Chapter 1: Un encuentro desafortunado
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La desdicha no era extraña en la familia Higashiyama, de hecho, para la comunidad de su alrededor ellos eran la definición de esa palabra.
Numerosos, con pocas esperanzas de progresar y con los patriarcas de la familia enfermos, era de esperar que los 9 descendientes de este par no tuvieran un futuro asegurado.
En un bar de mala muerte, cercano a la residencia Higashiyama, el padecimiento del patriarca no ha sido desconocido por quienes frecuentaban el sitio.
—¿Oyeron el rumor? Se dice que Higashiyama Hiroshi está muy enfermo, algo sobre su corazón.
—¡¿Ese borracho?! Me debe cerca de 300,000 yenes, lo creía un amigo y el bueno para nada ahora se va a morir.
—¿Y si te cobras con alguna de sus hijas? Son muy hermosas. — dijo entre risas uno de los 4 adultos que estaba en esa conversación.
— ¡Serán iguales de doble cara que el papá! Me meto con una y ellas se meten con mi dinero.
Una estruendosa carcajada salía de todos esos tipos, ebrios y la verdad no tan distintos a la familia del comienzo.
Los Higashiyama no vivían en un lugar de ensueño, realmente estaban ubicados en una zona reconocida por su pobreza y por múltiples ataques de demonios en los últimos meses.
Por su deplorable estado y la verdad su rara contribución al estado, hasta los propios cazadores de demonios olvidaban patrullar la zona, pese a ser una organización gubernamental, tenían preferencia a ver por las zonas más transitadas o ricas de japón.
El sueldo de un solo cazador era superior al de un médico con especialidad. Claro. Solo hay solo un mínimo detalle, la vida de quienes trabajen ahí no vale nada. Incluso en el entrenamiento tienes altas probabilidades de morir, no solo eso, nadie sabría si tus restos aún serían localizables, los demonios disfrutan engullir a sus víctimas.
Cerca del bar de mala muerte, pasaba la protagonista de esta historia, Higashiyama Kobeni, sosteniendo múltiples paquetes de papel higiénico.
Aunque pareciera que se está enfrentando a una pandemia, no era cosa rara que ella fuese la encargada del mandado de las cosas pesadas e incómodas.
—¡Ay! cómo pesan. — pensó al borde del colapso físico la pequeña pelinegra de apenas 16 años, Higashiyama Kobeni.
Pese que una compañera que siempre intentó socializar con ella le ofreció su ayuda una vez se toparon en el mismo sitio, su característica actitud penosa no la hizo más que sentirse ahuyentada por la ayuda.
Kobeni siempre ha sido reconocida en su escuela por ser una completa desconocida. Irónicamente, pese a su atractivo físico, no hablaba con nadie, no comía con nadie... incluso no comía en ocasiones. Era un misterio para todos, pero no uno interesante, parecía más un fantasma que una compañera de clase.
El Camino hacia su hogar estaba más cerca, aún le faltaban 600 metros hasta llegar a su residencia.
Aunque siendo sincera. Ella no quería volver a su casa, no hace mucho le avisaron que ella no podría ir a la universidad y que pensara en que trabajo ella podría conseguir.
Sus padres por alguna razón no la veían con un potencial académico a diferencia del tercer Higashiyama, Kenta. El primer hijo, Kenji y la segunda, Kaori habían ya formado vidas aparte y al igual que Kobeni, la cuarta, no recibieron la oportunidad de ir a una universidad.
Kobeni durante el camino andaba cabizbaja, ella tenía muchas ganas de estudiar algo relacionado a las artes. Durante sus ratos libres dibujaba preciosos retratos de sus pequeñas hermanas y su hermano menor, en la escuela buscaba recrear los cuadrados y aburridos paisajes que ella veía... Sin embargo, sus notas no eran muy altas, las escuelas de artes eran costosas y a diferencia de Kenta; Su hermano mayor, que soñaba con ser médico, ser un artista no garantiza comer todos los días según sus papás.
A 300 metros de su casa, la desilusionada Kobeni pasaba por un pequeño callejón algo descuidado, dónde se veía un depósito de basura, este estaba a la vuelta de un pequeño restaurante local que ella en ocasiones muy especiales se daba el lujo de visitar.
Se podía escuchar como alguien hurgaba en la basura y ella se detuvo por mera curiosidad.
—¡A HUEVO! — gritó una voz juvenil, después de encontrar una hamburguesa parcialmente mordida.
—¡Woof woof! —replicó un pequeño perrito, con apariencia extraña, este era naranja pero no como un Akita Inu, sino más bien... totalmente naranja, de su frente yacía una motosierra y de su parte trasera la cadena por dónde se activaba.
—¡Hoy nos ganamos uno que no está tan podrido, Pochita! — dijo un joven rubio, quién empezó a dividir la ya mordida hamburguesa en 2 partes iguales para que él y su mascota pudieran degustar.
Aunque ambos habían detectado la presencia de un tercer individuo, rápidamente voltearon hacia esa persona, con el temor que les fuera arrebatada su comida.
—¡¿Qué miras?! — solo gritó el Rubio
A lo que la pequeña Higashiyama, asustada porque creía que el vagabundo la podría lastimar, solo terminó por balbucear.
—¡A-ah, E-eh, ¡A-ah! — Sólo podía decir la joven.
—Pochita, creo que es retrasada, vámonos de aquí. — Dijo el joven.
—Woof woof. — replicó Pochita, siguiendo a su compañero al otro extremo del callejón
Kobeni por su lado, estaba extrañada, la apariencia del vagabundo no estaba avanzada, es más, era muy joven, como cercano a su edad. Ella destacó el parche en el ojo y el color rubio de su cabello, parecía que la pasaba peor que ella.
—Supongo que hay quienes viven peor yo. — dijo entre murmullos, la joven. Al menos nunca tuvo que recurrir a la basura para comer. Pero si para obtener ganancias, a veces buscaba entre la basura alguna lata, botella de plástico o corcholata que aún no hayan sido recicladas y así generar un pequeño ingreso en las recicladoras.
Ella gustaba de probar comida sabrosa, el problema es que era raro que pudiera darse ese lujo, la comida de su casa era muy simplona debido a su carente situación.
La caminata de Kobeni seguía siendo lenta, faltaban 150 metros para llegar a su casa. El peso de los rollos de papel higiénico ya la estaba matando y lo peor no era lo que cargara, sino lo próximo que estaría por ver.
El cumpleaños Keomi, la octava, era este día, toda su familia se estaba reuniendo menos Kobeni, incluso en su familia ella pasaba un poco desapercibida, su presencia no era notoria... Hasta un perchero era más destacable que ella.
La desdicha Higashiyama solo se hizo más presente, a 90 metros de distancia entre la protagonista y lo que alguna vez fue su hogar, yace un montón de escombros.
El lugar se encontraba cercado y los cazadores de demonios estaban en acción, era extraño, ella nunca había visto uno patrullar en su zona y ahora había 4 de ellos corriendo hacia su casa.
—¡Solicito refuerzos! ¡Es el demonio Oso, repito, es el demonio Oso! — habló con radio en mano uno de estos cazadores, próximo a la acción y sin saber que sería una de las 12 víctimas de ese fatídico día.
Los gritos del demonio se hacían presentes, al igual que un oso gruñía, pero era más grave y 10 veces más aterrador. Su apariencia era enorme, tosco y con un pelaje abultado, su cabeza tenía 8 ojos repartidos en su rostro, su hocico tenía dientes tan poco alineados que al cerrar la boca atravesaba la carne del propio demonio, su nariz no tenía fosas nasales, pero podrías ver en su cuerpo algunos agujeros de considerable tamaño alrededor de su cuerpo.
Salía de la residencia Higashiyama reclamando más comida.
—¡Caaaaarneeeee! — dijo con voz grave el jodido demonio
Podía ver más detallado al demonio que representaba el temor de semejante bestia como lo era un oso. 6 extremidades, 4 brazos y 2 piernas, las piernas tenían una longitud más corta que la de sus brazos, pero soportaban el peso cuando éste se ponía en posición bípeda.
—E-eh, E-eh. — solo podía balbucear Kobeni, quién tiró todos sus paquetes de papel, empezando a sollozar porque sabía lo que había sucedido, su casa estaba destrozada y el oso se veía bañado en litros de sangre. Toda su familia, se volvió parte de la estadística.
La estadística de los fatídicos asesinatos que año con año se cobran la vida estos miserables demonios en el país del sol naciente.
Pese a los intentos de pelea, todos los cazadores de demonios fueron destrozados por meros zarpazos. Riesgos del oficio claro, todos te hablan de la suma de dinero que ganas siendo cazador, pero se olvida el hecho que te enfrentas contra malditos demonios.
Kobeni por su lado solo pudo estar inmóvil, seguía a 90 metros de distancia de su ahora destruido hogar. La fiesta que habían preparado para su hermana fue un festín para el demonio y ahora, así como su familia, fue detectada y próxima a ser devorada.
—¡Sudor! ¡Miedo! ¡huelo el aroma del miedo! — solo replicaba el demonio, habiendo detectado con sus múltiples fosas nasales el aroma de una sudorosa Kobeni.
Pasó de caminar tranquilamente a correr por su presa, Kobeni por su parte salió de su shock y también empezó a correr.
Algo especial tenía está pequeña, siempre destacó en sus habilidades físicas, pero cuando la solicitaron para participar en competencias escolares, sus padres se lo impedían. Ella debía estar en casa y trabajar en lo que se pudiera.
La persecución fue sorpresiva para el demonio, a diferencia de sus otras presas ella iba a un ritmo más acelerado, escapando en medio de una despejada calle sin saber en qué momento sus piernas ya no le iban a responder.
—¡Adoro a las presas con miedo y que luchan por vivir! — Gritó el demonio, extasiado porque Kobeni le complicaba su cacería.
«¡Rayos, Rayos, Rayos, Rayos!» — solo decía en su mente nuestra desafortunada protagonista.
La persecución ya llevaba 3 kilómetros y ninguno de los dos involucrados cedía, incluso al ver más gente, el demonio pasó de largo, algo que le fascinaba más que la comida era el reto por conseguirla.
Kobeni por su lado no sabía a dónde dirigirse, estaba muy próxima a un cementerio de otra comunidad contiguo a un bosque. Creía que, si lograba pasar de ese cementerio, tal y solo tal vez, al entrar al bosque este demonio pierda su rastro, habiendo tanto animal, era imposible que ella siguiera siendo la única opción para él.
Por el otro lado el demonio Oso seguía entusiasmado por su cacería, un pequeño aperitivo le daba el reto del día, era superado en velocidad, pero a diferencia de su presa, este no mostraba signos de cansancio.
Adentrándose al cementerio, tumbas y tumbas de desconocidos fueron destruidas en el transcurso de la persecución.
Una de ellas destacando sobre el resto. Siendo destruida sin saber que ese sería el punto de quiebre en la vida de Kobeni.
Tras los grandes destrozos, aparecía una extraña mujer. Una apariencia juvenil, alta para los estándares nipones cercana al 1.78 metros de estatura, cabello largo y totalmente oscuro, piel clara pero no tan pálida y con un conjunto de ropa oscura. Estaba molesta, realmente molesta por ver una particular tumba destruida por culpa de un demonio.
En un pequeño pestañeo, se desprendió de esa tumba y apareció atrapando una de las piernas del Demonio Oso... lo que lo dejó sin palabras y del entusiasmo al miedo.
La delgada figura de la mujer no correspondía a la fuerza que ella ejercía para contener al pesado demonio. Mientras, la pequeña Kobeni había logrado su objetivo de llegar al bosque y detrás de un árbol, solo quedó como espectadora de otro increíble suceso de este horrible día.
—Creí dejar muy en claro que ningún demonio podía estar en mi cementerio. — dijo con voz sería, la extraña figura femenina.
El demonio Oso, quién había demostrado superioridad en todo sentido a los cazadores de demonios y venía de masacrar a una familia entera, se mostraba aterrado, realmente aterrado.
No recordaba en donde se metía, hasta que fue demasiado tarde. A diferencia de otros lugares donde se entierran a los difuntos familiares, en este cementerio residía alguien de temer, tanto indiferente como poderoso.
Ella estableció una regla simple pero estricta. Ningún demonio o poseído podía pisar el cementerio en el que ella residía. Quién rompiera esa regla, regresaría al hogar de todos los demonios, el infierno.
Kobeni solo pudo mirar, como el miserable demonio Oso, que hace unos minutos estaba feliz por haber masacrado a su familia, imploraba por su vida sin éxito alguno.
La extraña mujer soltó su pierna y ahora, frente a frente podían observarse. El espantoso rostro del Oso se veía atemorizado, mientras que la mujer no tenía ninguna expresión evidente en sus labios, sus ojos se encontraban ocultas debido a unas gafas de sol, ocultando la naturaleza de estos.
—¡Piedad! — solo pudo expresar con temor el Oso.
La mujer por su parte solo levantó el antebrazo con la palma abierta hacia arriba, progresivamente la tierra se movía y desprendía. Así como ella se movía, una mano esquelética y gigante, la imitaba.
Atrapando al demonio, comprimiendo el espacio de la mano y dejándolo sin la posibilidad de escapar. Solo se podían escuchar gritos cada vez menos ruidosos de este y así como ella elevó su antebrazo, lo empezó a descender. Enterrando consigo al demonio.
—Destruiste una de mis 3 tumbas favoritas, animal idiota. Descuida, con tu sangre bastará para restaurar mi hogar — Dijo, sin ninguna clase de sentimiento, la extraña y misteriosa mujer.
El demonio solo pudo sentir miedo y clamar por piedad, pero ya era tarde, se encontraba camino a ser totalmente enterrado, solo para posteriormente escuchar un crujido tan fuerte, que una alejada Kobeni podía escucharlo.
—E-eh, ¿E-está muerto? — sólo pudo decir en voz baja la ahora huérfana Kobeni.
-Claro que lo está ¿No te parece evidente? - se escuchó detrás de ella la misma voz de la mujer quien yacía metros enfrente asesinando al demonio Oso.
— ¡WAAAAAA! — gritó Kobeni.
—Eres una molestia, dime una razón para no matarte y dejarte en el mismo lugar que el oso, tú lo trajiste en primer lugar —Dijo la extraña mujer, quién pasó de inexpresiva a totalmente enojada.
—Mató a-a m-mi familia. — solo pudo decir.
—Felicidades por eso, ahora dime la razón por la que viniste a mi cementerio.
—N-no había o-otros-sitios a dónde ir. — Dijo Kobeni, cada vez menos entendible, puesto que las lágrimas empezaron a brotar y sus mocos a escurrir.
La extraña mujer pasó de molesta a indiferente nuevamente, de un chasquido, una pequeña silla compuesta de huesos brotó de la tierra y ella procedió a sentarse.
—¿Sabes quién soy? — dijo la mujer, abierta a una pequeña conversación antes de directamente matar a la joven.
—N-no, señorita. — solo alcanzó a decir Kobeni educadamente, sabiendo que le deparaba el mismo destino que al asesino de su familia.
—Me presento, de todos modos, sabes lo que te espera... me llamó... — quedó pensante la mujer, nunca antes se había referido a ella por un nombre.
Mirando a las tumbas destruidas, sólo pudo pensar en algo simple pero que no estaba fuera de su naturaleza.
—Me llamo Haka ¿Y tú eres...?
—K-Kobeni, Higashiyama Kobeni.
Haka, solo podía ver el lúgubre estado de la jovencita, cansada, asustada y entre lágrimas, sabía que su día había sido duro, pero no podía darle menos importancia.
El demonio hizo lo mismo, el mismo movimiento que hizo para asesinar al demonio Oso. Atrapando a Kobeni con una gigante mano esquelética y a punto de enterrarla.
Frente a frente, Haka y Kobeni se observaban, una con indiferencia y la otra con una mezcla de sentimientos que la llevaron al terror absoluto.
—Mira el lado bueno, hace tiempo que nadie servía como tributo hacia el demonio de la muerte. — expresó con una ligera sonrisa.
—E-Espe... ¡Espera! — dijo con dificultad Kobeni
—Eh ¿qué quieres? — preguntó Haka con cierta molestia
—L-los demonios ha-hacen contratos.
—Claro que los hacen capitana obvia, ahora ya muere.
—H-Hagamos u-uno. — Dijo Kobeni con la cabeza ya casi enterrada.
De un solo chasquido Kobeni salió de la tierra, permitiéndole respirar sin tanta dificultad y de rodillas mirando hacia arriba a tan indiferente demonio.
—Mira niña, no me interesa hacer contratos... Pero estoy un tanto abierta a las experiencias únicas. Dependiendo del potencial que yo vea en ti, será el valor de lo que yo te dé. Si no veo nada que sea de mi interés, volverás al mismo sitio que yo te escogí.
Kobeni solo asintió.
—¿Q-qué debo hacer?
Haka por su parte, no le dijo nada, solo tocó su frente con su mano y decidió ver el potencial de la chica. No buscaba fuerza, éxito o fortuna. Digamos, que le gustaba algo similar a un demonio... futuro en esta historia.
Le interesaba el dolor, lo inerte y el mayor número de bajas posibles... y para su sorpresa, lo había hallado.
No solo vio una reciente masacre, vio a un perro anaranjado que se le hacía familiar, dejando pasar esto encontró lo que ella tanto buscaba... Miles, cientos de miles de cadáveres en el piso, uniformados e inertes en el suelo y demonios, varios de ellos regresando a su lugar de origen. Vio a la chica, sin ningún rasguño o herida... pero con incontables cicatrices, todas mentales, traumas y miedos, siendo la única que estaba de pie entre incontables seres sin vida.
Lo había encontrado, la experiencia que tanto deseaba.
Sonriendo de una manera macabra, Haka le dijo a Kobeni con la misma emoción que un fanático de fútbol viendo ganar a su equipo.
—¡Niña, tenemos un trato! ¿Qué es lo que deseas?
—Y-yo...
Chapter 2: Mc... Mcmamadas
Notes:
En los primeros capítulos, hasta el 5 se hará referencia a Denji por medio de cameos o menciones no nombradas. Esto es a fuego muy lento. Pero espero que lo disfruten. ヽ(•‿•)ノ
(See the end of the chapter for more notes.)
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En la actualidad:
—M-muy… B-bien, tú puedes hacerlo Kobeni. — se dijo así misma y entre murmullos una aún pequeña, pero ahora de 19 años Higashiyama Kobeni.
—S-solo es… Uno, esperar al cliente. Dos, solo decir "Buenas u Hola, bienvenidos a McDonald's ¿Puedo tomar su orden?" Tres, el cliente te dice lo que quiere y solo lo mandas a otra fila… N-No es tan D-Difícil— Kobeni repetía los pasos que le dijo su gerente para atender a sus clientes, ahora que había encontrado un trabajo de cajera en el restaurante.
Un día atrás:
No había mucha oferta laboral en su zona, después de todo, siempre pecó por su falta de progreso económico. Sobre todo para una persona de su conplexión y edad. Los trabajos de fuerza podía hacerlo sin problemas, pero los jefes buscaban hombres más robustos y en trabajos más adaptados a mujeres, la paga no era tan buena.
Después de todo su progreso académico fue tirado a la basura como sus sueños de ser alguna artista. No esperaba encontrar trabajos con buen salario en su condición actual.
Nuestra protagonista tuvo que trasladarse a zonas de mayor nivel socioeconómico, de la periferia de Tokio a una más cercana a su centro. Pese a ser bajo su certificado de nacimiento, una nativa de Tokio, ella siempre vivió en las zonas pobres y no pudo evitar sorprenderse por la modernidad de una noventera capital de Japón.
Esto significó un gasto fuerte para ella, incluso el transporte público era un lujo para la cuarta Higashiyama. Siempre estuvo acostumbrada a caminar kilómetros de su escuela a su casa debido a la falta de vehículo en su familia por lo que no tenía más remedio que caminar grandes distancias.
Pero su apellido no se ausentó en su búsqueda de trabajo. Por cada entrevista, simplemente no llenaba de quienes podían ser sus jefes. La cortesía japonesa no es explícita con decir "No nos interesa que trabajes para nosotros" reemplazándolo por un "Fue un honor poder entrevistarte, muchas gracias y espera nuestra llamada".
Palabras más amenas, que se sentía hirientes de tantas veces que lo escuchó en un mismo día.
Algunos potenciales jefes… Y abusadores, estuvieron interesados en el físico y belleza de la chica. Ofreciendo trabajo a cambio de… "Un intercambio de servicios".
Por supuesto. Solo hizo que se retirara de esas entrevistas con la misma decepción que los rechazos amables, no era la primera vez que le pedían "servicios" de ese tipo… En dónde vivía, los acreedores de las deudas de sus padres ofrecían olvidarse de ellas si a cambio Kobeni pasaba la noche con ellos. Una situación enfermiza, puesto que ella era menor de edad tras esas sugerencias.
Y para su desgracia. La mierda de padre que tenía hizo que esté se llegase a plantear la propuesta, en vez de defender la integridad y honor de su hija cuando ella se acusaba. Su madre por otro lado, ignoró el hecho, para ella Kobeni era la que más pasaba desaparecida entre sus hijas e incluso la sacaba de quicio… Pero eso se explicará más tarde.
De lo que alguna vez fue un día soleado y sin pronóstico de lluvia. Terminó ya de noche y con un leve goteo pero suficiente para empapar a la joven pelinegra.
Entre los negocios, decidió probar suerte en el que se veía más desgastado de todos. Un pequeño local de McDonald's parcialmente descuidado, con apenas un trabajador y a punto de cerrar.
Con prisa, la chica corrió antes que el personal cierre el negocio.
—¡Espere! — gritó Kobeni
—Eh. Lo siento chica, ya no hay serv… — dijo el trabajador lugar antes de ser interrumpido
—Tra… — Kobeni jadeaba por el cansancio. — Trabajo. Busco trabajo.
Con un suspiro de decepción, debido que llegaría un poco más tarde a su casa, el trabajador dejó entrar al negocio a una ya mojada Kobeni.
—L-lo siento. Yo podría limpiarlo si quiere. — lamentó Kobeni, luego de dejar tras su paso agua y huellas de sus pisadas.
—No te lamentes, luego yo lo hago, por ahora vamos a mi oficina. — dijo cansado el trabajador del lugar
Una vez dentro de la oficina; un tanto pequeña y de la época pasada.
—¿No eres de aquí, cierto?
—¿E-eh? No… Soy de las afueras
—Tu acento lo delataba. Dime ¿Ahora vives por esta zona o será ir y venir?
Kobeni estaba confundida. A diferencia de otras entrevistas donde preguntaban cualidades o expectativas en un comienzo, él empezó con su residencia.
—¿A-A qué viene eso? Disculpe la molestia.
—Estoy harto de la rotación de personal, siempre capacitar, siempre tolerando retrasos y siempre haciendo entrevistas.
—P-perdón señor. — Kobeni estaba un tanto molesta igual por su situación de buscar empleo, así que decidió hacer algo… Qué ya no quería hacer, pero que es pieza clave en su vida. Mentir.
—Est-Estoy recién mudándome… Y necesito algún trabajo. Cómo verá, no he tenido éxito.
—¿Sabes hablar en público?
—U… un poco.
¿Has trabajado preparando comida?
—N-no mucho, pero podría aprender.
—Contratada. Empiezas mañana.
—Eh… Pero… ¿T-tan rápido?
—Sí. A veces hace falta personal aquí, necesito que te encargues principalmente de caja y en ocasiones de algunas estaciones en cocina. Por esta vez pasaré por alto la capacitación, durante la semana aprenderás cómo funciona la preparación de todo.
—S… — Kobeni no pudo contestar por lo que iba a decir su nuevo jefe.
—Llegas tarde, despedida. Te equivocas en el pedido, despedida. Haces alguna clase de error en cocina, despedida. ¿Me entiendes? — dijo con un tono serio y sombrío, el nuevo jefe de Kobeni.
—S-Sí. — solo pudo decir eso, algo asustada.
—Entonces, permíteme llevarte a la salida, todavía tengo cosas que limpiar. Me llamo Eiji por cierto.
—K-Kobeni. — solo ella respondió, algo apenada por dejar una… mala primera impresión, pero aliviada de conseguir empleo.
Una vez retirada del lugar, no tenía los fondos para regresar a su casa y la verdad, incluso para caminar quedaba retirado. Kobeni en cambio decidió buscar refugio en algunos cibercafés, sin éxito puesto que todos estaban ocupados. Tampoco contaba con un celular, eran muy caros para alguien como ella.
Sólo pudo sentarse en un pequeño y estrecho callejón, implorando no ser víctima de alguien peligroso.
Al pasar unas cuantas horas, no se sintió en peligro y le quedaban 7 horas para su primer turno, por lo que se sentía capaz de descansar un rato. Con suerte y con el poco dinero que le quedaba, podía hacer alguna llamada a Kaori, su hermana mayor y pedirle algo de ropa… o dinero para el regreso.
Para su fortuna, entre los hermanos Higashiyama había una mejor química que entre los hermanos y sus padres. Por lo que ella nunca tartamudeaba, ni se sentía insegura con lo que le decía a Kaori o incluso a Kenji, su primer hermano mayor.
Ambos le decían que se mudara, ya era mayor de edad y no necesitaba vivir aún con sus padres. Kenji y Kaori por separado habían ofrecido techo temporal o incluso definitivo a la pequeña Kobeni.
Incluso trabajo, dónde la paga no sería mucho pero garantizaban que ella se podría dar sus lujos personales. Por otro lado, su segundo hermano mayor, Kenta, ya se había mudado.
Anteriormente se explicó que el único con la esperanza de tener éxito en la vida laboral japonesa era el tercer Higashiyama. Quién después de postular en distintas universidades de su país, todas lo aceptaron para la carrera de medicina.
Pero su apellido también le jugó una mala broma al más apto académicamente de su familia. Pese a estar en una situación precaria, nadie le ofreció una beca del 100% de hecho, ni del 50%. Su aspecto era pulcro e incluso atractivo, era algo que distinguía a la familia Higashiyama.
Ni la zona donde vivía, el siempre potencial ataque de demonios y que sus dos padres eran simples trabajadores informales… convenció a los directivos de las universidades, por lo que podía estudiar. Siempre y cuando pagara su matrícula.
Situación que desanimó a Kenta. Pero sus padres, le sugirieron ingresar a la universidad de su preferencia sin importar el coste… Obligaron a los hijos más grandes a buscar empleo o si ya lo tenían, a contribuir en la carrera del tercero…
Algunos como Kenji no estaban tan a favor que los hermanos sean quienes más contribuyan que los padres para sostener a Kenta financieramente. Pero simplemente retrocedieron, sus padres acostumbraron a sus hijos a la obediencia desde su infancia.
Kenta tampoco era un mal tipo, incluso la preferencia de sus padres no influyó en el trato que tenía con sus hermanos, siendo cordial y quién más cuidaba de los pequeños además de la madre.
Y pese al desánimo de tener que ser ayudado por sus hermanos. Kobeni fue un factor para que él tomara la decisión de irse a estudiar.
Cierta tragedia marcó a la pobre chica… Y la culpa del sobreviviente la dejó marcada incluso en los 3 años posteriores.
El contrato con cierto demonio… hizo parecer que no sucedió nada, pero ella sabía todo lo que había ocurrido. Vio el cadáver de su hermano, destrozado y desfigurado, la única forma de reconocer que era Kenta era por un collar militar con un grabado que decía "Higashiyama"
Así también vio el resto de cadáveres de sus hermanos, culpandose por no haber estado ahí y morir a su lado. Sus padres fueron lo más indiferente del caso, pero incluso Kobeni no sentía justo el fin que ambos tenían.
En alguna charla, ambos sabían que él podría cumplir su sueño de ser médico, pero ella estaba lejos de ser una artista. Además, sintiéndose responsable de su muerte, Kobeni no hizo más que mostrar un sincero apoyo y decir que estaría en búsqueda de trabajos que le ayudaran un poco para su matrícula.
Por esa razón, todo el día estuvo en búsqueda de algún trabajo con el mínimo éxito.
Pero al menos había encontrado uno en McDonald's, la paga anunciada no era mucha pero serviría en algo a su hermano quien ya estaba cerca de iniciar clases.
Los ruidos de pisadas se intensificaban… no era de un solo individuo, venía acompañado. Una aún somnolienta Kobeni pasó de tener sueño a estar en estado de alerta. Ella no lo sabe, pero faltaban 3 horas para el inicio de su turno.
—¡Bah! Ese estúpido viejo nos quitó otra vez nuestra paga. A ver, nos queda…. 4000 yenes. — una voz un tanto más grave, pero reconocible llegó a oídos de la pequeña Higashiyama.
-Woof. — escuchó un tierno ladrido.
—¡Exacto Pochita! A la próxima, cortaremos a la mitad a ese viejo mafioso. — exclamaba una voz un tanto juvenil como masculina.
—¡WOOF WOOF! — Dijo con determinación el cuadrúpedo de nombre Pochita.
Kobeni por su lado, intentó pasar desapercibida, no se había percatado que el estrecho callejón estaba abierto de ambos extremos debido a la oscuridad.
Aunque no sirvió de mucho, el extraño perro la había reconocido y en vez de sentirse amenazado, solo olfateo cerca de ella y dio un pequeño gemido en tono… un tanto preocupado.
—Eh. ¿Qué pasa Pochita?
A lo que solo el perro señaló con la motosierra que tenía enfrente, pero lejos del contacto para no lastimar, a la pequeña chica que yacía sentada en contra la pared.
—Es solo una sin hogar Pochita, vámonos. — dijo sin mucho interés el chico.
Pero el perro pasó de unos cuantos gemidos, a un pequeño llanto. parecía consciente de la situación vulnerable de la chica.
—No, no Pochita. No podemos hacer eso. Nos prometimos que íbamos a comprar una hamburguesa que no estuviera podrida en la mañana.
Pero el perro seguía haciendo carita de víctima. La situación era un tanto aterradora para la joven, no solo era la primera vez que estaba tan lejos de casa. Veía como ese perro tenía un aspecto distinto al de los demás y con una reconocible motosierra en la cabeza.
—Agh. Maldita sea, tenía que ser mi mejor amigo alguna clase de héroe. Bien tu quieres esto más que yo. — decía el joven
A lo que el chico procedió a despertar a la joven, quién aún por culpa del sueño y la oscuridad del lugar no pudo distinguir quién era la persona que estaba en frente de ella.
Por su parte el chico tampoco podía reconocer el rostro de quién estaba obligado a ayudar. La oscuridad y además la vista parcial que tenía, puesto que solo contaba con un ojo para ver impedía reconocer el rostro de una chica que… muy seguramente era su tipo.
—Ten. No creas que te quiero ayudar, pero mi amigo cree que estás tan jodida que necesitas más esto que nosotros. — solo dijo el chico, dándole 3000 yenes
Kobeni por su parte solo asintió, levantando su brazo para recibir su dinero. Pero cuando lo estaba a punto de agarrar, el chico apartó su mano con el dinero.
—Se dice gracias. — Un tanto malhumorado por la situación
—Gr-Gracias, señor.
—Ni tanto, tengo… eh… ¿Pochita ¿cuántos años tengo?
—¡Woof! — Ladró en tono afirmativo.
—Ah sí, 17 años. — afirmó el chico.
—N-no… no somos tan distantes. Yo cumpliré 20 en unas semanas.
—No nos interesa, perdedora. Pero, tómalo como un regalo adelantado de parte de Pochita.
Kobeni solo volteó a ver al perrito, quién de forma amistosa le ladró cómo si de algún amigo se tratara. Ella solo procedió a sonreírle.
—Mu-Muchas gracias, Pochita.
—En fin, nos quedan 1000 yenes, vámonos a casa, con suerte encontraremos a otro demonio, lo matamos y nos pagarán por eso. — Dijo el chico, alejándose del lugar sin siquiera despedirse de la chica, aunque a ambos por el momento, no les importaba.
Habían pasado algunas horas, la ropa de Kobeni estaba un tanto seca, aunque había obtenido un leve resfriado, las condiciones en las que vivía en su casa la habían vuelto más resistente en climas tan adversos.
Por lo que solo a falta de una hora de entrar a trabajar. Decidida a estar un tanto presentable, pagó uno de los tantos servicios que te permitían bañarte y arreglar tu ropa. Para desayunar encontró un puesto de ramen ya abierto, así que aprovechando el regaño del perrito, pagó uno de los platillos que más le parecían apetitosos
Y para su fortuna, tanto su aspecto como su sabor eran un 10 de 10.
—La comida sabe tan bien cuando la pagan otros. — Se dijo a sí misma, aunque en voz alta. Comentario que le pareció gracioso al encargado del lugar y hasta le dio la razón.
Una vez arreglado todo y a falta de 4 minutos para llegar, pensó que muy probablemente este trabajo sea algo bueno en su vida, comenzó horrible su travesía pero al final, recibió un regalo adelantado de parte de un perro, el chico aunque maleducado tenía una voz que a ella le parecía un tanto… atractiva. Y pudo saborear un delicioso ramen.
—Un minuto antes de lo acordado, nada mal niña. Ya estaba tan entusiasmado por despedirte. — dijo Eiji, su nuevo jefe
—L-Lista para la acción. — dijo Kobeni, aún apenada por lo ocurrido en su entrevista, pero para Eiji era otro jueves cualquiera.
—Bien, acá está el personal, mucho gusto, bla-bla-bla, se conocerán con más calma.
Kobeni solo pudo saludar de forma sutil a los demás trabajadores de la franquicia, quienes empezaban a preparar las máquinas para la comida rápida
—Bien, este es tu nuevo uniforme. No tenemos vestuario, así que usa el baño para cambiarte.
Kobeni recibió en sus manos, la vestimenta oficial de la franquicia.
—Esta es la caja registradora, acá vas a tener que prestar mucha atención al pedido, todo está tan simplificado que un mono podría entender ¿Entiendes?
—S-sí. — Kobeni se sintió un tanto insultada, pero aun así respondió a su jefe.
—Solo sigue mis instrucciones para atender a un cliente y listo, no salgas del papel, solo estás atendiendo y sonríe, aunque parezca mentira. — continúo su jefe, quién sonrió de forma tan amistosa que parecía otra persona, aunque nuevamente regresó a su cara seria.
—En fin, estaré en mi oficina revisando algunas cosas y volveré aquí. Tus compañeros explicaran brevemente cómo funciona cada puesto en caso que tú debas ayudar. — finalizó Eiji, quién se retiró sin saber que le esperaría un desastre.
El día laboral comenzó con el pie derecho, cada compañero explicó el funcionamiento de todo y aprendió a usar la caja registradora. Aunque se le había pedido que estuviera en la caja, ella comenzó sus funciones preparando comida y con normalidad, parecía todo tranquilo.
Una vez se le pidió estar fija en la caja, empezó a practicar las instrucciones con las que se empezó este capítulo.
Su primer cliente, una señora con su hijo estaba acercándose al puesto de la joven pelinegra, saludando y estando pensativa en qué pedir para ella, su hijo tenía en claro que quería una cajita feliz.
La ansiedad de Kobeni… no se hizo esperar.
—¡Bolas! Bienvenida a Mc-McDonald's… — Kobeni rápidamente se dio cuenta de su primer error, combinó Hola con Buenas.
—Pu-puedo tomar su Mc-Mc…mamada. — decía toda estresada la chica, nunca antes había estado en una situación así, necesitaba el dinero y aun así se seguía estropeando.
—¿Perdón? — sólo pregunto la madre, quién tapó los oídos de su hijo tras tremenda falta de respeto.
—U-una disculpa, es mi primer día. — Kobeni solo no paraba de sudar, también quería chillar porque los nervios la estaban consumiendo.
Por su parte, Eiji estaba un tanto decepcionado, pero no sorprendido por la chica. Luego de esta cliente, la llevaría nuevamente a preparar la comida. Así no diría idioteces que arruinen aún más su local.
La madre ya había pedido lo que quería, Kobeni solo tenía que repetir la orden.
—Una hamburguesa con queso y u-una ca-caquita feliz para el niño, ¿Cierto?
La madre no le gustaba lo que oía, sobre todo en un lugar de comida, aunque al niño le daba risa. Solo se podía apreciar como a nuestra protagonista, le comían los nervios.
Kobeni solo le dijo que pasará a la siguiente fila, para esperar su comida.
Por su parte, Eiji no quiso repetir este tipo de comentarios que decía la torpe de su nueva empleada por lo que la mandó nuevamente con los demás chicos a cocinar, siendo relevada por alguien más capacitada para atender a los clientes.
Pero la cosa no cambió mucho, torpemente cometía accidentes en cocina, se le caían las cosas y tropezaba al punto de casi quemarse en el aceite de las papas fritas.
La tolerancia de Eiji cada vez era menor, para el poco tiempo que Kobeni tenía trabajando.
No fue hasta que una vez listo uno de los tantos pedidos del día, Kobeni le tocó entregar la bandeja con la comida a una familia, pero su torpeza provocó que se termine por tropezar y tirando en el rostro de cada integrante… de forma asombrosa pero vergonzosa, la comida de todos ellos incluyendo las bebidas.
Eiji por su parte, nunca antes había despedido a una persona en su primer día, hasta que llegó Kobeni. Le pidió su uniforme y que se largara del negocio.
Por su lado, la chica sabía que algo así ocurriría si se tratase de hablar en público o situaciones de estrés, una vez le ganan los nervios… la torpeza se hacía presente y era un potencial peligro.
Aún le quedaba un poco de dinero y gracias a lo regalado por el chico desconocido y su perro Pochita, pudo completar para pagarse un viaje hacia donde vivía.
El transcurso fue silencioso incluso en su mente, no solo el día fue un desastre sino también un despropósito, buscó trabajo y lo único que consiguió fue un despido en su primer día.
Llegando a su casa y entrando en ella, su padre se encontraba en la sala, leyendo o aparentando leer un periódico.
—¿Conseguiste empleo?
—S-Si, papá.
—¿Y Por qué no está en él?
—M-me d-despidieron.
Higashiyama Hiroshi solo bajó el periódico para poder mirar con decepción a su hija, la que consideró la más decepcionante de los 9 que tenía, incluso sus hijas más pequeñas tenían más potencial que Kobeni a sus ojos.
—¿Y no pudiste conseguir más empleos? ¿Acaso no solicitaste algo con buen salario?
—Y-yo no tengo, muchas oportunidades Papá. En algunas entrevistas… querían, que hiciera cosas raras. — la chica solo pudo sostener su brazo y cabizbaja, al borde de las lágrimas.
—¡¿Y porque no aceptaste?! ¡Por un demonio! Tu hermano necesita ese dinero.
—Lo sé…
—¿Y si tan consciente, por qué no aceptaste las propuestas? No te pedían que te casarás con ellos.
Kobeni por su lado, solo sentía tristeza, el enojo no era una emoción que ella pudiera sentir, aunque quisiera, solo se sentía triste que su padre parezca odiarla al punto de preferir que se prostituya antes de tener un trabajo digno.
—M-mañana, voy a seguir buscando… Hoy, solo quiero descansar, fue un día muy difícil.
Su padre decidió ignorar lo último que ella dijo, volviendo a leer el periódico. Kobeni solo se dirigía a su habitación, un tanto vacía, había perdido muchas cosas de valor tras el accidente y su pobre economía no le permitía comprar cosas que le gusten.
Por fin recostándose en su cama, solo pudo chillar sin que nadie la mal mire o critique. Ambos días fueron una mierda, ni siquiera su padre se preguntó por ella cuando no estaba durante toda la noche.
Inmediatamente una sombra cubrió el rostro de la chica, percatándose de esto, Kobeni no reaccionó a lo más mínimo, ya sabía de quien se trataba.
—A veces me pregunto, ¿Por qué me pediste que reviviera a tus mierdas de padres? — dijo sin vacilar Haka, el demonio de la muerte.
—Aunque a mí no me quieran, ellos no debían morir de esa forma y mis hermanos pequeños los necesitan. — Dijo Kobeni, engañándose otra vez, para no aceptar que también los quería muertos.
—Sabes, tu contrato podría ser un poco más ligero si los dejas regresar a mí. — Dijo Haka, tonteando con la chica.
—Ni siquiera sé lo que te debo, prefiero no cambiar nada de momento señorita Haka. — Dijo Kobeni antes de caer en un profundo sueño por culpa del cansancio.
—Estoy segura de que cuando llegue el momento lo sabrás. — con una sonrisa, un tanto sombría respondió, retirándose del lugar en un simple parpadeo.
Notes:
A veces me gustaría abrazar a los personajes de esta obra, pero recuerdo que soy el autor del fanfic y yo digo que les va a ir mal... O a veces bien. Tengan un hermoso día.
Chapter 3: Unión familiar
Notes:
Los hermanos Higashiyama se quieren mucho, pero son igual de salados que su hermana, la Girl failure por excelencia
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Chapter Text
Hace 3 años
—Una reunión familiar, vaya. — Dijo con cierto sarcasmo Haka, caminando entre los escombros de lo que alguna vez fue la Residencia Higashiyama.
La casa por fuera no parecía tan grande, pero debido a tiempos mejores era de las que más espacio abarcaba en la zona. Los Higashiyama antes eran una familia respetable y adinerada, pero sus mejores tiempos se vieron en declive una vez el abuelo de Kobeni tomó el control de la economía familiar.
Al ser hijo único sin más pretensiones en la vida más que despilfarrar el dinero, su descendencia viviría en agonía día a día por su egoísmo.
El único hijo reconocido terminó siendo Hiroshi, padre de nuestra protagonista quien al ver la delicada situación que le esperaba, se terminó refugiando en el alcoholismo, su actitud desenfrenada por culpa de la bebida terminó por enamorar a Hana, madre de Kobeni y sus 8 hermanos.
—S-si… mi hermana cumplía años h-hoy. — dijo Kobeni, cada vez más con el moco tendido y con los ojos llorosos. No soportaba ver a sus hermanos en distintas partes de lo que alguna vez fue su casa.
Habían pasado minutos desde que Kobeni convenció a Haka, demonio de la muerte, a formar un contrato entre ellas dos. Las condiciones de Haka eran de extrañas.
«Estoy abierta a las nuevas experiencias» — lograba recordar nuestra protagonista, aunque ¿Qué clase de nuevas experiencias? Las respuestas a esa pregunta la perturbaban, sabiendo que enfrente de ella tenía a un potencial peligro para la humanidad…
—Señorita Haka. — intentó formalizar Kobeni. — ¿Usted me puede decir que debo dar a cambio para que regrese mi familia?
Haka por su parte solo detuvo su caminata, analizaba la escena antes de poder explicarle a Kobeni las consecuencias de hacer un trato de ese peso con ella.
—Eres mía. Bueno, básicamente, tu destino es mío. — en dos oraciones, Kobeni quedó congelada del miedo más por desconocer lo que significaba.
—Eh ¡Eh! ¿Eh? ¡¿Eh?! — las palabras se quedaron atoradas en la garganta de la cuarta hija.
Haka solo la miró decepcionada, empezó a creer que su determinación por el contrato acabó antes de empezar.
—Verás. A diferencia de otros demonios, que tienen posibilidades de ver un futuro ciertamente fijo… lo que yo veo es algo más bien abstracto. No puedo ver números de lotería ni si mañana el día estará nublado, pero puedo percibir ciertas señales que muestran mis intereses.
Kobeni solo escuchó atentamente, mientras por el nerviosismo empezó a sudar. Una característica muy peculiar en ella.
— Y lo que yo vi en ti… Tiene algo interesante, algo que se ha estado preparando y en lo que tú tienes mucho que ver. — dijo Haka, acercándose al rostro de Kobeni y dándole una sonrisa falsamente amistosa.
—Pero, así como el propio concepto de la muerte, tu destino es inevitable e impredecible. Lo único que estoy segura es que quiero verlo en primera fila. — Se aleja animadamente mientras observa el cadáver destrozado de la cabeza de la familia.
De solo levantar el cráneo, una de sus habilidades pasivas se puede activar. Cada cadáver cuenta una historia, como si de un libro se tratase y la del padre de la chica, no era un cuento de hadas. Podía ver los maltratos psicológicos que hacía a sus hijos mayores, la poca atención a los menores, sus problemas con la bebida, el abandono hacia su mujer y lo que le pareció más interesante, el repudio que tenía sobre su hija Kobeni.
—Oh ya entiendo, ¿Quieres que reviva a todos menos a tu papá? — Interpretó Haka, luego de ver las memorias del padre en un instante, nada destacable más que la vez cuando ganó 100,000 yenes en un juego de cartas y lo perdió todo por cobro de deudas en ese mismo instante.
—¡¿Qué?! No, yo quiero que él también reviva… S-si no es mucha molestia señorita Haka. — respondió primero exaltada y luego apenada por su tono la pequeña Kobeni.
—¿Sabes que él también estará ligado al contrato? Es decir, una vez que él vuelva será parte de la deuda que tú tendrás que pagar.
—S-sí… Soy consciente que no soy su hija favorita… Pero, sigue siendo mi Padre y el de mis hermanos… Tampoco es justo que él haya muerto de esa manera. Tal vez sea una segunda oportunidad para él. — dijo con tristeza y mucha inocencia la joven.
—Bien. Más te vale que hayas reflexionado tu petición. Trae los pedazos de todos tus hermanos y padres. Siguen estando frescos, el tiempo es oro, de lo contrario ni yo puedo revertir su partida.
—S-sí. — dijo Kobeni, aunque segura de traer de vuelta a su familia. No podía resistir las ganas de llorar, ver a su familia destrozada y ensangrentada, lo que alguna vez fue su imperfecta pero amada familia, eran ahora pedazos parcialmente devorados por un demonio.
Kobeni en un punto tuvo que interrumpir todo, empezó a vomitar, no resistía mover los cadáveres de sus hermanos más pequeños. La escena seguía siendo fuerte para ella.
Kobeni logró juntar casi todos lo que quedaba de sus familiares, para su fortuna el demonio oso no comía los cráneos de sus víctimas…. Así que veía en el piso y de forma alineadas, el rostro inerte y de terror de cada hermano y padre.
Solo se necesitó un chasquido. Un simple chasquido. Y el poder de Haka entraba en acción, del suelo emergieron distintas y numerosos brazos esqueléticos, todos ellos con pedazos de carne, huesos e incluso órganos. A diferencia de alguna secuencia de horror, no veías a estos mientras separando y arrancando estos pedazos de los individuos muertos, todo lo contrario, lo implantaron.
—¿Q-qué se supone que está sucediendo señorita? — Kobeni dijo asustada por lo que veía, incluso sabiendo que esto era beneficioso para sus familiares.
—Todo lo contrario, a lo que represento. Para tu fortuna, el demonio oso no llegó a digerir mucho de tus familiares, otros pedazos quedaron esparcidos fuera de tu casa y lo que no se localice, yo puedo reemplazarlo, pero no preguntes esto último.
—B-bien. Con que esto ayude a mi familia.
— Claro que lo hará, idiota. Pero esto me es repugnante. Yo represento el fin y un nuevo comienzo, no el reinicio y la continuidad. Jóvenes o viejos una vez llegado el momento de su muerte, su propósito se cumple. Tu familia terminó devorada por un demonio y ese es el fin de su historia.
Kobeni rebasó su límite. No podía sentirse enojada, pero si frustrada, su llanto se intensificó… y nació un sentimiento de culpa, por haber sobrevivido y los demás no.
—Tienes razón, su historia acabó aquí… pero me niego a aceptar que eso sea todo para ellos, mis hermanos mayores ya tenían una vida, Kenta pudo ser un gran médico, los pequeños tenían una vida por delante… sé que tú como demonio no entiendes el concepto de familia… pe-pe-pero…
—¿Qué no lo conozco? Claro que lo conozco… pero hace tiempo me dejó de importar, no eres la única que ha perdido gente que aprecias.
Kobeni se quedó simplemente callada, tenía miedo de cualquier reacción violenta de Haka, pero también dudosa… ¿Un demonio puede sentir afecto por otros… o se refería a otra cosa, otra clase de ser vivo quizá?
Kobeni no podía saber los sentimientos de muerte, solo veía los gestos de sus labios, pero sus ojos… sus ojos estaban ocultos.
La reconstrucción no llevó mucho tiempo, sus hermanos y padres parecían muy idénticos a como Kobeni los reconocía. Muerte le había asegurado que la preservación de sus cráneos fue un golpe de suerte, en teoría la mayoría de los recuerdos estarían bien preservados por lo no quedarían como un cascarón vacío.
Otro chasquido suena, este como una orden a los brazos para retirarse. Le asqueaba ver respirar a la familia Higashiyama, pero un trato era un trato. Haka le regresaba a su familia y Kobeni le pagaba con diversión, en un mundo como este, los demonios respetan mucho los contratos que hacen con los humanos.
—Felicidades, están vivos— dijo Haka fingiendo celebrar esto.
—¿Y mi casa? — preguntó Kobeni muy inocentemente.
—Puedo parcialmente revivir gente, pero no reconstruir casas, si quieres llamo al demonio de la demolición para que te la reconstruya.— respondió con sarcasmo el demonio.
—¿En s-serio? — respondió Kobeni con otra pregunta, de forma incrédula.
—No.
El silencio se volvió incómodo tras esa negativa, pero no duró mucho, los refuerzos solicitados por alguno de los cazadores de demonios que cayó durante el conflicto contra el demonio del oso habían llegado.
Obviamente llegaron muy tarde, habían pasado 24 minutos entre la solicitud de refuerzos y su llegada al lugar, en ese tiempo pasaron bastante cosas. La familia de Kobeni había muerto, sus compañeros también, ella tuvo que escapar y debido a la insolencia de la chica, le costó la vida a su victimario y casi también la suya.
—¿C-como voy a explicar esto señorita Haka? — dijo Kobeni
—¿Quieres mi ayuda? — respondió Haka. Antes de cualquier respuesta que llegase a dar Kobeni, Haka solo tocó la frente de la chica y la durmió, no la atrapó ni nada, permitió su caída y parte del impacto lo recibió su cabeza, dejando una herida abierta.
—De nada. — dijo Haka, observando a una inconsciente Kobeni, no sin antes ver cómo los refuerzos llegaban a la casa destruida de los Higashiyama, reportaban una familia inconsciente y que parecía mal herida, sobre todo la pequeña Kobeni que tenía una herida donde seguía brotando sangre.
El transcurso de los días era normal, todos tuvieron que ser hospitalizados. Resultando ser la única familia no masacrada por el demonio del Oso, que no se encontró una vez se siguió su rastro hasta llegar a un cementerio.
Seguridad pública dijo que había planes de asilo en lo que ellos se hacían cargo de financiar la reconstrucción de su hogar. Era lo de menos que podían hacer tras haber llegado tarde al llamado de auxilio.
Ninguno de los Higashiyama recordó lo que había sucedido. Ninguno con excepción de Kobeni, quién para guardar las apariencias, decidió ocultar información valiosa, para los cazadores de demonios, con el miedo de que Haka anule el contrato.
Hace un año.
Con 18 años de edad Kobeni se había graduado de la preparatoria, el mínimo obligatorio en la educación japonesa. Por lo que sus padres con bombos y platillos le anunciaron que ella no podría cumplir sus sueños de estudiar algo relacionado a las artes.
Realmente esto no sorprendió en nada a la cuarta. Sus calificaciones nunca fueron sobresalientes sino al igual que lo esperado, fueron lo minimo aprobatorio para graduarse. El tiempo para estudiar era limitado, siempre tenía que estar ayudando a su familia en cualquier asunto, recolecta de basura, trabajos menores en la comunidad e incluso cuidar de sus hermanos menores en la ausencia de sus papás.
El tiempo invertido en muchas de esas cosas limitaba lo que ella quisiera hacer en realidad con excepción de sus hermanos, la verdadera razón por la que jodió su existencia en primer lugar.
La convivencia con sus hermanos era alentadora en la vida de Kobeni, todos disfrutaban que ella los dibujara, a veces hacía retratos y otras veces los dibujaba en situaciones graciosas. Algunos de los menores pedían dibujos de sus animes favoritos y ella con gusto los hacía.
Para Kobeni, sus hermanos eran un ancla para un tener algo de felicidad en su vida, los mayores Kenji, Kaori llegaron a ser fuentes de aprendizaje y de sabiduría, los dos mayores la ayudaron para sus tareas hogareñas, facilitar sus trabajos o incluso prepararla para las entrevistas de trabajo, incluso saber distinguir las señales por si querían que ella hiciera cosas extrañas.
Kenta por su lado, ayudaba a Kobeni con los temas académicos, aunque les costó, Kobeni pudo aprobar sus grados escolares sin reprobar ninguna materia.
Kenji y Kaori tuvieron problemas con sus papás, por lo que terminaron separando caminos y buscando una independencia con amplias dificultades. Aunque en la actualidad, pese algunas carencias, se sienten más plenos que en el pasado dónde obedecían a sus padres.
Kenta por su lado, tenía una presión bajo sus hombros increíble. Tuvo que trabajar para pagar siquiera una parte de la inscripción y una mensualidad de su universidad. Sus padres le repetían continuamente que él sería quien salve a esta familia y recupere el honor de su apellido. Sintiéndose responsable sobre todo de que a sus hermanos menores no les falte nada en su vida.
Por lo que los 4 mayores tenían sus respectivos problemas. Los 5 menores seguían en edades escolares y para su fortuna, recibieron el amor y cooperación de los mayores por lo que a diferencia terminaron siendo un tanto más optimistas e incluso extrovertidos.
Sus padres eran responsables de múltiples maltratos psicológicos, quienes provocaron amplias inseguridades en sus hijos, sobre todo en Kobeni quién nunca recibió el simple tacto del cariño o amor paternal.
Nuestra protagonista solo tuvo 2 motivos para revivir a sus padres. Sus secuelas con la culpa del superviviente a pesar de incluso verlos con vida, sigue recordando sus cadáveres despedazados y expresiones de horror en sus cráneos, también es que dejaron de ser tan negligentes a partir de Keiji, el quinto hermano.
Seguían siendo padres que no expresaban tanto cariño, pero a la vez ya no eran tan despreocupados como lo fueron con sus primeros 4 hijos, incluso en contadas ocasiones veías a ambos padres intentando ayudar en las tareas de sus hijos o aceptando muestras de afecto por parte de los menores.
¿Culpa? ¿Alguna clase de epifanía por haber sido atacados sin enterarse por el demonio del oso o porque así podrán manipular más fácilmente a sus hijos más jóvenes?
Preguntas e ideas que la propia Kobeni generaba, pero no era el único de sus problemas ya que la búsqueda de empleo era el reto a seguir.
En la actualidad
Kobeni se encontraba como copiloto en un auto particular algo descuidado, con capacidad de 4 pasajeros y con los años pasándole por encima. El conductor era su hermano mayor Kenji, algo inseguro debido al plan que tenía su hermana menor.
—¿Kobe, estás seguro de esto hermanita? — preguntaba Kenji — Sabes, no es necesario que lo hagas, hay otros trabajos que podríamos encontrar para ti.
—Ninguno paga bien, ya he intentado múltiples veces y los más sencillos me despiden al primer día. — respondió Kobeni, quién frustrada por no tener un empleo fijo, decidió hacerles caso a sus padres parcialmente.
—Hermana, entiende que esto puede arriesgar tu integridad, me daría algo si terminas hospitalizada o peor — reclamaba Kenji con un tono preocupado
—Kenta necesita el dinero, casi lo dan de baja por atrasarnos en los pagos y he oído que, en este trabajo, pagan muy bien. — Contestó Kobeni cabizbaja.
—Yo podría hacerme cargo de él hermana, intentemos buscarte otra cosa.
— Kenji, tener múltiples trabajos también te estaba matando, todavía tienes problemas de espalda por trabajar en el campo.
La situación de Kenji era muy delicada, el sobreesfuerzo físico que hacía le estaba cobrando factura y tenía el riesgo de quedar inhabilitado de por vida si continuaba así. Kenji tuvo que reducir su carga laboral para mantener su salud, pero también limitaba el dinero que podría darle a la escuela de Kenta.
Kaori por su lado también tenía trabajos sobre todo de limpieza, las jornadas eran largas y repartía una parte para ella y la otra para la universidad de su hermano.
Sus padres se terminaron por endeudar más, la educación de Kenta no estaba saliendo barata para ellos ni a sus hijos mayores. Como de costumbre, criticaron la poca constancia en los trabajos de Kobeni.
Con un simple comentario, hirió la poca autoestima que le quedaba a la chica, si ella no podía encontrar trabajos dignos y mucho menos mantenerlos, que busque uno sucio, prostitución o cazadora de Demonios ahí ganará más y servirá de algo en su vida.
—No quiero ser una prostituta, pero quiero ser útil. Quiero ayudar a Kenta y y-yo también tengo miedo.
—Kobeni… No es necesario hacer esto.
—Tenemos muchas deudas, pero creo que después de esto podremos pagarlas. —Kobeni después de decir eso, señala a un edificio que no se distinguía del resto, pero que, según la dirección, eran las oficinas de los cazadores de demonios. — Ahí es.
Kenji solo procedió a estacionarse, dejando a Kobeni que se bajara.
—Kobeni… Voy a tener que ir por algunas cosas, pero estaré cerca para recogerte. Llámame cuando salgas.
—Si, hermano. Descuida, tengo algunas monedas para llamarte. Nos vemos entonces.
—¿Te vas sin recibir tu regalo? — dijo Kenji con una expresión de felicidad — No creas que me olvidé de darte un regalo para tu cumpleaños.
El mayor sacó de la guantera de su vehículo un pequeño regalo envuelto en papel rosa. Extendiendo su brazo para entregárselo a su hermanita.
—E-eh. — Solo pudo decir con sorpresa la pequeña
—Seguirás pagando para hacer llamadas, pero al menos en algo que es tuyo jaja. — dijo entre risas su hermano mayor.
Al abrirlo, se percató que era un pequeño celular, para nuestra época sería una pequeña reliquia de algún pasado, pero en los noventa un celular plegable era un lujo, que apenas los citadinos se estaban dando.
—¡Hermano! Esto debió costarte mucho. — solo pudo decir Kobeni con algunas lágrimas en sus ojos, pero ahora de sorpresa y felicidad
—No solo trabajo para pagarle la escuela a Kenta, trabajo para todos mis hermanitos. — le dijo con una sincera sonrisa
—¡Muchas gracias, hermano mayor! — dijo Kobeni que abrazó a su hermano antes de que él se vaya.
—Solo prométeme que te vas a cuidar sí… sí llegas a entrar como cazadora.
—Claro hermano, prometo cuidarme.
—No me gusta decir esto, pero haz cualquier cosa para… no salir herida o peor— el tono feliz de Kenji pasó nuevamente a ser uno de preocupación— Nos vemos, me llamas en tu nuevo celular, ya tiene registrado mi número.
Ambos hermanos separaron caminos, Kobeni se encontraba enfrente del edificio dispuesta a pedir trabajo como cazadora de Demonios.
Pese que Kenji nunca lo notó, Haka siempre estuvo sentada detrás del asiento de Kobeni. Aunque no fue necesario salir de la puerta como una persona normal, ella en un simple pestañeo se encontraba ya al lado de Kobeni.
—Sabes… No tienes una pésima familia como yo creía. — Decía Haka, un tanto asombrada porque creía que todos serían malos con su propiedad.
—T-te dije, que los únicos malos eran mis p-pa… — Kobeni no pudo terminar la frase
—No me hagas esperar, después de 3 años por fin veré algo interesante. — interrumpió el demonio de la muerte, que pacientemente por 3 años, vio una vida cotidiana, sosa y algo triste de la chica que considera su propiedad.
—B-Bien. — Kobeni respondió para finalizar la pequeña charla. Camino hacia la entrada del edificio de una organización que cambiaría la vida de nuestra protagonista.
Sin saberlo, la vida de la cuarta hija se retorcería a niveles inimaginables. Y sin que Haka se entere, las visiones del destino de Kobeni por fin estaban dando apertura.
Notes:
Lindo dia, para el capitulo 3 Himeno dará su aparición estelar como el grandioso personaje que es. La quiero mucho.
En el siguiente capítulo inician los eventos de Chainsawman de forma paralela con la historia de nuestra prota. Así que Denji, Power y sobre todo Aki llegarán próximamente
Chapter 4: ¿Capacitación?
Notes:
Por fin Kobeni formará parte de los cazadores de demonios y además Himeno será fundamental en la historia de los primeros arcos y esas cosas. TQM.
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Chapter Text
-¿Qué te detiene? - Haka pregunta con los brazos cruzados, expectante de la respuesta de su propiedad.
-No estoy segura... De esto, Señorita Haka- dijo Kobeni, mientras se encontraba frente a la puerta- Algo me dice que no la debo abrir.
-Vamos, no te matará. Posiblemente te astilles si sigues deslizando tu mano en su superficie. Pero las puertas no son tan peligrosas, lo que esté detrás de ellas posiblemente sí.
-E-es qué... tengo miedo... mucho miedo.
-Lo noto ¿Sabías que nosotros nos alimentamos de sus miedos, estúpidos humanos? Jaja posiblemente por tu culpa nazca algún demonio de las puertas.
- ¡E-eh! - dijo Kobeni al mismo tiempo que apartó su mano de la puerta.
-¡JAJAJA! - No paraba de reír el demonio de la muerte, que no esperaba una reacción tan inocente de su compañera por obligación.
-No es gracioso... Eso fue horrible, los demonios son horribles.
-Y hay algunos peores que yo, pero dudo mucho que los veamos aquí. En fin ¿Entramos?
Kobeni por fin agarró un poco de valor, de todos modos estaba obligada a conseguir el trabajo para poder pagar la universidad de su hermano. Haka por su parte solo podía observar a su compañera, para la suerte de Kobeni el demonio es imperceptible al ojo humano.
Kobeni llegó a preguntarle en una ocasión, el por qué ella era invisible y con los demás demonios siempre era notoria su presencia. La respuesta fue inmediata, "La muerte siempre estará cerca tuya y nunca te vas a percatar de su presencia. Solo cuando llega el momento se hace visible a tus ojos"
Haka aseguró a Kobeni que la única razón por la que ella pudo verla fue porque al igual que el oso, sin importar lo que ella dijera terminaría siendo asesinada. Elogió a Kobeni por tomar tan sabía decisión como proponer un contrato... O la insultó por estúpida, el tiempo lo dirá.
La sala principal era un tanto amplia pero parcialmente vacía, podía ver algunos cuadros de personas, por el contexto del lugar debieron haber sido los directores de este cuartel. Algunos eran cuadros de pintura pero mientras más progresaba se volvían fotografías, incluso podía ver la fotografía de una chica hermosa al final de su recorrido.
Pese a tener esperando a la recepcionista, Kobeni decidió tomarse su tiempo para apreciar cada cuadro, soñaba con poder hacer uno algún día... cuando tuviera tiempo, mientras veía la transición de los encargados del lugar, finalizó con la imagen de la hermosa chica.
Estaba sentada con las manos reposando en los muslos, su mirada parecía cálida, una ligera sonrisa, piel suave, con el uniforme de la organización con excepción del saco, un rostro bastante agradable de ver. Kobeni destacó dos detalles que sobresalían en la mujer, su cabello pelirrojo y sus ojos, su iris era de color dorado y su forma eran concéntrica.
-¿Te gustan las mujeres?- dijo Haka, reposando su cabeza en el hombro de la pequeña.
-¿¡E-eh!? ¡No! Claro que no - respondió Kobeni tanto asustada como nerviosa por cómo se acercó el demonio.
La recepcionista solo vio como la chica se puso nerviosa y se estremeció en frente de ese cuadro.
-Muy hermosa ¿No? Ella es Makima, nuestra actual jefa de división. Es agradable pero no siempre la podrás ver por aquí, es una mujer muy ocupada - dijo con una expresión amistosa, pensando en que Kobeni estaba curiosa por la imagen - Por cierto ¿Puedo ayudarte en algo?
- A-ah A-ah ¡Si! Ya voy enseguida - dijo Kobeni, algo apenada por distraerse pero caminando hacia la dirección de la recepcionista
Haka por su lado, no acompañó a su compañera, se quedó apreciando más a fondo el cuadro de Makima. Su aspecto tenía algo que no cuadraba para ella, esos ojos eran distintos a los demás que había en la sala, era algo más común entre los poseídos o... en un ser como ella.
Haka solo se quitó sus gafas. Ella poseía unos ojos idénticos a los suyos, a diferencia del dorado de Makima, el morado era el suyo. La semejanza entra en la forma concéntrica de sus ojos.
-¿Quién eres? - solo pudo preguntarse así misma.
Haka nuevamente se pone las gafas. Ella cree que brindar ésta información podría disminuir la magnitud del destino de Kobeni. Pero, se estaba dando una idea que la visión que presenció en la mente de Kobeni ya empezó. Llegar a Seguridad Pública fue un acierto.
Viendo a Kobeni y a la recepcionista, se percató que ella ya estaba pidiendo trabajo, entregando su solicitud de empleo. La recepcionista amablemente preguntó por la seguridad de ésta decisión, Kobeni con el valor que aún quedaba solo pudo afirmar tímidamente.
A lo que se procedió a sacar un contrato, pidiendo que lo lea y firme en tanto haya terminado y siga convencida de su decisión. En el estaban las pautas a seguir, desde el uniforme requerido, el protocolo de vigilancia y de acción, la necesidad de tener uno o más contratos con demonios contenidos por la seguridad pública, el riesgo de muerte en cualquier momento, indemnización, un pequeño renglón con respecto a la jubilación; por obvias razones nunca se dieron el tiempo de especificar ya que casi ningún cazador llega a viejo y el salario...
Los ojos de Kobeni pasaron de temerosos y llenos de pánico hasta que vio el salario por ser cazador de demonios, habían buenas prestaciones laborales e incluso bonificaciones por qué de no ser que no vive en una caricatura, no salieron de su órbita pero quedaron abiertos como platos.
Kobeni una vez segura de su decisión y ver lo que ella recibiría, solo pidió un bolígrafo a la recepcionista y aceptó. Feliz hasta que... Aceptó.
Condenó su vida y apenas se percató de ello. La recepcionista se percató de eso, pero la verdad estaba tan acostumbrada a ese tipo de comportamiento que lo consideraba parte de su jornada laboral, era igualmente parte de los cazadores de demonios, pero no formaba parte de seguridad pública sino del sector civil, menor pagado pero más seguro.
-Muy bien, bienvenida a la organización. Se te asignará algún compañero disponible para que te ayude con la capacitación. - Decía la recepcionista, mientras comenzaba a hacer algunas llamadas a distintas oficinas.
-S-si... muchas gracias por la ayuda- solo dijo Kobeni, alejándose un poco de la recepcionista y pensando sobre si su decisión fue la correcta.
-Hiciste lo correcto, Kobeni. Te felicito- dijo Haka, aplaudiendo ligeramente a su compañera con el tono sarcástico de siempre - Leíste todo un contrato, viste los mortales riesgos y aún así solo firmaste por la paga.
-Ya no me sorprende porque fue tan fácil hacer un contrato conmigo - continúo el Demonio de la Muerte, haciendo quedar mal a lo que se supone que sería su fuente de diversión.
-Disculpe, ya se le asignó un compañero, estará esperándolo en el tercer piso, oficina 304. A mí derecha se encuentra el elevador, sin problema puede ocuparlo. Mucho éxito por cierto.
-Gracias por su amabilidad - dijo Kobeni haciendo una reverencia a la recepcionista y haciéndole caso, tomando el ascensor hasta el piso que se le ordenó. Una vez ahí, caminó hasta llegar a la puerta de la cuarta oficina del pasillo.
Kobeni estaba un tanto nerviosa, los únicos cazadores de demonios que conoció fueron de dos tipos, los cadáveres que se encontraban destrozados por el demonio del oso y los que la asistieron en el hospital, muchos con cicatrices y miradas perdidas. Tenía miedo que le tocara alguien estricto o peor, traumatizado.
Tocó la puerta por simple cortesía. No hubo respuesta. Volvió a hacerlo un tanto más fuerte.
-Quizás deberías entrar. No me hagas esperar tanto en este lugar aburrido. - dijo Haka impacientandose.
Kobeni solo afirmó con la cabeza, decidió no hablar desconfiando que hubiera alguien detrás de la puerta y sospeche de ella por conversar sola.
Entrando en la oficina la vio ordenada, podía ver qué era una mujer quien ocupaba está plaza. Veía un cenicero en cada estante de la derecha e izquierda, en el escritorio podía ver un paquete de cigarros casi vacío, había algunas fotos, unas cuantas de ella sola, de lo que parecía ser su familia y otras donde aparecía con un chico pelinegro con una coleta hacia arriba, podía ver como ella expresaba felicidad pura mientras que el chico aunque con una ligera sonrisa, se veía serio con una mirada un tanto fría.
-¿Hola? - preguntaba Kobeni quién no pudo sentir la presencia de nadie. Haka por su parte, solo no podía aguantar la risa, ella ya se había percatado de la presencia de alguien.
Kobeni no se percató que a ambos lados de la puerta, habían casilleros que fácilmente podían cubrir a una persona del otro lado. Uno de los ceniceros que estaban en un estante a la derecha de la chica se terminó moviendo. El sonido asustó a la chica. Una de las fotos del escritorio se cayó de frente, lo que hizo que ella diera un pequeño brinco.
Haka por su lado estaba dándole risa la situación, incluso para un demonio, una situación así es comedia para ella.
-U-uh U-uh ¿Un F-fantasma? - preguntaba con mucho nerviosismo y empezando a sudar la pequeña protagonista.
Kobeni caminó hacía el escritorio para verificar el estado de la foto caída, no se percató que una extraña figura se acercaba detrás de ella.
-¡BOO! - Gritó una voz femenina, perteneciente a la misma persona que aparecía en las fotos de la oficina.
-¡WAAAAAAAAAA! - gritó Kobeni, quién saltó hacia el escritorio, tirando todo lo que estuviera sobre él. Cayendo hacia el otro extremo y a punto de chillar por el susto que había recibido.
-HAHAHAHAHA- escuchó a la misma voz, pero ahora riendo - ¿Estás bien? Debiste ver tu cara, fue un desastre.
Llegando al lado donde cayó Kobeni, la mujer se acerca a ella, aproximando su mano para poder levantar a la pobre protagonista. Kobeni por su lado por fin pudo visualizar a la dueña de la broma.
Era una chica alta, posiblemente 3 cm más baja a comparación de Haka. Su corto cabello era oscuro pero con una tonalidad más azul. Un rostro vivaz con una sonrisa amistosa. Se encontraba con el uniforme de la organización. Lo más destacable que Kobeni podía ver en la mujer, era un parche en su ojo derecho.
-Encantada de conocerte y de hacerte una pequeña broma de bienvenida. Me llamo Himeno, déjame ayudarte a levantarte.
-¿Ah? Sí... Gracias- solo dijo Kobeni, luego de ofrecer su mano para que Himeno la pueda levantar.
-Nada mal ¿Eh? Un poquito de diversión en este lugar nunca hace mal, en especial para gente como nosotros - expresó Himeno, para después levantar los cigarros que se encontraban tirados en el suelo, ofreciendo uno a Kobeni.
-N-no gracias, no fumo - solo contestó Kobeni.
-Una lástima, te ayuda a relajarte luego de todo lo que se vive por acá.
- ¿Y los demás? Perdón por la pregunta
-Algunos se encuentran patrullando, ha habido una actividad de demonios un tanto mayor a lo usual. Incluso la señorita "perfecta" Makima tuvo que salir a patrullar.
-¿La de la foto en la sala? Solo alcanzó a preguntar Kobeni
-Así es, la misma. Por alguna razón la gente siente mucho aprecio por ella, incluso algunos aseguran que les ha salvado la vida. Aunque para mí se nota que es algo tóxica jaja -
Dijo Himeno, acercándose cuando dijo esto último a Kobeni cómo si de un chisme se tratara.
-¿Ella también patrulla?
-Algo así, por lo regular tiene reuniones en otras divisiones o con los altos mandos. Pero según lo que escuché, los vecinos de dónde reportaron el incidente decían que fue en un almacén, escuchaban gemidos como si de zombies se tratase, pero también los de motosierras, por alguna razón ella se interesó en el caso.
-¿Zombies?
-¿Verdad que parece premisa de una película de terror barata? Jaja - solo pudo decir Himeno pensando que ese remate le daría gracia a su nueva aprendiz.
Kobeni solo pudo sentir un dolor en su estómago, escuchar sobre zombies y motosierras le hizo darse cuenta que ella vivirá cosas muy extrañas y no estará segura si viviría para contarlo.
-También habían oído unas risas, decían que sonaban como las de un loco que disfrutaba lo que hacía. Probablemente sea una pelea entre demonios o algo así, créeme que es más normal de lo que se piensa.
Kobeni no pudo reaccionar más a lo que ella decía, cada vez estaba más arrepentida de esta decisión.
-¿Eh, dije algo malo? En fin, cuando quieras un cigarro aquí tengo uno para ti, créeme no te lo voy a cobrar. - Le sonrió Himeno hasta que pasó el tiempo de la gracia y empezó el verdadero ambiente laboral - Ven, sígueme.
Kobeni acató a su superior, ambas fueron al ascensor hacía el punto más alto del edificio. El silencio en el ambiente era notorio, Himeno pasó de ser una boca floja a alguien silenciosa pero con una sonrisa aún amistosa, Kobeni por su parte solo sentía nervios.
Una vez llegada a la azotea del lugar. Himeno le indica que vayan a uno de los extremos del edificio. quería que vieran la puesta de sol. Kobeni y Himeno solo observaron el cielo, como el sol poco a poco se retiraba de su vista.
-Deberías renunciar, aún estás a tiempo.
-¿Eh? - Decía Kobeni con sorpresa.
-Este trabajo está al alcance de todos, pero pocos son buenos en él. Es fácil entrar pero difícil salir. No lo digo sobre que te dificulten renunciar o te penalicen, hasta nosotros sabemos que no todos tienen lo necesario para ser cazador de demonios, solo qué no todos podemos darnos el lujo de salir en una sola pieza.
Kobeni observó a Himeno, su nueva compañera le señalaba el parche que tenía en el ojo derecho.
-Lo siento mucho. Debió ser... difícil... eso. - decía Kobeni, sin saber qué palabras elegir para no hacer sentir mal a su compañera.
-A-ah... ¿Esto? Ah descuida, yo no lo perdí. Es más, lo di como parte de mi contrato - Dijo Himeno de forma amistosa, en especial para no hacer sentir mal a la chica que le encargaron.
-¿Hiciste un contrato... con un demonio? - kobeni solo alcanzó a preguntar.
-Sip. Es de hecho un requisito para ser parte de seguridad pública, no tenerlo garantiza menos tu seguridad. - explicó Himeno y continuó.
-¿Eh? ¿El documento que firmaste no decía nada sobre contratos con demonios? Según yo, es de las primeras cosas que te anuncian.
Kobeni se apenó por la situación, si lo había leído pero olvidó prácticamente todo, más por el hecho del salario que iba a recibir.
-Perdón, me... había olvidado de esa parte.
-No te preocupes ¿Eh? Sonará muy descortés de mi parte, más por el hecho que te ofrecí un cigarro antes de preguntar por tu nombre, ¿me lo podrías dar?
-Higashiyama kobeni. Un gusto.
-El gusto es mío, señorita Kobeni. Sigo pensando que deberías renunciar pero lo dejaré como respuesta pendiente. Y parte del protocolo es que te pregunte lo siguiente.
Kobeni estaba un tanto nerviosa por lo que le iba a preguntar, pero ya había llegado tan lejos que la verdad una pregunta ya no podría cambiar su decisión de conseguir dinero para Kenta y las deudas de su familia.
-¿Tienes ya un contrato con algún demonio o debo llevarte al área de contención para que hagas uno?
-...
Notes:
Himeno es el personaje que mas disfruto escribir. jaja
Chapter 5: Sangre Nueva
Notes:
Comenzó la etapa de kobeni cazadora de demonios, nada puede salir mal ¿cierto?
(See the end of the chapter for more notes.)
Chapter Text
Otra vez el peso que sintió cuando apreciaba el cuadro de Makima había regresado. Haka había recargado su cabeza en el hombro derecho de Kobeni.
-Apuesto que estabas a punto de decirle que tenías un contrato con el demonio de la muerte - mencionó Haka.
Kobeni por su lado, solo volvió a sudar y sentirse nerviosa por lo que estaba sucediendo. Himeno estaba expectante de alguna respuesta, se temía que Kobeni no tuviera uno y le asustase la idea de proponer un contrato con un Demonio.
-Nada de eso. Voy a mantener mi anonimato, tengo mis razones para ello - Decía el demonio de la muerte, tras ver el cuadro de la actual jefa de la cuarta división. Sus planes a futuro se veían un tanto alterados, no esperaba tener curiosidad por seguridad pública, pero ahora sus prioridades cambiaron.
Kobeni no sabía qué decir, estaba pensando en decirle alguna mentira a Himeno, pero el pequeño lapso de tiempo entre la pregunta y lo que respondería se sentía como una eternidad.
-¡Rápido Kobeni, di que tienes contrato con el demonio de las mamadas, de tanta estupidez que siempre dices o piensas! - soltó en tono burlón Haka, realmente se estaba haciendo más impaciente, pero revelar que ella tenía contrato con alguien como muerte sería incluso un mayor desastre que el consejo del demonio.
-¡D-del mono! - dijo algo nerviosa Kobeni - Le pedí que me hiciera un tanto más atlética para huir de cosas y así.
-¡Oh! Interesante, no recuerdo que haya registros de ataques de ese demonio en Japón- Himeno sabía que ella mentía, pero no iba a darle muchas vueltas al asunto, pensó en la probabilidad de haberla intimidado y que ella renuncie antes de empezar.
-N-no es tan a-agre... a-agresivo- decía con menos seguridad la pequeña- S-si quieres, T-te p-puedo hacer una d-demostración.
-Por ahora no hace falta que lo hagas, dime ¿Qué fue lo que diste a cambio? Supongo que ser un tanto más atlética debió ser un coste más barato al promedio
-M-mi... M-mi altura- Kobeni no sabía qué más decir, ella estaba completa y no sabía qué órganos internos no eran vitales para seguir viviendo, así que se fue por algo ridículo como eso.
-¡¿En serio?! Pero si te ves muy linda siendo pequeñita ¿Eras más alta? - preguntaba Himeno un tanto burlona.
-A-algo como mi papá, 1.74 metros pero ahora solo mido 1.55 metros de altura- El rubor de Kobeni era notable, posiblemente para otro cazador de demonios, las preguntas podrían seguir continuando, Himeno era un tanto diferente, mentir en tu primera reunión con tu superior era sorprendente, pero solo le iba a repetir que lo piense de nuevo y no vuelva a intentar algo tan peligroso.
-¡Cielos!, se hace tarde, ya debo retirarme y tú también deberías hacerlo- Comentó Himeno viendo su reloj
-S-si, yo también debo volver a casa
-Hablo en serio, dile a la recepcionista que anule el contrato, ella sin problema lo hará. Yo llevo 4 años aquí y creo que soy de las más veteranas del lugar. No te gustará saber las cosas que he visto que le pasan a los novatos.
-N-no tengo de otra... Yo solo quiero el dinero- dijo aún apenada la pequeña Kobeni.
-Sigues a tiempo Kobeni, en dado caso que sigas poniendo en juego tu vida. Ven mañana a mi oficina temprano, patrullaremos un rato y te explicaré más sobre ser un cazador de demonios.
-E-stá bien, señori... Superior Himeno- Solo respondió Kobeni.
-Te daré 30 minutos de espera, después de eso y consideraré que hice bien mi trabajo en qué valores tu vida. Si llegas, aunque decepcionada, creo que podríamos ser buenas amigas, no somos muchas mujeres aquí y Makima no me agrada mucho, es un tanto aburrida.
-O-okey, está bi...- Kobeni fue interrumpida
-¡Un gusto kobeni! Tengo una cita con mi no-novio - Himeno se fue corriendo mientras se despedía de Kobeni, además, no tartamudeo, así se se refirió a alguien.
-¿Eh? - Kobeni y Haka miraron confundidas a Himeno.
-Vamonos, creo que ya no tenemos que hacer nada por hoy, mañana tendrás que venir aquí. Aunque por lo pronto, quiero volver al cementerio
- comentó Haka, con la intención de ver una de las 3 tumbas que más le gustaban.
-Dejame llamar a mi hermano- Kobeni decidió estrenar su teléfono, para su suerte no se rompió cuando se cayó en el escritorio de himeno, la llamada fue corta solo para avisar que Kenji la viniera a recoger.
El recorrido fue el mismo, pero al revés. Kobeni bajó hasta regresar a la sala principal, se despidió de la recepcionista y salió del edificio. Para Kobeni fue un día largo posiblemente lo siga siendo, tener que volver a casa y escuchar cualquier tontería que digan sus papás.
Kobeni esperó pacientemente hasta la llegada del auto de su hermano. El solo la saludó con una sonrisa y preocupado por el tiempo que estuvo ahí, esperando lo peor.
Una vez dentro del auto y este arranque para comenzar su camino, Kobeni y Kenji se quedaron callados, ambos sabían lo que dirían el uno al otro. Se saltaron la introducción y Kenji fue el primero en preguntar con preocupación.
-¿C-cuando empiezas?
Un suspiro continuo posterior a la pregunta
-M-mañana, me citaron temprano para seguir con la capacitación.
-¿Sigues segura de esto? Sabes, podríamos buscarte un trabajo más tranquilo en otra parte de la ciudad.
-Y-ya no quiero seguir s-sin rumbo, hermano. Kenta necesita el dinero y creo que podremos saldar deudas en unos cuantos meses... La paga es buena al menos.
Kenji solo seguía conduciendo, a diferencia de como llegaron él no se dirigía hacía la dirección del hogar de sus padres, sabía que el recorrido era largo de su casa en una parte tan a las afueras de Tokio hasta el cuartel de los cazadores de demonios, así que durante el tiempo que Himeno y Kobeni estuvieron dialogando, el primer hijo buscó un apartamento cerca del trabajo de su hermana.
-K-kenji... Esto no es el camino hacia casa... ¿A dónde vamos?
-A casa, tu propia casa- Dijo Kenji, con seriedad pero a sabiendas que él estaba en lo correcto esperando el peor escenario donde si la contrataron.
-¿Eh? ¿A qué te refieres con mi casa? - Kobeni resultó confundida con la respuesta de su hermano, incluso Haka también se mostró un tanto desconcertada por lo que escuchaba.
- Estuve buscando apartamentos para rentar uno, no son baratos en especial por la zona tan activa, pero creo que para ti sería más que suficiente. No te preocupes por el contrato, ya está pagado y el primer mes lo adelanté
-Ke... K-kenji, tú no debiste hacer eso - Kobeni estaba sorprendida por lo que hizo su hermano, ambos sabían que el dinero no sobraba en su familia y aún así el gasto fue muy fuerte.
-Siempre fue mi intención que todos los hermanos nos vayamos de esa casa de mierda de papá y mamá. Perdoname por no ser muy atento contigo en el pasado, desde el ataque del oso, no logro recordar mucho, solo qué... no estoy dispuesto a perderlos a ninguno.
-E... El dinero era ¿Para nuestra casa?- preguntó Kobeni ahora con culpa.
-Parte dé, sigo teniendo una fracción de el ahorrada, te la voy a dar para que puedas comprar lo necesario e instalarte... No te preocupes en devolvermelo. Tu solo haz tu mejor esfuerzo para ayudar a Kenta.
Nuestra protagonista no paraba de sentir culpa, su hermano mayor quería sacar a todos y alejarlos de sus padres. Si todavía había alguna duda de volverse una cazadora de Demonios, desapareció en ese instante. Kobeni no es una chica determinada, muchas de sus acciones las lleva a cabo impulsadas por la culpa o el miedo, seguir el plan que ella quiso, no fue la excepción.
-¿Sabes, Idiota? Admiro a tu hermano, cuando reconstruí su cuerpo, no pudo encontrar una columna vertebral intacta así qué le di la menos frágil. Es increíble que pueda seguir en pie y no haber quedado cuadripléjico. Si algo tengo que reconocer que él tiene y tú no, es determinación - Haka dió un pequeño monólogo mientras reposaba en ambos asientos traseros.
El deseo de la cuarta no era del todo perfecto, después se todo Haka no daba la vida. Todo lo contrario, la arrebataba. Esta segunda oportunidad de la familia Higashiyama era un riesgo para ellos mismos, aún así nuestra protagonista haría lo necesario para que todos sigan teniendo sus roles normales.
Los dos hermanos habían llegado a su destino, era un pequeño edificio de apartamentos, kobeni le tocó uno en el 4to piso, el segundo a la derecha una vez subidas las escaleras. Kenji decidió acompañar a su hermana a qué fuera a instalarse. Una vez llegada a la entrada del nuevo apartamento de la chica, está se abre de forma automática, revelando que había alguien esperando dentro.
-¡BEENIII! - Gritó una chica mientras se abalanzaba hacia la cuarta. Era Kaori, la segunda hermana de la familia, una chica muy idéntica a Kobeni, solo distinguiéndose por tener un lunar cerca del labio, el cabello siempre suelto y ser un tanto más alta que su hermana menor.
-Jaja ¿Que haces aquí 'Ori? - preguntó Kobeni
-No creas que Kenji pagó todo lo necesario, necesitabas algunas cosas, comida, productos de limpieza y sobre todo ropa.
-¿Ropa? - Kobeni solo alcanzó a preguntar
-Si, hay algunas cosas mías que te voy a regalar, estoy segura que te quedarán bien, incluso compré ropa nueva ahí en el armario, te quedará espectacular - Dijo Kaori orgullosa, expectante de cómo vestiría su hermana.
-G-gracias, Hermana - Dijo Kobeni, casi llorando, sus dos hermanos mayores habían hecho mucho por ella en ese día.
-¡Serás la envidia de todos en tu nuevo trabajo! - Dijo Kaori emocionada
-D-de hecho, tengo que usar siempre un uniforme, es un simple traje, supongo que mañana lo voy a comprar
-A-ah - Kaori se quedó sin palabras aunque en su mente se podía percibir un llanto interno e incluso una voz mental gritando "¡MIS AHORROS!"
-Kobeni, iré a dejar a Kaori a su casa y yo iré a la mía, no te preocupes por los pequeños, solo promete comprarles juguetes, fue el único consuelo que encontraron para dejarte ir- dijo Kenji
-S-si... hermano, les compraré muchos juguetes.
Los 3 hermanos se dieron un abrazo al mismo tiempo, Kaori fue la primera en despegarse y diciendo que ya iría al auto. Kenji y Kobeni duraron más tiempo juntos.
-Pase lo que pase, promete que harás lo que sea para sobrevivir. Lo que sea. No te voy a juzgar por nada, pero no quiero llorar tu pérdida. No dejes que está ciudad te coma. - Dijo Kenji, por fin desahogando lo que quería decir durante todo el día.
Kobeni por su lado solo asintió, el abrazo terminó y Kenji se retiró del lugar. Se podía escuchar como el auto encendía y comenzaba rumbo hacia la casa de Kaori, no se encontraba cerca de Kobeni y Kenji era el mismo caso, así que Kobeni era consciente que no recibiría visitas de su familia muy seguido.
-Tu hermano tiene razón, Kobeni. Sabes, hablando de contratos con demonios que te dijo la payasa de un solo ojo, debo decirte una cosa sobre el nuestro - Haka después de tanto tiempo estando observando, decidió hablar para darle información que ahora sí era pertinente para Kobeni.
-S-solo dilo- La pequeña estaba un tanto cansada de las fracciones de información que a veces soltaba el demonio de la muerte.
-Estás ligada a la "vida" de tus hermanos y de tus padres ¿Te acuerdas que tu destino es inevitable e impredecible? El de tu familia también lo fue. Ellos estaban destinados a morir ese día, la segunda oportunidad...
- ¡¿Y hasta ahora me lo cuentas?! - dijo Kobeni por primera vez, molesta y nerviosa por como lo explicaba Haka
-Silencio. Yo te dije cuando los reconstruí que esto no formaba parte de mi naturaleza ni de lo que represento. Pero un contrato es un contrato y yo hice mi parte. Para hacer que ellos vivieran sin que sean unos cuerpos sin alma, tuve que usar la tuya a cambio.
El pánico de Kobeni solo incrementó, podía ver un recuerdo de todos ellos, los mayores abrazándola y dándole consejos mientras que los menores pidiendo mimos y siendo aconsejados por ella. No quería perder nada de eso.
-Ahora que eres una cazadora, no puedes permitir que te maten, yo solo prometí reconstruir sus cuerpos una vez, pero no mantenerlos con vida. Tu verdadera ventaja está en cuántas veces se repartió tu alma, 9 fragmentos para ser exactos, además de tu parte, no se pudo repartir más de eso, tus padres comparten alma, por eso su comportamiento ha sido un tanto similar entre ellos en algunos sentidos.
Kobeni solo quedó en shock. El contrato repartió su alma en su familia, para alguna otra persona este sería un poder increíble. 9 vidas. Para Kobeni era una pesadilla, no podía darse el lujo de morir porque aunque ella no lo haga, algún familiar lo hará y aún así, Haka aseguró que ella aún no ha pagado el contrato.
-Si alguna vez llegas a morir, un miembro de tu familia será quien te reemplace, cumpliendo su propósito. Y ese fragmento de tu alma volverá a ti. No te aconsejo que lo hagas si amas a tu familia. El primero en morir sería Kenji.
-¿P-por qué le das tanto valor a mi familia... tan repentinamente?
-Tengo mis razones, Tokio tiene algunas caras conocidas para mí sorpresa, solo tengo que asegurarme si es claramente lo que imagino.
Kobeni solo ignoró esto último, ya no quería preguntar más. Ya sabía cómo funcionaba el contrato que tenía con Haka. Era obvio, no lo iba a mencionar durante 3 años de vida relativamente pacífica, pero ahora, su vida estará en juego todo el tiempo. Solo puede pensar en que tan idiota fue por aceptar el trabajo, pero no había alternativa para pagar la universidad de Kenta y las deudas de su familia. Dejarlos morir sería la opción fácil, pero la cuarta hermana ama demasiado a su familia.
Kobeni solo pasó a entrar a su casa, ya tenía un juego de llaves. Su apartamento no era muy grande, pero para estándares modernos, es un lujo. Solo había una sola habitación, un baño completo, la sala y cocina eran prácticamente la misma cosa. Aún así no estaba vacío, tenía algunos muebles, había comida guardada, incluso Kaori se dio el lujo de haberle preparado platillos ya hechos. Kobeni no tenía closet, pero sí un perchero donde había algunos atuendos que Kaori le heredó y otros tantos que compró.
Solo pudo sentirse feliz por tener a sus dos hermanos mayores, Kenta también es genial pero él tenía sus prioridades en otra cosa.
Kobeni solo pudo dormir después de llorar un poco. Ella solo encontraba paz en sus sueños, para su fortuna Haka no los invadía. El demonio por su lado, solo desapareció, ella tenía sus propios asuntos en su cementerio personal.
A la mañana siguiente, Kobeni se puso un atuendo de los nuevos que le compró su hermana. Desayunó la comida que le preparó y agarró un poco de dinero para el transporte público y sus gastos del día. En el contrato que firmó con la organización, acabar con los demonios le bonificará independientemente de su salario quincenal. Tenía miedo de acabar con una vida, incluso si fuera la de un demonio, pero no existía de otra.
Ella cumpliría con lo que le pidió su hermano, Tokio no podría acabar con Kobeni.
La protagonista con 20 minutos de anticipación, antes de que Himeno considere que ella ya no quiso ser cazadora de demonios. Siguiendo el mismo recorrido en el cuartel de la cuarta división, saludando a algunos de los miembros de su división y a la recepcionista. Ya sabía el camino para llegar a la oficina que tenía Himeno.
Una vez frente a su puerta, sólo tocó para verificar si había alguien ahí. Cómo prometió, Himeno si esperó a la pequeña.
-(...) Llegaste... - Dijo Himeno suspirando y decepcionada, en su pasado había mucha sangre en el registro de sus compañeros, no quería volver a vivir eso.
-S-si... te dije que necesitaba el trabajo.
- ¡Qué le vamos a hacer! - expresó la del parche, afrontando el hecho que ahora está obligada a entrenar a alguien se notaba que no merecía sufrir.
Himeno fue a su escritorio por una nueva cajetilla de cigarrillos y un paquete que le daría a Kobeni después.
-Ven. Vamos. Hay chismes nuevos que te tengo que contar- Dijo con un tono animado mientras sujetaba el antebrazo de su nueva compañera - También tengo que entregarte tu nuevo uniforme.
Pasados los minutos, en el área de sastrería lograron hacerle un traje a Kobeni a la medida. Himeno le dijo que una vez ya teniendo sus medidas harían unos cuantos extra por si se regaba sangre en en qué tiene. Es difícil de remover la sangre de Demonios según la peliazul.
El siguiente paso era reportarse a Makima, parte del protocolo era reportar los nuevos integrantes al jefe de división para que se asigne sus labores, de todos modos Himeno era la responsable de Kobeni así que ella sería su compañera. El reporte se suspendió luego de escuchar en la oficina de Makima un estruendoso grito.
-¡INCLÍNATE ANTE MÍ HUMANO, ME LLAMO POWER! - se escuchó incluso hasta en el pasillo donde pasaba la pareja, dejando un tanto sorprendidas y ambas concordaron en reportarse más tarde.
-Bien, yo haré de Makima- dijo Himeno divirtiéndose haciendo una cara inexpresiva - "Encantada en conocerte señorita Kobeni, vuélvete mi perro"
-¡¿Q-qué?! - solo preguntó la pequeña.
-JAJA es lo que siempre dice, a todos los hombres les pide que sea su perro incluso a mi "no-novio", pero no le digas que así le llamo. A las mujeres solo les dice que sirvas a ella - Dijo entre risas, pero con una molestia cuando dijo la parte de su pareja que no es su pareja.
¿Quién es tu no-novio? - sintió curiosidad Kobeni, ambas estaban dirigiéndose a la salida del cuartel, por lo que Himeno se sentía con más libertad de poder hablar sin sentirse observada.
-Hayakawa Aki. Es un amor, aunque él siempre te lo va a negar con su cara de pocos amigos y su coleta chistosa que parece el martillo de una pistola- decía más animada la chica de un solo ojo.
-Oh... ¿Están apenas saliendo? - sentía intriga la novata, nunca antes había tenido una conversación de amigas que no fuera con sus hermanas.
-Algo así, no en un sentido romántico sino uno más... amistoso-laboral. Ayer me llamó para salir un rato, dijo que un idiota rubio le pateó las bolas muchas veces cuando intentó hacer que renunciaría a seguridad pública
-A-auch- Kobeni no tenía bolas, pero suponía que dolería mucho si te las patearan seguido
-La perra de Makima le encomendó una "tarea especial" - Dijo un tanto molesta de hacer referencia a su superior.
-¿C-cuál? Si podría saber
-Dar asilo al mismo idiota que le dio patadas en sus bolitas jaja - dijo Himeno divirtiéndose por lo sucedido, aunque también se sintió mal porque capaz nunca tengan un Aki Jr.
-Eso es horrible - solo respondió Kobeni
-¡Sii! Pero para la mandamás, ese rubio es un caso especial ¿Te acuerdas que te dije de un incidente de un almacén? El fue el único superviviente, según Aki el tiene la capacidad de volverse un demonio a voluntad - Dijo en un tono sombrío par asustar a la chica y funcionó
-¿D-de-demonio?
- ¡Oh sí! Si tenemos suerte podremos conocerlo, debería ser lindo si es Rubio, ¡Quizá te consigamos pareja en tiempo récord! - dijo muy animada la superior, siempre intentando molestar pero sin hacer sentir mal a su nueva compañera.
Kobeni se sonrojó un poco, si ella a duras penas tenía contacto con el sexo femenino que no sea su familia. El sexo masculino era algo aún más desconocido para ella, por lo regular eran sus jefes o quienes le hacían la entrevista de trabajo, la joven siempre tenía miedo de que le hicieran algo y para su fortuna, detectaba las señales de peligro si se presentaban.
Pero ¿Pensar ahorita en alguien como pareja? Dudó mucho que sea el momento adecuado, en especial si solo vino a trabajar para pagar deudas.
-¿O hay alguien en el corazoncito de pollo de nuestra adorable Kobeni? - preguntó Himeno, expectante de una respuesta interesante, iban a ser compañeras a partir de ahora, deben conocerse.
- E-eh, no. La verdad no. Casi no me relaciono con hombres la verdad... - Solo pudo decir Kobeni, un tanto apenada y mirando a otra dirección del suelo contrario a su compañera.
-¡Ay vamos! Ya te conté un poquitín sobre quién me gusta, capaz hay alguien ahí que te interese - Dijo Himeno intentando hacer que Kobeni diga algo interesante. Nuestra adorable protagonista, no tenía más que una anécdota que lo que menos tenía era romance, pero para hacer que su superior la deje de molestar, se la relató.
-C-cuando vine al centro de la ciudad por trabajo... no tuve mucha suerte, pero había encontrado uno en un restaurante... no había un lugar donde pudiera dormir, así que me refugie en un callejón aún en plena lluvia- comenzó a relatar la novata
Himeno por su lado, empezó a sentir lástima por la chica, realmente si estaba necesitada de un empleo.
-No tenía dinero para regresar... me iba a regresar caminando a casa una vez acabará mi turno... Y un chico que no pude ver bien su rostro acompañado de su perro llegaron ahí, por lo visto, estaban igual que yo... les faltaba dinero. Su mascota fue muy linda, creo que entendía que yo estaba perdida y triste.
Himeno estaba sintiéndose mal, por la chica al punto de preparar sus brazos para abrazarla.
-El chico fue un tanto grosero, pero tenía una voz... algo atractiva. No se si fue por él o su mascota, pero me terminó obsequiando un poco de dinero para que pudiera regresar a casa y comer en la mañana. No me pude despedir de él, si pudiera volver a verlo, le daría... las gracias.
La historia para Himeno fue adorable, pensó que iba a terminar mal, pero resultó enternecedora. Igualmente abrazó a la novata, aunque Kobeni se sintió incómoda, prefirió no negarle un abrazo a su superior.
-awww, Kobeni tiene un príncipe vagabundo. Que adorable. - decía una conmovida Himeno, pero con su humor tan característico.
-No es gracioso, Himeno, solo quiero devolver el favor.
-Ay, picarona. ¿Qué clase de favor? - decía la superior queriendo seguir molestando a su aprendiz
-Ramen, el ramen sabe más delicioso si lo paga otra persona- dijo Kobeni con seguridad
-U-uh... Yo pensé que con sexo - Dijo Himeno perpleja, quién también dejó perpleja a su compañera.
-E-eh.
Habían pasado las horas, Himeno y Kobeni seguían patrullando tranquilas, la actividad de demonios de hecho no era tan activa así que Himeno le recomendó a Kobeni a conocer parte de la cuarta división, una compañera de reuniría con ellas quien también tenía en sus manos a otro novato.
El recorrido las llevó a unas bodegas abandonadas, la otra pareja ya se encontraba en el lugar. Según la otra superior, habían 3 poseídos, todos de un aspecto similar al de un insecto que se refugiaron en uno de estos, era común ver qué ese tipo de demonios al ser muy débiles aprovechen refugiarse en personas moribundas.
-Solo dime Kei- presentándose una chica de complexión delgada, alta comparable a Himeno, con un tono de voz relajado, cabello corto y castaño.
-¡Yo soy Hirokazu Arai, un honor! - presentándose un hombre alto, con una cicatriz en su mejilla izquierda, el cabello se encontraba peinado en dirección hacia arriba, su altura era intimidante, cerca del 1.90, pero tanto Himeno cómo Kei detectaron nerviosismo en él.
Kobeni y Himeno también se presentaron, luego de una pequeña conversación amistosa entre ambas superiores, los dos novatos solo pudieron saludarse, ambos con la suficiente ansiedad como para no decirse nada pese ser iguales.
Himeno llamó a su aprendiz dando el paquete que un inicio debía darle, ahí contenía una pequeña hacha que por lo regular los novatos se les asignaba hasta poder conseguir una mejor arma adecuada a sus necesidades.
-¡Muy bien! Les doy la bienvenida a los cazadores de demonios- Dijo Kei en tono burlón y haciendo una reverencia. Su contrato se hizo con el demonio perro, un intercambio que se hizo con los cazadores de Demonios en sede en Estados Unidos, momentáneamente intercambiado con un futuro demonio que aparecerá. El sacrificio fue su sentido del olfato, un precio un tanto barato, pero era de utilidad cuando de forma voluntaria quería localizar demonios cerca de su zona.
Kobeni se sentía con suerte, Haka la dejó plantada. Al parecer el asunto del cementerio era de más importancia que su primera misión de campo.
Arai por su lado hizo un contrato con el demonio zorro, este demonio no era tan hostil con los humanos y tenía múltiples contratos con seguridad pública. La gente poco atractiva como él solo tenía la posibilidad de usar sus extremidades cómo patas o cola. El demonio del zorro acostumbra a comer partes de quién lo contrató, así que Arai no arriesgaría usarlo en su primera misión.
Por su lado, Himeno solo pidió que los 3 compañeros retrocedan. La bodega donde según Kei albergaba a los 3 poseídos se encontraba atorada en su entrada. Así que Himeno solo extendió su brazo en dirección de la puerta, intentando abrir que mientras más fuerza ejercía, más se andaba moviendo hasta abrir.
Kobeni se quedó asombrada, por fin se dio cuenta el cómo Himeno movió el cenicero y tiró su propia foto. Aunque la resolución de esa incógnita quedó en segundo plano, una vez abierta la bodega se escucharon múltiples gritos ensordecedores, todos provenientes de los poseídos que los 4 debían matar. Dejando temblando a la protagonista.
-No tengas miedo, Kobeni. Después de todo, estás conmigo - Intentando darle ánimos a su aprendiz para luego continuar con un...
-Sígueme.
Los 4 cazadores iban a adentrarse a la bodega, Arai y Kobeni se veían con nervios mientras que Kei y Himeno estaban preparadas para que el equipo regrese a salvo a casa.
Notes:
Kei es la chica castaña que aparece en el bar en la reunión de bienvenida, la matan muy rápido así que aproveché para crearle una personalidad más libremente.
Chapter 6: ¿Ese es el rubio rompebolas?
Notes:
AAAAAAAA MUCHA ESENCIA. bueno, no. Espero que lo disfruten, vamos a fuego muy lento pero sirve para sentar las bases de la dinámica Kobeni-Haka.
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Chapter Text
Kei podía percibir los 3 los poseídos porque estaban escondidos, cada uno en un flanco distinto. Pese a ser Himeno la compañera de mayor experiencia, aquí Kei sería de mucha mayor ayuda para coordinar a los demás.
-Himeno... - señaló a una parte del hecho, siendo el poseído más expuesto.
La del parche solo asintió con la cabeza, usando nuevamente su contrato para poder atrapar al primer demonio. Extendió su mano y pese a ser una distancia considerable, el poseído fue más lento que la superior. Siendo atrapado y llevado hacía Himeno.
-¡Hey kobeni! ¿Quieres hacernos el honor? - decía Himeno mientras contenía al primer poseído.
-N-no creo que pueda señorita Himeno...
-Nah, tranquila imagínate que es... mmmm... ¿Odias a alguien?
-N-no. No odio a nadie, Himeno - aunque Kobeni tenía una cierta lista de cosas que le causaba aversión, algunos hombres pervertidos, a Haka, su padre y sobre todo al demonio Oso.
Kei se aproximó a las dos chicas, al ver qué Kobeni estaba temerosa por matar a su primer poseído, ella hizo lo propio usando su propia hacha, decapitando al primero de tres.
-¡Te gané Kobeni! - dijo Kei, haciendo la seña de amor y paz, además de sonreírle- Descuida, aún quedan otros dos.
Kei señaló al siguiente en otro extremo de la bodega, estaba escondido entre algunos escombros. Este no resultó tan tranquilo como el primero. Decidido matar a quien lo encontró, lanzándose a Kei. Para fortuna de la chica, Himeno actuó primero atrapando la cabeza del segundo poseído.
-Me debes una- dijo en tono burlón a su compañera- Arai, tu turno.
Arai se encontraba nervioso, intentó sostener firmemente su hacha, pero temblaba mientras se preparaba para decapitarlo. Para su infortunio, el tercer poseído hizo su aparición.
-¡AAAAAAAHH! - Entonó el poseído, abalanzándose en Arai. El pobre no puso suficiente resistencia, siendo derribado y golpeado.
-¡Novato! - gritó Himeno por la preocupación - ¡Kobeni, olvida tus miedos, mata a ese hijo de puta!
La novata a duras penas podía moverse, pero intentó hacer caso a su superior, se acercó lentamente y un hachazo solo hizo enfurecer más al poseído.
-E-eh e-eh ¡WAAAAAAAA! - Solo pudo balbucear y gritar la joven Kobeni, quién al ver al poseído que atacó reaccionar a su hachazo, decidió huir, siendo ahora perseguida por él. La ventaja es que ahora Arai estaría a salvo.
Kobeni hizo una demostración atlética, escapando en alta velocidad de su perseguidor. Pese a los obstáculos, el tamaño de Kobeni le permitía esquivarlos e incluso adentrarse en algunas estructuras más estrechas para cuerpos como el de Himeno o Arai. Un momento que asombró incluso a su superior fue que la escalada de Kobeni parecía profesional, aún así estaba a pocos metros del poseído.
-¡Eso es Kobeni, tu sigue escapando de él. Deja que nosotros eliminemos el de aquí!- gritó Himeno
-¡AAAAAAAAAAAAAA!- Solo pudo oír de parte de su aprendiz.
-Lo tomaré como un sí - dijo la maestra.
Mientras Kobeni estaba escapando del tercer poseído, el segundo seguía capturado, para su mala suerte Himeno ya no se encontraba de humor para las bromas.
Kei decidió asistir a Arai, afortunadamente solo tenía unos cuantos moretones. Lo levantó y ambos quedaron expectantes del acto que haría Himeno.
El segundo demonio seguía inmóvil, sujetado de la cabeza. Se podía ver sus movimientos agonizantes. Himeno solo estaba cerrando más el puño de su mano hasta no dejar el más mínimo de espacio. La cabeza del demonio se deformó y redujo su tamaño, el crujir de sus huesos y sus gritos eran una tortura para Arai, pero Kei y Himeno a estás alturas ya les daba igual.
El cuerpo del segundo poseído se desprendió de lo que alguna vez fue su cabeza, por lo que ya no había más que hacer.
-¡Bien hecho equipo! Otro trabajo exitoso para los cazadores de demon... - decía Himeno mientras veía a sus compañeros hasta que fue interrumpida.
-¡AYUDAAAAAAAAA!- se podía escuchar afuera de la bodega, proveniente de Kobeni.
-Ah sí, me había olvidado que había otro- solo dijo Himeno un tanto apenada.
Kobeni había escalado hasta el techo de la bodega, no había ningún obstáculo, así que era solo ella y el poseído restante. Cada ataque era esquivado, pero no sería suficiente si quería deshacerse de su enemigo.
El poseído solo gritaba y se lanzó hacia Kobeni, ahora sí la habría atrapado. Lanzó su primer golpe, quién conectó con el rostro de la chica.
«Duele mucho» - Solo podía repetirse en su mente nuestra protagonista.
Otro golpe había conectado. Kobeni pese a un físico extraordinario, no tenía una resistencia a los golpes fuera de lo normal.
El terror de una muerte segura se hacía más y más fuerte, lo que por obvias razones terminó atrayendo a cierta entidad. Pero sabía las consecuencias de ceder a tan violento final.
De la nada, solo pudo recordar las palabras que su hermano mayor le dijo una vez la dejó en su nuevo hogar
-Haz lo que sea necesario para sobrevivir- Solo escuchó la voz de su hermano - No quiero llorar tu perdida, no dejes que está ciudad te coma.
Kobeni sabía que incluso, si ella es asesinada por el poseído no moriría, sino Kenji, él no lloraría la pérdida de ella, sino nuestra protagonista le lloraría a su hermano mayor. De la nada, un poco del valor que ella nunca antes había despertado se desató.
Esquivó el tercer golpe que había lanzado. Aclaró su mente, por fin pudo retomar el dominio de su brazo donde tenía el hacha. Kobeni por fin decidió responder con mucha violencia, dirigió con fuerza el filo del hacha hacia el cuello del poseído.
Debido al tamaño de Kobeni y su poca experiencia en armas, solo llegó a la mitad del cuello, no pudiendo lograr decapitarlo por completo. Aún así fue suficiente para dejar al poseído tirado.
Kobeni y el poseído intercambiaron lugares, ahora era ella quien estaba sobre su enemigo. Por fin tenía a alguien quién odiaba en frente de ella.
-Hazlo. Mátalo. - Escuchó una voz que durante el resto del día se había ausentado, pero ahora, en un momento tan crítico de la vida de Kobeni, decidió presenciar el primer asesinato de la joven.
-¡AAAAAAAHH! - gritó Kobeni, volviendo a tomar el hacha y apuntando a la cabeza, incrustando una y otra vez en la cabeza del último poseído. La mezcla del terror y supervivencia de la joven dieron como resultado una naturaleza violenta en un individuo pacifico.
-¡MALDITO! ¡MUERE! ¡MUERE! ¡MUERE! - Gritaba Kobeni, repitiendo una y otra vez, desfigurando más el rostro de quién parecía iba a ser su ejecutor.
Kobeni no se detenía hasta que una fuerza invisible detuvo ambas manos dispuestas a seguir encajando en la cabeza de un ya muerto poseído.
-Kobeni... Es suficiente- Himeno hizo acto de aparición, se había tardado en subir debido a que necesitaban colocar una escalera para llegar al techo. El tono por como llamaba a la chica, mostraba preocupación y un poco de remordimiento por no haberla ayudado a tiempo.
La Superior solo se acercó a la novata que le asignaron. Kobeni por su parte, dejó ese impulso asesino. Por fin pudo ver con claridad el desastre que ella misma provocó, lo que alguna vez fue un rostro, era ahora solo seso magullado y sangre fresca.
La protagonista tiró su hacha, empezó a lagrimear mientras intentaba pronunciar alguna palabra sin éxito.
-Y-yo... Y-yo - Kobeni no podía decir más que eso.
Himeno, solo procedió a abrazarla, lo más fuerte que se pudiera para consolar a su nueva compañera de aventuras, kobeni por fin la correspondió, sujetándola fuerte y ahora llorando a moco tendido, estaba tan asustada e hizo algo de lo que se arrepiente. Nunca antes había asesinado y ahora, aunque sea un demonio, lo había dejado desfigurado en su totalidad.
Los 4 integrantes habían regresado al cuartel, fue un éxito la misión, pero para desgracia de Kobeni, fue un trauma que no estaba dispuesta a recordar. Kei y Arai intentaron darle palabras de aliento, la chica dijo que después de eso podían ir a comer, ella invitaría la comida. Kobeni aceptó, al fin de cuentas, la comida sabe mejor cuando la paga otro.
Himeno le había ofrecido a Kobeni que ella se encargaría del papeleo con respecto al trío de poseídos. En el reporte haría ver qué Kobeni fue quien salvó a todos de una muerte segura. Aunque la del parche le daba gracia lo que decía, Kobeni seguía intentando procesar.
-Me imagino que haces esto por tu familia ¿Cierto? - comenzó a preguntar Himeno
-S-si... Por mi hermano mayor sobre todo.
-¡Oh! ¿Está enfermo?
-No, está estudiando para ser un gran médico, pero mi familia es pobre y los mayores estamos buscando ayudarle a pagar su escuela.
Himeno solo sintió empatía por la situación de su nueva amiga.
-Cuando llegué aquí, también lo hice por mi familia. Comencé a hacerlo por mi Padre, es un buen hombre, cuidó a mi madre, a mi hermana y a mí cuando estaba sano. De la nada empezó a tener problemas de salud, dejó de poder trabajar y tenía que ser hospitalizado de forma seguida.
-L-lo siento.
-No te disculpes -Decía Himeno con una sonrisa sincera- llegué aquí un tanto parecido a ti, me daba miedo todo... Me sigue dando miedo, había un viejo cazador que siempre me recordaba que para ser parte de este trabajo, había que tener flojo uno o dos tornillos.
Kobeni solo se quedó mirando a su compañera. Sintió empatía por ella, tenían comportamientos distintos, pero al menos hay alguien quién la entiende para cuidar de una familia.
-Los demonios se alimentan de nuestro miedo, pero ellos también pueden sentir miedo, hay humanos lo suficientemente desquiciados, tan impredecibles y peligrosos que generan terror a la mayoría de ellos. No creo ser una, Aki podría ser uno, pero yo la verdad... Yo ya quiero retirarme.
-¿Retirarte?
-Seh. He intentado hacer que Aki renuncie a su misión de vida. No te diré cuál es, aunque me gusten los chismes, respeto mucho a ese sujeto y no esparciré lo que conozco de él. He intentado de distintas formas, pero sigue decidido a su misión, ya lo conocerás, te lo voy a presentar, es agradable cuando lo conoces bien.
-Eso espero- Kobeni creía que hacer más amigos aquí, serviría para no sentir tanto miedo como la pasó hoy.
-Perdí a muchos compañeros en el pasado- Himeno, se abrió emocionalmente a Kobeni - Todos ellos, novatos como tú, algunos tenían ideas locas, acabar con el demonio pistola u otro demonio, siempre con sed de venganza.
La protagonista solo se quedó atenta a lo que dijera su superior.
-Todos ellos fueron asesinados, en misiones grandes o incluso en una pequeña cómo está. Me estaba hartando de verlos morir, tu me conoces con esta actitud un tanto relajada, pero la verdad, no era tan distinta a Aki en ese entonces. Cuando lo conocí, estaba harta de escuchar que no era tan diferente al resto de mis difuntos compañeros. Me preparaba para lo peor, pero él seguía ahí. Incluso me defendió de alguna ex novia de un compañero que falleció días antes.
-Debe ser, alguien agradable señorita Himeno- Kobeni se alegraba de oirlo, aunque seguía teniendo sus dudas de cómo sería Aki con ella.
-Es divertido molestarlo jaja, cuando él dejó de ser un novato, se le asignó un compañero a quien debía instruir. Cómo nosotras. Para su desgracia, el novato no duró mucho y Aki lloró igual que tu a moco tendido jaja, tuve que consolar al pobre.
-Debió ser horrible, pobre Aki- Kobeni estaba desarrollando una empatía por alguien que no conocía.
-Una vez en una noche de borrachera, tenía ganas de quedarme con la coleta que el se deja crecer. Así que cuando nos dormimos, agarré unas tijeras que tenía cerca y corté su distintiva coleta. Aunque me gritó, solo le dije que no se enojará con la Himeno sobria del presente por lo que hizo la Himeno ebria del pasado.
A Kobeni le pareció una broma muy cruel eso último, pero a la vez también le dio risa que su maestra busque darle sentido del humor a la vida.
-A veces no controlo el alcohol o el cigarro, te habrás dado cuenta - decía Himeno mientras señalaba su cajetilla de cigarros ahora a la mitad de vacía.
-Soy un tant... - La conversación se interrumpió, era Aki en el radio que poseía Himeno, estaba pidiendo refuerzos cercanos, al parecer se avistó actividad de demonios de mayor calibre.
-Ni modo, así es la vida, en un momento te relajas y en el otro hay un demonio amenazando la paz de tu vecindario. Vamos kobeni, está vez no te haré forzarte tanto.
-S-si, voy- solo pudo decir nuestra protagonista, aún seguía traumada por lo sucedido, pero luego de cambiar de ropa y una revisión médica que indicó que no tenía nada de gravedad, pensó que al menos el pago valdría la pena.
En el camino hacia la salida, se encontraron con Arai. También se encontraba en buen estado, Kei por su parte estaba haciendo el reporte de lo que correspondía, así que ya no se encontraba disponible.
-¡Chico! Vamos a necesitar otro par de brazos para esta misión. Ven con nosotras y si quieres, de premio ambas te damos un besito en los cachetes- Dijo en tono burlón Himeno.
Arai por su lado solo se sonrojó, pero decidió con mucha pena rechazar la oferta de su superior.
-M-muchas gracias por su tan maravillosa oferta... ¡Pero me niego a-a faltarle el respeto a tan hermosas damas!
Himeno solo le dió risa y Kobeni pena. A diferencia de la vez anterior que solo fueron a patrullar en pie, en esta situación se pedía apoyo inmediato, así que usaron uno de los tantos vehículos que la organización ofrecía cuando de misiones se tratara.
Cerca del lugar donde Aki había solicitado refuerzo, se podía percibir el peligro latente. Y cómo negarlo. Uno de los edificios de la zona había sido destruido con una fuerte explosión sónica, lo que terminó dejando aún más asustados a los dos novatos que acompañaban a su superior. El conductor tenía la dicha que una vez los deje en la zona de conflicto, se marcharía.
Fue el único ataque con ese nivel destructivo, pero aún faltaba distancia por recortar hasta llegar donde Aki estaba. Himeno se preocupa mucho por su amigo, sin embargo reconoce que él es demasiado fuerte incluso para cosas como esas, ella conoce los 2 contratos que tiene y uno de los dos le aterra que lo llegue a usar.
Los 3 cazadores de demonios estaban aún lejos de la escena de los hechos. Himeno le confirmó a Aki su posición, a lo que su interés amoroso solo pudo confirmar que el demonio que se iban a enfrentar ya había sido eliminado, aún así ahí acababan las buenas noticias, lo que parece ser el demonio de las sanguijuelas entró en acción.
Una vez llegado a su destino, los cazadores buscaron a Aki. El tipo era fácil de identificar, siendo el único cazador del lugar observando detenidamente el conflicto.
-Llegas tarde como siempre, Himeno - fueron las únicas palabras que el chico pronunció, para después volver a ver la pelea entre el demonio de la sanguijuela y un humano semi-desnudo con una motosierra en la cabeza.
-¡Oh! Ese es el rubio rompebolas- dijo con asombro Himeno, con la intención de molestar a Aki sin mucho éxito
Kobeni y Arai estaban asustados por lo que veían, ni de chiste podrían enfrentar a un demonio de esa magnitud con solo hachas. Arai además no tenía todos los poderes que le brindaba el demonio zorro, no era del agrado visual para ese espeluznante ser.
-Kobeni, mira tu novio- Señaló la del parche al tipo que estaba peleando- ¡ah! Espera, sigues esperando a tu príncipe vagabundo.
Kobeni solo podía escuchar las pequeñas risas de su superior, aunque molesta decidió no decir nada, Himeno es un tanto irritante si no la conoces bien, pero tratará de hacer más amenos los momentos de vida o muerte.
Los 4 compañeros se quedaron expectantes al ver cómo ahora el demonio sanguijuela estaba atrapando con lo que parecían apéndices saliendo de su cuerpo. Ninguno hizo un gesto de preocupación, Aki por su lado solo apuntó hacia la sanguijuela, juntó las puntas de ambos dedos de en medio con la punta de su pulgar, dando forma de cabeza canina. El meñique y el índice estaban parados, dando forma de orejas. El espacio formado entre las puntas de sus dedos y la palma de su mano, funcionaba como mirilla. Una vez encontrando un punto exacto dónde sólo mate al sanguijuela sin tocar al rubio con motosierra, el pelinegro pronunció solo una palabra.
-Kon.
Emergiendo de la nada, el demonio del zorro hizo acto de presencia, atrapando de un solo bocado a su presa. Este demonio siempre estaba dispuesto a devorar tanto otros demonios cómo personas siempre y cuando el sabor no sea horrible, los únicos que tenían derecho a usar esta parte de su poder era quienes consideraba atractivos.
Aki no era la excepción, un tipo alto. Pese a ser un tanto delgado tenía la condición física suficiente para hacer frente a demonios más fuertes que él, su cabello era largo pero lo recogía en una simple coleta, su intención siempre ha sido de usarla como sacrificio cuando el demonio zorro pide algo de él a cambio. El joven pelinegro no era tan distinto a las fotos que Kobeni observó en la oficina de Himeno, aunque aquí no sonreía, sus ojos seguían transmitiendo frialdad y su voz era calmada, excepto cuando se trataba de convivir con su nuevo inquilino.
-Este es el demonio sanguijuela, ¿Puedo comérmelo? - solo dijo el demonio del zorro, con una voz femenina.
-Claro, es todo tuyo- Solo confirmó Aki, quien después de esto confirmó por radio que el demonio de las sanguijuelas había sido exterminado.
La lucha había terminado, aún así Aki dió instrucciones a los cazadores recién llegados a la escena.
-Himeno, verifica que no haya presencia de otros demonios en los alrededores.
-¡A la orden capitán!
Los dos novatos, Kobeni y Arai quedaron expectantes a la orden de su superior Aki.
-Novatos, busquen y evacuen a cualquier civil que haya quedado atrapado en esta área.
-¡S-si señor!- ambos pronunciaron mientras acataban la orden que Aki les dió.
Pese al miedo, nuestra protagonista se sentía un tanto más segura sabiendo que estaba acompañada de gente más experimentada que ella, aún así las malas vibras volvieron. Al ver que ahora el ambiente se había puesto frío cerca de ella y eso sólo significa una cosa.
-Deberías acercarte al chico rubio. Algo no anda bien en él, tiene una maldita motosierra en el rostro y una correa en el pecho. - Haka empezaba a sospechar del chico, recordando cosas que sucedieron hace años en un distinto plano al que Kobeni conoce.
-D-debemos buscar civiles y ayudarlos primero- La búsqueda no duró mucho, Kobeni logró localizar a una chica que aseguraba ser rescatada por el chico de las motosierras. Aunque quería darle las gracias se le instruyó a retirarse de la zona.
El "héroe" que combatió a ambos demonios que fueron reportados por Aki se encontraba tirado en el suelo, los 4 cazadores se acercaron a él. El rostro del chico estaba empapado de sangre, tenía evidentes heridas abiertas y hemorragias, decía palabras que no tenían coherencia, sobre sus sueños y una pelea que ya había finalizado.
-Si lo bañamos, fácilmente podría ir a tu casa- Dijo Himeno a su aprendiz
-N-no es momento de bromas, Himeno - solo respondió a su superior.
-Jaja perdón - solo soltó Himeno, mientras abrazaba a su compañera, en este punto a ambas ya no les incomodaba.
No muy lejos de ellas, había una chica en medio de los intestinos del primer demonio neutralizado, se trataba del demonio murciélago, por fin había dado acto de aparición luego de estar ausente sin registro de exterminio por parte de los cazadores. La chica era rubia, delgada y con unos destacables cuernos rojos en su cabeza, sus ojos tampoco parecían humanos, teniendo una forma similar a los de una mira de un francotirador. Ella solo tenía abrazada consigo una jaula con un gato dentro. Esta chica fue la misma que gritó su nombre, Power y evitó que Kobeni conociera a Makima.
-Es bueno tenerte de vuelta nyako- Solo dijo Power, antes de observar que tanto Himeno cómo Kobeni se acercaban a asistirla.
Power pese a no estar en la mejor de las posiciones, no pudo reprimir su personalidad altanera y con superioridad que no tenía.
-¡HUMANAS IDIOTAS! Soy Power, la futura presidenta de la tierra, denme su sangre y juró que no me reiré cuando las mate- decía con una seriedad tan exagerada que parecía una broma de mal gusto. Himeno solo apartó a su aprendiz y se acercó a la rubia poseída. De rodillas miró el rostro de la chica, aunque hermosa, sus expresiones eran raras.
-Solo acerca tu brazo y así podré morder...- Decía Power creyendo que Himeno si le daría su sangre, una idea totalmente equivocada. Usando la extraña habilidad de la chica del parche, Power terminó noqueada de un golpe proveniente de la nada. Himeno ya tenía preparadas las esposas que usaría en la poseída y se las colocó.
Kobeni y Arai quien ya se había reunido con su compañera, luego de ayudar a un señor que le lloraba a su auto destruido, solo podían estar un tanto asustados por los cambios de actitud que tenía su superior de un momento a otro.
Su superior de la misma forma que atrapó a los poseídos en la misión de la bodega, hizo lo propio con Power, usando las esposas como el punto de agarre para contener a la demonio y no permitiendo que la chica toque el suelo. Al menos no fue negligente con el gato, cargando consigo misma a la jaula con el animal.
Aki por su lado, cargó al chico de la motosierra. Cómo Aki le había confirmado a Himeno y ésta a su aprendiz Kobeni, el chico era rubio, tenía una apariencia juvenil, poca musculatura pese a la hazaña de combatir y exterminar a dos demonios, parecía unos 10 centímetros más bajo que el superior que lo ayudaba a ponerse de pie.
-Denji, irás conmigo al hospital, Himeno ayúdame con la chica demonio, debemos hacerle unas cuantas preguntas.
-Va que va- decía Himeno mientras comenzaba un trote hacia su interés romántico.
Denji seguía un tanto desconcertado por lo que había vivido, pero bastó con observar a Himeno y a Kobeni para que él solo pronuncie...
-¡Heeey, chicas! - saludando de una forma que Denji creía seductora incluso colocando una voz más grave, dando un tanto de pena como de miedo a la novata. No duró mucho la lucidez de Denji, a los segundos se había desmayado.
-Creo que le agradas o algo así- Himeno solo vio a Kobeni, molestando de cualquier forma a su compañera.
-Y-ya no es gracioso, Himeno - decía Kobeni un tanto cansada de las bromas que hacía su superior
-Ya, ya. Perdón, te noté asustada y quería ayudarte con eso. Capaz sea lindo detrás de toda esa capa de sangre. De todos modos lo prometido es deuda, tómate el resto del día libre, yo haré el reporte de ambos casos. Si puedes, pide que te den otros trajes en el cuartel, ahora conociéndote un poco mejor no me extrañaría verte manchada de sangre muy seguido... ¡Ah! Por poco se me olvidaba, dame tu número de teléfono, así podré estar en contacto contigo.
-S-si, jefa- sólo pudo responder.
El primer día de trabajo de Kobeni, fue un desastre pero al menos acabó en una sola pieza.
Kobeni pudo llegar a su casa, sana y salva. Preparándose para comer un poco de la comida que le había dejado su hermana y descansar lo que restaba del día.
De forma inoportuna, su celular empezó a sonar y temiendo lo peor, Himeno probablemente la estaría llamando para una emergencia, quizás el chico Denji o Power se habían rebelado o un demonio peor había aparecido. La protagonista solo pudo sentir dolor en el estómago de sólo imaginar el escenario. Aún así, agarró su celular y contestó.
-¿H-hola?
Notes:
El siguiente capítulo, será medianamente de Chill. Preparándonos para comenzar el arco del demonio de la eternidad. Saludos ヽ (°◇° )ノ
Chapter 7: Paz antes de la eternidad
Chapter Text
—¡Hola soy Kei! Claro que me recuerdas, te gané al primer poseído en nuestra misión— Habló desde la otra línea. Kobeni se tranquilizó un poco.
—H-hola Kei... perdón por ser maleducada, Pero ¿cómo conseguiste mi número?
—¡Ah! Himeno me lo dio. La chica tendrá uno que otro tornillo flojo en su cabeza, pero se preocupó por ti e igual te iba a buscar, ¿Te acuerdas que te dije que te iba a invitar a comer? Ven, espero que no te sea el lugar que escogí.
—Ah... No, ¿Dónde sería?
—Es un restaurante, se llama Saka-Moto. Un tanto austero pero créeme, antes de hacer el contrato con el perro ese, venía aquí por el sabor, te va a encantar. Está bonito en frente del hospital Eiju. Pide un Taxi y di esa referencia, ellos deberían saber a lo que me refiero.
—C-claro, en u-unos minutos voy para allá.
—Aquí te esperamos Kobeni, también invité a Arai y a un amigo mío.
Tras finalizar la llamada, Kobeni se sintió un tanto nerviosa e insegura, a diferencia de otros días e incluso más temprano, su nerviosismo no venía del miedo sino de la pena.
Ella nunca antes había salido con amigos. En la escuela siempre pasó desapercibida, incluso cuando algunos de sus compañeros decidieron intentar entablar amistad con ella, siempre las evadía, la ansiedad que tenía Kobeni sobrepasaba a la joven en sus años de adolescencia. Ahorita siendo una adulta joven, controla mejor esas situaciones, pero no quita que esa sensación siga en ella.
De todos modos ya se había comprometido con su superior, así que daba igual lo que pase en las horas siguientes. Kobeni agarró un conjunto simple para pasar el rato con sus compañeros, también tomó un abrigo por si llegaba a sentir frío y sacó un poco de dinero de los ahorros que le dio Kenji, no estaba segura si su compañera iba pagar lo que Kobeni consuma o tendrían que dividir cuentas, prefirió no arriesgarse a estar expuesta en una situación incómoda.
Haka, estaba más ausente de lo habitual. Regresó para acompañar a Kobeni cuando ella cometió su primer asesinato, pero después siguió brillando por su ausencia, las tumbas que ella cuida deben ser muy importantes para ella. Haka ha estado muy rara desde que habían entrado por primera vez al cuartel de la 4ta división.
La pequeña no le dio vueltas al asunto. Bajó del edificio donde vivía y buscó el taxi más cercano. Entrando en el vehículo, dio las instrucciones que su superior le había dado, tenía un poco de nervios por cómo iba a ser la reunión, incluso pensó que cosas decir y que no, para que no le diera un ataque de pánico. El taxista no pudo no verla como un bicho raro.
Cómo había dicho Kei, el taxista no tuvo dificultad para llegar al lugar, de hecho si hubiera caminado desde su casa habría tardado 30 minutos. Pero por no conocer muy bien la ciudad, por lo que Kobeni prefirió no arriesgar a perderse para llegar en su primera vez. De regreso ella mejor optaría por caminar, así ahorraría dinero del viaje de vuelta.
La chica por fin iba a entrar al restaurante donde la invitaron. Era pequeño, con una pinta clásica, como de dos o tres décadas pasadas en la cultura japonesa, era un encanto que brinda nostalgia de una época que nunca vivimos.
La mesa era de 4, tres de los espacios ya estaban ocupados. Kei a la izquierda, Arai más al fondo y un tipo desconocido para la Kobeni en la derecha. Parecía alguna clase de oficinista, pese que tanto Kei, Arai y Kobeni vinieron de forma casual, la nueva cara conocida venía con el uniforme de la organización.
—Beni, ¡toma asiento! ¿Te puedo decir Beni?
—Ah-así también me dice mi hermana mayor
—Oh que lindo, tienes hermanos ¿Hay más pequeños lindos parecidos a ti por ahí?
—S-si, algo así. Soy la cuarta hija de mi familia, tengo otros 8 hermanos. Muy lindos todos, siempre nos lo han dicho. — Kobeni sentía pena, pero era una verdad, los hermanos Higashiyama de Kenji para Kobeni tenían un físico atractivo, mientras que de Keiji hasta la menor, Kin eran adorables.
—Awww. ¡Algún día nos deberías invitar a verlos! No podría resistirme a abrazar a pequeñas kobenis por ahí — Decía Kei libremente, la chica era muy sincera con su amiga y para ella, Kobeni era adorable
Arai por su lado tomaba agua, se sentía un tanto nervioso, al igual que Kobeni era raro salir con gente que no fueran familiares. El chico desconocido por su lado leía el menú, buscaba algo que se le hiciera nuevo en su paladar, quería molestar a su amiga Kei.
—¡Oh! Tempura de camarón de este lugar se ve bueno, pediré uno, debe ser ¡Muuuy delicioso! —Decía el chico. No destacaba mucho, cabello corto, castaño oscuro, usaba lentes y tenía altura promedio. Destacaba por una cosa, una cicatriz lineal que cruzaba de forma horizontal del pómulo derecho, pasando por la nariz y terminaba en el otro pómulo.
—Madoka, en vez de molestarme por mi falta de olfato y gusto. Deberías saludar a nuestra más nueva integrante, créeme en acción se mueve como un mono jaja— solo Dijo Kei
—Oh perdón, lo siento mucho, a veces me distraigo con esto de socializar. Me llamo Madoka, llevo un poco menos tiempo que Kei en la organización, pero por lo regular trabajamos juntos.
—Mucho gustó, superior Madoka.
—Descuida, ya no estamos en el trabajo, Madoka a secas.
—Bien, ya todos nos conocemos —Dijo Kei— Beni ¿Una pregunta, tu también haces esto por tu familia?
—S... Si, sobre todo por mi hermano Kenta, va a la universidad, será un gran médico en unos años.
—Awww ¿Y luego también irás tú? — Preguntó inocentemente Kei, siendo ignorante del contexto de la joven.
—N-no, la verdad no creo ir a la universidad. Nuestros padres me dijeron que mejor empezara a buscar trabajo, Kenta era el mejor de nosotros en la escuela, así que le dieron prioridad a su educación.
—Oh... Perdón. Fue muy insensible de mi parte — Solo se disculpó Kei.
—No te disculpes— Kobeni solo le dio una sonrisa un tanto melancólica — Creo que no me hubiera ido mejor si estudiaba artes, antes que trabajar.
—Wow, ¿Querías estudiar artes? — Se emocionó Madoka
—S-si, no soy muy buena en ello, pero me gusta aprender de eso y dibujar... sobre todo retratos y paisajes
—Yo la verdad me uní aquí para pagarme mi estudio — Confesaba Madoka — Me gustaba pintar sobre mis sueños, pero ahora que he visto tanta cosa, demonios y gente que amo muerta, mis sueños son pesadillas y no quiero volver a tocar un pincel en mi vida.
—Ou. Perdón por eso— Solo dijo Kobeni
—A mí me gusta escribir haikus, no soy bueno en eso, pero es un hobby que desarrollé cuando esperaba a mi mamá, siempre tardaba en volver a casa— Arai se había unido a la conversación.
—Algún día deberías decirnos los que tengas novato — decía Kei — Espero que tengan hambre, pidan que yo invito.
Los 3 miraron a Kei un tanto confundidos, pero ella había insistido. Kobeni no quería ser aprovechada, así que solo pidió un Udon y una soda fría. Los otros dos hicieron lo propio.—
—Solo diganme a qué sabe, extraño muchas veces el sabor de las cosas, en especial de este restaurante.
Después de los minutos de espera, cada quien recibió un plato, incluso Kei sin la esperanza de percibir algún aroma. Madoka y Arai quedaron fascinados con el sabor y no dudaron en contarle a su compañera pelicafé. Kobeni solamente quedó callada.
Estaba enfrascada en su mente, nadando en medio de la nada. Su cuerpo flotando a través de la oscuridad, con los ojos abiertos y todos los miembros superiores e inferiores en distintas direcciones. Cómo si fuera alguna festividad, el fondo oscuro pasó a ser uno colorido, cada vez se hacía más numeroso el boom de los fuegos artificiales. El sabor del Udon que ella pidió fue potencializado con la intención de Kei de invitarlo.
—¡ESTO ESTÁ INCREÍBLE! — Kobeni pasó de estar atrapada en su propia mente, a comer tan rápido que el Udon había desaparecido.
Kei no pudo parar de reír, no esperaba una reacción como esa. Pero le daba ternura ver a su nueva amiga, disfrutando de la comida que le invitó.
—Yo también soy así con mis hermanos, me gusta invitarles a comer y ver sus reacciones. Les sirve para superar la muerte de nuestros padres — confesó Kei.
—Ou... Lo l-lamento mucho. — dijo Kobeni tras finalizar su platillo.
—No te disculpes, todos hemos perdido a alguien importante por culpa de estos seres. La verdad, hace tiempo que solo disfruto del tiempo que nos queda, a la próxima podría morir de forma insignificante y creo que no sentiría remordimiento por nada.
—Yo... Solo quiero que las cosas estén como están ahora, no tendremos la mejor situación económica, pero mi familia está bien. Cuando quieras, te puedo invitar a conocer a mis hermanitos.
—Awww ¿Son muchos hermanos chiquitos? Creeme que estaría encantada.
— Después de mi está Keiji, Kimi, Kumi; ambas son gemelas, Keomi y la menor, Kin.
—A tus papás les gustan los nombres con la K. Yo podría ser una de ustedes, mi nombre completo es Keiko, pero prefiero que se me diga Kei.
—Jaja tú podrías ser la décima hermana.
Ambas mujeres terminaron riendo, Arai y Madoka estaban tranquilos, esperando su momento para hablar.
—¿Y tú todavía dibujas kobeni?
—Ah, ya no. Lleva algo de tiempo que dejé de practicar con más calma, a veces le hago dibujitos a mis hermanos de sus caricaturas pero no más que eso. Capaz ahora que vivo sola, busque retomar ese gusto.
—Si quieres yo te puedo dar algo de mi estudio, de todos modos lo voy a vender. ¿Usas más pinturas acrílicas, acuarelas o trabajas con lápiz?
—Solo a lápiz, quiero aprender a pintar también, me llamó la atención los cuadros que estaban en la sala y yo también quisiera hacer algo así.
—¡Oh! Muy bien, en algún momento te daré las pinturas, pero cuando nos volvamos a encontrar si quieres te doy los lápices que tenga.
—E-eso... no es necesario. — Kobeni no quería ser grosera, pero no sé sentía cómoda con un regalo tan fácilmente
—Nah, descuida. No falta mucho para que yo pida mi transferencia al cuartel de Hokkaido, cómo civil, prefiero papeleo antes que enfrentar a otro demonio.
—Oh, entiendo. Yo apenas empiezo en esto y la verdad, no creo ser buena para este trabajo.
—Nadie lo es. Excepto quizá Kishibe, he oído historias de él ¡El más fuerte! Pero supongo que son rumores.
—Y-yo también he oído cosas de él, aunque muchas de ellas parecen algo ficticias— Decía Arai, quien interesado por el mítico cazador, investigó un poco y las historias que se cuentan de él, le parecían un tanto absurdas.
Las horas pasaron al punto de anochecer. Los 4 compañeros la pasaban muy bien, parecía increíble, pero Kobeni parecía olvidar que había matado a un demonio de una forma brutal horas antes. Aún así, ella vio el reloj de la pared y decidió partir rumbo hacia su casa antes de hacerse más noche.
—P-perdón si soy la primera en irse, pero no quiero llegar tan tarde a m-mi casa — kobeni se despidió de sus 3 compañeros. Decidida a caminar el recorrido de regreso, ahorrando dinero aunque la verdad más por tacañería que porque lo necesite.
—¡Espera! E-es i-inseguro caminar sola, siendo una linda dama — Dijo Arai.
—Uy, dando el primer paso. Todo un caballero el novato que me asignaron, adelante. Ya te dije que también voy a pagar lo tuyo — fue lo último que dijo Kei, antes de volver a lo suyo y seguir hablando con Madoka.
Kobeni estaba apenada y sorprendida, recibir tanta amabilidad en un día de mierda era confuso. Pero aceptó, un poco de compañía de un novato al igual que ella era un consuelo, así no tendría que convivir con Haka en dado caso que aparezca.
—¿V-vives lejos? — Intentó comenzar una conversación Arai.
—No muy lejos, creía que el restaurante estaba más lejos pero en media hora ya estaré en casa.
—¿Y por qué no mejor llamaste un taxi? — Se cuestionaba Arai.
—N-nah, me puedo ahorrar dinero y dárselo a mí familia, tenemos deudas y usar el taxi e-es un tanto innecesario.
—Estamos en las mismas. No quería decirlo en frente de los superiores, pero mi madre es una borracha. Me metí aquí porque no hace mucho empezó a tener problemas en su hígado— decía un tanto triste el nuevo compañero de Kobeni
—Ou... E-espero que se mejore tu mamá. ¿Necesita un trasplante o algo?
—Si. Con suerte y el salario de 3 meses podría completar el pago de su cirugía. Si todo va bien, no necesitaré estar mucho tiempo aquí.
—M-me alegro por ti Arai —Kobeni fue honesta, pero la dejó pensativa ¿Cuánto tiempo ella tendrá que ser cazadora? Las mensualidades de la universidad de su hermano no eran baratas, deudas de su familia y además gastos familiares, le prometió juguetes a sus hermanitos, no solo eso, pese que su hermano Kenji le dijo que no era necesario, ella quiere devolverle el dinero. Necesitaba evitar que su hermano mayor trabajara de más, su espalda podría decirse que es un tanto defectuosa.
—Eh ¿Kobeni? — dijo dudoso el chico
—¿Eh, qué pasa?
—¿Dije algo malo?
— O-oh ¡No, no, no! Estaba pensando en cosas mías, me hiciste pensar en cuánto tiempo me tocará trabajar en la organización. Al menos, podría trabajar más tiempo con Himeno, es molesta pero me consuela cuando lo necesito.
El ambiente entre los dos era un tanto incómodo, dos chicos introvertidos en entornos muy alocados no fue lo suficiente para que ambos rompan el hielo. Aún así, Kobeni se sintió agradecida. Confiaba en Arai, resultó ser caballeroso para una apariencia un tanto intimidante.
—Si quieres... la próxima vez, me acompañas a patrullar y podemos comprar un helado.
—Ah... sí, claro encantado.
— Solo he comido helado una vez en mi vida, si tenemos suerte que sea uno de chocolate o de vainilla.
—S-si... yo también pocas veces he comido helados, pero me quedaría con el de fresa.
La conversación acabó, ambos llegaron a la entrada de los apartamentos donde residía la chica. Se despidieron y ella subió hasta su casa. Llegando, solo caminó hacia su cama y pudo cerrar sus ojos.
Desgraciadamente su tranquilidad duró un segundo. En su cama se encontraba sentada en la orilla la chica de siempre, con un distinto atuendo al usual, usando el traje de los cazadores de demonios por simple curiosidad.
—Nada mal, siempre me han quedado los tonos oscuros — decía Haka — Veo que tuviste un día muy interesante niña. Sabes, si sigues así, probablemente tenía razón en el potencial que vi en ti. Te falta experiencia con el hacha, pero supongo que te ayudarán con eso, necesito ver esa brutalidad de nuevo.
—No, eso no volverá a pasar. Solo tenía miedo de lo que pueda ocurrir a mi hermano.
—Lo noté, "Que no te coma está ciudad" es una buena frase de despedida. Pero no siempre podrás estar a la defensiva, en algún punto tendrás que matar antes que el otro lo intente. A veces sin ninguna provocación.
—Yo no podría hacer algo así.
— Ay querida. ¿En serio crees que yo estoy aquí nada más para verte crecer personalmente en tu vida laboral y amorosa? Se nota que le gustaste a ese idiota que te acompañó, pero eres tan sosa y el tan aburrido que una de mis tumbas tendría mejor qumica con el.
La pequeña pelinegra solo decidió ignorar lo último que dijo, no tenía interés de tener alguna relación romántica en este momento, estaba abrumada por su trabajo, por las deudas de su familia y por la propia deuda que tenía que cumplirle a un demonio poderoso.
—No me gusta interferir en la narrativa, pero yo podría ayudarte ¿No quieres ser más fuerte? Te haré implacable, alguien de temer entre los de mi especie. — Haka decía con un tono más calmado, uno más compasivo al usual.
—N-no, no quiero hacerle daño a nadie... ni a un demonio.
Su compañera simplemente la miró con frialdad, le daba risa lo mucho que Kobeni dudada de matar incluso a demonios aunque estos no tuvieron reparo de matar a su familia y casi a ella en su primera misión.
—Tú decides. Tenemos un contrato principal, tu familia está respirando por su cuenta y tú solo debes seguir con tu estilo de vida actual... Pero podemos tener otros a cambio de lo que tú puedas ofrecer, a veces los demonios pueden hacer más cosas cuando se les hace diferentes ofertas. Solo no me vuelvas a pedir reconstruir a alguien.
La conversación terminó, Haka a diferencia de otras veces se quedó en el mismo sitio. Pensativa, Kobeni no era la única que parecía procesar mucha información el día de hoy. A diferencia de nuestra protagonista había dos cosas que no encajaban del todo. La primera era la chica pelirroja de ojos extraños y la segunda, era esa extraña persona que poseía una motosierra en la cabeza, recordando a un antiguo rival que fue la razón por la que acabó en la tierra.
Por su parte, la de los 2 sujetadores descansó. A diferencia de Madoka, su compañero que también era un artista frustrado por siempre tener pesadillas en vez de los sueños que él quería pintar. Kobeni tenía sueños un tanto simples, comida a montones y escenarios soñados, como pintar algún retrato. En esta ocasión solo se percibió a ella comiendo Udon, a diferencia del mundo real, aquí sus preocupaciones no existían.
La joven descansó plenamente que se le hizo tarde para llegar al trabajo, no fue hasta que una llamada de su celular la despertó de golpe y empezó su nueva tragedia.
—¿E-eh? Bue... ¿Hola? — contestó somnolienta la chica.
—¡KOOOOBEEEENIIIIIII! ¿¡cómo está la chica más adorable y bella de la cuarta división!? — prácticamente gritó desde la otra línea Himeno, quién por fin había llamado en el celular de Kobeni.
—¿E-eh? P-perdón, me desperté un poco tarde
—Nah, no te preocupes. Verás te tengo que actualizar algunas cosas que han sucedido — decía Himeno mientras se encontraba parada sobre el cadáver de un demonio que mató en compañía de Aki.
—N-no te escucho muy bien Himeno. Suena mucho viento y... G-gaviotas.
— Ah. Perdón, me encuentro en la playa con Aki, aunque no cómo quisiera. Capturamos y exterminamos a un demonio, tenía carne del demonio pistola en su interior y wow, fue algo difícil matarlo.
—¿D-demonio pistola?
— Si, prácticamente el enemigo #1 de la humanidad o el segundo, luego del sentido del humor de Makima. En fin, esa cosa es peligrosa pero su carne cuando la juntas con otra parece ser como un imán buscando su origen. Uff, hasta yo me sentí extraña de solo pensarlo.
—Oh... no nos vamos a enfrentar a esa cosa ¿Verdad?
—Nah, para cuándo eso ocurra quizá yo esté muerta y tú retirada con tu familia jaja
—N-no digas eso. Me sentiría triste si algo te pasa.
Himeno solo pudo sentir algo de calma y calor en su corazón luego de eso último que dijo su compañera, pero en fin, tenía que darle 2 grandes noticias, aunque la última creo que no le iba a gustar.
—Awww. Yo también te agarré mucho cariño. Pero en fin, basta de cursilería. Hay dos chismes que tengo para tí... bueno 3. La primera es que ahora Aki tiene dos hijos en casa JAJAJAJA.
—¡Puedes callarte Himeno! — decía una voz de fondo, la misma voz que dijo Kon en la misión de ayer.
—Ya ya, solo que nuestra compañera debería saber cómo le va a los favoritos de Makima- decía con su típico sentido del humor la peliazul.
—Segundo. Si le quitas los dientes de motosierra, el rubio loco que vimos en la pelea si está lindo. El muy desquiciado terminó dado de alta muy rápido del hospital, supongo que tiene sus ventajas ser un demonio.
Esto asustó a la joven aún en su habitación. Himeno lo estaba emparejando con un tipo peligroso al parecer.
—Y tercero, pero no menos importante. Nos asignaron junto con la "familia" de Aki para una próxima misión, te daré detalles en el cuartel, no tardes, yo también iré en camino.
La llamada finalizó y eso último aterró a Kobeni ¿Familia de Aki? ¿Por qué no dio los detalles en la llamada? ¿Saldría viva de esta?
De tan solo imaginar todo lo que ocurriría este día, Kobeni ni quería levantarse de la cama. No fue hasta que su compañera de habitación prácticamente la levantó.
—Terminemos el contrato.
—¡Muy bien! Ya entendí, ya entendí.
Con solo esas 3 palabras bastaron para que la chica pasara de un estado temeroso con sueño a uno más activo pero igual de aterrado. Comió su desayuno, agarró dinero para el transporte público y además... le iba a preguntar a Himeno con respecto a cómo y dónde le iban a pagar.
La chica aún con sueño llegó al cuartel, un tanto más activo que de costumbre, los cazadores estaban siendo asignados a sus nuevas misiones y los que conforman el área civil, ocupados con cosas burocráticas. Llegando a la oficina de Himeno fue cuando se dio cuenta que la situación no estaba para mejor.
—¡Los rusos nos quieren muertos! — dijo Himeno con un tono más de éxtasis que de preocupación
—E-eh.
—Ah nada. Cosas que escuché por ahí, dicen que los rusos andan haciendo experimentos con demonios, me preguntó cómo resultará eso. ¡Pero! Eso no es lo importante, tendremos una nueva misión.
—Ay dios.
—¡SIP! Tu lo has dicho, ay dios. Resulta que hay un hotel conocido en la ciudad, el hotel Morin. Lindo lugar lo he visitado algunas veces.
—¿Qué hay en ese hotel?
—Detectaron posible actividad de un demonio ahí. Quienes entraron por alguna razón ya no salen, incluso los del otro lado, los cazadores de demonios privados no han vuelto cuando se les encomendó la misión de captura. Se volvió inmediatamente un encargo de seguridad pública.
—Ou ¿Y tenemos que ir ahí a investigar?
—¡En efecto mi estimada kobeni!— confirmó Himeno, emulando el cigarro que se encontraba fumando como si fuera una pipa.
—Será rápido, Aki y sus dos nuevos inquilinos nos ayudarán en esta misión, Kei también iba a venir pero debido a otras misiones de rastreo se movió a otra misión, aún así Arai vendrá con nosotros.
—E....es un alivio.
Himeno y Kobeni terminaron movilizándose hacía los vehículos oficiales de su organización, en el camino Arai ya estaba listo para la siguiente misión... Bueno casi, seguía tembloroso, pero ya estaba asignado y no podía hacer otra cosa.
La cosa inspiraba un tanto bien a nuestra protagonista, no solo tendría la protección de Himeno y la compañía de un conocido como Arai. Himeno también le mencionaba la fuerza que tiene Aki y que probablemente sea una misión rápida, ya que Denji y Power al ser demonios, son una clase de primera línea de defensa.
Esto hizo replantear a Kobeni el hecho de su nula experiencia en combate, su brutal forma de acabar con un demonio fue gracias a su instinto de supervivencia y a sus fortalezas físicas superiores a las que aparenta, nunca antes había entrenado para defenderse ni para combatir. Si las cosas van a ser igual que en la bodega, le pediría a Himeno que la entrene.
El auto llegó al hotel Mori, se encontraba rodeado de barricadas y anuncios que prohíben acercarse al lugar. Ya había quienes estaban esperando al grupo de Kobeni. Aki y dos rubios peleando entre ellos estaban parados enfrente de la entrada del hotel.
—Eres una mala influencia para tu equipo, Himeno, hiciste que también llegaran tarde — decía en tono serio Aki, quién después de decir esas palabras se acercó a la chica y ambos empezaron a fumar.
—Lo sé, soy una mala influencia en cada novato que me toca entrenar— decía en tono pícaro la chica del parche, mirando fijamente a Aki quién también fue aprendiz de la chica — ¿Novedades?
—La pieza del demonio pistola que encontramos en el demonio que estaba en la playa se está moviendo en dirección al hotel. Probablemente el pedazo de carne sea uno grande.
La tensión entre ambos chicos terminó y la seriedad se hizo presente, Himeno dejó guardados sus cigarrillos y ordenó a Kobeni que se acerque.
Mientras Kobeni se acercaba a su superior, la rubia que venía de parte de Aki hizo su acto de aparición.
—¡Tú maldita humana, eres la estúpida que me golpeó! Implora por piedad, cuando gobierne a los humanos serás la primera que sufra la irá de ¡POWEEE....
—¡QUIERES CALLARTE DE UNA BUENA VEZ!— interrumpió Aki a Power, enfadado por una broma que horas antes ella y el otro Rubió habían hecho —¡TE JURO POR DIOS, QUE SI TU O EL OTRO ESTÚPIDO VUELVEN A ABRIR LA BOCA LOS MATARÉ!
—¡Obliganos imbécil! — decían la pareja de rubios mientras chocaban las manos y se reían.
Aki procedió a sacar algo del saco de su uniforme, lo que terminó por preocupar tanto a Himeno cómo a Kobeni, Arai por su lado estaba un tanto abrumado por su misión que no se percató tanto de lo que podía ocurrir. Pero la situación se calmó cuando el líder de la misión sacó solo un par de gomas de mascar.
—¿Y por esto? — solo dijo Aki mientras ofrecía dulces a los dos idiotas.
—Mmm es un trato justo— decía Denji.
—Si el bellaco acepta el trato yo también— confirmó Power.
Arai después de analizar la situación, solo le preguntó a su líder si esto podría salir bien, después de todo, son demonios los que acompañan a los otros 4 cazadores.
—Si ellos deciden huir o aliarse con el enemigo, los mataremos — Dijo con calma Aki.
—¿No te parece un tanto insensible? — le preguntó Denji a su compañero de casa.
—No, tú no tienes derechos humanos.
—¿Y qué gano yo con esto? La señorita Makima no está aquí y ella es la única que puede pedirme cosas como estás— Denji no tenía la intención de ayudar a alguien como Aki mucho menos a la de gente desconocida como el trío que vino hace poco.
Himeno se acercó a la oreja de su aprendiz, tenía algo importante que decirle en voz baja.
—Te lo dije, todos los hombres que se topan con esa mujer quieren ser sus perros. No te pongas celosa con lo que voy a decirle a ese idiota— decía Himeno cómo si tratara de convencer a Kobeni que no le iba a robar a ese choco por lo que iba a hacer
—Je-jefa, ya te dije que a mí no me gust... — fue silenciada con un dedo de su maestra mientras ella expresaba un "shh"
Himeno caminó fingiendo un estado de suma alegría hacia el rubio, quién al ver la extraña forma de ser de ella se sintió un tanto incómodo.
—Pides una recompensa ¿No? Que tal esto, el primero en matar al demonio que buscamos, le ofrezco un beso en la mejilla.
Esta oferta no solo llamó la atención de Denji, también la de Arai e incluso a Kobeni... No porque ella quisiera, sino porque su jefa era todo un personaje.
—¡No podemos aceptar esta oferta señorita Himeno, una bella dama como usted no debería ofrecer este tipo de co... — intentó Arai hacer entrar en razón a su superior
—¡Ay ya cállate! Señorita del parche,
Agradezco la oferta pero nah. No me interesan los labios de otra mujer que no sean los de la señorita Makima.
—¡Qué tal si aumento la oferta! 2 besitos en la mejilla de dos hermosas mujeres, yo por supuesto y mi aprendiz — luego de decir esto, Himeno señaló a Kobeni.
—E-eh. H-himeno y-yo n...
—Nope. Ninguna es Makima para que yo quisiera un beso de la mejilla de ustedes. Ella solo me pidió juntar fragmentos del demonio pistola y matar a ese demonio, no ayudarlos a matar al demonio del hotel. Una vez mate al pistola tal vez ella haga lo que yo le pida, como algo más que solo besarnos.
Himeno se estaba cansado de esta ridiculez en especial por oír a alguien tan obsesionado por la jefa de la cuarta división, así que decidió usar la última carta.
—¿Y no te parece algo más rápido si yo te ofrezco un premio más inmediato? — la chica se acercó al joven, quién por su falta de contacto femenino solo se estremeció. — Matar al demonio pistola es un trabajo a largo plazo, pero este demonio sería cosa de un día ¿Que tal si nos ayudas con esto y a cambio...
Himeno se acercó a la oreja del chico, con la intención de que lo que ella dijera fuera un secreto. Denji solo tragó saliva y sonrojado por tener tan cerca a una hermosa mujer.
—(...) Te doy un beso de lengua?
Posterior a la oferta de Himeno. Solo Denji expresó una cara de emoción, al parecer el trato le parecía justo, matar a un demonio por un beso más intenso que solo de labios.
—¡Voy primero, ese molesto demonio no puede molestar más a los pobres civiles!
—¡Espera bellaco, ¿Que te ofreció esa loca, es comida o sangre? ¡Yo también quiero!
Denji no le prestó atención, siendo el primero en entrar al Hotel, seguido de Power interesada por el premio que Denji recibiría.
Kobeni solo pudo mirar a su jefa y preguntar qué fue lo que tuvo que ofrecer para que ese demonio fuera tan cooperativo.
—Nada de lo que te debería preocupar— Dijo Himeno dando un pequeño pestañeo...
—Ah. Himeno, ¿me hiciste un pestañeo porque me estás confiando algo o es uno normal?
—Cierto, el parche. No fue mucho, aunque creo que lo disfrutará más que yo. — Himeno decía esto mientras abrazaba a su aprendiz
—No perdamos el tiempo — finalizó Aki.
Todos se metieron al Hotel sin pensar que no sería una tarea tan sencilla como se les pintó, pasarían 4 días donde nuestros queridos cazadores vivirán un infierno.
Notes:
Haré unos cuantos cambios al arco del hotel, para hacerlo un poco más espeluznante y así
Chapter 8: Actividad paranormal
Notes:
En este AU, eternidad domina todo el motel, pero en un espacio que el solo puede manipular y otro donde orquesta todo, veremos ambas perspectivas
(See the end of the chapter for more notes.)
Chapter Text
Día 1
POV de Haka .
Después del resto del grupo, Himeno y Kobeni fueron las últimas en entrar al hotel. Kobeni estaba un tanto insegura de esto y fue arrastrada por su superior. Incluso volteó a sus espaldas, viendo aún la luz del sol, el estacionamiento con algunos de los autos de las víctimas del hogar y a su compañera de contrato, Haka, el demonio de la muerte solo observando detenidamente el rostro de desespero de la pelinegra. Aunque los demás cazadores no lo detectaron, enfrente de Haka había una persistente sensación de hostilidad proveniente dentro del hotel.
—Huh. Este lugar tiene una vibra extraña— Haka chasqueó los dedos para aproximarse a la ubicación de Kobeni sin éxito alguno, sin expresión evidente en su rostro pero un tanto confundida. Al caminar a la entrada del lugar y llegar a su interior, se da cuenta que no hay nadie, no habían pasado ni unos segundos desde que el grupo de Kobeni había entrado. La recepción estaba desgastada, llena de cadáveres y un desastre en el mobiliario, roto con varios signos de lucha. Algunos de los cuerpos que ella veía estaban incompletos, de la cabeza, piernas o brazos. La única constante es que ninguno de ellos mantenía su piel, se les fue arrebatada.
—Tch. Más te vale no gastar tu primera vida, idiota— decía Haka, un tanto consiente de lo que le espera a la protagonista de la historia.
Primer piso y recepción.
POV de Kobeni .
El primer piso era el área de recepción, todas las luces se encontraban encendidas, así como Ordenado. Era amplio, había unos cuantos sillones repartidos en 4 espacios distintos, los portamaletas se encontraban algunos llenos y otros vacíos. En una de las paredes de éste piso se encontraba el área de recepción, incluso con los computadores de la época encendidos.
—Wow. Este lugar es bonito, ¿En serio un lugar como este está invadido por un demonio? — Decía Denji, quién nunca había entrado a un hotel, pese a ser de 3 estrellas, mantenía una apariencia limpia y decente.
—El pedazo de carne está moviéndose hacia arriba. No debemos estar lejos del demonio, no te distraigas— mencionó Aki, quién en sus manos el pedazo que extraño del demonio en la playa seguía moviéndose de forma activa.
Himeno mantenía el humor de siempre, estaba al tanto de como Kobeni podía ponerse cuando entraba en miedo, seguía con el remordimiento de haberse tardado en ayudar a su aprendiz en la bodega.
Así que para hacer más ameno el ambiente, saltó hacia la recepción. Empezando a jugar con las cosas que estaban ahí. Kobeni sin saber lo que su superior estaba planeando se acercó lentamente.
—¡Bueeenos Días madame! Hoy es un lindo día y me parece que usted quiere descansar con un apuesto hombre ¿No es así? — empezó actuar con un acento que parecía de la alta sociedad, mientras seguía bromeando con su joven aprendiz.
Kobeni se empezó a reír y decidió por primera vez, seguir el juego de su superior.
—Oh sí sí, ha sido algo agotador con el calor que tenemos afuera. Quiero reposar en su tan limpio y elegante Hotel y dígale a alguno de sus trabajadores que me lleve su mejor agua embotellada — Imitando el acento de su amiga. Himeno no pudo soportar la risa y ambas terminaron pasando por un mejor momento.
—Oui Oui. Aquí tiene, aún tenemos espacio en el piso 8, los otros de abajo están todos ocupados — decía Himeno mientras entregaba una de las llaves a su compañera — En un momentito te recogen tu equipaje.
—¿Y dígame, quién es el apuesto hombre quien la va a acompañar a "descansar" en este humilde y muy silencioso hotel— Decía Himeno mientras hacía comillas en las manos en la palabra descansar— Será el caballero alto y con cicatriz en la mejilla, el Rubio dientes de tiburón y que parece que la vida lo pateó.
—¡Oye!— solo dijo Denji después de oír eso.
—¿O el más apuestos de todos, el elegante hombre cabello negro, con espada en su espalda y un trozo de carne que lo hace ver más atractivo como misterioso? — decía Himeno con toda la intención de molestar y llamar la atención de Aki.
Aki solo volteó a ver a la que alguna vez fue su compañera que lo instruyó en este negocio. Un tanto molesto, pero también acompañado de una sensación que ni él podría describir.
—Hey tonta humana ¿Y por qué te olvidas de mí, yo soy más bella que cualquiera de estos 3 bellacos?
—Eh. A Kobeni no le gustan las mujeres... ¿O si? — terminó cuestionado Himeno, quién volteó a su compañera, con la esperanza de una respuesta reveladora.
—N-no. No, no me gustan... Sin afán de insultar. Heh. — decía Kobeni entrecortada, negando su gusto por las mujeres, pero extrañada que sea la segunda vez que le preguntan eso.
—¿Entonces, quién es el afortunado? Menos el de la coletita, ese es para Moi— Decía Himeno expectante de la respuesta.
—Eh. Himeno, es solo un juego— tras esto, comenzó a sudar por los nervios y la pena.
—Si... Pero aquí entre nos, Denji se ve como un tipo al que le hace falta cariño y créeme que con Makima no lo va a encontrar— Tras esto, Himeno vuelve a guiñar el ojo, pero recordando que es tuerta, solo procedió a decir — Guiño, guiño.
—No va a suceder Himeno. Tengo cosas más importantes que pensar antes que andar buscando pareja y además, y-ya no me dan risa estás bromas— sentenció la protagonista.
—¡Auch, Mi corazón! haz clavado un puñal en mi corazón— exagerando la escena, fingiendo morir y cayendo al piso.
Todos los demás integrantes del equipo quienes ya estaban por subir al segundo piso, miraron la escena sintiendo una increíble pena ajena. Menos Power quién le dio risa como se moría Himeno, deseando que hubiera sido real.
—Ustedes adelantense, sigan buscando rastros del demonio para ya poder irnos— Dijo Aki, quién después de eso escuchó un "como sea" de sus dos inquilinos y un "A la orden" del nuevo integrante.
Aún en recepción, Kobeni intentó ayudar a su superior a levantarse, ella seguía fingiendo estar al borde de la muerte. Aki un tanto molesto por la escena prefirió caminar hacia las chicas. Una vez parado enfrente de Himeno solo ofreció su mano para que ella pudiera levantarse de una vez.
—Himeno, basta de ridiculeces. Tenemos una misión que completar, luego de esto si quieres vamos a tomar unas cervezas.
—Me estás convenciendo, me estás convenciendo muy bien— Himeno seguía un tanto más cooperativa, pero faltaba algo para que por fin se levantara. Aki por su lado no creía lo infantil que era su compañera, solo suspiró y terminó por decir.
—Yo las invito.
—¡Reviví, Yupi! ¿Lo ves kobeni? El poder del amor y el alcohol lo pueden todo.
Tanto Kobeni cómo Aki estaban un tanto avergonzados. Aki solo decidió mandar a Kobeni con el resto de los demás integrantes.
—Novata, reúnete con los demás, yo tengo asuntos que hablar con Himeno.
—S-si, claro— Kobeni siguió la orden y partió hacia el otro piso.
POV de Himeno
Dejando de lado a Kobeni, Aki y Himeno comenzaron a caminar a la par.
—Dime ¿Que tengo que hacer para que dejes de ser tan infantil en estás misiones?— preguntó de forma seria el interés amoroso de Himeno.
—Retirarte de este trabajo. Solo así verías mi faceta más madura— decía Himeno mientras le sonreía a su compañero.
—Sigh. Ya hemos hablado de esto, no voy a retirarme hasta que haya encontrado al demonio pistola o que muera por su culpa.
—Podrías hacer que otros lo busquen desde la administración civil de los cazadores. No es necesario que sigas buscando venganza de algo que sucedió hace años.
—Perdí a mi familia y el culpable sigue suelto. Sé que te preocupa pero al menos deberías ser consciente de eso.
—¡Qué le vamos a hacer! Podríamos retirarnos ambos, tengo unos ahorros guardados y disfrutar de lo hermoso que aún ofrece el mundo. Hace años que no ha atacado el pistola, quizá alguien lo mató y nosotros ni en cuenta.
—Sería agradable. Pero uno nunca está lo suficientemente alerta.
—Mi oferta sigue en pie, como un contrato, tú te retiras y yo... ¡Te invito a unas vacaciones!
—Pero solo.
—Aw. Le quitas lo divertido a la vida, vamos, ven conmigo, hay una isla en Corea muy linda que quiere que ambos vayamos— Himeno intentó ser persuasiva, pero a diferencia de Denji o el penoso de Arai, Aki hace tiempo que dejó de caer en los encantos de Himeno.
—Sigamos con la misión. Necesito hacerte unas preguntas con respecto a los nuevos.
—Nu-huh. Acepta mi oferta conmigo y luego te contesto todo lo que quieras.
—Himeno... — Solo nombró a su compañera, aunque de inmediato se le ocurrió una contraoferta— ¿Esa novata sigue teniendo la llave que le diste?
—Ah. ¿Te refieres a la linda Kobeni? Si, ella tiene una llave, pero es hasta el octavo piso.
—No importa. Cuando lleguemos, bebamos algo, la luz sigue funcionando y dudo mucho que nos cobren por las cervezas del lugar.
—Hayakawa Aki, siempre tan convincente— afirmó Himeno quién le pegó ligeramente al hombro de su acompañante, Aki pese a todo, siempre le gustaba la compañía de la que alguna vez fue su superior.
—¿Aceptas?— solo preguntó Aki con una ligera sonrisa, similar a las fotos que Himeno tenía en su oficina.
—Claro, claro. Aunque mira— Himeno sacó de su bolsillo otros 2 juego de llaves— Que sea algo solo de nosotros dos, los otros bobos que consigan su propia cerveza, le daré este otro juego a Arai.
—Eso me recuerda ¿Cómo se llaman los novatos que trajiste y que observaste en ellos? — volvió en su tono serio el joven Aki.
—La más bonita del lugar es Higashiyama Kobeni, es algo tímida pero créeme, sabe moverse muy bien... como un mono— luego de esa afirmación Himeno dio una pequeña risa— Sigue siendo un tanto inexperta, pero cabe bien en sitios reducidos y le gustan los vagabundos.
—Eso último no era necesario, ¿Cuál es su contrato de la chica?
—Me dijo que era del mono. Pero ya que estamos somos, ella está mintiendo. Algo me oculta, pero no sé porqué será.
—¿Y el otro?
—Olvidé su apellido, pero se llama Arai, es más centrado pero sigue temeroso de lo que nos enfrentamos. Es tu compañero de contrato, también hizo uno con el demonio zorro. Solo que no es atractivo para el demonio, no como mis ojos aquí presentes— Finalizó Himeno, dando su mirada más tierna a su compañero de quien estaba enamorada.
—Ojo.
—Ah. Tienes razón, mi error— dijo Himeno mientras se dio una pequeña palmadita en la cabeza como castigo.
—¡AAAAAAAAAAA! — Un Grito sonó en el siguiente piso.
Aki y Himeno decidieron no perder el tiempo en su pequeña charla y se dirigieron hacía sus compañeros, Himeno se preocupó por su aprendiz, no quería permitir que algo malo le volviera a pasar.
Segundo piso .
POV de Denji.
—¡Suéltame pedazo de mierda! — dijo en voz alta, mientras era golpeado hacia la pared por Arai.
—¡No podemos subir sin Himeno y el superior Hayakawa! — dijo Arai, siguiendo el protocolo de los cazadores que no permiten separarse los novatos de sus superiores a menos que ellos lo ordenen.
—Tu maldito. ¡Tu eres el que quiere quitarme el beso de la chica de parche! Pues adivina, mi lengua estará en su boca y no la tuya— Denji intentó molestar a Arai sin éxito, ya que esté chico no iba por el de lengua sino solo el de la mejilla.
—T-tiene nombre— Kobeni intentó defender a su amiga, pero se sintió intimidada por la escena.
—La pequeña humana de allá tiene razón, ella tiene nombre, se llama tuerta besa idiotas— dijo power intentando molestar a Kobeni.
Se escucharon pasos acelerados de las escaleras de abajo, hasta que dos siluetas aparecieron en escena.
¡Chicos! ¿Están bien? — La voz de Himeno y Aki sonaron al unísono— ¿Quién fue la persona que gritó?
—¿Grito? — preguntó Denji— Nadie ha gritado, solo este maldito idiota con cicatriz quiere quitarme el beso de la chica tuerta.
—Himeno, me llamo Himeno— Luego de decir su nombre, Denji recibió un golpe por detrás gracias al poder de la chica.
—P-perdón, señorita Himeno— Dijo Denji cómo un perrito regañado.
—HAHA. te ha dado un golpe la loca tuerta— Power se burló de Denji hasta que ella también recibió un golpe de Himeno de la misma forma— ¡Auch!
«Agh. Esto es una mierda, debería estar ya con la señorita Makima. Solo debería buscar al maldito demonio pistola, hacerlo mierda y ella me cumplirá hacer marranadas con ella» — Denji pensaba su idealizado plan de vida.
—¡Kobeni!— nombró Himeno mientras abrazaba a la chica— ¿Te hizo algo malo mi pobre angelito inocente víctima de la mirada lasciva de este rubio tonto, vago y apestoso?
—¡Oye hoy sí me bañé! — Gritó Denji.
—Confirmo, yo cagaba mientras se bañaba— dijo Power, quién fue testigo del baño de Denji aunque después de eso, cerró la puerta y dejó a Denji casi muerto por el mal olor contenido en la habitación.
—No, señorita Himeno. Yo no grité. — la negación de Himeno dejó un tanto confundidos a los dos superiores, el grito parecía cercano y además desgarrador, como si alguien estuviera muriendo.
Pov de Haka.
El grito provenía de este lugar. Era una mujer la autora de dicho estruendo que dejó preocupados a la pareja que estaba en recepción.
Haka solo observaba cómo el pasillo era un desastre, había cadáveres por doquier, algunos no coincidían con la temática del lugar, no solo estaba recolectando cadáveres dentro del edificio, la vestimenta de algunos muertos dejaba en claro que algunos vagabundos tuvieron la desdicha de ser víctimas de lo que fuere capaz de asesinarlos.
—a... a-ayuda— decía una pobre mujer aún con vida, con la piel removida al borde de la muerte. Se ha dicho en algunas ocasiones que cuando llegue el momento de tu muerte, ella estará ahí viéndote. La mujer tuvo la desgracia de ver al miedo encarnado por morir.
—Responde rápido, ¿Quién te hizo esto? — Haka no buscó contratiempos.
—Manos. Varias manos. — la chica contestó, pero después de eso solo dejó de respirar.
Haka intentaba enlazar la respuesta con la falta de manos de algunos de los cadáveres que ella veía. Seguía sin encontrar un patrón. Inspeccionando en el piso de abajo veía como en recepción los juegos de llaves de las habitaciones variaba la disponibilidad dependiendo el piso, pero había una excepción, ningún juego de llaves del piso 8 estaba presente.
Con la falta de llaves del piso 8 y el grito que provenía en el segundo piso, solo tuvo que seguir buscando, las pistas no la llevaban a ningún lado.
Procediendo a subir al tercer piso.
Tercer piso.
Todo el grupo se estaba dando cuenta de un patrón misterioso. Las puertas se encontraban cerradas, ninguna tenía acceso. Incluso Power y Denji usando fuerza bruta no pidieron abrirlas.
Algunos muebles estaban en sitios al azar. Podían ver como los sillones se encontraban en forma diagonal en vez de paralelos a sus paredes, los cuadros en las paredes estaban invertidos, no se veía la pintura sino la parte trasera.
POV de Power.
—¡Bellacos! Hagamos una competencia, el primero en romper está puerta gana un besito de mi parte.
—Paso— Denji, Aki y Arai dijeron prácticamente al mismo tiempo, lo que terminó dejando con la boca abierta y el ego por los suelos a la chica rubia.
—Si los hombres no se ofrecen, yo lo haré — Dijo Himeno, con la esperanza de seguir jodiendo más a la poseída.
Himeno se paró enfrente de la puerta, contrario a lo que power pensaba, no usó su habilidad, simplemente usó el hacha de Kobeni para destruir la puerta. No hubo éxito.
—¡Wow es casi indestructible! — se sorprendió Power y a la vez se alivió que Himeno no ganara la competencia.
—No perdamos el tiempo. El demonio no se encuentra aquí— decía Aki, él seguía observando como la pieza se movía.
Por su lado, Power solo estaba extrañando a Nyako, el pobre no tenía mucho tiempo que se encontraba separado de su dueña debido al secuestro que hizo el demonio murciélago, ahora por culpa de la granuja de Makima (en sus palabras) volvió a ser separada de su fiel compañero.
—Coleta. ¿Podrías darte prisa y decirnos dónde está el demonio? Ya quiero volver a ver a Nyako.
Pov de Aki .
—Idiota. Apresúrate y sigue subiendo, necesitamos que la carne de cañón vaya delante de nosotros y nos diga lo que ve.
—¡No soy una idiota, mi IQ es más alto que el tuyo!
—Ni siquiera sabías cuánto es 4 + 4 — se burló Denji
—¡ES 1000! Yo inventé las matemáticas bobalicón.
—Pendeja, es un árbol.
Luego de esa afirmación todos se quedaron callados.
«Makima, soy tu mejor hombre y así es como me lo pagas. Por mucho que me digas que confías en mí, esto es horrible» — Aki estaba agobiado por aguantar a un par de idiotas que se comportan cómo niños.
Aki le gustaba Makima, en palabras de él mismo, ella llegó a salvarle la vida, por lo que siente una deuda muy grande con ella. Parte de la razón por la que aún sigue siendo un cazador es que él es quién tiene más cercanía con la jefa, así puede observar su belleza con mayor frecuencia.
Aki dio la espalda al resto del equipo. Continuando incluso si tiene que ir solo hacia el siguiente piso. De la nada unos brazos empezaron a rodearlo y una cabeza empezó a reposar en su espalda.
—¿En qué piensas? — pregunta Himeno.
—La misión. Quiero acabarla y dar mi reporte a la señorita Makima. — dijo sin ningún tapujo Aki.
—¿Pensando en la señorita todos-míos? Sabes, no entiendo qué le ven ustedes los hombres, es una chica aburrida y con pésimo sentido del humor.
—Es centrada. Es eficiente en el trabajo y busca el orden en las cosas.
—Blah blah. Sabemos que te gusta — dijo Himeno con dificultad eso
—¡¿Qué?! Solo yo puedo gustarle a la señorita Makima — exclamó Denji
—Tu adelantate Denji, sigue buscando rastros del Demonio y podamos descansar de una vez— dijo Aki, molesto por lo que Himeno acaba de provocar
—Ni hablar maldito ladrón, ven a pelear si tanto quieres el amor de la señorita Makima.
—¿Y por nuestro besito acordado? — dijo Himeno.
—Okey. Ese demonio no debe estar muy lejos, te prometo que lo mataré— finalizó Denji, quién fue el primero en subir al siguiente piso.
—¡Esperame imbécil! — gritó Power, luego de ser dejada por su compañero.
Aki solo se separó de Himeno. El chico le dijo que la oferta seguía en pie para que en el octavo piso tomen unas cervezas, les servirá de premio una vez maten al Demonio que buscan. Luego de eso, siguió subiendo las escaleras.
POV de Kobeni
«¿Besito?» — pensó Kobeni un tanto dudosa de la oferta que hizo Himeno hacia el rubio.
Kobeni y Arai iban juntos, este último era prácticamente una estatua, no cambiaba de expresión y estaba nervioso al lado de la protagonista. Kobeni por su lado, ignoraba su presencia.
Himeno permaneció en las escaleras, Aki continuó el rumbo y ella solo se quedó esperando a su aprendiz.
—Himeno... — intentó comenzar una conversación la pequeña de los dos sujetadores.
—Lo sé, lo sé. Los hombres son idiotas y siempre se van con quién no les conviene. Ya sé esa historia. — Himeno perdió el sentido del humor que tanto la caracterizó
—N—no iba hacia ahí mi pregunta ¿Que le ofreciste al chico?
Himeno recuperó de inmediato el humor y quiso molestar a su joven aprendiz.
—Ayyy. ¿Celosa? No sabía eso de ti, compañera — decía en tono burlón.
—N-no. basta de bromas ¿Que hiciste para que él estuviera cooperativo?
—Lo de siempre. Persuadir al hombre con la única cabeza que les sirve. Denji está como Aki, bajo los encantos de la bruja de Makima. Solo el beso del verdadero amor podría curarlo y no soy yo— dijo Himeno mientras apuntaba a Kobeni luego de su última oración — Es broma. Le dije que si mataba al demonio, Denji podría recibir un beso de lengua de mi parte, el idiota cree que será verdad.
—Ou. No creo poder hacer algo así— solo respondió Kobeni a Himeno.
—Tonterías. Tienes aún las llaves que te di, podrías convencer al idiota rubio con tu belleza y convencerlo de ir en privado ahí. Creeme aquí entre las 3, tu eres la que más destaca por bonita.
Kobeni quedó avergonzada y roja. Pero no quedó mucho más por decir.
—Madame, espero que disfrute del hotel. La comida es horrible, pero los chicos son hermosos. — Himeno volvió a repetir el acento de alta clase hacia Kobeni, quien terminó por ceder en la broma de su jefa y continuar con el acto.
—El agua sabe horrible pero aún así pediré 2 más y discrepo, los chicos no están guapos y apestan a perro mojado.
—¡QUE SÍ ME BAÑÉ! — gritó Denji desde el piso de arriba.
Esa frase fue suficiente para que Himeno y Kobeni puedan reír como amigas íntimas. Aunque ignoraron a Arai durante su ascenso, los 3 fueron los últimos en subir hacia el siguiente piso.
Cuarto piso.
POV de haka .
Las cosas estaban empeorando una vez subiendo al cuarto piso, se escuchaban ruidos. Pisadas lentas y solitarias.
Un chasquido sonó en el pasillo, fue el mismo demonio de la muerte autor del sonido, quien explorando el lugar vio como ninguno de los brazos esqueléticos salía a su servicio.
La sospecha estaba confirmada, había sido separada de Kobeni por medio de la habilidad de algún demonio. De alguna manera los planos fueron separados en 2, Haka estaba en el que parecía ser el auténtico hotel, mientras que Kobeni en otro que al que ella no podía entrar. Intentó buscar la manera de localizar a su compañera de contrato, sin éxito.
Cómo de costumbre, el pasillo del cuarto piso estaba hecho un desastre, no había tantos cadáveres cómo en el anterior. Algunas puertas que estaban delante del demonio se encontraban abiertas, podía ver alguna clase de figura amorfa caminando hacia una de esas entradas.
Haka decidió caminar, estaba segura que no sería detectada por un demonio así, a menos que ella quisiera. Sin embargo, cuando llegó al metro de distancia, la cosa terminó siendo un tanto distinta. Todas las puertas cerraron al mismo tiempo, incluyendo la que haka estaba al acecho.
Un tanto incómoda por cómo reaccionó este pasillo. Haka decidió incumplir con su naturaleza. Su evidente anonimato terminó por desaparecer. Era visible a los ojos de cualquiera, incluso un humano podría llegar a visualizarla.
—¿Quién eres Demonio? Muéstrate.
Una de las puertas se volvió a abrir. Dejando salir a un ser amorfo, repleto de manos y unas cuantas mandíbulas en su cuerpo, acercándose al demonio de la muerte con suma tranquilidad.
—NooOoo.... TeeeEengoooo... conflictoooo... coooonnntigoooo — balbuceó aunque entendible ese ser.
—Estás interfiriendo en mi entretenimiento. En lo que a mí respecta, tienes algo contra mi.
—Eeeel... eeenemigoooOo... eeeEs... eeeEeel mOoooTiessierra.
Haka quedó un tanto impactada por la revelación. Su sospecha quedó confirmada, el chico que estaba con la motosierra en la cabeza no la tenía incrustada por estupido. El posiblemente sea quien tenga los poderes de una entidad respetada cómo temida en el otro plano terrenal.
Aunque para ella no simbolizaba nada como un enemigo. Solo un mal recuerdo de una vida pasada. El encuentro que tuvo con el motosierra fue el desencadenante para que ella tomara una actitud tan indiferente y se aislara del mundo, pero eso será otra historia.
Haka perdió el interés en la criatura y en el demonio de quién provenía. Desapareció de su ojo, de esta manera volvería a ser indetectable en todos los sentidos para el autor de esta masacre. De alguna forma buscaría la manera de comunicarse con su mascota.
Mientras caminaba hacia las escaleras para seguir subiendo, se escuchaba como las paredes de este piso empezaban a temblar y reducir su altura, poco a poco el edificio iba eliminando el 4to piso, Haka solo siguió subiendo, preguntando así misma si estaba la par que Kobeni. Ascendiendo hasta el nuevo piso y escuchando como el piso donde ella tuvo el diálogo con lo que parecía ser una extensión del demonio, dió un estruendo y desapareció.
Parecía un mensaje el hecho que eliminara ese piso en específico. En algunas culturas de origen asiático, el número cuatro y la palabra muerte tienen una misma pronunciación. Podría tener distintas interpretaciones según Haka. Evitar la muerte, sería el más sencillo de entender, el Demonio del edificio no buscaba pelear con ella.
Quinto piso
POV de Arai.
«¿Por qué estará ignorándome?» se preguntó así mismo el miembro más alto del equipo. El tenía una cierta atracción hacia Kobeni, amor a primera vista algunos lo podrían interpretar.
Él podía ver cómo Himeno y Kobeni se estaban tranquilizando mutuamente mientras él no se atrevía a decir una sola palabra por su timidez.
Al ser el último que subió al siguiente piso, se percató de un simple detalle, en algunas paredes se podía ver el número de piso donde los huéspedes podían ver dónde se ubicaban. Él estaba consciente que estaban subiendo del tercer al cuarto piso. Pero ahí mismo indicaba que se encontraban en el quinto.
—C-chicos. ¿En qué momento subimos tan rápido al quinto piso? — por fin pudo hablar, pero solo porque esa duda le generaba.
—¡No seas idiota, carta cortada! Estamos en el cuarto, el que debería aprender matemáticas además de la imbécil cornuda a mi lado — Denji tenía algo en contra de Arai, sabía que si se descuidaba este le robaría el beso que Himeno prometió... o eso es lo que el rubio pensaba.
—Arai, estamos en el cuarto piso— Dijo Aki calmadamente, no sé había percatado de la numeración debido que seguía observando por dónde se movía el pedazo de carne del demonio pistola, aún dirigiéndose hacia arriba.
—N-no lo creo, miren la pared— señaló, cómo era de esperar todos tuvieron una extraña sensación al ver el número 5 en vez del 4.
En algunos hoteles el 4 llegaba a ser excluido debido a su asociación con la muerte, para evitar la mala fortuna se removía, pero el hotel Morin fue construido por un grupo empresarial de extranjeros, ignorantes de las supersticiones asiáticas y teniendo un estilo más occidental. Aki y Himeno eran conscientes de ello.
Kobeni se volvió a asustar. Su compañera Himeno le pidió un momento, se separó de su lado y se dirigió al otro extremo del pasillo donde se ubicaba Aki, ambos tenían que platicar lo que acaba de pasar.
Arai vio como la chica temblaba del miedo y aunque su timidez le impedía decir alguna palabra de aliento, el ruborizado novato decidió acompañarla con una distancia considerable para que ella no se sienta abrumada por su cercanía.
—Descu... — Ni una sola palabra pudo concluir, luego de ser interrumpido por el rubio.
POV de Kobeni
—Te vas a orinar encima si sigues así de miedosa— Denji se dirigió a Kobeni. Será un tanto idiota pero no sordo, oía desde la pelea contra el demonio sanguijuela cómo Himeno le aconsejaba a la chica acercarse a el. No le molestaba, pero seguía siendo atraído únicamente por Makima.
—S-solo es que hace un poco de frío— Kobeni un tanto apenada pero a la defensiva, dijo lo primero que se le ocurrió, pero luego decidió continuar — Oye...
—Ajá...— respondió, esperando qué tipo de tontería iba a decir su compañera de misión.
—Lo siento, p-por lo de allá abajo. Estaba jugando con Himeno, no creo que huelas a perro mojado— la disculpa de Kobeni era sincera pero sus palabras parecían ser las incorrectas.
—Heh. Si te orinas no sería el único con olor a perro mojado en este hotel— respondió Denji, quien se terminó tomando con humor la disculpa de la pequeña.
—Si... no sucederá— Dijo Kobeni, quien al escuchar una voz más tranquila de Denji, recordó algo que vivió en el pasado
Había una extraña sensación de que esa voz ya la había escuchado en el pasado, solo que debido a la forma tan característica y altanera de Denji, no sé había percatado de la similitud.
—¿N-nos conocemos de algún lado? — preguntó directamente la chica, pensando que en el pasado ya se habían topado.
—Lo dudo. Pareces de alguna familia adinerada y tu gente no me quiere cerca de su basura aunque sea la menos podrida.
—S-si fuera adinerada... N-no trabajaría aquí.
—¿También le pones agua a tu shampoo?
—U-uso más los sobres. No puedo costear aún un shampoo más grande.
El último comentario de la chica le dió un tanto de gracia al rubio, por lo que se sintió en confianza de seguir platicando con ella.
El momento de calma terminó finalizando. Mientras Power seguía buscando maneras de abrir las puertas para ver si podía robar algo. Una de ellas terminó abriéndose sin que nadie la tocara. De la nada, distintas criaturas amorfas, en su mayoría solo contando con una cabeza y un par de pies salían con cierta lentitud, posando en medio del pasillo y separando a Aki, Himeno y power de Arai, Kobeni y Denji.
—Santa mierda— se escuchó de parte de Himeno.
Notes:
damn, tengo sueño, los quiero
Chapter 9: Sin retorno
Chapter Text
Día 1
Quinto piso.
Las pesadillas de Kobeni no venían de sus sueños, la simpleza de la chica radica en tener una vida pacífica cuando ella dormía. Su realidad era siempre una pesadilla, si no era herramienta para sus padres, era una potencial víctima de abuso y gracias a su nuevo trabajo, una vida de la que ella no es dueña corría peligro.
—¡Ten cuidado Kobeni! — Himeno gritó — ¡Toma tu hacha!
Con sus poderes Himeno agarró el hacha que le había pedido prestado tiempo atrás a su aprendiz para un juego que Power había comenzado. La entrega fue exitosa y al menos del lado de la protagonista, todos podían defenderse. Denji por consejo de Aki decidió no usar sus poderes como el hombre motosierra, el espacio era reducido y podría causar daño colateral.
Una vez las 5 pequeñas criaturas amorfas de naturaleza extraña aparecieran en medio del pasillo, 2 se dirigieron hacía el grupo de Aki, con lentitud y hasta un poco de dificultad.
—¡¿En serio, estas mierdas son lo que ha causado tanto desastre?!—Power solo reclamó— Yo me encargo de ellas.
El par de criaturas dio un salto hacia Himeno y Power, la primera sin dificultad se encargó de contener suspendido en el aire a su atacante. Power con un cuchillo generado con su sangre dividió en dos a la criatura, dejando una marca de sangre vertical en el rostro. Hasta que se separó y se pudo ver el interior del cráneo.
—Iug— solo dijo Himeno, quién acercó a Power la criatura que contenía y ella hiciera lo propio con la que faltara —Hacemos un gran equipo.
—Callate humana— Power no aceptó el elogio de su compañera y prefirió levantar la cabeza que había cortado. Le dio un mordisco, el sabor era horrible y luego la tiró.
El grupo de Denji tampoco tuvo su dificultad, Arai agarró el coraje que necesitaba y con su hacha la incrustó en la criatura que se había lanzado contra él. Denji por su parte pisó a los dos restantes sin dificultad, aunque quedó con manchas de sangre, el solo dijo que se bañaría después.
—Mocosa, ni creas que te voy a proteger, este bombón solo cuidará de la señorita Makima— Dijo Denji a Kobeni.
Kobeni reflexionó un poco lo que Himeno le había dicho, aún no conocía a la señorita Makima pero según su maestra, ella no iba proveer ningún afecto al rubio.
—¿Y-y ella cuida de ti?— solo preguntó
—¡Claro! Me paga la comida, obligó al cara de amargado a ser mi sirviente y una vez me dio de comer en la boquita— dijo feliz el rubio
—¿Y no te pidió algo a cambio?— dijo dudosa.
—¿Eres policía? La señorita Makima ha sido amable conmigo, incluso me pidió ser su perro personal— respondió con orgullo Denji
Himeno tenía razón, no mentía cuando ella decía que la jefa pedía que los novatos fueran perros para ella. No sabía a lo que se refería a ciencia cierta, pero estaba segura que no era para algo sano y que para Makima, el chico Denji era solo una herramienta.
Kobeni sintió un poco de empatía por el chico, ella también era una herramienta para sus padres y ahora también para un demonio. Por lo que, quizá no le cumpliría el capricho a Himeno, pero si se volvería en una amiga para el joven motosierra.
—¿Y te sientes bien siendo un perro?
—La verd... — Denji no pudo concluir su oración, cosas importantes aún faltaban por hacer.
—¡A la mierda, acabamos con el problema y vámonos a casa, nyako me necesita! — Power estaba malhumorada de estar tanto tiempo sin estar al lado de su mascota.
—Aún no acabamos, miren. — Aki señaló a su "radar" aún moviéndose hacia arriba.
—Agh. Continuemos con esto. Hey chica, platiquemos eso cuando finalicemos el jodido trabajo— Denji cansado por seguir subiendo escaleras prefirió terminar el trabajo antes que conversar.
Kobeni solo asintió, la verdad también estaba cansada de seguir subiendo escalones y ver qué cada vez se hacía más raro el hotel.
Sexto Piso .
No había mucho que decir. El pasillo y las habitaciones parecían idénticos a los anteriores, a diferencia del piso anterior no habían cuadros ni muebles que resaltaban por un patrón extraño.
Todo estaba vacío sin ningún detalle significativo. Aki prefirió no perder el tiempo, si no había nada de interés deberían seguir subiendo. El fragmento de carne que tenían del demonio pistola no indicaba más que seguir subiendo.
Para los 2 novatos y los 2 demonios no era más que una molestia, ya se habían tardado más de lo que esperaban en búsqueda de un demonio.
Power decidió mandar a la mierda todo.
La chica se había aburrido de estar en un Hotel solitario sin nada que robar, prefería ser asesinada antes que subir otro piso, Denji también tenía las intenciones de seguirla pero recordó la promesa de Makima y quería un beso de lengüita de ella también.
Decidida a bajar las escaleras solo fue golpeada por una pared que apareció de la nada. Todos se quedaron asustados, incluso aquí, el lugar de dónde habían llegado ahora estaba bloqueado.
Las puertas del pasillo se abrieron. A diferencia de solo una cabeza con pies, está vez fueron 4 cuerpos extraños con varios brazos acumulados cómo si fuera un erizo de mar, como sostén estaban 3 cráneos dónde las extremidades se incrustaban.
No solo el aspecto había cambiado. También la velocidad en la que atacaban. En 3 impactos directos Power terminó en el suelo.
En respuesta la poseída activó su habilidad, creando una espada de sangre. Partiendo en la mitad uno de esos individuos que la atacaron. El corte fue exitoso.
Para su desgracia, no sirvió de mucho, en vez de morir como en la vez anterior solo dividió al erizo humano en 2 más pequeños.
¡Mueran malditas mierdas! — la actitud de Power pasó a ser defensiva, las bromas acabaron.
—Aki... — Himeno nombró a su compañero, preocupada por estar cada vez más cerca del demonio que orquesta esto— Kobeni, detrás de mí.
La superior pese a todo seguía estando al pendiente de su protegida, la tensión incrementó con cada segundo.
—Superior Hayakawa ¿Cual es el plan? — Arai estaba asustado, realmente asustado incluso sujetaba con nervios el hacha que tenía.
—Esta jodida cosa nos sigue indicando que subamos, no perdamos el tiempo. Himeno, adelanta camino con Kobeni. Arai tu escolta. Denji, ven conmigo tenemos que regresar por Power.
—¿Y si la dejamos? Sería ahorrarnos dinero en papel higiénico.
Aki lo reflexionó un poco, pero dejarla morir sería un fracaso una vez entregue el reporte a Makima y no podía permitirse eso.
—No, es nuestra compañera y debemos regresar todos a casa.
—Tch. La próxima vez que tape el baño te toca a ti.
Denji y Aki empezaron a acortar distancia entre ellos y power, para su desgracia todos esos cuerpos extraños se habían enfocado en ellos.
—Denji, ¿puedes volverte en motosierra ahorra?
—No soy un genio en esto, pero una vez los mate no creo poder volver a transformarme si llega algo peor.
Cuando los erizos humanos se tornaron hostiles a Denji y Aki, ambos dispuestos a luchar sin muchas probabilidades de salir ilesos. los erizos saltaron hacia el par de chicos.
A centímetros del impacto. Los erizos humanos fueron empujados a la pared de su izquierda. Los cráneos que daban soporte a los brazos fueron aplastados en un solo golpe. La autora del ataque fue Himeno.
—¡Qué patrañas fue eso! ¿Por qué rayos no hiciste eso cuando me estaban atacando? — Power reclamó a Himeno por no haberla ayudado en un inicio.
—Tenía que asegurarme que Kobeni no sufra daños— mientras decía esto, la superior abrazó a su aprendiz, Kobeni estaba tan asustada que casi llegaba a romper en llanto.
—¡Yo soy más importante que ella, ya he matado a estas estúpidas cosas y ella no ha hecho más que estorbar!— Power quería empezar un conflicto.
Pero de inmediato la misma fuerza invisible agarró del cuello a la rubia, golpeando la pared donde antes estaban las escaleras para el piso de abajo.
—Serás más fuerte que Kobeni. Pero en lo que a mí concierne, eres la razón por la que ya no podemos regresar al exterior— Una faceta pocas veces vista en Himeno salió a la luz, no había expresión de enojo, simplemente una frialdad casi equiparable a la de Aki.
Mientras se acercaba a Power, la poseída estaba luchando por respirar, siendo cada vez más difícil.
—Himeno, detente. Es una orden— Aki dijo fuerte y claro a su maestra.
La chica hizo caso y detuvo el efecto de su habilidad, seguía caminando en dirección a Power, por su lado, la rubia se encontraba de rodillas mientras aún recuperaba el aire.
Himeno solo le tendió la mano. Juró que sería la última vez que ponía un dedo sobre ella si es que por fin cooperaba con el resto del equipo.
Power sabía que era una pelea perdida, incluso si ella era más fuerte que la tuerta, no era lo suficientemente rápida para evitar el ataque invisible, mucho menos lo podía detectar. Aceptó la mano de su compañera y se levantó.
—¿Cómo rayos haces eso? — preguntó Power.
—Ah. Hice un contrato con el demonio fantasma. A cambio de poder usar una de sus manos a voluntad, yo le di uno de mis ojos, ahora es básicamente una extensión mía.
Himeno recuperando otra vez su sentido del humor le hizo una demostración de lo que ella podía hacer. Sacó de su traje una cajetilla de cigarros y la magia había empezado. Uno de los cigarrillos empezó a levitar y llegó a la boca de su portadora. De la nada un encendedor salió de su bolsillo, se encendió aparentemente por sí solo y le dio fuego al cigarro que empezó a fumar.
—Wow, eso fue asombroso— Power quedó asombrada, pensando que si ella fuera un fantasma asustaría a Denji cuando éste vaya a cagar.
POV de Haka.
Los mismos monstruos que el grupo vio estaban caminando libremente por el pasillo mientras Haka los analizaba. Todos eran de las víctimas de los pisos anteriores, incluso podía ver como los cadáveres más frescos eran movidos por los erizos humanos.
Algunos aún mantenían su piel intacta, otros estaban en proceso de extracción, podía ver como no tenían cuidado en el proceso. Un erizo sostenía el cuerpo inerte, mientras que otro con sus uñas se incrustaban en la piel de la parte frontal del cráneo. Poco a poco arrancaban la piel que podían. Podía ver como la sangre empezaba a brotar mientras cada vez más estos extraños seres tenían en su poder la piel de su objetivo.
Haka miró sin ningún tipo de reacción, observó que seguían siendo hombres sin hogar, algunos de los que aparentaban ser huéspedes y hombres fuertes, los que Himeno había mencionado a Kobeni que eran los cazadores privados. Una vez la piel fue removida de los cadáveres. Estos erizos arrojaban lo que no les interesaba hacia las escaleras del piso inferior. Haka había notado que todos los pisos eran estaciones de trabajo y el primer piso, era el área de deshechos.
Incluso vio la razón de porque los cuerpos estaban incompletos, eran arrancados de los cadáveres y llevados al siguiente piso. Por simple y llana curiosidad, Haka decidió ascender.
Séptimo Piso
La desesperación en el grupo ya era notoria. El demonio al que se enfrentaban no era cosa fácil, lo que parecía una misión rápida sin contratiempos, terminó siendo un terror para los novatos, una molestia para los Demonios y una carga para los superiores.
Arai y Kobeni terminaron cubriéndose las espaldas, la protagonista estaba cada vez más cerca del llanto, incluso Himeno no lo pudo impedir y tenía razón, su primera misión resultó ser un juego de niños comparada a la segunda.
Power ya no se encontraba diciendo ningún chiste. Los erizos humanos terminaron siendo superiores en número y ella no podía hacer nada al respecto.
Incluso Denji estaba en aprietos. Solo había una oportunidad para volverse el motosierra y si lo usaba en contra de lo que parecían simples peones, ni la sangre de sus víctimas sería suficiente para volver a tener otra oportunidad.
Aki y Himeno eran los únicos que aparentaban estar en calma, fumando cada uno un cigarro, pero incluso con esa pequeña ayuda, la psique de ambos estaba cada vez más desgastada.
El piso a diferencia del resto, no mostraba ningún signo de hostilidad, estaban llegando a las escaleras para subir al octavo.
—El lado bueno de esto es que estamos cerca de nuestras cervezas — dijo Himeno intentando mirar con optimismo esta jodida pesadilla.
—Si... espero que haya suficientes — Esta vez Aki decidió seguir el juego de su compañera.
—¡Kobeni! Usa tu cuarto e invitale unas cervezas al rubio baboso, si vamos a morir que sea estando felices— dijo Himeno.
—No me haría mal una, ya tengo sed y quiero estar un tanto feliz— Denji respondió, nunca antes había bebido una cerveza, pero las conocía y sabía que te hacen feliz.
—Ese es el espíritu— respondió y finalizó Himeno
—Señorita Himeno... ¿Cree que salgamos vivos de esta?— nuestra pequeña protagonista decidió preguntar.
—No estoy segura, realmente no estoy segura esta vez.
—Coleta ¿Esa maldita cosa te dice dónde está el demonio? — Power hizo una pregunta hacía Aki
—Debemos subir, posiblemente se encuentre en el siguiente piso. Esta cosa no ha dejado de intensificar sus movimientos a esa dirección— Aki señaló a las escaleras que llevaban al octavo piso.
—Denji, un juego. El primero que mate al demonio será el siguiente en planear la broma a coleta.
—Una mención más de lo que ustedes llaman broma y prometo hacer mi reporte que los demonios que nos acompañaron no lograron sobrevivir dentro del hotel— decía Aki en tono amenazante mientras agarraba el mango de su espada.
—Al menos ahora sí serás de utilidad, hasta parece que la espada es de adorno— Denji contestó a su superior.
—No es de adorno— dijo Himeno — Pero yo que tú Aki, ni en una situación así pensaría usarla.
—Solo si es necesario— Finalizó la conversación Aki.
POV de Haka .
Todos los erizos humanos llevaban trozos de piel, brazos, cráneos y extremidades inferiores hacía el piso de arriba.
El trabajo era similar al de una fábrica, era una línea de ensamblaje, pero en vez de maquinaria, eran partes humanas en lo que parecía ser un gran cuerpo.
Las escaleras para llegar al octavo piso en el lado de Haka estaban bloqueadas por una extraña entidad, en esa extraña cosa acaban ensamblados los cráneos, brazos y piernas.
Los erizos parecían dañarla, pero no había una reacción ante dicho estímulo. De la misma forma en la que desgarraban la piel del cadáver, estos desgarraban la piel del inmenso cuerpo. Dejando una cavidad dónde todo lo que ellos recolectaban era introducido. Una vez dentro, el proceso interno llevaba cada cosa que había sido introducida hacia el exterior del ser amorfo, dejando expuesto en lugares aleatorios.
El demonio de la muerte solo observó interesada por lo que veía. Le fascinaba ver lo que le hacían a los cadáveres, pero le asqueaba ver qué los restos inertes acaban en un ser lleno de vida. Estaba apunto de eliminar al ser que estorbaba el paso al octavo piso.
Pero antes de cualquier movimiento que Haka hiciera. Los erizos humanos terminaron también introduciéndose en lo que parecía ser el organismo principal. Cerrando la abertura y continuando con su camino. Mientras el extraño cuerpo avanzaba hacia el octavo piso, podía ver como algunos rostros imploraban piedad, manos buscaban salir y las piernas soltaban paradas.
El demonio decidió seguir con su observación, dependiendo de lo que suceda en el octavo piso, acabaría con lo el extraño ser y volvería en su búsqueda por Kobeni.
∞ Octavo piso ∞
Haka continúo su camino ascendiendo una vez más por las escaleras. A diferencia de lo que veía en los niveles de abajo, no había monstruos trabajando, ni cadáveres. Estaba vacío...
¡Estaba vacío!
La extraña cosa que ella vio antes de poder ascender, no se veía por ningún sitio. Mientras caminaba por el sitio, todas las puertas que recorrían el pasillo se encontraban rotas, derribadas o simplemente desgastadas. Muy probablemente este fue el sitio donde dio comienzo la masacre que el hotel vivió. En cada habitación se veían destrozos y una pequeña historia de intentos de supervivencia sin éxito.
—Qué extraño. Esta cosa dejó de moverse. — se escuchaba una voz, por primera vez desde que se adentró en el hotel de algo que no provenía ni de un cadáver o de lo que parecía ser un Demonio, era el producto de un ser vivo.
El origen de ese ruido venía de uno de los espejos de la habitación. Pero incluso así, el sonido de la voz era débil. Haka era consciente que el equipo que acompañaba a su mascota, apenas había ascendido al octavo nivel y por lo visto, era aquí donde ocurriría el conflicto que tanto le hizo esperar.
POV de Kobeni .
Los 6 cazadores estaban nerviosos y alerta de lo que los acechaba. No paraban de averiguar qué era lo que los amenazaba. No había éxito en ninguna de sus observaciones, nuevamente el octavo piso no mostraba anormalidades, ni siquiera inmobiliario, era un pasillo limpio. Pero había una clara diferencia. Su longitud.
Por extraño que parecería, era el nivel que mayor tamaño albergaba. Himeno analizando la situación, ya no le extrañaba porque había tantas habitaciones disponibles en el octavo piso.
Un pequeño periodo de pruebas había empezado, usando a Denji y a Power, quienes se mostraron más cooperativos, decidieron correr cada uno a un extremo distinto del octavo piso. No había señales de hostilidad.
—¡Nada por aquí! — gritó Denji
—¡Nada por acá! — Power respondió
—A ver, intenten abrir las puertas— Dijo Himeno
—Mmm. Nope, tampoco se abre— respondió el chico motosierra— ¡Oigan, tengo una idea!
—¿Tu usando el cerebro, cuál es tu mierda plan?— preguntó Aki totalmente condescendiente a su compañero.
—Hay una ventana por aquí, por fin encontramos una. Saldré y le diré a la señorita Makima que nos venga a ayudar. No se mueran o haganlo, no me importa— contó el plan Denji.
El rubio abrió la ventana, mostraba lo que aparentaba ser el exterior y él únicamente podía pensar en que por fin regresaría a ver a su jefa. Lanzándose y estando dispuesto a convertirse en El hombre motosierra para soportar el impacto.
—¿Bellaco, que estás haciendo aquí?— preguntó Power, confundida al ver cómo su compañero cayó de cara al piso.
—E-eso d-dolió— solo pudo decir Denji, quién no esperaba una caída en el mismo piso.
Las alarmas de los demás compañeros se encendieron. El jodido Denji había regresado al edificio cuando intentó salir.
—Eeh, eh... ehh.. uh— solo pudo balbucear Kobeni, quién ahora sí estaba cada vez más muerta del miedo. No solo tenían bloqueada la salida del sexto piso, ahora aparentemente ya no podía salir del octavo.
—Mierda...— Himeno debido al increíble descubrimiento quedó impactada por lo que podrían vivir a continuación.
Aki y Arai pensaron en subir al siguiente piso, uno detrás del otro, el superior tenía sus sospechas pero necesitaba comprobar. Himeno pensó lo mismo que su amigo, así que simplemente le pidió a Kobeni que la imite, ambas harían la señal de amor y paz.
La pareja de cazadores ascendió a lo que debía ser el noveno piso. Sin embargo la sorpresa fue poco grata, lo que parecía un ascenso, terminó siendo un retorno. Aki y Arai miraban desde abajo a la pareja de chicas haciendo el signo distintivo, el terror en los 4 ya no era indetectable. Incluso Aki, quién estaba en situaciones de vida o muerte casi a diario, se mostró preocupado, ya que no podía ver a la amenaza y sin embargo ella estaba jugando con él.
Los 6 chicos se reunieron. Pensaron en algún plan, pero las opciones eran limitadas. Solo recordaron que Kobeni, Arai y Himeno tenían llaves de algunas habitaciones de este nivel, probablemente habría suministros que pudieran robar, por lo que Aki mandó a cada uno con un acompañante.
La primera habitación y más alejada al centro del pasillo sería visitada por Kobeni y Denji. Himeno no dijo ningún chiste al respecto, su sentido del humor se había ido tras la revelación que estaban atrapados, solo le pidió al rubio que la protegiera si quería aún tener ese besito.
Denji también dejó de lado el humor de la situación, solo aceptó de mala gana y caminó al lado de una temblorosa kobeni.
Power y Arai serían la segunda pareja, aunque este último hizo un reclamo, la rubia dijo que ya no tenía ganas de seguir jugueteando, había pasado mucho tiempo fuera de casa y Nyako necesitaba saber que ella estaba bien, pero si es necesario matará al chico.
Arai aún asustado, decidió seguir, prefería una muerte rápida a la tortura que sea capaz de realizar lo que los acecha.
Aki y Himeno se prepararon para su propia búsqueda. Dirigiéndose a la habitación que corresponde.
—Siempre me imaginé un momento así, eh.— dijo Himeno mientras abría la puerta de la habitación con la llave— Pero no en una situación como esta.
Aki entendió a lo que se refería y aunque el corazón del chico terminó un poco acelerado, mantuvo la compostura y no soltó ninguna emoción que hiciera ver a Himeno que tuvo éxito con sus palabras.
—No es momento de payasadas, busquemos lo necesario y volvamos con los demás.
Denji y Kobeni también abrieron su habitación. La situación fue un tanto graciosa para el rubio, esperaba algún momento tener un rato a solas con una chica. Ahora lo estaba teniendo y aún así corrían el riesgo de morir. Ni casi logrando sus sueños podía estar tranquilo.
—D-deberíamos buscar en el pequeño refrigerador— Dijo la chica.
—Ojala haya algo delicioso, muero de hambre.
—También espero lo mismo.
Abriendo el refrigerador, pudieron ver algunas bebidas. En el espacio superior. Cerveza, botellas de agua y unos cuantos jugos que se suponía que eran para los más pequeños.
Debajo, se encontraba únicamente una botella de vino. Probablemente para los enamorados que no buscaban únicamente descansar en el hotel.
Ninguno de los dos chicos había estado en un lugar así. Por lo que no interpretaron el mensaje silencioso que el hotel les estaba dando.
Había un par de mochilas guardadas en el clóset. No tenían cosas de interés para la pareja, fotos de lo que parecían ser dos jóvenes en una relación amorosa, algunas cartas de amor y lo que para Denji y Kobeni parecían ser gomas de mascar.
—Eh... ¿Es normal que no veamos la marca? —Pregunto Denji
—Supongo, hay algunos que son... Genéricos — terminó respondiendo kobeni.
—Me llevaré unos para más al rato, aunque se siente extraño, como si la goma fuera un anillo.
—¿Me das uno? — Kobeni también quería, considerando la situación por la que ambos viven, probablemente una goma de mascar calme sus nervios.
—Pero solo uno— finalizó el rubio.
Denji y Kobeni no tenían nociones sexoafectivas, cada uno estuvo bajo el sufrimiento de ser la herramienta de algún tercero. La chica pese a ser una joven mujer adulta, se encontraba bastante excluida de algún círculo social, conocimientos de protección sexual y era distante al sexo masculino para evitar algún posible daño.
Por su parte, Denji toda su vida quería salir con una chica e incluso tener momentos de intimidad, pero no sabía más allá de lo que llegó a ver en una que otra revista porno, al igual que en la actualidad, mucho del contenido que se exhibe es en ambientes controlados en donde no involucran protección de barrera.
Ambos idiotas no se percataron que se habían guardado condones.
Por fin habían visto algo que les parecía más relevante, unos pequeños paquetes de comida de alguna tienda de conveniencia, si lo gestionaban bien, podrían distribuirlo entre 3 personas, muy seguramente Aki y compañía también tengan éxito en sus misión de recolecta.
Ambos chicos se aliviaron y Denji alzó la mano esperando respuesta de Kobeni.
—¡Viviremos otro rato, dame esos 5! — Dijo más animado, al ver que por fin comerán algo.
Kobeni no esperaba una reacción amena de parte del rubio, siempre parecía conflictivo y maleducado. Ella seguía pensando que conocía la misma voz de algún otro lado.
—S-si...— Dijo en un tono tímido pero optimista, chocó la mano de su compañero y luego siguieron en lo suyo.
Kobeni usó una de las mochilas para llenarla del contenido del refrigerador. Denji hizo lo mismo, guardando la comida. Todo parecía ir prácticamente normal, poco a poco Denji y Kobeni no se sentían tan incómodos cerca uno del otro.
—¡SUÉLTAME! ¡TE DIJE QUE SOLTARAS! — Se escuchaba la voz de Arai afuera de la habitación.
—Mierda, el pendejo de la cicatriz está siendo atacado. Kobeni, quedémonos un rato en lo que lo terminan de matar— dijo Denji calmadamente, así no tendría rival para conseguir el besito de Himeno.
—Hay que ayudarlo... su madre, n-necesita el d-dinero— Dijo Kobeni, quién recordó las dificultades que le había contado Arai que vivía.
—Agh. Bien, tú sigue recogiendo lo que nos interesa. Ya vuelvo.
Denji salió de la habitación, dejando sola a una kobeni recolectando todo lo que faltaba para también salir. Sin embargo, el pequeño tiempo de calma que tenía Kobeni, volvió a desaparecer.
Después de ocho pisos, conocer dos tipos de realidades distintas y que ambas chicas pasaron por distintos contratiempos. Un espejo reunió al par de compañeras de la trágica aventura principal. Haka no podía ver a Kobeni, ni Kobeni podía ver a Haka.
— Idiota ¿Estás ahí?
—¿Señorita Haka, dónde está?
—En la misma habitación que tú. Tenemos un problema, ambas estamos atrapadas en el dominio del mismo demonio.
—¿Q-que?
—Lo que tú oíste. Probablemente la búsqueda siempre estuvo mal dirigida. Por eso hay tantos cazadores privados muertos. No tenían que buscar al demonio, siempre estuvimos en él.
—Señorita Haka... Me está asustando, ¿E-es en serio que estamos d-dentro del d-demonio?
—Si, por eso no pude localizarte tan fácilmente. El propio demonio modifica el espacio del hotel ¿No notaste los cambios en tu entorno?
—S-si... Todos los pisos lucían distintos.
—Tu viste lo que él quería que vieras. Yo vi el detrás de escenas.
El miedo en Kobeni incrementaba más y más. Haka era un dolor de espalda y una molestia, pero gracias a ella se pudo mantener alejada de muchos peligros en su comunidad e incluso revivió a su familia. Ahora sin su compañía, Kobeni se encontraba más vulnerable.
—Me temo que hay más cosas que debo decirte... Debes matar al chico de las Motosierra.
—¿A-a Denji?
Notes:
tengan linda noche
Chapter 10: Vibraciones y reflejos
Chapter Text
La conversación entre la estrella del show y su espectadora se tornó en un ambiente tenso y oscuro.
—¿P-pero D-denji no ha hecho nada malo? Será grosero, pero tampoco es para buscar... que llegue a hacer algo como matarlo- Kobeni intentó hacer entrar en razón al demonio de la muerte.
No es como tal Denji en sí, es lo que tiene Denji lo que debes eliminar ¿No te ha entrado la curiosidad porque a diferencia de otros demonios él sigue teniendo una apariencia y actitud humana intacta?
—E-eh... - No hubo más respuesta.
—Exacto. Denji es diferente a los demonios, pero también a los humanos. Lo que alguna vez fue el demonio de las motosierras ya no existe como se conoce, ahora está en manos de un imbécil vagabundo.
—S... si lo dices así suena muy grosero para Denji.
—No hay mucho tiempo para tonterías. Mata al chico y ofrécelo al demonio para crear un contrato. Esa extraña cosa desea acabar con él, no con los demás de ustedes.
—P-pero ¿Y si mejor me ayudas a escapar de aquí?
—Estoy bajo los dominios de un demonio de gran tamaño, por mucho que yo quisiera matarlo desconozco que tan contraproducente sea no solo para nuestro contrato sino también mi anonimato correría riesgo si ataco desde afuera.
—D-debe haber otra manera, Denji no debería morir así.
—¿Quieres salvar a un chico que apenas conoces o al hermano mayor qué siempre has conocido y amado? Rectifica tus prioridades. Yo te estoy haciendo un favor en no acabar con todo mi alrededor por culpa de nuestro contrato y tú, atrapada en ese lugar no te hará capaz de pagar tu parte de nuestro trato.
—Si no quieres matar al muchacho, entonces yo lo haré. Buscaré la forma de ent...— El mensaje de Haka fue interrumpido tras un "crack" del espejo por dónde ambas chicas se comunicaban.
El sonido y el corte del mensaje de su "dueña" hizo que Kobeni diera un salto hacia atrás por el miedo. Sin embargo, el espejo no paró de romperse, seguido de la primera fractura, cientos de ellas le continuaron, en cuestión de segundos el espejo reventó, con algunas partículas yendo en dirección de la chica.
POV de Denji .
Al mismo tiempo que Kobeni estaba teniendo la conversación con Haka. Denji iba apresurandose para conocer la razón de los gritos de Arai.
— Maldición mensa, me estabas empezando a caer bien y ahora me pides que ayude al hijo de puta que me quiere robar el besito de la chica tuerta.
En el otro extremo del pasillo, desde la habitación que inspeccionaron Aki y Himeno, la pareja también corrió en dirección del origen del grito.
— ¡AGH. AYUDA. ÉSTA DEMONIO ME ESTÁ INTENTANDO MATAR!- Los gritos de miedo de Arai seguían intensificandose, mientras que los 3 cazadores que se acercaron a investigar vieron una escena que la verdad ninguno tomaría por sorpresa.
Power se encontraba golpeando al novato, ella se encontraba arriba de él impidiendo que el pudiese escapar, el miedo que ella le producía al chico era debido a lo errático de su comportamiento.
La razón de esto se puede apreciar en el fondo de esta incómoda pero hilarante escena.
De las 3 habitaciones, la suerte de Power y el infortunio de Arai se cruzaron, se notaba que aquí antes de la llegada del demonio que los acechaba, estaban rellenando el pequeño refrigerador, así como también de comida instantánea. El problema fue el hambre de Power, quien no se esperó y empezó a devorar todo lo que estaba a su alcance.
Arai la quiso hacer entrar en razón, incluso queriendo rescatar algo de lo que se podía consumir para sus compañeros, pero fue en vano y riesgoso. Power entró en un modo violento, por culpa del hambre y que le tenía ganas de golpear en el rostro de Arai. En palabras de Power "Su rostro era el indicado para recibir sus golpes y capaz así arregle su cara de estúpido".
Denji, Aki y Himeno solo se sintieron un tanto decepcionados, esperaron una auténtica amenaza y no ver a una niña chiquita hacer un berrinche. El primero en hablar fue el rubio.
— ¡Siii. Tu puedes Power, dale su merecido!... Por lo que sea que haya hecho, supongo.
— ¡CÁLLATE BELLACO, TU NO ME DICES QUE HACER AUNQUE GRACIAS POR TU APOYO!— Pese a todo y uno que otro conflicto, Denji y Power eran dos idiotas con una sola neurona.
— ¡Yo te ayu...— Denji fue interrumpido por Himeno, quien le propinó un golpe detrás de la cabeza y debido a su promesa que tuvo con Power, ya no podía golpearla.
En la habitación que inspeccionó Himeno encontró un artículo que servía para convencer a Power de dejar tranquilo a Arai. Una goma de mascar, una auténtica goma. No lo que tenían Kobeni y Denji que eran simples condones.
La chica del parche se acercó a su compañera poseída, solo tocó su hombro y le dijo — Ten. Es todo tuyo si a cambio dejas de golpear al chico nuevo.
— Wow. ¡Trato hecho!
Power abandonó a Arai y yendo en dirección al pasillo, por el apoyo recibido decidió compartirlo con Denji solo por esta ocasión. Himeno asistió al novato, limpio su traje que se había llenado de polvo y decidió buscar en el baño de la habitación, algo de papel o una toalla ya que su compañero estaba sangrando de la nariz.
— Nah. Descuida yo traje mis propias gomas de mascar— Denji estaba a punto de sacar uno de los condones que tenía hasta que un grito proveniente de la habitación de dónde vino Denji hizo que no viviera una escena vergonzosa.
— ¡Kobeni!— Todos gritaron al unísono.
— Ojalá esté muerta— La única que lo dijo fue Power, para sorpresa de nadie.
Himeno ya no podía golpearla, así que a través de una mirada hizo que Aki fuera el autor del madrazo. Todos los cazadores corrieron a verificar el estado de la protagonista. Para su sorpresa no fue lo único extraño que les esperaba.
Mientras avanzaban en el pasillo, múltiples estruendos acompañaban al equipo, todos sonaban como si de un vidrio roto tratase, un sonido que solo puede provenir cuando se intenta romper con suma violencia.
Una vez llegado al lugar, Denji y compañía observan desde la entrada de la habitación como Kobeni se encontraba tirada en el suelo, las manos se encontraban ensangrentadas, así como algunas partes de su rostro. Ella se cubrió para evitar que sus ojos corrieran peligro, pero no salió ilesa de múltiples cortaduras y sangrado. Himeno fue la primera en acercarse. Aki sospechó que seguían estando dentro del juego del extraño demonio, no podía ser coincidencia el ruido de todos los espejos y que ahora Kobeni se encuentre herida.
Mientras Himeno ayudaba a su amiga, pudo aliviarse que solo eran heridas externas. Posiblemente el susto y ver mucha sangre la terminó por dejar desmayada, según la conclusión apresurada que hizo la superior.
Himeno cargó a Kobeni, todo el grupo iba en dirección hacia la habitación que Aki y Himeno habían inspeccionado, no consideraban seguras las dos anteriores. Al llegar, Himeno recostó a su amiga en una de las dos camas que contenía la habitación. Denji y Power terminaron sentándose en la otra, ambos compartiendo una bolsa de papas fritas. Aki al menos se sentía calmado que ambos rubios no estuvieron en una de sus peleas constantes como ya lo tenían acostumbrado.
— Si salimos de esta, quisiera comer una hamburguesa que no esté podrida— decía Denji, odiaba que siempre en la basura estuvieran a medio comer pero ya con moho.
— Pido tu sangre una vez te la comas — Dijo Power
— Eres un fenómeno de circo y aún así creo que los fenómenos de circo se verían normales al lado tuyo, maldita loca— Denji se sentía incómodo, no era la única vez que Power reclamaba la sangre del motosierra.
— Burlate mientras puedas bellaco. Estás en presencia de la futura ganadora del premio nobel, una vez gane ese premio, ustedes estúpidos monos me adorarán y me querrán como su líder.
— Un macaco haría un mejor trabajo que tú— Denji solo contestó
— Los macacos no podrían proponer el IVA al 1000% para que los estúpidos humanos sufran e imploren a mis pies para que lo baje.
— Retiro lo dicho Power, no era necesario un macaco normal. Un macaco con severo retraso mental haría un mejor trabajo y lo querrían más que a ti— Denji no solo contestó a su amiga, si no también se acabó las papas, lo que empezó un nuevo conflicto entre ambos.
— ¡Pueden calmarse par de imbéciles! — Aki estaba enfurecido por no dejarlo analizar una forma realista de escapar de esta prisión. Aunque no se hayan percatado. El día estaba por acabar en su realidad.
Día 2
Kobeni despertó de su sueño. Podía sentir el dolor en su rostro y el de sus manos, un ardor en múltiples partes. Cuando por fin intentó levantarse, se dió cuenta que la situación había cambiado, ya no estaba en la habitación donde habían ocurrido los hechos. La luz se encontraba apagada y decidió no hacer nada por encenderla, aún así la poca iluminación era suficiente para apreciar su alrededor. Todos los demás integrantes estaban dormidos, al parecer la espera solo había sido más larga.
Denji y power se encontraban recargados uno al lado del otro mientras estaban descansando en una pared. Arai estaba en el piso, en posición fetal. En la otra cama, la que se encontraba al lado de Kobeni, podía apreciar como Aki y Himeno la compartían.
Kobeni sabía de la atracción que Himeno sentía por el superior Hayakawa. Supuso que ese era el nivel de cercanía y confianza que se tenían ambos, dormir abrazados en la misma cama aún cuando estaban en compañía de distintas personas, algunas desconocidas.
La chica decidió levantarse, evitando hacer mucho ruido. Aún así no se quiso quitar los zapatos, sospechaba que si el demonio se dió cuenta que se había comunicado con Haka, haría lo mismo en las demás habitaciones para evitar que se repita. No sé equivocaba, aún cuando habían recogido los vidrios para evitar accidentes, ella seguía escuchando como sus pisadas eran acompañadas de un crujir. Para su fortuna, nadie se despertó. Continuó su dirección al baño, quería lavarse la cara y limpiar la poca sangre que aún veía en sus manos pese a la ligera oscuridad que la acompañaba.
Su mala suerte se hizo presente, no solo el espejo de la habitación estaba roto en pedazos, también el del baño. El lavamanos estaba repleto de vidrios. Lo que hacía imposible limpiar cualquier cosa que ella deseaba sin salir con una herida nueva.
— Kobeni ¿Ya hiciste el trabajo?
— E-eh.
— Tomaré eso como un no. Hay muchos peces en el mar, no deberías tener contratiempos y mata de una vez a tu novio— Haka recomendó de una vez hacer el trabajo.
«Ay, ahora también tú harás chistes de que es mi novio» — se decía así misma Kobeni, viendo que ahora no solo de Himeno tendrá que soportar esas bromas.
— ¿D-dónde estás por cierto señorita Haka?
Haka se tomó su tiempo para responder. Para alguien de su nivel, esto era igual de vergonzoso y patético casi tanto como Kobeni.
— Sigh. Te estoy hablando desde el inodoro. No hay otro lugar que emita vibraciones entre nuestras 2 realidades, ya investigué, para tu desgracia estás sola en esto.... O para tú fortuna, el chico está seguro lejos de mis manos.
Kobeni se empezó a acercar a la taza del baño. La verdad por el momento era la única chica despierta y no quería estar sola, no sabía en qué momento el demonio que la tiene atrapada la volvería a dejar incomunicada con el exterior.
— S-se que ambas no nos agradamos... P-pero... gracias por intentar hablar conmigo.
La buena voluntad de Kobeni solo hizo que ella le diera las gracias al demonio que solo está con ella para ver sus desgracias. Haka no emitió alguna respuesta a dicho agradecimiento, pero sí quedó confundida por cierta muestra de aprecio.
— No es momento de cursilerías. La vida de tu hermano sigue en peligro, no sabemos en qué momento el demonio atacará en tu realidad. Por lo visto ya tiene todo lo necesario para matar al motosierra.
— ¿D-debo matar a Denji para salir?— La chica seguía dudosa de esa decisión. Era arriesgada e iba en contra de la moral de su persona. No quería hacerle daño a nadie, ni a un demonio aunque ellos no tengan que pensarla más de 2 veces para matarla.
— Si. No veo otra alternativa. Esa cosa me habló, me dijo que incluso yo no era el enemigo, solo buscaba al motosierra. Sí no lo haces por aprecio a tu hermano... Consideralo por aprecio a tu amiga la tuerta.
Kobeni sabía que nadie de su equipo merecía morir. Quizá Power, pero hasta nuestra protagonista se dio cuenta que solo era idiota. Quería buscar otra manera, pero no veía alternativas. Nuestra chica abandonó el baño, dejando a Haka no sin antes decirle que "tenga el coraje para acabar la vida de un inocente. Es sobrevivir o morir"
Palabras que estremecieron a Kobeni. No tenía un instinto asesino y su espíritu de supervivencia se basaba en escapar de sus agresores, nunca confrontarlos. La vez que casi fue asesinada por un poseído tuvo miedo. Un miedo auténtico por lo que ella es capaz de hacer y cómo podía responder con mucha violencia.
Una vez de vuelta a la habitación, las cosas no habían cambiado. Intentó despertar a Arai, aún somnoliento le pidió que cambiaran lugares. Dejando en la cama al desafortunado chico, quién por fin continuaría durmiendo, pero en la comodidad de una cama.
La pequeña volteó y pudo apreciar a Denji con detenimiento. Por lo que Himeno le hizo saber y las respuestas que él le daba, su vida no fue nada buena. Incluso dormido, se notaba que él ya estaba acostumbrado a una posición que le permitía escapar o luchar. Intentó comprender el infierno que pasó el chico, para no tener que volver a plantear la idea de matarlo.
En otro contexto ella no haría lo que estaba dispuesta a hacer. Nunca estaría tan dispuesta a estar cerca de alguien del sexo opuesto, por mera protección, incluso si eran buenas personas no quería riesgos de ser víctima potencial de algún daño. Pero se sentó al lado de él, su presencia despertó al joven.
— Al fin despertó la bella durmiente— Solo pudo decir Denji quién seguía adormilado, pero su estado de alerta seguía intacto, incluso entre tanta gente y un supuesto aura de Seguridad, su instinto de supervivencia era prácticamente innato.
— ¿Fue mucho tiempo el que estuve desmayada?
— Seh. No sé cuántas horas. Le tocaba al idiota de la cicatriz hacer guardia y a Power, pero aquí la vez a mi lado.
— Ya veo. Al menos no hemos sido asesinados todavía.
— Me niego a morir aún, estoy esperando que haga acto de presencia y lo mate. Todavía quiero el beso de la tuerta y que la señorita Makima cumpla su promesa.
— ¿Promesa?
— Si. Me dijo que si yo mataba al demonio pistola ella cumpliría lo que yo quisiera, incluso si era indecente.
— Ou. ¿Te gustan ese tipo de cosas?
— Algo. He estado un tanto en la mierda que nunca he tenido el tiempo para estar cerca de chicas hermosas, luego llegó Makima a salvarme y ahora siempre me busca la más hermosa de todas.
— Es... buena entonces ¿No?
— Tuve mis dudas, me quería como su mascota. Me molestó eso, escapé de las deudas que tenía con un maldito viejo y ahora me obligaron a ser cazador de nuevo. De lo contrario me matarían cómo a un sucio demonio, pero no ha hecho más que ayudarme y prometerme que haría cosas con ella si seguía sus órdenes.
La chica entendió que Denji no estaba tampoco en este hotel a voluntad, le dieron promesas que parecían vacías e irreales y si de lo contrario no era suficiente, está amenazado con ser asesinado.
— Su-supongo que no somos tan diferentes.
— ¿En qué? Solo te he visto tener miedo, temblar y balbucear, yo estoy acostumbrado a matar estás mierdas desde antes.
— También estoy obligada a trabajar de esto. No me hicieron una promesa como a ti, yo la hice. Le daría el dinero suficiente a mi hermano para que estudie en la universidad.
— Bien por él. La verdad la escuela la veo aburrida, nunca la necesité.
— Huh. ¿No fuiste a ella?
— Nah. Era aburrida y... no tenía padres para que me enviaran a estudiar. Murieron hace tiempo.
— ¿También fue por un Demonio?
— Ojalá, así habría razones para llorarles, supongo. No, ambos fueron una mierda y tuvieron un final de mierda. Mi madre enfermó y el otro cobarde se suicidó.
— ...
— Seh. Dejaron solo a su propio hijo con una deuda inmensa. Por suerte tenía a mi amigo Pochita. Era genial ¿sabes?
Denji se percató que Kobeni volvió a dormir. La chica estaba a punto de caer en frente suyo, al parecer pese a ser heridas superficiales y dormir un buen tiempo, no había descansado lo suficiente. El chico solo tuvo algo de compasión de ella.
La acomodó para que ella se recargara en el hombro del chico. Pese a su actitud muchas veces problemática, dejó que ella descansara a su lado. El chico también volvería a descansar, no faltaba mucho para que todos volvieran a buscar la forma de escapar o ceder a una muerte seguirá.
Aki y Himeno se habían despertado. Media hora después de la primera charla que Kobeni y Denji tuvieron. Pese a que la mujer quería seguir abrazando a su compañero... y Aki no negaba las muestras de afecto. Ambos sabían que debían continuar investigando la forma de escapar.
— Me sigues debiendo las cervezas — Himeno le dio una ligera queja, tan cerca de su rostro que sus labios estaban cerca de rozar los de su compañero.
— No tenemos tiempo para esto, escapemos y te invitaré las cervezas que quieras— respondió Aki, la oscuridad de la habitación no le permitió ver a Himeno el rostro sonrojado del chico.
— Siempre eres tan convincente conmigo— Finalizó Himeno
Una vez de pie. Caminaron suavemente, aún no tenían planes de despertar a sus demás compañeros, querían que estuvieran lo suficientemente descansados hasta por fin combatir en conjunto con lo que sea que los aceche.
Podían darse una idea que se estaba tomando su tiempo para desmoronar la moral del grupo. Jodiendo su propio interior, jugando con las puertas y limitando la comida. La pareja sabía que no tenían comida para el siguiente día, por lo que tuvieron que seguir investigando.
Antes de salir, Himeno señaló a Aki cómo Denji y Kobeni estaban juntos descansando, Power se cayó al otro lado, por lo que ahora aparentaban ser una pareja durmiendo.
— Desearía tener una cámara en este momento, así podría molestar a Kobeni el resto de su vida— Decía Himeno conteniendo su risa.
— Vámonos— Solo dijo Aki.
— Te dije que le gustaban los vagabundos.
— Lo acabo de notar— Dijo Aki poco antes de abrir la puerta y observar el pasillo, no había muchos cambios, las puertas de las que ellos tenían llaves seguían abiertas y una extra. Una de las últimas puertas del lado contrario también estaba abierta aunque ningún integrante tenía la llave.
Himeno decidió despertar a Denji, no hizo bromas, solo que se asegure de mantener a los demás a salvo si quería que ella mantuviera la promesa del beso. Denji aunque adormilado aceptó, cargó a Kobeni a la cama que la pareja dejó vacía y esperó en la entrada de la puerta, para ver lo que Himeno y Aki investigaban y también vigilar al resto de compañeros.
En el camino, Himeno y Aki escuchaban movimientos provenientes del interior del resto de habitaciones. Cosas cayéndose y temblando. No estaban seguros si otra vez algún tipo de criatura saldría o por fin verían lo que tanto tiempo los tenía al acecho.
Llegando al extremo contrario, vieron lo que hizo que la puerta de la habitación extra se abriera. Una masa amorfa saliendo paulatinamente hacia el exterior. Comenzó viéndose totalmente lisa, pero poco a poco notaron lo que brotaba hacia su exterior.
Brazos, piernas, manos agigantadas, cabezas deformes y rostros implorando por piedad y una muerte instantánea. Estaban saliendo de forma más acelerada, el pasillo se encontraba cada vez más invadido por la cosa amorfa. Denji podía ver a lo lejos como esa cosa poco a poco invadía y llenaba los huecos de su lado del pasillo.
Ya no importaban las peleas en este momento, Denji intentó despertar a los 3 integrantes que seguían descansando, Power y Arai terminaron despertando aunque esté último hubiera preferido ya no hacerlo.
Kobeni no despertaba, Denji no tenía tiempo para seguir intentando moverla, la dejo aún acostada y siguió vigilando el exterior.
Por su lado, amigos superiores estaban en posición de combate, aunque Himeno se lo había pedido, Aki era consciente que muy probablemente necesitaban de la espada que el chico portaba para matar de una vez por todas al demonio que por fin dio acto de Aparición.
— Eenntreeegueeeenmeee al chiiicooo que llaaaamaaaan denji— entre lamentos y murmullos, la voz se iba sincronizando hasta dejar una entendible voz que solicitaba a Denji para el Demonio. Las voces erráticas habían desaparecido, las expresiones de miedo y con intenciones de escapar se mantenían, pero no hubo otro sonido más que la voz del demonio.
— Hagamos un contrato. Yo los dejo salir del hotel y ustedes entregan con o sin vida el cuerpo del chico que llaman Denji— la voz era totalmente entendible está vez, coherente y llena de sentido. Todos los presentes quedaron impactados.
Una oferta hecha por el culpable de que ellos estén encerrados, Denji le pidió a Arai que cuidara de Kobeni mientras él iba en dirección de Aki y Himeno, Power lo siguió porque quería ver más detalles y si era aún más razonable sacrificar al bellaco.
— ¿Entonces mato a esa cosa y nos vamos a la mierda de aquí?
— Si no queda de otra, sí — Aki respondió.
— No hay escapatoria. La única forma de que puedan salir de esta prisión es darme al chico— Dijo el demonio— Está es mi primera advertencia.
La mitad del pasillo que correspondía a los 4 cazadores y al demonio desconocido abrió sus puertas. De ellas más criaturas amorfas dieron acto de presencia, algunos erizos humanos, las cabezas con pies y un nuevo tipo, las manos gigantes hechas a base de cráneos, un tamaño considerable midiendo unos 2 metros de altura, los cráneos al igual que el cuerpo principal estaban en condiciones deplorables, deformados, algunos con gestos de dolor y otros de miedo. Todos impidiendo el paso del equipo.
El extremo que correspondía a Arai y a Kobeni seguía sin tener presencia de esas extrañas criaturas amorfas. Arai no sabía qué hacer, su contrato no le permitía hacer mucho más que dar usar las extremidades del demonio zorro y su hacha no parecía hacerle frente a los esbirros del demonio que atrapó a sus compañeros. Cobardemente, cerró la puerta.
La chica debido a la ansiedad de su compañero novato se terminó volviendo a despertar. Seguía un tanto adolorida por las cortaduras, pero ya estaba descansada y lista para su encrucijada.
— ¡Niña! ¡Niña! ¡Escuchame! — Haka gritaba, incluso como vibraciones en el inodoro Kobeni era la única que podía escucharla, Arai estaba pensando en qué forma podía ayudar a su equipo sin que él muera en el proceso.
La chica se acercó al inodoro para ver la razón del llamado del demonio.
— Deshazte de Denji. Tienes que matarlo de una vez, Esto ya no es un consejo, es una orden. Si fallas probablemente no morirás una sola vez. La vida de tus hermanos estaría en peligro y la culpa sería enteramente tuya.
— N-no quiero matarlo, no debería hacerlo.
El miedo de Arai se hizo realidad, las criaturas que estaban amenazando la vida de sus compañeros también ya estaban en la búsqueda de los 2 que les faltaba. La puerta estaba cerrada pero no faltaba mucho para que gracias a los golpes que le propinaban a la puerta esta se hiciera trizas.
— ¿Entonces, conocerás la misma brutalidad que tu familia conoció cuando fue la primera vez que fueron asesinados, solo para sentir cómo cada uno de ellos morirá con la piel y las extremidades arrancadas (...)
Hubo un momento donde Kobeni la vista de Kobeni se puso borrosa, sus oídos se limitaban a escuchar algunos golpes y los gritos de Arai. Solo con la reflexión en su cabeza "Debo salvar a mi familia", "debo salvar a mi familia y matar a Denji", "debo matar a Denji", "debo matar". Sus pensamientos se iban deformando, buscando la forma de que esto no se vea como un acto inmoral y despiadado, sino como supervivencia para salvar a sus seres queridos.
—¡¿Por qué mierda hiciste conmigo un contrato si tu cobardía los llevarías al mis... — Por primera vez Haka fue interrumpida por una violenta voz de su compañera.
— ¡BASTA! Mataré a Denji— solo finalizó Kobeni, abandonando al demonio de la muerte, quien perdió total comunicación con la realidad en la que estaba Kobeni, el agua del inodoro había desaparecido.
Arai vio a su compañera aún tambaleando, este le pidió ayuda, que empujara los muebles del lugar para bloquear la entrada. En cambio Kobeni ignoró sus palabras, fue por el hacha de su pertenencia y un cuchillo de tamaño considerable que estaba en la habitación para cortar pasteles.
— ¡Kobeni, ¿Qué estás haciendo? ¡Debemos detener que estos monstruos lleguen aquí!
La mirada de su compañera estaba simplemente perdida. Si antes la percibía cómo alguien temerosa y que se debía proteger, ahora él era consciente que te debías proteger de ella.
— Abre la puerta
— ¿¡Qué?! ¡Ni loco abriré la puerta! — respondió Arai
Ella solo apuntó el hacha hacia el. Arai estaba en dos frentes, ser asesinado por monstruos que le querían arrancar la piel o por su compañera, al borde de la locura sin conocer sus motivos.
— ¡Muy bien! Pero estás sola en esto, yo abro la puerta y harás lo que sea que estés planeando hacer.
— T-trato.
Arai cumplió su parte, abrió la puerta, permitiendo visualizar como los 3 tipos de criaturas estaban a punto de entrar y asesinar brutalmente a los 2 novatos. Kobeni por su lado hizo alarde de su ya conocida condición física que la hace parecer como un mono. En poco tiempo había pasado de estar cerca del baño a salir de la sala sin que los monstruos pudieran atraparla.
Faltaba mucha distancia para alcanzar a Denji y su objetivo de asesinarlo. Las cabezas con pies saltaron hacia la chica, quien con ningún tipo de dificultad fueron cortadas y partidas a la mitad. Los erizos en su intento por sostenerla y arrancar su piel, hicieron uso de varias extremidades disponibles. Solo para que varias de ellas estén tiradas en el suelo, la velocidad de Kobeni seguía siendo superior al segundo tipo de monstruo que el pasillo albergaba.
Los nuevos y más peligrosos, las manos hechas a base de cráneos eran más grandes, pero igualmente más torpes. Ella no perdió el tiempo y sólo esquivó cada golpe, no había mucho tiempo que desperdiciar. Si Denji usaba su transformación, ella no tendría oportunidad de matar a su compañero.
El extremo en el que los otros 4 cazadores estaban posicionados, también mostraba sus dificultades. Denji fue quien peor la estaba pasando, debido que los monstruos bloqueaban a toda costa que el jalara la correa de su pecho. Himeno no podía ayudar a su compañero en eso, necesitaba usar su mano fantasma para aún mantener distancia de las demás criaturas, en especial de Aki. Power pese a sus armas de sangre, las criaturas se iban deformando hasta regresar a un estado sin daños evidentes. Aki por su lado intentó invocar al demonio zorro sin éxito, por lo que quedó vulnerable solo combatiendo cuerpo a cuerpo. Era un aparente final, para los cazadores de la cuarta división.
Solo podían escuchar como los gritos agresivos de los monstruos restantes se acercaban a ellos. Acompañados de los pasos de un pie muy pequeño. Ellos no creían lo que veían hasta que se hizo realidad.
Kobeni estaba cada vez más cerca de sus compañeros, algunos monstruos seguían buscando la manera de impedir su llegada hasta que ella gritó...
— ¡DENJI DEBE MORIR!
De inmediato, el demonio que quería negociar con los demás de la cuarta división se percató que una si estaba de acuerdo con matar a su compañero. Por lo que a través de sus órdenes, dejó que la chica prosiguiera, los demás monstruos que atacaban a Aki y compañía también dejaron de molestar y regresaron al cuerpo principal, incorporándose y dando un peor aspecto al cuerpo del demonio.
«¿Pero... qué... mierda?» — todos los demás cazadores solo pudieron pensar eso, ver a Kobeni en su desesperación e intentar matar de forma definitiva a su compañero, era algo que no esperaban, incluso Himeno creía que no era propio de ella, Kobeni misma le decía que no podía atacar a nadie porque no odiaba a alguien en particular.
