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No sé cómo amarte

Summary:

Tras haber superado todo el desastre de la guerra y haber arreglado sus problemas, Izuku y Katsuki ahora tienen una vida juntos. Sin embargo, hay barreras que el amor por sí solo no puede atravesar.

Chapter 1: Prólogo

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-Entonces...esto es todo ¿no?

-Lo intenté, Katsuki, de verdad lo intenté pero...ya no te amo. Tú no me amas y probablemente nunca lo hiciste así que lo mejor es que dejemos las cosas aquí.

Katsuki guardó silencio, el nudo en su garganta le impedía decir nada sin ponerse en evidencia. Lo único que le faltaba era que Izuku lo viera sufriendo, ya había llevado su relación directo al caño, llorar ahora no serviría de nada.

-Pero, estamos bien, ¿cierto? -preguntó Izuku. -Nosotros estaremos bien, seguiremos siendo amigos.

Katsuki se dio media vuelta para que no viera las lágrimas que no pudo retener por más tiempo.

-Ser amigos solo complicaría las cosas, es mejor despedirnos aquí. Ya no hay nada que nos ate de todas formas-dijo tomando fuerza de quién sabe dónde. Ser amigo de Izuku solo serviría para llevarlo a una muerte lenta, si las cosas iban a terminar necesitaba alejarse por completo.

No ver a Izuku sería doloroso, pero verlo y saber que no podría tenerlo nunca más, saber que nunca pudo darle el amor que merecía era...

-Como quieras-contestó el peliverde.

Pudo notar el enojo en su voz, pero no podía culparlo, todo había terminado por su culpa y ahora estaba diciéndole adios al amor de su vida, al único hombre, a la única persona que había amado y que amaría por el resto de su vida.

Cuando escuchó la puerta azotarse se dejó caer de rodillas, su cuerpo comenzó a sacudirse por los incontrolables sollozos. No pudo soportarlo más y un grito salió de su garganta, seguido de otro y otro más. Nunca había sentido un dolor así, y todo era su culpa.

Chapter 2: Capítulo 1

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No pudo evitarlo, luego de un largo día de trabajo estaba ansioso por llegar a casa y besar a su novio. Lo había extrañado tanto que los minutos hasta su departamento se hicieron eternos. Pensaba llevarlo a cenar esa noche, pero cuando llegó lo encontró cocinando, al parecer había llegado mucho antes que él. Sin embargo eso no impidió que Izuku pusiera en marcha lo que había estado esperando hacer todo el día.

Caminó lentamente hasta Kacchan sin hacer ruido, sabía que al cenizo no le gustaba que lo interrumpieran mientras está en la cocina, así que lo abrazó por la espalda y besó su nuca con afecto.

-Hoy te extrañé mucho-dijo recargando su cabeza en el hombre de Kacchan, aspirando su aroma.

-Ve a darte un baño, la cena estará lista en un rato.

-Déjame besarte bien primero, pasé todo el día esperando probar de nuevo tus labios.

-Izuku, estoy cocinando.

-No voy a quitarte mucho tiempo.

Tomó su barbilla con una de sus manos para girar un poco su rostro y tener mejor acceso a su boca, mientras que con la otra tomó su cintura para mantenerlo pegado a su cuerpo. El beso comenzó suave y lento, pero como le ocurría siempre que se trataba de Katsuki en poco tiempo perdió la cabeza. La necesidad de tomar más de él crecía a medida que el beso se intensificaba, la lengua caliente de Katsuki se enredaba con la suya y la erección entre sus piernas era cada vez más molesta.

Su mano dejó la mandíbula de Katsuki para viajar hasta su trasero y acercarlo a su erección, un sonoro gemido salió de ambos cuando Izuku comenzó a frotarse desesperado contra él.

-Kats, te necesito-le susurró al oído con voz profunda, perdido en la lujuria.-Vamos a la cama.

No dio tiempo para respuesta alguna, lo tomó de la cintura con ambas manos para hacerlo girar, quedando frente a frente. Sin romper el beso Izuku alzó a su novio y este enredó sus piernas a su alrededor. Una vez en la habitación lo dejó caer en la cama e Izuku comenzó a quitarse la ropa, quedando solo en ropa interior.

Besos húmedos resonaban por toda la habitación, gemidos suaves hacían eco en las paredes y su pene estaba tan duro que sentía que explotaría. Estaba ansioso por hundirse en Katsuki, sentir como su calor lo envolvía y lo apretaba hasta perder la cordura, de solo pensarlo se sentía mojado. Su ropa interior ya estaba manchada por el líquido preseminal, no podía aguantar más.

Vio que Katsuki seguía aún vestido así que con cuidado comenzó a bajarle el chándal. Su hombre era hermoso por donde lo mirara, pero amaba con locura sus pechos, eran tan perfectos que la boca se le hacía agua con la expectativa de lamer sus duros pezones. Cuando comenzó a levantar su sudadera Katsuki se lo impidió.

-Izu, e-espera, déjala.

-Quiero lamer tus pechos, Kacchan.-suplicó lamiento su cuello y deslizando una mano por su abdomen. Un gruñido áspero salió de Katsuki.

-Por favor, hace frío.

No insistió más, por experiencia sabía que era mejor ceder antes que llevarle la contraria a Kacchan. Por mucho que deseara tenerlo desnudo por completo eran pocas las veces que Katsuki se dejaba ver de esa forma, Izuku siempre le preguntaba porqué, pero el cenizo siempre respondía con evasivas. Con el tiempo aprendió a tomar las cosas con calma, dejar que fuera él quien llevara el ritmo pues lo amaba tanto que no quería presionarlo de ninguna forma, pero habían ocasiones en las que su cuerpo anhelaba desesperadamente tenerlo a su merced, debastarlo por completo y con el tiempo la frustración aumentaba ese deseo.

Izuku hacía acopio de todo su autocontrol para no ceder y asustarlo, pero debía admitir que aquello era cada vez más difícil. Sin embargo, logró calmarse y dejó que conservara la sudadera, tal como pidió.

Sin poder resistir más comenzó a frotar sus erecciones por encima de su ropa interior primero, le encantaba sentir el duro miembro de Katsuki contra el suyo, le gustaba saber que estaba tan excitado como él por estar juntos.

Cuando presionar sobre la ropa no fue suficiente comenzó a liberar las erecciones de ambos. Su pene sobresalía por algunos centímetros más y era mucho más grueso, pero el miembro de Katsuki también era grande y eso a Izuku lo prendía demasiado. Ver su cuerpo duro y tonificado, su gran miembro al aire, palpitando y chorreando presemen, las duras piernas a cada lado de su cadera, todo eso lo hacía querer cogerlo con más ganas.

-Izuku-dijo con voz suplicante.

Tomó el pene de Katsuki y comenzó a chuparlo, esparció besos húmedos por todo su glánde y luego con su lengua recorrió toda su longitud, con su pulgar comenzó a masajear su perineo y se metió todo el miebro a la boca. Pequeñas embestidas comenzaron a golpear su garganta e Izuku dejaba caer chorros de saliva para lubricar su entrada, ya podía sentir el calor que emanaba de ese glorioso agujero, estaba ansioso por hundirse entre las paredes carnosas de Kacchan.

Estaba a punto de venirse, lo sentía, pero no pudo terminar su labor porque Katsuki lo alejó de repente. Se sentó sobre sus pierna y juntó sus erecciones, dejando caer un hilo de saliva sobre su miembro.

-Kacchan espe...-las palabras fueron calladas con un beso.

Katsuki comenzó a masturbarlos mientras lo besaba, Izuku estaba tan sensible que sentía que no duraría mucho, por lo que no quería que su novio hiciera eso. Sabía que ver sus erecciones juntas lo volvía loco, por eso solía recurrir a eso, pero no era lo que Izuku quería esa noche. Había pasado algún tiempo desde que había tomado a Kacchan, necesitaba sentirlo de nuevo cuanto antes.

-Voy a venirme, amor, por favor, quiero meterla-suplicó contra su boca.

Sus súplicas no surtieron efecto, el cenizo siguió con su labor y comenzó a lamer sus orejas, tan solo unos segundos después sintió como el orgasmo lo golpeaba fuerte y un hilo de semen salía disparado a su pecho, Kacchan lo siguió poco después.

Ambos trataban de controlar sus respiraciones, cuando sintió que recuperaba el aliento trató de decir algo, pero fue interrumpido.

-Tengo que terminar la cena, toma ese baño quieres.

Izuku solo suspiró decepcionado y se dejó caer de espaldas sobre las sábanas en cuanto el cenizo salió de la habitación. Se tapó el rostro con frutración y resopló, algunas lágrimas comenzaron a correr por sus mejillas. La situación se había repetido demasiadas veces para ser casualidad, algo estaba pasando y no sabía que diablos era.

Ya llevaban cerca de dos meses bajo aquella dinámica. Izuku se insinúaba, su novio le seguía la corriente igual de exitado, pero nunca dejaba que lo penetrara, siempre lo hacía acabar con la boca o las manos. Ciertamente no estaba mal, podía entender que a veces estuviera cansado o simplemente no tuviera ganas, pero su cuerpo parecía quererlo tanto como él, era Katsuki quien buscaba rechazarlo de aquella forma.

En retrospectiva, su relación es algo que ciertamente nunca vio venir. Siempre había tenido sentimientos por Kacchan pero nunca planeó decirlo porque para él el resultado era obvio. Pero entonces las cosas entre ellos comenzaron a mejorar y en uno de sus entrenamientos quedó prendado de su intensa mirada y bajo la exitación de la pelea no pudo resistir besarle. En cuanto reaccionó comenzó una serie de disculpas y súplicas, esperando que Katsuki lo perdonara, pero grande fue su sorpresa cuando en lugar de eso el cenizo lo tomó del cuello y volvió a unir sus labios.

Después de eso las cosas surgieron con bastante facilidad. Por alguna razón varios de sus amigos dijeron que ya se lo esperaban, otros se sorprendieron un poco pero parecían entenderlo y por supuesto hubieron algunos en contra.

Los besos y muestras de afecto nunca fueron muy frecuentes, pero había notado que cuando estaban solos era cuando más afectuoso era su novio. Eso no le molestaba, entendía cómo era Kacchan y si se sentía más cómodo de esa forma para él estaba bien. Debe reconocer que la calentura típica de la adolescencia no fue una excepción para él, pero siempre respetó el ritmo al que iba su relación, lo que menos quería era meter la pata, bastante difícil había sido para ellos llegar al punto de una relación romántica, no quería arriesgarse a perder más que una amistad de la infancia, ahor era más, mucho más que eso.

Es por eso que cuando terminaron la escuela buscaron un departamento juntos y contrario a lo que muchos pensaron no fue algo apresurado ni mucho menos, ya era algo que habían planeado hacer incluso si solo hubieran terminado como colegas.

La covivencia en un departamento no era lo mismo que los dormitorios de UA, pero agarraron el ritmo bastante rápido. Lo que llevó a Izuku a ir al siguiente paso. La primera vez que estuvieron juntos fue algo difícil, era la primera vez de ambos y a pesar de toda la investigación previa de cada uno la inexperiencia junto con la vergüenza de hacer algo tan íntimo convirtió la noche más en prueba y error que un encuentro romántico.

Sin embargo la segunda vez Izuku se preparó mucho mejor. Iba a asegurarse de que su Kacchan disfrustra cada momento entre ellos y así lo hizo. Esa noche y las siguientes Katsuki se entregó a él por completo, el placer era el único idioma que hablaban durante esos encuentros e Izuku sentía que las cosas no podrían ser mejor.

Él sabía desde el inicio que Katsuki nunca ha sido una persona de demostrar afecto, no es dulce ni romántico, pero eso a Izuku nunca le importó. Él tenía mucho de todo eso para ambos y lo demostraba cada que podía, que él quisiera caminar a su lado ya era más de lo que podría haber soñado, aún si era muy reservado con sus muestras de afecto estaba seguro de que lo quería. Katsuki no es de las personas que hacen las cosas sin desearlo de verdad.

O eso pensaba hasta ahora. Cada vez que pasaba algo así se recordaba que Katsuki es alguien reservado, de poco contacto físico y escasas muestras de cariño en público. Pero el problema fue que incluso en la privacidad de su departamento eran escasos los momentos que compartían. Incluso para un simple beso de despedida Izuku tenía que mendigar como quien no ha comido en meses.

Amaba a Katsuki como un demente, daría su vida por él, estaría dispuesto a hacer cualquier cósa que él le pidiera y nunca tendría remordimientos, pero su corazón comenzaba a resentirse. ¿Qué había hecho mal? ¿Había dejado de amarlo? ¿Katsuki tendría a alguien más en su corazón? ¿Todavía lo amaría? ¿Lo había amado alguna vez? Nuevas preguntas llenaban su cabeza cada día y a pesar de compartir la misma cama todas las noches se sentía cada vez más grande y fría.

Él nunca creyó que el sexo fuera lo más importante en una relación, por eso esperó por Kacchan tanto tiempo, para él su prioridad era su comodidad y estaba seguro que esperaría el tiempo que fuera necesario. Creía que su amor era lo suficientemente grande para estar por encima de cosas tan superficiales como esas, pero con el tiempo se dio cuenta de su error.

Estar dentro de Katsuki, oír los dulces sonidos que salían de su boca, su rostro sonrojado y sus ojos llorosos. Lo amó aún más si eso era posible, Izuku descubrió que el sexo era otra forma de adorarlo, de amarlo y estar conextados. En ese momento no existía nada más que ellos dos y el placer de poder unir sus cuerpos como uno solo, la sola idea de saber que se entregaba en cuerpo y alma a él le daban ganas de llorar, se sentía bendecido.

Así que sí, el sexo también se volvió parte importante en su vida y en su relación, por eso ahora se sentía tan frustado. Ya no eran solo besos y abrazos lo que su pareja buscaba evadir, era el contacto con su cuerpo, sus caricias, sus insinuaciones, sus deseos, todo eso parecía no tener efecto en él y lo hacía sentir que en realidad no lo deseaba.

Nunca había sido un hombre inseguro con su cuerpo, es decir, no le preocupaba lo que los demás pensaran sobre él, pero siempre le importó la opinión de Kacchan y saber que de alguna forma evitaba estar con él o que huía inmediatamente despues de terminar lo hicieron pensar que quizá ya no lo encontrara atractivo. Porque hasta ahora él siempre había sido el que iniciaba sus encuentros, en realidad era el que siempre iniciaba cualquier contacto físico. Katsuki lo besaba o abrazaba por su cuenta algunas veces, pero no antes de que él lo hubiera hecho.

Debe admitirlo, ese pensamiento dolió más de lo que pensó, imaginar que la persona que más amas ya no te desea, no anhela tu cuerpo...es una completa mierda.

Cuando Katsuki lo llamó desde la cocina anunciando que la cena estaba lista él ni siquiera se había bañado. Seguía acostado en la cama con su brazo cubriendo sus ojos, su rostro se sentía caliente y pegajoso por las lágrimas que no habían terminado de mermar y por las otras que de a poco se iban secando.

Se levantó sin ganas y se metió al baño de la habitación. Cuando el agua fría golpeó su rostro sintió la tentación de seguir llorando, pero si lo hacía la evidencia sería muy difícil de ocultar después. Compuso una sonrisa amarga ante el pensamiento, era probable que aunque Katsuki notara que había estado llorado no le dijera nada, la comunicación no era su fuerte, o quizá era porque no le importaba.

Decidió terminar su baño antes de que más pensamientos similares le carcomieran la cabeza, Kacchan estaba esperándolo y odiaba que la comida se enfriara.

-Pensé que ya habías tomado el baño.

-Hoy fue un día largo, quise acostarme un rato-respondió mientras sacaba una silla para sentarse.

Katsuki solo asintió y empezaron a comer en un incómodo silencio.

Generalmente era él quien siempre llenaba los huecos con sus murmullos y luego Katsuki hacía comentarios cuando tenía algo que aportar. A diferencia de antes, cuando sus conversaciones se prolongaban durante horas y horas y ninguno de los dos parecía querer terminar. Ese día no sentía ganas de llenar el silencio, quería sentirse miserable porque era miserable.

Tenía miedo de que su relación se acabara, de despertar y no ver el rostro de Katsuki entre sus brazos, de no sentir nunca más sus tiernos labios.

Esa noche antes de caer dormido acercó a Katsuki a su pecho, para su eterno alivio este no puso resistencia ni trató de alejarse así que con cariño comenzó a acariciar su pelo y besó su frente.

-Te amo, Kacchan-dijo más como recordatorio a sí mismo que para su pareja.

Pero cuando Katsuki le contestó...

-Yo también, Izuku.

Se dijo a sí mismo que su corazón podía resistir un poco más.

Chapter 3: Capítulo 2

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-¿Has intentado hablar con él?

-Por supuesto que sí, pero siempre evade el tema. En realidad, siempre evade cualquier cosa.

-Izuku, sabes cómo es Bakugo, no es la persona más abierta del mundo.

Puso los ojos en blanco ante el comentario.

-Yo mejor que nadie sabe eso-dijo cortante.

Ochako lo miró mal y se removió en su asiento sintiéndose incómodo. No sabía lo que pasaba con él, pero de un tiempo para acá comenzó a enojarse con frecuencia, lo más mínimo lograba irritarlo con facilidad. Eso nunca le había pasado antes y por supuesto se sentía fatal después, pero en el momento una ira que no sabía de donde provenía se apoderaba de él y aprovechaba cualquier provocación para liberar un poco de eso.

-Nos conocemos desde niños-dijo más tranquilo.

-No comenzaron a tener una amistad medianamente aceptable hasta el segundo año en UA.

-Tenemos casi dos años de relación.

-Cariño, tienes que presionar un poco-le recomendó ella.

Suspiró con fuerza y le dio un sorbo a su chocolate caliente que, tras una larga charla con su mejor amiga, se había enfriado por completo, tal y como parecía estar su relación.

-Presionarlo solo empeoraría todo-dijo poniendo la taza en la mesa nuevamente-conozco a Kacchan y hacer eso solo haría que se alejara más de mí.

-Pero ya se está alejando de ti.

Aunque eso ya lo sabía, escucharlo tan directo y de boca de alguien más se sintió como un puñetazo en el estómago. Solo quería que las cosas se arreglaran, solo quería que todo estuviera bien entre ellos, pero ahora se preguntaba qué tenía que arreglar exactamente o si estuvieron bien alguna vez.

-Mira, no pienses en eso por ahora, sí, tengo que patrullar en media hora y tú tienes que ir a casa y descansar un rato. Hoy desayunamos más tarde de lo usual, así que no creas que no sé lo que haces.

Algunos días de la semana compartía un horario similar al de Katsuki, así podían estar más tiempo juntos, pero los jueves no. Usualmente cuando terminaba de patrullar iba a desayunar con Ochako y luego le quedaba una hora libre para estar en casa antes de que su novio comenzara a patrullar, pero ese día no tenía ganas de llegar a casa y enfrentar la frialdad con la que era tratado ultimamente, así que se quedó cuidando las calles más allá de sus horas para no coincidir con él cuando llegara.

Sabía que su amiga solo se estaba preocupando por él y aunque no se llevara muy bien con su novio en el fondo también se preocupaba por su relación, porque sabía lo importante que era Katsuki para él. De lo contrario, ya le habría reclamado el que su desayuno de los jueves estuviera destinado a hablar de sus problemas románticos. Se suponía que era un momento para compartir con su mejor amiga, ya que desde la escuela eran escasos los momentos que se veían, además ningúno hablaba mucho por mensaje así que se podría decir que era la única manera de no perder el contacto. Era un desayuno para ponerse al día sobre sus vidas, pero las últimas dos semanas parecía más bien que Izuku la usaba de terapeuta y eso lo hacía sentir que se estaba aprovechando.

-Te prometo que para la próxima dejaré que hables sobre tu vida todo lo que quieras, ya he hablado mucho de la mía por el resto del año-dijo con una sonrisa avergonzada, Ochako solo se rió.

-Claro, como las últimas dos veces. En compensasión pagarás la cuenta de hoy y la de las siguientes dos semanas.

Ambos rieron e Izuku se sintió un poco más relajado después de haber pasado toda la mañana comiendose la cabeza, estaba agradecido de tener a alguien como ella en su vida. Ochako siempre había sido buena con él y estaba allí cada que la necesitaba, deseaba poder hacer lo mismo por ella pero en ocasiones sentía que la castaña no lo necesitaba para nada.

La sonrisa de Izuku se fue apagando de a poco.

-Además de mal novio soy un mal amigo, yo no...

-Shh, alto ahí. Izuku, no eres lo uno ni lo otro, ¿de acuerdo? Estás pasando por un momento difícil y yo entiendo eso, antes solo estaba bromeando, puedes llamarme para hablar siempre que lo necesites.

Tomó una de sus manos entre las suyas y la miró con una sonrisa llena de gratitud.

-Gracias por siempre apoyarme, eres mi mejor amiga y te quiero mucho.

-Pero bueno, antes me volteaste los ojos y ahora me compras con halagos-dijo en broma. Aún sonriendo Izuku volteó los ojos una vez más.-Pero hablando en serio, cuentas conmigo, también eres mi mejor amigo y te quiero mucho. Sé que tú y Bakugo van a superar esto, ustedes siempre han estado destinados a estar juntos, sé que él te ama y soy testigo del amor que le tienes, solo...presiona.

Izuku soltó su mano y asintió.

-Presionar, de acuerdo, voy a intentarlo.

Se levantó y sacó su billetera preparándose para ir a pagar a la caja, pero Ochako lo detuvo.

-Yo lo haré, ahora ve y vuelve rápido a casa, si te apresuras quizá aún esté cuando llegues. No querrás que se vaya a patrullar sin un beso de despedida.-dijo entrecerrando los ojos y moviendo las cejas.

Agradecido una vez más por tener tan buena amiga la besó en la frente y se dirigió a la puerta de la cafetería.

-Deséame suerte.

-La suerte es para los cobardes-Izuku volteó para verla-Te deseo éxito.

Hay arroz fresco y pescado en el sartén. Cómetelo todo.

Leyó la nota una vez más, sintiéndose culpable.

Quizá fue un poco cobarde de su parte haber tratado de evitarlo, pero le dolía mucho su indiferencia y el hecho de estar tan cerca y a la vez tan lejos lo hacía sentir miserable. De todas formas, a Kacchan nunca parecía hacerle falta su presencia, así que qué más daba si lo evitaba un día, él lo hacía siempre.

Trató de mantener ese pensamiento durante el resto del día para evitar que la culpa lo carcomiera. Porque la verdad es que ya ni sabía lo que estaba haciendo, estar solo en caso no era muy diferente a cuando estaba con él. El silencio era el mismo, todo se sentía igual de frío y solo, pero al menos estaba solo de verdad y no junto a alguien que lo hacía sentirse así.

A pesar de las palabras de Ochako volvió a sentirse desanimado, el tiempo libre le daba tiempo para pensar y sobrepensar, era algo que Katsuki siempre le había reprendido pero era inevitable. Aunque ahora se arrepiente mucho de nunca haber dejado la manía, porque entre más conclusiones sacaba peor se sentía. Todo parecía llevar a la misma respuesta y eso lo asustaba, no estaba listo para rendirse.

Buscando distraerse, comenzó a hacer de todo para no pensar. Puso algo de música, limpió la cocina a fondo y guardó todo en su lugar, limpió el piso, las habitaciones, el baño e incluso dedicó unas cuantas horas a quitar todas sus figuras y limpiar la habitación de sus colecciones.

Cuando terminó estaba realmente exhausto pero se sentía mucho mejor, y la casa olía realmente bien. Había usado el desinfectante favorito de Kacchan, cítricos. La verdad es que su novio tenía razón, el limón hacía que la casa se sintiera más fresca. Observó desde la sala su esfuerzo e inhaló el fresco aire, había hecho un buen trabajo.

-¿Limpiaste?

Izuku gritó y pegó un brinco del susto, estaba tan concentrado en sus tareas que no advirtió que ya fuese tan tarde; Kacchan estaba de vuelta en casa.

-Kaccha, bienvenido. Yo...sí, limpié. ¿Qué tal quedó?

-Huele bien-avanzó un poco por la sala y dio una vuelta.-Y todo se ve en orden. Raro.

Izuku trató de ignorar el comentario ya que le ofendía un poco que Kacchan no pudiera creer que también podía encargarse de esas cosas sin que él se lo mandara o que no las hiciera como a él le gustaba. Sin embargo en esta ocasión parecía complacido.

-¿Cómo te fue?-preguntó para cambiar de tema.

-Hoy tuve un día muy largo, estoy muy cansado-dijo acercandose.

Katsuki abrió los brazos y se sorprendió de que quisiera abrazarlo, eso lo hizo realmente feliz, pero lo detuvo antes de que lo hiciera. Había estado limpiando muy duro todo el día, así que había sudado demasiado, eso sumado a que ni siquiera se había bañado desde que salió de su patrullaje, así que olía realmente mal. No quería que Kacchan lo abrazara así, a diferencia de él su novio siempre se bañaba en la agencia por lo que siempre llegaba limpio a casa. Lo último que quería era que se enojara con él por ensuciarlo.

-Amor espera, estoy muy sudado, deja que tome un baño primero.

Pudo advertir una mirada extraña en él cuando lo dijo, pero como no le respondió nada supuso que había entendido. Vio como retrocedía y siguió su camino hasta la habitación en silencio. ¿Se abría molestado por algo? No lo creía así que terminó de acomodar algunas cosas y se fue a bañar.

Mientras el agua corría por su cara sonrió recordando que su Kacchan había buscado sus brazos, había pasado tanto tiempo desde la última vez que eso pasó que estuvo tentado a abrazarlo en ese mismo instante, pero se contuvo. Quería estar fresco para él, sabía lo estricto que era con la higiene y tampoco quería ensuciarlo si ya él estaba limpio.

Se puso una toalla en la cintura, esperando tentar un poco a Katsuki, cuando llegó parecía de buen humor lo que automaticamente lo puso a él de mejor humor, así que quién sabe, quizá las cosas comenzaran a arreglarse por sí solas.

Cuando salió lo vio acostado en la cama viendo el celular, se acercó hasta él y depositó un beso en su frente. Luego fue a buscar algo de ropa, prolongando la tarea el mayor tiempo posible con la esperanza de que su novio le pidiera que en lugar de ponerse ropa se quitara la maldita toalla.

-Saliste con cara redonda-escuchó a sus espaldas.

-¿Ah?

Como Katsuki no le respondió volteó para verlo, seguía viendo su celular con una mirada seria, así que se terminó de vestir algo decepcionado y se acostó a su lado para averiguar de qué rayos hablaba su novio.

Al parecer estaba revisando Twitter. Katsuki no era un hombre de redes sociales, pero usaba esta para mantenerse al tanto de ciertas noticias y como único medio de comunicación como figura pública, aunque nunca publicaba nada a menos que su agencia así lo pidiera. Pero esta vez no eran noticias lo que había en su inicio, estaba infestado de fotos suyas con Ochako, debieron haberlas tomado esa mañana, no era la primera vez que hacían algo así.

-Oh, esa es realmente linda.-dijo Izuku, señalando una foto en donde ambos estaba riendo.

La verdad es que los medios siempre buscaban cualquier cosa para hacer polémicas y falsas historias, antes de graduarse mucha gente ya lo emparejaba con ella por ser muy cercanos y cuando comenzó a salir con Kacchan mucha gente decepcionada comenzó a inventar cosas y a veces situaciones como aquellas sucedían, en donde los fotografiaban juntos y escribían alguna mierda que nunca llegaba a leer.

Había aprendido a ignorar ese tipo de contenido basura, tenía su vida con Katsuki y mientras él estuviera bien lo que pensaran un montón de "extras", como él solía llamar a la gente, no le importaba en lo absoluto.

-¿La gente nunca se cansa de hacer polémicas? Ni siquiera me percaté de que alguien nos estaba tomando fotos, pero debo admitir que quien lo hizo tiene talento.

En ese momento su teléfono sonó, era un mensaje de Ochako, al parecer ya se había enterado de las publicaciones que estaban por todas partes. Abrió su chat y se dispuso a contestarle.

A su lado escuchó como Katsuki bloqueó su teléfono y luego vio que lo dejó en la mesita de al lado, luego se recostó en la cama y le dio la espalda a Izuku.

-Kacchan, ¿está todo bien?-preguntó extrañado. Creyó que estaba de buen humor.

-Sí, te dije antes que tuve un día largo, estoy cansado.

Ahí estaba de nuevo, ese tono frío e indiferente con el que le hablaba, lo hacían recordar el tiempo en el que Katsuki lo despreciaba y eso lo entristecía. Cuando llegó parecía querer estar cerca suyo, pero ahora de nuevo le daba la espalda sin siquiera decirle nada.

Era increíble como su buen humor había pasado a segundo plano de forma inmediata, la manera en que apagaba sus ganas y su buena voluntad.

Podía ser el héroe #1 y ser el símbolo de la paz, pero de qué servía si en casa perdía todas las batallas. Se sentía derrotado y era cada vez más difícil mantener la moral arriba. Más que sentirse triste ahora se sentía algo molesto, como esa mañana en la cafetería. El silencio de Katsuki había pasado de hacerlo sentir triste a hacerlo sentir insuficiente. Si ese era el caso, ¡al menos debería tener la descencia de decirle!

Pensó en seguir el consejo que Ochako le dio esa mañana y presionar un poco, pero la verdad era que se sentía muy herido e incómodo para decir algo, lo más seguro era que Katsuki le gritara o le contestara de forma cortante que no era nada y que lo dejara en paz, así que eso es lo que hizo. Imitó su acción y se acostó dándole la espalda, apagó la luz de la habitación y dejó que la oscuridad ocultara su enojo, su frustración y su dolor.

Chapter 4: Capítulo 3

Notes:

(See the end of the chapter for notes.)

Chapter Text

Izuku parecía estar feliz en esas fotos, realmente feliz y por más egoísta que sonara eso le dolía. Porque llevaba mucho tiempo sin ver esa brillante sonrisa en su rostro, sus mejillas rosadas haciendo lucir más sus hermosas pecas. Uraraka siempre había tenido fácil acceso a esas sonrisas, por eso la envidiaba. El nerd siempre estaba animado y de buen humor cuando estaba junto a ella, todo lo contrario a cuando estaba con él, siempre era serio y sus sonrisas parecían forzadas e incómodas, no había brillo en sus ojos o rastro de rojo en sus mejillas. Pero no siempre fue así y sabía que era su culpa.

Desde la secundaria había estado enamorado de él, pero tenía más que claro que sus sentimientos por él era algo que jamás debía decir. Deku y él...era simplemente imposible. Al principio se dijo a sí mismo que era un error, que solo estaba confundido y por un tiempo pensar en eso solo lo hacía sentir furioso, por lo que trataba de alejarlo con más ganas. Pensaba que al no tenerlo cerca olvidaría toda esa mierda, que de esa forma dejaría de sentir que se ahogaba cada vez que estaba cerca suyo. Se sentía pequeño y estúpido, lo odiaba. Cómo podría estar enamorado del tonto nerd.

Oh, pero lo estaba.

Cuando entraron a UA a Katsuki le quedó clara una cosa, para bien o para mal, Izuku siempre sería parte de su vida. No fue capaz de aceptarlo hasta que sus sentimientos por él fueron cada vez más fuertes y al madurar, al entender que él nunca sería capaz de menospreciar a nadie y que esa nunca había sido la intensión de Izuku, pudo entender lo estúpido que había sido hasta ahora. El daño que había hecho era imposible de reparar, estaba avergonzado, pero solo quedaba esforzarse por al menos ganar su amistad nuevamente.

Tener algo parecido a una amistad no fue nada difícil en realidad, esa idea de ser rivales hizo que solo fuera cuestión de tiempo para que se volvieran más cercanos y no podía negarlo, estar a su lado como antes era lo que había estado soñando durante mucho tiempo. Se sentía más ligero, como si el peso que había cargado por años sobre sus hombros finalmente se hubiera ido y para su sorpresa también se sentía menos irritado con toda la existencia ahora que habían hecho las paces.

Pero había un pensamiento que no lo abandonaba. Izuku tiene un corazón bondadoso y fue capaz de perdonarlo en casi nada de tiempo por lo que sentía que se estaba aprovechando. Sin embargo, iba a aprovechar la oportunidad al máximo. Ser amigos de nuevo era más de lo que podía pedir, pero el ser humano es egoísta, Y Katsuki no era la excepción. Solo ser rivales y amigos no era suficiente, quería más.

Era vergonzoso, a pesar de haber tenido sentimientos por Deku desde años atrás nunca pensó demasiado en eso, pero ahora verlo durante los entrenamientos ya no era suficiente, quería estar junto a él todo el tiempo y escuchar su molesta voz, así que en el segundo año comenzaron a salir más. Por supuesto no pretendía tener segundas intenciones y su actitud aún dejaba mucho que desear, pero a Izuku no parecía importarle demasiado, siempre estaba radiante cuando estaba con él y eso hacía que su pecho se sintiera cálido, tenía que esforzarse para no sonreír como idiota cada vez que lo miraba con esos ojos.

Todo iba bien entre ellos, a pesar de que sus sentimientos no fuera correspondidos estaba decidido a seguir a su lado, pues haber tratado de alejarlo no había funcionado muy bien. Ya había aceptado su destino, así que cuando Izuku lo besó aquel día durante su entrenamiento su mente quedó en blanco, por primera vez en su vida no pudo procesar lo que estaba pasando. Pero cuando el tonto nerd comenzó a balbusear y disculparse se dio cuenta de que todo había sido real. No cabía en su felicidad y todo lo que pensó fue en sentir esos cálidos labios sobre los suyos.

Los primeros meses fueron los mejores momentos de su vida, ambos se sentía como si vivieran en su propia burbuja. Era cierto que le costaba mucho mostrar afecto, aún más si se necesitaban palabras de por medio, pero Izuku parecía estar bien con eso. Se conocían demasiado y se amaban el uno al otro lo suficiente como para que no fuera una barrera entre ellos. Pero su confianza en todo aquello duró poco.

Sabía que eventualmente tendría que lidiar con eso, pero la realidad lo golpeó más pronto que tarde. Sus inseguridades no tardaron en salir a flote en cuanto más gente sabía de su relación. Conforme sus reputaciones iban creciendo, su vida privada pasaba a manos del público y aunque nunca le había importado una mierda lo que la gente dijera de él, escuchar como un montón de personas creían que no era "adecuado" para Izuku fue bastante jodido.

Ser una pareja homosexual ya era un problema que sabía que tendrían que enfrentar, así que no fue ninguna sorpresa cuando hubo mucha gente que se opuso, pero no fue precisamente el hecho de que el héroe Deku estuviera en una relación con otro hombre, no, el problema fue que él era ese hombre.

Mucha gente ya había dado por echo que Deku tenía como interés romántico a Uravity, después de todo su relación siempre había sido la más cercana en la escuela, así que los comentarios al respecto nunca dejaron de cesar.

No era ajeno al pasado de su novio, aún cuando su relación estaba en su peor momento siempre había sido consciente de Izuku. Sabía que había estado enamorado de Uraraka y ella de él, y por lo que escuchó de sus amigos entrometidos ambos fueron más allá de unos simples besos. Nunca hubo una relación formal, pero por las miradas que esos dos solían intercambiar no había sido necesario confirma nada, era evidente para cualquiera que tuviera dos ojos.

Había dolido como la mierda, pero no era algo que se pudiera haber evitado. Izuku ni siquiera era consciente de sus sentimientos en aquel entonces, así que no era su culpa, no podía pretender que el nerd se mantuviera fiel a algo que ni siquiera sabía que existía.

Sí, que aquello lo estuviera persiguiendo desde entonces no era culpa de Izuku, pero algo que había comenzado como una pequeña espina molesta había terminado por hacer ponzoña.

¿Y si Izuku seguía enamorado de ella? ¿Si haber estado con ella era mejor que hacerlo con él? Compararse se había vuelto un hábito que no podía dejar. Cada vez que Izuku acariciaba su cuerpo temía porque deseara que hubiera algo más en donde no había nada. Siempre que tocaba o besaba su pecho era una tortura, odiaba que lo hiciera porque no podía sacar de su cabeza la imagen de Izuku buscando unos pechos redondos y blandos en donde solo había un pecho compacto y tonificado. La idea de que Izuku disfrutara más de un cuerpo suave y femenino, lleno de curvas, al suyo; duro y lleno de cicatrices...

Ver esa foto fue un balde de agua fría que lo trajo de vuelta a la realidad, un recordatorio de todo lo que él no podía darle. Fue la confirmación de que Katsuki solo parecía ser un estorbo en su vida. Incluso los medios y miles de personas estaba de acuerdo en que Izuku se veía mejor al lado de una chica linda y dulce que al lado de un chico que a parecía más un villano que un héroe con la actitud de mierda que poseía.

Las lágrimas no tardaron en salir y cuando la almohada comenzó a sentirse húmeda supo que era momento de parar antes de que ya no fuera capaz de ocultar sus sollozos de Izuku que aún dormía, dándole la espalda.

Sentía como si alambre estuviera rodeando su cuello y sus ojos ardían por las lágrimas acumuladas. Tragar de repente dolía más que el golpe de cualquier villano. Abriendo y cerrando la boca para tratar de respirar sin hacer ruido decidió levantarse de la cama. Tomó su celular y se puso en pie.

Deseó que él lo notara, que se diera cuenta de su dolor y lo tomara por la cintura para invitarlo nuevamente a la cama. Deseaba acurrucarse en su pecho como tantas veces antes y que Izuku le susurrara ese montón de mierda romántica que tanto trabajo le costaba fingir que no adoraba mientras secaba sus lágrimas, besaba sus párpados y caía rendido entre sus cálidos brazos.

Pero nada de eso pasó.

La habitación estaba fría y el silencio era casi abrumador, temía respirar demasiado fuerte y despertarlo. Que Izuku lo encontrara en aquel estado sería incómodo para ambos, no sabría cómo decir todo aquello y tampoco creía que él pudiera hacer algo para remediarlo, porque la culpa era suya.

Cerró los ojos lentamente y llevó su mano libre a su boca, para ahogar el grito que su alma quería dejar salir en ese momento.

Su cuerpo temblaba cuando salió de la habitación, el camino hasta el baño de invitados se sintió largo y pesado. El aire en sus pulmones salió en un sonoro suspiro, como si llevara años atrapado.

Se lavó la cara y reflejo que encontró en el espejo cuando alzó la vista solo provocaron que quisiera llorar con más ganas. Se veía lamentable.

"-Oh, esa es realmente linda"

Las palabras de Izuku seguían dando vueltas en su cabeza. El hecho de que él ni siquiera viera un problema en aquello lo hacía sentir como un novio de mierda que ni siquiera podía soportar verlo ser feliz al lado de su mejor amiga. Qué más daba si parecía más feliz al lado de Uraraka que al suyo, ella siempre estaba para él y era igual de amable y pegajosa que Izuku. En cambio él se irritaba fácilmente y se le dificultaba mucho mostrar afecto.

Sabía que aunque se conocían de niños e Izuku nunca le había reclamado por su ausencia física y emocional era algo que al nerd le hacía falta. Un hombre tan meloso y cuyo lenguaje del amor era lo físico por supuesto que se llegaría a cansar de lidiar con la masa de problemas que era Katsuki. Era lógico que prefiriera pasar su tiempo con la cara redonda, era lógico que todo el mundo pensara igual. Porque, aunque le doliera admitirlo, él también pensaba que Izuku sería más feliz con ella.

Y es cierto, Izuku había preguntado si estaba bien cuando se acostó dándole la espalda, pero ¿qué se supone que iba a decir? "Oh, no es nada, solo me siento celoso porque todo el puto país cree que te ves mejor con la maldita cara redonda que conmigo, pero no importa, tu contestale que ya viste sus fotos y que te encantaron" Sí, eso definitivamente sonaba como una conversación que jamás iban a tener.

