Chapter 1: Azahar
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- Oye, bastardo, todavia no..- gruño Zoro, pero Sanji entró a la
fuerza.- ¡Agh, cejas de mierda!
Sanji seguia fuera de sí. Comenzaba a moverse, a hundirse sin precaución otra vez a pesar de los gruñidos de advertencia que lanzaba su compañero; nunca lo habia sentido tan insaciable.
- Zoro...
- M-mas lento, mas lento.- pidió molesto, intentando no sonar tan afectado.
Ya era la quinta ronda. Casi veinticuatro horas intentando aguantar ser follado por otro alfa, mientras su instinto le pedía que le desgarrara las tripas en vez de permitirle penetrarlo una y otra vez sin apenas posibilidad de descanso. Sentía que algo se le iba a romper si seguian a este ritmo; no tenia la constitucion de un omega, no tenia ninguna lubricacion natural ni lo que fuera que tuvieran los omegas.
Y era lamentable, porque en el fondo le gustaba follar hasta perder la cordura.
- Zoro, zoro...
- Ah, cocinero, solo respira...- intento calmarlo con un roce en la mejilla cuando Sanji no dejaba de lamerle los hombros con la vision nublada, desesperado.
El celo de Sanji era siempre un espectaculo desastroso. Solia comenzar con miradas pesadas e indiscretas, luego discusiones absurdas que escalaban en violencia hasta que alguno de los dos reaccionaba a las feromonas y era Nami la que se encargaba de patearlos fuera del barco para que no estropearan nada en medio del frenesí inexplicable entre dos alfas encaprichados.
- Zoro, Zoro...
- Shhh...
- Mgh... Zoro...
- ¡Vas a dejar de decir mi puto nombre o juro que te doy una paliza!
El celo de Zoro solia estar mejor controlado, y aunque a veces le dieran unas ganas irracionales de matar al rubio, un polvo mas tarde su lobo se volvia meloso y manipulable; nunca se follo a Sanji tan salvajemente como el rubio lo estaba haciendo hoy, eso seguro.
Por suerte no solian coincidir ambos celos asi que siempre habia alguien en sus cabales.
Ahora, por ejemplo, habian tenido la decencia de traerse una tienda de campaña al medio del bosque aprovechando la ultima parada en esta isla de otoño. Zoro apenas habia alcanzado a asarse una trucha en la fogata improvisada antes de ser arrastrado por el lobo feroz al interior de la tienda donde llevaba siendo prisionero una noche y un dia entero. Estaba tan atestado de feromonas de manzana y limon que cualquiera podría olerlos a kilometros.
Era un idiota por hacerle compañia en el momento mas peligroso del mes.
- Zoro, ya no, no, por favor...
- ¿Ya no qué, idiota?.- gimio ahogado, tapandose el rostro acalorado y las lagrimas de placer. Se enorgullecia de su resistencia, pero sumirse a otro alfa lo dejaba en una situacion tan vulnerable que ningun entrenamiento podia endurecer.
- Deja de hacer eso.- le desafió Sanji descubriendo sus colmillos, olisqueandole el cuello y llendo tan profundo en su trasero que se le corto la respiracion unos segundos.- No lo hagas, por favor.
- Ahh... hacer que, que... ngh.
- Tu olor, tu estas...- Sanji le agarro un pectoral para apretarlo sin piedad, vibrando dentro de él como cada vez que estaba cerca de correrse.- Estas pidiendolo.
- Mmhh... yo no estoy..-
"No estoy haciendo nada, pervertido", quiso refutarle; Zoro era bueno controlando sus feromonas y no estaba soltando ningun aroma fuera de lo normal. Pero Sanji parecía opinar lo contrario; le rodeo el cuello con la totalidad de su mano y apretó, quitandole la voz en un intento estupido por tapar sus glandulas. "Maldito imbécil, se esta pasando de la raya".
Sin embargo, aunque su lobo se revolviera de furia al verse humillado, su espalda se curvó como si buscara mas castigo.
Casi podía oír como Sanji se relamía al verlo tan dispuesto.
- Eres tan... estas dulce, como un pastel de manzana...- gemía el rubio, alterado y con un tono tan complacido que mando escalofrios a su columna.- Yo quiero... quiero pero tu...
Se le estaba llendo el aire porque Sanji aun no le soltaba el maldito cuello. Al contrario, aumento el ritmo y se puso a gruñir bajo, haciendo reverberar su pecho y preocupando a Zoro; cuando hacia aquel sonido estaba la posiblidad de que viniera el mejor orgasmo de sus vidas o un irracional ataque por la espalda.
Queria preguntarle qué rayos sería para prepararse en el peor de los casos, pero entonces Sanji le liberó el cuello para comenzar a masajearle su necesitado miembro con una brutalidad que logró que se le rodaran los ojos mientras gritaba insultos sin sentido, aferrandose con los dedos como garras a la endeble carpa, suplicando por que esta maravillosa tortura acabara antes de perder toda su dignidad como alfa.
- Maldito... p-pervertido, ya no.. ngggh, ¡mierda!
- Hueles tan bien, me aprietas tan bien, como si fueras...- la respiracion erratica del rubio y el sudor que le recorria lo hacian brillar como una perla en la oscuridad. Cuando se dio cuenta de que Zoro lo estaba observando, se acerco para lamerle la saliva de la comisura del labio y el espadachín soltó un gemido necesitado al sentir su lengua.- ¿Te vas a correr de nuevo para mí?
- No voy a..¡Agh!.- si, estaba cerca, aunque ya apenas tenia energía para correrse otra vez; el lobo de Sanji era un bastardo salido del mismisimo infierno.
Cuando le mordió un enrojecido pezón como si fuera un caramelo y lo penetro rozando una vez mas su hinchada prostata, Zoro se dio por vencido. No queria mas guerra, solo queria descansar lo que pudieran antes de que saliera el Sol; su lobo aceptó la derrota.
Soltó todos los gemidos que estuvo reteniendo junto a su orgasmo y cayo rendido, sintiendo que nunca mas podría cerrar ni la boca ni las piernas. Junto a su mejilla, sobre el suelo, se formo rapidamente un pequeño charco de saliva del que apenas fue conciente. Estaba empapado por el sudor y las lagrimas, y el semen de ambos le hacía cosquillas al deslizarse muslo abajo; cada recoveco de su piel estaba impregnado con el limon de Sanji, logrando que una sonrisa satsifecha le adornara el rostro adormilado. Seguía expuesto completamente a la merced de su compañero ahora que el pudor parecía pertenecer a otra realidad, a otro Zoro que no habia sido follado hasta el maldito limite.
Esta realidad sucia y algodonada, que mas bien parecia un sueño turbulento, lo llamaba a dormir de un tiron.
Sin embargo, Sanji seguía dentro de él, tentativo. Aun sin acabar.
No se movió en un minuto completo, y luego resonó un quejido extraño que Zoro no habia oído antes. Sin energía para poder voltearse y ver que carajos pasaba ahora con el lobo impredecible de Sanji ni para reclamarle la falta de mimos, cayo dormido como si fuera un ancla hundiendose hasta el fondo del oceano.
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Al despertar, se encontro a si mismo sumergido en el cuello de Sanji, aspirando ambicioso su aroma a flor de limon.
Lo saboreo en su paladar, disfrutando las notas delicadas y complejas que despertaban sus glandulas salivales sin permiso. A este punto ya estaba acostumbrado a reaccionar tan atontado luego del sexo, asi que solo intentó relajar su cuerpo agarrotado con el embriagante mar cítrico que le aplastaba, arrullando a su lobo.
Sanji, en cambio, gruño incluso antes de despertar, y Zoro se quedo quietisimo, esperando. Cuando al fin su compañero abrio los ojos y controlo su instinto, pudieron rozar mejillas sin peligro de atacarse.
- Este celo estuvo peor que el anterior, lo siento.- susurro Sanji, despacio y ronco por los gruñidos de la noche.- Te lo compensare, marimo, en serio.
- Shhh... esta bien, me vengare cuando sea mi turno.- se burlo, abrazandolo por la cintura.
Se acomodaron sobre las mantas a su alrededor, aun desnudos y cansados. Zoro seguia sintiendose debilitado como cada vez que se dejaba follar, su cuerpo se resentía al sumirse a otro alfa y Sanji no habia sido exactamente comprensivo.
- ¿Como lo haces para no arrancarme la yugular?.- se quejo Sanji acariciandole con cuidado una glandula en el recoveco de su cuello, haciendo que se estremeciera.- Me cuesta horrores no matarte cuando soy yo el que debe soportarte en tu celo.
- Sabes que puedes entrenar tus impulsos, ¿no?.- le reprendio risueño.- No es facil pero vale la pena, cocinerucho.
- Bla, bla, bla, entrenar esto, entrenar aquello, esa es tu respuesta para todo.- solto Sanji con notas de amargura.- A veces los instintos no entienden ningun esfuerzo por corregirlos.
