Chapter 1: ¿Cómo que soy un Lannister?
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Jon Jaime
Lucerys solo alcanzo a cerrar los ojos y rezar a que Arrax sobreviviera.
Lucerys sentía la suave lana envolver su piel. Trato de moverse, pero solo soltó pequeños gemidos. Le dolía todo el cuerpo, se sentía tan mal que no pudo evitar llorar.
Lloro, todo lo que sus pulmones podían.
Hasta que escucho una voz desconocida.
–Aúlla como todo un dragón –fue la voz de una mujer.
Sentía que lo tenían en brazos. Un hombre lo tenía en brazos, completamente en brazos
–Mi pequeño dragón.
Sintió unas gotas caer en su cara, cuando abrió los ojos se encontró con un par verde. El verde más hipnotizante que ha visto. Parecían gemas. Y no entendía el porque el hombre era tan gigante, tampoco entendía porque lloraba.
–Mi pequeño niño, eres tan parecido a tu papi. Crecerás para ser todo un guerrero, mi pequeño Lucerys.
¿Crecer?
Trato de mover sus manos. Pero veía todo borroso y las pudo ver, eran manos pequeñitas.
Lloro más fuerte.
Escucho la risa del hombre.
–Mi Lord, el príncipe esta despertando –dijo una voz claramente femenina.
–Vamos mi pequeño león tu papi está esperando.
Lucerys no entendía nada, podía escuchar las voces y susurros de las personas en la habitación, pero el hombre que lo tenía cargando lo mecía lentamente calmando un poco su alma y envolviéndolo en su aroma. Hasta que de pronto fue depositado en unos brazos muy calientes y fuertes, que lo agarraban con una clara experiencia.
–Hola… Hola mi pequeño lobo –fue la susurrante y suave voz masculina.
¿Un dragón, un león y ahora un lobo? Que otro animal iban a nombrar para referirse a Lucerys.
Sintió unos labios ásperos en su frente. Y lo vio, era claramente un omega por su suave olor a moras silvestres, lo miraba sin paladear con sus ojos violeta grisáceo.
Nunca había visto ese color en su familia.
–Mi bebé.
¿Bebé? ¿El omega había dicho bebé?
Y cayo en cuenta.
El era un bebé.
Lloro nuevamente. Lloro hasta que no pudo más. Hasta que su pequeño cuerpecito no pudo más y se desmayó.
–Grita como si Tormund hubiera tenido un hijo con un Dorthraki.
–Jaime, no me hagas reír.
Fue lo último que escucho.
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Antes Jaime Lannister era un alfa, “hijo” de Tywin Lannister, era un Matarreyes, hermano de dos y de la cual uno de ellos era su amante.
Ahora Jaime Lannister sigue siendo un alfa, hijo de Joanna Lannister, un Matarreyes, mata-parientes, sin hermanos, un héroe, esposo y padre.
Jaime Lannister había alcanzado la felicidad después de casi treinta años perdido. De solo existir. De solo perder. Ahora él tenía una familia que podía llamar suya.
Cuando al fin se casó con Jon, una noche antes de la guerra por el amanecer, se sintió eufórico. Cuando Jon golpeo al rey de la noche con su espada, sintió angustia al ver como su esposo no se movía, cuando los espectros dejaron de moverse y cayeron como marionetas sin tiras, los caminantes blancos se quebraron uno a uno, cuando el rey de la noche se quebró y exploto frente a sus ojos, cuando Jon cayo, corrió hacia él y vio que el dragón de su esposo rujía con todas sus fuerzas, sintió que su corazón se detenía. No paro de correr, hasta que llego al lado de su omega. Jon había sido golpeado en el hombro.
Todo estaba en silencio, todos pendientes del Ultimo Héroe. Cuando el rey Aegon y la reina Daenerys llegaron en Drogon y Rhaegal, creyeron lo peor al escuchar el rugido de Viserion. No se dio cuenta en qué momento llego Arya Stark, solo recuerda que ella le aseguro que Jon viviría. Con eso el rey levanto su espada y nombro a su esposo como el Príncipe que fue prometido, el Ultimo Héroe, el lobo y dragón blanco, Jon Targaryen, el salvador de la vida. La gente empezó a celebrar, a llorar de alegría y por los caídos. La vida había ganado. La guerra del amanecer fue vencida por los vivos. Ellos ganaron.
Jaime se quedo al lado de su esposo. El también fue nombrado héroe. Y todos los que estuvieron en la guerra.
Cuando Jon despertó, Jaime lo beso y se volvieron a casar bajo los dioses valyrios, la reina Daenerys los caso. No podía dejar que Sansa Stark ganara, ya que la loba roja los caso bajo los dioses antiguos. Pero en un golpe de genialidad el rey Aegon se consiguió un septon guerrero (ahora ese septon es un Máximo Devoto por casar al Guerrero renacido) y los caso bajo la mirada de los siete.
Todo fue alegría para Jaime hasta que su hermana rapto a Tyrion y lo ejecuto frente a las puertas de la ciudad. Jaime se perdió en el dolor, hasta que Jon lo saco a flote. Invadieron la ciudad. Pero Cersei poseía un macabro plan, incendio la mitad de Desembarco del rey con fuego salvaje. Jaime fue el primero en llegar a la Fortaleza Roja, allí estaba ella, sentada en el trono de hierro, con una sonrisa enferma en el rostro. No dudo en atacar. De un solo corte su cabeza salió volando, Jaime solo sintió un vacío en su corazón. Jaime se trasformo en un mata-parientes, Jaime se quedo sin hermanos. Jaime lloro. Y los brazos de Jon lo rodearon y sintió que al fin podía descansar.
Su primer hijo nació dos años después, lo nombraron Arthur, Arthur Lannister, de cabello como el oro y ojos morados. Jaime sintió un nuevo tipo de felicidad cuando lo tuvo en brazos. Su alfa, se sentía completo. La Roca, tenía un digno un heredero. Hijo del Ultimo Héroe e hijo del Matarreyes. A Rickon Stark y Daenerys le encantaba la ironía.
Ahora su hijo mayor tenía seis onomásticos y Jon le acaba de dar un nuevo regalo, un pequeñito cachorro con pulmones que compiten con un Dorthraki adulto. Una pequeña copia de su esposo, con ojos violetas grisáceo y su negro cabello.
Lucerys.
Lucerys Lannister. Jaime ya tenía a un Jacaerys en su vida. El verdadero nombre de Jon era Jacaerys Targaryen, nombrado así para honrar el pacto de hielo y fuego hecho por Cregan Stark y el príncipe Jacaerys Velaryon, pero a Jon no le gustaba. El siempre preferiría el nombre de Jon Lannister, Stark o Targaryen.
Y Lucerys se sentía correcto. Un pequeñito omega. Ahora tenia dos lunas. Porque según Jon, Jaime y Arthur eran sus soles.
Jaime era feliz.
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Jaime veía como Jon dormía tranquilamente, cansado después de estar casi siete horas de parto. Su esposo era todo un guerrero, en el campo de batalla, en la cama y en el lecho de parto.
Cuando su prima Joy llego con Arthur camino lentamente para presentarles a su nuevo integrante a la familia.
–Arthur, Joy, él es Lucerys. El nuevo integrante a nuestra familia –dijo el rubio mientras arrullaba a su cachorro –los ojos de su cachorro mayor miraban con asombro a al bebé en sus brazos –Eras igual de pequeño, mi león.
Arthur abrió los ojos sorprendido y miro al bebé fijamente.
–¡Es igual a papi! –fue lo primero que dijo su cachorro.
Jaime soltó una gran carcajada de regocijo. Porque era cierto, su Lucerys era el reflejo de su papi.
El pequeño al fin había parado de llorar y miraba fijamente a Arthur. Es solemne como Jon.
A Jaime le llego el rostro solemne de Ned Stark y les pidió a los dioses que su hijo menor no se parezca al antiguo Lord del Norte.
La risa de Joy llego a sus oídos al ver como el bebé le apretaba un dedo a Arthur.
–Tienes mucha fuerza, vas a ser mi escudero –dijo el pequeño rubio –Yo tendré a Garra y tu a Hermana Oscura, lucharemos contra los otros.
–¡Papá! ¡Yo escogí su huevo! –dijo su Arthur –¡Es blanco con naranja! Ya lo puse en su cuna ¡Es un huevo de Viserion!
Agh… Los dragones. A Jaime le agradaba mucho más Fantasma que los dragones. El dragón de su hijo era grande y morado, su hijo lo llamo Uva.
Uva, el dragón que le encantaba el pescado y le gustaba meterse a los pasillos de Roca Casterly, el dragón que espantaba a los sirvientes y no entendía en Alto Valyrio, pero entendía la Lengua antigua. Lo que tanto a Daenerys como a Aegon les causaba gracia. Pero Jon dijo que le enseñaría la Lengua antigua a todos sus hijos como el Alto Valyrio. Y lo hizo.
–Le voy a decir a mi hermanito que nombre a su dragón como Melocotón.
Jaime aun no sabia como se originó la obsesión por los nombres de frutas, su hijo tenia dos gatos anaranjados, Naranja y Mango. Jon le dijo que era normal en la familia, pues el lobo huargo de Rickon se llama Peludo porque era peludo y el lobo de Brandon Stark se llama Verano porque llego en verano.
–Mi niño cuando se rompa el huevo Lucerys lo nombrara y no creo que pueda pronunciar melocotón –Jaime mando otra oración a los dioses para que el futuro dragón no tenga un nombre ridículo como Tormund, Huevo o incluso Tywin.
Se dio cuanta que su hijo ya no lo estaba escuchando, estaba absorto en el nuevo integrante de la familia.
–Te enseñare muchas cosas, volaremos hasta el mar del ocaso, conquistaremos Yi Trish, iremos al Norte y más allá de la murralla donde vive el tío Bran –su hijo menor le decía fijamente a al cachorro más joven, además ¿Conquistar Yi Ti? Vaya, eso era nuevo –también seremos caballeros como los papis y los tíos, quizás no tengas nombrre de caballero como yo, pero forjaras tu propio camino, comeremos muchos pasteles y caramelos de frutas y conoceremos todos los pasadizos de la Fortaleza Roja con el primo Aemon, pero seremos mejorres caballeros que el primo Aemon…
Su cachorro seguía hablando, Jaime quería reír, a su cachorro mayor le faltaban los dientes de adelante y le costaba pronunciar la r, Jaime se desconectó cuando nombro al primo Aemon, el pequeño heredero al trono de cuatro onomásticas. El hijo milagro de Aegon y Daenerys. Practicaron de todo para que nazca un hijo, pero con la maldición de Daenerys y como ambos son alfas, era casi imposible. Aun así, con la ayuda de una mujer de Asshai lo lograron, nació el príncipe Aemon, el primero y único hijo de la pareja. Cuando nació, la reina casi fallece, su útero se desprendió y salió junto a su hijo único. Ella quedo totalmente estéril, pero logro su cometido, un hijo. Jon la acompaño durante todo su embarazo y concepción. El príncipe nació pequeño. Pero paso el año y el siguiente, ahora en un niño listo, sano y molesto. Siempre busca los brazos de Jon. Quiere que Jon le cuente cuentos, que le cante, que lo cargue, que lo bese. El mocoso claramente era un alfa. Y Jaime disfrutaba cuando Arthur le ganaba en sus infantiles juegos.
