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Rating:
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Language:
Español
Stats:
Published:
2022-09-04
Updated:
2025-08-23
Words:
52,056
Chapters:
17/25
Comments:
28
Kudos:
121
Bookmarks:
6
Hits:
2,195

Frozen Heart

Summary:

—Oye, eh… —comenzó a decir Technoblade, sin saber exactamente cómo iniciar la que posiblemente sería una de las conversaciones más extrañas de su vida —. ¿Dónde están tus padres?
Los labios del niño se curvearon en una cálida sonrisa antes de señalar al propio Techno. El mayor frunció el ceño sin comprender aquello.
—No, yo soy Technoblade. Te estoy preguntando por tus padres —replicó el pelirosado.
—Tú eres mi papá —respondió el rubio, su voz demasiado segura para un niño como él.
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Technoblade, uno de los Príncipes del Imperio Antártico, encuentra en las heladas montañas un niño que dice ser su hijo, pero eso no puede ser posible por más motivos de los que Techno puede contar. No imagina que la presencia de aquel infante lo llevaría a descubrir el secreto más grande en su familia.
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IMPORTANTE: Este fic comenzó a escribirse antes de que se supiera lo nefasto que es Wilbur Soot y le autore no apoya de ninguna manera al cc.

Notes:

IMPORTANTE: Este fic se comenzó a escribir antes de que supiéramos qué clase de ser horrible es Wilbur Soot. Ya he avanzado mucho el fic y editarlo para quitar a su personaje es poco viable para este punto. Si bien siembre he separado a lxs creadorxs de contenido respecto a los personajes de mis fics, sí quiero dejar bien claro que NO APOYO DE NINGUNA MANERA A WILBUR SOOT.

Gracias por darle una oportunidad a esta historia. Me estoy esforzando mucho para escribirla, sólo que mis capítulos suelen ser largos, así que por favor tengan paciencia.

En fin, aquí vengo a alimentar a todxs lxs Technodad Enjoyers como yo, así que espero que lo disfruten mucho. Créanme que yo me estoy divirtiendo escribiendo este fic. ¡Se les quiere!

(See the end of the work for more notes.)

Chapter 1: Prólogo

Summary:

El surgimiento de un Imperio y la magia en las montañas

Notes:

Ustedes confíen, sólo es un pequeño prólogo. Los futuros capítulos serán mucho más largos que esto, se los juro.

(See the end of the chapter for more notes.)

Chapter Text

El cruel frío de la tundra y las montañas nevadas no parece un lugar donde podría surgir una civilización próspera. La gélida nieve hacía casi nulas las posibilidades de cultivar, los ríos congelados resultaban un peligro considerable para cualquier persona que se atreviera a poner un pie en ellos y las constantes tormentas de nieve provocaban que la movilización fuera lenta y complicada; por estos y muchos motivos parecía contra todo pronóstico que alguna persona, en su sano juicio, optara por elegir un lugar así para asentarse. Sin embargo, sí existieron personas que comenzaron a asentarse y formar una pequeña aldea al pie de las montañas nevadas.

Todo comenzó con una pequeña casa de madera de abeto, una mujer y sus dos hijes habitaban en aquel lugar, ningún hombre la acompañaba; algo casi tan sorprendente como el hecho de que vivieran entre la nieve y eso provocó que llamara más la atención de la fuerza oculta en la tundra. Aquella era una fuerza tan antigua que nadie recordaba su origen, pero tampoco había alguien que subestimara su poder; tenía muchos nombres, demasiados para ser enlistados, el más conocido siendo Helado Corazón. Por supuesto, la mujer que vivía en las montañas con su familia conocía esta fuerza y no la subestimaba, al contrario, la respetaba y por eso es que pensó que un lugar bajo el reinado del Helado Corazón sería el mejor para protegerse a ella y a sus hijos de las fuerzas que realmente son peligrosas y que viven en el corazón de algunos hombres. Así como ella respetaba al Helado Corazón, enseñó a sus hijes a hacer lo mismo, les mostró la belleza que había en la helada tundra, que no todo era peligro y muerte como planteaban otros; por supuesto, sus hijes lograron ver todo lo que ella veía en aquellos helados parajes y, poco a poco, no fueron los únicos.

Con el tiempo, empezaron a llegar más personas que también buscaban refugiarse en las nevadas tierras del Helado Corazón. Lo que había comenzado con una familia, se había convertido en diez, todes honrado constantemente a la fuerza que les protegía y les brindaba una vida digna. La aldea aprendió a cultivar y hacer que los cultivos sobrevivieran las nevadas, aprendieron a mantener el calor durante las tormentas, aprendieron a utilizar los recursos a su alrededor para sobrevivir; aunque no fue muy fácil al principio, la gente de la aldea era tan dura como el hielo y no se rendía con facilidad. Con todos sus esfuerzos, incluso llegaron al punto en que pudieron comenzar a hacer festividades dentro de la aldea para celebrar al Helado Corazón; comenzaron a crear historias, canciones, hasta rituales para mostrar su gratitud a la antigua fuerza que mantenía fría y suave la nieve. La mujer que en un principio había iniciado todo fue una de las principales líderes por mucho tiempo, hasta que el puesto pasó a la siguiente generación y la siguiente y la siguiente.

La aldea creció más, se convirtió en una ciudad con otras aldeas a su alrededor. Las familias siguieron creciendo y más ciudades se levantaron en la nieve. Todo llegó a un punto en el que Helado Corazón eligió a un Emperador para dirigirlos a todos, se construyó un castillo en las montañas con la ayuda de todos (incluso del mismo Emperador) y así es como surgió el Imperio Antártico, una de las civilizaciones más fuertes y poderosas que se hayan visto.

Por supuesto, hubo otros reinos e imperios que envidiaban al Imperio Antártico y buscaban derrocarlos, pero ahí también se conoció la ferocidad que podían tener los soldados del Imperio, sin mencionar que la fuerza de Helado Corazón también suponía una ventaja. Así que absolutamente nadie lograba derrocarlos, ni siquiera podían traspasar las fronteras de la tundra, mucho menos llegar a la Capital y eso hacía mucho más impresionante (y hasta mítica) la existencia del Imperio Antártico; algunas personas incluso juraban que los que vivían en el Imperio eran capaces de manejar el frío a su voluntad y eso era lo que les hacía invencibles, aunque nadie lo sabía con certeza.

No obstante, la historia del Imperio Antártico se extiende por muchos siglos como para hablar de todas las guerras que ganaron o los Emperadores que gobernaron. Sin embargo, lo que sí es importante mencionar es que el aspecto mítico y hasta mágico del Imperio Antártico no era gratuito ni alejado de la realidad. Así pues, la historia que se encuentra aquí es la de una de las maravillas más grandes que Helado Corazón le ha concedido a la Familia Imperial y, sobre todo, cómo es que las bendiciones de cualquier fuerza mágica no vienen sin precio.

Notes:

Esto es todo por ahora. Ya tengo escrito el primer capítulo formal, así que lo publicaré cuando termine de escribir el segundo para ir más a la segura sobre las actualizaciones.

¡Gracias por leer y gracias por su paciencia!

Los comentarios y kudos son bien recibidos, al igual que pueden suscribirse a la historia para enterarse cuando actualice.

Chapter 2: 1. Blue warm eyes

Summary:

Technoblade sale a dar un paseo a las montañas durante una nevada. Todo está en orden hasta que ve algo debajo de un sauce. ¿Es algo o alguien?

Notes:

(See the end of the chapter for notes.)

Chapter Text

El viento y la nieve inundaban el ambiente, combinándose en lo que para muchos sería un clima poco idóneo para salir, pero no para Technoblade. Pese a que las nevadas sean una constante en el Imperio Antártico, la nevada de aquella tarde era un poco más fuerte de lo que que se consideraba soportable para estar afuera; no obstante, para Techno era justo la clase de nevada con la que gustaba de salir a cabalgar en la montaña, en especial en momentos en los que su estrés amenazaba con subir a niveles peligrosos. Así pues, cuando el Príncipe del Imperio notó el clima, decidió dejar sus deberes un rato para sacar a Carl a un paseo.

Así como el príncipe, su leal caballo también parecía disfrutar de la pequeña tempestad y eso no sólo hacía que las personas en el reino murmuraran sobre lo magnífico que resultaba el corcel del Príncipe Technoblade, sino también sobre como ambos parecían estar hechos el uno para el otro de maneras que pocas veces se puede presenciar. Carl no sólo seguía las órdenes que le daba Techno, también tenía la fortaleza para atravesar cualquiera de los obstáculos que pudieran cruzarse en el camino de ambos; había gente que juraba que el hielo retumbaba bajo las patas de Carl a cada paso que daba con el Príncipe sobre su lomo, como si el tamaño del animal o la presencia de Technoblade no fueran lo suficientemente imponentes.

Sin embargo, al Príncipe poco le preocupaba si su presencia resultaba amenazadora en ocasiones, incluso le llenaba un poco de orgullo pensarlo, pero por ese mismo motivo disfrutaba de las ocasiones, como aquella, en las que podía salir sin la preocupación de tener que estar lidiando con aldeanos despavoridos por su mera presencia; ese fue uno de los principales motivos por los que no dudó en preparar su caballo para salir. Normalmente, otros sirvientes del establo real se encargarían de ello, mas esta vez quiso hacerlo por sí mismo, más que nada porque sentía que era lo mínimo que podía hacer por Carl cuando el caballo se ha mantenido leal a él como ningún otro corcel en el establo real lo había hecho.

Todo esto lo llevaba a aquel momento: Carl galopando a través de la nieve, una armadura de diamante brillando sobre su cuerpo, nubes de vapor saliendo visiblemente con cada respiración, Technoblade sobre la montura de su caballo, cabello rosado y trenzado serpenteando detrás de él y una capa color carmesí ondeando tras su espalda. El frío no molestaba a ninguno de los dos en su camino, al contrario, parecía avivarlos más, impulsándolos a avanzar aún más rápido de lo que ya lo hacían a través de las montañas nevadas. Technoblade daría lo que fuera por poder sentir siempre aquella llama en su interior, la que nacía cada que estaba en un buen combate o cabalgando con Carl entre la nieve; su gemelo siempre lo molestaba diciendo que no entendía cómo le gustaban tanto esa clase de actividades y Techno siempre le decía que de la misma manera él no entendía cómo es que Wilbur podía encontrar tan interesante pasear sus dedos entre cuerdas sentado en un rincón.

—Más rápido, Carl —pidió el pelirosado, su voz lo suficientemente fuerte para que el caballo lo escuchara y su mirada rojiza fija en el horizonte.

El caballo acató la orden y aceleró. Si alguien pudiera verlos, juraría que ninguno tenía ningún problema al avanzar en medio de la nevada; aunque estaban en un punto de las montañas nevadas que las personas difícilmente visitaban, mucho menos con la cantidad de nieve que caía, y por eso es que Technoblade adoraba ir a esa parte de las montañas. El viento golpeaba contra sus mejillas con fuerza, el príncipe sentía que si iban más rápido, el frío sería capaz de cortar sus mejillas cual cuchillas; vaya que había intentado ir a esa velocidad, pero, incluso aunque Carl era un caballo sumamente veloz, nunca habían logrado ir tan rápido y Techno tampoco pensaba poner en un peligro a Carl de esa manera, no luego del incidente que tuvo hace unos años. Pese a tener 27 años, el Príncipe a veces tomaba decisiones bastante cuestionables, algo que Wilbur solía reclamarle de vez en cuando, mas que Technoblade apenas prestaba atención; después de todo, su padre nunca le había dicho nada al respecto, porque ninguna de sus decisiones había puesto en peligro al reino perse.

De hecho, estar cabalgando en lo profundo de las montañas con ese clima seguro estaría en lo que Wilbur llamaría “decisiones que comprueban que no tienes ninguna clase de consideración por mi ansiedad”; sin embargo, Techno estaba convencido de que sabía lo que hacía, así que siempre se aseguraba de dejarle una nota a su gemelo asegurándole que estaría bien. No quería ser un completo cretino, incluso cuando de vez en cuando se sentía como uno al regresar de sus excursiones y ver los ojos cristalinos de Wilbur (aunque su hermano jamás soltaba una lágrima en su público, ninguno de los dos lo hacía desde lo ocurrido con su madre). El pelirosado negó levemente, alejando esos pensamientos. Quería disfrutar de su salida, así que era mejor mantener lejos las preocupaciones y concentrarse en su camino.

A la altura a la que estaba ya no había mucha vegetación, de hecho, prácticamente Techno se sabía de memoria cada árbol en su camino y los utilizaba como referencia para poder ubicarse en la montaña; resultaba incluso conveniente la poca flora, el pelirosado consideraba que sólo los árboles más fuertes habían sobrevivido a las condiciones y eso hacía que los respetara aún más. Conforme avanzaba, se iba acercando a su árbol favorito, un sauce llorón que, según Wilbur y los libros de la biblioteca real, era imposible que estuviera ahí; su gemelo incluso aseguraba que era una alucinación que Technoblade tenía por las bajas temperaturas y el pelirosado jamás pudo convencerlo para que lo acompañara a verlo porque Wilbur decía que no estaba tan loco como él para ir hasta allá. Así que, el mero hecho de que pareciera un milagro y pudiera molestar a Wilbur con él, hacía que ese sauce fuera el árbol favorito de Techno.
Su mirada se posó en el sauce, una pequeña sonrisa en sus labios conforme se acercaba. Sin embargo, hubo algo que disparó todas las alarmas en su interior, pues el sauce estaba diferente a las otras veces que estuvo ahí. Ni siquiera lo pensó, una vez que estuvo lo suficientemente cerca, tiró de las riendas de Carl para detenerse; el caballo relinchó fuertemente, pues claramente no esperaba aquello, pero se detuvo sin problemas. Technoblade se quedó unos instantes sobre su caballo, su respiración agitada, ceño fruncido y mirada fija en un punto mientras sus manos se aferraban con fuerza a las riendas. No podía creer lo que veía, quería pensar que esa sí era una alucinación de las que hablaba su hermano, porque no quería pensar en las implicaciones de que aquello fuera real.

Bajo el sauce, sentado sobre una sábana de nieve, había un niño de unos tres o cuatro años. Su cabello era dorado y esponjoso, su piel blanca, sus mejillas rosadas, su mirada azul brillaba como zafiros, una pequeña sonrisa en sus labios; parecía usar un gorro tejido beige, una chamarra de invierno roja, bufanda azul, pantalones marrones y botas para nieve del mismo color, pero eso no hacía que Techno se sorprendiera menos por lo tranquilo que parecía el pequeño al estar en medio de las montañas, solo y con esa nevada. El niño miraba con fascinación las hojas del sauce moverse con el viento, el sonido tintineante de hielo chocar mezclándose con el del viento en una sinfonía que sólo el rubio parecía comprender y, entonces, el niño soltó una risita. Techno se sobresaltó al escucharlo, comprendiendo que definitivamente aquello era real, no había manera de que su mente hubiera sido capaz de replicar aquello. Por supuesto, esto no hacía que se calmara, pero al menos su estatus de Príncipe le permitía ocultar muchísimo mejor todas las emociones que lo inundaban; en especial porque no sabría cómo lidiar con un niño alterado, prefería que se mantuviera tan tranquilo como hasta ahora.

Así pues, tomó todo el valor que tenía y bajó de Carl, la nieve sonando debajo de sus botas, llamando la atención del niño. Techno sintió que los ojos azules del niño eran capaces de mirar cualquier rastro de emoción en su propio rostro, sin mencionar que nunca había visto una mirada tan expresiva como la de aquel menor. Caminó lentamente hasta donde estaba el rubio, apenas podía escuchar otra cosa que no fuera el golpeteo de su corazón y no comprendía porqué se sentía tan alterado por la presencia de un simple niño. Una vez frente al ojiazul ⏤sólo dejando suficiente distancia entre ellos para no invadir el espacio personal de ninguno⏤, decidió ponerse sobre una rodilla para quedar un poco más a la altura del menor. El rubio seguía mirándolo atentamente, su mirada jamás abandonando la de Techno y, sinceramente, el pelirosado estaba impresionado de que el niño no pareciera tener ni una pizca de miedo ante su presencia; es más, el Príncipe casi podía jurar que lo que había en aquellos orbes azules era admiración y eso sólo lograba confundirlo más.

—Oye, eh… —comenzó a decir Technoblade, sin saber exactamente cómo iniciar la que posiblemente sería una de las conversaciones más extrañas de su vida —. ¿Dónde están tus padres?

Los labios del niño se curvearon en una cálida sonrisa antes de señalar al propio Techno. El mayor frunció el ceño sin comprender aquello.

—No, yo soy Technoblade. Te estoy preguntando por tus padres —replicó el pelirosado.

—Tú eres mi papá —respondió el rubio, su voz demasiado segura para un niño como él.

Techno no fue capaz de ocultar su impresión ante la respuesta del otro. No tenía sentido, quizá sí fuera un niño relativamente pequeño, pero no tanto como para no lograr identificar quiénes eran sus padres; esto sin mencionar que no era que Technoblade tuviera rasgos muy comunes como para que lo estuviera confundiendo como su familia legítima.

—No, yo no soy tu papá —insistió el mayor —. ¿Sabes a dónde fueron tus padres o por qué te dejaron aquí?

—La Mujer Gigante dijo que me quedara aquí, que mi papá vendría por mí y aquí estás —dijo el niño mientras seguía sonriendo.

Nada de lo que decía el pequeño le hacía mucho sentido a Technoblade. No tenía ni idea de quién demonios era la Mujer Gigante, sólo podía suponer que se trataba de la madre del niño o de alguna clase de familiar a quien el pequeño llamaba de esa manera; sin embargo, lo que preocupaba a Techno era que aquella mujer le había pedido a un niño que se quedara en un lugar prácticamente abandonado con una excusa, que más bien parecía una mentira cruel, para que el niño no se fuera. El príncipe sabía que existían personas crueles en el mundo, tan crueles incluso para hacer algo así —sin mencionar que eso era lo único que le hacía sentido para explicar la presencia de un niño solo en la montaña— y supo que no podía dejar al rubio ahí, moriría si lo hacía. Techno no podría cargar con la culpa de que una persona tan joven muriera cuando él pudo hacer algo para evitarlo. Un suspiro escapó de sus labios.

—Mira, yo no soy tu padre, pero voy a ayudarte a salir de aquí y voy a encontrar a tu verdadera familia —dijo el pelirosado luego de un rato de silencio.

—Pero tú eres mi papá —replicó el niño, ladeando su cabeza.
Techno no era capaz de lidiar con aquello y menos solo. Por ello, optó por no discutir aquello en plena nevada.

—Luego podemos hablar de eso. Ahora ven, te llevaré a un lugar seguro.

Technoblade se levantó y le tendió la mano al niño. Por su parte, el ojiazul también se levantó y se sacudió la nieve de su ropa y cabello antes de prácticamente abrazar la mano del mayor, aferrándose a ella como si no quisiera ir a ningún otro lado. Aquello definitivamente era nuevo para el Príncipe, pues si bien él siempre fungió como un protector para su gemelo, era diferente sentir que alguien más pequeño que él mismo le estaba dando su confianza para sentirse seguro o, mínimamente, tranquilo; ni siquiera pasar tiempo con su sobrino se equiparaba a lo que sentía en ese momento. No obstante, Techno decidió no pensar mucho en ello y comenzó a guiar al niño hasta Carl.

—¡Whoa! —dijo el niño en tono sorprendido mientras miraba al caballo —. ¿Éste es tu caballo? ¡Es enorme y muy bonito!

Aquello era cierto, Carl era grande incluso para una persona adulta y también su color marrón resultaba bastante lindo, incluso aunque no fuera posible verlo demasiado por lo mucho que llamaba la atención la armadura de diamante. De cualquier manera, aunque el niño estuviera apuntando algo que era evidente, Techno no pudo evitar sentirse orgulloso ante aquella primera impresión que tuvo Carl.

—Gracias. Se llama Carl —respondió Techno mientras se aseguraba de que todo estuviera en orden para el viaje de regreso.

El rubio soltó la mano del más alto y, antes de que Techno pudiera reaccionar, el niño ya se encontraba acariciando el hocico de Carl como si lo conociera desde que nació en los establos reales; no obstante, lo que más sorprendía al pelirosado era que el caballo no parecía tener ninguna clase de problema con lo que hacía el menor, casi podía jurar que lo estaba disfrutando. Aunque Carl no era un caballo agresivo, nunca lo había visto llevarse tan bien con un extraño, así que era impresionante ver a Carl soltar relinchidos felices mientras el niñito sonreía feliz y acariciaba al animal sin una pizca de miedo por un caballo que fácilmente podría matarlo con un movimiento. El príncipe no recuerda la última vez que se sintió tan desconcertado e impresionado por alguien. Por un momento, incluso olvidó qué es lo que estaba haciendo, hasta que la nieve cayendo en su nariz lo sacó de sus pensamientos.

—Bueno, es hora de irnos —dijo el pelirosado —. Voy a subirte, ¿de acuerdo?

El niño asintió emocionado, así que Technoblade lo tomó en brazos para colocar al niño sobre la silla de montar, explicándole la manera correcta de sujetarse. Posteriormente, el propio Techno subió en su caballo, acomodándose y tratando de acostumbrarse un poco; claramente, no solía llevar acompañantes a la hora de montar, en su familia siempre habían tenido suficientes caballos para llevar 3 cada uno, sin mencionar que, cuando Fundy iba con ellos, siempre iba con Wilbur, así que el pelirosado nunca se había visto en la necesidad de llevar a alguien con él hasta ese día. Si bien no lo ponía nervioso, sí lo hacía sentirse fuera de rutina. De cualquier manera, el mayor respiró profundo y tiró de las riendas para que Carl diera la vuelta para regresar al palacio, haciendo que el niño soltara sonidos sorprendidos y emocionados al sentir al caballo moverse.

—Sujétate como te enseñé —indicó Technoblade —. Carl es un caballo veloz, yo estoy acostumbrado, pero tú no, así que no te sueltes.

—No lo haré —aseguró el niño —, y sé que tú tampoco dejarías que me cayera, ¿verdad?
El pelirosado sintió su corazón dar un vuelco ante la seguridad y confianza que había en la voz del rubio. Ni siquiera aquel “¿verdad?” le quitaba ni un poco de certeza, como si sólo quisiera escuchar la respuesta de Techno aunque ya la supiera. Obviamente Techno no lo dejaría caer, mas el nivel de confianza que le tenía el niño iba más allá de lo que hubiera imaginado. El pequeño realmente le estaba confiando su vida sin dudarlo y nadie nunca había hecho algo así, sólo su hermano, pero ellos eran gemelos, estaban juntos desde el embarazo de su madre; el rubio apenas lo conocía…

—Sí —contestó Technoblade, una vez que salió de su impresión —. No te dejaré caer.

Y así, Technoblade y el niño comenzaron su viaje a través de la nieve. La vida de ambos había cambiado en ese momento y sólo uno de ellos se había dado cuenta.

Notes:

Y ese fue el primer capítulo oficial de este fic que tanto me emociona c:

Espero lo hayan disfrutado tanto como yo, créanme que está siendo muy divertido y satisfactorio para mí escribir este fic. Ya tengo el segundo capítulo escrito para la próxima semana, sólo le falta edición. La idea es que, siempre que publique, ya tenga escrito la siguiente parte, así me aseguro de ir a un buen ritmo sin que se me escapen cosas. Aunque trataré de hacer actualizaciones semanales, tengan paciencia, por fi, la universidad también consume mi energía.

¡Gracias por leer! Son bien recibidos los kudos y comentarios uwu Igual pueden suscribirse a la historia en caso de que quieran enterarse antes que nadie sobre las actualizaciones <3

Chapter 3: 2. The White Queen

Summary:

Tras haber decidido ayudar al niño en las montañas, ahora Technoblade tiene que lidiar con esa pequeña pero importante decisión, en especial porque sabía que había algo que no podría evitar: contarle a su familia lo ocurrido.

Notes:

Este capítulo está dedicado a mi querida amiga Atena, quien cumplió años hace unos días (lento pero seguro el regalo jsjsjs) <3

En fin, disfruten mucho el capítulo.

(See the end of the chapter for more notes.)

Chapter Text

Una risita resonó en la habitación, inocente, llena de alegría, brindando calidez en el corazón de cualquier persona que la escuchara, pero en especial en el corazón de la mujer de cabellos oscuros y ojos violetas. La Emperatriz tomó entre sus brazos a uno de sus hijos, mirándolo con la adoración y amor que sentía ante el niño, disfrutando de ese pequeño momento como si se tratara del primer sorbo de chocolate caliente de su vida: dulce, cálido, que te deja con una sensación de que nada podría salir mal. Quizá no tenía tantos de esos momentos con sus amados hijos como le gustaría, mas eso no le iba a impedir atesorar cada uno de ellos.

 

—Mami, mami —dijo el pequeño niño entre sus brazos —. ¿Podemos salir a ver los copos de nieve?

 

—Sabes que me encantaría, mi pequeño atardecer, pero la tormenta pronto será muy fuerte como para estar afuera —contestó la mujer mientras le sonreía con algo de pena a su hijo.

 

—¡No es justo! —replicó el más joven haciendo un puchero —. Yo quiero ver los copos de nieve.

 

La Emperatriz acomodó un mechón de cabello rosado que se había escapado de su lugar y su sonrisa se enterneció. Estaba consciente de lo mucho que su querido Techno disfrutaba de estar afuera durante las nevadas, muchas veces tuvo que hablar con él para evitar que siguiera escabulléndose de los guardias para salir a la nieve, en especial porque ya en más de una ocasión el niño se había resfriado por salir cuando no lo tenía permitido. Eventualmente, Kristen había encontrado la manera de convencerlo de parar sus escapes, todo gracias a una actividad que inventó para su hijo.

 

—¿Qué te parece si en lugar de salir, contamos historias de copos de nieve? —preguntó la Emperatriz.

 

La mirada azulada del menor se iluminó y el puchero en sus labios se convirtió en una amplia sonrisa.

 

—¡Sí! —exclamó el pelirosado.

 

La idea era simple y se basaba en lo que Kristen consideraba una verdad absoluta: cada copo de nieve es diferente y, por lo tanto, tenían historias únicas para contar. Así pues, cada que Techno y ella (en ocasiones también se unían Wilbur y Philza) se reunían para contar esas historias, iban al ventanal más grande del palacio, llevaban consigo cojines y cobijas y se sentaban frente a dicho cristal para ver los copos de nieve y elegir sobre cuáles hablarían en esa ocasión. Techno solía inventar historias de copos que habían viajado kilómetros y kilómetros para estar ahí, viviendo diversas aventuras, derrotando monstruos y salvando a mucha gente. Los copos de nieve que Techno veía eran héroes la mayoría del tiempo. Por su parte, Kristen solía contar historias sobre copos de nieve enviados por una fuerza mágica, siempre con un propósito que cumplir; la favorita de Techno era la del copo que inventó los muñecos de nieve para que las personas se sintieran menos solas en la tundra y las montañas.

 

—¡Tú primero! ¡Tú primero! —dijo el menor una vez que estaban frente al ventanal.

 

—De acuerdo —asintió la Emperatriz mientras atraía a su hijo para abrazarlo y buscaba con la mirada al copo del que hablaría en esa ocasión  —. Había una vez en las grandes montañas del Imperio Antártico un pequeño copo de nieve elegido por Helado Corazón…

 

✧⸻⭒❅⭒❅⭒❅⭒❅⭒❅⭒❅⭒❅⭒❅⭒⸻✧

 

El luz del sol estaba cada vez más cerca de desaparecer para cuando estaban cruzando los últimos kilómetros de la montaña en su camino al castillo. En general, el trayecto transcurrió sin problemas, excepto por la charla incesante del niño, quien aparentemente podía hablar de cualquier tema que se le ocurriera; tan sólo durante el rato que cabalgaron, el menor había hablado de lo sedoso que era el cabello de Carl, de que prefería el color de las nubes al atardecer, del viento frío haciéndole cosquillas en sus mejillas, de lo mucho que le asombraba que la luz del sol pudiera verse incluso con la tormeta y de las rocas con forma de vaca que se encontraron en la montaña. No había manera en que Technoblade le siguiera el ritmo a su conversación, aunque eso tampoco parecía molestar al rubio, parecía satisfecho con pequeñas respuestas y con ser escuchado. Definitivamente no era la clase de viajes a caballo a los que estaba acostumbrado el príncipe.

 

—¿Estás seguro de que el castillo no lo construyeron gigantes? —preguntó el niño mientras cruzaban la entrada trasera del palacio.

 

—Muy seguro —respondió simplemente el pelirosado.

 

—¡Whoa! —murmuró sorprendido.

 

Parecía que el más pequeño inspeccionaba con sus grandes ojos azules cada detalle que alcazaba ver en el palacio. Techno supuso que no podía culparlo. El castillo era una construcción elegante e imponente, construida de materiales tan hermosos como resistentes, decoraciones cuidadas hasta el más mínimo detalle, vitrales colocados en espacios estratégicos para tener luz natural sin dejar el frío penetrar; todo esto sin mencionar la cantidad desmesurada de soldados repartidos por todo el castillo, desde el muro que rodea todo, las torres y los pasillos principales. Pese a su antigüedad, el Imperio había procurado mantener en buen estado el palacio, pues las antiguas leyendas decían que había sido mandado a construir una antigua fuerza de las montañas heladas; sin embargo, al haber vivido ahí toda su vida, para Technoblade era cotidiano estar ahí y, por lo tanto, no poseía nada del asombro que había en la mirada del rubio.

 

—Es como si estuviera hecho de hielo —agregó el menor.

 

—Supongo que quienes construyeron esto tenían esa intención —respondió Techno —. Después de todo se trata del Imperio Antártico.

 

Pronto cruzaron otras puertas para entrar en el establo real, donde el niño soltó un jadeo sorprendido y emocionado, lo cual el pelirosado se imaginó que se debía a la gran cantidad de caballos que había. Aquellos eran los mejores pura sangre que poseía la familia imperial, cada uno con cualidades y fuerza que muy pocos caballos podían alcanzar, cuidados por les mejores del Imperio y alimentados con comida de alta calidad. Algunos de los caballos relincharon al notar que Technoblade y Carl habían vuelto y Carl les regresó el saludo.

 

—¡Son muchos caballos y de muchos colores! —exclamó el rubio —. ¿Podemos montarlos todos? ¿Me dices sus nombres? Quiero saber cómo se llaman y darles de comer.

 

—Calma, no podemos hacer todo eso justo ahora —dijo Technoblade mirando al pequeño.

 

—Oh…

 

Al notar que la expresión del niño se apagó, Techno sintió como si acabara de patear un cachorrito. Maldijo internamente, sabía lo que estaba a punto de hacer, sabía lo que estaba a punto de decir y había una parte de él que le advertía que no debería hacerlo, que se suponía que sólo estaba ayudando al niño a encontrar a su familia y, por lo tanto, no debería desviarse de ese punto. Sin embargo, el Príncipe se sentía incapaz de quedarse así, de permitir que la expresión triste —y casi decepcionada— del niño prevaleciera; luego lidiaría con las consecuencias.

 

—Otro día tal vez pueda mostrarte los caballos.

 

Los ojos azules del pequeño volvieron a iluminarse y una amplia sonrisa invadió su rostro. Tan sólo con ese gesto, Techno supo que había tomado la decisión correcta. Una vez que convenció al niño, bajaron de Carl y el pelirosado lo dejó con uno de les encargades del establo para que se encargara de que su caballo estuviera cómodo luego de aquel paseo. Para sorpresa de Techno, cuando comenzó a caminar con el niño rumbo al pasillo principal del palacio, el rubio tomó su mano sin siquiera preguntarle; pese a mirarlo con extrañeza, el menor simplemente avanzaba de su mano, como si fuera lo más natural del mundo. El pelirosado decidió que estaba muy cansado como para cuestionar aquello.

 

El niño miraba todo a su alrededor mientras Techno lo guiaba hacia el ala este del palacio, la zona que era exclusiva para la familia imperial. Sin embargo, apenas avanzaron unos metros, el príncipe escuchó unos pasos familiares acercándose desde su flanco derecho (el lado contrario de donde caminaba el niño), así que supo de quién se trataba antes de que dicha persona hablara. Casi estaba seguro incluso de lo que iba a decirle.

 

—Su majestad, me alegro que haya regresado de su paseo —dijo su mano derecha, el Duque Antipater —. Sólo una cosa y espero no suene impertinente, pero… ¿Quién es el niño?

 

Technoblade volteó para encontrarse con la mirada verde de Antipater. Por supuesto que él sería el primero en recibirlo, era parte del trabajo del chico con cabello oscuro notificarle cualquier noticia, estar atento a los horarios y deberes del príncipe y también de decirle cada que fuera requerido en algún lugar del palacio. Prácticamente el Duque Antipater era la persona que más veía en todo el día y con quien más hablaba por supuesto; por ello fue que Technoblade lo eligió para el puesto, porque no sólo sabía que el ojiverde haría un buen trabajo, sino que era uno de los pocos nobles del Imperio contra quien no quería cometer un crimen de odio.

 

—Es una larga historia —respondió el príncipe simplemente, no obstante, el pequeño no pensaba dejarlo así.

 

—Soy su hijo —dijo con orgullo el ojiazul.

 

—¿Cómo? —exclamó Antipater, su rostro reflejando el infarto que estuvo a punto de darle por la impresión.

 

—¡No! —contradijo Techno, firme pero en voz baja para evitar hacer un escándalo —. Lo encontré en las montañas solo, voy a ayudarlo a encontrar a su familia. Eso es todo.

 

Aquella respuesta pareció tranquilizar al duque, pero aún se notaba en su rostro que estaba confundido y no comprendía muy bien la situación. Pese a todos sus años de servicio al Imperio, Antipater jamás había visto algo como eso, al menos no como mano derecha del Príncipe Technoblade, al contrario, todo parecía siempre estar bajo control y cubriendo las expectativas que las personas podrían tener del pelirosado; sin embargo, era claro que el duque también había visto cosas y sabía que el Príncipe no era todo perfección, aunque tampoco creyó que llegaría con un niño de la nada, mucho menos uno que le dijera padre. El duque se dio cuenta que entonces ya no volvería a suponer que no habría más sorpresas.

 

—De acuerdo —se obligó el ojiverde a responder —. Bueno, vengo a decirle que el Emperador quería que fuera a cenar con el resto de la familia imperial cuando llegara.

 

Techno respiró profundamente. Sinceramente esperaba tener que enfrentar a su familia otro día, en especial con el niñito aferrándose a su mano como si no hubiera un mañana y algo le decía que no iba a convencerlo de quedarse con Antipater hasta que terminara la cena con su familia. No le quedaba de otra más que tratar de evitar el pánico colectivo mientras también se aseguraba de que el niño comiera algo; eso sin mencionar que algo le decía que su padre perdería la cabeza, en especial si el menor volvía a mencionar que el pelirosado era su padre (cosa que para este punto Technoblade sabía que haría).

 

—Bien, iré a la cena  —dijo Technoblade con un suspiro —. Mientras tanto,  ¿podrías encargarte de que preparen una habitación para el niño? Que esté en el mismo pasillo que la mía, no quiero ir muy lejos luego de la cena.

 

—Por supuesto, yo me encargo —aseguró Antipater.

 

Después de eso, el duque tomó un rumbo mientras Techno y el niño se dirigían al comedor de la familia Imperial para la cena. El pelirosado no podía dejar de pensar en todas las cosas que podrían decir tanto su gemelo como su padre, desde regaños por traer a un niño desconocido, hasta infinitas preguntas de porqué el pequeño le decía papá (no que él fuera capaz de responder eso). Sólo iba porque sabía que si faltaba a la cena, de igual manera irían a buscarlo a habitación para asegurarse de que estuviera bien luego de que saliera con Carl en plena nevada, ya había sucedido antes, aunque claramente en esa ocasión había una… pequeña variable a las veces anteriores.

 

Por su parte, el niño parecía muy ocupado mirando los cuadros, esculturas, armaduras y demás decoraciones en los pasillos del palacio como para que le importara la pequeña crisis por la que estaba pasando le príncipe. Sinceramente, a Technoblade le sorprendía cómo es que el menor estuviera tan tranquilo estando en la casa de un completo desconocido para él, lo más lógico sería que estuviera llorando o mínimo se le viera nervioso al estar en un entorno extraño, incluso recuerda las veces que Fundy ha llorado porque extrañaba a su papá y no sabía el camino exacto para llegar a él. ¡No tenía sentido que el rubio no tuviera ni una pizca de miedo! Ni siquiera se atrevió a preguntar al respecto, sentía que recibiría una respuesta como “es que estoy contigo que eres mi papá” y Techno no estaba de humor para refutarlo más de lo absolutamente necesario.

 

Así pues, respiró profundamente una vez que estaban frente las elegantes puertas blancas que daban al comedor. Techno optó que sería bueno hablar un poco con el niño antes de entrar.

 

—Bueno, escucha bien —dijo el pelirosado mirando al pequeño, quien le devolvió la mirada inmediatamente —. Dentro de esta habitación está mi familia, ¿de acuerdo? Trata de no decir algo que los altere.

 

—Sí, papá —respondió el rubio con una amplia sonrisa.

 

Technoblade suspiró. Definitivamente aquello no iba a salir bien.

 

—¿Podrías no decirme así frente a ellos? —preguntó el príncipe.

 

—¿Por qué? —replicó el niño, la confusión reflejada en cada parte de su rostro.

 

—Digamos que… No están listos para escucharlo —respondió Technoblade, internamente regañándose por una excusa tan mediocre, pero no sabía de qué otra manera plantearlo.

 

—Pero eres mi papá —insistió el rubio.

 

Antes de que Techno pudiera decir algo más, la puerta de abrió. En todo su esplendor y con una amplia sonrisa, los recibió Wilbur. Technoblade maldijo internamente a su gemelo, quien tenía un oído lo suficientemente bueno para haber escuchado su voz amortiguada a través de la puerta de madera. No había logrado convencer al niño de llamarlo de manera diferente y sabía que eso lo pagaría.

 

—¡Ahí estás! —dijo el castaño en tono alegre —. Sabía que te había escuchado, lo cual es extraño porque no sabía porqué estarías hablando afuera de-

 

El castaño se autointerrumpió cuando su mirada se posó en el niño a su lado. Wilbur se quedó en silencio, las palabras atoradas en su garganta, además acomodó sus anteojos como para asegurarse de que estaba viendo bien. Techno comprendía su sorpresa, pero tampoco es como que supiera que decir, así que a su boca se le ocurrió decir lo más estúpido que podría haber dicho.

 

—¿Qué hay de cenar?

 

✧⸻⭒❅⭒❅⭒❅⭒❅⭒❅⭒❅⭒❅⭒❅⭒⸻✧

 

No era la primera vez que tenía esa sensación, pero aún había novedad en aquello. Technoblade se sentía en un partida de ajedrez, él siendo un alfil negro, sigiloso pero que nadie se atrevía a subestimar; sin embargo, contrario a otras ocasiones, su familia estaba jugando del otro lado del tablero, Wilbur siendo una torre blanca que lo tenía en la mira, a una jugada errónea de sacarlo de la partida, y su padre como la imponente reina blanca que acababa de moverse para acorralarlo. Desde la partida de su madre, para Techno se había vuelto más difícil lidiar con los conflictos emocionales, en especial los que tenían que ver con su familia, por ello, procuraba mantenerse en el margen tanto como pudiera; no obstante, había ocasiones en las que era inevitable que se viera involucrado, como lo que sucedió con Sally (Techno jamás se hubiera perdonado si hubiera dejado solo a su gemelo en esa ocasión), así que su mente desarrolló un mecanismo para poder lidiar con esas circunstancias: compararlo con una partida de ajedrez y hacer lo posible por ganar.

 

—A ver, déjame ver si entendí bien —dijo Wilbur mientras respiraba profundamente por enésima vez —.  Fuiste a pasear por la montaña en plena nevada como el maldito desgraciado que eres, te encontraste a un niño solo en dicha montaña, lo trajiste al palacio porque el chiquillo no dejaba de insistir en que eres su padre y, antes de darnos alguna clase de contexto al respecto, preferiste preguntar qué demonios había para cenar. ¿Estoy en lo correcto?

 

—Olvidaste la parte de que me encargaré de buscar a su familia —respondió Techno antes de tomar un sorbo de su copa.

 

—Vale, sí, vas a buscar a su familia, bla bla bla —replicó el castaño sobando sus sienes.

 

Antes de que cualquiera pudiera decir algo más, se escuchó claramente el sonido de unos mordiscos, así que los gemelos voltearon a ver al niño que devoraba la papa al horno que estaba en su plato como si nunca hubiera probado algo tan bueno en su vida entera. El pequeño rubio sonreía mientras comía, ignorando cualquier clase de etiqueta respecto a los cubiertos. Por un momento Techno había olvidado que el niño estaba en el tablero también, un peón negro que era lo único que se interponía entre la reina blanca y su propio alfil negro. Definitivamente aquello hasta se sentía bastante surreal.

 

—En serio, apenas puedo creer que hicieras algo tan insensato —dijo su padre entre dientes, Techno podía ver y escuchar la exasperación del Emperador —. Sabes los conflictos que hay y decidiste traer a un desconocido a nuestro hogar, ¡al corazón del imperio!

 

—No podía dejarlo ahí, sabes perfectamente lo que habría sucedido —contestó el pelirosado.