Zoro fruncio el ceño por el cambio en su aroma, y cuando trato de olisquearlo mas cerca para entender, Sanji le dio un empujon nervioso.
- ¿Que mierda te..-
Sangre.
De pronto todo olia a la sangre de su compañero y se pregunto como mierda no lo habia notado antes; estaba tan exhausto que no distinguió las mantas manchadas y Sanji le miraba con algo demasiado parecido al temor.
- Dejame explicarlo, marimo.
- ¿De que hablas?¿En que momento te..-
Zoro no pudo terminar de hablar, mareado por el olor dulzon del celo de Sanji y por el contraste del hierro agudo que se le clavaba en la nariz.
Sanji le mostro el antebrazo que habia estado ocultando y que no dejaba de sostenerse, como si quisiera mantener la carne unida.
- Todo paso muy rapido, y tu no...
Zoro se puso en pie de un salto, horrorizado al ver una mordida demasiado profunda lacerando el cuerpo de su compañero, de su amante.
"¿En que momento lo mordí?", se devanaba los sesos intentando recordar, "¡¿Como pude perder el control así?!".
Quiso vomitar.
Agarro su ropa a toda prisa y salio de la tienda de acampar dando trompicones. Casi cae en la fogata apagada de anoche, recordando fugazmente los besos apresurados y la tranquilidad pasajera al estar alejados del resto de la tripulacion y del resto del mundo para no dañar a nadie en sus rutinas mensuales.
Vomito lo poco que comio ayer contra uno de los arboles del bosque.
Se habian escondido alli para evitar dañar a alguien con la violencia irracional que les nacia cada vez que follaban, y él habia terminado casi arrancandole el puto brazo a su amante, a su nakama y nisiquiera podia recordarlo entre la bruma de sexo.
Desde el principio todos les advirtieron de esto, pero sus peleas nunca pasaron mas alla de un ojo morado o unos cuantos raspones.
Dos alfas con aromas mezclados levantaban las alarmas de cualquiera con un poco de sentido comun. No deberian pasar sus celos juntos como si fueran una pareja normal, eran demasiado territoriales y letales como para compartir esa intimidad. Pero nunca escucharon; ni el corazon ni los piratas estan hechos para obedecer. Y al parecer, los instintos tampoco.
Habia corrido lejos sin notarlo, escapando del olor a sangre y de la culpa, del miedo en los ojos de Sanji; nada tenia sentido.
Zoro siempre se habia controlado mejor.
Reprimia sus feromonas a voluntad desde los 15 años. Antes de conocer a Sanji pasaba sus celos solo, se amarraba a si mismo sin agua ni comida hasta que pasaban los dias y despues estaba demasiado debil como para querer violar o matar a nadie. Era dedicado y tenia una voluntad de hierro.
¿Que carajo habia pasado?
Sanji siempre odió a los alfas. Luffy fue el primer alfa en ganarse la confianza del rubio, y eso era solo porque basicamente pasaba como beta por la vida hasta que llegaba alguna situacion de riesgo; tenia una habilidad envidiable para controlar sus feromonas.
Zoro, por su parte, se tuvo que esforzar el doble para acercarse al cocinero; fue todo un dolor de cabeza. Tuvo que demostrar su fuerza y su lealtad durante meses a pesar de que nunca antes habia estado interesado en cortejar a nadie.
Y Sanji lo observó, cada mañana, cada noche. Zoro entrenaba y compartia con el resto de los chicos mostrandole que era pacifico con su manada, que era amable con los suyos. Cada dia como un ritual en el que no sabian que participaban, reconociendose perezosamente como compañeros.
Sus alfas se olieron y se gustaron desde el comienzo, o sino no podrian haber compartido territorio en el Merry. Luffy y el resto lo sabian, pero aquello no era suficiente para Zoro.
Cuando Sanji le gruñia entre sueños, dudaba. Cuando era rudo y apenas mostraba misericordia al sobreexigir el cuerpo de Zoro, el se preguntaba si realmente habia algo mas que una necesidad de aliviar sus instintos con cualquier ser humano que pudiera soportarlo. Porque sabia que Sanji nunca tuvo intenciones de marcarlo ni de hacerlo suyo, a veces habian mordidas superficiales pero nada mas; nunca hasta el final.
Zoro se preguntaba si acaso el era el unico en considerarlo su pareja.
Ahora, suponia que nada de esto habia sido buena idea. Que el esfuerzo y el tiempo habian sido arrancados de cuajo por sus propios colmillos. No tenia fuerza para verle la cara, sentia que una disculpa no alcanzaba ni de lejos.
Sanji, su insoportable y apasionado Sanji, ya no confiaria mas en él.
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Chapter 2: Manzana
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No podia, oh Dios, no podia hacerlo.
Si le explicaba a Zoro quien era el real culpable de su mordedura, todo se arruinaria.
Llego al anochecer al barco, solo, desolado y sosteniendose el brazo. Había esperado por el retorno de Zoro unas languidas horas, pero comprendio que necesitaban espacio cuando la luz se iba y no habian señales del musgo.
Quiso relajarse fumando sus tipicos cigarros en el camino, pero su estomago daba volteretas y por alguna razon sus pulmones estaban resintiendo el humo mas que nunca; le dolia cada respiro.
Cuando se encontro con su tripulacion, que lo esperaban solo a él para elevar anclas, los saludo a todos como era habitual. Le despeino el pelo a Chopper en una caricia juguetona, encomio a Nami e ignoro a Ussop, disimulando que sus ojos enfocaban las esquinas del Merry en busca de Zoro.
Nami no era tonta.
- Llegó hace dos horas, nos sorprendió a todos que no se perdiera.- le murmuro, con su olor a mandarinas danzando en el aire tibio de la noche.- Si quieres tiempo para conversar con el, yo puedo hacer la cena por un precio razonable.
Sanji resistio el impulso de preguntar donde estaba. Escondio su brazo herido y dio un paso hacia la escalera.
- ¡Claro que no, Nami-swan! Hare la mejor cena que hayas probado en tu vida, ya veras.
Entonces, Chopper olisqueo el aire.
- Mmh... huele a sangre... ¿acaso ustedes...
- Hare salmon ahumado con lo que quedo de ayer. ¿Pure de patatas o las prefieren asadas?
- Sanji, es cierto, ¡huele mucho a sangre!.- Nami abrio grande sus ojos avellana al notar el remedo de vendaje en su antebrazo ensangrentado.- ¡Ve de inmediato a la enfermeria con Chopper!
- Eso no es..-
- ¡De inmediato!
Agacho la cabeza, tomo la pezuña de Chopper y se dejo guiar. Por el rabillo del ojo, justo antes de entrar a la pequeña enfermeria, alcanzo a ver a Zoro apoyado a un costado del barco sin sacarle los ojos de encima.
Sintio calor en todo el cuerpo.
Oh, mierda, no de nuevo.
- ¿Sigues en celo Sanji?.- cuestiono el renito al cerrar la puerta y notar sus feromonas alteradas.- ¿No les sirvio su paseo en el bosque?
Chopper solia ser vergonzoso para preguntar algunas cosas, pero como medico, saber esto era para el de vital importancia. Sanji hubiera preferido que ignorara sus hormonas revolucionadas.
- Creo... creo que no tuvimos suficiente tiempo.
- ¿Seguro que fue solo eso?.- Chopper descubrio la herida, chillando.- ¡Dios santo, esto necesitara muchos puntos! ¡¿Que te paso?!
Sanji se quedo en silencio, y cuando Chopper vio sus ojos esquivos, se mordio la lengua para no seguir preguntando lo obvio; era un ataque de alfa por donde lo miraras, con gruesos colmillos marcados.
Terminaron sin decir una palabra, pero Chopper habia intentado llenar el ambiente con feromonas calmantes de beta. No eran muy potentes, pero si duraderas y tibias.
Cuando Sanji llego a la cocina exhausto por el celo y los medicamentos, Nami al parecer ya habia cocinado y servido comida para todos. Solo quedaban unos platos sucios y una porcion de comida resguardada para el. Todos se habian ido a dormir.
El barco estaba en silencio y Zoro no lo estaba esperando.
"Mañana", penso adolorido, "mañana le diré".
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El Merry zarpó y pasaron dos dias de tension en altamar sin dirijirse palabra, esquivandose en los dormitorios. Al tercero, sin mas posibilidades, tuvo que pedirle ayuda a Ussop con una idea desesperada.
- ¿Estas seguro?
- Si, escuche que en las noches, en esta parte del Grand Line, pasan cerca de los barcos unos pulpos gigantes buscando hundirlos.
Ussop temblo de miedo.
- ¡Aghh!.- exclamo.- ¿Y tu quieres evitar que nos maten?
- Si, y de paso servir la cena.