No era culpa de su novio que él fuera bueno en todo excepto en hacerlo feliz, porque para Katsuki ese era el asunto. Por más que lo amara no sentía que lo estuviera haciendo realmente, o más bien era un asco en demostrarlo. ¿Cuándo había sido la última vez que le dijo que lo amaba, o cuando lo había besado por su cuenta sin que Izuku lo hiciera primero?

Era lógico que ahora se estuviera alejando, por supuesto que él se sentiría mejor con alguien que al menos le devolviera una sonrisa por las mañanas en lugar de un seco saludo como si fueran colegas de trabajo.

"Ojalá pudiera hacerte sentir bien, Izuku"

Se lavó la cara por segunda vez, sintiendo como los efectos del llanto hacían estragos en su cuerpo. Su cabeza palpitaba dolorosamente y su cara estaba roja e hinchada. Estaba hecho un desastre, pero necesitaba dormir, así que esperando que la oscuridad de la casa ocultara las evidencias se dirigió a la habitación.

Ya era algo tarde y el sueño comenzaba a llamarlo, se frotó un ojo somnoliento mientras caminaba por el pasillo, pero el sueño lo abandonó por completoc uando escuchó voces en la sala y una pequeña luz al fondo se movía de un lado a otro. Su ansiedad comenzó a subir como la marea y se sintió frío de repente. La sensación de que se iba a desvanecer en cualquier momento era cada vez más punzante.

-No, no pude hacerlo, sé que me lo pediste en la mañana, pero fue más difícil de lo que pensé, Kacchan podría no tomarlo bien. Además, no estaba de humor.

Mierda. ¿Qué le dijo aquella maldita en la mañana que Katsuki podría no tomarse bien? ¿Acaso Izuku pretendía terminar con él? ¿Era eso? ¿Se estaba viendo con Uraraka?

No, él jamás podría hacer algo como eso, sin embargo...la duda ya se había sembrado en su corazón. Izuku se había estado comportanto extraño, no llegó a casa para despedirlo temprano como de costumbre e incluso había limpiado, cosa que nunca hacía por iniciativa. ¿Estaba preparándolo de alguna forma para romper? De ser así seguro no lo hizo porque Katsuki sacó esa mierda de foto e Izuku se sintió culpable, era su naturaleza después de todo. Si sentía algo por Uraraka era probable que se sintiera mal por Katsuki, por supuesto que no rompería con él luego de mostrarle una foto de la chica a la que en realidad quería, por eso no pudo decirselo en ese momento, por eso también le dio la espalda esa noche. Estaba molesto por no haber roto con él y por eso ahora estaba en la sala hablando con ella.

Se sentía un imbécil, por supuesto que lo iba a dejar. No tenían sexo hace meses, sus encuentros eran tan cortos e insatisfactorios para Izuku que podía verlo grabado en sus ojos. Ya no trataba de acercarse a él como antes y parecían más compañeros de piso que pareja. Solo era cuestión de tiempo antes de que diera el paso, Izuku iba a dejarlo y no podía hacer nada al respecto.

Notes:

Hola, quería aprovechar el cap para dar un mensajito al respecto.

NO es responsabilidad de tu pareja o de otras personas trabajar tu autoestima o lidiar con tus inseguridades, pero sí podemos evitar agravarlas.

Las palabras tienen mucho peso y a veces es mejor no decir nada a decir algo que puede lastimar a alguien. Creo que este cap fue bastante personal porque he estado en la posición de Kats, cuando estaba con mi ex pareja mucha gente comentaba que no sabían qué había hecho yo para que él prefiriera estar conmigo a que con la chica que ligaba antes (ya que ella era muy acuerpada y yo bastante flaquita y no tenía muchas curvas), durante mi último año de cole y hasta en la U la gente que sabía me seguía comparando con ella, incluso mi ex llegó a hacerlo.

Yo nunca fui una mujer insegura, pero esos comentarios me llevaron al subsuelo. Trabajar en nuestra seguridad y amor propio es genial, pero me parece lamentable que debamos hacerlo a raíz de comentarios así cuando antes no había inseguridad mas la que ellos crearon.

En fin, solo quería mencionarles que tengamos poquito cuidado con lo que decimos, no opinar de cuerpos ajenos y que todxs siempre seremos hermosxs ante los ojos correctos, siempre y cuando nosotros nos veamos así.

Chapter 5: Capítulo 4

Chapter Text

Inspiró hondo cuando el olor a café recién hecho lo golpeó, aún adormilado caminó hasta la cocina mientras un largo bostezo se hacía presente. Frotó sus ojos con pereza para poder enfocar bien la imagen de su novio chorreando café, echando el agua de la cafetera sobre la bolsa mientras recargaba su peso en una pierna y se apoyaba con una mano en la encimera.

Una vista simplemente maravillosa, acompañada del mejor olor del mundo. Katsuki sabía que prefería hacer el café de esa manera porque amaba como toda la casa se inundaba del delicioso aroma. Había tomado la costumbre el mes que viajó a Costa Rica en una de sus misiones y aprovechó para traerse un par de chorreadores consigo.

Normalmente correría a abrazarlo y decirle palabras melosas al oído, mientras el cenizo luchaba desesperado por apartarlo. Al principio se reía de su comportamiento, porque le parecía tierna la forma en la que se avergonzaba por la corta distancia entre los dos, pero ahora no era capaz de verlo de esa forma. Ahora solo era capaz de sentir su rechazo, no estaba dispuesto a arruinar su mañana.

Era su día libre, el de ambos. Tiempo atrás habían acordado mover sus agendas para tener al menos un día en el que coincidieran y pudieran dedicarlo a estar juntos y hacer tareas que requerían de la presencia de los dos. Solían quedarse en casa y pasar el rato, ocasionalmente también tenían citas y en general la pasaban bien, para Izuku cualquier cosa que pudiera compartir con Katsuki era valiosa. Muy diferente a ahora, cuando se debatía entre decir buenos días o volver a la habitación.

Sabía que aún quería a Katsuki, lo había hecho toda la vida, pero de alguna forma sus sentimientos se sentían más intensos cuando ni siquiera era correspondido. Estaba seguro de que con el tiempo solo lograría caer más por él, pero le estaba pasando lo contrario. La incomodidad que sentía era cada vez mayor, al punto en el que le era difícil iniciar una conversación con él sin sentirse fuera de lugar y eso comenzaba a asustarlo. Tenía miedo a decir algo que lo enfadara o simplemente recibir sus frías respuestas, pero lo que más lo aterró fue darse cuenta de que una pared se había instalado entre ellos.

"Debería hacer algo, pero..."

Con tales pensamientos martillando en su cabeza apenas iniciar el día decidió que lo mejor sería tomar un baño primero, pero no tuvo oportunidad, pues el cenizo captó su presencia poco después de que hubiera entrado en su espacio.

-Hasta que decides levantarte.-dijo, tratando de sonar lo más tranquilo posible, procurando ocultar el nerviosismo en su voz.

Sabía que estaba detrás suyo.

<<"Me bastaba un simple roce o el olor para identificarle; y si me quedara ciego, podría reconocerle por el modo en que respiraba o en que pisaba el suelo. Le reconocería en el fin del mundo, incluso en la muerte.">>

"Tch"

Estaba claro que no era un cursi de mierda, de serlo no estarían en una situación tan tortuosa como aquella. Pero fue inevitable que su mente trajera a cuento aquella frase del imbécil de Patroclo. No es que se identificara para nada con el hombre, pero era difícil no pensar en sus palabras cuando todo su cuerpo respondía a él, consciente de su respiración, su calor, sus pasos silenciosos y si se concentraba mucho; casi era capaz de oír los murmullos no pronunciados que revoloteaban siempre en su cabeza.

Sabía cuando estaba cerca, podía sentir la intensión de querer abrazarlo por la espalda, siempre lo hacía y aunque fingía querer soltarse en realidad contaba los segundos desde que entraba a la cocina hasta que Izuku cortaba la distancia entre sus cuerpos. Creyó que siempre sería así, que el peliverde siempre daría los pasos que él no se atrevía a dar. Pero cuando sintió la duda en lugar de sus brazos rondeandolo, habló, desesperado por una señal que le dijera que todo estaría bien, que lo que había escuchado antes no era más que un malentendido.

-Apenas son las ocho, Kaccha. Es más, ¿qué haces despierto? Si no hay trabajo sueles levantarte más tarde.

"No pude dormir, no después de eso."

-Dormí lo suficiente.

-Huele bien, ¿también hiciste panqueques?

La conversación parecía ser como cualquier otra, pero la tensión empeoraba con cada palabra, como si ambos rebuscaran con desespero qué decir a continuación.

-Sí, ¿ya te lavaste?

-Lo hice.

Había terminado su labor, pero no quería darse la vuelta, eso significaba tener que enfrentarlo. Se sentía estúpido por ser tan cobarde, pero con Izuku todas sus defensas estaba siempre bajas, no podía hacer nada.

-Te ayudaré con eso-se tensó al sentir su voz tan cerca.-Tú lleva el café, te espero en la mesa.

Tragó grueso mientras se daba la vuelta y caminaba con las dos tazas de café. Aún sin poder reunir el valor de verlo a la cara dejó su taza frente a él y tomó asiento al otro extremo de la mesa. Cuando por fin alzó la cabeza para darle la cara se sintió avergonzado por lo que encontró.

-¿Qué haces? No te vayas hasta allá, sientate a mi lado.

Había sido un tonto al pensar que Izuku lo estaba engañando, era imposible que el nerd hiciera algo como eso cuando estaba allí con esa expresión tonta en su rostro. Resentido como si acabara de patear un perro frente a él.

-No me estés mandando-dijo mientras corría la silla para ir a sentarse junto a él.

-Kacchan, ¿no hay leche?

-Se acabó, en realidad faltan algunas cosas-contestó, agradecido de que la conversación de a poco se volviera más cerca de su normalidad.-Después de desayunar deberíamos ver que falta para ir al super más tarde.

-Está bien, gracias por la comida-dijo antes de darle un bocado a su panqueque.-Tan delicioso, como siempre.

-No hables con la boca llena, es asqueroso.-dijo mientras se le escapaba una sonrisa, complacido por el cumplido.

Se dijo a sí mismo que Izuku jamás lo engañaría, Lo repitió una y otra vez en su cabeza tratando de convencerse, la cálida sensación que permaneció en su pecho luego de su actitud durante el desayuno pareció ser una confirmación. Pero la tranquilidad le duró muy poco.

Las miradas indiscretas que recibía el peliverde mientras caminaban por los pasillo del supermercado no pasaron desapercibidas para Katsuki. Siempre era lo mismo, por más que intentara no prestarles atención sentía como su sangre hervía cada vez que esas malditas necesitadas desnudaban a su novio con la mirada, relamiéndose los labios y murmurando idioteces. Sus pobres intentos de llamar la atención rayaban en lo patético, pero lo que más le molestaba era el hecho de que Izuku no parecía darse cuenta de esto y recibía con una sonrisa las miradas y gestos de esa bola de urgidas.

Mierda, no podía culparlo porque otras personas lo encontraran atractivo, ya de por sí querrían atraparlo por ser un jodido pilar de la sociedad, pero encima el idiota tenía que verse tan bien y ser tan malditamente sexy. Podía entender que las demás babearan por él, conocía de primera mano el sentimiento, pero en el fondo deseaba que Izuku se diera cuenta y las ignorara, o al menos que lo tomara de la puta mano, así al menos las ilusas no fingirían que Izuku no tenía pareja.

Necesitaba que su novio actuara, porque él no podía hacerlo. ¿Cómo podría? Nunca había dejado que Izuku viera su lado celoso y posesivo, aún si se quemaba por dentro jamás dejaría que supiera lo que en realidad pasaba por su cabeza. No tenía ningún derecho a hacerlo después de todo.

Esa era otra de las razones para su silencio, porque no solo sentía celos de su amistad con Ochako, sentía celos de todas esas muchachas que podían coquetear tan fácilmente con él. Se sentía estúpidamente inseguro cada vez que su novio les devolvía un saludo o una sonrisa. Y sí, sabía que era parte de su naturaleza y parte de su trabajo como símbolo ser amigable y toda esa basura, pero a diferencia de él Katsuki podía leer sus intenciones. Era frustrate ver como se comían a su novio con la mirada y no poder gritarles una mierda, peor aún, que él correspondiera como si nada.

Pero no podía decirle, aún si quería no creía que tuviera el derecho a reclamar. Después de haberlo jodido la mitad de su vida ¿iba a decirle cómo comportarse ahora? Ya tenía suerte de que Izuku hubiera aceptado sus sentimientos, sería el colmo que cargara con sus inseguridades también, lo sabía, era injusto. Nunca podría pagar lo suficiente su deuda, el daño que causó en el pasado siempre lo perseguiría como una sombra y la única manera de enmendar un poco las cosas era soportar en silencio.

-¿Paga con tarjeta o efectivo?-preguntó la cajera, con un tono de voz seductor.

La violencia que sentía en ese momento era insana. En cuanto reconoció a Izuku desabrochó uno de sus botones y acomodó su camisa para que sus pechos quedaran expuestos. Por supuesto el único consciente de esto fue Katsuki, porque Izuku estaba perdido en los huevos kinder que habían a un lado de la caja. Bastó que tuvieran envoltorio de héroes para que su atención se concentrara en ellos.

-¿Señor?-preguntó ella de nuevo.

-Tarjeta-respondió cortante. Izuku ni siquiera sabía donde estaba parado.

Ambos respondieron ante la voz del cenizo, la muchacha lo miró y se sorprendió, como si recién se diera cuenta de que estaba allí. Izuku sacó su billetera y colocó la tarjeta sobre el datáfono.

-Oh, creo que no lee el chip. ¿Podría...meterla aquí?-preguntó, inclinandose para mostrar más los pechos mientras se mordía el labio descaradamente .

"Patético"-pensó, rodando los ojos. Pero sintió una punzada de celos de todas formas.

-Claro, a veces pasa, lo siento.-dijo Izuku.

-Espere, déjeme ayudarle.

La mujer aprovechó el pequeño percanse para hacer un movimento. Tomó la mano de Izuku para guiarlo hasta meter la tarjeta en el aparato, una vez hecho miró hacia arriba con la miraba más sensual que pudo componer solo para encontrarse con que el peliverde ni siquiera la estaba mirando. Indignada, decidió seguir la dirección de su vista hasta que se topó un rubio que lo miraba como si quisiera sacarle el alma por los ojos. Quitó su mano de inmediato y tragó grueso; miró con nerviosismo al hombre que tenía en frente, pero este seguía ensimismado viendo al rubio que aún la miraba como si fuera a rajarle la garganta en cuanto respirara.

-Y-Ya, señor, puede retirar la tarjeta.

Izuku ni siquiera fue consciente de todo el drama que se llevó a cabo en el lugar, solo había sido consciente de lo caliente que se veía su novio. El negro lucía espectacular sobre su lechosa piel, hacía que cada facción de su rostro resaltara aún más mientras el brillo de sus ojos carmesí adornaban su dulce rostro. Era tan perfecto, lo deseaba tanto, lo amaba tanto. Le dolía el pecho solo de pensar que quizá él fuera el único que estaba hundido en ese sentimiento, la sensación de asfixia por desear y amar tanto a alguien, parecía ser demasiado para mantenerlo a raya. Sentía que sus sentimientos por Katsuki eran tan inmensos que su cuerpo y alma eran insuficientes para contenerlos. Estaba equivocado al pensar que no era así, el problema era que la distancia que se había formado entre los dos era difícil de afrontar.

-S-Señor.-llamó la muchacha.

Izuku retiró la tarjeta y la miró regalándole una sonrisa forzada.

-Muchas gracias, que tengas linda tarde.

Para cuando se giró Katsuki ya estaba saliendo del local. Suspiró cansado y empujó el carrito hasta la salida. Parece que el buen humor de la mañana se había esfumado para ambos.

Ver lo perfecto que era Katsuki a veces lo hacía pensar que quizá no era suficiente para él. Katsuki era hermoso por donde lo mirase, la persona más inteligente y fuerte que conocía, lleno de talento y con gustos refinados que ciertamente él no entendía. Quizá el problema fuera ese, que eran incompatibles. Porque él no era lo suficientemente atractivo, inteligente o refinado, en su lugar tenía un extraño sentido del humor y una apariencia bastante simple. ¡Ni siquiera sabía cocinar!

Cerró la cajuela con más fuerza de la debida una vez terminó de subir las compras, frustrado consigo mismo. Deseaba que las cosas entre ellos no fueran tan complicadas, no entendía en qué momento se habían visto envueltos en una situación tan extraña. Se culpaba a sí mismo de muchas cosas, parte de su miseria se debía a su falta de determinación.

No era la primera vez que llegaba a la misma conclusión, tras analizarlo tantas veces estaba casi seguro, Katsuki ya no estaba enamorado de él. Lo sabía, sin embargo el temor a terminar todo le impedían dejarlo. Prefería seguir removiendose entre los pedazos de una relación fragmentada a aceptar el hecho de que las cosas habían terminado. Pensarlo ya era bastante doloroso, darlo por echo lo mataría, estaba seguro. Katsuki era su mundo, no estaba listo para renunciar a él, pero reconocía que era egoísta retenerlo más tiempo.

Aunque no sabía si lo estaba reteniendo realmente, quizá Katsuki tuviera sus razones para seguir con él. Probablemente aquello le diera completamente igual y por eso no decía nada, porque para él estar con o sin Izuku era lo mismo.

El camino a casa fue silencioso, de vez en cuando miraba de reojo al cenizo que tenía un brazo apoyado en la ventana mientras sostenía el peso de su barbilla. Pensó en un par de comentarios para romper el silencio pero los descartó de inmediato.

Para cuando se dió cuenta ya estaba en el estacionamiento de su edificio, entre los dos bajaron las cosas del carro y se adentraron al interior de su departamento. Estaba algo cansado debido a la caminata por el supermercado, se sentía tentado de dejar todo en la isla de la cocina y tirarse al sillón, pero sabía lo organizado que era su Kacchan, así que comenzó a guardar las cosas de inmediato.

Katsuki estaba terminando de meter las carnes al congelador cuando un ruido bastante vergonzoso salió de su cuerpo. En respuesta solo pudo escuchar una risita a sus espaldas, lo que hizo que su vergüenza aumentara.

-Ya pasó la hora del almuerzo-dijo mordaz, en un intento de defenderse.

-Está bien, Kacchan.

-Tch, termina de guardar eso, cocinaré algo.

-No, deja eso, debes estar cansado. Terminemos y salgamos a comer algo.

La idea de salir de nuevo y repetir lo del supermercado no era muy tentadora, pero hace tiempo que no tenían una cita. Quizá debiera dejar de pensar en sus inseguridades por un rato y enfocarse en salvar su relación con Izuku, que a su parecer era cada más precaria.

--

Si le preguntaran, no sabría decir exactamente que fue lo que los llevó a esa situación. Quizá fuera el vino que tomaron en el restaurante, el sake que añadieron después en un puesto callejero o el hecho de que su líbido se había disparado por el mero roce de Katsuki sobre su mano. Daba igual, estaba tan necesitado de él que había tenido que morderse la lengua para no gemir, era un desastre. Katsuki hacía de él un desastre y sin importar lo que los había llevado a eso quería devolverle el favor.

-Izuku...

-Ngh.-gimió en su oído como respuesta.

El sonido gutural de Izuku contra su cuerpo había mandado una descarga directo a su pene, que se encontraba hinchado y rojo por la excitación. Instintivamente abrió más las piernas para mostrarle lo dispuesto que estaba para él. Normalmente se sentiría avergonzado, pero el alhocol en su sistema no lo dejaba razonar del todo. Su cuerpo estaba ardiendo, sentía que se quemaba ahí donde su piel chocaba con la suya, su orificio se contraía ansioso ante la expectativa de ser llenado. Por primera vez en mucho tiempo decidió dejar de pensar y se entregó por completo a sus sentidos.

-Izuku, métela ya-rogó enrredando su lengua con la suya.

-Kacchan, vas a matarme-murmuró entre besos.

Izuku fue bajando sus besos por su cuello, bajó más sin detenerse, sin dejar de tocar su cuerpo, sintiendo cada centímetro de piel temblar bajo sus manos. Cuando llegó hasta el final de su abdomen se separó un poco para contemplar la dichosa imagen. El cenizo se retorcia sin vergüenza entre las sábanas, rojo de pies a cabeza gimiendo su nombre, desesperado por más. Su papitante miembro brillaba por las gotas que resbalaban desde la punta.

-Izu...

Dios no tenía compasión por él, ahora estaba seguro. Ver a Katsuki así lo tenía tan duro que estaba seguro de que se vendría si acaso su pene llegaba a tocar su cuerpo por accidente. Estaba chorreando tanto que parecía que había estado almacenando semen por meses. Sus bolas estaban tan duras y cargadas que su mente no tenía espacio para nada más que la imagen del cenizo lleno de su semilla. Necesitaba hacerlo suyo de una vez, pero había esperado tanto por ello que necesitaba disfrutarlo cada maldito segundo.

Sin perder más el tiempo puso sus manos por debajo de sus rodillas y lo levantó un poco, dejando aquel manjar a su alcance.

-¿Qué haces? ¿Izu, pregunté qu- ¡Oh, mierda!

Se lo estaba comiendo, lenta y dolorosamente. Izuku pasaba su lengua por su entrada, chupando como si fuera helado. Sin poder contenerse más comenzó a masturbarse, llorando y gimiendo sin pudor por el placer que estaba experimentando. No sabía cómo había podido contenerse tanto, todo su cuerpo lo necesitaba, lo anhelaba, quería sentir ya.

-Tan delicioso, tan perfecto, tenía tantas ganas de comerte, Katsuki.

Creyó que moriría cuando la hábil lengua de su novio comenzó a explorar su interior, un grito de placer escapó de sus labios y sin poder resistirse enredó sus dedos en los risos verdes, acercándolo más. No pasó mucho tiempo hasta que su cuerpo se sacudió en un duro orgasmo, manchando su abdomen. Aunque se había regado su pene seguía erecto y palpitante, deseoso por más.

-Kacchan, ¿aún no estás satisfecho? Déjame arreglarlo.

La mirada de Izuku se había tornado oscura y lujuriosa, sin perder tiempo caminó hasta la mesita junto a la cama y sacó el lubricante y condones del cajón.

-No, déjalos, quiero sentirte.

Estuvo a punto de refutar, pero su parte racional había dejado de funcionar hace mucho tiempo, quién era él para llevarle la contraria a su novio. Sin dejar de mirar a Katsuki a los ojos, derramó el líquido mantecoso por su grueso miembro, esparciéndolo lentamente por toda su longitud.

Por otro lado, Katsuki estaba como hipnotizado, viéndo como el peliverde realizaba aquella tarea. Su pene se veía tan grande y furioso que temió por un instante, pero el miedo fue remplazado rápidamente por la excitación. Llevaba mucho tiempo reprimiendo sus deseos.

-Hazme sentir bien, Kacchan.-dijo subiendose despacio en la cama.

Sus miradas no se despejaron ni por un instante, fue como si a través de ellos dijeran todo lo que no podían poner en palabras. Cuando Katsuki bajó su mirada hasta su boca perdió el control una vez más. Lo besó con pasión, dejándole saber lo hambriento que estaba por él, sorprendido al sentir como Katsuki tomaba su miembro y lo colocaba en su entrada, alzando las caderas desesperado.

El mero roce contra ese anillo rosado lo hizo gemir, dejó que el cenizo siguiera guían su miembro y se hundió despacio en él, saboreando cada segundo que se hundía en él, siendo consciente de cómo sus paredes abrazaban su pene tan perfectamente que tenía que concentrarse para no venirse en ese instante. ¡Dios, ni siquiera la había metido toda!

De un solo empujón acabó con la agonía y ambos gimieron al sentirse unidos al fin. Era mejor de lo que recordaba, tan estrecho, tan caliente y húmedo. Quería debastarlo hasta que no quedara nada de ambos.

-Me moveré, Kacchan, voy a moverme.-dijo alejando sus caderas para volver a empujar.

-Izuku, más. Sé duro, necesito más.

No necesitaba que se lo dijera dos veces.

Se entregaron el uno al otro durante horas, sin tener suficiente del otro, sus cuerpos bailaban en sincronía y el tiempo dejó de ser irrelevante en algún punto. Los problemas e inseguridades desaparecieron como si nunca hubieran estado allí. Todo fue perfecto, maravilloso, se sintió como si hubiera sido su primera vez juntos

 

...o quizá se había sentido así porque sería la última.

 

Estaban acostados, exahustos por todo lo que habían hecho, pero completamente satisfechos. Ya limpios y sin alcohol en el sistema Izuku lo besaba tiernamente mientras Katsuki solo lo dejaba hacer. Todo parecía haberse arreglado, bien dicen que el sexo arregla los problemas, quizá eso fuera cierto después de todo.

Todo parecía perfecto, hasta que el celular de Izuku comenzó a sonar.

-No contestes, ya es tarde.-dijo el cenizo. Ni siquiera habían cenado.

-No tardaré.-respondió dejando un beso en su frente.

-¿Ochako?

Todo su cuerpo se tensó ante el nombre, se puso frío y le dieron ganas de vomitar de repente.

"No, Izuku."

La felicidad que había experimentado hasta hace unos minutos se esfumó en cuanto respondió esa llamada. De repente fue más consciente de su cuerpo desnudo y se cubrió con las sábanas intentando ocultarse.

-¿Oye, qué pasa? Suenas extraña.

Ya podía hacerse una idea de lo que pasaba. Se levantó, decidido a no quedarse un minuto más allí.

-Bien, solo dame un minuto, estaré allí. Solo deja que... ¿Eh, Kacchan?

Como respuesta solo escuchó la puerta del baño cerrarse.

Sin ser consciente del daño que estaba causando se acercó a la puerta y pronunció las palabras que acabarían con todo lo bueno que había conocido hasta entonces.

-Kacchan, oye...sé que no es buen momento pero Ochako...ella tiene un problema y me necesita.

"Yo también te necesito."-pensó recostado contra la puerta, mientras algunas lágrimas manchaban sus mejillas.

-Volveré...volveré tan rápido como pueda ¿sí?

Al no recibir respuesta se preguntó si hacía bien en marcharse así, pero su amiga había hecho tanto por él y ahora lo necesitaba. No podía darle la espalda, pero no quería dejar a Katsuki.

-Solo vuelve.-pidió Katsuki.

-Volveré pronto, lo prometo.

Chapter 6: Capítulo 5

Notes:

(See the end of the chapter for notes.)

Chapter Text

¡Toc! ¡Toc! ¡Toc!

Izuku dió unos cuantos golpes en la puerta y esperó impaciente. La voz de su amiga al otro lado de la línea sonaba quebrada y completamente en pánico, nunca la había escuchado así, lo que hizo que su angustia estuviera a flor de piel. Aún se sentía un poco culpable por haber dejado a Katsuki de aquella forma, pero Ochako rara vez acudía a él por ayuda, generalmente era él quien buscaba refugio y consejo en ella. Que lo haya llamado a mitad de la noche en aquellas condiciones lo asustó.

Los segundos se hicieron eternos hasta que la puerta se abrió, pero lo que Izuku vio al otro lado lo dejó helado. Le tomó dos segundos recomponerse y entender la situación, para entonces solo cabía en su cabeza el deseo de golpear a alguien.

-Voy a matarlo.-dijo con un tono cargado de rabia.

Ante sus palabras Ochako rompió en llanto e Izuku cruzó la puerta para recibirla en sus brazos. Cerró la puerta a sus espaldas y su amiga comenzó a temblar de forma incontrolable, lo que en un principio fueron pequeños sollozos ahora eran gritos de impotencia.

Por la forma en la que la castaña se aferraba con los puños cerrados sobre su pecho y la manera en la que apretaba los dientes mientras murmuraba "Maldición" una y otra vez, Izuku supo que sus lágrimas ya no eran de dolor sino de rabia. No era para menos, él mismo estaba lleno de ella ahora mismo, pero se estaba conteniendo por el bien de su amiga.

Una vez que sintió que los temblores cesaron un poco la tomó de los hombros y la llevó hasta la sala donde la dejó en uno de los sillones para ir en busca de un vaso de agua. Ella lo tomó e Izuku se sentó frente a ella, se dio el tiempo de observarla mientras bebía. Tenía el ojo izquierdo completamente hinchado, tanto que apenas y se veía su ojo, que comenzaba a ponerse bastante rojo y con algunos mates morados, su labio estaba partido y también tenía un pequeño corte sobre la ceja derecha.

Apretó los puños hasta que sus uñas se enterraron en sus palmas solo para recordarse que lo que Ochako necesitaba en ese momento era su consuelo y no que fuera tras el idiota de su novio para partirle la cara.

-Siento haberte llamado a esta hora, Izu, pero no sabía qué hacer. Yo-

-Shh, hey. No lo sientas, ¿ok? Me necesitabas y aquí estoy, pero debes decirme lo que pasó Ochako. Él...-hizo una pausa para encontrar las palabras adecuadas.-Él ¿te hizo algo más?

La pregunta rondaba hace rato en su cabeza y el poco autocontrol que tenía en ese momento dependía de la respuesta que recibiera. Que la haya golpeado ya era suficientemente malo, si acaso ese imbécil se había atrevido a forzarla una paliza de Izuku era lo menos que debía preocuparle. Se encargaría de que todo el maldito mundo supiera su crimen una vez que estuviera tras las rejas.

Quizá sus pensamientos no fueran muy heróicos en ese momento, pero también era humano y no pueden culparlo por ver a su mejor amiga en aquellas condiciones y desear partirle la cara a quien le había hecho daño.

Su mirada fue lo bastante sugerente como para que Ochako entendiera lo que estaba preguntando, ella bajó la mirada y Izuku temió lo peor.

-No lo hizo.

-Gracias a Dios.-dijo mientras lanzaba un suspiro de alivio.

-Me siento una completa idiota, Izuku.-dijo ella, levantando la cabeza, con los ojos temblorosos y llenos de lágrimas a punto de desbordarse.

>>Ya ni siquiera recuerdo porqué discutíamos, pero comenzó a elevar la voz. Ya lo había hecho antes pero esta vez me enojé y alcé la voz también. No le gustó.

Izuku hizo un chasquido con la lengua, entendiendo lo que aquello significaba, la prueba estaba en el rostro desfigurado de su amiga.

-Cuando recibí el primer puñetazo, me quedé en shock. No pude hacer nada.-su voz comenzaba a quebrarse a medida que avanzaba en su relato.

>>Soy una maldita heroína, sé artes marciales, sé defensa personal, me enfrento a villanos y pongo mi vida en riesgo cada maldito día y no pud-se ahogó con las palabras y no pudo seguir.

Izuku se levantó y la rodeó en sus brazos una vez más.

-Ochako, no es tu culpa, no podías haber adivinado que sería tan poco hombre como para golpearte. Nada de esto es tu culpa, él es el problema. Y...quizá no sea el mejor momento pero, debes denunciarlo, también sería mejor si vamos a que te revis-

-No.

-¿Qué?-El peliverde se sorprendió bastante por la negativa.

-La prensa me comería viva, una heroína agredida por su pareja, ¿sabes cómo se vería eso?

-Ochako...

-Sé que debería denunciarlo, sé que debería hablar, pero tengo miedo, siento tanta vergüenza, Izuku.

Por experiencias previas sabía que un trauma así sería difícil de superar, no importaba lo fuerte que fuera, sabía que su amiga tendría secuelas emocionales que llevaría tiempo sanar.

Como héroe era su trabajo salvar a los demás, pero los villanos no siempre usaban superpoderes para dañar a los demás, muy a su pesar entendía por lo que su amiga estaba pasando. No era la primera vez que veía algo así, pero tampoco pensaba quedarse de brazos cruzados.

Sacó su teléfono y activó la cámara, decidido a guardar la evidencia.

-¿Qué haces?-preguntó ella cuando vio que su amigo se levantó y ponía su teléfono frente a ella.

-Entiendo que ahora no quieras hacerlo, pero si más adelante cambias de opinión necesitaremos pruebas.

-Deku, pero-

-Prometo que nadie más las verá a menos que tú lo quieras.

Ella asintió, no muy segura.

-¿Tenía llave de tu departamento?

-Sí, le di una copia hace unos meses. Hey, ¿qué haces?-preguntó cuando vio a su amigo llamando a alguien.

-Hay que cambiar las cerraduras.

-¿Ahora? Son casi las 10.

-Ese imbécil podría volver en cualquier momento. ¿Donde está el botiquín? Hay que atenderte.

--

Una hora, dos, ¿cuánto más iba a tardar? ¿Importaba si quiera si volvía? Ya no quería verlo, por primera vez en mucho tiempo quizo maldecirlo y hacerlo culpable de todo lo que estaba sintiendo. Toda la vulnerabilidad y el dolor eran su culpa, de no ser por él, de no ser porque se había enamorado no estaría sufriendo ahora.

Katsuki había pensado que por fin las cosas habían mejorado un poco, el alcohol había ayudado a dejar todas sus inseguridades a un lado y permitió que su cuerpo actuara por sí solo, entregandose a él por completo. Pero ni siquiera eso fue suficiente, bastó que ella lo llamara para que fuera corriendo a su lado. Su relación podía estar cayendo en pedazos, pero él siempre estaría disponible para Uraraka.

Quizá siempre tuvo razón al sentir que nunca sería suficiente, porque si Izuku seguía enamorado de ella no había forma en que pudiera competir contra eso. Qué otra explicación habría para la forma en la que lo dejó, en medio de la noche, después del momento tan especial que compartieron. Definitivamente la magia solo la había sentido él, de lo contrario Izuku no lo hubiera dejado.

Estaba harto de sentirse así, insuficiente, el segundo plato. Estaba harto de amarlo tanto y sentir que no servía de nada. Pero no todo era su culpa, ahora lo sabía, Izuku también era un maldito hijo de puta. ¿Cómo fue capaz de dejarlo así? ¡Que se joda!

Ahora estaba furioso.

Sin pensarlo mucho marcó a Eijiro y este le atendió luego de un par de timbrazos.

-¿Bakugo?

-Pasa en 20 por mí.-colgó.

Caminó dando fuertes pizadas hasta la habitación, sacó ropa del armario y se vistió. Llevaba un pantalón cargo gris oscuro, una camisa negra sencilla y encima su cortavientos favorita. Se puso sus converse y para accesorisar se puso algunos anillos de plata y un par de aretes de obsidiana en forma de triángulo, regalo de Izuku. Buscó una de sus carteras y la colgó con una pequeña cadena a su cinturón.

Se maquilló un poco, luego de usar un par de cucharas para bajar la hinchazón de sus ojos usó algo de corrector y máscara transparente, solo para darle un poco de volúmen a sus pestañas. Se puso tinta en los labios, apenas para darles algo de color y no parecer muerto. Aplicó el iluminador en el lagrimal y en la punta de su nariz. Y por último peinó un poco sus cejas y se echó colonia.

Cuando terminó retrocedió y se miró al espejo. Por primera vez en mucho tiempo le gustó lo que vio. Sonrió satisfecho.

Solo cinco minutos después recibió una llamada. Ni siquiera se molestó en contestar cuando el identificador de llamadas mostró el contacto de su amigo. Solo sonrió y tomó sus llaves para salir del departamento.

El auto de Eijiro lo esperaba afuera listo para irse.

-Hola guapo.-lo saludó una voz femenina cuando abrió la puerte del copiloto. Katsuki le cerró la puerta en la cara y abrió la puerta de atrás.

-¿En serio la trajiste?-preguntó cuando estuvo dentro del auto.

-Yo también estoy feliz de verte, Blasty.-contestó Mina.

-Hermano, es algo tarde y cuando me llamaste no me diste pistas de nada. Estaba preocupado.

-¿Y tu mejor opción fue traer a Pinky contigo?

-Es mi novia, no quería dejarla sola.-Katsuki arrugó la nariz ante el comentario.

"¿Era tan difícil, Izuku? ¿O solo hubiera estorbado?"-pensó, deseando que su puto novio hubiera pensado como Eijiro.

-Además, también soy tu amiga. Sé que hoy era su día libre, fue extraño que llamaras a Eiji para que pasara por ti. Sucedió algo ¿no es así?

-Si te dije que pasaras por mí no fue para hablar en el maldito carro, vayamos a otra parte.

Mina y Eijiro intercambiaron miradas, definitivamente había pasado algo. Katsuki no era de salir mucho y menos sin Izuku, pero por la manera en la que iba arreglado parecía decidido a salir esa noche.

Ya en el bar Katsuki les dio detalle de todo mientras se bajaba su tercera botella de Shoku. Para este punto sus mejillas se pusieron rojas y tenía el particular brillo en sus ojos de cuando comenzaba a ponerse borracho.

-Nunca pensé que Mido fuera tan idiota, pero Ochako es mi amiga, sé que no lo hubiera llamado de no ser algo urgente. No pasa nada allí, cariño, puedo asegurarlo.-intentó tranquilizar Mina.

-¿Crees que es solo por lo de hoy? La maldita cara redonda está siempre allí.-dijo golpeando la mesa.

-Ok hermano, creo que fue suficiente trago para ti.

Kirishima intentó arrebatarle la botella casi vacía de las manos, pero el cenizo no se lo permitió.

-Los medios los quieren juntos, sus fans los quieren juntos, su madre, All Migth...incluso él.

-Katsuki, eso no es cierto. Midoriya te ama mucho, solo tienes que hablar con él, decirle lo que está pasando.

-Nunca voy a ser suficiente, Mina. Esto estaba acabado desde el principio, pero fui un idiota egoísta. Por primera vez aspiré a más de lo que podía tomar.

-Kats, te llevaremos a casa, habla con él. Sé que todo es solo un malentendido.-insitió ella.

-Apuesto a que ni siquiera está allí aún.

-Hermano, ya es tarde y bebiste suficiente por hoy. Vamos, ¿sí?

-Váyanse ustedes, yo me quedo.

-No te dejaremos solo.

-Estaré bien, quiero estar solo.

-Bakugo...

-¡Largo!

--

-Listo, esa fue la última.

-Muchas gracias, señor. Lamento haberlo hecho venir tan tarde.

-Trabajo es trabajo, además es lo menos que podía hacer por el número uno.

Izuku le sonrió y lo despidió poco después. Miró la hora y ya pasaba de la media noche, Katsuki iba a matarlo, pero confiaba en que entendería.

-Gracias por hacer todo esto, Izuku, pero debes irte ya. Bakugo debe estar preocupado.

-¿Estarás bien?

-Estaré bien, ve.

-De acuerdo, pero si ocurre algo no dudes en llamarme.

Izuku salió del departamento de Ochako y se subió al auto, estaba desesperado por llegar a casa. Ahora que sabía que la castaña estaba a salvo se sentía más tranquilo y pudo pararse a pensar en su Kacchan.

La situación no había sido ideal, pero recordar todo lo que hicieron hace unas horas, la forma en la que Katsuki se entregó a él lo hicieron sonreír como un niño. Hacía tanto que no experimentaba eso, la sensación de plenitud, el sentirse deseado, anhelado, le devolvieron las pocas esperanzas que hasta ahora había albergado

Cuando entró todo estaba en completa oscuridad y silencio, supuso que ya estaría dormido, era bastante tarde después de todo. Pero no encontró al cenizo en la habitación, ni en el baño, ni en ningún lugar.

-¿Kacchan?-llamó, pero no hubo respuesta.

Marcó su celular pero lo envió directo al buzón. La preocupación llegó a él por segunda vez en el día y volvió a tomar sus llaves para salir a buscarlo, pero cuando abrió la puerta se encontró cara a cara con él.

-¿Kacchan?

-Oh, Izuku. ¿Ya estás aquí? Pensé que te quedarías a dormir con la Urraka esa.

-¿Bebiste?-preguntó sorprendido.