 

La mirada azul de su padre se sentía como un par de témpanos de hielo. Technoblade conocía lo suficiente a Philza como para haber imaginado que no sería muy fan de la idea; normalmente el Emperador no tenía problemas con las decisiones que él tomaba, al contrario, siempre parecía orgulloso de que Techno tomara decisiones que fueron pensadas perfectamente, sin dejarse llevar por sentimentalismos, así que esto definitivamente se salía de lo que normalmente hacía su hijo mayor. Sin embargo, Techno no imaginó que su padre sugeriría tan directamente que debió dejar al niño donde estaba.

 

—Technoblade, sabes que no es el momento idóneo para esto —replicó el Emperador con voz firme —. Sabes lo cerca que estamos de que se desate una guerra, ese niño podría ser un espía.

 

—Padre, creo que exageras con eso último —interrumpió Wilbur —. Mira al niño, no es para nada un espía.

Los tres voltearon a ver al pequeño, quien tenía su boca manchada de comida al igual que sus manos, y vieron como el menor se dedicaba a soplarle a la papa para que se enfriara y no se quemara la boca al comérsela. Definitivamente no lucía como una persona que tuviera un plan maquiavélico para destruir al Imperio desde adentro. Techno casi podría jurar que el niño era demasiado tierno como para algo así, pero decidió que no lo diría en voz alta.

 

—No podemos estar seguros de eso —insistió Philza cruzándose se brazos —. Saben que con Jschlatt nunca podemos ser poco precavidos.

 

—Aún estamos en tiempos de paz, no olvides eso —replicó Technoblade —. Aunque Jschlatt tomara alguna acción al respecto, no puedes acusar al niño de espionaje sin algún sustento. Es un niño.

 

—Sí —apoyó Wilbur mientras asentía con la cabeza —. Ni siquiera sabes su nombre.

 

En ese momento, la mente de Techno cayó en cuenta de algo. Él tampoco sabía el nombre del niño y parecía que su expresión delató ese detalle, pues tanto su padre como su hermano lo miraban fijamente.

 

—Es un chiste, ¿no? —dijo el castaño en tono crédulo —. No trajiste a un niño de las montañas sin siquiera preguntarle su nombre, ¿verdad?

 

—Bueno… Mira, estaba preocupado por encontrar a su familia, así que tal vez puede que haya olvidado preguntar ese detallito.

 

—¡Por una mierda, Technoblade! —exclamó Wilbur —. ¡Haces que sea más difícil defenderte!

 

—¡Por una mierda!

 

Todos volvieron a dirigir su mirada a un punto cuando la vocecita repitió la maldición de Wilbur. El niño rubio los miraba sonriendo inocentemente.

 

—Calla, Wilbur, que va a empezar a maldecir por culpa tuya —reprendió Technoblade.

 

El castaño sólo rodó los ojos y murmuró algo que nadie alcanzó a identificar qué era. Techno supuso que fue alguna otra maldición.

 

—El punto es que el niño no puede quedarse —insistió su padre —. Es muy arriesgado, así que sugiero que lo lleves al orfanato del pueblo.

 

—No voy a hacer eso.

 

Silencio total en la habitación. Con una sola frase, Techno había cambiado el tablero y aquel peón negro había quedado fuera del camino, dejando al alfil a la merced de la reina blanca. Y aún así no podía evitar preguntarse a quién afectaría más aquella jugada. No era un jaque mate para ninguno, al menos no todavía.

Notes:

Y este fue el capítulo de hoy. Tardé un poco más porque fue más largo que el anterior y también pues la universidad gusta de hacer más difícil mi existencia jsjsjsjs

En fin, espero que les haya gustado este segundo capítulo, ahora ya conocen a unos cuantos personajes más que estaremos viendo constantemente *frota manitas*

De nuevo, agradezco los kudos y comentarios, me gusta saber que les gusta lo que escribo. Además, les recuerdo que pueden suscribirse para recibir primero que nadie notificaciones de las actualizaciones <3 Gracias por su apoyo y nos vemos en el próximo capítulo uwu

Chapter 4: 3. Sleepy boi

Summary:

Technoblade por fin conoce el nombre del niño que trajo a su palacio. Ahora tendrá que enfrentarse a los primeros momentos de su repentina adquisición de niño y comprenderá que las cosas que siempre le habían resultado fáciles se podían complicar.

Notes:

Yeeeeeeeeeiii, capítulo nuevo en plena madrugada como siempre.

Lamento la tardanza en la actualización, pero no pasa nada, aquí seguimos con esta historia y espero que disfruten mucho de éste capítulo <3

(See the end of the chapter for more notes.)

Chapter Text

—¿Qué pasa, mi pequeño atardecer?

 

—No puedo dormir, ¿podemos ver copos de nieve?

 

La Emperatriz soltó un bostezo mientras se enderezaba un poco para mirar a su hijo. El pequeño pelirosado la miraba casi pidiéndole que lo levantara en brazos mientras él mismo abrazaba su peluche de oso polar; no parecía haber tenido alguna pesadilla, pues no había restos de lágrimas en sus mejillas u ojos cristalinos, sólo parecía ser una de esas noches de insomnio que llegaba a tener Techno. Kristen le sonrió levemente a su hijo.

 

—Tech, sabes que es muy tarde para ver copos de nieve —murmuró acariciando la mejilla del menor.

 

El niño soltó un pequeño quejido, pues sabía que esa sería la respuesta, pero igual había tenido la esperanza de que su madre lo llevara a ver copos de nieve. Sin embargo, se escuchó un ronquido más fuerte provientede su padre, que dormía junto a su madre profundamente, y eso hizo que Technoblade soltara una risita. Siempre pensó que su papá actuaba como un oso, ese ronquido lo comprobaba más.

 

—Sé que te encanta estar despierto de noche, pero tienes que dormir. Los niños necesitan dormir bien para crecer grandes y fuertes —dijo la Emperatriz.

 

—Yo ya soy grande y fuerte, el más fuerte del mundo —insistió Techno.

 

—Lo sé, pero puedes ser más fuerte —replicó Kristen antes de sentarse en la cama para luego ponerse de pie y cargar a su hijo —. Así que hora de dormir. Steve seguro también está cansado.

 

—¿No puedo dormir con ustedes? —preguntó el pequeño mientras su madre comenzaba a caminar rumbo a la salida de la habitación.

 

—Pero eso dejaría solito a Wilbur y sabes que él te extrañaría mucho si no te ve ahí con él, así como tú lo extrañarías. Recuerda siempre que no puedes dejar atrás a tu hermano, mi pequeño atardecer.

 

Techno sabía que jamás sería capaz de dejar a Wilbur. Han estado toda su vida juntos, siempre acompañándose en todo. Si uno se metía en problemas, el otro estaba ahí. Si uno reía, el otro también. Si uno se caía, el otro le tendía la mano para levantarse. Hay veces en que mamá y papá tenían que hacer cosas para cuidar al imperio, así que Techno los extrañaba, pero Wilbur siempre estaba ahí cuando sus padres no y, por mucho que el pelirosado se quejaba de que su hermano no dejaba de molestarlo, en realidad disrutaba de tener una compañía constante, incluso aunque dicha compañía lo hubiera metido en problemas en más de una ocasión. Eran gemelos, juntos desde antes de nacer, cada uno aprendiendo a ser su propio ser, mas siempre cuidando del otro. No había Technoblade sin Wilbur y no había Wilbur sin Technoblade. Así era como debía ser, incluso esa madrugada que su madre lo volvió a arropar en su cama.

 

—¿Mañana podemos ver los copos de nieve? —preguntó Techno mientras su madre besaba su frente.

 

—Hmmm… No lo sé con seguridad, pero trataré de que se así, ¿de acuerdo?

 

El menor asintió mientras cerraba sus ojos y abrazaba más a Steve. Quizá no era seguro que vería copos de nieve mañana, pero por lo menos estaba seguro de que su madre haría todo lo posible porque así fuera y eso era más que suficiente para Techno, porque su mamá jamás le mentiría sólo para hacerlo sentir mejor como otros adultos en el castillo; por eso, Techno le confiaría cualquier cosa a su madre, incluso le confiaría a Steve.

 

—Duerme bien, mi pequeño atardecer —susurró la emperatriz —. Yo cuidaré tus sueños.

 

✧⸻⭒❅⭒❅⭒❅⭒❅⭒❅⭒❅⭒❅⭒❅⭒⸻✧

 

Prácticamente todas las personas en la habitación volteaban a ver al niño, pero, de alguna manera, eso no parecía poner nervioso al menor, pues se tomaba su tiempo en terminar de comer el bocado de papa que tenía en su boca. Technoblade se preguntaba cómo es que el pequeño seguía tan tranquilo pese a todo, estaba tan cómodo que cualquier persona que lo viera podría jurar que no era la primera vez que estaba ahí para comer (aunque, claro, sería extraño encontrar a una persona que pueda justificar la tranquilidad del niño, especialmente tomando en cuenta dónde y con quiénes estaba). Si bien el pelirosado quería saber lo que el niño tenía que decir, sentía que era el que menos moría de ansias por saber, pues por la expresión de su padre, éste parecía apunto de perforar el cráneo del pequeño con su simple mirada. Para su fortuna, luego de lo que pareció una eternidad, el niño pasó el bocado de papa y los miró antes de hablar.

 

—Tommy, me llamo Tommy.

 

De todos los nombres posibles, Techno sentía aquel definitivamente ese era uno de los que más le quedaba al niño. Tommy, no Thomas. Tommy, cortito y amigable. Tommy, familiar y alegre. Sí, tal vez sí debió preguntar por el nombre del niño hace mucho, mas en su defensa todo había ocurrido muy rápido y, al final de todo, todes estaban perfectamente bien. De cualquier manera, Techno en serio quería terminar aquel día, así que decidió que aquel era el momento oportuno para escapar estratégicamente de los regaños de su familia.

 

—Bueno, ha sido un día largo, así que ahora Tommy y yo nos vamos a retirar —dijo el pelirosado mientrasa tomaba una servilleta para limpiar el rostro del niño, el cual aún tenía manchas de la papa horneada que comió.

 

—¡Oye! No puedes irte así nada más, aún hay mucho que tienes que explicar —se quejó Wilbur.

 

Para su suerte —vaya que agradecía un poco de suerte en aquel día tan extraño—, Tommy soltó un bostezo en ese momento. Ese era su pase de salida y Techno no lo soltaría por nada del mundo.

 

—Ay, mira. El niño está cansado —replicó Technoblade —. Será mejor que lo lleve a una habitación para que descanse y luego podemos seguir hablando de este tema.

 

Wilbur soltó un pequeño gruñido. Era evidente que su gemelo podía ver sus intenciones de escapar, pero también sabía que el castaño jamás le negaría a un niño su hora de ir a domir, menos cuando por experiencia propia sabía que siempre era bueno aprovechar cuando un niño tuviera sueño; en más de una ocasión Fundy llegó a seguir despierto como si su batería no se fuera a terminar pronto. A Wilbur no le quedó más que aceptar que su hermano se fuera.

 

—Bien, pero mañana a primera hora tenemos que seguir hablando —musitó Wilbur,

 

—Claro, claro —contestó Techno mientras tomaba en brazos a Tommy, quien inmediatamente abrazó su cuello.

 

—Puedes mandar a los sirvientes a que atiendan al niño —dijo Philza simplemente.

 

—¡Ah, no! —replicó Wilbur de inmediato, mirando al pelirosado a los ojos —. Él trajo al niño, él se hace cargo del niño. No te vas a safar de esto tan fácil, pedazo de imbécil. No vas a dejarle esto a Antipater como todo lo que no tienes ganas de hacer, ¿o acaso el gran Technoblade no puede con un niñito?

 

Techno frunció el ceño. Maldijo internamente el hecho de que su gemelo lo conociera tanto para saber cómo provocarlo, pues si Wilbur atacaba directamente su orgullo, él haría lo necesario para defenderlo a toda costa. Ambos eran malditamente testarudos y eso era un rasgo de familia.

 

—No te preocupes, hermanito. Yo me hago cargo, que si puedes con un niño, no tendré problemas —bufó el pelirosado.

 

—Ya veremos si eso es cierto. Buenas noches, hermanito. Buenas noches, Tommy.

 

Technoblade sólo rodó los ojos mientras se dirigía a la salida y el pequeño murmuró una pequeña despedida. Ojalá hubiera podido decir que las dificultades tardaron en llegar, mas no fue así. Sinceramente, Techno no tenía pensado llevar en brazos al niño durante todo el trayecto a la habitación, pero Tommy parecía estar lo suficientemente adormilado para caminar, así que no tuvo más opción que seguir así; y si bien el niño no era pesado, igual Techno caminaba con cuidado, porque nunca había hecho un recorrido tan largo cargando a un niño de esa manera, lo más cercano era las veces que llevaba a Fundy sobre sus hombros, pero en esas ocasiones lograba tener más visibilidad y movimiento que con Tommy abrazándolo cual koala. Ese fue el primer obstáculo.

 

El segundo llegó una vez en la habitación, pues a medio camino Techno ya había escuchado el primer ronquido por parte del niño, así que cuando intentó acostarlo en la cama imaginó que sería fácil sólo recostarlo y taparlo; no contó con que el niño pareciera no querer soltarlo por nada del mundo, a tal grado que Techno no pudiera deshacer su agarre sin temor a lastimarlo de alguna manera. «¿Cómo es posible que un niñito pudiera tener tanta fuerza estando dormido?», pensó Techno mientras seguía intentando que Tommy lo soltara, sin tener éxito. Lo estuvo intentando por 20 minutos —aunque él lo sintió como horas — hasta que finalmente lo logró y pudo recostar al niño. Soltó un suspiro aliviado al poder enderezarse sin tener un niño encima de él.

 

No tenía ganas de despertar al niño para darle una pijama, pues no quería arriesgarse a que el pequeño se quedara sin sueño en el proceso, así que hizo lo que pudo para que el niño estuviera cómodo. Le quitó sus zapatos, el gorro, la bufanda y también la chamarra roja, así pudo ver la camiseta blanca con mangas cortas rojas y mangas largas blancas que tenía el niño; luego, lo acomodó bajo las cobijas para evitar que el frío de la montaña perturbara sus sueños. Aquello era más cansado de lo que había pensado y, si bien era una persona con buena condición física, acostar a un niño también involucraba bastante energía emocional, pues todo el tiempo estuvo con la tensión de que tenía que medir su fuerza para no lastimar al niño y también cuidar que dicho niño no fuera a caerse de la cama o a despertarse. Sí, quizá aquello iba a ser un poco más difícil de lo que había previsto, pero sería algo con lo que lidiaría, no se echaría para atrás; no sólo por su orgullo y para poder restregárselo en la cara a su gemelo, sino también porque Techno sabía que Tommy merecía un entorno seguro y tranquilo, así que trataría de brindárselo al menos mientras estuviera a su cargo, fuera el tiempo que fuera.

 

Una vez que estuvo satisfecho con su trabajo, soltó un pequeño suspiro y se dio la vuelta para irse con la esperanza de poder descansar por fin. Sin embargo, antes de que siquiera pudiera llegar a la puerta, Techno escuchó un murmullo incomprensible que lo hizo detenerse y voltear para averiguar quién hablaba. Su mirada se encontró con unos ojitos azules entre abiertos y un poco nublados por el sueño, casi daba la impresión de que Tommy seguía dormido, pero el pelirosado tuvo que descartar la idea cuando vio al niño levantar su brazo hacia él. No, todavía no podía irse, así que se resignó a regresar con el menor.

 

—¿Qué pasa? ­—murmuró Techno una vez que volvía a estar junto a la cama.

 

—No te vayas, papá —pidió Tommy con voz baja.

 

Techno no sabía cómo sentirse exactamente con la petición. Si bien el niño desde el primer instante aseguró que él era su padre, ahora quizá ahora lo confundía con su verdadero padre y tal vez ese sujeto había arropado una noche a Tommy sin que el menor supiera que sería la última y por eso ahora le pedía a Technoblade que no lo dejara. Tal vez el niño rubio había pasado por más cosas de las que había supuesto al principio y tal vez, sólo tal vez, eso le estrujó el corazón. Sabía que tenía que tomar una desición y sabía que no podría dejar a Tommy después de esa petición, menos porque parecía la primera vez desde que conocía al niño que éste parecía nervioso. Así pues, el pelirosado respiró profundamente y se sentó en la orilla de la cama.

 

—Está bien, me quedaré hasta que te duermas —murmuró.

 

El niño pareció satisfecho con la respuesta, pues sonrió levemente mientras se acercaba a Techno para acurrucarse a su lado. Aquello sorprendió un tanto al mayor, pero igual decidió que no haría nada al respecto, sinceramente sólo quería que Tommy se durmiera lo más pronto posible y así él pudiera también descansar y si el camino más rápido para llegar a eso era tenerlo acurrucado a un lado —casi como cuando Wilbur tenía una pesadilla cuando eran pequeños— pues entonces Technoblade estaba dispuesto a ello.

 

—Buenas noches, papá —susurró el rubio, cerrando sus ojitos.

 

—Buenas noches, Tommy.

 

Sí, para Techno aquello seguía siendo muy extraño, hasta surreal. Incluso podía jurar que si la noche anterior le hubieran dicho que en 24 horas estaría hacieno dormir a un niño que no deja de llamarlo “papá”, habría respondido que no habría manera de que eso fuera cierto. No obstante, el Príncipe jamás hubiera imaginado toda la calidez y seguridad que le había hecho sentir al pequeño Tommy y eso sería algo que Technoblade tardaría bastante en entender.

 

✧⸻⭒❅⭒❅⭒❅⭒❅⭒❅⭒❅⭒❅⭒❅⭒⸻✧

 

El sol entraba por los amplios ventanales, colándose por las cortinas mal cerradas y pegando justamente en su rostro. Un ronco quejido escapó de sus labios por eso mientras se maldecía internamente por no haber cerrado bien las cortinas el día anterior como siempre lo hacía. Como si aquello no fuera lo suficiente, escuchó que estaban tocando la puerta de su habitación una y otra vez, haciendo que se despertara todavía más. No era usual que alguien viniera a despertarlo, Techno se enorgullecía de tener un buen reloj biológico, al menos respecto a las horas de levantarse; sin embargo, al abrir los ojos se dio cuenta de que había más de una cosa fuera de lo normal, la principal siendo que no se encontraba en su habitación. De inmediato, eso lo alertó, haciendo que se sentara de golpe en la cama para observar bien su entorno y tratar de que alguna cosa tuviera coherencia. Era una habitación común de las que había en el Ala Este del palacio. Él seguía en su ropa normal, así que no se cambió por su pijama. ¿Por qué no se pondría pijama y dormiría en otra habitación? Claro, el día anterior se quedó esperando a que Tommy se durmiera, pero también él se quedó dormido en el proceso. «Un momento… ¡EL NIÑO!», cayó en la realización. De inmediato su mirada rojiza buscó con urgencia al niño en la cama, pero no había señal de los rizos dorados el menor, ni siquiera cuando comenzó a buscarlo entre las sábanas o debajo de la cama, cual niño que perdió su peluche a mitad de la noche; pero esto no se trataba de un juguete, sino de un niño que se supone que estaba cuidando y ahora no tenía ni la menor idea de dónde estaba.

 

—No, no, no, no. No pude haber perdido al niño —dijo en tono ansioso.

 

Sin embargo, la persona al otro lado de la puerta seguía tocando sin cesár, haciendo que Techno sintiera que estaba perdiendo la cordura. Así que se levantó de la cama y caminó rápidamente hacia la condenada puerta, esperando que la persona al otro lado fuera (milagrosamente) el niño o supiera el paradero del menor, porque sino tendría que buscar por el palacio para encontrarlo antes de que algo le pasara o Wilbur diera con él primero (y lo molestara por ello durante el resto de su vida). Así pues, abrió la puerta de golpe, encontrándose a un sorprendido Antipater al otro lado.

 

—Oh, buenos días, magestad —dijo el ojiverde, intentando disimular su sorpresa y fracasando enormemente.

 

—Dime que sabes dónde está el niño —pidió de inmediato.

 

—Sí, sé dónde está —asintió Antipater, haciendo que el Príncipe se relajara —. Hace unos minutos lo encontré deambulando por los pasillos y me dijo que tenía hambre, así que pensé en regresarlo al cuarto y que le llevaran algo de comer, pero nos encontramos con el Príncipe Wilbur en el camino —hasta ahí llegó su tranquilidad — y me dijo que él se encargaría y llevó al niño al comedor.

 

Technoblade pasó una mano por su rostro. Sí, su gemelo iba a tragárselo vivo entre burlas y no había nada que pudiera hacer al respecto, sólo soportar y aceptar su destino. Esa definitivamente iba a ser una larga mañana.

 

—Gracias por informarme —respondió Techno.

 

—No hay de qué —sonrió Antipater levemente —. Y lamento haber venido tan temprano, pero el Emperador me envió porque deseaba verlo lo más pronto posible.

 

«Cierto, aún tengo que lidiar con la conversación que ayer portergué», recordó el pelirosado.

 

—Claro, iré en cuanto antes. Te veré más tarde, ¿sí?

 

Antipater asintió antes de despedirse y retirarse. Después, Technoblade se dirigió a su propia habitación (finalmente) para poder tomar una ducha y una fresca muda de ropa. Quería estar lo más despejado posible para poder conversar con su familia respecto al tema de Tommy, especialmente por su padre, quien no parecía dejar de estar ni un poco paranóico respecto a Jschlatt, el gobernante de las tierras vecinas al Imperio. Si bien la política exterior no era su fuerte —Wilbur se dedicaba más a esa parte—, no terminaba de comprender los motivos por los cuales su padre no dejaba de preocuparse al respecto y cada que preguntaba, la respuesta era la misma. “Cada vez se están expandiendo más hacia nuestro Imperio”, decía Philza, “así que no pidemos bajar la guardia”. Si bien Techno era consciente de que la expansión de territorio hacia el Imperio era algo un tanto novedoso en los últimos cien años, la frontera del territorio de Jschlatt aún estaba muchos kilómetros de la periferia del Imperio, así que la preocupación de su padre la respecto le resultaba excesiva, especialmente respecto a un niño abandonado en las montañas. Incluso Technoblade pensaba que las tensiones entre Jschlatt y el Imperio se debían a la histeria el propio Emperador, mas afortunadamente Wilbur y él seguían poniendo a Philza con los pies en la tierra para evitar que el conflicto escalara a mayores. Ahora tenía que hallar la manera de que su padre viera lo exagerado que era pensar que Tommy era un espía, sólo quería hacerle entender que únicamente buscaba ayudar el niño a encontrar a su familia; al menos sabía que Wilbur iba a apoyarlo y ayudarle a hablar con su padre.

 

—Eso después de molestarme porque el niño se escapó de la habitación —murmuró entre dientres mientras terminaba de trenzar su cabello.

 

No había pasado ni un día entero desde que se había convertido en el guardián de Tommy y ya parecía que el niño había puesto de cabeza su vida. Technoblade sólo podía suponer que aquella no sería la última vez que el niño le sacara un susto o moviera su rutina y, si bien Techno no pensaba en eso como algo totalmente negativo, definitivamente suponía un rotundo cambio. Había pasado bastante tiempo desde que la vida del príncipe había sufrido un cambio así, lo más cercano fue cuando se convirtió en tío. Puede que actualmente lo negara, pero realmente se sentía como si se hubiera convertido en un padre de un día a otro y no sabía si realmente estaba preparado para algo así; pero estaba a punto de averiguarlo en el desayuno que lo estaba esperando en el comedor.

Notes:

En términos de Technodad, el wey aún no ve que es Technodad jsjsjsjs

Bueno, aquí otro capítulo más. Espero lo hayan disfrutado mucho y les agradezco que sigan leyendo esta historia a la cual le tengo mucho cariño. Apenas vamos comenzando, así que no se desesperen con Techno, comprendan que él sólo iba a pasear en caballo y terminó con una bendición.

Como siempre, agradezco mucho los kudos y comentarios (adoro leer lo que opinan). Además, pueden suscribirse para recibir notificaciones de las actualizaciones y si les gusta el contenido de bedrock bros, lxs invito a revisar mis otras obras y que estén atentxs porque en navidad subiré un nuevo one-shot uwu

Por el momento eso sería todo. Nos vemos en el próximo capítulo (cuando el semestre me deje actualizar, ayuda dios). Se cuidan mucho y tomen agua <3

Chapter 5: 4. Flowers, crowns and flower crowns

Summary:

La rutina del palacio es diferente ahora que Tommy está ahí, pero igual para Tommy todo es nuevo, así que no ve lo que está cambiando.

Notes:

AHHHHHHH. Me tardé un poco, pero aquí les traigo capítulo nuevo asies

Espero lo disfruten mucho, ahora toca capítulo con nueva perspectiva jeje

(See the end of the chapter for more notes.)

Chapter Text

El castillo se sentía todavía más grande de lo que esperaba, incluso en ese momento estaba en un comedor diferente al que el día de ayer había cenado aquellas deliciosas papas. Tommy estaba realmente impresionado y moría de ganas por continuar explorando, aunque esperaba que esta vez no fuera interrumpido por el sujeto del traje negro y dorado, Antipater. Sí, sentía que ese era un nombre un tanto extraño, pero el mismo tipo había dicho que ese era su nombre, así que Tommy lo llamaría de esa manera. De cualquier manera, estaba bastante feliz, pues cuando volvió a ver a su tío Wilbur —obviamente es su tío si era hermano de su papá— se ofreció para llevarlo a desayunar y también pudo conocer a Fundy, la persona más divertida que había conocido en el castillo sin lugar a dudas, pues parecía el único que parecía entender su urgencia por correr en los pasillos aunque el tío Wilbur —siendo aburrido— insistía en que no debían correr en los pasillos, que había otros lugares donde podían correr. Fundy era un poco más alto que Tommy y tenía cabello rojizo y anaranjado, colores que a Tommy le recordaban al atardecer que vio ayer con su papá; además, otra cosa que caracterizaban a Fundy era sin duda su diente caído. Tommy casi gritaba al ver que a Fundy le faltaba un diente, pero como es el hombre más grande del mundo y obviamente el más valiente, simplemente le dijo a Fundy (de manera nada alarmada) que alguien le había quitado su diente. Fundy se rió en respuesta.

 

—Nadie robó mi diente, se me cayó y luego se lo di al hada de los dientes —explicó el pelirojo antes de darle una mordida a su tostada con mermelada.

 

—¿Le diste tu diente a un hada? —preguntó Tommy confundido —. ¿Por qué harías eso? ¡Necesitas tus dientes para comer y morder a extraños!

 

—Papá dijo que volverían a crecer —dijo Fundy —. Dice que es normal que se caigan, pero que no es como el cabello que siempre crece, sólo vuelven a crecer una vez, cuando se caen los dientes de leche.

 

—¿Tus dientes son de leche? ¿Cómo no se te deshacen?

 

—Los dientes de leche son los primeros dientes que tenemos todas las personas —explicó Wilbur esta vez —, salen cuando somos muy pequeños y conforme vamos creciendo se caen para darle paso a nuestros dientes definitivos, los cuales son más fuertes y resistentes que los de leche.

 

—¡Oh! ¿Y qué tiene que ver el hada en todo esto? —dijo Tommy ladeando la cabeza.

 

—El hada viene en la noche después de que se te cae el diente para llevárselo y te deja un regalo en su lugar —respondió Fundy en tono emocionado.

 

—¡Woah! —los ojos azules de Tommy brillaron maravillados —. Pero… ¿Qué es un hada?

 

Wilbur soltó una risita, pero antes de que Tommy pudiera reclamarle o el castaño pudiera contestar, la puerta del comedor se abrió. Ahí estaba el papá de su papá, el abuelo de Tommy, esta vez no usaba el mismo traje verde de anoche, ahora estaba vestido con un elegante traje azul claro que resaltaba más su cabello rubio (ligeramente más pálido que el de Tommy) y sus ojos azules (ligeramente más oscuros que los de Tommy). Se le veía un rostro serio, parecido al de ayer, mas fue reemplazado rápidamente por una sonrisa cálida cuando su mirada se posó en el asiento junto al de Tommy.

 

—¡Abuelo! —exclamó Fundy con alegría mientras levantaba su mano derecha por encima de su cabeza para saludar.

 

—Buenos días, mi querido nieto —respondió el mayor—. Espero que hayas dormido bien y estés listo para seguir con tus lecciones.

 

—¡Sí! Hoy le profesore Telémaco dijo que me enseñaría sobre flores —contó Fundy.

 

Tommy también quería aprender de flores. Quería aprender todo lo que pudiera aprender sobre el mundo: árboles, flores, frutas, animales, nubes, estrellas, montañas, dientes de leche, hadas, todo lo que pudiera aprender. Quizá su abuelo también podría hacer algo para que él aprendiera, así que habló antes de que el otro rubio pudiera contestarle a Fundy.

 

—¡Hola, abuelo! —dijo Tommy con una amplia sonrisa —. ¡Yo también dormí bien y quiero aprender de flores!

 

La expresión de su abuelo cambió de inmediato. Ya no había una sonrisa cálida, ni siquiera una sonrisa, su mirada azul se sentía más frío que el viento de las montañas e hizo que Tommy se estremeciera un poco. «Debí traer mi bufanda y mi gorro», pensó Tommy mientras miraba a su abuelo y se preguntaba porqué no lo miraba como a Fundy.

 

—Yo no soy tu abuelo —dijo el mayor, haciendo que Tommy se confundiera aún más —. Puedes decirme “su alteza” o si en serio te cuesta mucho, sólo dime “Philza”.

 

Tommy no entendía porqué tenía que llamar diferente a su abue- a Philza, pero supuso que si esa era la forma en la que prefería que le llamaran, él podía hacer el esfuerzo por tratar de llamarlo así. Después de todo, Tommy no quería ser grosero ni hacer enojar a nadie, menos a sus familia. Así pues, incluso aunque en ese momento sintiera que la silla y Philza fueran enormes en comparación de él, se dijo que podía llamarlo así, que quizá es una manera especial en la que su abuelo quería que lo llamara.

 

—Padre, recuerda que es un niño —intervino Wilbur.

 

—Un niño que tiene que aprender a dirigirse a sus mayores adecuadamente —replicó Philza mientras tomaba asiento a la cabeza de la mesa entre Wilbur y Fundy.

 

Ahora sólo quedaba un asiento frente a Tommy y él sabía perfectamente para quién era. Sin embargo, igual soltó un sonido sorprendido y emocionado cuando vio que la puerta volvía a abrirse y entró un hombre alto de cabello rosado. Tommy se levantó de su silla y corrió hacia su padre de inmediato.

 

—¡Papá! —exclamó Tommy mientras abrazaba la pierna de su papá —. ¡Despertaste!

 

Su padre parecía sorprendido por su saludo, lo cual hizo que el menor soltara una risita. Le parecía divertida la cara que tenía su papá, así que pensó que seguramente sería bueno si lo sorprendiera más seguido. Por su parte, el mayor simplemente lo saludó a él y al resto de la familia antes de decirle a Tommy que fuera a su silla para seguir desayunando, lo que el rubio hizo de inmediato con una gran sonrisa. Esas tostadas con miel y las expresiones graciosas que hacía su padre con lo que decía su tío (algo de que los niños eran más difíciles que las espadas) hacían que Tommy se sintiera feliz de haberle hecho caso a la Mujer Gigante sobre quedarse esperando en el árbol, pues casi estuvo a punto de irse porque le parecía un tanto aburrido estar quieto sin poder explorar. «¡Qué bueno que papá no tardó en llegar!», pensó.

 

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Aparentemente, existía algo llamado “deberes reales” y eso ocasionaba que no pudiera estar algunas horas con su papá, lo cual le parecía una noticia nefasta a Tommy, pues su papá había dicho que pronto le presentaría a los caballitos y él quería conocer a los amigos de Carl. Sin embargo, al menos no tenía que esperar debajo de un árbol a que su papá volviera por él, en su lugar se encontraba en un lugar llamado invernadero junto con Fundy y le profesore Telémaco, quien según Fundy siempre llevaba libros con elle. Si bien le profesore se notaba que sabía mucho sobre flores y eso lo hacía cool, también hablaba de cosas extrañas como de que las plantas tenían “nombres científicos”, lo cual en opinión de Tommy era algo ridículo, porque eran nombres que sonaban muy raros. Es más, hasta le parecía descortés que le profesore Telémaco le llamara fétida a la rosa.

 

—No, Tommy, es rosa foetida —insistió le profesore solatando una risita.

 

De cualquier forma, tras un rato, le profesore los dejó jugar un rato en el invernadero, lo cual emocionó bastante a los niños. ¡Ya no tenían que hablar de más flores “fétidas”! Y eso Tommy lo consideraba una ganancia, pero su emoción se disparó todavía más con lo que le dijo su primo.

 

—¡Le profesore Telémaco nunca acaba temprano la clase! —dijo el pelirojo mientras tomaba la mano de Tommy y lo guiaba por el invernadero, el profesor igual siguiéndolos de cerca —. ¡Deberías venir a clase conmigo siempre! Por eso te enseñaré a hacer coronas de flores.

 

Tommy soltó un jadeo sorprendido. No tenía ni idea de que eso se podía, pero sonaba como la idea más genial del mundo. No había nada más lindo que las flores y usarlas en la cabeza las hace todavía mejores; hasta Fundy pensaba como él, decía que las coronas de flores son más cómodas que las de metal, si bien Tommy nunca había tenido una de esas, sonaban muy incómodas por lo que decía su primo.

 

—¿En serio son tan horribles? —preguntó Tommy mientras pasaban junto a varios dientes de león.

 

—Sí, pesan mucho y te pican la cabeza —contestó Fundy sacando la lengua en señal de asco —, pero papá siempre me dice que es importante llevarlas a las fiestas porque son un símbolo de que somos familia.

 

—¿Eso significa que también tendré que usar una? —dijo Tommy ladeando la cabeza.

 

—Obviamente, si yo sufro, tú también vas a sufrir.

 

—¡No! ¡Mejor hay que llevar todos coronas de flores!

 

—Ya le dije a papá, pero no quiere hacer caso —bufó Fundy.

 

—Hmmm… Bueno, quizá mi papá sí haga caso. ¡Puedo decirle luego de hacer una corona de flores para él! ¡Así sabrá lo geniales que son! —sugirió el rubio dando saltitos.

 

—¡Buena idea! —asintió su primo con emoción —. ¡Ven, busquemos rosas rojas! Al tío Techno le gustan de esas.

 

—¡También hay que poner amarillas! Pero no de las fétidas o no le va a gustar la corona.

 

Para sorpresa de Tommy hacer coronas de flores podía ser más difícil de lo que pensó inicialmente. Fundy comenzó con instrucciones desde la recolección de flores, pues tenían que ser flores de que se vieran lindas y de diferentes tamaños, pero también se tenía que tener cuidado al cortarlas, porque algunas tenían espinas y también tenían que cortarse del tamaño ideal para que el tallo no fuera ni muy largo ni muy corto; le profesore Telémaco les ayudó con ese proceso para evitar que se lastimaran y también quitó las espinas que tenían las rosas. Una vez que tuvieron todo lo que iban a necesitar, Fundy empezó a explicarle la manera en que tenía que trenzar las flores entre sí para formar poco a poco la corona. Eso fue lo más difícil para Tommy, en especial porque al trenzar sentía que sus manos eran muy pequeñas para sostener todo en su lugar y evitar que todo se deshiciera; sin embargo, Tommy quería hacer esa corona de flores para su padre, en serio anhelaba mucho hacerla y decirle a su padre que él se la hizo.

 

—¿Necesitas un poco de ayuda, Tommy? —preguntó le profesore Telémaco, quien estaba sentado con los niños en el césped junto a la fuente del invernadero.

 

—No, soy un niño grande y puedo hacer una corona de flores para mi papá yo solito —respondió Tommy, aunque claramente le estaba costando hacer la corona de flores.

 

—No está mal pedir ayuda —dijo le profesore con una suave sonrisa —. Hasta los adultos necesitamos ayuda de vez en cuando y recibir ayuda no te quita nada de mérito.

 

—¡Es verdad! —agregó Fundy —. Papá dice que sólo la gente valiente pide ayuda cuando la necesita, porque son esas personas las que es más seguro que logren lo que quieren sin lastimarse a elles o a otres.

 

El rubio ladeó la cabeza. Si eso era cierto, seguro su papá entonces también sabía que era bueno pedir ayuda y entendería que las manos de Tommy aún no son tan grandes. Además, Tommy era muy valiente, así que decidió pedirle ayuda a le profesore Telémaco. Así pues, le adulte sostuvo lo que el más pequeño no alcanzaba a sujetar, haciendo mil veces más fácil hacer la corona de flores. ¡La mejor parte es que igual él seguía haciendo el trabajo! Simplemente era un apoyo que le ayudaba a avanzar más rápido e incluso Fundy dijo que le estaba quedando mucho mejor. La sonrisa de Tommy creció más una vez que logró cerrar la corona para que estuviera lista.

 

—¡Terminé! —exclamó Tommy en tono emocionado.

 

—¡Lo hiciste! —celebró Fundy levantando sus manos.

 

—Es un corona de flores preciosa. Felicidades, Tommy —dijo le profesore Telémaco sonriendo.

 

Quizá en un principio le profesore podía parecer aburride, pero ahora el rubio era capaz de ver que también podía ser una persona genial. Definitivamente quería que le profesore le enseñara más cosas interesantes.

 

—Veo que se divierten —dijo alguien a sus espaldas.

 

—¡Papá! —Fundy se levantó y corrió hacia su padre para abrazar su pierna.

 

Le profesore Telémaco también se levantó e hizo una leve reverencia.

 

—Majestad.

 

—Gracias por quedarte un rato más con ellos —dijo Wilbur a le profesore.

 

—No hay problema, es un placer poder ayudar —respondió le otre con una pequeña sonrisa.

 

—Bueno, pues ahora yo me encargo de estos pequeños. Puedes descansar.

 

Así, le profesore se despidió luego de que su tío les recordara darle las gracias. Tommy por su parte, se levantó del pasto, se limpió los rastros de verde en sus pantalones, tomó con cuidado la corona de flores y se acercó al castaño.

 

—Tío, quiero ver a mi papá —dijo el rubio, sus ojos azules brillando.

 

Hubo una expresión extraña en el rostro de su tío antes de volver a sonreír.

 

—Aún olvido que le dices así a Techno. Lo siento, Tommy, pero eso tendrá que esperar un poco más, él aún está en su entrenamiento.

 

El menor soltó un quejido mientras miraba el objeto en sus manos.

 

—Pero quiero darle la corona de flores que le hice —musitó Tommy con un puchero en sus labios.

Para su sorpresa, el castaño se colocó sobre una rodilla para estar más a la altura de Tommy y así pudo ver más de cerca la dichosa corona. La mirada de su tío pareció suavizarse, algo parecido a cuando terminó el desayuno y Fundy le dio un último abrazo antes de irse con el profesor.

 

—Es una corona muy linda —elogió el más alto —. Estoy seguro que le gustará mucho.

 

—¡Yo le enseñé a hacer coronas de flores, papá! —añadió Fundy dando saltitos.

 

—Eso es maravilloso, mi pequeño campeón, hacen un buen equipo —replicó su tío mientras le revolvía el cabello al primo de Tommy.

 

Tan sólo con ver eso, el más pequeño supo que ya extrañaba a su papá. Había pasado ya mucho tiempo lejos de su papá, quería verlo de nuevo, quería que lo abrazara y acompañara como en la noche, quería ir con él a los establos para ver a Carl y a sus amigos, quería darle la corona de flores. Tommy quería a su papá en ese momento.

 

—¿Toms? ¿Qué tienes?

 

La voz de su tío lo sacó de sus pensamientos y se dio cuenta de que estaba llorando.

 

—Extraño a mi papá —susurró Tommy, sus manos temblando un poco, pero intentando no arruinar la corona.

 

—Owww, pequeño… —susurró su tío y luego respiró profundamente —. ¿Sabes qué? Tienes razón. Él dijo que se encargaría de ti y eso va a hacer.

 

Ante eso, Tommy levantó la mirada para ver a su tío. Wilbur de nuevo estaba de pie y tenía una expresión determinada en el rostro.

 

—¿Podré ver a papá? —preguntó el rubio.

 

—Sí —asintió su tío —. Le diré a alguien que vaya a buscarlo y mientras tanto nosotros iremos a esperarlo con té y galletas, ¿suena bien?

 

Los ojos de Tommy brillaron aún más mientras asentía. Posteriormente, los tres salieron del invernadero, cada niño sosteniendo una de las manos de Wilbur.

 

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Parte de él apenas podía creer que eso estaba pasando. Jamás, ni una sola vez desde que empezó a entrenar, habían interrumpido uno de sus entrenamientos. Cuando decían que había una primera vez para todo, no imaginó que también habría una primera vez que Wilbur insistiera tanto en sacarlo del entrenamiento, incluso aunque sólo le faltaran 40 minutos para terminar sus sesión. Según las palabras de Puffy: “el Príncipe Wilbur fue sumamente insistente y exigió que usted terminara antes su entrenamiento porque tiene importantes deberes que atender”. Apenas dijo eso, Technoblade supo que no tenía más alternativa, así que rápidamente se aseó y después se fue al lugar donde aparentemente Wilbur había indicado que tenía que ir. La verdad sí estaba un tanto molesto de que no pudo acabar su entrenamiento, en especial porque ese era uno de los momentos que más disfrutaba de su día. Más le valía a su gemelo que tuviera un buen motivo para sacarlo antes.

 

Ni siquiera se tomó la molestia de tocar, simplemente abrió la puerta de la habitación.

 

—¿Wilbur, qué demonios-?

 

—¡Papá!

 

El niñito rubio corrió hacia él para abrazarlo, igual que lo había hecho en el desayuno. Por un momento había olvidado que aún había un niño que no dejaba de llamarlo “papá” pese a todas las veces que le repitió que no era su padre.