- ¡Wow! ¡Capitan Ussop te ayudara a salvar esta tripulacion aunque sea lo ultimo que haga!.- grito heroicamente.- P-pero, bueno, si ves que es muy grande... tu lo matas.
- Claro.- le cedio, apagando su cigarro contra la baranda.- Ahora ata la cuerda, Capitan Narigon.
- ¡A sus ordenes!
Sanji se retiro la delgada camiseta, termino de amarrar su extremo a la cintura, y cuando Ussop le dio el visto bueno, salto al mar.
¡Splash!
Todo se borro por un segundo, todo se volvio oscuro y el frio fue lo primero en remecerlo. Lo segundo, fue la sal quemando su herida reciente a traves de las vendas. Era un doloroso golpe helado; justo lo que estaba buscando.
Intento durar lo mas que pudo sumergido, hasta que se vio obligado a dar un respiro en la superficie; arriba las estrellas brillaban y la luna no permitia que el mar negro se lo tragara por completo.
Suspiro, sintiendose en paz por primera vez desde el incidente.
Al fin lejos de su acanelado aroma a manzanas.
Su celo no se habia detenido, y aunque podía soportarlo durante el dia al distraerse en sus tareas, en la noche no podia escapar. El sueño, el deseo y el tiempo libre le jugaban en contra, y Zoro dormia tan cerca que debia salir a dar paseos nocturnos y duchas largas para no follarlo frente a todos. O matarlo.
Y no podia desperdiciar el agua del barco en duchas de horas solo porque su alfa estaba revolucionado, asi que esta era su unica salida.
- ¿Todo bien alla abajo?.- escucho la voz de Nami a lo lejos, desde la cubierta del Merry.
Sanji levanto la mano.
- Si, todo bien mon-cherie, solo estamos..-
- ¡SANJIIIIIIII!
Luffy se habia lanzado de cabeza hacia él, y por suerte el rubio fue capaz de alcanzarlo antes de que perdiera toda su fuerza.
- ¡Maldito idiota! ¡¿Que rayos te pasa?!
- U...ussopp me dijo que...- barboteo Luffy, empapado y apenas a flote.- ... me dijo que habian deliciosos pulpos asesinos aca abajo.
- ¡Podrias morir, pedazo de goma!
- HmMMmMmmm....- Luffy apenas podia abrir los ojos.
Dio un tiron a la cuerda y los sacaron a ambos con rapidez, para luego sermonear a Luffy entre todos.
Todos menos Zoro, noto Sanji con amargura al no verlo en la cubierta.
Lo bueno fue que su plan funciono, y pudo dormir de un tiron toda la noche. Aunque... quizas influyo que Zoro tampoco apareciera en los dormitorios y no tuvo que resistir ninguna tentacion.
Paso el cuarto y el quinto dia en altamar. Ussop lo ayudaba cada noche con la cuerda de seguridad y cada vez debian sostener a Luffy para que no se lanzara de nuevo. Sanji disfrutaba de sus minutos de paz en el vientre del mar, mecido suavemente, sereno.
Pero sabia que su historia de pulpos dejaria de convencer a los mas idiotas en algun momento, y a llamar la atencion de los mas listos.
- ¿Estas seguro de que hay pulpos?.- inquirio Nami al sexto dia.- ¿O solo quieres estar lejos de alguien? Pues lo siento pero tendran que aprender a convivir en un mismo barco sin matarse hasta tierra firme.
Por alguna razon, eso le dolio. Sentia que implicitamente todos en el barco pensaban que Zoro lo habia mordido.
- No es eso Nami-swan, solo me ejercito en caso de que aparezca algun pulpo.
Nami rodó los ojos y le dejo en paz, pero no fue la única en inquietarse por su comportamiento.
- Te puedes resfriar, ¿sabes?.- le advertio el renito cuando ya llevaba una semana de su ritual nocturno.- Puede ser un pulpo sabroso, pero una neumonia es cosa seria.
- Chopper.
- ¿Si, Sanji?
- Creo que necesito hablar contigo.
- ¡Oh! Claro.- se sorprendio Chopper.
- Es algo medico.
Chopper se puso mas serio, y nuevamente le tomo la pezuña para guiarlo a su consulta.
Sanji agradecio la privacidad cuando cerraron la puerta y se quedaron asi, con Sanji aun empapado y Chopper atento.
- ¿Tiene que ver con tu herida?.- sugirio timido.- Porque no es recomendable mojarla tanto, pero de alguna forma el yodo en el agua del mar a...
- Yo mismo me mordi, Chopper.
- ¿Q-que?
- Yo fui quien... agh...- se tomo la cabeza, intentando sacar las palabras correctamente.
- Tranquilo, entendere si me explicas.
- Para eso necesito contarte otros... detalles.
- Okay, soy doctor, ¿lo olvidas?.- le recordo con un tinte orgulloso, como si el renito no fuera el primero en olvidarlo cuando habian accidentados.
- Uff... bien, yo...- lo intento de nuevo.- Mi alfa, o lo que sea, ve a Zoro como mi omega, como mi pareja.
- Oh, eso es poco comun entre alfas, pero es muy bueno para su relacion y..- pero Chopper se detuvo un segundo, comprendiendo.- Espera, osea que..
- Osea que tengo esta necesidad de... de anudarlo, de marcarlo, de preñarlo si pudiera.- solto con una exhalacion, liberado al decirlo en voz alta.- Y no soy quien para obligarlo a tomarme de esa forma.
- Es peligroso anudar o marcar a otro alfa, no conozco registros de esa practica.- acoto Chopper, sin malas intenciones.
- Lo sé.- contesto sombrio Sanji.- Por eso hice todo lo posible para evitarlo en mi ultimo celo, por eso tuve que..
- Que casi arrancarte el brazo, comprendo.- termino la frase Chopper, molesto pero conmovido.- Se que no quisiste dañarlo, pero no deberias hacerte daño a ti por ello, Sanji.
Ya, pero estaba desesperado. En aquel momento Sanji habia visto el cuello de Zoro sudado y rojizo, estaba enterrado en su culo apretado y ofrecido para el, solo para el. Y era tan injusto no poder poseerlo completamente.
"¿Acaso no era suyo, despues de todo?", gruñia su lobo, posesivo.
Luego su nudo y sus colmillos crecieron, famelicos. Y Sanji tuvo un minimo segundo de lucidez, intentando dirigir toda su lujuria mortal a su propio brazo.
Porque era mas injusto no poder cuidar de Zoro como lo merecia. No queria darle mas dolor ni mas cicatrices de las que la vida ya le daba.
- Joder, Chopper.- respiro hondo, frustrado y tirandose el cabello.- ¿Pero es que no se trata de esto, acaso? ¿No es esta maldita obsesion con otro alfa solo otra manera horrible de matarnos?
Observo como a Chopper le temblo el labio.
- Lo siento, Sanji, yo...
- No es tu culpa, perdon.- bajo su tono y lo abrazo con cuidado.- Es solo que... creo que de una u otra manera siempre encontraremos la manera de dañarnos, y no se si eso le haga algun bien a nadie.
Se quedaron abrazados unos minutos, regulando sus aromas mutuamente, hasta que Chopper susurro.
- Chicos, yo los quiero mucho, y me hace feliz verlos juntos.- recito con timidez.- Y yo creo que a Zoro le gustan los desafios. El te eligio por algo.
- ¿Que dices?
- Investigare por ustedes, quizas exista una manera de enlazarse sin que ninguno salga herido. Quizas puedan completar su union.
"Estar unidos, unidos de verdad", su alfa repetia en su cabeza, irracional. Pero Sanji sabia que no existia tal cosa, y de existir tampoco la queria, solo queria atesorar a Zoro como lo que eran; compañeros de viaje, de sueños. Le sonrio a Chopper, enternecido por sus intenciones y se fueron a dormir a los pocos minutos, bostezando hacia la pieza de chicos.
- Podrias...- pidio en un susurro, caminando a su lado.- ¿Podrias decirle al resto que no fue Zoro quien me mordio?
- Claro Sanji, ¡todo se arreglara!
Chopper parecia esperanzado por otro dia y otra oportunidad de investigar sobre un tema biologico desconocido, y Sanji no pudo evitar contagiarse, a pesar de su pesimismo.
Justo antes de entrar a las piezas, sintio la piel de gallina por un instante, y miro de reojo al nido de cuervos, sabiendo perfectamente quien llevaba escondido ahi estos dias, apestando las velas con su irresistible olor frutal.
Esa noche, Zoro tampoco durmio junto a los demas.
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Chapter 3: Anzuelo
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Zoro enloquecía en el nido de cuervos. Cada dia un poco mas.
Luego de una semana evitando a Sanji, nada de esto parecia tener salida. Tomo el puesto de vigia permanente, les pidio el turno a todos y planeo esconderse alli en las noches. Nami o Chopper le llevaban la cena, siempre reclamandole por el molesto olor a manzana agria.