Ni él ni Katsuki acostumbraban a tomar mucho ni muy seguido, ya había bebido algo esa noche pero ahora tenía a su novio completamente ebrio frente a él. No entendía nada.

-Eso parece.

-¿Por qué?

-¿Quería que me quedara en casa mientras ibas tras las faldas de esa maldita cara redonda?

-¿De qué rayos hablas? ¿Puedes parar de hablar así de Ochako?

-¿Te ofende que la insulte? Es una resbalosa, llamarte tan tarde para que vayas a verla, no puede siquiera disimular que quiere tenerte entre sus piernas.

Izuku trató de ignorar las tonterías que su novio decía porque estaba borracho, pero le molestaba que insinuara tales cosas cuando lo que había pasado en realidad había sido grave. Además, que sugiriera algo como eso realmente golpeó su orgullo.

-Estás diciendo tonterías, hablaremos cuando estés sobrio. Vamos a bañarte.

Trató de tomarlo en brazos para llevarlo al baño, pero Katsuki lo empujó con algo de fuerza.

-No me toques.

-Kacchan, ¿por qué haces esto? Pensé que estábamos bien.

-¿Bien?-rió con amargura.-¿Cuando mierda hemos estado bien?

-¿Ahora de qué hablas?

-Todo esto, Izuku,-dijo señalandolos a ambos- nunca ha funcionado realmente. Te ves mejor a su lado.

Izuku estaba por reclamarle cuando vio algo que lo dejó helado. En su cuello, justo bajo su oreja izquierda, Katsuki tenía una marca roja. Evitó pensar lo peor, era Katsuki de quien hablaba, pero era cierto que las cosas no habían estado bien entre ellos. ¿Y si al fin se había cansado de él? Sus peores temores se hicieron presentes e Izuku comenzó a ver todo borroso.

-¿Qué tienes en el cuello?

Katsuki pareció recordar algo e instintivamente se tapó la marca con la mano.

-No es nada.

-Vienes ebrio de quién sabe donde, me reclamas por cosas que no entiendo y me dices que esa maldita marca en tu cuello no es nada.

-¿Ahora se trata de mí?

-¿De qué debería tratarse entonces?

-Me dejaste hoy para ir tras ella, como siempre haces y ¿ahora te preocupa que haya estado con un tipo?

-Ochako me necesitaba, no tienes idea de lo que pasó. En cambio tú vienes a casa con una marca en el cuello. Nunca quieres que me acerque a ti, y la única razón de que estuviste conmigo hoy parece ser porque estabas ebrio. ¿Qué quieres que piense?

Katsuki no lo negó, porque hasta cierta parte tenía razón, pero no de la forma en la que él estaba pensando. Pero insinuar que él había estado con alguien más lo hizo enfurecer. La única razón de que se haya embriagado era que necesitaba anestesiar un poco el dolor que él le hacía sentir, necesitaba aligerar el peso que su amor lo hacía cargar.

-¿No dices nada?-preguntó Izuku.

-¿Qué debería decir? Ya estoy cansado de esto.

-¿Crees que yo no?

-Entonces termínalo.-respondió el cenizo en un arranque de orgullo, herido por saber que Izuku estaba cansado de él.

-Bien, terminemos con esto entonces.

Después de eso Izuku entró a la habitación de huéspedes y se encerró, dejando que las lágrimas que había estado reteniendo por fin salieran.

Sabía que eso iba a suceder tarde o temprano, pero saberlo no lo hacía más fácil. Una vida sin Katsuki era una vida a medias, pero al parecer sus caminos ya no podían juntarse. No podía obligarlo a seguir intentando cuando él mismo sabía que las cosas habían estado muriendo de a poco.

Las señales que trató de ignorar durante tanto tiempo hoy fueron más claras que nunca. Él no era suficiente, nunca lo había sido y Katsuki al fin se había dado cuenta de eso. No había querido terminar realmente, pero su orgullo no le permitió rogar por una oportunidad cuando el cenizo hizo la sugerencia. Fue como un cuchillo que se clavó lento y profundo en su pecho. Había terminado su relación, había terminado con el amor de su vida, pero ya no había vuelta atrás.

--

No durmió en toda la noche, pasó llorando casi toda ella y cuando ya no hubo nada más que derramar comenzó a cuestionarse qué haría. No podía quedarse allí, de ninguna manera haría que Katsuki buscara un lugar, él había terminado él se iría. ¿Pero a donde?

Cuando supo exactamente a quién acudir se levantó para darse un baño. Debía trabajar en un par de horas y estaba hecho un desastre.

Una vez listo se dirigió a la habitación que hasta hace poco, y de vez en cuando, compartía con Katsuki. Para su fortuna no lo encontró allí cuando entró, por lo que pudo empacar algunas cosas con tranquilidad.

Sentía un nudo en la garganta mientras echaba las cosas en su maleta, pero se negó a llorar otra vez mientras estuviera allí.

-Entonces...esto es todo ¿no?

Escuchó a sus espaldas.

-Lo intenté, Katsuki, de verdad lo intenté pero...ya no te amo. Tú no me amas y probablemente nunca lo hiciste así que lo mejor es que dejemos las cosas aquí.

Lo primero había sido una completa mentira, por supuesto que lo amaba. De hecho, el amarlo tanto era lo que lo tenía tan jodido, pero el orgullo una vez más habló en su nombre.

-Pero, estamos bien, ¿cierto?-preguntó Izuku.-Nosotros estaremos bien, seguiremos siendo amigos.

Era patético y lo sabía, pero no estaba listo para dejarlo ir por completo. Necesitaba tiempo para asimilarlo, necesitaba ver su rostro y escuchar su voz aún si ya nunca podrían estar juntos de la forma en la que lo habían hecho en los últimos años.

-Ser amigos solo complicaría las cosas, es mejor despedirnos aquí. Ya no hay nada que nos ate de todas formas.

Sus palabras lo golpearon tan fuerte que fue imposible dominarse por más tiempo.

-Como quieras-contestó el peliverde.

Poco le importó si su voz dejaba entre ver su resentimiento, habían estado juntos toda la vida y ahora su separación sería definitiva, de la forma más dolorosa posible. Izuku desde ya sabía que no se recuperaría jamás de su ruptura con Katsuki, pero eso no le impidió salir como un animal herido del departamento, azotando la puerta, sin mirar atrás.

Notes:

Capítulo bastante dramático la verdad, pero creo que es uno de mis favoritos porque revela más de lo que tanto atormenta a Katsuki y la resolución de ambos ante el conflicto (par de idiotas).

Chapter 7: Capítulo 6

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Estar con Ochako no era tan malo. En general la convivencia era buena y la había estado pasando bien, casi no pensaba en su ex y definitivamente se sentía mejor consigo mismo y con su vida de lo que se había sentido en mucho tiempo. Y sí, quizá Ochako no cocinaba como Katsuki, pero...

A quién engañaba, entre su comida y la de su amiga prefería pedir adomicilio.

-Estoy en casa.-dijo Uraraka al llegar de su turno nocturno.

Entró a paso lento y dejó sus llaves y su bolso en la mesita de la entrada. Se descalzó y avanzó hasta la sala.

Suspiró cansada al ver a su amigo acostado en el sillón, llenándose la boca a cucharadas de Nutella y acariciando a su gato, que estaba en el suelo junto a él. Y por si no fuera poco, estaba viendo películas románticas. ¡Izuku NUNCA veía películas románticas! Siempre dijo que le parecían chiclé, carentes de la verdadera pasión, admiración y respeto de un romance. Algo como lo que él y Katsuki tuvieron, según sus palabras.

Que estuviera viendo una ahora le daba una idea clara de lo mal que la estaba pasando. A pesar de que ella también vivió una ruptura reciente era consciente de que su sufrimiento era muy distinto. A ella le dolía el orgullo y le causaba vergüenza y cólera su experiencia, a diferencia del pecoso que sufría por un verdadero amor.

-Veo que por hoy no has parado de ser miserable.-dijo, tomando asiento en el sillón contrario.

-Tch, ¿miserable? Qué dices, sí hoy me la he pasado de maravilla junto con...

-Se llama Mochi.

-Ajá, con Mochi.

-Claro, y tus ojos rojos e hinchados son porque Mochi te clavó sus pelos en los ojos.

Bueno, puede que haya mentido un poco (mucho), al decir que su vida sin Katsuki era mejor (una basura), pero no podía echarse a morir. Tenía una ciudad que proteger, un país, una sociedad. ¡Era el número uno! Él siempre ganaba con una sonrisa, no iba a rendirse tan fácil.

-Ya ríndete.

Izuku se incorporó y miró a su amiga con una expresión que ella había descrito anteriormente como "la mirada de un vagabundo al que le negaron dinero".

-Se supone que esta es la parte en la que me dices que todo está bien y que saldré adelante solo.

-Te lo diría si creyera que eso te haría mejor.

-Definitivamente me haría sentir mucho mejor escuchar eso que todo lo que me has dicho hasta ahora.

La castaña rió cuando el peliverde siguió comiendo del bote de Nutella, con su carita hinchada y los pelos alborotados, realmente parecía un vagabundo.

-Lo siento. Pero no voy a decirte las cosas solo para hacerte sentir mejor, sabes que no soy esa clase de amiga.

>>Además aún no entiendo lo que pasó entre ustedes, sigo pensando que hay falta de comunicación.

-Realmente no quiero hablar de eso ahora.

Volvió a echarse en el sillón y tomó la cobija a su lado para cubrirse por completo.

Ochako tenía razón, era un miserable y se sentía como uno. Extrañaba a Katsuki como un demente y su vida sin él apestaba. Solo quería sumirse en su tristeza y ahogarse en dulce bajo la cobija. Cosa que, por supuesto, su queridísima amiga evitó.

El peliverde se quejó cuando la luz le dio de golpe en el rostro.

-Ya tienes que levantarte, no puedes seguir yendo a misiones y venir a dormir a mi sillón. Viviendo de comida adomicilio. Sabes que te amo, pero esto no es un hotel y...

>>Diablos, no me importaría tenerte aquí todo lo que necesites, pero mi gato solo con su lengua parece tener mejor aseo y mejor aspecto que tú. Me preocupas, Deku.

Sabía que tenía razón, otra vez, pero era más fácil decirlo que aceptarlo.

Ya había pasado una semana desde su ruptura con Katsuki y las cosas solo parecían empeorar. Le costaba cada vez más trabajo mantener su sonrisa falsa ante las cámaras y los civiles durante sus misiones o patrullajes. Incluso en la agencia habían notado su cambio de actitud y aunque no había descuidado su trabajo, él mismo notaba lo agotador que se había vuelto todo.

Ni siquiera se había tomado la molestia de buscar un lugar para quedarse, solo se refugió en su amiga como solía hacer y ella lo recibió con los brazos abiertos, o bueno así fue al inicio.

Aunque solo llegaba a su departamento solo para dormir y comer parecía más una plaga que un invitado.

Solo le daban ganas de estar acostado, comer de una forma completamente insana y ver películas tan horribles y vacías que lo hicieran criticarla en su cabeza todo el rato para así mantener su mente ocupada. Pero hasta eso era inútil, porque siempre terminaba pensando en su ex-novio.

Dios, hasta la palabra era asquerosa. Se sentía incorrecto, completamente fuera de lugar, referirse al cenizo bajo ese término.

La castaña se agachó para quedar a la altura de su rostro y mientras se cruzaba de brazos le habló con voz preocupada.

-Escucha, lamento haberte hablado así antes, puedes quedarte el tiempo que necesites pero no creo que eso sea lo mejor para ti.

>>Sé que extrañas a Bakugo y eso será así por un tiempo, así que si no planeas hablar con él entonces deberías hacerte a la idea de que de ahora en adelante aprenderás a estar solo.

Izuku giró la cabeza para ver a su amiga y se encontró conque ella ni siquiera lo estaba mirando mientras hablaba. Su mirada parecía perdida en algún espacio de la casa y casi pudo jurar que esas palabras fueron más para sí misma que para él.

Ahí se dio cuenta de lo idiota y egoísta que seguía siendo. Ochako había pasado por una ruptura mucho más traumática que la suya y sin embargo lo había ayudado recibiéndolo en su casa y soportando toda su mierda hasta ahora. Se sentía como un niño que aún debe ser cuidado por su madre, ¿así se habría sentido Katsuki con él?

-Soy un idiota. Tú también estás sufriendo y no he hecho más que causarte molestias.

-Has sido algo idiota, sí, pero no eres una molestia. Somos amigos, no solo compartimos lo bueno, también lo malo. No te ahogues tú solo, ¿de acuerdo? Podrías escucharme de vez en cuando.

 

Bueno, ahora su amiga no podría decir que no la escuchaba. Después de su conversación, consiguió un pequeño departamento a unos 15 minutos de su agencia y se instaló dos días después. No le tomó mucho tiempo, ya que lo único que había traido consigo era un futón y su ropa.

El lugar venía equipado con lo básico, un cuarto, una cocina equipada con algunos electrodomésticos (que necesitaría aprender a usar), un baño y un pequeño cuarto de lavado. En el pequeño espacio que separa la entrada de la cocina había solo una pequeña mesa de plástico con una silla. Sí, Izuku Midoriya no necesitaba nada más, sobreviviría.

Por supuesto había dejado muchas cosas en su antiguo domicilio, pero no se sentía listo para contactar al cenizo, aún menos para verlo. Aunque conociendo a Katsuki era probable que dejara sus cosas afuera para que él las recogiera después.

Como sea el cambio le sentó bien, no se sentía tan solo como creyó en un principio y se ocupó de tener su agenda llena con trabajo en la oficina cuando no estaba en las calles. De momento había pausado su vida mediática y pospuso sus compromisos con las marcas y agencias que querían publicidad.

A estas alturas estaba seguro de que su ruptura con el héroe Dynamight estaba circulando por todas partes y para evitar martirizarse con el tema decidió aislarse de las redes un tiempo, al menos hasta sentirse lo bastante bien para enfrentar las noticias sin sentir que se derrumbaba.

Ochako

-¿Trabajas hoy?

Cuando vio el mensaje de su amiga se le pasó por la mente la idea de mentirle y decirle que sí, pero no tenía sentido hacerlo si de todas formas ella podría comprobarlo, en el fondo sabía que solo se estaba preocupando.

Izu

-No, tengo el día libre.

La respuesta tardó unos minutos en llegar.

Ochako

-Y apuesto a que piensas quedarte todo el día en el departamento.

Izu

-Ay...

Ochako

-Eres un caso, Midoriya.

-Ve y sal. Come solo en un restaurante, ve a ver una película, lo que sea.

Izu

-No quiero hacerlo solo, mejor acompañame.

Ochako

-Hey, algunos sí tenemos que trabajar.

-Además, tienes que salir de tu zona de confort, recuerda lo que hablamos.

Izuku suspiró y recapituló cuando la castaña le había dicho que si no hay arreglo para su relación lo mejor era aprender a estar solo. No era que no pudiera hacer cosas solo, simplemente no le aperecía hacerlo. Las cosas eran menos divertidas de esa forma.

Izu

-Bien, haré algo.

Ochako

-Me mandas una foto de evidencia.

El peliverde suspiró cansado y se obligó a pararse de la cama para ir a bañarse. Su motivación no fue tanto por el hecho de que su amiga tratara de obligarlo a salir, sino que él mismo comenzaba a darse cuenta de que al paso al que iba se convertiría en poco tiempo en un hermitaño.

También el hecho de tener un día libre y nada en qué ocuparlo era sinónimo de peligro. No quería seguir llorando por Katsuki, ni pensar en él, tarde o temprano tendría que superarlo y para eso tenía que hacer un pequeño esfuerzo.

Cuando salió del departamento no supo bien qué rumbo tomar. Se sentía raro usar ropa normal y andar por la calle, hacía mucho que no lo hacía.

Sacó su celular y tomó una foto en donde se veían sus tenis, dejando en evidencia que estaba en el exterior por la luz y el cambio de superficie. Le envió la foto a su amiga.

Izu

-Afuera.

Ochako

Escribiendo...

-Necesitarás más que eso para convencerme.

-Pudiste solo salir a tomar la foto.

El pecoso pensó en no contestar más ya que sentía que su amiga estaba siendo bastante intensa, pero se retractó al recordar que el motivo por el cuál la castaña ultimamente pasaba más pendiente de su vida que de la propia era porque de esa forma se olvidaba un poco del dolor que cargaba. Reconocía que no era lo más sano, pero él no se encontraba en una posición en la que pudiera juzgarla.

En lugar de responderle con un mensaje comenzó a caminar y grabó parte de su recorrido, siempre en dirección al suelo, para que únicamente se vieran sus pasos. Cuando creyó que ya tenía suficiente cortó el video y se lo envió a su amiga.

Ochako

-¡Buena suerte!

Izu

-Gracias.

-Te quiero, Ochako.

Ochako

-También te quiero, Izu.

Su primera parada fue un pequeño local con el que se topó luego de haber caminado unas tres cuadras. El gruñido que emitió su estómago le recordó que ni siquiera había desayunado y ya eran cerca de las 11:00 am. Rezaba porque en aquel lugar aún hicieran desayuno a esa hora, no se le apetecía que su primer comida fuera un pesado almuerzo.

Cuando le preguntó al camarero por los desayunos este le informó que a esa hora ya no se servía, Izuku se sentía desilusionado pero lo entendía. Sin embargo, cuando el chico lo reconoció dijo que iría a preguntar a la cocina solo para confirmar.

Tan solo 10 minutos después el desayuno del peliverde estaba frente a él, exquisito y humeante. Siempre había preferido el anonimato, pero en ocasiones como aquellas agradecía los tratos que su reputación le habían otorgado.

Más tarde se fue a ver una película y compró palomitas y demás dulces. La verdad es que fue un poco aburrido pero Ochako tenía razón, con forme más lugares visitaba solo, más seguro y cómodo se sentía.

Todo iba bien hasta que saliendo del cine vio algo que rompió en un segundo su progreso de todo el día. Entrando a otra sala iban Katsuki y Kirishima. El pelirojo llevaba una bandeja con sus cosas e iba hablando tranquilamente con el cenizo.

No debió extrañarle esto, pues la relación de ambos siempre fue bastante cercana, pero esta vez hubo algo que lo hizo sentir realmente mal. No sabe si fue el hecho de haber visto a su ex después de varias semanas o el hecho de que parecía llevar las cosas bastante mejor que él.

Debía estar feliz de que Katsuki estuviera continuando con su vida, pero sentía su orgullo herido al pensar que quizá su ruptura no le había afectado de la misma forma que él. Izuku se sentía aún bastante destruido, incompleto. Su amiga casi había tenido que echarlo de su departamento para evitar que se echara a morir, sin mencionar también que era la primera vez que hacía algo que no fuera trabajo después de casi tres semanas.

Fue imposible no notar el nudo en el estómago que se formó en cuanto lo vio. Le hizo preguntarse si realmente lograría algún día superarlo, porque debía ser honesto, su amor por el cenizo no había disminuído ni un poco desde que terminaron. En realidad, sentía que estaba mucho más enamorado ahora que solo podía alimentarse de recuerdos y sueños sobre lo que fueron y lo que pudo ser.

Movido por el despecho y la implacable sensación de soledad que llegó después, Izuku supo cuál sería su siguiente parada.

 

-No sé por qué mierda accedí a venir contigo.

-Vamos, Bakugo, no seas tan odioso. Sé que no tienes ganas de esto pero no puedes estar encerrado por siempre. Estoy seguro de que esta película te animará.-contestó el pelirrojo.

No lo animó en lo absoluto.

No llevaban ni 20 minutos de funsión y ya sabía que la película era un asco. Pensó seriamente en salir de la sala e irse, pero sabía que su amigo estaba haciendo aquello para hacerlo sentir mejor. La había estado pasando mal.

La vida sin Izuku era, en palabras simples, una mierda. Nunca se creyó una persona romántica e idealista, pero sin su novio todo le parecía más gris, menos feliz y más roto de lo usual. El peliverde era el contraste perfecto a su personalidad y lo conocía tan bien que disfrutaban todo el uno del otro. No entendía cómo era que las cosas habían terminado de aquella forma.

"No soy una mujer."-pensó con rencor.

Su único consuelo era pensar que a Izuku le gustaban más las mujeres de lo que le gustaba él, porque de lo contrario tendría que aceptar que el peliverde se había enamorado de la maldita de Uraraka y eso dolía con el infierno.

Prefería pensar que había deseado acostarse con miles de mujeres a confirmar que todo aquello entre ellos pasó porque estaba enamorado de ella. No lo soportaría.

-¿Quieres que nos vayamos?-preguntó Kirishima, quien notó la poca atención que su amigo prestaba a la pantalla.

Los planes se le estaban acabando y ya no sabía qué hacer para entretener a su amigo y evitar que se sumiera en la desdicha. Conocía a Katsuki desde hace un buen tiempo y jamás lo había visto de aquella forma.

Había bajado algo de peso y se veía más ojeroso y cansado, el cenizo no le decía nada pero podía intuir fácilmente su dolor. Entre Mina y él había estado tratando de animarlo, pero toda presencia le irritaba, la suya era la que toleraba más así que allí estaba, pero estaba realmente preocupado. Su ruptura con Izuku había sido más dura para él de lo que pensó.

-Salgamos de aquí.-dijo al no recibir respuesta y se levantó.

Para su sorpresa Katsuki lo siguió sin decir nada.

-Amigo, creo que deberías ahogar las penas de una vez por todas.

-¿Ahora de qué hablas?

-Digo que vamos a ir a un bar.

Y extrañamente la idea no le desagradó, quizá caer en un coma etílico fuera mejor destino que sentirse como lo estaba haciendo ahora. No podía ser peor.

Oh, pero se equivocaba, sí que podía.

Nada más llegar al bar su mirada captó sus risos, su inconfundible silueta que conocía tan bien. Las luces cambiaban constantemente de color y era difícil distinguir a la gente, pero él lo había reconocido de inmediato, todo su ser había reaccionado a él. Mierda, lo extrañaba tanto, deseaba correr hasta él y que lo atrapara en sus brazos, que lo besara y dijera que todo estaba bien...

Pero su corazón se rompió una vez más al ver que no estaba solo sentado en aquella barra. Una linda chica con enormes pechos y un jugoso trasero estaba hablando con él. Parecía que se lo estaba deborando de a poco con la mirada e Izuku parecía complacido con él. ¿Se acostaría con ella?

Había mentido, que Izuku no estuviera enamorado de Ochako no le importaba menos que el que se acostara con otras mujeres. La mierda dolía de todas formas, respirar comenzaba a ser cada vez más difícil y sentía como su rostro era bañado por las lágrimas. Diablos, no quería que nadie lo viera pero su cuerpo se negaba a cooperar.

-Eijiro, sácame de aquí.-logró decir con voz temblorosa.

Su amigo que no entendía su actitud buscó la dirección de su mirada y se sorprendió al ver por qué el cenizo estaba así.

-Mierda.-susurró.

El infierno para Katsuki había apenas comenzaba.

Chapter 8: Capítulo 7

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Se había equivocado, ver a Izuku con una mujer aleatoria en lugar de Uraraka no le dolió menos, sin importar si estaba enamorado o no; el frío que recorrió su cuerpo como si fuera presa de un momento de horror lo envolvió con furia al ver la escena, el escozor en su garganta fue el mismo, el dolor aplastante en su pecho no se redujo y el remolino en su estómago no hizo más que crecer.

Cuando Izuku salió del departamento aquel día, supo que todo había terminado, por eso no corrió tras él ni suplicó. Para él ya todo estaba perdido, desde hace un tiempo ya había olido el agrio aroma de la inevitable conclusión de su relación. Su mundo se vino abajo, pero eso no lo detuvo por completo. Lloró y se fue a trabajar. Lloró y luego preparó la cena. Lloró y luego se fue a tomar un baño para sacar de su cuerpo el polvo y sudor acumulados tras un largo día de trabajo. Ya había gastado todas sus dosis de llanto horas atrás, "ya basta de esa basura" se repetía a sí mismo mientras luchaba por dominarse. Pero aún así, en la intimidad de su hogar, tan solo como se sentía, provechó el agua que caía fría en su rostro para llorar una vez más. Deseando que el agua arrastrara consigo aquellas lágrimas que, por única vez en el día, podía fingir no haber derramado.

A este punto, Katsuki pensaba que ya había sufrido todo lo que se podía sufrir a cerca de una ruptura. Pero de nuevo, la vida le demostraría cuán equivocado estaba.

-Eijiro -llamó a su amigo, luchando para que no se le quebrara la voz.-sácame de aquí.

Cuando el pelirojo divisó lo que había alterado su estado de ánimo, este solo pudo lanzar una grosería en respuesta.

Quería apartar la mirada pero no podía, quería escapar al sentir que las paredes comenzaban a moverse a su alrededor hasta asfixiarlo. Sentía el estómago revuelto y sus piernas habían dejado de funcionar. No sabía si quería llorar, gritar, o ambos. No podía ser cierto, no era cierto, sus ojos debían estar engañandolo, ese no era él, no era Izuku.

No podía ser, porque entonces él habría tenido razón todo el tiempo, porque no importaba cuantas veces haya llorado y pensado en lo sucedido, muy en el fondo de su ser aún sin darse cuenta había estado guardando ilusamente la esperanza de que todo aquello fuera solo una pesadilla que pronto terminaría. Que en algún momento vería un mensaje de Izuku en su celular pidiendo verlo, se reconciliarían y todo estaría bien. Pero eso no iba a pasar y cuanto más pasaba el tiempo peor se volvía, se sentía asfixiado, de repende la ropa le parecía pesada, como si le apretara el cuerpo. Necesitaba irse.

Pero eso tampoco era suficiente, su sufrimiento no acabaría al salir de aquel bar porque el recuerdo de su amado, de su único amor, junto a una hermosa mujer lo perseguirían por el resto de su maldita vida.

Lucía bien, lucía feliz y su acompañante era hermosa, malditamente perfecta.

Al llegar a casa no esperó a que el pelirrojo le siguiera el paso, Katsuki comenzó a desvestirse con prisa, como si la necesidad de sacarse de encima aquel dolor fuera atendida tan pronto se librara de su ropa. Poco le importó el llamado desesperado de su amigo detrás de él, subió las escaleras de a dos mientras iba dejando prenda tras prenda a su paso. Cuando llegó a la habitación se quitó la ropa interior y se encerró en el baño.

Los golpes en la puerta debían ser bastante fuertes, porque podía jurar que el piso vibraba, acompañado del llamado de su nombre. Pero su mente estaba tan caótica y a la vez tan dispersa, que le fue imposible distinguir otro sonido que no fuera el de sus pensamientos, atacando sin piedad, remomerando cada instante de inseguridad, cada momento de incertidumbre, todo junto en una lista interminable que le hacían recordar por qué Izuku lo había dejado.

Respiró hondo y apretó los puños, porque lo que vendría a continuación bien podría acabar con él. Se dio media vuelta, con la mirada en el suelo, para quedar frente al espejo. Cuando estuvo seguro de que estaba frente a él, levantó de a poco la vista hasta ver sus pies en el reflejo. Vio su pálida piel, músculos sobresaliendo conforme iba subiendo, se detuvo un instante cuando estuvo poco más arriba de sus rodillas. Algunas de sus lágrimas le salpicaron los pies desnudos y por alguna razón eso solo lo hizo sentirse más miserable.

Tomó valor, si es que podía llamarle así a aquel acto patético, y subió la vista por completo, encontrandose con su reflejo. Soltó el aire de golpe, ni siquiera recordaba haber estado aguantando la respiración. Le avergonzaban incluso los sonidos que hacía al llorar.

Cuando las lágrimas que habían estado empañado su vista se deslizaron por su rostro, pudo apreciar su cuerpo. Katsuki no se permitió desplomarse aún, no aún.

Una mano temblorosa acarició su mejilla, pasó lentamente sus dedos por su perfilado mentón, muy distinto al redondo rostro de Ochako o al ovalado de la linda chica con la que estaba Izuku en ese momento. En su recorrido pudo sentir pequeños vellitos saliendo a la superficie, porque claro, ese era el rostro de un hombre. Aún si no era mucho se preguntó si su ex novio preferiría tocar una suave mejilla en lugar de su rasposa piel.

Cerró los ojos, tratando de traer a su mente todas las veces que el peliverde lo besó en aquella zona, pero por alguna razón no podía recordar sus reacciones ¿había sentido repelús? ¿incomodidad? Seguro que no había sido algo positivo si no era capaz de recordarlo.

A pesar de que no quería se forzó a abrir los ojos nuevamente, porque aquello no había terminado. Ah, cómo estaba odiando aquello, pero debía seguir, necesitaba hacerlo. Así que con sus sentidos aún aturdidos bajó su mano un poco más, pasándola por su cuello, rozando su manzana con los dedos. Llegó hasta su clavícula y todo comenzó a ser más evidente, su anatomía lo delataba dolorosamente. Espalda ancha, hombros fuertes, brazos llenos de músculos definidos y venas sobresalientes, un pecho duro y plano donde una mujer tendría dos pechos suaves y jugosos.

Quizá su estrecha cintura fuera lo suficientemente delicada, pero era inútil pensar en ello cuando su abdomen se veía tan asquerosamente trabajado. Siguió su camino y solo encontró más músculo, músculo duro y seco, hecho para resistir golpes, no para ser acariciado mientras alguien le hacía el amor. Sus piernas eran duras y toscas, para soportar su peso, para moverse fuerte y rápido, no para enredarlas al rededor de un cuerpo que rogaba por hacerlo suyo.

Su cuerpo, del que siempre había estado orgulloso, el que había esculpido arduamente durante años, ahora le parecía un obstáculo. La imagen que veía en el espejo no podía parecerle menos atractiva y repulsiva, era lógico que Izuku se sintiera más cómodo rodeado de unos brazos finos y delicados que podían sostener su cuerpo con la gracia de una mariposa. Gemidos suaves y exitantes en lugar de gruñidos roncos y maldiciones.

¿Cómo había llegado a este punto? No lo sabía. Pero necesitaba enfrentarlo, aceptar el hecho de que nunca podría ser aquello que pensaba era lo que Izuku quería, se atormentaba con la idea de que ese era un hecho completamente irrefutable, una verdad absoluta. Pensó que ya lo sabía, pero verlo en persona fue aún peor, acabó con la poca esperanza que banamente se había permitido conservar allá en lo profundo y oscuro de su ser.

Ya no había retorno para ellos, ya no había nada que pudiera hacer. Porque no solo era el hecho de que tenía su biología en contra, si el peliverde estaba allí con alguien más era porque se sentía bien para hacerlo. No importa si no era Ochako, aún si no fuera esa chica habría otra y otra, ¿él las escojería a todas? ¿Se iría esa noche con ella y le haría el amor? Odio la idea en cuanto cruzó su mente y vomitó esta vez, aprovechando que estaba en el baño. Su cuerpo se sacudió violento y se aferró con fuerza al lava manos para no caer, pues las arcadas contraían su estómago tan fuerte que dolía.

Una vez sintió que se había vaciado por completo llenó la tina y cuando estuvo al tope se sumergió, sin importarle que el agua se rebalsara y mojara el piso. Supuso que Kirishima ya se habría ido, pues hace rato dejó de escuchar los golpes y su voz llamándolo. Así que se permitió pensar en su desgraciada vida una vez más.

Pensó en la primera noche que pasaron separados, la cama fría y vacía, la habitación silenciosa y oscura. Todo a su alrededor parecía haber perdido el color y la alegría ahora que Izuku no estaba, incluso él.

Aún le dolía como dolió el primer día, quizá incluso más, porque ahora todo se había vuelto más real. Izuku estaba listo para conocer personas, ya había pasado la página, Katsuki no había sido lo suficientemente trascendental en su vida como para merecer más de un par de semanas de duelo, si es que lo había tenido. Los planes, los recuerdos, las promesas, las caricias, los besos, los "Te amo". Todo había sido reducido a nada, su largo tiempo juntos se volvió insignificante en cuestión de días, lo mataba el hecho de sentir que jamás lo superaría mientras que por quien sufría parecía llevar bastante bien el asunto.

Se sentía egoísta al desear que su contraparte compartiera su sufrimento, en lugar de desearle lo mejor, pero el golpe se saber que no había sido tan especial en la vida de Izuku fue duro. No podía ignorar aquello cuando se había grabado a fuego en su piel, porque él lo sabía, sabía que nunca amaría a nadie más como ama a Midoriya Izuku. Nunca podría entregarse a nadie que no fuera él y eso también era parte de su lucha.

Sabía de sobra que no podía entrar en ese juego, intentar hacer las mismas cosas que él para olvidar. Le había tomado una eternidad aceptar sus propios sentimientos por él, incluso su sexualidad y todos los prejuicios que conlleva, pero lo había hecho solo porque se trataba de él, solo porque era él. Katsuki sabía que jamás amaría a nadie más porque nadie en el maldito planeta podría ser capaz de causar en él lo que causaba el peliverde. Desde el principio estuvo en desventaja, porque conocía la atracción que Izuku sintió por la castaña, aún si fue solo por un tiempo, incluso se atrevería a decir que Izuku se sintió atraído por más personas en el camino. En cambio Katsuki siempre estuvo atrapado entre dos opciones: no sentir nada en lo absoluto o aceptar que Izuku era el único ser en el mundo que podía causar todo tipo de sentimientos en él, incluso aquellos que jamás pensó que llegaría a sentir: amor, deseo, lujuria...

Anhelo.

Ni siquiera habría considerado la idea de tener algún día una relación, porque ser héroe siempre fue su prioridad, y de todos modos no se imaginaba haciendo esa mierda con nadie. Tener citas, salir juntos, tomarse de la mano, devorarse la boca de vez en cuando y tener sexo. Nada de eso le podía interesar menos, hasta que se dio cuenta de que sí había alguien por quien valía la pena intentarlo. Alguien con quien podía imaginarse hacer todo eso y no le molestaría, quién podría ser, si no era él.

No, definitivamente nunca había sido una condición justa para él, pero quizá se lo tuviera merecido por su estúpido comportamiento durante su infancia y durante los años de secundaria. Izuku había sido el único en su vida hasta ahora y probablemente lo seguiría siendo por siempre. La idea lo aterraba, porque no podía cargar el peso de sus propios sentimientos ahora que estaba solo. Cómo iba a vivir ahora que ya había probado lo que era el amor y añorar a alguien, su compañía por las noches, los besos, sus cálidos brazos. ¿En serio le esperaba una vida en donde tendría que seguir sin eso? ¿Sin él? ¿Una vida sin Izuku? No podía.

Y sin embargo, no tenía opción.

 

Si alguien viniera y le preguntara donde quería estar en ese momento, respondería que en cualquier maldito lugar que no fuera ese.

El enojo y el despecho le duraron relativamente poco, es decir, sabía que había ido allí con un propósito. El primer trago estuvo bien, la música y el cambiente eran favorables y cuando una hermosa mujer comenzó a caminar hacia él supo que todo estaba siguiendo su curso. Izuku respondería a su cautivadora mirada mientras intercambiaban nombres, le invitaría un trago e intercambiarían algunas frases sugerentes, luego le haría cumplidos aquí y allá sobre lo hermosa que era y ella los tomaría con una sonrisa seductora de la que él se aprovecharía más tarde.

Ese era el plan, se dijo, pero en cuanto la mujer frente a él comenzó a hablar Izuku lo odio. Odio todo. De repente se cansó de fingir que disfrutaba del wisky y las bebidas fuertes, la música en realidad era demasiado ruidosa y de mal gusto, los olores que captaba en el aire y la gente a su alrededor comenzaron a asfixiarlo y en algún punto del camino la chica frente a él no le pareció atractiva en lo absoluto.

No lo malinterpreten, a Izuku todavía le seguía pareciendo una mujer hermosa; piel oliva y brillante, cabello negro, largo y sedoso. Largas piernas esbeltas que subían hasta unas anchas caderas, seguidas de una fina cintura. Pechos enormes y firmes, su rostro era delicado y seductor. No había nada en ella que no pudiera desear, sería fácil llevarla a la cama, sería fácil pero se dio cuenta de que en realidad no quería hacerlo.

Porque, a pesar de todos sus atributos y su disposición, en cuanto intercambiaron algunas frases Izuku se dio cuenta de que no iba a ser capaz de hacer aquello. Había sido ingenuo al pensar que algo bueno saldría de acostarse con alguien más.

Llámenlo idiota, pero aún si ya no era nada en la vida de Katsuki, sintió que lo que estaba a punto de hacer era pura e innegable traición. Y ya dejando eso de lado, cómo rayos se creyó capaz de poder estar con alguien más que no fuera él. Tocar otro cuerpo, besar otros labios, estar dentro de alguien más... No se sentía tentado en lo más mínimo, si no lo sabía antes lo sabía ahora, su cuerpo solo podía responder a una persona, a un hombre, un hombre que ya no lo quería. Y sin embargo, no era capaz de imaginarse con alguien más que no fuera él, cómo rayos podría. En realidad nunca había tenido solo sexo, con Katsuki eso nunca existió, ellos siempre hicieron el amor, porque aún cuando sus cuerpos no eran más que dos masas moviendose frenéticas entregadas a sus más bajos instintos, desenfrenados, aún cuando el otro lloraba entre sus brazos rogando por más, aún cuando él perdía el control sobre su propio cuerpo jamás pudo llamar a aquello solo sexo, porque cada una de sus caricias, por más salvajes que fueran, siempre estuvieron cargadas de amor y afecto.

¿Podría hacer algo como eso con la persona que tenía en frente? No, no podría, e Izuku se dio cuenta de que probablemente tampoco podría hacerlo nunca con nadie más, porque después de Katsuki no existia nadie para él.

-...una habitación

Vaya noche de mierda que resultó, debió irse en cuanto terminó la película, había cumplido con su salida del día después de todo, pero verlo hizo mella en él de inmediato. Ahora estaba atascado en un bar con un trago asqueroso y con una compañía de la que no sabía cómo deshacerse sin ser grosero, porque era un caballero después de todo, pero su cara comenzaba a sentirse bastante tensa, efecto acausa de mantener su amortiguada sonrisa por tanto tiempo.

-¿Izuku?

Cierto, ella seguía allí.

-¿Escuchaste lo que dije?-le preguntó ella.

"No. Ni una maldita palabra."

-Lo siento, ¿qué decías?-preguntó, por mera cortesía. No le interesaba cualquier cosa que estuviera diciendo.

Una mano con linda manicura comenzó a deslizarse descaradamente sobre su brazo e Izuku hizo todo lo posible por no apartarla bruscamente porque eso lo hizo sentir sucio.

-Decía que, quizá deberíamos ir y buscar una habitación.

-Yo...lo siento, no lo creo.-respondió él, componiendo una sonrisa en disculpa.

-Vamos, no lo pienses mucho, puedo ser mejor que él.

-¿Disculpa?

Oh, ella no había dicho eso.

-Sé que ya no estás con él y si te soy sincera siempre esperé que terminaras con ese demonio de Tasmania, así alguien más decente podría salir contigo.

Ah, así que sabía quién era desde el principio. Bueno, eso no lo sorprendía y en realidad no le importaba mucho. Pero lo que había dicho sobre Katsuki, eso sí había encendido algo en él y definitivamente no era algo agradable.

-Creo que ese no es tu asunto.-dijo con brusquedad, conteniéndose de decir lo que en realidad quería, porque no quería causar una escena.

Ella parecio no identificar la advertencia en su voz y siguió hablando.

Error.

-Siempre se ha hablado de lo bueno y amable que es el héroe Deku, símbolo de la paz, el número uno de Japón, pero ya ha pasado un tiempo, no tienes que fingir que sigues guardándole respeto. Puedes ser un chico malo conmigo esta noche, no diré nada.

Y esta vez, cuando su mano siguió moviendose por su brazo Izuku la frenó, poniendo algo más de fuerza de la que debería y lo advirtió por la sorpresa en el rostro de la chica.

