundo había desaparecido para ella, solo estaba ella y él.
And when at last I find you
Your song will fill the air
Sing it loud so I can hear you
Make it easy to be near you
For the things you do endear you to me
You know I will
I will
Fue difícil separarse de él, era como flotar y estar recostada en la hierba al mismo tiempo, tal vez finalmente el alcohol estaba pasando factura. Ella tuvo que tomarse un tiempo para retomar el aliento, y aún a un par de centímetros de él, ella le dió una sonrisa tímida y alegre que él correspondió. Entonces, Violeta decidió que valía la pena conocer a esta persona que le había dado un vuelco a su cabeza. Con cautela, ella tomó una orilla de la máscara y la alzó; y mientras más descubría, más le faltaba el aire. Cuando por fin pudo ver la nariz respingada y las cejas negras del muchacho en sus brazos, de la boca de Violeta salió una pregunta, apenas un suspiro:
—¿Wilbur?
Notes:
HENOS AQUÍ, este capítulo es uno de mis favoritos POR MUCHO, me costó mucho trabajo y amé cada segundo, aunque probablemente cuando termine de publicar esto, pueda encontrar el tiempo para mejorar unas cosas por aquí y por allá porque mi prioridad es actualizar (se los debo). Ojalá lo hayan disfrutado tanto como yo.
Es un momento importante, en el que curiosamente veo un poco más de actividad en las interacciones y veo cómo el fandom de los increíbles resurge de entre las cenizas, así que me pareció el momento correcto para dar este paso.
Escribí los diálogos de Yuna como pensamientos, pero entiendan que ella solo habla en señas.
Yo misma he tomado cursos de Lengua de Señas Mexicana, en los que pude conocer algo de cultura sorda, y las barreras de comunicación son unos de los retos comunes que las personas sordas enfrentan, y Yuna es sorda en teoría, porque así como su voz es un arma sónica siempre, su oído está calibrado para este alto nivel de decibeles y no oye el mundo como el resto de personajes.
Y la verdad es que la LSM es una de mis lenguas favoritas, y vi la oportunidad de incluirla como un recurso que me ayudara a que Violeta no reconociera a Wilbur y como una característica especial para Yuna, que al ser una OC le tengo cariño especial.
Y la canción de este capítulo es “I Will” de los Beatles, aunque en su mayoría se le puede atribuir a Paul. Esta es una de mis canciones favoritas de los Beatles, de Paul y en general; me siento sumamente identificada con ella, y algo me dice que Wilbur lo estaría también. Es muy importante para mí el incluirla en otra cosa que amo con locura, como es este fic.
En fin, gracias por leer, y por seguir en espera de mis actualizaciones <3