Durante el dia se alejaba lo mas que podia de la cocina, se instalaba en la proa y entrenaba hasta la extenuacion, hasta que cada musculo gritaba por piedad y su lobo se aplacaba.
Pero ahi estaba, ahi seguia y no se iria; su olor a limonada fresca. Dulce. Ácida como para hacerle agua la boca.
Inundando todo, como un anzuelo enganchado cruelmente en sus fosas nasales, y a donde fuera Sanji, su esencia le llamaba como un delicado hilo, inherente a su voluntad; no habia escapatoria dentro de ese barco y no habian tocado tierra firme desde el incidente.
Estaba bastante seguro de que Sanji seguia en celo aunque tratara de ocultarlo con su maldita colonia, y debido a eso, el celo de Zoro tambien parecia estar adelantandose, atraído y enloquecido despues de tantos dias sin contacto. Huraño y desconsolado a pesar de todo el ejercicio y la meditacion.
Reaccionaba al instante porque eso era todo lo que fueron hasta ahora; compañeros de celo, de sexo primitivo. Su alfa se habia programado a responder al celo y a los deseos de su pareja, aunque Sanji no los considerara como tal.
En situaciones normales trataria de hablarle a su lobo para serenarse, la mayoria del tiempo este le escuchaba. Sin embargo, ya no era el caso. Una parte de si mismo se odiaba profundamente por haber dañado a Sanji, y que a su lobo le importara una mierda y solo quisiera follar le hacia sentir un profundo desprecio hacia si mismo.
Asi que lo castigo, lo reprimio durante todos esos dias y sentia que estaba a punto de explotarle en la cara.
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Sucedio en la madrugada del octavo dia.
Acunado entre pesadillas, se quedo dormido al final de su guardia, antes del amanecer.
El aroma de un alfa acercandose le hizo desenfundar a Wado antes de siquiera calcularlo, por instinto.
- Zoro.
Abrio los ojos y sudo frio; tenia el filo de su katana en el cuello de su capitan, quien apenas parecia sorprendido.
- Luffy.- respondio, avergonzado por su reaccion y enfundando a Wado de inmediato.
- No has jugado a las escondidas con nosotros en toda la semana.- le reclamo Luffy, bostezando; era poco comun que se levantara tan temprano.- Oye, creo que es la primera vez que te veo durmiendo en estos dias.
- No te preocupes, no volvere a descuidar mi puesto de vigia.
- Shishishi, no me referia a eso.- se rio Luffy.- Sigue durmiendo.
- No creo que pueda... de todas formas.
- ¿Quieres que le pida a Sanji un trago para ti?.- ofreció Luffy, extrañamente atento.
Los hombros de Zoro se crisparon ante la sola mencion de su nombre.
- Hm, no, estoy bien.
Luffy parecía comprender por donde iba el asunto.
- Tranquilo, ya lo sabemos. Sanji nos conto.- le paso el brazo por encima, relajadisimo.- Bueno, en realidad Chopper nos los dijo, pero fue Sanji quien..
Zoro tenia un nudo en el pecho.
¿Todos sabian que el fue quien lo mordio? ¿Estaban bien con eso? ¿No les importaba que Zoro fuera un salvaje descontrolado que mordia a un nakama y ni siquiera lo recordaba?
- Luffy, detente.- se alejo, decidido.- Bajare en la proxima isla donde anclemos. Creo que debo tomar un camino diferente al de ustedes.
Luffy le miro atento.
- ¿Por?
- ¿No lo entiendes?.- subio el tono, tenia ganas de estrangular a Luffy por darle tan poca importancia al tema.- ¡¿Y si un dia mato a alguien?! ¡Como capitan debes cuidarlos a todos, no me des un privilegio que no merezco!
- ¿De que hablas?
- ¡Como si no lo supieras!.- exclamo, atónito.- Casi le arranco el puto brazo al cocinero, podria haberlo matado porque al parecer a mi alfa no le importa que sea el maldito amor de mi... ¡agh!. No le importa que sea mi nakama. ¡Y menos le van a importar ustedes si decide que quiere dañarlos!
Luffy permanecio serio. Pasaron los segundos como gotas de silencio, marcando sus respiraciones.
- Bien Zoro, puedes irte si te consideras una amenaza para nosotros.- decidio Luffy, mirandolo directo a los ojos.- Pero contestame una pregunta primero.
Sabia que, cada vez que le recordaba Luffy que debia actuar como lider y protegerlos de todo mal, este tomaba decisiones drasticas para mantenerlos a salvo. El mundo de Zoro de deshacia, pero era lo correcto. Podria dejar el Merry, alejarse de todos antes de enloquecer. Asintió.
- Claro, preguntame.
- ¿Sentiste sabor a sangre en tu boca ese dia?
- ¿Q-que...-
- El dia que Sanji aparecio con una mordedura... ¿Tu tenias su sangre en la boca?
- Pues, yo...
No lo recordaba. El olor a sangre habia sido tan fuerte, las nauseas tan horribles y el miedo tan apresante que no habia caido en detalles.
- Ve a hablar con Sanji.
Queria explicaciones, quería verlo y preguntarselo a la cara, pero mas que nada solo queria verlo. Sin embargo, al mismo tiempo, tambien sabia que sus hormonas estaban mas revueltas que nunca, y la cercania seguia siendo peligrosa; para ellos y para todos en el barco.
- Yo no... no puedo.
- Hueles a miedo, Zoro. Lo he sentido todos estos dias.
- ¡Claro que huelo a miedo!- replico.- El es un alfa, y yo igual, es imposible y nos vamos a ...
Luffy le pego un puñetazo. Zoro quedo en shock, mirandole con los ojos bien abiertos.
- No eres un alfa, el tampoco.- dijo con firmeza Luffy.- Tu eres Zoro, duermes todo el dia y juegas con nosotros. Y el es Sanji, es amable y cocina comida deliciosa.
- Lo se, yo..
- Y es divertido que todos estemos juntos.- termino por decir el capitan.- Y esta semana ha sido la mas aburrida de toda la vida con ustedes separados.
Zoro sintio los ojos picarle por las lagrimas. No soportaba ver la cara preocupada de Luffy; odiaba causarle problemas.
- Lo intentare, Luffy.
Luffy sonrio, sosteniendo su sombrero.
- Bien, llegaremos a tierra firme pronto. Nami dice que estaremos ahi en unas horas.- le aviso, preparandose para bajar del nido de cuervos.- No destruyan el Merry.
Se dieron una ultima mirada que le inspiro valentia. Sin embargo, al momento en que perdio de vista a su capitan, se desplomó.
Debia reunir toda la voluntad posible para su visita. Lamentablemente, las noches de escaso sueño, de deseo reprimido y de mal amor habian hecho mella en su corazon. Tanto entrenamiento y tan poca calma tenian a su mente debilitada.
Gran parte de el solo queria arrastrarse hasta el cocinerucho, poner la cabeza en su regazo y ahogarse con su aroma citrico.
Rendido por la promesa que le hizo a Luffy, y secretamente feliz de verse obligado, se dejo llevar exhausto cuando entre la neblina de madrugada vio las luces de la cocina encenderse como un faro.
Tan cerca.
El resto de su trayecto se sintio como un sueño. El bajando del nido de cuervos, caminando al lado del mastil y subiendo las escaleras.
Luego, abriendo la puerta, expectante. Siendo recibido por su amado azahar combinado con el aroma a las magdalenas de arandano recien horneadas de Sanji.
Fue la gloria. Pero fue aun mejor cuando Sanji volteo sorprendido y ya no tenia miedo en sus ojos azules, solo nerviosismo.
Se quedaron viendo por lo que le parecieron siglos, y Zoro penso, totalmente hipnotizado, que si el mar tuviera un hijo probablemente seria igual a Sanji.
Estos dias lo habia visto sumergirse en las olas oscuras que los rodeaban, saliendo empapado y semidesnudo, como si fuera un dios recien nacido con el aroma desvanecido en sal y frio. Igual de hermoso cada vez, con su cabello de arena al sol y su piel de espuma.
Extrañaba mirarlo. Extraño su belleza.
- Marimo... yo...
- ¿Es cierto?.- pregunto, con extraña calma.- ¿Yo no fui quien te hizo "eso"?
Sanji parecia contener la respiracion, sostendiendose el antebrazo. Lo solto en un suspiro.
- No, no fuiste tu.
Vio sus ojos claros y sinceros, asi que tuvo que creerle. El peso de sus hombros comenzo a desaparecer y se acerco con cuidado, hasta que le tuvo entre sus brazos y pudo sentirlo contra su pecho, tibio.
- ¿Entonces quien fue, para poder ir a matarlo?
Sanji hundio la nariz en su cuello y se rio tintineante.
- Idiota, fui yo.