-Creo que no deberías hablar de temas que no te conciernen.-le advirtió, sintiendo como su sangre comenzaba a hervir.

Ella pareció recuperar la compostura y se soltó de su agarre. Lo siguiente que dijo fue con toda la intención de provocarlo, soltando su veneno en cada frase, más tarde se arrepentiría de ello.

-¿Qué es lo que te molesta tanto? Cualquiera estaría dispuesta a compartir la cama contigo, de paso sería bueno que al fin pruebes lo que es estar con una mujer, alguien que sí pueda satisfacerte. ¿No es por eso que terminaste con él?

Y eso fue todo, no pudo contenerse por más tiempo, su lengua se soltó como una represa que ha sido llenada y vaciada luego de largos días de lluvia.

- ¿Satisfacerme? La bebida se te subió muy rápido a la cabeza si piensas que podrías siquiera llegarle a los talones a Katsuki, nadie en este maldito mundo podría. ¿Si quiera lo has visto? ¿Cómo podrías siquiera compararte con él? ¡Absurdo!

De haberlo hecho, aquella mujer no estaría frente a él diciendo tonterías.

-¡Es un hombre!-respondió indignada, como si eso fuera algún tipo de argumento.

-Sí, el hombre más jodidamente caliente que haya pisado el maldito planeta.-dijo sin reparar en lo alto que había comenzado a hablar. Pero de todas formas eso no fue suficiente, Izuku quizo agregar algo más.- Y al menos, sus enormes tetas sí son reales.

Lo siguiente que Izuku escuchó fue una fuerte exhalación ante la brutalidad de sus palabras. Pero ni siquiera la cachetada que recibió después y el wisky que escocía en sus ojos le borraron la sonrisa del rostro tras haber puesta a aquella descarada en su lugar. Se sintió un poco culpable por tratarla mal, y seguro más tarde se sintiría peor, pero se sintió tan malditamente bien dejarla callada por tener la lengua tan suelta. Aunque fuera su ex, nadie, absolutamente NADIE hablaría mal de Katsuki en su presencia.

Por alguna razón comenzó a reír como lunático después de eso y saboreando el wisky que aún goteaba por su rostro salió del bar.

Definitivamente nunca existiría nadie más para él que Bakugo Katsuki.

Chapter 9: Capítulo 8

Notes:

(See the end of the chapter for notes.)

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-Súbele el volúmen, aquí viene la mejor parte.

-Y al menos, sus enormes tetas sí son reales.

En la mesa de un café se podía observar a un grupo de adolescentes riendo a carcajada limpia mientras veía un video del héroe Deku en su última "cita fallida".

-¡Pónlo de nuevo! ¡Pónlo de nuevo!

-...sus enormes tetas sí son reales.

Una nueva ola de risas recorrió la mesa.

Ochako se acomodó los lentes de sol y peinó un poco su peluca mientras esperaba su pedido en la mesa de al lado. Aquel atuendo era el que usaba cuando quería pasar desapercibida entre los civiles y al parecer funcionaba de maravilla. Estaba muy agradecida de haberlo usado hoy, porque de otra forma no se hubiera enterado del supuesto video del que Izuku era protagonista.

Se puso los audífonos y tras una rápida búsqueda en las redes logró dar con el video que estaban viendo los chicos de aquella mesa.

Lo que comenzó como una grabación para evidenciar que el peliverde estaba superando rapidamente la ruptura con el cenizo se convirtió en todo lo contrario cuando su irritación salió a flote tras las palabras de la chica. Por si su desdén hacia lo que estaba escuchando no era evidente se tomó el tiempo de lanzarle un agrio insulto a la chica que supuestamente había sido su cita de esa noche.

Para tranquilidad de la castaña, a pesar de que el video ya circulaba por varias redes sociales aún no era viral, y eso se debía a la limpia reputación del peliverde, cuya imagen era casi inmaculada ante los medios gracias a su conducta intachable. Pero de todas formas se preocupó un poco de que la situación escalara e Izuku se viera afectado. Si bien su buena fama habían hecho que el video aún no fuera muy conocido, en cuanto llegara a las manos quivocadas estaba segura de que no se hablaría de otra cosa por meses.

-Su orden está lista, señorita.

-Ah, gracias. Aquí tiene, conserve el vuelto.

Con dos cafés en mano y repostería, salió de aquel lugar directo a ver a su amigo, ya que sabía de sobra que desde su ruptura con Bakugo no había usado sus redes y ni debía estar enterado de que lo habían grabado.

Y aunque seguía algo nerviosa por las posibles consecuencias, reprodujo una vez más el video mientras caminaba por la calle, donde pudo reírse con libertad. Tenía que soltar todo antes de llegar con Izuku, así podría regañarlo apropiadamente.

...

Mientras tanto aún en el café el grupo de adolescentes seguía hablando del video.

-Viejo, Deku las tiene más grandes de lo que pensé.-dijo uno de los muchachos recostándose en la silla.

-Sí, es tan dulce y gentil que es difícil procesar que sea el mismo del video. Incluso con los villanos suele ser tranquilo.-comentó una chica.

-Eso es porque cualquier villano le queda chico.-comentó alguien más.- Ni siquiera ha de sudar. Pero parece que han olvidado como se puso cuando Shigaraki casi manda a Dynimight al otro mundo.

-Es cierto, su mirada era muy oscura.

-Bueno parece que son nuevos, Deku siempre mira así a quien sea que hable mal de su novio.

-Ex.-corrigió el otro.

-Como sea, no escucharon esto por mí, pero mi primo fue parte de su generación, era del departamento de negocios pero la información es confiable. Al parecer ellos dos tenían un romance secreto desde su primer año y cuando Deku dejó la escuela por todo el asunto de Shigaraki, Dynamight estaba hecho una furia, porque lo botaron a través de una carta.

-¿O sea que ya habían cortado antes?

-Eso parece. Pero según las malas lenguas fue por protegerlo, sabía que si seguían juntos tarde o temprano se darían cuenta de que era su punto débil.

-Pero Shigaraki se dio cuenta de todas formas.-comentó uno, recordando el momento de tensión que vivió todo Japón cuando el peliblanco fue tras el joven héroe.

-¡Que romántico!-intervino la chica.- Que tu amor sea tan evidente como para que un villano sepa que eres su debilidad.

-Bueno, si era tanto su amor ¿por qué terminaron otra vez?-preguntó uno de los chicos, rondando los ojos.

-Quién sabe, ¿Pero a quién le importa de todos modos? Por como actuó en ese video se nota que no lo ha superado.

-No me agradaba su relación con Dynimight, pero si hablaran así de mi ex también reaccionaría de esa forma, esa chica se lo merecía.

Los tres chicos en la mesa asintieron y cruzaron miradas mientras reían maliciosamente.

-¿Creen que hayan algunas fotos de Deku siendo posesivo?-comentó uno, por diversión.

-No lo creo, siempre han sido muy discretos con su relación. Tienen muy pocas fotos juntos.-dijo la chica.

-Bueno, eso depende de qué tan bien sabes buscar.-contestó el otro, mostrándole su celular a sus amigos.

En la foto aparecía Katsuki con su traje de héroe en medio de lo que parecía un escenario de batalla. Al fondo se podían ver a los policías subiendo al camión a un tipo esposado y con algo en la cabeza. Y frente a todo esto estaba el héroe explosivo siendo entrevistado por un joven reportero que parecía más interesado en ver descaradamente el escote del cenizo que escuchar lo que tenía que decir.

A demás de la mirada tan desvergonzada del reportero, la foto parecía normal a simple vista, hasta que lograron captar algo en la esquina de la imagen. Se veía un poco recortado y borroso, pero el cabello verde y el traje eran inconfundibles.

En la esquina de la imagen, y a lo que parecían ser varios metros del foco de atención, se podía ver a Izuku hablando con algunas fans, pero este ni siquiera las miraba mientras sostenía lo que podía identificarse como un lapiz y una libreta. Cuando el chico hizo zoom en la pantalla para que sus amigos apreciaran mejor lo que pasaba, se dieron cuenta de que su mirada estaba clavada en el reportero y no era precisamente para dedicarle una de sus sonrisas más radiantes.

-Jajaja ¿Qué? ¿Cuando pasó eso?

-Mira, encontré el video de la entrevista.-dijo la chica luego de unos segundos navegando.

Reprodujo el video y como era de esperarse le estaban preguntando cosas a Dynamight sobre la reciente captura, daños colaterales y otras cosas. Como habían visto antes en la foto, el reportero desvió su mirada apenas unos segundos hacia abajo, en donde se veía el pronunciado escote del cenizo, momento del que salió la dichosa captura. Pero en el fondo del video y ahora menos recortado, se veía a Izuku hablando con las chicas y girando su cabeza cada dos segundos en dirección a Katsuki. En una parte del video incluso se le vió poner los ojos en blanco y el video terminó con el reportero cortando la nota.

-¡Increíble!

-Miren esto, miren esto.

Al parecer otro de los chicos había dado con una publicación de la agencia de Katsuki, en ella se veía al cenizo con su traje de invierno (el cuál se ajustaba tanto a su piel que se le marcaba cada músculo y cada curva de su cuerpo) luciendo su mirada más intimidante. El pie del post decía algo sobre acabar con los villanos, temer y bla bla bla.

-Mierda, la idea era hacer caer a los villanos o mis calzones. -Frase que bien pudo provenir de cualquiera de los tres.

-Completamente de acuerdo, pero mira los comentarios.

En su mayoría era comentarios hablando de los sexy que lucía Katsuki y lo bien que se veía en su ajustado traje. Habían algunos otros más respetuosos que solo dejaban mensajes de apoyo y demás, pero en su mayoría eran del tipo piropeo.

Hasta que se toparon con uno que tenía una respuesta del héroe Deku.

El comentario del usuario X decía así: "Gracias agencia XXXXXX, esta mañana estaba muriendo de frío, pero ver a Dynamight en su traje de invierno lograron calentarme lo suficiente😏"

A lo que Izuku respondió: "¿Sí? MI NOVIO es increíble. @xxxxx avísame si sigues con frío, yo podría ayudarte con eso 🙂"

La clara intención de marcar territorio y el emoji acompañando aquellas palabras parecía casi cómico, era evidente que Deku quería romperle la madre al tipo.

-¿Alguien quiere explicarme cómo esto no tiene ni un like? ¿¡En la maldita página oficial!?

-Sí, es raro.

-Bien, sigan buscando en todos lados, chicos. -les dijo el chico a sus amigos, con una sonrisa traviesa.- Vamos a hacer un hilo sobre "Deku posesivo"

...

-¡Un segundo!-.gritó Izuku desde la cocina en cuanto escuchó el timbre.

Dejó el plato a medio enjuagar en el lavabo y se secó las manos en el pantalón a falta de algo con qué secarse.

-¡Voy!- dijo mientras caminaba, aún si no llamaron por segunda vez.

Estaba tardando un poco en llegar a la puerta. Cuando finalmente abrió se sintió un poco decepcionado al ver que se trataba de Ochako. La castaña debió notar su expresión, pues no tardó nada en reclamarle.

-Sí, también me alegro de verte.-dijo un poco ofendida mientras entraba al departamento.

-Lo siento, pensé que eras

-¿Una pelinegra con tetas falsas?-se burló ella.

-¿Qué?-preguntó el pecoso realmente sorprendido.- ¿Cómo sabes eso?

-Ven, hablemos un poco mientras tomamos cafecito.

La castaña se quitó la peluca y las gafas y se sentó en lo más cercano a un mueble que tenía Izuku, una silla plegable pequeña e incómoda, pero a Ochako no le importó. Al menos ya no parecía que estaba a punto de fusionarse con su sillón.

Un café y un par de donas depués, Izuku miraba con vergüenza su propia imagen en la pantalla.

-...sus enormes tetas sí son reales.

-Dios, ¿quieres apagarlo ya? Que vergüenza.-dijo cubriendo su rostro con ambas manos.

-La verdad es que venía dispuesta a regañarte, pero al verlo de nuevo no pude.-dijo riendo.

Izuku le lanzó cuchillos con la mirada apartando solo un poco sus manos de su cara.

-Ay no me veas así, en el fondo disfrutaste decir eso.

-Sí, cuando fue en vivo, no ahora que sé que esa cosa está en internet.

-Bueno, mira el lado positivo, quizá Bakugo lo vea y quiera regresar contigo.

Izuku no se rió e inmediatamente Ochako se arepintió de haber abierto la boca.

-Dios, si Kacchan ve eso probablemente solo sirva para confirmar que dejarme fue la mejor decisión.

-¿Qué? ¿Por qué?-preguntó genuinamente confundida.

No es que estuviera de acuerdo 100% con la acción de Izuku, pero si ella fuera Katsuki definitivamente ver ese video la hubiera hecho sentir muy bien, ver como dejaba en su lugar a aquella descarada. Aunque bueno, ella no sabía nada de él así que quién sabe.

-Aún no me han llamado de la agencia, probablemente no lo haya visto mucha gente.

Izuku prefirió ignorar la pregunta de Ochako y desviar la atención. No podía simplemente contestarle que Katsuki odiaba que llamara tetas a sus pectorales y que siempre lo había regañado por ello. Además de que por un largo tiempo el cenizo comenzó a evitarlo más y más hasta que fueron casi milagrosas las veces en que logró ver sus bonitos pezones otra vez.

Dios, solo recordar el magestuoso pecho de Katsuki lo hacía babear, llevaba tanto tiempo sin verlo. Sin tocar sus tetas, porque no importaba que su ex odiara que les dijera así, para Izuku esas eran las mejores tetas del mundo. Enormes, suaves y deliciosas.

Extrañar al cenizo no solo se había convertido en algo emocional, sino también físico. Sin contar la placentera última noche que tuvieron juntos, no habían tenido mucho contacto en algún tiempo, por lo que su frustración había llegado al tope, pero Izuku ya había descartado por completo estar con alguien más. Su única opción era autocomplacerse y aunque no estaba mal, el alivio era apenas momentáneo.

Deseaba a Katsuki, besas su cuerpo, sus ricas tetas, deseaba tanto lamer sus duros pezones y jugar con ellos, restregar su...

-Quizá tengas suerte y lo ignoren. Sueles tener suerte con esas cosas.

Agradeció internamente que su amiga haya interrumpido a tiempo sus pensamientos, porque de seguir con ellos hubiera tenido que correrla del departamento para ocuparse, por tercera vez en el día, de su problema.

Antes de que contestara algo, su celular comenzó a sonar como loco. Miró a Uraraka con ojos entrecerrados como si ella fuera la responsable directa del insesante sonido de las notificaciones entrando a su teléfono.

El peliverde se levantó, ya esperando lo peor y fue a buscar su celular. Cerró los ojos tras un suspiro al comprobar sus sospechas.

-Quizá Kacchan no necesite mucha ayuda para dar con el video después de todo.

...

-Estarás fuera al menos una semana, debes salir en silencio, nadie debe saber don...

-Lo sé, conozco el maldito protocolo.-dijo rondando los ojos.

-Entonces sabes que debo decírtelo de todas formas.-contestó su jefe.

Katsuki permaneció en silencio.

-Te lo pregunté antes pero creo que es mejor que te lo pregunte de nuevo, ¿estás bien como para tomar la misión?

-¿Por qué no lo estaría?

Sabía porqué su maldito y entrometido jefe se lo preguntaba, era la misma puta razón por la que sus estúpidos compañeros y todos en el maldito edificio le habían estado lanzando miradas durante los últimos dos malditos meses.

Y sí, quizá estaba más irritable y agresivo de lo normal, pero prefería estar así a que todos lo miraran con lástima. Prefería que pensaran que se había vuelto loco e insensible antes de que sospecharan que se sentía como un niño indefenso por dentro, cuyo consuelo solo podría encontrarlo en aquellos ojos verdes que ya no volvería a ver.

"Mierda, basta. No pienses más en él."

Estaba tratando de mantener su mente ocupada, Kirishima había estado yendo a visitarlo y hablar un poco, pero era inútil. No había nada que su amigo pudiera hacer por él, así que esto era lo que más lo mantenía con la mente ocupada.

El peligro.

Como héroe siempre está expuesta a muchos riesgos, no hay parte del trabajo que sea segura, pero últimamente había estado aceptando misiones fuera de su especialidad y en solitario por el simple hecho de que la adrenalina le proporcionaba un respiro de toda el desorden que era su cabeza y su vida en ese momento.

Además, era un maldito héroe profesional (aún si no tenía muchos años de serlo), enfrentó a uno de los villanos más grandes con solo 16 años, el resto era juego de niños.

Aceptar misiones secretas y largas mantenían su mente despejada, todavía se sentía miserable, pero al menos no tenía tiempo de llegar a su casa y llorar o lamentar su vida. Así tampoco tenía tiempo de revisar el maldito celular, que no había visto en demasiado tiempo. Apenas y se molestaba en contestar las llamadas de la agencia y las de Kirishima, de resto no tenía contacto con el mundo, aunque nunca lo tuvo realmente, por lo que no debería importar mucho ahora.

En el fondo no quería aceptar que no había revisado adecuadamente su teléfono por temor a toparse con alguna foto de Izuku con alguien más. No debería sorprenderse, habían hecho esa mierda incluso durante su relación, por supuesto que ahora sería peor, pero al menos antes podía convencerse de que entre él y Ochako no había nada. Ahora no tenía más ese seguro y ver fotos de ese tipo lo haría volverse loco.

No, gracias. A la mierda el celular.

-Bien. -contestó su jefe luego de estudiarlo un rato.

Katsuki procuró poner la expresión más neutral que pudo, para que el idiota de enfrente no pudiera adivinar sus pensamientos y le diera los estúpidos detalles de la misión.

Quería...

No, necesitaba irse ya.

-Entonces, debes estar en ...

Katsuki no estaba escuchando en realidad, solo fingía hacerlo, estaba cansado y se sentía como la mierda como para permanecer más tiempo allí. Era todo protocolo, leería los detalles por su cuenta al llegar a casa.

 

Más tarde se arrepentiría de no haber prestado atención.

Notes:

Jajaja dios amé escribir este capítulo, es demasiado divertido.

Generalmente no leo mucho mis trabajos porque siento demasiada pena, pero no puedo contar las veces que he releído este y me sigue dando risa (el principio al menos).

Seguimos con el sube y baja de emociones.

Chapter 10: Capítulo 9

Chapter Text

Cuando despertó trató de incorporarse, pero lo hizo demasiado rápido y los puntos recientes en su abdomen se tensaron tanto que el dolor lo obligó a recostarse de nuevo. Una vez que su vista regresó a la normalidad luego de esa ola de dolor, se dio cuenta de que estaba en el hospital.

"Maldito infierno."

Podía recordarlo ahora, había sido herido en combate, qué patético. Pequeños fragmentos de la batalla llegaron a su memoria y no pudo evitar sentir rabia de sí mismo.

Desde que obtuvo su licencia de héroe profesional nunca fue herido de gravedad, siempre heridas menores que en su mayoría fueron necesarias para acabar con los malditos, pero esto. Esto era diferente y el peso de sus acciones lo golpeó tan fuerte que se sintió avergonzado por haber sido tan impulsivo e imprudente.

Había cometido un error de novato, uno que casi le había costado su maldito brazo que ahora apenas y podía sentir. Y el zumbido constante en su oído derecho también sería un recordatorio de su estupidez. Estaba furioso consigo mismo, tan frustrado que gruesas lágrimas rodaron por sus ojos.

En los últimos meses había estado haciendo aquello con más frecuencia de la que le gustaría, se había vuelto demasiado sensible a cualquier cosa que lo afectara. Era como si todos los sentimientos que antes mantenía bajo llave ahora salieran para vengase de él con la más mínima cosa que afectara su vida.

Siempre había reprendido a Izuku por tonterías como aquella, llegando a casa herido simplemente por ser un idiota demasiado despistado e impulsivo. Y ahora era él quien había terminado en un hospital por no haber leído los malditos detalles y lanzarse al peligro sin una estrategia.

Pero sabía que solo era una tonta excusa, porque incluso sin un plan pudo habérselas arreglado muy bien para analizar él mismo la situación y salir ileso, si tan solo tuviera la cabeza en el juego y no en lo mucho que extrañaba a Izuku.

Mírenlo, ni siquiera en una maldita cama de hospital en donde su integridad física era más que vulnerable dejaba de pensar en el idiota de su ex-novio.

"Qué patético."

Era agotador estar en su piel estos días, estaba cansado de que últimamente nada saliera bien en su vida. Había decidido tomar ese tipo de misiones secretas y riesgosas para mantener su mente ocupada y ahora por su imprudencia estaría en cama como mínimo tres semanas solo porque no pudo concentrarse lo suficiente.

Si esta mierda en serio estaba comenzando a afectarlo tanto como para comprometer su trabajo, quizá era hora de mandar todo a la mierda, buscar alguna forma de superar al nerd de mierda. Haría cualquier cosa, ya no le importaba, necesitaba dejar ir esa parte de su vida cuanto antes porque no sabía cuanto más podría resistir.

Sabía que sentirse estancado era normal de cierta forma, aún antes de ser novios siempre estuvieron juntos. Katsuki no puede recordar una época en la que Izuku no estuviera profundamente involucrado en su vida, incluso si ya no eran cercanos y tuvieron muchas peleas, el nerd siempre estuvo allí.

Para bien o para mal había sido el eje sobre el que giraba su éxito, su derrota, su angustia, su alegría, su ira. Era la razón por la que siempre se había esforzado tanto y la persona por la que había estado dispuesto a dejar a un lado todas sus inseguridades.

Era difícil dejarlo ir, porque en cada recuerdo que su mente podía almacenar estaba él. Aún si quería superarlo, se preguntaba cómo sería capaz, no era como si pudiera sacar la imagen del peliverde de cada uno de sus recuerdos. De ser así, probablemente su pasado se resumiría apenas en un puñado de memorias, todas insípidas y sin ningún valor detrás. Además de sus padres no había nadie en su vida que pudiera significar tanto para él como lo hacía Izuku, en el fondo siempre supo que podía renunciar a cualquier persona menos a él.

Sabía que estaba en duelo y que era normal sentirse abatido un tiempo, porque al final de todo seguía siendo humano y no podía escapar de sus sentimientos tanto como le gustaría. Pero aún si era consciente de todo esto, solo podía preguntarse en qué momento acabaría, o si el dolor desaparecería en algún momento, porque sentirse atrapado era algo constante para él, sentir que no avanzaba mientras el otro seguía su camino sin mirar atrás era algo que lo comía vivo.

En qué momento comenzó a amar tanto que se perdió a él mismo, cómo amarlo había hecho que las cosas terminaran tan mal. En qué momento se equivocó, donde cometieron el error. ¿Fue desde el principio?

Katsuki no quería considerar esa posibilidad, porque eso significaría que todo estuvo destinado a fallar sin importar cuanto él amara a Izuku, porque Izuku no lo amó de la misma forma. Para él, era más fácil pensar que había hecho algo en el camino que los descarriló, fuera culpa suya o de Izuku no importaba, mientras pudiera atribuir su ruptura a algo más que la falta de amor, porque no lo soportaría.

Y entonces las inseguridades jugaron con su mente otra vez, preguntándose si no había sido alguna especie de reemplazo de su amor frustrado por Ochako. Quizá se había equivocado y el hecho de que nunca hubiera salido con ella se debiera a diversos factores; miedo al rechazo, a que algo saliera mal y arruinar su amistad y así a lo largo de los años su miedo a dañar algo tan precioso para el peliverde haría que todo se transformara en un amor platónico.

Quizá por eso, después de tantos años seguían teniendo esa pegajosa amistad en la que todos se empeñaban en señalar como romántica, desayunando cada jueves como rutina indispensable para continuar su vida, solo para verla. Quizá por eso había sido tan sencillo para el peliverde olvidarlo, porque en su mente siempre hubo alguien más, quizá por eso había sido sencillo salir con otra persona apenas un mes después de su ruptura, porque todos siempre serían un reemplazo del verdadero objeto de su amor.

Y mientras pensaba en ello, Katsuki se preguntaba si haberse roto también el otro brazo o alguna otra extremidad no sería menos doloroso de lo que estaba siendo ser consciente de aquella posibilidad.

Cuando escuchó la puerta de su habitación abrirse, limpió su rostro con su brazo bueno, esperando que nadie notara que había estado llorando. Lo último que necesitaba era que lo vieran con compasión otra vez.

El enfermero vio que ya había despertado y presionó un botón cerca de su cama para llamar a la doctora mientras le tomaba los signos y revisaba que todo estuviera en orden. Cuando la doctora llegó le pidió que fuera al grano y le pidió que enlistara todas sus heridas de la más grave a la más leve y le dijera su tiempo estimado de recuperación.

Al parecer habían pasado tres días desde que fue ingresado en el hospital y para su maldita suerte ni siquiera había sido llevado al centro de su ciudad, sino que fue ingresado de urgencia en uno de los hospitales de la ciudad en la que se desarrolló la misión. Era lógico, por supuesto, ya que estaba a al menos dos horas en auto desde allí, pero no entendía por qué no lo trasladaron una vez que salió de peligro. No soportaba estar rodeado de tanta gente desconocida.

Una vez que supo su estado se dijo que pudo haber sido peor, esas tres semanas en reposo serían inevitables, pero ya lo había previsto de todos modos. Lo que sí no estaba despuesto a aceptar fue que la tipa le dijo que lo mejor era que se quedara en el hospital al menos una semana más.

¿Para qué? Jodidas observaciones que no servirían para nada, no es como si no se hubiera lastimado antes, sabía que su cuerpo necesitaba recuperarse, pero estaba fuera de peligro ¿no? No había razón para quedarse allí más tiempo.

La doctora, no dispuesta a lidiar con un paciente tan testarudo, decidió hablar.

-Señor Bakugo, debo ser honesta con usted, la evaluación a la que debe ser sometido no es solo por su condición física.

Ahora de qué mierda estaba hablado.

-¿Qué quieres decir con que no es solo física? ¿Hay posibilidad de daño cerebral?

-No es a lo que me refería -dijo ella suspirando con cansancio.

-¿Entonces a qué mierda se refiere?

-Señor Bakugo, así como yo lo respeto como héroe a pesar de su irritable actitud, espero que usted también me trate con el debido respeto como su doctora.

Katsuki sabía que él era mejor que eso, ya no era un niño que explotaba por todo, sabía que solo estaba siendo mezquino, pero sus sentimientos estaban a flor de piel últimamente y a ratos solo le apetecía desquitarse con cualquiera que se cruzara en su camino el tiempo suficiente.

Como un pequeño reto a la autoridad y para dejar en claro que igual ella lo fastidiaba, le volteó los ojos.

-Como decía -continuó la doctora, cuando vio que el cenizo había guardado silencio. -debe quedarse porque evaluaremos más que su condición física. Como ya debe saber, por protocolo debemos dar un informe detallado a su agencia sobre su situación, su jefe al conocer los detalles pues...

La doctora, quien antes parecía muy segura y audaz, de repente parecía reacia a continuar, como si temiera la reacción de Katsuki ante lo que tenía que decir.

Ella se aclaró la garganta antes de continuar.

- Él solicitó que lo mantuviéramos en observación debido a que las últimas semanas ha tenido un comportamiento bastante infrecuente. Le preocupa que esta haya sido la razón del estado en el que se encuentra ahora.

- ¿De qué mierda hablas?

La ira burbujeaba en su interior como si fuera una olla de presión a punto de estallar. Si no fuera porque aún estaba muy mal herido habría salido corriendo de esa maldita cama para decirle a su jefe en la cara que podía meterse su preocupación por el culo.

-Señor Bakugo, esto no solo se trata de su recuperación física. Dado que usted vive solo actualmente, no podemos permitir que salga de aquí hasta saber si es prudente hacerlo.

Lo que le faltaba, ahora resulta que su soltería también era un maldito impedimento para irse a su jodida casa.

Pero a pesar de lo furioso que estaba, no podía decir que no entendía los motivos de su jefe. Katsuki siempre ha sido pulcro con su trabajo y lo aceptaba, por mucho que golpeara su ego lo aceptaba, se había equivocado. Porque sí, había estado fuera de sí las últimas semanas y sí, quizá sus malas decisiones se vieron afectadas momentáneamente por el estado tan deprimente en el que la ruptura con Izuku lo había dejado, pero...

A ver, era la primera vez que hacía algo así, además no es como si hubiera planeado terminar de ese modo, no 100% al menos.

Pero de todas formas eso no significaba que aquello iba a ser un comportamiento recurrente, genuinamente aceptaba su error e iba a asegurarse de que no pasara de nuevo, pero no quería quedarse en el puto hospital otro día, no en uno que quedaba a dos malditas horas de su casa, mucho menos si tenía que estar bajo observación como si fuera un maldito demente que pensó en suicidarse porque lo dejó su ex pareja.

No importaba cuán afectado estuviera por su ruptura, era consciente de que había estado mezclando su vida personal con la profesional y había tenido consecuencias. Pero ya aprendió la lección, no volvería a cometer una imprudencia como aquella. Después de todo su carrera como héroe era lo único que tenía ahora, arruinar eso también acabaría con él, así que no estaba dispuesto a arriesgarse.

Tenía que encontrar la manera de salir de aquel hospital, hablaría con su estúpido jefe y le diría que estaba bien, que su mente seguía en el juego y que solo se confió un poco, así podría regresar a casa y con algo de suerte más tarde volvería a trabajar como si nada.

Suspiró para calmarse un poco antes de hablar.

-Entonces, si tuviera a alguien que me cuidara en casa, ¿podría irme?

-Bueno, en ese caso, sí. Sin embargo...

-Bien -era todo lo que necesitaba saber. -¿Puedo recuperar mi teléfono?

Si para poder irse tenía que tener un maldito niñero, entonces iba a conseguir uno.

-¿Alguien vendrá por usted?

A Katsuki no le gustó el tono de sorpresa en la voz de aquella doctora, pero para evitar que su salida se viera frustrada decidió pasar por alto el gesto.

-Necesito mi teléfono para eso.

Ella entrecerró los ojos, como tratando de adivinar si decía o no la verdad, pero al final asintió a su petición.

-Claro, mandaré a traerlo. Pero si para el final del día nadie viene por usted, tendrá que quedarse, ¿de acuerdo?

El cenizo solo emitió un sonido exasperado.

-Tomaré eso como un sí.

Poco después de que se marchara la doctora, entró un enfermero, quien le entregó el celular a Katsuki. Este comenzó a llamar como loco a su mejor amigo para que viniera a recogerlo y poder salir de una vez por todas, pero el pelirrojo no atendía sus llamadas.

Miró la hora y supuso que debía estar aún en su turno, por lo que decidió ponerle un mensaje explicando la situación.

Teclear con una sola mano era bastante difícil por el dolor que sentía en todo su cuerpo e incluso algo tan simple como eso lo estaba cansando mucho, como si en su cuerpo ya no le quedaran energías. Realmente necesitaba comenzar a poner su vida en orden otra vez.

Esperó y esperó impaciente a que su teléfono sonara, pero no fue hasta casi una hora después que recibió una respuesta.

O varias respuestas en realidad.

Pelos de mierda

-¿Katsuki?

-Amigo ¿donde mierda estás?

-No sabía que ibas a una misión, pero supongo que era secreto.

-¿Estás bien?

-No puedo ir ahora mismo, también estoy en una misión y no creo que regrese hasta mañana.

-Pero puedo decirle a uno de los chicos que vaya por ti.

-Avísame, te quiero bro.

El pelirrojo claramente no contestó como Katsuki esperaba, a buena hora el pelos de mierda se iba a una misión. Pedirle ayuda a él ya era lo suficientemente humillante, pero confiaba en Kirishima, además el idiota ya lo conocía lo bastante bien como para saber cuando detenerse, cosa que no pasaba con el resto de sus amigos quienes no dejaban pasar la mínima oportunidad para fastidiarlo.

Lo pensó, ¿quedarse en el hospital era tan malo como aguantar dos horas de viaje y cuidados posteriores de uno de sus amigos? La decisión era difícil, aún si no planeaba que nadie lo cuidara realmente, porque apenas estuviera en su casa cuidaría de sí mismo.

Teniendo en mente que se lamentaría más tarde de su decisión, le mandó nuevamente un mensaje al pelirrojo para decirle que podía compartir la situación con alguno de los extras pero que debía llegar por él cuanto antes.

Cuando Eijiro le mandó un mensaje confirmando que ya alguien iba en camino, llamó al chico que lo había estado atendiendo para que le dijera a la doctora que alguien vendría a buscarlo.

Mientras esperaba, el enfermero llegó más tarde con otra chica para traerle algo de comida y ayudarlo a asearse, ambos parecían muy nerviosos, como si esperaran que Katsuki saltara a comérselos apenas se descuidara, pero lo cierto es que el cenizo estaba tranquilo porque sabía que pronto saldría de allí.

Ya limpio y con el estómago lleno, decidió revisar su celular para ver de qué se había perdido en los últimos días.

En su bandeja vio varios mensajes y llamadas de su jefe, los apartó haciendo nota mental para hablar con él más tarde. Vio más mensajes aleatorios, Pinky preguntando cómo seguía, algunos mensajes del grupo que compartía con la pareja chicle, Denki y Sero, nada importante. Nada que no pudiera contestar más tarde.

Vio la pantalla un rato más, deseando ver un mensaje de la única persona que siempre había podido emocionarlo incluso si se trataba de un estúpido emoji, pero no había nada más.

Fue a Twitter, para ver qué noticias circulaban estos días, si no había noticias de su hospitalización era porque había sido en cubierto, pero con el alboroto que causó al final era probable que pronto viera notas al respecto.

Deslizó y deslizó las noticias amarillistas y publicaciones estúpidas que le salían de vez en cuando, hasta que vio algo que llamó su atención.

Al parecer era un video, y juraba que había visto ese lugar en alguna parte, aunque no fue hasta que vio la cabellera verde que pudo identificar de qué se trataba. La sangre se le congeló al ver que ya había material de aquella chica e Izuku en internet, pero no podía hacer nada. Temblando, deslizó su dedo por la pantalla sin molestarse en ver el video o leer cualquier cosa al respecto.

Casi de inmediato se le quitaron las ganas de seguir revisando su teléfono y lo puso en la mesita al lado de su cama. De alguna manera sintió que había visto algo que no debió ver, porque se puso enfermo de nuevo. Dios, aquello era agotador, era algo de no acabar.

Sin embargo, no tuvo tiempo de pensar demasiado porque alguien entró a su habitación.

-Señor Bakugo, ya llegaron por usted. Le mandaron esto -dijo el enfermero señalando un pequeño bolso.

Katsuki agradeció que le hubieran traído ropa, porque se le había olvidado completamente aquel detalle. Al abrir el bolso pensó que se encontraría con ropa de alguno de sus amigos, ya que no tenían llave de su departamento como para haber ido a sacar ropa, pero las prendas parecían completamente nuevas, incluso olían como tal.

No podía creer que le hubieran comprado ropa nueva solo para recogerlo del hospital, es cierto que era más corpulento que la mayoría de sus amigos, pero se las pudo haber arreglado perfectamente con ropa de Denki o Sero, así que pensó que quien había ido por él era Sero, ya que ni de chiste cara de tonto le iba a comprar ropa y menos de tan buen gusto.

Ya vestido, el chico terminó de ponerle el cabestrillo para que apoyara su brazo y le dijo que las indicaciones sobre cuidados y uso de medicamentos ya habían sido explicadas a su encargado, por lo que ya podía irse.

Katsuki tomó su celular y el bolso en donde le trajeron la ropa y caminó hasta la salida, ya era bien entrada la tarde, por lo que el sol se estaba poniendo y se veía un atardecer naranja precioso.

No vio a Sero o a Denki en cuanto salió, así que tomó su celular para llamarlos hasta que una voz familiar lo llamó. No pudo evitar abrir los ojos en cuanto aquella voz llegó a sus oídos y giró a un lado para ver a quien lo había llamado.

- ¿Qué mierda haces tú aquí?

Chapter 11: Capítulo 10

Notes:

(See the end of the chapter for notes.)

Chapter Text

- ¿Qué mierda haces tú aquí?

Era una broma, debía estar soñando, de todas las malditas personas a las que Kirishima pudo enviar ¿por qué tuvo que ser ella?

-Hola, Bakugo -lo saludó Uraraka con algo de incomodidad.

Katsuki no sabía cómo sentirse en ese momento, si traicionado, enojado o triste. Quería llamar al maldito de Eijiro y gritarle que si acaso al fin se le había endurecido también el cerebro como para pensar que mandar a la maldita mujer que le ha causado tanta inseguridad y la que llevó su relación a la mierda, era una puta buena idea.

Porque a pesar de lo bien que podía aparentar ser duro por fuera con cualquier persona, era imposible que pensara que él no sentiría nada al verla, no era tan fuerte. Incluso para él había un límite de cuanto podía soportar y con cada minuto que pasaba observándola este se consumía tan deprisa que si no fuera porque a penas y se podía mantener en pie ya habría salido corriendo de allí.

- ¿Por qué estás aquí? -preguntó de nuevo, rogando porque no se le quebrara la voz.

Porque genuinamente no lo entendía, no eran amigos, no eran cercanos, ni siquiera se habían visto más que un par de veces desde hace dos años y la única razón detrás de esos breves encuentros era que ambos tenían amigos en común, punto. Que fuera la mejor amiga de su novio nunca fue motivo para que ellos dos tuvieran algún tipo de relación.

Así que aún si Eijiro le pidió que hiciera esto por él, no entendía por qué la maldita cara redonda habría aceptado. Si aún siguiera con Izuku pensaría que es por quedar bien con él, pero en todo caso eso no habría sido necesario porque Izuku habría ido por él. Entonces no entendía los motivos detrás de su acción, no tenía sentido, ella no se preocupaba por él. Lo más probable era que hubiera hecho esto por mantener su apariencia de buena heroína, compañera y toda esa mierda.

Por alguna razón los medios siempre la emparejaban con el peliverde, porque compartían la misma "dulce amabilidad" solo que a Katsuki la suya le parecía demasiado irritante, no la necesitaba.

- ¿Necesitas ayuda? No te ves muy bien, ¿seguro quieres ir a casa?

Katsuki podía decir que su rostro mostraba cierta preocupación cuando dijo aquello, pero la desconfianza y el rencor que sentía hacia ella no dejaban que nada le pareciera genuino.

No sabía qué hacer, no tenía a nadie más con quién irse. Desde Musutafu sería al menos unas dos horas hasta que alguien más llegara, no podía esperar tanto y tampoco sabía si alguien más podría venir por él. Además, si los medios aún no sabían dónde estaba no quería causar un alboroto.

"Supongo que no tengo otra maldita opción."

- ¿Dónde está el auto?

Porque, aunque no sabía si tenía uno o no, suponía que debía haber llegado conduciendo o no tendría sentido que fuera por él en primer lugar.

Aún no sabía cómo iba a soportar tanto tiempo junto a ella, pero no tenía más alternativa. Decidió que no tenía que hablar con ella, o verla. Bastaría que viera por la ventana o al frente durante el viaje, no era necesario entablar ninguna conversación como si fueran realmente amigos. Aquello solo era un medio para un fin y nada más, en cuanto estuviera a salvo en su departamento podría respirar hondo y dejar salir todo lo que estaba sintiendo.

Cuando llegara a su departamento, definitivamente mataría a Kirishima.

-Ah, iré a traerlo, lo dejé en el estacionamiento porque no me dejaban quedarme cerca de la entrada.

-Vamos.

Empezó a caminar y se mordió la mejilla interna por el dolor que le suponía dar cada paso, pero se negaba a mostrar alguna mueca que lo pusiera en evidencia. Ya era bastante humillante que precisamente ella lo viera en aquellas condiciones, no iba a dejar que la idiota se diera el gusto de ver su debilidad.