 

—¡Ven, ven! —dijo el rubio una vez que soltó su pierna para ahora tomar su mano y tirar de ella —. ¡Tengo un regalo para ti!

 

—¿Un regalo? —preguntó confundido.

 

El pelirosado miró a su hermano, quien estaba sentado en un sofá junto a Fundy (el pelirojo lo saludó con un gesto de manos), y éste parecía sumamente tranquilo; no obstante, Techno alcanzaba a ver claramente su sonrisa traviesa tras la taza de té que bebía. Ahora comprendía a qué se refería con “importantes deberes que atender”. Como fuera, no tuvo oportunidad de reclamarle algo a Wilbur, pues pronto Tommy había soltado su mano y ahora el niñito se encontraba extendiendo sus propias manos para entregarle a Techno una corona de flores.

 

—Es para ti —dijo Tommy, su voz y su mirada llenos de cariño, admiración y algo más que Techno jamás había visto dirigido hacia él —. ¡Yo la hice!

 

La corona de flores no era perfecta. Tenía algunos tallos fuera, las flores no estaban repartidas para verse proporcionales en toda la corona y le daba la sensación de que le quedaría un poco pequeña. Sin embargo, no era capaz de quejarse de cualquier defecto cuando el niño lo miraba de esa manera, zafiros brillando con esperanza, como si Techno estuviera sosteniendo todas las estrellas del cielo. Esa clase de mirada sólo la había visto con anterioridad en Fundy cuando le mostraba algo a Wilbur que le hacía mucha ilusión, pero era muy diferente verla como espectador a que alguien te mirara directamente de esa manera. Techno sentía que se le saldría el corazón del pecho.

 

—¿Tú… hiciste esta corona para mí? —preguntó el pelirosado mientras tomaba la corona en sus manos.

 

—¡Sip! —asintió Tommy.

 

—Y es la primera corona de flores que hace. ¿No es así, Tommy? —agregó su gemelo.

 

El rubio volvió a asentir con ímpetu.

 

—¿Te gusta? —preguntó el niño sin dejar de mirarlo.

 

En ese momento, Techno supo que jamás podría decir que no cuando se viera en una situación similar con Tommy. Supo que no importaba si el niño le regalara una roca llena de lodo, una rama que se encontró tirada o incluso unas galletas quemadas, Techno aceptaría esos regalos sin rechistar siempre que Tommy lo mirara así. No podría ser capaz de romper su ilusión.

 

—Sí —respondió Techno colocando la corona sobre su cabeza —. Me gusta mucho.

Notes:

Techno: ¿Quién chingados interrumpe mi entrenamiento?'
Tommy: *puppy eyes y corona de flores*
Techno: No, no pasa nada *sobs*

A que no adivinan quién está empezando a encariñarse jsjsjsjs

Bueno, gente, espero que les haya gustado el capítulo de hoy. Muchas gracias por la paciencia y el apoyo. Me sorprende la cantidad de kudos que he recibido incluso aunque he tardado meses en actualizar xd. Perdón, soy una persona que tarda en subir capítulos y sé lo frustrante que eso puede ser como lectorx, así que en serio agradezco. Les juro que me esfuerzo y que la historia vale la pena, le estoy poniendo un chingo de corazón a esto.

En fin, de nuevo les recuerdo que pueden suscribirse a la historia para que les notifique cuando actualice. También pueden suscribirse a mi perfil para más contenido Bedrock bros (mi especialidad asies). Les invito de igual manera a comentar qué les parece lo que va de la historia, realmente me motiva mucho ver que la gente disfruta de la historia tanto como yo disfruto escribirla <3

Eso es todo por ahora, pero esto sigue siendo el comienzo, gente :D

Chapter 6: 5. S is for Steve. T is for…

Summary:

Technoblade y Tommy comienzan a acostumbrarse a una clase de rutina en el palacio, comenzando a conocerse mutuamente en el proceso. Techno sigue intentando buscar a la familia de Tommy, pero hay un pequeño suceso que los saca de su rutina.

Notes:

AJAJÁ SÍ PUDE ACTUALIZAR ANTES DE QUE ACABARA EL MES

Disfruten mucho este capítulo uwu Ya vamos entrando a cosas más interesantes je je

(See the end of the chapter for more notes.)

Chapter Text

La vida en el palacio se sentía diferente y ahora se sentía más que nunca. Tommy llevaba cuatro días en el castillo imperial, los cuatro días más novedosos de los últimos años para Techno y eso era bastante decir. Desde que el niño había llegado, el pelirosado se había dado cuenta de muchas cosas que jamás se le habían pasado por la cabeza, ni siquiera aunque su sobrino ya llevara años viviendo con ellos.

 

La primera cosa que aprendió fue que les niñes tenían más energía de la que debería ser humanamente tener en cuerpos tan pequeños; incluso él siendo un adulto con buena condición física apenas le era posible seguirle el ritmo al niñito rubio. Durante la primera tarde con Tommy el menor lo había convencido de jugar escondidillas, lo cual en primera instancia no parecía algo complicado e incluso sintió que quizá podrían terminar rápido la partida y entonces Techno podría seguir con lo suyo. Qué idea tan errónea. Resulta que fue una mala idea no delimitar la zona donde estaba permitido esconderse y Tommy se había escondido tan bien que parecía que se había desvanecido tan mágicamente como había aparecido en las montañas.

 

Por supuesto, no lo hizo mejor el hecho de que Fundy también estuviera jugando; si encontrar a un niño estaba siendo difícil, dos ahora le parecía casi imposible. Wilbur, Dream y Fundy (después de que lo encontraron en la oficina de Philza) tuvieron que ayudar para encontrar a Tommy. Vaya sorpresa que se llevaron cuando encontraron al niñito comiendo galletas en la cocina. Techno apenas podía creerlo cuando lo vio sentado en una mesa junto a Nikki, balanceando sus piernas y  comiendo con tranquilidad. Al parecer habían tardado tanto en encontrarlo que Tommy terminó dando en la cocina y preparó galletas con Nikki, aunque estaba comiendo de las galletas que la chica había preparado antes porque las que ellos hicieron todavía se estaban enfriando.

 

—No puedes escabullirte así, Tommy, ni siquiera cuando se trata de un juego —dijo Techno, intentando recordarse continuamente que el rubio era sólo un niño.

 

—Es que se te estabas tardando y tenía hambre, papá —replicó el menor.

 

El pelirosado suspiró y sintió una mano en su hombro. Se trataba de Wilbur, quien lo miraba prácticamente diciendo “sabes que no puedes reclamarle eso”. Sí, Techno lo sabía.

 

—A la próxima juguemos sólo en una parte del castillo para que no vuelva a pasar, ¿de acuerdo?

 

Su gemelo no dejó de molestarlo luego de eso repitiendo una y otra vez “¿quién es el protector ahora?”, a lo que el pelirosao siempre respondía que cerrara la boca. No es que fuera protector, sólo el niño estaba bajo su cuidado y se suponía que debía ser responsable al respecto. Por lo menos trataba de convencerse de que era eso.

 

La segunda cosa que aprendió fue que a Tommy odiaba el brócoli. Fue durante la segunda cena en el palacio, la servidumbre trajo la comida como siempre y Tommy hizo una expresión de asco apenas ver el vegetal verde. Techno estuvo sumamente agradecido de que su padre no hubiera cenado con ellos ese día cuando Tommy empezó a decir lo mucho que apestaba el brócoli (en sus palabras “un niño grande como él no come imitaciones baratas y pequeñas de árboles”), incluso llegó un punto en el que se negó a comer cualquier cosa que haya estado en el mismo plato que el brócoli. Afortunadamente, Wilbur logró convencer a Tommy de comer hablando de lo rico que estaba el resto y cómo es que aquello lo haría ser tan fuerte como Techno. El niño rubio comió todo, excepto el brócoli y lo que estuvo en contacto directo con dicho vegetal. Eso fue más que suficiente para el pelirosado.

 

La tercera cosa que Techno aprendió fue que a Tommy no le gustaba dormir solo. Sinceramente debió esperarlo después de la primera noche, pero aún así parte de él quiso creer que sólo se trataba del momento y de que todo aquello había sido nuevo para el niño. La segunda noche se dio cuenta de que no era así. Tommy se recostó en la cama y Techno lo arropó siguiendo los consejos de Wilbur sobre poner almohadas o algo en los bordes para evitar que el niño se cayera, pero después de darle las buenas noches, Tommy le pidió que se quedara con él, diciendo que no quería quedarse solo. Techno realmente quería dormir en su propia cama, en especial porque estaba cansado y sabía que probablemente se quedaría dormido como la noche anterior; sin embargo, tanto la manera en que el niñito lo miraba como la voz de Wilbur en su cabeza recordándole que debía ser empático con Tommy hicieron que no pudiera negarse. No obstante, también sabía que sería sano para Tommy que pudiera empezar a dormir solo, así que le dijo a Tommy que le diera un momento, que iría a ponerse la pijama y volvería; aunque cuando regresó no sólo traía su pijama puesta, también había aprovechado para algo más.

 

—¿Qué es eso? —preguntó el menor al ver el objeto en sus manos.

 

Techno tomó asiento en la cama junto al niño y le mostró lo que traía.

 

—Éste es Steve —explicó mirando el peluche de oso polar —. Él solía acompañarme por las noches cuando me sentía solo. Ahora ya no lo necesito así que pensé quizá podría acompañarte mientras estás en el palacio, ¿qué te parece?

 

Los ojos de Tommy parecieron iluminarse mientras tomaba el peluche y soltó un sonido de sorpresa cuando sintió el pelaje suave del peluche.

 

—Steve es muy suavecito —dijo el rubio y luego levantó su mirada devuelta a Techno —. ¿En serio puede quedarse conmigo?

 

—Sí, no le vendría nada mal algo de compañía estos días. ¿Crees que puedas cuidarlo?

 

Tommy asintió rápidamente con una sonrisa para después abrazar al peluche con fuerza.

 

—Cuidaré bien de Steve —prometió y luego su sonrisa desapareció unos instantes —. Pero… ¿igual puedes quedarte conmigo, papá?

 

Techno no terminaba de acostumbrarse a que lo llamaran así, pero también era agotador repetir una y otra vez que lo llamara por su nombre.

 

—Está bien —cedió —. Sólo esta noche.

 

La sonrisa volvió a aparecer en el rostro de Tommy. Posteriormente, se acomodaron para finalmente descasar y dar por terminado ese día, aunque realmente no fue la última noche que Techno durmió con Tommy.

 

La cuarta cosa que aprendió el príncipe fue que parecía realmente no haber ninguna clase de registro sobre Tommy, lo cual era realmente extraño. Por las tardes había ratos en los que Wilbur se encargaba de cuidar de Tommy, así que él tenía la oportunidad de buscar en los registros alguna cosa sobre la familia del niño. Por supuesto, había miles de familias en la zona más cercana a la montaña donde encontraron al niño, pero aún con la ayuda de Dream seguía sin encontrar algo que calzara. Por supuesto, tampoco ayudaba el hecho de que Tommy no supiera su apellido ni el nombre de alguna otra persona, sólo seguía insistiendo en la cuestión de ”La mujer gigante”.

 

—No es posible que realmente no encontremos nada —se quejó Technoblade mientras suspiraba y dejaba otro montón de papeles en sus escritorio.

 

—Bueno, Thomas es un nombre bastante común —dijo Dream sin despegar la mirada de los papeles que revisaba —, pero Thomas Theseus creí que sería un nombre más fácil de encontrar.

Technoblade frunció el ceño y miró a Dream.

 

—Espera un momento. ¿Theseus?

 

—Oh, sí —Dream levantó la mirada, su rostro confundido —. Tommy me dijo que ese era su otro nombre.

 

—¿Cómo supiste eso?

 

—Le pregunté su nombre completo y me dijo que se llamaba Tommy Theseus —respondió el ojiverde —. Incluso le pregunté si Theseus no era su apellido, pero me dijo que no, que era su segundo nombre.

 

—Pero eso… No, no es posible —musitó Techno, más para sí mismo que para decirle algo a Dream.

 

“Deberías ponerle Theseus a le siguiente bebé que tengas”

 

“¿Theseus? Suena muy elegante, pero no creo tener otre bebé, mi pequeño amanecer”

 

“¡Pero debería haber un Theseus en la familia! Es un nombre genial”

 

“Quizá podrías ponerle así a tu hije cuando seas grande”

 

Sólo una persona lo sabía, fue hace años y hacía mucho tiempo desde que esa persona se había ido. Debía ser sólo una coincidencia, nada más que eso.

 

—¿Su Alteza, se encuentra bien? —preguntó Dream, sacándolo de sus pensamientos.

 

—Sí —asintió Techno y luego volteó a ver los montones de papeles sobre registros de nacimiento que se explayaban frente a él —. Sólo trataba de recordar si había leído el nombre “Theseus” antes, pero no.

 

—Realmente no me sorprendería que no hubiera encontrado ese nombre en los registros, es un nombre sumamente raro —replicó Dream, pareciendo tragar su mentira —. No sé a qué demente se le ocurriría nombrar así a un niño.

 

—Yo digo que es un buen nombre.

 

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Si existía una quinta cosa que aprendió Techno definitivamente era que no tenía sentido que aquel niñito de cabello rubio y brillantes ojos azules estuviera colándose en su corazón de manera tan alarmantemente rápida. El pelirosado ni siquiera podía empezar a entender cómo era posible, pero cada instante que pasaba con Tommy parecía querer brindarle más risas y mantener ese brillo de felicidad en su mirada. No obstante, Tommy era un niño tan bueno que no podía evitar que sus acciones resultaran en un beneficio para el rubio; desde esforzarse para encontrar a su familia (porque sabía que un núcleo familiar es importante para un niño, especialmente a corta edad) hasta en pequeñas cosas como prohibir el brócoli en los platillos que se le sirvieran.

 

Y aún así, Tommy parecía hacer lo mismo por él. Desde la corona de flores, Techno había recibido varios otros regalos por parte del menor: dibujos, piedritas, garabatos, galletas “con forma de Steve” y hasta un barco de papel (aunque con dobleces torpes). A lo largo de su vida Technoblade había recibido muchos regalos, después de todo es un príncipe; mas ninguno le había llegado a causar tanta ternura como los regalos que le daba Tommy. Quizá no se trataba de joyería, oro, diamantes o cualquier otra cosa de extremo lujo, pero, cada que Tommy ponía un objeto en sus manos con una mirada de absoluta admiración, Techno sentía que le acababan de dar el mundo.

 

Por todo eso es que ese quinto día de Tommy en el palacio parecía ser el más novedoso a la fecha. Después de cumplir sus deberes, llevar a cabo su entrenamiento y también buscar en los archivos a la familia de Tommy (todavía sin éxito), se dirigió como usualmente a la sala de juegos de Fundy, donde normalmente se encontraban los niños con Wilbur, pero para su sorpresa sólo estaban su sobrino y su gemelo.

 

—¿Dónde está Theseus? —preguntó Techno.

 

Sí, había comenzado a llamarlo así desde que se enteró que ese era su nombre también.

 

—Fue a la oficina de Philza —respondió Wilbur mientras ayudaba a Fundy a bajar del montón de colchonetas en el que se subió —, dijo que iría a dejarle algo.

 

—¿Dejaste que el niño fuera solo por el palacio? —preguntó el pelirosado sobándose las sienes.

 

—Envié a un guardia con él. Era eso o dejar que este otro gremlin se lastimara por trepar en lugares donde no dejo de decirle que no se suba —replicó su hermano, señalando con la cabeza al niñito pelirrojo, quien soltó una risita.

 

Technoblade suspiró.

 

—De acuerdo, iré a asegurarme de que no se ha perdido en el camino —dijo.

 

—Está bien —asintió Wilbur —, pero más tarde tengo que hablar contigo de algo, ¿sí?

 

Como no era ninguna sorpresa, Techno sabía leer muy bien a su gemelo, así que por la manera en que decía aquello no sonaba a algo que fuera de vida o muerte, pero sí a algo importante que debían discutir a solas. Aquello seguramente tendría que esperar a la noche, pues actualmente no era tan fácil estar solos los dos, no con dos niñitos siguiéndolos como cachorritos,

 

—Claro —respondió Techno simplemente antes de volver a salir a los pasillos del palacio.

 

Realmente esperaba que Tommy no se hubiera perdido o, peor aún, que el guardia hubiera perdido al niño. No quería otras escondidillas, en especial no cuando la última vez le llevó horas dar con el pequeño y poco le faltó para poner de cabeza el palacio con tal de encontrarlo. Sin embargo, mientras caminaba comenzó a dar con un rastro de hojas verdes y frescas, el cual no dudaba que que era obra de Theseus y, para su fortuna, se dio cuenta de que estaba dirigiéndose en el camino correcto hacia la oficina de su padre. No pudo evitar sonreír un poco al pensar que Tommy ya podía ubicarse mejor en el palacio.

 

Para cuando la puerta de la oficina estaba a la vista dejó de prestar atención al rastro de plantas, simplemente continuó sin detenerse a pensar mucho, ni siquiera en el hecho de que no había ningún guardia cerca. Technoblade tocó la puerta y pronto su padre le dio acceso.

 

Había estado miles de veces en esa oficina. Muebles de abeto, alfombras verdes, chimenea humeante, una gran pintura de la boda de sus padres, un reloj que sonaba sin falta cada hora y un escritorio hecho un desastre de libros y papeles que revisar (aunque eso último definitivamente era una constante tanto en la oficina de Techno como la de Wilbur). Se notaba que su padre llevaba horas ahí dentro, en especial por la taza de café con residuos totalmente secos, pero eso no era una novedad. La novedad es que Theseus no estaba ahí como su hermano había dicho.

 

—¿Hay algo con lo que pueda ayudarte, hijo? —preguntó Philza, sólo levantando la mirada sobre sus anteojos unos instantes.

 

Desde que su padre comenzó a usar lentes para leer, Techno y Wilbur comenzaron a bromear sobre lo viejo que estaba. Philza nunca se lo tomó a mal.

 

—Sólo estaba buscando a Th- a Tommy —se corrigió, pues recordó que su padre no estaba enterado de que el niño tenía otro nombre —. Wilbur dijo que había venido aquí.

 

—Estuvo aquí, pero ya se fue —respondió Philza, tono frío y un tanto cortante.

 

—Oh… ¿Sabes a dónde se fue?

 

—No, sólo salió corriendo por la puerta. Aún no entiendo porqué no dejas que lo cuide la servidumbre del palacio, tú tienes mejores cosas en las que invertir tu tiempo.

 

Technoblade respiró profundamente. Aquella era una conversación que no dejaban de tener desde que Tommy había llegado al palacio y siempre seguía el mismo patrón: Philza reclamaba, Techno decía que era porque el niño se sentía más cómodo con él porque él lo rescató, Philza insistía en que el niño debía irse pronto, Techno replicaba que estaba trabajando en ello. Eso ocurría una y otra vez.

 

—Ya te expliqué el motivo, padre —dijo Techno —. Luego podemos hablar de eso, tengo que encontrar a Tommy.

 

Philza sólo rodó los ojos y Technoblade aprovechó su silencio para salir de ahí. Una vez en el pasillo y mientras escaneaba el lugar buscando al guardia que supuestamente acompañó a Theseus se percató de que había algo en el suelo. Se trataba de una corona de flores aunque hecha de puras hojas color verde, pero estaba maltrecha, incluso rota, como si alguien la hubiera lanzado, dejándola abandonada en la orilla del pasillo. “Fue a la oficina de Philza dijo que iría a dejarle algo” había dicho Wilbur, así que Techno supuso que había sido aquella corona, pero ¿entonces porqué ahora estaba en el suelo? ¿Dónde estaba Theseus?

 

Cual fuera la respuesta, Technoblade ahora comenzaba a preocuparse. Comenzó a correr por los pasillos, llamando a Tommy, preguntando a cualquier persona con la que se encontrara si alguien lo había visto y con el corazón golpeando con fuerza su pecho. Sentía que algo estaba horriblemente mal. «Tal vez alguien se lo llevó creyendo que es parte de la Familia Real e intenten hacerle daño sólo por estar en el lugar incorrecto en el momento equivocado. No, no. Hay guardias en todas partes. O tal vez decidió ir a otro lado después de ir con Philza. O tal vez el guardia que lo acompañaba le hizo daño. O tal vez…».

 

—¡Su Alteza! —alguien lo llamó, haciendo que saliera de su trace y parara de correr.

 

Se trataba de otro guardia del palacio, Wisp, quien avanzaba apresurado para alcanzarlo.

 

—¿Qué pasa? —preguntó Techno, su voz denotando la exasperación que sentía.

 

—Me mandaron a informarle del paradero del niño —respondió Wisp aún recuperando el aliento.

 

—¿Dónde está Theseus? —replicó inmediatamente.

 

—Está en su habitación, Majestad. Sam está afuera de la puerta y me pidió que se lo informara de inmediato.

 

Technoblade agradeció rápidamente y luego retomó su carrera hacia donde Wisp le había indicado. Algo pasaba con Theseus e iba a averiguar de qué se trataba.

Notes:

Techno en el capítulo 1: Niño, no sé quién eres

Techno en el capítulo 5: Si alguien no me dice dónde está Theseus en los próximos segundos, destruiré este castillo piedra por piedra hasta encontrarlo

 

Mírenlo, ya se comporta como padre y Wilbur es la única persona que parece notarlo jsjsjsjs. Denle chance, ya se dará cuenta, lo juro.

Pero bueno, espero que hayan disfrutado mucho el capítulo de hoy. Disfruté mucho escribiendo y nos acercamos a momentos importantes, así que manténganse al tanto. Como siempre, agradezco mucho el apoyo, se aprecian mucho los kudos y comentarios y no olviden suscribirse a la historia para enterarse antes que nadie de las actualizaciones y también pueden suscribirse a mi perfil para más contenido Bedrock bros uwu

Los veo el próximo mes, aunque espero no tardarme tanto porque ayuda dios, escribir un capítulo al mes suena a que voy a acabar en dos años jsjsjsjs

Chapter 7: 6. Close and secure

Summary:

Tommy ha descubierto un montón de maravillas dentro de las paredes del palacio, pero esta vez tendrá que enfrentase a otra cara no tan agradable de la vida en el castillo.

Notes:

¿Actualización a mitad de mes? ¡Pidan un deseo!

Igual disfruten mucho el capítulo y por favor lean la nota del final que hay una sorpresita ahí uwu

(See the end of the chapter for more notes.)

Chapter Text

Tommy estaba totalmente confiado de que ahora era un experto en hacer coronas de flores. No había nadie que hiciera coronas de flores como él —incluso aunque Fundy se negaba a aceptarlo— y él portaba su título de profesional con orgullo, así que esa tarde, mientras Fundy terminaba de hacer sus tareas, él se dedicó a hacer una nueva corona de flores, pues tenía un objetivo en mente. Incluso con el paso de los días, el niño rubio seguía notando que Philza mantenía distancia con él y no lograba entender porqué. Su abuelo no hacía eso con Fundy, su primo le contaba que cuatro veces a la semana sin falta tomaba té y galletas con Philza y que tenía permitido ir a su oficina cada que tuviera algo que mostrarle, lo cual le pareció un tanto injusto a Tommy. «Si Fundy puede pasar tanto tiempo con Phil, yo también puedo. Somos familia», pensó el rubio.

 

Así fue como se le ocurrió la idea de hacerle una corona de flores a su abuelo para llevársela a su oficina, pues estaría mostrándole algo como Fundy dijo que tenía que hacer y, como un extra, también se la regalaría para mostrarle que lo quería y pueden pasar tiempo juntos también. A Tommy le parecía un plan brillante, uno digno de la inteligencia del hombre más grande del mundo, así que lo llevó a cabo contándole únicamente a Fundy todo su plan y Fundy estuvo de acuerdo, pues decía que al menos así no sería el único que su abuelo regañaría por comer galletas sin hacer caso a los modales. (Tommy comenzaba a considerar a los modales como su archinémesis).

 

Por supuesto, con las grandes habilidades de Tommy la corona estuvo lista para poco antes de que su tío apareciera, así que comenzó la fase dos de su plan y Fundy lo entendió con un intercambio de miradas. Como las reglas del abuelo nunca estipulaban que podían ir dos personas, en especial si Fundy no tenía nada que mostrar, y como sabían que el tío Wilbur insistiría en ir todos, los niños pensaron que Fundy podría hacer algo para mantener al aburrido adulto con él y así Tommy podría ir sin que rompieran reglas. La verdad los niños no habrían tenido que hacer un plan tan elaborado de no ser porque Fundy insistió que su abuelo podía ser un tanto estricto con las reglas y, si bien Tommy no sabía lo que significaba esa palabra, por la cara de Fundy no dudó que era mejor evitar romper las reglas.

 

—¡Fundy! ¡Qué estás haciendo! —exclamó Wilbur al ver al niño pelirrojo trepar por la sala de juegos.

 

—¡Hoy decidí ser un zorro! ¡No puedes atraparme! —respondió Fundy soltando una risita.

 

—¡Ten cuidado! —insistió el castaño mientras corría para estar cerca de Fundy en caso de que se cayera.

 

Ahora era el turno de Tommy. El menor comenzó a caminar silenciosamente a la puerta, pero parecía que habían subestimado a Wilbur.

 

—¿Toms, a dónde crees que vas? —preguntó el mayor, mirándolo de reojo.

 

—Hmmm… Pues yo iba a la oficina de Phil —respondió Tommy sonriendo inocentemente.

 

—Sabes que no puedes ir solo- ¡Fundy, te dije que tengas cuidado!

 

Su primo sólo rio mientras seguía escabulléndose.

 

—¡Pero quiero ir a darle un regalo ahora que está bonito! —insistió el rubio.

 

—Dame un momento para atrapar a Fundy e iremos los tres, ¿te parece?

 

—¡Jamás me atraparás! —aseguró Fundy.

 

—¡Fundy! Sólo es un momento, luego podremos volver a jugar al zorro o lo que quiera que sea esto —dijo Wilbur, pero sin lograr atrapar al niño.

 

Tommy miró la corona de flores en sus manos. Estaba perfecta, las plantas seguían frescas y del color verde que tanto le gustaba a su abuelo, pero Fundy le dijo que tenía que dársela pronto o las hojas cambiarán de color y dejarían de ser verdes. Tommy no podía permitir eso.

 

—Por favor, tío Wilby, déjame ir y voy con cuidado —pidió nuevamente el rubio haciendo un puchero.

 

El castaño se quedó estático unos instantes, como si estuviera procesando algo, y luego volteó a mirar al menor. Tommy no esperaba que la mirada de Wilbur fuera similar a la que se reflejó en los ojos de su papá cuando le dio su propia corona de flores y no sabía porqué lo estaba mirando así.

 

—Me dijiste “tío Wilby” —musitó el mayor.

 

La verdad es que Tommy no supo qué contestar, así que sólo asintió. Su tío lo miró por unos instantes más antes de suspirar.

 

—Está bien, pero un guardia irá contigo para ver que vayas por el camino correcto y regreses a salvo, ¿de acuerdo?

 

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Quizá no lo diría en voz alta, pero puede que Tommy estuviera feliz de que el tío Wilbur le haya dicho a Sam (al menos así lo llamó su tío) que fuera con él. El palacio era un lugar enorme en el cual cualquier hombre, por grande y fuerte que sea, podía perderse, pero para su fortuna Sam dijo que se sabía todos los caminos en el castillo, así que pudieron llegar rápidamente.

 

Tommy tocó la puerta, recordando que Fundy le dijo que tenía que hacerlo, y esperó hasta escuchar la voz de su abuelo diciendo que entrara. Sam, como todos los guardias, se quedó afuera junto a la puerta, así que Tommy entró solo con la corona de flores en las manos, de repente sintiéndose nervioso. Aunque el niño había estado en numerosas habitaciones en el palacio, jamás había visto una como esa. Las tonalidades verdes por todos lados le decían que había elegido un buen color, había un gran escritorio lleno de hojas (seguro su abuelo dibujaba un montón si necesitaba tantas hojas), también había varias pinturas y cosas que parecían juguetes (aunque de colores aburridos) y Tommy supuso que los adultos también necesitaban juguetes para divertirse en sus oficinas. Philza estaba sentado del otro lado del escritorio, su mirada escondida detrás de unos cristales y fija en los papeles en los que hacía garabatos, parecía no haberse dado cuenta de quién había entrado hasta que levantó su rostro y se fijó en Tommy.

 

—¿Tú qué haces aquí? —preguntó su abuelo, de nuevo, su voz gélida.

 

—Y-Yo venía a darte un regalo —respondió Tommy, intentando no sentirse tan nervioso.

 

—Tú no tienes permitido venir a mi oficina —replicó el mayor frunciendo el ceño —. Sal de aquí inmediatamente.

 

 —Pero hice esto para ti —insistió el más joven acercándose y levantando la corona de flores para que el otro la viera —. Es un regalo, la hice yo.

 

La helada mirada de Philza escaneó la corona de flores en sus manos, pero sus ojos no se parecían a los de su padre cuando vio el regalo que le dio; no había la calidez de una fogata, sino lo gélido de una tormenta de nieve. Tommy intentó no temblar en ese momento.

 

—No debiste desperdiciar buenas flores del invernadero —dijo Philza después de un rato, negándose a tomar el regalo —. Vete de aquí, no quiero tus regalos, no cuando ya estás malgastando varios recursos de mi palacio. No quiero volver a ver que se te ocurra hacer algo así.

 

Tommy no sabía qué hacer.

 

—Pero yo me esforcé para hacerla —replicó, su voz apenas más grande que un susurro —. La hice de tu color favorito…

 

—¿Acaso no escuchaste? —por el contrario, la voz del rey sonaba más fuerte que antes —. ¡Dije que te fueras! Ya estoy siendo bastante condolente al dejarte entrar aquí sin autorización o invitación. Vete y llévate esa cosa contigo.

 

Nadie le había hablado así, se sentía incorrecto, le daba miedo, así que Tommy hizo lo más lógico: correr. Rápidamente salió corriendo de la oficina, la corona se le cayó en algún momento, pero no le prestó atención a eso ni a los llamados de Sam diciéndole que esperara. Sin embargo, Tommy no podía esperar, necesitaba llegar a un lugar seguro rápido, un lugar donde no haya más gritos y miradas frígidas, y sólo podía pensar en un lugar. Así que corrió hacia donde recordaba estaba su habitación.

 

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Technoblade apenas tomó tiempo para agradecerle a Sam y decirle que podría retirarse. Ni siquiera pasó por su cabeza preguntarle al guardia lo que había sucedido, estaba muy enfocado en asegurarse de que el niño estuviera bien, en especial porque en los días que Tommy ha estado en el palacio jamás se había ido así sin estar jugando algo como las escondidillas. Algo tuvo que haber pasado, no tenía dudas de eso. Por ello, tocó la puerta intentando no hacerlo de manera muy acelerada para no preocupar a Tommy, pero al no haber respuesta, simplemente decidió abrir la puerta cuidadosamente.

 

Lo que vio adentro fue sorprendente por lo menos decir. Ahí estaba Theseus, se encontraba acostado en la cama hecho bolita y dándole la espalda a Techno, mas no necesitaba verlo de frente para darse cuenta de que el pequeño estaba llorando, pues sus sollozos lo hacían evidente. El niño ni siquiera parecía disimular su dolor, pues incluso a la distancia el mayor podía ver la manera en que su cuerpecito temblaba por su llanto. Technoblade sólo una vez vio llorar a un niño de esa manera y fue a su sobrino después de la muerte de Sally; no obstante, si bien en esa ocasión sintió mucha tristeza y pesar por su sobrino, no se comparaba con lo que sentía en ese momento al ver a Theseus llorar. Sentía que su corazón se partía en cientos de pedazos, sentía que el mundo se acababa y que cualquier control que alguna vez pudo tener se le iba de las manos. Porque si algo había ocasionado que Tommy, brillante Tommy que siempre sonreía y reía, ahora estuviera llorando y sollozando de una manera tan desgarradora, eso significaba que el mundo había fallado y eso era algo que Techno tenía que arreglar.

 

Rápidamente se acercó a la cama, el sonido de sus pasos apresurados haciendo que el niño se diera cuenta de su presencia y volteándolo a ver. El príncipe estaba seguro de que jamás olvidaría lo que era ver ese par de ojos azules cristalinos y rojizos, ni las redondas mejillas bañadas en lágrimas o ese par de labios temblando mientras dejaban escapar sollozos. Techno ni siquiera había terminado de procesar aquello cuando el niño se arrastró en la cama para llegar hasta él y abrazarlo, incluso con Steve en las manos lograba aferrarse a Techno como si su vida dependiera de ello.

 

—Oh, Theseus —murmuró, poco a poco también abrazando al niño.

 

Quizá el pelirosado no fuera la persona que brindara más afecto físico en ese castillo, pero no era un idiota, sabía cuando una persona necesitaba un abrazo y sabía también cuando se trataba de un abrazo específicamente suyo. Supo en ese instante que no importaban las circunstancias, Techno jamás podría negarle un abrazo a Theseus. Así que el príncipe abrazó al niño, tratando de calmarlo, acariciando un poco su cabello y haciendo todo lo que recordaba que sus padres solían hacer para calmarlo cuando era niño. Por fortuna, poco a poco Tommy fue calmándose, hasta que simplemente se encontraba en silencio abrazando a Techno; aquello calmó tanto al pelirosado que ni siquiera le importó que su camisa ahora estuviera manchada de lágrimas y mocos del niño. Lo primero que Techno hizo fue estirarse para alcanzar unos pañuelos de la mesita de noche, luego se separó un poco de abrazo para poder limpiar el rostro del niño y por último se acomodó aún teniendo a Theseus cerca pero igual siendo capaz de verlo para poder hablar.

 

—¿Estás un poco mejor? —preguntó suavemente el pelirosado.

 

Tommy asintió volviendo a atraer a Steve a su propio pecho. Así se veía aún más pequeño y joven que antes.

 

—¿Quieres contarme qué pasó?

 

En un principio parecía que el menor volvería estallar en un llanto incontrolable nuevamente, pero no fue así, sólo se le escaparon unas lagrimitas más que Techno no dudó en limpiar con su pulgar. Tommy se apegó a su suave tacto, lo cual hizo que casi se le saliera el corazón al mayor.

 

—Es que me asusté y me puse triste —murmuró el rubio, su voz delatando que estuvo llorando.

 

—¿Qué te asustó? Quizá es algo que podamos arreglar.

 

—Fue Philza.

 

Techno sabía que era una respuesta que debió esperar por las circunstancias en que todo había ocurrido; sin embargo, escucharlo directamente lo hacía sentirse… conflictuado. Sí, él amaba a su padre, lo consideraba una persona importante en su vida y su crianza lo hacía ser quien era, pero también era consciente de que el rey tenía algo en contra del niño por la paranoia, aunque jamás creyó que llegaría al punto de hacer llorar al menor de esa manera.

 

—¿Te dijo algo o qué te asustó? —preguntó Techno, intentando mantener la calma en aquella situación.

 

—Me gritó —otra lágrima cayendo por la mejilla de Tommy —. Yo sólo quería darle una corona de flores, pero él me gritó, me regañó y me dijo que me fuera. Me dio mucho miedo que me hablara así y me puse triste porque hice todo lo que Fundy dijo que tenía que hacer para pasar el rato con él, pero el abuelo no quiso…

 

El pesar y tristeza en la voz del pequeño hacían que Techno quisiera hacer pagar a toda persona que tuviera que ver con el dolor de Tommy. No importaba la paranoia de Philza, esa no era excusa para tratar así a un niño, menos cuando el menor estaba solo en esa situación. No fue justo, no fue correcto y Techno se lo haría saber la próxima vez que hablara con su padre, porque no iba a permitir que una situación así volviera a repetirse, menos si podía hacer algo para evitarlo.

 

—Lamento que eso haya pasado, Theseus —dijo Techno volviendo a limpiar la mejilla del menor —. No fue culpa tuya, no hiciste nada malo.

 

—¿Entonces por qué Philza no quiere estar conmigo pero sí con Fundy? —preguntó el rubio mirándolo directamente a los ojos.

 

—Es que tiene miedo. Ni siquiera es algo que realmente tiene que ver contigo, pero él cree que sí —intentó explicar —. Eso no lo hace correcto tampoco, él se equivocó y voy a hablar con él para que no pase nunca más, ¿de acuerdo?

 

Tommy asintió antes de volver a acurrucarse en el pecho de Techno. El pelirosado de nuevo lo abrazó mientras respiraba hondo. En serio esperaba que el comportamiento de Philza cambiara pronto porque, aunque Technoblade lograra dar con algún familiar de Tommy, ya no estaba tan seguro de ser capaz de sacar por completo de su vida a aquel niño. Por mucho que le pesara aceptarlo, por mucho que pareciera un tanto irracional, ya le había tomado cariño Theseus en los días que ha estado en el palacio. Aunque tuviera que dejar que el menor regresara con su familia, vería la forma de seguir en contacto con él, Techno lo sabía.

 

Pero ese era un problema para después. Ahora tenía otras cosas que atender.

 

Quizá más de los que incluso pensaba en ese momento.

Notes:

No saben lo mucho que sigo cuestionándome sobre si realmente lograré acabar esto en 25 partes jsjsjsjs

Bueno, no pasa nada, serán las partes que tengan que ser porque voy a acabar este fic sí o sí. Le tengo demasiado cariño pa dejarlo así y por ese mismo cariño que le tengo, HICE UN FANART DE MI PROPIO FIC. Pueden verlo en este link

Como siempre, muchas gracias por seguir leyendo. Se aprecian mucho los kudos y comentarios, siempre me da gusto leer lo que opinan uwu

En fin, lxs veré en el siguiente capítulo que aún queda mucho de la historia y si están buscando angst, quédense porque esta es la punta del iceberg

Chapter 8: 7. A song and a truth

Summary:

Después del desastre con Philza, Techno tiene que tener una conversación importante con Wilbur y, pese a todo lo que ha vivido en los últimos días, esa charla resulta ser más sorprendente de lo que esperaba.

Notes:

¡Feliz día de la niñez!

Tómenlo como un pequeño regalo, porque obviamente lo planeé esto para que lo leyeran hoy y no porque se me estaba acabando el mes y yo no había actualizado jsjsjsjs

En fin, disfruten el capítulo uwu

(See the end of the chapter for more notes.)

Chapter Text

La música había sido parte de su vida desde que tenía uso de razón, siempre presente de una manera u otra y eso había hecho que Wilbur se enamorara de ella más y más. No sabía qué era lo que hacía que la música fuera tan especial para él, al menos no en un principio, porque tardó algunos años en darse cuenta. Si bien cada vez que le preguntaban de dónde salió su amor por la música Wilbur respondía algo poético como “es que las notas musicales se amalgaman como si supieran cuales son las combinaciones correctas para hacer sentir a la gente”, también él sabía que tenía que ver con otra cosa.

 

Resulta que la herencia de su padre había ido más allá de la forma de sus labios y la manera en que se enchinaban sus ojos al reír, resultaba que del lado de su padre corría un poco de magia en su sangre. No era magia como la de los libros, Wilbur no podía lanzar fuego por las manos, ni hacerse invisible, ni hacer aparecer dragones y, muy para su pesar, tampoco podía hacer que sus tareas estuvieran listas con un chasquido de dedos. No, la magia que su familia poseía era sutil, magia que a veces los gemelos consideraban un tanto inútiles. Por ejemplo, cuando tenían 6 años, descubrieron que Techno era capaz de cambiar algunos de atributos físicos, pero no de manera voluntaria, sino tras un evento que de alguna manera marcó a Techno; en esa ocasión fue por el primer atardecer que vieron, pues durante los primeros años de su vida los gemelos no pudieron ver el cielo despejado por una terrible nevada que duró años, así que Techno amó tanto el atardecer que su cabello se tornó de un tono rosado como los que habían en el cielo. Sus padres hablaron con ellos para decirles que sabían que eso era una posibilidad porque era algo normal en la Familia Imperial.

 

Por supuesto, Wilbur se emocionó ante la idea de tener alguna clase de habilidad mágica. Si bien sus padres mencionaron que no sería nada demasiado complicado como en las historias que les contaban, el castaño tenía la ilusión de que él sería diferente, así que siempre se mofaba con Techno diciendo que él tendría un poder muy genial como leer la mente de las personas o teletransportarse. Sin embargo, resultó que Wilbur tenía la habilidad de escuchar ligeramente mejor que el promedio. Se dieron cuenta un día que Wil alcanzó a escuchar un pájaro desde una habitación lo suficientemente lejana para que el resto de la familia no lo escuchara. No era que el castaño pudiera escuchar lo que una persona decía en la periferia del Imperio, ni siquiera a alguien hablando en el patio del castillo, sólo escuchar ligeramente más.

 

No podía mentir, sí se sintió un tanto decepcionado con su habilidad. Su madre le insistió que si poseía ese don era por algo y seguía siendo especial simplemente por el hecho de ser él. Con los años, Wilbur se dio cuenta de que tenía razón. Sus dones, por pequeños que fueran, resultaban útiles. Con su habilidad era capaz de identificar pequeños matices en la voz de las personas que delataban cuando intentaban mentirle, también así era capaz de escuchar a Fundy cada que intentaba escapar de su cuidado y, como plus, también le permitía componer melodías maravillosas y tocarlas lo mejor posible. Además, de la misma manera que se dio cuenta de que su don le ayudaba, también se dio cuenta de que el don de Techno también le ayudaba a su gemelo, pues con esos cambios físicos pudo reconocer como ciertas cosas marcaron a Techno y así poder estar con él aunque el pelirosado no pudiera comunicarlo con palabras, como la vez que sus ojos cambiaron de azul a rojo el día del funeral de su madre.