- ¿Como dices? ¿Por que te..-
Sanji le miro a los ojos, y comprendio sin explicaciones.
No tuvo que haberse puesto tan feliz al comprender que Sanji quiso marcarlo. Su cuello picó por la anticipacion, y sintio sus pupilas dilatarse pensando en lo electrizante de sentir los dientes de Sanji enterrandose profundo, muy profundo.
- Yo... no solo quise marcarte.- Sanji tenia las mejillas de un rojo brillante, avergonzado como nunca antes.- Tambien mi nudo, ehm, hubiera sido un terrible problema para ti, y el dolor fue lo unico que me ayudo a controlarme. Siento no haberlo aclarado antes, marimo.
Zoro abrió la boca de la impresión, tratando de darle una respuesta tranquilizadora pero soltando meros ruidos inconexos. Nudo. "Nudo", pensaba sintiendo cosquillas en el vientre, "Sanji quiso anudarme".
- Ya veo...
- ¿Estas bien?
No dejaba de repetirse esa palabra, haciendolo salivar. Sanji no solo queria marcarlo, si no que lo veia como su omega, como su pareja definitiva y no le molesto en lo absoluto. Es mas, estaba duro.
No le ofendia ser percibido como omega. Su lobo, mas que temperamental, era protector y leal. En comparacion con el irracional lobo de Sanji, Zoro sentia que podia con esto. Debia ser el y no el rubio.
Queria hacer lo que deseaba, no le importaba si era imposible. Las cadenas, incluso las biologicas, estaban hechas para romperlas. Luffy estaria de acuerdo.
Su lobo se revolvia ansioso, hambriento por mas cercania. Queria tomar su nudo, encendido por el desafio.
- Cocinero, quiero intentarlo.- gruño con suavidad, casi como un ronco gemido de suplica; un ronroneo.
Pronto, tal como preevió, su celo golpeó con fuerza.
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Cuando lo conoció, olia a acero. Duro, decadente. Hostil.
Cuando lo vio en el Baratie con el resto de idiotas y la bella Nami, sintio un escalofrio. Supo enseguida que era alfa y lo detesto.
Y luego... luego sucedio lo de Mihawk.
Se turnaron para cuidar al espadachin y Sanji se quedo dormido en presencia de un alfa desconocido por primera vez en su vida. Estaba tan cansado que no lo reflexiono en aquel entonces, y cuando el olor calido a compota de manzanas lo invadio, mas que las tipicas ganas de desangrar a cualquiera en su territorio, lo asimilo y solo quiso seguir durmiendo.
Pero algo en esa repentina confianza no encajaba del todo, asi que cuando Sanji desperto confundido casi se cae de la silla al notar que venia del mismo indolente y estupido espadachin que apestaba a acero. De un alfa, por todos los cielos.
La verdadera esencia de Zoro, oculta bajo el filo de sus espadas, relució para el como una tierna revelación. Un aroma inocente contrastando la férrea musculatura; un dulce peligro que no tardo en fascinarlo. Y con el tiempo, Sanji ya no podia detener mas las malditas ganas cada vez que sentia una reminiscencia a cualquier cosa que oliera a manzanas.
Supo que estaban destinados de alguna retorcida manera, ambos ocultando sus naturalezas por diferentes razones; Zoro por disciplina, por compromiso. Y Sanji por temor a si mismo, porque nunca llegó a aceptar lo que era y preferia enterrar su naturaleza; queria olvidar que habia nacido para hacer daño.
Los alfas existían para destruir, para violar; para dañar al mas débil. Y el siempre los aborreció.
Si no fuera por Zeff y su indolente pata de palo, Sanji no habria llegado tan lejos. Estaria muerto o preso por perder el control contra cualquier alfa altanero. Aprendio lento y con palizas, pero gracias a eso ahora tenia el temple necesario para convivir con sus nakamas y con dos alfas.
¿Seria demasiado ambicioso morder a Zoro? ¿Anudarlo ahí, en la cocina del Merry?
- Hazlo.- murmuro ronco el espadachin.- Hazlo antes de que mi celo empeore.
Sudaba, estaba trémulo. Y Sanji pálido.
- Marimo, no creo que sea buena idea, es enserio.- replicaba, tapandose la boca y la nariz con su camiseta.
Olía delicioso. Sentia el dolor en sus encias, las ganas de destrozarle el cuello tanto para matarlo como para marcarlo.
No, no confiaba en si mismo. No confiaba en lo que su lobo era capaz de hacer ante otro alfa indefenso. Lo sentia gritar dentro de el, gritaba por su deseo ciego de someter a Zoro. Queria apropiarse de aquel alfa tan fuerte y poderoso para convertirlo en su omega, en su victima.
- Sanji...- pidio Zoro.
Nunca lo habia visto pedir nada de esta manera. Con los ojos entrecerrados y brillantes, cayendo lentamente de rodillas frente a el apenas sostenido de la mesa del comedor, debilitado, afiebrado. "Dámelo, dámelo", parecia suplicar.
Si no lo mordia ahora, el alfa de Zoro se recuperaria en algun momento y lo atacaria a él, y todo terminaria mal. Destruirian al Merry y a ellos mismos.
Lo sabía, lo sabía.
Pero odiaba ver a Zoro herido, y menos sangrando. "No de nuevo", le susurraba la espantosa cicatriz en pleno pecho. Odiaba saber que era inevitable por la vida que llevaban.
Las feromonas de manzana se volvieron mas dulces, espesas, llamandolo; las de Sanji respondieron, envolviendo la cocina y mezclandose. Era una clara señal del deseo inminente de apareamiento mutuo.
Su cuerpo acabó reaccionando por si mismo; su cerebro se desconecto y termino acechando a su presa, casi babeandose la barbilla por las ganas. Zoro por su parte luchó contra sus propios impulsos de resistirse descubriendo su cuello, anhelante.
"Tan dispuesto como siempre", se lamentaba Sanji, gimiendo por la vulnerable extension de piel morena.
- Todo saldra bien... cocinero.- solto Zoro en un quejido, tomando aire a bocanadas para no acalorarse aun mas, para calmarse.- Nunca me harias daño, lo sé.
Sanji no pudo mas.
No alcanzo a calcularlo como le hubiera gustado; fue puramente animal. Se arrodillo sobre el y sus colmillos se clavaron, se hundieron y penetraron contra la carne. La sangre que broto en delgados hilos alrededor de la herida abierta le remeció la boca, cayendole por el menton. Instintivamente inmobilizo el cuerpo de su presa y le retuvo los brazos, para que recibiera todo el impacto.
Mientras, Zoro gritó bajo él y se estremecio como si le hubiera dado un rayo en la espalda, lucho inutilmente por unos segundos y luego su cuerpo perdio toda voluntad.
A pesar de su borrachera de poder, Sanji alcanzo a tomar la cabeza de Zoro antes de que cayeran aun unidos, evitando que se golpearan contra el suelo de madera.
Zoro estaba inconsciente mientras que el lobo de Sanji seguía fuera de si. Queria hundir aun mas los dientes y arrancarle el pedazo entero. Sanji luchaba contra si mismo, con lagrimas en los ojos y un deseo palpable entre las piernas.
Zoro no reaccionaba y el no podia soltarle el bendito cuello para socorrerlo, como si estuviera imantado.
Cerro los ojos y concentro todas sus fuerzas en un pensamiento.
No quiero dañarlo, no quiero, no quiero.
No lo haré. El confía en mi.
Forzo a su mandibula a destensarse, a abrirse para liberar el cuerpo inherte de su compañero, y lo primero que hizo fue gritar por ayuda, aterrado.
- ¡CHOPPEEEEER!
Tomo a Zoro como pudo, con cuidado a pesar del panico atenazante. "No podia haberlo matado... ¿cierto?". No se estaba desangrando a pesar de la intimidante sangre que bajaba por su espalda y manchaba su remendada remera blanca. ¿Que era entonces? Zoro era lejos la persona mas fuerte que conocia, y nunca espero verlo desmayarse por una mordedura.
Lo cargo hasta la puerta de la cocina y forzo su salida de una patada, gritando de nuevo hacia la proa, donde todos se preparaban jubilosos para bajar en la isla cercana.
- ¡Chopper! ¡Luffy!
- ¿Sanji?
Llegaron corriendo en peloton, observando mudos a Zoro.
- ¡¿Pero que le paso?!- chillo Nami.
- ¿Lo mordiste?.- pregunto Chopper, sorprendido.
- S-si, yo...
- Eso es algo bueno ¿no?- solto Luffy, alegre e imperturbable ante el mar de feromonas. - Oi, Zoooroo, despierta.
Luffy se acerco y Sanji no pudo evitar gruñirle y resguardar mas a Zoro en sus brazos, ofuscado al sentir que un alfa iba a tocar lo que le pertenecia.
- Oh, creo que tu alfa ya comenzó a percibirlo como tu pareja.- observo Chopper.
