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░★Especial Halloween One Shot Mabill★░

Chapter 7: Hard Candy

Chapter Text

ONE SHOT

[07]

Hard Candy

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“Maldita seas, Pacifica Northwest”

Se repitió Mabel por varias veces lo estúpida que era, por dejarse llevar por las apariencias de la rubia millonaria. Por darle una maldita oportunidad en su vida de tratar de convertirse en amigas, aprovechándose de su maldita amabilidad y confianza al no ver la situación que le había propuesto la heredera de los Northwest.

Vaya que era estúpida y por primera vez en su vida Mabel maldijo el hecho de haber conseguido amigas con las cuales pasar la noche.

Eso se repetía mentalmente la chica Pines mientras caminaba por el bosque hasta altas horas de la noche.

[…]

Todo comenzó cuando Pacifica Northwest la invito a ella a pasar una velada en su enorme mansión, junto con otras chicas populares; Natalie, Rosalie y Brenda. Una fiesta de pijamas con las mejores botanas, películas de tipo cursi para adolescentes y juegos de mesa, entre maquillaje  y peinados.

Sus amigas Candy y Grenda no las invito, pero ellas habían convencido a la castaña de que fuera a una de esas fiestas de pijama, diciéndole que muchas chicas de la escuela deseaban ir, rogándoles todo el maldito año escolar por recibir una invitación, pero la rubia se los negaba. Mabel no quería dejar solas a sus mejores amigas, pero ellas estaban emocionadas de que fuera y les contara detalles de la fiesta, como un mini reportaje.

Mabel acepto y le prometió a sus amigas que les contaría todo. Aparte no todos los días Pacifica Northwest se disculpa públicamente enfrente de la escuela por arrojarte refresco de uva y te invita a su fiesta de pijamas, solo para hacer las paces. Fumar de la pipa de la paz y entablar amistad arreglaría las cosas.

A pesar que su hermano gemelo Dipper le había advertido que tuviera cuidado con Pacifica Northwest, ya que últimamente él y Gideon la habían visto muy sospechosa adentrándose al bosque durante las tardes. Mabel le tomó la palabra, pero ligeramente, quería llevarse por un momento con la rubia.

Hacía ya dos años desde que habían detenido a Kill Cipher de crear el Raromagedón, exiliándolo a los extremos más oscuros del pueblo y sellado en un campo de contención que creo Stanford. Pero eso no impedía que causara destrucción o hiciera tratos con turistas ingenuos. Dipper y Ford lo habían mantenido a raya sin presentar ningún problema.

La noche había arribado y ella había llegado a la mansión Northwest, siendo recibida por la rubia y sus tres amigas. La castaña solo mostro una tímida sonrisa; llevaba su típica vestimenta casual, un top blanco con una estrella fugaz y debajo una musculosa negra, su falda purpura que llegaba arriba del muslo, debajo tenía unos leggins negros ajustados hasta la pantorrilla y unas zapatillas deportiva tornasol que decidió usar esta noche de otoño. Se había peinado su cabello en una coleta alta y tocaba sus mechones castaños viendo a las chicas antes de moverse adentro.

- Te esperábamos Mabel. – Dijo la rubia con una sonrisa. - ¿Qué te tomo tanto tiempo?

- A penas regresaba de practicar con mi tío Stan, Kick boxing. – Sonando emocionada. – Me daba unos buenos consejos para dar un perfecto gancho en garra.

- Vaya, olvidaba que eres una salvaje. – Dijo Pacificia, haciendo sentir un poco mal a la castaña, pero trato de emendar las palabras que dijo. – Pero esta noche no perderás tu encanto, pues es noche de chicas y eso implica una arreglada y entretenimiento.

- Tienes razón. – Soltando una risita. – Traje suéteres y mi micrófono para cantar karaoke… ¡Oh! y también traje dulces, mis dulces de koala de gomitas. – Dijo entusiasmada.

- Bien – Sonando secamente la rubia. – Síganme iremos a mi habitación, sé muy bien cuando iniciar la diversión. – Mostrando una media sonrisa.

Las amigas de Pacifica solo mostraban una mirada de reojo a la castaña y soltaban una risa similar a las hienas. Mabel agacho un poco la cabeza, tirando de su falda y tratando de alisar la coleta de su cabello, se sentía incomoda por estar sola y conocer nuevas amigas. Solo esperaba poder encajar sin inconvenientes por su personalidad.

Era una trampa perfecta esa noche y es que la castaña de forma animada había entrado en el ambiente de la fiesta, minutos después de estar en la habitación elegante de la rubia. Estaba feliz y contenta de tener a Pacifica como amiga; sin necesidad de insultarse, competir en campeonatos de mini golf o baile, sin tener que mirarse mal cada vez que iba al centro comercial a comprar ropa o pasarla bien con sus amigas sin la necesidad de que la humillara o se burlara de ella. Oh entrar en una pelea donde la golpeara por accidente en el hombro.

En este momento solo era un ambiente amigable, habían pasado las horas y habían disfrutado de las actividades divertidas y de los dulces finos que ofreció la chica riquilla. Mabel estaba siendo peinada de su cabello y maquillada perfectamente de su rostro.  

Como deseaba agarrar su celular y tomarse unas cuantas fotos con las chicas, pero entre pláticas y chistes que ellas soltaban era tan fácil distraerse. Hasta que ya a la mitad de la noche como a eso de las diez y media, la rubia se acercó con unos palillos de color negro, mostrándoselos a las chicas, dando una seña de que un nuevo juego estaba a punto de comenzar.

Mabel miro lo que sostenía y Pacifica se lo mostro, extendiendo en un breve momento sus manos para que viera los palillos. En uno de los palillos portaba una corona dorada pintada en la punta. Mientras que los otros llevaban un número del 1 al 10, pero en este caso la rubia descarto algunos números y solo dejo 1 al 4.

- Juguemos al juego de la reina. – ocultando los palillos en un puño solo para frotar contra sus palmas y acercárselos. – El que saque el palito con la corona, será la reina y ordenara lo que ella desee en durante su turno a los demás números.

- Parece divertido. – Dijo Mabel. – Aunque… nunca lo he jugado.

- Claro que lo es, todos en la secundaria lo juegan. – Menciono Natalie una chica de cabello chino y piel morena, mientras se terminaba de pintar sus uñas. – Incluso nosotras la jugamos todo el tiempo.

- Podemos ordenar cualquier cosa – Dijo Rosalie un poco emocionada. – Es el juego más popular en reuniones.

- Por supuesto. – Dijo Brenda una pelirroja de ojos cafés.

- Que tal si empezamos. – Sonrió la rubia dando sacudidas a los palitos. – Todos tomen uno y el que tenga la corona será la reina.

Todas se acercaron y tomar el extremo de un palillo antes de alzarlo y ver lo que les toco. La primera en tener la corona fue Brenda, quien ordeno según por los números que traían las chicas lo que harían. Ordeno al número 1 y al número 4  que eran Pacifica y Mabel a que cantaran afuera en el balcón y con lentes de sol, mientras que el número 2 y 3  bailaran un estilo de rap. El cual no se rehusó las otras dos chicas.

Al ver que el juego era inofensivo, continuaron jugando alrededor de una hora, aunque Mabel empezó a notar que las ordenes iban subiendo de nivel, dejando de ser cosas alcanzables. Más cuando comenzaron con la quinceava  partida. Con varias chicas riendo sentadas alrededor de la alfombra felpuda de la habitación. Pacifica movió los palillos y dio una mirada de complicidad a sus tres amigas Natalie, Rosalie y Brenda, antes de poner en marcha la siguiente ronda. Todas tomaron uno antes de que las demás mostraran sus palitos con sus números asignados.

La rubia levanto en alto el palito con corona y aclaro su voz antes de avisar a los presentes su mandato.

- Yo soy la reina ahora. – Menciono con una voz que denotaba malicia. – Ordeno a la numero 4 llamar a su novio y balbucear como un bebé por un minuto.

Natalie hizo lo que le ordeno y saco su celular para marcar el número, luego ordeno a la numero 2 salir al jardín de su casa con ropa interior durante un minuto, por lo que Brenda lo hizo sin ningún problema. Mabel se sorprendió que siguieran esas órdenes. Luego escucho la orden al número 1 de ir a besar al mayordomo de la rubia y dale un baile frente a sus narices.

Cuando escucho su número escucho a la rubia reír de forma maliciosa.

- Numero 3 tengo una orden especial… - Menciono la chica mientras se llevaba un dedo a sus labios y miraba con sus ojos azules a la castaña. – Que sería bueno~

- No creo que querrás que ande corriendo en ropa interior o haga algo vergonzoso. – Dijo nerviosa.

Sonaba tentador para la rubia y sus amigas, pero luego recordó el motivo por el que había hecho esta reunión.

- Suena bueno, pero no quiero eso. – Dijo en tono aburrido. – Ya sé que quiero que hagas. Eres valiente tú y tu hermano, que incluso ayudaron a deshacerse de un espíritu errante en mi casa. – Comento con una sonrisa. – Sé que tendrías las agallas para hacerlo, y confió en tus habilidades de aventurera. Por eso tendrás el reto más grande.

- ¿Y ese sería? – Pregunto ella.

- Conoces al triangulo parlante Kill Cipher; te ordeno a que robes su estúpido sombrero y lo traigas a mi casa antes de que termine la noche.

- ¡Estás demente no traeré su apestoso sombrero! – Dijo la castaña frunciendo el ceño. – Otra cosa, pero todo menos ir con Kill.

- Quieres ser llamada marimacha y mierdosilla en el pueblo por el resto de tu patética estadía. – Le amenazo, sabía que los gemelos Pines estaban en corta temporada recibiendo sus estudios de secundaria, por un año mientras sus padres andaban de viaje. – No nada más a ti sino va también para la grandulona y la rara asiática.

- ¡Eres una maldita despreciable! – Dijo la castaña molesta, apretando sus puños. – Eres una mentirosa, yo que pensé que habías cambiado.

- Ya ven lo que dicen; No puedes cambiar a alguien sin destruir lo que fue. – Menciono con una sonrisa llena de maldad. – Ahora cumple, tonta atolondrada e infantil marimacha.

- Cumple o te haremos la vida imposible, a ti y tus amigas. – Dijo Brenda.

- Sabía que había algo malo detrás de este juego y esta reunión. – Dijo Mabel. – Mi hermano me dijo que no confiara en ti, Pacifica.

La rubia sintió una presión de dolor en su pecho, pues al escuchar de qué Dipper Pines desconfiaba de ella, le hizo sentirse mal. Pero tampoco podía echarse para atrás en el juego. Lo hecho, hecho estaba.

- Aunque podríamos cambiar la orden. – Sugirió Rosalie. – Mejor que pise una parte de la parte del bosque prohibido y regrese con una foto.

- ¡No! – Dijo alterada la rubia. – ¡Pedí su sombrero y lo quiero aquí en esta habitación!

Las chicas miraron a Pacifica ya dejando reír, pues la broma tenía que parar. Todo el pueblo sabia del terrible demonio que era Kill Cipher y como estuvo a punto de condenar Gravity Falls a un temible apocalipsis.

- Pacifica esto es demasiado lejos. – Dijo Natalie. – Kill Cipher es un demonio cruel y despiadado, matara a Mabel si le roba su galera.