 

Por eso, a pesar de todo, Wilbur agradecía que esos pequeños dotes mágicos estuvieran presentes en sus vida. Por eso es que confiaba plenamente en su don y en la información que le brindaban. Por eso es que se sintió como si le entregaran la respuesta que había estado buscando hace unos días en ese momento.

 

Era el cuarto día de Tommy en el palacio. Wilbur apenas podía creer la situación tan surreal que era tener a otro niñito en el palacio que siguiera como cachorrito a su gemelo —entre todas las personas— mientras lo llamaba “papá”, pero no podía negar que era un tanto divertido ver cómo Techno se daba cuenta de lo complicado que era cuidar a un niño como si fuera suyo. Incluso aunque su estadía fuera temporal, Wilbur ya sabía que la presencia de Tommy ya había dejado alguna clase de marca positiva en Techno y además era un niño muy divertido para pasar el tiempo (y para entretener a su hijo). Sin embargo, Wilbur también sabía que Techno actualmente tenía bastantes cosas en las manos teniendo sus deberes con el Imperio y además la labor de buscar a la familia de Tommy, por eso es que se ofrecía a cuidar a Tommy por un rato para que Techno pudiera atender esos asuntos.

 

Así pues, ese era uno de esos momentos en los que estaba a cargo del niñito rubio. Ya que no tenía ganas de correr por todos lados ni jugar a las escondillas —en especial luego de la última vez—, Wilbur decidió llevar a los niños a la sala de música y entretenerlos de la mejor manera que sabía: tocando la guitarra.

 

—¡Papá es el mejor músico del mundo! —dijo Fundy con emoción mientras el mayor afinaba su instrumento.

 

—¿En serio? —preguntó Tommy en tono sorprendido.

 

—¡Sí! Mi papá conoce tooooodas las canciones del mundo —respondió el pelirrojo haciendo un movimiento con sus brazos para hacer énfasis.

 

—¿Todas, todas, toditas las canciones? —cuestionó el más pequeño sonriendo.

 

—Bueno, quizá no todas, pero sí muchas —replicó Wilbur esta vez.

 

—No, él conoce todas las canciones —insistió Fundy —. Dile una canción y seguro se la sabe.

 

Wilbur soltó un suspiro, aunque igual siguió sonriendo. Sabía que Fundy se enorgullecía bastante de las habilidades del castaño con la música, así que esperaba que la canción que Tommy le pidiera realmente fuera una que conociera. No quería decepcionar a su pequeño campeón. Y tampoco quería dañar su propio ego musical.

 

—¡Oh! Si conoce todas, entonces quiero que toque mi canción favorita —declaró Tommy.

 

—De acuerdo, ¿y cuál es tu canción favorita? ¿Cómo se llama? —preguntó Wilbur.

 

—Pues no sé el nombre, pero la mujer gigante me la cantó —dijo el rubio —. Iba algo así.

 

El menor comenzó a tararear la melodía y Wilbur casi sintió que su corazón se detenía por unos instantes. No necesitó mucho para saber cual era la canción favorita de Tommy, la había escuchado e interpretado varias veces, hubo una época en que esa canción era el único confort que podía encontrar fuera de estar con su hermano y su padre. Si bien sabía que no debía sorprenderse demasiado porque esa fuese la canción favorita de Tommy, pues era una canción tradicional del Imperio Antártico, había algo en la manera en que lo decía el rubio que lo hacía querer detenerse a pensarlo un poco más. Sin embargo, tenía una canción que interpretar.

 

—Sé a cuál canción te refieres —replicó Wilbur comenzando a acomodarse para tocar.

 

—¡Te dije que se sabía todas las canciones! —comentó Fundy en tono triunfante mientras tiraba de la mano de Tommy para sentarse frente al mayor.

 

El castaño sólo soltó una risita mientras veía a los dos niños mirarlo expectantemente. Nunca dejaría de sorprenderse de los expresivos que eran los ojos de Tommy, sentía que el niño podía demostrar todo lo que pasaba en su corazón con tan sólo su mirada; así que estaba dispuesto a que ese par de orbes azules no lo vieran con decepción al interpretar su canción favorita. Wilbur respiró hondo antes de comenzar a cantar.

 

Por el aire invernal y lluvia de montaña…

 

✧⸻⭒❅⭒❅⭒❅⭒❅⭒❅⭒❅⭒❅⭒❅⭒⸻✧

 

No había dejado de pensar en aquel momento. Recordaba una y otra vez a Tommy explicando cuál era su canción favorita y no estaba seguro de porqué hasta que un día caminaba por uno de los pasillos del palacio, uno que realmente no solía resaltarle hace años porque es uno de muchos y siempre pasaba por ahí cuando caminaba para despejar su mente; pero ese día ese pasillo resaltaba. La realización que tuvo se sintió como poner la pieza faltante de un rompecabezas, pieza que ni siquiera sabía que faltaba. Por eso necesitaba hablar con su gemelo lo más pronto posible.

 

Por supuesto, tras un aviso enviado por Techno a través de Antipater, tuvo que esperar un poco para eso. Todavía no sabía qué había pasado con exactitud, pero parecía que había sucedido una situación con Philza y Techno se quedaría con Tommy hasta que se durmiera, después de eso ya podrían hablar. Así que de nuevo Wilbur se encontraba en ese pasillo, esperando a Techno una vez que él ya le había dado las buenas noches a Fundy. Parte de él no sabía cómo comenzar aquella conversación, sentía que decir en voz alta lo que había estando rondando por su cabeza lo haría más real y a parte de él le asustaba eso por las implicaciones que tendría; no obstante, sabía que era necesario hablarlo y la verdad no es como que el castaño pudiera callarse algo así.

 

—Lamento la tardanza —dijo una voz, haciéndolo voltear para ver a su gemelo —. Theseus no me soltaba, pero ya está descansando.

 

—No hay problema —Wilbur sonriendo levemente y cuestionándose un poco cómo es que no se había dado cuenta antes de todo esto.

 

—Bueno, también quiero hablarte de algo, pero por tu cara sé que te mueres por contarme lo que quieres decirme —agregó Technoblade arqueando una ceja un tanto divertido —. Así que dime, ¿de qué quieres hablar?

 

El castaño soltó un suspiro y sonrió nerviosamente. No había dejado de preguntarse cuál sería la reacción de Techno cuando hablaran, ahora estaba por descubrir la respuesta. Sabía que podía contarle lo que fuera a su gemelo, han tenido esa clase de confianza durante toda su vida, mas aquello era diferente a todas las otras veces.

 

—Verás, llevo desde ayer pensando y dándole vueltas a un asunto que realmente no parecía tener mucha importancia —comenzó a contar —, pero creo que con esos pude descubrir algo.

 

Wilbur caminó un poco en el pasillo, su gemelo siguiéndolo inmediatamente, y ambos se detuvieron en una pintura que había ahí. A lo largo del palacio había diversas pinturas de la Familia Imperial a lo largo de las generaciones, aunque por supuesto con cada cambio de generación había pinturas que se almacenaban para colocar nuevas. En ese momento estaban frente a una pintura de los propios gemelos, pero era una que se había pintado y colocado hace muchos años cuando ellos apenas eran unos niños. Ambos recordaban lo tedioso que fue no moverse demasiado mientras los pintaban y cómo no paraban de decirle a sus padres que si ya habían terminado porque estaban por morir del aburrimiento. Wilbur admitía que la persona que haya pintado aquello definitivamente había logrado ocultar el tedio en el rostro de los niños.

 

—Ayer mientras cuidaba a los niños los llevé a la sala de música —prosiguió el castaño sin dejar de mirar al Techno de la pintura —, quería distraerlos sin moverme demasiado, así que saqué la guitarra.

 

—Theseus mencionó eso —añadió Technoblade —. Dijo que tocaste su canción favorita.

 

—Sí, lo hice —asintió Wilbur mientras reacomodaba sus anteojos —, precisamente quería hablarte de ello.

 

—¿De la canción favorita de Theseus? —preguntó el pelirosado con tono confundido.

 

—Más bien de quién se la cantó por primera vez —aclaró Wilbur volteando a ver a su hermano —. Él dijo que se la cantó la Mujer Gigante.

 

—Oh, también te la mencionó. No sé con exactitud quién es, pero puedo suponer que se refiere a su mamá o a alguna otra clase de familiar .

 

—Pues yo creo que sé a quién se refiere y no es a su mamá.

 

La mirada de Technoblade se intensificó. Ahora parecía más intrigado que hace unos momentos y casi podía ver en sus ojos rojos las miles de palabras acumulándose en la mente de su gemelo. «Ojos muy expresivos», pensó Wilbur. Antes de que Techno pudiera preguntar, el otro siguió hablando.

 

—¿Recuerdas cómo era ser así de pequeño? Así como lo éramos en esta pintura —señaló dicho retrato con un movimiento de cabeza —. El mundo parecía enorme, como si no tuviera fin, y también los adultos se veían gigantes incluso aunque no lo fueran.

 

—Wilbur, si piensas que me tomé literalmente lo de “Mujer Gigante” y eso es lo que he estado buscando, pues no es así —replicó Technoblade.

 

—No me refiero a eso —negó Wilbur de inmediato —, pero quiero que entiendas a dónde voy.

 

—De acuerdo, de acuerdo —suspiró el pelirosado —. Continúa.

 

—Bien. Entonces, todo es enorme para les niñes sin importar cómo lo pueda ver un adulto desde su perspectiva. Nosotros mismos decíamos que nuestra madre era una Mujer Gigante por ser un poco más alta que Philza.

 

Techno frunció un poco el ceño.

 

—¿A dónde quieres llegar con esto? —preguntó el mayor.

 

—A que creo que la “Mujer Gigante” es nuestra madre.

 

Technoblade soltó un sonido como si no lo pudiera creer y Wilbur hubiera enloquecido, luego comenzó a negar con la cabeza.

 

—Eso literalmente no tiene sentido, ¿te has estado drogando? —bufó el pelirosado.

 

—Technoblade, lo digo en serio.

 

—Y yo también.

 

Wilbur rodó los ojos. Sabía que tendría que elaborar más su proceso de pensamiento, pero igual seguía siendo difícil lidiar con lo cabeza dura que podía ser su hermano. «Ser testarudos es de familia, por desgracia», se recordó el castaño.

 

—Vamos, Tech, por lo menos déjame explicarte.

 

—Te dejaré hablar, pero no sé qué clase de reacción esperabas de mí con lo incoherente que suena esto.

 

—Ay, por favor, no es como si no trataras ya al niño como si fuera de la familia.

 

—Sólo lo estoy cuidando.

 

 —¿Y si lo cuidas tanto y te fijas tanto en todos los detalles cómo es que no has visto los parecidos que tiene con la familia? —preguntó Wilbur.

 

—Hay muchas personas con ojos azules y pelo rubio. Lamento ser yo quien te lo diga, hermanito.

 

—¡Eso es lo de menos! Mira esa pintura y dime que Tommy no se parece a nosotros —dijo Wilbur señalando los rostros pintados frente a ellos —. Dime que no se parece a ti.

 

Un poco para la sorpresa del castaño, Technoblade sí se detuvo a examinar la pintura. Los ojos rojizos del mayor escanearon el retrato, deteniéndose en la forma de las mejillas y la barbilla, similares a las de Tommy no sólo por ser redonditas como las de une niñe promedio; luego pasando por los labios, el superior ligeramente más pequeño que el inferior, como los de Tommy; después el cabello con rizos no tan marcados como los de Wilbur, pero sí como los que Techno solía tener cuando su cabello era más corto y no lo trenzaba, como aún podía verse en los mechoncitos que siempre trata de acomodar tras sus orejas, siendo de una forma muy similar al caballo de Tommy; y, finalmente, los ojos azules que en ese momento todavía tenía Technoblade, siendo prácticamente una copia de los zafiros brillantes que tenía Tommy. Wilbur tenía razón, no había manera de que no hubiera alguna clase de parentesco entre ellos.

 

—Sé que puedes verlo y sé que te das cuenta que es tan obvio que es estúpido que no lo hayamos visto antes —continuó Wilbur —. Pero cuando me habló de la Mujer Gigante recordé que Phil solía decirle así a mamá y me puse a pensar en todas las veces que he escuchado a Tommy decirte “papá” sin ningún rastro de duda en su voz. Yo creí que se debía a que es un niño y pues quizá era una respuesta psicológica a ser abandonado en plena montaña, pero… No lo sé, comienzo a creer que lo que dice es cierto.

 

Technoblade se sentía conflictuado. Sí, quizá lo que decía su gemelo tenía sentido, quizá sí existían esos puntos que no tenían sentido a menos de que sí existiera un lazo familiar, quizá eso explicaba pequeños detalles como el otro nombre del niño, pero aún había cosas que no tenían sentido.

 

—Pero, si Theseus es mi hijo, ¿cómo demonios llegó a la montaña? —preguntó Techno —. Es más, ¿cómo si quiera es posible que yo tenga un hijo si jamás he estado con nadie de esa manera?

 

—Pues tú eres el único demente que se pasea por las putas montañas en cada oportunidad que tiene, si la idea era que lo encontraras, esa era la forma más obvia de hacerlo. Respecto a lo otro, ¡no lo sé! ¿Magia? —bufó Wilbur moviendo sus manos hacia arriba, pero luego deteniéndose un momento —. Bueno, en retrospectiva, no es como que en nuestra familia no haya magia.

 

—¡Sí pero en pequeñas habilidades, no en formar un niño completo!

 

Ambos gemelos suspiraron. Sí, ambos sabían que aún había cosas un tanto extrañas en todo eso, pero también sabían que no podían ignorar todo el resto de puntos que hacían que tuviera sentido y no fuera tan descabellado, en especial tomando en cuenta que Technoblade aún no había encontrado a ninguna persona con parentesco a Theseus en una muy buena parte de los registros del Imperio.

 

—Mira, sé que es complicado —volvió a hablar Wilbur luego de unos momentos de silencio —, pero creo que no puedes negar que el niño te importa y no sólo como un deber de cuidarlo porque lo encontraste. Ni si quiera yo puedo negar que me importa ese pequeño gremlin  —Techno soltó una leve sonrisa al escuchar ese sobrenombre para el niñito rubio —. Pero, aún con las cosas extrañas de todo esto… ¿Estaría tan mal ser el padre de Tommy?

 

Technoblade pensó en Theseus, en la confianza que el niño le tenía, en los abrazos que le ha dado, en las noches que se quedó con él para velar sus sueños, en la corona de flores hecha con más cariño que destreza, en los brillantes ojos azules que lo miran como si él fuera el mundo entero. Tal vez sólo conocía a Tommy desde hace poco y apenas estaba explorando todo el terreno que tenía que ver con los cuidados y la crianza de un niño. Tal vez no estaba ni cerca de comprender los grandes retos de tener un hijo. Tal vez él no era la persona más capacitada para cuidar de Tommy. Tal vez tendría que hablar con Philza y aún así esperar un tiempo a que su padre acepte la situación. Sin embargo, Techno sabía que, por Theseus, él aprendería a ser lo que el niño necesitara con tal de que viviera feliz y siguiera llenando al mundo de la calidez que lo caracterizaba. Sabía que por Theseus se podría convertir en un padre.

 

—No —respondió el pelirosado —. No estaría mal serlo.

Notes:

Y eso es todo por ahora jeje

Al inicio yo pensaba poner otra escena en este capítulo, pero al final quedará para el siguiente, así que no se preocupen porque se enterarán del chisme. Apenas puedo creer la cantidad de palabras que ya tiene este fic, ayuda dios, es lo más largo que he escrito a la fecha y aún faltan más capítulos. Espero no tener que aumentar la cantidad de capítulos otra vez, pero ya veremos conforme vayamos avanzando jsjsjs

Muchas gracias por la paciencia y por leer mi fic uwu Como siempre, se aprecian mucho los kudos y comentarios. Además, les invito a suscribirse a la historia para que se enteren de las actualizaciones y también pueden suscribirse y checar mi perfil para más contenido de los Bedrock bros. Me pregunto cúanta gente nueva llegará a mis fics en español de los SBI ahora con QSMP jsjsjsjs

En fin, espero que les haya gustado este capítulo y también espero que tengan un lindo día, especialmente para las personas que leerán esto el día que lo publique y vean QSMP. Con algo de suerte los huevitos estarán bien jsjsj *se ríe para no llorar más de lo que ya ha llorado por Tallulah*

Chapter 9: 8. Two fathers. Two mothers.

Summary:

Techno tiene una conversación importante con su padre tras todo lo que habló con Wilbur, pero no puede evitar sentirse nervioso por esa charla porque sabe lo que Philza piensa de Tommy. Por supuesto, eso no lo va a detener.

Notes:

Me tardé en actualizar, pero disfruten jsjsjsj

Estuve escuchando "All Too Well (10 Minute Version)" mientras escribía la mayoría de esto. Fue una experiencia

(See the end of the chapter for more notes.)

Chapter Text

A lo largo de su vida Techno ha tenido que decirle cosas a su padre que sabe de primera mano que no serán de su agrado. Por ejemplo, una vez los gemelos rompieron una ventana jugando con espadas de madera, ahí fue cuando Techno descubrió que definitivamente no era buena la idea de Wilbur sobre lanzar espadas incluso aunque fueran de juguete, y cuando fueron a la oficina de su padre para informarle lo que ocurrió, Wilbur terminó embaucándolo para que él le dijera a su padre lo que sucedió. En otra ocasión, su gemelo tuvo la magnífica idea de emborracharse justo el mismo día en el que tenían una junta importante, así que fue Techno quien tuvo que decirle a Philza porque Wilbur estaba demasiado ebrio para dar un paso sin tropezar. Y en una ocasión más hace un par de años, la más difícil para Techno, el pelirosado tuvo que decirle a su papá que se negaba a ser coronado como Príncipe Coronado y heredero del Imperio, pues sabía lo que eso significaría para el Imperio, para él y, sobre todo, para Wilbur; Techno estaba consciente de que, pese a todo el amor y cariño que les mostraba su padre, de todas formas su hermano sentía que su padre lo hacía un poco de lado respecto a las tareas del Imperio, así que Techno no podía aceptar el trono así como así.

 

Y ahí estaba una vez más frente a la puerta de la oficina de su padre, limpiando las palmas de sus manos sudadas en su pantalón y repasando las cosas que quería decirle a su padre una por una. «1. Estuvo fuera de lugar lo que le hiciste a Tommy. 2. Tommy se va a quedar en el palacio permanentemente. 3. Wilbur y yo creemos que mamá fue que envió a Tommy. 4. Por eso creo que Tommy es mi hijo», repetía en su mente una vez más. Sí, eso parecía más sencillo en su cabeza que hacerlo en la realidad, pero Techno sabía que era algo que necesitaba hacer, así que pensó en Tommy, en sus ojitos azules y en cómo lo encontró llorando hace rato por lo que le dijo su padre. Respiró profundamente una vez más y, finalmente, tocó la puerta.

 

—Adelante —respondió la voz de Philza.

 

Technoblade abrió la puerta y entró a la oficina. Algo en su estómago se revolvió al notar que Philza estaba tan tranquilo como hace unas horas que vino a preguntar por Tommy, como si no hubiera hecho que el menor llorara hasta quedarse dormido, como si no hubiera hecho sentir a Theseus tan mal como lo hizo, como si no se sintiera culpable al respecto…

 

—¿Todo en orden, hijo? —dijo su padre, sacándolo de su pequeño transe y sólo levantando la mirada por unos instantes.

 

—Necesitamos hablar —replicó Techno.

 

Eso llamó la atención del Emperador, así que volvió a mirar a su hijo mientras dejaba de lado los papeles que estaba revisando, incluso le hizo una pequeña señal a Techno con su cabeza para que tomara asiento y el pelirosado lo hizo. Techno sentía que sus manos temblaban ligeramente y no pudo evitar pensar que prefería que sus manos temblaran en lugar de su voz.

 

—¿De qué quieres hablar? —preguntó Philza, su voz un poco más suave, justo el tono de voz que usaba cuando quería mostrarle a sus hijos que los estaba escuchando.

 

Por algún motivo, eso hacía que el pelirosado se sintiera un nudo en la garganta. Quizá era porque hace tiempo no escuchaba a su padre de esa manera.

 

—Es sobre Tommy.

 

—Oh —el semblante de su padre volvió a cambiar, endureciéndose —. Espero que sea para decirme que ya encontraste a su verdadera familia.

 

«En realidad él nos encontró», pensó Techno, pero no se atrevió a decirlo con esas palabras. Aún había cosas que tenía que decir antes de llegar a ese punto.

 

—Primero quiero decirte que no fue correcto lo que le dijiste hace unas horas —respondió el pelirosado —. Fuiste muy duro con Tommy cuando él sólo quería darte un regalo.

 

Fue como si la mención del momento hubiera puesto de malas a su padre, porque frunció ligeramente el ceño y los labios. Techno jamás había visto de esa manera a Philza cuando se trataba dee niñes, hace una semana le hubiera parecido imposible que su padre se portara de esa manera con une niñe, pero realmente las cosas parecían cambiar mucho para Techno durante esa semana.

 

—No sé realmente qué esperaba cuando vino a interrumpirme —bufó Philza —. Estaba ocupado y él apareció de la nada.

 

—Es un niño y nunca te molestaste cuando Wilbur o yo hicimos lo mismo cuando éramos pequeños —señaló Techno —. Ni siquiera cuando lo hace Fundy.

 

—Eso es diferente —respondió el Emperador de inmediato —. Ustedes son mis hijos y Fundy mi nieto, son familia. Él es sólo un chiquillo con el que ya estamos siendo sumamente generosos al dejarlo quedarse en el palacio y más bajo tu cuidado.

 

—Yo accedí a cuidarlo y brindarle lo básico a un niño que estaba sólo no te da derecho a tratarlo de esa manera.

 

—Ni si quiera sé porqué te tomas el tiempo para cuidarlo, hay otras personas que pueden hacerlo —los ojos de Philza se fijaron el los suyos, el azul que solía haber en sus iris ahora mirando el carmesí.

 

—Porque yo quiero cuidarlo y así seguirá siendo porque Tommy va a quedarse en el palacio bajo mi protección.

 

Techno se sorprendió por la seguridad con la que dijo aquello y parecía que Philza también se había sorprendido por ello por la expresión en su rostro y, sobre todo, por la forma en que lo miró. Su padre lo miraba como si no supiera quién tenía frente a él, como si no fuera su hijo quien acababa de hablarle.

 

—¿Qué? —dijo el rubio —. No, el trato era que se quedaría hasta que encontraras a sus padres o se iría a un orfanato.

 

—Pues sí encontré a su padre —respondió Techno sin dejar de mirarlo —. Yo soy su padre.

 

Philza se paró de golpe, ahora mirándolo como si su hijo hubiera perdido la cabeza.

 

—¡No digas tonterías! ¡Technoblade, tú no tienes un hijo!

 

—¡Sí lo tengo! —esa era la primer vez que Techno le levantaba la voz a su padre —. ¡Es Tommy y lo mandó mamá!

 

Eso realmente exaltó más a Philza. El pelirosado sabía que su madre era una fibra sensible, que probablemente debió decir aquello de otra manera, pero estaba harto de que su padre siempre mostrara apatía ante Tommy sin que el niño hubiera hecho nada para merecer tal trato y ya no estaba dispuesto a seguir aguantando más. Era más que suficiente.

 

—¿Perdiste la cabeza? —exclamó Philza, sus puños golpeando el escritorio —. ¡Kristen jamás mandaría a un chiquillo como ese! ¡Deja de ser tan crédulo! ¡Tú no eres así, Technoblade!

 

Si las palabras que decía su padre ya estaban haciendo que se enfadara, aquello había cruzado una línea. Toda su vida Technoblade había escuchado cómo debía ser, lo que debía hacer y lo que se esperaba de él como Príncipe y siempre había intentado cumplir con las expectativas mientras también intentaba ser él mismo, respetarse como persona. No había cosa que odiara más que alguien, cualquiera, le dijera que él no era así. ¿Quién va saber mejor quien es Technoblade que el propio Technoblade?

 

—¡Pues te guste o no, sí soy así, padre! —replicó el Techno, también levantándose de la silla —. ¡Y te guste o no, Tommy se va a quedar conmigo!

 

—¡Yo me aseguraré de que no sea así! —insistió Philza, su cara comenzando a tornarse roja del enojo —. ¡Porque Tommy no es tu hijo y jamás lo será!

 

El pelirosado sintió como el fuego de su enojo se avivaba, la bilis subiendo por su garganta y más gritos molestos preparándose para salir de su boca. Sin embargo, antes de que pudiera hacer eso, su discusión se vio interrumpida por algo que ninguno de los dos adultos esperaba.

 

—¿No lo soy…? —dijo una pequeña y frágil vocecita.

 

Inmediatamente, tanto Philza como Technoblade voltearon a la puerta, la puerta que el pelirosado había olvidado cerrar, y se encontraron con el pequeño niño rubio, lágrimas volviendo a formarse en sus ojitos azules. Toda la rabia dentro de Techno se transformó en dolor apenas ver lo desconsolado que se veía Theseus, de alguna manera incluso parecía más triste que cuando lo encontró llorando hace unas horas. El pequeño ya había llorado lo suficiente ese día y ahora volvía a hacerlo y de nuevo era culpa de Philza.

 

Antes de que pudiera pensarlo, ya se encontraba prácticamente corriendo hacia el niño para tomarlo en brazos. Techno sintió que se le partía el alma al sentir el cuerpecito de Theseus temblar. Tommy jamás debió escuchar esa discusión. Jamás debió derramar lágrimas por las palabras idiotas de su padre. Jamás debió encontrarse en una situación así. Techno hubiera dado lo que fuera para tomar todo el dolor y la tristeza que el más pequeño sentía en ese momento, pero sabía que no podía hacerlo.

 

—Sí lo eres —aseguró Technoblade, sosteniendo a Tommy entre sus brazos como si así pudiera protegerlo de cualquier cosa —. Tú eres mi hijo.

 

Ni siquiera esperó a que Philza dijera algo más que empeorara la situación, Technoblade salió de la oficina tan rápido como pudo, su corazón estrujándose por la manera en que sentía las manitas de Theseus aferrándose a sus camiseta sin dejar de temblar. Así que Techno pensó en todo lo que había hablado con Wilbur, en su cabeza repitiendo la pregunta “¿Estaría tan mal ser el padre de Tommy?” y su boca respondiendo en voz alta que Tommy era su hijo,  reiterándolo una y otra vez mientras seguía avanzando. Quería que Theseus lo supiera, quería compensar todas las veces que le dijo que no era su padre y que no lo llamara así. En ese mismo instante, Technoblade se prometió que le repetiría esas palabras al pequeño las veces que fueran necesarias para que jamás volviera a dudarlo.

 

—Tú eres mi hijo, Theseus.

 

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De nuevo, había tomado un buen rato para que Theseus estuviera más tranquilo. Techno incluso había pedido algo de té con miel para su hijo y también un café para él. Definitivamente estaba siendo una de las noches más largas de la vida del pelirosado, pero no iba a dejar solo a Tommy, menos con todo lo que había sucedido. De hecho, supo que no lo dejaría dormir solo aquella noche porque el niño había terminado en la oficina de Philza una vez más porque se despertó y Techno no estaba ahí, así que había ido a buscarlo porque no quería quedarse solito. Sin embargo, Techno igual quería cambiarse por ropa más cómoda para dormir, en especial porque quería descansar lo mejor posible luego de todas las emociones que había vivido en las últimas horas; por ello, una vez que su hijo estuvo calmadito le dijo que iría a ponerse la pijama y después volvería para quedarse con él.

 

—¿Así como la primera noche que estuve aquí? —preguntó el pequeño.

 

—Exactamente —asintió Techno —. No tardaré mucho y Steve te acompañará mientras tanto. ¿Está bien?

 

Tommy accedió con una pequeña sonrisa mientras sostenía a Steve y lo colocaba a su lado. El pelirosado le sonrió antes de salir rumbo a su habitación. En cuanto estuvo a solas, Techno sintió el peso del cansancio en sus hombros y también comenzó a pensar en que mañana tendría que enfrentarse a todo lo que había sucedido con su padre. No tiene ni la más remota idea de cómo le iba a explicar aquello a su gemelo, menos porque definitivamente todo había salido de la peor manera posible. De cualquier manera, Techno se convenció de que eso sería un problema para su yo del mañana.

 

El pelirosado respiró profundamente mientras abría sus armario para buscar su pijama más cómoda, pues sentía que era lo mínimo que se merecía en ese momento y no estaría mal darse ese pequeño regalo, especialmente porque era un lujo que no se daba seguido. Normalmente Technoblade simplemente tomaba la primera pijama que se le atravesara, pero eso era porque para esas alturas del día sólo quería dormir, así que no se molestaba en buscar al fondo del armario su pijama celeste favorita; sin embargo, había pasado tanto desde que sacó ese conjunto de ropa que cuando lo hizo notó otra cosa en el fondo de su armario. Ahí había algo que había olvidado que guardó hace muchos años, pero que seguía intacto y perfectamente doblado como lo había dejado.

 

Era una cobija tejida, el diseño era como un tablero de ajedrez alternando cuadrados rosas pastel, blancos y grises, pero con pequeños pompones en cada recuadro que formaban un corazón y también decoraban el contorno de la cobija. Techno se quedó sin aliento unos instantes mientras sacaba dicho objeto del armario, sintiendo que seguía siendo una cobija sumamente suave y recordando cómo fue que llegó a él. Fue hace unos siete años, durante la época en que se anunció que Sally estaba embarazada y fue la propia Sally quien apareció un día en su habitación para hablar con él. Había sido una visita totalmente inesperada, pero había sido todavía más sorprendente el motivo por el cual la pareja de su hermano había ido a verlo. Su cuñada le contó que Philza le había entregado un par de cobijas que había tejido Kristen antes de morir y que había especificado perfectamente para quiénes eran.

 

«Al parecer ella las había dejado como parte de su legado, un pequeño obsequio para las futuras generaciones», le dijo Sally. «Phil mencionó que su esposa mencionó que era para sus futures nietes y por eso me las dio. Se nota que tiene la esperanza de que no sólo tengamos un bebé», la risa de Sally en ese momento incluso fue contagiosa para Techno. «Pero yo creo que  tu mamá tenía la intención de que tú tuvieras ésta».

 

La verdad Techno en su momento no lo había creído, incluso cuando Sally le mostró que la cobija tenía una “T” bordada en la parte inferior mientras que la otra tenía una “W”, pero igual aceptó la cobija aunque no pensaba que tendría hijos. Su plan inicial había sido regalársela a le segunde hije de Wilbur y Sally si eso llegaba a suceder. Lamentablemente eso nunca sucedió… Sin embargo, ahora que se encontraba esa cobija y sentía todo el cariño con el que fue hecha, Techno tenía la sensación de que su madre había hecho aquella cobija sabiendo que algún día llegaría Theseus a su vida. Quizá era totalmente descabellado, pero no sería la primer cosa descabellada y que al mismo tiempo tuviera sentido respecto a Theseus y su madre, así que decidió pensar que realmente su madre había hecho esa cobija para su hijo.

 

Así pues, Techno se cambió rápidamente por su pijama y llevó la cobija al cuarto de su hijo. Esa noche Tommy dormiría envuelto en los brazos de su padre y la cobija de su abuela y Technoblade con la certeza de que al menos su madre había recibido a Theseus como parte de la familia con los brazos abiertos. Quizá aquella noche había estado muy lejos de ser ideal y el mañana seguía siendo algo a lo que se tendrían que enfrentar, pero al menos ahora ambos tenían la certeza de que lo harían juntos, como familia. Eso era más que suficiente para padre e hijo.

 

Y esperaban que así fuera por el resto de sus vidas.

Notes:

Primero que nada, lamento haber tardado tanto en actualizar, no era mi intención tardar tanto jsjsjs. Pero el fin de semestre vino y también pasaron cosas, tal vez tengan que hacerme un pequeño corte en el párpado, pero cosas de la vida, no es nada grave, lo juro JSJSJSJS

Segundo, espero que les haya gustado el capítulo uwu Fue divertido escribirlo, especialmente porque aquí pude poner un par de cosas que y quería escribir. Trataré de traerles otro capítulo este mes para compensar que el pasado no hubo, pero ya veremos cómo van las cosas uwu

Como siempre, muchas gracias por la paciencia y por seguir leyendo. Adoro trabajar en este fic y ver que hay personas que lo disfrutan, así que aprecio mucho los kudos y comentarios que me dejan uwu <3 En fin, recuerden suscribirse para enterarse de las actualizaciones y para más contenido bedrock bros y Dadnoblade :D

Chapter 10: 9. Memories and snowflakes

Summary:

Después de lo ocurrido con Philza, Tommy está intentando seguir con su vida en el palacio y si bien las cosas no se sienten como antes, también hubo cambios para bien. De lo que no se da cuenta es que no es el único que está acostumbrándose a esos cambios.

Notes:

Yo siempre escribo escuchando música, así que ahora quiero hacer mención honorífica a mi amix swiftie que me recomendó canciones de Taylor Swift que pueden aplicarse al Found Family. Probablemente no llegue a ver esta nota, pero igual le agradezco porque utilicé una de esas canciones para este capítulo y utilizaré otras joyitas en el futuro heh >:)

(See the end of the chapter for more notes.)

Chapter Text

Si bien el palacio era un lugar grande, Techno llevaba toda su vida viviendo ahí, así que definitivamente podía decir que conocía bastantes lugares, incluso aunque a veces le daba la impresión de que aparecían lugares nuevos cada cierto tiempo y también desaparecían cuando menos lo esperaba. Sinceramente no se dedicaba mucho a pensar en ello, lo importante es que los lugares que realmente frecuentaba seguían ahí, el resto de cosas que parecían ya no estar en su lugar las atribuía a que fueron cosas que imaginó cuando era niño y corría por todos lados teniendo aventuras fantásticas con su gemelo. De cualquier manera, si había algo que Techno conociera más que el castillo, era su hermano.

 

Los últimos días habían sido bastante atareados para su hermano, lo sabía, y no era pare menos. Tan sólo hace una semana Wilbur les había contado a él y su padre que Sally estaba esperando un bebé. La verdad es que la noticia tomó un tanto desprevenido a Techno, no porque no imaginara que eso no fuera a ocurrir eventualmente, pero más por el hecho de que sentía que había ocurrido muy pronto, pues Wilbur apenas se había comprometido hace unos tres meses y ahora tendría un bebé. Ni si quiera habían llegado a sus 30 años y Wilbur ya parecía avanzar su vida a pasos agigantados. Por supuesto, Techno se alegraba por su gemelo, especialmente porque notaba lo feliz que se encontraba con Sally, sólo que no podía evitar sentirse preocupado ante todo lo que venía hacia su hermano casi como una avalancha. Eran muchas cosas y eso aunado a todo lo que tenía que ver con el gobierno del Imperio podían ser cosas muy abrumadoras, lo sabía.

 

Por eso es que en ese momento se dedicaba a buscar a su hermano y Techno sabía exactamente donde encontrarlo. Si bien durante toda su vida los gemelos se habían hecho de diversos puntos de reunión y escondites, eso aumentó luego de la muerte de su madre. Habían sido tiempos en los que escucharon varias veces a otras personas murmurando sobre lo triste que era que los Príncipes, siendo tan jóvenes, se quedaran sin su mamá; como si ellos no pudieran escucharlos o fueran lo suficientemente estúpidos para no escuchar los comentarios que intentaban disimular. A raíz de esto, Techno y Wilbur se hicieron de un lugar donde pudieran estar tranquilos, ya sea para llorar, acompañarse o sólo respirar un poco. Techno sabía que su padre los mataría si supiera dónde se escondían, mas dejó de importarle cuando habían pasado casi dos años sin que los descubrieran; así que hizo lo mismo que las veces anteriores: salió al balcón de la biblioteca, respiró profundamente y luego comenzó a trepar por el lado izquierdo del balcón, donde los relieves del castillo formaban una clase de escaleras, para así subir hasta un borde lo suficientemente grande donde ambos gemelos podían sentarse, disfrutar de una gran vista y cubrirse de la nieve por el techo que aún lograba cubrirlos (a menos de que fuera una tormenta realmente fea, en cuyo caso habían pactado jamás subir).

 

Tal como lo esperaba, Wilbur estaba ahí, sentado recargado en la pared y con una pierna doblada y recargada en el borde. Technoblade subió con cuidado para sentarse a su lado, aunque a una distancia considerable para no perturbarlo, y soltó un pequeño suspiro una vez que estaba acomodado. El sol ya estaba en su camino hacia el horizonte, pintando el cielo y las nubes de tonalidades naranjas y rosadas.

 

—Hace tiempo que no venías aquí —dijo Techno después de unos instantes en silencio.

 

—Lo sé —respondió Wilbur y luego se encogió de hombros —. Sólo quería un momento tranquilo.

 

—No te culpo, seguro llevas corriendo de un lado para otro todo el día.

 

—Ni lo menciones —bufó el castaño —. Es peor que cuando nos coronaron a los 16 y papá hizo esa fiesta ostentosa con un montón de gente que parecía querer mostrarnos que tenían les mejores hijes para casarse con nosotros.

 

—Agh, ¿por qué tenías que recordarme ese día? —se quejó el mayor —. Estuve a punto de tirarle la bebida a tantas personas sólo para que me dejaran en paz.

 

—Lo sé, no sé cómo es que logramos no explotar ese día —replicó Wil con una risita —. Cuando sea la coronación de mi hije, sólo invitaré gente que elle quiera.

 

Techno simplemente asintió, incluso aunque no estuviera seguro de que su gemelo lo vio. Sí, ese era uno de los temas que quería hablar con su hermano, porque realmente no había tenido la oportunidad de hablarlo con él a solas.

 

—¿Y…? ¿Cómo te sientes con la idea de ser padre? —preguntó el pelirosado.

 

—¿La verdad o la respuesta madura que le di a papá?

 

—Puedes decir las dos si quieres.

 

Wilbur volvió a reír levemente mientras negaba con la cabeza, pero sin despegar su mirada del paisaje frente a ellos.

 

—Bueno, pues estoy cagándome de miedo —confesó Wilbur —. No me malentiendas, no es que no esté seguro de esto. De hecho, yo ya me había hecho a la idea de que la posibilidad de una siguiente generación en realidad estaba en mis manos.

 

—Ja. No sé porqué lo dices —bromeó Techno.

 

—Ya sé, tú eres todo un caza novas —se burló el castaño rodando los ojos, pero luego volvió a su tono serio —. Pero el punto es que ser padre es algo tan… complicado. No sé cómo voy a lograr que ese bebé sea una buena persona. No sé cómo voy a enseñarle qué es el bien y qué es el mal. No sé cómo voy a enseñarle qué es lo justo y que no lo es. ¡Ni siquiera sé cómo voy a enseñarle que no se olvide comer! ¡Eso aún se me olvida a mí a veces!

 

Techno miró atentamente a su hermano. Sí, lograba ver en su mirada oscura su preocupación por todo lo que acababa de enlistar y por mucho más, pero también había otro sentimiento ahí en medio de la tormenta, uno difícil de ignorar, así que se quedó en silencio para permitir que Wilbur continuara hablando.

 

—Pero… al mismo tiempo —continuó su gemelo, su mirada reflejando el atardecer —, también me siento muy feliz y emocionado. Es un bebé, alguien completamente nuevo que vendrá a nuestras vidas y la verdad es que yo espero poder hacer un trabajo lo suficientemente decente como para que ese bebé sea como Sally y… como tú.

 

El mayor lo miró con sorpresa. De todas las cosas que pudo decir Wilbur esa era una de las últimas que hubiera imaginado, incluso se le olvidó cómo respirar durante unos instantes, pero volvió a recomponerse cuando su hermano se volteó para devolverle la mirada.

 

—¿Como yo? —preguntó Technoblade, aún tratando de asimilarlo.

 

—Sí —respondió Wil, como si no estuviera creando un mundo nuevo de posibilidades para Techno —. Sé que no suelo decírtelo, y más te vale no echármelo mucho en cara, pero eres un modelo a seguir para mí, Tech. Eres valiente, inteligente, sabes salirte con la tuya y, aunque no te lleves con mucha gente, eres muy amable y cálido con las personas que te importan. Eso es lo que yo quiero para mi hije y, si bien Sally y yo nos encargaremos de la mayoría, igual me alegra que vayas a estar cerca para nosotros y ese bebé.

 

Techno le sonrió levemente a su hermano. Wilbur sería el único que notó que la mirada rojiza del pelirosado se cristalizó un poco, pero no lo mencionaría.

 

—Por supuesto que estaré ahí —aseguró el mayor —, tanto para ti, como para Sally y también para mi sobrine. Quizá ahora te estés muriendo de miedo, pero yo creo que vas a ser un gran padre, y más te vale tampoco echármelo en la cara.

 

Ambos hermanos rieron. El sol comenzó a desaparecer en el horizonte y ambos sabían que esa era su señal para volver al interior del castillo.

 

—Bueno, yo también creo que serías un buen padre —dijo Wilbur.

 

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La vida en el castillo parecía ir mejorando de nuevo, en especial después de lo que pasó antes con… Bueno, realmente a Tommy no le gusta pensar mucho en eso, prefería mucho más pensar en todas las cosas buenas que habían pasado recientemente. Por ejemplo, su papá ya no le dice que no es su hijo, de hecho le dice constantemente que son familia y eso hace a Tommy muy feliz. Sabía que la Mujer Gigante no le había mentido, sólo que el ese día había estado un tanto sensible, lo cual no era malo y no lo hacía menos valiente (su papá le había asegurado eso, de hecho le dijo que era el niño más valiente que conocía), así que por eso había dudado un poco lo que le dijo la Mujer Gigante.