— ¡Maldita perra, solo te acercaste a mí para buscar la forma de asesinarme ¿Verdad? — concluyó Denji, quien gritó a la chica y estuvo dispuesto a pelear contra ella.
Himeno lo impidió adelantándose a los hechos. Un golpe del brazo fantasmal bastó para que el hacha de Kobeni se apartara de ella, Kobeni sabía de quién era originario el ataque, pero centró su ira en Denji. Agarrando el cuchillo para apuñalarlo en el rubio. Ataque que fue evitado por Aki, de una sola patada, mientras que la protagonista había recibido un golpe en el área abdominal de parte de su maestra.
La pequeña, estaba tan cegada por matar a Denji que olvidó a los demás integrantes de su entorno. Cayendo al piso y perdiendo nuevamente el conocimiento.
— ¡HAHAHAHAHAHAHA!— una risa proveniente del demonio interrumpió la tensión entre los demás cazadores — Veo que una de ustedes si estuvo de acuerdo con mi negociación.
— ¿Ustedes que dicen, dejarían que me coma a su amigo a cambio de su libertad? Es un contrato justo, a cómo lo veo.
— ¡¿Y como rayos pensaríamos que dices la verdad, bastardo de mierda!? — Denji gritó al demonio, desconfiando de su palabra.
— Los... Los demonios cuando ofrecen un contrato son directos. Tu ofreces algo y ellos contribuirán con su parte, hacer contratos es parte de la naturaleza de ellos y preferirían morir antes que incumplir con su parte— Himeno respondió al chico, pensando que con cierta lógica, Kobeni podía tener algo de razón.
— La chica del parche tiene razón, el demonio de la eternidad cumplirá con su parte de liberarlos. Solo denme al chico.— el demonio de la eternidad por fin se presentó.
Aki, Himeno y Power plantearon la idea, un incómodo momento de silencio que dejó en claro a Denji que si estaban considerando lo que ofrecía el demonio. No podían permitirse ser atacados nuevamente por esas bestias, si era la primera advertencia de ese monstruo, las siguientes serían peores.
— ¿Y si nos damos el besito acá y te dejas devorar? — preguntó de forma juguetona Himeno, quien también empezó a cargar a la noqueada Kobeni.
— ¡Yo voto por la muerte del bellaco! — Power de forma insolente cómo de costumbre exclamó por la muerte de su amigo.
— Tenía que venir de ti— Denji cansado de ver cómo sus compañeros cada vez estaban más del lado de la chica, estaba dispuesto a acabar con todo volviéndose el motosierra.
Aki solo le pidió calma con una expresión fría como de costumbre. Pese a conocerse poco, Denji y Aki conocían sus expresiones y el rubio veía como él no estaba de acuerdo con asesinarlo.
El pelinegro pensó sus palabras cuidadosamente. Un error y volverían los monstruos, no arriesgaría la vida de sus compañeros si Eternidad o Denji enloquecen.
— 8 minutos. Danos 8 minutos para pensar nuestra decisión. Todos deben estar presentes y nos falta un integrante a quien llamar. Kobeni ya tomó su decisión, pero falta la nuestra.
— Podría ser inmediato, pero lo acepto y bajo mis condiciones, 4 minutos para reflexionar su decisión. Tardan un segundo más y los mataré a todos.
— Me parece perfecto— Aki solo respondió, con una gota de sudor en la frente. Esperaba una negociación más difícil.
— Himeno, ve por Arai, lo necesitamos para ponernos de acuerdo— mintió, tenía que asegurar la supervivencia de su maestra, la aprendiz de ella y el novato que les encargaron.
Himeno dió inicio al camino.
Aceleró el paso y fue directo a la habitación donde aún estaba Arai. La puerta estaba totalmente destrozada, cuando entró vio que el chico se había fortificado con las camas de la habitación. Cuando se sintió segura decidió bajar a su aprendiz, seguía confundida por lo que había hecho. No esperaba una reacción tan violenta de alguien que parecía muy tranquila.
El tiempo que el demonio de la eternidad había establecido seguía corriendo, para medirlo, pasó algo que estaba fuera de toda lógica. El octavo piso empezó a rotar.
El ángulo comenzó siendo ligero, posiblemente uno 5° pero la sensación de caída se notaba entre todos los cazadores, incluso un vaso que estaba acostado empezó a moverse. Poco a poco iba incrementando.
El demonio de la eternidad esperaba tranquilamente que acabaran los 2 minutos restantes. Si antes su avance era lento hacia la dirección de Denji y compañía, ahora se había acelerado.
Alarmando a los chicos, Aki intentó sacar su espada, pero debido a la propia petición de Himeno, la había dejado en su lugar. Por lo que solo solicitó a Denji y Power que corrieran en dirección a la habitación.
La habitación que Himeno y compañía ocupaban no solo estaba rotando, también estaba reduciendo su tamaño. Empujando a los 3 salir al pasillo.
Dejando incierto el destino de los 6 cazadores, una de ellas inconsciente. 4 pensando si dejar morir a Denji era la mejor opción y Denji, quien aún extrañaba la sensación de tocar los pechos de Makima.
Chapter 11: Backrooms
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— ¡Kobeni despierta! Maldición, no responde — Himeno intentó levantar a la chica, sin éxito— Hey, todo está perdonado, yo también pensaba en esa opción, pero ya levántate.
La habitación había disminuido la mitad de su área, la presión de ser expulsados del único lugar seguro del piso 8 era latente. Arai sentía una presión horrible, primero ser casi acorralado por todos los monstruos, su compañera había enloquecido dispuesta a matar a Denji y ahora están a pocos metros de la entrada de la habitación.
La rotación del piso estaba llegando cerca de los 30 grados. Los muebles, objetos y los cazadores sufrían los efectos de la gravedad. Denji, Aki y power tuvieron que ceder a la inclinación. El plan de Aki era el siguiente.
En vez de correr usarían la gravedad a su favor, poco a poco la inclinación estará llegando a los 90° por cómo entendía el pelinegro. el demonio de la eternidad también cedía a la gravedad, acercándose peligrosamente al trío.
Por su lado, Kobeni recuperó la consciencia, sintiéndose mareada. Su percepción del equilibrio había sido afectada por la rotación que estaba causando el dominio del demonio.
—¿¡Qué está pasando Himeno?!
—Además de que enloqueciste, no mucho, solo estamos al borde de una muerte segura.
—L-lo siento
—Hay dos modos que acepte las disculpas, una vez muertas o que hayamos escapado de este jodido lugar y créeme, te voy a cobrar muy caro.
—S-si- el arrepentimiento de Kobeni era auténtico, cedió a la presión y casi usó la violencia en una persona que no lo merecía.
—¡HIMENO! — la voz de aki se aproximaba a la habitación, cada vez más pequeña que ocupaban la mitad de los cazadores.
—¡No hace falta pedírmelo! Arai y Kobeni, necesito que me jalen y no permitan que me caiga. ¡Es una orden!
—¡Sí, jefa! — Arai y Kobeni respondieron al mismo tiempo.
Ambos sostuvieron a la superior, Arai debido a su altura y al hacha que aún mantenía, golpeó a la pared e incrustó el arma para que se atore. No había mucho que abarcar pero necesitaban soportar mucho peso.
La rotación estaba ya en los 60° no tenían de dónde agarrarse, Power usando sus habilidades alentaba la caída con una pequeña espada atorada en el suelo, pero debido al peso de sus compañeros la velocidad de caída seguía siendo constante.
—¡Rápido Denji, sujeta fuerte a Power. Power cuando de la orden, desactiva tu espada— ordenó Aki, quien hizo lo mismo con Denji sujetándolo con fuerza. Himeno y Aki tenían la misma idea, en otras misiones ya lo habían hecho, pero nunca con tanto peso que soportar.
El demonio de la eternidad estaba cerca de ceder a la gravedad, el espacio que abarcaba era un impedimento para que fuera una caída libre. Dando tiempo al trío para poder ser alcanzados por la mano fantasma de Himeno.
—¡YA! — la orden del pelinegro fue acatada por power, desactivando la espada de sangre. El grado de inclinación estaba ya en los 80° y la caída de los 3 era un hecho.
Aki solo alzó la mano mientras sostenía a Denji y este a Power.
—¡No me sueltes bellaco! — de Power
—¡Lo mismo te digo idiota, espero que esto funcione! — Respondió Denji
—¡CALLENSE, POR SUPUESTO QUE FUNCIONARÁ! — Finalizó Aki
Himeno, sostenida por Kobeni y Arai, esperó el momento indicado, sabía que si ella cometía un solo error, su amado moriría. Probablemente para ella, salvar a Denji y Power estaba en un segundo plano. Pero conocía la naturaleza de Aki, la auténtica, no la del chico frío y distante sino la del chico empático y que preferiría salvar a sus compañeros sobre cualquier otra cosa.
El momento llegó, la mano fantasma estaba a medio salir pero una vez vio como estaban próximos a su habitación. Himeno dispuso su mano para atrapar a Aki. No fue del todo exitosa. Había atrapado al chico, pero, pero un error de cálculo dejaba casi suelta a Power.
Himeno ordenó a Kobeni que asistiera a aki para que pudiera llegar a la habitación. Dejando solo a Arai y a la superior aún soportando el peso de los 3. Kobeni actuó rápido y logró ayudar a Aki, aligerando la carga para los otros cazadores.
—¡MIEEERDAAA!— El grito de desesperación de Power mostraba el miedo que ella tenía, no quería morir mucho menos después de por fin reunirse con Nyako.
—Agh. Idiota, escala sobre mi— Denji se dispuso a ayudar a Power, ella haciendo caso a su amigo, logró llegar a estar cerca de la entrada de la habitación, ya no faltaba mucho para que no quede espacio dentro de las 4 paredes. Los muebles cada vez eran más un estorbo.
Una vez asegurada Power, solo faltaba Denji, la mano de Aki y la de Denji estaban a centímetros de alcanzarse. Pero la risa del demonio de la eternidad se hizo presente.
—¡ERES MÍO MOTOSIERRA!— Gritó el demonio. Todos estaban apresurando su ayuda, incluso Kobeni, que no hacía ni una hora que lo intentó matar. Ella se ofreció como voluntaria, era la más ligera y sabía que podía sostener el peso de Denji.
—Ya no hay tiempo— solo dijo Denji, quien vio cómo los 90° habían sido alcanzados y la caída de eternidad era inminente.
Solo cedió a la gravedad. Sonriendo y pidiendo a Himeno que ya no era necesario la mano. El cansancio de la chica era obvio, soportar el peso de los 3 sujetos hizo que ella no pudiera aguantar por tanto tiempo el de únicamente del Rubio.
—L-lo siento— dijo Himeno, quien también jaló a Kobeni que intentaba ayudarlo a regresar a la habitación. 5 de los 6 cazadores estaban dentro, pero por lo visto no faltaba mucho para que terminaran cayendo al mismo precipicio para acompañar a Denji. La muerte era lo único que los esperaba.
Aki y Himeno solo se dieron un abrazo de despedida, Power gritaba de la frustración de no poder volver a Nyako. Arai lloraba por haber escogido este trabajo. Kobeni...
Kobeni se quedó tiesa y fría. Todo lo que hacía era error tras error, sin importar lo que ella hiciera, pensando que capaz sería lo correcto, siempre sus intentos de buena voluntad terminaban en algún problema o desgracia. Salvar a su familia, buscar un trabajo para ayudar a su hermano universitario, salvar la vida de Denji e incluso enloquecer para justificar el asesinato en nombre de la vida de su familia.
Todo era un error, servía a distintos amos y a todos los defraudó. Muy probablemente la caída termine matando a todos los miembros de la familia y a Kobeni, incumpliendo su palabra y no sabía las consecuencias de no cumplir su parte del trato. Había rescatado a su familia de una muerte horrible y estaba a segundos de causar una aún peor.
El grupo pudo ver qué no solo Denji caía al fondo del pasillo. El cuerpo amorfo llenos de extremidades, cráneos y exceso de piel acompañó al rubio. La velocidad de la caída era increíble, solo terminando en un golpe estruendoso.
Todos los demás del grupo esperaban su turno, la caída era inminente y la verdad por mucho que Kobeni aprecie la vida de Kenji cómo la del resto de su familia. Estaba cada vez más asimilando y aceptando la muerte de todos y de ella misma. Esperando que en algún momento de la existencia en el más allá, la puedan perdonar. La chica solo pudo llorar.
Pero pasó lo contrario de lo que ellos esperaban. El espacio que se había perdido en la habitación se estaba recuperando. La distancia alargada que había alcanzado el pasillo del octavo piso se recortó. Aunque toda la habitación estaba prácticamente destrozada, los 5 cazadores restantes sintieron un alivio a la vez como culpa. No pudieron salvar a Denji, sobre todo Kobeni y Aki.
Una vio que un chico pese a sus carencias, prefirió anteponer la vida de Power sobre la suya y Aki, vio lo que menos quería, perder a un compañero incluso siendo un demonio, perderlo a sus ojos era una experiencia que nunca quería repetir.
Podían ver lo que antes era un precipicio sin fondo, ahora llenado por el demonio de la eternidad. No estaban seguros si su vida estaba fuera de peligro y por el contrario, debían seguir buscando la forma de poder escapar.
Sus caras alargadas y llenas de preocupación, pasaron a ser una sorpresa luego de escuchar un sonido tan peculiar.
Los sonidos de motosierra se hacían más fuertes e intensos, acercándose cada vez a la superficie del demonio. Incluso el demonio de la eternidad mostraba sorpresa, lo que parecía una tarea nada complicada, terminó volviéndose parte de su perdición. La piel externa del demonio se rompía, de su interior un brazo con una motosierra daba clara señal de una victoria frente al primer gran enemigo.
— ¡HAHAHAHAHAHAHAHA! ¡SIGO VIVO CABRONES! — la voz de Denji en el modo motosierra se hizo presente, arriba, en la habitación donde todos los demás se habían refugiado. Vieron incrédulos como Denji pese a todo, seguía batallando.
— ¡HIMENO, MÁS TE VALE DARME ESE BESO!
Aki y Himeno se vieron frente a frente, la cara del chico era de un total "la cagaste" y Himeno había respondido con una expresión de "Ya sé".
— ¡Mátalo y luego hablamos!
— ¡A LA ORDEN!
La carnicería entre ambos demonios era brutal, las extensiones del demonio de la eternidad eran cortadas, sus brazos, sus piernas, cráneos y rostros se separaban y luego se unificaban en el cuerpo principal.
— ¡NO SALDRÁS CON VIDA MOTOSIERRA!— gritó Eternidad, acompañado de gritos de dolor y de Rabia, no pensaba que Denji fuera tan difícil de asesinar.
Todos los demás cazadores fueron espectadores de la brutal pelea, aunque preocupados. Denji durante todo el transcurso del hotel había dejado una cosa muy clara, solo había una sola oportunidad de volverse el Demonio motosierra.
— No va a durar mucho así— dijo Power, quien no se equivocaba
— ¿A qué te refieres?— preguntó Aki.
— Denji está perdiendo mucha sangre mientras más dure esta pelea, sus sierras en algún momento se van a retraer.
La poseída tenía razón, podía percibir cómo Denji perdía una cantidad considerable de sangre. Estaba al borde de la muerte, esta vez si era posible la muerte de Denji. Y en la pelea se estaba haciendo evidente, las motosierras de los brazos retrocedían. Lo que dio oportunidad al demonio de la eternidad para poder engullir a Denji nuevamente dentro de él.
En el interior, la desesperación del híbrido era tal, que para recuperar su mejor estado físico usó combustible la sangre del propio demonio que combatía. El sabor era asqueroso y el propio Denji lo hacía recalcado, pero era necesario, los mordiscos eran seguidos de nuevamente el estruendo de las motosierras de sus brazos habían recuperado su máximo potencial.
— ¡ERES UN REVERENDO PENDEJO, ESTÁS HECHO DE SANGRE! — gritó el chico motosierra.
Todos expectantes de la pelea, incluso del momento donde parecía nuevamente perdido, las últimas palabras les dio tranquilidad, esperaban que por fin, Denji sea capaz de garantizar una salida.
Kobeni por su lado solo estaba arrepentida, su necesidad por salvar a su familia hizo que ella tomara acciones apresuradas y peligrosas.
— HAHAHAHAH ¡YO SERÉ QUIEN GANE EL NOBEL ESTÚPIDA POWER! ¡ACABO DE CREAR LA MÁQUINA DE MOVIMIENTO PERPETUO Y ESTE PENDEJO ES MI ASISTENTE!
— Presumido... — Power solo dijo eso, mientras se largaba hacia el fondo de la habitación, no había más que esperar.
Todos los chicos menos Himeno se alejaron del lugar. La superior estaba apreciando el momento más espectacular de su vida. Un verdadero loco siendo la razón del miedo de un demonio, recordando palabras que un viejo loco y borracho le había dicho en el pasado.
Recordó el porque se quería retirar, a pesar de todo, gente como ella, Aki o aunque lo dude cada vez más, Kobeni, son gente normal, no estaban hechas para matar demonios. Denji en cambio era distinto, disfrutaba del trabajo y veía cómo devoraba y mutilaba a su enemigo sin compasión.
Ella estaba segura que Aki había encontrado al aliado perfecto y esa era la razón por la que él lo quiso con vida, además de ser solo compañeros. De cierta forma, eso la alivió, la lucha de Aki se balanceaba en favor de su amado.
En algunas instancias de la pelea, Himeno asistía a Denji, el quedaba ciertamente inconsciente después de múltiples daños recibidos. Gracias a su habitación, la distancia entre Himeno y la cadena no fueron un impedimento para reactivarla y que la lucha continúe.
DÍA 3
Mientras una masacre debajo de sus narices estaba sucediendo. Una cansada Himeno estaba haciendo segunda a Denji, Power descansando y Arai arrepintiéndose de todos los errores de su vida.
Kobeni y Aki quedaron sentados en alguna pared de la habitación, cerca uno del otro. La mayoría de las bebidas que tenían guardadas habían sido destruidas. Las cervezas se habían roto, Himeno y Aki no pudieron cumplir su promesa de beber en el octavo piso debido al desastre.
En la mano del joven Hayakawa, había una botella de agua y pese a su sed. Tenía todas las intenciones de dársela a su compañera Kobeni. No sin antes, hacer un interrogatorio y preguntar el por qué de su comportamiento.
Primero la hizo morder el anzuelo. Ofreciendo el agua acercándolo a las manos de su compañera.
— G-gracias... Superior Hayakawa.
Cuando Kobeni la estuvo a punto de agarrar, pero Aki solo la apartó de sus manos, ambos se terminaron viendo fijamente, Kobeni empezó a sudar y a sentir nervios, sabía que algo le diría Aki.
— ¿Por qué lo hiciste?
— ¿Qué? ¿A qué te refieres?
— ¿Por qué quisiste matar a Denji?
Kobeni sabía que un error en su respuesta podría ser fatal. Haka le dejó en claro que ninguna mención de ella, su habilidad o sus intervenciones podían ser dichas por la chica. Era una de las cláusulas apalabradas entre las dos.
— P-por... qué... no quería volver a... perder a mi familia.
La respuesta que Aki recibió le dejó con ciertas dudas, dudas que terminaría preguntando a su compañera.
¿Perder otra vez?
— S-si... mi familia y otras de mi comunidad, fueron víctimas del demonio del Oso. Yo estaba algo camino a mi casa... no quería verlos, me habían dicho cosas que ya sabía, pero que odiaba conocer.
— ¿Qué clase de cosas?
— Yo no iba a ir a la universidad, una vez me graduara de la preparatoria iba a buscar trabajo porque mi hermano, el que sí es bueno académicamente, tenía prioridad.
Aki empezó a tener un mayor panorama de entendimiento de la situación de Kobeni, pero aún no le quedaba claro el porqué quiso atacar a Denji y casi clavar su cuchillo en él.
— ¿Y eso te orilló a trabajar aquí?
— Si. Mi familia tiene muchas deudas, algunas con gente peligrosa. La universidad de mi hermano es cara, mis hermanos menores merecen una vida más digna y le debo demasiado a Kenji, mi hermano mayor... Cuyo único error es amar a una patética hermana como yo.
— ...- Aki quedó un tanto silencioso, siguió esperando más respuestas de Kobeni, pero no pudo no sentir lástima por su compañera.
— Cuando lo vi a él, al resto de mi familia y sobre todo a los pequeños, estaban inconscientes en nuestra destruida casa. Solo me hizo pensar que fue un milagro que todos ellos seguían con vida, sentía miedo que hubieran muerto y yo no... Yo no merezco seguir con vida si ellos mueren, ellos son mejores personas que yo. (Kobeni saltó el detalle que los encontró a todos muertos y destrozados. No hubo milagro y ella misma fue la ficha de cambio.)
— Kobeni... — Aki quedó un tanto impactado por el menosprecio que ella misma se tenía.
— Se recuperaron todos y mi vida no fue tan diferente. Mis papás me obligaron a buscar trabajos, pero era tan inútil que no duraba más de un solo día. Algunos jefes querían que yo hiciera cosas raras y otros solo me insultaban. Mi papá nunca me consoló, solo quiso que siguiera buscando trabajo para conseguir dinero.
— Si... quieres podemos pa... — Aki fue interrumpido.
— Me dijo que si no servía para eso, que cazara demonios o me prostituya. En ambas te hacen daño, pero no quería caer en manos de hombres todo el tiempo.
Kobeni luego de eso empezó a llorar. A Power se le hizo hilarante la situación, pero su risa fue detenida por un golpe certero de Himeno.
— ¡Oye ¿Y nuestra promesa?— preguntó con enojo Power
Himeno se ahorró las palabras, Power conoció la mirada asesina de Himeno y por mucho que ella pueda crear armas, no alcanzaría la velocidad de la mano fantasmal de Himeno.
La lucha entre Denji y eternidad poco a poco se iba apagando, el motosierra conseguía más ventaja por lo que Himeno ya no vio necesario seguir asistiendo a su compañera. Había visto lo que quería ver.
Himeno llegó donde estaban Aki y Kobeni, viendo como su amiga empezó a llorar, ella solo se sentó a su lado y le intentó dar consuelo.
Kobeni solo finalizó.
— No te pido que perdones mi conducta, puedes reportarme por intentar matar a un compañero. Solo lo hice porque quería volver a ver a mis hermanos. Ellos son lo poco que me hacen feliz en esta vida y si los pierdo, no tendría nada.
— Aún me tienes a mi— contestó Himeno mientras continuaba abrazando a su amiga, en tono de broma, pero no mentía que apoyaría a la novata.
Aki se compadeció de su compañera. Entregó el agua y ella solo procedió a beber, la sed de Kobeni era mucha y la botella no duró nada con el líquido.
— ¿Entonces... ¿Tu contrato es con el mono? Lo digo por como te movías afuera, no tardaste mucho en llegar hasta nuestra posición.
— S-si. Ese es el demonio con el que hice mi contrato.
— Dinos la verdad, Higashiyama. Himeno no cayó en la mentira como tú crees, solo dinos cuál es el demonio que te ayudó haciendo eso. No lo vamos a reportar.
— Y-yo...— Kobeni tenía miedo a ser descubierta, incluso si haka aún no estaba presente. Tenía miedo de que ese error se llegara a cobrar muy caro.
— No tengo. La verdad, no tengo y no creo hacer uno. Si soy rápida y atlética es porque así nací... nunca me permitieron participar en olimpiadas estudiantiles, mis papás me obligaban a trabajar desde niña.
Himeno detectó verdad en sus palabras, pese a que Kobeni dijo una verdad a medias, en una situación así, le creyó.
— H-hice lo que estaba en mis manos para poder escapar de aquí y salir de esta pesadilla, solo quiero volver a ver a mi familia...
Aki quedó totalmente conmovido por la historia de la protagonista, su mala perspectiva quedó ciertamente medio borrada. Y decidió darle un punto de vista para ver si le ayudaba a calmarse.
— Si esa hubiera sido nuestra opción. Creo que yo también te ayudaba a matar a Denji, aunque ahora dudo que tu novio te perdone por eso— Aki hizo un chiste. Fue raro pero a Himeno le encantó.
Kobeni se sonrojó de la vergüenza, en parte de dos cosas, una por haber intentado asesinar a alguien y segunda, Himeno, Haka y ahora Aki también se creyó el cuento que ella y Denji tenían algo.
— Ya sabe que los vagabundos son tu tipo— dijo Himeno
— ¡No es cierto!
— Descuida, no necesité que me lo dijera. Lo vi con mis propios ojos. — Respondió aki
— ¿¡Qué?!
— Se veían tan lindos. Denji dejó que te recargaras en él, para que tú descanses— Explicó Himeno
— Ay no.
Kobeni recordó el momento, fue cuando intentó buscar la manera de humanizar a Denji y no pensar en matarlo, recordó que en una parte de la conversación se había quedado dormida y no fue consciente en cómo terminó. Denji fue relativamente amable con ella y aún así ella lo intentó matar.
Debía pedir disculpas.
Aki decidió exteriorizarse con la chica. Ella ya dijo partes de su vida. Él debía también dar partes de la suya.
— Me uní a los cazadores no por una causa, más noble que la tuya. Tu tienes aún a tus hermanos y me alegro por ello. Yo perdí a mi familia hace años, aún era un niño.
— O-ou... lo siento mucho Superior Hayakawa.
— No te disculpes, fue hace tiempo, pero me di una misión personal.
— Que ya se va a quitar ¿Cierto Aki?— interrumpió Himeno
— Eso lo veremos después. — Continuó— Mi familia formó parte de las víctimas que el demonio pistola se cobró en Japón. Aún recuerdo ese momento. Solo quería jugar afuera de la casa. Mis padres y mi hermano estaban dentro. Mi hermano menor de hecho regresó a la casa para recoger las pelotas y los guantes de baseball.
Kobeni solo se quedó observando a su compañero, revelando con sinceridad un momento traumático en su vida y que lo obligó a llevar a cabo acciones que en otra circunstancias no pasarían.
— A veces me pregunto ¿Y si yo también acompañaba a mi hermano? Yo le pedí que volviera para recogerlo, me sentía obligado a jugar con él, él estaba enfermo, pero quería pasar el rato conmigo.
Nuestra protagonista se sintió identificada. Ella también quería estar con sus hermanos, pero sus padres le habían pedido que fuera por un encargo supuestamente rápido. Ambos cazadores habían perdido a sus familias y sentían culpa por ser los únicos sobrevivientes.
Aki, casi llegó a romper en llanto, conteniendose con cierta dificultad. Revivir un momento así de traumático, fue demasiado para un chico que siempre tenía la fachada de inexpresivo.
— S-si... tan solo, hubiera una forma de traerlos de nuevo conmigo... pagaría lo que sea.
Kobeni escuchó suficiente, ella sabía las consecuencias en primer lugar de ese trato. Está viviendo un infierno, no solo por su nuevo trabajo si no por el acoso constante de su compañera de contrato. Manipulando y forzando a Kobeni a hacer cosas que ella no quiere. Incluso para matar a Denji, Haka fue la autora intelectual.
Ella no quería que otra persona jodiera su existencia por un deseo tan egoísta y con muchos riesgos. Solo abrazó a Aki, como un acto de empatía. Kobeni nunca se sintió cómoda haciendo actos como estos, tenía miedo de cualquier peligro, pero conoció un lado vulnerable de un compañero y solo quiso dar apoyo emocional.
— N-no siempre, las c-cosas salen como uno pide. A veces, es mejor seguir adelante y... tener un lindo recuerdo.
La chica en sus casi 4 años de contrato con el demonio de la muerte, había madurado. Posiblemente ella había asimilado la pérdida y continuando con su vida. Pero la Kobeni de 16 años, con miedo y precipitadamente, escogió un destino peor que cualquier deceso.
Aki no respondió, había escuchado palabras similares de su amiga Himeno. Pero él estaba aún decidido a acabar con la vida del demonio pistola y gracias a Denji, su visión de un mundo sin ese demonio era cada vez más realista y cercana.
— Gracias— en muestra al reconfortante abrazo de la protagonista, Aki, desde su percepción, creía que Kobeni y su familia eran personas que aún se debían proteger y por las que él aún continuaba su lucha.
No podría imaginar que a su lado, estaba una chica que vivía un infierno aún mayor.
— Hey. Te recuerdo que a ti te gusta el rubio — aunque en tono gracioso como siempre, Himeno tuvo un cierto celo por como Aki aceptó el abrazo de su aprendiz.
— N-no es cierto.
— Si es cierto, ambos lo vimos.
— A-aki... dile algo...
— Yo los veía cómodos juntos, no quise despertarlos — Aki jugó un poco, para después regresar a su fachada frívola — No falta mucho para que Denji nos saque de aquí, estén preparados para entonces.
Kobeni quería que la devorara la tierra por la vergüenza, pero incluso Haka estaría dispuesta a cumplirle ese deseo. Prefirió quedarse callada.
Los 5 cazadores terminaron con hambre y cansados. Habían pasado más horas en las que Denji desmembraba, era golpeado, engullido y luego se liberaba de eternidad. Las paredes del pasillo incluso se estaban pintando de sangre de todas las víctimas.
— HAHAHAHA— la risa de Denji se intensificó, mientras que los lamentos de eternidad se hacían más presentes.
Casi alcanzando el cuarto día dentro del hotel. El demonio de eternidad suplicó clemencia. No soportaba más cortes y la carne que llegó a poseer ya había sido devorada por Denji.
— ¡Ya no más! ¡Mátame, acaba con este infierno, te lo imploro! — Eternidad.
— ¡CARAJO! ¡NO LE HACES JUSTICIA A TU JODIDO NOMBRE! — Denji no respondió de la misma forma, siguió atacando con fuerza y brutalidad.
Sus cortes se detuvieron una vez toda la carne que aún le quedaba al demonio se distribuyó en el resto del pasillo, dejando un hueco donde Denji cayó. Eternidad no mentía cuando deseaba su muerte.
— F-fue un error... se me había dicho que sería fácil... que tú aún no controlas tu poder.
— Una lástima, me empezaba a sentir cómodo como pez en el agua— Denji respondió
Eternidad mostró el núcleo de su ser, pidiendo su destrucción, para por fin volver al infierno.
Denji aceptó su petición bajo sus propios términos, el corte fue lento y doloroso para eternidad. La locura del momento, la tortura mental y el hecho que casi impide que Himeno cumpla su palabra para que Eternidad reciba una tortura que haga honor a su nombre.
Cuando el núcleo fue destruido. El octavo piso volvió a rotar hacia la dirección normal. Todos estaban perdiendo el equilibrio pero bastó unos momentos para que el pasillo pase de vertical a horizontal. Lo que alguna vez fue un bonito diseño, con apenas señales de presencia humana. Se volvió un pequeño vistazo del infierno sobre la tierra.
— Vaya mierda— Dijo Denji, luego de ver cadáveres tras cadáveres. El hotel que él mismo elogió por tener una apariencia acogedora mostró su realidad. Las paredes tenían signos de lucha, paredes agrietadas y golpeadas. Las puertas, que mostraban dureza para ser abiertas en este lado estaban prácticamente rotas.
Los cadáveres en el suelo, sin importar de quién viniese, cazadores privados, vagabundos o huéspedes, desde ancianos o desde bebés tenían los mismos daños, piel removida y extremidades mutiladas.
Arai vomitó, no contuvo el asco de la escena. Kobeni por fin entendió cuando Haka le decía "Yo estoy en el detrás de escena" posiblemente para el demonio de la muerte este lugar era un paraíso, pero para Kobeni, no era más que otro trauma que no podrá asimilar hasta mucho tiempo después.
Nivel tras nivel, el equipo fue descendiendo. Power intentó comer alguna extremidad de tantos cadáveres que había en los alrededores, pero Aki la amenazó con matarla si ella hacía eso y más en la presencia de todos.
— ¡Ya qué, pero tú haces el curry llegando a casa, granuja!
— Mejor eso antes que verte haciendo una abominación.
Llegando al primer nivel y recepción, vieron la realidad oculta tras la fachada de un hotel aún cómodo e iluminado, todos los cadáveres que dejaron de servir para Eternidad, fueron llevados a la base del hotel.
Himeno quedó traumatizada, le dijo a Aki que en serio necesitan alcohol, exceso de él para olvidar por completo lo que sus ojos presenciaban.
En recepción, estaba el demonio que siempre observaba los pasos de su mascota. Haka de forma poca evidente sostenía el cráneo de algún cadáver para después incorporarse al grupo y salir con el resto al exterior.
Para los cazadores habían pasado casi 4 días dentro del hotel, pero para el mundo, una hora. Desde que todos habían entrado al hotel, ellos ya estaban bajo el efecto del dominio del demonio de la Eternidad.
— No hubo tiempo para reaccionar. Los pequeños monstruos mataban sin piedad a la gente del hotel. Cómo viste, todo empezó desde el octavo piso. El demonio buscó la forma de acumular el poder y fuerza necesario para combatir con el chico de las motosierras y matarlo. Cómo viste sus métodos fueron excesivos y aún así no funcionaron. Nada mal para tu novio. Por ahora no le haré daño.
Kobeni escuchó a su espalda la actualización de información que le dio Haka, esa era la razón por la que estaba en contacto con el cráneo de un cadáver.
Una vez todo el grupo de cazadores salió del hotel. Denji agarró algo de su bolsillo, entre los condones y la basura, había agarrado algo que posiblemente le interese a Aki.
— Idiota. Feliz cumpleaños, toma un trozo de lo que te gusta— Dijo Denji de forma burlona
El "radar" del pelinegro empezó a moverse, era el pedazo de carne del demonio pistola que ellos estaban buscando. Aki solo le dio las gracias a Denji y siguió ayudándolo a caminar. El estado deplorable del Chico los obligaba a ir de nuevo al hospital.
Kobeni sintió aún la culpa por haber intentado matar a su compañero, aunque de forma penosa y torpe. Se quiso acercar a Denji y dejar los malos términos entre ellos dos.
— D-den... D-denji... S-solo quería p-pedirte p-perd...
— ¡Aléjate de mi maldita hija de puta! Solo buscabas el momento para matarme ¿No es así? — Denji empezó a reclamar a Kobeni
— N-no... y-yo... q-quería s-salva...
— Lo imaginé, salvarte a ti misma poniendo en riesgo a los demás y a mí besito. Y tú chica del parche, será mejor que cumplas tu prome...
Himeno estaba preparada para dar un golpe a Denji y dejarlo noqueado, pero el mismo se terminó desmayando. Mientras Aki agarraba camino hacia el hospital junto con Power. Ella decidió consolar a Kobeni antes de separarse de ella.
— No te preocupes, él no sabe aún porqué lo hiciste, cuando llegue el momento hay que explicar tus razones. Estoy segura que aunque lleve su tiempo, entenderá y cómprale algo, seguro lo convences más con comida que con palabras.
— S-si jefa.
— Amiga. Eso somos y acepto tus disculpas también, salimos vivas de esto y es lo mínimo que puedo hacer ahora. Esta vez no seré yo, por favor ve con Arai y haz el reporte. Aquí si soy tu jefa jaja.
— O-okey... «No sé cómo se hacen, no me ha explicado» — nuestra protagonista no tenía toda la capacitación hecha, apenas era su segundo día (o cuarto por como se mire).
Tomaron un Taxi la pareja de cazadores, Arai y Kobeni prefirieron no hablar de lo sucedido hasta llegar con uno de los responsables de capturar el reporte de los cazadores en activo. Para su fortuna, Kei también estaba presente. Les ayudó a hacerlo y después, se terminó quedando con Arai quién empezó a llorar y relatar lo que vivió. Kei solo pudo despedirse a lo lejos de Kobeni quién solo se fue a su casa.
En su hogar, la pequeña mujer solo se acostó, no se quitó su traje aunque estuvo llevándolo puesto por más de unas 72 horas bajo el efecto del demonio.
Haka solo se quedó observando, ambas habían estado bajo el mismo dominio. Por lo que desapareció al poco tiempo, sin hacer ningún comentario a la chica.
Ella en cambio agarró su celular y llamó a Kenji, quién rápido respondió y preguntó por su estado. pasaron unas cuantas horas en las que ella habló un poco de lo que ha vivido desde que llegó a la ciudad. lloró mientras su hermano mayor la intentó consolar desde la otra línea y luego se durmió.
— Buenas noches hermanita. Te amo mucho. — finalizó Kenji, quien colgó la llamada.
Chapter 12: Asaltacunas y borracheras
Chapter Text
En el hospital
Mientras una llamada entre hermanos estaba sucediendo. Los dos cazadores más experimentados que participaron en el exterminio del demonio de la eternidad estaban discutiendo fuera de la habitación asignada de Denji.
El rubio tras la transfusión sanguínea se había recuperado por completo, por lo que solo era cuestión de tiempo para unas cuantas revisiones y sería dado de alta. Power por su lado, estaba intentando leer un manga, pero por cuestiones obvias y su mera idiotez, solo podía ver los dibujitos sin conocer la historia.
—Tú Aki, ¿Crees que como perro de Makima te diga que rayos es Denji?
—No. Cuando le pregunté personalmente me dijo que era información clasificada, incluso algunos detalles se los terminaron guardando los altos cargos. Creo que aunque sea su mejor hombre, dudo mucho que me lo diga.
—Uy. El mejor hombre, todo eres partidazo y vas por la peor opción.
—No hay mucho de dónde escoger— respondió Aki, quién tenía una dinámica muy propia entre Himeno y Aki. Ella buscaba la forma de sacarlo de seguridad pública y él le invitaba cosas para que dejara de pensar en eso.
—Ayy. Justo cuando habíamos llegado a nuestra habitación del hotel para tomar nuestras cervezas y lo arruina ese demonio. ¡Sabes qué Aki! Hoy debemos reponer eso.
—¿Alguna idea? Realmente sólo quiero descansar por hoy.
—Una que servirá para matar 2 pájaros de un tiro. Escucha con atención.
—Mientras no sea otra vez una salida en la playa, soy todo oídos.
—¡Yo como iba a saber que ese mismo día habría un tifón! — Himeno una vez planeó una salida a la playa con sus compañeros de ese entonces y Aki. Un tifón arruinó las vacaciones y tiempo después, la mayoría de los participantes en esa salida murieron, solo 3 aún siguen con vida de los 10 que fueron. Madoka era el tercero.
—Jaja. Deberías mirar más las noticias, después de todo a ti te encanta el chisme.
—¡Tienes razón! Pero es aburrido cuando es de personas o cosas que no conoces. Es mejor si sirve para molestar, adoro como Kobeni se molesta cuando parece que lo intento juntar con Denji.
—¿No lo hacías en serio?
—El chico es lindo. Pero creo que a Kobeni en esta situación no le hace falta un novio, quizá un desestrés con alguien. Deberíamos invitarla a tomar algo.
—No lo sé, fueron días difíciles en el hotel. Debe estar un tanto avergonzada por casi matar al estúpido de Denji.
—¡Ya te oí pendejo! — Dijo Denji, quién solo alzó la voz y continúo "leyendo" el manga con Power—¿Y se supone este es un pirata? no veo el parche o el garfio, solo se estira.
—Sigh. Creo que sí nos hará falta unas cuantas cervezas— dijo Aki luego de oír a uno de sus inquilinos.
—¡Esa es la actitud que quería oír! Ahora bien, el plan es invitar a Makima también, la embriagamos y le preguntamos qué rayos es Denji. Si nos va a ayudar a matar al pistola, debemos saber con quién trabajamos.
Aki vio a su íntima amiga. Tenía unos sentimientos confusos sobre ella. Por alguna razón su atracción estaba fija en Makima, pero cuando veía a Himeno a veces olvidaba que su jefa existía. Aún así, nunca se planteó formalizar algo con su antigua superior, para Aki, el comportamiento de Himeno era inmaduro.
—¿No decías que querías que me retirara? — Aki le hizo una pequeña sonrisa a su amiga.
—Claro que lo quiero. Pero si no puedo forzarte o convencerte del retiro, al menos buscar la forma que ese demonio esté muerto antes que nosotros. Sin embargo yo creo que hay que tomarlo con calma, deberíamos solo apreciar el tiempo que todavía nos queda.
—Siempre tendremos que estar precavidos. En cualquier momento el demonio pistola puede arruinar miles de familias… ¿Y bueno, embriagamos a Makima y después?
—A todos los demás. Que Kobeni y compañía se diviertan, no sé si vaya a renunciar pero si no lo hace, quiero que me siga viendo como una amiga.
—Teniendote como amiga, no creo que quiera enemigas. Pero supongo que será necesario que ella también pase un buen rato. Creo que Makima estará aquí en Tokio por unos días, si queremos que funcione, debe ser mañana a más tardar.
—Eres un grosero, obvio que Kobeni me quiere como amiga.
—Ella cree que lo emparejaste con un vagabundo apestoso
—¿¡Qué tienen en contra de mi olor?! ¡Que si me baño! — Denji es muy atento cuando hablan mal de él.
—Si, ya sé que la broma duró mucho, pero sus reacciones son lo mejor. Además, Arai tiene el encanto de una piedra, ella no se molestaría tanto si hiciera chistes con él— Himeno justificó sus bromas.
—Llamaré a Fushi, creo que él también está capacitando a un nuevo aprendiz— Dijo Aki
—¡Perfecto! Yo le hablaré a Kei, para que traiga a Arai. También espero que ella llame a Madoka y a Takeshi.
—Creo que buscaré la forma que Denji se arregle y Power se bañe, en teoría ellos cuentan como cazadores de nuestra división.
—¡BUENA IDEA AKI!
—¡No me grites, estoy cerca de ti!
—¡Yo la callo a besos!— Dijo Denji quién aún le debía un beso de lengua.
Denji recibió un calvazo con la mano fantasmal de Himeno y continuó su plática con su compañero.
—Okey, ya que hay varios novatos en la división ahora mismo, usemos esa excusa para decir que es una reunión de bienvenida.
—¿Y crees que eso llame la atención de Makima? Por lo regular ella busca estar cara a cara con la gente que le interesa, no tanto en grupos sociales.
—Nadie niega una buena fría. Decimos que tú invitas. En el mejor de los casos tu ganas puntos con ella— luego de eso, Himeno solo dijo "guiño, guiño" aprendió su error con Kobeni. Aunque sabía que Aki sentía algo por Makima, con solo su última oración la hizo sentir celosa.
Himeno y Makima eran distantes. Cómo dos imanes cuando se intenta juntar por el mismo polo, se repelen. Himeno siempre fue más autónoma, nunca le gustó considerarse el perro de alguien o servir para una persona, lo terminó aprendiendo del "anciano borracho" de la primera división. Pasado el tiempo que ella y Aki ya no eran compañeros si no amigos, él en alguna borrachera dijo que se sentía atraído hacía Makima y ojalá ella le hiciera caso.
Himeno no estaba tan ebria cuando Aki dijo esas palabras y lo recuerda siempre, incluso en momentos de vida o muerte es muy probable que este sea un amor unilateral.
—S-supongo. No creo que me haga caso si lo escucha de mi parte, pero no perdemos nada intentándolo.
—Recuerda que a mí también me debes unas cervezas— Himeno aprovechó el momento
—Agh. Solo no hagas alguna escena cuando te pases de copas — Aki estaba dispuesto a pagar los tragos de su amiga, sabía cómo ella era cuando bebía y era parte de la razón… Que ya no quiso formalizar nada con ella.
—Yay. Descuida, si Denji se embriaga también dudo mucho que recuerde lo del beso— Himeno tenía una esperanza de evitar su promesa— Hasta podría mejor dártelo a ti.
—Paso.
—¡Aw, Vamos! Para reforzar la amistad.
—Nope— Luego de solo decir eso, se adentró a la habitación del hospital, por fin había recordado que le iba a dar a Denji y a Power unas manzanas a cada uno.
«Ya sé que tengo problemas con el alcohol» — Himeno dijo en su mente, mientras haciendo el viejo truco de nuevo, sacó y encendió un cigarro sin usar sus manos verdaderas. Se retiró del hospital y solo quedó ensimismada en sus pensamientos.
—Debería empezar llamando a Kobeni— Dijo en voz alta en un tono apagado, a nivel de calle nadie le prestó atención. Solo era cuestión de tiempo que ella llegue a su oficina y de el anuncio a su aprendiz.
En el apartamento de Higashiyama Kobeni
Una pequeña Kobeni, estaba recostada en su cama, las lágrimas en su rostro se habían secado y su celular yacía en una mesita de noche.
Estaba recuperando horas de sueño y tranquilidad que no tenía en el Hotel. Sus sueños como siempre, básicos y calmados.
La mejor parte de dormir eran los sueños lúcidos que ella vivía. Comida por montones, a veces compartía los platillos con sus hermanos y el entretenimiento era bueno. Todo era un lindo montaje de lo que ella quisiera vivir.
Un estruendoso ruido se hizo presente, al principio ella lo notó como un efecto sonoro en la película que ella veía en su sueño. Pero cada vez se hacía más fuerte. Lo que la obligó a despertar.
Al volver al mundo real se percató que el ruido no era de fondo en su sueño, recibía una llamada en su celular con el número registrado de su jefa.
—¿Hola?
—¡KOBEEEENIIIIIIIII!
El grito de su jefa hizo que ella saltara del miedo y casi se le caiga el celular aunque en el último segundo pudo atraparlo.
—Himeno, qué voz tan r-reconocible.
—Lo sé, no puedes vivir sin ella. En fin, chica. Venía a avisarte que mañana tendremos la reunión de bienvenida de la cuarta división, Arai, Denji, Power y tú son los miembros de honor en esta pequeña fiesta.
—O-oh… ¿Y sabes dónde es?
—Yo te aviso, de eso no te preocupes mi amiga. Solo lleva hambre y ganas de beber, Aki pagará mis bebidas, pero yo pagaré las tuyas. Disfrútalo cuando estemos allá.
—Veo qué… h-has progresado mucho con Aki jaja— dijo Kobeni con inocencia, recordando como los vio acostados en la misma cama como si de una pareja se tratase. Pero Kobeni no era culera y no podía hacer burla de ello.
—Ojalá. Es más realista que tú y Denji terminen juntos… y eso que tu lo trataste de matar.
—...
—Lo siento. Perdón fue un tanto insensible de mi parte. Ya sabes, a Aki le gusta más la chica fría y todos míos. La conocerás ahí y creo que entenderás.
—¿Makima?
—Seh. No se porque se fijan en esa tipa tan aburrida.
—Ou… Denji también está interesado en ella, me lo dijo en el Hotel.
—Uyy…. ¿Celos? — Himeno decidió aprovechar el momento — ¡No permitas que ella te gane en el amor como a mí, lucha y pelea por el vagabundo!
—¡N-no era por eso!— Kobeni se puso roja de la vergüenza.
—Solo quería conocer… cómo era ella.
— Oh. Conociendo al enemigo, me agrada. Tu sabes que está rivalidad es entre ella y tú… Yo no, solo será nada más un beso si eso ocurre, no creas que me meteré con el.
—¡B-basta!
—L-lo siento Kobeni… Creo que solo, intento no pensar en ciertas cosas.
—D-descuida… S-solo escucha. Quería conocer un poco de Denji… Para no tener la idea de ma… mat-a… m-matarlo.
—Ou.
—Lo sé. Pero creo que no funcionó y cedí a mí impulso.
—Hoy olvidemos eso. Ya habrá tiempo para que el te perdone, si las misiones serán como las del hotel vete acostumbrando a trabajar con el.
—¿C-como el hotel?
—Los trozos de carne que tenemos del demonio pistola se han movido en múltiples direcciones… Creo que el demonio de la eternidad no era el único que tenía algo de su carne.
—R… Ren…
—¿Eh? ¿Dices algo? Se está cortando la señal.
—...
—¿Kobeni? ¿Holaaa? Agh. Necesitamos mejorar la cobertura en Japón. Si puedes escucharme mañana deslumbra con tu vestuario, capaz y el tonto de Denji te haga caso y te puedas disculpar.
—...
La llamada terminó. Kobeni quería decirle a su jefa que quería renunciar. Pero una mano le había tapado la boca.
—Si dices o muestras tu intención de renunciar. Estás muerta y te llevarás a toda tu familia contigo.
—...MMMMMMMM…. — Kobeni empezó a sudar y sentir miedo real por Haka, ella no había puesto un dedo encima sobre la pequeña desde su primer encuentro. Y ahora Kobeni siente la frialdad y dureza de su mano.
Haka por su lado, siguió viendo las visiones que Kobeni transmitía. Prácticamente lo mismo, pero ahora acompañado con lo que pareciera ser una serpiente y explosiones por montones. Ella era consciente que la magnitud de la catástrofe había incrementado.
—Escucha pequeña idiota. Estamos aquí porque tú prometiste darme una gran experiencia. Te agradezco lo del hotel, pero llegamos tarde y ya todos habían muerto.
Los intentos de hablar y de respirar de Kobeni se hacían más intensos.
—Una sola muestra de querer romper nuestro contrato con tu renuncia y no me responsabilizo en donde termine cada integrante de tu familia.
Haka soltó a Kobeni, quién pudo por fin respirar y hablar. Pero no podía formar ninguna palabra, solo eran balbuceos. Tenía ganas de llorar.
El demonio de la muerte desapareció. Kobeni estaba acostumbrada a ser obligada a hacer cosas que no quería bajo palabra de Haka. Fue la primera vez que el demonio usó un poco de su fuerza física sobre ella.
El llanto de la chica se hizo presente. Pero decidió usar la salida al bar como una pequeña excusa y beber algo, Himeno dijo que pagaría lo de ella y después de todo…
Todo tiene mejor sabor cuando otra persona lo paga ¿Cierto?...
¿Cierto?
Un día después
El trabajo para fortuna de Kobeni fue menos agotador. Kei fue su compañera en esta ocasión. Al parecer también fue invitada por Himeno y le emocionaba la idea que las 3 tuvieran un rato como amigas y no como compañeras.
Fueron solo un par de poseídos quienes terminaron muertos bajo las manos de la pareja de cazadoras. A Kobeni poco a poco le temblaba menos la mano. Ella tenía miedo de lo que es capaz de hacer, prefería no usar la violencia innecesaria.
Kei felicitó a Kobeni por mejorar en tan poco tiempo. Terminando su turno y el reporte, ambas se despidieron, iban a prepararse para la reunión.
La cuarta hija llamó a su hermana mayor, Kaori que al igual que Himeno le gritó su nombre y se emocionó por la noticia de que fue invitada a una fiesta. Su hermana mayor a diferencia de Kenji no sabía todos los detalles de su trabajo. Ambos habían coincidido que no contarían lo que su hermana haría al resto de familiares, matar demonios suena cool hasta que te los encuentras en frente tuyo.
Existiendo un cementerio lleno de gente que solo se dedicó a cazar demonios, Kenji siempre tuvo la preocupación de lo que le pase a su hermana. El resto creía que solo estaba en el lado administrativo. Sus padres solo querían ver ingresos para pagar la deuda, nunca preguntaron a qué se dedicaría y mucho menos preguntar su estado desde que entró.
—¡Hay un vestido que te dejé entre lo que heredé, casi no lo usé porque no me quedo, pero a ti, oh hermana, te va a quedar estupendo! — Comenzó emocionada Kaori de que su hermana socialice.
—G-gracias. Voy a buscarlo…
—Lo vas a reconocer enseguida ¡impresionarás a cualquiera!
—Oh… eh… E-esa es la intención… Supongo.
—Y dime Beni… ¿Hay alguien en tu corazoncito de pollo?
—... N-no hermana. Nadie.
—Estás mintiendo, te conozco— Kaori intentó persuadir a su hermana menor, para ver si había una novedad en la vida sentimental de su hermanita.
La vida sentimental de Kobeni cómo el resto de sus aspectos eran un asco. Pero la verdad, solo a ella le daría el gusto de una mentira piadosa.
—H-hay… u-un chico… e-es… (ni ella se lo cree) l-lindo.
—¡LO SABÍA!
—N-no es para tanto.
—Apenas llegas a Tokio y tu belleza deslumbra. Que emoción, luego nos lo presentas… ¡Kenji se va a molestar cuando le cuente!
—N… N-no le digas. ¿Hola?
La llamada terminó y rayos, Kaori era una boca floja en cosas que la emocionan, quería hacer sentir feliz a su hermana con mentiras de su miserable vida y ahora Kenji va a creer que conoció a alguien.
«Dios ¿Por qué me has abandonado?»
Ella fue a buscar los vestidos y trajes que tenía, realmente para una ocasión como esa no sabía que vestir, nunca tenía tiempo… o relaciones cercanas que la inviten a esas cosas. Pero podía aprovechar, la comida y bebida serían pagadas por Himeno.
Había encontrado el conjunto que le parecía apropiado, realmente era su estilo, entendía porque capaz Kaori no le gustaba tanto, siempre fue más liberal en cómo vestía mientras que Kobeni, pocas veces cambiaba su forma de vestir.
Igual ahora con un uniforme como traje. Ser creativa o ser variada era algo que quedaba en segundo plano y así estaba bien.
—Ay maldición. Sigo sin saber a dónde es… Himeno no ha llamado.
Cómo por arte de magia o invocación el teléfono de Kobeni empezó a sonar. El número era desconocido, pero debido a que pocas personas conocen su contacto, decidió contestar esperando una voz conocida.
—¿Hola?
—Higashiyama, soy Aki.
—A-aki, hola e-eh, ¿Sabes a dónde es el evento?
— Para eso te llamo… Eh… Creo que Himeno ya no está en condiciones de llamarte, así que te diré que estamos en un bar cerca del cuartel. Así que no hay pérdida, verás las luces e incluso oirás los gritos de la loca.
—¡PAASHAAAMEEEEEEE A MI AMAAAADAAAAAAAA! — La reconocible voz de Himeno se escuchó desde la otra línea. Fácilmente se notaba que ya se había pasado de copas.
—No, no nos hagas pasar vergüenza y menos frente a ella— se quejó Aki— Agh. Eh, estás invitada, pero si quieres evitar ver este ridículo circo de una sola payasa, puedes quedarte en casa. Puede que conozcas a la señorita Makima. Adiós.
Kobeni estaba pensando en ir o no, realmente el vestido que tenía intención de usar, lo dejó en su lugar. Será mejor dormir antes que ver a su ahora mejor amiga haciendo el ridículo.
—La pelirroja del cuadro también irá ¿Verdad? — Haka reapareció de la nada.
—¿M-makima?
—Ella.
—S-si… Aki me dijo que posiblemente llegué al bar también.
—Tienes que ir.
—Eh… ¿P-por que?
—Es una orden. Tu te diviertes y yo veo quienes son tus compañeros. Simple curiosidad.
—N-no harás algo malo… ¿Verdad?
—Tómalo cómo un mini contrato. Yo no toco a tus compañeros, a tu amiga la tuerta ni a tu novio el vago. Tu en cambio, me llevas ahí y finges divertirte.
—E-está bien y N-no es mi novio.
Kobeni no tenía de otra. Ahora lo que podía ser un pequeño momento de relajación se volvió un trabajo para el demonio de la muerte. Ni tomando cerveza se podría deshacer de un ser tan acosador como ella.
Ella hizo su rutina de siempre, cómo si fuera al cuartel pero en vez de ello buscó los bares, pensó que sería más fácil pero todos eran muy similares, estaban llenos y había mujeres locas gritando.
Corrió en su desespero por encontrar el correcto, parecía que llegaría a un más tarde de lo esperado, pero el grito de su amiga fue lo que le permitió reconocer su objetivo.
—MAKIIIMAAAAA… KOBENIIIII ¿DOOOONDEEEEEE ESTAAAN?
«Comeme tierra» — pensó Kobeni hasta que solo escuchó la voz de su compañera de contrato decir.
—Lo puedo hacer realidad. No necesito oír tus pensamientos para saber lo que dices en este momento.
—S-solo es un dicho.
—Entra.
Fue la última vez que escucho la voz de Haka hasta terminar el evento, por lo mientras veía caras conocidas y otras 2 nuevas. Nuestra protagonista se decepcionó, la mayoría estaba aún con el uniforme de la organización.
—P-perdón, no encontraba el lugar.
—¡PRINSHESHA… LLEGASHTEE!— Himeno gritó de emoción, vio a su mejor amiga llegar y ahora podía tomar por felicidad y no para ahogar sus miserias.
—¡Kobeni, por aquí! — Kei decidió salvar a su compañera, Himeno era un peligro para su integridad.
—EH… DEJA QUE SE SHIENTE COMI- COMIGO…
—Nu-huh. Deja que pase un tiempo y ya dejo que te le acerques— Kei sonrió a Himeno, pero lo hizo para que Kobeni no pase un mal rato con una ebria Himeno.
—Te quedó estupendo ese vestido hermanita— Kei elogió el atuendo de su amiga.
—G-gracias… Fue un regalo de mi hermana mayor.
—Tiene un buen gusto. Debería conocerla y que me lleve a escoger ropa.
—Cuando tengamos tiempo, te la presento, seguro nos la pasaremos bien— Kobeni perdió su tartamudeo, con Kei así como a veces con Himeno, se sentía segura de hablar.
El resto de la mesa estaba también conviviendo, cada uno de los novatos estaba en su propio asunto, Denji trataba de leer el menú para ver qué podría pedir pero le costaba por no haber ido a la escuela, Takeshi, un hombre robusto tuvo que ayudarlo.
Power le quitó la comida a Madoka, pero el no se quejó mientras dijera que tal le sabía la comida en voz alta para joder a Kei.
—Muy gracioso Madoka — Kei miraba seriamente a su amigo.
—Así son las cosas compañera— Madoka disfrutaba este método de tortura con ella.
El ambiente estaba animado, Himeno haciendo el ridículo por su excesivo consumo de alcohol. Aki y Fushi hablando de algunos asuntos, para desgracia de la reunión estaría incompleta, horas antes había muerto el novato que Fushi estaba capacitando.
Arai quiso intentar entablar conversación con Kobeni, pero la rudeza de Power en sus movimientos para comer hizo que el se ensucie de Sashimi.
Denji no perdió el tiempo y pidió su beso a Himeno, pese a su ebriedad seguía reacia a no darle lo que él quiere. Pero si seguía bebiendo posiblemente le pagaría lo que le debe. Aki quiso ignorarlo pero evidente una cierta molestia.
—Basta de perder el tiempo, se supone que los novatos deben presentarse y esas cosas. A ver digan su nombre, edad, el contrato y… — Takeshi es un hombre directo, fue al grano con el supuesto objetivo de la reunión
—¡Aficiones! Digan tonterías como sus aficiones. — Kei añadió.
—Bien, por quién comenzamos. A ver— Fushi intentaba elegir al primer mal afortunado.
Kei levantó la mano de su pequeña amiga, Kobeni por su lado solo tenía un rubor muy evidente.
—¡Mi hermanita va primero!
—E-eh…
—Anda, no tengas pena — dijo Fushi.
—H-higashiyama Kobeni. Tengo 20 años
Esa información fue un tanto sorprendente para los demás, sobre todo para Aki y Himeno quienes pensaron que ella apenas tenía 18 años.
—¡EEREEEESHH UNA COME… come COME AÑOSH!
—N-no no hace mucho que cumplí los 20. Eh… me gusta dibujar y comer cosas que sean deliciosas… no lo hago muy a menudo.
Kobeni se sentó. Dió ternura a Fushi y Takeshi, Kei solo la felicitó y Madoka recordó algo importante.
—¡Cierto Kobeni! Bienvenida a los cazadores, este es un obsequio de mi parte.
Madoka regaló una caja algo amplia, pero ciertamente ligera. Kobeni sintió vergüenza e incluso Himeno lo interpretó como un ligue.
—UYYYYYY DENJIIII TE ESHTAAN ROBANDO EL GANADOO.
—¡No es cierto Denji!— Kei y Madoka lo dijeron al mismo tiempo, un tanto sospechoso.
Al rubio le molestó el comentario. Será cierto que bajo su perspectiva, Kobeni era una chica linda, pero trató de matarlo y justificarlo, así que quedó descartada cómo potencial pareja.
—¡Bah! ¿Esa loca? Solo tengo ojos para la señorita Makima. Aunque aprovechando que no está… ¿Qué tal un besito?
Kobeni pudo oír eso, solo sintió vergüenza de que la tomara por loca. Supuso que la disculpa demorará más tiempo de lo esperado.
—TRAANQUI NIÑOO PENDEJOO SHO TE BESHO CUANDO YO QUIERA.
Aki solo pudo mirar cómo su amiga y que alguna vez fue su interés amoroso, hacía un escándalo y un ridículo en lo que debía ser una fachada para persuadir a Makima. Ni modo, él se ofreció a pagar lo que bebiera y cumpliría su promesa.
—Son mis materiales de dibujo, aún no empaco las pinturas y lo que me quede, luego me dices a dónde te las entrego, disfrutalas— Madoka Finalizó
—M-muchas gracias— Kobeni agradeció el regalo, no sabía qué más decir pero a los ojos de Kei y Madoka, ella ya expresó toda su felicidad en su rostro.
—¡AUUNNNN NO ACABA LA TONTA DIII TU CONTRATOO, NO LO DIJISHTEEE!
—Himeno, no es necesario— respondió Aki
—Reglas son reglas, ella debe decir su contrato— Takeshi quiso que se siguiera lo establecido.
—Mi contrato es con el demonio del mono.
—MEEENTIROOOSHAAAAA SUSHIAAS MENTIRAAS
Haka no dijo nada, estaba expectante de esta reunión, pero para evitar algún tipo de error. Solo se acercó a la ebria de Himeno y puso su palma sobre su cabeza. Un indicativo que ella estaba dispuesta a matar a la mejor amiga de Kobeni.
—Anda. Di con quién hiciste tu contrato.
—N-no tengo… Solo, soy algo atlética
Kei se sorprendió por lo que escuchó, pero lo dejó pasar, siguió bebiendo con ella y Madoka.
—Siguiente, tu chico— Fushi seleccionó a Arai.
—¡HIROKAZU ARAI!
—Voz firme, me agrada— Takeshi opinó
—Tengo 22 años. Hice el contrato con el demonio del zorro y me gusta escribir haikus.
—¡ABURRIDO!— Power y Himeno por primera vez coincidieron. A Himeno le dió risa mientras que a Power no tanto.
—A ver, tú chica rubia. ¿Cuentas como humana? — Fushi quería que Power se presentara
—¡YO SOY LA INCREÍBLE POWER Y SOY MEJOR QUE UNA SUCIA HUMANA! Tengo Miles de años, los contratos son para perdedores y me gusta pasar tiempo con Nyako.
—Estoy seguro que es el único que te aguanta— Denji mencionó.
—¿Y tú chico? — Fushi quiso finalizar con Denji.
—¡Denji! Si no mal recuerdo Pochita me decía que tengo 17… eh… solo me gusta comer, cagar y dormir
«¿Pochita?» Kobeni recordó ese nombre pero sabía en qué sitio y ahora que lo analizaba, la voz de denji si la estaba recordando de algún otro sitio.
—Es muy joven ¿Oye chico, no estarás tomando cerveza? — dijo Kei, preocupada porque se metan en problemas.
—¡Nah! Esto es té. La cerveza sabe a miados, ya las comparé — respondió Denji
—EEEREESH UNA PEEEDOFILAAAA KOBENI ME REPUGNAAAASSSH
—¿¡QUÉ?! — Todos con excepción de Aki preguntaron con sorpresa.
—SHIII ELLA ME DESHIAA QUE SE QUERÍA TIRAR AL PENDEJO VAGO
Denji y Kobeni se voltearon a verse, ambos con la misma cara de sorpresa y asco. Uno no la quería por intentar asesinarlo y la otra porque era un loco demonio vagabundo.
—¿LO VIEEROON? MALDITOSH NOVIOSSH CONSIGANSEE UN CUARTO
—Pero si la que prometió el beso de lengua fuiste tú— recordó Aki a su compañera
—ME ESHTOY SACRIFICANDO, TODOSH PENSAMOS EN MATAR A DENJI EN ESHE HOTEL Y POR ESHO SERÁ LARGO
—¡Excelente, con esa recompensa claro que perdono a todos! eh… menos a ella— dijo Denji mientras señalaba a Kobeni.
—MESHERO MAS CERVEZA POR AQUÍ… — Himeno solicitó más alcohol, seguía consciente y no quería recordar que besaría a Denji.
—¡A huevo! Por fin tendré mi primer beso
—¿Con quién, denji?
Una extraña figura se adentró al bar, de todos los integrantes que estaban disponibles para la noche, ella era la que menos posibilidades de venir, pero hizo notar su presencia y… todos quedaron sorprendidos de su belleza en persona.
Kobeni por fin pudo ver el rostro de la mujer en el cuadro. Haka en cambio analizó de arriba hacia abajo a la chica. Himeno gritó de emoción por su presencia, todos los demás cazadores hicieron una reverencia en señal de respeto incluso Power. Denji la saludo como si de un amigo íntimo se tratase y ella respondió del mismo modo.
—Tome asiento señorita, Makima— dijo Aki
—¿M-makima? — se preguntó Kobeni
Chapter 13: El 4 no es un mal número después de todo
Notes:
ADVERTENCIA: El contenido de este capitulo es de indole sexual. Por lo que recomiendo... ¿eh? Discreción, supongo. Ustedes disfruten.
(See the end of the chapter for more notes.)
Chapter Text
El ambiente de forma extraña se avivó, ni Aki creía que una persona de una mayor jerarquía cómo Makima hiciera acto de presencia. La pelirroja era famosa en la organización de la cuarta división. Muchas veces si ella participaba en operaciones de captura o exterminio de demonios, el resultado era en el 100% de los casos un éxito.
Para desgracia de su división, la mujer siempre estaba en distintos lugares de Japón, por lo que no es común tenerla siempre en servicio. Por eso en el reclutamiento a hombres de confianza como Aki son a los que encarga misiones de un mayor grado de dificultad.
Y como en el cuadro. Destacaba una gran belleza, unos ojos fríos y unos labios que expresaban una calidad sonrisa, un contraste en su rostro que fácilmente definía a su persona. Siempre ha sido considerada distante, incluso con sus personas más cercanas, pero desde que llegó Denji, ha dado prioridad a su estancia en Tokio.
—La famosa señorita Makima, no es común verla en Tokio incluso yo quien llevo años en servicio puedo contar nuestros encuentros con una sola mano — Explicó Kei la rareza de encontrarse con Makima a su amiga Kobeni.
—E-eh… ¿Es una mujer muy ocupada?
—Podría decirse… para ser la jefa de nuestra división tiende a estar en otros lados muy a menudo. Incluso en protocolos como los de presentación no siempre se encuentra ¿O tú si la conociste en tu primer día?
—N-no, de hecho oímos los gritos de… Me parece Power en su oficina presentándose— Kobeni recuerda bien ese día, fue la primera vez que asesinó.
—Seh. Solo con algunas personas que parece que llaman su atención son las que se digna a reunirse, no es conocida por estar en reuniones de mucha gente. — Kei había hecho esa observación — Como con Denji.
—¿D-denji es alguien de interés para Makima?— la protagonista se daba una idea, pero quería saber si Kei tenía algo que ella no sepa.
—Lo ha estado cuidando o eso parece desde que llegó. Se lo dejó en manos de Hayakawa, porque dijo que es en la persona que más confía. Según me dijeron algunos de sus acompañantes de ese día que lo encontraron, ella abrazó al chico como si de un amigo cercano se tratase.
—Oh. Quizá sea empática con Denji.
—Si, yo pensaría eso, pero dijeron que su primer encuentro fue cuando el estaba transformado en Demonio.
—O-oh… ¿No le tiene miedo a los d-demonios?
—Me parece que no, nunca la he visto expresar otra emoción que no sea la que ahora mismo está en su cara. Si Himeno te dijo que la mujer es aburrida, no se equivoca.
En el otro lado de la mesa, estaba ocurriendo un pequeño conflicto interno en Denji.
«Agh. Maldición, no me quejo que la señorita Makima haya llegado, pero justo cuando la loca del parche me iba a besar» — Pensó el rubio.
—Disculpe, Señorita Makima. Antes de cualquier ridículo que uno de mis dos compañeros haga en un momento. Necesito actualizarla de la situación.
—Adelante Aki, soy toda oídos— Decía Makima, con tarro de cerveza en mano y bebiendo con suma facilidad.
—En el hotel al que se nos asignó investigar, se encontró un fragmento del demonio pistola, pero desde su integración con el resto de fragmentos la actividad de ellos ha sido más frecuente. Lo que nos hace sospechar que más demonios del calibre del demonio de Eternidad nos están amenazando y más con la fijación extraña que tuvieron por Denji ¿Usted sabe algo que nos concierne sobre la naturaleza de nuestro compañero?
La bebida que Makima había ordenado se acabó, colocando nuevamente el tarro sobre la mesa. Makima esperó un pequeño momento y dirigió la palabra hacia Aki.
—Te lo diré luego de que me tomé otras cervezas, acompáñame por favor.— Makima dirigió su mirada al mesero — ¿Podrían traernos otros 4 tarros a esta mesa, por favor?
«Mordió el anzuelo, bien hecho Himeno sobria» — Aki elogió el plan de su amiga, aunque sentía pena que ella haya perdido la batalla incluso antes de empezar.
Recibida la orden de cervezas, Makima ofreció un tarro para Aki y otro para Himeno, quién gustosa aceptó. Los otros eran solo para la jefa de división.
—Así que, Denji ¿Con quién será tu primer beso? — preguntó con una cálida sonrisa la pelirroja.
—E-este… será en la mejilla, Himeno me lo va a dar porque maté al demonio del hotel ¿Verdad, Himeno?
—NOOO SHI BIEN QUE QUIERESH EL DE LENGÜITA SHO TE OÍ CUANDO MATABAS A ESE DEMONIO PUTO
«Ahora sí, ya valió madres» — Denji no podía imaginar lo decepcionada que se pondría Makima con la petición del chico.
—Oh. Bueno, Himeno es una chica linda, así que buena suerte Denji — solo Dijo Makima antes de volver a los tragos, sin muestras de ebriedad.
Himeno empezó meterse en ambiente, también finalizando su tarro de cerveza, la mujer gritó de euforia, espantando a más de uno y luego procedió a agarrar el el rostro de Denji.
Aki no quería ver la escena, sabía que no podía reclamarle nada a su amiga, aunque la escena le causaba una mezcla de sentimientos que también prefirió continuar con su tarro de cerveza y pidió en silencio otro tarro más al mesero.
—Himeno cuando está ebria es una máquina de cariños y besos— Expresó Takeshi.
—Eh… ¿A-a que te refieres? — preguntó Kobeni.
—Ay sí, es difícil de olvidar eso— añadió Kei.
—Todos los presentes hemos sido besados por Himeno, ustedes novatos tienen la dicha de no pasar por esa mala experiencia, con excepción del rubio de allá.
—Descuida Kobeni, no lo hace para quitarte al chico. Creo que solo era una apuesta.
Kobeni solo se acercó a su amiga, en su oreja aclaró la situación.
—H-himeno solo hace eso para molestarme… No creo que me empareje con denji a propósito.
—Oh. Lo siento Beni, yo creí que si era real eso jaja. Pensaba que hacían una linda pareja.
Kobeni solo se ruborizó un poco, lo que fue un chiste de una sola vez terminó volviéndose rumor y algunos creían que eran alguna clase de pareja.
—Pobre Denji, no debió pedirle eso a Himeno — agregó Madoka — El beso que me dio Himeno también es parte de mis pesadillas.
—¿¡Qué?! — preguntó Kobeni solo momentos antes de ver el primer momento incómodo que ella pasará en la noche.
Hay 2 características que tiene Himeno y que todos tienen presentes para evitar este tipo de cosas. Primero ella tiene una sensualidad evidente y que puede hacer que cualquier hombre con excepción clara de sus compañeros más antiguos de división, se sientan atraídos por la chica del parche.
Segundo, ella siempre agarra valor para este tipo de cosas luego de estar lo suficientemente borracha, a veces no para no recordar las asquerosidades que hacía, como la de esta noche por ejemplo.
Himeno agarró con firmeza el rostro de Denji, el chico por el furor del momento cedió ante la experimentada chica. Dejando que ella aproxime sus labios con los de él. Dando el primer beso en la vida de Denji, pero no el único de esta noche.
La chica hábilmente prolongó el beso con Denji, introduciendo su lengua y jugando con la del rubio.
«¡ESTO ES EL CIELO! Perdóname Makima, solo déjame ganar experiencia y te juro que te daré a ti los mejores besos de mi vida» — Denji estaba emocionado, incluso también quería ser más activo, alzando sus brazos con el fin de también sujetar a Himeno.
El resto del grupo estaban sorprendidos por como Himeno mantenía cierto autocontrol, en otro momento ya serían más manoseados.
Mientras Denji a veces movía sus ojos en dirección de Makima, quién interesada también los observaba y bebía al mismo tiempo.
Himeno veía el rostro de Kobeni, no había expresión de culpa ni de que lo estuviera disfrutando, la chica del parche estaba en piloto automático.
Kobeni y Haka tampoco expresaron nada, solo vieron un momento incómodo en medio del bar. El demonio de la muerte seguía mirando fijamente a la señorita Makima, mientras Kobeni prefirió seguir comiendo lo que ella había ordenado.
Pero todo empezó a salirse de control. El propio Denji empezó a hacer ruidos de queja y Himeno siguió después.
Todos los demás miembros de la cuarta división dejaron de ignorar la situación, incluso Aki quién ya estaba tan pasado de copas que estaba olvidando para qué estaba ahí en primer lugar.
Solo pudieron ver cómo Himeno se separaba de Denji… Y de ella salía vómito, todo dirigido a la boca y el rostro del desafortunado muchacho. Quién por su calentura y ansioso de una experiencia tan íntima con una mujer ignoró el historial que ella tenía y su gustó por el exceso de la bebida.
Haka pasó de fijar sus ojos en Makima a esa asquerosa escena, incluso sus ojos se abrieron tanto por la sorpresa. Podía ver las muertes más brutales en los contextos más oscuros, pero para ella, esta escena fue lo más abominable al punto que por la sorpresa tapó su boca con su mano.
Kobeni quién había ignorado la escena hasta que vio a su compañera mirando con asco lo que tenía en frente, luego vio al resto de sus compañeros que también seguían la mirada al lugar que ocupaban Himeno y Denji.
Lo mejor era ignorarlo, pero por mera curiosidad decidió verlo. Su mejor amiga y el chico que la odiaba estaban teniendo una experiencia única y asquerosa, podía ver el vómito salir de la chica y como Denji no tenía más opción que recibirlo.
—¡HAHAHAHAHA! ¡Miren, el estúpido de Denji se lo va a tragar, siempre hace eso con cualquier cosa que sea mínimamente comestible! — Power desde su posición solo reía y disfrutaba.
Kobeni empezó a sentir náuseas e incluso vomitar, fue mala idea estar comiendo y luego ver la horrible escena. Su fuerza para contener su propio vómito fue mayor y empezó a mirar a Haka para reclamarle y tener una pequeña conversación sin uso de su voz.
—¡T-tu me obligaste a venir a este lugar, espero que estés contenta!
—¡Yo como iba a saber que vería una asquerosidad así!
—¡E-eres el demonio de la muerte, se supone que tú aguantas estás cosas!
—¡PERO CUANDO ESTÁN MUERTOS! — El gritó de haka fue fuerte, pero la única que lo escuchó fue Kobeni— ¡Nunca cuando están vivos!
—Creo que voy a vomitar— solo Kobeni agregó, dispuesta a ir al baño, Kei decidió acompañarla.
Del lado de Denji, el vómito de Himeno había terminado. La chica recostó su cabeza en su lado de la mesa, mientras que Denji seguía tragando todo el vómito que había recibido.
—Arai, ¿nos harías el favor de llevar a Denji al baño?— solicitó Makima, quién también se levantó de la mesa, sin tambalearse ni mostrar algún signo de embriaguez.
La jefa de la división salió del bar, buscó alguna farmacia cercana. Ya sospechaba que alguna escena así podría ocurrir así que solo compró algo para una resaca, agua y unos chupa-chups.
Fue seguida por Haka, quién seguía teniendo sospechas de su naturaleza. Pero solo vio a una chica normal, haciendo sus compras y retirándose del lugar agradeciendo la amabilidad de quién la atendió. Pero su presencia era distinta a la de los demás sujetos que estaban dentro del bar.
De forma paralela, tanto Denji como Kobeni estaban vomitando, Arai y Kei los ayudaron a ambos. Denji vivió un evento más traumático que el de luchar con cualquier demonio. Arai lo estaba ayudando en este pequeño tormento.
—Wow kobeni. No sabía que eras de un estómago tan débil— Kei hizo un pequeño chiste hacia su amiga
—Comí demasiado… no… lo soporté.
—Seh. Era de imaginar que algo así pasaría, sabes por lo regular ella te vomita en la ropa, pero con Denji… Wow, no hay perdón de Dios. En momentos así, agradezco ya no tener sentido del olfato.
—¿Có-cómo sabían q-qué eso podía ocurrir? — preguntó Kobeni, ya más relajada.
—A todos en algún momento nos ha besado en una borrachera, a mí ni siquiera me lo preguntó, sólo me agarró y ¡Bang! Me dio un beso.
—Debió ser horrible.
—Y lo fue. Yo después vomité y no pude olvidar esa situación por un mes, incluso Himeno y yo nos habíamos dejado de hablar… Pero, no puedo enojarme con ella.
—Yo tampoco, es molesta a veces pero no… sobria no es mala persona.
—Seh. Vio mucha gente morir en el pasado, incluso más que yo, algunos ya habían sido amigos cercanos. He escuchado que fue Kishibe quién la influenció en tomar alcohol para ahogar sus penas y pues… No es buena controlando la bebida.
—E-es un tanto triste si, s-si lo miras de esa forma.
—Lo es. Tómate tu tiempo Kobeni. Aquí estaré para ti, hermanita.
Desde la perspectiva de Haka, vio como Denji había salido del baño, mareado y aún con náuseas. Al parecer el vómito de Himeno lo había embriagado, seguía siendo sostenido por Arai. Hasta que Makima le permitió ya retirarse y que ella hiciera el resto.
Acompañó al rubio hacia afuera, ella le había dicho que le faltaba tomar aire. El demonio de la muerte solo siguió viendo la escena.
Una vez en el exterior, Denji le expresa su pena a Makima, el soñado primer beso que tanto anhelaba tuvo sabor a vómito. No se lo pudo dar a Makima y quién estrenó sus labios fue de alguien que lo terminó vomitando.
Makima escuchó atentamente a su compañero, quién le entregó una bolsa con lo que él necesitaba, algo para la resaca y una botella de agua.
Denji continuó triste. Estaba arrepentido de su decisión. Makima solo decidió hacer una cosa como un aparente consuelo para el chico. Del bolsillo de su abrigo, sacó un chupa chups. Lo desenvolvió y lo introdujo en su boca.
El chico motosierra se sentía un tanto confundido, pero solo observó lo que su jefa hacía. Cualquier emoción se había ido, no tenía intenciones de buscar cosas así nuevamente.
—Abre la boca Denji— Makima dio la orden, el chico le hizo caso y ella solo introdujo el mismo chupa chups a su boca— Puede que no parezca lo mismo y no olvidarás un rato el sabor a vómito. Pero seguirás experimentando cosas nuevas y este lo podrías considerar tu primer beso indirecto o el segundo beso. Sigue pendiente nuestra promesa, cuando mates al demonio pistola, dime tu deseo.
—S-si… — solo pudo expresar Denji. Makima le pidió que volviera entrar al bar, ella en un momento regresaba.
—Asqueroso— solo dijo Haka, presenciando esa escena.
La escena tornó un tanto rara, Makima había volteado hacia dirección del demonio de la muerte, mantuvo ahí la mirada. Haka estaba un tanto sorprendida ¿Podía verla?
—¡Hey! ¿Puedes verme? — Haka intentó llamar su atención, le parecía desconcertante. Solo quienes estaban cerca de morir, algunos animales podían notar su presencia y cuando desactivaba a voluntad, era visible. Luego se percató que no la miró a ella, si no a un chico con su perro de raza husky que pasaba cerca suyo.
—Aw. Es un lindo perrito— Makima empezó a halagar al perro, mientras el dueño y su mascota seguían caminando.
Haka por un momento creía que estaba siendo observada anulando de alguna manera su habilidad.
Habían pasado media hora. Se dio por finalizada la bienvenida y Makima había pagado el consumo de todos. Los cazadores como Fushi, Arai o Madoka estaban aún conscientes de sí mismos, por lo se retiraron sin problemas. Power ayudaba a un ebrio Aki a seguir de pie, también agarró rumbo hacia la casa de los 3.
Kei se ofreció a acompañar a una más relajada Kobeni (y aseada, se había lavado la boca con productos de la misma farmacia donde estuvo Makima) a su casa, ella estaba a punto de aceptar. Pero como de costumbre, su compañera de contrato tenía otros planes.
—Rechaza la oferta, tienes otro asunto que atender.
Kobeni no respondió a Kei ni a Haka, solo hizo un ademán con sus manos para señalar a Haka que continúe con lo que pide.
—La tuerta está llevándose al chico de las motosierras muy seguramente a su casa. Síguelos y busca la forma de averiguar lo que es ese chico Denji.
Kobeni miró al suelo, arrepentida por lo que hará, pero tampoco quería que Denji sea alguna víctima de abuso por parte de su mejor amiga. Rechazó la oferta de Kei, justificando que irá a ver a Himeno y como está. Se retiró del lugar con la caja que le regaló Madoka.
Kei se sentía confundida, pero no dio vueltas y decidió alcanzar a Madoka a ver si quería pasar la noche con ella.
Haka guió a su compañera. Kobeni estaba mareada, no era muy fuerte con el alcohol por eso solo tomó un solo tarro, además que terminó vomitando luego de ver aquella horrible escena.
Pudo visualizar a su amiga Himeno, quién cargaba en su espalda a Denji. Kobeni solo se acercó a ellos dos y a ver si su amiga le daba alojó en su casa.
—¡Oh! Hola Kobeni, que tal estash— Himeno seguía un tanto ebria, pero no aparentaba esa euforia que presentó en el bar. Por lo que ahora sí era más seguro tener una conversación con ella.
—E-eh. Me preguntaba si me podía quedar en t-tu casa— Kobeni hizo rápido su jugada, Haka solo aprobó.
—¡C-claro que Shi! Sho te invito y juntas le daremos la experiencia dorada a este chamacón.
—Eh— Ambas, tanto Kobeni cómo Haka creo entendieron que Himeno estaba malinterpretando todo. Pero si eso las dejaba cumplir sus objetivos. Todo bien.
Fue una caminata no muy larga, para fortuna de las chicas y Denji, el recorrido no fue exhaustivo. El elevador los llevó al piso donde estaba el apartamento de Himeno, los 4 entraron.
Himeno fue la que le enseñó de forma básica, la sala, su cuarto de invitados, cocina y baño. Para ser un desastre de persona en muchos aspectos. Himeno tenía bien cuidada su propiedad. Contrario a Kobeni, que poco a poco se iba creando un desorden ya que ella solo llegaba a dormir a su casa debido al cansancio.
La chica del parche dejó al adormilado Denji en la cama de la propietaria. Ella fue directo al baño y luego a su cocina, para agarrar del refrigerador otra cerveza y llevarla a su habitación. Kobeni estaba sentada en el sofá, a punto de quedarse dormida mientras que Haka intentó ver lo que sucedía en la habitación de Himeno.
La chica fue directa, se quitó todas sus prendas dejando solo su ropa interior. Se puso sobre el chico, quién debido al movimiento se estaba despertando, aunque aún seguía un tanto ebrio por el vómito de su compañera.
El chico rubio estaba pidiendo agua. Himeno decidió dársela, en forma de cerveza, lo bebió primero y lo pasó a través de un beso en la boca con Denji. Su tercer beso de la noche había sido dado. El más normal relativamente hablando por el momento.
La cosa para el chico no estaba acabando ahí. Himeno empezó a moverse de adelante hacia atrás, rozando los genitales de ambos. Estaba esperando estimular el pene de Denji y que comience la diversión para ella.
No había respuesta, Denji seguía un tanto ebrio lo que evitaba estar consciente que una chica hermosa le quería quitar su virginidad. Ella solo se acercó a su rostro y le preguntó.
—Oye Denji ¿No quieres hacerlo?
—Eh. ¿De qué estás hablando?
—De tener sexo. Tu y yo, tontito— Himeno empezó a juguetear con el.
—¿No te gustaba Aki?
—¿Y a ti no te gusta Makima?
—S-si… pero…
—Tu querías ese besito y yo te lo terminé dando, incluso lo arreglé con uno normal, pero si quieres podemos avanzar en esto, te daré la experiencia que seguro ella no te dará jamás.
Denji estaba reflexionando, era una jugada fácil, Himeno estaba ofreciendo sexo a cambio de nada. Makima por su lado no garantiza nada y ella quería la cabeza del demonio pistola. La respuesta fue un tanto obvia para todos presentes, menos para Haka, quién le asqueaba ver esto y decidió traer a Kobeni para que lo detuviera.
—B-bien… ¡Hagámoslo!
—Ese es el espíritu, mocoso — luego de esto Himeno levantó a Denji, lo empezó a desnudar, quitándole la playera, dejando expuesto su torso desnudo y en su pecho la cadena que accionaba su poder.
—Ahora vamos por aquí— Himeno empezó a bajar los pantalones de su compañero, una vez removidos, por mera curiosidad exploró lo que tenían, ya que algo le estorbaba en el bolsillo derecho —Eh ¿Qué es esto?
Denji observó que ella había sacado un chupa chups nuevo y el objeto que interpretaba como goma de mascar.
—S-solo unos dulces— Respondió Denji
—Nu-huh… Estos no son dulces. Estos mi amigo son condones.
—No creo, deben ser dulces, hasta la loca de Kobeni me pidió uno.
—JAJAJA. Kobeni tampoco creo que tenga mucha experiencia en esto. Pero si quieres te enseño para que sirven.
En la sala, Haka llegó al sillón donde Kobeni estaba dormida. Le dio una cachetada en la cara, que terminó despertando y dejando adolorida a la protagonista.
—¡Maldición! La perra de tu amiga va a violar a tu novio, tenemos que evitar eso.
—¿Y-y a ti desde cuándo te importa tanto que Denji sea tocado por Himeno?
—¡Porque ya vi desde puede que el active sus habilidades de motosierra, necesito que lo liberes de las manos de esa loca y lo traigas aquí!
—O-okey, sirve para que Himeno no se meta en problemas con la ley— Kobeni estaba todavía movida por el alcohol, realmente no le daba importancia nada de esto, pero ya estaba cerca de la habitación de su amiga, Haka le dejó de importar el poder del Motosierra, solo ya no quería ver más cosas así, le incómoda el afecto de los vivos.
Dentro de la habitación, Denji observaba con detenimiento el chupa chups que Makima le regaló, mientras debajo de su cintura sentía como la mano de himeno pasaba sobre su boxer, esperando que poco a poco el pene de mucho se endureciera.
Himeno empezó por abrir el condón que llevaba Denji, ella se lo mostró y decidió por fin remover el boxer del joven. Ella por su lado se quitó su única prenda superior, dejando ver sus senos al desnudo.
Podría decirse que Denji estaba experimentando cosas que no estaban planeadas para este día, el chupa chups terminó cayendo en el suelo luego de sentir cierto estímulo que Himeno estaba haciendo con la mano.
Eran cosas que él por sí mismo hacía. Pero ahora, sentía la delicadeza de la mano de su compañera. Colocando apropiadamente el condón en el genital de Denji.
La chica del parche terminó por desnudarse por completo, removió su calzón y lo aventó hacia el otro lado de su habitación. ambos estaban como dios los trajo al mundo. Himeno estaba lista para tener sexo con Denji.
«Espero que me perdones Kobeni, pero te lo voy a dejar con más experiencia» — La mente de Himeno alcoholizada era un claro peligro para la virginidad de Denji, quién no sabía si ceder o salvar ese privilegio para Makima.
Cuando Himeno estaba a punto de introducirse el pene del muchacho, se escuchó como alguien estaba intentando entrar en su habitación. Era Kobeni, aún ebria pero dispuesta a ayudar al rubio.
La situación fue un tanto incómoda, ver a su mejor amiga desnuda, mientras Denji estaba confundido por todo y ella sin poder sostenerse del todo en su propio eje.
Pudo ver el rostro de Denji, algo asustado y solo diciendo en susurro
—Sal-va-me— con una voz que no pudiera escuchar bien Himeno.
—¡Kobeni! Se me había olvidado que estabas aquí— Himeno dejó de agarrar a Denji y lo dejó sobre ella. Estaba emocionada de tener a su amiga en la misma habitación.
—Himeno… d-deberías p-pa…
—Sé que a ti te gusta este vago hediondo, pero te lo voy a dejar como un experto… HAHAHA… ¿O quieres unirte? No tengo experiencia con chicas en el sexo, pero podríamos empezar con algo— nuevamente, Himeno ebria estaba demostrando ser un peligro.
—¿De qué rayos e-estás hablando, Himeno? — Kobeni se acercaba a la chica, para poder apartarla y liberar a Denji— D-debemos L-liberar a e-este idiota, y-ya tuvo suficiente.
Himeno no escuchó nada de lo que dijo su amiga. Así como Kei le había contado, hizo lo mismo pero con la protagonista. Quién fue atrapada por la chica del parche.
Agarró las mejillas suavemente de Kobeni, apreciando el rostro de su amiga.
—¡Qué bonitos ojos comadre! — fue lo último que dijo Himeno, antes de traumar a Kobeni y de paso a Denji.
Sujetó con una mano la espalda de Kobeni y con la otra uno de sus senos. De forma irónica, nuestra protagonista siempre se cuidó de los hombres, pero al parecer tenía la guardia baja con las mujeres, cosa que no volvería a repetir de aquí en adelante.
Himeno no dudó en ningún momento en besar a su amiga en los labios. Al igual que con Denji, ella intentó hacer uno de lengüita. Aunque Kobeni estaba un poco más a la defensiva, no permitió que eso pasara.
«¡Pero qué rayos/mierda está pasando» — Kobeni, Denji y Haka pensaron al mismo tiempo lo mismo. La más perturbada de forma irónica resultó ser el demonio de la muerte. Quién decidió mejor retirarse del lugar, está vez caminando y solo observando atrás de la puerta.
«¡Maldita Haka, ayúdame!» — Kobeni solo podía pensar, sus labios estaban ocupados besándose con los de Himeno.
Kobeni solo pudo apartar a Himeno, quién solo estaba dudosa y preguntó a su amiga.
—¿No te gustó? Si quieres te puedo dar uno mejor.
—¡No! Así está bien. Solo creo que deberíamos descansar— kobeni, no se volvería a acercar a Himeno, prefirió pedirle la mano a Denji, quién rápido se la dio y lo jaló.
Aunque la caída fue un tanto dura, Himeno se pudo quitar de estar sobre Denji y solo vio como Kobeni ayudó a Denji a levantarse. Himeno estaba extrañada por lo sucedido, aunque ella no tenía derecho a preguntar, ella había hecho incómodo todo desde el bar.
—¡Oh ya entendí! Ustedes se quieren quitar la virginidad entre los dos, sin mí. Hay un cuarto de invitados al otro lado del departamento o usen la sala. Yo me voy a dormir.
Y se durmió. Himeno no hizo lucha ni algún berrinche, se acostó y empezó a roncar.
Denji desnudo y Kobeni manoseada no sabían ningún carajo de lo que estaba pasando. Haka prefirió irse, mandó a la mierda la misión y dejó sola a Kobeni y al hombre motosierra.
De forma extraña, se podría decir que Himeno estrenó los labios de los novatos más interesantes de la cuarta división este día y por poco, si lograba el objetivo, hasta los estrenaba de otra forma.
Kobeni esperó a que Denji terminará de vestirse, por alguna razón su estado de borracha no le hizo darse cuenta que su compañero estaba totalmente desnudo, solo esperó y cerraron la puerta.
Ambos estaban cansados y muy mareados para irse del apartamento. La energía que les quedaba la usaron para llegar a la sala, ambos en los extremos de un mismo sillón.
Kobeni y Denji se quedaron callados por unos minutos. Ella no sabía si era el momento indicado para pedirle disculpas a su compañero, quién aún seguía en unos malos términos o al menos eso parecía en el bar.
—D-denji y-yo te q-quer…— Kobeni quién había agarrado el valor para pedir disculpas, fue interrumpida por su compañero el rubio.
—Gracias kobeni. Creo que sin ti, hubiera tenido una experiencia que… si desee pero no como quería.
—E-eh… ¿Te refieres a…
—No estoy seguro. Quería tener sexo pero… no con una chica como Himeno, quería que fuera con alguien como Makima.
—O-oh… Entiendo. Debió ser difícil esto…
—Lo superaré, esto quedará en el pasado como otras cosas y luego me dará igual— Denji empezó a usar su protección mental que había desarrollado desde pequeño.
Kobeni decidió sacar de su bolsillo, el mismo condón que Denji tenía, igual interpretaba que era una goma de mascar y dársela a su compañero para que él se relajara.
—Eso no es goma de mascar… lo aprendí hoy, esa cosa Himeno me la puse en mi pene.
Kobeni se sorprendió, primero observó el objeto y luego procesó el resto de información, ya sabía porque una pareja de enamorados la tenía en su mochila. Se perturbó luego de balbucear un poco y lo arrojó al otro extremo de la sala.
—JAJAJAJAJA— Hizo reír a Denji.
—N-no fue gracioso— dijo Kobeni avergonzada
—Descuida, el día fue una mierda, pero lo de ahorita lo compensó.
—Eso es cruel.
—Cruel es recibir todo el vómito de una mujer ebria.
Luego de reflexionarlo Kobeni le dio la razón a Denji.
—Me acuerdo que con mi mejor amigo nos burlábamos de las ratas que comían el vómito de los vagabundos, los reales, no yo.
—Debió ser asqueroso ver esa escena.
—No era muy distinto a como lo es ahora. Antes comía hamburguesas podridas y ahora que tengo una vida medianamente normal, aún no pruebo una que no provenga de la basura.
—Vaya.
—Seh. Vaya mierda.
—Si quieres como… cómo disculpas por haberte querido…
—Asesinar. Clavar un cuchillo. Decirme en mi cara que merecía morir. Salir del hotel y decirme que solo querías salvarte.
—E-eso. T-te podría invitar a comer una.
—Dos.
—O-okey. Después de todo, la comida sabe mejor cuando otra persona la paga.
—Buena frase
—S-se ha vuelto… Parte de mi filosofía de vida.
—La mía solo tiene que ver con tocar tetas. Aunque después de tocar unas no se sintió tan bien como esperaba.
—Eh.
—Larga historia.
—La noche también lo es.
—¿Qué? ¿Quieres oír la historia de mi vida?
— P-podría ser ú-útil para conocernos.
—Sigh. no hay mucho que contar, no recuerdo mucho de mi infancia, solo qué mis padres eran una mierda llena de deudas. Mi madre tenía algo en el corazón y se murió. Mi padre era un tremendo pocos huevos y se suicidó. Los cobardes me dejaron con la deuda y un jodido viejo de mierda me quiso hacer que la pagara.
—E-eso fue terrible.
—Seh. El pendejo del viejo me dio dos opciones luego de enterrar a mi padre en el cementerio. "Si quieres pagar la deuda mendiga o prostituyete." Vaya mierda de ser humano. Por eso lo terminé matando.
—Oh— Kobeni también escuchó palabras similares, pero eran de parte de su padre.
—Ese maldito mafioso de mierda, me contrató como cazador de Demonios luego de que matara a uno con mi amigo Pochita.
Kobeni recordaba el nombre de Pochita, gracias a un perro con ese nombre ella logró comer y regresar a casa.
—¿Espera, conoces a Pochita?
—¿Cómo si lo conozco? Era mi mejor amigo.
—Eh… ¿Era un perro?
—Algo así, era un demonio, pero tenía la apariencia similar a la de un perro. Tenía una motosierra y una colita con forma de arranque, cómo está la de aquí — Denji subió un poco su playera, mostrando el arranque de su pecho— ¿Tú cómo conoces ese nombre? No recuerdo haberte conocido antes.
—H-hubo una vez qué… pasaron muchas cosas y me quedé refugiando en un callejón pequeño, recuerdo que un chico y su perro iban a mi dirección, el perro era muy amable y creo que reconoció que yo estaba sola y triste. El chico era grosero pero tenía una linda voz. Recuerdo que el perro también era llamado Pochita le pidió a su amigo que me ayudara y él me dio 3000 yenes. Me ayudó a comer y a volver a casa.
—Ay no puede ser.
—¿Qué? ¿D-dije algo malo?
—¿Tu eras la perdedora sin hogar de esa noche?
—Eh…
—Por tu culpa nos quedamos sin poder pagar la luz de nuestra casa por una semana.
—¡EH! Y-yo no sabía. Te lo iba a compensar… bueno al perro y a ti también.
—No podía ver nada en casa, estaba casi ciego y no tenía un ojo.
—¡¿Qué?!
—Otra larga historia, pero lo que aquí importa es que me debes 3000 yenes.
—S-Sí… te los voy a pagar….
—Perdón por eso. Eh… no fueron buenos días los que recuerdo, en ese entonces. Estábamos también cortos de dinero y me gustaba alimentar a Pochita. No teníamos mucho que comer y siempre buscábamos en la basura.
—L-lo siento. Debió ser duro.
—Lo fue. Pero ahora tengo más comida y Aki prepara comida deliciosa como buen sirviente.
—¿Y… Pochita?
—El… Está aquí— nuevamente muestra el arranque de su pecho— Makima me dijo que Pochita ahora estaba en mi corazón.
—Eh.. eh… eh…. ¿E-está en tu interior?
—Seh. El anciano que te dije nos intentó matar, quería poder y se hizo con un contrato con el jodido demonio zombie, no te mentiré, me rompieron la madre y morí. Recuerdo que Pochita me volvió a despertar y… me pidió que le enseñara mis sueños. Y eso haré, tocar tetas, besas mujeres y tener sexo, incluso dormir en los brazos de una.
—¿Es alguna clase de contrato?
—No sé, pero Pochita ahora está aquí, así que para mí sigue vivo, aunque la estúpida Power diga que está muerto.
—Me agradó tu amigo. Aún recuerdo que dijiste que siempre tenía que ser el héroe. Supongo que era bueno.
—Algo así, para ser un demonio hacía lo correcto. Si alguien pedía ayuda corría a ese lugar y buscaba la forma de que yo hiciera algo bueno también.
Kobeni sintió algo de ironía en las palabras. Un demonio devoró y mutiló a su familia, pero por otro lado, uno de su misma especie, sintió lástima por ella y obligó a Denji a ayudarla.
—Tienes un gran amigo en tu corazón— Kobeni le sonrió a su compañero, poco a poco la distancia entre ambos en sillón se iba reduciendo sin que ambos se dieran cuenta.
—El mejor, recuerdo la vez que tuvimos que matar al demonio de los tomates, esa cosa no soportó el primer golpe. Pochita era increíble, su motosierra lo cortaba todo y después de eso, llegábamos a casa y dormíamos abrazados.
—¿Ah sí? Yo creo que ya no tuve la suerte de volver a ver a Pochita. Le dije a Himeno cuando estaba sobria está historia. De cómo un chico de voz atractiva me ayudó y que yo… quería devolver el favor. Resultó que eras tú.
—¿Pagarlo? Supongo que las hamburguesas es más que suficiente…
«¿U-un momento, voz atractiva? Le gusté a esta loca solo con mi voz… supongo que no pudo verme el rostro, ni yo la reconocí»
—Si, la loca de Himeno creyó que hablaba de S-sexo. Iba a invitar un plato de ramen, me acuerdo que ahí fue donde dije por primera vez que las cosas serían mejor si alguien más pagaba la cuenta. Y-yo te invito y así sabrá mejor.
«¿Esto e-es la propuesta de una cita? Pochita… Muchas gracias, al menos ella no busca emborracharme.»
Kobeni intentó acercarse a Denji, aunque el efecto del alcohol ya estaba pasando. Seguía un tanto mareada por el resto de cosas que habían sucedido. Su cabeza terminó sobre el pecho del Rubio, escuchando los latidos de lo que se supone que ahora es Pochita. Ella valoró lo que ese demonio hizo por ella y sin preguntar a Denji, abrazó al sujeto.
—"Gracias, Pochita"
—H-hey… ¿Quién te dijo que podrías invadir mi espacio personal?
—L-lo siento— Kobeni no sé separó después de disculparse
—Eh… ¿Puedes quit…— Denji fue interrumpido antes que él le pidiera a Kobeni que ya no la abrazara.
—¿P-puedo invadir tu espacio personal, Denji?— Pidió permiso, mientras aún escuchaba los latidos cada vez más acelerados del chico.
—S-si… está bien, es mejor que estar con la ebria Himeno. Al menos si pides permiso.
Kobeni ignoró lo que dijo. Estar bajo los efectos del alcohol hizo que ella tomara una actitud con más iniciativa que de costumbre.
—Tenías razón. No eras un vagabundo apestoso. Solo un vagabundo.
—Te dije que si me bañaba tonta. Odiaba lo que la gente dijera de mi olor, pero ahora puedo presumir que me baño a diario.
—Es cómodo estar acá.
Habían pasado unos minutos donde ella aún escuchaba sus latidos y Denji solo podía observar, no tenía mucha idea de su compañera, a diferencia de los demás, no era tan consciente de lo que la chica vivía. Pero si ella era la perdedora sin hogar de ese callejón, su situación no era de lejos mejor que la del chico. La pena de Denji era evidente, titubeaba al alzar la mano, pero lo hizo para dar un pequeño abrazo a la chica. Después de todo, si Pochita estuviera con vida es lo que él hubiera querido.
—Muchas gracias— Kobeni solo dijo eso luego de separarse de Denji y verlo a su rostro. Sonriéndole.
Denji también la observó de reojo, cuando ella se encontraba tranquila y no bajo los efectos del peligro inminente, su belleza era notoria. Himeno no sé equivocaba cuando se refería a su amiga como la más linda de la división.
La tensión entre ambos era notoria, habían vivido cosas que no creían que podían suceder en solo un simple evento de bienvenida, Himeno terminó retorciendo todo y al final, ambos inocentes chicos se terminaron salvando de una experiencia de la que se hubieran arrepentido. Para su mala suerte, ambos tuvieron su primer beso con una mujer que no era consciente del mal que hacía.
—Es una basura ¿Verdad?— preguntó Kobeni
—Seh… Supongo que sé a lo que te refieres.
—Ambos tuvimos nuestro primer beso el día de hoy con la misma persona.
—¿Espera… tú tampoco habías besado?
—No. Siempre fui reservada en ese tema y nunca fui popular entre los chicos de mi escuela, para todos yo era un fantasma.
—P-pero si eres linda, no dudo que algún idiota se pudiera fijar en tí sin que tú lo supieras.
—Lo mismo digo de ti. Pero supongo que atraemos a los raros, siempre eran señores y la verdad a mi me daba miedo. Al parecer contigo son las alcohólicas.
—No me lo recuerdes. No creo olvidarlo en un buen rato, quizá en una semana.
—Yo tampoco, no esperaba ser manoseada por Himeno. Va a tener que pedir disculpas.
—La haremos pagar con mucha comida.
—Buena idea, que ella nos invite los desayunos y comidas jajaja
—¡Si! Así sabrá mejor cómo tu frase
—No lo había pensado, mañana será un largo día para su cartera.
Eso último les dió gracias a los dos quienes empezaron a reír, su sentido del humor estaba un poco flojo ese día. Terminaron igual, algo abrazados, eso ya no les estaba incomodando del todo.
Ambos terminaron volviéndose a observar. Los dos chicos solo vieron a víctimas de la noche y casi de la lujuria de una mujer, tenían un mal sabor de boca y necesitaban cambiarlo.
—O-oye Denji… —Kobeni tenía pena por lo que iba a decir. Incluso estaba por sentirse arrepentida de lo que iba a decir.
—¿Qué pasa? — solo preguntó Denji, no creía que fuera algo malo.
—¿Y si parte de mis discul-disculpas es que n-nos olvidemos d-del b-beso que nos dió Himeno?— Kobeni se sentía nerviosa, ebria y hasta confundida, con sus 5 sentidos óptimos no hubiera agarrado el valor de pedir eso.
Denji luego de escuchar eso, seguía confundido y analizando "¿Qué rayos me está pidiendo?"
—N-no sería mi primer beso… Pero, te puedo dar mi segundo.
—Y-yo creo que te estaría dando el cuarto.
— Denji a lo largo de esa noche, recordó que directamente e indirectamente recibió 3 besos esa noche, 2 de Himeno y uno de Makima. Él al menos lo contaba como uno.
—Ou… Lo siento.
—N-no está bien. Creo que… no estaría mal recibir otro de alguien que está igual que yo. ¿N-no te molesta lo que viste en el bar?
—T-también vomité y f-fui besada por quién t-te vomitó, ya no importa supongo.
El momento de ambos había llegado. Denji solo había cedido a la experiencia de Himeno, pero los dos chicos presentes tenían nula experiencia dando muestras de afecto como un simple beso.
Kobeni intentó imitar lo que Himeno había hecho con ella sin tanta fuerza, Denji por su lado fue recíproco. Ambos intentaron no retroceder, los nervios de los chicos estaban al tope, el rubor de sus caras era evidente, sobre todo de la chica quien empezó a sudar. Cada uno giró su cabeza en dirección para que no se golpearan la nariz.
El rostro de ambos estaba separado por simples milímetros, no podían verse, solo sentir el calor que emiten ambos chicos. Poco a poco acercaron sus labios. Kobeni y Denji no sé gustaban del todo, eran unos desconocidos, apenas sabían poco de sus vidas, lo único que podían coincidir es que físicamente cada uno entraba en el tipo del otro. No se sentía como algo incorrecto o que uno engañara al otro, era solo un simple favor entre dos compañeros que no querían sentir una mala experiencia como lo más reciente en sus vidas.
Los labios de ambos chicos habían chocando, Denji y Kobeni podían decirse entre ellos que al menos ambos tuvieron la libertad de escoger con quién darían su cuarto y segundo beso. Era torpe y los nervios de ambos hizo que no durara mucho. Una vez se separaron, ambos notaron el rubor de sus rostros.
—N-no estuvo tan mal— Dijo Kobeni— sabes, el cuatro no es un mal número. A muchos no les gusta, pero creo que es mi número favorito.
—Si te soy sincero, el cuatro ha sido el mejor en lo que va del día
Kobeni entendió eso, se sentía nerviosa y apenada. Pero para calmar la tensión dijo algo que escuchó no hace mucho de su mejor amiga.
—"Te podría dar uno mejor" — imitando el tono ebrio de Himeno
—¿E-en serio? E-está bien— creo que Denji no había captado que era una broma, solo había cerrado los ojos y esperaba que Kobeni se acercara, después de todo ambos eran inexpertos y Denji solo sabía otorgar poder a otras mujeres.
Kobeni se sintió apenada por eso, pero no quiso que Denji creyera otra cosa como que no le gustó ese beso. Solo siguió el juego. Ella se acercó nuevamente a los labios de Denji y los volvió a besar. A diferencia del primer beso de ambos, este duró más, fue más cálido e incluso Denji tomó la iniciativa de sujetar a su compañera, con la debida delicadeza que alguien como ella merecía.
Ambos se volvieron a separar, el furor del momento y viendo cómo la química de ambos chicos era totalmente compatible, solo hizo que los dos chicos no pensaran en la noche, estaban un tanto ebrios, traumados y se querían desquitar la mala experiencia que Himeno les dió. El tercer beso de ellos no se preguntó, no dudaron y solo se lo dieron. Ya tenían más experiencia, ambos acariciaron su rostro, Denji tenía ganas por tocar sus pechos, pero su impulso fue contenido, no podía arruinar un momento así.
Kobeni dejó la pena que tanto la caracterizaba. mientras aún se seguían besando, ella se terminó por subir sobre las piernas del muchacho quien aún estaba sentado en el sofá, Denji no sabía lo que estaba pasando, ahora tenía muy pegada en su entrepierna a la de Kobeni y tenía miedo que esos estímulos provocarán una erección.
Nuevamente se habían desprendido sus labios, ambos chicos podían mirarse fijamente. Ambos sabían que tenían ganas de otro más, un cuarto beso y el último de la noche de no ser por lo que iba a ocurrir.
Kobeni volvió acercar sus labios con los del rubio. La diferencia de los anteriores es que aquí la lengua de los dos fue más activa. El beso de lengüita que tanto ansiaba Denji, que creía que se lo daría Himeno y fue una pesadilla. Con ella fue lo que deseaba, un sueño. El chico solo pudo sostener la espalda de la chica. Mientras que Kobeni el cuello de Denji.
Haka por su lado había regresado a la casa, creía que Kobeni ya estaba dispuesta a irse y solamente vio como los dos chicos, uno sobre el otro estaban besándose de forma apasionada. Se estaba preguntando que rayos había pasado en tan poco tiempo, ambos tenían una cierta repulsión el uno del otro y ahora los veía besándose como si siempre hubieran sido amantes. Era suficiente para el demonio de la muerte, su cementerio y asesinar demonios molestos le daba menos traumas que esto y se fue.
Para fortuna o desgracia de Denji y Kobeni, no hubo un quinto beso. Durante el cuarto beso de ambos, que se podría considerar el más duradero. Denji cedió a los estímulos del momento y tuvo una erección.
Kobeni la sintió y aunque estaba un tanto confundida, mientras continuaba con lo suyo, recordó que había visto esa misma cosa, cuando Himeno estaba sobre el. Lo que la terminó apenando y redujo la pasión del beso.
Ambos se terminaron separando, Kobeni se levantó del lugar y vio como en efecto, Denji fue víctima de los estímulos que la chica le estaba dando. Pero todo ya era un hecho pasado. Para no parecer cínicos ninguno de los dos, solo regresaron al sillón en una posición cómoda. Ambos estaban abrazados.
La ironía fue algo que se podría considerar en la relación de estos dos. Himeno molestaba a Kobeni con emparejarlo con un vago, ella estuvo dispuesta a matarlo, Denji de su parte sentía un tanto de molestia por los rumores que se estaban lanzando y además que era con la chica que lo intentó matar. Al final nada de eso importó, el primer beso que ambos tuvieron donde pudieron elegir a su pareja, fue entre los dos. No sentían algún romance, sólo habían cedido al impulso.
La primera en dormir fue Kobeni, sobre el pecho de Denji escuchando los latidos del corazón del muchacho que resultó ser el perro que ofreció ayuda a la joven. Denji sólo observó cómo su compañera estaba dormida y él decidió también hacerlo.
La reunión de bienvenida parecía ser un asco, pero resultó terminar mejor de lo que ambos chicos habían esperado.
Notes:
Parezco Steven Universe bombardeando capítulos de una xd
Chapter 14: Un contrato entre amigas
Notes:
Este ha sido hasta el momento, mi capitulo favorito de escribir :c
Chapter Text
El cielo de Tokio se encontraba despejado, el calor era agradable y la gente estaba por empezar sus labores del día. El día descanso de los cazadores de demonios varía; no se pueden dar el lujo de nunca estar en operaciones, pero los personajes pertinentes en esta historia descansan el día de hoy.
El mismo departamento donde un trío de humanos tuvieron una experiencia un tanto particular, no todos los días estrenas los labios de 2 novatos que tú misma hacías bromas con que estuvieran juntos. Traumarlos al punto que entre ellos dos se dieran afecto y que les haya gustado pese a que no hace mucho, tenían problemas porque una intentó asesinar a su compañero.
El cuarto, un demonio que por curiosidad, terminó descubriendo que sentía cierta repulsión a las interacciones sexoafectivas, al punto de abortar su plan de estudiar el cuerpo del hombre motosierra.
—¿Pero qué? — La primera en despertarse fue Himeno — ¡Ay dios ¿Ahora que hice?!
La más experimentada de los 3 cazadores estaba analizando su propia habitación, podía ver unos cuantos condones pero solo uno de ellos había sido usado y ahora estaba en el piso. Por lo visto, se lo quitó antes de tiempo.
Su trasfondo con el alcohol llegará pronto, pero siempre que ella se emborrachaba sí no estaba en compañía de Aki, tenía esa extraña manía de meter hombres de una sola noche en su casa.
Su consumo de alcohol había sido excesivo el día de ayer, estaba un tanto espantada por la realidad que ocultaba el hotel Morin. Su propia idea para hacer que Makima contara un poco sobre Denji no tenía la noción si fue un éxito y la verdad, sólo tiene vagos recuerdos de ese día. Vómito, regresó acompañada a su casa y besó a más de una persona en su recámara.
La chica de un solo ojo restante se levantó renovada, ya no estaba mareada ni con problemas estomacales. Solo se vistió con lo que ella misma había tirado.
Himeno era particular, su propia persona era un desastre, tenía adicción por el alcohol y la nicotina, se encontraba frustrada en el amor y tenía un evidente cuadro de depresión que ocultaba bajo una sonrisa y una voz que sonaba hasta maternal. Parecía que tenía algo especial por venir, pero ella misma se autosabotea para nunca conocerlo.
Su casa era un reflejo de cómo era Himeno cómo persona. Tenía lo básico para el goce de un ser humano. Siempre estaba ordenada y limpia, pero no era acogedora una vez pasabas mucho tiempo en ella. Pocos ingredientes en casa, era más fácil encontrar más uniformes que ropa casual y en la cocina, era más común ubicar el alcohol y las cajetillas de cigarro que ella compraba con antelación.
Se levantó en busca de continuar un poco de su falsa felicidad del día de ayer. Directo al refrigerador, tenía algunos six-pack de su cerveza de preferencia. En su camino se topó con una peculiar pareja, ya que su sala estaba más próxima que su cocina. La ignoró completamente.
Se preguntaba si Aki le gustaría desayunar unos huevos revueltos y tal vez con tocino, incluso que trajera a sus dos inquilinos y aprovechando compraba más ingredientes para la ocasión.
Su día empezó con tres sorbos consecutivos de alcohol en plena mañana. Su típico día de descanso había empezado.
Sacó una de las botellas de agua que había dejado también dentro del refrigerador para más al rato y pensó volver a su habitación para terminar de cambiarse. Su lata estaba a un sorbo de agotarse.
Regresando a su habitación, vio la escena que dejó pasar por desapercibida en un inicio.
Veía a la "parejita" con la que se divertía siempre haciendo chistes. Sabía que ellos dos tenían problemas entre sí y que muy probablemente se terminarían odiando de forma jurada. Pero aquí todo lo contrario, ambos descansaban cómodamente en el sofá de Himeno.
No tenía idea de cómo llegaron ambos a su hogar. Mucho menos cómo pasaron los sucesos para que Denji y Kobeni estén en una posición tan específica. Había un cuarto para invitados, no necesitaban dormir en un mismo sitio en un lugar que solo era para una persona acostada.
Sólo pudo ver a Denji boca arriba, mientras que encima de él estaba una pequeña kobeni disfrutando de la comodidad del pecho del rubio. Ambos estaban abrazados, se veía que Denji sostenía el cuerpo de la cuarta Higashiyama para que no se llegase a caer.
La lata de cerveza a medio acabar se cayó.
—¡Lo sabía!— Himeno lo dijo con emoción, pero en un bajo tono de voz para no despertar a los dos novatos— ¡Lo sabía! ¡Lo sabía! ¡Lo sabía! ¡Lo sabía! — Se repetía así misma.
Caminó con mayor velocidad a su habitación, en uno de sus cajones de ropa, había una cámara instantánea. La terminó sacando y esperando que nada hubiera cambiado en lo que regresaba a su sala.
La misma escena seguía en la sala. Himeno con emoción y extrañeza, decidió tomar la foto. Aki debía saber esto y quizá Kei, Power no, ella sería chismosa y se lo contaría a todos, además que no quería joder de más a su mejor amiga Kobeni.
Irónico, porque en la noche le dio uno de los mayores traumas de su vida, mismo que fue desencadenante para que la escena que Himeno estaba dispuesta a inmortalizar en foto se hiciera realidad.
La fotografía fue perfecta. Podía ver como Kobeni y Denji transmitían la vibra de ser una pareja de hace tiempo, linda y que sabían cómo acomodarse para estar cómodos y pegados en lugares un tanto incómodos. Le dio algo de envidia, pero no fue impedimento para capturarlo en la foto.
El flash fue molesto para la pareja, se estaban despertando, la intensidad de la luz y el sonido fue suficiente para hacer que ambos novatos despierten. Kobeni fue la primera quien luego de ver en donde se encontraba. Empezó a apenarse y empezó a balbucear por la pena de estar ahí.
—Eh eh eh ¿¡Qué rayos?!
Ese pequeño balbuceo terminó por despertar a Denji, quién vio cara a cara a su compañera de división.
—¡¿Qué estás haciendo aquí, loca?!
Ambos se separaron rápido, estaban rojos de la vergüenza y se levantaron de su sitio. Recordaban lo que sucedió en mayor medida, lo que Kobeni le debía a Denji, los traumas que les dejó Himeno y…
Los besos, los 4 besos que ambos novatos se dieron, uno más apasionado que el anterior.
—Esto se irá al álbum familiar, por cierto Kobeni ya te considero de la familia así que ¡Ni modo! Estarás inmortalizada en mis memorias.
—Ay dios. — respondió Kobeni
—¡ROMPE ESA FOTO! — Gritó Denji
—¡JAMÁS! — contestó Himeno quién huyó a su habitación, la cerró con seguro y escondió la foto.
Pasaron entre 30 a 40 minutos después de que los 3 cazadores habían despertado y la pelea terminada, siendo Himeno la ganadora.
El piso departamental de Himeno era un tanto caro, ella con sus años de experiencia en la organización ha podido costearlo, en cada piso hay un balcón que permite tener una vista bastante bonita de la zona de Tokio que le corresponde. Himeno acostumbra a desayunar sola en ese lugar, pero en esta ocasión invitó a sus dos compañeros a compartir la mañana con ella.
—Entonces, cómo voy entendiendo la situación — Los chicos explicaron fragmentos de la noche pasada, excluyendo la parte de cómo terminaron abrazados— Vomité en la boca de Denji, le cumplí la promesa, Kobeni me terminó acompañando a la casa con Denji, pasaron cosas que casi me meten a la cárcel y de lo ebrios que estaban ya no se fueron a sus respectivas casas.
—Si. En resumen fue eso— Denji respondió tranquilo, mientras desayunaba un sándwich que Himeno le habría preparado.
—Okey… algunas cosas tienen sentido, digo, tengo problemas de alcoholismo y no es la primera vez que traigo hombres a mi casa.
—C-como al s-superior Aki?— preguntó tímidamente Kobeni
—Ojalá, Aki antes usaría su espalda en sí mismo qué pasar una noche conmigo luego de una reunión así— Himeno intentó hacer una broma, pero luego miró su café y su mirada se perdió.
Aún así tenía dudas del día de ayer, era importante que se la respondieran porque no había completado el rompecabezas.
—¡Okey! Basta de sentir lástima por mí misma ¿Ustedes tortolitos declararon su amor ayer? — El humor cambió repentinamente y la pregunta fue directa y pícara.
¡QUÉ! ¡ESO NO FUE LO QUE PASÓ! — Al unísono ambas voces de la pareja de ayer alzó la voz. Dar una excusa era un tanto complicada, después de todo. Por mucho que tengas una mala perspectiva de una persona, debe haber una razón por la que terminas acostado con ella y sujetándola firmemente en tan solo una noche.
—Ajá. Supongo que hice un contrato con el demonio de las mentiras de forma involuntaria. En cualquier momento veré como cae la verdad, lo que me digan sabré si mienten. Adelante, lancen su mentira y mostraré la foto o digan la verdad y solo será un recuerdo para mí.
Kobeni y Denji estaban un poco sonrojados, no sentían todavía una atracción real. Tuvieron un momento de furor por todo lo que incluyó la noche pasada.
Si bien, la pelinegra no tenía la influencia de Haka, podía decir en sí, toda la verdad y soltar la sopa. Aunque eso incrementaría las bromas de Himeno y la haría creer que ambos sí podrían ser pareja. Capaz solo cuente un fragmento, el trauma de ambos besos que denji y Kobeni recibieron y que después solo se desquitaron con solo 1 beso de piquito y se durmieron muy ebrios.
La chica estaba a punto de decir esa verdad a medias. Hasta que le ganó la palabra Denji.
—Esta pendeja me noqueó. Teníamos problemas porque descubrimos en la plática de ayer que ya nos habíamos conocido— dijo Denji mientras señalaba a Kobeni
—«¡QUÉ COSA!» — Gritó mentalmente Kobeni.
—Veras, ayer estábamos un tanto ebrios, por tu culpa maldita cínica. Nos quedamos en la sala platicando, resulta que antes de toda ésta mierda ya nos conocíamos, mendigaba por dinero y yo amablemente le di 3000 yenes. Nunca me agradeció y le pedí de vuelta el dinero ayer y tuvimos una pequeña pelea—La mentira de Denji era una tremenda mamada, pero bastante creíble porque sucedió… algo así. Aunque la pelea fue con sus lenguas.
—A-ah. Y pues estaba menos tambaleante que el t-tonto vago apestoso. Lo empujó y casi le g-golpeo, pero ambos nos terminamos quedando dormidos por el cansancio.
—Ya te dije que si me bañ… — Denji miró a Kobeni y vio una expresión en ella de "No lo arruines, se la está creyendo" — ¡Perdón por eso! Es difícil no apestar cuando te vomitan.
—Okey, eso dolió. En fin, supongo que siguen peleados por lo del hotel y así— Himeno estaba continuando con su pequeño interrogatorio, necesitaba más detalles, pero de momento la historia sonaba creíble y más con cómo era la relación de ambos, un tanto conflictiva hasta donde ella se quedó.
No sabía que ellos más o menos habían arreglado sus diferencias… ¡Y vaya de qué forma!
—Iré a la cocina a hacer otro sandwich ¿Les gustaría que también les traiga uno?
—Si, por favor— ambos novatos dijeron lo mismo.
Himeno entró al interior de su casa, ambos chicos veían como ella estaba sacando las cosas para hacer los sandwiches. Ambos chicos después de eso empezaron a observarse y una pequeña discusión entre susurros empezó.
—¿¡P-Por qué rayos dijiste que te dejé n-noqueado?!
—¡Funcionó, okey! La pendeja borracha se está creyendo y aún piensa que nos llevamos mal.
—N-no le d-digas así. Será borracha, pero n-no p-pe… Olvídalo— Kobeni solo pudo llevarse su mano hacia su rostro, sabiendo que su amiga si era ambas cosas.
—Igual, solo fue cosa de una noche. Me invitas las hamburguesas y lo otro. Nos olvidamos que nos besamos y listo. Seguimos como si nada.
Kobeni se espantó, ya que veía que Himeno estaba regresando y escuchó la última parte de lo que dijo Denji.
—¿Se besaron o algo así escuché? — Himeno preguntó y se estaba riendo, aunque al mismo tiempo solo creía que estaban abrazados, no podía creer que ellos dos se pudieran besar.
«Ay… mierda» —Kobeni y Denji pensaron la misma frase.
—E-es menor de edad, si quieres que te lo recuerde— Himeno se dirigió a Kobeni, con su característico "guiño, guiño"
—N-no nos referimos a nosotros… son los besos que nos diste a ambos ayer — Kobeni está vez dió la excusa, al igual que la de Denji, está también era verdad.
—Ou… ¿Qué tan ebria estuve? Bueno, digo, con ver el condón en el piso hay justificación… ¿Te hice algo denji?
—Además de besarme, vomitarme y decirme vagabundo múltiples veces… No, la verdad no, lo del condón no pasó a mayores.
—Entiendo ¿Y tú Kobeni, tengo algo de lo que me deba disculpar definitivamente contigo? Además de casi estrenar a tu novio
—¡NO SOMOS NOVIOS! — otra vez repitieron al unísono.
—Perdón, sigue siendo mi broma favorita— Himeno intentó calmar a sus dos invitados.
—S-si… t-tu me besaste.
—Ou…
—F-fue incómodo…
—¿Verdad que beso bien?
—E-eh… E-ese no es el punto. Fue horrible eso.
—Seh. Tienes razón Kobeni. La verdad el alcohol y yo somos inseparables, pero a veces solo sirve para lastimar a quienes quiero. Lo siento. —El tono de Himeno volvió a ser serio.
—P-perdonada, s-sigues siendo mi mejor amiga después de todo— Kobeni dijo eso claramente, pero no pudo mirar al rostro de Himeno directamente.
—Awww. Aunque me pregunto ¿Por qué se quedaron tanto tiempo en mi casa si ya se podían ir?
—La comida es gratis— Denji y Kobeni volvieron a responder lo mismo.
Himeno le dió ternura ver a sus dos invitados comer e incluso pensar lo mismo. Sabía que algo había pasado entre ellos, no era la pelea que tanto claman haber tenido. La forma en la que Kobeni abrazaba a Denji y él la sujetaba para que no se cayera no era por un supuesto noqueo. La estaba cuidando.
No haría más preguntas del tema. Al igual que el contrato de Kobeni, Himeno es difícil que le mientan sin que lo note, pero sabe que a veces una mentira es necesaria si así haces feliz a tu alrededor. Ella era más bien un libro abierto, la gente sabía sus problemas y que por mucho que oculte todo tras una sonrisa, en el fondo solo está tan rota como el resto de cazadores.
Denji fue el primero en retirarse, tenía que ir a ver a Aki y a Power, además que le tocaba a él hacer el aseo de la casa. La dinámica de Denji con Aki era problemática, pero tenían un acuerdo de limpieza, power no lo había firmado aún.
—Me saludas a los otros dos— dijo Himeno luego de llevar a Denji a la puerta principal de su casa. Volviendo al balcón con Kobeni, ambas comenzaron por el paisaje en silencio. Himeno apreciaba cómo su amiga se quedaba maravillada por la inmensidad de Tokio.
—Pese a todo, está ciudad es un encanto. No permitas que los demonios te arruinen la belleza de nuestra capital — Decía Himeno, toda su vida había vivido en la ciudad
—S-si. Nací por algún lado de esta ciudad, pero toda mi vida ha sido en lugares algo pobres, también tienen lo suyo… Pero, tenía ganas de estar aquí desde hace mucho.
—Lo noto. Debería llevarte a algunos lugares de por aquí, llamar a los chicos y salir a dar un paseo.
—Sería genial, quizá te podríamos ayudar con Aki.
Himeno volvió a mirar su taza ahora sin café, su mirada de nuevo se perdió y ya no respondió a su amiga, solo alzó su mirada y continuó viendo el paisaje.
—P-perdón… no sabía, no lo dije con mala intención.
—Nah. Descuida, si te soy sincera, que así mejor se quede, Aki es un partidazo, no vamos en la misma liga.
—P-pero tú también eres linda y amable, te preocupas mucho por él… He visto como son cariñosos el uno con el otro
—Ambos lo dejamos como amigos.
—Ou… ¿Hace tiempo?
—Seh. ¿Te acuerdas que te dije que mi familia no pasaba un buen momento por qué mi papá enfermó?
—S-si… Te uniste a los cazadores. Me lo contaste cuando yo te conté lo mío.
—No pensé que viviría más tiempo que otros compañeros. Siempre tuve miedo de todo, había sacrificado un ojo y no podía dimensionar en lo que me había metido.
—Himeno…
—Cuando me di cuenta, ya era de una de los miembros más veteranos, mis compañeros caían como moscas. No queda nadie de mi generación con vida. Vi a colegas ser devorados, superiores ser asesinados a sangre fría y novatos muertos en su primera misión.
Kobeni sentía tristeza por lo que estaba pasando su amiga. Estaba planeando abrazarla cuando finalice el abrirse emocionalmente con su amiga.
—Tuve un entrenamiento con un viejo de la primera división, es raro hallar uno de esos en un negocio como éste. No lo negaré, fue una tortura física y emocional, los días pasaban y muchos de mis amigos sin importar si eran de meses, días u horas, me enteraba que morían en sus misiones. Yo solo sentía que perdía el tiempo. La cuarta división estaba siendo reorganizada y querían gente con experiencia como yo, pero necesitaba ser más dura, así que usaron al anciano como mi maestro.
Kobeni seguía atenta a sus palabras
—Había gente que yo misma capacité. Jóvenes como tú, algunos solo querían ayudar a su familia que necesitaba el dinero, otros buscaban un camino fácil, una muerte rápida y algunos tenían algo jurado con algún demonio, al fin de cuentas eran civiles cuerdos y normales, en este negocio la gente así no dura mucho.
La protagonista de esta historia, empezó a dudar de si misma, ¿Que tanto duraría esto y podría hacerlo sin morir?
—No importa la ambición que tenían, la muerte no discriminó a ninguno, todos ellos están en el cementerio y a veces les voy a dejar flores. Uno de los más recientes tenía una novia, creo que ya estaban comprometidos. Debiste ver su cara, enojada, llorosa y a moco tendido— Himeno rio un tanto incómoda— me dió la cachetada más fuerte que he sentido nunca. No fue la fuerza lo que dolió, era su carga emocional, su novio estaba a mi cargo y lo ví morir por culpa de un demonio más rápido que yo.
Nuestra Kobeni se estaba dando cuenta porque Himeno tenía una conducta protectora con Kobeni, después de todo ella era su última aprendiz.
—El viejo maestro me dijo que el alcohol era necesario en estos casos, él también pasaba por algo similar. Sus alumnos morían y lo necesitaba olvidar. Él es fuerte, yo solo me considero una mujer con mucha suerte. Empecé por cosas débiles, luego incremente mi ingesta y al punto que a veces tomaba del diario. En algunos puntos solo recuerdo empezar a tomar y no sabía en qué lugar iba a terminar parada. Aún así seguía doliendo todo lo que sucedía, luego llegó el tabaco. Necesitaba algo que me tranquilizara.
Himeno había traído al mismo tiempo que la comida de los chicos, sus cigarrillos. De la cajetilla sacó uno, lo encendió y empezó a fumar. Kobeni solo veía a su compañera hacerlo. La chica del parche le ofreció uno a su amiga, pero luego retiró su oferta, no debía meter en el mismo agujero a su amiga. No otra vez.
—Tú no tienes permitido fumar. Jaja. En fin, era miserable, posiblemente sería la cara más honesta que tenía en mi vida. Una solitaria veterana para nuestros estándares. Dejando flores a cada tumba de mis colegas. El anciano me encontró dónde siempre. Siempre decía con su sermón que la gente normal iba a morir y los locos son los que pueden competir con los demonios.
La chica del parche solo observó sus cigarros. Tenía un plumón guardado. A veces escribía palabras o frases en inglés en su cigarrillo y luego lo fumaba. El siguiente sería…
Take it easy
(Tómalo con calma)
Kobeni solo observó a su amiga realizar eso. Sentía un tanto de lástima ver cómo Himeno se tenía que mandar mensajes de apoyo así misma, mientras se mataba poco a poco.
—Ese mismo día en el cementerio, conocí a Aki. No recuerdo bien la verdad si te conté todo.
—U-un poco.
—Bien. Nuevo recluta, su capacitador fue asesinado. Un martes cualquiera. La organización lo dejó a mi encargo, el anciano incluso preguntó por él, pensó que tenía lo necesario para ser uno de los supuestos locos que son los que más hacen temer a los Demonios.
Kobeni recordó el día que conoció a Himeno, tenía fotografías de ella con su compañero Aki. Suponía que en algún punto se habían agarrado cariño.
—Se equivocaba, no era un loco, seguía siendo un chico normal que aparentaba ser un loco. —Himeno pausó, necesitaba otro cigarrillo— Tenía una obsesión con el demonio pistola, ya escuchaste su historia así que no tengo planeada repetirla. Me daba un poco de pena en un inicio, solo esperaba que se muriera para que yo siguiera ahogándome en mis penas.
El cigarrillo de Himeno se estaba acabando y ella ya estaba preparando otro, Kobeni quería decirle algo pero siguió intrigada por lo que decía su compañera.
—Duró más de lo que creí, seguía siendo un chico supuestamente frío, pero era distinto a lo que yo creí. Algún día, no recuerdo bien. Una de las tantas novias de uno de los tantos compañeros que me asignaban me terminó dando una bofetada, realmente ya estaba acostumbraba, dolía menos en la mejilla derecha así que siempre era la que más les ponía en la cara.
Himeno invitó a la chica a entrar a su casa, se fueron a sentar al mismo sillón que en la noche pasada, Denji y Kobeni se estaban dando un consuelo apasionado.
—Aki vio esto, preguntó el porqué no me llegué a defender y simplemente es que no tenía razón de hacerlo. No fui capaz de salvar a sus parejas y siempre quedará en mi consciencia. El pendejo se fue hacia donde se dirigía la chica y le pegó una goma de mascar en la cabeza en venganza de la bofetada. No me había reído tanto, hasta el momento que me lo contó.
Himeno se levantó de su sitio, fue hacia la cocina y recogió el agua que había dejado aclimatarse, se la ofreció a Kobeni y luego siguió con su historia.
—Supongo que fue tierno, Aki y yo a partir de ahí empezábamos a ser más cercanos, lo invitaba a comer, a salir cuando teníamos el día libre, supongo que en algún punto él estaba tomando iniciativa, él hacía algunos planes. Fue lindo.
La mirada vacía volvió, Kobeni suponía que estaban llegando al punto de quiebre de esta relación.
—Él se había separado de mí antes de que me hubiera dado cuenta, ya no era un novato y tenía hombres a quienes debía capacitar. Fue duro, algunos de ellos morían, lo mismo que yo viví. Su primer compañero cuando murió, Aki vino a mi casa, estaba cerca de romper en llanto y no había de otra que apoyarlo en su duelo.
—Yo ya estaba sintiendo algo por él. Pero hubiera sido nefasto de mi parte si yo aprovechaba un momento de debilidad. En muchas cosas soy una mala persona, pero en este caso no.
—Yo no creo que seas una mala persona— interrumpió Kobeni.
Himeno le sonrió. Pese a que se habían considerado mejores amigas no hace mucho, a Kobeni le faltaba mucho por conocer a su amiga.
—El dolor y el consuelo a veces son… un engaño supongo. Dios sabe cuánto tomamos esa noche. Pero si recuerdo muchos detalles de esa ocasión. Los abrazos se volvían caricias, las caricias se volvían besos. Cuando me di cuenta ya estábamos en mi habitación.
Kobeni se apenó. Ella también entró a su habitación y fue para evitar que desvirgara a Denji, aún cuando se sentía muy mareada.
—Había muchos sentimientos ese día muy mezclados, a veces me siento culpable. Supongo que sí terminé aprovechando la debilidad de Aki. Fue su primera vez, el chico con el objetivo de matar al demonio pistola, hizo una pausa y terminamos desnudos en mi cama. Me tenía en sus brazos y yo solo podía pensar en cómo sacarlo del negocio.
—Ou. ¿Por eso querías que se retire?
—Seh. El chico merecía ser feliz en algún trabajo normal, no matando demonios. Le hacía sugerencias, buscaba alternativas, incluso llegué a ofrecer pagar sus estudios para cualquier cosa. Realmente ya no quería que siguiera con la idea de matar a un demonio que hace tiempo que no se ha vuelto a ver.
—Entonces… ¿Eran novios en el pasado?
—No sabíamos lo que éramos. No fue cosa de una sola noche, a veces si era tierno, veías su faceta más real, el Aki que él niega que el mundo conozca. Aprendió a cocinar e incluso buscó la forma de que novatos salieran de la organización antes de tiempo, como Denji, aunque sus bolas lo pagaron caro jaja.
—Lo recuerdo ¿Qué sucedió?
—2 cosas. No dejé mi alcoholismo y Makima. La primera es demasiado mi culpa, aún seguía sintiendo responsabilidad por la gente que murió a mi cargo. Iba de borrachera en borrachera, fiesta en fiesta. Supongo que si alguien se me hacía mínimamente similar a Aki, pasaban cosas.
—Ou ¿esa clase de cosas como la de ayer?
—Si. Aki y yo no podría decirse que éramos novios y si lo fuéramos, creo que yo no sería distinta a lo que soy. Él se enteró de esto, intentó hacer que yo dejara de tomar y fracasó. No se enojó conmigo porque traicioné su confianza, pero sabía que estaba decepcionado de lo que yo era.
—¿Y Makima?
—Los altos mandos de la organización, estaban reordenando todo el esquema de la cuarta división, el jefe anterior murió en alguna clase de incendio. Tuvieron que llevar a alguien de confianza y quién mejor que la "Póker face" de Makima. Lo acepto, gracias a ella menos gente de nuestra división murió, a cambio de que muchos novatos se volvieran alguna clase de "perros".
—¿Perros?
—Seh. Así los nombra a sus hombres de confianza. Aki es uno de ellos, según escuché en alguna ocasión ambos tuvieron una misión en conjunto. Aki nunca me dio detalles de la misión sólo me decía ella le había salvado la vida y empezaba a gustarle.
—¿Y Makima no está interesada en él, verdad?
—Lo dudo. Lo mismo que con Denji, les va a dar esperanzas, pero ella solo espera una conducta obediente. Si no le prestas atención, se olvida de ti. Sabrás porque casi ella y yo por mucho que yo sea un buen elemento, a duras penas me llama a misiones que no sean simple patrullaje. Lo veo bien, menos riesgo de morir, supongo.
—¿Y por qué siguen siendo cariñosos a veces?
—Lo qué bien se aprende nunca se olvida, creo. Era nuestra dinámica de hace tiempo y supongo que no la hemos olvidado. Pero nunca espero otra respuesta que no sea un no. Él perdió el interés en una vida normal y yo lo estoy perdiendo también, sigo aquí después de todo, pero creo que será distinto.
—¿Distinto?
—Si ¿Qué dices? Término de entrenarte y luego de esto me retiro, quiero pasar el resto del tiempo que me queda con mi familia.
—E-está bien. Hagamos eso… pero prométeme que dejarás de tomar — Kobeni aceptó rápidamente, pero quiso dejar en claro algo.
—¿Eh?
—No creo que se solucione con Aki, pero podemos solucionar lo tuyo. Hagamos… el pacto de que nunca tomarás, u-un contrato como los que se hacen.
—¿Qué me das a cambio si dejo de beber? — Preguntó de forma burlona Himeno
—También cuidaré de Aki — una frase con determinación había salido de la boca de la pequeña.
—Eh. Te recuerdo que tú chico es el rubio vago — Himeno se empezó a reír, aunque Kobeni no decía ninguna broma.
—Sé que en este momento soy muy débil. No tengo mucho que aportar, pero necesito el dinero y cuidar a mi familia. Aki dijo que hubiera pagado cualquier precio para volver a ver a su familia… y yo también estaría dispuesta a eso.
—Ustedes dos son muy lindos, se preocupan de los demás. Pero también preocupense de ustedes mismos, si Aki o tú mueren, habría mucho de qué arrepentirse.
—Tienes razón. También tengo miedo a morir, tengo miedo de perder lo único que tengo… Ni siquiera quería ser cazadora. Solo quería estudiar artes.
—¿Y te gusta dibujar o haces otra cosa?
—Si, antes dibujaba mucho, ahora estoy un tanto oxidada.
—Tengo unos lápices y papel, si quieres tómate tu tiempo y puedes dibujar lo que te plazca aquí.
—¡Oh! Eso me recuerda, el superior Madoka me regaló unas cosas para eso, deja las traigo— Kobeni se levantó de su lugar, fue y regresó con la caja que Madoka le había entregado.
—¿Y eso es?
—Algunos materiales de dibujo, a él también le gusta dibujar y esas cosas, solo que… perdió la pasión, supongo. Wow, esto es costoso.
Himeno y Kobeni veían el material dentro de la caja, a Madoka al parecer no le dolía la billetera en ese entonces. La protagonista quiso hacer una oferta a su amiga, un retrato para Himeno.
—¿Te gusta dibujar personas?
—A veces los hacía para mis hermanitos, a ellos o a sus personajes de anime. Perdí un poco de práctica pero te aseguro que saldrá bonito.
—Jaja ahora soy tu musa.
—Nah. Eres más cómo algún vagabundo que algún pintor renacentista usó como modelo.
Ambas se empezaron a reír, fue sincero su momento de relajación.
—Auch eso dolió, pero… ¿Comenzamos?
Kobeni empezó a trazar el retrato de su amiga, aunque tenía razón en su falta de práctica, ella continuó teniendo su habilidad intacta. Himeno por su lado estuvo posando para su amiga, con mirándola de frente, una sonrisa suave sin mostrar los lentes y un ojo, pero con la mirada cálida y amorosa.
Himeno interrumpió el momento artístico de Kobeni, estaba reflexionando y decidió aceptar el trato que su amiga le propuso.
—Oye, kobeni
—¿Ah si, pasa algo?
—Hagamos el trato. Cuida bien de Aki, el chico merece ser feliz incluso si yo no puedo estar a su lado. Encontrará a alguien mejor.
—C-claro.
La charla finalizó y ambas amigas continuaron con lo artístico.
Chapter 15: ¡No es una cita, es un compromiso!
Notes:
¡por fin! tengo al día mi fanfic en AO3, sé que no recibirá la atención que me gustaria por la barrera del idioma. Pero hey, si disfrutas de la lectora, me doy por bien servido.
No me gusta promocionarme, pero me puedes seguir en Wattpad, es el mismo titulo "Un horrible destino" y el usuario es HabemusMike, por lo regular ahí se suben primero.
Chapter Text
Algún día no tan lejano a la reunión de bienvenida.
—A ver pequeña insolente ¿Tú me das juguetes para Nyako a cambio de revisar que Himeno siga sobria?
—B-básicamente. Solo será por un tiempo hasta que se acostumbre— Kobeni está buscando una forma eficaz de que su amiga cumpla su promesa.
—¡HECHO! Quiero una casa para gatos, postes rascadores, esos aparatos que lanzan rayos y que hacen que los gatos los persigan cómo tontos. JAJAJA. Todos son tontos, nadie supera a la inigualable Power, también necesito croquetas de alta calidad a Nyako y a mí nos encanta y quiero (...)
«A-ay Dios… ¿En qué me metí de nuevo?» — pensó Kobeni mientras las lágrimas empezaban a brotar por un nuevo gasto.
La conversación de las dos chicas duró más de media hora en puras peticiones para Power y Nyako.
Unos cuantos días han pasado desde la reunión de los novatos de la cuarta división. Himeno murió de la vergüenza, todos le siguen recordando los comentarios que salieron durante su momentos de embriaguez y el cómo besó a un menor de edad para posterior vomitar directo en su boca y rostro.
Aki no se molestó por lo sucedido, en parte porque Denji recibió su merecido y la otra porque gran parte del evento lo olvidó, incluso no recordó que su objetivo fue preguntarle a Makima sobre la información de Denji y los demonios con la carne del demonio pistola.
Makima siguió con sus reuniones en otros cuarteles, pero le prometió a Denji verlo lo más pronto posible.
Los cazadores como Madoka, Kei, Takeshi, Fushi y Arai continuaron con sus actividades del diario.
Kobeni y Denji lograron hacer que Himeno les invite por el resto del mes los desayunos y comidas, como disculpa tras haberlos profanado de forma tan vil. Ambos han intentando entenderse un poco más desde esa noche, aunque Kobeni aún no paga su deuda del ramen y las dos hamburguesas.
El entrenamiento de Kobeni también empezó, ha sido un tanto exigente físicamente, pero por el momento lo ha podido manejar la pequeña. Himeno le exige cualidades físicas, velocidad, resistencia y fuerza durante las huidas y combates precisos, uso de algunas armas, debido al tamaño de Kobeni solo puede manejar armas ligeras como su reconocible hacha o el recién incorporado cuchillo. Algunas técnicas de combate cercano, no son del todo necesarias para los demonios, pero son perfectas en caso de enfrentar a un poseído parcialmente débil.
La diferencia entre el entrenamiento que recibió Himeno y el que está recibiendo Kobeni es lo mental. Himeno fue víctima de las circunstancias y un maestro desensibilizado por una vida un tanto similar a la chica del parche, exigiendo una supuesta locura que ella jamás pudo alcanzar. Por su parte, Kobeni ha recibido más que nada palabras de aliento y abrazos de su maestra.
La superior intenta que Kobeni pueda mantenerse con vida mientras aún siga perteneciendo a la organización, mientras que Himeno intenta con todas sus fuerzas evitar contacto con el alcohol. Kobeni le ha prohibido rotundamente su consumo, posterior seguirán los cigarros, pero una cosa a la vez.
—¿Sabes? Esto es más complicado de lo que creí. No puedo sentirme relajada sin un sorbo de bebida Feliz— Himeno intentó darle lástima a Kobeni, para ver si funcionaba.
—No Himeno. Yo cumpliré mi parte del trato y… E-espero que tú también cumplas tu parte. H-hicimos una promesa. — Kobeni mantiene su entrenamiento para reemplazar a Himeno cómo una "guardaespaldas" de Aki una vez su maestra se retire.
—Sigh. Tienes razón, aunque también me debes mi dibujo y no te he dicho nada.
—¡E-eh! Faltan los detalles y el coloreo, luego te lo daré, lo prometo.
Pasaron unos cuantos días y la rutina seguía siendo la misma. Himeno les invitaba de comer a sus víctimas de beso, Kobeni recibía entrenamiento y los compañeros de patrullaje variaban, a veces era Himeno, otras Kei, una fue Madoka (kobeni confesó que fue muy divertido) y unas cuantas con Arai, siguiendo intentando buscar la forma de llamar la atención de la protagonista.
—S-sabes Kobeni y-ya ha pasado un rato desde que nos prometimos comprar un helado si q-quieres, podríamos ir uno en nuestro día de descanso.
Kobeni por su lado seguía un tanto aterrada por Haka. Sus visitas dejaron de ser seguidas, ahora eran muy intermitentes y puntuales, todas exigiéndole conocer al chico de las motosierras. Por lo que no tuvo de otra que convencer a Denji en uno de los desayunos patrocinados por Himeno, en qué le pagará la deuda de las dos hamburguesas. Kobeni ignoró la invitación de Arai por estar presionada por otros asuntos.
—Eh ¿Kobeni, está todo bien?
—A-ah. Sí, está todo bien, perdón, estaba pensando que debía pagar la luz de mi hogar en unos días.
—Ya veo. Si quieres terminando de hacer nuestro reporte, te p-podría hacer compañía hacía tu casa, para que t-te sientas segura.
—¡Oh! No hace falta eso, deberías también ir a tu casa y ver cómo está tu mamá, le preocuparía saber que su hijo no se encuentra.
—Descuida, ahorita está siendo cuidada por unos familiares, podría demorarme un poco, no sería problema.
—Ya veo. Eh. Si no es mucha molestia, si quieres te lo pago con… unos dulces que dejó mi hermana— Kobeni tenía guardados unos dulces que la verdad no le gustaban, así que habría una excusa para desecharlos sin que se desperdicien.
—¡Claro!
El reporte se había hecho. No fue laborioso como otras ocasiones, cada vez Kobeni era capaz de hacer exterminios más rápidos e indoloros para los demonios. Pese a todo, no quiere repetir la brutalidad de su primer asesinato.
Ambos chicos partieron camino a la casa de la pelinegra. Ella se sentía un tanto nerviosa. Lo ideal sería solo dejarlo afuera y que ella recogiera los dulces, la casa estaba hecha un desastre y no la había limpiado desde que se mudó. Por lo pronto, lo pensaría una vez lleguen a su casa.
—Ha sido un desastre ¿No es así?— intentó iniciar una conversación Arai
—Eh… ¿Desastre?
—Desde que hemos ingresado a este trabajo… no sabes las veces que he querido renunciar
—Heh. Y-yo también, si pudiera… renunciaría…
Kobeni se detuvo en seco una vez finalizó esa oración, vio el rostro frío e inexpresivo de su socia, Haka. Sabía que la palabra renunciar era una alerta y vigilaría con qué intenciones ella la diría. Terminó un poco asustada y empezando a sudar.
—¿Estás bien, kobeni?
—¡A-ah! Si, estaba también pensando que era un desastre todo, mi primer día, el hotel o la fiesta de bienvenida.
—Cómo olvidarla, presenciamos a una de nuestras superiores besar y vomitar a Denji. Pobre, lo tuve que ayudar para que se mejore luego de esa "experiencia"
—Kei hizo lo mismo conmigo… Y-yo no aguanté ver eso.
—Perdón si ya no te pude acompañar ese día… la verdad tampoco estaba en mis 5 sentidos.
—D-descuida, yo tampoco… L-la superior Himeno nos alojó esa noche a Denji y a mí.
—¿Eh, Denji las acompañó?
«¡Ay cielos! Es verdad, Arai no sabía de eso» — Kobeni pensó internamente que esto sería muy difícil de explicar.
—¿Y-y no les hizo nada extraño el vago?
—N-no. Fue muy tranquilo, la superior Himeno nos ayudó a que se nos bajara el efecto del a-alcohol (mentira)
«¡Ella fue la peligrosa esa noche!»
—¿Y todos pasaron la noche en su casa?
—A-ah. Si, fue fácil. Había 2 habitaciones y la sala, fue fácil que cada quien durmiera por su lado. (Mentira)
—¿N-no te dijo nada malo Denji? Recuerdo que tú… bueno, lo del hotel y no estaban en buenos términos.
—¡Oh! E-eh… sí, ya está arreglado eso, estuvimos platicando sobre eso luego que se nos bajaran los efectos del alcohol.
—El chico es algo pervertido, digo quería un beso de lengua con Himeno ¿A ti no te pidió nada raro?
—N-no… Aunque sea un apestoso vago, fue comprensivo y terminamos en un acuerdo, realmente nada raro, solo comida (Verdad… a medias)... Bueno, no es apestoso… quitando del lado lo de Himeno, olía bien.
—¿E-eh? Kobeni ¿Cómo sabías eso? — La última respuesta de la chica desconcertó a Arai.
—Ah… e-el se h-hartó que Himeno le dijera así, así que yo me o-ofrecí a comprobar si era cierto o no lo del apestoso vago… y Denji tenía razón (Verdad... Algo así)
—También… es cómodo.
Lo último se lo dijo así misma Kobeni, el problema es que no lo pensó y lo dijo en voz alta. Arai terminó más confundido por la situación.
—¡Ya llegamos! Deja voy por los dulces que te ofrecí.
Salvada por la campana básicamente. Ambos chicos llegaron al edificio departamental de la cuarta, lo que hizo que Kobeni le pidiera que esperase en la entrada y ella iba por los dulces de su hermana. Entrando a su casa de dió cuenta que en efecto, no era presentable bajo ningún término para las visitas, así que consideró haber tomado la mejor decisión.
—Al menos no eres como la loca de tu amiga. Dejando entrar a cualquier perdedor a tu propiedad. Apúrate, mañana tienes un pequeño encargo — Haka estaba siempre a un metro de distancia de su compañera y en efecto, tenía una pequeña misión por cumplir.
Una vez Kobeni haya tomado los dulces, fue hacia Arai. El demonio de la Muerte la acosaba, no quitaba sus ojos en Kobeni, lo que la puso nerviosa y empezó a sudar.
Ciertamente la escena fue un tanto incómoda y Kobeni necesitaba comprobar una duda que su compañera le dejó en el departamento de Himeno, por alguna razón ella misma no evitó lo que sucedió en la habitación de la superior por sí misma, incluso cuando le pidió ayuda en el momento del beso con su amiga, Haka simplemente decidió huir. Pensó que era algo correspondiente al cariño, con sus familiares no resultaba alterada, pero con gente que no era familia, resultó repelida.
Kobeni toda nerviosa por lo que iba a hacer, una vez entregó los dulces algo empapados en sudor a su compañero. Le dió un abrazo y le dijo muchas gracias.
Cómo tal no pudo ver la reacción de su compañera, pero podía escuchar como ella daba pasos atrás y expresó ciertamente molestia a tal escena. Haka no lo esperaba, Kobeni nunca había expresado algún tipo de afecto hacia Arai y aunque se puede malinterpretar, era necesario para el día de mañana.
—G-gracias Arai, por acompañarme— Dijo tímidamente la cuarta.
Arai estaba totalmente nervioso y ruborizado, no esperaba una reacción así de parte de la chica de la que él se interesó. Pero como un mínimo gesto, se lo devolvió con unas cuantas palmadas en su espalda, era todo lo que podía hacer, sus nervios estaban al límite.
Creía que tal vez, ambos estuvieran en sintonía, posiblemente la timidez de ambos no les permitía acercarse el uno al otro. Arai decidió tomar fuerzas una vez el abrazo había finalizado, confió un poco en sí mismo y decidió proponerle una cita a su compañera.
—K-kobeni… — Arai se dirigió a su compañera que ya estaba subiendo las escaleras.
—Eh ¿Qué sucede Arai?
—N-no te gustaría, ya que mañana es nuestro día l-libre… salir p-por el helado que nos h-habíamos prometido.
—Oh. Cierto, me encantaría…
La frecuencia cardíaca de Arai estaba elevada, no podía creer que por fin estaría saliendo con una linda chica que le dió un abrazo, en su mente esperaba que esto fuera el comienzo de una hipotética relación. A veces, imaginando escenarios románticos y lindos en dónde también estuviera ella, la pequeña Higashiyama.
—(...) Pero, tengo un compromiso con alguien mañana y no puedo dejarlo pasar. Si quieres podríamos ir por el helado en nuestra siguiente patrulla juntos ¿Q-qué dices?
La emoción de Arai se apagó en un instante, no sabía que ella ya tenía planes y realmente no lo esperó, pero en fin, ella le propuso otro plan y de forma realista, era lo máximo que ella podía ofrecerle.
—C-claro, esperemos que sea p-pronto— la expresión nerviosa y un tanto incómoda del chico se hizo notar, hasta alguien algo despistada socialmente cómo Kobeni lo notó.
—L-lo sient
—¡No te disculpes! Descuida, yo invito el día que podamos ir por ellos— Arai intentó verle la mejor cara.
Ambos chicos se despidieron, Kobeni entró en su casa. Realmente haka no tenía mucho que decirle, solo que no llegase a faltar con su reunión con el chico de las motosierras.
Arai solo pudo sentirse un tanto desanimado, la chica que le interesaba ya tenía un compromiso mañana. Pero la verdadera incógnita era ¿Con quién? Si fuera Himeno o Kei, la chica hubiera sido abierta al tema, Aki, Power y otros cazadores podrían ser una opción, pero ninguno era tan cercano.
Solo podía imaginarse en alguien, aunque tenía muchas dudas al respecto. Denji, no era cercano a la chica, relativamente se terminaron llevando mal, pero el hecho de cómo convivieron en la casa de Himeno y Kobeni no dijo muchas cosas de lo sucedido, le dió dudas.
Se fue directo a su casa. Mañana tenía que visitar a alguien para conocer un poco más sobre… si tenía alguna clase de competencia. Por ahora solo diría un haiku, uno de un amor no correspondido.
"Amor no vivido,
sentimiento no compartido,
corazón herido"
•Kobeni y Denji•
La mañana siguiente, Kobeni se despertó un tanto tarde, sus alarmas no respondían y estaba a media hora de su "compromiso" como ella lo llamaba. El punto de reunión que Denji y Kobeni habían acordado sería cerca del cuartel, a partir de ahí ambos buscarían algún restaurante o puesto de comida rápida que prepare hamburguesas, esa fue la petición que hizo Denji. Kobeni debía llevar suficiente dinero, no tenía mucho, pero no sabía cuánto podía hacerle gastar el rubio.
Escogió de ropa lo primero que vio; como si de una novela de Wattpad se tratase. Un conjunto cómodo, el día iba a ser de descanso por lo que está vez ella podía ir como se le diera la gana.
Salió de su casa, bajó del edificio, corrió hacia el transporte público y esperó hasta llegar a su destino, cerca del cuartel. Estaba 20 minutos atrasada de la hora que ella y el rubio habían acordado. Pensó de forma relajada que tal vez, Denji al ser un tanto relajado en muchas cosas, probablemente también se demore en llegar, lo que la haría ver menos culpable por su impuntualidad.
Acercándose al punto de encuentro… pudo ver a Denji sentado en un banco, se veía un tanto aburrido y a la expectativa si su deudora por fin llegaría. Al final, la pudo visualizar y se levantó del lugar.
—Llegas tarde — Denji inició la conversación, para luego soltar un bostezo.
—P-perdón, tuve unos problemas en casa y me demoré de más
—¡Qué más da! En fin ¿Nos vamos? — Denji se encontraba aburrido, al igual que Kobeni la idea es solo comer hamburguesas y seguir con su día.
—¿Por qué fuiste tan puntual? — preguntó Kobeni, dudosa de su percepción de alguien como Denji.
—Dicen las malas lenguas por ahí, que la comida sabe mejor cuando alguien más la paga y nunca he comido una hamburguesa que no esté podrida, quiero ver si eso la hace el doble de rica— la respuesta de Denji siguió de una ligera sonrisa, al fin de cuentas, las cosas con la cuarta estaban mejorando desde "esa noche".
Kobeni soltó una pequeña risa, para luego caminar al lado de Denji. Estaba dudosa hacia dónde se dirigen, ya que el Rubio dijo que escogería el lugar.
—Eh ¿H-hacia dónde vamos para comer?
—Pochita y yo teníamos planeado comprar hamburguesas que no estuvieran podridas de un negocio famoso, veamos si saben tan bien como en los carteles.
—e-está bien.
•Himeno y Arai•
Arai había llegado a la casa de Himeno. Su compañera Kei estaba un tanto confundida sobre la petición del novato, aunque dudó en un principio, confió en él y le indicó en donde vivía, sabía que era fácil buscar a Himeno en su casa durante el día de descanso.
Arai procedió a únicamente tocar el timbre que se encontraba en el primer piso donde supuestamente vivía su superior. Himeno respondió de forma positiva y dijo que esperaba al novato en su casa.
Arai tuvo que subir escalones, para luego llegar a la única puerta abierta donde se encontraba esperando la chica de un solo ojo. Con ropa deportiva y bebiendo una malteada de fresa.
—¡Novato Arai! Que agradable sorpresa, entra, te invitaría una cerveza, pero estoy cumpliendo con mi primera semana sobria, así que te daré una aburrida malteada.
—M-muchas gracias, no le robaré mucho de su tiempo.
—¡Ay descuida! Por mí está bien, Kobeni dijo que no podría verme ya que tenía una cita
—¿K-kobeni está en una c-cita?
—Ou. Sí, de hecho era algo que ella me avisó cuando les invité a comer hace unos días. Supongo que quería que yo no estuviera para seguir arreglando las cosas.
—¿Arreglar las cosas? Superior Himeno, no me diga que su cita es con el chico Denji.
—¡DING DING DING! le atinaste joven Arai ¡Aquí tienes tu premio!
Himeno le entregó un cigarro, también le indicó que la acompañe al balcón para que él pudiera fumar con tranquilidad. Himeno solo le dijo que aproveche, en algún momento Kobeni también le va a quitar su adicción por fumar.
—Ella realmente la quiere.
—Seh. Ni Aki hizo que yo durara tanto tiempo sin beber, supongo que tener a una rubia acosadora funciona mejor para dejar al alcohol— Himeno se refería a Power, quién ya había recibido uno que otro juguete para gatos.
Arai no tenía idea de lo estaba diciendo, pero decidió seguir preguntando a su superior.
—Superior Himeno ¿Usted sabe porque Kobeni está en una cita con Denji?
—Ella se molesta si digo que está en una cita — Himeno procedió a reírse luego de esta frase — Ambos acordaron decirle "compromiso", supuestamente para evitar malentendidos. Pero si supieras lo que vivieron acá, también creerías que estos dos idiotas hacen una linda pareja.
—Señorita Himeno ¿A qué se refiere con eso?
—Uff. No sé si recuerdas la reunión de bienvenida y el hecho que vomité sobre Denji.
—Como olvidarlo, lo tuve que ayudar con eso en el baño del bar
—Entonces ignora lo que dije y olvídalo. Pero pon atención, Denji y Kobeni me terminaron haciendo compañía, ya sabes para descansar y ese tipo de cosas.
Himeno ni de chiste diría el porque casi pudo haber ido a prisión, pero contaría su versión legal.
—Así que llegamos, no recuerdo mucho de lo sucedido y terminé completamente dormida, sé que a ambos les hice pasar un mal rato pero al menos me dejaron ir a mi cama.
—¿Y ahí comenzó…?
—¡Lo que creo que es una historia de amor original! Nadie en su maldita existencia pensaría que después que una loca vomite en el rostro de un vago, haría que una princesa como Kobeni caiga rendida a sus pies. O eso creo.
—Eh, no entendí.
—Perdón. Me emocioné. Entraron a mi casa y pues les dije a cada uno sobre las habitaciones de mi hogar. Realmente no lo recuerdo bien y más o menos ellos me explicaron lo que sucedió después. Supuestamente luego de que me dormí, ellos terminaron hablando en mi sala, hubo una especie de conflicto.
Arai en ese momento, sentía un poco de terror que Denji le hiciera algo a Kobeni, de todos modos es más grande y posiblemente fuerte que nuestra protagonista.
—Pero no les creo en lo absoluto.
—¿Eh?
—Ellos dijeron que se habían peleado, supuestamente ya se habían conocido antes, Kobeni tiene una especie de deuda con Denji. "El vago", ya que según Kobeni, él no es apestoso, me dijo que ella lo intentó golpear, ambos por lo ebrios que estaban de alguna forma terminaron juntos en mi sofá. — Himeno señaló el sofá donde sucedió toda la acción— Ese de ahí.
—¿Y qué pasó después?
—No les creo nada. Uno cuando está ebrio y pelea, no lo niego, puede dormir después de unos golpes. Pero ni de chiste terminas acostado en el mismo sofá, con la persona con la que peleas de una forma tan dulce.
—¿¡Durmieron juntos?!
—¡Si! Debiste verlos, eran tan dulces. Hasta yo sentí envidia de verlos abrazados en mi sofá. Debí tomar alguna foto o algo. (mentira)
Arai se dio cuenta, que la versión que Kobeni le dio era falsa, ocultando que en realidad ella y Denji habían pasado por más cosas ese día.
—Mi pequeña aprendiz, le estoy enseñando cómo defenderse y al parecer ella debe enseñarme cómo ligar. En un día, estás peleada con el rubio vagabundo y al otro duermes cómodamente sobre su pecho. Ni yo podría hacer eso — Confesó Himeno
Arai no respondió, se quedó un tanto desconcertado y triste, creía que el abrazo que Kobeni le dio era alguna clase de señal, pero incluso por fin entendió porque Kobeni se refirió a Denji como alguien cómodo.
—Supongo que está cita por fin van a conocerse más y esas cosas. Le pregunté a ambos si habían hecho algo más además de abrazarse… — Himeno decidió acercarse a la oreja de Arai — Aquí entre nos, parece que ambos se besaron y solo me lo están ocultando.
—¡¿Qué?!
—Lo que escuchas. Le dije a Kobeni que el alcohol hace maravillas y por eso me lo prohibió. Llevo una semana sobria, es increíble. Por eso voy a apoyarla en caso quiera iniciar una relación con Denji, ya no le diré vagabundo apestoso. Capaz al final de esta cita terminen teniendo sexo. — Himeno pese a estar sobria, sigue siendo una loca, ya que hizo un gesto de penetración con sus dos manos.
Arai hubiera preferido no venir y no saber nada de esto. Al parecer Kobeni ya tenía a alguien más a su espera y él no era consciente.
—Por cierto ¿Que te trae por aquí, Arai? No somos muy cercanos para ser honestos.
Arai solo se puso rojo y un tanto apenado por la visita y escuchar lo que Himeno directamente dijo. La superior rápidamente pudo hilar todo y porque casi el tema era sobre su aprendiz.
—Ou. No sabía que también te gustaba Kobeni… es una chica muy atractiva, pero no sabía que ya tenía más pretendientes —Himeno se arrepintió un poco de lo último que dijo— descuida, dudo mucho que suceda algo a mayores, es solo una deuda que debe pagar.
El daño ya estaba hecho por mucho que Himeno lo intente arreglar. Arai solo agradeció el tiempo y la malteada que le dio su superior. Ambos se fueron directo a la entrada principal. Hasta que a la chica del parche se le ocurrió una idea, además servía para alimentar su morbo.
—¡Espera! Tengo una idea, vamos a espiar a ese par de tontos, veremos si tienes chances y tú decides qué hacer con la información. Total, solo por esta vez, ayudaré al rival. Como me encantan los dramas románticos.
Arai no tenía mucho que hacer este día, su madre estaba bajo cuidados de otros familiares y los pagos se habían dado a tiempo. Así que ser capaz de ir de espía con Himeno sería lo más interesante que su día de descanso puede ofrecer.
—¡Andando! Los babosos apenas se conocen, así que debieron partir desde el cuartel— Himeno conoce lo predecible que puede ser kobeni a veces.
•Denji y kobeni•
—Algo así. Pochita me ayudaba a destruir a los molestos demonios, me pagaban y luego el maldito viejo que te mencioné, me quitaba casi todo. No nos dejaba con mucho la verdad.
—E-eso debió ser duro.
—Seh. Pero nos teníamos el uno al otro, yo le daba muchos abrazos y él seguía a mi lado. Me faltaban muchas cosas, en serio, pero era feliz con él.
—Supongo que lo extrañas demasiado
—Todos los días, la señorita Makima sigue diciendo que tengo a mi amigo en mi corazón, así que confío en su palabra.
—¿Y vivías en Tokio?
—Algo así, no vivía cerca, era como… afuera supongo, vivíamos en una casa pequeña, pero funcionaba para nosotros, no teníamos un refrigerador cómo Aki, así que no podíamos guardar comida.
Durante el camino, Denji y Kobeni habían charlado un poco, ella seguía teniendo curiosidad sobre el chico y porque prefería ser un perro. La verdad, pudo notar lo mucho que Denji sufrió en su pasado.
—¿No tenías a alguien más, un tío o un abuelo?
—Nah. Solo tenía a mis padres, la verdad no los recuerdo muy bien, solo sé que eran unos cobardes que murieron. Siendo sincero, ni sé cómo me apellido — las palabras de Denji eran sinceras pero no les daba el peso que merecían, todo era algo relajado con respecto a su pasado.
—¿Solo eres Denji?
—Pues es más fácil de recordar. Para mí y para los demás supongo, tú tienes un apellido largo y raro.
—Higashiyama, era reconocido en otra generación, ahora tenemos muchas deudas y por eso estoy aquí.
—Se nota que es de familia, si no, no me deberías 2 hamburguesas.
—H-hablo en serio.
—Yo también— Denji señala el lugar donde van a comprar las hamburguesas con una sonrisa de niño— ¡ES AHÍ!
Kobeni debido a parte de la conversación, no fue consciente de su alrededor y cuando vio el lugar solo pudo revivir uno de sus momentos más vergonzosos.
«No otra vez este lugar» — Se dijo así misma, pero con tal de pagar su deuda entraría.
La tercera rueda, una invisible Demonio de la muerte solo veía como dos idiotas conversaban sobre su pasado. Antes que esto siguiera poniéndose más aburrido decidió de una vez ejecutar su plan para estudiar el cuerpo del chico y porque tenía los poderes del motosierra.
Kobeni pudo visualizar la mano de su compañera de contrato, estando cerca de la cabeza de su "cita". Sabía que si tenía éxito, Denji podría correr riesgo de morir y no podía permitirlo en su consciencia.
Su reacción fue inmediata, abrazó a Denji de uno de los brazos, para ambos fue una situación muy incómoda, ninguno sentía nada por el otro, pero esto le daría un poco más de tiempo de vida a su compañero.
—¡¿Qué rayos?! ¡Suéltame, solo Makima pued…
—Y-yo tampoco he comido ahí, hay que darnos prisa, quizá después de esto te invite a comer el ramen que también te debo.
—¡A LA ORDEN! — Denji fue convencido de forma inmediata.
Para Kobeni, esto era totalmente incómodo porque estaban en medio de la calle y a la vista de todos. Su táctica había funcionado, Haka se alejó del objetivo, pero se sentía observada por alguien más y la verdad, no estaba nada equivocada con su sensación.
•(???) y (???)•
En un hotel cercano al restaurante donde Kobeni y Denji van a entrar, se pueden visualizar en alguna habitación dos figuras, una masculina y otra femenina viendo desde la ventana hacia sus objetivos.
—Dame una razón por la que no deba matarlo en este momento— una voz masculina estaba mirando a la pareja, sus intenciones no eran nada positivas.
—Paciencia, idiota. Tenemos un plan y hay que seguirlo, falta conseguir la localización de todos estos cazadores que nos interesan de la cuarta y sobre todo de Makima — su compañera, una voz femenina lo intentó calmar, sabía que si había un error, todos morirían.
—Bastarda, después de todo los experimentos que hiciste conmigo crees que quiero seguir esperando, déjame hacerlo rápido y después te quedas con su corazón.
—Eso no está en nuestros planes. No me obligues a sacarte de la misión— amenazó la voz femenina, dirigiendo su mano hacia el hombre.
—Me repugna verlo feliz, abrazado de una chica mientras el bastardo sabe lo que le hizo a mi abuelo. Odio compartir oxígeno con ese jodido asesino.
—Cuando los demás localicen a los cazadores restantes, el bastardo del rubio será todo tuyo y puedes hacerlo sufrir lo que te plazca. Por el momento, no arruines lo que estoy orquestando.
—Será mejor localizar quién es su novia. Cualquier cosa que sea un consuelo para ese idiota asesino, debe ser exterminada — finalizó el hombre.
La charla entre ambos desconocidos concluyó, seguían observando los pasos de la pareja. Mientras que en su cuarto como en algunos aledaños, estaban repletos de equipos de vigilancia, un mapa de Tokio, trazos de rutas de patrullaje estudiadas que algunos cazadores siguen. El mapa contaba con algunas fotos de quienes les interesaba. Podía verse a Denji, Aki, Himeno, Kei, Madoka y sobre todo a Makima.
Chapter 16: Big Macs y cucarachas
Notes:
Lo prometido es deuda. Trataré de ser más simultaneo entre Wattpad y AO3, este es el primer capitulo que se lanza en ambas plataformas casi al mismo dia. Espero lo disfruten, es un preámbulo. No soy muy bueno escribiendo romance, pero haré mi mejor esfuerzo.
(See the end of the chapter for more notes.)
Chapter Text
Un día cualquiera antes del "compromiso" de Kobeni y Denji.
El apartamento de Kobeni ha estado sin limpiar desde que ella llegó, su vida ha sido un caos, tanto que lo reflejó en su propio hogar. Pese ser solo una inquilina en un pequeño lugar, parecía que fue abandonado por una familia completa, ni ella misma se podía explicar el desastre que había provocado.
La cuarta hija solo ignoró este hecho y salió hacia su trabajo. Hizo su rutina, sacó un poco de su dinero para transporte, Himeno pagaría la comida y quedó uniformada para la cacería.
Una vez bajó las escaleras, revisó su buzón correspondiente, no esperaba nada particular, recibos a pagar y ver si la organización le daría algún bono por su constancia exterminando poseídos. Dentro de él estaba una solitaria carta con un pequeño paquete, era evidente que era un cuadro para fotografía.
Al abrir, su sorpresa era de parte de quien provenía, Kenta, el tercer hijo de la familia Higashiyama. El único que tenía posibilidad de estudiar en la universidad.
"Hola hermanita. Ya sé que me demoré mucho en poder hablarte, realmente me he sentido agobiado debido a tanta carga de trabajo. Los días han sido un poco complicados y no me he sentido con la libertad para tomarme mi tiempo y enviarte algo con el amor que se merece.
Créeme que yo lo lamento mucho, no quería ser la razón por la que no pudieras seguir tu sueño, nuestros padres son unos imbéciles y no reconocen el esfuerzo que estás dando por todo nosotros y sobre todo por mí.
Seguiré luchando duro, hasta el momento siempre me he ubicado en las notas más altas, batallaré lo necesario para restaurar el honor de nuestro apellido.
Cuando yo logre cumplir con este objetivo y me gradúe, no dudes que haré hasta lo imposible para que tú y nuestros demás hermanos sigan lo que ustedes quieran. Por el momento sé que Kenji y Kaori te están apoyando en lo que pueden, pero en un futuro seré yo a quien le toque protegerte.
Te mando también una foto para que la coloques en tu nuevo hogar, me ha dicho Kaori que tienes alguna clase de pretendiente, será mejor que nos lo presentes y si quieres enséñale la foto, para que vea por quién estás luchando. Es broma.
En la foto somos unos amigos y yo, son agradables, espero algún día presentártelos, incluso les enseñé algunos dibujos que hiciste para mí. Con suerte y los convenzo para que te paguen uno. Nunca dejes de dibujar.
Te ama, tu hermano mayor."
-Kenta
Kobeni soltó unas lágrimas, seguía procesando en que trabajaba, pero está vez lo hizo para quien lo hacía. Por su hermano mayor y también para el resto de sus hermanos. La cuarta hija volvió a colocar la carta y la foto en el buzón, una vez regrese a casa buscaría un lugar apropiado para colocar su regalo.
Presente
•Kobeni y Denji•
Una de las tantas inseguridades de Kobeni siempre ha sido comunicarse con más de un extraño a la vez, su ansiedad sigue siendo una lucha constante y por desgracia, Denji la llevó al lugar menos indicado para esa lucha.
El McDonald's donde ella buscó trabajo y fue despedida en su primer día volvió a hacer acto de presencia. Kobeni se encontraba sudando y temerosa. Incluso Denji quién seguía teniendo del brazo a su compañera, sentía su nerviosismo.
—¿Pasa algo? — preguntó, dudoso del estado de su compañera.
Claro que pasaba algo. Por un lado, Haka estaba dispuesta de forma silente, intentar dormir a Denji y seguir estudiando la naturaleza sobrenatural del chico. Por el otro Kobeni estaría por revivir uno de sus momentos más vergonzosos. Hablar mal en público, ser torpe en el proceso de producción y caerse mientras entregaba el pedido a unos clientes.
—E-es la emoción, nunca antes había e-entrado a comer a un McDonald's— contestó Kobeni, para luego susurrar— s-solo para conseguir empleo.
—Tienes razón, a Pochita y a mí nos corrían de lugares así, pero ahora podemos ser clientes y pedir lo que queramos— Denji le creyó a Kobeni — ¡Y lo vas a pagar tú!
—S-si...
Entraron al negocio, al igual que la primera vez que entró la Kobeni, no se veían cambios significativos desde la última vez que entró. Cómo de costumbre en estos negocios, ya no estaban los compañeros que una vez tuvo, por lo que se sintió aliviada por no revivir la vergüenza de esa ocasión.
—Vamos a pedir la comida. Yo creo que solo pediré una ca... una ca... — Kobeni tiene problemas incluso para decir el nombre de lo que quería, recordando la vergüenza que pasó cuando trabajó en mcdonald's.
—¿Eh?
—Un helado. Solo eso.
Para desgracia de la cuarta, el gerente del lugar seguía siendo el mismo, Eiji, el hombre que la contrató y despidió en horas. Debido a la falta de personal como de costumbre, le tocaba atender en caja, aunque a veces pasaba en alguna estación por si hacía falta manos.
—¡Bienvenidos a McDonald's, puedo tomar su orden! — Pese a que su protocolo exigía un tono alegre, la vida del hombre no iba del todo bien, solo cumplía con su labor.
Kobeni por su lado no podía dirigirle la mirada. Era una vergüenza seguir reviviendo esto.
—¿Disculpa? Sería tan amable de dirigirme la mirad...— Eiji le sorprendió quién era su cliente y reconoció el rostro de la cuarta— Oh. Eres tú, mira, mientras no vuelvas a pedir empleo y solo compres algo, hagamos como que nunca trabajaste aquí, pero te diré que después de eso me causó problemas con los dueños del lugar.
—L-lo siento. No vine p-por eso. Solo quiero hacer un pedido con mi amigo.
—Seh. Vamos a pedir 2 Big Mac y... 1 helado para la perde...
Denji iba a señalar a su compañera, pero en lugar de eso pudo ver la cara apenada y triste de Kobeni, la verdad con otra persona sacaría ventaja, diría alguna clase de burla y luego seguiría con su vida. Pero aunque lo quisiera negar, sigue recordando lo sucedido en el apartamento de Himeno.
—Sigh. Que sean 4 Big Macs y un helado.
—D-denji pero...
—Ni una palabra de esto, sobre todo a Aki.
Kobeni quedó un tanto confundida y pensativa «¿Por qué no decirle a Aki sobre una buena acción que está haciendo Denji? De esa forma sería más del agrado del superior».
—Hablo en serio, pagaré las tuyas con el dinero de ese "bolas quebradas".
—Oh— Kobeni decidió olvidar lo que parecía una buena intención de su compañero.
Aunque Denji, no quería que así fuera la cosa. Decidió aplicar la misma frase para la comida de Kobeni, ambos pagaron sus respectivos alimentos para el otro y decidieron esperar en una mesa.
—Con qué... ¿Trabajaste en este lugar, verdad?
—S-si... no es un recuerdo muy bonito... es una historia aburrida.
Denji solo hizo un pequeño respiro, ya había dicho algunas cosas de su vida para la pequeña, de alguna forma ya no podía solo ignorar el hecho que Kobeni también era un ente triste, por ahora sería él quien escuche.
—Tenemos toda la tarde, no me vendría mal entretenimiento barato— contestó Denji
—Concuerdo con el idiota— dijo Haka, Quién solo se sentó en otra mesa y no hizo acto hostil.
—Ou. Bueno verás... ¿Te acuerdas cuando Pochita y tú me encontraron? Estaba buscando empleo y...
La conversación continuaba su curso.
•Himeno y Arai•
Ambos chicos se acercaron al negocio donde Himeno muy segura había dicho que la parejita estaría, tenía un plan más o menos estructurado, ambos estaban de incógnito y escondidos en una de las orillas de la franquicia.
—Señorita Himeno ¿Ahora sí me podría explicar porque compró 2 celulares?
—Paciencia mi querido amigo enamorado, esta será mi estrategia para ver si la chica que te gusta, tiene buena química con Denji o tú tienes alguna chance.
—Sabe, no es necesario decirlo en voz pública... eh, de hecho podríamos retirarnos y solo pensar que fue un recuerdo chistoso— Arai se estaba arrepintiendo de eso.
—¡Tonterías pequeño soldado del amor! Esto es una guerra total y mi sobriedad es un tormento, si no puedo sufrir, quiero ver qué otros lo hagan.
«Esta mujer es rara» — Arai conviviendo con Himeno se percató de la forma de ser de su superiora.
—Muy bien, te dije lo predecible que es Kobeni a veces. No hacía falta recorrer tanto, este McDonald's parecía ser el objetivo.
—¿Estás segura señorita Himeno?
—A diferencia de lo que crees, Kobeni es un libro con muchos tipos de letras, pero me di la tarea de entender hasta las letras más pequeñas, muy probablemente parte de las disculpas es invitarle hamburguesas a Denji. Es más complicada que solo ser la pequeña niña indefensa.
—Wow, usted sí que la conoce.
—Basta de charlas, ya que estamos en un lugar que dudo mucho que nos detecten. Continuemos el plan, con mi mano fantasma llevaré lo más cerca uno de estos teléfonos con la llamada ya activa, en el segundo escucharemos todo lo demás.
—Pudimos haber usado nuestras radios para eso, señorita Himeno.
—(...) Pero esto tiene más estilo, novato.
«¡Mierda es cierto!»— Himeno había olvidado que no estaban lejos del cuartel, pudieron haber pedido prestados unos. Que pendeja.
Himeno siguió con su porquería de plan. Llevó lo más lejos que podía su celular con su mano. Al ser invisible ninguno de los dos lo detectó. Haka por su lado observó la mano fantasma estirándose, colocando el celular debajo de la mesa de ambos.
Al ver qué en el otro extremo se trataba de Himeno y el chico de la cicatriz. Dejaría pasar esta insolencia.
—Okey, ahora podremos escuchar lo que ambos se dicen— Himeno veía que el plan extrañamente funcionaba de maravilla.
Ambos terminaron aturdidos luego de una risa proveniente de la otra línea y dentro del local. Era Denji.
—¡JAJAJAJAJAJA ¿DIJISTE UNA CAQUITA FELIZ EN TU PRIMER DÍA?
—N-no lo digas en voz alta—Kobeni se terminó apenando después de eso
—¡Señor! Hay gente comiendo en el establecimiento, no diga ese tipo de cosas o me veré obligado a sacarlos a ambos- Eiji desde su puesto de trabajo regañó a Denji.
—Lo s-sentimos por eso— Kobeni se disculpó antes de cualquier otra cosa que dijera el rubio.
—¿Y qué pasó para que te despidiera? — Denji matando el tiempo en el que llegaba la hamburguesa.
—M-muchos errores. Casi hubo un accidente en una freidora o... cómo le tiré la comida en la cara a toda una familia. Sigo sin explicarme cómo cayó todo de esa forma hacia cada uno de los rostros.
Kobeni pudo escuchar una risa, proveniente del demonio de la muerte. Al parecer esa desgracia le parecía divertida.
—¿Y ahí te despidieron?
—S-si... Luego regresé a mi casa. Nada había cambiado desde que me fui, pero fue mi primera noche fuera de casa y a mis padres no les preocupó. Los mayores no andan viviendo ahí y los chiquitos creían que estaba en mi habitación, parecía que para ellos nada cambió cuando no estuve.
—Eh... capaz será por tu tamaño.
—S-supongo. Siempre fui baja. Igual, a mi papá no le interesó saber dónde me encontré o que hacía, luego me dijo que si no podía conseguir un empleo, que mejor me prostituya o cazara demonios. A ver si así servía de algo.
—Ou.
Himeno escuchó esto y solamente sintió un golpe directo a su corazón. Sabía que estaba necesitada, había escuchado parte de la historia del callejón, pero no el desenlace que fue uno muy triste. Quería abrazar a su aprendiz, pero no podía, estaba haciendo una ridiculez en cambio.
—El idiota de tu padre te dijo palabras similares al anciano de porquería del que te hablé. Debiste matar a tu papá, capaz así serías más libre con tus hermanos — Denji dio su perspectiva, una muy sombría con un aura relajada.
—N-no quiero matar a nadie... en serio, perdón por lo del hotel. Sentía mucha presión... no poder ser útil a mis hermanos.
—Meh. Una vez entreguen las hamburguesas, serás perdonada y esas cosas. No sirve de nada tener rencor en estos momentos. Disfrutemos de nuestra comida, va a ser el doble de sabrosa.
—Tienes razón— Kobeni se relajó con esas palabras.
—Incluso ya perdoné a la Idiota de Himeno, después de vomitarme y que nos intentara violar a los dos.
—Jajaja. Tienes razón, su cartera debe estar tranquila por hoy que no la fui a visitar.
Por el otro lado de la línea, Himeno estaba roja de la vergüenza mientras que Arai estaba perplejo, no solo era Kobeni la única que mentía sobre lo sucedido en ese departamento. Himeno también no mencionó todo lo ocurrido.
Denji y Kobeni estaban aligerando el ambiente luego de eso. Su pedido fue entregado y empezaron a comer, además de charlar.
—Que horrible primer beso— Dijo Denji aún recordando lo sucedido
—Para ambos, todavía intentó darme otro después que te traté de sacar de ahí— Kobeni respondió
—Seh. Makima se hubiera puesto triste... supongo, la verdad no sé si ella quiere algo conmigo.
—¿La has visto últimamente? — preguntó Kobeni, le parecía alguien interesante, pero que nunca le ha podido hablar, por la figura tan intimidante que aparenta.
—Nah. Debe estar fuera haciendo cosas de ella, nunca me dice nada... solo que sea obediente y le responda con Woof. Por mí bien, si me deja volver a tocar sus tetas.
—¿Eh?
—Ah sí. No lo tomes a mal, supongo. Cuando ella me rescató, me dejó viviendo con el pendejo de Aki y la estúpida de Power. Creía que iba a vivir con ella, pero a cambio vivo con un amargado y una cagona.
—Aki parece... ser agradable al menos. Power... no diré nada.
—Ambos son igual de molestos. Pero Power es una mentirosa.
—Me lo imagino— Kobeni tenía miedo que ella no cumpliera parte de su trato y Himeno siguiera tomando.
—Sus tetas eran falsas y la pendeja me hizo tocarlas aún así.
—¡¿Qué?! — Kobeni, Arai y Himeno quedaron sorprendidos con eso.
—¿Hay alguna historia detrás?
Luego del último mordisco, la primera Big Mac de Denji había sido comida. Se esperó y luego respondió a su compañera.
—Algo así, su estúpido gato fue secuestrado por algún demonio perdedor. Power me prometió que si lo salvaba me dejaría tocar sus tetas, un precio razonable.
—¿Salvaste a un gato para tocar unos pechos?
—Seh. Pero la culera me traicionó antes de siquiera llegar con ese bastardo, me atacó y me dejó... eh, noqueado.
—Ou... ¿Qué sucedió después?
—No lo recuerdo del todo bien, la pendeja fue devorada, su gato también... pensé qué... quizá ella era como yo y Pochita, dos amigos que solo se tenían el uno al otro. Meh. Peleamos, me hizo volar varias veces, llegamos a la ciudad y le gané. La mentirosa de Power tenía la obligación de dejarme presionarlas.
—¿Y sucedió... eso?
—Seh. Y te digo que es una mentirosa de mierda, no solo la que deja atorada en el baño. Cuando por fin me dio la oportunidad de tocarlas, solo eran unas simples almohadillas. Era plana, no me molestaba, pechos son pechos, pero si fue un tanto decepcionante.
—Ou. Sabes, al menos lo de Pochita fue lindo en esa historia.
—Lo sé. Lo recuerdo, apenas empezábamos a conocernos bien y nos establecimos en esa pequeña casa de mierda. Supongo que lo había perdido de vista y creí que se había ido sin decirme nada, lo busqué alrededor, era un niño, no podía llegar más lejos que eso.
Kobeni no sintió pena ajena por lo que escuchaba esa vez, ahora sí fue empática y escuchó atentamente.
—Ya era de noche, había creído que perdí a mi primer amigo. Era una sensación horrible, pero suponía que era lo que se esperaba, Pochita era después de todo alguien que se merecía lo mejor. Llegué a mi casa, ya había anochecido y lo veía ahí, esperando mi llegada mientras lloraba. Supongo que ambos nos pedimos perdón y dormimos abrazados.
—Awwww, para ser un vago tienes lindos sentimientos.
«Y raros pensamientos» — Se decía así mismo kobeni, pero cada vez se sentía más cómoda con su compañero.
—Lo sé, soy un encanto.
—N-no. N-no creo eso.
—No parecías pensar lo mismo en el apartamento de Himeno.
Kobeni casi se ahogó luego de escuchar eso, su primera hamburguesa ya había sido finalizada, pero ese último bocado casi salía después de escuchar eso.
Himeno y Arai quedaron sorprendidos, al punto de casi gritarlo, ambos taparon la boca del otro para evitar que los descubran, aunque ya estaban recibiendo miradas de los demás.
—¡Maldición! Si pasó algo entre esos dos— dijo Himeno, que ya sabía cómo terminaron esa noche, pero al parecer había algo más.
«¿Qué le hiciste Denji?» — fue la única pregunta interna que se hizo Arai luego de escuchar eso.
Dentro del restaurante, la pareja continuaba comiendo, kobeni continuó con su helado para que no se derritiera del todo. Mientras Denji continuó con parte de esta extraña plática.
—No volverá a pasar ¿Entendido? La única que me gusta es Makima y capaz las chicas que aparecen en las revistas.
—¿Eh? — Kobeni quedó confundida luego de lo último, pero ya procesando, solo afirmó lo que decía el Rubio — A-ah. Si, lo mismo digo.
—Makima es una mujer muy hermosa, hasta el estúpido de Aki le gusta y sintió celos que yo sí tengo más avances que el.
—Ou. ¿P-por eso le rompiste las bolas? — preguntó inocentemente la chica.
—Algo así. Makima nos juntó para mí primera misión y fue un desastre, le pregunté si ella tenía algún novio o algo similar. El solo me pidió que lo acompañara hasta llegar a un callejón y me empezó a golpear el cabrón. Me decía que mejor renuncie mientras aún estaba a tiempo, decía una mierda sobre tomarse esto de matar demonios en serio y luego qué hizo bien en golpearme porque solo me interesé en Makima.
—Auch. Debió ser doloroso.
—Lo fue. Pero el pendejo no vive en las calles, uno nunca ataca en la cara para salir de una situación así, es en las bolas. Creo que llevé 10 patadas ahí y seguía pateando jajaja. Fue divertido, lo tuve que llevar de nuevo con Makima, le expliqué que el demonio de las bolas nos atacó y fue directo a las bolas del idiota.
Kobeni pese lo cruel de la situación y saber que Aki lo hacía con buenas intenciones pero con métodos violentos, le dio risa lo último que dijo, también había mentido con el demonio del mono por lo que le hizo similar la situación.
—Okey, eso fue muy gracioso— confirmó Kobeni.
—Lo sé, ahora está obligado a ser mi cocinero. Nos repartimos las tareas del hogar, no es difícil, lo hacía seguido en la casa del anciano de mierda. Solo que aquí es más sencillo, solo es basura y mugre, no cadáveres de humanos y demonios.
—(...) ¿Qué? — Kobeni quedó confundida y luego asustada por eso último.
—Pues, era una especie de mafioso, no me extraña que hiciera esas cosas. Un tremendo hijo de perra. Gracias a Pochita, sus gorilas nunca se acercaron a mí, podía usar la motosierra de mi amigo y nunca me golpearon... Que yo recuerde.
—Ou. Perdón por eso.
—Nah. No hace falta sentir lástima, esas mierdas ya pasaron y ahora disfruto de una vida más cómoda. Es mi sueño después de todo.
—Es un buen sueño. Creo que lo comparto.
—¿También quieres un lugar cómodo donde dormir y que nunca te falte comida?
—Em. S-si. Sin problemas en esta vida, supongo. Me gusta probar cosas deliciosas y al menos esta hamburguesa es una de ellas.
—Seh. Tenías razón, sabe más deliciosa si tú la pagas. La próxima deberías pagar por una pizza.
Ambos terminaron sus hamburguesas pero siguieron platicando. Himeno y Arai ya estaban durmiendose, algunos transeúntes les estaban dejando monedas creyendo que eran personas sin hogar.
—Sabes Kobeni, me gusta que me trates como una persona normal. No me molesta seguir siendo un jodido cazador de demonios si hay cosas como estás.
—C-claro. A mí también me agrada que ya n-no te desagrado por una tontería mía. Además, es bueno comer acompañada, así también sabe mejor la comida.
Ambos compañeros se empezaron a considerar amigos, decidieron salir del local e ir a otro sitio, según Denji caminando una cierta distancia se ubica un parque con área de juegos incluida. Parecía ser que se hizo tarde durante su estadía en el McDonald's.
La pareja notó a Arai y a Himeno, pero debido que estaban en incógnito solo pensaron que eran vagabundos o gente cansada, Kobeni cómo acto de buena fe les dio una moneda de 100 yenes. Los otros dos, estaban despertando cuando se dieron cuenta que ambos caminaron hacia otro rumbo.
En el camino seguían hablando de ciertas tonterías, recuerdos del pasado, Kobeni contó la anécdota de su primer helado.
—Era mi cumpleaños, creo que aún estudiaba en secundaria. Mis papás como de costumbre olvidaron la fecha y no hicieron nada. Pero mis hermanos mayores ahorraron lo suficiente y compraron un litro de helado, me hicieron la sorpresa aún en la escuela.
—Okey, eso... es lindo— Denji era hijo único y no conocía lo que era el amor de hermanos... por ahora.
—¡Si! Son geniales, algún día deberías conocerlos. En fin, lo abrieron para que yo probara, era de vainilla y estaba delicioso. Jaja. Me emocioné, le dije a Kenji que yo lo cargaba, estaba emocionada de comer algo así y corrí. Creo que no era buena idea, me terminé cayendo y todo el helado se regó en el suelo.
Denji se burló de Kobeni aunque después de eso solo mencionó que ahora pudo comer otro helado regalado y está vez no se cayó.
—Tienes razón y sabía muy bien.
La vigilancia se hacía presente en muchos frentes. Kobeni y Denji eran el foco de atención de esta tarde.
En primer lugar, los sujetos del hotel los estaban observando a través de algunos espías disfrazados de civiles, sin parecer sospechosos tenían cámaras de vigilancia lo suficientemente pequeñas para que no notaran su presencia. Querían identificar quién era la joven que acompañaba a Denji.
Himeno y Arai hacían prácticamente algo similar, escondidos en distintos lugares para seguir escuchando lo que ambos idiotas decían.
En tercer lugar, estaría Haka, observando atentamente a Denji y escuchando poco más de sus historias, el hecho que le haya ganado al demonio murciélago de hace días entonces no era casualidad.
En cuarto, había muchas aves que solo podían sobrevolar la ubicación de ambos. La presencia del demonio de la muerte evitaba que se pudieran acercar. Incluso ratas y ratones no podían aproximarse a nivel del piso. Lo que cierta mujer ubicada en Osaka, terminó dejando sorprendida.
Por último, Denji y Kobeni prácticamente harían lo mismo. Observaron durante su camino a Madoka y a Kei caminando muy afectuosamente. Kobeni estaba sorprendida, sabía que amigos eran amigos y se molestaban, pero al parecer ya estaban saliendo.
Denji los conocía poco, pero solo para saber más le sugirió a Kobeni seguirlos a ver qué más hacían.
Se escondían en su alrededor mientras escuchaban la plática de la pareja, al parecer ambos ya estaban decididos también al retiro, Madoka estaba convenciendo a su compañera mudarse con él, ya estaba casi todo listo para la mudanza, solo faltaría el último pago y bono, con eso estarían bien por un tiempo.
Kei parecía agradarle la idea, igual ella esperaría su último pago y luego analizaría bien todo el asunto. Ambos interrumpieron su caminata, se dieron un abrazo y luego se besaron.
Denji y Kobeni resultaron sorprendidos por lo que veían. No parecía haber muchas historias de amor y con cierto grado de éxito en seguridad pública, pero al parecer ellos dos eran la excepción. Otra idea salió de la mente de Denji, robar una cámara, tomarles una foto y luego molestarlos para que les den comida, un chantaje sencillo.
Kobeni solo miró a su amigo, un tanto preocupada si eso llegase a pasar.
—Si Himeno se entera que les tomamos una foto... ella haría lo mismo con la nuestra. Y sería peor, tú conoces lo loca que es.
Denji se avergonzó, no recordaba esa foto en específico.
—Mierda, tienes razón. Al menos fue una foto abrazados y no besándonos como con estos idiotas.
Eso último los dejó un tanto ruborizados.
Himeno y Arai escucharon eso, el teléfono seguía escondiéndose gracias a su mano fantasma. Ella debido otra vez a la vergüenza tuvo que admitir que si les tomó una fotografía donde ellos estaban dormidos y abrazados. Pero qué sería solo para ella. Arai cada vez se preguntaba porque seguía siguiendo el plan de su superior, sólo tenía dudas y ahora sabía más cosas que mejor no quisiese saber.
—¡Mira el lado bueno! Ellos no se han besado. Solo terminaron abrazados— Himeno se sentía insegura sobre su afirmación, pero no tenía pruebas para demostrar un beso.
Luego observó cómo ambos seguían dirigiéndose al área de juegos del parque, una vez allí, observaron cómo Denji y Kobeni se sentaban en un columpio. Ambos estaban tranquilos y solo observando el resto de cosas del lugar.
—No creas que se va a repetir eso.
—¿Eh? ¿D-de qué hablas?
—Mis labios son exclusivos de la señorita Makima, ya lo arruiné ese día, no pienso hacerlo otra vez. Capaz tomó mucho para olvidar que me vio besando a otra.
Haka solo se rió y le mencionó algo que ni ella o Denji sabían.
—La chica pelirroja le dio igual, solo bebió las cervezas y parecía no importarle lo que le pasó al chico, hasta ya lo tenía premeditado—Solo kobeni pudo escuchar esta información, lo que la hizo sentir lástima de Denji, quién era otra víctima de las falsas ilusiones de la jefa.
Kobeni respondió a Denji.
—S-solo fue... para olvidar lo de Himeno.
El otro par de chicos, estaban escuchando la información, interesados por lo que estaban por decir a continuación.
—Seh. Lo olvidamos cuatro veces. — Denji siguió.
—No repitas eso.
—Es un cumplido, tómalo nada más. Aún así gracias.
—¿A qué te refieres está vez?
—Supongo que sirve como alguna clase de experiencia. Makima recibirá los mejores besos, hasta de lengüita. Pero te lo debo a ti, señorita "te puedo dar uno mejor"
—Ay Dios, no vuelvas a decir eso.
—Heh. No fue una mala noche después de todo.
—Supongo que no lo fue.
—Un día me intentas matar y al otro me besas. Eres rara, pero me terminaste agradando.
A ninguno parecía haberle disgustado. Solo seguían columpiándose mientras ignoraban este hecho, un tanto difícil. Quedaron callados.
Himeno quedó emocionada como si de una novela se tratase.
—Lo sabía, estos idiotas se besaron— no lo gritó, pero estaba emocionada.
—¿Ya podemos irnos? Ya se empieza a hacer de noche, hemos estado todo el día escuchando una conversación que no nos incumbe.
—Yo solo quiero ver cómo acabará esto, aunque creo que luego le hablaré a Kei de cierto asunto— Himeno observó cómo ambos chicos se levantaron y tomaron otro rumbo— ¡Espera, ya se están moviendo otra vez!
Haka estaba cada vez más impaciente. Por lo que intentó dormir al chico. Kobeni intentó abrazar a Denji para evitarlo, pero está vez no tuvo éxito, al intentar aproximarse a él, se cayó y se lastimó el tobillo. Solo a ella le podría pasar algo así.
Haka no sé inmutó por lo sucedido y aprovechó como Denji observaba a Kobeni en el suelo. Cuando por fin, estando enfrente de él, le tocó su rostro. No hubo respuesta, Denji no tenía sueño o debilidad, aunque sí le picaba la cara.
—Eh... Kobeni, ¿Estás bien? — preguntó Denji mientras se rascaba.
—Un poco adolorida... Pero, no es nada grave.
—Dame la mano y levántate de una vez.
Kobeni hizo caso, con la ayuda de Denji intentó levantarse y una vez de parada, intentó usar su pie lastimado para caminar. El dolor había comenzado y no podía mantenerse estable, casi cayendo de no ser por el rubio.
—¿En serio con tan poco te lastimaste?
—Perdón, debí tropezarme con algo— Kobeni mintió, quería evitar la muerte del chico, pero por alguna razón, no hubo efectos nocivos hacía Denji.
—Agh, qué molestia. —Denji se quejó, para luego ayudar a su amiga— Ven, te ayudo a caminar.
Denji intentó hacer de muleta para Kobeni, pero debido al tamaño y lentitud de la chica, avanzaban muy poco. Por lo que Denji, algo aburrido con la situación. Prefirió llevar en su espalda a la chica.
—¿Eh? Denji, creo que sería mejor si yo camino.
—Tonterias, solo dime dónde es tu casa y vamos para allá. De todos modos ni siquiera eres pesada.
—T-tonto... bueno, sigue recto. Vamos a tardar unos minutos.
Himeno decidió seguirlos mientras arrastraba Arai como cómplice, ya no lo ayudaba, simplemente no se quería sentir como la única culpable por invadir la privacidad de su mejor amiga.
El camino fue largo y nuevamente Kobeni sintió comodidad de la situación, pese a todo, se sentía segura sabiendo que Haka no podía hacer nada al respecto.
—Kobeni, este chico es más peligroso de lo que imaginé, si no puedo ser capaz de manipularlo... es más fuerte de lo que aparenta— Haka intentó hablar a su socia.
La protagonista solo lo ignoró, seguía dirigiendo a Denji, mientras hablaban.
—Oye Denji, ya que eres parte demonio y eso ¿Tu vista mejoró?
—Eh.
—Dijiste que tenías problemas para ver en el pasado. Me imagino que capaz antes te hacían falta unos lentes.
—Ah, no. Un socio del viejo de mierda quería mi ojo para la cirugía de algún hijo suyo. Así que me obligaron a donarlo a la fuerza, valió la pena, pude pagar los servicios de unos meses.
—¡Dios! Eso es horrible.
—Seh. A veces si no encontraba la forma de encontrar dinero, pues donaba cosas de mi. Cuando los demonios simplemente desaparecían y no podía matarlos, prefería eso. Cuando no encontré al demonio Oso, tuve que donar un testículo, así no aumentó mi deuda.
—¿Tu estabas buscando al demonio oso?
—Ah sí, creo que Aki me dijo sobre que tu familia sobrevivió a ese ataque.
—Si... fue un milagro.
—¿Cuál milagro idiota? Tuviste que mover todos sus cadáveres para que los restaurara— Haka estaba malhumorada y decidió devolver a la realidad a Kobeni.
Kobeni empezó a sentirse mal, al punto de querer llorar. Denji prefirió saltarse el tema, creía que era algo que no debía meterse.
—Los pasteles son geniales ¿Has comido uno?
—No.
—Jaja, podríamos hacer uno, son fáciles de hacer, Pochita y yo nos hicimos uno en mi cumpleaños, solo necesitábamos agua, harina y azúcar, sabía bien.
—Creo que... podríamos hacerlo algún día. Me gusta comer cosas deliciosas, pero es muy raro las veces que lo hago. Antes de Himeno, solo comía bolas de arroz.
—Saben bien, el idiota de Aki las prepara y a veces las acompaña con curry.
—Supongo que si convencemos a Himeno, ella convencería a Aki de hacer curry para nosotros.
—Seh. Mientras el idiota se dije en otra mujer que no sea Makima, bien por mi.
—¿Es cierto que ella te abrazó cuando se conocieron?
—Oh sí, fue genial, nunca antes una chica hermosa se había acercado a mí y un día después que todas mis deudas se acabaron, llegó ella. Me ofreció de comer y aunque me hizo matar a un demonio raro, las cosas siguieron tranquilas.
—¿Demonio raro?
—Una mierda color rosa, se hacía pasar como amigo de una niña, creía que era como Pochita, hasta les iba a convencer que se escaparan, pero resultó ser otro demonio de los que siempre mato. Una basura.
—Pochita era alguien... peculiar, es raro oír de demonios que son más buenos que malos.
—Es, más bien dicho. Makima afirma que él sigue vivo en mi corazón y le creo. Así que compartimos una sola vida. Si llego a morir, supongo que él también morirá. Y me niego a morir sin que él vea mis sueños.
—Ou. Entiendo. — Kobeni tenía algo similar pero con su familia— mmm, al menos ya abrazaste a una chica.
—Seh. Falta todo lo demás, jugar videojuegos y supongo que salir a algún lugar a divertirse.
—Hay parques de diversiones, deberías ir a alguno. Yo quiero invitar a mis hermanos.
—Genial, una montaña rusa suena bien, son rápidas y dan miedo.
—Si dan miedo, no me quiero subir.
—Entonces te debería obligar a ir. Quiero ver tus caras de espanto. Capaz termines tu creando al demonio de las montañas rusas.
—¿Quieres ir conmigo a un parque de diversiones? — Kobeni preguntó de forma involuntaria, incluso a sus espaldas, Himeno se sorprendi.
—Eso es Kobeni, muestra quien manda— decía Himeno a la distancia en forma de susurros.
—(...)— Denji tardó en responder, hasta que abrió la boca— Sí, sería genial ir con una amiga.
—Sería divertido, hay que invitar a los chicos también. Aki, Power y Himeno.
—Ah, sí, también a ellos.
Ambos ya habían recorrido gran distancia, estaban a solo 100 metros de la casa de la chica. Denji no se sentía cansado, a diferencia de Himeno y Arai, que ya estaban cansados de seguirlos.
Una vez, en frente de las escaleras, Denji decidió seguir subiendo, preguntó por el piso y la chica contestó que el 4to. Se había arrepentido de ayudarla a subir, pero ya estaban a la mitad del recorrido.
Una vez frente a la puerta del departamento de Kobeni, ella le dio la llave a Denji, para que la abriera. Entrando a su departamento.
—Wow, primera cita y ya lo invitó a su departamento — Himeno hizo una observación de lo que acaba de ver.
—¿Ya nos podemos ir?— preguntó el pobre de Arai, ya estaba haciéndose más tarde.
—Claro, puedes irte cuando gustes, la verdad solo quiero saber unas cuantas cosas y luego también me voy— decía Himeno mientras seguía invadiendo la privacidad de su amiga, colocando el mismo celular fijo en una de las ventanas de Kobeni.
Dentro del departamento, Denji se llevó una decepción. Contrario a la apariencia de su amiga, su departamento era todo lo contrario, un desastre.
—¿Murió alguien aquí?
—N-no. Espero, solo que no he podido hacer limpieza desde que me mudé.
Denji, estaba un tanto confundido, pero la verdad no la había pasado tan mal con la chica para ser solo un ajuste de cuentas.
—¿Tienes bolsas de basura?
—Si
—¿Puedo usar tus artículos de limpieza?
—¿Qué?
—Idiota, te voy a ayudar a limpiar tu desastre. No será difícil, Power hace cosas peores.
—Oh... déjame ayudarte, creo que ya puedo caminar algo— luego de eso kobeni casi se vuelve a caer.
—Mejor, solo descansa y no estorbes.
Himeno no podía escuchar bien lo que hablaban. Pero siguió esperando, debido a que ya era noche, Arai siguió siendo todo un caballero y se quedó acompañando a su superior. El ruido de la otra línea era un tanto confuso.
Dentro de la casa. Denji seguía ordenando todo lo que podía, colocando toda la basura en las bolsas. El problema llegó mientras movía los desperdicios dejados en la cocina, una cucaracha dio acto de presencia y voló hacia donde se ubicaba Kobeni, ella no se percató y se quedó a espaldas de la chica, quién andaba distraída leyendo nuevamente la carta que Kenta le había dejado.
Denji caminó con lentitud hacia la chica, le dijo que guardara la calma y no mirara hacia atrás. El iba a hacer todo el trabajo.
Kobeni de forma imbécil volteó atrás, para tener casi en su cara una cucaracha de gran tamaño parada en su pared.
—¡WAAAAAAA, DENJI ESA COSA ES MUY GRANDE!
—¡IDIOTA TE DIJE QUE GUARDARAS LA CALMA!
En la otra línea, Himeno se terminó asustando por lo que escuchó. Más por no saber a lo que se refería, después de tanto silencio escuchó algo y fueron dos diálogos que sonaban muy mal. Arai también terminó asustado.
—¡Mierda, salieron más atrevidos de lo que creí!— dijo Himeno sonrojada por lo que escuchó.
Empezaron a oír ruidos y gritos, tanto de Denji cómo de Kobeni. Se escuchaba como distintas partes de la casa estaban siendo recorridas y algunas cosas caían.
—Arai, vete. En serio, vete. No es necesario escuchar esta tortura— Himeno se apenó por el otro novato y prefirió ser compasiva.
La cucaracha parecía seguir a Kobeni cuyo miedo superó al dolor que sentía en el tobillo, incluso la alcanzó en su habitación. Estaba tan asustada porque la maldita estaba volando. La cuarta hija solo pudo gritar por ayuda a su amigo.
—¡DENJI, SÁCALA, POR FAVOR, SÁCALA! — No quería verla morir en su habitación, sabía que le daría asco recordar su muerte ahí.
—¡CÁLMATE KOBENI, TU MISMA LA METISTE!
Himeno desde el otro lado quedó muy roja, no pensaba que su amiga fuera tan atrevida con Denji.
—Santa mierda, escuchamos su...
Himeno no quiso completar la oración en frente de Arai, que éste mismo día se enteró que también le gustaba Kobeni y al parecer la oían teniendo acción con el rubio.
Denji por fin pudo atrapar a la escurridiza cucaracha y la sacó de la habitación. La mató fuera de los ojos de Kobeni y la dejó en la bolsa. Regresó a la cocina y solo dijo.
—¡Wow, mierda eso fue intenso! ¿Verdad que sí, Kobeni?
—¡CÁLLATE, TÚ NO LA TUVISTE ENFRENTE DE TU CARA!
Himeno colgó la llamada, agarró el celular que estaba en la ventana y decidió irse con Arai, dijo que no era necesario caminar hacia su casa, ella le pagaría el Taxi por hacerle pasar un mal rato. Ella solo regresaría al lugar donde estaba escuchando todo, solo para fumar.
—En serio tengo mucho que aprender de ti, Kobeni. La alumna superó a la maestra — Decía esto mientras continuaba fumando su cigarrillo.
Había pasado una hora. Por fin la casa de Kobeni se veía decente, gracias a Denji y que Kobeni ya no exageró la situación. Denji estaba dispuesto a irse, pero fue detenido por una kobeni algo adolorida.
—Ya no te pude comprar tu ramen... Pero, debes tener hambre, si quieres, quédate otro rato y comemos unos instantáneos.
—De hecho yo ya me deber... — Denji no pudo acabar su frase, veía la cara de culpabilidad de Kobeni.
—No quiero más deudas contigo, aunque sea... acepta eso por ayudarme a limpiar mi casa.
—Sigh. Está bien, no puedo negar que tengo hambre.
Kobeni se alegró luego de oír que su amigo aceptó su invitación para comer, preparó ambos instantáneos y encendió la televisión para que vieran alguna película en su pequeña sala. Denji y Kobeni no dijeron nada pero ambos disfrutaron del momento.
Cuando acabaron de comer, Denji solo observó la decoración de la casa de Kobeni, estaba algo vacía, pero podía ver un cuadro de unos chicos.
—¿Son tus hermanos?
—Ah. Solo el de enmedio, se llama Kenta, es el más listo de la familia.
—¿El universitario?
—Ese mismo, es muy agradable, es paciente y le gusta enseñar a veces. Me ayudó a pasar las materias de mi escuela.
—Tener hermanos debe ser genial.
—Si... es difícil, somos muchos pero no tenemos mucho dinero, mis hermanos mayores están algo resentidos con mis padres y los pequeños, nadie quiere que pasen por lo mismo. Solo sigo ahorrando para ver si puedo conseguir el dinero suficiente y ayudar a todos.
—Eso es... bueno, supongo.
—Son como tú y Pochita, pero yo quiero verlos cumplir sus sueños, aunque yo posiblemente nunca los vea.
—¿Tu sueño cuál era?— Denji se había olvidado un poco el hilo de la conversación
—Ser una artista. A veces lo practico, pero estoy un tanto oxidada.
—¿Puedo ver lo que hacías?
—C-claro. No tengo muchos dibujos conmigo ni en mi casa, muchos se perdieron con el demonio oso y los que me quedaban mamá los vendió como papel usado.
—Tu madre también es una mierda.
—N-no digas eso... — Kobeni lo sabía, pero seguía sin aceptar esa realidad— Mira, son algunos dibujos de los animes que les gusta ver... y un retrato de Kaori, mi hermana.
—¡No es cierto!
—¿Eh?
—Es idéntica a ti, incluso más alegre. ¿Segura no te dibujaste a ti misma?
—N-no... ella siempre fue más extrovertida que yo... cuando la pasaba mal, intentaba hacerme reír.
—Ou. Sabes Kobeni, dibujas muy bien. Algún día deberías dibujarme siendo el motosierra. Me vería épico y llamaría la atención de las chicas.
—¿Y Makima?
—También.
—Oh. Está bien, supongo, mientras no me hagas daño.
—Soy asombroso, obvio controlo todo mi cuerpo cuando estoy transformado. (mentira)
Los chicos decidieron ordenar lo que faltaba y dejar la casa de la cuarta como nueva. Esta vez sí, Denji se iba a retirar de la casa, no sin antes ser nuevamente detenido por la pequeña.
—Antes de que te vayas— Kobeni se paró de puntitas y le dio un beso en la mejilla a Denji.
—Hey, te dije que eso era exclusivo para...
—E-esta vez no fue en la boca, tonto. —Kobeni lo había interrumpido, con un abrazo y volvió a escuchar los latidos de su corazón, algo acelerados— Solo te quería agradecer por este día por... todo.
—Si... no fue nada... podrías... — Denji se estremeció, incluso su rostro se puso un tanto ruborizado.
El abrazo terminó, Denji se despidió de su amiga y bajó las escaleras. Ella desde arriba lo observaba y se despidieron a lo lejos. Luego de eso, ella pudo visualizar a una persona sentada en un banco y fumando, no dijo nada, quizá estaba esperando a alguien y entró a su apartamento.
—Al menos puedes hablar de más cosas, que con el otro. Lo apruebo para que sea tu novio— Haka se burló de Kobeni.
Kobeni no respondió está vez, solo se retiró y se fue acostar. El plan de su socia, no resultó y tenía que buscar otra forma de explorar al motosierra.
Himeno por su lado, había hecho unas llamadas. Lo que resultó en una reunión con Kei en ese mismo banco.
—¿Por qué me pediste venir con unas latas de soda y comida?
—Uno. Felicidades no sabía que salías con Madoka.
—¿¡Quién te dijo eso?! — Kei se espantó por lo que escuchó
—Digamos que Kobeni vio algo, pero tendrás que seguirme el show, ustedes no fueron la única pareja que está jugando a las escondidas conmigo.
—¿Ella tiene novio?— Kei se sorprendió
— Algo así, supongo. Y dos, no puedo beber alcohol, así que al menos escuchar una lata abrir, será mi único consuelo.
Ambas decidieron subir hacia el cuarto piso, la chismosa de Himeno ya sabía a dónde tocar. Kei se sentía insegura por visitar a su amiga sin una invitación, pero Himeno no le preocupó.
Tocó el timbre.
«Quizá a Denji se le olvidó algo» — Kobeni pensó, ya que fue muy rápido.
La chica se levantó, estaba algo somnolienta y no podía abrir bien los ojos. Se dirigió a la puerta principal y la abrió sin distinguir quién era.
—¿Se te olvidó algo Denji? — preguntó la pequeña, sin darse cuenta que se lo decía a Himeno y a Kei.
Las dos chicas tuvieron una reacción distinta, Himeno expresaba una cara de "Te atrapé" y Kei solo pudo contener el grito ahogado tapándose con su mano. Cuando Kobeni abrió bien los ojos se dio cuenta que se lo preguntó a la persona menos indicada.
—¡Es una pijamada sorpresa, pequeña pícara! — respondió Himeno
—Ay dios, no otra vez.
Fuera del edificio residencial
Un hombre de apariencia promedio también se encontraba observando, sin fines de chisme, había localizado la propiedad de la cuarta.
Desde su radio se comunicó hacia el hotel cercano al McDonald's
—Señorita serpiente, encontré la información que solicitó. La residencia es de Higashiyama Kobeni. Vinieron otras dos mujeres, una llevaba un parche y se dirigieron a su propiedad. ¿Quiere que las asesine en este instante?
—Negativo. No sabemos los contratos que tienen, sería un suicidio para toda la operación. Además, necesitamos a la chica del parche, ella nos ayudará a localizar a Hayakawa Aki.
El comunicado terminó, el hombre se alejó del área, pero la información que importaba había sido obtenida.
Notes:
Espero que les haya gustado, se darán cuenta, cada vez estamos más cerca del arco de katana man, pero quiero profundizar más en relaciones de los personajes.
Chapter 17: Test de Bechdel
Summary:
Antes que nada, quiero agradecerte a ti por leer este fanfic, reconozco que capaz no sea lo mejor para invertir tu tiempo pero de todo corazón aprecio mucho tu lectura. Me gusta leer comentarios y sobre todo responderlos.
Si llegaste hasta aquí, has leído un fanfic que no parece terminar pronto pero que ya alcanzó una extensión superior al primer libro de Harry Potter. En fin, los amo.
Notes:
(See the end of the chapter for notes.)
Chapter Text
24 horas antes del incidente en un restaurante.
Gran parte del equipo de vigilancia, como de las personas involucradas en el asalto seguridad pública, estaban siendo relocalizadas hacía sus áreas específicas de acción. La mayoría de los cazadores de la cuarta división a quienes se dio prioridad ya fueron localizados y su ruta del día de mañana ya fue identificada. Cada equipo del A a la E tendrá el papel de eliminar a la mayor cantidad de cazadores de las divisiones 1 a 4, en especial está última.
—Traigan a nuestro Verdugo— la voz masculina dio acto de presencia, se encontraba aún en el cuarto del hotel donde vigiló a la pareja, estaba expectante de quien será la persona encargada de una misión personal.
—Señor. En unos instantes está en camino. Tal como usted lo pidió, el niño ha sido secuestrado, el dedo índice derecho y la oreja izquierda han sido entregados a su familia.
—¿Y quién de esa familia adeudada vendrá a mi llamado?
—Su abuela, señor.
Una pequeña anciana entró en la habitación que ocupaba el extraño hombre. Podía verla totalmente preocupada y asustada, el hombre sabía que podía sacar ventaja de la situación.
—¿D-dónde está mi nieto?
—En 3 metros bajo tierra si no me ayuda con una pequeña tarea, una vez la realices mis hombres liberarán a tu nieto y cirujanos que conozco le ayudarán a reponer las partes que perdió.
—E-es usted un monstruo.
—No. El único monstruo que conozco sigue libre y fue quien acabó con lo que más amaba— El hombre hizo un pequeño minuto de silencio, parecía rezar algo y luego continuó con su conversación — Tú, pequeña mujer, me ayudarás a acabar con lo que él también ama.
El hombre le entregó un sobre del tamaño de una hoja tamaño carta. Cuando la mujer sacó su contenido, solo pudo ver 4 documentos de su interés.
—Como verá señora. Tenemos un ajuste de cuentas con el verdadero monstruo. Pero necesito acabar con lo que a él más le importa y por lo visto esa chiquilla de ahí es su novia.
El primer documento que la mujer vio, fue a Denji y a Kobeni abrazados a punto de entrar en un McDonalds.
—S-son solo niños…
—La edad no es una excusa para los monstruos.
El siguiente documento que vio la mujer, era una fotografía de únicamente el rostro de Kobeni. Para la anciana se le hacía un tanto injusto, pero sabiendo que su nieto corría peligro. Se estaba convenciendo de matar a la chica.
—¿E-está seguro que ella tiene algo que ver?
—Claro. Cualquier cosa que hace feliz a ese idiota debe morir.
El tercer documento era una fotografía de su compañero de patrulla del día de mañana, Arai, cuya expresión era de una mirada intensa, pocas veces cambia por lo que no tendría problemas en distinguirlo a lo lejos.
—Tienes como opción matarlo o no, pero si somos justos y amas tu propia vida y a la de tu nieto, mata ambos.
—¿C-como, no tengo la fuerza para empuñar un cuchillo?
—Esperaba que me dijeras eso— un chasquido de dedos del hombre hizo que se aproxime uno de los trabajadores de el, llevaba un maletín que abrió frente a la anciana. Dentro de él tenía una pistola.
—E-esto no está permitido… el demonio pis…
—Nu-huh. Nunca nos referimos al que nos encargó esta misión en vano. Por cierto deberías revisar el último documento. Es el que más te va a interesar.
En él estaba un pequeño fragmento de un mapa de Tokio donde se podía ver la ruta de patrullaje que Arai y Kobeni seguramente van a seguir.
—Tú decides qué hacer con toda la información que te doy. Una vez acabada la misión, dame alguna prueba que hiciste lo que te pedí, esos dos pasadores o incluso, unos dedos de la joven, son suficientes. Solo así tú nieto será libre.
—S-si… Señor…
—Katana. Solo se puede referir a mí de esa forma. Yo ya no tengo otro nombre que no sea ese.
Otro hombre se aproxima al señor Katana. La información tiene que ser tratada de forma ultra confidencial y solo la puede comunicar a través de una hoja de papel. "Señor, se localizó el metro y vagón que Makima usará para mañana. Se dirige hacia Kioto"
El señor Katana, hace un gesto de aprobación con su mano y luego forma una "C" con ella. Su subordinado comprende el mensaje y se retira del lugar.
La abuela agarró el arma, le hizo una reverencia al señor Katana y luego se retiró, la vida de Higashiyama Kobeni estaba en peligro.
5 días antes del incidente
Kobeni no tuvo de otra que dejar que Himeno y Kei se metieran, las 3 se encontraban en la sala, Kobeni y Kei estaban sentadas en el único sofá que tenía la pequeña, mientras que Himeno prefirió acostarse sobre la alfombra, observando una lata de soda aún sin abrir al mismo tiempo que iniciar una pequeña charla.
—La verdad solo iba a hacerte una llamada y preguntarte cómo había salido el "compromiso" pendiente que tenías con este chico Denji. Pero ciertos pajaritos me dijeron tú la pasaste "muy bien" con él y además, que estuviste espiando a nuestra amiga Kei— El tono burlón de Himeno se hizo notar en la última mitad.
—Kobeni… Solo me dijeron que viste algo ¿Qué fue lo que observaste? No me voy a enojar — Kei intentó ser comprensiva con su amiga. Y ser parte de este circo que Himeno quería crear.
.
—E-eh… no fue… con mala intención, Denji y y-yo, vimos que tú y el superior Madoka— Después de eso, se avergonzó más por lo que iba a decir— Escuchamos algo de su conversación y luego los vimos besarse.
—Oh. Entonces todo bien.
—¿¡Qué?! ¿No harás un drama, Kei? — Himeno se sorprendió por lo bien que lo recibió su amiga.
—Pues la verdad, nah, estoy cerca del retiro también. Solo esperaré a mi último pago y voy a dar mi carta de renuncia. Creo que ya tuve suficiente de los demonios y con la compañía de Madoka, yo lo veo perfecto.
Kobeni al escuchar eso, se alegró por su amiga, al menos tanto Himeno cómo Kei, tendrán su merecido descanso después de servir por más tiempo del necesario como cazadoras de Demonios.
La cuarta hija, solo abrazó a su amiga Kei. Lo que dio algo de celos a Himeno, pero lo dejó pasar ya que posiblemente falte poco para que no se vuelvan a ver en un largo tiempo.
—Te voy a extrañar, hermana mayor.
—Awww. Y yo a ti, hermanita.
—¿Desde cuándo se dicen así? — Himeno se sorprendió.
—Todos los hermanos de Kobeni tienen una "k" en el nombre y yo también, nos dio risa y así nos dijimos.
—Lo dejaré pasar, pero Kobeni recuerda que yo y tal vez el tonto de Denji somos los únicos que te pueden dar abrazos— Himeno lo dijo en tono burlón.
—¡Oh! Tengo una idea— Kobeni se levantó de su sala y se fue directo a su habitación, cuando regresó llevaba consigo un cuaderno de dibujo y materiales para dibujar.
—Wow ¿Son las cosas que te regaló Madoka? — preguntó Kei.
—¡Si! Cómo regalo de despedida le voy a dar un retrato de su… — Kobeni postergó el "su" ya que no sabía que era Kei para Madoka.
—Su novia— Kei terminó con una sonrisa.
—Wooow— ambas chicas, Kobeni y Himeno dijeron al unísono, les sorprendió la seguridad con la que su amiga lo dijo.
—¿Y por qué lo intentaron mantener secreto?— preguntó Himeno.
—Por tí, parlanchina— contestó Kei, para luego tomar su lata de soda— Si tú te hubieras enterado, harías algo ridículo como una pijamada sorpresa y restregarlo en la cara de las demás. ¡Oh espera! Estamos en una jaja.
—¡Tengo mis motivos para esta reunión secreta!… además de pocas amigas— Himeno se defendió.
Pese a todo, las 3 chicas conviven ya no como compañeras sino como amigas. Las risas se hicieron presentes, Kei estuvo posando mientras Kobeni dibujaba. Himeno apreciaba a sus dos amigas mientras seguía bebiendo su soda.
Himeno volvió a hablar y sin rodeos preguntó lo que le interesaba.
—Kobeni, un pajarito también me dijo que hubo muchos gritos aquí. Tú y al parecer Denji estuvieron un rato acá… Y un gritó femenino decía que "cierta cosa era muy grande" además que la "sacara" — Himeno lanzó la primera piedra, estaba interesada en lo que escuchó y quería comprobar de primera mano.
«Pequeña pilla, te tengo justo donde quería»
Kobeni interrumpió su dibujo y se puso totalmente roja, la persona que haya escuchado eso muy posiblemente lo malinterpretó de forma muy sucia, una situación un tanto más graciosa.
—E-eh… n-no e-es lo que parece….
—Está… bien si no quieres hablar al respecto, hermanita — Kei enfocó su mirada en Himeno, más seria— ¡Himeno, deja de incomodar a Kobeni! Puede y no estemos en el momento adecuado para hablar de "eso"
—N-no… en serio. No es lo que parece.
—¿Eh?— Himeno y Kei estaban confundidas.
—D-denji solo me ayudó aquí. Mi casa era un desorden y se ofreció a ayudarme a limpiar. Creo que una cucaracha salió de la cocina y se acercó hacia mi. Era muy g-grande y v-volaba… se paró atrás de mí y cuando volteé la tuve cerca de mi cara, me asusté y corrí, me siguió hasta mi habitación y solo le pedí a Denji que la sacara…
Kei creía que era una excusa algo tonta para evitar hablar sobre su intimidad con Denji… Pero Himeno, sí le creyó, la explicación y lo que ella escuchó además de la forma de hablar de la cuarta, todo coincidía…
«¡MIERDA ARAI SIGUE CREYENDO QUE TUVIERON SEXO POR MI CULPA!» — El prejuicio de Himeno terminó lastimando a una persona y ahora que la cosa se aclaró… ya no encontraba motivos para molestar a Kobeni.
—Oh, debo exigirle al pájarito que me dio la información una disculpa por malinterpretar lo que hacía mi bella e inocente aprendiz. Además, creo que el rubio no te terminó gustando, capaz haya más peces en el mar— Himeno intentó arreglar todo… pero se sentía un tanto mal por lo que ella creía que era algo más fuerte.
Kobeni no respondió a la suposición de su amiga, prefirió retomar el dibujo para su amiga, aunque su cara se puso un tanto sonrojada.
—Kobeni… A ti no te gusta Denji ¿verdad? — preguntó Kei, quién también notó la falta de respuesta de su pequeña hermanita.
Ambas chicas se dieron una marcada fija, Kobeni cada vez se ponía más roja mientras que Kei y Himeno se terminaron sorprendiendo, no hubo sexo pero si… alguien terminó flechada.
—No me digas que… — Kei estaba interpretando lo más obvio, pero Himeno fue la que se adelantó a los hechos.
—¡TENÍA RAZÓN, TE GUSTAN LOS VAGOS!— Himeno se emocionó y gritó lo que ya parecía una obviedad.
—¡N-no es así! Denji… No es un vago (un poco quizás), sólo… Tuvo una vida muy d-difícil— La pequeña, solo abrazó su cuaderno de dibujo, se avergonzó por lo que estaba diciendo.
—Awww. Tórtolos, saben chicas, ustedes si que me están dando envidia— Himeno se abrió un poco sentimentalmente a sus dos amigas.
—Sabes Kobeni, para ser alguien un tanto grosero… me sorprende el hecho que te terminó gustando— Dijo Kei con una ligera sonrisa, luego de eso abrazó a su amiga, quién aún seguía avergonzada.
—Y-yo… también creí eso, pero todo el día n-no ha sido más que amable… conmigo, t-tuvo los momentos para irse o para burlarse cruelmente… y no fue así como creí. Me ayudó mucho este día… y yo, solo pude pagarle con un ramen instantáneo y un beso.
—¿Qué?... ¿Lo besaste?— preguntó Kei.
—¿Otra vez? — Himeno también lo hizo, aunque esa pregunta dio sospechas a las dos, sobre todo a Kobeni.
—¿C-cómo que o-otra vez? — preguntó una ruborizada Kobeni
—Em… e-este… — Himeno ya no sabía qué decir— Agh. De acuerdo, yo siempre supe que se besaron, me era obvio y tuve que fingir todo este tiempo que no sabía, te pido perdón aún así por hacerles pasar una mala noche en mi casa, llevo más de una semana sin beber y solo me hace darme cuenta de mis errores. (Verdad... A medias)
Kobeni le sonrió, una semana sin beber alcohol era un verdadero logro de fuerza de voluntad para Himeno aunque ella lo veía como una tortura.
—Descuida, sigues perdonada— Kobeni seguía avergonzada, pero ya era una pijamada oficial, así que solo diría esto a sus dos primeras amigas en la vida— S-si… Denji y yo… nos besamos.
—¿No tenía 17?— preguntó Kei
—Shhh— Himeno se acercó a su amiga y silenció los labios con un dedo—Al gobierno no le importan los demonios.
—Lo sé… y sé que… tal vez esté mal, además yo vine a ayudar a mis hermanos, no a otra cosa— Kobeni intentó ya no pensar en ello.
—Bueno Kobeni, está bien que reflexiones de ello, además creo que es poco tiempo para sentir una atracción a alguien… supongo— Kei intentó ayudar a su amiga.
Kobeni y Himeno sabían ciertos detalles que Kei no, pero sería necesario actualizar.
Ambas chicas terminaron explicando que los dos novatos de forma indirecta ya se conocían y todo por un perrito de nombre Pochita. Luego en el Hotel, dónde Kobeni tuvo un momento muy nefasto de su vida, por el lado de Denji terminó siendo amable e incluso permitió que Kobeni durmiera a su lado.
—Kobeni, su tuviera una moneda de 100 yenes por cada vez que tú y Denji durmieron juntos y se vieron como una auténtica pareja… tendría 2 monedas, no es mucho, pero me sorprende que haya sucedido dos veces.
Ese pequeño chiste hizo aún más roja a la cuarta hija.
—¿Entonces luego que Himeno hiciera uno de los mayores ridículos de su vida…
—¡Hey!
—(...) Tú y Denji se terminaron dando besos?
—S… sí, así fue… Ambos habíamos dado nuestro primer beso y Himeno fue culpable de eso, no fue bonito…
—¡Pero te dije que soy buena besando!
—L-lo siento Himeno, no me atraen las chicas…
—Pero… solo te dije que soy buena besando, tampoco me atraen, es culpa del alcohol…
—Ajá… tú también me debes unas disculpas Himeno — respondió Kei, quién en capítulos pasados había dicho que Himeno en estado de ebriedad también la besó.
—P-perdón Kei…
—Disculpas aceptadas— agarró poco de la comida que compró, una dona de alguna franquicia famosa— Toma, debes tener algo de hambre.
—¿Y luego qué sucedió Kobeni? — la chica del parche ya sabía del beso, pero quería preguntar porque terminaron tan abrazados.
—Un beso… pasó a otro… supongo que el alcohol hizo que nos dejara llevar. Terminé arriba de él…
Ambas superiores estaban sorprendidas por lo que escuchaban de la novata. Al parecer las tímidas son las más atrevidas. Es broma… o tal vez no.
—¿Le diste el beso de lengüita que tanto quería?— Himeno intentó molestar a Kobeni
Pero su aprendiz nada más no quiso responder, evitó su mirada y siguió poniéndose más roja.
—Ay Kobeni… Era broma… ¿En serio lo hiciste?
La novata solo asintió ligeramente su cabeza, estaba apenada de que su maestra supiera eso… pero también era su mejor amiga, no tenía a quien más decirle eso, con excepción de las dos chicas que la acompañan en este momento.
—¡Por Dios! ¿Y no hicieron algo más en mi sofá? — Himeno ya estaba espantada y pensando que debía lavar su sofá cuando llegue a casa.
—S-sentí e-el…— Kobeni no pudo terminar su oración y sólo señaló hacia abajo directo a la entrepierna.
Himeno y Kei seguían rojas y más aún luego de oír eso.
—¿Y terminó todo? Preguntó Kei.
—S-si… no queríamos parecer aprovechados supongo… solo me acosté sobre su pecho y… sus latidos me hicieron sentir tranquila, dormí después de eso.
—Eso fue lo más lindo que he oído en mucho tiempo— Dijo Himeno.
—¡Idiota! Los hiciste a hacer algo que no querían y ¿Se te hace lindo? — Dijo Kei un tanto molesta
—En mi defensa, ellos se traen ganas y la versión ebria de mi, los ayudó.
—No me extraña que eres la única sin pareja o pretendientes de las 3.
La sonrisa tan característica de Himeno se borró y quedó una un tanto adolorida.
—¡Auch! Ese fue un golpe bajo— Himeno expresó dolor como si hubiera recibido uno real— Fin del tema, ahora tu turno Kei ¿Cuánto llevas saliendo con Madoka?
Kei la miró con frialdad, pero kobeni ya tuvo su momento de sentir vergüenza y sabía que después se lo haría pasar a Himeno
—Llevamos casi un año saliendo, no fuimos tan atrevidos en un principio, pero ahora somos una pareja común y cualquiera. Muestras de cariño en lugares un tanto solitarios y molestarnos siempre. Es una forma de amor que nos tenemos entre los dos.
—Eso es lindo, hermana mayor.
—Tienes razón, Beni. Madoka es un caballero en toda regla aunque uno que luego le gusta joder con mi falta de olfato. Pero supongo que encontré al indicado. Es lindo saber que pronto estaré fuera de Tokio y viviré más tranquila. Cuando me mude te enviaré una carta y así podrás saber dónde visitarme.
Kobeni se alegró, decidió continuar con el dibujo de su amiga. Estaba quedando muy bien.
—Supongo que era algo inevitable, patrullaba seguido con él, es muy gracioso y más cuando hablaba de sus sueños, lástima que terminaron volviendo pesadillas. Ese hombre, me gusta burlarme de lo distraído que es.
—¡Si! Es muy distraído, cuando patrullé con él fue muy divertido, además te habla de temas interesantes, así aprendí a hacer este sombreado— Kobeni sacó de un cajón al lado de su sofá un pequeño dibujo que había hecho, era un ave y se veía la técnica que le estaba enseñando Madoka a la novata.
—Todo un partido— Dijo Himeno, quién fue excluida de la conversación y continúo bebiendo el último sorbo de su lata.
—Hablando de chicos que son todo un partido… ¿Que tal Aki? — Kei sonrió de forma pícara a Kei, devolvió el balón a Himeno y esperaba ver como ella lo recibía.
—Ou. Eh… Es el mejor. Realmente cualquier chica sería afortunada de ser su pareja— Himeno solo miró hacía abajo, quería ver el contenido de su lata, pero estaba totalmente vacía.
—Himeno, no… es necesario hablar de esto si quieres— Kobeni intentó ser compasiva con su mejor amiga.
—No, no, está bien. Yo fuí quién empezó esto— Himeno dejó su lata a su lado y busco en la bolsa otra, la abrió y la bebió— Ojalá fuera cerveza.
Luego de ese comentario, Kobeni le aventó una de las almohadas que venía con el sofá en la cara.
—Ya entendí. — decía Himeno mientras se acostaba boca arriba sobre la alfombra y puso la almohada debajo de su cabeza— Pues ¿Qué cosa no saben? Ya las dos saben que lo arruiné, traicioné la confianza de Aki acostándome con más hombres, que por mucho que lo intenté este chico nunca va a dejar de ser cazador y ahora que tengo planeado retirarme, sigo con el remordimiento que él no se retirará conmigo. Te envidio Kei, al menos Madoka es más inteligente en eso.
Kobeni y Kei observaban a una reflexiva Himeno, la primera en tomar la palabra fue la última abrirse emocionalmente.
—¿Y por qué no le dices que solo tome las cosas con calma? Digo, ahora estás en proceso de ser una mujer nueva. Me sorprende el hecho de que hayas dejado de tomar. Ahora este chico Aki tiene a dos inquilinos, que busque la forma de relacionarse con ellos.
—El novio de Kobeni y mi acosadora son un caso perdido, sabrá Dios cómo Kobeni lo mantiene tranquilo, pero en esa casa son como niños. — Contestó Himeno.
—¿Tu acosadora? — preguntó Kei
—H-hice un trato con Power, yo le daba cosas a su gato y ella verifica que Himeno no tome— respondió Kobeni
—Gracias por eso.— Himeno solo dijo a secas.
—Siempre hay una solución, digo, si no mal recuerdo tú hiciste que Aki también intenté ahuyentar a los reclutas que más riesgo tenían de morir.
—Algo así. El chico prefería ser odiado, dando palizas a los nuevos y luego irse del lugar. Denji supongo que le hizo darse cuenta que no siempre encontrarás gente más frágil que tú.
«Jaja. El demonio de las bolas» — Kobeni recordó ese momento, cuando Denji dio su perspectiva de los hechos.
—Seh. Deberías hablar con él y dejar en claro que solo se tome las cosas más tranquilo. Creo que ustedes, ya no tienen oportunidad de ser pareja…— Kei fue al grano con Himeno. Por su lado la chica del parche le había dolido volver a escuchar lo que ella ya sabía.
Kei decidió continuar incluso viendo como estaba de lastimada Himeno.
—Solo sigue como estás, puede doler en un principio y más porque te habías protegido emocionalmente con el alcohol, ahora todo te ataca desde distintos frentes. Pero ahora, vas a reflexionar y enfrentarlo, no hay a dónde huir. Cuando vuelvas a ver a Aki, sé sincera y dile lo que sientes con respecto a su decisión.
La que menos se esperaba salir lastimada de esta reunión, estaba empezando a lagrimear.
—T-tienes razón. N-no puedo s-seguir huyendo— decía Himeno en voz baja, para que no noten que se encontraba sensible.
Cuando Himeno dijo eso, ya era la 1 AM. Kei se tenía que ir a su casa, se levantó del sofá y luego intentó ayudar a una Himeno aún llorando ligeramente. La abrazó, pese lo que decía era doloroso para la chica del parche, era necesario. Kei luego invitó a Kobeni a abrazar a las dos.
—Deberíamos hablar de otras cosas en vez de solo malditas parejas. Kobeni, la próxima vez me hablas de tu familia, yo de mis hermanos y Himeno de lo que sea que tengas. Es hora de irnos.
—Claro— respondió Kobeni.
—Sabes, a veces le escribo cartas a mi familia. Son un encanto, mi hermana las adoraría — Decía Himeno— les voy a hablar de este momento con ustedes.
Las dos chicas fueron directo a la puerta principal. Himeno se despidió de su amiga y Kei hizo lo mismo, no sin antes decirle a Kobeni.
—¿No te importa si le digo a Madoka tu dirección para que el mande lo que le falta por regalarte? Ya tiene prisa para la mudanza.
—A-ah… está bien. Yo lo recibo con mucho gusto.
Himeno recuperó un poco del humor y quiso molestar a su pequeña aprendiz, regresó hasta la pequeña y le susurró al oído.
—Por cierto, le gustas a Arai.
—«¿QUÉ?» — Kobeni quedó totalmente confundida, pero prefirió no gritarlo ya que todos los vecinos debían estar durmiendo.
Al final las 3 chicas se despidieron, las dos superiores agarraron camino para sus casas. Kei vino en su auto, pero lo había dejado en un estacionamiento a 2 cuadras, se ofreció a dejar a Himeno y ella aceptó.
Kobeni por fin podía descansar, tenía menos horas de sueño disponibles. Una plática que terminó siendo más cómoda, Himeno destapó que si le terminó gustando Denji y al parecer ahora sabe que Arai también es un pretendiente. Vaya día.
Prefirió solo acostarse e incluso ignoró a Haka, quién solo quedó como una espectadora.
2 días antes del incidente.
Todo transcurría con normalidad, los patrullajes que tenía Kobeni seguían siendo relativamente tranquilos, un demonio pequeño, el del frijol rojo hizo acto de aparición y gracias a su compañera en turno Power, resultó fácil de vencer. Dejó que la poseída hiciera todo el trabajo. Mientras ella solo preparaba el reporte.
—¡Enana! Se está acabando la comida para Nyako, necesito más costales de comida.
—Ah sí… mañana sin falta t-te lo compro
—Tiene que ser hoy, esta noche se estrena el nuevo capítulo del detective Conan, a Nyako y a mí nos gusta comer mientras lo vemos.
«¿Comes comida para gato?» — pensó Kobeni
—Sigh. No puedo comprarlo hoy, pero… —Kobeni sacó todo del dinero que traía en un pequeño monedero— Aquí tienes, según yo esto es suficiente para tu costal.
—Placer de hacer negocios contigo maldita enana, por cierto, la loca del parche sigue limpia. Que te quede claro que seguimos esperando el rayo láser, bellaca.
—S-si…
«Un poco más… cuando ella ya no esté atormentada, dejaré de pagarle a Power» — Decía Kobeni
Kobeni estaba obligada a seguir con el entrenamiento de Himeno una vez ella cumpliese con su patrullaje, todo sucedía en un edificio abandonado gracias, había algunos poseídos que lo terminaron invadiendo y lo volvieron alguna clase de base de operaciones. Para Himeno era perfecto, tenía que llamar a Power de forma obligatoria, como recompensa la chica del parche también ofrecía cosas para su gato.
Cada nivel estaba dedicado a la afinación de las habilidades natas de Kobeni, tenía talento desde su nacimiento , pero solo faltaba pulirlo, cosa que Himeno intentaría lo más que pueda hasta su retiro.
Kobeni estaba obligada a subir al menos 3 pisos diarios. A falta de elevador las escaleras eran su única ruta. Algunas estaban obstruidas debido a los muebles que gente poco afortunada dejó para protegerse de las horribles criaturas sin evidente éxito. Muchos eran poseídos de animales poco temidos, aunque algunos como el poseído de la avispa japonesa si eran un poco más intimidantes.
Su encuentro con este poseído fue una prueba para la pelinegra, Himeno no debía intervenir, pero dejaría que Power lo hiciera a cambio de una recompensa, solo en caso que note que la vida de la pequeña corre peligro.