–Seremos los mas grandes jinetes de dragón –increíblemente su hijo mayor seguía hablando y su pequeño hijo tenia los ojos cerrados, y una respiración lenta.
Su bebé se durmió mientras escuchaba a Arthur.
Jaime sonrió suavemente. Y tomo a Lucerys de los bracitos de Arthur suavemente.
–Se durmió mi vida –le dijo suavemente –Lo llevare a su cuna.
Su hijo lo miraba con grandes ojos.
–Iré a ver a papi –dijo para después correr a la habitación en donde estaba Jon.
Joy lo miraba divertida.
–Muchas felicidades primo, espero que Lucerys se parezca a el primo Jon –le dijo la rubia con una sonrisa –Mandare la carta a sus Gracias anunciando el nacimiento de Lucerys, primo.
Agh… Los reyes Targaryen.
–Por favor Joy, te lo agradecería.
Ella abandono la habitación, yendo a mandar la carta que estaba escrita hace casi una semana atrás.
Miro a su cachorro una vez más, un mechón de cabello negro, cara hinchada y roja. Pequeñas manos en forma de puño en su pequeño pecho, un aroma a leche y moras. Otro niño perfecto. Un hijo de Jon y de Jaime. Era perfecto, al igual que su desdentado Arthur. Ahora tenían la parejita, un pequeño alfa y un pequeñito omega. El corazón de Jaime estaba lleno a estallar de amor.
Dejo al pequeño bebé en la cuna, al lado un huevo blanco nacarado con toques naranjas lo esperaba. Le hecho la ultima mirada antes de dejar la habitación, hasta que dio un brinco por el susto al ver a Fantasma acostado en la entrada.
–Joder, amas asustarme ¿No es así?
El lobo huargo lo miraba sin pestañear. Jaime dejo refunfuñando la pequeña habitación, mucho más tranquilo, dejando a su pequeño en las manos de un guardián tan bueno como Fantasma.
Llega a la habitación, Jon esta limpio y dormido, su hijo mayor está en la cabecera, peinando su cabello.
Jaime definitivamente era feliz.
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Ya habían pasado seis vueltas de luna y Lucerys cree que ya se a acostumbrado a esta nueva vida.
Seis vueltas de luna desde que Vaghar lo mato junto a Arrax.
Lucerys miraba sus dedos, era una de las pocas cosas que alcanzaba a ver con su corta visión.
Dos vueltas de luna de cagarse y mearse encima, dos lunas de humillación y quedaban muchas más. Pero increíblemente lo aguantaría.
Le gustaba mucho la voz de su nuevo de su papi, tenia una voz especial para los cuentos y canciones, tenia el cabello negro y rizado, ojos que un día eran violetas, otros días eran grises y otros donde ambos colores vivían juntos en su mirada, ojos muy bonitos en opinión de Lucerys, tenía varias cicatrices en su rostro, pero hacían resaltar aun más su belleza. Manos callosas por la espada, pero cuidadosas cuando lo tocaban, olía a moras y ballas. A Lucerys le gustó mucho su nuevo papi, pero nunca olvidara a su madre Rhaenyra, la cual era una alfa fuerte y perfecta. Su nuevo papi no era perfecto, se equivocaba cuando tejía, no le gustaban las personas, prefería a su propia familia por encima de los demás, era un luchador y no tenia miedo cuando le levantaba la voz a su alfa. Le gustaban muchos los vegetales.
A Lucerys le gustaba su nuevo papi, pero sentía que su corazón estaba traicionando a su madre. Pero los dioses me dieron otra oportunidad. Una oportunidad en donde no era… un bastardo. Aquí no era una copia de un comandante. Aquí era la copia de su papi, lo que a Luke le calmaba el alma. Además, su papi era un Targaryen con el cabello negro. O Lucerys suponía que era un Targaryen por el huevo que siempre lo acompaña en su cuna. Pero no solo era un Targaryen si no también un Stark.
Su padre, su verdadero padre en esta vida era un Lannister.
Lucerys era un Lannister. Un Lannister de Roca Casterly.
Su padre era rubio típico de Lannister, ojos verdes más lindo que los de los Lannister, tiene una voz graciosa y suave, siempre hace reír a papi y lo miraba con adoración. También mira a Lucerys con adoración. Cuando papi duerme, su padre le canta una canción acerca de lluvias. A su padre le faltan dos dedos de la mano derecha, aun así, lo carga con extremo cuidado. Su padre es grande, amable, no le gusta leer así que inventa cuentos, que al poco tiempo se olvida. Tampoco le gustan las carnes, prefiere los pasteles, siempre se burla de alguien llamado Tormund y del rey, sus manos son callosas y fuertes, siempre trata de hacerlo reír, no le gusta que Lucerys este en silencio. Su nuevo padre no es como Daemon, Laenor o Harwin Strong. Es un alfa que ama a su esposo, ama a sus hijos por igual, no dejaría a su papi parir solo, no dejaría a su papi por ir a la guerra, no dejaría solo a su papi por la muerte de un hijo, no dejaría a su papi por las órdenes del rey. Su padre huele a bosque y extrañamente a carbón, lo cual era un aroma asociado a los Targaryen. Lucerys definitivamente prefiere a su nuevo padre. Dos meses y ya lo sabe. Y su corazón sangra, pero no se arrepiente de los nuevos sentimientos por su padre.
Y su hermano mayor, que no tiene el cabello castaño, no tiene ojos marrones, pero lo mira con la misma que devoción el primer hermano de Lucerys. Algo que lo asusta ya que Arthur es una copia de su tío Aegon, el que le robo la corona a su madre, pero con el cabello como el oro y con ojos color lavanda, como la flor que le gustaba tanto a Lucerys, sus ojos eran de un tono muy diferente. A su nuevo hermano mayor le faltan los dientes de adelante, pero aun así no desiste en hablarle todo el día a Lucerys, lo cual agradece, así no piensa en su antigua vida, si no en tratar de entender lo que dice su hermano.
Le habla desde dragones, lobos, conquistas, asesinatos, comidas, frutas, los otros, Fantasma, Peludo, Nymeria, un Rick Stark, los reyes, un primo Aemon, espadas, pero su tema favorito sin duda son las conquistas, le a dicho muchas veces que juntos conquistaran Yi Ti y empezaran un nuevo Imperio del Amanecer, el que se llamaría Lobos de Westeros o los Dragones de oro, Lucerys se sorprende de la capacidad que tiene Arthur para hablar. Y admira mucho a su papi por escuchar todo lo que dice y entenderle a Arthur, y tener una conversación medianamente cuerda. Su padre es otro tema, cuando Arthur habla demasiado, padre lo desafía con la espada de practica que tienen y ambos se pierden por horas. Lo cual le da un pequeño descanso bien merecido a Lucerys.
Su hermano mayor huele en mayor parte a sus padres, a moras y bosque, lo mismo que Lucerys, pero, aun así, puede oler el fuego de su hermano. Un pequeño alfa amable y cariñoso. Que se parece mucho al tio Aegon. Prefiere mil veces a Arthur que a todos sus tíos.
Ahora su padre y hermano están en el patio esperando a los reyes, que al fin pudieron hacerse un tiempo, solamente para venir a verlo. Para ver a Lucerys y quedarse una vuelta de luna con ellos.
Su papi lo tiene en brazos y siente el frio del viento golpear su cara. Algo a lo cual esta acostumbrado, ya que su papi lo saca a dar una vuelta a él y Arthur en su dragón Viserion.
Y los escucha, a lo lejos. Rugidos. Se acercan los dragones.
Los siente aterrizar.
–¡Sobrino! Es una cosa preciosa la que tienes allí –dice una voz claramente femenina –Déjame verlo bien.
De repente frente a su rostro aparece el de la mujer. Ojos violetas y cabello largo.
La reina. La que le dice sobrino a su papi.
–¡Mírate! ¡Bonito! ¡Tan parecido a tu papi! –su papi lo entrega a la mujer, en sus brazos la puede oler, una alfa femenina, con su aroma a fuego intenso, con facciones hermosas, grandes ojos lilas y casi de la misma estatura que su papi –¡Vas a ser todo un galán!
Lucerys la mira fijamente sin pestañear. Y la reina lo mira igualmente. Ninguno pestañea.
Están unos minutos así hasta que escuchan el aterrizaje del otro dragón.
La risa de un hombre le llama la atención, esa risa no es de su padre.
Escucha a Arthur quejarse.
–Lannister –dice la voz del extraño –Felicitaciones.
Escucha a su padre saludar al rey.
–Aegon, un gusto ver que aun no te caes de Rhaegal. Ojalá pudiera empujarte.
Lucerys se sorprende ¿Acaso su padre le estaba diciendo al mismísimo rey que le desea la muerte?
Pero el rey solamente suelta otra carcajada.
–Hermano, muchas felicitaciones –¿Hermano? ¿El rey acaba de decirle hermano a su papi? –Te ves radiante, Dany, déjame ver a nuestro nuevo integrante.
Lucerys es pasado a los brazos del rey, el cual tiene los ojos morados y cabello plateado, un típico Targaryen, incluso olía a fuego. Pero aun así no se parecía en nada a los Targaryen que conocía en su primera vida, tenia ojos almendrados y era muy bronceado. Parecía un Dornish. Como el maldito Criston Cole. Pero el rey era mucho más guapo que Crispin.
–¡Wow! Es muy parecido a ti hermanito, que felicidad no ver una gota de sangre Lannister en él –¿Qué esta pasando entre su padre y el rey? –Sus rasgos son todos Targaryen.
Eso claramente era una mentira, Lucerys era más un Stark que Targaryen. Al menos según su padre. Su papi dice que la sangre de los primeros hombres es mas poderosa.
Jon solamente se rio.
–¿Dónde está mi pequeño principito? –pregunto su papi.
Un niño que Lucerys no había visto corrió a las piernas de su papi. Jon cargo al niño con facilidad y lo poso en su cadera.
Todos escucharon al padre e hijo Lannister quejarse.
–Aemon ¿Cómo estas mi gran principito? –el niño se aferraba fuertemente al cuello de su papi, podía ver a Arthur preparándose para morderle la pierna al príncipe –Estas tan grande. Pronto serás un gran protector del reino.
Lastimosamente su padre cargo a Arthur antes de lograr su cometido.
El niño se rio e inhaló descaradamente de la glándula odorífica de su papi. Lucerys podía entender las ganas de Arthur por morder al príncipe. Cuando lo presentara no dudaría en tirarle el cabello.
–Bien –respondió el príncipe –Nació mi huevo, mamá no me dejo ponerle Vhagar, así que le puse Boash como el dios, no tiene un nombre de frutas porque sería muy tonto, es muy negro, con vetas plateadas y ojos platas con líneas lilas. Son como tus ojos, muy bonitos.
Arthur al estar aun cargado por su padre lanzaba un grito de guerra preparado para saltar encima del príncipe, pero antes de que ocurriera su papi entrega al príncipe a su madre la cual lo deja suavemente en el piso. Su papi lo quita del rey y se para en frente del príncipe.
Lucerys se congela, el conoce esa cara, el conoce esos ojos… Ahora hay dos, donde antes había uno. Uno de color violeta y el otro como un zafiro.
El corazón de Lucerys estaba que le salía por la boca al sentir el horror al ver esos ojos.
El niño le sonrió angelicalmente, se agacho hasta quedar a su altura y aspiro su aroma. Cerrando los ojos. Lucerys trato de arañar, pero sus cortos brazos no alcanzaban el rostro del príncipe.