- Vamos Nate, es solo un sombrero no le estoy pidiendo las joyas de la corona o darle una patada en el trasero o grabarlo humillándolo. – Mientras se sentaba en una silla. – Solo pido que traiga su sombrero. – Sacando una lima de uñas. – Y si lo trae, yo dejare que sus amigas vengan a reunirse a todas mis fiestas y me disculpare con toda la escuela. Incluso dejare de ser una maldita perra.

- ¿Harías eso? – Dijo la castaña, antes de escuchar su risa cantarina seguida de su respuesta. - ¡¿Lo harías, Pacifica?!

- Por supuesto, solo quiero que traigas ese sombrerito aquí en esta habitación antes de que termine la noche, y haré todo lo que dije. – Levantando su mano hacia su pecho. – Lo juro.

- De acuerdo. – Dijo ella antes de lanzar un suspiro lleno de nervios. Se recordó que solo es Kill Cipher, ya se había enfrentado a ese dorito endiablado y había salido ilesa. Claro aunque eso fue hace dos años atrás. Cuando Dipper y ella tenían tan solo 13 años de edad. Aparte solo era robar su sombrero, “¿No traería problemas?” ni se daría cuenta. – Lo traeré y cumplirás tú palabra rubia.

- Perfecto. – Sentencio sin darse cuenta a la castaña de un terrible peligro.

[…]

Mabel se encontraba ahora mismo yendo por el bosque de Gravity Falls, solo con sus pantalones de pijama rosa de gatitos, su musculosa negra y un suéter lila con estrellas plateadas y sus zapatillas deportivas. Ya que planeaba regresar rápido a la mansión Northwest y restregarle en la cara a Pacifica el sombrero del dorito endemoniado. Lo bueno es que casi a esta hora de la noche no había gente, por lo que nadie notaria que anda en esas fachas. La zona principal del bosque  no contaba con muchos peligros durante la noche como lo era en el día, está vez no era atacada por una horda de gnomos urgidos en busca de una novia, los lobos salvajes que de seguro andaban en manada haciendo recorridos al otro lado del bosque, los minotauros que de seguro hacían fiesta en su cueva o el multiosos que solo se la pasaba escuchando canciones del grupo BABA y que sonaba a unos metros de la entrada del bosque.

Mabel llego a la zona prohibida y oscura que le advirtió su tío Ford y su hermano menor Dipper, observando la barrera que marcaba por las piedras lunares y el cabello de unicornio que sobro del ultimo Raromagedón. Vio con sus ojos el camino cubierto de arboladas de Pino y abeto fresco, que inundaban  la visión del cielo nocturno creando una cúpula cerrada por las ramas de los árboles.  Solo una fuente de luz era la única parte que iluminaba el camino.

La castaña se ató su cabello en una coleta y tomo una bocanada de aire, calentó sus piernas lista para correr y termino entrando con mucha indecisión, pero avanzando hacia la zona oscura del bosque, viendo los pedazos de cuarzo incrustado en las raíces de los troncos de los árboles, hongos de piel gris y colores oscuros con  motas rojizas, un búho-vaca que se había posado en una de las ramas y hacia un sonido similar a un “Mu-ju” mientras miraba  a Mabel. Vio conejos con astas en la cabeza recorriendo por los arbustos y devorando un ciervo sin dientes. Sabía que entre más avanzaba los extraños animales le daban unas pistas de advertencia. Piso una rama provocando un sonido que hizo eco, se quedó quieta un momento pensando que Kill podría andar por ahí, recordando que era un ser de pura energía. Cuando vio que era seguro continuar, echo un último paso todo lo que había avanzado y se preguntó “¿podría correr lo más rápido antes de ser atrapada?”.

Continuando su paso vio los ojos-cielagos rondar por ahí, dando vueltas en círculos y yendo por otro camino. Llego a un prado cubierto de amapolas y pudo visualizar el cielo nocturno cubierto de estrellas y un cielo oscuro. Tenía una vista cercana al puente donde se encontraba la silueta de la nave espacial que se estrelló hace muchos años en ese pueblo.

Mabel estaba asombrada por el lugar, en ese momento su vista se posó en una vieja y enorme casa entablada de color café tostado y oscuro. Tenía ventanales con vidriera en forma de triángulo en colores carmín, bermellón y naranja con el marco gris oscuro. Supuso que estaría dentro Kill.

Cuando piso el pórtico haciendo un pequeño chirridos con las vigas de madera, paso saliva por su garganta aminorando su nerviosismo. Inhalo profundamente y abrió la puerta entrando a la morada del triángulo maquiavélico. Una vocecita en su cabeza le decía «Vete a casa Mabel, no vale la pena enfrentar la ira de Kill por un estúpido sombrero» eso la hizo dudar en seguir, pero luego recordó lo que dijo Pacifica. Esa rubia ingrata era capaz de cumplir y sabía que sus amigas y su hermano no merecían tener arruinado su año escolar, solo por un tonto juego.

- Sí logro salir bien de esto, te juro que partiré tu rostro Pacifica Northwest. – Musito la chica mientras avanzaba por los pasillos de la casona.

Busco el sombrero de Kill o al menos al ente demoniaco, tal vez si lo encontraba le pediría su galera prestada y sin ningún rencor del pasado, por haberlo desterrado al bosque, más cuando lo golpeo y apuñalo su ojo con un bolígrafo de carita feliz. Mientras le decía “estúpido monstruo Isósceles de mierda”.

La chica bufo preocupada y termino por ver la puerta entre abierta de una habitación, noto una chimenea con fuego color verde agua. Dentro acostado en un sillón con el ojo cerrado se encontraba un sujeto de cabello pelirrojo tan rojizo como el rubí y con un poco de negro en la parte de atrás de su nuca. Sus mechones alborotados y un parche cubriendo su ojo izquierdo. Vestía un traje oscuro formal con un chaleco rojo granate, un lazo de corbatín gris cenizo estaba desatado y descansaba en su cuello. Ese chico estaba dormitando con el rostro que reflejaba serenidad y tranquilidad.

La castaña jamás lo había visto en su vida, era atractivo pero no tenía que distraerse en este momento. En una mesita a su lado visualizo una galera chica y un bastón con el cuerpo negro.  Los examino un momento reconociendo que eran los de Kill.

- “¿Por qué los tendrá él?” – Pensó la chica dando un último vistazo al pelirrojo.

Tomo el sombrero y empezó avanzar hasta la salida, saliendo del pórtico y caminando entre las flores rojas de amapola. Uno de sus pétalos la mancho de sus pantalones de pijama, un color rojizo oscuro empapo la tela. Esto hizo que Mabel se detuviera y revisara su pantalón tocando la mancha y frotándola contra la yema de sus dedos. Una sensación pegajosa y con olor a oxido.

- ¿Qué es esto?

Vio que todas las flores goteaban ese líquido denso cayendo por el césped. La castaña retrocedió y piso una parte dura, llegándolo a quebrar y partir en dos. Un hueso largo. Ella miro asustada ya que a los costados estaban entre escondidos por la hierba y follaje de las flores, varios huesos dispersos pertenecientes a un cuerpo humano.

La castaña no se movió puesto que sus músculos no reaccionaban, su respiración comenzó agitarse y su corazón ya se encontraba martillando muy fuerte; las manos le sudaron y su cara comenzó a palidecer. Puesto que visualizo en unos segundos a un costado de la casa, más esqueletos de animales y humanos, mezclado y tirados en el prado.

En ese momento se abrió una puerta de forma delicada, el mismo sujeto que estaba dormitando hace unos minutos en el sillón, estaba despierto y con un orbe color escarlata y la pupila afilada miro a la chica y le mostro una sonrisa diabólica mostrando sus dientes levemente afilados.

- Vaya, vaya, vaya… pero que gran sorpresa, ¿Tengo más visitas? – Cuestiono aquella voz varonil y perturbadora, avanzando por lo el pórtico y bajando los escalones alisando con su mano los mechones rebeldes que se balanceaban con el viento fresco del otoño. – Mmm… me has impresionado por tu atrevimiento en husmear y robarte mis pertenencias, muy mal, muy mal ¿Qué diría el hijo de puta de Seis Dedos?

- ¿Quién eres tú? – Pregunto un poco temblorosa de su voz.

- Eso ofende, venir aquí sin ni siquiera traer una ofrenda de disculpa. – Menciono irritado en su voz. – Pero bien se te hace fácil tirarme al exilio, tú, Pino y las malditas mierdesillas de los viejos seniles; Seis Dedos y Fez. – Dando un golpe con su bastón al suelo, resquebrajando la tierra e invocando manos oscuras que emanaron de las sombras. – Eres una condenada perra, Estrella fugaz.

- ¿Kill Cipher?

- El mismo. – Afirmo antes de dar una vuelta a su bastón y guiar las sombras atacarla con vectores.

Ella entro en razón y esquivo sus ataques, llevándose cortes pocos profundos y heridas superficiales que empezaron a brotar las gotas de sangre resbalando por el tejido rasgado de su pijama y su suéter.

- Devuélveme eso mocosa impertinente. – Lanzo un gruñido antes de volver atacarla.

Mabel corrió entre las flores manchándose de sangre, esquivando sus golpes. Se maldijo unas cuantas veces con palabras en su mente, por ser tan estúpida en hacer este estúpido reto. Tenía razón Natalie, él la iba matar y no tendría piedad con ella. Un ardor en su pierna izquierda se presentó ante el corte que recibió, dudaba que fuera diminuto la herida pero estaba segura que dolería al día siguiente, ese y sus cortes en brazo y al costado de sus caderas. Sus piernas pulsaban del dolor y sus músculos estaban picando, llevaba la mitad del sendero cuando tropezó con una de las raíces.

Cayo de bruces contra el suelo y se dio un golpe en la cabeza contra la tierra cubierta de piedras pequeñas. Regresando un doble de heridas en sus extremidades; formándose raspones y magulladuras en sus manos y su rostro.

En cuestión de segundos sus brazos y piernas fueron aprisionados por las sombras de las manos, sujetándola con fuerza y provocando un quejido de dolor. Mabel alzo la vista y su corazón aceleraba mientras veía al pelirrojo acercarse. El sombrero que traía en sus manos cayó unos centímetros delante de él. Lo recogió y se lo coloco acomodándolo sobre su cabeza.

- Eres muy veloz cuando se trata de escapar, pero me temo que tus barras de carne no te dieron la ventaja esta vez de correr libremente al estar asustada, ¿o me equivoco? – Soltando una risa cantarina. – Ay Estrella fugaz, eres muy traviesa y molesta cuando se debe. – Dirigiendo una mirada de reojo a su persona. – Ojala lo sigas siendo cuando regresemos. – Sonriendo de forma maliciosa.

Chasqueo los dedos y se la llevo arrastras por el suelo, sin el menor cuidado posible. Ella soltaba quejidos y gemido de dolor al sentir su espalda y nalgas siendo restregados contra las piedras y la tierra seca y levemente humedecida. Pero de repente sintió hundirse cuando pasaron por las flores y los huesos; cubriéndola de sangre y más heridas por lo afilado de algunas partes óseas de los huesos.

- ¡Detente! ¡Eso duele! – Se removió contra el agarre.

- No te escucho~ - Arrastrándola de arriba por las escaleras y los tablones viejos de madera.