- ¿Qué? No, quédate aquí, iré a dar la vuelta y como vamos de salida podré detenerme aquí para recogerte.

-Puedo caminar hasta cualquier puto lugar que lo hayas dejado.

No le estaba gustando en lo absoluto intercambiar tantas palabras con ella, pero se negaba a que ella le diera órdenes.

-Sé que puedes, pero acabas de salir del hospital y no deberías esforzarte tanto. Seguro quieres llegar pronto a casa, así que iré rápido.

Y sin esperar respuesta la castaña salió corriendo, no trotando, no caminando rápido, corriendo. Katsuki estuvo tentado a seguirla, pero el dolor en su costado le dijo que mejor no lo intentara.

"Maldición."

Apenas un minuto después el auto estaba frente a él y en su interior la castaña lo miraba con una tonta sonrisa.

Decir que tenía ganas de vomitar era poco, la tortura apenas comenzaba y ya quería que terminara. Abrió la puerta del copiloto y subió.

Le temblaban un poco el cuerpo y su mano libre parecía gelatina por tener que estar tan cerca de ella. Odiaba que su cuerpo reaccionara de esa manera y darse cuenta de cuanto esa chica podía afectarlo.

-Necesitas ayuda con el cinturón.

- ¡Aleja tus putas manos!

Él no había querido gritarle, pero cuando vio como ella se acercaba para ayudarlo a ponerse el cinturón, la ira escapó de él tan rápido como un reflejo.

Ella retrocedió de inmediato, asustada y con las manos recogidas a cada lado de su cuerpo. Katsuki odió ver sus malditos ojos haciendo esa expresión, porque algo dentro de su pecho se removió al verla.

-L-Lo siento.

Él no se molestó en contestar, se limitó a ponerse el cinturón maldiciendo en cada intento fallido por el maldito temblor en sus manos. Quería mandar todo a la mierda, bajarse y decirle a la doctora que había cambiado de opinión. Casi le daba igual tener que quedarse una maldita semana más en el hospital que ver a Ochako otro minuto.

Estuvo a punto de hacerlo, pero no podía seguir huyendo por siempre, tenía que enfrentarla y demostrarse a sí mismo que aquello no era nada. Era casi cómico como una mujer mucho más baja que él y todo lo opuesto a intimidante podía hacerlo sentirse tan pequeño e indefenso.

Era absurdo y no iba a dejar que esa tonta lo intimidara, daba igual lo que tuviera con Izuku, tampoco importaba porqué razón había ido a buscarlo, no se dejaría amedrentar y aguantaría ese maldito viaje.

Tras el quinto intento de ponerse el cinturón lo logró, no la miró y por el rabillo del ojo supo que ella tampoco lo miró. Simplemente arrancó el auto una vez que sintió que Katsuki se acomodó en su asiento listo para irse.

No habían pasado más de 10 minutos y el ambiente dentro del auto era incómodo a más no poder. Antes al menos la chica había hecho el intento de ser amable y jovial, pero tras el regaño de Katsuki permanecía tan quieta en su asiento que casi le dio lástima.

Casi.

-En serio lamento lo de hace un rato, sé que no te gusta mucho el contacto, debí preguntar antes de acercarme.

Su voz era suave y calmada, pero el cenizo sabía que estaba haciendo un esfuerzo por la forma en la que apretaba el volante como si fuera una bola antiestrés.

Otra vez no contestó, pero la curiosidad pudo más que él y se giró un poco para verla. Aún sentada podía apreciar las suaves y pronunciadas curvas de su cuerpo, tanto sus piernas como su trasero y pechos parecían llenos, perfectamente redondos y, por cómo se agitaba su cuerpo con el movimiento del auto por la carretera, muy suaves.

Su cara no estaba mal, a pesar de cuanto disfrutaba de decirle "cara redonda" la verdad es que no era nada fea. Desearía que lo fuera, así al menos tendría una excusa para criticarla en su cabeza y no solo porque se sentía inseguro.

Aún si no se encontraba atraído por las mujeres, sabía que Uraraka era el tipo de mujer por el que cualquier hombre caería. Era atractiva, dulce, amable y era consciente de su fuerza. Quizá no era mayor que la suya, pero desde su encuentro en el festival deportivo hubo cierto respeto sobre ese aspecto que no podía ignorar. En realidad, guardaba cierto parecido con su ex, su personalidad era muy similar, quizá por eso se llevaban tan bien.

De repente ya no se sentía incómodo o molesto, mientras miraba el sol caer por la ventana y los árboles pasando como borrón frente a sus ojos, se sintió derrotado.

Quería culparla de todo lo que le había pasado y señalar cada uno de sus defectos, pero sabía que todo eso era solo producto del odio y el bajo autoestima que tenía. Reconocerlo fue difícil, pero querer hacerle daño y maldecirla en su mente o gritarle no iban a devolverle su relación ni la confianza en sí mismo.

-Lamento haberte gritado.

Esta era probablemente la primera vez que ofrecía una disculpa tan calmada, sin que nadie se la pidiera o de mala gana. Pero el débil reflejo de la sonrisa de Ochako en su ventana hizo que su pecho doliera.

-Yo... Kirishima no me pidió que viniera por ti, yo me ofrecí.

Aquello le sorprendió bastante al cenizo, tanto que hizo a un lado lo que sentía para poder verla.

-Sabes que estoy en la misma agencia que él ¿no?

La verdad es que lo había olvidado por completo.

-Aún seguía en la oficina cuando lo llamaste -continuó ella- vi tu nombre en la pantalla de su teléfono varias veces y luego vi que escribió algo muy apurado porque ya tenía que irse. Se veía angustiado así que le pregunté qué ocurría, si podía ayudar.

- ¿Y el idiota te lo dijo?

-No, solo me dijo que debía contactar a uno de los chicos pronto, pero estaba algo estresado porque ya tenía que irse. Cuando me ofrecí a darles el mensaje por él y se negó, de alguna forma supe que tenía que ver contigo.

Katsuki no quería seguir escuchando, aquella conversación se estaba moviendo a un lugar en el que no quería entrar, no con ella.

-No me interesa -dijo con indiferencia.

-Puede que no, pero creo que debemos hablar. Y antes de que te niegues -se apresuró a continuar cuando vio que el cenizo estaba por interrumpirla- no es necesario que me digas nada, al menos escúchame.

-Tch.

Ochako interpretó eso como luz verde para seguir.

-El otro día salí con Mina a tomar algo, hace mucho que no salíamos y por el trabajo no solemos intercambiar muchos mensajes así que había mucho que contar.

La repentina introducción de Mina en la historia no le gustó para nada a Katsuki.

-Entre una cosa y otra le pregunté que tal iban las cosas con Kirishima, ella parecía feliz pero preocupada porque dijo que iba mucho a visitarte últimamente. Pensé que solo era Mina haciendo un pequeño berrinche porque su novio no pasaba suficiente tiempo con ella, pero me di cuenta de que en realidad no estaba preocupada por él, sino por ti.

>>Sé que las cosas con Izuku no terminaron muy bien, pero a diferencia de lo que crees él no me habló mucho de esa noche. Mina tampoco quiso contarme demasiado, pero me preguntó algo que me hizo darme cuenta de lo idiota que fui.

-Katsuki ha estado algo deprimido, ya sabes, terminar una relación de tanto tiempo no es algo que superes de la nada.

-Lo entiendo, Izuku está igual. Mi sofá casi se le encarnó a la piel porque parecía que nunca iba a salir de allí.

Ochako rio, recordando la forma vagabunda de su amigo acostado en el sillón comiendo comida chatarra y acariciando a su gato mientras seguía viendo esas películas que tanto decía odiar. Pero vio que Mina no se reía y en cambio le preguntó con cautela.

-Nena, no quiero ofenderte ni nada, pero entre tú y Midoriya nunca ha habido nada, ¿cierto?

-Y más tarde, cuando le pregunté a Eijiro si se trataba de ti y me miró como si hubiera visto un fantasma, me di cuenta de qué habían estado pensando. Algo que probablemente tú también piensas.

-No sigas -pidió él.

No quería tocar el tema, mucho menos que ella se enterara de que él había estado sufriendo por ella. Era humillante, se sentía avergonzado y estaba seguro de que moriría si ella lo decía en voz alta. ¿Por qué no podía conducir en puto silencio y ya? Nada de lo que dijera importaba de todos modos.

-No creas que sabes una mierda porque Pinky hizo una jodida pregunta.

-Bakugo...

-...y Eijiro probablemente reaccionó así porque tú y yo n-

- ¡Bakugo! Entre Deku y yo nunca ha habido nada, ni ha pasado nada ni ninguno tiene sentimientos románticos por el otro.

La castaña sacó aquello tan rápido de su sistema que cuando terminó su pecho subía y bajaba acompañada de pequeños resoplidos, como si estuviera agitada. Miró a Katsuki y a la carretera de manera intermitente por un rato, pero no parecía que el cenizo diera señales de querer verla a la cara.

-Eso no es cierto.

- ¡Pero lo es!

Y ya cansado de aquella maldita farsa Katsuki explotó.

-¿Cómo mierda esperas que te crea cuando el imbécil de Izuku iba corriendo a verte siempre que lo llamas? ¿Cómo esperas que piense que no hay nada entre ustedes cuando todo el maldito mundo dice lo contrario?

Ochako detuvo el auto y se parqueó a un lado de la carretera, agachó la cabeza con las manos sosteniendo aún el volante, mientras Katsuki seguía gritándole.

A este punto las lágrimas habían comenzado a salir y estaba seguro de que temblaba, pero ya no le importaba lo que Uraraka pensara de él. Solo quería que toda aquella tortura terminara, fingir que no sentía nada al estar junto a ella y que todas sus inseguridades no se habían vuelto contra él se volvió una tarea demasiado pesada cuando ella comenzó a hablar de lo que todos "sospechaban". No podía ser tan ingenua.

- ¿Esperas que me trague el cuento de que ninguno tiene sentimientos románticos cuando se reúnen cada maldito jueves? ¿A la vista de todo el jodido mundo? Dime Ochako, ¿cómo mierda esperas que te crea...cuando tuve a Izuku entre mis brazos y me dejó solo, a mitad de la noche, solo porque tú lo llamaste?

La garganta le dolía y su cara estaba roja y húmeda, incluso algunos mocos le escurrían por la nariz, pero ya no le importaba nada.

De alguna manera esperaba que sus palabras la hicieran sentir miserable, que verlo en ese estado le comiera las entrañas hasta que vomitara de culpa y rogara por su perdón. Pero nada de eso pasó.

Ochako por fin soltó el volante y se recostó en el asiento, aún sin mirar a Katsuki. Sacó su teléfono del bolsillo de su pantalón y entró al chat con Izuku.

-Sé que se ve mal, reconozco que fui parte de todo este problema aún si fue inconsciente, pero hablo en serio cuando digo que entre Izuku y yo no hay nada ni lo hubo. La razón por la que Izuku se fue esa noche antes de que terminaran, fue por esto.

Katsuki no estaba seguro de tomar el celular, temía lo que pudiera contener, pero sabía que si se quedaba con la duda más tarde la ansiedad no lo dejaría en paz.

Y se esperaba cualquier cosa, en su mente ya se había imaginado de todo excepto aquello. Eran fotos de Uraraka, con la cara hinchada y llena de moretones, se veía realmente mal. ¿Quién mierda la había dejado así?

-Mi ex-novio me golpeó -comenzó ella- Izuku me había dicho antes que no le daba confianza, pero yo lo quería, así que lo dejé pasar. Hasta que pasó...eso.

Katsuki le devolvió el teléfono y apartó la mirada.

-Sé que probablemente nada de esto te importe, pero esa noche que Izuku te dejó fue porque lo llamé, no porque creyera que él vendría solo porque lo llamaba, sino porque estaba asustada y avergonzada, no pensé en nadie más en ese momento.

>>No sabía que había interrumpido algo, y en serio lo lamento mucho Bakugo. Sé que no somos amigos, pero eres la persona que Izuku más ama después de su madre, jamás pensé en separarlos o ser un obstáculo.

Deku me contó que las cosas no iban muy bien entre ustedes, pero nada de lo que dijo encajaba con lo que al parecer estaba pasando y doy fe de que es porque el idiota ni siquiera se ha dado cuenta de lo que sientes.

- ¿Y qué mierda piensa que pasó entonces? -no pudo evitar preguntar, aquello era absurdo.

-Creo que eso deberías preguntárselo a él.

No, eso era imposible. Izuku ya había seguido con su vida.

-Dudo que él quiera verme otra vez, está mejor sin mí.

La carcajada de Uraraka fue tan fuerte que lo asustó, no entendía qué había dicho que pudo ser tan gracioso.

-Créeme, no sabes lo que dices.

Aún había muchas cosas en el medio, pero la castaña creyó que lo peor ya lo había abordado, así que volvió a encender el auto y se metió de nuevo a la carretera.

-Aun así, las cosas no son tan simples, no sabes lo que he sentido todo este tiempo.

Ahora era Katsuki quien quería seguir con la conversación, completamente desesperado por saber que había estado pasando en realidad. ¿Izuku en serio no había tenido nada con Uraraka? ¿Lo amaba?

No, recordó. Si no era Uraraka, Izuku ya tenía a alguien más en su vida.

-Tienes razón, no lo sé, pero es con él con quien debes hablar.

-Él ya tiene a alguien más.

-¿De qué hablas?-preguntó confundida.

-Lo vi hace unos días con una chica en un bar.

Y Uraraka entendió, estuvo tentada a reírse porque probablemente Katsuki se había ido apenas lo vio y por como hablaba seguro no había visto el video aún, pero se contuvo.

-Así que estuviste allí.

-¿Viste el video?

-Sí, lo vi. Y algo me dice que tú no, de lo contrario no estarías tan triste.

-¿A qué te refieres?

La castaña no le contestó, pero vio como sonreía de oreja a oreja como si ella supiera algo que él no. Con fastidio sacó su celular y se dispuso a buscar el bendito video.

-Cuando lo encuentres, súbele el volumen quieres.

Algo le decía que no le hiciera caso, pero al parecer las cosas que pensaba últimamente no eran del todo confiables, así que por esta vez hizo lo que dijo y subió el volumen al máximo.

Por supuesto cuando Uraraka estalló en una nueva carcajada supo que no debió hacerle caso.

Qué puta vergüenza.

Se tapó la cara con su mano buena para ocultar su sonrojo, pero la sonrisa tonta que se había dibujado en su cara no pasó desapercibida para la castaña y supo que había hecho bien en ir a recoger al cenizo.

No era de las que se metían en los problemas ajenos, pero en cuanto supo que había estado involucrada sin querer, no pudo dejar las cosas así. Además, si dejaba todo en manos de ese par probablemente morirían solos y amándose hasta entonces.

-No puedo creer que esta mierda esté en internet.

La única vez que había amado que les dijera tetas a sus pectorales y había sido en público, grabado y subido a internet. La única parte que lo reconfortaba era que la tipa había tenido su merecido.

-Ahora todos saben cuánto Deku ama tus tetas.

Ella lo miró sonriendo y por primera vez en mucho tiempo él pudo responder sonriendo también.

-Sabes, pero eso no es todo-dijo ella luego de un rato.

- ¿No es todo de qué?

- ¿No has recibido algunas menciones en un hilo?

-Algo así, pero de puros extras, no suelo revisar esas cosas.

Ella soltó una leve risita.

-Pues deberías hacerlo ahora. Sé que te molesta que la gente nos relacione a Izuku y a mí, pero no es personal, lo hacen con todo el mundo. No quiere decir que no haya gente que no apoye su relación, el #DEKUDYNA lo prueba-dijo ella haciendo un pequeño baile de cejas.

-¿El qué mierda?

-Ve tus notificaciones.

-No me des ordenes, maldita.

Uraraka no se tomó el insulto a pecho y continuó manejando.

Katsuki vio que al parecer había sido mencionado varias veces en un hilo llamado "Deku posesivo" o una mierda así.

En él había un análisis detallado que incluía fotos, videos y demás "evidencia" que demostraba lo celoso y posesivo que era el héroe Deku con su ex pareja Dynamight. Al parecer el hilo había comenzado a raíz del video de la chica del bar.

Algunos usuarios hicieron algunos comentarios diciendo que Izuku se había portado como todo un patán, pero en su mayoría la gente respaldaba las acciones del peliverde.

En el hilo mostraban cosas que Katsuki se había perdido por completo, acciones del peliverde que hasta ahora había ignorado, era como ver su vida desde otra perspectiva. No podía creer que ese fuera Izuku, el mismo que pensó que no lo amaba. La gente de los comentarios tenía razón, Izuku se veía jodidamente aterrador cuando alguien veía a Katsuki, pero también se veía jodidamente sexy. No sabía que tenía un lado tan celoso, pero ver todo eso y que para la gente era más que obvio le quitó un peso de encima.

Sin embargo, había algo que aún lo seguía molestando.

-Hay algo que aún no entiendo -ella lo miró con una ceja alzada. -Dijiste que entre tú e Izuku nunca hubo nada, pero sé que ustedes tuvieron algo en la escuela.

La castaña entrecerró los ojos como tratando de atrapar algún recuerdo en su cabeza y cuando lo hizo una sonrisa se pintó en sus labios.

-Ah, eso -dijo como si nada.

"Entonces sí tuvieron algo" -pensó, mientras su corazón se estrujaba.

-No pasó nada realmente -lo tranquilizó la castaña. -Admito que en ese entonces me gustaba un poco Izuku, pero por como ustedes se miraban sabía que era una batalla perdida así que ni siquiera lo intenté.

Eso no era lo que Katsuki recordaba, esa maldita se estaba burlando en su cara.

- ¿De qué mierda hablas? Todos en la escuela hablaron sobre ustedes, incluso insinuaron que...

No se atrevió a decirlo.

- ¿Hablas de los chismes que comenzó Mineta? -preguntó ella sorprendida.

Katsuki no había podido ser tan ingenuo como para creerse aquello, pero cuando Ochako vio como apartaba la mirada avergonzada supo que sí podía serlo.

-Deja de reírte, eres una idiota -dijo molesto por haberse avergonzado tanto.

Él y Uraraka ya no hablaron más durante un buen rato, pero a diferencia de una hora atrás se sentía bastante mejor. Siguió un rato más sumergido en su teléfono, de vez en cuando tomaba una captura de pantalla cuando encontraba un comentario de Izuku que le subía el ego o guardaba las fotos que la gente subía donde Deku había sido captado hirviendo de celos o siendo protector con Katsuki.

Ochako tenía razón, hasta ahora no había sido consciente de que también había mucha gente que apoyaba su relación e incluso la envidiaba, por la manera tan enamorada en la que Izuku hablaba siempre que se trataba de Katsuki.

Guardó su teléfono aún si creer todo lo que había visto, ahora que Uraraka habló con él y que vio todas esas cosas en internet sus problemas parecían menores. Aún estaban allí, pero parecían tan ajenos que no se molestó en pensar en ellos.

- ¿Pasa algo? -preguntó la castaña, que había sido consciente de la mirada de Katsuki.

Era cierto que había otra cosa que lo había dejado pensando, pero no había planeado decir nada al respecto hasta que ella preguntó.

-Deberías denunciarlo.

Sabía que no era de su incumbencia y por como la trató antes era probable que no quisiera hablar del tema, no eran cercanos como para hablar de eso, ni siquiera sabía por qué le había dicho aquello en primer lugar. Pero una parte de él se sentía algo inquieto ahora que sabía cómo habían sido las cosas.

Cuando vio las fotos se le revolvió el estómago, ya la había visto herida muchas veces y con heridas mucho más graves, pero aquello era diferente. Mientras habló sobre eso se mostró tranquila, como si eso hubiera pasado hace mucho tiempo y ya lo hubiera dejado atrás, pero por cómo le tembló ligeramente la voz y la manera en que tragó saliva cuando él tomó el celular, supo que eso no era así.

Sabía por experiencia propia cuanto podía doler amar a alguien y las heridas de Uraraka no habían sido solo físicas al parecer.

-Izuku me dijo lo mismo.

-Bueno, al menos estamos de acuerdo en algo.

-Ese día, Izuku me dijo que lo hiciera, pero yo no quería. Por eso él tomó las fotos, dijo que eran evidencia por si me animaba después.

-Antes dijiste que te sentiste avergonzada, ¿por qué? Es el idiota quien debería sentirse así.

Por alguna razón hablar con Ochako no estaba siendo tan malo como creyó e internamente se maldijo por eso. Se había vuelto demasiado blando.

-Bakugo, ¿a cuantos héroes conoces que han sufrido violencia doméstica?

Él no dijo nada, porque hasta ahora nunca había oído hablar sobre tal cosa.

- ¿Ahora entiendes por qué?

Él entendía.

-Aun así deberías hacerlo, ese idiota debe pagar por lo que hizo. Y si no, al menos deberías buscarlo y devolverle la paliza.

Ella se rio.

-Sí, eso suena un poco mejor.

Él no dijo nada más, por mucho que creyera que denunciarlo era lo correcto al final la decisión era suya, no pensaba intervenir más.

Un par de minutos después ya estaban frente a edificio de su departamento, Ochako no apagó el auto, por lo que se apresuró a quitarse el cinturón.

-Pensé que Eijiro te habría dicho que necesitaba que alguien me acompañara.

-Lo hizo.

- ¿Y no vas a ofrecerte a cuidarme?

- ¿Dejarías que te cuidara? -preguntó divertida.

-Preferiría que me rompieran el otro brazo.

-Eso pensé. Solo llámame si necesitas algo-dijo tendiéndole un papelito con su número y los medicamentos que le dieron antes en la recepción.

Él solo asintió, porque no pudo rechazar el gesto. La verdad es que aún tenía muchos sentimientos encontrados con la castaña, pero no se sentía repelido ni sentía deseos de ser malo con ella.

-Gracias por traerme y por explicarme cosas que claramente no te pregunté.

-No puedes solo agradecer como una persona normal, ¿cierto?

Abrió la puerta del auto y salió, pero antes de irse recordó.

-Pásame tu cuenta, te pagaré la ropa.

-Déjalo así, tómalo como una ofrenda de paz. Además, se ve increíble con tus enormes te-

No la dejó terminar, ya que le cerró la puerta en la cara, pero pudo escuchar su risa amortiguada dentro del auto. La miró alejarse y entró al edificio.

Cuando entró a su departamento dejó los medicamentos en la mesa y subió a su habitación. El viaje lo dejó más cansado de lo que le gustaría admitir y quería descansar. Mientras subía las escaleras para llegar a su habitación la herida de su abdomen se tensaba con cada paso, lo que lo obligaba a ir lento y con cuidado.

Al llegar, sus párpados se sentían pesados y apenas pudo caminar hasta la cama antes de sentarse y quedarse medio acostado medio sentado. Miró el armario frente a él y recordó todas las veces que Izuku estuvo justo allí cambiándose, hablando con él y jugando.

Ahora que sabía que muchas de sus sospechas fueron infundadas, justificadamente, tenía ganas de ir corriendo a verlo y aclarar todos los malentendidos, pero no estaba seguro de que aquello arreglara nada. Aún si todo había sido culpa de ambos ya había terminado, llevaban separados casi tres meses, tres meses en los que no habían tenido ningún contacto.

Sería extraño y difícil volver a su normalidad, incluso si sabía que aún amaba a Izuku no sabía qué pensaba él ahora. No sabía si su relación tenía otra oportunidad.

Vio el armario y recordó que aún había cosas de Izuku allí, el peliverde nunca había dado señales de querer ir a recogerlas, probablemente porque no quería verlo. Pero Katsuki ya no aguantaba más, necesitaba verlo. Quería que le dijera a la cara que todo lo que Ochako le había dicho era cierto, pero no encontraba el valor.

Así como el cobarde que era le envió un mensaje de texto.

 

-Ven por tus malditas cosas, Deku.

Esperó y esperó por una respuesta, pero el sueño comenzaba a vencerlo y él se dejó llevar, esperando que cuando despertara todo en su vida comenzara a encaminarse de una vez por todas.

Notes:

Me encanta Uraraka en esta historia, mi chica es genial, solo necesita que le den una oportunidad. Para mí el dkbk es canon y estoy 100% segura de que ella los apoyaría.

Chapter 12: Capítulo 11

Notes:

(See the end of the chapter for notes.)

Chapter Text

Revisaba su bandeja como de costumbre para ver qué novedades había y mientras tomaba una deliciosa taza de café recibió un mensaje.

Después del desastroso video del restaurante y los numerosos comentarios en Twitter Izuku quería esconderse de todo el mundo bajo una roca, incluso su agente le recomendó mantener un perfil bajo hasta que las cosas se calmaran, porque aún no sabían si todo el revuelo significaría buenas o malas noticias para su imagen, pero de todos modos al peliverde lo avergonzaba un poco.

Los rumores decían que Dynamight probablemente estuviera fuera del país, ya que no se le había visto en algún tiempo y no se había pronunciado al respecto sobre la reciente polémica, pero Izuku sabía que probablemente el cenizo estaba maldiciéndolo en algún lugar odiando el día en que se involucró con alguien como él.

Dio un sorbo a su café cuando en su pantalla apareció el nombre de Kacchan y escupió todo sobre su mano, haciendo que soltara su teléfono y cayera quién sabe donde.

-Maldición -dijo quejándose de dolor.

Sin embargo, se olvidó de eso rápidamente al caer en cuenta de quién le había enviado un mensaje. Kacchan, Kacchan le había escrito, tenía un mensaje de Kacchan entre sus notificaciones.

Había sido real, ¿no? ¿No lo había imaginado ni nada?

Sin perder más tiempo el peliverde comenzó a buscar desesperado su teléfono, pero cuando lo recuperó le dio miedo leer lo que decía. No podía ser nada bueno, Katsuki no iba a escribirle de la nada a menos que no tuviera de otra. ¿Le habría pasado algo malo?

No, alguien más ya le habría avisado.

Lo más probable es que se tratara de algo relacionado a lo que rondaba en redes sociales, a esta altura ya el cenizo debía estar al tanto de las notas en las que estaba involucrado y su terrible reacción en el restaurante.

Si Kacchan le había escrito probablemente no eran buenas noticias para él, y con eso en mente de repente ya no quiso revisar su celular, temiendo lo que pudiera encontrar.

Decidió dejar el aparato sobre la mesa con la pantalla abajo y se fue a tomar un baño para irse a dormir. Había tenido un largo día y se sentía exhausto, no quería pasar una noche en vela así que por su paz mental se fue, dejando su celular atrás.

No fue hasta el siguiente día que ya no pudo seguir evadiendo el mensaje, cuando la ansiedad le estaba carcomiendo lentamente las entrañas. Tenía que ir al trabajo y eventualmente tendría que revisar su celular, así que era mejor enfrentarlo en las primeras horas del día, así durante su jornada el trabajo le ayudaría a despejarse de lo demás.

Tomó un respiró y cerró los ojos, abrió apenas un poquito el ojo izquierdo para entrar en la bandeja de mensajes donde aparecía el contacto de Katsuki y los cerró de nuevo como todo un cobarde.

Quizá estaba siendo demasiado dramático, pero no había tenido contacto con el cenizo desde que terminaron ya hace algunos meses, el mensaje lo tomó completamente desprevenido y para ser honesto estaba demasiado nervioso, tanto que le estaba costando trabajo hacer algo tan simple como abrir su chat.

Su estómago cayó al piso cuando por fin tomó el valor de abrir los ojos, sus sospechas se habían vuelto realidad, Katsuki estaba furioso, tanto que le había escrito para que sacara sus cosas de apartamento.

Sabía que el momento llegaría, pero pensó que para entonces podría encararlo sin sentimientos de por medio.

Al menos había sido considerado en no tirar todo a la basura, porque sin duda eso era algo de lo que sería capaz. Y quizá lo hubiera hecho si le afectara de algún modo tener sus cosas a la vista, pero por lo visto no había sido el caso. No hasta que lo envolvió en todo el show en el que se metió, por supuesto que ya no querría nada relacionado con él.

"Se acabó, ya no hay esperanza."

Pensó con amargura, porque una vez que sacara sus cosas de allí no habría nada que hiciera que sus caminos se cruzaran. Claro que aún estaban sus amigos, pero no se reunían lo suficiente como para asegurar un encuentro. Además, estaba seguro de que sus amigos tendrían la consideración suficiente para no organizar nada sabiendo que ya no estaba juntos.

Quería recuperarlo, quería volver con él y hacer bien las cosas, pero al final ese era un deseo unilateral. Katsuki era alguien muy valioso para él, así que no iba a actuar por mero impulso. Además, fue el cenizo quien dejó claro que entre ellos no podría haber ni siquiera una amistad, ya sabía desde el principio que no tendría otra oportunidad, así que no tendría por qué estar tan decepcionado. Pero en su ingenuidad se había permitido albergar esperanzas cuando claramente todo había terminado entre ellos.

"Debo ir a trabajar."

Durante el resto del día trató de dejar a un lado su frustración y hacer su trabajo, pero fue más difícil de lo que pensó. Aún con su mente y cuerpo puestos en su labor, había una pequeña vocecita en su cabeza que le recordaba que Kacchan estaba esperándolo para sacar sus cosas.

Quería evadir el momento todo lo que pudiera, así que aún no le había contestado nada y tampoco recibió ningún mensaje más.

-¿Midoriya? ¿Qué haces aun patrullando? Pensé que tu horario ya había terminado.

Y en efecto, su horario había terminado hace una hora, pero en vista de que no sabía qué hacer subió al techo de un edificio a pensar, aunque eso tampoco había dado mucho resultado.

-Todoroki-kun, yo...solo estoy pensando.

-O sea, sobrepensando.

Izuku rio por el comentario de su amigo, porque tenía razón, era un hábito del que nunca pudo deshacerse.

-Supongo que sí, pero esta vez es con razón.

-¿Se trata de Bakugo?

-¿Cómo lo sabes?

-Solo adiviné.

No hacía falta pensarlo demasiado, Shoto sabía que su amigo no había sido el mismo desde su ruptura con Katsuki, aún si se estaba sobreponiendo parecía que una parte del pecoso se había quedado con su exnovio.

-Recibí un mensaje de Kacchan.

Como siempre, el bicolor no mostró cambio alguno en su expresión, lo que decepcionó al peliverde ya que esperaba tener una idea más clara de cómo tomar el mensaje basándose en la respuesta de su amigo, pero fue inútil.

-¿Te pidió que volvieran?

-No -respondió con un suspiro, deseando que así fuera. -Me pidió que fuera por mis cosas.

-¿Siguen allá? Pensé que Bakugo las habría quemado o algo por el estilo.

-Si te soy sincero, yo también.

-¿Es eso lo que te tiene aquí?

Todoroki ya tenía sus dudas al respecto sobre lo que pasaba entre aquellos dos, después de todo también era amigo de Bakugo (título que se atributó él mismo) y lo había visto igual de decaído que Izuku, así que no entendía qué había pasado exactamente como para que dos personas que parecían amarse tanto se separaran, pero como no creía ser el indicado para hablar de sentimientos con ninguno de los dos, prefirió no meterse.

Sin embargo, aquello parecía ser algo que podía manejar.

-Sí, bueno...algo así. Simplemente estoy tratando de alargar el asunto, siento que puede ser la última vez que lo vea.

-¿Por qué piensas eso?

Izuku se sintió algo molesto con la pregunta, porque era más que obvio que Kacchan lo odiaba y quería sacarlo de su vida cuanto antes.

Pero cuando estaba a punto de decirle todo esto a su amigo, este lo interrumpió.

-No deberías perder más tiempo, si Bakugo no quemó tus cosas antes lo hará ahora si lo sigues haciendo esperar.

Izuku no entendió muy bien la mirada que el bicolor le dio al final, pero sus palabras parecían querer decirle algo más y cuando se quedó completamente solo la respuesta vino a él.

...

"Maldita cara redonda y su charla de mierda. No debí mandarle ese mensaje, soy un estúpido."

Katsuki seguía maldiciendo una y otra vez en su cabeza cada vez que recordaba que le había enviado un mensaje a Izuku del cuál no había tenido respuesta. Quería eliminar el mensaje, pero ya era demasiado tarde.

Entre más pasaba el tiempo más aumentaba su vergüenza por creer que el idiota de su ex le respondería como si nada y fuera a verlo. Bueno, no a verlo sino por sus cosas, aunque esa era una excusa, pero nadie tenía que saberlo.

Pensándolo bien el mensaje había sido estúpido, "ven por tus cosas", cómo se le ocurrió poner eso cuando habían pasado meses. Aunque era cierto que no había tirado nada, podía ser realmente confuso que le pidiera a Izuku llevarse sus cosas hasta ahora cuando ni siquiera él había sentido la necesidad de reclamar sus pertenencias.

"Soy un idiota."

Ya habían pasado 17 horas desde que envió el mensaje, no hubo respuesta ni señales de que Izuku fuera a llegar. Pero a pesar de todo aún guardaba la esperanza de que el peliverde respondiera en algún momento y eso era suficiente para hacerlo perder la paz, por lo que le era imposible hacer cualquier cosa.

Odiaba sentirse así, ya era un maldito adulto, pero incertidumbre lo tenía desecho y ni siquiera tenía la posibilidad de ir a trabajar para lidiar con sus emociones. Estaba en casa, herido y sin poder hacer mucho porque tenía un maldito brazo inmovilizado.

Cada vez que buscaba una pequeña tarea con la cuál ocupar su mente, llegaba de la nada un recordatorio del mensaje que había enviado y se moría de la pena. Como si su cerebro quisiera castigarlo haciéndolo sentir vergüenza de sí mismo a cada rato.

El dolor en su abdomen comenzó a molestarlo y se vio obligado a sentarse, por su descuido ahora estaría así por un tiempo más y aunque sabía que no valía la pena lamentarse era inevitable no hacerlo cuando apenas había pasado dos días en casa y ya no soportaba el encierro, ni poder hacer las cosas tan rápido ni tan bien como lo haría con los dos brazos.

Era tal su frustración que por un momento se vio tentado a llamar a Ochako, ya que por alguna razón después de su conversación no se sentía avergonzado de pedirle ayuda, pero los fantasmas de su inseguridad seguían rondando y aún era difícil para él.

Aún si no había pasado nada con Izuku eso no quiere decir que él no la haya priorizado muchas veces y aunque era más culpa de su exnovio que de alguien más, su cabeza aún no podía exonerarla de la pena que sentía.

Su primera opción había sido Kirishima, pero estaba seguro de que el idiota iba a exagerar queriendo decirle que repose y esa mierda lo iba a exasperar. No, definitivamente prefería arreglárselas solo.

De repente el sonido de sus tripas le recordó que no había comido aún y con algo de dolor por el esfuerzo se levantó para ir a prepararse algo que no fuera tan complicado de hacer con una mano. Estaba entrando a la cocina cuando escuchó que alguien tocaba la puerta.

Realmente estuvo tentado a no abrir y fingir que no estaba en casa, porque si fuera alguien importante habría llamado y no estaba de humor para recibir ofertas de malditas cajetas rancias.

Pero esa espinita que lo estuvo molestando todo el día regreso y se encontró caminando hacia la puerta, dudó antes de tomar la perilla, pero finalmente abrió la puerta.

-Izuku...-dijo en un susurro.

Era él, realmente era él, después de meses lo tenía de frente de nuevo. Para su cuerpo se había sentido como si hubiera toda una vida de distancia entre ellos, pero al ver sus ojos su mente lo sintió como si la separación hubiera sido apenas ayer. Porque cada noche se acostaba pensando en ellos y la forma tan dulce en como lo miraba, esa cosa rara que hacía que parecía que sonreía con ellos y tenerlos otra vez de frente lo dejaron desarmado por completo.

-¡Kacchan! ¿Qué te pasó?

La voz preocupada de Izuku solo lo hizo reprimir una risita, porque era increíble que mientras él se había perdido por completo en sus ojos en cuanto lo vio, el otro solo pudo percatarse de que Katsuki era en realidad un desastre, y no solo por fuera.

-Lamento si vine en mal momento, no respondí a tu mensaje porque lo vi esta mañana cuando apenas iba al trabajo, pero no pude responderte durante mi jornada así que pensé en venir personalmente y...

Desconcertado, Izuku se vio interrumpido por una risa. Hacía tanto que no escuchaba ese dulce sonido que tuvo que levantar la vista para comprobar que en efecto se trataba de su ex. Kacchan estaba riéndose y casi podía jurar que era debido a su terrible hábito de despotricar en cuanto tenía oportunidad, pero algo en su boca parecido a una sonrisa suave lo dejó sin comprender.

-No cambias, Izuku. Cierra la boca y entra.

Katsuki se hizo a un lado para que pasara e Izuku entró, sintiéndose entraño en un lugar que hasta hace poco también era su hogar. No por los muebles, las paredes o las pertenencias que aún permanecían allí, sino porque allí estaba su Kacchan, su hogar.

Al mismo tiempo todo se sentía demasiado y no sabía por dónde empezar, había tantas cosas que quería preguntarle y decirle, pero ninguna parecía correcta.

Mientras estuvo lejos sobrellevar la ruptura fue doloroso, pero tenía lapsos en los que podía mantener su mente en paz, pero ahora estando allí de nuevo a unos escasos metros de distancia, las ganas de abrazarlo y decirle cuanto lo amaba parecían querer gobernarlo.

Casi olvidó que estaba allí para sacar el último rastro de su vida juntos, lo que lo hizo abstenerse de hacer o decir cualquier cosa que solo sirviera para humillarlo.

-Tú, ¿cómo has estado?

Y cuando su vista se desvió a los moretones en su cara y el cabestrillo sosteniendo su brazo roto, se maldijo por ser tan idiota. Katsuki compuso una sonrisa triste y luego le contestó.

-Para ser honesto, me siento como me veo.

E Izuku quiso decir que aún herido y magullado se veía encantador, pero esta vez frenó a tiempo sus impulsos. Sin embargo, no encontró nada más que decir, todo se sentía incómodo y nada parecía apropiado de decir, así que el cenizo llenó el silencio una vez más.

-¿En serio no viste mi mensaje?

El rostro de Kacchan parecía tan inexpresivo como siempre, alguien que solo se concentrara en sus facciones incluso pensaría que estaba molesto, pero sus ojos conectaron de nuevo e Izuku vio una gran tristeza en ellos.

¿Será que había malinterpretado todo?

Quería decirle cuanto lo había extrañado, lo difícil que había sido seguir adelante y que a pesar de todo lo seguía amando, ¿pero tenía algún derecho a decir eso? Quizá no, pero probablemente no tuviera otra oportunidad para verlo, así que se arriesgó.

-Lo vi -admitió-, lo vi pero no pude leerlo. No tuve el valor, así que lo pospuse. Pero también me moría de ansiedad, así que lo leí esta mañana.

-Y sin embargo no me contestaste.

-No, no lo hice. No sabía qué decirte, tenía miedo de que esta sea la última vez que te vea.

No quería guardar falsas esperanzas, pero su corazón comenzó a latir rápidamente, porque Izuku había dicho que tenía miedo, miedo de no volver a verlo. Por qué tendría miedo de eso si ya no estaban juntos y habían terminado hace meses.

-¿Miedo?

Sus ojos comenzaban a picar por las lágrimas que estaba conteniendo y mordió fuerte su mejilla para controlar el temblor de sus labios, pero todo fue en vano porque el aire escapó de sus pulmones junto con gruesas lágrima cuando escuchó:

-Te amo, Kacchan -dijo Izuku con voz temblorosa, quien también había comenzado a llorar.

-Izuk...

-Aún te amo, Katsuki y nunca dejé de hacerlo. Y no sé cómo haya sido para ti y lamento si te estoy haciendo mal al decir esto, pero mi vida sin ti no ha sido fácil. Tenía miedo de venir porque una vez que saque mis cosas de aquí ya no tendré una excusa para volver a verte.

El peliverde comenzó a reír y sorbió algunos mocos en el proceso. Pero aún entre lágrimas continuó.