—Kobeni, ten cuidado. Acá tenemos a Power para cubrirte y si hace falta yo ya estaré preparada. — Himeno tenía preparada la mano fantasma si algo salía mal.
—La verdad solo te voy a salvar para que Nyako tenga más cosas. Si fuera por mí dejaría que te golpeen.
—G-gracias por el apoyo— Kobeni se dirigió a Power.
El primer ataque del poseído fue en el flanco derecho de Kobeni, ella debía tener cuidado. El aspecto del poseído avispa japonesa era similar al de otros que ya se había enfrentado, pero este tenía algunos aguijones repartidos en el cuerpo y la protagonista no se daría el lujo de saber que efecto tienen.
El tiempo de reacción de la pequeña ha mejorado de forma notoria, esquivando a solo centímetros de un golpe severo. El cráneo de lo que alguna vez fue un humano, ahora fue reemplazado por la del insecto.
Kobeni siguió ignorando la petición de más crueldad en los exterminios que Haka le pedía. Al igual que el resto de demonios que ha estado eliminando, trata de hacerlo con la menor cantidad de daño posible todos directamente al cuello ya sea con el hacha o con un ya incorporado cuchillo.
El patrón de ataques empezó a ser reconocido, no eran tan distintos entre sí, ataques frontales y a los flancos. Lo que permitía esquivar sin tanta complicación e incrustar el hacha en el cuello de su enemigo. Dejando parcialmente decapitado al poseído.
—Power, esa es tu señal. Termina el trabajo y te consigo el láser que tanto quieres.
—¡Más te vale ojo loco! — Power manipuló su sangre para formar una lanza y disparar directo al cuello del enemigo. Quién fue ejecutado en el instante que penetró en la zona faltante.
—¡Podrías al menos dispararle cuando yo no estuviera tan cerca! — gritó Kobeni, que parte de la sangre del poseído terminó manchando su rostro y su traje.
—¡Sabes! Cada vez eres más rápida y precisa con tus movimientos, pero hace falta un poco más de intenciones asesinas… no sé si me explique, no dudes tanto en matar al enemigo que está dispuesto a matarte.
«Himeno, estás empezando a sonar como Haka» — Pensó Kobeni, ahora viendo que mientras más desintoxicado se encontraba su amiga, más adopta el papel de mentora.
—Fue bueno traer a Power, la verdad ese cuello fue bastante más duro de lo habitual a simple vista, dejémoslo pasar. Pero por si acaso apunta a las extremidades, los demonios con forma humanoide y poseídos son prácticamente inofensivos si los neutralizas de esa forma y luego los matas.
—T-tienes razón, jefa— Kobeni veía más la seriedad de Himeno, quién había dejado la bebida por ya casi dos semanas aunque mantuviera el tabaco aún.
—Bien, basta de trabajo y entrenamiento, vamos a descansar y comer, yo invito la comida.
12 horas antes del accidente (Himeno)
—Hey cíclope, no es necesario que me tengas que dejar todos los días después de los entrenamientos de esa idiota — Power estaba cansada de ser siempre acompañada por Himeno.
—Lo sé, pero realmente hoy será diferente, cuernitos. He estado dejando pasar este problema por tanto tiempo y creo que por fin será el día que termine por afrontarlo.
—¿Te le declararás a coleta?
—Nah. ¿Soy muy obvia?
—Mucho, idiota. No se requiere tener mis más de 8000 puntos de IQ para darme cuenta que te quieres aparear con ese perdedor.
—Jajaja. Te contaría la historia pero realmente será para otra ocasión.
—Lo que digas. Hey por cierto, Nyako le hace falta una televisión nueva, la que teníamos se rompió por culpa del bellaco.
—Oh. ¿Te peleaste de nuevo con Denji?
—Nah. Yo cuido lo que me permite ver a Detective Conan y a Dragon Ball. El estúpido del bellaco probó su transformación en la sala y terminó cortando en dos la tele.
—Ou. Sabes Power, a veces sí me pregunto por qué Kobeni se fijó en él jaja.
—El idiota hace de todo siendo el motosierra. Una vez gritó de dolor porque su salchi…
Ambas habían llegado a la puerta principal de la casa de Aki. Himeno presionó el timbre e ignoró lo que estaba contando Power.
(...) Debiste verlo, lloraba e intentaba ponerla en su sitio y siempre se le caía.
La puerta fue abierta por el propietario, en la sala también se encontraba Denji quién estaba "leyendo" un manga aunque se veían señales de golpes en su rostro. También se podía ver las dos mitades del televisor que había mencionado Power. Ella seguía contando la historia a Himeno, historia que no era ajena ni para Aki ni para Denji.
—(...) El pendejo me pidió ayuda. Así que le enseñé cómo recuperar partes de tu cuerpo usando sangre de los estúpidos humanos. Fuimos con coleta y le convencí que mordiera su…
—CÁLLATE ESTÚPIDA IDIOTA— Ambos chicos le gritaron a Power.
—Maricas— solo dijo eso, entró en la sala, cargó a Nyako y luego se fue a la habitación de Denji.
Himeno solo se rió de ambos chicos, viendo su reacción violenta y a la vez coordinada con la tercera inquilina del hogar.
—Aki, tan guapo como siempre.
Aki solo sonrió, invitó a pasar a su amiga a conversar un rato, Himeno sentía como si él le hubiera leído la mente porque esa era su intención.
Cuando llegó a la sala, saludó a Denji, los problemas con respecto al beso con sabor a vómito se resolvieron, por lo que ambos se saludaron amistosamente.
—Kobeni te manda saludos, dice que la llames cuando puedas (mentira).
Denji se sonrojó un poco y aunque intentó reemplazarlo con imágenes visuales de Makima, no pudo dejar de recordar el momento de convivencia tan sano y que Kobeni a diferencia de la pelirroja, ella si lo estaba tratando como un igual.
—Eso… haré, gracias parchecito. También dile que la saludo.
—¡A LA ORDEN!
Aki y Himeno salieron al pequeño balcón que tenía el primero, a diferencia al de Himeno, este solo podía ser usado para apreciar el paisaje. Cosa que ambos chicos hicieron.
—Aki. Tenemos que hablar.
—¿Vacaciones o encontraste un trabajo más remunerado para mí?
— Podríamos ir a París. Dicen que es lindo y romántico— Luego de una pequeña risa de parte de Himeno— Pero no vine a lo de siempre. Tú lo sabes mejor que nadie, he tenido otra vez esos sueños y he revivido cada recuerdo.
—Himeno…
—Todo compañero que alguna vez intenté capacitar, por el que me encariñé o superior que le demostré respeto. He recordado el rostro de todos, su expresión de miedo y dolor luego de ser asesinados, mientras yo aún sigo con vida. La verdad nunca les hice honor, no seguí lo que tal vez ellos esperaban de mí, me escapé de mi propia realidad y ahora que la estoy afrontando, solo encuentro dolor.
Aki empezó a acercarse a Himeno para abrazarla, mientras que ella estaba empezando a llorar. Siguió con lo que tenía que decirle a su compañero.
—No escapes de esto también Aki. Ya no te voy a persuadir para que abandones la organización y tú objetivo de venganza. Ganaste y tienes todo mi apoyo moral. Pero tampoco quiero que termines en un abismo como el mío, no busques suprimir otra vez tu dolor y afróntalo cómo lo estoy afrontando.
—Tú sabes que sigo en búsqueda del maldito demonio, estoy seguro que lo estoy afrontando bien.
—Ese dolor no, lo que realmente te llevó a ser cazador. Tu familia, afrontemos el hecho que ya no están aquí ni tampoco te están pidiendo ser vengados. El Aki que he conocido no es una persona que vive por la venganza ni tiene deseos de matar demonios, es amable y se preocupa por los demás. Ese Aki del que me terminé enamorando, que no busca razones para pelear, solo para seguir viviendo.
Aki se quedó sorprendido por lo que escuchó, siempre le pidió a su compañera que madure, pero su dinámica era tan fija que nunca esperó un cambio como este.
—Y-yo… Sigh. También es pesado esto, lo sé, no sé cuánto tiempo puedo seguir con esta cacería, pero no puedo quedar en brazos cruzados sabiendo que hay gente que puede pasar lo mismo que a mí y no estoy dispuesto a ver la formación de más cazadores.
—Recuerda protegerte siempre las bolas— Himeno empezó a reír de su propio chiste.
—Si… Escucha Himeno, no sé a qué viene esto, pero… Voy a seguir con lo mío, si está es alguna manera de manipularme, no está funcionando.
—No, está vez no Aki. Desde que llegó Kobeni a mi vida, fue un giro brusco a mi alrededor, ella no debería estar aquí en este negocio, debería estudiar y también ayudar a sus hermanos, pero en otro trabajo. Pensé lo mismo de mí ¿Para qué sigo siendo cazadora? Dinero no me falta, mi familia ha estado bien, les sigo enviando cartas; por cierto te mandan saludos a veces hablo sobre ti. Y ya no voy a perseguirte.
—Himeno, ¿Qué estás planeando hacer?
—Ser una mujer nueva, solo eso. Te lo digo, Kobeni me ha estado ayudando más de lo que yo a ella, estoy por cumplir 2 semanas de no beber ni una gota de alcohol y… Quiero seguir así, no volver a escapar de mi realidad.
—Me alegra escucharlo, yo tampoco quería que siguieras bebiendo.
—Lo sé y te pido perdón por todo el daño que te hice pasar, no merecías nada malo y solo de esa manera te lo pagué. Lo lamento.
Aki abrazó a Himeno, la cubrió toda, ambos no dijeron una sola palabra. Denji sentado en el sofá de la sala pudo ver esa escena y le dió asco.
—Puaj, búsquense un cuarto.
Himeno vio al rubio y con la típica sonrisa de siempre solo le contestó.
—No hace falta, mejor danos el sofá para que Aki y yo nos demos besitos y durmamos abrazados el resto de la noche. Capaz a Makima le interese eso.
Denji captó ese mensaje, quedó un tanto rojo y solo buscó una excusa para irse.
—¿Dijiste algo power, no encuentras la comida para Nyako? Espera te voy a ayudar.
—¡Yo no dije nada imbécil!
—Claro, ya voy.
Denji terminó yéndose también para su habitación. Aki y Himeno tuvieron más privacidad. Por lo que Himeno también terminó respondiendo al afecto de su amigo.
—Perdón por ser parte de tu mayor error— Dijo Himeno quién ya estaba cómoda en los brazos del chico
—¿Mayor error?
—Quererme
—Y lo seguiré haciendo, yo también cometí muchos errores, sabes. Los contratos que hice no han hecho más que degradar quién soy, el zorro se comió la piel de varias partes de mi cuerpo.
—¿Creí que le gustaba tu cabello?
—Ya no más, al parecer, cada día se ha hecho más exigente. El Aki que alguna vez viste, ya no lo es tanto.
—¿Y lo que Denji mordió?
Aki tenía una playera de manga larga, la remangó en ella se veía unos cuantos vendajes apenas colocados.
—La estúpida de Power le dijo al idiota de Denji que mordiera mi brazo en la donde había perdido piel. Claro que dolió y claro que le di su merecido al imbécil. Power escapó porque se excusó que tu la llamabas.
—En defensa de Power, tiene razón, es el seguro de protección de Kobeni en caso algo salga mal. Es una idiota pero no es mal intencionada en gran medida, si la convences puede ser una gran aliada.
—Nah, son idiotas. Creo que voy a decirle a Makima que ellos deben ser reasignados, no soporto tener a 2 sucios demonios viviendo en mi mismo techo.
—Denji no es un mal tipo, Kobeni me habló la misma noche que me hizo reflexionar para conseguir el valor de verte. Ella confesó que en gran medida fue amable e incluso le ayudó con algunos pendientes en su hogar, sólo aún no se sabe expresar correctamente, tuvo una vida difícil, sin padres y sin educación, le hace falta un guía.
—Capaz es porque ella está enamorada de ese imbécil.
—Nah, bueno un poco. Pero ese no es el tema.
—Kobeni es muy linda pero tiene malos gustos, para novios y para trabajos.
—Okey estamos de acuerdo en eso, te ganaste un cigarro.
—¿No qué eres una mujer nueva?
—Claro y estoy en proceso de cambio, ya no tengo alcohol en la sangre y créeme que Power se toma muy en serio eso. Pero el cigarro, voy a darme un poco más de tiempo para dejarlo. Ten, toma este cigarrillo lo aparté para ti, le escribí "Beautiful Life" alrededor.
—¿Qué tiene de bella?
—Todo. Los amigos que formas, las relaciones que fortalecen, las experiencias que vives y las vidas que salvas. ¿Sabes? No es necesario combatir demonios ni prepararte para un combate para ser un héroe. A veces algo tan sencillo como sonreír y cuidar lo que quieres con amor, es suficiente para hacer un cambio en la vida de los demás.
El chico vio la expresión con ternura de su amiga, intentó reflexionar las palabras y quería hacerle caso, pero algo le impedía tomarlas. Solo tomó su mano y la entrelazó con la suya.
—Voy a renunciar— anunció Himeno
—Supongo que a eso venías en primer lugar.
—Claro, pero había más que solo decirte que muy probablemente está sea una de nuestras últimas charlas como compañeros.
—Me alegra por está decisión, solo quiero que estés bien.
—Es tierno, siempre nos imaginé retirados, mirando algún paisaje de esta ciudad y agarrados de la mano.
—Parte de eso se está cumpliendo.
—Tienes razón. Eso es lo bello que aún ofrece la vida, no me dará todo lo que quiero, pero si una fracción de ello.
—Seh. Me gusta esto.
—Aki… ¿Cuánto tiempo te queda?
Aki solo siguió pensando en las palabras de Himeno. por lo que pasaron unos cuantos segundos hasta que pudo procesar lo más reciente que dijo su compañera.
—4 años. El demonio de la maldición solo me dará una oportunidad más de usarlo a cambio de la mitad de lo que me falta por vivir.
—Entiendo… duremos un poco más así entonces.
—Con gusto.
—¿Qué tal todo con Makima?
—No la he vuelto a ver desde lo del bar, sus órdenes han sido bajo llamada. Siempre estando ocupada.
—¿Seguirás buscando algo con ella?
Aki solo sujetó más firmemente la mano de Himeno. La miró frente a frente.
Ambos ya sabían lo que iba a suceder, incluso Power y Denji lo notaban, ambos estaban escondidos en el pasillo que conecta con la sala, viendo como la conversación se tornaba más amena entre los dos superiores. El rostro de ambos chicos se acercó y se dieron un beso, ambos ya conocían los labios del otro, pero ahora, revivieron una flama que se consideraba extinta.
—Supongo que respondí a tu pregunta.
Power y Denji tuvieron que taparse la boca para no gritar por la sorpresa, se largaron del lugar y prefirieron no molestar a Aki, arruinar el momento muy probablemente haría que los mate de verdad.
—Esto me trae nostalgia. Perdón por no ser lo que tú te merecías.
—Yo también tuve miedo de muchas cosas, lo nuestro creo que no es una excepción. Perdón por nunca volverlo algo serio. Sigo con el miedo de morir o que tú también lo hicieras. Por eso le pedí a Makima que solo te dejara patrullar y buscar poseídos.
—¿Eh? Espera ¿Tú hiciste eso? Creí que ella me odiaba por alguna razón.
—Si… Ella quería tenerte en misiones más complejas, me dijo que en el momento que se reestructuró nuestra división tú ibas a ser una pieza clave en la cacería de demonios fuertes. Pero, le pedí que tu ya solo hicieras trabajos menores. Solo algunas veces me ayudarías. A cambio, yo sería quien tome ese lugar.
—¿Ahí fue lo de tu misión?
—No recuerdo los detalles todavía Himeno, Makima dijo que ambos corrimos con mucha suerte incluso ella estaba malherida. Solo recuerdo que me salvó la vida.
—Aki, no debiste… en serio no debiste. Te quedan 4 años de vida. No debiste ver por mí, debías seguir viendo por ti. Tomarlo con más calma.
—Lo hice porque aún te amo. Sé qué, tuvimos problemas y lo nuestro capaz nunca volverá a suceder, pero no voy a permitir que sigas viendo más gente morir. Yo también recuerdo todo lo que me decías y me apoyaste cuando yo tuve a mi primer novato asignado. Ahora que estás por retirarte, déjame apoyarte en tu nueva etapa. Solo espera aquí.
Aki fue a la cocina, recogió dos latas que tenía en su refrigerador y volvió con su amada. Le entregó una, para luego abrirla. El sonido tan reconocible llamó la atención de cierta poseída.
—Por tu nueva vida— celebró Aki a su Himeno.
Ambos iban a tomar su respectiva bebida hasta que una lanza hecha con sangre atravesó la lata y se la llevó hacia la calle.
—¡LA PEQUEÑA PERDEDORA DIJO QUE NADA DE ALCOHOL! — gritó Power — a Nyako le hace falta un nuevo peluche que arañar.
Fuera de su hogar se escuchaba como un auto activaba su alarma y un tipo gritó con dolor y tristeza por su auto nuevo.
Aki y Himeno por vergüenza se metieron a la sala y no volvieron al balcón.
—¡ERES UNA IDIOTA, ESA LATA ERA DE SODA YO TAMBIÉN LA ESTOY CUIDANDO, TODA LA SEMANA SOLO COMEREMOS VEGETALES, INUTIL!
—Oh. En fin, hice mi trabajo. Bye— Power se retiró de la casa y no volvió hasta 40 minutos después, aunque ella no lo aceptó, realmente ese regaño le dio miedo.
A Himeno le dio risa la situación, parecía el papá soltero o hermano mayor de alguna serie de comedia. Solo abrazó a su Aki, lo volvió a besar y dijo que se retiraba. Aki la acompañó a la puerta principal y tuvieron una última conversación.
—Dentro de poco, Kobeni estará lista y apta para más misiones. No seas tan exigente con ella, sigue siendo una chica linda. Te daré su número, no tenía nada más así qué lo puse en este cigarro— Himeno le entregó un cigarro con el número del celular Kobeni— Yo sé que ella estará atenta a tus órdenes y siempre cuidará tu espalda.
—Claro, yo… También la cuidaré.
—Me alegra, esa pequeña ha hecho mi vida más alegre aunque sea un poco. Cambie el mensaje de mi contestadora, estoy segura que le va a encantar esa sorpresa.
—¿Te llama seguido?
—Mmmm… nope, ahora que lo pienso.
—Supongo que sí sé llevará esa sorpresa si algún día te llama.
—No te burles. Oye, mañana quiero celebrar mi segunda semana sin tomar alcohol en el restaurante Dattebayo! Yo invito, lleva a Denji y a Power, será bueno que sigan conviviendo ustedes 3. A ver si Kobeni puede venir también.
—¿A qué hora?
—mmmm no sé, supongo que cuando nos tomemos un descanso del patrullaje. Yo te llamo y pagaré lo de todos.
—No eres tan distinta a la Himeno ebria.
—JAJAJA. la ebria es más cool, corta cabello de chicos guapos con coleta— Himeno revivió uno de los momentos que le daba más risa—Nos vemos Aki.
—Nos vemos mañana, Himeno.
Ambos se despidieron y Himeno tomó rumbo.
En la calle, dos hombres de incógnito habían acechado desde hace horas a Himeno y Power, escucharon parte de la conversación y solo informaron lo más importante hacia sus superiores.
—Señorita serpiente, tenía razón la chica del parche nos ayudó a localizar a Hayakawa Aki, tenemos su ubicación de todos ahora mismo.
—Perfecto. ¿Algo más que debo saber?
—La chica del parche dio una pista hacia dónde se dirigen todos incluyendo al chico llamado Denji, es un restaurante… daré toda la información una vez regrese hacia la base.
El mensaje terminó, la señorita serpiente se dirigió hacia su compañero el señor Katana.
—Katana, tienes tu oportunidad de oro, será mejor que no la desperdicies.
—No me importa el resto de gente involucrada, puedes encargarte si quieres. Pero con Denji, haré pagar por lo que le hizo a mi abuelo. Luego de esto, su corazón será tuyo.
Notes:
El siguiente capitulo hará honor al titulo de la obra, los quiero.
Chapter 18: ¡BANG!
Notes:
Se dividió el capitulo en 2. Esta parte es el preámbulo del primer combate contra Katana man. Espero y lo disfruten.
(See the end of the chapter for more notes.)
Chapter Text
Un día como hoy se celebra un evento especial para pocas personas cercanas en la vida de Himeno. No es de extrañar que ella siempre ha tenido conflictos con el alcohol, su adicción a esta bebida le ha traído problemas que no tienen solución.
La mañana es preciosa, el cielo está parcialmente despejado, el sol está en su apogeo acompañado de una brisa que hace más ameno el clima y la temperatura de la imponente Tokio. Cómo de costumbre, sus ciudadanos empezaban o continuaban sus actividades, incluso los cazadores se encontraban en activo. Desde novatos hasta individuos de alto rango, como la jefa de la cuarta división, Makima.
3 horas antes del incidente.
Makima
Tú nunca puedes quedarte callado cuando Makima es el tema de conversación, puedes estar a favor o en contra de ella, pero nunca encontrarás a alguien de seguridad pública que no tenga una opinión de su jefa incluso si nunca se la han topado. Famosa por su búsqueda de la eficiencia y de individuos valiosos a quienes apodó cómo sus "perros".
El día de hoy, tiene la obligación de ir hacia la ciudad de Kioto, dónde los altos mandos de los cazadores de demonios en Japón solicitaron su presencia con el fin de discutir un tema con respecto al Demonio Pistola. Para disgusto de Makima, ella solo quiere volver a tomar una cerveza en cualquier bar incluso de mala muerte.
Cómo de costumbre, llegó a una de las estaciones que conectan los trenes bala de una ciudad a otra, en búsqueda de su compañero, incluso personas de un mayor rango como ella deben estar acompañadas de otro cazador experimentado.
—Oh, vaya casualidad nos ha traído la vida. Es una alegría tenerlo otra vez como compañero señor Tsukasa.
—El honor es mío señorita Makima, veo que hoy está más resplandeciente que de costumbre.
—Un poco, sigo recordando una noche en particular donde me invitaron unas cervezas, ¿Qué dices, luego de ir y hablar con esos peces gordos nos dirigimos a un bar de tu agrado?
—Un gusto. Aunque todavía tenemos tiempo de sobra, el tren que nos toca abordar llega en 20 minutos.
—Oh, es suficiente, vamos le invito el desayuno antes de que llegue.
—Descuide, será un placer acompañarla.
4 supuestos civiles también llegaron a la estación, hicieron un pequeño comunicado antes de entrar propiamente.
—Aquí el equipo C. La Reina está por subir al carruaje.
—Ridículos— Pronunciaba el señor Katana, quién estaba en la parte trasera de su auto personal en dirección a Dattebayo!— Ya que hablan en clave, cortenle la cabeza a mitad del camino. Si los arrestan, usaré mis contactos para que no pisen la prisión.
—Como usted ordene, mi señor.
Cada integrante del equipo llevaba consigo un arma cargada que se les había proporcionado previamente. Todos se dirigieron a comprar su boleto y pidieron específicamente en el vagón que subiría Makima.
—Lo sentimos, no pueden ir todos juntos— Decía la boletera— los asientos que están pidiendo ya fueron tomados por una pareja, si quieren, puedo ofrecer la hilera de atrás de ellos ¿Habría algún problema?
—No señorita, de hecho, me agrada más así.
—E-está bien. Disfruten su viaje hacia Kioto.
Himeno y compañía
Himeno, Aki y los dos demonios iban caminando en búsqueda de algún enemigo al acecho. Realmente era de extrañar que Makima sea tan permisiva para que un equipo tan grande cubra un área menor. Denji se consideró la razón de ello, puesto que Makima está interesada en él, por eso les da preferencia.
—Bellaco, ni tú te crees esa idiotez.
—¿A quien llamas Idiota, idiota?
—Obvio a ti, pendejo perdedor.
Himeno no paraba de reír viendo la dinámica de ambos novatos, mientras que Aki se encontraba cansado. Un poco obvio, su amada no tenía que lidiar a diario con los mismos inútiles y pagar por los platos rotos
—Callense par de estúpidos, hoy es un día especial y vamos a celebrarlo. Himeno dijo que pagaría su comida. Si ustedes se mantienen callados, compraré carne Kobe y comeremos en casa— Aki declaró mientras encendía un cigarro.
—¡ENTENDIDO SUPERIOR HAYAKAWA! — tanto Denji como Power estaban saboreando esa carne en su mente.
—Jaja. Eres todo un diplomático Aki. Debiste estudiar relaciones exteriores o ser político, estoy seguro que chicas como yo votaríamos por ti.
—Nah, el sistema japonés no es tan tonto para que cosas así sucedan.
—¡Oye! Eso me dolió— decía Himeno mientras actuaba como si un puñal entrara en su corazón.
—¿Por cierto, ya le avisaste a Kobeni que vamos a ir al restaurante ese?
—Eh… aún no, me había dicho que tenía una deuda pendiente con Arai y por eso no podía estar ahorita con nosotros.
—Solo avísale donde estaremos.
—Está bien, está bien.
«¿Kobeni tiene alguna deuda con ese idiota de la cicatriz?» — Denji no podía hablar por órdenes de Aki, pero se preguntaba que pudiera deberle Kobeni al otro novato.
Power vio eso y aunque quería molestarlo. Sabía que Kobeni le debía un cono de helado al otro tipo, en un entrenamiento ella se lo mencionó.
—Si te sirve de consuelo bellaco, la perdedora pregunta más por tí que por el otro tipo.
Denji se avergonzó un poco, no había coincidido con Kobeni desde su primera "cita".
—¿A-a que te refieres, pendeja?
—Nada, preguntó que cuál es tu comida favorita y obvio le dije que cualquier mierda, incluso vómito.
—¡ERES UNA PE…— Denji no pudo concluir su amenaza. Su vista se desvió a la mirada asesina de Aki, luego de eso, se tranquilizó y habló en un tono más calmado— Agh. La próxima vez dile algo normal, pizza o nuggets.
—Tú nunca has comido ninguna de esas dos cosas.
—Sigh. Lo sé, pero en compañía de esa enana sabe mejor la comida.
—¿Qué me das a cambio si le digo?
—Un jodido arenero, no puedo soportar el olor que deja Nyako cuando orina en la sala.
—Oh— Power se puso nerviosa— Si, a veces Nyako no puede ir al baño, no alcanza el retrete… sí, eso.
Kobeni y Arai
“Entre rascacielos,
la brisa de un día nuevo
Tokio despierta”
—Wow, eso sonó muy lindo, Arai— decía Kobeni mientras patrullaba con su compañero.
—Seh. Es un pasatiempo que me ha acompañado buena parte de mi vida. Creo que siempre me ha gustado crear estos haikus al momento.
—Eso suena lindo. Yo nunca fui buena con la literatura, se me dificulta concentrarme para siquiera leer un libro, mucho menos puedo crear cosas con palabras. Me gusta más dibujar, es más mi estilo.
—Algún día deberías enseñarme tus trabajos
—¡Oh! Para eso traigo está pequeña mochila— Kobeni recibió de obsequio de parte de Himeno una mochila donde puede colocar un pequeño cuaderno de dibujo, algunos lapiceros, colores y otras cosas— ¡Aquí tienes! Son los edificios que se pueden ver en la casa de Himeno.
—¡WOW! es hermoso. Deberías seguir con esto más seguido.
—Un poco, a veces estoy cansada, luego del trabajo voy a entrenar con Himeno.
—¿Al gimnasio?
—E-eh… no. Es complicado…
—Entiendo. Sabes, ya no te veo tan insegura como antes. Antes eras aún más introvertida, pero creo que la has pasado mejor.
—Un poco, me sigue costando hablar con desconocidos, pero amigos como Himeno, Kei o tú… Creo que me siento más cómoda conmigo misma.
—Es un alivio, me agrada que me consideres un amigo, Kobeni.
—C-claro. Creo… que debimos juntarnos desde antes, entramos casi al mismo tiempo.
—Si… Yo tampoco soy bueno con las palabras, de hecho es algo que desde siempre se me ha complicado.
—Acabas de decir un haiku muy bonito, yo creo que eres excelente en ello. Tu mamá debería estar orgullosa de alguien como tú… no podría decir lo mismo de los míos.
—Oh… perdón por eso. Mi mamá… ha estado mejorando últimamente, creo que sus pronósticos de salud han sido más optimistas, un poco más y también me saldré de este trabajo. Incluso, hemos fortalecido más nuestra relación, creo que podría decirse que ahora sí somos unos auténticos madre e hijo.
Kobeni se alegró por su amigo, al menos él iba por un buen camino con la relación de su madre. Sus padres desde que ella llegó a Tokio, no han preguntado por ella. Una que otra vez sus hermanos menores preguntan por ella, otras veces Kaori; aunque molesta a Kobeni con respecto de ese pretendiente y Kenji la busca del diario, su sentido de hermano mayor hizo que le dijera sobre ese chico, a lo que nuestra protagonista tuvo que decirle lo que realmente pasaba. Había mentido para no hacer sentir mal a su hermana, ya que ella no tenía nada de éxito en esas cosas, pero no había alguien que pretendiera a la cuarta Higashiyama.
Kenta por su parte ha sido más reservado con las llamadas, solo ha mandado 2 cartas más, una mostrando sus notas y la otra con un pequeño collar de un corazón con la Letra K.
“Suena tonto, pero esa letra siempre me hace recordar a mis hermanos. Me recuerda que estamos unidos en esto y que sin importar cuánto sea el reto, lograremos cumplir nuestros sueños. Te amo muchísimo mi pequeña artista.”
Parte del fragmento de la última carta que recibió.
—Tus hermanos deben estar agradecidos de tener una hermana tan dedicada a ellos.
—U-un poco. Supongo que es algo reconfortante, ellos son lindos.
—Hablando de cosas reconfortantes ¿Quieres ir por un helado?
—Jajaja. Vine preparada para la ocasión, y-yo invito Arai… ya sabes lo que dicen las malas lenguas, la comida sabe mejor cuando la paga alguien más.
Una pequeña anciana estaba mirando a lo lejos a la pareja de cazadores hablando mientras patrullaban.
—No lo haces porque quieras hacerlo, lo haces por Satoshi. Vamos, tú puedes hacerlo…
A la pequeña abuela se le instruyó cómo funcionaba la pistola que se le proporcionó, pero estaba el inconveniente de su propia voluntad. Solo podía escuchar fracciones de la conversación y solo podía darse la idea que la pequeña tenía sueños, no podía concebir que dos personas inocentes serían asesinados por ella ese día.
1 hora y 30 minutos antes del incidente.
Makima
—Ou… No quiero ir a ver a los altos mandos, Tsukasa.
—La verdad yo tampoco ¿Que dices si antes de esto vamos a comer a algún lado, matamos el tiempo y luego vemos a esos señores?
—Si, creo que es una buena idea señor Tsukasa, la verdad extraño el día que me invitaron a tomar unas cervezas, fue… lindo de cierto modo ¿Sabes cuánto nos falta para llegar a Kioto?
—Media hora, señorita Makima. La verdad vamos a buen tiempo, ahí nos vamos a encontrar con mis compañeros Tendō y Kurose, son agradables pero un tanto reservados.
—Creo que alguna vez los he topado ¿Son los que tienen alguna clase de marca, no?
—Seh esos mismos. Creo que hicieron el contrato con algún demonio al mismo tiempo, su marca en sus rostros parece ser compartida. Capaz sean novios o algo así.
—Interesante. Si, yo pagaré la comida de todos cuando lleguemos ahí.
—Siempre tan generosa, señorita Makima.
Los dos asientos de atrás y los dos asientos de adelante estaban siendo ocupados por los 4 integrantes del equipo C, todos ellos concordaron que una vez los 30 minutos que tarda el tren en llegar a su destino, sería el momento de la muerte de Makima y su compañero. De sus chamarras y sacos sacaron sus pistolas, todas ellas ya se encontraban sin seguro para que el trabajo sea rápido.
El equipo C de forma coordinada se puso de pie. Los integrantes de la parte trasera fueron los primeros en apuntar con sus armas y los de delante les siguieron.
—Señor Tsuka…
—¿Pero qué mierd…
Una serie de disparos hasta agotar el cargador impactó en distintas partes del cuerpo de Makima y del señor Tsukasa, quienes no tuvieron tiempo de reaccionar y fueron las primeras víctimas de parte de este ataque coordinado.
El más avejentado de los 4 sacó su radio, el debía ser el encargado de dar la noticia sobre la muerte de la chica pelirroja y de quién lo acompañe. Ya no corrían el riesgo de filtrar información debido a las advertencias que se les dió una vez estuvieran cerca de ella.
—Señorita serpiente, Makima ha caído. Hemos acabado con el miembro más valioso de los cazadores de Tokio.
—Perfecto. Muchas gracias por la noticia, en breve nosotros haremos lo propio con el resto de divisiones. Ustedes recojan los cuerpos, son necesarios para nuestro encargo.
—Como usted ordene, señorita.
El inerte ojo de Makima se encontraba abierto, mirando hacia el pasillo en dirección al asiento de Tsukasa, quien se encontraba siendo movido a la parte trasera del vagón, el tipo no era alguien de valor para la operación.
Los dos vagones próximos al de Makima y compañía se quedaron asustados, escuchar sonidos de disparo eran raros, lo que terminó confundiendo a todos.
Los dos hombres más jóvenes fueron los encargados de cargar el cadáver de la jefa más reciente de la cuarta división. Un tanto apenados, una chica tan hermosa era un desperdicio como cadáver.
—Que horrible, ella perfectamente pudo ser mi esposa— dijo el miembro más joven del equipo.
—¿Podrías apresurarte imbécil? No tenemos mucho tiempo y debemos irnos de este vagón, de lo contrario seremos arrestados— decía el segundo miembro más viejo.
—Ya, era un simple comentario. Además, está muerta, ni que estuviera escuchando esta conversación ¿Verdad señorita?— el joven fijó su mirada a los ojos peculiares de la pelirroja, quienes respondieron a su mirada, continuando con un parpadeo— ¿¡Qué mierda!?
El joven tiró el cuerpo de Makima, lo que terminó espantando a su compañero.
—¿¡Qué mierda te sucede?!
—¡Ese ojo! ¡Ese ojo se movió!
—Imposible, esta mujer está muerta para hacer algo así.
El cuerpo fue arrastrado por el otro compañero y dejado en un extremo del lugar.
Prefirieron estar preparados por si alguien entraba a inspeccionar los ruidos. Ignorando el cadáver de la de la chica pelirroja y cómo poco a poco restaura su consciencia.
—¿Oyeron algo?
—Nah, es tu imaginación puto idiota. Hiciste que me asustara por hacerme pensar que ella no estuviera muerta.
—¡Te digo que yo vi como su ojo se movía!
—Idiota, vaciamos todo nuestro cargador en ella es imposible alguien incluso fuerte resista a eso.
Todos los integrantes del equipo C daban la espalda a Makima, quién recuperó toda su conciencia y empezó a levantarse.
El miembro más joven se percató del ruido y decidió voltear por mera curiosidad. Cuando se dio cuenta ya era demasiado tarde, Makima había regresado a la vida.
—C-chicos…
Himeno-Kobeni
La cuarta Higashiyama recibió una llamada desde su celular, proveniente de su mejor amiga.
—Ko-ko-ko-be-be-be-ni-ni-ni.
—¿Eh?
—¡KOBENI!
—¡Uwaaa! N-no me grites.
—JAJA perdón. Eh, ya casi es nuestra hora de descanso y nos estamos dirigiendo hacía Dattebayo! Ahí vamos a celebrar mis 2 semanas de sobriedad.
—M-me alegra Himeno ¿A qué hora será?
—Mmmm, capaz tardemos en llegar creo que Power y Denji acaban de encontrar a un jodido demonio… ¡OYEEE DENJI APÚRATE Y MATA A ESA COSA!
—¡MALDITA IDIOTA, DEJA DE LLAMAR Y AYÚDANOS!…
En el fondo de la llamada se escuchan los gritos de lo que parece un ave gigante
—Lo siento Kobeni, luego te vuelvo a llamar.
La llamada finalizó, Kobeni quedó un tanto asustada por el hecho que estaban en medio de un ataque contra un demonio.
—Descuida, Himeno está siendo acompañada por el resto de tus amigos, yo creo que estarán bien.
—S-si… tienes razón, me preocupa el hecho que le pase algo. Cuando me vuelva a llamar le preguntaré si también puedes venir.
—Sería un honor. Vamos, debemos encontrar ese puesto de helados mientras seguimos nuestra ruta.
—Claro.
A las espaldas de ambos, la anciana seguía esperando un momento oportuno, pero su miedo a ser una asesina era grande y no podía sentirse cómoda. Debía buscar una excusa para matar a los dos, aunque aún no la encontraba.
«¿Que tal si solo le pido indicaciones a la chica con este mapa y luego les disparó? Buena idea, solo falta conseguir el valor para hacerlo» — pensó la viejita, aún dándose valor para matar a Kobeni y a Arai.
1 hora y 25 minutos para el incidente.
Makima
Todos los hombres la vieron levantarse en el mismo sitio donde la dejaron tirada, sorprendidos por el mero hecho que ella pudiera resistir a todos los proyectiles que le habían sido disparados.
—Wow. Tengo que admitirlo ha sido muy desprevenido de mi parte, los felicito muchachos. Ahora díganme ¿Quién fue el que les encargó esta misión?
—Maldita sea, estoy seguro que le disparamos varias veces en la cabeza ¿Por qué ya no tiene heridas?
Makima se acercó al chico más joven solamente para dirigirle la palabra.
—Muy encantador, pero no eres mi tipo. Soy más de los chicos sumisos y que ladren para mí ¿Tú lo harías?
No hubo ninguna respuesta del más joven, después de esa pregunta, el hombre visualizó en su propio abdomen un orificio de gran tamaño, lo suficiente para que una cabeza quepa ahí.
—¿Q-qué me h…
—No ladraste.
Los otros 3 integrantes del equipo quedaron perplejos con lo que veían, su amigo se desmoronó en el suelo mientras seguía brotando sangre. Fue inmediato, el menor de los cuatro integrantes había muerto.
—Evitemos más cosas así chicos, solo díganme lo que pedí y los dejaré tranquilos.
Dos miembros del equipo quedaron sin palabras, pero sabían que fracasar la misión no era una opción, incluso si llegasen con vida, el señor Katana se encargaría de torturarlos y mandarlos con el resto de sus víctimas. Makima no tuvo reparo en acabar con sus vidas de la misma forma, esquivando los golpes que eran dirigidos a su rostro y solo respondiendo con una pequeña palmada en el abdomen de los dos hombres, dejando el mismo orificio que a su primera víctima.
—Veo que eres el último, Señor ¿Sería usted tan amable y prudente de darme la información que solicité?
—¡Aléjate de mí!
—Veo que te causé miedo.
—¡No soltaré nada, confió plenamente en mi señor!
—Tus palabras suenan seguras, pero tu mente dice otra cosa. Así que solo te diré, dime los nombres de los involucrados y cuáles son sus intenciones. Es una orden.
El mayor del equipo, aterrado por la situación solo pudo ver los ojos sin vida de la chica pelirroja. Tenía miedo por su vida, sus colegas han sido asesinados y él no tenía oportunidad para enfrentarla, era inferior a ella. No tenía la intención de soltar la información que Makima le solicitó, si era asesinado, la muerte de los otros 3 no habría sido en vano.
—E-está bien te lo diré.
«¡¿Qué mierda?!» — el último pensamiento del integrante con vida antes que todo se torciera.
—Adoro a gente como tú. Tan servicial.
La nariz del sujeto empezó a sangrar y sus oídos le siguieron. Cuando se dio cuenta, todos los nombres del resto de equipos y hacía dónde se dirigen lo filtró sin que él pusiera resistencia.
Después de revelar la información, se sintió aliviado por el hecho que su señor, de formas tortuosas hiciera que olvidarán su nombre de nacimiento y todos lo reemplazaran por el de Katana, de la señorita serpiente no había mucha información, desde siempre la conocieron así.
El mismo orificio que el resto de sus hombres tenían, dio aparición en el abdomen del más veterano de los 4, dejándolo sin vida en el suelo sabiendo que condenó la vida y posiblemente la operación de sus dos jefes.
Makima analizó el escenario que ella mismo dejó. Buscó las cuatro armas que el equipo empleó y las recogió, sabía que era imposible que civiles pudieran portarlas al menos en japón, su regularización había sido tan estricta que sólo algunas organizaciones gubernamentales tenían permitido su portación.
—Quizá deba sacar ventaja de esto— esbozó una pequeña sonrisa y se dirigió hacia su difunto compañero Tsukasa.
«Por lo visto, alguien quiere quitarme a mi perrito. Sería una pena que este ataque tenga cierto éxito.» — Makima buscó la forma de sacar provecho a lo que apuntaba ser una tragedia a gran escala.
La jefa introdujo las 4 armas en la boca de su compañero, el cadáver cada vez estaba teniendo menos movilidad incluso para abrir la boca, una por una, cada pistola era forzada a ser introducida en el tracto digestivo de su difunto colega ocultando las armas que sirvieron para matarlos. Para su fortuna los daños hechos al señor Tsukasa no serían tan evidentes a simple vista, fueron pocos los disparos que sirvieron para matarlo. La gran mayoría de proyectiles fueron incrustados en la cabeza de Makima sin éxito en la misión.
1 hora restante
Himeno y compañía
—No me explico bellaco ¿Por qué carajos no usaste tus motosierras y acabamos más rápido con ese maldito demonio?
—Sigh. Detesto darle la razón a Power, pero en esta ocasión pudo ser de gran ayuda — Aki replicó el reclamo de Power
—¿Y manchar de sangre mi traje cuando es una ocasión especial? Ustedes no tiene vergüenza trío de inútiles, también les dejé divertirse
—Jaja ¿Y desde cuándo te importa estar presentable? — Himeno participó en la discusión — ¿Será por cierta personita?
Denji se molestó por ello.
—¡Kobeni no tiene nada que ver en esto, idiotas!
—Yo no me referí a ella, a Makima también la invité y probablemente venga a comer con nosotros (mentira), pensé que hablábamos de lo mismo.
—Ah… Y-yo…
—Basta de ridiculeces y vamos a comer, tenemos un merecido descanso par de idiotas y Himeno— Aki calmó la tensión e hizo que continuaran su camino hacia el restaurante.
Señor Katana
—¿Es ese el lugar?
—Afirmativo mi señor, aquí es donde indicó la señorita del parche que vendría a comer junto con el resto de cazadores incluyendo al monstruo llamado Denji.
—Perfecto. Cuando ustedes se encarguen del resto de perros de seguridad pública, yo empezaré mi venganza ¿Cómo va el resto de los equipos?
—Los equipos B, D y E están en posición para acabar con las otras divisiones. Los integrantes del A lo estaremos escoltando, aunque otros como usted lo pidió se encuentran al acecho de los cazadores de la cuarta división.
—¿Y el equipo C?
—Confirmaron la muerte de Makima y de un acompañante, supongo que en este momento buscarán la forma de dispersarse.
—Entendido, vayamos a comer.
Tendō y Kurose
Un par de integrantes de la primera división de la ciudad de Kioto, estaban a la espera de su camarada Tsukasa y de la jefa de la cuarta división Makima.
Kurose Yutaro, un hombre de estatura promedio, con cabello negro de longitud mediana y una evidente cicatriz horizontal que la mitad izquierda de su rostro, desde su nariz hasta su terminar aproximandose en su oreja.
Su compañera, Tendō Michiko es una mujer que debe estar cercana al 1.80 de altura, cabello negro y recogido aunque algo desordenado, contando con dos flequillos en casa lado que llegaban a sus hombros, al igual que su compañero Kurose, portaba una cicatriz idéntica pero que estaba ubicada en la parte derecha de su rostro.
—Escuché que fueron disparos lo que se escucharon en el vagón que tomó la señorita Makima— Mencionó Kurose
—Lo que haya sido, nos espera un día largo. Tenemos que reportarlo a Tokio una vez veamos la escena del crimen— Respondió Tendō
—Somos cazadores de Demonios, no policías—Kurose dio un respiro profundo y luego exhaló— Y pensar que el día iba tan bien.
El par de cazadores estaban acompañados con algunos policías que también fueron notificados de los ruidos.
El tren que había abordado Makima estacionó en frente de ambos cazadores, a la espera del peor escenario, sus dos colegas asesinados y sospechosos a la fuga. Una vez las puertas abrieron, múltiples individuos salieron rápidamente, algunos asustados por lo que habían escuchado y otros por temor a ser las siguientes víctimas.
La puerta que estaba en frente del dúo, se abrió también llevando consigo una indescriptible sorpresa. Makima se encontraba relativamente sana, pero su traje delataba signos de violencia y era la única de su vagón que bajó.
—Se-señorita Makima ¿Usted está herida?
—Algunos moretones señor Kurose. Pero lamento informar que el señor Tsukasa no corrió con la misma suerte. Fue un verdadero héroe e hizo frente a los 4 hombres que nos atacaron. Logré acabar con ellos una vez dejé de estar aturdida por lo sucedido.
—¿Llevaban armas de fuego?
—No
—¿Y los ruidos que se escucharon según los pasajeros?
—Señor Kurose, tiempos desesperados requieren medidas desesperadas. Para mí desgracia me vi obligada a usar uno de mis contratos en humanos, por muy cruel que haya sido su acto terrorista, es algo que no me dio gusto hacer. Pero no debemos seguir perdiendo el tiempo. Solicita al personal de la organización la extracción del cuerpo del señor Tsukasa y de los criminales. Luego acompáñenme, tengo tareas para ustedes. Por lo visto nuestras sedes en Tokio son el objetivo principal.
Cuando Makima se separó de la pareja de cazadores ambos empezaron a tener sus dudas con respecto a las afirmaciones que daba la jefa.
—¿No crees que ella está mintiendo?
—¿Makima? Probablemente, pero no tenemos nada que pueda comprobar tu punto. Solo queda esperar que analicen la escena y el cuerpo Tsukasa.
—Mal día para ese tipo. Me caía bien, era agradable y podía hablar con él sobre fútbol— Kurose finalizó, ambos tuvieron que volver a juntarse con la Makima, esperando las órdenes mientras la seguían sin rumbo fijo.
—Tendō, necesito que solicites reservación en el santuario más elevado posible y si es posible, consigueme un traje limpio.
—Entendido.
—Señor Kurose, pide al ministro de justicia 30 prisioneros que tengan cadena perpetua. En caso de negarse, solo di que Makima los solicita.
—E-entendido…
—Bien, hagámoslo lo más pronto posible, notificaré a Tokio de lo sucedido y espero que haya respuesta inmediata de mi gente. Por lo visto, no soy la única que tenían como objetivo.
30 minutos restantes
Kobeni y Arai
—¡Wow! Nunca había imaginado un sabor más delicioso que el de vainilla— Kobeni empezó a saborear su helado.
—Claro, recordé que existía el de galleta. Es sabroso, además está empezando a hacer calor.
—U-un poco. Gracias Arai, te dije que te debía un helado en nuestra siguiente patrulla.
—D-descuida… no era necesario, me gusta pasar tiempo contigo, solo es eso.
—Igualmente, es más entretenido pasar tiempo con un amigo que con un superior, a menos que sea Himeno, ella siempre dice tonterías.
—Te creo… ella me contó que tú y Denji… eh, tuvieron una cita, pero es algo imposible jaja.
«¡Ay esa boca floja!»— Solo podía pensar Kobeni
—N-no… e-eh… le debía algo a ese v-vago jaja dos hamburguesas.
—Oh, ya veo.
—F-fue agradable, si te tomas el tiempo de conocerlo, no es un mal tipo.
—Supongo que será para la otra, por el momento disfruto del patrullaje, ha sido tranquilo últimamente, ojalá siga así.
—S-si… realmente, podría decir que no ha sido tan mala elección venir a trabajar aquí, quitando de lado lo del hotel… pero, creo que podría solicitar mi transferencia al área civil luego del retiro de Himeno.
—No es mala idea. Yo también debería, sería más tranquila, quizá menos pagan pero estaría al lado de una amiga.
—Heh. Sí… ¿Qué tal un haiku sobre el helado de galleta?
—¿En serio? Bueno, déjame pensar bien las palabras y…
“Sabor dulce y rico,
Crujiente galleta en crema.
Helado sublime.
—¡Cool! Eres genial Arai, algún día te debo dibujar con un helado en tu mano.
—Si…— Arai empezó a sonrojarse después de esa propuesta— Me encantaría algo así, más si proviene de ti.
—Es al menos más tranquilo que lo que me pidió Denji, el tonto quiere que lo dibuje siendo el motosierra.
—¿No es peligroso eso?
—E-espero que no, me da m-miedo de tan solo p-pensarlo.
—¿Y si le pides algo más normal? El con alguna comida que le gusta, como yo y el helado
—Mmm… Puede ser, quizá haga un retrato de él con una hamburguesa, Himeno con una malteada y Power con comida de gato
—¿Y Aki?
—No he hablado mucho con él, supongo que después le preguntaré que le gusta comer.
La anciana que se le encomendó la misión de asesinar a la cuarta hija entró en acción, haciendo uso de la excusa que llevó planeando por minutos.
—Disculpen jóvenes, estoy un poco perdida en estas calles y necesito llegar a ver a mi nieto Satoshi ¿Serían tan amables de indicarme dónde queda Katsushika?
—Eh… eh… Señora… No soy d-de… a-aquí…— Respondió Kobeni.
—Ou… Lo siento señorita, pero necesito su ayuda y no encuentro a nadie más… verá, los padres de mi nieto han tenido problemas económicos y necesito verlos para ayudarles a cuidar a mi querido Satoshi, aunque sea debo cuidarlo mientras ellos continúan trabajando…
—Supongo que no perdemos nada en intentar ayudar a la señora ¿Tiene algún mapa? — dijo Arai.
—Oh, claro aquí tiene, joven ¿Es el novio de la joven?— La anciana entregó el mapa que el propio señor Katana le había dado.
La pregunta terminó incomodando a los dos chicos, Kobeni era más fría ante la sospecha de la anciana, aunque quería ignorar el hecho que tanto Haka cómo Himeno confirmaron que Arai sentía atracción hacia ella. El chico por su parte se puso rojo, realmente intentó evitar hacer contacto visual con Kobeni, era evidente que él sí se sonrojó ante la suposición.
—A-ah… No, este… Claro que no, yo la verdad, solo estoy aquí para ayudar a mi familia… — Kobeni fue la primera en responder.
—Oh, ya veo una disculpa por mi equivocación…
—No hay problema señora, mi amigo y yo le ayudaremos en lo que podamos—Kobeni y Arai intentaron leer el mapa algo confundidos dándole la espalda a la anciana, veían algunas líneas trazadas en ciertas calles y por lo visto, estaban alineadas hacía donde ellos iban.
—Huh. Es raro este Mapa, no encuentro donde está lo que nos pide la señora, pero parece que ya hay un camino que seguir.
La señora intentó sacar de su bolso la pistola que le fue otorgada para la misión, sin embargo ella seguía dudosa de hacer esto, tenía el momento perfecto para matarlos a los dos… Pero no veía malicia en ninguno, solo sabía que la chica se suponía que era la novia del "monstruo"
El momento ideal había pasado, Kobeni volteó a ver a la señora que le encomendó ayudarla y le preguntó qué significaban las rayas, ya que estaban sobre la zona donde ellos están ubicados y no podían ver el resto de calles, posiblemente una esté tapando a la que busca.
—Oh… eh, jovencita, un señor me indico más o menos la zona y había dicho que siguiera ese camino y la verdad sigo perdida…
—No se preocupe señora, nosotros más o menos seguimos la misma ruta, estoy seguro que podríamos acompañarla y encontrar el lugar— aconsejó Arai
—M-me parece… una buena idea, g-gracias…
Los cazadores y la anciana partieron camino hacia la ruta que estaba marcada, Arai y Kobeni no se habían percatado que esa línea representaba el camino que se esperaba que tomen, aunque comenzó silencioso el trayecto, Kobeni fue la primera en hablar.
—Señora, l-la verdad y-yo… también tengo problemas económicos… e-es un tanto difícil, m-mis padres no pueden trabajar mucho y l-los mayores tenemos que hacernos cargo de muchas cosas— Kobeni sorprendentemente, aunque con un ligero tartamudeo, intentó iniciar una conversación con una desconocida.
La anciana veía el otro lado de la moneda, intentó deshumanizar a Kobeni para verla únicamente como la novia del monstruo, pero ella estaba contando algo personal en el camino, algo que la hacía verse así misma, una mujer con preocupaciones con su familia, dándoles su lugar y trabajando para ellos, un poco a lo que hacía en su juventud.
—M-mis padres… no son los mejores, n-nos endeudamos con gente un poco p-peligrosa… pero desde que trabajo aquí, he podido p-pagar un poco y no sentirnos presionados.
—Entiendo pequeñita, yo también tengo d-deudas y sé que pronto debo pagarlas…
—E-estoy segura que usted es una gran abuela, su nieto debe ser alguien afortunado.
—U-un poco, s-somos pobres, es lo que menos puedo hacer para que siga bien.
—Entiendo señora, yo también esto es lo que menos puedo hacer, tengo un hermano en la universidad, será un gran médico… Quizá algún día m-mi hermano atienda a su nieto ¿Que edad tiene?
—5 años.
—Mmmm, la verdad no sé cuánto dura la carrera pero supongo que hasta para eso él será bueno atendiendo eh… niños más grandes.
—¿T-tú por qué no estás estudiando, también te ves muy jovencita?
—A-ah… Mi familia decidió que solo mi hermano puede tener educación, n-no tenemos dinero y… mi sueño no es justificable p-para que yo estudie.
—S-supongo que e-en… de alguna u otra forma puedes llegar a cumplirlos.
—Ojalá aunque parece que será en la otra vida…— Kobeni luego de decir esto, dejó pensativa a la anciana. Sentían empatía ambas, pero no era suficiente para no intentar salvar a su nieto.
—Supongo que así será… — Susurró la anciana así misma.
Kurose
El tiempo seguía corriendo, para el cazador de Kioto. Una vez contactó al ministro de justicia por llamada, estuvo reacio a entregar a los prisioneros en un primer instante.
—¡Por última vez idiota de seguridad pública! Los prisioneros aunque tengan cadena perpetua no serán conejillos de indias para cualquiera de su organización. Ellos tienen estrictamente prohibido cualquier tipo de movilización que no sea desde su propia cárcel— el ministro de justicia no estaba feliz con la petición.
—Sigh. Lo sé, yo tampoco sé para qué se necesitan, pero tengo una solicitud para que 30 de ellos sean enviados al santuario más alto en Kioto. De lo contrario posiblemente suceda una desgracia en Tokio.
—Eh… ¿Qué dices?
—Tch. Que los envíen al santuario más alto de Kioto o de lo contrario habrá una desgracia.
—¿Quién putas te manda hacer eso?
—Eh… La jefa de la cuarta división de Tokio, Makima.
La llamada tuvo una pausa, Kurose podía escuchar la respiración nerviosa del ministro. Al parecer luego de decir el nombre de Makima, tuvo una reacción distinta a como inició en la conversación, el hombre seguro y terco con él que discutió, pasó a ser alguien más modesto y podría decirse que hasta sumiso.
—Oh, p-perdón… No sabía que Makima los estaba solicitando. Debiste iniciar por ahí, los 30 prisioneros serán movilizados al santuario más alto.
—Eh… Señor ministro ¿Por qué con Makima si se puede solicitar eso?
—Ésta llamada acabó—Luego de eso, solo hubo silencio.
Kurose se sentía extrañado por lo sucedido, no tenía una remota idea de lo que acababa de pasar. En primer lugar, el ministro de justicia siempre fue caracterizado por ser una persona que se cree por encima de los demás, pero cuando escuchó el nombre de Makima, no hubo más esa visualización, era alguien más sumiso y la orden fue recibida sin ningún pero. El hecho que se haya evadido la pregunta hizo pensar a Kurose, quizá Makima sabe más de lo que realmente aparenta.
Lo último dejó en duda al cazador, por lo que decidió hacer otra llamada a su compañera Tendō, quién ya estaba ubicada en el santuario, en las escaleras mientras que Makima estaba en el interior arreglándose.
—¿Qué sucede?— Respondió Tendō.
—No mucho, un ministro enojado y poco dispuesto a cooperar hasta que escuchó el nombre de Makima.
—Vaya, similar aquí. El idiota de acá estuvo insultandome por querer apartar un santuario y siempre llamándome "perra de seguridad pública" justificando el valor del lugar, además de los turísticas que había.
—Wow. Similar a lo que me sucedió ¿Y dijiste por quién era?
—¡Eso! Cuando les mencioné el nombre de Makima, no hubo más insultos y negaciones, decidieron cerrar el lugar y llevar a los turistas hacía la salida. Ahora mismo ella se encuentra cambiando ¿Tú ya vienes?
—Seh. No faltará mucho para que ya les esté haciendo compañía.
—Perfecto, la verdad Makima me está dando miedo, dijo que ayudaría a Tokio una vez lleguen los prisioneros.
—Oh… ¿Sabes cómo?
—Realmente no, dijo que explicaría lo que deberíamos saber y luego se marchó al interior del santuario.
Kurose condujo camino hacia el santuario. Cómo su compañera Tendō hacía dicho, el lugar era un valioso punto turístico para la ciudad Kioto, pero debido a las solicitudes de Makima quedó completamente vacío, ajeno de la vibra positiva que siempre había dado. Despejado y con un ambiente pesado en su haber, solo quedaban 7 minutos para el gran cambio en la vida de Kobeni.
El cazador había cumplido con la petición de la chica pelirroja. Un vehículo de transporte de prisioneros llegó con exactamente 30 individuos con cadena perpetua. Todos custodiados por policías y el alcaide de la prisión que aceptó las solicitudes.
—Alcaide Arakawa, un gusto saber de usted— saludó Makima mientras observaba el ascenso del alcalde junto con resto de prisioneros.
—E-estas ya no son cosas que alguien de mi edad… d-debería hacer señorita Makima… — el alcaide jadeaba, mientras llegaba al último escalón.
—Lo siento, es solo una solicitud para evitar un mal peor. Al parecer es demasiado tarde, los terroristas lograron esconder bien sus huellas y no han detectado a nadie sospechoso cerca de mi división, desconozco si las demás lo hayan podido hacer.
—¿Qué… tiene planeado hacer, señorita Makima?
—Un pequeño apoyo remoto, alcaide aunque si me disculpa…— Makima sacó una cinta de color negro y se la ofreció al alcaide— Este es un asunto de cazadores de demonios, incluso con su rango me veo en la difícil situación de pedirle qué se cubra los ojos.
Los prisioneros fueron cambiados de sus prendas a unas totalmente blancas y sueltas, puestos en dos filas una enfrente la otra, con el fin que todos tengan de lado el templo y por el otro a la ciudad de Kioto. Makima solicitó a los policías y a algunos asistentes del propio lugar que cubran los ojos de los prisioneros también, luego de cumplirlo también tuvieron que vendarse los ojos.
Kurose y Tendō quedaron juntos, lo suficientemente lejos de Makima para que ella no pueda escuchar sus susurros. Ambos también fueron obligados a acatar la orden de la pelirroja, vendaron sus ojos y con excepción de Makima, todos los presentes no podían observar ningún carajo.
—¿Se puede saber porque tenemos que vendarnos?— Kurose quería que lo sacarán de dudas.
—Makima fue muy seca con su explicación, incluso como parte de la organización no tenemos el rango suficiente para saber con qué demonio ella hizo contrato, por lo que debemos no mirar o sino también pagaremos las consecuencias—Tendō respondió.
Makima tenía todo listo, caminó un poco en dirección hacia la vista que daba para Kioto, 2 metros alejada del escalón más alto y luego empezó a hacer un juego con las manos, como si estuviera moldeando masa. No dijo ni una sola palabra y esperó el momento preciso para entrar en acción.
3 minutos antes del desastre
Fushi y Takeshi
En mitad de los suburbios a 2 kilómetros de Dattebayo! Se encontraban en su patrullaje habitual dos amigos cercanos y compañeros de trabajo. Fushi y Takeshi, no eran muy parecidos, Fushi siempre estuvo dentro del lado más intelectual, leer libros de ciencia, artículos y conferencias, era lo que lo mantenía cuerdo después de tanto caos que los demonios lo hacían vivir, incluso una vez jodió a Power ya que él presumía un comprobado IQ de 134 mientras que ella juraba tener uno de 100, a partir de ahí ella lo aumenta por miles.
Takeshi era un tipo más de acción, su entretenimiento se basaba en películas de samurais, deportes de contacto como el Judo o Karate, de ahí su físico tan atlético y con algunas acompañantes nocturnas, luego de sus horas de servicio como cazador. Kobeni jura que pese a su apariencia intimidante, también tiene un lado amable.
El contraste de ambos individuos era notorio, pero su amistad empezó cuando coincidieron en su primera patrulla y fue gracias al baseball, un deporte amado por millones de japoneses y que pese a su rivalidad, unía a los fanáticos. Fushi era fanático de los Lions mientras que Takeshi de los Swallows, ambos estaban cerca de llegar a la serie japonesa, la final de su liga nacional.
—¡POR UN DEMONIO TAKESHI ES IMPOSIBLE QUE LOS LIONS PUEDAN SER DERROTADOS POR LOS SWALLOWS!
—HAHAHA, todos sus pitchers son malísimos, recuerda mis palabras Fushi, los Swallows este año serán los campeones de japón.
—¡No hay modo! Este juego es de ciencia y matemática pura, la probabilidad puede ser medida es por eso que el manager Higashio ha tenido éxito, los Lions a través de los números serán los campeones.
—Fushi, serás muy listo para los números pero eres un tonto donde realmente importa, en la pasión y la voluntad. El baseball puede tener su poder en los números, por algo es el rey de los deportes, pero un verdadero hombre sabe que el poder de nuestros brazos y piernas viene del corazón y la fuerza de lo que nuestra mente desea. Por eso tengo completa confianza en el Manager Nomura y cómo ha gestionado al equipo, les transmite esa pasión y hará de tu equipo nuestras putas. Heh.
Los dos amigos empezaron a reír, la patrulla había sido amena, incluso algunos de los civiles quienes los acompañaban riendo, parecía que ellos también eran fanáticos del deporte.
—¿Cuánto apuestas, si tus Swallows ganan te ofrezco 3 noches pagadas con las mejores acompañantes del distrito rojo? Una oferta tentadora.
—¡HAHA! Lo pones complicado hermano. Si tus Lions ganas, ofrezco llevarte a California y que conozcas la universidad de Stanford.
—¡Idiota! Lo mío sigue siendo más caro.
—¿Y San Diego?
—Hecho. Iré preparando las maletas hermano, California nos espera.
Lastimosamente el ritmo y el ambiente que ambos habían creado en base a una charla amistosa de baseball había acabado.
En distintos puntos pero sobre todo en frente de ellos se escuchó el sonido de la corredera de pistolas siendo retraídas. Fushi y Takeshi detuvieron su paso, dudosos de lo que ambos habían escuchado. Las dudas se disiparon cuando los civiles que parecían acompañar a los dos cazadores apuntaron hacia ellos con las armas que habían sonado.
—¿Pero… qué carajos?— Preguntó Fushi
—¡MIERDA, FUSHI!
Takeshi intentó cubrir a su amigo con su propio cuerpo. Los disparos habían iniciado y con ello, la operación que el señor Katana y la señorita serpiente tenían planeado ejecutar en los minutos siguientes.
Madoka y Keiko
A 3 km de distancia de Dattebayo! Y 8 km de Kobeni.
El patrullaje estaba siendo más tranquilo que de costumbre aunque Keiko estaba teniendo sus dudas. Podía ver como algunas personas no se separaban de su pareja y ella, Madoka por su lado estuvo calmado y prefirió seguir hablando con su novia con respecto a la mudanza, faltaba poco para ya poder retirarse cómodamente.
—¡Oh, ya sé! Podríamos hacer que una de las habitaciones se vuelva tu propio salón de estudio.
—¿Qué dices? No creo que tengamos mucho espacio para eso.
—¡Es Hokkaido! Allá apenas habrá gente que nos pueda molestar con respecto al espacio. Lo pensé todo, encontré una casa a buen precio con suficientes habitaciones para nosotros dos, un estudio de arte y un salón de estudio para ti, ¿Qué dices cariño?
—W-wow… ¿Desde cuándo me dices cariño?
—E-es algo que quiero empezar a mejorar, ser no solo el tipo que te molesta sino también el que te dice cosas lindas. Seré un tanto más distraído que los demás… Pero creo que cuando estoy contigo, siempre tengo mis ojos enfocados en ti.
—Awww… ¿Te quieres quedar con la habitación más grande para tu estudio, no es así?
—Ish. ¿Cómo supiste? Vamos, Kei, yo voy a necesitar más espacio.
—Jajaja, era de esperar de ti, Madoka. Claro, puedes tenerlo…
—¿E-en serio? Te conozco Kei ¿Cuál es la condición para eso?— Madoka empezó a dudar de su novia en tono de juego.
—Primero, yo escojo cómo será el diseño de nuestro jardín. Segundo, yo seré quien se encargue de la seguridad y los sistemas de alarma con lo distraído que eres es bastante posible que se queme nuestra casa al tercer día— Kei recuerda la vez que Madoka tuvo que mudarse a su casa por un tiempo porque su cocina se incendió luego de no apagar la estufa cuando estaba cocinando, el se fue a trabajar y el resto es historia.
—P-pero… Y-yo debería hacerme cargo de esto.
—Hey, a partir de ahora seremos un equipo no solo como compañeros— Kei se acercó a Madoka, los suficiente cerca para ver qué sus intenciones eran las de dar un abrazo a su novio— ¿Qué harías sin mi, gran idiota?
—H-hey… hay gente que no está viendo.
—¡Qué más da! Solo disfruta de este pequeño momento.
—S-si… — Madoka terminó respondiendo el abrazo de su pareja— La verdad, además de comer comida deliciosa…
—Tarado.
—Jaja. Nunca me faltes, pequeña gruñona, la comida contigo sabe mejor… mucho mejor.
—Eres un tonto jaja. Bueno, tercero, habrá una habitación para que mis hermanos se queden cuando nos visiten.
—jajaja, yo también pensé en eso, la verdad si fuera por mí, podrían vivir en nuestra casa ¿Que opinas?
—Necesitan estudiar, acá encontrarán mejores opciones que en Hokkaido, será algo que debemos discutir cuando los vayamos a ver.
—Está bien, ¿continuamos?
Madoka y Kei finalizaron su abrazo y continuaron su camino, Kei debido a su habilidad tomó la delantera y caminó en frente de Madoka quién apreciaba el cielo y no aguantaba las ganas de irse de una vez. Entre sus dudas y certezas, lo único que parecía un hecho es que había encontrado a la mujer de su vida, capaz mientras seguían viviendo juntos buscaría la forma de ahorrar para un anillo de compromiso, realmente estaba encantado por cómo era la dinámica y química de ambos.
—Kei ¿Crees que sea pertinente si hoy le entrego lo que me falta por darle a Kobeni? Ya tengo lista mi carta de reasignación solo sería cuestión de dársela a Makima ¿Qué dices?
Kei no respondió, de hecho el sonido de sus pasos se detuvo, al igual que con Fushi y Takeshi el mismo sonido de las correderas de las pistolas se hizo presente. Las sospechas de la mujer se habían hecho realidad. Los civiles que los estaban viendo no eran cualquiera y cuando se dieron cuenta ya empezaban a apuntar sus armas, todas a los ojos de la mujer.
Madoka chocó con la espalda de su pareja, entrando en razón y mirando a lo que ella también observaba. 3 hombres, todos armados con una pistola apuntando directo a los dos. Kei estaba consternada y Madoka asustado. La mujer fue la primera en actuar girando lo más rápido posible en dirección de su novio y empujándolo, haciendo que pierda el equilibrio y caiga de espaldas.
—¿Q-qué estás haciendo ke…
—¡CUIDADO MADOK…— pronunció la mujer mientras derribaba a su novio
La frase no pudo ser completada, después de eso se escucharon múltiples disparos, todos en dirección a la cazadora.
Kobeni y Arai-Himeno y compañia
La charla de los 3 individuos fue interrumpida luego de una llamada, la mejor amiga de Kobeni volvió a contactarla para decir que precisamente ya se encontraban en el restaurante que decían y ya hasta habían recibido sus pedidos.
—¡KOKO!— Himeno de forma animada llamó a su amiga, aún no le encontraba un apodo bonito— ¡Solo faltas tú, pequeña! y… Arai, claro si quiere venir aunque dile que Denji se encuentra acá.
—¿A qué te refieres con eso?— decía Kobeni desde la otra línea.
—¡Nadita de nada!— aunque Kobeni no lo podía ver, Himeno estaba roja de la vergüenza, cosa que Denji y Aki se percataron.
—¡Y yo por qué debería ser una advertencia ojo loco! — preguntó Denji aunque después de eso recibió un calvazo fantasmal.
Denji y Kobeni no sabían que Himeno y Arai presenciaron un momento que se terminó malinterpretando, para desgracia de Himeno aún no le ha explicado a su compañero que Denji y Kobeni no tuvieron sexo esa noche.
—¡POOOR NADAAA! — Himeno exageraba caras aunque lo hacía por vergüenza. Su cara se ponía roja mientras lo entonaba.
—Power, revisa si Himeno no tomó alcohol mientras no nos dimos cuenta— solicitó Aki.
—Nah, sigue limpia. La estoy revisando mientras disfruto de mi ramen, por cierto coleta ¿Te vas a comer tú takoyaki?— Luego de eso Aki se lo dio sin muchos problemas, mientras menos broca hiciera Power mejor para él.
El restaurante era algo modesto en su interior, solo había 4 mesas donde sin problema cabían 6 personas sin necesidad de llevar más sillas. La mesa que Himeno y compañía apartaron estaba cerca de la cocina, Denji y Power compartían lado mientras que Himeno y Aki estaban en frente de ellos.
Mirando hacía la ventana estaba ubicado el misterioso señor Katana, un hombre que rondaba los 30, cabello negro, con un peniado que lo hacía ver un tanto corto aunque con unas patillas pronunciadas, a diferencia de los demos secuaces que venían con ropa más casual tirando a incognito todos ellos repartidos en las mesas restantes y otros esperando a fuera. Katana vestía una gabardina de cuero sobre un saco con botones muy distintivos, todo en tonalidades oscuras.
Al señor Katana le parecía nefasto escuchar las risas de la mesa de al lado, pero solo tenía que esperar las señales para que él pudiera continuar con su plan. La señorita serpiente dijo que lo iba a alcanzar unos minutos después con la advertencia que más le valía acabar con el motosierra.
La plática de la mesa de al lado continuaba, pero solo enfocada en Kobeni y Himeno.
—¡En fin! ¿Dónde andas Kobeni?
—Estoy en… Arai ¿Dónde se supone que estamos?
—Se supone que este lugar es Katsushika…
—Katsushika, Himeno. Estamos ayudando a una abuelita a llegar a su casa para ver a su nieto.
—Siempre de tan buen corazón. Me agrada mi pequeña aprendiz, igual de pura que su maestra.
—(...)
—Ya entendí — el único ojo de Himeno se puso serio— No está tan lejos, no vengas caminando, voy a llamar a un Taxi por ti, deben ser como 5 km hasta donde nos encontramos si no me falla mi memoria.
—Ya veo… Soy mala aún guiándome por Tokio.
—Luego te llevaré a pasear, nos hace falta visitar Disneyland.
—Oye… ¿Sigue siendo Kobeni?— preguntó Denji
—¡Shhh! Cállate.
—¡Hey Kobeni! ¡¿Qué estás esperando, abandona a esa anciana y al idiota ese, y vente a comer conmi… ¡Con nosotros, Himeno paga todo!
—Ish. Es una charla de amigas no de amantes— Himeno tuvo que colgar mientras se reía por lo que escuchaba, al parecer el interés de Kobeni si estaba medianamente correspondido.
Denji quedó un poco avergonzado y prefirió continuar devorando su ramen para olvidar eso.
—¡Es una delicia! — celebró Denji
El señor Katana cada vez quedaba más insultado por esas palabras, para él, el mismo ramen sabía cómo la peor basura.
1 minuto
Kobeni
El otro lado de la línea había finalizado de forma abrupta. Himeno y Denji hicieron pasar vergüenza a Kobeni ya que se escuchó buena parte de la conversación a los oídos de Arai y un poco escuchó la anciana.
Aún así, se sintió un tanto feliz al parecer había hecho un gran amigo y por mucho que tenga esa atracción, ninguno de los dos sabía definir bien lo que sentían. Solo pudo expresar una tonta sonrisa y un rubor muy tenue en su rostro, la cuarta hija no podía esperar para llegar allá.
Arai se percató de eso, en su corazón sentía una presión, bajo su perspectiva y sin explicarse cómo, Denji y Kobeni pasaron de aparentemente odiarse o sentir aversión a tener una noche muy pasional desde su punto de vista. No tenía sentido, pero ellos dos habían llegado a un acuerdo y al final parecía que una cosa llevó a la otra. Incluso si fuera un malentendido, él ya tenía la contienda perdida, por lo que sin decírselo a nadie, prefirió mantener una amistad con Kobeni. Dolía menos de esa forma.
—Señora, tal parece que este es su punto para llegar a ver a su nieto. Fue un placer conocerla y espero volver a verla pronto— Kobeni luego de eso hizo una pequeña reverencia, quien fue respondida por la anciana.
—¿Nos vamos Kobeni?
—Claro, vamos a un lugar donde haya taxis así podemos alcanzar a Himeno y a los demás
La anciana seguía dudosa, conoció a una jóven que pese a lo introvertida de su ser, era alguien con intenciones buenas y no lo que aparentaba el señor katana, no la pudo deshumanizar, siguió viendo a una mujer con propósitos, pero la vida de su nieto le importaba más.
—Espero que puedas perdonar a tu abuela, Satoshi, esto no fue lo que te enseñé pero quiero que sigas viviendo…— susurró para sí misma.
—¿Eh? Dijo algo señora — preguntó Kobeni mientras aún le sonreía.
—Oh. Nada señorita, solo estoy buscando algo de mi bolso…
Kobenji y Arai decidieron darle la espalda a la anciana, en busca de algún Taxi para por fin ir a Dattebayo! Con sus amigos. Mientras seguían un poco su rumbo, se podían escuchar distintos ruidos en todas direcciones, sonidos fuertes y estruendosos. Algunos parecían ser lejanos y pero la mayoría estaban cerca, ninguno de los dos podía explicarse qué fue lo que originó tanto escándalo.
Kobeni estaba distraída, buscando un origen fijo sin darse cuenta que también al igual que otros casos mencionados, se escuchó aunque de forma más lenta el sonido de una corredera de una pistola siendo retraída. Cuando Arai se dió cuenta, volteó en dirección de dónde se originó el sonido y observó a la misma anciana que los acompañó con un arma apuntándole a Kobeni, debido a la propia debilidad de la anciana, los disparos serían más lentos y le temblaba la mano.
Arai reaccionó primero, para su desgracia el primer tiro que parecía en dirección a Kobeni, él lo recibió sin tanto esfuerzo yéndose a su clavícula. Aún podía moverse por lo que decidió actuar con más determinación, arrojándose y cubriendo lo más que pudiera a su amiga.
Kobeni reaccionó tarde y cuando por fin se percató de la situación, un segundo disparo se dirigió a ella. Arai actuó cómo escudo y lo recibió, en una zona más peligrosa, su cuello y evitó que Kobeni recibiera daños.
—¿Q-qué? — fue lo único que pudo pronunciar la cuarta hija.
Himeno
Por primera vez después en tanto tiempo, Himeno no sé había saboteado así misma, las cosas parecían optimistas en su opinión. El retiro estaba a la vuelta de la esquina, la relación con Aki parecía volver a tener esa chispa que en el pasado, su aprendiz estaba decidida a cumplir su problema y Denji se bañaba. Power… Existe.
Todos los integrantes habían pedido un ramen para empezar, Aki lo acompañó con Takoyaki mientras que los demás estaban por recibir el resto de sus pedidos. Himeno comió un poco más lento que de costumbre, quería comer en compañía de su mejor amiga y la que hizo el esfuerzo de ver un lado positivo en una caótica vida como la de ella.
Realmente era extraño, por primera vez veía una luz en su vida que no era bajo el engaño de la bebida. Denji y Power no eran capaz de verlo, además que estaban rotundamente distraídos devorando sus platillos como si hubiera un apocalipsis, pero Himeno y Aki sostenían sus manos entrelazadas.
La parejita se vio a los ojos y solo pudieron darse una pequeña sonrisa, Aki pese a su icónico rostro frío que ha expresado a la mayoría de sus compañeros y de la sociedad japonesa, por fin podía sentir que las cosas ocurrían cómo debían, Himeno, la chica que pese a sus errores y tropiezos ha sido la persona que más ha buscado su bienestar, Denji por alguna razón cada vez estaba más tranquilo y Power comió una zanahoria el otro día, todo tenía un lado más optimista.
—Te doy la razón, idiota. Este ramen sabe bien— dijo Aki a Denji
—¡Te lo dije imbécil! Soy un gran conocedor de lo que es bueno y sabe más delicioso aún porque Himeno lo está pagando.
—¡Hey le robaste la línea a Kobeni!
—Y estoy segura que no es lo único que le ha robado a la enana— Power también se unió.
Himeno se empezó a reír y Aki solo la observó, su sonrisa es lo único que le prestó atención.
—¡Cállate idiota pendeja y bellaca!
—¡Ahora tu también me robas las líneas a mi estúpido!
—¡YO LAS DIGO MEJOR!
—¡No te puedes comparar a la inigualable Power, Denji imbécil!
El señor Katana, cansado de la forma de expresarse de los 2 demonios, decidió una vez acabar su plato, mandar a callar a los insolentes de la mesa de al lado. Pero la señal se había dado.
Desde dentro no se podían distinguir los ruidos provenientes de distintos puntos de la ciudad, por fuera Tokio empezaba a ser un caos y sobre todo para la cuarta división. Por dentro, solo era un constante sonido inofensivo que no se podía distinguir.
—¿Son truenos?— preguntó Denji
—¿Y escuchas la lluvia pedazo de imbécil, es obvio que son tambores?— respondió Power
—¿Por qué habría tambores? No he escuchado anuncios sobre algún festival o desfile— Respondió Aki
—¿Quizá disparos?— preguntó Himeno, siendo la más inquieta de los 4.
Katana decidió por fin hablar, por fin harto del grupo de protagonistas y sobre todo del tipo que había matado a su abuelo tiempo atrás.
—¡Gente como ustedes no podría reconocer un buen ramen ni aunque lo tuvieran en frente suyo!
—¡Qué diablos estás diciendo, granuja, no me hables cómo si me conocieras!— respondió Power
Himeno observó el lugar con mayor detenimiento, una vez el extraño hombre dijo esas palabras, el resto de comensales dirigieron su mirada hacia los 4, la chica del parche empezó a sudar del nerviosismo después de ver a tantos ojos observándola, no sin antes preguntar.
—¿Quién eres?
—Ese no es el punto. Cuando uno es niño los sabores son determinantes en su paladar, comer y probar sabores exquisitos es útil para ser alguien feliz
—¡Pero yo sí soy feliz!— Power volvió a responder.
—Gente como ustedes que desde niños los han hecho comer la misma mierda solo provocó que tuvieran atrofiado el paladar, tanto tiempo así solo te vuelve un miserable infeliz.
—¿Eh, y este tipo que le picó?— Denji por fin le prestó atención a lo que decía
—No lo sé, pero levántense. Le pagaremos todo en el mostrador a la señorita y avisaremos a Kobeni que la veremos en otro lado—Aki sugirió eso, las miradas de los demás también lo estaban perturbando, nada bueno iba a salir de esto.
Antes que ellos pudieran salir de su asiento, el señor Katana sacó una foto peculiar. Su contenido era solamente dos individuos posando hacia la cámara, el anciano del que siempre se quejó Denji y del que Kobeni sabía que lo hacía trabajar para pagar una deuda que siempre crecía y el mismo señor Katana ahí presente, cuando aún era un niño.
—«Oh… Esa maldita cara» — Denji reconoció el rostro del anciano.
—Mi abuelo era la persona más bondadosa que existía, un gran hombre. Era un Yakuza, claro, pero uno de los que aún mantenía su honor en el trabajo. Gracias a él conozco los verdaderos sabores de una buena comida. Un mal necesario para un país como lo es Japón, la gente lo amaba y lo respetaba hasta que un sinvergüenza miserable lo terminó asesinando— Katana miró directamente a Denji al rostro.
—¿Denji, tu conoces a ese sujeto?— Preguntó Aki.
—A-a él no, pero el vejestorio de esa foto hacía de mi vida una mierda.
—¡Y ASÍ DEBIÓ HABER SIDO SIEMPRE!— gritó Katana.
Tras ese grito el grupo de Himeno se percató del peligro en el que estaban metidos. Himeno veía como todos los demás hombres estaban estaban intentando sacar sus armas, pero el primero que debía comenzar con los disparos era su propio jefe.
El señor Katana fue el más rápido en desenfundar su pistola, en dirección a la mesa de Denji y compañía, los protagonistas solo se quedaron paralizados luego de ver una auténtica pistola en manos de lo que seguía siendo civil. Incluso los Yakuza tienen dificultades para poseer armas.
«E-es… ¡UNA PISTOLA!» — Aki y Himeno pensaron lo mismo, pero cuando por fin decidieron actuar en defensa, escucharon las últimas palabras que pronunció Katana segundos antes que todo el día se fuera a la mierda.
—¡Tú corazón será un regalo de mi parte para el demonio pistola!
El incidente dio inició
¡BANG!
Notes:
Perdón por lo que suceda en el siguiente capitulo. Kobeni es mi personaje favorito de CSM y por eso debe sufrir <3
Chapter 19: 3 vidas, 3 minutos
Notes:
Nuevamente tuve que dividir el capitulo XD pero como prometí, será uno que le haga justicia al titulo.
(See the end of the chapter for more notes.)
Chapter Text
El día continuaba con un resplandeciente sol, las nubes poco a poco empezaban a ganar terreno frente al cielo azul que reinaba en un día perfecto como este… o bueno, sería perfecto de no ser por los estruendosos disparos de armas de un origen desconocido, orquestado por el señor Katana y la señorita serpiente.
Himeno
El optimismo había desaparecido, la celebración de las dos semanas de sobriedad de Himeno pasó en segundo plano y la reunión de dos grandes amigas quedó desplazada, lo único que importaba en este momento era sobrevivir.
BANG
Del arma que tenía en mano el señor Katana un proyectil fue directo y sin titubeo hacia la frente de Denji, el rubio no tuvo tiempo de reaccionar para poder esquivarlo o incluso transformarse en el hombre motosierra.
—¡DENJI! — Los apodos y las bromas habían terminado, los 3 compañeros del rubio se preocuparon por la repentina emboscada en la que ellos estaban envueltos. Denji quedó desplomado en el suelo.
Aki y Himeno intentaron responder al hostil actuar de un enemigo que desconocían. Himeno intentó usar su mano fantasma sin mucho éxito, otro disparo salió del arma del señor Katana en dirección a sus costillas, penetrando entre ellas y dejando una perforación en su pulmón.
—¡PARCHE!— Power, quién en un principio le desagradó Himeno gritó de la preocupación, después ser compañeras de entrenamiento y recibir unos cuantos regalos para Nyako, sus ideas y malas intenciones hacia ella se habían disipado.
—¡Cubrel…— Aki intentó hacer un ataque frontal, su amada había recibido un disparo en una zona crítica y necesitaba que Power fuera hacia donde estaba Himeno para recibir asistencia. La orden no se pudo completar, una tercera bala fue directo al brazo del chico.
3 de los 4 compañeros quienes estaban pasando un rato de compañía y celebraban un triunfo personal de su amiga, ahora estaban en el suelo, con daños moderados con excepción de Himeno.
«C-carajo… n-no puedo… respirar… me d-duele» — los pensamientos de Himeno eran su única forma de expresar su dolor, era imposible hablar en este instante lo único que ella hacía era balbucear y expulsar un poco de sangre de su boca.
La chica del parche decidió tocar en la zona donde había recibido el impacto, dolía como el infierno mismo, la presión y la sensación de ahogamiento la estaban asustando mientras más acercaba su mano al centro donde había recibido el proyectil, el dolor incrementaba. Lo único que pudo ver al levantar su mano que tocó el lugar fue sangre al rojo vivo.
«M-mierda, esto seguirá doliendo mañana» — Himeno intentó hacer un pequeño chiste, estaba derribada en el suelo y cada vez se sentía más cansada y con sueño, cada momento que su cuerpo le pedía que respire era acompañado de un dolor intenso.
«C-con qué así se siente… ¿No? Estar al borde de la muerte…» — Himeno solo pudo esbozar una pequeña sonrisa, sus labios cada vez tenían menos señales de la existencia de un labial y era reemplazado por la sangre que ella misma estaba escupiendo.
Con las fuerzas que le quedaban, las utilizó para observar la mesa donde sus amigos estaban disfrutando su comida hace unos instantes, no podía creer que de un momento para otro, sus risas fueron cambiadas por agonía.
La chica del parche observó cómo Power fue la única en esquivar la bala y activar su habilidad para un ataque rápido, generó un cuchillo de sangre y lo arrojó a los ojos del primer hombre del señor Katana que desenfundó su arma, dándole unos segundos extra para poder continuar con su maniobra defensiva.
El señor Katana en el momento menos esperado tenía frente a frente a Power. Otro cuchillo había sido generado y lo usó para clavarlo en su antebrazo, del lado donde él sostenía el arma. Katana soltó un grito de dolor, mismo que fue interrumpido por un golpe al rostro.
—¡NO DEBISTE DISPARAR A LA MADRINA DE NYAKO, SABANDIJA!— Power logró dirigir al señor Katana con el resto de sus hombres quienes ya tenían sus armas listas para disparar.
Aki a diferencia de Denji o Himeno, él sí pudo reincorporarse a la acción, al usar el traje completo; cosa que los otros dos no hacían al momento del asalto, parte de sus materiales le brindaban una protección extra en caso de ciertos ataques punzo cortantes de demonios, aunque en este caso, a manos de terroristas.
—¡COLETA, AHORA! — Power conocía la habilidad de Aki y aprovechó la oportunidad para que mate a los suficientes pájaros con una sola piedra.
—¡Necesito que detengas el sangrado de Himeno! — Aki mientras daba la orden, formaba con la mano la cabeza del zorro
—¡NO ME DIGAS QUE HACER, IDIOTA!— Power aún con su respuesta, se dirigió hacía Himeno— Maldición parche, esto se ve mal.
«Y-y se siente peor. Heh.» — Himeno solo pudo responder a través del pensamiento, no podía pronunciar ninguna palabra, solo sonidos incoherentes.
Power no era buena manipulando la sangre de otras personas que no fuera la suya, por lo que sus movimientos fueron más torpes. Colocó sus manos sobre la herida de Himeno y buscó la forma de sacar el proyectil.
—¡AGH!— Himeno soltó un grito, el dolor cada vez era más insoportable. Su pulmón izquierdo había sido perforado y su colapso era inminente— D-du..Duele.
—¡Cállate, estoy salvando tu puta vid…
Power no pudo terminar su frase, cuando la iba concluir la voz de Aki se hizo presente y utilizó su icónico contrato con el demonio Zorro, la piel de la pierna izquierda de Aki fue usada como sacrificio.
—¡KON!— gritó con desesperación y furia el pelinegro.
Emergiendo de la propia nada, la cabeza gigante del Zorro hizo acto de presencia, destruyendo el restaurante de Dattebayo! Y dejando un saldo de 8 personas muertas y… un sobreviviente en las fauces de la bestia.
—¡Power! ¿Cómo está Himeno?
—Hay malas noticias, necesitamos llevarla con un médico. No pude sacar toda la sangre de su pulmón.
—Y-ya voy— Aki iba a acompañar a las dos chicas, con las intenciones de ayudar a su amada a movilizarse y llevarla a tratar su herida
El chico estaba preocupado totalmente, era un día tranquilo y realmente no estaban enfrentados a nadie, ahora mientras se aproximaba a Himeno también pudo observar el cuerpo de Denji, se encontraba tirado boca arriba, los ojos abiertos y expresando una consternación por lo sucedido.
«P-perdoname Denji, no pude actuar a tiempo»— Aki no conocía mucho de la naturaleza de Denji, para él, su compañero ya era un cadáver más. Si la situación se lo hubiera permitido, estaría luchando por no llorar.
La desgracia del día no había acabado, la cabeza del zorro no había desaparecido como de costumbre y se quedó estática en el mismo lugar donde devoró al señor Katana y a parte de sus hombres.
—¡QUÉ FUE LO QUE ME OFRECISTE DE ALIMENTO, HAYAKAWA!— Reclamó con furia el demonio.
—¿Eh? ¿A qué te refieres, Zorro?
—La mayoría de lo que me comí fue humano… Menos uno. Ésta mierda no es humano ni demonio. Lo que me ofreciste es repugnante.
Los problemas no terminaron. De la frente del demonio zorro emergió una Katana desde dentro, el demonio dio un grito desgarrador.
La Katana poco a poco iba cortando más la cabeza del demonio pasando de su frente hasta su nariz. El demonio zorro no podía desaparecer, estaba pasando por un martirio mientras cada vez más cortaduras emergen desde dentro.
Aki empezó a asustarse, lo que sea que estuviese dentro del demonio, no era para tomarse a la ligera. Del suelo agarró la vaina de su espada, preparado para responder a lo que sea que esté masacrando al demonio zorro.
—Power, protege a Himeno… Es una orden.
Power no dijo nada, solo asintió, incluso para ser una poseída con cierto grado de resistencia, ella también se encontraba aterrada por lo que sea que los estuviera atacando. Incorporó poco a poco a Himeno, le dio soporte para que ambas se pudieran alejar lentamente de la zona de peligro, pero fueron detenidas por lo que escucharon.
—¡CONSIDERA NUESTRO CONTRATO ROTO, HAYAKAWA!— Los 3 integrantes quedaron los ojos abiertos como platos, fueron las últimas palabras que se escucharon de parte del demonio zorro.
La cabeza de un demonio de gran tamaño estaba recibiendo más y más cortes desde dentro, poco a poco la estructura ósea se iba deformando y los sesos iban saliendo. En poco tiempo, toda la estructura del cráneo del zorro fue destruida, dejando solo una masa amorfa de lo que fue su invocación.
Fue la sorpresa de Aki y de Power el ver qué había alguien similar a Denji, con la capacidad de tener en sus brazos y su cabeza el arma que los definía, el señor Katana no bromeaba con su nombre, aunque comenzó tambaleando, poco a poco caminaba cómodamente y estaba preparado para el ataque. El cráneo del hombre se había deformado, era totalmente negro y los dientes estaban al descubierto, además de tener un gorro de estilo militar que acompañó a la katana de su cabeza.
—N-nada mal, chico— fue lo único que respondió el hombre Katana.
Power y Himeno estaban preocupadas por lo que posiblemente suceda a continuación. Himeno no quería ver morir a su amado mientras que Power quería buscar el momento perfecto para huir.
—¿¡Qué d-demonios eres tú!?
Luego de esa pregunta, Aki empezó a desenvainar mientras que el hombre Katana también hizo una postura de combate. El terror del momento no había acabado, los tambores que sonaban en Dattebayo! Eran más fuertes y reconocibles, no se celebraba nada, Aki y compañía estaban en medio de una masacre que apuntaba a todas las divisiones de Tokio.
Exterior
Los sonidos de los disparos no cesaron por ningún segundo, el interior de la cuarta división era un caos, poco a poco los hombres de uniforme que solo se dedicaban a combatir demonios eran víctimas de los proyectiles, pese a todo, no estaban preparados para combatir humanos comunes y corrientes con armas de fuego.
Otras divisiones no corrían con la misma suerte, algunas como la tercera de Tokio ya habían sido totalmente aniquiladas. La segunda era la que mejor resistía los ataques, pero ya tenían bajas sensibles e irremplazables.
Fushi y Takeshi
Los dos grandes amigos fanáticos del baseball estaban tirados en el suelo, el infortunio del momento y la ironía fueron una cruel broma para el más robusto del dúo, incluso con todos los disparos que él recibió para cubrir a su amigo Fushi, solo podía ver como su compañero estaba inerte en el suelo. En el ataque Takeshi intentó cubrir la cabeza de su amigo, pero su abdomen fue totalmente acribillado, era innegable lo que Takeshi presenciaba, no pudo salvar a su amigo y él seguía con vida.
«L-lo lamento hermano» — Takeshi solo podía ver el cadáver de su amigo, con los ojos aún abiertos y la boca ensangrentada, al menos estaba aliviado que su dolor no duró tanto tiempo.
Los asesinos de su amigo estaban revisando el perímetro, no querían que hubiera testigos cerca, de lo contrario se verían en la obligación de gastar más balas. La inspección fue continúa, pero al ver qué no había nadie cerca o que posiblemente fue inteligente y no se dio a notar, prefirieron acercarse a los cuerpos de los cazadores que habían acribillado, veían como Fushi estaba totalmente inmóvil, con la expresión de su rostro les hizo ver qué su tarea con el ya había sido concluida.
Cuando observaron a Takeshi, el cantar fue otro. Aún estaba retorciéndose de dolor, algunos disparos en la espalda y en las piernas no fueron suficientes para acabar con el hombre de gran tamaño quien solo intentó acercarse a su amigo, para despedirse.
«Ha sido un honor compañero, hubiera preferido que ganaran los Lions, también quise conocer Stanford» — Takeshi se despidió de Fushi
—Aún sigue con vida— uno de los hombres vio cómo el cazador seguía respirando, así que no hizo más rodeos.
Caminó hacia Takeshi y cuando lo tenía a centímetros de distancia, un disparo hacia su cabeza fue suficiente para acabar con la vida del hombre que pidió las presentaciones de los 4 novatos en la reunión de bienvenida.
En 1997 los Swallows ganaron sobre los Lions en la serie japonesa con un aplastante 4-1. El deporte favorito de los japoneses y del que suelta muchas pasiones en el archipiélago nipón fue el punto de conexión de 2 hombres tan distintos.
Si Takeshi y Fushi hubieran continuado con vida, el último le debería las 3 noches con las mejores acompañantes nocturnas a su amigo. Una verdadera lástima que ninguno conoció el resultado y sus planes fueron interrumpidos por un ataque coordinado como el que seguía viviendo la cuarta división.
Keiko y Madoka
La pareja que estaba planeando retirarse de la cacería de demonios y que estaban teniendo planes de mudanza, vieron arruinados sus objetivos en unos míseros minutos.
Los hombres que parecían estar dándoles compañía eran en realidad parte del plan orquestado del hombre Katana y la señorita serpiente, Kei desde un inicio tenía sus dudas sobre estos hombres, pero Madoka no le dio la importancia debida.
Todos los proyectiles que fueron directo a la pareja los recibió la mujer, la hermana mayor adoptiva de Kobeni estaba agonizando sobre el cuerpo aún sin heridas de su novio Madoka. Al igual que Himeno, los disparos le impedían respirar con cierto grado de normalidad y el sueño cada vez era más latente, Kei se sentía cansada y batallaba por no cerrar sus ojos aún, tenía que asegurarse que al menos su novio saliera vivo de esta.
Sus agresores hacían la misma dinámica que hicieron con Fushi y Takeshi, miraron hacía a su alrededor y observaron si había testigos, a diferencia con los otros dos, un policía que estaba patrullando la calle si fue testigo de todo y buscó refuerzos. El policía estaba bajo cobertura, evitando los disparos mientras solicitaba apoyo, si era posible que también lleven armas de fuego; que si estaban regularizadas.
Los disparos no cesaban de parte de los terroristas, tenían al menos dos cargadores listos para seguir con sus fechorías en contra de los cazadores y testigos. Madoka y Kei se encontraban aún en el suelo, el chico intentó moverse para poder asistir a su novia, pero ella no le dejó hacerlo.
Cuando Madoka empezó a moverse creyendo que el policía era suficiente distracción, Kei ya estaba percibiendo que eso no era del todo cierto, los hombres también tenían parcialmente visualizados a los cazadores en caso de sobrevivir a la primera ronda de tiros.
Con las fuerzas que aún le quedaban a Kei, cubrió la boca de su novio con su mano, lo hizo lenta y torpemente, una clara señal de parte de la chica para hacer saber que aún no era momento para huir. Madoka entendió a su novia, pero eso no evitó que empezara a lagrimear y su respiración sea cada vez más agitada, intentaba detenerse pero le dolía tener sobre su pecho a la mujer que amaba y que estaba dispuesto a casarse en un estado moribundo sin que él pudiera hacer nada al respecto. No quería que el sacrificio de Kei fuera en vano.
La autoproclamada hermana mayor, tenía los minutos contados.
Kobeni y… Haka
Cuando Arai recibió el disparo que iba directo hacia Kobeni, terminó desplomado en el suelo, no había una tercera oportunidad para defenderla, el chico de la cicatriz se encontraba luchando por su vida, pero el disparo que llegó hacia su cuello se lo complicaba, intentó hacer presión con mucha dificultad, cada vez sentía menos fuerza desde sus brazos.
La anciana continuó con el trabajo, dejó de observar al chico que se había caído por defender a Kobeni y decidió ir a por la "novia del monstruo". La conciencia de la abuela de Satoshi estaba marcada, nunca en su vida había hecho daño a otra persona y después de estos segundos, una vida estaba siendo tomada por sus manos. Pese a su tembloroso pulso, la mujer estaba decidida a apuntar a Kobeni.
—L-lo siento, pequeña.
Kobeni luego de escuchar las palabras entró de nuevo en razón, dejó de observar a Arai que seguía peleando por su vida y se enfocó en la pistola de la anciana, la cuarta hija no tenía otras palabras para lo que sentía más que miedo, miedo de ser asesinada y por el contrato, no sea ella quien muera. Miedo a perder a uno de sus primeros amigos. Miedo de responder ante la provocación de un enemigo que tenía frente suyo.
Una voz, proveniente de una figura femenina volvió a hacerse presente después de tiempo de ausencia. Hizo lo mismo que de costumbre, postró su cabeza sobre el hombro derecho de la cuarta hija y entonó un melodioso pero horrible mensaje.
—Mátala ¿La vida de ella vale más que la de Kenji?
Kobeni no podía contestar a su socia, Haka solo se encontraba sonriendo mientras se apartaba de su amiga y veía a un moribundo Arai, vio la ironía del asunto, a duras penas podía hablar y decidió responder sus haikus con otro.
“Sueños sin lograr,
vida corta y efímera,
adiós prematuro.”
Arai escuchó esas palabras y Haka lo notó, es bien sabido que ella misma le respondió a Kobeni en una ocasión que todo aquel cercano a la muerte es capaz de observarla y Arai no era la excepción. El tiempo para el chico corría y no había un buen pronóstico.
Kobeni observó detenidamente el dedo de la anciana con el que sostenía el gatillo de la pistola, estaba tembloroso y con la poca fuerza que ella tenía en sus manos, era de esperar que no podía haber un cuarto disparo. Usando sus reflejos y visión esperó el momento exacto hasta que vio el accionar del gatillo, ella fue más rápida que el movimiento de los dedos y esquivó de forma anticipada el disparo.
La anciana quedó sin palabras ante el arriesgado movimiento de la chica. Observó cómo Kobeni con gran velocidad se acercó hacia ella y se posicionó detrás de la mujer.
La cuarta hija sabía lo que tenía que hacer, no había tiempo para llevarse a Arai a otro sitio, los ruidos de los disparos se escuchaban cerca sin importar en qué dirección ellos fueran, en este fragmento, ellos estaban solos y para la desgracia de la anciana, Kobeni lo usaría en su favor.
Aún con la pistola en mano, la mujer pudo observar los brazos de Kobeni en dirección a su arma. Cuando Kobeni también agarró el arma, lo intentó llevar en dirección de la cabeza de la mujer mayor. La resistencia que se oponía era débil, la anciana sabía que estaba en sus últimos segundos de vida, mientras que la pelinegra ascendía la pistola y la llevaba a lo que ella creía que sería un tiro rápido, indoloro y letal.
Haka alzó la mirada, ignorando a un aterrorizado Arai al ver la figura del demonio de la muerte. Observó a su socia, llevando la boquilla de la pistola en dirección hacia la mandíbula de la mujer. Aunque la anciana se negara y hasta pidiera perdón. Kobeni sabía que esas palabras eran mentira y se lamentó por lo que haría a continuación.
Su dedo índice logró sostener el gatillo de la pistola, estaba a milisegundos de cometer su primer homicidio. Se lamentaba horriblemente, pero sabía que si ella no se defendía, la vida de su hermano mayor se iría en vano.
—¡Hazlo!— Haka estaba impaciente por ver el atroz acto de la pequeña.
—P-p… Perdón, señora— Kobeni estaba triste, pero no podía derramar ninguna lágrima, solo se disculpó con la señora y apretó el gatillo del arma.
Un estruendoso ruido salió de la boquilla de la pistola, Kobeni era consciente de la aberración que había realizado, acabó con la vida de una anciana, desconocía sus motivos, pero aún así se lamentaba. Sus ojos se abrieron y su nerviosismo se hizo presente. Dejó que el propio peso de la anciana la derribara, ambas cayendo hacia atrás, la anciana tenía en su rostro un recorrido directo, de su mandíbula hasta una de sus cejas, el disparo fue un fracaso y aunque el daño estaba hecho. La anciana seguía con vida.
—P-perd… perdoname, Satoshi. Mamá no te pudo s-salvar.
—(...) ¿Q-qué?
Kobeni quién estaba arrepentida de lo que había hecho, solo pudo preguntar sin recibir una respuesta, ella observaba a una malherida anciana, aún consciente, de su existencia y el dolor que la cuarta hija le propinó.
—Eres una estúpida, Kobeni. Hiciste mal el trabajo, debías matarla.
—P-pero… y-ya no nos hará daño… Tenemos que salvar a A-arai.
Haka solo observó con una sonrisa burlona y sarcástica a su socia, quién aún estaba traumatizada por haberle hecho daño a una pobre viejita.
—Tú amigo está por morir, si fuera tú, no haría ningún esfuerzo por salvar su miserable existencia.
Kobeni se aterró por las palabras que escuchó de Haka, apartó a la moribunda anciana de ella, se reincorporó y decidió socorrer a su amigo quien se encontraba agonizando en el suelo.
—Arai… por favor, resiste… Voy a llamar por ayuda.
Kobeni sacó su teléfono, queriendo llamar a una ambulancia, pero Haka tenía que darle la horrible realidad de lo que sucedía en Tokio.
—Me temo que no fueron las únicas víctimas en sufrir un atentado por gente como ella— Haka señaló a la anciana, quién aún estaba batallando por seguir respirando— Tu organización ha sido duramente golpeada por un ataque terrorista en el mismo instante que está señora te disparó
—¿C-cómo sabes eso?
—Porque ya se han cobrado demasiadas vidas. Varios cazadores de otras divisiones y de la tuya han sido asesinados brutalmente ¿Te suenan Fushi y Takeshi? Ambos están muertos.
Kobeni no podía procesar tanta información, los disparos a su alrededor eran obra de gente como la anciana y ya tenían en sus manos la sangre de conocidos de Kobeni, la cuarta hija quería vomitar, le estaba doliendo el estómago, pero no podía derramar ninguna sola lágrima, su desesperación fue opacada cuando Arai intentó pronunciar unas palabras.
—¿Qu… quién… e-es ell… ella?— con mucha dificultad y dolor para pronunciarlo, Arai veía la figura de Haka, en otro contexto sería una hermosa mujer que robaría la vista de cualquier persona, pero aquí, era aterrador ver como alguien se tomaba tan a la ligera tu agonía.
—No digas nada más— Haka amenazó a Kobeni en caso que ella respondiera.
Kobeni solo pudo escuchar como ninguna línea de ayuda pudo conectarse, era obvio que las redes de telefonía estaban saturadas por los demás ciudadanos. Nadie vendría a socorrerlos, los disparos no se detenían, si ella gritaba, también sería una condena.
Haka por su lado se acercó a la anciana, ella también estaba atemorizada por la figura del demonio, le imploraba piedad y que no se acercara. Petición ignorada. Usando una de las habilidades que tenía el demonio, tocó la parte abierta del cráneo de la anciana. Ella pudo absorber parcialmente las memorias e información que parecía pertinente.
Las imágenes que llegaron en un solo instante, observaba a su hijo y a su nuera llorando por el secuestro de nieto, ellos tenían múltiples deudas debido a sus problemas económicos algunos de sus acreedores eran gente peligrosa e impaciente como el señor Katana. A través de sus ojos vio un paquete junto con los otros dos miembros de la familia que contenía la oreja del niño y un pequeño mensaje escrito "lo siguiente será un dedo". Observó el desmoronamiento de su hijo y el suicidio de su nuera, aceptando el hecho que nunca iban a pagar la deuda que tenían.
La abuela era el único integrante que luchó aún por la vida de su nieto, su fracasó era lo que la rompía, mientras Haka observaba a la agonizante anciana, escuchó sus lamentos y sus ojos brillosos por las lágrimas que dejaba, no pudo cumplir su cometido y ahora su nieto corría el riesgo de morir.
—Kobeni, debo reconocer que ella tenía su propio Kenji.
—¿Qué e-estás diciendo, señorita Haka?
—Esta anciana no estaba involucrada con los demás disparos, solo quería salvar a su nieto que fue secuestrado… Y vaya, arruinaste el rescate, es probable que el niño muera después de esto.
La culpa en Kobeni cada vez crecía, no podía salvar a Arai, el chico cada vez estaba perdiendo calor corporal y la anciana tenía a alguien a quién proteger como Kobeni y… lo impidió, en su conciencia cargará con haber impedido el rescate de un niño.
—Si te sirve de algo, podemos arreglar un contrato con lo que tenemos en nuestras manos. De nada te sirve lamentarte cuando aún tienes vidas que puedes salvar.
—¿Q-qué clase de c-contrato?— Kobeni no podía llorar, pero su culpa cada vez crecía con cada segundo.
—Te daré 3 minutos. 3 minutos donde el mundo puede conocer a la Kobeni definitiva. A la que todo el mundo debería temer.
—¿Q-qué es lo que quieres?— Kobeni estaba resignada, estaba escuchando la petición de Haka mientras aún intentaba parar el sangrado de su amigo.
—Cada minuto será acorde a las vidas que me des. Te podría dar menos si eso es lo que quieres, pero te garantizo que de hacerlo el sacrificio sería en vano ¿Aceptarías hacer el trato?
—¿Q-qué tengo que sacrificar? no quiero… no perdamos el tiempo
—Estos dos próximos cadáveres… y una sorpresa.
Kobeni sabía a lo que se refería su socia, el demonio le estaba pidiendo la vida de Arai y de la anciana…
—¿Y si me niego?
—La vida del resto de tus amigos que aún viven correrían peligro y con lo cobarde que eres, también arriesgarías nuestro contrato. Solo por esta vez considera que te estoy ayudando a un precio tan bajo, 3 minutos por 3 vidas.
Kobeni solo podía observar a Arai, quién también estaba escuchando la conversación, estaba asustado, tenía miedo y quería volver con su madre, pero su vida ya no dependía de él, sino de la chica que le gustaba.
¿T-te parece que una vida vale solo un m-minuto?
—Vale menos que eso.
La respuesta que Haka le dio hizo que Kobeni la repudie, pero no podía hacer nada al respecto, una falta de respeto hacia ella y sus hermanos podrían morir de inmediato.
—¿Te puedes dar prisa? Al paso que vamos todos los que te importan morirán, como tus amigas Kei o Himeno.
—¡¿QUÉ?!
Haka hizo una sonrisa con todas las malas intenciones hacia la salud mental de Kobeni.
—La tercera vida te la dejaré a tu elección, Kei o Himeno. Ambas están en riesgo de morir en este instante, una fue acribillada y está luchando por su vida y la de su novio. La otra recibió un disparo en una zona sensible, acaban de perforar un pulmón y no se pudo tratar a tiempo, por lo visto, hay algo que los sigue amenazando. Si intentas salvar a una, la otra morirá y te estoy dejando el tiempo ideal para salvar a solo una.
Kobeni estaba aterrada, ambas eran sus amigas, ambas la cuidaron, le enseñaron la mejor cara de los cazadores de Demonios, Himeno podía ser una idiota en ocasiones pero siempre tiene buenas intenciones con Kobeni, la cuidaba, le invitaba de comer y sobre todo, ella misma estaba luchando contra sus demonios porque la cuarta hija le dio el apoyo que le faltaba.
Kei había pasado menos tiempo con ella, pero siempre que estaban juntas Kobeni se sentía segura, era una especie de hermana mayor, cuidaba de ella, la defendió cuando Himeno la intentó molestar en la pijamada y cuidó de ella en todo el tiempo que estuvieron en la reunión de bienvenida, conocía sus sueños, estaba cerca del retiro, con un buen hombre como lo es Madoka.
Sin importar la elección que la cuarta hija tomara, en ambas salía perdiendo.
¿Qué hay de Aki, Denji y Power? Iban junto con Himeno— preguntó
—La idiota rubia no la puedo percibir, así que ella no está en riesgo de muerte. Aki recibió un daño en una zona no letal. Denji recibió un daño crítico ¿Te sirve eso? No solo salvarías a tu mejor amiga, también irías a salvar a tu novio
—No es mi novio— contestó seriamente, la cuarta. En su mente seguía analizando la oferta de Haka, era un hecho que rechazarla no estaba en los planes del demonio, así que solo buscaba la opción que la hiciera sentir menos culpable.
—¿Y tú crees que me importa?— Haka empezó a cansarse y prefirió chantajear a Kobeni — De las dos, Himeno es la que las probabilidades tiene de sobrevivir, Kei incluso la salves es posible que termine cuadraplejica, no garantizas ver a la misma mujer que conociste.
—¿Y el superior Madoka?
—No lo logro percibir, probablemente sigue intacto. Puedes dar por seguro que al menos uno de ahí saldrá con vida.
La pausa de Kobeni continuaba, mientras ella estaba en ese modo, las vidas de otros cazadores seguían perdiéndose. Múltiples aves se encontraban en el cielo, aparentemente en busca de la carroña.
Era imposible hacer un análisis frío de la situación, no tenía más información de la que Haka le había proporcionado, el demonio en pocas ocasiones le daba todo lo que ella debía saber, solo lo que al demonio de la muerte le convenía. Pero un saldo de 2 a 4, daba como ganadora a Himeno. Tendría que dejar a su suerte a Kei, quién había recibido más daño y Madoka sin siquiera casarse, estaba condenado a ser viudo.
—E-escojo sal-salvar a H-himeno— Las palabras que salían de la boca de Kobeni temblaban, sus hombros pesaban por la culpa de lo que sucedería.
Serpiente
Poco antes de la destrucción del restaurante Dattebayo! La señorita serpiente también se aproximaba dentro de una Van, su propósito era uno solo, conseguir el cuerpo completo o en trozos del chico Denji, la información que ella tenía también era parcial, pese a ser la cerebro de la operación y el señor Katana el músculo, ambos se encontraban por debajo de una jerarquía más grande.
Era la copiloto, uno de sus hombres de mayor confianza era su chófer, en la parte trasera otros dos hombres preparaban sus armas y algunos cargadores, desconocían si los cazadores pondrían resistencia.
Duda que fue disipada, el restaurante fue destruido a sus ojos, un zorro emergió de la nada y podían ver cómo poco a poco era cortado por dentro. Sabían que Katana había usado su extraña habilidad, que fue implantada por la misma señorita serpiente a través de largas sesiones de dolorosa experimentación.
—Estaciona aquí, subamos para allá. Este idiota va a necesitar de nuestra ayuda.
Las órdenes de serpiente se cumplieron, lentamente avanzaron para alcanzar a su compañero que estaba dispuesto a acabar con todos los que estuvieran interponiéndose entre él y Denji.
Himeno y compañía
No había una mejor forma de describir este momento de tensión que incertidumbre. El único hombre en pie que podía hacer frente a Katana era el mismo Aki. El cazador estaba seguro que la batalla estaba casi perdida, conocía parcialmente las habilidades de Denji en su forma demoníaca y si Katana era igual o mejor, Himeno y los demás estarían muertos.
—«¡MIERDA! ¡MIERDA! ¡MIERDA!» — Era lo único que se podía escuchar en la mente del pelinegro, quién ya se encontraba en guardia con su espalda en forma de clavo.
El primer ataque provino de Katana, usando sus dos brazos se aproximaba velozmente al cazador con las intenciones de cortar su torso con un tajo. Aki respondió rápidamente, cayendo de espaldas al suelo y observando la velocidad con la que el hombre Katana intentó matarlo.
Inmediatamente Aki se reincorporó, el primer ataque del combate sería conectado por Aki. Katana le había dado la espalda y esto lo usaría en su favor, de una estocada usaría su espada, a diferencia de otras está forma parte de su contrato más peligroso.
—¡AHORA!— Aki dio una orden hacía su socia, mientras ya había clavado la punta de su arma en la espada de su enemigo.
De la nada, un dedo emergió y de un solo movimiento, completó el ataque de Aki con un solo empujón desde la base.
—¡ESO DOLIÓ IMBÉCIL!
TRES
El combate cada vez era más complicado para el cazador, estaba desesperado por salvar a Himeno, el estado de Denji seguía siendo desconocido y solo Power era la última línea de defensa para cuidar a ambos.
Las espadas de katana atacaron en dirección a los brazos del chico, la velocidad se veía reducida, el daño que le causó la espada no era normal. Aki por su parte no podía contener su nerviosismo, empuñar su espada cada vez era más difícil, necesitaba otro momento preciso y no encontraba un punto ciego ante su rival.
—¡ME ESTOY CANSANDO DE ESTO, IDIOTA, DAME A DENJI Y TE DEJARÉ VIVIR!
Después de la frase, el pelinegro logró alcanzar la espalda de Katana por segunda vez, con toda su fuerza volvió a realizar un estocada, dando la orden a su socia de ejecutar otra estocada.
DOS
—¡PUTA MADRE ESO DUELE, HIJO DE PERRA!
Aki buscó evitar la demora, nuevamente logró esquivar otro tajo de las espadas del hombre Katana, los cortes de Katana se hacían lentos, el demonio notaba que algo estaba mal.
—¿Qué mierda estás usando jodido cazador?
Aki vio el punto ciego en la delantera de su enemigo, con toda la velocidad que aún le quedaba, evitó la estocada del hombre Katana que iba hacia su rostro, pero él sí tuvo éxito en la suya, penetrando dónde se suponía que estaba su hígado.
UNO
—AAAAAAGHHHH. PEDAZO DE MIERDA, CONSIDERA HISTORIA MI NOBLE OFERTA.
De una sola patada sacó volando a Aki hacía uno de los escombros del restaurante. Pero el daño ya estaba hecho, el clavo era parte del demonio de la maldición, aunque su coste era uno muy peligroso. La mitad de su vida sería drenada y fue lo que preocupó a Himeno quién solo pudo ver desde un área casi segura.
—ESA MIERDA NO ME HIZO NADA.
La melodiosa voz de su socia volvió a escucharse, el hombre Katana no podía moverse, cuando se dio cuenta una mano sostenía todo su cuerpo, había emergido de la nada. Una segunda dio aparición, agarró su brazo izquierdo y la que sostuvo su cuerpo, el derecho. Cómo si estuviera siendo crucificado.
A su alrededor una parrilla costal y a nivel de su cabeza, dos cráneos de bestias gigantes con cuernos prominentes apuntaban hacia sus hombros.
CERO
La voz no volvió a ser escuchada, el entorno del hombre Katana se volvió oscuro y dos mordidas en sus hombros fueron ejecutadas. El dolor incluso en su forma demoníaca era insoportable y mientras la habilidad más peligrosa de Aki estaba activa. El cazador volvió a dirigirse hacía Power y su amada.
—Power ¿Cómo está Himeno?
—¿Podrías cargar a tu novia, me estoy cansando de cargar a un peso casi muerto?
Power recibió un calvazo fantasmal, lo que respondió un poco el estado de Himeno, seguía consciente, pero cada vez era más difícil mantener esa tranquilidad que siempre la caracterizaba, estaba sintiendo frío y sus ojos pesaban. La sangre seguía brotando de su boca, en cualquier momento podría ahogarse con su propia sangre.
—Dejame cargarla, debemos llevar a Himeno al hospital, tu arrastra el cuerpo de Denji, debemos reportar su deceso.
El demonio de las maldiciones había concluido el trabajo y dejó tirado en el suelo al hombre Katana. Los 3 cazadores dieron por muerto a su enemigo e intentaron caminar lentamente hacia las escaleras.
Mismas escaleras donde una mujer rubia, de cabello corto, sudadera roja y unos shorts azules, con ojos fríos y una característica lengua bífida hizo acto de aparición. Sin miedo o reacción aparente, se acercó al señor Katana y sin mucho esfuerzo lo levantó.
—Eres un estúpido ¿Incluso en esta forma fuiste derrotado?
La consciencia del hombre Katana fue restaurada y su condición para pelear también.
—Estaba jugando. Ahí tienes a tu maldito corazón, déjame solo acabar con el idiota de la coleta.
—No lo arruines está vez— La señorita serpiente terminó la pequeña conversación, espero a su compañero y solo daría ayuda en caso que volviera a perder.
Aki estaba incrédulo, sacrificó otra parte de sí mismo en vano y ahora no podía usar la habilidad por segunda vez, el zorro tampoco le haría caso.
En posición de guardia, el cazador se preparó para una muerte segura no sin antes ordenar a Power llevar a Himeno a un lugar alejado y seguro. Power solo estaba sudando del nerviosismo, solo Denji en su forma del motosierra podía soportar tanto castigo, ahora tenían a uno similar, pero como oposición.
El hombre Katana no hizo ninguna posición para combatir se acercó lentamente y en calma, en contraste de su rival quien estaba nervioso por lo que sucedería. Solo pasaron unas micras de segundo para ver qué había desaparecido de la vista de Hayakawa.
—¿D-don… ¿DONDE MIERDA SE FUE?
Himeno y Power en sus narices vieron la respuesta, estaba a las espaldas de Aki, las dos espadas de sus brazos estaban manchadas de sangre y fue hasta que Aki se desplomó en el piso que se dieron cuenta que todo estaba perdido.
—Tendrán pésimo gusto para la comida, pero al menos si escogen tela de buena calidad— Bromeó un poco el señor Katana.
—Te podrías callar imbécil, necesitamos el maldito cuerpo de ese tipo.
Himeno estaba espantada, el chico que amada se encontraba inconsciente en el suelo, podía visualizar el cuerpo aún respirando, se notaba que los dos jefes y sus hombres ya no estarían buscando contratiempos y se llevarían el cuerpo de Denji, pero nada garantiza que después de esto los dejen con vida. Eran testigos.
Con la fuerza de voluntad que aún le quedaba, empezó a hablar después de tanto tiempo adolorida por el disparo, buscaba alternativas, pero algo le decía, que solo tenía una opción.
—Power ¿Puedes atacar a ese idiota de las espadas?
—¡Ni lo sueñes canalla! El tipo fue tan veloz que ni lo pude percibir, no voy a dejar que Nyako se quede solo para siempre.
—Entiendo ¿Quieres que te dé tiempo para escapar?
Power se quedó sorprendida por sus palabras, no eran mínimamente amigas, convivían poco y aunque Himeno le enseñó una nueva perspectiva de quién es en realidad, la empatía de una chica preocupada por su gato fue lo único que necesitó para pedirle eso.
—¡Qué planeas hacer idiota!
—No mucho… Solo, cuida bien de tu gato. Sé de tus problemas para leer, se llama Avo-cat-o la marca que más les compro y… en mi departamento debe haber un poco de dinero, úsalo para comprarle el arenero, si no es para Nyako será para ti.
—Tch. Imbécil, lo haré por Nyako, no porque me lo pides— Power no sabía que decir al respecto.
—Acaricialo y dile que es de mi parte— Himeno le dio una última sonrisa a Power, quién sigilosamente huyó de la escena, no sin antes responder con una seña de amor y paz a la chica del parche, cumpliría con esa petición.
«¿Serás capaz de despertar, Denji?»
La mente de Himeno tenía esa duda.
Kobeni y Haka
—¡Espléndido!— Celebró Haka después de ver a su socia sudar y pensar en tan poco tiempo una respuesta— Supongo que por fin usas la cabeza para un contrato.
—S-solo… quiero que Himeno esté a salvo… Espero que Kei me pueda perdonar.
—No lo hará. Pero en fin, necesito que me des la mano para que nuestro contrato sea pactado.
Kobeni tenía en sus narices a Haka, el demonio con forma humana era imponente para la pequeña cuarta hija, no tenía ningún titubeo con intentar matar a dos personas cercanas de Kobeni ni tampoco a una anciana que lo único que quería hacer era salvar a su nieto.
—¿P-por qué… ¿no, otras personas?
—¿Te dolería verlas o saber que van a morir?
—C-creo que no.
—Ese es el chiste, una vez Arai, Kei y la anciana estén muertas estarás de luto. Así funcionan las cosas conmigo, dame algo que amas y te entristezca su perdida y yo te garantizo que el mundo verá a la Kobeni más brutal que el mundo pueda imaginar.
—Y-yo… no quiero hacerle daño a nadie.
—El mundo te lo hará a ti y no se va a disculpar por lo que es capaz. Tú, solo responde de la misma forma.
—(...)
—¿Sabes conducir autos?
—No… nunca aprendí.
Haka… se quedó un tanto sorprendida, su socia no sabía manejar.
—¿Motos?
—No.
—¿Conducir bicicletas?
—Si, eso sí sé… ¿Por qué preguntas estás cosas?
Haka chasqueó los dedos y una serie de brazos aventaron decenas de bicicletas en la calle que se encontraba Kobeni.
—Por hoy seré buena contigo, entendido amiguita. Te obsequio la que más te guste.
—O… Ok, señorita Haka.
—Y dame eso, tu mochila, será un estorbo para rescatar a tus amigos.
Kobeni le entregó la mochila donde tenía sus trabajos artísticos y una que otra comida preparada para el día, sus armas las tenía guardadas en su espalda en una pequeña funda.
—¿Por qué me hablas así? Por lo regular eres grosera.
—Ya entenderás, socia.
Otro chasquido proveniente del demonio de la muerte hizo que los brazos putrefactos se posicionaron alrededor de Arai y de la anciana, todos con el fin de cumplir el contrato.
Cada uno sostenía las extremidades, el abdomen o el tórax de las víctimas de Haka, su sonrisa era macabra mientras que Kobeni estaba aterrada por lo que vió.
Tanto la anciana como Arai estaban aterrados, estaban intentando batallar por su vida sin éxito, cada brazo tenía la fuerza suficiente para destrozar sus huesos y eso hicieron con la anciana, el crujir de sus piernas se hizo cada vez más potente y los gritos de dolor eran música para los oídos del demonio.
—¡BASTA, POR FAVOR TE LO SUPLICO!— Gritó la pobre anciana.
Arai corría con la misma suerte, los brazos que cubrían su tórax lo estaban oprimiendo, 3 pares de costillas se rompieron y empezaron a perforar los pulmones, el chico empezó a sacar sangre de su boca.
Solo pudo observar a Kobeni, con los ojos llorosos y aterrizados, no podía entonar ningún sonido solo veía a la chica de la que estaba enamorado mientras ella intentó socorrerlo. El chico intentó gritar por ayuda pero nada salía de sus cuerdas vocales.
—¡KOBENI, AYUDAME POR FAVOR!— La cuarta hija leía los labios del pobre chico de la cicatriz.
La pequeña estaba aterrada por lo que Haka le hacía a sus dos acompañantes, Haka quién estaba a su lado solo disfrutó del retorcido pero bello momento en su punto de vista. Le encantaba ser la espectadora de las desgracias, pero en esta ocasión ella debía ser activa para que Kobeni se vuelva lo que ella tenía planeado.
—¿¡Qué le haces a Arai?! ¡POR FAVOR DETENTE!
Luego de gritar que se detuviera, Kobeni intentó ayudar a su amigo corriendo hacia donde él se encontraba, pero fue detenida por el demonio de la muerte.
—Nu-huh. Trato es un trato y ya nos estrechamos las manos— Haka estaba feliz por el dolor que Kobeni estaba sintiendo— Tómalo como un cobro, por hacerme reconstruir a tu familia, cuando a mí me repugna eso.
—¡¿Eh, QUÉ ESTÁS TRAMANDO HAKA?, YA SUÉLTAME!
Haka tenía con solo un brazo contenida la cuarta hija, la pego a su cuerpo sin que ella tuviera la fuerza para oponerse y la otra mano se introdujo en la cabeza de la pequeña, en dirección al lóbulo temporal. Su mano se volvió intangible una vez dentro, pero cuando tocó su objetivo, un fragmento de él estaba siendo arrancado del cerebro de Kobeni.
—¡AAAAAAAAAAAAGH!— Un desgarrador grito de dolor proveniente de Kobeni se escuchó en toda la calle.
El dolor era inmenso y a Haka le divertía el sufrimiento de su socia, sentir como ella se retorcía de dolor y gritaba por piedad mientras ella poco a poco quitaba una estructura esencial de su cerebro.
—Debo advertirte que una vez te la quite no me podrás observar, por 3 minutos no sentirás mi presencia pero no te preocupes, te guiaré por el camino más rápido para que logres alcanzar a Himeno.
—¡DEEETEEENTEEE POR FAVOR!— Las lágrimas de Kobeni estaban brotando, sentía como los dedos del Demonio estaban invadiendo su cabeza sin que ella pudiera defenderse.
Haka tiró a Kobeni del suelo, ella estaba llorando del dolor mientras que solo se podía observar la mano ensangrentada del Demonio, en ella contenía un fragmento de su amígdala cerebral.
—Esta horrible cosa de acá volverá a estar dentro de tu cerebro como si nada hubiera pasado. Hasta entonces, tienes 3 minutos para ayudar a tus amigos, por lo pronto te aseguro dos de ellos, pero no te preocupes el tercero viene en camino.
Las últimas palabras que Haka pronunció para Kobeni, sonaban débiles para luego desaparecer, ella ya no sentía temor por nada, ni por el demonio que le hacía su vida difícil.
Kobeni se terminó levantando del suelo y limpió el polvo que se había acumulado en su traje. Sintió su cabeza y podía sentir la sangre que salía de ella, pero eso no importaba, los gritos que tanto ella como la anciana habían lanzado fueron un llamado para 3 terroristas que estaban cerca, ellos no querían demorarse en acabar con Kobeni… al igual que la protagonista.
Kobeni aceleró de 0 a 100 en cuestión de segundos, logró alcanzar el arma que estaba cerca de la anciana y ágilmente esquivó los disparos de los 3 terroristas. La puntería de ellos era buena, pero la velocidad de una kobeni sin miedo era superior, su puntería era igual de eficiente.
¡BANG! ¡BANG! ¡BANG!
Solo 3 disparos salieron del arma que tenía en sus manos la cuarta hija y los 3 dieron en el blanco, las cabezas de los terroristas tenían un agujero de 9 mm cerca de su ojos.
—Nada mal. Pero debo advertirte que está será la última vez que me chantajeas usando la vida de mis hermanos, Haka.
Aunque Kobeni no podía verla, ella se encontraba frente a su rostro, orgullosa de su brutal creación. Hasta que escuchó la frase que le quitó su sonrisa.
—Perra de mierda— fue la primera grosería que dijo Kobeni en su vida y fue directo al ser más poderoso que ella tenía noción de su existencia.
La sonrisa de Haka se borró de su rostro y Kobeni agarró la bicicleta que parecía ideal para la misión, el contrato se debía cumplir y Haka estaba señalando a través de la destrucción de su alrededor para que Kobeni lo siguiera, no se tenía que preocupar por testigos ya que la mayoría fueron evacuados.
Solo observó el cuerpo de Arai y el de la anciana en el suelo, ambos habían muerto por la constricción de los brazos. Pese a no tener miedo, sentía completo remordimiento por lo que había hecho.
—Lo siento— Dijo Kobeni para después agarrar camino y pedalear a máxima velocidad en su bicicleta.
Makima
Makima tenía en su poder manipular la situación en favor de los cazadores de demonios, pero unos intereses de por medio provocó que la muerte de varios de sus colegas fueran necesarios para continuar con sus propios planes.
La pelirroja estaba en el mismo lugar, teniendo enfrente la ciudad de Kioto mientras aún parecía estar haciendo un juego de manos. A sus espaldas se encontraban los policías, Tendō y Kurose, los encargados del santuario, el alcaide y como cereza en el pastel, los prisioneros, todos con los ojos cubiertos y estos últimos, asustados porque tenían una idea de lo que a ellos les deparaba.
En las memorias de Makina yace la información más importante para defenderse de los terroristas, sus identidades. No necesitaba conocer su rostro, solo su nombre y que estaban involucrados en la masacre hacía las divisiones de Tokio era suficiente. La mujer paró de hacer su extraño ritual y se empezó a acercar a la fila de la izquierda.
El primer prisionero, cometió infancidio hace 3 décadas ninguno era de su sangre, debido a algunos contactos, no recibió pena de muerte. Pero este iba a ser el castigo que merecía.
Makima se agachó para estar a su altura. El hombre empezó a sudar, no conocía de nombre ni la naturaleza de la mujer, pero la vibra que ella misma emanaba era hostil incluso cuando ella con su reconocible y adictiva voz dijo.
—¿Puedes decir el nombre de Nakagawa Masahiro?
«Serás idiota si crees que voy a decir un nombre como ese» — La mente del hombre estaba dispuesta a no decir ninguna palabra.
—Nakagawa Masahiro.
«¿¡Qué?!» — El prisionero estaba incrédulo de haber dicho el nombre que le pidieron.
Makima agradeció la cooperación, se levantó y en el mismo punto, juntó las dos caras de sus dos palmas como si estuviera conteniendo un objeto. La mano derecha estaba fija y boca arriba, mientras la izquierda boca abajo, hacía una pequeña rotación en contra de las manecillas del reloj.
Ninguno de los hombres presentes con excepción de Makima sabía lo que eso produciría. En Tokio, antes de asesinar a un testigo que observó cómo asesinó a 2 cazadores, un veterano y a una novata, Masahiro Nakagawa sintió una extraña presión en su cabeza. La presión poco a poco se iba intensificando y de la misma forma que Makima rotó su mano, su cuerpo siguió el mismo sentido, no pudo contenerlo y terminó explotando dejando un rastro de sangre, su ropa y el arma, ningún rastro de su cuerpo sería hallado.
El infanticida terminó cayendo muerto en su propio lugar. Makima pudo observar el cuerpo del repugnante ser, sus ojos tan distintivos tenían puesta su mirada en la cabeza del sujeto, le repugnaba conocer a alguien así, pero su rostro emitió una pequeña sonrisa.
«Al menos debería agradecerte, después de tantos años tu vida sirvió para un propósito correcto, señor Sakakibara» — Pensó Makima.
La mujer se fue aproximando al siguiente en la fila. Continuando con el mismo proceso.
—¿Podrías decir el nombre de Yamamoto Ryo?
Madoka
Algo que Madoka tuvo que reconocer que fue de las cualidades que más le encantaban de Kei era su determinación para lograr sus objetivos. Esa característica fue algo que él notó durante los años de servicio que ambos coincidieron.
Su relación desde que se conocieron fue en ascenso y fortaleciéndose, en su primer contacto había un cierto click, que ambos chicos habían percibido, podían hablar de cualquier cosa, ir a cualquier lugar y ver lo que sea y lo disfrutaban. Keiko le había enseñado sus lugares favoritos para comer y luego de haber hecho el contrato con el demonio perro, ella le pedía el favor a Madoka que le contara qué sabores podía percibir.
Madoka siempre aprovechó esos momentos para exagerar lo que él sentía, siempre exageraba el dulzor, incluso aprendió términos como el umami, cuando comían platillos de su nación, todos con el fin de irritar a la que en ese tiempo era su amiga.
Las peleas aunque de juego nunca acababan. Cuando Madoka terminó quemando su casa por un descuido, solo pudo recurrir a Kei para que le diera techo en lo que pagaba su remodelación.
Una cosa llevó a la otra, diversión y unas cuantas cervezas, aunque Keiko no podía percibir su sabor u olor, el efecto que producían si estaba presente. Madoka estaba empezando a sentir algo por su amiga y estar parcialmente ebrio le dio la valentía para intentar hacer una jugada, misma que completó la propia Kei, dándole un beso en los labios que ni él mismo se esperaba.
A diferencia de Himeno y Aki, no tuvieron intimidad tan rápido. Pasaron meses para que se sintieran cómodos el uno al otro para ser cariñosos, la dinámica de ellos estaba tan marcado en joder al otro. Kei, pese que los dibujos no eran su fuerte, a veces le dejaba a Madoka uno que otro que representaban las pesadillas que ella escuchaba de su pareja.
La pasión entre ellos era lenta pero fuerte, la misma noche que Keiko intentó llevar a Kobeni a su casa y su amiga se negó, yendo a la casa de Himeno. Kei buscó una alternativa, ir con Madoka y lo que sucediera esa noche. Posiblemente para otras parejas, ellos se habían tardado, pero para ambos, eso estaba bien, ambos confiaban el uno al otro y se jodían mutuamente.
Esa misma noche, en la casa apta para incendios de Madoka, ambos tuvieron su primera vez como pareja. Kei se burló de su novio, ya que él aún era virgen. Aunque luego de eso lo abrazó y dijo que ella le ayudaría en todo, lentamente y a su propio ritmo, la pareja era una. En todo momento ambos veían su rostro, gemían y expresaban su amor mientras sus miradas no se despegaban.
Keiko sabía que no era fértil esa misma noche y dejó que su novio se viniera dentro de ella. Ambos estaban contentos por la experiencia que habían compartido. Madoka le contó de sus planes para Hokkaido y… él, le ofreció que también la acompañara.
Ambos estaban felices, se continuaron besando y tuvieron su merecido descanso. La joven castaña estaba sobre el pecho de su novio, mientras él podía abrazar su espalda desnuda. Durmieron felices y con la esperanza de una vida pacífica, en una hermosa posición.
Misma posición que ellos estaban teniendo en medio de un tiroteo, el policía estaba herido por 2 balas que habían llegado a su pierna y a su hombre. Uno de los dos terroristas que se quedó en la escena, se aproximaba más y más al oficial, a quemarropa acabó con su vida.
Los latidos de Madoka estaban acelerados mientras que él podía sentir a través de la mano de su mujer que los de ella poco a poco se iban haciendo más débiles. Keiko seguía cubriendo la boca de su amado con su mano ensangrentada, así como sus latidos, la frialdad de la mano de Keiko se hacía más presente.
Madoka no podía contener su tristeza, de la misma forma que ellos terminaron una noche tan hermosa, la vida de ambos corría peligro. Keiko seguía luchando por seguir con vida y tranquilizar a su novio, pero era difícil, cada vez tenía más cansancio y su mirada estaba más perdida. Poco a poco iba cerrando sus ojos.
Madoka no soportó lo que estaba viendo, si su mujer tenía que morir en este momento, él también.
Abrazó el cuerpo moribundo de su novia, con la delicadeza suficiente para no hacerle más daño, fue suave pero notorio, ambos hombres quienes estaban regresando en posición veían la escena y sabían que el trabajo no estaba acabado.
—¡SIGUE CON VIDA!— Uno de los dos hombres gritó.
Ambos podían matarlos a lo lejos, pero el furor que sentían por haber matado tan cerca a un oficial hizo que ambos se acerquen a los dos enamorados.
Kei ya no podía sentir nada, las sensaciones corporales eran cosa del pasado y se habían ido junto con su olfato al más allá. Ella solo lagrimeo un poco, no había logrado su objetivo y ahora Madoka estaba a Segundos de morir acribillado como ella. Por su lado, Madoka aceptó su destino, morir abrazando a su mujer.
Cuando las armas apuntaban a ellos, el cuerpo de uno de los individuos explotó.
—¿R-RYO, PERO QUE MIERDA?
El otro hombre estaba asustado, vio como su amigo quien se sentía raro y luego reventó sin ningún tipo de contratiempo. Apuntó a otros lugares, con la espera de visualizar a otro cazador que los tenía en la mira, sin éxito. Madoka estaba incrédulo por lo que veía, pero se daba una idea de quién podría orquestar esto.
El otro terrorista presente, pasó por lo mismo, tiró el arma al suelo incapaz de moverse, hasta que su cuerpo se empezó a deformar y reventó sin dejar más rastro que el de su sangre y su ropa.
Madoka cerró los ojos un momento, su cara estaba manchada de la sangre del hombre mientras que Kei también tenía abiertos los ojos. Al menos le había dado el tiempo suficiente a su novio para que sobreviviera y esto de alguna forma ocurriera.
Delicadamente, Madoka intentó reincorporarse, seguía agachado observando a su mujer quien dejó de expresar alguna sensación de dolor, no podía hablar y solo tenía la vista puesta en el rostro de su novio. Ella le sonrió e intentó con mucha dificultad acariciarlo.
—No, no, no ¡NO! ¡NO! ¡NO! — Poco a Poco el cazador incrementó el volumen de su voz, sin importar que algún otro terrorista lo escuche.
—Kei, por favor resiste, vamos ya estamos a salvo, solo necesito llevarte al hospital y busquemos la forma solucionarlo.
Kei dejó de responder a cualquier estímulo, su respiración cada vez era más lenta.
—¡MIERDA KEI, TÚ NO ERES ASÍ!
El dolor en cada grito que soltaba Madoka era desgarrador, intentó levantarse pero también se le dificulta, cargando a su novia para poder llevarla a algún lugar que la puedan atender.
—Vamos, resiste cariño, tú puedes, eres la mujer más fuerte que conozco, lo sabes, lo sabes muy bien. Por favor, vive, sigue respirando amor. No puedo hacer esto solo, necesito tenerte a mi lado, vamos vamos vamos.
Madoka intentó dar palabras de aliento a su novia y a él mismo, el panorama no era alentador, pero el seguía avanzando.
—Piensa en tus hermanos, vamos, no lo voy a discutir, vivirán con nosotros, tendrán un hermoso cuarto y mucho campo donde ellos puedan jugar. No permitas que pierdan a otra persona que aman, nos están esperando. ¿Quieres el cuarto más grande para tu salón, verdad? Te lo doy, es tuyo al 100% pero por favor sigue luchando, sigue luchando para que yo lo decore por ti.
Los ojos del cazador seguían sacando lágrimas y su vista se nublaba, intentó parpadear lo más fuerte, pero no se aclaraba.
Madoka continuó su rumbo hacia cualquier lado, aunque él ya no lo percibía, habían rastros de ropa ensangrentada, Makima estaba continuando con su propia masacre sin que él se percatara.
—¡MALDICIÓN MADOKA, NO PIERDAS LO MEJOR QUE TE PASÓ EN TU PUTA VIDA, YA ESCUCHASTE KEIKO, ERES LO MEJOR QUE ME PUDO PASAR, NO MUERAS! ¡POR FAVOR, NO MUERAS!
Madoka entró en desesperación, cada vez la situación era más adversa para él y su mujer, al punto que se tropezó. Cayendo él y su mujer, Keiko estaba cada vez más débil y aunque ella le estaba haciendo caso a su novio, su voz era más irreconocible.
«Te amo» — No podía expresar nada, pero en la mente de Kei, era las últimas palabras que ella podía decir directo a su pareja.
—¡MADOKA, ERES UN GRAN ESTUPIDO! ¡MIERDA MIERDA MIERDA, ¿CÓMO DEJASTE QUE TU NOVIA CAYERA!?
el tobillo de Madoka se había lastimado y no podía volver a levantarse, con todas sus fuerzas buscó arrastrarse hacía su pareja, pero era imposible. Madoka no lo percibía, pero uno de los brazos de Haka fue quién impidió que continuara su paso. Otro brazo agarró su pierna, impidiendo que él pudiera moverse.
—¿¡POR QUÉ, POR QUÉ EN ESTE MALDITO MOMENTO?! ¡VAMOS CUERPO, NO SEAS ESTÚPIDO, TU NOVIA NECESITA AYUDA!
La desesperación de Madoka era tal, que decidió gritar lo más fuerte por ayuda.
—¡AYUDA! ¡AYUDA! ¡AYUDA! ¡HAY UNA MUJER HERIDA, POR FAVOR, VENGAN A AYUDARLA, OLVÍDENSE DE MÍ, PERO POR FAVOR, QUE ELLA NO MUERA!
Luego de eso, Madoka lloró, no podía avanzar hacia donde seguía su novia, aún respirando, el tiempo era más limitado y el ya no tenía poder en lo que podía hacer. Haka entró en escena.
—El sufrimiento acaba hoy— Haka estaba parada al lado de un Madoka intentando arrastrarse hacía su novia, sin poder avanzar ni un solo milímetro. Con solo tocar su nuca, la conciencia del cazador se había suspendido— No te toca morir el día de hoy, Señor Madoka.
Luego de dejar inconsciente al hombre, Haka estaba preparando los brazos para torturar a Kei cómo lo hizo con Arai y la anciana. Pero algo la hizo cambiar de opinión, al igual que con la anciana, ella tocó una de las heridas de bala que estaba expuesta. Viendo sus memorias, los dolores que ella sufrió, ver amigos morir, ser vomitada por Himeno, observar el rostro de Madoka asustado cuando ella recibía cada disparo y lo peor, fue ver a sus padres muertos víctimas del demonio pistola. Algo en Haka había cambiado.
Un vistazo de las memorias de Kei le hizo darse cuenta que ella a diferencia de Arai o la anciana, no tenía remordimientos. Sus hermanos estaban bien, ella les contó sobre los riesgos de su trabajo y que tenían fondos suficientes para sus estudios, Madoka estaba vivo y por alguna razón, tenía la extraña sensación que Kobeni no corría riesgos. Podía morir sin reclamar nada.
Un chasquido proveniente del demonio hizo que todos los brazos desaparecieran, ella haría el trabajo sucio por esta ocasión.
Haka había visto todo lo que tenía que ver, por respeto a la cazadora se quitó sus gafas y dejó ver sus ojos. El mismo tipo de ojos que tenía la jefa Makima, solo que de un color distinto. Kei se dio cuenta de esto, pero no pudo importarle menos. Ella había aceptado su destino desde que protegió a Madoka.
—Shinoda Keiko. Fue un honor ver tus memorias.
Haka puso una de sus manos sobre la nariz y boca de la cazadora, en vez de ahogarla violentamente, solo tapó bien y quitó todo el oxígeno que hubiera en el pequeño espacio. Poco a poco, Keiko iba cerrando los ojos, hasta que nunca más los volvió a abrir.
—Conociste el dolor de lo que es capaz de producir tu propia especie, no hay necesidad que yo lo continúe. Ve en paz, conocerás un lugar qué ni yo puedo alcanzar.
Haka observó el cielo mientras eso sucedía. Posterior al deceso de Keiko, se levantó y abandonó el lugar luego de chasquear los dedos.
Es bien sabido que Madoka tenía pesadillas que le impedían volver a dibujar después de pasar tanto tiempo cazando demonios y perdiendo gente que él estimaba. Pero todas sus pesadillas eran en los sueños, luego de despertar y notar que ya se podía mover, vio por primera vez, una pesadilla en carne y hueso.
Con mucha dificultad se acercó a su novia, ya no respiraba y estaba con los ojos cerrados. Acaricio su rostro y solo pudo sentir la frialdad de su piel, aunque Kei expresaba una sonrisa, lo único que Madoka hacía era llorar, llorar como nunca lo había hecho. La peor pesadilla en la vida de Madoka se había hecho realidad y lo único que podía hacer era sostener el cuerpo de su novia inerte.
Shinoda Keiko había fallecido y con ello, el tercer minuto para Kobeni se había cumplido.
Notes:
Con mucha fe, el 19 será la conclusión de la primera mitad del arco de katana man
Chapter 20: Buenas noches, Kobeni
Notes:
Este es el capítulo más Hurt/Confort que he escrito, el más extenso y el relativo final de temporada, descansaré un rato jaja pero la verdad, no me ha desagradado tanto el resultado.
(See the end of the chapter for more notes.)
Chapter Text
Las nubes empezaron a gobernar el cielo que una vez estuvo despejado. La operación estaba en su punto más alto y la vida de múltiples cazadores se había perdido. La segunda división, la que mejor había resistido a los ataques de los terroristas, estaba siendo vulnerada desde adentro. La cuarta división, la que comenzó siendo la más afectada, cambió su panorama gracias al apoyo remoto de su jefa, Makima. La primera y la tercera eran pérdida total.
Kobeni
Los pensamientos inundaban la mente de la pequeña ¿Volvería por el cuerpo de su amigo? O ¿De alguna forma buscaría la manera de rescatar al niño de la anciana como última voluntad? Eran ideas que estaba teniendo en su momento de mayor fortaleza, su amígdala cerebral le ayudaba a regular de forma correcta su miedo y preservación, pero ahora lo primero fue removido.
Le quedaban dos minutos y veinte segundos para llegar a su límite. Himeno seguía batallando por su vida mientras que Aki había recibido varios cortes superficiales que lo dejaron fuera de combate, Denji estaba entre la vida y la muerte. Power escapó para cumplir la última voluntad de su compañera del parche.
El camino seguía siendo trazado por el demonio de la muerte, los postes, semáforos y anuncios eran destrozados. Kobeni siguió el sendero a la mayor velocidad que podía, era una atleta nata, evitando los disparos de los terroristas que aún rondaban por el lugar, sin embargo durante su trayecto se topó con un trío de ellos interponiéndose en su camino.
El trío de criminales hubiera preferido morir a manos de Makima que de Kobeni.
Posicionados en medio de la calle uno visualizó a la chica con el uniforme de cazador avisando a sus compañeros que aún quedaba una con vida, pensando que era una idiota por haber elegido pasar en su territorio.
—¡Acaben con esa perra cazadora!
Kobeni no tuvo titubeos en sacar el arma que le había arrebatado a la difunta anciana, le quedaban unas cuantas balas en el cargador y las usó como farol, disparando al suelo para evitar que sus enemigos preparen sus pistolas. Todos ellos saltaron para salvar sus pies, sin conocer que esa fue la idea de la cuarta hija desde un inicio.
—Esa pendeja tiene un pésimo tiro, démosle una verdadera lección de puntería.
El que dijo esas palabras no se percató que la puntería de Kobeni no debía ser puesta a prueba, al lado de la acera donde se encontraba el criminal recibió la pistola sin balas directamente en su cabeza. La chica ya tenía otro objetivo, el terrorista que estaba enfrente suyo recibió el peso de la bicicleta sin la chica. También era un farol, aturdidos dos de los tres enemigos. Kobeni escogió al que aún se encontraba de pie, preparado para disparar.
De la espalda de la chica sacó el hacha que siempre tenía asignada para sus cacerías y se aproximó a máxima velocidad a su oponente quién ya tenía extendido los brazos apuntando a la chica. Un disparo salió de la boquilla y Kobeni sin mucho esfuerzo pudo esquivarlo, la mirada fría y amenazante de la chica afectó en la psique del terrorista.
Dos hachazos hacía el brazo del sujeto fueron realizados una vez ella estuviera a centímetros del hombre, cortando la mano y parte del antebrazo como si de mantequilla tratase, el hombre se había asustado lo que sucedió. Sin poder responder o reaccionar correctamente, un golpe en la garganta impidió que él pudiera gritar y un hachazo hacia su cuello, de la misma forma que Kobeni intentó rebanar a un poseído y solo hacerlo de forma parcial, con el humano fue menos complicado.
Se había desprendido la cabeza del hombre con una expresión de sorpresa, de ver a una pequeña mujer masacrando a un rival de mayor tamaño con solo cuatro movimientos.
La chica sin ninguna expresión de asco atrapó la cabeza, el terrorista que había recibido la pistola vacía hacia su cabeza se había reincorporado y estaba furioso por ver morir a su compañero, de la misma forma apuntó hacia la pequeña sin darse cuenta de que ella tenía planeado su siguiente movimiento. La cabeza voló directamente al sujeto quién sorprendido por el acto, la atrapó y se dio cuenta de la expresión que había dejado su socio. No se había percatado que no duró nada el tiempo para procesar esa información, Kobeni había saltado y lo derribó, la chica estando sobre el hombre, con solo un brazo bastó para ejercer la fuerza suficiente e incrustar múltiples veces el filo de su hacha hasta deformar el cráneo del sujeto. El último movimiento lo hizo con tanta rudeza que lo dejó pegado en el pavimento.
El primero que ella atacó, pero el último en reaccionar se había quitado la bicicleta de encima. Le gritó insultos y amenazas a Kobeni, pero la chica no tuvo ningún tipo de reacción a esas palabras que para ella eran vacías. Solo le quedaba el cuchillo, no perdería el tiempo en volver a obtener su hacha. Con un poco de esfuerzo rompió los botones de su saco y se lo quitó. Teniéndolo en sus manos, corrió hacia su nuevo objetivo, el hombre ya tenía en sus manos el arma y disparó múltiples veces. Al igual que Aki, el traje de Kobeni estaba diseñado para soportar ataques de demonios, pero igual funcionaba con un límite de balas. Ninguno de los disparos alcanzó a la cuarta hija.
Estando tan próxima a su enemigo, Kobeni usó su saco para cubrir la cabeza del terrorista, el enemigo se encontraba completamente ciego ante cualquier ataque de la pequeña. Quién con solo dos puñetazos había derribado a un hombre que era fácilmente veinte centímetros más alto que ella. De su funda que estaba en su espalda, sacó su segunda arma, el cuchillo. No esperó ninguna palabra de piedad, auxilio ni tampoco buscó negociar alguna tregua.
La cuarta hija cumpliría su misión con el poco tiempo que le quedaba, había sacrificado dos vidas importantes para ella y se sentía identificada con el objetivo que tenía la anciana, pero necesitaba un empujón y Haka se lo proporcionó.
8 puñaladas en el rostro y cuello fueron las que realizó la pequeña Kobeni, solo veía como su traje se teñía de rojo y el sujeto había dejado de responder.
Corrió a toda velocidad, levantó su bicicleta y continuó su camino. Le faltaba un minuto y cincuenta y nueve segundos para volver a tener miedo.
Haka vio la escena, quedó pensativa y un poco extrañada, sabía que su creación iba a ser brutal pero no pensó que llegaría a ser capaz de dejar masacrados a 3 hombres más grandes que ella sin esfuerzo.
—Tengo que aceptar… que eso sí no me lo esperé— El demonio quedó sin palabras y fue directo al cadáver que aún tenía incrustado el hacha en su cabeza, la recogió y luego desapareció del lugar.
Himeno
Podría decirse que la buena acción del día de Himeno ya estaba hecha. Power escapó sin problemas y estaba a salvo de la amenaza que seguía siendo el hombre Katana. Ahora necesitaba planear su siguiente movimiento, salvar a Aki.
No tenía mucho a su favor. Power era su soporte para mantenerse de pie, con ella fuera de escena, ahora estaba en complicaciones para seguir parada. Su respiración tampoco ayudaba, solo estaba siendo compensada brevemente por su pulmón intacto, pero en cualquier momento se ahogaría con su propia sangre. Ella era consciente de lo que le esperaba, su panorama no era nada alentador.
—Carga a este idiota— La señorita serpiente mandó a uno de los hombres que ella trajo para cargar a un Denji con una bala incrustada en la cabeza, le ordenó revisar su pulso— ¡¿Sigue con vida?!
Escuchar esas palabras, dieron a Himeno la determinación que le faltaba. Luego de toser sangre y por su propia condición fue ignorada por los enemigos, paso a paso avanzó lentamente, quería alcanzar a Aki, pero terminó cayendo. Cada vez sentía menos el dolor y su remordimiento por ver cómo Denji estaba siendo levantado, hizo que solo observara a aki desde su propio lugar, ya con un objetivo en mente.
El pelinegro estaba recuperando la conciencia, poco a poco, sus ojos se abrían, estaba adolorido y sentía como el poco movimiento que él hacía abría sus heridas. Su traje fue una protección eficaz, pero volver a pelear no garantiza que volviera a resistir un ataque igual. Aki observó cómo intentaron movilizar con dificultad a Denji. Volteó su cabeza hacia el otro lado y observó a Himeno, ya no se encontraba Power por ningún sitio.
La chica del parche se volvía a levantar, era una combinación entre sufrimiento y frustración, una sola bala bastó para hacer que Himeno no fuera de utilidad en la pelea y eso la enojaba. Cuando encontró estabilidad, ella pudo ver al pelinegro, una mirada fija entre dos amantes que… sabían que en el pasado no funcionó su relación, pero querían revivir esa chispa.
El hombre Katana y la señorita serpiente se dieron cuenta como Himeno intentaba levantarse, seguía viva y aunque agonizando, estaba dispuesta a no dejar que se llevarán a Denji. Kobeni se pondría triste y el chico no merecía un final así.
Himeno intentó usar su mano, siquiera para lograr evitar los disparos de los terroristas que aún quedaban en la escena. Pero el demonio fantasma, hizo caso omiso.
Intentó nuevamente, hacer que la mano que siempre le ayudaba en sus misiones y en una que otra broma saliera de su escondite, pero no obedeció ninguna orden. Una voz lúgubre y ciertamente preocupada, apareció en su lugar.
—La mujer de ahí, es extraña, no sé cómo explicarlo, pero es peligrosa. Lo siento Himeno, pero te dejaré sola.
Himeno se quedó perpleja, no iba a ser ayudada por el demonio fantasma. Ella no tenía ninguna otra alternativa, su esfuerzo por seguir de pie y defender a Denji se basaba en lo que su contrato pudiera hacer. Uno de los terroristas preparó su pistola y esperó la orden.
—Fuego— Dijo sin vacilar la señorita serpiente.
Inmediatamente un disparó se escuchó y Himeno terminó empujada de nuevo a una de las paredes destrozadas del lugar. Había recibido el impacto en el hombro.
—¡AAAAAGH! — Gritó la chica del parche, no podía hablar después de eso.
Incluso, el demonio de la muerte Haka percibió el sufrimiento de Himeno, no le importaba lo más mínimo lo que le depare a la chica, pero en su contrato estaba arreglado salvar a la chica y apresuró a Kobeni, quién ya seguía pedaleando a máxima velocidad, haciendo que autos que estaba estorbando en su camino fueran movidos por los brazos del Demonio.
Aki estaba desesperado, en primera fila vio cómo su amada recibió un segundo disparo, había sido en una zona no letal para ella, pero no soportaba verla sufrir. Estaba dispuesto a levantarse y volver al combate, pero… Himeno le pidió que se calmara, con un pequeño gesto con su mano, pidió calma y le sonrió. Incluso si ella estuviera sufriendo, no dejaría que Aki perdiera más de sí mismo, ambos contratos fueron utilizados y uno fue revocado.
Aki trató de tranquilizarse, estaba al borde del llanto, Himeno poco a poco volvió a pararse e intentó hablar nuevamente, con el demonio fantasma, mismo que fue interrumpido por otro disparo que ordenó la rubia.
El proyectil se terminó incrustando en su abdomen, lo que hizo que volviera a gritar de dolor. La señorita serpiente pidió cambiar de objetivo, debían apresurarse y mover al objetivo, dejando a Himeno en su completa agonía.
«Jaja. Ahora sí me hace falta el alcohol, Kobeni. ¿Dónde estarás? En serio, perdón por no llamarte… Solo, espero que estés bien, enana»
Himeno se encontraba inundada de recuerdos y pensamientos profundos, los mismos que ella siempre quería evitar a toda costa con sus bebidas alcohólicas. Ahora, dos semanas después, en un proceso de desintoxicación, solo pudo recordar una y otra vez el dolor de ver morir a tanta gente… Sin embargo, esto era distinto, ella quería la seguridad de Aki y de Kobeni, pero estaba afrontando que ella era la siguiente en irse y no sabía que les deparaba a ellos dos.
«Idiotas bonachones… Por favor, no se culpen por esto.»
Himeno siempre se consideró una mujer con mucha suerte y no en el buen sentido, cayó en el alcoholismo por siempre ser la superviviente en muchas misiones de cacería, los demonios que enfrentaba en la primera división eran peligrosos, desde animales como el tigre hasta conceptos raros como el delirio, no importaba dónde iba, algún ser que ella quería o apreciaba moría. Su naturaleza un tanto sociable la terminó condenando a tenerle cariño a quienes estaban próximos a morir.
No importaba día o noche, odiaba ser la que viviera cuando en su propia mente era la que menos lo merecía. Su familia se encontraba en un mejor momento económico y de salud, pero seguía enfrentando demonios "¿Por qué carajos no me retiré antes?" Siempre pensaba lo mismo y su respuesta era siempre la misma, no tenía sueños ni objetivos. Antes de Kobeni, su vida era una rutina triste. Alcohol, cigarros y persuasiones.
Después de ella, solo los cigarros se mantuvieron. Era extraño, pasaron dos semanas y el sabor que más reconocía ahora era el de una malteada de fresa en vez de su bebida alcohólica de preferencia. Con ayuda de Kei y un poco de Kobeni, se convenció así misma de no volver a persuadir a Aki, el ganó y podría combatir al pistola sin que ella lo moleste. Los cigarros eran lo último que le quedaba y poco a poco, se iba convenciendo que su consumo era estúpido.
Fumaba desde los 16, siempre le dijeron los peligros de hacerlo un hábito y ella los ignoró. La ironía se volvió un tanto cruel, posiblemente de no haber consumido por tanto tiempo el tabaco, su capacidad respiratoria sería mejor y podía resistir por un poco más de tiempo al disparo que recibió en su pulmón. No había tiempo de lamentos, ella había escogido eso.
Sabía que su muerte era inminente y no podía dejar las cosas así. En palabras de Kobeni, Denji era así por lo mala que fue su vida y por como ella lo decía, sabía que Kobeni se identificaba con él. Nunca le preguntó detalles por lo sucedido en el ataque del demonio oso, pero sabía que su amiga era un enigma en muchos aspectos, su aparente falta de contrato, sus reacciones a todo y por qué no había renunciado al trabajo. No podía darle rodeos, al fin de cuentas, Kobeni intentó comprender la oscuridad de ella.
«Espero que me perdones Kobeni, no pude invitarte la comida del día de hoy»
Miró nuevamente en medio de su agonía al rostro de Aki, quién con dificultad se intentaba levantar para socorrerla, sabía que, si él hacía algo como eso, llamaría la atención de sus enemigos y no quería ver morir a nadie más de sus amigos.
—¿Puedes acercarte a Aki?— preguntó Himeno
—A él sí— Solo respondió la voz fantasmal.
Dedicándole una sonrisa y con movimientos de labios, solo le dijo…
—Te amo, Aki. No olvides llorar por mí.
Un pequeño golpe, rápido y preciso en el rostro de Aki, lo dejó fuera de combate. Había noqueado a su amado y no podía sentirse más en paz con eso.
Con Aki y Power fuera de peligro, solo quedaba una cosa por hacer.
—¿Quieres hacer un nuevo contrato? — preguntó Himeno, quién aceptando su destino, quería que valiera la pena.
—¿Qué quieres que haga y qué me planeas ofrecer? — preguntó la voz
—El idiota de las espadas, puedes distraerlo mientras despiertas al Rubio, necesito que ese chico… esté a salvo— Dijo Himeno— A cambio… Te doy todo lo que queda de mí.
La voz fantasmal empezó a reír en un tono sombrío, no esperaba una propuesta de alguien como Himeno. Aceptó la oferta y consumió poco a poco a la chica.
Himeno empezó a notar la ausencia de sus dedos. Progresivamente fue su mano y cuando se percató su antebrazo estaba desapareciendo. Decidida a tener su último momento con Aki, caminó con las fuerzas que aún le quedaban mientras sentía como sus dedos del pie igual iban desapareciendo.
Alcanzó a dar un salto antes de sentir como su pierna derecha era consumida por el demonio. Cayendo frente a frente con el rostro de Aki. Sus dos brazos estaban por desaparecer por completo y sus muslos estaban por el mismo camino.
Le sonrió por última ocasión y recordó la frase tan cursi que le dijo en el balcón, el día de ayer.
"A veces algo tan sencillo como sonreír y cuidar lo que quieres con amor, es suficiente para hacer un cambio en la vida de los demás"
No había forma de moverse, solo le dijo al demonio que la consumía.
—Fantasma… Te tengo que pedir otro favor…
Aún con lágrimas en los ojos, no dejó de sonreírle a un inconsciente Aki, ella sabía que se encontraba bien al ver su respiración, lo último que vio fue un momento de paz que compartió con su amado.
«Sato, Suzuki, Tanaka, Nakamura, Kato, Ito, Hasegawa, Nakajima, Abe (...). Perdonenme por demorarme tanto en reunirme con ustedes»— Himeno mencionó a algunos de sus compañeros caídos, con la esperanza de volverlos a ver en el más allá.
La cabeza de Himeno había desaparecido en frente de Aki, no quedaba nada de ella y lo único que dejó atrás fue su uniforme. Sus labores como cazadora habían finalizado.
Himeno se ha ido
Kobeni
En otro extremo del lugar, a Haka le era imposible notificar lo que estaba sucediendo a Kobeni, ella percibía como poco a poco toda presencia de Himeno era eliminada al punto que desapareció. Le era extraño, pero solo podía suponerse lo evidente, alguien le había ganado la vida de la chica del parche. El contrato que el demonio de la muerte y Kobeni habían arreglado, quedó vacío.
Kobeni se dirigía a la boca del lobo sin saber que su mejor amiga había muerto. Faltaba poco para aproximarse y llegar al restaurante, la propia Haka percibía que estaban a menos de un kilómetro de distancia. Para el infortunio de Kobeni fue obstruida por otro grupo de terroristas que mantenían rehenes.
—¡AYUDAAAA! — Se escuchó el grito de uno de los niños— ¡MAMÁ, POR FAVOR DESPIERTA!
—¡¿Podrías callarte de una vez hijo de puta?!— Decía el terrorista apuntando a quemarropa al pobre pequeño.
—¡Déjalo, es un niño! — la mayor de ellos intentó hacer entrar en razón a su captor, sin éxito, solo recibió una cachetada en su lugar.
Abandonarlos solo incrementarían la culpa de la joven, así que decidió interrumpir su búsqueda. Pensaba que sería rápido.
Eran 4 hombres, tenían de rehenes a 3 niños y una adolescente quienes lastimosamente sus padres fueron asesinados a la vista de sus hijos. Kobeni no pudo hacer más que repudiar la escena, todos estaban en frente de un negocio pequeño.
De un salto abandonó su bicicleta, la dejó seguir movimiento como un distractor y cuando los enemigos la percibieron, dispararon por sentir que un peligro se aproximaba, uno de los disparos le dio a la rueda delantera, dejándola inutilizable para Kobeni.
Pero había servido su objetivo, confundir a los 4 pistoleros sin percatarse que el ambiente estaba siendo usado en favor de la pequeña. Una de las vistas estaba parcialmente obstruida por un vehículo que fue acribillado a disparos. Kobeni lo usó como un pequeño escalón, subiendo rápidamente a su techo e impulsándose.
Con su cuchillo en mano y en pleno salto, lo aventó al pistolero que se encontraba más lejos de la escena, incrustando en el ojo y retorciéndose de dolor. Los 3 restantes vieron como una mujer había llegado de la nada en posición de combate, se les hacía estúpido que alguien viniera con solo un cuchillo en un enfrentamiento de pistolas.
Cuando los 3 pistoleros estaban firmes para disparar, el que se encontraba enfrente fue sometido por la pequeña, uno de los brazos recibió un fuerte golpe en el codo, dañando la articulación y dejando suelta el arma. La pequeña la atrapó y decidió disparar con ella, sin embargo su poco conocimiento en armas hizo que no se percate que estaba puesto el seguro.
—¿¡Esa no es la perra que había mandado a matar el jefe con una anciana?!
—¡DA IGUAL, ACABEMOS EL PUTO TRABAJO!
Los restantes dos hombres sanos apuntaron con sus armas. Kobeni intentaba predecir dónde sería el primer disparo, pero el tiempo cada vez se hacía más limitado por lo que usó un movimiento más violento. Empujó con todas sus fuerzas al pistolero que tenía sometido y lo arrojó a uno de los dos hombres que la amenazaba con disparar. Fue un relativo éxito, ya que lo había atrapado.
El último hombre disparó y rozó el brazo izquierdo de la joven. Kobeni sentía en carne y hueso, una fracción de lo que padecieron sus amigos. Los rehenes le daban un poco de apoyo moral, pero la adolescente decidió atreverse a más, con su cuerpo intentó taclear al hombre sin éxito, solo causó un pequeño empujón para luego caer ella sola. Un enfurecido terrorista desvió la mirada hacia la joven, quién asustada solo cerró sus ojos y esperó su pronto final.
Los niños no querían ver morir a su hermana, pero estaban temerosos de recibir daño, esperaban lo peor y sus lágrimas empezaron a brotar. Por nada en el mundo querían repetir lo mismo que con sus padres.
De un solo salto, la cuarta hija se subió en la espalda del hombre y con la pistola que no sabía cómo quitar el seguro, solo usó su empuñadura para golpear directo en la nariz del pistolero.
—¡DETENTE PERRA!
Pero no hubo compasión, cada golpe era más fuerte y las estructuras de la nariz se iban deformando, reventando sus vasos sanguíneos y dejando una escena digna de una película sangrienta. Kobeni tiró la pistola directo a la cabeza a otro de los pistoleros, dándole más tiempo. Su primera víctima se encontraba fuera de combate.
Robando la pistola que no tenía seguro, apuntó hacia el par que se encontraba reincorporando y disparó sin compasión, los primeros tiros fueron en el cuerpo, esperó como se retorcieran un poco de dolor y finalmente los remató directo a la cabeza.
Su tercera víctima, el hombre al que destruyó su nariz seguía balbuceando, Kobeni hizo lo mismo, se acercó a su enemigo lo suficiente para apuntar a su cabeza y simplemente dijo…
—Silencio.
Solo un disparo fue necesario para matar al sujeto. Luego de eso, decidió levantar a la adolescente que la intentó ayudar y le otorgó el arma para que pudiera defenderse. La joven se encontraba asustada por la brutalidad con la que se movía su salvadora. Pero solo una sonrisa y unas cuantas palabras bastó para confiar en ella.
—También haría lo que sea por mis hermanos—Finalizó Kobeni con un gesto amigable.
El cuarto hombre, quién aún estaba retorciéndose por el dolor que le provocaba el cuchillo, reventó sin que ninguno de los presentes lo hubiera esperado. La adolescente y los niños gritaron de miedo, Kobeni solo se encontró confundida y un poco molesta, su bicicleta ya no podía continuar.
Solo agarró el cuchillo que terminó cayendo cerca y corrió lo más que podía. La implacable Kobeni tenía un saldo de 9 bajas y una extraña asistencia de Makima. Le quedaban 40 segundos para su límite y hasta el propio motosierra había caído.
Haka vio nuevamente la escena, en todo lo que llevaba Kobeni enfrentando a los chicos malos… solo un rasguño ha recibido. Ella era consciente que, dentro de poco, Kobeni vería la cruda realidad de sus acciones y que todo lo hizo por nada.
—Sigh. Deberé buscar la forma de pagar este espectáculo, niña. Perdón por lo de Himeno— Era una cínica con su socia, pero sabía que tenía que reestructurar el contrato.
Denji
El rubio se encontraba en un estado entre la vida y la muerte, no podía decirse que él estaba próximo a dejar este mundo. Era demasiado duro para eso y testarudo para aceptarlo. Pero su propia conciencia no dejó responderle por sí mismo, sentía como manos lo andaban moviendo de un lado para otro. Las podía identificar, eran de hombres, ninguna era delicada y suave como las de una mujer, eso lo enfureció.
«HIJOS DE PERRA, SUELTENME MALDITOS ACOSADORES, LOS VOY A CORTAR UNA VEZ SALGA DE ESTE LUGAR DE MIERDA»
Solo en su propia mente se podía quejar, seguía en un estado suspendido, había escuchado buena parte de la acción, como algo fue destruido de gran tamaño, los gritos de un demonio con voz de mujer y los quejidos del idiota mafioso que se hacía nombrar Katana.
Fuera del subconsciente de Denji, la cosa no estaba mejor. El Demonio fantasma se encontraba presente, activo e intentando cumplir su parte del trato, había atrapado al hombre Katana sin mucha dificultad y estaba dispuesto a torturarlo cómo mera diversión. Su figura era extraña, su rostro era el de una mujer pálida parcialmente arrugada sin ninguna abertura en los ojos o boca, se encontraban cocidas. Su cuerpo le hacía parecer que tenía un cuello alargado, compuesto en su superficie por cientos o miles de brazos y cubierta por flores, en su mayoría blancas o de colores como el rosado.
—Sawa… ¡SERPIENTE, AYUDA!
—Tch. Idiota— Serpiente, veía la desesperación del hombre Katana.
Algunos de los hombres del mafioso intentaron asistir al jefe, disparando en el rostro sin que el demonio tuviera reacción, solo causó molestia e hizo que respondiera, sus brazos eran fuertes y podían alcanzar distancias mayores a las que aparentaban, 2 fueron víctimas como prueba de ello. Uno de sus hombres murió aplastado cuando uno de sus brazos entró en contacto con su rostro y el otro fue empujado hacia la calle, ambos cuerpos quedaron deformados.
—¡Eres un jodido incompetente, debí haberle hecho una lobotomía a tu jodido cerebro de mafioso! — gritó la mujer
—¡Cállate y ayúdame, la misión aún no ha acabado!
El nombre de la señorita no fue puesto en vano. Sacrificando algunas de las uñas de su mano izquierda y sangrando un poco de la nariz, su contrato hizo acto de presencia, la mujer señaló hacia donde tenía que devorar su socio y lo invocó.
—¡SERPIENTE, DEVORA A ESE DEMONIO!
El demonio serpiente hizo acto de presencia, al igual que el demonio zorro podía ser invocado en medio de la nada y devorar a sus presas. Su cabeza no tenía la forma habitual del animal, estaba cubierta por brazos, extremidad dónde continuamente esos reptiles tienden a atacar a los humanos. Atrapó de un solo mordisco al fantasma, dejando libre a Katana y aparentemente acabando con el demonio con el que Himeno había hecho contrato.
—Desaparece.
La orden fue acatada y la serpiente, así como apareció, se esfumó de la nada. La última voluntad de Himeno parecía en vano.
Cada uno de los terroristas intentó seguir con el plan, movilizando a Denji hasta que una fuerza proveniente de ningún lugar lo jaló. El cuerpo torpemente escapó de sus manos y se lanzó en medio de lo que alguna vez fue un restaurante.
«¿QUÉ NO PUEDEN SER DELICADOS CONMIGO?»— Denji se quejaba internamente.
El chico dentro de su mente era un desastre, estaba todo decorado como si fuera un callejón sin salida, la puerta que él presenciaba nunca la podía abrir y a los otros extremos solo había muros. Odiaba el sitio, le hacía recordar lo miserable que era su infancia y ahora teniendo cosas básicas y dos lindas chicas que parecían querer algo con él. Pues no estaba en el mejor humor para seguir atrapado ahí.
—Agh. Ojalá esto acabe de una vez. ¡Hooolaaaa! ¿Pochita, estás aquí?
No había respuesta. Su amigo era parte de él, pero por alguna razón no sentía su presencia.
—No estoy de humor para jugar a las escondidas, dime dónde estás y cómo puedo salir de aquí.
Solo escuchó desde el cielo, el sonido de su cadena siendo jalada y cómo poco a poco este ruido era reemplazado por el accionar de una motosierra.
—¡Vaya, hasta que se acordaron de mí, hijos de perra!
brum-brum-brum-brum
Fuera de la mente de Denji, la mano fantasma qué siempre utilizó Himeno fue la que activó al hombre motosierra. El ruido tan icónico empezó a sonar.
¡BRRRRRRRRRRRRRRRRRRRRR!
Todos los mafiosos del lugar, el señor Katana aún en su forma de demonio y la señorita serpiente, observaron el cuerpo de Denji, como se iba despertando y convirtiéndose en otro grano en el culo para su operación. De la cabeza y sus brazos emergieron motosierras. Al igual que el hombre Katana, su rostro cambió por completo, era uno mecánico con grandes dientes amenazantes y puntiagudos.
El hombre motosierra, había despertado.
Motosierra vs Katana
—¡GYAHAHAHAHAHAHAHA, SOY DURO DE MATAR HIJOS DE PUTA! — Gritaba Denji burlándose que ahora la situación estaba de su lado.
Ninguno de los mafiosos apartó su mirada hacia el chico, en cualquier momento sería capaz de hacer un movimiento letal y arruinar el punto más crítico de la operación.
Denji observó su ropa antes de empezar, vio como estaba empolvado, con algunas partes arrancadas y ensangrentado.
—¡ALGUNO DE USTEDES HIJOS DE PERRA TENDRÁ QUE PAGARME LA TINTORERÍA!
—¿Eh, de qué mierda estás hablando? — preguntó el hombre Katana
—¡Batallé tanto para estar impecable y ahora por la culpa de un estúpido idiota con apariencia de pedófilo dejó arruinado mi estilo!
—¡Serás un imbécil si crees que voy a dejar que insultes a mi persona como lo hiciste con mi abuelo!
—¡PERFECTO, YA SABES A DONDE VOLVER A ENCONTRARLO!
—¡Maldito parásito, MUERE DE UNA PUTA VEZ! — Luego de ese grito, el hombre Katana se lanzó al ataque.
El impacto de las katanas y las Motosierras fue estruendoso, incluso la señorita serpiente tuvo que cubrirse los oídos de tan molesto impacto del metal. Los hombres del jefe prepararon sus armas y empezaron a disparar hacia Denji.
—¡AAAAAGH! ¡NO SABÍA QUE NECESITABAS AYUDA DE TUS PUTOS NOVIOS!
—¡Disparen hacia el corazón! — gritó la señorita serpiente.
Los hombres siguieron la instrucción y a diferencia de los hombres que enfrentó Kobeni, los jefes optaron por llevar a los de mayor rango y experiencia consigo mismo. La mayoría dio en el blanco y dejó heridas abiertas en el motosierra.
—¡HAHAHAHA CREEN QUÉ CON SOLO SUS PISTOLAS DE MIERDA ME VAN A DETENER!
Denji intentó cortar un brazo del hombre Katana, sin embargo, la velocidad de reacción de su rival era superior. Respondiendo con múltiples estocadas en su pecho donde había recibido disparos.
—AAAAARGG. ¡ESO DUELE HIJO DE PUTA!
—¡DEFIENDETE DE UNA PUTA BUENA VEZ!
El hombre Katana cada vez aceleraba más sus movimientos, Denji por su lado era cortado con más facilidad, esquivaba un ataque lateral, pero recibía uno directo y viceversa. Su cuello fue atravesado por el brazo derecho del mafioso. Cómo respuesta, Denji respondió con la misma brutalidad cortando penetrando el torso del hombre Katana con su motosierra del brazo izquierdo.
El hombre Katana de nuevo recuperó distancia entre él y Denji, no sin antes dejar un mensaje claro que él tenía la victoria asegurada. Sin que Denji se percatara el mismo brazo izquierdo que atravesó a su enemigo fue cortado en cuestión de milisegundos.
—¡¿PERO QUÉ MIERDA ACABA DE PASAR!?
—Eres un jodido niño estúpido.
—¡Cállate de una buena vez!
Denji volvió a perseguir a su enemigo, atacando con las dos motosierras que le quedaban intactas. El hombre Katana ya tenía bien medido a su rival y sabía que en poco tiempo la pelea tendría un claro vencedor. Denji por su lado entró en desesperación, el jodido katana no cedía y continuaba cortando cada parte de él. Una de sus piernas salió volando sin que él se pudiera dar cuenta. Tirado en el suelo y viendo como lentamente caminaba su enemigo hacia él, intentó morderlo para recuperar sus miembros perdidos. Sin éxito.
—¡Jodido animal, pronto volverás a dónde siempre perteneciste cabrón! — amenazó el hombre Katana.
—¿EN UNA MALDITA BODEGA ABANDONADA COMO TU VIEJO? ¡NO ME HAGAS REIR!
—Suficiente.
Las restantes extremidades que le quedaban a Denji fueron cortadas en tajos sencillos. El hombre Katana se sentía decepcionado por el poco reto que le había dado el motosierra.
—Cuando acepté este trabajo, creí que me enfrentaría a un monstruo feroz. Debí haberte matado cuando te dirigías a ese estúpido McDonald's.
—¡¿Qué, ¡¿cómo supiste de eso?!
—Tengo mis métodos. Por cierto, la chica que te acompañó debe estar muerta en este momento.
«Kobeni… ¿Muerta?»— Pensó Denji antes de ser acribillado por las armas de los secuaces del señor Katana.
Denji fue derrotado sin suponer un reto para su enemigo. Quedó en una mejor posición que en un inicio, ahora solo era mover un torso hacía la camioneta que los esperaba.
Los hombres de ambos jefes fueron los encargados de transportar a Denji aún transformado, no suponía un peligro real, aunque seguía inspirando un poco de peligro para los terroristas. Bajaban poco a poco hasta llegar a la calle.
Sin que nadie se dé cuenta, Power solo se había escondido entre los escombros de afuera. Sabía que el hombre Katana era un peligro real y no conocía quiénes más tendrían habilidades similares a las de Denji. Regresó al restaurante sigilosamente encontrando a Aki inconsciente, al lado del uniforme de cazador vacío de Himeno. Power se suponía que a esto se refería con ganar tiempo. Decidió recoger las piernas y brazos de Denji, agarró una de las piernas con cierta curiosidad y la mordió.
Ella conocía que el demonio murciélago había dicho que la sangre de Denji sabía horrible, sin embargo, a Power le resultaba un sabor fascinante. Pero no era tiempo para comer, el plan era buscar la forma de recuperar lo demás del idiota del rubio. Era el único con el valor suficiente para limpiar el baño luego que ella lo ocupara.
A nivel de calle, el hombre Katana por fin regresó a su forma humana. Ordenó a uno de sus hombres que encendiera el vehículo que metieran a Denji dentro de él. Los subordinados obedecieron, mientras que la señorita serpiente a través de la radio preguntó al resto de los equipos como iba el avance.
El primero en ser buscado fue el equipo C, el mismo que había sido mandado a matar a Makima. Sin respuesta. Los demás equipos brillaban por su ausencia también. Varios habían sido asesinados de forma remota por Makima y otros fueron víctimas de Kobeni.
El nerviosismo de los terroristas mafiosos era evidente. El hombre Katana advirtió a su compañera que era imposible que él vuelva a su forma de demonio, había perdido mucha sangre durante los combates. La mujer decidió apresurar el escape, mandando a los hombres que se apresuren para irse del lugar. El cuerpo de Denji seguía siendo movilizado y se encontraba en la banqueta, se encontraba muy cerca de la camioneta, pero fue tirado al suelo luego que uno de los hombres que lo cargaba empezó a sentirse mal.
—¡Señorita… algo… no anda bien, me duele la cabe…— Luego de eso, el mafioso de nombre Mishima Shuzou murió de la misma forma que el resto de las víctimas de Makima.
Su sangre y ropa quedaron esparcidas en el reducido espacio donde se ubicaba, sin otra muestra de su existencia. Los otros hombres que aún les quedaban a los jefes fueron víctimas de la misma técnica de la jefa.
—¡ELLA SIGUE VIVA! — Gritó la señorita serpiente, alterada y sabiendo que esto era obra de solo una única mujer.
—¡Maldición, la jodida Makima no es el único de nuestros problemas, por ahí! — El hombre Katana señaló al extremo de una de las calles.
Kobeni llegó a la escena del incidente. Ella observó todo el escenario de forma rápida, veía el restaurante destruido, las manchas de sangre que los mafiosos dejaron después de explotar, la camioneta abierta, el cuerpo destrozado de Denji y los dos jefes aún en pie.
Cuchillo vs Serpiente y Katana
Por mucho que ella sintiera un aprecio por su amigo. No le importaba en este momento lo que sucediese con él, sabía de su dureza. Había venido por solo una persona y estaba dispuesta a rescatarla sin importar a quien tenía que matar.
—¿Ustedes son los terroristas, cierto? — preguntó Kobeni, preparada para correr y atacar a sus evidentes enemigos.
El hombre Katana agarró su pistola lista para desenfundar, mientras que la señorita serpiente, desconociendo las habilidades de la chica, no quiso riesgos y se preparó para atacar con todo.
—¡¿POR QUÉ CARAJO SIGUES VIVA?!— preguntó el hombre Katana
«Maldita anciana, ese niño está muerto»— dijo en su mente.
—Yo soy la de las preguntas… ¿Dónde está Himeno?
La charla finalizó, nadie estuvo dispuesto a hacer algún acuerdo de paz. La primera en atacar fue la propia chica serpiente. Liberando su habilidad y sacrificando otras uñas de sus manos.
—¡Serpiente! — gritó la señorita mientras señalaba a Kobeni— ¡Tu cola!
Emergiendo de la propia nada, la cola de la serpiente a toda velocidad fue directo a la cuarta hija, quién abandonó su posición de carrera y se ajustó a una más relajada. Veía como poco a poco se acercaba a ella la cola del demonio. Atravesando algunos edificios. En nada, la punta de la cola estaba cerca de atravesar el abdomen de la pequeña.
La reacción de Kobeni estuvo acorde al momento, siguiendo la dirección de la cola, realizó una voltereta y se incorporó sobre la cola del demonio. No fue fácil mantener el equipo, la cola respondía a las pisadas de la chica, por lo que tenía que acelerar el paso y saltar al ritmo de los movimientos del Demonio. Alertado por cómo se acercaba la pelinegra, el hombre Katana sacó su pistola y disparó hacia las piernas de su enemiga.
Kobeni no necesitaba esquivar las balas, sabía que ninguna era capaz de darle por lo inestable que era el demonio al moverse. Faltaba menos distancia entre ella y sus enemigos. Cuando por fin se aproximó al hombre, ella dio un salto longitudinal, con el fin de atacar a los brazos del hombre.
Siguiendo las enseñanzas de Himeno, los demonios y poseídos eran muchas veces incapaces de seguir peleando si tú les cortabas una extremidad, a veces sus habilidades provenían de ahí y quedaban inutilizables. Pese a su desconocimiento, Kobeni había acertado y los híbridos, no era la excepción.
Realizando otra voltereta en medio del salto, sacó su cuchillo y rebanó sin dificultad la muñeca derecha del hombre. Extremidad dónde estaba sujeta la pistola igualmente volando en el aire. Kobeni cayó de pie y por mero instinto atrapó el arma. A sabiendas que su enemigo se encontraba gritando y adolorido por un corte así, comenzó con la señorita serpiente.
10
Sin que lo pudiera evitar, la mujer rubia recibió una patada en el rostro y fue arrojada al suelo, de su boca salía sangre y un diente se terminó por desprender. La cuarta hija dejó sin ningún esfuerzo derribada a la primera jefa. Pero faltaba hacer sufrir al que parecía ser más amenazante, incluso si se encontraba gritando a todo pulmón por el dolor.
9
Una serie de golpes conectaron a distintas partes del cuerpo del jefe. Ya no daba tiempo para quejarse por su mano perdida. Cada golpe que recibía era más fuerte que el anterior, Kobeni estaba calentando con el resto de los terroristas hasta llegar este momento, el rostro quedó con distintos moretones incluso si eran recibidos por puños tan pequeños como los de la chica.
8
—¡¿DÓNDE ESTÁ, DIME DÓNDE ESTÁ HIMENO?!
Kobeni perdía los estribos y cada vez la brutalidad de sus movimientos era más fuerte. El hombre Katana quién no tenía problemas para combatir contra Denji, estaba en graves problemas con la que él creía que era su novia. No parecía fuerte, pero estaba siendo masacrado por ella.
7
La señorita serpiente intentaba levantarse con dificultad, temblaba no solo por el golpe que la había derribado, sino por el miedo que le causaba Kobeni. No estaba entre los objetivos a matar, su investigación fue un capricho de su compañero para acabar con todo lo que Denji parecía querer y ahora, ella estaba dando una paliza al músculo de la operación.
Kobeni agarró la cabeza del señor Katana y la arrojó hacía una de las ventanas de la camioneta. El impacto reventó el vidrio y dejó múltiples cortaduras en el rostro del jefe.
6
Kobeni sacó al tipo de la ventana y decidió romper otra del mismo modo, reventando el vidrio y la diferencia es que ahora ella arrastraría el rostro de su enemigo en los bordes, los gritos de agonía del jefe se hacían presentes y la señorita serpiente seguía aturdida para ayudarlo.
5
La cuarta hija se separó de su víctima. Aún estaba atorada su cabeza en el borde de la ventana. Dando la oportunidad de sacar la pistola y disparar a quemarropa en su espalda. 3 disparos fueron necesarios para dejar cada vez más adormilado al jefe. Pero eso no dejaba complacida a Kobeni.
4
La cuarta hija estaba enojada por no recibir la respuesta que quería. Seguía preguntando por Himeno, pero no daba tiempo para responder a su enemigo. Quién ahora estaba sufriendo cada ataque que la cazadora hacía. Imitando a Denji, las patadas en las bolas se hacían presentes, dando 5 hasta volver a preguntar por su amiga. El hombre Katana solo podía quejarse y soltar una lágrima.
3
Nuevamente el cuchillo se desenfundo. Haciendo que el cabrón siguiera sufriendo, la pregunta ya ni era sobre Himeno. Era sobre la anciana.
—¡¿TÚ MANDASTE A UNA POBRE ABUELA A MATARME?!
El jefe seguía sin responder, cada vez estaba al borde de la muerte o bueno, en un modo de suspensión que alguien como Denji podría reconocer. La falta de respuesta enfureció más a la pequeña quien clavó más de 5 veces en la espalda del jefe. Cada apuñalada era respondida por un grito de dolor. Kobeni no lo disfrutaba, pero quería seguir con su intento de interrogatorio.
2
—¡SI QUERÍAN MATARME DEBÍA SER ÚNICAMENTE A MÍ, ARAI DEBÍA ESTAR FUERA DE ESTO!
Gritó mientras golpeaba con fuerza y escuchaba crujir de las costillas del hombre Katana. Toda la ira contenida de Kobeni explotó y fue canalizada con suma violencia en el cuerpo del mafioso.
1
—¡RESPONDE, DE UNA MALDITA BUENA VEZ ¿DÓNDE ESTÁ HIMENO!?
Kobeni estaba dispuesta a degollar al jefe debido a la ausencia de respuestas, incluso si era ella misma quien evitaba que él pudiera hacerlo. Kobeni iba a usar la misma fuerza que usó con uno de los terroristas, pero cuando por fin estaba a nada completar su acto más sádico.
0
—Tus 3 minutos acabaron, Kobeni.
La voz del demonio de la muerte se hizo presente. El hecho de volverla escuchar significaba que volvía a tenerle miedo. Su amígdala cerebral volvió a estar completa.
—¿Eh? E-eh… ¿P-per… pero q-qué? — La pobre chica, volvió a balbucear. Miró sus manos ensangrentadas, su cuerpo y se percató que nada de ese líquido rojo era suyo, en tres minutos se había cobrado la vida de nueve personas y el jefe aparentaba ser el décimo.
—Nada mal, Kobeni. Superaste mis expectativas… Tu miedo, era tú limitante para demostrar la mierda de persona que en realidad eres.
—N-no… Y-yo…
La señorita serpiente por fin se había levantado, sacó su arma y empezó apuntar a la cabeza de Kobeni. Ella quedó paralizada, seguía procesando todo lo que había hecho y eso… le aterraba, le daba miedo quién era. Kobeni empezó a sudar y a temblar, pero no podía correr.
La rubia no perdió el tiempo, disparó en la dirección indicada para matar de un solo tiro en la cabeza a su enemiga. Pero el demonio de la muerte tenía otros planes.
—Debo agradecerte por este espectáculo. Solo por el día de hoy, Kenji no pagará por tus platos rotos.
Haka jaló del cuello a su socia, evitando que recibiera el disparo y dejando que Kobeni volviera a moverse por sí misma. La pequeña olvidó cómo atacar, pero seguía recordando cómo evadir. Los disparos de la rubia se volvían menos consistentes y permitió a Kobeni moverse.
No sabía cuántas balas le quedaban en el cargador. Así que decidió hacer una jugada arriesgada, se percató del cuerpo de Denji y se lanzó detrás de él.
Los disparos seguían, por lo que decidió apoyar su cuerpo y hacer que su cabeza recibiera los impactos.
—¡Perdóname Denji!
La dureza de su cráneo hacía que se desviaran las balas y aparentaba no recibir dolor. La señorita serpiente se había quedado sin balas y prefirió caminar lo más rápido que pudiera a asistir a su compañero. Quién había sido masacrado por una mujer mucho más pequeña que él.
Serpiente abrió la puerta de la cabina más grande y metió al casi muerto señor Katana. Kobeni estaba temerosa de ella, por lo que decidió arrastrar a Denji a un punto más seguro. Ambas chicas se miraron directamente, parecía que la rubia tenía una pelea pendiente en contra de la cuarta hija. Pero la pequeña ya no quería saber nada de esto, solo recuperar a su amiga y salir de esta basura.
La rubia se metió al vehículo, lo accionó y lo condujo sin rumbo evidente. La misión fue casi perfecta, pero Kobeni y Makima la terminaron estropeando. La pelirroja desde Kioto había terminado su labor, comentando que volvería a Tokio, unas llamadas de parte de los altos mandos hicieron que Kurose y Tendō también tuvieran que movilizarse hacía la capital.
Haka sin que el par de jefes se diera cuenta, estaba dentro del mismo vehículo, decidida a analizar los recuerdos del moribundo hombre Katana. Tocando su frente y viendo su vida llena de lujos, violencia y una enfermiza admiración por su abuelo, nada de eso le importaba. Solo quería un pequeño detalle de la vida y lo había encontrado.
—Al menos me fuiste de utilidad para lo que me interesa. Además, morir sería menos humillante a sobrevivir a la masacre que te propinó mi pequeña socia ¿Cierto, señor Watanabe Yoshinori III?
Un chasquido de dedos hizo que ella regrese a dónde se encontraba Kobeni. Ella ignoró su presencia y siguió viendo el moribundo estado de su amigo. Se sentía arrepentida de muchas cosas y ahora se añadía a la lista usar a su amigo como un escudo. Toda la situación le impedía llorar, pero había llegado a su objetivo y necesitaba buscar la forma de ayudar a su amigo.
—¡Enana, ¿Dónde mierda has estado?! — gritó Power, quién escuchó los gritos pero no se había percatado que Kobeni era la autora de la masacre.
—Y-yo…
—¡Eres una pendeja, nos pudiste echar una mano! — decía Power mientras cargaba las partes restantes de Denji.
—P-perdón… Lo sé, llegué tarde.
—¡Cállate y sirve de algo, este idiota necesita sangre!
—¿Eh?
—Como lo escuchas. Los demonios se recuperan bebiendo sangre de tu jodida especie— ella había colocado en su sitio cada extremidad del rubio, quién estaba inconsciente.
—E-está bien… p-pero me da miedo c-cortarme…
—Ah, entonces tenemos un inconveniente— Power fingió incredulidad, pero luego generó un pequeño cuchillo y terminó cortando un poco del antebrazo de Kobeni.
—¡AGH! P-Power, eso dolió.
—Silencio sabandija. Ahora mueve tu enano trasero y derrama tu sangre en su boca— Power después de eso se fue corriendo, necesitaba recoger a Aki, de lo contrario nadie cocinaría para ella.
Kobeni le hizo caso a su compañera y algunas gotas terminaron cayendo en la boca del demonio motosierra. La poseída tenía razón y el cuerpo de Denji se estaba recuperando. En poco tiempo se había reconstruido en su totalidad y regresó a su forma humana.
Haka se paró al lado de Kobeni y felicitó a su socia. Había hecho bien su trabajo y debía ir por su premio, subiendo las escaleras. Kobeni percibía sarcasmo en sus palabras, pero no podía razonarlas aún, veía como ella se agachó y una de sus manos se aproximaba al pecho del joven. En un estado tan débil por fin estaba logrando su objetivo, analizar al motosierra.
—¡¿Qué haces?!
—¡Silencio! El chico nunca fue parte del trato, estoy en mi derecho de analizarlo.
—P-pero…
—¡Sin peros! Tus dos opciones eran Keiko o Himeno y decidiste ir a por tu mejor amiga. Sube de una vez allá, tu amiga debe encontrarse ahí. (Mentira)
Kobeni cada vez desconfiaba más de Haka, todo el día no ha hecho más que hacer su día un infierno. Decidió actuar por sí misma y evitar que Denji corriera con la misma suerte que Arai, la anciana y Kei tuvieron que pasar. Haka por su lado había atravesado el pecho del chico, su mano era intangible y solo estaba en búsqueda de su corazón. Denji estaba aún débil, la sangre que recibió no era suficiente y solo se podía escuchar sus quejidos de dolor, el demonio de la muerte batallaba por sacar el corazón del tórax del rubio.
Kobeni aún recordaba una debilidad, aunque tonta de Haka, era útil en momentos así. Se apresuró y abalanzó al cuerpo del chico, delicadamente lo levantó mientras veía como Haka no podía sacar fácilmente el corazón de Denji. Decidió abrazarlo y esperó la reacción del Demonio de la muerte.
Su sorpresa fue que ella ya no tenía asco a la muestra de afecto. No del todo, le desagradaba lo que veía, pero lo toleraba mejor que en ocasiones pasadas. Kobeni quedó un tanto sorprendida por ello, pero decidió no quedarse con los brazos cruzados. Decidió darle un beso en la mejilla al rubio.
Cosa que hizo que Haka sintiera un auténtico asco, pero aún no lo suficiente para quitar su mano del corazón de Denji quién ya estaba más afianzado en la mano del demonio. Kobeni sabía lo que tenía que hacer y le daba muchísima vergüenza, quedó roja por el asunto.
—Al diablo— Solo expresó la cuarta hija.
—¡Hey, Kobeni, espera! — Haka quedó asqueada ahora por lo que vio, seguía recordando lo que había visto en el departamento de Himeno.
La chica ignoró las palabras de su socia, estaba besando los labios de su amigo, aunque decidió no hacer más que chocarlos sin hacer más. Él le había mencionado que sus labios eran exclusivos para Makima, por fortuna él seguía inconsciente, por lo que no recordaría esto.
—¡Vete a la mierda, idiota! — Haka chasqueó los dedos y se escapó de la escena.
El objetivo de Kobeni fue un éxito y ahora necesitaba que Denji despierte. Voluntariamente usó su cuchillo y con la punta perforó una de sus yemas. Exprimió un poco de su sangre y la derramó hacia la boca de su amigo.
—¡COF COF! ¡VAYA MIERDA! — Denji había despertado, está vez estaba consciente, aunque no se había percatado que la pelea contra Katana había finalizado.
—D-Denji… ¿E-estás bien?
—Eso parece, fue… humillante, un pedófilo me cortó en trozos.
La cuarta hija ignoró el comentario sin sentido de su amigo, solo se alegró de encontrarlo con vida y lo abrazó. Denji se había sonrojado, no esperaba una forma de ser tan activa de parte de su amiga
—Perdón, por usarte cómo escudo, Denji.
—... ¿Qué?
—Nada… Solo, me alegro de volver a verte.
—Y-yo… igual, me habían dicho que habías muerto.
El abrazo siguió durando un poco más, mientras Power bajaba a Aki quién aún seguía inconsciente. Power miró con asco el acto de afecto de ellos dos mientras sudaba por el esfuerzo de cargar a alguien más grande que ella.
—¡BLEGH! Ustedes dos deberían buscarse un cuarto. Parche tenía razón, se quieren aparear.
«¡HIMENO!»— Recordó porque había venido en primer lugar.
Soltó a Denji de forma brusca y se levantó del suelo.
—¡Auch! También te extrañé— Expresó con dolor a Kobeni.
La chica se acercó a Power, quién había dejado a Aki acostado y buscó la forma de pedir ayuda en la radio del chico.
—¡Hola, soy la presidenta Power, unos idiotas y yo estamos heridos cerca de Dattebayo! y necesitamos una ambulancia con 3 comidas al día! ¡Pido el pent-house! — Power repetía el mensaje en todos los canales que podía.
—¡Power! ¿Dónde está Himeno?
—Ah… Sobre eso…
—¿Está muy herida? Necesitamos una ambulancia para ella. Déjame usar el radio.
—Está muerta.
La fría respuesta de Power hizo que la radio que Kobeni le quitó de las manos a su compañera se cayera. Escuchar las dos palabras fue suficiente para que deje de entender lo demás que Power trató de decirle.
«¿Muerta? No es posible. Haka me dijo que ella era la que más probabilidades tenía de sobrevivir… ¿Himeno?»
—¿Muerta?
—Seh. Murió para salvar al bellaco y al estúpido de coleta.
—¡No es posible! Eres una mentirosa, tú siempre dices mentiras ¡NO TE CREO!
Power solo la miró seriamente, a diferencia de Kobeni, ella fue la última persona con la que conversó Himeno. La chica del parche había aceptado su destino y Power era la que mejor sabía eso.
—Sigh… ¿Te demuestro que digo la verdad? Pero luego de esto limpiarás el nuevo arenero de Nyako por un mes.
—¿Eh? ¿Qué me vas a demostrar?
Power agarró a Kobeni del brazo. La jaló e hizo que subiera las escaleras hasta subir a lo que fue el restaurante. Kobeni observaba todos los daños ocasionados por las continuas peleas y cuando llegó a la escena dónde Himeno perdió la vida. Kobeni perdió toda esperanza.
La pequeña Higashiyama observó el uniforme de su amiga tirado en el suelo, su distintivo parche también se encontraba en el lugar, pero tenía sus dudas ¿Por qué no hay nada más?
—¡Power! ¿Y su cuerpo, dónde está el cuerpo de Himeno?
—Al parecer hizo un contrato con un demonio… Ella desapareció. Solo dejó su ropa ¿Te vas a quedar con el parche? A mí me quedaría de lujo.
El Demonio de la muerte le había mentido, sacrificó la vida de 3 personas inocentes para salvar a alguien importante y fue en vano. Kobeni se cobró la vida de 12 personas en poco tiempo y eso la estaba dañando, podía escuchar los gritos de Arai, la anciana, los que podían ser reclamos de Kei, los gritos de dolor, odio y desesperación que todos los terroristas le dijeron. Actuó como un demonio ante los jefes de la operación. Estaba marcada, sacrificó y arriesgó tanto, solo para ver qué su mejor amiga también se había ido.
—¡No, no, no! Esto no es posible, ella debía estar aquí, con nosotros, me lo prometió.
—Huh. ¿Quién te prometería algo como eso? — preguntó Power.
—Una… amiga.
—Supongo que solo te quedará ella. Tú y yo no somos amigas, por lo visto estando cerca de ti muere la gente.
La última frase de Power afectó a Kobeni… no sé equivocaba, en poco tiempo, la gente de la organización que la pequeña estimaba o quería, murió. La cuarta hija solo pudo soltar unas cuantas lágrimas, derrotada, no pudo mantenerse de pie. Cayó de rodillas, se sentía débil y terminó por seguir apreciando el traje de su amiga, implorando su perdón, por haber llegado tan tarde.
—Soy una basura, Himeno. Soy una vil basura.
Desde afuera, Haka observó a su socia. Despreciando la escena, pero el demonio sabía que ella no había cumplido con su parte del trato, Himeno no le tocaba morir el día de hoy, ella misma adelantó esa decisión.
—Te odio Himeno. Por lo que me vas a obligar a hacer.
El demonio de la muerte desapareció y solo regresó hasta que Kobeni volvió a su casa. Tenía otras tareas pendientes.
Se escuchaban los ruidos de las ambulancias llegar, las órdenes de Power habían sido escuchadas. Las horas pasaron, Aki y el resto fueron trasladados a un hospital, dónde se les terminó actualizando la situación delicada que vivía Tokio. Había toque de queda, la gente fuera de la ciudad con algunas excepciones se les tenía bloqueada la entrada incluso dentro de la ciudad vigilaban el movimiento de los ciudadanos y las redes de comunicación con excepción de la televisión, serían habilidades nuevamente hasta el día de mañana.
Al menos 3 horas habían transcurrido desde la operación de los terroristas, Aki seguía en cama vigilado por Denji y Power, ambos se les instruyó que decirle al pelinegro cuando despierte.
En otro punto de la ciudad, cerca del cuartel de la cuarta división, Makima caminó acompañada de Tendō y Kurose. Durante su rumbo terminaron encontrándose con Madoka, también había sido asistido por las ambulancias, no tenía daños graves por lo que terminó siendo liberado. Había llegado primero al cuartel para conocer la situación actual, muy jodida.
—Señor Madoka. Es un alivio ver una cara conocida ¿Todo bien?
—Realmente no. La situación es una pesadilla, todas las divisiones de Tokio fueron afectadas gravemente y tenemos bajas sensibles, incluso los miembros no-humanos fueron asesinados.
—Oh. Cuánto lo siento señor Madoka.
—No importa, por lo que me enteré, varios miembros de las divisiones más afectadas tendrán que trasladarse a la suya, señorita Makima. Por lo que estarán bajo su mando…
—Daré mi mejor esfuerzo, señor Madoka. Espero contar con usted.
—Ah. Sobre eso, le doy entrega de mi carta de reasignación.
—Entiendo. ¿Puedo saber por qué renuncia?
—Ya estaba planeado desde un principio, pero no salió como lo tenía esperado. Eh. Realmente no quiero saber más de Tokio, un ataque así está lejos de ser el último y no quiero morir en el siguiente ¿Puedes creerlo? Usaron armas.
—Supongo que las sospechas de gente como Aki tenían razón, no podemos quedarnos con la guardia baja. Si eso es todo, nos vemos, fue un honor tenerlo entre mis filas.
Makima decidió retirarse del lugar y llamó a sus compañeros a hacer lo mismo. Pero fue detenida por Madoka.
—Señorita Makima… ¿Usted tenía idea que algo así sucedería?
Makima no se dignó en voltear a ver el rostro de su ex-afiliado. Solo respondió rápido y concisa.
—Es información clasificada para civiles.
Madoka quedó frío ante la respuesta, pero nada de eso tenía importancia. Estaba autorizado por la policía en movilizarse, su plan se mantenía a lo esperado, era cuestión de tiempo para volver a ver a Kobeni.
Tendō y Kurose desconfiaron de las palabras de la jefa de la cuarta división. Había tiempo de anticipación, pero por lo visto, nadie de Tokio era consciente de la advertencia.
Luego de un rato caminando, Kurose solo le dejó en claro, aunque en un tono nervioso que sus tareas en Tokio son sólo de dar instrucción a los demás miembros, no terminarían uniéndose a ella.
—Comprendo, señor Kurose. Una verdadera lástima. Pero de ser así, ¿me acompañarían a ir a un hospital?
Hospital
Hayakawa Aki había despertado, su cuerpo se sentía muy adolorido. Intentó tocar sus brazos y luego su torso, aunque sentía que ninguna parte le faltaba era consciente en todos los vendajes que el equipo médico le puso. Escuchaba los sonidos de mordidas a una manzana, volteó a su derecha y pudo notar que tanto Denji como Power estaban esperando su recuperación.
—¿Ustedes?
—Ajá. No lo hacemos porque te queremos, la señorita Makima nos llamó y nos actualizó la jodida situación que está afuera— Denji agarró una manzana que se encontraba en un canasto casi vacío y la puso en su pecho— Come.
Aki se incorporó, preguntó por un cuchillo para quitar la cáscara, pero ambos idiotas no estaban autorizados para tener uno dentro del hospital. Así que tuvo que comerla a mordiscos, dejando la mitad, para después.
—¿Sabes quiénes aún viven?
—Realmente, no muchos y es un alivio, menos nombres que recordar. Por lo que todas las divisiones les fue como la mierda. ¿Te acuerdas de los chicos que estuvieron en la reunión de bienvenida? Muertos. Menos el tipo Madoka.
—Ow. ¿Kobeni… está…
—Nah. Se ve frágil, pero es una chica dura al parecer, ahorita están revisando como se encuentra, recibió un disparo en el brazo al parecer.
—Entiendo.
—Bueno, ya es todo lo que necesitamos decirte, nos vemos en casa y espero que prepares buena comida.
—Lo que dijo el perdedor— siguió Power.
Los dos chicos dejaron solo a Aki, quién estaba procesando todo lo que habían vivido en solo unos minutos. El día parecía espectacular y terminó siendo la peor pesadilla. Su novia había muerto, pero aún no sentía su pedida.
A su lado estaba la espalda en forma de clavo en su respectiva funda. La agarró y revisó su estado del contrato. Cuando la abrió y le intentó hablar, la respuesta fue directa.
—No te queda tiempo de vida, Hayakawa. No me interesa solo un año de tu existencia, considera finalizado nuestro convenio. — Dijo el demonio de las maldiciones.
—Entiendo. Da igual.
La espada ahora es un pedazo de metal sin utilidad, así que la terminó tirando al suelo sin delicadeza. Intentó observar el resto de su habitación, pero no había indicios que alguien más estuviera visitando al pobre chico. También encontró sus icónicos cigarrillos, de la misma marca que su amada ocupaba. Sacó uno de la cajetilla, lo puso entre sus labios y buscó algún encendedor. Por fortuna, también se encontraba ahí. Aki se hizo la idea que probablemente Denji lo metió sin supervisión y lo dejó a la vista del pelinegro, un hospital no dejaría fumar dentro de sus instalaciones. También había dejado su manga y una manzana que no iba a ser para Aki.
Accionó el encendedor dejando emitir el fuego y lo acercó al otro extremo del cigarro, poco a poco entraba en calor el cigarro, así como los temblores del chico. Imaginaba como Himeno le apoyaba con el fuego, ambos tenían ese momento íntimo y peculiar entre ellos dos. Solo podía imaginar su sonriente rostro y su calidad mirada, de una mujer enamorada que ocultaba un tormento. Ella estaba por fin descansando, pero Aki, no la pudo acompañar.
El encendedor fue el primero en caer, seguido del cigarro. Las lágrimas del pelinegro empezaron a brotar y poco a poco sus mocos también salieron. Aki se encontraba temblando, impotente de no haber hecho más para salvar a Himeno y fue ella quien se puso en riesgo por él. Solo pudo golpear su cama por la frustración, no murió a su lado y ahora estaba respirando sin su compañía.
El llanto poco a poco se hacía más fuerte y traspasaba la puerta de su habitación. Denji y Power escucharon el sufrimiento de su compañero, pero en su distinta perspectiva, les importaba poco o nada. El rubio quería devuelta el manga, los dibujos eran divertidos y parecía que el hombre de gorra se iba enfrentar cara a cara a lo que parecía ser un vampiro musculoso. Prefirió no hacerlo, sería incómodo para ambos ver cómo uno llora y el otro le importa una mierda.
Se quedó pensativo. Himeno lo besó, lo vomitó e intentó tener sexo con el, actos cuestionables para el rubio, pero también tenía un sentido del humor peculiar y estando sobria, era una buena amiga, incluso pagó siempre la comida para compensar esa mala noche. Himeno respetó su espacio y no volvió a tocar un pelo del rubio. Aún con todo eso, no sé sentía mal por su pérdida. Realmente, la muerte de algún ser cercano parecía no afectar en absoluto.
Cuando Pochita murió, estaba triste pero no servía de mucho llorar por él cuando una turba de zombies iba a su acecho. Sus padres eran una mierda, no tenía sentido llorar por ellos más que por la deuda que debía pagar y aun así, Denji siguió adelante. Ahora con Himeno, la que probablemente sea una de sus primeras amigas descansando en paz, no sentía nada en absoluto.
—Está bien llorar, pero ¿Por qué yo no tengo ganas de hacerlo?
—¿Eh? Dijiste algo estúpido. Si no tienes ganas de llorar no lo haces y listo— Power respondió sin que se lo pidiera.
—Cállate idiota. Estaba hablando conmigo mismo.
—Eres un tipo raro bellaco— Power dejó de prestarle atención a Denji y se fijó en una máquina expendedora que estaba cerca, la pateó y empujó con la esperanza de recibir comida gratis.
«Supongo que… ¿Eso me hace mala persona por no llorar o será efecto del corazón de Pochita?»
Denji se percató como unos dos sujetos, un hombre y una mujer uniformados entraron en la habitación que ocupaba Aki, prefirió solo alejarse del lugar y ver también por la máquina expendedora. No le interesaba lo que se dijeran.
—Agh. Más gente molesta. Apresúrate Power y consigue algo.
—¡Eso intento estúpido Denji!— decía Power quien estaba cerca de derribar la máquina, pero su peso hizo que retomara su lugar.
«¿Si el gruñón de Aki o la idiota de Power murieran, me sentiría triste? Nah. Ambos son un grano en el culo, me harían un favor si los matan»
Denji observó con aburrimiento como Power inútilmente pateaba la máquina, le iba aconsejar que usara sus armas de sangre, pero posiblemente eso haría que ambos sean señalados y los maten. Makima se pondría triste si eso pasara…
«Makima… ¿Si ella muere, ¿cómo me sentiría al respecto? Es hermosa, tiene buenos pechos y además me invita también a comer. Supongo que, si le pasa algo a ella, me sentiría mal, pero no creo llorar o que dure tanto tiempo»
A lo lejos, Kobeni fue dada de alta, le habían dado algunos analgésicos para el dolor en su brazo y que no se quitara el vendaje. Kobeni asintió y se fue del consultorio, estaba aún desanimada. Hizo tanto esfuerzo y cosas cuestionables para solo llegar tarde, no sentía que merecía el perdón de nadie, la familia de Arai muy seguramente la odiaría por no salvar a su hijo, el niño secuestrado probablemente esté muerto y Madoka… No sabía cómo él estaría procesando la pérdida de su novia.
En sus manos estaba la prueba que ella era capaz de matar si la provocan. Lo que le dolía más ¿Su miedo era la limitante para el salvajismo que los terroristas presenciaron? No quería saber nada más. Seguía viva y era para mantener a salvo a su hermano mayor, ella por su lado pensaba si también estuviera bien si hubiera muerto al lado de Arai. Así al menos un niño se salvaría.
En su camino por los pasillos del hospital ignoró a la gente que la rodeaba y se aproximaba al lugar donde descansaba Aki. La promesa de su amiga no sé había cumplido, no logró retirarse y solo dos semanas de sobriedad pudo tener. Pero suponía que para no seguir decepcionando, ella seguiría con su palabra. En el pasillo que estaba la habitación de Aki, visualizó a Power y a Denji, no sabía cómo hablarles, pero siguió su camino.
Power fue la primera en notar la presencia de Kobeni, dejando en paz la máquina y en ausencia de Himeno, ella sería la de las bromas.
—Ahí viene tu pareja, bellaco. Aprovecha que están en un hospital y tengan horribles bebés— Luego de eso se largó, seguía un tanto molesta con Kobeni por decirle mentirosa, aunque si fuera verdad.
Denji solo volteó y fijó su mirada en el pasillo. Era Kobeni de quién se refería, pensó en las palabras de Power y en su propia mente solo se dijo "Ahora es tú turno de hacer las bromas, ¿verdad idiota?"
Veía como Kobeni se encontraba cabizbaja y su paso era torpe, sus motivaciones por luchar de nada sirvieron y ahora estaba pensando en todo lo que había hecho.
—¡Hey! Kobeni… eh… me alegro de que estés bien— Denji no sabía que decir, a diferencia de el, Kobeni si estaba de luto.
La chica solo movió una de las sus manos para saludar y se acercó al rubio, no le importaba lo que él dijera, solo quiso un abrazo. Cuando se acercó, puso su cabeza en contacto con el pecho y escuchó los latidos de su corazón, buscando un poco de calma. Calma que no podía encontrar en otro lugar.
—Eh… Está bien. Solo recuerda que la señorita Makima puede venir en cualquier momento.
Kobeni asintió con la cabeza, pero no sé separó de ahí. Ella no sentía nada, todo era un tormento en su cabeza y por ningún motivo podía llorar. Solo sentía frustración de no poder salvar a su amiga.
«Cuando el idiota pedófilo, me dijo que Kobeni había muerto… no supe reaccionar y me terminaron disparando ¿Con ella será diferente? Digo, estuvo a punto de matarme, pero también ha sido amable conmigo y me invitó a comer en su casa… ¿podría contar eso como una cita?»
Denji estaba avergonzado. Solo para ayudarle, abrazó su espalda y dijo que todo estaba bien. Kobeni asentía también a eso, pero no encontraba consuelo ni en las palabras de Denji ni en su abrazo. Solo mantuvo su posición mientras poco a poco los ojos brillaban, su vista se nublaba y ella luchaba por no escurrir su moco.
Escuchó como los dos sujetos salieron de la puerta. Tanto Denji cómo Kobeni observaron que salían de la habitación de Aki, Denji pudo ver a la chica alta y solo dijo "Buen trasero" mientras que la cuarta hija se apartó del rubio y buscó entrar a la habitación de Aki. Denji solo observó y pensó que al menos Makima no los había visto si es que venía. Se aproximó a la máquina expendedora y ahora le tocaba ser él quien la moviera.
En la habitación, ambos compañeros se veían. Sus caras de frustración lo decían todo, eran los únicos presentes que estaban realmente afectados por la muerte de Himeno. Kobeni agarró una silla y la aproximó a la cama del superior. Él le ofreció la manzana que estaba en el cesto, mientras él comía la suya. Ambos no dijeron ni una sola palabra mientras comían su comida.
Cuando finalizaron, la chica solo extendió su mano a su superior. Aki no sabía a lo que se refería, pero suponía que era su forma de apoyar su duelo. Tomó su mano y la sostuvo delicadamente, ambos estuvieron así por unos minutos, cabizbajos sin saber qué decir. Ninguno de los dos podía decir una palabra, no sabían cómo darse aliento o consuelo.
Kobeni apartó la mano y agarró su mochila, Haka la dejó tirada en el restaurante y la pelinegra la tuvo que volver a cargar. Abrió una de sus bolsas y sacó un pequeño folder donde guardaba algunos trabajos que ella hacía. Entre ellos estaban algunas aves, edificios y una motosierra. Pero lo que le interesaba encontrar era el retrato de su amiga, de ese día donde ambos se habían hecho la promesa.
La chica le entregó el dibujo a su superior. La reacción que tuvo fue un tanto esperada, las lágrimas seguían brotando de los ojos de Aki. El chico terminó apartando la obra de Kobeni, no quería arruinarlo de ninguna forma.
—G-gracias…— Fue lo único que dijo el chico.
Kobeni asintió. Era su trabajo más detallado, por lo que tardó mucho en finalizar. Era un regalo para Himeno e incluso estaba dedicado a su amiga, pero ahora solo es un recuerdo triste. Festejaban las únicas dos semanas sin alcohol que la chica llevaba experimentando desde hace mucho tiempo y ahora, tenían que estar de luto.
La chica se levantó, hizo una ligera reverencia a su compañero, se aproximó a la puerta de la habitación y solo dijo antes de irse.
—Q-quedo a sus órdenes a partir de ahora.
En el camino observó cómo Denji era regañado por las enfermeras del hospital. Aunque después fueron detenidas, la chica pelirroja llegó al hospital y solo ofreció una disculpa. Invitó al rubio algo de la máquina y él se emocionó. Kobeni decidió tomar otro rumbo para la salida. Makima por su lado, observó a la pequeña Higashiyama, en ninguna ocasión que se encontraban cerca, han podido comunicarse y al parecer hoy no sería la excepción. Makima se mostraba interesada en tan peculiar perdona.
Saliendo del hospital y aun ignorando el resto de sus alrededores. Terminó chocando con una mujer más alta que ella, se escuchaba joven y ambas terminaron deteniéndose. Kobeni le pidió disculpas por ser tan distraída mientras que la mujer, cargando un pequeño bolso, no hizo más que decirle que no se preocupara. Ambas vieron su rostro y Kobeni quedó perpleja.
—¿T-tu ojo…— Kobeni volvía a lagrimear mientras quería hacer esa pregunta.
—¿Disculpe? — respondió la mujer
—L-lo siento. Creo que te confundí de persona…— intentó con sus manos.
—Oh. A veces sucede. Perdón, me tengo que reunir con alguien— Decía la chica, que tenía una expresión calmada pero triste.
—Si… perdóneme mi torpeza.
«E-esa chica… era idéntica a Himeno» — fue su único razonamiento, mientras se retiraba del lugar.
En el estacionamiento del hospital, pidió transporte que era exclusivo para la organización a la que pertenecía. Dijo la dirección de su casa y esperó paciente para llegar a su destino. Su mente seguía siendo un caos, no podía procesar todo lo que vivió en un día que debía ser lindo. Estaba a gusto en su nuevo trabajo y ahora, las personas que estimaba se habían ido.
Cuando llegó a su edificio departamental, se percató que había un camión de gran tamaño, era de mudanzas. El conductor estaba fumando al lado de un hombre también uniformado como ella, sin el saco. Ambos hablaban mientras esperaban la llegada de la cuarta hija. Cuando la chica bajó del transporte, ella reconoció de inmediato de quién se trataba. Era el señor Madoka, ahora solo un simple civil.
—Superior Madoka.
—Descuida, solo Madoka está bien. Ahora solo soy un simple civil como siempre debió ser.
—Ou. Entiendo, discúlpame.
—No te preocupes. Supongo que te notificaron que Keiko falleció en el ataque— Madoka mencionaba con dolor esto, luego para calmarse fumó de su cigarro que iba a la mitad.
—Si… Cuánto lo siento, ella… era una buena persona, fue demasiado linda conmigo.
—Solo quédate con ese recuerdo, fue el mejor ser humano que pude haber conocido y ahora no la tengo conmigo. Al menos pude despedirme de ella y saber en dónde terminó su cuerpo. Al parecer algunos de nuestros hombres siguen sin poder ser localizados, ya pasó mucho tiempo para que no pudiéramos encontrarlos.
—¿Eh? ¿A qué te refieres con ello?
—Cuando estuve en el cuartel, estaban registrando quienes aún seguían con vida, desaparecidos y muertos. Se buscó a través de las rutas establecidas del día de cada cazador. A tí por un momento se te colocó como desaparecida. Arai, tu compañero, no lo han localizado aún.
Kobeni estaba preocupada, sabía que el cadáver quedó en un lugar en concreto cerca de la anciana. Ahora, con esta información, un golpe en su corazón nuevamente la sacudió, su familia probablemente no sepa dónde se encuentra su hijo y su madre, no lo soportaría. Ya sabía que el niño secuestrado probablemente muera. Pero ahora, otra familia sufre por su culpa.
—L-lo siento…
Madoka intentó consolarla, con un ligero tacto en su hombro. No era cercano a Kobeni y no quería incomodarla con un abrazo.
—No es tu culpa, Kobeni. Nadie de nosotros puede escoger éstas cosas. Si fuera por mí, hubiera preferido salvar a Keiko antes que a mí, ella aún tenía a sus hermanos y siguen esperando su regreso. Me temo que seré yo quien les de la noticia. Ojalá y el gobierno me deje pedir la tutela, ya no queda nadie en este horrible mundo que vea por ellos.
Otro golpe llegó al corazón de Kobeni, recordó ahora a los hermanos de su amiga y ahora escuchando las palabras de su ex-superior. Kobeni se sentía culpable por dejar morir a Kei y no aguantó más, abrazó a Madoka.
—L-lo siento mucho, debí ayudar a Kei… D-debí salvarla…
Madoka estaba confundido con esas palabras, solo amablemente respondió al abrazo de la chica y siguió consolándola, el empezó a llorar. Kobeni no podía, su culpa era demasiada y sus lágrimas las sentía nefastas.
—No te responsabilices Kobeni. Son cosas que no están en nuestras manos, no podías prever que algo así sucediera. Estoy seguro que si Kei se hubiera enterado lo que tú o Himeno pasaron, también se lanzaría al rescate, la conocí mejor que nadie.
Si estaba en las manos de Kobeni y su decisión fue la equivocada. Lo que terminó aún más por sepultar la percepción que Kobeni tenía de sí misma.
Ambos terminaron su abrazo, Madoka le pidió a su acompañante que baje las pinturas y algunos lienzos, libros de arte. Le pidió que los subiera hasta la entrada de la casa de Kobeni, ella indicó cuál era, aunque enojó al acompañante, Madoka ofreció más dinero y eso calmó al señor.
Kobeni fue hasta la entrada del departamento y metió todo, no sin antes buscar entre sus cajones, el retrato que había hecho de Kei. Era un regalo por su relación. Bajó y aunque apenada por todo, decidió dárselo a su amigo.
Madoka al tenerlo en sus manos lloró. Extrañaba tanto a su pareja y verla sonriendo, era un golpe de nostalgia y dolor, le agradeció a Kobeni el regalo que ella hizo. Era algo que necesitaba para aún mantenerse con fuerza, ahora que ella no estaba a su lado.
El hombre le entregó una tarjeta, era su tarjeta de presentación ahora rayoneada. En la parte trasera tenía escrita la dirección de su casa en Hokkaido por si algún día quisiera visitarlo. Él le ayudaría en lo que pudiera. Ambos se terminaron despidiendo y Madoka partió rumbo a tierras desconocidas para la joven.
Ahora sola, solo pudo darse cuenta que era una mierda todo lo que había pasado. Subió a las escaleras, entró a su casa, vio las cajas pero decidió ignorarlas, en otra ocasión le daría orden. Se terminó por desnudar en medio de la sala, dejando lo que quedaba de su uniforme en el suelo. Fue directo hacia el baño y se terminó dando una larga ducha. Se sentía sucia en varios sentidos, tallaba sus brazos, sus piernas, limpiaba su cabello y su rostro, pero nada le hacía cambiar su percepción. El baño había finalizado. Se secó y fue a su habitación. Buscó su pijama y se lo colocó.
De regreso a la sala, recogió el uniforme y lo dejó en la basura. Debía conseguir uno nuevo. Se sentó en el sofá y encendió la tele. En las noticias no había ninguna novedad que ella no supiera, todos los canales hablaban sobre el ataque y la masacre que vivió la organización de los cazadores de demonios. Cambiaba de canal a uno que no hablara de eso. Solo un noticiero más independiente habló de algo relacionado, pero un poco más optimista, un niño reportado como desaparecido fue encontrado inconsciente en un departamento de policía. Se había identificado como Shijō Satoshi, se encontraba herido y con muestras de extorsión evidentes.
Ella sentía un poquito de tranquilidad, al menos el niño se encontraba bien pero no explicaba cómo pudo ser hallado tan deprisa. Siguió viendo el programa y un familiar lo encontró. Por lo visto, por seguridad, se buscará brindar protección y seguimiento a su caso. Kobeni luego de la noticia apagó la televisión, era al menos un alivio. Decidió irse a su habitación y se acostó en su cama. Antes de cualquier cosa, sacó su celular y decidió llamar a sus dos hermanos, sin éxito, las líneas seguían cortadas al parecer. Tampoco podía esperar alguna visita, todos sus hermanos debían estar apartados y en toque de queda.
Estaba sola
Kobeni intentó llamar otra vez a su hermano Kenji, pero no había éxito, repetía el proceso e incluso dejó de ver la agenda de su celular. Yéndose hacia abajo hacia el contacto de la oficina de Himeno.
Lo presionó sin darse cuenta y esperando nuevamente la línea cortada, su sorpresa fue tal que esta si procedía. La línea de los cazadores era distinta a la del público en general. Por tal motivo, los sonidos de llamada estaban siendo procesados. La pequeña Higashiyama se percató de ello y estaba sorprendida del caso, vio a quien había llamado y era a su difunta mejor amiga.
Estaba a punto de colgar, no esperaba respuesta. Pero solo escuchó como la llamada parecía ser respondida.
—¿Hola, sucede algo?— La voz de himeno era escuchada desde la otra línea.
Kobeni se sorprendió, no podía creer que ella pudiera comunicarse. Decidió colocar su celular en su oreja y hablar.
—¡Himeno! ¿Cómo es posibl… — La cuarta hija fue interrumpida.
—¡HAHAHAHAHAHAHA! ¡ESTO ES UN MENSAJE GRABADO! ¡Debiste ver tu rostro, hablando con una contestadora!— Himeno se escuchaba riendo y haciendo sus típicas bromas. Kobeni recibió otro golpe de realidad. Su amiga seguía muerta.
La pequeña Higashiyama, solo quiso escuchar hasta donde acababa la grabación. Ya no tenía ninguna esperanza en nada.
—Muy seguramente estoy pateándole el trasero a algún demonio o saliendo en una cita con algún chico hermoso. Deja tu mensaje. Ciao. Biiip.
Kobeni intentó presionar el botón de colgar de su teléfono, pero al parecer el mensaje continuaba con su grabación.
—Si eres Kobeni la que escucha esta grabación, solo quería decirte que en serio agradezco que hayas creído en mí. No soy la mejor persona en tenerle confianza y aun así, me quisiste con mis errores y quieres verme mejorar. Eres un ángel en mi vida, pequeña enana. Prometo algún día recompensarte. Disneyland, Jeju y tú universidad, te lo pagaré todo una vez me retire. Te amo (cómo amigas) Kobeni.
El mensaje ahora sí había acabado. No hubo más que silencio y era para dejar su mensaje, Kobeni empezó a derramar las lágrimas que durante lo que iba de día, no podía soltar. Su voz se terminó quebrando y lanzó un grito.
—H-HI… ¡HIMENO! — con toda la frustración y dolor de no llegar a tiempo a salvar a su amiga. El llanto se volvió más intenso y el celular se desprendió de sus manos, la cuarta hija sollozaba sin parar por haber perdido a su primera y mejor amiga. Después recordó a Kei, Arai, la anciana y su motivación. Todo se estaba quebrando por dentro. El llanto nunca cesó y solo podía golpear su cabeza, se odiaba así misma.
Haka hizo acto de aparición y vio el repudio que Kobeni sentía hacia su propia persona. No sé burló ni se dirigió a ella. Abandonó a su socia, la dejó en paz en esta ocasión.
Kobeni no sabía cómo controlar todas estas emociones, había perdido más de lo que ella podía soportar y en esta ocasión nadie por ser revivido, Himeno se había ido y era para siempre.
La pequeña había calmado un poco su llanto después de varios minutos, solo se recostó y volvió a llamar a su amiga. No sabía cuánto tiempo iba a durar este mensaje una vez reemplacen el dueño de la oficina, pero aprovecharía el tiempo para escuchar la voz de la chica del parche.
En bucle, oía la pregunta de Himeno, su burla y las palabras de aliento hacia ella. Kobeni no paraba de llorar, ahora con más calma. Solo quería escuchar el sonido de la voz de su amiga, hasta que su batería se acabó. La chica puso a cargar su celular y lo dejó descansar.
Descansó, pero no pudo dormir, no tenía consuelo por nada en este mundo.
En el hospital
Denji había dejado de hablar con Makima, un poco feliz por haber recibido la comida que le invitó la pelirroja. Fue a la habitación de Aki, había sido visitada por una segunda ocasión y ya estaba libre para que el no interrumpiera nada. Buscó su manzana y el manga. Solo el manga se encontraba, Aki le explicó que la manzana se la invitó a Kobeni. Aunque al principio se enojó con su compañero, se calmó para ser a quien iba dirigido. Cuando se retiró del lugar. Aki le pidió un favor peculiar al rubio.
—Oye imbécil.
—¿Y a ti qué rayos te picó?
—¿Sabes dónde vive Higashiyama?
—¿Eh?... Ah, Kobeni. Sí ¿Por qué tan repentina la pregunta?
—Ve a verla y haz lo que sepas hacer para tenerla tranquila. En este momento ella está sola y muy seguramente, es la primera muerte de alguien cercano que ha vivido.
—Sigh. Bueno, pero a ti te tocará limpiar el baño luego de que Power lo usé y será con cepillo de dientes.
Aki solo respondió con el dedo de en medio y se fue a dormir. Pero tenía razón, Kobeni estaba sola y no podía ganar su propia lucha interna.
En el camino, Denji estaba pensativo aún siguiendo con la duda si él debía sentir algo por las muertes de sus compañeros. Pero se distraía luego de ver a los perros, comida y una que otra chica atractiva. El rubio estaba molesto con la petición de Aki, no odiaba la idea de visitar a Kobeni, pero ella se encontraba en un momento que no le parecía indicado a Denji.
—Meh. Quizá comamos algo.— fue el único razonamiento que hizo.
Ya era noche, pero el objetivo seguía siendo el mismo. Había llegado a la casa de la pequeña, aún recordaba la ruta que ella le explicó. Subió a las escaleras y tocó el timbre, aunque no hubo respuesta. Siguió tocando el timbre y nadie abría.
El rubio estaba dispuesto a irse, pero algo le decía que fuera ayudarla. Reacio a la idea de continuar tocando, solo observó a sus alrededores, al notar que nadie lo observaba, intentó abrir la puerta esperando que no tuviera seguro. En efecto, la entrada de la casa de Kobeni estaba abierta.
Denji se percató del leve desorden, había cajas que él no podía reconocer y consideró que era basura qué ella aún no tiraba. No estaba para ser su mucama por lo que siguió su camino ignorando. El resto de cosas, vio el bote de basura de su cocina, era evidente que ahí no cabía el traje de la chica. Denji solo suspiró. Esperaba encontrarla dormida, solo decir algo como "espero te mejores" o "hay un restaurante cerca, ve y come" y luego retirarse.
Cuando llegó a la habitación de la joven, se dió cuenta que ella aún seguía despierta, estaba totalmente devastada. Su cara era un desorden y se notaba que aún no había parado de llorar. Denji solo se acercó, busco un pequeño espacio en la cama de la chica y se sentó. Saludo por educación y se disculpó por no haber pedido permiso. Kobeni no respondió, solo observó a su amigo.
—Hey Kobeni. Aki me pidió de favor que te… viniera a ver, checar como estabas y eso, veo que estás bien.
—(...)
—Seh, es una mierda, ya no tendremos quien nos pague la comida y eso. Era una buena persona, pero la vida sigue, ahora sí quieres yo pago tu comida y tú pagas la mía.
—(...)
—Mmmm… haces esto difícil. Podríamos hacer que Power robe algunas tiendas y así no gastar nada.
—(...)
—Agh. Siquiera dime algo. Que estoy mal, equivocado o que no tengo corazón. Pero dime algo.
—(...)
—En fin, espero que estés bien. Te veré mañana o lo que sea
Denji se intentó levantar y separarse de la cama de Kobeni. La chica seguía lastimada emocionalmente, pero, no quería que el rubio se fuera todavía. Antes que se alejara, atrapó su muñeca derecha.
—¿Eh, sucede algo?
—(...) N-no es eso… sólo quédate un poco más. Y-ya no me queda nadie, más que tú.
—¿E-eh?
En parte, Kobeni tenía razón. Denji era el último amigo que le quedaba en la organización. Arai, Kei y Himeno habían muerto, Madoka se retiró y Aki no era muy cercano. Power le dejó en claro que no eran amigas bajo ningún sentido.
—Supongo que tienes razón.
—Si… solo un rato más, luego te dejaré de molestar.
—N-no. No me molesta…
Denji volvió a sentarse en la cama de Kobeni, ella soltó su muñeca y prefirió solo poner su mano sobre la de él. Era un poco de consuelo que ella podía hallar, le hacía falta compañía.
Kobeni seguía llorando suavemente. Su mano temblaba y Denji se percató de eso. Intentó ser más útil su consuelo. Entrelazando su mano con la de ella. Calmando un poco a la chica.
—G-gracias…
—No hay de qué.
Unos minutos habían pasado y Denji se sentía cansado, la lucha y todo lo vivido lo dejó al borde del sueño. Bostezó y le contagió el sueño a Kobeni. Ambos chicos seguían con su mano entrelazada, aunque Kobeni se percató que a Denji le sudaba la mano. Suponía que tenía calor.
«¡VERGA! Ahora nos agarramos de la mano ¿Pochita, es alguna clase de señal qué me estás dando condenado perro? Dime algo ¿Por qué con ella?»
—K-Kobeni… ya me debo ir… Me estoy quedando dormido y la verdad, tengo que volver a casa.
Kobeni aún no quería que su amigo se fuera, solo le propuso una idea.
—¿Q-quieres quedarte a dormir? Debe ser peligroso caminar tan noche…
—Nah. Tú sabes que un golpe en las bolas hace llorar a cualquiera.
—Ya lo sé ahora.
—Sobre eso… eso ¿Tu como llegaste al lugar?
—Solo seguí las direcciones.
—Ou. Bueno, te agradezco haberme salvado, fue lindo. Ser abrazado por una linda chica.
Kobeni se alegró por escucharlo, al menos recibió de alguien quién si pudo salvar. Sus ojos se veían víctimas de su llanto, pero ella le sonreía, se sentó igualmente en el borde de la cama, a su lado y decidió abrazarlo. Quería escuchar los latidos de su corazón.
«Al menos eres la única loca en este día que no me lo quiere quitar» — Dijo Denji.
Ambos se sentían cómodos ahora estando en privado, Denji respondió el abrazo y se quedó así por un cierto tiempo. El pendejo aprovechó el momento y sintió un poco el roce de los pechos de Kobeni.
Ambos se habían separado. Denji preguntó en dónde dormiría, si en el sofá o había algún futón guardado. Ella al principio no le contestó. Pero al final, agarró el valor y le pidió un gran favor.
—¿Q-quieres dormir en mi cama?
—¿Eh, y tú dónde vas a dormir?
Ambos chicos se pusieron un poco rojos. Pero, la respuesta fue rápida.
—También aquí. No… pienses en otra cosa. Solo, me gusta escuchar tus latidos. Me ayudan.
—Supongo que… eso te servirá para esta noche ¿Verdad?
La cuarta hija asintió, Denji se había percatado de eso. No era la primera vez que Kobeni colocaba su cabeza en el pecho del muchacho, para oír sus latidos. Era extraño, pero no le incomodaba.
Ella se acostó y se arrimó hacia el otro extremo de su cama. Espero que su amigo también se preparara para dormir. El rubio se quitó su camisa y la dejó colgada en una silla. Cuando se quiso quitar el pantalón, escuchó el nerviosismo y un pequeño ruido de pena proveniente de su amiga.
—Ah sí… Esto no… sería incómodo.
La cuarta hija solo asintió, roja de la pena. De por sí está petición era rara, pero ambos habían acordado que esto sucedería esta noche. No era algo similar a lo ocurrido en el departamento de su difunta amiga. No debían darse cariño, solo un poco de apoyo moral.
Denji se terminó acostando en la cama de su amiga. Ambos estaban un tanto apenados por la situación. Evitaron sus rostros. Kobeni antes de que su amiga falleciera, admitió que se sentía atraída por el chico. Denji no lo profundizó con nadie, pero era obvio sus celos y lo preparado que estaba, cuando estaban preparando la celebración.
Kobeni lentamente y con mucha pena, solo quiso abrazar a su amigo. Se pegó en el pecho del rubio y escuchó los latidos. Denji por su lado sentía la respiración de Kobeni, seguía agitada, a veces regresaba a la calma y luego se volvía a agitar. No tuvo de otra que corresponder el abrazo para que ella se sintiera más segura.
«Eh… Pochita, supongo qué me estás viendo cumplir un sueño ¿Esto es válido? Es linda, estamos acostados y me abraza. No sé si le gusto… Pero, supongo que por algo se empieza»
El tiempo transcurría y la chica no se apartaba del pecho de Denji. El motosierra no podía dormir, seguía con la idea de regresar a su casa y que esto era un pequeño desliz, Kobeni era linda pero no era Makima. Aunque, ella sólo llegó por poco tiempo y nunca lo abrazó, solo le invitó a comer un dulce, cosa que hasta Himeno había hecho. No era algo fuera de lo normal. Al menos Kobeni, lo abrazaba incluso si la situación era adversa.
«Makima… ¿Por qué de repente, ya no puedo verte en mi mente?»
Habían pasado 2 horas. Aproximadamente eran las 2 o 3 de la mañana. Kobeni se encontraba descansando y Denji aunque bostezando, seguía con el plan de regresar a su hogar. Poco a poco se desprendía del cuerpo de la chica y aunque ella lo estuviera buscando, no despertó. El rubio se había separado por completo y se terminó levantando del lugar. Recogió sus cosas y se vistió en la sala. Volvió al cuarto de la chica. Ella se movía buscando a su compañero, pero no despertaba. Solo la tapó bien y se fue.
Salió del hogar de su amiga y caminó rumbo a la casa de Aki. Para Denji esto seguía siendo un error y una falta de lealtad hacia su interés Makima. Seguía en la dicha ¿Cuál era la mejor opción?
Makima era hermosa, tenía unos ojos cautivadores, era pelirroja, algo alta, buen busto y cadera prominente. Pero no parecía haber avances de ningún tipo con ella, cosa que a Denji le parecía un tanto nefasto, ella nunca estaba y las veces que estaban no era algo del otro mundo.
Kobeni tenía un lindo rostro. Sus lunares la hacían resaltar y distinguirse de otras chicas. Aunque pequeña, era fuerte y hábil, su actitud le ayudaba mucho, era linda con él y lo trataba como un igual. Capaz no le gane en pechos o trasero a Makima, pero, no le disgustaba lo que veía o sentía. Además, comprobó que ella si se atrevía a los besos de lengua, cosa que no sabía si su jefa era capaz.
Las dudas eran muchas y solo le había dado hambre. Pensó en comprar algo para el camino, entró en una tienda de conveniencia que siempre estaba abierta las 24 horas del día. Cuando entró pensó aún sobre lo sucedido.
«Si… Kobeni se hace mi novia… ¿Podría tener sexo con ella? Digo, es mayor que yo, aunque literal sea bajita, ¿La podrían meter en la cárcel?»
Buscaba en las secciones de dulces, pero nada le interesaba, fue a otros lugares mientras el encargado de la tienda tenía miedo a que fuera asaltado o que Denji se escape sin pagar nada. El rubio seguía buscando y llegó al pequeño estante de sopas instantáneas. Recordó el momento que Kobeni le invitó a comer en su casa. Fue lindo. Quería revivir eso, pero él era un desastre en la cocina. Así que decidió por algo que Aki hacía cuando le daba flojera cocinar.
Agarró leche y cereal, no sabía cuál le gustaba a su amiga así qué pensó que el que tenía de mascota a un tigre musculoso parecía tener un buen sabor. Aki por lo regular compraba cereal sin azúcar.
Fue directo al cajero, esperando pagar, cuando le pidieron el dinero, sacó unos billetes de la cartera que Aki le dio. El pelinegro decidió poner en la caja fuerte sus ahorros en efectivo y dijo que a partir de ahora, todos usarán el dinero que ganen y no únicamente de Aki. El único consuelo de eso es que, si Denji lo pagaba con su dinero, sabría mejor el desayuno y quizá Kobeni lo noté.
Esperaba una reacción hipotética. Cuando ellos desayunen, Kobeni se sentiría muy agradecida por todo lo que hizo Denji. Se fijaría que el rubio es muy atractivo y quizás cómo pago, deje tocar sus pechos o mejor aún, que ambos tengan sexo.
—Sé que está mal Denji, pero tengamos sexo en mi cama como recompensa ¿No te importaría hacerlo conmigo? — Kobeni hipotética había hablado.
—¡Con mucho gusto, no me importaría que acabes en prisión si el riesgo es conmigo!
—Entonces que me pongan cadena perpetua— Finalizó la pequeña charla imaginaria, con una pequeña risa.
Nada de esto sucedería, pero Denji creía que existía una pequeña posibilidad, luego recordó los condones que había encontrado en el hotel y la vez que Himeno le puso uno, supuso que era importante para tener relaciones sexuales.
—¿Y me da unos condones?
—Ah sí… ¿De cuál quiere? — preguntó el encargado.
Observó todos y ninguno le parecía particularmente bueno, pero veía uno con un elefante como mascota así que decidió comprar esos. El encargado soltó una carcajada, por la marca que se quería llevar.
—¿Es acaso usted actor porno?
—Ammm… Sí, lo soy, tengo toneladas de sexo y eso.
El encargado no hizo más preguntas, era una marca XL y pues como a duras penas tenían rotación, le vendría bien venderlos antes de que caduquen.
Denji pensó en algo más, alcohol. En parte lo odiaba por la mala experiencia, pero recordó que esa ocasión en el departamento, Kobeni era un poco más atrevida. Su idea era brillante.
Fue a los refrigeradores y agarró dos latas de cerveza. Las llevó también a la caja registradora y el encargado solo vio la cara aniñada de Denji. Por mucho que él dijera que era actor porno, tenía que preguntar por su identificación. Denji contestó que no la tenía, la había dejado en su casa y estaba lejos.
—No te lo puedo vender, tienes apariencia muy joven y si me ven vendiendo a alguien que parece de 16, el gerente me marcará.
—¡Son 17 años!
—Peor aún. Espera a tener 20 y luego vuelve. La cerveza no se va a ir.
—Mierda— Denji vio truncado su plan, pero preguntó por lo otro—¿Al menos aún me puedo llevar los condones?