Cuando ingresaron al pasillo el chasqueo nuevamente los dedos haciendo desaparecer la manipulación de umbrakinesis. La chica estaba adolorida y encogida en el ardor punzante de su cuerpo, cerró los ojos tratando de calmar las sensaciones. Kill la hizo levitar bruscamente y lanzarla contra la pared en repetidas ocasiones.

- ¡Despierta! – Dijo en tono fúrico. – Nadie te pidió dormir.

- ¡AHH! – Grito la castaña sintiendo los espasmos musculares contra los golpes que recibió.

- Eres un asqueroso desastre. – Chasqueo la lengua en desaprobación, nuevamente la levanto con su telequinesis y la atrajo a sus brazos.

La llevo por las escaleras en silencio solo escuchando su respiración profunda y superficial, temía que ese demonio le hiciera daño. Tenía una gran fuerza y se lo había demostrado tras su persecución en el bosque. Sus manos enguantadas la sujetaban firmemente de la espalda baja y por debajo de sus muslos, su cuerpo estaba levemente entumecido. Pero se preguntaba la castaña “¿Cómo diablos Kill obtuvo una forma humana?” no era el mismo demonio de los sueños con forma de nacho.

Llegaron al cuarto de baño quien abrió de una patada y la tiro en la tina, impactándose con el material de cerámica de la bañera, el abrió el agua esperando a que se llenara. Un frio calo su piel y sus heridas, Mabel tembló por el contacto del agua helada mojándola de su ropa y sus cortes, tiñendo el agua de sangre y suciedad, que se deslavaba de sus ropas. Iba a levantarse pero Kill la mantuvo dentro empujándola con fuerza.

- No puedes ir a cenar toda sucia. – Colocando una expresión seria. – Vamos a limpiar tu cuerpo humana, así que quítate esa ropa.

- ¡Jodete Kill!, no dejare que me toques. – Empujo al demonio con sus manos, para salir de la bañera.

Kill enfurecido en la tomo microsegundos del brazo y la arrastro de regreso a la bañera con una fuerza sobrehumana, llegando a quebrárselo. La castaña se retorcía de agonía, a lo que el pelirrojo solo atino a soltar un suspiro y frotarse la sien.

- Mira lo que me obligaste hacer, Estrella fugaz. – Sonando colérico en su voz. – Fue tu maldita culpa. ¿Enserio quieres que te mate? Sí que eres tonta.

- Kill… déjame ir.

- Es muy cruel encerrarme ¿Cierto? Sin tratos, sin humanos que engañar, no dejarme ir del todo a mi dimensión, estar condenado en un maldito bosque. – Sujetando sus manos. – Mabel – llamo el nombre de la adolescente robándole el aliento, utilizando un tono de forma de reproche, era curioso la expresión que puso ella. Sus enormes ojos brillantes y de color avellanado y sus labios temblando del miedo. - ¿A qué has venido? ¿Qué haces aquí? No creo que seas muy estúpida para venir tú sola sin compañía.

- N-Nada… - No podría decir que vino a buscarlo para robar su sombrero y llevárselo a casa de Pacifica. – Solo entre por accidente.

- ¿Accidente?

- No sabía que estabas aquí, era una casa abandonada. – Dijo ella. - ¡Se supone que eres un demonio con forma triangular!

- Nada. – Repitió el demonio como si suspirara algo de importancia, sabía que mentía la chica y que en este preciso momento no le diría sus planes. – Dime… que se siente vivir sin la posibilidad de respirar.

- ¿Eh?

Hundió su cuerpo completamente en el agua observando como sus brazos y sus piernas golpeaban y pataleaban el agua. Kill solo silbaba y la mantuvo por unos dos minutos, sacándola rápidamente del agua para verla toser violentamente y soltar jadeos fuertes al intentar tomar bocanadas de aire. Nuevamente la tomo de los hombros y la hundió, escuchando los sonidos de ahogo y las burbujas que flotaban en la superficie. La soltó nuevamente y ella se levantó completamente saliendo del agua sucia, escupiendo el agua que había tragado por impulso.

- ¿Refrescante el baño? – Soltó una risa

- ….Planeas m-matarme… y-yo… c-aasi muero – Tartamudeo.

- Excelente respuesta. – Comento. – Entonces sabes la sensación cuando presionan tus pulmones hacia abajo y la sangre se te sube al cerebro, impidiendo que la fuerza del agua te permita respirar. Vías aéreas colapsándose, un poco más de tiempo y hubieras tenido una hemorragia subaracnoidea.

Kill examino la apariencia de la joven y enmarco una sonrisa tenebrosa, la tomo del brazo lastimado obligándola a levantarse.

- Ven conmigo.

- ¡Ah! Eso duele. – Soltó un chillido de dolor por la presión de su mano sobre su brazo fracturado.

Dando grandes zancadas y saliendo del cuarto de baño, la encamino entre los pasillo viejos  de la casa hasta abrir una habitación perfectamente decorada y con un estilo femenino. La empujo dentro y tomo la perilla de la puerta.

- Arreglada en 15 minutos, bajas al estudio. – Menciono. – Si no vienes en ese tiempo, vendré aquí y te sacare los ojos de tus cuencas y parte de tu pelvis utilizándolo como decorativo sobre la chimenea. – Lanzo una última amenaza a la chica. – No intentes huir o será peor, que lo lamentaras el escapar de aquí.

El demonio pelirrojo se fue dejándola sola en la habitación, mientras que Mabel miraba con extrañez y tristeza el lugar. Preguntándose ¿Cómo termino en esta situación? Atrapada en una casa vieja con su enemigo. La castaña miro sus heridas y los moretones en su piel que empezaron a aparecer; abrasiones en sus brazos, rasguños, magulladuras, hematomas y cortes  son los que adornaban su cuerpo. Ella gimió frustrada busco una salida entre las dos ventanas, pero estaban selladas impidiendo que se moviera. Golpeo duramente la pared con un puño, soltando un jadeo lleno de enojo.

Cayó al suelo y se abrazó a sí misma, por primera vez en su vida sentía miedo y se encontraba débil y vulnerable. Tomo una profunda inhalación y exhalación e hizo caso a la orden de Kill, tal vez si seguía lo que le pidiera la dejaría irse o aprovecharía para escapar por la puerta cuando tuviera más confianza.

Observo la habitación que estaba perfectamente decorada de las paredes en un tono de papel tapiz de color rosa pastel y una cama matrimonial con fundas de color vino con blanco. Un escritorio, una silla rosa elegante de estilo victoriano con la madera de color hueso. Había una pila de peluches con relleno suave y adorable forma. Un armario finamente decorado al estilo rococó, con varios vestidos entre cortos y largos.  Parecía la habitación soñada de una adolescente.

Ella toco la tela de algodón egipcio de los vestidos, entre lino y seda. Más oculto había ropa interior con encaje y lo que parecía ser…. Babydolls un poco provocativos con sus conjuntos.

- Oh Kill es fetichista o me salió travestí. – Musito la castaña, tomando del armario un vestido blanco con rosa. Busco dentro algún pantalón o leggins con el cual ponerse debajo de la falda, pero nada. – Dios no puedo usar esto. – Dijo viendo la ropa con incomodidad. - No eh usado vestido desde… la fiesta en la mansión Northwest.

Mabel no perdió tiempo se quitó toda su ropa ensangrentada y mojada, aun no se explicaba de donde habría salido la sangre en las flores. Se colocó la ropa interior, cosa que la sorprendió al darse cuenta que era su talla de brasier. Acomodo como pudo el vestido corto de volantes y escote en corazón con las hombreras a los lados. Tomo unos zapatos de tacón bajo y acomodo con su única mano buena su pelo.

Ella era un desastre todavía en maquillaje, pero limpio su rostro eliminando los restos de suciedad y sangre seca. Tomo el polvo y lo presiono suavemente sobre su piel, un delineador oscuro de lápiz lo pasó por el contorno de sus ojos, aunque fallo en crear las líneas delgadas, un labial rojo y un poco de rímel. Obteniendo como resultado… un mapache.

Mabel se cubrió el rostro tratando de querer limpiarse nuevamente y maquillarse, pero los pasos en los escalones la detuvo y supuso que era él. Corrió hacia la puerta abriéndola y topándose cara a cara con el demonio de los sueños. Ambos se miraron antes de que el pelirrojo soltara una carcajada y se riera de su rostro.

- Pedí que te arreglaras bien, pero esto es un desastre completamente. – Menciono.

- Idiota. – Susurro ella, sentía las lágrimas picar sobre sus ojos.

Kill trono los dedos y en cuestión de un instante la cubrió en una llamarada de fuego, el cual provoco que Mabel se asustara al estar cubierta completamente en fuego verde azulado. Se consumieron las llamas mostrando que sus heridas estaban curadas y su apariencia se había acomodado a un estilo más elegante y atractivo.

- Perfecta. – Dijo el demonio alabando a la chica antes de ofrecer su mano enguantada. – Permíteme guiarla a su cena.

- ¿Cena? – Dijo confundida.

- Llegas en el momento indicado para la reunión que tendremos esta noche. – Sujetando su mano con delicadeza la llevo entre las escaleras cuidando de que no cayera.

Llegaron al comedor siendo recibidos por subordinados del demonio de los sueños; Pyronica, Kriptos, Pacifier, Forma Amorfa, Hectorgon, Xanthar, Key Hole, Dientes, Bola ocho y varios sirvientes con aspecto de cabra mostrando un cuerpo corpulento. Todos sentados en sus lugares con un enorme banquete.

- Es una agradable bienvenida. – Susurro cerca del oído de la chica. – Ver a una de las personas que me empujo al exilio y lastimo a un gran número de mi elite.

Mabel pudo reconocer a los secuaces de Kill, cada uno tenía su propia lesión que ella y su familia había provocado antes de lanzarlos dentro del campo. Ellos parecían muy molestos con la presencia de la humana en el comedor. Pacifier y Hectorgon se levantaron de sus asiento, emanando una gran cantidad de oscuridad a su alrededor y mostrando unos ojos rojos fulminantes.

- No merece vivir. – Dijo en tono profundo la criatura con cuernos y de cuerpo mediano y corpulento. – Esa maldita perra debe morir.

- Queremos hacerla sufrir. – Dijo Hectorgon.

- Caballeros, no hay necesidad de hacer sentir mal a la dama. – Menciono Kill guiando a Mabel a una silla que estaba a un lado de la principal, creando un conjunto de dos. – Es nuestra invitada de honor. – Abriendo la silla le hizo un ademan para que se sentara. – Estrella fugaz, tome asiento.

La castaña vio la mesa iluminada por la luz de las velas rojas creando una atmosfera con el juego de sombras y las criaturas reunidas. Uno de los sirvientes cabra se posó detrás de ella, el pelirrojo se sentó a su lado, indicándole a sus secuaces que hicieran lo mismo.

- Es una verdadera pena, que no estemos solos ¿no es así? – Le dijo mientras le acariciaba la mejilla con el dorso de la mano. Era extraño ser delicado con sus víctimas, pero ella no era una víctima en este momento. Mabel era especial y había esperado pacientemente por ella. – Debo admitir que estas hermosa esta noche, y solo basto con quitarte esos harapos y la suciedad que portabas hace unos minutos en nuestra pequeña persecución.