- Shishishi, esas son buenas noticias.
- ¿Que? ¿Como que "buenas noticias"?.- cuestiono Ussop asustado.- ¡Hay sangre en la cubierta, chicos!
- ¿Que es lo que traman?.- Nami enarcó una ceja mientras olisqueaba el aire, suspicaz.- Chopper...¿acaso estos idiotas intentaron enlazarse siendo alfas?
Chopper miro a todos los presentes titubeando, dudoso de como explicar la situacion.
- Yo lo permití, Nami.- interrumpio Luffy, sin dar lugar a replicas.
- Luffy...
- Estaban sufriendo, es lo correcto.
Sanji quedo sin palabras, al igual que Nami.
- ¿Pero es que no ven que parece muerto?.- pregunto Ussop palido, tirandose el cabello.- ¡Zoro no se desmayaria por una mordida!
- Es cierto.- lo secundo Nami.- Comprendo que tu lo ordenaste, pero... ¿acaso sabes si sus cuerpos podrán soportarlo?
Sanji no podía sentirse mas perdido. Entre la discusión de sus nakamas y su preocupación por el hombre en sus brazos, las voces se mezclaban y los aromas confusos le hacian querer esconder su rostro en el cuello de su compañero para lamerlo hasta que dejara de sangrar. La unica certeza que tendría desde ahora era que nunca mas podría soltar a Zoro; su corazon no dejaba de latir desbocado por su cercanía.
Su propio celo, menguado por el frío del mar y los días, parecia estar rugiendo en sus entrañas, despertando amenazador.
"No de nuevo, maldita sea".
- No es normal que pierda el conocimiento, pero era esperable.- respondio Chopper.- Como ambos son alfas, es probable que haya sido demasiado que asimilar para el lobo de Zoro. Debe sentir... debe sentir que lo marcaron como omega; algo así colapsaria el cuerpo de cualquiera.
- Eh... entonces...- tartamudeo Sanji, tratando con todas sus fuerzas concentrarse.- ¿Entonces que hago ahora?
Todos miraron a Chopper. Este enrojecio y se tomo su tiempo antes de responder cuidadosamente.
- Tienes que hacerlo hasta el final, tienes que... pues, hacer lo que hablamos en la enfermería.- indico el renito, avergonzado por la implicancia.
- C-comprendo.
Le sangro la nariz ante la posibilidad. Alcanzo a taparsela a tiempo, pero Nami lo notó y bufó estresada, haciendolo enrojecer. Era una situación malditamente vergonzosa considerando que aun le quedaba una pizca de decencia a pesar de las lascivas feromonas que soltaba Zoro.
Los escalofríos de lujuria le hicieron estremecerse visiblemente.
- Eh, este, creo que tenemos que dejarlos solos.- dijo Ussop, dudoso pero leyendo el ambiente y agarrando a Luffy.- Aunque les recuerdo que repare ayer la quilla asi que, pues no la...
- ¡No rompan nada! ¡Lo que rompan lo pagaran trecientas veces!.- exclamo Nami, amenazando con el puño.- Nosotros nos quedaremos en la isla hasta mañana y creo que es mejor que se queden en el barco a que armen jaleo en tierra firme y nos persigan como siempre.
Seguia ardiendo por dentro, pero mantuvo la compostura mientras se despedia de su tripulacion, agitando una mano y sosteniendo a Zoro con la otra.
- ¡Y no ensucien! ¡Y ni se les ocurra acercarse a mi sala de navegacion!.- le recordo Nami mientras se subian al botecito aledaño que los llevaría a la isla antes de tiempo.- Y sobretodo... ¡No se maten!
Cuando ya todos bajaron del barco y Sanji luchaba para aún no destrozarle la ropa a Zoro, Chopper se hizo oír al despedirse:
- ¡Oh! ¡Se me olvidó darles el regalo que les fabriqué! ¡Esta en la enfermeria, es importante para Zoro!
Sanji estuvo a punto de ignorar ese ultimo aviso, pero gracias a todos los dioses que tuvo la fuerza de voluntad suficiente para obligarse a dejar a su espadachin e ir de una carrera a la enfermeria; si era importante para Zoro, tenia que hacerlo. En el mesón de experimentos descansaban tres botellas de un color curioso. Agarro una con prisas y volvio a la cocina con la respiracion alterada, sudando mas que un ser humano normal.
Pero Zoro ya no estaba donde lo habia dejado. Olisqueo el aire e intento seguir su rastro, salivando por la manzana picante del aire.
- Marimo.- gruñó, ofuscado por el deseo de poseerlo.
Aunque en seguida, un pensamiento temeroso y mas racional lo hizo enfriarse; "¿esta huyendo de mí?".
"Me tiene miedo". Y tendria todo el derecho.
Un llamado acalló sus temores.
- ...cocinero.- se oyó un susurró tremulo, que de no haber estado en alerta maxima, Sanji no lo habría escuchado.
Venía desde el nido de cuervos, y al subir con manos y piernas peldaño a peldaño, el aroma se hizo tan intenso que le provoco un gemido en el fondo de la garganta.
Allí, entre el vuelo de las gaviotas y la brisa marina que movia las velas del Merry, estaba el escondite de Zoro. Donde el espadachin habia dormitado tantas noches inquietas mientras estaban alejados, en eternas vigías llenas de arrepentimiento, tanto así que su olor estaba impregnado incluso en la madera. Era almizclado, era ácido y era dulce; como si todas las emociones que Zoro habia escondido aquella semana hubieran quedado plasmados en un idioma que solo Sanji podia descifrar. Y no solo eso.
Tambien estaban sus espadas, ropa amontonadada, varias mantas, un termo, una canasta con cascaras de fruta y un plato sucio. Normalmente, le pareceria algo irresponsable e incluso desagradable que un nakama tuviera el nido de cuervos en esas condiciones, pero allí, en medio de ese pequeño caos, estaba Zoro, retirandose la polerilla ensangrentada y con la carne temblando. Los parpados a medio caer y la boca sin aliento como si acabara de regresar de una batalla.
En su instinto, todo le gritaba que esto era idéntico a un nido omega, y que Zoro era el hombre mas hermoso del mundo.
- ¿Porque viniste hasta aca arriba?.- pregunto, sin atreverse aun a traspasar su espacio.
Zoro le dio una mirada languida, desnuda y brillante.
- Se sentía correcto.- resoplo, con el pecho subiendo y bajando como si le significara un enorme esfuerzo siquiera hablar.
Zoro se sostuvo el cuello, justo encima de la herida reciente y conectó con sus ojos, relamiendose. Sanji gimió en el acto, necesitado.
- Zoro...
- Ven acá.
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Notes:
perdon por la demora! xoxoo 🇵🇸💞
Chapter Text
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Podia sentirlo en cada fibra de su cuerpo.
El magnetismo.
- Ven acá.
Podia percibirlo en cada poro de su piel erizada. Sentía la respiracion de Sanji como suya, sentia el calor que los estaba quemando a ambos.
La alboreada mañana los cubría de una luz nueva mientras el barco permanecía en completo silencio. La marea suave, casi en pausa, era cómplice; como si quisiera darles la calma necesaria para comprender el nuevo orden universal, donde parecia que el Sol habia sido reemplazado por ellos dos.
Solo los dos.
Algo habia cambiado en el hilo que los unía. Vibraba.
El rubio se acerco con cuidado, como nunca, atento a cada reaccion de Zoro, quien no pudo evitar sonreír ante la nada común racionalidad del alfa de Sanji.
- Tu lobo esta...
- Esta adolorido...- replico Zoro en un suspiro, pasandose por reflejo nuevamente la mano por el cuello herido.-... pero esta bien.
No es como si quisiera admitir en voz alta que su lobo no solo estaba bien, si no que parecía importarle una mierda haber sido marcado y solo queria que Sanji se hundiera en el nido para llenarlo todo con su olor.
- Yo no se si..-
- Shh... estoy bien, cocinero.- intento incorporarse, afiebrado, para poder rozarle un dedo a Sanji.- Si seguimos nuestro instinto, sabremos que hacer.
Sanji aparto su mano, dudoso y contrariado.
- Para ti es facil decirlo, tienes una voluntad tan dura como tu cabeza.
- No me dañaste. Y no lo harás.
Sanji solto el aliento desde el fondo de sus pulmones, como si la situacion lo sobrepasara. Vislumbró el horizonte con el ceño fruncido como si hubieran relampagos en vez de pacificas nubes.
- Si supieras las cosas que quiero hacerte...- murmuro lúgubre.
El corazon de Zoro se salto un latido, para luego correr como una locomotora ante la idea de Sanji deseandolo. Deberia asustarlo. Esto. Estar con otro alfa. Tener una maldita marca en su cuello.
Pero su cuerpo no parecia enterarse.