—Eh… seguro, "actor porno" — El encargado se burlaba de Denji y aunque enfureció al rubio, su plan tuvo éxito. Llevaba una bolsa con lo que necesitaba esa noche. Descartó volver a la casa de Aki y se dirigió nuevamente a la de Kobeni. Una vez en frente de la puerta. Pensó en qué quizá… debía plantear bien lo que intentaba hacer.
Entró y cerró la puerta. La bolsa estaba haciendo mucho ruido así que sacó todo de ahí, la leche la metió en el refrigerador y el cereal lo dejó arriba. Era imposible que Kobeni lo pudiera alcanzar, ella le pediría que lo bajara y ganaría puntos con ella. Denji pensaba que era todo un genio. Los condones los dejó en la mesa de noche de la chica. El rubio veía como ella aún seguía buscándolo. Le pidió disculpas.
Volvió a quitarse la camisa y ahora se sentía más cómodo en quitarse el pantalón, ya no había necesidad que Kobeni lo viera y de todos modos usaba un bóxer. se volvió a acostar y volver a poner en posición que ambos estaban, cuando la abrazó la chica fue receptiva y se volvió a pegar en su pecho. Denji se terminó estremeciendo, escuchó la voz de la chica, aunque probablemente ella nunca lo recuerde.
—¿Dónde estabas? — preguntó una dormida Kobeni.
Denji se percató de eso y solo contestó que fue por el desayuno, no hubo respuesta, así como ella sentía sus latidos, el abrazo que Denji le daba a su amiga le permitía sentir sus movimientos para respirar. Ella se sentía más calmada.
Denji intentó separar un poco el rostro de la chica de su pecho y verla. Se veía mejor que cuando la encontró, aún seguía lagrimeando, el dolor de perder a una amiga tan cercana era algo nuevo en la vida de Kobeni.
«¿Debería tomar la iniciativa, Pochita? Amigo, en serio dime algo ¿Por qué te interesaste en ayudarla en el callejón?»
Denji terminó de pensar en el asunto. Solo siguió observando a su amiga, la misma mujer que lo intentó apuñalar en el hotel ahora encontraba paz escuchando los latidos del rubio. Era raro, pero lindo. Fue un salto digno del Parkour.
Aún frente a frente, Denji con todos los nervios del mundo decidió dar su primer beso sin que nadie más que él tome la iniciativa, acercó sus labios y los chocó con los de su amiga. Luego la dejó en paz, dejó que ella se acomodara y ambos pudieran dormir.
—Buenas noches, Kobeni.
Extra
Cerca de las 6 de la mañana, era aún temprano para iniciar sus actividades, por lo visto, los cazadores debían nuevamente reestructurar la jerarquía de Tokio y Kobeni le daba tremendamente igual. Despertó con ganas de ir al baño. Su amigo se encontraba profundamente dormido, no sabía de su pequeño viaje hacia una tienda. La cuarta hija se separó de su amigo y con mucho cuidado buscó pararse.
Seguía triste por lo ocurrido el día de ayer. Pero al menos recibió apoyo de su último amigo cercano en la organización. Kobeni entró a su objetivo, hizo del baño. Aprovechó para lavarse la cara y los dientes. Y salió de ahí. Caminó un poco por su casa, se percató de un cereal que estaba arriba de su refrigerador. Ella tenía un banco para subirse y agarrar las cosas que no alcanzaba. Lo usó y vio que era un cereal de hojuelas azucaradas, su favorito. Lo dejó en su sitio y decidió esperar a desayunar con Denji.
Volvió a la cama sin molestar a su amigo y volvió a introducirse en sus sábanas. Antes de volverlo a abrazar, quiso observar. Sin que él lo notara le dio las gracias por quedarse con ella. No esperaba que Denji fuera tan amable como este día. Acarició su cabello y pensó en qué, tal vez ambos no harían tan mala pareja. Repitió lo que dijo y quedó con una cara sería, maldijo a Himeno, pero luego se disculpó por saber que ya no estaba entre los vivos.
Solo por esta ocasión, pensó en qué tal vez, los labios de Denji, no debían ser solo para Makima. Sabía que a su amigo le gustaba su jefa, así que decidió dejar ese asunto tranquilo. Miró a sus alrededores y preguntó silenciosamente por Haka, pero no hubo respuesta.
La chica aprovechó el pequeño momento, recogió su cabello y luego se aproximó al rostro del muchacho. Se acercó a sus labios y los terminó besando sin que él se diera cuenta. Era un agradecimiento secreto, por haberse quedado lo que quedaba de la noche con ella. Se volvió a acostar, lo abrazó y volvió a dormir.
—Descansa, Denji
Notes:
El fanfic entrará en hiatus, no me voy ni nada por el estilo, pero quiero descansar la mente y ahora sí, planear el rumbo de la historia y sus desviaciones más fuertes del canon.
Chapter 21: El lugar inalcanzable
Notes:
La traducción al inglés no está suspendida, pero tengo exámenes XD ya entenderán porque no he podido avanzar mucho.
Con esto voy a iniciar un arco paralelo que tendrá el demonio de la muerte, lo comenzaré a mitad del camino, pero la idea es comenzar su historia desde su origen hasta su hogar actual, el cementerio cercano al hogar de Kobeni.
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Chapter Text
Décadas atrás
El infierno. Un concepto poco claro entre los mortales. El reino de las tinieblas, gobernado por las peores pesadillas que los humanos puedan concebir.
Las religiones tienen un arduo debate de quién tiene el concepto del averno más cercano a lo que esté más allá de lo visible. Dependiendo de la rama cristiana, las intensas llamas y las estructuras similares al paleolítico son lo que impera en el reino del castigo eterno, múltiples demonios son los artífices del sufrimiento y pesar de quienes cometieron actos inmorales.
De muchos nombres se le puede o pudo conocer. Naraka, Jahhanam, Gehena, Tártaro o Helheim. Varios llegan a coincidir en el mismo castigo que todos los humanos injustos causaron a su misma especie.
Fue Dante Alighieri quien en su obra de la divina comedia popularizó el concepto más aceptado de lo que se percibe como el mismo reino de Satanás. 9 círculos, cada uno más bestial que el anterior, correspondiente al pecado cometido, habitado por humanos aprendiendo una lección continua, repetitiva y eterna.
Pero en este lugar no residen humanos. Solo demonios, cada uno siendo la encarnación del miedo de los seres inofensivos que habitan la tierra. Desde el origen de la humanidad hasta su mayor apogeo en el planeta que se les otorgó, sus miedos han seguido latentes, algunos se mantuvieron desde su primer día de existencia, otros fueron creciendo gradualmente, uno que otro disminuyó su peligrosidad y pocos desaparecieron de la existencia misma.
"¡HIJO DE PERRA! ¿POR QUÉ?!
¡¿POR QUÉ?!
¡¿POR QUÉ LE HICISTE ESTO A MIS HERMANAS?"
Frente a frente, en medio del reino de tinieblas, sufrimiento y goce de los demonios. Una guerra encarnada se estaba efectuando. Demonios caídos, débiles y fuertes, solo los que siempre han estado en compañía del humano estaban a la expectativa de lo que el demonio de la Muerte haría.
La figura femenina, pelinegra y de ojos concéntricos de color morado se encontraba en lo más alto de la arena, de pie entre múltiples brazos gigantes mientras sostenía una guadaña de gran tamaño. Su túnica con una coloración pálida mostraba los resultados de una encarnizada lucha en contra de un enemigo cuya naturaleza continuaba siendo un enigma. Muerte tenía una única certeza de su contrincante, su lugar de origen.
"¡¿POR QUÉ TÚ?!
¡¿QUIÉN TE DESTERRÓ?!
¿DE QUIÉN FUERON ÓRDENES DE IR A POR NOSOTRAS?!
¡RESPONDE DE UNA JODIDA VEZ!"
El demonio de la muerte entre los moradores de las tinieblas era conocido por una serenidad y goce de ciertos actos que ponían en tela de juicio su cordura, expresando una cantidad reducida de emociones y que tenía bajo su cuidado a ciertos entes que consideró su familia.
Sin embargo, su rostro emitía una serie de emociones que ella jamás había transmitido ni reconocido por quienes sabían de su existencia. La tristeza, el demonio de la Muerte derramaba lágrimas, era incontenible por dejar de percibir a quienes ella más amaba. La desesperación, su combate se había alargado más allá de lo que ella podía concebir, su familia y sus aliados no pudieron resistir a la bestia que ella tenía en frente y quedó como la última en pie.
La Ira
El demonio de la muerte no podía sentir ni transmitir otra emoción más fuerte que la ira, mirando a su enemigo, un berserker en toda regla, el ser errático que había acabado con todo lo que ella tenía en alta estima. Su sed de venganza seguía creciendo, el demonio de la muerte dejó de lado su deseo por el fin de vidas sin propósito, quería, por no decir que deseaba…
La cabeza en forma de motosierra del monstruo que acabó con todo lo que ella amó.
—Te daré una última oportunidad antes de que conozcas el fin de todo propósito. Explícame. — el demonio de la muerte regresó a la serenidad por un milisegundo para después gritar.
¿¡ QUIÉN FUE EL JODIDO IDIOTA QUÉ TE DESTERRÓ DE ESE LUGAR?!
¡LLÉVAME AHÍ!
¡ACABARÉ YO MISMA CON EL REINO DE LOS CIELOS!
El demonio de la muerte lanzó su último grito de batalla para después lanzar todos los brazos, cabezas y cuerpos inertes en dirección a un solo enemigo. Ella con su guadaña estaba lista para realizar múltiples cortes en una piel metálica llena de picos afilados.
La bestia, similar a cierto híbrido. Solo gritaba de forma errática mientras se preparaba para responder a su enemiga. Sus 4 brazos estaban atravesados por motosierras de gran tamaño al igual que en su cabeza todos preparados para cortar, su cuerpo recubierto de un exoesqueleto que le permitía soportar la magnitud del daño que le esperaba.
El impacto fue cruel y estruendoso.
Lo último que miles de demonios pudieron recordar de aquel combate entre las dos criaturas, Fue el sonido de las motosierras aún activas.
¡BRRRRRRRRRRRRRRRRRRRR!
Poco después del incidente en "Dattebayo!"
Haka
Himeno estaba muerta. Ella había adelantado el día final de su existencia y Haka era consciente de ello. El segundo contrato entre el demonio de la muerte y su socia, Kobeni ya no tenía ningún sentido. Su miedo fue arrebatado y las consecuencias de sus actos se ignoraron, este día la pequeña Higashiyama se cobraría 9 vidas de criminales con apenas un rasguño.
—Y así fue como sucedió el desastre del gran salto adelante. Debiste ver la cara de mi pequeña. Todos esos ciudadanos muriendo de hambre, la verdad no tenía intenciones de hacer algo de tal magnitud, pero antes había creado múltiples conflictos en Europa para alegrar a la otra.
Haka se encontraba acostada al lado del cadáver de Arai, el rostro del cazador se encontraba transmitiendo el terror más profundo, su tortura fue evidente.
—Sabes. No eres un mal chico después de todo, sabes escuchar cuando alguien lo necesita, supongo que por eso le agradaste a la idiota de Kobeni.
El demonio había volteado para ver el cuerpo de su compañero de plática, por obvias razones no iba a responder.
—Lo sé. Te debo una disculpa, no me di la tarea de ver tus recuerdos y muy seguramente tenías un gran potencial. Pero esto era necesario, si hubieras visto lo que yo ví en la cabeza de esa inútil, también te gustaría ser una clase de espectador cómo yo.
Tanto la anciana como Arai no respondieron por nada.
—En fin. Daré un pequeño vistazo a tus memorias si no es mucha molestia, por si no lo sabías Himeno murió así que el contrato que tengo con Kobeni está prácticamente anulado de mi parte, por lo que debo buscar una alternativa a quien salvar para que yo no reciba consecuencias.
Cuando Haka tocó el pecho de Arai, entró en contacto con una de sus costillas expuestas por la constricción de sus brazos, lo que le permitió ver las memorias del chico. Su infancia, su adolescencia y sus últimas horas de vida. Incluso después de la desesperación que él vivió, no culpó a Kobeni, sabía bien que Himeno era alguien más importante en su vida y aún con el miedo por morir, prefirió irse para que la vida de la mejor amiga aún fuera salvada.
—Ups —Haka solo expresó ese pequeño ruido y luego siguió en su conversación — Un error lo cómete cualquiera. De todos modos estarás en un mejor lugar y muy posiblemente ya te encontraste a Keiko en el camino. Me hubiera gustado conocerla directamente.
La información que Haka tenía era lo que necesitaba para continuar con su plan, había visto que la madre de su víctima necesitaba un trasplante de hígado, por lo que el demonio de la muerte decidió hacer lo más obvio desde su perspectiva.
Con un simple chasquido, sus brazos menos erráticos y más precisos fueron quienes estuvieron abriendo el cuerpo del joven creador de haikus. Abriendo su abdomen, buscando entre todos sus órganos el que les importaba, por si acaso y de preferencia del demonio de la muerte, pidió que todo el sistema digestivo fuera extraído, no únicamente el hígado. Se llevaron desde el esófago hasta la última porción del intestino grueso. Haka ordenó mantenerlos en un punto suspendido, no debían pudrirse bajo ningún motivo.
—Tu madre estará como nueva dentro de poco. Si te sirve de consuelo joven Arai, cumpliste tu propósito y ayudaste a una pobre mujer dejar de sentir dolencia. Seguirás a su lado, aunque no del modo que quizás querías. Ve en paz, te hice sufrir más de lo que merecías.
Haka simplemente suspiró, estaba enojada por su presente. Podía expresar ciertamente una que otra palabra de consuelo, pero odiaba ser quien por culpa del contrato, estaba obligada a salvar vidas cuando ella representaba lo contrario. Su odio a Himeno había crecido, pero no podía hacer mucho para dañarla, la mujer había cometido un acto de bondad desinteresado y muy probablemente también esté en ese lugar inalcanzable.
Haka visualizó unas camionetas negras. Todas estaban en fila, al parecer buscaban aproximarse a la posición del demonio. Lo que le valió para prepararse para chasquear sus dedos en caso de que algo extraño pueda suceder. Se estacionaron a 2 metros de los cadáveres que había dejado Kobeni a su suerte.
Los hombres que estaban dentro de los vehículos empezaron a bajar, todos contenían trajes para protección de daños biológicos, era necesario por lo siguiente que se dirá. Inspeccionaron los cuerpos que estaban tirados, algunos se fueron directo a los 3 cuerpos de los terroristas que Kobeni asesinó con el arma de la anciana. Todos cargados e introducidos en las camionetas, Haka se acercó a su contenido y se percató que estaban transportando cadáveres, varios estaban uniformados, otros eran de los terroristas que se notaba que fueron los que Kobeni ya había ejecutado.
—¿Crees que este cuerpo funcione? Está casi destruido de su tórax y abdomen.
—Ajá, súbelo. Las órdenes fueron claras, debían ser potenciales recipientes para los de nuevo ingreso.
—A la orden, señor.
Haka dejó de prestarle atención. Tenía posesión lo que necesitaba del cuerpo de Arai y solamente vio como lo cargaban hacia la camioneta y la cerraron. Los extraños hombres subieron a sus respectivos asientos y accionaron los motores, yéndose del lugar. Haka solo sacudió su mano y se despidió de Arai. Los hombres dejaron a la anciana a su suerte.
—Ni creas que tendré una charla contigo, idiota. Ya tengo la información que necesitaba, sé dónde quedó el estúpido de tu nieto— Haka volvió a suspirar— Iré por el. Que tu intento de asesinato haya valido la pena ¿Te parece bien?
El demonio de la muerte observó por última vez a una de sus tres víctimas de este día.
—Supongo que me estoy ablandando.
Ahora conocía el pasado de la anciana, de Arai y de Keiko. Todos ellos no eran como los terroristas que masacraron a los cazadores de demonios. Fueron víctimas inocentes que sirvieron para la diversión del demonio de la muerte. Ahora tras analizarlo profundamente, quizá sea la última ocasión que haga de Kobeni un ser tan implacable, odiaba la falta de respeto que su socia le dijo.
Chasqueó los dedos y abandonó al cadáver de la vieja. Más tarde, los oficiales encontraron el cadáver de la anciana, fue reconocida y terminó considerándose víctima del ataque. La anciana murió con un registro limpio en su historial.
Tendō, Kurose y Makima
El apoyo remoto había finalizado, los 30 cuerpos que fueron usados para acabar con algunos de los terroristas que estaban causando estragos en japón estaban tirados en el suelo, ninguno con vida. Los prisioneros habían cometido actos delictivos imperdonables, que les aseguro una cadena perpetua. A los ojos de Makima esto era lo moralmente correcto para gente con esta.
Makima dio fin a sus movimientos con las manos. Se puso de pie y se preparó para caminar nuevamente. la jefa de la cuarta división consideró un éxito sus intereses personales, con mucha gente de valor fuera de su camino, era seguro que ahora ella sería quien esté por arriba de cualquier miembro del cuerpo de cazadores en japón.
Una sonrisa ligera se hacía presente en la chica pelirroja. Incluso cuando escuchó quejas provenientes de su derecha. Era el Alcaide Arakawa.
Sentía como la cabeza le oprimía, mostrando las mismas dolencias que sufrieron los criminales que Makima ejecutó, la chica no detuvo por nada su sonrisa. Solo veía como el ya avejentado Alcaide se retorcía del dolor, suplicando una explicación y ayuda para que esto se detenga.
Una explosión se escuchó en medio del santuario, los demás miembros estaban temerosos por lo sucedido, pero ninguno removió las vendas que cubrían sus ojos. Los dos cazadores se encontraban nerviosos, Tendō estaba sudando y sentía frío en su espalda, mientras que Kurose tembló luego de escuchar los quejidos y explosión del Alcaide.
Makima simplemente continuó en su misma postura y ahora adoptando una gesticulación más seria.
—Pueden removerse la venda.
La orden fue clara e inmediatamente acatada. Los miembros del santuario, los policías y los dos cazadores vieron con sus propios ojos una mancha de sangre proveniente de uno de los lados del santuario, era lo que quedó del Alcaide.
—En nombre de seguridad pública, se les indicó de forma concreta que todos los involucrados en este pequeño ritual debían vendarse los ojos por seguridad propia. Algunos demonios con los que se tiene contrato son de conocimiento exclusivo para rangos superiores de mi organización. Eso también descarta a servidores públicos como el ex-Alcaide Arakawa ¿O me equivoco?
Todos los oficiales, por temor a lo que vieron, solo afirmaron las palabras de la jefa. Makima se terminó aproximando a uno de los policías.
—Informe este pequeño inconveniente al ministro de seguridad. Fue bajo responsabilidad del señor Arakawa remover la venda y observar lo que no correspondía.
—A-afirmativo.
Makima dio órdenes a los demás policías de remover los cuerpos, los encargados del santuario limpiarán la sangre. La jefa terminó aproximándose a los dos cazadores que pertenecían a Kioto y les pidió el favor de escoltarla hacia la ciudad de Tokio.
Aunque Tendō y Kurose por el miedo que les transmitió todo lo sucedido se quisieron negar. Una llamada del teléfono de Kurose empezó a sonar.
—Me permite un momento, señorita Makima.
—Adelante.
Kurose puso en su oído el celular. Escuchando las palabras de uno de sus jefes, ordenando la compañía de él y de Tendō hacia la ciudad de Tokio, se les instruyó verificar lo que quedaba de los cuarteles de la capital y asesorar a los cazadores supervivientes en caso de querer continuar.
Tendō escuchó claramente la reconocible voz de su jefe, palabra tras palabra solo hizo que su estómago se retorciera, en su día no estaba planificado visitar la capital y verificar si algún miembro que esté más muerto que vivo necesite asesoramiento.
Cuando Kurose terminó la llamada se dirigió a su amiga, ambos se miraron incrédulos por la petición, pero era una orden.
—Al menos podremos comprar un recuerdo, una playera o algo. Hasta te ayudaría a conseguir un lindo vestido, los diseños de moda de Tokio son los mejores.
—Eres un idiota, Kurose. Todo debe estar cerrado en este momento.
—Bien, bien. Supongo que no tenemos de otra.
Los dos cazadores se pararon en frente de su compañera, esperando la orden. Makima solo los miró con una sonrisa amistosa, les agradeció su compañía y empezó camino en dirección a la entrada del santuario. Eran múltiples escalones para descender, lo que terminó causando el cansancio y arrepentimiento de Kurose por ver el lado bueno de esto. Tendō sé burló y se ofreció a cargarlo.
—Ahora tú eres la idiota— Dijo Kurose sabiendo que su compañera se burlaba de su estatura.
Una vez abajo. Se les ofreció un vehículo de la organización, los tres compañeros subieron. El trayecto fue silencioso hasta llegar al tren bala que los llevaría en dirección a la capital.
—En este momento, Tsukasa y yo estaríamos hablando de los partidos que apenas han pasado.
—Lamento informarle que el señor Tsukasa ya no está entre nosotros, tenga más respeto señor Kurose— Dijo Makima.
—Lo sé, pero era un mejor conversador que mi compañera de aquí al lado.
—Podríamos hablar de volleyball o de basketball.
—¿Es otra de tus burlas?
—Nah, simplemente también estoy aburrida.
Los 3 compañeros llegaron a la estación correspondiente, solicitaron transporte, subieron al vagón y esperaron el trayecto, quedaban 2 horas para llegar a la gran ciudad. Esperaban un escenario muy malo, para desgracia de Tendō y Kurose, irían a una ciudad que fue sometida por criminales, ellos hubieran querido hacer turismo en vez de ayudar a otros cazadores muy posiblemente traumados.
Haka
El demonio de la muerte llegó a la residencia de la familia de Arai. Podía ver cómo la madre del joven estaba durmiendo. El resto de su familia se encontraba en el televisor, preocupados por el estado del chico. Podía ver cómo todos intentaban llamar a la policía e incluso a los cazadores, nadie respondía del otro lado. Tenían miedo también de salir y ser asesinados.
El demonio solo se transportó dentro de la casa. Veía el interior y la decoración, obviamente está era la propiedad de Arai. Veía fotos de su infancia, algunas fotografías del chico de joven, en disfraces o en concursos de lo que parecía poseía.
En el televisor se reportó que habían encontrado a algunos cazadores que sobrevivieron cerca de algún restaurante. Sin novedades sobre Arai. La familia se encontraba angustiada por no saber del paradero del joven.
Haka se adentró a la habitación de la madre. La señora fue víctima de su propio alcoholismo por tanto tiempo, pagando las consecuencias de su falta de mesura. El demonio la observó detenidamente, sabía que era muy probable que le quedaban días hasta una muy segura muerte. Su hígado no daba para más. Si Arai hubiera sobrevivido, vería como su madre fallecería sin que él obtuviera el suficiente dinero.
Su padecimiento hizo que la mujer estuviera al borde de la muerte. Haka esperaba ser visible a los ojos de la madre. Cuando sintió la cercanía a solo unos centímetros, la madre de Arai abrió los ojos y visualizó la figura femenina y el rostro de Haka.
—Tranquila. Vengo de parte de tú hijo, me contó de tu problema y por contrato estoy obligada a ayudarte.
—¿Eh? ¿Dónde está mi hijo? ¿Quién eres?
Haka no volvió a hablar. Chasqueó los dedos y múltiples brazos alrededor de la cama se hicieron presente, atraparon a la señora dejándola inmóvil, cubrieron su boca y sus ojos. El demonio pidió un espacio para tocar su frente y cuando entró en contacto, la dejó inconsciente.
Era parte de la diversión del demonio. Para evitar problemas con respecto a la sangre, fue Haka quien sería la responsable del trasplante. Odiaba hacerlo, pero era menos asqueroso que ver el afecto entre los vivos, bajo su perspectiva.
Hizo intangibles sus manos y se adentró en el abdomen de la mujer, buscó entre los órganos hasta dar con el hígado, lo agarró y detenidamente empezó a removerlo, a diferencia en su intento con el corazón de Denji, el hígado se mantenía más estable y en su sitio que el corazón del motosierra. Los vasos sanguíneos y demás conexiones fueron cortadas, permitiendo que el hígado enfermo saliera sin problema. Con un pequeño chasquido, una cabeza putrefacta salió del hombro del demonio. Haka lo ofreció como comida y de forma receptiva, su invocación la comió.
Sonó otro chasquido. Los brazos que habían obtenido el sistema digestivo de Arai salieron, ofrecieron el órgano que ella necesitaba, agarró el hígado y decidió conectarlo al sistema de la mujer, volvió a conectar los vasos sanguíneos y esperó el funcionamiento. De forma optimista para la mujer y negativa para el demonio, el trasplante fue un éxito. Haka sacó sangre de un origen desconocido en un pequeño frasco de vidrio que tenía en el interior del demonio. Volvió a introducir una de sus manos con el frasco hacia su aorta.
Cuando la sacó, la sangre había desaparecido y la mujer respiraba más cómodamente.
—Felicidades señora. Ahora ese hígado y usted son compatibles. No es necesario volver al hospital. Doctor Muerte te ha salvado… Irónicamente.
Chasqueó sus dedos. Todos los brazos que la contenían desaparecieron y solo escuchó como pasos iban hacia su recámara. La hermana de la mujer acompañada de la hija de ésta, debían hacer su monitoreo y verificar la salud de la pobre mujer, sin saber que ahora en su organismo contaba con un órgano renovado.
Cuando las dos mujeres entraron a la habitación de la madre. Se sorprendieron con el rostro de la madre de Arai, era distinto. No estaba amarillento por su enfermedad, su coloración era normal. Lo que terminó haciendo que la hermana la intentara despertar sacudiendo suavemente.
—Hermana… Akina ¿Cómo te sientes?
Cuando Akina despertó, su vista seguía adormilada, no podía distinguir bien la figura. Ya no se encontraba mal como cuando Haka la encontró. Su piel volvió a su tono normal y las dolencias habían desaparecido.
—¿Mi hijo?
—Aún no sabemos dónde está— respondió la hermana.
—No, mi hijo mandó a alguien. Estaba aquí.
—Eh… Hermana, no ha venido nadie. No hemos recibido a nadie más por nuestra seguridad.
—Ya veo. Me parecía haber visto a una mujer…
—Solo fue un sueño, descansa. Estaremos al tanto para conocer el estado de tu hijo.
—Está bien… — Akina volvió a descansar, con la esperanza de decirle a su hijo que ya no se sentía mal, hacía falta revisar en el hospital su estado, pero el trabajo de Haka ya estaba hecho.
—Señora. Su hijo fue un héroe. Salvó a una idiota y ahora salvó su vida. Su muerte valió la pena— Finalizó el demonio sin la esperanza de ser escuchada.
Desapareció del lugar, faltaba una última misión por realizar.
Tendō, Kurose y Makima
Una vez recibidos en Tokio, la policía inspeccionó vagón por vagón en búsqueda de gente sospechosa, se retiraron cuando consideraron limpio el tren antes de la salida de cualquier pasajero, los tres compañeros salieron en búsqueda de transporte. Antes de llegar a Tokio, Makima había solicitado un vehículo para uso personal a la organización.
—Señor Kurose. Nos haría el favor de conducir hasta el cuartel de cuarta división— Ordenó Makima, quien subió en el asiento trasero del lado del conductor.
—A-ah…sí, con gusto.
—Más te vale no chocar, idiota.
—¡Solo sucedió una vez, una sola vez!
Luego de las risas de Tendō, ambos compañeros subieron al vehículo. El transcurso fue calmado, Kurose se mostraba tranquilo ya que el tráfico era inexistente. Podía por las calles algunos vehículos abandonados, manchas de sangre, mientras más se aproximaba al cuartel, cada vez las escenas de pelea eran más evidentes. El cazador sabía que sus compañeros no tenían nada que hacer contra personas armadas.
Suena extraño, pero especializarse tanto en combatir contra demonios los dejó vulnerables a un ataque hecho por la propia mano humana. Algunos civiles estaban siendo interrogados y los cuerpos de cazadores eran transportados en camionetas blancas.
—Por el amor de dios… ¿Por qué harían algo así? — Tendō miraba sorprendida a la calle.
—Quisiera tener la respuesta en la mano, señorita Tendō. Aunque tengo la certeza que iban tras uno de mis hombres.
—¿Era tan importante ese sujeto para cometer una atrocidad de este calibre?
—Me temo que sí. Es un chico único.
—Carajo… — Tendō quedó sorprendida, después de expresar su desconcierto, se mantuvo silenciosa el resto del viaje. Kurose se concentró totalmente en el camino.
Makima había señalado dónde estacionar el vehículo a unas cuantas cuadras cerca del cuartel, por cuestiones de seguridad, el estacionamiento permanecerá cercado en lo que se verifican los daños materiales y pérdidas humanas del interior del cuartel.
Los cazadores bajaron de su vehículo y se dirigieron hacia la entrada principal, misma donde estaba ubicado el señor Madoka, quien estaba dispuesto a renunciar.
—Señor Madoka. Es un alivio ver una cara conocida ¿Todo bien? — fue Makima quien empezó la conversación.
Luego de un pequeño diálogo entre la jefa y el ex-cazador, Tendō y Kurose sintieron nuevamente esa desconfianza que transmitía la jefa de la cuarta división.
«¿No le pudo decir que los terroristas estaban buscando a uno de sus hombres? El chico necesitaba esa respuesta.» — Fue un pensamiento simple de Kurose.
«El tipo se notaba triste, debió haber perdido gente importante este día»— Fue la conclusión que tuvo Tendō en su cabeza. Sin saber que sí, tenía razón, Madoka había perdido a su pareja.
Ambos cazadores terminaron viendo sus rostros, aún nerviosos. Afirmaron con la cabeza y fue Kurose quien le dijo a Makima que ellos al pertenecer a otra jurisdicción, sólo harían una tarea específica y luego se retirarían.
La jefa sintió una pena, tenía planeado invitarles a comer o incluso beber con ellos en su departamento. Solo les comentó si la pudieran acompañar a un hospital. La chica sabía de fuentes desconocidas que ahí se encontraba su mascota predilecta y el cazador que más necesitaba la asesoría del dúo de Kioto.
Haka
Entre las memorias del hombre Katana, estaban los recuerdos de la gente que debía ser secuestrada y utilizada para extorsión. Era un mafioso en toda regla, tras la muerte de su abuelo no existía hombre más confiable para el trabajo familiar que su nieto. El padre del hombre Katana había desaparecido años atrás y su paradero sigue siendo un misterio en la actualidad.
Uno de los negocios más redituables para el Yakuza eran los préstamos con altas tasas de interés. La mayoría de sus clientes eran gente de escasos recursos alrededor de Tokio, familias que necesitaban comer, pagar otras deudas, sus hogares o negocios, entre ellas la familia del pequeño Satoshi.
Cuando los padres del infante no pudieron pagar el préstamo, durante su regreso de la escuela, Satoshi fue secuestrado, por días estuvo contenido en un pequeño edificio abandonado de 3 niveles. Los hombres le daban lo mínimo para sobrevivir. Iba a ser la herramienta de manipulación perfecta para que algún miembro de su familia haga el trabajo sucio, se necesitó a un sicario de improvisto para matar a Higashiyama Kobeni (y acompañante) la idea principal era el padre del niño, pero su abuela fue la que decidió ensuciarse las manos.
Kobeni no fue estudiada con detenimiento, pensaban que era una civil común y corriente ya que su historial como cazadora era apenas nulo.
Haka no necesitó estudiar mucho el área donde debía explorar. El pequeño lugar fue adaptado como una prisión para los distintos individuos secuestrados por la banda del hombre Katana. Se adentró sin problemas y se percató que los pasillos eran un caos. Había sangre cada vez más seca, armas tiradas y ropa en el suelo. También hubo víctimas del ataque remoto de Makima en el lugar.
El demonio de la muerte decidió buscar algún asiento en el pasillo, cuando lo encontró, descansó. Usó una herramienta para cosas que le dieran pereza hacer por sí misma, invocó a un cuerpo putrefacto de un hombre alto y robusto. De la mano del demonio salió un ojo humano, se lo otorgó a su mascota y empezó a dar órdenes.
—Necesito que busques a un niño, a pesar de las torturas sigue sin riesgo de morir, no lo puedo detectar. No grites, no hagas ruidos innecesarios y si encuentras algún hombre hostil, mátalo.
El cadáver asintió con la cabeza y empezó a caminar rumbo a los pasillos siguientes. No sin antes recibir la última orden.
—Cuando hayas localizado al mocoso, revienta ese ojo.
El cadáver aumentó la distancia con su dueña. Caminando por los pasillos solitarios solo había destrozos, muebles tirados y uno que otro lamento, provenían de arriba. El cadáver encontró los primeros escalones y subió hacia el segundo piso. El ambiente no había cambiado, seguía habiendo más muestras de violencia, los lamentos eran de víctimas de los secuestros.
Haka no tenía intenciones de salvar más personas más que la que tenía por contrato. El cadáver ignoró los lamentos de dolor y peticiones de ayuda. Para fortuna del cuerpo putrefacto, todas las personas secuestradas estaban en habitaciones cerradas.
Ella desde su asiento podía visualizar todo a través del ojo que el cadáver tenía en mano. Se encontraba aburrida, sus habilidades estaban limitadas por su deseo de estar en el completo anonimato. Cuando se topó con eternidad, sabía que sus habilidades servirían desde afuera de la estructura del hotel, pero se veía sin la capacidad de actuar desde dentro. Era la primera vez que llegaba a vivir algo así. Lo consideraba otra derrota en su registro, eran pocas, pero siempre dañaban su orgullo.
El cadáver ascendió hasta el tercer piso, no había señales de ningún infante, eran voces de mujeres adultas. Sus pasos evidenciaban su posición, lo que terminó provocando que un subordinado del hombre Katana preguntara por la persona que se aproximaba.
—¿Q-quién anda ahí? Necesito que se reporte por su nombre…
Los pasos se volvían más fuertes, el hombre estaba empezando a ponerse nervioso, sus compañeros murieron tras una explosión y él era el único que sobrevivió. Apuntó con su arma y volvió a preguntar.
—¡Es una orden, necesito que te reportes con tu nombre!
Cuando el cadáver llegó al tercer piso sorprendió al subordinado, no podía creer lo que sus ojos veían. Sabía que los demonios tenían apariencia asquerosa, incluso de cierta arma secreta que su jefe aún poseía, pero podía ver en carne propia a lo que alguna vez fue un hombre, con traumatismos evidentes y algunos órganos expuestos.
Sin dudarlo, el hombre disparó hacia el cadáver que se aproximaba a su posición. El mafioso trataba de mantener distancia, pero poco a poco el cadáver seguía acercándose, ningún disparo le hacía daño, ni siquiera era el impacto lo hacía retroceder. Para desgracia del hombre, la distancia se acortó y no había escapatoria, llegó al final del pasillo sin ninguna ventana. Pidió clemencia, que lo dejara libre e incluso explicó su situación, era apenas un novato.
Ni el cadáver ni Haka tuvieron compasión. El cadáver empezó a golpear al hombre, incluso después de muerto continuaba con su fuerza que tenía en vida, dejando derribado al mafioso.
—No alargues esta ridiculez, mátalo— Haka ordenó a su mascota.
El cadáver, teniendo dominado a su víctima, solo introdujo sus dedos en el cuello del pobre hombre. Su mano izquierda fue la primera en adentrarse seguido de la derecha. Con poco esfuerzo desprendió la cabeza del cuerpo.
La mascota de Haka continuó su camino. Los pasillos mantenían los ruidos molestos de la gente secuestrada, seguían siendo mujeres y uno que otro hombre implorando por ayuda. Solo hasta el final, pudo escuchar el llanto de un pequeño niño. Haka por fin había encontrado su último objetivo del día.
El cadáver siguió las instrucciones de su dueña. Cuando encontró lo que parecía el lugar donde resguardaron al pequeño Satoshi procedió a reventar el ojo. Era la señal para que Haka se transporte hacia la localización del cadáver. Un simple chasquido e inmediatamente llegó al final del tercer piso.
—Me lo quedo— Haka observó el cadáver del novato. Chasqueó sus dedos y sus fieles brazos lo atraparon y se hundieron hasta desaparecer.
El débil llanto del niño seguía estando presente detrás de la puerta que Haka tenía enfrente. El demonio de la muerte ordenó a su mascota que desapareciera, ella continuaría su trabajo. Intentó abrir la puerta, pero se encontraba asegurada irritando la paciencia del Demonio. Desde el interior de su tórax sacó el hacha que le pertenecía a Kobeni y con la ayuda de uno de los brazos que emergió desde la pared, ordenó que rompiera la chapa con su herramienta.
El brazo obedeció y con un hachazo rompió la chapa de la puerta, permitiendo la entrada del demonio.
—Debo admitir que esta herramienta es divertida, empiezo a entender a la idiota.
En el hospital, Kobeni dio un pequeño estornudo cerca del médico que atendía su herida del brazo.
Entrando a la prisión del pequeño Satoshi, el niño se encontraba sentado, sus brazos estaban atados atrás del asiento y sus ojos estaban vendados. El pequeño niño lloraba débilmente, tenía miedo a que sus captores detectaran sus ruidos y lo volvieran a golpear.
—P-perdón… no lo volveré a hacer…
Haka observó con indiferencia el dolor que el niño estaba pasando. Separado de su difunta madre, su padre incapaz de hacer algo por salvarlo y sin saber que sería rescatado por el demonio que torturó y mató a su abuela. Incluso después de ser liberado, la realidad del niño era muy triste.
—Liberen al mocoso.
Los brazos desataron el nudo que atrapa al niño. El pequeño seguía sollozando, tenía miedo de lo que sus captores serían capaces de hacerle. Ya le habían cortado una oreja y un dedo, desconocía si volviesen a cortarle algo más o golpearlo.
Tanto Haka como el niño se mantuvieron congelados frente a frente. Había pasado un momento donde después de ser liberado no hubo orden alguna. El niño por lo regular era insultado, le decían que debía comer, incluso le llegaron a preguntar cuál sería el siguiente dedo en ser cortado. Para fortuna del joven, Makima empezó a causar su pequeña masacre.
—D-disculpen… ¿Qué me van a hacer?
Haka no respondió. Solo sé aproximó y tocó la frente del niño. El pequeño sentía miedo de las intenciones de la persona que lo tocaba. Pero no hubo diálogo, amenaza o consuelo, el dedo frío y suave del demonio provocó lo de siempre, dejó inconsciente al pequeño.
—Tú abuela trató de salvarte, pequeño mocoso. El error de una puta con parche me trajo aquí para cumplir mi parte del trato. Considérate afortunado que dos mujeres dieron su vida para que yo venga por ti.
El niño inconsciente fue transportado por los brazos. Haka pidió delicadeza, no servía de nada tener un niño incompleto está vez. Los brazos fielmente hicieron caso a su dueña. Mientras caminaba para descender, Haka tomó su tiempo para escuchar los lamentos de cada persona secuestrada del edificio. La piedad de Haka solo se limitó a la madre de Arai, el pequeño Satoshi y a Keiko; la mujer que no debía morir, pero fue sacrificada para que Kobeni pudiera salvar a Himeno, sin éxito.
—Lamento informarles que ustedes no forman parte del trato. Probablemente lleguen al lugar inalcanzable cuando mueran, sin embargo, a partir de ahora reclamo sus cuerpos como míos.
El demonio de la muerte continuó su camino hasta la entrada. Ignoró las peticiones de ayuda, tenía la molestia de tener a un niño bajo su cuidado y ahora debía buscar la forma de dejarlo en un lugar seguro.
Visualizó los vehículos que le pertenecían a los mafiosos. Al ser un Demonio y no tener la necesidad de un transporte como ese. Sintió una tremenda molestia, con un niño en su posesión no podía transportarse cómodamente cómo acostumbraba. Ordenó la aparición de brazos que tenían la cabeza del mafioso que recientemente fue asesinado. Los brazos inmediatamente ofrecieron de forma sumisa la cabeza arrancada del pobre hombre.
—Destruiré hasta la última de tus partículas sí no sabes conducir.
Haka tocó el cuello de su víctima. Enfocó su búsqueda en todo lo que estuviera relacionado con la conducción. El joven no era muy bueno, podía ver algunos choques, su padre cansado de siempre repetirle cómo manejar en estándar, visualizó cómo sus amigos con apariencia criminal intentaron enseñarle con un relativo éxito, descubrió que había atropellado a un infante, se dio a la fuga y terminó metiéndose en la mafia del hombre katana por la sensación que había arruinado su vida y no tenía retorno a lo que conocía.
—Al menos si sabías conducir— Haka apartó su mano de la cabeza del hombre— Ya no tiene utilidad para mí, pueden usarlo cómo juguete.
Las manos que sostenían la cabeza desaparecieron, no sin antes dar una señal de aprobación a su dueña, el demonio de la muerte respondió con la misma señal.
El demonio de la muerte ordenó que abrieran las puertas del piloto y copiloto. Los brazos introdujeron al pequeño, colocaron su cinturón de seguridad y desaparecieron. Haka entró en el vehículo y vio que no podía accionarlo. Necesitaba las llaves.
—Mierda. — Haka estaba decepcionada, olvidó esa parte y decidió hacer algo menos conveniente con el vehículo— Fingiré que esto no pasó.
Ordenó a sus fieles brazos que aparecieran debajo de las llantas del vehículo, podían soportar sin problema el peso y solicitó que avancen. Ella daría las direcciones en el camino.
El trayecto fue silencioso, el niño aún inconsciente balbuceaba cosas como pedir un abrazo, sus padres y que extrañaba a su abuela. El desinterés del demonio era evidente, aun así, seguía visualizando el lugar apropiado para entregarlo. 30 minutos de recorrido en las vacías calles de Tokio hizo que el demonio sintiera tranquilidad, conducir era fascinante, aunque realmente no lo hacía.
Haka visualizó un departamento de policías. Pidió que se estacionaran en frente del lugar. Chasqueó los dedos y ordenó que sus brazos toquen la puerta, no había actividad fuera del lugar, esperaba al menos respuesta de alguien adentro. Nadie abrió.
—Tienen permitido golpear con más fuerza la puerta.
Inmediatamente los brazos que estaban tocando la puerta, golpearon de forma agresiva a la entrada del departamento de policía. Sus golpes dejaban grietas y el último de ellos dejó un agujero. La respuesta al daño fueron disparos.
—Cobardes, respondiendo de esta forma.
Haka observó cómo dos policías salieron del departamento, estaban asustados por la violencia con la que golpeaban su entrada. Apuntando con sus armas en dirección a la calle, visualizaron el auto que sirvió para transportar a Satoshi. Desde la perspectiva de los oficiales, solo el niño se encontraba dentro del auto, decidieron socorrerlo, abrieron la puerta y lo cargaron, se percataron de los daños que le infligieron al pequeño. Sintieron terror y preocupación por lo que llegó a vivir. La pareja de policías volvió a adentrarse a su edificio y no volvieron a salir.
—Pequeña idiota, nuestro trato está hecho. Hice más de lo que acordamos.
Con un solo chasquido desapareció del lugar, no fue de inmediato con Kobeni, quien se encontraba camino a su casa poco antes de encontrarse con el señor Madoka. Se dirigió a su cementerio personal.
En el punto medio de su territorio. El cementerio como desde un inicio era solitario, ni un alma estaba dentro de él, las lápidas se encontraban en blanco, los féretros que se encontraban enterrados estaban vacíos y las flores que estaban en algunas tumbas, eran decoraciones que los brazos de Haka estaban encargados.
El demonio de la muerte caminó como de costumbre por todo su cementerio, recorriendo cada pasillo y visualizando que todo estuviera en orden, desde el ataque del demonio oso, nadie volvió a meterse a su territorio. Usando la sangre del demonio, reparó todos los destrozos y dejó marcas afuera, sabía de la fuerza del demonio que ella mató, para ella era una hormiga, pero para otros poseídos y algunos demonios, era como toparse a un elefante.
Se aproximó a una de sus tumbas favoritas. Era una tumba de color rojo. Con un chasquido y posterior a eso, abrir por completo su mano, el demonio recibió un ramo de flores. Mismo que dejó en frente de la tumba.
—Hola hermana. No ha habido muchas novedades el día de hoy, murieron múltiples personas por un atentado e hice que mi nueva mascota evidencie su más auténtico rostro. Fue un monstruo implacable. Hubieras amado ver eso…
El demonio de la muerte retiró sus gafas. Dejando nuevamente en evidencia la coloración de sus ojos. Su mirada era distinta a la que tenía acostumbrada con Kobeni, la nostalgia dominaba en el rostro de la figura femenina. Una pequeña lágrima salió.
—Aprendí a conducir hoy. Si no tomamos en cuenta que hice que mis brazos movieran el auto, pero yo les ordené a dónde ir. Probablemente si aún siguieras conmigo, te llevaría de paseo.
Haka se agachó, visualizó la tumba roja y puso su mano sobre ella. La veía con ternura y no se despegó del lugar.
—Extraño tus locuras, eras una tonta en toda regla. Tus armas extrañas y estúpidas… nunca te lo demostré, pero me hacía reír, si tan solo estuvieras conmigo… El mundo, pese a todo, ha estado en paz y sé lo mucho que odias eso.
El demonio procedió a abrazar la tumba, otra lágrima salió.
—Te extraño mucho, Guerra.
Pasó el tiempo, Haka se reunió con las otras dos tumbas. Dio sus palabras de nostalgia y contó lo sucedido en el día. Era más activa en esto desde que empezó a acompañar a Kobeni, antes solo las observaba sin interactuar.
Cuando consideró que había dado fin a su tiempo de caridad con las hermanas que alguna vez cuidó. Haka se despidió del cementerio, un simple chasquido de dedos hizo que ella se transporte de su hogar hacia el departamento de su socia. Su intención era simple, informar que el trabajo estaba hecho y que la muerte de Himeno le permitió salvar, aunque sea 2 vidas que no estaban previstas.
Llegando al hogar de la cuarta hija, lo primero que ella escuchó fue el grito de tristeza con dolor que soltó su socia. Kobeni había gritado por Himeno, para después seguir llorando con fuerza por no solo haber perdido a su mejor amiga, cometió muchos errores en el día y todo recayó cómo su culpa.
Haka observó detenidamente a su socia sufrir por haber perdido casi todo en tan solo minutos, desconocía que fue un mensaje secreto que Himeno dejó lo que desencadenó el llanto sin consuelo de Kobeni. Veía como la pequeña Higashiyama se golpeaba la cabeza, odiándose así misma por no haber llegado a tiempo.
El demonio de la muerte perdió las intenciones de notificar la nueva recompensa del contrato, veía como su mascota sufría. Odiaba verla así, le parecía molesto y de no ser que ambas seguían apegadas al contrato principal, probablemente Kobeni hubiera sido asesinada por ruidosa.
Haka chasqueó los dedos y se marchó del lugar. Por hoy dejaría sufrir a solas a Kobeni toda la noche, sin saber que Denji la terminaría consolando.
El motosierra arruinando sus planes nuevamente.
¡BRRRRRRRRRRRRRRRRRRRR!
Después del combate
Tras el impacto, no quedaba nada del campo de batalla. El demonio de la muerte limpió toda su escena y desapareció de la vista de los demonios más poderosos. Se encontraba en un punto recóndito del infierno, dónde solo ella y su familia tenían acceso. El sonido de la motosierra seguía activo, era la cabeza de su enemigo quien exigía continuar con el combate.
El cuerpo del contrincante se encontraba contenido, los brazos y cuerpos putrefactos atrapaban y atacaban a su regeneración desde dentro.
—No soy estúpida como Guerra. No te dejaré recuperarte ni te mataré por completo, por ahora. Así que hazte un favor y deja de accionar tu maldita cabeza en vano.
El impacto de hace unos momentos dio un claro vencedor, la que próximamente sería conocida como Haka tenía en su mano derecha a la cabeza de su enemigo.
—Responde "héroe del infierno" ¿Dónde está?
La mano del demonio de la muerte estaba atravesada por la motosierra de la frente de su rival. El héroe del infierno, apodo por el que se hizo famoso estaba accionando su último recurso, lamentablemente, así como cortaba la mano de Muerte, se regeneraba al instante.
Haka, como vencedora dio una simple orden.
—Escucha, estúpido héroe. No tengo intenciones de seguir jugando contigo. Solo diré esta orden una sola vez y espero que seas cooperativo conmigo, a cambio tú muerte será indolora y definitiva.
El Demonio de la muerte aún con lágrimas en los ojos y una expresión de furia, levantó el brazo con el que sostenía la cabeza del "héroe", observando su miserable estado y finalizó…
—Te ordeno que me enseñes la forma de llegar al reino de los cielos.
Notes:
Con esto me despido, la relación de Kobeni y Denji volverá a ser el foco principal y por fin habrá más interacciones de la prota con su familia además que les tocará conocer al cuñado xd
Chapter 22: 2 foráneos en Tokio
Notes:
Espero que este capítulo retornen más de una vez, porque un usuario de Wattpad que le agradezco mucho pidió a un dibujante que me gusta su estilo unos dibujitos bien bonitos del Kobenji jaja algunos basados en capítulos del fanfic y otro que parece spoiler, hasta yo me termine spoileando al parecer jajajaaj
(See the end of the chapter for more notes.)
Chapter Text
Tres compañeros del trabajo se encontraban en la entrada del hospital donde Hayakawa Aki fue atendido luego de su pelea en contra del hombre Katana. Las heridas del cazador no fueron mortales pero su alta médica demorará unos días por precauciones. La organización cubrirá los gastos médicos.
Kurose no era afín a los hospitales o lugares que estuvieran relacionados con el equipo médico, desde siempre le dieron pánico las inyecciones y algunas cirugías; el cazador de Kioto pasó por una apendicectomía y lo traumó más que en uno que otro combate en contra de demonios.
—¿Y tenemos que empezar en un hospital, señorita Makima?
—En efecto, señor Kurose ¿Hay algo de malo?
—Nada, nuestro amigo aquí presente es un cobarde incluso cuando no lo atienden a él— Tendō interrumpió a su compañero cuando éste estaba a punto de hablar.
—¡Cállate! No le haga caso a esta vieja demente. No hay ningún problema que comencemos en un hospital para ayudar a...— Kurose había olvidado a quien tenían que ayudar.
—Su nombre es Hayakawa Aki. Es mi mejor hombre. Claro, solo denle asesoría en caso que decida continuar con nosotros. Me reportaron que entre las bajas de nuestra división la cazadora Himeno fue una de las víctimas, me temo que sea un tema sensible para el chico.
Pese a la seriedad de las palabras que pronunciaba la jefa de la cuarta división, Makima no dejó de tener una expresión más orillada al optimismo. Tenía la certeza que incluso tras la pérdida de la amada de Aki, él seguiría trabajando para ella.
«Pobre. Supongo que eso nos ayudará a nosotros, si renuncia nos haría trabajar menos e irnos a casa rápido. Quizá debemos darle unas palabras de aliento.» — Tendō pensó. Sintió pena por lo que escuchó. Pese a su actitud y apariencia, es una chica que tiende a empatizar más que su compañero.
«Creo que olvidé comprar leche y huevos, ni modo, mi novia me va a regañar cuando regrese a casa» — Kurose no ignoró lo que Makima dijo, pero tampoco le dio tanta importancia.
Los cazadores se adentraron al hospital, al igual que los demás en el interior de Tokio, el personal estaba un tanto agitado, no estaban acostumbrados a tantos civiles con heridas de bala o por excesiva violencia. Aun así se dirigieron a recepción en búsqueda de la habitación donde Aki quedó asignado.
—Sé que es un mal momento para un "Buenas tardes" pero le pido de forma atenta por parte de seguridad pública que nos informe sobre el paciente Hayakawa Aki— Makima se dirigió a la recepcionista.
—B-buenas tardes señorita... Sí, cómo verá ha sido un caos y creo que usted sabe mejor que yo... Sobre cuántas pérdidas tiene su organización, cuánto lo siento.
—También me encuentro consternada, perdí a muchos colegas el día de hoy, no era posible prever una situación así. (mentira)
—Lo entiendo. Es un día horrible para Tokio, enseguida le informo sobre el paciente que me pregunta— La recepcionista buscó en la base de datos de su computadora información sobre el cazador — Muy bien, se encuentra en el piso 5, es la unidad 505.
—Muchas gracias por su amabilidad. Continuemos.
Los pasillos eran un ambiente que ponía un poco sensible a Tendō aunque lo intentase ocultar, veía a algunos civiles preocupados por el estado de sus familiares, algunos no corrieron la misma suerte, lloraban por la pérdida de algún hermano, padre o hijo.
«Santo Dios... ¿Cómo fue posible que nuestra propia gente hiciera algo así? Ya teníamos suficiente con los demonios» — Mientras pensaba esto, la chica intentó secarse una lágrima que empezó a brotar
—Llorona— Susurró Kurose, en tono de burla hacia su compañera.
—¿Eh, ¿Qué dijiste desde ahí abajo? No logré oír— Tendō mentía, pero recibió el balón y lo devolvió con mayor fuerza.
—Culera...
—Pendejo.
—Puedo oírlos bastante bien, chicos. Sean más empáticos en una situación así.
Makima les llamó la atención a ambos cazadores un tanto apenados por ser corregidos en medio de tantos civiles. Las miradas no se hicieron esperar, incluso si no estaban heridos o se encontraban presentes en la ciudad, eran vistos con lástima, los cazadores de demonios fueron la víctima de este día.
Cuando apenas estaban entrando al elevador para dirigirse al piso 5. Un celular empezó a sonar desde el saco de Makima. La pelirroja contestó la llamada. Sus dos acompañantes seguían desconfiando de su compañera, su actitud tan relajada en un momento tan crítico y su forma de actuar los hacía pensar que ella tenía más información de la que decía. Kurose y Tendō quienes estaban fuera de la vista de Makima chocaron puños, serán conflictivos entre ellos, pero sabían trabajar en equipo.
—¿Hola, Señorita Makima? ¿Es el número correcto?
—Buenas tardes. Es correcto ¿Con quién tengo el gusto de hablar?
—¡Ah, hola! Soy el señor Tezuka, padre de Suguro. Me hicieron el favor de pasarme su número... Lamentablemente mi hijo falleció en el atentado, solo quería decirle que el tenía preparado un regalo para la jefa Makima.
—Ou. Cuánto lo siento señor Tezuka. Sí, su hijo fue un gran hombre... Es una verdadera lástima, pero ahorita mismo estoy ocupada, me encuentro en el hospital Aikku por unos asuntos pendientes.
—¡Oh! Descuide, yo estoy cerca del lugar ¿Puedo reunirme con usted cerca del estacionamiento? Le haré entrega del obsequio.
—Claro ¿En cuánto tiempo estaría llegando?
—No me tardo, 2 o 3 minutos...
—Claro, iré de inmediato, tampoco quiero quitarle tiempo, el tema de su hijo es... Más importante...
La llamada terminó, Kurose y Tendō no pudieron detectar algo más que solo un padre haciendo la última voluntad de su hijo. A sus ojos, quizá Makima solo sea rara, pero no una mala persona.
—Lo siento ¿Pueden adelantarse ustedes dos? Yo iré por un encargo y luego los veré en seguida.
—C-claro... Comprendemos la situación.
—Muchas gracias, recuerden que es la unidad 505.
Los cazadores separaron caminos, ahora la pareja de Kioto estaba en búsqueda de la habitación de Aki mientras que Makima debía recibir un encargo de un difunto compañero. El ascensor hizo su trabajo y los transportó al quinto piso.
—¿Crees que haya sido algún chico con el que ella tenía algún tipo de noviazgo o romance?
—¿Noviazgo con Makima? De solo pensarlo me da una especie de escalofrío. — Respondió Kurose.
—Seh. Incluso yo no puedo ser tan inexpresiva como lo es ella con cualquiera.
—¡Ja! Eres de las chicas más sentimentales que conozco... Agh ¿Tendrás un cigarrillo?
—Estúpido, estamos en un hospital no pienses en fumar todavía... Pero sí, lo que no tengo es encendedor.
—Sigh. Solo acabemos con esto, no quiero seguir dentro de un hospital por tanto tiempo.
Las puertas del ascensor se abrieron, llegaron al piso indicado y lo único que tenían que hacer era recorrer el pasillo y dar con la habitación correcta. Los cazadores caminaron a paso lento, este lugar no era tan triste como el primero.
En su camino vieron a dos chicos rubios, la chica rubia estaba intentando la forma de cómo recibir dulces o comida sin pagar de una máquina expendedora mientras que el chico rubio solo se veía pensativo mirando la puerta de la habitación que tenían que visitar. El rubio se apartó, tenía una mirada pensativa.
«Supongo que son amigos del chico Hayakawa... se ven muy jóvenes como para trabajar aquí» — Pensó Tendō
«¿Esa chica me dejará recibir algo de la máquina si la ayudo?... no, no creo, ya está pateando esa cosa, la van a regañar... entremos mejor.» — Kurose prefirió ser prudente.
El dúo de Kioto se adentró a la habitación del cazador Hayakawa. Era un tanto incómodo porque aún se escuchaba el llanto Aki, estaba desolado. Siempre se imaginaba morir antes que Himeno... Pero su realidad le jugó una mala broma, ella se adelantó y él sigue con vida gracias a ella.
— Em... ¡Hola! Somos de la primera división de Kioto, venimos a ases...— Kurose recibió un leve codazo de parte de Tendō, o eso creía ella, el golpe si le dolió al chico— ¡Auch!
Cuando el cazador dirigió su mirada hacia su compañera, observó la seriedad en los ojos de Tendō. La cazadora estaba consciente que el chico que les encargaron estaba pasando un momento difícil.
Aki los ignoró, seguía en su asunto personal. Su llanto era más ligero, buscaba tranquilizarse para poder hablar con los chicos que entraron con mayor calma. Secó sus lágrimas y los miró, su rostro estaba cansado, desanimado porque ahora ya no había nadie quién lo quiera realmente. Incluso en compañía de más gente, se sentía solo.
«Maldita sea, esté chico está guapo incluso mientras llora» — ambos pensaron lo mismo. Aunque bajo distinta perspectiva.
Tendō observó al chico que debían asesorar, buscó un asiento y se sentó. Le intentó sonreír pero sabía que no era el momento indicado, solo decidió hacer que se tomara su tiempo.
—Estaremos aquí, tómate tu tiempo para relajarte. Cuando te sientas listo continuaremos.
—Lo que ella dijo— Dijo Kurose mientras descansaba su espalda en la pared de la habitación.
Cuando Aki finalmente se tranquilizó, habló con seriedad.
—¿Qué es lo que quieren?
—Tranquilo, no somos la policía para interrogarte. Verás, estamos obligados a dar asesoría a los cazadores que aún quieran seguir en nuestras filas— Respondió Kurose con un tono más serio.
—Si... No es necesario que debas seguir en activo. Probablemente hubo pérdidas que dolieron mucho el día de hoy. Puedes renunciar si este es el caso... La señorita Makima, nos dijo que no habría problema si llega a suceder— Tendō intentó convencer su renuncia.
—Ajá. No, seguiré siendo un cazador— dijo Aki mientras se intentaba acomodar con mucha dificultad. Sentado, aunque adolorido, pudo ver más cómodamente a sus dos invitados sorpresa. Se percató de las cicatrices compartidas de ambos.
—Supongo que así será. No era mala idea pensar en el retiro, saldrías con chicas lindas de a montón, una indemnización envidiable e incluso pensar en estudiar, 4 años no son mucho y varias carreras acaban en ese tiempo— Kurose continuó con la plática.
—No me quedan 4 años. Seguiré siendo un cazador.
—Vaya... eres duro de convencer. En fin, no queríamos quedarnos más tiempo aquí, pero supongo que no tendremos de otra—Kurose vio el encendedor en la cama de Aki —¿Me prestas tu encendedor? Si nos tomaremos nuestro tiempo que sea estando tranquilos.
Aki se lo entregó, Kurose le pidió los cigarrillos a Tendō y ella de mala gana se los dio. El chico de la cicatriz empezó a fumar en la habitación. Decidió abrir un poco la ventana de arriba. Era un tipo con buena visión, vio hacia abajo en el exterior del hospital, tenía una amplia perspectiva del estacionamiento, incluso pudo visualizar a una mujer de cabello rojizo, obviamente sería su compañera Makima... Su acompañante no parecía un hombre mayor como sonaba en la llamada.
Tendō observó la inquietud en Kurose, pero prefirió seguir con el tema. Ella comenzó con el asesoramiento.
—¿Tu contrato te quitó años de vida?
Aki solo asintió.
—Ya veo. Sí, es una pena que estos hijos de perra hagan eso... ¿Puedes contarme más sobre eso?
—¿Qué deseas saber?
—¿Cuáles tienes y que tanto son útiles actualmente?
—Dos... pero hablando de utilidad, ya ninguno.
—¿Puedo saber con quienes eran?
—El zorro y el de la maldición. El día de hoy ambos me notificaron que ninguno continuaría prestando sus servicios.
—Es una pena... ¿Podrías... confirmarme su finalización del contrato?
Aki señaló hacia el suelo, Tendō visualizó la espada en forma de clavo donde se resguardaba el poder de la maldición. Tremenda falta de respeto tenerla tirada le confirmó que esa espada ahora meramente un pedazo de metal.
—Entiendo. Pero ¿Y el zorro?
Aki formó con su mano la cabeza del canino como lo hacía típicamente. Buscó algún blanco que no valiera la pena llorar por él. Así que apuntó hacia Kurose. Tendō no dijo ni una sola palabra, solo se quedó sudando, pensando que pasaría una desgracia.
Kurose cuando se percató de eso, sabía que esa era la forma de invocación del demonio del zorro... con voz algo fuerte dijo "¡Espera!"
—Kon.
Nada había sucedido.
Tendō suspiró de alivio mientras que Kurose estaba temblando, luego continuó fumando mientras veía como Makima permanecía hablando con el sujeto sospechoso.
—Está bien, con esto confirma que ninguno de los contratos está activo—Tendō intentó permanecer sería, pero posterior a esas palabras soltó una pequeña carcajada— jajaja ¡Espera!
Aki continuó inexpresivo. Kurose estaba irritado.
—Sin un contrato con un demonio, los cazadores somos una presa fácil para estos idiotas ¿Estás seguro de que no prefieres el retiro? En tu condición actual, eres un peso muerto para la organización. No me mal entiendas con lo de tu pequeña broma, pero será un cargo de consciencia que no estoy dispuesto a tener si dejamos que estés por ahí y ser asesinado por negligencia nuestra— Kurose habló.
—Mi compañero tiene razón. No es ideal que sigas en este negocio si no posees el contrato de algún demonio... de preferencia, yo me negaría a tener otro si no puedo ofrecer lo necesario.
—No hay problema con eso. Estos hombres, los que asesinaron a... — Aki no pudo finalizar esa oración— Estos criminales tenían armas de fuego e hicieron mención al demonio pistola. Si no lo detengo... más desgracias así seguirán ocurriendo.
Kurose apartó su mirada de la ventana y observó al chico. Un idiota decidido a enfrentar al pistola, la historia más común y trillada dentro de la organización. El también había entrado a la organización por venganza y se quedó por el dinero, pero en fin, la asesoría debe acabar y continuar con los siguientes cazadores.
—¿Matar al demonio pistola? Buena suerte con eso. Pero, necesitarás un cierto apoyo, mi compañera y yo buscaremos a un demonio que sea indicado para este tipo de estupideces.— Kurose estaba cansado y quería finalizar esto.
—Lo que él dijo. Es nuestro deber por el momento. — Tendō replicó.
—Gracias.
—Cuando te den de alta, no dudes en hablarnos lo más pronto posible. Iremos a ayudarte con el contrato— Tendō entregó una tarjeta de presentación que tenía guardada en su traje, contenía el número de ella y el de su compañero con el apodo de "mono ayudante"— Te dejo nuestro número.
—Creo que sería todo por hoy. Si no es mucha molestia, pasamos a retirarnos, tenemos encargos en otros lugares— Kurose apagó su cigarro y se guardó la colilla luego de verificar que estuviera fría.
—Está bien. Váyanse con cuidado.
—Gracias. Eh... también puedes hablarnos si necesitas ayuda o desahogarte si quieres, comprendemos que esto debió ser muy fuerte.
—Lo tomaré en cuenta— Aki respondió a esta oferta con una sonrisa que borró igual de rápido como la puso.
Kurose estaba confundido con esa oferta. Pero prefería que si este chico llamara a alguien, que mejor sea a su compañera... la mente de Kurose por fin lo procesó. Iba a molestar a Tendō saliendo de la habitación.
Tendō se puso de pie y colocó la silla en su lugar. Se despidió de Aki y acompañada de Kurose, procedieron a salir del cuarto. El cazador hospitalizado, pudo seguir con su luto. Aunque casi de inmediato, vio como la pequeña Kobeni entró a su habitación. Observó cómo su compañera estaba igual de destrozada que él...
Después de una serie de sucesos, la cuarta hija le pidió que le diera la mano a su compañero sin ninguna palabra de por medio. Ambos se la dieron y miraron hacía abajo, eran los únicos cazadores que podrían acompañarse en su duelo por haber perdido a una amada amiga.
En el camino hacia el ascensor. Tendō estaba temblando, se habían topado con el mismo rubio, pero ahora abrazando a una pequeña chica pelinegra. Cuando se alejaron de ellos, se sintió observada y unos escalofríos que comenzaron desde su espalda se hicieron presentes.
—Oye estúpido... ¿No sentiste que una mirada lasciva te estaba observando?
—Todo el tiempo. Chicos atractivos como yo estamos acostumbrados a ese tipo de miradas. Las feas no tienen esa maldición, por eso te sorprendió.
—Solo tú abuela y quizá tú madre te dicen guapo y lo más seguro es que es por lástima.
—Y mi novia. No olvides a mi novia en esto.
—Lo que digas.
—Lo digo en serio. Este chico Aki también lo podría confirmar, los ojitos que le pusiste y "ay no dudes en llamarnos si quieres desahogarte" ¿Que fue eso? Jaja
Tendō se avergonzó, había poca gente, pero escuchaban la burla que su compañero le hacía.
—Estaba siendo amable. Se llama tener empatía, es algo que tú no tienes.
—Si claro... ¿Y cuándo se murió mi abuelo, por qué no me llamaste?
—Le di mis pésames a tu madre y a tu abuela, ¿Tú? Aprovecharías para que te compre comida supuestamente en tu duelo.
—Touché. En fin, tengo hambre, pero quiero tener más hambre, bajemos por las escaleras.
—Idiota, estamos cerca del elevador.
Kurose agarró la muñeca de Tendō y la jaló para que se fueran directo a las escaleras y no por dónde subieron. Cuando llegaron ahí, el ambiente y la conversación cambió drásticamente.
—No había ningún señor Tezuka.
—¿De qué hablas? — Preguntó Tendō
—En la ventana. Vi a Makima y a lo que parecía un exterminador de plagas sin... lo que sea que pongan en la cabeza.
—Quizá a eso se dedica.
—Si imbécil, pero no lo llevas puesto cuando estás viendo lo de tu hijo muerto, después de un atentado terrorista y menos cuando pareces un adulto joven.
—¿Qué?
—Que eres imbécil, Tendō
—Eso no, lo del adulto joven.
—Ah si, la persona que estaba hablando con Makima no era un viejo, parecía más un tipo como de nuestra edad.
—Y estamos aquí, para no toparnos a Makima— Tendō intentó concluir
—Exacto. Esta señorita sabe más de lo que nos quiere hacer creer... ¿Sabes algo de Tsukasa?
—Mmm... Nope, cuando regresemos deberíamos preguntar por él.
—Ese es el problema, nosotros éramos sus compañeros y nos hubieran llamado para darle la noticia a su familia o algo. A cambio nos alejaron de la escena y ahora estamos dando asesorías estúpidas a idiotas deprimidos.
—Yo... creo que pueden ser útiles.
—Si el chico siquiera acepta hablarte. Cosa que dudo. En fin, bajamos deprisa, con suerte aún nos encontraremos al supuesto señor Tezuka o alguien que lo haya visto.
—Deja de suponer cosas, idiota, Pero, en fin, tampoco es como que quiera reunirme nuevamente con Makima, me da mala espina.
Fuera del hospital.
Makima se reunió con un chico relativamente joven su apariencia aparenta ser la de un hombre de 19 a 25 años. Cabello negro y mirada relajada. Cómo Kurose había mencionado, tenía un traje de protección de daños biológicos y no de fumigación; de igual forma su rostro era reconocible y se encontró hablando tranquilamente con la jefa de la cuarta división.
—Señor Suguro, me impresiona mucho su habilidad de imitar voces.
—Justo cómo me lo pidió usted, señorita Makima. En fin, hemos conseguido todos los "paquetes" que le podrían interesar. Algunos están un tanto rotos, pero no somos esos "mocosos" para andar escogiendo cuál se ve mejor.
—Si ¿alguna noticia de cuántos "niños" quedaron en la "guardería"?
—No muchos, varios de esos intrusos acabaron con la vida de los más "prematuros", los cuidadores también fueron asesinados en su totalidad, solo algunos de sus más fieles hombres quedamos en pie.
—Me alegra mucho señor Suguro— Posterior a esto, Makima sacudió el cabello del hombre. El hombre se estremeció y quedó sonrojado.
—S-si... qué no haría por usted... En fin, llevaremos todos los "paquetes" a los lugares que nos indicó. Solo una pregunta ¿Sabe qué sucederá con los que se debería reportar su fallecimiento?
—Los dejaremos como desaparecidos en combate o secuestrados. Realmente no tendremos que hacer mucho esfuerzo en ello.
—Ya veo... En fin, aquí tenga el regalo— Suguro le hace llegar el obsequio y razón por la llamada según Tendō y Kurose, eran unos chocolates con la nota de "la mejor jefa del mundo"
—Es un lindo detalle, Señor Suguro.
—Por cierto ¿Le gustaría salir en.... alguna ocasión?
Dicho esto, Makima únicamente dirigió una cálida sonrisa a su acompañante. Hizo una reverencia, para despedirse y se marchó del lugar.
—Lo dejaremos para la próxima. Quizá cuando ladre más fuerte.
—E-está bien... Sólo dígame, en cualquier momento pasaré por usted.
Después de esto, el señor Suguro buscó un lugar cómodo para fumar. Estaba enamorado de la señorita Makima y quería buscar otra forma para poder llegar a su corazón. No se esperaba el éxito.
Kurose había acertado en usar las escaleras, ninguno de los dos cazadores coincidió con Makima. Esperaron salir rápido del hospital, el chico ya no estaba para nada cómodo dentro del lugar. Cuando salieron y buscaron en los alrededores del estacionamiento, no había nadie. Era extraño, se habían apresurado y aun así, parecía como si hubiera rastros en donde el chico vio la escena de conversación.
—Supongo que acá acaban las sospechas sobre Makima ¿Cierto? — Dijo Tendō
—Agh. No te podía decirlo en la habitación de ese chico, ella misma había dicho que era su mejor hombre. Podría avisarle a su jefa.
—Tienes un punto. Pero solo era necesario avisarme y ya, no ser un estúpido chismoso que solo miraba a la ventana.
—Puede ser, aún no sabemos qué tan de confianza es este chico Aki. Me parece extraño que incluso Makima parecía confiada que él seguiría entre sus filas. Intentamos convencerle en el retiro y no funcionó.
—Odia al demonio pistola, supongo que eso lo justifica. Digo, lo vimos recientemente, hay demasiada gente víctima de un atentado terrorista... Dios, muchas familias se rompieron hoy.
—Sigh. Tiene un punto. Supongo que dejaremos pasar por esta ocasión la poca confianza que nos inspira Makima.
—Seh... deberíamos ir al siguiente punto. Tendremos que ir al cuartel, había algunos miembros aún ahí, con suerte la mayoría renunciará o no necesitará nuestra ayuda.
—Pero antes ¿Un cigarro? — Kurose sacó el encendedor que era propiedad de Aki.
—¡Idiota, lo robaste!
—Nu-huh. Lo pedí prestado, cuando nos vuelva a llamar; además que probablemente te emocione volver a verlo. Le devolveré su encendedor... o mejor aún, tú se lo devuelves.
—Estás dañado de tu cabeza ¿Quieres hacerme ver cómo la ladrona?
—O la Robin Hood. No me interesa hacer amigos con más gente de Tokio, tengo suficiente con Tomono. Pero si quieres un "amigo" de la capital, ahí está tu oportunidad.
—A veces me pregunto qué fue lo que le gustó a tu novia de ti.
—Soy un completo encanto.
—Seguro que es eso, la altura no lo compensa, estás feo y supongo que lo de abajo tampoco ayuda.
—¡¿Y tú qué sabes?!
—Nos conocemos desde hace mucho, idiota. Además, que eres tan desprevenido que siempre tiras la toalla que te cubre cuando estamos de vacaciones.
—Pendeja, deberías verte en un espej...
Kurose no completó lo que dijo, vio como un vehículo estaba entrando en el hospital. En él estaban dos personas, un señor de apariencia avejentada y una mujer joven, la tonalidad de su cabello era azulada similar a la de cierta difunta cazadora, era una completa belleza para los ojos de Kurose.
—Wow. Es... bellísima.
—Le diré a Misa sobre esto.
—¡¿Qué?! Solo dije un cumplido, no es como que vayamos a verla nuevamente...
—Ajá, continúa— Tendō estaba sacando su celular para llamar a la novia de su compañero, aunque no había señal.
—Tch. Bien, yo invito la comida.
—Y cena. Que sea caro el lugar.
—Bien. por lo visto no dará tiempo a irnos a Kioto temprano y no quiero hacer tantos viajes entre ciudades, le avisaré que no podré estar en casa.
—Bien hecho, eres un cachorrito bien entrenado. Misa hizo un excelente trabajo.
—Ya cállate. Vámonos de aquí, odio los hospitales.
Tendō y Kurose continuaron con sus actividades hasta el anochecer. No había mucha oferta gastronómica por obvias razones, pero un McDonald's aún seguía abierto de forma irónica.
La jefa de la cuarta división estaba ascendiendo por el elevador del hospital. No tenía planeado visitar a Aki, le daba igual de cierto modo el estado mental de su hombre más efectivo. Tenía información de contactos desconocidos sobre la ubicación de Denji, su persona favorita.
Makima observó los destrozos que causó un ataque terrorista de esta magnitud, fue víctima y también victimaria. La jefa caminó con calma y una mirada concentrada hacia la ubicación de su mascota.
Cuando llegó al pasillo donde también estaba la habitación de Aki, visualizó a Denji. El chico estaba moviendo con algo de fuerza la máquina expendedora.
—¡Vamos! Tengo antojo de unas papitas... maldita cosa cuadrada.
Makima reía un poco, la situación era un poco chistosa y ver cómo su pertenencia se desenvuelve en un mundo totalmente desconocido para él era fascinante. Le estaba brindando lo que pudiera, casa, compañía y un pago fijo. Aun así, Denji no perdía sus hábitos callejeros buscando gastar lo menos posible incluso si eran actos delictivos.
Denji era más rudo con la máquina, la sacudía con más fuerza y casi una bolsa de papas estaba por salir. Para su desgracia, una enfermera llegó a su lugar, seguido de otra y luego otra. Cuatro enfermeras empezaron a regañar al pobre cazador.
—¡Eres un maleducado! Los jóvenes como tú no tienen éxito en la vida, consigue un trabajo y compra dignamente tu comida.
—¡Ya lo hago!
—Pues no se nota ¿Qué es está tontería de dañar la máquina? Si la rompes, la vas a tener que pagar.
Denji solo imaginó nuevamente tener otra deuda en su vida. Ya tenía suficiente con la deuda que su papá le dejó en su infancia y los trabajos forzados para seguridad pública.
—P-perdón... Y-yo no sabía... Creo que tengo dinero ¿Les interesa unas papas?
—¿¡Intentando sobornarnos!? Eres un criminal, ahorita llamaremos a seguridad, para que te saquen del lugar.
Makima vio un poco del problema que Denji se metió y prefirió entrometerse. Decidida a sacarlo del aprieto, se aproximó hacia el rubio y las enfermeras. Las mujeres quedaron atentas ante la imponente presencia de la jefa de división.
—Les debo una enorme disculpa de mi parte. También mi subordinado quiere pedirles disculpas por hacer este pequeño malentendido.
Makima hizo un gesto a Denji para que lo imitara, ambos se inclinaron para pedir disculpas a las enfermas que estaban presentes.
—Hasta que llega un adulto. Vigile más a ese joven criminal, gente como el es la razón por la que suceden crisis como las de hoy.
«¿Me está comparando con los yakuza y el pedófilo ese?» — Denji quedó en shock, pero prefirió pensarlo que decirlo.
—Lamento la conducta ¿Gusta que les compre algo de la máquina? Véanlo más como parte de nuestras disculpas— Ofreció Makima.
—No hace falta. Nos retiramos, solo no hagas que este mocoso siga haciendo desastre.
—Lo tomaré en cuenta— Luego de decir esto, Makima agarró un hombro de Denji, fue un tacto suave y terminó estremeciendo al chico...
Las enfermeras se fueron y Makima estaba a solas con el chico motosierra.
—Una muy buena primera impresión ¿No crees, Denji?
—M-muy buena broma, Makima jaja. Sí, creo que no me olvidarán en un rato.
—No las culpes, un día como hoy es bastante agitado para ellas. Supongo que te usaron como saco de boxeo para desestresarse.
—E-eso... es una completa mierda.
—Un poco. Pero ya que estamos solos ¿Te interesa algo de la máquina?
—¡Claro! ¿Puedo pedir unas papitas?
—Ya sabes las reglas ¿Cómo se pide?
—¡WOOF! — Denji ladró.
—Buen chico. En seguida te daré tu premio.
Mientras Makima estaba comprando la petición de su mascota. Veía como Kobeni llegó a observar de reojo a ella y a Denji. Luego la pequeña Higashiyama caminó por otro rumbo y se retiró del lugar.
La pelirroja le entregó el premio a Denji. El gustoso abrió la bolsa y empezó a comer, aunque también le ofreció a Makima. Amablemente rechazó la oferta, ella compraría solo una goma de mascar.
—Dime Denji... Esa chica que salió de la habitación ¿Es la misma que estuvo en la reunión de bienvenida?
—Ah... ¿Kobeni?
—Sip
—Si, es ruda a pesar de su tamaño. Sobrevivió a estos hijos de perra de los criminales y creo que le pateó el trasero a más de uno. No sé, cuando me di cuenta ya estaba con nosotros.
—Oh. ¿Habían más contigo?
—Seh, la idiota de Power, el molesto de Aki y pues Himeno.
—Cierto, lamento lo de Himeno.
—Meh. No es que me pese tanto como a Aki o a Kobeni. Lamento sonar como una mala persona por no llorar por ella... pero tampoco es que tenga ganas de hacerlo.
—No eres mala persona si no lloras por alguien. A veces necesitas que esa persona impacte en ti y luego, si la dejas de ver, puedes llorar. Es parte de estar vivo.
—Usted es una persona muy sabía señorita Makima.
—Qué halagador de tu parte.
—Y muy guapa.
—Solo por eso, te ganaste otra bolsa de papas.
—Woof.
—Eres un buen chico... ¿Y dime, eres cercano a ella?
—¿Seguimos hablando de Kobeni?
Makima asintió con la cabeza mientras masticaba su goma de mascar.
—Un... poco, no sabría qué decir. La odiaba por intentarme matar en ese hotel de mierda, pero ahora me agrada.
—Wow. Si que estuve fuera mucho tiempo ¿La consideras una amiga?
—Si... puede decirse que sí, ella es agradable cuando la conoces bien. Es nerviosa y a veces tartamudea, pero cuando comes con ella, sabe mejor la comida.
—No tendré más remedio que invitarle a un almuerzo algún día.
—¡También a mí!
—Está bien, también a ti.
Makima entregó la bolsa de papas y luego continuó hablando.
—No he tenido la oportunidad de hablar con ella. En teoría, ha estado trabajando sin que se reporte conmigo — dijo la jefa
—Himeno era quien la cuidaba.
—Entiendo. Supongo que es comprensible porque no he hablado con ella.
Himeno de forma un tanto arriesgada, hizo lo suficiente para que Makima no se acercara a su mejor amiga. Ahora, ella ya no lo puede impedir.
—Me tengo que retirar Denji. Hay otros asuntos que debo revisar, es un caos.
—Te creo. Hay pendejos con espadas en los brazos.
—Es lo que oí. Te mantendré informado sí consigo información de los responsables. Supongo que amarías patear traseros.
—Nah, no le tengo rencor a ese idiota, solo no me gusta que se me acerquen hombres.
—¿Y por una recompensa si le ganas?
—¡Claro! Cortaré sus estúpidas katanas ¿Puedo saber cuál sería recompensa?
—Mmmm... lo pensaré bien en el camino. Por lo mientras, entre mis contactos debe haber alguien que te ayude a hacerte más fuerte. — Makima se despidió de Denji.
Denji aunque estaba comiendo su segunda bolsa de papas, estaba un tanto pensativo. Fue derrotado de forma fácil por un tipo con apariencia de enfermo mental. Pero al menos Makima no cree que sea alguna clase de mala persona y además, podría recibir una recompensa si le gana al idiota de las katanas.
—Ni modo, no tengo de otra más que patearle el culo al idiota ese y conseguir la recompensa de la señorita Makima ¿Será un beso de verdad? —Unas risas de pendejo salieron de él— Ojalá sea de lengüita.
Denji observó a la mujer que momentos antes había recibido un cumplido de parte de Kurose y confundida por Kobeni. Su rostro era lindo, pero eso no era lo que le importaba al motosierra, su ojo derecho. Estaba intacto.
—Oye.
—¿Disculpe? — la mujer, quién sostenía un bolso con sus dos manos, detuvo su paso y observó al chico.
—Tu ojo...
—Creo que me estás confundiendo con alguien más.
—Seh. Te pareces a una loca con parche que solía invitarme a comer.
—Era... mi hermana...— La mujer reveló su parentesco con Himeno.
Denji no respondió ante eso. Prefirió voltear su vista y fingir que otra cosa llamó su atención, le faltaba poco para acabar su bolsa de papas.
La hermana de Himeno se adentró en la habitación de Aki. Denji quedó sorprendido.
—La chica de buen trasero, Kobeni y ahora la hermana de Himeno... bastardo imán de chicas. Que fastidio.
Denji no tuvo de otra más que sacudirse su propio cabello y bostezar. Quería ir a casa, pero no sin su manga. No quería escuchar lloriqueos así que esperaría que la visita finalice y luego se retiraría del lugar.
En la habitación de Aki. El chico no tenía descanso, nuevamente había otro invitado sin pedir permiso. Un tanto harto de la situación, decidió regañar a la persona que había entrado, creía que eran Denji.
—¡Oye bastardo! ¿Podrías dejarme en paz...
La hermana de Himeno se espantó por la reacción violenta de Aki. El cazador se calmó y pidió disculpas. Se sentía arrepentido por tan agresiva reacción.
—L-lo siento por no pedir permiso para entrar... apenas me... confundieron con Himeno— La chica estaba lagrimeando, le dolía saber que nunca más volvería a ver a su extrovertida hermana.
—Lo siento Nozomi... fue un error de mi parte... Yo, quería que ella siguiera con nosotros.
—No te culpes por ello. Fue algo que nadie sabía que podía ocurrir.
—Himeno siempre me había dicho que el demonio pistola probablemente nunca vuelva a atacar. Ahora estoy aquí, respirando cuando no lo merezco.
—N-no seas tan duro. A ella no le hubiera gustado verte sufrir así.
—Si, creo que tienes razón... pero, duele... d-duele mucho...
Ambos chicos estaban a punto de llorar, seguían lastimados, no soportaban saber que Himeno ya no estaría presente. Ella era la divertida, la que siempre abría la conversación, la de los planes que a veces fracasaban exitosamente. Era un desastre, pero era fácil de hacerse querer.
—¿Cómo me encontraste? Casi no nos hablábamos mucho.
—Vi las noticias. Hablaban sobre unos supervivientes en el restaurante que me dijo mi hermana... pude visualizar un poco tu figura, pero no veía a mi hermana, me temía lo peor. Recibí una llamada de parte de la organización, m-me dijeron que m-mi hermana h-había muerto...
—L-lo siento mucho, lo intenté, créeme que lo intenté, quería que ella saliera viva de ahí, ella merecía seguir viviendo, estaba luchando consigo misma, dejó de beber, quería ser una mujer nueva.
—Lo sé, lo sé muy bien. Ella me enviaba cartas sobre eso. Una chica le estuvo ayudando, por lo que vi. Quisiera agradecerle.
—Ella ya se fue, probablemente esté en su casa.
—¿Sabes si le puedo hablar?
—No creo que sea un buen momento para llamarla, no hay línea telefónica en la ciudad por el momento. Tengo su número aquí.
Aki sacó de su caja de cigarros, el número de Kobeni. Tenía la letra de Himeno, lo que terminó hiriendo más al cazador.
—Ya lo registré, quédatelo.
—Muchas gracias.
Nozomi se tranquilizó, estaba aún dolida, seguía sin concebir la idea de que ahora tenía una hermana muerta. Su compañera de la infancia y adolescencia, la que hacía las bromas y las travesuras. Ella era la determinada a todo, Nozomi en cambio solo la seguía. Nunca la acompañó a ser cazadora como Himeno, le daba terror ser asesinada por un demonio. Su hermana estuvo de acuerdo, tampoco quería que un ser amado terminara con ese destino, solo era un plan de unos meses, meses que se volvieron años y que inevitablemente la llevaron a este punto.
—Vine a dejarte esto. Himeno nos hablaba sobre ti y algunas otras cosas. Supongo que te tenía en alta estima.
Del bolso que llevaba la hermana menor de Himeno salieron unas cartas guardadas cuidadosamente, estaban apiladas y las dejó en la mesa que también contenía el manga de Denji.
El chico interesado por las cartas de Himeno, decidió echar un vistazo a una. En ella podía ver cómo ella preguntaba por la salud de su padre, su preocupación por la integridad de Aki y siempre se preguntaba cómo buscaría la forma de que ya no trabaje para los cazadores. Leyó la siguiente, hablaba de algunas bromas que Himeno le hacía al cazador. La tercera carta era de ella hablando sobre Kobeni, era un nuevo faro de esperanza en tanta oscuridad que ella estaba sumida.
La última carta que decidió abrir era de ella, celebrando que llevaba casi dos semanas sin beber alcohol y que estaba dispuesta a cambiar por completo, se disculpará con Aki y no volvería a estropear su camino. Se había rendido y tenía nuevos planes, quería ayudar a Kobeni con sus estudios y deudas.
—Maldita sea...
—Esa fue su última carta. Creo que... para ella no tenía razón seguir buscando la forma de sacarte, pero a la chica Kobeni, no le pudo decir que le iba a ayudar.
Aki estaba recibiendo apuñaladas de múltiples lugares. Su amada era una persona con muchísimos errores, su vida basada en el alcohol y el tabaco la hacia un desastre. Incluso se había enterado de las ocasiones que Himeno se había acostado con otros hombres. Razón por la que la relación de los dos quedó truncada en solo una profesional con algunas muestras de afecto.
Pero por fin estaba demostrando su cara más honesta, la atormentada por todo ello, se había disculpado con Aki de corazón, seguía reviviendo cada perdida de sus compañeros anteriores a el. Hizo el máximo sacrificio, logrando que Denji, Power y Aki siguieran con vida. No tenía razón de recriminarle algo a ella. Solo sentía que el no se merecía el perdón.
Aki miró a la hermana de Himeno a los ojos, con seriedad pronunció unas palabras que desilusionaron a la menor.
—Acabaré con los bastardos, incluso al demonio pistola. No se tendrá que quedar así.
La hermana no esperaba esa respuesta. Sabiendo que Himeno sacrificó su vida para que su amado reflexionara sobre lo ocurrido, lo que menos esperaba era una respuesta tan trivial como esa.
—Cuídate Aki. Si quieres, puedes volver a leer las cartas. Creo que no has entendido todavía el punto de esto.
Aki no sabía qué responder.
La hermana de Himeno además de visualizar al amado de su fallecida hermana, vio en la mesa el dibujo que Kobeni le había regalado a su ahora nuevo superior.
—Perdón... ¿Puedo verlo? — preguntó Nozomi.
—C-claro.
La chica vio primero el dibujo, era su hermana sonriendo con una mirada serena. Notaba que era en la sala de su departamento y había una nota en la esquina inferior izquierda "Espero de todo corazón, que estás 2 semanas se vuelvan, meses, años y décadas. Gracias por ser una gran amiga. Atentamente, Kobeni" seguido de unos corazones y caritas felices.
Nozomi retornó al llanto, ver a su hermana mostrando una faceta tan dulce era algo que la estaba lastimando. No volvería a ver ese rostro nunca más, pero al menos alguien tuvo la oportunidad de recrearlo en una hoja de papel
—Puedes quedártelo, Nozomi. Tu familia merece ese regalo más que yo.
—¿No lo dices en serio?
—Hablo en serio. Cuando tenga la oportunidad volveré a visitar a tus padres y veré ese dibujo, por lo mientras cuídenlo por mí. Kobeni fue la luz que necesitaba Himeno en su vida, no yo.
Luego de eso, Aki solo miró hacia abajo. Aún seguía reflexionando sobre lo ocurrido y como decepcionó con sus palabras a la hermana menor de Himeno.
Nozomi en cambio solo sacudió el cabello de Aki, le deseó mucho éxito en lo siguiente que hiciera y dijo que podía quedarse con todas las cartas.
Ambos se terminaron despidiendo. Lo que dejó pensativo al hombre, la que menos merecía este sufrimiento era la novata que estaba bajo el cuidado de su amada. Estaba sufriendo, probablemente era la primera vez que ella pasaba por un tormento así. Cuando Aki perdió a su primer compañero, lloró demasiado. En ese entonces Himeno fue quien le dio consuelo.
La diferencia es que a Kobeni no le quedaba nadie. Kei estaba muerta. Arai probablemente también lo esté. Él mismo no estaba en las condiciones para visitarla, todo era una vil mierda, alguien como ella no se merecía lidiar con una carga de ese tamaño. No sabía qué hacer, tenía su número, pero probablemente ninguna llamada que él haga termine entrando.
En su inundación de posibilidades. Hayakawa volvió a ver qué la puerta de su habitación se abría. Era Denji, indiferente a la situación que vivía el cazador. Solo buscó su manga y preguntó por la manzana que había dejado ahí. Estaba un poco molesto por no verla.
—Se la invité a Kobeni.
—Ah. Está bien, lo dejaré pasar. Me voy a casa, cuando te dejen ir intenta a hacer comida picante.
«Idiota. No sé por qué a Kobeni le terminó gustando este imbécil.» — Aki tuvo una idea. En medio de tanto caos, aún quedaba alguien que podía calmar la desolación de la cuarta hija.
—Oye imbécil.
—¿Y a ti qué rayos te picó?
—¿Sabes dónde vive Higashiyama?
El resto es historia.
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Extra
Los cazadores de Kioto no tuvieron más remedio que buscar un hotel para pasar la noche en Tokio. Era un tanto incómodo, muchos seguían diciendo cuando lamentaban lo ocurrido. Algunos buenos ciudadanos querían ofrecer comida y hospedaje a Tendō y Kurose. El chico había aceptado de buena gana, pero Tendō tenía que hacer lo correcto y no aprovechar la buena voluntad de las personas.
—Tarado ¿Quién te crees para hacer algo tan miserable como eso?
—Nos están ofreciendo comida y cama gratis ¿No crees que deberíamos aceptar? En nombre de la buena gente que cayó.
—Eres un idiota sin remedio Kurose. Vamos a ese jodido hotel. Pagarás mi cuarto si no quieres que le diga a tu novia que intentaste ligar a una chica que conociste en el hospital.
—¡La bastarda eres tú por hacerme chantaje!
—Jodete. Ella sabrá quién es la persona que miente.
—Agh. Bien, pero te quedarás con el cuarto pequeño, yo quiero el que tiene doble cama.
—Eres tú el que invita. A mí me da igual mientras no vea tu fea cara.
—No soy espejo, imbécil, para que digas esas cosas.
Ambos chicos entraron al hotel y en la recepción vieron la misma cara de lástima de parte del recepcionista. Fue un tanto incómodo, ambos no fueron víctimas y llegaron cuando todo había acabado. Tendō se intentó disculpar por el malentendido, pero Kurose viendo que el recepcionista les iba a hacer un descuento, aceptó la buena voluntad del hombre.
Kurose con su cara de perrito triste más convincente, pagó una habitación de lujo. Era lo suficientemente grande para no ver de cerca a su amiga y también tenía un balcón de buen tamaño.
—Qué la pareja tenga una linda noche— dijo el recepcionista del hotel en un lindo modo
—¿Pareja?
—Eh... ¿Hermanos? Lo siento mucho.
—No gracias, tengo la fortuna de no tener ningún porcentaje de cercanía con un imbécil como él— Tendō respondió.
—Hey, te gustaría tener algo de la realeza que hay en mi familia.
—Pero de los estúpidos. Quitando de lado a tu madre y a tu abuela, son un amor ellas, tú en cambio eres el desecho biológico.
—Al menos a mí las chicas si me corresponden, no como a señorita "empatía".
El recepcionista estaba viendo el ridículo que el dúo de Kioto estaba soltando.
—Disculpen... ¿Podrían retirarse a su cuarto?
Tendō pidió un poco de tiempo y empezó a atacar nuevamente a su amigo.
—Al menos yo conozco lo que es ponerse en los zapatos de los demás. Tú le robaste un encendedor a un chico hospitalizado.
—¡Se lo pedí prestado!
—Para la ocasión, pendejo, no para todo el día.
—Da igual. Al menos a mí sí me hacen caso ¿O no "por si quieres desahogarte"?
—Te apuesto que soy mejor hombre para Misa, de lo que tú eres.
—¡Retráctate!
—¡Oblígame!
Los dos cazadores de Kioto se empezaron a jalar del cabello y empujarse. El recepcionista y los maleteros no podían creer el ridículo que estaban viendo sus ojos. Tokio vivía un caos tremendo, cazadores de demonios murieron y civiles también resultaron involucrados. Pero ellos estaban presenciando el conflicto de dos amigos por haber sido confundidos como pareja.
Algunos maleteros apostaron por la chica. El recepcionista solo quería que se calmara la situación, pero le daba risa ver cómo la chica usó su ventaja de la altura para alejarse de Kurose.
Cuando vio que este ridículo no paraba, incluso aguantando la risa, decidió llamarle la atención al par de Kioto.
—¡DETÉNGANSE! ¡Son unos chicos conflictivos, vayan a su habitación y no vuelvan a hacer algo así! — El recepcionista se empezó a reír y luego siguió— De lo contrario me veré obligado a vetarlos del lugar.
—Lo sentimos mucho. — dijeron ambos cazadores al mismo tiempo mientras hacían una reverencia muy pronunciada.
Ambos cazadores comenzaron a seguir el camino que el maletero más serio les indicaba, llegaron al último piso y vieron lo linda que era la habitación que habían pedido, era más grande que sus habitaciones y además tenía camas separadas de gran tamaño. Kurose quedó sorprendido mientras que Tendō corrió y pidió primero el baño.
Pasaron las horas. Los dos chicos cenaron y se turnaron para bañarse. El primero en descansar fue Kurose, quién estaba roncando en su respectiva cama.
Tendō, aún en sus prendas del día, aunque recién bañada, salió al balcón a fumar un poco. Se sentía culpable por haber robado el encendedor de Aki, pero tampoco iba a ser una moralista y dejarlo intacto, luego compraría un encendedor para sus cigarrillos restantes.
El clima de la capital era cómodo, no hacía tanto frío ni tanto calor, era el ideal para que ella no se enfermara. Seguía un tanto pensativa ¿Seguía valiendo la pena mes tras mes recibir un buen salario a cambio de morir de forma tan poco digna? Muchos cazadores murieron ayer, ninguno fue por demonios como de costumbre, fue el propio hombre quien estuvo dispuesto a acabar con su más grande aliado.
Necesitaba fumar otro cigarro, tranquilizarse y no saber más de ese planteamiento. Le daba terror, al menos no estaría mucho tiempo en Tokio. Tuvo la fortuna que muchos cazadores renunciaron y otros aún sus contratos seguían en activo. El único problema real era Aki.
Solo buscó estar serena el poco tiempo que le quedaba despierta. Luego dormiría plácidamente.
De su bolsillo sonó el tono de su teléfono, era el Opening de un anime popular que hablaba un poco de la cultura griega y cosas del zodiaco.
Tendō se sorprendió por tener recepción. Suponía que había vuelto a tener servicio luego de estar incomunicada tanto tiempo hacia Kioto, necesitaba hablarle a su familia, pero las llamadas nunca entraban.
—¿Quién habla? — Tendō contestó.
—Mis disculpas por llamar tan tarde. Soy Hayakawa Aki... eh, hace unas horas me ofreciste una pequeña ayuda, señorita...
—Tendō... Puedes llamarme así. Sí, claro, estoy atenta a lo que me diga.
La chica buscó un asiento de adentro y lo sacó hacia el balcón.
Aki desde su posición seguía deprimido, Power no volvió y ya no le quedaba nadie con quién hablar. Decidió hablarle a la chica, "mono ayudante" no le agradaba mucho.
—¿Tiene usted tiempo? no quiero ser una molestia.
—Descuide. La noche sigue siendo joven ¿De qué quiere hablar?
—Sigh. Perdí a alguien importante...
La llamada duró unas horas, Tendō le dio sueño luego de cierto momento y se quedó dormida afuera de la habitación. Aki por su lado solo agradeció el tiempo que ella le brindó.
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Un lector de Wattpad le pagó unos pequeños sketch a Gurumo (artista en Twitter) de este fanfic, no puedo describir mi agradecimiento. Son sucesos del capítulo 13 y 16.
(Nada más aprendo como poner imágenes en AO3)
Este de aquí se me hizo el más lindo.
Me reí demasiado con este.
Estoy seguro de que el cabrón que lee esto, sabe cositas del futuro XD
Notes:
Espero les haya gustado, intenté hacer un capítulo chistoso y de relax. Tendō y Kurose se suman a la trama principal y serán los principales chismosos con lo que se refiere a Makima y sus planes. No estoy seguro si continuar con el crack ship de Tendō x Aki, me daba gracia y por eso lo añadí. El siguiente capítulo será ahora sí un Kobenji en toda regla y quizá Kishibe ahora sí sea presentando, no prometo mucho jaja
Chapter 23: Cuñados Vol. 1
Notes:
Terminó mi semestre de la universidad y estoy seguro de que aprobé todo. En fin, como celebración les traigo un poco de contenido del Kobenji y esas cosas. El siguiente episodio será probablemente tranquilo y un poco de cosas canon.
(See the end of the chapter for more notes.)
Chapter Text
El país del sol naciente se vio iluminado por un nuevo día. La catástrofe del día de ayer dejó una huella imborrable en la vida de los cazadores de demonios que sobrevivieron y las familias afectadas por el ataque.
La capital volvió a sus actividades cotidianas, había claras excepciones, los infantes, adolescentes y universitarios tendrían suspensión de clases por cuestiones de seguridad. Algunos shows de entretenimiento también fueron suspendidos por respeto a las víctimas. El contenido sería reemplazado.
Se hablaría un poco de la historia de los cazadores, su importancia y porque son un recurso invaluable para la humanidad. Con fines de incentivar respeto y de propaganda de reclutamiento.
Los cuarteles de Tokio seguían haciendo control de daños, con excepción de la cuarta división, el resto de las divisiones no corría con tanta suerte. Los jefes de la primera y tercera división fueron asesinados. El jefe de la segunda división terminó jubilándose.
A partir de hoy, si Makima lo deseaba todos debían atender su llamado y obedecer sus órdenes. La jefa de la cuarta división por lo pronto los dejaría en sus actividades regulares, tenía un proyecto más importante entre manos.
Los civiles en su mayoría volvieron a sus labores cotidianas, la ciudad parecía renovada. Durante el toque de queda, no se permitió la salida ni entrada de civiles sin autorización oficial. En ese lapso de tiempo, se encargaron de limpiar las calles y aparentar que nunca ocurrió tal masacre.
Poco y nada le importaba a la pareja protagonista del día de hoy.
Al igual que todos los hogares, pequeños rayos de luz se asomaban en las ventanas encortinadas de la cuarta Higashiyama. Seguía aún el desorden del día de ayer, los regalos de Madoka, su traje manchado de sangre y el cereal arriba del refrigerador.
En la única habitación del departamento, se encontraban descansando un par de amigos plácidamente. El día de ayer en sólo unos minutos, la calma y optimismo que Kobeni creía encontrar en su nuevo trabajo se había esfumado. Conocidos, amigos y lo que quedaba de la inocencia de nuestra protagonista tuvieron un amargo final.
La noche fue cruel, en medio de su soledad y tristeza solo encontró la calma escuchando los latidos del chico motosierra. Abrazados durante toda la noche, ella pudo sentir paz en medio de su dolor.
Sin que ninguno de los dos se percate, las llamadas de su teléfono estuvieron sonando, fueron ignoradas, así como unos ruidos que se escuchaban afuera de la propiedad.
El primero en despertarse después de tantas molestias fue Denji. El chico no podía reconocer nada aún, seguía adormilado, pero había escuchado como tocaban la puerta y sonaba el timbre. Era una jodida molestia bajo su perspectiva.
Sus párpados seguían pesados y su visión borrosa, solo podía sentir la figura de su amiga aún siendo abrazada por él.
«Maldita sea ¿Quién putas nos puede interrumpir en un momento tan hermoso?»
Los ruidos también terminaron por despertar a Kobeni, quién andaba peor que Denji, nunca abrió los ojos, solo se empezaba a levantar de forma automática.
—I-iré a-a veeer quien e-es…— balbuceaba la somnolienta Kobeni
Denji al ver cómo su amiga estaba en una peor condición para revisar, prefirió matar dos pájaros de un tiro.
—Mejor lo hago yo, tú te podrías caer y lastimarte.
—P-pero…
—Sin peros, acuéstate y sigue durmiendo, le diré al pendejo de allá que no nos moleste y podremos seguir durmiendo abrazados.
—¿Y-y sí es de la organización?
—Que se jodan, deben estar preocupados por otras tonterías que por nosotros. Volveré rápido, así te seguiré abrazando… Yo sé que quieres.
Kobeni no expresó nada en su rostro, aunque en el fondo quería seguir descansando como llevaba haciéndolo.
—No te tardes y vístete, solo dile que vuelva en un rato.
—Seh, descuida ni te darás cuenta de que me fui.
Y así fue, el adormilado Denji siguió su camino. No acató la instrucción de vestirse, mandaría a la mierda de forma inmediata al visitante y volvería a la cama con su amiga. Deseaba que con esto pudiera seguir ganando puntos con ella, la dejaría descansar y después cuando estén con hambre, él le bajaría el cereal. Una jugada maestra en su mente.
El chico se guiaba a través de las paredes, su vista seguía siendo mala y con algunas dificultades logró llegar a la entrada, aún sonaban los ruidos del timbre y los golpeteos, ahora acompañados con un…
—¿Kobeni, estás ahí?
«Eh… ¿Para que la quisieran a ella?» — Se preguntó Denji
El chico tocó el picaporte de la puerta y lo abrió, no era alguien de la organización. Todo lo contrario, eran tres civiles que arruinarían sus planes del día de hoy.
—No sé quién seas, pero deja de estar jodiendo. estamos descansando así que vuelve en un rato o lo que sea.
Los ojos de Denji por fin definieron bien la imagen de las personas a quien dirigió la palabra. Se percató que no estaban uniformados y más bien, tenían rasgos similares a los de su amiga.
Frente a frente, los civiles y Denji se miraban de forma perpleja e incómoda. No les abrió la persona que esperaban, si no un chico que vestía únicamente ropa interior.
El silencio fue incómodo, el mayor de los tres prefirió alejar a la única mujer de lo que parecía ser un ladrón.
—¡¿Quién mierdas eres tú? — Dijeron los tres al unísono.
Denji observó de reojo a todos, vio que todos tenían particulares lunares en el rostro, poco a poco tomando conciencia de la situación y solo respondió.
—¡¿Y quiénes chingados son ustedes?!
La pregunta fue respondida con otra pregunta. Los tres civiles se encontraban extrañados, por lo que prefirieron hacer una medida de emergencia.
—¡Kenta, ve por la policía!
—¿¡Qué?!— se sorprendió Denji
—¡Cállate, pendejo! ¡¿Ahora responde, qué estás haciendo en este departamento?!— La pregunta de Kenji fue acompañada de una posición de combate.
—¡No tienes que llamar a esos idiotas! Solo vine a pasar la noche con mi amiga.
—¡Hijo de perra! ¿Cómo quieres que nos creamos esa mentira?
Kenta bajó rápidamente las escaleras, aunque debido a la suerte familiar se terminó cayendo en los últimos escalones.
—¡Esa es la única verdad! Está pasando por un mal momento ¿Por qué no vienen a joder en otro momento?
—¡Cállate! — La chica del grupo respondió con fuerza, lo que terminó haciendo que Denji hiciera silencio. — ¡¿Kenta, estás bien?!
Aún tirado en el suelo, el tercer Higashiyama solo pudo levantar su pulgar hacia arriba mientras temblaba un poco. La segunda Higashiyama prefirió bajar y ayudarlo. Denji y Kenji terminaron frente a frente, uno impidiendo la entrada y el otro queriendo entrar.
—Déjame pasar. Quiero ver a mi hermana.
—Ella está descansando. Vuelve en una hora o dos.
—¿Y por qué debería hacerte caso, maldito idiota? — Kenji empezó a forzar su entrada al departamento de Kobeni.
—¡Dejen de joder, ella pasó por una horrible noche! Si tanto les preocupó, ayer debieron venir a hacer mi trabajo.
—¡Lo dices como si fuera tan sencillo, bastardo de mierda! ¡DÉJAME ENTRAR!
El forcejeo entre ambos chicos, de alturas y complexión similar fue tan escandaloso que terminó por volver a despertar a Kobeni y de un salto se levantó. Corrió hacia la entrada y quedó detrás de Denji, viendo cómo él tenía un pequeño enfrentamiento con su hermano mayor.
—¡Kenji!
—¡Lo dijiste mal, Kobeni! Ya tenemos tiempo conociéndonos…
La chica agarró desde atrás al rubio, intentando jalarlo para despegar de su hermano. Denji se terminó estremeciendo y vio como su 'enemigo' terminó estático mirando con suma tristeza al interior.
—No, no. — Kobeni mientras calmaba a Denji y cerca del Llanto. — Él es mi hermano mayor, Kenji.
Llegando al piso del departamento, Kaori y Kenta iban subiendo lentamente. El tercer hijo se había lastimado y Kaori sirvió de soporte. Los dos vieron como la situación se calmaba, observaron cómo su hermano mayor había detenido todo acto en contra del rubio.
—K-Kobeni….
Denji se terminó apartando de Kobeni, ambos observaron a su visitante. Tanto ella como Kenji se fueron aproximando, al borde de las lágrimas y de inmediato, se dieron un abrazo.
El llanto comenzó. Los dos Higashiyama no se pudieron separar y luego fueron acompañados de los dos hermanos restantes. El abrazo de los cuatro hermanos reunidos después de un evento tan traumático era lo que necesitaban.
«¡¿Pero qué mierda está pasando aquí?!» — Se preguntaba mentalmente Denji mientras escuchaba como sollozaban su amiga y las visitas indeseadas.
Unos minutos habían transcurrido entre ese momento incómodo, el llanto hasta la calma, los 4 hermanos se separaron del abrazo y decidieron entrar formalmente en la casa. Ignorando a Denji.
Kenta y Kaori se terminaron sentando en el sofá, Kenji se mantuvo de pie aunque Kobeni le ofreció un asiento. Nuestra protagonista también se mantuvo parada, tenían mucho de qué hablar y aun así se sentía nerviosa.
El rubio por fin pudo observar el parecido que los cuatro tenían. Aunque se decían hermanos, el idiota seguía pensando que eran gente que solo quería joder y arruinar su momento con su amiga. Sentía que habían arruinado sus planes de pasar más tiempo con ella. Se quería ir, pero para llegar a la habitación, tenía que caminar cerca de los sujetos con los que ya había tenido un altercado.
—Kobeni… Te pedimos disculpas por no poder verte ayer. Los tres no pudimos acompañarte, había toque de queda en donde vivía. — Kaori se disculpó entre lágrimas. — Tuve que pasar la noche en las oficinas donde trabajo.
—Y-yo también me quiero disculpar… La universidad nos terminó aislando. De hecho me tuve que escapar antes de venir aquí, no soportaba desconocer como estabas.
—Y yo soy el que más lo siente— Kenji estaba cabizbajo. — Estuve fuera de Tokio por cuestiones de trabajo. Cuando intenté ingresar, los jodidos policías no me dejaron pasar sin presentar alguna clase de autorización. Quise llamarte, pero ninguna entraba, pasaste por mucho… y-y t-tu h-hermano ma-mayor no pudo ayudarte.
Kenji sentía demasiado remordimiento por no haber estado en la noche más horrible que pasó Kobeni. La cuarta Higashiyama estaba igualmente sensible, pero decidió acompañar a sus hermanos mayores.
—T-todo está bien, aquí sigo. Algunos… no tuvieron la misma suerte que yo.
Esas palabras terminaron dejando asustados a Kaori y Kenta. Ambos sabían que ella está en la organización de los cazadores, pero a diferencia de Kenji, ella les dijo que estaba en el sector civil. No quería preocuparlos de más.
—¿Qué sucedió? — Kenta estaba asustado e intrigado por lo que vivió su hermana.
—La verdad no sé qué fue lo que querían. Eran gente mala, m-mataron a mis compañeros… yo lo vi, vi como morían a mis ojos… mi mejor amiga…
—¿La señorita Himeno? — Preguntó Kaori
—S-si…
—Ou… Kobeni, en serio…lo l-lamento por no haber estado contigo…
Las chicas se terminaron abrazando, Kobeni empezó a recordar todo lo que vivió, sabía que no podía darles detalles… ella había asesinado a varios terroristas, hizo un sacrificio egoísta y ¿Para qué? Su mejor amiga estaba muerta. Nada cambiaría, pero no quería que sus hermanos tuvieran una distinta idea de ella.
—Un amigo… me salvó la vida. Impidió que me mataran… Solo espero que hayan encontrado su cuerpo. Su madre estaría muy preocupada.
—Dios…— Los tres hermanos terminaron impactados.
La conversación siguió su curso, los tres hermanos continuaron acompañando en el dolor de su hermana menor. Denji seguía parado en la entrada. Era ignorado, prefería que siguiera así, pero tampoco podía irse desnudo.
Solo observó algunos detalles de los hermanos de Kobeni. Se percató que Kenji era el único que podía decirse que destacaba en altura, aunque probablemente solo era 2 centímetros más alto que él.
Kenta era más bajo, tenía el cabello más largo y desarreglado que su hermano mayor. Destacaba por su atuendo, una sudadera con el estampado de su universidad.
Al igual que como Kenji, Kaori parecía vestir lo mismo de ayer, ropa casual. Era prácticamente idéntica a su hermana, aunque con el detalle de ser más alta, el cabello regularmente suelto y un busto más prominente, detalle que terminó distrayendo a Denji.
La mirada hipnotizada de Denji hacia los pechos de Kaori terminó por hacer sentir incómoda a la tercera Higashiyama, se sentía observada y luego recordó que había alguien más en el departamento. Mientras aún tenía entre sus brazos a su hermana, solo se acercó a su oído y le susurro…
—Kobeni… ¿Quién es el chico de la mirada perdida?
—a-ah…— Kobeni se despegó de los brazos de Kaori, decidió presentar a su familia, el único amigo que le quedaba en la organización. —E-el… él es Denji, mi amigo y compañero de trabajo.
—Eh… — El chico se quedó sin decir una sola palabra, aunque vio como su amiga se paró al lado suyo y escuchó un susurro de Kobeni pidiendo que se presentara con una ligera reverencia, orden que siguió. — Denji, amigo de Kobeni y esas cosas.
—¿Y qué está haciendo aquí? — la pregunta cómo de Kenji con mirada seria hacía el rubio. — ¿No tienes ropa que ponerte?
—No tengo por qué responderte. Además, ya iba por ella.
Kenta observó en el suelo y no veía nada, pensó que él se había dormido en el sofá. En cambio, observó la vergüenza de su hermana menor y como Denji pasó de él, caminando en dirección a la única habitación, cerrando la puerta.
Los hermanos mayores quedaron sorprendidos por tal acto. Kaori fue la primera en procesar la información, fue la única que se enteró de primera mano de cierto chico.
—Oye Kobeni… ¿Él no será el chico del que me hablaste en la llamada?
—¡No es lo que parece!
—Creo que sí es lo que parece— El humor de Kaori volvió, aún seguía triste por no haber acompañado a su hermana, pero se sentía aliviada que al menos no estuvo sola. — Que dulce, el chico 'rudo' te hizo compañía.
El comentario no fue de la gracia de Kenji, pero Kenta lo tomó con humor.
—Jaja. Tal parece que Kobeni fue la única de los cuatro que no perdió el tiempo en la ciudad. — comentó Kenta.
—¡No! En serio, lo están malinterpretando.
—Oh ¿Entonces donde durmió? Porque parece que fue en tu habitación.— Kaori preguntó.
—En… e-en… e-en…
Descuida. No es necesario seguir con esto, digamos que esté chico solo te hizo compañía. Solo eso. — Kenji prefirió no interrogar en ese sentido a su hermana.
—Aw. Yo sí quería seguir preguntando ¿Ya empezaron a salir?
—¡Qué no estamos saliendo! — Kobeni se puso un poco roja— Solo somos única y exclusivamente amigos.
El comentario fue escuchado por Denji, quién ya estaba vestido. El chico se quedó mirando a Kobeni y ambos estaban incómodos, por lo que prefirió caminar en dirección a la salida.
—Ya me voy al hospital, Kobeni. Seguramente el pendejo de Aki debe estar llorando por mi compañía y esas cosas.
En el hospital, Aki se encontraba plácidamente descansando hacía tiempo que no escuchaba desastres matutinos de Denji y Power, era una ligera paz en medio de su tormenta.
—¿No te quieres quedar a desayunar?
—No hace falta. Creo que tú… eh, necesitas ponerte al día con tus hermanos. — Denji apartó su mirada de Kobeni hacia Kenta. — Tu debes ser el chico universitario ¿No?
—A-ah… ¡Si! Mucho gusto, señor Denji. Gracias por cuidar a tu hermana.
—No soy tan viejo, tengo 17 años. — Denji miró inexpresivamente a Kenta.— Por cierto, da tu mayor esfuerzo en esas mierdas, tu hermana me habló un poco de ti.
El primer comentario de Denji dejó sorprendidos otra vez a los hermanos. Pensaron que Kobeni estaba con alguien de su edad, nuevamente la chica entró en vergüenza.
«¿Para qué abriste la puerta, Denji?» — Solo pudo lamentar en su mente la cuarta hija.
—¿Tú no deberías estar en la escuela? — Fue Kaori quien empezó sus dudas.
—Nah. Nunca he ido y no ha sido necesario, estoy viviendo bien ahora.
—¿Ahora?
—Larga historia.
—¿Y qué haces trabajando, no sé supone que es ilegal que menores trabajen?— Kenji si tenía sentido común.
—Mmmm… pues, estoy un poco obligado a serlo, verán tengo…
—¡Es un chico muy efectivo! — Fue Kobeni quien quiso ocultar la información sobre que él era el chico Motosierra.
—Eh, Kobeni… ¿Puedo seguir?
—N-no hace falta… Denji es particularmente hábil, está trabajando en el sector civil conmigo, le ayudan con la educación y cosas así, por eso no va a la escuela.
—¿Segura? Se ve medio imbécil. — Kenji no estaba seguro de las palabras de su hermana. Así que solo lo dijo entre susurros.
Kobeni asintió.
—No sabía que te gustaban menores— Kaori también susurró, aunque seguido vino un guiño.
Kobeni se volvió a poner roja. En efecto, sentía algo por chico motosierra, pero ahora que sabían su edad, seguirán malinterpretando a su hermana.
—Solo somos amigos… solo eso.
—Lo que ella dijo— Denji decidió ayudar a Kobeni.— Aunque me agrada mucho su compañía, sobre todo en la hora de la comida.
—Aw… eso debe ser lindo, supongo.— Dijo Kaori, interesada en la relación de ambos.
—Sipe. Ella misma me lo dijo, la comida sabe bien cuando alguien más la paga y es cierto.
—¿Eh?— los tres hermanos quedaron un tanto confundidos
—Una vez salimos a comer unas hamburguesas, el pendejo de Aki nos pagó esa vez nuestra comida y sabían deliciosas.
—Su amigo debe ser muy generoso.
—Algo así… (ocultando el hecho que le robó el dinero)
—También Himeno, antes de morir ella nos invitaba a comer como disculpa por intentar viol…
Kobeni pellizcó a Denji quién estaba a su lado. El chico soltó un pequeño quejido y después miró con confusión a la pequeña.
—N-no hables así de la gente que se ha ido— Kobeni pasó a dirigirse a sus hermanos.— La señorita Himeno siempre fue amable con nosotros, nos invitaba de comer, una vez nos hizo una broma algo pesada y terminó por disculparse invitándonos los desayunos y comida…
—Seguro… — Kenji fingió creerle a su hermana.
—Era un poco loca, pero sí, caía bien. Aunque estando ebria era un caos, igual de problemática que un demonio jaja— aseguró Denji.
—Ella llevaba dos semanas sobria antes de irse… Le dolía bastante. Cuando dejó de beber volvió a ser un poco más seria, recordaba muchas cosas que vivió y supongo que al final, está ahora con sus amigos.
Fue turno de Kenta abrazar a Kobeni, ella seguía con un fuerte dolor emocional. La chica lloraba aunque cada vez era más calmado.
—Gracias…
—No hay de qué, hermanita.
Kobeni logró calmarse nuevamente, luego ofreció algo de desayunar a sus hermanos, se notaba que todos vinieron aquí con hambre y tanto ella como Denji igual estaban hambrientos. Fue hacia el refrigerador, no había mucho, sacó la caja de leche y vio que podría no ser suficiente.
Denji se acercó a su amiga, esperaba efectuar su plan.
—Ejem. Creo que necesitarás ayuda con el cereal.
—Oh… ¡Ah sí! El cereal, descuida ahorita lo bajo.
—¿Qué…?
De una esquina sacó el banquito que usaba para alcanzar cosas. Se lo enseñó a Denji y lo puso a un costado del refrigerador para bajar el cereal.
—Es muy útil cuando las cosas me superan de altura jaja. En un momento ya bajo el cereal.
—Eh… sí, está bien.
Kobeni se fijó ciertamente en la decepción de su amigo, pero ahora tenía sentido porque estaba puesto en un lugar inaccesible para ella. Decidida de arreglar el asunto fingió una situación tonta.
—¡Oh no! Mi banquito se siente flojo, creo que se va a romper. — pateó el banco y lo tira al suelo— Rayos, siempre tengo mala suerte en todo, ya no podré bajar el cereal.
—¡JAJAJA! Eso fue muy tonto Kobeni, debiste ver tu car… — El chico se percató como su amiga pasó de un rostro triste a uno serio. — Ah sí, yo te ayudo a bajarlo y… Ya no diré nada.
Denji cumplió su propósito, le bajó el cereal a Kobeni y se lo entregó, la chica se puso contenta por la ayuda que recibió y le agradeció.
—¡Gracias Denji! Y oye ¿Cómo supiste que este cereal es mi favorito?
—El tigre se ve gracioso, parece que te puede dar una paliza.
—¿En serio? — la chica observó a la mascota del cereal— Nah, yo creo que se ve lindo y abrazable.
—Puede ser. Pero basta de pensar como se ve ese animal ¿desayunamos?
Kobeni asintió, ambos chicos se sonrieron y volvieron con los demás, todos vieron la escena, Kenji estaba incrédulo y un tanto disgustado. Kenta y Kaori se sentían enternecidos por lo que vieron, fue una escena tonta y a la vez linda.
—¿Cuánto apuestas a que dentro de poco empiezan a salir? — Susurró a Kaori
—Los chicos se ven muy obvios, saldré perdiendo. — Respondió Kenta
—tienes un punto.
La mesa no era muy grande así que se la ofreció a Kenta y a Kaori, Kenji y Denji para su desgracia tendrían que compartir sofá y Kobeni agarró una silla. intentó ser equitativa para el desayuno, pero cuando llegó a Denji ya se había acabado la leche.
—Oh, perdón Denji. Deja voy por dinero y compro más.
En la mente del chico seguía pensando que hacer actos de servicio haría que poco a poco se gane más la atención de Kobeni, parecido a lo que hacía con Makima.
—¡No hace falta! Yo voy.
—¿Me puedes comprar una barra de cereal? Por favor, si quieres te doy dinero— preguntó Kenta.
—No. — Denji no atendía a hombres.
—Por favor Denji, es nuestro invitado.
—Sigh. Está bien… solo porque tú me lo pides.
—¡Y yo quiero 2 flanes! — Pidió Kaori— A cambio te daré mi aprobación.
—¡H-hermana… N-no hagas esas bromas— Kobeni se volvió a sonrojar.
—Está bien— Denji respondió— Oye tú, el que tiene cara de amargado ¿Vas a querer algo?
Kenji al darse cuenta de que se estaban refiriendo a él solo respondió. — Cómprame una cerveza, cara de pendejo.
—Nah. Pide otra cosa, no me venden cerveza porque no tengo identificación.
—Que se le va a hacer. Te acompaño.
—Ni hablar, mejor que me acompañe Kobeni.
—Ella está desayunando y yo ya acabé. Solo vayamos rápido.
Kobeni miró a Denji y este le devolvió la mirada, con gestos le suplicó que le hiciera caso, la carita de la chica manipuló a Denji y terminó aceptando de mala gana. Kaori observó esto y aprobó con pulgar arriba a su hermana menor, al parecer vio que su hermana era la que mandaba en la relación.
—Tch. Ni modo, solo porque me lo pides. Vamos, no quiero demorarme tanto tiempo.
«Odio que hayan arruinado nuestro momento, pero no es tan malo, es mejor que estar con el llorón de Aki»— Pensó el motosierra.
Ambos chicos salieron rumbo a la tienda de conveniencia más cercana.
Los tres hermanos que se quedaron estaban tranquilos, sentados en una mesa y con paz. Era como en los viejos tiempos cuando aún eran infantes y desayunaban juntos, sonriendo a veces contando chistes, a diferencia de su niñez acá no eran mandados a callar por su padre o su madre. Los tres pasaron por momentos difíciles, Kaori seguía enfrentada con su madre, Kenta odiaba el hecho que Kobeni tuviera que trabajar en vez de seguir estudiando y Kobeni tenía el miedo de perderlos a todos de nuevo por su contrato.
—Oye Kobeni…. ¿No quieres renunciar a tu actual trabajo? — Empezó Kaori.
—Eh… ¿Por qué lo dices?
—Por tu seguridad. No sabemos si puede volver a suceder algo así, deberíamos prevenir antes que lamentar y sería algo bueno para ti, podrías trabajar conmigo.
—Bueno…
—¡Además! Piénsalo, tengo ideado empezar un negocio de comida luego de juntar algo de dinero, puede y sea en un año, necesitaré tú ayuda…
—Kaori… pero ella quiere seguir estudiando… — Respondió Kenta.
—Cierto… tienes razón, perdón por pensar en mí misma.
—No, no, estuvo bien que me quisieras en tus planes, solo que yo…
—Aun así, piensa en renunciar a tu actual trabajo. Yo veo que es más seguro estando a mi lado, podríamos conseguir otro empleo y ganar más dinero, así ayudar a Kenta y luego a ti.
—Suena bien… pero, acá puedo seguir pagando nuestras deudas. No solo es para Kenta, sigo deshaciéndome de las deudas de nuestros padres…
—Esos imbéciles flojos… tienen suerte que tratan mejor a nuestros hermanos menores y que yo no puedo mantenerlos a todos. — Kaori mostró frustración en su comentario, quería derramar una lágrima.
Kobeni tomó la mano de su hermana, decidió calmarla. Kenta hizo lo mismo.
—Cuando me reciba como médico, comenzará una nueva época para nosotros, Kenji también podrá descansar, está trabajando mucho.
—No te presiones, también diviértete con tus amigos. Eres un chico listo, pero también necesitas buscar cosas que te hagan sentir feliz— Kaori sacudió el cabello de Kenta.
Fue un lindo momento que estaba pasando con sus hermanos, era algo que le hacía falta. Himeno y Kei cumplían ciertamente un papel fraternal con ella, pero no era lo mismo, tener a sus hermanos mayores con ella le recordaba porque estaba trabajando en seguridad pública en primer lugar.
—¿Has dibujado algo nuevo, Kobeni? — preguntó Kenta, tenía intriga de los nuevos dibujos de su hermana.
—Un poco, tenía un trabajo bonito, pero se lo regalé a Aki. Es una clase de amigo de Denji, es agradable, era como una especie de amor imposible para mi amiga Himeno, aunque ambos se querían mucho.
—Ou… Perdón si te hice recordar a tu amiga— Dijo Kenta.
—No hay problema, una conocida me dijo que ella escogió ese fin para salvar a los demás, no le reclamo nada… la extraño mucho. Me cuidaba cuando empecé a trabajar acá, y-yo… — Kobeni intentó secar nuevamente las lágrimas.
Los tres hermanos pausaron un poco su discusión, Kenta y Kaori acompañaron en el dolor de Kobeni.
—En un momento les enseño mis dibujos. Quiero mostrarles otra cosa— Kobeni fue por su celular, Kaori se ofreció en hacerle compañía. Del lado de Kenta continuaría disfrutando de su desayuno.
Ambas chicas fueron a la habitación. Cómo estaba destendida la cama, Kaori se ofreció para tenderla, Kobeni apenada prefirió que lo hicieran ambas. Acabaron rápido.
—¿Y este chico Denji, durmió contigo acá?
—Solo no le digas a Kenji.
—Estoy segura de que él ya lo sabe, no es para nada tonto.
Kobeni vio que su celular se había caído, decidió agacharse para poder agarrarlo. Kaori miró a su hermana, pero se percató de algo peculiar en la mesa de noche de Kobeni, un paquete estaba encima de el. Se acercó con la duda, su hermana ya tenía su celular y estaba incorporándose.
Cuando vio a su hermana, Kaori estaba expresando sorpresa y parecía contener un grito tapando su boca con su mano, estaba roja, no de la vergüenza sino de la risa.
La cuarta Higashiyama vio entonces lo que ella tenía en su mano, eran unos condones.
—¡Pero que mierd…— Kobeni estaba a punto de soltar la segunda grosería de su vida. Fue interrumpida por la carcajada de Kaori.
Kenta al escuchar las risas, decidió acompañar a sus hermanas. Cuando quiso entrar a la puerta, su hermana mayor le impidió la entrada, era asuntos de mujeres y que mejor volviera a la sala. Kenta hizo caso, aunque tenía la duda.
Una vez cerrada la puerta, Kaori miró de forma juguetona a su hermana, Kobeni estaba roja, esos condones no eran de su conocimiento, sólo podía imaginarse que Denji tenía algo ideado.
«Denji… eres un estúpido» — se repetía en su mente.
—Oh vaya… Entonces si estaban saliendo.
—¡No, no es lo que tú crees!
—Eh, con que te protejas no está mal para mí… Ya eres adulta, pero el chico sigue siendo menor de edad.
—¡Pe-pero n-no en serio n-no es lo que t-tú crees!
—¿Sabes si tiene hermanos mayores? — Kaori observó la descripción del condón mientras lo decía.
—¿P-para qué quieres saber eso?
—Mera curiosidad, picarona.
—N-no… es hijo único, hasta donde sé.
—Bah. Una lástima, tendré que decomisar esto, si no aún no son pareja no pueden andar por ahí teniendo relaciones.
—E-está bien… ¡Pero no es mi novio!
—No te estoy diciendo lo contrario, pero mejor tómense su tiempo, al parecer mi futuro cuñado le gusta saltarse muchas bases.
—¿B-bases… ¿Q-qué d-dijiste? ¡NO ES TU CUÑADO!
Kobeni quedó totalmente avergonzada por todo el asunto de los condones nuevamente. Regresó muy apenada a la sala, Kenta estaba confundido, veía a su hermana mayor riendo y Kobeni con la mirada hacia abajo mientras balbuceaba cosas.
—Oye Kobeni…— Kenta tenía la duda.
—¡No es mi novio!
—Eh… yo te iba a preguntar por lo que nos querías enseñar, pero ya me quedó claro. Gracias por el aviso. — Kenta quedó nervioso.
—P-perdón por eso. Sí, verán. Creo que Himeno me dejó un último regalo y no sé cuánto tiempo me dure, escúchenlo.
Kobeni llamó al teléfono de la oficina de Himeno, todos escucharon atentamente al ligero sonido que podía producir el celular. El audio entero hasta la parte donde Himeno expresó su agradecimiento y cariño hacia Kobeni.
Kenta y Kaori escucharon por primera vez la voz de la mejor amiga de su hermana, es una verdadera lástima que sea después de que ella muriera.
Los tres quedaron pensativos. Sin decir una sola palabra, nadie sabía qué responder después de tan lindo mensaje sabiendo que después Himeno moriría.
Mientras los tres hermanos convivían, Denji y Kenji estaban teniendo una silenciosa caminata. Ninguno estaba de humor para conversar, solo estaban juntos debido a Kobeni.
Cuando llegaron a la misma tienda donde Denji compró las cosas. El chico se fijó en la persona que lo atendía, para su suerte no era el tipo que lo conocía como 'actor porno'.
Los dos entraron y caminaron entre los pasillos, agarraron los encargos de los hermanos de Kobeni.
—¿Tienes fuerza en tus escuálidos brazos?
—Te puedo dar una paliza aquí y ahora, cara de amargado.
—No hagamos una escena estúpida. Vamos a comprar cosas para Kobeni, le hará falta comida para los próximos días.
Los dos chicos armaron una despensa para la cuarta hija. El mayor de los Higashiyama se paró enfrente del refrigerador donde estaban las latas de cerveza.
—¡Hey, cara de pendejo! ¿Quieres una?
—Nah. Si la tomo contigo no será igual.
—Ahí va mi único intento de generosidad… Bueno ¿Quieres otra cosa?
—Voy a querer una lata de soda.
Ambos chicos llegaron a la caja registradora, pagaron sus cosas y se marcharon del lugar. Iban de regreso a la casa de Kobeni, Kenji hizo el intento de comenzar una conversación con el rubio.
—¿Cómo conociste a mi hermana?
—Eh… pues en un callejón.
—¿¡Qué!?
—Déjame terminar. Iba con mi… "perro" hacía un restaurante, queríamos comprar unas hamburguesas que no estuvieran podridas, nos encontramos con una mujer que creíamos que era una sin hogar.
—¿Mi hermana?
—Ajá… Mi perro sintió lástima por cómo se veía, se encontraba dormida creo. Da igual, Pochita me pidió que le ayudara, pues le di dinero para que comiera o hiciera algo.
—¿Y ya?
—Seh. ¿Qué más quieres saber, cómo duermo? No es una historia larga.
—¿Y por qué estuviste en su casa?
—Nos hicimos amigos, ambos terminamos en el mismo trabajo. Hubo un pequeño "accidente" del que prefiero no hablar… ajá, y nos invitamos hamburguesas.
—Continua.
—Pues nos encargamos de matar demonios y esas mierdas. Creo que escuchaste de ella, Himeno. Esa loca siempre la estuvo cuidando y ahora que no está, pues se sintió triste, fui a verla y checar como estaba. Ya era noche y tuve que dormir en su casa.
—¿Y durmieron juntos porque ella te lo pidió o eres un jodido pervertido que debo golpear?
—¡Hey! ¡Yo respeto a las mujeres! Sí, ella me pidió eso, decía que escuchar mis latidos la calmaban, es algo rara a veces, supongo que es de familia.
—Jódete, cara de pendejo.
—Era broma. Ustedes al menos son una familia que se quiere, yo tuve unos padres de mierda que se murieron sin dejarme siquiera un hermano.
—Ou… ¿No tienes otro familiar?
—Nah. Me dejaron solo y con una deuda que siempre crecía, los mafiosos son una mierda, nunca te acerques a esos idiotas.
—Conozco. Supongo que Kobeni te habló de nuestros problemas económicos.
—Seh. Es una jodida mierda.
—Y que lo digas. Mis padres se metieron con gente peligrosa. Es una bomba de tiempo esa casa, he estado pagando las deudas de esos imbéciles. De lo contrario lastimarían a mis hermanos menores.
—Creo que Kobeni me habló de unos niños ¿Ellos?
—Seh, es una mierda. No tengo suficiente dinero para pagarnos una casa aún, quiero alejarme de Tokio y de toda esta puta basura. Ahora Kobeni escogiendo un puto trabajo tan peligroso, solo hace que me sienta más enfermo.
—¿Tienes alguna enfermedad? Mi madre tenía una del corazón, esa perra casi hace que me muera y ni siquiera la conocí por mucho tiempo.
—Últimamente la espalda me está matando. Ni siquiera te pediría que me ayudes con esto, pero parece que tengo los huesos de un anciano.
—Vaya… ¿Quieres que cargue lo tuyo? No lo hago por amable, solo te veo jodido.
—Tch. Imbécil, incluso así, sigo más fuerte que tú.
—Te puedo partir en dos, idiota.
—¿Tienes alguna clase de sierra escondida? No me hagas reír.
—Eh… Nah, aprendí a pelear en las calles. Algunos niños vagabundos eran unos idiotas, mi perro no creía que fuera buena idea lastimar niños así que yo tenía que encargarme de ellos.
—¿Y dónde está él?
—En mi corazón.
—¿Qué?
—Es una larga historia, murió y eso.
—Ya veo. Sí, nunca pudimos tener mascotas, nuestros padres eran unos cínicos de mierda. Mataron a un perro que quisimos adoptar, estaba herido y prefirieron envenenarlo. Nunca lo supieron Kaori y el resto, creyeron que escapó. Yo tuve que enterrarlo.
—Sabía que sus padres eran una mierda, pero…
—Y hay más. Supongo que Kobeni nunca te lo dijo, es algo traumático para ella. Se encontró con un pequeño gato, debió haber perdido a su camada. Lo trajo a casa y obvio, todos se emocionaron al verlo, eran pequeños… Kaori y yo teníamos nuestras dudas de esto.
—¿Qué le pasó al gato?
—El imbécil de mi padre lo arrojó a la pared, obvio el gato murió. No quería oler la orina del animal por la casa. Forzó a Kobeni a lavar todo, nunca tuvieron tacto con ella. Yo… cuando nos atacó el demonio oso, es una mierda, no sé cómo sobrevivimos a eso, otros hogares no corrieron con esa suerte.
—Vaya, lo del demonio me lo contó. Pero lo del gato, que hijos de perra…
—No te voy a seguir molestando con nuestros problemas familiares. Me largué de esa casa, Kaori hizo lo propio. Kenta y los demás no podían, son chicos buenos que preferían estar en casa. Nosotros dos tuvimos que soportar otro tipo de mierdas.
—¿Y por qué dejaste sola a Kobeni?
—No tuvimos elección, estuve igual que tú, desde menor de edad tuve que trabajar. Los idiotas de mis padres se endeudaban con borrachos, mafiosos y más gente peligrosa. Tenía que pagar todas esas mierdas, algunos imbéciles me terminaron propinando palizas. Kaori es la única que sabe esto, nunca les mentí que el trabajo me mataba, pero además de eso, fui un jodido saco de boxeo.
—Mierda… la estuviste cuidando.
—Seh, al menos es una niña buena, quiso ayudar consiguiendo trabajos, pero, siempre fue así, un poco torpe. Se tropezaba de chiquita y ahora de grande lo sigue haciendo.
—JAJA si, cuando salí con ella tuve que cargarla, se había lastimado el tobillo, la llevé a su casa cargándola.
—Veo que al menos hay alguien en esta ciudad que aún se preocupa por mi hermana.
—Es buena, ella me enseñó algunas cosas y además, me prometió hacer un dibujo de mi.
—¿Sigue dibujando?
Sí, es genial. Vi un dibujo de tu hermana, casi pensé que era un retrato de Kobeni.
—Se parecen mucho ¿verdad? Solo que Kaori es un poco más alta.
—Me gusta más la bajita.
—¿Qué?
—Nada. También me habló del chico universitario, al menos se acuerdan de ella.
—Todo el tiempo…— Kenji no dejaría pasar lo último que mencionó el rubio— ¿Tienes alguna intención con mi hermana?
—¿A qué te refieres, amargado?
—Te estoy preguntando si te gusta, idiota.
—U-un poco… no niego que es linda, digo me trata como un jodido ser humano, otros imbéciles me querían ver hacer cosas humillantes por unos cuantos yenes. Al menos ella, me habla bonito y me abraza.
—Te ganaste su confianza. Me impresiona, ella de por sí es algo reservada.
—Podría decirse. También me gusta otra chica, pero es un tanto distinta… es menos Kobeni y más como… no sé, seria. Supongo.
—¡Escoge a la seria!
—¿Eh?
—Prefiero eso antes que ser el cuñado de un tipo con cara de estúpido.
—Vete a la mierda. Soy un buen partido para tu hermana.
—¡Entonces si te gusta, pedazo de basura!
El ridículo momento entre ambos y los insultos los llevó a reír. Se terminaron cayendo bien. Sonrieron durante el camino, no faltaba nada para entrar a la casa.
—Oye, Cara de estu.. Denji.
—Ajá, cara de… Kenji.
—Dudo mucho que mi hermana quiera renunciar al único trabajo que no la despidió en el primer día. Sé lo peligroso qué es… ¿Me harías el favor de cuidarla?
—C-claro, supongo.
—Bien. Compré unas cuantas cervezas extra, no las tomen todavía. No traje para mis hermanos.
—Vaya… supongo que gracias.
—No hay de qué, no te precipites con ella. Le pones una mano encima y te mato. Tampoco me consideres tu cuñado.
—¿Y qué un cuñado de todos modos?
—Ya, solo entremos.
Los dos chicos entraron a la casa, vieron a los otros tres hermanos en la sala justo en el momento donde por fin hablarían luego de escuchar la grabación de Himeno.
—¡Que rápido! — Kaori se asombró. — ¡Ven a desayunar, Denji!
Denji por fin tuvo su preciado desayuno, como extra, Kaori le preparó unos huevos estrellados. La convivencia no se detuvo, Kenji bebió su cerveza, Kenta le pidió una pero el mayor se negó, le sugirió que comiera cosas más sanas y le ofreció una bolsa de nueces.
—Estoy seguro de que esto no es 100% sano— Dijo Kenta.
—Las nueces tienen forma de cerebro, deben ayudarte para eso… ¿Las quieres o no?
—Bueno ya… si tienes cara de amargado.
—Jajaja. Te lo dije— Denji se burló.
Kobeni se alegró que al menos su amigo y su hermano mayor tuvieran una mejor relación, vio como Kenji le pidió al motosierra que chocaran latas. Denji bebió su soda a gusto. Realmente esto la estaba ayudando a disminuir el dolor que vivió el día de ayer. Kaori regresó con los demás, le ofreció huevos estrellados a los demás y también dejó preparando arroz en la olla arrocera de su hermana.
Fue una comida simple pero sabrosa. Los chicos continuaron en su conversación, Kobeni le enseñó los dibujos que hacía a sus hermanos.
—¡Wow! Es hermoso, este pajarito parece que pudiera atravesar la hoja. — Dijo Kaori
—No es tan buen dibujo, aún falta mucho y hay unos cuantos errores.
—De los errores se aprende— Mencionó Kenta. — Pero esto Kobeni, es hermoso.
—Oye Kobeni ¿Por qué hay algunos dibujos de Motosierras? — preguntó Kenji.
—Eh… — Kobeni se puso algo roja, luego observó a Denji quién también estaba sorprendido por eso. — Yo creo que se ven asombrosas y quiero aprender a dibujarlas.
—No sabía que te gustaban las herramientas de trabajo, aunque son los únicos dibujos de este tipo.
—Si… Luego haré más, por lo mientras, m-me gustan las motosierras…
Los dos amigos se terminaron observando y sonriendo. Denji se ofreció a lavar los trastes. Cuando terminó dijo que se retiraba e iría a ver a Aki. Kobeni lo acompañó a la salida. Antes de irse, ambos chicos susurraron.
—Oye Kobeni… ¿Quieres que vuelva a tu casa en la noche?
—¿Puedes, pero Aki o Power?
—Si dejan libre al pendejo trataré de llamarte y Power, la idiota sabe cuidarse sola.
—Está bien, te estaré esperando… hay algo que tú y yo seriamente debemos hablar.
El chico vio la mirada más seria en el rostro de Kobeni. Se retiró del lugar y no volvería hasta más noche.
Las horas pasaron en la casa de Kobeni, los chicos no se podían despegar de su casa, pidieron su renuncia, pero nuestra protagonista fue reacia a esa idea. Sabía que renunciar era un grave error teniendo de verdadera jefa al maldito demonio de la muerte. Haka ya tenía medida la vara con Kobeni, lo que hizo con Arai, la anciana y Kei dejó marcada a la cuarta hija para saber lo poco que ella es capaz de hacer.
Por lo pronto, la presencia del demonio no era necesaria. Sabía cuál sería la conducta de su pertenencia.
El atardecer había llegado. Los hermanos ayudaron a Kobeni a poner en orden su hogar. Acomodaron los libros que le regaló Madoka. Kobeni fue rápida y ocultó el traje manchado de sangre que ella tenía. Cuando la casa se veía impecable, Kenta pensó en una idea que le alegraría a Kobeni.
—Hermana ¿Y si compramos una grabadora?
—¿Para qué?
—Podemos guardar la grabación de tu amiga. Así incluso la terminan quitando, te quedarías con algo de ella.
—Te dije que esas nueces te ayudan con el cerebro— Respondió Kenji
—Heh. Tenías razón.
—Si, puede ser útil ¿Sabes cuánto cuestan?
—La verdad, no. Pero puedo buscar.
—Muchas gracias, Kenta.
—No hay de qué, es lo de menos que puedo hacer para ayudar a la mejor hermana.
—¡Hey! Yo te daba de comer. — Dijo Kaori
—P-perdón…
Los chicos se tenían que ir a casa, pasaron un buen rato con Kobeni, pero había llegado su fin. Kenta y Kaori fueron los primeros en retirarse.
Kenji por su parte, se mantuvo aún con su hermana menor. La despedida fue más tardada, Kobeni quería confesarle todo lo que había sucedido en realidad… pero fue un momento tan bonito, que no quería arruinarlo, por el momento, lo contendría para ella sola. Aún así le pediría un favor a su hermano.
—Oye, hermano.
—¿Sucede algo, Kobe?
—Solo, quería preguntarte si tendrías tiempo para enseñarme a conducir… No quiero ser lenta nunca más.
—O-ok… Claro, avísame cuando estés libre y yo vendré por ti para que aprendas, no será tardado. Así conseguirás tu licencia.
—S-si…
—¿Algo más que quieras decirme?
—No, solo era eso. Cuídate hermano.
La visita familiar había terminado, la pequeña Higashiyama volvió a tener un poco de paz. Le seguía invadiendo el remordimiento del día de ayer… pero también volvió a reír y pasar momentos con sus hermanos, faltaban los menores. Pero era un comienzo.
—Veo que te la pasaste bien, pequeña idiota.
—S-señorita Haka…
—Descuida. No vine a lo mismo de siempre, las oficinas de tu trabajo siguen siendo un caos. Tienes la suerte de ser un simple peón, los de mayor categoría están estresados.
—¿Sabes si tengo que ir a trabajar mañana?
—Por lo que estuve viendo, mañana tampoco tienes trabajo. No puedo explorar con tanta facilidad en un lugar así, por lo visto hay algunos contratos que desconozco y detectan un poco de mi presencia, al menos no reconocen quién soy. De lo contrario ese cuartel debió ser erradicado en su totalidad.
—Me alegra que no le hayas hecho daño a nadie…
—He hecho más que solo eso, imbécil.
—¿Eh?
—Nuestra parte del trato no se pudo cumplir porque la perra de tu amiga se murió antes de tiempo. Pero descuida, su muerte sirvió de algo. Salvé al estúpido nieto de esa anciana.
—Lo vi en las noticias… ¿En serio hiciste eso?
—Ni lo menciones. También utilicé un órgano de tu amigo, el idiota que se murió…
—¿Arai? Pero sí tú lo mataste… ¡¿Sabes dónde está?!
—No me interrumpas cuando hablo. Me apropié partes de su cuerpo de ese chico y los utilicé en su madre. Así que ¡Felicidades! Hiciste que yo nuevamente salvara vidas.
—¿Y el resto de su cuerpo?
—¿Yo que voy a saber? Se lo llevaron. Cuando tomé sus órganos su rastro se terminó desviando hacía otros lados.
—¿Su madre estará bien?
—Es un hecho. Su expectativa de vida aumentó, es probable que te mueras antes que ella.
—E-es un alivio.
—Me retiro, era lo único que teníamos que hablar. Me sigues perteneciendo, que te quede claro.
—Y-ya sé… no renuncié, aquí seguiré.
—Lo tenía previsto. Por cierto, tienes visitas.
Haka desapareció luego del chasquido. El sonido del timbre sonó y ella se dirigió a la puerta de su hogar. Cuando abrió la entrada, era Denji.
—¡Ta-dah! — el chico trajo consigo unas hamburguesas— El payaso aterrador de ese lugar sí que sabe hacer buenas hamburguesas.
—Estoy segura de que lo hacen los trabajadores…
—Da igual ¿Tienes hambre?
Ambos chicos terminaron sonriendo. Kobeni le dio un abrazo a su amigo. Un abrazo fuerte, demasiado fuerte.
—AGH… KO… K-KOBENI…
—¿Por qué trajiste condones a mi casa?
—Eh… un chico me los arrojó, era un actor porno y…
—No mientas, me hiciste pasar vergüenza en frente de mi hermana.
—¡Vale, vale! yo los compré… pensé que eran gomas de mascar tenían un elefante…
—¿Y no leíste que decían condones XL?
—N-NO… Y-YO NO P-PUEDO LEER M-MUY BIEN…
—¿Qué?
Kobeni soltó a su amigo, pese a su tamaño la chica sí tenía suficiente fuerza para oprimir a Denji. El chico se sentía más relajado.
—Yo no puedo leer bien, no fui a la escuela ni ninguna mierda, nadie me enseñó.
—Ou… Perdón, tienes razón… fue error mío no decirte eso, si se veían grandes, los pudiste confundir con gomas de mascar jaja.
—¿Y sabes dónde quedaron?
—Mi hermana se los llevó.
—¡¿Qué?!
—Si, creyó que querías ya sabes, eso. Obvio sé que no eres tan tonto como para hacerme lo que ella creía.
—¡Ajá! Fue una mera equivocación.
Kobeni se disculpó con su amigo. Le pidió que se sentara, además de las hamburguesas, la chica agarró un poco del arroz que su hermana preparó para que ambos comieran. Decidieron encender el televisor, aún seguían mostrando la historia de los cazadores de demonios.
—¡Aburrido!
—Jaja ¡Sí, es aburrido! — Kobeni le siguió el juego a su amigo.
Se percataron que Makima estaba en televisión, un pequeño discurso por las pérdidas humanas, tanto de cazadores como de civiles. Pidió que si había gente que estuviera dispuesta a ser parte de la salvación de la humanidad, la organización estaría feliz de unirlo a sus filas, por el bien del progreso y la paz.
Ambos chicos quedaron un poco incómodos, cambiaron de canal, incluso Denji que le gustaba ver la figura de su jefa, no se sentía cómodo con lo que escuchaba. Vieron otro tipo de programas y decidieron dejarlo en donde pasaba un documental de leones.
—Es más divertido que la historia de nuestro trabajo Jaja.
Los dos chicos vieron con atención el programa, acomodados en el sofá, era entretenido. Se acercaron ambos y Kobeni descansó en el hombro de Denji. Denji fingió bostezar y alzó su brazo, cubriendo a su amiga. Ambos terminaron abrazados.
El programa seguía su curso. Pero llegaron a cierta parte incómoda, el documental mostró la reproducción de los leones, veían como el macho se ponía sobre la hembra, cosa que dejó interesado a Denji, pero incómoda a Kobeni.
—¿No prefieres cambiarle?
—Pero si estamos en la mejor parte.
—C-creo que ya se hizo muy noche… jaja, vayamos a dormir— Luego de esto, Kobeni apagó el televisor y ambos chicos se levantaron del sofá. Ordenaron su lugar y se fueron a su habitación.
Se prepararon para la noche y se terminaron acostando en la cama, Kobeni no tuvo que decir nada, ambos sabían que la noche sería idéntica a la pasada. Incluso dejó que Denji se quitara el pantalón para que se sintiera cómodo.
Se terminaron por acostar, la chica se acercó al pecho de su amigo y se quedó pegada en él, escuchó sus latidos. Sentía nuevamente tranquila, también fue rodeada por los brazos de Denji, ambos estaban preparados para descansar.
—Oye… ¿Crees que después de esto… pueda haber noches que te quieras quedar conmigo?
—Yo creo que sí, el pendejo de Aki se alegraría de saber que no estoy en casa.
—No digas eso, él también necesita apoyo.
—No será el mío, yo prefiero ayudarte a ti.
—Bueno… Eso me alegra. Pero deberíamos ayudarlo también a él, perdió a Himeno. ¿No te sentirías triste si perderás a alguien valioso?
—¿Cómo a Pochita?
—¡Sí! Cómo el.
—Un poco, no pude llorar cuando murió, pero tienes razón supongo. No quiero pasar por eso… No mueras.
—Tú tampoco lo hagas.
Ambos chicos terminaron cerrando los ojos y descansaron. El día fue tranquilo y optimista para la pequeña Higashiyama, volvió a ver el rostro de sus hermanos y además, fortaleció más su lazo con el último amigo que le quedaba.
Extra
En plena una de la mañana, se escuchó el timbre de la casa de Kobeni. Se repetía el sonido una y otra vez, era molesto. Nuevamente el rubio se terminó levantando, malhumorado por la hora y porque interrumpieron el hermoso momento que tenía con su potencial novia.
Estaba enojado. Se dirigió rápido al lugar y sin duda mandaría a la mierda a la persona que se atrevió tocar en una pésima hora. Cuando abrió la puerta se percató que era una cara conocida del día de ayer.
—¿Chico universitario?
—H-hola… Denji… jaja, soy Kenta, espero que no se te haya olvidado mi nombre. No esperaba… verte tan pronto.
—Ajá. Cómo eres hermano de Kobeni solo dime rápido a qué viniste.
—Verás, ella ayer estaba buscando una forma de guardar un mensaje que su difunta amiga dejó y estuve preguntando entre mis compañeros de la universidad si de casualidad tenían una grabadora de voz.
Kenta le enseñó un regalo envuelto. Denji terminó recibiendo el obsequio del tercer Higashiyama para su amiga. Ambos se terminaron observando. Fue Denji quien habló primero.
—Bueno, gracias. Yo le aviso— cuando estuvo a punto de cerrar la puerta. Fue detenido por el pie de Kenta.
—Si… sé que capaz te moleste un poco, pero ¿Crees que me pueda quedar a pasar la noche?
—Sigh. Entra, te dormirás en el sofá.
—Ya veo… ¿Y tú dónde lo harás?
Denji señaló a la habitación principal.
—Eh… Tengo una duda ¿Eres el novio de mi hermana o quieres serlo? La verdad, no creo que los amigos hagan esto.
—N-no estoy seguro aún… Pero la respeto y esas cosas, no creas que soy alguna clase de pervertido loco.
—Supongo que en algún momento seremos cuñados.
—¿Qué es un cuñado? El "cara de amargado" de tu hermano también me dijo eso.
—Si te vuelves la pareja de mi hermana, yo seré tu cuñado y… olvídalo.
—Me agrada. Descansa y no molestes mientras estemos durmiendo.
Denji volvió a la habitación, se preparó para acostarse y se percató que Kobeni no se había despertado, la volvió a abrazar y concilió el sueño. Ambos podían descansar nuevamente.
『 El amargado Kenji volverá… eventualmente 』
¡Hay más dibujitos que un lector le pidió a Gurumo, algunos son NSFW, pero hey se los comparto en formato de enlaces jaja. Los lindos se podrán ver. Qué quede claro que yo no pedí cosas sexosas, solitas llegaron y se agradece jaja.
1. DollBeni, el mejor peluche de la existencia.
2. Para mí, el mejor dibujo y el más simbólico de este fanfic.
3. (NSFW): Seggs
4. (NSFW):SEEGSS
5. (NSFW):MÁS SEEEEGGSS
Notes:
Y listo, Denji conoció a los cuña'os y al menos terminó con una imagen un poco... Eh, positiva supongo.
Tengan linda noche, una disculpa por no haber entregado capitulo tan pronto.
Chapter 24: El pastel es una mentira
Notes:
ADVERTENCIA: Buenos días, tardes o noches. Antes de empezar, quiero lanzar una pequeña advertencia de unas escenas relacionadas con Denji y la cierta incomodidad que puede causar en la lectura, en parte sí, tenía ganas de escribir algo así y puedo entender el rechazo, pero seamos honestos incluso en tus 16/17 la hormona andaba más alborotada que ahorita (?)
No habrá escenas fuertes como tal, pero esa incomodidad me la hicieron saber en la otra plataforma, cualquiera sea el caso, dejaré el capítulo sin modificar y pues, esperen una mejoría en el comportamiento de Denji... o quizá siga igual.
(See the end of the chapter for more notes.)
Chapter Text
El reloj de la casa de la pequeña Higashiyama indicaba las cinco de la mañana. La imponente ciudad de Tokio nunca encontraba hora de descanso.
El gobierno era consciente que mantener alarmada a la población por tanto tiempo podía ser contraproducente, permitió que muchos trabajos y shows de entretenimiento reanudarán funciones, las universidades también continuarán con sus enseñanzas. Esto último terminó despertando al tercer hijo de esta familia desafortunada.
•Kobeni•
En la sala, se preparaba Kenta para su nuevo día. Fue al baño, hizo sus necesidades y se lavó el rostro, no tenía mucho más que hacer en la casa de su hermana menor. Por lo pronto, pensaría en despedirse.
En la habitación de la cuarta hija, la pequeña Kobeni fue la primera en despertar. Había descansado de forma cómoda durante toda la noche, incluso ignoró los ruidos que Kenta hacia mientras se alistaba para sus clases. Se despegó un poco de su amigo y lo observó por unos pequeños momentos.
Denji no le contaba mucho de su pasado, pero lo que él relataba le parecía aterrador. Perdió órganos, fue amenazado constantemente por la mafia, mataba demonios para vivir y la única criatura que lo amó en el pasado ahora estaba dentro de su cuerpo, gente como la señorita Serpiente o demonios como Haka estaban interesados en este nuevo órgano.
Incluso a Kobeni le interesaba el corazón de Denji. Aunque sus intenciones eran más nobles con el chico motosierra. Los latidos de lo que alguna vez fue Pochita le transmitían una calma que no encontraba en otro lugar.
Pese a remarcar a sus hermanos que la única relación que ella tenía con él motosierra era de una simple amistad, poco a poco le iba brotando ese gusto por estar a su lado. Empezaron mal su relación, ambos tenían esa aversión uno del otro por culpa de ese hotel. La ironía se hizo presente, conociendo que Denji sí contemplaba a su amiga como una potencial pareja y Kobeni confesó a sus difuntas amigas que su gusto por el chico si era una realidad.
La cuarta hija aplicó la misma estrategia que en el día pasado. Preguntó por su compañera demonio y al no recibir respuesta de ella, procedió a hacer su pequeña fechoría. Se acercaría al rostro de Denji con la intención de besarlo. Sus labios para su desgracia seguían siendo propiedad de Makima o eso decía el rubio.
La distancia entre ambos rostros se fue reduciendo. Cuando por fin estaba a punto de entrar en contacto con los labios del motosierra, Kobeni se vio interrumpida al escuchar unos golpes provenientes de la puerta de su habitación.
—Perdón si te sigo molestando, Denji. Ya me voy, le dices sobre el regalo a Kobeni.
La cuarta hija reconoció la voz de su hermano mayor. — ¿Kenta, qué estás haciendo aquí?
—¡A-ah! ¡Kobeni, no esperaba que estuvieras despierta! ¿Puedes salir, necesito enseñarte algo?
Sin molestar a Denji, Kobeni se preparó para salir de su habitación. Observó cómo el rubio estaba cómodamente dormido y luego fijó rumbo hacia su puerta, cuando la abrió, observó cómo Kenta cubría sus ojos con su mano.
—No oí ni vi nada— dijo a secas.
—T-tonto. Ya te dije que no estamos saliendo.
—No soy como Kenji jaja, por mí también puedes divertirte en lo que tú quieras. En fin. — Kenta quitó la mano de sus ojos y señaló el regalo en la mesa, Denji lo dejó ahí. — Batallé un poco para conseguirlo, pero creo que esto te gustará.
Kobeni estaba un poco confundida con el pequeño regalo que estaba recibiendo de su hermano, lo tomó y decidió abrirlo.
—Lamento no haberlo conseguido de primera mano, es una grabadora de voz, ya tiene consigo un cassette para que puedas guardar la voz de amiga.
—Kenta, esto se ve caro.
—No fue la gran cosa (mentira)… Pero creo que te servirá, no pude conocer a tu amiga, pero me imagino que era agradable. Creo que es necesario guardar contigo algo de ella.
Kobeni se acercó a su hermano mayor y lo abrazó, Kenta respondió al abrazo. Su hermana menor estaba agradecida por el regalo aunque no sabía bien cómo funcionaba.
—Maldición, olvidé el instructivo en la universidad. Eh. Pues… —Kenta agarró la grabadora— Está cosa tiene 3 botones, este de aquí arriba lo presionas y en teoría debería grabar, el de en medio sirve para reproducir y el de abajo rebobina la grabación, también sirve para pausar.
—Hagamos una prueba— Kobeni estaba un poco dudosa de cómo funcionaba su nuevo dispositivo.
Los chicos intentaron decir idioteces "Dragon Ball" "Lucha libre" "Kenta huele a vagabundo" "No, no, no, tú trajiste a un vagabundo" "CÁLLATE" "JAJAJA a Kobeni le gusta un vagabundo" "¡NO LE DIGAS ASÍ!" "Ay perdón".
Los chicos pausaron la grabación y la reprodujeron, se escuchaba bien para los estándares de la época. Ambos se alegraron. La pequeña tenía dudas si serviría para guardar la voz de su amiga. Su hermano le dijo que mejor la llame desde el teléfono de casa, aunque su hermana tenía un inconveniente, el teléfono de casa se escuchaba raro. Kenta pensó en otra alternativa.
—¿Y si lo grabas desde el lugar de origen?
—Eh… ¿En su oficina?
—¡Si! Su oficina, no creo que te permitan llevarte algo de ahí, sería como robar ¡Pero! Podrías grabarlo.
—No sé si me dejen entrar, están ocupados aún con el control de daños. Sigo siendo una novata, no estoy autorizada.
—¿Y tienes algún conocido que te ayude con eso o capaz con un teléfono que si tenga altavoz?
—Está Aki, no somos muy cercanos, pero ya soy su subordinada, aunque en este momento está hospitalizado.
—Solo no permitas que pase mucho tiempo, creo que él entendería lo que quieres hacer.
—Tienes razón… Gracias hermano.
—No hay de qué. Te quiero mucho. — Kenta le sonrió a su hermana— ¡Bien! Era todo, sigue con tu "amigo" descansando, yo debo regresar pronto a la universidad.
—¿No quieres desayunar?
Kenta intentó rechazar, pero su estómago decía lo contrario, Kobeni le invitó lo ella aún tenía. Comieron juntos. Conversaron un poco de cómo el chico la pasaba estudiando, Kenta le dijo que era algo difícil acostumbrarse al ritmo, pero tenía amigos y a veces ellos le invitaban a comer, la comida por esa zona es algo más cara. A Kobeni le dio gracia, ella aplicó la misma con Himeno. Ambos quedaron reflexivos, pronto dejarán de depender de otros.
—Sabes, hay una cafetería a la que te podría invitar.
—¿Están caros los precios?
—Nah, te invito con gusto. A veces está trabajando una camarera muy guapa. Pero no soy como tú jaja, no me van tan menores, creo que va en preparatoria.
Kobeni se puso roja de la vergüenza, ahora no sólo en el trabajo estaba esa idea, sus hermanos también creían que eran alguna clase de pareja.
—Sigh. Solo desayuna ¿Quieres?
—Vale, vale. Descuida era broma. Cuando vayamos a esa cafetería yo invito.
El desayuno entre ambos hermanos finalizó y Kenta estaba listo para dirigirse a la universidad.
—Bueno… ¡Ahora sí ya me voy!
—Espera… Ten, toma esto. — La pequeña Higashiyama le dio un poco del dinero que tenía ahorrado.
—N-no es necesario, yo aún traigo dinero para el Taxi…
—Úsalo en lo que te plazca. Puedes comprar más comida o invitar a tus amigos.
Kenta le agradeció a Kobeni. Incluso cuando el mayor se iba, su hermana menor lo acompañó hasta donde los taxis se encontraban estacionados, los dos hermanos se despidieron. La cuarta hija volvería a su hogar, pero ya no podía descansar.
Llegando a su habitación observó detenidamente a Denji, estaba cómodo en su cama. Le dio ternura verlo así, acarició su cabello y luego se le ocurrió una idea. Iba a dibujar a su amigo aunque en su forma humana, las motosierras seguían sin ser su fuerte. Fue por sus cosas, su modelo estaba estático en su sexto sueño.
Una vez preparada para dibujarlo, se le ocurrió que podía molestarlo un poco. Agarró su brazo derecho e hizo que su mano solo levantara el dedo índice, lo introdujo la nariz de Denji y lo hacía ver como si se hurgaba la nariz. Kobeni no contuvo su pequeña risa y comenzó con su pequeño trabajo.
Ya eran las siete de la mañana, el pequeño dibujo de la chica estaba casi realizado, se veía gracioso Denji aunque a veces se movía, su sueño pesado le permitía a Kobeni regresarlo a como se veía. Cuando lo finalizó. Dejó su firma y sabiendo que a Denji se le dificulta leer, hizo uso de su grabadora.
—Denji, no sabía que te sacabas los mocos cuando te dormías… pfff JAJAJA, estoy a tu lado y no despiertas. Te ves tan adorable. Espero y te guste mi pequeño dibujo… voy a salir, te dejaré algo de arroz y creo que todavía quedan algunos huevos, si quieres hacerte algo. Emmmm… un, dos, tres, probando, probando. Te quiero… Te quieroooo… como amigos, que te quede claro… ya no sé qué decir, si llegaste hasta aquí, te ganaste otro dibujo o una pizza ¡Sí, mejor una pizza! Volveré con una pizza si es que no se me olvida.
Kobeni dejó preparada la grabación y solo con una pequeña flecha indicó el botón que debe presionar. Se cambió y se preparó para salir. Iría a visitar a su nuevo Jefe, Aki. Realmente no tenían mucho de qué hablar. Le pediría el favor de poder entrar a la oficina de Himeno, solo si era posible.
Salió de su hogar rumbo al hospital. Se preguntaba si debía llevar algo, no conocía bien a su Jefe por lo que prefirió únicamente llevar una barra de chocolate, no podía permitirse gastar más que para eso. Todo estaba en orden, como si nunca hubiera sucedido tal ataque.
•Tendō•
La cazadora de Kioto se alistaba para una reunión importante… o eso le hacía ver a su compañera y prácticamente mejor amigo, Kurose.
El día de ayer fue a hacer unas compras rápidas junto con su compañero, les hacía falta ropa y necesitaban lavar su único uniforme que traían. Al menos el día de hoy podía vestir adecuadamente, se peinó, cepilló sus dientes y miró si había algún desperfecto.
—¡Idiota! ¿Tanto te preocupa ir presentable para reunirte con Makima?
—Un poco, esa señorita me causa una mala espina pero supongo que se puede mejorar nuestra relación con ella si vamos bien arreglados.
—Lo que tú digas. Me iré adelantando, necesito pedirle información sobre los demonios disponibles en su área de contención.
—Ajá, adelante. Te alcanzo.
—¡No te vayas a demorar, estúpida! Te odiaré toda la vida si me dejas solo con ella.
—Quizá se hagan buenos amigos, conquístala. Siempre presumes tus dotes de mierda para ligar, úsalos con ella.
Kurose terminó temblando. Todo lo relacionado con Makima le daba miedo, la mujer era un misterio y lo poco que sabía de ella le hacía estremecerse. Se despidió y salió de la habitación del hotel.
Cuando el chico parecía haberse distanciado de su habitación. La mujer preparó su verdadero plan, sacó de su bolsillo el encendedor que Kurose "pidió prestado" a Aki. Sentía remordimiento por aún tenerlo en sus manos, pero también quería una pequeña excusa para visitarlo.
—Ese pendejo de Kurose me va a odiar… Meh. Que se joda.
La mujer se dirigió hacia las escaleras. Kurose sin ningún propósito extra comúnmente haría el mínimo esfuerzo, era obvio que usaría el elevador. Tendō se tomó su tiempo, esperando que como era costumbre, Kurose adelantaría camino hasta llegar a su destino.
El objetivo eran las oficinas de la cuarta división. Tendō hizo caso omiso a la petición de su amigo, buscó algún Taxi y se dirigió hacia el hospital. La chica veía el encendedor prestado, era bonito.
Llegando al hospital siguió su camino. Subió hasta el piso correcto y se percató de la chica rubia de la vez pasada. Seguía intentando conseguir cosas de esa máquina expendedora a base de pura violencia.
—Oye… eso es propiedad del hospital, será mejor que te detengas.
—¿Y por qué debería de escucharte, idiota? Mejor ayúdame, te dejaré quedarte con 2 bolsas de papas.
—Nos meteríamos en muchos problemas. Emm. Si quieres te puedo invitar unas papas ¿Eres compañera de Aki, cierto?
—¿De coleta? Soy más su ama ¿Y tú quién mierda eres?
—Tendō, mucho… ¡NO, NO LO HAGAS!
Power activó su habilidad sacando un pequeño martillo que terminó rompiendo el vidrio, quitó los restos de la ventana y agarró buena parte de la mercancía.
—¡Idiota, eres muy ruidosa! — Power tiró una bolsa de papas hacía Tendō— ¡No digas nada de esto, ladrona!
Observó cómo Power escapaba del lugar. Evadiendo al personal médico. Para desgracia de Tendō quedó como una testigo. Ignoró el hecho que presenció un robo y prefirió entrar a la habitación de Aki.
Cuando abrió y estuvo a punto de entrar a la habitación, observó a Aki acostado, había unas vendas tiradas con sangre. El cazador volteó en dirección de la entrada y observó cómo Tendō tenía un rostro un poco asustado.
—¡Ups! Olvidé tocar la puerta. — Tendō cerró la entrada y tocó.
Aki no mostró ninguna emoción ni sorpresa. Solo le dijo a Tendō que entrara. La chica buscó un asiento y descansó. El silencio se volvía poco a poco más incómodo, ninguno pronunciaba alguna palabra. El cazador solo miró hacia el techo y preguntó.
—¿Fue Power, ¿verdad?
—¿Te refieres a la rubia?
—Si.
—Si, fue ella. Rompió la máquina expendedora de afuera.
—Esa idiota. Sigh. El seguro de la organización no me va a cubrir eso.
Tendō quedó avergonzada. No detuvo a Power y ahora otro gasto se irá hacia Aki. El chico estaba dudoso de porque su colega de Kioto vendría a visitarlo. Le preguntó a qué se debía tan inesperada visita, incluso preguntó por "mono asistente".
—El idiota de Kurose tiene una reunión con Makima. Yo vengo por… Agh. Ten, el idiota de mi compañero se le olvidó devolver tú encendedor. — Tendō fue a entregar el objeto. — es bonito ¿Te acuerdas dónde lo compraste?
—Ni idea. Fue un regalo de Himeno. Ella… Le gustaba obsequiarme este tipo de cosas, en muchos sentidos ella era rara.
—Aun así, tú la extrañas.
—Todo el jodido tiempo. Pude haber hecho más ahí, ella no estaba condicionada a nada, le quedaba mucho por vivir… los dos sabíamos de los errores del otro, teníamos muchas cosas que arreglar y ni siquiera así hubiéramos estado juntos. Pero en el fondo, solo quería que ella estuviera bien.
—Si, comprendo. No te sientas mal por seguir aquí. Es una segunda oportunidad y algo me dice que tienes que aprovecharla. Piensa en lo que dijo mi estúpido compañero. El retiro sería una mejor opción, podría descansar y hacer lo que tú quieras.
—No sirve de nada retirarte cuando te faltan 2 años antes de morir. No tengo a dónde ir, nadie me espera una vez regrese a casa. Todos se han ido. La señorita Himeno era lo último que me quedaba y ahora por mi culpa ya no está.
—¿Qué hay de los dos chicos que estuvieron afuera la otra vez, eran tus compañeros?
—¿Denji y Power? Son unos idiotas además de ser unos asquerosos demonios. Ya conociste a Power, no es la primera vez que roba cosas y yo tengo que pagarlo. Denji igual es un imbécil, pero por el momento Kobeni lo mantiene a raya.
—¿No crees que tal vez necesiten ayuda? Podrían ser guiados y así serían… eh, más civilizados supongo. Algunos integrantes de Kioto son poseídos y no han causado problemas.
—Himeno dijo algo parecido, supongo que tengo cara de niñera.
—Oh, perdón por eso.
—No te disculpes, ella también tuvo esa misma idea. Algo de razón tendrán, el demonio pistola sigue suelto por ahí. Estos malditos terroristas no pudieron conseguir tanto armamento de otra manera, necesitaré de Denji y otras herramientas más para matarlo.
—¿En serio crees poder matarlo?
—No estoy seguro, pero sí no hago el intento, nadie más lo hará.
Una enfermera entró a la habitación. Empezó a hacer preguntas con respecto a la acompañante rubia de Aki. El cazador no tuvo de otra más que responder y aceptar los gastos de reparación y de mercancía robada.
•Kobeni•
Usar transporte público hizo que le tomara un poco más de tiempo llegar, pero no tenía otro medio de transporte aún. Entró al hospital, preguntó Hayakawa Aki y por fortuna aún no le daban de alta.
Ya sabía a dónde tenía que ir. Subió por el elevador, caminó entre los pasillos. Se encontró con la máquina expendedora rota y parcialmente vacía. Kobeni pensó en la posibilidad de tomar algo de ahí, pero prefirió seguir adelante.
Tocó a la puerta y esperó respuesta. Una chica de una considerable mayor estatura que Kobeni fue quien la recibió, ninguna de las dos tenía noción de la otra. Nuestra protagonista prestó mucha atención a la cicatriz en su rostro.
—¿Eh? ¿Se te ofrece algo? — Dijo la mujer quien se fijó como Kobeni observaba detalladamente su rostro— ¡Oh! ¿Tengo alguna basura?
—V-vine… a ver a-a a-al superior H–Hayakawa.
—¿Higashiyama, eres tú? Ven, entra.
La mujer dejó entrar a Kobeni, Aki se encontraba aún acostado, estaba siendo interrogado por una enfermera.
—Al menos eres tú y no la idiota de Power, incluso…— Aki se intentó levantar con un poco de dificultad, las heridas que le provocó el señor Katana seguían sanando. — En un lugar como este, esa estúpida me sigue causando problemas.
—¿Ella fue la que rompió la máquina?
—Si…
La enfermera les dio su respectivo espacio, le mencionó a Aki que para mañana será dado de alta, el cazador asintió y dirigió su mirada hacia Kobeni. No tenía nada en contra de ella como con sus dos inquilinos, sería amable, ambos compartían un mismo dolor.
—¿A qué se debe la visita, Higashiyama?
—Me puede decir Kobeni, no tengo ningún problema con eso… A-ah sí, le tengo un pequeño obsequio, no sé lo que le gusta así que le traje una barra de chocolate— nuestra protagonista cuando se la iba a enseñar, por poco se le cae— Aquí tiene.
—Muchas gracias, Higashiy… Kobeni. Me alegra que hayas venido, no quedarán muchas caras conocidas dentro de un buen tiempo ¿Cómo has estado? ¿El pendejo de Denji no te causó problemas?
—A-aun… Sigo recordando mucho a la señorita Himeno, a Kei y a Arai, me duele saber que ya no están… Ayer vinieron mis hermanos a verme, fue agradable y… Sigh. Conocieron a Denji.
—¿Les hizo algo? Le diré a Makima sobre esto.
—¡No, no! Se terminaron llevando bien, solo qué, ahora también ellos creen que es una especie de novio.
—Ya veo. No puedo hacer mucho al respecto en ese caso. — Aki miró a su otra colega dentro de la habitación, la mujer con sus manos indicaba que volvería en un rato, pero Aki antes de eso decidió presentarla. — Perdón mí trato descortés, Kobeni ella es nuestra colega de los cuarteles de Kioto, Michiko Tendō.
Apenadas las dos, se pararon frente a frente y una ligera reverencia fue realizada en sincronía.
—Higashiyama Kobeni, e-es un p-placer.
—El gusto es mío… eh… ¿Eres nueva aquí?
—Si, es nueva. Lleva cerca de un mes trabajando en la organización. — Aki respondió a la pregunta de una nerviosa Kobeni.
—Ya veo, no la vi en los registros. En teoría también debería asesorarla en caso de cualquier problema.
—S-superior Tendō ¿P-para qué es eso?
—Los altos mandos de los cazadores nos están obligando al idiota de mi compañero y a mí hacer revisión y asegurar que los cazadores que estén decididos en continuar trabajando tengan lo necesario para sobrevivir, en fin, ¿Me puedes decir cuál o cuáles son tus contratos en activo?
Kobeni entró en pánico. No tenía otro contrato más que con el demonio de la muerte, una palabra incorrecta y se metería en graves problemas. Cualquier paso en falso llamaría la atención de su dueña, pero también alertaría a los cazadores incluso poniendo en duda su continuidad si no hacía otro contrato.
—Y-y… Y-yo… m-mi… mi c-contrato…
—Pon en duda a esta mujer y tú colega, el novio de la zorra del parche se muere. — Esa oración llena de titubeos terminó alertando a Haka. Quién de inmediato postró su cabeza sobre el hombro de Kobeni.
—¿Es uno muy peligroso para que te pongas muy nerviosa? Jaja— Tendō intentó calmar a Kobeni con una simple pregunta.
«SÍ, ES DEMASIADO PELIGROSA, POR FAVOR DEJA DE PREGUNTAR» — Kobeni estaba en pánico.
La pequeña observaba cómo el brazo de su dueña se colocaba a su vista, delante de ella preparándose para realizar un simple chasquido, ella de primera mano sabía de lo que era capaz, el espacio era cerrado y sin vigilancia, perfecto para no dejar testigos con vida.
—Y-yo t-tengo…
—Ella tiene un contrato con el demonio del mono. Puedes buscarlo, está en el área de contención… Es tranquilo, al menos. — Aki respondió en lugar de Kobeni. Haka detuvo cualquier acto hostil que estuviera por realizar.
—Ya veo… Perdón si tengo que ahondar más ¿Hay algún inconveniente en tu actual contrato? Limitación de cualquier tipo.
—N-no… es, solo para ser más ágil y rápida, no hubo mucho problema.
—Ya veo. ¿Quieres hablar de algo? Fue bastante traumático para todos el día del ataque, no hay problema si no quieres. Pero estuviste muy tensa para responder esa simple pregunta.
—S-solo que me da un tanto de pena admitirlo. Y m-muchas gracias por querer a-ayudar.
—No es nada, estamos juntos en esto. Ser cazador es una vil mierda, al menos pagan bien, pero ¿No te sientes mal que siempre nos digan que nuestra vida no tiene valor?
—S-siempre me lo han dicho, incluso antes de este trabajo. S-solo necesito el dinero.
—Oh… Cuánto lo siento. Aki ¿Me puedo llevar a tu subordinada un momento?
«¿Qué, a dónde me va a llevar?»— Kobeni se preguntaba por las intenciones de Tendō.
—Adelante, voy a dormir un poco. Cuídala, esa chica fue muy importante para… es importante para mí. Te la encargo.
—Claro. No tardaremos.
Las dos chicas salieron de la habitación del cazador. Tendō observó la máquina expendedora y vio que aún quedaban unas papas. Observó cuánto costaban y dejó las monedas en uno de los estantes. Sacó un pequeño bloc de notas con su lapicero y escribió "Perdón, tenía hambre, quédense con el cambio. Bye :)". Dejó la nota.
—¿Qué? Ya pagué, ten toma, no te sientas mal por eso. — Tendō se sentía juzgada por la mirada de Kobeni, aunque más bien le sorprendía que Tendō tuviera la misma idea que ella, solo ella no iba a dejar mensaje, solo el dinero.
—G-gracias. — La cuarta hija comenzó a comer de la bolsa de papas, que le ofreció Tendō.— ¿P-para qué me quería?
—Solo disfruta de la comida chatarra. En un momento seguiremos hablando.
•Kurose•
El cazador de Kioto se dirigió al cuartel de la cuarta división, el único en activo por el momento.
—¡Esta idiota lo hizo de nuevo! Agh, con razón hizo tanto tiempo haciéndose la estúpida.
Kurose observaba en su reloj la hora, no faltaba poco para que se reúnan con Makima.
—Estupida Tendō, seguramente fue a visitar a…
Atrás de Kurose se aproximaba una figura femenina, estaba por alcanzarlo y tenía duda con lo que este chico iba a decir.
—¿A quién fue a visitar la señorita Tendō?— preguntó la señorita Makima.
La repentina e inesperada pregunta que Kurose escuchó desde atrás bastó para que el cazador de Kioto de un brinco acompañado de un grito. Makima lo miró con confusión, volteó a sus lados pensando que algo más estaba acechándolos, pero eran únicamente ellos dos los presentes.
—¿Viste a un demonio? — Siguió preguntando Makima.
—¡N-no! P-perdón, señorita Makima. N-no espere que aparecieran de esa forma… y q-que placer me da de p-poder v-verla.
—Lo mismo digo señor Kurose ¿Y su compañera, sabe dónde se encuentra?
—Y-yo… c-claro…
—Supongo que debe ser un asunto de suma importancia. Me parece un acto indisciplinarío su ausencia, veo sensato reportarlo a sus jefes de Kioto.
—N-no hace falta. E-el error fue mío, y-yo t-tenía que hacer una visita a o-otros cazadores. E-ella a veces es así, no le gusta que deje pendientes, estoy seguro de que ella sigue trabajando en eso.
—Ya veo. Tiene usted a una excelente compañera, necesito esa solidaridad en Tokio y ya que se han quedado unos cuantos días ¿No les parece agradable la ciudad? Podrían considerar la reubicación si ese es el caso.
—N-no hace falta, ya tengo mi vida hecha allá, una linda novia y puedo ver a mi madre seguido. Muchas gracias por considerarnos ¿Podemos seguir?
—Claro. Una lástima, considere la oferta.
—«¡PENDEJA DE MIERDA, ESTÚPIDA, MALNACIDA, DESPERDICIO HUMANO, IDIOTA, IDIOTA, IDIOTA! Debí suponerlo, esa imbécil se fue a visitar al chico llorón ¡Esto no se va a quedar así!» — Los gritos mentales de Kurose eran tan fuertes que incluso Makima parecía escuchar algo.
Un vehículo de la organización estaba a la espera de los dos cazadores. Ambos abordaron, Kurose se sentía incómodo y estaba sudando del nerviosismo al tener a su lado a Makima, ella solo le expresó una ligera sonrisa.
—Señorita M-Makima ¿Puedo preguntar ahorita, que clase de demonios tienen contenidos en esta ciudad?
—Realmente no muchos. Durante el asalto, de alguna manera los terroristas llegaron a dar con el área de contención y forzaron su entrada, como habrás visto ellos también fueron neutralizados en el santuario. Pero nuestras opciones se han visto afectadas.
—¿El zorro sigue en pie?
—Claro, tuvimos la fortuna que no fue liberado. Lamentablemente no podría decirte lo mismo de maldición o del perro, esto nos meterá en un problema con los estadounidenses.
—¿El demonio del perro?
—Si, fue un intercambio momentáneo. Algunos de nuestros cazadores tuvieron un contrato con el demonio para ser rastreadores, uno de mis mejores activos era Shinoda Keiko. Falleció en el ataque. Tokio se quedó sin rastreadores y ahora tampoco con el demonio.
—¿Qué dieron a cambio de él?
—Un demonio relativamente tranquilo. El demonio del futuro, nos lo regresaron días antes del ataque. Es muy difícil de hacer un contrato con él, sus condiciones son altas. Yo lo veo como una alternativa muy desesperada.
—¿M-me puede hablar un poco más de él? Creo que me interesa saber más…
—Encantada.
—Muchas gracias, señorita Makima ¿No le han dicho que se ve muy guapa el día de hoy?
—Muy halagador de su parte, señor Kurose.
Los dos cazadores se fueron hasta el área de contención. Makima no enseñó gran parte de las instalaciones, algunas secciones del lugar eran exclusivas para los altos mandos, cazadores de élite y su pequeño proyecto personal. El señor Kurose estaba complacido con acompañar a Makima por lo que dejó pasar sus dudas, siguió preguntando sobre el demonio que le interesaba.
•Denji•
El chico motosierra abría los ojos para contemplar un nuevo día. Buscó con su brazo el cuerpo de su compañera, estaba dispuesto a descansar un poco más de tiempo si era con ella. No encontró a Kobeni.
El joven quedó sorprendido, se levantó y aún adormilado caminó hacia el pasillo del departamento. Preguntó por ella y también por el chico universitario, el lugar estaba ordenado. Regresó a la habitación y vio en la mesa de noche dos cosas de interés.
—¿Qué mamada es esto? — El chico vio su dibujo, estaba descansando mientras se hurgaba la nariz — ¿En serio así me veo dormido, Pochita por qué nunca me lo dijiste?
Luego observó la grabadora. No tenía la recóndita idea de cómo funcionaba, guiándose de la flecha pegada fue como dio inicio el mensaje de su amiga. Después de escucharlo dijo "Puta madre y en frente de ella" por haberse sacado los mocos y también se emocionó porque comerían pizza y él nunca la había probado.
—Al menos me dijo que me quería. Heh. Makima nunca me había dicho algo similar ¿Valdrá la pena seguir intentando cumplir mi promesa? — El chico pensó en los pechos de su jefa, como se sintieron, la mirada provocativa y su voz seductora— Mmmm. Puede y sí.
Finalizando sus pensamientos cachondos. Se dirigió a la cocina y desayunó, pensaba también en irse hacia el hospital, pero no quería ver la cara quejumbrosa de Aki, Power lo jodería una vez pise el edificio y Makima estaba ocupada. Kobeni nunca mencionó a donde iría, sería un misterio para él. La chica le ha dado hospedaje y un poco de entrada al contacto físico, pero no mayor a los abrazos, una que otra caricia (y besos mientras dormía).
«Amigo, responde de una maldita vez ¿Qué tal si le hacemos un pastel? Cómo en mi cumpleaños, esas mierdas son sencillas de hacer. Pizza + Pastel = Pechos de Kobeni en mis manos. Son matemáticas, Pochita» — No recibió respuesta.
El chico puso manos a la obra su plan gastronómico para ganarse a su amiga. Los condones no funcionaron y lo terminaron metiendo en problemas, pero algo más amigable como un pastel quizá la conquiste.
—¡YA SÉ, ESE MALDITO PASTEL TAMBIÉN TENDRÁ UN DIBUJO! — El chico Motosierra gritó su nueva idea. A Kobeni le gusta dibujar y regalar sus trabajos a la gente que aprecia, ahora recibirá un dibujo de alguien que la aprecia.
El chico buscó los materiales en su recámara. Necesitaba una hoja y algo con que dibujar. Dentro de la mesa de noche no había algo útil, buscó debajo de la cama, en esquinas e incluso en una caja dejada en una esquina, cuando la abrió parecía navegante italiano encontrando tierras vírgenes.
Era la ropa interior de Kobeni acomodada, el chico quedó sorprendido de la tremenda joya que tenía en frente de sus ojos. Pero cualquier fechoría sería muy obvia, no podría culpar a nadie si faltaba algo. De igual forma, estuvo indagando un poco, en cualquier caso, diría que se cayó y dejó todo revuelto.
Estuvo inspeccionando cada sostén y cada braga de ella, le parecía fascinante. En las calles a veces podía ver qué este tipo de ropa estaba tirada en los basureros junto con la comida podrida. Pero ahora él tiene en sus manos bragas en buen estado y sabía quién las usaba.
Quería cometer un acto aún más sucio, pero no era su casa y la verdad, a diferencia de Aki, acá no recibía insultos o golpes por cualquier cosa que hiciera como la vez que le mordió su brazo para recuperar su salchicha.
Buscó un poco de voluntad en su débil ser. Quería masturbarse, pero trató evitar ese impulso. Dejó la ropa en su lugar, aunque ya se veía que alguien la había manipulado. Se largó de ahí, lamentándose por lo cometido y por haber robado una de sus bragas para otra ocasión… una vez ya no esté en el departamento.
Buscó en los cajones de la sala y encontró lo que quería, algunas hojas, lápices y colores. Los dejó en la mesa y siguió con lo inicial. El pastel.
Entre los cajones de la cocina encontró un tazón. También encontró la harina y el azúcar que hacía falta, ya tenía todo lo necesario para realizar el pastel.
Llenó casi todo el tazón con agua de grifo, vertió la harina y el azúcar. Con una cuchara lo revolvió todo hasta quedar una consistencia que él consideraba perfecta. Le recordaba su infancia, celebrando con Pochita en muy contadas ocasiones comiendo este postre. Lo dejaría en el refrigerador y esperaría acostado en el sillón. Tocaría ver un maratón de lo que sea.
•Tendō•
(Años atrás)
El demonio pistola hizo su cometido en Japón. Desapareció de forma inesperada, llevando con él la desgracia a otras naciones.
Múltiples familias en distintas ciudades de la nación habían sido destruidas. En una pequeña ciudad de nombre Toyooka, se encontraban Tendō y Kurose aún siendo infantes en lo que alguna vez fue la casa de la familia Michiko, ambos rompieron en llanto, pero fue la chica quién estaba sin consuelo, sus padres fueron una de las centenas de miles de víctimas del demonio en suelo nipón.
Kurose solo podía observar a su amiga. El chico también estaba sollozando, intentó darle un apoyo moral a su amiga, pero ella siempre lo rechazó. Tendō gritaba constantemente por el regreso de sus padres, pero ellos se encontraban inertes.
—T-Tendō, y-ya vámonos, n-no, n-no t-tenemos n-na… nada que hacer aquí.
—¡CÁLLATE Y DÉJAME SOLA! ¡YA NO ME QUEDA NADA!… ¡NADA!
—Y-yo t-también — el pequeño Kurose se vio interrumpido por un nudo en la garganta. — M-mi p-padre t-también murió…
—Q-qué… — El enojo de la chica se había disipado.
Kurose y Tendō eran amigos de la infancia, cada año el padre del chico visitaba la ciudad donde residían los padres de Tendō. Era una amistad de muchos años atrás, misma que sobrepasó las generaciones con ambos niños haciendo todo tipo de actividades juntos.
El día que el demonio pistola arrasó con múltiples ciudades, la casa de Tendō fue destruida y con ello, la vida de los padres de los chicos fue arrebatada. Ambos niños se encontraban recorriendo el río Maruyama acompañados de otros amigos cuándo eso ocurrió. Todos los niños perdieron a un ser querido.
Cuando llegaron a la casa no quedaba nada. Los recuerdos felices de la niña se habían borrado, solo quedaba trozos de lo que alguna vez fue una casa acogedora, en su interior estaban sus padres con orificios y partes de sus cuerpos desmembrados. Kurose buscó a su padre, el fue aplastado por la estructura.
Las horas pasaron y las autoridades llegaron a la propiedad de la familia Michiko. No quedaban familiares vivos para Tendō, Kurose aún tenía a sus abuelos y su madre en Kioto. Durante la llamada, rogó y rogó para que su amiga se quedara con ellos, tenía miedo de no volver a verla.
Su madre estaba dudosa, pero la abuela paterna de Kurose no podía dejar que la última integrante de la familia Michiko estuviera desprotegida.
Con brazos abiertos, la pequeña Tendō fue acogida y tratada como una más de la familia, pero ella no podía sentirse cómoda a más de 150 km de distancia de su hogar. Había días donde ella intentaba regresar y era Kurose quién siempre la encontraba.
La dinámica de ambos había cambiado, ya no eran amigos que rara vez se veían, eran hermanos con los problemas de unos, se peleaban por todo, se insultaban y siempre buscaban sacar ventaja del otro, pero cuando se necesitaba, estaban ahí para hacerse compañía.
De las últimas ocasiones donde una adolescente Tendō se fugó de casa e intentó volver por sus medios a su ciudad natal. Fue Kurose quién tampoco avisó de su propia fuga. Tendō siempre se refugiaba en espacios cerrados, edificios abandonados y callejones estrechos, como en esta ocasión.
Podía escuchar los pasos de otra persona, caminando con seguridad y en dirección de la pobre chica.
—Veo que siempre escoges los lugares más mierdas en donde esconderte, pedazo de idiota— Era Kurose, quién se aproximaba a la posición de su amiga detrás de un gran contenedor de basura.
—¿Q-qué estás haciendo aquí, pendejo? — Decía Tendō, quién estaba sentada en el suelo recargando su espalda en una pared, se buscaba secar las lágrimas antes de que él lo notara.
—Awww, la sensible Tendō queriéndose hacerse la fuerte. Pendeja, ya vámonos a casa, se está haciendo más noche.
—Siempre la tienes fácil, aún tienes a tu familia contigo. A ti todo el tiempo te esperan en casa…
Kurose mientras escuchaba el lloriqueo de Tendō, empezó a sacar un cigarro y fumarlo detenidamente. De los dos chicos, el primero en aprender a fumar fue el.
—También a ti te están esperando, imbécil. Sigues cegada con ese estúpido recuerdo, nuestros padres están muertos ¿Y? No podremos hacer nada al respecto.
—¿¡Cómo te atreves, maldito pendejo?! ¿No quieres vengarte, no vas a buscar la forma de detener todo esto? Esos malditos demonios y ese maldito demonio pistola sigue suelto por ahí.
—Lo sé, yo también lo quiero muerto. Pero seamos sinceros, en el momento que nos enfrentemos con algo así, ambos terminaremos muertos y no quiero morir virgen.
—Menuda sorpresa. Kurose virgen ¿Y qué más falta, que los demonios nos odien?
—Con tú actitud de mierda no me sorprende que también lo seas. Vámonos ya, idiota. No le avisé a nadie que te iría a buscar.
—P-para tú info… olvídalo — Tendō empezó a reflexionar. — ¿Nadie sabe de esto?
—En esta ocasión no. Ya me tardé mucho, solo le dije que iba a comprar un ramen.
—Típico de ti, pendejo de mierda. — Tendō se levantó— Me niego. Volveré a casa.
—¿La destruida? Sabes, tenía mis sospechas sobre tu retraso mental, pero con esto me lo confirmaste… vamos, entonces.
—¿Qué intentas decir, estúpido?
—Traje dinero, lo suficiente para que ambos vayamos a tu ciudad. Ida y vuelta, pendeja. Al menos uno de los dos si piensa.
—No esperes que te lo agradezca.
—Dale gracias a mamá, ella está pagando el viaje… solo que aún no lo sabe.
Ambos partieron rumbo a Toyooka. Pagaron un taxi, con el dinero que llevaba Kurose bastaba para que no fuera una molestia la distancia para el conductor. Tendō miraba el camino, mientras que el chico se durmió. En un momento del viaje, Kurose reposó su cabeza en el hombro de Tendō. La chica lo miró extrañada, pero lo dejó pasar.
Cuando llegaron a la ciudad que alguna vez fue hogar de la chica, buscaron entre las calles su antigua casa. Al igual que todo el vecindario, lo que alguna vez fue una zona llena de residencias ahora estaba repleta de locales y comercios. No quedaba nada de lo que ella conocía.
—Vaya mierda. Tardamos casi 3 horas para esta decepción. — dijo Kurose.
—¿Así consideras a mi hogar, una decepción?
—Tu hogar ya no está aquí, Tendō. Regresemos a nuestra verdadera casa, por lo pronto hay que buscar un lugar donde pasar la noche.
—No entiendes ¿Verdad? Yo debí morir también aquí con mis padres, pero sigo respirando, nunca puedo dejar de pensar en eso.
—Volvemos con lo mismo Tendō. No tienes la culpa de eso, yo también extraño a mi papá, pero así es este horrible mundo y es lo que nos queda.
—Odio darte la razón. — Tendō y Kurose continuaron su camino hacia cualquier negocio que les dé una habitación. — Kurose… Voy a unirme a los Cazadores de Demonios.
El chico al oír ese comentario pensó que su amiga seguía balbuceando pendejadas, pero su cara no expresaba más que determinación.
—No lo dices en serio, ¿verdad? Es como tú idea pendeja de ser una estrella de rock ¿Cierto?
—No, a eso me voy a dedicar. Buscaré la forma de acabar a ese hijo de perra del demonio pistola.
—Tendō, eres la mujer por no decir la persona más estúpida que conozco, no sobrevivirás ni un día ahí.
—No me importa lo que digas, esa será mi misión personal.
Cuando encontraron habitación en un pequeño motel, Kurose tuvo que pagar un poco más para que ambos pudieran entrar ya que eran menores de edad. El recepcionista deseó una bonita noche a la pareja. Recibió insultos de parte de los amigos y luego ambos se terminaron insultando entre sí, odiaban ser confundidos como pareja.
Descansaron esa noche y tuvieron que regresar no de la forma que les hubiera gustado. Por la ausencia de ambos chicos se reportó su desaparición. Fue una pésima coincidencia que al mismo tiempo que Tendō y Kurose salían del motel, una patrulla de policías también pasó a su lado y los identificó. Fueron llevados nuevamente a Kioto a la residencia de Kurose, le avisaron a su madre que los vieron salir de un motel, ninguno de los dos chicos pudo defenderse porque eran mandados a callar.
Tuvieron una incómoda charla sobre las escapadas nocturnas y las relaciones sexuales con la madre de Kurose, la tortura no acabó ahí. Tendō y Kurose siempre estaban siendo vigilados y nunca se les apartaba a la mirada por temor a cualquier cariñito que se hicieran, la realidad es que ambos tenían asco de esa idea.
Pasaron las semanas y esas prohibiciones se acabaron lentamente. Fue ahí cuando Kurose tuvo un momento a solas con Tendō. Ambos en la habitación del chico, ella haciendo tarea en el escritorio de Kurose y él leyendo un manga tranquilamente.
—Oye estúpida. — comenzó Kurose.
—¿Qué quieres, cerdo?
—Pendeja, esa es nueva. Oye ¿Aún tienes la tonta idea de ser una cazadora?
—Ajá ¿Acaso quieres seguir burlándote de mí?
—Siempre lo hago, pero nah, no es eso. Estuve pensando en esa pendejada cuando estuvimos en tu ciudad y creí que sería bueno que tuvieras una ayuda. A la mierda, no voy a dejar que tú sola te lleves el crédito por matar a ese demonio.
—¿Qué me estás tratando de decir? Habla bien, pendejo.
—También me uniré a los cazadores. No te puedo dejar sola, eres un asco cuando estás por tu cuenta. Además, siempre he creído que vivirás más que yo, así que asegúrate de pagar un funeral carísimo.
—No digas estupideces.
—Hablo en serio, Tendō. Eres alguna especie de hermana, aunque odie aceptarlo. No puedo dejar que te vayas sola a ese infierno.
Ambos chicos se terminaron viendo, aceptaron su destino y se unieron a la organización, terminaron formando parte de la primera división de Kioto. Los chicos poco a poco vieron la realidad de ser un cazador, compañeros asesinados, el contrato que ambos hicieron fue un suceso traumático y el ideal de matar al demonio pistola cada vez se iba debilitando. Ganaban suficiente dinero y era lo único que importaba.
Kurose en más de una ocasión era quien pagaba los platos rotos de su amiga. Se odiaban en la superficie, pero en el fondo ambos se amaban como si realmente fueran hermanos.
•Tendō y Kobeni•
(Actualidad)
—Wow. Señorita Tendō, debió ser duro perder… lo que más amas.
—Demasiado, desde esa noche, cada año Kurose me acompaña a dejar flores en las tumbas de mis padres. Te puede gustar Toyooka, es un cambio radical a lo que es Tokio o Kioto.
—Agradezco su oferta. Aunque en este momento no cuento con mucho dinero, casi todo se va en… pagar mis deudas.
—¡Ah! A eso iba, ya que me abrí emocionalmente, puedes considerar este nuestro espacio seguro. Cuéntame lo que quieras, somos colegas de trabajo, pero eso no quita que puedo servirte en otros aspectos, a veces necesitamos un hombro donde recargarnos. — Pese a su cara y cicatriz amenazante, Tendō era un amor de persona en general.
—Y-yo… realmente n-no tengo mucho que decir señorita Tendō. M-mi familia…
A lo lejos podía visualizar a Haka. No movía ni un solo músculo, incluso sin poder ver sus ojos por culpa de esas gafas sabía que tenía fija su mirada en ella y por sobre todo en Tendō.
—Sigh. Solo tenemos problemas económicos, todos buscamos pagarle la universidad a mi hermano, es horrible, muy horrible que estemos siempre con deudas, pero necesito este trabajo. No sirvo para nada más.
—Tranquila pequeña, estoy segura que tú tienes más virtudes de lo que crees. — Tendō sacó una cajetilla de cigarros, para luego empezar a fumar, le ofreció a Kobeni un cigarrillo, ella lo rechazó. — Jaja, descuida no te voy a cobrar. Aquí seguirán por sí quieres uno.
Fue una escena que le recordó a otro momento, cuando apenas comenzaba en este trabajo. Kobeni le dio una sensación de nostalgia y sin que ella misma lo contuviera, unas lágrimas salieron de sus ojos.
—¡Ay perdón! Eh, ya dejaré de fumar, no sabía que eras sensible al humo.
—No era eso. Perdone señorita Tendō. Tengo que retirarme.
—Claro, te dejo mi tarjeta. Puedes llamarme cuando gustes.
•Kobeni y…
Kobeni salió del hospital. Algo en ella no le dejó seguir ahí. Estaba triste y quería llorar. Solo buscó alguna parada para tomar el transporte público. Caminó por las calles de la imponente ciudad. Su difunta amiga le decía que la capital tenía una belleza inigualable y no importan los demonios que ataquen, nunca se la iban a arrebatar.
Una de las calles tenía en medio un estrecho callejón, se escuchaban ruidos y quejas de alguien al fondo. Kobeni pensó que era algún poseído y pese a no estar en servicio, decidió investigar. Sigilosamente se adentró, esperando no llamar la atención mientras escuchó el crujir de algo duro, luego esa extraña criatura que parecía masticar gritó un molesto "¡Delicioso!". Para desgracia de Kobeni, ella reconoció esa voz.
—¡AAAGH! Ya vienes a joder pequeña perdedora.
—Ay no, no me digas que eres…
¡POWER!•
—No quería volver a verte maldita enana… ¡PÍDEME DISCULPAS POR LLAMARME MENTIROSA!
—Y-yo… p-perd…
—¡No, no! Mejor dame dinero, necesito más cosas para Nyako. Cumple con tu parte del trato.
—P-pero… Power, la señorita H-Himeno está… ya no está entre nosotros.
—¿Y? Yo cumplí y tú no.
—P-pe-pero… Agh, aquí tienes. — Kobeni le dio parte del dinero que ella traía a Power.
—Con esto bastará para perdonar la mitad del insulto. Me sigues debiendo.
—¿¡QUÉ?!
—Reglas son reglas y contratos son contratos. Que no sepas leer es otra cosa.
—¡Tú eres la que no sabe leer!
—¡POR DECIRME ESO SERÁ OTRA DEUDA!
—Sigh. ¿Quieres ir a mi casa? Compraré pizza… y Denji estará ahí.
—¿Por qué tienes secuestrado al sucio bellaco?
—No lo secuestré, él… vino sólo, debe estar esperando mi regreso.
Power aceptó la oferta de Kobeni. Nuestra protagonista sabía lo mala idea que esto era para el orden de su casa, tenía miedo que ella hiciera algún destrozo o que peleara con Denji. Durante el camino Power se estuvo comportando relativamente, si veía a un sujeto con cara chistosa se lo decía y si había un calvo en su camino le daba un zape. Kobeni tenía que soportar esto, pagó el pasaje de ella y el de Power, la hija de puta de la poseída se negaba a pagar sus cosas.
Estaban cerca del barrio de Kobeni. Debían buscar alguna pizzería, Kobeni no tenía más alternativa que comprar dos pizzas. Power haría destrozos por no compartir y ella quería pasar un momento lindo con su amigo sin problemas. La rubia empezó a hablar con la cuarta hija luego de soltar un bostezo.
—Es aburrido quedarse sola en la casa de coleta, está Nyako, pero a él no le gusta salir, quiere quedarse a ver la televisión.
—¿A tu gato le gusta la televisión?
—Seh, es un bicho raro entre los gatos. Una vez lo escuché hablar, pero los pendejos de coleta y el bellaco no me creen.
—Ya veo… ¿Y sabes cocinar? Aki estuvo hospitalizado tres días.
—Nah, pero los vecinos sí.
—Wow que amables. Esa gente debe ser muy generosa.
—Cualquiera lo es con una lanza apuntándole a su cráneo— Esa afirmación hizo que Kobeni abriera la boca, sudara y estuviera aterrada por lo que era capaz Power.
—¿No lo dirás en serio?
—Por fin miento y tú no me crees, en serio que eres estúpida.
—P-perdón. Solo vamos por las pizzas.
—Nyako se quedó sin madrina. Supongo que los gatos saben cuando alguien muere, estaba maullando mucho el día donde el loco de las espadas nos atacó.
—¿Tenía madrina?
—Parche. Esa loca era la que pagaba los juguetes caros, tu no sirves para mucho.
—O-oh…
—La loca me dejó de ir a su casa antes de desaparecer, dijo que había dinero para conseguir el arenero.
—No vayas sola, no sabemos si sigue siendo propiedad de la familia de Himeno o ya es de alguien más.
No hubo respuesta de Power. Entraron a la pizzería y pidieron su orden. Las chicas esperaron, la poseída se encontró con un niño disfrutando de su rebanada, Power le hizo muecas burlonas, el niño respondió igual. El conflicto fue escalando, ambos se enseñaron el dedo de en medio y cuando Power quería pelear fue Kobeni quién la detuvo.
—Te odio — Power se lo dijo al niño, mientras este con cara de victoria seguía comiendo su rebanada.
Recibieron su orden, cada una llevó una caja. El plan de Kobeni resultó relativamente bien, Power fue impaciente y empezó a comer su pizza, la que Kobeni compartiría con Denji estaba a salvo.
—¡Enana, esto es una delicia! Deberías darme la otra y te perdonaré todos tus jodidos insultos.
—N-no puedo hacerlo P-Power… esta será para Denji y para mí.
—Iug. La loca de parche decía que ustedes dos quieren aparearse ¿Por qué no solo lo hacen en vez de solo darse estúpidos regalos?
—¡Eh! Eso es una mentir… No, Himeno estaba equivocada, me cae bien Denji y yo le caigo bien, somos amigos. Los amigos no hacen esas cosas sucias.
—¿Y cuándo compartieron fluidos en la casa de parche?
—Ay dios, no lo repitas.
—Parche era muy habladora en tus entrenamientos, la mejor parte era cuando siempre te ibas a morir.
—C-cielos… En serio me odias.
—Nope. Me importas una mierda.
—Ou… no habrá pizza la próxima vez…
—¡OLVIDA LO QUE DIJE! La asombrosa Power quiere sus pertenencias.
—No soy tu pertenencia.
Las chicas llegaron a la entrada de la casa de Kobeni. Ella esperó ver qué Denji aún siguiera ahí. Cuando abrió la puerta, se encontró al chico en su sala, el motosierra estaba observando la tele con suma atención. Veía como "Un pendejo corría kilómetros de pasto para siquiera intentar meter un gol" en sus palabras.
—Denji ya estoy en casa. — nuestra protagonista anunció con felicidad su regreso.
—¡Kobeni! No creerás la sorpresa que te ten…
—¡BELLACO!
—¡¿NO MAMES, POWER?!
—¡LA ÚNICA E IRREPETIBLE!
La poseída se abalanzó sobre Denji, gritó "¡Juguemos sumo!" La caída fue dolorosa para el motosierra. Kobeni miró perpleja como su acompañante actuaba con violencia con el híbrido.
—¿Qué mierda estás haciendo aquí, idiota?
—Obligué a la pequeña enana a decirme dónde te tenía secuestrado, es hora de volver a casa, debes limpiar tu habitación.
—¿Qué, por qué dices eso?
—Es el nuevo baño de Nyako, ahí le dejé cagar y orinar en lo que consigo el arenero.
—¡Eres una hija de perra!
—¡HAHAHAHAHAHA!
—P-Power… e-es otra de tus falsas mentiras ¿Verdad?... ¿Verdad?
Power continuaba riendo. Denji estaba furioso porque sabía que esa perra mamada era verdad, no era la primera vez que le hacía algo así.
—¡Puta madre! Primero me haces morderle el brazo a Aki y ahora mi cuarto huele a mierda de gato.
—¡Y la mía!
—El pendejo de Aki nos va a matar… no, le diré que te mate a ti.
—Nu-huh. Con mi IQ de 1234567 pensé en tu maldito plan, escribí en la pared que fuiste tú, sabandija— con un material que hasta el propio autor se niega a revelar, Power escribió incoherencias, pero en su mente decía "Fue Denji"
—Eres una mierda gigante, Power.
—La única mierda aquí eres tú por dejarme sola.
—¡Paren! Denji… para que no te metas en problemas, te voy a ayudar a limpiar tu casa. Te devolveré el favor de la otra vez.
—N-no, no es necesario.
—Somos amigos, los amigos se ayudan cuando lo necesitan. — Kobeni miró con una sonrisa a Denji y él respondió de la misma forma. Power los miró con asco.
Alguna vez fue el demonio de la sangre en toda su capacidad, no recuerda mucho de su pasado. Pero sus habilidades no solo se limitan a la manipulación de su propia sangre, también aunque con más dificultad puede hacerlo con otras personas. Power es un ser estúpido y no se había percatado que tiene más funciones que solo manipular, una de esas habilidades que no le daba importancia era el monitoreo sanguíneo.
Ella podía percibir el flujo de la sangre de los cuerpos que le interesaba, percibía los latidos y su frecuencia. Si alguien estaba taquicárdico, ella lo notaría.
Observó con tremendo asco como ambos "amigos" se abrazaron luego de esas palabras de Kobeni. Ambos tenían el ritmo acelerado en sus latidos. Lo perturbador incluso para ella fue que el flujo sanguíneo de Denji se dirigió hacia su entrepierna, odiaba saber esto, pero veía como esa concentración se reflejaba en su pantalón.
—Me das asco, bellaco.
—¡Eh! Por qué lo dices… — El chico se empezó a oler— ¡No huelo tan mal!
Después de eso Denji fue al baño. El quiso evitar que su erección fuera vista por Kobeni, le daba igual Power la viera. Esperó hasta que su problema se durmiera de nuevo.
Power en cambio inspeccionó la casa de Kobeni, revisó libros, dibujos, cajones e incluso el refrigerador. La cuarta hija tenía miedo de detener a su compañera poseída, quería decirle que respetara sus cosas pero se terminó trabando a la hora de hablar. La rubia le dijo que Denji le contagió su estupidez.
Cuando abrió el refrigerador de Kobeni, vio el tazón donde estaba la mezcla de ingredientes que bajo la perspectiva de Denji era un pastel, un lindo detalle para su amiga. Power le preguntó en voz alta "¿Qué es ésta mierda?" Nuestra protagonista tampoco le encontró forma, pensó que Denji quería hacer alguna manualidad y quiso contestar la pregunta de su colega.
—C-creo que es engrud…
—¡SORPRESA, es un pastel! — Denji salió del baño, sin señales de que su amiguito siga despierto.
—¡Oh! ¿Tú… lo hiciste?
—Te dije que eran fáciles de hacer, Pochita y yo cuando teníamos los ingredientes, comíamos como cerdos. Mira, hasta tiene azúcar.
Tanto Power cómo Kobeni se miraron un tanto sorprendidas, la poseída no creía que Denji sería capaz de hacer un lindo detalle cuando en su casa siempre se insultaba con Aki o con ella. Kobeni quería decirle que eso no era un pastel, pero tenía nociones de lo mucho que sufrió en el pasado y qué en su infancia esto se podría considerar un banquete.
—Gracias, Denji. Será el postre, lo acompañaremos con la pizza — ambos chicos se sonrieron, Power por lo mientras veía el dibujo que Denji hizo.
—¡No toques eso! — le gritó a Power y le quitó el dibujo, el híbrido se dirigió a la cuarta hija. — Cómo tú regalas dibujos, yo te decidí regalar uno.
Eran dos hojas, en la primera estaban dos figuras hechas a base de palitos, se suponía que eran Kobeni y Denji agarrados de las manos con una sonrisa. Denji se diferenció con un palo sobre su cabeza, la cuarta hija le preguntó por esa cosa "¡Es la motosierra de mi cabeza!", Seguido enseñó que Kobeni tenía dinero, ya que ella quería tener mucho dinero. También vio una pelota.
—¿Esa pelota es porque jugamos fútbol?
—No, no ¡Es Pochita!
—Wow, dibujaste a tu mejor amigo. — Kobeni quedó sorprendida por ese detalle.
—¡Oye estúpido! ¿y dónde estoy yo? — preguntó la poseída.
—Ah sí… — Seguido a esto, Denji enseñó la otra hoja del dibujo, eran dos cadáveres (o eso parecía), las "X" en los ojos mostraba lo evidente, eran Aki y Power tirados, ella con sus cuernos en la cabeza. Aki tenía un pequeño palito y unas líneas curvas simulando su cigarro. —Están muertos.
—¡Pendejo!
Luego de eso, Denji puso por delante la primera hoja y la movió como si el dibujo estuviera brincando.
—¡Mira! Somos Kobeni y yo bailando sobre sus tumbas.
—¡Eso no es divertido! Enana, dame lo mismo que a ese estúpido, le voy a demostrar que yo dibujo mejor y haré un mejor cadáver de Denji.
Kobeni pese a lo tétrico del dibujo, le dio risa y ternura el hecho que su amigo se haya esforzado en hacer de comer y darle un regalo… un tanto peculiar. La pequeña Higashiyama le pidió ambos regalos, los puso en el cajón de los dibujos y le dio las gracias.
Una vez terminado ese pequeño circo, los tres cazadores se sentaron en la mesa mientras escuchaban lo que la tele decía, noticias aburridas y entretenimiento barato. Denji y Kobeni disfrutaron de su pizza, Power quería una rebanada, nuestra protagonista no tuvo de otra que ceder un pedazo para evitar problemas.
Cuando tocó la hora del postre, sacaron 3 platos hondos y se sirvieron. Kobeni estuvo probando con cuchara, mientras que Denji y power lo bebieron de inmediato. Por extraño que parezca, a Power le encantó y reclamó el resto del pastel como suyo.
Terminaron de comer. Kobeni pese a lo raro que sabía, se acabó su porción de "pastel". Tenía miedo que le hiciera daño en el estómago, incluso sabiendo que su hermano estudiaba para ser médico, a ella le daban miedo los doctores.
Pasaron las horas y seguían viendo la televisión. La cuarta hija le dio lápices y papel a Power para que pudiera dibujar, hizo a un Denji decapitado y a Kobeni cómo agradecimiento por la pizza, solo la dibujó a ella acariciando a Nyako… o eso pensaba la poseída, sus dotes artísticos eran peores que los de Denji.
Se aburrió, mandó a la mierda todo y se dirigió al cuarto de Kobeni. Se acostó en la cama y de inmediato se durmió, los otros dos chicos intentaron quitarla, pero Power tenía en su mano un cuchillo de sangre, por si querían interrumpir su sueño.
Tuvieron que conformarse con la sala. Ambos tuvieron una pequeña charla sobre cómo dormirían, Kobeni le dijo que no tenía problema dormir en el suelo, a veces le tocaba eso en la casa de sus padres. Denji se negó a la idea.
—Emmm… podríamos, eh… Ya sabes, dormir como… Fue en la casa de Himeno.
—O-oh… ¿Estás seguro? No tengo problema con lo otro.
—Nope, es tu casa y deberías dormir cómoda, pero la pendeja de Power siempre es así de estúpida.
—Sigh. Solo deja que me cambie. — Sigilosamente Kobeni fue por su pijama hacia su habitación, intentó no molestar a Power. Veía que sus cosas eran un desastre incluso estaba tirada la caja donde tenía su ropa interior, sacó lo necesario y se dirigió al baño a cambiarse.
—Ay… power tiró todo, hasta donde estaba mi ropa… bueno, tu sabes.
—¡Qué perra tan grosera! — Insultó a una Power dormida, a pesar que fue él quién desordenó lo del interior de esa caja.
Al final, ambos chicos se acostaron sobre el sofá de la misma forma que lo hicieron en la sala de Himeno, primero Denji y luego Kobeni sobre él. Ambos se abrazaron y cerraron los ojos. Denji durmió con una sonrisa, el plan maquiavélico funcionó aunque no de la forma que él quería. No fueron sus manos, sino su propio torso el que sentía como los pechos de Kobeni estaban pegados a él. Podía descansar tranquilo.
«¡Tenía razón, Pochita! Son simples matemáticas….
Pizza + Pastel = Pechos »
•Extra•
La impuntualidad de Tendō se hizo notar. Cuando llegó al cuartel de la cuarta división ya era tarde, Kurose había regresado. A diferencia de como él la tenía acostumbrada, no era tan agresivo con ella. La saludó y le dijo que su reunión con Makima fue todo un éxito. Suspiró luego de decir su nombre, de una forma más romántica.
—¿No has pensando en pedir tu transferencia aquí en Tokio? — Sugirió Kurose.
—¡Eh! ¿Pero qué carajos dices? Allá tenemos una vida hecha, pedazo de mierda.
—Tranquila, solo que me gustaría acompañar más a la señorita Makima.
—Ay carajo ¿En serio intentaste tus tácticas de ligoteo con ella?
—No, simplemente es una mujer interesante, me gustaría acompañarl…
¡PAF, PAF, PAF!
Tres fuertes cachetadas fueron directo al rostro del cazador. Tendō lo miró con extrañeza, su amigo nunca diría cosas así tan a la ligera más aún teniendo una pareja estable.
—Eres un perro, Kurose. Le diré a Misa sobre esto.
—¿¡Por qué me golpeaste, estúpida pendeja de mierda, impuntual, cínica y agresiva!?
—¡El único pendejo eres tú yendo a perseguir traseros ajenos como el de Makima!
—¡Qué puto horror! Yo jamás haría una estupidez como esa.
—¡¿Eh?! Si acabas de decir que querías la transferencia.
—¡Imbécil! Yo jamás me iría de mi ciudad, no soy como tú, arrastrada por un pendejo idiota hospitalizado.
—¡¿Qué?!
—Te conozco, pendeja de mierda. Incluso cuando te escapabas para irte a Toyooka, siempre sabía dónde te escondías. Eres una mujer predecible.
—Fue solo para devolver el jodido encendedor que robaste.
—Ajá. Tuve razón. En fin… Ya sé qué demonio usará este chico. Claro en caso que quiera seguir siendo cazador.
—Supongo que lo hará… le intenté sugerir que pensara en el retiro y fallé.
—Da igual. Hay otros idiotas deprimidos que puedes consolar en el país. Vámonos, quiero irme a dormir.
—Lo que digas, supongo que me tocará invitar la comida ¿Cierto?
—Y que sea costosa.
Ambos chicos se retiraron rumbo al restaurante de comida rápida más cercano. Kurose nunca era exigente con Tendō cuando ella le invitaba algo.
•Extra 2•
Kobeni despertó, seguía acostada sobre Denji. La cuarta hija recordó el principal propósito del día y se dio cuenta que lo olvidó.
«Ay maldición, ya no le dije a Aki que necesitaba entrar a la oficina de Himeno»
La chica miró a Denji dormido, le seguía pareciendo tierno verlo mientras descansaba.
«Ni modo, mañana será.»
Volvió a descansar y a seguir escuchando los latidos del Motosierra, era lo que más le generaba calma y le ayudaba a tener sueños más felices. Su espacio seguro se sentía reforzado ahora con la presencia de Denji.
•Ę̸̢͚̣͓͑̇͘͝x̴̨̥̱̳̳̫͓̻͗̽̍̐̑̉̊t̷̢̛̪̪͕͖̖̄͐̀͒̚͠͝r̴̖̝̟̠̮̐ä̴̰̣̙̤̦́͆ ̸̦͌̅̍̒͗̏̍͘͝͝3̴̢̪̳̞̃•
El área de contención seguía siendo monitorizada. Makima supervisaba detenidamente cada subordinado encargado del transporte e inmovilización de los demonios y poseídos.
—Señor Suguro, dígame ¿Ya están todos nuestros nuevos refuerzos?
—Así es, señorita Makima. Lamento decirle que el poseído de la mantis religiosa está prófugo, otros no tuvieron tanta suerte y confirmaron su muerte.
—Es una verdadera lástima ¿Otra novedad que deba ser notificada?
Mientras Makima y Suguro caminaban en los pasillos, se escuchaban que en las cámaras de contención que albergaban demonios y poseídos las quejas y gritos. Algunos clamaban por el amo Motosierra, otros solo por calma y que los dejaran morir. La última cámara de contención llamó la atención de la jefa. Desde afuera se escuchaban los golpes que recibía la puerta metálica, afortunadamente estaba reforzada para casos como este.
—Y dígame ¿El demonio de la violencia aceptó el cuerpo que le dimos?
—¡Bastante bien! Y créame que lo digo, uno de mis compañeros fue asesinado a solo segundos que el demonio poseyera el cadáver. Por suerte lo encerramos a tiempo, dudo mucho que nos sea de utilidad. Lo ideal sería usarlo como sacrificio.
—Tonterías. Siempre hay una solución para casos como estos — Makima a través de una radio ordenó recibir la máscara que había pedido ser fabricada.
Cuando se la dieron, ordenó a Suguro que abriera la puerta. El hombre tenía miedo de que el plan de Makima saliera mal, ella simplemente sonrió y dijo que todo saldría bien.
¡AAAAAAARRRRRRGGGGHHHH!
Un desgarrador y amenazante grito vino desde dentro. Makima entró a la cámara y pidió nuevamente su encierro. Se escucharon más gritos, algunos golpes en las paredes, poco a poco eran más calmados y el ritmo más lento. Al punto que se detuvieron.
—¡Ya puedes abrir!
Cuando Suguro abrió la puerta. Vio a Makima llena de sangre, pero no parecía haber recibido ninguna herida, su ropa estaba maltratada, pero ella de algún modo salió ilesa.
Estaba agachada, cargando al cuerpo del nuevo poseído con una evidente delicadeza, mientras ella le pedía a su subordinado que no hiciera ruido, estaba descansando. Una sonrisa apareció en el rostro de la jefa, tenía un nuevo juguete. Se acercó al oído del poseído de la violencia y simplemente susurró.
—Yo te salvé la vida.
La mujer se retiró del lugar. En el camino recibió una llamada Telefónica. La atendió, era alguien que buscaba contactar desde hace días.
—Eres realmente molesta ¿Qué quieres ahora?
—Señor Kishibe, ignorar mis llamadas puede ser penado con una reducción considerable de su sueldo del siguiente mes.
—Ajá ¿Solo me has llamado para joder mi existencia quitándome el alcohol?
—Nada de eso. Necesito tu apoyo para entrenar a dos nuevos reclutas que tengo. Son peculiares, te aseguro que tendrás vía libre para entrenarlos como te plazca.
—Lo que digas. Déjame dormir.
—La reunión será...
La llamada fue colgada. Makima apartó el teléfono de su oreja y lo dejó en su lugar. Se retiró calmadamente hacia su casa, no tenía más razones de seguir en servicio el día de hoy.
NUEVOS DIBUJOS QUE EL COMPA XAVIER NOS DIO CON AUTORÍA DE GURUMO. Hay un problema, ambos son medios cursed, así que ya están advertidos XD
Por si en dado caso, le termino dando un final feliz a la historia.
Vaya, son unos fornicadores. Eh, tomémoslo como final neutral. Aun no nos da el Bad Ending.
Notes:
Muchas gracias por leer, los siguientes capítulos ahora si regresamos a lo canon, por fin Kishibe tendrá su aparición y quiero profundizar un poco más la escena del entrenamiento, las escenas de pelea siguen sin ser mi fuerte, pero ahí veremos.
Chapter 25: Ardillas cariñosas
Notes:
Tenía un desarrollo diferente el capítulo, la idea era hacer una antología de historias relacionadas a cierta dinámica, pero decidí dejarlo para el siguiente capitulo que, con fe llegará pronto.
(See the end of the chapter for more notes.)
Chapter Text
El incidente en el restaurante fue el comienzo de una serie de inconvenientes en el plan de la señorita serpiente. La ejecución del atentado fue magistral, directamente tuvo a su merced a toda la organización de los cazadores, conocía sus puntos débiles y accesos que únicamente los integrantes de seguridad pública conocían.
Por desgracia, no contaba con la aparición de cierta mujer de baja estatura. Serpiente quedó humillada y su compañero el señor Katana quedó malherido, con la dignidad por los suelos, en segundos recibió una masacre que solo una persona desalmada podía causar.
La mayoría de sus subordinados murieron por culpa de Makima, otros tantos fueron asesinados por Kobeni y por miembros de los cazadores que sobrevivieron. Los pocos que sobrevivieron se refugiaron junto con sus jefes en un hotel de lujo.
Dicho hotel estaba siendo administrado por una banda criminal asociada a la familia del señor Katana. No tenían de otra más que responder a su llamado y brindar hospedaje. El señor Katana cuando se recuperó, empezó movilizar nuevamente a sus subordinados. Ordenó el reclutamiento de nuevos integrantes y el transporte del demonio que alguna vez contrató su abuelo.
La señorita serpiente intentó idear un nuevo plan, pero ninguno le resultaba conviviente. Mientras más pensaba en los problemas, más le venía en la mente la figura de Makima. Necesitaba crear algo más rápido y arriesgado. Citó al hombre Katana a una reunión a solas.
—¿Novedades, Sawatari?
—Te dije que nunca mencionaras bajo ningún concepto mi identidad.
—Tranquila, a nadie le importa en estas instancias.
—Lo que tú digas "Katana" o querré decir Señor Watanabe. — Mencionar parte de la identidad del hombre Katana causó su enojo. La señorita serpiente amenazó a su compañero con matarlo si intentaba alguna idiotez.
—Bien. Señorita serpiente ¿Alguna novedad?
—Estamos atrapados en este edificio. No tenemos alternativas, estuve estudiando nuestras posibilidades y en todas Makima ya se encuentra involucrada, es cuestión de tiempo para que ella de con este lugar e incluso con la familia que te ayuda.
—La familia de Kazuo es otra manada de perros fieles a mi abuelo y por ende a mí.
—Lo dudo, ustedes los Yakuza son como los cuervos. Continuando, el cargamento que solicitaste no generó sospechas, está en el almacén. La mayoría de tus deudores ya fueron capturados con uno que otro familiar extra. Es cuestión de tiempo para que todos sean convertidos.
—Al menos son buenas noticias. Necesitaremos la mayor cantidad posible. Es posible que estos perros de los cazadores usen armas nuevas, como al maldito Motosierra.
—Ese sigue siendo nuestro plan. Hablé con nuestro jefe, seguirá respetando nuestra integridad si conseguimos el corazón del motosierra, matar a Makima dejó de ser un objetivo.
—Da por hecho su derrota, ese jodido animal fue poca cosa cuando lo enfrenté.
—Te confiaste, idiota. Deja de lado tu soberbia y actúa como un verdadero jefe de la mafia.
—Jódete. Descuida, una vez que Kazuo y compañía nos apoyen en la misión, ambos escaparemos con su corazón. Cumplo la venganza de mi abuelo y tú puedes acudir al llamado de tu jefe.
—Hasta que usas la cabeza.
El señor Kazuo se encontraba apartado de la gran mancha urbana de Tokio. Odiaba la idea de ayudar a la familia Watanabe nuevamente, pero entre los mafiosos existía una clase de honor que preferían morir antes que romper, dejó que sus hombres ayudaran en el hotel, pero era consciente que tarde o temprano, ella llegaría.
La jefa de la cuarta división movía los hilos de la búsqueda de los jefes del acto terrorista. Con ayuda de algunos nombres de los criminales que mató en el santuario, buscó su registros, historial criminal y nexos con pandillas. Poco a poco fue contactando con subordinados y jefes, era cuestión de tiempo para que los caminos de Kazuo y Makima coincidan.
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La luz de un nuevo día invadía la casa de Higashiyama Kobeni. El ruido de las calles y de las personas habían demostrado que la sociedad nipona abandonó ese miedo que el señor Katana y la señorita serpiente querían implantar.
El dolor y sufrimiento por el que tuvo que pasar Kobeni no tenía un perdón, gente valiosa en su corazón se había ido y la herida más profunda fue por la partida tan pronta de Himeno. Una persona cuyo potencial fue interrumpido por culpa de crueles personas.
El llanto, los gritos y la frustración de Kobeni eran inconsolables, el propio demonio de la muerte la dejó a su suerte sin interrumpir o molestarla como de costumbre. Solo un chico pudo sacarla de ese tormento, alguien con problemas para leer o comportarse, el hombre motosierra.
Desde el día que murió Himeno hasta hoy, la relación de ellos dos se fue fortaleciendo, la confianza era tal que no les incomodaba dormir juntos, ambos encontraban una calma sintiendo el cuerpo del otro.
Power estaba descansando plácidamente, abarcó toda la cama de Kobeni y roncaba de forma molesta. Esos ruidos terminaron por despertar a un par de amigos que se encontraban abrazados en el sofá de la sala.
—Que… perra tan escandalosa incluso cuando duerme. — Fueron las primeras palabras que pronunció Denji en este nuevo día.
Kobeni no respondió con palabras, delicadamente tapó la boca del chico motosierra y un pequeño "shhh" salió de sus labios. Ella mantenía sus ojos cerrados, pero quería guiarse por medio del tacto en el cuerpo de su amigo.
Dejó libre sus labios y su mano empezó a recorrer su mejilla, quiso sentirla más, la apretó sin lastimarlo e incluso le dio pequeñas palmaditas, estímulos que hacían que el corazón del chico se estuviera acelerando de a poco. Nuestra protagonista podía notarlo perfectamente.
—Denji… ¿Te sientes bien? Tu corazón está latiendo muy rápido.
—Ah sí, sí. De hecho, me siento más que bien, tú… puedes seguir.
Kobeni respondió con una pequeña risa, le gustaba estar cerca de su amigo. En alguna ocasión confesó lo que sentía a su mejor amiga antes de perderla. Denji por su parte tenía una lucha constante al pensar en dos mujeres. Pero la que se encontraba sobre él, era la que mejor lo trataba y más cariñitos le proporcionaba, como los que estaba teniendo en estos momentos.
Kobeni abandonó la mejilla de su amigo, pero no se pudo despegar de su piel, le gustaba sentirla. Llegó hasta su cuello, delicadamente sintió la "manzana de Adán" de Denji, acto que lo dejó nervioso y lo hizo tragar saliva. La cuarta hija preguntó preocupada si se estaba ahogando, pero la negativa del chico hizo que se calmara.
Continuó su recorrido y alcanzó su hombro. Poco a poco bajaba hasta sentir su brazo, Kobeni tenía poca relación con el sexo masculino y este momento era uno que no creía tener el valor de realizar. Apretó un poco, quería sentir los músculos de su amigo.
—Sabes… acabar con uno que otro demonio ha servido de algo. — No tuvo mejor frase que decir, sin que Kobeni se percatara, el chico adquiría un color más rojo en su rostro.
No hubo ninguna respuesta de parte de la cazadora. Continuó bajando hasta llegar a su antebrazo, Denji sentía como su amiga poco a poco perdía su seguridad a la hora de continuar bajando. Él estaba comprendiendo sus intenciones y decidió facilitar el trabajo.
Denji dejó que su mano fuera alcanzada por la de Kobeni, la pequeña mano de la cuarta hija intentaba cubrir sin éxito a la de su amigo. Lentamente la palma de ambos chicos se estaba tocando y se habían alineado para entrelazarse.
—Como en tu dibujo. — Luego de esta afirmación, Kobeni hizo una pequeña sonrisa en su rostro.
—¿Eh? Aki y Power aún no se mueren.
—No, tonto… el otro, donde estamos agarrados de la mano.
—Ah, ese. Solo nos falta mucho dinero y la motosierra.
—No intentes lo de la motosierra.
—P-pero me vería genial, las chicas adorarían ver al hombre motosierra…
—¿Quieres que suelte tu mano?
—N-no… perdón.
Denji sentía que estaba arruinando el momento que Kobeni con esfuerzo construía, ambos chicos eran igual de problemáticos con sus relaciones sociales, Denji las alejaba y Kobeni las evitaba. Pero cuando ambos estaban juntos, querían estar cerca uno del otro, comiendo, viendo la tele o durmiendo, en su compañía todo se sentía más placentero.
El nerviosismo de los dos se hacía más presente, la mano de Kobeni empezó a sudar y su ritmo cardíaco se aceleraba. Denji intentaba pensar en otras cosas, no quería que su potencial novia sintiera una extraña compañía.
Con valor del momento, pero con temor a arruinarlo, Denji abandonó la mano de su amiga. No podía permitir que ella sintiera algo tan vergonzoso como lo que podría salir de él. Sus manos empezaron a abarcar la cintura de Kobeni, poco a poco arrastrándose hacía el nivel de su rostro. Esto tomó por sorpresa a la cuarta hija quién por fin abrió los ojos.
Frente a frente, Kobeni por encima del rostro de su amigo. Su cabello suelto no permitía ver del todo bien al rubio, para el chico esto le daba cosquillas con excepción de uno que otro cabello que rozaba su nariz, con esfuerzo no quería estornudar en la cara de la mujer que más le proporcionaba afecto.
La cuarta Higashiyama recogió su cabello para no estorbar el rostro de Denji, podía verlo claramente, el rojo dominaba en su piel. Desde la perspectiva del motosierra, veía el rubor de su amiga. Ambos disfrutaban del momento, pero no sabían qué hacer para progresar.
Denji no se caracterizaba por tener iniciativa dando cariños. Cedía ese poder a Makima, a Himeno y también a Kobeni. La cuarta hija también tenía problemas con esto, solo había sacado ese valor por el alcohol que tenía en su cuerpo tiempo atrás, pero ahora está en sus cinco sentidos, quería besarlo, pero su valor no era el suficiente.
Kobeni sostenía el rostro de Denji, él cooperaba con ella dejando libre su movimiento. La chica apreciaba cada detalle en la cara de su amigo, apreciaba sus mejillas, la forma de su nariz, el color de sus ojos, sus extraños dientes en forma de tiburón y su cabello despeinado que era acariciado con gentileza.
Sin decir ninguna palabra, Denji apartó la mano de su amiga. No podía pedirle con palabras un beso, pero quería dejarle una señal que tenía la libertad de hacerlo. El chico volteó en dirección a la sala, dejando libre su mejilla. Inflaba los cachetes, acto que le daba risa a Kobeni.
—Pareces una ardilla jaja.
—A ti… ¿Te parecen lindas las ardillas?
—Si… son lindas, llevan bellotas en su boca y a veces las olvidan cuando las guardan en el suelo.
—Mierda, en otra vida si pude ser una ardilla.
—Te creo, yo posiblemente en otra vida fui… un gato, duermen mucho y disfrutan comer.
—¿Por qué no mejor una ardilla?
—Quizás en la siguiente vida. Solo intenta revivir como una también. — Kobeni no sabía que los híbridos son inmortales.
—¿Crees que las ardillas se besan en las mejillas?
La pregunta tomó por sorpresa a Kobeni, percibía el cada vez más rojo vivo en la cara de Denji, le daba pena verla a los ojos y siguió dirigiendo su mirada hacia otro lado.
La cuarta hija se acercó al rostro y aunque ella también tenía pena, entendió el mensaje de Denji con claridad. Un beso de la pequeña marcó la mejilla del rubio.
—¿A…a-así? — La seguridad de Kobeni se iba disipando, también su nerviosismo salió a flote. Pero ambos habían logrado su cometido.
—Creo que sí…
Kobeni le sonreía, ella también quería algo como eso. De la misma forma que Denji lo hizo, Kobeni apartó su mirada, imitó el cómo inflaba las mejillas. Lentamente se acercó a los labios del chico motosierra hasta que la distancia era inexistente.
Denji la besó. Luego de ese contacto Kobeni se alejó rápidamente del rostro de su amigo, los nervios dominaban a la cuarta hija.
Ambos se rieron, Kobeni quería volver a descansar sobre el pecho de su amigo para seguir escuchando sus latidos. Denji no quiso decirle la razón por la cual no podía, así que solo la mantuvo ahí, si quería podía descansar sobre su rostro. Kobeni así lo hizo, no era cómodo, pero a ambos les gustaba estar así de cerca.
La pequeña Higashiyama le quería seguir arrebatando la propiedad a Makima. Sin que Denji se lo pidiera ella le dio otro beso a su mejilla. Los cariños no pararon entre los dos, Denji frotaba suavemente la cintura de Kobeni, cada segundo que pasaba le daba la seguridad de agarrarla con más firmeza.
Pequeñas risas nerviosas ambientaron la sala. Las sonrisas eran imborrables entre los dos, está experiencia era una novedad de la que ambos estaban dispuestos a continuar. Kobeni siguió besando las mejillas del chico, Denji solo pudo darle uno más. La chica nuevamente se despegó de su rostro, quería seguir viendo el rostro sonrojado del chico que alguna vez la odió.
—G-gracias por quedarte c-con… conmigo e-estos días. — Ella no podía ocultar su nerviosismo.
Denji observaba a Kobeni, tragaba saliva. Ambos amaban lo que estaba sucediendo, querían repetir aquel momento.
—N-no hay p-pro-problema, s-somos amigos y e-eso hacemos.
—¿Los amigos tenemos permitidos ser tan cariñosos?
—Si son ardillas quizá sí.
Una risa fue el resultado del comentario del rubio. Kobeni no quería dejar desaprovechada está oportunidad. Sus dudas eran varias, su enfoque principal era conseguir dinero, pero acá se encontraba dándole pequeños besos a su amigo, pensaba en la diferencia de edad, pero no negaba la atracción que el chico le provocaba y sabía lo mucho que él había sufrido en el pasado.
Kobeni no se sentía ninguna salvadora. Pero si tenía la oportunidad de ser un apoyo moral para el Motosierra, no la iba a dejar pasar.
La frente del Motosierra recibió un beso de la pequeña Higashiyama. Cuando Kobeni se alejó y volvió a mirar el rostro de Denji, pudo confirmar que el chico le atraía y él pensaba algo similar, en su mente planteaba esa posibilidad de decirle a Makima que ya había encontrado a alguien más. Una idea muy inocente.
Denji le dio otra señal a su amiga y dejó que tomara el control de la situación, cerró sus ojos y preparó sus labios. A ella le parecía irónico saber que en ocasiones él proclamaba sus labios como propiedad de la jefa de la cuarta división, pero ahora, estaba deseoso de un beso de parte de Kobeni, la mujer que alguna vez intentó matarlo.
Tampoco se lo quería negar. Lentamente el rostro de ambos iba reduciendo la distancia, la respiración y el calor que emanaban emocionaba a sus corazones.
Tanto Denji como Kobeni tenían la intención que este beso fuera especial, no había ninguna sustancia de por medio ni tampoco uno de los dos estaba dormido, sería su primer beso donde estaban en su totalidad conscientes.
Sus labios estuvieron a punto de entrar en contacto, pero el furor del momento se vio interrumpido cuando el tono de llamadas del celular de Kobeni se accionó. De inmediato ambos chicos se separaron, torpemente Kobeni se intentaba levantar.
—¡¿QUIEREN CALLAR ESA COSA PAR DE PENDEJOS?! ¡ALGUNOS SI TRATAMOS DE DORMIR! — Gritó Power cuyos pulsos de sus compañeros y luego el sonido de la llamada la despertaron.
¡Ya vo… ¡AAAAAAAAAHH! —Kobeni estaba a punto de levantarse del sofá, pero su torpeza la llevó a caerse. El celular seguía sonando.
—¿¡Estás bien!? — Denji se levantó y la intentó ayudar. Cómo respuesta, la mano temblorosa señalaba al celular de la chica que estaba en la mesa.
—C-contesta la llamada, yo… Auch, eso dolió.
El rubio no tuvo de otra más que hacerle caso a la petición de su amiga. Odiaba esto, casi lograba repetir el beso y ahora tenía que atender la llamada de algún idiota. Esperaba que fuera Kenji para restregarle en la cara que Kobeni si quiere estar con él. Contestó sin saber quién estaba en la otra línea.
—¡¿Qué quieres cara de amargado?!
—Higashi… — Aki se dio cuenta que la voz no provenía de su subordinada. — ¡¿Denji?! Estúpido, devuélvele el celular a Kobeni.
—Nu-huh. Por tu culpa ella se cayó, pendejo.
—Eso no es posible, déjate de estupideces y pásamela, necesito hablar con ella de un asunto importante.
—¡Vete a la mierda! yo también estaba en medio de un asunto muy importante con ella.
Kobeni escuchó eso y su cara se puso roja, con dolor en su rostro por culpa del golpe, se levantó y le arrebató el celular a Denji. El se quedó perplejo.
—¿H-hola?
—¡Kobeni! Es bueno escuchar la voz de alguien que no es un imbécil ¿Interrumpo algo importante?
—¡Ah… Ah! No, no era nada importante. — Denji quedó sorprendido y algo insultado, estaban a punto de darse un beso.
—Dile que no ande jodiendo y volvamos al sof… — Susurró Denji, Kobeni tapó su boca para que no diera más detalles.
Aun así, Aki lo escuchó, quedó un tanto sorprendido, no pensaba que la relación entre ellos dos iba tan… ¿Rápido?
—Perdón si interrumpí algún momento con ese pendejo. Solo quería decirte que Makima estuvo preguntando por Denji y Power.
—Ah. Sí, aquí se encuentran los dos.
—¿También Power?
—E-eh… sí, ella estaba buscando a Denji… y aquí también pasó la noche.
—Entendido. Muchas gracias Kobeni por cuidar de ellos mientras me encontraba hospitalizado. Luego te lo voy a compensar, solo solicito tú permiso para enviar al servicio de transporte a tu residencia, Makima requiere a los dos pendejos para una reunión importante.
—¡C-claro! Pueden venir.
Denji quedó boquiabierto, para él, el pendejo de Aki acababa de arruinar su momento con Kobeni y ahora estaba seguro que no podrían repetirlo.
—Entendido. En unos minutos llegará, muy seguramente hará sonar su claxon cuando se encuentre en tu posición.
—E-enterada… Superior Aki… ¿Podría hacerme un favor… cuando lo vuelva a ver?
—Claro, quedaré a tus órdenes una vez que esté libre. También estoy en medio de una reunión importante.
Ambos cazadores se despidieron, cuando Aki colgó la llamada ya se encontraba uniformado y en compañía de Tendō y Kurose, estaban preparados para abandonar el hospital.
En la casa de Kobeni no quedó más que preparar el desayuno, la chica no sabía muchos platillos así que preparó un poco de arroz y unos sándwiches para sus invitados.
Los tres cazadores comieron en la mesa, ninguno pronunciaba alguna palabra, Power no estaba interesada en nada más que su comida mientras que Kobeni y Denji sentían pena por lo sucedido minutos atrás.
Aún así Denji no se sentía a gusto con ese final, como ambos estaban cerca uno del otro de la mesa. Denji movía su brazo como si un péndulo se tratase, rozaba la pierna de Kobeni, pero su objetivo era su mano. La chica se sentía extrañada, pero la constancia del rubio le hizo entender que el quería algo de ella, le dio su mano y Denji la atrapó.
Aunque torpes sus movimientos, Denji logró sostener la mano de su amiga. Poco a poco ambos se iban de entrelazando. Una sonrisa acompañó al momento mientras seguían con su comida.
Kobeni se preguntaba internamente demasiadas cosas, desde las que la hacían dudas "¿En qué momento los amigos dejan de serlo y se vuelven pareja?", "¿Denji será capaz de dejar atrás la idea de estar con Makima?" Aunque también las que la hacían sentir un poco mal "¿Ella será capaz de no hacerle más daño al chico?" O "¿Estará bien que una adulta como ella inicie algún tipo de relación con un menor de edad?"
Denji no tenía esas dudas, sus pensamientos sobre esto eran más limitados, Kobeni era linda y le daba cariñitos, era suficiente para seguir intentando hacerla su pareja. Pero tampoco olvidaba a Makima, él no conocía bien a su jefa y creía que si se iba con Kobeni estaba la posibilidad de que Makima se pusiera triste.