 

Además de que su papá ya lo llamaba hijo, otra cosa buena que pasó es que ahora tenía una cobija muy cómoda y calientita con la que se acurrucaba por las noches con Steve entre sus brazos y junto a su papá. Por si fuera poco, su padre también había comenzado a quedarse con él hasta que se durmiera sin que se lo pidiera, incluso le leía algunas historias muy entretenidas para dormir. Tommy disfrutaba mucho de las historias de grandes héroes y cómo es que trataban de hacer lo mejor posible por hacer lo correcto, aunque no siempre salía bien y eso era algo que el niño lamentaba; obviamente se lo dijo a sus papá, pero él sólo le dijo que había cosas en la vida que no se podían controlar y que a veces cosas malas pasaban, pero que eso no quería decir que siempre tenía que verse lo malo sobre lo bueno. La verdad su papá dijo muchas palabras en ese momento y Tommy estaba muy soñoliento como para recordar absolutamente todo.

 

El punto es que Tommy estaba feliz de poder vivir en el castillo y sentirse más unido a su familia (o al menos a la mayoría). También comenzaba a hacer nuevos amigos en el castillo, como Antipater, el tipo que constantemente iba de verde y siempre parecía saber dónde estaba su papá, lo cual era de gran ayuda para Tommy cada que tenía muchas ganas de enseñarle algo y también le agradaba Antipater porque siempre le mostraba el camino correcto para llegar mientras platicaban de cualquier cosa que quisiera Tommy; en una ocasión se la pasaron hablando de rocas y conejos hasta que llegaron a la oficina de su papá y ahí aprendió que había rocas que con mucha presión, calor y tiempo se volvían muy brillantes y se les llamaba diamantes. Y por supuesto que también estaba Sam, el guardia que ya alguna vez lo acompañó y ahora también se aseguraba de que no se fuera tan lejos cuando jugaba con Fundy e incluso se unía a sus juegos en ocasiones; como la vez que hicieron una fiesta de té en la que estuvieron los peluches de Fundy, Steve, el par de primos y Sam, Fundy “preparó” té de pastel de chocolate y Tommy galletas de tarta de manzana, Sam dijo que todo estuvo delicioso (obvio Steve dijo que las galletas fueron lo mejor). No obstante, lo que para Tommy fue lo mejor fue que ahora Tommy tenía su propia tutora, Puffy, una mujer mucho más divertida que le profesore Telémaco, el niño lo supo apenas vio su cabello esponjado, largo y bicolor —Tommy le dijo que si su cabello tuviera manchitas en lugar de estar dividido el color a la mitad sería como juntar a una oveja y una vaca— y no se equivocó en pensar que pasaría buenos ratos con Puffy.

 

Así pues, el más pequeño de la familia real había creado una nueva rutina. Primero, su papá lo despertaba por la mañana y Tommy no se levantaba de la cama hasta que su papá lo abrazara o le hiciera cosquillas (un día hasta le dio besitos en la mejilla, pero Tommy no diría lo mucho que le gustó eso). Después, el rubio se cambiaría la pijama, su papá cepillaría su cabello y ambos se asegurarían de llevar a Steve antes de salir de la habitación. Lo siguiente sería ir a desayunar, a veces en el camino se encontraban con Antipater y los adultos hablarían de cosas aburridas que no le interesaban en lo más mínimo a Tommy, así que se colgaría de la pierna o brazo de su papá para que se apresurara; al llegar al comedor, se encontrarían con Wilbur y Fundy para tener un desayuno tranquilo mientras hablaban de cualquier cosa que se les ocurriera (Philza ya no estaba presente en los desayunos, pero Tommy trataba de no pensar en ese detalle). Luego su tío y su primo se irían por su lado mientras su padre lo llevaba con Puffy, con quien pasaría unas buenas horas jugando, haciendo manualidades y aprendiendo algunas cosas interesantes; Tommy realmente disfrutaba las clases con Puffy, en especial porque no había nada de flores fétidas y Puffy lo dejaba hablar mucho. Más tarde, Tommy tomaría un pequeño bocadillo aún con Puffy y una pequeña siesta abrazando a Steve mientras Puffy acomodaba lo que ocuparon ese día. Posteriormente, su padre pasaría por él y conversarían de todo lo que Tommy hizo con Puffy mientras comían algo —sin brócoli— y por lo general el tío Wilbur y Fundy los acompañaban. El resto del día variaba un poco, pero era más que nada jugar o pasar el tiempo, a veces con toda su familia (menos Philza), a aveces con su tío y su primo, a veces con su papá solamente; sin lugar a dudas, ese era el momento favorito de Tommy. Por último, tocaba cenar de nuevo en familia, luego su papá le daba un baño y finalmente iban a dormir.

 

La verdad es que Tommy estaba feliz con pasar sus días así, incluso aunque aún le daba miedo el pasillo donde estaba la oficina de Philza y también había dejado de hacer coronas de flores, de todas formas estaba encontrando nuevas maneras de divertirse. Por ejemplo, con Puffy ha estado dibujando mucho y ahora también está intentando aprender cómo hacer figuras de papel, aunque aún no es tan hábil como su tutora que hace los mejores aviones de papel del mundo. Sin embargo, aunque la mayoría de sus actividades tuvieran que ser dentro del castillo por el clima, el pequeño también estaba muy interesado en salir, por eso le había estado preguntando a su papá si podían salir a jugar aunque sea un rato, pero el mayor le había estado diciendo que tenían que esperar a que el clima mejorara.

 

—Pero quiero salir a jugar —se quejó Tommy haciendo un puchero.

 

—Lo sé, Theseus, pero hay una tormenta y no podemos salir todavía —respondió su padre.

 

Tommy se tiró en el sillón donde el mayor estaba sentado, colocando su cabeza en el regazo de su padre y soltando un quejido.

 

—Ya me aburrí de estar aquí adentro.

 

—No es tan malo —replicó su papá mientras jugaba con los rizos dorados de Tommy —. Aquí adentro todavía podemos hacer cosas.

 

—¿Cómo qué?

 

El mayor pareció quedarse unos momentos pensando, pero luego su mirada rojiza se posó en una ventana y sus ojos se iluminaron. Antes de que Tommy pudiera preguntar qué pasaba, el pelirosado volvió a mirar al pequeño.

 

—Ya sé. Hay que contar historias de copos de nieve —dijo sus padre.

 

—¿Y eso cómo se hace? —preguntó Tommy con curiosidad.

 

—Es algo que yo hacía con tu abuela hace muchos años —comenzó  contar —. Llevábamos cobijas y almohadas frente a un ventanal del castillo, nos acomodábamos, a veces llevábamos chocolate caliente y mientras veíamos los copos de nieve caer elegíamos un copo cada uno. Luego, cada quien contaba una historia sobre el copo de nieve, podía ser que tu copo sea un héroe, un caballero, una poderosa hechicera, une rey de una tierra lejana o lo que tú quieras.

 

—¡Oh! —dijo Tommy emocionado y luego levantó sus puños mientras sonreía ampliamente —. ¡Quiero contar historias de copos de nieve! ¡Vamos a contar historias de copos de nieve!

 

Su padre le devolvió la sonrisa y lo miró de una manera que Tommy sentía que acababa de darle un abrazo. Aún no sabía cómo es que su papá podía darle esa sensación tan cálida y segura con tan sólo una mirada, pero por algún motivo el resto parecía entenderlo muy bien porque el menor le había preguntado a su tío y hasta a Puffy porqué las miradas de su papá se sienten así, pero los dos le contestaron que debería preguntarle a Techno, pues seguro le gustaría la respuesta; aunque Tommy no se había animado a preguntar y obvio no era porque tuviera miedo, es muy grande para eso, sólo lo ponía un poco nervioso que se mantuvieran tan misteriosos, era todo.

—De acuerdo, de acuerdo —respondió su papá —. Iremos a contar historias de copos de nieve si tanto insistes.

 

—¡Sí! —exclamó el rubio —. ¿Steve puede venir?

 

—Por supuesto, es uno de sus juegos favoritos, así que seguro le gustará ir.

 

Y así, ambos se levantaron para ir por todo lo que necesitaban. Tommy estaba emocionado por probar algo nuevo, Techno estaba nostálgico por hacer de nuevo algo que amaba hacer de niño, pero ambos estaban felices de poder compartir ese momento juntos. Así como antes esa actividad era de Techno y su mamá, ahora se volvía también de Tommy y eso le llenaba el corazón a Technoblade de una manera que no sabía que era posible.

 

Esa tarde, un par de ojos rojos y atentos y un par de ojos azules y cálido miraron el caer de los copos de nieve por el gran ventanal del palacio, disfrutando del momento y de grandes historias. Ninguno se daba cuenta del par de ojos azules y gélidos que los observaban a ellos. Y vaya que estaban atentos a lo que hacían.

Notes:

¡SÍ PUDE ACTUALIZAR DOS VECES ESTE MES! ¡PIDAN UN DESEO!

La verdad disfruté mucho de escribir este capítulo y creo queme inspiré bastante en hacer más descripciones y contar cosas porque hay párrafos que me quedé de: ¿a qué hora quedó de ese tamaño? JSJSJSJS

Espero que les haya gustado :D Éste es un pequeñito respiro, porque se vienen capítulos no tan dulces :)

Muchas gracias por todos los comentarios, significa mucho para mí que estén disfrutando tanto la historia y espero siga siendo así <3 Como siempre, les recuerdo que pueden suscribirse a la historia para enterarse primero de las actualizaciones y también pueden suscribirse a mi perfil para más contenido Bedrock bros y Dadnoblade uwu

¡Nos vemos el próximo mes para otro capítulo más!

Chapter 11: 10. The choices of a father

Summary:

Después de que Tommy ya está prácticamente asentado en el palacio, aún es posible notar algunas tensiones en el palacio, en especial respecto a Philza. No es como que el menor no se dé cuenta de que su padre y su tío se comporten diferente cuando se hace mención del Emperador.

Tommy no sabe cómo ayudar a que las cosas mejoren, al menos no lo sabe hasta que recibe una visita inesperada.

Notes:

ESTOY VIVE Y ACTUALICÉ LUEGO DE MESES. JURO QUE VALIÓ LA PENA LA ESPERA.

Como recomendación, escuchen "Would've, Could've, Should've" de Taylor Swift, fue una de las canciones que escuché para escribir este capítulo. Disfruten :)

TW: Intento de secuestro y mención de aborto

(See the end of the chapter for more notes.)

Chapter Text

—Estoy embarazada.

 

Desde que esa frase salió de los labios de la mujer, supo que había una cosa de la que se aseguraría cueste lo que cueste: evitar una guerra armada. Quizá no se trataba del pensamiento más feliz que una persona puede tener al enterarse de una buena noticia como aquella y Philza realmente se regocijaba por saber que tendría une hije con el amor de su vida, sólo que también sabía que con ello las cosas cambiarían. Ya no sólo serían Kristen y él, habría pronto otro ser que dependería unos buenos años de ellos dos y eso hizo que de inmediato el Emperador recordara un poco de cómo fueron sus propios padres y su infancia.

 

Recordó las mañanas con galletas de mantequilla, las tardes de jugar mientras su madre tejía y las noches cuando su padre besaba su frente para desearle buenas noches. Recordó los abrazos, palabras de aliento, regaños y felicitaciones. Y recordó el miedo. Sí, en un principio había sido una infancia tranquila, una que tode niñe debería tener y una como la que deseaba para su bebé; no obstante, después de sus ocho años las cosas cambiaron radicalmente y Philza no pudo hacer nada más que ver cómo su mundo se desmoronaba. Durante esa época, una nación que se había levantado hace una década a unos kilómetros al sureste del Imperio Antártico decidió que quería los recursos y tierras del Imperio, así que comenzó un conflicto armado.

 

Todo había comenzado una mañana cualquiera, recién había acabado el desayuno y Philza estaba tomado de las manos de sus padres, los tres caminaban hasta la sala donde el infante tomaba sus tutorías. Su madre mencionó que esa noche durante la cena le contarían algo importante, lo cual emocionó muchísimo a Phil, imaginando toda clase de cosas que podrían ser y, por ese instante, todo era maravilloso. Luego llegó el Consejero de su padre y todo comenzó a cambiar. Su padre se fue corriendo, sin siquiera desearle suerte a Philza como usualmente, y no volvió a verlo en mucho tiempo. Al final la cena para anunciar la cosa importante tuvo que esperar, su madre le dijo que esperarían a que su papá volviera del viaje que hizo de improvisto y Philza aceptó. Las cosas eran muy confusas para el rubio en ese punto, no lograba entender porqué ahora ya no pasaba tanto tiempo con sus padres como antes, ahora prácticamente lo cuidaba la servidumbre del palacio y cuando preguntaba por su madre, le respondían que estaba ocupada y no podía ir a verlo.

 

Fue por murmullos en el palacio que Philza supo que se estaba llevado acabo una guerra y aunque en un incio realmente no sabía qué era eso, su tutor le explicó un poco cuando le preguntó. Sin embargo, tardó unos meses en entender que realmente lo que le dijo el tutor no se le acercaba a lo que era una guerra en verdad, porque durante una breve visita que hizo al pueblo con guardias hubo un ataque. Philza no durmió bien durante meses y había noches en las que aún se despertaba sudando frío por las pesadillas. Ojalá hubiera podido decir que las cosas mejoraron luego del ataque, pero no fue así. La guerra terminó unos meses después de que Philza cumplió 17 años, se supone que el Imperio Antártico ganó, pero también perdió mucho. Phil perdió a su padre, también une hermane (a sus 14 se enteró de que cuando inció la guerra su madre estaba embarazada y tuvo un aborto espontáneo debido al estrés) y perdió de igual manera el espíritu alegre de su madre.

 

Aquella fue de las épocas más complicadas por las que ha pasado Philza, en especial porque tuvo que trabajar mucho para volver a levantar al Imperio luego de la guerra y sólo tuvo a su mamá para ayudarle con eso por un par de años más antes de sucumbir ante la tristeza. Parte de Philza culpaba a su madre por abandonarlo con un Imperio que atender a sus 19 años, pero también sabía lo mucho que le afectó la muerte de su padre y era consciente de que ella luchó todo lo que pudo para ayudarlo y estar ahí, sólo que sus sentimientos pudieron más con ella.

 

Eso no era lo que quería para su hije. Mucho menos cuando supieron que se trataba de gemelos.

 

Por ello, Philza dedicó su vida a criar a sus hijos, mostrarles amor y hacer todo lo posible por prevenir una siguiente guerra. Se mantuvo cauteloso con otros reinos, jamás siendo suficiente precaución, Kristin le dijo que tal vez era un poco paranoico, pero el Emperador no iba a arriesgar a su familia, no ahora que volvía a tener una.

 

Philza juró que no habría nada que no haría por el bien de sus hijos, que no habría nada que lo doblegara, y eso se mantuvo firme cuando perdió a su amada Kristen. Él no repetiría lo que ocurrió con su propia madre, no dejaría a sus pequeños Techno y Wilbur aunque su corazón no dejara de llorar por Kristin por el resto de su vida.

 

—Todo por ellos…

 

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Las cosas en el palacio todavía se sentían diferentes. Aún no había señales de sus abue- de Philza, incluso parecía que tanto su papá como su tío evadían hablar sobre el tema y Tommy no podía evitar sentirse un poco triste por eso. Es que no debía ser bonito no hablar de tu papá, Tommy no podría hacer eso porque quiere mucho a su papá y le gusta hablarle a la gente de lo genial que era y las cosas que hacían juntos. Por supuesto, intentó hablar con su padre al respecto, pero él le aseguró que todo estaría bien, que era un asunto del que se encargaría con Wilbur y el propio Philza y que no tenía que preocuparse al respecto. Ojalá fuera tan fácil para Tommy.

 

—No sé qué hacer, Steve —dijo el niño rubio que estaba sentado frente al peluche con una expresión pensativa —. Quiero que papá esté feliz y quiero ayudar, pero… no sé cómo.

 

Hmmm… suena a que las cosas están algo enredadas” respondió Steve.

 

—Ya sé, es aún peor que el acertijo de la lagartija que nos dijo Puffy el otro día —concordó Tommy.

 

“¿Y si… hacemos galletas para Techno?” sugirió el peluche.

 

—No, ya lo hicimos la otra vez y hoy Nikki no está en el castillo —replicó el rubio recostándose en las colchonetas —. Los adultos son raros, en especial Philza.

 

A Tommy le gustaba acostarse boca arriba, el techo del castillo tenía cosas muy interesantes. En la mayoría de las habitaciones había “cadenlabros” (o algo así los llamó su papá) colgados en el techo, los cuales brillaban muy bonito con la luz, en especial la del sol al amanecer o al anochecer porque hacía líneas mágicas arcoíris por todos lados. Además, todos los techos en el palacio son súper altos, así que Tommy suele estirarse para intentar alcanzarlos, incluso estando acostado como ahora porque sabe que un día será lo suficientemente alto para lograrlo. Sin embargo, su techo favorito era el del salón que le mostró su padre hace poco cuando contaron historias de copos de nieve, pues ese techo tenía dibujos pintados a lo largo de todo le salón y Tommy no dejaba de maravillarse con eso. Esperaba que cuando fuera lo suficientemente alto también pudiera pintar cosas bonitas en los otros techos del palacio.

 

“Sí, pero es Philza” dijo Steve “Yo creo que es el único que puede arreglar las cosas”

 

—Tienes razón, Steve.

 

—¿También hablas con Steve? —dijo otra voz, haciendo que Tommy se sobresaltara un poco.

 

El menor tomó asiento de nuevo y se dio cuenta de quién estaba ahí. Definitivamente no era Puffy, quien había ido al baño según le dijo a Tommy. Oh, no. Pero sí se trataba de alguien que Tommy conocía.

 

—Techno también solía charlar con Steve —continuó Philza con una pequeña sonrisa, un gesto que nunca había sido dirigido a Tommy.

 

Aquello lo confundió tanto que el más joven volteó para asegurarse de que Philza no le estuviera hablando a alguien más, pero él era el único en la habitación además de su abuelo y Steve. Por un momento Tommy se preguntó si tenía poderes mágicos como para que Philza hubiera aparecido de la nada cuando estaban hablando de él hace unos instantes, porque de ser así no estaba seguro de querer ese poder.

 

—Creo que te preguntas qué hago aquí, ¿no? —dijo el mayor, ya que Tommy no dijo nada.

 

El niño asintió, su mano inconscientemente estirándose para tomar a Steve y abrazarlo. No es que tuviera miedo, sólo… Steve estaba un poco solito.

 

—Quería hablar un momento contigo —explicó Philza —. Primero quiero disculparme por lo que ocurrió la última vez que nos vimos. La verdad no me sentía muy bien ese día y dije cosas sin pensar.

 

Tommy sabía que había días en los que las personas no se sienten muy bien, como el otro día que Fundy estaba triste porque extrañaba a su mamá y no quiso jugar ni estar con él, por eso su papá y Puffy le hablaron de los sentimientos que no se sienten bien y lo que pasa cuando las personas se sienten así. El enojo y los gritos era una de las cosas que podían pasar, aunque no era lo ideal, así que eso tenía sentido con lo que pasó aquella noche y aquella tarde con Philza.

 

—Está bien, te disculpo —murmuró Tommy

 

—Muchas gracias —Philza volvió a sonreír un poco, esta vez acercándose más para sentarse cerca del niño —. También quería hablar contigo de otra cosa. ¿Has notado que Techno o Wilbur han estado un poco raros?

 

—Sí… un poco.

 

—¿Se ven tristes?

 

Tommy volvió a asentir con una pequeña mueca. No le gustaba ver a su padre y a su tío así.

 

—¿Te gustaría ayudar a cambiar eso?

 

El menor miró al otro con sorpresa. Era como si sus poderes mágicos también hubieran cumplido con encontrar una manera de ayudar a su familia. Tal vez sí quería esos poderes después de todo.

 

—¡Sí! ¡Eso es todo lo que quiero! —asintió con entusiasmo.

 

—Bueno —la sonrisa de Philza creció, pero Tommy no se dio cuenta de lo que había detrás de esa sonrisa —, entonces te diré cómo puedes ayudar.

 

✧⸻⭒❅⭒❅⭒❅⭒❅⭒❅⭒❅⭒❅⭒❅⭒⸻✧

 

Desde que su papá empezó a decirle “hijo” había más momentos divertidos en la vida de Tommy, pero la noche se abría paso para ser la parte favorita de Tommy de todo el día. Sí, era divertido jugar Fundy, aprender con Puffy y bromear con su tío; mas acurrucarse en cobijas suavecitas con su papá era mucho mejor. Nadie podía culparlo, su papá daba los mejores abrazos y parecía que a diario entraba más gestos que le demostraran su cariño. Precisamente un gesto de esos fue lo que determinó que la noche fuera el momento favorito de Tommy.

 

—¿Me puedes cantar mi canción favorita? —preguntó el rubio con una sonrisa.

 

—¿Otra vez? —replicó su padre en tono divertido —. Ahora veo porqué Wilbur te comenzó a mandar conmigo para eso. La pides cada noche y a veces quieres que la cante una y otra vez.

 

—¡Es que es la mejor canción del mundo! —se quejó Tommy.

 

—Tienes suerte que soy una persona preparada, Theseus —-dijo el mayor mientras se levantaba de la cama.

 

El más pequeño se sentó en la cama ladeando la cabeza.

 

—¿A dónde vas, papá?

 

—Te tengo una sorpresa.

 

Tommy soltó un sonido sorprendido al mismo tiempo que daba pequeños saltitos en la cama. ¡Nunca había recibido un sorpresa! ¡Y su papá le había traído una!

 

—¿Qué es? ¿Qué es? —preguntó, la emoción desbordándose de su voz.

 

—Calma, no vayas a caerte de la cama —respondió su papá cuando volteó a verlo luego de tomar una caja con una figura extraña.

 

—Pero quiero saber —se quejó Theseus, alargando la última vocal.

 

—Entonces sé paciente.

 

Tommy soltó un bufido, pero trató de hacer caso. Por su parte, Techno volvió a acercarse a la cama y colocó la extraña caja sobre las cobijas de manera que la cara más grande de la caja estuviera viendo al techo. El niño gateó un poco para quedar cerca de la caja y observó con suma atención la caja con lo que suponía que era la sorpresa. Pudo escuchar otra risita de su padre, pero no le hizo caso.

 

El pelirosado llevó sus manos a un lado de la caja para abrir un par de broches y posteriormente abrió la cara en su totalidad, dejando a la vista otra cosa que Tommy jamás había visto. Lo que fuera, tenía forma de “8” con una cola extraña y tenía cuerdas, era un poco similar a la guitarra de su tío Wilbur, pero esto era más pequeño y también tenía menos cuerdas.

 

—¿Qué es eso? —preguntó Tommy.

 

—Es un violín —contestó su padre mientras sacaba el “violín” tomándolo de la parte más delgada y colocando la más gruesa en su hombro.

 

—¿Con eso puedes hacer música como la guitarra de tío Wilby?

 

—Algo así —asintió el mayor, comenzando a tocar cuerda por cuerda y moviendo las orejitas raras del violín.

 

Le parecía que su tío también hacía eso con su guitarra, Tommy le preguntó qué hacía pero se le olvidó el nombre. Sin embargo, el rubio se dio cuenta de que definitivamente el violín era diferente a la guitarra cuando su papá sacó un palo de la caja y comenzó a pasarlo por las cuerdas, haciendo un sonido muy diferente.

 

—Primero que nada, perdón si esta no es la mejor versión de tu canción favorita —dijo su papá mirándolo a los ojos —, hace mucho no toco el violín de manera constante, pero daré mi mejor esfuerzo, ¿sí?

 

Tommy asintió de inmediato con una enorme sonrisa. Realmente quería escuchar más del violín, en especial si lo tocaba su papá porque nunca lo había escuchado tocar un instrumento.

 

Mientras tanto Technoblade respiró profundamente. Había ensayado un poco con ayuda de Wilbur, pero aún así se sentía algo nervioso de tocar; quizá sonaba un tanto ridículo tomando en cuenta que se trataba de un niño pequeño, ha hecho cosas mucho más difíciles frente a cientos de personas, así que se supondría que aquello no debía significar gran reto para él. Sin embargo, lo era porque no se trataba de cualquier niño pequeño, era Theseus, su niño pequeño, su hijo. Así que nadie puede culparlo por estar nervioso.

 

Poco se imaginaba Techno que desde la mirada de su hijo estaba haciendo magia cada que movía el arco y sus dedos por las cuerdas. Tommy sentía que su canción favorita cobraba un nuevo sentido, cobraba vida frente a sus ojos. ¡Era sorprendente! ¿Cómo le hacía su papá para con un palo y un violín  hacer sonar una canción así? Los sonidos eran suaves y fuertes al mismo tiempo, como si fuera una galleta; contrario a los sonidos suaves y líquidos, como un té con leche (sólo lo probó porque vio que Puffy lo tomaba así), que hacía sus tío con la guitarra. El menor se sentía fascinado por lo diferente que podía sonar una misma canción y hasta lo diferente que se veían las personas tocando música, porque su papá ahora parecía envolverse a sí mismo en la música, su cabello también parecía bailar al ritmo de la melodía por sus movimientos al tocar el violín.

 

Después de la última nota, Tommy supo que quería escuchar tocar a su papá tocar el violín todas las noches y en cada oportunidad que tuviera. Estaba seguro de ello.

 

✧⸻⭒❅⭒❅⭒❅⭒❅⭒❅⭒❅⭒❅⭒❅⭒⸻✧

 

Tommy ya no estaba seguro de querer ayudar.

 

No lo malentiendan, sí quería hacer algo para que su papá estuviera feliz y su tío también, sólo que el plan de Philza comenzaba a no gustarle mucho, incluso aunque el mayor insistiera que era la única manera de arreglar las cosas. Las cosas comenzaron a sentarle mal desde que Philza insistió que salieran del cuarto donde estaban, el lugar que Puffy siempre le indicó que no saliera si no era con ella, su papá o su tío, pero Philza insistió que él es el Emperador, así que no habría ningún problema. Luego, Philza comenzó a llevarlo por los pasillos del palacio aunque él no supiera hacia dónde iban y lo hacía tirando de su mano, llevándolo más rápido de lo que estaba acostumbrado Tommy para caminar, de hecho, ya se había tropezado un par de veces y Philza había tenido que detenerse para levantarlo y luego seguir.

 

El niño comenzaba a sentirse cada vez más inseguro de ayudarle a Philza, en especial cuando se detuvieron cerca de una puerta que daba hacia afuera y Philza soltó su mano mientras le indicaba a alguien de la servidumbre que le pusiera un abrigo rápido. Tommy ni siquiera pudo preguntar para qué, pues comenzaron a ponerle el dichoso abrigo y tuvo que enfocarse en sostener a Steve para que no se cayera. De cualquier manera, Philza parecía estar hablando con un soldado sobre algo que Tommy no alcanzaba a comprender. Todo estaba pasando muy rápido. Sin poder evitarlo, el más pequeño comenzó a sentir lágrimas en sus ojos. Quería a su papá ahí.

 

—Phil —dijo Tommy una vez que le pusieron el abrigo y pudo tirar levemente de la manga de su abuelo —. Quiero ver a papá.

 

—No puedes, vamos a ayudar a que esté feliz —replicó Philza, la amabilidad con la que lo había tratado antes parecía desvanecerse rápidamente, regresando al gélido Emperador de antes —. ¿Recuerdas?

 

—Pero estoy asustado —insistió Tommy, algunas lágrimas escapando de sus ojos.

 

Philza rodó los ojos y suspiró.

 

—Realmente no tengo tiempo para esto —dijo el Emperador rodando los ojos y luego dirigiéndose de nuevo al soldado —. ¿Está listo el carruaje?

 

—Todo está tal y como lo ordenó, Majestad —contestó el soldado.

 

—Bien.

 

Antes de que Tommy pudiera reaccionar, sus pies dejaron de tocar el suelo porque Philza lo había tomado en brazos. Lo había hecho tan de repente que Tommy soltó a Steve por error y comenzó a ver cómo se alejaban del peluche porque Philza estaba avanzando.

 

—¡Espera! —alertó Tommy extendiendo sus brazos hacia donde estaba su peluche —. ¡Steve se quedó atrás!

 

—No importa, ni siquiera es tuyo —respondió con rudeza Philza, sin detenerse.

 

Todo estaba mal. Absolutamente mal. Theseus estuvo seguro de ello apenas notó que iban a intentar meterlo en un carruaje, así que supo que tendría que hacer lo que fuera para evitar que lo metieran. Comenzó por aferrarse con todas sus fuerzas a Philza para que no pudiera soltarlo, no le importaba lastimarlo, estaba demasiado asustado para pensar en ello.

 

—¡No quiero ayudar! ¡Quiero a mi papá! —comenzó a gritar.

 

—¡Suéltame, niño! —se quejó Philza, intentando quitárselo de encima sin éxito —. ¡No volverás a ver a Techno! ¡Ni siquiera es tu padre y nunca lo será! ¡Vas a ir a un orfanato lejos de aquí como debió haber sido desde el principio!

 

—¡NO! —dijo Tommy tan fuerte como pudo —. ¡PAPÁ! ¡PAPÁ!

 

Tommy podía sentir como lograban hacer que se soltara de Philza, le dolía la manera en que lo jalaban, nadie nunca lo había tratado de esa manera. Pero no iba a rendirse. Siguió gritando mientras ahora se sostenía del borde de la entrada del carruaje para que no lograran meterlo, sentía que si lo lograban, entonces realmente no volvería a ver a su papá jamás. Lloró y gritó con más fuerza al tan sólo pensar en eso.

 

—¡Ya suéltate! —exclamó Philza.

El menor estaba a punto de decirle que no lo haría, pero otra voz apareció antes.

 

—¿¡Qué demonios está pasando aquí!?

 

Tommy jamás había escuchado la voz de su papá tan molesto y jamás pensó que podría sentirse tan aliviado por ello.

Notes:

Ustedes no tienen ni idea de cuánto esperaba llegar a esta parte. Éste es uno de esos momentos que tenía en mente desde que planeaba esta historia, sólo que en ese tiempo aún no sabía todo lo que pondría para llegar jsjsjsjs. Disfruté muchísimo escribir esto y espero que ustedes también disfrutaran la lectura uwu

Ojalá pudiera decir que tengo una excusa digna de una nota de autor de Ao3 sobre mis motivos para no actualizar en meses, pero no la tengo jsjsj. Sólo disfruté de mis vacaciones, tuve mis momentos lidiando con mis mommy issues y también me hundí por completo en el mundo de ser une Swiftie (eso debió verse venir por notas de autor anteriores jsjsjs). En fin, la idea es volver a retomar mis actualizaciones mensuales, así que nos vemos el próximo mes, mi gente uwu (Intentaré que sea antes, pero no prometo nada).

Como siempre, les agradezco los comentarios y kudos, siempre me saca una sonrisa que hay gente disfrutando mi historia escrita en español sobre un fandom en inglés mayoritariamente jsjsjs. Pueden suscribirse a la historia para enterarse antes que nadie de las actualizaciones y también pueden suscribirse a mi perfil para más contenido de Bedrock bros y Dadnoblade uwu <3

Cuídense :D

Chapter 12: 11. Little fingers and big words

Summary:

Technoblade descubre el plan de Philza y ahora todes tendrán que empezar a lidiar con las consecuencias. No hay vuelta atrás.

Advertencias: Ataque de pánico inferido

Notes:

Esto es una poderosa combinación de escribir escuchando a Shakira y a Taylor Swift. Eso dice bastante.

(See the end of the chapter for more notes.)

Chapter Text

Cada que alguien tocaba su puerta a esas horas y no se trataba del típico tocar de Antipater que ya tenía memorizado, Techno sabía que significaba que algo había pasado, que había algo fuera de lo normal. A veces podía ser algo relativamente simple como que su padre lo llamaba para informarle sobre lo ocurrido en una reunión importante o su hermano venía a buscarlo porque necesitaba alguna cosa. Sin embargo, también han habido ocasiones en las que ha sido por circunstancias más graves, como el día que ocurrió la tragedia de Sally, la ocasión en la que Fundy se rompió el brazo jugando o… la vez que su hermano ebrio entró a su oficina llorando por su difunta pareja. Estaba demás decir que, de cualquier modo, Techno no era muy fan de las veces que interrumpían su rutina.

 

Por ello, levantó de inmediato su mirada cuando alguien tocó, eran golpes firmes y un tanto apresurados sin llegar a agresivos. Esos no eran golpes de Antipater. Technoblade contuvo unos instantes la respiración y dejó los papeles que estaba leyendo en su escritorio. «Algo pasó».

 

—Adelante —indicó en voz alta.

 

La puerta se abrió de inmediato, dejando a ver a uno de los guardias del palacio, uno con el que Techno realmente no había hablado mucho, pero veía de vez en cuando en los pasillos y en la zona de entrenamiento. Tenía cabello blanco como la nieve, era un poco más bajo que el príncipe y tenía un poco de barba en su mentón; pero había dos cosas que llamaban su atención: la primera es que tenía ojos verdes, algo que sólo era común de las personas que venían de la periferia del Imperio (algunes decían que eso se debía a que eran los que estaban más cerca de las zonas cálidas), y la segunda era que respiraba un poco agitado, como si se hubiera dado prisa en llegar hasta donde estaba Technoblade.

 

—Lamento importunarlo, Majestad —dijo el soldado —. Pero esto se trata de una situación extraordinaria y tenía que notificarle de inmediato.

 

—¿Qué sucede? —preguntó el pelirosado, sus alarmas encendiéndose de golpe.

 

—Tiene que darse prisa, en este momento están intentando llevarse al niño rubio, el que, si he escuchado bien, está bajo su protección.

 

De todas las posibles respuestas, esa era una que definitivamente no esperaba. El miedo se disparó en su interior haciendo que se levantara de golpe, pensando en todo lo que implicaba lo que aquel soldado acababa de decirle y tratando de digerir que alguien estaba intentando llevarse a Theseus, a su hijo. Su corazón comenzó a latir con fuerza, apenas era capaz de escuchar otra cosa que no fuera ese golpeteo en su pecho.

 

—¿Cómo es eso posible? —preguntó, fijando su mirada en los ojos verdes rasgados del otro, buscando algún rastro de que se trataba de un engaño. No encontró nada —. ¿Por qué no ha sonado la alarma general entonces?

 

—Porque se trata de algo que muy pocos saben y está coordinado por alguien con demasiada autoridad —respondió el soldado con firmeza, pero notando que se le veía un poco más desesperado a cada segundo que pasaba.

 

—¿Quién tiene tanta autoridad para algo así?

 

—El Emperador.

 

Aquello se sintió como un bofetada. No, no podía ser posible. Su padre no se atrevería a algo tan bajo como eso, se negaba a creer que incluso hubiera gente en el palacio que hubiera accedido a participar en algo tan vil.

 

—Sé que suena a una locura —continuó el soldado —, pero le juro que es verdad y tenemos que darnos prisa antes de que sea demasiado tarde.

 

Technoblade estaba a punto de hacer más preguntas, mas fue interrumpido porque alguien más entró corriendo a su oficina.

 

—¡Tommy no está! —exclamó Puffy con expresión alterada —. Ya avisé a los guardias, pero no lo han encontrado.

 

«Oh, no. El soldado dice la verdad», pensó. Technoblade volteó hacia el albino rápidamente.

 

—Dime a dónde se lo llevó.

 

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Quizá a lo largo de su vida había ido de una punta a otra del palacio en diversas ocasiones y a veces resultaba tedioso, mas esa ocasión fue la peor de todas y también la más rápida. Cada escalón, cada puerta, cada pasillo, todo lo recorrió en tiempo récord porque sabía lo que estaba en juego, aunque la verdad es que su cerebro aún no terminaba de digerir que aquello fue orquestado por su padre, pues no quería creer que realmente el cariñoso padre que lo había criado ahora haría algo tan desalmado como llevarse a Tommy.

 

Al menos así fue hasta que llegó a la puerta oeste y vio a Steve tirado en el piso y a su padre intentando meter a la fuerza a su hijo mientras Theseus gritaba con todas sus fuerzas y con lágrimas cayendo por sus mejillas. Techno jamás había sentido la ira invadir su cuerpo tan rápido como en esa ocasión.

 

—¿¡Qué demonios está pasando aquí!? —exclamó.

 

Technoblade fue testigo de la manera en que su padre y el soldado que le trataba de ayudar a meter a Theseus en el maldito carruaje se congelaban. Philza tuvo la osadía de mostrarse sorprendido, como si realmente hubiera esperado salirse con la suya y enviar lejos a Tommy sin que él se hubiera dado cuenta, como si él no fuera a intentar impedirlo. La traición de su padre era una que jamás se hubiera esperado en su vida, pero ahora ahí estaba, cometiendo el acto más vil que pudo haber cometido contra Techno, contra su propio hijo.

 

El pelirosado ni siquiera esperó una respuesta, a grandes zancadas avanzó hasta ellos y tomó a Theseus entre sus propios brazos para protegerlo y ponerlo a salvo. Su corazón se rompió y al mismo tiempo su ira se avivó al sentir como es que su hijo temblaba como si se estuviera congelando, cuando realmente era por el horror que acababa de vivir. Las manitas de Theseus se aferraron a él con fuerza, el niño apenas parecía poder respirar entre las lágrimas, los sollozos y el hipo; Techno ni siquiera quería empezar a pensar en lo que su pequeño estaba sintiendo en esos momentos.

 

—¡Cómo te atreviste! —dijo el príncipe, colocando una de sus manos en la cabeza del menor para acercarlo más a sí y quedara fuera de la vista de Philza —. ¡Trataste de llevarte a mi hijo lejos de mí!

 

—Sólo estoy haciendo lo que es necesario para mantener a esta familia unida —respondió Philza con tono firme, como si realmente creyera lo que decía.

 

—¿Mantener a esta familia unida? ¡Tú acabas de destruir a esta familia! —replicó Technoblade con furia —. ¡No existe nada que justifique lo que acabas de hacer en este momento!

 

—¡Tú no lo entiendes! —insistió Philza —. ¡Ese niño es una amenaza para nuestra familia y nuestro Imperio y no pienso descansar hasta que se vaya de nuestras vidas!

 

—¡No! ¡Theseus se quedará aquí! —aseguró el pelirosado —. ¡No permitiré que intentes hacer esto jamás!

 

—¡Sólo hago lo que un padre debe hacer para proteger a sus hijos! ¡Para protegerte a ti! Y voy a hacer o que haga falta para lograrlo.

 

Techno respiró profundamente. No pensó que las cosas llegarían a un extremo como éste, pero ya no había vuelta atrás.

 

—Yo también haré lo que haga falta para proteger a mi hijo y si tengo que sacarte de este palacio y de mi vida, entonces que así sea —declaró el pelirosado.

 

Philza lo miró sin poder creer que acababa decir aquello.

 

—No te atreverías. Soy tu padre —insistió, un dejo de desesperación en su voz.

 

—Dejaste de ser mi padre en el momento en que decidiste llevar a cabo esta locura de plan para alejar a mi hijo —dijo Techno sin una pizca de duda —. Ahora sólo eres un demente que ni siquiera debería estar al mando del Imperio, porque si esto le haces a tu familia, no quiero saber qué serías capaz de hacerle a nuestro pueblo.

 

Antes de que Philza pudiera contestar, Technoblade corrió a la entrada del palacio, únicamente deteniéndose para tomar el peluche del suelo y luego avanzando rápidamente hasta su habitación. Su corazón todavía latía frenético, su mente iba a toda velocidad, su propio cuerpo también estaba temblando un poco y su respiración estaba agitada; sólo era capaz de pensar en llegar a su cuarto y encerrarse para poner a salvo a su hijo y encargarse de tranquilizarlo. Para su fortuna, en el camino se encontró con Sam quien pareció relajarse al ver que Tommy estaba en sus brazos.

 

—Quiero que tú y tu soldado de más confianza se queden afuera de mi habitación y vigilen cualquier cosa —ordenó —. No sigan órdenes del Emperador, fue él quien intentó llevarse a Theseus y eso lo vuelve un traidor. Si viene mi hermano, díganle que hablaré con él mañana a primera hora y que hable con el soldado que me advirtió, Puffy lo vio, así que sabe quién es.

 

Sam asintió y se fue de inmediato para acatar las órdenes. Techno sabía que podía confiar en él, pero no sabía en cuántos más no podría confiar, así que sería cauteloso hasta dar con todas las personas que siguieron las locuras de Philza. No iba a permitir que le quitaran a su hijo y se aseguraría de que su pequeño tuviera un hogar seguro, no uno en el que tuviera que temer constantemente. Technoblade iba a arreglar el desastre que acababa de hacer Philza.

 

Al entrar por la puerta de su habitación y luego cerrar con seguro, Techno fue capaz de escuchar más allá del golpeteo de su corazón, percibiendo sollozos. Sí, arreglaría el desastre de Philza, pero eso sería mañana. Ahora tiene cosas más importantes que hacer.

 

La expresión del pelirosado se suavizó de inmediato mientras acariciaba el cabello de su hijo y caminaba hacia la cama para acomodarse ahí. Su pequeño aún estaba temblando, aunque menos en comparación a cuando lo tomó de los brazos de Philza.

 

—Ya estás a salvo, Theseus —susurró Technoblade sin soltar a su hijo.

 

El rubio sollozó un poco más fuerte.

 

—Papá, tuve mucho miedo —dijo Tommy entre lágrimas —. El abuelo dijo que podía ayudar a que tú y el tío Wilby se sintieran mejor, pero no sabía que tenía que irme. ¡Yo no quiero irme!