- ¿Por qué no me dejas ir? – Trato de hacerle entender que no era bienvenida, pero el demonio tomo su mano y la mantuvo agarrada durante el inicio de la cena.

El pelirrojo dio la orden de que iniciaran con el festín, muchos de sus compañeros y subordinados leales devoraban sus alimentos. Mientras que la chica veía la carne cortada en rodajas de un color rojo vivo y viviente; servido como si fuera un pastel de carne o el albondigón que hacía su madre. Luego vio un cuenco con bolitas de muchos colores bañados en un líquido espeso y rojizo.  Se acercó antes a picarlo con un cuchillo notando que era glóbulos oculares. Ella soltó el cuchillo y retrocedió sobre su asiento.

- ¡¿Qué diablos es esto?! – Dijo en tono asustado alzando su voz y consiguiendo la mirada intimidante de los presentes.

- Lo digo señor y lo vuelvo a repetir. – Hablo súcubo rosado mientras masticaba un pedazo de carne picada en cubos. Sus cuernos cortados y su rostro medio deforme por los golpes que recibió hace unos años cuando intentaron conquistar su dimensión. - ¿Por qué permite que se quede? Ella no pertenece en nuestro mundo.

- Podríamos deshacernos de ella, ¡más bien! que se convierta en parte de la cena. – Sugirió Dientes.

- Estrella fugaz aprenderá a adaptarse. – Mirando a la chica fijamente. – Y si ella se rehúsa, entonces nos la comeremos.

- Obligarla consumir nuestros alimentos. – Rió Kriptos en una risa molesta y aguda. – Sería interesante que probase el primer bocado. Sí logra hacerlo, nadie la molestara.

- Puede elegir. – Dijo con voz tenebrosa Bola 8 haciendo un gesto con sus garras. – Pero si lo regresa, considérate muerta.

Mabel miro horrorizada la comida reconociendo en cada plato las partes de un cuerpo humano, tenía que ser humano. Recordó las noticias del pueblo y la desaparición misteriosa de algunos ciudadanos y turistas que venían de paso por Gravity Falls, y se perdían en el bosque sin regresar con vida.

Ella quería irse sus fosas nasales se llenaron del olor a sangre en descomposición y carne cruda, entre encurtida y algunas rodajas adornadas con fruta y sobre una trincha. Su cuerpo temblaba y la situación en la que estaba no era nada favorable; ¿gritar? No era su mejor opción nadie la escucharía a kilómetros del bosque, ¿pelear? Estaba contra un gran número de criaturas y lo más seguro que Kill la azotaría contra el suelo antes de que intentara luchar. No tenía opción ni salida. Vi que aquel pelirrojo invocaba una venda y se acercaba a mí.

- Yo elegiré lo que comerás. – Sus dedos cubiertos por sus guantes acariciaron el rostro de la gemela Pines, atando la venda sobre sus ojos. Inhalo su aroma rozando su nariz sobre su pelo. Su olor lo embriagaba más podía ver su rostro cubierto por una facción que denotaba miedo. – Confía en mí, Estrella fugaz te gustara. – Le susurró antes de acercarse a su oído y acabar su frase – Que pedirás una repetición de lo que te dé.

- K-Kill… - Le llamo nerviosa.

El demonio busco el plato que le daría a su pequeña humana, tomo uno de los cuencos y lo acerco colocando una porción en su plato. Tomo un pedazo con el tenedor y se lo acerco a centímetros de sus labios.

- Abre tú boca.

- ¿Qué es?

- Algo sumamente delicioso.

- Pero… - El olor a oxido de la sangre golpeaba su nariz.

- Vamos abre tu boca, te gustara. – Sujetando su mentón.

Mabel abrió con timidez su boca y sintió como se introducía la carne, tomando el bocado con asco y esperando no devolverlo. Pero para su mayor impresión esto resulto un sabor extrañada mente exquisito y delicioso para su paladar. Mastico el pedazo de carne suave y fibrosa, el sabor de la sangre recorriendo su lengua dio un toque único y levemente salado.

Kill le coloco el tenedor en su mano y la guio a comer más de su plato.

- ¿Qué es? – Pregunto Mabel tomando más pedazos.

- Tú sigue comiendo. – Menciono. - ¿Esta delicioso?

- …Sí – Admití por vergüenza, consiguiendo más bocados de esa deliciosa carne. Quería pensar que era carne y no otro… órgano.

- Maravilloso. – Musito orgulloso como si la chica hubiera hecho algo bien. – Come un poco más, no dejes un bocado.

Ella termino su plato y sintió una enorme sed y la necesidad de tomar agua. Él le acerco una copa cuyo contenido tenía un aroma afrutado y fuerte. Ella bebió tosiendo levemente en el primer sorbo, su garganta quemaba e intento alejar la copa, pero Kill atrapo sus manos y le acerco nuevamente la copa a sus labios.

- Bebe despacio y mantelo ahí unos segundos antes de bajarlo suavemente. – Le explico antes de repetir la acción, viéndola beber la copa. – Así, perfecto.

Mabel obedeció notando la diferencia del líquido y saboreando la bebida con  contenido a una cosecha de uvas y frutos rojos. Era la primera vez que consumía alcohol, aunque francamente lo guardaba para el día que se graduara de secundaria ¿Muy soso? Pero era una promesa que hizo con Dipper y su tío Stan.

Terminando la copa de vino sintió los dedos Kill limpiar la comisura de sus labios.

- Tienes sangre ahí. – Sonando con un tono calmado. – Eres adorable con las salpicaduras.

- ¿Hay más? – Pregunto la menor con el sabor de la carne en su boca.

- Lamentablemente termino – Soltando una risa.

Kill desato la venda y le permitió ver su plato vacío pero cubierto de sangre oscura. Mabel no se atrevió a preguntar nuevamente que comió, puesto que cuando alzo la mirada a la mesa ya no quedaba nada, más que esqueletos y restos de viseras.

El pelirrojo paso una mano por encima de su cuello acariciando parte de su yugular, fue descendiendo por la piel descubierta de sus hombros hasta el nacimiento de su pecho. Se acercó a ella  mostrando su mirada escarlata a través de su orbe afilado.

- Sabes que todos te odiamos, por lo que hiciste. – Prosiguió. – Pero eso no impide que olvide mi interés en ti, mi querida castaña – Sonriendo. – Quiero serte honesto. – Comento. – Quiero destrozarte la maldita entrepierna en este momento.

“Es acaso una pesadilla”

- Quiero desde hace un tiempo hacerte mía, meter y acariciar lugares de tú cuerpo que no sabías que podría ser posible provocar, quiero arrancar tu piel y desgarrarla y hacerte gritar mi nombre; de forma caliente y que te quedes afónica y sin aliento. – Aspirando más su aroma. – Sé que te dolerá y yo lo disfrutare. – Dijo. – Pero no soy tan malo, descuida tendré consideración que es tú primera vez en tener tú primera relación.

“Maldita sea, ¿Cómo rayos sabía que era virgen? Eso significa que los malditos rumores que propago Pacifica llegaron con ellos”

Sus secuaces gruñeron molestos y amenazaban con molestia, el hecho de que Kill decidiera hacerlo con una humana. La primera en protestar fue Pyronica, diciendo que la humana era un ser inferior y de poco valor a lo que fue callada por uno de los sirvientes del pelirrojo, perforando su pecho.

- ¿Algún otra objeción? – Pregunto Kill mirado a su elite. – Como lo pensé.

Mabel se removió contra su asiento y se armó de valor atreviéndose a decir lo contrario. Para después arrepentirse.

- ¡¿Quién r-rayos… dice… que soy v-virgen?! – Escuchando al pelirrojo soltar una carcajada. – Sí planeabas tomarme eso ya lo hizo alguien.

- ¿Alguien te toco? – Frunciendo el ceño. – Y se lo permitiste.

- Es mi derecho. – Continuo ella, no quería verse una débil. Tal vez si le decía Kill que no era virgen perdería interés y solo la dejaría ir. – Un chico… Gabe, seguro lo conoces. Rubio, ojos azules y alto, fue gentil y bueno, y obtuvo más de una noche. – Sonando orgullosa.

- Entonces no lo eres. – Musito en tono ronco el demonio. – Perfecto, no tengo porque contenerme.

- ¿Qué? – Dijo extrañada en la actitud del demonio. – Ya estuve con alguien, ¡no soy virgen!

- Y eso no hay problema, una puta es una puta. – Dijo Kriptos.

- ¡No soy una puta! – Dijo ella sintiendo la ofensa de forma cruel de aquel monstruo.

- Una puta marimacha, es impresionante que alguien se fijara en horrorosa humana. – dijo Forma Amorfa.

Ella no pudo soportarlo y se levantó aventando la silla a los presente, saco una manopla escondida entre las ropas y golpeo a los sirvientes detrás de ella, tomo el cuchillo y encajo la punta sobre el ojo de Kill, tal como lo hizo hace dos años. La adrenalina la golpeo y la motivo a moverse rápidamente. Antes de correr saliendo del comedor avanzo hasta la puerta, deslizándose por el piso sin importarle los tacones. Tropezó con el porche pero siguió corriendo, no se quedaría ni un segundo más en esa casa abandonada. Tenía que decirles a sus tíos y a su gemelo, que Kill Cipher estaba detrás de los secuestros y que había adoptado una forma humana.

Cruzando por el sendero del bosque veía la salida, “dulce libertad” tan cerca, el pelirrojo apareció detrás de ella, pero en un último intento Mabel le sonrió y se tiró rodando fuera del campo contención.

Ella se levantó viendo a Kill dentro de la barrera, pero la castaña levanto en sus manos el sombrero en alto y le saco la lengua como burla.

- ¡Wuju! ¡Tengo tú sombrero! – Dijo ella cantando triunfo. – En tú cara estúpido tomate de mierda. Pensaste que me harías daño y que me cogerías. Vaya vergüenza que pasaste Kill, al decir que querías desesperadamente tener sexo y lastimarme. – Sonriendo. – Pues adivina tonto tuerto, yo soy virgen y jamás dejare que me tengas.

Kill solo la miro de brazos cruzados y manteniendo un semblante serio, su ojo estaba regenerado y su cabello levemente despeinado. Mabel estaba a punto de irse, pero se volteó a verlo nuevamente antes de ver que ya no estaba parado en ese lugar.

“Algo andaba mal”

La castaña regreso a la mansión Northwest estaba segura que era más de las dos de la madrugada, pero eso no importaba tenía su estúpido sombrero y se lo restregaría en su casa. Por poco muere a manos de un demonio. Ella toco el timbre y fue guiada por el mayordomo de la rubia, en cuanto entro en la habitación, las chicas estaban dormidas pero se despertaron con el ruido que hizo la castaña.

- ¡He conseguido el sombrero de Kill Cipher! – Grito la castaña de forma animada, dando saltos en la cama de la rubia.

Pacifica abrió los ojos horrorizada, mientras que sus amigas la felicitaban y la admiraban asombradas por su valentía.

- Eres genial Mabel. – Dijo Rosalie.

- Chica, me impresiona tuviste las agallas de robarle a Kill Cipher. – Dijo Brenda.

- Ahora con esto impondrás respeto en la escuela. – Dijo Natalie. –Nadie te dirá nada.