Y cuando el niño abrió los ojos, vio directamente a su alma.
–Hola taoba.
El grito de Lucerys se escucho en todo el patio, incluso sobrepasó el gruñido de los dragones.
–¡De verdad grita como un Dorthraki!
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No se poner notas XD
Es un omegaverse normal, con nudos y esas cosas, las mujeres alfas tienen miembros, a los omegas masculinos se le hinchan los pectorales cuando dan a luz y son intersexuales, se me dificulta mucho escribir un parto por el ano. Las mujeres alfas igual pueden parir pero es muy riesgoso y extrañamente quedan embarazadas.
Ahora Jon tiene 27, tuvo a Arthur a los 21. Y Jaime tiene 41, aplico un Daemon a Jon.
Dany tiene 26 y Aegon 29.
Arthur 6, Aemon 4 y Lucerys 6 meses.
Jon y Lucerys son omegas.
Arthur, Aemon, Dany y Aegon son alfas.
Chapter 2: Menos mal volví a ser un Targaryen
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Aemond Targaryen murió con muchos arrepentimientos. Pero el más grande tenía ojos oscuros y rizos negros.
–Muere monstruo –gruño el príncipe canalla.
Puta mentirosa. La bruja que había tomado por amante le aseguraba su victoria, su victoria necesaria para poder llegar a Maelor y Jaehaera, y mantenerlos a salvo, lo único que quedaba de su hermana. Lo único que le quedaba para tratar de redimirse. Lo único que le quedaba, para no ser un completo monstruo.
Pero Aemond siempre ha sido un monstruo.
Desfigurado, un ladrón, asesino de parientes, rompe juramentos, asesino de parientes.
Pero Aemond nunca aspiró ser todo eso. El solo quería un dragón, no perder el ojo. Cuando aún era niño quería un omega, termino matando a ese omega. Cuando era niño quería hijos, el mismo le sirvió el té de luna a Alys en su vino dulce para que ese niño no nazca. Quería que Helaena tuviera una vida feliz, pero ella se mató por su culpa. Quería una familia, no destruir su familia. Quería ser un gran caballero, pero termino siendo un monstruo.
Aemond solo sintió el frio, un frio sofocante que empezaba en su ojo con el zafiro.
Después sintió que todo su cuerpo estaba apretado.
Quizás así se sentía la muerte.
Guardo silencio. Sus pulmones no tenían aire, una muerte que lo acercaría a él.
Hasta que sintió los golpes en su espalda.
No podía controlar su cuerpo, sentía las lágrimas correr por su rostro y soltó un gemido, seguido de otro y otro. Esto se convirtió en un llanto tranquilo pero estable.
–¡Un príncipe! ¡Mi reina un príncipe! ¡Y un alfa nada menos! –escucho una voz femenina seguida de varias más.
–Aemon… Su nombre será Aemon, el futuro rey. Aemon, el primero en su nombre –dijo otra voz femenina entre quejidos.
No… No… Estaban equivocados, su nombre era Aemond.
–¡La reina! ¡Se está muriendo la reina! –escucho ahora a otra voz masculina –¡Dany, Dany resiste! ¡Tienes que ver a tu hijo crecer!
De repente estaba envuelto en unos brazos, sentía la sangre en su rostro, así como en todo su cuerpo.
–¡Llamen al rey! ¡La reina está muriendo! –volvió a decir la misma voz masculina.
–¡Que está pasando! ¿¡Mi hijo!?
–Es saludable –dijo la voz que lo tenía cargado –Pero Dany… No sé si lo lograra.
Aemond estaba cansado. Tan cansado que solo quería dormir.
–Lo limpiare y alimentare –dijo la voz suave –Estará listo para ver a su madre saludable.
Sintió una gran mano tocar su rostro, pero no abrió los ojos.
–Su nombre es Aemon.
–Aemon… Un nombre digno de un rey –sintió las feromonas alfas envolverlo. Olía a hogar –Por favor, cuídalo Jon.
–Con mi vida Egg, ve con Dany.
Aemond quería estar atento a lo que sea que viniese, pero su cuerpo no aguanto, Aemond se durmió.
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Aemond sentía pasar los días en su cuerpo, no tenía idea de cuánto tiempo durmió. Estaba en un limbo. Las únicas veces que poseía algo de conciencia siempre veía a tres personas. A un alfa que extrañamente era un Targaryen, ya que su cabello era el típico plateado y sus ojos de un fuerte morado. El hombre tenía un extraño parecido a Daemon.
La mujer alfa que tenía un aspecto enfermizo. Su cabello largo y rizado, ojos lilas y muy parecida a Rhaenyra.
Eran extraños para Aemond.
Pero el omega masculino… Era tan parecido a él. El omega tenía el cabello rizado y negro, sus ojos eran de un extraño color violeta.
Un día cayo en cuenta de que era un bebé. Despertó justo cuando el omega de cabello negro le estaba dando de amamantar y Aemond estaba chupando desesperado. Se horrorizó en el mismo al instante, pero su cuerpo no le hizo caso. El alimento era más importante para su débil cuerpo. Solo podía mirar al omega que tarareaba.
—Hola, lindo cachorro —dijo con un asentó norteño y Aemond quería responder, pero su boca no dejaba el pezón, para su gran vergüenza —Tienes los ojos más hermosos que he visto.
Ojos, el omega dijo ojos. Aemond tenía ambos ojos.
—Mi pequeño príncipe, con tu nacimiento el futuro de la casa Targaryen está asegurada. Un futuro próspero y feliz.
¿El futuro de su casa?
Aemond volvió a nacer. Tenía nuevos padres, Aemond volvió a nacer y no tenía a nadie. No recordaba leer de ningún consorte del norte. Así que no estaba en el pasado. O quizás sí y el omega era uno de los muchos amantes de Maegor el cruel.
Rezo a todos los dioses para que ese no sea el caso.
Además, los Dioses lo castigaron con un padre omega tan parecido a Lucerys.
Aemond se empezó a entristecer al pensar en su antiguo sobrino. Ese omega fue el comienzo de su fin. La tristeza lleno a su pequeño cuerpo y empezó a sollozar, maldita sea, aún no soltaba el pezón.
—No llores cachorro, Dany sobrevivirá —sentía la mano del omega acariciar suavemente su rostro—Dany es la alfa más fuerte que conozco, pero no le digas a tu padre o a mi esposo.
¿Esposo? ¿El omega era el amante de su madre alfa?
Se quería reír de la ironía del destino. Aemond ahora era un bastardo. Pero Aemond no podía dejar de mirar al omega para su humillación.
Estaba tan absorto en esos ojos que lo observan que no se dio cuenta del extraño que entraba a la habitación.
—¿Cómo lo llevas valonqar? —dijo una voz que Aemond estaba seguro de que ya había escuchado varias veces —Mi pequeño glotón debe de ser el hombre más afortunado de la tierra en este momento.
El omega que lo alimentaba dejo escapar un bufido para nada principesco.
—Hermano, lo único que hago es sentarme y Aemon hace todo el trabajo.
Aemon… Tan parecido, pero tan equivocado.
Sentía las manos del alfa alrededor de su cuerpo.
—Voy a cargarlo, hermanito —¿Hermano? ¿Su padre omega engañaba a su hermano con su esposa? —Mi pequeño cachorro…
Su supuesto padre apenas lo soltó del pezón del omega, el pequeño cuerpo de Aemond empezó a sollozar, para más humillación de Aemond.
—¡Ah! ¡Míralo! Apenas dos lunas y ya tiene un favorito.
El alfa lo volvió a empujar a la tetilla del omega.
Sentía las vibraciones del omega al reírse.
—Jon, si Arthur lo viera, tu cachorro moriría de celos —dijo el alfa mientras se sentaba al lado del omega, para observar a su cachorro —Mi sobrino es tan parecido a su padre que no me sorprendería que fuera celoso como Jaime.
Cuando el alfa termino de hablar, se volvió a abrir la habitación, entrando un hombre alto y rubio, su cuerpo y esencia gritaba alfa. En sus brazos traía a un niño igualmente rubio, quizás de dos o tres onomásticas.
—Justamente de quienes estaba hablando —le susurro Aegon a Jon.
—Mi buen hermano y mi sobrino ¿Han venido a ver a mi hijo? —exclamo el alfa mientras se paraba.
—A papi —dijo la voz infantil, mientras el rubio mayor reía —Dragón.
—Ven Arthur, conoce a tu primo menor —el omega que tenia en brazos a Aemond hablo.
¿Primero?
Aemond por su parte no entendía nada, el alfa Targaryen era su padre alfa, pero el omega lo dio a luz, ¿Cierto?
O se equivocaba y la mujer alfa que nombraban era su padre alfa. Pero ese hombre rubio era el esposo del omega.
La cabeza de Aemond dolía. Así que prefirió no pensar en aquello.
—Bebé —Y Aemond lo vio.
Ese niño que lo veía era Aegon.
Aegon esta con él.
Maldito, maldito. Baela te mato. Dejaste a tus hijos solos.
—Waa —fue lo que dijo el bebé Aemond.
—Al parecer le agradas Arthur —dijo el hombre rubio.
¡Mentira, Aemond lo quería matar!
—Mi propia sangre ya favorece a la sangre de Jon por encima de mí —dijo el hombre que posiblemente sea el padre de Aemond.
—Repite Arthur —el omega le hablo al niño rubio —Hola Aemon.
—¡Hola Aemon! —repitió el niño como un loro —¡Dragón!
Todos se rieron, pero a Aemond solo le causo desagrado, incluso aquí se quiere hacer el estúpido.
—Juntos creceremos grandes y fuertes —Aemond no se dio cuenta que el omega ya no lo alimentaba.
—¡Juntos grandes fuertes! ¡Como lobos!
—Y volaremos en dragones —finalizo el omega.
—¡Volaremos en dragón! ¡León! —y después el niño rugió como un león.
Aemond fue dejado en la cuna, algo que le disgusto.
El omega ahora tenia al niño rubio en sus brazos.
Y Aemond lo vio. El infante tenía entre sus brazos un huevo, un huevo de dragón de color verde y negro.
—Vamos Arti, déjalo en la cuna de Aemon —lo alentaba el omega.
Aemond, nunca olvidaría su huevo original. Ese el que nunca nació. El cual era de los mismos colores que el huevo.
—¡Yo lo escogí! —exclamo el niño rubio.
Lentamente el huevo fue dejado en su cuna.
Aemond sin darse cuenta estiro su pequeño brazo para sentirlo.
Y lo sintió. Ese calor que no estaba en su primer huevo.
Este huevo nacería solamente para Aemond.
Se dio cuenta que era diferente a su primer huevo. Entre las manchas negras y verdes, vio unas líneas plateadas que rodeaban a todo el huevo, dándole unas formas de vórtices. Era un huevo muy bonito en opinión de Aemond.
Aemond estaba tan absorto en su huevo que dejo de prestarle atención al resto de la habitación.
—¿Es de la nueva nidada de Viserion? —pregunto el rey.
—Si, nacieron dos más con él —respondió el rubio Lannister.
Ambos alfas miraron a Jon. Con una pregunta en mente, pero ninguno capaz de hacerla.
Hasta que el platinado se atrevió.
—¿Estas embarazado? —ambos vieron como el ceño del omega se arrugo y haciendo su conocido puchero.