«Agh. Qué difícil es esto… ¡POCHITA, AMIGO YA RESPONDE ¿MAKIMA O KOBENI?» — Se preguntaba internamente Denji.
—Ustedes dos se quieren aparear ¿Verdad? — Power habló.
—¡Eh! ¿¡Qué dijiste?! — fue expresado tanto por Denji cómo por Kobeni.
—Parche lo decía, tarde o temprano ustedes dos querrían aparearse y la verdad será algo tan asqueroso que no lo quiero ver. Me largo.
—P-pero Power, necesitas quedarte… tienes una reunión.
—¡¿Y tú crees que me importa?! Prefiero correr y ser libre antes que verlos a ustedes jugando a los conejos o reunirme con esos estúpidos humanos.
Power caminaba rumbo a la entrada de la casa, les lanzó tanto a Kobeni y a Denji su dedo de en medio, Denji se sentía feliz, pero Kobeni estaba preocupada por haber avisado que acá estaba su colega.
Cuando Power abrió la puerta, vio una figura conocida pero que intimidaba de la peor forma a la poseída de la sangre. La jefa de los tres cazadores estaba en frente de la entrada. Su porte elegante, su uniforme impecable y sin ningún desperfecto que se pudiera notar en su persona generaba un aura en su alrededor que imponía respeto a la mayoría de sus subordinados.
—M-ma-ma-ma… ¡MAKIMA!
—Tiempo sin vernos, Power. Que gusto volver a ver tu lindo rostro.
—¡S-si… yo también, no sabes lo mucho que quería volver a reunirme con estu… agradables cazadores, como usted...
El sudor se hacía presente en la cara de Power, no pudo percibir a su jefa. Le daba terror observarla, ver su inexpresivo rostro acompañado de un aura de misterio. Makima seguía en su posición, no daba ningún paso, pues esperaba el permiso de la dueña del lugar.
Makima tocó el timbre de la casa de Kobeni. Esperaba pacientemente que la perpleja Higashiyama, se levantara de su asiento. Kobeni estaba también sudando, era la primera vez que interactuaría con ella. Caminó apenada y un poco torpe, no sentía el valor de mirarla a sus ojos.
Cuando ambas estuvieron frente a frente, era el claro el dominio de una sobre la otra. No hacía falta demostrar quién tenía su posición de superioridad, Kobeni mostraba nerviosismo, mientras que Makima solo expresó una sonrisa.
—Mis disculpas, señorita Kobeni. No quiero quitarle mucho de su tiempo.
—N-no hay problema ¿Gusta pasar? D-debe tener hambre, y-yo con gusto puede hacerle de comer y p-preparar u-un café.
—Agradezco tu amabilidad, veo que usted y yo no hemos tenido la oportunidad de hablar. Ha estado trabajando sin haberse reportado conmigo.
—S-si… tiene razón, lo siento por no h-haberme reportado con usted.
—Si me lo permite, quiero reconocer que Himeno hizo un gran papel para suplirme, me he encontrado últimamente más ocupada y las reuniones con los altos mandos demandan demasiado tiempo.
—E-ella era m-muy buena amiga.
—Una excelente cazadora, había escuchado rumores que antes de fallecer intentó hacer de usted una cazadora de lo más capaz.
—Si… ella, era una buena maestra.
—¿No te interesaría volverte una excelente cazadora, también?
—¿Eh?
—Conozco a una persona indicada para gente que quiere llegar más allá de sus capacidades. Denji y Power estarán obligados a asistir a sus clases, pero si tú quieres, podría solicitarle un cupo más. Yo lo aceptaría, serías capaz de ayudar a más personas.
—N-no estoy segura…
—Ya veo, piénselo en estos momentos antes de que nos retiremos, veo que Denji y Power ya han desayunado. Haz entrega de estos uniformes, su instructor prefiere la formalidad en el primer día.
Makima hizo entrega de una pequeña maleta, en ella estaban uniformes de los cazadores hechos a la medida para el híbrido y para la poseída. Power estaba nerviosa de acercarse, así que pidió que se lo aventara y ella se cambiaría en el baño, Denji observaba la figura de Makima y como ella intimidaba a Kobeni. No sabía que hacer, las dos chicas que le gustaban estaban cerca una de la otra.
Makima lanzó una sonrisa a Denji y lo saludó, Denji devolvió el saludo y cuando el chico se quiso acercar. Solo escuchó la voz de su jefa antes de retirarse hacia el vehículo.
—Veo que has hecho una gran amiga, Denji. Me alegra.
Kobeni cerró la puerta suavemente, ella estaba planteando la idea de acompañar a Denji y a Power, le hizo entrega del uniforme a su amigo y posteriormente se dirigió a su habitación. cerró la puerta y en medio de sus pensamientos, tenía la gran duda de ir a dónde le indicó Makima, era una oportunidad para poder hacer más digerible la promesa de cuidar a Aki, pero tampoco encontraba una voluntad propia para luchar.
Se desnudó, todas las prendas que llevaba consigo fueron cambiadas por unas nuevas, cuando ya tenía su ropa interior puesta, tenía sus dudas. Ir informal o ponerse el uniforme.
—Sigh. Supongo qué… no puede ser tan malo.
Kobeni se colocó su uniforme, se preparó lo más rápido posible e intentó verse presentable. Arregló su cabello y se colocó sus característicos pasadores. Esperaba que el día acabara rápido, para volver a casa y descansar. Si era posible, invitar nuevamente a Denji a dormir si Aki lo permitía.
Salió de su habitación, Power y Denji se encontraban listos, el chico que sería despedir hasta que vio a Kobeni también uniformada. El descanso había terminado y tenían que volver a la acción. Ambos se sonrieron y se dispusieron a bajar juntos. Power los miraba con asco, pero le perdonó a Kobeni el mal gusto en hombres, porque al menos ella sabía dónde comprar buenas pizzas.
Avistaron el vehículo de la organización, Makima aún permanecía afuera y le abrió la puerta a Denji, él tenía que ir adelante ya que quería seguir charlando con Kobeni.
El pobre chico motosierra no se pudo sentar ni con una ni con la otra. Una vez todos dentro del vehículo, el viaje había comenzado. Kobeni preguntó dónde irían y Makima solo dijo que es un lugar fácil de reconocer, muchos de los cazadores van a parar ahí.
Makima no le interesaba hacer amistad con Kobeni, solo quiso ser puntual, preguntó cuál era el contrato que la cuarta hija tenía. Kobeni temerosa por lo que Haka le pudiera hacer a Makima, solo dijo que tenía al del mono como Aki había dicho con seguridad. La jefa no creyó nada, sabía que la ubicación de ese demonio estaba fuera de jurisdicción japonesa.
—¿Has estado mintiendo a la organización?
—N-no… no es eso…
—¿Te da miedo?
—... Sí, mucho. No sé qué podría perder y la verdad, no tengo mucho conmigo.
—Comprendo. El instructor tiene unos cuantos contratos que quizá te interesa, él sigue completo, aunque la verdad ya no hay cupo para un contrato más. Será tema de conversación con él. Por lo pronto, reconozco tu valentía.
—M-muchas gracias. — Kobeni se sentía impresionada por la serenidad en las palabras de Makima e incluso su amabilidad.
—Conocí a muchos colegas tiempo atrás, podrías considerarme una vieja lobo de mar, así como a Himeno. Para mí desgracia las responsabilidades han llegado rápido y no he tenido tiempo de divertirme como quisiera, nos conocimos en el bar, aunque no pude hablar contigo.
—S-si… lo recuerdo Señorita Makima… digo, jefa Makima.
—Puedes decirme únicamente, Makima, no es necesario ser tan formal. Me alegra mucho saber que te encuentras bien, Denji decía que eres una chica muy dura, me alivia tener gente así en mi división. Lamento mucho por lo que sucedió con nuestros colegas, estoy trabajando para que no vuelva a ocurrir.
—Y… agradezco su esfuerzo, señorita Makima. De hecho, Denji y yo la vimos en televisión ¿Cierto Denji?
—Ah sí, fue interesante aprender de eso y de aquello.
Algunas risas acompañaron a Makima. Kobeni creía que, en el fondo, su jefa no sería tan fría y difícil de tratar como la hacía ver Himeno.
—¿Desde cuándo estás acompañando a la señorita Higashiyama, Denji?
—Eh… d-desd.. desde… eh ¿Qué día estamos?
—No importa. Te debo una, Kobeni, le encargué a Aki el cuidado de ambos porque es una persona fiar, veo que tú también pudiste con esa labor, eres digna de mi confianza.
—Muchas gracias, señorita Makima, yo… espero estar bajo su cuidado.
—Cuenta con ello. Los demonios no se han vuelto el único de nuestros problemas, que los mafiosos hayan tomado ventaja de nuestras debilidades será un asunto que no estoy dispuesta a repetir. Estoy haciendo mi mayor esfuerzo por localizar a los culpables.
—¿Cree que encontremos a los responsables… qué… mataron a Himeno?
—Doy mi palabra ¿Tienes un asunto pendiente con alguno?
—S-solo… que vayan a la cárcel después de todo esto.
—admiro tu sentido de lo correcto. Yo te informaré, por lo pronto disfruta del paisaje.
Makima se ganaba a Kobeni, a su lado seguía Power quién sudaba constantemente mientras sentía la presencia de Makima más de lo que hubiera deseado.
—¿También eres amiga de Kobeni, Power?
—N-no… Señorita Makima… eh, solo fui a ver a… ¡Denji! Él es mi amigo.
—¡Mentiras! — gritó el rubio
—¡Cállate Granuja! Si no quieres que diga lo de…
Una expresión de preocupación salió del rostro de Denji, sabía a lo que Power se refería. Le pedía de favor que no lo hiciera, no sabía si Makima se pondría celosa o triste.
—¿Qué no debías decirme, Power? Adelante, también adoro los chismes como a cualquiera.
—Eh… — Power estaba sudando, veía el rostro de su jefa, lo desvió un poco y veía al de Kobeni, igual de nerviosa pidiéndole que no dijera nada de lo que ella y Denji hacían.
—¡Denji se echó un pedo apestoso y Kobeni lo mandó a dormir en el piso cómo castigo!
—¡Qué! — Ambos gritaron.
Las risas salieron de la jefa. De juego regañó a Denji diciendo que debía mejorar sus modales cuando visite a colegas mujeres. Le pidió disculpas a Kobeni por lo maleducado que puede ser su subordinado, nuestra protagonista no tuvo de otra más que dar por cierta la mentira de Power.
«¡Maldita perra, la apestosa eres tú! ¡Que asco que dijeras que soy tu amigo!» — Se mentalizada Denji.
El camino cambiaba de escenarios, la ciudad de Tokio hacía una transición de a poco, los grandes edificios eran reemplazados por negocios más humildes, pronto se alejaban de la gran mancha urbana y el verde era lo que lo reemplazaba.
Kobeni le gustaba conocer un poco más de su país, ella siempre estaba atrapada en su pequeña comunidad y por lo regular en su propia casa, un cambio de aires no le venía mal a la cuarta hija. Estaba perdiéndose en el paisaje cuando de pronto su celular interrumpió su momento pacifico.
—Kobe… ¿Mañana crees tener el día libre? Creo que tengo un espacio para tus clases de manejo.
—Kenji. Espera, estoy con mi jefa deja le pregunto.
Kobeni tapó su celular y se dirigió a Makima. La chica tímidamente le preguntó a la pelirroja si podía tener el día libre mañana.
—Con gusto, Kobeni. Es necesario que mis hombres estén relajados y disfruten de lo que aman.
—¿Yo… también… puedo tener el día libre mañana? — Preguntó Denji a Makima.
—Conoces las reglas.
—Woof…
—Eres un encanto. Cuando concluya la reunión, el instructor dirá si tienes el día libre.
—¡Pero yo…
—Sin peros. Lo prometiste.
—Woof…
La llamada entre los dos hermanos había finalizado, Kenji preguntó a su hermana si había algún perro, pero ella dijo que no. Tanto a la cuarta hija como a Power les incomodó el hecho que Makima hiciera ladrar a Denji.
El silencio llenó el interior del vehículo. El frondoso verde de los bosques fue abandonado y reemplazado por las planicies de un verde más apagado, los árboles fueron reemplazados por cruces, cientos de ellas cubrían la planicie. Era un extenso cementerio.
El vehículo avanzó hasta un lugar autorizado. Los cazadores bajaron y empezaron a observar sus alrededores, no veían el fin de las cruces.
El demonio de la muerte hizo una breve aparición. Los cariñitos que Kobeni y Denji se hacían la alejó de la casa. Odiaba ese ambiente, pero adoraba el aura lúgubre donde cientos de cuerpos descansaban.
—Recuerdo este lugar más pequeño. Me gusta el cambio. Deberíamos venir más seguido, idiota.
Kobeni ignoró el comentario de Haka. Nadie era consciente de su existencia más que ella. Makima era quien enseñaba el camino, entre tantas tumbas que pasaban de largo. Avistaron a un hombre de gran altura y de apariencia avejentada, quién estaba dejando unas flores y derramando licor a una de las cruces.
—¡Bien! Les quiero presentar a su instruc…
—Silencio. — El hombre avejentado mandó a callar a la jefa de la cuarta división y jefa provisional de las otras tres. — No son necesarias las presentaciones sin sentido.
La reacción de los nuevos alumnos era distinta entre ellos, Denji odiaba el hecho de que un anciano le faltara el respeto a Makima, Power estuvo feliz que alguien la pusiera en su lugar y Kobeni le aterraba, era el tipo de cazador que le daba miedo coincidir.
—Supongo que estos son los tres idiotas que buscas que ponga en forma.
—Así es ¿Me harías el favor?
—No saldrá gratis, dame el doble del sueldo por hacerme perder el tiempo… Por cierto ¿Quién de ellos tres es el humano?
—Bien. Les deseo éxito. — Makima señaló a Kobeni, lo que hizo que la chica se pusiera nerviosa. — Ella.
—Y-yo… ya no estoy segura de esto, señorita Makima.
—No te precipites, estoy segura de que él estará animado de conocer a la última alumna de Himeno.
Luego de esto Makima se retiró hacia el vehículo. Abandonó el cementerio y dejó a los tres bajo el cuidado de un veterano.
El anciano miró a Kobeni. La analizó de arriba a abajo y luego le pidió que se apartara, ella empezaría después que Power y Denji.
—Ustedes dos. Espero que estén listos para el examen.
«¿Examen?» — Se preguntaban internamente Power y Kobeni.
«¡Puta madre, ya les dije que yo no sé leer!» — exclamó mentalmente Denji
Notes:
Hoy no hubo dibujitos :(
pero por fin pude actualizar la historia, espero que el siguiente capitulo sea pronto y garantizo que vendrá con desarrollo de personaje.
Chapter 26: Días de entrenamiento
Notes:
Una disculpa si literalmente tuve un mes de ausencia, la falta de inspiración, la universidad y pues dejé inconclusa una historia que me encantó escribir, pero que si no dejaba de lado de plano no subía capitulo.
Este es capítulo más extenso del fic, para que vean que no estuve de flojo y tiene una extensión de 3 capítulos en promedio, así consideren que el mes si fue fructífero, no los quise subir por separado porque en un inicio la temática del capítulo estaba fuertemente inspirada en la película de Dia de entrenamiento (donde aparece Denzel Washington), finalmente el capítulo si siguió con el tema del aprendizaje, pero bajo su propio enfoque.
Faltó una historia, la última que quiero contar con Himeno pero será en su debido tiempo y cuando sienta que está lista para ser lanzada, pero la intención era colocarla igual con los tres actos que escribí.
De corazón espero lo disfruten y ojalá el siguiente capitulo llegue pronto.
(See the end of the chapter for more notes.)
Chapter Text
«•» Primer Acto: Kishibe «•»
『Examen』
Las nubes empezaron a reinar en el cielo y con ello la belleza del día se había esfumado. La expresión nerviosa en el rostro de la cuarta Higashiyama no se hizo esperar, el sudor en su frente y pequeños balbuceos se pronunciaban entre sus labios. Retrocedió unos cuantos pasos, tenía la intención de huir, el maestro que les fue asignados a los tres novatos no inspiraba la más mínima confianza y el aura que emanaba alrededor de él era muy similar al de la señorita Makima, mientras más estabas cerca suyo podían percibir esa mezcla de dominio y peligro inminente, no importaría cómo respondas, el resultado de enfrentar al anciano era el mismo, la muerte.
La cuarta hija fue apartada de los dos demonios con los que había llegado. Momento preciso que quiso aprovechar para alejarse lo más que se podía del anciano, sin embargo, el demonio de la muerte no tenía la misma idea que ella. El cuerpo femenino de Haka incluso con una apariencia delicada, era lo suficiente para intimidar a múltiples demonios y los humanos no eran un caso distinto, el retroceso de Kobeni hizo que ella chocara con su dueña.
—Eres una jodida cobarde, enana de mierda. Tú aceptaste venir al entrenamiento, en esta ocasión no fue decisión mía, así que espera tu turno o de lo contrario… Bueno, tu familia ya sabe a dónde pertenece.
Los ojos de Kobeni se humedecieron y no tuvo de otra que contener su llanto mordiendo su labio, necesitaba otra sensación para que la tristeza no invadiera el rostro de la chica. Sabía que este acto no iba ser del agrado de su socia, aun así, lo intentó y como de costumbre fracasó. No quedó de otra más que observar cómo se desarrollaba la primera clase del anciano. Veía la confusión en los rostros de Denji y de Power, ambos nunca habían aplicado un examen en su vida, tenían nociones gracias a las caricaturas y programas educativos.
El rubio se terminó distrayendo tras la pausa que hizo el anciano, el veterano sacó de su atuendo una licorera y procedió a beber de ella. En lo que eso sucedía, Denji desvió la mirada hacia Kobeni, quien solo le dedicó una sonrisa. La cuarta hija respondió con el mismo gesto. Los dos chicos seguían con ganas de volver a casa y continuar con lo que debían finalizar, ninguno de ellos apartó la mirada.
—¿Quién te dio permiso para que mires a otro lado, demonio? — preguntó el anciano, había finalizado su consumo de alcohol y ahora le tocaba divertirse.
—¿¡Cómo chingados me dijiste?! Sigo viéndome como un humano, Idiota de mierda.
—Da igual. Se me informó que dos de ustedes eran unos alumnos un tanto distintos a los que estoy acostumbrado a entrenar. Pero antes necesito hacer una pequeña evaluación, este negocio no te pide pensar, pero soy de una generación distinta a la suya.
—Ajá, nos importa una mierda, apúrate anciano decrépito, necesito volver a ver a Nyako. — Respondió Power.
—Más respeto a tus mayores. En fin, solo respondan a estas 3 preguntas.
“¿Qué pensaron cuando sus colegas murieron?”
El primero en responder fue el motosierra.
—Pues… Quitando de lado a la loca de Himeno, pues realmente nada, solo recuerdo a idiotas y a una castaña linda.
—Exacto. Había imbéciles que necesitaban que se les arreglara la cara a golpes, esos zopencos murieron por estúpidos.
—Hasta que por fin estamos de acuerdo en algo, pendeja.
—¡TU ERES EL PENDEJO, BELLACO!
—Silencio. Continuemos con la siguiente pregunta.
“¿Quieren vengarse de sus enemigos?”
—Nah, no me sirve de nada vengarme por gente que no me importa. Himeno tenía bonitas tetas, pero no lo veo un buen motivo para pelearme contra otro idiota con cara de pedófilo.
—Lo mismo, vengarse es algo de gatos, los demonios como yo somos más listos y eso no me permitiría ganar un premio nobel.
—Jamás tendrás uno.
—Vete a la mierda, bellaco estúpido. Tú quieres tocar tetas y la pendeja enana de allá está más plana que este puto cementerio.
El insulto llegó a oídos de Kobeni y se sintió como si un disparo llegara en forma de palabras. Haka concordó con Power, aunque le dijo desperdicio de demonio, pensó que ella tenía razón, para el demonio de la muerte lo único destacable de Kobeni era su velocidad, todo lo demás no valía la pena.
—El puto traje no le hace justicia, deberías sentirlas cuando está en pijam… digo ¿A quién carajos le importa el tamaño de las tetas… ¡Mierda!
—Te estás arruinando tu solo, estúpido Denji. — respondió Power.
—Déjense de idioteces. Sigamos con la última pregunta y la más importante. — el anciano interrumpió el desvío del tema.
—Como sea — Los dos rubios dijeron al unísono.
“¿Se consideran aliados de los demonios o de los humanos?”
La pregunta dejó pensativos a los dos, realmente tanto a Denji como a Power le daba igual el resto de la población mientras no interfieran en sus fines más triviales. Denji estaba complacido con la vida que tenía realmente, había comida, techo, una cama cómoda, incluso materiales para su ocio, le faltaba conseguir la chica con la que tener relaciones sexuales, pero ya tenía candidata fija. Power por su lado le daba igual incluso el techo o la comida, no le era difícil conseguir alimentos, aunque sus métodos sean del todo menos ortodoxos, Nyako era la única compañía que necesitaba, el resto de la gente que conocía era prescindible.
—Mmmm Kobeni ¿Tú cuál lado escogerías? — El rubio desvió su mirada hacia la cuarta hija, cosa que hizo que el anciano levantara una ceja por la duda en la toma de decisiones de Denji.
Kobeni tenía sus dudas al respecto, comenzó con un pequeño balbuceo pues no tenía las palabras correctas, ella era consciente que sus objetivos no eran nobles a comparación de otros cazadores o personas en general, solo quería el dinero para pagar deudas y para sus gastos.
—D-del… qué me pague un m-mejor sueldo…
—¡Ese bando! Si Kobeni quiere dinero, entonces yo también.
El cazador veterano miró de forma inexpresiva a Denji y luego dirigió su mirada a Kobeni, la ausencia de expresión en su rostro intimidó a la pequeña.
—No estaba hablando contigo, señorita. No es tu turno para responder. — El anciano regresó la mirada a Denji. — Responde bajo tus propias palabras ¿A cuál bando perteneces?
El rubio quedó pensativo, si esa respuesta no convenció al maestro, entonces respondería algo más acorde a su propia filosofía.
—Al que mejor me trate, estoy harto de que me miren como basura.
—Porque lo eres, bellaco.
—Vete a la mierda, Power.
—¿Y tú, niña? — preguntó el anciano.
—El lado ganador, yo nunca pierdo.
Luego de las tres preguntas, el anciano solo se quedó mirando al suelo, levantó los brazos e hizo un pequeño estirón. Dirigió su mirada a los dos alumnos que tenía y los felicitó.
—Me impresionan ustedes dos, sacaron un 100.
—¡Eh! — Los cuatro presentes, incluso Haka quedaron sorprendidos de la puntuación tan alta que sacaron los dos rubios. El demonio de la muerte quedó a la expectativa de lo que haría el anciano.
El viejo se acercó a ambos demonios. Aunque ambos desconfiaron en el anciano, estaban seguros de que si él intentaba pasarse de listo era fácil de repeler. El anciano solo decía que encontrar gente como ellos era raro y le encantaría ser su maestro.
El viejo cazador abrazó y sostuvo los cuellos de Denji y Power, ambos quedaron sorprendidos por tal muestra de afecto.
—No hay nadie como ustedes dos. Saben, hay tres cosas que me gustan en este horrible mundo, el alcohol…
—¡Ya lo notamos! — Dijeron los dos chicos, al tener tan cerca al viejo, el fuerte aroma del licor que bebía estaba llegando a la nariz de ambos.
—Prohibido interrumpirme cuando su maestro les habla. Llámenme así y olvidemos este acto de insolencia.
—¡Maldita sea ya suéltanos!
—También amo a las mujeres, pero hay una sola cosa que supera mi gusto por lo anterior. — El anciano mientras continuaba con su plática estaba oprimiendo los cuellos de ambos novatos.
—¡M-me… put.. m-madr…dre, no puedo r-respir… — Decía Denji mientras cada vez quedaba más azul por la falta de aire.
Haka estaba complacida por lo que veía, como el maestro de la nada convirtió este pequeño examen en una tortura para ambos demonios. Mientras que Kobeni estaba mirando con horror, incluso sin ser amiga de Power, no quería verla de esta manera, pero peor la pasó al ver a Denji, quién estaba a la merced del veterano.
Odiaba ver sufrir a Denji y quiso detenerlo. Su miedo por ella misma, paso a ser un miedo a lo que pasara a su amigo, tal acto fue evitado por Haka, quién la mantuvo en su lugar presionando sus hombros con sus frías manos.
—No seas una aguafiestas, estamos en un hermoso lugar con entretenimiento de primera. Disfruta conmigo este espectáculo que nos está dando tu novio.
Denji estaba dando patadas al aire, ambos chicos estaban siendo elevados, Power intentó activar su habilidad, pero se le hizo imposible, cada vez el oxígeno estaba llegando menos a su cabeza, si ella estuviera pensando en algo, se arrepentiría de poseer el cuerpo de un débil humano y esa necesidad fisiológica de respirar a través de tan ineficiente sistema.
Dos fuertes "crack" sonaron después de unos simples instantes. El anciano no veía más razón de seguir cargando los cuerpos de ambos chicos quienes dejaron de expresar desesperación en su rostro y empezaron a gesticular sorpresa.
Ambos no sentían nada del cuello para abajo. Sus extremidades quedaron estáticas y escuálidas. El anciano no tuvo ninguna delicadeza en bajarlos de su posición, los tiró a ambos al suelo. Los dos aprendices estaban más cerca de ser unos simples cadáveres que potenciales cazadores.
—No hay nada que ame más en este mundo que matar demonios.
Kobeni solo ahogó su grito, creyó en definitiva que los había matado. El día comenzó tan bien y en este preciso instante, su interés amoroso estaba tirado en el suelo sin la posibilidad de moverse. Ella quería acercarse y socorrerlo, pero Haka sostuvo su cabeza e hizo que apreciara el escenario.
—Ni creas que irás a sanar a ese motosierra de mierda.
—D-déjame ir a a-ayudarlo. — Susurró Kobeni para que el resto no la escuche.
—Me niego.
Por su parte, el anciano observaba a sus dos potenciales alumnos. No podían retorcerse del dolor, el veterano se tomó la delicada tarea de romperles el cuello y comprobar la resistencia de ambos. Ambos volvieron a respirar con dificultad y las quejas comenzaron.
—AAGH. ¡NO ME PUEDO MOVER, BELLACO!
—¡Cállate estúpida! Estoy igual que tú. —El rubio no podía moverse ni visualizar a su amiga, así que solo gritó al cielo. — ¡Kobeni! ¿Me das una mano?
—Y-ya… Voy. — La pequeña quería ir a ayudar a su amigo, pero las frías y duras manos de Haka impedían avanzar.
El anciano no hizo más que apartar la mirada de sus dos alumnos. Ambos lo empezaron a insultar y decirle que los ayude de una vez, palabras vacías para el experimentado cazador. La mirada la dirigió hacia la pequeña Higashiyama, cuyos nervios se hicieron evidentes, volviendo a sudar con más intensidad al ver lo que les hizo a Power y Denji.
—Higashiyama Kobeni, la última alumna de Himeno ¿O me equivoco?
—E-está en lo correcto, Señor…
—Kishibe. Solo dime así.
—Eh… ¿Kishibe? Entonces usted fue…
—El maestro de Himeno. Fue un honor trabajar con ella, incluso mientras yo estaba fuera tu maestra llegó a hablarme de ti.
—Ella fue muy buena conmigo. Señor Kishibe.
—Basta de rodeos. También tienes que aplicar el examen como los dos idiotas de allá atrás.
—¡Ya te oímos pendejo! — Gritaron ambos demonios.
Era una clara prueba de dominio, prueba que Kobeni estaba reprobando, no podía dirigir tanto tiempo la mirada hacia Kishibe, los ojos de este hombre cansado seguían siendo amenazante y te hacían ver cómo la presa. La gentil mirada de Kobeni no hacía más que ser digna de una presa fácil para el veterano.
—¿Comenzamos?
Una ligera pausa entre esa pregunta y la respuesta se hizo presente. Las dudas de Kobeni seguían estando a flote, pero ya había llegado demasiado lejos, mató gente y a uno que otro demonio, Himeno había sido su ayuda y quizá eso era suficiente para hacer que Kishibe la entrene. No era un demonio como los otros dos, por lo que ella presentía que él sería más delicado con ella.
—S-sí. Comencemos.
"¿Consideras que la vida de un demonio puede ser perdonada?"
La primera pregunta dejó perpleja a Kobeni, esperaba algo similar a lo que le preguntó a Denji y a Power, pero acá esto sería desde la perspectiva de un humano. Sabía que había demonios que merecían morir y no regresar a la tierra, pero conoció a un demonio que estuvo dispuesto a ayudarla, mismo demonio que era el corazón que mantenía con vida al chico por el que sentía algo.
—Yo creo… que, podemos hacer unas cuantas excepciones, hay ciertos demonios que no buscan… hacer el mal. Solo quieren una vida tranquila, comer algo delicioso y tener amigos.
La respuesta fue escuchada por ambos chicos con el cuello roto, Denji esperaba una respuesta así, ya conocía un poco más a Kobeni y el hecho que ella lo trataba como un humano más. Power quedó en duda, quería ver acción, pero no negaba que una vida tranquila tampoco se escuchaba mal incluso ¿Amigos? En la mente de la rubia pensaba si era capaz de conseguir amigos además de Nyako.
"¿El objetivo de un cazador es…?"
—Y-yo creo, que nosotros los cazadores debemos proteger a los civiles sin importar qué, ellos no merecen morir de formas crueles, hay… un caso que sigo recordando un demonio quiso matar a mi familia, no quiero que otras personas vivan eso.
Incluso Haka quedó sorprendida por la respuesta de Kobeni. El miedo de la pequeña se estaba disipando poco a poco, tenía un poco más de valor para seguir contestando, responder a estas preguntas la estaba reconfortando.
—Interesante forma de pensar. Continuemos.
"¿Cuánto aprecio tienes por tu vida?"
—Yo… no sé, siento que esta vida no me pertenece, por eso haría lo que fuera por seguir con vida, mi hermano me dijo que, bajo cualquier circunstancia, yo debía sobrevivir a lo que sea. No quiero hacerle daño a nadie, pero tampoco quiero morir de una forma cruel. Yo lo único que quiero es ayudar a mi familia y si puedo, poder cumplir mi sueño de ir a la universidad.
—¡Recuerda que no tienes permitido morir! — Gritó Denji a su amiga.
—¡Tú tampoco! — respondió Kobeni.
—Eres una chica peculiar, Kobeni. Tal como dijo Himeno en sus cartas.
Kishibe del otro lado de su atuendo sacó una licorera extra, la bebió y se tomó su tiempo para darle la calificación a su potencial alumna.
—Bien, tu calificación es un 0. Fue un gusto conocerte, pide algún vehículo de la organización y diles que te despedí.
—¡Qué! — Tanto Denji, Haka y Kobeni exclamaron por la sorpresa.
—Lo que oíste. Ahora sí me permites, debo darles una lección a estos dos idiotas.
—¿P-pero y qué voy a hacer?
—Busca otro empleo y no desperdicies tu vida. A diferencia de los otros dos de ahí, tú si puedes escoger en qué trabajar.
El hecho de que Kishibe haya despedido a Kobeni no era del agrado del demonio de la muerte. Un pequeño toque a la cabeza de Kobeni y veía como poco a poco la magnitud del destino de la pequeña iba disminuyendo. Haka acostumbró a Kobeni a descansar su cabeza en uno de sus hombros solo para susurrarle.
—Te recuerdo que tú tampoco tienes opción, pequeña idiota. Haz que ese saco de huesos se coma sus palabras.
Kobeni al igual que Denji o Power no era más que un simple peón en un jodido tablero de ajedrez, era consciente que era una herramienta más para Haka así como su amigo lo era para Makima.
La pequeña Higashiyama estaba temerosa de la reacción de Kishibe, quién ya estaba dirigiéndose a los cuerpos casi inertes de los demonios, pero la frágil voz de Kobeni lo detuvo. La cuarta hija no quería irse sin más, varias cosas estaban en juegos, sus deudas, la universidad de su hermano, la promesa que le hizo a su difunta mejor amiga y por, sobre todo, la vida de toda su familia.
—Se lo suplico, por favor deme otra oportunidad. — Kobeni intentó no titubear en su petición, se paró firme y aún con miedo, hizo que Kishibe la volteara a ver.
—No. Solo existe un tipo de cazador que se mantiene vive tanto tiempo…
—L-los locos son los únicos que pueden enfrentar a los Demonios. — Kobeni completó la frase de Kishibe. — Himeno me lo dijo muchas veces, pero ella no era una loca.
«Kobeni, nos intentó violar a los dos en su habitación» — Pensó Denji
«Esa imbécil disfrutaba de golpearme, aunque no niego que sus regalos eran geniales» — pensó Power.
—Sigh. ¿Y dónde está ella ahora?
—Eh… y-yo… eso no importa.
—Claro que importa. Soportó una carga a la que no estaba obligada, conociste a una diferente Himeno, pero ella era una persona…
—Lo sé, sé el tipo de persona que ella era porque me lo dijo, ella siempre se arrepintió de muchas cosas, era una chica terca, atormentada y sé que usted la llevó al alcoholismo.
—Yo más que nadie comprendo el dolor qué sentía Himeno.
—¿Y por qué no la apoyó? Ella necesitaba ayuda.
—En este negocio, no hay tiempo para eso. Puedes salir cuando tú quieras, fue su decisión quedarse.
—Ella necesitaba salvar a alguien.
—¿Al chico Hayakawa?
—¿Usted cómo lo sabe?
—No tengas prejuicios de cómo era mi relación con Himeno. Estaba al tanto de eso, pero no voy a intervenir de más en las decisiones de otros cazadores, ustedes son libres de hacer lo que quieran y a mí no me puede importar lo más mínimo.
—Ella quería que él estuviera a salvo.
—Eso es lo que ella quería ¿Y tú qué quieres?
Kobeni quedó sin palabras a la pregunta de Kishibe, la chica pocas veces ha tenido autonomía en su vida, todas sus acciones han sido guiadas por otras personas y sus momentos de libertad era cuando comía o dibujaba. El deseo de cuidar de Aki siempre fue de Himeno, pero Kobeni se había comprometido a continuar con lo que su maestra se propuso.
—Y-yo vo-voy a c-cuidar de Aki.
—Reprobada por segunda ocasión.
—¡Qué! — Nuevamente Kobeni, Haka y Denji exclamaron con sorpresa, Kobeni no llenaba el ojo a Kishibe.
Ya no era por las amenazas del demonio de la muerte que seguía reclamando a Kobeni que mantuviera su trabajo, el hecho que Kishibe no mostrara empatía por lo que le sucedió a Himeno en todo este tiempo hizo que se molestara. Aun así no podía evidenciar su enojo, solo quiso mantener su trabajo.
—Necesito otra oportunidad, este trabajo es el único donde he durado más de un día. En serio se lo suplico, necesito el dinero. — Kobeni se tiró de rodillas. — ¿Puedo volver a intentar el examen?
—Me niego. La última vez que le di otra oportunidad a alguien para continuar siendo cazador terminó mal. Hazte un favor y olvídate de todo esto.
—¿Qué necesito hacer para probar que valgo la pena como cazadora?
—Niña. Ni se te ocurra algo estúpido, solo ve por tu despido, te darán tú indemnización.
—No me interesa eso ahora, le prometí a Himeno que yo cuidaría de Aki. Esa fue su voluntad y me niego a olvidarla tan fácil.
El rostro inexpresivo de Kishibe se contraponía a la naciente determinación de Kobeni, Denji y Power solo podían escuchar sin poder ver a los otros dos.
—¡Sí, pon en su lugar a ese idiota!
—Mátala, anciano.
—Vete a la mierda Power. Deberían matarte a ti, por estúpida.
—Después de la enana. — Decía en tono burlón la poseída.
Kishibe mantuvo la calma, cerró los ojos y estaba pensando en cuál era la ruta más sensata para hacer que Kobeni renuncie a este trabajo.
—Bien. Odio dar segundas oportunidades a la gente, siempre sale algo más después de esto, pero hagamos una última excepción.
—¡Gracias, señor Kish… — Kobeni estaba a punto de hacer una reverencia al veterano, pero fue interrumpida.
—Aún no has aprobado el examen. Este no será teórico, será práctico.
—¿Qué quiere decir, señor Kishibe?
—No has demostrado tu valía como cazadora con tu palabra, demuéstralo con tus actos.
—Pero… ¿Qué se supone que debo hacer?
—Simple. Consigue golpearme una sola vez, si lo logras pasarás el examen y prometo que te entrenaré. De lo contrario, sigues estando despedida y puedes recibir tu indemnización. Recuerda, ganas más con lo segundo que con lo primero.
—¡¿No lo dice en serio?!
—No estoy jugando. Acabemos con esto rápido. No te contengas, porque yo no tendré piedad contigo.
Las últimas palabras que recitó el veterano llegaron a los oídos del rubio, preocupado por lo que le llegase a pasar a su amiga gritó.
—¡Renuncia, Kobeni! Que se vaya a la verga este examen estúpido, buscaremos otra cosa para tí.
—¡Cállate bellaco! ¡Lucha, lucha, lucha! — Power se encontraba emocionada por lo que estaba escuchando.
Kobeni no tuvo de otra, su cuerpo estaba temblando. La mirada de Kishibe no desviaba ni un solo milímetro a su objetivo, no se preparó para el combate, solo siguió bebiendo hasta acabar el contenido de su licorera. Sabía que lo que estaba a punto de ocurrir, sería algo que no quisiera recordar.
—¿Qué estás esperando, niña?
Kobeni empezó a correr, temerosa de cómo pudiera reaccionar el veterano. Ya había practicado combate directo con Himeno y esperaba que algo de lo que ella le enseñó fuera de utilidad.
『Aprendiz vs. Maestro』
El combate comenzó, Kishibe no mostraba hostilidad a Kobeni quien empezó a golpear y patear sin éxito al maestro. La velocidad de la pequeña Higashiyama era un punto fuerte que ella había estado desarrollando durante su primer mes como cazadora y con todo ese esfuerzo, un avejentado Kishibe los esquivaba sin ningún problema.
Entre los golpes que esquivaba el viejo, uno de ellos logró atrapar su brazo derecho, Kobeni estaba lista para golpear esa extremidad hasta que una parada en el abdomen la terminó alejando. Dicho movimiento del maestro dejó sin aire a Kobeni y la terminó derribando.
—¡Kobeni! Hijo de perra, detente si no quieres que te mate. — Denji escuchó el impacto y la queja de su amiga.
—HAHAHAHAHA — Power por su lado se reía.
«D-duele…» — Kobeni volvía a respirar con dificultad, era evidente que la patada le había dolido. Unas cuantas lágrimas empezaron a salir de sus ojos, pero aun así intentaría golpear a Kishibe.
—¿Quieres ayuda? — preguntó Haka, quien estaba expectante de lo que Kobeni quería hacer. Aun así, perder el tiempo no era una opción y lo mejor era hacer que Kobeni revele su verdadero potencial.
Kobeni negó con su cabeza, así solo el demonio de la muerte sabría que la negativa de su socia a su oferta. Era obvio que habría letras pequeñas en ese contrato. La cuarta hija puso una guardia alta y se aproximó temerosamente al cazador.
Varios ataques frontales se dirigían al tórax y abdomen del oponente, todos los golpes eran repelidos por el cazador quien no mostraba esfuerzo alguno por evitarlos. Kobeni entraba en desesperación, al ver que no representaba un reto para su rival. Una patada baja de Kobeni intentó golpear la pierna izquierda de Kishibe, misma que fue repelida y provocó la pérdida del equilibrio de la chica. Momento que Kishibe uso para replicar el mismo movimiento y derribar al suelo a Kobeni. El pequeño rostro de la cuarta hija impacto con el suelo.
«No… no puedo, no puedo olvidar nuestra promesa Himeno. En serio, perdóname por lo que estoy haciendo.» — Kobeni intentó darse fuerzas, intentando recordar por quien peleaba.
—Estoy seguro de que Himeno estaría decepcionada. Última vez que te lo pido, renuncia.
—No puedo hacerlo, ella no era solo mi maestra, fue mi primera amiga. No puedo dejar de lado lo que prometí.
—Promesas como estas llevan a la tumba gente con potencial.
El combate continuó, cada vez más Kobeni se cansaba mientras que Kishibe no mostraba ningún punto débil ni abertura para la pequeña, la distancia tampoco ayudaba, la estatura de la cazadora era un punto débil. Cuando Kishibe por fin se había cansado de su oponente, pasó de estar en guardia a proceder al ataque.
El anciano adoraba a las mujeres por lo que esto era un acto despreciable para él, pero no quería volver a ver a Kobeni vistiendo el uniforme. Tres golpes conectaron a las costillas de la cuarta hija y un último en su abdomen, todos no significaban ningún esfuerzo, pero para Kobeni esto dolería como un infierno. Las quejas de la chica llegaban a los oídos de Denji, quien no podía moverse y poco a poco entraba en desesperación.
La cuarta hija se encontraba derribada, a punto de vomitar su desayuno. Respirar era un reto, ni los golpes de los poseídos o los demonios que se había enfrentado eran iguales a los precisos impactos que causaban los puños de Kishibe. Ella sabía, lo sabía muy bien que el anciano se contenía. Haka observaba a su socia siendo apaleada sin que su oponente la vea como una amenaza. Tanto el demonio como Kishibe hablaron hacia Kobeni.
—¿Te rindes? No es necesario ser tan violentos. — Kishibe odiaba esto, pero era la forma en que Kobeni quería que esto sucediera.
—¿Sigues sin querer mi ayuda? Un minuto, solo te daré un minuto y puedes hacer mierda las veces que quieras a este imbécil. Solo ofréceme su cuerpo.
—N-n, n-no lo h-a-haré. — Kobeni respondió a los dos con dificultad. Se levantaba y buscaba recuperar energías.
—¡Puta madre Kobeni! Nos hicimos una promesa, no morir, entiéndelo. Renuncia y yo buscaré la forma de conseguir más dinero.
—¡CALLATE, EL SHOW DEBE CONTINUAR! — Power quería seguir escuchando la paliza que Kobeni recibía.
Kobeni lanzó un grito, los golpes que lanzó a Kishibe fueron más rápidos que la vez pasada. Eran múltiples y más elaborados, implementó patadas, codazos y rodillazos. Para su desgracia seguían siendo esquivados por Kishibe o eran atrapados con sus duras y curtidas palmas. El veterano respondió con múltiples golpes nuevamente hacia el abdomen de la chica.
Kobeni retrocedió e incluso una patada recta que se dirigía a ella pudo ser interceptada y detenida con sus manos, el dolor era menor al que podía sentir en su abdomen, pero no negaba que ahora sus palmas se sentían como él mismo infierno. Kishibe sin dificultades quitó su pierna de las manos de su oponente y respondió contra patada directo hacia sus pies, dejándola tirada. Kobeni no detuvo el baile.
De la misma forma que Kishibe lo hizo, ella imitó su movimiento, con el objetivo de desequilibrar al maestro. Ataque que fue esquivado con un pequeño salto, para evitar estar tan vulnerable, la pequeña se puso de pie rápidamente y volvió a la pelea. Kishibe veía como su rival iba de menos a más. Sus esfuerzos por repelerla e interceptar sus golpes eran mayores.
—Nada mal. Himeno no perdió el tiempo contigo.
—¡No digas su nombre!
Kobeni intentó golpear el abdomen de Kishibe, golpe que fue atrapado por el anciano y realizó una llave que la dejó inmóvil. El grito de dolor de la pequeña no se hizo esperar, sentía como su brazo salía de su lugar y como cualquier error la incapacitaría. Nuevamente la pequeña empezó a soltar lágrimas.
—¡SUÉLTALA HIJO DE PUTA! ¡TE VOY A MATAR, TE VOY A MATAR!
—¡Hey, anciano de mierda, ya basta! — Power incluso no soportaba el grito que lanzó Kobeni. Si antes le daba risa la situación, ahora la estaba incomodando.
—¡Puta madre, Power, ayúdame, necesitamos matar a este hijo de perra.
—¿¡Y qué quieres que haga?! No me puedo mover, pendejo.
—¡Usa tu puta sangre, saca algo de la boca y ayúdame a jalar la cadena!
—¿¡Qué gano con eso?!
—¡Me vale verga lo que ganes, debo ayudar a Kobeni!
—Me niego entonces.
—¡TE DARÉ LA PUTA SANGRE DE ESE IDIOTA!
Ambos demonios intentaron solucionar su situación, no podían moverse y seguían escuchando los gritos y quejas que lanzaba Kobeni, el sufrimiento de la joven era algo nuevo en los oídos de Denji y no lo soportaba.
—¡D-detente! ¡AAAGHH! — Kobeni sentía cada vez más dolor en su brazo, intentaba lanzar patadas, pero ninguna llegaba a su rival. La inexpresividad de Kishibe le daba terror ¿Esto era el infierno que vivía Himeno con él?
—¡RESISTE KOBENI! — Denji gritaba desesperadamente.
—¿Quieres acabar con este circo? — Preguntó Haka.
—La única forma en la que te puedo soltar es que renuncies a ser cazadora. — Dijo Kishibe.
—¡NO QUIERO! — Lanzó un grito Kobeni quien seguía en su terquedad de respetar la voluntad de Himeno.
Kishibe soltó a la pequeña, no sin antes lanzar un golpe directo a su cabeza con la esperanza de dejarla inconsciente. Golpe que fue esquivado y aprovechando el momento, Kobeni trepó con éxito la espalda de Kishibe con el objetivo de golpear rápidamente al anciano, un acto que terminó elogiando el cazador, pero que no sería suficiente.
Cuando por fin iba a conectar el golpe que tanto necesitaba la pequeña, el brazo de Kobeni fue detenido por el anciano, acto que la tomó por sorpresa y desprevenida al siguiente movimiento que haría el cazador.
El cazador rápidamente visualizó las cruces que estaban en su alrededor y buscó la que tenía más imperfecciones, cuando la encontró decidió usarla como parte de la pelea. Arrojando a Kobeni hacia ella.
—¡No esper-AAAAAAH! — El grito de Kobeni fue ignorado por Kishibe, quién no tuvo piedad en arrojar a la pequeña Higashiyama a esa estructura.
Kobeni fue usada como proyectil impactando su espalda en contra de la cruz en estado deplorable, destruyéndola. Si antes Kobeni se mostraba adolorida por los golpes que recibía del anciano, ahora estaba destruida, era un dolor indescriptible para ella, no podía contener sus gritos, dolía y en ningún momento tuvo bajo su control la pelea.
—¡HIJO DE PUTA! MALDITA SEA POWER, LAVARÉ EL BAÑO TODO UN MES, PASEARÉ A NYAKO, LO QUE SEA ¡PERO AYÚDAME A MATAR A ESE BASTARDO!
—¿¡Y QUÉ CREES QUE ESTOY HACIENDO?! HEY TU PENDEJO ANCIANO, YA FUE SUFICIENTE CON LA ENANA. — Power intentaba crear cualquier cosa con su sangre, pero no podía controlar la forma de su herramienta ni mucho menos manipularla.
—¡¿Estás bien, Kobeni?!
Ninguna palabra fue pronunciada de parte de Kobeni, la pequeña Higashiyama estaba luchando por respirar, el impacto no solo con la cruz si no con el suelo hizo que ella perdiera el aire. Batallaba para siquiera introducir el oxígeno a sus pulmones, quería que Denji le ayude, pero no podía decirle nada.
La cuarta hija solo podía ver a Haka, quién de rodillas le volvía a ofrecer su ayuda, el alma de ese anciano por solo un minuto donde ella se pudiera divertir. Incluso en esa condición, Kobeni se negó. La cuarta hija agarraba su cuello, se quitó la corbata y desabrochó su blusa. Poco a poco ella recuperaba el aire, pero el dolor seguía siendo insoportable, ahora su cabeza parecía que quería explotar. En la mente de Kobeni, le pedía perdón a su difunta amiga por ser tan débil.
Kishibe observó detenidamente a Kobeni, el día comenzó con una pequeña mujer con apariencia delicada y una cierta belleza, pero en este momento no era vista por lo que era, el anciano la percibía como la presa, una mujer que se negaba a retirarse de un trabajo que él sabía que la mataría.
—Tu amiga no deseó esto para ti. Estoy seguro de que ella quería que estuvieras en otro sitio, preocupándote por temas más banales, lo que sea que las chicas de tu generación les preocupe. Pero aquí estamos, comprobando porque no vales la pena como cazadora.
—Y-yo… N-no me puedo i-ir… d-debo, golpearte, señor K-Kishibe…— Balbuceaba Kobeni, quién cada vez estaba más cerca de perder el conocimiento, ella misma se intentó abofetear para no perder el conocimiento.
La pequeña Higashiyama se encontraba boca arriba, lentamente se intentaba incorporar, cambió de posición boca abajo, poco a poco con la fuerza que recuperaba se intentaba levantar, estaba desesperada. Gateaba lentamente hacia adelante, para alejarse de Kishibe quién estaba caminando lentamente hacia la posición de Kobeni.
Sus esfuerzos fueron en vano, cuando Kishibe la alcanzó, puso uno de sus pies sobre la espalda de la chica, derribándola y dejándola nuevamente en el suelo.
—Eres interesante, Kobeni. Has durado más de lo que yo esperé y por eso te tengo una cierta admiración, pero no puedo permitir que busques arruinar tu vida de este modo.
—Y-yo no tengo opción… no puedo renunciar a este trabajo, mi familia y Himeno… no puedo defraudarlos…
—No lo estás dejando fácil, niña. Deberías usar la cabeza para pensar en otras cosas, chicos o la comida. No en algo tan absurdo como cazar demonios.
—Y-yo… no m-me merezco un trabajo normal, N-no sirvo para eso, m-me da m-más miedo ser prostituta que matar demonios…
—Entiendo. Hay caminos más nefastos que estos y puedes odiarme tanto como te dé la gana, pero no lo tomes personal.
La piedad de Kishibe era algo extraña en su naturaleza, matar era algo a lo que estaba acostumbrado, siempre escuchando los gritos de los demonios y poseídos, algunos con cierto grado de consciencia para implorar por su vida. No estaba acostumbrado a hacer sufrir por tanto tiempo a una persona, mucho menos a una mujer. Pero está medida la veía necesaria para que la cuarta hija por fin renuncie.
Kobeni tenía dificultades para levantarse, uno de sus brazos dolía demasiado y era casi inutilizable, sentía un dolor agonizante en su espalda, no ayudó en nada el pisotón que Kishibe le dio después de arrojarla a una de las cruces, su cuerpo cada vez estaba más adolorido y cansado. Aun así, Kobeni intentó levantarse y pelear contra Kishibe.
—Y-yo… Sé que no soy buena en nada, siempre lo arruino, no importa cuánto me esfuerce y-yo… siempre soy despedida, n-nunca tuve amigas, no tengo unos padres que me quieran, yo lo sé, sé qué no les importo en lo más mínimo, mis hermanos son los únicos lindos conmigo, p-pero también están pasando por su propio infierno, tenemos muchas deudas y no contamos con mucho dinero… déjame seguir trabajando en esto. T-te lo suplico.
—Me recuerdas a cierta chica que tenía la motivación de ayudar a su familia, un padre enfermo y una hermana en la universidad. Supongo que ya sabes a quien me refiero, pero no, no puedo permitir que alguien como tú siga en un sitio como este. No buscaré tu perdón, me conformo con que tengas un día más de vida.
Kishibe volvió a derribar a una debilitada Kobeni, la pequeña nuevamente quedó boca abajo y su rostro estaba casi besando la tierra del cementerio. Denji le gritaba a Kishibe que ya era suficiente, así como también a Kobeni que renuncie de una puta vez. Power había creado un pequeño palo de sangre, pero no era capaz de moverlo con facilidad hacia la cadena del rubio.
El veterano realizó un acto tan bajo que finalizando el día consumió grandes cantidades de alcohol para olvidarlo. La pequeña Higashiyama se encontraba más inconsciente que consciente, sus esfuerzos por levantarse eran monumentales y aún así no podía hacer frente a su rival. Era distinto, él podía leer todos sus movimientos, incluso los demonios y poseídos se les dificultaban predecir a Kobeni.
Cuando Kishibe estaba parado a unos centímetros de Kobeni, no emitió ningún solo sonido, ni una palabra, mucho menos un gesto de su rostro. Miró al cielo y decidió ignorar todo lo que él llegase a escuchar. Colocó una de sus suelas sobre la cabeza de Kobeni y empezó a presionar hacia el piso.
—¡AAAAAAAAAHG! — El grito de Kobeni la terminó despertando, sentía la presión que ejercía Kishibe sobre ella, su cabeza estaba adolorida y con cada segundo empeoraba la sensación.
—¿¡QUÉ LE ESTÁS HACIENDO HIJO DE PUTA!?— Denji intentaba moverse, pero era en vano, quería ayudar a su amiga y lo único que podía hacer era escuchar sus gritos ensordecedores.
—¡DETENTE, ESTÚPIDO ANCIANO! — Incluso Power empezó a sentir lástima por Kobeni, ya no era nada divertido lo que escuchaba, era una tortura y su colega era la víctima.
—¡DENJI, POR FAVOR AYÚDAME! — gritaba con desesperación Kobeni, quién después de esas palabras volvió a gritar y llorar por el dolor.
Kobeni intentó moverse, pero era en vano, su cuerpo no respondía, nadie le había hecho tanto daño como lo estaba haciendo Kishibe. El anciano seguía mirando hacia el cielo, solo esperando la renuncia de la chica, pero Kobeni no lo hacía, Haka la tenía amenazada y eso le impedía rendirse.
—Agh. Eres una idiota, pero, en fin, estoy segura de que sin mi ayuda vas a terminar muerta.
Lo único que podía sentir Kobeni era dolor, sus gritos eran más fuertes y Denji estaba desesperado por ayudarla, intentaba poder controlar su cuerpo a voluntad, pero jodido anciano sabía que dejarlo libre sería una molestia en caso de que algo así sucediera. Kishibe cerró sus ojos mientras seguía ejerciendo presión en la cabeza de Kobeni. Haka por su lado estaba molesta por los gritos que emitía su socia. Así que tendría un acto de cortesía con ella.
—Muy bien estúpida niña, no tenemos ningún contrato.
Luego de esta frase, Haka se dirigió nuevamente al cerebro de Kobeni, el dolor que sentía la cuarta hija hizo que ella ignorara el hecho que había alguien manipulándola. Encontró la amígdala cerebral y también cortó varias terminales sensoriales de su socia. Borró su miedo y también su dolor.
『Sin temores ni dolor』
La tortura se volvió silenciosa, incluso el anciano creyó que se había sobrepasado de más. Abrió los ojos y dejó el cuerpo de Kobeni que parecía inerte, el anciano poco a poco miraba la figura inmóvil de la cuarta hija y se preguntaba porque se habría desmayado si a duras penas ejerció su fuerza contra ella. Veía que aún respiraba así que dejó de preocuparse.
Con su teléfono personal solicitó al cuartel uno de los vehículos para uso privado. La solicitud fue aceptada, pero debido a las pocas unidades que aún seguían intactas y en servicio, probablemente tarden en mandar alguna unidad a su localización. Kishibe aceptó y colgó.
—Supongo que tendrás que quedarte aquí, espero que no me guardes rencor, esto no fue del todo una decisión mía.
—Solo un minuto, un minuto para hacer que esté idiota se calle de una buena vez. Nunca hablemos de este acto de generosidad. — Susurró Haka a Kobeni
60 segundos
Las últimas palabras del demonio despertaron de inmediato a la cuarta hija, odiaba que la perra de Haka se metiera donde no le era pertinente. Pero sabía que no podía nombrarla, de lo contrario Kishibe no sería el único de sus problemas.
La pequeña Higashiyama se puso boca arriba y de un impulso con su único brazo bueno, se incorporó. Un sorprendido Kishibe veía como su rival aún soportaba el dolor. Guardó su bebida y continuó con el enfrentamiento.
Los movimientos de Kobeni se aceleraron, por fin pudo hacer uso de su velocidad sin miedo a las repercusiones de lo que pudiera hacer su rival. Fue un ataque frontal a Kishibe quién ya estaba listo para responder. Fue una finta, cuando Kobeni se había levantado llevaba consigo una piedra que lanzó hacia el cazador. El anciano la atrapó sorprendido de esa nueva estrategia y Kobeni se había escapado de su vista.
Por atrás llegó ella, quién estaba lista dar un golpe con la misma fuerza con la que masacró al hombre katana. Kishibe percibió su presencia y logró interceptar dicho golpe, lo que terminó evocando en un intercambio de patadas y el brazo bueno de Kobeni. El anciano se mostraba sorprendido, incluso respondió con otra patada en el abdomen y aunque vio molestia en su rostro, la pequeña continuó sin expresar ruido alguno.
Los movimientos eran escuchados por los dos rubios que se preguntaban por qué rayos Kobeni dejó de quejarse. Hasta que vieron como ella terminó siendo arrojada hacia ellos dos. Afortunadamente para la cuarta hija, el cuerpo de Power sirvió como amortiguador.
—¡PUTA MADRE, ENANA! ¡QUÍTATE DE ENCIMA!
—¡No! Esto es Perfecto, rápido Kobeni ayúdame a jalar la cadena de mi pecho y acabemos con este pendejo.
Kobeni ignoró las palabras de Denji. El enfrentamiento era entre ella y Kishibe por lo que solo agarró el palo que había hecho Power y se retiró.
45 segundos
—¿Pero qué mierda haces?
—Te dije Bellaco, esa enana le contagiaste lo estúpida.
—¡NO ES CIERTO!
Los dos demonios empezaron a discutir mientras que Kobeni y Kishibe continuaron con su pelea. La experiencia en combate seguía siendo un problema para la cazadora, quién usó el palo de sangre como un distractor arrojándolo, el viejo cazador no tuvo problemas en atraparlo.
Las distancias se habían reducido y la desesperación en el rostro de Kobeni era el único enfoque de Kishibe, aprovechando su condición no había manera más que otro intercambio de golpes. Kobeni usó lo que tenía en su entorno como piedras tanto para golpear como arrojar.
30 segundos
Un golpe en el costado derecho en el abdomen hizo que Kobeni aprovechara y atrapara el brazo de su rival, a punto de dar una simple patata a la extremidad de Kishibe, ella nuevamente fue levantada y arrojada contra el suelo. Solo alcanzó a cubrirse la nuca, pero su espalda nuevamente recibió todo el castigo, sin que ella pudiera responder.
El tiempo restante que Haka le otorgó había finalizado, sin que Kobeni tuviera éxito. En un principio la pequeña se mostraba solo con la molestia de no poder levantarse, desde el segundo 0 hasta este preciso momento, las quejas no se hicieron esperar y…
『 ¡AAAAAAAAAAHHHHHHH! 』
No había otra cosa que no hiciera Kobeni más que gritar de dolor, acostada y boca arriba, veía el nublado cielo mientras se retorcía, su espalda la estaba matando, su respiración era cada vez más agitada y no podía pedir ayuda, su amigo seguía batallando desesperadamente para salvarla y Power intentaba algo similar.
Kishibe estaba reflexionando de lo que acababa de hacer. Era la primera vez que llevaba a alguien que ni siquiera era su alumno a soportar más castigo de lo que el umbral de dolor les permitía. Solo observaba como Kobeni batallaba para poder levantarse mientras sus lágrimas brotaban de sus ojos.
Mientras Kobeni batallaba por seguir en la pelea. Kishibe reposó en una de las cruces y continuó bebiendo. De la misma forma, Kobeni se apoyó en una cruz, manchando la pureza del blanco con sus manos ensangrentadas. La pequeña batallaba para seguir de pie, solo lloraba.
—¡Eres una jodida decepción! Creí que verdaderamente tenías potencial asesinando a mafiosos de mierda, pero me enseñaste que solo eran unos incompetentes. — Haka reclamaba a su socia.
—¡Esto es una mierda, renuncia de una puta vez! — Gritaba Denji quién seguía incapaz de levantarse.
—¡Enana, esto no es como con los demonios, este hijo de perra ya sabe que no tienes muchos trucos, ríndete!
—¡Tus hermanos van a morir por tu puta culpa, empezaré por los pequeños y tú escucharás los jodidos gritos de auxilio!
—¡Es mejor trabajar en un jodido McDonald's que en esta mierda! Por dios, tú al menos puedes escoger. — gritaba Denji
—¡No se te olvide que me sigues debiendo cosas para Nyako! Incluso si renuncias me las debes comprar.
—Supongo que nos quedamos así ¿Verdad, Kobeni? En cualquier momento deberá llegar tu transporte. Me despido y pide tu renuncia, di que fue por culpa de un demonio y ayudaste a este viejo de mierda, te aseguro que te darán un bono. — Kishibe quería finalizar.
—(...) Tu hermana de mierda, la mayor será abusada por todos los brazos que tengo ¿Sabes, pequeña idiota? Muchos de ellos eran de violadores. Tú estarás en primera fila y en ningún momento podrás cerrar tus ojos.
—¡Vuelve con tus hermanos! Es más, obliga al idiota de cara amargada que te mantenga, es su puto deber.
—No sirves para nada. Eres una inútil de mierda, tu jodida idiotez te hizo creer que algo como esto sería simple ¿un romance con un imbécil que no sabe ni leer? Te aprovechas de su situación como la mujer del cabello rojo. Niégalo las veces que quieras, pero no eres tan distinta a la gente de mierda a la que tanto le tienes miedo.
Kobeni escuchaba de todos a su alrededor frases que la lastimaban, su ego y autoestima estaban por el suelo. Solo escuchaba como Haka la insultaba, Kishibe dio por terminado su encuentro, Denji le pedía que renunciara y Power seguía exigiendo cosas. Las palabras de apoyo de Kei o de Himeno no las volvería a escuchar, no existía ningún consuelo.
La pequeña batallaba cada segundo para estar de pie. Llorando mientras la distancia con el rostro de Haka era poca, sus gritos la herían, como iba a torturar a su familia si ella no continuaba con la pelea. Incluso su inconformidad con la situación la hacía pensar en acabar con la vida de todos los presentes en este entrenamiento, dejando vivo a Denji para hacer lo que a ella le plazca en esta situación.
—N-no lo hagas, a él no lo toques…
—¿¡Me vas a dar alguna clase de amenaza, estúpida?! En tu situación mejor súplica para que mantenga a tu familia respirando una vez más.
—Y-yo sé lo que me merezco… y-yo soy culpable de tener un contrato contigo, pero él no tiene la culpa de su contrato, no tiene la culpa de nada.
—No me importa, el demonio que posee tiene la culpa de todo, de todo lo que está sucediendo y todo lo que sucederá, pero no será únicamente por él, tú también tendrás esa carga, llevarás al rubio imbécil al abismo contigo.
—¡N-no es ve-verdad! Yo no haría algo como eso.
—Claro. Pero no importa, solo me quedaré observando hasta que te canses de seguir en pie, esa será la señal para que los mate a todos. Incluyendo a tu familia. Recuerda, tu novio solo será mi juguete.
—¡YA CÁLLATE! — Gritó Kobeni en dirección a la posición de Haka, pero en esa dirección también estaban Denji y Power. Kishibe desvió su mirada en la bebida y volvió a enfocarse en Kobeni.
—¿Me lo dirá a mí? — Se preguntó Denji, quién en todo este tiempo seguía pidiendo que renunciara a su amiga.
—¡Claro bellaco! Tu voz es horrible y yo también estaba cansada de ella.
—¡Kobeni, solo pide tu renuncia y vete de esta mierda!
A Kobeni le importó una mierda lo que su amigo decía, solo se enfocó en el viejo maestro. Estaba cansada de todo esto, su día había empezado bien intercambiando besos con Denji y ahora intercambió golpes con Kishibe, su cuerpo estaba lleno de moretones, cortaduras y laceraciones, las manos de la pequeña también tenían heridas abiertas.
Su brazo lastimado volvió a doler como el jodido infierno, limitado en movimiento y sus piernas no estaban tan alejadas de ese daño, solo podía cojear lentamente. La pequeña se separó de la cruz. Intentando caminar en dirección al maestro que estaba a 6 metros de distancia.
—¡¿Por qué?! ¿¡Por qué siempre me tiene que pasar esto?!
—¡Eh! — Quedaban dudosos los dos rubios. El anciano no expresó ningún ruido, pero su rostro hizo un gesto de duda.
—¡Maldición! Sé que soy una inútil, sé que no sirvo para ningún maldito empleo, siempre me despiden, hago cualquier cosa menos lo que yo quiero. Estoy obligada a trabajar en este horrible negocio, tengo que pagar deudas de dinero que nunca he visto ¿Tú crees que no me han pedido que me vuelva prostituta? que use mi cuerpo para conseguir trabajo, he escuchado las mismas horribles palabras de cada enfermo pidiéndome sexo. La última vez que vi a mi padre casi me ordenó a qué lo hiciera con un maldito extraño.
Denji quedó boquiabierto con lo que estaba escuchando. Él quería tener algo íntimo con Kobeni, pero escuchando su contexto, era evidente porque ella llegó a sonar amenazante la vez que el trajo condones.
Incluso Power observó el rostro de Denji, le preguntó por qué esa cara de imbécil, pero no hubo respuesta.
—Nunca tuve amigas, siempre fui una maldita bicho raro para todos los demás, nunca me invitaban a sus casas a jugar, a hablar, rumoreaban cosas de mí, ya sé que soy pobre, no hace falta que me lo repitan. Y cuando por fin la gente era amable conmigo, yo no sabía qué hacer.
Kishibe observó a Kobeni como ella se intentaba acercar a él, pero en cada ocasión que daba un paso ella estaba a punto de caer. La cuarta hija hacía todo lo posible para no hacerlo, veía a Haka con sus dedos preparados para un simple chasquido y terminar con todo.
—Tú la conoces bien, Himeno. Ella no era perfecta, no era tan buena persona en su pasado, pero al menos quería cambiar, ser alguien más que una simple borracha y yo pensé lo mismo de mí, podría ser más valiente, más capaz y cumplir con mi deber de acabar toda esta basura de mi familia. Mis hermanos y ella son lo que me da fuerza. Sí, ella está muerta y no podré hacer nada para cambiarlo.
Kishibe se distanció otro metro de ella. No quería seguir haciéndolo daño, solo escucharía lo que ella tendría que decir y luego dejaría que ella misma se desplome.
—Lo sabes, ¿no? E-es obvio que lo sabes, casi pierdo a toda mi familia por un maldito demonio, yo sé que los demonios son lo peor que pueden existir, lo he vivido en carne propia, son horribles seres que se benefician a costa de nosotros. Pero hay demonios que no buscan lastimarte, demonios que solo quieren una vida tranquila con amigos, no necesito que alguien me lo diga porque yo lo sé.
—Kobeni ya basta. — Denji sabía a lo que ella se refería, pero fue ignorado.
—Mi vida no vale la pena en lo más mínimo, no vale nada. Pero si muero sé que hay peores cosas que podrían ocurrir, no quiero que Kenji u otro hermano pague las consecuencias. Pero esto es normal, siempre me suceden cosas malas y nunca se me permite vivir tranquila.
—¿Acabaste? — Preguntó Kishibe.
—N-no… sé que es una basura, pero en este trabajo conocí a gente que no era mala conmigo, Himeno, Kei o Arai. Lo sabes bien, es imposible que alguien como tú no lo sepa. Todos murieron por culpa de unos criminales. Tuve que hacer cosas de las que me arrepiento, nunca quise asesinar y ahora mis manos están manchadas.
—Lo sé, conozco todos los reportes, de decesos y desapariciones, sé de las pérdidas monetarias, de infraestructura y humanas que vivimos ese día.
—¡¿Y por qué rayos no estuviste ahí?! En vez de hacer lo que estuvieras haciendo ¿Por qué no viniste a ayudarnos?
—Es clasificado.
—Tuve que dejar a mis amigos morir, ¿sabes lo horrible ver cómo sufrían sin que ellos tuvieran la culpa? Arai quería ayudar a su mamá, Kei quería mudarse a Hokkaido con Madoka, vi como una anciana intentó salvar a su nieto, como niños lloraban por sus papás que fueron asesinados y Himeno…
—Se qué fue duro, pero…
—¡No lo sabes, no sabes ni una sola mierda!
—¿Kobeni puede decir groserías? — Denji y Power se preguntaron, fue la primera vez que la escuchaban decir algo así.
—Himeno era mi mejor amiga, maté de formas horribles para poder ir a salvarla y cuando llegué no quedaba nada de ella ¿No te sientes mal? Era tú alumna, ella quería cambiar, debió haberlo dicho en alguna carta.
—Si, lo sabía.
Hubo un silencio luego de eso. Kobeni no sabía cómo reaccionar luego de esa pequeña frase. Había enojo y tristeza mezclada. Quería aproximarse lo más rápido a Kishibe, para poder darle un golpe. Pero casi se tropieza.
—¡Agh, maldición!... — Kobeni intentó mantener su equilibrio. — Yo solo quería ir a la universidad, estudiar artes y vivir tranquila, pero siempre hago lo que otros me ordenan y no hago más que obedecer, pero con Himeno creí que eso iba a cambiar, por fin había escogido algo por mí misma, quiero cumplir la promesa que ambas nos hicimos. Pero… ¿Por qué? ¿Por qué nunca me dejan hacer lo que yo quiero? Por fin me propongo algo y mi recompensa es una maldita paliza.
—Niña. Ya basta, deberías descansar, no es necesario que cumplas tu promesa, vuelve a casa y mantente segura.
—N-no quiero, no voy a dejar que ella sea olvidada, ella no se pudo reconciliar con su hermana o empezar una nueva vida. Ella quería salvar a Aki y yo buscaré la forma en que se retire.
—¿Tú sabes lo de Hayakawa? No creo que sea sensato luchar tanto para que el chico se retire.
—¿Lo de su búsqueda contra el pistola? Sí, lo sé muy bien.
—No… a eso no me refiero.
—Da igual. Se lo prometí a Himeno y es lo único de lo que no me quiero arrepentir.
Kishibe veía como le faltaba poco a Kobeni para colapsar por su propio peso, sus piernas temblaban y su mirada estaba perdida. Ganó la pelea… O eso creían todos. Kishibe regresó a su antigua posición. Se puso en guardia y le dijo a Kobeni.
—Más te vale que no te retractes.
Kishibe esperó cualquier ataque de Kobeni, Denji preocupado por lo que escuchó le gritó a su amiga que no lo hiciera, pero fue ignorado, escuchó como ella intentaba aumentar su paso, el anciano seguía marcando distancia y Kobeni seguía quejándose. El chico pensó en algo que siempre lo ayudaba cuando se sentía amenazado contra otros tipos.
Era una técnica infalible y que lo ayudaba a escapar de situaciones que lo sobrepasaban incluso con Pochita a su lado. No quedó de otra más que sugerir a su amiga, pero para que sea infalible, se lo diría en clave.
—¡Las putas calles, Kobeni! Recuerda, las jodidas calles te ayudan para combatir imbéciles como él.
—¿Qué? — Kobeni estaba dudosa.
—¡Las calles, puta madre, las calles! ¡Recuérdalo!
«Ay dios, ¿No lo dirás en serio Denji?» — Pensó Kobeni, luego volteó hacia Kishibe y vio como estaba desprotegido en esa área.
—Ya entendí. — respondió la cuarta hija.
Kishibe pensó en que Kobeni usaría algo, alguna herramienta o ir directo a su cara. De cualquier forma, ya había castigado lo suficiente a la pequeña, por lo que no le vendría mal recibir su merecido.
Con lo poco que le quedaba a la pequeña, corrió a su propio ritmo, era lenta y torpe, parecía que iba a golpear a Kishibe y el no haría más que fingir estar en guardia, haría parecer que él no podría predecir lo que ella tenía planeado.
Kobeni lanzó un débil grito de batalla, llegó donde se encontraba Kishibe y cuando parecía que iba a dar un golpe en su pecho y acabar de una vez por todas, mientras que el anciano hacía ver qué no podía escapar de ese puñetazo. Sin perder el equilibrio conectó el verdadero golpe que ella quería lanzar.
Una patada de la pequeña había conectado a las bolas del anciano.
Incluso parecía haber escuchado algo romperse, tanto Denji como Power quedaron sorprendidos, escucharon como un cuerpo cayó al piso. Se temían lo peor, pero si Kobeni ya no podía continuar, era lo mejor para ella.
—¡¿Lo hice?!
Tras la incredulidad de Kobeni, ver cómo Kishibe estaba en posición fetal aún sin gritar o expresar algún sonido de dolor. Solo estaba tirado en el suelo.
—B-bien… hecho, pequeña. Pasaste la prueba. — Fue lo único que dijo Kishibe.
『Perros locos』
—¡SABÍA QUE PODÍAS KOBENI! — Denji gritó eufórico a Kobeni.
—Le dijiste que se rindiera, estúpido bellaco.
—¿Y? Prefiero eso antes de verla a qué la golpeen.
—Buen punto. Quizá no eres tan idiota, bellaco.
—Cállate, Power. Tú si en definitiva eres inútil.
—¡Vete a la mierda, pendejo!
Kobeni caminaba en dirección a ellos dos. Kishibe aún seguía tirado en el suelo y no parecía cambiar de momento. Haka acompañaba en el camino a su socia, había bajado el brazo y no chasquearía los dedos.
—Felicidades, Kobeni. Tengo que admitirlo, quizá tú hermano no es el único con determinación en tu horrible familia.
—Y-yo… solo quiero que ellos vivan tranquilos…
—Lo que sea. Me iré a pasear a otro sitio, avísame cuando te vuelvan a golpear, quiero estar ahí. Salúdame a tu novio.
—No es mi… «¿A quién quiero engañar? Supongo que… lo único que debo hacer es no lastimarlo.» — Pensó Kobeni.
Cuando Kobeni llegó hacia los dos rubios quienes se seguían insultando. Se arrodilló, el chico cambio su enfoque de Power a la chica, no podía ver del todo bien a Kobeni pero veía como ella había sufrido tanto en poco tiempo.
La pequeña tenía algunas heridas en sus brazos y manos, sólo las puso sobre la boca de Denji y esperó que cayeran para sanar. Al poco tiempo de dejar caer su sangre hacia su amigo, el chico se terminó regenerando.
Denji se intentó reincorporar, quería acabar con Kishibe, pero fue detenido por Kobeni con un abrazo. El chico se sonrojó y respondió de igual manera. Power los miraba con asco, así que volteó mientras veía como donde debería estar el anciano, ahora no había nadie. La rubia empezó a sudar y a ponerse nerviosa.
—Gracias, Denji por… tu consejo. Al parecer el demonio de las bolas regresó a atacar.
—Ese hijo de puta siempre ataca cuando menos lo esperan. — el chico sonrió.
—Tienes razón, es un gran hijo de put…
—Nah, a ti no te sale decir groserías, déjamelo a mí.
—Está bien, solo si me ayudas a levantarme, creo que mis piernas ya no pueden más.
—Ah… sí claro, yo te ayudo con eso.
Denji se levantó y cargó como si fuera una princesa a Kobeni. Ella le pedía que fuera delicado, realmente todo le dolía y creía que tenía una costilla rota.
—Deberíamos ir al médico, supongo.
—En el cuartel, sería lo mejor. No tengo dinero para pagar uno privado.
—Vale. — Denji volteó a Power quién aún seguía tirada en el suelo, veía su cara de miedo, pero pensaba que era por otra cosa. Power estaba asustada, pero Denji prefirió burlarse de ella. — Que los cuervos te ayuden pendeja loca, tengo que llevar a Kobeni a qué se recupere.
La chica pelinegra pensó que la prueba había terminado para los tres así que no habría problema en irse, aunque sea caminando. Cerró los ojos y descansó un momento, se sentía segura en los brazos de su amigo.
—¡Esperen imbéciles!
—Ya cállate, Power. Nos vemos mañana.
—¡No idiotas! El anciano de mierda, el anciano de mierda ya no está.
—¡¿QUÉ?! — Denji quedó sorprendido y Kobeni abrió por completo sus ojos.
Seguido de esto se escuchó como si carne fuera cortada, Power gritó por la sorpresa y Kobeni con esfuerzo quiso hablarle a Denji, solo para darse cuenta que ya no había nada en donde antes estaba su cabeza.
El cuerpo de Denji perdió el equilibrio y estaba por tirar a la cuarta hija, pero fue rescatada por el anciano, quién la cargó y la dejó descansar en una de las tantas cruces. El anciano mientras observaba a su nueva alumna, dejó en claro algo.
—Te dije que más te vale no te retractes. Tendrás que esperar tu turno, siguen los idiotas de tus amigos.
Kobeni lo miró con el terror más absoluto, Kishibe era la segunda cosa viviente que más le daba miedo a la protagonista solo por detrás de Haka. Nunca se sintió su presencia y cuando por fin se dio a notar, el anciano había asesinado al Motosierra.
El maestro se aproximó a la cabeza decapitada del rubio, veía como este chico estaba sorprendido. Lo agarró como si fuera una pelota y lo aventó hacia donde estaba el resto del cadáver.
Fue hacia donde se encontraba inicialmente, la tumba era de un viejo socio y al lado de su cruz se encontraba un maletín, con algunas bolsas de sangre.
Primero fue en dirección a Power, quién quería escapar sin éxito. Al igual que con Kobeni, la cabeza de Power fue pisada y tuvo que soportar el peso de Kishibe, al ser una poseída no recibiría la piedad que tuvo con Kobeni.
—¿Prometes estar tranquila, demonio?
—¡LO PROMETO, YA DÉJAME! ¡AAAAGH!
Kishibe quitó su pie de la cabeza de Power y regó sangre hacia la boca de la poseída. Ella se regeneró rápidamente, pero por temor no se movió.
Seguido fue hacia Denji. Junto la cabeza del motosierra con el resto de su cuerpo usando únicamente pequeñas patadas y vertió la sangre hacia su boca.
—¡ANCIANO DE MIERDA!
Aunque cuando Denji quería defenderse, Kishibe de la nada sacó un cuchillo en dirección hacia su rostro.
—Tengo permiso de hacer lo que yo quiera con ustedes dos. Un movimiento en falso y conoceremos cuanta es su tolerancia al dolor.
—Tch. No creas que dejaré de lado como trataste a Kobeni.
—Ella pasó la prueba y puede descansar. Ustedes par de flojos tuvieron su descanso.
Power y Denji terminaron juntándose de nuevo. Ambos estaban a la defensiva, temían lo que Kishibe pudiera hacerles a ambos.
—¿Qué estás esperando? Jala tu maldita cadena.
—¡¿No viste lo rápido que se movió?! Ese jodido anciano todo este tiempo jugó con nosotros.
—Me alegro de que lo hayas notado. Vamos a dejarlo claro. Desde pequeño he sido una persona muy fuerte, mis juguetes siempre los rompía con facilidad, no deseaba más que tener juguetes que sean irrompibles. Ahora tengo como aprendices a un idiota inmortal y a una estúpida casi inmortal.
—¡Yo soy imposible de matar! — Gritó Power.
—¿Quieres que hagamos la prueba?
—N-no…
—Ustedes dos son fundamentales para atrapar al jodido idiota de las katanas. Así que los volveré en los perros más locos de la cuarta división. Incluso permitiré que tiren a matar, el demonio que tenga los suficientes huevos para matarme será considerado el más fuerte de todos.
—¿Y cuándo podremos ir a comer? — preguntó Denji alzando la mano.
—Una vez acabe el entrenamiento.
—Que bien, debo llevar a Kobeni a su casa.
—Ninguno de ustedes tres ha acabado. Si no hay más dudas, comencemos.
Power lanzó al aire un hacha de sangre en dirección a Denji. El rubio la atrapó y luego ella hizo una espada del mismo material.
—Ni creas que esto lo hago por ser amable. Una vez logremos matar a este hijo de perra, me deberás comprar algo por mi regalo.
—Lo que digas.
Ambos rubios fueron en contra de Kishibe. Quién ya también estaba preparado para entrenarlos.
Los ataques de Power eran rápidos, su espalda era lo suficientemente ligera para lanzar estocadas y ataques laterales consecutivamente, pero Kishibe no parecía flaquear ante sus ataques, los esquivaba o desviaba gracias al pequeño cuchillo que el llevaba.
Denji aprovechó la distracción de Power para atacar por detrás a Kishibe, pero una simple patada hacia su rostro lo dejó noqueado, no podían descansar lo más mínimo mientras entrenan así que con otra patada hacia su cabeza lo despertó.
—¡Agh! Eso duele.
Los dos rubios continuaron con sus ataques, Power generó una lanza y sabía que solo le quedaba un arma por hacer antes de quedarse anémica.
Con su puntería y la fuerza que le quedaba la arrojó en dirección a Kishibe. Por desgracia el cazador pudo con ese ataque, esquivando la lanza y atraparla en el aire. La rompió con su rodilla. La parte puntiaguda la lanzó hacia Power de vuelta y la clavó en su pecho. Dejándola fuera de combate.
Denji sorprendido intentó atacar al anciano. Fue de frente y usando el hacha lanzó distintos ataques e incluso la arrojó hacia la cabeza de Kishibe. El anciano atrapó la hoja usando sus dos palmas antes de siquiera tocar su rostro.
El rubio intento aprovechar estoy empujar la culata para dañar de gravedad al maestro. El intento quedó en fracaso, Kishibe podía sentir sin problema la presencia de Denji, esquivó su ataque y cortó su antebrazo. El chico gritó de dolor, pero el viejo cazador no tenía límites con el joven.
Lanzó el hacha hacia el rostro de Denji y la dejó tan incrustada que se dificultaba quitársela. Lo había asesinado nuevamente. Sin ninguna expresión desde el mango del hacha continuaba arrastrando el inerte cuerpo de Denji hacia donde se encontraba Power.
La chica luchaba por continuar respirando. Kishibe le quitó la lanza que tenía en el pecho. Power gritaba de dolor, al igual que con ella, el anciano le quitó el hacha a Denji, el corte era tan profundo que se podía ver parte de su cerebro y otras estructuras. Les vertió sangre hacia sus bocas y solo habló para decir…
—De nuevo.
Los dos chicos estaban obligados a combatir y poco a poco sus movimientos se hacían más rápidos y precisos. Suficientes para matar a un mafioso cualquiera, pero seguían sin poner un reto a Kishibe.
—De nuevo. — Kishibe los había asesinado de nuevo.
Kobeni intentaba no dormir, aunque ya se sentía muy cansada y sus párpados le pesaban. Escuchaba repetidamente "De nuevo". Pasaban las horas y el cielo nublado de tono azul pasó a uno dorado y despejado, se aproximaba la puesta de sol.
『De Regreso a casa』
Kobeni cayó al suelo, había más moretones y sus manos estaban completamente rojas, había distintas tonalidades de ese color, desde uno muy vivo por las nuevas heridas abiertas que tenía hasta las oscuras, sangre que llevaba tiempo que se había oxidado.
El pantalón, así como la blusa de la pequeña tenían rasgaduras repartidas en distintas zonas.
—Con eso termina el entrenamiento para ti. Realmente preferiría que renuncies, pero si quieres hundir tu vida, ese ya no es mi problema. Yo me pongo en contacto contigo.
Kobeni débilmente asintió.
—¿Quieres que te ayude?
—N-no, así está bien. Yo puedo sola.
—Bien. Ten un obsequio. — Kishibe le regaló una licorera llena. — Haz lo que te venga en gana con ella, puedes tirarla o beberla, considéralo un regalo de bienvenida.
Kobeni la observó y recordó el rostro de Himeno. Solo dio las gracias, había un vehículo de la organización esperando su ingreso. Kishibe dijo al chófer que la llevara al hospital y él asintió. El coche arrancó y empezó su trayectoria a la ciudad.
Habían salido del cementerio, Kobeni aún se encontraba adormilada, su rostro estaba manchado de sangre, incluso había sangre que no era de ella, en uno de los combates que tuvo Denji con el anciano, estuvo muy cerca de su amiga y múltiples puñaladas con un cuchillo abrieron al Motosierra, la sangre salió volando hacia la pequeña que terminó asustada de ver nuevamente a su amigo morir frente a sus ojos.
—¿Podría dejarme en mi casa?
—Señorita, no creo que sea apropiado que vaya a su casa en ese estado.
—S-solo, déjame en mi casa. No quiero ir a otro lugar. — decía Kobeni quién se acostó y decidió descansar un rato.
—Solo dígame su dirección.
—Está bien.
El viaje continuó tranquilo. Denji y Power se quedaron aún entrenando con Kishibe. El anciano los destrozó una y otra vez, incluso quisieron escapar de sus violentos métodos sin éxito. Kobeni veía las luces de la ciudad, Tokio seguía siendo una ciudad que nunca dormía, sin que ella se diera cuenta, había cada vez más propaganda para unirse a los Cazadores de demonio.
Poco a poco las luces se fueron distanciando y la oscuridad de los suburbios se hizo presente, cruzaron distintas calles hasta llegar al edificio departamental de Kobeni. El chófer salió del vehículo y abrió, despertó a la pequeña Higashiyama.
Ella le dio las gracias y le dijo que se podía retirar. Aunque el chófer se ofreció a ayudarla, ella se negó. No le quedó de otra al chófer más que desearle una buena noche y que se recupere, de cualquier manera, el reportaría que la novata estaba en su hogar.
Se despidieron, Kobeni lentamente tenía que subir hasta el cuarto piso, era doloroso cada movimiento que ella hacía. Le dolía sostenerse del soporte y subir cada escalón era un martirio. Ella continuó subiendo sin detener su lento paso.
Llegando al tercer piso se desplomó al suelo. Sus piernas no ayudaban, incluso escupió un poco de sangre al suelo.
—L-lo l-limpiaré mañana…
Ella gateaba para subir a cada escalón hasta dar con su puerta. Abrió su entrada y siguió su camino. Empezó a lagrimear y sus brazos temblaban hasta que no podía más, su rostro se estampó contra el suelo. La pequeña Higashiyama no podía recibir el confort de Denji, mientras ella estaba tirada en el suelo, el chico junto con Power fueron abandonados en medio de la nada.
En este frágil momento, Kobeni extrañaba el cariño que le proporcionaba el rubio. No tuvo de otra más que volverse a levantar, no tenía hambre, pero aún así se dirigió hacia el refrigerador mientras se tambaleaba. Cuando lo abrió, no había cosas de interés, más que un par de cervezas que Kenji dejó luego de su visita con sus otros hermanos.
Ella agarró ambas y se dirigió a su sofá. Cuando se sentó, por fin sintió un momento de calma, pero sabía que todo era una mierda, todo lo que la rodeaba le decía y le incitaba a decir que era una absoluta mierda.
Observó la licorera que llevaba consigo y además sus dos cervezas. Recordó a su amiga y el sufrimiento que pasó por caer en la bebida. Kobeni había perdido su lucha física contra Kishibe, su lucha mental en contra de Haka y estaba perdiendo ahora su lucha emocional por los recuerdos que tenía con su difunta mejor amiga.
Un pequeño pop sonó en medio de la vacía sala de Kobeni. Una de las latas se había abierto y ella comenzó a beber. Se despegó de la lata y le dijo a la nada.
—¿Esto vale la pena, Himeno?
Ella siguió con su bebida hasta finalizarla y continuó con la segunda, se tranquilizó un poco pero continuaba desmotivada. Por más preguntas que lance al aire, ella no recibiría ninguna respuesta de su amiga.
—Todo es una basura, todo es una completa basura. Maldita mierda de día, solo quiero que se acabe.
La voz de Kobeni era cada vez más suave, no estaba ebria, pero el alcohol empezó a hacer su efecto, haciendo que llore, sus lágrimas le ardían mientras recorrían su rostro.
—Fue una mierda para ti. Pero para mí fue un día grandioso. Ver morir múltiples veces al hijo de perra del Motosierra, me doy por bien servida.
—¿Por qué?
—¿Por qué "qué"? — preguntó Haka.
—¿Por qué le deseas tanto mal a Denji? Él no te hizo nada malo.
—Él no me importa. Por mí haz lo que te venga en gana con él. Pero el Motosierra, ese hijo de perra se merece cualquier desgracia.
—¿Pochita? El… era un demonio pequeño, un pequeño perrito naranja.
—Ya veo. Eso explica varias dudas. Bien, la noche es larga ¿Quieres que te cuente por qué no lo soporto?
—L-la verdad, no… solo quiero descansar.
—Ya veo, en fin, esto es como un banquete para mí y lo pagaron ustedes tres. Me sorprende mucho que ese idiota quiso sacarte de ahí.
—Es un buen chico.
—Da lo mismo. Tarde o temprano lo harás sufrir.
—N-no es cierto, no soy como tú, yo no quiero hacerle daño.
—Hay cosas que no son necesarias ver en visiones para saber cómo terminarán. Marca tu espacio con ese chico si no quieres llevarlo al mismo abismo que tú.
—Pero es mi amigo.
—Sé muy bien lo que quieres con él, no eres tan distinta a lo que pudo hacer la zorra del parche o esa pelirroja que lo obliga a ladrar.
—¡No! Jamás lo lastimaría.
—Pero lo estás usando para tu propio beneficio. Tarde o temprano veremos quién tiene razón y sé a dónde arrastrarás a tu novio.
—N-no… y-yo… sí, sé lo que quiero con él, pero no quiero dañarlo.
—Bien. Haz lo que te plazca, solo no renuncies y nosotras seguiremos en paz.
—Está bien, pero prométeme que no le harás daño a Denji.
—¿Qué me das a cambio? — preguntó Haka con una sonrisa.
Kobeni quedó pensativa, no pudo más que quedarse en un completo silencio sin saber que ofrecer al demonio de la muerte.
—Da igual. Por el momento, tú novio no es de mi interés, hace falta ver más cosas hasta que yo dé mi veredicto.
—¿Por qué te estás quedando conmigo está vez?
—Tú sabes cuánto odio que tú y ese estúpido rubio se pongan cariñosos, me dan asco, pero verte miserable es algo que alegra mis días.
—¿Y tú cementerio?
—Hoy dejé que discutan entre ellas. Quizá algún día las encuentre.
—¿A quiénes?
—No es de tú incumbencia.
Ambas se quedaron calladas. Kobeni continuó bebiendo su cerveza y siguió con un pequeño sorbo del licor que le regaló Kishibe. Se sentía culpable de ceder al mismo veneno que arruinó la vida de su amiga, pero ahora comprendía ese dolor, no solo era físico, Kobeni fue herida en todo aspecto.
La pequeña le pidió perdón a su mejor amiga donde sea que esté, se acostó en el resto del sofá ahora vacío. Durmió plácidamente y tuvo un sueño. Uno donde no existían los demonios y estaba sujeta de la mano con alguien. Una bonita fantasía para escapar de su horrible realidad.
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«•» Segundo Acto: Kenji «•»
『Heridas de ayer』
La vida de Kobeni estaba rodeada de múltiples problemas, tanto de ella como unos que no le corresponden. Desde aquel contrato sabía que tarde o temprano llegaría a conocer las consecuencias de ser propiedad del demonio de la Muerte.
La luz de un nuevo día invadía el interior del hogar de la cuarta hija. En la sala se encontraba Kobeni, aun descansando en su sofá luego de un miserable día donde recibió la paliza de su vida. Debajo del mueble estaban tiradas dos latas de cerveza y la presencia de unas pequeñas manchas de sangre proveniente de la pequeña. Kobeni estaba metida en sus sueños, adoraba tener un espacio donde nadie la hiciera daño y su vida sea idílica.
Viviendo aventuras más calmadas con sus hermanos en restaurantes, salidas a lugares que a ella le interesaban y conociendo a un chico interesante con quién tuvo una conexión desde el primer momento. Ella sentía la calidez de su mano mientras ambos hablaban de cosas triviales y amorosas, poco a poco la voz del chico se fue agudizando, el sonido de su voz se fue elevando, dejando de lado las palabras por un tono musical.
Sonido que despertó a la pequeña. Abrió los ojos y se dió cuenta que ese tono no era proveniente de su sueño, visualizó su teléfono en la mesa y con mucho esfuerzo se levantó para contestar.
Las piernas de Kobeni la estaban matando, sentía como su rodilla izquierda en cualquier momento se podía salir de lugar, uno de sus brazos la estaba atormentando y la limitaba en movimiento. Su espalda tampoco estaba exenta de dolor, mantener una postura erguida por tanto tiempo la lastimaba. Lentamente caminó hasta llegar al teléfono y contestar.
—¿H-hola?
—Hola Kobe, ya estoy aquí afuera esperándote ¿Quieres que suba a verte? — Saludó Kenji, con un tono un poco desanimado.
—A-ah… — Kobeni desde la entrada hasta su sofá tenía algunas manchas de sangre, cerveza tirada y una licorera cuyo contenido fue derramado. — N-no, y-yo… apenas me desperté y no me he preparado, si quieres puedes esperarme.
—Está bien, tómate tu tiempo, hoy tengo todo el tiempo del mundo.
—Q-qué bien… enseguida voy.
La llamada finalizó. La pequeña estuvo cabizbaja unos cuantos segundos, se sentía mal por todo lo que vivió el día de ayer, ahora su hermano mayor la vería en este estado y debía pensar en alguna coartada. Caminó a su habitación, preparó un cambio de ropa casual. Así se podría deshacer de los trapos sucios que llevaba puesto que anteriormente era un impecable uniforme.
Durante el camino hacia su baño se desnudó y dejó repartida la ropa en el suelo, entró y configuró su ducha para que el agua saliera tibia. Poco a poco la suciedad por culpa de la tierra, el lodo y sangre se iba desprendiendo de ella. Algunas partes de su cuerpo le ardían por estar en contacto con la caída del agua, en distintas zonas de su cuerpo tenía moretones, cortaduras, algunos movimientos de la pequeña y dejar humedecida la zona hizo que se volvieran a abrir sus heridas.
El gentil rostro de Kobeni tampoco estaba libre de estas marcas. Ella aceptó en lo que se había metido, lloró un poco y dejó que sus lágrimas se mezclen con las gotas que caían en su cuerpo. Cuando finalizó, se secó lo mejor que pudo y se dirigió a su habitación, dónde se cambió.
A diferencia de otros días, su hermano mayor se encontraba en un vehículo distinto, una amiga de su trabajo le prestó un Honda City del 91. El auto que llevaba consigo fue robado.
Kenji al igual que Kobeni fue víctima de un mal día, ayer tuvo una de sus tantas reuniones con una de las contadas pandillas a las que su familia les debía dinero. Salió de una sola pieza, pero regresó a su casa humillado y buscando la forma de escapar de Japón junto con sus hermanos, no quería espantar a Kobeni ni al resto de sus hermanos, pero en cualquier momento una bomba de tiempo podría explotarle a la familia Higashiyama.
Kobeni yacía en su cama, ya se encontraba vestida pero solo faltaba secar y peinarse como ella siempre estaba acostumbrada. Sacó de su mesa de noche unos nuevos pasadores de color blanco, se peinó y se los colocó. No sabía si Kenji tenía hambre, pero ella estaba hambrienta y no quería que su hermano mayor viera el desastre que era su casa.
Sacó un poco de sus ahorros, se puso su pequeña mochila cuyo interior llevaba una pequeña libreta de dibujo y unos cuantos lápices, así como su grabadora, regalo de Kenta.
La pequeña Higashiyama tenía una constante duda "¿Dónde está Denji?" La última vez que lo vio estaba tirado en el suelo, inerte y con múltiples heridas provocadas por el maestro que les fue asignado, incluso había perdido la cuenta de cuántas veces le había ocurrido eso a su amigo.
Para no extrañarlo mucho, sacó de su cajón el dibujo que él le hizo donde ellos dos se encontraban agarrados de la mano, lo puso en mochila con suma precaución. Estaba preocupada por él, pero sabía lo difícil que era tratar con alguien como él. Ni los zombies, locos con katanas o un hotel maldito pudieron acabar con su vida, ese era el único consuelo que encontraba la pequeña Higashiyama.
Cojeando salió de su casa. Lentamente fue descendiendo por las escaleras, cada paso dolía pero al menos podía mantenerse en equilibrio contrario a su regreso el día de ayer. La cuarta hija observó una mancha de sangre que estaba en el piso, sabía que era de ella y aún así continuó caminando. Por su parte, Kenji estaba sujetando de forma nerviosa el volante del auto, tenía miedo de que Kobeni lo mirara tan lastimado y se pregunte qué estaba pasando.
La mirada perdida de Kenji y no saber cómo excusarse al tener vendajes cubriendo su frente y múltiples moretones que no pudo esconder. A Kobeni le quedaba un piso por bajar, dio cada paso con sumo cuidado con el miedo de poder caerse. Ambos se habían comprometido a esto y no querían defraudarse.
Kenji vio a su hermana menor bajando del escalón, apenado por como ella lo encontraría se escondió mirando hacía el piso del vehículo. La pequeña Higashiyama quería saludar a su hermano, pero parecía que él busca a algo, lentamente se fue aproximando a la puerta del copiloto hasta tocar el vidrio.
—E-está abierto, puedes entrar Kobe.
La pequeña Higashiyama tenía sus dudas, no reconoció el auto ni tampoco porque Kenji estaba buscando algo.
—¿S-sucede algo?... Eh ¿Quieres que te ayude a buscar?
—No, no es eso. Simplemente… —Lentamente Kenji desviaba su mirada del suelo y quiso dirigirse a su hermana. — Yo… y-yo… y-yo…
Poco a poco Kenji empezó a balbucear y quebrar su voz. Observó el rostro de su hermana, con la misma expresión de pena en sus ojos, pero intentando realizar una sonrisa genuina. El mayor de los Higashiyama empezaba a romperse por dentro, observó el gentil rostro de su hermanita con múltiples moretones y algunas cortaduras que no parecían llevar mucho tiempo que estaban abiertas.
Las lágrimas en el rostro de Kenji empezaron a brotar. Conocía la naturaleza de su hermana, una chica que pocas ocasiones podrías ver su sonrisa, pero cuando lo hacía era la sonrisa más bonita que alguien llegase a apreciar. Verla intentando gesticular esa expresión acompañada de sus heridas solo lastimaba más al mayor.
—¿S-sucede algo? Eh… ¿Quieres que vaya por pañuelos?
Kenji solo continuaba su leve llanto, intentaba mantenerse fuerte y no continuar con este golpe emocional, llevaba puesta una chamarra y con sus mangas se secaba las lágrimas. Kobeni veía cómo su hermano ocultaba su rostro, pero sus pequeños temblores y el sonido de su moqueo evidenciaba la tristeza de Kenji.
«¿Por qué? ¡¿Por qué?! ¡¿POR QUÉ?! Dios, dioses, quién quiera que seas tú el jodido idiota que nos tortura siempre ¡¿Por qué le hiciste esto a mi hermana?!» — Kenji se lamentaba en sus pensamientos.
El primer Higashiyama apretó con furia el vehículo, sus brazos temblaban del coraje y aún con los ojos llorosos miró a Kobeni, la pequeña vio el herido rostro de su hermano, vio sus moretones y sus vendajes, veía como esa tristeza cada vez se volvía en enojo y preguntó.
—¿Quién te lo hizo, Kobeni? Dímelo, ¿Fue ese estúpido rubio? ¿El imbécil se sobrepasó contigo?
El nerviosismo de Kobeni empezó a salir a la luz, su sudor estaba brotando por toda su piel, sintió un intenso frío en su espalda y sus labios no podían formular ninguna palabra.
—¿Fue él? Ese idiota. — Kenji accionó el vehículo. Poco a poco el Honda salió del barrio donde vivía Kobeni. — Quise dudar, pensar que el imbécil era un buen tipo… el pendejo de mierda…
—No fue él… — Kobeni por fin pudo hablar. Sus brazos descansan sobre sus muslos y su mirada se dirigía a sus pies. — Denji… no me haría nada malo. Él es un buen chico, me quiso salvar, yo solo no le hice caso.
—No es necesario que lo defiendas. Si el idiota te hizo algo dímelo, estás segura acá, iré a la policía, a tu puto trabajo o yo mismo lo voy a buscar y lo voy a matar.
—¡Él no me haría daño! — Por primera vez, Kobeni le alzó la voz a su hermano, dejando sorprendido al mayor.
—¿No fue él?
—No… fue… Agh, un entrenamiento salió mal.
Kobeni no quería contarle detalles puntuales de lo que sucedió en su primer entrenamiento oficial como cazadora. Ella fue destrozada de múltiples formas en poco tiempo, pero tampoco quería que Kenji tuviera una mala percepción de su amigo… e interés amoroso.
—Fue una práctica de campo, nos hicieron enfrentar a un demonio algo fuerte para que pusiéramos en práctica cosas aprendidas.
—¿Y por qué harían algo así? No se supone que en tu trabajo no hay personal, en toda la jodida ciudad están buscando nuevos reclutas.
—S-si… lo he visto en la tele, apareció mi jefa de hecho. Y-yo… nos piden ser más hábiles, ahora los demonios no son nuestro único problema…
—Deberíamos hablar seriamente de esto Kobeni. Por ahora cuéntame ¿Cómo te sientes?
—F-feliz… de poder volver a estar contigo, hermano.
—Gracias. Pero no me refiero a eso, físicamente ¿Dónde te duele? Te voy a llevar al hospital.
—N-no… hace falta… N-no… creo que sea necesario que vayamos a… a-a-a al tomar medidas tan innecesarias.
Kobeni tenía ideas combinadas, le seguía dando miedo la idea de visitar al médico y también, no quería que la inhabilitaran, tenía el presentimiento que una acción así solo causaría su despido o que Kenji se preocupe tanto que el mismo la obligue a renunciar.
Kenji siguió su objetivo de llevarla a un lugar donde la revisen. Ese miedo de ver a su hermana lastimada se hizo realidad y en su mente solo podía imaginarse que seguir en ese trabajo solo la mataría. Pensaba en cómo convencerla para hacerla renunciar.
—¿Por qué… estás así, Kenji? ¿Tenemos problemas? — Preguntó Kobeni, ella tampoco quería quedarse con dudas.
El primer hijo no apartaba la mirada del camino. Seguía los señalamientos y en una parada preguntó por un hospital, ignorando la incógnita de su hermana. Ella volvió a cuestionar el estado de su hermano y a qué se debía.
—E-estoy bien, un… accidente del trabajo.
—¿Y tú auto?
—En reparación. Es todo. Este auto me lo prestó una amiga para que practiques, pero no estás en condición para hacerlo.
—Claro que lo estoy.
—Estira los brazos.
—¿Qué?
—Estira. Los. Brazos.
Kobeni acató la orden de su hermano, al intentar hacerlo la sospecha de Kenji fue acertada y no podía hacerlo libremente, sus movimientos eran temblorosos y lentos, acompañado de quejidos de parte de la menor. Un pequeño toque de parte Kenji impactó en el hombro y como respuesta Kobeni gritó un "Auch".
—¿Qué te hizo ese demonio? Si puedo saber, claro.
—Solo… me aventó en contra de una pared y me arrastró de un lado para el otro.
—¿Y el imbécil?
—N-no… le digas así. Él, me intentó ayudar, estaba atrapado junto con otra compañera de trabajo, ella es… un poco rara, pero le gustan los gatos.
—Ajá, continúa.
—El me decía que debía escapar y yo solo lo ignoraba, pero me dio un consejo bastante útil y lo puse en práctica, me salvó y pude ayudarle a el… por fin pude ayudarlo y casi cumplimos con todo.
—¿Casi?
—S-si… luego de eso nos ordenaron hacer más ejercicios y cosas así, me caí muchas veces contra el suelo e hice esfuerzo con mis brazos, por eso me siento cansada y adolorida.
—Ya veo. Entonces el idiot… Denji no te hizo nada malo y prefirió ayudarte, aunque sea por consejo.
—Si, eso pasó.
—Es mejor que nada ¿No te ha hecho nada raro o pedido cosas extrañas?
—N-no… en serio créeme cuando te digo que es un buen chico, ha tenido una vida difícil, como nosotros.
—Lo sé, al menos… supongo que si se acuerda de esa promesa.
—¿Te prometió algo?
—Algo así. Creo que le gustas a ese idiota, pero… Agh, olvídalo.
Kobeni se sorprendió por lo que escuchó. Kenji bajó la velocidad y vio a su hermana cuya mirada se perdió y su rubor se hizo muy notorio. La pequeña Higashiyama solo tartamudeo.
Kenji preguntó nuevamente por el estado de Kobeni, ella nuevamente dijo estar bien. No se sentía mal y solo le hacía falta calentar para estar bien. La mirada de Kenji seguía sería y se detuvo en una zona permitida. Miró fijamente a Kobeni con unos ojos que la intimidaron, pese a ser el mayor e intentar ayudar a sus hermanos, el chico siempre tuvo una actitud ciertamente sería y en algunos casos temperamental, a comparación del resto de sus hermanos quienes eran más alegres, tranquilos o como Kobeni cuya naturaleza dócil la hacía víctima de malos tratos.
—Bien… supongo que podríamos ir a desayunar si no te sientes tan mal.
—¡Si! Tengo hambre.
—Yo también, no puedo dejar que te mueras de hambre. Kaori me mataría o… ¿Tú sigues en crecimiento?
—N-no te burles…
—Te ves adorable así. — Kenji le expresó una sonrisa que solo duró unos milisegundos. — Además, eres la más rápida de nosotros ¿No te acuerdas? Jaja.
Kenji y Kobeni empezaron a recordar viejas anécdotas de su infancia y adolescencia. Kobeni siempre demostró ser una mujer tranquila a comparación de Kenji que era más desastroso, un chico más problemático por su actitud tan reactiva. Sus últimos años de escuela se encontraba viviendo más de forma independiente que con sus padres. Luego de su graduación ni sus padres o él le veían sentido en buscar llegar a la universidad. Kenji no se sentía capaz de dar el ancho en la educación superior y prefirió buscar trabajo en otras cosas.
Pese a todo, quería diferenciarse de sus padres siendo alguien productivo, nunca incumpliendo en sus promesas o viviendo a costa de otra persona. Lo que lo hacía siempre vivir a fin de mes, con una salud demacrada y con la duda de poder cumplir su objetivo. Pero se sentía algo bien consigo mismo, era el ejemplo de que los Higashiyama eran gente de bien.
Kobeni había respondido a base de mentiras lo sucedido con sus heridas, ella no recibía respuesta a la razón de porque su hermano se veía tan herido, era incluso extraño para ella verlo llorar tan repentinamente, lo que la hizo preocuparse. Nuevamente fue ignorada y Kenji solo se limitó a invitarla a un lugar donde a Kenta le gustó comer.
『Kazuo te manda saludos』
La suerte de Kenji no era tan distinta al resto de su familia. Intentar ser un hombre de bien nunca lo recompensó aun cuando hacía todo el esfuerzo por ser el ejemplo masculino que Kenta o Keiji necesitaban. Desde el ataque con el demonio oso llegó a ese punto de inflexión de consentir a sus hermanos, juguetes para los pequeños y a veces pasar el tiempo con los mayores.
Años atrás
Higashiyama Hiroshi, el padre y cabeza de familia nunca daba la cara por sus deudas acumuladas. Tarde o temprano había aceptado que se lo cargasen, incluso buscaría formas de escapar de ello. Lastimosamente su estado de salud antes del demonio oso y posteriormente la entrada de Kenta a la universidad, le hicieron pensar que si podía sacar mucho más provecho de sus hijos.
Solo Kenta le servía. Los menores tenían potencial. Los otros tres eran prescindibles.
Pero incluso su cinismo era superado por su cobardía, evadiendo la responsabilidad de los pagos y ocultándose junto con su esposa. Dejando a su suerte a los hijos, fue ahí cuando la desdicha de Kenji dio comienzo. El único Higashiyama localizable era el, un chico desinteresado en su futuro, pero con el respeto a la vida lo suficientemente fuerte como para no causar daños.
La primera reunión fue tranquila, incluso le dieron opciones poco ortodoxas, pero que lo beneficiaban. Ser un matón y con la suficiente experiencia que consiga volverse un sicario personal del jefe. Lo veían competente y con potencial para ese objetivo, poco a poco iría pagando su deuda hasta no quedar nada.
Kenji sabía que ese cuento era una mentira. Además, era consciente que la pandilla que lo citó no era la única ni la más peligrosa con la que su familia tenía deudas. Cualquier paso en falso solo lo llevaría a la muerte y más desprotegidos al resto de sus hermanos.
El representante al ver la negativa del joven no hizo más que aumentar la oferta, algunos contactos le ayudarán a tener herramientas de trabajo que lo harían sentir más seguro y se marcharía menos las manos.
—Las pistolas están prohibidas para los civiles. — Solo dijo un joven Kenji.
—Veo que eres alguien difícil de convencer… ¿Pero y sí convencemos a alguien más de tu familia?
La mirada de Kenji se volvía más seria y penetraba en el alma del representante de esa pandilla. El Yakuza había capturado la atención de su presa. Mencionó el nombre de sus hermanos, en orden de nacimiento y una descripción vaga. Una pequeña señal, un chasquido y esta pacífica plática acabaría.
—¿Qué me dices de Kenta? Es un chico listo, muy bueno en la escuela. Quizá nos ayude para la logística, a veces hay vacantes… — el representante miró hacia otro lado mientras juntaba las yemas de ambas manos. — Solo necesita no equivocarse. No nos gusta la gente que se equivoca, siempre tenemos que jubilarlos antes de tiempo.
Kenji se negó, alguien como Kenta merecía un futuro más brillante que solo ser usado para la venta ilícita de droga y otros productos que comercie esa pandilla.
—¿Y qué me dices de tus hermanas? Ambas chicas son bonitas, en especial la mayor, se está desarrollando tan bien y esas curvas la están haciendo tan llamativa.
—Ni te atrevas a hablar así de mi hermana.
—¡Hey! ¡Hey! Tómalo como un halago. Unos pechos así enloquecen a cualquier hombre ¿Es virgen? Alguien así de hermosa y sin usar sería excelente para poner en venta su virginidad, con eso pagarían gran parte de su deuda.
Kenji solo lo miró fríamente, no quería caer bajo provocación con lo que escuchaba. Pero las ganas de propinar una golpiza a ese enfermo no le faltaban.
—La otra pequeña, es linda, cara inocente y seguro daría unos buenos gemidos. De ella no tengo dudas de que sea una virgen ¿Qué tal eso? No te preocupes por los detalles, uno que otro idiota de su escuela trabaja con nosotros, fingen un romance, tienen una cita en algún motel y solo el que verdaderamente le corresponde penetrarla hace su trabajo y paga por su virgen y estrecha vagina.
—Enfermo. Si tocan a mis hermanas…
—¿Qué harías? Si conocemos incluso por donde caminan… ¿Cómo se llama? — El representante fingía no recordar y hacer creer que tenía el nombre en la punta de la lengua. — ¡Ah si! Kobeni, lindo nombre. A veces la hacen ir sola por cualquier producto que haga falta, sería una pena que no regrese.
—Ni creas que tocarán un mísero cabello de alguna de ellas.
—Tenemos muchas alternativas, pero a ti no te queda mucho tiempo. Estábamos pensando, tienes muchos hermanos, muchas bocas que alimentar ¡Diablos! Deberías pensar en una forma de deshacerte siquiera de uno. Uno de los niños, son sanos y libres de cualquier defecto, cualquier político de esos países tropicales pagaría por un niño o niña japonés. Son raros de encontrar.
—Vete a la mierda.
—¡O todo a la vez! Y no solo eso, usar a tus hermanas como prostitutas luego de haber vendido su virginidad… ¿Te parece? Yo creo que a tus padres no les vendría mal tener a mujeres trabajadoras en la casa y alimentar menos bocas si llevamos a uno de tus hermanos a… ¿Te gustaría Tailandia?
—¡Una jodida palabra más o…
—¿O qué? — expresó una sonrisa burlona. La amenaza de Kenji se vio minúscula a la que los pandilleros representaban para su integridad. Tres de ellos se acercaron y simplemente lo tenían en la mira para hacer cualquier cosa con el.
—N-nada. — Kenji miró hacia el piso, asustado e impotente, sus hermanos eran lo único bueno de su vida y ser vistos como una herramienta le daba terror.
—¿Cuál es tu propuesta? Mi familia y yo somos gente que le gusta escuchar. Dinos una buena idea y te aseguro que tus hermanitos estarán fuera de nuestro alcance.
—Ustedes… ¿Entrenan?
—A veces, no es necesario cuando hay armas blancas, las pistolas son difíciles de conseguir desde que apareció ese jodido demonio, hasta eso fui generoso contigo ofreciéndote una.
—Yo puedo… ayudarlos… si nos atrasamos con los pagos… quizá los pueda ayudar en Boxeo o karate, lo que sea que ustedes hagan.
—¿Sabes combatir algo de eso?
—Un poco… Puedo ayudar con… reclutas. Otros chicos, pero ni Kenta o yo estaremos involucrados con ustedes, ni mis hermanas o los niños serán usados para cualquier cosa enferma.
—Meh. Me convenciste con lo de entrenar me perdiste con lo de enseñar. Pero supongo que hay un trato, nuestras condiciones son estas. — Finalizando su respuesta, el representante chasqueó los dedos.
Los pandilleros que rodeaban a Kenji empezaron su diversión golpeándolo, no importaba la dirección del golpe o lugar, el mayor de los hermanos recibió golpe tras golpe, comenzando desde su rostro y cuando una vez lo dejaron tirado continuaron diversión dándole patadas.
Varias de ellas daban en su abdomen, dejando al pobre Kenji sin poder recuperar el aliento. Su espalda también fue víctima de las continuas patadas que sus agresores daban, no había compasión ni mesura en su fuerza, dejaron ir todo ese impulso por destrozar algo en Kenji. El primer hijo gritaba con que se detuvieran, poco a poco las lágrimas por culpa del dolor brotaban mientras pisaban una de sus manos. Suplicaba por piedad.
El representante le dio su única patada en dirección a su tórax.
—Entonces…. ¿Prostitutas, trafico infantil, logística, ser un sicario… o todo lo anterior? Tu decides.
—N-na-nada… — Kenji escupió sangre. — Nadie… ninguno de mis h-herma-manos será usado para t-tu diversión…
—¿Cuál diversión? Tampoco disfruto de esto… bueno un poco, sobre todo golpear a idiotas que se creen listos. Solo por eso darme un regalo como este, que esa sea tu condición. Un atraso con nosotros y será mejor que no mueras "nuestro saco de boxeo".
—S-si… q-qué mejor sea eso… — La voz de Kenji cada vez era más débil y su tono era más sumiso.
—La negociación iba a ser con tu padre, pero resulté sorprendido, es increíble que un cobarde como el haya tenido de hijo a un cabrón con huevos como tú. Bueno, eso sería todo.
—...
—Tu silencio dijo más que tus palabras sin sentido. En fin, espero que no se atrasen nuevamente y recuerda, Kazuo te manda saludos.
Kenji fue cargado y aventado del lugar donde se reunieron, el chico tenía la fuerza suficiente para continuar caminando hasta llegar a un pequeño banco, donde pudo acostarse. Ensangrentado, golpeado y humillado, fue su primera reunión con gente peligrosa y todo salió mal para él.
No le quedó de otra más que llorar. Estaba aterrado por cualquier cosa que le sucediera a sus hermanos. Todos corrían peligro latente y aunque el quisiera evitar cosas como que Kobeni ande sola o incluso sospechar de cualquier hombre que se les acerque, llegó su paranoia a tan temprana edad. Sumido en una tristeza absoluta.
—¡Son unas mierdas, todos son mierdas! ¡TODOS! ¡MALDICIÓN! ¿Por qué nadie nos ayuda?
Kenji regresó a su casa, provocando un escándalo entre sus hermanos que lo vieron tan malherido. Sus padres reclamaron que dejaba manchas de sangre en el piso, Kenji solo se excusó con sus hermanos que se metió en una pelea con varios tipos y que al menos el fue el que mejor salió parado.
Todos, sobre todo Kaori lo regañaron por algo tan estúpido y aun así intentaron consolarlo y ayudarlos con vendajes, aunque estaban mal hechos. Querían llevarlo al médico, pero ninguno de las cabezas de familia se ofreció a pagarlo.
—Vaya mierda. — Solo expresó Kenji. Pensaba en distintas maneras para deshacerse de la situación en la que estaba metido, pero nada tenía solución clara, ni servicios infantiles que posiblemente separen a los hermanos o incluso la policía, que al igual que los cazadores ignoran su área.
No quedó de otra más que buscar distintas fuentes de ingreso, desgastando su físico, Kaori cuestionó su obsesión personal con el dinero, era consiente de las deudas pero no lo que Kenji llegó a sufrir por ello. No dio detalles de lo que esa gente tenía planeado con sus hermanas, pero si mencionó la paliza que recibió y cada vez estaban cerca de tiempo límite.
Kaori tomó la difícil decisión de hacer lo mismo que Kenji, iniciando una vida de adulta y ganándose la vida trabajando. Kenji nunca perdía contacto con ella, quería siempre saber dónde estaba por el temor que a ella le hicieran algo, al final de cuentas eran básicamente sus propios mejores amigos.
Tras la muerte de la familia Higashiyama por el demonio oso, Haka no pudo restaurar del todo bien la columna de Kenji, aun así la reconstrucción fue lo suficientemente eficaz como para renovar el cuerpo de un maltratado hermano mayor. Las palizas siguientes las soportaría de mejor manera. Una gran ironía para el demonio de la muerte.
Un día antes a la reunión de Kenji y Kobeni
Un auto con un historial de batalla estaba estacionado en una calle poco transitada. El mayor de los Higashiyama se había puesto en contacto con su querida hermana Kobeni para enseñarle a manejar al día siguiente. Fumó tranquilamente dentro de su vehículo, se lo compró a un viejo amigo para ayudarle a migrar al extranjero y encontrar un nuevo estilo de vida en occidente.
Puso la radio, fanático del City pop disfrutó de la música mientras poco a poco consumía uno de los dos cigarros que tenía planeado fumar.
Su momento de paz se vio interrumpida cuando la ventana de su lado recibió unos leves golpeteos.
—Lo siento joven, pero en esta calle no se tiene permitido fumar.
—Descuide señor, solo estaba pasando el rato, pero si quiere paso a retirarm… Ay mierda.
El mismo representante de Kazuo llegó acompañado de otros tres guardaespaldas. Con una cínica sonrisa le pidió a Kenji que bajara del vehículo, necesitaban hablar sobre la renegociación de su deuda con ellos. Kenji tuvo una mirada vacía y sabía que pronto ocurriría lo peor, apagó el cigarro y salió.
—¿Y ahora qué quieres, Daiki?
—Que amable de tu parte por recordar mi nombre. Aunque debido a ciertas políticas con los jefes de mi jefe, esa información es clasificada y te pediría amablemente que nunca compartas el resto de mi nombre.
—Como si me importara. Solo dime ¿Cuánto?
—¡Hey! ¡Hey! No es con respecto a cuánto dinero nos debes pagar, es con respecto a cuando. Eres un ratón difícil de localizar ¿No es así?
—Me la paso trabajando de forma honrada al menos. Algo que tú y los pendejos que llevas contigo no conocen.
—Otra falta de respeto y le diré a uno de estos perros que te una lección de humildad. Solo digo, como amigos ¿Cómo está Kaori?
—Sigh. Te importa una mierda.
—Te recuerdo que ella sigue siendo del interés de uno que otro socio nuestro. Sigue igual de hermosa que cuando era una estudiante.
—Asqueroso. Solo dime ¿Me atrasé con algún pago o qué? Lo que menos quiero es ver tu horrible cara.
—Una semana. Una semana donde no hemos visto nuestro puto dinero, pero tranquilo estoy seguro de que debes tenerlo dentro de tu chatarra.
—Sigh. Solo te podré dar la mitad, aún no me pagan el resto de mi… — Un golpe del representante impactó al rostro de Kenji.
—¡Yo no vine personalmente para que me des la mitad del puto dinero!
—Viniste para golpearme. Solo eso.
—Me conoces bien, pendejo hocicón. — Seguido de esto, Daiki intentó conectar un golpe nuevamente a su rostro, la reacción de Kenji fue más rápida y lo esquivó sin problema.
—Mira, no te puedo dar la otra mitad del dinero pronto. Mi hermana… Sigh, pronto le van a pagar lo de su salario y de ahí te pagaremos. Solo ten paciencia.
—Kazuo no es un hombre paciente con gente como tú y yo mucho menos ¿Kobeni es la cazadora, no?
Kenji no respondió a la pregunta. Prefirió mirar con seriedad a los ojos del representante.
—Tu silencio lo dijo todo. Me sorprende mucho que haya sobrevivido a esa mierda, la familia un viejo asociado de Kazuo tuvo que ver con ese ataque terrorista, pero todo se fue a la mierda, escuché que cierta mujer de baja estatura estuvo haciendo un desastre cada vez que veía a un cabrón armado.
—No sé a lo que te refieras.
—Tenemos ojos en muchas partes, pero básicamente hay un pequeño rumor sin confirmar que cierta chica hizo lo que quiso con los hombres que mataron a los cazadores. Hacía estupideces, destrozar cráneos, cortar extremidades o disparar a quemaropa. Salvó la vida de unos niños, una total heroína.
—Eso no me interesa. Debes estar hablando de alguna otra mujer.
—Solo digo, no hay muchas chicas con vida por ahora en la organización hasta donde tengo entendido y una de las que sobrevivió fue tu hermana.
La mirada entre los dos sujetos quedó fija, ninguno cedió a la presión del otro. Pero Kenji siempre tiene las de perder, pensar en el hecho de que su hermana haya hecho algo tan atroz como matar a otro ser humano era inimaginable, pero el sabía que le dijo estrictamente que hiciera todo por sobrevivir. Le daba pánico la simple posibilidad de que su hermana sea una asesina, incluso en defensa propia. Esa distracción fue lo que echó a perder todo.
Un golpe de uno de los acompañantes de Daiki dejó tirado en el suelo a Kenji. Las risas del representante empezaron a irritar los oídos del primer hijo. Solo volvió en sí cuando una patada en su pecho impactó en el, Daiki disfrutaba castigar físicamente a Kenji e incitó que los otros dos lo hicieran, la paliza se distribuyó en cada parte del mayor. Solo que el goce de escuchar las quejas de Kenji desapareció, el mayor ya no expresaba ningún ruido ni pedía que se detuvieran, solo esperaba que se aburrieran.
La espera no fue pronta como creyó, se notaba que querían escuchar algún hueso crujir, pero nada sucedía, simplemente soportó el daño. Aun así, lo dejaron sangrando.
—Jefe ¿Y si lo matamos y vamos por sus hermanas? — preguntó uno de los perros de Daiki.
—¿Y dejar que este pendejo ya no sufra? Olvídalo, además el idiota siempre paga, solo que se atrasa y el permite que le hagamos este tipo de cosas. — Daiki se agachó para estar cerca de Kenji que estaba tirado en el suelo, ensangrentado y sin posibilidades de caminar por un rato. — Descuida, la perra de tu hermana la cazadora estará segura, no queremos darnos el lujo de actuar sin antes investigar y salir mal parados, pero Kaori es una historia distinta, está apartada y solo es cuestión de tiempo para que la reclamen. Un atraso más y ella será la moneda de cambio esta vez.
—H-hijo de p-pe-perra…
—Chicos. Este imbécil ya no nos sirve por el día de hoy, llévense su auto.
—¡No! El auto… llévenselo otro día, pero hoy no.
—¿Y por qué debería hacerle caso a una puta rata como tú? En fin, llevémoslo y considera el mes pagado, nos vemos pendejo.
Nuevamente Kenji se encontró tirado en el suelo. Sin la posibilidad de defenderse, tenían en la mira a su hermana Kaori, pero sentía alivio porque Kobeni se encontraba a salvo. Solo se le hacía extraño eso que mencionó, pero sentía seguridad que su hermana menor no sería capaz de eso.
Kenji sacó su celular. Llamó a una amiga que lo terminó recogiendo y vendó lo que pudo, la chica lo regañó por ser tan desprevenido. El primer hijo odiaba nunca tener un rato de paz para el solo, pero si esto hacía que ninguno de sus hermanos sufriera de forma innecesaria, estaba dispuesto a hacer el sacrificio.
—Oye… Rin ¿Me puedes hacer un favor?
—Sigh. No te puedo dar de comer ni tampoco puedes dormir acá, el casero no permite que los extraños pasen la noche…
—No es eso. Dinero aún me queda, un poco, aunque sea… pero necesito un favor particular.
『Café』
Presente
—¿Kenji?
—¡Ah! — Perdón, me perdí en mis pensamientos.
Los dos hermanos continuaron su trayecto. Entre los edificios de la imponente capital de japón llegaron a un barrio más calmado, repleto de negocios, hogares y máquinas expendedoras. Apenas había gente caminando por la acera, todos se encontraban en sus trabajos o los jóvenes en sus clases.
—¿Sabes dónde es? — Preguntó Kobeni.
—Es una cafetería, debemos estar cerca. — Kenji buscaba algún lugar para estacionarse. Su hermana no podía esperar para ya comer.
Solo encontró un pequeño espacio a cuatro cuadras del lugar que tanto recomendaba Kenta. El tercer hijo por lo mientras se encontraba en una de sus tantas clases del día.
Tanto Kenji como Kobeni bajaron del vehículo, mientras aún hablaban de sus trivialidades como hermanos. Recordaban esos incidentes vergonzosos que le sucedían a la cuarta hija. Kenji disfrutaba convivir con su hermana, aunque hubiera preferido verla intacta.
Seguían su camino hasta que sonó el celular de Kenji. Los dos hermanos se detuvieron y Kobeni esperó paciente, el mayor vio que era de parte de su hermana Kaori y contesto.
—Kaori, buenos días.
—¿¡CÓMO QUÉ BUENOS DÍAS?!
El grito de la segunda hija tomó por sorpresa al mayor quien dio un pequeño salto y soltó su celular. Fue un pequeño malabar hasta que Kobeni lo atrapó.
—¿Kaori?
—¡AH! Beni ¡Buenos días! ¿Qué estás haciendo con Kenji? Es más, devuelve su celular a ese idiota que no contestó ninguna de mis llamadas.
—C-claro…
Kenji recibió el celular y nuevamente recibió regaños de parte de su hermana. El mayor no hizo nada más que aceptar los regaños y mirar para otro lado, Kaori estaba dejando en vergüenza al primer hijo en frente de Kobeni. La cuarta hija no hizo más que reír sin hacerlo parecer tan obvio.
—¡Eres un… ¡Agh! Un tonto, olvidadizo y dormilón.
—Eso dolió. Más por qué no he dormido bien estos últimos días.
—Pues porque se te olvida, tonto. Sigh. ¿Dónde estabas o qué hacías? Me tenías preocupada, me dijiste que saldrías y no volviste a hablarme.
—V-vi… — Kenji volteó a ver a Kobeni quién observaba las calles, la cuarta hija creía que se iban a tardar por lo que decidió sacar sus cosas para dibujar y trazar una flor que se encontró. — Vi a unos amigos y hablamos un rato. Fue divertido, creo que tomé un poco de más y me terminé accidentando.
—¡¿Tomaste?! ¿Qué te he dicho? No debes beber cuando conduces, podría ser peligroso.
—Si… yo creo que eso no será ningún problema… «En especial porque ya no tengo auto» — Finalizó Kenji con un pensamiento.
—No tomes en frente de Beni, ella será mayor de edad, pero sigue siendo una niña.
—Estoy seguro de que ella le molestaría si le dices eso en persona. Mira, terminé en casa de Rin…
—Uyyyy… ¿Tú compañera de trabajo? Eres todo un galán. Maldita sea, tú con Rin y Kobeni con Denj…
—No... No. ¡No! ¡NO! Ese idiota no se meterá con mi hermana.
Eso último lo escuchó Kobeni, quién parecía que la conversación se volvió un poquito tensa. Sabía bien que las conversaciones entre Kaori y Kenji eran un tanto así y a veces la mayor sacaba de quicio al primer hijo.
—¡Aw! vamos. Tú y yo bien sabemos que ese niño tonto quiere a Kobeni.
—¡Qué no! Ella solo debe concentrarse en ella misma.
—Pero también se tiene que distraer un rato. Tú la oíste, ella perdió a sus amigas y ahora solo le queda el rubio tonto. Yo creo que sí deberías darle una oportunidad a Denji, eres lo más cercano a un suegro… creo, te ves viejo.
—¡Cansado! Solo estoy cansado, maldita tonta.
—Lo dices porque yo siempre me veo mejor que tú. Jaja. En fin ¿Por qué no me llevaste contigo?
—Ni siquiera me dejaste acabar, tonta. Me fui de casa de Rin y volví a la mía, ya tenía prometido a Kobeni que la ayudaría a aprender a conducir y acá estamos, primero vamos a desayunar y luego la llevaré a un lugar que conozco donde pueda aprender.
—Sabes, pudiste matar a dos pájaros de un tiro si me enseñabas a mí también.
Kenji estaba desesperado por acabar la plática, Kaori muchas veces se desviaba de la conversación. El chico no hacía más que mirar hacia arriba pidiendo que ya se calle, la amaba, pero a veces lo sacaba de quicio.
—¿Y por qué no te quedaste con Rin? En serio siento una total envidia por ustedes dos, quizá hasta Kenta o incluso Keiji ya estén conociendo alguien y yo aquí trabajando.
—¡¿Espera?! ¿Estás en el trabajo?
—Sip. Les dije que iría al baño y aquí estoy, así que no mentí, pero me tenías preocupada. En fin, don Juan, no seas muy duro con Kobeni y es más, dile que la quiero mucho, cuando la visite nuevamente le haré de comer. Incluso que invite a Denji, tengo el presentimiento que esos dos ya tuvieron algo.
—¿Y por qué dirías algo así?
—Mi sexto sentido es poderoso. Además de la caja de… — Por poco casi se le escapaba la palabra "condones" — Cereal, viste como lo bajó y se terminaron sonriendo, esos dos son tan adorables.
—Carajo Kaori, deberías apoyarme y no al idiota.
—Pero yo también creo en el amor y tú deberías hacerlo, quizá así serías más feliz.
—Como digas. Debo colgar, Kobeni está hambrienta y yo la verdad también estoy empezando a tener hambre.
—Bye bye. — Kaori colgó la llamada y volvió a su trabajo como personal de limpieza. La regañaron por tardar en el baño y ella solo le quedó aceptar, aunque fue lindo poder hablar con Kenji por muy amargado que a veces sea.
Kenji vio como su hermana estaba concentrada en la flor, la dejó seguir con su dibujo hasta que ella acabase. Cuando terminó, la pequeña dejó de estar en su momento zen y habló con el mayor.
—¿Qué te dijo Kaori?
—Te manda saludos, quiere hacerte de comer y… — Kenji quería no decir lo último.
—¿Y…?
—Que odia mucho a Denji y que no lo vuelvas a invitar.
—¿¡Qué?!
—Si, yo le dije que quizá no deberíamos ser tan duros con él, pero ella insistió que su sexto sentido le decía que él era peligroso para ti, así que deberías dejar de verlo.
—¿Estás seguro? Suena más a ti.
—Para nada. Ya conoces a Kaori, muy impulsiva a veces.
—Él es mi amigo, el único que me queda así que quizá deba desobedecer a Kaori en esta ocasión. Además, el…
—¿Eh?
Kobeni empezó a ponerse roja. Kenji empezó a sacar conjeturas y no quería escuchar la peor de todas las opciones.
—Él me gus…
—¡Mira! Es por ahí, el lugar del que hablaba Kenta. — Kenji señaló la cafetería donde iban a desayunar y también para ignorar lo que Kobeni tanto batalló por expresar. A Kenji no le gustaba la idea de que alguien sea novio de Kobeni y sea capaz de hacerle daño.
La fachada de la cafetería era un tanto sencilla pero agradable a la vista, un gran ventanal permitía entrar la luz del día en su interior, acompañado de unas cuantas macetas con flores coloridas y un anuncio con una promoción "en la compra de un pastel se regalaba un café". Al primer hijo le llamó la atención el cartel donde se ofrecía un puesto como mesera.
Entraron a la cafetería. Había unas cuantas mesas ocupadas, familias desayunando. Si en algún momento tuvieron envidia tanto Kenji como Kobeni, fue ver a esos niños felices con sus padres en un pequeño momento familiar.
Kobeni sintió un ambiente acogedor, seguía sin acostumbrarse a este estilo de vida, pero le agradaba experimentar nuevos sabores. Llegó la camarera, tomó la orden con los desayunos y ambos aplicaron la promoción. Kenji le dijo a Kobeni que no tuviera pena y que pidiera lo que ella quisiese comer.
La plática entre ambos hermanos siguió ¿Cuál era el futuro para todos ellos? Ese era su tema de conversación, algo incómodo para Kobeni porque ella no sabía qué hacer si existía un futuro feliz.
El trato que tenía con Haka seguía sin cumplirse. Sólo queda ser paciente y esperar lo mejor, ella dijo que una vez consiguiera el dinero suficiente quizá también se vaya a la universidad. Kenji sonrió al ver qué ella mantenía su sueño vigente.
—¿Y por qué no renuncias desde hoy?
—E-eh… N-no, yo creo que debería seguir trabajando, nos sigue faltando dinero y ni siquiera te he devuelto lo que me has dado.
—Ese asunto olvídalo. Fue más un regalo que un préstamo, además no me importaría mucho si renuncias, sería hasta lo mejor para todos, así estarías más segura.
—¿Lo sigues diciendo por Denji? Sabes, en serio créeme cuando te digo que…
—No soy tan infantil, hablaba de tu seguridad. Hubo unos idiotas, pendejos que no es necesario que conozcas que me dijeron algo estúpido que hasta me dio risa.
—¿Algún chiste?
—Supongo, cuando fue lo de… ya sabes, eso con respecto al ataque.
—¿Q-qué con eso? — A Kobeni no le gustaba a dónde iba Kenji.
—Hay un rumor sobre una persona que mató brutalmente a esos locos. Dijeron que estaba vestida con el uniforme de cazador.
—¿V-vestida, t-te re-refieres a una mujer? Jaja e-eso d-de-debe ser m-muy t-tonto…
—Estoy de acuerdo. Muy tonto, pero la verdad no me arriesgaría a tener a mi hermana a trabajar con algún psicópata. Solo quiero que tengas una vida tranquila.
Kobeni se quedó mirando a los ojos de su hermano, se veía triste y cansado, añadiendo sus heridas notaba que todo era el resultado de una horrible vida que él escogió para que los demás no sufran. Su culpa poco a poco brotaba, sabía bien a quien se refería y se sorprendió que ahora hablaran por las atrocidades que cometió.
—Sabes Kenji… y-yo… Creo qué sé… «de quién hablan…» — Kobeni perdía esa seguridad para revelar lo que en verdad pasó en el día del ataque. Fue interrumpida por la mesera, su orden fue entregada.
—¡Disfruten de su comida! — dijo con emoción la mesera, luego se quedó mirando a Kenji, el devolvió la mirada y solo vio como la mesera le guiñó el ojo.
El mayor le enseñó una leve sonrisa. "Háblame para cualquier cosa que necesites" lo leyó en sus labios y se marchó la mesera. Kenji no se inmutó y dirigió su mirada a la comida y su café. Su hermana menor se sorprendió por lo que vio, intentaron ligar a su hermano mayor en frente de ella.
—V-veo… qué le interesas a alguien.
—Estamos comiendo. Come o se va a enfriar tu comida. — Kenji mantuvo su actitud seria y continuó con su comida.
Los dos hermanos pasaron un momento tranquilo. El sabor del café era algo que necesitaban para esta mañana, Kobeni le agradeció la comida a su hermano, siempre amaba los sabores deliciosos.
—¿Le vas a dar tu teléfono a la chica? — Kobeni siguió con su café y después de un sorbo continuó con su duda. — La chica no ha dejado de mirarte.
—No.
—¿Y por qué no? — Kobeni preguntó con una ligera sorpresa.
—Me concentro en lo que realmente importa. Ustedes y largarnos de esta basura de lugar, quizá Hokkaido sería un buen lugar para iniciar de cero.
—He escuchado que Toyooka es lindo.
—Solo he visto fotos del lugar, pero quizá sí. Solo un poco más de dinero, primero comenzaré con un auto nuevo.
—¿Y el otro?
—E-eh… Estoy en pláticas para venderlo. «Aunque ya se lo llevaron.»
—Que bien, si quieres te puedo ayudar a comprar el que más te guste, he visto que estoy cerca de conseguir un bono… Además de mi sueldo.
—No hace falta, pero de hecho si he encontrado uno que me llamó la atención. — Kenji sacó de su ropa una pequeña hoja de periódico.
—¿Guardas basura en tu bolsillo? — preguntó Kobeni.
—No es eso. Mira este auto te puede gustar, es bonito de hecho. Es italiano.
Ambos miraron el auto que deseaba el primer hijo, un Fiat 500. A Kobeni le gustó el color del vehículo y hasta se le hacía tierno pensar que su hermano lo conduciría, no parecía su estilo. Kenji se avergonzó un poco, se excusó diciendo que solo lo encontró en amarillo.
—Ya no podrías aparentar ser el chico malo.
—Nunca lo fui. Trato de ser una buena influencia para ustedes y que… estén libres de toda esa basura que hay en las calles.
—Hiciste un buen trabajo hermano y por eso… —Kobeni sacó su folder donde guardaba sus dibujos. — ¡Te ganaste una flor!
Kenji le sonrió, su sonrisa duró más tiempo y tomó el dibujo, lo apreció unos segundos. Veía como su hermana le ponía empeño en algo que le gustaba.
—Está muy bonito. Gracias Kobeni.
Kobeni le pidió disculpas a su hermano, iría al baño. Kenji esperó pacientemente a su hermana, aunque tenía curiosidad por sus demás dibujos así que mientras ella estaba ausente decidió ojear el resto de su folder.
Hoja por hoja veía algunos dibujos recientes de su hermana. Una práctica de perspectiva de su propia sala, algunos animales, flores y paisajes. Kobeni sacaba provecho de lo que Madoka le regaló. Pese a las cosas malas que vivía y la constante incertidumbre de un mañana próspero, ver los trabajos de su hermana lo terminaron consolando.
Hasta que llegó a tres dibujos que no le gustaron. Kobeni dibujó el rostro de Denji dormido y hurgándose la nariz, le pareció molesto ver nuevamente al cara de pendejo aunque sea en papel.
El segundo dibujo era uno que no llevaba mucho avance, se veía que estaba trabajando en otro dibujo para Denji sosteniendo una motosierra, el rubio se encontraba feliz. Caso contrario a Kenji que lo miraba con seriedad y hasta con ganas de tirar las hojas a la basura. Se contuvo y evitó hacer una locura.
El tercer dibujo era obvio que no lo había hecho ella, más bien parecía de un niño de cinco años con una nula práctica con los lápices. Visualizó a dos muñecos agarrándose de la mano y una pelota, Kenji ya se daba una idea de quién era el autor.
Organizó de nuevo las hojas y cuando estuvo a punto de ponerlas en su folder, llegó su hermana, apenada por lo que vio.
—P-puedo… explicarlo.
—Dibujas bonito y eso es todo.
—Si pero…
—¿En serio quieres hablarlo? Creo que Kaori es mejor en eso que yo.
Kobeni poco a poco se iba coloreando de rojo en su rostro, intentó no guardar lo que sentía en su corazón y poder afirmar con creces esa idea de que…
—M-me g-gu-gusta Denji…
La mirada de Kenji intentó no expresar lo que realmente sentía. Una profunda ira por saber que alguien estaba ocupando espacio en el corazón de su hermana y no lo conocía del todo bien, sabía que había otra mujer que también le interesaba y hasta Kenji aconsejó esa opción.
—¿No tenía 17? — Miró seriamente Kenji. Cada vez se estaba más resignando a los gustos de su hermana.
—S-si… pero, no sé… — Kobeni estaba avergonzada, confundida y lo único que entendía era que le atraía el chico.
—Denji será algo idiota y tuvimos una mala primera impresión de el. Sigh. Pero podríamos intentar conocerlo más, no me gusta la idea que tengas novio si te soy sincero.
Kobeni solo le sonrió a Kenji.
—No creas que mis planes han cambiado, intentaremos salir de esta y viviremos tranquilos. Cuando te des cuenta estarás solo descansando y llevando de paseo a nuestros hermanos.
—Has crecido mucho Kobeni, lo decía Kaori, pero para mí aún sigues siendo alguien a quien debo proteger… sigo sin perdonarme no haberte ayudado cuando sucedió lo de… — Kobeni tapó su boca con su mano.
—C-creo que lo mejor fue… que no estuvieras ahí, todo fue horrible y aún sigo procesando lo que viví, en serio perdón.
—Te entiendo, pero…
Kobeni solo negaba con su cabeza, su mirada denotaba la tristeza y melancolía, seguía extrañando a Himeno, Kei y a Arai. Kenji comprendió que no era momento para hablar del tema, pidió la cuenta y la mesera rápidamente llegó a su llamado. Pagó y recibió su cambio además de un regalo que no esperaba.
Una servilleta llevaba consigo el nombre y teléfono de la chica. Kenji siguió sin reaccionar ni emocionarse por lo sucedido, incluso aunque la mesera sea atractiva, no le interesaba ni la idea de una noche con ella. Su mente era invadida de pensamientos que lo ponían tenso y en momentos espontáneos lo hacían quedar en trance.
—Veo que alguien quiere conocerte. — Kobeni sonrió a su hermano.
—Supongo. Eh. Lo guardaré para preguntar si hay promociones.
—No seas grosero. Cuando estés libre, intenta llamarla y quedar con ella, quizá termine siendo tu novia.
—Ahora suenas igual a Kaori. Solo espérame, iré a preguntar por unas cosas.
«¡Wow! ¿Tan rápido y le pedirá una cita!» — Kobeni se sorprendió.
Kenji se dirigió hacia la barra donde el dueño del lugar se encontraba preparando unas tazas de café. El señor estaba en los principios de sus cincuenta, con energías de mantener con vida su local y amablemente atendió al primer hijo.
—¿Se le ofrece algo, señor? — Dijo el dueño.
—No, muchas gracias por la comida… estuvo deliciosa.
—¡Es un honor escuchar que disfruta de nuestros platillos! Esperamos con ansia su regreso.
—Si. Yo también espero volver… bueno, a lo que vine es que afuera del local está diciendo que se solicita empleada y tengo una hermana que podría trabajar para usted… — Kenji señaló con su cabeza la mesa donde se encontraba Kobeni.
Ella se encontraba haciendo trucos con uno de sus lápices de dibujo, pero se cayó con el que estaba jugando, se agachó para recogerlo del piso y cuando se intentó levantar se golpeó su cabeza con la mesa del lugar. Kenji se sorprendió al ver a su hermana cayéndose al piso mientras se sobaba. El dueño estaba un tanto preocupado por el estado de la chica.
—¿Se accidentaron apenas?
—Si… Nos gusta pasear en bicicletas y nos caímos, pero estamos bien.
—¿Ella estudia? Porque…
—¡Eso es lo mejor! De momento no está estudiando, así que ella estaría disponible la jornada completa. Es muy amable y atenta con la gente, a veces se traba, pero se acostumbrará.
—Agradezco su oferta, de hecho, el anuncio es solo un farol para una de mis trabajadoras. No tiene mucho que se mudó y se está adaptando a su nueva escuela. A veces bromeo con ella de que estoy buscando otra trabajadora para que ella llegue más temprano.
—Oh… Pero si estudia es de medio tiempo, con mi hermana no tendrías problema de eso.
—En serio lo tendré en cuenta. De momento su hermana creo que necesita mejor ir con un doctor, creo que se cayó muy fuerte.
Kobeni seguía sobándose la cabeza mientras los dos hablaban. Mientras ella estaba distraída con su dolor, una figura femenina pasó por el ventanal que daba a la calle. Entró a la cafetería y solamente le dijo al dueño "¡Hola! Por fin llegué temprano."
El dueño la miró con seriedad. Sacó del interior de la barra un libro de matemáticas cuya dueña se aproximaba al señor y también a Kenji.
—Debes ser más precavida con tus cosas.
—¡En serio lo siento! Juro que lo tenía en mi mochila y… ¡Se me olvidó! — Un pequeño golpeteo a su cabeza junto con un tono burlón acompañó su respuesta.
La sonrisa de la chica molestaba un poco al dueño. Le advirtió que si volvía a faltar a clase ella estaría en problemas y se vería obligado a despedirla.
Nuevamente la chica de cabello oscuro con tonalidad morada pidió otra oportunidad. El dueño cedió y la chica saltó de alegría. Se llevó su libro y dijo antes de irse que no volvería a suceder.
—¡Y ponte tu uniforme! ¿Tienes al menos el permiso para faltar? Van a buscarte como locos en tu escuela y llamarán a la policía.
—¡POR ESO ME APURO! — La chica corrió y cuando estaba llegando a la salida del lugar, visualizó a Kobeni quién aún seguía batallando para levantarse.
Antes de irse del lugar, la chica peli-morada se acercó a la cuarta hija y ofreció su ayuda. Aunque Kobeni intentó negarse a la oferta, terminó aceptando y la desconocida hizo su buena acción del día.
Estando una a la altura de la otra, se visualizaba como la estudiante era ligeramente más alta que la cazadora. Kobeni recibió ayuda para sentarse y luego recibió una sonrisa de parte de la mujer que la ayudó.
—M-muchas g-gracias… Eh…
—Reze. Descuida, no fue ningún problema.
—S-si… solo que no me gusta molestar. — Kobeni visualizó a la chica, tenía un rostro sereno y alegre, su cabello, aunque recogido tenía un mechón que cubría su rostro. Los ojos verdes de la chica también entraron en contacto con los de Kobeni.
—¿Tengo algo? — Reze intentó inspeccionar su rostro pensando que había algo raro.
—N-no… vi que también tienes una gargantilla… yo también tengo una, te queda bien.
—Aww gracias. Es un regalo de mi madre, le prometí usarla siempre y le compraré una cuando ella salga del hospital, así las dos pareceremos gemelas.
—La mía me la regaló mi hermana. A veces creen que ella es mi gemela… aunque es más alta que yo.
—Jaja, te queda bien tu altura, compacta y eso. Muy bien fue un gusto… — Reze hacía unos ademanes con las manos.
—Kobeni.
—¡Fue un placer Kobeni! Vuelve pronto, acá trabajo, por cierto.
Kobeni asintió y se despidió de Reze que salió del lugar. Kenji hizo lo propio, se despidió del dueño y se dirigió a su hermana. Le pidió una disculpa por no ir a ayudarla y luego se retiraron del lugar. La mesera en turno volteó a ver a Kenji y él simplemente le dijo entre labios "Te llamaré más tarde". Mensaje que fue captado y respondido con una sonrisa.
Ambos se dirigían al auto. Siguieron sus conversaciones triviales, Kobeni le expresó a Kenji que la música en inglés cada vez le gustaba más gracias a su difunta amiga Himeno. El mayor decía que había buenas bandas y cantantes, pero le gustaba más la música nacional.
—¿Crees que yo pueda escoger la radio mientras me llevas?
—Mi auto, mi música.
—P-pero no es tu auto.
—... — Kenji recordó que tiene un auto prestado y no sabía que responder. — Sigh. Vale, tu escoges la música.
Kobeni se emocionó y quiso escuchar la estación que le gustaba a su difunta amiga. Antes de subirse al auto, Kobeni visualizó una pequeña librería y le llamó la atención.
『Libros para tontos』
La cuarta hija se adentró a la pequeña librería que se encontraba al otro lado de la calle. Kenji tuvo que seguirla, aunque estaba confundido ya que ella no le avisó. La cuarta hija parecía estar atraída por los libros que se encontraban ahí.
Una señorita en sus treinta les dio la bienvenida. Preguntó por cuál libro les interesaba, aunque Kobeni en medio de su timidez y tartamudeo solo pudo responder que estaba viendo. La encargada al ver al mayor pensó que algo malo les había pasado y preguntó por sus heridas.
—M-mi hermano y-yo nos caímos cuando íbamos paseando en bicicleta, p-pero es su día libre y queríamos pasar el día juntos.
—Oh, ya comprendo. — Respondió la encargada.
La cuarta hija empezó a recorrer minuciosamente cada estante que alberga una variedad de novelas y libros que parecían ser interesantes. A Kobeni le resultaba fascinante ver algunas portadas, le interesaba ver el detalle de los dibujos de las novelas de ficción y fantasía.
Sacó de un estante el libro de un niño huérfano y el cómo llegó a una escuela de magia. El niño parecía un nerd total con esos lentes y el peinado, pero le parecían lindos los colores, además de la premisa.
Lo devolvió y siguió con su recorrido. Veía otro tipo de géneros, romance. A diferencia de Kaori, Kobeni no era una amante de ese género ni le interesaba, toda su vida pensó que viviría en soltería y hasta se le hacía lo más sensato, le daba miedo que algún chico le hiciera daño. Ahora le da un poco de risa la situación.
En varias portadas aparecían las parejas perfectas, hermosas y con diseños elegantes, no sabía el contexto de ninguna y tampoco le interesaba leerlas. Era un poco extraño pensar que ella no se enamoró del chico refinado y de la alta sociedad. Tampoco ella podía jactarse como algunas protagonistas, posiblemente de la realeza, herederas de fortuna y siempre cortejadas por hombres de buena familia.
Denji y Kobeni representaban una antítesis a eso. El chico sin hogar, sin educación y con pocos valores más que los que su propia naturaleza le ordena. La chica con problemas económicos, con sueños truncados y con el temor de ser lastimada o asesinada en cualquier momento.
Kobeni veía las portadas y le gustaba pensar que ambos podían estar así. Una pequeña fantasía inocente. Incluso si ambos no eran privilegiados, cuando estaban juntos sentían una seguridad que no podía repetirse con otra persona. Estos pensamientos la hicieron extrañarlo, quería oír sus latidos y sentir sus brazos protegiéndola.
La cuarta hija siguió explorando los estantes. A la vista del siguiente pasillo se apreciaba el despacho de la encargada, observó sin hacer ningún movimiento sospechoso como la señorita y Kenji estaban conversando. La cuarta hija se sorprendía el hecho que nuevamente alguien intentara ligar con su hermano, lo veía en la expresión nerviosa de la mujer y sus movimientos, pero también vio como Kenji ni se inmutaba, solo continuaba con la conversación.
La pequeña Higashiyama continuó con su exploración, veía libros educativos, de varios temas, geografía, historia o biología. Kobeni sentía que podía sacarles provecho a estos libros, dibujar otro tipo de cosas. Seguía viendo las portadas y a cada una le llamaba la atención su estilo.
Llegando a la pequeña sección de mangas, Kobeni le impresionó no solo las portadas de cada tomo sino también el dinamismo en peleas o como querían expresar cada panel a su gusto. A Kobeni le estaba interesando hacer algo similar. Caminó a otra sección, los libros de enseñanza para ver si había alguno donde ella pudiera aprender a hacer manga, en su búsqueda encontró algo que le parecía mejor y no únicamente para ella.
Lo tomó y pensó que sería más útil. Un pequeño comienzo y demostraría a Haka que ella no era capaz de hacerle daño a la persona que le gustaba. Se emocionó y pensó en un pequeño escenario donde Denji aceptaría con gusto que Kobeni sea su maestra, terminen el libro y un Denji más inteligente le pide a la cuarta hija que sea su novia.
La fantasía de Kobeni hizo que ella se enrojeciera. Cosa que vieron tanto Kenji como la encargada.
—Debe estar ojeando alguna de las novelas eróticas que hay, no es la primera vez que hacen una cara así.
—Oh… No sabía que a mi hermana le gustaban ese tipo de cosas.
—¿Y a ti qué cosas te gustan? — preguntó la encargada, interesada en el primer hijo.
Kenji estaba cansado y quería irse de la librería. Mantuvo amablemente la plática, pero él ya estaba ansioso por irse y solo quedaba esperar a que Kobeni comprara algún libro.
La cuarta hija colocó el libro que quería en frente de la encargada, ella le dijo el precio y Kobeni se percató que no le alcanzaba. Kenji la miraba con extrañeza pues no era el libro que pensaba que compraría, alguna novela o sobre artes, pero esto era de idiomas.
—¿En serio quieres este libro?
—S-si… — Kobeni estaba apenada, agarró el libro y lo puso en frente de ella evitando que Kenji pudiera ver su avergonzado rostro.
—¿Kobeni?
—¿M-me lo compras? — Preguntó Kobeni de forma inocente mientras veía como su hermana agitaba el libro como si bailara. Kenji miró a la encargada como le conmovía esta escena fraternal.
—Sigh. Está bien.
Kobeni se puso feliz, esperó que su hermano pagara el libro y ambos se retiraron. La encargada se despidió y aunque quería preguntar por su número, Kenji se hizo de los oídos sordos y se fue.
—¿Y de qué hablaban? — Preguntó Kobeni
—Sobre… Novelas y libros que nos gustan, supongo. Bien, ya vámonos que se está haciendo cada vez más tarde y no te he enseñado nada.
『Conducción y confesión』
Kenji encendió la radio y puso su estación favorita, reproducían música de los 80's. El camino fue tranquilo, Kobeni necesitaba envolver el libro como un regalo, se imaginaba la situación y no podía parar de sonreír. Momento que le parecía confuso al hermano mayor, pero si con eso hacía feliz a su hermana, lo podía pasar por alto.
El escenario pasó de ser urbano a uno un tanto más rural, Kenji sentía una paz reconfortante, por mucho que Tokio tuviera todo tipo de entretenimiento y lugares hermosos, a Kenji le gustaba más el verde y lo tranquilo.
—Agh. Tendré que pagar el tanque a Rin. — Kenji se imaginó la situación donde su amiga lo regañaba por consumir todo su combustible.
—¿Quieres que te ayude a pagarlo? Te daré algo de mi dinero cuando lleguemos a casa.
—No hace falta. De todos modos, es una amiga y no una desconocida una vez acabemos yo pago todo.
Estacionados en un camino relativamente solitario, Kenji vio que era el momento ideal para intercambiar lugares con su hermana. La pequeña Kobeni cada vez podía moverse mejor y ahora tenía más libertad con sus brazos.
Una vez dentro del vehículo los dos hermanos. Kenji señaló el protocolo que debía hacer Kobeni antes de accionar su auto. Los retrovisores en posiciones que ella se sienta cómoda, el asiento a su altura fue gracioso para Kenji ver cómo la distancia entre el pie de Kobeni y los pedales se acercó de golpe.
—¡Qué no te burles!
—Perdón jaja. Estás muy pequeña.
Luego de las risas. Kenji señaló como debía ser la posición de las manos en el volante. Qué función tenía cada palanca y botón, para qué servía y cuándo usarlo. Las instrucciones de Kenji eran claras, pero Kobeni poco a poco empezó a transpirar con más intensidad, pensaba que no iba a ser tan complejo ya que Kenji conducía sin mucha dificultad.
—¿Y aquí es cuando lo enciendo? — Decía Kobeni.
—Falta todavía. Primero debes familiarizarte con el vehículo.
—Yo ya me siento cómoda.
—Ah… sí, pero hablaba de la palanca de cambios. Tienes que observar a dónde va cada cambio y luego podremos empezar.
—Okey… voy entendiendo.
—No has entendido ¿verdad?
Kobeni negó con la cabeza. Kenji paso por paso le explicó a su hermana como funcionaba el cambio de velocidades, le mencionó que para eso debía usar el tercer pedal, es decir el embrague. Poco a poco Kobeni intentaba comprender el vehículo que estaba a punto de conducir.
—No hay tanto problema para dirigir el auto, es como… ¡Las bicicletas!
—Jaja tú también me enseñaste a andar en una.
—Y te caíste muchas veces, aunque saliste aprendiendo. Solo no vayas a chocar el auto, es prestado y si eso pasa me van a matar.
—¿Tu amiga es agresiva?
—Un poco. Es de carácter fuerte, pero tiene un buen corazón, como escuchó que era para enseñarle a una de mis hermanas a conducir me prestó sin problema su auto. De lo contrario me mandaba a la mierda.
—Oh… bueno, intentemos aprender.
Kobeni sentía muchos nervios a la hora de empezar a manejar. Encendió el vehículo, quitó el freno de emergencia y empezó a pisar el freno junto con el embrague. Intentó hacer su primer cambio de velocidad. Avanzando lentamente y Kobeni sujetando fuertemente el volante.
—Okey. Ahora poco a poco vas soltando el embrague. — dijo Kenji.
El nerviosismo de Kobeni hizo que acatara la orden de su hermano, pero no como él quería, quitó de forma brusca su pie del embrague lo que provocó que el auto se apague.
—Bueno, se me olvidó ese detalle. Cada cambio de velocidad debe ser hecho con calma una vez lo hayas hecho, lentamente asciendes el pedal y lo dejas, si lo haces brusco… Ya viste que sucede.
—S-si… perdón.
—No te disculpes, estamos aquí para que aprendas, hermana.
Esas palabras necesitaban ser escuchadas por Kobeni, sentía un poco mas de seguridad y siguió las instrucciones de Kobeni. Poco a poco se estaba familiarizando con sus pedales.
—¿Cómo lo hago hermano? — Preguntó Kobeni mirando a su hermano.
—N-no dejes de ver el camino. — Dijo Kenji con nerviosismo.
—Perdón.
Kobeni avanzó sus primeros 500 metros como conductora. La ventaja del lugar es que había un retorno que le permitía a Kobeni regresar y dar vueltas. Kenji le decía que para dar vuelta debía usar las direccionales, solitas se apagan.
—Oye… esto no está tan difícil.
—S-si… solo mantén está velocidad mientras aprendes. — A Kenji le daba miedo que su hermana le llegase a emocionar y aumentar la velocidad que no podía controlar.
Kobeni intentó cambiar nuevamente la velocidad y por la emoción se le olvidó hacerlo suave nuevamente, el auto se apagó y eso hizo que Kenji se aliviara.
—Bien, continuemos así, poco a poco debes empezar a familiarizarte y así irás más preparada para conseguir tu licencia para conducir, no lo haces nada mal Kobeni.
—Claro… Quiero aprender para nunca más llegar tarde.
—¿Llegas tarde a tu trabajo?
—No… a cosas más importantes que mi trabajo. — La actitud de Kobeni se fue apagando.
—Entiendo… creo.
Kenji aprovechó para poner la radio y escuchar música. El mayor le era rutina ser el conductor, pero ahora era un tripulante más mientras que su hermana tomaba las riendas del camino. Kenji vio el paisaje que tenía a su lado y quedó tranquilizado, Kobeni por el momento sentía una seguridad que antes no sentía, ella dirigía el camino y le gustó.
—Solo baja un poco de tu velocidad, vas a dar una vuelta, asegúrate de no estar tan pegada a nada para que puedas maniobrar.
—S-si… creo que le estoy empezando a entender.
Por unas cuantas horas, los dos hermanos se la pasaban tranquilos mientras Kenji le seguía explicando como debía ser el protocolo para cada cosa mientras ella conducía. Kobeni se sentía abrumada por la información, pero sabía que a Kenji le preocupaba mucho que ella aprendiera y era importante para el que ella pudiera retener casi toda la información.
—¿Y cómo te sientes ahora?
—Pues ya no me duele el cuerpo como antes, aún me sigue doliendo la cabeza por el golpe que me di…
—Descuida. Al menos estás bien, pero yo me refería a emocionalmente o como se diga, estás aprendiendo a conducir, es un verdadero logro para mucha gente.
—E-es cierto. Aunque yo creo que es lo mínimo que yo deba saber, no quiero ser lenta nunca más.
—¿Te gusta la velocidad?
—A veces me da miedo… pero cuando fue el ataque terrorista me di cuenta que correr o saber conducir bicicletas no bastaba.
—Cierto, los criminales son rápidos. Kobeni, descuida, eso ya pasó y muchos de ellos ya no nos pueden hacer daño.
«Porque algunos los maté» — La culpa de Kobeni la estaba enterrando viva. No solo por asesinar criminales, también por dejar morir amigos y no poder llegar a tiempo a un rescate. Ese día seguía dejando secuelas. Secuelas que ignoraba gracias a Denji, pero en su ausencia solo recordaba el dolor.
Kenji pidió cambio de turno. Ahora tenían que regresar a la casa de Kobeni aunque antes iban a comer unas hamburguesas en McDonald's, aunque a la cuarta hija le daba pena admitirlo, le gustaba la comida de ahí. Ambos comieron tranquilos, la compañía que se daban era algo que necesitaban. Kobeni le gustaba que su hermano siempre quisiera cuidar de ella, pero también aceptó que es una adulta y tenía que valerse por sí misma.
—Kobe… Sabes, sigo con la idea de que deberías buscar otro trabajo.
—Cuando paguemos las deudas y la universidad de Kenta, podré preocuparme de conseguir algo más, Kenji.
—Supongo que no hay otra forma para convencerte ¿Verdad?
—De momento no, este trabajo nos ayudará por un rato y luego renun…
La sensación fría de Haka llegó desde la parte de atrás. Recordó que cualquier señal de salir de los cazadores era una alerta para el demonio, lo que la hizo sudar y sentir nuevamente peligro por su propia vida.
—¿Tan rápido quieres ver morir a tu hermano? — Decía Haka mientras estaba a punto de chasquear sus dedos.
—Sigh. Seguiré trabajando, Kenji. No sé si hay una salida de esto, pero supongo que es lo que me merezco.
Las amenazas de Haka aterraban a Kobeni, pero ella debía actuar con naturaleza, de lo contrario una sospecha haría que el demonio no tenga piedad. Aún así está respuesta no le gusta para nada a su hermano mayor.
—¿¡Qué te lo mereces?! Kobeni, tu deberías estar estudiando o mínimo tener un trabajo tranquila, no debes arriesgar tu vida cada día, sé que este es nuestro secreto pero en serio me preocupa que te pase algo. Yo… No sé que haría si me faltas, cualquiera, solo… Quiero que todos estén bien.
El enojo repentino de Kenji pasó a ser uno triste. El ha vivido mucho dolor y preocupación, Kobeni no era la única que guardaba un oscuro secreto y estaba preocupado por la seguridad de su familia. Solo sus padres se podían ir a la mierda, pero no tenía el tiempo ni las fuerzas para cuidar a los menores, se lamentaba todos los días no ser capaz de generar más dinero.
—Kobeni… tengo algo que decirte.
—¿Qué sucede, Kenji?
Kenji sostuvo con fuerza su volante y buscaba tener seguridad en sus palabras. Sabía bien que una vez Kobeni se entere, se espantaría, solo le contará la versión que Kaori conoce.
—No fue un accidente del trabajo. Ni tampoco estuve con unos amigos. Unos mafiosos me atraparon y no tuve opción más que salir de mi auto y… recibir un mensaje, me golpearon por atrasarme con un pago y ahora no tengo auto, por eso estoy buscando uno nuevo.
Kobeni se asustó por lo que escuchó. Se dio cuenta que toda esa pena que sentía Kenji cuando apenas se reunieron era por eso.
—¿Pero no sé volverá a repetir, verdad?
—Papá y mamá tenían una pequeña fortuna gracias a los Higashiyama, se gastaron el dinero que le correspondía a nuestro padre y por eso recurrió a tanto imbécil mafioso que encontró. La familia de Kazuo es una de las tantas pandillas que nos tiene en la mira, Kobeni. Desde que vivía con ustedes, fue cuando empezó el problema, estaremos en más problemas si nos atrasamos una vez más.
—¿Desde que vivías con nosotros? Un momento… Todas las veces que llegabas herido a casa fueron por…
—Sí. Por eso mismo, hay un pequeño trato que tuvimos. No les hacen nada a nuestros padres ni tampoco a ustedes, yo por lo mientras solo debo resistir las palizas.
—¿Y por qué no te defendías?
—Estoy advertido de hacerlo. Si lo hago no cumplirían su parte de no lastimarlas.
Kobeni sentía un agujero en su interior, escuchar la confesión de Kenji y cómo soportaba ese dolor él solo, era algo que no sabía cómo procesarlo. Sabía que su hermano le confiaba esto, pero recordar cada vez que su hermano llegaba herido a casa, ensangrentado, sin poder caminar, querían llevarlo al hospital o llamar a la policía por tantos problemas en los que se metía, pero el chico se negaba, no quería ser separado de sus hermanos y que sean potenciales víctimas de cualquier mafioso porque ya estaban en la mira.
Los hermanos por fin llegaron a las afueras del edificio donde vive Kobeni. Los dos chicos estaban preparados para despedirse. La pequeña le agradeció a su hermano por enseñarle a conducir, aunque sea un poco, Kenji la felicito porque nunca chocó ni se puso tan nerviosa como para perder el control.
—Hermano… ¿Eso fue todo con respecto a las deudas?
—¿De qué?
—Tú sabes ¿no hay algo más que deba saber o preocuparme?
—Nada. Te conté todo. Solo sube y descansa, mañana te hablaré para ver cómo sigues.
Cuando Kobeni estuvo a punto de salirse del vehículo, fue detenida por Kenji. El chico aún tenía la duda de una sola cosa.
—¿Tú sabes de quién se podría tratar lo de la mujer que mató a esos mafiosos? Era de tu trabajo jaja
—E-eh… y-yo…
—Si, quizá nos ayude o algo.
—N-no… sigo siendo nueva… y…
Kenji se quedó mirando a Kobeni, esperanzado que ella no sea la asesina de esas personas. Kobeni respondió a la mirada de su hermano, la culpa era expresada en su rostro, no sabía cómo responder al mayor y se quedó estática. Pausa que Kenji notó, poco a poco esa esperanza se iba borrando de su rostro.
Kobeni volvió a adentrarse en el vehículo y abrazó a su hermano. Kenji respondió a su abrazo y cerró los ojos. La falta de respuesta de Kobeni lo estaba dejando con dudas, la pequeña soltó una única lágrima y le pidió perdón a su hermano.
—¿Por qué te disculpas?
—Y-yo… Y-yo… Y-yo…
—Kobeni… ¿Sucede algo?
—Yo solo cumplí con lo que tú me pediste, sobreviví sin importar qué… no dejé que Tokio me devore.
Los ojos de Kenji se abrieron. Incluso aunque tuviera la intención de confrontar o consolar a su hermana, su boca no dejaba de solo temblar sin encontrar palabra alguna. La mirada de Kenji no era de negativa u orgullosa, estaba confundido. Su hermana nunca haría algo así, él la conocía muy bien, su hermana era linda, buena y jamás dañaría a alguien.
—Lo siento. Hermano.
Kobeni se llevó su libro, cerró la puerta del auto y se dirigió hacia su departamento. Kenji observaba a su hermana yéndose, no volteó ni se despidió. El mayor estaba paralizado, su hermana dijo poco y aun así contó todo. Ella era la asesina, ella mató a los mafiosos de formas crueles, ella no tenía heridas cuando la fue a ver, su pequeña hermana hizo lo necesario para sobrevivir, sabía que lo hizo en defensa propia, pero no podía procesarlo correctamente.
¿Cómo podía soportar el saber que su hermana hizo todo eso por seguir sus propias palabras? Kenji intentaba aceptarlo o negarlo, sabía que Kobeni no iba a regresar y el valor de confrontarla se había ido. Solo le quedó llorar al mayor mientras se retiraba del sitio, necesitaba ver a Rin y entregar su auto. Kenji se sentía devastado por el secreto que le compartió su hermana.
Un secreto que guardaría para sí mismo y nadie más. Kenji confrontaría a su hermana en otra ocasión, la amaba, pero no sabía cómo fueron las circunstancias ni los motivos, pero cada vez se sentía peor por haber dejado que ella se uniera a los cazadores.
Kobeni veía desde su ventana que ya no estaba su hermano. Se sentía mal por confesarlo de esa forma sin decir nada más, pero ninguno de los dos estaba listo para esa conversación. Los dos Higashiyama comenzaron y terminaron el día lastimados.
La cuarta hija intentaba reflexionar lo ocurrido. Amaba a sus hermanos e hizo todo lo posible para mantenerse con vida y salvar a su mejor amiga. Todo lo que recuerda del día del ataque es una pesadilla, no hay momento que la haga sentir bien… hasta el final.
La pequeña Higashiyama usó unas cuantas hojas blancas que tenía y envolvió el libro. Como una pequeña manualidad se tomó el tiempo de hacer tiras de papel y hacer un pequeño moño. Kobeni despejaba su mente haciendo otras cosas. Escribió una pequeña nota donde le expresaba cariño a su amigo. Nota que sabía que él no podía leer pero con su ayuda, llegaría a hacerlo.
Casi terminando el día, la cuarta hija decidió comer algo sencillo como lo era su cereal con leche y posterior a eso limpió su casa, le costaba moverse todavía, pero no fue inconveniente para dejar como nueva una vez más su propiedad.
Kobeni tenía la intención de llamar a su superior. Hayakawa no la contactó ni tampoco Kishibe. La pequeña estaba mirando su teléfono hasta tener la seguridad suficiente para hacer la llamada. Quería hablarle sobre cierta grabación y no quería postergarlo. Para bien o para mal, ese plan seguiría atrasándose.
El timbre de su hogar empezó a sonar como loco. Unos golpes a la puerta sonaron con un ritmo lento y cada vez más débil. La pequeña Higashiyama se espantó, un brinco desde el primer sonido y un pequeño grito parecía hacer ver qué ella estaba en una película de terror.
—¿¡Quién anda ahí?! — Decía Kobeni mientras sacaba un cuchillo afilado en uno de sus cajones de la cocina. No hubo respuesta.
¡TOC! ¡TOC! ¡TOC!
Lentos y aterradores eran los golpes que Kobeni escuchaba, seguía repitiendo por quién hacía esos ruidos, el cuchillo lo tenía en su espalda. Preguntó por Haka y ella no hizo acto de presencia. Preparada para un ataque en defensa propia la pequeña Higashiyama abrió lentamente la puerta, no hubo un empujón ni alguien entró con violencia.
Solo un cuerpo tambaleante, moribundo y ensangrentado que hizo lo posible para llegar hasta su lugar.
—¡Por Dios! ¿Quién te hizo esto?
Un golpe en seco se escuchó a los pies de la cuarta hija.
≫ ── ≪•◦ ❈ ◦•≫ ── ≪
«•» Tercer acto: Kobeni «•»
『Visita』
La pequeña Higashiyama veía como el cuerpo de una persona moribunda avanzaba lentamente hasta entrar en su casa y caer en seco al piso.
Era Denji. Ensangrentado, con múltiples heridas expuestas y un brazo perdido. El rubio colapsó en frente de los pies de la cuarta hija lo que provocó que ella se preguntara quién le hizo esto. Kobeni corrió hacia el exterior intentando cubrirse para no ser vista, no había presencia de nada. La frecuencia cardíaca de la cuarta hija estaba acelerada.
La cazadora regresó a su casa, cerró las cortinas y analizó a su amigo. El uniforme, aunque maltratado no era el mismo que llevaba consigo cuando fueron al cementerio. El abdomen parecía que en cualquier momento podía abrirse, su ojo derecho fue removido y el brazo izquierdo había sido cortado con poca delicadeza, sus huesos estaban expuestos con cortes irregulares.
El pasillo que conducía a la sala de la pequeña estaba manchado de sangre. Con el mismo cuchillo que tenía en su posesión hizo un pequeño corte en su antebrazo y regó su sangre en la boca de su amigo. Ya lo había visto morir en el entrenamiento y sabía que inevitablemente volvería a estar en pie.
—¡AAH! E-ESTE P-PENDEJO… — Luego de aquí fueron únicamente balbuceos.
El cuerpo de Denji de inmediato empezó a recuperarse, lo único que no parecía estar recuperándose del todo era su habla. El rubio se agito y terminó por intentar levantarse y fracasando, fue asistido por su amiga hasta llegar al sofá.
—¿Qué te sucedió? — le preguntaba Kobeni a su amigo.
Denji no respondía, miraba sus manos y como estaban recuperadas. A falta de respuesta Kobeni se levantó y buscó la ropa que llevaba consigo el rubio cuando se quedó con ella. La recogió y se la entregó.
Dio la vuelta para no ver a su amigo cambiarse. Escuchaba como tiraba el pantalón, los trozos de camisa que le quedaban y como se colocaba todo.
—¿Y-ya puedo voltear?
Seguía sin recibir respuesta. Denji se encontraba vestido y aunque manchaba su ropa con sangre, ya no había ninguna herida abierta. La cuarta hija vendó su herida en brazo y regresó con su amigo. El chico miraba al suelo y con un poco de remordimiento.
—¿Y Power? — Preguntó Kobeni
Denji miró directamente a su amiga, levantó sus hombros e hizo un gesto que no sabía. Kobeni tampoco podía extrañar mucho a Power, así que lo dejó pasar. La falta de habla de Denji le preocupaba, algo debió haber pasado en su cerebro para evitar que pudiera hablar.
—¿Por qué no puedes hablar? — preguntó la cuarta hija.
Pregunta que dejó al chico recordando la forma en cómo recuperó la conciencia la noche anterior. Se dirigió a una pared, la golpeó unas pocas veces para verificar si está dura, preparó el impacto y golpeó su cráneo contra ella. Golpe que dejó una mancha de sangre tanto en la pared como en su frente. Kobeni se aterró por ver tal escena más por lo idiota que fue Denji que por preocuparse de su estado.
—¡AAAGH! ¡PUTA MADRE, ESO DOLIÓ! — había recuperado la capacidad de hablar.
—¡¿P-pero que rayos fue eso?! — Preguntó Kobeni asustada por lo que vio.
—A veces mi cerebro no funciona bien y tengo que ordenar todo, gracias por tener una pared tan dura Kobeni.
—¡Acabas de dejar una mancha de sangre en mi pared!
—Lo siento, fue…
—Y en el sofá, en el piso. Ay justo apenas acabo de limpiar.
—Kobeni yo… lo sien… — El chico intentaba explicar lo que sucedió, pero fue interrumpido por un abrazo.
—Lo importante es que estás bien.
—Si… supongo que estoy bien.
Ambos chicos respondieron su abrazo. Kobeni evitó enseñar su rostro a su amigo, estaba un poco enojada. Denji poco a poco se iba ruborizando, no esperaba esta reacción de parte de su amiga y más que le reclamó por su casa ahora con manchas de sangre.
Kobeni se apartó y solo tomó la mano de su amigo. La cuarta hija no tenía problema de seguir así, pero tampoco lo quería incomodar, sus heridas probablemente eran por culpa de Kishibe.
Denji se disculpó por dejar sucia su casa. No sabía a dónde ir, bueno tenía la opción de también ir a la casa de Aki pero en sus palabras "Ese pendejo me terminaría de matar luego de ver cómo Power dejó la casa".
—¿Tienes hambre? — Preguntó Kobeni
—Me muero por comer cualquier cosa, incluso si está podrida.
—Solo hay cereal y leche. No tengo más ahora que lo pienso.
—Con eso me basta.
Kobeni le sirvió su tazón de leche y dejó que Denji le pusiera el cereal. La cuarta hija se quedó observando a su amigo. Poco a poco la cuarta hija iba cerrando sus ojos, el sueño la estaba superando. Denji observó a su amiga y se apresuró a tomar su tazón de leche. Cuando el brazo de Kobeni donde se apoyaba su cabeza no podía soportar más el equilibrio, Denji la detuvo.
—Ya vete a dormir.
—Lo haría, pero ahorita mis piernas me están matando, solo déjame descansar aquí. — Decía una adormilada Kobeni.
—¿Aún te duele lo que te hizo ese imbécil?
—Sí, pero menos que en la mañana.
—Supongo que no hay de otra.
Denji se levantó de su asiento y se paró en frente de ella. La pequeña estaba confusa por como la veía su amigo, el chico dio la vuelta y se agachó.
—Súbete. Te llevo a tu cama.
La pequeña aceptó y con ayuda de Denji se subió a su espalda. Sintió paz estando ahí y si hubiera tenido más tiempo, se habría dormido en ese instante. Los dos amigos se dirigieron a la cama de Kobeni.
Denji dejó preparada la cama para que Kobeni se acostara. Con delicadeza el chico dejó que la pequeña se pudiera sentar y acomodar como ella quisiera en su cama. Fue arropada y cerró sus ojos, Denji pensó que lo mejor era irse y no causarle más problemas, tarde o temprano sería localizado.
Una vez se quiso apartar de la cama, su brazo fue atrapado por la pequeña y con firmeza evitó que se fuera su amigo. Ambos hicieron contacto visual, ella no quería que Denji se marchara.
—¿Ya te tienes que ir?
—Uhm… Sí, supongo. Descuida solo vine de visita.
Kobeni se destapó y le señaló a Denji donde quería que él estuviera. El chico estaba dudoso de seguir la petición de su amiga, pero cuando se dio cuenta ya estaba dentro de las cobijas y estaba recibiendo un fuerte abrazo de ella.
Los latidos del motosierra poco a poco se iban acelerando, el rubor de su rostro era más evidente y se despegaba de su amiga por temor a alguna visita inoportuna, aunque esto último le era difícil, Kobeni no ayudaba mucho y solo quería estar aferrada a él.
—Te extrañé mucho.
Kobeni mantuvo firme su abrazo a Denji, el Motosierra poco a poco cedía al poder de su pequeña amiga, el abrazo que ella le daba fue correspondido. El chico no tuvo un buen día, pero sentía que al final se recompensó al estar en la misma cama con una linda mujer. Pochita debía estar feliz de ver a Denji cumpliendo sus sueños.
—Sabes Kobeni, yo… no pude ayudarte cuando el anciano ese te golpeó, solo quería discul…
—Ya pasó, no fue tu culpa. Yo elegí también ir a entrenar con él. — Kobeni interrumpió a Denji.
Poco a poco el Motosierra era más cooperativo, acariciando la frente y el cabello de la pequeña. Kobeni hizo lo propio, paseando su mano en la espalda de su amigo. Kobeni disfrutaba oír los latidos del corazón de Denji, aunque después de un rato ella empezó a hacer una sutil risa.
—Apestas jaja
—Es difícil oler bien cuando un anciano loco te persigue y te logra matar constantemente.
—Ou… Descuida, en la mañana te dejo ducharte en mi baño.
—Gracias… ¿Y todo bien?
—Supongo que no, acabo de hacer algo de lo que me arrepiento.
—Eh… ¿Y qué se hace en estos casos? Tenemos que hablarlo o…
—No es necesario si no quieres.
Denji sentía los temblores de su amiga, como ella intentaba contener el escurrimiento de sus mocos. Pese a todo, su vida fue reducida a sobrevivir y abrazar a Pochita, no había espacio para llorar o sufrir por cosas que él no había cometido, era lo que le había tocado. Pero su amiga era distinta, era un cúmulo de emociones que tarde o temprano estallaría como lo hizo en el hotel.
—¿De qué te arrepientes? — preguntó el rubio.
—De todo. Siempre que elijo algo y pienso que estoy haciendo lo correcto, pero el mundo me responde que lo hice mal, siempre soy castigada no importa lo que yo haga o diga.
—¿En serio… te arrepientes de todo?
—Este trabajo, lo que hice con los terroristas, capaz de venirme a vivir aquí, siempre todo lo que sucede alrededor me dice que lo hice mal.
—Yo… no creo que haya cosas de qué arrepentirse. Cuando yo conocí a Pochita fue el mismo día que enterré a mi papá, el imbécil bueno para nada solo me dejó deudas y el mafioso con cara de enfermo me obligó a pagar su deuda. Todo era una mierda, una auténtica porquería, pero ahí conocí a mi mejor amigo.
—¿Y… qué sucedió después?
—Supongo que no le agrade, siempre recuerdo ese gruñido. Quería que me alejara, pero tenía una herida lo bastante grave como para no moverse. Así que le pedí que se volviera mi amigo por contrato, me sacó sangre y a partir de ahí nunca quisimos separarnos.
—Entiendo, supongo.
—Hay mucha mierda en todo esto, comida podrida, señores con cara de idiotas que te gritan y amenazan por tomar algo que venden, niños que están igual que tú pero que no quieren ser tus amigos. Pero aquí estoy, en una cama abrazando a una hermosa chica.
—¿Qué fue eso último?
—N-nada… solo que al final Pochita se quedó a mi lado y ahora es… mi corazón, no sé si eso siga siendo bueno o malo.
—Sigues vivo… yo creo que eso es bueno.
—¿Y te arrepientes de algo más?
—A veces me pregunto qué hubiera pasado si no conocía a Himeno. Ella quizá esté viva aún, si no la hubiera convencido de dejar de tomar…
—Ni puta idea si eso hiciera que siga con vida. Pero seguramente disfrutó de tenerte como amiga.
—Supongo. Ahora solo me quedas tú.
—¿Y te arrepientes de algo conmigo?
—No… bueno sí, quizá conocernos de otra forma.
—Hey. Que me hayas pedido dinero es una buena forma de presentarte.
—¡Yo no te pedí dinero! Es más, ni sabía que eras tú.
—Jaja. Solo lo hago para molestarte. Además, Pochita siempre fue así, le interesaba ayudar y no dudó de ayudarte a ti.
—Fue un buen amigo. Pero hablaba de la vez del hotel. No quería hacerte daño, solo quería volver a ver a mis hermanos… perdón por eso.
—Supongo que eso está bien, tus hermanos te vinieron a ver y te abrazaron, debe ser lindo tener una familia.
—Es lindo. Pero siempre estamos cortos de dinero y hoy quise comprar algo, Kenji tuvo que pagarlo.
—¿Un cereal nuevo?
—De hecho, es un regalo. Para ti.
—¡¿En serio?! Vamos a abrirlo.
—No, hay que descansar y mañana lo abrimos. — Kobeni se levantó de su posición y le dio un beso en la mejilla al rubio. Se volvió a acomodar para escuchar sus latidos y durmió.
Denji no podía descansar de todo. Estaba confirmando más su gusto por ella, incluso era lindo un detalle como un regalo. Le intrigaba saber que era.
«¿Será comida? No, no tendría sentido si dijo que no había comida. ¿Algún manga? Mierda no sé leer. ¿Qué tal una revista para adultos? No, ella no haría eso.»
La duda lo comía, pero sólo hasta que sintió a su amiga acomodarse y nuevamente pegarse a el, fue que dejó de lado eso.
«Supongo que me podría acostumbrar a esto, Pochita. ¿Qué dices? Si tú la escogiste debió ser por algo. Gracias, amigo.»
El rubio también descansó y abrazó delicadamente a su amiga. Tuvo un horrible día que terminó de la mejor manera.
『Estudiosos y cariñosos』
A la mañana siguiente ambos seguían en la misma posición. Disfrutaron de un merecido descanso y se vieron a los ojos.
Kobeni le pidió a Denji que se tomará una ducha. Disfrutaba estar con él, pero ahora sí necesitaba asearse. La pequeña Higashiyama se puso manos a la obra y empezó a limpiar el desastre que Denji dejó en el interior de su casa, fue un poco difícil quitar las manchas de sangre.
Poco a poco su hogar retomaba su impecable aspecto. Aunque incómoda por lo que vería a continuación, intentó hacer limpieza en las escaleras de su edificio, algo le decía que su amigo hizo un desastre afuera. Salió de su propiedad y en efecto, había un rastro de sangre que guiaba hasta su casa.
La cuarta hija suspiró y también empezó a limpiar el desastre, cada escalón fue tallado lo suficiente para que pareciera como nuevo. El rojo oscuro dejaba formar parte del color del suelo. Algunos vecinos le pidieron silencio, Kobeni con miedo a que salieran y vieran la sangre dijo que se sentía mal del estómago y vomitó, lo estaba limpiando. A algunos les dio asco y prefirieron seguir en sus casas.
La evidencia de sangre había desaparecido y en cambio las escaleras estaban relucientes. Regresó a su casa para ver si Denji estaba preparado. El tonto no se colocó toalla y cuando salió, Kobeni vio al rubio como Dios lo trajo al mundo.
—¡Tonto! Te di una toalla para que te la pongas. — decía Kobeni mientras se cubría los ojos y volteaba a otro lado.
Denji miró hacia su amigo y se cubrió.
—¡V-vístete! — Gritó una apenada Kobeni. Ella en algún momento llegó a ver a su amigo desnudo en el departamento de Himeno, pero era una experiencia incómoda.
Denji tuvo que repetir la vestimenta del día anterior, aunque al menos Kobeni aceptó que ahora olía mejor. Ambos salieron a comprar cosas para comer y regresaron, la cuarta hija intentó imitar alguna de las tantas recetas que hacía su hermana, aunque para ella la Sopa de Miso no le gustó, pero para Denji era una total exquisitez.
Los dos chicos desayunaron y se quedaron tranquilos en la mesa, Denji aceptaba que esto era una buena vida, incluso si el pendejo de Kishibe lo atrapaba, valió la pena escaparse.
—¿Escapaste?
—Sip. Era molesto seguir peleando con él, no nos dejó comer casi todo el día.
—¿Y Power se quedó con él?
—Eso creo. Ahí seguía parada la pendeja.
—Ou… bueno… — Kobeni intentó reflexionar si esto era peligroso para Denji, escapar no estaba permitido para él. — Supongo que ella estará bien.
—Una lástima si se murió, me empezaba a caer bien.
—¿Ya son amigos? — preguntó Kobeni con una sonrisa.
—Supongo, no es tan idiota una vez te dan muchas palizas a su lado.
—Me alegra. Y porque ahora son amigos, te ganaste… — Kobeni ya tenía en sus espaldas el regalo. — ¡Un regalo sorpresa!
Denji sonrió y lo tomó delicadamente de las manos de Kobeni, no parecía ser alguna figura de acción, pero posiblemente sí sea un manga por la forma. Vio la nota que dejó su amiga y le preguntó que decía.
—Es algo debes averiguarlo tú mismo.
—¿Eh? Pero yo no sé leer, si a lo mucho una que otra grosería, pero…
—Ábrelo, te ayudará.
La envoltura del regalo fue removida por Denji y dejó ver su contenido. Era un libro para niños para comenzar a leer y escribir en japonés. La emoción del rubio poco a poco iba disminuyendo.
—¿Q-qué es esto, Kobeni?
—¡Sorpresa! Es un libro con el que te ayudaré a leer, p-podrás leer tus mangas o leer los menús.
—¡Oh! Gracias, entonces… ¿Tú serás mi maestra?
—E-eh… sí, no creo que Aki te ayude jaja
—Seh, ese imbécil solo sirve para hacer la comida.
—¿Sabes cómo se encuentra?
—Ni idea. Tampoco es como que me importe. En fin, supongo que ya no hay nada que hacer.
Kobeni abrió el libro. Desde temprano no había recibido ninguna llamada, aunque tampoco quería contactar a Kishibe tan pronto. Sentó a Denji y ambos ojearon un poco de lo que debía hacer. Incluso Kobeni se abrumó de las actividades que Denji le tocaba realizar.
La pequeña observó a su amigo, se veía cansado y aburrido, cada hoja que pasaban parecía más pesada que la anterior. La cabeza de Denji azotó a la mesa y susurró "Agh, la escuela es aburrida incluso en casa, maldita sea nunca aprenderé a leer"
Esto dejó pensativa a Kobeni, lamentablemente no era como ella esperaba, Denji no se veía convencido de querer estudiar y aprender a leer. Así que decidió hacer uno de una táctica que aprendió de Himeno, si no puedes motivarlos con la cabeza de arriba, usa la de abajo.
—Oye Denji…
—¿Qué pasa, Kobeni?— decía Denji mientras aún su cabeza estaba sobre la mesa.
—Qué tal… s-si acabamos una lección… t-te doy un b-beso en la mejilla…
—2 besos y una lección. — Denji decidió negociar.
—2 besos en las mejillas y 2 lecciones. C-cada mejilla será besada.
—Tentador. Pero… No me convence del todo…
—¿Y si te doy un beso en la frente y acabamos una lección más? 3 besos y 3 lecciones, Y-yo lo veo un t-trato justo. — Cada vez Kobeni se encontraba más nerviosa.
—¡Déjame aumentar la oferta! Yo aumentaré una lección más, 4 lecciones y 4 besos. Es tu número favorito después de todos.
—S-su-supongo que está bien… ¿Comenzamos?
—Espera un momento, el cuarto beso debe ser en los labios. No se puede cambiar de lugar.
—¿E-en… los labios?
—Sipe. Yo lo veo justo, avanzamos mucho y además me ayudarías a… p-practicar.
—Y-ya veo. — Kobeni se estaba poniendo roja de la vergüenza. — S-si… tienes razón, es un trato justo.
Los dos amigos abrieron su libro. Comenzaron viendo la introducción, Kobeni en un inicio leía cada parte que Denji necesitaba saber. El Rubio veía complicado todo y se arrepentía de haber aceptado, pero con tal de recibir unos besos de su amiga, estaría dispuesto a seguir.
—¿¡Quién mierda hizo que tuviéramos que aprender tres sistemas de escritura?! Maldita sea, ¿Por qué no podemos escribir con las mismas letras que el McDonald's usa?
Kobeni intentó responder a su pregunta, pero ella tampoco sabía. Era una secuencia donde ella abría la boca para intentar explicar algo, luego analizaba más la pregunta y la volvía a cerrar. La cuarta hija quedó un tanto confundida, pero decidió seguir.
—Japón es un país poderoso en el mundo, supongo que es porque… ¡Somos más inteligentes gracias a nuestro idioma! — Respondió Kobeni.
—No lleva tanto tiempo que mi única comida eran cosas podridas de la basura. ¡Poderosos mis huevos!
—Okey, tienes razón, pero esto es una oportunidad para que no dependas de nadie más, así irás a cualquier restaurante y pedirás el platillo que más te convenza ¿No te parece mejor?
—Un poco, solo si comes conmigo entonces acepto. Te invitaré, así la comida tendrá un mejor sabor.
—Es un trato. — Los dos chicos estrecharon sus manos como promesa.
Continuaron con el aprendizaje. En la primera lección el rubio se encontraba motivado, aunque apenas llegaron a la segunda y el sueño lo estaba matando.
Kobeni le ofreció un dulce que tenía guardado y se lo dio. Continuaron las lecciones hasta llegar a la tercera. Ninguno de los dos podía más. Se sentían un tanto decepcionados por no haber llegado a la cuarta.
—Agh, rayos. Yo realmente quería acabar las cuatro lecciones.
—jajaja ¿Tantas ganas tienes de un beso en los labios?
—Huh. N-no… eh. Sí, quiero practicar y eso. Me gustaría ser mejor besando para que M-Makima lo disfrute.
—Supongo que te sigue gustando Makima. — Decía Kobeni mientras miraba al libro que le compró a Denji.
—¡Pero! Nunca hay que decir que algo es seguro… incluso si no es Makima podría ser… alguien especial a quien quiera besar, como una amiga.
—Los besos son para alguien que te guste, no deberías tomarlos tan a la ligera.
—Y-yo… — Denji se ponía rojo. Miraba el rostro de Kobeni — Kobeni, t-tu…
La cuarta hija para evitar un momento vergonzoso agarró una hoja de papel y sacó un lápiz.
—E-en… un momento continuamos con esto. Claro que te pagaré, pero es necesario que aprendas algo muy importante.
—¿Además de leer?
—¡Si! Escribir, pero me refiero a escribir tu nombre.
—¿Y para qué querría hacer eso?
—Mmmm. Imagina que Makima va a recibir un regalo y el que se lo enviará serás tú, ella debe saber quién se lo manda de lo contrario…
—¡Creerá que se lo mandó el pendejo de Aki!
—Eh. — Kobeni quedó sorprendida por esa respuesta. — Si, creo que ella pensaría eso.
—¡Tenemos que evitarlo! Enséñame a escribir mi nombre.
—¡C-claro!
Kobeni llegó a investigar en algún momento los caracteres en Kanji que podrían dar forma a su nombre. La pequeña con un poco de calma escribió dos únicos caracteres que representaban lo energético y atrayente que a veces podía ser su amigo.
『電磁』
(Kanjis de las palabras electricidad y magnetismo)
(Den - Ji)
Denji miró de forma incrédula a Kobeni. No creía que fuese bastante complicado escribir su propio nombre, después de todo necesitaba 29 trazos para hacerlo de la forma correcta.
—¿En serio crees que voy a poder escribir eso?
—Eh… Está bien, tienes razón. Creo que aún sigue siendo muy avanzado… ¡Qué tal si lo intentamos de esta forma para que aprendas a hacerlo bien!
—Ajá. — Denji estaba incrédulo de lo que podría hacer Kobeni para simplificar su nombre.
Acompañado de los dos caracteres en Kanji que formaban el nombre de Denji, se encontraba su pronunciación fonética usando el katakana. Una manera más informal, pero adecuada de que Denji pudiera recordar y escribir su propio nombre.
『デンジ』
(Pronunciación de Denji)
—¡WOW! Esto fácilmente puedo hacerlo.
Denji le pidió prestado su lápiz a Kobeni y empezó a escribir su propio nombre, la caligrafía de Denji era para llorar, pero Kobeni se sentía feliz de ver emocionado a su amigo. Poco a poco dejó de ver las manos del chico trazando una y otra vez su nombre y se dirigió a su rostro. Quizá el rubio no le daba seriedad a los Kanji, pero Kobeni pensó que en algún momento sus papás creían que el chico sería alguien especial.
Ella desconocía que fue lo que les ocurrió realmente ¿por qué Denji acabó atrapado en una situación tan horrible? Incluso no sabía cuál sería su apellido para que escribiera correctamente su nombre. Su amigo nunca dudó sobre ello y cuando la pequeña se lo preguntaba él no tenía otra respuesta más que "No me acuerdo"
Kobeni le pidió prestado el lápiz a su amigo, el chico aceptó y ella empezó a borrar 4 pequeños trazos de su nombre en katakana. Luego le pidió que lo leyera en voz alta. Ella cuando lo estaba leyendo pudo relacionar la pronunciación con otra palabra que sonaba parecido a su nombre.
『テンシ』
(Su pronunciación da lugar a la palabra Ángel)
—¿Puedes leerlo en voz alta?
—T-Te… — Denji miraba fijamente a las letras, aunque era similar a su nombre katakana, veía cierta diferencia. — Te-Tenshi.
—¿Y? Ya deberías saber que significa. — Decía sonriente su amiga.
—¿Un ángel?
—¡Correcto! — Kobeni le dio una cálida sonrisa a su amigo. — Para ser un sujeto que buena parte de su vida se ha enfrentado a demonios… tu nombre se acerca a algo más bonito, hasta angelical. Eres muy peculiar Denji.
—Huh. Supongo. Pero esas cosas no sé si sean interesantes de recordar.
—Mira el lado bueno. Ahora te ayudaré a qué recuerdes mi nombre.
『東山』
(Higashiyama)
—Tu apellido es más fácil de recordar que mi nombre en esta forma. Es… bonito.
—Si, supongo que podría considerarse que antes nuestra gente tenía un mayor renombre, ahora el legado familiar es…
—¿Basura?
—S-si… supongo.
—Mira el lado bueno, cuando seas artista harás que la gente se acuerde del apellido Higashiyama, haz que se les quede en la puta cabeza eso.
—Jaja. Tienes razón y ahora mi nombre.
『コベニ』
(Kobeni)
Los dos amigos empezaron a escribir el nombre del otro. Kobeni escribía con una caligrafía impecable el nombre de Denji mientras que el chico aún con una pésima caligrafía se esforzaba por memorizar el nombre de su amiga.
La cuarta hija dejó de lado su lápiz. No le interesaba continuar con su pequeña actividad. Poco a poco se fue acercando al rostro de su amigo y le dio el primer beso que ella le prometió. Su mejilla derecha fue besada.
Los dos amigos se miraron frente a frente. El rostro de ambos estaba teñido del rojo más vivo, ella dijo que no le gustaba estar en deuda con Denji y que cumpliría su promesa.
La pequeña se acercó a su otra mejilla y la besó. Denji apretó su puño, la emoción lo estaba comiendo vivo, quería besarla en los labios, pero sabía que no quería incomodar a su amiga. Él estaba dispuesto a que nuevamente ella tome la iniciativa y vaya que lo estaba disfrutando.
Kobeni tardó en despegarse de su mejilla izquierda. Se levantó de su asiento y se acercó a la frente de su amigo, la pequeña dio el tercer beso y con ello cumpliría su promesa.
Ambos continuaron viéndose fijamente, Denji ganaba terreno y a diferencia de su amiga, la vergüenza no lo devoraba, caso contrario a Kobeni que terminó desviando en más de una ocasión su mirada. El chico intentó mantener que Kobeni no se apartara de él, agarró su cintura con delicadeza para que ella se sintiera en confianza de seguir.
La chica empezó a ser más cooperativa, llevando sus brazos a los hombros y acercando sus manos a su cuello.
—¿Sabes? Esto es peligroso. — Dijo Kobeni
—¿E-en qué s-sentido? — Preguntó algo inseguro su amigo.
—Sé lo que quiero hacer, pero no sé si está bien.
—Está bien, no creo que esto nos meta en problemas… somos… Amigos, después de todo.
—¿P-puedo? — Con esa simple pregunta, Kobeni pedía el consentimiento de su último amigo para cometer su fechoría más grande.
—Sí… Puedes.
La mano izquierda de Kobeni recorrió el cuello del rubio y se fue aproximando a la mejilla de su amigo, la frotaba suavemente mientras se iba acercando su rostro con el de él. Sus frentes entraron en contacto, ambos podían sentir el calor que emanaba. Ninguno podía negar la emoción de cometer algo así de incorrecto, a Kobeni le gustaba Denji pero seguía pensando que Makima era prioridad para su amigo. La pequeña Higashiyama creía que este sería su verdadero gran crimen, robarle el pretendiente a otra mujer.
No había remordimiento, dejó de importarle la diferencia de edad y solo siguió acercando sus labios con los del chico. Denji estaba emocionado, por fin daría su primer beso con su consentimiento y con alguien con quién realmente deseaba esta experiencia sin ninguna gota de alcohol en su cuerpo. Era idílico, si Pochita lo pudiera oír, le diría que estaba a punto de cumplir otro sueño.
—El cuatro sigue siendo el mejor número ¿Verdad? — Dijo Denji
—Si, lo sigue siendo.
Ambos cerraron fuertemente sus ojos. Aproximaron lo suficiente sus labios para entrar en contacto, la falta de alcohol en esta ocasión prácticamente lo hacía un reinicio, volvieron al mismo punto que cuando se conocieron. Los dos chicos solo empujaban sus labios contra los del otro, ambos se separaron, rojos y con mucha pena para verse frente a frente.
Kobeni mirando al piso y Denji a una pared. Los dos amigos querían repetirlo y hacerlo correctamente. Fue ahí cuando Denji en esta ocasión repitió la frase que escuchó en el departamento de su difunta amiga.
—"Puedo darte uno mejor" — Imitando la forma que habló Himeno en esa ocasión.
La cuarta hija empezó a reír. Recordó la escena del sofá y entonces fue ahí cuando ella dijo.
—Está bien. — Luego de eso se puso en frente de Denji y cerró sus ojos, preparó sus labios y esperó está vez que su amigo fuera quien tomara las riendas del beso.
Denji se iba acercando mientras lentamente sus ojos se cerraban. Era lo que quería, ser quien tomara el mando para un beso, ambos estaban listos para lo que sucediera. No sabían que podría cambiar en su relación, pero lo que estaban haciendo ahora les encantaba.
¡TOC! ¡TOC! ¡TOC!
Unos golpes en la puerta de la entrada confundieron a la pareja. Voltearon a ver la entrada por si alguien continuaba tocando, pero el sonido se detuvo, Denji le dijo a Kobeni que quizá se confundieron de casa y que no se levantara para revisar.
La chica seguía roja y estaba emocionada por el siguiente beso, hasta le hizo caso a Denji ignorando el sonido de la puerta ambos estaban dispuestos a ignorar su alrededor para continuar haciendo lo que a ellos les daba placer.
A milímetros del contacto para su segundo beso. Un fuerte Crack sonó desde la entrada, hizo que los dos se despegaron y se vieran preocupados, no sabían de quién se trataba.
Su pequeño momento romántico se vio arruinado. Cuando Kobeni por fin entró en uso de razón vio un agujero de gran calibre en su puerta. Volteó a ver a Denji y se dio cuenta que ya no estaba. Lo buscó y lo encontró de la peor forma que quería ver a su compañero.
La cabeza había sido atravesada con una lanza de color rojo, dejando al motosierra inconsciente y Kobeni no pudo reaccionar más que para tapar su grito con sus propias manos. Veía como la cabeza de su amigo y dueño de sus besos esparcía la sangre en el piso.
El crujir de la madera de la puerta y sus escombros salieron volando de la entrada gracias a los impactos de un hacha rojiza, asustando a la pequeña al punto que se creó un gran agujero en la parte superior donde apareció la silueta de una mujer con picudos cuernos en su cabeza.
—¡AQUÍ ESTÁ POWER! — Gritó mientras se asomaba. Pateó la puerta dejando inservible la cerradura y provocando que una de las bisagras saliera de su lugar.
—¡MI PUERTA! — Gritó Kobeni.
Las risas de la poseída hicieron que Kobeni volviera a sentir terror de su socia. No aparentaba tener heridas y su ropa era distinta, era un conjunto informal pero que hacía ver bonita a la rubia.
—¡Bellaco de mierda! ¿¡Cómo te atreves a abandonar a la grandiosa Power?! Imbécil ¡Papanatas! ¡Zopenco! ¡GRANUJA!
Denji no respondía más que con balbuceos. La lanza había penetrado bien en zonas claves del cerebro de Denji, tal como Power esperaba. Sabía que se estaría dando besitos con la enana y en el momento preciso solo bastaba llamar su atención para que el tiro sea certero.
La rubia agarró a su socio de su pierna y lo arrastró hacia la salida de la casa. Kobeni se quedó paralizada, no sabía que hacer, era una forma que no esperaba de encontrarse con Power y más pensando que Denji dijo que se habían empezado a llevar bien. Estaba preocupada por él, pero su puerta, tenía que mandar a repararla y no sabía cuánto le costaría.
Kobeni se levantó y vio el demacrado estado de su puerta. Estaba triste por el gasto extra.
—Veo que aquí vives.
—¡Eh!
Lentamente subía Kishibe a su piso. El anciano estaba quejumbroso y le preguntó a Kobeni porque había escogido un piso tan alto, era problema para él subir tantas escaleras. Kobeni se quedó callada y siguió en lo suyo.
—Veo que te sientes mejor. Andando, tu siguiente entrenamiento comienza hoy.
—¡Qué! Pero si acaban de destruir mi puerta.
—Solo es cuestión de reparación, hasta Denji podría hacerlo.
—P-pe-pero yo… la quiero como antes.
Kishibe la miró con frialdad. Kobeni estaba al borde de las lágrimas. Nuevamente lo que había detrás de una puerta solo le llevaba desgracia y ahora, hasta la puerta fue dañada.
El cazador sacó de su traje un celular. Hizo una llamada y contactó con un contratista que se enfoca en las reparaciones que a veces los cazadores hacían en propiedades ajenas. La conversación fue corta pero cordial, el anciano le preguntó la dirección a la cuarta hija y después mencionó que esto corría por la cuenta del veterano. Se escuchó un "Siempre generoso con los novatos ¿Qué fue está vez?"
—Nada. Te veo en tres días para nuestro juego. — Kishibe colgó la llamada y se dirigió a su alumna. — Bien. Cómo oíste, yo pagaré las reparaciones, después de todo Power me dijo que acá podría encontrar al motosierra.
Kobeni miraba al suelo, nuevamente había sangre en el piso y con su mano izquierda agarró su antebrazo derecho en señal de vergüenza. La pequeña solo pidió un momento, no tenía un saco de su uniforme en condiciones, pero se puso el resto de las prendas. Solo agarró una pequeña chamarra si hacía frío y se retiró de su hogar.
Intentó aparentar que la puerta estaba cerrada y tapó el agujero que dejó Power con unas hojas de papel, sabía que nadie caería en esto. La pequeña solo pensaba que tarde o temprano la iban a correr de su casa porque todos los desastres estaban involucrados con ella.
Suspiró y descendió de las escaleras. Esperando que fuese lo que Kishibe tenía preparado para ella.
Notes:
Denji y Kobeni por fin se dieron su primer beso sin estar alcoholizados o que uno de los dos esté dormido y aun así las cosas salieron mal. El próximo capitulo se añadirán las perspectivas de Aki y un poco las de Makima con Kishibe.
Chapter 27: Disney y Lucasfilm
Notes:
HOLIS. Volví, en serio les debo una disculpa por mi ausencia, el celular con el que escribo el fic tuvo la grandiosa idea de dejar de funcionar y me aprendí la de chambear, me he estado desvelando y despertando a las 3 AM y cosas así, pero siempre tuve presente actualizar la obra. No hay Kobenji como a veces suelo acostumbrar, solo desarrollar la relación de Aki con sus dos compañeros de Kioto y Denji con Power, también Kishibe.
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Chapter Text
El mismo día que da lugar al primer entrenamiento.
≫ ── ≪•◦ Aki ◦•≫ ── ≪
La llamada finalizó. En otro lugar de la ciudad, dos inadaptados estaban en medio de unos cariñitos cuando fueron interrumpidos por el superior de la mujer.
La habitación del hospital asignada a Hayakawa Aki fue reordenada por el mismo. Incluso la insistencia de las enfermeras para que hiciera el mínimo esfuerzo fue ignorada. El cazador pidió personalmente disculpas a todas las enfermeras que lo atendieron, se responsabilizó de los actos de Denji y Power. El personal le dijo que debería educar mejor a esos dos, Aki no hizo más que aceptar las críticas.
Una vez uniformado y acompañado de Tendō y Kurose salió lentamente de su habitación, observó la máquina expendedora aún rota y solo suspiró, sabía que su reparación iba por su cuenta. La organización dio su negativa de cubrirlo.
Hayakawa se encontraba cojeando, incluso después de unos días de recuperación no bastó para que estuviera óptimo en su totalidad. Tendō le pidió a Kurose que lo ayudara a ser una clase de bastón por su altura.
—¡Pendeja de mierda! Te crees graciosa, si tanto te preocupa ofrécete ser su perro guía.
—Eres un imbécil Kurose, deberías pensar en ayudar luego que le robaras su maldito encendedor.
—¿Y? ¿Qué tiene de especial algo como eso? Puedes conseguir un encendedor en cualquier tienda.
Tendō estaba a punto de responder, pero las peleas de los dos cazadores de Kioto no eran nada silenciosas y Aki les prestó mucha atención. El chico se detuvo lo que provocó que Kurose se golpeara con su espalda.
—Fue un regalo de alguien muy especial.
Kurose no se inmutaba ante la respuesta. Tampoco era tan cínico como no darles su debida importancia a las palabras de Aki, se disculpó y continuaron el camino.
El camino fue silencioso. Aki se despedía puntualmente del personal que lo atendió y de ahí en fuera continuó sin expresar una sola palabra. Kurose y Tendō tampoco tenían algo que aportar, bajaron por el elevador. Llegando a la planta baja los tres cazadores vieron como poco a poco los heridos de bala y difuntos familiares fueron reemplazados nuevamente por pacientes en estados de salud menos graves. Sentían un cierto alivio.
Kurose señaló donde se encontraba el vehículo que la organización le prestó. Los tres subieron y empezaron su camino. Aki seguía agotado mentalmente por todo lo que vivió en poco tiempo.
Odiaba ver morir a sus compañeros.
Odiaba saber que estaban en peligro.
Odiaba sobre todas las cosas no ser capaz de proteger a nadie.
El cazador se encontraba en los asientos traseros. Tendō fungió como copiloto y dejó que la música de la radio ambientara el trayecto. Hayakawa estaba sentado en la fila trasera, observó las calles mientras poco a poco su mirada se perdía y sus pensamientos lo inundaban.
Repitió esa sensación, la horrible sensación de perder a alguien que le importaba y esa impotencia por no poder cambiar el resultado. Lo vivió con su familia, algunos compañeros, subordinados y ahora con su maestra, amiga y primer amor.
El chico escuchaba como Tendō y Kurose tarareaban una canción, estaban enfocados en el viaje mientras él pudo darse el lujo de pegarse al vidrio de su ventana y perderse en sus pensamientos.
—Hey. Emo con clase ¡Hey! ¡Oye tú estúpida, ya se descompuso tu jodida presa! — Empezó a hablar Kurose.
—¿Por qué te refieres así de él? Yo no dije nada cuando estuviste de odioso con Misa. — Respondió Tendō.
—Te digo que soy un jodido encanto. Ahora despiértalo, dile que ya llegamos.
En la profundidad de sus pensamientos, Aki cayó en un sueño nada reconfortante que lo hizo incapaz de darse cuenta de que habían llegado a su destino. Poco a poco fue despertando y observó el rostro de Tendō, su mirada tranquila y su amigable sonrisa eran estropeadas por su cicatriz, dándole una apariencia más amenazante a comparación de su comportamiento.
—Aki... Ya llegamos.
—Ah sí, perdón por quedarme dormido.
—Descuida, no le hagas caso a ese idiota, siempre está de malas. Aunque si te soy sincera, yo también quiero regresar a mi ciudad.
—Entiendo. Espero que esto no sea tardado.
—Yo solo espero... que salga bien, aún estamos a tiempo de retractarnos ¿No te parece mejor una vida tranquila?
—Sigh. Suena de maravilla cuando hablamos de millones y no de solo uno.
—Entiendo. Sólo, no hagas el contrato si no sales de una sola pieza.
—Todo irá bien.
Hayakawa y compañía salieron del vehículo, llegaron a una dañada área de contención. Sin poder ver sus rostros, el personal estaba activamente renovando y restaurando la seguridad del lugar. Por ser un país tan tranquilo cómo lo es Japón, tuvieron la confianza de nunca ser atacados por su propia especie y pagaron caro la osada idea.
A Aki aún se le complicaba caminar sin tener problemas de equilibrio, Tendō ofreció ser su soporte y ambos continuaron hasta adentrarse en los estrechos pasillos del área de contención. Por lo regular el cazador promedio tiende a desconocer o visitar en solo una ocasión este lugar. La primera visita de Aki fue para contratar al demonio maldición.
—Este lugar está peor que el de Kioto. Sabes deberías salir de vacaciones de vez en cuando, digo, te queda tan poco tiempo que creo que deberías considerar siquiera en conocer lugares bonitos. — Empezó la conversación Kurose.
Aki y Tendō seguían a Kurose. El chico aprendió el camino que Makima le permitió seguir y continuaron hasta llegar a un elevador que descendía en diagonal.
—¿Alguna sugerencia? — Preguntó un escéptico Aki.
—Toyooka. Lindo lugar. Muchos árboles, un río bonito, la gente es amable y la costa es hermosa. Mi padre me solía llevar ahí.
—Ya veo. No soy mucho de ir de vacaciones.
—Te gustará, hasta te lo puedo apostar. Conozco una gran guía de turismo para ese lugar.
El elevador estaba a mitad de camino. Tendō y Aki veían la espalda de Kurose hasta que este último habló de la "guía", los dos cazadores se quedaron viendo al más bajo del grupo sonreír de forma burlona.
—Quizá debería contactarla cuando vaya ahí. No me iría mal una recompensa luego de acabar con todo esto.
—¡Estás de suerte! La tienes ahí al lado.
Aki dirigió su mirada hacia Tendō. La chica quedó asombrada por la táctica de Kurose lo que la terminó por sonrojar, para su fortuna la iluminación del lugar era rojiza.
—S-si... Yo vengo de ahí, por mí no hay ningún problema si quieres que te guíe en mi ciudad. Sería hasta lindo que puedas relajarte.
Aki expresó una sonrisa, más sincera que en otras ocasiones y aceptó la propuesta. El chico miró hacia el suelo, sentía molestias en la pierna derecha. Aprovechando ese momento Kurose llamó la atención de Tendō, le guiñó el ojo y le expresó un pulgar arriba. El idiota quería ser el copiloto de la chica.
Tendō reaccionó un poco hostil, lanzándole el dedo de en medio y sus labios dejaron el mensaje "Estamos trabajando, idiota."
Una vez llegado al nivel donde se encontraba el demonio que Aki debía conocer, este chico empezó a preguntar.
—¿Sabes algo sobre él?
—Claro. Hice una investigación exhaustiva con la señorita Makima para buscar el demonio adecuado para ti.
—Sigue.
—Y con exhaustiva digo que este era el único que parecía valer la pena. Un demonio poderoso, pero que seguramente cobra un alto precio por sus servicios. Aunque no te tengo en el mismo pedestal que la pendeja de mi compañera, preferiría que me dijeras que rechazas hacer el contrato.
—Ya lo dije, sigamos con esto.
—Tú eres la víctima aquí, no yo. Solo te recuerdo que esto es parte de nuestra labor como consejeros, nada personal entre nosotros.
—Eso lo entiendo ¿Algo más que deba saber?
—Supongo que tú por ser de estas divisiones capitalinas lo debes saber. No tiene mucho tiempo que regresó de Estados Unidos, aunque quise profundizar en los motivos pues acá son más callados que en Kioto ¡Puntos para mi ciudad!
—Si te sirve de algo, fue un intercambio con el demonio perro. La señorita Makima solicitó ese demonio para que algunos activos se volvieran rastreadores, facilitaban localizar pedazos de carne del demonio pistola.
—Entiendo ¿Y sabes por qué los americanos quisieron al demonio del futuro?
—(...)
—No lo sabes. Me lo suponía.
—¿Y tiene algo de importancia? — preguntó Tendō.
—Los estadounidenses serán habladores, pero sus verdaderos propósitos siempre están ocultos. Pedir al demonio del futuro e intercambiarlo por un demonio mucho menos peligroso... — El tono sombrío que usaba Kurose fue cambiado por uno más humorístico. — Cosas mías, estar tanto tiempo en una ciudad tan azotada por la violencia como la tuya hace que enloquezca.
—Eso no me ha dado mucha información con respecto a lo que puede hacer este demonio. — Aki estaba cansado de oír la voz de Kurose.
—¡Cierto! Aunque me hubiera gustado, Makima solo me dio información de los contratos que ha hecho. Específicamente lo que cobra. No hay más.
—Continua.
—Dos personas han hecho un contrato con este demonio. El primero perdió la mitad de su expectativa de vida mientras que la segunda perdió su visión, su sentido del gusto y del olfato. Cómo te darás cuenta, el precio de ambos es una mierda.
—Ya veo... Pero es lo único que queda ¿No?
—Lamentablemente tengo que darte la razón. — Kurose puso su mano al sistema de seguridad que protegía la entrada a la prisión que resguardaba al demonio.
—¿Sigues seguro de esto, Aki? Sé que ella ya no está aquí, pero ¿Le hubiera gustado que pases tus últimos días buscando... a un demonio? — preguntó con inseguridad Tendō.
—No tiene sentido hacerse ese tipo de preguntas cuando ya no hay nada que perder. — Aki respondió con un tono melancólico.
—Mira el lado positivo. Si le caes bien quizá y termine dándote un trato preferencial, podrías seguir teniendo esa cara de niño bonito y la tonta de mi compañera estará feliz.
—Eres un imbécil, Kurose. — Respondió Tendō.
La entrada se abrió. A partir de aquí Aki estaba solo. Kurose le dio tres minutos de espera, de lo contrario consideraría el contrato como un fracaso y un compañero muerto más a la lista.
—Lo que digas. — Aki finalizó su conversación con Kurose y se adentró sin miedo al lugar.
No hay suficiente luz en el fondo de la habitación. Una ventila en su parte superior era la única iluminación que llegaba. Una risa animada acompañaba al ambiente. Aki miraba con frialdad todo el perímetro. Siguió caminando otros tres pasos hasta que lo vio.
Un ojo de gran tamaño se abrió en medio de la oscuridad, se aproximó a la posición de Aki y con él, la forma del demonio que tanto se había hablado.
—¡El futuro es lo máximo!
Una entidad antropomórfica de la cintura para arriba, cubierto de serpentinas blancas en todo su tórax y en porciones de sus brazos, detrás sus extremidades brotaban una fila de raíces. Tanto su cabeza como su segmento inferior se asemejan a un árbol, reemplazando sus piernas por un tronco.
Aki observaba detenidamente al demonio. El ojo que observaba estaba resguardado en gran parte de su abdomen y parte del tórax. Su rostro se dejó ver, la textura de su cráneo parecía similar a la corteza de un árbol, tres pares de ojos repartidos en dos columnas observaban al cazador.
—¡Vamos! Dilo conmigo ¡El futuro es lo... MÁXIMO!
Aki no respondía al comportamiento tan burlón del demonio.
—Vaya humor que tienes. Acepta conmigo está realidad. ¡Futuro! ¡Futuro! ¡EL FUTURO ES LO MÁXIMO! — Gritaba eufórico el demonio mientras bailaba en su mismo sitio.
—O podemos ahorrarnos este ridículo. He venido a hacer un contrato contigo.
—¡Ya veo! Pero para eso debes decir conmigo ¡El futuro es lo máximo!
—No.
—¡Vamos! No seas amargado, dilo.
—No ¿Podríamos acabar con esto de una vez?
—Que cara de pocos amigos y actitud tan horrible tienes. Pero si tanto quieres mi ayuda.
El demonio interrumpió su baile y se acercó lentamente al cazador, observó detenidamente de la cabeza a los pies su nuevo socio.
—Tendrás que mostrarme tú futuro, solo así podremos hablar de los términos que impondré en nuestro contrato.
Aki miraba extrañado al demonio. El intrigante ser se aproximaba al cazador enfocando el hueco de su abdomen donde flotaba su ojo solitario.
—¿Qué estamos esperando? Rápido, pega tu amargado rostro en mi barriga.
Aki obedeció de mala gana. Cuando insertó su cabeza en el hueco observó la nada misma. En el exterior el demonio se estremecía y emitía pequeñas risas.
—Jeje... ¡Jejeje! — Poco a Poco el humor del demonio se iba recobrando y cuando Aki miró a los ojos de su cabeza, este empezó analizar a su nuevo socio.
—¿Y bien?
—Vaya tu insistencia en tenerme de compañero. Excelente, me encantó lo que vi así que este será tu pago. Déjame vivir en tu ojo derecho.
—¿Es alguna clase de juego? No permitiría que escapes de aquí.
—Los juegos terminaron, niño. Cuando se trata de negocios soy alguien serio y me encantó lo que vi. A cambio de vivir en tú ojo, te prestaré lo que necesitas.
La desafiante mirada de Aki no dejaba lugar al demonio para sus juegos, a diferencia de sus otros dos socios, el demonio se maravilló por el futuro que vio.
—¿Y bien? Quiero ver tú futuro en primera fila. Tal parece que lo que te espera será Es-pec-ta-cu-lar.
Aki movió ligeramente su cabeza, dando vía libre a su ojo derecho, pero antes que el demonio pudiera adentrarse en su cuenca. El chico cerró sus párpados.
—¿Qué sucede, no estás seguro de mi oferta? Pues bien, te explicaré. Tú futuro es maravilloso por lo que te espera, niño. Tú muerte. Morirás de una forma tan miserable y cruel que hace que me impaciente por contártelo.
—¿Y eso me debería importar por qué...?
—(...) Eres difícil de impresionar, niño.
—No es necesario dar detalles que no me interesan. Mientras pueda asesinar a mi objetivo entonces me doy por satisfecho ¿Y qué estás esperando? Métete en mi ojo de una vez.
—Qué horrible carácter tienes. Pero un trato es un trato, no me iré a ningún otro lugar, tu ojo solo será mi casa de vacaciones.
Luego de eso el demonio desapareció. El cazador se aproximó a la puerta de seguridad y llamó a Kurose, su compañero abrió con incredulidad ver intacto el rostro como cuerpo del chico que tocaba instruir.
—¿Y qué te pidió? Estás completo. — preguntó Kurose.
—Nada importante. Solo vámonos de aquí. — Aki no quería seguir en el área.
—¿Perdiste tú sentido del gusto?
—No.
¿Cuántos dedos ves aquí?
—Cuatro ¿Ya podemos irnos?
—¿Disfunción eréctil?
—¡Eres un pendejo Kurose! — Gritó Tendō.
—...
—¿Le atiné?
—No. — Aki dejó de esperar que Kurose y Tendō comenzarán el camino y siguió por su cuenta. Los dos cazadores de Kioto se quedaron en su posición.
—¡¿Qué te pasa, imbécil? — preguntó enojada la cazadora.
—Seamos sinceros. Te ahorraría muchos disgustos si hubiera dicho que sí. Vámonos que ya tengo hambre.
—Idiota.
Saliendo del área de contención Aki quedó observando el ambiente que los rodeaba. Indudablemente le daba más paz estar en espacios abiertos que cerrados. Concentrarse en la búsqueda del demonio pistola pocas veces le hacía apreciar la belleza de la naturaleza, a comparación de cuando era niño.
Los tres cazadores subieron al vehículo y Kurose pidió indicaciones para llevar a Aki a su casa. Hayakawa preguntó por qué no mejor reportarse con Makima.
—Se me notificó darte el día libre. Mañana temprano debes hablar con ella y dar tu reporte del contrato que hiciste. Por el momento podías descansar, dijo que también unos compañeros tuyos estaban bajo el cuidado de Kishibe. — Kurose respondió.
—Entiendo. Esos idiotas también terminaron colmando la paciencia de Makima para llevarlos con él.
—Seguro... ¿Te interesa algún deporte? Tenía un amigo con el que hablaba de eso, pero ya está muerto, era fanático del fútbol ¿A ti te gusta?
—No. Nunca me interesó.
—¿Algún otro deporte?
—Supongo que Baseball.
—Cool ¿Alguna opinión de la final de Swallows vs Lions?
—No. Prefería jugarlo antes que verlo... Lleva años que no lo práctico y mi brazo está hecho trizas.
—¿Jugabas en algún equipo?
—En la escuela. Antes que el demonio pistola atacara, jugábamos en una liga local de Hokkaido.
—¡Cool! Igual me gustaban las competencias, aunque yo siempre fui fanático del fútbol, quería ser profesional pero aquí estoy.
—¿También te pasó algo?
—Nah. No me gusta dejar desamparadas a niñas idiotas.
Tendō le dio un zape a su amigo y seguido de esto Kurose soltó una carcajada. Aki no expresaba otro rostro que el de indiferencia.
—Ya veo. No era un equipo muy bueno en el que estaba, éramos muchas veces derrotados por las demás escuelas, Sapporo y Hakodate tenían equipos muy fuertes.
—Que mal ¿Cómo se llamaba tú equipo?
—Prefiero no decirlo.
—¡Anda! Tienes que decirlo, somos ahora como amigos.
—(...)
—Bueno, no lo somos, pero nos estamos conociendo.
—Sigh. Los búhos pescadores de Nemuro.
Una carcajada salió de Kurose. Lo que terminó por otro golpe de parte de Tendō, el chico se disculpó y estuvo riendo en voz muy baja. Aki, aunque por una brevedad también se contagió de la risa, pero disimuló su reacción sin que sus compañeros lo notaran. Tendō corrigió la cagada de su amigo.
—Me parece un lindo nombre. Descuida por las burlas de este imbécil, siempre ha sido así de asocial.
—Te creo. Descuida, en ese entonces yo quería también ser profesional. Me gustaba practicar con otros niños de la zona, algunos eran mis compañeros de equipo, otros eran excelentes lanzadores y quería convencerlos para que se unieran. Estaba obsesionado con ganar.
—Los niños a veces están muy obsesionados con lo que juegan.
—Si, estás en lo correcto. Aún recuerdo ciertas cosas. Estaba nevando y mi hermano se enfermó. Taiyo era muy delicado de su salud.
—¿Y tú hermano como sigue?
Aki no respondió a la pregunta. Tendō se disculpó con un "lo siento".
—No te preocupes. Intenté que mi papá saliera a jugar conmigo, el era también fanático del baseball como yo... Me enojé con él porque no quiso salir. Tanto él como mamá se debían quedar a cuidar a mi hermano.
—Tus papás, eran buenos padres.
—Si, aunque... Yo quise salir de todas formas. Dejé la pelota y el guante en casa y me salí, pero Taiyo quería jugar conmigo. — Una sonrisa melancólica acompañaba el relato de Aki.
—¿Pero...
—No era un buen hermano mayor. No me gustaba jugar con Taiyo, lo consideraba molesto. Estaba buscando otros niños con quién jugar a la guerra de bolas de nieve, cuando yo ya tenía un compañero.
—¡Wow! Debió ser genial... tristemente soy hijo único. — Dijo Kurose.
—Taiyo me molestaba lanzándome bolas de nieve y yo respondía de igual forma. El no podía soportar tanto frío en sus manos, se asustó cuando sus manos estaban heladas. Yo le reclamé por salir, pero le dije que si quería continuar que jugara con el... que fuera por el guante y la pelota qué dejé en casa.
Aki dio una pequeña pausa. Recordó ese momento, dónde vio a su hermano correr directo a la puerta de su hogar y entrar, para luego nunca más volverlo a ver.
—Fui un mal hermano mayor. Debí haber ido con él a recoger las cosas o incluso quedarnos en casa.
—¿Por qué lo dices? — preguntaron Tendō y Kurose.
—Fue el 18 de noviembre. El mismo día que apareció el demonio pistola.
El frío en las espaldas de los dos cazadores de Kioto llegó de inmediato cuando escucharon las últimas palabras de Aki.
—Mierda... — Solo pudo decir Kurose.
—Dios mío... Aki... En serio lo lamento mucho. — También se preocupó Tendō.
—Fue injusto para muchas personas. Por eso el demonio pistola debe ser detenido.
—Ya veo... — dijo Kurose. — El imbécil de ese demonio también arruinó a nuestras familias.
—Y por eso se unieron a la organización. Entiendo.
—Algo así. Fue idea de la pendeja de mi compañera. En un principio creí que era un sueño tonto, también quiso ser estrella de Rock o escritora de mangas.
—¡C-cállate! — Gritó Tendō.
—Nah. Me encanta contar eso. Tendō siempre ha sido muy fantasiosa, una rarita.
—Yo la veo bastante normal, hasta más que tú. — Dijo Aki.
—Era una rarita desde que la conozco. Siempre viendo anime, mangas o lo que sea.
—¡No digas eso!
—Oblígame.
—Pendejo... — Tendō se tranquilizó, intentó seguir la conversación de forma tranquila. — Si, a mí me gusta todo lo que dice Kurose, pero son cosas geniales.
—Nombra algo que te guste y que no se vea ridículo. — dijo Kurose en tono retador.
—Star Wars.
—¡Pfff! Me acuerdo cuando me obligaste a verlas ¡Por Dios! Están ridículas.
—¡No es cierto! Son geniales, es un jodido duelo entre el bien y el mal.
—¿Qué es eso? — Aki se encontraba viendo al exterior, pero tuvo la duda de lo que hablaba Tendō.
—¡Es la mejor trilogía de la historia! Habla de cómo un chico granjero se enfrenta a su destino de acabar con el imperio galáctico que amenaza con doblegar a todas las especies de la galaxia.
—Impresionante ¿Y los buenos ganan?
—¡Pero no la tienen tan fácil! Hay revelaciones impactantes, en una escena... bueno no, si las llegas a ver... no quiero arruinar la sorpresa, pero un personaje vivió una mentira hasta que el propio villano se la revela.
—Interesante. Quizá debería verlas, tengo un reproductor de VHS, pero me falta el televisor.
—¿Y por qué rayos no tienes televisor?
—No sé si lo vieron en los pasillos. Un idiota rubio, ese imbécil rompió a la mitad mi televisor y ahora debo buscar uno nuevo, de lo contrario mi otra invasora hará más destrozos en mi propia casa.
—¡Ja! Deberías echarlos y que no vuelvan.
—Lo quise hacer y... Himeno me dijo que hiciera el intento de corregirlos.
—¿Era tú novia o algo así? — preguntó Kurose.
—No. No lo era, pero... era muy especial para mí.
—Siempre hay momento para conocer gente igual de especial. Digo... La idiota a mi lado la conocí en Toyooka gracias a mi papá, desde entonces somos inseparables para bien o para mal.
—¡Y aun así eres una molestia! — Reclamó Tendō.
—Y a pesar de eso me sigues importando, imbécil. Sigh. El demonio pistola nos jodió también. Estábamos en el río Maruyama cuando esa mierda atacó a la ciudad, destruyó múltiples propiedades incluyendo...
—(...) Mi hogar. — Completó Tendō. — Mis padres y... el padre de Kurose se encontraban ahí.
—Correcto. Quiero creer que fue una muerte rápida y no agonizaron. Yo le supliqué a mi madre y a mi abuela que la imbécil viviera conmigo, de lo contrario la llevarían a esos orfanatos para víctimas de ataques de demonios.
—Los conozco. Me enviaron a uno, tampoco tengo familiares vivos, solo hasta que tuve edad suficiente para entrar a los cazadores fue que pude salir.
—Si, nuestro objetivo fue el mismo que el tuyo en su tiempo. Matar al demonio pistola a como diera lugar. Pero esa fantasía murió hace tiempo, nos quedamos por el dinero y no tengo problema en decirlo en público.
—Una verdadera lástima, pero supongo que está bien.
—Deberías hacer lo mismo. Contrario a los mangas o esas estúpidas películas que ve Tendō. No eres el elegido, no eres el héroe y tampoco estás obligado a seguir lo que crees cómo tu destino.
—Gracias. — contestó a secas Aki.
—Yo creo que es una buena idea... ver películas en compañía... — Mencionó Tendō un poco apenada. — Un maratón de Star Wars para refrescar la memoria. Dentro de poco llegarán unas nuevas películas y sería genial verlas con alguien.
—No cuentes conmigo. — dijo Kurose.
—Solo necesito comprar el televisor... Sería una buena forma para que Denji y Power no estén jodiendo a cada rato.
—¡Perfecto! Siempre es buena idea verlas en familia. — Se emocionó Tendō.
—No son mi familia. Son desagradables demonios.
—Ah sí, perdón.
Un silencio incómodo ambientó el vehículo luego de esta charla. Estaban a tres kilómetros del hogar de Aki. El cazador de Tokio se quedó pensativo todavía. Incluso teniendo al demonio del futuro como su nuevo socio, solo lo único que tiene garantizado es su muerte.
El subconsciente de Aki estaba inundado de tantas ideas y pensamientos que volvió a dispersarse en medio de viaje. Ignorando algunas cosas que Kurose le decía. El demonio pistola, sus inquilinos, la responsabilidad de una nueva subordinada, la masacre a sus compañeros y unos enemigos formidables en estado de desaparecidos.
Una ráfaga de imágenes, recuerdos, sueños e ilusiones, lo que fue y lo que pudo haber sido. Con solo recordar a su maestra, Himeno. La visión del heroísmo que tenía ella era distinta a la que parecía visualizar al enfrentarse al pistola.
En el fondo, Himeno siempre supo que Hayakawa Aki nunca fue un guerrero ni un loco.
—Tendō, este tipo se volvió a descomponer, vuelve a arreglarlo. Voy a fumar un rato.
—Imbécil. — Tendō miró de forma hostil a su compañero de Kioto. Luego salió del vehículo y abrió delicadamente la puerta donde Aki estaba más cercano. — Hey... Aki, ya estamos cerca de tu hogar.
Aki recobró nuevamente la conciencia y miró detenidamente a Tendō. La cazadora se preguntaba si ella tenía algo raro o se fijaba mucho en su cicatriz.
—¿Mi cicatriz? Prefiero no hablar de ella.
—No era eso. Yo... Aún sigo procesando todo.
Lentamente Aki salió del vehículo, con el apoyo de Tendō para que el chico no tuviera problemas de equilibrio, se dirigieron hasta la casa de Aki. La chica le platicaba de cosas triviales, algunas películas que le gustaban y música.
—Supongo que soy una hoja en blanco. A duras penas escucho música y veo películas.
—Eso es maravilloso, me encantaría ver cómo reaccionas a la primera de Star wars... o cuarta.
—¿No dijiste que era una trilogía?
—¡Sí! Es una trilogía, pero lo que yo entendí es que son como secuela de lo que vendrá después.
—Oh. Supongo que eso lo hace más interesante. — dijo Aki con una leve sonrisa.
—Yo creo. Así que la primera trilogía es el capítulo 4, 5 y 6. Faltan los primeros tres capítulos.
—Entiendo. Es peculiar esa forma de narración. ¿Sabes si saldrá pronto?
—Ni idea. Dicen que para el '99 quizá se estrene. En dos años... Oh...
Fijarse de ese detalle hizo sentir mal a Tendō. Aki miró al piso, pero para no hacer sentir mal a su compañera que hizo el esfuerzo de ayudarlo y acompañarlo desde que estaban en el hospital, solo le sonrió.
—Hazme un favor, disfrútalas cuando se estrenen.
—Hay muchas más películas por ver, cosas concluidas y yo estoy seguro de que te encantarán. A pesar de todo la vida... no es tan mala.
—Luego de que muera el Pistola, la vida dejará de ser mala.
Tendō no dio respuesta, Aki estaba abriendo su entrada y se despedía de la chica. El cazador decidió finalizar su conversación con una pequeña invitación.
—Cuando consiga el televisor... Rentemos las películas, quizá no vendría mal algo de entretenimiento, invita a "mono asistente" solo si quieres.
Tendō se emocionó y aceptó gustosa ver las películas con más personas. se fue y salió del edificio. El rostro sonriente de Aki desapareció por uno más auténtico, uno serio y destruido, entró a su casa. Parecía un tanto desordenada y Nyako le dio la bienvenida.
—Parece que tu dueña aún no viene ¿verdad, amiguita? Ven, vamos a comer.
Visualizó lo polvosa que estaba su sala, lo sucia de su cocina y su refrigerador abierto, el contenido estaba hecho un desastre. Toda la carne que había comprado Aki se había acabado y las verduras estaban podridas en el piso.
Aki dio un fuerte suspiro. Acompañado de Nyako decidió seguir explorando su casa, entró a su habitación donde no había rastro de alguna fechoría de sus inquilinos. Cambió su traje por ropa holgada, más cómodo para hacer limpieza. Buscó todo lo que necesitaba para reordenar su hogar y comenzó.
Poco a poco el desorden que había hecho su inquilina era arreglado y Aki pudo despejarse de sus pensamientos por un momento. Nyako seguía a su compañero hacia donde fuese.
—Me sorprende que, de los tres, tú eres la que mejor se comporta. — Luego de eso Aki acarició a la gata y la cargó.
Nyako dejaba sus necesidades en un punto específico del baño, pero aún no tenía arenero propio, Aki improvisó uno. Era más probable encontrar desechos de Power que de Nyako en algún punto que no sea el baño.
La casa estaba cerca de ser impecable. Faltaba el cuarto de Denji. El chico de la coleta percibía un fétido olor cada vez que pasaba cerca de ahí. Buscó en un botiquín de su baño un cubrebocas, se lo colocó y decidió actuar. No se esperaba la obra de pesadilla que hizo Power.
Las ganas de vomitar invadieron su cuerpo una vez abrió la entrada del cuarto. Incluso Nyako que lo acompañaba se alejó del lugar y se escondió en la ordenada recámara de Aki. El chico se adentró solo para ver el caos de lo que es capaz Power.
Heces en todos lados, manchas de orina en el colchón desnudo de Denji. En las paredes pintadas con todo tipo de deshechos que hacían parecer que un vándalo causó destrozos únicamente en ese cuarto. Aki visualizó que algunos pedazos de carne que él compró estaban tirados, habiendo pasado unos días el olor de la podredumbre se mezclaba con los desechos de la poseída.
El cazador no pudo contener sus impulsos por vomitar, corrió al baño y sacó lo poco que había comido después del hospital. Olvidó sus pensamientos existencialistas y lo reemplazó por un profundo resentimiento hacia Power. El cazador debilitado y sosteniéndose de la taza del baño soltó un grito que asustó a algunos vecinos.
—¡POWER ERES UNA HIJA....
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≫ ── ≪•◦ Cementerio ◦•≫ ── ≪
—(...) De P-puta... — Power no pudo terminar de insultar a Kishibe. Se encontraba cansada a los pies del cazador veterano.
De noche y ubicados a las afueras del cementerio en medio de una carretera los tres cazadores estaban concluyendo su primer entrenamiento.
Las vestiduras con las que vino Denji estaban prácticamente deshechas. Su torso quedó al descubierto mientras que su acompañante, Power quedó totalmente manchada de sangre en su blusa.
Denji estaba inconsciente mientras Power batallaba por seguir despierta.
—Me han sorprendido. Lo suficiente como para dejarlos tranquilos lo que resta de la noche, me iré a dormir.
—¿Y qué hay de nosotros? — preguntó Power tirada en el suelo boca abajo.
—Mañana los vendré a recoger. — Kishibe suelta un pequeño rollo de billetes. — A 3 kilómetros de distancia hay un pequeño poblado, hay un motel, lleva a Denji y descansen.
—¿No nos puedes llevar tú? — Preguntó Power.
—No. — Kishibe acabó la conversación. Ignorando a sus nuevos pupilos y yéndose del lugar hasta dar con un vehículo nada llamativo. Entró en él, sacó de la guantera un celular desechable y marcó el único número que estaba registrado.
—Buenas noches, señor Kishibe. — En la otra línea se escuchaba la voz de Makima, uno que otro ladrido acompañaba al ambiente desde su lado.
—Ahorrémonos la parte donde fingimos cortesía. Está hecho. Los estudiantes que me entregaste completaron el primer día de entrenamiento.
—Son buenas noticias ¿Y bien, viste potencial en ellos?
—Sigh. Quizá, siguen siendo un par de idiotas que atacan sin medir las consecuencias o pensar en el movimiento que sigue, son predecibles. Al menos al final del día se dieron cuenta que eran estúpidos y cooperaron más seguido.
—Es un comienzo. Deben estar listos, es cuestión de tiempo para mí reunión con una de las cabezas más importantes del crimen. Solo necesito una moneda de cambio que no sea capaz de rechazar.
—No me gusta a dónde lleva todo eso. En fin. La tercera estudiante, la pupila de Himeno no renunció como dijiste que lo haría, soportó demasiados golpes y castigo, nunca se retractó, terminó siendo igual de terca que mi alumna.
—Oh. Una verdadera lástima, por compasión hubiera preferido que renunciara... — Fue interrumpida por Kishibe.
—Lo dudo. Me dijiste que use cualquier medio para forzarla a irse ¿Tienes algo en contra de ella?
—Para nada. No es un trabajo para ella, pero no queda de otra más que entrenarla. Me pidió el día libre mañana, por lo que la puedes buscar después de eso.
—Ajá. — Kishibe colgó la llamada. No le interesaba escuchar a Makima por más tiempo. Encendió el vehículo y se retiró del lugar.
Power y Denji seguían tirados en el suelo. La poseída poco a poco se levantaba y sacaba el polvo de su atuendo. Estaba a punto de emprender camino al lugar que le dijo Kishibe hasta que escuchó el llanto de Denji.
Power sabía lo anormal del asunto. Veía como su compañero empezaba a retorcerse en el suelo mientras lloraba como un auténtico bebé.
—¡Puta madre Bellaco! Ese imbécil.
—¡Waaaah! ¡WAAAAH!
—¡Maldito granuja, ni creas que te voy a cargar! — Power se aproximó a Denji, se sentó sobre él y empezó a golpearlo con tanta fuerza en el rostro mientras gritaba "¡SANA! ¡SANA!"
—¡Waaa... ¡Espe...— Denji no pudo pedirle a Power que se detenga, fue interrumpido por los golpes que ella le propinaba.
—¡Responde de una maldita buena vez, imbécil! Deja de ser un jodido bebé.
Los golpes de Power se intensificaron hasta que Denji dio vuelta a la situación y la atrapó, dejando al híbrido libre.
—¡No me abraces como a la enana, maldito Denji!
—¿¡Qué?! No te estoy abrazando, te intento dejar noqueada.
—Maldita sabandija y ni así me agradeces por hacer que te recuperes.
—Hace treinta golpes que me había recuperado, estúpida, no me dejaste hablar.
—Era divertido. — Luego de eso Denji liberó a Power.
—¿Cuántas veces morí?
—Siendo honesta, perdí la cuenta después de la veinte, pero el idiota me dejaba noqueada, probablemente te mató muchas más veces.
—¡Tch! Ese anciano decrépito, se va a arrepentir de habernos tratado así.
—Ajá. Eso también lo dijiste cuando estaba tu novia y te siguió matando. Acéptalo bellaco, ese imbécil es muy fuerte para nosotros.
—Agh ¿Alguna alternativa?
—Nos dio dinero para ir a dormir. Pero creo que sería mejor si lo usamos para escapar del jodido país.
—¡Dame eso! — Denji arrebató el dinero que tenía Power de sus manos. — Nah. Es poco, además no me interesa mucho escapar.
—¿Lo dices por la enana?
—En parte, la otra es que nos matarán como sucios demonios si corremos a otro sitio.
—Tienes un punto. La enana y Nyako se sentirían mal. — Power empezó a caminar en dirección donde Kishibe los mandó.
—De solo pensar en que fuimos derrotados tantas veces por ese idiota, hace que me enfade y ¡Agh! Maldita sea, nos trató como juguetes el imbécil.
—Ya. De solo escuchar tus putos gritos solo hace que me duela más la... ¿Cabeza? Oh... — Power se detiene y tiene una revelación. — ¡Lo tengo!
—Eh. Escupelo.
—¡La cabeza! Ese idiota solo usa su fuerza para tratarnos como unos putos trapos, pero es un borracho de mierda como parche.