- ¡¿QUÉ HICISTE?! – Grito la rubia exaltada y con una mirada aterrorizada. - ¡Tú no debes estar aquí!

- ¡Pacifica! Cumple con lo que prometiste. – Dijo Mabel. – No creas que salí viva esta noche, por poco me matas.

- Mabel… ¿Qué hiciste? – Dijo la rubia temerosa y retrocediendo. - ¿Por qué lo liberaste? ¿Por qué trajiste su sombrero?

- ¿Qué esto? – miro confundida. - ¿No era lo que querías? – Colocando sus manos en la cadera en forma de reproche. – Me lo pediste, ese fue el trato.

- El trato era llevarte. – Dijo la rubia exasperada por lo ocurrido. – El pueblo y tu familia estaría a salvo. – Menciono con tristeza. – Perdón Mabel…. ¡Pero eras un sacrificio! Tú no debías regresar.

- SS-Sacrificio… - Repitió la palabra sin creerlo. - ¿De qué hablas? Como que un sacrificio.

- Exacto Estrella fugaz, eres un buen sacrificio. – Abrazando a la castaña por detrás. – ¿Me extrañaste?, admítelo querida me extrañaste.

Las chicas gritaron al ver al demonio en una apariencia escalofriante, varias extremidades habían surgido de sus costados, una lengua viperina sobresalía, su ojo tenía la esclerótica oscura con el iris rojo como un rubí y la pupila blanca alargada y afilada. Unos colmillos sobresalían de su boca.

- Cierra los ojos. – ordeno el demonio a la castaña. – No querrás ver esto.

Mantuvo a la castaña envuelta en cadenas brillantes y celestes, cubriendo su cuerpo. El demonio se acercó a las chicas e hizo su masacre, haciéndolas levitar e invocar las sombras clavándolas en lanzas que terminaban siendo empaladas. Mientras que las manos las despellejaba de su piel, tirando la capa de la subdermis y desprendiéndola del musculo y las venas. Tiras de pellejo y carne caían en el piso. Cavo sus garras en sus ojos sacándolos y dejando cuencas vacías de forma sangrante recorriendo su rostro, el líquido carmesí brotando como una regadera en corto. Kill tomo del cabello a una de las chicas y la estampo en repetidas ocasiones al suelo, golpe tras golpe lesionando y quebrando su cráneo, consiguiendo desfigurar su rostro; nariz rota y sangrante, una herida abierta en su frente que desangraba de forma abundante causando que el mismo traumatismo matara instantáneamente a la chica pelirroja. Luego se dirigió a la otra adolescente que instantáneamente trono los dedos haciendo aparecer una doncella de hierro, encerrándola e incendiando su cuerpo mientras que gritos agónicos lanzaba la chica. Por último se acercó a Pacifica Northwest, quien ella estaba hecha una bolita y con las manos cubriendo su rostro.

Se arrodillo y volvió a su apariencia normal antes de lanzar una carcajada estruendosa.

- No es tu culpa que Estrella fugaz sea muy escurridiza y me haya dado pelea, para escapar. – Menciono. – Un trato es un trato y cumpliste. – Dijo.

- Mabel perdóname. – Dijo Pacifica.

- Gracias por entregarme al sacrificio. – Sonrió Kill – Y preparar su bienvenida.

Dicho esto desapareció junto con Mabel, dejando a Pacifica sola con los cadáveres de sus amigas. Sus padres y parte de sus sirvientes entraron y vieron el terrible desastre en la habitación de la rubia. Ella no encontraría explicación de lo ocurrió esa noche.

[…]

Dicen que a las 3 de la mañana es la hora de los demonios y los seres sobrenaturales. Suceden cosas paranormales y anomalías extrañas. Las cuales el ojo humano no puede apreciarlas.

Mabel se encontraba sollozando en la habitación, sentada en la silla junto a la ventana. Acababa de despertar y ver por última vez aquellas chicas siendo atacadas por Kill. Pero lo que más dolía era saber que ella era un sacrificio, alguien que debía morir esta noche o eso suponía.

La puerta se abrió y dejo ver a un sujeto alto y pelirrojo, acercarse a ella con paso lento. Se quitó su abrigo, un saco guinda que tiro en una mesilla donde tenía flores; esas amapolas que crecían en el prado.

- Se sentía real ¿no crees?

- Mataste a las amigas de Pacifica.

- No mocosa impertinente. – Dijo con una risa. – Eres muy estúpida al intentar escapar de aquí. – Menciono. – No lo recuerdas pero… nunca saliste de este bosque. – Chocando sus palmas para emitir un sonido y romper la ilusión, dejando a Mabel con su ropa de pijama destruida, pero sin ningún daño. – Bienvenida al escape mental, Estrella fugaz ¿te divertiste en tu sueño?

- Todo fue falso – Viendo al demonio tararear una risa.

- Llevas dormida un buen rato. – deshaciendo el lazo de su corbatín. – Terminaste la cena y caíste rendida al no aguantar la conversación con mi ejército. – Dijo con una voz sutil y ronca. – Te tome en brazos y te lleve de regreso a la habitación, esperando a que recuperadas la conciencia. Pero que puedo decir, no dude en jugar con tú mente.

La castaña se levantó asustada y camino retrocediendo tratando de alejarse de él. Kill en un rápido movimiento llego ante ella sujetándola de la cintura, tan frágil y delgada, su cuerpo pequeño que reflejaba una figura delineada y coqueta ante su presencia.

La guió hacia la cama, empujándola hacia atrás para sentarse en ella. El latido de su corazón aceleró siendo muy marcado a los oídos del demonio, más cuando él se arrodillo frente a ella, bajando de un tirón los pantalones de pijama y quitándoselos para aventarlos al piso, acaricio con su mano su muslo, robándole un suspiro audible de ella. Se retiró sus guantes y paso nuevamente sus manos encima de sus muslos, viendo frente a él, la palidez de su muslo torneado sin marcas y de forma tentadora. Paso sus dedos por la piel, causando que ella se quedara sin aliento por la sensación y los escalofríos estremecer su cuerpo. Una uña afilada hizo su recorrido subiendo por su pierna, alisando su piel en un fino recorrido.

Ella apretó sus dedos cerrándose alrededor de las mantas que había debajo de suyo y manteniendo su visión en su rostro. La punta de su uña afilada corto su piel, arrastrando el borde por su piel prístina y lechosa hasta la cara interior de su muslo. La sangre comenzó a pincharse de la herida abierta, sus ojos se cerraron ante el ardor de su movimiento. Él sonrió mientras que ella expresaba su dolor, a través de las lágrimas escapando por sus parpados y recorriendo sus mejillas. Kill arrastro la punta nuevamente por su pantorrilla otra vez. Comenzó a ser cortes subiendo y bajando, con la sangre saliendo a la superficie y manchando la funda de la cama. Mabel agarro con fuerza las mantas y apretó sus labios con dolor agudo.

Levanto su pierna y la acerco a él, acercando sus labios a la parte superior de la herida abierta y recorriendo con su lengua azul a lo largo del corte. La castaña soltó las sabanas para cubrir su boca, cuando sintió la áspera punta de su lengua húmeda sobre su herida, la sangre manchándose a los lados de su herida y combinándose con su saliva. Ella gimió de dolor y sintiendo su lengua trazar sus cortes. Intento apartarlo empujándolo con sus manos, a lo que Kill trono los dedos y envolvió sus manos en cadenas celestes y brillantes. Nuevamente era encadenada y puesta contra su voluntad.

Kill la miro y se levantó de sus rodillas, subiéndose a la cama hasta quedar frente a su rostro. Mancho sus labios y la atrajo hacia él. Una presión en su boca y los movimientos sobre sus labios, crearon un beso amargo y salado. Ella gimió en su boca y sus manos envueltas lo empujaron hacia atrás, desesperada por tener un poco de aire y alivio en su boca. Se separó dejándola jadear suavemente, el sabor de su sangre en sus labios se infiltró con bastante éxito dentro de su boca.

- ¿Con que no eres virgen? – Menciono en forma de burla. – Pues te comportas como una, para que el ventrílocuo te haya tomado tú primera vez. – le dijo atrayendo su atención. – Pero dices no serlo. – amplio una sonrisa devoradora, al tener a la chica debajo suyo. – Como tuve serias fantasías contigo; dando vueltas en mi cama pensando, imaginando y divagando…. Como te verías sobre ella, que expresión pondrías cuando estuviéramos en el acto, en cómo te sentirías sobre y debajo de esas sabanas junto conmigo…. escuchándote gritar mi nombre sin cansancio, haciéndote pasar un largo rato conmigo.

- No, no quiero. – Dijo ella muerta de terror. – Déjame ir.

- Dejarte no es una opción.

- Te cogeré al punto de que te vuelvas mía, y nadie más te toque. – Menciono. – Me perteneces, tu cuerpo y tú alma.

- ¡Suéltame! – Grito nuevamente forcejando sus ataduras.

- Sigue oponiéndote y no dudare en lastimar a Pino o matar a Seis dedos o Fez. Puedo hacerlo y encontrare la forma. – Observando su mirada abrirse llena de temor. – Sabes que lo cumpliré y tú lo presenciaras, creare un caos del cual nadie escapara ¿eso quieres? – Dijo en tono amenazante levantando sus dedos. – La vida tuya por la de otros. – Suspirando cerca de su cuello. - Dime ¿quieres condenarlos a su muerte?

[PV Kill]

Estrella fugaz hizo una negativa moviendo a los lados su rostro, era excelente como cooperaba por mantener a salvo a tres sacos de carne insignificante.  Pero eso no importaba, la tenía a uno de mis símbolos del zodiaco entre mis manos. Solo eso importaba, la venganza hacia los demás Pines se puede ir a la mierda, ella era la principal razón de mis conflictos y la causa de que fallara mi Raromagedón. Esa maldita mocosa, que por cierto ya no era una chiquilla molesta… había crecido y desarrollado su cuerpo.

Disfrutaría tomarla las veces que satisficiera mi deseo y parte de mis fantasías con la gemela Pines.

Lleve mis manos a recorrer sus piernas con deseo y lujuria, tan sedosas y firmes debía reconocer que ella había conservado su lado atlético y aventurero. Verla correr todas las mañanas por el bosque, con sus leggins ajustados marcando ese trasero redondo y su pequeño bralette morado y su top holgado que dejaba a la imaginación su busto, era sumamente excitante. Me había masturbado incontables veces pensando en ella, derramando mi semilla y pidiendo su contacto y su calor.

Las veces que entraba en celo eran una locura y un infierno para mí, más si ella paseaba con su hermano o algunos chicos, que deseaban robar un beso o declararse. ¿Había intervenido? No, no podía hacerlo estando atrapado en la prisión que Seis dedos creo. Desquitar mí ira con cualquier turista que entraba a mis dominios y que terminara muerto, no era suficiente para saciar esa necesidad.

Pero ahora por fin podía tenerla deseaba hacer muchas con ellas; mezcla de emociones entre la ira, frustración, cólera, desagrado, odio, deseo, amor y lujuria… todo me provocaba. Pero verla… lastimada y herida, lo encontré excitante al punto de infligir daño y marcarla.