—No y no lo estaré hasta que al menos Arthur camine completamente solo.
Los hermanos se dieron cuenta del gemido resignado que salió del rubio.
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Pasaron los días para Aemond… Aemon llamado ahora.
Tan parecido, pero tan diferente.
Aemond pasaba el tiempo con el omega de lindos ojos, del cual ahora sabe que es su tío, Jon, hermano de su padre y sobrino de su madre. El rey era su padre, el cual se llamaba Aegon, su madre se llamaba Daenerys y estaba en coma, habían pasado casi tres lunas y aun no despertaba. Pero según todo el mundo ella lo haría. Tenía un primo, llamado Arthur que era la copia rubia de su hermano Aegon, era un niño ruidoso. Y estaba Jaime Lannister, el esposo de su tío, un alfa que tenía aires de Daemon Targayen. Igual había una mujer extranjera que siempre le iba a contar cuentos, una joven beta llamada Missandei. Ella y su tío Jon definitivamente competían en quien contaba los mejores cuentos. También llega a verlo la Mano del rey, Davos Seaworth, un amable alfa con un fuerte acento del lecho de pulgas. El Lord comandante de la guardia real, un viejo alfa llamado Barritas. Y un guardia real, un beta que portaba la capa blanca con gracia, su nombre para desconcierto de Aemond era Gusano Gris.
Ellos siempre se turnaban para pasar tiempo con Aemond. El rey dormía en la misma habitación con su único cachorro. Incapaz de apartarlo de su dominio en la noche.
Un día cuando estaba atiborrándose de la leche de su tío, llego un maestre corriendo a la habitación.
—¡La reina ha despertado!
Y se desato el caos.
Jon corrió con Aemond todavía bebiendo de su pecho. Llegaron a una habitación con olor a enfermedad.
Y allí, tendida en una cama, estaba ella.
Aemond lo sintió, esa mujer era su madre.
Era hermosa, cabello platinado y rizado, ojos violetas y amables. Labios llenos y olía a picante. Un olor que nunca pensó que lo iba a reconfortar. Ella se parecía a Jon. Pero tenía una autoridad que su tío, ni su padre poseían. La enfermedad la había consumido lentamente, su cara demasiado delgada y ojos sobresaliente, pero, aun así, Aemond la encontraba hermosa.
Ella lo miraba con brillo en los ojos. Su madre, soltó un pequeño sollozo. Con una rapidez que no había visto nunca, fue depositado en los brazos de su madre.
—Hola, hola mi pequeño dragón —hablo en un perfecto valyrio —Soy tu madre y tú eres la carne de mi carne. Mi hijo. Mi cachorro con los ojos más hermosos que e visto.
Aemond no podía dejar de mirar a la mujer que desde ahora sería su madre.
Era un nuevo mundo, Aemond podía ser una nueva persona. Un pequeño dolor sintió al recordar a su madre original.
Alicent Hightower. La cual ni siquiera lo miraba a los ojos, la cual no le dirigía la palabra. La mujer que rompió por sus actos.
Pero ahora tenia una nueva oportunidad, una oportunidad para no ser un monstruo. Una oportunidad para ser una nueva persona, la persona que siempre deseo ser. Un nuevo Aemond… O Aemon.
Y así, el príncipe Aemond, acepto su nuevo destino, con el peso en su corazón. En donde en este nuevo mundo era el príncipe heredero, en donde tenia una familia que lo amaba por el solo motivo de nacer.
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Cuando Aemond tenia seis lunas fue capaz de verse en un espejo sin ver borroso. Su reflejo le devolvió la mirada bicolor. Aemond soltó un suspiro… Sus ojos eran de distintos colores, el derecho era de un fuerte violeta y el izquierdo de un azul tan hermoso que parecía… un zafiro. A Aemond le encantaron sus nuevos ojos.
Cuando Aemond tenía dos onomásticas, hicieron el primer viaje real, el primero de muchos.
Su tío Jon, el cual ahora sabe que su verdadero nombre es Jacaerys, para gran dolor de Aemond, era el más feliz por viajar al norte, pues una de sus hermanas se casaba.
A Aemond aun le ocasionaba duda acerca de su familia, pero como un bebé apenas era tomado en cuenta.
Al menos ahora podía hablar.
Todo el día lo pasaba con su primo Arthur de ya cuatro onomásticas. El niño era feliz con muy poco, ya sea apilando bloques, jugando con Aemond y Fantasma. Pero últimamente el niño mayor se la pasaba enlazándose con su dragón.
De su huevo morado lleno de líneas doradas, nació un hermoso dragón de igual morado y dorado.
Era el dragón más hermoso que había visto Aemond. Incluso más hermoso que Fuegosol de Aegon o el Viserion de su tío Jon. Sus alas de un morado oscuro, para terminar en un hermoso morado claro, sus garras doradas, al igual que la punta de su cola. Su cabeza morada coronada por unos cuernos dorados, que parecía que el dragón llevara una corona, pero sus ojos, eran los más divinos que había visto, parecían oro líquido.
Ese hermoso espécimen de dragón llevaba el nombre de Uva.
Su tonto primo nombro al dragón más hermoso que ha existido como Uva.
—¿Uva? —pregunto el bebé Aemond.
—¡Si! ¡Uva! ¡Porque su huevo parecía una Uva y es como una Uva! —respondió su tonto primo.
Al lado sus padres sonreían y celebraban el nacimiento de un nuevo dragón.
Ese día Aemond volvió a envidiar. Temiendo que su huevo esta vez tampoco naciera.
Aemond voló con su padre en Rhaegal, el dragón de su padre era un dragón calmado y flojo, de un hermoso color verde y cobre. A Aemond le recuerda levemente a Vaghar.
Su padre lo llevaba por el motivo de que Drogon, el dragón negro y rojo de su madre era una bestia al volar, hacia piruetas, se sumergía al agua aun con su madre montada, podía ver a Missandei aferrarse a su madre.
No como Rhaegal que prefería volar lentamente, dando lentos aleteos cuando eran necesarios. Su padre llevaba pasajeros aparte de Aemond, llevaba al Ser Barristan, a Gusano Gris y el equipaje.
Aemond podía ver como su tío Jon iba delante de todos, Viserion, el dragón crema y dorado era el más rápido, sacándole mucha ventaja a sus hermanos. Aun así, llevaba a la familia de su tío, a Jaime Lannister, Arthur, Fantasma y a Uva, el pequeño dragón iba en los brazos de Jaime, también llevaban a Ser Davos y a Willas Tyrell que había llegado hace una semana a Desembarco del Rey.
Tanto Jon como Willas eran los más felices con las próximas nupcias. La hermana menor de Jon, Lady Sansa Stark se casaba con la hermana menor de Lord Willas, Lady Margaery Tyrell, ambas serian Ladys del nuevo Foso Cailin. La nueva rama de los Strak llamada, Rosestark.
Aemond nunca había llegado tan al norte. Lo más lejano era Harrenhal.
Irían a Invernalia, algo que nunca había hecho en su vida anterior. Era algo que llenaba de nervios y emoción al pequeño príncipe.
Sintió en su piel apenas llegaron al norte, sentía que el frio del aire cortaba sus mejillas.
—Se supone que estamos en verano —le susurro su padre —Aun no entiendo como Jon y Jaime vivieron más allá de la muralla.
El solo imaginar el más allá de la muralla, hizo tiritar su joven cuerpo.
La nieve empezó a llenar el paramo y era algo magistral. La última vez que Aemond vio algo parecido fueron las cenizas después de una batalla, eso lo hacía sentir sucio.
Pero al ver la nieve se sentía correcto, nuevo. Como en la adversidad podía haber belleza.
Aemond no se dio cuenta en que momento se durmió. Pero de repente se despertó mirando una gran habitación de piedra gris, increíblemente estaba caliente. Su madre estaba a su lado hablando con una alta mujer pelirroja.
Aemond gimió para llamar su atención.
—Mi sol —dijo su madre mientras lo saca de la cuna y lo pone al frente de la mujer pelirroja, una alfa se da cuenta, con un gran aroma a bosque y arboles —Saluda a Lady Sansa, la Loba roja del norte, la próxima Lady Rosestark.
Lady Sansa le sonríe a su madre, ella es hermosa, no es como la belleza de su madre o su tío Jon, donde ellos son cálidos, la alfa frente a el es puro hielo, aunque su cabello pareciera fuego.
Ella le da una perfecta reverencia que incluso avergonzaría a su primera madre.
—Mi príncipe, una alegría ver que la casa Targaryen ya tiene a su próximo rey, se parece a su madre, eso significa que crecerá para ser grande —incluso su voz suena con hielo.
Empieza a tener pena por la futura novia.
—Saluda mi cachorro —lo alienta su madre.
—Hola —es lo único que puede articular.
Increíblemente la alfa le da una sonrisa.
A la habitación entra su tío Jon tomado del brazo de una mujer muy tierna. La alfa pelirroja les sonríe gratamente a ambos, pero sus ojos parecen brillar al ver a la castaña.
—Hermano, Margaery un placer verlos a ambos —Extraordinariamente Lady Sansa tiene el mismo porte majestuoso que Rhaenys Targaryen “La reina que nunca fue” —Jon, te ha ido bien en el sur. Ya estas bronceado.
Su tío Jon suelta una gran carcajeada. La mujer pelirroja besa a su futura novia. Una omega, huele Aemond, y una que huele a miel. Y que comparte el cabello castaño de los Hightower.
Aemond apenas lo ve y lo entiende, ese matrimonio será por amor. Con solo ver como las futuras esposa se miran entre ellas, sabe que el matrimonio será un éxito.
Algo de envidia llena a Aemond. Una envidia que sabe que siempre poseería en esta vida, Aemond sabía que nunca encontraría el amor. El mismo se aseguro de ello. Nadie en esta y en la anterior vida se parecería a él. Quizás su tío omega era el más parecido, con sus rizos negros, su aroma a moras y los ojos hermosos, pero incluso su tío era diferente.
Donde él era hablador, su tío prefería el silencio. Donde él era nervioso, su tío era solemne. Donde él era alegre, su tío parecía vivir con un halo de tristeza.
Pero aun así a Aemond le agradaba su tío Jon.
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La luna paso rápidamente y el matrimonio se realizó en la noche, frente al gran árbol corazón de Invernalia. Aemond nunca había presenciado una boda norteña, bajo los dioses antiguos.
El Lord Stark estaba entregado a su hermana mayor, el Lord Stark que era apenas un hombre, además de ser un pelirrojo Tully. Ella vestida de gris y verde, su vestido tenía en la falda bordado las hojas de arciano, en el cual se veía a seis pequeños lobos jugar. Era un vestido hermoso. Todo terminaba con un manto negro con una luna que simulaba un lobo dorado, que alumbraba una sola rosa dorada. Era un buen sigilo lo admite Aemond. El emblema de la casa Rosestark del Foso Cailin.
Lord Willas entregaba a su propia hermana, vestida de dorado y verde. La cual llevaba la capa de doncella, verde y dorado. Ella vestía un sencillo vestido azul escotado, adornado completamente con rosas, pero allí escondido entre las rosas rojas pudo ver a un lobo rojo. Pero toda la atención iba a su gran sonrisa.
—Estas aquí, bajo la mirada de los dioses antiguos para presenciar la unión de un nuevo lazo, una nueva manada, un nuevo comienzo y un matrimonio —empezó su tío Jon, con una voz suabe —¿Quién viene?