—Ah sí, creo que él era su maestro o algo así.
—¡Eso no me importa! Nosotros dos, necesitamos usar la cabeza y hacer mierda al borracho.
—¡Wow! Tienes toda la razón, debemos pensar en algo para acabar con él.
—¡Exacto! Cómo en el anime de detective Conan, hay que volverse inteligentes.
—¡¿Cómo no se nos ocurrió?! Hay que ser igual de geniales como los personajes de anime.
—Y para eso, hay que organizar un plan maestro.
El rugido de los estómagos de ambos fue potente. Ambos se vieron y pensaron lo mismo.
—No podemos ser unos genios con el estómago vacío. Hay que ir al lugar donde ese idiota nos señaló. — Power apuntó al poblado que estaba más cerca.
—Seh. Espero que nos alcance para comer y dormir.
Power y Denji llegaron al pequeño poblado. El motel que Kishibe les señaló estaba funcionando, no había ningún puesto de comida, pero el recepcionista les señaló que afuera había una máquina expendedora.
Power quería romperla, pero Denji recordó a las enfermeras de la vez pasada y no se quería meter en problemas con alguna otra persona.
Pagaron algunas cosas y se hospedaron en una habitación. Ambos chicos estaban acostados en la misma cama pensando en cómo destruir a Kishibe mientras se terminaban sus frituras.
—¿Y bien, algún plan maestro en mente? — Denji continuó comiendo después de esto.
—Nop. Es difícil pensar.
—¡A quién engañamos! Somos idiotas y lo único que nos espera mañana es otra paliza.
—Ajá. Pero mirando el lado bueno... algunos imbéciles que durmieron acá olvidaron sus cosas. — Power inspeccionó el lugar y encontró objetos de valor.
—Lentes, ropa ¿Goma de mascar?
—No, son condones... ¿Me los das?
—Vete a la mierda, sé reconocer una goma de mascar cuando la veo. — Power abrió los envoltorios y empezó a masticarlos. Luego de darse cuenta que no eran dulce o de menta los escupió.
Denji la miró con decepción. Observaba como su compañera estaba asqueada por el sabor a "plástico" de la goma.
—Esas cosas son para tener sexo. Metes tú pene y evita que tengas bebés.
—Que asco. Ustedes los tontos humanos se la pasan deseando eso.
—Es lo mejor que hay.
—Te querías aparear con la enana. Al menos con esa "goma" no tendríamos más idiotas rubios o enanas en el mundo.
—Igual cuidar niños debe ser molesto. Es como tú castigo por querer tener sexo, gracias al dios que creó los condones para evitar esa mierda.
Power agarró uno de ellos, se dirigió al baño. Cuando salió de ahí, arrojó un condón lleno de agua y se lo lanzó con fuerza a su compañero. El tiro fue un éxito y Power no podía contener la risa.
—¡Vete a la mierda estúpida! — Denji también buscó condones sin usar y se dirigió al baño. Ambos ya tenían preparados sus condones de agua y se los empezaron a lanzar.
—¡Eres pésimo tirador!
—¡Tú eres una idiota que casi se come un con... — Denji recibió un impacto certero de uno de los condones con agua.
Se acabó la munición, pero no las risas. Ambos cazadores estaban empapados y la cama estaba húmeda. Salieron a tomar aire y pensar en que seguía.
—Tengo una idea. — dijo Power. — Hay que buscar cosas que rellenar como estos condones, sé que puedo hacer más cosas con la sangre y...
—¡Cómo niños! Que nunca sepan desde donde vienen.
—¡Exacto bellaco! Somos unos jodidos genios. — Power levantó su brazo y esperó los cinco de su compañero.
Denji chocó las manos y ambos continuaron gritando que eran unos malditos genios. Uno de los huéspedes salió en pelotas y le gritó a los dos demonios que se callaran, algunas personas estaban teniendo cosas importantes que hacer y esos ruidos afectaban el ambiente.
Denji le respondió que sabían que estaba con su amante, aunque era mentira. Power continuó diciendo que si no quiere que digan a su esposa debe pagar, ya que eran investigadores privados.
Un golpe de suerte después de tantas palizas hizo que tanto Denji como Power recibieran unos cuantos billetes por su silencio. Ni siquiera ellos se lo creyeron, pero bastó para seguir comprando cosas de la máquina.
Power estaba feliz de comer más dulces y frituras, ahora con su amigo Denji quién estaba sentado a su lado disfrutando de su banquete. El recepcionista los miró extrañado. Pero les ofreció darles una botella de soda si se largaban a su habitación. Power le preguntó si tenía más, aunque sea vacías.
Ya en la habitación y con algunas botellas. Power decidió prepararse, se puso los lentes que encontró e incluso cambió su peinado por uno "más intelectual", recogiendo su cabello en una cola de caballo.
Denji también usó los lentes que encontró y se puso la camisa que más le gustó de las olvidadas. Ambos se consideraban el jodido Einstein y querían demostrarle al viejo maestro que también son buenos estrategas.
—Los genios deben dormir. Así que descansa bellaco. — Power se acostó en la cama.
—Ni creas que dormiré contigo.
—Bien, puedes dormir en el piso.
—Agh. Tantas noches durmiendo con una linda chica y ahora tengo que dormir con una asquerosa demonio.
—¡Tú también eres uno! Y para tu información soy muy linda.
—Ajá. Mis huevos. — Denji agarró una de las almohadas y la puso en el piso. — A dormir.
Solo había una chica con la que Denji se sentía cómodo para dormir por las noches. Para su desgracia, ella se encontraba descansando en su sofá, un tanto ebria y extrañandolo.
En los sueños del rubio solo veía callejones. Oscuros y poco cuidados. Su imagen, la de un pequeño niño era lo poco que podía ver en el reflejo de los charcos. Caminó y siguió sin rumbo fijo. Encontró la misma puerta que en ocasiones pasadas.
Esperó a que se accionara. Sin resultado. Decidió abrirla. Pero una voz que conocía le pedía que no la tocara ni pensara la remota idea de abrirla. Denji poco a poco se daba cuenta de quien era el dueño de la voz.
—¿Pochita... eres t... — Un fuerte golpe impactó en el rostro del muchacho. — ¡¿Pero qué mierda?!
—Hablas dormido. Pedías que abrieran una jodida puerta y por si acaso te desperté.
—Oh. No lo recuerdo bien.
—Me importa una mierda. Ten, sube esto al piso de arriba. — Power entregó botellas llenas de su propia sangre. — Necesito que las coloques arriba de nuestra puerta.
—¡Wow! En qué momento te volviste tan inteligente.
—Siempre he sido una genio, bellaco. Además en la tele hubo una caricatura que hizo algo parecido.
Denji siguió la orden de su amiga y subió todas las botellas, las colocó sobre la puerta y confirmó posición a su amiga. Power se encontraba comiendo un pájaro que raptó y después de eso fabricó un hacha para su compañero.
—Te quedas ahí. Tu le darás en la cabeza al borracho pendejo.
—Con eso me convenciste ¿Lista para darle su merecido al hijo de perra?
—¡Qué empiece el plan de los super genios! — Power se percató de la esencia de la persona clave. — El jodido borracho ya vino.
Por primera vez Power estaba preparada para el combate de forma anticipada y Denji se encontraba escondido desde el piso superior. Cuando suene la señal, el atacaría y acabarían con el problema de raíz.
Kishibe comenzó esperando al par de alumnos que le dieron, ante su ausencia, lo consideró una falta de profesionalidad y los llamó "putos holgazanes". El veterano dirigió su camino a recepción, preguntando por un par de chicos con cara de idiotas. El recepcionista los reconoció al instante, preguntó su parentesco
—La organización en la que trabajo me convirtió en una clase de abuelo. — informó el veterano con el rostro más serio ante esas palabras.
—Ah. Qué bueno que se preocupen por los chicos huérfanos. se encuentran en el piso de en medio, su puesta es la antepenúltima.
Kishibe agradeció y subió las escaleras, si esto era un plan de parte de los dos demonios para sacarlo de quicio por subir escaleras, pues estaba funcionando. "Putos holgazanes" y "Tenía que dejarlos en su casa" fueron algunos de sus murmullos. Power se encontraba concentrando, usando sus poderes de genio intentó enfocarse en todas las botellas con su sangre y en el arma que generaría. Esperaba con ansias toparse a Kishibe.
Kishibe había llegado al piso correspondiente y estaba a una puerta de distancia, ideando la forma de castigar a sus dos nuevos alumnos. Power al percatarse que Kishibe estaba a punto de tocar la puerta, empezó su movimiento, creó una lanza de sangre que dirigió con toda su fuerza hacia la cabeza del cazador esperando que ese sea el movimiento definitivo. La lanza atravesó la puerta y Kishibe pese a la edad le fue sencillo esquivar el ataque con una simple extensión del tronco, el cazador atrapó la lanza y de inmediato procesó la información.
«Huh. Estos idiotas me estuvieron acechando» — Pensó el cazador.
Power fracasó en su primer movimiento, era consciente que este error saldría caro. Mientras Kishibe aún parecía estar vulnerable, la poseída sacó su as bajo la manga. Su dedo índice dio dirección al suelo, de inmediato la sangre dentro de las botellas se moldeó hasta ser unas duras lanzas en dirección al cazador. Las armas recién formadas atravesaron el suelo y se dirigieron a toda velocidad al rostro del cazador, los reflejos de Kishibe y su velocidad permitieron que el veterano esquivara las lanzas y las rompiera con simples puñetazos.
Fue ahí la señal que Denji necesitaba, sabia que Kishibe estaba concentrado en defenderse de las armas de Power y aprovechó para bajar y conectar un hachazo hacia su craneo, en venganza por lo sucedido en el cementerio. Denji estaba preparado para cortar al veterano, pero una patada de su contrincante conectó en su rostro y tiró hacía el suelo del pasillo.
—La jodida presa intentó actuar como el cazador. Me tienen impresionado ustedes dos. Es la primera vez y espero que no la única que usan su jodida cabeza.
—¡Auch! E-eso dolió.
—Sigh. Lo hicieron bien, pero cometieron dos errores graves. — Kishibe abrió la puerta donde se encontraba Power, la poseida estaba tirada boca arriba y con una expresión de cansancio en su rostro. — La primera fue que tú compañera usó demasiada sangre y la estupida quedó anémica. La segunda es que confiaste en tu ataque y no tuviste la remota idea que yo podía responder.
Denji no le importaban las palabras de Kishibe, quería irse a descansar otra vez. El veterano quería desayunar así que suspendió el entrenamiento de momento.
—Bien. Como realmente me sorprendieron para bien, les dejaré descansar otro rato. — De inmediato Kishibe le dió la espalda a la Denji y se dirigió rumbo a las escaleras. — Iré a tomar algo.
—¡Ya escuchaste, Power, nos dejará descansar ese culero! — Power intentaba levantarse para ayudar a su compañera, quien solo levantó el pulgar en forma de aprobación.
Cuando Denji estaba a punto de entrar a la habitación, un cuchillo se incrustó en su cabeza profundamente, derribando nuevamente al chico y dejándolo casi inconsciente. Kishibe volteó para ver a su alumno y le dedicó unas últimas palabras antes de ir por su bebida.
"La presa jamás debe confiar en la palabra del cazador."
Kishibe bajó a la recepción. Avisó de lo sucedido y pagó los daños causados por los inquilinos, preguntó si en algún lugar dejaban beber desde tan temprano y el recepcionista solo le señaló un pequeño bar a dos cuadras. Kishibe estuvo ahí un rato, regresó hacia donde estaban sus alumnos y los cargó, ambos demonios seguían inconscientes.
Transcurrieron los minutos y los kilómetros, Denji y Power despertaron en la fila de atrás del vehículo que usaba Kishibe.
—No les hice gran daño y ustedes par de inútiles quedaron fuera de combate mucho tiempo. En un combate real estarían muertos y hablo por tí, Denji, que algunos ansían más que solo tú cabeza.
—¿Eh? Carajo, no he hecho nada para enojar a nadie.
—¿Y coleta? — Preguntó Power.
—¡El no cuenta! Ese pendejo siempre está amargado con la vida. Tuvo una chica sexy a sus pies y el pendejo prefirió chillar.
—Buen punto.
—No es tan sencillo, mocoso. El idiota de Aki tiene sus razones para ser así, pero tú estupidez no. — Kishibe respondió a Denji.
—¡Vete a la verga, maldito anciano! Ni siquiera te disculpaste con Kobeni por como la trataste.
—Yo le pedí qué renunciara, tú también e incluso Power. Ella decidió no hacerlo. Si supiera que esto será apenas el inicio de cosas peores.
Kishibe notaba como Denji y Power querían lastimarlo en una posición tan vulnerable como estar de piloto. El solo les advirtió que incluso a sus espaldas, los únicos que morirían serían ellos dos, Kishibe no tendría problemas en abandonar el vehículo y hacerlo mierda.
—¿Y te vas a disculpar con Kobeni? Siquiera deberías pensarlo. Así al menos tendría la idea que no eres tan hijo de perra.
—Se necesita ganar su lugar. Sobrevivir a un pequeño intercambio de golpes no es suficiente.
—¿Qué es suficiente para ti?
—Tú deberías saberlo. He leído algunos informes que Hayakawa escribió. Eres un puto loco, masacraste al demonio de la eternidad así como al murciélago y a la sanguijuela uno después del otro. Pero también leí que en más de una ocasión estuviste a punto de morir o perder el control de la situación. Voy hacer de ti un jodido perro de pelea.
—Supongo que gracias.
—¿¡Y qué hay de mi, maestro Roshi!?
—¿Perdón? — Preguntó extrañado Kishibe.
—A Power le gusta ver animes. Hay un anciano pervertido que fue maestro de un niño mono.
—Hayakawa escribió que eras un estorbo. Himeno decía que flojeabas mucho, solo si te daba regalos hacías tú trabajo y muchas veces ni eso servía.
—La comida de Nyako es deliciosa. Deberías probarla, quizá con eso se te quite lo puto cascarrabias, maestro Roshi.
—Paso. Y deja de decirme así.
La charla finalizó y Kishibe conducía en silencio. No le molestaba ser maestro, era una práctica común en el trabajo, pero odiaba estar bajo el mando de Makima. La única razón por la que accedió fue por el pago.
En uno de los tantos edificios abandonados y esperando su compra o demolición, Kishibe dejó en libertad a sus dos alumnos. Ambos estiraron las piernas y empezaron a bostezar.
—¿Y cuando será la hora de la comida está vez? — preguntó Denji.
—Cuando terminenos el puto día de entrenamiento. — Kishibe sacaba un par de maletines del vehículo. — Vayan adentro y jueguen a las escondidas, yo con gusto voy a encontrarlos.
La forma de ser de Kishibe y la brutalidad en sus combates previos solo hizo reflexionar al par de demonios que eso era una mala idea. Ambos pasaron de la propuesta prefirieron solo ir a la par que el.
—Los edificios abandonados siempre son cuna de poseídos y a veces algunos demonios heridos. Quiero que limpien el edificio. Tienen 1 hora para hacerlo.
—¡¿Pero qué mierda?! No somos el puto servicio de limpieza.
—¡Lo que dijo el bellaco! — gritaba Power desde detrás del rubio. — Además el unico idiota que se encarga de limpiar es el pendejo de Coleta.
Kishibe sacó de su saco una pequeña licorera, bebió de ella y entonces continuó con su explicación. A veces algunas empresas usan a los cazadores de demonios como unos exterminadores, los demonios y poseídos suelen entrar a la fuerza, causar desastre y provocar el desalojo de sus habitantes o trabajadores.
Cuando se hace la solicitud, los cuarteles se encargan de asignar cazadores aptos para el trabajo, lamentablemente la segunda división, la que está mejor organizada después del ataque se encuentra en trabajos de capacitación y entrenamiento, por lo que Makima ofreció el trabajo al veterano. A regañadientes el viejo Kishibe aceptó y aprovechó el lugar como una zona de entrenamiento.
La edificación se encontraba estable en sus cimientos, pero había bastantes daños a los muebles y desgastes en la pared, algunas puertas estaban totalmente deshechas y se escuchaban gruñidos en el interior de algunos cuartos, algunos poseídos se encontraban refugiándose por la falta de alimento en la zona, Kishibe no recibió más información pertinente. Denji y Power cada vez estaban más impacientes, por lo que Kishibe usó una táctica infalible.
—Le voy a regalar 2 cajas de pizza al hijo de puta que mate más demonios, una más si en menos de una hora despejan el área. Si ustedes en ese tiempo no logran acabar con todos los demonios del edificio, tendremos entrenamiento directo.
—¡Bien Maestro Roshi! Nada que el jodido hombre motosierra no pueda... — Denji estaba preparado para jalar la cadena de su pecho, acto que fue acompañado por los gritos de emoción de Power.
—Vuélvete demonio en este instante o durante la limpieza y correré lo más rápido a tu posición para matarte. Eres un cazador, no hace falta que te lo repita. — Sentenció Kishibe.
—¡No seas idiota! Acabemos con esto de forma rápida y déjame volver a casa.
—¿Por fin volverás con Nyako y conmigo? No quiero estar a solas con Coleta.
—Emmm... Nope. Hablaba de volver a la casa de Kobeni, ella me debe estar extrañando.
—Yo creo que está muerta después de la paliza que Roshi le dio.
—¿Quieres que empiece el combate directo? Solo di "Maestro Roshi" una vez más. — Kishibe estaba cada vez más malhumorado por el apodo que le puso su alumna, pero se detuvo al ver una respuesta más sumisa de parte de Power.
—E-eh... Nah. No hace falta... M-Ma-Maestro K-Kishibe.
—Bien. Pueden empezar. — Kishibe se fue a descansar en una pared mientras dirigía su atención a su reloj, esperando su turno.
Power y Denji tuvieron una carrera, ambos gritando "¡La pizza es mía Pendeja/Bellaco", ambo subieron en las mismas escaleras, cada escalón estaba cubierto de polvo, papel de revistas y periódico, algunas manchas de sangre y lo que parecían huesos triturados de animales.
Los dos rubios se separaron y empezaron a explorar cada piso. No hubo una gran espera, algunos pequeños demonios de formas amorfas empezaron a salir de algunas puertas rotas, se escuchaban murmullos y quejidos, cada ser monstruoso fue interrumpido de su descanso y ahora querían enfrentar a los alumnos estrellas. Power no quiso mostrar compasión, de inmediato creó un bat de sangre repleto de púas en su extremo grueso.
—¡HAHAHAHAHA! ¡¡ESTUPIDOS DEMONIOS, NINGUNO ES RIVAL PARA LA PODEROSA E INVENCIBLE POWER!!
Power pasaba por un estado de éxtasis, ver brotar la sangre de los demonios, para ella era divertido masacrar seres que ella consideraba inferiores a nivel intelectual como fisico, contaba uno por uno hasta que mató a 10 demonios y dejó el pasillo tapizado de la sangre derramada de sus enemigos. No le gustaba mucho su sabor, pero de la cabeza de uno de los cadáveres, succionó algo de su sangre y continuó en el juego.
—¡Las pizzas son mías! — gritaba la poseída.
Denji odiaba escuchar la emoción de esas palabras, además que no tenía ningún arma consigo. Solo en sus pensamientos se escuchaba repetidamente el "¡PUTA MADRE!" seguido de alguna queja, cada vez se acercaban algunos poseídos, pero también lo que parecían ratas de gran tamaño o eso querían aparentar, algunas poseían extremidades extras, otro montón eran bicéfalas y otras tantas mostraban heridas expuestas y órganos saliendo de su cuerpo.
Denji marcaba su posición, esperando la mayor cantidad de enemigos a su vista. Odiaba estar condicionado a no convertirse en el motosierra, e incluso intentó jalar la cadena, su acto de rebeldía fue interrumpido cuando un cuchillo se incrustó en el antebrazo del rubio, cuando el rubio se dio cuenta, Kishibe estaba en el mismo piso y observaba a su nuevo alumno mientras bebía.
—Querías un arma, ahí la tienes. De nada. — Kishibe continuó su bebida mientras aplastaba la cabeza de un poseído con apariencia de insecto hasta escuchar el crujir de su cráneo y quebrarlo, el veterano ignoraba las manchas de sangre que se consiguió en el pantalón.
De su antebrazo derecho Denji se quitó el cuchillo y empezó a defenderse de sus enemigos, los poseídos no se la dejaron fácil, algunos esquivaron sus ataques y empezaron a morder al Hibrido. Para su fortuna, algunas toxinas segregadas en su torrente sanguíneo no cambiaban el panorama del cazador. Como respuesta, Denji derribó a puñetazos a varios y clavó repetidamente el cuchillo en sus rostros.
—¡ES UNA PUTA MIERDA, ESTO PUEDO HACERLO INCLUSO SIN POCHITA! Anciano, déjame acabar con toda esta tontería de una puta vez.
—Adelante. Intenta volverte en el motosierra y yo seré tu siguiente rival.
—Agh. No voy a quedarme con la conciencia sucia por tu puta culpa. — Denji pisaba las ratas, quebrando sus huesos y desparramando sus órganos en el piso. Algunas ratas empezaron a chillar e incluso clamaron por un "rey".
—¡29 jodidos zopencos! Intenta superar esto maldito bellaco.
—¡Ya cállate Power! «¡Maldita sea, perdí la cuenta ¿Cuánto llevaba 16 o 26? ¡AGH! Maldita sea Pochita, esta pendeja me va a ganar las pizzas.»
El contador favorecía a Power con 29 enemigos eliminados, Kishibe lo tenía previsto. Lo que aparentaba como un trabajo tranquilo en realidad sería un infierno para la mayoría de los cazadores. Y esto iba para largo. En su reloj observaba como 15 minutos llevaban transcurridos de los 60 que dio.
Las ratas poco a poco les quitaban lugar a los poseídos, incluso algunas de estas bestias empezaron a devorar la carne de los miserables demonios. Denji y Power empezaron un jodido caos. Kishibe aún tranquilo solo sacó su cuchillo y atacó sin mostrar preocupación al montón de ratas que lentamente incrementaba su número.
—¡NYAKO ODIA A LAS PUTAS RATAS! ¡MUERAN! ¡MUERAN! ¡MUERAN! ¡MUERAN!
—¡Y saben del culo! — agregó Denji.
Los llantos, chillos y gruñidos de las ratas cada vez dejaban más sordos al dúo, Kishibe estaba observando su reloj y había pasado cerca de media hora. La respiración del veterano cada vez era más agitada, el piso se estaba llenando de estos animales, obligando a los cazadores a subir unos cuantos pisos.
—¡Fuera de mi camino, maldita idiota!
—Di lo que quieras, esas pizzas ya tienen dueña.
—Nuh-uh. Llevo sesenta y muchos hijos de puta asesinados.
—¿Te olvidaste en qué número ibas, Denji? — cuestionó Kishibe.
—¡EEEHMM! CLARO QUE N-... sí, lo olvidé.
«Idiota» — Insultó mentalmente el veterano. — ¿Y tú Power, si te acuerdas?
—Se me olvidó qué número sigue después de 44.
Kishibe solo miró hacia atrás viendo como el cúmulo de ratas empezó a llenar todo el suelo y parte de las paredes. Alcanzó a decir "Par de idiotas" para luego continuar con su carrera.
Al llegar al último piso disponible, se percataron de que habían sido acorralados. Las ratas suplantaron en su totalidad a los poseídos que parecían ser el problema inicial. Kishibe empezó a sacar una pequeña navaja. Denji odiaba que el veterano no le diera más importancia a esta situación.
—¡Hay una linda chica esperándome! Será mejor que nos apresuremos a matar a estas mierdas de animales.
—Si en 30 minutos no acabamos estas ratas no serán lo único que yo haga mierda.
Tanto Power como Denji tragaron fuertemente saliva y el sudor de tanto esfuerzo físico recorría el rostro de ambos imbéciles. Power también se quiso apresurar y le dio un machete a Denji. Lo que contentó al rubio.
¡Rey! ¡Rey! ¡Rey! ¡Rey! ¡Rey! ¡Rey! ¡Rey! ¡Rey! ¡Rey! ¡Rey! ¡Rey! ¡Rey! ¡Rey! ¡Rey! ¡Rey! ¡Rey! ¡Rey! ¡Rey! ¡Rey! ¡Rey! ¡Rey!
Las putas ratas hablaban, al unísono entonaban la palabra Rey con euforia. Los 3 cazadores estaban desconcertados ¡¿A quién putas le dicen Rey!? Incluso Power estaba harta de escuchar voces más chillonas que la suya.
Las ratas que acorralaron al equipo se agitaban y se movían en distintas direcciones, entre ellas se mordisqueaban y se atoraban con sus propias colas, peleas y conflictos internos entre estas bestias hicieron que sangre se vierta en el suelo. Poco a poco fuertes gruñidos, una voz que dominaba por sobre las demás se hizo presente.
—¡Dijiste que esto solo sería una simple limpieza, anciano!
—Ups. Cosas así pasan a menudo, vete acostumbrando.
¡Hartos! ¡Hartos! ¡HAAAARRTOOOSSS!
¡ESTAMOS HARTOS!
¡OBEDECERLA!
¡ODIAMOS OBEDECERLA!
¡CORAZÓN!
¡MOTOSIERRA!
Un solo cuerpo repleto de cientos o miles de estos asquerosos animales, el fétido aroma de lo podrido asqueaba a los dos alumnos. Las fauces del demonio repletas de una baba con consistencia y color similar a la brea. El movimiento era constante en esta única entidad, poco a poco las ratas que acorralaron a los tres cazadores se unificaban al grito de "¡Rey!"
—¡Por Dios! Otro jodido imbécil que viene por mi corazón.
—Eres popular bellaco.
—Ojalá lo fuera con las chicas. No nos demoremos, a la mierda con este edificio. — El rubio estaba a punto de jalar la cadena.
—Mata como cazador, te trataré como cazador. Mata como demonio, te trataré como demonio. — Kishibe continuaba advirtiendo a Denji incluso en un momento crítico.
El cúmulo de ratas se movía sin problemas, pese a la cantidad de animales superpuestos en el gran "rey rata", su agilidad era visible. Poco a poco marcaba su espacio y apuntaba directo al rubio, el olor del chico era distinto al de los otros dos, era claramente el objetivo.
—Maestro Ros... Kishibe ¿Qué nos dará si matamos a este bobalicón?
—Un día de descanso. Te doy mi palabra.
—¡Hecho! — La sonrisa de Power se hizo presente mientras preparó su arma lista para dar el primer golpe directo al supuesto cráneo del demonio. — ¡VETE A LA MIERDA MICKEY!
El golpe no pudo ser conectado. El supuesto rey rata se disolvió y atrapó usando las múltiples mordeduras de las ratas de su interior. Power se sorprendió y su desesperación se dio a notar. Gritó e Insultó a Denji para que le diera una mano, aunque el idiota le aventó uno de los restos de los poseídos tirados en el suelo.
—¡Muy gracioso, pendejo! Me volveré a cagar en tu cama cuando regresemos.
Denji no respondió, decidido a usar el machete de sangre empezó a cortar múltiples ratas que se encontraban acercándose a él. El rubio poco a poco se iba emocionando de escuchar los gritos de dolor del demonio.
—¡PUEDEN IRSE A COMER VÓMITO DE VAGABUNDOS EN EL PUTO INFIERNO!
Las vísceras y sangre de las ratas se repartían en las paredes y en el piso. Para Denji no representaba un peligro y los alaridos de las ratas cada vez más irritaban al cazador. Kishibe observaba detenidamente a sus dos alumnos, librándose y volviendo a pelear en contra de los múltiples enemigos.
—Hmm. Al menos si sirven para exterminadores de plagas.
—¡Ya cállate y ayúdanos anciano, esta mierda no se acaba!
—faltan 15 minutos. — Anunció Kishibe mientras evadía y cortaba a los animales con su navaja. El veterano no mostraba ningún indicio de cansancio.
La bestia nuevamente recuperó su forma, las múltiples ratas que albergaba su cuerpo estaban preparadas para devorar a los dos demonios y reclamar el corazón. Power y Denji estaban en aprietos y Kishibe no los socorrería.
—¡Bellaco! Hay que darnos prisa, el jodido saco de huesos me da peor espina que estos idiotas. — Power se encontraba siendo superada por las ratas y uno de sus brazos contaba con múltiples heridas expuestas.
—¡¿Y qué propones maldita sabelotodo?!
—¡Esto!
—¡NO PENDEJA ESPERA...!
Utilizando su brazo herido, Power generó múltiples púas alrededor de su extremidad causando la retirada de los animales. Se aproximó a Denji y sin su permiso rompió su camisa y expulsó la cadena de su pecho. La accionó y esperó que el trabajo estuviera hecho.
¡VROOOM!
¡VROOOOOOOOM!
¡VROOOOOOOOOOOOOOOOOOM!
A la espalda de ambos demonios, Kishibe observaba detenidamente como salía una motosierra de la cabeza de Denji y de inmediato su cabeza de carne fue intercambiada por una de frío metal de color rojo. Sus dientes afilados y su lengua sobresaliente, así como sus brazos atravesados por dos motosierras de gran tamaño. El jodido hombre motosierra había llegado.
—¡HAHAHAHAHAHAHAHAH! ¡ME LA PELASTE PUTO ANCIANO DE MIERDA FUE POWER LA QUE LO HIZO!
—5 minutos. Acaba con las ratas en menos de ese tiempo y te dejaré libre, de lo contrario te mostraré que esas motosierras son inútiles.
—¡DÉJATE DE ESTUPIDECES BELLACO Y MATA A LOS PUTOS RATONES!
—¡ENEMIGO! ¡EL MOTOSIERRA ES EL ENEMIGO DEL R... AAAAAAAAAAGGGGHHHHHH!
¡BRRRRRRRRRRRRRRRRRRR!
Denji no fue paciente, le importo una mierda lo que sus enemigos dijeran estaba concentrado en cortar, rebanar y cualquier sinónimo relacionado con mutilar a esas ratas de mierda. Power gritaba de la emoción al ver cómo la ventaja de las ratas era solo una pequeña ilusión, apoyaba a su amigo y de paso se comió una de las ratas partidas a la mitad que agonizaba por una muerte rápida.
Power no le pudo importar menos y comió lentamente al animal, aunque después lo arrojó, el sabor era horrible.
—¡Esta mierda sabe a culo!
—¡TE LO DIJE ESTÚPIDA! HAHAHAHAHA
Power se enrojeció de la vergüenza y decidida sacó un gran mazo y empezó a aplastar a los animales restantes.
—UN REY NO HUYE DE SU JODIDA PRESA. — Gritaba la bestia cada vez más teñida de rojo, la sangre de sus súbditos estaba siendo derramada por su enemigo.
—¡Yo soy más de tener presidentes!
—¡Esa soy yo! — Power gritaba su título mientras seguía aplastando a los animales.
—¡SI TÚ FUERAS PRESIDENTA ESTE PUTO PAÍS SERIA UNO DE MIERDA!
—¡Por ciudadanos como tú, japón se lo merecería!
—¡Ya cállate y sigue matando!
—¡AAAAAAAAAAGGGGHHHHHH! EL REY RECLAMA TU PUTO CORAZÓN. — Gritó con dolor el demonio mientras escupía su saliva hacia el rostro de Denji.
—GYAHAHAHAHAHA ¿¡ME VAS A DAÑAR CON TU JODIDA BABA!?
Los gritos del motosierra se hacían más molestos para los oídos de Kishibe, le faltaban dos minutos y medio para acabar su tiempo. Observaba detenidamente cada movimiento, los tajos y cortes del motosierra no solo eran torpes, también eran predecibles. Podía pensar en formas de evadirlos sin prever el margen de error. Denji era peligroso y un peleador nato, pero sus habilidades seguían sin ser perfeccionadas.
El motor de sus tres motosierras se reducía, las mordidas se sus enemigos dejaban algunas cuantas hemorragias, Denji estaba molesto nuevamente de que su ropa estuviera hecha mierda otra vez. En venganza decidió morder y devorar a las ratas menos afortunadas.
—¡HEY! ¡Dijiste que sabían a culo!
—¡Con el tiempo te acostumbras! Solo es cuestión de seleccionar a las más gordas.
El pasado del chico era tormentoso y sus métodos para conseguir comida no eran algo de lo que lo hiciera sentir orgulloso.
Poco a poco el rojo de su pintura fue reemplazado por un mejor tono, el vivo rojo de la sangre de unos animales de mierda. El rey estaba siendo acorralado y para el motosierra era una decepción, sabía que su trabajo podía acabarse en menos tiempo. Denji añadió otra cosa al rencor que le tenía a Kishibe, no solo haberle hecho daño a Kobeni, también hacerlos perder el tiempo en nimiedades.
El motosierra era demasiado para la misión del rey rata, el demonio de las ratas estaba siendo acorralado, el núcleo, una rata de color rojo observaba como su cuerpo principal se reducía y mientras sus súbditos eran cruelmente cortados y desgarrados por ambos cazadores mientras que el anciano solo observaba el tiempo, quedaban 20 segundos.
El trabajo estaba casi hecho, el rey perdió todo, sus seguidores, su trono y su misión. Sabía que regresar con las manos vacías era sinónimo a tortura, esperó y aceptó su muerte. El hombre motosierra caminaba lentamente hacia su enemigo. El inexpresivo rostro del híbrido no reflejaba el auténtico desprecio que tenía Denji en sus ojos.
Su andar era lento, sus pisadas eran estruendosas por culpa del charco de sangre que dejó, sus motosierras regaban el líquido rojo de sus víctimas y la impaciente lengua de Denji no podía esperar para ver a otro demonio pedir clemencia. Cosa que no iba a dar el cazador.
—¡Todo! Se ha ido todo. Ya no soy un rey, soy una simple rata. — El miserable rey rata se encontraba tirado en el suelo, esperando su final.
—¿Qué hay de nuevo, vie... ¡ESPERA POWER!
¡CRUUUNCH!
—¡Pendeja! Aún no terminaba de decir mi línea.
—¡¿Te puedes callar bellaco!? Eso no lo dice un ratón, maldito bobalicón, lo dice un puto conejo.
—¿¡Y cuál es la puta diferencia?!
—¡La empresa! ¡El canal donde lo transmiten! Y ¡Qué son animales distintos, estúpido bellaco!
—¡Da lo mismo, son roedores!
—Si vieras televisión sabrías que el conejo no es un roedor ¡Peeerooo! Alguien le dio por hacerse el cabrón en la sala y no solo sé cortó la salchicha, también la puta televisión.
—¡Te pedí perdón! Tú ganas, te quedas con las pizzas.
—¡Ja! En tu... ¿Cara? — Power observaba como Kishibe se aproximaba a Denji. Ella intentó evitarlo, pero fue más lenta que el anciano. Múltiples veces atravesó a Denji con su navaja y luego sacó una espalda.
—¡AAAAGH! ¡PUTO ANCIANO, CUMPLIMOS CON NUESTRA PARTE!
—5 minutos y 5 segundos, malgastaste tu tiempo creyendo que te veías genial.
Denji estaba recuperando el aliento, derribado y aún con su transformación activada, se levantó mientras ingenuamente le preguntó a su maestro.
—¿Y me vi genial?
—Sigh. Tengo que aceptarlo, te viste genial.
—¡Lo sabía! En tu cara Powe... — Sin darse cuenta en tan solo un parpadeo Kishibe ya se había aproximado a su posición y pese a su edad conectó una patada en su cuello, dejando tirado otra vez al motosierra.
—Pero nadie luce mejor que yo en mi presencia. — Kishibe se preparó para el combate, incitó a Power a también unirse.
La poseída sabía que si se negaba le iría peor. Usando su mazo corrió en su posición y por mera simpatía, Kishibe no fue más brutal que en otras ocasiones con su alumna. Respondió al ataque directo de la rubia, atravesó con su navaja sus antebrazos, causando un grito de dolor por parte de Power.
El veterano listo para golpear en el rostro a su alumna aproximó su puño hacia la mejilla derecha de la poseída. Power pensó rápido e interpuso su antebrazo herido, usando su control de sangre activó nuevamente las púas y lastimó, aunque sea un poco a su maestro.
—Veo que al menos tú si empiezas a usar la cabeza.
—¡Soy la única de la casa que miraba televisión educativa! — emocionada, Power sacó una espada similar a su maestro.
El duelo había comenzado y Kishibe se limitó a seguir a su alumna, pese a ser una idiota con las palabras, en el combate la poseída representaba un reto para algunos enemigos, menos para Kishibe quien instruía a su alumna en sus puntos débiles y algunas aberturas en su defensa, Power lo percibía como un Insulto cuando en realidad el veterano estaba cumpliendo su rol de maestro.
—¡Intenta con otra arma!
—Ya no me... — Power empezó a jadear, el cansancio de la rubia se notaba. — Ya no me queda mucha sangre.
Kishibe finalizó el turno de Power, con toda su fuerza cortó la espada de sangre de su alumna y de una sola patada impactó en el abdomen de la poseída, quitándole el aire y dejándola fuera de combate. Denji estaba contento porque ahora él seguía.
—No me hagas esperar, niño motosierra.
—¡Hombre! ¡Soy el maldito hombre motosierra!
—Entonces demuéstralo.
Denji fue el primero en intentar conectar un golpe, la incapacidad de Denji de poder retraer las motosierras hacía que tuviese cierto temor de rebanar a su profesor y causar el enojo o tristeza de Makima. Sin siquiera considerar que eso era lo que deseaba Kishibe.
El veterano fue paciente y esperó ver las hojas de la motosierra aproximarse a su rostro, el anciano se tiró al suelo y desde ahí empezaron los tajos de su espada, el pecho del motosierra empezó a sangrar y la reacción de Denji fue agresiva, intentando una y otra vez cortar a su profesor. Kishibe solo hacia el esfuerzo de desviar las hojas y continuar clavando su espalda en el cuerpo cada vez más herido de Denji.
Las hemorragias de Denji poco a poco hacían que nuevamente se debilite, ya no estaba tan dispuesto de seguir comiendo carne de rata y aún si lo intentase, Kishibe no le daba un respiro, cuando las motosierras dejaron de moverse fue ahí cuando el anciano actuó más agresivo, la espalda la clavó en el techo y continúo la acción con sus propias manos, incluso con su resistencia aumentada, los golpes de Kishibe representaban una molestia y algunos si causaban dolor. Las patadas lo dejaban aturdido y cuando por fin Denji quiso responder, fue cuando una de sus motosierras de forma inconsciente se fue retrayendo.
Kishibe destrabó su espada y cortó el brazo de su alumno. El grito de dolor de Denji le daba igual, continuó castigando a su alumno por demorarse y por volverse un demonio sin su permiso. La transformación del motosierra se acababa y un rostro malherido de Denji se dejó ver. En los ojos del muchacho solo había cansancio, se encontraba anémico y Kishibe no le dejaba escapar.
Fue ahí cuando el anciano estaba a punto de rematar a su alumno. Hasta que Power lo rescató.
—¡Estrellas ninja! — Power gritó el nombre de sus armas mientras se las arrojaba a su maestro. Kishibe evadió una, pero la otra se incrustó en su brazo.
Fue ahí donde Power ejecutó la operación "Bellaco salió del edificio". Power agarró a Denji y lo llevó arrastrando hacia las escaleras, no había tiempo para bajar, lo fue tirando y que la propia gravedad hiciera el resto. Bajaron 3 pisos de esa forma mientras que Kishibe se tomaba su tiempo, para evitar sangrado innecesario se dejó la estrella y siguió caminando a sus alumnos.
Cuando llegó al piso donde estaban los dos rubios, observó como Power intentó levantar a Denji y le ofreció un brazo de algún poseído muerto. Exigió que lo comiera, pero Denji se negó, era de un humano.
—¡Por Dios, pendejo! Una vez te comiste una costra de coleta, esto es mejor.
—¡Cállate! Esto es distinto.
—¡Es carne!
—¡De humano!
Kishibe observó la escena de sus alumnos y se preparó para el siguiente round. Power volteó y miró a su maestro, preparado para la siguiente pelea, dejó a Denji en el suelo y se preparó para lo peor. Su amigo en este momento le estorbaba.
—¿Si peleo la pizza será mía? — Pidió una recompensa la poseída.
—Toda tuya. Te llevaré a mi pizzería favorita.
El anciano y la poseída estuvieron a punto de comenzar su enfrentamiento hasta que vieron como Denji se levantó y quiso también enfrentarlo.
—¡Yo también quiero pizza!
—Así se habla. — finalizó Kishibe antes de nuevamente destrozar a sus alumnos.
El round dos repitió el resultado. Kishibe masacró a sus dos alumnos y aunque el espíritu de lucha de Power por más pizza se mantenía. Denji no le veía sentido enfrentar a Kishibe por una simple comida, perdió un ojo durante el combate y además, la comida sabe mejor con una buena compañía.
Y Kobeni no estaba con él. El chico empezó a reflexionar que esto era una pérdida de tiempo, odiaba el sabor de las ratas, odiaba perder el tiempo en esta pelea y también odió el hecho de no saber cómo está su amiga.
Ambos demonios se acercaron. Power ideó un plan, Denji atacaría de frente y Power a distancia. El rubio aceptó, aunque en el fondo sabía que su intención era otra.
—¡¿Listo bellaco?!
—¡Siempre lo he estado!
Cuando Power estaba a punto de atacar usando nuevamente las estrellas ninja fue ahí cuando se percató que Denji corrió a la dirección contraria, donde había una ventana, arrojó el brazo mutilado con todas sus fuerzas y rompió el vidrio dañado, Denji solo saltó y tanto Kishibe como Power quedaron sorprendidos. La rubia quedó boquiabierta, ella sabía que aún faltaban dos pisos para llegar al suelo.
Los dos cazadores corrieron y miraron a la ventana, observaron a un Denji destrozado corriendo con las fuerzas que le quedaban a un destino desconocido... Bueno, para Power no, ella ya se daba una idea a dónde esté idiota iría. Pero a Kishibe no le dio importancia.
—Bueno. Continuemos.
—¿¡Qué?! Pero si el bellaco se escapó.
—El tendrá su castigo después. Por lo mientras, tú y yo vamos a entrenar.
Power estaba sudando, ya no solo del nerviosismo, estaba asustada por lo que Kishibe sea capaz de hacer. En su mente solo había insultos hacia Denji, ya lo consideraba en la extensión de la palabra su amigo y así fue como él lo pagó. Se vengaría, después de ser masacrada por su maestro.
La posición defensiva de Power acompañada de temblores, dieron inicio a la cruel escena que sucedería después.
Gulp
La poseída tragó saliva y esperó su final.
El rubio estaba caminando lentamente, en dirección a lo que él consideraba su hogar, aunque vivía cómodamente con Aki ya que cocinaba bastante bien y contaba con su propia habitación.
Era la casa de la cuarta Higashiyama a la que más ansias tenía de volver, quería ver a su amiga y abrazarla. El chico solo quería ver su rostro, pese el nerviosismo y un aura de tristeza, cuando ella sonreía Denji percibía una sensación distinta a la que Makima mostraba, no había esa lujuria y sensualidad.
Con Kobeni todo era más natural, calmado y ciertamente inocente.
Las horas pasaban y el sol se ocultaba, según el Rubio, cada vez estaba más cerca de llegar a la casa de su amiga. Malherido y destrozado, estaba llegando a su límite físico, no estaba dispuesto a comer más animales y su apariencia actual asustaría a cualquiera, por lo que su camino fue lo más discreto posible. Él sabía algunos métodos que los vagabundos hacían para pasar desapercibidos.
Cuando llegó al edificio residencial, subió las escaleras, las heridas abiertas derramaron sangre y dejó un rastro en cada escalón hasta llegar al cuarto piso.
Tocando el timbre de forma apresurada y posteriormente golpeando la puerta, intentó llamar la atención de su amiga. Denji estaba a nada de caer, le costaba mantener el equilibrio. Cuando estuvo a punto de ceder a su propio peso, la puerta se abrió. Una asustada Kobeni se hizo presente.
Denji continuó su paso hasta no poder más. Cayó a los pies de su amiga y quedó inconsciente.
¡Por Dios! ¿Quién te hizo esto?
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『Extra-1』
El departamento de Makima era un reflejo de su personalidad, ordenado y todo colocado de forma meticulosa, era inconcebible el desorden... causado por otros menos para sus perros.
En su sala, Makima disfrutaba de ser acompañada por sus fieles mascotas, se encontraba riendo y se regocijaba del amor que le proporcionaban cada uno de ellos.
Para los demás cazadores, ella era demasiado seria y pocas veces expresaba una emoción evidente en su rostro, su fría sonrisa y sus ojos inexpresivos eran lo que mayormente observaban. Entre los cazadores y algunos civiles había una cierta fama, una mujer guapa y deseaba por los caballeros, admirada por las damas y.... querida por casi nadie.
Makima estaba acariciando la suave cabeza de tiramisú, su perro favorito y el que más tiempo vivía con ella, aún recordaba cuando era un pequeño cachorro y la facilidad que tuvo para educarlo, lo entrenó hasta que ella quedó satisfecha, fue ahí cuando le demostró su amor e hicieron todo lo que se podría esperar.
Pasear en el parque. Ver películas aclamadas por la crítica. Aprender nuevos trucos para el deleite de su ama.
Existía algo genuino en este momento, el amor de estas inocentes criaturas a su dueña. Por su lado, esto no bastaba en la vida de Makima, apreciaba el amor de sus mascotas, pero algo más le hacía falta en su vida.
La pelirroja olvidó todo pensamiento al escuchar una llamada entrante en su teléfono de casa. La jefa de la cuarta división apartó a su perro y se dirigió a atender la llamada. Era el primer ministro.
—Me alegra escuchar noticias de usted. — Makima escuchaba con atención cada palabra que soltaba su jefe.
Había una propuesta. Makima lanzó una respuesta al violento ataque que los terroristas habían causado en Tokio. Para algunos sería contraproducente, pero para ella era una oportunidad de oro para llegar al objetivo.
—En lo que a mí respecta señor, el cuerpo policíaco quedó a deber a nuestros compañeros caídos, ha habido incluso cuerpos extraviados e incluso algunos terminaron siendo irreconocibles.
Makima escuchó cada respuesta, el nerviosismo de parte de la voz del primer ministro era música para los oídos de la jefa. Tenía a su supuesto jefe en la bolsa.
—Claro. Nuestros integrantes serán capacitados e instruidos para su siguiente misión. Estoy a nada de dar con el paradero de los dos cerebros de la operación.
El primer ministro solicitó nombres, pruebas de que Makima estaba realizando su trabajo sin contratiempos. La pelirroja lo tenía todo previsto. Le contó una estrategia utilizando a los miembros especiales de su división.
—Es cuestión de tiempo para que me reúna con un hombre de suma importancia de ese bajo mundo, Kazuo. Solicité a la señorita Prinz y al señor Beam que crearan una oferta. — El primer ministro interrumpió y cuestionó la oferta de la que Makima hablaba. — ¿De qué tipo? De las que son imposibles de rechazar. Gente como los Yakuza no puedes convencerlos con dinero, ellos son gente de familia.
La conversación siguió. Una vez el primer ministro escuchó a su subordinada darle más detalles de lo que ella planeaba fue ahí cuando alto mando le ofreció a Makima una mayor libertad de dirigir a los cuarteles de Tokio en caso de tener éxito en la captura y contención del señor Katana y la señorita serpiente.
—Sería todo un honor. Ya tengo a mis hombres preparándose para la misión, el señor Kishibe personalmente me auxilió para pulir las habilidades de mis... tres nuevos y más prometedores miembros en activo.
El primer ministro tenía nociones de Denji y de Power, pero desconocía de la tercera. Preguntó a Makima y ella solo mencionó su nombre.
—Higashiyama Kobeni.
El primer ministro preguntó más detalles, pero Makima ofreció proporcionarlos una vez que la misión de captura termine.
La llamada finalizó y los perros de Makima no se hicieron esperar. Todos solicitaron caricias y muestras de amor de su dueña. Ella se las proporcionó, pensando lo dociles que no solo eran algunos animales, incluso a los humanos había que darles lo mínimo que quieren.
—Higashiyama Kobeni. Supongo que mi perrito favorito... — Makima escuchó el pequeño llanto de tiramisú. — Después de ti, mi hermoso cachorrito. Supongo que Denji escogió a su pareja, sería una lástima ver qué nuevamente mi perrito se quede solo.
La fría sonrisa de Makima se hizo presente. Pensar que otras manos acariciaban a lo que ella consideraba suyo la inquietaba, pero lo dejaría pasar, aunque Kobeni no estaba prevista, en nada afectaba lo estaba por venir. Por el contrario, sólo potenciaba lo que ella tenía planeado para el joven motosierra.
La cuarta hija era un lienzo en blanco, tanto en información como para trabajarla al gusto de la jefa, Makima no desaprovecharía una mujer así, haría lo que estuviera en sus manos para hacerla igual de dócil que sus mascotas y como lo eran todos los integrantes de la residencia Hayakawa.
『Extra-2』
Aki terminó de hacer limpieza en la habitación de Denji. El trabajo era impecable y parecía que nunca hubo un desastre natural llamado Power ahí. El chico por fin se pudo tranquilizar y fue de compras al supermercado por los productos que le hacían falta para hacer la cena.
Compró lo que necesitaba, le buscó también algo de comer a Nyako, realmente era la única nueva integrante de su casa que le agradaba.
Aki se seguía cuestionando si mantener a sus inquilinos. Preguntas y dudas que se iban aclarando gracias a las palabras de Himeno, pidiendo que él sea la guía de ambos chicos y Tendō parecía tener una opinión similar.
Luego de algunos suspiros llenos de inquietud, Aki fue a pagar a la caja registradora todo lo que él agarró. El cazador escuchaba en sus alrededores algunas cortas conversaciones, breves discusiones y pequeñas risas.
Percibía como el mundo seguía su propio rumbo incluso después de haber sufrido un ataque que asesinó a muchos colegas suyos y a Himeno, pese a sus errores ella seguía siendo la persona más significativa en su vida.
Aki aceptó su realidad, la había perdido. El cazador quedó completamente solo y nuevamente sus pensamientos inundaron su mente.
¿Cómo lograría matar al demonio pistola?
¿Sería capaz de detener al señor Katana y a la señorita serpiente?
¿Qué le dirá Makima en su reunión de mañana?
Preguntas que no se pudo responder porque a la hora de retirarse escuchó algunos televisores transmitiendo un partido clásico de béisbol. Aki olvidó su momento de introspección y dirigió su vista hacia las pantallas. Lo más reciente que las compañías como Sony y Phillips habían lanzado.
Incluso con la invitación que le hizo Tendō, era consciente que para ello necesitaba un televisor, lastimosamente Denji hizo sus estupideces en la sala y el bien preciado de Power fue rebanado a la mitad.
Aki preguntó por los modelos que estaban exhibidos y hasta ver uno que lo convencía, lo compró y solicitó que lo llevaran a su domicilio. Pese a todo, el cazador seguía en recuperación y no había recobrado todas sus fuerzas.
Había conseguido un nuevo televisor y su hogar quedó nuevamente impecable, por muy horrible que fue la broma de Power, el día no fue tan malo. Tenía interés en ver la trilogía de Star Wars.
『Extra-3』
Power se quejaba en el suelo, adolorida y retorciéndose. El entrenamiento había finalizado.
Kishibe estaba descansando mientras observaba al exterior desde la misma ventana que Denji usó para escaparse. Observó el anochecer y las parvadas de aves volar hacia un destino desconocido, todo ello mientras continuaba bebiendo su licor.
El veterano le rompió algunos huesos a la poseída, fracturó ambos húmeros, tres pares de costillas y los dedos de las manos estaban desalineados. Power solo decía "Pizza" hasta que hartó a Kishibe.
Con una navaja sin usar cortó su antebrazo y dejó que su sangre cayera en la boca de su alumna. Luego se vendó y continuó con su bebida. La poseída recuperó su estado físico y aunque seguía con la sensación de dolor, nuevamente estaba apta para el combate.
—Hiciste un buen trabajo Power. La pizzería de la que te hablé no está muy lejos de aquí, si nos apresuramos te puedo compras las que quieras.
—¡cuatro! Estoy muerta de hambre.
—Hmmm. Yo también, el estúpido de Denji se lo perdió.
—¡Ese jodido bellaco me las va a pagar! ¿¡Cómo se atreve a abandonar a su mejor amiga?!
—No conozco mucho a tu amigo ni a tu compañera, pero lo más seguro es que Denji fue a encontrarse con Higashiyama.
—Seh. Ambos se quieren aparear, pero los humanos son tan estúpidos que solo se abrazan y no siguen sus instintos.
—Mañana iremos por los dos. Date prisa y vámonos de aquí, notificaré a Makima que el trabajo está hecho.
Kishibe llevó a su alumna a su pizzería favorita, pese lo violento que estuvo su entrenamiento los dos días seguidos, su alumna había mejorado sus habilidades de combate y un poco más su control de sangre.
Power descansó en el departamento rentado de Kishibe, mientras el veterano hablaba con Makima sobre la misión y una reforma que el primer ministro estaba en proceso de aprobar, aún con algunos protocolos específicos. Kishibe no tuvo de otra que dejar descanso a su alumna y dirigirse a los cuarteles de la cuarta división, necesitaba conseguir unas herramientas que serían de utilidad para su tercera alumna.
Dibujito bonito :)
El mismo lector de siempre nos regala un pequeño sketch de la autoría de Gurumo. Ambos son unos cracks.
Notes:
Espero que les haya gustado el capítulo, Star Wars es una referencia a dos cosas, una a Fujimoto porque fue una mención importante en Fire Punch y dos porque la trilogía original es simbólica para mi novia y para mí, no somos fans, nos reímos de lo mal que envejeció jaja. Si vieron lo del Rey rata ya sabrán mi amor por el que tengo a Mickey y cosas así. los tqm me gusta desarrollar las relaciones de los personajes antes del siguiente combate de Denji vs Katana man.
Chapter 28: Ni en sueños
Notes:
Creo que estoy a dos capítulos de por fin enfrentar a Denji contra Katana man, aunque para eso tenía que meter un poco de trasfondo de otros personajes y contextos, sigo interesado con ciertos temas como las armas de fuego, la unión soviética y sobre todo los mafiosos, creo que son un tema interesante sobre todo para el contexto de Kobeni, ella verá cosas horribles que los humanos son capaces de hacer mientras que la familia Hayakawa cada vez está más cerca de crearse. Los tqm.
(See the end of the chapter for more notes.)
Chapter Text
『Restaurante』
Lo que parecía ser un día tranquilo se volvió otro pésimo día para la cuarta hija. Visitas inoportunas y entrenamiento obligatorio, Kobeni irradiaba energía negativa a su alrededor.
Observó cómo entre Kishibe y Power metieron a un todavía inconsciente Denji al vehículo de la organización, la poseída solo quitó lo sobresaliente de su lanza, pero dejó aún incrustada su arma en el cerebro del híbrido. La pequeña Higashiyama no podía imaginarse el dolor que Denji sentía mientras era mantenido con vida.
—Higashiyama, tú te sientas al frente conmigo. — ordenó Kishibe.
—N-no sería m-me-mejor si ayudo a que Denji se recupere. S-se nota q-que le duele.
—El imbécil escapó de su entrenamiento, da gracias que estoy obligado a escoltar y entrenar, de lo contrario un acto como ese era para buscarlo y ejecutarlo.
—E-el... h-había dicho que no lo dejó comer, ni a Power.
—Hmmm. Bien, solo por esta ocasión haré caso a la petición de un alumno.
El silencio en el interior del vehículo incomodaba a Kobeni, solo podía mirar a la ventana de su lado para evitar entrar en algún tipo de contacto con su maestro. Observaba edificios y personas caminando mientras Kishibe conducía hacia un destino desconocido. La mirada de la cuarta hija se perdía en sus pensamientos, nuevamente le tocará vivir un entrenamiento y le aterraba la idea de volver a salir lastimada.
—Sé lo que estás pensando. Cada alumno que me toca entrenar tiene de dos, renunciar o seguir, en un principio solo tenías una única opción, por respeto a mi difunta alumna y por otros asuntos me vi en la obligación buscar que renuncies.
—P-pero... ¿Por qué harías algo así?
—Para que no se repita lo mismo de siempre, pero sigues aquí, ya formas parte del club de las vidas arruinadas.
—Oh... — Los ojos de tristeza de Kobeni y sus temblores se hicieron presentes.
La vida de Kobeni era una montaña vida de emociones y de estrés. Pocas veces sentía calma y cuando por fin la conseguía, alguien o algo se la arrebataba. Power en esta ocasión fue la encargada de perturbar ese momento lindo que tenía con... ¡PUUUUUUM!
—¡SABANDIJA! ¡ZOQUETE! ¡PENDEJO!
A puño cerrado Power golpeaba el rostro del motosierra, quien no se podía defender, su estado actual solo le permitía tirar baba y decir pura incoherencia. El momento de introspección de Kobeni fue interrumpido al oír los golpes cada vez más fuertes, se escuchaba el crujir de los huesos faciales de Denji.
Kobeni volteó y se asustó al ver a Power propinándole una severa paliza a su compañero demonio. Posteriormente se percató de la razón por la que se le ordenó sentarse adelante. Los asientos de atrás estaban cubiertos de plástico, Kishibe y Power se habían puesto de acuerdo cuál sería la venganza de parte de la poseída.
—¡ESCORIA! ¡BASURA! ¡MIERDA VIVIENTE! ¡¿Cómo te atreves?! ¿¡Cómo te atreves a abandonar a tu mejor amiga?!
—Y-yo... lo sien...to... — Denji intentó hablar con su compañera, pero era en vano, los golpes de la chica demonio sacudían su cerebro de forma continua, impidiendo que el la haga entrar en razón.
—P-po... P-Power, b-basta, él ya tuvo suficiente, d-detente. — Kobeni intentaba detener a su compañera.
Kishibe ignoraba el acto de violencia de su alumna. Ambos se habían puesto de acuerdo en la pizzería, de cierta forma, Kishibe disfrutó comer pizza margherita y Quattro formaggi con la compañía de la poseída. Power empezó a respetar más a su maestro y reconocer que la pizza que había comprado Kobeni era de peor calidad en comparación a la pizzería favorita del veterano.
—¡Maldito perro de mierda, te salvé tu puto culo más de una vez y así es como me lo pagas!
—¡POWER! ¡YA BASTA! — Kobeni consiguió un impulso de valentía donde no creía encontrarla. — ¡Te dije que él ya tuvo suficiente!
—¿Y tú qué sabes maldita enana? Mientras este idiota se apareaba contigo, a mí me estaban quebrando los huesos.
—Ya te dije que era parte del entrenamiento.
—Sigh. Te perdono porque sabes escoger buenos lugares para comer. Maestro Kishibe.
Sin que los tres se dieran cuenta, Kishibe esbozó una breve sonrisa. Nada le daba más placer que se le reconociera como figura de autoridad.
—Estamos cerca del restaurante de un amigo. Quiero que ustedes tres se comporten, cualquier mínimo incidente y no seré su maestro, seré su puto verdugo.
Tanto Kobeni como Power tragaron saliva, ambas tenían miedo y sabían que Kishibe no tenía límites con respecto a quién podía propinar una paliza. Aunque el que se llevaba la peor parte era Denji.
—Higashiyama. A los pies de Denji está una hielera, saca una de las bolsas de sangre y haz que la beba, date prisa, no quiero que el señor Tsuyoshi piense que mis alumnos son impuntuales.
—¿Cómo consiguen la sangre? — Kobeni estaba asustada de ver la facilidad que personas como Kishibe la consiguen.
—Es clasificado. — posterior a su respuesta, Kishibe estacionó su vehículo y salió, Power le hizo compañía y ambos entraron al restaurante del señor Tsuyoshi.
Kobeni salió del vehículo y abrió la puerta trasera donde estaba ubicado Denji, el motosierra estaba totalmente fuera de combate, su compañera poseída tenía guardado mucho rencor. Kobeni no paraba de preocuparse por el estado tan deplorable de su amigo.
Con sus fuerzas intentó quitar el pedazo de lanza que seguía incrustado en su cráneo. Lentamente y vertiendo sangre en los asientos forrados logró remover la lanza carmesí y aunque dejó aún más moribundo a su amigo, ya era totalmente seguro poder regenerarlo. Abrió la hielera y sacó una de las bolsas de sangre. Regó lentamente el líquido en su boca y vio cómo de inmediato las heridas que dejó Power desaparecieron.
—AGHHH. COF. COF. ¡COOOOF! ¡ESA MALDITA PERRA!
Denji por fin recuperó la consciencia y estaba listo para volver a caminar. Acostado en ambos asientos, se intentó levantar, pero la pequeña Kobeni le impidió su repentino movimiento.
La cazadora revisó que las heridas de Denji estuvieran totalmente cerradas, aún tenía algo de sangre en su cabeza y en su ropa. Kobeni le pidió que se quedara quieto y que no saliera del vehículo. A toda velocidad buscó una tienda de conveniencia y compró una botella de agua. Cuando regresó lavó a su amigo para que su rostro estuviera libre de sangre.
Cuando ambos salieron la primera en dirigirse al restaurante fue Kobeni. Se detuvo al escuchar que el motosierra pronunció su nombre.
—Solo quería decirte qué... muchas gracias por cuidar de mí. — Denji al decir estas palabras no pudo mirar directamente a su amiga, sacudió un poco su cabello húmedo y la pequeña Higashiyama notó el rubor en el rostro de su amigo.
Ella sonrió. Solo respondió que para eso estaban los amigos y ofreció su mano. Denji estaba sorprendido, la mano tendida de su amiga a la espera de que este la tome. Una pequeña sonrisa se mantuvo en su rostro, misma expresión que mostró Kobeni.
Los dos compañeros se tomaron de la mano y caminaron juntos a la entrada del restaurante del amigo de Kishibe.
Kishibe solicitó hacer el entrenamiento de los tres cazadores en un lugar fuera de Tokio. Makima aceptó y dejó que el veterano escogiera el lugar. El camino llevaba a los alumnos a la prefectura de Gunma.
La fachada del restaurante era sencilla, era el hogar del señor Tsuyoshi, un ex-cazador de demonios que se retiró a tiempo de la organización, se dedicó a su familia y con el dinero ahorrado consiguió rehacer su vida, dedicándose a la cocina, aprendiendo algunos platillos del viejo continente. Recibió con gusto a una vieja cara conocida.
—¡Kishibe! Ha pasado tanto. — Tsuyoshi alegremente intentó abrazar a su amigo, pero el cazador veterano solo se apartó y prefirió estrechar la mano. Tsuyoshi aceptó el saludo con su genuina sonrisa. — El mismo de siempre, aunque me sorprende que traigas compañía, ha pasado mucho tiempo te vi rodeado de más gente.
—Son una molestia. Tengo una colega que les vio algún tipo de potencial a este trío de idiotas.
—Veo que dos de ellos son pareja, los veo muy cariñosos, ¡Ay! El amor joven. Me recuerda a los tiempos cuando mi difunta esposa y yo apenas salíamos.
—¿Sachiko falleció? Cuánto lo siento.
—Su cáncer progresó muy rápido. No dio tiempo para que realice un tratamiento. No hay día que no la extrañe, pero al menos mi hija mantiene su espíritu, se acaba de graduar como ingeniera automotriz, al menos, algo bueno pasó en mi vida.
—Me alegra mucho que sigues viendo el lado positivo de las cosas. — Kishibe volteó a ver a sus alumnos. — ¿Quieren escoger asiento de una vez?
Los tres alumnos se quedaron mirando a Kishibe un tanto extrañados, su tono era más amigable con su excolega, pero con ellos tres era hasta hostil. Hicieron caso y los tres se sentaron en la mesa, Denji y Power empezaron a discutir en voz baja, para evitar ser asesinados por su maestro.
—Deberías retirarte de una vez, Kishibe. Ambos estamos acabados, quizá te convendría conocer a alguien o dedicarte a un pasatiempo.
—Ese no es el estilo de vida que busco. Hay muchas cosas que tengo pendientes.
—Aún tienes tiempo para conocer a alguien más. Eres interesante, vivimos muchas cosas cuando trabajamos juntos.
—Paso. No hay nada que me pueda interesar en una vida así.
—¡Ay vamos! ¿Y sí intentas volver a hablarle a esa mujer... la que era tu compañera? Se llevaban creo que bien, quizá ya no sea tan hermosa como en el pasado, pero quizá esté esperándote... deja recuerdo cómo se llamaba. Mmmmm...
—No hace falta. Perdimos contacto hace mucho tiempo. Solo quería venir a saludar y comer algo de lo que haces, no ha pasado mucho desde que regresé al País y todo está de cabeza.
—Esos terroristas sacudieron a todo Tokio. Se nos prohibió entrar a la ciudad debido a la búsqueda de los criminales, pero supongo que aún no los atrapan, las noticias hace rato que dejaron de prestarles atención.
—Tú bien sabes de qué se puede tratar, un contrato con un demonio. Supuestamente ha regresado.
—¿No lo dirás en serio?
—Las armas que se utilizaron no estaban registradas en el país, se sigue estudiando su procedencia.
—Lo entiendo. Le diré a mi hija que tenga cuidado, está buscando trabajo en Yokohama.
—No te seguiré preocupando. Prepárame tu especialidad, ese Besugo bañado en vino blanco y tráeme un licor de cereza.
—Nunca cambias. Incluso tan temprano sigues bebiendo. — El anciano anotó el pedido y se dirigió a darle la carta del menú a los otros alumnos.
Power pidió lo mismo que el viejo Kishibe. A lo que el veterano elogió el buen gusto de la rubia. Kobeni veía los precios de algunos platillos y se dio cuenta que no le alcanzaba para pedir. Denji con un poco de lo aprendido, intentó por su propia cuenta pedir su comida.
Kishibe miró con seriedad a Kobeni, la pequeña se sintió intimidada pero el veterano no se dirigió a ella con fines hostiles, mencionó que no hacía falta ver los precios de los platillos, solo escogiera el que más le apetecía. La cuarta hija pidió Risotto Negro de calamares. Ahora la cuarta hija podía comer sin preocuparse por la cuenta.
Denji batallaba para entender cada carácter del menú, lo que dejó un tanto sorprendido a Tsuyoshi, ver a un chico de su edad con problemas para leer era demasiado raro. Aunque se ofreció a asistirlo, Denji intentó hacerlo por su propia cuenta, quería impresionar a Kobeni su progreso para leer.
—Voy a querer... agh, maldita sea está escrito a mano... b-b-besugo s-sa... s-salto... no, era besugo "saltando".
—¿Salteado?
—¡Eso dije!
—Está bien... ¿Y de beber?
—«¡Chingada madre! ¿Tengo que leer más?» — El nerviosismo de Denji por tener que enfrentarse a su rival más difícil, la carta del menú era evidente. Kobeni se percató del problema que aún representaba leer por su propia cuenta para el rubio.
—Ambos vamos a querer un par de limonada, si no es mucho problema.
El dueño del restaurante anotó el pedido de los cuatro y se retiró a la cocina. Lo que dejó a Kishibe y compañía en un silencio incómodo. La parejita de cazadores intentó continuar en su momento de cariñosos, en la mente de ambos, suponían que ni Power o el anciano se darían cuenta que ambos aún se tomaban de la mano.
Kishibe era lo suficientemente observador para darse cuenta de los cariñosos que se estaban poniendo Kobeni y Denji. Power también le daba asco percibir cada latido acelerado de sus dos amigos.
Cuando llegó su comida, el grupo de cazadores quedó complacido por el don gastronómico del amigo de Kishibe. La cuarta hija estaba a punto de soltar lágrimas de felicidad por vivir este increíble momento.
『Oficina』
El retorno a la rutina de Hayakawa Aki era todo menos lo que él esperaba. Había regresado ese silencio y paz que cada día antes de conocer la existencia de Denji lo acompañaba.
El cazador despertó y se levantó de su cama, en compañía de Nyako. mientras Aki ordenaba hasta dejar impecable su cuarto, la primera en desayunar fue la felina. La comida del cazador se demoró un poco más en estar lista.
Fue ahí cuando se percató de su primer error del día. Desde que Denji y Power vivían en su casa, el chico hacía comida para tres personas, pero en esta ocasión solo se encontraba él. Reservó las otras dos porciones para otra ocasión y comió el curry recién hecho.
Aki continuó con su día, luego de beber su confiable taza de café, tomar una breve ducha y colocarse el uniforme de la organización. El cazador se despidió de su inquilina más tranquila y salió de su residencia. A falta de un vehículo propio, Hayakawa optó por pedir un taxi y que lo dejara en el cuartel de la cuarta división.
Cuando llegó al sitio, la vibra era distinta. Anteriormente a la espera de su llegada estaba Himeno, recibiéndolo con su icónica sonrisa y sus molestas propuestas para retirarse, otros compañeros como Madoka conversaban con el muchacho sobre su día a día y como les hacía falta una salida. Fushi y Takeshi tenían sus debates sobre cualquier cosa, sobre todo de béisbol, un tema que a veces le interesaba escuchar a Aki. Incluso Kei daba breves momentos de compañía al cazador, platicando sobre lo que depararía en el futuro y a veces, siendo Himeno un tema de conversación.
Y ahora con la excepción de Madoka, todos estaban muertos.
Paralizado a las puertas del cuartel, el chico presentaba una extraña sensación que le impedía entrar como le era de costumbre. Sabía que la gente que lo recibiría no era la misma, incluso él no se sentía como el mismo. Tenía jurada una venganza personal contra el demonio pistola y ahora, solo podía sentir impotencia, nuevamente perdió gente a la que consideró camaradas y no pudo hacer nada al respecto.
La recepción de los cuarteles no estaba exenta al daño causado por los terroristas, algunas perforaciones en las paredes y muebles mostraban el caos que hicieron.
Aki se percató de la presencia de una nueva recepcionista. Se esperaba lo peor. La chica que atendió y presentó el contrato a Higashiyama Kobeni fue de las primeras personas en ser asesinadas una vez el asalto al cuartel inició.
Pese a la falsa sonrisa que la nueva empleada mostraba a Hayakawa Aki, se podía ver el terror en sus ojos. Por mucho que se haya extendido el miedo a los demonios, los humanos eran capaces de hacer cosas igual de atroces. El cazador se presentó y la chica le dijo que Makima estaba a su espera en su oficina. Ninguno de los dos estaba con ánimos de despedirse.
El ascensor estaba fuera de servicio. Aki se vio obligado a subir las escaleras e ignorando un poco la información que le dio a conocer la recepcionista, el chico tomó una decisión propia antes de reunirse con su jefa. El tercer piso lucía sospechosamente impecable. Los pasos del cazador cada vez eran más inseguros, estaba próximo a la oficina de la persona más significativa en su vida desde que perdió a su familia.
La puerta tenía evidentes daños estructurales. Los terroristas intentaron abrir la puerta y por cuestión de tiempo dejaron inconcluso el trabajo. Haciendo un esfuerzo algo doloroso, el chico abrió la oficina intentando evitar que la puerta caiga y rompa algo de la oficina de Himeno.
La oficina de Himeno se encontraba relativamente intacta. Los ceniceros esparcidos en los estantes habían desaparecido, reemplazados por más fotos.
La mayoría de ellas las protagonizaba la difunta mejor amiga de Kobeni. En ellas estaba en compañía de sus padres, Aki se percató que por fin desempolvó una foto que tenía guardada de ella con su hermana, era del pasado cuando aún no usaba parche, era difícil diferenciar una de otra.
Una foto de ella abrazando a Kei, mostrando a la castaña asustada por el comportamiento de Himeno. El cazador soltó una pequeña sonrisa al recordar esa espontánea forma de ser.
Sonrisa que se le borró, al ver una foto de Himeno con un mechón de Aki. Recordó ese momento, ambos se reunieron en la casa del cazador y después de varias latas de cerveza, Himeno exigió la coleta de su compañero, no la consiguió con el consentimiento de Aki, dejó que se durmiera y con unas tijeras se la cortó.
En su escritorio, las cosas habían cambiado un poco. Aki inspeccionó sus cajones, solo quedaba una cajetilla de cigarros en un cajón y cuando la abrió, le faltaba uno. El chico no tenía ánimos de fumar, dejó el paquete en su lugar y continuó observando.
Aki observó que había una libreta de cuero a medio abrir. Reconocía la libreta, el mismo se la regaló y observó que varias hojas ya fueron desprendidas, otras tantas mostraban la psique de su dueña. Textos que mostraban los pensamientos más profundos de Himeno.
Cómo ella se odiaba a sí misma. Su autodesprecio por haber arruinado su increíble relación con su hermana. Se lamentaba haberle hecho daño a Aki y que el chico no quería vivir una vida tranquila. Ella había aceptado que nunca estaría a su lado, pero quería que su compañero sea feliz. Aki se preguntaba porque no había nada relacionado a Kobeni.
La libreta finalizó con una lista de cosas por hacer.
☑ Dejar de beber.
☑ Desempolvar fotos viejas.
☐ Dejar de molestar a Aki.
☐ Llevar a Kobeni de vacaciones.
☐ Dejar de fumar. TT_TT
☐ ̶P̶a̶g̶a̶r̶ ̶l̶a̶ ̶u̶n̶i̶v̶e̶r̶s̶i̶d̶a̶d̶ ̶d̶e̶ ̶K̶o̶b̶e̶n̶i̶.
Ahí fue cuando Aki se dio cuenta de la visita de Himeno a su casa. La difunta cazadora había dicho que se rendía y que no iba a interponerse con ese enfrentamiento. El chico sintió pesadez en su corazón, dolía ver qué ella estaba lista para despegarse de la vida del cazador. Sin embargo, ambos seguían conectados, vivieron un día más ya no como amigos si no como pareja. Pero la muerte tenía otro tipo de planes para ellos dos.
Reacio a llorar. Aki intentó contener sus lágrimas en su sitio, ni los cortes que le proporcionó el hombre Katana lastimaron tanto al cazador como rememorar cada momento que él tenía con Himeno.
Los malos chistes de su amiga. Sus invitaciones al retiro. Sus salidas a tomar. Esa vez que intentaron ver películas y Aki se quedó dormido. Vivir la pérdida de su primer compañero y ser consolado por ella. El hecho que intentó mejorar, aprender a cocinar, invitarla a citas y plantearse olvidar su venganza. Hasta que llegó la caída personal de la mujer que parecía que sería su novia.
Recordó buenos momentos con ella. Así como momentos crudos y dolorosos. Verla en un punto bajo de su vida donde ella misma estaba fuera de sí gracias al alcohol, intentar ayudarla y observar cómo ella misma se saboteaba.
Tenía charlas con la hermana de Himeno, ambos aún la querían, pero Himeno llegó a tener un comportamiento hostil con Nozomi. Aki hizo lo que tenía en sus manos para evitar que su compañera muriera en servicio, sacrificando muchas cosas, así la propia Himeno sería su único problema. No volvería a intentar nada con ella después de eso.
Antes quedaban cuatro años hasta el ataque del hombre Katana, ahora con solo dos años de expectativas de vida, Aki debía darse prisa para encontrar al demonio pistola y darle fin a su infierno personal.
El chico observó el teléfono del escritorio parpadeando de forma intermitente, tenía al menos 10 mensajes en la contestadora. Hayakawa pensó que quizá era de relevancia y dejó que uno por uno se reprodujese.
¡¡¡HIIIIIIIIIMEEEEENOOO!!!
El grito de su nueva subordinada se hizo presente. Kobeni había dejado sin darse cuenta algunos mensajes de voz, Aki escuchaba el llanto de la cuarta Higashiyama, escuchaba sus quejas, sus gritos de dolor y como ella intentaba contener su escurrimiento nasal. El mensaje acabó y continuó con el segundo.
El siguiente era un llanto más calmado, se escuchaba la respiración agitada de Kobeni, cómo ella repetía el nombre de Himeno seguido de un "perdóname, por favor perdóname, llegué tarde. Himeno, te extraño. Te extraño mucho"
Del primer al último mensaje por voz, se escuchaba a Kobeni. Poco a poco iba bajando el nivel de su llanto, pero en ningún momento había encontrado consuelo. Aki compartía ese mismo dolor con la cuarta hija y no podía estar a su lado para que su duelo sea más tolerable. El cazador se sintió un poco reconfortado al recordar que mandó a Denji a qué le hiciera compañía.
Hayakawa Aki salió de la oficina de su difunta amada. No había vuelto en forma al servicio y ya había salido herido. El chico cerró nuevamente la puerta y se detuvo un pequeño momento, se despidió de todo recuerdo que aún albergaba esa oficina.
Rumbo a las escaleras. Se dio cuenta que el cazador no estaba solo, pese a los daños que causó el ataque terrorista, algunos colegas de su división descendian de las escaleras, llegando al quinto piso fue que se encontró con su jefa. Recargandose en la pared, su rostro inexpresivo y su tenue sonrisa recibían al cazador.
—Mis disculpas, señorita Makima. Tuve un contratiempo.
—No hace falta la formalidad, Aki. Sé de dónde vienes, lamento mucho tu pérdida.
—Gracias. Todo es un caos. Supongo que me citaste por el nuevo contrato.
—Es parte del protocolo. También puedes hablarme de cómo te sientes. — Makima inclinó su cabeza señalando el camino, debían dirigirse a su oficina.
El cazador siguió a su jefa. No negaba la belleza de la mujer ni tampoco de su figura, cautivando miradas con tan solo su caminar. En parte sintió nuevamente ese gusto que Aki tenía por Makima. Gusto que fue nivelado por el duelo que vivía por haber perdido a Himeno.
Una vez en la oficina y un intercambio de palabras triviales. El asunto se volvió serio. Makima pidió toda la información de lo sucedido en el área de contención. Ya había recibido el informe de parte de Kurose, pero faltaba lo que Aki había dado a cambio, el demonio del futuro es de los que más trabas pone en sus contratos y el chico había salido ileso.
—El demonio va a presenciar mi muerte. Solo eso. Aunque dudé en un principio de esa extraña petición... sonó muy determinado a solo ser un observador.
—Algunos demonios prefieren solo ver cómo nosotros caemos. Se divierten más de esa forma, les sería tan fácil llevarnos al fondo del abismo, pero prefieren que sea lento. Lamento escucharlo, Aki.
—No hay mucho problema. No me queda mucho tiempo. Fueron de utilidad los anteriores contratos, pero ambos demonios rescindieron nuestro acuerdo, era la última medida o de lo contrario no podría matar al demonio pistola.
—Hablando del pistola. Seguimos analizando las armas que pudimos recolectar, hemos podido identificar huellas y partículas de algunos miembros del grupo que atacó a nuestros camaradas.
—¿Saben algo del tipo que le disparó a Himeno?
Makima suspiró levemente. La respuesta se demoró más de lo que Aki se podía imaginar, ver a su jefa manteniendo la calma en medio del caos. Quería comprender también ese peso, pero era un simple perro que seguía órdenes.
—No mucho. Los registros y fichas policiales de cada prefectura de Japón fueron mandadas a revisar, se buscó su registro civil, educación, residencia, nada. El hombre que buscamos es un misterio en muchos sentidos, borró su identidad y ahora se mueve como un fantasma. Estamos intentando dar con su paradero a través de su compañera.
—El tipo podía hacer lo mismo que Denji. Se volvió en una especie de hombre Katana. Fue muy rápido, de no ser por mi uniforme, dudo haber sobrevivido.
—Pedí al área de investigación una mejora en la protección de nuestros uniformes, somos capaces de resistir a ataques cuerpo a cuerpo, pero tenemos muchas debilidades ante los proyectiles de fuego. Murieron muchos de nuestra área civil, nuestros colegas cazadores varios fallecieron a tras varios disparos a quemarropa y por no tener armas con que defenderse.
—Estamos hechos para matar demonios. No somos una fuerza para pelear con humanos.
—Lo tengo más que claro, Aki. Nuestro propósito siempre fue proteger a los nuestros.
—¿Entonces que se planea hacer?
—El primer ministro junto con el ministro de defensa están pensando en una reforma que permita a los cazadores de demonio tener un medio para defenderse en caso de que algo así suceda de nuevo, no solo eso, le dará un mayor margen de maniobra a los cazadores si su arma principal o su contrato no están disponibles.
—¿Vamos a combatir fuego con fuego? — Aki preguntó con escepticismo y desconfianza. Le disgustaba la idea de usar armas de fuego.
—Afirmativo. Conozco tus principios, Aki. No estás obligado a llevar un arma de fuego si no quieres.
—Gracias.
—Pero incluso con tu nuevo contrato, he estado preocupada por tu seguridad. Le pedí a un nuevo miembro de la cuarta división que te fabricara esto.
Debajo de su escritorio, Makima sacó una espada con su funda. La puso sobre el mueble y esperó a que Aki la tomara, con cautela el cazador la tomó y abrió para revisar el filo, no tenía alguna particular que la distinga de otras espadas. Makima afirmó que su dureza era sobresaliente, mucho más resistente y filosa que alguna otra arma blanca que él haya usado. Aki se inclinó como agradecimiento por dicho regalo.
La sonrisa tan característica de parte de Makima se hizo presente. Se levantó de su escritorio y se acercó lo suficiente al cazador, con su mano acarició su rostro, pasando por sus mejillas y haciendo contacto visual con su subordinado. El nerviosismo de Aki se hizo presente, se estremeció al sentir el contacto de la suave piel de su jefa, su mirada penetrante y su perfecto rostro solo logró hacer que el cazador se sonroje.
—¿Serías tan amable de acabar con este problema? Encárgate por hoy de los casos más sencillos. Estoy a unos cuantos pasos de lograr dar con los asesinos de nuestros camaradas, una vez tenga la localización tendrás la libertad de enfrentarlos.
—Si... — Aki estaba perdido en la mirada de Makima. Algo en ella lo atrapaba, enrojecido quiso tomar la mano de su jefa, pero ella la desprendió antes de cualquier movimiento de su parte. — Quiero decir, doy mi palabra que eliminaré a los demonios que están causando problema.
—Sabía que podía contar contigo. Mucho éxito, Aki. Cerca de Shibuya han habido avistamientos de un demonio desconocido. No contamos con mucho personal. Así que este sería un trabajo solo para ti.
—Tendrá el informe preparado para el final del día.
Makima se despidió de su subordinado y esperó la llamada de alguien de interés. Aki se dirigió al estacionamiento para tomar un vehículo de la organización. Seguiría la orden que le dio Makima hasta la última consecuencia.
Su teléfono móvil vibró. El número era desconocido pero conocía el prefijo de dónde lo llamaban. Era el "075" de Kioto. Cuando respondió a la llamada escuchó a una mujer interpretando con su voz la melodía de la marcha imperial de Star Wars. Aki estaba un tanto sorprendido y hasta le provocó una pequeña risa.
—¿Tendō?
—¡La misma! En serio una disculpa si te atrapé mientras estabas haciendo algo importante y... también perdón si te llamé tan pronto. Estaba un poco emocionada de por fin ver Star Wars con alguien que no sea Kurose.
—¡APEEEESTAAAAAAN! Aki si me escuchas, no le hagas caso. — La voz de Kurose se escuchaba al fondo.
—¡Cállate pendejo! — Tendō insultó a su compañero, los dos se encontraban patrullando y fue un momento que usó para llamar a su amigo.
Aki retornó a la calma. Seguía en una lucha que no parecía terminar por haber perdido a Himeno, pero agradecía que una amiga se interese en su bienestar.
—Claro. Aún Denji y Power no regresan de su entrenamiento... también compré un nuevo televisor, mañana me llega por envío.
—¡Qué emoción! digo ejem, me alegra que estés mejor, recuerda que cualquier cosa puedes llamarnos.
—¡EEEXCUUSAAAAS! La estúpida pensó mucho en llamarte y agarró mi móvil... ¡Tendō espera, voy manejando! — Se escuchó un golpe. — ¡AAAAAAAAAAGH!
—En otra ocasión pongámonos de acuerdo. Hasta luego Aki, si no el tonto de Kurose estará molestando.
La llamada finalizó. Aki guardó su teléfono y se dirigió a tomar un vehículo. Siguiendo las órdenes de su jefa, acabaría con cualquier demonio que interfiera con la paz de los humanos.
El cazador había vuelto a la acción.
『Residencias』
En medio de la lectura de algunos informes. Recopilar lla poca evidencia que dejó atrás el hombre Katana y su compañera. La jefa de la cuarta división esperó el llamado de su mano derecha por el momento. Prinz.
Al sonar el teléfono, Makima respondió. Era ella, al fondo se escuchaban lamentos y súplicas de varias personas por su libertad.
—¿Fueron todos los que te pedí?
—Así es, señorita Makima.
—Perfecto. Voy para allá.
La jefa de la cuarta división solicitó un vehículo de la organización. Ella misma lo condujo y se dirigió hacia una de las zonas más rezagadas de la ciudad. Makima adoraba lugares así, tenía una mayor libertad para hacer lo que le plazca, sin rendir cuentas o informar al primer ministro de sus movimientos.
Llegando a uno de los edificios residenciales abandonados luego del ataque de un demonio y que ninguna empresa se arriesgó a tomarlo, se encontró con sus más recientes subordinados demostrando su valía.
—Me alegro que hayan hecho el trabajo al pie de la letra. La familia es algo importante para los Yakuza y con esto tendremos una oferta que será imposible de rechazar.
—Tal y cómo nos lo pidió, señorita Makima. — Entre las sombras del interior del edificio salió una mujer con una voz tranquila.
La imagen de Prinz era idónea para cualquier mujer, un cabello negro que llegaba a la cintura, delgada y con un porte elegante, su vestimenta sobria, usando una camisa blanca con corbata de moño y una falda larga. La piel pálida y sus ojos inexpresivos observaron a su jefa.
Makima había traído algunas cosas para sus subordinados. Antes de llegar a la zona había pasado por una cafetería, había comprado cuatro vasos de café. Le ofreció uno a su subordinada y aunque Prinz mencionó que no lo necesitaba, al final acabó cediendo al obsequio de su jefa.
—¿Y Ángel?
—Durmiendo. Cumplió con lo que usted le ordenó, ahora a nuestros invitados solo les queda un año de vida.
—Bien ¿Alguien dijo algo de relevancia?
—Usted escuchó todo lo que ellos sabían. Son meros civiles, las parejas, padres, amigos, hermanos e incluso hijos de los asociados a la pandilla Yakuza que le interesa no han dicho nada.
—No hay problema ¿Tú ya concluiste con lo que te pedí?
—Falta una mujer. Tuvo la mala suerte de enamorarse de algún Yakuza. Al igual que los demás, no ha aportado nada relevante.
—Comprendo, Prinz. Te haré compañía.
Makima y Prinz caminaron entre los pasillos del edificio residencial, cada cuarto tenía confinada a una víctima de los crueles actos que Makima ordenaba que hiciera su subordinada. Ella al igual que los otros dos que la acompañaban eran demonios. Incluso en contra de su voluntad debían obedecer cada orden que Makima les pidiese.
Prinz indicó el lugar donde se encontraba su víctima. Una mujer de unos treinta años, clase media y que tenía de pareja sin saberlo a un Yakuza. Su pareja tenía como residencia el hogar de la mujer, estaba registrado por algunos delitos como robo a mano armada y allanamiento de morada. Datos que su mujer no sabía cuándo lo conoció.
Al entrar a la habitación, la mujer de nombre Kato Yuriko se encontraba sentada en una silla de madera. Sus brazos estaban amarrados a su espalda. El vendaje de sus ojos y la luz natural que apenas entraba en la habitación solo dificultaba a la mujer poder reconocer algo de su entorno. Su llanto era débil, preguntaba la razón por la que la habían secuestrado.
—P-por favor. N-no tengo mucho dinero, pero se los puedo dar, n-no me hagan daño. Nunca he lastimado a nadie, liberenme y no diré nada, solo quiero volver a ver a mi familia.
Makima no expresaba ninguna emoción. Su particular sonrisa estaba ausente, miraba con seriedad a la víctima del secuestro. Camino lentamente hacia la posición de la mujer, paso a paso, Yuriko temblaba de miedo al escuchar el ruido de las pisadas más cerca de ella. Sus lágrimas empezaban a brotar, así como su sudor y secreción nasal.
La jefa analizó a la chica. No había nada sobresaliente en ella, teniéndola tan próxima a su rostro veía cada imperfección, la expresión de desesperación y de intriga, sin conocer cuál sería su destino. Makima solo hizo una única pregunta.
—¿Puedes decirme todo sobre tu novio?
—Aoji Renjiro. 32 años. Trabaja en un negocio familiar. Es huérfano, perdió a su madre cuando nació y su padre lo abandonó cuando apenas tenía 12 años, ha buscado salir adelante, siempre consigue lindos regalos en oferta, aunque nunca me dice de dónde los compra. Mide 1.80 y en serio lo amo mucho.
Makima sabía que esto sería todo lo que podía conseguir de una civil. Al igual que el hombre katana algunos criminales encubrían sus huellas mejor que otros. Renjiro desde joven tenía un historial de delitos, pero unos cuantos quedaron en su registro, ahora como sicario de Kazuo, sus huellas serían más difíciles de detectar.
La chica pelirroja se alejó de la mujer secuestrada. Le dijo a Prinz que podía continuar con sus tareas. Descansando en la pared, sacó el café que le correspondía a Ángel y se lo bebió.
Su mano derecha le quitó el vendaje a la mujer. La luz era débil, pero ella podía distinguir algo anormal en el rostro de la chica. Su cabello negro, su piel pálida, su rostro inexpresivo y esos ojos con aura lúgubre. Nada de eso importaba, porque veía como una cremallera atravesaba por la mitad y en vertical el rostro de la chica.
El miedo se intensificó. Al sentir las frías manos de la mujer tocando su rostro. Sensación que desapareció, desde la perspectiva de Prinz sus dedos habían atravesado sus cuencas oculares. Usando únicamente sus yemas atrapó el globo ocular derecho de la mujer y poco a poco lo fue extrayendo de su cavidad.
¡AAAAAAAAAAAAAAGH!
¡¡DETENTE!!
¡TE LO RUEGO!
¡YO NO HE HECHO NADA!
El ojo había salido del rostro de la mujer. La sensación de dolor era inmensa, sus gritos de desesperación y su llanto se intensificaron. La chica era inocente, pero ella solo sería una herramienta para un negocio sucio que Makima tenía planeado. Mientras Prinz cortaba el nervio óptico del ojo extraído, Makima aún tomaba su café, observando a su subordinada.
—Necesito que esos ojos se mantengan intactos.
—He seguido sus instrucciones al pie de la letra, señorita Makima. — El cierre de la cabeza de Prinz se abrió e introdujo el ojo de la mujer. El demonio continuaría su siguiente movimiento. Los gritos continuaron.
A la derecha de Makima se asomaba otro de los tres subordinados. Nadando a través de la pared. Con miedo se acercó a su jefa, diciendo que había hecho todas las tareas que le encomendó.
—Has hecho un gran trabajo, señor Beam. — Makima sacó de la bolsa el último café. — Te ganaste una recompensa.
—¡Señorita Makima! ¿Cuándo podremos ver al amo motosierra?
—La paciencia es la madre de todas las virtudes. Pronto lo volveremos a ver.
—¡SIIIIII!
—Cuando Prinz termine, encárgate de regresar a cada persona que trajiste aquí a su casa. Solo nos interesa conservar sus ojos. Pensarán que fue alguna banda rival, mientras más desastre hagan, más me dará la razón el primer ministro. Es cuestión de tiempo para que Kazuo salga de su escondite.
Los gritos habían finalizado. Solo se escuchaba el llanto de desesperación de la mujer, sus dos globos oculares habían sido removidos y en poco tiempo sería devuelta a su casa. Cómo era de esperar, Renjiro cayó en la provocación y se dirigió a matar a quienes creía que fueron los culpables de la atrocidad que le hicieron a su mujer.
Makima quedó expectante, escuchando rumores sobre cómo los perros de los jefes cayeron en la trampa. Algunos cabecillas de las mafias intentarían hablar sobre las peleas entre sus subordinados.
『Fábrica』
El grupo llegó a la ciudad de Tomioka. Para Kobeni fue una lástima no hacer ninguna clase de excursión, era de las pocas veces que salía de su prefectura y no podía hacer más que seguir las órdenes de su maestro.
Kishibe solicitó todas las instalaciones de una abandonada fábrica de manufactura de seda, en su tiempo fue un emblema de su ciudad, así como de japón, pero todo lo bueno tiene un final y hace una década que se había hecho una pequeña celebración tras cerrar sus puertas permanentemente.
De casi nulo interés para el resto de sus ciudadanos, ha sido muy poco visitado y era un punto idóneo para las pruebas que quería hacer Kishibe con su alumna. Power y Denji estaban haciendo las paces, el chico reconoció que hizo un acto de idiotez, pero extrañaba mucho a su chica. Quizá no lo pensó mucho, pero esa última oración dejó enrojecida a Kobeni.
Power aceptó las disculpas. Luego le presumió que se había perdido de la generosidad del viejo maestro. Cuatro pizzas, todas sean sabrosas y tenían nombres elegantes en un idioma extraño, Power explicaba la explosión de sabores que sintió en su paladar, a diferencia de la mierda de pizzas que compró Kobeni.
La cuarta hija sintió el golpe, pero para lo que le alcanzaba y las compró por qué se las había prometido a Denji. La pequeña cazadora sujetó su propio brazo y miró al piso, insultada por el poco tacto en las palabras de la poseída. Denji le dio un zape y aunque eso hizo enojar a la rubia, lo dejó pasar.
—De todos modos me vale verga. Cuatro pizzas no se comparan al premio que recibí por demostrar que soy un mejor genio que tú, ya que yo sí A-P-R-E-N... Eh... aprendí a leer.
—¿¡Qué?! ¡¿Un premio?! ¿Y dónde está, es dinero o comida? ¡Necesito verlo, maldito bellaco!
—Nada de eso. Es mucho mejor, más delicioso que cualquier comida de mierda que llegues a probar y más genial que el puto dinero. Solo Kobeni puede dármelo.
—¡¿Qué?! — Power corrió hacia Kobeni, cuando la atrapó, la empezó a agitar con fuerza. — ¡Enana, tienes que decirme que le diste a Denji!
—N-no puedo... e-es un secreto. — Kobeni era agitada con fuerza y llegó a ser mareada.
—¡Por un demonio, lo que faltaba! Ahora ustedes dos me guardan secretos. Enana, si me dices te dejaré de molestar por una semana.
—¡Eh! T-te digo que es un secreto. Además... y-yo no podría darte uno.
—¿¡Qué?! Debes darme el mismo premio que Denji recibió.
—¡No puede porque a ella no le gustan las mujeres! — Denji apartó a Kobeni de Power. Luego le entró la duda y con mirada confundida volteó para preguntar a su amiga. — ¿O sí?
Kobeni respondió con una negativa. La cuarta hija estaba avergonzada por el pequeño número que hicieron esos dos. Kishibe observaba las instalaciones con cautela. Sacó una pistola y luego disparó a una pared al fondo.
—¡¿Pero qué mierda tienes en la cabeza, anciano!?— Denji fue quien exclamó ante el acto que aparentaba ser irracional de su maestro. Retrocedió unos pasos, así como sus dos amigas, el maestro apuntó hacia la dirección del rubio.
—Tan solo ven. — Inclinando su cabeza en dirección al disparo.
Los tres alumnos se dirigieron al mismo lugar que el anciano. Observaron a un tipo moribundo en el suelo, acostado boca abajo. Lo que terminó por preocupar a Kobeni, su maestro no parecía ese tipo de personas, pero había propinado un tiro
El tipo soportó el dolor del disparo y se levantó lentamente. Kobeni veía con terror cómo el sujeto tenía en su cabeza una serie de ojos repartidos en distintas partes de su cabeza. La agresividad se hizo presente y Kobeni fue la primera a la que quiso atacar. Lo que provocó que la chica se tropiece, Denji estaba listo para hacerle frente.
—¿Quieres dar el tiro de gracia, Power? — preguntó Kishibe.
—¡Con gusto! — La poseída generó unas cuantas estrellas ninja, todas arrojadas con éxito al cráneo atravesando y dejando inerte al poseído.
—Bien hecho.
Kobeni se levantó del suelo con ayuda de Denji, la pequeña Higashiyama estaba asustada y se refugió, abrazando a su amigo. No quería despegar su cara de su pecho, escuchaba los latidos que la calmaban y también porque pasó vergüenza en frente de los otros dos.
Kishibe y Power continuaron el recorrido para ver si había más poseídos o demonios. Los otros dos chicos se quedaron ahí, quietos. Denji no lo podía negar, estar rodeado por los brazos de Kobeni era una sensación placentera. La chica no se despegaba ni un milímetro de él, también estaba cómoda.
Denji observando con detenimiento a su amiga, veía como temblaba. Decidido a seguir avanzando con ella, correspondió su abrazo y solo susurró.
—Luego quemamos el cuerpo de ese pendejo y hacemos una fogata.
—Dime que hablas del poseído y no de Kishibe.
—(...) Sí, del poseído.
El abrazo entre los dos finalizó y en esta ocasión fue Denji quien ofreció su mano para que ella la tomara. Ambos chicos fueron a alcanzar a sus dos compañeros juntos. Cuando llegaron hasta donde estaba Power y Kishibe.
—El área está despejada. Kobeni, prepárate.
—¿A qué se refiere... m-maestro Kishibe?
—Serás una pieza fundamental en una operación, uno de los tantos sujetos de prueba para aprobar la nueva reforma. El primer ministro junto con sus demás perros falderos está por desregularizar nuestro uso de armas de fuego en defensa propia contra demonios y contra estos criminales.
Al escuchar esas palabras la cuarta hija se puso nerviosa "¿Volver a usar un arma?" Ella ya tenía suficiente, cuando se bañó luego del ataque terrorista esa sensación incómoda en sus manos nunca se iba, recordaba la cantidad de violencia que usó y el sacrificio de sus amigos. Una pistola le hacía recordar el fracaso que fue el rescate a Himeno.
—Los cazadores de Gumna nos hicieron un favor. Ser un viejo lobo de mar te ayuda en ocasiones, los civiles estarán lejos de esta fábrica, no escucharán los ruidos de los disparos.
—¿Y qué tiene si los escuchan? — cuestionó Denji.
—Eras un niño o un bebé en ese entonces. El demonio pistola incluso sin haber tenido registros de otro ataque sigue siendo un miedo latente en el mundo. Un solo disparo y tendrás a una multitud de personas escondiéndose, escapando y gritando del lugar, solo estarías regalando miedo gratuito a una puta escoria.
Kobeni sí recordó los casos de los ataques del demonio pistola. Sabía que incluso algunos familiares de zonas lejanas a la prefectura de Tokio habían fallecido, no era una pérdida significativa, su único círculo social eran sus hermanos. Pero sabía que al menos su madre lloró por algunos de los suyos, Kobeni intentó consolarla, sin embargo, ella solo recibió una fuerte cachetada y regaños de su progenitora.
A veces ella se intentó explicar porque sus padres eran así. Nunca encontró respuesta.
Kishibe ordenó una pelea directa entre Power y Denji. Uno de ellos debía salir victorioso dos de tres veces. Power estaba emocionada por haber mejorado sus habilidades, aunque Denji tampoco se quedaba atrás. Superaría a su amiga, aunque no supiera cuál es el premio.
Luego le pidió a Kobeni que le hiciera compañía. Buscó en la parte trasera del auto y sacó un par de maletines alargados. Caminaron juntos hasta que ella vio unos cuantos blancos de tiro. Esparcidos alrededor de la fábrica.
El viejo maestro le dijo que los cuarteles de Gunma estaban al tanto de su visita. Este lugar también servirá como su campo de entrenamiento temporal, no eran como otros países que construían lugares específicos para la práctica de tiro.
La primera de las tres armas que Kishibe le enseñaría a usar sería una mera pistola. La misma con la que ejecutó al poseído.
Colt M1911A1
Las armas que comenzaría a introducir la organización serían de un modelo similar. Kishibe tomó una de las tantas armas que se encontraba en investigación.
Había un detalle en esta pistola mientras el propio cazador la observaba. El arma poseía huellas dactilares sobrepuestas a otras, gracias a qué Kobeni estaba en los registros de la organización se identificó que ella fue la última portadora.
La misma arma que dejó fuera de combate a Himeno. El arma con la que se intentó dar fin a Kobeni. El arma con la que la cuarta hija acribilló sin misericordia al hombre Katana.
Estaba próxima a estar en las manos de la cuarta hija. Kishibe retiró el cargador y jaló la corredera para sacar la última bala. Ofreció el arma a su alumna, para el veterano este sería su verdadero regalo de bienvenida.
Kobeni dudaba de tomar el arma. Pese al ofrecimiento de su maestro, ella temblaba tan siquiera se aproximaba su mano a la pistola, recordaba la fechoría cometida durante la masacre. El rostro ensangrentado de la anciana. Los criminales que disparó una vez ella perdió el miedo. Recordó ese momento donde a un hombre malherido y ensangrentado en sus últimos balbuceos buscando maldecir a la chica, ella no tuvo ni una pizca de piedad y solo disparó al cráneo, exigiendo silencio.
Sentía un hormigueo en sus manos. Culpa y miedo, mató a muchas personas en tan poco tiempo y esa sensación no se le quitaba con facilidad. No existía ninguna justificación para lo que hizo.
El arma le pesó a la cuarta hija. Kishibe le señaló cada componente, le exigió que la analizara cuidadosamente. Un solo error y ella podría lastimar a alguien... o a ella misma.
Al fondo se escuchaban gritos e insultos. Los dos demonios estaban teniendo su entrenamiento físico, Denji salió disparado rompiendo una de las ventanas de la fábrica. El chico intentó levantarse, pero su compañera llegó de prisa y usando su gran mazo aplastó al rubio.
—Ma-maestro... permiso de usar al m-motosierra...
—Nah. Cuando uses al motosierra tu rival seré yo. De momento sigue entrenando con Power. Veo que ella ganó la primera ronda, hay un Buffet de comida internacional al centro de la ciudad, pagaré la comida del ganador, el perdedor que se joda.
—¡Está bien! Entonces te vas a la mierda Power. Toda esa comida será mía.
—¡Te romperé en dos, maldito bellaco!
La segunda ronda de los demonios había comenzado, siendo Denji quien más estuviera buscando conectar un golpe. Pese a la rapidez de la híbrida y que el mazo fue reemplazado por una espalda, ninguno de los dos lograba hacerse daño significado, se terminaron yendo del lugar mientras eran observados tanto por Kishibe como por Kobeni.
—¿Crees que Denji esté bien?
—A mí me preocupa más Power. El otro tarado estará bien, mientras no haga que Power quede anémica. — El cazador bebió un trago de su licorera y luego continuó. — ¿Lista? Te enseñaré los otros juguetes.
La primera manera fue abierta, en ella se encontraba un fusil. Kobeni recibió una pequeña sobaquera como la de su maestra y el veterano le enseñó a cómo colocársela.
—P-parece que estoy en una película de acción. Espero que sea de acción y no de terror.
—En este trabajo es más de tragedia. No soy mucho de ver películas, la mayoría son aburridas o tontas.
—Yo tampoco. A veces en el periódico de papá veíamos cuáles iban a ser los estrenos y pensábamos de qué trataban, n-nunca he podido ir al cine, pero sería lindo.
—Hmmm. Bien, está es una...
Carabina M4
A Kishibe le importó una mierda que su alumna se permitiera conocer mejor. Le hizo entrega del fusil. Nuevamente Kobeni se sintió nerviosa y empezó a transpirar, si antes sentía culpa al agarrar una pistola, con un arma de este tipo sentía pánico de lo que ella sería capaz, no se imaginaba siendo una heroína, creería que podría cometer un error y matar a alguien que no lo mereciera. No quería decirle a su profesor, pero realmente no quería aprender a usar armas.
El maestro instruyó a la cuarta hija a manejar correctamente el arma. Desde la postura que debía llevar, como cargar y descargar el arma y también como avanzar tanto en cobertura como al descubierto...
«Wow. Realmente esto no está tan mal... puede y no sea tan mala usando armaaaa.... ¡AAAAAAAA!»
Kobeni se quedó atorada en sus pensamientos que ignoró ver al piso, se tropezó con un escombro y quedó en el suelo. La pequeña estaba adolorida y Kishibe tuvo que ayudarla.
—Al menos el arma estaba vacía. Sigh. Me encantaría decirte que esto es opcional, pero tú jefa me indicó que tú debías ser una de las participantes en esta prueba.
—¿Y por qué yo? La verdad sigo siendo un tanto nueva, ni siquiera concluí mi entrenamiento con Himeno... no siento que sirva para algo como esto.
—No puedes engañarte a ti misma por mucho tiempo, Higashiyama. Yo también lo sé, hay informantes por todos lados, los Yakuza hablaron del peligro que pueden representar los cazadores de demonios al saber que una de las nuestras mató y hasta desfiguró a algunos de los suyos.
—P-pero... y-yo...
—Te encontraron fuera de tu ruta de patrullaje. No es difícil trazar una ruta entre el lugar donde te ubicaste, los incidentes con los terroristas y dónde se encontraba Himeno. Quisiste salvarla.
—Y-yo... — Kobeni no sabía qué decir. — Y-yo... n-no pude... no pude hacerlo.
—Odio decirlo. Tienes potencial, niña. Realmente hiciste lo necesario para sobrevivir y actuaste bien, no lo pienses como un asesinato, fue un acto de defensa propia.
—N-no estoy segura de esto, Maestro.
—Solo los más locos son aptos para mantenerse en este negocio. En lo que me concierne, puedes tener cabida aquí. Yo no te voy a juzgar por lo que hiciste.
—Y-yo no sé qué hice... Pero estoy segura de que no hice lo correcto. Sus vidas, sus vidas estaban en mis manos.
—Eran criminales, ellos no hubieran dudado en matarte.
—Y-yo... «No hablaba de ellos. Kei. Arai. En serio, perdón.» — Unas cuantas lágrimas salieron mientras pensaba en el rostro de sus amigos.
De tan solo recordar lo que pudieron vivir. Kobeni se seguía quebrando, Arai no pudo volver a ver a su madre y Kei no se mudó con Madoka, dejó atrás a sus dos hermanos.
La respiración de Kobeni se agitaba cada vez más. El arma que ella sostenía le pesaba, realmente le estaba pesando y decidió dejarla en el suelo. Kishibe dejó que ella se tranquilizara, la analizó poco a poco, vio cómo en su rostro solo había una expresión de culpa, él no podía descifrar la mente de Kobeni, pero notaba que algo más había sucedido. La pequeña se arrastró hacia una pared y se sentó, abrazó sus piernas y se quedó inmóvil.
La cuarta hija de tan solo recordar todo. Solo quería llorar, incluso lastimó a su hermano Kenji. Ella ocultaba tantas cosas que no podía revelar. De lo contrario, cosas malas pasarían.
—Kishibe me cae bien. Sería una verdadera lástima que una leyenda como él se vuelva en un mito y luego al olvido. Revela tan siquiera un detalle de nuestro contrato y considera a este saco de huesos como de mi propiedad.
Haka estaba sentada al lado de Kobeni. La culpa de la chica llamó la atención del demonio.
—Veo que tú novio está ocupado. Hasta que por fin puedo acompañarte. Es un tanto aburrido no poder pasar el rato contigo, socia.
Kobeni no respondió la conversación iniciada por el demonio de la muerte. Haka tan solo la miraba, se burlaba de su estado anímico, viendo como su socia no podía soportar su culpa.
¿Tú crees que esto esté cerca de acabar?
Preguntó la cuarta hija. No iba dirigida a alguien en específico, tanto Kishibe como Haka respondieron lo mismo.
『Ni en sueños』
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『Extra-1』
Se puede llamar como a uno le plazca.
Burla o castigo.
Pero lo que vio Aki realmente lo dejó aterrado. Llegando a Shibuya los avistamientos estaban en lo cierto, algunos demonios de un tamaño considerable estaban empezando a causar destrozos. El demonio mosca y abejorro estaban causando pánico entre los transeúntes. Sin nadie que le haga cobertura, Aki tuvo que enfrentarse a ellos de forma directa.
A base de provocación e incitar la pelea, el cazador logró llamar la atención de ambos demonios que se alimentaban de los cadáveres de ciudadanos poco afortunados. La espada fue desenfundada, algo distinto había en ella.
Percibía su dureza pese al liviano peso. Lo que dejaba en dudas si esta hoja podía soportar el corte antes de partirse en dos. Aki entró en acción y le hizo frente a la doble amenaza. Los ataques veloces de los demonios fueron repetidos gracias al filo de su arma y algunas extremidades cortadas sin ningún problema.
Hayakawa estaba sorprendido, pese a estar en desventaja numérica el cazador tenía las de ganar. Su combate distrajo lo suficiente a los dos demonios que permitió que el área fuera despejada, llevándolos hacia un edificio vacío. En espacio cerrado.
Tras varios cortes, la mosca fue la primera en morir. En tres tajos desprendió la cabeza y el resto de cuerpo fue dividido en dos. Para desgracia del uniforme de Aki, todo su traje estaba empapado en vísceras y sangre de un maldito demonio. La visión de Aki se limitó, dando una oportunidad al abejorro para completar su fechoría y acabar con su supuesta presa.
Habiendo tomado su distancia, el abejorro apuntó con su aguijón hacia la espalda de Aki quien aún estaba quitándose la sangre de su rostro. En pocos segundos estaba garantizando una muerte segura a su presa.
—¡Qué asco! Maldita sea... — Aki por fin removió toda la suciedad y pudo ver una imagen terrible.
El aguijón lo había atravesado, el maldito abejorro lo estampó contra la pared y todo había terminado.
¡HAHAHAHAHAHAHAHAHA!
Aki escuchó las risas en su mente.
—Solo por esta ocasión. Brinca a tu izquierda.
El cazador le hizo caso a la voz. En esa dirección saltó y esquivó el ataque del abejorro, atorando su aguijón a una gruesa pared. El demonio no podía moverse adecuadamente. Una vez logró escaparse, su aguijón se había desprendido y quedó indefenso. El tiempo suficiente para que Hayakawa Aki lo ejecute.
La amenaza había sido neutralizada. Dos demonios fueron exterminados por un joven cazador y se retiró del edificio. Se dirigió al automóvil y aunque sus manos estuvieran al volante, el chico no podía creer lo que había visto.
Su propia muerte.
—Futuro ¿Lo que vi fue cercano a mi muerte cruel y miserable?
—No me hagas reír, niño. Somos socios y te ayudaré con el fin de presenciar lo que me interesa. Algunos ataques están dispuestos a hacerte mucho daño, puede que algunos te dejen muy lastimado así que tienes unos pocos segundos para reaccionar con antelación.
—¿Y lo qué vi? Y-yo fui atravesado, vi mi cuerpo estrellarse en esa pared.
—HEH. Tómalo como quieras, pero es divertido que veas cómo la hubieras pasado si no me hacías caso. No esperes que tú y yo volvamos a hablar pronto... puedes intentarlo, pero para eso tienes que aceptar que el futuro es lo máximo.
La conversación de ambos había terminado. Aki no sabía si esta información se debía proporcionar a Makima. No parecía mucho el precio que pagó por ser socio de este demonio. Consiguió una habilidad útil para algunas situaciones, pero ver su propia muerte era algo que no estaba procesando ¿Qué es lo que en verdad le depara al cazador?
『Extra-2』
Ángel siguió durmiendo incluso luego de escuchar gritos de dolor y súplicas. Es un dormilón.
Nunca se enteró que le habían comprado un vaso de café, aunque su jefa le terminó comprando una dona de chocolate como compensación.
No me acuerdo si ya lo publiqué en el capítulo pasado, pero me siento honrado que mi fic sirvió de algo, inspiró a un sujeto a pedir una pequeña comisión al artista gurumo y el finalizó con el sketch. Indirectamente un fanart NSFW del Kobenji se originó gracias a esta pinche historia, gracias. muchas gracias es el mayor logro de toda mi vida (creo).
Notes:
Gracias uno o dos lectores que frecuentan esto, a veces me siento impresionado que una historia donde quería que dos personajes tuvieran sepso se volviera en algo más... estilo Breaking Bad juas juas.
Volví a leer un poco de Hunter x Hunter y quise modificar un poco la habilidad de Aki, con el fin que realmente se muestre que los demonios por mucho que te ayuden siguen siendo tremendos hijueputas.
Chapter 29: Breve consuelo
Chapter Text
『Tiro al blanco』
La ciudad de Tomioka presenciaba un bello atardecer, la gente estaba de regreso a sus hogares y los estudiantes disfrutaban de sus salidas. Niños rogaban por permanecer en el parque y las aves que se encontraban descansando en los árboles partieron rumbo hacia la fábrica de seda.
La parvada sobrevolaba el sitio. Incapaces de aterrizar o siquiera acercarse al lugar. Duró unos cuantos minutos que en círculos acompañaron a los cazadores a presenciar la puesta del sol.
En el suelo se encontraban ambos demonios. La segunda ronda fue finalizada dejando como ganador al híbrido. Aprovechando la debilidad más grande que tenía la poseída, la cantidad de sangre disponible. Los impulsos por darle una paliza al bellaco hicieron que ella se pusiera creativa a la hora de propinarle una paliza a Denji, pero aprovechando su progresiva bajada de nivel, no fue reto para el rubio hacer que ella quedara fuera de combate luego de unos cuantos intercambios de golpes.
—¡Maldita sea bellaco, déjame quitarte sangre para que te pueda romper el culo!
—Ni lo sueñes, pendeja. A mí no me dejan volverme en el motosierra, entonces te jodes para conseguir sangre. Te voy a partir en dos en la tercera ronda.
—¡Vete a la mierda! Esa comida será mía.
—Ni hablar. Yo ganaré, comeré hasta reventar y robaré el resto para dárselo a Kobeni.
—¡Agh! Maldita enana, también roba un poco para mí, te salvé el culo del maestro Kishibe.
—Bueno, solo si limpias tus desastres cuando vayas al baño.
—P-pero...
—Y deja limpia la regadera cuando te duches. Estoy harto de quitar tus putos pelos del jabón.
—Tch. Bien, lo haré. Pero te quedas con nosotros. No quiero estar a solas con coleta cuando volvamos a casa.
—¿Por qué tanto miedo a ese idiota?
Power recordó todo el desastre que hizo en la recámara de Denji y muy seguramente Aki ya había regresado a casa. La rubia trago saliva y le daba miedo la idea de que por un mes comerían vegetales en todas las comidas sin excepción.
—Por nada...
—Bien, tienes mi palabra. El que gane no importa quien, le compartirá comida al otro ¿Entendido?
—Entendido... ¿Aun así puedo tomar de tu sangre?
—¡No!
—Pendejo.
Los dos rubios quedaron observando el cielo. El naranja dominaba en lo más alto, las aves volaban en círculos y ambos sintieron cierta paz al observar una escena tan armoniosa.
El viejo maestro se había encargado de hacer unas cuantas llamadas, la división de Gunma se encontraba preparada para cualquier orden y lo que acataron fue conseguir unos baños móviles, comida y agua. Les tenía un anuncio que sería del nulo agrado de sus alumnos.
La fábrica recuperó temporalmente la luz. Alejados de la sección donde Denji y Power estaban tirados, Kishibe y Kobeni tenían sus propios asuntos, la cuarta hija se reincorporó y recuperó la compostura. Haka la había abandonado de nuevo.
El veterano ignoró los sentimientos de su alumna, comprendía lo que ella pasaba, pero no le importaba. Los pensamientos de Kishibe fueron simples, le solicitaron entrenar a un trío de pendejos, no a ser su niñera y mucho menos un psicólogo.
—¿Y bien, te encuentras preparada para disparar o te devuelvo a tu casa?
—E-estoy lista... sólo qué... no me siento bien sujetando un arma todavía. Es pesada y fría.
—Tienes razón. Te irás acostumbrando, antes de que el demonio pistola atacara a nuestro país, era de mayor facilidad para nosotros los cazadores usar este tipo de armas, no somos como los norteamericanos que tuvieron una obsesión por crear armas grotescas, pero al menos yo podría enseñarte a usar un rifle francotirador.
—G-gracias... supongo. N-no me siento cómoda cargando con un arma, me trae malos recuerdos.
—Hmmm. Comprendo tu pesar y es normal, los cazadores estamos hechos para acabar con seres aterradores y violentos... Aunque poniéndolo en ese modo ¿Los humanos somos distintos a ellos?
—S-si... n-no necesitamos acabar con la vida de los demás... solo que se haga justicia, la policía y los jueces se encargarán de los malos.
—Eres una chica muy noble, Kobeni... En fin, basta de charlas. — Kishibe trajo consigo dos pares de orejeras de seguridad, le entregó un par a Kobeni y él se colocó los suyos rodeando su cuello. — Es simple, ya sabes la teoría de cómo manejar el arma, ahora debes conocer la práctica.
Con algunos materiales de insonorización, el interior de la sección de la fábrica que estaban ayudaría a disparar sin tener que preocuparse porque los civiles escuchen el ruido de los disparos. Distintos blancos de tiro con silueta humana se encontraban distribuidos en el entre la maquinaria, vigas y tubos de la sección que les correspondía. Kishibe tenía listo el lugar para que Kobeni tuviera variedad de objetivos.
En cada extremo frente a las salidas de la sección se encontraba un blanco de tiro solitario. Idóneo para los tiros frontales y sin dilación Kishibe disparó, todos impactando en el rostro y en el torso del objetivo. Complacido por su puntería devolvió el arma a Kobeni, le exigió que la recargara y una vez lista en arma, le ordenó apuntar.
El veterano remarcó los errores en la postura de su alumna, la cuarta hija debía mantenerse estable. Apuntando a su objetivo, Kobeni no paraba de temblar y empañar sus manos en sudor, la cuarta hija no deseaba jalar el gatillo y pese a ser un elemento inerte tampoco quería agregar un agujero más al objetivo.
¡BANG!
El veterano observó el blanco de tiro. Quedó impresionado al ver una nueva perforación en el centro de la cabeza, esbozó una leve sonrisa al comprobar el potencial de la mujer.
—Bien hecho Kobeni. Para ser tú primer disparo en un ambiente controlado lo has hecho perfecto, pero no se ejecuta a un demonio con solo un disparo así que tienes que rematar ¿Qué esperas... Kobeni...
Al voltear donde debía estar su alumna se percató de su ausencia. Los ojos del cazador expresaron perplejidad ante tan repentino acto.
—Kobeni ¿dónde estás?
—Ah-Aquí... auch. — Expresaba Kobeni con una ligera voz nasal.
Kishibe bajó la mirada y su expresión perpleja cambió a una de decepción. Observaba a su alumna derribada en posición fetal y con sus manos en el rostro. Kobeni no sostuvo correctamente su pistola y por culpa del retroceso recibió un fuerte golpe en la frente y su nariz.
—¿Te rompiste algo? — preguntó el anciano.
—C-creo que sí... duele mucho, maestro.
Tras un fuerte suspiro, Kishibe se agachó y ayudó a su alumna. Apartó sus manos y observó como la cuarta hija soltaba unas pocas lágrimas, detenidamente miró su golpe y al menos se pudo aliviar que no era necesario hacerle primeros auxilios, no era grave.
—Exagerada. — Kishibe se levantó de nuevo y ofreció su mano para ayudar a Kobeni, la cuarta hija aceptó la ayuda. — Bien, no te rompiste nada, así que sigue disparando hasta que nos quedemos sin munición.
—P-pero...
Kobeni al ver a su maestro, se dio cuenta que no era necesario continuar con su charla ya que la mirada de su profesor cambió a una desafiante. Conocía una fracción de la fuerza del veterano y no tenía ganas de volver a verla así que decidió continuar con los disparos.
El prominente color naranja que reinó en el cielo fue reemplazado por una desoladora oscuridad acompañado de unos cuantos puntos blancos.
Las instalaciones donde Kishibe y Kobeni practicaron cambiaron radicalmente, todos los blancos de tiro tenían perforaciones y el anciano comprobó un aspecto que le interesaba de su alumna. Su puntería.
Si el maestro tuviera que dar una calificación a su alumna tendría un 75 sobre 100. La mayoría de sus disparos dieron en algún punto concreto, otros quedaron fuera de la silueta de su objetivo y solo unos pocos proyectiles impactaron en la pared. Kobeni se disculpaba cuando eso ocurría.
El dedo índice de su mano dominante se quedó adolorido, apretar tanto el gatillo la dejó agotada y también sentía molestia seguir usando las orejeras de seguridad.
—Bien Kobeni. Me has demostrado que te puedo confiar mi espalda cuando necesite cobertura.
—Muchas gracias, maestro. Y-yo... Es bueno escuchar un halago de usted.
—En fin. Apaga las luces cuando te vayas a dormir. Yo me largo.
—Eh... ¿Qué?
—Es muy noche y si no tomo una siesta lo más pronto posible me pongo de mal humor. Cosas de ancianos. No te preocupes por la comida, solicité que te trajeran a ti y a los otros idiotas. Las raciones que más tienen carne pertenecen a Power.
—¿Y dónde voy a dormir?
—La fábrica es muy grande. Dónde te sientas cómoda.
—P-pero...
—Sin peros. No se han ganado el derecho de dormir en un hotel. Tú sigues sin dominar los juguetes que traje y los otros dos idiotas a duras penas pueden con ratas.
Kobeni y Kishibe salieron de las instalaciones hasta llegar a la parte del estacionamiento, solo había un auto. Kishibe le señaló donde se encontraban unos baños móviles, cada idiota tendría el suyo. La comida está en la entrada y deseó suerte buscando donde descansar.
Kobeni estaba asustada, no quería dormir en una fábrica y le pedía recapacitar a su maestro.
—Quisiste ser mi alumna a cualquier costo. Hiciste que golpeara a una mujer, algo que odio profundamente. Me pateaste las bolas.
—Perdón por eso. — Dijo Kobeni avergonzada.
—Y tenemos el tiempo encima. Tarde o temprano la molesta de Makima nos dirá en donde debemos atacar. Ve preparándote, de lo contrario serás otra baja y no soporto que mis alumnos vivan menos que yo.
Kobeni observaba como el vehículo que la trajo a ella y a sus amigos se alejaba de su posición. Por mera cortesía se despedía de su maestro sacudiendo lentamente su mano, a pesar de que a Kishibe parecía no importarle.
—Sigh. Tendré que buscar a Denji.
『Sueño y besos reparadoras』
La cuarta hija llevaba consigo unas cuantas bolsas donde se encontraba la comida de sus compañeros y ella. Recorría temerosa la fábrica, no le gustaba el hecho que estuviera abandonada y saber que podría haber poseídos o demonios en ella. Caminó lo suficiente hasta dar con sus amigos.
Se encontraban afuera de una de las instalaciones de las fábricas. La cuarta Higashiyama se percató de los vidrios rotos y al menos agradecía que las luces de la fábrica volvieran a tener electricidad. Con un poco de miedo dejó delicadamente las bolsas en el suelo y se acercó a Denji.
Tanto Power como el híbrido se encontraban descansando en el suelo. La poseída roncaba de forma ruidosa mientras que los párpados de Denji se encontraban casi abiertos, si Kobeni no se hubiera percatado que su amigo estaba soltando baba, no creería que estuviera dormido.
—Denji... Denji... Tengo comida, vamos a comer juntos... vamos, despierta. — la cuarta hija sacudía delicadamente a su amigo. Poco a poco el rubio iba despertando, visualizó un halo de luz que rodeaba a su amiga solo percibiendo su silueta.
—¿Estoy en el cielo?
—¿Eh? ¿Por qué lo dices, Denji?
—Creo que estoy viendo a un ángel.
Una pequeña risa salió de Kobeni. La pequeña ayudó a su amigo a levantarse y cuando ambos estuvieron de pie, la cuarta quiso ayudar también a su amiga, pero ella ya se había despertado y levantado.
—¿Estabas despierta, Power?
—Desde el momento que percibí que los latidos de los dos se aceleraban, si van a aparearse que sea fuera de mi vista.
—¡No haremos nada de eso!
«¿En serio? Rayos...» — pensaba él motosierra.
—¡MUY BIEN BELLACO! ¿Listo para nuestra tercera ronda?
—¡Siempre he estado listo, pendeja apestosa!
Los dos demonios se posicionaron para el combate, Kobeni se asustó decidió alejarse un poco del campo de batalla. Visualizó a su amigo y le pidió que no se lastimara. Denji no se preocupó, adquirió una postura de pelea y esperó el ataque de Power.
『 ¡Tercera Ronda! 』
La rubia dio el primer paso, corriendo hacia su rival. Denji observaba detenidamente a Power y simplemente cerró los ojos.
Power se detuvo una vez estando enfrente de su amigo, dejando confundida a Kobeni, la cuarta hija se quedó intrigada al ver qué ninguno de los dos mostraba hostilidad hasta que escuchó el ¡PLAP!
—¡TU PUTA MADRE POWER! — Gritó Denji adolorido, frotando su mejilla izquierda tras recibir una fuerte cachetada de su compañera.
—¡Admite que gané la tercera ronda!
—Bien, tu ganaste, pero tenemos un trato, maldita estúpida y si no lo cumples le diré al maestro que todo esto fue un engaño.
—¡Ya te dije que sí te voy a compartir, maldito canalla!
『Sueño y besos reparadores... otra vez』
Power y Denji olvidaron sus diferencias nuevamente. Rieron y se calmaron en la espera de que Kobeni se vuelva a acercar a ellos con la comida. Cuando la cuarta hija se acercó a sus dos compañeros fue Power quien le quitó la bolsa de la comida.
—E-el maestro dijo que tu parte era la que más tenía carne.
—¡El maestro es genial! — expresó la rubia quien encontró unos filetes y algunas bandejas de sushi para ella.
Denji se mostraba un poco celoso por el trato que su amiga recibía, pero tenía claro que Kishibe lo estaba jodiendo por haberse escapado del entrenamiento. Incluso Kobeni tenía más carne que él en su comida.
—A todo esto... ¿Y ese puto viejo? — preguntó mirando a su alrededor el motosierra con el temor de algún ataque sorpresa.
—El maestro Kishibe se fue sin nosotros.
—¿¡Qué, por qué no lo detuviste?! — ambos demonios se mostraron sorprendidos.
—Nos dejó esta comida y unos baños. Supongo que estaremos bien así... dijo que no nos merecíamos ir a un lugar cómodo.
—Puta madre, ese anciano sí que nos odia. — expresó Denji mientras sacaba su parte de la comida.
La cuarta hija mostraba un apetito menor al de sus compañeros demonios, así que ella le regaló unos pedazos de carne y sushi a Denji para que él se sintiera satisfecho. Cómo buen vagabundo no rechazó la comida, pero a diferencia de otras ocasiones le agradeció de forma sincera a su amiga.
Ambos se sentaron cerca e incluso Kobeni sintió la valentía de sujetar con los palillos algunos rollos de sushi y dirigirlos a la boca de su amigo. Era un acto que ella consideraba lindo, aunque siempre era con sus hermanos cuando a veces se negaban a terminar la comida. Esto tomó de sorpresa a Denji.
Era la segunda vez que ocurría que una linda chica le daba de comer al rubio. Cuando se enfrentó al demonio músculo, una de las recompensas fue recibir la comida con ayuda de Makima. El rubio sentía cierto placer de recordar ese día, aunque sus avances con la pelirroja eran nulos.
Pese a los temblores y el notorio rubor de Kobeni, la cuarta hija intentaba mantener la trayectoria de su mano fija a la espera que su amigo comiera lo que ofreció. Denji también quedó un poco perplejo y hasta que ya tenía la comida en su mejilla pudo reaccionar correctamente.
El rubio comió el sushi, adoraba el sabor y amaba recibirlo de parte de su amiga. Power había acabado su parte y se quedó observando a los dos idiotas. Sintió asco, pero lo dejaría pasar. Estaba satisfecha y si no fuera porque sentía frío se dormiría en el mismo sitio donde estaba sentada.
Así duraron unos breves momentos. Dónde la confianza de los dos se hizo mayor, los temblores de la cuarta hija se disiparon y pudo alimentar a su amigo. Denji agradeció a Pochita por dejarle vivir un momento con este.
Una vez acabada la comida. Kobeni guio a sus amigos a dónde estaban los baños móviles, la primera en usarlos fue Power escogiendo el de baño de la izquierda. Tanto Kobeni como Denji acordaron no usar el suyo en un rato, Denji conocía el potencial oloroso de su amiga y Kobeni no tenía ganas de conocerlo.
La pareja dejó a Power en su momento Zen y se decidieron a buscar donde dormir. Caminaron un rato y se percataron que las luces poco a poco se apagaban, la electricidad de la fábrica era cortada y hasta que ambos quedaron a oscuras.
—Mierda, está jodidamente oscuro acá.
—Si... pero, creo que puedo iluminarnos con mi... — Se escucharon unos objetos metálicos caerse no muy lejos de la pareja. — ¡¿Qué fue eso?!
Kobeni aterrada por lo que escuchó se refugió en la espalda de su amigo. Denji quedó sorprendido al sentir un fuerte abrazo de la pequeña.
—Quizá fue un fantasma... o ¡Un demonio!
—N-no digas eso. — La cuarta hija se aferró a su amigo y estrelló su rostro a la espalda del motosierra.
Denji apartó a su amiga, dio una vuelta y teniendo a su amiga frente a él solo la abrazó. Le gustaba sentir su cuerpo tan cerca al de él, los nervios de la cazadora hicieron que sus laditos se aceleraran, tenía miedo de enfrentarse a un demonio a oscuras.
—Si aparece algún pendejo que te quiera hacer daño, lo mataré. No volverá a suceder lo que pasó en el cementerio.
Kobeni no dio respuesta a eso, solo escuchó los latidos de su amigo, a diferencia de ella, Denji guardaba la calma y sus latidos lo expresaban.
—E-está bien. Tan solo pensemos que fue el aire. Vamos a buscar donde dormir.
La pequeña Higashiyama sacó de su bolsillo su celular. Tenía una pequeña linterna con que iluminar el camino, para que ella se sienta segura Denji tomó a la chica de la mano. Ambos estaban bien con esa sensación, entrelazando sus dedos y caminando en busca de un lugar cómodo.
El origen del ruido fueron unas ratas que tiraron unas herramientas. Denji no soportaba verlas después de haber tenido que matar a miles de ellas, Kobeni solo sentía asco y se marcharon. En otras instalaciones solo había maquinaria. El orgullo de la ciudad de Tomioka era un simple cementerio de máquinas y recuerdo de glorias pasadas.
Durante la caminata, ambos encontraron unos pequeños dormitorios, algunas camas ya no tenían colchón mientras que otros tenían los resortes salidos. Encontraron dos en buen estado y suponían que ambos podían dormir cómodos en cada cama. La idea les dio gracia porque no lo iban a hacer.
—Sabes Denji. No creo poder dormirme sin mi pijama.
—Yo antes usaba mi ropa como cobija. Cuando hacía mucho frío en invierno, Pochita y yo buscábamos cobijas o más ropa tirada en los basureros.
—Oh... cierto. Supongo que estará bien, no hace tanto frío.
—¿Bromeas, verdad? Yo me estoy congelando. — Denji fingía temblores y castañeaba sus dientes de forma exagerada.
Kobeni fingía como si no tuviera de otra más que acostarse en la misma cama con Denji. Lo abrazó y le preguntó si sentía más calor. El motosierra estaba feliz de que su pequeño plan funcionara. Correspondió el abrazo, ambos estaban descansando mientras disfrutaban del momento.
La cuarta hija pegó su oído al pecho de su amigo. Escuchaba esos latidos que tanto la tranquilizaban, mientras que Denji colocó su mano en la espalda de su amiga, sentía las respiraciones de ella. Ambos no tenían problema con lo que hacían, les agradaba.
Kobeni no contaba con la valentía suficiente de confesar lo que sentía por Denji. Tenía ese cierto miedo al rechazo, pensando si Makima aún era el objetivo del motosierra, el rubio por su lado seguía confundido, le gustaba ambas chicas, pero la única que sí parecía estar interesada en él era con la que compartía tan agradable momento.
Así como lo fue en el sofá. Denji imitó a su amiga, la mano con la que sentía las respiraciones de su amiga se movió de sitio. Se iba aproximando al cuello, acto que dejó más nerviosa a la cuarta hija. Denji sentía la piel suave de su amiga, la oscuridad era su único problema al no poder ver el increíble rostro sonrojado que tenía Kobeni.
Cómo explorador español en tierras americanas. La mano del motosierra continuaba su pequeña travesía en el cuerpo de su amiga mientras que ella sentía nuevas sensaciones.
Denji sintió la delicada mejilla de Kobeni. La acarició de forma gentil, lo que dejó aún más estremecida a la pequeña Higashiyama, Kobeni solo pudo responder tomando la mano de su amigo e intentar apartarlo, no sabía a dónde llegarían si dejaba que él siguiera con esto. El motosierra no le permitió apartarlo.
—¿T-te estoy incomodando? — Tras un breve momento de silencio. Kobeni cedió ante el deseo de Denji, su mano se apartó de la de él.
—N-no... puedes continuar.
Denji continuó con su recorrido. La mano bajó un poco y se colocó en el mentón de ella, las facciones tan delicadas y finas de su amiga le encantaban, quería tocar, aunque sea un breve momento sus labios, pero era consciente que eso la abrumaría aún más de lo que ya estaba. Sentía un poco el nerviosismo de ella, la cuarta Higashiyama luchaba por no transpirar, pero le era imposible, estaba siendo acariciada por el chico que le gustaba.
El rubio sintió el cabello de su amiga. El cabello oscuro y liso de Kobeni le gustaba, algo ordinario si lo comparaba al pelirrojo de Makima y el rubio de Power, sin embargo, Denji parecía estar fascinado con acariciarlo y moverlo, su mano se posicionó a la espalda de su amiga y delicadamente le fue removiendo la liga de su cabello.
A diferencia de las otras dos compañeras, la longitud del cabello de Kobeni no era tanta y aún así el motosierra se imaginaba usando su cabello como si fuera un mostacho, solo para jugar con ella. Su mano continuó su curso acercándose a su frente y molestándola una vez más.
Tocó los pasadores del cabello de Kobeni. El rubio le quitó uno y aunque escuchó como Kobeni le pedía que se lo devolviera, hizo caso omiso, el mismo se lo intentó colocar y cuando se lo puso le preguntó cómo se veía.
—No tengo mucha batería en mi celular y tampoco puedo verte bien. Pero seguramente... algo guapo.
—¿Te parezco guapo?
La cuarta hija se quedó callada. Volvió a pegar su cabeza al pecho del motosierra. Le repetía una y otra vez a Denji que era un tonto. El rubio solo se sintió feliz de ver cómo su amiga lo negaba con sus palabras, pero lo afirmaba con sus actos.
—Lo tomaré como un sí.
—Y-yo no he dicho eso.
—Ajá. Bien, supongo que ya podemos descansar.
Antes de que el motosierra cerrará los ojos, Kobeni empezó también su recorrido, ahora a la inversa que lo sucedido en su departamento. Desde la mano de su amigo hasta llegar al cuello, la senda que había escogido la cuarta hija dejó temblando al Rubio. Nuestra protagonista le estaba pagando con la misma moneda al motosierra por dejarla estremecida.
Al llegar al cuello, la cuarta hija volvió a sentir esa rara necesidad de querer besar a su amigo, pero no quería ser espontánea, siempre debía tener una justificación y no la estaba encontrando. Lentamente avanzaba su mano hasta llegar a la mejilla izquierda de su amigo, pese a ser un tipo duro, Denji se quejó un poco.
—¡Ay! ¿Te lastimé?
—Nah. Fue la estúpida de Power, la pendeja no midió su fuerza y la puta cachetada si dolió. — Denji soportaba mucho daño, pero no esperaba ese golpe con tanta fuerza de su amiga.
Kobeni lo había encontrado. Esa excusa para besar a su amigo. La cuarta Higashiyama se empezó a levantar lentamente en dirección al rostro del chico. Acto que dejó totalmente nervioso a Denji, no lo esperaba en lo más mínimo, el empezó a sentir el calor de la respiración de su amiga y poco a poco se empezó a emocionar de más.
Un beso. Había recibido un beso en la mejilla donde recibió el golpe y Kobeni se volvió a acostar abrazando a su amigo. No dio más explicaciones y cerró los ojos.
—¿Qué fue eso? — Preguntaba el motosierra extrañado.
—A veces... para que te sientas mejor, está bien que recibas un beso y creo que había una pequeña frase que la acompañaba, para que te recuperes pronto, pero... ¡Ups! La olvidé.
—Ya veo... — Denji siguió acariciando el cabello de su amiga mientras ella le respondía. Cuando se dirigió un poco hacia su frente, la pequeña expresó un poco de dolor. No era fingido, realmente seguía doliéndole el golpe que ella misma se dio por el retroceso de la pistola. — ¿Te duele?
—U-un... poco. No es la gran cosa, yo solo soy muy torpe todavía.
Sin responder, Denji hizo lo mismo que ella. Se acercó hacia donde ella parecía dolerle y le dio un breve beso. Esperaba que se sintiera bien con eso y Kobeni agradeció el acto de buena fe. Agradecía que las luces estén apagadas, después de recibir el beso Kobeni quedó totalmente roja. Quería cerrar nuevamente los ojos, hasta que escuchó un ¡Auch!
—¿Qué te pasó? — preguntó la cuarta hija.
—Creo que me mordí un labio y... puta madre, como duele.
La cuarta hija le dio gracia la tonta idea que el motosierra tenía. Otra excusa para que suceda lo mismo que en su departamento, ella la verdad no tenía nada en contra.
—¡Auch! — Expresó Kobeni.
—¿Y a ti que te paso?
—También me mordí el labio. D-dios, tienes razón duele demasiado.
—Supongo... qué..
—Denji... creo que ambos suponemos lo mismo... — Kobeni se aproximó poco a poco a su amigo.
El chico cedía al deseo. Lentamente el rostro de los dos se pegaba, ambos necesitaban excusas para poder lograr su objetivo y pese a lo tonto que fuese, al menos les funcionaba.
Los labios de ambos chicos se aproximaron y lograron entrar en contacto. Los dos cazadores volvieron a tener un momento íntimo y pudo ser perfecto. De no ser porque...
—¡BELLACOS DE MIERDA! ¿POR QUÉ NO ME ESPERARON?
—¡MALDITA SEA POWER! — La pareja había gritado lo mismo. Incluso Kobeni se frustró por no poder avanzar con el motosierra.
—¡Está haciendo un puto frío! Voy a dormir con ustedes.
—¡No! Allá hay otra cama. — Denji le gritó a su amiga, usando la linterna del celular de Kobeni le enseñó en donde estaba. — ¡Duérmete ahí y no interrumpas, maldita estúpida!
—¡Te salvo el culo, te comparto mi botín y voy a limpiar mi maldita mierda del baño! ¡Soy la mejor amiga que podrías desear y me cambias por una jodida enana!
—P-power, sigo aquí. — respondió Kobeni ante los insultos a su persona.
—¡Silencio enana! Dormiré en esa cama, pero si percibo que ustedes se ponen cariñosos, no duden que les lanzaré una jodida lanza en la cabeza.
La advertencia malhumoró a Denji, mientras que Kobeni trago saliva por pensar que Power si era capaz de matarla. Ambos dejaron lo que estaban haciendo y prefirieron dormir. Se abrazaron y la cuarta hija continuó escuchando los latidos del corazón de Denji.
Pese a todo lo malo que vivía, había encontrado a alguien con quién reconfortarse.
『Reuniones』
La jefa de la cuarta división tenía oídos y ojos repartidos en distintas zonas de la nación. Escuchaba rumores, hechos y mentiras. Entre los barrios más rezagados y las cúspides de la sociedad se escuchaba una noticia en común.
Alguien estaba jodiendo a los Yakuza.
Desde el ataque del hombre katana hacía seguridad pública, distintas bandas criminales quedaron en el ojo del huracán. Algunos operativos policiacos hicieron que arrestaran a miembros de bajo rango de estas pandillas.
La pelirroja era consciente que no se podía utilizar los mismos métodos que los empleados por la policía, demorarían demasiado tiempo y para peor, solo atraparían a la basura de los criminales. Su plan fue sencillo sin riesgo a ser descubierta, mandando a sus nuevos juguetes a capturar, interrogar, torturar y luego limitar su tiempo de vida. No esperaba ninguna respuesta de interés, la mayoría de la gente que buscó no estaba relacionada en el crimen, madres, hermanos y parejas, eran lo único que buscaba.
Regresó a cada uno de ellos a su respectivo hogar y como niño jugando a ser dios, causó un desastre en el hormiguero. Distintas bandas criminales quedaron expuestas, atacándose en público, algunos crímenes fatales ocurrieron en venganza por lo sucedido a sus familiares.
Makima esperó pacientemente. La captura de varios sicarios de un rango superior había sucedido, entre ellos Renjiro. A través del primer ministro consiguió un permiso para interrogar a algunos de los criminales, pidiendo más detalles de lo sucedido.
Algunos sicarios se sintieron extrañados. No tenían la remota idea de porque una cazadora de demonios se estaba metiendo en asuntos policiacos, pocos fueron realmente cooperativos y no aportaron ninguna información de valor.
La actitud tranquila de Makima hacia todos los criminales que interrogaba era inquietante. Cada criminal al terminar el interrogatorio prefirió quedarse en prisión, fue extraño para los policías como Makima lograba hacer que los criminales pasaran de ser violentos a dóciles. Dejaron de significar un riesgo para la seguridad de Japón, pero aún no daba con la información que le interesaba.
El último de la lista. Aoji Renjiro. Arrestado tras asesinar a dos miembros de una familia Yakuza rival. Un perro de Kazuo y que a veces acompañaba a Daiki cuando este quería divertirse con Higashiyama Kenji.
Renjiro se encontraba esposado. Al igual que en interrogatorios pasados, Makima invitó al prisionero a sentarse en la única silla vacía. Un policía tenía que vigilar la escena mientras que otros observaron a través de cámaras las expresiones del prisionero.
Una vez sentado el sicario, Makima ofreció una botella de agua por mera cordialidad y aunque Renjiro le mostró sus esposas, ella solo quedó sonriente, le ofreció darle de beber si a cambio de este gentil acto él se vuelve otro de sus lindos perritos.
Esto desconcertó a Renjiro. Dejándolo malhumorado y con una expresión hostil hacia la jefa de la cuarta división. A Makima le agradaba eso, le fascinaba tener en frente suya a un aura retadora.
—¿Pará qué putas estoy aquí? ¿Quieres burlarte de mí, estúpida?
—Negativo. Todo lo contrario, vengo a serte de utilidad.
—¿Para qué?
—Acabar de raíz el problema que te ha caído encima. Al igual que los policías, los cazadores de demonios hemos sido golpeados gravemente por culpa de unos cuantos criminales. Sé reconoció el origen de algunos, meros Yakuza cuyo origen se mantiene desconocido. Han sabido ocultar muy bien sus registros.
—¿Y eso a mí que me concierne? Yo no participé en esa mierda. Solo una bola de imbéciles les dio por hacer destrozos, creyéndose igual que esos jodidos demonios.
—En efecto. Hay humanos que se quieren hacer creer que son demonios. No hay nada más repugnante que eso y por eso deben ser neutralizados. Hemos oído ciertos rumores, rumores un tanto dolorosos para gente como tú.
Renjiro no dio una respuesta fija. Pero sus ojos mostraban nuevamente ese desconcierto y Makima percibía que poco a poco inquietaba a su sujeto de interés.
—Alguien ha estado dañando a sus familias. Secuestrando y arrebatando un bien preciado, su visión. No podemos permitir que en Japón se vivan situaciones como esas, por lo que debemos reunirnos con la mayor cantidad de familias de la mafia para llegar a un cierto acuerdo.
—¿Y cómo sabes que nuestros familiares están siendo afectados?
—Una araña me lo dijo.
—¿No querrás decir un pájaro?
—Sé perfectamente lo que dije, señor Renjiro. A cambio de la información que me entregue y me sea de utilidad, usted tendrá una baja considerable en su condena, será puesto bajo protección de testigos y quizá, encontremos la forma de recuperar la visión para Yuriko.
—¿Y tú cómo conoces el nombre de ella?
—La pregunta correcta más bien es ¿Qué no sé? Y la respuesta es la localización de Kazuo. No estoy jugando a policía bueno ni a policía malo, solo hago mi trabajo buscando justicia por mis colegas caídos y tú deberías buscar la forma de ayudar a tu novia. — tras la respuesta, la expresión de Renjiro pasó de ser una desafiante y desconcertada a una temerosa.
Makima tenía a Renjiro donde lo quería. De no ser por la compañía innecesaria de la policía, ella tendría una mayor libertad de hacer sus movimientos con menor cautela. De todos modos, Renjiro había caído, el sicario empezaba a generar un temor hacia la persona que tenía enfrente.
La pelirroja lo notó a la perfección y aprovechó para hacerlo hablar. Escuchó todo lo que necesitaba incluyendo a quien tenía que recurrir en realidad para localizar a Kazuo.
Con una pequeña sonrisa, Makima observaba a Renjiro como un cazador a su presa. La mirada desafiante del criminal había desaparecido y con ello el interés de Makima en el. Makima cruzó los brazos y los puso sobre la mesa, inclinó su cuello para visualizar con más detenimiento al hombre que interrogaba.
—No hay nada que me agrade más que un perrito obediente. Desearía que pudieras darme más información, pero ya tengo todo lo que necesito.
—¿Cumplirás con tu parte? Señorita...
—Claro. Siempre cuido de mis perritos, incluso cuando son reacios a ladrar en primer lugar. No me vendría mal escucharlo de tu parte.
—Woof. — escuchar a Renjiro ladrar dejó sorprendidos a los policías, Makima quedó complacida por tal acto de obediencia y se levantó de su asiento.
Agradeció a los involucrados y se despidió de todos, incluyendo a Renjiro. Tenía la información que necesitaba y solo le faltaba un acompañante. Ángel se encontraba descansando, Prinz tenía otras obligaciones y Beam estaba resguardado.
Makima hizo un simple llamado a los cuarteles, ordenando al poseído de la Violencia y a un chófer, harían un pequeño viaje. Makima no dio más información, la pelirroja salió del edificio y observó el cielo, amaba verlo y más cuando pasaban las aves.
En breve un conductor de la organización llegó a recoger a la jefa. Un saludo cordial entre ambos y posterior silencio, Makima tenía todas las piezas donde las quería y era cuestión de horas para que su perrito favorito; después de Tiramisú, mejore sus habilidades. Nuevamente la frívola sonrisa de la mujer se hizo presente, observando a las calles esperando dar su siguiente movimiento.
Sin entrar a los cuarteles, el chófer y Makima esperaron la llegada de su acompañante. Saliendo del edificio y aproximándose a paso rápido, llegó un hombre de gran altura vestido con el uniforme de la organización acompañada de una capucha. No sé podía reconocer su rostro, en su lugar, ocupaba una máscara de gas con un diseño similar a los usados en la peste negra.
Apurado y con una bolsa en la mano. Abrió la puerta trasera del vehículo y entró. Se disculpó por la demora en el punto de encuentro y se excusó al no saber cómo se usaba la cafetera.
—Wow ¿Trajiste café?
—¡Así es! No sabía cuántos íbamos a ir a la misión por lo que hice cuatro, aunque se me cayó uno así que solo nos quedan... ¿Dos?
—¿No deberían ser tres, señor Violencia?
—Si... — El poseído de la violencia quedó pensativo y recordó que por las prisas dejó un vaso cerca de la cafetera. — ¡Ay! Ya recordé, si me permite puedo regresar por el.
—No hace falta. Ya no falta nadie para nuestra pequeña reunión con Daiki. — Makima abrió la bolsa donde se encontraba el café y tomó uno. — ¿Gusta uno?
Makima ofreció el otro vaso hacia el conductor. El hombre aceptó y comenzaron el camino rumbo a la dirección que les dio el sicario. La conversación entre el poseído y la jefa fue amena.
—Sabes. Quizá exista una forma de modificar tu máscara un poco y permitir que puedas ingerir alimentos.
—No hace falta. La verdad no tengo ninguna clase de apetito, pero es agradable ver a la gente cuando disfruta de la comida.
—Me agrada esa mentalidad. Disfruta del trayecto, debemos estar cada vez más cerca de Daiki, procura no hacer ninguna locura y yo seré la única que puede hablar.
—¡Hecho! De todos modos, no quería entrar en conflicto con nadie. Sabe... ¿A usted le gustan los Haikus?
—Mmm. Me gusta la poesía, pero no es mi fuerte. Quizá la pintura... ¿Viste los cuadros que están en la recepción?
—¡Claro! Los jefes antes de usted. Son geniales.
—Yo restauré algunos y otros los decidí reemplazar. Los únicos que no se me permitió hacer modificaciones fueron los más recientes, igual la fotografía es genial, pero tienes más control de la imagen cuando tú eres quien sostiene el pincel.
—Además de gran jefa y salvadora, es una artista ¿Hay algo que no haga bien?
—Repostería.
—¿En serio?
—Sip.
—Wow.
El camino los condujo hacia un almacén. Se encontraba activo, algunos camiones y trabajadores transportaban cajas, esperando salidas y entradas de mercancía. La jefa y su acompañante salieron del vehículo estacionado y por cualquier eventualidad le dijo al chófer que se retire y ella lo llamaba.
—¿Hay algún plan?
—Solo una entrevista.
—¿Cómo de reportaje de televisión?
—Pero policiaco.
—Entendido... «No sé cuáles son esos» — respondió internamente violencia.
Las miradas no se hicieron esperar. Makima incluso usando un abrigo que le cubría casi a la altura de los talones fue objeto de miradas incómodas de extrañeza y deseo. Nada cambiaba la expresión tranquila de la jefa.
Un andar tranquilo, lo que notaba es que ninguno era de interés para ella, ninguno tenía esa aura hostil que ella misma se encontraba buscando. Violencia guardaba sus manos en sus bolsillos, tranquilo y con ganas de silbar una canción, tenía ganas de visitar alguna biblioteca, desafortunadamente no se le permitía salir de los cuarteles sin ningún tipo de autorización.
—¿Alguno de ustedes conoce a Daiki? Es un amigo de un amigo. Necesito reunirme con él. — Makima en pleno centro de la fábrica habló en voz alta. El tono serio y sin titubeos hizo que todos los que se encontraban en sus puestos se detuvieran.
—¡Te lo digo si pasas una noche conmigo, muñeca! — La voz de una persona en el fondo provocó algunas risas. — ¡Ya lárgate, estamos trabajando!
Makima reconoció sin problemas la persona que bromeó. Sin mostrar cambios en su expresión se aproximó al trabajador bromista, acompañada del poseído.
Violencia saludaba cordialmente con quienes cruzaba camino, pese no recibir respuesta, solo unos pocos contestaron su amable saludo. Siguiendo a su jefa se percataba que las intenciones de unos cuantos eran distintas al resto de trabajadores. Percibía ese instinto.
Camuflados entre los trabajadores, había hombres observando detenidamente a la jefa de Violencia. El poseído reconocía claramente esa hostilidad y Makima también.
—¿Y bien, donde me llevarías a cambio de proporcionarme la localización de Daiki?
—Era una simple broma. Soy un hombre casado y estamos apresurados con cargar los camiones, haznos un favor y retírate señorita a la oficina de dónde vienes.
—Bien ¿Pero me podrías decir el nombre de la persona a nuestra izquierda que no ha parado de observarnos?
—Ni idea. No conozco a todos los de aquí.
Makima se acercó cara a cara al rostro del sujeto. La mirada penetrante de la jefa dejó intimidado al trabajador y simplemente ordenó nuevamente que se le proporcione sus nombres.
—Ese es Daiki. Está vigilando que no nos robemos la mercancía del jefe, llamaste su atención, solo ten cuidado, es un tipo que no tendría problemas en golpear a una mujer.
—¿Ves que era sencillo? Cómo me gustan los perritos obedientes como tú. Estoy segura de que haces muy feliz a tu esposa.
Makima se apartó del lugar. Observó cómo la persona que los observaba era su objetivo y también cómo intentó salir del lugar. Makima ya lo tenía reconocido al igual que las otras personas que solo se dedicaron a vigilar.
—Violencia, no te apartes de mí. — Ordenó la jefa y solo escuchó como su subordinado asintió. El paso de ambos se hizo más apresurado intentando alcanzar a su objetivo que estaba saliendo del lugar.
En la salida se toparon con dos vigilantes, ambos poseían una gran altura y complexión atlética. Miraron con cierto desprecio a la jefa, así como también a su acompañante. El poseído de la violencia estaba a punto de apartarlos, sin embargo, su jefa fue quien le dio la orden de quedar estético. Ambos retrocedieron unos cuantos pasos sin apartar la mirada.
Makima se quedó observando a los dos sujetos fijamente. Ambos empezaron a reaccionar de la misma manera, el líquido fluyendo de sus fosas nasales y sus lagrimales. El hombre de la izquierda empezó a sentir molestias por dicha sensación, se sentía débil y mareado mientras que su compañero se vio obligado a hincarse.
—Avanza señor Violencia. Ya reconociste a nuestro objetivo, no le permitas que se marche.
—¡A la orden! — Violencia acató la instrucción de su jefa, se disculpó con la pareja de vigilantes por su intrusión y luego salió del lugar, corrió hasta dar con el objetivo.
Makima seguía observando. Se lamentaba de usar un recurso tan innecesario, pero tampoco quería mancharse las manos tan temprano. Vio a los dos vigilantes asustarse al ver que el fluido era sangre, no podía detenerse y con cada segundo su expulsión era más agresiva.
Ambos hombres pidieron una disculpa y clamando que solo cumplían con lo que se les pidió. Afirmaron que no estaban relacionados con el tipo que había salido. Makima no les creyó.
—Fue suficiente. — Con esta orden, la hemorragia de ambos hombres se detuvo. Los dos sujetos se alejaron de la mujer y ella continuó su paso tranquilo. Observó si no tenía alguna mancha de sangre en su ropa y luego retomó el paso.
La jefa miró con una sonrisa a su subordinado inmovilizando a Daiki. El mafioso insultaba al poseído y exigía su libertad.
—¡¿Pero que mierda estás haciendo, maldito idiota?! ¡Suéltame!
—Te pido una disculpa, señor, pero se me dio la orden de no dejarte escapar. — Violencia contenía con una llave de sumisión al mafioso. Los demás trabajadores observaron la escena, pero al ver lo que le sucedió a los otros dos sujetos, prefirieron no intervenir.
La apatía de la jefa era notoria. Su sonrisa desapareció y su rostro se tornó serio, observó a su objetivo expresando desconcierto y repudio por la forma en la que lo trataron.
Daiki estaba acostumbrado a ejercer su poder sobre los demás. Le encantaba demostrar su superioridad cuando se encontraba acompañado de otros subordinados y con gente que era consciente que no se podía defender por sí sola, Higashiyama Kenji no era su única víctima, pero sí su favorita. Sin embargo, los objetivos de Makima lo volvieron la víctima y no victimario.
—Hagamos las cosas sencillas, señor Daiki. Un ave furiosa me reveló cierta información que me parece de suma relevancia, usted está relacionado con Kazuo, un jefe de la mafia que parece estar ligado al caso del ataque terrorista...
—¡Yo no sé nada de eso!
—No me vuelva a interrumpir. — El tono de la voz de Makima cambió de uno amable a uno serio. — Sin rodeos. Solicita a tu jefe una reunión, seré la representante de los cazadores de demonios, él escogerá el punto de reunión, la policía no está involucrada por lo que no te preocupes sobre espionaje. No nos interesa lo que ustedes hagan, solo necesitamos información de lo que no les afecta.
—¿Y si no aceptamos?
—Iré a por ustedes. Hay otras formas de hacer hablar a la gente, agradezca que escogí como compañero a alguien tan amable como mi subordinado presente.
—¡Ese soy yo! — Violencia expresó con un tono amigable.
—No es el momento.
—Perdón...
—Acepta mi oferta. No hay necesidad de irnos a los extremos, será una cordial reunión para llevarnos a un bien mayor.
Daiki observó el rostro de la mujer. La belleza de la cazadora no se comparaba a esa aura amenazante que tenía, podía jurar que el sujeto que lo tenía inmovilizado no representaba un peligro comparable a lo que la mujer sería capaz de hacerle. De cierta forma, agradeció haber sido detenido por violencia.
El sudor en la piel del mafioso, así como los nervios que la mujer le provocaba, dieron a conocer a Makima que paulatinamente ya lo tenía donde lo quería.
—Mi jefe... no estará contento con esto.
—Hablaré con él, solo encárgate de organizar una reunión para nosotros dos. Es una orden. — La mujer entregó en su mano una carta de presentación casi vacía con únicamente un número escrito a lapicero.
La mirada del mafioso y la cazadora coincidieron. El miedo de Daiki y la superioridad de Makima fueron una mala combinación para el hombre, estaba intimidado y por alguna razón, se sentía con la obligación de acatar la instrucción.
El trabajo había finalizado. Violencia liberó al hombre y este corrió para no ser visto nuevamente por los dos cazadores de demonios. Makima hizo una llamada y pidió ser alcanzada en cierto punto a las afueras del almacén.
—Bien hecho, señor Violencia.
—No hay de qué... por cierto ¿Para qué quiere reunirse con ese señor?
—Necesitamos más información, eso es todo. Hay ciertos nexos entre los criminales que provocaron la muerte de nuestros colegas y los hombres de Kazuo.
—Entiendo... ¿No sería mejor llamar a la policía para esto?
—Sería lo mejor. Sin embargo, entre esos criminales hay un hombre peculiar, con poderes similares a los de un demonio por lo que es menester para nuestra organización neutralizarlo.
—¿Es como el caso de...
—¿Ya has oído sobre Denji?
—Sí, ese sujeto. En los cuarteles se rumorea de un chico que tiene el poder de convertirse en demonio.
—Sip. Básicamente es eso. — Makima y violencia caminaron hasta llegar a carretera, el vehículo de la organización los esperaba y ambos subieron en la parte de atrás.
—¿Cree que pueda conocerlo?
—De momento se encuentra entrenando con un viejo colega. Los años le pesan a ese cazador, pero sigue siendo el hombre más fuerte que conozco.
—Interesante, señorita Makima. Supongo que tendremos que prepararnos para enfrentarnos a ese criminal.
—Estás en lo correcto. Cuando termine mi turno iré a la librería, quizá te interese algún libro de poesía.
—Mejor una libreta. Quizá se me ocurra algún haiku ingenioso y me vuelva el primer poseído en publicar un libro.
Makima observó a su subordinado con una pequeña sonrisa, retomó su visión hacia el lado de la ventana y levantó un pulgar en alto.
—Me parece una idea estupenda.
"Nubes negras en el cielo
El viento sopla con furia
Se acerca la tormenta"
『Inesperado』
No había ninguna expectativa en los nuevos alumnos de Kishibe, el maestro solo notaba como dos de ellos eran idiotas y la última una miedosa. El anciano regresó a la fábrica, con mayor conocimiento de lo que estaba pasando en Tokio y luego se dirigió hacia el centro de las instalaciones.
El cazador traía consigo un arma que le sería útil para despertar a sus alumnos, quienes quedaron plácidamente dormidos toda la noche en un lugar de mala muerte.
En la búsqueda de sus estudiantes, Kishibe se percató de la cantidad de ratas que habitaban el lugar en cada interior de la fábrica. Sorpresivamente ninguna se acercaba a una zona en específico, donde se encontraban los dormitorios que los tres alumnos ocuparon.
Para el veterano era un detalle peculiar. Al igual que las aves quienes solo podían sobrevolar el lugar, pero incluso siendo un excelente lugar de descanso no se veían dispuestas a aterrizar.
Entrando en los dormitorios, la imagen que Kishibe vio fue una que no lo inmutó, pero le hizo comprender que, a pesar de todo, sus alumnos tenían su propia vida.
Pese a lo incómodo de las camas. Power estaba plácida, babeando el colchón y de vez en cuando soltaba unos ronquidos de forma violenta. Sonidos que ya se habían acostumbrado sus otros dos compañeros.
La imagen que más lo sorprendió fue la de la pareja de cazadores. Al veterano poco le importaba las relaciones dentro de la organización y menos entre sus alumnos, sin embargo, pudo apreciar un momento pacifico como el que estaban teniendo Kobeni y Denji.
La imagen de dos jóvenes abrazados, el rubio soportando con su brazo el peso de la cabeza de la chica. Sin querer separarse de él, Kobeni se mantuvo abrazada de su amigo, las respiraciones calmadas y lo inmóvil que estaba la pareja reflejaba el placer que los jóvenes sentían por dormir en compañía.
El veterano camino con pasos lentos, pero pesados. El sonido del impacto de sus suelas contra el piso empezó a despertar a los tres alumnos. Power abría sus ojos y con la manga de su blusa se empezó a secar la baba.
Los párpados de la cuarta hija se abrieron. No despertó con la típica sensación placentera que siempre la acompañaba cuando pasaba la noche con el motosierra. Todo lo contrario, sintió pánico, sentía que un peligro inminente se aproximaba. El sudor volvió a hacerse presente en el rostro de la chica.
Por último, Denji. Su estado de alerta también se activó. Los ojos del rubio se abrieron de golpe y a diferencia de su chica, él sí reaccionó moviéndose. Se intentó parar de golpe, apartó su brazo de la cabeza de Kobeni y buscó la forma de interponerse usando su propio cuerpo para impedir que a su amiga le pasara algo.
Denji reconoció al hombre que los había despertado.
—¿Maestro?
—Buenos días. — Kishibe sacó desde el interior de su gabardina una pistola con silenciador. El maestro apuntó a la cabeza del motosierra y disparó.
¡BANG!
Las expresiones de terror de Power y Kobeni no se hicieron esperar. Levantándose de forma apresurada, Power quedó inmóvil al ver qué Kishibe la tenía apuntada a ella también.
La reacción de Kobeni también fue inmediata. La pequeña se levantó, temblando y tapando su boca con ambas manos para no gritar. El sudor se intensificó y al borde de las lágrimas se quedó observando el inerte cuerpo de su amigo. Incluso sabiendo sobre la práctica resistencia y aparente inmortalidad a los daños letales, la cuarta hija no soportaba ver a su amigo sufrir daños.
—M-mataste a D-Denji... — Lo único que alcanzó a decir la cuarta hija.
«¡Hijo de puta!» — Power prefirió pensarlo antes que decirlo, no quería ser la siguiente.
—¿Y qué harás al respecto? — preguntó Kishibe.
La cuarta hija no contaba con ningún arma, no podía ayudar a su amigo ni tampoco defenderse a sí misma. Se encontraba aterrada nuevamente de su profesor.
Devorada por los nervios, Kobeni quedó estática, impotente mientras observó como la sangre de su amigo seguía derramándose. Segundos más tarde, el siguiente movimiento fue de autoría de la rubia.
—¡ATAQUE DE PUTAS ESTRELLAS NINJA!
Tres de ellas salieron del cuerpo de Power y se dirigieron hacia el rostro de Kishibe. Ninguna logró su objetivo, Kishibe esquivó una, la otra la desvió con la pistola y solo la última se incrustó en su antebrazo. El maldito cazador no expresó ninguna muestra de dolor.
—¡M-Mierda!— Gritó Power quién salió disparada a la dirección de Kobeni y la agarró del cuello rodeándola con uno de sus brazos. — ¡¿Qué esperas maldita enana?!
La poseída corrió arrastrando a su compañera, mientras que Kobeni no quería alejarse del cuerpo de su nuevamente moribundo amigo.
Kishibe observó cómo sus dos alumnas salieron de la habitación mientras observó al hombre motosierra, inerte y aun desangrándose por la herida de bala que le causó. De su gabardina sacó una pequeña bolsa de sangre y la dejó sobre la cabeza de su alumno.
—Si mis alumnas no te defraudan, serán capaces de regresar y revivirte, aunque no esperes nada prometedor. — Finalizó el cazador veterano antes de salir de la habitación mientras Denji se mantenía inerte.
Power jadeó del cansancio, arrastrar a Kobeni y usar su habilidad sin haber desayunado la estaba matando. Creó un hacha con su habilidad y se la aventó a Kobeni quien torpemente la interceptó y se le cayó por culpa de sus nervios. Otra vez vio al chico que le gustaba ser asesinado sin compasión.
—¡Ese maldito idiota debe estar cerca! Así que prepárate maldita enana.
—¿¡Qué?!
—Lo que escuchaste, pendeja. El maestro no nos va a dejar en paz hasta que le vuelvas a patear en las bolas como en la primera vez.
—E-estoy segura de que él se dejó golpear...
—¡Ningún hombre aceptaría una patada en las bolas! Es un movimiento efectivo, prepárate para apuntar en ellas.
—¡Tenemos que ayudar a Denji!
—¡DEJA DE PREOCUPARTE POR ÉL Y PREOCÚPATE MÁS POR TU MALDITO CULO!
¡BANG!
Las dos chicas pudieron escuchar un disparo al aire. Ambas quedaron aterradas y continuaron huyendo de su maestro quien tranquilamente caminó hacia ellas, dando un minuto de ventaja, las consideró predecibles porque la ruta que estaban tomando para huir ya la había premeditado. Le esperaba una sorpresa a su alumna más peculiar.
En su carrera, Power y Kobeni huyeron en la misma dirección hasta que Power se tropezó con un maletín. Ambas quedaron perplejas ya que no esperaban ver uno en tan buenas condiciones. Power incluso con el miedo latente de ser apaleada por su maestro, prefirió hacer el intento y abrir para ver el contenido.
La rubia le robó el hacha a su compañera y rompió los seguros que tenía el maletín. Cuando lo abrió se decepcionó del contenido y vio que solo era una pistola y unos cuantos cargadores. Sabía que esto no era nada de valor para ella.
Kobeni por su parte no se quedó de brazos cruzados y apartó a la rubia, agarró la pistola y la preparó, le colocó un cargador y se guardó el resto. Ella ya por fin estaba entendiendo a su maestro. Asustada y continuamente transpirando, la pequeña cerró sus ojos y sólo se mentalizó en una sola cosa.
"Debo ayudar a Denji."
Incluso en su momento de seguridad y determinación, la pequeña cuando intentó guardar su arma se le terminó cayendo de sus manos.
—Sigues siendo igual de pendeja, enana.
—P-perdón... — la determinación de Kobeni solo duró unos pocos segundos. Sus manos empezaron a temblar luego de volver a tomar el arma.
Un Artista se interesó por el fic y en serio que no saben cuanto aprecio mucho el hecho que dibujó algunas escenas que poco a poco iré subiendo y dibujos relacionados. Lo adoro, su cuenta es esta
Un verdadero tesoro nacional.
tremenda referencia al capítulo de "El 4 no es un mal número después de todo"
Hay un pequeño comic usando una escena de "El pastel es una mentira" pero luego se los subo.
Notes:
Espero ya no tardarme más jaja sigan a DibujosRandom1 en Twitter, los amo.
Chapter 30: Tan cerca...
Notes:
Volví, como de costumbre con un capítulo largo y ahora lleno de ganas de repartir amor y otras cosas.
(See the end of the chapter for more notes.)
Chapter Text
La determinación de ambas mujeres se vio truncada. Incluso en plena desesperación y necesidad de escapar de un peligro inminente. Kobeni hizo un esfuerzo por mantener sujeta el arma en sus manos empapadas en sudor, la pequeña no paraba de temblar y reflexionando por cada segundo que pase cada acción equivocada en su vida. Volvió a odiarse a sí misma, a la propia muerte y a necesitar un trabajo tan peligroso para poder pagar deudas de las que no tenía culpa.
—¿¡Qué esperas?! — Power se dirigió hacia su acompañante y la jalo del brazo despabilado a Kobeni, el estado de alerta de ambas era lo único que tenían de apoyo, escuchaban ruidos, algunos objetos metálicos cayéndose y el movimiento brusco de los animales que habitaban en las instalaciones de la fábrica. No ayudaba el hecho que solo había cuatro personas en su interior, siendo Denji el único incapaz de entrar en acción.
Power tomó un ligero liderazgo, inspirada en algunos personajes que veía en televisión hizo de provecho de sus conocimientos de sigilo, caminando lo más ligero y silencioso posible. Escuchaban las pisadas lentas y bruscas de su maestro. El anciano miraba a su alrededor, se fijaba en algunos puntos de interés y continuó su desplante, todo mientras aumentaba su nivel de alcohol en su organismo. De algún modo necesitaba facilitarles el trabajo a las chicas.
—Okey. Lleva esa estúpida pistola contigo y no la sueltes ¡¿Me entiendes?! — Susurrando, Power necesitaba una estrategia rápida para poder acabar rápido con Kishibe y poder regresar a la habitación donde se encontraba Denji.
¿¡Qué?! ¿Y qué quieres que haga? — preguntó Kobeni, entrando en pánico por lo que se le pudiera ocurrir a su poseída amiga.
—Tú y yo sabemos que no le harás ningún rasguño al maestro, eres una pendeja y solo tienes una oportunidad si llevas ese juguete. Así que lo que tienes que hacer es dispararle una vez yo diga la señal.
—¿En qué momento te volviste en la que hace los planes?
—El mismo día que descubrí que soy una super genio.
—No tiene sentido.
—Si lo tiene, tu eres estúpida y no eres capaz de entenderlo. Así que ve por ese lado. — Power señaló en un pasillo que daba vuelta hacia la dirección de Kishibe. — Yo iré por el lado contrario. Le vamos a partir su madre al maestro.
Kobeni no tuvo otra opción. Era eso o recibir antes la paliza que Kishibe tenía pendiente a su persona. La cuarta hija solo suspiró y aceptó. Agachada y haciendo la menor cantidad de ruido posible caminó en dirección contraria a la de Power. La poseída quería una revancha en contra de Kishibe, sus nudillos los recubrió de picos y generó un bat con púas al final de su arma. Hizo un swing de inmediato y lo consideró perfecto.
Sin ocultarlo, los pasos de Kishibe cada vez eran más pesados. Tambaleando y con una vista cada vez más cansada, el anciano consideró que ya había disminuido su nivel lo suficiente para que al menos las chicas se entretengan. Escuchó sus alrededores, no había nada que fuera de orden y aunque visualizó algunos ratones huir hacia el exterior gracias a algunos agujeros, continuó sus rumbos.
『¡CHINGA TU MADRE, KISHIBE!』
¡CRACK!
Las ventanas que aún se encontraban intactas en las abandonadas edificaciones de la fábrica empezaron a romperse, Kishibe se percató que distintas piedras eran los proyectiles que las destrozaban. Dejó de lado su lento caminar y empezó a correr para evitar el vidrio.
Power había comenzado con pie derecho la operación, “A la mierda Kishibe, quiero comer una pizza y volver a ver a Nyako con mi asistente la enana estupida”
Power agarró más proyectiles y suspendiéndolos en el aire, dio golpes certeros que impactaron en las paredes y otros vidrios que terminaron siendo destrozados. La rubia necesitaba alejarse de su posición, un salto rápido y se elevó hacia el techo de una fábrica. Intentó buscar a la enana, sin ningún tipo de éxito. La pequeña se había ocultado en el interior de una de las áreas de la fábrica, casi era cortada por una de las ventanas afectadas y perdió la posición de Kishibe.
—Esto no está ayudando, power. — Entre murmullos, la cuarta hija seguía mentalizando una sola cosa y era ayudar a su chico. Se levantó aún en silencio y consideró que lo mejor era dejar a su suerte a su compañera. De nada servía que ambas se enfrenten a su maestro si sabían cuál sería el resultado, con la ayuda de Denji tendrían un pequeño porcentaje más a su favor.
Power usando el beneficio de la altura revisó los pasillos desde lo alto. En ninguno se encontraba Kishibe para emboscar. Sus nervios empezaron a incrementar, no había tantas áreas disponibles donde se pudiera recorrer en la fábrica y ya había hecho suficiente ruido para dejarlo un tanto desubicado a su maestro.
—¿Dónde estarás? — preguntó Power mientras ajustaba su propia visión.
—¿Ya buscaste en esa dirección? — preguntó el mismísimo hijo de perra de su maestro mientras señalaba al lado sur de la fábrica.
—¡¿PERO QUÉ?! HIJO DE… [CRACK]
Power no pudo finalizar su oración. Una patada directa en la cara la lanzó directo al suelo en un pasillo que estaba cubierto por los vidrios que ella misma rompió.
—¡AAAAGH! — El dolor que Power sintió al sentir las incrustaciones de vidrio no le permitió pensar claramente. Se retorció de dolor, la rubia quería levantarse y enfrentarlo con su bat. Sin embargo, Kishibe pateó su herramienta y observó detenidamente a su alumna.
—Ocupar la altura para vigilar. Usar tu entorno como distracción. Caminar sin ser detectada por demasiado tiempo. Quién lo diría, Power, en verdad que eres una genio.
—¡Las vas a pagar!
—Ajá. Sabes, los demonios que me he enfrentado en el pasado han dicho cosas más brutales, meterse con una familia inexistente, acabar con mis amigos fallecidos o dañar lo suficiente a alguien tan roto como yo. Eres de cierto modo blanda, Power. Me da hasta una cierta lástima hacer esto.
Del mismo modo que hizo con Kobeni, Kishibe presionó la cabeza de Power hacía dónde estaban los vidrios más afilados. Incrustando en su mejilla y demás zonas aledañas, Kishibe no expresó ninguna emoción más que ver cómo su alumna se encontraba retorciendo y gritando por ayuda.
¡UGGHGGGHHH!
¡AAAAAAAGH!
¡PUTA MADRE!
¡ENANA!
¡ENAAAANAAAAA!
Los gritos empezaron a alcanzar la zona de Kobeni. La pequeña empezó a caminar en dirección a la habitación donde quedó moribundo Denji. Sin embargo.
¡DEEEENTEEEENTEEEE!
¡POR FAVOR!
Power no paraba de gritar. Las quejas de la rubia pasaron a ser súplicas. Le estaba pidiendo al propio Kishibe que se detuviera y su maestro no tenía ninguna intención de mostrar clemencia. Kobeni abrió por completo sus ojos. Escuchaba como la rubia le pedía ayuda. Cómo pasó de insultarla a decir su nombre.
¡KOBENI!
¡KOBENI!
¡KOBENI!
Repetidamente lo escuchaba. Ya no había apodos. No había insultos. Su compañera había ideado un plan para que ambas le partan su madre a su maestro y la cuarta hija tenía planeado abandonarla. Kobeni estaba más que decidida a dirigirse primero por Denji hasta…
¡TE LO SUPLICO!
¡AYÚDAME!
¡SÁLVAME KOBENI!
El paso seguro de Kobeni, su disposición de correr hacia la dirección de su chico se empezó a detener. La cuarta hija necesitaba aclarar nuevamente su mente. Sabía el poco tacto que tenía Kishibe con sus alumnos y a pesar de todo, con los demonios no se contenía. Un suspiro mientras aún los gritos de su colega seguían ambientando el lugar. Incluso se preguntaba si desde el exterior la podrían escuchar.
«Denji tendrá que esperar.» — Pensó Kobeni.
Aprovechando su velocidad, la cuarta hija se dirigió al origen de los gritos. Kobeni tenía que asegurarse que Power estuviera fuera de peligro. Observó todo el desastre que ella hizo y el que también hizo Kishibe.
Un camino de sangre era lo único que veía la cuarta hija. Las súplicas de ayuda de Power se estaban haciendo más débiles y no lograba localizarla. Su maestro era tan bueno siendo peleador como escurridizo. El recorrido duró otros pasillos hasta dar en el blanco.
Power estaba suspendida en el aire. Sostenida con solo la fuerza de un brazo de Kishibe. El maestro tenía los nudillos ensangrentados así como los de Power. Ella resistió un poco hasta quedar prácticamente inconsciente tras la paliza que el maestro le dio.
Kobeni estaba aterrada. Caminó hacia la dirección de su profesor, su paso se fue deteniendo en el mismo momento que ambos hicieron contacto visual.
—Por poco creí que la dejarías abandonada. Es un tanto molesta, pero ha demostrado ser más inteligente de lo que parece ¿No crees?
—S-sueltala.
Kobeni pidió a su maestro tímidamente que dejara libre a su compañera. Kobeni observó el rostro de su colega, manchado de sangre y con algunas heridas abiertas que mantenían un flujo constante de ese líquido.
—¿Qué dijiste? Juré haber escuchado algo. — Kishibe hizo oídos sordos a la petición de su alumna. Prefirió observar hacia qué dirección se veía más firme, dio con unas paredes y sin siquiera darle tiempo a Kobeni.
—¡ESPERA!
¡BAAAAAAAAAAAAAAAAAAM!
Usada como proyectil. La poseída fue lanzada con todas las fuerzas del cazador veterano hacia una pared, el impacto dejó algunas fracturas superficiales y dejó al borde de dejar inconsciente a Power. La rubia intentó pronunciar algunas palabras sin ningún tipo de éxito, moverse tampoco le era posible, Kishibe la dañó lo suficiente para que solo un brazo pudiera hacer limitadas acciones, buscaba algo entre los escombros.
—¡AGFH! ¡AAAAAGH! — gritos qué se empezaban a intensificar de parte de la rubia al recibir un pisotón proveniente de su maestro en la última extremidad sana que le quedaba.
—¡Déjala!
—¿O qué?
—¡HE DICHO QUE LA DEJES!
Kobeni no tenía alternativa más que apuntarle con la pistola cargada. La joven alumna no se quería ir con fintas, cometía un error y el combate se daría por finalizado. Quitó cualquier tipo de seguro y preparó el arma en dirección hacia su maestro. Con un rostro retador, Kishibe observó el posicionamiento de su alumna.
Debía aceptarlo, un poco de la determinación de la cuarta hija le permitió tener una postura correcta para apuntar hacia él. El maestro dejó de torturar a Power. La mano herida de la poseída se encontraba sangrando, al igual que el resto del cuerpo de la rubia, se encontraba llena de vidrios rotos. El tiempo que Kobeni le proporcione será vital.
El paso seguro de Kishibe se veía contrastado al los desplantes de una persona aterrada cómo Kobeni. Nuevamente su valentía fue superada por el miedo de ver a una figura amenazante frente a sus narices. Kishibe parecía no parpadear, no había forma de predecir su siguiente movimiento, aparentaba estar desprotegido y eso le daba aún más miedo a la joven Higashiyama. Si esto salía mal, sería otro error que pondría en su lista.
—D-detente.
—Eres la del arma y aún así no estás segura de tus palabras. Cada segundo es vital, dejar espacios y puntos ciegos es lo que te determina de la vida y la muerte. Has aprendido bien tener una excelente postura para apuntarme, pero cuando te mueves solo encuentro a una presa fácil de matar.
—¡Voy a disparar!
—Espero que no sean solo palabras vacías.
—¡E-ESTOY D-DISPUESTA A-A HACERLO!
—Un demonio escucharía esto y se reiría en tu cara.
—Lo puedo confirmar. — dijo Haka quien se encontraba recostada en el techo de una de las edificaciones. Observó las aves y su extraño comportamiento. — ¡Ya disparale! Si el pendejo quiere morir, pues ayúdalo. Me conviene a mí, voy a reclamar su cuerpo como mío.
—No ayudas. — Kobeni dijo con la esperanza de que Kishibe no la percibiera como loca.
—Hazlo de una vez. Mata a ese idiota y salva a tu novio.
—¡NO QUIERO VOLVER A MATAR!
—Estoy seguro de eso Kobeni. Serás la siguiente víctima de un demonio cuando te vea. Eres tú o ellos. — Kishibe siguió su caminar en dirección a la pequeña.
—¡NO PUEDO! ¡No puedo! No puedo… no quiero… Lo odio. Odio hacerlo, solo quiero que todo esto termine y poder por fin abandonar esto.
—No creo que eso pueda ser posible. Los demonios cada vez se harán más presentes y cuando más necesites sobrevivir, esa duda será la que te asesine.
—¡Ya basta! No te quiero hacer daño.
—¿En serio crees que un simple disparo me hará daño?
Kobeni se quedó sin respuesta. Se encontraba cada vez más orillada a disparar, la dirección hacia donde ella caminaba estaba sin salida. Era eso o recibir una paliza.
—P-perdóneme maestro…
¡BANG!
『¡LEVÁNTATE!』
¡WHOOSH!
Sin que Kobeni lo pudiera prever, solo observó como su maestro estaba intacto y el proyectil dirigido hacia su pecho impactó hacia una pared a la derecha del anciano. La cuarta hija mantuvo firme su arma y apuntó nuevamente a él. A pesar de aparentar mantener su compostura, Higashiyama Kobeni estaba sorprendida de la hazaña de su profesor.
Lo observó detenidamente y vio como en su mano dominante tenía en su poder un cuchillo de caza. El anciano observó fijamente la hoja de su herramienta y se cercioró de no haberla desgastado en ese simple movimiento.
—¿C-cómo?
—Cuestión de práctica. Algunos demonios y una vieja asociada me forzaron a agudizar mis sentidos y mi velocidad de reacción. Lástima que estoy llegando a cierta edad donde cada vez se me dificulta ver sin que se canse la vista, en mejores tiempos hasta la hubiera atrapado con las manos.
—¿Es broma, verdad?
—Si te refieres a lo de mi vista cansada, no. Necesito ir al médico.
—N-no, lo otro.
—Ah. Puede ser que sí, puede que no. Eso ya no te lo puedo comprobar… Si ya no tienes más dudas ¿No crees que deberíamos continuar? — Kishibe hizo la repentina transición de una postura relajada a una preparada para la pelea.
—No se acerque.
—Recuerdalo bien. Eres la cazadora y yo la presa, tienes la ventaja. Solo estás limitada por tus propias dudas, maté a Denji y dejé inhabilitada a Power ¿Vas a ayudarlos o abandonarlos?
—Y-yo…
—¿Qué es peor en este momento, no poder ayudar a tus compañeros o querer tomar una vía tan patética como la pacifista?
¡BANG!
Kishibe esquivó un disparo que se dirigía a su rostro, un movimiento arriesgado de parte de su alumna quien cada vez más mostraba menos su rostro inseguro. La mirada de desesperación de la cuarta hija estaba desapareciendo, se encontraba cansada de las provocaciones de su maestro. Odiaba todo.
Si en un momento de su vida quería tener éxito por primera vez, debía ser en contra de un perro loco como lo era el anciano que tenía enfrente.
Cuatro disparos sucedieron luego de una breve pausa entre maestro y alumna. Kishibe desvió sin problema los tres proyectiles que iban a su dirección. Sin embargo no pudo prever que el último disparo de Kobeni se dirigió al interior del lugar donde Power estaba tirada. La poseída estaba batallando para mantenerse consciente.
—Interesante.
—Solo no me haga daño en el rostro, me será más difícil ocultar lo que hago si mis hermanos me miran toda herida.
—Trato.
El último disparo se dirigió a unas ratas que estaban buscando un sitio donde refugiarse. El ruido las alarmó, buscando refugio casi salieron del interior del lugar hasta que el disparó las orilló a buscar refugio en una caja que se encontraba vacía. Kobeni si trataba de matar alguna y sin embargo, no se sentía con el valor de nuevamente arrebatar una vida.
—¿Y ese último disparo?
—Simplemente me arrepentí. Siempre me arrepiento de todo lo que hago.
La cuarta hija puso sus brazos en posición y cerró sus puños. Un ceño fruncido se hizo presente en su rostro y miró al anciano prepararse para darle una lección.
La mujer hizo un suspiro a sabiendas de lo que le esperaba. Inmediatamente hizo gala de su velocidad y sus desplantes largos acortaron su distancia en contra del cazador. Kishibe la tenía en la mira, observó como ella se dirigió a su derecha en lo que ella creía que era un punto ciego. Kobeni soltó el primer golpe, apuntando a las intercostales del viejo.
El primer golpe logró acertar en el blanco y un quejido de Kishibe salió de inmediato. El anciano mostró una mueca de molestia, siguió observando como su alumna buscaba conectar otro golpe. Sin éxito su muñeca fue atrapada y la presión ejercida por el agarre del hombre era tal que sacó un grito de la pequeña.
—¿Solo eso?
—¡Aún no!
La pierna débil de Kobeni se elevó y apuntó hacia el brazo de Kishibe. Conectó y logró librarse de él.
«¡AUCH! Esto duele.» — Kobeni pensó mientras sostenía su muñeca, la cuarta hija ignoró por un segundo a su maestro.
¡FUSH!
—¡DIOS MIO! — Gritó Kobeni luego de esquivar una patada que iba directo hacia sus dos antebrazos.
—No te distraigas.
El combate continuó. Kishibe marcaba el paso y el progreso lento de Kobeni por fin estaba dando frutos. Sus constantes palizas en el cementerio dejaban ver cómo el anciano se movía. Cada vez la cuarta hija se ajustaba al ritmo del enfrentamiento.
El anciano mantuvo una ligera compasión hacia su nueva alumna. Después de todo era el último remanente que le quedaba de Himeno. Verla soportar este dolor y aún así intentar nuevamente responderle con la misma fuerza. Hizo que soltara una pequeña sonrisa, expresión que Kobeni ignoró.
¡UGGGHH!
Kishibe había conectado un golpe en el abdomen de Kobeni. La cuarta hija no tuvo más remedio que apretar fuerte en la zona afectada, su sudor y sus gestos de dolor mostraron que aún seguía siendo una simple molestia para el cazador. Kishibe observó detenidamente a su alumna, su postura perdió firmeza, su rostro solo podía observar el sueño y estaba a nada de caerse por culpa de su propio peso.
—¿Esto todo?
—A-... A-Aún… N-no… — Kobeni no pudo permanecer de pie, se arrodilló mientras aún estaba apretando fuerte su abdomen.
Kishibe sacó de entre sus bolsillos otra botella que tenía guardada. Empezó a beber mientras esperaba con paciencia a su alumna recobrar el aliento. Se había excedido y lo sabía bastante bien. En su mente le había dejado claro que con Denji o Power era más divertido, lo único que sostenía a Kobeni era una ligera presencia de determinación. Que aparece y desaparece para castigo de la mujer.
La joven Higashiyama volvió a levantarse y le señaló a su maestro que se encontraba bien. Hizo un pulgar en alto. Kishibe respondió de la misma forma y continuaron con lo pendiente. Al momento que el anciano lanzaba un golpe, Kobeni lo intentaba esquivar, algunos con éxito y otros no tanto, solo podía verse el sobreesfuerzo de la cuarta hija por mantenerle el ritmo a un veterano como él.
—Intenta arruinar el baile.
—¿Eh?
—No solo sigas mis pasos. No tratas de esquivarlo creyendo que esto es una clase de coreografía, busca el momento y detén mis golpes.
—Pero usted…
—Ya estoy ebrio y sigue siendo temprano, no hay mejor forma de ganar que esta.
Kobeni asintió. La cuarta hija seguía recibiendo cada golpe que daba Kishibe, sentía un tormento tras otro, como los golpes de su maestro se dirigían en distintas partes de abdomen, torso y extremidades. El anciano se había dado la razón, cada vez sus movimientos se volvían más lentos y estaba dándole la oportunidad a su alumna para la respuesta.
—Si lo logras, no te contengas en lo más mínimo.
Kishibe lanzó una patada recta nuevamente hacia el abdomen. La cuarta hija logró esquivarlo a duras penas e interceptó la extremidad. El anciano haciendo uso de su propio peso derribó a la pequeña.
Una patada estuvo a punto de conectar con el hombro de la peli oscura, la cuarta hija saltó hacia adelante y buscó alejarse lo suficiente de Kishibe hasta que se logró levantar.
«¡Es difícil!» — Pensó la cuarta.
El cuerpo de Power estaba hecho un desastre. En todas partes se encontraban incrustaciones de vidrios, su propia sangre empezó a brotar de múltiples sitios y sentía como su vista se nublaba. Con esfuerzo buscó cerrar cada hemorragia y con la última oportunidad que tenía, empezó a fabricar un cuchillo cómo el que tenía su maestro.
—P-pendejo… me las vas a pagar… Te patearé también las bolas.
Power hizo un juramento. En el momento que ella tuviera la oportunidad le patearía las bolas a su maestro. Ella escuchó con dificultad como Kobeni estaba recibiendo su merecido, para Power el sufrimiento de su compañera es en parte divertido o lo era, hasta que la vio siendo destrozada por Kishibe una y otra vez. Se repetía la ocasión, escuchó sus quejidos, cada vez más intensos.
¡POOW!
Kishibe arrojó a Kobeni a solo un metro de distancia de Power. La cuarta hija se estampó contra la pared, quedó sentada y al borde del colapso. La pequeña podía notar como su brazo derecho dejó de responderle, mientras que Kishibe miraba a sus dos alumnas fracasando en su misión de confrontarlo.
Kobeni empezó a sangrar de la nariz. Intentó levantarse aunque sus esfuerzos eran en vano, destrozada y lamentando nuevamente confrontarlo directamente, sabía que era una pérdida de tiempo intentar ganarle. La cuarta levantó un poco su mirada en dirección a Power, recostada y temblando, observó cómo ella había hecho un cuchillo carmesí. Idéntico al de su maestro. Sus ojos se abrieron.
La pequeña volvió nuevamente a ver a su maestro, bebiendo de otra botella donde no se podría explicar de dónde la sacó. Kobeni vio una oportunidad. Quedaban 5 balas en su cargador y un juguete nuevo que probar.
Usando el único brazo bueno que tenía, se impulsó desde el piso para levantarse, lentamente caminó en dirección donde la rubia se encontró tirada y al ver cómo su maestro se empezó a mover, saltó hasta estar en frente de ella.
—¿Qué… Q-qué estás haciendo pendeja?
—Tratando de salvar nuestros traseros. — Kobeni sujetó el cuchillo y de forma inesperada se lo clavó en su antebrazo. Power abrió incrédula sus ojos, al ver cómo del cuchillo brotaba la suficiente sangre para sanar.
¡AAAAAAGH!
—¿¡Pero qué mierda?! - Hasta Power se sorprendió.
—¡SOLO HAZLO!
Kobeni sacó el cuchillo de su brazo y dejó brotar la sangre, Power se apresuró y bebió directo de la herida. La rubia empezó a recuperar sus fuerzas y todas sus heridas desaparecieron.
—¡SU PUTA MADRE! ESTOY COMO NUEVA Y TODO GRACIAS A TI ENANA PENDEJA.
—¡Podrías cerrar mi herida!
—Oh. Cierto, pero sigo sin ser buena en eso. — Power puso su mano en el antebrazo de Kobeni y pese al dolor que ella expresó, algunos chillos y pidiendo que sea rápida, Power con esfuerzo cerró su herida. Kishibe solo observó la cooperación de las dos.
—Bien. Creo que ya está, ahora deberías dejar de llorar como una perra.
—¡Ya sé!
—Por cierto, solo me encontraba cansada con solo cortarte un poco ya me sentiría como nueva o aventarme una de esas ratas. Estás loca, ya sé porque le gustas a Denji.
—¡Eh!
—(...) Tonta. En fin, yo pido patear sus bolas al profesor.
—Ni lo sueñes. — respondió inmediatamente Kishibe.
—Yo… solo quiero que salvemos a Denji.
『Salvando al cazador Denji』
Kobeni y Power se levantaron al instante. Ambas se prepararon, la rubia además del cuchillo le preparó un hacha a la cuarta mientras que ella volvió a usar su bat. Estaba emocionada por su revancha.
—¡Te crees demasiado solo porque me destrozaste 50 veces! — Gritó Power
—Fueron 65. — Kishibe corrigió.
—¡Y ni una más! Te voy a partir tu madre.
—¿Podemos solo apresurarnos y llegar hasta Denji?
—Ya, ya. Tu a la izquierda y yo a la derecha.
—Hecho.
Las dos chicas se dirigieron hacia donde estaba su maestro. Kishibe las recibió como se esperaba, defendiendo su integridad y esquivando cada ataque que ellas daban. Cada vez le daban menos espacio y tiempo de reacción, Power estaba cerca de conectar un swing hacia el rostro de Kishibe. Mientras que Kobeni se aproximó a cortar en alguna zona al anciano.
Cuando Kishibe respondió golpeando al rostro de Power. Kobeni devolvía con pateando directamente hacia su profesor. Las dos chicas no permitían que la otra sea derribada.
—Bien. El paso uno ya está hecho. — dijo Power.
—¿Paso uno?
—Si, imbécil. Otra vez estamos teniendo un plan, acá la genio soy yo y tú la que sigue mis órdenes. El paso uno era hacer pendejo a Kishibe y dejar que estemos al aire libre.
Kobeni se percató que era verdad. Ahora las dos no se encontraban acorraladas. Kishibe las observó hablar y simplemente las dejó continuar con su conversación.
—Paso dos y el más horrible.
—¿Cuál?
—Corre hacia Denji. El idiota recibió un disparo, pero no creo que necesite que te cortes como loca otra vez. Activa su correa y espera que se convierta en demonio. Tráelo acá y que le corte el pito a Kishibe.
—¿Estarás bien?
—Nope. Va a doler.
—Power…
La rubia sujetó bruscamente a la pequeña y la volteó en dirección hacia donde se encontraba Denji. Levantó su pierna y le dio una patada en el trasero lo suficientemente fuerte como para que avance aunque luego de eso se tropezo.
—¡SOLO TENÍAS QUE DECIR YA!
—¡Ya!
—¡ASÍ NO CUENTA! — Se levantó Kobeni mientras se sobaba el trasero. La pequeña se fue del lugar.
Power y Kishibe se miraron.
—Creí que te agradaba. — Comenzó Power.
—Claro que me agradas. Nunca le invitaría a cualquier idiota comer cuatro pizzas a expensas de mi bolsillo. Solo que necesitas un poco más de corrección.
—¿Qué?
—Procura no morir después de que todo esto termine.
—¡Yo nunca moriré! Soy inmortal.
—Semi-inmortal. Sigh. Eres una poseída, pero te has vuelto en otra alumna que tengo, no seas imbécil y cuídate.
—¡Bien!
La pelea de ambos comenzó. Power se preparó rápidamente y lanzó distintas estrellas ninjas hacia Kishibe. El anciano no tuvo problemas en desviarlas y poder atrapar a power. La poseída se esperaba el movimiento de su profesor y atravesó su brazo con una púa gigante. Kishibe se alejó y observó como su brazo empezó a sangrar. El anciano esbozó una ligera sonrisa. Power estaba cada vez más preparada para defenderse.
De la misma forma siguió aproximándose hacia la posición de la rubia y dio tan fuerte golpe en su rostro que la sacó volando.
—Te felicito. Por fin hiciste que sangrara.
Power no podía responder. El golpe le rompió la mandíbula.
※━━━━━※━━━━━※
La cuarta hija empezó a volver a agarrar ritmo, empezó a correr luego de tanto tiempo solo quedándose quieta. Intentó apresurarse lo más posible para poder regresar donde esté Power, no tendría mucho tiempo de sobra.
La pequeña saltó y buscó atajos hasta ver la entrada de la habitación donde ellos dos durmieron. Llegó hacia donde se encontraba Denji.
La cuarta hija se adentró al sitio. Vio todas las camas hechas mierda, las ratas infestando el lugar y algunas yendo a comer trozos de la carne del motosierra. No fueron estúpidas y aprovecharon la carne más fácil de conseguir. Kobeni las espantó y observó que Denji tenía los ojos abiertos con expresión de sorpresa. Al igual que vio ese orificio por dónde se incrustó el proyectil que le dio fin al imbécil motosierra. Intentó seguir las instrucciones de Power por más ilógico que suene e intentó desabotonar su camisa.
Comenzó por el cuello y creía que todo estaba bajo control hasta que escuchó los pasos de un hombre que ya sabía identificar sin siquiera verlo. Kishibe apuntaba directo a Kobeni y ella volvió a sudar del terror de tener que volver a enfrentarlo.
—Tengo que felicitarte. Hacer que Power sea una distracción para que llegues donde se encuentre este imbécil es una estrategia peligrosa, pero sirvió. Una lástima que ella no te pudo dar más tiempo.
—Y-yo…
—Déjalo donde está. Hace falta que practiques más cosas, esos demonios no se van a asesinar con palabras. — Kobeni dejó de desabotonar la camisa del motosierra, arrancó de una la tela y dejó expuesto su pecho.
—Y-yo no necesito pelear otra vez…
—Volveremos a lo mismo. Ya lo estás teniendo Kobeni. Saca a esa persona que disfruta de asesinar demonios.
—Y-yo no soy así, y-yo no disfruto de matar a los demonios. Yo no disfruto de nada de esto, yo no quiero matar a nadie más, yo solo quiero volver a estudiar y ayudar a mis hermanos… — La cuarta hija sujetó la agarradera de la cadena de Denji.
—Que tierno y qué desperdicio de potencial.
—Yo solo quiero que alguien me ayude…
—¿¡Eh?!
—¡AYÚDAME DENJI! — De un fuerte tirón, la cadena del motosierra fue puesta al límite.
¡BBBBBBRRRRRRRRRRRRRRRRRRRRR!
—Lo que faltaba. Y yo quería dejarlo para más tarde. — Kishibe observó como la motosierra de Denji salía de su cráneo.
Kobeni se alejó al ver la transformación tan de cerca de su chico. Observó la sangre brotar de sus brazos y su cráneo, las motosierras partiendo sus extremidades y como una extraña cabeza metálica reemplazaba su rostro.
¡GYAAHAHAHAHAHAHAHAHAHAHAHAH!
—¡AHORA SÍ, PUTO IMBÉCIL DE MIERDA! VOLVÍ Y LISTO PARA MANDARTE POR PIEZAS A LA CUARTA DIVISIÓN.
—Wow. ¿Besas a esa niña con esa boca tan sucia?
—A veces. Ya hasta lo hemos hecho de lengüita.
—¡OYE! Eso es secreto. — Kobeni respondió.
—Lo siento, el preguntó. — Denji observó a su compañera, toda apaleada por culpa de su maestro. Vio también el antebrazo ensangrentando. — ¿El te hizo eso?
Kobeni solo afirmó con su cabeza. Kishibe vio la respuesta de la chica y solo pudo pensar en lo mentirosa que fue en esta ocasión. El sonido de las motosierras se intensificaron. La cuarta hija se quedó pegada en la pared con el miedo de ser rebanada por alguna estupidez de su amigo.
—¡BIEN! ¡NO SENTIRÉ NINGÚN REMORDIMIENTO PORQUE LE HICISTE DAÑO A MI CHICA!
—¡¿Tu qué?! — Kobeni quedó sorprendida ante lo que dijo Denji, boquiabierta mientras Denji le daba la espalda para enfocarse en el maestro.
¡BZZZZZZZZZZZZZZZ!
Kishibe detenía con dificultad el corte de su alumno usando el mismo cuchillo con el que desvío las balas.
—¡QUE CHINGADERA MAS PEQUEÑA!
—Este objeto corta mejor que tus tontas motosierras.
—¡Ya lo veremos!
Kishibe no necesitaba prolongar el combate. Observó a su alumno intentar rebanarlo sin mucho éxito. Esquivando en distintas direcciones al ver el comportamiento errático de su alumno.
¡BRRRRRRRRR! ¡BRRRRRRRRR!
El motosierra usó ambos brazos para intentar cortar de forma más rápida a Kishibe. El cazador retrocedió y se dio cuenta que necesitaba algo más práctico. El cuchillo lo dejó atras, corrió en dirección a rumbos desconocidos y el motosierra empezó a perseguirlo.
—¡VEN PARA ACÁ, AÚN NO TE HE PODIDO HACER TROZOS! — el motosierra observó como Kishibe se adentraba algunos sitios cerrados de la fábrica. Sin problemas el híbrido estaba decidido a hacer destrozos en el antiguo orgullo de la ciudad de tomioka.
¡CRUNCH!
Denji atravesaba la pared de todas las estructuras por las que pasaba Kishibe. Rebanando las puertas o simplemente impactando con su propio cuerpo hasta llegar donde se dirigiera el anciano. La velocidad de Kishibe se mantenía formidable pese a su edad.
—¡QUISIERA LLEGAR A SER IGUAL QUE TÚ CUANDO SEA VIEJO! PERO SIN LA PARTE DONDE GOLPEO MUJERES.
—No me lo recuerdes. Tendré que pedirle disculpas a Power y a…
—¡Ella qué! Discúlpate con Kobeni maldito imbécil.
Kishibe se dirigió al sitio de su interés, la propia entrada de la fábrica. De ahí encontró la funda de una espada y simplemente desenvainó. El anciano tenía una mejora frente al motosierra.
—¡¿Y eso?! Esa mierda no me hará daño.
—Te recuerdo que un imbécil con cabeza de Katana te destrozó.
—¡ESTABA DISTRAÍDO!
—Entonces más te vale que te concentres.
¡VETE A LA MIERDA!
Falla tras falla. El objetivo del motosierra estaba frente a sus ojos y pese a sus ataques sin ningún tipo de remordimiento, en todos fallaba para darle a Kishibe. El anciano incrustó su espada en el hombro derecho del héroe. Denji solo expresó una pequeña queja, se alejó de su profesor y marcó una pequeña distancia de él, se sintió insultado consigo mismo. Una espada le había hecho retroceder, el motosierra puso en marcha la velocidad de sus cadenas y se dirigió al anciano. Kishibe desvió los ataques de Denji con la mera hoja de su cuchillo.
Asomándose Kobeni observó como a Denji se le complicaba la pelea contra Kishibe. La pequeña observó su brazo, malherido y ensangrentado, el resto de su cuerpo no se sentía mejor. Sintió pesadez y cansancio, incluso sus párpados le costaban mantenerse abiertos. Quería volver a descansar y el día aparentaba seguir siendo largo. Miró desde un espacio seguro la pelea entre Kishibe y su compañero, el anciano pudo volver a sostener la empuñadura, sacando la hoja del cuerpo de Denji y volver a incrustarla ahora en el abdomen del chico.
Kobeni se tuvo que sentar. Su respiración pesaba y el efecto de la adrenalina en su cuerpo se estaba disipando. Sentía dolor. Demasiado, los golpes de su maestro le estaban pasando factura y solo se podía imaginar el dolor que vivían Power y Denji con quién el profesor tenía menos compasión. Evidente a sus ojos al observar a Kishibe cortar la totalidad del brazo izquierdo de Denji.
—¡Tu puta madre! ¿¡Por qué chingados eres tan difícil de matar?!
—Que sorpresa, hasta yo me he hecho esa misma pregunta. Quizá porque yo no soy un jodido idiota que no piensa sus ataques.
La cuarta hija solo le quedaba escuchar el cómo Denji no podía seguirle el paso a Kishibe. Parecía todo perdido hasta que llegó su mayor grano en el trasero.
—¿Siempre has lúcido así de patética? — preguntó Haka quien se encontraba sentada al lado de socia.
—¿Qué quieres? — la pregunta de Kobeni hizo que la propia muerte cierre la boca de la pequeña con la palma de su mano, a diferencia de otras situaciones, el demonio no había puesto fuerza en el rostro de la chica, simplemente le pidió silencio mientras ambas escuchaban los gritos de Denji, muchos de ellos de dolor y cansancio.
—Ya. — Haka quitó la mano que le impedía hablar a Kobeni. — Es un gran día ¿No te parece? Estamos teniendo un entretenimiento de primera y ni siquiera te lo exigí. Este anciano es peculiar, incluso enfrentándose a alguien tan peligroso como lo es el motosierra no puedo percibir un riesgo de muerte en él, sin duda alguna el imbécil es un caso espacial.
—¿Y eso tiene algo de bueno?
—Quizá. Es entretenido ver cuándo el enemigo hace lo posible para volverse fuerte y luego conoce la cruda realidad. Tarde o temprano habrá un muro difícil de sobrepasar y yo me estaré regocijando.
La cuarta hija asintió con la cabeza. Buscó darse un poco de consuelo pellizcandose las mejillas e implorando que sea solo un sueño. Las dos socias observaron la pelea y cómo no había un resultado definitivo, el dominio del anciano estaba a la par que la insistencia de Denji de hacerlo trizas. Kobeni soltó una pequeña risa mientras veía como su amigo se esforzaba en la pelea.
—¿De quién te estás burlando?
—De mi misma. Cómo si pudiera hacer estas cosas, quería un trabajo para conseguir dinero y ahora estoy haciendo un tipo de entrenamiento para enfrentar lo que sea que nos haya atacado. Perdí a mi mejor amiga, a Kei, a todas esas personas y ahora tenemos que hacer este ridículo.
—¿A qué quieres llegar?
—Solo dime ¿Estoy cerca de cumplir con nuestro contrato?
—Nope. Tú solo sigue, que confío en ti.
Kobeni y Haka se observaron. La sonrisa tranquila del demonio era un total contraste con la seriedad que Kobeni se estaba tomando la situación, parecía un chiste mal contado lo que vivía y no estaba próximo el remate. El demonio desapareció de la vista de la cuarta hija y dejó en su posición un cargador extra para la pistola que la cuarta tenía en su poder.
La cuarta no tuvo más opción que aceptar su regalo y colocarlo en su bolsillo del pantalón. La pequeña solo observó su arma y miró cuántas balas le faltaban por disparar, las suficientes para hacer la jugada más arriesgada. Se levantó y quitó todo seguro para usar el juguete que le prestó Kishibe.
Pese a sus heridas. La cuarta hija tenía un segundo aire, estiró sus brazos y piernas hasta estar por fin libre de hacer cualquier movimiento. Ya no importaba nada, Denji estaría acompañándola y eso era un agregado que tener a Power como socia. Mientras ella estaba preparándose, Kishibe no paraba de masacrar con su espada a tan pendejo demonio. Sin esperar la cuarta estaría por actuar. El sonido de la detonación de un arma se hizo presente.
Cuatro disparos salieron del arma de Kobeni apuntando a Kishibe. Como parecía costumbre, el anciano los detectó a tiempo y pudo esquivarlos y desviar uno en dirección al propio cuerpo de Denji. Denji se quejó del piquete que sentía su cuerpo y Kobeni expresó su arrepentimiento.
—¡PERDÓN! ¡No fue mi intención Denji!
—N-... No fue tu culpa, este pendejo me la lanzó a mí. — Todo mientras el chico perdía su estado cómo demonio. Denji cerró los ojos y quedó desmayado luego de tantas hemorragias que le provocó Kishibe.
—Sabes, tu novio necesita aprender a respetar a sus mayores. No puede vivir insultando a todo aquel que lo intenta adiestrar. — Concluyó Kishibe.
Kobeni vio al chico reposando en una pared cercana, sentado mientras lo que quedaba de su camisa estaba repleta de sangre y sus ojos cerrados, sin dar respuesta de algún estado mínimo de consciencia. Kishibe lo había destrozado en tan poco tiempo. La cuarta hija tuvo la confianza de responderle a su maestro mientras el motosierra estaba dormido.
—A-aún no somos novios… Digo, no es como si no nos besaramos y esas… cosas… pero no somos novios aún.
—Oh. Amor jovén.
—¿Eh? P-podría decirse que sí, no lo mal piense y-yo… podría esperar a que se haga m-mayor de edad y p-por fin h-hacer las cosas bien con el. Y-yo solo quiero que él esté bien.
—Me conmueves Kobeni. Solo una idiota podría sentir atracción por otro idiota que es capaz de convertirse en una clase de demonio.
—El… N-no es un demonio, sigue siendo un humano… es solo un chico.
—¿Y luego qué? — Kishibe se puso cómodo reposando en otra pared mientras observaba a una insegura Kobeni con sus palabras, ella estaba con todas las intenciones de ser alguien especial para el motosierra, pero Kishibe necesitaba hacer que su alumna se concentre.
—P-pues que haga cosas cómo las de un chico normal hace… y-ya sabe, ir a la escuela, un trabajo normal y… lo qué sea que el quiera después.
Kishibe también se aseguró de ver el estado de Denji. Seguía sin dar ningún tipo de respuesta mientras ambos discutían.
—Voy a ser lo más franco y claro posible, Kobeni y espero que no lo tomes a mal. Denji no es normal y si alguna vez lo fue, entonces quedó eso en el pasado. Un chico normal no está obligado a trabajar en una mierda de lugar como lo es seguridad pública, no se le deja claro cada día que es propiedad de una organización gubernamental, ni tampoco se le explica que sus derechos como humano han sido revocados luego de que un demonio pareciera apoderarse de su cuerpo.
—Sigue siendo alguien que piensa cómo nosotros.
—No me hagas reír. Denji no piensa en lo más mínimo cómo nosotros, es un potencial peligro y solo necesita encaminar ese potencial daño en algo que no seamos nosotros. No creí ver otro caso, pero da gracias que existe el hombre katana cómo nuestro objetivo.
—¿Ese tipo?
—Un caso totalmente idéntico al de Denji, idiotas que son capaces de controlar un estado demoníaco mientras aún aparentan ser humanos. A diferencia de poseídos como Power, Denji aparenta ser cómo nosotros en su totalidad. Este caso lamentablemente lo he visto antes.
—¿Denji no es el primero?
—Ni creo que sea el último. Tienes suerte de haber escogido entre tantos imbéciles sin futuro al único que no puede morir.
—Es… C-casi indestructible ¿Cierto? No me gustaría verlo morir.
—Y creo que nunca lo harás. Es un hecho lamentable cuando ya has visto casos similares al de este chico. Un idiota condenado a vivir, sin importar lo que pase, el tiene la bendición o más bien la maldición de siempre regresar a la vida sin poder descansar. Doy gracias que estoy viejo, a diferencia de él, yo sí estaré cerca de mi muerte.
—¿De qué habla?
—No creo que te guste saber un poco más de lo que es Denji, pero eso es información más clasificada. Solo ten en cuenta que estás perdiendo tú tiempo con él.
—¿Y-y por qué no me lo dice?
—No nací ayer jovencita. No tendría sentido decir algo tan confidencial a una cazadora que tiene tan poco tiempo sirviendo, pero si te sirve de consuelo, Denji será lo único que te quedará si es que decides continuar con él.
Kobeni quedó un momento en blanco. Un secreto tan confidencial para que un hombre tan irreverente a sus superiores no sea capaz de contarle. La cuarta hija preparó su cuerpo, estiró sus brazos y sus piernas. Quisiera o no tenía que prepararse para el siguiente round en contra del anciano.
Los dos cazadores se prepararon, pese a la gran diferencia de altura, Kishibe reconoció el atrevimiento de Kobeni para poder plantarse cara sin importar si fuera por mantener su empleo o para poder salvar a su potencial novio. La chica se ganó la simpatía del anciano, un logro que muy poca gente puede presumir.
La cuarta hija se había preparado para su fin.
『Mundano』
A pesar de poder considerar sus últimos días como una nueva normalidad, las costumbres en Hayakawa Aki tardaban en cambiarse. Nuevamente para su desayuno preparó comida para tres personas, no era fanático de las Gyozas, Power había adquirido ese gusto y ahora tenía consumirlas en su totalidad.
Su compañera del hogar y extrañamente la mejor portada de sus inquilinos, Nyako se la pasaba reclamando caricias mientras el joven continuaba consumiendo sus alimentos.
—¿Realmente me estoy ganando tu afecto o solo quieres otra ración de comida?
La gatita observó con sus penetrantes ojos al cazador, ambos se miraron fijamente hasta que Aki le soltó una pequeña sonrisa. La gata se dirigió a su plato de comida y a pesar de su fría forma de ser, no se pudo negar a servirle una pequeña porción extra de comida a su (a veces) fiel amiga gatuna. Estaba extrañado, no había recibido informes de ambos demonios, Makima nuevamente estaba ausente y el resto de las divisiones seguía en restructuración.
Aki continuó con su rutina, arreglando cualquier desperfecto de su hogar, limpiando la suciedad que dejó en su paso y en su pequeño momento de ocio decidió prender la televisión, puso un canal sin importancia y la programación era un simple noticiero matutino. La presentadora comunicó a los ciudadanos sobre desapariciones en distintas zonas de la ciudad y alrededor de Tokio, la suerte era distinta entre cada persona que se había reportado como extraviadas.
Los más afectados fueron familias que residían en barrios azotados por la constante actividad de demonios y de bajas oportunidades laborales, gente de la que Aki tenía noción que recurrían a las mafias para pedir préstamos impagables. Las desapariciones eran reportadas sin mucha preocupación mostrada por parte de quien conducía el programa.
¡Ring! ¡Ring! ¡Ring!
El celular del joven cazador empezó a sonar mientras él estaba invadido por su pensamiento más recurrente, una venganza personal . Contestó el teléfono y preguntó por quién.
—¡Heeeyy! ¡¿Cómo te encuentras? — preguntó una voz femenina al otro lado de la línea.
—No me quejo. Hacía tiempo que no conocía el pacifico silencio de una casa vacía ¿Y qué tal te va a ti, Tendō?
—¡Mmmmm! No hay muchas cosas que actualizar desde aquí, Kurose y yo llenamos los informes sobre un demonio que cazamos, al parecer hay personas que son capaces de tenerle miedo al café ¿No te parece absurdo?
—La verdad, no me sorprende. En una ocasión Himeno y yo tuvimos que cazar al demonio payaso.
—¡JAJAJAJAJAJA!
Aki no dio réplica a la carcajada que soltó Tendō luego de que este empezara a contar su anécdota.
—¡Oh! ¿Espera, no era un chiste?
—No. Realmente sucedió.
—¡Dios!
—Los payasos siempre me han parecido espantosos y para mala suerte nuestra, Himeno siempre había sido una persona con un sentido del humor un tanto pésimo, le fue contraproducente pelear con alguien así.
—¡Wow! Es… Impresionante. Digo, los payasos eran divertidos cuando era niña, te hacían reír y te regalan globos, pero tienes algo de razón y creo que si te enfrentas con uno así sería imposible para mí poder neutralizarlo. — Aki solo soltó un pequeño “ajá” — Veo que ya puedes hablar un poco más de ese tema ¿Está todo bien, quieres hablar sobre eso? En este momento tengo tiempo de sobra. El idiota de Kurose se largó a casa de su novia.
—Supongo que todo sigue en orden. En este momento mi único enfoque sería saber si los dos idiotas que tengo como inquilinos van a regresar o no, si me dicen que están muertos hasta podría aprovechar para tirar sus cosas.
—¿Incluyendo al gato?
Aki observó a Nyako. No sabía si era propia autosugestión suya o realmente la pequeña felina estaba mostrando un rostro de preocupación ante la afirmación soltada tan a la ligera de parte de su actual dueño.
—Creo que Nyako será la única que se quedaría en caso que los otros dos hayan sido destrozados por Kishibe.
—¿¡El perro loco?!
—Ese.
—¡Dios! Me acuerdo que durante mi formación en la primera división nos aconsejaron nunca acercarnos a él para entrenar, no digo que sea una mala persona ni nada, pero se sabe que él además de compartir sus conocimientos de lucha, también contagiaba sus malos hábitos.
—Seh. No es como si no lo conociera. Él me recomendó con Himeno porque tenía que salir al extranjero. Tiene todo mi respeto y reconocimiento, pero es una lástima que ese último rumor no lo sea tanto. Himeno fue su alumna.
—Y-yo… creo que estoy un tanto dispersa jaja. No estoy ayudando mucho…
—Tranquila. Si te soy sincero, me hacía falta hablar con alguien que no sea un idiota.
—¡Pfff! Estoy igual que tú. Todos los días tengo que aguantar al idiota de Kurose y su cara de retrasado, no hay un solo día que no sea un grano en el culo.
—Al menos es uno y no dos. En mi ausencia Power o Denji hicieron un asqueroso tiradero en mi casa, no querrás saber lo que encontré en la habitación de Denji.
—¿Un cadáver?
—Creeme que me hubiera gustado más eso. Quizá hasta sería problema de otro, pero no, tuve que limpiar ese lugar y ahora no puedo pasar ni un segundo sin recordar ese horrible hedor.
—Sí que tienes mucho que hacer para que ambos chicos se vuelvan más educados, quizá… ¿Algún estímulo?
—¿Tienes algo en mente?
—Quizá como algún regalo cada vez que se porten bien o hacerlos competir para que hagan los deberes.
—Ni que fueran niños chiquitos… — Aki pensó de nuevo lo que iba a decir, cerró su boca y concluyó que en efecto, ambos eran niños chiquitos en cuerpos de adolescentes hormonales. — Mierda tengo a dos niños chiquitos en mi hogar.
—Ajá. Los niños chiquitos siempre quieren ser recompensados por lo que hagan, quizá darle dulces…
—Nope. Ya lo intenté, los idiotas me dejaron excremento en un lugar que no quiero decir.
—Oh… quizá juguetes o comida, algo mejor y más elaborado, ya cuando sean más responsables será menos obligatorio que les des eso.
Aki sostuvo su frente con su mano. El cazador pensó que había caído demasiado bajo para volverse en una especie de mamá para ese par de idiotas.
—No puedo creerlo. Me volveré la madre de esos dos.
—O quizá…
Un hermano mayor.
Tendō no recibió un tipo de respuesta pronta de parte de Hayakawa. El chico quedó un tanto paralizado al escuchar esa última parte del mensaje, del otro lado de la línea la chica preguntaba continuamente si él aún se encontraba en la llamada. La chica se despidió no sin antes decirle que contaba con su apoyo.
El cazador quería volver a llamarla y disculparse. Su intriga ante tan fuertes palabras hizo que volviera a ser invadido por todos sus pensamientos y recuerdos. Inseguro de cumplir el deseo de Himeno, se dirigió a su habitación y buscó entre los cajones de los muebles una foto en la que se observaba a su familia, un amor genuino que le fue arrebatado y que ahora tenía la oportunidad de recuperar.
—Tch. — Su desprecio ante las personalidades de Denji y Power no parecía cambiar mucho. — Siguen siendo demonios. No puedo actuar tan a la ligera con ellos.
Sin tener la intención de volver a reflexionar sobre está oportunidad, el cazador se preparó para servir nuevamente al deber. Sin dilación vistió su uniforme y recogió cabello para hacer su característica coleta. Agarró su espada y se despidió de Nyako. El joven cazador acarició la cabeza del animal y aconsejó a su compañera felina que sí no regresaba, podía salir al balcón ya que la puerta corrediza estaba abierta.
Hayakawa se retiró de su hogar y sin mucha prisa se dirigió a los cuarteles de su división. Cómo de costumbre saludó a sus compañeros con los que se topaba. Muchas nuevas caras, realmente tenía que asimilar lo más pronto posible que la gente que alguna vez conoció ya no estaba a su lado. Preguntó por la señorita Makima y también como le era habitual, estaba ausente. Sin embargo su deber como cazador había iniciado, solicitaron refuerzos en contra de un demonio cerca del barrio de Minato. Sin dudar Hayakawa aceptó.
Consiguió un vehículo de la organización y dio marcha hacia el lugar.
No tuvo que hacer una búsqueda exhaustiva para poder localizar a su enemigo. Cerca de un hospital universitario logró avisar a la criatura de la que le notificaron que estaba causando peligro en plena luz del día. Dos de sus compañeros habían sido devorados por una criatura amorfa y de aspecto lodoso. Su cuerpo empezaba a cubrir la calle entera y antes de que se llegase a endeudar con sus superiores, el cazador alejó el auto para que recibiera la mínima cantidad de daño posible.
Aki desenfundó su espada. Podía notarse un cierto cansancio de parte del cazador, se ahorraría muchos problemas si se hubiera mantenido su contrato con el demonio zorro, se detuvo de sus quejas y continuó directo al combate.
Los apéndices móviles del demonio eran lentos, pero sus ataques cubrían grandes dimensiones, Aki intentó cortar su interior con el filo de su espada y a pesar de la fuerza del cazador, no lograba hacerle un daño significativo. Solo cuando veía que el demonio estuviera a punto de entrar en contacto con él podía visualizar su futuro a simples milisegundos de haber evadido la piel del demonio. Aki moriría desintegrado si volvía a actuar tan confiado.
Hayakawa marcaba su espacio y esperó cada ataque del demonio, cuando volvía a atacar al joven cazador, la respuesta de Aki era un corte limpio a cada apéndice del ser amorfo. Separando los apéndices del demonio del cuerpo principal y notando que dejaban de responder una vez los rebanaba. La estrategia parecía tardada, pero funcionaba hasta qué llegó una sorpresa.
¡AAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAA!
¡CRAAAAASH!
El cuerpo del demonio explotó y sus restos quedaron regados en toda la calle. Hayakawa tuvo la suerte de ver ese futuro aterrador y se pudo cubrir detrás de un vehículo. Su respiración agitada y sus ojos abiertos no daban crédito al hecho de ver cómo ese demonio había sido asesinado tan brutalmente. Se levantó y buscó quien era el responsable de tal acto tan irresponsable.
Los vapores que desprendía el cadáver del demonio impedían visualizar en primer lugar a quien se encontraba de pie aún sobre el corazón del demonio.
Y fue ahí cuando Aki pudo notar su presencia. Un hombre con una máscara de gas de la época del medievo estaba parado y posando cómo si fuera alguna clase de superhéroe mientras su uniforme poco a poco se degradó hasta quedar prácticamente desnudo.
—¿Quién rayos eres?
El verdugo del demonio recuperó la compostura y observó a su compañero de armas, se intentó acercar a él pero Hayakawa Aki se puso en guardia hasta recibir respuesta.
—¡Soy el poseído de la Violencia! Tu nuevo compañero de la cuarta división… ¿O como era? Creo que era así, división especial, algo así.
—¿Huh?
—¿Hay algún problema, superior?
—Makima no me habló de esto. No sabía que había nuevos demonios en sus filas.
—Puede ser un tanto incómodo, pero descuida ya nos vamos a conocer mejor… ¡Ah! Perdone mis modales, es un placer conocerlo. — Violencia extendió su mano para poder saludar propiamente a Aki. El cazador no respondió a su saludo y solo observó que la desnudez del poseído era total. — ¡Oh! Perdón, no debí haber hecho eso. Jaja. Descuida voy a buscar… una tienda de ropa.
—¿Y no acabarás con él? — Aki señaló al corazón del demonio que veía a los pies de Violencia.
—¡Descuida! Si quiere usted puede hacer los honores, yo creo que estoy empezando a sentir frío.
—Bien. — Aki incrustó la punta de su espada en el corazón de su nueva víctima. Asesinando al demonio y considerándolo una cacería exitosa. Aki no se encontraba del todo satisfecho con este trabajo, después de todo un demonio lo sacó del apuro.
—¡AAAAAAAAAA! ¡DEGENERADO! — Se escuchó a una mujer gritando a lo lejos, en sus cuarenta años perseguía con un palo de golf a violencia quien cubría su entrepierna mientras la mujer seguía insultando.
—¡Superior! ¡Superior! ¡Una ayudita!
Aki no podía creer lo que estaba viendo. Decepcionado por la imagen de su compañero, interceptó a la señora quien al ver el uniforme y todo el caos de la calle, dejó de actuar de forma tan hostil.
—Disculpe el comportamiento de mi compañero. Sigue siendo un novato en este trabajo.
—¡¿Cómo se le ocurre mostrar sus miserias en mi negocio!?
—Si, lo sé. Lamentamos lo ocurrido, el demonio al que nos enfrentamos era uno que disolvía tu ropa… O tu piel.
—¡Eso no le da derecho a ir libremente enseñando su triste y pequeña existencia!
Violencia no comprendía el ataque que le dio la señora, por simple modestia dijo que lo sentía y solo quería buscar ropa en su local. La señora seguía con ganas de golpearlo con el palo mientras Hayakawa la detenía.
—¿Qué le parece esto? Yo pago un conjunto de su ropa para mí compañero y también un extra por los daños causados a su vista.
—¡Está bien! Pero le saldrá el doble de caro.
Un pequeño tic nervioso se hizo presente en el ojo derecho de Aki, amablemente aceptó y dejó que violencia pudiera escoger la ropa que más le guste. Pagó a regañadientes por el conjunto y se marchó del lugar.
Hayakawa Aki llamó a Violencia quien ahora vestía ropa un conjunto completo de ropa deportiva, reconocía la resistencia de esa máscara y preguntó el hecho de tenerla en vez de solo mostrar su rostro.
—No creo que sea una buena idea, superior. Esta máscara está diseñada para que yo pueda controlar mi fuerza, si me la quito posiblemente le termine haciendo daño a gente inocente.
Aki, quien aún no había accionado el motor del vehículo, observó escéptico a su compañero demonio. Miró de reojo nuevamente su máscara y se quedó impresionado por la elección de palabras que hacía el poseído de la violencia.
—¿Esperas que me crea que tú eres capaz de distinguir a gente inocente de alguna otra presa? No me hagas reír. — Hayakawa encendió el vehículo y empezó a conducir en dirección al cuartel. — Conozco a los de tu tipo, monstruos despreocupados por la vida de las personas inocentes. Te estaré vigilando.
—¡Eh! Nada de eso. A mí no me gusta ser alguien agresivo, si ataque al demonio de esa forma fue para evitar hacer daño innecesario, la verdad vi que te complicaba las cosas y te quise ayudar.
—Pues gracias. Podía arreglármelas solo.
—No está demás recurrir a ayuda cuando la necesitas, acabamos rápido el trabajo y también ahora tengo ropa nueva, en serio muchas gracias por su amabilidad, superior.
—Ni lo digas. Esa señora estaba con ganas de golpearte, se veía bastante energética para su edad.
—¡Si! Quizá debí dejar que me golpeara, así no hubiera pagado más de lo que costaba en realidad.
—Descuida. En este momento el dinero no es algo que me falte, aunque tampoco es que quiera hacer compras innecesarias, justo apenas compré un televisor porque un pendejo cortó a la mitad el que yo tenía originalmente.
—Eso… fue muy irresponsable y tonto.
—A saber lo que viva actualmente, pero sí está sufriendo entonces por mí bien.
—Eso fue cruel.
—Creeme, ese idiota se merece vivir un infierno como no tienes idea. Hace que mis días siempre sean difíciles, al menos ahora estoy disfrutando un poco de mi soledad antes de que vuelva él y la otra estúpida.
—Wow… sí que les tiene rencor.
—Un poco. — Aki miró a la calle para asegurarse que no hubiera algún otro demonio haciendo de las suyas. — ¿Eres nuevo?
—Si, recién he sido asignado a hacer patrullajes individuales gracias a la señorita Makima.
—Con qué Makima te dio su voto de confianza, es un tanto difícil y más cuando recién ingresas a las fuerzas. Supongo que es de reconocerse ¿Vas a querer algo de comer?
—¡Así está bien! No tengo necesidad de comer y como te digo, esta cosa es importante que la mantenga siempre conmigo, de lo contrario quizá les pueda hacer daño.
Aki continuó manejando, gesticuló una pequeña sonrisa y respondió con un “Sería interesante comprobarlo”
—La verdad, no me gustaría ser así de agresivo, prefiero simplemente escribir un poco y disfrutar del aire libre.
—Supongo que tienes que mantener tu buena conducta. — Faltaban 5 minutos para que llegara a los cuarteles y de su informe. — Siendo honesto no me agradan los demonios, pero si eres de utilidad para nuestro fin podría hacer una excepción contigo.
—¿En serio?
—Te mantendré vigilado, no creas que simplemente por el hecho de hablar con amabilidad termines creyendo que tienes mi confianza. En el momento que demuestres ser lo mismo que los demás demonios, yo me haré responsable de ejecutarte.
—Oh. Bueno, espero serle de utilidad, superior.
—Bien. No te despegues de mí, vamos a hacer el informe de esta horrible cacería.
『Refrescante salida』
Los días no pasaron en vano. Kishibe decidió no perder ni un solo segundo con los novatos. Forzó a Kobeni a practicar tiro con los juguetes que él mismo le entregó. Obligó a Power a generar la mayor cantidad de armas escarlata incluso cuando estaba anémica. Denji se vio en la misión de mejorar sus habilidades con sus motosierras. En ningún momento los tres tuvieron una oportunidad de derrotar a Kishibe.
El anciano descansaba sentado sobre un bote de pintura ya vacío. Comió una hamburguesa que él mismo ordenó y dejó las demás a la vista de sus alumnos. Una recompensa que para los ojos del veterano no se merecía, los chicos se encontraban cansados y tirados en el suelo.
La transformación de Denji se había acabado. Mirando a su derecha donde se encontraba su amiga, la cuarta hija colapsada y su vista puesta al cielo. Su respiración evidenciaba lo complicado del entrenamiento, costándole inhalar así como moverse. Power estaba más alejada del par, su rostro estaba en contacto con el sueño y necesitaba sangre con urgencia, para su mala suerte las ratas habían escapado.
El motosierra buscó acercarse a la pequeña Higashiyama. Lentamente acomodó sus brazos y piernas para arrastrarse en su dirección. Kishibe hizo la vista gorda mientras observó como Power también hacia un esfuerzo por levantarse. No podía creer que después de tanto tiempo, el único que se veía fresco del entrenamiento era él.
Denji se acomodó para estar en paralelo a Kobeni. La cuarta hija sintió su presencia, intentó moverse para poder abrazarlo sin ningún éxito, le movía partes del cuerpo que no creía que le pudieran doler. Sus manos estaban destrozadas y estaba al borde de las lágrimas. El motosierra aproximó su mano hacia su rostro y pese a los quejidos de la cuarta, su intención por llorar se apaciguó.
Con esfuerzo y algo de tiempo, la cuarta hija pudo alzar su brazo y llegar al torso de su amigo. Ejerció un poco de fuerza para acercarse y poder abrazarlo como era debido. Los dos chicos, pese a sus heridas intentaron recuperar el estado de ánimo proporcionando algo de cariño entre ellos.
—Ridículos. — Afirmó Kishibe mientras continuaba comiendo su hamburguesa y las papas fritas que venían incluidas. Luego de finalizar sus alimentos, se acercó al par y observó a sus dos alumnos, ambos mostraban heridas abiertas, contaba que Kobeni no tuviera algún hueso roto debido a que fue más suave con ella. Denji y Power no tuvieron esa misma suerte, incontables muertes sufrió el motosierra mientras que lesiones mortales Kishibe le produjo a su alumna poseída.
Ahora observaba a un par de enamorados dormir cómodamente en su propia inmundicia. El uniforme de los dos estaba destrozado, impresionado por el de Denji que estaban destrozados sus pantalones y calzado. La blusa alguna vez blanca de Kobeni había sido colorada a un rojo oxidado. Power seguía tirada en el suelo.
¡PAF!
—¡AGH! ¿¡Qué te sucede, anciano?!
—Ya levantense. Se está haciendo de noche y realmente estoy empezando a odiar dormir en esas camas que ustedes encontraron, son horribles y arruinan mi postura. Vamos a un hotel, yo lo pago. Su entrenamiento por el momento ha terminado, felicidades, trío de inútiles.
—¡Genial! Luego de morir 43 veces…
—Yo había contado 51, Denji.
—Ay, jodase.
¡BANG!
Kishibe nuevamente disparó en el rostro del motosierra.
—52.
Los ojos de Kobeni se abrieron en su totalidad y nuevamente como desde el inicio del lamentable entrenamiento, volvió a gritar por su amigo. Asustada y sin poder acostumbrarse a ver a su amigo morir de forma incontable. El dolor de sus brazos dejó de ser una limitante y forzó que Denji le mordiera su antebrazo para que le saque un poco de sangre.
Kishibe por su lado cargó a Power quien estaba exhausta y al borde del sueño. Cómo si fuera un costal de alimento, le dijo al par que aún se encontraba tirado que los esperaría en el auto y que se dieran prisa, odiaba la idea de que lo hagan esperar.
Denji recuperó el conocimiento y sacó el proyector incrustado en su cráneo. Kobeni se aterró de ver cómo ahora le era más fácil a denji asimilar el dolor incluso en zonas tan sensibles como su cráneo.
—Gracias, Kobeni. En serio nunca podría salir de muchas de no ser por tú ayuda. Ese imbécil no nos puede dejar tranquilos ni un solo segundo.
—N-no es para tanto, simplemente me encanta ayudarte.
—¡Bien! Vámonos de aquí, no quiero volver a ver una rata en mi vida o por lo menos en dos días, me dan asco.
—A mi igual, tampoco quiero estar de nuevo en una fábrica. Que miedo.
—Andando. — la facilidad que tuvo Denji en levantarse contrastada a lo masacrada que estaba Kobeni, la pequeña no podía ponerse de pie ni mucho menos moverse sin quejarse del dolor. El anciano cumplió su promesa, dejó el rostro de Kobeni casi intacto mientras que casi todo el castigo lo recibiría el resto de su cuerpo.
—¡Ay! N-no me puedo mover.
El motosierra se percató de cómo Kobeni no podría ser capaz de salir del lugar sin ayuda, con la mayor delicadeza que pudo hacer. Sostuvo primero el brazo menos lastimado de Kobeni, le ayudó a levantarse y pese a los quejidos de la chica, ella aceptó la ayuda y soportó el dolor. Kobeni con un pequeño impulso se agarró fuerte del cuello de Denji, el híbrido volvió a cargar a su amiga en su espalda. La cuarta hija cerró sus ojos y ambos se dirigieron al vehículo del vejete.
Kishibe estaba esperando a sus dos alumnos ya en el asiento del conductor, fumando un cigarro para tranquilizarse. Power se encontraba durmiendo en la fila de atrás del lado del cazador veterano. Denji intentando ser delicado ayudó a Kobeni a sentarse al otro lado de la parte de atrás aunque…
—¡Auch! — Kobeni se golpeó con el borde de la puerta, la cuarta hija quedó totalmente despierta y sobó en el lugar donde se golpeó. Denji pidió disculpas.
—¿Te podrías dar prisa? — reclamó Kishibe quien se encontraba más malhumorado.
—Ya voy. — Denji colocó el cinturón de seguridad en su amiga y por fin se dirigió al asiento del copiloto. Los cazadores habían finalizado su travesía en tan horrible lugar.
El camino comenzó siendo silencioso, sin quejas o reclamos de parte del maestro o de su único alumno que se encontraba despierto. Denji se encontraba aburrido y observaba al exterior, calles cada vez más iluminadas y algunos puestos de comida abriéndose, su estómago no pudo contener el hambre y deseoso por algo le preguntó a Kishibe si se podían detener.
—¿Me ves con cara de beneficencia? Ni hablar, además en el hotel seguro habrá servicio al cuarto o veré cual es tu premio adecuado como una insignificante recompensa, ya sabes por lo de…
—¿Lo de las piernas?
—Eso. No me lo pude esperar ¿Ya lo habías intentado antes?
—Nunca. Si lo hubiera sabido antes quizá ese hijo de perra que tiene cara de pedófilo se habría muerto más rápido.
—No hay tiempo de lamentos. Al menos logramos perfeccionarlo a tiempo, Makima logrará dar con ellos. Es cuestión de tiempo para que el operativo empiece, tomen un descanso, lo necesitarán.
—Ajá. Que horrible es todo esto, quisiera simplemente estar en casa y poder comer lo que se me hinche los huevos.
—Mal hablado.
—Como sea. La verdad también quedé un tanto impresionado. No sé cómo lo haré pero prometo partirle la madre a ese imbécil de mierda.
—Cuento con ello. De todos modos estaré siempre al pendiente por si me terminas decepcionando, aunque toma en cuenta que en el informe se dijo que te intentaron secuestrar, no te confíes demasiado.
—Puras mamadas. Seré capaz de hacer lo que me plazca contra ellos, gracias a ti maestro.
—No me hagas tener expectativas en un inadaptado como tú. De todos modos, si no tienes motivación suficiente, puedes pensar en la chica de atrás ¿Te gusta, no?
Denji no dijo nada en un comienzo. Su rostro se ruborizó lentamente mientras que Kishibe mantenía su fría reacción ante todo.
—Seh. Ni como decir que no. Es confuso, también me gusta Makima, pero ella… es distinta.
—Pierdes tu tiempo si quieres ir tras Makima.
—Ella me prometió cualquier cosa a cambio que le parta su madre al idiota de la katana. — Denji sonrió. — No sería malo pedirle que… qué… ¡Hmmm! Aún no lo he pensado.
—Como digas. Es un completo desperdicio de tiempo, pero creo que a alguien como tú lo que menos le falta es eso. En fin, estamos cerca.
Kishibe había salido de la prefectura de Gunma e ingresó a la prefectura de Saitama. Cansado al igual que sus alumnos se detuvo en la ciudad de Honjo. La búsqueda de un hotel no fue complicada. Tenía una frecuente comunicación con una cadena hotelera y quiso aprovechar su contacto.
El veterano se estacionó muy cerca de la entrada, esperó que Denji saliera del vehículo y ayude a Kobeni a bajar del auto, la pequeña Higashiyama seguía adolorida y el descanso a duras penas le ayudó a recuperar un poco del aliento, seguía sin poder moverse. El motosierra volvió a cargarla y Kobeni en agradecimiento acarició su cabello con ternura. No podía hacer más que eso.
Power por su lado estaba roncando. La rubia al igual que su compañera cazadora se encontraba descansando luego de tan cruel entrenamiento. Kishibe fue a por ella y la obligó a bajarse, ella se negó por pereza y pidió que el anciano la cargue. El veterano no tuvo de otra más que hacer caso, bruscamente la levantó de su asiento y la cargó como si fuera un bulto de cemento.
—¡Eeeaha! ¡Bájame! — Exclamó la poseída.
—Tu querías que te cargara.
—¡Pero así no! — Power empezó a patalear, sin embargo el cazador la mantuvo en su lugar hasta que ella se rindió y aceptó su destino como una vergonzosa carga.
—Tú querías esto. Ahora te aguantas.
El grupo de cazadores ingresó al hotel donde Kishibe ordenó a Denji no hacer ninguna estupidez, solo él podía hablar y arreglar el asunto de las habitaciones. Hablando con la recepcionista, la mujer mostró una clara preocupación al ver a tres de los cuatro integrantes malheridos y con manchas de sangre en sus prendas.
—Somos cazadores de demonios. Se nos ordenó hacer una visita a la ciudad de Tomioka como refuerzo para las divisiones de allá, acabamos y estamos haciendo una parada momentánea para descansar.
—Ya veo…. ¡E-es un honor! ¡En serio muchas gracias por arriesgar su vida!
—Basta de formalidades y halagos. No somos ninguna clase de héroes, mis tres compañeros son unos completos idiotas y haraganes. Se merecen dormir en la calle, pero soy muy noble como para aceptarlo.
«No lo es.» — pensaron los tres novatos luego de tal blasfemia que escupió Kishibe.
—Vamos a necesitar tres habitaciones. Dos económicas y una para fumadores.
—¡Entendido! — La recepcionista sacó las llaves de las tres habitaciones y les dio una cálida bienvenida a los cazadores. — Sus habitaciones se encuentran en el quinto y sexto piso.
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El grupo de cazadores había subido al quinto piso. El anciano le entregó la llave al cuarto que le pertenecía a Kobeni. Por su parte Kishibe abrió la habitación que le correspondía a Power y Denji, ambas habitaciones se encontraban separadas por otras dos que ya estaban siendo ocupadas.
El anciano una vez se acercó a la cama que le correspondía a la rubia, la arrojo sobre el colchón, le dio las buenas buenas noches y se fue. Power no tenía muchos impulsos de hacer un desmadre, realmente estaba cansada y empezó a roncar. En paz con el universo, Power realmente disfrutó no hacer el más mínimo esfuerzo por haber llegado a su cuarto.
Del lado de Denji, el chico abrió la puerta y cuando ingresó sintió una acogedora sensación que le transmitía la habitación. Con las cortinas abiertas podía ver el paisaje nocturno que le brindaba la ciudad de Honjo. Las paredes de la habitación estaban pintadas de un amarillo un tanto opaco, la cama estaba al fondo de la pared a la derecha del motosierra, una televisión pequeña adornaba el tocador y debajo de este vio un Frigobar.
Similar a como era el otro hotel donde se enfrentó al demonio eternidad con la grata diferencia que ahora podía descansar. El chico sentó a Kobeni y esperó que ella pudiera acomodarse para dormir plácidamente. La cuarta hija no abría los ojos, sin embargo estaba parcialmente consciente de lo que estaba a su alrededor. El chico se intentó alejar un poco para ver qué tenía ese frigobar.
—Denji… — Dijo Kobeni quien sostenía de la muñeca a Denji sin la suficiente fuerza para hacer mucha presión. — No siento las piernas.
Denji entendió lo que dijo. O parcialmente.
El rubio volteó y retornó a su posición donde se encontraba en frente de Kobeni. Se agachó y observó las piernas de su amiga. Su mano derecha agarró el muslo izquierdo de la mujer y ejerció un poco de fuerza.
—¡AGH! — La pequeña se quejó.
—¡Hmmm! Yo creo que aún puedes sentirlas. — respondió Denji con una sonrisa.
—¡No! ¡Tonto! Me refería a que no me podía mover. —kobeni le reclamó mientras se retorcía de dolor. La cuarta hija apretaba los párpados con fuerza. — Solo ayúdame, necesito… Necesito ir al baño.
—Oh…
Denji hizo el esfuerzo por no volverla a lastimar. Ayudó a Kobeni a levantarse y caminar lentamente hacia el baño. El baño era pequeño, pero bonito y contaba con todas las amenidades, el rubio sentó a Kobeni sobre la taza del baño. Se quedó parado viendo al techo.
—¿Qué haces Denji?
—Espero que termines para que te ayude a salir.
Kobeni meneó la cabeza de izquierda a derecha mientras ambos se miraban.
—No, tú esperas afuera y yo te llamo para me ayudes. Pervertido.
—¡Ah! ¡No lo soy!
—¿Entonces por qué sigues aquí?
—¡Por qué te quiero ayudar!