El demonio se acercó a su rostro y beso con movimientos bruscos su boca, buscando el calor y la sensación del contacto con sus labios. Sujeto sus caderas y devoro su boca a besos calientes, mordiendo de momentos su labio inferior y lamiendo sobre ellos. Mabel se movía ante su toque intentando detenerlo, pero la misma resistencia en sus manos la mantenía cerca atrayéndolo. Besos duros y sin un pizca de compasión hacían que la Pines gimiera sobre su boca, sus manos apretando sus nalgas con fuerza y encajando las uñas antes de soltarla y volver a repetir la misma acción.

Kill abandono sus labios y recorrió parte de su mandíbula y sobre su barbilla, bajando sobre su cuello dejando a su paso un sendero de besos y mordidas entre lamidas que probaban la piel de la menor. Pero el demonio aun quería saborear su sangre, raspo con la agudeza de sus colmillos la piel de la chica, pinchando e irritando la zona al punto de romper parte de los vasos capilares y liberar las gotas que brotaban de la herida. Lamio deleitándose del sabor levemente salado… pero que el demonio lo encontraba como una golosina.

Chupo su herida dejando hematomas rojizos y violetas en su cuello y parte de sus hombros. Ella soltaba quejidos dolorosos y lloraba en silencioso envuelta en pánico. Su corazón golpeando de forma rápida en su pecho.  Trozo la prenda de su musculosa en dos, dejándola con un brasier azul de pequeñas estrellas blancas. El cual el demonio encontró divertido la prenda de vestir.

- ¿A tú edad y con esa prenda? – Soltando una leve risa cantarina. – Te enseñare mejores cosas que exhibirme.

- Eres un maldito pervertido. – Escupió molesta la castaña dando un golpe en sus brazos y bramando con furia.

- Esto no debe ser raro para ti, tener sexo. – Dijo en voz baja. – Chica no virgen.

Ella intento cubrirse poniendo en medio sus manos atadas sobre su pecho, encogiéndose debajo suyo, hasta caer recostada en la cama.

Mabel sintió que sus manos frías se deslizaban del escote de sus pechos hasta sus brazos, levantándolos y colocándolos sobre su cabeza. Un agarre fuerte con su mano que robo un grito de dolor a la adolescente. Kill sonrió con malicia y se acercó nuevamente a ella. Presionando sus labios firmemente contra los ella. Inicio otro beso, el cual no opuso resistencia, entre más se movía más forzaba su agarre sobre su piel, permitiéndole hacer lo que quisiera. Mabel podía sentirlo sonreír siniestramente en sus labios, mientras que su otra mano la mantenía sujetándola del mentón e inclinando su cabeza hacia atrás un poco para que pudiera tener un acceso más fácil.

Pataleo una vez con sus piernas, pero el demonio se acomodó entre su cadera apoyando un poco su peso sobre ella. Mabel dejo escapar varios pequeños gemidos en señal de derrota cuando le mordió el labio con fuerza. Adentrando su lengua y explorando su boca, sabia a la sangre de la carne que le ofreció comer, el vino tinto, siendo una mezcla dulce y adictiva. Kill empezó a moverse lentamente en la forma del beso, disfrutando de su contacto. Pero volvió a tornarse más apasionado y descuidado. 

La castaña se aferró sus manos a las sabanas, tirando de ellas con sus dedos, ya que la mano del pelirrojo cernía un agarre en sus muñecas. El demonio aprovecho con su mano y trono los dedos creando un segundo agarre de reforzamiento en sus muñecas, impidiendo que las moviera. Ahora tenía las manos libre.

Se separaron un momento rompiendo el contacto del beso, un hilo de saliva conectado en ellos y sus miradas encontrándose. Las mejillas rojas de la castaña manchadas en lágrimas que la hacían lucir sumisa y adorable. Sus manos las guió sobre encima de su brasier, frotando la tela contra sus pezones y colocando besos en la parte superior de su escote. Mordiendo sin piedad alguna su piel, destrozando su prenda  con el corte de sus garras, liberando sus senos redondos y esponjosos.

- No… - Musito la castaña muerta de la vergüenza. - ¡NO! – Empujo con todas sus fuerzas al demonio del sueño, mientras retrocedía a los pies de la cama.

- No hay negativas, mocosa. – Sujeto su pierna jalándola hacia él, viendo como intentaba luchar la castaña contra su agarre.

Joder me gusta cuando ella intenta darme pelea, hacen que me den ganas de torturarla y azotarla contra la pared. ¿Por qué no? Ella está a mi merced  y puedo hacer lo que quiera con ella, está en mi dominio, dentro de Mindscape.

Tomo la cadena celeste y tiro de sus brazos, su rostro cerca del pelirrojo. Nuevamente la beso de forma salvaje, mordiendo sus labios entre cada roce que producía sobre sus colmillos, pichando la piel delicada y lacerando. Su mano recorrió su cintura frotando su pulgar en círculos encima de su abdomen.

Hundió su uña creando un borde de corte poco profundo, una línea rojiza que empezó abrir paso al líquido carmesí, las gotas sangre recorriendo su piel lechosa y pálida. Froto creando un ardor en la chica. Mabel gimió y las lágrimas recorrían su rostro sonrojado. La sujeto entre sus brazos y la obligo a sentarse de horcajas sobre su regazo. Kill besó a un lado de su boca, sus dientes dejaron finas líneas rojas mientras se deslizaba sus labios por su mandíbula hacia un lado de su cuello. Marcas rojas y moretones ya eran notables en su cuello, sus dientes pinchando e irritando su piel. Una lamida sobre sus hematomas y marcas provocaba más gemidos cortos en la castaña. Su toque era insistente y húmedo, el cual ella temblaba y aumentaba su respiración.

Una serie de besos febriles dejo sobre sus hombros y parte de su clavícula. Mabel contuvo un jadeo al sentir de repente como algo duro crecía debajo de él, golpeando su intimidad. Sus piernas estaban acomodadas a los lados de su cintura. Sus caderas eran presionadas contra las de ella, sus muslos frotándose contra la tela sedosa de sus pantalones de vestir formal. Kill mantenía su agarre entre las cadenas y su mano recorría su espalda baja.

Él fue bajando hasta el escote de su pecho, el cual lamio su seno de forma lenta, chupando y mordiendo su pezón rosado. Mabel gemía más alto con su voz dulce y asustada. Bajo sus manos sobre la camisa oscuro del demonio, posándolas sobre su abdomen duro y marcado.

Kill descendió ambas manos contra su trasero apretándolo y enterrando sus afiladas uñas sobre su carne. La guio a moler su entrepierna contra el bulto que estaba sobre su pelvis, creando una fricción acalorada sobre ellos. Mabel emitía silenciosos jadeos y gemidos mientras sentía el demonio que mordía y amamantaba su pecho dejando lugares sensibles en su piel. Su lengua rozando y frotando sobre sus botones rosados, era brusco en sus movimientos dejando contusiones a su paso.

- ¿Humedecida? – Lanzo en burla, al sentir la humedad de la chica sobre sus pantalones. – Lo encuentras bueno.

- No… - Dijo ella tratando de negar el placer.

- Debería deshacerme de este estorbo. – Trozando los lados de su braga que hacían anteriormente conjunto con el brasier. Ahora ella estaba desnuda y expuesta ante él, con su piel manchada en sangre.

Continuo dejando marcas alrededor raspo con sus uñas su torso por debajo de sus senos, creando más corte sobre la capa de la piel, pasando su lengua a lamer la sangre roja y cálida que manchaba su ropa. Tomo sus caderas y froto su excitación sobre sus pliegues humedecidos y levemente lubricados.

Kill le dirigió una mirada oscura y amenazante sobre ella, acechándola como una presa. La fricción de su sexo sobre sus pantalones solo generaba la tensión que tenían en ese momento. Ella deslizándose a través de sus movimientos y gimiendo con sus labios hinchados entre abiertos, sus heridas corriendo las gotas que derramaba su sangre fresca y dulce.

El pelirrojo la aparto de un momento, abriendo sus pantalones y tirando de la hebilla de su cinto. Tiro de ellos hacia abajo liberando su miembro grueso y largo, la atrajo a su regazo pegando su erección contra sus labios. Los ojos avellanados estaban muy abiertos por el repentino contacto, quiso poner distancia, pero él no se lo permitió sujetando sus caderas.

- No tienes ni una puta idea. – suspiró él en su cuello, medio de los mordiscos que dejaba. – De cuánto tiempo te he anhelado, Estrella fugaz.

Mabel se mordió el labio tratando de reprimir los sonidos lascivos que soltaba ansiosamente de su boca.  Las manos del pelirrojo tocarla por su cintura guiándola a los movimientos sucios y eróticos que jamás imagino hacer con su enemigo.

Sus labios humedecidos por su lubricante que producía, deslizándose sobre el tallo de su pene de adelante hacia atrás, siempre topando con la cabeza de su glande rosa y gordo. Su prepucio tirando suavemente entre cada frotamiento. Ella soltaba más gemidos, llevando sus manos a aferrarse a la tela de su camisa, aumentando el ritmo ese estimulo la hacía sentirse bien, disfrutando del calor que se depositaba en su vientre.

Mabel no sabía si esto calmaría un momento al demonio, al verlo sumido al placer de sus movimientos. Debía buscar una forma de salir, pero entre más examinaba la habitación menos probabilidades de escapar eran pocas o casi nulas. Por lo que trato de utilizar el convencimiento.

- Kill… déjame ir, prometo no decir a nadie. – Logrando susurrar una palabras, al sentir los roces de su clítoris palpitante sobre el pene del demonio. – Ahh… no diré nada, ni a mis tíos… ahh niii a D-Dipper.

- No, eres mía. – Rugió molesto tomándola de la cintura y lanzándola contra la cama. – Aquí no hay acuerdos, ni tratos en este momento. – Apretando sus brazos con fuerza y creando más contusiones en su piel. – Solo somos tú y yo en este preciso momento.

Él ignoro su petición, mordiendo arriba y abajo su cuello provocando escalofríos en su cuerpo. Su mano se acercó a sus pliegues mojados, frotando con la yema de sus dedos su frágil flor. Robando suspiros a la castaña y gritos agudos al sentir sus dedos entrar y salir, en repetidas ocasiones. Rodando y moviéndolos dentro de ella.

Dejarla ir, está equivocada Estrella fugaz si la iba dejar ir. Su suplica fue lo más estúpida que escuche. No la dejaría ir, ella me pertenece y será mi compañera le guste o no.

Sus gemidos eran un coro celestial prohibido, su cuerpo era tan suave y su entrada apretaba bien mis dedos, ¿ella no ser virgen? En unos segundos le haría entender, que no es bueno mentir en momentos serios. No sería suave con su primera vez.

Su miel goteando entre mis dedos hacia entender que estaba lista, probé ese néctar siendo lo más exquisito y dulce. Pero aun no igualaba su sangre.

Mabel coloco sus manos encadenadas, sobre su pecho. Sabía lo que venía y quería evitarlo. Ella jamás había tenido una relación sexual y no había besado de esa manera a ningún chico. Todos los chicos con los que una vez salió, no habían llegado tan lejos. Ella apenas podía respirar con todo lo que estaba sucediendo, Kill la empujo más a la cama.