—Yo, Willas de la noble casa Tyrell vengo a entregar a Lady Margeary de la casa Tyrell, una omega que viene a ser casada. Una mujer florecida, crecida, amable, de sangre noble y leal —dijo Lord Willas con lágrimas en los ojos.
—¿A que vienen? —pregunto Jon con una gran sonrisa.
—Yo Rickon Lord de la antigua y noble casa Stark vengo a entregar a Lady Sansa de la antigua casa Stark, una alfa que entrego a que vaya a ser su camino junto su nueva manada. Una alfa florecida, valiente, perspicaz, de sangre antigua y leal. Una alfa que llevara una nueva casa… La casa Rosestark.
—¿Qué viene a reclamar? —su tío Jon ya tenia lágrimas en los ojos.
—Yo, Sansa la alfa de la nueva casa Rosestark vengo a reclamar a Lady Margeary de la casa Tyrell. Para empezar una nueva manada y una nueva casa, llenarla de amor y cariño. Prometo que nunca te faltara nada, nunca te levantare la mano y nunca usare mi voz de alfa contigo, nunca engañare tu lecho y nunca tomare a otro omega, beta o alfa.
—¿Acepta este reclamo?
—Yo, Margeary una omega de la casa noble casa Tyrell, acepto el reclamo, te daré un lecho tibio y suave, te prometo mi cariño y amor eterno. Te daré cachorros sanos y fuerte. Amaría ser parte de la nueva casa Rosestark. Nunca tomare otro alfa, beta u omega. Nunca engañare tu lecho. Y te amare hasta que el extraño nos lleve.
—¿Tomas a esta omega? —pregunto Jon mientras levantaba su mano para después sacar sabia del arciano.
—Tomo a esta omega. —dijo la alfa mientras su tío marcaba su frente y labios con la sabia roja.
—¿Tomas a esta alfa? —volvió a preguntar su tío, repitiendo el mismo proceso, pero con la otra mano.
—Tomo a esta alfa. —también le marco la frente a la omega.
—Frente a los Dioses y hombres que presenciaron la unión, las declaro compañeras. Pueden marcarse sin temor. Pueden demostrarse su amor.
El nuevo matrimonio se beso en los labios rojos, para después simular un marcaje, donde la omega le mordía delante del cuello y donde la alfa le mordía detrás del cuello. Aemond se dio cuenta que la sabia simulaba la sangre derramada después de las mordidas.
Para finalizar la nueva pareja se arrodillo frente al arciano.
Fue la boda más hermosa que Aemond había presenciado. No se marcaban frente a todos como en la religión de los siete, no había sangre y fuego como en las bodas valyrias. Era todo tan normal que llegaba a ser divino.
Aemond siempre recodara la boda de su hermana con su hermano, era una cosa helada, sin amor, sin fuego. Era como un páramo quemado. Ambos oliendo a desagrado.
Pero esto… Aemond no tenia palabras, era como si los dioses aceptaran esta unión. Se sentía la felicidad en el aire.
Igual que la celebración que siguió la fiesta, Aemond veía como su madre bailaba con un gran hombre pelirrojo, su padre saltaba de un lado a otro con una gran mujer rubia, Jaime no dejaba a Jon. Arthur bailaba con la otra hermana Stark, la que si parecía Stark. Las novias menos se soltaban, Lord Willas bailaba con una hermosa mujer rubia. Mientas que Aemond rodaba en las manos de Missandei.
Fue una gran noche, no hubo encamamiento, las novias simplemente se perdieron.
Aemond fue pasado por la mayoría de manos en la boda. No había miedo por parte de sus padres, ya que la gente que había asistido eran familia o casi familia, Aemond incluso “bailo” apretado entre Lord Stark y el joven Lord Velaryon. Aemond no sabia que los Velaryon habían ido al matrimonio.
Los Velaryon ya casi no tenían el color de piel que los caracterizaba, pero aun así tenían un saludable color parecido a la canela, tenían los rasgos, el cabello plateado y los ojos aguamarinos. El joven Lord Velaryon era un omega que olía a sal de mar y canela.
El joven Lord Stak olía a bosque y menta. Ambos jóvenes se rodeaban continuamente, volviendo a bailar. Nadie más se percató, solo Aemond, pero solamente porque estuvo en medio de ellos mientras largaban feromonas.
Cachondos. Pensaba Aemond. Como la mayoría de los invitados.
Al otro día de la celebración aparecieron las novias, con las marcas de unión formadas, se hizo un gran brindis. Lord Willas anuncio sus próximas nupcias con una omega llamada Val del pueblo libre. La gente celebro.
Pero no fueron los únicos. El joven Lord Stark le pidió la mano del joven Lord Velaryon frente a todos en el gran comedor, al tío omega del joven, Aurane Velaryon hizo un escándalo, grito, gruño y zarandeo al joven alfa. Pero el joven Montarys acepto el mismo dar su mano, acabando así con el escándalo de su tío.
Así la casa Stark y la casa Velaryon se unirían en nueve lunas más, cuando el omega de la casa Velaryon cumpla los quince onomásticos.
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Aemond fue a ambos casamientos. El de los Lores Tyrell y el de los Stark. Aprendió que los del pueblo libre eran salvajes, que antes habitaban más allá de la muralla. Pero ahora transitan del norte al sur libremente. Y Willas Tyrell se caso con una omega salvaje que maneja la lanza como si fuera una parte de su brazo.
Como dijo el gigante pelirrojo que igual era un salvaje.
—El alfa cojo, se buscó una omega que los pueda defender a ambos, muy listo, muy listo.
Tormund se llamaba, y era uno de los mejores amigos de su tío Jon. Para desgracia de Jaime y Aegon.
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Aemond tenía tres onomásticas cuando presencio el matrimonio de los Stark-Velaryon, Monterys, le cedió su puesto como Lord Velaryon a su tío Aurane, diciendo que el omega mayor tenia más mar que sangre en las venas. Aurane lloro y dijo que dejaría a Corlys Velaryon como un mero cuento al lado del que el crearía.
Fue una boda hermosa, llena de colores platas y celestes.
Después de la boda Aurane partió a los peldaños de piedra. Como todo un Velaryon.
Apenas pasaron tres lunas y Rickon Stark anunciaba que Monterys Stark estaba esperando.
Aurane volvió a las cinco lunas del anuncio. Estuvo para ver el nacimiento de su sobrino nieto. Un pequeño omega de piel bronceada. De oscuro cabello negro y ojos grises verdosos tan obscuros que parecían negros. El niño era un completo Stark.
Jacaerys Stark fue llamado. Para honrar su tío Jon. El tío Jon lloro y voló al norte. Arthur y Aemond rogaron ir con el al norte. Su tío acepto al igual que su madre.
Así partieron al norte.
Aemond rezaba para que Jacaerys recordara, así no estaría completamente solo.
El niño era idéntico a Jacaerys, pero no mostraba reconocerlo para gran dolor de Aemond. Solo era un bebé, idéntico a Jacaerys, como Arthur era una igual a su hermano Aegon.
Arthur se mostro muy apegado a la cuna del pequeño Jacaerys. Rickon le dijo que si le regalaba un león le daba la mano de su hijo.
Arthur no entendió, pero Aemond sí. Y el tonto Arthur le dijo que solamente no le iba a dar un león, sino una manada entera. El niño iba a cumplir su promesa por la mano nuevo Stark.
Años después Rickon Stark se arrepentiría al hacerle esa promesa a Arthur Lannister. Ya que los Lannister siempre pagan sus deudas. Y este la pagaría felizmente.
Un día su tío Jon anuncia su embarazo, tres lunas tiene. Y Jaime anuncia que irán a Roca Casterly para el nacimiento de su nuevo cachorro.
La familia Lannister-Targaryen-Stark dejo Desembarco del rey.
Así Aemond cumplió cuatro onomásticas. Su familia realizo un festín pequeño y repartieron comida y granos en las calles.
Y su huevo nació. Del salió una pequeña cría de color verde y negro, una gran línea plateada recorría toda su espalda. Sus ojos igual eran plata. Era el dragón más hermoso que Aemond había visto y había nacido para el.
Le quiso nombrar Vaghar, pero su madre no le dejo.
—Ese es un nombre de guerra —le dijo su madre —¿Por qué no Arrax, Meleys, Caraxes o Boash?
—O podrías nombrarlo con un nombre completamente diferente —dijo su padre.
Lo termino nombrando Boash como un Dios Valyrio.
Cuando su tío Jon tenia siete lunas, lo fueron a visitar. Estaba panzón y apenas se podía parar.
Arthur con toda su inteligencia le fua a decir al padre de Aemond que su papi de había comido un huevo de dragón y que por eso su estómago estaba así. Ya que iba a nacer un dragón.
Arthur y Aemond fueron los encargados de escoger el huevo para el nuevo integrante de la familia. Entre muchas peleas, terminaron escogiendo tres, uno de color naranja y rosa, para horror de Jaime, otro de un azul y blanco, y el ultimo que cautivo a ambos de un blanco nacarado con delicados tintes rojos.
El último fue el escogido.
Aemond aprovecho de pasar más tiempo con su tío Jon, el omega era una de las personas favoritas de Aemond. Además, que sabia que ambos Lannister sufrían celos. Su tío le dejaba tocar su panza. Aemond aprovechaba de perfumar a su tío con su aroma de cachorro.
—¿Qué es tío? —Aemond quería preguntarle el nombre del futuro bebé.
—Creo que será un omega como yo.
—¿Cómo se llamará?
—Si es un omega, Jaime lo nombrara. Si es un alfa yo lo nombrare. Si es un alfa se llamara Duncan —su tío llevo las manos a su pancita —No sé qué nombre ha pensado Jaime, no me a querido decir cachorro. Ven, dame tu mano, el bebé se esta moviendo. Esta feliz por verte.
Aemond llevo rápidamente las manos a la pancita de su tío y lo sintió. El bebé se movía bajo su toque.
—¡Wow! —exclamo —¡Yo igual estoy feliz por verte!
Y de verdad Aemond estaba feliz.
Cuando su tío tenia ocho lunas tuvieron que dejar Roca Casterly. Aemond paso su tiempo tratando de robar libros de su tiempo que nadie le estregaba ningún texto alegando que era una historia horrible.
Pasaba sus días con su familia y los caballeros blancos. Ser Barristan le contaba historia de su madre, de su abuelo Rhaegar y del caballero Arthur Dayne, su tío Jon le había contado a él y a Arthur todas las historias del legendario caballero. Así como Ser Davos contaba historias de su tío Jon. Ser Davos hacia lucir a su tío como un hombre de leyenda.
Un día llego la tan esperada carta. Anunciando el nacimiento del hijo de su tío. Un lindo omega, con los mismo colores y olores de su papi, según Jaime Lannister era como si Jon hubiera hecho al niño solo. Un sano omega llamado Lucerys Lannister.
Y Aemond lo supo. Era verdad, el no estaba solo. Él estaba con el, el motivo de sus pesadillas y sueños.
Aemond quería ir a verlo, pero lamentablemente su madre estaba demasiado ocupada con Meereen.
Cuando pasaron seis lunas fueron capaces de ir a Roca Casterly. Aemond estaba que se vomitaba de nervios.
Cuando aterrizaron vio un bulto en los brazos de su madre.
Su familia le hablo, Aemond no recordaba que le dijo a su tío Jon, solo recuerda haber estado en sus brazos y esconder su cabeza en su cuello para no vomitar.