- ¿Que cosas?.- pregunto en un hilo de voz, evitando por todos medios no quebrarse ante las brasas que lo atormentaban al observar las venas azules en las manos delgadas del hombre que al fin lo habia reclamado.
Sanji le miro a los ojos. Hambriento. Condenado.
- Algo como lo que tu quieres, pero con un poco mas de sangre y eso...- Sanji trago saliva.- Eso no esta bien.
Zoro solto un quejido involuntario en respuesta, derritiendose sin apenas provocación. Dio un paso fugaz, atestado de frustraciones, y le agarró del cuello de la camisa.
- Tómame de una maldita vez, cocinero de mierda.
- Zoro...
- O juro por Dios, que seré yo quien te rompa el culo.
La conocida chispa del desafío termino por encender los ojos de su amante con la complicidad violenta que ya era parte de su rutina. Sanji incluso le sonrió, con esa amenaza latente de quien siempre quiere ser el vencedor.
- No podrías aunque quisieras.
- Pruébalo.
- Marimo...- Sanji dio el siguiente paso y Zoro se preparo para la batalla, pero algo relució en la mirada del rubio y de pronto lo sintió aferrado a su cuello, lamiendole la sangre fresca.- ....mmh, mierda.
Al comprender que no era ningun ataque, Zoro se sintio desvanecer ante la muestra de cuidado en su herida. Su alfa se estremeció ante el primer lametazo, vulnerable en su punto mas vital; se sentía raro. Bien. Diferente.
Que la primera reacción de Sanji, entre las hormonas, el celo, la afrenta y la fiebre, fuera lamer la marca que los unía, le provocó un revuelo y termino en sus brazos, ambos en el suelo del nido de cuervos hechos un manojo de piernas y manos recorriendose libremente.
- ¿Puedo sacarte los pantalones?.- susurró Sanji, restregando su nariz desde el cuello hasta la mejilla y vuelta a empezar.
- Yo... eh..- Zoro abrió los ojos, extrañado por la actitud tan dulce.- ....claro, idiota.
Sanji le dejo un beso corto en el mentón, bajo y le dio otro en la cadera (que le hizo retorcerse) antes de bajarle los pantalones con una parsimonia desesperante.
- ¿Puedo... acariciarte?
Zoro ya no podia mas.
- ¿Que carajo?
- ¿De que?
- ¿Desde cuando me tratas tan bien?
Una sombra de culpa oscureció por un segundo el rostro del rubio, que desvió la mirada y murmuro mientras le besaba una rodilla.
- Tengo mi puto celo comiendome las entrañas hace semanas, mas tu bendito celo en plena nariz.- respondio con su habitual tono borde.- Si no me esfuerzo por hacer esto bien, te jodere la vida.
- Soy fuerte, solo hazlo y...-
- Y ver mi marca en ti hace que...- la voz de Sanji lo interrumpio, ahora con algo demasiado parecido a la timidez.- Nunca habia sentido este instinto tan fuerte de... protegerte. Ahora que eres mío, lo correcto es hacer el amor.
Zoro sintio como toda la sangre se le subía al rostro.
- Imbécil.
Sanji le sonrió ante el insulto, y en sus ojos refulgió algo tan parecido al cariño que Zoro ya casi no podia soportar sentir tantas cosquillas en el vientre.
Le rozo una mejilla y el beso fue inevitable. Fue profundo, lento, y la lengua de Sanji debia tener algo, porque nunca antes habia sentido que un beso pudiera hacerle llorar.
Cuando se separaron y Sanji le limpió una lagrima sin burla, sin sorpresa, solo intimidad, Zoro supo que esto no iba a ser nada parecido a la relacion que llevaban antes. Y en cierta forma, fue un alivio.
- Lo siento por nunca haberte acostumbrado a... esto.
- Nunca te lo pedi.- replico, orgulloso, sabiendo que de haber tenido la valentía, habría reclamado a Sanji como su pareja desde que lo vio en el Baratie y lo habría besado exactamente asi todos los dias.
- ¿Y ahora lo quieres?
Siempre lo deseo. Que Sanji se quedara en las mañanas. Que le diera un desayuno especial en el comedor. Que lo besara en frente de cualquier persona.
Que fuera suyo.
Quizas esta conexion reciente, la complicidad, no era solo el celo ni la marca. Su lobo estaba sensible, como recien nacido, guiado a su vez por el de Sanji, que no dejaba de emitir feromonas calmantes y dulces, contrario a lo habitual. Instintivamente, sabia hacia donde moverse, que hacer para continuar aquella danza de lobos.
Pero no, no era un tema de castas. No del todo.
- No te hagas el idiota. Ya sabes lo que quiero, cejitas.
Era la sincronía de sus corazones, combinados, balanceandose a un nuevo ritmo. Comunicandose.
Sanji le abrio las piernas, paso la lengua por su muslo interno hasta su ingle como si completara un ritual, paso por paso; olisqueó allí, en su punto mas intenso, y gruñó mientras le retorcía la lengua contra el músculo. La saliva le quemaba a fuego vivo, se sentía palpitar ante cada toque como si fuera un desastre radiactivo.
- Maldita... ah..mierda...
Sanji seguía trabajandolo, aferrandose a cada muslo con una mano encrispada como si fuera lo único que lo mantenía cuerdo. Luego subio un glorioso segundo a lamerle la punta del miembro, ya goteante, y Zoro le jaló el cabello muerto de impaciencia.
- ¡Venga ya! ¡Hazlo de una puta vez!
Sanji le dio una mirada tan cargada, que Zoro se quedo con los reclamos atorados.
- ¿Vas a tomar mi nudo?.- preguntó, tan serio que le hizo tragar saliva.
El día brillaba mientras ellos sudaban desnudos bajo el cielo. En altura, lejos de las miradas de intrusos de tierra firme, las gaviotas estarían como unicos testigos y Zoro no titubeó.
- Si.
- Entonces dejame hacerlo bien.
El alfa de Zoro olía el desafío, pero en vez de gruñir de vuelta, expuso el cuello. Anhelante y dispuesto.
Sanji pareció perder los estribos un instante, al verlo tan complaciente, y gimió necesitado, acercandose para abrazarle y besarle insistentemente la garganta.
- Agh, baboso.
- Gracias por ser tan malditamente valiente, marimo.
Las palabras le llegaron directo a un punto más débil de lo que él mismo pudo haber imaginado, asi que solo pudo fruncir las cejas y agachar la mirada mientras recibia el primer elogio del cocinero en toda su vida.
- Ya, no es nada.
- ¿Me diras si duele?
No. Preferia desgarrarse antes de decirle que se tomara aun mas tiempo.
- Si.- mintió.
Sanji le dio un beso en la cara y pronto sintio una textura humeda esparciendose en su entrada. Sanji le estaba vertiendo toda una botella de color verde pegajoso entre sus piernas.
- ¿¡Pero que carajo!?
- Regalo de Chopper.
- ¡Eso no es..- pero se calló la boca, porque Sanji ahora tambien estaba poniendose el mismo liquido viscoso a lo largo de su enrojecido miembro.
- ...huele a manzanas.- susurró, pensativo.
Zoro tambien lo habia notado; ese lubricante tenia un olor muy parecido al suyo, como si fuera un liquido proveniente de sus entrañas, como si fuera un...
- Como un omega en celo.- gruño Sanji, mirandolo deseoso.
Zoro pensó que finalmente el alfa del cocinero se volvería la bestia egoísta que normalmente era, pero lo pudo ver literalmente luchar consigo mismo para introducirle dos dedos para masajearle antes de empezar. Cualquiera diria que allí el que estaba sufriendo era Sanji, sudando y gimiendo como si entre las piernas de Zoro estuviera el santo grial.
Se sentia extrañamente poderoso.
- Entra de una vez.- le instó en un murmullo, ya sin demanda, incluso con ternura.
- Zoro...
- Hazlo.
Sanji parecía a punto de llorar, pero en el momento de enterrarse en él, se quedo quieto. Quietisimo mientras Zoro recuperaba la respiración e intentaba adaptarse lo mas rapido posible a su longitud mientras le rodeaba con sus piernas.
Cuando apenas comenzaron a tomar ritmo, ambos supieron que esto no sería para nada como el sexo que solían tener.
"¿Que mierda?", se preguntaba, desorientado por el amor lento que Sanji empujaba dentro suyo, quemandole con el fuego mas gentil que jamas haya sentido. La piel blanca de su cocinero le rodeaba por todos lados, como si no quisiera perderse ni un solo centimetro del contraste con su cuerpo bronceado.
- Aah...
- ¿Duele?
- Mh...- Zoro no confiaba en su voz en este momento, asi que hundio su rostro en el recoveco del cuello contrario y movió sus caderas para buscar mas contacto.