Abrió sus piernas y se acomodó sobre sus muslos, su mano se dirigió a su miembro erecto. Masturbando su erección creciente de arriba hacia abajo, frotando sus dedos contra el prepucio y frenillo de su pene. Unas gotas de líquido pre seminal bajaban y lubricaban su cuerpo. Las mejillas de Mabel se enrojecieron con un tinte del color de la granada, mirando atenta lo que hacía. Ella mordió su labio inferior que él había violado hace un momento. Sabía que no sería la única zona que violaría lo que quedaba de esa noche.

Quiso retroceder nuevamente pero el demonio leyó sus intenciones, levanto su mano y un chasquido de dedos hicieron emerger las extremidades de los brazos oscuros entre las sombras, sujetándola de sus miembros superiores e inferiores.

Él se desabotono la camisa y se lo quitó, descartándolo en algún lugar de la habitación junto con las demás prendas. Quedando en las mismas condiciones que la castaña. Mabel mostro una mirada retadora de sus ojos avellanados, haciendo un último esfuerzo en escapar de sus sujeciones, pero todo era inútil. Kill soltó una sonora risa, le gustaba esa mirada que hacía. La corrompería y tomaría toda inocencia suya.

Él poso sus labios por última vez, atrapando su labio inferior mamando y mordiendo intensamente provocando un grito pequeño en la chica. La mirada en su ojo reflejaba un color profundo, su pupila dilatada y alargada. Acaricio el pómulo de su mejilla coquetamente.

“Lo prohibido se vuelve lo más tentador”

- Esos ruidos, quiero escucharte producir esos sonidos. – murmuro en tono ronco. – Porque es lo único que harás en este tiempo.

Sus manos recorrieron su cuerpo tocando sus cortes y aruños. La cabeza de su glande frotando sus pliegues lubricados hundiéndose poco a poco, empujo su miembro más sobre su entrada robando un suspiro ahogado. Kill observaba su rostro ruborizado y su expresión, sonrió con perversidad y malicia, la sujeto de la cintura y empujo completamente su miembro desgarrando las paredes estrechas de su vagina; llegándola a penetrar y entrar completamente de lleno, llevándose consigo aquella membrana que demostraba su inocencia. Más cuando ella grito de dolor y comenzó a retorcerse, pidiendo que parase. Pero el pelirrojo no tenía planes de detenerse.

Noto los hilillos de sangre recorrer su miembro cuando lo saco y lo volvió a introducir en una estocada lenta y profunda.

- Las vírgenes sangran, cuando es su primera vez. – Menciono. – Entonces ¿Por qué mentir, Mabel?

La castaña abrió en grande sus ojos empañados en lágrimas, ese demonio había mencionado su nombre. Se movió él y otra estocada en su cuerpo le hizo soltar más gritos de dolor. Comenzaba a moverse embistiéndola duramente de su frágil cuerpo, aferrándose a sus caderas escuchándolo gemir. Ella cerró los ojos apretando sus dientes y tratando de no llorar tan fuerte, era doloroso y él estaba siendo brusco. Tal vez se lo merecía por mentir, por invadir su zona, por apuñalar su ojo dos veces, mandarlo al exilio y todavía burlarse de él; claro si el demonio recordara esa parte o fuera parte del sueño.

- Abre los ojos, Estrella fugaz. Quiero que me veas en todo momento… - Sonando ronco de su voz. – Y en donde dejes de hacerlo, te penetraré tan fuerte que olvidaras tu propio nombre, aun si a ti te duele o grites. – Su voz se volvía tensa, agitada y envuelta en la locura. Mabel había tomado un suspiro forzado de aire a sus pulmones, sintiendo la veracidad de las palabras del demonio de los sueños. Trato de mantener los ojos abiertos pero cada movimiento de sus embestidas que daba en su entrepierna, solo provocaba que ella entrecerrada y derramara lágrimas.

- K-Kill… ahh… ahh - Trato de llamarlo entre gemido y gritos, sentía el cuerpo del mayor cubrirla y sostenerla levantando sus caderas.

- Ábrelos Mabel – Ordeno con más vehemencia, lamiendo la colcha de su oreja y mordiendo el lóbulo. – Déjame ver tú mirada.

Mabel abrió sus ojos manteniendo su mirada sobre el pelirrojo, sus cuerpos se tocaban y su pecho se frotaba contra los pectorales del demonio. Sus sexos uniéndose en un fuerte e intenso vaivén veloz, el dolor era insoportable y ella no dejaba de gimotear y gritar. Sus extremidades siendo apretadas contra las ataduras y el agarre de las sombras.

- Así es, veme querida… - Empujo su miembro con más fuerza sobre su estrecha cavidad. Clavando sus uñas en sus costados, produciendo más cortes y heridas. Las sabanas y las mantas cubriéndose de sangre y sudor de la chica. – Recuérdalo yo soy el que te da este placer. Y el único con el que estarás, me perteneces.

- ¡Duele!… ¡detente! ¡para, por favor! – Grito Mabel, cuando inclino sus piernas hacia al frente y empezó a ir más fuerte y rápido en sus embestidas, sin tiempo acostumbrarse o darle piedad en sus penetraciones.

- Jamás – Menciono jadeando colocando lamidas en su cuello y abrazando su cuerpo, colocando su peso sobre ella. – Eres mía.

Debí hacer esto en el momento en que tomaría Gravity Falls, ¿Cómo pude no haberla tomado hace 2 años? No importa, ella era mía; su inocencia, su cuerpo y alma. Todo ella era mío. Joder su interior es muy cálido y delicioso. Y su voz no se quedaba atrás, sus suplicas solo me motivaban a cogerla duramente sobre ese lecho.

Minutos de intenso placer  en el que golpeaba ese punto adictivo y dulce de su vagina, sus fluidos mezclándose con la sangre que derramo la membrana de su himen roto tras las embestidas. Llevo sus piernas a que las envolviera en su cintura, las sombras cruzaron sus tobillos evitando que se alejara de su toque. Un contacto íntimo y sus embestidas siendo salvajes e intensos, sus testículos chocando contra sus nalgas y el sudor perlando sus cuerpos. Kill tiro las cadenas por encima de su cabeza, obligando sus brazos envolver alrededor de su cuello. Sus rostros muy cerca y sus alientos chocando entre sí y mezclándose, sus respiraciones aceleradas y sus pechos presionando contra su esternón.

Un sonido resbaladizo y los latigazos entre sus caderas, el cabello achocolatado de ella cayendo por su espalda entre mechones sudorosos pegados en su frente. Respiraba agitada y con su corazón acelerado. Un cosquilleo en su vientre y el calor cálido de sus dolores se volvieron en un placer indescriptible, dando un balance sobre sus caderas y siguiendo el ritmo del pelirrojo. Acaricio los mechones rojizos y oscuros, tirando suavemente de ellos.

- Estrella fugaz… - Jadeo él, mientras cambiaba de posición, levantándola de la cama y alzándola entre sus brazos, una posición al sátiro deslizándola contra sus caderas entrando más en su vagina. Llevando el ritmo de sus penetraciones lentas y tomando más de su virilidad. – Mabel… Mabel…

- Oh Dios, oh Dios… ah, ah, ah… es muy… profundo, ¡AHH! - Grito en alto la castaña aferrándose a su espalda baja, Kill era muy alto y su complexión era muy musculosa. Pero sus ataduras la dañaban y las cadenas no daban para más, entre cada movimiento que baja sus caderas a su miembro, era un tirón doloroso en su piel. Aunque era excitante y placentero, que solo la hacían calentarse más. – ¡Kill!… Umm… ah, ah, ah… no puedo… ¡Ahh! ¡Kill! - Una sensación de estremecimiento y escalofrío erizo su piel, y un líquido caliente recorría por su entrada hasta descender por sus nalgas, goteando un líquido transparente combinado con el rojizo de su sangre. – Mmm… ahg… ¿Qué…?

- ¿Quién dijo que podías correrte? – Sonriendo mostrando sus dientes afilados brillando, antes de apretar sus nalgas estrujándolas y mordiendo su hombro. – ¿Acaso te gusto? Sentir lo profundo y que te cogiera de esa manera, ¿eres tan sumisa y fácil de llegar?

La llevo contra una pared clavándola y eliminando sus sombras, ataco sus labios en besándola agresivamente, empujando su interior con golpes fuerte y arremetiéndola con fuerza entre el tapiz debajo de los tablones de madera. Entre besos profundos y apasionados. Mabel cerró los ojos dejándose llevar y follar por el salvaje demonio.

La lujuria y el deseo estaban haciendo su apogeo en su cuerpo, embriagándola con las sensaciones dolorosas y placenteras. Grave error que tuvo, no debió cerrar los ojos.

- Estrella fugaz. – Hablo furioso y con su respiración aumentada. - ¿Qué te dije que… te haría si… cerrabas los malditos ojos? – Le dijo con una sonrisa sádica entre jadeos. Mabel se congelo y tembló, si no era suficiente el dolor en su espalda siendo estampada contra la pared, lo que le haría la dejaría sin aire. Kill sujeto sus piernas alzándola más contra sus brazos, para introducirse nuevamente y cogerla con profundidad y rapidez como un maldito demonio en etapa de celo. La sangre de sus heridas siendo aplastadas y brotando el líquido sobre su cuerpo.

Rápido y fuerte, sin clemencia ni piedad ni mucho menos la más mínima pizca de ternura. Todo era pasión desbordante y una locura en su cuerpo, sus garras perforándola y raspando su carne, provocando nuevas heridas sangrantes en su espalda baja. Sin darle la oportunidad de respirar.

- ¡AHHH! ¡KILL! ¡KILL! – Lloro y grito entre gimoteos la castaña, sentiría que la partiría en dos en cualquier momento. Su corazón martillando violentamente y su garganta secándose entre gritos. Las cadenas en sus muñecas apretando su piel y cortando la circulación. - ¡ESPERA! ¡KILL! ¡AHH!

Kill entre las embestidas y los roces contra su apretada entrada, por las paredes contrayéndose nuevamente y abrazando su miembro. Dio unos cuantos empujones antes de correrse dentro de ella, enterrándose y apoyando su cabeza contra su hombro. Su respiración yendo acelerada y sus jadeos altos recuperando el aliento junto con ella, la chica cayó rendida entre sus brazos y su rostro manchado en lágrimas recargado en su pecho. Salió de ella y chasqueo los dedos eliminando las cadenas de sus muñecas magulladas y cubiertas de hematomas morados y rojizos.

Pero el aun no terminaba con su signo del zodiaco, la llevo a la cama tirándola boca abajo. Invoco una daga y bailo la punta afilada sobre su espalda sin marcar. Pasando la hoja sobre su columna provocando un corte no tan profundo. Mabel apretó sus manos contra las sabanas y lloro por el ardor en su espalda. Kill mancho sus manos con el fluido de su sangre y la disperso sobre su cuerpo.

Acaricio sus pechos masajeándolos y apretando sus pezones, frotando sus dedos entre los botones sensibles sintiéndolos erecto. Un suspiro y gemido brotaron de los labios de su castaña. Ella temblaba desnuda bajo su cuerpo, era tan preciosa verla así, tan indefensa y sumida ante él. Coloco besos sobre su espalda, lamiendo su sangre y deleitándose con su sabor. Apretó más los senos redondos y esponjosos, tan blandos y suaves. Ella gemía dulcemente ya no gritaba, su erección frotaba contra su trasero cubierto de bellas contusiones y cicatrices. Llevo sus dedos a la boca de la gemela acariciando sus labios.