 

—Y no tendrás que irte —aseguró Technoblade, balanceándose levemente con la esperanza de que eso le ayudara a su hijo para calmarse un poco —. Mientras tú quieras estar aquí, podrás estarlo y yo te protegeré. Nadie podrá separarnos, ¿si?

 

—Perdón por no poder ayudarte, papá —musitó Tommy, su voz impregnada de tristeza.

 

Techno no entendía cómo es que Philza pudo causar todo esto.

 

—No fue culpa tuya, no tienes nada de qué disculparte —murmuró el mayor, dejando un beso en la cabeza de su pequeño —. Yo jamás hubiera podido estar bien si te hubieran separado de mí, lo hiciste muy bien. Fuiste valiente y lamento que hayas pasado por algo así, pero ahora estoy contigo y no volverá a suceder. Vas a estar bien, hijo. Vas a estar bien.

 

Tommy asintió levemente, los sollozos calmándose un poco. Techno sentía que no sería capaz de soltarlo durante el resto del día, sentía que si lo hacía se arriesgaría a que alguien intentar llevarse a su hijo, como si el único lugar en el que pudiera estar seguro fuera entre sus brazos. Sabía que en algún momento la sensación aminoraría, que logaría con ayuda de su hermano que el castillo fuera un lugar seguro nuevamente; pero no en ese momento, no con todo lo que acababa de pasar, no con Theseus aún llorando un poco sobre su pecho.

 

Si era sincero, Techno también había tenido mucho miedo, todavía lo tenía. ¿Qué hubiera pasado si no hubiera llegado a tiempo? ¿Y si el guardia no le hubiera dado el aviso? ¿Y si Theseus no hubiera resistido tanto? ¿Cómo le explicaría a Wilbur que su padre había orquestado aquel atentado? ¿Qué reacción tendría su gemelo? ¿Cómo es que Philza había realizado un acto tan vil? ¿Por qué si quiera consideró hacer algo así? ¿Qué pasaría ahora con Theseus? ¿Cómo iba a lograr que volviera a sentirse seguro en su hogar luego de esto? ¿Qué es lo correcto para ayudar a su hijo? ¿Techno era realmente la persona indicada para cuidar a Theseus como se merecía si había estado en grave peligro por una persona en la que el pelirosado confiaba?

 

No lo sabía. Eso le aterraba.

 

Sus ojos comenzaron a empañarse y un par de lágrimas cayeron por sus mejillas. Techno tenía tanto miedo y ahora ya no tenía un padre al cual acudir por ayuda, uno de sus pilares había desaparecido, así que ahora se sentía un tanto a la deriva. Sabía que aún contaba con un sistema de apoyo, que su hermano estaría ahí para él como en otras ocasiones, pero no podía evitar sentirse perdido y hasta cierto grado solo. «¿Así se sintió Wilbur cuando perdió a Sally y tenía a un pequeño hijo que cuidar mientras seguía en duelo?», se preguntó Techno. Definitivamente aquella era una sensación que no le deseaba a nadie.

 

Sin embargo, antes de que pudiera seguir pensando en todo lo que le aterraba y cuan incapaz se sentía, sintió una manita, pequeños dedos tomando su camisa con firmeza pero sin la misma desesperación de antes. Era la manita de su hijo, sosteniéndose de él como si Techno fuera el lugar seguro, como si con tan solo sostener su camisa fuera capaz de aminorar su miedo y pudiera sentir confort en que las cosas estarían bien. Como si Technoblade fuera todo lo que necesitara para saber que estaría bien aunque tuviera miedo.

 

Más lágrimas cayeron por sus mejillas, pero esta vez no eran producto de su miedo, sino de la ternura y el amor. No cabía en su mente cómo es que un gesto tan diminuto pudiera transmitirle tanto, pero su corazón estaba sumamente agradecido. Techno sabía que le faltaba aprender muchísimo sobre ser padre, incluso comenzaba a creer que tal vez nunca terminaría de aprender, mas sentía que debía estar haciendo algo bien si su hijo se calmaba con un abrazo de Techno.

 

Con aquello supo que haría de sus misión de vida que Theseus pudiera sentirse seguro con él siempre.

 

Todo el miedo, la angustia, las preocupaciones y los sacrificios valdrían la pena si es capaz de mantener ese sentimiento ahí. Todo valdría la pena si logra que Theseus crezca como un hombre de bien mientras mantiene la alegría que ha tenido en su ser desde que lo conoció. Techno supo en ese momento que, si bien le dolía —y probablemente le dolería por muchos años— alejar a su padre de su vida, eso sería un precio muy pequeño por tener la oportunidad de criar a Theseus y estaba dispuesto a pagarlo.

 

El pelirosado soltó un suspiro y recargó su mejilla en la cabecita del menor mientras cerraba los ojos y acariciaba suavemente la espalda de Tommy. Ahora comenzaba a comprender a Wilbur cuando le dijo que con Fundy descubrió una manera de amar que no sabía que fuera humanamente posible, eso es lo mismo que estaba sintiendo con su hijo. Techno había encontrado un nuevo camino, uno junto al niño rubio, y algo en su interior le decía que, mientras estuvieran en la vida del otro, ellos encontrarían la manera de estar bien. «Él estará bien. Yo estaré bien. Nosotros estaremos bien».

 

—Somos tú y yo contra el mundo, Thesus —susurró el mayor.

 

—¿Contra el mundo? —preguntó el niño un tanto confundido.

 

—Sí, contra todos los problemas que puedan haber —aseguró Techno —. Te acompañaré en los momentos felices y los difíciles.

 

—Entonces… ¿en serio no quieres que me vaya para estar bien?

 

—Yo estaré bien mientras tú estés en mi vida. Eres mi hijo, no quiero que te vayas, ¿de acuerdo? —dijo el pelirosado, separándose un poco para mirar a Theseus a los ojos —. Lamento que al principio te decía que no eras mi hijo, había cosas que no entendía en ese momento, pero ahora tengo todo claro y sé que eres mi familia. No existe nada que pueda cambiar eso. La nieve es blanca. El sol es brillante. Tú eres mi hijo.

 

La mirada azul de Tommy se iluminó y una sonrisa apareció en su boca.

 

—La nieve es blanca. El sol es brillante. Tú eres mi papá —replicó el menor.

 

—Exactamente —Techno también sintió cómo las comisuras de sus labios se levantaban.

 

Y esas eran verdades universales, hasta Helado Corazón lo sabía.

Notes:

¡No saben cuánto tiempo ha pasado desde que quería llegar a esta parte para escribirla! Bueno, de hecho creo que se dan una idea teniendo en cuenta que actualicé relativamente rápido JSJSSJSJSSJ

Parte de mí apenas puede creer que en serio he llegado a este punto del fic, porque aquí acaba el primer bloque. Todavía hay muchas cosas por delante, pero en serio es un gran avance. No soy una persona que escribe muchos fics largos, soy más de one-shots, pero esta historia es muy especial para mí, así que tenía que escribirla.

Estoy muy orgullose de cómo quedó este capítulo, en especial por el título. Espero que lo hayan disfrutado como yo y por favor cuéntenme qué les pareció. Como siempre, muchas gracias por el apoyo a la historia, siempre me pongo muy feliz cuando veo que la gente disfruta de este fic, en especial porque sé que poca gente lee en español sobre estos personajes que tanto aprecio. ¡Gracias!

Como siempre, les extiendo la invitación a dejar kudos, comentarios y suscribirse a la historia o a mi perfil para enterarse de las actualizaciones y/o de las otras historias que escribo. Cuídense mucho <3

Chapter 13: 12. Sons, crowns and sons with crowns

Summary:

Tras todos los problemas, Tommy por fin tenía un lugar oficial en la familia real, pero eso conllevaba muchas más cosas de las que podrían pensarse en un principio. Sólo los años pueden mostrarle a Tommy lo que realmente significa usar una corona, de la misma manera que su padre sigue aprendiendo.

Notes:

¡POR FIN PUDE ACTUALIZAR! JURO QUE NO MORÍ Y QUE SEGUIRÉ ACTUALIZANDO AUNQUE ME TARDE

Also, por favor lean la nota del final que quiero hacer una aclaración importante. Muchas gracias y disfruten el capítulo <3

(See the end of the chapter for more notes.)

Chapter Text

—Recuerda que sólo sentirás un pequeño peso extra, pero no es nada más que eso.

 

Tommy asintió en respuesta. Lo sabía, su papá se lo había dicho con anterioridad y hasta le prestaron una corona de práctica sólo para que pudiera sentir lo que era llevar una y no resultara tan extraño durante el gran día; aunque eso definitivamente no hacía que se sintiera menos nervioso. Era el día de su presentación como Príncipe, como parte de la familia real, así que sería el día en que le entregarían su primera corona. Su padre le contó que en su vida pasaría por al menos dos coronaciones: una siendo su presentación como Príncipe, o sea la que se llevaría a cabo ese día, y otra su presentación como Príncipe Coronado cuando tuviera 15 años. No tenía muy claro qué era aun “Príncipe Coronado”, pero su papá le dijo que le explicaría mejor con el pasar de los años.

 

—¿Habrá mucha gente? —preguntó Tommy mirando a su papá, quien se cercioraba de que su traje estuviera bien colocado.

 

—¿Más de la que has visto en el palacio? Bueno, sí —asintió el mayor —. Hay gente incluso de otros lugares que vinieron para ver tu coronación.

 

—¿En serio? —dijo el rubio en tono sorprendido —. ¿Vinieron de lejos para verme?

 

—Algunos sí vienen de bastante lejos, vienen de fuera del Imperio.

 

—Wow…

 

Cada vez era más evidente que ese día era realmente importante. Su tío le había mostrado mapas del Imperio y era un lugar MUY grande, incluso su tío Wilbur le dijo que las personas que vivían en las provincias a las orillas del Imperio podían tardar casi una semana en llegar al palacio si viajaban en carruaje o caballo. Eso era muchísimo tiempo, no quiere imaginar cuánto tiempo tardaron quienes venían de fuera del Imperio.

 

De repente, Tommy sintió una mano en su mejilla y eso hizo que mirara a su padre, quien estaba hincado sobre una rodilla frente a él. Tenía esa mirada que siempre venía antes de preguntarle si estaba bien o algo similar.

 

—¿Está todo en orden, Theseus? —preguntó su padre, tal y como el menor lo esperaba.

 

—Es que… ¿Qué pasa si la coronación sale mal? —dijo Tommy en tono un tanto preocupado.

 

—¿A qué te refieres con que salga mal, mi niño?

 

El rubio respiró profundamente y suspiró.

 

—Mucha gente vino aquí por la coronación, ¿qué pasa si me equivoco?

 

La cálida mano en su mejilla le brindó un par de suaves caricias mientras su papá le sonreía un poco.

 

—Es humano equivocarse, Theseus —respondió el pelirosado —. Todes nos equivocamos, lo importante es lo que hacemos cuando eso sucede. Puede que te equivoques en la coronación, puede que no, sólo recuerda que es normal equivocarte y yo estaré ahí para ayudarte. No habrá error que cometas que me separe de ti, ¿de acuerdo?

 

Tommy asintió. La verdad es que sí le relajaba pensar que su padre estaría ahí, en especial porque aún no sabía si Philza estaría en la ceremonia. Cuando empezaron los preparativos y su padre dijo que la familia estaría ahí, Tommy preguntó por su abuelo (no lo había visto desde… ese día), su papá dijo que no estaría presente, pero el menor le pidió que si podrían invitarlo sólo esa vez, pues tanto como su tío como su papá no habían parado de decir que es un momento familiar importante y, aún con lo que hizo, Tommy sabía que Philza era de la familia. Al final, su papá aceptó enviar la invitación, pero ninguno sabía si vendría o no.

 

—Gracias, papá —musitó el rubio.

 

—No tienes nada que agradecer —replicó su papá antes de abrazarlo.

 

Si Tommy algo aprendió el día de su coronación fue que había personas que te trataban diferente cuando usas una corona y que la asistencia a eventos puede ser muy importante para los sentimientos. Definitivamente las asistencias y ausencias en esa coronación fueron importantes para el resto de la vida de Tommy, pues fue la última vez que invitó a Philza a uno de sus eventos y la primera que invitaría a las familias de quienes se volverían sus mejores amigues.

 

✧⸻⭒❅⭒❅⭒❅⭒❅⭒❅⭒❅⭒❅⭒❅⭒⸻✧

 

Techno aún recuerda la primera vez que una corona estuvo sobre su cabeza. Era apenas un niño de 6 años, fue durante su presentación oficial como príncipe del Imperio junto con su gemelo. Se suponía que dicha ceremonia debió ser mucho antes, pero por la larga nevada que hubo fue hasta ese punto de sus vidas que pudo llevarse acabo. Techno recuerda que la corona era más pesada de lo que imaginaba, sentía un círculo perfectamente formado en su cabeza y su cabello presionado entre la corona y su cráneo; no era muy grande, así que tampoco sintió que se desbalanceaba, mas no dejaba de tener una sensación extraña al usarla, casi como si ese objeto no perteneciera ahí.

 

«Quizá la corona no pertenezca a mi cabeza en realidad», pensaba Techno, pero no en ese momento. A sus 6 años no podía sentir que no pertenecía, no con la mirada de orgullo y la amplia sonrisa de su padre. En ese momento pertenecía, pertenecía más de lo que jamás perteneció a la realeza.

 

Su segunda coronación a los 15 años no se sintió igual. La corona ahora se sentía más pesada y no era por los materiales o el nuevo tamaño. Esa corona ahora tenía un significado todavía más grande y ponía más responsabilidades sobre sus hombros, una corona que indicaba que eventualmente él o su hermano se encargaría de reinar y, por lo tanto, ambos tendrían que comenzar a prepararse para ese futuro que les deparara. En esa ocasión ya no estuvo presente su madre, pero el orgullo de su padre continuaba presente, incluso reflejado en las coronas diseñadas por él mismo. Dichos diseños fueron la primera señal que Techno tuvo sobre los deseos de su padre para el futuro. Recuerda que durante años estuvo obsesionado con los distintos tipos de coronas y sus significados; incluso aunque eran significados a los que ya no se les daban tanto peso como antes, Techno encontraba fascinante que las joyas pudieran comunicar tanto. Su padre sabía que su hijo pelirosado tenía estos conocimientos, por lo que no pasó desapercibido aquella división en tres en su corona. Esa división solía usarse en las coronas de emperadores, pero eran mucho más altas y detalladas que las que había en la corona de Techno.

 

Philza deseaba que Technoblade fuera el heredero al trono, lo supo desde ese día. Jamás lo dijo a su gemelo, pero ambos notaron otras señales a lo largo de su adultez y parecía un pacto silencioso entre ambos no hablar de ello hasta que llegara el día en que la corona pasara a otro emperador. Por supuesto, aquello sólo hizo que Techno se esforzara por cumplir lo que su padre le asignaba como tareas y las decisiones que le pedía que tomara respecto al Imperio, aunque aquello siguiera aumentando el peso de la corona.

 

Su tercera coronación a los 26 fue la más complicada de todas. Fueron meses de reuniones, recolección de evidencias y abrumantes papeleos hasta que Wilbur y Techno lograron quitar a Philza del trono. Para su fortuna, Techno no se iba a quedar con todo el peso de la corona de Emperador, lo compartiría con su gemelo y eso le había facilitado las cosas en más de un sentido. Sí, el Consejo Imperial había insistido que uno de los dos debía usar la corona imperial y se había designado que lo haría Techno, mas no era algo que el propio pelirosado no hubiera imaginado desde antes que sucedería y no estaría solo frente a todes al recibirla. Por supuesto, fue extraño recibirla, en especial sin su padre presente, pero no se arrepentía de tomar esa corona incluso pese a las implicaciones y pese a que en su segunda coronación Philza les dijo que planeaba estar presente en la coronación del siguiente Emperador. Las cosas no salieron como lo planeado para nadie.

 

—Aún opino que las coronas de flores son mejores —dijo Theseus.

 

Technoblade sonrió con cariño a su hijo. Él era el único motivo que hacía que todos los sacrificios y decisiones difíciles valieran la pena. Cada que veía aquel par de ojos azules y ya no veía el terror que vio en ellos aquel día que casi lo pierde, Techno sabía que tomaría las mismas decisiones si tuviera que hacerlo, incluso aunque una parte de él se sintiera contrariado por eso.

 

—Lo dices cada que tienes que usar tu corona, Theseus —respondió el pelirosado mientras se colocaba detrás de su hijo para ayudarle.

 

Tommy intentaba acomodarse la corona de tal manera que estuviera derecha y no estorbara en su peinado. Techno no tenía idea de cómo, a pesar de que habían pasado tantos años, Theseus aún no podía acostumbrarse a ponerse la corona de manera apropiada, la única excepción parecían ser las coronas de flores que volvió a hacer luego de su décimo cumpleaños. Quizá se debía a lo largo que estaba el cabello de Theseus después de que hace un par de años había decidido dejarlo más largo.

 

—No es mi culpa que las coronas reales sean tan incómodas —bufó el rubio mientras se miraba al espejo y su padre se encargaba del problema.

 

—Pero también sabes lo importante que es que la uses.

 

—Lo sé, lo sé. “Te marcan como parte de nuestra familia”. Me lo dices siempre.

 

Techno soltó una pequeña risita antes de colocar un pasador en el cabello de su hijo para acomodar en su lugar el mechón de cabello que estaba causando todo el problema. Apenas podía creer cuánto había crecido su hijo, en un par de años probablemente será de la altura del propio Techno, pero jamás dejaría de ser su hijito aunque ahora tuviera 14 años.

 

—Parece que de todas formas tengo que recordártelo siempre —reiteró Techno observando a Theseus para asegurarse de que todo estuviera en orden y luego se colocó junto a su hijo frente al espejo. Los zafiros encontrándose con los rubíes en el reflejo —. Eres mi hijo, la corona se lo dice a todo el mundo.

 

El rubio asintió sonriéndole.

 

—Lo sé, papá. Sólo que no sé a quién se le ocurrió que tenía que ser con un accesorio tan incómodo.

 

—Técnicamente lo sabes, aparece en algunos libros que has leído en tus lecciones.

 

Tommy rodó sus ojos.

 

—Ugh, mejor no hablemos de lecciones ahorita —se quejó —, se supone que es mi día libre de lecciones.

 

—Claro, pero no lo digas como si no te supieras el nombre de memoria —replicó Techno en tono divertido —. Eres un nerd como tu padre.

 

—Es mi don, mi maldición.

 

✧⸻⭒❅⭒❅⭒❅⭒❅⭒❅⭒❅⭒❅⭒❅⭒⸻✧

 

Ser Príncipe tenía sus pros y sus contras. Entre los pros se encontraban poder vivir en un lugar tan malditamente grande, tener rica comida, contar con una amplia biblioteca y poder ayudar a la gente. Entre los contras estaban la hipocresía de algunas personas, los interminables deberes, el exceso de formalidades y no poder ayudar a todes tanto como quisiera. Incluso con todas sus complejidades, Tommy había aceptado esa parte de su vida y trataba de hacer lo que le correspondía de la mejor manera que podía, aunque eso a su edad no era mucho realmente. Sabía que seguía en la tediosa etapa de aprendizaje y que, si bien no era la más interesante, su padre insistía en que debía vivir esa etapa y disfrutar de lo bueno y aprender de lo malo.

 

Desde su coronación, Tommy pudo darse cuenta de que las personas ven y ejercen el poder de distintas maneras. Quizá no fue así como se lo planteó su mente a sus 5 años, pero eso no evitó que notara los comportamientos de las personas. El ejemplo más claro era el Jschlatt, el padre de uno de sus mejores amigos. Para empezar, Jschlatt no era un rey o en general parte de la realeza, aunque de igual manera tenía un puesto en el poder y fue por 8 años un Presidente, pues Manberg se regía por una democracia. Jschlatt veía el poder como algo que se ganaba, como un arma de doble filo que tienes que pensar bien en cómo usar, porque las consecuencias de una mala decisión con poder podían ser catastróficas; por eso no cualquier persona podía tener poder. Jschlatt tuvo poder porque quiso, peleó por ello y su pueblo se lo concedió. Era un concepto interesante.

 

Sin embargo, el papá de Tommy también tenía sus maneras de ver el poder. Su padre también le había enseñado que el poder implica mucha responsabilidad, en especial en la posición en la que estaba su familia, Ellos no habían elegido el poder ni peleado como lo hizo Jschlatt, quizá sus ancestros sí, pero eso había sido hace muchos años. Su familia tenía esa responsabilidad y el Imperio contaba con que ellos siguieran cuidándolos. «Es fácil perderse en el poder, Theseus» dijo su padre una vez «Todo está a tu alcance, hacer una decisión tonta parece sencillo; por eso siempre tienes que recordar que las decisiones que tienen que ver con el Imperio tienen que ver con las personas. No sólo son números, cada une es un ser diferente como tú y como yo. Debes respetarlos como elles te respetan a ti, no importa si trabajan en las minas o en el Consejo; no importa si se trata de un bebé o de un adulto. Mientras no te falten el respeto, tampoco lo debes hacer tú». Sí, eso a veces era más difícil de lo que esperaba,

 

—Príncipe Theseus, es un gusto verlo de nuevo.

 

Tommy respiró hondo, intentando no rodar los ojos y no perder la paciencia en un instante. Luego se dio la vuelta para mirar a la persona que le hablaba, no era como si la voz chillona no hubiera delatado su presencia.

 

—Condesa Badlinu —saludó con una sonrisa que escondía su fastidio lo mejor que podía.

 

—Es una reunión espléndida —comenzó a decir la mujer mientras movía su abanico y miraba a su alrededor.

 

—Sí, Fundy se esforzó mucho en la planeación —contestó Tommy.

 

—Ah, sí, puedo verlo —replicó con una risita que siempre lograba hacer que los tímpanos del príncipe se retorcieran —. Venía a ver si mi hijo Freddie ya vino a saludarle. No sé si lo sabe, pero sus maestros no dejan de elogiar lo bueno que es, dicen que tiene un talento increíble y es un chico muy brillante para su edad.

 

«¿Se referirá a los profesores de las clases que Freddie me ha dicho que odia pero lo obligan a tomarlas?» pensó el rubio, conteniéndose de no decirlo en voz alta.

 

—¡Mamá! —se escuchó una tercera voz acompañada de pasos apresurados.

 

Por supuesto, Freddie llegó rápidamente. Se notaba que a él le disgustaba tanto como a Tommy que su madre corriera a hablar con el príncipe a la primera oportunidad que se le daba y eso llevaba mucho tiempo ocurriendo, desde su presentación como príncipe hasta la fecha; no obstante, era evidente que últimamente estas intervenciones ocurrían más a menudo y tanto Theseus como Freddie sabían porqué. El príncipe estaba cada vez más cerca de su coronación como Príncipe Coronado y cuando eso sucediera, también tendría que elegir a una persona que le ayude como Antipater ayuda a su padre. Obviamente aquella mujer buscaba que el elegido fuera su hijo para “mejorar su estatus”.

 

—Madre, te dije que yo vendría a hablar con el príncipe más tarde —dijo Freddie entre dientes pero con una sonrisa.

 

Cuando tuviera la oportunidad, Tommy se reiría con Freddie sobre esto.

 

—Lo sé, lo sé, pero vi a su Majestad desocupado y creí que sería una buena oportunidad para que hablaran —se excusó la mujer —. Eso no es importante, los dejo para que conversen.

 

Así, tras una reverencia, la mujer se fue pavoneándose por todo el salón, agitando su abanico y con sus tacones sonando a cada paso. Ambos jóvenes se quedaron mirando a la mujer hasta que desapareció en la multitud, para después suspirar.

 

—En serio lamento eso —se disculpó Freddie —, sabes cómo se pone.

 

—No es problema, no fue culpa tuya —replicó Tommy con una sonrisa.

 

—¡Ni si quiera puedo ir al baño sin que ella se ponga en modo serpiente! —murmuró para que sólo el príncipe escuchara.

 

Tommy tuvo que contener una risita, pero no tuvo que preocuparse mucho por ello porque sintió un brazo rodear sus hombros, haciendo que se inclinara levemente a su izquierda. Sólo había una persona que hacía eso para saludar.

 

—Debo admitir, Freddie, tu madre se mueve realmente rápido con tacones para haber llegado antes que yo a salvar a Theseus —dijo Tubbo en tono divertido.

 

—Tampoco es tan difícil como crees, sólo eres débil —añadió Ranboo, mostrando los hermosos tacones que llevaba puestos.

 

Freddie y Tommy soltaron una risita con ello. El príncipe realmente había extrañado a sus amigues, en especial a Tubbo y Ranboo pues elles vivían afuera del Imperio y sólo venían en ocasiones especiales como su cumpleaños, algunas fiestas o de visita en vacaciones.

 

—Perdón, señorite llevo tacones de aguja para subir al monte —bufó Tubbo, aunque también sonriendo.

—Claramente no puedo tener amigues que no se la pasen jodiéndose —dijo Tommy en tono divertido.

 

—Mira quién lo dice —replicó Freddie —. Sé que te mueres por molestarme por lo que te haya dicho mi madre esta vez.

 

—Tú eres el primero en comenzar a putearnos —agregó Tubbo.

 

—Es verdad, apenas llegamos del viaje nos dijiste que parecía que una de las trampas de Tubbo nos había explotado en la cara por nuestro cabello —remató Ranboo.

 

—No es mi culpa que mis amigues sean tan molestables.

 

Sí, las reuniones con otros nobles podían ser muy tediosas para Theseus, pero sus amigues hacían que valiera completamente la pena. Eran momentos como estos en los que Tommy agradecía que su papá sí apareciera como lo dijo la Mujer Gigante, porque si no hubiera sido así no hubiera conocido a sus amigues y seguro su vida sería completamente diferente a lo que era ahora.

 

Por su parte, Technoblade no podía dejar de mirar con orgullo a su hijo reír con sus amigues. Le alegraba mucho que Theseus hubiera podido conseguir buenas personas que lo acompañen y con lo que siga expandiendo su mundo. Techno sabía lo importante que era tener una red de apoyo y pese a que le asustaba el momento en el que Theseus estuviera en contacto con una persona que le haga mucho daño, también sabe que no puede hacer nada para evitar que su hijo salga lastimado. Ya había ocurrido antes, pese a que no todas habían sido tan graves, aún algo en él no dejaba de sufrir cuando su hijo sufría.

 

Había sido un largo camino para llegar a este punto. Muchas cosas habían cambiado, otras seguían ahí, pero Techno estaba muy feliz por la manera en que Theseus ha ido creciendo para ser el adolescente con un gran corazón que era hoy y estaba seguro que incluso con todo lo que pudiera ocurrir en esta etapa de la vida de su hijo —la cual llegaría con su coronación poco menos de un año—, igual estaba destinado a convertirse en un gran hombre.

 

Techno jamás se hubiera podido imaginar lo mucho que cambiarían las cosas en esos meses.

Notes:

¡Pasamos a una nueva etapa de la historia! A parte de mí le cuesta creer la cantidad de capítulos que me tomó llegar aquí, pero no importa jsjsjsj

Ahora sí, para la aclaración de la que les hablaba al principio. Tal vez lo habrán notado, tal vez no, pero cambié a dos personajes en la historia: quien ayuda a Techno y al profesor de Fundy. Ahora la mano derecha de Techno se llama Antipater y el profesor pasó a ser le profesore Telémaco (sí, hice un personaje de la Odisea no binarie y no me arrepiento). Si quieren más o menos una imagen visual de cómo lucen, pues Antipater lo único importante es que es más bajo que los gemelos, tiene pelo negro y ojos verdes (el resto pueden imaginarlo como gusten) y respecto a Telémaco me gusta mucho el diseño que tiene Wolfy que les dejaré aquí aunque claro que sería una versión más adulta, alguien en sus treintas pues.

No creo que vuelva a escribir algo en lo que los personajes que solía tener antes en esos puestos tengan una gran participación, quizá mención si escribo algo que tenga que ver con lore pasado de dsmp, pero fuera de eso no esperen volver a verlos en lo que escriba yo jsjssjs

En fin, eso es todo. Lamento haberme desaparecido por meses, pero entre las festividades del año, fin de semestre y un proyecto nuevo en el que participo se me fue el tiempo; pero no se preocupen, no voy a abandonar este proyecto uwu

Como siempre, agradezco sus kudos y comentarios, me animan mucho a seguir avanzando <3 Pueden suscribirse a esta historia para que se les notifique de las actualizaciones, a mi perfil para enterarse del resto de historias que escriba o incluso pueden seguirme en mi Twitter para más contenido Bedrock bros y Dadnoblade porque ahí también subo todos los dibujitos que hago uwu

Los veré en la próxima actualización (que espero sea el próximo mes como debe ser jsjsjs), espero que estén teniendo un buen inicio de año y recuerden que se les quiere :D

Pd. Escribí esto escuchando a Olivia Rodrigo y una canción de un musical del nacimiento de Jesús asies

Chapter 14: 13. A good son and a good book

Summary:

Tommy está preparándose para una nueva etapa de su vida y, si bien cuenta con el apoyo de su familia, aún tiene decisiones importantes que tomar y libros que leer. Ser un príncipe poco a poco va conllevando más cosas.

Notes:

POR FIN OTRA ACTUALIZACIÓN.

IMPORTANTE LEER LA NOTA FINAL.

(See the end of the chapter for more notes.)

Chapter Text

La vida en el castillo era buena en general, buena comida (sin brócoli), buena compañía (su nuevo guardia le agradaba mucho) y estaba con su familia (bueno…). Tommy no se quejaba, sólo había pocas cosas que podían resultar un inconveniente. Una era el clima, pues por culpa de la nieve había días en los que su padre no le dejaba salir a jugar; de hecho, Tommy no había podido salir a otro lugar que no fuera el invernadero desde que llegó y realmente tenía muchas ganas de jugar afuera en la nieve. Para la fortuna de Tommy, parecía que ese día por fin era uno lo suficientemente bueno para que su papá accediera a salir, porque le estaba ayudando a colocarse botas para nieve, el abrigo rojo con el que llegó al palacio, una bufanda naranja suavecita y un par de guantes rosas. La verdad es que Tommy creía que era mucha ropa para la nieve, pero su padre había insistido, así que no le quedó de otra.

 

—¡Vamos! ¡Vamos! ¡Vamos! —dijo Tommy tirando de la mano de su padre para que avanzara más rápido.

 

—Tranquilo, Theseus —replicó el pelirosado con una pequeña risita.

 

—¡Es que ya no quiero esperar! —insistió el menor mientras avanzaban.

 

Cuando salieron a uno de los jardines, Tommy corrió extendiendo sus brazos y sonriendo ampliamente. Había extrañado tanto la nieve que quiso tirarse a un cúmulo de nieve que vio, pero su padre lo detuvo antes de que pudiera llegar ahí, así que soltó un quejido.

 

—¡Hey! ¡Quiero saltar en la nieve! —se quejó el rubio cuando sus pies dejaron de tocar el piso.

 

—Si haces eso tan pronto, tu ropa se va a mojar y tendremos que volver adentro de inmediato —explicó Techno mientras lo cargaba, recargándolo en su cadera —. No creo que quieras regresar tan pronto, ¿o sí?

 

Tommy soltó otro quejido mientras hacía un puchero. Supuso que tendría que hacerle caso a su papá.

 

—Bueno, ¿entonces podemos hacer un muñeco de nieve?

 

—Sí, eso sí podemos hacerlo.

 

El pequeño volvió a emocionarse mientras su padre volvía a bajarlo y ambos se pusieron a trabajar. Si Techno podía presumirlo, él era un experto en hacer muñecos de nieve, así que le ayudó a Tommy a hacer la bola de nieve más grande para la base mientras el menor hacía otras más pequeñas para el resto del cuerpo y la cabeza. Una vez que el cuerpo estaba listo, padre e hijo se pusieron a buscar ramas y piedras perfectas para los brazos y el rostro del muñeco.

 

Hacía tanto tiempo que Techno no jugaba en la nieve. Adoraba hacerlo cuando era un niño, le suplicaba a su madre todo el tiempo que salieran a jugar y perdió la cuenta de las veces que se escabulló a pesar de no tener permiso para salir; sin embargo, dejó de hacerlo después de la muerte de su madre, no quiso salir sin su compañía y prefirió jugar a otras cosas con su gemelo dentro del castillo. No obstante, estar ahí ayudando a Theseus a armar un muñeco de nieve, luego haciendo una guerra de bolas de nieve y hasta un par de ángeles de nieve, hacía que se sintiera feliz. Siempre pensó que volver a hacer todas esas cosas sin su madre lo pondría sumamente triste o, por lo menos, melancólico, por eso las evitó por años; mas era imposible no contagiarse de la alegría de su hijo mientras se divertía en la nieve.

 

—¡Oh! ¡Oh! ¡Está nevando! —dijo Tommy en tono emocionado mientras daba saltitos.

 

Si bien era una nevada leve, también era una señal de que ya no les quedaba mucho tiempo afuera. Techno supo que tenía que aprovechar lo más que pudiera, porque cuando estuvieran de regreso en el castillo tendría que volver a enfrentar su realidad y sus responsabilidades. Tendría que enfrentarse a mucho papeleo para que Philza-

 

—¡Papá! ¡Levántame! ¡Levántame! ¡Quiero atrapar copos de nieve! —exclamó Theseus mientras alzaba sus dos brazos hacia su padre e interrumpía sus pensamientos.

 

El pelirosado simplemente sonrió mientras tomaba en brazos a su hijo y lo levantaba tan alto como podía. Tommy también se estiró para alcanzar los copos de nieve, pero no era suficiente, algo no se sentía bien y sabía que era. No podía atrapar copos de nieve usando guantes, los guantes iban a deshacerlos; así que no lo dudó y se quitó los guantes para luego lanzarlos.

 

—¿Qué estás haciendo, Theseus? —preguntó Techno al alcanzar a ver que el niño lanzaba algo.

 

Pero Tommy no contestó. Estaba muy concentrado en lo que estaba haciendo y volvió a estirar sus brazos para alcanzar el copo de nieve que quería. Entonces, sintió cómo el copo caía suavemente en su mano e inmediatamente se volvía más rígido para evitar que se deshiciera. Tommy soltó un jadeo sorprendido y emocionado cuando vio el copo perfectamente conservado en la palma de su mano, tal y como lo quería.

 

—¡Lo logré! —exclamó con emoción.

 

Techno decidió bajar al niño para ver a qué se debía tanto alboroto, aunque claramente no esperaba ver que Theseus no sólo sí había atrapado un copo de nieve, sino que hasta lo tomaba con sus manos perfectamente sin que se derritiera como se supondría que debería. De hecho, el copo parecía incluso haber cambiado de color, se veía de un tono azul intenso, casi como si fuera hielo sólido.

 

—¿Cómo hiciste eso? —preguntó, intentando no sonar tan sorprendido como se sentía.

 

—¡Lo atrapé! —respondió el rubio.

 

—Sí, pero, ¿cómo haces para que no se derrita?

 

—Pues sólo lo hago —Tommy se encogió de hombros y luego le extendió el copo de nieve —. Ten, lo atrapé para ti, papá.

 

Tal vez el copo de nieve no se derritió, ni siquiera cuando Techno lo tomó, pero el gesto sí derritió su corazón. Esa fue la primera vez que el poder de Tommy se manifestó.

 

✧⸻⭒❅⭒❅⭒❅⭒❅⭒❅⭒❅⭒❅⭒❅⭒⸻✧

 

—¿Aún no terminas el libro?

 

Aquella voz sacó a Tommy de su concentración, haciendo que levantara la mirada para ver a la persona que había interrumpido su lectura. Sólo había dos personas que visitaban esa sala con frecuencia: él y su primo.

 

—No me molestes, Fundy —bufó Theseus juguetonamente.

 

—Sigue siendo gracioso que te cueste tanto terminar de leer uno de los libros favoritos del tío Techno —replicó el pelinaranja mientras se sentaba a su lado.

 

Ambos estaban en lo que Tommy bautizó “la sala de los recuerdos”, aunque tenía un nombre más profesional que nunca lograba recordar completo. Se trataba de una habitación llena de retratos de la familia real y artilugios que han estado en la familia por generaciones. Había de todo en ese lugar y, por lo tanto, eso representaba todo tipo de personas. Había desde pipas y joyas, hasta zapatos y diarios; era como una mirada más de cerca a la inmensa familia que Tommy y Fundy nunca conocieron (y a los que conocieron también). Aquel era de los lugares favoritos de Theseus, pues había cierto desorden en la exorbitante cantidad de objetos y rostros que se diferenciaba del resto del pulcro castillo, siempre había algo que ver y descubrir entre aquellos estantes, muebles y pinturas.

 

Por supuesto, no era sorpresa que los dos miembros más jóvenes de la familia fueran los que pasaran más tiempo ahí, en especial cuando fueron lo suficientemente grandes para estar en aquel lugar sin la compañía de alguno de sus padres. Tommy podía comprender por qué a su padre no le gustaba mucho estar ahí, el par de ojos morados en una de las pinturas y los anillos con esmeraldas y amatistas le decían que había cosas que su papá prefería no recordar (o por lo menos no pensar mucho al respecto).

 

—En mi defensa, Sun Tuzu-

 

—Sun Tzu —corrigió Fundy.

 

—Ese wey, se me hace un tanto pretencioso al querer dar reglas sobre lo que hace un “buen general”. Siento que me juzga y ni siquiera soy un solado ni un general —bufó Tommy — Además, ¿qué pedo con esto de “El que es humanitario y compasivo y sólo teme las bajas que pueda sufrir, no sabe ceder una ventaja transitoria en nombre de beneficios a largo plazo”? ¡Qué se supone que significa eso!

 

—Supongo que tienes un punto —concedió el pelinaranja asintiendo —. Aunque no es el primero ni el último en hacer ese tipo de libros con cosas que parecen un tanto extremas.

 

—Alguien debería avisarle a la gente que existen otros géneros literarios —bufó el rubio.

 

—Pero no fuera La Odisea porque esa mierda la terminas rápido.

 

—Cállate, era divertido ver a dioses y mortales pateando traseros.

 

—Haces que le nombre de Theseus tenga sentido en ti —dijo el mayor riendo.

 

—Puta madre, ahí vas de nuevo —Tommy le dio un golpecito a Fundy en el brazo —. Mejor deja de molestarme y ponte a hacer planas que te hace falta.

 

—¡Hey! ¡Mi caligrafía es excelente!

 

—La negación te sienta mejor cuando alguien te dice lo mucho que te pareces al tío Wilbur.

 

Ambos rieron, pero igual Fundy se levantó.

 

—Muy gracioso, pero yo venía porque el tío Techno te busca —informó el pelinaranja —. Quiere verte antes de la cena, me lo dijo cuando acabó la reunión, y seguro te preguntará si ya acabaste de leerlo.

 

Theseus soltó un quejido. Nunca antes le había costado tanto leer algo, llevaba un mes y medio tratando de terminar El arte de la guerra y apenas había llegado a la mitad. Sabía que su papá quería que lo terminara, sabía que seguro había una gran lección que debía aprender de ese libro, pero aun así había algo que no le dejaba terminarlo y no sabía qué era. Tendría que decirle otra vez a su papá que no, seguía sin terminar el dichoso libro.

 

—Está bien, iré con él —suspiró mientras también se ponía de pie y cerraba el libro —. ¿En su oficina?

 

—Acertaste —asintió Fundy mientras caminaban a la salida, donde ambos irían por caminos distintos —. Buena suerte.

 

—Gracias. Te veo en la cena —se despidió el rubio.

 

Decir que Theseus se sabía el camino de memoria a la oficina de su padre era poco. Aquel punto del palacio era uno de los que más había visitado en toda su vida, ya sea para hacerle compañía a su padre, para ir a decirle alguna cosa, para recordarle que era hora de comer o hasta simplemente porque lo extrañaba. Por supuesto, su padre le aseguró que la puerta de su oficina siempre estaría abierta para él, aunque con el tiempo Tommy también aprendió a no excederse con eso, pues sabía que ambos necesitaban su tiempo para hacer sus cosas; sin embargo, aquello nunca lo hizo sentir como que no podía acudir a su padre si necesitaba alguna cosa y eso era más que suficiente.

 

—¿Hoy te van a regañar o por qué esa cara? —preguntaron a su lado con un acento peculiar.

 

Por supuesto, junto a él siempre iba su guardia personal, Willy. Su padre lo asignó para cuidarlo luego del incidente con Philza y el soldado se había quedado en ese puesto desde entonces. La verdad, al principio a Tommy se le hacía raro que alguien lo siguiera cuando su padre o su tío no estuvieran presentes, pero con el tiempo él y Willy comenzaron a charlar y eso hizo que fuera menos extraño para los dos.

 

—Es que no he terminado el libro —musitó Tommy.

 

—¿Todavía no? —preguntó el soldado peliblanco —. Muy raro de ti, si me lo preguntas.

 

—Ya sé —suspiró —, pero bueno. Ya veré que me dice.

 

—Con razón el príncipe Fundy te deseó suerte.

 

—Bueno, al menos sé que no me desheredará por esto.

 

—Aún.

 

—Desgraciado. Era para que me dieras ánimos, culero.

 

Willy soltó una risita. Nunca dejaría de sorprender a Tommy cómo es que los ojos del soldado se hacían más pequeños cuando reía.

 

—Bueno, bueno. También te deseo suerte —dijo mientras se detenían frente a la puerta de la oficina —, y te veo mañana, ¿vale?

 

—Claro, hasta mañana —Theseus levantó la mano para despedirse y luego tocó la puerta.