Su tío lo entrego a su madre y ella lo dejo en el piso.
Allí estaba Lucerys, su Lucerys. Aemond sentía que podía llorar, así que en vez de sollozar le dio su mejor sonrisa.
Acerco su rostro para olerlo mejor. Era el mismo aroma. En el interior Aemond se retorcía, quería agacharse y llorar a sus pies. Pedir perdón, pedir clemencia. Una parte de Aemond estaba horrorizado cuando vio en los ojos del bebé Lucerys reconocimiento. Una parte de Aemond quería que Lucerys no recordara nada, como Arthur y Jacaerys Stark.
Pero Aemond no estaba solo. Y Lucerys estaba con él.
—¡Hola taoba! —fue lo único capaz de decir Aemond.
Aemond estaba seguro de que el grito de Lucerys le hizo sangrar los oídos.
Y Aemond lo merecía.
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Arthur Dayne en este fic, cuido a Jon hasta la adultez, en honor a el, el primer hijo de Jon lleva su nombre.
Aemond es una persona dañada, vivió y murió en la guerra.
Lucerys no vivió la muerte y destrucción que causo esta.
Y si, Arthur es Aegon y Jacaerys Stark es Jacaerys. Ambos no recuerdan nada. Aegon crecerá en una familia feliz y amorosa, al igual que Jacaerys. Cuando sean más grandes tendrán sueños, pero nada más.
Me encantan Sansa y Margaery <3 <3 <3
Chapter 3: Los niños son complicados ¡Aemon no muerdas!
Chapter Text
Lucerys grito hasta que sus pulmones no dieron más, sentía que su papi lo balanceaba para calmarlo. Su cara se puso roja, sus ojos se hincharon, pero Lucerys seguía gritando.
–¡Bobo, lo asustaste! –fue lo último que escucho el pequeño Lannister antes de que cayera desmayado por la falta de aire.
Jon miraba a su pequeño cachorro, su cara roja lo asusto un poco, ya que aún no llegaban a los gritos de Arthur cuando este se asustaba al ir solo al baño.
–Creo que lo asusto ver tantos dragones juntos –dijo su esposo.
–No lo creo Jaime, cuando lo llevo a volar en Viserion no grita, solo ríe –le respondió preocupado.
Jaime no se dio cuenta que había soltado a Arthur, el niño mayor corrió para pellizcar al príncipe Aemon.
–¡Auch! ¿Por qué hiciste eso? –le pregunto el joven de ojos bicolores, mientras se sobaba el brazo.
–¡Te vi, tú lo asustaste con tu fea cara! –le grito su cachorro mayor.
Jon ya quería que el día se acabara, su pequeño león ya había recuperado su respiración normal.
–El pequeño cuervo necesita tomar leche de cabra agria para mejorar aún más sus pulmones –dijo Kresti, la hija mayor de Karsi, las niñas sobrevivientes de Casa Austera.
Ambas hermanas lo siguieron hasta el sur y se convirtieron en una especie de escudo jurado para Jon y sus hijos. La mayor de quince onomásticas, y la menor de diez. Ambas betas.
–Estoy completamente de acuerdo –dijo Jaime –Los niños tienen que ser vocales.
Jon le dio una mirada intensa, sabe del “plan” de Jaime para que su niño no se parezca a sus parientes Stark.
–Es una cosita hermosa, sobrino –dijo Dany amablemente –Es una alegría ver como crece la familia.
–Así es, esposa –dijo Aegon, su hermano mayor – Una verdadera alegría ver que nuestra manada crece y crece.
Jon podía oler como las feromonas de Aegon y Jaime se agriaban levemente. A Jaime nunca le agradaría por completo Aegon. Como a Aegon nunca le agradaría por completo su esposo.
Pero Jon siempre elegiría a Jaime. Jaime llego cuando Jon había caído en una profunda tristeza y nunca más se fue. Jon lo elegiría, como lo eligió cuando Aegon le ofreció matrimonio y el trono de hierro. Jon lo rechazo. Aun no sabían que eran hermanos.
Pero el rechazo siempre se recuerda.
Cuando Aegon se enteró de que Jon era su hermano, volvió hacer la misma oferta de matrimonio, pero esta vez enfrente de la cara de Jaime.
Jon lo volvió a rechazar. Argumentando que había algo más importante, en ese tiempo era la guerra por el amanecer.
Pasaron los años y ninguno de los alfas había olvidado aquello, Aegon cuando bebía soltaba frases de que aun Jon se podía unir a Daenerys y a él, para que nazcan más príncipes y princesas. Todo frente a Jaime.
–¿Por qué se llama Lucerys? –Jon dejo de estar perdido en sus pensamientos para prestarle atención a su pequeño sobrino.
–Porque Lucerys es la estrella más brillante del cielo, además de ser un nombre valyrio –le respondió Jon –además Jaime escogió su nombre como yo escogí el de Arthur.
El niño lo miro con sus grandes y lindos ojos.
–¡Wow! ¿Entonces porque Arthur no tiene un nombre valyrio tío? –a Jon siempre le va a sorprender la claridad con la que habla su sobrino.
Jon lo pensó bien antes de responder, su pequeño Arthur fue nombrado así por el hombre más valiente y amable que había conocido, su protector, su padre en todo menos sangre, Arthur Dayne. Pero como le podría explicar todo eso a Aemon sin contarle toda su historia.
–Arthur se llama así por un gran caballero –explica Jon –¡Fue le mejor caballero de todos los tiempos!
–¿¡Mejor que Daemon!? –pregunto su principesco sobrino, lastimosamente Jon no sabia a cuál de los Daemon se refería, si era al famoso príncipe canalla o a Daemon Blackfyre, pero Jon le tenía la respuesta.
–¡Mejor que ambos Daemon! ¡Mejor que el príncipe canalla y Daemon Blackfyre! ¡Además tenia la espada más hermosa de todos los tiempos, Albor! ¡Él era la Espada del alba!
Termino Jon con orgullo.
Aemond escuchaba atentamente, siempre escuchaba hablar del famoso caballero con reverencia. De tanto su madre, padre, Ser Barristan, su tío Jaime, pero nadie hablaba con más orgullo que su tío Jon.
Aemond recuerda que cuando era un bebé, su tío Jon solo hablaba del caballero, su espada, sus ojos purpuras y su cabello rubio. Aemond podría jurar que su tío estaba enamorado del fallecido caballero.
–¡Mejor que ambos Daemon! ¡Mejor que el príncipe canalla y Daemon Blackfyre! ¡Además tenía la espada más hermosa de todos los tiempos, Albor! ¡Él era la Espada del alba!
Termino su tío con emoción. Aemond no sabía quién era Daemon Blackfyre, ya que su familia nunca hablaba de guerra, conflictos o incluso temas políticos cuando Aemond estaba presente… Eso lo molestaba demasiado. Pero no creía que el nombrado Arthur Dayne sea mejor que Daemon Targaryen, el mismo Aemond había sido victima de su tío, en ese entonces el hombre ya poseía cuatro y nueve onomásticas. Y no había caballero más capaz que su malvado tío, quizás Ser Criston.
Los ojos de Aemond volvieron por sí solo a su nuevo sobrino… O primo… Lucerys estaba con él. Aemond ya no estaría solo. Veía como Jaime llevaba al pequeño Lucerys dentro de la Roca, trato de seguirlos, pero sintió que tiraban fuertemente de su cabello.
Se volteo y allí estaba la cara de su hermano viéndolo con más sentimientos que nunca había.
–¡No asustes más a Luke! –le dijo el otro niño con la cara enrojecida –¡El es mi hermano, no tuyo!
La rabia lleno la cabeza de Aemond.
¿Quién se creía ese mocoso para estar mandando a Aemond?
Sin pensarlo se abalanzó sobre Arthur, el niño rubio no permaneció quieto, ambos niños se golpeaban, para su vergüenza, el heredero Lannister iba ganando, ya que era mayor y más grande, le gano fácilmente a Aemond.
Ambos niños sentían a sus padres gritar y tratando de atraparlos para detenerlos.
Aemond sentía que le arrancaban un pedazo de cabello, de reojo vio que Jaime venia corriendo con Lucerys aun en sus brazos.
El pequeño Lucerys había despertado y al ver como su tío era revolcado en el piso, no pudo evitar reírse.
La risa de bebé llenaba el patio, las orejas de Aemond enrojecieron de vergüenza, el era un hombre y estaba peleando con un niño estúpido, trato de soltarse de Arthur, pero este no soltaba su cabello, podía ver que en sus dedos había muchas hebras blanquecinas. La rabia volvió a llenar a Aemond, pero antes de poder hacer algo el niño rubio lo volvió a empujar al piso. Aemond sin pensarlo mordió fuertemente la pantorrilla del heredero Lannister.
Los gritos y llantos no se hicieron esperar. Aun hundiendo sus débiles dientes sintió como un mechón de cabello cerca de su frente era arrancado. Las lagrimas llenaron los ojos de Aemond, también le dolía mucho las encías.
Soltó la pantorrilla de Arthur cuando sintió las feromonas omega, su tío Jon los estaba calmando con su relajante aroma. Arthur rompió a llorar.
Sin dignidad. Fue el pensamiento de Aemond.
De repente sintió la sangre escurrir en su boca, el dolor en las encías era más doloroso que el de los mechones arrancados. No pudo evitar sollozar. Miro hacia la pierna de Arthur y lo vio. Una de sus paletas dentales quedo incrustada en la pantorrilla de su primo.
La vergüenza lleno a Aemond. Rápidamente fue cargado en los brazos de su madre.
Lo mismo le paso a Arthur que chillaba en los brazos de su padre omega. Podía ver como su padre y Jaime discutían a lo lejos. Y el Lannister mayor aun tenía en sus brazos a Lucerys, para la molestia de Aemond.
Podía ver como su tío Jon rápidamente se ponía entre ellos y los amenazaba.
Su tranquilo tío amenazando al rey y a su esposo con un niño que lloraba amargamente en sus brazos. Se veía muy amenazante, para ser un cabeza más bajo que ambos alfas.
Su madre suspiraba y le sobaba la espalda, poco hacia para relajarlo.
Su tío Jon rápidamente los metió en el castillo para llevarlo a algún curandero o maestre.
–Es bueno ver que la sangre del dragón se mantiene fuerte en los cachorros –le dijo Kresti a su hermana Karde.
–Sobrevivirían en el verdadero norte –le respondió la menor –No olvides que uno es hijo de la reina dragón y los otros son de nuestro rey cuervo, es algo de suponer que de su sangre saldrían guerreros.
Aemond no escucho más, la picazón lo distrajo de la conversación de las guardias de su tío.
Lucerys no podía creer lo que vio, su correcto y ejemplar tío mordiendo a su hermano.
Lucerys se carcajeaba de lo lindo en los brazos de su padre. Iban avanzando rápido por los pasillos, su padre lo miraba con una leve sonrisa.
–Al parecer mis deseos fueron escuchados –dijo su padre, mientras lo acomodaba en su pecho –Mi cachorro disfruta del ruido y peleas.
Lucerys lo miraba con sus grandes ojos y le sonreía.
–No dejare que ningún príncipe dragón te lleve de mi lado, mi niño. Te enseñare a pelear con espadas y cuando cumplas la mayoría de edad, te entregare Hermana Oscura, como tu papi me la entrego, yo te la entregare a ti.