-En el camino pensé en dejar algunas prendas a propósito para poder verte de nuevo, quizá podría hacerlo una o dos veces, pero al tenerte en frente me di cuenta de que no funcionará, porque no hay forma de que tenga la fuerza para irme de aquí sabiendo que no hice nada para recuperarte.

-Eres un idiota -respondió el cenizo ya llorando incontenible.

-Sí, lo soy. Pero este idiota tiene mucho que decirte, Kacchan. No sé qué nos pasó, pero si aún existe, aunque sea una mínima esperanza de que vuelvas a amarme, la tomaré. Volveré a conquistarte si es necesario, y si me lo permites lo haré por el resto de nuestras vidas porque sé que no existe nadie más para mí, solo tú.

Izuku se puso en pie, caminó hasta donde estaba Katsuki y sin apartar la vista de sus ojos se agachó hasta quedar de rodillas frente a él. Luego tomó su mano, la acercó hasta su rostro y la besó, solo entonces se permitió cerrar los ojos, para sentir el tacto de su piel contra los labios en plenitud.

El calor que irradiaba su piel le calentó la boca, el olor de su cuerpo, que tanto tiempo había añorado, por fin le acariciaba el olfato y pudo sentir el sabor salado de sus lágrimas cuando besó su mano por segunda vez.

Katsuki seguía llorando e Izuku quería aferrarse a la idea que era porque se sentía como él y no porque estaba haciéndole daño nuevamente. Así que apostó todo por aquel pensamiento y acunó su rostro en la mano del cenizo, para luego verlo una vez más.

-Sé que hasta ahora no he logrado amarte de la manera que necesitas y te he hecho daño, pero aprenderé, lo haremos juntos. Así que dime cómo amarte, Kacchan, porque estoy listo para hacer cualquier cosa que me pidas.

Sin poder soportar ni un minuto más Katsuki levantó el rostro del peliverde y lo besó. Fue un beso torpe y sabía a lágrimas, pero aún si ni siquiera podían besarse correctamente por el temblor de sus cuerpos, para ambos fue el mejor beso que jamás hayan tenido.

-No solo es tu culpa, mierda Izuku -hablaba el cenizo entre sollozos.- Yo también te amo, también fallé, debí decirte, debí...

Saber que Katsuki también lo amaba era lo único que necesitaba, bien podría morir en ese mismo instante y la única pena que se llevaría a la tumba sería no haber puesto un anillo en su dedo.

-Shh, ya no te culpes, quédate con mis palabras, amor. Sé que tienes cosas que decirme también, pero ahora que sé que también sientes esto solo quiero cuidarte. Déjame cuidarte y cuando estés más tranquilo, hablaremos. ¿Está bien?

El cenizo solo alcanzó a asentir, porque Izuku reclamó su boca nuevamente, con desesperación esta vez. Como si de aquella forma pudiera confirmar que era real y que Katsuki no se iría a ningún lado y él le correspondió de la misma forma

-Mi amor, mi Kacchan, te extrañé tanto.

Todas aquellas palabras iban acompañadas de suaves caricias y pequeños besos en su rostro, haciéndolo sentir completamente amado, como no se sentía hace mucho tiempo. Quería dejar de llorar, pero Izuku seguía susurrándole cuanto lo amaba y lo difícil que había sido la separación.

Estas palabras trajeron a cuento su propia vivencia y no pudo evitar comparar el llanto amargo que derramó en tantas ocasiones atrás con las lágrimas de felicidad que ahora era capaz de derramar.

Aún tenían mucho de qué hablar y aún había obstáculos que tendrían que superar, pero si Izuku estaba dispuesto a darlo todo por recuperar su relación él también lo haría.

Notes:

Aún falta que estos dos tengan una conversación adecuada, aún tienen mucho camino por delante para lograr estabilizarse, pero por fin hubo reconciliación. Debo decir que Izuku ya me tenía como loca y Katsuki ya hasta me estaba contagiando su ansiedad jajaja

Si ven algún error ortográfico o algo mal escrito, siéntanse libres de comentarlo y lo corregiré.

Espero que hayan disfrutado la lectura y nos vemos pronto (espero) en un nuevo y creo que último cap.

Bye

Chapter 13: Capítulo 12

Notes:

Mentí, no es el capítulo final jajaja aún habrá un poco más de este fic así que espero que me sigan acompañando un poco más hasta que este par consiga una vida plena como se debe.

Al final del cap les dejo una imagen de referencia sobre un objeto muy especial.

Chapter Text

Izuku le limpió las lágrimas del rostro con los pulgares y comenzó a esparcir besos por todas partes. Lo hacía sentir como un niño pequeño y mimado, pero había pasado mucho sufrimiento los últimos meses como para fingir que no estaba deseoso de más. 

-Te amo. -repitió Izuku una vez más.

-También te amo, Izuku. 

Y aunque no eran la primera vez que Katsuki le decía aquello, vio en la reacción de Izuku la profundidad de sus palabras, lo mucho que el otro había necesitado escuchar aquello. Lo dijo de tal manera que se sintió liberador para ambos, como si hubieran vivido hasta ahora solo para ese momento. 

Era irónico pensar que se conocían de casi toda la vida y que aún había muchísimas cosas que descubrir y aprender del otro, pero ahora eran conscientes de que tenían toda una vida juntos para hacerlo.

Pero a pesar de lo mucho que lo había extrañado, Izuku no pasó por alto sus heridas. No hizo preguntas, lo cual agradeció, pero sin importar lo urgidos que estaban por hablar más a fondo, el peliverde insistió en ocuparse de algunas cosas antes de eso, como asegurarse de que comiera adecuadamente y tomara sus medicamentos. 

Sabía que definitivamente había aprendido un par de cosas el tiempo que estuvo lejos de Katsuki, pero para mala suerte de ambos cocinar no había sido una de ellas, así que Izuku terminó pidiendo a domicilio y mientras tanto se puso a ordenar algunas cosas mientras Katsuki lo veía con una sonrisa desde la isla de la cocina.

Iba de un lado para otro haciendo las tareas más pesadas y complicadas de las que él no se había podido hacer cargo y aunque el Katsuki del pasado le hubiera reprochado por hacer cosas por él como si fuera débil, ahora no podía sentirse más que aliviado de tener de vuelta a su nerd. Su compañero de vida, aquel en el que podía recostar las cargas que no podía soportar, como le él había dicho a Izuku una vez. 

Quizá fuera solo cosa suya, pero, a pesar del tiempo que habían estado juntos, tener a Izuku de vuelta se sentía como en su adolescencia cuando comenzaron a salir. La emoción del primer beso, la expectativa de comenzar su relación, y las mariposas en el estómago volvían a estar allí, la única diferencia es que ahora eran adultos que habían estado juntos un buen tiempo. 

Atribuyó el sentimiento a que en el tiempo que estuvieron lejos aprendieron muchas cosas, principalmente sobre sí mismos. Claramente ninguno era la misma versión de la que se despidieron aquel día en que rompieron, ahora eran conscientes de aquello que les había hecho falta en ese entonces. Y aunque eso no aseguraba que no hubiera tropiezos en el camino, sabía que estarían bien. 

Más tarde cuando la comida llegó, Izuku dispuso todo en la mesa e invitó a Katsuki a unirse. Como aún estaba en recuperación y al parecer tenía una herida bastante grande en el abdomen no quiso forzar lo a comer nada demasiado pesado, así que pidió algo de sopa miso, pollo teriyaki con arroz y verduras al vapor. No se quejó. 

Izuku se sentó a su lado y lo ayudó a comer, aún si todavía tenía un brazo perfectamente funcional ninguno mencionó nada al respecto. El cenizo aceptó de buena gana que de ahora en más dejaría que Izuku lo mimara...solo un poco.

Fue grato darse cuenta de que, a pesar de no tocar temas referentes a su separación durante la comida, tenían muchas cosas de qué hablar. Izuku hablaba sin parar de los nuevos comics que había leído desde la última vez, que, para sorpresa de nadie, eran muchos. 

Katsuki, como el nerd de closet que era, coincidió con algunos de los que Izuku había leído. No eran tantos como los que el peliverde había leído, pero encontró cierto refugio en ellos durante las noches que durmió sin Deku. 

Entre una cosa y la otra se encontraron conversando de su trabajo, después de que el peliverde se enteró de cuánto tiempo estaría Katsuki en recuperación anunció que usaría sus vacaciones acumuladas para cuidarlo.  Él quería usar todos y cada uno de sus días para estar con él, pero Katsuki no estaba de acuerdo con que el nerd usara sus días libres para hacer de niñera cuando había trabajo que hacer.

-¡Kacchaaan!

-Izuku.

 -Dos semanas y media.

-No. 

-Bien, que sean solo dos semanas. 

-Una.

-Es muy poco, ya me perdí dos días desde que saliste del hospital.

-Eso no importa. 

-Lo hace. ¿Qué tal semana y media?

Eso pareció convencerlo un poco, porque Izuku vio en su expresión que lo estaba considerando, después de todo si iban a hacer las cosas bien esta vez era mejor que empezaran desde un punto medio en sus acuerdos. 

-Bien, que sea semana y med-

-¡No espera! Si es semana y media tendré que empezar un miércoles y se sentirá raro empezar un día impar. Mejor que sean dos semanas.

-¿Ja?

Katsuki casi había olvidado que aquel Izuku fuerte y varonil también era una masita adorable de sonrojos y exasperación, pero así lo amaba. 

Al final su acuerdo quedó en una semana y dos días, así Izuku regresaría al trabajo un martes porque al parecer ese día parecía ¿par? En algún punto dejó de cuestionar las razones del nerd y aceptar que tuviese que ceder en algunas cosas, después de todo aquello no era algo que pusiera en riesgo algún aspecto en sus vidas.

Izuku recogió la mesa lo más rápido que pudo para volver con Katsuki, no sabía qué era lo que tenía que decirle, pero algo le decía que tocar aquel tema era más sensible para el cenizo, así que trató de crear un ambiente en donde se pudiera sentir cómodo y seguro para hablar.

 Necesitaba que le dijera absolutamente todo lo que ignoraba, porque no estaba dispuesto a cometer el mismo error otra vez. 

-¿Quieres que hablemos aquí o prefieres que subamos? -preguntó una vez de vuelta a la sala. 

-Prefiero que sea en la habitación. 

Izuku asintió y vio como Katsuki se levantaba para subir las escaleras, pero lo detuvo cuando puso el pie en el primer escalón y lo cargó en brazos al estilo princesa. 

Katsuki lo miró con sorpresa pero no dijo nada porque sabía que subir las escaleras por su cuenta sería doloroso, así que se limitó a dejarse cargar y sentir los labios de Izuku contra su frente. 

Cruzar la puerta de la habitación fue extraño, como si una atmosfera diferente estuviera en ese lugar y le hubiera quitado algo de valor. Allí habían demasiados recuerdos y a la vez era muy diferente porque ya no había nada de Izuku a la vista. Pasó muchas noches sufriendo y otras aceptando su nueva vida, lidiando consigo mismo. No había sido fácil sobrellevarlo. 

Pero sus pensamientos no pudieron ir más allá porque la mano en su espalda dándole confort lo trajo de vuelta al presente. El peliverde se sentó en la cama contra el respaldar y lo acomodó a él entre sus piernas de modo que Katsuki pudiera descansar contra su torso.

Las caricias y palabras bonitas no cesaron, el peliverde seguía diciéndolo cuánto lo había extrañado y lo mucho que lo amaba y eso lo hizo sentirse seguro, le hizo saber que Izuku había vuelto para resolver las cosas y quedarse, así que no había nada que temer. 

Tomó una de las manos de Izuku entre las suyas y comenzó a trazar líneas y círculos imaginarios con su pulgar para calmarse. 

-Tengo mucho que decir y sabes que no soy muy bueno con las palabras, así que no hables hasta que termine, ¿de acuerdo?

Izuku plantó un beso en su cabellera.

-De acuerdo. 

No sabía muy bien por dónde empezar, necesitaba decirlo todo de una vez así que debía tratar de ser lo más claro posible. Recordó el día que habló con Uraraka, la ira lo había hecho ser más honesto, pero esta vez no era así. Estaba ansioso.

Comenzó con lo que creyó que sería más difícil de decir.

-Me he sentido insuficiente desde hace mucho tiempo, Izuku. Quizá más tiempo del que me gustaría admitir. 

>>Al principio traté de dejar eso a un lado porque comenzamos a salir y me dejé llevar por toda la emoción del momento, pero conforme el tiempo avanzaba esa inseguridad regresó.

>>Sé que tuviste un enamoramiento por Uraraka el primer año de UA, y ella también sentía cosas por ti. 

Katsuki no sintió ningún cambio en la postura de Izuku ni las suaves caricias cesaron ante sus palabras, así que eso le dio confianza para continuar. 

-Ya estaba enamorado de ti, aún si no era capaz de admitirlo, así que verlos siempre juntos era algo difícil, en realidad ya había aceptado que ustedes dos terminaran juntos, en especial por los rumores que había sobre que ustedes dos...habían estado juntos. 

Aunque no lo vio, pudo sentir como el pecho del pecoso se inflaba, probablemente queriendo refutar aquello, pero soltó el aire en un suspiro resignado, recordando que había prometido hablar hasta el final. 

-Pero luego me besaste -que Izuku lo hubiera besado siempre era un recuerdo que lo hacía sonreír, esta vez no fue diferente- y creí que era mi oportunidad, no me importó Uraraka o lo que dijeran los demás. Te había estado anhelando por tanto tiempo que yo simplemente tomé lo que me diste y no pensé en nada más. 

>>Sabes que todo el daño que te hice en la secundaria fue por mi maldita inseguridad , no porque hubiera algo malo contigo y sé que me has perdonado por eso y pensé que había acabado con eso, pero soy una jodida persona inestable, los últimos meses he sido más consciente de eso que nunca. 

>>Mi cabeza me jodio con toda esa basura sobre ustedes en redes, sobre que hacías mejor pareja con ella porque yo soy una mierda de persona y lo sé, sé que no debería haberme importado una mierda lo que dijeran otras personas pero era cierto. Comencé a creer que tenían razón, que tu fanatismo y ciega admiración a mí era lo que te había atado y que en realidad seguías enamorado de ella. 

>>Me jodió saber que las personas veían eso en ti y que no hubiera nadie de mi lado para decir que yo era la mejor opción para ti, porque ni siquiera yo estaba seguro de que fuera así. 

Izuku por fuera estaba tranquilo, seguía dándole confort a Kacchan con su toque y guardando silencio, haciéndole saber que estaba escuchando cada palabra, pero por dentro maldecía haber sido tan ciego y haber dejado que su pareja cargara con todo eso. Para él, Katsuki no era nada menos que perfecto. 

Sabía que no era el culpable de las inseguridades de Katsuki, pero debería haberlo sabido mejor para no agravar la situación. Él mismo sabe lo difícil que es soportar el rechazo y anhelar algo que parece fuera de tu alcance, esperando aunque sea una pizca de reconocimiento para poder encontrar sentido a seguir un camino en el que solo encuentras sufrimiento.

Pero no dejó que su ira se filtrara, pues el único con quien debería descargar aquel sentimiento era consigo mismo. En este momento Katsuki necesitaba que fuera su soporte, su confort y eso es lo que sería. 

-Sé que me alejé de ti, que incluso las veces que dormíamos juntos eran escasas, pero no soportaba que me vieras, porque entonces verías lo que yo veía. No sé cuando comenzó, pero comencé a compararme con ella, veía sus fotos y aunque me hacía daño no podía dejar de hacerlo. Se volvió un hábito que me hundía cada vez más.

Que hubiera hablado con Uraraka había resuelto algunas cosas, pero el dolor que sintió por su persona era un fantasma que no se iría tan rápido. Aún le afectaba, podía sentir como su garganta se cerraba poco a poco, era como intentar tragar un gran bloque de hielo. 

-Siempre estuve orgulloso de mi cuerpo, sabes. Pero cada vez que me miraba en el espejo no podía evitar ver todo lo que no tenía. Sé que no lo entenderás porque tú si has sentido cosas por otras personas, por otra mujer. Pero para mí siempre has sido tú, solo tú y pensar que no era suficiente para ti, que quizá anhelaras que fuera alguien más...

Katsuki cerró los ojos y dejó caer su cabeza en el hombro de Izuku con un largo suspiro.

-Comencé a llenarme muy rápido de todo eso al punto de que incluso me rehusaba a que me vieras. Tenía miedo de que no disfrutaras cuando estabas conmigo.

A su mente llegaron todas las veces en las que buscó el calor de Katsuki y en cambio se topó una pared fría de rechazo, pero viendo las cosas desde otra perspectiva se daba cuenta de cuán obvio era todo. 

Había ocasiones en las que Katsuki se dejaba la camisa puesta, o ni siquiera se quitaba la ropa procurando solo el placer de Izuku. Pensó que solo estaba siendo mezquino, pero ahora veía que había estado cargando con pensamientos oscuros durante todo ese tiempo.

 -Ver todas esas fotos de ustedes cada vez que salían juntos y que tú no dijeras nada, incluso estuviste de acuerdo en que se veían bien juntos y yo solo podía sentirme como una mierda porque no era a mí a quien le dabas esas sonrisas. 

>>Sé qué fui yo quien comenzó la distancia entre nosotros, pero tenía miedo de que yo solo fuera un reemplazo de algo que no pudiste tener, después de todo ella también tenía a alguien.

>>Y la última vez que estuvimos juntos por fin pude dejar un poco de lado toda esa mierda y entregarme a ti otra vez, pero te fuiste, porque ella te necesitaba. Yo te necesitaba también.

Ahora sabía la razón detrás de esa llamada, la razón por la que Izuku se fue, pero aun así aquello era algo por lo que Katsuki se encontraba profundamente resentido. 

-Lamento no haber dicho nada. Supongo, que ese fue mi error. 

No podía culpar a Katsuki por no haber dicho nada, desde su perspectiva era un completo idiota, un canalla. Daba igual que no hubiera hecho nada con intención, él sabía que las cosas entre ellos no andaban bien y tampoco actuó de la mejor manera. 

Ochako lo sabía, que Katsuki no era alguien que se abriera fácilmente, él mismo lo sabía y en lugar de insistir como había sugerido dejó que sus propias frustraciones se apoderaran de él y dejó que las cosas siguieran su curso hasta que tocaron fondo.

Pensó que ya no era amado y trató de pagar con la misma moneda. Asumió cosas sobre el comportamiento del otro que bien habría podido saber a qué se debían si hubiera preguntado a tiempo. Pero tenía la fortuna de arreglar todo eso, tenía otra oportunidad y no la iba a desperdiciar. 

Despegó el cuerpo de Katsuki del suyo y salió de la cama.

-¿Izuku?

Se volvió a sentar en la cama, pero esta vez estaba frente al cenizo, ahora era su turno de hablar y necesitaba verlo a los ojos para que supiera cuanto lo sentía. 

-Kacchan soy un idiota, no sabes cuanto lo siento. Te dije que ya no te amaba porque pensé que no me amabas y eso fue tan inmaduro de mi parte, Dios no sabes cuanto lo lamento. 

>>Tienes razón con todo, aún si no me lo dijiste sabía que algo estaba pasando y fui muy blando al respecto. Sé lo difícil que es para ti hablar, pero yo tampoco insistí en ello aferrándome a la idea de que te habías cansado de mí, pensé que eras tú el que ya no me quería. 

>>Kacchan, entre Ochako y yo jamás a habido nada, nunca. Esos rumores ni siquiera sé de dónde salieron. Ni siquiera la he amado, no de forma romántica al menos, es como una hermana para mí. Lo que sentí por ella solo fue un pequeño flechazo, fue la primera chica con la que hablé en mi vida, pero ni siquiera eso logró resistir el primer año porque mi atención siempre estuvo sobre ti. 

Hizo una pausa para tomar aire luego de su discurso y se pasó una mano por el pelo algo frustrado.

-Y no sé a qué te refieres conque he deseado a otras personas, porque en mi cabeza siempre has sido tú, solo tú.

Tomó la mano de Katsuki entre las suyas y la besó con devoción. 

-El día que Ochako me llamó, no puedo darte detalles pero ella...

-Lo sé, me lo contó.

Aquello sorprendió bastante al peliverde, quien no pudo evitar abrir mucho los ojos ante la confesión. ¿Kacchan y Ochako habían hablado? ¿Cuando fue eso? Ella nunca le mecionó nada, ella no dejaría que Izuku sufriera todo ese tiempo habiendo tenido la respuesta a sus problemas ¿cierto?

-Oye, quita ese ceño fruncido de tu cara. La cara redonda fue quien me recogió del hospital y hablamos un par de cosas en el camino, las cosas están bien entre nosotros ahora.

 Principalmente para mí. 

Izuku solo asintió.

-Aun así, debí hacer las cosas mejor, tienes razón en todo fui un imbécil por no darme cuenta. La manera en la que te dejé esa noche, tenías todo el derecho de estar molesto.

-Tienes razón, tenía derecho a estarlo, pero hice más que eso. Dudé de ti, Izuku, de mí y de lo que habíamos construido y no sabes cuanto me pesa. 

Entonces Izuku entendió lo que en realidad lo estaba molestando, no había sido el hecho de que ambos fueran pésimos para comunicarse, de una u otra forma siempre habían encontrado la manera de entender al otro sin palabras. Fue el hecho de que ambos dejaron que sus inseguridades tomaran el control.

Katsuki se había arrinconado a sí mismo, convencido de que no era suficiente para él y había hecho a un lado toda su historia. Su desarrollo de amigos a enemigos a rivales a amigos y luego a novios, no es una evolución que simplemente se dé por sentado pero Katsuki lo había hecho y eso era lo que en verdad le pesaba. 

Haber dudado de Izuku, de sí mismo y de su relación era tan duro para él como lo era para Izuku haberle fallado a Katsuki. 

-Ambos la cagamos -dijo Izuku después de un rato. 

El reconocimiento hizo que Katsuki lo miraba sorprendido, más por el hecho de que el otro lo aceptara en lugar de hacerse responsable de todo como siempre. Sin duda la separación había hecho que ambos maduraran un poco. 

-Sí, aunque tú un poco más -dijo Katsuki con un tono burlón.

Los dos se echaron a reír, sintiendo como poco a poco se sentían más cómodos al rededor del otro. Ninguno esperaba que las cosas fueran como antes ni que volvieran de inmediato a una rutina luego de meses lejos, así que el hecho de que Katsuki tuviera suficiente humor para burlarse de Izuku apenas a unas horas de su reencuentro era buena señal.

Continuaron hablando, probablemente toda la noche hasta quedarse dormidos. Aún tenían mucho que abordar, pero habían resuelto la mayor parte, así que no fue sorpresa cuando Katsuki cayó primero, después de todo los medicamentos lo hacían sentir mucho sueño y su conversación con Izuku lo había llevado al límite. 

El pobre cenizo aún balbuceaba con los ojos cerrados entre sus brazos, tratando de seguirle la charla, pero fue cuestión de tiempo para que los murmullos se convirtieran en suaves ronquidos. 

Bueno, no eran realmente ronquidos, pero Katsuki respiraba bastante fuerte por la noche, así que Izuku se permitía llamarlos así. 

Mientras veía el rostro relajado de Kacchan pensó en los acontecimientos del día, había empezado la mañana con una buena dosis de ansiedad y ahora estaba en su antigua cama, en su antiguo departamento con su ex entre sus brazos. 

¿Su ex? ¿Eran novios otra vez? No sabía si haber resuelto las cosas significaba que habían vuelto. También estuvieron separados como tres meses, ¿harían como que eso nunca pasó o tendrían que buscar una nueva fecha de aniversario?

En algún punto sus pensamientos comenzaron a ser borrosos y se dio cuenta de que también estaba exhausto, había trabajado duro y sumado a toda la carga emocional de esa tarde su cuerpo comenzaba a ceder al sueño, así que en sus últimos pensamientos conscientes decidió que le pediría a Katsuki que fuera su novio de nuevo. 

...

A la mañana siguiente Izuku no estaba a su lado cuando despertó, una pequeña alarma se encendió en su interior, pero fue rápidamente apagada por el olor a café que de a poco comenzaba a viajar por toda la casa. 

Mierda. Cuánto había extrañado aquel aroma, la sensación de despertar y saber que no era el único en casa lo hizo sonreír sin tapujos. Se sintió bien comenzar la mañana de esa forma.

A pesar del dolor en su abdomen al levantarse de la cama, se apresuró a ir al baño a asearse para bajar. Quería confirmar que todo aquello era real y no sus pastillas jugándole una mala pasada, uno nunca sabe. 

Pero mientras bajaba las escaleras a paso de caracol podía ver como la silueta de Izuku se asomaba en la cocina, sorbiendo su taza de café pre-desayuno mientras terminaba de preparar el desayuno. Quiso reír cuando escuchó la voz de fondo indicándole los pasos a seguir para preparar un salmón yakijake, pero se contuvo porque ver a Izuku intentando hacer un desayuno tradicional lo conmovió. 

Normalmente él era quien cocinaba porque Izuku era un desastre en la cocina, y si lo hacía generalmente eran platillos estadounidenses que eran más fáciles de preparar, pero Katsuki no lo había dejado hacer eso muy seguido ya que no pretendía que un par de héroes profesionales murieran por tener las arterias tapadas. 

Los murmullos no paraban mientras Izuku iba de un lado a otro dando sorbos a su café y revisando sartenes y ollas en el fuego. Seguro que el peliverde se sentía bastante ofuscado, pero desde la perspectiva de Katsuki la imagen había hecho que su corazón se acelerara. 

-Buenos días, nerd.

Izuku se volteó y a pesar del desastre que era se las arregló para regalarle una de sus radiantes sonrisas. Caminó hasta la isla en donde estaba sentado y se inclinó para besarlo, sabía a café y pasta de dientes e Izuku le dio tres picos más cuando dejó sus labios.

Parecían dos tontos enamorados, probablemente porque lo eran. 

-Buenos días -dice mirándolo embobado. Katsuki no parece ser ajeno a ello porque también tiene una mirada suave en su rostro que hace que Izuku quiera comerselo allí mismo, pero se contiene.- ¿Dormiste bien? 

-Mi cuerpo aún se siente como si le hubiera pasado un camión por encima, pero me siento descansado. Supongo que era la primera vez que dormía tan bien desde que te fuiste. 

-Ya nunca tendrás que volver a ello amor, te lo prometo. 

El peliverde dejó un último beso en su frente y regresó otra vez a la cocina para seguir luchando con su desayuno. 

Algunos minutos más tarde la mesa estaba servida. Katsuki recorrió con la mirada cada platillo y decidió que tenía un aspecto bastante bueno para ser la primera vez. Sí, el pescado se había desecho un poco pero el sabor no era malo, el arroz se había cocido algo de más, pero estaba bien, la sopa miso definitivamente quedó algo salada pero el té verde era estupendo. Se atrevió a darle a Izuku un ocho como calificación en su mente. 

Quién diría que Izuku Midoriya realmente podía cocinar. 

Además, Izuku solo tomó una taza de café en la mañana en lugar de dos. Katsuki siempre le decía que tomar tanta cafeína lo iba a matar, pero hasta hoy nunca le había hecho caso. 

-¿Te gustó? 

La mirada esperanzada de Izuku era tan tierna que le dieron ganas de seguir burlándose de él y como esa mañana se sentía tan bien dio rienda suelta a sus deseos. 

-No lo sé, diría que es bueno si lo comparamos con la primera vez que hice uno de estos -Katsuki fingía inspeccionar el trozo de pescado entre sus palillos como si en realidad buscara algún defecto, pero su sonrisa burlona lo delataba -que fue cuando tenía 7 años. 

Izuku se rio y fue refrescante escuchar aquel sonido retumbando en la casa otra vez. 

-Eres tan malo Kacchan. 

-Malo tú, tuvimos que terminar para descubrir que puedes cocinar siguiendo un tutorial medio decente. 

Sus palabras claramente eran para hacerlo reír una vez más, pero se asustó cuando vio que en lugar de reír se le había borrado la sonrisa. Inmediatamente se arrepintió de haber hablado. 

-Hey, solo estaba bromeando.

Izuku lo detuvo poniendo una mano sobre la suya y negando con una sonrisa enyesada. 

-No dijiste nada malo, solo pensé en todas las veces que pude esforzarme más por ti y no lo hice. 

Katsuki volteó los ojos a pesar de que no estaba molesto.

-Yo podría decir lo mismo. 

-Pero tú siempre me cuidas, haces comidas deliciosas y saludables. ¿No me viste bien? Unos cuantos meses lejos de tu cocina y estoy fuera de línea. 

Katsuki NO se había dado cuenta, pero podría hacer una inspección más tarde cuando las cosas entre ambos se hubieran asentado más. Estaba jodidamente desesperado por tocarlo y ser tocado, no iba a mentir, pero no quería parecer una perra desesperada, había prioridades.

-Pensé que la cara redonda se las arreglaría para hacer algo medio decente. 

Lo dijo porque supuso que había sido el caso, Izuku quedándose con su mejor amiga no sería nada extraño. Pero incluso si las cosas ya habían sido habladas todavía no le gustaba que Izuku se hubiera quedado con ella. 

Izuku lo miró con ojos entrecerrados, casi ofendido. 

-Estuve en casa de Ochako como una semana antes de que me echara porque mi "cadáver" se estaba pudriendo en su sofá. Además, viví a base de mochi, mochi de todos los sabores que te puedas imaginar porque...al parecer ella piensa que cambiar el relleno lo convierte en una comida diferente. 

Aún si Izuku solía pedir a domicilio en casa de Ochako, comió suficiente mochi para toda una vida y su cuerpo se estremeció recordando con asco el mochi de espárragos que había comido y vomitado la última vez

Después de allí casi nunca cocinó, solo hacía su propio café y solía desayunar de camino al trabajo y almorzar en la cafetería de la agencia. 

Katsuki se rio, porque era tan estúpido que estaba seguro de que era cierto. Pero un sentimiento posesivo comenzó a instalarse en su pecho. Aún si ya no estaba compitiendo con nadie por Izuku (en realidad  nunca había tenido que hacerlo), lo asaltó la felicidad de que el peliverde prefiriera su comida. 

Su convivencia había sido escasa y aunque confiaba en Izuku y definitivamente no estaba contento con su sufrimiento, una parte retorcida de él se sintió bien al descubrir que Izuku también lo había extrañado de una manera insana. 

Simplemente se sentía bien saber que no fue el único tan aferrado al otro como para descuidarse un poco, pero sabía que en ambos casos no fue algo saludable. 

...

Para el medio día las vacaciones de Izuku habían sido aprobadas y finalmente se quedaría a cuidar a Kacchan. No se despegaron ni un segundo, Izuku se bañó y buscó algo decente que ponerse entre las cosas que había dejado allí. 

En un parpadeo una semana completa había pasado y por fin Katsuki había dejado de necesitar el cabestrillo. Sus heridas habían cerrado bastante bien para entonces, puesto que los medicamentos eran a base de una peculiaridad similar a la de Recovery Girl que hacía que los tejidos dañados se repararan a mayor velocidad. Sin embargo, también había acabado los medicamentos y a partir de allí su recuperación completa dependería de su cuerpo. 

Izuku lo ayudó con algunos ejercicios para su brazo, estuvo muchos días sin usarlo y necesitaba adaptarse de nuevo al movimiento para que sus articulaciones no resintieran el trabajo. 

Durante el día se dedicaron a ponerse al corriente sobre las cosas que se habían estado guardando durante mucho tiempo, habían acordado que no se volverían a guardar nada para sí mismos que pudiera resolverse teniendo una pequeña charla. 

Por la noche se dedicaban a disfrutar de la compañía del otro, viendo alguna película y compartiendo besos lentos en la oscuridad y haciendo promesas de amor sumergidos aún en la magia del reencuentro. 

Conforme pasaban los días las sesiones de besos y caricias subían de tono, e Izuku sentía que su cordura cedía, pero sabía que debía ir despacio para no asustar al cenizo. Sabía que Katsuki aún se sentía algo cohibido, así que dejó que él marcara los límites de lo que tenía permitido hacer. 

Además, aún estaba recuperándose y sabía que aún si el cenizo le daba permiso no llegaría hasta el final, no quería lastimarlo. Más adelante tendría la oportunidad de volver a hundirse en él y volver a experimentar el abrasador calor de ser envuelto en su humedo agujero. 

El solo pensarlo le daban ganas de llorar. Había fantaseado con volver a tocar a Katsuki más veces de las que podría recordar, pero por ahora debía contenerse. No era nada que no pudiera hacer, había pasado meses aguantando, un par más no lo matarían. Esperaría cuanto fuera necesario con tal de hacer las cosas bien esta vez. 

Pero para su sorpresa un día antes de volver al trabajo las cosas comenzaron a ponerse bastante calientes. Katsuki parecía estar tan desesperado por sentirlo como él. El beso lento que había iniciado sin otra expectativa más que la de estar con él, se había tornado en uno desesperado que lo estaba dejando sin aliento. 

El intercambio se tornaba cada vez más demandante por iniciativa de Katsuki e Izuku solo se limitó a responderle con la misma intensidad. De un momento a otro sintió como el cenizo se ponía a horcajadas sobre él y un gemido bajo salió de sus labios cuando comenzó a moler su trasero contra su hombría. 

Pasaban todo el día en casa, si había que salir a hacer un mandado era Izuku quien se hacía cargo, así que la mayor parte del tiempo Katsuki vestía licras o shorts deportivos para estar más cómodo. Así que no fue sorpresa sentir como su pene se restregaba tan deliciosamente entre sus nalgas. Debido al material de su ropa podía sentir a la perfección las mejillas de su trasero tratando de abarcarlo todo. 

Izuku estaba dando todo de sí para no arrancarles la ropa y arremeter contra su agujero, direccionaba su frustración contra los labios de Katsuki tratando de obtener más. Bajó sus besos hasta su cuello y el sonido de satisfacción que salió de la boca del otro casi lo hizo correrse. 

Era como un adolescente tratando de no correrse en los pantalones por unos simples besos, pero era difícil no hacerlo cuando era Katsuki quien le provocaba aquello. 

Bien podría correrse con solo tener sus ojos puestos sobre él, con su aliento en su cuello y mirando su lechosa piel. Tuvo que separarse un momento a respirar para no perderse y Katsuki aprovechó el momento para sacar sus miembros y comenzar a juntarlos. 

A pesar de la nube de excitación que lo tenía mareado, Izuku estuvo a punto de proponer ir a buscar el lubricante, pero entonces Katsuki hizo la cosa más jodidamente caliente que lo había visto hacer en mucho tiempo, escupió entre ambos y comenzó a esparcir la saliva de arriba a bajo, empapándolos a ambos. 

Recostó la cabeza hacia atrás y dejó que el otro tomara el control. Estaban tan mojados que si la saliva no fue suficiente todo el líquido preseminal que brotaba de sus puntas había servido para hacer que la fricción fuera suave y resbaladiza. 

Katsuki movía las caderas desesperado mientras lloraba el nombre de Izuku, estaba a punto de llegar pero necesitaba algo más, así que llamó al pecoso una vez más y lo miró directo a los ojos. 

Izuku entendió al instante y tomó a Katsuki por la nuca para fundirlo contra su boca. Llevó su otra mano al trasero del rubio y comenzó a masajearlo sin piedad. 

Sentir esas manos grandes y callosas contra su trasero suave fue lo único que Katsuki necesitó para correrse. Gimió el nombre de Izuku contra sus labios y cerró los ojos con fuerza mientras el orgasmo lo desarmaba por completo. El pecoso no tardó en alcanzarlo y sintió como el líquido caliente se derramaba sobre su mano y manchaba sus vientres. 

Toda la energía de su cuerpo lo abandonó y apenas alcanzó a poner su cabeza sobre el hombro de Izuku. Sintió una mano cálida sobre su espalda mientras luchaba por normalizar su respiración. 

Giró la cabeza para verlo y le complació lo que vio, Izuku había vuelto a recostar la cabeza en el sofá, tenía los ojos cerrados y un tenue rubor cubría sus mejillas, su pecho subía y bajaba con fuerza tratando de recomponerse. Estaba tan azotado por una simple paja y aunque él no estaba mejor se sintió bien haber sido el causante del estado del pecoso.

Había olvidado lo bien que se sentía entregarse al placer sin pensar en todo lo demás, pero su cabeza aún no estaba en el mejor de los momentos y aunque trató de reprimirse pronto algunas lágrimas comenzaron a bañar el hombro de Izuku, quien alarmado levantó su rostro para verlo. 

-Kacchan que pasa, ¿hice algo malo?

Él negó con la cabeza y se limpió las lágrimas para regalarle una sonrisa melancólica. 

-Es solo que pensé que nunca más estaría así contigo.

Pese a que el cenizo seguía sonriendo, sus palabras le estrujaron el corazón. Aún si la mayor parte fue inconsciente le había hecho daño a Kacchan, y sin importar que hubieran arreglado las cosas sabía que quedaban heridas abiertas. 

Levantó a Katsuki con cuidado y fue a buscar algo para limpiarlos a ambos. Hizo su tarea en silencio mientras procesaba los acontecimientos, como siempre besó a Katsuki durante el proceso y cuando terminó lo cargó en brazos hasta la habitación.

-Sabes que ya estoy mejor, no tienes que seguir cargándote. 

 -No te cargo porque no puedas subir por tu cuenta, lo hago porque me encanta cuando estás en mis brazos. 

-Ah, entonces tus motivaciones son egoístas. 

Izuku percibió el tono burlón en su voz, pero él habló en serio cuando le respondió.

-Siempre lo soy cuando se trata de ti. 

Al llegar a la habitación dejó al cenizo en la cama y se fue a preparar el baño. 

-Desde hace un rato estás raro -dijo Katsuki desde la cama.

-Lo siento.

Mientras seguía regulando la temperatura del agua sintió como unos brazos aparecían a su alrededor y un cuerpo calido se recostaba en su espalda.

-¿Es por lo que dije?

-Sí -admitió él- pero no es nada malo, hablemos de eso después del baño. 

...

Ya vestidos y listos para ir a la cama Izuku caminó hasta el armario donde estaba su ropa, llevaba un rato hurgando entre sus cosas, buscando algo. 

-Si necesitas algo puedes buscar entre mis cosas, aún no has traído el resto de las tuyas. 

-No, estoy buscando algo que dejé aquí y... ah, lo encontré.

Izuku sonrió contento cuando miró la cajita entre sus dedos, pero la escondió tras su espalda para que Kacchan no la viera.  

-Oye Kacchan, ¿qué somos?

-¿Mmh?¿Qué quieres decir?

-Bueno, terminamos hace tres meses, pero ahora estamos juntos de nuevo. Sin embargo, aún somos ex. 

- ¿A qué estás jugando?

Izuku debería saberlo, que a Kacchan no le gustan las sorpresas.  

Suspiró derrotado y llevó sus manos hasta el frente, dejando que Katsuki viera la caja de terciopelo verde entre sus dedos. 

El cenizo levantó la mirada buscando en aquellos ojos esmeralda una explicación para lo que estaba viendo. Pero solo encontró la sonrisa tonta de Izuku dejándolo sin defensas. 

-Izuku...

-Quería pedirte que fueras mi novio otra vez, iba a planear algo romántico para nosotros cuando estuvieras completamente recuperado, pero lo que dijiste antes me hizo pensar. No quiero que vuelvas a pensar que me iré de tu lado, a menos que tú así lo quieras. 

-Yo nunca...

No encontraba nada para decir, su boca estaba seca y no podía hacer nada más que mirar lo que Izuku tenía entre las manos. Así que lo miró esperando que leyera lo que sus ojos trataban de decirle. 

Él asintió.

-En ese caso, Katsuki, ¿quieres ser mi novio?

Katsuki solo atinó a asentir. 

Izuku sonrió, se levantó de la cama y se arrodilló frente a Katsuki. 