 

Una vez que escuchó la voz de su padre y entró a la oficina, Willy se fue para descansar luego de su turno. La verdad es que Tommy no dejaba de sorprenderse sobre cuánto había cambiado esa oficina cuando dejó de ser de Philza para pasar de ser de su padre, pero era un cambio agradable, en especial por la gran colección de copos de nieve que su papá tenía expuesta con cada uno de los copos que Tommy le ha dado a lo largo de los años. Realmente su padre sabía cómo mostrar su aprecio ante los regalos que le daba.

 

—Hola, Theseus —saludó su padre con una pequeña sonrisa, esa que todo el mundo decía que sólo hacía con su hijo —. ¿Cómo estás?

 

—Bien, ocupado siendo el hombre más genial del palacio —respondió Tommy devolviéndole la sonrisa y caminando hasta una de las sillas frente al escritorio de su padre para sentarse.

 

—Seguro que sí —replicó el mayor mientras se estiraba un poco y acomodaba su trenza rosada para que ahora descansara sobre su hombro derecho —. Veo que sigues leyendo El arte de la guerra, ¿cómo te va?

 

Tommy suspiró mientras veía la portada del libro. Maldijo internamente al texto que en un principio subestimó pensando que no se veía muy largo y, por lo tanto, lograría terminarlo pronto.

 

—No logro terminarlo todavía —confesó con una mueca.

 

Technoblade ladeó su cabeza ante su respuesta. No podía mentir, le extrañaba mucho que su hijo no lograra terminar aquel libro, en especial porque desde pequeño desarrolló un gusto por la lectura. Aún recuerda al pequeño niño rubio en su regazo comenzando a aprender a leer, su boquita soltando frases con torpeza y determinación al mismo tiempo; en aquel tiempo, Theseus había comenzado a decirle que él mismo leería la historia para dormir en lugar de que Techno se la leyera y, si bien aún había días en los que el mayor le leía, una vez que Tommy aprendió a leer solo nadie pudo separarlo de los libros. Además, su hijo no sólo leía sobre un tema, le gustaba leer casi de todo y por eso estaba emocionado cuando Techno le dijo que ya tenía la suficiente edad para leer El arte de la guerra, pero ya no lograba ver esa misma emoción de antes.

 

—¿Hay algo en el libro que no te deje terminarlo? —preguntó el pelirosado, pues sabía que había libros así para todes.

 

—No exactamente, la verdad no sé qué es lo que me impide terminar —bufó su hijo, dejando el libro sobre el escritorio —. Ni siquiera es que como tal no me esté gustando.

 

—Lo sé o ya lo habrías terminado para decir todo lo que no te gustó —asintió Techno.

 

—¡Exacto! Así que no sé qué diablos tiene el libro que no me deja acabar —suspiró el menor.

 

El pelirosado miró a su hijo. Se veía conflictuado. Era evidente que había algo más, algo que iba más allá del libro, pero que igual estaba conectado a él y que seguramente ni Theseus se daba cuenta de qué era. Supuso que quizá era una de las miles crisis por las que se pasan en la adolescencia.

 

—Tal vez puedas esperar un poco más para leerlo —propuso Techno —. Quizá es muy pronto.

 

—No, ya no soy un niño para no leerlo —replicó Tommy.

 

—No me refiero a eso, Theseus. A veces hay libros que son para ciertos momentos de nuestras vidas —aclaró el mayor —. En mi caso, El arte de la guerra fue un libro para leer a mis 14 años, pero no significa que tenga que ser el mismo tiempo para ti y eso está bien.

 

Tommy miró el libro y luego a su padre.

 

—Puede ser, pero igual no siento que sea eso lo que esté pasando.

 

—Averiguaremos qué tiene ese libro para ti, hijo —aseguró Techno —. Quién sabe, puede que tu interpretación del texto sea tan única que la estás procesando todavía.

 

—Como sea, no voy a dejar que un wey de nombre raro me venza con un librito.

 

Ahí estaba la chispa que siempre ha caracterizado a su hijo. Tan sólo con verla, Technoblade supo que su hijo estaría bien y que encontraría la solución al enigma. Eso no quitaba que él se preocuparía durante ese proceso, es su padre así que la preocupación es parte de ello y parte de Techno ya se había acostumbrado.

 

—Sun Tzu no es un nombre tan extraño —dijo el pelirosado.

 

—Claro que piensas eso, te llamas Technoblade —respondió Tommy con una risita.

 

—Nunca dejarás de molestarme con eso, ¿verdad?

 

—Culpa tuya, porque también me pusiste un nombre raro.

 

Techno rodó los ojos divertido. No dejaba de sorprenderle que realmente no se haya encontrado a alguien que diga que Theseus no es un nombre extraño, pero no dejaba de gustarle y sabía que a su hijo también le gustaba, aunque se negara a aceptarlo.

 

—Lo que digas, Theseus —sonrió el mayor—. Pero no sólo quería preguntarte del libro, también quería hablar contigo de otra cosa.

 

Tommy arqueó una ceja. Eso no lo esperaba, en especial por la seriedad que de repente apareció en la voz de su padre.

 

—¿De qué más querías hablar? —preguntó el rubio.

 

—La primera es que sabes que tu coronación es pronto, son cuatro meses que pasará volando —comenzó Techno—, así que quería saber si ya elegiste a la persona que será tu mano derecha.

 

—Ah, es sobre eso.

 

—Sí —asintió el pelirosado colocando sus dos manos juntas sobre el escritorio —. Sé que es una decisión importante, pero necesitamos avisarle a la persona para que también se prepare para la ceremonia, ya sabes: vestuario, memorizar el juramento y ensayos.

 

Theseus soltó un pequeño quejido. Aún le sorprendía la cantidad de planeación que requería una coronación, en especial porque tanto la suya como la de Fundy se empezaron a planificar cuando cumplieron 14 años, con un año de anticipación. El propio Tommy ya había pasado por toma de medidas para su traje y corona, al igual que lecciones de declamación para el juramento que tenía que decir en la ceremonia.

 

—Lo sé —suspiró —. Tengo a alguien en mente, pero…

 

Su padre lo miró, sus iris rojizos transmitiendo una calidez que sólo ellos podían brindar. Esa era la mirada de “tranquilo, puedes decirlo”.

 

—No sé si esto es lo que realmente quiere él o sólo su familia —siguió Theseus con una pequeña mueca —. Realmente confío en él y sé que haría un trabajo genial acompañándome, pero no quiero que se sienta presionado a aceptar y sea infeliz el resto de su vida.

 

El mayor asintió. Conocía ese sentimiento, pasó por algo similar cuando eligió a Antipater y en general es un sentimiento común en la vida en la Corte. No siempre era fácil saber si las personas estaban ahí porque realmente quisieran estar ahí o porque era lo que debían hacer o incluso porque les convenía estar en ese lugar.

 

—Es Freddie Badlinu, ¿verdad? —preguntó con suavidad, a lo que su hijo asintió —. También creo que haría un gran trabajo, se nota que es un buen chico; además, es de una familia noble, se ha esforzado en sus estudios y, lo más importante, es tu amigo en el que confías. Siempre puedes preguntarle dejando claro que no tiene que tomar el puesto para toda su vida si no lo desea y que incluso puede negarse del todo, puedes decirle que esa decisión no cambiará que sean amigos. Sin embargo…

 

Su padre se levantó y caminó hacia el rubio para poner una mano en su hombro, así que Theseus lo miró a los ojos.

 

—Es decisión suya y lo que elija será por su propio criterio —continuó Technoblade —. Tienes que pensar que puede tanto acceder como negarse, ¿estás listo para su respuesta independientemente de cuál sea?

 

Tommy respiró profundamente y asintió. Sí, podía vivir tanto con el rechazo como la aceptación de su mejor amigo y estaba seguro de que haría lo posible por mantener esa amistad sin importar lo que Freddie dijera.

 

—Bien —sonrió Techno con orgullo —. ¿Entonces quieres que organicemos una pequeña reunión para que le preguntes?

 

—¿Me ayudarías a pensar cómo decírselo?

 

—Por supuesto.

 

Theseus sonrió.

 

—Entonces sí.

 

—Excelente —el mayor le revolvió el cabello antes de volver a su asiento —. Le diré a Antipater que prepare la reunión y una carta formal para la familia Badlinu en caso de que acepte.

 

—Papá, te lo pido por Helado Corazón, empieza a llamar a Freddie por su nombre porque se va a desmayar si siempre lo llamas por su apellido —dijo Tommy con una risita.

 

—Está bien, está bien —accedió Techno mientras abría uno de los cajones de su escritorio para sacar un objeto —. Hay algo más que quiero discutir contigo.

 

El tono de su padre volvió a cambiar. Era serio, pero con algo más que Tommy no sabía identificar del todo. Eso hizo que se pusiera un poco nervioso, mas trató de no sobre pensar qué era lo que su padre quería hablar con él.

 

—¿Qué pasa? —preguntó.

 

Technoblade sentía que su cuerpo se tensaba mientras sostenía el sobre de papel con sus manos. Sabía que tenía que decirle a su hijo, por mucho que deseara simplemente quemar el maldito sobre sin más, sabía que lo correcto era decirle a Theseus.

 

—Hace poco llegó una carta al palacio —contó Technoblade—, y la verdad yo no quería leerla, pero tu tío me convenció de hacerlo.

 

Tommy frunció el ceño.

 

—¿Por qué? ¿Quién mandó la carta? —preguntó confundido.

 

—Fue Philza.

Notes:

¡Y ese fue el capítulo de hoy! Espero que lo hayan disfrutado mucho.

Lamento que haya tardado la actualización, originalmente iba a salir hace como un mes, pero bien saben que pasaron cosas, así que hablaré de eso rápidamente.

Como saben, salió a la luz que el cc Wilbur es un ab*sador y una persona sumamente nefasta. Sinceramente me asquea el tipo de persona que es, en especial por todo lo que fingió ser por puro dinero y fama, y consideré editar este fic para quitar el personaje de FH!Wilbur completamente. Sin embargo, cuando revisé el documento del fic, me di cuenta de que es MUY LARGO, tanto que me tomaría más tiempo quitar al personaje que terminar todo el fic y sería mentalmente agotador. Siempre he considerado a los personajes de mis fics algo separado a lxs cc's, así que tras pensarlo y meditarlo, llegué a la conclusión de que lo mejor era dejar al personaje, pero hacer la pertinente aclaración de que 1) será el último fic donde aparezca un personaje Wilbur y 2) no apoyo en absolutamente nada a la escoria de Wilbur Soot.

Siempre crean en las víctimas y denle todo su apoyo a las personas que compartan su historia. Tan sólo poder hablar de ello es un paso enorme y una muestra de valentía impresionante y si alguien no está listx para hablar de lo que le pasó, también es completamente válido.

En fin, esta será la última vez que hable al respecto aquí.

Cuídense mucho, como siempre les agradezco todo el apoyo que le dan a mis historias <3 Se les quiere mucho y nos vemos en la próxima actualización uwu

PD. La cita de El arte de la guerra es del "Capítulo VIII. Las nueve variables"

Chapter 15: 14. The story of a hero

Summary:

Al recibir noticias de Philza por primera vez en años, Techno y Tommy tendrán que enfrentarse a sentimientos encontrados y un pasado que han intentado ignorar por mucho tiempo. Lo único que les queda es afrontarlo como padre e hijo.

Notes:

AO3 REVIVIÓ Y YO CON ÉL

Pequeño tw: menciones de duelo

(See the end of the chapter for more notes.)

Chapter Text

—Y ese es el final de la historia —dijo Technoblade cerrando el libro y volteando a ver a su hijo, quien estaba sentado a su lado.

 

—Wow… —expresó el menor con asombro —. ¡Les héroes realmente son geniales! ¡Siempre ganan y derrotan a los malos!

 

Technoblade no pudo evitar fruncir un poco el ceño. No, los héroes no siempre ganaban, de hecho, él sentía que los héroes en realidad parecían estar condenados de alguna manera u otra. Su hijo estaba creciendo más día con día y siempre estaba aprendiendo cosas, sabía que sería mejor que él intentara explicar que ser un héroe tiene consecuencias, muchas de ellas poco agradables.

 

—Bueno, la verdad no todos los héroes tienen finales así —replicó el mayor.

 

—¿Ah, no? —su hijo parecía confundido ante eso.

 

—Ser un héroe no siempre se trata de ganar, conlleva muchas más cosas, hijo.

 

—¿Como qué cosas?

 

Techno conocía ese tono de voz. Era el tono que decía “voy a hacer tantas preguntas como sean necesarias para entender lo que estás diciendo” y, en especial respecto a esto, el pelirosado estaba totalmente dispuesto a contestar cada una de sus dudas. Nunca lo había admitido en voz alta, pero conforme pasaban los años y notaba las marcadas tendencias altruistas de Tommy, Technoblade comenzaba a temer por el camino al que eso podría llevar a su amado hijo. Por supuesto que adoraba que el rubio estuviera tan preocupado por ayudar al resto, incluso era una cualidad maravillosa para un príncipe, pero si se combinaba con la parte impulsiva que también poseía podía ser peligroso. Su hijo sería un gran héroe, pero Techno era egoísta y no quería que lo fuera porque ese era un camino lleno de dolor que su hijo no merecía. Por eso, había llegado el momento de contarle el relato que tanto había postergado.

 

—¿Alguna vez te he contado la historia del héroe que inspiró tu nombre?

 

✧⸻⭒❅⭒❅⭒❅⭒❅⭒❅⭒❅⭒❅⭒❅⭒⸻✧

 

—¿Cómo sabes que perdonaste a alguien por algo que hizo?

 

Techno realmente no esperaba esa pregunta. Si bien varias veces Theseus lo había sorprendido con sus preguntas, aún había varias ocasiones en las que se seguía sorprendiendo, especialmente cuando no estaba seguro de la respuesta.

 

—Bueno, la verdad es que no creo que exista una sola manera de saberlo —contestó el pelirosado —, y tampoco creo que siempre sea posible perdonar; eso es algo que depende de ti, así que eres quien mejor puede responder a esa pregunta.

 

El rubio suspiró. Realmente esperaba que ésta fuera una de esas ocasiones en las que la respuesta a su pregunta era fácil, pero no tuvo tanta suerte. Sinceramente no estaba seguro de qué sentía respecto a Philza. Si bien ya habían pasado un par de años desde la última vez que lo vio (en ese fatídico día), también era cierto que aquel encuentro lo había marcado de una manera profunda a tal nivel que aún no es capaz de subir a un carruaje sin sentir que tendrá un ataque de pánico.

 

Sin embargo, al mismo tiempo él seguía siendo parte de la familia de alguna manera, aunque parecía que tanto su padre como su tío optaban por no verlo de la misma manera. Eso le entristecía, pues él no sabría cómo seguir adelante si tuviera una pelea así con su padre al que ama mucho, de la misma manera en que sabía que tanto su padre como su tío solían amar a Philza. Por eso era tan complicado pensar en Philza y, aun así, por algún motivo se encontraba considerando la posibilidad de aceptar la invitación para verse y así abrir una pequeña brecha para que las cosas cambien, para que mejoren.

 

—No tienes que decidir ahora —añadió su padre, sacándolo de su tren de pensamiento —. Sólo quería decirte de la carta, me pareció importante que supieras.

 

—Es que… —Tommy volteó a otro lado, sintiéndose incapaz de seguir la frase viendo a su papá —. ¿Sería malo que esté considerando aceptar su invitación?’

 

El pelirosado soltó un pequeño suspiro mientras colocaba la carta en el escritorio.

 

—No creo que sería “malo” como tal —dijo el mayor —. Quiero que sepas que, cual sea la decisión que tomes, te voy a apoyar. Si quieres ver a Philza, puedes hacerlo y me aseguraré de que te sientas seguro haciéndolo. Si no lo quieres ver, eso también es completamente válido. Sólo quiero que tomes una decisión que funcione para ti, no porque no quieras lastimar los sentimientos de Philza o porque pienses que me enojaré contigo por querer convivir con él o cualquier cosa así.

 

Tommy volvió a mirar a su padre. Podía notar que en sus ojos rojos había preocupación, cariño y algo de miedo. No era la primera vez que veía temor en la mirada de su progenitor, pero tampoco era muy común verlo con tanta claridad.

 

—Es que siento que podría ser algo bueno para mí y para todes —dijo Theseus —. Siento que es sincero y quiero ver si realmente lo es, porque no encuentro otra explicación para que se haya puesto en contacto con nosotres después de tantos años. Tal vez todo este tiempo le ha servido para ver sus errores y quiere saber si tiene otra oportunidad.

 

El mayor volvió a suspirar pasando una mano por los mechones de cabello que le cayeron en la cara y posteriormente negó levemente con la cabeza con una pequeña sonrisa.

 

—Creo que eres la persona más bondadosa que conozco, Theseus, y ni siquiera puedo decir que lo sacaste de mí —dijo su padre, su voz detonando cariño.

 

—Ni de pedo lo saqué de mi tío tampoco —bromeó el rubio.

 

—Mucho menos —replicó el mayor con una risita antes de que su expresión volviera a ser más seria —. Pero hablando en serio, Theseus, no tienes que hacerlo ahora si no estás listo y lo que hizo Philza no tienes que perdonarlo si no lo sientes en ti. Piénsalo un poco más, puedes hablarlo cuando quieras conmigo o con alguna otra persona que tengas confianza y estaré aquí listo para escuchar tu decisión cuando la tengas. Mi puerta siempre estará abierta para mí, ¿de acuerdo?

 

—Sí, lo sé —asintió Tommy sonriendo levemente.

 

Tommy era consciente de que contaba con su padre para cualquier cosa. El pelirosado había hecho tantas cosas por él en todos estos años, pero conforme ha crecido también se ha dado cuenta de los sacrificios que eso ha implicado. Largas noches, cortas horas de sueño, montones de responsabilidades, niveles de estrés poco saludables y largos periodos encerrado en salas de reuniones o una oficina. Le generaba una presión en el pecho pensar que su padre estaba la mayoría del tiempo enclaustrado en el palacio, en especial porque conoce todas las historias de cómo su padre solía viajar por todo en Imperio Antártico, cumpliendo sus labores de príncipe, enfrentándose a peligros y salvando a personas de más de un bandido. Su padre solía ser un espíritu libre, ahora ya no se podía dar ese lujo.

 

Por supuesto, no había mucho que pudiera hacer para ayudarle con eso todavía, necesitaba crecer más para tener esa oportunidad, pero quizá podía brindarle apoyo lidiando con otra situación que le abrumaba: Philza. Incluso puede que, si las cosas salen bien, Philza y su padre podrían volver a hablar y el mayor le daría consejos que le ayudarían a su padre y a su tío a gobernar mejor sin terminar agotados todos los días. Quizá, sólo quizá, tener a toda la familia completa sería bueno para todes. Quizá, sólo quizá, Philza realmente era sincero con sus intenciones. Y quizá, sólo quizá, aquel no sería un plan que causaría todo lo contrario de lo que busca hacer.

 

—Papá, ¿te puedo hacer una pregunta? —dijo Theseus.

 

—Claro, lo que quieras —contestó Technoblade con seguridad.

 

—¿Cómo era Philza antes de que llegara al palacio?

 

El pelirosado sintió que se le cortó la respiración. Definitivamente no esperaba esa pregunta y había parte de él que no quería contestar, pues eso significaría pensar en cosas que ha intentado evadir durante casi una década. Otra parte de él le decía que era obvio que un día Theseus preguntaría más sobre el pasado de su familia y no sólo respecto a su abuela como lo ha hecho en otras ocasiones, así que debió prepararse mejor para ese momento. Ojalá se hubiera preparado mejor.

 

—¿Te parece que si nos sentamos en un lugar más cómodo para hablar? —replicó Technoblade.

 

Esa sería una charla un tanto difícil y no creía que su oficina fuera el lugar indicado para hablar.

 

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—Y esa es la historia de Theseus.

 

Technoblade miró a su hijo, quien parecía pensativo ante la historia que acababa de leerle. Sí, esperaba esa reacción la verdad, aquella narración era diferente a lo que usualmente le leía a su amado hijo.

 

—Pero, no entiendo porqué acaba así —dijo Tommy luego de unos instantes —. ¡Theseus sólo quería ayudar! ¿Por qué lo exiliaron? ¿Y por qué el rey malo lo empujó?

 

Techno llegó a cuestionarse las mismas cosas cuando leyó el mito por primera vez.

 

—Porque lamentablemente en el mundo real los héroes no tienen finales felices, siempre habrá alguien que se interponga, alguien que no le importará el bien que ha hecho un héroe y hará lo posible por impedir su felicidad.

 

—Eso es triste —dijo Tommy con una mueca —. ¿Por qué no puede ser como en las otras historias? Ahí los héroes eran felices al final.

 

—Cuando las cosas en el mundo real son tristes a las personas les gusta escribir historias felices y eso también tiene un papel en la vida —respondió el pelirosado mientras colocaba un brazo alrededor de su hijo para abrazarlo —. Esas historias dan esperanza, algo fundamental en la vida.

 

—¿Entonces por qué existen las historias de héroes tristes? —preguntó el menor mirando a su padre los ojos.

 

—Porque hay una línea muy delgada entre la esperanza y la imprudencia. Es bueno tener esperanza y dar esperanza al resto, pero hay que tener cuidado en no caer en un extremo, porque es peligroso pensar que las cosas siempre saldrán bien porque hay esperanza. Las historias como la de Theseus nos recuerdan eso.

 

Tommy ladeó la cabeza, pensando en lo que acababa de decir su papá. Techno hubiera querido saber lo que pasaba por la cabeza de su hijo, no podía negar que en más de una ocasión se había sentido fascinado por la manera en que el rubio procesaba las cosas, en especial cuando se trataba de historias. Su hijo era un niño brillante, de eso no había duda. Tal vez su hermano le dirá que debió esperar un poco más para esta charla, insistirá que Tommy es muy pequeño todavía, pero Techno sentía que era el momento indicado y consideraba que ésta era una enseñanza fundamental.

 

—Yo no quiero tener una historia triste como la de Theseus —dijo el menor.

 

—No tienes que tenerla —replicó Techno de inmediato —. No porque te llames como él tendrás una historia como él. Eres libre de tomar tus propias decisiones, de elegir tu camino y vivir tu vida. Quizá no todo vaya a ser felicidad, pero eso es porque los humanos tenemos la grandiosa capacidad de sentir muchos sentimientos y la vida nos hace experimentarlos todos.

 

—¿Entonces puedo ser un héroe que ayude a mucha gente y sea feliz? —preguntó Theseus con ilusión.

 

—Hijo, no tienes que ser un héroe para ayudar a la gente y ser feliz —dijo el mayor con una pequeña sonrisa para después besar la frente del otro.

 

—Pero tú ayudas a mucha gente y eres feliz, ¿no puedes ser mi héroe?

 

«… ¿Cómo demonios este niño logra que tenga que reformular absolutamente todo lo que acabo de decirle?» pensó Technoblade, «Y para colmo, dijo algo absolutamente dulce».

 

—Me honra mucho ser tu héroe —dijo Techno, acercando más su pequeño a sí mismo —, y está bien que admires así a tu familia o amigues, sólo quiero que sepas que es muy diferente ser el héroe de personas cercanas a ti que de todo un reino, ¿de acuerdo?

 

El menor asintió, aunque Techno podía sentir que no estaba completamente convencido, como si una pequeña parte de él quisiera ver si era posible que existiera un héroe feliz como el de las otras historias. Technoblade sólo podía esperar que su hijo no intentara ir por ese camino él mismo, porque si bien Tommy tenía el poder de hacer las cosas diferentes, también era cierto que la historia tenía la tendencia de repetirse una y otra vez. Lo que menos deseaba para su hijo es que terminara siendo el Theseus de los mitos y esperaba poder guiarlo de manera que eso no sucediera.

 

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Pensar que hace casi una hora estuvo en la misma habitación casi era gracioso, por lo menos era irónico. Sin embargo, estar de regreso en la sala de los recuerdos con su padre hacía que la charla que estaban a punto de tener más seria y, al mismo tiempo, interesante. Por años, Theseus había visto a su padre evitar lo más posible entrar en esa habitación y ahora estaban ahí para hablar de una generación pasada de su familia; aunque también le hacía mucho sentido, ¿pues qué mejor lugar para hablar del pasado de su abuelo que en un cuarto lleno de objetos de la familia llenos de historias que seguro lo involucraban? Además, se notaba que sería una charla larga, pues su padre había pedido que les trajeran la cena a esa habitación.

 

—Hace mucho Philza me trajo aquí para hablarme de las historias que han ocurrido en el palacio, historias de nuestra familia —contó su padre, tomando un poco de vino —. Creo que he postergado lo suficiente venir contigo para lo mismo y me disculpo por eso.

 

—Está bien, sé que seguro no es fácil para ti —dijo Tommy con una pequeña sonrisa.

 

—Pero también tienes el derecho a saber estas cosas —replicó el mayor, devolviéndole la sonrisa —, así que te contaré un poco sobre nuestra familia.

 

Tommy decidió tomar su tazón de sopa para empezar a comer en lo que su padre se tomaba su tiempo para decidir cómo comenzar. La verdad es que a él también le costaría pensar en cómo iniciar un relato que tuviera que ver con su propio padre, ¿pues cómo comienzas a contar la historia de una persona que ha hecho tanto en su vida y que seguía haciendo más?

 

—Desde que tengo memoria, siempre escuché a las personas decir que era un gran emperador —empezó Techno, su mirada perdida en los recuerdos —, pero eso era lo de menos para mí, porque él era mi padre antes que un emperador… y solía ser un buen padre. Lo recuerdo siempre haciendo el esfuerzo por estar ahí para tu tío y para mí, incluso con todos los deberes que tenía con su pueblo, su deber como padre parecía estar antes que todo. Philza solía ser un hombre valiente y feliz. Recuerdo que casi todos los días solía decirnos a nosotros y a tu abuela cuánto nos amaba y también lo mostraba con sus regalos. De hecho, él me regaló a Steve cuando le dije que aprendí sobre osos polares y que quería uno de mascota.

 

Tommy se quedó quieto unos instantes cuando su padre dijo aquello. Aún con el paso de los años, Steve seguía siendo una de sus posesiones más preciadas, guardaba un lugar especial en su corazón por ser el primer regalo que le dio su papá, nunca imaginó que, de alguna manera, se trataba de una reliquia familia, un regalo de padre a hijo que había pasado a la siguiente generación.

 

—La verdad al principio me quejé porque yo quería un oso de verdad, pero igual me gustó el regalo —comentó Techno con una pequeña risita —. No puedo negarlo, Philza hizo lo posible para que tuviéramos una infancia lo más feliz posible, vio por nuestro bienestar y estuvo cuando lo necesitamos. Pero las cosas cambiaron cuando perdimos a tu abuela, ni Philza ni nosotros fuimos los mismos.

 

«La Mujer Gigante» recordó Tommy. Había escuchado desde antes unas cuantas historias de ella, en especial cuando su familia le preguntó sobre aquel día en la montaña cuando su papá lo encontró, aunque su sentir respecto a su abuela siempre había sido un tanto confuso, porque todos hablaban de ella como si se hubiera ido para siempre y él no lo sentía así; por ello, no estaba seguro de cómo expresarse de ella. ¿Debería decir “era”? ¿O sería mejor “es”? Todavía no estaba seguro.

 

—Philza amaba mucho a tu abuela, así que se le rompió el corazón cuando ya no estuvo presente —contó Technoblade —. Creo que fue peor porque fue realmente inesperado, no estoy seguro de cómo lo vivió él con exactitud porque jamás quiso hablar al respecto, pero, al menos para tu tío y para mí, fue un día normal en el que nuestra madre se despidió de nosotros y jamás volvimos a verla. No recuerdo que estuviera enferma, pero a la mañana siguiente Philza habló con nosotros para decirnos que había muerto. Sé que no debió ser fácil para él, estaba sufriendo la pérdida de su esposa mientras todavía tenía que encargarse de criar a dos hijos y también cuidar un imperio completo. Sinceramente, no sé cómo lo hizo.

 

Tommy asintió.

 

—Sí… Suena difícil —coincidió el rubio —. Seguro también lo fue para ti y para el tío Wilbur.

 

—Lo fue —confirmó el mayor con una mueca triste —. La verdad sentí que parte de Philza había muerto con nuestra madre, probablemente así fue. Pese a todo, sé que Philza hizo su mayor esfuerzo, pero también era obvio que ya no tenía el tiempo de antes para estar con nosotros. Sé que lo dio todo de sí y no puedo negar que estuvo ahí para ayudarnos en momentos clave. Aún recuerdo que él fue el primero en asegurarle a tu tía Sally que se aseguraría de que las personas se dieran cuenta de que pertenecía a nuestra familia, incluso aunque los chismes no pararan durante mucho tiempo porque ella ya esperaba a Fundy antes de casarse con Wilbur. Así que sí, ahí estuvo. A veces creo que nos presionaba más de lo debido, pero también sé que lo hacía porque pensó que era lo mejor para nosotros en ese tiempo.

 

Un sentimiento agridulce se asentó en el pecho de Tommy. Philza sonaba como una persona tan diferente a la que conoció de cierta manera, porque sí recordaba que Fundy solía hablar de buena manera de su abuelo, pero Theseus jamás conoció esa parte de él. Eso sin mencionar que parecía que Philza había aceptado a Sally en la familia, pero no lo aceptó a él y no tenía ni idea de porqué.

 

—Suena a que los ama mucho —murmuró Theseus —. ¿Por qué empezó a actuar diferente cuando llegué?

 

—No lo sé con certeza, hijo, pero lo he pensado durante estos años y, en retrospectiva, creo que comenzó a portarse diferente desde antes de que llegaras.

 

—¿Ah, sí? —preguntó un tanto sorprendido —. ¿Por qué? ¿Pasó algo?

 

Technoblade respiró profundamente.

 

—Pues, tiempo antes de que llegaras, Manberg era un territorio en crecimiento que poco a poco se acercaba al Imperio. Eso siempre fue algo que alteraba a Philza, lo ponía un tanto paranoico, a decir verdad. Él nunca nos quiso decir porqué, pero estudiando la historia del Imperio puedo deducir que fue por alguna cosa que vivió en su infancia y juventud, porque fueron tiempos de guerra. Así que cuando llegaste de manera tan inesperada y misteriosa, el pánico de Philza creo que se disparó, pero eso jamás va a justificar sus acciones.

 

Aquello le hacía sentido de cierta manera. Todavía tenía dudas sobre Philza, pero sentía que eran cosas que su papá no podría contestarle ni aunque le preguntara. Mas todavía había una pregunta que sí podía hacer.

 

—¿Extrañas a Philza?

 

Technoblade sintió que su corazón se estrechaba ante la pregunta. Maldijo internamente a Philza por hacer que sus sentimientos fueran tan complicados cuando se trataba de él.

 

—Extraño a mi padre —optó por responder —, pero no sé si Philza todavía sea ese hombre, han pasado muchos años y no sé si algún día podré perdonarlo por lo que hizo.

 

Tommy asintió.

 

—Todavía está bien si extrañas a tu papá, ¿sabes? —dijo el ojiazul con una calma que se contradecía con la marea de emociones que sintió Techno al escucharlo —. Con lo que me contaste, creo que tuviste un buen papá, uno al que amabas mucho y que también te amaba, así que está bien si lo extrañas.

 

El pelirosado sintió unas inmensas ganas de llorar en ese preciso momento. En todos esos años, nunca había escuchado esas palabras, pero sabía que no las había escuchado porque tampoco las había buscado. Desde que terminó el juicio contra Philza para quitarlo del trono, no había hablado con nadie sobre el hombre, ni siquiera con su gemelo. Era un tema que se había esforzado por enterrar en lo más profundo de su mente y corazón, pero tampoco soltaría todo a su hijo de 14 años, su pequeño no estaba para cargar con las estúpidas decisiones emocionales que ha tomado él mismo. Así que limpió la lágrima que se le escapó y se enfocó en el sentimiento de orgullo que lo inundaba por la empatía que veía en su Theseus.

 

—Gracias, hijo —contestó con una sonrisa llena de cariño —. Pero quiero reiterar que no necesitas ver a Philza pensando en mí, ¿de acuerdo?

 

—Lo sé, papá —Tommy le devolvió la sonrisa —. Sólo quería saber más de Philza para tener una mejor idea de qué hacer.

 

Techno estiró su mano para ponerla en la mejilla de su hijo. ¿Cómo es que el pequeño niño de las montañas estaba creciendo tanto y tan rápido como para ahora ser aquel jovencito tan maravilloso? Y todavía más sorprendente, ¿cómo es que él había formado parte del proceso para que hoy Theseus sea la persona que es?

 

—Sé que harás lo que consideres lo mejor y aquí voy a estar para ti —dijo Technoblade, mirando a su hijo, reconociendo los rasgos de su familia en su rostro —. Y en serio lamento que haya tardado tanto en hablar de Philza, a veces quiero ignorar su existencia, pero eso no es justo para ti. No quiero que sientas que no puedes hablar de eso conmigo como yo sentí con Philza respecto a mi madre y lamento si así te hice sentir en algún momento.

 

El más joven se acercó para abrazar a su padre. Realmente estaba muy agradecido por el esfuerzo que había hecho por contarle sobre esa parte de su familia que no podía leer o ver en una habitación llena de reliquias familiares que había recorrido de pies a cabeza. Tal vez sí había sentido que no podía hablar con su papá de esto, pero tampoco es como si él mismo tuviera claro lo que siente respecto a Philza, así que no culpaba a su padre.

 

—Te perdono —murmuró Tommy —, y gracias por contarme, aprendí mucho.

 

—Espero que te ayude saber esto y gracias perdonarme —respondió el pelirosado, devolviendo el abrazo con fuerza —. Estaré aquí para ti siempre que me necesites.

 

Theseus le creía. No había manera de no creerle a su héroe.

Notes:

Increíble, la caída de Ao3 sirvió para que por fin acabara de escribir este capítulo. Lo más divertido es que escribí como 3k palabras en como 3 horas, lo que es casi todo el capítulo JSJSJSJ.

Pero bueno, espero que les haya gustado la actualización uwu Lamento la tardanza, de por sí actualizo lento, aunque ahora hasta me gradué en este rato y ahora ando chambeando y tratando de titularme. Pronto podrán decir que le Lic escribe fics.

Igual que sepan que no pienso dejar este fic en hiatus, voy a acabarlo no importa cuánto tiempo me tome. Les agradezco su paciencia, porque sé que puede desanimar que no se actualice un fic en muchos meses, pero miren, sigo acá uwu Como siempre, también se agradecen los comentarios y kudos, siempre me pone feliz ver las notificaciones, porque me da a saber que les gusta mi pequeño fic uwu <3

En fin, espero que estén bien, que tengan un buen inicio de mes y lxs estaré viendo en la siguiente actualización <3

Chapter 16: 15. The worth of a prince and a friend

Summary:

El castillo hoy celebrará una cena especial. Tommy ahora tendrá que enfrentarse a sus primeros retos que se presentan con su coronación de príncipe coronado cada vez más cerca.

Notes:

AJAJAJAJAJA PRIMERA ACTUALIZACIÓN DEL AÑO ANTES DE QUE AO3 EMPIECE SU MANTENIMIENTO.

(See the end of the chapter for more notes.)

Chapter Text

Quizá con las tormentas que habían inundado al Imperio la última semana muches sentían que el palacio se veía quieto en las montañas, pero ese día estaba lleno de vida. Por los pasillos la servidumbre caminaba y corría, todes apresurades mientras se aseguraban de que todo estuviera en orden para la importante reunión que se llevaría a cabo ese día. Al mismo tiempo, las personas también parecían murmurar sin parar sobre lo que podría salir bien y mal aquel día, pues si bien la reunión podría significar fortuna y honor para una familia, las cosas también podrían dar un giro para mal y terminar en infortunio y deshonra para esa misma familia. Éste era el tipo de eventos que disfrutaba la servidumbre del palacio, pues no requería tanta labor como un baile, pero les permitía estar cerca para enterarse de rumores importantes por los que cualquier otra persona fuera del palacio moriría por escuchar de primera mano.

 

—La mesa tiene que estar bien alineada con la alfombra —indicó Antipater, quien se esforzaba por coordinar a todas las personas en aquella habitación —. Recuerden, no quiero ver ni un rastro de lilos, la señora Badlinu es alérgica y no queremos un desastre en plena cena. No, cambien la vajilla, el emperador pidió la crema con azul claro. Esas flores las quiero junto a cada columna, sólo cuiden que no estorben el lugar de los músicos.

 

Antipater sabía la importancia de ese día, en especial porque él ya estuvo del otro lado y conocía perfectamente la presión de estar ahí. Ninguna familia se tomaba a la ligera que la familia imperial les invitara a cenar, en especial si olían la posibilidad de un puesto en la Corte, así que imaginaba cómo estaría la familia Badlinu en esos momentos. Él se sintió morir de los nervios cuando llegó a su casa la invitación nombre del anterior emperador y Technoblade, incluso aunque ya sabía para qué era porque el propio pelirosado se lo dijo, los nervios siguieron presentes hasta que regresó a su casa. Lo mínimo que podía hacer por Badlinu era hacer lo posible para generar un ambiente tranquilo para la cena, con los menos potenciales inconvenientes posibles.

 

—Estamos a tiempo, pero no quiero que nadie se confíe —insistió Antipater mientras miraba su reloj —. Los Badlinu deben llegar en cuarenta y cinco minutos, el emperador vendrá a revisar que todo esté en orden en treinta minutos y volverá con el príncipe cuando la familia Badlinu haya llegado. No hay tiempo que perder, así que hagan pasar a los músicos para que se instalen y preparen lo que tengan que preparar.

 

Aquella iba a ser una larga noche.

 

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—Todavía no es hora y el día ya se me hizo eterno —se quejó Tommy, caminando de un lado a otro en su habitación.

 

—Ugh, recuerdo haber pasado por eso —replicó Fundy, sentado junto a la ventana y sonriéndole a su primo —. Debe apestar ser tú justo ahora.

 

—Gracias por los ánimos, culero —el rubio le sacó la lengua a su primo.

 

—Mira, tú te reíste de mí por lo mismo, sólo te devuelvo el favor —dijo el pelinaranja con una risita —. Además, ya falta poco, es menos de una hora, así que deja de ser dramático.

 

—No pienso dejar que el tipo que fingió una “profunda” cortada por papel para llamar la atención de su crush de la semana me llame dramático.

 

—¡Hey! No fue mi crush de la semana —se quejó Fundy —, fue mi crush del mes.

 

—No, un mes no son tres semanas.

 

—¡Ese no es el punto! Tú mejor enfócate en no cagarla durante la cena, en especial porque ambos sabemos lo bien que se te dan las cenas con las familias nobles. ¿Te debo recordar lo que pasó la última vez?

 

Theseus soltó un quejido. No quería ni recordar cómo es que olvidó que ese día prepararían un aderezo especialmente picante y no sólo él puso en su ensalada más de lo que debió, sino también terminó por servirle dicho maldito aderezo a una duquesa de edad avanzada. No su mejor momento como príncipe.

 

—Sólo estaba intentando ser amable —Tommy trató de defenderse.

 

—Sí, y casi tuvieron que llevar a la duquesa al ala médica por eso.

 

El rubio se tiró boca abajo en su cama mientras volvía a soltar un quejido. Odiaba este tipo de protocolos, por no decir que odiaba casi todos. Si fuera por él, tendría esa charla con Freddie comiendo sus dulces y bocadillos favoritos, tal vez saliendo a los establos para ver a los caballos. Sin embargo, estaba obligado a tener esa charla con la familia de Freddie presente, lo cual no sería tanto problema si no fuera por su madre. Parecía que la señora Badlinu se esforzaba por avergonzar tanto a Tommy como a Freddie de las maneras más creativas posibles y con el padre de Tommy presente no quiere ni imaginar cómo se pondrá la señora. Tan sólo con enviar la invitación, ya podía imaginarla gritando emocionada y presumiendo a toda persona que se le pusiera enfrente mientras el sonido de sus odiosos tacones retumbaba por todos lados. Pobre Freddie.

 

—Vamos, anímate —dijo Fundy, poniéndose de pie para ir a picar a su primo y así saliera de la cama —. Mejor ve a ponerte la ropa, seguro mi tío no tarda en venir para poner tus pelos de elote en su lugar.

 

El rubio bufó y se levantó de la cama para dirigirse al biombo de su habitación. No lo diría en voz alta, pero su primo tenía razón.

 

—Realmente tienes una manera muy extraña de animarme cuando me tiras un insulto por lo bajo cuando lo haces.

 

Si bien ha usado ropa más elegante de la que usaría ese día, definitivamente se trataba de un atuendo más formal del que usa a diario. Se trataba una camisa blanca de cuello alto, un chaleco azul claro con detalles dorados, uno de esos pañuelos elegantes de color blanco que se llevan en el pecho (y Tommy siempre olvida cómo se llaman), un broche de oro con un zafiro para sostener el pañuelo, pantalones blancos con algunas cadenas doradas y bordados en la parte inferior, botas azul rey y un saco de cola larga en el distintivo azul claro del imperio y con diversos bordados dorados y piedras preciosas en la parte del pecho. Personalmente Tommy no era tan fan de los pantalones blancos, así que sólo le quedaba esperar que sobrevivieran aquella noche sin una mancha que no llegue a salir por completo.

 

Tras unos minutos, se escuchó que alguien tocaba la puerta y al abrirse apareció Technoblade totalmente preparado para la cena.

 

—¿Theseus, ya estás listo? —preguntó el pelirosado.

 

—No lo está —dijo Fundy.

 

—¡Ya casi estoy! —refutó Tommy.

 

El pelinaranja soltó una risita y comenzó a caminar hacia la puerta.