Sanji temblaba bajo suyo, sin camisa y con los pantalones aun a medio muslo, desordenado, brillante de sudor e increiblemente concentrado en seguirle el ritmo. Acertaba cada vez, y Zoro no sabia si era una coincidencia demasiado mágica pero casi podía percibir como el lobo de su compañero estaba alerta, atento a cada reaccion de Zoro como si no existiera nada mas en el mundo.
Estaba hirviendole el vientre, el cuello, el corazon. Apreto fuerte los ojos y rasguñó sin querer la espalda de Sanji mientras se corría vergonzosamente rapido y en silencio, manchandole el vientre al rubio. Sanji no se inmuto, era como si supiera que pasaría exactamente eso, solo gimió aprobatoriamente y siguió el mismo ritmo. Lento, profundo, a conciencia. Igual que el beso.
A Zoro ya se le comenzaba a nublar la cabeza, y pronto ya no quedo mas espacio que para sentir en cada fibra de su mente el placer constante que estaba recibiendo. Sanji trató de encontrar su mirada y Zoro se lanzo, mezcla de saliva y perdición, a tomar un poco de su boca.
- ¿Tu... nudo, cuando..-
- Shh... Zoro.
- Lo quiero...ah...
- Dame otro mas primero.
Zoro entendió. Sanji quería que se corriera otra vez antes de hacerlo sufrir. Quería que lo disfrutara un poco mas antes del punto sin retorno. Pero Zoro tambien notó el miedo detras del deseo en los ojos azules de Sanji. En sus manos que se ponían a temblar si no le estaban sostendiendo las caderas, en la culpa que se acusaba en su voz amable.
- No me voy a romper, llorica.
Zoro le dio un empujón y rompió el abrazo. Sanji le observo perplejo, apoyado en los codos completamente enmudecido mientras dejaba a Zoro montarse arriba. Y el alfa de Sanji gruñó, pero de placer.
- ¿Tenias que ser tan bruto?.- se quejo, mirandole desde abajo.
Zoro sonrió desafiante. Y antes de contestar, se hundió por completo. Sanji se tensó como una cuerda, le enterró cada uña roma en los muslos y le dió una mirada agonizante.
- Estabas demasiado cómodo volviendome loco.- salió y se empaló de nuevo, con un quejido ronco.- Es tu maldito turno.
Tomo un ritmo mas duro, casi cruel. Tenia la fuerza mas que suficiente en las piernas para soportar el esfuerzo de subir y bajar sin descanso sobre el abdomen palido del cocinero. Y aunque su ritmo era malisimo y mas que dulzura, era un desplante de poder, Sanji no parecia tener ganas de quejarse luego de la tercera embestida.
Su alfa rugía al ver al rubio sometido, que ya poco le faltaba para suplicar piedad. Zoro sabia que debia tener una sonrisa maniaca en el rostro, porque nunca antes habia lograr dominar a Sanji de esta forma. Si, lo habia follado varias veces, pero incluso en esas ocasiones, Sanji siempre se comportaba hostil y descarado.
Esta era su primera victoria.
- Me e-estas... me estas matando.- gimio ahogado su presa, intentando sostenerle la cintura para disminuir su intensidad.
- Pues te jodes.
Y podría haber seguido asi todo día, pero entonces Sanji flexiono las rodillas y doblo sus caderas, y de pronto volvió a acertar en ese maldito punto que hacia toda la musculatura de Zoro completamente inutil.
- ¡Ah! ¡Hijo de..
Sus muslos temblaron, las pantorrillas fueron las siguientes en colapsar. No queria ceder aún, pero se sentian tan bien las caricias del cocinero en sus caderas, incitandole a dejarse follar.
Relajo los hombros y gruñió suave cuando Sanji le tomo el rostro. Estaban a punto de besarse de nuevo cuando Zoro lo sintió; ahi, donde estaban conectados, algo chocaba y no lo dejaba enterrarse completamente.
- ¿Ves lo que provocas, marimo?.- se quejo Sanji, con la voz chorreando lujuria y regaño a partes iguales.
"Su nudo", penso, abriendo grande sus ojos para encontrarse con los azules contrarios, ambos con las pupilas dilatadas. Zoro hizo presion y bajo para tomarlo, y aunque dolió, las uñas de Sanji enterrandosele en el brazo dolieron mucho mas.
- Calmate, maldición.- siseó Zoro.
- ¿Q-que yo me calme?.- reclamó Sanji, chocando sus frentes sudadas, ambos sintiendo como el nudo crecia progresivamente.- Zoro, esto es... es malditamente, ah, no se que hacer, yo...
- Dejame hacerlo.- pidio seriamente, sujetandole la mandibula para que viera la determinacion en sus ojos.
Sanji asintió, y se enterró mas profundo en él.
Y a pesar de que su lobo habia estado cachondo todo el tiempo, esto parecio romper el límite. El equilibrio.
"¡No te sometas!", parecía gritar el lobo de Zoro con todas las alarmas martillandole el cerebro, y estuvo a punto de cometer la estupidez de salirse de un tirón solo por instinto. Pero no, ¡lo tomaria por completo o moriría en el intento!
Sanji gimió, atento, como si supiera de la guerra interna de Zoro, e hizo lo inimaginable; su cocinero, su orgulloso y terco cocinero, ladeo el rostro y dejo expuesto su fuerte cuello de cisne.
Algo rugió dentro suyo, y pronto parecio importar una mierda estar tomando un nudo en su trasero, el dolor y la incertidumbre pasaron a segundo plano cuando una sola palabra ofusco su razon por completo;
- Mío.
Sanji en respuesta pareció estremecerse, reconociendolo. Aceptandolo.
Esto era. Esto era lo que necesitaba.
Zoro se lamio los labios, y luego los colmillos que hacian doler sus encias al crecer en anticipacion. Acerco su aliento caliente, seguro de si mismo, apestando a alfa y a manzana en un intento animal de dominar todo el ambiente, de asfixiar a su pareja con su presencia. Le besó un hombro, áspero, rozandole con los colmillos, hasta subir toda la extension cremosa y encontrarse a un lado de su columna.
Sanji siseaba por lo bajo, como si lo disfrutara y lo odiara al mismo tiempo. Zoro no dejaba de sonreír ufano, soberbio y filoso como una de sus espadas. Abrió la boca lo mas que pudo y enterró sus dientes con las mismas ganas de quien no ha comido en semanas y le ofrecen un delicioso pastel de nata.
- ¡Agh!
Sanji gritó, gimió, gruñó, le jaló el cabello incluso. Pero Zoro hundio mas sus colmillos, y pudo sentir como las caderas de Sanji tambien se hundían mas en él, desesperadamente; Sanji se estaba corriendo, estaba llorandole contra la mejilla mientras llenaba con su semilla las entrañas y el alma de Zoro, haciendole sentir el vientre cálido. Zoro queria soltarle el cuello, en serio que sí, pero sentía un extraño relampago de energía que subía desde su entrepierna hasta su boca que le mantenia la mandibula tensa. Era preso de la corriente de electricidad que los recorría, uniendolos en un circulo constante de placer que los mantenía imantados.
Hasta que Sanji tomo en su mano la dura erección de Zoro, y con apenas dos apretones, le saco la ultima gota y Zoro le soltó, tomando aire a bocanadas, como si respirara por primera vez en su vida. Todo le daba vueltas, sentía las piernas acalmbradas. Y los mas importante; el nudo seguía dentro suyo, latiendo como un segundo corazon. Tenia la vista húmeda, apenas alcanzaba a ver como los ojos amables de Sanji le miraban con preocupacion.
Sintió un toque suave en la mejilla.
- Lo hiciste bien, lo estas haciendo bien...
- Sanji...
El cocinero comenzo a arrullarlo. A acariciarle el pelo corto de la nuca, a besarle suave el rostro para distraerle.
- Zoro, Zoro...falta poco, lo prometo.
El dolor en sus entrañas era inclemente, pero el cariño era aun mas abrasivo. Ya nada mas le importaba mientras Sanji fuera suyo, mientras pudiera tenerlo así para siempre; trémulo, desnudo, marcado por sus dientes. Al fin de la manera correcta.
El rubio recostó la cabeza en su pecho, aturdido por la mordedura reciente aunque tratara de mantenerse despierto para hacerle mimos. Pronto ambos perdieron la lucha contra el abismo de la inconsciencia, pero Zoro no sintió miedo.
Aunque Sanji nunca comprendiera su voluntad por sacrificarse, aunque odiara verlo herido, Zoro lo haría mil veces si existiera la minima posibilidad de llegar a este resultado.
Porque no le importaba el dolor. El dolor pasaría.
Y cuando dejara de doler, Sanji estaría a su lado para abrazarle.
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Notes:
gracias a todxs por comentar y darle amor a esta historia 🩷🩷✨✨
Caisleangaoth on Chapter 1 Fri 28 Mar 2025 08:12PM UTC
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chunky_bot on Chapter 1 Sat 29 Mar 2025 03:41AM UTC
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