—Desde afuera. Shu shu.
El rubio salió del baño y cerró la puerta. El sueño también lo invadía al igual que el hambre, curioso de lo que contenía el frigobar siguió sus instintos y abrió su pequeña puerta en búsqueda de contenido. Por desgracia no pudo inspeccionar a gusto porque Kishibe se encontraba afuera de la habitación.
—¿Se podría saber que estás haciendo, mocoso?
—Tengo hambre ¿Vas a querer algo?
—No. Por cierto ¿Alguna vez has estado en algún hotel? — preguntó Kishibe mientras descansaba su hombro en el marco de la puerta.
—De hecho sí. No de la forma como me hubiera gustado, un jodido demonio quiso matarnos y el estupido nos encerró en el hotel.
—Cierto. La historia de cómo casi todos se pusieron de acuerdo para matarte.
—Igual esa es mierda pasada. La estúpida de Power y el pendejo de Aki se pueden ir a la mierda, pero al menos ya perdoné a Kobeni.
—Se nota que son muy cercanos.
—¡Eh! No tanto.
—Claro. — Kishibe observó como Denji quería volver a abrir el frigobar. — Cada cosa que tomes de ahí se nos va a cobrar una vez salgamos de este sitio, a menos que traigas dinero lo mejor es que no andes husmeando donde no te incumbe.
—Carajo.
—Sigh. Ven acompáñame y vayamos a buscar algo que comer.
—Tengo que esperar a que Kobeni salga del baño, necesita ayuda para salir.
—No nos vamos a tardar. Además, podrías ganar puntos con ella si es que le compras algo para comer, seguro ella también se muere de hambre.
Denji pensó y analizó con palitos y manzanas el hecho que Kishibe le podría ayudar a ganarse el corazón de su pequeña amiga. El motosierra aceptó y pidió que se apresuren para que ella no se percate que no estaba en la habitación.
Los dos cazadores caminaron en dirección hacia la salida del hotel. Tomaron el ascensor y se marcharon a un McDonald's, aconsejó Denji que ese lugar era uno donde a Kobeni le gustaba comer, pero no trabajar. Kishibe aceptó.
Dentro del baño, Kobeni había finalizado de hacer sus necesidades. La cuarta hija estaba lista para salir, pero seguía débil para hacerlo por su cuenta.
—¡Denji, ya estoy lista! — la cuarta hija cerró un poco sus ojos para descansar, sin embargo no hubo respuesta de su amigo, tampoco se escuchó que el toque la puerta. — ¡Denji, ya puedes entrar!
Seguía sin suceder nada. La cuarta hija preguntó nuevamente por su amigo.
—¿Denji? ¿Sigues ahí? ¡Oye! ¡OOOYEEE! ¡DENJI! ¡DEEENJIIII! Ay rayos.
Kobeni se vio en la necesidad de hacerlo por su propia cuenta. Se intentó levantar apoyándose del lavamanos, sin éxito al no poder soportar su propio peso. La cuarta hija volvió a pedir ayuda.
—¡Maestro! ¡POWER! ¡TE NECESITO, POWER! ¡Denji! ¡Alguien me ayuda! ¡¿Hola?! ¿Hola? ¡Ay no de nuevo!
La cuarta hija se quedó en su propio sitio. No podía ni quejarse ya que nadie la iba a escuchar, se quedó sentada hasta que el sueño la consumió.
Denji y Kishibe se demoraron más de la cuenta. El restaurante de comida rápida más cercano estaba atiborrado de gente, la cajita feliz había hecho colaboración con la franquicia de Dragon ball Z. Denji quería al protagonista, pero Kishibe le dijo que ya estaba grande para esas cosas. Aún así compró una cajita feliz para Power.
—¿¡Por qué a ella sí y a mí no?!
—Me hace reír.
—Pero si nunca cambia de expresión en su cara.
—Internamente.
—Que mamada. Bueno Kobeni y yo vamos a querer 2 Big Macs.
Los dos cazadores salieron con su pedido y se dirigieron al hotel. Kishibe le dijo a Denji que había servicio al cuarto, pero la verdad eso supondría un gasto extra para el cazador y no confiaba en lo que pudieran pedir dos niños hambrientos como lo eran Kobeni y Denji.
—¿Me hiciste caminar para simplemente ahorrarte dinero?
—Seh. Básicamente, no es como que me guste la idea que gasten mi dinero para su propio beneficio, además ya le pagué una puerta a tu novia.
—¡Pero qué mierda dices! La comida sabe mejor cuando alguien más la paga.
—Qué filosofía tan extraña.
—Kobeni me enseñó eso y además, tiene mucha razón.
—¿Y por qué lo dices, mocoso?
—Obligamos a Himeno a pagar por todo lo que comiéramos, nos lo debía la pendeja. Ahora que no está, quizá nos puedas ayudar con eso.
—Ni hablar. Preferiría antes morir que tener a dos parásitos encima de mi dinero.
—Aunque sea una sola vez. Así podría compensar por partirnos la madre a Kobeni y a mí.
—déjenme renegociar eso. Si alguna vez, ustedes me llegan a derrotar en una pelea, tan siquiera una vez me derriben, acepto pagar toda la comida que quieran en donde quieran por un día. Si no lo hacen, entonces jodanse.
—¡Trato hecho! Será mejor que vayas preparando la cartera, no te saldremos baratos.
Los cazadores ingresaron al hotel y se dirigieron a sus habitaciones. Kishibe se dirigió a ver a Power para entregar su comida mientras que Denji colocó la comida de su amiga y él sobre la cama. El chico golpeó la puerta para avisar que había vuelto.
—Kobeni, Kobeni. Hey ¿Sigues ahí?
No había una respuesta de parte de la cazadora. El chico motosierra volteó hacia la puerta principal, esperando a que nadie entrara sin permiso y cuando pensó que era seguro abrió la entrada del baño. Sin sorpresa alguna, la cuarta hija se encontraba descansando aún sentada sobre la taza del baño. La pequeña estaba tan mal posicionada que empezó a roncar mientras Denji la observaba. El chico agitó suavemente su hombro esperando a que despierte. Kobeni seguía roncando profundamente.
—¡Kobe! ¡Kobeni! Ya estoy aquí, perdón, el pendejo de Kishibe me obligó a ir a una misión para cazar a un demonio, pero mira tengo comida.
—C-comida…
—¡Si! Traje lo que te gusta, unas hamburguesas y unas papas fritas. Solo déjame… — Denji levantó a su compañera lentamente, puso el brazo de la pequeña alrededor de sus hombros y la asistió para que fueran a la cama. Sentó a la pequeña en la cabecera del mueble y ella poco a poco despertó.
—D-denji…
—Hasta que por fin despiertas, dormilona.
—Me dejaste en el baño…
—¡Eh! ¡Eso fue culpa de Kishibe!
—Si, claro. — La cuarta hija hacía el esfuerzo por quedarse despierta. — ¿Por qué huele tan bien la habitación?
—¡Ta-dah! Unas hamburguesas de tu lugar favorito, McDonald's.
—Ay no…
—quitando el hecho que trabajaste ahí y te despidieron…
—No sigas…
—Y creo que rompiste récord en el despido más rápido en la historia.
—Y-ya no sigas…
—¡Por dios! ¿Quién chingados dice mcmamadas mientras atiende a una familia?
—Esto es vergonzoso. — la cuarta hija solo pudo cerrar los ojos para evitar ver a Denji reírse de las cosas que le pasaban a ella.
—¿Te puedes mover?
—Todavía no. — Kobeni estaba cansada. Lo suficiente como para dejar de esforzarse a la hora de mover sus brazos.
Denji quería seguir avanzando con ella. Abrió la bolsa donde tenían su comida y sacó las papas que le correspondían a Kobeni. El chico sujetó unas cuantas y le pidió a la pequeña que abriera la boca.
—¿Me vas a alimentar? — preguntó Kobeni.
—Solo si tú quieres. — dijo Denji quien se estaba ruborizando. El chico mantuvo firme su mano en dirección al rostro de Kobeni, la cuarta hija abrió un poco su boca para poder comer las papas. El motosierra devolvió el favor que Kobeni le hizo en la fábrica.
—¿Cómo le harán estos señores que siempre saben tan buenas? — preguntó la cuarta hija.
—Quizá tienen un contrato con el demonio del sabor y matan a distintos trabajadores y animales para hacer más deliciosa la comida que venden. — teorizo Denji. Kobeni abrió los ojos luego de tal comentario mega pendejo que lanzó su amigo y aún así, con algo de coherencia.
Kobeni abrió la boca un poco asqueada luego de lo que dijo Denji, enseñando las papas que aún seguía masticando.
—Ay que asco, comete eso jaja. — Denji lo tomó con humor mientras que Kobeni seguía sorprendida por lo que decía el chico. —Y no quiero que te imagines lo que hacen con los hot dogs.
—No seas así.
—Tú solo sigue comiendo jaja.
Así pasó el rato. La cuarta hija aceptando cada cosa que le ofrecía Denji, luego de terminar con sus papitas, el motosierra le ofreció la hamburguesa y ella con gusto aceptó comer. Para Kobeni no solo esta comida sabía deliciosa porque no la pagó, también porque incluso tenía a alguien que se la sirviera. Acompañado con el hotel donde se hospedó, se sentía como una auténtica famosa de televisión.
Kobeni jamás había tenido una vida de lujos. Incluso antes de esto había sido apaleada múltiples veces por el veterano, así que podría decirse que para ella esto era una pequeña victoria personal.
Denji se encontraba finalizando su comida cuando Kobeni le llamó.
—Denji. — Nombró a su amigo mientras la cuarta hija cada vez tenía menos energía para mantenerse despierta. — Acércate…
La cuarta hija alzó sus brazos, su mano derecha hacia un gesto para pedir que el rubio se acerque a ella. Denji no puso resistencia ante la petición. Se acercó hasta aproximar su rostro con el de ella. Sentía el calor de su amiga. Así como los brazos de ella rodeándolo. Ella delicadamente atrapó a Denji en un frágil abrazo donde el rubio se podía escapar, pero del que él se negaba a retirarse.
Denji disfrutaba del afecto que le proporcionaba la cuarta hija. Kobeni acercó aún más a Denji hacia ella, giró un poco la cabeza del chico para que ella pudiera acercarse una de sus mejillas y darle un beso.
—Muchas gracias, Denji. En serio tenía mucha hambre.
—No hay de qué. Al menos es algo bueno en este día de mierda.
—Todos los días son una basura, pero al menos se sienten menos horribles cuando puedo pasar tiempo contigo. — le dijo Kobeni a Denji con una cálida sonrisa.
La cuarta hija mostraba algunos pequeños moretones en distintas zonas de su cuerpo, muy pocas en su rostro, sin embargo Denji no podía negar que le molestaba ver tan linda cara ser afectada por la brutalidad de Kishibe, el rubio sostuvo un poco la mano de Kobeni.
—Será mejor que vayas a dormir.
—¿Eh? ¿No quieres que duerma contigo?
—Jaja. Me estás tentando, pero no será hoy. Me iré a bañar y… no quiero que me mires.
—Puedo tener los ojos bien cerrados. — Denji tapó ambos ojos con sus manos, aunque luego deslizó su mano izquierda para que uno de sus ojos tenga visión.
—¡Ah! ¿Lo ves? Por eso deberías ir con Power, además tu también deberías bañarte.
—¡Nah, no creo necesitar un baño! — Denji olió un poco su axila y luego notó que sí, apestaba. — Okey, quizá si apesto un poco, pero tampoco es para tanto.
—Apestamos. — Kobeni se levantó lentamente. — ¡Nnngg! B-bien, será mejor que te vayas. Yo ya podré caminar por mi misma…
Denji aceptó sin muchas ganas. El rubio se retiró de la habitación de Kobeni y escuchó como el seguro de la puerta se había puesto. La pequeña Higashiyama se desnudó lentamente y entró con calma para tomarse una larga ducha.
Por su parte el motosierra se introdujo a la habitación que tenía que compartir con la poseída. Cuando entró vio como ella también estaba sentada al frente de la cabecera, disfrutando de su comida y cantando un poco el primer opening de Dragon Ball Z mientras jugaba con su juguete. Cuando vio que el motosierra entró a la habitación le compartió una sonrisa y luego continuó con su comportamiento habitual.
—¡Ja! Mira bellaco, el maestro me regaló una cajita feliz con un Goku haciendo un Kamehameha.
—Wow. Que lindo. — Realmente a Denji no le interesaba mucho lo que le cuente Power, la poseída estaba feliz de seguir comiendo sus frituras. — ¿No sería mejor que te duermas ya?
—¿Y tú no sería mejor que también tuvieras una figurita de estas?
—No me interesa. — A Denji si le interesaba.
—¡Jajaja! Es porque el maestro si me quiere y a ti no.
—Estoy seguro que te tiene lástima porque pareces una retrasada mental y a mí me trae a punta de chingadazos porque soy más cabrón que tú.
—En lo único en lo que estás cabrón es en lo pendejo. Ya puedes irte yendo mucho a la mierda porque no te voy a dejar jugar con mi muñeco.
—¡Vete a la mierda!
—No, tú vete a la mierda.
Ambos chicos se miraron con odio. Aunque después se les pasó porque realmente no tenían muchas energías para hacer desmadre y con el maestro presente ambos les podía salir mal la jugada.
—¿Al menos me lo podrías prestar un rato?
—¡Toma! — Power se lo arrojó a Denji y cuando este lo atrapó, Power continuó comiendo su hamburguesa. — Nada más no lo rompas, conociéndote eres capaz de hacer una estupidez como cortarlo a la mitad.
—¡Solo sucedió una vez!
—Y esa pendejada hizo que yo ya no pudiera ver al detective Conan.
Los dos chicos quedaron en distintas áreas de la habitación. Power ya se estaba preparando para dormir mientras Denji no tenía mucho que hacer además de apreciar el juguete que le dieron a su amiga. Profundamente, quería también una figura de Dragon ball, quizá a Vegeta o a Gohan.
El chico jugó un poco con el muñeco y también lanzó un Kamehameha en dirección a la poseída. Se rió un poco y lo dejó en la mesa antes de irse al baño, de la misma forma que su amiga tomó una larga y refrescante ducha.
La parejita que se negaba a reconocer que era una pareja hacían prácticamente lo mismo. Los dos estaban despejando todo el estrés de los últimos días en una profunda ducha que les quitaba todos los males. Mugre, sangre seca y polvo era removida del cuerpo de ambos chicos. Kobeni tarareaba una canción que le gustaba a Himeno. Mientras que Denji estaba silbando en la ducha, Power lo mandó a callar y Denji para evitar que haga una estupidez, hizo caso.
Cuando finalizaron su ducha, los dos agarraron del baño unas batas que encontraron; cortesía del hotel. Se las colocaron y al menos Kobeni si se vio al espejo, en su mente se imaginó como una especie de famosa que estaba descansando luego de un gran día de trabajo.
Luego recordó su miserable vida y se salió del baño, pudo estar más tranquila ahora encendiendo la tele y viendo un rato la televisión. No podía hacer mucho más, su teléfono llevaba horas que se había descargado y olvidó su cargador en casa, no se podía comunicar con ninguno de sus hermanos.
La cuarta hija podía disfrutar esto tanto como quisiera y aunque se lo negó a su chico, ella si quería que se quede, pero no que anduviera de fisgón. Siguió viendo los programas, buscó alguno interesante y logró ver un programa de comedia, Kobeni no se contagió de risa, pero mantuvo el ruido para poder escuchar algo.
El rubio se quedó mirando las caricaturas junto con Power. Realmente los dos no tenían ganas de volver a compartir habitación, aún así habían acordado no hacer ningún desmadre para que Kishibe no se la tome en contra de ellos.
—Power…
—Ajá ¿Qué quieres?
—¿Puedes crear unos picos para que yo pase de esta habitación a la de Kobeni?
—¿Qué ella no te echó en primer lugar de ahí?
—Si, pero… quiero darle la sorpresa de que se puede dormir conmigo.
—Enfermo.
—¡Qué! Mira el lado bueno, tendrás la cama para ti sola y tú puto olor a culo.
—Y te irás a ver a una cabrona que tiene un potente olor a sudor. Me dan asco ustedes dos.
—Jodete.
—Pero bueno, tienes razón. Quiero tener está habitación para mí sola y no quiero que andes jodiendo cuando roncas.
—¡La que ronca eres tú, pendeja!
Power creó dos piolets para Denji mientras el motosierra vestía su ya desgastado uniforme. Se las tiró al suelo y luego volvió a su cama. Ella advirtió que si alguna pendejada sucedía con Denji, sería totalmente su culpa y no debía meterla con él. La rubia se acostó y giró bruscamente al otro lado para ignorar cualquier cagada que hiciera el motosierra.
—Bien, es hora de trabajar. — Denji abrió la ventana y observó lo plana que era la pared, le dio las gracias a Power por las herramientas y la poseída le contestó con un “¡Ya cállate!”, el motosierra no se la pensó mucho y clavando una de las piolets a la pared, el chico la incrustó tan duro que era difícil de sacar.
—Kishibe nos va a matar mañana. — Se dijo así misma Power quien miró al techo mientras se arrepentía de ayudar a Denji.
Se escuchaba como el motosierra se esforzaba para llegar a la otra ventana. Pisó su marco y con fe, esperó que las personas que descansen ahí no se dieran cuenta que Denji pasaba por el lugar. Power se levantó y cerró la ventana. Prefería ignorar lo que le pase al motosierra.
El rubio cegado por su estupidez, mantuvo paso constante hasta llegar a la habitación de Kobeni. La chica estaba cerca de dormir mientras aún veía la televisión sin hacerle mucho caso, sus párpados entrecerrados estaban batallando para no caer rendidos.
Power se imaginó un escenario ficticio con su juguete nuevo. Por otro lado Kishibe en su habitación estaba pidiendo servicio a la habitación.
—Voy a querer su mejor Sake. — El cazador al igual que sus dos alumnos también había tomado su respectiva ducha y se encontraba secando su cabello mientras estaba aún en la línea. — Si, también qué el filete sea término medio.
¡CRAAAAAAAAAAASH!
El motosierra se había caído del edificio.
—Ese pendejo no aprende. — Power se cubrió sus cobijas y fingió dormir en caso que Kishibe abriera la puerta.
Kobeni también escuchó el gran sonido del impacto. Se despertó y con el miedo de que haya sido un demonio también se cubrió en sus cobijas.
—K-Kishibe o D-Denji se e-encargarán, yo no tengo porque salir, ya me bañé… ¡Ay Dios mío! Ya no quiero salir a trabajar.
—Si no hago caso, no hay problema. Mañana veré qué mierda hicieron. — Kishibe estaba esperando su comida mientras escuchaba como la alarma de un vehículo empezaba a escucharse.
Un hombre de mediana edad, calvo y con unas cuantas arrugas se estaba acercando a toda velocidad al escuchar el sonido de su vehículo cuando vió como un tipo de caía de este.
—¡¡¡¡NOOOOOOOO!!!! ¿¡QUÉ MIERDA TE PASA?! APENAS ACABO DE HACER EL PRIMER PAGO DE MI COCHE.
El vehículo en cuestión era un Honda civic recién comprado. Denji había caído del techo del vehículo boca arriba, con sus piolets cada una en cada mano. El rubio se encontraba al borde del colapso hasta que escuchó cómo el dueño del vehículo empezó a llamar por teléfono.
—¿¡Qué cree que hace?! — Recuperando el conocimiento, Denji gritó al señor mientras intentaba levantarse. Le costó salir de la abolladura que dejó en el auto y hasta le pidió ayuda al dueño. — ¡Hey! Deja ese puto teléfono y ayúdame, hay un demonio allá arriba.
—¡No creas que voy a caer en esa mentira tan baja como esa!
—¡No te estoy mintiendo, maldito calvo!
—¡¿Cómo te atreves a decirme calvo?!
—¡Por qué tienes una maldita cabeza de bola de boliche! Ahora deja de llamar a la policía y mejor ayúdame a salir de aquí.
Sin conveniencias argumentales, las palabras de Denji se hicieron realidad. Un demonio de un tamaño similar al de una camioneta se estaba acercando peligrosamente desde su espalda al calvo mientras seguía su acalorada discusión con el rubio quien intentaba salir por su cuenta.
«¡Cómo me caga tener siempre la razón!» — Dijo Denji una vez de pie portando las dos armas que le dio Power.
Con una forma similar al de una oruga con la piel expuesta en todo su cuerpo, un color rojo carmesí y múltiples cabezas salientes en lo que aparentaba ser su columna vertebral. El demonio oruga había hecho un acto de aparición inesperado. Denji se está a quejando nuevamente por nunca equivocarse mientras que el calvo se escondió detrás de él.
—¡Mátalo! — Gritó el hombre de la mediana edad desesperado por sobrevivir.
—¡¿TE PUEDES CALLAR!? NO PUEDO CONCENTRARME TENIENDO A UN JODIDO IDIOTA GRITANDOME AL OÍ… — La cabeza del demonio había devorado en su totalidad a Denji. Nuevamente el rubio desapareció de escena.
El calvo miró con asombro como la boca del demonio se abrió tan rápido como se cerró engullendo al cazador. La expresión de su rostro cambió al terror absoluto, boquiabierto y temblando de miedo, sacudió sus brazos extendiéndose hacia adelante mientras gritaba qué a él no lo devore. Sollozó y suplicó por su vida.
¡VROOM!
¡¡VRRRROOOOOOOMM!!
¡¡¡VRRRRRRROOOOOOOOOOMMMMM!!!
¡GYAAHAHAHAHAHAHAHA!
El señor escuchaba como del interior de la criatura el sonido de múltiples motosierras invadía el lugar, así como el de una risa eufórica.
¡¡¡¡GGGGRRRRCHCHCHCH!!!!
¡SCCCHCHCHK!
Y así como inesperada fue su aparición, su muerte llegó de imprevisto. Demonio estalló y sus pedazos quedaron repartidos en el estacionamiento del hotel. Una neblina rojiza hizo que ese hombre no pudiera ver más que la silueta de un hombre frente suyo que era también el origen del sonido tan estruendoso idéntico al de las motosierras.
—¡Vaya! Eso fue fácil. Ese jodido anciano si que hizo más fácil las cosas para mí. — La transformación del motosierra se había acabado y su forma humana recobró el protagonismo. Cuando por fin comenzó a dirigirse a la entrada del hotel, el mismo hombre le gritó.
—¡T-tú! ¡TÚ! ¡TÚÚÚ!
—¡YO! Ya té escuché pendejo.
—¡Te vi morir! ¡¿Por qué mierda sigues con vida?!
Denji elevó los hombros sin saber dar una respuesta que pudiera convencerlo o a él mismo.
—Simplemente sucedió. No es como que ese cabrón deforme me haya podido matar, aquí estoy y ya me largo, lo siento por lo de tu vehículo, culpa al demonio o yo qué sé.
—¡Cabrón de mierda! ¡Tú caíste sobre mi auto!
—¡Y también te salvé tu puta vida! Así que deja quejarte conmigo y empieza a gritar como perra loca a ese puto cadáver. Llama a la policía o sepa a quién chingados, pide dinero y compra otro puto auto nuevo, el que tenías se veía como la mierda.
El calvo se quedó callado. Simplemente miró su auto mientras que algunos del personal empezaron a salir luego del ruido del exterior. Denji estaba bañado en sangre, aunque realmente era lo que necesitaba para sentirse rehabilitado. Un demonio que destrozar.
Cuándo entró a la recepción, la mujer que lo atendió lo reconoció y preguntó por lo sucedido afuera. A grandes rasgos explicó que había escuchado como un pendejo gritó por su auto y se percató que había un demonio a punto de comerlo, fue difícil de matarlo, pero ya estaba terminado el trabajo. La mujer quedó asombrada con la historia y le ofreció de recompensa el desayuno en el buffet del hotel que Kishibe se negó a que le incluyeran. Denji aceptó, pero también pidió ropa nueva.
La mujer le hizo caso y pidió a uno de los empleados que compre algo de ropa extra al cazador. Pasaron los minutos y se le permitió pasar a su habitación y cambiarse. Denji se dirigió al quinto. Cuando entró se encontró a Power con los ojos abiertos y con un rostro irritado. Ignoró a denji y el chico tampoco le prestó atención. El motosierra se volvió a bañar, se cambió y se largó no sin antes insultar a Power.
—¡Vete a la mierda maldito pendejo manos de mantequilla!
—Por lo menos mañana comeré en el buffet y no te invitaré.
—¡Genio! Siempre supe que eras alguien superdotado.
«Wow. Esta pendeja si que siempre busca ganar.» — Denji se quedó mirando el cambio de pensamiento de su compañera. Cerró la puerta y sin que se diera cuenta, Power lanzó un ofensivo dedo de en medio dedicado a él.
El chico caminó en dirección a la habitación de Kobeni. Dio unos pequeños golpes a la puerta para revisar si ella aún se encontraba despierta. Quería darle una pequeña sorpresa.
La cuarta hija debido a sus heridas no se podía mover con rapidez. Apenas tenía puesto el pantalón de su uniforme mientras que su blusa totalmente rasgada seguía sin abotonarse. Se dirigía en auxilio del motosierra cuando escuchó su voz gritando en contra del calvo.
Abrió la puerta y observó el nuevo vestuario de Denji. Simple como siempre con una playera blanca, unos jeans y sus tan confiables tenis. La cuarta hija tenía visiblemente la blusa abierta dejando notar su sostén. El motosierra se sorprendió e intentó mirar a otro lado. Kobeni quiso saludarlo hasta que notó ese extraño actuar del rubio. Luego notó la razón y se cubrió.
Ya cubierta le preguntó a Denji lo que sucedió afuera. Denji no dio largas y explicó que ayudó a un pendejo a conseguir un auto nuevo, ahora mañana comerán en un buffet. Ella se emocionó ya que no tendría que limitarse a la comida y sería su primera vez en un buffet.
Los dos chicos sonrieron y se abrazaron. Kobeni le dio las gracias. Ella le ofreció entrar ya que por fin el motosierra se encontraba bañado.
『Tan cerca de la gloria』
Sentados en el borde de la cama. Los dos amigos se la pasaban hablando de lo que quizá puedan encontrar en ese lugar, Denji pensó en pan tostado y las combinaciones que podrían hacer.
—Si le pones, mantequilla, miel, Mermelada y crema de Mani te saldrá el más magnífico manjar que puedes encontrar en la porquería de casa que tiene Aki.
—¿No son muchas cosas?
—¡Nah! El tipo a duras penas compra dulces o comida chatarra. Todo lo quiere preparar él. Aunque no lo niego, su curry es delicioso.
—Deberíamos comerlo, quizá hay que convencer a Aki que de alguna forma cocine seguido para que todos podamos comer.
—¿Y qué propones?
Kobeni miró con calma y aprecio a su amigo. La chica lentamente agarró la mano de Denji y pese a la sorpresa que tenía el chico en su rostro, no se notaba como un acto romántico. Simplemente esperó a lo que Kobeni tuviera que decir.
—El… ha estado pasando por muchas cosas últimamente y creo que lo comprendo de cierto modo. No perdí a mi familia como él, pero ambos perdimos a nuestra amiga. Himeno… quizá no era un pan de Dios, pero él la quería mucho y yo también.
—¡MMMMMM! No voy entendiendo… — Denji no procesaba a que quería llegar Kobeni con todo eso.
—Solo piénsalo. Si vas a seguir viviendo con él, quizá lo ideal sería qué ambos se lleven bien. Ya sabes, que sean amigos.
—¡Ugh! Ese idiota es muy pendejo. Créeme que te digo que nos prefiere muertos antes que otra cosa. Es más, le debería decir a Makima que me mande a vivir contigo.
—¡E-eh! ¡E-este! ¡N-no… N-no creo que eso sea…
—¡Yo creo que nos iría bien, te ayudo a limpiar, tú me enseñas donde ir a comer y ambos matamos demonios! Lo veo como un plan sin fallas.
—N-no creo… qué eso sea posible… quizá me podrías seguir visitando, pero si te quedas a vivir conmigo no sería capaz de pagar por… ¡Esto! — Kobeni se dirigió rápidamente al abdomen de su amigo y empezó a picotearlo, escuchó las risas que soltaba Denji.
Ambos se detuvieron. Simplemente Kobeni aproximó su frente al hombro de Denji y lo chocó delicadamente.
—Solo piensa en lo que te dije. Quizá si se empiezan a llevar bien, Aki… no será tan difícil de cuidar.
—Lo pensaré. Por lo mientras, creo que no me importa lo qué suceda con él, ni con Kishibe o Power, bueno ella quizá un poco. Sólo… tú me importas sí te soy honesto…
Kobeni se sonrojó mientras escuchaba eso. La cuarta alejó su rostro lentamente de Denji mientras ella balbuceaba por querer decir algo, pero le era imposible.
—¡Ah! ¡Y-y! ¡T-también Makima! Ella igual… creo que… ustedes dos… comparten lugar. Jaja.
Aún ruborizada. Las palabras de Kobeni por fin volvieron. No sabía cómo tomar lo que dijo el motosierra, aceptaba nuevamente que tenía que compartir lugar con Makima. A pesar que ella hacía el esfuerzo por hacerle bien a Denji y Makima simplemente desaparecía de su vista. La cuarta hija se resignó por el momento. Pero en lo más profundo de su mente, ella deseaba que Makima no estuviera tan presente en la mente de Denji.
—Supongo que es hora de que vayamos a dormir. — Dijo Kobeni mientras retomaba su sonrisa hacía Denji.
—C-claro… — Denji la había cagado y lo sabía. — Pero crees que…. ¿Yo pueda quedarme aquí?
Kobeni pensó por unos segundos. Observó la mirada arrepentida por sus propias palabras de Denji. Había algo en ese chico, su cara de perro abandonado o simplemente lo atractivo que le parecía a la cuarta hija, pero no se pudo negar a la petición de su amigo.
—Bien. Al menos ya te bañaste.
—dos veces, maté a un culero y además Power me dejó jugar con su figura de Goku. — Denji se levantó y se dirigió al frigobar, después de tanto tiempo por fin logró averiguar que había dentro. — Botellas de agua. Latas de refresco. Hmm. Onigiri empaquetado. ¡Wow! ¿Y está botella?
Agarrando el onigiri y la botella de vidrio misteriosa. El chico cerró el frigobar y regresó donde estaba Kobeni, le regaló el pequeño alimento y ella lo aceptó sin dudar. Mientras ella comía, Denji le preguntó qué decía esa botella misteriosa. La cuarta hija revisó la etiqueta y vio que era un vino tinto proveniente de Yamagata. La pequeña se encontraba asombrada al ver el bonito diseño del etiquetado.
—¡Wow! Esto debe ser carísimo. — Kobeni se asombró.
(No lo era, quizá para ella sí.)
—¿Verdad? Se nota en los detalles. Quizá el maestro no es tan malo y nos pidió unas habitaciones de lujo. — concluyó el motosierra.
(No lo hizo. Se ahorró lo de sus habitaciones y lo gastó en una sesión de masaje.)
—¡Tienes razón! Quizá nos deberíamos disculpar con él por pensar tan mal de su persona, vamos a invitarlo a comer en algún buen restaurante. — fue lo que propuso Kobeni.
(No lo van a hacer. Ni Denji ni Kobeni querían gastar tanto en alguien que no les agrada todavía)
—¡En serio que siempre tienes buenas ideas! Deberíamos tomar ésta botella.
—¡E-eh! ¡Denji! ¿Esta cosa está incluida con la habitación?
—Yo creo que sí. Les salvé el culo a esos idiotas hace rato, deberían perdonar a su héroe si quiere tomar una botella de vino de su habitación.
—B-Bueno, supongo qué tiene sentido… De algún modo. Solo debemos buscar con qué destapar eso. — Con esfuerzo la cuarta hija se levantó de la cama y buscó entre los cajones que había en la habitación. A pesar de tardar, encontró un destapa corchos. — ¡Listo! Solo será un pequeño trago.
La cuarta hija enterró la herramienta en el corcho de la botella y le pidió a Denji abrirla. Cuando el rubio logró destaparla, ambos percibieron ese dulce aroma proveniente de la botella. Kobeni buscó un par de copas. Denji sirvió el contenido dentro de ellas, se excedió.
Ninguno de los dos había tomado algo así.
Todo estaba bien hasta qué Kobeni recordó un pequeño detalle. Uno que estropeaba todo este ambiente que ambos disfrutaron a lo largo de los pocos minutos que Denji estaba dentro de la habitación. El chico es menor de edad.
—¡A-alto! — Asustada, Kobeni lanzó un grito con voz asustada. — N-no puedes tomar eso, t-tú sigues teniendo 17 años.
El motosierra estaba listo para tomar hasta que Kobeni lo detuvo. Él observó el contenido de su copa, la meneó suavemente y notó la tonalidad roja que trataba de impregnarse en el vidrio de la copa. Sin hacerle mucho caso a Kobeni en esta ocasión, tomó un sorbo.
—¡Denji! Te dije que no podías hacer eso. — La cuarta hija quiso arrebatarle la copa a su amigo. El chico alejó sin esfuerzo su copa de las pequeñas manos de Kobeni. Su mano libre tomó la muñeca de la chica delicadamente.
—N-no sabe tan mal. Creí que sabría igual de horrible que esa cerveza que tomaba Himeno. — El chico volvió a tomar otro sorbo. — ¡Ah! Sabes… esta mierda no sabe nada mal.
—¡Denji deja eso! ¡Nos vamos a meter en problemas si saben que tomaste vino!
El chico soltó la muñeca de Kobeni. Su mano pasó a un lugar que más dejó estremecida a la chica, su cuello. La mano de Denji no fue discreta a la hora de tocar la piel de su amiga, la cuarta hija se asustó al ver un rostro distinto en su amigo. Podía ver el deseo que Denji tenía. Ella estaba asustada por lo que hizo de su amigo, no quería meterse en problemas porque un menor de edad tomó alcohol en su presencia.
Se imaginó múltiples escenarios. La decepción de Kishibe, el repudio de su familia y ella metiéndose en prisión por dejar que Denji estuviera cada vez más ebrio. La copa que el chico sostenía estaba totalmente vacía. Las pupilas de Kobeni se contrajeron, aterrada de ver cómo el chico quería levantarse por más.
—¡Denji! ¡Maldita sea, Denji! Eso no se hace.
La cuarta hija sostuvo el brazo del chico e impidió que siguiera acercándose a la botella que se encontraba sobre un mueble al lado contrario de su cama. Denji terminó cediendo a los deseos de Kobeni, era malísimo soportando el alcohol y tan pronto ingirió, sentía como su cabeza empezó a sentirse más ligera, su mente se despejó y solo se podía concentrar en lo único que tenía frente a sus ojos.
La cuarta hija dejó su copa en el piso y le pidió a Denji que se siente, necesitaba que el efecto del vino se estuviera pasando. El rubio siguió un poco las órdenes de su amiga. Se sentó a su lado, pero siguió concentrado en el rostro de ella.
—¡Maldición! En s-serio que eres linda.
El chico no podía detener sus movimientos. Siguió aferrado a la idea de conquistar a Kobeni en ese mismo instante. Denji la derribó con facilidad.
—¡Denji!
—¿Sucede algo? — El chico ya se encontraba sobre Kobeni.
El rostro de ambos se encontraba demasiado cerca, el motosierra podía notar los lunares que tenía su amiga. Con algo de esfuerzo hizo que una de sus manos empiece a acariciar ese rostro que lo dejaba tan atontado. La cuarta hija no soportaba como Denji se estaba comportando, jamás había pensado que su amigo fuera tan débil ante el vino ni mucho menos que se volviera así de seguro de sus acciones. Aún así, no era lo que más le daba miedo.
Le aterraba aceptar que esto le había gustado.
Solo podía sentir como Denji acariciaba su cabello y su rostro. La mano derecha del Denji conectaba los puntos de hacían los lunares de Kobeni. Suavemente presionó en donde se ubican los lunares que estaban por debajo del ojo izquierda de Kobeni. La mujer se estremecía al ver a Denji cómo estaba tan centrado en observar su rostro. Los dos chicos se miraron directamente, si ella tenía algo que decirle entonces había perdido su oportunidad, las palabras se escaparon de su boca.
El chico siguió su curso. Su dedo índice y pulgar sentían la suave piel de su amiga. Descendieron paulatinamente hasta llegar a los dos lunares que estaban tan cerca de los labios de Kobeni. El rostro de la cazadora estaba al rojo vivo al notar como Denji quería acercarse más a ella.
Denji con delicadeza acarició los labios de su amiga. El deseo lo estaba consumiendo y cada vez era más difícil contener esas ganas de besar a su amiga. La cuarta hija en su negligencia, permitió que Denji tomara tanta ventaja de la situación. No estaba procesando bien la situación, por no decir que su mente estaba vacía. Kobeni agarró la mano con la que Denji estaba acariciándola y la alejó de ella. El chico se veía levemente confundido.
La mayor de los dos cedió al deseo. Lenta pero segura, cerró sus ojos y sus labios se elevaron tímidamente, esperando que Denji por fin hiciera lo correspondiente. El chico estaba sonriente al ver como ella estaba dispuesta a hacer lo incorrecto.
Sin hacerla esperar, Denji descendió su rostro hacia él de ella. Kobeni estaba siendo consumida por los nervios y terror de ser en cualquier momento descubierta por su maestro o algún trabajador que note los ruidos. Miedo que se terminó disipando cuando sintió los labios de Denji en contacto con los suyos.
Todo se había ido.
Las caricias de Denji estaban a la orden del día. El chico por fin dejó de lado el rostro de su amiga y empezó a acariciar su cabello suelto y liso. Los dos estaban dominados por su instinto. Kobeni hizo su parte abrazó el cuello de denji, ambos estaban emocionados por tal acto correspondido.
El chico acomodó a Kobeni quien aún seguía acostada, elevó la pierna que se encontraba aún suspendida al borde de la cama. Denji dejó que Kobeni estuviera cómoda boca arriba. El chico regresó a su posición y siguió besando a su amiga. Ninguno de los dos se despegó, beso tras beso, el chico simplemente se encontraba eufórico por tal suerte, después de tantos días de mierda por fin sentía que ganaba la lotería.
La protagonista de esta historia cada vez era más permisiva con su amigo. Sentía como el cuerpo de Denji se aproximaba más y más al de ella. Aún con el esfuerzo de Denji de no caerle encima. Sentía su torso, sus brazos, sus muslos y su entrepierna tan peligrosamente cerca de ella. La cuarta hija torpemente intentó despegarse sin ningún tipo de éxito, su acompañante no permitía que ella se alejara.
Los besos continuaron. Los poquitos, besos más duraderos y los de lengüita estaban a la orden del día. Los dos chicos no podían decir una sola cosa, estaban tan concentrados en darse placer y Kobeni no estaba tan descarriada hasta que sintió como su amigo empezó a desabotonar su blusa. La cuarta hija estaba al borde del colapso mental. Denji en serio estaba sacando ventaja de toda la situación.
De arriba para abajo, Denji liberó cada botón de la blusa de Kobeni y dejó al descubierto todo el torso como el abdomen de la chica. Denji se levantó brevemente desde su posición. Observó a Kobeni quien aún estaba procesando todo lo que estaba ocurriendo, la mirada de ella se enfocó tanto en el techo que no pudo ver cómo Denji se removía su nueva playera. Al ver cómo esa prenda voló hacia el frigobar, la cuarta dirigió su vista directo a su chico.
—¿Q-qué… qué estás haciendo?
—N-nada, nada de nada.
Todo estaba escalando. Observó el torso desnudo de Denji, su cadena en el pecho y cómo a pesar de tanto daño recibido, podría considerar que el chico estaba prácticamente impecable, sin cicatrices o moretones. Con el pasar del tiempo, el chico cada vez pasaba de tener un cuerpo delgado a uno en mejor condición. La propia mujer puso su mano en el pecho de Denji acercándose a su cadena.
El rubio tampoco perdió el tiempo. Deseoso de tocar el cuerpo de la cuarta hija, repitió el mismo proceso que hizo en el rostro, había encontrado unos cuantos lunares repartidos en su abdomen y los fue siguiendo con sus manos, toda su palma empezó a invadir la piel de Kobeni y cuando ella se estaba dando cuenta. La mano de Denji ya estaba a nada de acercarse al borde de su pecho.
¡EEP!
Kobeni soltó un pequeño chillido, tenía cierto temor de esto. Veía como Denji se centraba tanto en sus pechos, en la mente del rubio quería ver cómo eran, con la oportunidad de poder tocarlos. Pero simplemente negó esa oportunidad al ver cómo su chica no reaccionó cómo el lo hubiera deseado, apartó mano y le lanzó una sonrisa en confianza con su chica.
—No lo haré si no quieres.
Kobeni asintió. Abrumada por todo lo que estaba pasando, le pidió a Denji que se volviera a acercar a su rostro. La cuarta chica agarró ambos cachetes del rubio y lo acercó hasta ella. La pequeña aunque al principio volvió a temer darle un buen beso en los labios y limitarse a las mejillas. Denji no se quedó con las ganas, el chico le mostró a ella donde quería que lo bese. La cuarta hija cedió y volvió a besarlo en los labios.
Debajo de la cintura de ambos también estaba una cuenta pendiente. Los dos chicos se frotaban suavemente mientras ambos se encontraban compartiendo un momento íntimo y cariñoso. La perversión y lujuria se estaba desarrollando en donde ambos no tenían control.
Sin que lo pudiera evitar, el motosierra empezaba a manifestar una erección. Abultando su entrepierna y frotando la de Kobeni, poco a poco rozando más y más, queriendo acercarse a ella y tomarla como suya.
La cuarta hija le pidió a Denji un cambio. Ambos acordaron que ahora Kobeni podría estar sobre él. Efectuando el cambio, Kobeni apagó la luz de la habitación. El chico estaba boca arriba y Kobeni sin molestarse por lo que sentía debajo de su cintura, se levantó en su posición. Del mismo modo que su pareja, removió su blusa y la arrojó al suelo.
Mientras Kobeni se dedicaba a besar a Denji, el motosierra recorría la espalda de la mujer. Quería conocer cada parte de ella, la suave textura de su piel, a veces escucha algunos quejidos por parte de la cuarta hija, sin embargo en ningún momento detuvo lo que hacía Denji. Sus manos se acercaron a las bandas del sostén de la pequeña.
Tentado a sus impulsos. El chico torpemente buscó la forma de desabrochar la prenda. Kobeni sintió el movimiento de sus manos. La cazadora tuvo que impedir lo que deseaba Denji, juntó su frente con la de él y suavemente le dio una negativa. No quería enseñar esa parte de ella. El chico suspiró y aceptó el deseo de la mujer. Las distracciones volvieron a desaparecer y el cariño mutuo reapareció.
Habían pasado unos minutos. Los dos idiotas ya se encontraban dentro de las sábanas, continuaban los besos y las caricias. El chico se encontraba cómodo con su cabeza siendo apoyada por una almohada mientras que la cuarta hija besaba donde pudiera a su acompañante en su rostro. A pesar de estar invadidos por la absoluta oscuridad de su habitación, los chicos percibieron la felicidad del otro. Al punto que su actuar empezó a ser sincronizado.
La emoción nublaba la mente de la pequeña y los efectos del alcohol se mantenían en Denji. La cuarta hija y el motosierra desabrocharon sus pantalones. Se apartaron un poco para que ambos se los pudieran remover y tirarlos al suelo. Los dos cazadores estaban tan cerca. Tan cerca de subir el nivel de su relación.
Montada en su pareja, la cuarta hija sintió el torso de su amigo con sus manos. Disfrutaba de explorarlo y el motosierra cooperaba demasiado. El chico sujetó de la cintura a Kobeni. La pareja no se movía en lo absoluto, hasta que la cuarta hija volvió a aproximar su rostro con el de Denji. Los besos se intensificaron, no podían detener lo inevitable.
Las manos de Denji no cedían ante el deseo de seguir explorando a su pequeña amiga. Descendiendo hasta casi alcanzar el trasero de Kobeni.
Cómo un rayo, Kobeni interceptó las manos traviesas de su compañero. El chico se rió y nuevamente se rindió de su intento de llegar más allá de los límites permitidos. La cuarta hija también soltó una pequeña carcajada.
—Eres un pervertido.
—Podría decir lo mismo de ti…
La cuarta se elevó desde su posición. Cuál vaquera montando a su amigo. La pequeña se había rendido a la hora de ponerle límites a su acompañante. Sintiendo la entrepierna de Denji frotándose con la suya, el rubio no podía encontrarse más excitado que teniendo a la chica que tanto deseaba sobre él. Torpemente Kobeni intentó lanzar leña al fuego, meneando de adelante hacia atrás.
Lo único que impedía la unión de los dos imbéciles eran unos pedazos de tela.
Pasaron los segundos. La pequeña mujer al igual que el resto de sus aprendizajes, empezaba a dominar este pequeño, pero emocionante movimiento. La sensación de humedad entre los genitales de ambos, simplemente era un moment o magnífico para los dos. El motosierra se rendía ante su pequeña compañera. Cerró sus ojos conteniendo esa emoción y el impulso de cometer algo estúpido. Su respiración pasaba de agitada a calmada.
La cuarta hija retornó al rostro de su amigo y preguntó una cosa sencilla, pero directa.
—Denji… ¿Quieres hacerlo? — El rostro de los dos estaba pegado, luego de dicha pregunta la pequeña volvió a besar el rostro de su chico. Sin respuesta alguna. — ¿Denji?
ZZZZZZZZ
El motosierra cayó rendido.
—¿En serio te dormiste? — La cuarta hija encendió la luz. El motosierra había cerrado los ojos y su boca abierta exponiendo sus dientes afilados, el chico descansando plácidamente mientras que la cuarta hija al ver a Denji solo se percató de lo cerca que estuvo de perder el control. Se levantó sin molestar a su amigo y volvió a colocarse la ropa que se removió. Abotonó su blusa y sentada al borde de la cama no hizo más que pensar lo que casi sucedía.
La cuarta hija sostenía su cabeza con ambas manos mientras se agachaba más y más, encorvada y pensativa reflexionó sus acciones con Denji.
—D-debo tomarlo con más calma.
La cuarta hija se levantó y agarró la copa que le correspondía a ella así como el resto de la botella. Se dirigió al baño y en el lavamanos vertió todo el líquido que ella consideraba problemático. Odiaba desperdiciar cualquier alimento incluso si era alcohol, pero aceptaba que esto no debía suceder, al menos no de esa forma.
Tiró todo en el bote de basura. Regresó a su habitación y observó a su amigo descansando tan cómodo qué podía olvidar como por su culpa casi Kobeni cometía una estupidez. Se acercó al rubio y tapó la totalidad de su cuerpo. La cuarta hija se sintió relajada que todo eso había acabado y se acostó cerca de él.
En el fondo, la cuarta hija tenía miedo de hacerle algún daño a Denji. Ser un arrepentimiento del chico y no una ayuda. La cuarta hija acercó su mano izquierda al cabello del chico y lo sacudió, con ternura en sus movimientos observó cómo el chico seguía tranquilo y cuando ella por fin tenía disposición para descansar, se acostó y apagó la luz.
No lo abrazó. Prefirió no escuchar sus latidos en esta ocasión. No quería confundirlo más de lo que ella también lo estaba. Le deseó una linda noche y cerró sus ojos para por fin finalizar el día.
Tan cerca…
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Extra - 1
Cansado de un día agotador. El cazador Hayakawa Aki había librado un peso de encima cargando como bulto el saco de su uniforme. Ingresó a su hogar y fue recibido por Nyako. La pequeña felina estaba solicitando sus típicas caricias mientras ella lo seguía.
El pelinegro no tuvo ningún problema en cargarla y que ella se coloque en su hombro. Los dos individuos con aura tan serena continuaron su noche. Hayakawa sacaba del refrigerador las gyozas restantes de la mañana y las calentó.
Ambos se dirigieron a la sala mientras Aki buscaba de su teléfono el número de contacto de Michiko Tendō. El cazador estaba descansando en el sofá mientras Nyako reposaba encima de las piernas de Aki.
Con su características rectitud ahora con un gato de por medio, el chico consumió sus alimentos tranquilamente, miraba su teléfono mientras conectada la llamada. Era noche y no esperaba que la nativa de Toyooka le conteste.
Pero lo hizo.
—¿Aki, sucede algo?
—Realmente no. En sí todo está tranquilo, más que de costumbre. — Aki acariciaba el suave pelaje de Nyako mientras ella ronroneaba. — Solo me quería disculpar.
—¡Oh! — Tendō se sorprendió. En verdad lo hizo, no sabía porque Aki estaba haciendo eso. — ¿Y por qué?
—Huh. ¿Cómo qué por qué?
—¡Mmm! Sí ¿Por qué la disculpas? ¿Es acaso algo de… lo sucedido o simplemente estás disculpandote en general?
—Nada de eso. Me concentré en otras cuando estábamos hablando y creo que no me percaté que la llamada ya había acabado.
—¡Ah! Por eso… sí, estaba muy furiosa. Cómo es posible que Aki me haya ignorado de esa forma. Jaja.
—¿En serio?
—¡No! No hay problema con eso. Realmente yo después de eso me terminé saturando de trabajo, últimamente han estado habiendo algunos avistamientos de un demonio volador no identificado.
—¿Ha estado causando problemas?
—No se quiere reportar en las noticias para no causar un escándalo, simplemente en los últimos días han desaparecido tres niños de familias distintas, pero compartiendo el mismo modus operandi.
—¿Los toma y se los lleva violando?
—¡Mmmm! Casi, si fuera ese caso creo que sería hasta más sencillo resolver esto e irnos a casa. El asunto es que este demonio los suspende en el aire. Un momento se encuentran estáticos y cuando te das cuenta ya los tiene en sus manos, está totalmente oscuro su cuerpo así que realmente no te sabría decir que es.
—Vaya problema.
—¡Uno muy jodido! Quizá si yo lo pudiera atrapar, podría acabar con él. Son tres secuestros y si puedo probarlo, asesinatos. Suena bastante frío cuando lo digo, pero es necesario comprobar ese tipo de cosas.
—Supongo. Es mejor saber la verdad antes que una incertidumbre.
—Exacto. Y darle su merecido a esa cosa. Por lo mientras ¿Qué tal tu día?
—Como la mayoría desde hace un buen rato. Extraño y que no me dan ganas de recordar, pero aquí estamos. Conocí a uno de mis nuevos compañeros.
—¡Genial! ¿Es agradable o es como el pendejo de Kurose?
—Agradezco que no sea como tu amigo. — dicha respuesta le dio gracia a Tendō. Ella juró que su mala suerte nunca se ha ido teniéndolo a él. — De hecho era un tipo agradable.
—Quizá puedas hacerlo tu amigo.
—De eso nada.
—Ou. ¿Algo estaba mal con él?
—Era un poseído. El poseído de la violencia, para tener un nombre tan agresivo se comportaba muy pacifico.
—¿Y eso te genera desconfianza?
—Si. No puedo tener la guardia baja cuando ellos aparentan ser pacíficos.
—Tienes un punto. Aún así, creo que no puedes ser así todo el tiempo, realmente aunque no sea relacionadote con él, muestra quizá algo de amabilidad y puede que él la replique.
—Lo tomaré en cuenta.
—¿Sabes algo de tus conocidos?
—No. Mañana Makima nos tendrá un anuncio al parecer. Por lo que supongo que ellos y Kishibe deben estar de vuelta.
—Eso es bueno.
—Supongo que mis días de tranquilidad acabaron. Sigh. Fue bueno mientras duró.
—Sabes, si algún día quieres estar tranquilo y alejado de la gran ciudad, ven a Kioto. Yo te daré un tour por la ciudad.
—Claro. No me vendría mal hacer una visita.
—Exacto. Incluso podríamos ir a mi ciudad natal, solo… tu dime.
—Lo tomaré en cuenta. Gracias. Tengo que irme, mi gata necesita ya tomar un buen descanso.
—Si, entiendo. No dudes en llamarme si es que lo necesitas.
—Gracias. Hasta luego.
La llamada finalizó. Aki había terminado de comer y Nyako estaba descansando en paz. La tuvo que mover sin que ella se despierte y la dejó en el sofá. Cómo de costumbre Aki mantuvo ordenada su casa. Lavó sus platos y los puso en su lugar. El silencio era algo que necesitaba, pero extrañaba un poco el ruido que los dos demonios asignados a su cuidado hacían. Los insultos, las risas y las bromas. Los odiaba, pero ya se había acostumbrado un poco a ellos.
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Extra - 2
¡Toc! ¡Toc!
En repetidas ocasiones Kishibe tocaba la puerta de Kobeni. El anciano estaba se estaba impacientando debido a la nula respuesta de su alumna. En un acto de buena fe y como disculpas, quiso invitarla a ella y Denji a una sesión de masaje. La única que ya estaba de pie era Power quien cansada de tanto golpe y sensación de vidrio, aceptó sin mucho problema acompañar a su maestro.
—Idiotas.
—Por difícil que parezca, estoy de acuerdo con esa afirmación Power. Odio que me hagan esperar y más cuando son dos patéticos adolescentes llenos de hormonas.
—De hecho la enana tiene 20 o 22 años.
—Se ve incluso más joven que el idiota de Denji. Bien, basta de esperar. Realmente quería hacer las paces con esos idiotas.
—¡¿En serio?!
—La verdad no, pero así no andarían de llorones el resto del regreso.
Maestro y alumna se largaron hasta detrás del hotel, no tenían que hacer ninguna espera a diferencia del resto de personas que se hospedaron en el hotel. Los contactos de Kishibe hicieron que él fuera el primero en la lista para recibir un gran masaje. Los trabajadores del hotel lo recibieron con una gran sonrisa y Power no podía resistirse ante tanto lujo, ordenó una coca cola fría de forma ególatra a una trabajadora.
—Solo estás pagando una sesión de terapia. No eres famosa ni nada, comportate o tendrás que esperar en el auto.
—¡Mierda! — Power volteó a ver a la trabajadora asustada por su comportamiento. — ¡Cancela mi orden!
Los dos cazadores entraron a la habitación donde los esperaban las masajistas.
Durante la terapia, ambos no podían estar más que relajados. La poseída y el cazador veterano estaban complacidos por el masaje. Ambos se encontraban tensos y poco a poco liberar ese estrés acumulado entre sus músculos. Power por recibir múltiples golpes, cortes y hasta disparos y Kishibe por darlos.
Una de las masajistas preguntó por el origen de sus cuernos, Power se quedó bastante quieta y tranquila, sin ánimos de conversar o de insultar, estaba disfrutando de las suaves manos y movimientos relajantes que le proporcionaban.
Lo mismo que Kishibe. No podía estar tranquilo, era una carrera a contrarreloj donde tenía que mantener al margen a tres cazadores ineptos y volverlos lo suficientemente capaces para derrotar a múltiples enemigos. Consideraba que tenía un trabajo hecho a medias, pero era lo único que contaba.
Power se durmió. Sus ronquidos sonaron en toda la habitación mientras que Kishibe seguía pensando en ciertos detalles de esta operación. Ya tenía comunicación con el cuerpo de policías y otras divisiones de la organización con las que tenía buenos términos. Estaba prácticamente todo preparado de su parte para el gran asalto.
¡RING! ¡RING! ¡RING!
Kishibe solicitó que las masajistas aproximen su celular para que pudiera contestar la llamada. El anciano no revisó el número de contacto y simplemente contestó.
—¿Diga?
—Señor Kishibe ¿Estoy llamando en un momento inoportuno? — Una voz femenina al otro lado de la línea comenzó a hablar, su serenidad en medio de un coro de lamentos hizo que Kishibe identificara quién es.
—Siempre es inoportuno cuando me hablas. Suelta de una vez la información, Makima.
—Bien. Necesito que te vayas a la prefectura de Kanagawa. De inmediato, por fin está localizado.
—¿Cómo lo conseguiste?
—No creo que te interesen los detalles. Simplemente, llegamos a un acuerdo.
Kishibe se levantó y pidió una gran disculpa a las masajistas que lo vieron en paños menores. Levantó a la poseída y también estaba en las mismas. Le exigió que se ponga su ropa y ambos se apresuraron a salir. Subió por Denji y Kobeni, pero al ver su habitación solo estaba vacía.
Llegando a recepción preguntó por ambos idiotas y dijeron que se habían ido a cobrar su recompensa por el desayuno buffet que se les ofreció. Kishibe fue a encontrarlos ahí y cuando por fin ambos estuvieron a punto de entrar al lugar, el maestro los tomó del cuello y se los llevó.
Estranguló aún más fuerte a Denji porque se le cobró lo que tomó del frigobar.
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Extra - 3
—¿Segura que no quiere que le acompañe? — preguntó Prinz quien, sentada al lado de su jefa, soltó un comentario en tono de preocupación por no seguir a Makima.
—Descuida. Prefiero que una vez me digan el lugar donde sucederá el asalto vayas y apoyes a los demás de momentos. Me las apañaré sola.
—Sí señora.
Makima conducía un vehículo de la organización, se le exigió ir en solitario y escoltada por múltiples vehículos de la Yakuza.
En medio de la nada más que de una vista preciosa de la naturaleza y a lo lejos de la ciudad, la cazadora se dirigió a la boca del lobo rumbo a una casa solitaria perteneciente al legado familiar del jefe. Arraigado a su cultura, su hogar mantenía la arquitectura típica de una casa del Japón feudal con unas pinceladas de modernidad occidental.
El grupo delictivo liderado por Kazuo no tenía más remedio que seguir las indicaciones que Makima había puesto no sin antes colocar las suyas. Una negociación era lo que ella quería y estaban dispuestos a entrar en diálogo con la ley.
Kazuo esperó en la sala principal sentado. Protegido por una escena de hombres repartidos alrededor de la sala. Makima una. Estacionada dejó a Prinz dentro del vehículo no sin antes pedir el paquete crucial para la negociación. El demonio siguió sus órdenes y con el respeto merecido le fue entregado.
Al salir preguntaron por el contenido de esa bolsa. Makima dijo que era parte fundamental de este encuentro y debía ser respetado su contenido. Se hizo una detección de metales y pasó la prueba. La jefa de los cazadores entró a la sala principal donde se le ofreció un asiento en un sofá que se encontraba en paralelo al de Kazuo, separados por una mesa de centro.
Kazuo chasqueó los dedos y sus órdenes fueron escuchadas. Trajo consigo a Daiki, fiel seguidor del jefe y quién por desgracia tuvo el infortunio de organizar está reunión inesperada. También se le ofreció una taza de té a la pelirroja. Sonrió ante el gesto, pero no devolvió la mirada a la mujer que se lo sirvió. Simplemente levantó la caliente taza y sin que nadie se lo espere hizo una pregunta.
—¿Alguien gustaría beber mi taza primero? Solo necesitamos mantenernos seguros, no me molesta tomar después.
Ninguno se atrevió. Makima cruzó las piernas y los brazos, su paquete se encontraba a su lado derecho. Kazuo y la jefa tuvieron una gran pausa donde ambos se miraron fijamente y luego la charla inició.
“Me imagino que vienes a preguntar por nuestros muchachos”
Notes:
Extraño a Akira Toriyama. UnU
Estamos a un capítulo del asalto. Katanaman Vs Chainsawman.
Chapter 31: memento vivire
Chapter Text
『Schadenfreude』
(Alegría al mal ajeno)
Cómo era evidente. Seguía siendo un misterio las intenciones por las que la señorita Makima, jefa de los cazadores de Demonios y quién más que nadie movió cielo y tierra para dar con este viejo conocido del submundo criminal del que tanto se avergüenza Japón. Kazuo, un hombre de una oscura cabellera, de largas patillas, rostro avejentado, pero con un rostro mostrando cierta simpatía o más bien, diplomacia. Había pedido una botella de agua a la sirvienta. No hubo dilación en recibir su encargo mientras esperaba que la señorita frente a sus narices empezara la plática.
Rodeados de múltiples hombres, todos entre sus veinte y treinta años, miraban con desdén a la señorita que solicitó la reunión. Una desconfianza generada al revisar cómo esta mujer en ningún momento se inmutó ante tan desfavorable número. Solo era ella en contra de una multitud de perros fieles a Kazuo.
Daiki por su lado era quien más tenía una incertidumbre sobre su destino. Amenazado por una mujer, a las que siempre menospreció y utilizó tantas veces como moneda de cambio así como objeto para su mero placer, resultó aterrado por la petición que Makima hiciera y más cuando no tenía a su jefe en un buen humor. Para organizar esta reunión soportó insultos a su persona, a su familia y golpes de parte de quien consideraba su ídolo. Kazuo mostró su verdadera faceta y Daiki se dio cuenta que solo era un esbirro más para su jefe.
—Veo que vienes a preguntar por mis muchachos. — Al igual que Makima, el jefe de la mafia se posicionó de una forma más cómoda. Descansó su pierna izquierda sobre la mesa de centro que adorna la sala. — ¿O me equivoco?
—Está en lo correcto. Aunque no es solo por una razón en específico, vengo por más información de la que posiblemente los altos mandos, mis subordinados y yo hemos estado ignorando los últimos días, hay algunas conjeturas y teorías de lo que sucedió en realidad, ni a mí me queda del todo claro el propósito del ataque.
—¿Insinúa que yo tuve algo que ver? ¡JA! Sí quisiera hacer un ataque a gran escala no lo habría hecho de esa manera, mucho menos a gente tan patética como lo son los perros de seguridad pública.
—No necesitaba esa interrupción ¿Tiene que agregar algo más? — la interrupción a Makima dejó en claro su desagrado por qué alguien tome la palabra sin su permiso.
—No. Siga, siga. Estaba simplemente jugando, nosotros no somos ese tipo de gente.
—Quizá los subordinados que tiene acá presentes. Veo que ellos están en otras funciones o simplemente te necesitan proteger como lo vi con Daiki. Continuando con lo dicho, necesito que me proporciones más información de los involucrados, algunos de las bajas del lado terrorista fueron asociados a esta familia, pero no fueron ingenuos al soltar todo el potencial que tenían, siguen habiendo involucrados, necesito sus nombres y quienes son los jefes de la operación.
—¿jefes de la operación?
—Si, hay dos mentes que orquestaron todo el asalto a mis camaradas caídos, aunque no puedo negar que puede haber más gente involucrada, gente poderosa de la que aún yo no tengo conocimiento en plenitud.
—Vaya que usted es alguien chismosa.
—Precavida, preferiría que use esa palabra. No hay nada más importante que la seguridad de nuestros ciudadanos.
—Entiendo. Aunque soltar información así de simple sería un tanto... problemático.
—En esta reunión yo dejé que ustedes pudieran tener una clara ventaja sobre mí, además, no estoy comunicando nada con la policía ni con el gobierno. Nuestras conversaciones son representando al cuerpo de seguridad pública en contra de los demonios y la Yakuza. — Makima sacó una foto de su bolsillo. En ella tenía de protagonista a la misteriosa mujer que se hacía nombrar "Señorita serpiente" acompañada de otros dos hombres. La colocó en la mesa del centro y la arrastró hacia la dirección de Kazuo.
—¿Y eso?
—Quiero saber si usted conoce algo de ella.
—¡Hmmm! Bueno, en realidad ella no está relacionada con mis muchachos así que será más sencillo compartir lo que creo yo conocer sobre ella. No es como que yo me hiciera la vista gorda, algo que ustedes sí hicieron al parecer. — Kazuo tomó la fotografía y la analizó por unos segundos. Asintió con su cabeza y rascó su barbilla. Hacía tiempo para desesperar a la jefa de los cazadores.
—¿Y bien?
—Sawatari Akane. Ese era el nombre que estuvo manejando durante su tiempo interactuando con algunas pandillas y bandas delictivas. No diré nombres, aunque con eso me deja decirte de forma clara que nosotros no somos los únicos perjudicados por sus engaños y palabrerías.
—¿Qué tipo de engaño?
—Podría decirse que una ilusión de poder y bienestar. He oído que uno de sus asociados más fuertes es aquel demonio que jodió algunas zonas de nuestro país y del mundo, ya sabes, esa crisis del '84.
—Entonces él es quien está detrás de todo esto.
—Es solo un rumor que cayó en los oídos equivocados. Puede que sí o puede que haya alguien más involucrado. El punto es que se les ofreció armas y dinero, una cantidad absurda en lo que a mí concierne, trabajando para mí pudieron conseguir poquito más que eso.
—Entiendo. Mis compañeros lamentablemente fueron víctimas de esa insolencia. — A pesar de que el tono de voz se Makima estaba reflejando dolor. Su expresión en el rostro jamás había cambiado, no titubeó.
—¿Y eso te importa de alguna manera?
—Por supuesto. Muchos de ellos eran mis subordinados.
—Sus palabras me dejan claro eso, pero hablando de sus acciones y el cómo está toda esta situación ¿Realmente está interesada en lo que sucedió con su gente? Mis subordinados darían su vida por mí y yo he hecho lo que estuviera en mis manos para responder a su lealtad.
—¿Y los ataques sufridos a algunos de sus hombres? Ya sabe, la razón por la que muchos están en la cárcel.
—Conflicto con otras familias. Tokio puede ser grande para estos horribles turistas y extranjeros, las verdaderas lacras de esta nación, pero para nosotros los Yakuza, la ciudad es muy pequeña.
—Tengo entendido que hay cinco familias que están peleando por el supuesto control de las calles.
Kazuo alzó la mano. La extendió mirando hacia la mujer hasta que su pulgar descansó en la palma, dejando claro que esa cantidad era errónea.
—Cuatro en realidad. Usted conoce esa frase, "Juntos, pero no revueltos." Estábamos asociados con la familia de un anciano, un prodigio para hacer dinero y quizá un hombre demasiado ambicioso, para su desgracia su descendencia fue escasa y solo quedan remanentes de lo que alguna vez fue la mayor familia de la capital.
—Por lo que parece le tenías estima ¿No es así?
—Podría decirse que sí. Un viejo amigo, mantenía un perfil bajo y muchas cosas de él eran un misterio. Se consideraba así mismo el mal necesario de Japón. Aunque quizá todos los somos, los Yakuza a diferencia de otro tipo de organización, procuramos en mayor medida a nuestra gente, no somos unos monstruos como los soviéticos o los chinos.
—Eso fue muy despectivo ¿No crees?
—Eso es lo que diferencia a sus países del nuestro. Intervencionismo, invasiones, tráfico, todas las mierdas que se meten a sus países, acá nosotros lo evitamos, los extranjeros al igual que los demonios deben ser controlados y repelidos, usted nos debe entender.
—Muy poco la verdad.
—¡Vamos! Les hemos hecho un favor a ustedes. Quizá gracias a nosotros no existe un demonio extranjero.
—No vine aquí para que justifiquen su forma de actuar. Vine aquí para que me digan el nombre de sus socios y del otro jefe.
—Bien sabía que los cazadores de demonios eran unos descerebrados. Unos imbéciles con correa. Indiferentes por los suyos. — Kazuo pidió un cigarro y fuego tras un chasquido de sus dedos. — Eso es lo que nos diferencia a nosotros de ustedes, nosotros al menos conservamos algo de nuestra humanidad.
Makima sonrió.
La mirada al suelo de la jefa de la cuarta división. Su expresión estoica se vio opacada ante una tenue sonrisa. La mujer tomó el paquete que llevaba consigo y lo colocó en la mesa donde descansaban los pies de Kazuo.
—Déjame adivinar ¿Con eso crees que voy a soltar más información?
—Conozco un poco sobre el honor de la Yakuza y creo que con esta plática me lo ha dejado más claro, ustedes son gente de familia.
—¡Exacto! ¡Chicos, ella creyó que me vendería!
¡HAHAHAHAHAHAHAHAHA!
El cuarto se llenó de carcajadas de todos los subordinados de Kazuo. Incluso un incómodo Daiki entonó esa melodía para los oídos de Makima. No podía esperar para la segunda parte de dicho coro. La jefa sin expresar molestia sacudió su cabeza en negativa, no era efectivo lo que tenía en su poder.
—Algo así. Supongo que en este paquete está la clara muestra que ustedes aún conservan esa dicha humanidad. — Dijo Makima.
—¿No es dinero?
—Reitero. Solo vine a hablar y negociar. Adelante, abre el paquete.
Sospechando lo peor. Kazuo mandó al propio Daiki, el eslabón más débil de su actual organización a hacer el trabajo sucio. Le gritó un par de obscenidades y forzó al hombre a dirigirse a la mesa de centro para abrir el paquete. Mientras realizaba su encomienda, la mujer siguió con su diálogo.
—De forma particular, podría decirse que yo tenía una familia conflictiva. Lo malo de ser considerada la menor de todas. — Makima cruzó los brazos mientras miraba con confianza hacia Daiki. — Creo que eso me diferencia de ustedes, hombres de familia.
Hermanos.
Abuelos.
Esposas.
Amantes.
—¿Qué estás tratando de decir? — cuestionó Kazuo. Incluso Daiki detuvo la apertura de la bolsa mientras escuchaba a Makima hablar.
Madres.
Padres.
Hijos.
Makima se complació al escuchar el grito y salto de un aterrado Daiki. Su rostro palideció, sin poder emitir una sola palabra, mientras sus ojos se humedecieron y tomó más sentido a las palabras que la señorita Makima soltó.
—¡SON OJOS! ¡ESA PUTA BOLSA TIENE OJOS DENTRO! — Gritó el mafioso que hacía la vida imposible a Higashiyama Kenji.
Kazuo incrédulo tiró su cigarrillo y verificó el contenido del paquete. Confirmando la aterradora novedad. Solo podía temblar al ver el montón de globos oculares acumulados en dicha bolsa.
—No solo me tomé el tiempo de investigar sobre su grupo y miembros que fueron encarcelados, algunos tuvieron la amabilidad de confesar quienes eran sus hombres de confianza.
—¿¡Qué hiciste, maldita perr...
—Son los Globos oculares de su gente amada, siendo sincera, pediría que ustedes no vayan a hacerle algo a esa bolsa, siguen intactos y conozco a una persona que es capaz de colocarlos en su lugar solo y cuando ustedes...
¡HIJA DE PUTA!
Uno de los hombres que custodiaba la pared a la derecha de Makima se intentó abalanzarse contra ella. Makima no hizo mayor esfuerzo que mirar directo hacia esa minúscula amenaza. El hombre se detuvo y se arrodilló mientras sentía como su nariz, su boca y cuencas oculares derramaban sangre.
—¡¿Es una puta broma?! ¡Eh! ¡¡RESPONDE!! — Kazuo perdía los estribos mientras observaba a una inexpresiva oponente.
—Negativo. Para confirmar que no hay un solo engaño. — Emulando a cierto demonio dueña de la vida de la desdichada protagonista. Makima chasqueó los dedos justo antes de que múltiples timbres y vibraciones salieran de los celulares de todo aquel que estuviera presente en la sala. Incluso el aún sorprendido Daiki recibió una llamada.
Se escucharon gritos de los autores de las llamadas. Llanos que se intensificaron mientras más se mantenía en línea, los ojos humedecidos de todo aquel subordinado de Kazuo mientras el temor por la jefa se incrementó. Se confirmó el peor escenario, algún ser querido de cada mafioso estaba carente de sus ojos.
—No podría llamarlos a ustedes un mal necesario cuando realmente jamás velarán por el bienestar de toda una nación. Bien me lo dijiste, solo ustedes tienen lealtad a los suyos, un puñado de personas mientras que mi gente sirve a todo el país. No me vengas con una triste excusa para justificar sus delitos, cuando ustedes al igual que los demonios. Son solo un estorbo para nosotros.
—¡MALDITA PERRA! — Gritó Kazuo mientras se dirigía hacia ella. Sin embargo, desde fuera de la sala, una mujer entró, agitada y llorando inconsolablemente, dificultando el mensaje que quería transmitir a su jefe.
—M-Mi S-Señor... S-Su... ¡SU HIJO!
El jefe de la familia se había sentado nuevamente en su sitio. Observó cómo su alrededor se agitaba, lloraba y sentía temor de acercarse hacia esa amenazante mujer.
—¿Y bien, señor Kazuo? Después de todo este innecesario número...
¿Me vas a decir todo lo que necesito?
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Pocas horas habían transcurrido en la habitación de Kobeni y el motosierra. Cuando por fin estaban en el clímax de sus emociones, Denji cayó rendido del sueño.
Sus ojos lentamente se abrieron. Su vista estaba fija al techo, asimilando el rumbo que estaba tomando la noche y recordando la silueta de Kobeni, montada en él mientras intentaba contener sus impulsos por querer llegar aún más lejos con ella. Volteó su cabeza hacia la izquierda y observó a la cuarta hija, vestida y dándole la espalda, descansando después de un confuso suceso para los dos.
El chico hizo lo posible para abrigarla lo más rápido posible. Cuando se destapó, vio que únicamente portaba su calzón y para evitar otro inconveniente se levantó y recogió las prendas que tiró al suelo. Completamente vestido, tapó a Kobeni quién aún se encontraba atrapada en el quinto sueño.
El chico la observó dormir. Un rostro complacido y en paz, lo único que pudo ver en su amiga fue esa tranquilidad que siempre la acompañaba cuando la situación no era adversa para ellos dos. Sonrió y prefirió dejarle todas las cobijas a ella.
Su cabello suelto seguía siendo una sorpresa para él, acostumbrado a ver a su amiga siempre con sus pasadores y con el cabello recogido. Sin más, el chico intentó dormir un rato, al ver cómo la luz del día no había invadido el interior de sus habitaciones.
Cuando cerró los ojos e instó a dormir, sintió los movimientos de Kobeni, volteando a su dirección y dirigiendo su rostro hacia su pecho, la cuarta hija no podía descansar en su totalidad sin escuchar los latidos del hombre motosierra. Con una sonrisa hasta el final de su descanso, la cuarta hija sintió seguridad en la compañía de su amigo. Denji no pudo prever este movimiento de su pequeña amiga.
Correspondiendo a su afecto, el motosierra abrazó a Kobeni y pudo compartir su calor corporal a su compañera de trabajo. La sonrisa de ambos se hizo presente y con sus ojos entreabiertos, la cuarta hija estaba por fin consciente para hablar por un pequeño momento con su amigo. Acarició su espalda mientras aún ella estaba tan aferrada a su torso escuchando sus latidos.
—¿No crees que deberías taparte? — preguntó Kobeni.
—Nah. Yo estoy bien así.
—Si te enfermas no esperes que te cuide. No sé preparar una simple sopa sin que me sepa salada.
—Cualquier cosa es buena si me la preparas tú, hasta la leche con cereal.
—¿Y si quemo la leche?
—¿Eso es posible?
—Con la suerte que a veces tengo, yo creo que sí. Descuida, ya no te sientes tan frío.
—Supongo. — Denji intentó llevar su mano a la cintura de su amiga, por desgracia ella lo evitó atrapando su muñeca antes de tiempo. La cuarta hija llevó su mano de vuelta a su sitio y siguió descansando.
—Kobeni...
—¿Pasa algo?
—Oye, sobre lo de hace... unas horas... — El motosierra escuchó un suave shhhh mientras que, con su dedo índice, la cuarta hija evitó que los labios de su amigo siguieran articulando esa oración.
—Nosotros no hicimos nada hace rato, no tomamos ese vino que estaba ahí y tú te quedaste durmiendo con Power. Por favor, solo... que esto se quede como un secreto entre nosotros dos.
—¿Secreto?
—Si, así se debería quedar... así que ya descansa. Será un nuevo día.
La cuarta hija finalizó con su plática con el motosierra, escuchando sus latidos mientras ella seguía estando en los brazos de Denji. No podría estar más confundido que este momento, la mente del motosierra seguía preguntando tantas cosas.
"¿A ella le gustó?"
"¿Querrá ser mi novia?"
"¿Ese buffet tendrá hamburguesas?"
"¿Debería seguir intentando algo con Makima?"
Denji estaba en medio de un gran dilema, la mujer que tenía en sus brazos o la jefa con la que tenía una promesa pendiente. Se sentía afortunado, después de tanto tiempo ansiando abrazar a una chica, se le estaba haciendo costumbre. Dejó de lado sus dudas y descansó, no tiene nada de malo esperar un poco más la respuesta de Kobeni.
『Reunión』
Kishibe se encontraba alistando sus cosas para su regreso a Tokio, no tenía que cargar más que sus armas y bebidas que guardaba en tantos lugares de su abrigo. Incluso para ser un día caluroso, el cazador en ningún momento se encontraba perjudicado por el clima.
En el baño se lavó el rostro. Observó a través del espejo que tenía y se percató de todo su desgaste que tenía, su particular cicatriz que atravesó toda su mejilla izquierda. Su cabello canoso y sus arrugas, el tiempo no perdonó la vida de tan veterano cazador.
La tragedia andante y el origen de los malos hábitos.
De tan solo imaginar lo que sucedió hace unos días en la capital, en su ausencia muchas vidas se perdieron, conocidos y los que podría llamar pupilos. La baja más significativa seguía siendo la de su alumna Himeno.
Leyó el informe una y otra vez. Múltiples disparos se escucharon en el restaurante mientras aún se encontraba invadido por los terroristas y quienes orquestaron todo el acto. El hombre katana y una sospechosa mujer rubia. Los testigos del acto en su mayoría están muertos, comensales asesinados y algunos otros escaparon, los trabajadores del lugar siguieron sin ser ubicados, los compañeros de esa mujer estaban inconscientes con excepción de una.
Power. Ella lo presenció todo.
Tras la recompensa luego de una brutal masacre. Kishibe llevó a Power a comer pizza como una disculpa luego de romperle múltiples huesos. En ese lugar abordó más el tema del asesinato de Himeno. Los disparos que ella recibió que impidieron que pudiera huir, ayudó a la rubia a escapar del lugar, aún así asustada por lo que sucedía, Power no pudo ir lejos y se refugió dentro del propio restaurante, escapando de la vista de esa amenazante mujer.
Himeno a pesar de todo. Usó todo lo que le quedaba, su propio ser para salvar a la persona que amaba e indirectamente darle tiempo a Kobeni para poder salvar a Denji.
El temple tan sereno de Kishibe incluso cuando bebía mantenía esa idea ante el resto del cuerpo de cazadores que él anciano era indiferente a lo que vivieran sus pupilos, al fin de cuentas, en muchas ocasiones se terminaron pudriendo por su culpa.
Contagiando sus vicios.
Kishibe resguardó ese resentimiento hacia sí mismo. La culpa de haber ayudado a Himeno a ser tan dependiente del alcohol.
Cuando Power quedó fuera de peligro confirmó la baja de Himeno. Sin ninguna presencia de ella más que la de su ropa tirada en el suelo al lado de Aki quien estaba fuera de combate.
La historia acabó cuando la poseída se encontró a Kobeni, también confirmando la baja de Himeno con ella. Power no dio importancia a los sentimientos de la cuarta hija, simplemente mencionó como esos ojos de perro lloroso aparecían mientras ambas subían al sitio donde ocurrió todo.
Observó como Kobeni se derrumbó al piso, de rodillas mientras alcanzaba el último remanente de lo que fue su mejor amiga.
Kishibe agradeció la sinceridad de la poseída. La rubia seguía sin tomar la seriedad debida del suceso, jugando con la comida y contando lo que ella veía en la televisión, lo que hacía Nyako hasta jurando que la había visto hablar. Kishibe escuchó a su nueva alumna en ese restaurante, le dio un espacio donde dormir y fue cuando el cazador pudo darse el tiempo de ahogar sus penas.
Si tan solo hubiera estado ahí. Quizá Himeno seguiría con vida.
Queriendo dejar de ser tan mezquino con sus nuevos alumnos. Se dirigió a la habitación de Power. La poseída respondió de inmediato a su llamado mientras ella aún tenía en su mano a su Goku de plástico. Emocionada le contó un poco del trasfondo del Kamehameha y como su muñeco lo aprendió. El veterano escuchó todo lo que la rubia quería decir y le ofreció una recompensa por haber soportado el entrenamiento.
Del mismo modo preguntó por Denji. Power no tuvo reparos en decir que estaba acompañando a Kobeni en la habitación que solo estaba asignada para ella. Kishibe no mostró ninguna sorpresa y haciendo conjeturas, tenía sentido que se escuchara tanto alboroto en la noche.
Los dos cazadores estuvieron de pie mientras que el anciano no cesaba de tocar la puerta. Sin respuesta alguna de parte de la pareja de pobretones. Un breve suspiro y deteniendo sus movimientos bruscos, dejó en paz a los dos enamorados. La única invitada a la sesión de masaje fue Power quien estuvo más que dispuesta a recibir ese premio y burlarse después de sus compañeros.
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Mientras Kishibe y Power estaban disfrutando de un masaje placentero. Kobeni y denji seguían acostados disfrutando del calor corporal del otro. La primera en despertar fue Kobeni.
Aún adormilada, la pequeña procedió a levantarse mientras aún su vista se acostumbra a la luz que se filtraba a través de las cortinas. Las abrió y observó a su compañero de cuarto aún descansando. El rostro de Denji miraba al techo, dejando un rastro de baba que recorría su boca hacia la almohada que lo soportaba. Kobeni no pudo resistirse a no acercarse a él.
El rostro del durmiente motosierra era una debilidad para ella. Desde la perspectiva de Power solo contemplaría a un chico naco y estúpido que no puede guardar su baba. Sin embargo, para Kobeni, vería el rostro del chico que le estaba ayudando a salir del abismo que la circunstancia la obligaba a sumirse. Se acercó al rostro del joven y le propinó un tierno beso en la mejilla. Deseando que por fin, no tuviera que batallar en un dilema interno para formalizar algo con su amigo.
La tierna sensación de compañía despertó al motosierra. Observando como Kobeni entraba al baño mientras él se había despertado con el amigo tieso. El motosierra quería dar la imagen más decente a su amiga, no cayó ante una tentación y prefirió levantarse y también prepararse para el duro día que les tocará vivir.
Denji tendió la cama, sin saber que no era necesario al fin de cuentas llegaría la camarista en poco tiempo porque ya debían que entregar la habitación. La cuarta hija arregló su cabello como ella acostumbró y salió del baño solo para tener en frente a su amigo.
—¡Wow! Ya despertaste...
—Ajá. Sentí una agradable compañía y luego ella de repente ¡Puf! Se levantó al baño. En fin ¿Lista para lo que sigue?
—¡Otro día de entrenamiento horrible, doloroso y que me hará llorar? — Respondió Kobeni con otra pregunta.
—¡Hmmm! Quizá. El idiota de Kishibe puede ser un gran hijo de perra, pero tranquila, ahora puedo estar más seguro que le partiré su madre si vuelve a querer lastimarte.
—G-Gracias...
Denji tomó la mano de Kobeni. La entrelazó a la suya y empezó a marcar el paso hacia la salida de la habitación. Sorprendida, el rostro carente de alegría de la pequeña estaba un tanto emocionada por la iniciativa del rubio. Extrañada, preguntó la prisa que tenía su amigo.
—¡Soy el héroe de acá y como su héroe nos van a dejar comer en el buffet de este lugar totalmente gratis!
—¡Wow! ¡Nunca había comido en uno!
—¡Ni yo!
Los dos chicos caminaron rápido y se dirigieron hasta llegar a la recepción. Emocionado, Denji preguntó por su premio y pese a que su acompañante no estaba dentro de los planes del hotel, la recepcionista no tuvo de otra más que aceptar la petición del cazador. Ambos chicos sonrieron cuando la encargada les señaló el área de restaurante.
Hambrienta, Kobeni corrió más rápido que Denji e incluso le gritó "¡Espera!" tratando de alcanzarla. Ambos estaban motivados a aprovechar su oportunidad para llenarse hasta reventar.
—R-Res... Resta... ¡Restaurante!
—¡Muy bien! Ya puedes leer la palabra restaurante, me alegra mucho que estés progresando, Denji.
—Si esto me ayuda a leer los mangas y revistas que tengo en casa, por mí bien. — Denji respondió con una sonrisa a su amiga, el chico agarró la mano Kobeni y ambos se dispusieron a entrar al lugar prometido. Hasta que escucharon unos veloces pasos provenientes del pasillo del que venían. Eran Kishibe, con un rostro inexpresivo como de costumbre mientras que Power estaba aún intentando abrocharse la blusa de su uniforme.
—¡¡MAESTRO!! ¡ESPERE! — Gritaba Power mientras saltaba a un solo pie y se colocaba correctamente su tenis izquierdo en su pie derecho, su maestro se apresuró y a contrareloj, se dispuso llevar en contra de su voluntad a sus dos alumnos restantes.
«¡P-Pero si apenas íbamos a desayunar!» — Gritó internamente la cuarta mientras veía como Kishibe se acercaba a gran velocidad. — ¡Esper- ¡Ugh! ¡Bajeme! — Kobeni fue cargada como un costal de papas en el hombro derecho de Kishibe.
—¡Oh! ¡Oh! ¡NO VAS A ARRUINAR NUESTRO PUTO PREMI— Kishibe agarró del cuello a Denji y lo apretó con fuerza. — ¡Gñf!... ¡gñf!... no... por favor... uñf... Hijo... jñf... De... ah... ¡De perra!.. arg... glp...
El maestro no tuvo de otra más que apretar con más fuerza la tráquea de su alumno hasta que por fin no hizo ruido. Kobeni nuevamente se preocupó por el estado de su amigo, siendo arrastrado sin dificultad mientras el maestro mantenía un trote constante.
—Ustedes dos agarraron un vino y me lo contaron justo cuando entregué las llaves.
—¡L-Lo sentimos!
—Ahórrate las falsas disculpas. Este no es momento para niñerías como esa.
—¿Vamos a entrenar? — Preguntó la cuarta hija.
—Ya quisieran. Por fin dieron con los asesinos de Himeno... — Kishibe mantenía informando a Kobeni la situación. El lugar y parte de lo que tenía pensado hacer para que el enfrentamiento sea un éxito. La mujer lo ignoró completamente, su mente se inundó de los recuerdos que tenía de su difunta mejor amiga.
El mundo entró en un gran silencio. Veía como Power le señalaba el dedo de en medio mientras podía leer sus labios insultos y vulgaridades hacia su persona. Denji aún arrastrando sus pies y perdiendo sus tenis en el proceso. Todos entraron al vehículo y Kishibe apresuró su rumbo hacia el cuartel más cercano de Kanagawa.
『Casus Belli』
(motivo de guerra)
De solo pensar lo que se avecinaba. Kobeni no podía controlar su transpiración ni detener el temblor de ambas manos. Power se encontraba acompañando a Kishibe como copiloto, los dos mantenían una conversación críptica a sus oídos. Sólo podía pensar en su amiga. La mujer que se dispuso a conocerla y comprenderla, un acto mutuo.
Denji no necesitaba sangre, solo se encontró inconsciente. La cuarta hija solo observó la rápida transición de escenarios hasta llegar a las oficinas de la primera división de Kanagawa.
—¿Y mis tenis? — preguntó un recién despierto Denji.
—S-Se... cayeron mientras Kishibe nos arrastró hasta aquí. — Kobeni respondió cabizbaja. Aún pensativa, recordando la voz de Himeno en esa grabación.
Denji a pesar de su indiferencia al resto de personas, notó la incomodidad de la situación de Kobeni. No sabía lo que debía hacer adecuadamente, levemente acercó su brazo que estaba próximo a ella y la rodeó con él. El trance de Kobeni se había disipado.
Los ojos de la cuarta hija se abrieron, sorprendidos por el acto de Denji. El chico aún seguía adolorido por la presión que le causó el idiota de su maestro. Respiró lentamente y de la forma más seria posible, intentó consolar.a su amiga.
—Si te hace sentir mejor, yo le voy a partir en toda su madre al idiota con cara de pedófilo que mató a Himeno. Le haré pagar por quitarnos una belleza en este mundo.
Kobeni arqueó la ceja luego de escuchar lo último que dijo Denji. No quería sorprenderse por la forma de ser de su amigo, simplemente, seguía asimilando todo.
—¡Eh! ¡Y buena amiga! Dejando de lado lo borracha, loca, irrespetuosa con nuestro espacio personal y que realmente sigo sin quitarme el sabor de ese horrible beso.
Kobeni le dio un suave golpe en el hombro a Denji. El chico dejó de seguir diciendo estupideces y observó aún sin comprender lo que vivía su amiga, la cuarta hija mantenía su mirada vacía y hasta que lo vio necesario, observó el rostro de su amigo y quiso dejar algo en claro.
—Patea sus bolas. Cómo si no hubiera un mañana.
El motosierra sonrió, luego de escuchar la respuesta de su compañera. Kobeni dibujó una pequeña expresión de felicidad en su rostro y pese a seguir estando incapaz de despejar su mente, el rubio sujetó su rostro y mirándola fijamente respondió.
—¡Haré que se convierta en la mujer Katana!
Kishibe tocó el vidrio desde fuera del vehículo. Ordenó que se bajen del auto y fue ahí cuando el operativo dio inicio. Los cuarteles de la primera división de Kanagawa eran modestos comparados a los de Tokio, el tamaño del edificio era reducido y un estilo arquitectónico pasado de moda para los citadinos, era un recuerdo de una época pasada. El estacionamiento era lo único llamativo, cazadores sin expresar nerviosismo, fumando y riendo, algunos se retiraron del lugar directo al punto de encuentro que ordenó Makima.
Los tres alumnos renovaron sus uniformes. Por fin lucían de forma decente para el trabajo que ejercen. Kobeni recibió la misma pistola con la que entrenó junto con su funda para el arma y unos cuantos cargadores. Además, los tres recibieron la siempre confiable hacha de una sola mano. El maestro les habló sobre la fuerza letal y que solo en casos extremos podrían aplicarla. Menos con el hombre Katana, le ordenó a Denji que no se límite con él.
El motosierra después de tantos choques con su profesor, acató la orden.
Sin dilación los cazadores fueron transportados en un vehículo hacia el hotel que se había convertido en el refugio principal de los terroristas. Kazuo había hecho un trabajo titánico usando varias de las propiedades que tenía en su poder como meros faroles y pese a todo, Makima hizo que pudiera hablar lo suficiente para que dijera en que parte específica se ocultaron el hombre Katana y su compañera.
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Cómo era de esperarse, la atención fue acaparada por el gran grupo de uniformados, cazadores obligados a resguardar el perímetro acompañados de policías y el cuerpo de antidisturbios. Los civiles solo se quedaban mirando mientras eran obligados a alejarse debido al peligro que representaba encontrarse ahí. No se ofreció información sobre por qué el gran edificio se encontraba asediado.
Dentro de los límites permitidos. Kishibe quien apenas ingresaba a la zona fue designado como el director de orquesta para el ataque que ordenó la señorita Makima. Se presentó con sus compañeros y les explicó lo que tenía en mente.
—No hay plan. Solo haré que la cuarta división se adentre al lugar y exterminen el problema de raíz. Luego de eso todos podemos ir por una cerveza y a nuestras casas.
—¿Eh? ¡¿No cree que eso es arriesgado, señor Kishibe?! — Preguntó Furuno, el jefe de la segunda división de Kanagawa mientras su rostro no podía ocultar su incredulidad a la confianza que le tenía Kishibe a su carencia de plan.
—Negativo. Algo me dice que mis hombres son incluso una amenaza más grande que lo que esté dentro de ese edificio. No podemos confiar que escuchen todas nuestras órdenes porque algunos no son más que estúpidos.
—¿Y cuál será nuestro papel en este lugar? — preguntó Shina.
—Sencillo, ustedes serán los que rodeen y sellen las entradas del primer piso y el acceso al estacionamiento por el que van ingresar mis hombres. No podemos tomar el riesgo que uno de los hombres que yo tenga salga.
—¿Están ocupando demonios en este operativo? — Preguntó Furuno.
—Una calificación perfecta, sacó 100 puntos señor Furuno. El demonio araña, angel, violencia y sangre serán nuestro comodín en este combate. Sin embargo, el as bajo la manga será quien acabe con esta molesta gente.
—¿Quién? — preguntaron Furuno y Shina al mismo tiempo.
—Solo un maldito perro loco.
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Reposando en un sofá, el hombre Katana se encontraba jugando un videojuego sobre capturar monstruos en su Gameboy. Un regalo muy preciado que le dio su abuelo. Manteniendo la calma, al contrario de su compañera quien apuraba a los subordinados del mafioso para que tuvieran la trampa lista.
—¡¿Te vas a quedar ahí holgazaneando?! — Se quejó Akane mientras mantenía dando órdenes a través de su walkie talkie.
—¿Y tú ya tienes a todos estos deudores abajo?
—Sigh. Sí, están en el estacionamiento y resguardados en algunas habitaciones que no tardarán en abrir. Los primeros pisos están infestados de ellos ¿De dónde conseguiste tantos idiotas?
—Mi abuelo era un gran sujeto, siempre podías contar con él cuando se trataba de préstamos. Cuando el jefe atacó hace unos cuantos años, muchos imbéciles perdieron sus hogares y trabajos, recurriendo a mi familia.
—Entonces, tu abuelo les puso una alta tasa de interés e hizo que la deuda fuera impagable ¿Me equivoco?
—Una medida de seguridad para nuestros intereses, no podías esperar a que el voto de confianza de mi abuelo fuera aprovechado. La nobleza de la Yakuza puede hacer que nosotros seamos ingenuos con estos bastardos jodidos.
—Claro... «Maldito chiflado.» — Akane no podía creer la trastornada realidad que el hombre Katana creía vivir.
—¿Sabes si ese idiota vino?
—Da por hecho que te vas a enfrentar con él. Más te vale que estés preparado, dudo mucho que ese imbécil sea igual de fácil que la vez anterior. Añade que escuché que también vino ese anciano.
—Luego de que lo mates y les saques el corazón al motosierra, me encargaré del resto. Mantén preparadas todas las rutas de escape, seguro que una vez entren no nos volveremos a ver hasta que se calmen las cosas.
Los dos socios caminaron por los pasillos, cada uno en dirección a sus posiciones. Sawatari debía funcionar como carnada. Consciente de su situación, apenas tenía oportunidad de utilizar su contrato con el demonio serpiente, reservando un auxiliar para esta misión. El hombre Katana mantendría su serenidad mientras esperaba que el idiota motosierra llegue a su territorio.
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Llegando al lugar de los hechos. Kobeni y compañía bajaron del vehículo que los transportó, observaron con asombro el edificio al que tenían que adentrarse y se maravillaron por lo grande que era. La cuarta hija estaba asustada por lo que veía, no podía concebir la idea de enfrentarse a los terroristas y mucho menos soportar la idea de volver a ver el rostro de la gente que acabó con su amiga.
—C-Creo que quiero v-vomitar... — La cuarta hija no podía contener su nerviosismo, buscando un lugar solitario para poder hacer su necesidad.
—Asquerosa. — Power miró con desagrado a la nerviosa Kobeni mientras se apoyaba en el hombro de Denji. El rubio también estaba pensativo, no por preocupación, se preguntaba a dónde llevar a su amiga una vez este caos acabe. — Oye bellaco, deja de pensar en tonterías y mejor ayuda a tu novia.
—¡Ah! ¡No es mi novia!... o al menos no lo digas tan alto. — Gritó Denji a Power, para luego dirigir su mirada a Kobeni quien se encontraba agitada por todo lo que sucedía.
El motosierra se acercó a la cuarta, apoyó su mano a la espalda. Kobeni agradeció el intento de apoyarla.
—Gracias Denji.... Solo... S-Solo quiero volver a casa y no pensar en nada de esto.
—Tranquila. Yo te voy a cuidar y si te sirve de algo, una vez le rompa las bolas a ese sujeto, yo te llevaré a tu casa.
Los dos chicos se sonrieron. La pequeña se reconfortó y pese a todo, sabía que podía contar con el chico motosierra. Los dos cazadores se dirigieron a acompañar a Power hasta que por fin coincidieron con una cara conocida.
A las espaldas de ambos chicos, una voz varonil y calmada se hizo presente.
—Veo que por fin este idiota ha sido de ayuda ¿No es así, Kobeni?
Insultado, Denji se volteó enojado dispuesto a golpear a la persona que lo mencionó mientras que la pequeña también quiso saber quién era el autor de esa inesperada interrupción. Kobeni por fin pudo ver a su superior.
—S-Superior Hayakawa... ¡M-Me alegra mucho que se haya recuperado!
—Gracias. Aunque por favor solo llámame por mi nombre. No es necesario que seamos tan formales ahora. — Aki se encontraba finalizando su cigarrillo y a punto de comenzar otro.
Al igual que Kobeni, Aki se encontraba nervioso.
Kobeni sostuvo la mano de Denji quien aún se mostraba molesto por el comentario de Aki, ella miró a su chico y pese a no decir ni una sola palabra, entendió lo que ella quería. Kobeni quería que por fin los dos se llevasen bien, al final de cuentas, ambos estarían durmiendo bajo un mismo techo nuevamente. Denji asintió y dirigió su visión hacia el chico de la coleta.
—¿Y tú quién eras? — con un tono burlón, Denji fingió desconocer al cazador que le dio un hogar, lo que terminó causando que en respuesta le lance su cigarro hacia el rostro del motosierra. —¡TÚ MALDITO HIJO DE PU- ¡AGH! — A punto de hacer una pelea innecesaria, Denji recibió un pellizco en su espalda de parte de la cuarta hija. Tenía que admitirlo, no lo esperaba y eso hizo que le doliera aún más.
—¡Lo sentimos mucho, Aki! Aún tenemos mucho que mejorar... ¿Cierto, Denji? — Agarrando el antebrazo del rubio, la cuarta hija hizo una reverencia como forma de disculpa hacia su superior, a regañadientes, el motosierra hizo lo mismo y pidió disculpas.
—Lo siento mucho... «Idiota»
—Disculpa aceptada. — Aki señaló la entrada cerrada del estacionamiento. Dijo ahí sería la zona de ingreso para la cuarta división, a través de la radio estaría en comunicación con Kishibe quien comandará a los miembros humanos de la cuarta división. Muchos por desgracia siendo nuevo ingreso, contrario a Aki y Kobeni quienes tenían más experiencia.
—¿N-No cree que eso es peligroso? Estamos involucrando gente que no tiene nada que ver con ellos...
—También a mí me parece una muy mala idea. Sin embargo, este es un asunto del que Tokio se debe encargar y Kanagawa solo prestará a sus hombres para rodear el lugar, no para adentrarse en él. Descuida, no voy a alejarme de ti.
La cuarta hija asintió. Tanto ella como Aki estaban dispuestos a cuidarse las espaldas. Power y Denji en cambio podían valerse por sí mismos. Los cazadores se dirigieron rumbo a la entrada que se encontraba cerrada por culpa de una cortina metálica. Los hombres de Kanagawa sugirieron unos explosivos. Denji sugirió que lo ideal sería cortar esa cortina usando sus motosierras, idea que fue descartada por Aki pidiéndole que no malgaste su sangre. Sin embargo, Kishibe ordenó que todos se alejen de la cortina y mandó al poseído de la violencia.
—¡Claro que yo me encargo! — Violencia aceptó la orden del jefe de la operación. Haciendo un saludo militar y corriendo rumbo a la cortina mientras que Denji y Kobeni veían asombrados que tenían un nuevo compañero enmascarado. Power le dio gracia verlo animado y Aki simplemente esperó que el poseído finalice su obligación.
—¿Es nuevo? — preguntó Denji.
—Si. Es un nuevo poseído asignado a nuestra división, de momento no ha sido un problema, pero yo me encargaré de él si decide salirse de control.
—Qué frío. — Respondió el motosierra. — ¿No has pensado en conseguir novia?
—No me hagas golpearte. — Finalizó Aki.
El resto de cazadores, policías y antidisturbios observaron con expectantes como El poseído de la violencia levantaba aún con cierta dificultad, la cortina que bloqueaba el acceso. No fue hasta que una vez llegó la apertura a la altura de las rodillas que forzó el sistema de bloqueó y lo rompió, permitiendo que la cortina se abriera en su totalidad.
—¡LISTO! — Gritó el poseído hacia su jefe quien aprobó el resultado. Kishibe observó como múltiples sujetos detrás de violencia se dirigían torpemente hacía el demonio.
Gnnnnnn...
Mmmmmrrrrrrrr...
Uuurgggggghh...
A las espaldas del poseído se escucharon gemidos, murmullos y gruñidos, cuerpos torpes que avanzaron lentamente en dirección a la luz que los guiaba directo a esa carne viva que tanto deseaban devorar. Violencia volteó rápidamente y presenció decenas de muertos vivientes, retrocedió unos cuantos pasos hasta que escuchó el mensaje de su jefe de operación proveniente del radio que se le proporcionó.
—Ya sabes que hacer, Chico. Despeja el área para que mis otros muchachos sigan avanzando, en unos instantes Beam y Ángel estarán ahí para apoyarte. — Se comunicó Kishibe mientras ordenaba la liberación de los dos demonios que faltaban por presentarse.
—¿¡Seguro que no les dolerá?!
—Ya están muertos, hazles un favor y deja que por fin descansen en paz.
—¡Seguro! — Violencia saltó directo al estacionamiento y rodeado de esos cuerpos tambaleantes y grotescos, empezó el combate, golpeando los pútridos torsos y mandíbulas, algunas de ellas volando después de recibir el impacto. — ¡AAAH! ¿EN SERIO NO LES DUELE?
¡RRRAAAAUUUGH!
Uno de esos muertos vivientes se lanzó directo hacia el cuello del poseído. Distraído al ser sobrepasado en número frente a sus narices, el poseído quedaría vulnerable de no ser que Kishibe ya lo tenía todo medido.
¡Krrchompf!
Una gran cabeza con forma de tiburón hizo acto de aparición. Devorando en su totalidad la cabeza y parte del tórax del zombie que estaba a punto de atacar a violencia.
—¡ZOOOMBIEEEEES! ¡SON DELICIOSOS!
—¿En serio? Yo la verdad veo que son muy fibrosos.
—¡UUUUUUH! ¡¿SEÑOR VIOLENCIA, GUSTA PROBAR?! — Gritando, el poseído del tiburón ofreció un brazo desmembrado de un zombie que acababa de matar. Violencia amablemente lo rechazó y ambos continuaron con sus labores.
—¡Gracias, Beam! Fue un lindo gesto tuyo.... ¿Beam?
El poseído tiburón tiene una gran facilidad para nadar en una gran variedad de superficies, mostrándose estar en tiempos prolongados sumergido entre el concreto, aunque para él la sensación era totalmente idéntica a estar rodeado de agua. Sensación que le complacía y mantenía su cuerpo prácticamente al borde de la desnudez, sólo dejando un bañador que no permitía mucho a la imaginación. Pese a su carencia se ojos, el hocico y aleta de tiburón lo ayudaban a guiarse.
Ahora se encontraba nadando y devorando a los zombies que se encontraba en su camino. Mientras violencia los destrozaba con sus golpes, Beam dejaba incompletos los cadáveres sólo dejando la silueta de sus letales mordidas.
El entorpecido paso de los cadáveres era fácil de distinguir y su movimiento tambaleante delataba cuando había algo que no encajaba con el resto del escenario. El poseído de la violencia observó cómo una mujer se encontraba de pie en medio de un grupo numeroso de muertos vivientes.
—¡Señorita! ¿Está bien? — Violencia se intentó aproximar a la mujer empujando al resto de cuerpos destrozados. — No tema, ya casi estoy ahí para ayudarte...
El sonido de cortes y cráneos caerse fue lo que escuchó y presenció mientras veía como esa mujer de aspecto común mostraba su verdadera naturaleza demoníaca. Prinz había entrado en escena y se encontraba neutralizando múltiples muertos vivientes.
—Wow. Entonces no eres una civil.
Prinz negó con la cabeza. Al igual que su jefa, no podía delatarse que tipo de emociones sentía, continuó matando a los zombies mientras respondió a la pregunta de su nuevo compañero de división.
—Negativo. Soy Prinz, tú compañera y Makima me ordenó que los apoye.
—¡Oh! Te mandó la señorita Makima. Me alegra mucho. ¡Bien! Es hora de seguir trabajando... — Violencia tronó sus nudillos hasta que observó al último de sus compañeros.
Un sujeto de baja estatura y de apariencia que a primera vista podría confundirse con el de una chica. Sus facciones andróginas, su larga cabellera de un color castaño rojizo y apariencia humana podría fácilmente hacerlo confundir con una persona común y corriente, hasta llegar a su espalda, dotado de unas alas y un halo luminoso que se suspendía sobre su cabeza.
El demonio se mantuvo sereno ante la batalla que los demás demonios libraron. Observó al resto de sus compañeros ocupados en sus propios asuntos y luego observó al resto de cuerpos putrefactos dirigirse a los demonios que más se mantenían en movimiento. Ángel era ignorado por sus enemigos y para él eso estaba bien, odiaba la idea de siquiera esforzarse para defenderse.
Luego de atravesar el cráneo de un zombie con un potente golpe, violencia se dirigió hacia su nuevo compañero y preguntó por su estado, al ver su inactividad.
—¿Estás bien... eh... amigo o amiga?
—¿Y mi estado te tiene que importar por... ?
—Eh. No es un gran asunto, somos compañeros y creo que deberíamos ayudarnos.
—No creo que esto sea de nuestra incumbencia. No es como que los humanos nos consideren sus compañeros, para ellos solo somos sus juguetes, mirá a tu alrededor, nos mandaron a hacer el trabajo sucio.
—Bueno... Si, pero nosotros podemos sobrevivir a un ataque de estos muertos y no creo que un humano lo pueda lograr.
—Deberían venir y hacer el trabajo ellos mismos. Yo voy a descansar. — Ángel se dirigió a la pared más cercana que encontró y descansó su espalda ahí, observando como el resto de sus compañeros demoníacos se encargaban de la infestación de zombies.
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—¿¡Z-Zo-Zombies?! — Preguntó una incrédula Kobeni al ver cómo los muertos vivientes empezaban a movilizarse a las afueras del edificio que se suponía que debían invadir. La cuarta hija no podía creerlo con sus propios ojos hasta que recordó haberlo escuchado de una de las historias de Denji.
—Ah sí. Esas jodidas molestias, aunque descuida, esos cadáveres de mierda no son más torpes que Power.
—¡Oye maldito bellaco! Estoy segura de que esos malditos zombies huelen mejor que tú.
—¡Y yo apuesto que ellos huelen mejor que cuando usas el baño!
—¡¿SE PUEDEN CALLAR USTEDES PAR DE ESTÚPIDOS!? — gritó Aki. La dinámica donde los dos demonios lo sacaban de quicio y el joven cazador explotaba había vuelto. Kobeni solo podía observar cómo se debía trabajar demasiado en la dinámica de los tres. Para si quiera que se pudieran llevar bien.
Los chicos dejaron el ridículo de lado luego de un regaño de parte de Kishibe. Todo el mundo lo escuchó y tanto los demonios como Aki y Kobeni eran agrupados como una bola de imbéciles que debía meterse de una buena vez en ese edificio.
—Si eso me permite destruir cosas, por mi bien ¡Alcánzame bellaco! — Power retó a Denji, procedió a correr y esperó una respuesta del chico.
Reto que fue correspondido y ambos chicos rubios ahora estaban dispuestos a hacerle daño a todo lo que vieran a su paso. Kobeni y Aki se quedaron observando cómo los dos idiotas se metían en la boca del lobo sin medir los riesgos. Ya daba igual, los dos habían sido humillados públicamente por Kishibe.
—¿Cree que salgamos de esta? — preguntó Kobeni, aun temblando del miedo y no pudiendo sostener firmemente su arma.
—No lo sé. No puedo garantizar que yo sobreviva en esta misión, pero trataré de que tú salgas con vida.
—Superior Aki. Hagamos lo posible por sobrevivir y... despedirnos propiamente de Himeno. — Kobeni no sabía mucho cómo mantener una promesa con alguien como Aki, solo extendió su brazo con el puño cerrado y esperó la respuesta de su superior.
—Si. Le debemos muchas flores. — Aki chocó el puño de Kobeni y ambos se dispusieron a iniciar su papel en la misión.
『Deudas』
Dentro del estacionamiento, la tenue iluminación daba por hecho que los cazadores humanos debían mantener su guardia en alta, un error y podían acabar igual que el resto de no muertos acechando por carne fresca. Aki desenvainó su espada y preparado para cualquier amenaza, guió el rumbo que la pequeña Higashiyama debía tomar. La cuarta hija, temerosa como de costumbre, tenía en su poder el hacha que le asignaron, al igual que la pistola con la que tanto tiempo llevaba entrenando.
—Veo que ahora estás portando un arma de fuego. — Habló Aki, mencionando un detalle que no pasó por alto mientras decapitaba a un zombie. — ¿Sabes cómo usarla?
—¡Eeh! Sí... Kishibe me enseñó a usar esta pistola y otras dos más. Jaja... espero no usarla...
—Seh. Descuida, haremos lo posible para que no estés obligado a usarla.
—¿Y usted también lleva una?
—No. Jamás en la vida.
En cada frente llegaban más muertos vivientes. Kobeni hacia lo posible para decapitar a los cadáveres reactivados, sin embargo, la carencia de reacción de parte de sus enemigos la intimidaba, no podía considerar si hacia un buen trabajo al intentar matarlos. Hayakawa Aki hacia lo posible para que su escudera no fuera mordida por ninguno de estos monstruos.
—¡Oye coleta! — Gritó Power acompañada de Denji. Ambos chicos también se encontraban destrozando a los zombies de su alrededor. Incluso Denji era más arriesgado y los golpeaba a puño limpio.
—¡Ha! Toma hijo de perra, muerto de hambre. — Denji miraba sonriente como un zombie se intentaba levantar hasta que el motosierra colocó su pie sobre la cabeza y la fue aplastando. — Y creí que ya me había librado de todos los zombies.
—¿Qué quieren? — cuestionó Aki quien se aproximó a los dos chicos y detrás de él se encontraba Kobeni, cubriendo al superior mientras hablaba con los demonios.
—Encontramos a una chica. Quizá te ayude a qué no te sientas tan jodidamente solo y amargado. — Denji señaló al demonio Ángel.
Aki miró con decepción a los dos rubios mientras Denji se acercaba al demonio quien aún se encontraba descansando pegado a la pared. Ángel advirtió a Denji con no tocarlo si es que le tenía un poco de aprecio a su vida.
—¿Y por qué no podría hacer eso? — preguntó Denji con una pizca de curiosidad mientras Power también estaba queriendo saber si la chica o chico era un peligro.
—Un breve contacto con mi piel es suficiente para que tú expectativa de vida se reduzca de forma considerable. A menos que seas un suicida, en ese caso sería un placer ayudarte. — Angel extendió su mano a la espera que el rubio se acobarde y lo deje en paz.
Denji observó a Power, ambos prefirieron ignorar el peligro que significaban los zombies, les sonaba más entretenido lo que era capaz el demonio que tenían próximos. Los dos imbéciles jugador piedra, papel o tijera y el victorioso salió Denji. Kobeni y Aki seguían metidos en el asunto de neutralizar a los muertos vivientes que ignoraron la estupidez que quería realizar el motosierra.
—¿Y bien, te quieres morir o no? — preguntó Ángel.
—Hoy me siento con suerte. — Denji extendió su mano y la estrechó con la de Ángel. Denji pudo sentir la suave palma del demonio quien estaba viendo a su compañero de profesión, fue ahí cuando el demonio alado se percató de la verdadera naturaleza del rubio.
—T-Tú... ¿Qué eres?
—Uh. Solo un chico que se muere de hambre. — Denji levantó la mano que tenía libre y gritó llamando la atención de su chica. — ¡Kobeni! ¡Mira esto, no estoy muerto! ¡Esta chica me dijo que si la tocaba me moriría y aquí sigo!
«Imbécil» — pensó Ángel.
—¿Podrías dejar trabajar a ese demonio, maldito pendejo? — Con molestia, Aki estaba dispuesto a regañar a su compañero motosierra, sin embargo el chico quería ver si de pura casualidad sentiría algo.
—¿Ya me voy a morir?
—Nope. Suéltame.
—¡D-Denji! — Kobeni alzó la voz. La chica ignoró el resto del entorno para enfocarse en su amigo. — Déjala tranquila.
—No soy mujer.
—¡A-Ay! Perdón...
El chico aceptó la orden de Kobeni. Respiró hondo y pidió disculpas al demonio que molestó. Ángel no tuvo más remedio que aceptar las disculpas mientras observaba como sus compañeros humanos seguían matando a los muertos vivientes, todos se sorprendían por el número en aumento aunque para el demonio alado no había un problema serio. Incluso vio como un cráneo decapitado cayó directo a sus pies.
Ángel se dispuso a levantarlo y comer un poco de él. Su sabor era terrible, pero para los estándares de los demonios llegaba a ser una comida lo suficientemente apetitosa. El chico mordió el hueso parietal derecho mientras escuchaba los gemidos de esfuerzo de sus demás compañeros.
—¿Alguno de ustedes tiene un pañuelo? — preguntó Ángel mientras aún continuaba comiendo el cadáver.
—Sigh. — Aki sacó de su bolsillo un pañuelo de tela, se lo ofreció al demonio y pese a dejarlo que lo tome, el demonio castaño le advirtió sobre el contacto físico.
—No sé lo que haya pasado con tu compañero, incluso un poseído tiene problemas al más simple roce, pero tú luces más humano que ese idiota rubio. No seas tan imbécil y aprecia tu insignificante vida.
—Ya.... ¿Y eso afecta incluso si la tela se interpone?
—Por suerte para ti, no te hará daño. — Ángel tomó el pañuelo. Agradeció el gesto, pero fue ignorado por Aki quien se mantenía limpiando el lugar hasta que todo el grupo observó cómo una de las puertas del interior se abría, dejando ver a las unidades humanas que servían al hombre katana.
Dos hombres apuntando con sus pistolas en dirección de los cazadores. Los zombies arruinaban la precisión en su puntería y mientras avanzaban se dieron a la tarea de eliminar a unos cuantos en el proceso. Aki y el resto de cazadores ya estaban preparados para responder.
—¡Arriba las manos! — Gritó uno de los hombres del hombre Katana. — Hagamos las cosas sencillas, ustedes nos entregan al chico que quiere el jefe y los demás se largan por dónde vinieron. — Esperaba una negociación con un final trágico, dispuesto a disparar a traición una vez les entreguen al chico.
—Agh. Ese idiota si que sigue desesperado por la siguiente ronda. — Dijo Denji mientras levantaba la mirada y estaba cerca de entregarse para que lo lleven de inmediato con él. — Sip. Soy yo.
—Andando.
Aki y Kobeni observaron a su compañero levantar sus brazos en forma de rendición y con el segundo hombre colocando la boquilla de la pistola directo en su espalda. Ninguno de ellos estaba desprevenido, pero el fuego a traición se había accionado.
¡BANG!
—¡Espera, ya me entregué! — gritó Denji preocupado de que Kobeni pudiera recibir un disparo.
Proyectiles que fueron repelidos por las alas de Ángel. Evitando que Aki y Power recibieran el impacto.
—Auch. — se quejó Ángel.
—¡Mierda! — el autor de los disparos siguió apuntando y preparado para matar a sus enemigos.
Kobeni por su parte rodeó el espacio que Beam había creado luego de comer a múltiples zombies. La pequeña corrió alrededor sin ser escuchada mientras Aki y Power estaban listos para pelear.
—¡Suficiente de este ridículo! — gritó Denji quien volteó y a punto de soltar un golpe a su supuesto captor. Observó cómo Kobeni saltó lo suficiente para propinar un rodillazo directo a la mandíbula del criminal. — ¡A la verga!
Denji se impresionó al ver a su amiga dejar noqueado a uno de los dos criminales. El acompañante escuchó el impacto del sujeto caerse y al voltear observó como Kobeni se aseguró que siguiera respirando, suponía haberse desmedido con la fuerza. La chica estaba preparada para también sacar su pistola y defender al motosierra. El rubio por su lado estaba preparado para partirle la madre al criminal restante.
—¡Mierda! ¡Maldita basura! — el hombre no pudo continuar sus insultos al ser atrapado por Aki. El cazador oprimió su cuello el suficiente tiempo hasta dejarlo inconsciente.
—¡Wow! ¿En serio tú podías hacer eso? — Denji le preguntó a Aki.
—No me agrada mucho la idea de que mi enemigo sea otro humano, pero sí está comprometiendo la vida de Kobeni o la de un inocente, creo que puedo hacer una excepción. — Aki guardó su espada.
A punto de comandar a su interior. El primero en recibir órdenes fue Ángel.
—Demonio. Saca a estos sujetos del lugar y entregalos con la policía.
—Ahora todos son capaces de darme órdenes.
—No creo que estés en posición de desobedecer. — El cazador apuntó a la cabeza del demonio alado con su espada. Ángel no mostraba ningún tipo de preocupación.
—¿Y tú sabes quién hizo esa espada que empuñas? — Aki quedó parcialmente desconcertado. — Para nuestra desgracia, tú estás obligado a usar mis armas y yo estoy obligado a crearlas. Hazme un favor y déjame en paz.
El cazador retiró su arma de la vista de Ángel y siguió en sus asuntos.
—Tú, la pequeña de ahí. — Angel se refirió a Kobeni y pidió que se acerque. — Sigh. Esa hacha no durará mucho tiempo contigo y creo necesitarás una nueva arma dentro de poco.
—¿En serio? — Kobeni observó su hacha y a pesar del poco tiempo que la llevaba consigo, se veía desgastada.
Ángel se agachó cercano a la cabeza del hombre que Aki dejó a su cuidado.
—¿Qué tipo de arma vas a querer? — preguntó el demonio de facciones andróginas. Dirigiendo su mano al rostro del criminal.
—E-Eh... no me vendría mall... U-Un cuchillo.
—Bueno. Es más fácil de hacer que otras cosas. — Angel usando únicamente su dedo índice tocó la sien de su víctima y pronunció lo siguiente.
"Uso un año de vida. Cuchillo."
De la mano de Ángel dio origen el arma que ella solicitó. Mientras el demonio lo sostenía de la hoja, la pequeña pudo tomarlo del mango. La cuarta hija quedó impresionada por la ligereza del arma, pareciendo que realmente no tenía nada consigo. Observó el filo y el propio demonio le sugirió probarlo con los pocos zombies que aún quedaban.
Kobeni aceptó y aunque quería darle las gracias al demonio. El chico se quedaba mirando al criminal, sin apartarse de él y únicamente decirle "Lo siento."
Intrigado por la habilidad del demonio y por la ayuda que le proporcionó a Kobeni, Aki interrogó de inmediato a Ángel.
—¿Por qué estás siendo cooperativo ahora?
—No lo hago porque quiero. Ya era una orden que había recibido de Makima. Ni tampoco te molestes por robarle un año a este humano, estaba dispuesto a matarte y la jefa me dio permiso de usar la expectativa de vida de alguno de estos criminales.
Ángel se retiró con los criminales que le ordenó Aki llevar. El cazador continúo dando órdenes a Prinz, Violencia y Beam limpiar el estacionamiento y los primeros pisos del edificio. El plan era sencillo para los demás, Power y Denji buscarían al hombre Katana.
—¿¡Y por qué yo debo ir con ella y no con Kobeni?! — Reclamó el motosierra.
—A mí no me mires. Si puedo destrozar más zombies, hasta puedo ir sola. — Respondió Power.
—Estás en búsqueda del Hombre Katana. No puedes tomarte a la ligera esta misión ni tampoco arriesgar que Kobeni sea una carga en tu enfrentamiento. — La cuarta hija sintió un golpe en su orgullo. Aki continúo con la respuesta. — A lo que me refiero es que no podemos dejar que ese hombre pueda arriesgar la vida de ella. Sé útil por primera vez en tu vida y capturalo.
—¿Y tú, andarás de inútil mientras hago todo el trabajo? — Denji estaba cuestionando a su superior.
Aki sacó de su bolsillo el pedazo de carne del demonio pistola que habían obtenido en el hotel Morin. Sintiéndose atraído en dirección contraria a la que Aki mandó al par de rubios.
—Al parecer estamos más cerca de ese demonio y no podemos dejar pasar esta oportunidad. Pero sí tanto te preocupa, protegeré a Kobeni con mi vida.
En la mente de Denji, tenía las palabras exactas para una respuesta brutal. Sin embargo las lecciones de su pequeña amiga volvieron a resonar en su mente y su carencia de empatía hacia Aki estaba siendo neutralizada por la que tenía por Kobeni. Le dio la espalda a Aki y se dirigió a su destino en compañía de Power.
—Estoy seguro que no volverás a cometer el mismo error y descuida, Kobeni es una chica dura. Estoy seguro que ella te cuidará más a ti.
Aki respondió con un "No falles." y también siguió su camino. Los dos cazadores separaron rumbos hasta que Kobeni quien aún seguía en el mismo lugar, llamó a su amigo.
—¡Denji! — La cuarta hija alzó un poco la voz. Hasta que vio como el rubio dirigió su vista hacia a ella. La cuarta hija pese al miedo que vivía, intentó animar al motosierra en su nueva misión. — Dale una buena patada.
La cuarta hija pateó al aire, cosa hizo sonreír al motosierra y el chico respondió con la misma patada. Emocionado, se despidió de ella y corrió junto a Power en búsqueda de algún lugar donde pudieran subir.
—Veo que ahora te llevas de maravilla con él.
—Es un buen chico. Me ayudó cuando lo necesitaba y no me ha dejado... sola.
Aki bajó la guardia y dirigió su palma a la cabeza de Kobeni. Aliviado que ella pudiera sobrellevar la pérdida de una buena amiga. Aki le ordenó que debían continuar y los dos también corrieron en búsqueda del lugar donde la carne del demonio pistola se encontraba resguardada.
Los pasillos del edificio eran laberinticos. Kobeni haciendo uso de su velocidad se adelantó a Aki y verificaba la seguridad de cada esquina a la que se topaban. Los dos cazadores debían inspeccionar el lugar, no solo por su misión principal, algo les decía que podía haber víctimas metidas en un asunto ajeno.
—¿Encuentras algo fuera de lugar? — Aki inspeccionaba las puertas en búsqueda de carne del demonio.
—No. Realmente todo está solitario.
Frase que se pudo haber ahorrado la cuarta hija. Al ver cómo el factor de la fortuna Higashiyama se activó de último momento al escuchar una serie de pisadas. A diferencia de las torpes provenientes de los zombies, podía escuchar como todas estaban coordinadas y aproximándose a su posición. La cuarta hija derramó unas cuantas gotas de sudor en su frente. Su jefe por su parte desenfundo su espada. Ordenando a su subordinada quedarse atrás de él hasta que el neutralizar el peligro.
—¡Deben estar por aquí! — Expresó confiado un hombre de kazuo quién acompañado de otros dos sujetos, estaban en búsqueda de los cazadores restantes.
—¿Todo bien? — Susurrando, Aki preguntó el estado de Kobeni.
La cuarta hija asintió con la cabeza asegurando que el ambiente no fuera perturbado por su miedo.
Escondidos en una esquina del pasillo. Los dos cazadores esperaron el avance del trío de criminales. La cuarta hija sin deseos de usar su arma estaba preparada para equiparse con ella hasta que fue detenida por su superior, negando que su nueva compañera cargue con esa responsabilidad.
A menos de un metro de distancia, el grupo coincidió su camino con el pasillo donde se ubicaron ambos compañeros. Queriendo evitar conflicto innecesario Aki planeaba esperar la ida de sus oponentes. Plan que hubiera valido la pena de algo hasta que se escuchó de forma incomoda y bruta como la cuarta hija se tropezó al intentar retroceder.
—¡A-A-Auch! — La cuarta hija preocupada por su acción de inmediato tapó su boca, sin éxito al ver cómo los terroristas estaban a punto de disparar.
—¡Tienes que estar bromeando! — Aki apresuró el combate y usando su cuerpo empujó a uno de ellos derribando al suelo al más delgado.
—¡No hay tiempo que perder, Jin!
—¡P-Podrian ayudarme! — Jin intentó levantarse.
Kobeni observó como Aki se encontraba forcejeando con el segundo criminal. Evitando el uso de su arma mientras quería aún propinar una patada en la cara a Jin. Quedó estática hasta ver cómo el hombre que quedó libre estaba a punto de disparar directo al rostro de su compañero.
La cuarta hija no perdió el tiempo y cumpliendo su promesa, estrenó su nuevo juguete lanzandolo directo al arma del sujeto.
—¡AAAHGHH! — La cuarta hija falló en su intento de lastimar al hombre. El filo de su cuchillo era tal que estaba atravesando la palma de su oponente.
La cuarta hija no podía quedarse quieta más tiempo y corrió directo al hombre que atacó. Tackleó directo a las piernas y cuando el hombre perdió el equilibrio, la cuarta hija se levantó y le dio una patada en la cabeza al pobre tipo. Sacó el cuchillo de las manos y nuevamente se aseguró de haber dejado con vida al hombre. Se despabiló y observó como Aki ya tenía agarrado del cuello al segundo hombre, intentando dejarlo inconciente mientras dejaba libre a Jin.
Jin se levantaba del suelo y preparado para irse en contra de Aki. La cuarta hija se interpuso rápidamente entre él y su compañera, armada con su cuchillo y apuntando al hombre. La cuarta hija pese a su inofensivo aspecto y rostro lleno de miedo, seguía dispuesta a defender hasta las últimas consecuencias al chico que Himeno amaba.
—¡A-Alejate de él! ¡Y-Y lárgate, no es algo que te incumbe!
—Si siquiera me ofrecieras algo para que me interese para dejarlos libres. — El hombre apunto con su pistola directo al pecho de Kobeni. La cuarta hija sabía que las posibilidades estaban cerca del cero para poder esquivar a tiempo esa bala. Había mucho en juego, su hermano, su secreto y la vida de Aki. Solo pudo recordar lo que le enseñó ese idiota cascarrabias que se hacía pasar por su maestro.
"Enfócate en la boquilla de la pistola. Relaja el brazo. Cuando veas que esté a punto de disparar es cuando tú tienes que jugar a ser Dios y mandar a la mierda la lógica."
«Ay... ¡Esto es horrible!» — La cuarta hija solo podía recordar ese dicho de parte de su maestro cuando le intentó enseñar esa extraña habilidad.
Observó la boquilla. Preparada con su arma en mano, ligera como una pluma y tan dura como el cráneo del hombre motosierra. La cuarta hija rezaba por tener éxito en su segundo intento.
¡BANG!
La cuarta hija a medio acto de desviar la bala. Solo pudo pensar en su vida y como cada intento por hacer mejorarla han sido una serie de constantes fallos. Sin éxitos más que haber conocido a unos pobres diablos en su lugar de trabajo.
¡CLANK!
La bala se dirigió al techo. Incluso Kobeni quien sentía su alma irse de su cuerpo se sorprendió. Su agresor quedando boquiabierto no se podía explicar como algo irracional y arriesgado había funcionado.
—¿¡Pe-P-Pero que mierda fue eso?!
La cuarta hija salió de su trance también apreciando el agujero en el techo al punto que casi podía llorar por su hazaña. Ninguno de los dos se podía explicar el por qué Kobeni salió bien parada después de un disparo tan cercano.
—¡Bien! «Veamos si puedes hacerlo otra vez» — El agresor preparado para disparar apuntó a la cuarta hija mientras que ella intentó replicar su posición.
Aki habiendo neutralizado a sus enemigos, el cazador lanzó su espada viendo el lado de la empuñadura directo al rostro del oponente de la cuarta hija. El golpe fue directo al ojo dejando tirado en el suelo al criminal.
—¿Qué fue eso que hiciste?
—¡E-eh! Y-Yo n-no lo c-creo saber... fue algo que me enseñó Kishibe. No sabía que realmente funcionara. — Luego de su declaración Kobeni soltó una risa nerviosa.
—Fue muy imprudente de tu parte. — El cazador estaba temeroso de perder a su compañera. — Vámonos de aquí, debemos seguir buscando la carne de ese demonio.
Kobeni asintió. El camino fue silencioso, los dos cazadores no podían tomarse un descanso al escuchar los gemidos de los muertos vivientes cada vez más cercano a sus posiciones. El cazador más experimentado le preguntó a Kobeni si preferiría retirarse y buscar un lugar seguro. La cuarta se negó, manteniendo en primer lugar la seguridad de Hayakawa.
Habiendo encontrado unas escaleras. Ambos cazadores descendieron a los pisos subterráneos.
—¿Por qué un edificio como este tendría estos pisos? — La cuarta hija preguntó, asustada por cualquier respuesta que le diera su superior.
—No estoy seguro de lo que investigó Makima, antes de venir aquí se nos informó que este edificio era propiedad de un chivo expiatorio que servía a un jefe de la Yakuza. Es muy probable que lo que parecía ser un hotel era realmente una fachada y sus verdaderos negocios se encuentren justo acá.
La cuarta hija solo pudo observar como la calidad de la iluminación disminuye, mientras en la planta baja como los pisos superiores la iluminación cubría toda el área. Algunos focos se encontraban fundidos y otros cuantos solo emitían una luz tenue. Cómo en su contraparte legal, un gran número de puertas se encontraban repartidos en el pasillo. Produciendo sonidos que perturbaban la poca paz que aún le quedaba a Kobeni.
Gemidos y gruñidos, golpes cada vez más fuertes y voces que poco a poco empezaban a desaparecer, la cuarta hija no podría describir si era imaginación suya o el ambiente en el que ella se metió los producía. Aki marcando el camino y solicitando la atención de su subordinada, a partir de aquí, si la situación llegase a estar fuera del control del jefe, la cuarta hija tenía toda la autorización de escapar.
Kobeni espero no hacerlo. Aunque, por otro lado, la compañera y dueña de su destino tenía otros planes. Observando el desarrollo de la trama y viendo cómo llegaron a un momento de tranquilidad. Algo que le estaba hartando y no podía esperar para ver más acción.
—He sido muy paciente contigo, Kobeni. Tus jodidos llantos en tu hogar, tu horripilante romance con el hombre motosierra y ahora tú formación en un trabajo tan efímero como el de un cazador. Patético.
El demonio de la muerte se encontraba caminando justo detrás de la cuarta hija, siendo ignorada mientras los dos cazadores avanzaban. La pequeña sabía que su secreto debía mantenerse oculto y con solo un gesto de sus manos, le pidió que se detuviera.
—¿Y no vas a entretenerme? Por fin estamos en un lugar donde te puedes desatar, demuestra quién realmente eres y destroza a estos sujetos, después de todo ¿No fueron ellos los que te arrebataron a tu amiga?
Kobeni se detuvo. Dejando intrigado al chico de la coleta al ver cómo la cuarta hija no avanzaba. Aki no podía describir lo que veía con claridad, siempre había visto a su subordinada con rostros fáciles de entender, miedo, inseguridad, a veces unas cuantas sonrisas y tristeza. Su ceño fruncido como la fuerza que ejercía apretando sus labios, la cuarta hija estaba harta. Harta de escuchar a Haka pedirle cosas que siempre la ponían en riesgo. Después de todo, si seguía en el trabajo era por culpa de su socia.
—¿Todo bien?
—Si. Sólo... creí haber escuchado algo.
Haka observó como su propiedad y su acompañante se alejaban de ella. Convencida que sí su máquina de entretenimiento no buscaría su diversión. Entonces ella misma la traería hacía ella. Un solo chasquido fue suficiente para cambiar la tranquilidad del primer piso subterráneo en una pesadilla digna de una película de terror. Múltiples brazos aparecieron cerca de cada manija para abrir las puertas.
—Abran todo. Espero que sea una lección para esta perra desobediente.
El sonido de las bisagras en movimiento. Solo fue opacado por como el peso de cuerpos que parecían ser inertes caían miserablemente mientras por fin salían de sus habitaciones.
Los gruñidos se hicieron más fuertes. Las caídas de cuerpos putrefactos empezaron a producirse una vez nada se interponía de la salida de sus distintas habitaciones. Lo que alguna vez fueron personas, hombres, mujeres y niños deshaciéndose a cada paso que daban, mostrando signos de traumas físicos causados por sus victimarios.
Los nervios de Kobeni se hicieron presentes e internamente solo podía gritar maldiciendo a Haka. Una fría sensación en la espalda del cazador lo recorría mientras escuchaba el avance de un pequeño muerto viviente. Carente de brazo izquierdo, pero con ambas piernas lo suficientemente completas para correr en dirección a la cuarta hija.
Sin poder actuar con facilidad al notar lo que alguna vez fue un inocente infante. Kobeni solo intentó retroceder hasta caerse. Su compañero decapitó la cabeza del niño no muerto mientras su cordura empezaba a deteriorarse.
Había decapitado a un niño.
Podía sentirlo. Culpa. El cazador de demonios no sentía más que esa horrible sensación y sus ojos evidenciaban el horror. Había más pequeños, mujeres que alguna vez estuvieron embarazadas, adolescentes con sus uniformes estudiantiles.
—S-Son... Son unos monstruos. — Aki estaba perplejo al ver a tantas víctimas inocentes convertidas en monstruos devoradores de carne humana.
Kobeni no sabía cómo interpretarlo. Más que pensar que su jefe se había aterrado igual que ella de ver a no muertos por decenas en un espacio tan reducido.
—K-Ko... K-Kobeni ¿¡Estás bien, puedes caminar?! — Mientras la ayudaba a levantarse el jefe estaba retrocediendo.
—Si... ¿C-Cuál es el plan?
—Ninguno. Solo acabemos con esta aberración. — Aki preparó su arma y de solo un tajo rebanó la cabeza de otros tres no muertos.
Kobeni hizo lo mismo. Atacando directo a extremidades evitando ser agarrada por ellos.
La cuarta hija se concentró tanto en no ser mordida mientras Haka se regocijó verla esforzarse tanto por sobrevivir. Al igual que el superior de su socia, ella también podía sentir una presencia que le molestaba, más allá del demonio pistola sólo podía notar que otro demonio se encontraba presente, uno que no le molestaría arrebatarle su libertad.
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—¿¡Estás en tu posición, idiota?!
—Sabes, no estás en un buen lugar para ponerte así, yo soy a quien le rinden cuentas, quién consiguió que nos refugiemos en este lugar, conseguir a los no muertos y llamar a los deudores de mi abuelo.
—Y yo soy la del plan. La que te garantiza que tú venganza sea un éxito y la que necesita que ese corazón esté intacto. Ahora dime ¿¡Estás en tu posición?! — Irritada y nerviosa, Sawatari se ubicó en el último piso subterráneo en caso de que el motosierra tome un rumbo distinto.
—Maldita vieja mal cogida. — El hombre Katana había apagado su radio luego de su queja mientras dos de sus hombres lo cubrían. Uno de ellos no pudo ocultar su risa. — Claro. Si el motosierra escoge subir entonces yo seré su oponente. Hemos jodido las escaleras y ahora solo podrá usar el elevador.
—¿Lo modificaste?
—Seh. Acá la única incompetente fuiste tú la vez pasada, voy a arreglar tu cagada.
—Mas te vale usar las rutas de escape.
El hombre Katana ignoró a su compañera. Esperando su momento de volver a tener una pelea con el asesino de su abuelo y por fin destruirlo. Contrario a Sawatari, él deseaba acabar con todo su ser incluso si eso llevaba perjudicar el corazón que tanto se solicitaba.
La mujer rubia de sudadera roja se encontraba en un negocio rápido con el demonio que tenía de asociado.
—¿Aún me puedes seguir ayudando?
—Solo si me dices que me das a cambio.
—Sigh. No te puedo ofrecer otro órgano del que pueda prescindir, estoy lidiando vivir ahora con solo un riñón. Pero los jefes han sido generosos con nosotros y nos dieron autorización para que comas algo de la carne de ese demonio. Una vez tengamos éxito.
—Tenemos un trato. Recuerda que puedes llamar a ese demonio molesto que me tragué.
—Si. No importa hacia dónde vaya ese corazón. Será nuestro.
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La cuarta hija se encontraba gritando por el esfuerzo. Habiendo clavado su cuchillo en la cuenca ocular de una mujer que lucía avejentada en vida. Sacó el cuchillo y lo clavó constantemente en la garganta mientras veía como brotaba un líquido negro y putrefacto que alguna vez se pudo haber considerado sangre.
Su superior no corría con la mejor suerte, habiendo hecho un corte en diagonal a una pobre estudiante de secundaria. El rostro de Aki seguía evidenciando su arrepentimiento de dicho acto.
Impregnados de un maloliente olor. Manchados de la putrefacta sangre y otros líquidos. Aturdidos por los débiles gruñidos que empezaban a desaparecer.
La cuarta hija y el cazador habían destruido a cada uno de los zombies que se interponen en su camino. Los restos de esas personas quedaron poco identificables. Revueltos en un festín para animales carroñeros. Ambos chicos quedaron exhaustos mientras Haka se encontraba aplaudiendo y elogiando a Kobeni por su supervivencia.
—¡Nada mal! Me hubiera encantado que te hubieran mordido, una verdadera lástima que ese anciano te esté enseñando bien. Ojalá estuviera él aquí, seguro que no sería igual de patético que el maldito idiota que tienes de compañero.
—¡¿Puedes callarte?! Casi nos matas. — Usando únicamente el movimiento de sus labios, la cuarta hija recriminó la acción imprudente de su asociada, el cazador se dirigía hacia los escalones que guiaban a otro piso subterráneo.
—¡Mira el lado bueno! ¡Ay pobres! Esa gente que a la que mataste les diste ese descanso que tanto merecían, quizá incluso cuando mueras te los vuelvas a encontrar y por fin te dirán el bien que les hiciste por terminar su tormento.
—¡Haka! ¿¡De qué rayos hablas?!
El demonio de la muerte alzó el cráneo del pequeño niño que fue decapitado. Mientras la cuarta hija se queda observando como su dueña estaba mostrando lo poco reconocible de ese niño. Aki le pedía que avancen.
Kobeni se hizo de oídos sordos ante las órdenes de superior.
—Kobayashi Sato. Un pequeño niño cuyos padres terminaron endeudados tras emprender un negocio que fracasó. Los mafiosos dieron un plazo tan corto de tiempo que resultó impagable para la familia. — El demonio de la muerte volteó el rostro cadavérico del niño a su dirección. Mientras silbó, fingiendo asombro. — Pobre niño. Solo puedo ver cómo su casa fue invadida por esos mismos hombres que le prestaron dinero a su familia, ejecutaron a su padre en la sala y violaron a su madre en presencia de este pequeñito inocente.
Kobeni no quería seguir escuchando más, de solo pensar lo que le ocurrió al pequeño Sato solo podía imaginarse a sus hermanos en ese mismo lugar.
—Su madre debe estar cerca, ambos fueron secuestrados y como ya no servía de nada hacer que paguen, pudieron darle un mejor uso a estos pobres diablos. ¡Ja! Veamos qué más hay.
La cuarta hija solo observó como los distintos brazos lanzaban trozos reconocibles de algunos cadáveres.
—Deuda. Deuda. Este era algún jefe de un pequeño grupo delictivo. Prisionero político. Deuda. Deuda. Otra deuda. ¡Interesante! Ah no, más deuda.
—Haka... ya basta.
—No lo estás notando ¿verdad? Gran parte de esta gente fue alguna vez como tú y tu familia.
—Nosotros sí pagamos nuestras deudas.
—¿Y cuánto tiempo crees que tendrán hasta que ustedes dejen de ser una fuente de dinero que les interese? En algún momento te pueden prostituir, a tus hermanitos, pueden forzar a tu hermano mayor ser otro delincuente más o un simple chivo expiatorio. Sigue pensando que tienes un código moral, pero ambas sabemos que tus intenciones no son buenas cuando te encuentras a toda esa mierda de gente.
Mirando al suelo. La cuarta hija solo pudo observar el pasillo repleto de cadáveres incompletos, apenas reconocibles y de los que ella fue totalmente responsable ejecutar.
Sólo podía ver una cosa mientras observaba a los inertes cuerpos de las pobres víctimas que consideró monstruos. A sus hermanos. Tirados miserablemente en el suelo, destruidos y convertidos en pobres criaturas en contra de su voluntad. La cuarta hija solo pudo observar sus dos manos, mirando las manchas de sangre aumentando sus ganas de vomitar.
—¡Kobeni! ¿Qué sucede? — sin darse cuenta, Aki se encontraba al lado de la pequeña, intentando ver el rostro y apoyando su mano en su espalda. El chico inspeccionó los brazos y rostro de su compañera con el temor de haber sido mordida.
Tras verificar su estado. Volvió a preguntar qué le sucedía a la pequeña.
—Mi familia... tiene muchas deudas.
El cazador no podía llegar a una conclusión luego de escuchar la primera declaración de Kobeni. Al borde del llanto, la cuarta hija le siguió explicando lo que tanto la estaba atormentando.
—Los monstruos que matamos, no eran monstruos... eran como yo. También le debían mucho dinero a la Yakuza.
—Tranquila... yo... — Aki no sabía qué decir.
—¿Tú crees que mis hermanos y yo pudimos terminar igual que ellos? — preguntó mientras observó el cráneo de lo que alguna vez fue el pequeño Kobayashi Sato.
El cazador y su compañera quedaron en medio de un silencio incómodo. La cuarta hija solo podía observar el mismo escenario que tenía en su mente mientras que Aki no podía sentirse más culpable por haber acabado con la existencia de víctimas incluso si ya era irreversible su efecto.
—¿Quieres retirarte?
Kobeni se encontraba resignada. Negó con la cabeza y pidió que continúen. Ambos chicos estaban atormentados por lo que vivieron.
『Easy Revenge』
Habiendo enfrentado el reto moral de haber acabado con la existencia de unas pobres víctimas hechas no muertos. Los dos cazadores descendieron mientras observaron con cuidado cada detalle en caso de otro inminente peligro. Haka seguía irritada por la presencia de un demonio.
Los dos chicos avanzaron. Encontraron más muertos vivientes y pese a su arrepentimiento, ambos coincidieron que lo mejor era acabar con el sufrimiento. Los gruñidos eran molestos, pero más molesta era la culpa que ambos sufrían ahora.
El avance no fue fructífero. Podían notar muchas cosas salidas de una película criminal, maletines vacíos, algunas pequeñas bolsas de plástico que evidentemente contenían cocaína y algunos condones. Se encontraban en el piso donde los hombres de Kazuo y del hombre Katana podían desatar sus deseos más hedonistas.
Tanto Kobeni como Aki sintieron repulsión. La protagonista no podía imaginarse el problema que sufriría Denji en caso de toparse con el mismo dilema que ella. Solo podía desear que estuviera seguro mientras ella también procuraba salir con vida.
Aki sabía que se encontraban cerca. Detrás de una puerta de color rojo se encontraba el pedazo de carne que él portaba enloquecido y moviéndose en su dirección solo retenido por el collar improvisado qué el mismo hizo.
—Supongo que ya es innecesario decirlo, pero creo que no habrá vuelta atrás. Puedes irte.
La cuarta hija también miró la entrada. Sabía que detrás de ella se encontraría algo de lo que se arrepentiría enfrentar. Aun así hizo caso omiso a su compañero. Si se encontraban juntos era para protegerse mutuamente. La pequeña agarró la manija y la abrió.
—Vamos. — Dijo la cuarta hija. El primero en entrar fue Aki seguido de su compañero.
La cuarta hija sacó su pistola pidiéndole a quién sea no tener que usarla. Ambos chicos en medio de un pasillo vacío en su contenido, unas gigantes paredes guiaban el camino a un destino incierto. Ambos chicos bajaron las escaleras mientras asombrados, querían buscar alguna idea de la existencia de este sitio.
Carente de ruido. Lo único que se podía escuchar eran sus propias pisadas mientras continuaron caminando hacia el otro extremo.
—Detente. — Ordenó el demonio de la muerte. — Felicidades, has llegado a tu destino.
Descansando en la pared izquierda, Haka cruzó los brazos y miró hacía el lugar donde se dirigían los dos cazadores. Kobeni no tuvo de otra más que obedecer y pedirle a su compañero que también se detuviera. El superior no tenía que pedir explicaciones, al igual que la jinete, también tenía un mal presentimiento de lo que se avecinaba.
Un suave y torpe paso proveniente del otro extremo del pasillo empezó a sonar más prominente. No hacía falta esperar una introducción cuando Kobeni había reconocido de quién se trataba.
—¿Y el hombre motosierra? — Akane Sawatari fue la primera en preguntar en esta breve charla. Los dos cazadores no ocultaron sus hostiles intenciones, tanto la cuarta hija como su superior estaban mostrando sus dientes.
—Esto no se trata de él, sabemos lo que hiciste y podemos negociar solo si nos dices donde se encuentra la carne del demonio pistola. — buscando el resultado menos sangriento, Hayakawa estaba dispuesto a negociar.
—Me temo que yo solo estaba dispuesta a darle la bienvenida al hombre motosierra. No a un par de cazadores sin suerte.
Señalando a los cazadores. El cerebro de la organización curvó sus dedos índice y medio simulando a los colmillos de una serpiente.
"Libera a fantasma"
Sin poder salir ilesa de eso. Akane empezó a derramar sangre de sus fosas nasales mientras los dos cazadores retrocedieron sus posiciones. Al escuchar un extraño cuerpo caer al suelo e interponerse en su camino para atrapar a la primera jefa. Formándose enteramente y dar entrada al demonio fantasma.
Kobeni no era capaz de contener su nerviosismo mientras que Aki no podría estar más enojado al ver al demonio que alguna vez cooperó con Himeno.
—¡¿Pero qué mierda?! — Gritó el cazador.
Luego de limpiarse la sangre que se le escapó, Sawatari observó a sus futuras víctimas impactadas por la presencia del demonio. Era lo que necesitaba, que sus oponentes empezarán a temer y finalmente dar su orden.
"Mátalos"
El demonio fantasma observó a sus dos víctimas, impresionados al ver cómo la figura sobrenatural cada vez se volvía más imponente alcanzando una mayor altura mientras mostraba sus brazos, un centenar de ellos a punto de abalanzarse en contra de los dos únicos miembros de los cazadores de demonios presentes.
Aterrado. Hayakawa Aki vio cómo de forma rápida y frenética se acercaban cada extremidad hacia su posición.
Aprovechando su nuevo contrato. Tenía que esperar y ser preciso para conectar cada corte en el sitio indicado. Percibir como cada mano extendida se dirigía hacia su cabeza dispuesta a estamparlo contra la pared. La intención del fantasma de agarrarlo y desmembrarlo. Cómo rápidamente todos se dirigían a su torso en búsqueda de atravesar su cuerpo y matarlo al instante.
Todos los futuros posibles donde su muerte sería cruel y despiadada, Aki pudo verlos. Cómo su cadáver se repartía en toda la habitación, en distintas posiciones y asesinado de forma distintas mientras que cercenaba a cada uno de los brazos que fantasma poseía.
Algo en vano. Esquivar y cortar brazos se que regeneraban al instante mientras el chico seguía presionado de esquivar y presenciar cómo en otro futuro él moría de una manera despiadada.
—¡K-Kobeni! ¡HUYE! — Gritó Hayakawa mientras continuaba su bestial combate en contra del demonio fantasma.
—Veo que por fin dejaste de ser lento. — Dijo Sawatari mientras le daba la espalda al combate. — No dejes el trabajo inconcluso.
La rubia emprendió su escape mientras que era observada por la cuarta hija. La protagonista debía jurar que se encontraba aterrada, estaba viviendo demasiadas cosas en tan poco tiempo y sin embargo, el demonio que estaba haciendo la vida imposible a Hayakawa Aki no le prestaba atención.
Estaba enfrente de ese horrible ser. Incluso pudo observar su rostro, el rostro de un demonio con los párpados y boca cocidas.
Ella misma se preguntaba porque su vida no era puesta en juego. Mientras que su compañero luchaba para que ella no fuera alcanzada. Volvió a ver qué Sawatari se había ido y recordó la fechoría que ella cometió. Con la mayor presión que pudo, agarró firmemente su brazo y se dignó a actuar.
Corrió en dirección del demonio. Se acercó tanto a su rango que algunos brazos que se dirigían a Aki terminaron de volverse hostiles con la pequeña. Al igual que Hayakawa, la pequeña hizo un gran esfuerzo por cortar cada extremidad que se ponía en su camino.
—¿¡Qué mierdas haces?! — gritó Aki mientras cada vez se mostraba más exhausto en su combate. Los brazos continuaron acercándose a él y uno de ellos lo golpeó directo en el abdomen. — ¡GHHH!
La cuarta hija siguió su camino ignorando el estado de Hayakawa Aki. Solo tenía una sola tarea y no estaba dispuesta a perder su oportunidad. El demonio de la muerte sonrió al ver cómo su compañera por fin se dignó en obedecerla.
El cazador quería alcanzar a su subordinada e impedir que ella muriera. Sin embargo por fin sus fuerzas habían acabado. Un simple golpe bastó para demostrar que no era más que un simple humano, un ser vulnerable y finito mientras era sujetado del cuello por el demonio fantasma.
Hayakawa Aki podía sentir la presión ejercida en una simple mano del demonio. Agarró la muñeca, trató de defenderse pateando hacia el resto de la extremidad y sólo vio cómo su esfuerzo era en vano.
Hayakawa Aki estaba cerca de morir.
Al borde de la muerte como era costumbre en este negocio. Sin dejar nada atrás más que una promesa así mismo. Promesa que se quedaría a la mitad. Su respiración cada vez se detenía. Recordando el dolor. Las desgracias. Su soledad.
"¿Y bien, te vas a quedar ahí parado sin darme la mano?"
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Inicio
Tras la ida repentina de Kishibe. Un joven e inexperto cazador Hayakawa Aki se encontraba escoltando a su nueva maestra asignada. Su compañera de trabajo nuevamente se agachó acomodando las flores en la tumba de un difunto cazador. El joven no pudo darle más importancia ni presentar su respeto en medio de un cementerio. Indiferente a la vida de los demás cazadores, solo quería una sola cosa en su vida y lo que sabía que le daba sentido a su miserable existencia. Matar al demonio pistola.
Himeno se levantó. Físicamente destruida, en su última misión había recibido graves heridas. Su brazo derecho se encontraba inmovilizado con una férula, su abdomen, pierna izquierda y su cabeza también estaban vendadas. La cazadora apenas soportaba el dolor de su cuerpo, pero en su corazón y mente, vivía un infierno.
—¿De dónde vienes? — sin ningún interés, la cazadora inició una conversación breve. La chica del parche se retiró de la tumba que había visitado y partió rumbo al vehículo que ella misma se llevó sin autorización.
—Hokkaido.
—¿Qué haces tan lejos de tu hogar? Digo, allá también está la organización.
—Apenas me pude librar del orfanato. Solicité trabajo aquí y pedí que se me transfirieran a Tokio, escuché que muchos cazadores han muerto. Así que les hará falta personal.
—Personal capacitado. No a un puto niño inútil. — Himeno sacó de su bolsillo una caja de cigarros. Aki solo podía ver con desagrado como su maestra tenía ese mal hábito. La cazadora había prendido el cigarro mientras era observada por su pupilo. — Supongo que fue grosero de mi parte.
—Mucho.
—Está bien ¿Quieres uno? — la cazadora de un solo ojo le ofreció un cigarro a su nuevo compañero. Aki sin darle importancia al gesto lo rechazó.
—Tú te lo pierdes.
Cuando los dos cazadores alcanzaron el vehículo; que fue tomado por la imprudencia de la cazadora, Himeno preguntó a Aki si sabía conducir, tras la negativa del novato la maestra no tuvo más remedio que conducir tras algunas quejas. El camino fue largo, las vueltas que daba Himeno directo a un restaurante y tras comer, dieron como resultado que ambos de inmediato se dieran cuenta que no podían llevarse bien. Aki le desagradó Himeno y a Himeno no estaba interesada en cuidar a Aki.
En el vehículo nuevamente, tras haberse conocido no había otra discusión más que la de Himeno queriendo que Aki deje de ser un idiota y renuncie a ese trabajo. Hayakawa mostró ser un necio de primera y tras resignarse a tener un nuevo compañero, la jefa quiso empezar de nuevo su relación profesional con él.
—Supongo que los idiotas están resignados a querer morir por una causa perdida y solo para aclarar no esperes que seamos amigos.
—Por mí bien. Simplemente no seas un estorbo. — el novato estaba seguro de no formar ninguna clase de vínculo con su nueva maestra.
Himeno solo podía observar con desdén a Aki. De igual forma tras haber salido del vehículo, los dos cazadores estaban enfrente uno del otro, la cazadora extendió su mano sana y esperó que Aki sea capaz de tener un poco de amabilidad. Tras una pequeña espera sin respuesta de su alumno, Himeno preguntó.
—¿Y bien, te vas a quedar ahí parado sin darme la mano?
Aki respondió estrechando la mano con la maestra. El inicio de un vínculo que ninguno de los dos sospecharía que cambiaría su vida tal como la conocían.
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Que comodidad
Tras una larga noche. El cazador se encontraba lidiando con una ligera resaca sin poder dar detalles de cómo llegó a dicho punto. Acostado en un sofá y teniendo un cómodo soporte en su cabeza, Hayakawa Aki apenas pudo identificar en donde se encontraba, el hogar de su maestra.
Aki no podría describir a su jefa como alguien ordenada, la sala estaba hecha un desastre, viendo como múltiples botellas, latas y más basura lo rodeaba mientras él intentaba poder levantarse, sin fuerza, apenas escuchando su alrededor mientras sentía una leve molestia en su cabeza.
Molestia que se fue disipando al sentir la delicadeza de una extraña mano que se encontraba recorriendo su cabellera, recortada tratas haber usado su contrato con el demonio zorro. El cazador apenas estaba procesando todo, sabía que no estaba descansando en las piernas de otra mujer más que las de su maestra.
—Eres molesto. — Dijo Himeno mientras aún continuaba acariciando la cabellera y algunas partes del rostro de su alumno. — No puedo creer que te las hagas de un chico duro y solo seas un maldito bebé llorón. — Luego de esto soltó una ligera risa.
Sin darse cuenta de que Aki también se encontraba despierto. Sin aclarar porque ambos estaban así y mucho menos, sin ninguna clase de preocupación de lo que diga.
—Cuando yo me uní a los cazadores, también me sentía igual como tú, quizá no sentía que yo cargaba el mundo sobre mis hombros, pero quería que mi papá estuviera bien y haría lo posible para que mi hermana se libre de esta mierda de vida.
Aki escuchó un poco del pasado de su compañera.
—Quizá he cometido muchos errores. Demasiado diría yo, mi hermana ya no quiere verme y no creo que sea capaz de ver la cara de mis padres sin tratar de contener mis lágrimas. Mi maestro está muerto por mi culpa ni tampoco me permitieron ir a su funeral.
Hayakawa Aki solo pudo escuchar como la voz de Himeno se quebraba. El rostro de Himeno se encontraba mirando hacia abajo, directo a la vista lateral de la cabeza de Aki. No podía darse cuenta que ambos estaban conscientes de este íntimo momento.
—Mis compañeros están muertos. — Himeno trató de retener su escurrimiento nasal. Sus lágrimas empezaron a brotar y algunas se cayeron directo hacia Aki. — P-Perdón.
Habían pasado unos cuantos meses que recién se conocían, Aki solo conocía esa faceta frívola y amargada de su maestra, malhablada y a la espera de la renuncia de Hayakawa. Sin embargo, también se había dado cuenta que nunca lo había dejado solo.
Himeno quiso dejar descansar a su compañero y por fin irse a dormir, luego de una noche de tragos con su compañía. Los demonios internos de Himeno eran notables, su adicción a la bebida los llevó a ese momento.
Pensativo. Aki no pudo permitir que ella se retirara. Respiró hondo y luego de escucharla, alzó su mano y alcanzó a la de su maestra. Aki no esperaba ser de gran ayuda para su maestra, sin embargo, ella aceptó el acompañamiento de su alumno.
En medio del dolor, dos personas lastimadas se dieron un breve consuelo y fortalecieron su vínculo acompañado de la primera vez que entrelazaron sus manos.
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¡MIERDA! ¡MIERDA! ¡MIERDA!
Los gritos provenientes de la maestra eran cada vez más fuertes en los oídos de un apenas consciente Hayakawa Aki. En su desesperación, la cazadora del parche usó lo que le quedaba de fuerzas mientras se volvía el soporte de Aki, quien se encontraba herido y apenas se le podía hacer posible caminar.
Ambos se encontraban en un edificio abandonado. Emboscaron a un demonio que resultó ser difícil de eliminar, terminaron heridos en el proceso. Himeno se las apañó para confundir al demonio entre los pisos del lugar. Ocultando a Aki, incapaz de moverse por su cuenta y arriesgado su propio pellejo para mantener con vida a su compañero.
Una vez desorientado al demonio. La cazadora regresó donde se encontraba Aki. Lo sujetó e hizo que su brazo estuviera sobre sus hombros. Avanzaron lentamente mientras usando al fantasma aventó botellas y cosas que pudieran hacer ruido lejos de su posición para poder seguir distrayendo al demonio.
—H-Huye... S-Soy peso muerto para ti.
—¡Cállate! ¡No digas ni una sola palabra y ahorra tus energías! Saldremos de esta y me pagarás todas mis bebidas.
Con múltiples heridas y apenas consciente, el cazador aceptó sólo si ambos sobreviven mientras escuchaban como el demonio al que apenas Aki podía recordar su apariencia los había localizado. Su grito ensordecedor dejaba en claro a los dos que no podrían escapar del lugar enteros, el chico volvió a sugerir ser abandonado y que su compañera escape, Himeno volvió a negarse a esa idea y se esforzó por hacer que ambos pudieran salir con vida.
—Supongo que no queda de otra. — Dijo Aki.
—¡No te atrevas a hacerlo!
Aki se soltó de Himeno. Cayendo miserablemente mientras por su cuenta se intentó levantar. La mujer de un solo ojo gritó su nombre y con apenas fuerzas intentó arrastrar a Hayakawa. El chico apuntó su objetivo y emulando a la cabeza de un canino, el cazador gritó desesperadamente "¡Kon!"
El demonio zorro se había engullido al demonio enemigo.
—Hayakawa Aki, estás totalmente destrozado, pero da gracias que aún mantienes tu lindo rostro intacto. Me volveré a llevar tu coleta.
Fuera de peligro. Ambos chicos se acostaron en el suelo, respirando de forma agitada mientras que Himeno grito "¡WOOOOOOOW ESO FUE EXTREMO!"
—¿No estabas desesperada?
—Eso fue en el pasado, ahora bien, alguien me debe pagar todas mis bebidas.
—Maldita sea. — Dijo Aki mientras ocultaba su rostro con su antebrazo. — Bien, ayúdame a levantarme.
—¡A la orden mi capitán!
—Tú aún eres la que manda.
—Nuh-Uh. Ya no eres mi alumno y me gusta más la idea que alguien me de órdenes. Y más viniendo de alguien sexy como tú. — Himeno guiñó el ojo de forma pícara, pero Aki sólo vio un pestañeo normal.
—Ridicula.
—¡Ah! ¡Tú te ves más ridículo con tu coleta toda fea!
—Esa coleta nos salvó la vida. — Hayakawa Aki luego de usar al demonio zorro, la extensión de su cabello volvió a la forma tal como Himeno y él se conocieron.
—Touché. Aunque sabes el lado bueno, te ves muchísimo mejor así ¿No has pensado en dejarte así el cabello?
—No. Necesito una alternativa antes de que Zorro vuelva a pedirme mi piel.
—Bueeeenooo. Esperemos que eso no ocurra, aunque el cabello corto se ve bien ¿Tu crees que se vería bien en mí? — Himeno en ese entonces tenía el cabello largo y Aki desde siempre la había conocido así.
—Nah. Yo creo que estás bien así.
El cazador volvió a ser ayudado por su ex-maestra. Ambos se dirigieron a la salida, durante el camino Aki le pidió un cigarro a su compañera, ella se lo colocó en sus labios y le ayudó a encenderlo.
A mitad del cigarro. Himeno quiso también fumar.
—Yo también quiero ¿Me lo prestas?
—Consigue el tuyo. — dijo el joven cazador.
Himeno agarró el cigarro de su compañero y empezó a fumar también. La chica le soltó una sonrisa a Aki y él no tuvo más remedio que aceptarlo. A pesar de siempre estar serio, cuando se encontraba acompañado de Himeno, podía darse la libertad de sonreír.
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Un estadio vacío.
No faltaba mucho para que el primer y único partido de baseball de la historia de la cuarta división diera lugar. Tal como los niños, Aki y Takeshi tuvieron que escoger a sus integrantes para su equipo, algunos de ellos ya tenían experiencia en el deporte con excepción de Himeno, quien jamás había sido fanática del baseball. Ella ignoraba a los deportistas de su escuela y prefería hacer desastres o cuidar a su hermana que llegaba a ser molestada por los bravucones.
Con el permiso especial de las autoridades correspondientes, Aki consiguió durante la noche que le presten las instalaciones de un pequeño estadio de baseball utilizado para las competencias locales. Himeno no podía estar más asombrada, se dirigió a las gradas y gritó.
—¡VAMOS AKI! ¡TU PUEDES! ¡DESTROZALOS!
Grito que quedó atrapado en un silencio y pese a no ser escuchado por nadie, Aki quedó un poco avergonzado por la forma de ser su amiga.
—¡ERES GRANDE, AKI! ¡AQUÍ TE VA UN REGALO! — Himeno quien estaba vistiendo una ligera blusa debajo de su chamarra abierta. La intentó abrir para enseñar su gran par de tetas.
—¡No te atrevas! ¡Acá hay cámaras!
Himeno recuperó su pudor. Avergonzada al ver qué en efecto, había cámaras volvió a abrocharse la blusa y bajar de las gradas con la cabeza agachada tal como si hubiera sido regañada.
—Eso fue muy imprudente, además este lugar es usado por niños, no puedes hacer algo así.
Himeno se agarró del antebrazo de su amigo. Pidió disculpas y ocultó su rostro. Aki suspiró y luego dijo quizá y solo quizá, acepte ese regalo llegando a casa, mientras se podía observar un notable rubor, pese a su forma tan seria de ser. Himeno se alegró y se alejó de su compañero, se dirigió directo a Home.
—¿Entonces aquí es donde tú tienes que batear?
Aki asintió. Le enseñó las partes del campo de baseball, a lo lejos estaba el outfield, pero lo que quería darle importancia a su compañera era que se familiarizara con el cuadro interior. Cada división estaba marcada con un plato, las bases. Himeno afirmaba que entendía cada cosa que Aki le dijera, pese a solo distraerse con el sonido de su voz.
—¿Me entendiste?
—¡Eh! ¡Yo creo que sí!
—Bien. — Aki tenía consigo una mochila donde se encontraba lo que necesitaban para poder practicar un poco antes del partido. No sé confiaba mucho de las habilidades de Himeno y por poco su espíritu competitivo había resurgido. Ella estaba observando a su chico sacar el equipo. Aki primero le enseñó la manopla de baseball, le pidió su mano y se la colocó. El chico conservó una vieja manopla y esperaba que su tamaño se adecúe a la mano de Himeno.
Aki instruyó la forma que se tenía que lanzar la pelota. Pidió que lo hiciera en dirección a Home y pese a que sus primeros intentos eran muy torpes, la cazadora poco a poco se iba acostumbrando a lanzar con más precisión.
Aki se colocó un casco y agarró su bat de baseball. Se paró sobre Home y esperó que Himeno se prepare para lanzar.
—¡Ah! Pero si bateas muy fuerte tendré que ir por la pelota.
—En la mochila hay más, luego las recogemos.
Himeno aceptó y se preparó para una pequeña broma a su amigo. Hizo que el brazo fantasma agarre la pelota mientras ella fingía que la lanzaba.
—¡Esta va con todo mi amor! — Dijo Himeno segundos antes de lanzar la bola rápida más agresiva a la que se haya enfrentado Aki.
Incluso con el swing preciso que hizo Aki, la velocidad de su bateo no se comparó a la pelota lanzada por el demonio. Solo pudo escuchar las carcajadas de su acompañante, quien se encontraba tirada en el suelo y girando en su posición.
—¡Hahahahahaha! Debiste ver tu cara, Dios, no puedo ¡Hahahahaha!
—¡Himeno! ¡Esto es serio!
—¡Hahaha! Pero si solo será un juego, el objetivo es divertirnos.
El rostro de Aki no se animó luego de estas palabras. Incluso pese a todo lo que vivió, algunas cosas no cambiaron para Hayakawa y su aversión a perder en su deporte era una característica que mantuvo incluso como adulto.
La cazadora se levantó y se acercó a su compañera, lo abrazó y con la manopla aún puesta, la puso en el rostro de Aki. Ella volvió a reír mientras alejaba su mano de la cara.
—¡Mira! Tengo tu nariz. — dijo felizmente Himeno mientras seguía viendo el serio rostro de Aki. — Bueno ya, dame tu mano.
Aki cedió a la petición. Extendió su mano y Himeno aprovechó para tenerla en su poder, se quitó la manopla y sujetó con delicadeza la mano de su compañero, la juntó con la suya y entrelazó sus dedos. La cazadora de un solo ojo estaba sonriente de estar sujeta de esta manera con él. Después de tanto, Aki por fin le devolvía la sonrisa y ella se alegró.
—¡Aquí tienes! — Himeno abrió su mano y ofreció la nariz invisible de Aki.
Aki tomó su nariz y siguiendo el juego, la colocó en su lugar.
—¿Y si esta vez yo soy quien golpea a la pelota? — propuso Himeno.
—Si, supongo que es bueno que también aprendas a batear. Ven, te explico cómo se hace.
Nuevamente el joven cazador instruyó a la que alguna vez fue su maestra para que aprendiera a golpear con éxito la pelota. Asombrada y ruborizada, se sintió cómoda estar en frente de su compañero, Aki le enseñó la postura que debía tomar y cómo golpear correctamente con el bat. Himeno no podía ocultar su alegría.
—Sigue mejorando tu swing. Yo iré por las pelotas. — Una vez Aki las recogió. Se paró sobre la lomita y pese a no tener una manopla de su tamaño, continuó con la enseñanza.
Se preparó para lanzar una bola curva, para devolver la broma que le hizo su compañera. Himeno no tuvo oportunidad de golpearla y Aki dio justo en el área.
—Bueno ese fue tu primer Strike.
—¡No es justo!
—Tampoco fue justo usar al demonio fantasma, tramposa. Si veo que lo vuelves a utilizar te saco del equipo.
—¡Aw! ¡No seas así de malo conmigo! En serio que me esfuerzo por aprender. — Himeno hizo un puchero. Aki no se conmovió y se posicionó para lanzar de nuevo.
Aki lanzó una bola rápida. Himeno no fue capaz de golpearla y recibió su segundo Strike.
—¡Sé más suave! Estoy segura de que si fuera otra chica estarías teniendo más compasión.
—Eres la chica más importante en mi vida y no me compadezco de ti ¿Que te hace pensar que lo haría con alguien más? — Aki abrió enteramente sus ojos y se arrepintió de sus palabras. Solo pudo ver a Himeno roja tan avergonzada como conmovida.
—¿Lo dices en serio?
—No. Falsa alarma, era solo para desorientarte.
—En serio que eres aburrido. — Himeno se preparó para batear. — ¡Estoy lista!
Aki realizó su tercer lanzamiento. Una bola rápidamente y contra todo pronóstico escuchó un fuerte golpe. La pelota había conectado al bat de Himeno y se salía del diamante, alcanzando a las gradas del jardín izquierdo.
Himeno se emocionó y gritó.
—¡Aki! ¡AKI! ¡HICE UN TOUCHDOWN! — mientras corría hacia él.
—Te equivocaste de deporte. ¡Ooof! — Aki fue tacleado por Himeno y ahora se encontraba boca arriba mientras ella descansaba cómodamente sobre él.
—¿Qué tal lo hice?
—Mal. Debiste recorrer todas las bases y volver a home. Perdimos y eso que solo era una práctica.
—En serio que nunca dejas de ser todo un personaje. — Himeno silenció a Aki con un tierno beso en los labios. El cazador no detuvo la acción de su compañera, sujetó su cintura con la mano derecha mientras que la izquierda del cazador buscaba la mano de su amiga.
Era una sensación tan familiar. Sujetar la mano de la persona que más quería mientras daban de sí una escena tierna. Himeno a duras penas pudo despegarse de los labios de Aki. Su cabello empezó a caerse y estorbar su visión del rostro de su amigo. La cazadora lo recogió y al ver a Aki avergonzado, no pudo parar de sonreír, sintiendo sus mejillas y volver a besarlo.
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Te tengo
En la parcial penumbra que invadió la habitación de Hayakawa Aki. Los dos cazadores habían finalizado otro intenso beso, uno largo y que para ambos se había vuelto una tarea normal, era una acción automática cuando nadie más los veía.
Cubiertos de sudor y tan cercanos como se podía, el rostro de Hayakawa Aki se desprendió del de Himeno. Mujer a la que el chico consideró abandonar para emprender su búsqueda en contra del demonio pistola y sin embargo, por cuenta propia había pausado su encrucijada para poder seguir al lado de su amada.
No necesitaba de la iluminación de un simple foco para saber que debajo de sus narices se encontraba presenciando la belleza de su mujer, escuchó una pequeña risa y su nombre dicho de una forma tan tierna que no podía negar que se había vuelto a estremecer.
—¿Quieres terminar por hoy? — preguntó Himeno al ver cómo su compañero se encontraba estático mientras él solo se limitó a sentir el rostro de la chica del parche.
—Aún no.
Últimas palabras antes de continuar con la acción. El miembro del cazador no dio descanso a la intimidad de la mujer que alguna vez llamó maestra. El cazador fue embistiendo con cada vez más rapidez a su compañera mientras sus labios no podían alejarse del cuello de Himeno. Dejándola marcada mientras ella gemía el nombre de su amado.
Por un breve momento no había mayor sensación placentera para Aki que escuchar la voz temblorosa de Himeno mientras invadía constantemente su interior. Fue hasta llegar al orgasmo donde ambos cazadores dieron descanso y fin a su euforia. Himeno no permitió que Aki se aparte de ella lo abrazó y pese tener que soportar un peso extra sobre ella, la mujer quería seguir abrazando a su chico. Pidió la mano de su pareja y de forma responsiva, Aki obedeció.
—Jaja. Te tengo.
Aki asintió. Mientras que Himeno como ya era habitual, sostenía la mano del chico poco antes de que ambos cayeran dormidos.
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¿¡Por qué?! ¿¡Por qué lo hiciste?!
La cuarta división se encontraba en medio de un pequeño escándalo. La pareja que se negaba a confesar que era una pareja se encontraba dando una escena dramática.
Himeno no podía despegar su rostro del torso de Aki. Quién extrañado solo podía consolarla devolviendo el doloroso abrazo que ella le dio. Sin saber más que los compañeros. Takeshi, Fushi o Kei se quedaron extrañados ante el comportamiento de su compañera de división.
Para Aki su alrededor no existía. Ignoró al resto de gente, conocidos y desconocidos fueron eliminados de su foco de atención mientras en la única persona que se pudo concentrar fue en Himeno, llorando sin hallar consuelo. Temblando y cada vez preguntando con menos fuerza en su voz "¿Por qué lo hiciste?"
En su confusión. El cazador intentó consolar a Himeno, colocando su mano izquierda sobre la espalda de la chica, solo para sentir su respiración alterada. El chico mantuvo su desconcierto mientras que ella, en un ataque de pánico, alzó su puño y tratando de ser lo más débil posible, golpeó el hombro de Aki. Continuó golpeándolo y volvió a preguntar "¿Por qué lo hiciste?"
Kei se acercó al lugar donde la pareja se encontraba armando una escena. Intentó ayudar a Aki a separarse de Himeno, pero él la detuvo antes de que pudiera decir algo. La chica castaña se alejó lentamente de ellos y pese a querer retirarse, se quedó en el sitio para poder acompañar a Himeno después.
—¿P-Por qué h-hiciste ese contrato con ese maldito d-demonio?
El rostro de Himeno se escondía a la vista de Aki. En su dolor, Himeno no quería volver a ver a otro compañero ser víctima de un demonio tan ruin como lo era maldición. No podía soportar presenciar eso y mucho menos que la persona que ahora rinde cuentas a ese perverso ser era a la que más amaba.
—Lo necesitaba... Necesito toda la ayuda que me fuera disponible para poder enfrentar a ese demonio y Makima me dijo que...
—¡¿Por qué le hiciste caso a ella?
—Se lo debía. Ella me salvó la vida.
—¡Maldito idiota! ¡Maldito idiota! ¡M-Maldito...
Himeno no pudo más. No volvió a pronunciar otra palabra y continuó su llanto, abrazó con fuerza a Aki, a pesar de que sabía que esto sería el inicio del fin del cazador que tanto amó.
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¡Grrraaaagh!
Cansado de repetir en muchas ocasiones esta misma tarea. Aki asistió a su compañera de desventuras quién no paraba de vomitar una vez había ingerido más alcohol de lo que podía soportar. El chico la llevó corriendo al baño y ayudó a recoger el cabello antes de que ella sea capaz de ensuciarlo.
—Volviste a hacerlo. — dijo el cazador, cansado de ver lo miserable que era su compañera. — Sigh. ¿No has pensado en dejar de beber? Siquiera alguna vez desde que nos conocemos.
No hubo respuesta de parte de Himeno. Quien aún estaba asqueada y en breves ocasiones presentó arcadas. Aki dejó las preguntas y propuestas para después. Nuevamente se había decepcionado de su amiga. Incapaz de mantener respeto por su cuerpo para dar un límite o un fin a su consumo de bebidas alcohólicas.
Himeno se había vuelto en un desastre que ni el propio Aki estaba seguro de poder controlar. Pensaba en los errores de ella, pero también en los suyos. Seguían siendo compañeros y los mayores confidentes uno del otro, habían pactado acuerdos, así como romperlos. Mantenían esa cercanía que los volvía buenos camaradas, pero en unos pésimos amantes.
La relación de ambos se había fragmentado y, sin embargo, Aki continuaba acompañando a Himeno. Quería su bienestar pese a que ella estaba en un círculo vicioso del que era incapaz de salir.
—L-Lo Siento... L-Lo siento mucho, Aki.
Himeno volvió a pronunciar algunas palabras antes de volver a vomitar. El chico dejó el cabello recogido a su amiga y se limitó a ser su compañía. El cazador ayudó a su compañera a asearse antes de finalizar su día.
Después de asegurarse de no volver a tener esa sensación de vómito. Hayakawa Aki ayudó a su tambaleante amiga hasta llevarla a su habitación. La chica como de costumbre, estaba en prendas menores mientras sentía la seguridad de hallarse en su hogar.
Fue puesta en su cama una vez Aki había hecho una pequeña muralla con sus almohadas para que no se acueste boca arriba. La chica se encontraba mirando a la pared para evitar que se ahogue con su propio vómito en caso de hacerlo de nuevo. Aki le deseó buenas noches y se dispuso a marcharse.
Aunque fue detenido por su compañera. Sujetando su mano débilmente. El cazador suspiró y se sentó al borde de la cama.
—N-No... ¿No q-quieresh pasar la noshe acá?
Aki no respondió antes la propuesta. Soltó la mano de Himeno. El chico ya había hecho un veredicto y mantuvo al margen a su amiga.
—Vamos... cómo lo hacíamos antes.
La cazadora abrió sus sábanas y le dio un espacio para que Aki se pudiera acostar. El chico simplemente observó a su compañera, decepcionado y triste. No estaba dispuesto a volver a ser débil aun cuando no tenía tiempo de sobra.
—No. De hecho, creo que ya me voy. Descansa Himeno.
La chica volvió a cubrirse. Nuevamente rechazada en su intento de volver a ser algo más que solo su compañera de trabajo. Aceptó la negativa de Aki y sabía que se lo merecía.
Los dos cazadores se despidieron. Himeno a pesar de estar cansada una vez su acompañante dejara la habitación, derramó unas cuantas lágrimas mientras que el chico observó la sala de la mujer que alguna vez casi lograba sacarlo del juego. Aki lo había aceptado, esa vida sin riesgos y normal no era lo suyo.
Cuando salió del edificio donde se encontraba la residencia de Himeno. El chico no hizo más que continuar con su paseo hasta llegar a casa, la noche era larga y no se sentía cansado. Sacó un cigarro de su cajetilla y cuando se dispuso a encenderlo. Vio con detalle el encendedor que tenía en su posesión.
Un regalo de su amiga. Un presente que parecía ridículo para el resto de gente.
Para Aki, servía para rememorar los momentos que pasó con ella y solo valorar esos momentos que le dieron significado a su vida.
Un significado que iba más allá de ser el posible verdugo o una víctima más del demonio pistola. Una vida llena de tormentos donde al menos, una breve luz de esperanza estuvo frente a sus ojos.
Ahora con la sensación de incertidumbre, Aki no esperaba otro golpe de suerte lo suficientemente grande y valioso para darle nuevamente alegría a su vida.
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Te salvaré.
Habiendo asesinado a otro demonio. Los dos cazadores se encontraban descansando en el suelo mirando el cielo parcialmente despejado.
—¡Uuuuf! Por poco y no la contábamos ¿No crees que es tiempo de retirarse y vivir lo que nos queda en Hawaii?
—¿Podrías quedarte en silencio por solo una vez, Himeno?
—Ya estuvimos en silencio por mucho tiempo. Ahora es tiempo de gritar. ¡AAAAAAAAAAHH!
—¡YA CÁLLATE!
—¡MIRA! ¡EL CHICO EMO POR FIN ESTÁ HABLANDO FUERTE! ¡HAHAHA!
—¡En serio que no puedo pasar un tiempo tranquilo cuando estoy contigo!
—¿Y quién necesita tranquilidad? Soy un cúmulo de sorpresas.
—Muchas de ellas bajo el efecto del alcohol.
—Ja-Ja. Muy divertido Aki. — la mujer se quedó en silencio mientras ambos se encontraban aun mirando el cielo. Las nubes tomaron un poco de territorio y la luz del sol se quedó cubierta. — ¿No crees que es bueno esto?
—¿Mirar el cielo? Supongo que sí.
—¡Si! Pero no hablaba sobre eso, hablaba sobre que estamos de nuevo en una misión juntos, arriesgando nuestras vidas y saliendo vivitos y coleando, tal como en un manga de acción.
—En un manga de acción no creo que hagan algo tan cruel como matar a los papás del protagonista y que su amiga sea una mujer desesperante.
—Creo que casi no lees mangas, son divertidos, deberías hacer una colección de algunos.
—Paso. Prefiero leer el periódico.
—Eres un anciano y eso que yo soy mayor que tú.
—Soy más maduro que tú.
—Si lo fueras, te darías cuenta que Makima solo te está utilizando y te hubieras retirado de ser cazador hace tiempo... ¡Conmigo!
—Otra vez con eso. Puedes salirte en cualquier momento que quieras, pero no te voy a acompañar. Prueba éxito en otro lado, vuelve a la escuela o busca algún hobby.
—Quizá. Sería una buena idea a no ser que ya tenga un objetivo pendiente.
—¿Romper tu récord de cuántas latas eres capaz de terminar en una hora?
—¡No! En ese asunto ya me di por vencida. — Himeno se intentó levantar y pese a estar derrotada como malherida. Gateó hasta llegar a Aki. Himeno se colocó sobre el pecho de su amigo y cerró sus ojos mientras Aki le reclamaba que se levantara. — ¡Ah! Es un lugar muy cómodo... cómo lo extrañaba.
—¡Himeno! ¡Deja ya tus tonterías!
—No son tonterías. Y hablo en serio, supongo que aún me queda una tarea pendiente antes de mandar todo a la mierda.
—¿Y cuál es esa tarea?
—Prometes no burlarte de mí.
—Okey. No lo iba a hacer de todos modos.
—Quiero salvarte. A como dé lugar.
Aki quería forzar alguna risa hasta que escuchó el deseo de Himeno. El chico sintió algo pesado en su pecho, una presión y que le costó asimilar a la primera. El joven cazador solo escuchó la palabra resonar en su mente una y otra vez.
Himeno seguía reposando su cabeza sobre el pecho de su compañera, su visión descansó y buscó la mano de Aki. Había pasado un tiempo desde la última vez que ambos chicos se habían entrelazado. Para suerte de Aki y para la mala fortuna de Himeno, ella no se pudo percatar del rubor que el chico tenía, pero sí pudo sentir el latido de su corazón, tan acelerado que bastó para hacer sonreír a la chica del parche.
—Se que tus intenciones son nobles, no quieres que nadie más vuelva a pasar por lo que tú también sufriste, pero ¿No has pensado que también estás lastimando a las personas que te quieren?
—Si solo hubiera alguien así.
—Ja... supongo que tienes razón, no tengo derecho a decir que te quiero, pero tampoco deseo que sigas con esto. Vamos, deberías pensar en otra salida, quizá volverte policía o bombero, ayudarías al mundo aunque en una menor escala.
—Eso ya no es para mí. Tengo los días contados y me basta con seguir aquí.
—Supongo que sigues siendo el mismo chico necio como el día que nos conocimos.
—Y tú sigues siendo la misma mujer que no para de molestar con que renuncie. Tal como el primer día.
Ambos chicos se quedaron en silencio. El chico no lo admitió, pero sentía una gran nostalgia por estar de esta forma al lado de la que alguna vez consideró su amada. Himeno se repitió así misma y a Aki un pequeño mantra hasta quedar dormida.
"Te salvaré. A como dé lugar, yo te salvaré"
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A nada de perder la vida. El cazador sintió como el brazo del demonio fantasma perdía fuerza al presionar el cuello de su víctima.
Hayakawa Aki recuperó la conciencia, los breves recuerdos que tuvo no eran más que un recorrido de su corta vida, donde al fin de cuentas, se percató que Himeno a pesar de todo, lo acompañó hasta donde pudo.
La mano perdió toda su fuerza al presionar el cuello de Aki dejando caer con fuerza al pobre cazador. Volviendo a tener una respiración normal y pese a sus molestias, vio como el demonio fantasma dejó de ser hostil ante él. Congelado en su mismo sitio y pareciendo que observaba al cazador, el fantasma apartó su gran cúmulo de brazos en dos hileras mientras que en medio de la gran oscuridad, un solitario brazo se acercaba lentamente a Aki.
El cazador volvió a levantarse y sostener su espada. Preparado para continuar con la pelea, sin embargo, al ver cómo el puño del demonio se encontraba cerrado y acercándose lentamente sin intenciones violentas, el chico ocultó su espada a la espera de una segunda intención. Quiso ver su futuro, pero no caía muerto como se le hacía costumbre.
Hasta que vio como la mano del demonio se extendía y en medio de su palma, se ocultaba el último regalo que su difunta amada dejó.
Un cigarro. Un solitario cigarro de la marca que ambos chicos acostumbraron a fumar. La mano quedó estática y esperando a que el propio cazador tomara su obsequio. Aki lo observó detenidamente. Al querer guardarlo se percató de un pequeño grabado con la letra de Himeno.
"Easy revenge"
(Venganza sencilla)
El camino que había tomado el cazador estaba repleto de errores, dolor y algunos arrepentimientos. Cegado por un camino que él también conocía que solo lo llevaría a la muerte. Ignorando su bienestar porque al fin de cuentas, ya no tenía nada que perder.
El cazador observó al demonio fantasma, inmóvil y aparentemente desorientado. Aki no necesitaba otra explicación más que lo que ya sabía del demonio que por tanto tiempo fue compañero de Himeno.
"Miedo"
Aki había recordado la forma en la que el fantasma podía localizar a sus víctimas. Un demonio incapaz de guiarse hasta su víctima hasta que empiece a sentir temor. Pero el cazador no podía decir seguía temiendo a dicho ser.
Solo podía recordar el rostro de Himeno. Las distintas facetas que conoció de ella, su alegría, su dolor, sus risas, su llanto. Todo lo que ambos vivieron, más allá de lo bueno y malo, no había un punto de retorno.
No sentía temor alguno. Aki sacó su espada y caminó hacia la espalda del demonio. Ascendió a como pudiera, mal herido después de haber recibido los golpes de tan miserable ser. Aún con torpeza, el cazador logró ascender hasta dar con el cuello del demonio que parecía estar paralizado.
Observó por última vez su objetivo y desenfundando su espada, preparó el último corte con el que acabaría de una vez por todas este episodio trágico. Ya no estaba Himeno para hacerle compañía, no existían más esos malos chistes, ni esas invitaciones al retiro, solo un amargo recordatorio de una preciada vida que el cazador no pudo salvar.
"¿Qué fue lo que hiciste? Himeno..."
Aki había cortado la cabeza del demonio fantasma. Cayendo al suelo junto con el ahora inerte cuerpo del demonio que alguna vez fue socio de Himeno. Observó la patética forma en la que quedó el cadáver y trató de recuperar el aliento.
Para Aki sería ridículo concluir que la única razón por la que logró derrotar al demonio sea algo tan banal como un sentimiento positivo, uno que únicamente había experimentado con esa difunta persona. Miró el cigarrillo y no hizo más que soltar un suspiro.
"¿Amor?"
No podía darse el lujo de pensar en sus sentimientos. Guardó el cigarrillo en el bolsillo de su camisa y alzando la voz preguntó por Kobeni. Sin respuestas, el cazador se preparó para los siguientes problemas y estando alerta, caminó en dirección donde escapó Sawatari.
—¡SUÉLTAME MALDITA PERRA!
Se había producido un grito que alertó al cazador y que terminó obligándolo a correr a pesar de aún no recuperar el aliento del todo.
『Maldita serpiente』
Arriesgando la vida de su superior. La pequeña Higashiyama no dudó en ningún momento de por fin enfrentar lo que tanto se había pospuesto. Cara a cara con una de las personas que había puesto fin a la vida de su mejor amiga.
Claramente para la pequeña no había explicación de porque ella no había recibido los mismos ataques que recibió Aki por parte del demonio fantasma, pero Haka no le era difícil saber que su origen no era más que los verdaderos sentimientos de su socia saliendo a la luz.
Aki temió al ver al demonio que estaba relacionado con Himeno. Se enfocó en él mientras que Kobeni no le había apartado la mirada a Sawatari. No existía miedo, porque había una emoción que predominó en la pequeña.
"Odio"
La cuarta hija siguió el mismo camino que Sawatari hizo en la ruta de escape, impresionada por la velocidad de la rubia y lastimosamente no podía darse el lujo de ceder ante esa ventaja. Higashiyama avanzó hasta que por fin pudo encontrarse a Sawatari, quién conteniendo el dolor en su abdomen, escupió sangre hasta que por fin miró a lo lejos quien se encontraba al otro extremo del pasillo.
—Otra vez tú... — Sawatari observó a una inmóvil Kobeni mientras retrocedía lentamente para poder acercarse a la puerta que le daría el escape. — Creo qué estás viendo que no estoy en condiciones para pelear.
Higashiyama empezó a caminar directo a su enemiga. Miraba con rabia a Sawatari y la rubia podía percibir ese peligro mortal si Kobeni se acercaba lo suficiente. Desesperadamente alzó uno de sus brazos y pidió que se detenga.
—¿¡Qué quieres?! ¿Dinero? ¿Protección? ¿Otro trabajo? No creo que sea lo indicado pelear. Solo hablemos y negociemos como personas civilizadas.
—¿Fuiste a negociar de forma civilizada en ese restaurante? Dónde estaba mi amiga ¿Eh? ¿Fuiste civilizada con ella?
—Eso fue culpa de mi compañero. Verás, yo quería el mínimo de bajas y...
—¡ESO NO JUSTIFICA NADA!
—¡ESTAMOS ARRIESGANDO A TODO JAPÓN Y AL MUNDO SI NO TERMINO ESTE TRABAJO!
—¡TÚ MATASTE A HIMENO!
—¡Y TÚ VAS A PROVOCAR LA MUERTE DE MILLONES SI NO ME DEJAS IR!
Kobeni no tuvo más que negociar. Corrió directo a Sawatari quién no tuvo las mejores intenciones, sacó su pistola y disparó.
Higashiyama Kobeni se estaba acomodando mejor a su nueva arma y logró repeler los disparos que se dirigían a ella. Golpeó a Sawatari en el rostro y la pelea había dado inicio. La rubia se defendió, golpeando directamente en las costillas a Kobeni.
La pequeña Higashiyama resintió el golpe y se alejó unos pasos de ella hasta que ambas recuperaron la postura. Sawatari volvió a toser sangre mientras que Higashiyama seguía enfocada en devolverle todo el daño que Akane había hecho.
El intercambio de golpes había vuelto. Sawatari no mostró ningún punto débil a comparación de su primer encuentro. La rubia incluso tras el uso de serpiente estaba mejor preparada para combatir. Golpeó directo al rostro de Kobeni, derribando al suelo a la cazadora e inmovilizadola, luego de su primer golpe ella le preguntó.
—¿¡QUÉ GANAS CON ARRUINAR MI PLAN!? ¿¡POR QUÉ NO ENTIENDES QUE ESTO ES MÁS GRANDE QUE TÚ Y QUE YO?! TE ESTOY SALVANDO ASÍ COMO A TODO EL PUTO MUNDO.
Sawatari soltó su siguiente golpe. Golpe que fue esquivado por Kobeni y que dio la oportunidad de la chica se atrapar su brazo para luego propinar una parada en el abdomen de la rubia. Se liberó y pateó el rostro de la terrorista.
Kobeni se había levantado y nuevamente pateó a Sawatari. La pequeña Higashiyama no se detuvo hasta ver que su oponente se retorcía del dolor.
—¿¡Y ESO VA HACER QUE TE PERDONE POR MATAR A MATAR A KEI?! — Higashiyama se cayó de rodillas y directo al rostro de Sawatari había dado un golpe lo suficientemente fuerte para aturdir a la rubia. — ¡Tú arruinaste sus planes! ¡Ella ya tenía una vida hecha con Madoka y la mataste!
—Deten...
—¡¿Qué hay de Arai?! Era mi amigo... yo tuve que ver cómo era asesinado. ¡YO TUVE QUE ASESINAR A UNA POBRE ANCIANA!
—(...) — Akane seguía recibiendo golpe tras golpe.
—¡Himeno quería ser mejor persona! ¿¡Que me dices de ella! ¡TAMBIÉN ARRUINASTE SUS PLANES!
—SUELT... — Higashiyama la volvió a golpear.
—¡TÚ ME OBLIGASTE A HACER ESTO! ¡TÚ ERES LA CULPABLE, NO YO! ¡TÚ ME HICISTE MATAR A OTRAS PERSONAS! ¡TÚ ERES EL DEMONIO AQUÍ!
Sawatari en sus desesperación agarró levantó sus manos y se dirigió al rostro de Kobeni. Rasguñó su cara y dejó sin indefensa a Kobeni el suficiente tiempo para que ella pudiera volver a levantarse.
Sawatari agarró a Kobeni del cuello y la empezó a estrangular. Batallando para sobrevivir la pequeña Higashiyama hizo lo posible para debilitar los antebrazos de su enemiga, pero Sawatari ya lo tenía personal contra sella, libró una de sus manos y golp
eó en el pómulo de Kobeni. La cuarta hija se desorientó.
Con todas las fuerzas que podía disponer. La terrorista cargó a Kobeni y corrió hacía la puerta de su ruta de escape. El poco mantenimiento del lugar hizo que las bisagras no pudieran resistir la fuerza del impacto. Las dos mujeres se habían caído y con ellas el acceso había sido vulnerado.
La cuarta hija apenas podía moverse. Estaba batallando para no quedarse noqueada, soportando el dolor que en su rostro, en su torso y su espalda habían recibido. Sawatari estaba igual malherida, era una lucha por ver quién se podía levantar primero.
La chica serpiente se arrastró directo al pasillo donde sucedió todo el enfrentamiento. Dejando a Kobeni aún en la ruta de escape. Sawatari escupió sangre y un diente. Otro más que la cuarta hija le había arrebatado.
Harta de ver a su oponente librarse. De que estar arriesgando tanto por tan pobres resultados. Akane se cegó por el enojo. Dispuesta a perder otras uñas y lo que hiciera falta. Curvó sus dedos. A duras penas estaba pensando en las consecuencias.
Su temple frío había sido perturbado por culpa de una mujer necesitada de empleo. Kobeni intentó seguir a Akane mientras a duras penas gateaba. Sawatari se disponía a cometer un grave error por culpa de la rabia.
—¡Maldita sea! ¡Pudiste haber hecho esto por las buenas, pero eres igual de idiota que tú amiga! ¡Mira el lado bueno, por fin podrás volver a verla y decirle que eras una puta fracasada!
Kobeni había caído por culpa de su peso. La pequeña escuchó esas palabras y las hizo eco.
"Fracasada" "Fracasada."
"Fracasada"
Y lo aceptó. Jamás sería una mujer que se rija por valores heroicos ni una mujer que pudiera considerarse mínimamente exitosa. Era una rezagada social al igual que su familia, dependiente de préstamos y de vivir con lo mínimo indispensable. Fue infeliz durante casi toda su vida. Con un trabajo miserable y un futuro desalentador.
Y a pesar de ello. Había conocido a una mujer que le estrechó la mano y la miró con calidez. Había conocido a una persona que se quiso tomar la molestia de volverse su primera amiga. La chica que le hizo conocer nuevas personas. La chica que quiso ayudar a enderezar su vida a pesar de sus graves errores. La chica qué murió protegiendo lo que más amaba.
"Devorala."
Kobeni pronunció el nombre del demonio de la muerte y pidió ayuda. Sin embargo, solo pudo escuchar el eco de su voz en el pasillo.
"Eres solo entretenimiento para mí. No esperes que yo te ayude para siempre. Sé capaz de sobrevivir por ti misma."
El silencio no duró mucho. Cuando escuchó como el demonio serpiente se aproximaba rápidamente hacia ella. Higashiyama Kobeni de forma desesperada utilizó lo poco que le quedaba de fuerzas y a pesar del estado de sus piernas dio un salto que la adentró nuevamente al pasillo.
Serpiente no pudo mantener su cuerpo por más tiempo. Kobeni seguía tirada en el suelo mientras hacía el esfuerzo por respirar. Su suerte seguía permitiéndole vivir.
La cuarta hija se arrastró, gateó, se levantó, empezó a caminar y cuando más necesitaba de sus piernas, respondieron para correr directo a Sawatari quién se había quedado sin balas en su pistola.
Higashiyama la derribó. Golpeó sin misericordia a la rubia y sujetando su cuello con sus manos, empezó a responder de la misma forma que ella lo hizo con anterioridad. Empezó a estrangular a su rival.
—¡BASTA!
Higashiyama se negaba a escuchar. Kobeni estaba dispuesta a abandonar su límite moral una vez más. Su miedo estaba presente y a pesar de ello, solo podía ver con dolor y odio a su enemiga quien se retorcía por liberarse.
—¡SUÉLTAME MALDITA PERRA!
Kobeni respondió al insulto con otro golpe. La cuarta hija quería acabar con su enemiga y sacó su pistola. La que disparó la primera bala que impactó en Himeno. Apuntó hacia el rostro de Sawatari mientras Kobeni no expresaba ninguna emoción. Ambas están malheridas, hechas mierda y Higashiyama había aceptado ensuciar sus manos otra vez.
Cuando estaba a punto de jalar el gatillo. Escuchó una voz que apenas recuperaba el aliento.
—No la mates.
Aki había llegado. Apenas siendo capaz de volver a hablar, resentia la presión que le ocasionó el demonio fantasma en el cuello. Así como el golpe que recibió. Observó a su compañera y vio el desastre que ambas habían ocasionado.
—No dispares, Kobeni.
—¡Ella mató a Himeno!
—Y matarla no nos hará sentir mejor. — Aki se acercó a Higashiyama. El chico le pidió que se aparte a la cuarta hija y volteó a Sawatari quién apenas estaba consciente. Usando unas esposas que le fueron otorgadas en caso de toparse a alguien de valor, neutralizó a Sawatari.
Aki inspeccionó a Kobeni. Le pidió que se quite el saco y cuando lo tenía en su poder, limpió el rostro ensangrentado y sucio de la cuarta hija, Sawatari había abierto la mejilla y un poco la ceja de Kobeni. Múltiples moretones y aún escupía algo de sangre.
El chico le tomó prestado el saco a Kobeni y ella aceptó, extrañada. Hayakawa agarró una de las mangas y empezó a rasgar la ropa hasta separarla en dos piezas, cosa que asustó a Kobeni.
—No te preocupes. Te darán otra. — Aki amordazó a Sawatari de forma provincial. La levantó y pese apenas estar consciente, la terrorista sabía que no se podía hacer nada más. Perdió la lucha y su misión habría fracasado.
Hayakawa usó su radio para notificar su éxito en la captura de Sawatari. Kobeni había encontrado un maletín y cuando lo abrió, Aki por fin dio por terminada su misión. Había encontrado carne del demonio pistola, felicitó a Kobeni y ambos tuvieron que salir del lugar por dónde vinieron.
—Te pudiste haber metido en muchos problemas, Higashiyama.
—¿Eh? L-Lo siento... yo... perdón por abandonarlo...
—Descuida. Te entiendo completamente. — Aki observó a Sawatari nuevamente. — Pero matarla no es la solución. No nos devolverá a Himeno y menos por cómo casi lo hacías.
—¿A qué se refiere?
—El miedo al demonio pistola sigue vigente y usar libremente las armas de fuego no hará más que fortalecer el temor de la gente hacia él. Cuando uno quiera usar el arma, deberá primero pedir permiso a su superior antes de cualquier cosa.
—¡Eh! ¿En serio, no es peligroso eso?
—Así es cómo se está reformando el permiso que el gobierno le concedió a Seguridad Pública para el uso de armas de fuego ¿Kishibe no te lo dijo?
—Eh...
—Sigue siendo igual de imprudente cómo Himeno. Andando, tenemos que salir de aquí.
Ambos cazadores escoltando a Sawatari se dirigieron a la salida. Su camino les devolvió la sensación de incomodidad y culpa.
Notes:
Perdí el hilo de muchas cosas, pero no duden que ya quiero acabar esto. Himeno y Aki siguen siendo mi ship favorito pese que en este fanfic ellos jamas iban a tener un final feli
Chapter 32: Réquiem a Himeno Pt. 1
Notes:
Me gustó mucho la canción de Baile inolvidable de Bad Bunny, mi novia hizo que me gustara.
Es la primera vez y espero que única que un capítulo de este fanfic se dividirá en dos sin intenciones de dividir capítulo. Ambos en sí serían el 31 de Wattpad.
(See the end of the chapter for more notes.)
Chapter Text
『¡Escudo de sangre!』
Los gruñidos intensificaron su presencia conforme avanzaban el par de demonios en su camino a derrotar al hombre que dio fin a múltiples vidas, entre ellas a la de algunos amigos. Una opinión que compartirían personas sensatas y con todas sus neuronas funcionando, pero para Power y Denji no era más que una excusa para golpear lo que se cruzara frente a sus narices.
—Bien. Bien. Bien. Bien.
—¿Se descompuso tu cerebro de nuevo, idiota?
—No, estúpida. Me estoy imaginando la siguiente cita que tendré y estoy seguro que esta vez si llegaré a segunda base.
—Eres un pendejo, nadie lleva a sus citas a verlos jugar baseball.
—No me refería a… Eso. ¡AH PUTA MADRE!
Destrozado el acceso, el dúo de idiotas observaron como su camino se vio interrumpido por una enorme brecha entre los distintos pisos y la ausencia de escaleras. El sueño del lugar estaba inundado de escombros de dicha estructura.
—¿Y si te transformas?
—No creo que sea lo mejor, venimos jodidos y los zombies apenas se veía que tuvieran sangre.
—Mata a uno de los idiotas con arma.
—Seguro que si hago eso Kishibe nos mata o Kobeni se enojará conmigo.
La conversación se interrumpió al escuchar molestos gruñidos provenientes del lado contrario al que miraban. Power y Denji se prepararon para cualquier conflicto próximo. El chico motosierra apretó los puños mientras que la poseída de la sangre preparó un cuchillo de combate.
Las distintas puertas que cruzaba el pasillo temblaban más fuerte. El sonido del impacto continúo entre la madera y las criaturas que estaban contenidas era repetitivo. Incrementando su intensidad mientras que Denji y Power no podían contener más su emoción. No les interesaba hacer su trabajo por ayudar, querían la oportunidad de continuar su desastre. Estaban deseosos de destruir lo que merecía ser erradicado.
Las puertas no soportaron el constante peso de los muertos vivientes. Con sus prendas manchadas de sangre seca, órganos expuestos y en caída libre, piel deteriorada y ojos en blanco, orbitando correctamente o colgando del rostro, los muertos vivientes alcanzaron la mitad del pasillo. Contándose en decenas mientras continuaban saliendo de las habitaciones que los contenían.
—¡¿Listo?!
—Esa era mi línea, idiota.
Power y Denji tomaron ventaja y corrieron hacia los muertos vivientes. Sin fallas en su precisión Power arrojó un bate de baseball a cabeza del primer muerto viviente que se encontraba en horda. Mismo instrumento que fue atrapado por el chico rubio. Los golpes otorgados por el joven se dirigían a cada uno de los cráneos de la multitud que alguna vez fueron personas como ellos.
Aunque…
¿Denji era considerado una persona?
¿Qué lo diferenciaba a él de los cadáveres que se encontraba destruyendo?
Las dudas nunca llegaron al rubio quien solo se encontraba disfrutando del momento. Una ventaja que tenía sobre los muertos vivientes era su movilidad. Agachándose al tener frente a un zombie que deseaba morderlo en el cuello, solo para ser embestido por la poseída y una vez en el suelo recibir múltiples heridas punzocortantes mientras Power emitía una risa peculiar.
Los demás zombies se enfocaron en la idiota. Acercándose peligrosamente a su posición hasta que Denji continúo su mucha arrojando bate al rostro de una pobre mujer transformada y derribandola al suelo y posteriormente cargando a un muerto viviente hasta impactarlo con otro. Derribando a sus enemigos y pisando sus cráneos hasta dejar de escuchar el crujir de los huesos.
Los zombies continuaban saliendo. Cada vez más molestos de la situación y sobrepasados, los dos rubios no hicieron más que huir para no perder tiempo ni tampoco sangre, pese a la destrucción de sus cuerpos, ningún muerto viviente otorgaba tan preciado líquido sobre todo para la poseída quién dependía de la sangre para continuar peleando.
Corriendo hacia un elevador, los dos chicos deseaban que ese armatoste sirviera y cerrara. Al ingresar Power presionó todos los botones que estaban en el panel y Denji la empujó llamándola “Pendeja, idiota y estúpida” porque eso no haría que cierre más rápido. Las puertas corredizas seguían sin cerrarse del todo mientras que los muertos vivientes introdujeron sus brazos en búsqueda de carne viva.
—¡MIERDA, MIERDA, MIERDA!
gritaba Denji mientras trataba de arrancar un brazo. Power le gritó que se aleje y sacando un hacha carmesí, dio fin a la molestía en un solo movimiento. La puerta corrediza finalmente cerró y tres brazos cercenados acompañaron a la aventura de Power y Denji.
—No sabía que hacían entregas a domicilio.
—¡¿De qué hablas pendeja?!
Power levantó uno de los brazos inspeccionando la calidad de la muestra. Estaba hecha mierda, apestaba y sabía que era cuestión de tiempo que las moscas invadieran el sitio en búsqueda de un alimento tan poco saludable. Era perfecto.
Power mordió un pedazo del brazo lo que terminó levantando. Denji no podía sentirse más asqueado, jamás comería algo tan asqueroso como eso. Sí, podría haber comido hamburguesas podridas, vómito de chicas atractivas, pasteles líquidos, comida de perros, arrebatarle heno a los caballos y devorar papel higiénico de los baños públicos, pero nunca morder y deglutir un pedazo de algo de carne humana. O eso esperaba.
Power no expresó molestía. Continuaba probando el dulce sabor de la carne en descomposición.
—Sabe a cagada ¿Quieres?
—¡No! Y deja de comer eso.
—Es mejor que no tener nada en el estómago. Ñom.
Power siguió comiendo y Denji se empezó a desesperar por el avance tan lento del ascensor.
—Dame eso. — Denji arrebató el brazo Mutilado y con múltiples mordiscos de las fauces de Power. — Comeremos algo mejor una vez esto acabe.
—¡Hey devuelvemelo!
—¡No!
Los dos idiotas forcejearon hasta que la puerta se abrió. Los chicos continuaban peleando por ver quién seguía haciendo la estupidez más grande y Denji ganó, arrojando el brazo al otro extremo del lugar. El brazo cayó y solo se pudo escuchar un quejido.
No uno proveniente de un muerto viviente. Se escuchó una muestra clara de dolor. Insultos. Amenazas.
—¡QUÉDENSE DONDE ESTÁN! — Un subordinado de aquel hombre que ha hecho la vida de cuadritos de Denji apuntaba con su arma de fuego.
—¡Ya ves, ahora nos metidos en un puto problema por tu culpa!
—¡No fue mi culpa, tu quisiste comerte mi brazo que yo me encontré!
—¡NO QUERÍA TU ESTÚPIDO… CABRÓN! — Denji no acabó su diálogo civilizado con Power, un disparó casi impacta en su cráneo y a menos de unos cuantos centímetros, el chico quedaría inhabilitado.
Power y Denji alzaron los brazos. Ambos se culpaban mientras observaron como más hombres del híbrido enemigo seguían llegando a su misma posición.
—¡Hey tú! El maricon con la pistola ¿Que tan lejos estamos de llegar a tu puto jefe?
—No tienes porque saber su posición. Ustedes malditos cazadores no han hecho más que arruinar el puto estado de nuestro país. Dicen que nos van a ayudar, pero no han hecho más que hacer contratos con demonios peligrosos y dejarnos como sujetos de pruebas.
—¡Eh! Eso no pregunté…
—¡Cállate maldita sea!
—¡Por su culpa mi familia está metida en tantos problemas, ustedes no son de fiar, otras bandas no son de fiar, nadie es de fiar! Solo contamos con nuestro jefe, él será el único que salve a Japón de las malditas garras de los demonios.
Power y Denji solo querían saber dónde se encontraba el hombre con cara de idiota.
—Tranquilo bellaco. Estuve ideando un plan para sacarnos de aquí. Estos tipos están que se cagan del miedo. Sus corazones laten fuerte y en cualquier momento van a cometer un error, yo sé una forma de lograrlos erradicar.
—Ah sí ¿Y cuál es?
—¡Esta! ¡ESCUDO DE SANGRE!
—¿¡QUÉ!?
Tras el grito de Denji, Power golpeó en el rostro del idiota rubio y lo puso delante suyo. El grupo de sicarios fueron leídos correctamente por Power, inundados por el miedo apretaron los gatillos de sus pistolas y todos apuntaron a un solo objetivo. Denji fue perforado continuamente por múltiples balas. Una tras otra marcó la blanca camisa de Denji con un pequeño círculo de sangre, su región torácica, lumbar, los brazos, piernas y el cráneo del chico motosierra fueron masacrados hasta que se dejó de escuchar disparos. Los hombres habían usado sus cargadores en un simple chico adolescente.
—¡GOLPE DEL DRAGON! — Power golpeó con fuerza en la naríz del primer sujeto.
Continuando con la pelea sacó de su palma un par de puños americanos, dispuesta a masacrar con sus manos a todos los humanos que no se doblegaran ante su excelencia serenísima. Power encajó cada puño en los torsos y rostros de sus enemigos, un cabezazo tras la emoción del momento y un shoryuken exagerado al último de sus enemigos. La rubia era la última en pie, mientras que Denji estaba inerte en el suelo.
—Bellaco, ya acabé.
No dijo nada. Denji estaba muerto.
—Marica.
De los enemigos noqueados uno mostraba una clara hemorragia en la nariz. Power aprovechó y lo cargó hacia el rostro del bellaco. La sangre que venía de las fosas nasales caía hacia la boca del invencible hombre motosierra.
—¡Que puto asco, sabe a mocos!
—Ya, ya. Funcionó el plan y ya debemos irnos.
—Te juro que si vuelves a hacer eso, el que te va a disparar seré yo.
Los hombres del señor Katana apenas se podían mover, Power no contuvo su fuerza ante ellos y pese a estar con sus reservas de sangre cada vez más vacías, logró dejar fuera de combate a sus enemigos sin problema. Problemas que estaban creciendo al escuchar los mismos gruñidos, un sonido del que habían escapado pero que lograron alcanzar al par de demonios. Vieron arrastrarse niños, ver caerse ancianos y el paso seguro de hombres, los no muertos habían reclamado el botín que consiguió Power.
Los dos chicos estaban dispuestos a huir. Power y Denji retrocedieron lentamente mientras que los gritos dieron comienzo. Los niños que se arrastraron hacia los sicarios empezaron a devorar las piernas de aquellos sujetos. La sangre tapizaba la podredumbre de sus rostros mientras que los demás muertos se agachaban y con sus propias manos empezaron a abrir los vientres de los que fueron sus enemigos.
El mismo tipo que reclamó a Denji. El mismo tipo que empezó el tiroteo. Alzaba su mano, aún intacta mientras se arrastraba para impedir ser comido por los muertos.
—Ayúdame. Por. Favor.
Denji sin una expresión de malicia ni tampoco de satisfacción observó al pobre hombre ser esclavo de sus palabras. Nunca se habían visto, ninguna interacción previa y el hombre que justo venía de dispararle, suplicaba su ayuda. Denji podía correr y ayudarlo. Pero no sentía una obligación de hacerlo. No era una mujer atractiva ni tampoco una persona inocente. Solo un hombre hipócrita.
—Piedra, papel o tijera, si ganó nos vamos y si pierdo has lo que tengas en mente con él.
—Va. — Denji aceptó la propuesta de su amiga.
Piedra.
Papel.
O.
Tijera.
—¡Ja! Siempre gano. — Power cubrió el puño de Denji con su palma.
—Tu ganas, andando.
Denji y Power corrieron hacia el elevador. Presionaron los últimos botones que tenía el panel. Los dos chicos avanzaron mientras la puerta se cerraba.
Denji observó al hombre llorando mientras era el último aperitivo para los muertos vivientes. El chico no podía sentirse más apático a la situación. Pero algo le molestaba.
Tras un suspiro, Denji levantó otro de los brazos cortados. Se lo ofreció a Power, como una muestra de tregua, pero ella lo rechazó. La chica bostezó y se preparó para lo que seguía.
La puerta se volvió a abrir. Inundados por los muertos vivientes, los dos demonios se habían dado cuenta que el edificio era una masacre. Un tanto lenta su deducción. Sin embargo, veían como los muertos vivientes ignoraron a los dos demonios y enfocaron su esfuerzo en capturar a un gato que rondaba por ahí.
—¡TENEMOS QUE AYUDARLO! — Gritó Power.
—Ni hablar. No quiero seguir perdiendo el tiempo con estos idiotas.
—¡Espero que te vayas pero bien a la mierda! — Power salió corriendo, en búsqueda del felino. La chica sacó sus propias armas de sangre y empezó su matanza en pos de salvar a un aliado en contra de las ratas.
Denji se había quedado solo. No quedaba de otra más que enfrentar cualquier amenaza por sí mismo. Esperaba acabar lo más pronto posible. Estaba harto de tener que perder el tiempo y no avanzar en su serie de besos que tenía con la protagonista de la historia.
Quería repetir lo del hotel y contrario a sus deseos, seguridad pública lo tenía en una misión que tenía involucrado únicamente a hombres.
—Que fastidio.
La puerta se abrió. Ante él un trío de siluetas que eran claramente el objetivo que tanto buscaba.
『Otro Round』
Frente suyo. Un hombre que no era más que una piedra en el zapato. Un grano en el culo. Un padrastro en el dedo índice. La esquina de cualquier mueble antes de impactar con el dedo chiquito del pie.
Una auténtica molestia. El hombre Katana había hecho su aparición.
—No esperaba que llegaras aquí. Al menos no tan rápido. Supongo que no caíste antes mis trampas y subordinados. Sigh. No es más que un pobre intento para demostrarme que el asesino de mi abuelo al menos tenía neuronas.
—¿Y bien? Ya quieres empezar. — Denji dirigiendo su mano a su pecho, sujetó su propia cadena y a nada de volverse en el híbrido, escucho como su rival pedía un poco más de tiempo.
—Calma. En este momento se podría decir que eres mi invitado especial. Verás, no sé qué impresión tienes de nosotros la Yakuza. Sé que tú antes llegaste a formar parte de nosotros.
—Como un esclavo.
—Un subordinado. Nadie en mi gremio usaría una palabra tan fea como esclavo, no privamos de la libertad a la gente… a menos que se lo merezca.
—Si como no.
—Creo recordar lo bastante bien qué mi abuelo llegó a financiar a tu familia. Denji ¿Problemas cardíacos? ¿Deudas hospitalaria? ¿Viviendas? Todo financiado con dinero de mi abuelo.
—Ajá.
—¿Ajá? Mi abuelo no ha sido más que una excelente persona con ustedes, malditos… — el hombre Katana se intentó calmar. — Mi abuelo no ha sido más que generoso con los menos afortunados, pero el trato nunca es mutuo. Siempre se negaban a pagar sus deudas.
—No puedo decir mucho de mis padres. — Denji sin dejar de sostener su cadena, usó su otra mano libre para quitarse un moco que tenía atorado en su nariz. — No eran un gran ejemplo de padres si me dejaron una deuda impagable. Créeme, conocí a ese viejo.
—¿Y no te sentiste mal por haberlo matado?
—Hey hey. Tranquilo. No es como que él no haya hecho lo mismo.
—De haberlo hecho es porque te lo merecías.
—Pagaba mis deudas. Doné mis órganos. Maté demonios. El anciano no hizo más que subirme sus intereses y dejarme varado sin comida.
—Te dejó con vida. No sé porque no hiciste lo mismo, maldito asesino. Eres una persona despiadada, debiste al menos sentir arrepentimiento por haber lastimado a un pobre adulto mayor.
—Nah. No creo haberme sentido mal por él. Es más, creo que me siento peor por su caballa.
—Yegua.
—Eso.
Los otros dos acompañantes del hombre Katana arquearon una ceja, intrigados por lo que estaba diciendo Denji. Un tanto cansados de la idolatría que su jefe sentía a su abuelo, al menos con el rubio se podía escuchar un argumento diferente.
—Si no estaba cortando árboles con Pochita o matando demonios, tu abuelo me obligaba a limpiar el establo de sus animales, tenía muchas caballas.
—¡Yeguas!
—¡ESO! Recuerdo bien que ese idiota buscaba bancos para subirse detrás de esas pobres cosas, el idiota se bajaba los pantalones y empezaba a hacerle cosas horribles a los animales. — Denji empezó a reírse del rostro asqueado que tenía su enemigo.
—¡Retractate por insultar a mi abuelo!
—Solo estoy diciendo la verdad. Tu abuelo era horrible y al parecer quería más a sus animales que a tu abuela o a ti.
—¡Yo era el favorito de mi abuelo!
—¡¿Entonces también querías que te cogiera!? ¡PUTO ENFERMO!
Los dos hombres qué acompañaron al hombre Katana soltaron una risa. No esperaban los comentarios tan impertinentes de parte de Denji y solo ocasionaron la la furia de su superior.
¡BANG!
A la izquierda del hombre Katana un disparo directo en el cráneo se había efectuado. Mientras su subordinado caía, el hombre Katana sujetó su muñeca derecha tras haber tirado su arma de fuego. Arrancó su mano exponiendo una espada incrustada en su brazo. Misma arma que usó para cortar la lateral del cuello a su segundo subordinado. Dejando un camino de sangre acompañando a los zapatos de diseñador que portaba el hombre Katana.
—¡PAGARÁS CADA MALDITA MENTIRA QUE DIJISTE SOBRE MI ABUELO!
—¡ENTONCES DALE QUE NO TENGO TODO EL DÍA!
El hombre motosierra jaló la cadena. Su cráneo empezó a ser dividido por la gran protuberancia que lo distinguía, mientras era embestido por el hombre Katana ya transformado en ese horripilante ser que le atravesaba una espada en su cráneo.
Las paredes del edificio no pudieron contener la fuerza que ambas criaturas estaban ejerciendo. Se destrozaron y fragmentaron mientras motosierra y katana tenían un nuevo enfrentamiento. Uno que dictaría el destino de la virginidad de Denji y el honor del abuelo de mierda.
¡CRAAAAAAAAASH!
El edificio no contuvo más y tanto Denji como su enemigo fueron expulsados del recinto. Ambos estaban en el aire aún un combate de armas no convencionales. Denji estaba intentando cortar de toda manera posible al hombre Katana.
El estruendo se escuchó tanto dentro como fuera del edificio. Los policías así como los cazadores observaron a dos figuras huir de la escena, Kishibe podía dar pie a la siguiente parte del plan, permitiendo que todos los demás cazadores terminen el trabajo y acaben con los muertos vivientes sobrantes.
Aki y Kobeni escucharon el mismo impacto mientras que Sawatari observaba el suelo, resignada a su destino.
El hombre Katana liberó una de sus manos y agarró la pierna de su rival, arrojando al hombre motosierra a los edificios colindantes. Denji impactó en las ventanas y paredes de los edificios mientras la gente que observaba la escena corría despavorida. El hombre Katana siguió con su masacre, apuñalando una y otra vez a Denji al mismo que tiempo que para moverlo lo pateaba, el hombre motosierra se venía cada vez más acorralado ante la furia de un idiota mafioso.
Al darse un descanso. Denji perdió de vista al hombre Katana, se levantó y se puso a la defensiva. Defensa que no le bastó al nuevamente ser cortado ante la brevedad de los movimientos del hombre Katana. Denji había sido nuevamente derribado y su única salvación fue morder la pierna de su rival.
—NO ESTAMOS EN UN PUTO JUEGO.
Katana se liberó de Denji quién había recuperado algo de sangre y pudo accionar nuevamente sus motosierras.
—¡NI TAMPOCO ESTAMOS EN EL PUTO ESTABLO DE TU ABUELO!
—¡YA CÁLLATE!
La desesperación ante las palabras de Denji hicieron que el hombre Katana ataque sin pensar a Denji. El motosierra evitó ser nuevamente atravesado por las espadas y usando su motosierras cortó superficialmente a su enemigo. El sueño no soportó los golpes de ambos híbridos y terminó colapsando, una y otra vez mientras ambos continuaban cortando las estructuras. El hombre Katana no tuvo remedio que sacarlo del lugar y tirarlo hacia las azoteas de edificios colindantes. La batalla al aire libre era igual de problemática. Denji seguía rebanando todo lo que veía, anuncios, paredes, ventiladores y un sin fin de materiales mientras que Katana seguía buscando más puntos vitales de su rival.
Las risas de Denji no cesaban. Desesperado por verlo fracasar, el hombre Katana lo terminó arrojando hacía un vagón de un tren de pasajeros.
—No eres más que una molestia. Debiste haberte quedado muerto.
—¡Si me hubiera quedado muerto, no hubiera podido tener mis primeros besos! Si, algunos fueron asquerosos pero otros fueron muy buenos, te lo juro.
—¡¿Eso que tenía que ver!?
Denji cruzó ambas motosierras mientras Katana embistió directamente hacia el torso del híbrido de las motosierras. La pelea continuó cortando los alimentadores del vagón. La gente dentro empezó a temer de lo que hubiera fuera mientras que los dos híbridos continuaban tratando de rebanarse cada extremidad que tenían. Tras una finta, el hombre Katana acertó en el cuello de Denji y en un acto de brutalidad, arrojó al rubio dentro del vagón.
—AGH. ¡Maldita sea!
“Atención a todos los pasajeros. Dos demonios han invadido uno de nuestros vagones. El tren se detendrá y se abrirán todas las salidas de emergencia. Gracias por usar nuestro servicio.”
—¡QUÉ SERVICIO DE MIERDA! — gritó el hombre Katana mientras seguía tratando de perforar el pulmón del híbrido motosierra.
El tren activó el freno de emergencia mientras los demás pasajeros se sostenían de cualquier cosa para no caer, Denji y el hombre Katana continuaron cortando todo su alrededor.
—¡WAAAAAAHH! — Gritó una señorita de buen aspecto para el chico motosierra.
—¡TIEMPO FUERA! ¡TIEMPO FUERA! DEJA QUE SE VAYA LA CHICA PRIMERO!
—¡VAYANSE A LA MIERDA LOS DOS!
¡CRACK!
Evitando que la chica fuera lastimada por el mafioso, Denji usó su propio brazo como escudo para que la mujer no reciba ningún daño. Más que el mismo. Su brazo fue arrojado por la propia fuerza del movimiento de Katana hizo que Denji le dijera que se largara a la chica. Mientras ella corría en búsqueda de la salida, Denji seguía recibiendo más castigo de parte de su enemigo.
—¡PUTA MADRE! ¡Me hiciste quedar mal!
—¡Cómo si eso me importara pendejo! Discúlpate de una vez con mi abuelo y muérete.
—¡Lamento que tú abuelo haya sido un imbécil coge animales! Viendo tu cara hasta pensaría que es de familia. HAHAHAHAHA.
¡CRACK!
El duelo directo seguía sin funcionar contra el mafioso. Denji había pérdido su brazo restante y la motosierra de su cabeza. Cada híbrido yacía en los extremos del vagón. Denji quejándose quejaba de que nuevamente su traje estaba arruinado. Mientras que el hombre Katana solo podía observar como el maldito asesino de su abuelo estaba a nada de morir.
—Las cosas serían más sencillas si tan solo tuvieras un corazón.
—Ya tengo uno.
—No hablo de uno que solo sirva para bombear sangre en tu estúpido cerebro. Si tan solo tuvieras algo de humanidad te darías cuenta que matar a mi abuelo fue tú peor error.
—Esta conversación ya es mi peor error.
El hombre Katana volvió a su posición de combate. Preparando sus dos brazos y flexionando sus piernas, estaba próximo a darle el golpe final.
≫ ── ≪•◦ ❈ ◦•≫ ── ≪
“¿Cuántas veces has muerto hoy?”
—No lo sé. Quizá unas sesenta veces. Más, diría yo ¿Importa de algo?
—No mucho. Disfrutó matarte.
—¡Eso no debería darte gusto, profesor de mierda!
Kishibe y Denji se encontraban sentados, descansando su espalda en la pared de uno de los tantos almacenes que usaron como área de entrenamiento. Frente suyo se encontraban Power y Kobeni practicando combate directo. La rubia disfrutaba su pelea contra la enana, Kobeni solo quería salir de la situación mientras Kishibe les gritaba que no bajen el ritmo.
—Eres un tipo raro Denji. De los que me agradan. — Kishibe de forma sorprendente sacó una botella de whisky de su abrigo y se dispuso a ofrecerle un trago a Denji. El rubio rechazó tomar con él porque no era una linda chica. — ¿Disfrutaste de matar a los demonios que te cruzaste?
—Mmmhh… Algo. Se me da bien hacerlos mierda.
—Lo noto. Entonces házme una promesa. Has mierda a ese tipo que mató a Himeno. No importa la forma que veas conveniente. Solo hazlo.
—No sabía que eras un tipo de los vengativos, como ese idiota de Aki.
—Nah. No soy tan estúpido como para guiarme por la venganza, ni tampoco por la justicia. Ambas cosas me dan igual en este punto de mi vida, envejeces…
—Y se te deja de parar.
El comentario de Denji hizo que Kishibe tosiera. Se arregló de inmediato y sacó su navaja directo al cuello de Denji.
—No estoy tan viejo.
—Ya, ya. Perdón. Solo decía que eso le pasa a los ancianos. En algún punto seguirás queriendo tener sexo y cuando te das cuenta, será igual de blando que un spaghetti.
—Supongo que sí, es un problema y tarde o temprano llegará eso. Sin embargo, no creo que seas igual a un humano ordinario ya que tienes un corazón de un demonio.
—De un amigo.
—Algo así he visto antes. Supongo qué, lo que menos te deberías preocupar es que no se te pare.
Kobeni había sido derribada por Power. La pequeña estaba gritando “¡Me rindo!” Pero la poseída hizo caso omiso. Denji estuvo a punto de levantarse hasta que Kishibe lo detuvo.
—Deja que esa niña enfrente sus propias batallas. De lo contrario tarde o temprano se volverá un peso muerto para todos.
—¿No tuviste suficiente con darle esa paliza en el cementerio y ahora quieres que una idiota como Power le haga daño?
—Mira.
Kobeni agarró el brazo de Power y provocó que la poseída perdiera el equilibrio, ganando control de la situación y dejando vulnerable a Power a una fractura de su extremidad.
—Ah bueno, ella se puede recuperar ¡Vamos Kobeni, rompele el brazo!
—¡ERES UN PENDEJO! — Gritó Power ante el apoyo del rubio hacia su chica.
—Contrario a ti o Power, Kobeni no tiene nada que la haga especial. Es rápida, soporta mucho el dolor y sabe contrarrestar algunas cuantas formas de ataque, como el resto de cazadores mínimamente competentes. No tiene contratos. No es una poseída. Mucho menos es alguien tan peculiar como tú.
Denji se quedó observando a Kobeni. Su compañera estaba liberando a Power y ofreció su mano para ayudarla a levantarse, la rubia aceptó y cuando menos se esperaba, la tiró al suelo y volvieron a pelear. Kobeni exigía ayuda, pero Kishibe seguía diciéndole a Denji que la dejara librarse por sí misma.
—Algunas batallas ella ganará sin tu ayuda, pero en otras no tendrá más opciones que morir. Cómo con ese hombre espada. Ella también fue un objetivo así qué si tú pierdes contra ese idiota…
—Ella va a ser la siguiente.
—Hasta que por fin funciona tu maldito cerebro.
—Idiota.
¡PUNCH!
—¿Crees que esa es la forma de hablarle a tu superior? — Para Kishibe el tiempo de descansar había acabado.
—¡PEND…
De un golpe Kishibe aventó de un extremo del almacén a otro mientras continuaba bebiendo. El golpe tomó por sorpresa a Kobeni y Power quienes dejaron de forcejear y observaron a sus otros dos compañeros. Denji se levantaba torpemente mientras sentía como brotaba sangre de su naríz y boca.
—Liberalo.
—¿Quieres que de nuevo lo haga?!
—Y más vale que esto sea diferente. Sorprendente, niño.
—¡Verás que si!
Denji jaló la cadena de su pecho y su forma híbrida se hizo presente. Atacando directamente a Kishibe. Dando una orden a Power exigió una espada carmesí. La poseída accedió y la arrojó a su maestro.
Denji no tuvo paciencia y atacó sin miedo a lastimar mortalmente a su profesor. Kishibe pese a su edad mantenía unos reflejos envidiables, esquivando cada golpe e intentó de corte que Denji intentaba hacer. Saltando hacia la posición de Kishibe y siendo retenido por la espada de sangre.
—Muy buena arma.
—¡Gracias! Estuve alimentándome de esas ratas para conseguir más sangre.
—Iugh. — Kobeni miró a Power con asco luego de escuchar con que se estaba alimentando.
Kishibe en tres estocadas ya había atravesado a Denji mientras que el rubio no podía más que hacer retroceder a su maestro.
—¿Es todo lo que tienes?
—¡CLARO QUE NO!
—Continua.
Denji siguió intentando masacrar a su maestro. Kishibe por su propia cuenta observaba cómo Denji había incrementando su habilidad para cortar a sus oponentes. Contra el mismo no había oportunidad, al menos no tan pronto, sin embargo contra otros rivales, sería un rival difícil de vencer.
—¡Me cansé, es tiempo de acabar con esto!
Denji quiso cobrarse de la misma que hizo Kobeni aquel día en el cementerio. Su deseo era simple, destrozar las bolas de su maestro.
Tras un gran salto, Denji imaginó así mismo dejando fuera de combate a Kishibe y de una vez por todas, libre de sus ataduras, llevando a Kobeni al motel más cercano. Su parada se había efectuado.
¡BRRRRRRRRRRRRRRRRR!
—¡Pero qué mierda!
≫ ── ≪•◦ ❈ ◦•≫ ── ≪
—No puedo más. — Se quejó el hombre motosierra. — Mis brazos… ¡Maldita sea, mi cabeza!
—Tu sufrimiento no se compara a lo que le hiciste a mi abuelo. No se compara en nada a lo que me hiciste pasar a mí. Hazle favor al mundo y muere.
—¡HAHAHAHAHAHA!
—Deja de hacerte el fuerte. No eres más que un estorbo.
Denji corrió y dio un santo hacía Katana, su enemigo siguió su paso y apenas perceptible al ojo humano el hombre de la gabardina negra había desaparecido solo para presentarse en el otro extremo del vagón. De pie y satisfecho con el resultado del combate.
Las hemorragias de Denji habían aumentado. Cayendo al suelo. Escupiendo sangre de sus fauces y a pesar de todo riendo.
—¿Qué es tan divertido? — Dudoso, Katana espero el deceso de su rival y sin embargo, escuchaba a un Denji más eufórico.
¡Brrrrr!
El leve sonido de una motosierra acompañó la risa de Denji.
—¡HAHAHAHAHAHAHA! ¿No te lo enseñó el pendejo de tu abuelo? La presa nunca debe confiar en la palabra del cazador.
La pierna derecha de Denji se encontraba atravesada por otra motosierra aún activa, manchada de sangre que no era propia de Denji. El hombre Katana pasó de regocijarse victorioso a sentir una molestia desde la mitad de su cuerpo. Un corte sagital perfecto. Ambos extremos se separaron mientras Denji no podía hacer más que derrumbarse en el suelo. Lamiendo la sangre desperdiciada de ambos híbridos. Recuperando sus extremidades y las hojas que había perdido.
La forma monstruosa de Denji se había ido y con ella, el combate había finalizado.
『Deseo pendiente』
El edificio que alguna vez fue una fachada para los negocios turbulentos de la mafia japonesa se encontraba asediado y en dominio de las autoridades niponas, la operación en la que él propio cuerpo de cazadores de demonios fue partícipe resultó ser un gran éxito. Makima satisfecha por el resultado, sabía que más allá de una aplastante victoria por parte de su propia organización, sabía que a partir de este momento su control sobre la organización cómo otros ámbitos se había profundizado hasta la raíz.
La recompensa no se haría esperar.
A su salida, Aki y Kobeni escucharon a través de la comunicación de radio que el poseído de la sangre se encontraba limpiando a los muertos vivientes sobrantes en compañía del poseído de la violencia. El demonio ángel se encontraba reposando en la acera. Observando el cielo, contemplando el hermoso atardecer. Sawatari resignada a su derrota, observó su calzado mientras era puesto en custodia de la policía junto con otros mafiosos que sobrevivieron al combate contra los poseídos y evitaron a los zombies.
“Atención a las autoridades. Se informa que el servicio de tren ligero se ha visto interrumpido a causa de un conflicto entre demonios. Se solicita a los policías no acercarse al área y dejárselo a los cazadores de demonios.”
Aki y Kobeni escucharon claramente la solicitud. De forma sorpresiva Kishibe ya se encontraba en medio de ellos dos. Incluso con la experiencia adquirida de Aki, no pudo evitar dar un pequeño sobresalto ante tan abrupta aparición. El anciano continuó bebiendo mientras ordenaba que ellos dos verificaran el resultado del conflicto, tenía la corazonada que no haría falta más gente para ir a revisar.
Desconfiado, Aki ordenó a Kobeni que se quedara detrás de ella todo el tiempo mientras corrían a investigar. No estaba dispuesto a dejarla exponerse a riesgos de nuevo.
Haciendo llegado a la escena del combate, observaron a Denji quien tenía contenido al hombre Katana usando su propia camisa ensangrentada como esposas provisionales. El mafioso apenas despertando vio que su situación era peor de lo que imaginaba.
—¡¿PERO QUE MIERDA?!
Denji quien se encontraba apenas recuperándose seguía estirando su cuerpo, acomodando sus fibras musculares para no sentir un extraño hormigueo que frecuentaba al perder y recuperar una extremidad de su cuerpo.
—Buenos días dormilón. Realmente no era difícil pensar que te recuperarías de esto. Al fin de cuentas haces la misma mierda que yo, pero más barato.
—¡Hijo de perra, suéltame cabrón! ¡Suéltame y sigamos con el maldito combate!
—Paso. No tengo otro cambio de ropa y estoy seguro que me van a cobrar si pido uno nuevo los de la organización. Aunque en ti creo que no habría problema si te quedas totalmente desnudo, tu jodida ropa interior sobrevivió a pesar que le apunté a tus huevos.
—¡Malnacido! ¡CABRÓN! ¡Libérame y continúa peleando!
—Podría hacerlo ¡Ó! Podría divertirme un poco. Verás, Himeno era una pendeja loca, pero era alguien importante para una amiga, así que creo que debo arreglar las cosas y cobrarme por haberla disparado.
—¡Denji! — detrás del rubio, una voz femenina hizo acto de presencia.
—Huh. — Al voltear, Denji pudo reconocer a la persona que lo llamó. Su sonrisa evidenció la felicidad de volver a ver a su amiga sana y salva, o eso se podría decir, Kobeni seguía teniendo visibles heridas y un labio ensangrentado.
Los dos chicos se abrazaron mientras Aki caminaba sin prisa a la posición de ambos chicos.
—Te ves del culo. — dijo Denji mientras continuaba sosteniendo la espalda de su amiga.
—Lo mismo podría decir de ti. — Kobeni tuvo que buscar una forma de contestarle a su semi desnudo amigo, él ya se había recuperado mientras ella seguía malherida.
—Supongo que lo hiciste Denji. Hiciste tu trabajo. — Mencionó Aki mientras sacaba el radio para comunicarse con el resto del equipo. — Aquí, Hayakawa. El sujeto fue hallado contenido cerca de la estación 5 en las vías del tren. Solicito refuerzos.
—Si. Creo que todos hicimos lo que habíamos prometido. — Denji señaló con una sonrisa al hombre Katana mientras se separaba de Kobeni. El rubio estaba continuando estirando las piernas. — Bien ¿Están listos?
—¿Para qué? — Kobeni y Aki preguntaron confundidos mientras ambos tenían en su vista al hombre Katana.
Tras la muerte de su preciada amiga, la mente de ambos no daba más que vueltas al mismo asunto. Hacer justicia y atrapar a los culpables. Sawatari recibió su merecido, tras tantos golpes propinados por la cuarta hija. En cambio el jefe de la mafia se veía muy intacto. Demasiado. Librado del dolor tras haber sido devuelto a su forma humana.
—Este juego se va a llamar ¡LA BOLA MUNDIAL!
—¿De qué mierda estás hablando, Denji? — Aki preguntó al hombre motosierra sus intenciones tras haber gritado a los cuatro vientos esa idiotez.
—¿Mató a tu novia, no? Por lo que veo eres el que más necesita esto, incluso más que Kobeni o que yo.
—¿Por qué tú?
—Me gusta patear en las bolas cuando peleo contra hombres y no pude hacerlo con esta idiota ¿Acaso eso no te recuerda a algo?— Denji sonrió de forma pícara mientras Aki fruncía el seño. Ambos sabían a qué momento se refería.
—A Himeno… No creo que le guste que hagamos esto. — dijo con cierta nostalgia el cazador más experimentado mientras miraba la punta de sus zapatos. El joven cazador suspiró mientras Kobeni esperaba su veredicto.
—¿Y tú qué dices? ¿Juegas? — preguntó Denji a su amiga.
Kobeni colocó la palma de su mano derecha a su nuca. Tenía un breve momento de tranquilidad después de tanto caos en su vida solo para recordar a aquella amiga que perdió, aquella que le demostró cómo es la amistad aunque sea por poco tiempo. Imaginaba la idea de Denji y como reaccionaria Himeno a la propuesta. Quiso seguir lo que creía que Himeno haría.
—Me apunto. S-Se escucha divertido. — Alzó la mano y también empezó a estirar su pierna.
Aki solo pudo suspirar. Una idiotez tras otra, el haber conocido a Denji no había hecho más que tener problemas incluso dentro de su casa, solo pedía una cosa y era que desapareciera de su vida. No obstante, de parte del rubio recibió la oportunidad perfecta de hacer justicia. Himeno le había hecho el recordatorio que Denji y Power no eran tan malos como él pensaba.
—Sigh ¿Cuál es el premio si gano?
—¿No es obvio? Una espada miniatura de parte de ese pendejo.
Los tres cazadores estaban preparados para su competencia y cómo buen caballero Denji dejó que Kobeni hiciera el honor de empezar la competencia mientras Aki sería su competidor.
Las regla era sencilla, hacer gritar como perra al idiota que le lamía los zapatos al pendejo de su abuelo.
—¡ESPEREN! ¡ESPEREN! No nos vayamos a esos extremos ¡Les daré lo que quieran! ¿Dinero? ¿Casas en el extranjero? ¿Animales exóticos? Les daré cualquier cosa que me pidan solo no vayamos tan lejos.
Desesperado, el hombre Katana veía como dos de sus nuevos enemigos estaban preparados.
—¿Escuchas algo, Kobeni? — preguntó Aki.
—No. Nada.
Después de tanto tiempo que llevaban conociéndose, Aki por fin mostró una expresión más aparte que el rostro serio de todos los días. Le había sonreído a Kobeni y ella podía notar que él necesitaba esto.
—Eso mismo pienso.
Hayakawa le cedió la inauguración de la competencia a Kobeni y ella siguió a su jefe en otra de sus órdenes. Preparando su pierna dominante la elevó y retrocedió mientras apuntaba a las bolas de aquel mafioso que tantos problemas les había dado.
Kobeni con todas sus fuerzas impactó la punta de su zapato con la bolsa escrotal de su enemigo. Dando inicio a la competencia más feroz que alguna vez había participado. Aki siguió la patada de su subordinada.
Ambos estaban dando todo de sí en la competencia mientras Denji ya estaba pidiendo su turno. Eran risas y diversión mientras escuchaban los gritos cada vez más intensos de parte de ese idiota que tenía un abuelo zoofilico. O eso decía Denji.
Kobeni cedió su lugar para que él rubio no se pierda de la diversión. Dotado de una mayor fuerza tras su primera pelea, Denji igualó el marcador mientras Aki no dejaba que Denji pudiera alcanzar la victoria. Ambos chicos patearon sin cesar las bolas de un horrible criminal.
Kobeni solo podía ver cómo Aki disfrutaba del momento. Mientras su jefe tenía un único pensamiento. Una sola esperanza.
Dónde sea que se haya ido Himeno, esperaba que ella pudiera oír este momento. Los gritos del idiota que propicio su muerte. Era él réquiem para una persona amada.
Entre los tres se turnaban cada vez más enérgicos mientras las bolas del criminal estaban más rotas. Solo podían ver cómo el boxer del hombre Katana cambiaba su tinte a rojo. Los gritos se mantenían mientras que de sus ojos lágrimas brotaron.
—¡Aw! Mira como chilla la perra ¡Dale con más fuerza Kobeni! — gritó Denji motivando a Kobeni a patear con todo.
La pequeña siguió la orden. Mientras que las autoridades aún estaban por llegar. Aki había finalizado su venganza y Denji no tenía más porque seguir pateando al imbécil que ya había derrotado. Era el momento de brillar de Kobeni.
Continuaba conectando la punta de sus zapatos con las bolas de Katana hasta que una de sus patadas no lo hizo. Siguió su camino hasta dar con la mandíbula del idiota.
Los gritos cesaron. El hombre Katana estaba inconsciente y la competencia mundial de las bolas había finalizado. Había una ganadora.
¡KOBENI!
Los dos cazadores aplaudieron a su compañera. Mientras veían aún cómo ese sujeto tirado en el suelo seguía retorciéndose.
Con la competencia finalizada. Solo pudieron regresar a la misma programación habitual. Aki había dejado de sonreír y elogió la idea de Denji. Se alejó de ambos cazadores mientras sacaba del bolsillo el mismo cigarro que había obtenido en el edificio. Una venganza sencilla.
El joven cazador lo reservó para otro momento. Preparó un cigarro y empezó a fumar. Después de tantos problemas que tenía por fin encontró su resolución.
Quizá. Podría pensar que la idea de Himeno ya no sonaba tan descabellada. Aunque así de rápido llegó el pensamiento, se fue con la misma velocidad.
El chico motosierra felicitó a Kobeni por su victoria y estuvo a nada de ir a conseguirle el premio a la pequeña cazadora. Higashiyama se negó, excusando que después de tantas patadas esa cosa tan horripilante estaría deshecha.
—¡Bien! Aunque… no se me ocurre que otro premio podrías recibir… ¿Quieres que vaya al vagón y cheque si alguien dejó alguna pertenencia?
—No, no creo que esté bien robar así.
—No creo que sea algo así de malo, si tanto les importara sus cosas se las llevarían. — Denji asomó su cabeza dentro del vagón, sin embargo al aparecer si les importaban sus cosas porque no encontró nada.
El chico al adentrarse se puso cómodo y se sentó. Su amiga lo siguió y a pesar de todo el espacio libre que aún tenía el vagón estropeado, se sentó al lado del rubio idiota.
Ambos chicos miraron al resto del paisaje. Las láminas del medio de transporte con múltiples muestras del corte de las motosierras de Denji. El rubio se felicitó así mismo por dicha hazaña mientras que Kobeni no podía estar más relajada por haber terminado entera su día de trabajo. Su mano tentó a la suerte y buscó la de su compañero.
Denji no pudo hacer la acción difícil a Kobeni quien también la acercó y así la dicha de su amiga continuaba. La pequeña descansó su cabeza sobre el hombro de su amigo. Cerró sus ojos y pese a que no se visualizaba así, pudo imaginarse un momento de pura tranquilidad donde ellos dos jamás tuvieran que cazar demonios y solo esperar bajar a la siguiente estación. Algo distante a la realidad que vivía.