¿Hermana Oscura? ¿Su padre portaba Hermana Oscura? Lucerys nunca se había dado cuenta, nunca veía a sus padres con armas.
Lucerys se preguntaba como Hermana Oscura llego a las manos de su papi. Pero más lo emociono saber que él sería el futuro portador de la espada de Visenya Targaryen.
También le llenaba el corazón de calor al saber que su padre lo entrenaría. En su anterior vida, solo le enseñaron lo básico y ese fue su hermano. Lastimosamente como omega era mal visto que porten armas. Pero ahora su padre le entrenaría, como entrena a Arthur.
Lucerys llevaba seis lunas en este mundo y ya amaba a su padre, más que a sus antiguos padres.
Su mirada se desvío a su papi, este traía su hermano en brazos. Sus ojos se abrieron con sorpresa, Arthur era un niño grande y su papi omega lo llevaba como si no pesara nada.
Su prima Joy los estaba esperando y subió su perfecta ceja al ver el escándalo que traían.
Podía ver como la rubia los dejaba pasar a la habitación de curación, allí se encontraba el sanador Samwell, el mejor amigo de su papi.
–¿Otra vez pelearon? –pregunto el sanador.
Su padre solo suspiro.
El sueño llego inesperadamente a Lucerys. Muchas emociones en muy poco tiempo.
Aemond fue depositado en una suave cama. El sanador Tarly le dijo que como su diente fue arrancado muy temprano tardara en crecer. Arthur le dijo que ahora tiene una ventana…
No entiende como ese mocoso paso de chillar como un cerdo a reírse.
Los genes Lannister lo dejaron más estúpido, pobre de su tío Jon. Un marido tonto y un hijo estúpido.
Su madre le peinaba el cabello, pero Aemond podía escuchar cómo se aguantaba la risa al ver sus partes pelonas. Menos mal que su sobrino solo le alcanzo a arrancar cuatro mechones de cabello.
–¿Por qué cuando se ven terminan peleando? –pregunto su padre –Dany, al otro día jugaran como si fueran hermanos.
Su padre suspiro.
–Realmente no los entiendo, pero Trystan me decía que las hijas del tío Oberyn igual peleaban –dijo su padre –Pero es bueno ver que mi cachorro gano la pelea.
Su madre bufo e ignorando las ultimas palabras de su padre siguió peinando a Aemond.
–Son niños Egg, Jon también decía que Arya y Sansa pelaban mucho. Incluso él peleaba con Robb Stark por las salchichas de cerdo según Ser Arthur.
Ambos padres se rieron.
–Es bueno que al parecer estén creando una hermandad entre ellos –volvió a hablar madre –Arthur será la mano de Aemon algún día.
Aemond no podía creer lo que estaba escuchando, el tonto de Arthur seria su mano.
–Así como el pequeño Lucerys será su reina –le respondió padre –Antes de que digas nada, se que a Jon no le gusta concertar matrimonios, pero el pequeño Lucerys es el único que tendría que casarse con Aemon, para mantener la sangre de dragón.
Aemond sentía que estaba flotando, el tenía que casarse con… Lucerys.
La sangre lleno las orejas de Aemond, sabía que Lucerys crecería para volverse un omega hermoso, así como también sabía que Lucerys se opondría al matrimonio.
–¿Me tengo que casar? –no perdía nada por preguntar –Pero es un bebé.
Sus padres se miraron y rieron por lo último.
–No aun mi cielo –respondió suavemente su madre –Pero si alguna vez encuentras el amor… Lo mejor es que sea sangre de dragón.
–Además te casaras cuando estes cerca de nuestra edad cachorro –comento su padre.
–Pero eso es mucho tiempo –se le salió a Aemond.
–¡Ah! Mi cachorro ya esta pensando en casamiento –le hizo cosquillas su madre –Es hora de dormir, mi niño, mañana tendrás que pedirle disculpas a Arthur.
Aemond hizo un pequeño puchero cuando nombraron a Arthur. Y antes de que pudiera refutar su padre hablo primero.
–Como él te pedirá disculpas por tu cabello.
Aemond hizo un mohín, pero acepto tranquilamente, por ahora.
Se despidió de sus padres. Y espero tranquilamente a que estos se fueran. Ya pasada la hora del lobo, se levanto y se puso su capa. Escabulléndose por los pasillos, lentamente se acercaba a la guardería. Que estaba en el mismo pasillo que la habitación de su tío Jon y Jaime, lentamente paso de puntillas. De la habitación de sus tíos se escuchaban gemidos.
Aemond no pudo aguantar e hizo una cara incomoda. Pero aun así no desistió de su destino.
La puerta de la guardería estaba pintada con dragones, lobos, leones y diversos pájaros. Una pintura muy linda en opinión de Aemond. Se adentro suavemente. Cuando estaba cerca de la cuna, vio algo por el rabillo del ojo, asustado se dio la vuelta para enfrentarse a lo que sea que estuviera en la habitación con el desprotegido Lucerys.
Sintió una lamida en el rostro, no grito, pero si salto.
Era Fantasma, el lobo huargo de su tío. Aemond juraría que el lobo lo mira con burla.
–Me asustaste Fantasma –se sentía bobo por hablarle a un lobo, pero recordó que le hablaba a su dragón.
–Vine a ver a mi sobrino.
El lobo solo lo miraba con la lengua afuera. Aemond podía ver que quería que le acariciaran la cabeza.
–Lo hare solo por esta vez, tú creatura aprovechada.
El pelaje de Fantasma siempre era suave.
Le sobo por detrás de las orejas y el cuello. Fantasma lo dejo pasar a su meta.
Allí en la cuna, estaba Lucerys con su cabello rizado y negro, sus ojos estaban cerrados, tenía su cara redonda y mejillas llenas. No pudo aguantar y le pincho rápidamente una. Su pecho subía y bajaba.
Estaba vivo. Respirando. Aemond podia redimirse.
No se dio cuenta del tiempo que paso mirando a su sobrino, estaba tan concentrado en sus respiraciones que no se dio cuenta que estaba siendo observado.
Lucerys observaba como su tío lo miraba sin pestañear. Aprovecho para mirarlo mejor, tenia los ojos de diferente color, uno violeta y el otro azul. El ojo donde estaba el zafiro. Su cara seguía siendo la misma. Lo único diferente eran sus ojos y su cabello con ondas. Entre su cabello le faltaban obvios mechones. No pudo evitar la carcajada.
Aemond dio un pequeño brinco.
–¿Eres tú Lucerys? –pregunto su tío.
Lucerys se pregunta si su tío renacería más estúpido que antes… como Luke podría responderle si no podía hablar. Así que solamente lo miro. Con su mirada más fría que había aprendido de su papi cuando este castigaba a su padre o a su hermano.
–Pregunta tonta –dijo su tío con sus orejas rojas –Si eres mi Lucerys aprieta mi dedo dos veces.
Para después empujar su dedo a su cara. Lucerys lo tomo y lo apretó lentamente, primero una, luego la otra, cuando vio que su tío estaba por sonreír apretó una vez más. La cara de su tío paso a ser una de gran tristeza.
–No debí de tener esperanza, solo eres un bebé común, tal cual como Aegon. Las mismas caras, pero sin recuerdos.
Lucerys se compadeció un poco de su tío y lentamente volvió a apretar dos veces su dedo.
La cabeza de Aemond se levantó rápidamente.
–Por favor, aprieta cinco veces seguidas –suplico su tío.
Lucerys lo hizo.
Las lágrimas corrían por el joven rostro de Aemond. Podía ver como este se arrodillaba al costado de su cuna.
–Perdóname, perdóname, yo no quería, perdí el control de Vhagar, perdóname –dijo su tío con su voz quebrada por el llanto.
Lucerys lo entendía, entendía que fue un accidente, el escucho a Aemond gritándole a Vhagar, pero, aun así, su tío lo persiguió en una tormenta con un dragón de guerra.
Pero era una nueva vida… Lucerys lo podía perdonar. Lucerys le saco el ojo y su tío lo termino devorando por Vhagar.
Era un poco justo para Lucerys.
–¡Aa! –para su vergüenza era lo único que podía decir –¡Aae!
Aemond se paro de un brinco. Su cara aun con lágrimas, le entrego su dedo. Lucerys rápidamente le dio tres apretones.
Lucerys sabia que perdonar era importante y él lo intentaría con su tío.
La esperanza lleno a Aemond, pero una nube obscura de preocupaciones lleno la mente de Aemond, Lucerys no sabía los crímenes que había cometido en su lado de la familia. Pero aún tenía un mínimo de esperanza de que su sobrino nunca se entere. Sabía que era inútil, pero mientras más lo aplazara mejor.
Su sobrino aun tenia su dedo atrapado con su pequeña mano. Su mano era suave y olía a leche, y moras. Un pequeño omega.
Una idea llego rápidamente a su cabeza, pero rápidamente la descarto. Aun eran niños como dijo su madre. Aemond se aseguraría que vivieran vidas largas y plenas, incluso se aseguraría de que Arthur no se matara solo con su espada.
El sueño llevo a Aemond, busco un lugar donde dormir, sabía que no podría llegar a su habitación, su joven cuerpo estaba exhausto, por el viaje, las emociones fuertes y la mini pelea con Arthur.
Se acomodo en un sillón largo y ancho, se tapo con unas mantas que había cerca. Sintió como Fantasma se acercaba a su cama improvisada y se acostaba su espalda acurrucándolo.
Aemond rápidamente se calentó y durmió. Al fin tranquilo por una vez.
Lucerys siguió su ejemplo.
Ya era de mañana cuando Daenerys fue en busca de su hijo, pero antes de llegar a la habitación, se encontró con Jon, el cual rápidamente la llevo a la guardería.
Allí yacían la nueva generación de dragones, todos durmiendo, todos apoyados en Fantasma, Aemon en un extremo, el pequeño Lucerys al medio y el jovial Arthur en el otro.
La felicidad lleno a la alfa, feliz de ver que su hijo tendría familia para crecer, amado y protegido, ella se aseguraría de eso.
Jon olía a felicidad y satisfacción. No dudo en molestarlo. Ambos se fueron a buscar comida para los niños. Fantasma los cuidaría y dejo a Gusano Gris en la puerta.
Arthur se despertó asustado, sentía que su cuerpo se estaba quemando, fue a su pequeña fuente y se mojo la cara, no quería ir a la habitación de sus padres, porque ellos siempre estaban sudados, así que fue a la guardería de su hermanito. Arthur eran tan grande que ya podía cargarlo. Si lo cargaba y lo olía sabía que se calmaría, fue en busca de su hermanito.
Salió corriendo de su habitación, ya que le daba miedo la oscuridad. Dentro a la habitación ruidosamente, y vio que estaba su primo Aemon, la culpa lleno a Arthur, su papi dijo que estaba muy mal pelear. Y si los veía peleando una vez más se sentiría triste y lloraría. Arthur no quería que su papi llorara así que prometió que nunca más pelearía con Aemon. Además de prometer que se disculparía con su primo.
Arthur vio que Aemon estaba apoyado en Fantasma y aun así tiritaba de frio. Le busco mas mantas y lo tapo, pero aún seguía tiritando, suspirando fue a buscar a su lindo hermanito que para su alegría estaba despierto. Arthur le sonrió y su hermanito estiro los brazos, sin dudarlo lo cargo y dio unas vueltas en la habitación con él.