-Ya que oficialmente somos novios otra vez, Katsuki Bakugo, ¿me concederías el honor de ser tu esposo?

Katsuki asintió frenéticamente mientras se abalanzaba sobre el pecoso, ambos reían y lloraban, sorbían mocos y volvían a reír. El cenizo comenzó a esparcir besos por todo el rostro del peliverde. 

Se incorporaron e Izuku le puso el anillo de compromiso a Katsuki en la mano izquierda, estaba ansioso por el día en que pudiera poner otro en su mano derecha.

-Zuzu, es precioso, ¿cuándo mierda conseguiste esto? ¿Estuve viviendo con esto en el armario y nunca me di cuenta? 

Katsuki no era un hombre que usara muchos accesorios, apenas tenía dos pareces de aretes que usaba muy de vez en cuando y unos cuantos anillos y brazaletes que pocas veces veían la luz del día, pero aquella joya era sin duda lo más hermoso que había visto jamás.

Extendió su mano frente a él mientras que con la otra rodeaba a Izuku. Los colores resaltaban mucho en su pálida piel y eso hacía que todo fuera aún más perfecto. 

El anillo era negro y cerca del centro se dividía en dos partes más delgadas sosteniendo un rubí en forma de ovalo. 

No pudo evitar asociar a látigo negro por la forma en la que el anillo rodeaba la piedra y era evidente que Izuku lo había escogido por el color de sus ojos. 

-Hace casi medio año. 

Casi medio año, pudo haber estado comprometido con Izuku hace casi medio año, pero entonces comenzó su distanciamiento y los planes se fueron al caño. 

-Pero me alegro de no haberlo hecho entonces, porque seguía siendo un tonto y la habría cagado sin darme cuenta. Ahora sabes que eres el único para mí y que te amo con todo mi ser, Katsuki, te adoro y no puedo esperar para casarme contigo. 

-Te amo Izuku, tampoco puedo esperar para que seas MÍ esposo. 

Ambos rieron y se besaron una vez más. Katsuki no pudo evitar volver a contemplar su anillo.

-Mierda, vamos a casarnos. 

 

 

 

 

 

¡Nos vemos! 

 

 

Chapter 14: Capítulo 13

Notes:

(See the end of the chapter for notes.)

Chapter Text

-¿Ya desayunaste?

-Sí, hace menos de una, ¿y tú?

-Sí, aunque desayuné solo hoy. 

Incluso a través de la llamada Katsuki sabe que Izuku está preocupado, es jueves y se supone que es el día en que siempre desayuna con Uraraka, pero al parecer esta no se había presentado y hasta donde sabe, podría ser la primera vez que pasa.

-¿Y te avisó que no iría?

Aunque en otro momento se habría alegrado de que no estuvieran juntos, también le parecía algo inusual. Además, esto ya era algo hablado, Izuku había indagado exhaustivamente sobre las cosas que le molestaban y cómo podía cambiarlas, pero Katsuki no es un tipo tóxico, Izuku había dicho que lo amaba a él y solo a él, así que confiar en tu pareja era parte de una relación, ¿no?

-No, ni siquiera contestó mis llamadas, pero no te preocupes por eso, seguro que tuvo algo importante que hacer. 

Movió la cabeza en asentimiento, incluso si Izuku no podía verlo al otro lado de la línea. 

-Pero dime, ¿hiciste tus ejercicios también?  Compraré algo de camino a casa, ¿qué se te antoja? O si prefieres comida casera, tengo un nuevo tutorial con el que seguro puedo impresionar a mi prometido. 

Otra vez, incluso si sabía que Izuku no podía verlo, sonrió. Prometido, la palabra por sí sola hacía que su pecho burbujeara y su cara se pusiera roja, pero cada vez que Izuku lo llamaba así era como si encendiera un interruptor que lo hacía sonreír de inmediato. 

Estiró su mano hacia el frente y contempló el precioso anillo, aún sonriendo contestó.

-Creo que a tu prometido le encantaría probar ese nuevo tutorial, no pienso casarme con un hombre que a duras penas sabe preparar 3 platillos. 

Escuchó la deliciosa risa a través de la línea y aún así le causó cosquillas. 

-Entonces será mejor que amplie mi repertorio, se dice que mi futuro esposo tiene un paladar muy exigente. 

-Oh, tu futuro esposo ciertamente tiene un paladar jodidamente exigente 

Sonaban enamorados y felices, probablemente porque lo estaban. Ambos estaban dando lo mejor de sí para sacar adelante su relación, pero ninguno lo veía como un trabajo pesado o una carga. De hecho, para Katsuki las cosas nunca habían sido tan fáciles como ahora. 

No quería caer en el típico cliché de "no sabes lo que tienes hasta que lo pierdes" pero lamentablemente ese había sido su caso y aunque le hubiera gustado que llegaran a eso sin una ruptura de por medio, una vez que el dolor y el cielo gris se había despejado, pudo ver en lo alto el sol brillando tan cegadoramente como nunca antes lo había hecho. 

De alguna manera ambos habían necesitado perderse un poco para encontrarse de nuevo en su mejor versión. Todavía no más maduros, pero sí más dispuestos y arrepentidos, con ganas de seguir creciendo juntos. 

Dieron por sentado el hecho de que por haber pasado toda una vida juntos no habría nada más que conocer, nada más que necesitaran decir, pero evidentemente se equivocaron. 

Afortunadamente eran jodidamente estúpidos y aferrados (rasgo que Katsuki admite haber adoptado de Izuku) cuando se trata de su relación, así que fueron bendecidos con una segunda oportunidad, una que iban a aprovechar cada maldito segundo. 

-Te veré pronto, te amo, Katsuki. 

-También te amo, Izuku. 

 

-Debemos remover la salsa hasta que reduzca y obtengamos una consistencia espesa y sin grumos, luego podemos servir sobre el plato que preparamos antes. 

La cocina siempre había sido lo suyo, disfrutaba de la paz que le daba otorgaba el control y lo metódico que era el proceso, hasta ahora Izuku no había tenido acceso al lugar mas que para hacer café o algo en esa escala de dificultad. Sin embargo, había algo en la forma en que se movía por el lugar que hacía que Katsuki también disfrutara de estar del otro lado.

Podría decir que era la manera en que sus varoniles manos tomaban cada ingrediente y lo hacía desear tener esas manos sobre él, la vista de su espalda fornida ayudándolo a ocultar lo que traía entre manos o su perfecto trasero y fuertes piernas atrapadas en esos shorts que hacía que se le cortara la respiración.

Pero era aún muy temprano para eso, así que también podía decir que le encantaba ver a Izuku en la cocina porque se preocupaba por él, que lo impulsaba su deseo de complacer a Katsuki y hacer algo bueno por él. Lo hacía sentir querido y era un sentimiento que no había sentido mucho a lo largo de su vida, tampoco era que le hubiera prestado mucha atención antes, pero ahora siempre se encontraba deseoso de esa atención. 

Ese hombre en la cocina luciendo sexy mientras hace maniobras con la comida y esforzándose por complacerlo iba a ser su esposo y Katsuki no podía estar más feliz con la idea.

-Y...aquí tienes, un tonkatsu perfectamente emplatado-Izuku se volvió hacia Katsuki y acercó el plato hasta la isla con cuidado de no hacer un desastre-, espero que a mi prometido le guste.

Había estado todo el rato concentrado en la receta para no quemar nada y mantener los tiempos de cocción, era difícil. No sabía cómo era que Kacchan tenía el tiempo de hacer tantos platillos a la vez y mantener el ritmo sin echar a perder algo. Él se sentía exhausto y apenas había freído el cerdo, la salsa y hecho el arroz, porque el repollo lo había comprado ya cortado y el encurtido vino de una conserva que Katsuki había hecho hace unos días.

El emplatado lucía decente, pero lo que le preocupaba era el sabor. Tampoco era tan ambicioso, no esperaba superar la cocina de Katsuki algún día, pero todavía tenía la esperanza de llegarle a los talones a su madre o al tío Masaru, que eran las únicas dos personas cuya cocina Katsuki respetaba. 

-Vaya, el empanizado luce muy bien-Katsuki lo dijo sorprendido en serio, lo que preocupaba a Izuku porque significaba que ahora sí tenía expectativas. 

-Quizá, y solo quizá, haya llamado a mi mamá anoche para preguntarle cómo preparar el cerdo.

Ante esto los ojos de Katsuki se abrieron y sus orejas se levantaron como si fuera un lindo cachorro que acaba de escuchar su palabra favorita. 

-¿Es de la tía Inko? Oh Izuku, acabas de poner la vara muy alta.

Katsuki tomó sus palillos y llevó un gran bocado a su boca.

-¿Y bien?

-Mmm, está realmente bueno-entonces Izuku pudo soltar el aire que había estado conteniendo-pero no te crezcas, aún te falta mucho para alcanzar a tu mamá. 

Lo último fue ignorado olímpicamente por el peliverde, quien solo se quedó con el hecho de que a Katsuki le había gustado su comida. Rodeó la isla y abrazó al cenizo por la cintura solo para comenzar a atacarlo con un beso tras otro por todas partes. 

Katsuki se reía a la vez que dejaba que su novio lo llenara de cariño, porque si hacía siquiera el intento de contenerse estaba seguro de que iba a explotar. 

Dejó sus palillos a un lado y tomó a Izuku de la cara con ambas manos y lo miró a los ojos, era tan guapo, Izuku era tan apuesto, tan fuerte y amable y dulce y lo amaba, Katsuki lo amaba con cada fibra de su ser y no pensaba renunciar a él nunca más.

-Te amo, joder Izuku, cómo te amo. Eres un imbécil.

Izuku se rio contra sus labios cuando Katsuki comenzó el beso, pero le correspondió con la misma intensidad, porque él sabía exactamente cómo se sentía Katsuki. Como si la primavera al fin hubiera llegado a sus vidas después de un crudo invierno, pero ahora sabían que no importaba cuan duro o gris se viera el cielo, mientras estuvieran juntos siempre saldría el sol. 

-También te amo-el peliverde se apartó y dejó un último beso en la frente de Katsuki-muchísimo. Por eso tienes que comer la comida que con tanto amor te preparé, antes de que se enfríe.

Katsuki volteó los ojos, pero había una sonrisa en su rostro. Siguió comiendo y pronto Izuku trajo su plato para acompañarlo. 

Izuku apenas había dado un par de bocados hasta que su teléfono comenzó a sonar. Katsuki vio en la pantalla quién era quien llamaba y cuando volteó a ver a su novio este le pidió permiso con la mirada. 

-Contesta. 

Él asintió y tomó la llamada ahí mismo, sin dejar de atragantarse con bocado tras bocado como un animal. Debía ser un crimen contra la humanidad que una escena tan grotesca le pareciera tan tierna. 

-Hola-conestó con la boca llena. Katsuki lo pellizcó-Auch. 

-...

-Ah bueno, no me encontraste porque no estoy en casa. Bueno, no en esa casa. 

-...

-Te lo iba a decir hoy, pero alguien faltó a nuestro desayuno, y hoy sí iba a pagar yo. Solo para que sepas, esa oportunidad ya se fue.  

-...

Aunque seguía tranquilo comiendo su comida, Katsuki deseaba tener algún tipo de peculiaridad que amplificara su sentido del oído o algo que pudiera hacer que escuchara el otro lado de la conversación, pero mantuvo su expresión neutral como si la conversación no tuviera lugar. 

-Estoy comiendo con Kacchan en este momento.

Pero incluso sin quirk de por medio, Katsuki escuchó el ¿¡QUÉ!? del otro lado de la línea. Después de eso dijo unas cuantas cosas más que no logró escuchar. 

-Mmm, le preguntaré a Kacchan-Izuku bajó su celular y le tapó la bocina con la mano para dirigirse a Katsuki. -Kacchan, Ochako pregunta si puede venir, dice que es importante.  

Katsuki solo se encogió de hombros y siguió comiendo, pero Izuku tomó su mano antes de que diera otro bocado y lo besó en la mejilla.

-Necesito que uses tus palabras, cariño. 

Le dio escalofríos y después de eso un débil sí  apenas escapó de sus labios. Izuku era un condenado cuando se lo proponía. 

El peliverde volvió a poner su teléfono en su oreja y continuó hablando un poco más. 

-¿Estás seguro de que no te molesta que venga? -preguntó una vez terminó la llamada-. Todavía puedo decirle que nos veamos en otro lado. 

-No, todo está bien, confío en ti. 

Izuku se levantó y abrazó a Katsuki por detrás, recargando su cabeza en su hombro mientras dejaba un beso en su nuca.

-Me hace feliz que confies en mí, pero también me importa cómo te sientes. Si de alguna forma que venga de hace sentir incómodo, dímelo. 

Le daba igual si cara redonde venía o no, después de todo ya no había malentendidos, pero que Izuku se preocupara por él y lo demostrara era lo que siempre había querido. Incluso si nunca le había reclamado al peliverde al respecto, le hacía feliz que el otro actuara sin que él dijera una palabras, por el simple hecho de que su bienestar era su prioridad. Así que Katsuki le correspondía con su sinceridad, abriendo poco a poco todos sus sentimientos. 

-Me da igual, sabe que estás conmigo y de todas formas preguntó si podía venir, así que debe ser importante. 

Izuku asintió en comprensión y siguió comiendo. 

-Además, si metes la pata al menos tendré sus cabezas en la mira. 

-Jajaja no tengo duda de ello, amor. 

 

Izuku estaba limpiando la cocina cuando el timbre sonó y Katsuki caminó para abrir la puerta, aunque sabía quién estaría del otro lado se sintió un poco nervioso por la situación. Muy pocas veces habían recibido a sus amigos en el departamento y Uraraka nunca había sido una de ellos. 

Abrió la puerta y en efecto, del otro lado se encontró con la castaña, quien hizo un jadeo dramático cuando su vista pasó de estar en la cara de Katsuki a lo que estaba en su mano izquierda. 

-¡NO LO HIZO! -Ochako se llevó las dos manos a la boca en un intento de contener su sorpresa. 

¿No hizo qué? ¿Comprometerse? ¿Volver con Izuku? Quería saber. 

Ella simplemente entró y tomó la mano de Katsuki entre las suyas como si el respeto por el espacio personal hubiera sido sacado de su vocabulario. 

-Por Dios, se ve aún mejor en tu mano que en la foto. 

-¿Qué?

Antes de que sufriera una embolia por todo el extraño intercambio con Uraraka, su novio volvió para sacarlo del incómodo encuentro. Pero a diferencia de lo que pensó que pasaría, la mujer parecía indignada con Izuku.

-Izuku Midoriya, cómo pudiste, se suponía que iba a grabar la propuesta para la posteridad. Al menos dime que lo hiciste en algún lugar super romántico. 

Katsuki lo miró divertido e Izuku solo se rascó la nuca con incomodidad.

-No tienes clase -y por fin soltó la mano de Katsuki, con una mirada de total desaprobación a Izuku.

-Tienes razón, me estoy sintiendo muy mal ahora. 

Correcto, nadie iba a hacer sentir mal a su hombre por una mierda que a Katsuki ni siquiera le importaba. 

-Oye Cheeks, deja eso. Izuku lo hizo en el momento correcto con las palabras correctas, el resto puede irse a la mierda. 

Uraraka lo miró extrañada pero luego sonrió.

-En ese caso me alegro por ustedes, es bueno que hayan arreglado sus cosas-sonaba genuina y desde que llegó solo había estado mirando a Katsuki, así que se relajó-. Pero aún me gustaría haber grabado el momento.

-Si quieres puedes ayudar con la planeación, ¿qué tal eso? -por supuesto Katsuki lo había dicho en broma, pero se arrepintió cuando un brillo en sus ojos comenzó a emerger.

-¡Oh Bakugo!-ella daba saltitos y pequeños aplausos mientras le brillaban los ojos-¡Me encantaría! 

Ya le había pasado antes, esos malditos ojos de perro tales como los de Izuku, era difícil negarse. Lo hacía sentir tan blando. 

-Claro, hablemos de eso después. Viniste aquí para ver a Izuku. 

Era todo lo que iba a decir por ahora, porque no estaba preparado para seguir con una interacción tan extraña. Apenas se hablaban y hace dos semanas la detestaba, pero ahora estaba en su departamento diciendo que le encantaría planificar su boda con Izuku. Bizarro. 

 Caminó hasta la sala pero su voz lo detuvo.

-En realidad...

Ahora Izuku y Katsuki estaban sentados uno al lado del otro con Uraraka en otro sillón frente a ellos y en la mesa unos papeles que la castaña había dejado. 

-¿Qué se supone que es eso?-Izuku fue quien preguntó.

-La razón por la que no fui a nuestro desayuno hoy.

El peliverde alzó una ceja confundido y esperó a que continuara.

-Yo, fui a la fiscalía hoy. Interpuse una denuncia...por agresión. 

Tanto Izuku como Katsuki se sorprendieron, porque sabían exactamente a lo que se refería. Katsuki solo podía pensar en lo difícil que debió haber sido, porque pudo vislumbrar el dolor en sus ojos cuando habló sobre el motivo de la denuncia. 

No era para menos, ya le había contado el motivo de su silencio y no podía decir que no la entendía, por eso ahora estaba tan sorprendido de que tomara la decisión de ir a la justicia. 

-Tenías razón, las fotos ayudaron. Pero al parecer necesito más para que el juez encuentre suficientes las pruebas para poder proceder a una audiencia judicial. Al parecer el hecho de que sea una heroína profesional hace que mi historia no sea muy creíble. 

Izuku estaba furioso, cómo que pruebas suficientes. En las fotos Ochako no parecía menos que desfigurada, llena de moretones y cortes. Era ridículo, simplemente estúpido, e iba a decírselo a su amiga, cuando su novio habló primero. 

-¿Suficientes? Ese tipo te partió la cara, ¿qué más necesita para llevar a ese hijo de perra a juicio? ¿Que te sacara un ojo? Y qué si eres una pro hero, hasta All Might podría decir que fue atacado y sería su puto trabajo investigar la mierda. 

Ochako estaba conmocionada, no esperaba que Katsuki reaccionara así y movió algo dentro de ella. Como si recién cayera en cuenta de que acababa de venir a casa de su mejor amigo y su novio a contarles que había denunciado a su ex pareja por agresión. 

Fue lindo que alguien más se enojara en su lugar, que estuviera tan molesto como ella por encontrarse en una situación tan complicada y que odiara la idea de que por ser una heroína no era humana y no tenía debilidades como todas las personas. 

Pero esperaba algo como eso de Izuku, quien era su mejor amigo y conocía mejor que nadie su situación. Sin embargo, obtener eso de Katsuki fue catártico, se sentía validada y eso la conmovió. 

-Oye, no llores-dijo Katsuki cuando la vio haciendo pucheros-. Izuku testificará y ese hijo de perra tendrá su merecido. 

Ella asintió mientras limpiaba sus lágrimas con sus manos una tras otra e Izuku vio con orgullo a su novio. Si no fuera porque su amiga se estaba derrumbando frente a ellos y necesitaba apoyo, se hubiera comido a Katsuki a punta de besos ahí mismo. 

Después de que se calmó un poco, Katsuki le ofreció algo caliente a la castaña para que recuperara la compostura y se retiró a la cocina. Aún luego de su arrebato no creía que él y Uraraka fueran amigos, así que dejó que se pusiera al día con Izuku, porque por su reacción cuando lo llamó su novio ni siquiera le había contado que estaban juntos.

No se sintió tan raro como pensó verlos interactuar, no había en él ninguna necesidad de vigilarlos o sentirse ansioso, porque ahora Izuku le había dado la seguridad de su amor, a través de palabras y acciones. Todavía no le gustaba tener invitados pero, Uraraka no era del todo desagradable después de todo. 

Su teléfono vibró en sus pantalones y vio que era un mensaje de Kirishima, se sentía algo culpable porque era un buen amigo, pero no había respondido mucho a sus llamadas ni mensajes. Después de que llegó a casa luego dlo llamó para disculparse por no haberle dicho quién lo iría a recoger al hospital, pero Katsuki lo cortó diciéndole que en realidad le había hecho un favor. 

No dio detalles al respecto, porque aún no tenía noticias de Deku, pero Kirishima nunca lo presionó para decir nada ni tampoco intentó invadir el espacio de Katsuki a pesar de que sabía que estaba un poco incapacitado, así que lo menos que podía hacer era mantenerse un poco más en contacto con él, tampoco era un puto malagradecido. 

Pero aún no le había contado sobre Izuku y sus motivos eran un poco diferentes a los de su novio. La cosa era que Kirishima junto a él se había llevado la peor parte de su ruptura con Izuku, estuvo allí en sus días más oscuros, viendo cómo se desmoronaba patéticamente y aunque él entendía y nunca lo había juzgado, ahora le daba un poco de vergüenza decirle que había vuelto con él. 

No es que odiara a Izuku ni nada, pero probablemente estaría receloso de que le hiciera daño a Katsuki nuevamente y aunque sabía que la culpa de lo que había pasado no era solo culpa de Izuku, sabía que la lealtad del pelirrojo siempre se inclinaría más a su favor. 

Más tarde, cuando estaba acurrucado en los brazos de Izuku, se lo comentó. 

-Mmm-Izuku pasaba la nariz por la nuca de Katsuki, olfateando como un sabueso y haciendo sonidos de satisfacción cada vez que inhalaba una buena bocanada del olor de Kacchan-si quieres puedes decirle que venga, igual que con Ochako. 

-Bueno, Kirishima no es igual que Cheeks, en lugar de gritar como desquiciado probablemente piense que le estoy tomando el pelo. 

-Puedes llamarlo cuando no esté aquí, pero aún faltan unos días para que regreses al trabajo, también podrías salir con él si se ponen de acuerdo. 

-Sabes que no me gusta salir much, además pelo de mierda siempre está pegado a Mina, o ella a él.

Algo retorcido hizo eco en la cabeza de Izuku, dejó de olfatear y enterró su cabeza en el hueco de la nuca de Katsuki, mientras lo sostenía por la cintura. Katsuki hacia círculos imaginarios sobre sus manos, viendo el techo. 

-Bueno, pero sí has salido a solas con él-el tono de Izuku fue más acusatorio de lo que pretendía. 

Katsuki detuvo sus movimientos y giró la cabeza hacia Izuku, una sonrisa incrédula iluminaba su rostro, pero Izuku no podía verla porque seguía oculto. 

-¿Cuando rayos nos viste?

Izuku se levantó y lo miró desde arriba con el ceño fruncido.

-Ah, entonces sí lo admites-ver por fin al Izuku celoso del que tanto había leído últimamente era nuevo para él, pero extrañamente gratificante.

-Sí, salí con él un par de veces, Kirishima es un buen amigo

-Mmm...

El peliverde retomó su posición inicial y dio el tema por zanjado, pero Katsuki no quería dejar las cosas ahí. 

-No me respondiste, ¿cuando nos viste?

-¿Por qué? ¿Se supone que no debía verlos?

Katsuki volvió a reír. 

-Izuku, ¿te estás escuchando? ¿Estás celoso de Eijiro? 

-Oh, ahora lo llamas por su nombre. 

Katsuki puso los ojos en blanco, sin perder su sonrisa. Ahuecó la cara de Izuku en sus manos e hizo que lo mirase. 

-¿En serio estás celoso? Ni siquiera es gay -Izuku abrió la boca para decir algo, pero Katsuki fue más rápido- y aunque lo fuera- dijo un poco más alto e Izuku tuvo que cerrar su boca-, solo tengo ojos para ti, siempre ha sido así y nunca va a cambiar. Lo mismo contigo, ¿no?  

Izuku lo sostuvo por la cintura y lo hizo girar de modo que quedara completamente sobre él y lo besó. 

-Katsuki, nunca podría vivir en un mundo en el que no existieras, ni tampoco vivir una vida en la que no seas mío. 

Izuku lo había llamado Kacchan, toda la vida, y aunque antes quiso deshacerse del maldito apodo, con el tiempo se convirtió en algo preciado para él. Pero ahora, cada vez que lo llamaba por su nombre podía ver en sus preciosos ojos cuanto amor y devoción sentía por él, sabía que era en esos momentos en los que Izuku sentía desbordar esos sentimientos por él. 

Así que le devolvió el beso con la misma de intensidad, deseando que fuera tan suyo como él lo era para Izuku. Pero quizá no era necesario desearlo, porque se habían pertenecido durante toda su vida.

Aquel niño a quien le negó la mano en el río, estaba ahora junto a él, besándolo con amor y pidiéndole su mano una vez más, esta vez para unir sus vidas para siempre. Quién era Katsuki para negar lo que su corazón había anhelado por tanto tiempo. 

-Te necesito, Izuku-murmuró con la voz entrecortada.

Esas palabras fueron suficientes para que su prometido se encendiera como una antorcha. Tan pronto como salieron de su boca una mano se plantó en su trasero y lo apretó. La lengua de Izuku comenzó a serpentear contra la suya, era desordenado y húmedo. El sonido de sus besos mojados fue tan lascivo que sintió como se endurecía mientras gimía contra su boca. 

Izuku tomó el trasero de Katsuki con ambas manos y lo subió un poco más para acomodarlo justo en su entrepierna, la ropa que llevaban encima era lo suficientemente floja como para permitir la fricción entre sus cuerpos, por lo que su polla fácilmente rozaba contra las mejillas regordetas de Katsuki. 

Lo deseaba tanto, deseaba tanto volver a hacer suyo a Katsuki que estaba perdiendo la cabeza, pero tenía que dominarse. Ahora sabía por todo lo que el rubio había pasado, así que desde que volvieron lo había dejado llevar el ritmo de su relación para que no se sintiera presionado, y ahora era Katsuki quien lo buscaba, después de meses de añorar una sola caricia de su parte ahora se retorcía sobre él buscando la mínima fricción entre sus cuerpos, desesperado y necesitado de Izuku así que no podía echarlo a perder.

Esta noche era para Katsuki e Izuku iba a asegurarse de hacerlo sentir  amado y deseado durante cada segundo, aún si el precio era su cordura. 

Katsuki levantó la camisa de Izuku y se la sacó de un tiró para después sacarse la suya del mismo modo, ver como los ojos de Izuku de apoco perdían su brillo para volverse dos pozos negros le daban más confianza para seguir adelante. 

Sin ser consciente de las cosas que pasaban por la mente de su prometido, él tenía sus propias opiniones respecto a esa noche. Ya había llegado al límite de lo que podía aguantar, necesitaba sentir a Izuku tan profundo en él que no pudiera recordar ni su nombre, pero quería hacerlo sentir bien. Se había negado el placer durante mucho tiempo a causa de sus inseguridades, pero desde su reconciliación Izuku no había perdido el tiempo en hacerle saber a cada segundo lo guapo que era, lo atractivo que le parecía y lo enamorado que estaba de él e Izuku no era un mentiroso. 

Molía desesperado contra su erección, sus manos buscaban a tiendas cualquier rastro de piel expuesta mientras lo besaba y las manos fuertes de Izuku lo mantenían en su lugar apretando y golpeando su trasero. 

Katsuki entonces dejó su boca y se estiró sobre la cabeza de Izuku para buscar algo en el cajón junto a la cama, pero Izuku no desaprovechó la oportunidad cuando su pecho quedó justo frente a su cara y comenzó a lamer como si pudiera obtener algo de los pechos llenos de Katsuki. 

Katsuki gimió y con el objetivo en sus manos retrocedió, pero dejó que Izuku siquiera haciendo un desastre con su boca.

-Mierda, se siente tan bien Izuku-siempre había sido sensible y siempre había sido ruidoso, era difícil contenerse cuando su novio sabía exactamente cómo hacerlo perder la cabeza-. 

Izuku juntó sus tetas con ambas manos, chupando y lamiendo entre una y otra, hundiendo su rostro en ellas de vez en cuando para llenarse de Katsuki.

-Dios, no sabes cuanto las extrañé, tienes las tetas más ricas del mundo Kacchan. Podrías hacer que me venga solo dejándome lamerlas. 

Y tú podrías hacerme venir si los sigues tocándome así.

El pensamiento era tentador, pero ya tenía planes y que ambos se vinieran tan pronto no era uno de ellos. 

Alejó su pecho de Izuku, ignorando la mirada de pérdida del otro. En cambio, comenzó a descender, besando el pecho del peliverde, su abdomen, observando como el cuerpo musculoso de Izuku se retorcía sin control bajo su toque, dándole una sensación de poder que lo estaba mareando. 

Cuando llegó al comienzo de sus pantalones, vislumbró el camino de vellos que conducían hasta el enorme bulso apresado bajo la tela. Solo de verlo se le hizo la boca agua.

-Kacchan, no tienes qu... Oh, oh mierda, sí, eres tan bueno Kacchan. Tan bueno 

Casi quiso reírse de él, pretendiendo tener algo de control por Katsuki y luego perdiendo la cabeza por una simple mordida a su polla sobre la tela. Quería llamarlo patético, pero sería hipócrita, pues él mismo estaba chorreando tanto que era vergonzoso. 

Bajó los pantalones de Izuku hasta sus muslos, dejándolo solo en bóxer y comenzó a acariciar el bulto con sus mejillas, dando leves mordidas y arrastrando su lengua por donde se marcaba el enorme falo. Izuku emitía juramentos y volteaba los ojos como poseído, así que cuando volvió a mirar a Katsuki se aseguró de levantar la vista. 

Sus ojos chocaron y Katsuki tomó el dobladillo de su ropa interior, jalándola lentamente hasta que la erección saltó y lo golpeó en la cara, justo como lo planeó. Un delicioso y bajo "mmh" salió de la garganta de Izuku. 

Katsuki volvió a centrar su atención en la deliciosa y enorme polla que tenía delante, la había extrañado tanto, casi tanto como al mismo Izuku. Había extrañado el adictivo olor, eran como feromonas que lo hacían querer saltar de inmediato sobre ella, una bocanada y sus pulmones se llenarían del delicioso aroma para iniciar el frenesí. 

Apenas estaba a unos centímetros de su rostro y podía sentir el calor que emanaba, estaba roja e hinchada, una vena sobresalía tan prominentemente que temía que Izuku se viniera si lo rozaba si quiera. El brillante líquido se acumulaba en la punta y una gota se deslizó por su longitud. 

Katsuki la atrapó con la lengua  e Izuku llevó su cabeza hacia atrás, acercando su polla a la cara de Katsuki.

-Ah, tanto quieres que te la chupe, Izuku. Dime ¿extrañaste mi boca?

No sabía de donde había salido toda esa confianza, pero no iba a perder el tiempo cuestionándolo, era estimulante saber que era él quien hacía que Izuku perdiera el control.

Quería seguir jugando un poco más con él, pasando la polla de Izuku por todo su rostro, esparciendo besos y lengüetazos que se aseguraban de llevar al pecoso al límite. 

-Sí, s-sí bebé, te extrañé...tanto-su voz era entrecortada 

Katsuki se alejó una vez más e Izuku lo miró confundido, pero entonces vio como Katsuki tomaba el bote de lubricante entre sus manos y se echaba una buena cantidad en sus dedos. Luego se inclinó una vez más, dejando su boca a milímetros de la polla de Izuku y viéndolo a los ojos le dijo

-También te extrañé, Izuku. 

Lo que Izuku vivió en el momento en que levantó la vista bien pudo ser descrita como una experiencia religiosa, un viaje alucinógeno, una experiencia astral. Una mata de pelo rubio engullía por completo su polla al tiempo que jugaba con su trasero. Era una vista digna de un cuatro e Izuku lamentó no poder documentar semejante obra de arte. 

Era fantástico, Kacchan ahogaba sus gemidos sobre su polla por lo bien que se sentía al jugar con su trasero. Cada roce en sus entrañas significaba una succión a su polla, no había ritmo, era caótico y desordenado, pero como todo lo que hacía Katsuki, era perfecto. Katsuki babeaba sin parar mientras se tocaba, lo que hacía la escena más sucia y cruda. 

-Kacchan, no voy a durar mucho si sigues así. Ah... Ah... mierda, sí bebé, chupas tan bien, te ves tan bien así, Kacchan. 

Estaba perdiendo la batalla y parecía que a Katsuki no le importaba, estaba completamente ido en su labor. 

Bueno, si esto era lo que quería entonces iba a complacerlo. 

Lo tomó del cabello asegurándose solo de causar un dolor que fuera placentero y comenzó a bajarlo y subirlo por su polla, usando su boca para perseguir su placer. En lugar de retroceder o molestarse, Katsuki parecía encantado por el cambio brusco, tanto que dejó su trasero para hacerse cargo de su propia polla.

-Sí cariño, lo estás haciendo tan bien -con cada estocada iba más y más profundo, podía sentir su garganta apretando cada vez que tocaba fondo y los gemidos de Katsuki causaban deliciosas vibraciones a su alrededor, era fantástico. -Tan bien, eres tan bueno Kacchan, lo haces tan bien bebé. Es hora de que te dé tu recompensa. 

Izuku entonces se vino en su boca, clavando su polla hasta el fondo para asegurarse de que no se escapara ni una gota. Katsuki sentía que su mandíbula se tensaba por tener atorada la polla gorda de Izuku durante tanto tiempo, pero el subidón que le dio su orgasmo fue suficiente para ignorar cualquier otra cosa a su alrededor. Bien podía morir asfixiado por esa polla y apenas se daría cuenta. 

En cuanto se tragó todo fue jalado cual trapo de muñeco por el peliverde, arrastrando a Katsuki hasta llevarlo a su boca y darle un beso, sintiendo su propio sabor en él. Lejos de asquearlo aquello lo excitaba más y metió un pulgar en su boca, para comenzar a recorrer la cavidad con su lengua. 

Apenas había recuperado la compostura desde su reciente orgasmo y ambos estaban duros de nuevo. Quizá se trataba de la reserva que habían acumulado durante todo el tiempo lejos, o el frenesí que se había desatado por las ganas que tenían, fuera como fuera ya estaban listos para continuar. 

Katsuki tomó la erección de Izuku y comenzó a guiarla a su entrada, le temblaban las manos ante la expectativa y la excitación. Cuando ya estuvo alineado, descendió lentamente hasta estar completamente sentado a horcajadas sobre Izuku. El aire escapó de sus pulmones cuando tocó fondo al fin, había olvidado lo grande que era Izuku. 

-Ojalá pudieras ver lo que yo veo, Katsuki. Pareces un dios, una deidad, no puedo creer que exista alguien tan hermoso y perfecto como tú. 

Durante toda la noche Izuku lo había elogiado y le había dicho un y mil cumplidos, pero ahora, estando sobre él fue que todo eso lo golpeó y le dieron ganas de llorar. Nunca habían estado así, Izuku abajo de él, mirando cada fibra expuesta de Katsuki, nunca lo había permitido. Pero extrañamente se sentía así, como un dios en la cima del mundo, porque su compañero lo miraba como si fuera tal cosa. 

Quizá, si Izuku creía todo eso, si en serio Katsuki lo hacía sentir así de bien como para soltar tantas tonterías cursis durante el sexo, es porque era verdad y a pesar de que su cuerpo aún vibraba por la excitación había otra cosa ahí, se sentía amado, se sentía adorado.

-La vista desde aquí tampoco está nada mal-fue su breve respuesta, no confiaba en sí mismo para decir nada coherente. 

Se inclinó para darle un casto beso a Izuku y luego apoyó sus manos sobre el pecho de Izuku, juntando sus pechos. 

-Vas a matarme. 

Katsuki se levantó, dejando apenas la punta en su entrada.

-Eso espero-y enterró la polla de Izuku en su culo de un golpe.

Una serie de maldiciones salió de ambos y Katsuki repitió el proceso hasta que se sintió capaz de llevar un ritmo más rápido. 

La experiencia era enloquecedora. En esa posición Izuku llegaba más profundo de lo que lo había hecho nunca y se sentía desfallecer. Sus ojos se iban atrás cada vez que se clavaba con un fuerte sentón y su cuerpo parecía haber perdido todo raciocinio. 

Ahora solo saltaba como desquiciado en busca de su placer, jadeando como un perro con la baba corriéndole por la barbilla. 

-Ah... Ah... zu, Izu-Izuku, ah mierda, sí...

-Sí bebé, sigue saltando sobre mi polla, dios se siente increíble-los azotes contra las nalgas de Katsuki no se hicieron esperar y parecían incentivar aún más al rubio-. Tan apretado y caliente, no sabes cuanto extrañé tu culo, Kacchan. 

Izuku dejó que Katsuki se desquitara, dejó que lo montara con desenfreno y centró su labor en elogiarlo por lo bien que se veía y lo bien que lo hacía sentir, recorriendo sus piernas y su abdomen con las manos, dándole de vez en cuando ruidosas nalgadas y pellizcando sus pezones. 

-Tan grande, I-Izuku, más. Quiero más.

Habían estado un rato así, e incluso con la resistencia del cenizo las piernas podían comenzarle a fallar en cualquier momento, así que era el turno de Izuku de tomar las riendas. 

-Te tengo, amor, déjamelo a mí. 

Posó sus manos en la fina cintura de Katsuki y plantó los pies en la cama para tomar impulso y lo penetró con ahinco. 

-Sí, sí justo ahí, más... más... ahg, m-más

Katsuki dejó de sostenerse y rodeo el cuello de Izuku con sus brazos para besarlo, estaba cerca y quería venirse con la boca de Izuku sobre la suya. Ni siquiera había necesitado tocarse el pene, la estimulación en su culo era suficiente para hacerlo perder la cabeza. 

En esa posición Izuku podía separar ses nalgas y clavarse perfectamente en él, el sonido era lascivo, como si estuvieran brincando sobre un charco y el sonido del trasero de Katsuki al rebotar era ensordecedor. 

Un golpe especialmente duro llevó a Katsuki al borde y finalmente un fuerte orgasmo lo golpeó. Jadeó con la boca abierta y la lengua afuera sobre la boca de Izuku, la punta de sus dedos se encogió ante el delicioso tirón y chorros de semen bañaron su abdomen y el de Izuku. 

Debido al intenso orgasmo de Katsuki, Izuku sintió como su trasero lo succionaba y se apretaba al rededor de su polla, ordenándolo sin piedad, tratando de sacar de sus bolas hasta la última gota de semen. Venirse en el culo de Katsuki era una experiencia de la que jamás podría cansarse. 

Estaban agotados, sudorosos y sucios, pero se aferraban el uno al otro mientras jadeaban tratando de volver a respirar con normalidad, bajándose poco a poco de los efectos sedantes de su orgasmo.

 -Eso fue...increíble. Sé que siempre lo digo pero, Kacchan, en serio estuviste increíble. Ni siquiera quiero moverme.

Katsuki se rio mientras sacaba su cabeza del pecho de Izuku para verlo.

-Sí, mierda, eso fue tan caliente. 

Izuku asintió, dándole la razón y nalgueando a Katsuki un poco más. 

-Estuviste tan caliente, amor. 

-No sigas o harás que me caliente de nuevo y apenas puedo sentir las piernas. 

Una sonrisa maliciosa apareció en le rostro de Izuku.

-Mmm no tienes que sentir las piernas-metió su lengua en su oído y Katsuki se derritió una vez más bajo su toque -solo tienes que sentirme.

Y lo sintió, como el pene de Izuku cobraba vida una vez más, aún en su interior, y supo que iba a ser una noche larga. Probablemente mañana no pudiera ni sentarse, pero valdría jodidamente la pena. 

 

Al final hablar con Kirishima no fue tan malo, en realidad se lo tomó mejor de lo que esperaba, no lo cuestionó ni digo nada sobre Izuku. Simplemente se limitó a decirle que apoyaba sus decisiones mientras fuera feliz. No parecía muy convencido, pero cuando Katsuki le contó sobre la propuesta fue consciente de la felicidad que inundaba a su amigo en ese momento, y eso era suficiente para él.

Ambos amigos eran preciados para él y siempre había sido consciente de su difícil relación, pero también era testigo de lo mucho que se amaban el uno al otro, así que esperaba sinceramente que esta vez funcionara. 