 

—Yo los dejo porque ya me dio hambre y seguro mi papá necesitará que lo saquen de la oficina para comer. ¡Suerte con los Badlinu! —dijo Fundy mientras se despedía y cerraba la puerta tras de sí, dejando solos a padre e hijo.

 

Poco después, Theseus salió del biombo mientras trataba de acomodarse bien el dichoso pañuelo. Technoblade miró a su hijo con una sonrisa, pero negando levemente con la cabeza, se notaba que su hijo estaba nervioso.

 

—Ni siquiera te has peinado ni te has puesto tus joyas. ¿Qué voy a hacer contigo?

 

—Es que he estado repasando los protocolos y todas esas cosas pomposas —respondió el menor con quejido.

 

—No te preocupes, todavía tenemos algo de tiempo. Yo te peino y tú te encargas de las joyas, ¿de acuerdo?

 

El rubio asintió y se sentó frente a su tocador para ponerse manos a la obra. Ninguno lo mencionaría en voz alta, pero ambos disfrutaban de que Techno peinara a Tommy, en especial ahora que el cabello del más joven le llegaba poco más allá de sus hombros. Tal vez el príncipe no se sentía capaz de mantener un cabello tan largo como el de su padre —en especial porque una vez éste le explicó los cuidados que tendría que darle y más de dos productos para el cabello sonaba a exceso para Tommy—, pero igual quería parecerse un poco más a su papá y un poco más de cabello ayudaba en eso.

 

Así pues, Technoblade comenzó por cepillar el cabello dorado de su hijo y también empezó a separar los mechones para lo que tenía en mente. Tal vez no le daría tiempo de hacer algo tan elaborado, pero tenía la suficiente práctica para hacer algo más que decente en esos minutos. Por ello, optó por dos trenzas en la parte de atrás de la cabeza de Tommy que se terminarían uniendo en una coleta baja. Sería elegante y un listón del mismo azul del traje sería la cereza del pastel. Por su parte, Theseus comenzó a elegir las joyas que usaría ese día, tratando de que fueran cómodas y tampoco se llenara demasiado de accesorios, porque si no terminaría por quitarse algunos en plena reunión y eso aumentaría las probabilidades de que perdiera algo (no que le haya pasado antes, claro que no). Optó por un arete pequeño para usar en su oreja derecha, un par de anillos con zafiros y su usual corona que no podía faltarle en un día tan importante.

 

—Y estás listo —dijo el mayor justo en el momento en el que tocaron la puerta.

 

—La familia Badlinu llegó —anunció Antipater mientras se asomaba por la puerta.

 

—Gracias por avisarnos, en seguida vamos —contestó el pelirosado.

 

Antipater asintió y se fue tan rápido como llegó. Tommy soltó un pequeño suspiro al volver a darse cuenta de todo el esfuerzo que las personas estaban poniendo en esa maldita cena, en serio esperaba no hacer alguna estupidez, especialmente porque lo último que quería era espantar a Freddie y que no aceptara convertirse en su mano derecha por una estupidez. O tal vez Freddie necesitaba que hiciera una estupidez para tener una excusa para negarse sin quedar mal con su propia familia. O tal vez…

 

—¿Theseus? —la voz de su padre lo sacó de su mente, haciendo que el rubio levantara su mirada —. ¿Estás listo?

 

El más joven respiró profundamente.

 

—Sí, estoy listo.

 

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«Ni de pedo lo estoy»

 

Tommy ya podía escuchar la música al otro lado de la puerta al igual que la voz de un montón de personas adentro. Eso no hacía más que ponerlo más nervioso. ¿Por qué se escuchaba como si hubiera una multitud en el salón? Tenía entendido que sólo estarían Freddie y sus padres, pero ahí definitivamente había más personas que eso.

 

—Lamento la demora, Altezas —dijo Antipater, Tommy podía ver la frustración en su mirada —, es sólo que al parecer la familia Badlinu interpretó la invitación como si fuera una invitación para toda la familia, así que estamos haciendo arreglos de último momento.

 

El padre de Tommy respiró profundamente y asintió. Se notaba que ni siquiera él esperaba que aquel… contratiempo ocurriera.

 

—Está bien, supongo que tendremos que ser más específicos con las invitaciones más adelante —replicó el pelirosado —. ¿Cuántas personas vinieron?

 

—Son nueve, Majestad.

 

—¿¡Nueve!? —Technoblade apenas pudo contenerse para no gritar —. ¿Sabes quiénes demonios están aquí alterando todos los planes?

 

—Son Freddie Badlinu, sus padres, sus tres hermanes, la hermana de la señora Badlinu y sus dos hijes.

 

El pelirosado volvió a respirar profundamente. Sí, esto no estaba ayudando con los nervios del menor. Ya podía imaginar a la señora Badlinu tomándose libertades con la invitación sólo con tal de presumir que la familia real los invitó a cenar y uno de los dos emperadores estarían presentes. «Alguien, por favor, acabe con mi miseria».

 

—Son demasiados, no vamos a caber en la mesa que se preparó —continuó Technoblade.

 

—Estamos preparando el otro salón con la cantidad de lugares que ahora necesitamos y vamos a mover a los músicos. Les diré cuando todo esté listo en el nuevo salón —respondió Antipater.

 

Tommy no tenía ni idea de cuánto le pagaban a Antipater por su trabajo, pero estaba seguro que, con todo lo que tuvo que modificarse de último momento y para que de nuevo estuvieran listos diez minutos después, su padre le pagaría extra a Antipater y a toda la servidumbre del palacio. No es que los imprevistos nunca se dieran en los eventos organizados por la familia real, sólo que nunca había sido un imprevisto de esa… magnitud y menos en una cena que toda persona de alcurnia sabe que se trata de un evento más privado.

 

Como fuera, finalmente tras unos minutos todo el mundo estaba a la mesa y el príncipe sentía que sus nervios lo delatarían en cualquier momento. Se sentó entre su padre y Freddie, pero tuvo el infortunio de quedar justo enfrente de la hermana de la señora Badlinu, la tía que su mejor amigo clasificaba como “la víbora más grande de la familia”. Prefería mil veces tener enfrente a la madre de Freddie, pero ésta había casi corrido para sentarse junto al emperador.

 

—Es un salón muy lindo y elegante —dijo la señora Badlinu —, seguro aquí sólo se hacen eventos tan especiales como éste.

 

«Nah, aquí una vez mi tío se emborrachó con sus amigos, hasta dijo que alguien vomitó en aquella esquina», pensó Tommy mientras tomaba su cuchara para la sopa.

 

—La decoración es tan refinada —intervino la tía ahora —. Se nota que tienen buenos gustos, yo tengo una escultura igual a esa —la mujer señaló con su mentón una escultura justo detrás de Tommy.

 

Por supuesto, el rubio la identificó de inmediato cuando volteó a ver dicha escultura y, claro está, su boca no se detuvo ni un instante.

 

—Eso es imposible, la esculpió mi primo a sus diez años.

 

El principio de una carcajada se le escapó al padre de Freddie antes de cubrirlo con una para nada discreta tos. Todes en la mesa fueron testigos de la manera en que la tía se sonrojó de la vergüenza, se puso tan roja que Tommy casi podía jurar que lo rojo pasaría a su gran peluca blanca.

 

—Claramente el príncipe Fundy es un prodigio de las artes desde pequeño —respondió la tía, intentando salvarse un poco de su bochornosa situación.

 

Theseus no sabía qué responder, así que se optó por guardar silencio. Por suerte, el padre de Freddie no tardó en dirigir el tema de conversación a la comida, así que Tommy tuvo un momento para recuperarse del bochorno. Todavía no sabía cómo le pediría a Freddie ser su mano derecha con las circunstancias que se le presentaban, pero tenía que hacerlo. Tenía que ser positivo, o por lo menos intentarlo. «¿Qué es lo peor que podría pasar?», pensó.

 

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La sala se llenó de gritos y pánico de un momento a otro. Tommy sólo estaba intentando ser amable, quería pasarle la canela al primo de Freddie. Se supone que sería fácil, después de todo había logrado llegar al postre, la última parte de la cena antes de por fin sacar el asunto que tanto esperaban todes. Sin embargo, sus torpes manos hicieron de las suyas y soltó el pequeño frasco sin querer, haciendo que se abriera y el polvo se expandiera a lo largo de la mesa. Eso no habría sido tan desastroso, si la tía de Freddie no fuera alérgica a la canela.

 

—¡No puedo respirar! —exclamó la señora, poniéndose de pie de golpe.

 

El resto de la familia Badlinu se puso de pie y corrieron hacia ella para auxiliarla. Un montón de sirvientes también aparecieron para tratar de controlar la situación. Theseus estaba horrorizado con lo que acaba de hacer.

 

—¡Lo lamento mucho! —dijo el rubio, sus manos temblando —. Yo no sabía…

 

Nadie parecía escucharlo con todo el alboroto. Tommy volteó a ver a su padre y pudo ver el cansancio en sus ojos incluso aunque el pelirosado no lo miraba directamente. Esto no es lo que debió pasar, su padre no merecía un desastre andante como Tommy, no cuando trabajaba tan duro todos los días y menos cuando sabía lo importante que era ese día para su familia, para el imperio incluso. Theseus no pudo evitar pensar que seguro estaba decepcionando a su padre y ese pensamiento fue suficiente para hacer que se levantara y corriera fuera de la habitación.

 

No podía permanecer ni un minuto más ahí en medio del desastre que él mismo había armado, así que se fue al balcón más cercano que se encontró. Necesitaba aire fresco, necesitaba calmarse, necesitaba… Realmente no sabía lo que necesitaba. Quizá sólo no quería seguir viendo la conmoción que causó, no quería seguir siendo testigo del horrible príncipe que era.

 

El aire helado golpeó su cara cuando a travesó la puerta para llegar al balcón, la nieve de inmediato asentándose en su cabello y hombros. Si bien la tormenta no había cesado, el príncipe se encontraba en un punto del palacio en el que no se sentía tan intensa. De cualquier forma, no es que a Tommy le importara en ese momento y eso quedó claro cuando se sentó en el piso recargado en el barandal del balcón.

 

—La cagué. La cagué. La cagué —repitió como mantra, escondiendo su rostro en sus rodillas.

 

No importaba cuánto estudiara los protocolos, ni cuantas veces ensayara sus modales, ni si quiera cuánto intentara ser como se suponía que debía ser. No era suficiente. Tommy no estaba a la altura para ser un príncipe. No estaba a la altura del hijo que su padre se merecía. Un príncipe no cometía errores como ese. Un príncipe se hubiera quedado para asegurarse de que la persona sufriendo una reacción alérgica estuviera bien. Un príncipe habría podido cumplir el propósito de esa reunión. Un príncipe merece de verdad una coronación. Tommy no era un príncipe y hoy lo había demostrado.

 

—Soy un estúpido —musitó, cerrando sus ojos un momento, pero pronto volvió a abrirlos cuando escuchó otra voz.

 

—¿Tom? —era Freddie y se encontraba del otro lado de la puerta abierta. Tommy notó que se veía agitado, como si hubiera estado corriendo —. ¡Ahí estás! ¿Estás loco como para salir en este clima? ¡Vuelve adentro!

 

El rubio miró el otro adolescente con sorpresa, aún sin moverse ni un poco.

 

—¿Qué demonios haces aquí? ¡Deberías estar revisando que tu tía este bien! —dijo Tommy.

 

—Seguro estará bien, siempre trae su medicina para la alergia con ella y hay un montón de gente ayudándola. Ahora ven, porque vas a congelarte si te quedas mucho tiempo allá afuera —replicó Freddie, tendiéndole la mano para ayudarle a levantarse.

 

Sin embargo, Tommy seguía sin moverse, sólo miraba al otro como si le hubiera crecido otra cabeza y Freddie no sabía por qué.

 

—¿Ya te está dando hipotermia o algo? —dijo Freddie confundido y un tanto preocupado.

 

—¿Qué? ¡No! —respondió Tommy de inmediato.

 

—Entonces mueve el trasero antes de que ocurra.

 

El rubio balbuceo un poco, como si no comprendiera lo que Freddie decía o el motivo de su urgencia para que Tommy volviera al interior del palacio.

 

—Sigo sin entender que haces aquí —dijo el príncipe.

 

—¿Ahora de qué hablas? —preguntó Freddie, su mano todavía tendida para ayudar al otro.

 

—Freddie, prácticamente envenené a tu tía sin querer, no sé por qué si quiera quieres volver a verme —replicó el rubio —. Yo te arrastré a la peor cena de la existencia para algo que probablemente no quieras hacer y… aun así estás aquí. ¿Por qué?

 

El otro parecía un tanto sorprendido por las palabras del príncipe, luego soltó una risita se sentaba en el piso frente a Tommy. No importaba que estuviera haciendo frío, ni que sus pantalones elegantes que su madre le consiguió para aquella ocasión se estuvieran manchando y mojando por la nieve.

 

—Pues porque eres mi amigo —dijo Freddie, como si fuera lo más obvio del mundo —. Además, probablemente mi familia tiene más culpa en todo este desastre y me disculpo por eso. Le dije a mi mamá que no era buena idea llevar a tanta gente, pero nunca me escucha.

 

—No tienes que disculparte, no es culpa tuya.

 

—Si no es culpa mía, tampoco es la tuya. ¿De acuerdo?

 

Tommy miró los ojos oscuros de su mejor amigo. Freddie siempre le había parecido una persona sincera y siempre lo comprobaba porque había algo en su expresión que lo reflejaba. Aquella noche bajo la nevaba no era diferente, su mejor amigo le seguía mostrando sinceridad, pero no sólo con su expresividad, sino también con sus acciones y palabras; así había sido desde que se conocieron, por eso Tommy lo había elegido, por eso Tommy también había practicado sus modales durante días. Por Freddie.

 

—¿Qué pasa? Pareces más distraído de lo normal —dijo el castaño de repente —. ¿Hay algo que te tenga así?

 

Tommy suspiró y asintió. No podía negar que había algo más, además del estrés de la cena, que lo tenía consternado.

 

—Es que… hace poco llegó una carta —respondió el príncipe —. Una carta de mi abuelo.

 

Si bien Freddie sabía un poco del tema por lo que había escuchado entre los nobles cuando el anterior emperador abdicó y lo poco que su amigo le había contado, era consciente de que había mucho que desconocía y que era un tema delicado para toda la familia real. Así que tenía mucho sentido que ahora Tommy estuviera así por una carta.

 

—¿Quieres hablar de eso? —Freddie tanteó el terreno, pues no quería sonar impropio con algo así.

 

El rubio asintió.

 

—En la carta decía que tenía ganas de verme, que entendía lo que hizo mal y le gustaría remediarlo, si existe esa posibilidad —contó Tommy con una mueca —. Y, la verdad, no sé qué pensar de eso.

 

—¿Qué dijo tu padre?

 

—Que respetaría mi decisión, pero la verdad yo creo que él no quiere que acepte ver a Philza. Sé que sigue enojado con él, pero que también lo extraña. ¡Claro, es su papá! Y sé que lo que hizo me lastimó tanto que aún no me puedo subir a un carruaje, ¡pero también quiero que mi familia esté unida! Yo… No sé qué hacer.

 

Eran sentimientos complicados, Freddie lo podía ver en la mirada de su mejor amigo. Él tampoco tenía una buena relación con toda su familia, así que algo podía entender.

 

—¿Tú crees… que tu abuelo sea sincero? —preguntó.

 

—La peor parte es que creo que sí, es sincero…

 

El castaño asintió.

 

—Mira, he estado en muchas reuniones familiares incómodas en la que mis familiares se siguen hablando por pura apariencia, no porque quieran hacerlo. Si tu abuelo quisiera hacerlo por apariencia, creo que ya se habría armado un escándalo del show que se podría montar. Tal vez tu intuición no esté equivocada y, aunque así fuera, creo que estás en la posición de negociar los términos para que esa reunión ocurra de la manera más cómoda para ti.

 

Theseus parecía pensar en lo que había dicho, digiriendo sus palabras lenta pero constantemente.

 

—Eres la primera persona que me dice que quizá no me equivoque si digo que sí —murmuró el príncipe.

 

—No lo digo por darte la razón, creo que ambos sabemos que podríamos equivocarnos —dijo el castaño de inmediato —. Pero creo que también debes darte un poco más de mérito, en especial cuando pueden planear para el peor y mejor de los casos. Al final, creo que tú mejor que nadie sabrá lo que le convenga más.

 

Tommy asintió levemente. Debía aceptar que Freddie tenía un punto. Tal vez tomar esa decisión siguiendo su instinto era lo que necesitaba hacer para convertirse en el príncipe que el imperio merecía. Él tendría que tomar decisiones más difíciles en el futuro, así como su padre y su tío lo han hecho, así que tendría que empezar por algún lado y este parecía el indicado. Freddie le había hecho ver eso…

 

—Freddie… —murmuró Theseus, después de unos momentos en silencio.

 

—¿Sí? —Freddie parecía no importarle que el rubio no había contestado a lo que dijo antes, como si supiera que había algo en la mente de Tommy que debía sacar justo en ese instante.

 

—No tienes que aceptar si no quieres —comenzó, su tono de voz más seguro esta vez —, pero en serio me gustaría que me ayudaras siendo mi mano derecha como príncipe. Eres mi mejor amigo y no hay nadie en quien confíe más para este puesto como tú. Sé que eso cambiaría tu vida y que muchas cosas pueden pasar, pero… no importa que me respondas, seguirás siendo mi mejor amigo pese a todo, Sólo… yo quiero que seas feliz y que sea lo que tú quieres.

 

Freddie parecía procesar lo que Tommy acababa de decirle. Por supuesto que suponía que de eso se trataba aquella reunión, por eso es que hasta su madre perdió la cabeza ante aquella oportunidad. Sí, ese puesto le daría un mejor estatus a su familia. Sí, también eso vendría con más responsabilidades. Sí, le asustaba un tanto pensar que se veía mal que alguien renunciara al puesto en algún punto. Sí, le daba miedo que por ese puesto perdiera a su mejor amigo. Sin embargo, viendo ahora a Tommy frente a él con nieve en la cabeza y los hombros, no veía al príncipe del imperio del que su madre siempre hablaba, no veía a alguien que lo juzgaría por su respuesta, no veía a alguien que lo quería forzar a tomar una posición que tenía el potencial tanto de hacerlo feliz como de hacerlo miserable. Veía a su mejor amigo con el que se quejaba de las presiones de su familia y bromeaban durante eventos sociales de los acentos malditamente ensayado que tenían la mayoría de los nobles.

 

Si le daba miedo compartir la responsabilidad con un príncipe, ese miedo se desvanecía cuando recordaba que era Tommy, no sólo un miembro de la realeza.

 

Freddie se volvió a poner de pie y le volvió a tender su mano a Tommy.

 

—Lo haré. Seré tu mano derecha —contestó con una sonrisa.

 

Los ojos azules de Theseus se cristalizaron un poco, pero le devolvió la sonrisa a su mejor amigo. Sin esperar un instante más, tomó la mano de Freddie y este lo impulsó para que se levantara. Se quedaron unos instantes en silencio, parados en la nieve, hasta que el rubio soltó una risa que contagió de inmediato a Freddie.

 

—Maldita sea. Gracias —dijo Tommy —, porque no tenía un plan B.

 

El otro se rió todavía más con aquella respuesta, pero no le dio tiempo de contestar algo, pues fueron interrumpidos por el sonido de varios pasos en el pasillo. Eran tres soldados del palacio, los cuales parecieron relajarse en cuanto vieron al príncipe. Ahí Tommy recordó que había salido corriendo sin decirle nada a nadie —lo que incluía a su padre— y, si se hubiera ido más lejos, seguro el castillo completo estaría cerrado tratando de encontrarlo. Habrían muchas explicaciones que dar, tanto por parte de Tommy como de Freddie, y aún tenían que enfrentar el desastre que se quedó en el salón. Pero, al menos, la cena había cumplido su propósito.

 

Freddie ahora tenía la respuesta a la propuesta que tanto había rondado en su cabeza. Tommy también tenía una respuesta para la carta de su abuelo.

 

Ambas eran afirmativas y ambas cambiarían sus vidas.

Notes:

NO ME MORÍ Y SEGUIRÉ ESCRIBIENDO, LO PROMETO.

Me tardé mucho más de lo que esperaba con este capítulo, pero me alegra mucho que por fin lo haya terminado. En especial porque ya casi llegamos a una parte que tengo ganas de escribir hace mucho.

Como sea, muchas gracias a las personitas que siguen leyendo, en serio significa mucho para mí :')

Lxs veo a la próxima actualización, que espero no tarde tanto como ésta JSJSJSJSJ

Chapter 17: 16. Warm Icy Eyes

Summary:

Después de tantos años, Tommy y Techno vuelven a encontrarse con Philza. Uno espera lo mejor y otro lo peor. Sin embargo, no sólo ellos dos están nerviosos por ese reencuentro, pues Philza también sabe que hay un pasado lleno de errores al que tendrán que enfrentarse.

Notes:

¡VOLVÍ! Les dije que no abandonaría el fic, no importa cuánto tardara en actualizar :D

Espero que disfruten mucho del capítulo, lo estuve cocinando por bastante tiempo jeje

(See the end of the chapter for more notes.)

Chapter Text

Decir que no recordaba la última vez que se sintió así sería una mentira. Claro que se acordaba de ese día perfectamente. Por supuesto, aunque haya pasado casi una década de esa vez, Techno no extrañaba la sensación de que el corazón se le saldría del pecho, ni el leve temblor en sus manos, ni el sudor frío resbalando por su espalda. Desde un principio tenía la sensación de que las cosas saldrían mal, pero esperaba equivocarse por el bien de su hijo, por eso había insistido en medidas de seguridad.

 

Sin embargo, parecía que no importaba cuánto hubiera pensado en soluciones a potenciales problemas, igual las cosas habían salido mal, peor de lo que hubiera imaginado si es que habían traído a Theseus directamente al ala médica. Techno juraba que, si se enteraba de que esto era culpa de Philza, esta vez un destierro y abdicación forzada no serían nada. «No vas a poner ni un pie fuera del palacio hasta que sepa lo que pasó».

 

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—¿Estás completamente seguro de que quieres ir? Todavía podemos cancelar todo si no estás seguro.

 

—Lo estoy, papá —aseguró Tommy con una sonrisa.

 

Había tomado un par de semanas, pero finalmente había llegado el día que tenía nerviosos tanto a Techno como a Theseus. Era el día en que Tommy se reuniría con Philza. Era la primera vez que veían al anterior emperador en casi 10 años. Si bien estaba claro que el adolescente estaba ansioso, definitivamente Technoblade era el más ansioso de los dos. Tommy lo notaba en la manera en que su padre se movía, en cómo hablaba y hasta en su peinado, pues hasta su usual trenza rosada estaba más tensa y apretada. Era un día importante para la familia real, pero sólo Techno y Tommy estaban ahí para recibir a Philza.

 

Cuando tomó su decisión y se la contó a Fundy, el rubio se dio cuenta de que su primo parecía enojado con Philza. Tommy intentó preguntar por qué, pero Fundy se negó a responder, cambiando de tema o hasta escapando a paso veloz de la habitación. Por su lado, su tío sólo le había dicho que tuviera cuidado. Nadie de la familia parecía muy entusiasmade por su decisión, pero, aunque eso lo pusieran un tanto nervioso, no se echó para atrás. «No creo que las cosas salgan tan mal como todes piensan».

 

—El anterior emperador acaba de llegar —anunció Antipater antes de que su padre pudiera añadir otra cosa.

 

Padre e hijo respiraron profundamente. La hora había llegado.

 

—Gracias, vamos enseguida —respondió el emperador.

 

Tommy caminó junto a su padre, pensando en la imagen que recordaba de Philza. Sus ojos azules eran de un tono más oscuro que los del propio Tommy y parecían tan fríos como si todo el hielo del imperio pudiera verse en ellos. Su cabello rubio ligeramente platinado solía llegarle a los hombros, enmarcando su rostro y haciéndolo ver más serio de alguna manera. Recordaba que era más bajo que su padre, pero no está seguro de qué tanto. Y Philza siempre usaba una clase de túnica, siempre era verde o azul, nunca de otro color. Eso era lo que recordaba, el resto de los rasgos específicos de su rostro se habían opacado con el tiempo y, como su padre y su tío decidieron almacenar todo cuadro donde apareciera Philza, no tenía manera de saber qué tan acertadas eran sus memorias. Al menos hasta ese día.

 

Cuando las puertas principales del castillo se abrieron, sus miradas se dirigieron inmediatamente a la figura erguida al pie de las escaleras. Se trataba de un hombre de complexión delgada, usaba un sombrero con franjas verdes y blancas sobre su cabello rubio canoso. Sus ojos no eran como Tommy los recordaba, se veían de un azul más opaco y grisáceo y estaban rodeados por arrugas, pero no había frialdad en ellos. Su nariz era ligeramente puntiaguda como la del padre de Tommy. Sus labios delgados y enmarcados por líneas de expresión le… sonreían levemente. Aquel hombre usaba una túnica sencilla y verde acompañada por una capa de un verde más oscuro y en su mano tenía un bastón de madera casi tan alto como él. «No es el Philza que conocí», Tommy se dio cuenta de inmediato.

 

—Buenos días —dijo Philza, su voz haciéndole cosquillas al menor en sus oídos por lo suave y nerviosa que sonó.

 

—Llegaste a tiempo —replicó Technoblade, sin devolver el saludo y usando una voz que Tommy sólo había escuchado en su padre muy pocas veces y nunca dirigida a él.

 

—No quería ser descortés, en especial porque sé que están siendo sumamente considerados conmigo al darme esta oportunidad —respondió el mayor, la vergüenza se coló en su mirada.

 

—Es gracias a Theseus que tienes esta oportunidad —dijo Technoblade —, así que, antes de proceder con cualquier cosa, quiero que le pidas disculpas como es debido.

 

Philza presionó sus labios unos instantes y asintió.

 

—Tienes razón —ambos pares de ojos azules se encontraron, Tommy contuvo la respiración, pero todo el aire de sus pulmones se le escapó cuando vio que Philza se ponía de rodillas —. Theseus…

 

—Príncipe Theseus para ti —interrumpió Technoblade, aunque Tommy quiso decirle que no era necesario, pero parecía que su voz se negaba a funcionar en esos momentos.

 

—Príncipe Theseus —corrigió Philza de inmediato —. Lo que le hice no tiene excusa ni justificación. Fui cruel y egoísta. Mis acciones lastimaron a toda mi familia y es una culpa con la que cargaré por el resto de mi vida. No le pido su perdón porque sé que no lo merezco, pero sí le ofrezco mis más sinceras disculpas y le juro por mi vida que voy a hacer lo posible por jamás volver a causar un daño como el que le causé a usted y al resto de su familia.

 

Los tres se quedaron en silencio. Philza miró al príncipe unos instantes más, sus ojos inundados de dolor, arrepentimiento, vergüenza y culpa; pero poco después bajó la cabeza como si el peso de sus acciones fuera demasiado para su cuello. Sin siquiera pensarlo, Tommy comenzó a bajar los pocos escalones que los separaban, la nieve crujiendo debajo de sus botas parecía el único ruido que se emitía en todo el palacio. Estando más cerca de Philza, el príncipe podía ver que el otro estaba temblando un poco, no sabía si era por el frío de la nieve bajo sus rodillas o los sentimientos que lo envolvían. «No, no es el mismo…».

 

Tommy le tendió una mano y terminó con el sepulcral silencio.

 

—Acepto tus disculpas —dijo, haciendo que Philza levantara la mirada rápidamente.

 

—Yo… No es algo que tenga que hacer ahora, príncipe Theseus. Yo sólo…

 

—Pero ya lo hice —Tommy sonrió levemente —. Y ya no me digas así, dime Tommy.

 

Philza alternó su mirada entre el rostro del príncipe y su mano, como apenas creyendo que aquello estaba pasando. Después tomó la mano de Tommy y se apoyó en ella y en su propio bastón para ponerse de pie. Ahora ambos notaban que el más joven era un tanto más alto que el mayor.

 

—Te lo agradezco, Tommy.

 

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Había actividades que Tommy no había hecho en su vida, pero que sabía que se realizaban en el imperio, incluso a las inmediaciones del castillo. Pescar era una de ellas. Sabía que ni su padre ni su tío ni Fundy eran fanáticos de pescar, en especial por todos los olores que conllevaba. Y, si bien no sabía si él sería bueno o si lo disfrutaría, Tommy quería intentarlo. Cuando estuvieron planeando qué actividad se realizaría, su padre insistió en que lo que quiera que Tommy hiciera con Philza, tenía que ser algo que pudiera realizar en los terrenos del castillo o, por lo menos cerca. Eso además de una de las condiciones fue ir en compañía de guardas de la confianza del emperador. Después de pensar mucho en qué actividad podrían realizar, Tommy recordó los anzuelos y nudos de pesca en la sala de los recuerdos, la mayoría estaban marcados como que fueron pertenencia de Philza. Eso fue lo que lo llevó a elegir la pesca.

 

—¿Entonces nunca has salido a pescar? —preguntó Philza.

 

—No, pero aprendo rápido —aseguró Tommy, tratando de no mostrar los nervios que sentía.

 

—La verdad no me sorprende mucho —el mayor soltó una risita —. Techno y Wilbur siempre se quejaban cuando los llegué a traer de pesca.

 

Se asentaron en el río congelado que pasaba cerca del palacio, los guardias mantenían cierta distancia para darles privacidad, pero Tommy podía sentir sus miradas. Claro que conocía a cada miembro de la escolta que los acompañaba, incluso uno de ellos era su guardia personal. Se notaba que su padre se había tomado muy en serio su seguridad, no lo culpaba, pero sí podía ser un poco abrumador.

 

—Suena a papá y a mi tío —asintió Tommy —. ¿Y cómo se supone que se hace?

 

—Estoy un poco oxidado, pero te explicaré —Philza tomó la herramienta más grande que había traído, una clase de taladro manual largo, y colocó la punta sobre el río congelado —. Primero necesitamos hacer un agujero en el hielo. Vamos a pescar peces pequeños, es mejor para tu primera vez y para asegurarnos de que el hielo esté estable. Nunca está de más prevenir.

 

Cuando Philza comenzó a mover el sistema del taladro, Tommy pudo ver la manera en que el hielo se convertía en fina nieve mientras la herramienta perforaba poco a poco. No sabía si era por la experiencia, pero a Tommy le daba la impresión de que Philza no ocupaba mucha fuerza para hacer aquello, pues avanzaba de manera constante y sin titubear.

 

—Wow… —dijo el menor cuando vio que el agua empezaba a mover un poco la nieve hecha por el talado.

 

Una vez que la herramienta estuvo fuera, Tommy podía ver claramente el agua subiendo y bajando. Era un hielo bastante grueso, pero ese agujero parecía tan vivo y lleno de movimiento que le hizo recordar que bajo todo ese hielo viajaban corrientes feroces de agua. Tommy recordó toda la vida que realmente hay a pesar de las temperaturas heladas, no sólo por las personas que viven en el imperio, también por la naturaleza.

 

—Increíble, ¿no? —la voz de Philza le hizo recordar qué hacían ahí.

 

—¿Y ahora qué se hace? —preguntó Tommy.

 

—Ahora hay que despejar un poco el camino, aún está lleno de hielo —esta vez, Philza sacó una clase de cucharón de madera para sacar los restos de nieve del agujero —. Después, preparamos nuestras cañas de pescar y sólo nos queda esperar para ver qué cae en el anzuelo.

 

Tommy asintió. Sonaba relativamente fácil, pero pronto descubrió que en realidad no era tan sencillo. Pese a que era una caña de pescar más pequeña de lo que imaginó, aún se sentía difícil de controlar; incluso sin ningún pescado tirando del hilo, aún era capaz de sentir la corriente tirando del hilo. Por supuesto, no ayudaba que en realidad su visibilidad era nula, así que su única manera de saber que algo había caído en el anzuelo era que tirara de la caña. Para su fortuna, Philza parecía tener infinita paciencia para darle consejos, corregirlo y explicarle las veces que fueran necesarias. Tommy sentía que Philza tenía más paciencia que algunos profesores que ha tenido.

 

—Recuerda mantener un agarre firme, pero no muy fuerte o te vas a cansar muy pronto o el río podría llevarse la caña, ¿de acuerdo? —dijo el mayor.

 

Tommy asintió, tratando de mantener ese punto medio que Philza le aconsejaba y acomodándose mejor en uno de los dos bancos en los que estaban sentados. Si bien sabía que podría quedarse en silencio y simplemente disfrutar del sonido de la naturaleza, se negaba a hacerlo cuando era la primera vez que convivía con Philza de esta manera. Tenía curiosidad, quería ver si también podía averiguar por qué este decidió mandar la invitación en primer lugar.

 

—¿Y tú cómo aprendiste a pescar? —preguntó el más joven.

 

—Hace mucho tiempo, un amigo mío me enseñó.

 

—¿Entonces no lo aprendiste de la familia?

 

Philza negó con la cabeza mientras miraba al bosque al otro lado del río. Tommy notó que parecía nostálgico.

 

—Mis padres solían estar muy ocupados, pasé años sin ver a mi padre —contó el mayor, volteando a ver a Tommy —. Creo que has podido ver el mucho tiempo que consume un imperio para un emperador, ¿no?

 

—Sí…

 

Ojeras debajo de los ojos de su padre, bostezos a la hora del desayuno, juntas que a veces se sentían infinitas fuera de la sala de reuniones, miles de documentos apilados en un escritorio. Sí, Tommy conocía todo eso.

 

—Creo que es algo que, por desgracia, ha pasado de generación en generación dentro de nuestra familia —Philza suspiró, pero luego respiró profundamente, como para darse valor y poder continuar hablando —. En serio lamento haber complicado todavía más las cosas tanto para ti, como para tu primo y mis hijos. Si no fuera por mí, Fundy y tú habrían podido disfrutar más tiempo con sus padres… Es lo que yo hubiera querido tener con Techno y Wilbur. Es lo que yo hubiera querido tener con mi padre.

 

Oh.

 

Oh.

 

Esa era la primera vez que oía un poco más sobre la historia de Philza como algo más que un padre o un imperador. Philza también fue un hijo. Tommy no había pensado realmente en eso y en cómo Philza habrá vivido esos años, puede deducir poco por lo que ha aprendido en sus clases de historia y lo que su propio padre le ha contado, pero esto era diferente.

 

—Lamento que las cosas tampoco hayan podido ser mejores para ti y tu papá —dijo Tommy luego de un momento de silencio.

 

Philza le sonrió suavemente.

 

—Mi padre hizo lo mejor que pudo. Ojalá yo pudiera decir lo mismo de mí, pero ese no es el punto —replicó el otro —. Mi experiencia y lo que sufrí no es excusa para lo que yo los hice sufrir.

 

El menor ladeó levemente su cabeza.

 

—En serio eres diferente.

 

Aquello pareció tomar por sorpresa a Philza, pues su rostro se tiñó de confusión.

 

—¿A qué te refieres? —preguntó el mayor.

 

—Es que… Bueno, yo no recuerdo demasiadas cosas sobre ti, pero antes me parecías una persona perdida y con mucho miedo —intentó explicar Tommy —. Ahora siento que ya no es así, te ves más tranquilo, casi como si hubieras vuelto a encontrar a la persona que me contaron que fuiste.

 

Un pequeño suspiro entrecortado escapó de los labios de Philza, manifestándose en una pequeña nubecita de vapor, y la caña de pescar cayó de sus manos, dejando que la corriente la arrastrara. Algo en su mirada volvió a cambiar, como si estuviera viendo a Tommy por primera vez en su vida, como si algo hiciera clic en su cabeza. Como si se diera cuenta de que lo que estaba buscando estuvo ahí todo el tiempo. El menor no sabía qué hacer o qué más decir, ni siquiera estaba seguro de si Philza lo escucharía con todas las emociones que cruzaban su rostro. Sin embargo, no tuvo que pensar en qué decir, pues Philza sonrió ampliamente con sus ojos cristalizados y habló de nuevo.

 

—En serio eres el hijo de Technoblade.                        

 

Tommy parpadeó un par de veces. Había algo en esas palabras… Recuerda que hace años Philza negó con vehemencia su lazo familiar con su padre, lo repitió en más de una ocasión. Sin embargo, esto no parecía como que simplemente aceptara que Techno lo crió. No, esto era diferente.

 

—Yo… —la voz de Philza tembló un poco —. Yo… si es demasiado, puedes decir que no, pero… ¿podría abrazarte?

 

Eso sorprendió todavía más al menor. No obstante, aunque había toda una historia atrás de ellos que le indicaba que debía negarse, Tommy sabía que quería ese abrazo. Asintió en respuesta. Philza rápidamente se levantó del banco y envolvió a Tommy en un cálido abrazo. El menor sintió también algunas lagrimitas en sus ojos, pues esa forma de abrazar era una que conocía muy bien. Ese era un abrazo como los que le da su papá, su padre había aprendido a abrazar como su propio padre, como Philza. Tommy le devolvió el abrazo, permitiéndose olvidarse de todo por un momento.

 

Todo estaba bien. Había esperanza para comenzar a remendar los lazos rotos. Las cosas parecían estar poniéndose en lugar. Por un momento, ambos creyeron que ese abrazo era un nuevo comienzo para su familia.

 

Ojalá hubiera sido el comienzo que ellos imaginaron.

 

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Al final, sólo pescaron 7 peces, el número se vio realmente reducido por la pérdida de una de las cañas y la inexperiencia de Tommy, pero ambos estaban satisfechos con su viaje de pesca. Además, ya se acercaba la hora de partir de regreso al palacio, así que todes su dispusieron a recoger sus cosas.

 

Philza estaba más que satisfecho con aquel paseo. Realmente esperaba que poco a poco pudiera reconectar con su familia y anhelaba más que nada tener la oportunidad de hablar y disculparse con cada uno de ellos. Estaba consciente de que no sería un camino fácil, que él mismo había causado esa inmensa brecha y que tomaría tiempo. Mas estaba dispuesto a pasar por lo que tuviera que pasar para hacer lo correcto. Al mirar que a unos metros de la orilla del río estaba Tommy conversando y riendo con uno de los guardias, supo que todo ese esfuerzo valdría la pena si lograba ver una risa así del resto de su familia al menos una vez más, ni siquiera era necesario que estuviera dirigida a él, con presenciarla sería más que suficiente.

 

El antiguo emperador suspiró una vez más antes de tomar las cosas que le faltaban. Estaba por disponerse a volver con el grupo, cuando escuchó un crujido que lo hizo parar en seco. Conocía ese sonido, lo había escuchado antes en el pueblo en el que empezó a vivir luego de su abdicación. No fue el único que lo reconoció, pues vio que todes les soldades y Tommy voltearon a verlo al mismo tiempo. Philza apenas fue capaz de registrar el pánico en el rostro de su nieto cuando el hielo se quebró bajo sus pies.

 

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—¡PHILZA! —gritó Tommy.

 

Como si todo se moviera en cámara lenta, Tommy comenzó a correr hacia aquel agujero que quedó en el hielo roto. Alcanzó a sentir que la punta de los dedos de Willy rozaba su mano, como si hubiera intentado detenerlo, pero no fue lo suficientemente rápido. Tommy sabía que el tiempo era imprescindible ahora que Philza estaba en el agua helada, sabía lo que pasaba cuando una persona caía en el agua helada por las lecciones de seguridad que le dieron en el palacio. Si no alcanzaban pronto a Philza, ya no habría esperanza para él, la corriente lo arrastraría, se ahogaría si se alejaba demasiado lejos del agujero por donde cayó. Philza moriría.

 

Tommy sabía que incluso si algún soldado iba en su rescate, este estaría en peligro de morir también. «No, no puedo permitir eso». Quizá una persona normal era muy frágil ante un frío tan intenso, pero sabía que él sería capaz de soportarlo con su don. Él podía salvar a Philza.

 

Hay una línea muy delgada entre la esperanza y la imprudencia. Cuando estaba por llegar al agujero en el hielo, Theseus recordó las palabras que padre le dijo hace años. Hijo, no tienes que ser un héroe para ayudar a la gente y ser feliz.

 

Su nombre era el de un héroe, su padre lo había escogido para él. Sí, Tommy no quería acabar como Theseus, pero tampoco se creía capaz de cargar con la culpa de haberse quedado quieto cuando él era consciente de que era el único que podía salvar a Philza. Theseus no era capaz de quedarse quieto cuando había una vida prendiendo de un hilo. Si esa era la acción de un héroe, pues entonces correría el riesgo.

 

«Perdón, papá…», pensó Theseus mientras saltaba al agua helada.

Notes:

¡Eso es todo por hoy! Oh, realmente fue muy divertido escribir este capítulo. Pese a que tenía mucho tiempo desde que planeé este momento (años literal), me tomó un rato encontrarme con la canción y los sentimientos adecuados para escribirlo uwu

Agradecimiento especial a mi pareja, pues me trajo al fandom de KNY y ahí encontré la canción que necesitaba para que este capítulo quedara como quería :D

En fin, espero no tardar tanto en la siguiente actualización, pero hay muchas cosas que quiero escribir también, así que veremos heh. Si les interesa, también estoy escribiendo cosas de SK8 The Infinity y, muy posiblemente, en el futuro también escriba algo de KNY. Así que no olviden suscribirse a mi perfil para que se enteren :D

Agradezco mucho a las personitas que siguen esperando mis actualizaciones, sé que me toman tiempo, así que gracias por su paciencia. También aprecio mucho todos sus kudos y comentarios <3

Nos vemos a la próxima :D

Notes:

Aquí pondré una lista de cosos extras sobre el fic, hechas por mí y por ustedes si alguien hace un fanart o algo así uwu

 

Playlist hecha por mí