Llegaron en donde estaba Aemon, Arthur sin dudarlo acostó a Luke en el medio y el al otro lado. Los tapo con las mantas y Luke lo miraba con sus grandes ojos.
Arthur empezó a cantar Jenny de piedrasviejas. Sabia que a Lucerys le gustaba la canción. Rápidamente se durmió.
Arthur acaricio a Fantasma y le dio unas palmaditas a Aemon. Tarareando para él, rápidamente se durmió.
Cuando Aemond despertó vio la cara de Arthur frente a la suya. Los ojos de Arthur eran de un lindo color morado claro. Eran iguales, pero diferente a los de su hermano Aegon.
–Te pido disculpas, primo –le dijo con su voz infantil.
–Acepto tus disculpas –Aemond de reojo vio como sus respectivas madres estaban en la habitación, Lucerys estaba en los brazos de su papi –También te pido disculpas.
–Te disculpo primo –el rubio le mostro una gran sonrisa –¿Quieres jugar a los Dorthraki?
Aemond quería suspirar, jugar a los Dorthraki era una mezcla de correr, saltar, rescatar o atacar a su tío Jaime o a su padre. Aun así, era una de las cosas favoritas de Aemond en este nuevo mundo. Si tenían suerte podrían golpear a Ser Barristan.
–Bueno –le respondio Aemond.
¡Feliz año nuevo a todos!
Y si Jon tuvo un enamoramiento cuando era joven, se enamoro de Ser Arthur.
Aemond llora ya que su cuerpo es el de un niño y estos sienten las emociones un poco extremas.
Arthur peleando con Aemond era lo que más quería escribir. Pero no se preocupen, estoy segurisima de que habrán más.
El juego de tronos poco a poco se empieza a introducir en los niños.
Chapter 4: La mano
Notes:
He vuelto, perdón, no tengo más palabras, pero volveré con actualizaciones cada dos semanas.
(See the end of the chapter for more notes.)
Chapter Text
Aemond nunca conoció a la mano de su padre, siempre pensó que era Ser Davos, pero para su sorpresa el caballero era el maestro de leyes. Un hombre de baja cuna siendo el maestro de leyes, su antiguo abuelo se escandalizaría al ver a tal hombre en un puesto tan cerca del rey. Pero Ser Davos era un caballero leal, perspicaz y se preocupaba por toda la gente por igual, si alguien cometía un acto en contra de la ley, Ser Davos actuaria acorde al acto, no le cortaría las manos a un joven por robar una hogaza de pan, pero si le cortaría el miembro a alguien quien haya cometido violación.
Un hombre así era lo que necesitaba su hermano en su antiguo consejo, no las ratas aprovechadoras con las que se rodeó.
La mano de su padre era un hombre llamado Jon Connington, un hombre del cual siempre escuchaba hablar, pero nunca había visto en persona.
Aemond estaba escuchando a escondidas, metido detrás de una gran estatua de un león. Y por las dudas también tapado por las cortinas largas.
–¿Se está muriendo? –fue lo que alcanzo a escuchar levemente, era la voz de su tío.
–Sí –respondió su madre –La enfermedad lo alcanzo, peste gris, sabes como es.
Aemond conocía la enfermedad, era la que dejaba la piel y órganos hecha piedra gris.
Su padre olía a tristeza.
–Su ultimo decreto como mano –hablo su padre –Fue que seas la nueva mano, Jon.
Aemond abrió los ojos sorprendido, un omega como mano, no importa que sea el hermano del rey, su tío Jon era un omega.
–No soy el indicado para ese puesto –empezó su tío –Hay muchas personas disp–
–Por eso tu eres el mejor, tienes las agallas para detenernos, ya sea con tu presencia o con fuego –dijo su madre –Tengo miedo Jon, ¿Qué pasa si un día despierto con la locura de él? Ninguno de los del consejo pequeño me haría frete, tú sí.
Nadie hablo por un largo momento.
–¿Le estas pidiendo a mi esposo que te asesine si alguna vez te vuelves loca? –ese fue Jaime Lannister –¿Sabes lo que le estas pidiendo?
–Si, por eso como su esposo, es tu deber hacerlo Ser Jaime –le respondió su madre –Ya has matados a dos reyes, uno más no hará la diferencia.
¡¿Qué?! ¡¿A qué se referían con que el simplón Jaime asesino a dos reyes?!
Para Aemond, Jaime Lannister era un buen espadachín, amaba profundamente a su omega, ama tanto a su tío Jon que permitió que su esposo lo marcará como un igual. Un alfa marcado por un omega. Ni siquiera Daemon se dejó marcar por su hermana Rhaenyra y eso que ambos eran alfas. Pero Jaime era blando, suave, nada como los alfas que conocía, le gustaba burlarse, jugar con sus hijos e incluso revolcarse con ellos en el suelo.
No un asesino de reyes.
–Si mato a cualquiera de ustedes empezare una nueva rebelión –dijo con burla el rubio –Si alguna vez te vuelves loca, las grandes casas que quedan no dudaran en apoyar a Jon como rey. Y recuerda que con las rebeliones viene el asesinato de niños, Daenerys. Tu hijo es un niño y los míos igual. Toma algún veneno.
–¡Jaime! –su tío Jon exclamo con enojo –Lo hare, si alguna vez tu mente se va… Aegon me dará la orden.
El Lannister bufo con enojo.
Aemond no estaba dispuesto a escuchar más. Huyo despavorido hacia la guardería.
Arthur le estaba leyendo a Lucerys.
–Y la reina Visenya conquisto el valle de Arryn tras darle un paseo en dragón al pequeño rey del Valle. Fue la conquista con menos sangre tras la de los Stark, los cuales prefirieron arrodillarse en vez de ser quemados vivos. Así mismo la tía Dany volvió a reconquistar el Valle –La lectura de Arthur era pareja, su primo había mejorado mucho en la lectura, se acercó por detrás y pudo ver que cada párrafo del pequeño libro estaba escrito en diferentes colores –El ultimo reino en ser parte de Westeros fue Dorne, empezada por la conquista del rey Daeron El joven dragón y finalizada por su homónimo, el rey Daeron el Bueno, el cual se casó con la princesa heredera del principado en Dorne, la princesa Myriah Martell.
Aemond no conocía ninguno de esos nombres. Pero quizás Arthur pueda responder a las dudas que tenía. Como quien era la persona de la que hablaba su madre.
–Arti –llamo a su primo, el cual dejo de leer y le hizo un gesto para nada amigable –¿Sabes quién es él?
Arthur primero lo miro con ojos vacíos, unos ojos que estaban pensando. La misma expresión de Aegon.
–¿Quién? –le devolvió la respuesta, Aemond no dudo en mirar hacia el cielo y rezar por paciencia. Trato de ignorar la pequeña carcajada del bebé Lucerys –¡Oh! Hablas de él –para su sorpresa le hablo en alto valyrio –El era alguien terrible, hizo cosas inimaginables, él era mi abuelo.
La sorpresa lleno a Aemond, el abuelo de Arthur, por ende también era su abuelo. Los nervios subían por su estómago.
–El extinguió las casas Tarbeck y la casa Reyne, fue una masacre total, hombres y niños murieron, sus cadáveres fueron ahogados. –Aemond estaba completamente absorto en la historia, el no era el único, el pequeño Lucerys escuchaba con unos grandes ojos llenos de horror mientras se chupaba los dedos –Y lo hizo completamente sin dragones. Una persona que solo nace cada cien años y su nombre siempre será recordado por las cosas horribles que hizo y como aun después de muerto logro su cometido, ya sea para bien o para mal su nombre no será olvidado. Incluso tiene una canción.
–¿Una canción? –pregunto Aemond.
Increíblemente Arthur empezó a cantar en un tono sombrío.
¿Y quién sois vos, dijo el altivo Lord,
Que tan bajo inclinarme debo?
Solo un gato de distinto pelo,
Es toda la verdad que entiendo
En pelo de oro o pelo de rojo,
Garras aún tiene un león.
Y las tengo largas y filosas, mi Lord
Como largas y filosas vos
Y así habló, y así habló
El Lord de Castamere
Pero ahora lluvias lloran en su salón
Con nadie que las escuche
Si ahora lluvias lloran en su salón.
Y ni un alma que las escuche
Cuando termino de cantar, el asombro lleno a Aemond, cuando el estaba en la guerra nadie compuso una canción para él.
–En la boda roja se toco las lluvias de Castemere –Arthur lo miraba serio –Allí murió el rey del norte Robb Stark, traicionado por sus abanderados. No lo nombres frente a papi.
–¿Nombrar a quién? –Aemond pregunto.
–A Robb Stark, el primer rey en el norte en casi trecientos años –la voz de Arthur se puso seria –Antes de morir, Robb Stark nombro a mi papi como su heredero, no le importo sus hermanos de sangre. Su heredero fue mi papi. Y mi papi fue el rey en el norte.
Aemond estaba totalmente absorto en lo que contaba Arthur. Al igual que el pequeño Lucerys. La joven mente de Aemond había olvidado sus primeras preguntas, acerca de quien era él, si Jaime era un mata reyes y del porque su madre temía a la locura.
–Mi papi conquisto con la gente libre la tierra de los ríos, llego hasta las tierras del Oeste. Y mi padre se arrodillo, se arrodillo por el y lo corono como su rey –en la voz de Arthur estaba llena de orgullo. –Y mi abuelo era un monstruo.
Aemond iba a hablar, pero Arthur seguía hablando.
–Pero el rey loco igual puede ser mi abuelo, porque padre pudo comandar a Drogon cuando la tía Dany te tuvo.
¿Rey loco? ¿Jaime pudo comandar un dragón?
La puerta se abrió y por ella entro Fantasma bastante feliz, Jon venia tras el con una sonrisa incomoda. Arthur corrió a encontrar a su padre omega. Su primo ya era bastante alto, le llegaba a los hombros al omega mayor, aun así, Jon lo pudo cargar.
–¡Así que aquí estaban pequeños bribones! –les dijo con alegría para después besar la cabeza rubia de Arthur –Muy bien mi cachorro, casi terminaste toda tu tarea.
Arthur se reía en los brazos de su papi. Su tío Jon lo bajo y Aemond fue el siguiente en caer a sus brazos, al igual que su hijo mayor, Aemond fue cargado y besado. Con un sonrojo que llegaba hasta sus orejas, Aemond fue dejado en el piso suavemente. Lucerys fue el último en recibir besos, pero quedo en los brazos de su padre omega. Su pequeño sobrino soltaba pequeñas risitas mientras su tío le dejaba varios besos en su rostro y cabello.
–Ya no estarás más solo Aemon –le dijo su tío Jon –Arthur y Lucerys estarán contigo de ahora en adelante. Niños, vamos a desembarcó de rey.
–¡Si! –fue el grito de alegría de Aemond.
–¡NO! –el grito dramático de Arthur.
Jon seguía meciendo al pequeño Lucerys con una sonrisa bastante alegre.
Llevaría a su familia a desembarco del rey. El deber llamaba a Jon. Y el cómo siempre respondería.
Notes:
Como dije arriba, actualizare cada dos semanas, perdí mi libreta en la cual donde tenia el hilo de la historia.
No me gusto como quedo el capitulo, lo sentí demasiado apresurado.
Jaime y Arthur/Aegon tienen déficit de atención.
Próximo pov veremos a Artie/Aegon...
Jaime canónicamente tiene lo posee.
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