- Lámelos y humedécelos. – Ordeno.

- No… - Dijo temerosa. – Por favor… no más.

- Obedece o seguiré cortando tu cuerpo y créeme que podría amputar alguna extremidad tuya, que seguro extrañaras.

Mabel hizo sin rechistar ni negarse a su petición, las lágrimas saladas caían sobre su rostro. Tomo sus dedos y los introdujo dentro de su boca, lamiendo con cuidado y chupándolos. Sus mejillas sentían enrojecer por esta acción, vio que Kill apartaba sus dedos de su boca y tocaba sus nalgas, rozando sus yemas humedecidas por encima de su anillo rosado. Soltó suaves jadeos y suspiros bajos, sintiendo como acariciaba su entrada e introducía un dedo  moviéndolo de forma rotatoria.

- Mmnhg… Kill… - Ella miraba al mayor de reojo, antes meter un segundo y embestir contra su entrada abriendo sus dedos en su interior. - ¡Ahh!

- Eres hermosa. – Se acercó a su mejilla y coloco un beso suave. - Tan fácil de poseer, que gritaras mi nombre y estarás dispuesta a más de esta atención. Tu cuerpo aclama que me funda contigo nuevamente.

- Maldito… iluminati de mierda. – Dijo ella.

- Empieza por… “Amo Kill, cógeme como la perra que soy”. - Menciono con crueldad y una voz profunda.

Apretó la cabeza de su pene contra el anillo de su trasero, empujando por completo su miembro y penetrándola de una estocada. Sujeto sus caderas manteniéndola alzada, empujando su cuerpo hacia abajo. Acto seguido comenzó a embestirla en un vaivén lento, moviendo sus caderas en su interior. Mabel soltó gritos altos y gemidos que podrían escucharse por fuera de la casa o por el prado del bosque.

Sus manos aferrándose a las sabanas y sintiendo los roces y desgarros en su cadera, frotando su miembro entre sus nalgas. Sus pies restirando la tela de la cama y el cuerpo del pelirrojo abrazando su cintura. Sentía el aliento caliente de Kill sobre su oído, suspirando y gimiendo alto y con rudeza. Sus embestidas aumentaron fuertes y constantes, su escroto golpeando su intimidad y su torso formado frotando ante sus caricias.

- Kill… Kill… ahh, mmm… - Su voz se perdía al acostumbrarse a su tamaño, de seguro mañana dolería su trasero, si es que viviera mañana. Su voz grito su nombre al punto de que pidió inconscientemente de ese dolor. – Maldita sea… dame más.

- Tú lo pediste, no hay regreso. – Sonriendo ladinamente, aumento sus embestidas siendo rápidas y más profunda. Apretando su pecho y besando con fervor su cuello. – Carajo, Mabel… Ah, ah…

- C-Cierra la boca… ¡Ah! Estúpido tomate de mierda. – Mínimo quería retar al demonio y demostrar que no era del todo débil.

- Eres una maldita terca, que necesita disciplinarse. – La volteo bruscamente sin el menor cuidado teniéndola enfrente, empujando sus rodillas al frente. – Debes respetar a tus semejantes, Estrella fugaz.

- S-Semejantes… T-Tú no eress… uno. – Dijo ella aferrándose a sus antebrazos y gimiendo entre cortadamente.

- ¿Así? – Enarcando una ceja, le dio una nalgada fuerte. – ¿Alguien no quiere caminar nuevamente?

- Kill… maldito pedazo de mierda. – Dijo ella ahora encajando sus uñas en sus brazos. - ¡Aah! – Grito la chica llena de euforia antes los roces que se lubricaban con la pre semilla del demonio.

[PV Mabel]

Sabía que no debía retar a Kill, pero toda la maldita noche se la paso torturándome y violándome sin piedad. Si iba morir esta noche por desangramiento y sus malditas cogidas bestiales, mínimo disfrutaría perder la maldita virginidad, desquitándome en insultarlo o darle un puñetazo en su maldita sonrisa jodidamente atractiva.

La posición del cruce que había optado Kill para hacer sufrir a Mabel, solo los llevo al borde del éxtasis y el placer profundo de la velocidad de sus embestidas. Aunque ambos no se habían dado cuenta al estar sumergidos en sus gemidos y jadeos que soltaba, viéndose el rostro sonrojado y entregándose en besos calientes.

La castaña escalo hasta llegar a sus hombros y aferrarse, clavando sus uñas y arañando su piel, algo que causo una excitación en el demonio y lo motivara a cogerla duramente. Las paredes cerrándose en su miembro y los roces difíciles y sensibles, hicieron palpitar el pene del pelirrojo. Unas cuantas embestidas y libero su líquido caliente y espeso llenando su orificio y desbordando su semilla, entre sus nalgas.

Un gruñido soltó el demonio viendo el agujero de su trasero lastimado derramar su semen. Kill respiraba agitado y sudoroso de su rostro, se retiró el parche al aventarlo en el extremo de la cama. Su orbe oculto con la esclerótica oscura y el iris escarlata al igual que su derecho, tenía una cicatriz en la superficie de su parpado. Vio a la adolescente con la respiración irregular e igual de acelerada como su ritmo cardiaco, su pecho subiendo y bajando con rapidez, los moretones y contusiones adornando su piel pálida y rosada. Entre las sabanas manchadas de sangre.

Tomo  la daga y corto su brazo siendo una herida superficial, absorbió su sangre oscura y se acercó a los labios de la castaña rozándolos. Presiono contra su boca e infiltro la sangre, sintiendo como ella correspondía a su beso. Se separó de ella limpiando el resto de sus labios con su pulgar, lamiendo seductoramente.

- ¿Qué tal el sabor?

- Es… como la carne que me diste a comer. – Menciono ella. – Es delicioso.

- Si no combinaba mi sangre en tu alimento, de seguro Bola 8 te hubiera matado. – Besando sus labios.Pero definitivamente tu aroma y sabor son únicos, Estrella fugaz.

Mabel sintió como Kill se acomodaba entre sus caderas, acariciando su clítoris con delicadeza. Su pene endurecido rozando su entrada, provocando en ella una suave risita hilarante.

- Hey, seguro que no estas tomando un… ¿viagra? – Dijo con las mejillas rojas.

- Me excita verte desnuda y cubierta de tú sangre, más si probaste de la mía.

- Kill…

- Eres como un dulce duro, difícil de acabar y que puedo continuar comiéndote. – Susurro lujuriosamente contra su oído.

Los besos y caricias reanudaron ese acto carnal entre la castaña y el demonio. Mabel se aferró a la espalda de Kill, cuando este de forma magistral se introdujo y aumento la velocidad de sus embestidas, provocando que  la chica arqueara su cuerpo en sus movimientos, los orgasmos no se hicieron esperar invadiéndola. Su pecho desarrollado botando al compás de sus empujones. Aferrándose a las sensaciones que Kill le brindaba solo a ella.

Su garganta quedo afónica y débil de su voz de los gritos de placer y gemidos suaves que soltaba, ella también no pudo evitar lastimar con sus uñas al pelirrojo cuando dio sus estocadas duras y rápidas, más cuando él se aferró al respaldo y mecía el colchón de la cama matrimonial ante los golpeteos que daba en la pared.

- ¡Ahh! – Ella se aferraba a su espalda encajando y arañando más sus omoplatos. - ¡KILL! – Grito ante las penetraciones en su vagina. - ¡Ahh! ¡Termina… termina dentro!

- ¡Eres mía! – Aumentando los empujes al constante impulso con la cama. – Ahh… recíbelo.

El ritmo frenético de sus embestidas la hizo tocar esa madrugada el cielo y el infierno al mismo tiempo, sus caderas dolerían por más de una semana. Más si sangraba entre sus intensos roces contra sus paredes. Sin embargo disfrutaría de ese enloquecedor vaivén y el final de su violación. Kill llenándola con su semilla y corriéndose dentro de ella.

Ella acaricio su rostro con ternura, viendo su rojo cabello hecho un lío con los mechones siendo ingobernables. Beso sus labios y dejo que solo sus miradas, el calor corporal y los murmullos de sus palabras, confundieran esa extraña relación de amor y odio. Para caer más tarde agotados entre ellos.

.

.

- ¿Mabel nunca regreso? – Hablo Rosalie preocupada por la castaña, mientras recogía sus cosas y las acomodaba en su mochila. Antes de dirigirle una mirada a la rubia de ojos azules.

- Seguramente regreso a casa y se acobardo. – Dijo burlona la rubia. Viendo a sus amigas que la miraban mal. – Pero eso no impide que haya mostrado… ¿agallas? Digo nadie es tan tonto para entrar al bosque y robar un estúpido sombrero.

- Sinceramente Pacifica, fuiste una perra en pedirle algo semejante, como el estúpido sombrero de Kill Cipher, sabes muy bien que ese temible demonio tiene como número uno a los Pines, como enemigos.

- Estará bien. – Dijo Pacifica. – De todo modos cumplo mis promesas y me disculpare públicamente y haré todo lo que dije.

- ¿Cómo sabes que está bien? – dijo Brenda reprendió la chica molesta.

- Solo lo sé.

“Aparte no tuve opción en negarme”

[F]

- ¿Q-Qué quieres… Kill? – Pacifica había entrado accidentalmente al bosque cuando seguía a Dipper y a Mabel. Solo que sus planes fallaron obligándola ocultarse, olvidando que cruzo la barrera de protección.

- ¿Eres capaz de entregarme a alguien para salvar tu maldita vida miserable? – Dijo el demonio triangular ante la horda de criaturas detrás de él.

- ¿A-A… quién? – Miro asustada.

Él sonrió de forma maligna y perversa.

- Haz que Mabel Pines venga a mí, y te aseguro que tu puta cabeza se quedara en tu cuerpo, permitiéndote vivir Llama.

Pacifica dudo no podía entregar a la gemela de Dipper, no cuando apenas hacían sus paces. Pero el demonio agitaba el bastón apunto de ordenar su ejecución.  Era una maldita egoísta pero no quería morir ese día.

- Hecho. – Dijo la rubia con una mirada seria.

Kill invoco una llama azul-verdosa en su mano.

- Es un trato. – Estrechando su mano con la de ella.

Pacifica miraba aterrorizada la mirada del Cipher, antes de regresar por donde vino. Pero antes de irse le dijo.

- No la lastimaras, ¿cierto?

- Seguro. – Menciono. – Estrella fugaz…. No será lastimada.

[F]

La mañana siguiente fue un desastre para la castaña su cuerpo había sufrido un bangover, pero lo que experimento por primera vez la dejo… con una extraña satisfacción. Mabel vio a lado de su cama al demonio con quien la había hecho pasar un mal rato, una violación dolorosa para luego terminar cediendo.

Se sonrojo completamente al ver su cuerpo cubierto de mordidas, contusiones purpuras, chupetones y aruños por su espalda y torso. Pero luego se vio ella que estaba en la misma situación o peor. Solo cubierta de costra y sangre seca.

Unos brazos la envolvieron por detrás y el beso en sus labios le hizo regresar a la situación actual. – Buenos días, mi adorable y peleonera, Estrella fugaz. – Menciono. – ¿Quieres repetir esto aquí o continuamos en el baño?

“Eres como un maldito rompemuelas, dulce y duro”