La pequeña felicitó a Denji y procedió a dar su propia forma de premiar a su héroe. Acercó su rostro al del chico y besó la mejilla del motosierra. Lo que comenzó siendo un solitario beso, se volvieron dos, luego tres, uno tras otro, Kobeni estaba feliz de estar viva. Kobeni agradece el momento, pese a todo lo que perdió y Denji no podía estar más sonriente.
—Solo me queda agradecer por haber concluido la misión con éxito, chicos.
Una singular voz había acompañado el tan plácido momento que Kobeni y Denji compartían. Del mismo lado del vagón, Makima se encontraba sentada a tan solo un metro de distancia donde se ubicaba la pareja. Disfrutando de su botella de agua.
Perplejos, ambos chicos se alejaron de tan comprometedora posición y se levantaron, saludando propiamente a su jefa y pese a las dudas, solo esperaron lo que ella estuviera a punto de decir.
—Después de nuestro mayor fracaso cómo división por fin podemos estar seguros que nos levantamos más fuertes, muchas gracias por haber atrapado a estos criminales. Estoy segura que él primer ministro confiará más en nosotros y nuestro potencial para ayudar a este país. — Makima continuaba observando a Denji mientras hablaba.
—Señorita Makima… yo… — Denji estaba asustado por la reacción de la primera mujer que le dio una muestra de afecto. Pese a todo, ella le dio la oportunidad de conocer lo que era sentir el cuerpo de una mujer. Tener esa chance de progresar a cambio de una serie de favores.
—Lo lograste, Denji. Siempre confié en ti. — Makima sonrió a su protegido mientras él motosierra no podía evitar devolverle la expresión a su jefa. Kobeni no podía expresarlo de forma correcta, pero sentía un peso en lo profundo de su pecho. Todo lo que ella había hecho dejaba de tener algún valor.
Higashiyama intentó sostener el brazo de Denji quién parecía perdido ante la simple presencia de la jefa de la cuarta división.
—Señorita Higashiyama. — Inesperadamente, Makima inclinó su cabeza en respeto al actuar de su subordinada. — Muchas gracias. Gracias por haber sido pieza crucial de este plan, le prometo que su esfuerzo así como el de Hayakawa Aki serán recompensados propiamente, sin embargo voy a necesitar un momento a solas con Denji.
La breve sonrisa tras escuchar sobre una recompensa de parte de la cazadora desapareció. El chico motosierra no estaba más que apenado por la situación, un momento que tanto había deseado dentro de sus fantasías más profundas cuando aún no era más que un indigente junto con Pochita. Realmente dos mujeres estaban buscando su atención.
Quería agradecer la situación que vivía de no ser que no se parecía en nada a lo que había imaginado. No era una obra de romance barato donde las dos chicas interesadas en él lo forcejeaban de un lado para el otro mientras decían cuánto les gustaba. Solo era un momento incómodo. Un momento que estaba destinado a lastimar a una de las dos personas que mostraban algo afecto por él.
El chico miró el rostro de Kobeni, su compañera apenada y apenas con la valentía suficiente para tocar la mano de su amigo, suplicaba por su estadía ella susurró apenas de forma audible para el chico.
“Quedate”
Mientras Makima se levantaba del asiento y empezaba a caminar directo a la salida del lugar. Señaló donde quería que Denji fuera y cómo siempre, no deseaba escuchar un “no” como respuesta.
La pareja de cazadores estaba en una pequeña encrucijada. Kobeni con visible resignación en sus ojos seguía pidiendo silenciosamente la permanencia de Denji mientras que el chico no paraba pelear en su propia mente por ver a quién seguir, sin embargo Makima no dejó que Kobeni hiciera de las suyas.
—¿No lo recuerdas? Creo que tengo una idea de cuál será tu recompensa por derrotar al hombre Katana. Sé buen chico y acompáñame.
Denji apenas sin parpadear recordó la promesa que habían hecho. Inmediato observó a Kobeni quién no tenía idea de nada de lo que ella estaba mencionando. Denji le soltó una pequeña sonrisa y le prometió que volvería.
Separó la mano de la cuarta hija y continuó su camino corriendo hacia donde se encontraba Makima. Los dos chicos se alejaban hacía un lugar incierto. Todo lo que había hecho Kobeni hasta ese momento no sirvió de nada.
Cabizbaja observó cómo las autoridades habían llegado, algunos hombres con el rostro oculto así como uniformes que nunca había visto se encontraban levantando el cuerpo del mafioso. La pequeña Higashiyama presenció la detención de ese hombre hasta ya no quedar más una sola alma fuera del vagón.
Higashiyama Kobeni se encontraba de nuevo sentada en un asiento del tren mientras su compañera tan comprensiva, el demonio de la muerte estaba acostada en el suelo del vagón.
—Debió doler. Al fin de cuentas no eres más que una pieza de reemplazo. La segunda opción para un imbécil carente de amor propio. Aunque si nos vamos a esas, no es cómo que no seas la pareja ideal de ese idiota. Tampoco tienes la más mínima pizca de respeto por ti misma. Idiota.
—¿Viste todo eso?
—Me diste mucho asco cuando besaste al idiota, aunque cada vez lo tolero mejor. Sí, vi todo eso. Felicidades por ganar la competencia, por cierto.
—Gracias.
—Incluso ganando, pierdes. Supongo que está en tu propia naturaleza pequeña idiota. Aunque debo reconocer que supiste moverte cuando te enfrentaste a la otra basura de mujer. Solo faltó que termines el trabajo.
—Aki tenía razón. Eso no era algo que Himeno quisiera que hiciera.
—Y hablando de Aki. Él está aún aquí. Siento su presencia sin mucho esfuerzo a decir verdad. Deberías darte una idea de lo que eso significa.
Kobeni dirigió su mirada hacia donde se encontraba su compañera, pero su presencia fue fugaz. A nada de soltar una lágrima, la pequeña Higashiyama al ver que ya no tenía más trabajo se dispuso a salir del lugar.
Cuando salió observó a su jefe aún descansando su espalda en la pared del vagón. El chico continuaba fumando su cigarrillo, la cuarta hija podía ver que llevaba cuatro colillas de cigarrillo en el suelo. El joven Hayakawa estaba fumando su quinto cigarrillo.
El silencio de la situación se volvió incómodo. La cuarta hija no sabía de qué hablar mientras el cazador observaba el pequeño charco de sangre que se regó después del juego más divertido del mundo. continuó fumando mientras Kobeni miró al suelo, sintiéndose mal de sí misma. De nuevo.
—Idiota. — Hayakawa dejó de calar su cigarrillo y después de expulsar el humo, le ahorró las palabras a su compañera.
Kobeni asintió con la cabeza. Apenada por la situación el silencio se mantuvo y caminó en búsqueda de la salida. Su jefe observó cómo ella no sabía el rumbo hasta que le señaló la incorporación a la calle. Higashiyama agradeció la ayuda.
—Supongo que no te importará que te haga compañía ¿Qué dices?
—No estoy segura, jefe. Yo en este momento quisiera estar sola. — Kobeni aún perdida y sin conocer mucho de los alrededores de la ciudad, tenía claro inundar su mente de arrepentimientos y penas.
—Te vas a perder.
—Buscaré la forma.
—¿Y si te invito a cenar?
Al ver a Kobeni aún con la mirada al suelo, concluyó que ella no quería compañía y estaba dispuesto a dejarla en paz. Tenía en claro que la pequeña sabía defenderse y la vería en el trabajo. Hayakawa volteó hacía la dirección contraria en búsqueda de un lugar para comer hasta que vio a Kobeni caminar a su lado. El cazador se sorprendió por la velocidad de su compañera y casi pega un grito.
—¿A dónde iremos?
Aki tenía una idea de lo qué quería para cenar. Pasaron los minutos y los dos compañeros se encontraban en un puesto de ramen. Ambos habían hecho su pedido y estaban cerca de saciar su apetito. Kobeni seguía desanimada. Makima seguía representando para Denji una prioridad. Quería concentrarse en más cosas y a pesar de ello, el idiota motosierra se quedó implementado en su mente.
—No todo es un romance juvenil ¿Sabías? Himeno no cerraba la boca cuando mencionaba que conseguiste este trabajo para ayudar a tus hermanos. Esa debería ser tu motivación.
—Si…
—No creo que ese idiota sea buen prospecto cómo pareja de todos modos. Sí pensó primero en Makima, creo que él ya tiene su objetivo claro.
Con mirada de cachorro triste, la cuarta hija observó a Aki quién en su poco tacto para consolar personas, miró como la chica sabía que Denji no era el único idiota que dio prioridad a Makima.
Los dos cazadores habían recibido su tazón y empezaron a comer. Kobeni se reconfortó en una comida que ella no iba a pagar. Aki consideró su elección correcta y a pesar de ello, su orgullo le decía que podía hacer un ramen igual o mejor al que se encontraba probando.
—Tuve mis errores. Cuándo me di cuenta, había perdido todo en esa habitación del hospital. No me quedaba nada. Ni los contratos, ni mis viejos compañeros, ni siquiera la sonrisa de esa tonta.
La cuarta hija siguió comiendo mientras escuchaba a su compañero.
—Antes de ti, antes de mí. Esa chica ya había conocido una pequeña parte del infierno. Su primer instructor, uno incluso antes que Kishibe, sus compañeros de equipo y sus aprendices. Cuando los dos estábamos solos, era el único momento donde podía mostrar cuán culpable se sentía por seguir viva.
—Cuando la conocí, no parecía ser ese tipo de persona. Solo pensé que era rara.
—De alguna forma tenía que ocultarlo. El alcohol era lo único que la consolaba, así cómo el tabaco, pero le hizo tanto daño que no se dio cuenta de lo que le hacía a los demás. Su hermana tuvo una fuerte disputa con ella sobre eso. No volvieron a hablar y ahora, nunca más podrán hacer las paces.
—Aki…
—Solo pienso que pude decirle que no a su invitación. Pude evitar que ella muriera, ella no tenía que ver en nada. Ella no tenía la intención de ir por el demonio pistola, solo quería ir de vacaciones a una isla tonta.
La frustración de Aki se hizo evidente. Quería consolar a Kobeni y no podía darse cuenta que él mismo también estaba sufriendo. La cuarta hija ignoró su problema amoroso y sujetando el hombro de su amigo, intentó darle compañía.
—No es tan tarde para pensar en hacer algo distinto. Himeno quería que vivieras tú vida con libertad. No te hagas más daño y creo que ella podrá ser feliz donde quiera que esté.
—No tiene mucho sentido pensarlo ahora. No cuando él demonio pistola está cada vez más cerca de ser localizado.
—¿Por qué sigues tan empeñado en querer matar al demonio pistola?
—Por qué a estas alturas ya no queda a qué aferrarse, no va a quedar nadie más que lo intente y por fin estamos cerca de matarlo. Denji por fin servirá de algo.
—¿Aún piensas qué Denji es solo un demonio?
—No es cómo que él o yo tengamos muchas opciones. Yo quiero acabar con él y él está obligado a obedecerme. No lo tomes personal, pero sí de algo va a servir Denji será para que de una vez por todas acabemos con los demonios que tanto daño nos han hecho.
Tras un leve suspiro. Kobeni volvió a su plato y se centró en acabar su ramen. Su apetito no desapareció y Aki le dio permiso de comer más, tras una nueva ronda la pequeña golpeó el hombro de su colega débilmente.
—Tratar con él no es tan malo como piensas.
—Dile eso a mi casa.
—Ah sí, Power hizo un desastre ¿Verdad?
—Eso es decir poco, parecía que habían hecho una masacre ahí. Solo son un par de idiotas, ni te esfuerces en convencerme de algo que no son. También los conocí, son un simple par de demonios que no vale la pena convivir.
—Pensaba algo igual… digo, después de todo mi casa y muchas de mis cosas se perdieron por culpa de un demonio.
—Al menos te queda tu familia.
—Si, supongo que sí. — Tras recordar su propia condena al estar ligada a muerte, la pequeña siguió. — Pero sigue teniendo su lado humano, sí se lo proponen pueden ser agradables, sobre todo Denji quién ahora se está empeñando por leer y escribir, sé que es un avance muy pequeño, pero ahora él es capaz de escribir su nombre. Y eso me alegra.
—Bien por él, pero eso no debería interesarte. Consigue dinero y lárgate de este lugar, a no ser que quieras acompañarme cuando tengamos que matar al pistola.
—¡Deja de obsesionarte con él! Himeno murió por tú obsesión.
La frustración de Kobeni se hacía evidente, incluso una alma en pena como en Kobeni cuya voz tan frágil costaba ser escuchada resonó en el establecimiento y fuera de él. La pequeña llamó la atención de los transeúntes así cómo de los dueños del local. Pensaban que estaba borracha, pero ella solo tenía un té como acompañante.
—¡Estoy harta de escuchar tu menosprecio por tú propia vida y por la vida de los demás! ¿En serio vas a seguir persiguiendo a ese demonio? Nuestros amigos están muertos, Himeno… quería que vivieras una vida normal. Ella solo quería que te retires con ella. Que por fin vivieran algo bonito. Quería que su vida no estuviera tan llena de muerte.
Aki se quedó callado ante el regaño de su compañera. Era la primera vez que alzaba la voz. El chico terminó su comida y pagó la cuenta de los dos. Ambos se retiraron y Kobeni se quiso disculpar. El chico no aceptó ninguna disculpa, pues no había nada de malo en lo que dijo.
—Cuando hice el contrato con el demonio maldición y ella se enteró, no había forma de consolarla. Lloró demasiado y me llamaba de todo, que era un idiota y que no entendía porque hice algo tan horrible como eso. Hemos estado al borde de la muerte y las veces que usé a maldición fueron peores que cuando usé a Zorro. Nunca le presté interés a los reclamos que hacía Himeno hasta que ya era tarde.
Kobeni quién estaba a su lado solo apretaba los puños, en su mente recordaba el pequeño diálogo que tuvo con Haka. “Siento su presencia sin mucho esfuerzo.” Aki había llegado a la posición del edificio desde un vehículo. Le ofreció un aventón a Kobeni y la mujer no podía negarse a un servicio que no tendría que pagar.
Tras un breve suspiro. El chico de la coleta siguió.
—Nos distanciamos un tiempo. No era algo que yo me hubiera imaginado hacer. Teníamos tantas costumbres, comidas. Las salidas. Sus ridículos intentos de salir de la organización. Todo era un esfuerzo para que yo escogiera la vida que no me merecía.
—Claro que te la mereces. Mereces salir de esto y quizá algún día, hacer una vida normal.
—Cuando ella y yo volvimos a hablar. Solo me quedaban ocho años de expectativa de vida. Creo que nunca antes la había visto tan destrozada.
Kobeni solo pudo escuchar atentamente, horrorizada por lo que le estaba contando Aki, la mirada tan seria de su jefe mientras conducía solo le daba una idea de que tan muerto en vida se encontraba su compañero.
—Cuando por fin hicimos las paces. Cuando por fin celebramos un nuevo capítulo de su vida, ahora me quedaban cuatro años de vida.
El rostro cansado del cazador se notó más. Los ojos rojizos que empezaron a verse desde el puesto de ramen y una ligera lágrima que salía de su rostro, contagió a su pequeña amiga. Incapaz de parpadear, sus lágrimas brotaron y marcaron su senda por el rostro de la pequeña.
—Y cuando ella murió, ahora solo me quedan dos años de vida. No creo que valga la pena quedarme con vida y no hacer nada, he trabajado tan lento y he sido tan incompetente que ese demonio volvió a quitarme a alguien a quien amaba frente a mis narices. ¡No pude hacer nada! ¡No hice nada! ¡Y Ella me salvó! ¡Ella…
Kobeni volvió a sostener el hombro de Aki. La cuarta Higashiyama acompañó a su jefe en su duelo. Los dos aún seguían frágiles, lastimados por una situación de la queaoenas tenían idea. Víctimas de una circunstancia de la que eran ajenos. Aki se forzó a no llorar mientras estaban cerca de llegar al hogar de Kobeni.
—Ella quería que vivieras. Incluso si no era con ella a tu lado. Deseaba tu felicidad. Si alguna vez la amaste, deberías pensar en que tú vida, incluso cuando queden dos años, merece ser vivida.
El automóvil de la organización se detuvo. Aki no dijo una palabra y Kobeni no pudo continuar con algún sermón. La pequeña le agradeció el aventón y la comida, tras su salida. Aki la reconoció.
—Tienes un gusto del asco en hombres, pero quizá Denji no tiene un mal gusto en mujeres. Eres una buena chica, Kobeni.
La pequeña se ruborizó. No quería que le volvieran a mencionar ese nombre y a pesar de ello, estaba sudando de la vergüenza. Con una sonrisa a pesar de su rostro apenas culminando de llorar, el cazador experimentado le mencionó a su subordinada.
—Le daré una paliza en tu nombre. Quizá te lo envíe de nuevo a tu casa para que se disculpe.
—N-No es necesario…
—Insisto. Además creo que así podría pagarte unos favores que voy a pedir.
—S-Soy toda oídos…
—No he rendido mis respetos a la tumba de Himeno y creo que tú tampoco, así que espero que tú me hagas compañía. — La cuarta hija aceptó sin dudarlo. — Y segundo, no tengo muchos amigos. Así qué, estás invitada a una noche de películas, una chica nos sugirió ver algo de ñoños y ya no me puedo retractar después de lo que me dijiste. Trataré de vivir mi vida, aunque sea un poco.
En sus veinte años de existencia, la cuarta hija jamás había escuchado una idea tan maravillosa como ser invitada a una reunión de amigos para ver películas. Solo podía imaginarlo, de no ser por la escasa luz, Aki podría haber visto los tan iluminados que tenía su subordinada.
—¡SI! ¡ACEPTO! — Sin hacerse la difícil, Kobeni había aceptado lo que parecía ser su primera pijamada.
—¿Es porque sabes que Denji estará obligado a ir?
—¡Ahmm! No…
—Bien, es todo. Que pases una linda noche. — Aki se retiró y vio desde el retrovisor como su compañera se despedía de él. Soltó una pequeña sonrisa y volvió a su cara habitual. Cansado, no deseaba volver a ver el estado de su casa al creer que Denji y Power habían hecho de las suyas. Otra vez.
Al entrar a su casa, Kobeni siguió su rumbo hasta llegar a su cama. Reflexionando su día por no decir su vida nuevamente. Odiaba cada segundo de su existencia, sin embargo, su trabajo le había permitido experimentar cosas que en su niñez y adolescencia no había podido. Una noche de películas. Solo de pensar estar viendo una película con gente que no son sus hermanos le emocionaba.
Más porque era en la casa de Aki y ahí debería estar Denji. Su rostro sonrojado volvió a su estado normal al recordar cómo él se fue a seguir a Makima. La cuarta hija buscó dormirse, no sin antes desear que por fin, el sentimiento de ambos chicos fuera recíproco.
『Lienzo』
Al día siguiente, la cuarta hija había decidido usar su día de descanso como siempre lo había querido. Entre las cosas que Madoka había regalado se encontraba un caballete y algunos lienzos esperando por ser pintados. Buscó los libros que él también regaló y empezó por la teoría.
Preparó su material y también su área de trabajo. Su casa aunque pequeña, le permitía poder alistar todo para su próximo gran proyecto.
Fijo correctamente la tela, preparó la base y la repartió en todo el cuadro para que su pintura no tuviera problemas en fijarse y gracias a la generosidad de su ex compañero, la variedad de pinturas acrílicas no era un problema que se tuviera que costear.
La joven Higashiyama por fin mostró entusiasmo por hacer algo nuevo y que tanto deseaba. Su pincel en mano a la espera de trabajar hasta qué… No se le ocurría algo que retratar. Kobeni estaba en blanco. Al igual que él lienzo que tenía frente suyo. No sé le ocurría una idea de lo que pudiera plasmar.
Pensó y pensó. Pidió sugerencias a Haka quién aburrida por el día, le sugirió retratar la erupción de un volcán o un invierno tan intenso que mate a todo aquel desafortunado que viva en el sitio.
—¿No te gustaría ir a ese cementerio y retratar todo lo que puedes encontrar ahí? Estoy segura que habrá algún cadáver de demonio o de una persona que sea lo suficientemente buena para ti.
—Me arrepiento de haberte pedido consejo. — dijo Kobeni quien asustada, prefirió no hacerle caso a su compañera, Haka encendió el televisor y escuchó las noticias.
El proceso de encarcelamiento de todos los criminales relacionados en el acto terrorista que dio fin a la vida de muchos trabajadores provenientes de las distintas divisiones repartidas en Tokio continuaría unos cuantos días más. Múltiples criminales delataron algunos trapos sucios de sus colegas, la trata de personas y sus préstamos ilegales demostraron que estaban aún lejos de conocer todo lo que ocultaba su ciudad.
—¿P-Podrías apagar eso?
—No.
Se dio detalles de la mente detrás de dicha tragedia. Una mujer que alguna vez fue cazadora de demonios, Sawatari Akane. Proveniente de la ciudad de Hiroshima, sin datos personales de importancia y con un registro escaso sobre su labor como cazadora. Tras su renuncia, actuó bajo perfil hasta que usando la fuerza de un grupo delictivo, acabó con la vida de múltiples cazadores y civiles así cómo la destrucción de edificios propiedad de la organización. Aún se seguía desconociendo los motivos que la llevaron a tan ruin acto.
Kobeni solo pudo apretar el pincel incapaz de contener su frustración. Esa mujer seguía respirando mientras que su mejor amiga no, observó la televisión y vio la foto que se expuso a los medios. No sé asemejaba a su aspecto actual, su cabello oscuro y unas facciones más juveniles a comparación de cómo ella la vio cuando se enfrentaron.
Tampoco notó que se hablara de su compañero mafioso. El programa finalizó y Haka cambió de canal a uno que transmitía anime. El demonio de la muerte bostezó mientras que Kobeni seguía pensativa hasta que por fin quiso pintar.
La cuarta hija por fin salió de su pequeña presión interna y cuando la pintura proveniente de su pincel y él lienzo entraron en contacto, escuchó un débil golpeteo desde su entrada principal. Dicho sonido quitó toda la concentración de la cuarta hija y rayó a la mitad el lienzo. Frustrada quiso arrojar el pincel pero no podía ya que aún tenía pintura fresca, luego trató de romperlo hasta que recordó que era un regalo y finalmente lo colocó en su base aunque de forma violenta.
La cuarta hija se aproximó hacia la puerta esperando que fuera algo breve. No estaba vestida para recibir visitas y tampoco estaba con ganas de querer volver a ver a Denji por el momento.
Tras abrir la puerta, su enojo se disipó no sin antes también crecer su pena. Era Kenji, su hermano mayor con una bolsa de regalo y unas flores.
—¿Puedo pasar?
—¡Claro! Eh… ¡No tengo comida, pero si quieres puedo ir a comprar algo rápido!
—Será breve.
La cuarta hija aceptó.
—¡¿Dónde estuviste?!
—Es clasificado.
—¿¡Por qué no contestaste mis llamadas?!
—Es clasificado… y no tenía batería.
—¿¡Denji estaba ahí?!
—Es c-clasificado. — Su respuesta no podía ocultar su rostro ruborizado.
—Supongo que es la única cosa en la que sí decidiste ser honesta. Ten.
La cuarta hija recibió su regalo mientras que Kenji buscaba un lugar en donde dejar las flores. Los dos hermanos estaban sentados en la mesa mientras la tele seguía soñando. Las noticias internacionales eran el sonido de fondo mientras los dos hermanos continuaban buscando una forma de seguir la conversación.
—Quiero que renuncies a tu trabajo.
—¿Qué? N-No creo que sea lo mejor.
—En serio te lo estoy pidiendo. Casi te matan. Casi te pierdo Kobeni, ahora la gente normal también los quieren muertos. Solo no lo hagas tan difícil y renuncia.
—¡A-Aun no me pagan! ¡Ni tampoco me dan mi bono! Además mi trabajo ha sido tan bueno que nos van a dar una recompensa.
—¿¡Por qué?! Por matar más personas, por hacer cosas ilegales. Piensa un poco en ti, piensa en tu familia y piensa en que el dinero no solucionará nada si te mueres.
—¡Pero sí solucionará nuestras vidas! Estamos en la ruina, si no tenemos dinero no sabemos qué nos pueden hacer.
—Solo por favor… entiende, no quiero que te lastimen. Haré el doble o el triple del trabajo. Pero por favor, renuncia a esto. Solo no quiero que mi hermana se vea obligada a hacer algo que no quiere.
—Yo… intenté no hacerlo en un principio. Al fin de cuentas, mis compañeros se encargaban de lo que yo no pudiera, pero ahora no hay ninguno. Ahora ellos ya no están y alguien tiene que seguir trabajando.
—No tienes que ser tú quien cargue con esa responsabilidad. Tus hermanos podemos seguir buscando otras formas.
—La gente como nosotros no tenemos muchas opciones. Necesitamos conseguir trabajo a como dé lugar. Nuestras deudas si no las pagamos, creo que me puedo dar una idea de lo que nos terminarán haciendo. — La pequeña recordó su aventura contra los zombies.
Derrotado. Kenji miró con decepción al piso. No podía protegerse a sí mismo y menos a su hermana. No tenía muchas opciones y solo podía pensar en las cosas terribles que su hermana podría vivir sí ella no se alejaba de ese negocio.
—Hey. Estaré bien. Tengo un par de compañeros que me van a cuidar. Estoy segura de eso.
—¿Y si sucede otra locura como la de hace unos días?
—Eh… también sé cómo defenderme, tengo un maestro muy bueno y…
Kenji sostuvo una de las muñecas de su hermana. Sorprendida, la cuarta hija notó la firmeza con la que era sujeta. Kenji estaba asustado y ella podía sentirlo a través de su temblor.
—Tus manos no debieron nunca mancharse de sangre, tú solo debías seguir tus sueños y te fallé, le fallé a todos.
La cuarta hija retiró la mano de su hermano mayor y lo abrazó. Consoló a su hermano quién había quebrado en llanto. La cuarta hija le pidió que lo siguiera y le mostró el lienzo en el que estaba trabajando.
—¡Mira! Aún sigo haciéndolo. Ahora que me regalaron unas cuantas cosas más, creo que podré hacer uno y adornarlo en casa.
—¿Y es el trabajo terminado? — preguntó Kenji quien solo vio una sola línea de tono azulado. — ¿O también te irás por las corrientes abstractas?
—¡Eh! No, no. Yo solo…. Eh, aún no encuentro la inspiración para comenzar algo y plasmarlo aquí ¿Ves? — La cuarta hija enseñó la línea de su pintura. — Faltan muchas cosas, quizá un paisaje, una persona famosa, una idea loca. Todo puede ser plasmado en este lugar de aquí.
—Sin embargo tienes una sola línea. Déjame ayudar con eso. — Kenji agarró el pincel y sin conocer lo más mínimo en técnicas artísticas, empezó a hacer su propia obra.
Sobre la línea dibujó a través de palitos y círculos a su familia. Los hermanos Higashiyama estaban plasmados en una obra de arte, muy modesta. La inspiración de Kobeni aún no era encontrada, sin embargo, ella era la inspiración de su hermano mayor así como el resto de su familia. Con sonrisas en cada rostro, se imaginó así mismo en una casa propia y su la cosa cuadrada que estaba a su lado.
—Genial, tenemos una lavadora.
—Es un auto.
—Oh. — Kobeni agarró el pincel y ayudó. — Bien creo que ahora sí parece más a un auto. Quizá también deberías estar un árbol, una pelota y una bolsa de dinero.
—¿Para qué la bolsa de dinero?
—Me gusta el dinero. Compras mucha comida con él.
—Pon también una pizza gigante.
—A la orden.
Los dos hermanos reían, Kobeni manchó de pintura en el rostro a su hermano mayor y entre las risas, él también la pintó. Cuando el cuadro finalizó, pudo ver una realidad soñada que si se esforzaba lo suficiente, no estaría tan lejos de vivir.
Su hermano tenía que despedirse. Solo quería asegurarse de que estuviera bien y al menos la pasó mucho mejor de lo que esperaba.
—Solo quiero que recuerdes una cosa. Cuídate y no olvides ser lo que siempre te ha caracterizado.
—¿Tímida? ¿O que sudo mucho?
—Eh… Iba a decir una buena persona, pero tienes razón, sudas mucho. Deberías ir al médico.
—Ou.
Los dos hermanos se despidieron. El mundo estaba volviendo a su orden natural de las cosas. Estaba cerca de pagar las deudas del mes y le quedaba dinero para una sorpresa.
La cuarta hija continuó observando su cuadro. El primero de muchos. La obra magna de Kenji y la primera de Kobeni. Haka con el mismo desprecio de siempre dijo que se veía como una mierda. La cuarta hija amargó su rostro al recordar que su compañera era una amargada.
—¿Qué sabrás tú de estas cosas?
—No es que me interese. Sin embargo tengo que ser paciente, hablan mucho sobre deudas ustedes dos, sin embargo la única que te debería importar es la mía y esa no importa lo que hagas ahora, no podrás pagarla.
—¿Y algún día lo haré?
—A su debido tiempo. Simplemente el espectáculo que necesito no se ha dado. Tarde o temprano veremos qué tan poderosas son esas explosiones. — Haka buscó canales de televisión que pareciera interesarle.
“Italia y Alemania víctimas de un nuevo asalto por parte de una organización desconocida, las bases de contención de demonios de ambos países han sido perjudicadas…”
—Aburrido.
”La tasa de natalidad de la unión soviética es una de las más bajas del mundo, luego del golpe que representó a su población la pérdida de miles de vidas infantiles por causas desconocidas, las políticas soviéticas han sido ineficientes…”
—Aburrido.
“En el reporte del clima, la ciudad de Tokio enfrentará fuertes lluvias en los próximos días. Sugerimos a la población comprar ropa adecuada para ustedes y su familia….
—Aburrido.
—¡No, no! Eso sí me interesa… No tengo ni siquiera un impermeable. Debería pensar en comprar ropa ahora que me van a pagar y quizá también avisarle a los demás chicos.
—Si que te preocupa el clima.
—Un poco. — Sentada al lado de su compañera, la cuarta hija abrió el regalo que le ofreció su hermano. Era un libro, el mismo que había visto en la biblioteca con él. Haka curiosa observó la nueva propiedad de su compañera, sintió repulsión y le sugirió que lo tire.
—¡Puaj! Deberías quemar esa cosa.
—¡Es un regalo de mi hermano! Jamás haría alguna tontería como esa, además mira, es de romance.
La cuarta hija se lo intentó restregar a su compañera quién después de demostrar su repulsión por ese tipo de afecto se levantó e insultó a Kobeni. Desapareció nuevamente mientras la cuarta hija abría la primera página.
Sin extrañarse del contenido del libro, la pequeña incursionó en la lectura. En un mundo medieval con dos protagonistas nada convencionales en situaciones incómodas.
Con el pasar de los minutos y luego de las horas, la cuarta hija no para de centrarse en las interacciones de los dos protagonistas, ambos presas de un destino poco favorecedor, riendo cuándo las cosas les iban bien y sintiendo compasión cuando eran fatales.
Sus protagonistas a pesar de todo, tenían sus momentos cursis, hasta qué…
Se estaban desnudando. La cuarta hija no podía creer que a mitad de la obra llegue un momento que para ella sería algo incómodo. Continuaba su lectura hasta ver cómo sin ninguna limitación, los protagonistas de la obra se encontraban teniendo relaciones, aprendió lo que era una felación, masturbar a su compañero, la narrativa de la obra no daba lugar a la imaginación puesto cada acción era narrada con detalle.
La cuarta hija aterrada, así como también emocionada se percató que no solo estaba leyendo un romance, estaba leyendo un libro erótico.
—¡NOOOOO KEEEEENJIIII!
Avergonzada por su regalo. La cuarta hija se levantó y caminó de un lugar a otro de su casa. Quería olvidar lo que estaba leyendo y maldita por la curiosidad, quería ver qué más seguía.
Fue a su baño y mojó su rostro con agua, regresó a leer su libro y concentrada, siguió leyendo su libro por la trama y para nada por las escenas sexuales. Sus piernas temblaban y su rostro enrojecido solo delataban que no le molestaba este tipo de lecturas.
En un afán de darle una distracción a Kobeni en sus tiempos libres, él mismo condenó a su hermana. Solo el tiempo dirá las consecuencias de sus actos.
『Revistas』
Hayakawa Aki estaba nervioso por ver el estado de su casa. Temeroso de lo que él pudiera hacer luego del resultado de haber dejado sin supervisión a los dos demonios que tenía de compañeros.
Tras un suspiro y una bolsa llena de ingredientes, el cazador abrió la puerta. Y pese a su temor. La casa se encontraba limpia.
Power observaba con suma atención su programa de la noche. Mientras que Denji sentado en el sofá continuaba su lectura educativa. Sosteniendo un libro al revés y pasando página muy rápido.
A su ingreso Aki siguió observando su casa en búsqueda de imperfecciones, con el miedo de ver qué habían ocultado algo.
—Compramos Pizza, deben quedar unas tres rebanadas si no mal recuerdo. — dijo Denji quién seguía concentrado en su lectura. Con unos lentes puestos.
—Ajá. También hay una manzana a medio comer por si la quieres terminar, está en el refrigerador. — dijo Power.
Con serias preocupaciones, Aki se dirigió rápido hacía su mueble y lo abrió, a la espera de regañarlos. No había nada raro. El lugar estaba limpio y en efecto, una manzana mordida.
—¿De quién es? — preguntó Aki.
—De Power, la pendeja creyó que era carne y le dio un gran mordisco, la escupió y la dejamos ahí por si la querías. Descuida, ya limpiamos eso.
—¿Qué mosca les picó?
—¿De qué moscas hablas? ¿Cómo las que se paran sobre la basura o esas que te pican y te chupan sangre?
—No ¿Por qué rayos no está nada roto? ¿Qué mierda me ocultas Power?
—Nada. Simplemente estamos viendo la televisión ¿Verdad Nyako?
—Miau.
—Bien dicho, gata. — dijo Denji quien continuaba su lectura.
Aki siguió sospechando, inspeccionó toda su casa hasta que vio que no había ninguna rareza. Siguió culpando a Power y Denji de lo que sea que estuvieran tramando.
—Relájate imbécil. Terminamos la misión y ahora nos merecemos un descanso, a ti no te mataron más de cien veces porque un viejo pendejo le dio la gana de hacerlo.
—Ni tampoco te rompió el cuello cada vez que decía que quería relajarse. — Terminó Power.
—Entonces Kishibe los educó ¿Cierto?
—A punta de madrazos, pero sí.
Hayakawa Aki no tenía más motivos para estresarse por culpa de esos dos. Se sentó en el mismo sofá que Denji, se había percatado que el rubio idiota no se encontraba leyendo el libro y tenía algo oculto. Lo pasó por alto y vio la televisión con ellos.
—¿Qué fue lo que hablaste con Makima?
—Te vale verga.
—Un poco. Realmente no me interesa que hagas en este momento, sin embargo a Kobeni sí le interesas. La lastimaste, idiota.
Sin mostrar reacción. Denji miró nuevamente su lectura. A pesar de ello no pudo pasar de largo de las palabras de su compañero. Sabía que la había cagado.
—¿Y ella te dijo algo?
—No mucho. Solo parece que sí le gustas, pero un idiota como tú jamás se daría cuenta. ¿Quieres un consejo? Si no te gusta, no la hagas perder el tiempo y si te gusta, al menos quédate con ella, si no les muestras interés las vas a terminar lastimando. — Aki siguió viendo la televisión junto con Power. — Te lo dice la voz de la experiencia.
Denji dirigió su dedo índice hacia su frente.
—Anotado. Ahora déjame de hablar, estoy en medio de algo importante.
—Sé que estás viendo revistas porno imbécil. Maldito cerdo asqueroso, vete a tu cuarto.
—¡Yo también vivo aquí! Puedo leer donde se me de la gana.
—¡En mi jodida casa, tú no pagas ninguna de las cuentas! Lárgate.
—Pendejo.
Los dos chicos abandonaron la paz y volvieron a las peleas. Comenzó un forcejeo al que Power también vio divertido y se unió.
La paz reinó en la residencia Hayakawa solo unos minutos, sin embargo volvieron a la programación habitual.
Tras el desastre. Denji se encontraba tirado en el suelo. Mientras que Aki se sentó en su espalda.
—No sé qué cosa tienes con Makima, sin embargo tenía una idea de lo que tienes con Kobeni. Cuando la vuelvas a ver, te irás a disculpar ¿Oíste idiota?
—Si, ya entendí.
—Bien, me largo a mi habitación.
¡PUM!
Power pateó en el estómago al rubio. Hasta Aki se había sorprendido.
—¡Y esto es por no ayudarme a salvar al gato!
—L-Lo siento…
Denji había aprendido la lección. Siempre salva al gato.
『Culpa, interrogatorio, serpiente』
A tan solo unos minutos de empezar su jornada laboral. La cuarta hija no le quedaba más que rememorar sus pocas horas de paz, descansó plácidamente al ver que su libro tuvo un final feliz y deseosa de tener uno también.
Kobeni ingresó al cuartel, días habían pasado desde que puso un pie dentro de las instalaciones y a diferencia de días pasados, el desastre quedó en el olvido. La decoración, las paredes e incluso los trabajadores continuaron con su rutina normal. Asignaciones e ingresos, los cazadores de demonios siguieron adelante y ella sabía que tenía que hacer lo mismo.
—¡NO ME IMPORTA LO QUE DIGAN LOS INFORMES, SIGAN BUSCANDO A MI HIJO!
—Pero señora, ya le dije que no tenemos un reporte de haber hallado el cuerpo de su hijo, seguimos rastreando a nuestros compañeros pero por lo mientras está en la misma de desaparecidos.
—¡Maldita sea! ¡Tanto puto dinero reciben del gobierno y no pueden hacer nada por buscar a mi hijo, sé que está ahí afuera!
Una mujer con evidente debilidad muscular gritaba hacía la recepcionista, su carácter histérico llamó la atención del resto del personal, a pesar de ellos, seguridad no podría importar menos este tipo de actos. Constantemente los trabajadores de la organización desaparecían mientras aún seguían en servicio.
Un gran riesgo que los cazadores estaban dispuestos a hacer por el salario que su trabajo ofrecía.
Los gritos llenos de ira, se acompañaron con el llanto de la débil mujer. Mostrando un dolor abdominal, la señora seguía buscando una respuesta que la satisfaga. Quería a su hijo de vuelta, ya no importaba si estaba vivo o muerto, quería tener la certeza del estado actual de su propia sangre.
—¡Dónde está su jefe! ¡NECESITO HABLAR CON ÉL! ¡NECESITO QUE ME DIGA DONDE ESTÁ ARAI HIROKAZU! ¡DÓNDE ESTÁ MI HIJO!
—Señora, ya le dije que no podemos hacer más que lo que está en nuestras manos, seguimos buscando tanto a su hijo como al resto de nuestros compañeros. No podemos garantizar nada de momento.
El llanto de la mujer se intensificó. Mientras que Kobeni al escuchar el nombre de la persona que buscan, solo pudo sentir náuseas y ganas de vomitar. Sus ojos se abrieron mientras que en un mísero intento de no vomitar su desayuno, tapó su boca.
De solo recordar ese día, de sólo pensar en el sufrimiento de su compañero. La culpa comía lentamente a la cuarta hija y ella no podía más que ocultarle la oscura verdad a la pobre madre que se lamentaba a unos metros de distancia no poder ver a su hijo.
Usando una de sus mayores virtudes, de forma discreta la cuarta hija retrocedió sus pasos, en un intento de ignorar el sufrimiento de una mujer agonizando por la pérdida de un hijo, la cazadora dio la vuelta y sin intenciones de mirar atrás intentó escapar de la situación.
Por desgracia la suerte cómo en el resto de ocasiones no jugó en su favor, la chica impactó contra otra persona y cayó de espaldas apenas colocando las manos para no estar en una situación más embarazosa.
La cuarta hija levantó su mirada y observó a un hombre alto con una máscara con apariencia similar a las que se usaron durante la peste negra. En un aparente trance, el hombre observó a una mujer en un momento vulnerable. Intentó avanzar hasta que escuchó el quejido de su compañera.
—¡Oh! Lo siento. No me había dado cuenta que te estorbé.
—E-eh… No, y-yo solo buscaba algo que s-se se me cayó…
—¿Y ya lo encontraste, quieres que te ayude?
Apenas capaz de ver la máscara de su compañero de trabajo, la cuarta hija aceptó la ayudó y luego de su pequeño bochorno. Ambas observaron cómo la señora apenas era capaz de mantenerse de pie. Sin nadie que la acompañe y con la indiferencia de los cazadores la mujer se sumió en su propio abismo de tristeza.
Apenas capaz de mantenerse de pie, la mujer se arrodilló apenas ejerciendo resistencia a una caída total. Su visión opacada por las lágrimas y su voz quebrada por el llanto no ocasionó más que un gran recordatorio a Kobeni lo que significa ser cazadora de demonios.
—Tenga. — Sin percatarse, la madre de Arai observó al mismo compañero que ayudó a la protagonista de esta historia brindando un pañuelo y su mano para poder levantarse de nuevo. — No es justo que yo deje a una dama sin consolar. Permítame llevarla a un lugar donde se pueda sentar.
—¡Déjame! ¡No necesito tu ayuda!
—Tranquila. No estoy aquí para hacerle daño, solo quiero ayudar.
—¿¡Q-Quieres ayudar!? ¡¿Quieres ayudar dices?! ¡PUES AYÚDAME A BUSCAR A MI HIJO! — retomando su inconsolable llanto, la mujer quería alejarse del hombre sin mucho éxito. No había pasado mucho tiempo desde que se había recuperado de una enfermedad hepática.
Con delicadeza sujetó su hombro, el cazador intentó acompañar a la vulnerable mujer en su duelo y pese a su conflictiva actitud, ella aceptó su ayuda. Kobeni a pesar de estar a unos metros de distancia, quedó paralizada.
No sentía miedo cómo era usual. Sentía culpa.
Culpa de conocer el destino de su amigo y al igual que ella, no era más que un joven con la esperanza de ayudar a su familia. La cuarta hija no hizo más que contener sus náuseas.
—No es parte de mi trabajo esto la verdad. Nunca antes había consolado a una persona, o eso creo recordar. La verdad me gustaría serle de ayuda, no sé dónde pueda estar su hijo, pero quiero darle mi palabra que ayudare en su búsqueda.
—¿P-Por qué me ayudarías? Ni siquiera nos conocemos.
—Por qué a mí también me salvaron. Sé que no todos en este lugar vinieron a trabajar para ayudar a los ciudadanos, pero hay una cazadora que arriesga su vida por salvar a los humanos y también a alguien cómo yo.
—¿Cómo, tú?
—Soy un demonio. El demonio de la violencia o al menos eso queda de mí. No conozco mucho de mi pasado, apenas sé de lo que viví como humano.
—E-Eres un poseído.
—Si eso hace más entendibles las cosas. Sí, lo soy. Que mí nombre no la espante por favor. No quiero hacerle daño. Solo quiero pagar, ayudando a otros como lo hicieron conmigo. Así que tenga mi palabra que ayudaré en lo que pueda para buscar a su hijo.
La madre de Arai no respondió ante la primera respuesta empática que demostró la organización. Todo el desorden en su mente y su vida al fin tuvieron una pequeña luz de esperanza.
—S-Soy una pésima madre. Por mi culpa mi hijo buscó un trabajo peligroso, no debí ser una maldita alcohólica. No debí. No debí.
—Tranquila. Estoy seguro que su hijo la ama mucho. Hay cosas que no se pueden controlar. Sin embargo, quiero elogiar el valor de su hijo por querer ayudarla a usted. Cuando sepa más de él. Juro que le informaré.
La mujer abrazó al poseído. Violencia sorprendido por la reacción de la señora apenas pudo responder propiamente. Lentamente y cuidando de no lastimarla, respondió a ese pequeño gesto de confianza.
«Esto se siente… Tan familiar.» — Pensó violencia.
Kobeni al terminar de ver la escena no pudo más. El compromiso de un extraño y el culmen del llanto de la pobre mujer hizo que su estómago hiciera un desastre. Corrió hacia el baño más cercano y una vez frente a un inodoro, la cuarta hija vomitó todo lo que se encontraba en su estómago.
Afectada por la culpa. Siguió retorciéndose de dolor mientras en su momento solo podía recitar una y otra vez las disculpas que le quería ofrecer a esa pobre señora.
Odiaba su vida. Odiaba sus actos. Odiaba a su socia.
Todo lo que vivía era un cruel recordatorio de una promesa que seguía sin pagarse.
Al finalizar su desastre. La cuarta hija apenas hizo lo mínimo para borrar el sabor de su vómito. Gárgaras tras gárgaras de agua que caía del lavamanos. Su reflejo no solo era una ejemplificación del daño que había hecho, su expresión delatadora y cansada, la cuarta hija apenas había comenzado su semana laboral y ya tenía una crisis existencial antes de su primera misión.
Al salir del baño se encontró al mismo poseído. Pese a no ver su rostro, su expresión corporal demostraba su preocupación hacia ella.
—Vaya… No quería parecer alguien intrusivo contigo, pero también vine a comprobar si te sentías mal. Por alguna razón vi que observabas mucho a la señora Akiko y me preguntaba si tú… Sabías algo de su hijo.
La cuarta hija no podía contener sus lágrimas luego de recordar el cruel final de su compañero caído. Al brotar sus lágrimas, el poseído se empezó a preocupar si su aspecto la atemorizó.
Violencia no tuvo de otra más que acompañar en su duelo a otra persona. Habían pasado los minutos y al igual que con la otra señora, no existió importancia a los sentimientos de la pobre chica. Con excepción del poseído. Ambos se encontraban descansando su espalda contra la pared.
Kobeni aún con sus ojos enrojecidos y llorosos se disculpó. Violencia en ese mismo lapso de tiempo le trajo un vaso de café con leche. La cuarta hija apenas se estaba acostumbrando a los actos de amabilidad. Era la primera vez que otro cazador fuera del círculo de Denji y Himeno era amable con ella.
—¡Está rico! — Así como llegó la emoción del sabor, se fueron las lágrimas. Kobeni agradeció el regalo de su compañero.
—No hay de qué, señorita…
—Higashiyama Kobeni, pero no tengo problemas si me llamas por mi nombre.
—No creo poder ser tan maleducado señorita Higashiyama. Yo supongo que me puedes llamar violencia.
—Eres muy tranquilo para tener un nombre muy feo
—Si, es lo que parece. Esta máscara por lo que me dijeron no se me puede retirar. De lo contrario cosas malas pueden suceder y yo no quiero hacerle daño a nadie. Prefiero estar tranquilo.
—Supongo que algunos demonios, sí pueden ser amigables.
—¿¡Lo dices en serio?! Yo sabía que alguien aquí quería ser mi amigo, conocí a otro cazador como tú, Aki aunque él me amenazó con matarme si hacía algo malo.
—Si, lo conozco. No guardes rencor con él, él solo ha pasado por mucho, pero creo qué algún día no te amenazará así, también está aprendiendo a pensar distinto.
—No era un mal tipo, pero si he escuchado que odia mucho a los demonios.
—Si, es un largo camino por delante.
—¿Tú conocías a Arai? Hablando de cazadores, no puedo dejar de pensar en ese pobre chico, su madre está muy devastada por no encontrarlo.
La cuarta hija apenas pudo responder. Su pausa y su mirada vacía demostraron a violencia que su pregunta no fue del todo amable. A punto de disculparse, la cazadora por fin respondió.
—Era mi amigo. Le gustaba hacer poemas y…
—¿Sabes algo más?
—No lo he vuelto a ver desde que sucedió esa masacre. No estoy segura de donde está. Perdón si no te puedo ayudar en eso.
Kobeni mintió. Apenas capaz de defender su postura, la cuarta hija apenas estaba procesando la muerte de Himeno y de sus demás colegas, a sabiendas que ella fue partícipe en que ninguno se pudiera salvar.
—Sin presiones. Sé que esté puede ser un tema difícil para ti y no es tu culpa.
—Si pudiera, me gustaría volver a verlo y darle las gracias por ser un buen amigo. Lástima que no pude ser tan buena cómo él.
—Ese chico debió ser un buen sujeto.
—Si, lo era.
≫ ── ≪•◦ ❈ ◦•≫ ── ≪
El trío de inadaptados volvió a los cuarteles luego de una misión sangrienta. El demonio comadreja estaba causando estragos en la ciudad y a pesar de la gran cantidad de sangre que bañó a los tres cazadores, la misión fue un éxito con apenas daños aparentes… hacia ellos mismos, la vía pública no pudo decir lo mismo.
—Saben, a pesar de que es una mierda estar empapado de sangre es bueno volver a trabajar en lo que soy bueno.
—Si no trabajas de burro. — Dijeron Aki y Power al mismo tiempo.
—Me refería a matar demonios. Es algo que hago desde niño.
—Se nota, por algo siempre ensucias tu jodida ropa y no solo la tuya, también la nuestra. Vamos a cambiarnos, la señorita Makima quiere que nos reunamos con ella para asignarnos nuestra próxima misión.
—¡¿Qué?! Tan rápido otra.
—Aunque estamos recuperando el número de cazadores antes del ataque, seguimos con personal apenas calificado para muchas misiones. Somos pocos a decir verdad quienes aún pueden erradicar a demonios como el que vimos.
—Que flojera.
—Andando idiotas. Su comida no aparece por arte de magia.
El trío de cazadores avanzó en la recepción. Fue Denji el primero en darse cuenta de algo fuera de lugar. Dos sujetos sentados en recepción. Pudo cometer lo que acostumbraba, ignorar a las demás personas y seguir sus propios intereses hasta que se dio cuenta de quienes eran las personas sentadas.
Kobeni recibió otro café de parte de violencia. El triste rostro de la cuarta hija había desaparecido y en cambio, una sonrisa qué creía que solo compartía con él estaba presente. No estaba seguro si era una habilidad propia del demonio que ocupaba su corazón, pero el tiempo se detenía hasta paralizarlo todo.
Expresando un gran desconcierto en su rostro. Pudo ver a su amiga compartiendo un momento de tranquilidad con otra persona, alguien que no era él. Sentía molestia en su pecho, así como un impulso de ir ahí y ver a Kobeni.
Seguido de Denji fue Power de ver quienes estaban sentados. A diferencia de otros días, su intención no fue molestar a Kobeni sino a Denji. Reconocía quien acompañó a la enana y maliciosamente se sujetó del brazo del chico rubio.
Al final Aki también se dio cuenta que Denji no estaba concentrado en su camino. Observó a la distancia y cuando se percató del buen rato que estaba pasando Kobeni, el chico evitó soltar una pequeña sonrisa al ver el evidente estado de Denji.
Estaba celoso y peor, no podía ocultarlo.
Power y Aki pocas veces se comprendían, sin embargo la mirada que ambos compartieron demostró que estaban en sintonía.
—¡Vamos Denji! ¿No qué siempre estás con ganas de ver a Makima?
—¡Qué! ¡Yo no dije eso! Déjenme aquí un momento, ahorita vuelvo.
Aki sujetó a Denji del otro brazo. Y continuó con las molestias hacia el rubio.
—Que yo recuerde, deseabas otro abrazo de la señorita Makima y pues que mejor si le decimos que tú mataste al demonio comadreja.
—¡Espera idiota! ¿¡No me dijiste que me disculpe con Kobeni?! A eso voy.
—Estás muy empapado de sangre. No creo que sea lo mejor que una chica miedosa como ella te vea bañado de esa forma. Busquemos un traje limpio.
—¡No creo que a ella le importe! ¡Déjame ir, imbécil antes de que te golpee!
—¿Harás un escándalo para ir con ella? No creo que a ella le guste.
—¡¿Tú qué sabes de lo que le guste a ella!?
≫ ── ≪•◦ ❈ ◦•≫ ── ≪
—Y después de que consiga mi bono, ayudaré a mi hermano a comprar el auto que tanto desea.
—¡Wow! No sabía que tenías tantos planes.
—Sip. Creo que a pesar que este lugar es una basura, el dinero me mantiene aquí. Heh.
—Los autos son divertidos. El señor Aki me dejó subirme a uno con él. Quisiera volver a dar un paseo en uno.
—E-Estoy intentando conseguir mi licencia para conducir. Cuando la tengas, te prometo que te llevaré de paseo.
—¿En serio?
—Lo juro. Por la garrita.
Kobeni extendió su brazo y enseñó su meñique hacía su compañero. Ella le explicó que la otra persona respondería ante está promesa atorando su meñique y si no lo cumple le cortarían su dedo.
—¿En serio hacen eso?
—Eh… no. La verdad no o eso espero…
Un fuerte golpe se escuchó. Denji se había caído y a duras penas se estaba escapando de las garras de Aki y Power. Arrastrándose mientras sus uñas se aferraban al piso. El chico gritó el nombre de su amiga y violencia remarcó eso.
—¡Wow! ¿Te están llamando?
Denji mantenía su voluntad en llegar hacia su amiga. La cuarta hija apenas podía ver al rubio. Quién estaba siendo arrastrado por los otros dos cazadores.
—¡Kobeeeniiii!
La cuarta hija prestó toda su atención. Su rostro no expresaba ninguna emoción. Apenas estaba sobre escribiendo en su mente su culpa con el consuelo que le brindó violencia y ahora llegaba otro momento incómodo.
—¡Qué hay! Yo…. ¡Yo, lo sientooOOO…!
La cuarta hija saludó al chico motosierra apenas agitando lentamente su mano. Acción que fue interrumpida al ver cómo Denji perdió su agarre al piso los chicos se lo llevaron a rastras. El grito del rubio fue un ¡No! Mientras Aki y Power volvieron a cruzar miradas y ver cómo el chico se ganaba su merecido. Cómplices de un pequeño crimen que iba creciendo.
Cómo castigo. El trío no subiría en el elevador, lo haría a través de las escaleras mientras Denji seguía siendo arrastrado como costal..
—¡No sean idiotas! ¡Usemos el elevador!
—Hoy me desperté con ganas de hacer ejercicio ¿Qué dices Power?
—Que Denji es un pendejo. — dijo Power.
—¡PEN-DE-JOS!
Denji recibió múltiples golpes en los escalones. Los dos cazadores sabían que tenían un gran peso extra, sin embargo disfrutaban joder al rubio.
Por su lado. La cuarta hija no pudo terminar de procesar lo que había visto, Denji apareció ensangrentado y así como apareció se fue. Aún seguía sin muchos ánimos de volverlo a ver tan pronto, sin embargo, quería abrazarlo.
Era tan paradójico en su pequeño raciocinio. Haciéndose bola, Kobeni quería desaparecer del lugar y por desgracia, también tenía que saber información de su misión asignada.
El buen rato que pasó con el poseído de la violencia finalizó. Los dos chicos se despidieron y la cuarta hija fue a enfrentar a su destino. Violencia por su lado, no pudo parar de pensar que ya había cruzado camino con esa pequeña y sudorosa chica. Lo que le recordaba un pequeño Haiku que había compuesto.
“Ecos en la bruma,
susurros de otro tiempo,
alma que regresa”
La cuarta hija se encontraba dando un pequeño paseo antes de ir a encontrarse con Makima. No había olvidado una pequeña promesa que tenía consigo misma.
Kobeni llegó al mismo piso donde se ubicaba la oficina de Himeno. Su culpa así como su nostalgia habían encontrado un mismo camino. El ambiente se hacía más pesado conforme se acercaba a la puerta donde todo había empezado. Deseaba entrar de nuevo y que una idiota con parche la asustara de nuevo.
Sabía que era imposible. Himeno se fue de este mundo y era algo que no tenía reparación. Apenas delatando su miedo, la cuarta hija aproximó su mano temblorosa a la perilla de la puerta. No estaba segura de que encontraríamos o que no encontraría, cuando apenas estaba por abrir la puerta. Escuchó nuevamente esa voz que tanto intimidaba.
—Señorita Higashiyama. Creo que esa es la oficina equivocada, la mía está otros pisos más arriba.
—¡WAAAAAAAAA!
La cuarta hija se asustó. Saltó del espantó y pidió disculpas a lo que sea que le haya aparecido.
—No hace falta que te disculpes. Fue mi error hablar sin avisar de mi presencia. — Makima hizo acto de presencia. Por fin la jefa de la cuarta división tenía la oportunidad de encontrarse a tan escurridiza cazadora.
Notes:
No estoy seguro si borrar este capítulo una vez haya finalizado todo el "Réquiem de Himeno" faltan aún dos subtítulos por terminar. Para relanzarlo completo.
Con esta primera parte finalizo el arco del hombre Katana canónico, aún falta por explotar algunas cosas de los híbridos y darle la bienvenida a Reze en su debido momento.
Finalizando la parte dos del réquiem, es probable que el siguiente capítulo sea uno +18 por temas sexuales.
Chapter 33: Réquiem a Himeno Pt. 2
Notes:
Parte dos y conclusión de la historia de mi personaje favorito.
(See the end of the chapter for more notes.)
Chapter Text
Con rostro inexpresivo, la jefa de los cazadores había remarcado como en todo el tiempo que ella estaba trabajando para la organización no se había presentado con ella propiamente. La cuarta hija se disculpó.
—Disculpa aceptada. Además, no es que se pueda penalizar por este tipo de cosas y más con la situación que vivimos. A pesar de que tienes cierto tiempo siendo cazadora, seguirás bajo el cuidado de Aki en algunas misiones, en otras te asignaré a algún compañero.
—S-Si, claro. Yo… Yo puedo con el trabajo.
—Esa es la actitud. Además del bono por rendimiento te daré una compensación por haber sido partícipe de la misión de captura del hombre Katana y de Sawatari. Aunque tengo que pedirte un último favor antes de pagar.
Emocionada por un ingreso extra. Los pensamientos de Kobeni eran inundados con billetes cayendo del cielo. Si estuviera en una caricatura Makima podría presenciar como los globos oculares de su subordinada se convertían en signos de yenes. Sin embargo, faltaban las letras pequeñas.
—¡cualquier cosa!
Makima extendió su mano a su trabajadora. Confundida por tal gesto, la cuarta hija no sabía si estrecharla, tomarla o simplemente chocar las manos.
—¿Me dejas guiarte el camino?
—Uh… Seguro.
Kobeni tomó la mano de su jefa. Parecía una pequeña niña siendo guiada por su madre. Makima miró hacia su camino y la cuarta hija no hizo más que preguntarse qué cosa haría, solo tenía en mente un objetivo y era saldar su deuda, que mejor que un ingreso extra.
La cuarta y su jefa llegaron al ascensor. Makima escogió el piso y el camino continuaba siendo un misterio para la pequeña Higashiyama.
—¿Le tienes miedo a la oscuridad?
—¡Eh! Creo que solo cuando era niña.
—¿A los ruidos extraños?
—Un poco.
—¿A las caídas?
—A veces.
—¿Enfermarte?
—No me enfermo seguido, pero no me gusta cuando son del estómago.
—En este trabajo supongo que son miedos mundanos. A veces en lo más simple recaen los miedos más profundos de las personas. Sin embargo en mayor o menor medida, todo miedo recae en uno solo.
—M-Me da miedo… Seguir siendo un fracaso.
—En el poco tiempo que llevas siendo cazadora, has tenido un buen desempeño. No sé cómo ha sido en tus anteriores trabajos, pero acá, considerate una pieza clave.
—Gracias, Señorita Makima. A decir verdad, pensé que usted sería más…
—¿Fría?
—Si, supongo que esa es la palabra que podría usar.
—Simplemente me gusta lo que hago, cada simple aspecto de mi profesión tiene que ser medido, corregido y efectuado bajo mi supervisión. Así son las cosas en este lugar, podré a veces ser estricta, pero también disfruto de un rato tranquilo.
El ascensor se detuvo. Makima ajustó su corbata mientras que Kobeni al no querer lucir como una maleducada, también inspeccionó su aspecto. Vio arrugas en sus mangas y su pantalón con una mancha de café. Tras un suspiro se notó el poco cuidado que tuvo a su imagen y más frente a su jefa.
—Y dime Kobeni ¿Le tienes miedo a la muerte?
La cuarta se paralizó al oír esa pregunta de parte de su acompañante. Sus puños se cerraron para evitar que ella note sus temblores, su frente empezó a brotar sudor mientras ella recordó ese momento donde conoció a ese horrible demonio.
No había persona que alimente más ese odio y miedo que ella.
—Si. Señorita Makima. Si le tengo miedo a la muerte.
—Es natural. Los seres vivos buscamos nuestra propia preservación y ese miedo es lo que nos mantiene vivos. Aún así como cazadores tenemos que ser de todos. Menos seguir nuestra propia naturaleza ¿Estás de acuerdo?
—Supongo.
—¿Confías en mí?
Sin ver el rostro de su subordinada, Makima esperó la confirmación de Kobeni quién se arrepentía por haber aceptado tan a la ligera el trabajo extra. Makima sacó de su bolsillo una banda negra.
—¿Confías en mí? — repitió Makima quien ofreció una banda negra a su trabajadora mientras Kobeni reafirmaba su arrepentimiento.
Su miedo crecía, pero no tanto como su hambre.
Kobeni asintió con la cabeza, actitud que le agradó a su jefa y ella respondió con una sonrisa. La cuarta hija tomó la banda y aunque confundida, entendió lo que tenía que hacer.
Privada de su visión. La cuarta hija quedó a la merced de Makima. Quién en un acto de mera confianza, guió el camino hacia su objetivo de la mano de Kobeni.
La cuarta hija escuchó susurros. Voces que poco a poco se hacían menos entendibles. Se intentaba dar una idea del piso donde habían. El silencio reinó de forma súbita y cuando se dio cuenta, estaban dentro de un vehículo. Makima dejó de conversar con ella. Ambas sentadas en la segunda fila mientras la pelirroja tras una breve indicación, ordenó el inicio de la siguiente desventura de la pequeña Higashiyama.
Kobeni sólo pudo ser paciente. Por su lado Makima vio a través de su ventana cómo la gente volvía a sus vidas tranquilas, la gente trabajando, niños corriendo y el resto de civiles yendo a sus lugares favoritos de la ciudad.
Sólo podía pensar en una cosa. La ocasión que tomaron en ese bar, fue lo más interesante que tuvo en mucho tiempo. Mismo día que pudo conocer apenas de vista a su nueva trabajadora.
Tras un largo camino para llegar a su destino. Kobeni sintió una brisa más intensa que la de su ciudad. Apenas podía sentir su rostro, cuya temperatura bajó por los vientos mientras que Makima seguía tomando de la mano a la protagonista. Guiando a la pequeña en un sendero a lo desconocido.
La cuarta hija no pudo elevar correctamente el pie en lo que parecía ser un escalón, a punto de caer sin conocer en qué parte podría hacerse daño.
Makima sostuvo a su compañera, preguntó por su estado y al ver qué la cuarta hija seguía bien, continuaron su camino.
El sonido del ambiente cambió, el viento fue reemplazado por el silencio del interior de un pasillo. La cuarta hija recuperó el calor en su rostro y a pesar de que la brisa fue breve, le afectó lo suficiente para provocar un ataque de estornudos.
Makima cesó su camino y ofreció un pañuelo a su compañera.
—Un té muchas veces es un buen remedio para los resfriados.
—Gracias, jefa.
El dúo de cazadoras llegó a su destino. A la cuarta hija se le ordenó entrar a una habitación que la guiaría a su nueva misión. Una vez dentro escucharon a otros cazadores monitorizando un único objetivo.
Una oficina casi vacía más que distintos escritorios ocupados por cazadores que pasaban la barrera de la cuarta década de vida. Cada uno de ellos se puso de pie cuando vieron entrar a Makima y solo uno se acercó para informar novedades sobre su objetivo.
—Sin ninguna mejoría en nuestra búsqueda de información. Hemos intentado distintos métodos, no hay mucho que podamos encontrar de esta mujer, sus familiares cercanos están muertos, su círculo social es prácticamente y por más que hemos intentado distintas formas de interrogarla, no ha soltado ni una sola palabra.
—¿Utilizaron a Prinz cómo les dije?
—Si, sin embargo no hubo ningún cambio.
—Ya veo. Supongo que tendremos que pensar de otra forma para conseguir al menos una palabra de esa mujer.
—¿Es quién creo que es?
—Adivinas bastante rápido, Kiyoshi. Es mi nueva cazadora, Higashiyama Kobeni. La misma mujer que ayudó a capturar a Akane junto con Aki.
—¿Por qué no lo trajo a él también?
—Ante la falta de cazadores experimentados, necesito que él junto con sus compañeros acaben con los demonios que pueden ser un peligro inminente para los novatos. Además, no creo que haga falta.
—¿Ya me puedo la banda?
—En unos momentos. — Makima observó detrás de una ventana cómo en la sala de interrogatorio, la mente maestra de esa masacre era sentada a la fuerza.
Al igual que Kobeni, la mujer serpiente también se encontraba cegada con una bolsa negra. Encadenada de sus brazos y piernas, sus manos atadas apenas siendo capaz de moverlas.
La sala de interrogatorio, intimidante para muchos criminales, poseídos y otras clases de criaturas extrañas, era una simple habitación cubierta del blanco de las paredes y un aparente espejo. En el centro, una mesa y cuatro sillas que serían ocupadas por víctima y victimaria de forma directa y viceversa.
Sentadas. Tanto Akane como Kobeni quedaron frente a la otra. Separadas por una mesa apenas más grande que la que tenía Kobeni en su casa. La primera en devolver su visión fue Kobeni. La cuarta hija quedó sorprendida, al menos no estaba en una misión contra un demonio, pero le intimidaba la idea de quedarse sola junto con su acompañante.
A la cuarta hija le entregaron una hoja con una serie de preguntas. Entre dudas, observó el espejo y a pesar de ser una total idiota en muchos aspectos de su vida, sabía que era vigilada por su jefa. Dudosa enseñó la hoja con apenas unas cuantas cosas escritas y dudosa empezó a transpirar por la piel.
Se le removió la bolsa que opacaba la luz a la acompañante de Kobeni. Ni más ni menos. Que Sawatari.
Un poco distinta a cómo ella la vio por última vez. Más vulnerable que durante su conflicto, con un ojo apenas capaz de abrir mostrando el duro castigo que recibió para hablar. Amordazada, a la rubia durante otras fases del interrogatorio no se le permitió hablar por riesgo a usar su contrato.
Sin embargo, su rostro mostraba algo que Kobeni ya había vivido.
Resignación.
El cazador que dejó en una parcial libertad a Sawatari se salió de la habitación y regresó donde Makima. La mujer estaba visualizando a la terrorista, sin embargo, también prestaba mucha atención a la cuarta hija. A diferencia de otros individuos, ella llegó de forma desafortunada y apenas sabía algo de ella.
Algo le impedía ver de cerca lo que la hacía tan peculiar.
La cuarta hija miró a todos lados. A su izquierda, a su derecha, buscó que el foco estuviera bien puesto en caso de que se cayera y luego un incendio por culpa de la negligencia de sus compañeros. Buscó también entre sus dedos si había algo de mugre. Kobeni buscaba una excusa para no hablar con aquella mujer que tanto daño le hizo a su ciudad.
Aunque a Kobeni realmente no le importaba eso. Solo, el daño que ella le había hecho a su difunta amiga. El daño a un futuro que jamás conocería.
Sawatari miró a Kobeni. A pesar de que sus heridas eran más frescas que las de su ex-enemiga. Tampoco pudo ver qué la mujer había quedado mejor parada. Kobeni mostraba remanentes de una lucha, la misma lucha que hizo que Sawatari estuviera atrapada en primer lugar. Llena de vendajes en su cuello y rostro.
—Veo qué no la has pasado tan bien ¿Eh? — comenzó Sawatari. Su primera frase desde que fue atrapada. La terrorista comenzó la conversación y Kobeni miró al único ojo sano que tenía la interrogada.
La pequeña observó la hoja que le dieron. Le ordenaron preguntar quién mandó o quienes mandaron a ejecutar a tantas personas en la ciudad, la cuarta hija estaba preparada para hacer su trabajo. Sin embargo, su rencor aún no había parado.
La cuarta hija apenas podía tener un tiempo de calma y cada cosa que vivía era un cruel recordatorio de lo que perdió. Sin ánimos de cumplir su deber, Kobeni mandó a la mierda los deseos de su jefa.
—Para nada. Por tú culpa. Por tú culpa y la del otro i-idiota, estoy aún lidiando que Himeno haya muerto.
—Supongo que sigues molesta por eso. La verdad no sé por qué le das tantas vueltas a este asunto. Ella se metió en mi camino, ella tuvo la culpa en primer lugar.
—¿¡Y ESO TE DIO DERECHO DE QUITARLE LA VIDA?!
—Si ¿Qué es una vida cuando puedes salvar a millones? ¿Qué es un centenar, no, un millar de vidas si puedo salvar a miles de millones? Sí, estuve en mi total derecho de acabar a unas cuantas personas con tal de salvar al puto mundo.
—¿¡Dé qué rayos estás hablando?! ¿Salvar al mundo? Esto no es un anime, lo que hiciste fue terrible, mataste inocentes, acabaste con familias. Todo el caos de esta ciudad es por tú culpa.
—¡Y lo acepto! ¡Yo fui quien ideó todo esto! ¡Yo busqué a esos criminales idiotas cegados por la venganza! Porque esos son todos los malditos imbéciles de este lugar, nadie quiere justicia. Todos se quieren vengar de alguien ¡Yo soy quien quiso hacer lo correcto!
—¿Y por qué? — Kobeni no pudo soportar más. Sus lágrimas invadieron su rostro. —¿Y por qué mataste a mi amiga?
La conversación que había comenzado de forma agresiva se fue quebrando. Kobeni solo podía agarrar su cabeza antes de estrellarse contra la mesa. Seguía culpandose por la muerte de su mejor amiga. Seguía recordando que en sus manos había tantas vidas que se perdieron por su culpa. Arruinó las cosas y tenía en frente a alguien que se negaba a compartir esa culpa.
—¿Quién te mandó a hacer eso? No creo que hayas sido. Me niego a creer que una rubia idiota haya hecho esto.
—¡Haha! ¿Segura que quieres saber? ¿Segura quieres darle más poder a la perra que está allá afuera mirándonos? ¿La que observa a todo el mundo mientras ve nuestro colapso? Te diré algo maldita puta, nunca confíes en un uniformado. No son tus amigos. No son más que unos malditos perros seguidores de un concepto tan idiota como lo es la venganza. Al demonio que quieras, todos los idiotas se quedan por un maldito demonio que les hizo la puta vida hecha mierda ¡Incluso tú!
—¿Yo?
—Conozco la mirada que tienes. Una mirada de una persona que apenas ha visto la superficie de este podrido lugar. Todo podrido. Todo. Y por lo visto no eres más que un simple peón, por algo te trajeron conmigo jajaja no solo me están poniendo a prueba.
—¡Ella no haría eso!
—Seguro que no. Por eso yo también los puse a prueba. Mis ataques no fueron simultáneos sino escalonados y a pesar de ello. Nadie. Nadie respondió a tiempo.
Akane soltó una risa histérica, una risa que asustó a la cuarta hija y que a pesar de su miedo, se fue yendo esa idea porque inmediatamente se volvió en llanto.
—Estuve tan cerca. Tan cerca. Tan cerca.
—¿De qué?
—Salvarnos a todos. Pude salvarte a ti, incluso. Maldita malagradecida. — Sawatari golpeó su propia cabeza contra la mesa, lo que ocasionó que Kobeni diera un salto por el susto. — Casi lo conseguía… casi lo conseguía.
—Huh… Supongo que esto sigue siendo parte de mi trabajo… ¿Qué querías conseguir?
—¿No es obvio? Quería ese maldito corazón. El maldito corazón de ese chico. El maldito motosierra que terminaste quitándonos.
—¿A Denji? ¡Él no ha hecho nada malo!
—¡JA! Si que lo hizo. Ese pobre diablo hizo un contrato con ese maldito demonio. Un contrato no es algo unilateral, el idiota aceptó y ahora es igual de culpable que el resto de ustedes.
—¡No es cierto! ¡Él no podría hacer algo así!
—Supongo que apenas sabes lo que es un contrato. No te juzgo, cualquier contrato es capaz de arruinarte la vida incluso por tu deseo más profundo. Así fue como conseguí a serpiente. Luego de conocer mi propósito, llegó a mí y me ofreció la fuerza para alcanzar mi objetivo.
—¡No suenas como una salvadora, sabes!
—No intentaba ser la chica buena. Trataba de ser la que hacía lo necesario. Tarde o temprano, ella, él, quien sea, se va a apoderar de lo que sea que haga ese maldito corazón y cuando suceda. Cosas terribles pasarán. El mundo tal como lo conoces no existirá.
—Eh… estás muy alterada. No creo que tus padres o hermanos, lo que sea que tengas como familia estén orgullosos de lo que acabas de hacer. Tranquila.
—¿Por qué quieres que esté tranquila? ¿Por qué hablaste sobre mi familia?
—Eh. Si, supongo que es algo que puede calmar a todos ¿No?
—¿Sabes dónde se encuentran mis padres?
Kobeni se quedó en silencio ante dicha pregunta. Negó con la cabeza y espero cualquier respuesta que viniera de esa mujer que se notaba que no estaba bien.
—3 metros bajo el suelo. No eran buenos padres, obligaron a su hija a ser un jodido objeto de placer. Que se jodan.
—¿Tus padres… fueron una basura contigo?
—Por supuesto que lo fueron. Era alguien insignificante para ellos. Los imbéciles eran unos criminales de poca monta, no te extrañe que sé sobre el bajo mundo de Japón. Muy a mi pesar, los hijos de puta me vendieron por dinero.
Sawatari volvió a reír. Una carcajada que ya no alentaba a Kobeni a enojarse con ella. Ya no podía mirarla con esos ojos encolerizados, frente ella estaba una mujer rota.
—Me prostituyeron cuando tuvieron la oportunidad, pero no ganas mucho dinero de esa forma así que me obligaron a ser cazadora. Aunque básicamente sólo fue la misma mierda con un uniforme distinto.
—¿Y no tenías a alguien en quien apoyarte?
—¿Disculpa? No existe una mierda tan barata como ese tipo de compasión en mi vida. Lo único que le agradezco a mis padres es que dieron en el clavo. Me hicieron trabajar en el lugar donde encontré mi propósito. Conocí a la gente correcta en el momento correcto y solo me pidieron una tarea.
—¿Cuál?
—El corazón de ese chico demonio. Hacerlo no solo significaría que yo seré la salvadora de este mundo. Significará que mi vida por fin tendría sentido. Mi vida sería algo más que ser un puto pedazo de carne viviente. Yo, Akane Sawatari sería alguien que cambiaría el mundo.
—Pero… estamos aquí.
—¡Por tú culpa! ¡Por tú maldita culpa estoy encerrada aquí! ¡Por tú maldita culpa estamos condenados! ¡Por tú estúpida culpa, ahora no sabemos qué puede pasar! De fracasar, nuestra especie quedará varada a la merced de los demonios.
Kobeni había escuchado de más. Seguía siendo culpada por su enemiga. Akane mantenía su risa histérica, una risa que iba lastimando sus cuerdas vocales, solo podía notar lo fingida que era la carcajada. En el fondo, sabía que su enemiga estaba destrozada.
—Iba a ser alguien… Iba a ser alguien…
—Si te sirve de consuelo… Mis padres también son basura. Ellos igual quisieran que vendiera mi cuerpo y terminé aquí, quizá la vida sea una basura en muchos aspectos pero no por ello, debiste encerrarte. La vida te da muchos golpes y algunos provienen de gente desagradable como tú…
—Gracias por el apoyo.
—Bueno, mataste a mi amiga y a varios conocidos. Tampoco puedo fingir que me agradas, simplemente, tú pasado no define quién eres actualmente. Himeno tuvo una vida que fue estropeada por ella misma y a pesar de eso, tuvo el valor de cambiar intentando desprenderse de esos vicios que tanto la tenían encerrada.
—Pero la maté. Ella ya no existe, por un carajo deja de hablarme de ella.
—Si, sé que no ha pasado mucho desde que ella se fue, pero… a mí aún me duele y sé que viviré más allá de lo que ella jamás lo hará o eso espero. Tenemos que seguir adelante con todo lo malo que nos haya pasado.
—Eres realmente estúpida. Me sorprende que me hayas dado una paliza.
—Tu también me la diste. Tan solo mira mi rostro.
Sawatari abrió su boca y mostró la ausencia de su canino.
—Auch. — expresó la cuarta hija.
—Te culpo de nuevo. Apenas y puedo masticar bien mi comida, duele y sigue sin cicatrizar correctamente.
—¿Y es cierto que la comida de prisión es horrible?
—Seh. Es tan insípida cómo la perra que nos está vigilando.
—Ella no está aquí.
—Sí claro. Yo también fui cazadora. Una estúpida como tú jamás tendría acceso a este lugar de no ser qué te acompañe tu superior de división. Si tan sólo pudiera liberar a serpiente a mí placer.
—Tendrás que vivir aquí y pensar en todo lo que hiciste. Tú me culpas por tu plan fallido, pero también yo te culpo por el plan fallido de los demás. No eres la protagonista de la historia, solo eres una idiota egocéntrica.
Kobeni adentró su mano en su traje. Asustados de lo que ella pudiera hacer, intentaron los distintos cazadores a la habitación, no fue hasta que Makima los detuvo que vieron la verdadera intención de la cuarta hija.
De su mano sacó un simple dibujo. El hombre motosierra en papel. Sus fauces abiertas y su lengua salida, a punto de hacer cualquier estupidez. Kobeni había hecho una pieza de arte dedicada a su amigo.
Kobeni la arrastró hacia la dirección de Sawatari. La chica rubia observó el dibujo, lo analizó y quedó con más preguntas que respuestas.
—¿Qué es esta mierda?
—Un dibujo.
—Sé que es un dibujo. Lo que yo me pregunto es ¿Por qué me das esa mierda?
—Querías el corazón del hombre motosierra. Ahí lo tienes. Aunque a papel.
—Supongo que gracias. Es una mierda. Pero gracias.
—Hey, yo lo hice con mis propias manos.
—También cada moretón que tengo, que no se te olvide.
Sawatari y Kobeni volvieron al silencio hasta que, Kobeni recordó que estaba en un interrogatorio. La otra parte del papel que ella tenía era una lista de sospechosos.
—No quisiera que te dieran en libertad, incluso si te portas bien, pero te tengo que preguntar quienes fueron los que realmente orquestaron todo. Sé que fuiste una parte, pero alguien te dio mucha información y supongo que eso es lo quiere saber mi jefa.
—No es como que ellos no sepan.
—Si supieran no estaríamos en este diálogo.
—Ambas estamos siendo puestas a prueba. Quizá vieron un potencial en ti. Y como eres la mujer que me interroga, entonces ese potencial no es nada bueno. Al menos no la hiciste de policía malo. Ya estaba cansada de soportar tantos golpes.
—¿Son capaces de hacer eso?
—No soy más que una simple terrorista a sus ojos. Que no se te suba, tus compañeros no te ven más que un maldito peón.
—Siempre he sido un peón. No me molesta que la gente me mire así últimamente.
—Lo noto. Lo noto muy bien, Kobeni. Ya que me diste el dibujo, te diré una cosa, un acto de decencia humana por otro acto de decencia humana. Sé que a tus ojos no me lo merezco, pero no creo que debas seguir interrogándome, valora tu vida antes de que sea demasiado tarde. Te tendré compasión.
—Sólo dime ¿Quién te ordenó robar el corazón de Denji? — Kobeni sostuvo con firmeza la hoja que le dieron, mientras Sawatari miraba al techo, con una sonrisa sabía que no vería el final de las cosas tal como ella conocía. Aunque hubiera deseado haber visto el final de ese manga sobre mafiosos italianos.
—¿Sabes? Mis padres eran una mierda, pero cuando me enteré del futuro que nos esperaba sólo pudo pensar que hasta una mala hija no podía permitir que ellos vivieran “eso”
—¿Fueron los italianos? Según este papel ellos son los principales sospechosos debido a las órdenes que pudieron venir del Vaticano.
—Papá le vendió mi virginidad a uno de sus patrones. No sé si estaba drogada o él tipo que me violó realmente la tenía pequeña, pero no sentí nada. Solo pude pensar en que si ellos pensaban que esto era un acto de devoción familiar, yo también debía ser devota.
—¿Fue alguna de las cuatro bandas Yakuza que quedan en Tokio? La banda con la que tú estuviste involucrada era la familia Watanabe al parecer. Ya no existe según este documento.
—Mi madre no era mejor. Cuando sus ventas de droga no salían como ella esperaba iba a mi habitación y me golpeaba, recuerdo todo eso desde que era una niña. La muy estúpida hizo que mi lengua ahora tenga esta apariencia.
«Carajo… » — Pensó Kobeni quién se perturbó y solo quiso continuar con su trabajo y ya irse de ahí.
—¿Fueron los hawaianos?
—Solo era una patética hija a sus ojos y ahora ellos ya no están aquí y yo sigo de pie, al menos por un poco más de tiempo. Los reuní en un mismo lugar, en la sala. Usé las drogas de mi madre y los dormí a los dos. Cuando despertaron, estaban igual que yo justo ahora, amarrados.
—¿Qué me dices de México o Brasil, alguno te ordenó eso? Según este informe, sus gobiernos, así como sus bandas criminales han buscado una forma de igualar condiciones a otros países con mayor capacidad de contención demoníaca. Wow. Sí qué todos quieren algo de los demonios.
—Golpeé a mi madre con un martillo mientras mi padre miraba. Debiste ver su rostro, cómo pedía que me detuviera mientras el rostro de su esposa era embellecido gracias a mí. Solo escuchaba los gritos y llantos de ese pobre señor ¿Quién era la puta ahora?
—¿Francia?
—También fui misericordiosa con mi padre. Lo castré e hice que comiera cada parte de su propio miembro. No importaba cuánto haya llorado, el bastardo se negaba a acabar su comida. Con él aprendí a usar correctamente la serpiente. Una parte de mí, por una parte, de él. Ofrecí mi útero para ver cómo ese señor era devorado. Un acto total de misericordia.
—¿Qué me dices de los estados…
—Al final no resultaste ser una mala persona, Kobeni y solo por ello, seré misericordiosa contigo ¿Qué me dices, nos vamos?
—Uni…
¡AAAAAAAAAAAAAAAAAAHHHHH!
Sin previo aviso. Sawatari había sido degollada por su propio socio. El demonio serpiente se hizo presente mordiendo y arrojando la cabeza de su antigua compañera en un rincón de la habitación. Lo que era alguna vez un interior blanco, se había teñido de rojo. La cuarta hija de su propio susto cayó hacia atrás mientras serpiente se dirigía a devorarla.
Arrinconada. La cuarta hija quiso interponerse con sus propias manos. Sabiendo que su final sería inminente. El exterior de la sala de interrogatorio quedó igual sorprendido y cuando quisieron salir, Makima les negó la entrada al lugar con el fin de seguir presenciando a su joven subordinada.
Con sus ojos aún cerrados. La pequeña sintió que aún seguía viva y aunque le dolió haberse golpeado con la pared. Seguía sintiendo que nada de ella había desaparecido. Se tocó su traje y estaba entero. Abrió sus párpados y observó cómo el demonio había abierto la mandíbula para devorarla sin éxito.
Solo hasta que volteó a su izquierda observó la razón. Su mayor tormento había regresado o más bien dicho, por fin había dejado de ocultarse. Haka con solo un brazo retenía con éxito al demonio impidiendo que su pobre socia fuera devorada. Disgustada por lo que había hecho, sin embargo también se encontraba feliz. Ya había visto a la serpiente de esa visión con sus propios ojos y quería hacerla suya.
—Tanto tiempo sin verte. Sé que tú sigues sin poder verme, pero créeme que no me he olvidado de ti, serpiente y noto que ya por fin notaste mi presencia ¿Qué tal las cosas en ese horrible lugar? He escuchado que se volvió un caos sin mi presencia.
El demonio serpiente se mantuvo silencioso. Su mandíbula se cerró, así como Makima pudo percibir algo peculiar en ese demonio que no estaba finalizando con la vida de Kobeni. Miedo. Un demonio de ese calibre estaba aterrado.
—Ha-Ha… Ha…
—Ni te atrevas a decir mi nombre, estúpida. Mucho menos a mencionar esto. Simplemente estaba intrigada por este demonio y quería ver si lo podía agregar a mi colección ¿Qué dices serpiente, te unes?
Y cómo fácil vino. Fácil se fue. Serpiente se disipó y la luz del lugar volvió a cubrir la habitación. Kobeni apenas era capaz de parpadear, la mala suerte la acompañaba a cada rato y en su interrogatorio no hubo una excepción.
—E-Esa E-Esa cosa… E-Esa… E-Esa… Eh… ¿¡QUÉ RAYOS FUE ESO!?
Makima había entrado a la Sala. Llegó primero donde Kobeni e inspeccionando a su subordinada pudo dar fe que ninguna parte de ella se había perdido, quizá solo su orgullo porque su pantalón se rasgó. Lo que ocasionó que la joven Higashiyama se pusiera roja de la vergüenza. Estaba humillada, a nada de morir y solo quería volver a su casa.
—Ya, ya. Supongo que no le pareciste apetitosa al demonio serpiente. Fue raro. Intentamos entrar, pero la puerta estaba bloqueada. Una disculpa.
Kobeni no pudo responder. Estaba aún procesando como su vida seguía siendo un mero entretenimiento para todo el mundo.
Makima misma le colocó nuevamente la banda que le impedía ver. Sabía que Kobeni apenas tenía fuerzas para caminar luego de haber visto con sus propios ojos lo más cercano que estuvo de morir. Asistida por Makima, la chica se levantó y aunque la pelirroja no aparentaba musculatura, fue capaz de cargar a su compañera en su espalda.
El piso se encontraba encharcado de sangre. Makima suspiró a la brevedad de escuchar como cada pasó salpicaba la sangre de la que alguna vez fue un dolor en el trasero para los cazadores. La cabeza de Sawatari apenas perdía la viveza de su piel. Con una expresión calmada mirando a la nada, la difunta cazadora se despedía de este cruel mundo.
Uno de los hombres de Makima se adentró a la sala y observó la hoja que tenía en su poder Kobeni. Faltaban algunos nombres de naciones por mencionar. Estados Unidos, Alemania, la unión soviética e incluso su propio país. Tenían mucho que hacer y poco tiempo para actuar. Tarde o temprano otro loco haría una depravación igual o peor a la de Sawatari.
Mientras que durante el camino. Kobeni solo pudo sostenerse fuerte de su jefa quién dejó de guiarla y ahora la encaminaba donde ella quería.
—Perdón por eso Kobeni. Habíamos restringido el uso de sus manos porque parecía que de ahí iniciaba el uso de su contrato.
—No se disculpe señorita Makima. Creo que nadie lo hubiera esperado, aunque ¿Por qué yo? ¿Por qué me escogió para interrogar a alguien como ella?
—Queríamos intentar con una cara conocida para ella. Ella ya no tenía a nadie cercano y consideramos que tú eras la candidata ideal, al ser quién la había llevado con la justicia. Bien hecho Kobeni…
—¿Y por eso me llevaron?
—Claro, porque así cómo tú confías en mí…
Yo confío en ti.
『Adios』
Los cuatro chicos se encontraban frente a la cruz asignada para Himeno. No había un cuerpo que sepultar así que enterraron algunas cosas a las que ella le tenía mucho afecto. Vestidos. Joyas. Sus bebidas favoritas. Algunos libros. Y varias películas, ninguna que ella haya visto, pero Power pensó que sería un lindo gesto para el más allá.
La rubia había robado un Blockbuster y por desgracia su peculiar aspecto no le permitía escapar entre la multitud y camuflarse entre los demás. Un simple cambio de playera no era ser un camaleón y Power lo había aprendido bien. Aki pagó la deuda, a pesar de ello le perdonó la pendejada porque las películas habían sido enterradas para Himeno.
Se habían perdido la ceremonia y su entierro por estar concentrados en la misión en contra de Sawatari. Algo que destrozaba al cazador más experimentado de los cuatro. Solo podían ver la cruz dedicada a su amiga y múltiples ramos. Algunos cuantos regalos y notas.
Himeno encerrada en su propia mente, nunca pudo darse el lujo de ver qué aún tenía el aprecio de unas cuantas personas en este lúgubre mundo. Sus padres, su hermana y ahora sus amigos dejaron un pedazo de ellos en los distintos ramos que ahora hacían en la tumba de la cazadora fantasma.
Algunos ramos más sencillos que otros. Aprecio o culpa, el qué más gozaba de variedad de flores en un mismo lugar era el qué fue regalado por Kishibe. Uno de los primeros en asistir al funeral de su antigua alumna. El anciano pese a su edad, se mantuvo de pie frente a la tumba de una de sus últimas alumnas culpándose a sí mismo por no haber estado para ella.
Madoka entregó un ramo. A pesar de no poder presentarse a rendir su respeto ante la difunta, pudo entregar un ramo a todo cazador con los que compartió aventuras y tragedias.
“Mientras siga en este lugar, cuida a Kei con todas tus fuerzas y con una mayor voluntad de la que yo pude tener.”
El cazador que ahora residía en el norte de Japón inundó de flores la tumba de Kei quien también había sido visitada por Kobeni. La cuarta hija se arrepentía por haberla dejado a su suerte y esperaba un perdón de su parte. Algo que ella misma sabía que jamás iba a obtener.
Los padres y la hermana de Himeno también dejaron sus ramos de flores. Un pequeño recordatorio de lo que la cazadora tuerta había dejado atrás.
Frente a la tumba, Aki estaba inmóvil. Inexpresivo como de costumbre, sin siquiera demostrar que lo ocultaba o no podía procesar aún la ausencia de su eterna compañera.
Power y Denji no podían quedarse quietos. Los chicos peleaban y hacían travesuras a pesar de que sus dos compañeros seguían de pie frente a la tumba de su difunta compañera. Aki no les prestaba atención y sacó de su bolsillo un cigarro para fumar.
—¿Me das uno? — preguntó Kobeni quién estaba observando como las flores decoraban de forma alegre a una mujer que sus últimos años de vida habían sido inundados por la depresión.
—Fumar es un mal hábito. Tus huesos se van a debilitar y además sigues en crecimiento. No creo que sea bueno que fumes.
—Tengo 20. No creo crecer más.
—Pareces una niña pequeña con esa estatura. Además, tus dientes se pondrán feos.
—Ya dámelo. Solo déjame hacerte compañía.
Aki le entregó un cigarrillo a su compañera. Los dos nuevos aventureros de desgracias llegaron a un simple acuerdo. Harían compañía a Himeno con una actividad tan mortal como la de cazar demonios. Fumar un simple cigarrillo.
Desafortunadamente para Kobeni, ver y hacer eran dos cosas distintas. Apenas soportaba el aroma del cigarro cuando Aki se lo encendió. El cazador colocó el filtró entre sus labios y empezó a calar hasta dejar tres cuartas partes del cigarrillo aún disponibles. Sorprendida, la chica lo intentó imitar aunque su compañero le advirtió que comience suavemente.
La cuarta hija apenas sabía cómo sostener un cigarrillo correctamente. Lo sujetaba como si fuera un lápiz para dibujar y a pesar de que tenía la precisión de hacer una línea recta sin error, a la hora de acercarse ese pequeño objeto a su boca temblaba como si fuera una paciente con parkinson.
El primer paso había sido un éxito. Sus labios tenían por fin el cigarrillo. El chico de la coleta le dijo que era una mala idea.
Kobeni le pidió que no la detenga. Himeno y él se hacían compañía de esa forma, ahora quería que le dejé hacerle compañía. No quería ser solamente su subordinada, también quería ser su amiga.
Empezó a inhalar y el fuego del cigarrillo empezó a avanzar en dirección al rostro de la cuarta hija. Aki escuchó como su compañera empezó a toser y hacer una cara de disgusto.
—Te dije que no lo hicieras.
—Solo déjame hacer esto. Será el primer cigarro que fume y también el último.
Aki asintió y continuaron fumando. La cuarta hija apenas podía seguir el paso de su compañero. Aki ya había finalizado de consumir su dosis de nicotina mientras que Kobeni apenas iba por la mitad.
El chico le dio gracia como ella intentaba seguir fumando a pesar de su disgusto. Aunque realmente era un pequeño golpe de nostalgia, el mal hábito ya venía de parte de Himeno y ella hacía lo mismo, se divertía con Aki mientras él apenas toleraba el humo que salía de su boca.
Tenía sus malos recuerdos con ella. Así como otros buenas. Recordaba las cenas qué él organizó para ella. El partido de baseball donde quería lucirse para ella. Recordaba ese día que estaba listo para decirle adiós a todo.
Solo era una historia inconclusa, así como muchas otras que tenía. Así cómo la vida de Himeno. Cómo la de su hermano. Solo sentía el remordimiento de que lo único que fuese capaz de terminar era con la vida útil de un cigarrillo.
Kobeni había finalizado. La cuarta hija se había despedido del primer cigarrillo que fumó en su vida. Unas cuantas risas antes de simplemente volver a llorar. Volver a saber que su amiga estaba en otro lugar y qué jamás podrá arreglarlo.
Su compañero la abrazó. Ambos estaban vulnerables. Ambos eran los únicos que conocían el dolor de perder a Himeno de la forma que lo hicieron. Tenían en su poder la capacidad de rescatarla y fracasaron.
Ambos sabían lo que era ser un fracaso.
Denji vio el momento de consuelo de ambos chicos. Apenas malhumorado luego de que le impidieron sus dos compañeros de casa ver a su amiga, ahora Aki parecía que se iba a aprovechar de la situación para adelantarse.
El chico se mostraba celoso y cuando apenas le iba a gritar algo al idiota que le daba de comer, Power lo jaló con un bastón carmesí antes de cometer una locura.
—Sabes, insecto. Siempre creí que eras estúpido, no era difícil adivinarlo gracias a mi intelecto superior al promedio, pero casi comerías una pendejada que hubiera hecho que Kobeni te odie.
—¿Qué? ¿Por qué lo dices? ¿Ahora estás del lado de Aki?
—Nah. Realmente no, simplemente percibo las cosas mejor que cualquiera en este lugar y cuando vi cómo ustedes dos se abrazaban, notaba como sus corazones iban muy rápido ¿Entiendes, no? Tucum tucum tucum, así de rápido.
—Habla bien.
—Y también se te paraba cuando estabas muy cerca de ella. Así es bellaco, yo sé cuándo eso ocurre y es de las cosas que más odio cuando veo mejor las cosas.
—Ay mierda… incluso cuando estuve en mi habitación y…
—Sobre todo esa vez.
Denji rojo de la vergüenza. Observó a Power culpándola de no darle un espacio libre para el mismo.
—Esa es culpa de coleta. Sin embargo, ellos dos son distintos cuando se abrazan. Sus corazones están tranquilos y más bien, a ambos les duele ese abrazo. Hay mucha pesadez si te soy sincera. Se nota que cíclope les hace falta.
—¿Y tú sabes si a ella le gusta cuando la abrazo?
—Dame cinco mil yenes y te lo diré...
—Vete a la mierda.
El abrazo había terminado. Kobeni estaba lista para despedirse de su amiga. Muy a pesar de todo. Tenía que dejarla ir.
—¡Oigan idiotas! ¡Denji me dio cinco mil yenes, vamos a comer hamburguesas, el pendejo paga! — gritó Power — ¡El último que llegue al auto también será el que pague la siguiente cena!
Kobeni secó sus lágrimas, unas cuantas risas le sacó Power y estuvo preparada para acompañar a esos dos. No sin antes irse con Aki, el chico le pidió que se adelante y ella no hizo más que hacerle caso a su superior. La cuarta hija corrió y trató de no mirar atrás. Alcanzó a Power y Denji y ya que había escuchado que el último iba a invitar la cena, no quería ser esa última, superó a los dos demonios y estaba a nada de ganar la carrera.
—¡Eres idiota! ¡Kobeni es más rápida que tú!
—¡Ya cállate sabandija!
Aki vio como sus tres acompañantes se habían ido. A pesar del ruido que ahora tenía que soportar, cada vez era más tolerable. Aunque apreciaba los momentos de silencio donde solo su mente y él se hacían compañía. El chico siguió viendo los ramos de flores que tenía la que alguna vez consideró su amada.
“Seguí adelante. Gracias a ti.”
-Mita…
El papel de la dedicatoria se dañó. No podía ver quién le había mandado ese pequeño ramo de flores blancas. Del mismo tipo qué él había llevado para su difunta compañera. Solo su familia y él sabían qué tipo de flores ella quería recibir si algún día pasaba esta tragedia.
Flores margaritas. A pesar de ello, el chico se alegró que la vida de su amiga no solo sirvió como un ejemplo de lo que no sé debía hacer en su vida. También ayudó a alguien a seguir adelante por lo mismo y eso lo consolaba. El chico ordenó la tumba y la dejó impecable.
—Siempre creí que la que estaría ordenando mi tumba serías tú. Una que otra vez al año quizá hasta que te olvides de mí, me visitarías y me dirías que mi partida valió la pena. Todos estarían tranquilos cuando él demonio pistola deje de arruinarle la vida a los demás.
Aki se arrodilló ante la tumba de Himeno.
—Pero yo sigo vivo y tú estás muerta. Yo no he acabado con el demonio pistola y tú ya no me puedes acompañar.
El chico se sentó. Amortiguando el resto de su peso usando su brazo izquierdo.
—Me preguntó todo el tiempo ¿Por qué no mejor escapaste? ¿Por qué no simplemente me dejabas atrás? Podríamos haber tratado tus heridas y ahora no queda nada de ti. Salvaste mi vida. Y ahora no te lo puedo ver.
El chico inclinó su cabeza. Hacía la tumba de Himeno. Entre lágrimas le presentó su gratitud a la compañera que tuvo, a su instructora, a su amiga.
Ambos chicos sumidos en una profunda tristeza constantemente batallaban para sacar al otro del pozo que estaban metidos. Sin embargo, al final fue Himeno quien ayudó a Aki a darse un respiro pagándolo con su vida.
Himeno se había ido y Aki permanecía.
“¡GRACIAS!”
El chico se levantó. Entre lágrimas. Solo pudo imaginar la figura de su amiga mientras ella le señalaba el mismo lugar al que se habían ido Power, Denji y Kobeni. El chico tenía una nueva misión, una donde no tendría que ahogarse otra vez. Una que por fin le permitiera aprovechar el poco tiempo que le quedaba.
En su imaginación, solo podía ver a Himeno despidiéndose de él y apresurarlo para que alcance a los demás. Aki dejó atrás a su compañera y buscó al resto de idiotas.
El fantasma de la antigua cazadora se quedó observando al chico irse. Mientras ella se dirigía a la dirección contraria.
Aki tenía una nueva aventura. Una en la que Himeno ya no podría hacerle compañía, pero sí unos nuevos amigos.
Gente a la que ella estaba segura, que él podría considerarlos familia.
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Extra 1
abandonando el área de nombre clasificado para los cazadores de demonios. Makima continuaba en su deber de llevar a Kobeni de regreso a casa. Asegurando que la cuarta hija no se caiga, sostuvo con fuerza sus piernas mientras que la pequeña también usó sus brazos para no caerse y mantenerse aferrada a su jefa.
A pesar de la mala espina que Himeno le había implantado a Kobeni sobre su percepción de Makima. La chica pelirroja no mostraba hostilidad a su subordinada, extraña y poco expresiva, era algo peculiar en las múltiples rarezas que había visto en su trabajo. Estaba segura de que de Makima pese a su aspecto atemorizante, no generaba desconfianza.
Kobeni solo quería, que ella dejara a Denji libre y ella poder tener toda su atención.
Mientras la cuarta hija se concentró en sus propias penas. Los cazadores que escoltaron a las dos mujeres vieron una escena un tanto incómoda. La forma en la que Makima cargó a Kobeni no ayudaba al pantalón de la subordinada, ambos tenían un buen panorama de la ropa interior de la cuarta Higashiyama.
Un calzón rosado y tapizado con el rostro de Hello Kitty. Una de las tantas prendas ridículas que le había regalado Kaori a su hermana menor. Más pensando que estando en un lugar tan solitario como su casa, ella los usaría con comodidad o quizá para emocionar a algún chico rubio.
Sin embargo, los primeros hombres que vieron eso eran unos cazadores ajenos a su vida.
—Psst… ¿Le decimos que podemos ver su ropa interior a esa mujer?
—Nah. Es lo más divertido que hemos visto en mucho tiempo. — Dijo el cazador con una sonrisa juguetona.
Extra 2
Power perseguía al gato que se encontraba atrapado con el resto de zombies. Los muertos vivientes deseosos de comer la carne viva de ese animal buscaban atraparlo e incrustar sus dientes en tan apetitoso animal.
Por su lado, la poseída de la sangre hizo un gran esfuerzo por llamar su atención. El gato huía mientras que ella se abría pasado masacrando a cada uno de los zombies que ella tenía frente. Sus espadas no sufrían del desgaste, aunque harta de que el felino le hiciera el feo, deseaba rescatarlo y dejarlo libre donde sea.
La falta de sangre de los zombies y su número obligaron a la poseída a dejar de ser tan agresiva y huir. Preocupada por ser devorada no sin antes ser presidenta del mundo.
La chica por fin llegó donde estaba el gato. Aunque su mala suerte hizo que el felino se refugie en ella maullando para que ella huya.
Cuando por fin estuvo a punto de correr. La rubia sintió como una de sus piernas era arrastrada hacía su derecha. Un zombie la tenía atrapada y los demás aprovecharon para tenerla en su poder. El festín de carne era lo más deseado para todos esos muertos vivientes.
—¡Jodanse pendejos!
Gritó Power a punto de usar su sangre en todo su cuerpo como púas de protección. Hasta que escuchó un golpe que atravesó la pared del edificio.
—¡¿Me pareció escuchar una dama aquí?!
—¿A quién llamas rama?
—Mis disculpas. — el poseído de la violencia entró en el momento menos esperado para Power, pero qué más necesitaba. Usando sus habilidades de combate, destruyó los cráneos de todos los muertos vivientes.
Power y el gato quedaron maravillados por los movimientos del poseído. Parecía una escena sacada de Dragon Ball, aunque más visceral.
—¿La mordieron?
—Nah. Esos pendejos se hubieran muerto si me hubieran comido de todos modos.
Ahora seguros. El gato se subió al hombro de Power lo que ocasionó que ella pudiera sonreír de forma eufórica. Además, reconoció que Violencia se veía cool masacrando a los zombies. El poseído aceptó el elogio y se retiró en búsqueda de más gente que necesite ayuda.
—Ese tipo se veía cool ¿No es así, gato?
—Miau.
Extra 3
Mientras la pelea entre el hombre Katana y el hombre motosierra se estaba dando. Una chica con el cabello cubierto con una gorra observó desde los techos de los edificios el combate que ambos tenían.
Intrigada por la forma de combatir del hombre motosierra. Observó la torpeza de sus movimientos y lo errático de sus ataques. Nada sorprendida por lo que había visto, sin embargo, le gustaba la euforia que él demostraba desde el primer momento del combate. A diferencia del hombre Katana quién parecía ser un poco más preciso en sus movimientos.
Sabía que ella sería capaz de destrozar a los dos hombres. Simplemente necesitaba confirmar sus estilos de combate y saber que no habría más complicaciones que las esperadas en su misión. La chica saltando de edificio en edificio hasta llegar donde quedó varado el tren de pasajeros.
Observó con intriga al hombre motosierra. Sacando al hombre Katana partido por la mitad. Una sonrisa se observó en el rubio mientras que ella se contagió por la emoción.
La mujer había visto suficiente y se retiró a hacer sus deberes. Así como llegar a tiempo a su trabajo. Tenía tres retrasos y no quería que volvieran a retener su sueldo.
—Es agradable tenerte de regreso.
—Supuse que tarde o temprano volvería a verte si me encontraba aquí en japón. Makima.
—Desde que pusiste tu pie en suelo nipón he estado al tanto de tu presencia. Aunque no tanto de tus intenciones hasta ahora. Te dejé explorar este hermoso país, te recomiendo el ramen de Saka-Moto. Una auténtica delicia.
—Ya fui ahí. Mi jefe me invitó, es un gran sujeto.
—Me lo imagino. Yo fui sola, sin embargo, si quisieras compañía podría…
—Paso. Solo vengo de visita y no me hago amiga de adultos extraños.
Makima miró hacia las vías férreas. Denji había recibido a Aki y a Kobeni. Los tres estaban preparados para él torneo de patear las bolas del hombre Katana.
—Supongo que viniste por él.
—Una orden del presidente. Nada personal contra japón. No queremos un problema político, solo necesitamos la seguridad de que nuestras fronteras se quedarán libres de cualquier amenaza e intento de influencia de ustedes los orientales.
—El chico motosierra es propiedad de los cazadores de demonios. Una organización que sirve al gobierno japonés. Al primer ministro no le gustaría oír que los soviéticos van a robar una propiedad japonesa. Nuestra respuesta no sería tan amistosa.
—Tienes razón. Supongo que esto no se podrá hacer por las buenas. — la chica de la gorra estaba acercando su mano hacia su cuello.
Makima alzó la mano y le pidió silencio a su acompañante. Ella aún quería negociar.
—Sin embargo, el primer ministro no tiene porque enterarse aún de los planes que tienen ustedes. Reportar esto sería iniciar una crisis política y esto sería todo lo contrario a lo que deseo para la nación y el mundo. Así que, tienes vía libre para hacer lo que quieras con ese chico. De todos modos, puedes considerarlo como mi paga luego del favor que me hiciste.
—No es nada. Me gusta explotar cosas y no es difícil ocultar mi rastro una vez termine mi misión.
—Aunque tengo una condición para dejarte caminar libremente en mi país.
—¿Cuál?
—Cuando estés lista para llevarte su corazón. Recuerda acompañar ese momento con un gran espectáculo.
—Entiendo.
—¿Segura que no quieres ir a comer un ramen?
La chica de la gorra había desaparecido. Ni siquiera pudo escuchar sus pasos de huida. Era buena en su labor de ocultar su perfil y a pesar de ello, confiaba que cumpliría con su palabra. Makima observó nuevamente a las vías.
Kobeni y Denji estaban dirigiéndose al interior del vagón. Makima observó la escena y sólo pudo pensar qué ese chico cada vez más conocía la felicidad.
Extra 4
Abriendo sus ojos. El hombre Katana apenas tenía sensación de movilidad en sus piernas. Hasta que se dio cuenta que no las tenía. Amarrado en una silla, el maldito mafioso se encontraba atrapado en un cuarto que apenas tenía pintura y las goteras eran el único sonido que estaba presente además de sus gritos.
Desesperado intentó agitar su asiento. Intentando caerse y buscar la forma de escapar. Por desgracia su asiento se encontraba atorado al suelo.
La jefa de la cuarta división ingresó al mismo lugar que el hombre Katana. Tenía interés en un tipo como él.
—Huir no creo que sea la opción más viable, señor Watanabe. Después de una larga búsqueda, por fin pude saber quién era usted. Es extraño pensar que alguien de su nivel sería tan escurridizo. Tanto que ni siquiera pudimos darnos cuenta del experimento que es usted.
—¿¡Quieres dejarme libre de una vez?! Necesito matar a ese hijo de puta que mató a mi abuelo.
—Es interesante. Necesitas manualmente desprenderte de tu brazo para poder activar su forma demoníaca. Voy entendiendo. Este lugar estaba preparado para que logres escaparte en caso de activar tus habilidades, pero veo que no es necesario. Al fin de cuentas, solo hay un demonio lo suficientemente loco como para escapar de un lugar así. Y ya te derrotó.
—¡Juro que no solo acabaré con él! ¡También contigo!
—Podemos dejar eso para después. No resultó de mucha utilidad preguntarle a tu amiga quiénes fueron los culpables de la masacre, aunque creo que eso no era lo que realmente interesaba. Escuché que ella hizo experimentos contigo, sé que muchas potencias han incursionado en esa carrera, sin embargo, son pocos los demonios compatibles y mucho menos las personas que puedan tolerar el sufrimiento. Me sorprende que tú seas uno de los afortunados.
—¡¿Qué quieres de mí?! ¡Yo no sé nada de eso!
Makima terminó sacando de una bolsa café que tenía en la mano un corazón. Un corazón oscuro.
—Me vas a decir que fue lo que hizo Sawatari contigo.
—¿Y si me niego?
—No lo harás. Después de todo, fui yo quien salvó tu vida.
Notes:
Me gusta el Denji x Kobeni, pero me gusta más saber que esta trama se sostiene incluso con momentos sin el ship
Chapter 34: McMamadas
Notes:
El autor despertó de su letargo. Por cierto, para que el que me comentó que descanse en paz. No estoy muerto idiota.jpg
(See the end of the chapter for more notes.)
Chapter Text
¿Y has pensado cuál será tu premio?
El chico con delicadeza sostuvo su mentón con la mano izquierda. A pesar del resultado no tenía contemplado que se diera tan repentino. Incluso tenía la duda de cumplir con su parte.
Enfocado en el cielo. Denji quién estaba sintiendo frío seguía reflexionando sobre lo qué él buscaba.
¿Sexo? ¿Dinero? ¿Alguna consola de videojuegos? Tenía unos cuantos deseos personales por cumplir, inundando su siempre vacía mente por primera vez y tardando en procesar una respuesta.
Hasta que estornudó.
—Vas a terminar con un resfriado si no te pones algo. — Dijo Makima mientras se quitaba su gabardina. La mujer se la colocó a Denji y el chico agradeció.
—Muchas gracias. Yo, había olvidado que no tenía algo puesto. — Sonrojado, él chico aún no tenía una petición clara.
—Estuviste tan seguro contra ese hombre y ahora el gran hombre motosierra está dudoso de su deseo.
—Si… es qué hay tantas cosas que me gustaría pedir. N-No sé por dónde empezar.
—Yo creo que sí sabes.
—N-No, en serio no sé…
La mano de Makima tomó la de su subordinado. Levantándola con delicadeza y frotando la palma del joven con sus dedos mientras el chico perdía las palabras que iba a pronunciar, solo dejando su boca abierta incapaz de seguir pensando claramente.
—Has logrado mucho en poco tiempo, Denji.
—Si, un poco…
Makima acercó la palma de la mano de Denji hacia su mejilla. Dejó que Denji pudiera acariciarla, con una ligera sonrisa y una mirada que únicamente se enfocaba en el pecho del chico motosierra. Denji sentía la delicada piel de su superior, estaba abrumado y su emoción incrementó a cada segundo. Las pocas palabras que eran capaces de salir se habían vuelto balbuceos mientras descendía donde el chico podía tocar.
De su mejilla pasó al cuello. Denji podía seguir viendo cómo el rostro coqueto de Makima seguía presente, impresionado por el avance mientras la jefa apenas estaba comenzando.
Denji estaba sintiendo la clavícula de Makima. Su jefa descendía cada centímetro más la mano del chico rubio, Denji no podía aguantarlo más y su voluntad se dirigió en no mostrar que la tenía erecta. Mientras escuchaba cómo Makima le seguía hablando.
—¿Todo bien?
Denji solo podía asentir con su cabeza mientras su boca apenas era capaz de expresar emoción. Makima volvió a descender la mano de Denji, sin embargo el propio motosierra se quedó varado apenas sintiendo cómo el talón de su mano sentía el borde de los pechos de Makima .
La poca cordura del chico y su mínima decencia le ordenaban no seguir más allá de donde Makima le permitía tocar. Hasta que su jefa habló.
—Está bien, Denji. Es solo para ayudarte a que tengas las ideas claras. Esto no es aún tu recompensa.
El motosierra asintió torpemente mientras dejaba que su mano fuera guiada por Makima. El chico podía sentir una teta, la de su jefa nuevamente.
—¿Se siente bien, no es así? — Preguntó Makima mientras su otra mano se dirigía al rostro del chico.
Denji asintió mientras intentaba acercarse a su jefa. Makima cerró los ojos mientras permitía que Denji cubriera con toda su mano su pecho derecho. El chico cómo Makima estaban en una posición comprometedora, pero no había ni una sola alma cerca de ellos. Makima lo sabía muy bien.
Denji sintió tanto placer en su mano que era inevitable ocultar su evidente excitación. Su jefa lo tenía donde ella quiera. La mano de Makima al igual que el resto de su piel se sentía tan suave, tan fácil de disociar todo mientras sentía cómo Makima lo guiaba para poder tocarla.
Movimientos suaves y lentos que ejecutaba la jefa mientras la mano de Denji siguiera en contacto con su pecho. Ella le dejó seguir usando un poco más de su imaginación.
—¿Puedo? Si no es mucha molestia señorita Makima…
—Claro Denji, te lo mereces.
El chico motosierra presionó el pecho de Makima. Sentía lo suave y pese que la ropa como el sostén impedían tocar correctamente el atributo de su superior, él chico notaba la figura de la teta de Makima. Agradecido por estar vivo, por este momento y por haber vuelto a tocar el pecho de tan hermosa mujer.
—¿Se siente bien?
—S-Si, S-Se siente muy bien…
—¿Y tú sabes por qué se siente tan bien Denji?
Decía la jefa mientras ella dejaba en libertad su mano y pasaba a sentir el cuello de Denji. Acariciándolo en lo qué él seguía concentrado en disfrutar la prominencia del pecho de Makima.
Denji negó con la cabeza. Solo sabía que se sentía muy bien.
—Por qué tú y yo ya nos conocemos. Y mientras más cercanos nos volvemos, las cosas pervertidas se sienten mucho mejor.
El chico estaba perdido en su mente, su visión y su manera de hablar. El retraso mental le había ganado mientras tocaba aún a la mujer y su sangre se concentraba en su pene.
—¿Tienes en mente algo ahora?
—Quiero… conocerla más…
Makima dio un paso hacia atrás. La mano de Denji se separó del pecho de Makima y la chica acomodó su camisa. La mujer había escuchado la petición de su subordinado y aceptó sin dudas.
—Claro. Tengamos una cita.
—¿U-Una cita?
—Es lo que tú quieres. No hay nada mejor para conocer a una persona que salir con ella. Así que yo creo que eso te ayudará a que esté tipo de cosas se sientan mejor.
—¿Puede ser mañana?
—No lo creo, Denji. Mi agenda está ocupada, pero yo te aviso cuando esté libre para ti. No te preocupes por devolverme la gabardina, te queda bien.
La chica siguió su rumbo alejándose del rubio. Denji aún mantenía su trance mientras recordaba cómo aún apretaba el pecho de Makima. A pesar de no pensar mucho las cosas, quería repetir esa experiencia y más sabiendo que las cosas pervertidas con gente que ya conocías se siente bien.
El chico se alejó. Regresó al mismo punto donde Aki y Kobeni se encontraban. Le habló a ambos chicos y ninguno se encontraba ahí. Denji gritó otra vez por Kobeni y al ver qué nadie respondería su llamado, se sentó nuevamente en el interior del vagón.
Pensando claramente en una cosa. Ya entendía porque las cosas que hacía con esa chica se sentían tan bien, cada vez la conocía mejor y por eso lo que vivió en el hotel era tan placentero. Sin embargo. El chico siguiendo sus impulsos la dejó en este mismo lugar.
La había decepcionado. Tenía una cita en el futuro con Makima, a pesar de ello, Kobeni también tenía un lugar en su corazón. El chico cerró sus ojos y los tapó con sus manos, estaba indeciso, su jefa misteriosa o su penosa compañera. Ambas opciones le gustaban y por lo visto, las dos le daban entrada.
Denji pasó por un dilema que no esperaba tener y a pesar de lo doloroso, le gustaba sentirse así de vivo.
El chico estaba perdido y lo notó cuando por fin se adentró por las calles de la ciudad. No tenía un mapa y aunque lo tuviera no sabría leerlo. Ni los anuncios ayudaron mucho, sus caracteres complicados dificultaron la comprensión para Denji.
—¡BELLACO! ¡BELLACO!
—Oh. Eres tú.
Después de un rato, Power logró encontrar a su amigo y del que no parecía muy emocionado por verla. Denji fue a acompañarla para no sentirse como un juguete extraviado mientras que Power le reclamaba haber sido abandonada durante su búsqueda del gato contra los zombies.
—¿Tú si fueras un chico? ¿A quién escogerías, Kobeni o Makima?
—Esas decisiones para retrasados mentales son solo para humanos, yo soy superior. Además, ambas son feas ¡La única chica hermosa en esta ciudad soy yo!
—Nah, siempre haces caras extrañas cuando hablas. — El chico miró a Power mientras ella intentaba hacer un gesto seductor con su rostro. No funcionó para el chico. — Ya detente.
—Debes tener gustos de mierda o estar mal de la cabeza para considerar lindas a las otras dos y no a mí.
—Nope. Todo está bien en mi cabeza ¿Alguna idea entonces?
—Supongo… Que la enana es más fácil que te dé más chances. Digo, ella quería estar contigo durante el entrenamiento y no se despegó de ti mientras dormían. Además es muy imbécil y siempre nos da de comer.
Tras un suspiro. Denji sabía que las tentaciones de su vida no le habían traído más que problemas, no las podía dejar y a pesar de ello era consciente que lastimó a su amiga.
Lo negaba en su mente y en su corazón. Quería repetir el día, volver a partirle su madre al hombre Katana y quedarse con la cuarta hija, sin embargo… Makima volvió a dejar que él toque su pecho y le dio esperanza de acercarse más a ella.
El chico empezó a tener un cortocircuito cuando recordó cómo Kobeni estaba montada sobre su entrepierna. El dilema se hacía más fuerte hasta que fue arrastrado por Power. Los dos terminaron encontrándose con Kishibe y él les dio un aventón.
Denji le preguntó lo mismo a su maestro. Kishibe le dijo que ambas parecían ser idiotas y si pensaba tener hijos, seguramente serían igual de imbéciles que los papás.
Por suerte Denji no quería eso. Solo que se había quedado sin respuestas.
Al menos sus decisiones eran como las caras de una moneda. Un par de opciones a escoger. Su misteriosa jefa o su compañera nerviosa.
¿Habrá alguna otra voluntaria que dificulte la decisión de Denji?
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『Un nuevo sabor de café』
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La cuarta hija por fin pudo tener un tiempo para ella misma y lamentablemente con su socia de siempre. Aki era su compañero en cada una de las misiones lo que la hacía sentir segura aunque cada vez que veía sangre no paraba en recordar en la misma imagen que tanto la atormentaba, Sawatari siendo decapitada y el demonio serpiente intentando matarla.
—Hoy estás más callada que de costumbre, imbécil. — Haka notó el cambio de humor de los últimos días de Kobeni en contra de su voluntad, sin embargo estaba feliz luego de todo el desastre que presenció por acompañarla.
—No sé cómo puedes estar radiante por tantas cosas que han pasado, pero ya no me sorprende. Supongo que así será nuestra vida hasta que te lo pague ¿Verdad?
—Hasta que dices algo sensato.
Después de haber mandado sus uniformes a arreglar, la cuarta hija volvió a sus trajes informales, cómodos y fáciles de poner. La chica estiraba cuando quisiera mientras que Haka solo podía mirarla con desprecio.
—¿Hoy estás de humor para hacerme compañía?
—Nah. No hay nada mejor que hacer, además supongo que te falta decirme algo.
—Oh… E-Eh… gracias por salvarme ese día. En serio no sé qué hubiera hecho.
—Era por lo de la madre, idiota. A ella la salvé, no quería salvarte a ti. Por mí te hubieras muerto, sin embargo llevaba tiempo que no saludaba al demonio serpiente y ganas no me faltaban para hacerlo mío. Después de todo, hace tiempo que perdí muchas cosas que no he vuelto a reclamar. Seguro creerán que son libres.
—¿Serpiente alguna vez fue… un esclavo o algo así?
—Supongo qué con esas palabras humanas se entendería. Sin embargo es bueno saber que anda rondando por ahí, tarde o temprano todo llega a un mismo lugar, así que por lo mientras. Tú sigues siendo mi entretenimiento principal.
—Y también por lo tanto, yo iré a tomar algo y dibujar. — La cuarta hija presumió su cuaderno al demonio de la muerte mientras la mirada indiferente de Haka no le hacía ningún daño. Kobeni estaba cada vez más adaptada a vivir con ella. — Solo falta buscar el lugar.
La cuarta hija siguió caminando. Mientras buscaba algún establecimiento donde ella pudiera estar tranquila. Se había alejado lo suficiente de su casa y de su trabajo, así que nadie podría molestarla, los registros de los cazadores mostraban que la zona que visitaba era poco concurrida por los demonios en las últimas semanas. Un poco extraño porque antes tenía una actividad recurrente.
La paz por fin saludó a Kobeni y la cuarta hija no hizo más que aceptarla. Al ver una cafetería, la cuarta hija corrió hasta abrir la puerta y entrar. Pidió una taza de café y un pastel de chocolate. Además de sacar todo lo necesario para continuar con su nueva obra.
Entre tanto desastre, Kobeni preparó un regalo para su difunta amiga. Para no olvidarla o al menos hacerlo lo más lento posible. Buscó usar su memoria para retratar la que alguna vez fue su mejor amiga.
Un golpe de nostalgia y uno de cafeína era lo que ella necesitaba para sentirse motivada a crear algo que significaba mucho para ella.
—¡Wow! No esperaba verte por aquí tan pronto.
Un poco confundida, Kobeni levantó su mirada y observó a una cara conocida al menos así podría llamarla. Su cabello de tonalidad morada, su gargantilla y ese rostro del que nunca dejaba de emitirse tan bella sonrisa.
—¿Eras Kobeni, no?
—E-Eh… Uh… ¡Si, así llamarme yo! — La cuarta hija empezó a enrojecerse de la vergüenza. Mientras escuchaba una pequeña risa de su nueva acompañante.
—¿Y te acuerdas de mí?
—Claro. Tú me ayudaste cuando me caí…
—Si, en esa mesa. — la chica señaló la misma mesa donde Kobeni se había sentado por primera vez. — fue muy gracioso.
—Si… Algo. «Aunque no para mí»
—¿Y cómo me llamo?
La cuarta hija tenía tantos problemas en mente en los últimos días que se le olvidó el nombre de la mesera que la había ayudado. Entre tantos problemas, recapitulando cada golpe, maltrato, llanto, sufrimiento y trauma. Al menos pudo dar con uno de los pocos momentos de humanidad que había vivido en los últimos días.
—Reze… ¿Cierto?
—¡Correcto! Por recordar mi nombre te ganaste otro pastel de chocolate. — Reze volteó y cambió su tono dulce por uno más agresivo. — ¡Cocinero! ¡La mesa siete quiere otro pastel de chocolate!
—¡En eso! ¡Y baja tu tono que estamos en una cafetería, no en una prisión!
Reze regresó a observar lo que hacía Kobeni y su mirada agresiva volvió a una tranquila con ella. intrigada por lo que hacía su comensal, invadió su espacio personal, dejando la charola en la mesa y sentándose a su lado.
La cuarta hija intentó alejarse de Reze, sin embargo ella se pegó al punto que podía oler su perfume. Un aroma frutal, hasta pensaba en preguntarle cuál era su colonia. Reze interesada por lo que ella dibujaba cambió página tras página de su cuaderno.
Animales. Flores. Paisajes. Ideas abstractas. Todo parecía fascinante para la trabajadora de la cafetería.
—¡El pastel! ¡Deja de molestar a nuestra cliente y dale su orden!
—Voy, maldito jefe.
—Si me sigues hablando así, te despido.
—No los tienes bien puestos.
Reze se acercó al mostrador recogiendo el pedido. El jefe sostuvo el antebrazo de la chica y ambos se miraron de forma amenazante.
Kobeni estaba lista para agarrar sus cosas e irse. Hasta que vio como tanto Reze cómo el dueño del lugar se estaban riendo. Confundida por la situación se relajó y siguió mirando su cuaderno mientras veía como su camarera estaba en la página donde ella había dibujado una motosierra.
Observó nuevamente su dibujo. Pensando en el idiota que inspiró a su creación. Los dientes carecían de simetría y veía una alteración en el mecanismo de la herramienta. Le faltaba mucho por aprender y mientras mantenía su dedo en el dibujo, podía imaginarse al chico no siendo un idiota.
—¡Aquí tienes! La casa invita.
—Nu-Uh. Le vas a cobrar por el pastel. — Dijo el jefe.
—¡Pero si yo se lo estoy invitando!
—Lo descontaré de tu sueldo entonces.
Reze con cierta vergüenza, su rostro rojo y apenas siendo capaz de hablar. Chocó ambos dedos índices y avergonzada le solicitó a Kobeni si podía pagar por esta ocasión el pastel doble. Ella era una simple estudiante recién llegada a la ciudad.
—¡Oh! Erhmm… está bien… creo que te puedo ayudar.
—¡Muchas gracias! — Reze se inclinó mientras con su mano izquierda fuera de la vista de Kobeni, dio una señal de pulgar en alto a su jefe para que vea que la misión estaba cumplida. El dueño del local estaba feliz de tenerla como su trabajadora. Siempre tenía una forma nueva de darle ingresos extras.
Sobre todo con los chicos. Aunque en esta ocasión sirvió para manipular la buena fe de la cuarta hija.
Nuevamente las dos chicas se volvieron a sentar juntas, en contra de la voluntad de Kobeni sobre todo. Reze siguió dando una ojeada a su cuaderno mientras veía una que otra motosierra en sus dibujos.
—¡Wow! No sabía que te gustaban las motosierras, es como si las hubieras visto todo el tiempo. Creo que vi algo así sobre un tipo con motosierras hace unos días.
—¡Eh! No, nada de eso. Yo… las uso porque son una buena forma de calentar la mano y hacer otros tipos de dibujos. Jeje.
—Te salen buenísimos. Acá hay tantas cosas. Me encanta ese pájaro y ¡Wow! Un león. Deberías llevarlo a un museo, seguro te pagarán mucho por una obra así.
—Ya quisiera yo que alguien se interese por lo que hago. No soy ni siquiera una buena dibujante y los museos buscan artistas completos. Yo sigo siendo una novata o peor que una.
—¡Pero si esto es magnífico! ¡Mira! — Reze mostró un dibujo que había hecho para Himeno, uno de tantos. Dónde la chica pudo sonreír honestamente. — Hasta parece como si esta chica fuera real.
—Es porque lo fue.
—Oh… ¿Espera, fue?
—Seh. Ella falleció hace poco. Suena extraño, no teníamos mucho tiempo de conocernos y a pesar de ello, se volvió mi mejor amiga. Falleció durante lo que pasó acá en Tokio, lo de los criminales.
—¡Oh! Sé algo de eso. Yo me encontraba en el hospital con mi madre mientras eso sucedía, cubrieron todas las habitaciones de los pacientes para que no entrara algún loco. Fue horrible.
—Si, lo fue. Mucha gente murió y no lo merecía, mis dos amigas. Kei, Himeno y también un chico llamado Arai. Tan solo quisiera volver a verlos y que puedan seguir cumpliendo sus sueños. Ahora creo que ya no tengo amigos. Si, un poco patético decirlo de esta forma.
—Así que hay vacante.
—¡Eh! No, no puedes llamarlo así…
—Bueno, un espacio donde alguien puede venir y decir ¡Hola Kobeni, quieres ser mi amiga!
—Supongo…
—Entonces… ¡Hola Kobeni! ¿Quieres ser mi amiga? — dijo con una voz extremadamente fingida, sonando como un hombre de voz grave mientras ofrecía su mano para ser estrechada.
La cuarta hija a pesar de estar cansada mentalmente de recordar a sus amigos caídos. Ver cómo una chica hacía el esfuerzo de darle ánimos le pareció tierno. Alzó la mano y dijo.
—¡Claro, Reze! ¡Seamos amigas!
Igual fingiendo una voz grave. Las dos chicas estrecharon la mano y se empezaron a reír. Otro cliente había entrado, pero no captó el interés de Reze y ella le pidió a su patrón ser el que atienda. Tras un gran suspiro, el jefe atendió a la nueva persona mientras veía como su trabajadora se entretenía viendo el arte de su nueva amiga.
—¡Wow! Se nota que te gustan las motosierras y más este chico de acá aunque… borraste su rostro y algo de su torso…
—Oh sí…
Uno de los dibujos más recientes de la cuarta hija. Un hombre sentado en su propia silla, abriendo sus piernas y dejando expuesta la zona de sus genitales. La camisa abierta mientras el chico mostraba un abdomen parcialmente marcado y unos músculos apenas desarrollados. El tipo era delgado, pero estaba en buen camino a un mejor físico.
Hasta que llegaron a la parte del cuello. Marcas de borrones, la hoja se encontraba sucia y hasta un garabato dejó aún más irreconocible al chico que Kobeni dibujó.
—¡Oh! Cierto… — Kobeni observó ese dibujo mientras veía si la hoja de atrás tenía algo que ella le interese guardar. Al ver que era negativo, entonces empezó a arrancar la hoja de su libreta.
—¿Qué haces?
—Es un chico… El del dibujo, también es un chico real.
—¿Y te hizo algo como para que arranques así la hoja y le borres el rostro?
—No mucho. Está interesado en una chica, ella es algo misteriosa. No puedo decir que me desagrada, sin embargo ella siempre que puede demuestra que yo no tengo una oportunidad contra ella. El chico de acá me dejó sola mientras se iba detrás de ella.
—¿Y estás enojada con él por eso?
—Un poco… aunque más bien, lastimada. Pensé que teníamos algo…
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En la propiedad Hayakawa, Power sintió un repentino impulso de golpear a Denji. Entre su pequeña búsqueda, Denji no se encontraba en la sala, su recámara, el cuarto de lavado, pero sí en el baño en su ducha. La poseída de la sangre se acercó mientras él estaba disfrutando de su bañera con agua caliente mientras trataba de cantar una canción que había escuchado de Oasis.
—But don't look ba… ¡AAAAGH! ¡¿QUÉ TE PASA ESTÚPIDA?!
—Nada. Solo me dieron ganas de golpearte.
—¡Jodete!
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—Vaya idiota. Aunque supongo que así son los hombres, unos indecisos. — Se pronunció Reze.
—Seh. Un poco. Aunque me gustaría no estar enojada con él, sólo quisiera que se disculpe y no lo vuelva a hacer. Aunque… ¡Agh! No debería pensar en cosas de amor.
—¿Y por qué no? El amor es genial.
—Si, lo sé, pero me gustaría pensar en cómo conseguir más dinero y dárselo a mi familia, seguimos con deudas y quiero que nos libremos de eso.
—¡Uh! Deudas, esas son malas. Yo le debo como 300,000 yenes a mi jefe por algunos accidentes nada graves, pero es un exagerado.
—rompiste muchos platos y cosas de la cocina. — El jefe se metió en la conversación.
—Y te dije que te pagaría, viejo tacaño.
—¡Sigo sin explicarme cómo rompiste mi maldita estufa!
—¡Te quería hacer un regalo sorpresa!
—¡LO NOTÉ!
La cuarta hija vio a su nueva amiga y pese al miedo que el jefe la chica le daba, Reze mantenía un rostro sereno.
—Ya se le pasará. Además, nadie puede quitarme de aquí porque soy muy linda ¿Verdad? — Reze hizo un puchero presumiendo de su atractivo mientras juntaba sus puños a su mentón. Con una cara de víctima.
—No está funcionando conmigo.
—¿Y si hago esto? — Los ojos de Reze se volvieron llorosos y los labios de la mujer empezaron a temblar.
Kobeni se rió y sacando de su pequeña mochila encontró una moneda de cien yenes, se la dio en la mano a su amiga mientras Reze sorprendida al borde del griterío, estaba sorprendida de la pobre propina.
—¡¿Solo eso?!
—Si me hubieras dicho “¡Tengo 8 hermanos que cuidar!” lo hubiera pensado para darte más.
—¿Y una mamá enferma no te sirve?
—Mmmhh — Kobeni sacó otra moneda de cien y se la dio a Reze.
—¡Tacaña!
Kobeni le quitó la moneda de cien yenes y la cambió por una de cincuenta.
—¡Solo ciento cincuenta yenes! ¡Tacaña! ¡Judía! ¡Tacaña otra vez! ¡Estoy replanteando seriamente nuestra amistad!
—Devuélveme mi dinero.
—¡La mejor amiga del mundo! — Reze abrazó a Kobeni. Ambas chicas sonrieron.
Kobeni había acabado su pastel no sin antes compartirle a su nueva amiga. Las dos chicas habían terminado de disfrutar del postre y la cuarta hija le dio el dibujo del chico en pose sugerente. Reze lo aceptó como parte de la propina.
—¿Nada más serán ciento cincuenta yenes?
—Pueden ser solo cien.
—Los chicos me dan más propina. — Decía eso Reze mientras intentaba generarle culpa a la cuarta hija con su rostro manipulador.
—No soy un chico. Aunque… — Kobeni lanzó otra moneda de cien yenes. — Dile a tu mamá que se recupere pronto.
—Y dile a tus hermanos que tienen una grandiosa hermana. — respondió Reze mientras se despedía de Kobeni.
—Veo que por fin hiciste una amiga, Reze. Pensé que eras del tipo antisocial. — Afirmaba su jefe mientras limpiaba la mesa de los clientes que no atendió Reze.
—Un poco. Ella es un poco tacaña, pero mira, ¡Doscientos cincuenta de los grandes!
—Damelos.
—¡P-Pero! ¡Pero son míos!
—La idea que damos a la gente de que nos llevamos mal es una mentira, pero de qué tú me debes una estufa es totalmente cierto.
—Estaba aprendiendo a cocinar.
—Damelos.
—Bien. — Reze le dio el dinero a su jefe mientras él estaba sonriente y tarareando una canción. La misma que Denji intentaba cantar.
No hacía mucho tiempo que Reze y su jefe se conocieron. Unos cuantos meses antes de haber iniciado el periodo escolar, sin embargo era imposible para su jefe no agarrarle cariño a la chica peli morada. Siempre había querido tener una familia y el tiempo no fue justo con él.
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『Una nueva esperanza… ¡PFFF!』
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No faltaba mucho para la noche de películas y la emoción estaba en el aire. Bueno, la emoción de solo una persona luego de haber recibido la llamada de tan apuesto cazador. Aki había dado sus respetos a Himeno y en su intento comenzar a tener una vida ajena a la de ser un mero trabajador, habló con Michiko Tendō después de una serie de eventos desafortunados.
Preguntando por la disponibilidad de Tendō para hacer la noche de películas. La mujer fue directa y concisa, dijo que sí a la invitación apenas el chico hizo mención de ella. Tendō se avergonzó y aunque trató de arreglar su precipitada emoción, le dio una pequeña gracia al cazador.
—Se nota que te gustan esas películas.
—¡Son lo mejor que existe!
—No es cierto. Te está estafando, cuando las mires me vas a entender. — dijo Kurose quién apenas vio el rostro iluminado de su prácticamente hermana, se puso a molestar.
—Vete a la mierda, puto enano. — Respondió a Kurose empujándolo y levantando el dedo de en medio. Su amigo solo se reía mientras le respondía con el mismo gesto. — No le hagas caso a “Mono asistente” son muy buenas películas para pasar en familia… bueno… no sé si los otros chicos van a verlas.
—Lo estoy pensando. A veces me tienen harto, sin embargo trato de encontrar un punto de equilibrio donde no quiero matarlos y solo darles una paliza cada tercer día.
—«O quizá verlas solo nosotros dos.» — pensó Tendō muy en sus adentros. No quería verse apresurada y más sabiendo la historia de su nuevo amigo. — Una buena película se ve mejor cuando estás acompañado, Aki. Así que no dudes en invitarlos.
—Tomaré tu palabra como cierta. En unas horas iré a por las películas… ¿Star Trek?
—Star Wars. Lo otro apesta.
—Interesante. Hablando de cosas que apestan ¿Ya mataron al demonio que te molestaba su existencia?
—No y eso es lo más frustrante, el maldito demonio desapareció y no ha vuelto a hacer sus fechorías. Kurose dice que se ha llenado después de comer niños que secuestró, lo que da un poco de sentido y eso me tiene con la duda de cuándo volverá a atacar.
—Quizá pueda hablarle a un conocido sobre este caso. El malnacido es el mejor cazador que conozco y puede que este demonio si sea del interés del tipo. Nada se le escapa.
—¡En serio me ayudaría mucho! Incluso nuestros rastreadores han tenido problemas localizando al demonio.
La llamada continuó con ambos chicos contando sus días. Tendō preparaba sus cosas para ir a Tokyo. Usó unos cuantos días de sus vacaciones y marchó hacía la estación más cercana del tren bala.
La normalidad era el estándar en Japón nuevamente y Tendō pudo viajar con las comodidades que le brindaba la primera clase. Kurose le dijo que lleve condones, pero Tendō lo golpeó después de tal grosería.
Los dos chicos se desearon suerte para los siguientes días. Tendo siempre se burlaba que él chico sería un desastre si no están juntos.
Solo quedaba esperar que la trilogía de películas fuera del agrado de Aki. Pensaba incluso cambiar de planes, ver otro tipo de cine, uno más serio o incluso no ver nada e invitarlo a salir. Estaba nerviosa, llevaba mucho tiempo desde que ella salía con alguien y mucho más tiempo desde que había tenido un novio.
Solo le quedaba pensar si Kurose quería algo de Tokio cuando ella regrese.
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El otro tipo del dúo estaba tranquilo. Despedirse de Tendō era lo sencillo, pero asegurarse que la mujer no lo arruine era la parte difícil. Sabía que a pesar de la agradable personalidad de Tendō, también era una persona que se le consideraba una fanática acérrima de muchas tonterías, solo pensaba si Aki se asustaría por sus adicciones.
Tenía una misión pendiente y debido a la ausencia de su hermana adoptiva, no quiso trabajar en binomios como de costumbre. Preparó su vehículo y su cigarro, el chico esperaba volver a casa, ver a su novia, cenar y dormir para solo repetir su rutina. Pese a la vida que tenía, la consideraba una buena gracias a su salario.
Los reportes de un demonio antropomórfico habían sonado en su cuartel, tomó la misión sin muchos ánimos de trabajar y fue cuando llegó a la las residencias destruidas que hubiera deseado pedir apoyo. Sacó una pequeña libreta de notas, una pistola y otro cigarrillo para fumar mientras hacía su trabajo.
Apenas estirando usó su teléfono para llamar a las instalaciones de la primera división de Kyoto y preguntó por el nombre del demonio que le tocaba combatir.
—Lo siento señor Kurose, no contamos con esa información de momento.
—Me lleva. Ni modo, tendré que hacerlo a ciegas.
Kurose preparó sus notas y después de observar el área destruida escribió una breve descripción de lo sucedido y el autor del crimen, el demonio [Espacio por llenar].
Cerró y preparó su arma. Al correr dentro del área, dirigió toda su atención en los movimientos de las estructuras de lo que alguna vez fueron residencias. Kurose solo pensaba en lo caro que se pondría la vivienda luego de reparar el lugar. Siguió las manchas de sangre hasta dar con su enemigo a vencer.
Un adefesio humanoide, apenas reconocible por la gran cantidad de sangre que lo cubría sin embargo podía notar un patrón. Las grandes dentaduras cubrían su cabeza, su torso, sus dos omóplatos y su espalda baja.
Kurose suspiró, deseando que algún demonio fuera algo más interesante como el demonio de las tetas, pero estaba pensando en quién le podría temer a las tetas. Eran algo precioso y digno de proteger. Apuntó con su arma y preguntó.
—¡QUIETO AHÍ! ¡DIME TU NOMBRE PARA QUE ESTO SEA RÁPIDO!
La criatura que se encontraba comiendo en el abdomen de una pequeña niña se giró para ver al cazador. Kurose empezó a temblar, estaba con miedo. Se olvidó de la lista de cosas que le pidió su novia para la casa.
—¡Me podrías decir tu nombre rápido, necesito volver a mi casa y tú me estás jodiendo.
—¡Cazador! ¿Me vas a alimentar?
—Hay plomo para la cena. — Kurose disparó al cuerpo del demonio. Sabía que estaba quebrando unas cuantas reglas del manual, pero no quería pedir autorización cuando las cosas de su novia estaban en juego.
No hubo ningún tipo de queja por parte del demonio. Kurose empezó a sudar mientras pensaba que quizá Tendō si le haría mucha falta. Por lo mientras, la chica estaba pensando en un juego mientras veían la película.
—¿Boca? ¿Dientes? ¿Hoyo come algo? Cuál te gusta más.
Kurose se cubrió mientras le daba sugerencias al demonio de qué nombre era con el que nació. Los demonios tenían un problema de identidad o al menos uno del que sabía Kurose que podía aprovechar para acabar rápido su trabajo. Algunos de los más estúpidos, mostraban cierta satisfacción cuando reconocían su nombre. Les daba todo el crédito cuando aterraban las personas y capitalizar el miedo.
Las fauces del demonio crecieron del tamaño a lo que Kurose podía ofrecer, la boca del demonio estaba lista para atacar directamente a donde el cazador estaba escondida y en tan solo unos segundos toda el área fue devorada por él enemigo. Kurose estaba empezando a desesperarse y pensar que era buena idea irse con Tendō.
—¡Demonio idiota!
Nada. El chico seguía corriendo y disparando mientras el demonio apenas mostraba signos de dolor, Kurose harto arrojó el arma a otro punto cercano del demonio mientras buscaba un nuevo escondite. Presionado, sacó sus notas y pensó en solo algo general.
—¡¿Mandíbula?!
El demonio detectó la presencia, pero también una satisfacción de escuchar ese nombre. El cazador sabía que tenía poco tiempo para anotarlo. Las mandíbulas del demonio volvieron a perseguir a Kurose, siendo la de la cabeza la que más creció de tamaño y lista para devorar todo aquello que estaba estorbando para llegar a su comida.
El joven cazador corrió hasta despistar al demonio. Se apresuró a abrir su libreta de notas y escribir lo faltante en su descripción.
“Destrucción de propiedad privada. Demonio mandíbula“
El escondite de Kurose fue destruido por el demonio mientras estaba cada vez más cerca de un preocupado cazador. Apenas capaz de caminar, el chico se alejó a rastras hasta que el demonio lo agarró de su pierna, ejerció tanta presión que estuvo a nada de fracturar la tibia de Kurose. Preparado para engullir al hombre, la mandíbula principal, la del torso acercó el cráneo del cazador.
—Te tengo dónde quiero. — dijo Kurose. — Y si vuelves al infierno, procura ir a un dentista, tienes mal aliento.
A pesar de estar elevado en el aire. Kurose observó cómo las piernas del demonio eran cortadas por unas hachas. Haciendo que el demonio pierda el equilibrio, Kurose cayó con violencia y se quejó de la poca delicadeza de su enemigo.
—Soy una pieza limitada. Sé más delicado conmigo. — Al levantarse observó cómo los brazos también se incrustaron en el suelo con unos clavos. Adelante de las piernas del demonio una sierra salía del piso, cortándolo mientras se aproximaba al demonio.
Kurose encendió su cigarrillo mientras con un nulo morbo, observaba cómo el demonio recibía su merecido, siendo cortado hasta casi llegar a su cabeza.
—Demonio mandíbula. Encareciste la propiedad privada y casi haces que llegue aún más tarde a mi casa. Ese es tú crimen, recibe tu castigo y deja de joderme.
Los gritos del demonio cesaron y fue ahí cuando se dio cuenta que su trabajo estaba completo. Pudo ser más brutal si anotaba el perverso asesinato de las víctimas, sin embargo, lo que más odiaba en la vida era la ignorancia y eso fue lo que ocasionó que el demonio no recibiera todo su merecido.
Sabía que si se equivocaba en su juicio, el castigado sería él. Continuó con su camino, arregló su uniforme y subió a su vehículo. Durante su trayecto decidió hacer una llamada.
—A la próxima, convenzan a un par de cazadores civiles para que reconozcan al demonio de mierda que me voy a enfrentar.
—Lo sentimos. Señor Kurose. — Dijo la voz al otro lado de la línea.
—Qué más da. Lo hecho, hecho está.
Kurose mantuvo su teléfono en mano y procedió llamar a un personaje del que apenas podía decir que le agradaba.
—Diga. — Respondió una voz masculina.
—¡No hace falta que te alegres porque te llamé, ya sé que estás feliz!
—Mono asistente.
—¡No me llames así! Maldito llorón. — Kurose entró en un diálogo con Aki.
—¿También vas a venir a ver las películas? Estoy en el videoclub. Denji anda de mirón con las chicas de las portadas y Power quiere ver una película de Anime, sin embargo ya les dije que veremos Star Wars aunque no sé ven muy felices ¿Son buenas o malas películas?
—Nunca le digas esto a la estúpida de Tendō. Me gustan mucho las películas, sin embargo jamás le voy a dar la satisfacción que vea que tuvo razón cuando las vimos. Se burlaría.
El cazador de Tokio estuvo a nada de soltar una risa que molestaría a Kurose, sin embargo logró contenerse. Convencido de la palabra de ambos cazadores, tomó la trilogía mientras Power y Denji seguían ojeando la cantidad de filmes que se encontraban en cada estantería.
Denji observó con detenimiento la sección de películas románticas. Las portadas eran cursis y ridículas por decir menos, sin embargo notaba como los personajes eran felices y sonrientes.
Pensó inmediatamente que él podría ser alguno de esos chicos. En su opinión más sincera, se percibía más apuesto que el resto de personas, solo no le preguntaría la opinión a nadie porque todos son imbéciles.
—¡No sabía que eras un maricón, bellaco!
—¿¡Qué te hace pensar eso?!
—Ese tipo de películas solo las ven mujeres perdedoras y gays de clóset.
—¿Quién te diría algo así?
—Kishibe.
—Wow. Con razón te llevas tan bien con él.
Power asintió mientras llevaba una película de dragón Ball, donde Goku y Vegeta se fusionan.
—Quizá yo también debería pedir una para ver. — Denji acercó su mano a una de las películas románticas hasta que vio a Aki diciéndole que no agarre nada.
El chico buscó una con portada que le convenciera, hasta que encontró una con un chico rubio y una pelinegra. Pensó enseguida en cierta mujer de baja estatura y convencido de rentarla se la llevó a Aki mientras el chico aún seguía en su llamada.
—¿Y la vida? ¿Superaste tu depresión? — Preguntó Kurose
—Algo así. No todos los días pierdes alguien importante, sin embargo tienes que aprender a vivir sin esas personas…
—Todos los días. — Kurose completó el pensamiento de Aki. No era distinto ese dolor al que sentía Kurose desde el día que perdió a su padre, así como múltiples compañeros en su labor de cazador. Pese a su actitud, no podía no sentir empatía por Hayakawa. — Lo entiendo tan bien como tú. Lamento la pérdida de tu novia.
—No era mi novia. Solo una amiga cercana.
—Vaya, eso dicen muy seguido los mujeriegos. Por lo que me veré en la necesidad de advertirle a Tendō sobre ti.
—No soy ningún mujeriego.
—Tienes la pinta de uno. Sin embargo, daré mi voto de confianza en ti y te encargaré a esa idiota. — El chico llegó a las oficinas de su división y fue en búsqueda de un café. — Ya ha pasado por mucho también y socializa casi tanto cómo tú sonríes.
—No sé que estás pensando que tengo planeado con ella, pero…
—¡Para un momento! Se qué primero son amigos y eso, ella es una chica agradable, una buena chica en general y creo que debes entender una cosa. No le hagas daño.
—(...) Está bien… — Aki miró con confusión al encargado del videoclub mientras observaba cómo Denji y Power también colocaban las películas que querían alquilar. El pelinegro suspiró y aceptó la petición de ambos imbéciles. — Ya estoy alquilando las películas.
—Perfecto. Ella es fanática de las gyozas y de cualquier tipo de sushi, así que supongo que te estoy dando pistas de cómo impresionarla.
Aki se empezaba a molestar. Dispuesto a colgar su llamada.
—Esa chica es despistada, confiada, olvidadiza, torpe, imbécil, ingenua, tiene la estúpida esperanza que alguna vez tocará en un concierto y no puede sobrevivir si no estoy al tanto de ella. Por eso te digo una cosa, señor Hayakawa. Si le haces algo a Tendō, te mato. ¡Que tengan una pijamada fenomenal!
La última frase la dijo con una voz tan alegre luego de sonar amenazante. Los ojos de Aki mostraron lo perplejo que estaba mientras tenía en una bolsa todas cintas que querían. Denji y Power por primera vez mostraron interés en su estado. Preguntando porque tenía esa cara de estúpido.
—Un idiota cree que tengo una cita.
Power y Denji al principio no reaccionaron. Se miraron al mismo tiempo y luego empezaron a soltar una carcajada.
—¡¿Tú?! ¿¡Una cita?!
—¡¿BWAHAHAHAHA?! ¿Quién quisiera salir contigo?! Eres feo, coleta.
Aki no reaccionó ante las burlas. Estaba reflexionando su propia vida de nuevo. Al menos los dos inquilinos dejaron de hacer sus travesuras de costumbre, solo estaba pensando cómo devolverle las risas a los dos idiotas.
Mientras ambos chicos reían. Aki miró a Denji y le dijo.
—Voy a invitar a Kobeni. Más te vale que te hayas disculpado con ella.
—¿¡Qué?!
—¡HAHAHAHA! ¡CITA DOBLE DE PERDEDORES!
—Te diría algo cómo que también invité a alguien que te interese, pero no le importas a nadie.
—¡HAHAHAHA! ¿¡Y ESO A MÍ QUE?!
—La cena de la pijamada será vegetariana.
Tanto Denji como Power se quedaron callados. Denji estaba nervioso de volver a ver a su compañera, después de rendir tributo a Himeno, los dos chidos no habían hablado de nuevo. Denji intentaba buscar el momento adecuado, sin embargo Kobeni estaba en otras misiones. Sabía que la había cagado con ella, incluso si ya tenía algo pactado con Makima.
Power solo vio un vacío frente suyo mientras se asustaba de que la comida que Aki prepare fuera en su totalidad vegetales. Lo odiaba. Los tres chicos se habían subido en el metro, los dos rubios con cara de preocupación mientras Aki estaba satisfecho de no oír las fuertes y molestas risas de sus compañeros.
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En un gimnasio público. La cuarta hija se encontraba realizando unas cuantas dominadas. A pesar de su rapidez y explosividad, a la cuarta hija le costaba mantener su propia fuerza.
—Tres… Cuatro… — Kobeni estaba mostrando un gran esfuerzo por querer ser más fuerte y cumplir con su trabajo. Haka observó cómo su socia estaba sufrimiento y apenas siendo capaz de mantenerse hidratada luego de perder tanta agua por su sudor
—¿No has pensado en adquirir más habilidades de combate si te enfrentas a los demonios?
—¡No volveré a caer en tus trampas! Me dijiste que ese demonio era sencillo y resultó ser un asqueroso insecto.
—Asesinaba únicamente a sus víctimas colocando larvas dentro de sus orejas. No era tan peligroso si te cubrías.
—¡Fue asqueroso! — La chica volvió a elevarse. — Cinco…
Pese a su rendimiento en los entrenamientos contra Kishibe. La cuarta hija sabía de sus defectos más que nadie. Era cobarde en la mayoría del tiempo y apenas tenía fuerza para estar en acción por mucho tiempo.
Sabía que la única razón por la que sobrevivió en contra de los terroristas fue porque Haka le quitó todo el miedo que la reprimía. No quería volver a intentar hacer eso. Lo cual molestaba a su socia, era más divertida en ese modo.
Kobeni siguió su entrenamiento. Corrió varios kilómetros en una pista, usó las máquinas de pesas para apenas fortalecerse y continuó haciendo lagartijas. No tenía idea de lo que era entrenar sola, Himeno ya no estaba y Kishibe volvió a desaparecer luego de finalizar su plan anti-Katana.
Tras su quincuagésima lagartija, la chica cayó al suelo. Apenas siendo capaz de levantarse porque sus brazos no resistirían.
—Auch…
—En serio que eres patética. En fin, apareció un demonio y asesinó a tres personas mientras te caías a dos calles de nuestra distancia. Va por más, puedo percibir como muchos heridos están al filo de la muerte. — Haka no pudo evitar sonreír mientras observaba a su socia. — ¿Quieres un entrenamiento de verdad? Ahí lo tienes.
—P-Pero no tengo nada conmigo… O-Olvide M-Mis Cosas en mi casa.
Haka le arrojó su pistola y su cuchillo regalo de Ángel a la cuarta hija. Kobeni dejó de sudar por el cansancio y ahora los nervios la dominaron.
—Un cuarto muerto en tres… dos… Ah no, alguien lo evitó.
Kobeni y Haka observaron como algunos vehículos de su organización llegaron a la escena y los cazadores salieron para combatir al demonio.
—Es tu oportunidad, idiota. Demuéstrales de lo que estás hecha y dame un rato de diversión.
La cuarta hija agarró sus cosas. Sorprendida de que su dueña las tuviera consigo. Preparó sus piernas y pese a llevar ropa casual, preparó su siguiente movimiento. Estaba lista para correr, Haka la observó convencida de que su diversión apenas empezaba.
Kobeni preparada para la acción. Dio su primer paso… hacía el lado contrario.
Aprovechando su capacidad para correr. La cuarta hija había escapado del gimnasio público y se encontraba ya en otra calle mientras dejaba a su socia sorprendida.
—¡ES MI DIA DE DESCANSO!
Haka miró con decepción a su compañera. Caminando en esa dirección mientras percibía como el demonio fue asesinado. El caos duró poco y eso la dejó malhumorada.
—Sabía que tenía que amenazarla con su familia otra vez.
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Apenas llegando a su casa, Kobeni hizo todo lo posible para no hablar del tema con su socia. El demonio de la muerte descansaba en el sofá mientras veía comerciales de los próximos juegos para la Playstation uno.
—¿Comprarías un aparato de esos?
—Son muy caros.
—Te pagaron hace poco.
—Pronto le voy a dar parte de mi dinero a Kenji para pagar nuestras deudas y otra parte para ayudarlo a conseguir su auto. La verdad no creo estar en una buena posición para comprar una consola de videojuegos.
—¿Y si lo robo?
—No. — Kobeni se quitó sus prendas hasta quedar en ropa interior. Preparó su ducha mientras discutía con su socia. Ambas estaban más adaptadas a vivir en compañía luego de la masacre.
—Por fin te pido algo que no involucre matar a alguien y esto es lo que me das. En serio que eres una inútil.
—Podrías trabajar tú también, los impuestos no se pagan solos y menos la comida. Si no me vas a ayudar entonces mejor sigue viendo la tele.
La cuarta hija entró a la ducha caliente y se libró de toda impureza que ella sentía que cargaba. Disfrutó del baño mientras solo se podía imaginar que dentro de poco se libraría de su socia así como renunciar del trabajo.
Las deudas dejarían de ser un problema para la familia Higashiyama y ella le daría la oportunidad a Kenji de vivir sin preocupaciones. Solo necesitaba ser paciente.
Su pequeño cuerpo se volvió una zona de batalla. Tenía varios hematomas aún sin sanar, presentes en sus brazos, piernas, abdomen y uno del tamaño de su palma de la mano por dónde estaba ubicada su escápula izquierda.
Todo era progresivo. Así como sus heridas, su físico empezó a mostrar evidencia de que ella cada vez rendía honor a su oficio como cazadora. Su musculatura había incrementado y notaba como se marcaba al ejercer presión.
Al terminar su ducha, escuchó cómo el teléfono móvil empezó a sonar. La cuarta hija se estaba secando el cabello y corriendo con el riesgo de tirar su toalla, alcanzó la llamada antes de que se perdiera.
—¿Hola?
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Denji fue obligado a hacer la limpieza de la casa en general. Estaba finalizando la sala hasta que vio como Aki buscaba entre sus contactos de su teléfono a un número en particular. Quería hacerle burla con que se llamaría con su “cita”.
Power estaba en la habitación de Denji secándose luego de la ducha exprés que los dos chicos le obligaron a tomar. Los dos varones tenían rasguños y unos moretones debido a la resistencia de Power, sin embargo se sintió bien al no tener que hacer un esfuerzo en ducharse. El olor ya era insoportable y no querían que las invitadas se ahuyentaran por eso.
La casa estaba casi impecable. Denji fue el siguiente en pedir el baño hasta que escuchó cómo su compañero de hogar saludaba a cierta chica de baja estatura.
—Kobeni, sé que te había avisado con tiempo, pero no la fecha ¿Crees que hoy podrías venir a una noche de películas con nosotros?
—¿¡H-Hoy!?
—Si. Perdí un poco la noción del tiempo y la verdad no sabía si estabas libre. En cualquier caso, avísame si quieres que te pague el taxi.
—Claro… ¿Necesitas algo, comida o algo de tomar?
—Los chicos y yo ya nos encargamos de traer todo para comer, así que no es necesario.
«Ay gracias al cielo.» — pensó Kobeni.
—Solo ven a pasar un buen rato. — Aki observó a Denji mientras el chico terminaba de quitar el polvo a la televisión. Improvisó para molestar a su compañero. — Ajá. Si, también ÉL estará en la noche de películas, pero si quieres lo saco de la casa para que no te moleste.
—¿¡QUÉ!? — gritó sorprendido el chico motosierra. Se libró de sus cosas para la limpieza y se acercó a Aki.
El motosierra empezó a forcejear con Aki mientras se podía ver cómo el cazador más experimentado disfrutaba molestando a su compañero. Cuando Denji quiso ir a los golpes, Aki le aventó su teléfono para que continúe con la llamada.
—Arruina o arregla las cosas con ella a tu modo. — Aki se limitó a dejar atrás esa llamada, con cierta satisfacción. Al final, uno que otro mal hábito de su difunta compañera se le terminó quedando.
—¡Kobeni! — Apenas con la capacidad de articular una oración completa, el motosierra solo pronunció el nombre de la chica.
—Denji. Hola. Yo…
—¡Mira! Sé que lo que pasó ahí estuvo mal y más después de tantas cosas y… Puedes decirme lo que quieras, un idiota, que no sé leer, que vivía entre la basura, que vivo entre un montón de idiotas, pero solo recuerda que tú has sido de lo poco bueno que me ha pasado.
Incapaz de verlo, el chico motosierra había logrado ser capaz de dejar ruborizada a su compañera de trabajo. La pequeña Higashiyama fue incapaz de reaccionar inmediatamente mientras Denji creía que la había vuelto a arruinar de nuevo, su mirada nerviosa delató un cierto malestar y hasta Aki estaba pensando que no fue la mejor idea que Denji lo solucione a través de las palabras.
Aki se intentó acercar al motosierra hasta que la expresión de Denji cambió a una más feliz.
—Tú también eres de las pocas cosas buenas que me han pasado. — respondió su compañera. — Solo deja que me prepare y voy para allá.
Denji estaba arreglando el mismo error que él provocó. Aki solo pudo dejar disfrutar a su compañero del momento y empezó a preparar las cosas para la cena. No tenía planeado algo en particular hasta que el imbécil de Kurose dio una sugerencia.
—¡OK! Deja voy a tu casa a recogerte.
—N-No hace falta… ¡Y-Yo puedo…
—Insisto. — Denji colgó.
El chico motosierra se duchó. Escogió sus mejores ropas, qué para desgracia de Denji eran las que menos desgaste y orificios se notaban. Le preguntó a Aki si luego podían comprar más atuendos para el motosierra. Aki fijó su vista en otros asuntos y sólo asintió con indiferencia.
Abandonando su hogar. Denji tenía una misión importante, recuperar el cariño de esa inepta cazadora. Mientras corría observó a un niño comiendo una barra de chocolate. Denji fue a la tienda y compró una de la misma marca.
En la casa de Kobeni las cosas estaban yendo a su propio ritmo. La cuarta hija estaba escogiendo un atuendo para pasar la noche en casa de Aki, uno que la hiciera ver como alguien que suele ir a reuniones y que no diera idea que estaba ahí solo porque Denji también vería las películas.
—¿En serio quieres tener algo con ese imbécil? — Dijo Haka mientras continuaba viendo la televisión en la sección de noticias.
—Sé que es un tonto, pero al menos quiere hacer el intento de arreglarlo. Debes reconocer qué no todos harían algo así.
—Cometer errores es de humanos. Algo que no conozco.
—¡Ja! ¿En serio? — Se burló Kobeni. — ¿Y por qué vives conmigo?
—Tienes razón. Aunque ese es más error tuyo, no era mi problema dejar con vida a tu familia y ahora me debes un gran entretenimiento. Solo soy paciente, tarde o temprano veré lo que necesito y me largo.
—Touché. — Kobeni se quedó callada mientras se colocaba un pantalón. Seguía preguntándose si colocarse una blusa u otra cosa. Le preguntó a Haka que prendas le quedaría mejor, pero el demonio la mandó a la mierda.
Al final Kobeni terminó vistiendo su blusa y continuó su preparación para la noche de películas. Su distinguible peinado y sus dos pasadores azules para la ocasión. Preparada para salir de su casa, le preguntó a Haka si quería que le dejara comida para que no muera de hambre si no volvía.
—No soy tu puta mascota. Maldita insolente. Aunque no estaría mal que consigas una PlayStation uno.
—De eso nada.
Al abrir la puerta y salir de su casa. La cuarta hija observó cómo un chico rubio subía las escaleras mientras expresaba un notorio cansancio. Jadeaba sin recuperar el aire, Kobeni sospechaba quién sería no sin antes preguntar si el tipo se encontraba bien.
—¡C-Cla… ¡Cla… ¡Claro que lo…
—¿Denji? ¿Tan rápido?
El chico motosierra bajó el cuello de su camisa y enseñó su cadena. Con una sonrisa, expresó su satisfacción por haber llegado tan rápido a la casa de su amiga sin tomar un Taxi.
La cuarta hija quedó sorprendida por la velocidad de su compañero. Observó los edificios que tuvo que atravesar y se preguntó si llegó a ocasionar algún daño que termine metiéndolos en problema. Tras un suspiro de resignación, ambos chicos empezaron su camino directo a la casa de Aki.
—Y…
—Y… ¿Pasa algo? — preguntó Denji mientras intentaba revisar el estado del chocolate.
Kobeni se arrimó en dirección a Denji y lo empujó con delicadeza mientras ella esperaba algo de él. La chica estaba tranquila de tener nuevamente su compañía, sin embargo, así como se lo dijo a Reze, ella esperaba unas disculpas.
El silencio entre los dos estaba cerca de volverse incómodo. Nuevamente había que empezar desde el principio. Nuevamente necesitaban unas disculpas antes de salir.
El camino se detuvo cuando la cuarta hija quién pensaba en comprar algo para Aki fue tomada de la muñeca por Denji. Tomada por sorpresa se volteó hasta que vio al chico incómodo por la situación.
—Oye… Lo del otro día… fui un idiota. — El chico motosierra intentó ser lo más sincero. Algo que Aki esperaba desde el momento en que vio que la había cagado. — No debí dejarte sola con ese patán de Aki, seguro te dijo que también soy un idiota, no se equivoca, pero soy un idiota agradable, no un idiota tan idiota.
—¿Y al final Makima te dijo algo sobre lo que querías?
Denji no quería volver a lastimar a Kobeni de la misma forma que lo hizo en esas vías. Sabía que lo de la cita era una mala noticia para ella y quizá, debería cancelarla. Por el momento su excusa fue una más inocente.
—Una Playstation uno.
Kobeni empezó a reír. Denji no sabía qué tipo de cosa había hecho para que Kobeni reaccionara así, pero también le siguió la corriente.
—Al parecer esas cosas son muy populares. He visto que varios la quieren. — Declaró la cuarta hija.
—Hay buenos juegos. Además que se puede jugar con más de una persona. Si algún día quisieras jugar conmigo… eh..
—Claro. Aunque nunca he jugado un videojuego.
—¡Ni yo! Sería la primera vez de ambos.
—Tienes razón. — Kobeni estaba más tranquila. Había oído algo que la calmó.
Siguieron su rumbo los dos chicos. Hasta que ella volvió a detenerse por culpa del motosierra. Denji estaba preparado para dar su regalo. Sacó el chocolate y se dio cuenta de la triste realidad.
El chocolate estaba derretido. El idiota no tomó en cuenta que su viaje rápido y que él sol aún se encontraba brindando calor provocaría que su sorpresa se arruine.
—¡Eh! ¡Puta madre! Descuida, creo que aún me queda algo de dinero. — Denji sacó todo lo que tenía de sus bolsillos sin embargo no era más que basura. El chico se desmotivó al ver qué una muestra de sus disculpas a la cuarta hija no se pudiera dar en buenas condiciones.
Kobeni lo tomó. Abrió con cuidado la envoltura para asegurarse de que el chocolate derretido no se desperdicie y empezó a darle una probada a su chocolate líquido.
—¡Está bueno! ¡Nunca antes había probado un chocolate así!
—¿En serio? A veces soy bueno tomando elecciones.
Kobeni aún feliz probando su chocolate derretido negó con la cabeza. Aunque soltó una risa, el chico miró a otro sitio para saber que era cierto.
—Nah, no lo eres. Pero esto es grandioso ¿Quieres probarlo?
—Bueno. — Denji se hizo el difícil por solo 0.03 segundos. Intentó agarrar un pedazo, pero Kobeni se lo negó de esa forma y se ofreció a dárselo directo hacia su boca.
El chico accedió y de forma sorpresiva, habían tenido un beso indirecto sin que la cuarta hija se diera cuenta. Sin embargo el motosierra en su mente estaba extasiada.
—Vi a un niño que tenía ese chocolate. Supuse que los niños siempre tienen un buen gusto para comer, como mi pastel. — mientras Denji decía eso a Kobeni se le revolvió el estómago de solo pensar en el pastel líquido de Denji. — Así que pensé, si ese niño lo estaba probando ¿Por qué tú no? E hice lo más sensato que yo haría.
—¿¡Se lo robaste al niño?!
—¡Acertas… ¿¡Qué?! No, lo compré… con mi dinero.
—Oh. Eso suena mejor… ¿Te pagan?
—A veces. Aki es el que maneja nuestros ahorros porque Power cada que puede lo gasta en tonterías. Se compró muchos sostenes grandes, pero ella es plana como la tierra.
—La tierra es redonda.
—Como sea. El punto es que usé algo que ahorré para darte un regalo y solo espero que haya valido la pena.
—¡Está delicioso! ¡Come un poco más conmigo!
Los dos chicos continuaron caminando mientras ella le daba de comer a Denji. Al acabar el chocolate, la cuarta hija agradeció a su amigo y pese a las vistas de los demás. Rodeó el brazo del rubio. Era algo que había visto en la novela que leyó. Ambos de momento podían sobrellevar sus sentimientos.
—La comida sabe mejor cuando otra persona más la paga ¿No es así?
Kobeni observó a su compañero luego de recordar esa frase. Le dio gracia ver qué él aún la tenía en mente y a pesar que era algo ventajoso, disfrutó el regalo de Denji.
—Y sabe mucho mejor cuando la comes acompañada.
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Las horas continuaron y mientras Aki estaba completando la comida para la cena, Denji y Kobeni disfrutaban de una cita espontánea, Power intentando no comer la preparación de su compañero y Nyako durmiendo en el sillón. Solo quedaba una integrante más por unirse a los demás.
Tendō había dejado sus cosas en un modesto hotel. Dispuesta a turistear por la ciudad luego de la noche y sobre todo, con ánimos de comprar cualquier cosa que hiciera referencia a Star wars. Animes. O cosas para niños idiotas que apenas saben socializar.
Nerviosa. Sabía a dónde vivía el chico por él que ella hacía el viaje, sin embargo estuvo pensando seriamente en qué presente llevar.
—El juego de los tragos. Idiota. Nada mejor que ver una película de mierda mientras tomas algo. — dijo Kurose mientras se encontraba descansando en el suelo de otra particular escena.
—No seas imbécil. No creo que sea lo mejor llevar alcohol para la primera noche que pasó ahí.
—¡Wow! ¿Primera noche, esperas más?
Kurose empezó a reírse mientras Tendō se malhumoraba al otro lado de la línea. No había algo más penoso que escuchar como uno de los mayores imbéciles del planeta se riera de ti.
—Bueno ¿Entonces sugieres que lleve alcohol?
—Todos lo aman.
—Pero… tú sabes… ¿No crees que les traiga malos recuerdos?
—Ella era un problema aparte, el otro imbécil su único vicio es querer morir, no el alcohol así que solo tendrá una noche feliz y luego a olvidar lo sucedido. Lleva suficiente, de lo contrario nadie disfrutará esa mierda de trilogía.
—Ya cállate.
Tendō colgó la llamada. Kurose por su parte solo estaba mirando el techo roto de una casa a las afueras de Kioto.
—La pequeña Tendō ya es una niña grande ¡Ja! ¿Ustedes que opinan, podrá ligarse a ese imbécil de Tokio?
La pregunta fue dirigida a dos demonios que se encontraban en ambos extremos contrarios de la propiedad. Crucificados y con evidentes perforaciones en todo el cuerpo, Kurose estaba satisfecho de finalizar con éxito su trabajo y procedió a fumar otro cigarrillo cómo premio.
La vida es bella.
Aún.
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De nuevo con el par de cazadores más enternecedor, Kobeni y Denji llevaban consigo dos cajas de Pizza. Al final Kobeni decidió darle un gran regalo a Aki aunque hubiese comida de sobra. Denji ayudó a cargar todo mientras que la chica no podía estar más emocionada por tener una noche así.
En su vida se había imaginado que la inviten a una noche social, todo el tiempo olvidada por el resto de sus compañeros, apenas siendo capaz de ser ella misma porque nadie se daba el lujo de acercarse y cuando uno que otro buen samaritano lo intentó, el terror social de la pequeña hacía que se alejaran. Esos tiempos habían pasado, sin embargo la vida solitaria de Kobeni permanecía hasta ahora.
—¿Y sabes qué películas veremos?
—Una idiotez llamada Star algo. Vi las portadas y parecen ser una completa tontería, además que el único tipo cool es que lleva el casco. Ojalá estén buenas… Oye ¿A ti qué tipo de película te gusta?
—hmmm. Buena pregunta, realmente nunca he sido alguien que mire mucho la televisión por cuenta propia y menos ir al cine, quizá solo he ido como una o dos veces en mi vida. Pero me gustan las que son divertidas, supongo.
—¿Y si hay algo de romance? Ya sabes cosas que le gustan a las niñas.
—Supongo que sí. Las historias de amor son geniales, hace poco leí un libro que trataba sobre romance aunque… creo que terminó de una forma que no imaginé.
—¿En serio? ¡Dime cómo acabó! ¿Hubo acción?
—Algo así… aunque no creo que sea lo que tú te imaginas. — Kobeni leyó porno literario.
—Wow. A veces yo también leo cosas que tienen mucha acción. — Denji es un pajero.
La noche estaba cerca de caer. Podían notar como la luz del sol estaba ocultándose y afortunadamente habían tomado un taxi que los llevó al lugar deseado.
Los chicos estaban a nada de disfrutar de una velada que les hacía falta en su vida. Una que marcaría un antes y después en su relación.
La cuarta hija abrió la puerta y observó el impecable estado de la casa de Aki. Una tele muchísimo más moderna que la que ella tenía en casa, sin presencia de polvo y para sorpresa de Denji, con Power intentando ayudar a Aki en la cocina.
—¿Así, coleta? — Decía Power mientras estaba intentando darle su forma característica a la gyoza.
—Wow. Te salió muy bien, intenta hacer otra.
Después de elogiar el trabajo, Aki siguió trabajando en su preparación del sushi mientras confiaba en que Power…
—¡Aún no te la comas, idiota! — regañó el cazador a su compañera demonio.
—Agh, tengo hambre.
—Aún no te las puedes comer, hace falta cocinarlas.
Al ingresar. Denji y Kobeni saludaron a los otros dos idiotas.
—¡Trajimos pizza!
Power se emocionó y abandonó su estación de trabajo para comer, sin embargo Denji intentó evitar que ella se comiera las cajas y Aki le dijo que la comida de Nyako también sería vegetariana si acaso se ponía agresiva.
Power cedió y se sentó en el sofá. Mandó a la mierda a sus dos compañeros, a Kobeni no pero también le mostró el dedo de en medio.
Ella odia a todos por igual y no podía hacer excepciones.
—Supongo que está bien si trae más comida. Muchas gracias Kobeni. — dijo Aki mientras mantenía sus ojos en la comida que preparaba.
—¡Oye! Yo también tuve la idea de traer pizzas.
—Ajá. Ponganlas en la mesa, en un momento estará todo y supongo que cuando venga nuestra invitada todo estará listo.
—Ay cabrón. Si tenías una cita. — respondió Denji sorprendido.
—¿Aki tenía una cita? — Kobeni preguntó algo sorprendida por lo que le esperaba al cazador. — ehmmm… Sabes Aki, cuando pensé en eso de que debías seguir adelante y que Himeno quería que fueras feliz… No me lo esperaba tan rápido.
—¿Quieres que nos vayamos? — preguntó Denji. — Vámonos Kobeni.
—Pero yo sí quiero ver las películas.
—Arruinaríamos la cita de Aki.
—¡NO ES UNA CITA! Solo es una amiga y nada más. No sean unos idiotas con ella, ni frente a ella. Ya tengo suficiente con que arruinen mis días.
—Lo sentimos. — Se disculpó Kobeni.
—Lo decía más por los otros dos idiotas.
—Yo no dije nada, pendejo. Total nunca vas a coger en tu vida. — Por fin abrió el hocico la pendeja de Power.
La noche se mantenía como lo planeado para Aki. La cena estaba hecha y todo estaba sobre la mesa. Power aún estaba decidida a poner sus manos sobre esas gyozas aunque Aki lo lograba evitar. Todo era perfecto y armonioso.
Al menos lo que él esperaba hasta que escuchó el timbre de su casa.
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『El alcohol contraataca』
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Nerviosa y con varias latas de cerveza a su disposición. La cazadora de Kioto estaba nerviosa si era el regalo indicado para la velada. La chica estaba dispuesta a tocar de nuevo el timbre hasta que vio como la puerta se abría. Aki le dio la bienvenida.
—Me alegra que hayas llegado.
—¡Si! No me lo perdería.
Los dos cazadores se sonrieron hasta que Aki observó la cantidad de cerveza que Tendō compró. Increíblemente la chica trajo consigo seis paquetes de cerveza cómo también unas botellas de sake. Aki sorprendido pensó que Kurose había ayudado, sin embargo la chica dijo que el idiota de su compañero se quedó en su ciudad y ella quería traer algo como agradecimiento a la invitación.
Aki agradeció el gesto. Le ayudó a meter las bebidas a su invitada. Tendō nerviosa observó cómo en la mesa ya estaban reunidos el resto de personas.
Todos ellos en algún punto conocieron a la cazadora. Denji recordó que esa tipa tenía un buen trasero, por lo que le lanzó un pulgar arriba a Aki quién sólo pudo considerarlo nuevamente un idiota. Tendō recordó que Power destrozó la máquina expendedora y la más sorprendida de todas. Kobeni estaba boquiabierto de ver nuevamente a la compañera de Kyoto.
—¿Señorita Tendō?
—¡Wow! Kobeni, que agradable verte de nuevo. No esperaba que fuera tan… pronto.
Ambas chicas podían notar el nerviosismo de la otra. A pesar de todo, se saludaron cordialmente y fue la cuarta hija quién le ofreció un espacio donde sentarse para comer.
—No sabía qué conocías a Kobeni, Tendō. Que pequeño es el mundo. — dijo Aki mientras le ofrecía un vaso a su invitada y le servía jugo de manzana para acompañar.
—Si, fue en el hospital y creo que tuvimos una conversación que ambas necesitamos. O eso creo.
—¡Si! Fue muy bueno escucharte señorita Tendō, yo aún sigo lidiando con muchas cosas, pero todo está mejor desde esa vez.
Tendō quedó sorprendida al ver la comida. Además de la pizza, vio como Aki ofreció gyozas y una selección variada de sushi. Power, Denji y Kobeni se quedaron observando al otro par de cazadores.
Los dos compañeros de hogar estaban dispuestos a seguir burlándose una vez termine la reunión, sin embargo, la cuarta hija era la única que sentía molestia de ver cómo Aki estaba tratando a Tendō. Sabía que el chico tenía que progresar, sin embargo, no sabía si esto provocaría que olvide a Himeno mientras más avance.
No quería ser la única que tuviera en su mente la memoria de esa trágica cazadora.
Denji colocó la primera cinta en el reproductor de VHS.
—Antes de empezar. Un amigo me hizo una sugerencia para que esta noche sea aún más divertida. O eso cree él. Traje estas cervezas y jugaremos un pequeño juego. Cuando suceda algo que se repite constantemente, que hablen sobre la fuerza, Jedi, sith, que un soldado falle algún disparo, una transición que les parezca divertida o incluso momentos que les impacte.
—¿Entonces la noche de películas es una excusa para beber? — preguntó Aki mientras tenía en mano su lata de cerveza.
—La verdad, después de tanta basura que hemos pasado… No creo que nos haga mal algo así. — Kobeni continuó mientras tenía sujeta su cerveza. — Pero Denji tiene 17 años. No sé si sea correcto hacer que el beba.
Todos observaron al chico mientras él ya tenía ganas de continuar con la noche de películas. Tras pensarlo bien y que Tendō estuviera aún pensando si era buena idea o no invitar a un grupo de chicos que recién conocía a un juego que pocas veces había hecho. Sin embargo… Denji tomó la iniciativa.
—Bueno. La policía no está acá y de cualquier modo me consideran un sucio demonio gracias a esto. — Enseñando su cadena en el pecho. Aki no tuvo más remedio que aceptar que en efecto, ya no era parte de la sociedad. Aunque incluso desde niño nunca lo fue.
—No lo recomendaría. Estás en desarrollo supongo. Sin embargo… hiciste algo muy significativo para mí ¿En serio quieres tomar?
—Tal parece que así se disfrutan más las películas.
—Está bien. Tienes mi bendición aunque sea por esta noche. — Aki le arrojó una lata de cerveza a su compañero de piso.
—¡Si el bellaco tiene una, entonces yo también debo tener una cerveza!
—Bueno. — Aki también se la arrojó a Power. — Solo no le des a Nyako. Eso no creo que sea bueno para los gatos.
En el sofá, Aki, Kobeni y Tendō se sentaron mientras que en el suelo, Power disfrutó de estar acostada mientras que Denji se quedó frente a la posición de Kobeni.
El motosierra se puso cómodo entre las piernas de su amiga y al ver la escena, la cuarta hija no pudo evitar desordenar el cabello de su amigo con unas delicadas caricias.
La película estaba por comenzar y nada más iniciar el filme, vieron algo que les sorprendió la cantidad de texto que resumía lo que parte de la trama inicial.
—Ay maldita sea, no me dijeron que tenía que leer. — Dijo Denji quien tomado por sorpresa fue el que inauguró el juego de los tragos.
Kobeni, Aki, Power y Tendō siguieron al motosierra todos abriendo al unísono sus latas y probando un sorbo mientras daba inicio al filme.
Sorprendidos por los efectos visuales, Denji y Power creyeron que era posible tener una arma de rayos láser mientras observaban la introducción del villano más icónico del cine y la televisión… Por detrás de Mickey Mouse.
La trama avanzaba mientras todos conocían el origen del héroe de la historia. Un joven Luke cuya vida que conocía fue arrebatada por el imperio, cómo su familia. La cuarta hija de solo recordar lo que vivió en aquel trágico suceso que dio inicio a toda su historia, sólo pudo sentir lástima por Luke. No era parte del juego, pero bebió un trago en honor al joven.
Los chicos conocieron más el universo de las películas, observaron cómo el loquito de la esquina, Obi Wan Kenobi se volvió el maestro del joven Luke, asombrados por el uso de la fuerza capaz de alterar el accionar de las personas. Además de deseosos de conseguir unos sables de luz tal como él que tenía Luke.
Aki estaba solo podía ese poder en manos equivocadas podría traer serios problemas a la gente. Power pensaba en usarlo para que Aki le repita un plato de cualquier platillo lleno de carne. Tendō quisiera eso para que Kurose acepte de una vez por todas que Star wars era la trilogía definitiva.
Conocer a Han solo fue del agrado de Denji. Aspirar a querer ser cómo él, un tipo duro que sigue su propio rumbo incluso tratando con confianza a cabrones como Jabba… ¡¿Jabba?!
—¡Wow! ¿Conseguiste la edición especial de Jabba? — se sorprendió Tendō al ver una escena donde Han y Jabba interactuaban.
—Supongo que sí. Realmente no presté mucha atención porque un idiota no paraba de hablarme.
—¡Yo solo te pedí una sola película!
—Si… continuemos. — Aki no se refería a Denji, sin embargo al tipo le quedó el saco.
Tendō estaba feliz de ver con sus nuevos amigos una edición distinta a la que ella estaba acostumbrada de la película. Sus ojos brillaban de emoción mientras observaron una pelea de pistolas láser. Todos bebieron porque los enemigos fallaron seguido. Algo recurrente que terminó siendo un gran detonante para lo que le esperaba a Denji.
Vieron la destrucción del planeta al que el grupo de protagonistas de la película querían llegar. Cómo la estrella de la muerte atrae a los desafortunados protas y ver cómo todos incluyendo a la recién incorporada Leia a la historia intentaron escapar de la estrella de la muerte.
La trama avanzaba y lamentablemente observaron cómo después de una épica pelea de sables de luz, Obi Wan perdía la vida a manos de su antiguo alumno. Algo que dejó desconcertado a Aki quién pensaba que la pelea envejeció muy mal para la época que actualmente viven, además de ser el que más conoce de combate con espadas y creer que un enemigo como Darth Vader no sería rival.
Denji y Power estaban extasiados. Querían unos sables de luz ahora más que nunca. Pelear y demostrar que los malos son geniales como Darth Vader. A Kobeni le agradaba Luke y lo apoyaba. Mientras que Tendō podía notar que su noche de películas era un éxito.
El escape de la estrella de la muerte. Así como el descubrimiento de su punto débil y posterior destrucción dejaron sorprendidos a todos los chicos cazadores de demonios.
Estaban más bebidos debido a la culpa que tenían los soldados imperiales por culpa de su puntería de mierda. Kobeni apenas era capaz de mantener su cuello en posición mientras que Denji era menos consciente de sus limitaciones. A pesar de la barrera que significaba el pantalón de la cuarta hija, empezó a acariciar la pierna de su amiga.
Ninguno de los dos estaba incómodo de la acción. Tendō preguntó si querían continuar con la siguiente película mientras que los chicos estaban asintiendo con la cabeza.
Kobeni admitió que el actor que interpretaba a Luke Skywalker era lindo. Mientras que Tendō siempre fue más de Han Solo. Power dijo que Obi Wan le recordaba a Kishibe, por ser ancianos.
Detalle que hizo que Aki expresara una risa apenas audible. Tenía que admitirlo, Tendō y Kurose tenían razón, Star Wars era una película entretenida y quería saber que seguía más allá de la primera película.
La segunda película pecó del mismo inició. Texto. Ese maldito texto que tanto le costaba a Denji poder leer. Algunas palabras entendía y otras para nada, lo que lo molestó al punto de tomar otro sorbo. El resto de chicos le resumieron lo que había sido puesto en la pantalla, menos Power. Ella apenas sabía leer, sin embargo no le importaba mucho.
La siguiente película continuó así como las bebidas. Un grave error.
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『El retorno del Sexo』
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Apenas seguro de haber visto menos de la mitad de la cabeza antes de caer ante los efectos del alcohol, Aki solo pudo escuchar los lamentos del joven Luke Skywalker al enterarse que la terrible verdad que su enemigo jurado, Darth Vader era su padre. El malestar general no podía dejarlo disfrutar de un perfecto giro de trama y con toda su voluntad usó la poca fuerza que le quedaba para voltear su cuello en dirección a sus compañeros de hogar e invitadas de honor.
Su visión borrosa evitaba poder ver entre la oscuridad de su sala y el brillo irritante de su televisor. Quería levantarse del sofá, pero le fue imposible al notar como su invitada estaba aferrada a él, su brazo estaba rodeado por ella mientras que su cabeza se debería si dejarse caer hacia atrás o quedar cómoda en el hombro del cazador. Hayakawa Aki no podía recordar en qué momento había sucedido.
Su embriaguez diluyó su consciencia cómo la de sus compañeros. Power se había caído hacia el piso de espaldas y se encontraba rodando mientras sus piernas se suspendían aún atrapadas en uno de los apoyos de su sofá. Denji y Kobeni repetían una escena que ya estaba familiarizado. Los dos se encontraron frente a él, derrumbados. La pequeña cazadora estaba frente al chico motosierra cómoda entre los brazos de su amigo.
De la nada. La noche de películas se volvió una pijamada que dejó a Aki con ganas de que todos se vayan a su casa. Sin embargo, no tenía más opción que mantener dentro a los dos rubios y a las dos acompañantes. Bostezó y se liberó poco a poco de Tendō. Aún dormida, batalló para seguir abrazando cómodamente a Aki. Él lo impidió y se levantó. Casi tropieza pisando la cabeza de Denji.
Se apoyó en la pared y pateando delicadamente la frente de Denji lo instó a levantarse y despertar a Kobeni.
—Ptss. Ptss. Idiota. Ptss. Idiota. — Aki seguía molestando al rubio. — Levántate y despierta a Kobeni. Hay que llevarla a casa.
—(...) Ya… V-voy… — Denji apenas intentaba abrir los ojos mientras sentía el cuerpo de su temerosa compañera frente a ella.
Higashiyama estaba cómoda de dormir en los brazos de Denji así que era un reto para él despertarla y no mantenerse en su misma posición. Por otra parte Aki se acercó hacia Power e intentó despertarla, la idiota intentó golpearlo por molestar su sueño y para evitar más problemas lo más sensato era cargarla.
—Vamos imbécil. Te llevaré a que duermas.
—Suéltame bellaco. Te mataré… mataré a todos… — incapaz de continuar vociferando sus ideas más perturbadoras. Power volvió a descansar ahora en los brazos de Aki. El solo podía ver una horrible molestia en su hogar, sin embargo, Power fue cooperativa en esta ocasión y la llevó a descansar. La metió en el cuarto de Denji y cuando por fin la acostó en su cama. Power se aferró a la muñeca de su compañero con algo de fuerza.
—Eres un estúpido humano… y te odio…
—Creeme que el sentimiento es mutuo. Ya suéltame…
—Pero haces buena comida… así que te perdono la vida.
—No sabes lo mucho que me alegra oír eso. — Expresó el cazador fríamente. Se libró de Power y se alejó de su cama.
Verla descansar era el único momento que apreciaba de Power, incapaz de hacer destrozos y pese a su odio justificado a los demonios. Al mirarla, su resentimiento desaparecía. Aki no buscaría darle vuelta a su pensamiento y apagaría la luz para dejar descansando a su compañera. En la sala Denji se encontraba de rodillas mientras delicadamente movía el hombro de Kobeni para que ella se despierte.
—Vamos… ¡Mira! Un árbol de dinero acaba de crecer en la calle, hay que ir antes que otro idiota se lleve todos los billetes. — entre susurros, Denji motivaba a levantar a Kobeni quien estaba en un plácido sueño. O al menos eso reflejaba su rostro.
—Haz que se levante y que aliste. Voy a ir a dejarla a su casa. — dijo Aki mientras estaba intentando despertar a Tendō.
—Ni hablar. Yo la llevaré a casa. — Denji volteó hacía Aki sin ánimos de dejar que ella se vaya con él.
—Ni siquiera sabes cómo pedir un Taxi. No seas un idiota.
Tendō no despertó. Aki en su sano deseo de dormir y tener un sueño reparador hizo lo único sensato. La cargó y llevó hacia su habitación. El cuarto reservado para visitantes era ocupado por Denji y Power, Aki por su parte no estaba en contra de dormir en la sala. Tendō podía libremente dormir en su casa sin buscar en qué lugar se había hospedado.
—Recuerda que no puedes aprovecharte de ella mientras duermes. No seas un enfermo. — dijo Denji mientras ayudaba a Kobeni a levantarse.
—¿Q-Quién va a aprovechar a quien? — preguntó Kobeni confundida mientras aún se recuperaba de su plácido sueño.
—Aki a Tendō.
—¡Cállate imbécil! — Aún susurrando, el reclamo de Aki se escuchó por toda la casa. Lo que casi despierta a Power quien gruñó en su habitación.
—Solo decía.
—En serio que eres molesto. Haz lo que te dije y luego vete a dormir. — Irritado. Aki abandonó la sala y llegó a Tendō hacia habitación. Pese a lo alta que era la chica, no era impedimento para Aki cargarla con facilidad.
Acostó a la chica en su cama. La acomodó para que estuviera lateral y se aseguró que las almohadas no cambien la posición de Tendō. La nostalgia o más bien dicho, un amargo recuerdo invadió su mente al ser un acto reflejo para él. Perdió la cuenta de la cantidad de veces que hizo lo mismo con Himeno. Aunque se sentía aliviado que al menos Tendō no parecía vivir el mismo infierno personal que su difunta amiga. Solo fue una noche divertida con ella.
Aki no podía dejar de observar a Tendō. Aunque no quería incomodarla, le sorprendía la cicatriz que ella tenía y como compartía apariencia con la de Kurose. Tenía sus dudas, sin embargo, vivir sin marcas era una rareza entre los cazadores. Pocos podían decir que se mantenían enteros después de su primer mes trabajando.
Él mismo podía dar fe de eso. Sus brazos, piernas y otras partes de su cuerpo eran un fiel recordatorio que alguna vez fue propiedad del demonio zorro. Se dispuso a levantarse y al igual que Power, Tendō lo atrapó desde la muñeca.
—Quedate…
Aki observó a su compañera. Sin saber si estaba consciente o bajo los efectos del alcohol. Quizá se imaginó que estaba hablando con alguien más. Suspiró y trató de zafarse de su agarre.
—Quedate…
Por segunda vez. Tendō se lo pedía. Aki soltó una ligera risa. Ya había vivido este escenario también. Sin embargo, sabía que no quería repetir un ciclo. No con ella ni con cualquier otra persona. Tendō era una amiga y para él, todo sería más fácil si se quedaba así.
Aki se libró de Tendō y ella no volvió a hacer ninguna otra solicitud. Había perdido la batalla en contra de Morfeo. Nyako sorpresivamente estaba parada en el otro extremo de su cama.
—Asegúrate que no se caiga y avísame si llega a vomitar. Te la encargo.
Encargó Aki mientras se dirigía hacia la entrada de su habitación, Nyako maulló y para él, era suficiente para interpretar que ella había entendido su orden. A pesar de todo, esa gata era la única que desde que llegó se volvió una excelente compañera.
Llegando a la sala observó a Kobeni aún tambaleando mientras intentaba caminar hacia la salida. Denji por su lado le susurró algo al oído lo que le dió risa a la pequeña cazadora.
Aunque fastidiado, Aki se encontraba aún batallando por mantenerse despierto. Algo que parecía estar perdiendo porque de inmediato se sentó en su sofá y aunque le intentó decir a Kobeni y a Denji que lo esperen, ninguno de los dos entendió lo que quiso decir entre bostezos.
Aki descansó un pequeño rato mientras que Denji y Kobeni lo observaron. Kobeni se sintió apenada por dormirse en casa ajena y prefirió irse por su cuenta.
—Y-Yo… Creo… Q-Qué… Voy… — Aún bajo los efectos del sueño y del alcohol. Kobeni prefirió irse por su cuenta, pero su estado no era mejor que el de Aki y tropezó con uno de los zapatos de Power.
—¡Cuidado! — Denji apenas vio qué su amiga se caía intentó sostenerla pero fallando en el proceso. Ambos cayeron al piso, pero él se llevó todo el peso. Kobeni se encontraba nuevamente sobre el pecho de su amigo.
—L-Lo siento…
—Nah… no te disculpes. La gente que toma camina raro a veces.
—Tomaste mucho también… lo siento por permitirlo…
—Creo que el efecto fue rápido. Me siento bien. Además esto se quedará solo aquí.
Kobeni a diferencia de Denji seguía sumida bajo el efecto del alcohol. Todo parecía ser fácil a la hora de moverse. No podía sentir alguna traba a la hora de moverse, podía sentirse capaz de levantarse rápido y aún así, quería seguir sobre su amigo.
La cuarta hija se acomodó mejor. Su cabeza se quedó sobre el pecho de su amigo. Escuchando nuevamente los latidos de su corazón. Era una sensación cómoda por no decir otra cosa. Le encantaba sentirse tranquila mientras estaba acompañada de él. También de Aki, pero hacía que no lo veía.
—Fue una buena noche de películas. Deberíamos repetirla.
—Shi… tienesh… razón…
—Eres débil al alcohol. — Denji rio un poco mientras acariciaba el cabello de Kobeni.
La cuarta hija se intentó poner a la altura del rostro de Denji y querer recordarle que no era la única débil al alcohol.
—Ese hotel… dijo lo mismo de ti…
La impulsividad del acto de Kobeni dejó en silencio a Denji. Aunque Kobeni quería dejar enterrado ese momento, el efecto del alcohol volvió a evidenciar que ese hecho aún no había finalizado.
La cuarta hija mantuvo su mirada fija en la del. rubio. Denji como pocas veces fue intimidado. Por una mujer que era vista como insignificante a lo largo de su vida. La cuarta hija no quería que él apartara su mirada de la de ella. Quería tenerlo para sí misma. El alcohol la dominaba y ella quería dominar aunque sea un poco la situación. Con sus dos manos atrapó al joven motosierra. Sus ojos seguían batallando para no mirarla. Hasta que acercó tanto su rostro que era imposible evitar prestarle atención.
Besó al chico motosierra. Harta de los juegos. De su pena, de querer darle prioridad a su aburrida vida laboral antes que su vida privada. No quería perder un momento como este, dónde ella no se sentía como una mujer patética llena de problemas e inseguridades. Estaba lista para enfrentar a cualquier demonio. Para desgracia o fortuna, el primero que se cruzó en su camino fue el demonio motosierra.
Kobeni cerró sus ojos mientras continuaba besando a Denji. El chico sorprendido, sentía que el cabello de su chica le hacía cosquillas. Apenas era capaz de cerrar sus párpados. Sin embargo, el placer que sentía era inimaginable.
Una buena cena y una buena cogida era lo que más soñaba tener durante su vida al lado de Pochita. Había cumplido lo primero varias veces, sin embargo lo segundo le era esquivo, Makima parecía dar largas y lo de Himeno era más un error que un deseo por cumplir. Con Kobeni todo era distinto. Sentía su lengua bailar con la de ella, sentía como los labios de su compañera querían estar pegados a los de él. Era adictivo. Por instinto sus brazos no pudieron estar en contra de los deseos de Kobeni.
Se aferró. Sus manos atraparon su espalda y la pegaron aún más hacia él. Torpemente las piernas de ambos chicos se acomodan, en una posición que ambos pudieran sentir la entrepierna del otro. Denji y Kobeni no detenían sus intenciones de besarse. Incluso un adormilado Aki no era inconveniente mientras ellos saciaban su deseo. Kobeni se despegó de sus labios y observó como lo dejó, Denji estaba deseoso de más. Quería que ella continuara con el pecado.
Era el alcohol. Eran sus deseos. Era la libertad. Era el estrés. Era la lujuria. Era lo incorrecto.
Era todo lo que Kobeni reprimía por fin liberado. No le importaba que Denji no fuera del todo humano, del todo legal o incluso que ni siquiera fuera su novio. Quería sentirse bien con él. Quería sentir ese placer que era único y que solo lo podía vivir con él. No importaba si el alcohol en su sistema la impulsara. Dijo de golpe lo único que sentía, quizá sin ver las consecuencias a posterior. Acercó su labios hacia uno de los oídos de Denji.
“Me gustas. Denji. Me gustas más que nada. Y quiero que terminemos lo que empezamos.”
No era la mujer tímida que había conocido. Ni podría decirse que Denji era el mismo hombre que la odió. Ambos habían vivido lo suficiente para estar conectados, lo suficiente para querer dar ese paso en su relación. Ninguno de los dos podría definirse como la pareja del otro, pero ambos deseaban estar conectados.
A pesar de ser el más deseoso por coger, Denji no respondía debidamente. Solo sentía como sus labios volvían a ser besados, como era dominado por una pequeña mujer mientras ella se frotaba con su entrepierna, ambas cabezas estaban recibiendo demasiado estímulo como para reaccionar correctamente.
Aki apenas producía ruido. Lo que no le importó a ninguno de los dos para seguir comiéndose en plena sala. Denji dejó la espalda de Kobeni y dirigió sus dos manos en las nalgas de la cazadora. Apretó ambos glúteos y Kobeni reaccionó de inmediato. Sus ojos se abrieron de golpe, Denji pensó que la había lastimado y quiso volver a su espalda, sin embargo fue la propia Kobeni con sus dos manos que devolvió en su sitio a Denji.
Ella le estaba permitiendo manosearla como él quisiera. Kobeni volvió a rodear el cuello de Denji y acariciar su nuca mientras besaba a su compañera. Entre el romance y la lujuria se compartía una escena íntima . Denji no podía dejar de sentir y apretar el culo de Kobeni. Su pecho sentía como las tetas de ella se frotaban y su miembro lo único que le impedía era su propia ropa como la de ella para poder penetrarla.
—10 minutos más… y ya te llevo a tu casa Kobeni, no te enojes con el pendejo de Denji…
En medio de los besos y las caricias. La cuarta hija como el chico motosierra observaron a Aki quien seguía con los ojos cerrados y sin otra cosa más que decir. Kobeni quería seguir besando a su compañero, sin embargo, Denji quien de los dos era el más sensato por extraño que pareciera, le sugirió una mejor idea…
—¿Quieres ir a mi habitación?
—Y-yo… quiero seguir… — dijo Kobeni mientras besaba el cuello de su compañero.
—Si, pero…. ¿Y sí él nos atrapa? Quizá nos termine acusando con ya sabes…
Al saber de quién se refería. Kobeni se apartó de su compañero y en un breve momento de lucidez caminó hacia donde parecía ser su recamara. Denji notó cierto miedo que ella tenía hacia la jefa de todos y era entendible, nadie se quiere meter con Makima.
Denji le quiso enseñar su habitación a su compañera y viera la cama que tenía para ellos dos. Aunque la observaron un poco disgustados. Power seguía durmiendo en ella lo que convenció a Denji y a Kobeni de sacarla del altar donde harían sus deseos más profundos. Primero agarraron los brazos y piernas de la poseída. Contaron a la cuenta de tres y alzaron el pesado cuerpo de la idiota.
La tiraron al suelo.
—Bien… ¿Quieres continuar? — preguntó Denji ansioso de hacerlo con su amiga.
Kobeni negó con la cabeza. Señalando a Power quien siempre arruina sus momentos más íntimos.
—¿No tienes un lugar donde encerrarla? — Al igual que Denji, también quería saciar su deseo, pero quería quitarle cualquier oportunidad a Power de arruinar su momento.
—Ya sé. — Con rapidez, Denji arrastró el cuerpo aún adormilado de la poseída, la llevó hacia el cuarto de lavado. Cuando por fin la metió, cerró la puerta con seguro y para asegurarse que no saliera, ató con cuerda ambos brazos y los puso en su espalda.
Mientras Denji se encargaba de Power. Kobeni revisó cualquier contenido de entretenimiento que tuviera el chico. Revistas y mangas, algunos eran interesantes como Dragón Ball e Inuyasha. Otros eran desagradables para ella, muchas revistas y One-Shots de mangas pornográficos. Aún así decidió ojear.
Se llamaría hipócrita si negara su excitación luego de leer un libro erótico. Así que para entender más a su pareja, ojeó uno de los tantos títulos. Observó entre los paneles cómo la mujer de la historia metía en su boca el pene de su pareja. Kobeni lo había leído un poco, sin embargo lo gráfico del manga cambió su perspectiva.
Se asombró. Quiso dejar de ver, pero sus manos se lo impidieron continuando con la lectura mientras esa mujer metía más del miembro hasta ver cómo eyaculaba dentro de su boca.
Kobeni cerró las santas escrituras una vez escuchó las pisadas de Denji. Antes de entrar a la santa sede, el motosierra se aseguró que Aki no esté despierto. Le aventó una bola de papel y la nula reacción calmó cualquier preocupación. Denji observó como Kobeni tenía una de sus obras literarias favoritas.
—Guardas mucho porno ¿No crees?
—¡Eh! No… lo que pasa es que… ¡Aki! Es de ese pendejo. Si supieras, es un auténtico pervertido.
Incrédula. Kobeni soltó una pequeña carcajada.
—Sí claro. Aki es un pervertido… por eso te dejó encargadas estas revistas y mangas de dudosa calidad.
—¡No son de dudosa calidad!
—Si lo son. Algunas de las hojas hasta están duras como piedra ¿Las conseguiste de segunda mano? Tienen manchas en algunas partes. Debiste ser más cuidadoso con lo que consigues.
Denji miró fijamente a Kobeni preocupado por lo que escuchó y es que a decir verdad, los mangas y revistas que consiguió, si estaban en buenas condiciones, su propia persona fue quién arruinó esas cosas.
Denji agarró todo lo que tenía a la vista, lo recogió y lo puso en una caja especializada en lectura madura. Kobeni se asomó y vio que el tipo tenía otro montonal de contenido erótico.
—En otras circunstancias me alejaría de ti por ser un pervertido, pero… — Tras un breve suspiro. Kobeni se levantó en dirección a Denji. solo pudo sujetar sus muñecas e intentar llevarlo hacia la cama. — V-Vi… algo que quiero hacer…
El motosierra y la cuarta hija estaban rojos de la vergüenza. Sin embargo ninguno de los dos estaba dispuesto a dar un paso atrás. Querían por fin consumar su deseo. Kobeni empujó a Denji hacia su cama y el rubio terminó sentando. La cazadora se sentó sobre sus piernas y sujetó con todo el amor del mundo las mejillas del motosierra.
Denji hizo muy bien su trabajo, sin embargo era turno de su acompañante de guiar el placer. Los dos chicos se besaron sin ningún tipo de inconveniente. Ella misma podía sentir como el bulto de su amigo era cada vez más notorio, sentía el relieve y aún así meneó su trasero para estimularlo más. Denji la quiso para él, sus brazos atraparon su espalda y con un poco de fuerza se tumbaron sobre la cama.
Las lenguas de ambos seguían en una lenta y profunda danza y para ver qué por fin ella iba en serio. La primera en desnudarse fue la cazadora. Kobeni lentamente desabrochó cada botón de su blusa. Dejando en evidencia su sostén, abrumada por la situación solo vio como Denji quedó hipnotizado de ver su par de tetas. Probablemente no eran tan grandes como las Makima, pero bastaban a Denji como para querer tocarlas.
Tentado, sus manos pasaron de tocar las piernas de su acompañante y dirigirse a la cintura de su chica. Kobeni le lanzó una sonrisa al rubio. El motosierra respondió a su sonrisa y el enamoramiento de Kobeni la tentó a librarse de su totalidad de su prenda más externa. Solo quedaba su sostén y su pantalón en evidencia.
El motosierra no pudo esperar más. Quiso acercar sus manos a los pechos de su amiga y ella lo concedía. Asentía a cada intención de progresar de su amigo. En un segundo tenía la mano derecha de su amigo en su cintura para después sentir como la metía dentro del sostén. Ella empezó a gemir mientras recibía estímulos a través del tacto.
Por primera vez Denji estaba sintiendo lo que era tocar unas tetas desnudas. Sentía la suavidad y el relieve de las mismas, a diferencia de Makima, nada le impedía sentir la suave piel de la cuarta hija. La excitación de ella también se reflejó en Denji. La tenía más dura que una piedra y Kobeni lo seguía motivando a mantenerlo así, ella movía las caderas frotando sus entrepiernas.
Kobeni tentada a más, aproximó su rostro al oído del motosierra y susurró “Quítame el sostén.” para luego besar una de las mejillas de Denji.
Motivado ante la petición de su compañero. El motosierra intentó separar los sujetadores de dicha prenda de su amiga. Sin embargo su falta de experiencia con el sexo femenino no le había preparado para esa ardua tarea. Pasaron treinta segundos, cuarenta, cincuenta y aún así no podía lograrlo. Estaban atorados o al menos así podía excusarse.
La cuarta hija soltó una pequeña risita y le dijo que la próxima vez él debía ser quien lo hiciera por ella.
«¿Habrá próxima vez?» — Fue lo único que rescató Denji de ese enunciado de su amiga. No podía estar más contento.
Kobeni había retirado cada gancho de su sostén y por fin estaba libre. Desnuda de su cintura para arriba la chica levantó su torso y pese a la luz del techo, Denji pudo distinguir la figura de su pareja. No podía apartar sus ojos a lo que tenía sobre él.
Podía apreciar cada detalle de los pechos de Kobeni. Su relieve. El color de sus pezones y sus areolas. Cómo algunos lunares se distribuían alrededor de su cuerpo. Estaba viendo por fin a una mujer desnuda dispuesta a tener sexo con el.
Solo podía pensar lo alegre que se pondría Pochita sí aún estuviera a su lado.
Denji estaba maravillado por la figura de su amiga. A pesar de lo raro que se veía el rostro del chico motosierra, Kobeni sabía que este era un momento que los dos desearon por algún tiempo. Era tan natural sentir que esto podría pasar desde la primera vez que durmieron juntos.
—No son muy grandes. Lo siento por esto.
—¡Eso no es ningún problema! Los pechos son pechos y son magníficos ¡De veras!
Kobeni se sentía segura de estar desnudándose en compañía de otra persona y decidió ayudar a su amigo para que ella no sea la única sin ropa.
A diferencia de Kobeni, con Denji no había ningún reto para quitarse algo en particular, su playera fue retirada fácilmente y expuso todo lo que ella le gustaba del motosierra. Pese a la figura delgada que ella conoció en un principio en esa batalla contra el demonio murciélago, acá podía ver como Denji habría progresado en poco tiempo y su musculatura se hacía más notoria. La chica incluso comprendía como a Denji le era tan sencillo tenerla sobre él por horas.
Solo faltaba un poco más para que la acción comience. Denji y Kobeni seguían besándose mientras los pechos de ella se frotaban con el torso desnudo del chico motosierra. Los besos eran cada vez más intensos y el motosierra no dejó pasar la oportunidad para seguir apretando el trasero de su amiga. Al punto que estaba harto de sentir ese pantalón estorboso.
—¿Puedo hacerlo? Prometo que no será lo mismo que con el sostén.
—Claro que puedes…
Cómo si fuera la instrucción más importante de la historia. Denji trató de no verse tentado a desnudarla por completo. Quiso que ella se sintiera cómoda con él y empiezo a descender únicamente el pantalón. Kobeni podía ver el rostro de idiota de su amigo mientras él arrojaba el pantalón al suelo. Por su lado, la cuarta hija ayudó al motosierra a desabotonar su pantalón. Ambos estaban comiendo ansias. Querían entregarse en un acto tan íntimo.
—Supongo que estamos empleados.
—¡N-No! Claro que puedo, no soy tan torp…
Kobeni en su intento de parecer aún la guía en dicho acto. Intentó sacar el botón del pantalón con poco éxito. La pendeja lo jaló con fuerza y terminó rompiendo el único pantalón decente de Denji. Ambos vieron como el botón caía al piso.
—Si. Fue empate. Aunque al menos no te rompí tu sostén.
—C-Cállate… — dijo Kobeni mientras se levantaba un poco desde su posición para dejar que Denji se quite solo el pantalón.
Kobeni se encontraba montada sobre Denji. Ya no había más trabas que su propia ropa interior. Incluso los calcetines de ambos cazadores se encontraban tirados. La cuarta hija sentía todo el contorno del pene del híbrido.
Frotaba lentamente y trataba de ocultar sus gemidos. Algo inútil porque Denji gozaba de tal sinfonía y difícil de ocultar como la humedad en su ropa interior. Algo que se traspasaba incluso en el calzón de Superman del motosierra. Regalo de Himeno.
—¿No eres… hmnh… algo grande para… mmm… usar ropa de superhéroes?
—Tarde o temprano venderán ropa interior del hombre motosierra. Cuando me vuelva famoso. Obvio serás la primera en verla cuando la use.
—Muy gracioso. — Aún en pleno faje, Kobeni casi se ríe mientras pensaba en el pene de su compañero como la motosierra del calzón. Se puso roja luego de eso.
—Además. Estás usando ropa interior de Hello Kitty. Se supone que eras la adulta aquí.
—¡Fue regalo de… ¡Euggh!... Mi hermana!
—Gime un poquito más bajo. Aki nos puede escuchar.
—Eso ¡Ah! Intentó…
En búsqueda de alargar el momento. Denji agarró a Kobeni de los hombros y la jaló hacía él. Una vez su rostro pegado al de ella siguió besándola mientras los dos seguían frotando sus genitales. Era tan placentero sentirlo que Denji quería desnudarse de una vez. Kobeni se centró tanto el motosierra que ignoraba como él apretaba sus pechos. Sentía como los dedos del chico presionaban delicadamente sus pezones. Su cerebro estaba a nada de apagarse mientras sentía el placer dominandola.
Apenas se despegó de sus labios. Denji usando un poco de su fuerza la volteó ahora él quedando sobre de ella. Abrumada por la situación no podía producir más que balbuceos mientras veía como Denji acariciaba su rostro. Kobeni intentó sostener la mano de su pareja hasta que él la descendió por su cuello y finalmente hasta su destino final. Su pecho. Apretó todo el contorno con suavidad mientras veía como le gustaba a su compañera de oficio.
Denji no pudo resistir más. No podía apartar la mirada de ella. Los dos miraban fijamente mientras él aproximaba su rostro y sobre todo su boca hacia el pecho de Kobeni. Un poco de gracia y también un poco de miedo le daba por igual a ella. Podía darse una idea de lo que quería hacer y lo que podía doler.
—Solo… No me lastimes con tus dientes…
Conociendo la forma de su dentadura, Kobeni pidió que no se emocione del todo su compañero. Aún así podía ver como se le iluminaron los ojos mientras veía la disposición de su amiga.
—¿Entonces puedo?
Kobeni asintió y miró al techo tratando de ignorar el nuevo crimen de su compañero. La respiración profunda de la cazadora no se comparaba a la anoxia presentada por Denji. El chico seguía observando los pezones de Kobeni. Temblando mientras aproximaba sus labios hacía una de las intimidades de la cuarta hija. Con sus pequeñas manos apretó el cobertor y cerró los ojos mientras sentía como la lengua de Denji rodeaban su areola.
Tenía que reconocerlo. Era una sensación placentera y no podía ocultarlo. Kobeni gemía con más fuerza mientras Denji empezaba a ser más intenso en su exploración. El chico no quiso dejar sin divertirse al otro pecho y apretó suavemente al que quedó libre.
El pene de Denji no podía estar más erecto. Nada se podría comparar a lo que por fin estaba viviendo. ¿Cómo una chica tan patética le podía dar tantos estímulos en todas las zonas de su cuerpo?
La cuarta hija apretó la cabeza de Denji, la sorpresa fue tal que el chico le preguntó si estaba bien.
—N-No hables… solo sigue…
Kobeni no quería hablar más. Solo quería que Denji siguiera haciendo cosas pervertidas con ella.
Luego de cualquier lamida continuaba la succión. Denji no era capaz de despegarse de los pechos de su amiga y empezó a succionar. El placer de los gemidos de Kobeni lo motivaba a continuar y mientras ella batallaba en mantenerse al margen. La humedad de su entrepierna era algo notable.
Estaba mojada y deseosa por más. Denji despegó los labios de su pezón y volvió a besar sus labios. Estando sobre ella no le fue difícil volver a entrar en contacto su entrepierna con la de ella. Solo podía imaginarse esa noche. El segundo beso de ambos en su vida y como antes sabían la cuenta de cada beso que tenían.
Ahora era imposible conocer en qué número iban ¿Treinta? ¿Cincuenta? ¿Cien? Les daba igual. En el campo y en los entrenamientos a duras penas se habían enfrentado entre ellos, sin embargo sus labios y sus lenguas eran ya clásicos rivales batallando por el dominio y cuyo ganador siempre era la lujuria de ambos.
La frente de Kobeni se mantenía en contacto con la Denji.
—Oye… Kobeni… ¿Crees que pueda… Quitarte tus bragas?
La mente frita de Kobeni solo asintió mientras miraba al techo. Emocionada por ver qué más cosas vivirá con su amigo.
En el resto del hogar, los ronquidos de Power ambientaron el cuarto de lavado. Tendō soñaba en la ocasión que le ganó en fuerzas a Kurose y Aki durmiendo plácidamente en su sofá.
Denji estaba a la altura de las piernas de Kobeni. El chico podía ver la obra de arte que era el cuerpo de su amiga. Su piel acompañada de lunares parecía un juego de unir los puntos y para él, todo parecía una flecha que señalaba a la vagina de su amiga.
Sus manos temblaron un poco. Quería sentirse seguro mientras Kobeni lo miraba con el mismo nerviosismo. Solo podía estar segura que sus hermanas vieron algunas vulnerabilidades de ella cuando aún vivían todas juntas. Pero era la primera vez que un hombre conocería todo de ella. Carcomida por el miedo y la excitación trató de pensar en otras cosas mientras sentía como su última prenda era arrastrada en dirección a sus pies.
Denji cerró los ojos. Seguía sintiendo algo de pena. No sé comparaba al porno todo lo que estaba viviendo. Lo irreal de los mangas era suplantado por todas las imágenes que ahora vivirían en su mente. El lindo rostro de su amiga estaba acompañado de su par de tetas y de su intimidad frente a él.
Denji la había desnudado por completo.
No había más ropa. No existía barrera visible y esperaba que no hubiera barreras invisibles. Eran sólo su visión y el cuerpo de su amiga en misma sintonía. La cuarta hija cubría su rostro con una almohada muerta de vergüenza mientras Denji seguía apreciando la intimidad de su amiga.
—Esto es muy vergonzoso…. ¿Sabes? Así que por favor. Haz lo que tengas que hacer.
Denji intentó mirar a Kobeni, pero reacia seguía cubriendo su rostro. La perversión de Denji, sus ganas de por fin tener sexo debían ser cubiertas este día y sin embargo, todo era tan íntimo con ella. La dinámica de ellos dos era de confianza y eso hizo que Denji se relaje.
El chico no pudo apartar su vista. Ni tampoco quiso guardar su compostura. No pidió permiso a Kobeni porque sabía que ya tenía su consentimiento y procedió a llevar su rostro hacia la vagina de la cuarta hija.
Todo era agradable para él. Dos inexpertos queriendo explorar más del sexo opuesto y eso era lo que tenían intención. Denji acercó su lengua hacía los labios de la mujer. Sin saber que presionar, lamer o cualquier otra cosa. Denji recorrió desde arriba hasta la mitad de la vagina de Kobeni.
¡¡AAAAAH!!
Kobeni estaba recibiendo su primer oral. Y para desgracia de los dos, un gemido escapó más allá de las cuatro paredes de la habitación de Denji. El chico tuvo que interrumpir su goce para que ella no gimiera con más fuerza, apartó su lengua y con una de sus manos tapó la boca de Kobeni.
—¡¿Qué crees que estás haciendo?!
—¡Eh! ¿¡Yo qué iba a saber que sería tan intenso?!
—Solo espera aquí. — Por fortuna de los dos. El aún mantenía su bóxer cubriendo su miseria. Se asomó fuera de la habitación para ver si el gemido despertó a alguien, vio como Aki dormía mientras balbuceaba cosas sobre pedir más tiempo. El cuarto de lavado parecía cerrado y no tenía planeado ir hacia la habitación de Aki.
Sin problemas. Regresó a su cuarto donde pudo ver cómo Kobeni le daba la bienvenida con las piernas abiertas. Sin dudas no esperaba el comportamiento tan fuera de sí de su amiga. La chica trataba de observar mientras señalaba el lugar donde ella quería ser lamida.
—S-Si… N-No es mucha m-molestia… ¿P-podrias volver a lamer a-aquí?
Sonrojada miraba a Denji quien aún está adquiriendo experiencia en esto. El chico se arrodilla luego de cerrar la puerta y a rastras se acercó a la orilla de la cama. Había menos pena entre ellos y Kobeni por fin miraba directamente al chico rubio acercarse tan peligrosamente a su intimidad. Denji podía apreciar cada detalle de la vulva de la cuarta hija.
La cuarta hija quería repetir esa sensación y Denji quería seguir experimentando con su amiga. No faltó mucho para que el rubio volviera a trabajar. Sostuvo y acarició ambos muslos de la cuarta hija, Kobeni apenas fue capaz de poner sus dedos sobre la mano una de la mano de Denji. Quería darle cierto apoyo moral y luego vio que eso no era necesario.
Denji empezó a lamer nuevamente su vagina. El hombre motosierra entre murmullos y balbuceos le pedía a Kobeni que se callara. Podía escuchar como la cuarta hija empezaba retorcerse de placer y ella misma era incapaz de contener su encanto por lo que le hacía Denji.
¿Ver porno le ayudó para este momento? Quizá, el chico pajero por fin tenía la oportunidad de poner en práctica sus conocimientos de anatomía tergiversados por editoriales de poca monta que se dedicaban a satisfacer una necesidad que no podían cumplir por ellos mismos. Así se patético también podía parecer Denji hasta que alguien igual de patética le ayudó con eso.
La euforia de Kobeni no se pudo ocultar en poco tiempo. Rodeó la cabeza del chico motosierra con sus piernas y agarró su cabello, no quería que el chico se despegara de su vagina. Sentía como la lengua del chico no se detenía por ningún momento y presionaba cada parte de sus labios y solo su ignorancia le impedía reconocer bien donde más debía tocar.
—U-Un… ¡A-Ah! Mmmm… P-Poco más arriba….
Denji le hizo caso a su compañera de crimen. Elevó la posición de su lengua y empezó a lamer con más intensidad a Kobeni. La chica conocía el placer de ser estimulada con tal intensidad en su clítoris. Dejaba de sentir cualquier malestar.
¿Deudas?
¿Un trabajo de mierda?
¿El contrato con un demonio hijo de puta?
Nada de eso importaba.
Solo quería sentirlo a él
Sólo lo quería a él.
Ambos chicos no podían sentir el control de sus cuerpos. Solo cedían a un instinto que se debía satisfacer. La cuarta hija dejó de esforzarse por ocultar sus gemidos y Denji había notado donde más le gustaba a su amiga que él lamiera. Se conocían cada vez más. Se gustaban mucho más.
¿Cómo podía Makima competir con esto? La cuarta hija lo estaba dando todo, le respondía a Denji cada cosa que él hacía. Cada lamida fue correspondida con un gemido. Sus pequeñas manos sostenían su cabello. Y sus piernas cada vez más temblorosas seguían bloqueando cualquier escape que quisiera hacer Denji. Aunque a él no le molestaría seguir lamiendo toda la noche.
Kobeni estaba casi muerta. Muerta de placer mientras aún sentía a su amigo estimularla toda. Sentía como las manos de Denji acariciaban su vagina y curioso por conocer las del cuerpo de ella abría con ambas manos su apertura.
La cuarta hija batalló para sentarse a la orilla de la cama. Seguía viendo estrellas y pequeñas cabezas de un híbrido motosierra. Notaba como Denji no despegaba la vista de su vagina y con más confianza entre los dos. Tapó los ojos del rubio mientras ella procesaba todo lo que él le hacía sentir.
Lo ayudó a levantarse y cuando ambos estaban de pie, uno frente al otro. Kobeni abrazó al chico.
Confundido. El motosierra esperaba algo más lascivo de parte de ella, sin embargo la conocía mejor y sabía cómo ella era partidaria de darle abrazos. Denji lo correspondió y aunque incómodo por sentir los pechos desnudos de Kobeni frotándose en su cuerpo, sentía comodidad de que este momento fuera con ella.
—¿Tienes otra cosa planeada? — preguntó Denji.
—N-No lo sé. Todo esto es nuevo y creo que nada está superando lo que me hiciste.
—Al parecer esas revistas son muy buenas. Debería conservarlas para seguir aprendiendo de ellas.
—Heh. No creo. Tíralas… Podríamos aprender a nuestra manera.
—P-Pero….
—Shhh… — Kobeni pellizcó los labios de Denji con suavidad. El chico quería justificar su posesión más valiosa.
—Si prometes que las tirarás a la basura. Yo te lo recompensaré.
—Está bien.
—¿Por la garrita? — Kobeni puso en frente su meñique esperando el de Denji.
—Por la garrita.
Cuando por fin los dos pactaron el trato. Kobeni apenas fue capaz de despegarse de su amigo. Lo volvió a mirar de reojo. Quizá la emoción del momento la engañaba. Se sentía maravillada de tener la compañía de Denji y observando su rostro, vio como él chico no dejaba de estar sonrojado. El pecho de su amigo en el que siempre descansaba y su abdomen, que se marcaba más gracias a las constantes peleas con otros demonios.
Kobeni sentía que lo tenía todo con él y Denji no podía expresar correctamente lo que él sentía cuando la tenía a su lado. O quizá sí.
En ningún momento la erección de Denji había disminuido y era gracioso para ella cómo algo tan vulgar hacía ver los abrazos que se daban cómo algo sexual y no tierno.
—Supongo que sigues feliz conmigo.
Denji no pudo responderle a Kobeni. Asintió con la cabeza mientras veía como la chica respiraba hondo. La mano derecha de la pequeña cazadora sostuvo el pene de su amigo. Ella sintió el contorno mientras aún era recubierto por la tela de su ropa interior.
La chica observó el bulto de su amigo. La simpleza del acto la emocionaba y sus pensamientos se reducían a figuras geométricas alargadas. Kobeni intentó ser menos pervertida en sus pensamientos y quiso reemplazarlo con comida. Pero solo se terminó imaginando embutidos como salchichas.
La fricción no era molestia mientras sintiera el contorno del pene de su amigo. Ahora era él quien no podía ocultar su satisfacción al sentir como una mujer agarraba su parte más intimida.
Relajó su visión y cerró sus ojos. Sentía como kobeni soltó por unos segundos su bulto y luego empezó a ser mejor. Ella metió la mano dentro de su boxer. La cuarta hija frotaba el pene de Denji y el chico sintió la delicadeza de la palma de su chica.
La cuarta hija y el chico motosierra caminaron a paso de pingüino hacia la cama del chico. Denji se sentó. La mano de Kobeni no se despegaba de su pene.
Vio cómo ahora ella estaba de rodillas y le pedía ayuda para quitarse su ropa interior. Denji bajó su bóxer y dejó expuesto su miembro a los ojos de la cuarta hija.
La inexperiencia de ambos seguían dominandolos. La cuarta hija parecía que en cualquier momento se podría desmayar. Observaba el largo y el grosor del pene de Denji. El glande expuesto y cómo salía un líquido transparente de su orificio.
«Oh dios ¿Se estaba orinando?» — Kobeni observaba hipnotizada todo esto y solo pensó en lo primero que sabía que salía de ahí.
Denji estaba expectante. La cuarta hija hizo lo primero que se le ocurrió y sujetó el pene del rubio. Lo rodeó con una de sus manos y vio como Denji aguantaba algo.
—Menos fuerte…
—Oh…
La cuarta hija lo sostuvo con mayor delicadeza. Seguía al pie de la letra algunas cosas que leyó por aquí y por allá. Arriba y abajo. Arriba y abajo. Arriba y abajo. La cuarta hija escuchó la emoción de su amigo. Kobeni continuó masturbando a su amigo con un poco más de intensidad.
La cuarta hija solo podía sentirse más mojada por lo que hacía. Adoraba escuchar a Denji emocionado. Le empezaba a gustar tener el pene de su amigo en sus manos y veía con lujuria como ese líquido poco a poco se volvía más espeso. Cómo su tonalidad tornó a blanquecina.
—K-Kobeni… me vengo…
Palabras mortales para el rubio. Kobeni intentó masturbarlo más rápido. Más firme. Veía el erecto pene del chico motosierra rendirse a sus deseos más mundanos. Continuó elevando y descendiendo su mano hasta que ya era tarde para todos.
Denji había eyaculado. Para desgracia de Kobeni ella aún tenía su mano sosteniendo su pene en dirección a ella. Si esa fue la intención, dió en el blanco, pero no. Kobeni se asombró, se asqueó y luego trató de recuperar la compostura.
Ella no podía verlo, más que sentir como algunas partes de sus pechos y su rostro sentía humedad. Denji sí tenía claro la cantidad de semen que había arrojado en ella. Observaba cómo el líquido blanquecino descendía en su piel. El chico no la pensó y fue a buscar una toalla. El culero agarró una de Power y se la ofreció a Kobeni. Ella se secó y luego de limpiarse y querer continuar.
Vio cómo el pene de Denji dejaba de estar erecto y en su lugar quedaba una flácida oruga. Los dos se miraron fijamente, Denji elevaba sus hombros dando a entender que siempre era así y Kobeni aún seguía excitada.
Sus manos intentaron ayudarlo a volver a su punto más alto. Ella lo levantaba y trataba de masturbarlo.
—Sé que soy algo así como un demonio, pero sigo teniendo la energía de un humano en algunas partes. Es raro si te lo pones a pensar. Descuida en unos minutos volverá a estar bien.
—¿Cuánto tiempo crees que falte?
—mhmm…. No sé ¿Diez minutos?
Kobeni no quería esperar tanto tiempo. Quiso seguir teniendo esto con el joven motosierra. Quería seguir excitada por el momento y pensó que era momento de hacer lo que aprendió leyendo esa porquería de literatura.
La cuarta hija se preparó. Intentó sostener su respiración mientras cerraba sus ojos. Exhaló para relajarse y levantó con sus manos el pene de Denji. El chico la miraba con confusión, parecía algo idiota haciendo esa especie de ritual y pensaba sugerirle pasar al siguiente nivel, pero ella se le había adelantado.
Su cabeza se acercó a su entrepierna y los labios de la cuarta hija entraron en contexto con el glande del demonio. Denji fue ahora el idiota que gimió por culpa de la sorpresa. Se tapó la boca mientras sentía como la lengua de Kobeni recorría en círculos la cabeza de su pene. La cuarta hija saboreaba los restos del semen del híbrido. No sé podía contener más.
Tenía a Denji dentro de ella. Quizá no de la forma que ambos esperaban, sin embargo, la cuarta hija se podía acostumbrar sin problemas. Su boca le permitió al glande adentrarse por completo, ella no permitía que Denji viera, pero el chico no lo necesitaba, toda la excitación era evidente.
Ocupaba más espacio de la cavidad bucal de Kobeni. La cuarta hija lo había logrado, tenía en sus manos (y también en su boca) el pene erecto de su amigo. La chica continuó haciendo lo que pensaba era una mamada correcta. Subía y bajaba sus labios alrededor del glande, su lengua seguía en contacto con la cabeza y sus manos apretaban con delicadeza el resto del pene. La chica no quería detenerse y Denji tampoco quería que el momento se acabara.
Las manos del cazador llegaron por impulso a la cabeza de su compañera. Ella estaba en lo suyo mientras él ayudaba a descender más. Kobeni accedía cerrando los ojos mientras la mamada continuaba. Escuchaba a su compañero sentir placer y su propia entrepierna estaba goteando. Quería que Denji estuviera dentro de ella, de otra manera.
La cuarta hija siguió adentrando más del pene de Denji hasta que sintió como la cabeza menos idiota del motosierra chocó con su uvula.
¡Urgh!
La cuarta hija se sacó el pene de su boca y se agarró la garganta. Aún no estaba lista para hacer lo que vio en el manga. Casi vomitaba en el pene de su amigo.
Denji dejó su hipnosis y la ayudó a calmarse.
—Wow. No pensé que fueras capaz de hacer eso.
La cuarta hija trataba de secarse la boca. Aún tenía la sensación de vomitar y miró hacia el piso. A su lado Denji daba unas palmadas en su espalda como si fuese una forma de celebrar la hazaña de ella.
—N-Ni yo me creí capaz… Realmente te tuve ahí…
—No es tan malo. Además yo también estuve ahí. Sabes bien.
—No creo que eso sea algo que le debas decir a una chica.
—Oh… Bueno… tienes razón. Sigo siendo un idiota en muchas cosas, después de todo contigo es con quién he hecho todo a la primera. Excepto lo del beso…
—No creo que sea buen momento para recordar a Himeno.
—Estamos casi igual de ebrios que ella, desnudos y queriendo seguir haciendo esto…
—Vaya requiem le estamos dedicando a ella.
—Seh. Incluso muerta sigue haciendo de las suyas. — Denji estuvo a nada de reír, aunque vio el gesto triste de su amiga. — Fue buena con nosotros al final.
—Solo lo dices porque te besó y nos dio comida después del trabajo.
—Debo admitirlo. Era una idiota borracha, pero sabía besar.
Kobeni reflexionó esa última afirmación. Al final asintió porque no negó que fuera malo el beso, solo no quería tener su primer beso con una mujer.
—Seh…
—¿Q-Quieres tener sexo?
Denji interrumpió el momento de reflexión preguntando directamente a su amiga. Sin maquillar nada como ella lo hacía. Ambos ya se habían excitado lo suficiente y se conocieron en su totalidad esta noche.
La cuarta hija miró a su chico. Lo miró con el mismo deseo que recibía de él. La cuarta hija no respondió con palabras, aproximó su rostro al de él y lo besó hasta tumbar lo en la cama. La cuarta hija continuó bombardeando de besos a su amigo. Quería hacerlo con él, quería que fuera él y nadie más qué él.
El pene de Denji volvió a estar en su punto y teniendo a Kobeni sobre ella solo pudo sentir cómo se acomodan ellos dos como si fuera un puzzle a nada de resolver. Las piezas encajaban, así como su pene y su vagina.
La cuarta hija sintió el miembro erecto de Denji frotándose en su vagina. Sentía las pequeñas caricias y el recorrido de su pene. Ella se movía lentamente y se sentía culpable de usar a su amigo como un estímulo para su placer. Los dos se besaban con pasión. Los labios del rubio se libraron de Kobeni cuando ella besaba su cuello. La introvertida estaba satisfaciendo todos sus deseos con él.
Denji sentía placer de sentir el suave cuerpo de Kobeni sobre él y en su carente sentido común casi arruina su mejor noche.
—Las cosas pervertidas se sienten mejor… — El chico le estaba dando razón a esas palabras que le habían dicho.
—¿Eh? — Kobeni despegó sus labios del cuello de Denji confundida.
El motosierra cambió de lugar con su compañera. Nuevamente estuvo arriba de ella. Se besaron otra vez y pelearon unos segundos con sus lenguas.
El chico susurró.
—Cuando las personas se vuelven más cercanas, las cosas pervertidas se sienten mucho mejor… eso fue lo que me dijo la señorita Makima.
—Vaya…
Kobeni no podía ocultar su rostro de decepción. Oír nuevamente ese nombre y en un momento como este. No sentía alguna ira, no era la forma de ser de ella, pero la invadía una seria inseguridad ¿Denji la comparaba con ella? O peor ¿Sentía que ella era el premio de consolación?
—¿Piensas en ella ahorita mismo?
—¿¡Qué?! ¡No! No, para nada. Solo estoy… recordando algo que dijo, es todo…
—Esa noche me dijiste que querías practicar conmigo para hacerlo bien con Makima ¿Sigue siendo ese tu plan?
—(...) No… Ya no es el plan. — Denji besó a Kobeni en los labios. — Si tú quieres, podemos hacer uno nuevo.
—No estoy segura sí mantendrás tu palabra. — Kobeni devolvió el beso que él chico le dió. — Solo por hoy. Deja de pensar en ella y enfócate solo en mí.
Denji asintió. Su idiotez casi frena todo. Vio la tristeza en los ojos de la cazadora. Era importante para él, posiblemente de las pocas cosas que aún le importan al cazador.
Los dos chicos volvieron a besarse y no se detuvieron. El mundo era para ellos. Eran el mundo del otro en ese momento. Ningún platillo se comparaba al deseo de saborear los labios de su compañero. Ninguna revista pornográfica se comparaba a lo que Denji está viviendo con su amiga.
Eran sólo ellos. Casi por instinto Denji sujetó una de las piernas de Kobeni y la empezó elevar, llevándola a su hombro. La otra pierna la siguió. Ambos tenían sus corazones latiendo a mil, la cuarta hija y el hombre motosierra querían sellar su relación.
Sus genitales no pudieron quedarse estáticos. El chico motosierra frotaba lentamente su pene con la vagina de su compañera. Escuchaba sus gemidos y conectaba con la mirada perdida de Kobeni. La chica agarraba con fuerza la tela del cobertor mientras no podía más.
—Kobeni… serás mi primera vez…
La cuarta hija estaba cegada por el placer que escuchó esa frase como un detonante para su lujuria. Kobeni quería más de su amigo y cualquier beso de lengua no se comparaba a lo que recibía Denji. Su lengua masacraba a la del motosierra.
Ella solo podía pensar en una sola cosa “Jodete Makima. Gané.” Se sentía ganadora de una competencia que solo tenía un solo participante.
—Hazlo Denji. También es mi primera vez…
Denji sujetó con firmeza su pene. Sin saberlo su glande tocó el clítoris de Kobeni. Ella volvió a gemir. Descendió un poco y cuando sintió dónde meterlo, intentó presionar.
—¡AHÍ NO ES!
Ni siquiera pudo ocultar su dolor. La cuarta hija gritó con fuerza y Denji se terminó asustando.
—¿Que no se metía ahí? — preguntó Denji.
—U-Un… poco más abajo…
—Oh…
El chico intentó arreglar su error. Descendió un poco más. Denji volvió a sentir un lugar donde poder meterla y preguntó a Kobeni sí ahora sí.
—¡Si! No bajes más de ahí. Que ni siquiera se te ocurra hacer eso.
—Okey ¿Lista?
—N-No… Qué… N-No se te ocurra venirte dentro…
—Cierto. Condones…
—¿Tienes?
—Power los usó como globos de agua.
—Maldita sea… ¿Crees que Aki tenga?
—Tenía un mujerón a sus pies y no hacía ni mierda con ella. No creo que haya cogido en su vida.
—Ehmm…
—¿Si lo hizo?
Kobeni asintió. Era incómodo chismear mientras sentía un pene a nada de entrar en ella.
—Wow. Maldito hijo de perra. Nunca cuenta nada de su vida.
—¿No me la ibas a meter?
—Ah sí… — Denji intentó empujar su pene lo que terminó generando mucha incomodidad en Kobeni. — ¿Te lastimé?
—¿Q-Qué parte que será mi primera vez no quedó claro? — Podía verse que estaba soltando una lagrimita.
—Oh sí. El Hitman. Lo ví en una película, creo.
—¡Himen! Idiota. — Kobeni intentó recuperar la compostura. Necesitaba recordar que le gustaba mucho su compañero. Ella suspiró y volvió a su tranquilidad habitual. — Solo sé gentil ¿Quieres?
Siguiendo la orden de Kobeni. Denji intentó ser suave con ella. Volvió a estimularla con lo que tenía entre las piernas. Ella se mojó más y deseosa porque él pudiera adentrarse, afirmó que era el momento.
━━━━━※━━━━━※━━━━━※━━━━━
『El colapso』
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Kobeni sentía la presión que ejercía Denji.
—No seas tan duro.
—Estoy siendo lo más gentil que puedo. Ni siquiera he entrado.
—¿Por qué rayos me duele tanto entonces?
—Yo que voy a saber… ya casi…
—¡¡Aaaaahhh!!
Denji y Kobeni no pudieron garantizar si su virginidad se había perdido ese día ¿Lo gozaron al final?
Cuando oficialmente estaban a nada de tener sexo. Escucharon la puerta de la habitación abrirse.
—¿¡Qué le haces a Kobeni, Denji?! — Gritó Aki antes de asomarse a ver lo que estaba ocurriendo. Tendō estaba aún mareada sin embargo estaba detrás de ella y por si no fuera poco, Power se había librado de sus ataduras. Los tres chicos asomaron su carota en lo que no les era pertinente.
—¿Qué sucede Aki? — preguntó Tendō hasta que vio la escena. — Oh por Dios.
—¿¡Dónde están esos dos bellacos?! ¡SU PUTA MADRE ESTÁN DESNUDOS!
Los otros tres cazadores vieron el acto de Denji y Kobeni. Los vieron desnudos, en una posición comprometedora y a nada de unir sus cuerpos. No había ninguna sábana que los tape.
Kobeni reaccionó tan rápido como idiota. Ocultó el rostro de Denji abrazándolo y miró a los tres con una cara llena de vergüenza.
—¡Cierren la puerta! ¡Largo!
Aki cerró la puerta y detrás de las paredes se podía escuchar como los tres se lamentaban por ver algo tan desagradable. Power buscó el cloro. Tendō seguía teniendo sueño así que buscaría cumplir su penitencia con la almohada y Aki estaba tan consternado con lo que vió que ignoró la maldición de Himeno. Buscó lo que quedaba de alcohol para ingerirlo y olvidar lo que había visto.
Otra vez solos. Denji quiso retomar por dónde lo habían dejado. Quiso volver a intentar entrar en ella mientras que Kobeni no podía seguir estando caliente. Su borrachera había bajado y pensó en lo que Aki había dicho “¿Qué le haces a Kobeni?”
No tenía ningún sentido para ella. Ella era la mayor, la adulta dentro de estás cuatro paredes y él seguía siendo un menor para la ley. Himeno alguna vez le dijo que al ser un demonio quizá eso no importe, pero para Kobeni eso siempre fue un conflicto.
Aún con Denji intentando buscar donde era el orificio. La chica lo empujó y se liberó de él. Denji quedó totalmente extrañado.
—¿Te volví a lastimar? — Denji preguntaba mientras venía como Kobeni recogía su ropa del piso. — ¿Eh? E-Espera… ¿Qué haces?
Kobeni solo podía pensar en lo que estaba haciendo con Denji. Se había enojado con Himeno por intentar aprovecharse de alguien como él y por desgracia, sentía que no se comportó distinto a ella. Sentía que estaba aprovechándose de alguien como él.
Kobeni volvía a estar totalmente vestida mientras que Denji seguía confundido.
—¿Fue lo de esos idiotas? Lo van a olvidar.
Kobeni lo ignoró.
—¿Fue por lo que dije de Makima? Lo siento. Lo siento en serio. — Por primera vez, Kobeni observó el rostro de Denji lleno de angustia. Eso la rompía.
—¿Te traté mal? — Denji por primera vez se sentía… vacío… Era una sensación que le disgustaba. No quedaba más que apretar su corazón mientras veía como la chica que le gustaba se quería retirar. — ¿Q-Qué hice mal?
Kobeni estuvo a nada de abrir la puerta de la habitación. escuchó como la voz de su amigo empezaba a quebrarse. Ni siquiera estaba consciente si era por el efecto del alcohol. Nunca había visto a Denji así de emocional. Volteó para verlo a nada de soltar alguna lágrima. Incluso desnudo, ya no había incomodidad entre los dos.
La chica regresó y lo abrazó.
—Tu no hiciste nada malo. No fue tu culpa. Lo siento…
—¿P-Pero por qué te vas?
—Yo sí hice algo malo. Lo siento mucho. No quería aprovecharme así de ti. Lo siento.
—Tú no hiciste es… — Kobeni tapó la boca de Denji antes de que dijera otra cosa.
—No creo que comprendas ahora lo que te hice. Solo espero que me perdones. Tu significas mucho para mí.
Denji se calmó. Kobeni levantó su ropa y lo ayudó a vestirse. La cuarta hija sentía mucho remordimiento de verlo desnudo en una situación así. Quería hacer las cosas bien con él y en el fondo sentía que se equivocaba.
«¿Tengo que esperar tres años?» — preguntó Kobeni para sí misma. Incluso ese pensamiento se sentía mal para ella.
Cuando por fin se terminaron de vestir. Kobeni quiso salir de la habitación. Denji la detuvo sujetando su muñeca. Se sentía extraño, por lo regular ella buscaba la excusa para qué él siempre se quede a su lado. Era extraño querer alejarlo por esta ocasión.
—Quédate a dormir aquí.
—Denji… no…
—No tendremos sexo. Solo… Quédate a dormir.
Kobeni aceptó. Se sentía como una vil idiota. Una tonta desalmada que seguía aprovechándose de alguien como Denji.
Era la misma posición de siempre. Ambos acostados y abrazados como bien sabían. Sin embargo Kobeni ya no sentía esa emoción, sentía que cruzó una línea que separaba el amor del abuso.
—¿Puedo escuchar tus latidos está vez?
—¿Eh?
—Te sentías tranquila cuando escuchabas mis latidos ¿Verdad? — preguntó Denji.
—Si. Me sentía así.
—¿Puedo hacerlo esta vez yo? No haré nada raro.
Kobeni asintió y tuvo en su pecho la cabeza de Denji. Tal como prometió, no sintió alguna mano floja en alguna otra parte de su cuerpo. Solo era él escuchando el ritmo angustiado del corazón de la chica.
Denji durmió rápido. Calmandose con cada latido de ella. Kobeni no podía sentir lo mismo. No podía conciliar el sueño.
Aún quería resolver lo que sentía por el chico motosierra.
¿Lo amaba o solo era un instrumento para desahogar sus penas?
Notes:
Volveré a dormir.
Por cierto, este capítulo ya estaba planeado, pero me gustó su similitud con Back to friends de Sombr.En Wattpad hay un fanart exclusivo de este capítulo. vayan a verlo si tienen las ganas

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