Sin embargo, le advirtió a Katsuki que no dejaría ir impune a Izuku si volvía a hacer algo para lastimarlo, por muy inconsciente que fuera. 

Cuando Katsuki le contó esto a Izuku, este solo se rio. 

-Pues va a quedarse con las ganas, porque ahora que te recuperé no pienso dejarte ir-tomó la mano de Katsuki, donde tenía el anillo de compromiso, y la besó-. Ahora será hasta que la muerte nos separe. Quizá ni siquiera así. 

Izuku los había llevado a una cita porque Katsuki regresaría al trabajo al día siguiente así que quiso organizar algo especial antes de que ambos tuvieran de vuelta su desordenado horario. 

Había hecho una reservación en un restaurante al que Katsuki siempre había querido ir, pero que era realmente difícil conseguir una reservación. Sin embargo, cuando llegaron se sorprendió al darse cuenta de que el mesero los guiara fuera el salón principal, en su lugar los llevó hasta la terraza.

El lugar era hermoso y Katsuki ni siquiera sabía que el restaurante tenía algo así. Aún siendo un espacio abierto todo se veía realmente acogedor. Miles de bombillos iluminaban el lugar como si flotaran sobre ellos, habían flores y plantas por todas partes, haciendo que el lugar oliera delicioso. 

Habían algunos sofás colocados cerca del borde en donde se podía admirar la ciudad y en medio había una mesa para dos perfectamente decorada.

La cena fue maravillosa, Katsuki estaba feliz por la cita tan maravillosa que Izuku planeó para él. Sin embargo, su reconciliación no pasó desapercibida por las personas y su relación fue tendencia en Twitter una vez más. 

-Pensé que no usabas redes sociales-comentó Izuku cuando vio a Katsuki al día siguiente en el sofá, leyendo lo que la gente decía sobre ellos.

-No lo hacía, pero después de que estos hijos de puta me etiquetaron en cientos de cosas debo admitir que me enganché un poco. De vez en cuando suben cosas interesantes sobre ti. 

La insinuación estaba en su vos e Izuku sudó frío.

-Por favor, dime que no lo viste. 

-¿Ver qué?

Izuku suspiró tranquilo, pero Katsuki no iba a dejarlo en paz.

-Oh... ¿Te refieres al video en el restaurante en donde le dices a esa chica que mis tetas sí son reales?

-Sí lo viste...

-Jajaja por supuesto que lo vi, mi teléfono no dejaba de sonar, pero me gustó. Quiero decir, le dijiste tetas a mis pectorales y ahora todo el mundo lo sabe...pero al menos dejaste a esa perra en su lugar. 

-Ah, me alegro de que te agrade, pero me avergüenza muchísimo. Tenía miedo de que te enfadaras.

-Iba a hacerlo, pero luego comenzaron a mencionarme en un hilo sobre "Deku posesivo"

Izuku miró a Katsuki como si hubiera visto un fantasma y se tapó la cara con las manos lleno de vergüenza. Caminó hasta el sofá y se recostó en sus piernas.

Mientras tanto Katsuki enredaba sus dedos en el cabello de Izuku mientras se paseaba por su inicio. Estaba lleno de especulaciones a cerca de su regreso y gente que insistía en emparejar a Izuku con Ochako. Admitía que era algo que le seguía molestando, pero no podía ir y pedirle a todas las personas del mundo que amaran a Katsuki y su relación. 

Sin embargo, se detuvo cuando una publicación llamó su atención.

La publicación era apenas de hace unos minutos y la respuesta de Izuku había sido retweeteada 3M de veces en apenas ese tiempo, era una puta locura

La publicación era apenas de hace unos minutos y la respuesta de Izuku había sido retweeteada 3M de veces en apenas ese tiempo, era una puta locura. 

-¿Cuando mierda me tomaste esa foto? 

-Siempre te tomo fotos Kacchan, luces adorable cuando estás concentrado...o haciendo cualquier cosa en realidad. 

-¿Por qué contestaste a esa cuenta? La gente hablará. 

-Que hablen, vas a ser mi esposo y nadie además de ti puede impedirlo. 

Y luego el celular de Katsuki sonó con una notificación, era una mención de Izuku. 

Katsuki observó la foto con algo de vergüenza, no estaba acostumbrado a ser fotografiado y ahora miles de personas podían ver lo que Izuku había posteado sobre su compromiso

Katsuki observó la foto con algo de vergüenza, no estaba acostumbrado a ser fotografiado y ahora miles de personas podían ver lo que Izuku había posteado sobre su compromiso. Le había dicho a miles de personas que Katsuki sería su esposo y que era afortunado, le calentó el corazón saber que Izuku se sentía así y que estaba más que dispuesto a exponerse ante el mundo. 

-Eres un tonto, ¿por qué hiciste eso? -a pesar de sus palabras había afecto en su voz, Katsuki estaba conmovido. 

Separó las piernas y se recostó en el sofá, dejando que Izuku se acomodara entre sus piernas y descasara su cabeza sobre su pecho. Se sentía bien tenerlo entre sus brazos, era cálido y olía bien, no puedo evitar dejar un beso en el pelo perfumado de Izuku. 

-La gente no debería hablar sobre vidas que no conoce, pero ya que lo hacen al menos que sea sobre algo que valga la pena. 

Conocía a Izuku, sabía que probablemente también había sido impulsado por todas esas veces que a Katsuki le dolió ver una foto ruya con Uraraka y nunca hizo nada al respecto. Y aunque todo estaba bien entre ellos ambos se aseguraban de compensar sus carencias del pasado cada vez que podían. Puede que algo como subir una foto fuera algo estúpido para los demás, pero para Katsuki había significado mucho. 

-Y bueno, también ahora todo el mundo sabe que Kacchan es solo mío-apretó su agarre contra Katsuki y frotó su cara contra su pecho. 

El rubio se echó a reír cuando entendió las dobles intenciones de Izuku, estaba marcando territorio, pero lejos de molestarle la idea hacía que le diera calor. Definitivamente esos malditos hilos tenían razón, tenía una bestia codiciosa y posesiva como novio, pero qué podía decir, después de todo él también lo era. 

 

¿Vieron eso? ¿Vieron eso?

Mi cuenta de Twitter por si quieren estar más enterados de mi existencia.

Notes:

¿Vieron eso? ¿Vieron eso?

Es mi nuevo separador (っ^▿^)

Todavía no me encanta y pienso que es lo más simple que he hecho en mi vida, pero está mucho mejor que todos los que había hecho hasta ahora jajaja

También quisiera alguno más sutil para el cambio de escenas, pero adivinen qué, me quedaban horribles.

Dios, alguien que me salve.

Les dejo mi cuenta de Twitter por si quieren seguirme:  https://x.com/marin__cosplay?t=yd8YTW3inJo4-oAyJRtHXA&s=09

Ya les dejé el enlace al final del cap pero pos no está de más, a veces ando activa, a veces no, pero en definitiva paso más viva por allí que por acá o en Wattpad así que...

Chapter 15: Capítulo 14

Summary:

Volví, sin más preámbulos, disfruten...

Notes:

(See the end of the chapter for notes.)

Chapter Text

El día del juicio había llegado, la gente estaba fuera del tribunal esperando ver a la heroína Uravity hacer su aparición. Los medios de comunicación ansiosos por obtener la mejor toma de todo el momento.

En resumen, Ochako se sentía como un ciervo a punto de entrar en terreno de depredadores, listos para arrancar cada pedazo.

Sin embargo, estaba profundamente agradecida con sus amigos por el apoyo que le brindaron desde el momento en que les habló sobre la denuncia. Tal como Katsuki había prometido, Izuku no dudó en hablar en cuanto puso un pie en la fiscalía, decidido a defender a su amiga y a una de las heroínas más fuertes del país.

Los días siguientes fueron una tortura para el peliverde, las ganas de ir él mismo a darle una paliza al tipo eran cegadoras, algo demasiado tentador, aunque se contenía por el bien de Ochako, ya que cualquier cosa antes de que se decidiera si se emitiese un juicio podía afectar la decisión, no quería ser una traba en un tema tan delicado tan solo por sus deseos egoístas.

Fue difícil contenerse, puesto que el mismo Katsuki estaba dispuesto a acompañarlo.

-Lo digo en serio, lo investigué. Es un don nadie, salario mínimo, vive en un barrio de mierda -Izuku alzó un dedo, dispuesto a protestar, pero Katsuki continuó-. Sabes que no es solo eso, a leguas se nota que es un tipo agresivo y tóxico. ¡Ni siquiera es guapo! ¿Cómo mierda cara redonda siquiera consideró estar con alguien como él?

Katsuki tenía razón, por supuesto, e Izuku se dio cuenta de que nunca había prestado la suficiente atención a los detalles. Sabía que era un idiota, claro, Ochako le había contado un par de cosas que siempre lo habían hecho ver las banderas rojas, pero nunca pensó que las cosas terminarían tan mal.

Se sentía un poco culpable por no haberse involucrado lo suficiente, había estado demasiado inmerso en sus propios problemas como para notar la difícil situación de Ochako.

-Hey, conozco esa maldita cara, deja de culparte.

Katsuki caminó hasta el otro lado de la isla se puso entre las piernas de Izuku, quien estaba sentado en uno de los bancos. Izuku abrió sus brazos y el cenizo no dudó en darle el abrazo que sabía que su prometido necesitaba. Cuando recostó su cabeza en el pecho del peliverde pudo escuchar los fuertes latidos de su corazón y apretó más fuerte su agarre.

-Uraraka tampoco lo vio venir y ambos sabemos que esa mierda no es su culpa, no te tortures.

Izuku apoyó la barbilla en la espesa cabellera de Katsuki y suspiró aliviado. Los abrazos de su Kacchan siempre eran medicina para la angustia de su corazón. Lo reconfortaba el hecho de tener a un compañero en quién apoyarse en cada parte del camino.

Cada vez que sentía que caía en un vacío del que no podía salir, los brazos de su amado estaban allí para recordarle que no estaba solo, que eran un equipo y que siempre estarían el uno para el otro. Era esa ciega seguridad que lo había hecho tomar la decisión de unir por fin sus vidas para siempre, y estaba feliz de que Katsuki hubiera aceptado.

...

Después de mucha espera, la fecha para el juicio por fin se había fijado.

Por supuesto, la noticia se espació como pólvora y pronto el tema de la agresión a la heroína Uravity por parte de un simple civil estaba dando vueltas en todos los tableros de cada periódico y plataforma nacional.

Las redes sociales de la castaña se llenaron tanto de comentarios de sororidad como de tipos mezquinos que no dudaban en decir que había sido su culpa, que de alguna forma ella lo había provocado. Desmeritaban su trabajo y pasó lo que tanto temía, la gente comenzó a cuestionar su posición como héroe por un tema personal.

Así que por salud mental, Ochako cerró sus redes hasta sentirse capaz de lidiar con toda esa mierda. Sus amigos estuvieron cerca de ella cuidándola con uñas y dientes. Y si alguno se sintió sorprendido por su falta de acción al momento de la agresión no lo mostraron, en cambio, se preocuparon de que se hubiera recuperado bien (dentro de lo que cabe después de vivir una experiencia de mierda como esa) y no la dejaron sola ni un instante.

Mina se disculpó, con ella, profundamente apenada por haber dudado en su momento a raíz de los problemas de Katsuki, cuando en realidad ella estaba pasando por cosas terribles también. Sin embargo, Ochako nunca la culpó por esto, ya que ella misma siempre trató de ocultar lo que pasaba por vergüenza.

Y así pasaron los días hasta que llegó el día de ir a la corte, Kirishima y Mina pasaron por ella. Aunque Izuku había querido hacerlo él mismo, decidieron que lo mejor sería llegar por separado, para que no diera paso a una mala interpretación de influencias dado que Izuku iba a testificar.

Cuando todos los presentes estuvieron en la sala se dio inicio a la ceremonia. El juez llamó al caso y se hizo la presentación de las partes.

Ochako estaba frotando sus dedos entre sí, nerviosa por el hecho de estar en la misma sala que él. No lo había visto desde el día del ataque, incluso ahora solo sabía que estaba allí porque había sido citado y respondió al llamado, pero no se animaba ni siquiera a explorar la sala con la vista por temor a cruzar mirada con él. Jamás pensó verse tan afectada, había luchado contra cientos de villanos poderosos y nunca le habían temblado las piernas como ahora.

Quería vomitar.

Fue turno de sus abogados de dar la declaración, pero ella apenas podía concentrarse. Escuchaba todo como si fueran voces lejanas, por más que intentaba no lograba enfocar su vista y las ganas de llorar poco a poco la iban consumiendo. Pero necesitaba ser fuerte, necesitaba ganar esto. No podía dejar que la vergüenza o el miedo la obligaran retroceder.

Antes de darse cuenta, ya estaban llamando a los testigos. Para su sorpresa, su exnovio había llevado a muchos de sus amigos a testificar a su favor.

Hablaron de él como si fuera el epítome de la bondad: un hombre honesto, trabajador, alguien que "no mataría ni a una mosca", escuchó decir a uno de ellos. Le daba asco cada palabra que salía de sus bocas, en especial cuando no era capaz de reconocer a uno solo de los rostros frente a ella.

Cuando llegó el turno de Izuku de pasar al estrado, sus nervios ya estaban a flor de piel.

Todo iba bien, su equipo de abogados lo interrogó de manera que no quedara nada por fuera, las fotos que tomó ese día por suerte fueron aceptadas como evidencia y parecía que el panorama era positivo, hasta que llegó el turno de la contra parte de hacer su interrogatorio.

-Parece ser que es alguien muy cercano a la testigo, ¿podría decirnos cuál es su relación?

-Objeción. Su señoría, eso no es relevante.-se apuró uno de los abogados de Ochako en decir.

-Su señoría, el tipo de relación es relevante, puesto que podría haber un conflicto de intereses.

-Objeción, su señoría, eso es especulación.

-Denegada, por favor continue con el interrogatorio.

Ochako se sintió morir al escuchar aquello y comenzó a temer que las cosas se torcieran en su contra, era injusto, era tan tan injusto.

-Entonces, señor Midoriya, ¿podría decirnos qué relación tiene con la señorita Uraraka?

Izuku tenía la mandíbula apretada de la rabia, pero ver la cara de angustia de su amiga y la fulminante mira de advertencia de Katsuki desde la galería le recordaban que debía mantener la compostura para no arruinar nada.

-Somos amigos-fue su cortante respuesta.

-Amigos o ¿algo más?

A Ochako se le cayó el estómago.

-Solo amigos-contestó ya molesto.

-¿Sí? ¿Y entonces cómo explica estas fotos?

En la pantalla, a un lado del estrado, se revelaron varias fotos suyas con Izuku durante sus desayunos. Fotos fuera de contexto que habían tomado fans que solían hacer sus ships estúpidos en redes y que ahora utilizaban para manchar su relación, como siempre lo habían hecho.

Siempre se había tomado con humor el tema, hasta cierto punto le parecía gracioso el hecho de que la gente los quisiera tanto juntos hasta el punto de armar puras fantasías con sus vidas, pero después de que toda esa basura contribuyera a hundir su relación y ahora fuera usado para desacreditar su testimonio, le parecía la peor estupidez que alguien pudiera hacer.

Él y Ochako eran solo amigos, era asqueroso que no pudieran salir como amigos normales que se quieren sin que la gente los juntara e hiciera toda una historia falsa de su vida a raíz de un par de fotos de mierda sacadas por completo de contexto.

Izuku estaba furioso, cansado de que personas ajenas a su vida trataran de juntarlo con Ochako por un deseo estúpido de que se veían bien juntos, todo porque ¿Por qué? ¿Porque actuaban como un maldito par de amigos?

-¿Sí sabes lo que es tener amigos? -contestó Izuku.-Ochako y yo fuimos a la escuela juntos, nos conocemos de hace años, es una buena persona y es mi mejor amiga, no hay nada en esas fotos que no haría con cualquiera de mis amigos.

-¿Incluso si lo llaman a mitad de la noche?

-¿Qué?

La pregunta era tan estúpida que lo sorprendió en serio.

Según su testimonio, la presunta...eh, víctima, lo llamó a altas horas de la noche. Incluso si para entonces usted aún vivía con su pareja, se presentó apenas unos minutos después solo y no dejó el apartamento hasta casi horas de la madrugada. ¿Haría eso por una simple amiga?

La sangre comenzaba a brotar de sus palmas por la fuerza con la que hundía sus uñas en la carne, era eso o tomar al tipo frente a él del cuello y sacudirlo hasta que algo de oxígeno llegara a su cabeza podrida.

-¿No será que sus intereses con la señorita lo hicieron tomar estas acciones?

-Objeción, su señoría, otra ves está especulando.

-A lugar, abogado, absténgase de hacerlo de nuevo. Solo preguntas con fundamento.

-Me disculpo. Permítame reformular la pregunta. ¿Hay algún tipo de interés más allá de una amistad que lo hiciera actuar a favor de la señorita ?

-¿Es usted idiota?

-¡Señor Midoriya!-lo reprendió el juez.

Mientras la sala emitía un jadeo de asombro, Katsuki lo miraba con una sonrisa de oreja a oreja.

Escuchar al héroe de todos, dulce y amable hablarle así a un civil no era cosa de todos los días, así que incluso si el abogado sabía que lo estaba provocando se vio aterrado por el tono oscuro en su voz y su fría mirada.

-¿D-Disculpe?

De repente el abogado no se veía tan valiente, tambaleándose y tartamudeando como un ciervo asustado por el tono de voz frío y la mirada dura de Izuku. Miraba a todas partes, como si temiera que Izuku se perdiera en la multitud y lo atacara sin siquiera tener tiempo de reacción.

-Soy un héroe, incluso si tu estúpido trasero estuviera en problemas a las malditas 3 de la madrugada no dudaría en ir corriendo, ¿qué te hace pensar que no haría lo mismo por una persona cercana a mí?

El abogado tragó saliva y se encontró con la garganta seca y sin saber cómo responder. Anunció al juez que había terminado las preguntas, con el rostro rojo y acalorado de vergüenza.

Ochako agradeció la ayuda de Izuku, pero incluso así temía que los demás pensara que lo que había dicho el abogado fuera cierto, usaron un tema sensible y bajo para perjudicarlos a ambos. Pero cuando creyó que todo estaba perdido, apareció un testigo más.

-Juro decir la verdad, toda la verdad y nada más que la verdad...

Era el señor que había ido a cambiar su cerradura el día que pasó el ataque, había estado tan distraída ese día que ni siquiera lo había recordado hasta ahora.

-Señor Hayashi, ¿podría contarnos qué hizo la noche del xx a las xx:xx?

-Claro, estaba en mi oficina, que es 24hrs. Aunque era una noche floja, por lo general no recibo muchas llamadas después de las 9:00pm, pero siempre hay quien necesita mis servicios y esa noche no fue la excepción...

El señor Hayashi contó todo lo que vio, se presentaron los registros telefónicos de su llamada con Deku y también dio detalles de todo lo que vio una vez que llegó a la residencia de Ochako.

-Recuerdo que esa noche me sentía muy impactado, por supuesto que sabía quiénes eran ambos, pero eran completamente diferentes. En la televisión, siempre parecen fuertes y grandes, imparables contra los villanos.

>>Pero esa noche solo vi a una niña, no mayor que mi hija, con su rostro golpeado y lleno de lágrimas, tan frágil y vulnerable. El héroe Deku tampoco se veía como el símbolo de la paz, sino como un muchacho perdido, tratando de calmar con palabras de aliento a su amiga.

>>Creo que el hecho de que siempre los vemos sonriendo y luchando con todo, nos hace olvidar que también son personas con problemas igual que todos, y me duele el hecho de no haber hecho más esa noche por quienes han hecho tanto por nosotros. Por eso ahora estoy aquí, contando lo que sé, haciendo lo correcto.

Las palabras del hombre llegaron profundamente a ella. Después de todo lo que había pasado y los mensajes de odio en las redes, escuchar a alguien al fin verla como humana, con todo y sus vulnerabilidades, le dio un respiro a su corazón.

Después de eso el juicio pasó como un borrón en su cabeza, no podía concentrarse, se sentía dispersa. Conforme se acercaba la hora del veredicto el nudo en su estómago crecía y sentía como la bilis le subía por la garganta.

El momento de llegar a un receso para que el juez tomara la decisión llegó y todos abandonaron la sala.

Recuerda vagamente como alguien le ofreció café y algo más, pero le era imposible pasar nada por la garganta, así que lo rechazó. Algunos de sus amigos se acercaron a ella, pero mentiría si dijera que recuerda algo de sus interacciones.

-Ahora, se hará el anuncio del jurado.

Una vez que regresaron, el juez pidió que se leyera el veredicto, las manos le sudaban y su pierna no paraba de moverse, el sabor salado de la sangre comenzaba a deslizarse por su garganta después de haberse mordido tanto las mejillas.

-Señoría, en el caso de Otoko Haibutsu, por los cargos de violencia doméstica, hemos llegado a un veredicto unánime. Encontramos al acusado culpable de los cargos de agresión física y psicológica contra Uraraka Ochako.

Las lágrimas comenzaron a escapar de sus ojos mientras escuchaba como cada palabra se hacía más y más clara.

-El jurado ha encontrado al acusado culpable de los cargos de violencia doméstica. Este tribunal condena al acusado por:

>>Emplear el uso de la fuerza física para propinar múltiples golpes contundentes en la cara de la víctima. Además de cortes en la zona superior del ojo, consecuencia de la joyería que portaba el agresor al momento de ocasionar el daño. También se reconocen los cargos de abuso verbal por uso de insultos humillantes y denigrantes.

>>El acusado también se encuentra culpable por el intentando de controlar las emociones y decisiones de la víctima a través de mentiras y tácticas de gaslighting. El acusado tergiversaba la realidad, haciendo que la víctima dudara de sus propios recuerdos y experiencias. Frases como "tú provocas esto" o "nadie más te va a creer" eran utilizadas para distorsionar la percepción de la víctima sobre su propia culpabilidad y mantenerla en una situación de sometimiento.

>>Debido a la gravedad de las ofensas y el impacto en la vida de la víctima, sentencio al acusado a 7 años de prisión, restricción de contacto con la víctima y programas de rehabilitación obligatorios. Además, se concede una orden de restricción permanente a favor de la víctima.

Cuando por fin se termina la sentencia, Uraraka alza la vista hacia el juez y con lágrimas en sus ojos escucha claramente:

-Uraraka Ochako, el tribunal reconoce su valentía por haber presentado su testimonio y asegurarse de que se haga justicia.

Después de eso todo es un poco borroso, ella llora, escucha a lo lejos la voz de Haibutsu lanzando maldiciones y los brazos de sus amigos rodeándola y dándole palabras de aliento, pero su mente no logra ponerse al día y se siente algo aturdida, por lo que no recuerda mucho cómo llegó a casa.

No se sentía diferente, la gente fuera del tribunal la recibió con aplausos y muchas mujeres lloraron, llamándola heroína, pero no se sentía como tal. Esta no fue otra de las grandes hazañas de Uravity, esta fue una dura lucha para Uraraka Ochako. Sin embargo, se aseguró de sonreír a los medios con una sonrisa plástica y a saludar a las personas que la habían apoyado.

Había ganado, el bastardo iría a prisión y ella había tenido el valor de alzar la voz como una civil más, a pesar de las críticas había prevalecido, pero entonces, ¿por qué no se sentía como una victoria?

...

Él podía verlo, aún si ella aseguraba estar llevando las cosas mejor, sabía lo terca que podía ser a veces, Katsuki lo sabía. Después de años de convivir con un tipo como Izuku, era capaz de reconocer la máscara que usaba para ocultar sus verdaderos sentimientos, pero esta vez era Uraraka quien la usaba.

Podía verlo en sus gestos, aunque sutiles, él lo notaba. Veía la manera en que su cuerpo daba leves brincos cada vez que alguien se acercaba sin haber advertido su presencia, o la forma sutil en que se alejaba incómoda cada vez que alguien estaba demasiado cerca.

Cuando se lo comentó a Izuku, este le dijo que también lo había notado, pero que ella seguía respondiendo que estaba bien y aunque Izuku sabía que era una patética mentira, no se sentía en posición de presionarla al respecto.

Esto no era una pelea contra villanos, no podía entrometerse donde no lo llaman porque las consecuencias iban más allá de un brazo roto o la suspensión de su licencia. Las heridas con las que Ochako estaba lidiando eran más profundas y más nocivas que cualquier daño físico que pudo haber recibido, e Izuku no sabía muy bien cómo lidiar con eso.

-Temo decir algo incorrecto, y tú mejor que nadie sabe que nunca he tenido problemas con las palabras o entrometerme en la vida de las personas.

Con Izuku recostado sobre su pecho, sus manos buscaron acariciar su espalda y enredar sus dedos entre los risos sedosos. Izuku le rodeaba la cintura y descansaba su cabeza entre las "tetas" de Katsuki.

-Jodidamente lo sé-Izuku volteó los ojos ante su comentario, pero igual sonrió mientras alzaba la cabeza para ver a Katsuki con afecto.

-Hablo en serio, Kacchan. No sé qué palabras debería usar, me asusta decir algo que le traiga malos recuerdos-dijo acomodando su cabeza en la posición inicial.

Katsuki entendía lo que su novio quería decirle, pero también imaginaba lo frustrante que debía ser para Ochako ser vista como alguien con quien necesitan ir de puntitas por temor a lastimarla, en especial tratándose de sus amigos. Pero por supuesto ella era demasiado blanda con todos para decir nada, en el fondo sabía que todos quería solo cuidarla.

Pero para alguien tan directo como Katsuki era fácil entrever que esto solo hacía que la castaña se sintiera más en una posición de víctima que no quería interpretar.

-Uraraka es una tipa dura, llorará cuando tenga que hacerlo y mantendrá la compostura cuando tenga que hacerlo, que la trates como si se fuera a romper por decirle algo solo hará que se sienta más frustrada. El miedo a que la gente la juzgara por no defenderse siendo heroína fue lo que la detuvo en primer lugar, ¿cómo crees que se siente al saber que sus amigos la ven con lástima por una mierda que claramente no es su culpa?

Izuku alzó la cabeza y lo vio a los ojos, vio el momento exacto en donde sus ojos comenzaban a aguarse.

-Hey, no llores Izu. Tampoco es tu culpa, lo que pasó es una mierda, ninguno sabe exactamente cómo lidiar con todo esto. Menos ella-Katsuki acunó las mejillas regordetas de Izuku entre sus manos y besó sus parpados húmedos, para luego dejar un suave beso en sus labios.-Lo mejor que puedes hacer es escucharla, estar ahí para ella.

>>No te comportes como que nada pasó-lo aconsejó-, pero tampoco la trates como si se fuera a romper. Cuando esté lista y si quiere hacerlo, hablará de ello. ¿De acuerdo?

...

Ochako no quería hablar de ello.

Pasaban los días y Katsuki notaba lo frustrado que estaba Izuku. Para alguien tan entrometido como él, era difícil ver a sus amigos sufrir y no poder hacer algo al respecto, siendo consciente de que lo único que podía hacer desde su posición era esperar.

Sus salidas con la castaña se espaciaron cada vez más, hasta el punto de que apenas se veían y por lo que Mina le decía, era lo mismo con ella. Uraraka parecía no querer tocar el tema y para los demás era un trago amargo guardar silencio, pero era el papel que les tocaba.

Ninguno dejó de intentarlo, por supuesto, siempre trataban de animarla de alguna manera aún si eso no había dado muy buenos resultados.

Katsuki lo sabía, él mismo se lo había dicho a Izuku, pero se sorprendió al darse cuenta de que él también se sentía frustrado.

Ni siquiera estaba en la misma agencia que ella, no seguía su carrera, pero se dio cuenta, Uraraka no peleaba como antes.

Sus sospechas comenzaron un día que su agencia y la suya fueron convocadas por la comisión para una misión, las habilidades de Uraraka habían evolucionado mucho desde la guerra. Su quirk era realmente conveniente para el rescate, pero Ochako había demostrado de sobra que era una heroína dura en el combate, así que Katsuki no tuvo problemas en trabajar con la chica, respetaba su trabajo.

Pero no fue su imaginación, mientras ayudaba a algunos civiles a salir de los escombros un villano se acercó por la espalda y trató de atacarla y aunque pudo reaccionar a tiempo lo extraño vino después.

Era un villano de pacotilla, de poca monta y estaba herido, Katsuki podía notarlo con solo ver sus movimientos torpes e impulsivos. Y también sabía que Uraraka podía haberlo noqueado en un segundo si quiera, pero no lo hizo. En su lugar usó su quirk para flotar lejos de él y comenzó a usar objetos con Zero Gravity para defenderse, lo cuál sería comprensible si Katsuki no supiera que era una maldita experimentada en el combate cuerpo a cuerpo.

Una parte de él casi le grita para saber qué mierda estaba haciendo, pero cuando vio el miedo reflejado en sus ojos y como su pecho bajaba y subía guardó silencio. Terminó de derribar al tipo con el que había estado luchando y se acercó a donde estaba la castaña.

-Ve a ayudar a los demás a salir, yo me ocupo de este imbécil.

Uraraka, que antes le hubiera reclamado por asumir que no podía encargarse sola, asintió con vigor, soltando el pedazo de escombro entre sus manos y retomó su labor de ayudar al resto de civiles a salir.

Katsuki ya no era más ajeno a ella, y era evidente que a ella no le incomodaba su presencia, pero desde el juicio no habían tenido más interacción que la que tenían durante el trabajo, así que calificar lo que eran como amistad se sentía...demasiado, así que lo dejó pasar.

Pero no pasó mucho tiempo hasta que estos pensamientos comenzaran a fastidiarlo de nuevo, esta vez cuando estaba solo en casa y sentado cómodamente en el sofá viendo las noticias. Estaban transmitiendo la detención de un ladrón de supermercado y Uravity había estado cerca, patrullando.

La noticia giraba en torno a cómo la pro hero había sido tomada desprevenida, pues el tipo prácticamente pasó frente a ella y no hubo reacción, el ladrón pasó de largo. No fue hasta que alguien más le gritó que lo detuviera que pareció recobrar el sentido y usó las cuerdas retractiles de su traje para atraparlo.

Apagó la tele de inmediato.

Miró la pantalla de su celular, ocho de la noche, era miércoles e Izuku tenía patrulla nocturna así que no llegaría hasta las seis del día siguiente. Usualmente el nerd tampoco llegaría a esa hora, ya que solía desayunar con Ochako, pero aquella era una rutina que hacía mucho no se repetía.

-Mierda.

Maldijo estar solo y con tiempo de sobra para pensar, todo pasó más rápido de lo que le gustaría, pero cuando retomó consciencia de sus actos sus pies estaban saliendo del supermercado con un montón de compras basura y yendo hasta el departamento de cara redonda.

-¿Sí? -la voz de Uraraka sonó suave pero alerta del otro lado del portero.

-Soy yo, Cheeks. -Katsuki no se molestó en aclarar quién era "yo" pues nadie más utilizaba el apodo.

No recibió respuesta, en cambio Katsuki escuchó algunos pasos bajando la escalera y caminando escandalosamente de un lado a otro. Incluso con el daño en su audición a lo largo de los años, podía escuchar con claridad el ruido de una persona que estaba ordenando su maldita casa hecha un desastre para abrir la puerta.

La única razón para no poner los ojos en blanco fue que llegó sin avisar y aún no entendía del todo que mierda hacía allí.

Un momento de silencio se hizo y luego vio como la puerta se abría lentamente, revelando la figura regordeta y pequeña de Uraraka. Verla así lo hizo pensar que era normal que la gente la subestimara, pequeña, puras curvas y nada de músculo, cara de que no mataría ni una mosca. Pero era todo fachada, la chica sabía cómo patear traseros, y saber que podía y aún así parecía asustada lo hizo enfurecer.

Chasqueó los dientes, sabiendo que el sentimiento no era contra ella, sino contra el tipo que hacía plantado la semilla de la inseguridad en ella.

-¿Bakugo?-preguntó confundida.

No era extraño que estuviera tan sorprendida, porque él mismo seguía procesando sus acciones desde que decidió salir de casa. Y ahora que estaba parado frente a ella con una bolsa llena de golosinas y porquería llena de calorías era muy tarde para dar media vuelta.

Por un momento consideró solo dejarle las cosas e irse, pero en el fondo sabía por qué había ido e iba a seguir adelante, Katsuki Bakugo no era ningún cobarde.

-¿Me vas a dejar pasar? -ella pareció salir del trance en el que estaba y pegó un pequeño brinco volviendo a la realidad.

-A-Ah, sí claro. Pasa -dijo acomodando un mechón de pelo detrás de su oreja y haciéndose a un lado.

Katsuki entró en silencio, aún sin saber muy bien qué decir, pero no dejó que aquella inseguridad se reflejara ni por un instante, siempre dueño de sí mismo.

-Ah... no prestes atención al desorden, no esperaba visitas-comentó ella mientras se rascaba la nuca entre risas incómodas al darse cuenta de que su casa estaba siendo inspeccionada por el rey del orden y la limpieza.

-No te preocupes, como dijiste, no esperabas visitas.

La respuesta sorprendió a Uraraka más de lo que lo hacía presencia de Bakugo en su hogar, ya que normalmente hubiera lanzado un comentario ácido.

El cenizo se dio la vuelta para darle la cara por lo que pareció una eternidad y alzó la bolsa que traía en la mano, señalándola con el indice de su otra mano y una sonrisa de suficiencia en su rostro.

-Haremos una puta pijamada.

...

Izuku aún estaba en su turno nocturno, aún faltaba mucho para volver a casa con Kacchan, pero cada segundo pesaba más en su espalda que cualquier pelea de turno.

Las cosas iban mejor que nunca entre los dos, e Izuku podía ver de nuevo el anhelo y la felicidad en su prometido. Aún no se perdonaba por completo haber descuidado tanto su relación, pero Katsuki sí había dejado el asunto atrás e Izuku sabía por experiencia cuan necesario era aceptar ser perdonado. Además, siendo el egoísta que es, decidió que no lo dejaría ir, y para eso necesitaba ser el mejor; el mejor novio, el mejor prometido y pronto el mejor esposo.

También el mejor héroe, para que un día pudieran abrir su agencia juntos, así que al final de cuentas continuaba dando su mayor esfuerzo en su trabajo.

Y como era el mejor, se permitió el lujo de mandarle un mensaje de texto a Katsuki, solo para saber cómo estaba. Necesitaba algo de dosis de Kacchan para resistir hasta el final del turno.

Lo envió y esperó paciente una respuesta. Aún no era la hora de dormir de Katsuki, así que con algo de suerte contestaría pronto. Pero la respuesta nunca llegó.

...

Al principio Ochako estaba muy confundida, tener a Bakugo Katsuki en tu casa a las 8:30 de la noche con un montón de cosas dulces no era exactamente la noche que esperaba tener, pero no podía decir que no le ganaba la intriga.

-Falta media hora para las 9:00, ¿crees que con tanta azúcar lograrás meterte a la cama a tiempo?-sabía que lo estaba provocando, pero no sabía en donde estaba, así que debía tantear el terreno.

-Eres una pequeña perra, puedo comer lo que quiera y dormir cuando sea.

Por alguna razón la respuesta grosera de Katsuki la hizo reír, reír de verdad. Fue refrescante escucharlo, luego de semanas de sentirse fuera de sí, siendo vista con lástima, que Bakugo le hablara como siempre, aún si estaba haciendo algo inusual, le sentó de maravilla.

-Espero que hayas traído mochi -dijo arrebatándole la bolsa y guiándolo a la sala.

-Por eso tus mejillas son así, comes demasiado de esa mierda.

-¿Entonces no trajiste?

Katsuki volteó los ojos, pero no parecía realmente fastidiado.

-De arándanos y mango.

Ochako dio saltitos emocionada mientras daba pequeños aplausos de aprobación.

-Haré palomitas, escoge una película mientras tanto.

Dejó la bolsa en la mesita de té y caminó hasta la cocina, pero recordó algo y se detuvo.

-Ah, por cierto- dijo volviéndose a Katsuki-nada de documentales de All Might o Gore.

-Que aburrida.

Al final escogieron Alita.

Para sorpresa de ambos, ninguno la había visto y terminaron amándola. Fue la combinación perfecta de crecimiento, superación y determinación. Algo con lo que ambos se identificaban bastante, en especial Ochako, que logró conectar con el personaje de una manera mucho más personal.

La película pasó entre comentarios analíticos de parte de ambos, Katsuki descubrió que Uraraka en realidad era más profunda de lo que parecía en la superficie, siempre sospechó que su inteligencia no era precisamente la académica, pero era entrañable verla hablar con opiniones tan decididas y profundas sobre el viaje de Alita.

Y Ochako descubrió que Katsuki era mucho más sensible de lo que parecía, si bien siempre tuvo sus sospechas de que era un tsundere total, verlo de primera mano era adorable. Le parecía tierno y a la vez triste como trataba de mantener la compostura en las escenas más emotivas. Pero aunque trataba de mantener su expresión estoica, su cuerpo lo delataba.

Al final ambos terminaron cediendo y lloraron un par de veces, rieron mientras se burlaban del otro por verse horribles llorando y hablaron largo rato sobre sus diferentes perspectivas.

La película terminó y ya era algo tarde, pero en lugar de irse a la cama Ochako puso música y llevó a Katsuki a su habitación.

Comenzó a sacar todas sus cosas de maquillaje y casi le suplicó a Bakugo que lo dejara maquillarlo.

-Vamos, tienes una piel tan perfecta, necesito ver cómo se ve con maquillaje.

-Exacto, es perfecta, ¿crees que está así por ponerme cualquier mierda en el rostro?

-*tsk tsk tsk tsk tsk tsk tsk* Ochako movió su cabeza y su dedo índice en desacuerdo.

-¿Terminaste?-preguntó Katsuki con una sonrisa burlona.

-Quizá mi cutis no sea tan perfecto como el tuyo, pero mi maquillaje es caro, no uso cualquier cosa.

-Ese es el problema, en donde tienes que invertir no es el maquillaje, es en el skin care.

Al final Bakugo accedió usar el maquillaje de Uraraka, a cambio de que aceptara su asesoría en el mundo del skin care.

Ochako le prestó una de sus vinchas con orejitas de osito a Bakugo para apartarle el pelo de la frente y comenzó a preparar la piel del cenizo. Bakugo se quejó un poco porque por supuesto los productos no eran tan buenos como los suyos, pero cumplieron la función de hidratar su piel para comenzar a maquillarse.

Mientras Ochako trabajaba, Katsuki iba añadiendo cosas al carrito en el celular de Uraraka.

-Oye, si sigues añadiendo cosas me vas a dejar en la quiebra.

-Bueno, si dejaras de gastar la mitad de tu salario en mochi probablemente estarías bien.

Ambos rieron y Uraraka se dio cuenta de que no se había sentido así en mucho tiempo y no esperó jamás que fuera Bakugo quien la hiciera sentir así.

Mientras comenzaba a trazar una fina línea sobre el párpado de Bakugo, se dio cuenta de que probablemente sus amigos estaban muy preocupados por ella si incluso el cenizo había hecho todo esto para acercarse.

No es que hubiera querido alejarse a posta, pero había necesitado espacio para ordenar su vida, lidiar consigo misma en la soledad y luchar con sus demonios. Lamentablemente su batalla no había terminado con aquel juicio, su cabeza y su cuerpo seguían en conflicto por pensamiento se que escapaban de su control.

-¿Quieres hablar de eso?

La voz de Bakugo la sacó del trance.

-¿Qué?

-Has estado poniendo una cara rara y llevas delineándome un solo ojo como 5 minutos.

Uraraka enfocó su vista hacía el párpado de Bakugo y se sonrojó al darse cuenta de que había hecho el delineado por lo menos dos centímetros más gruesos de lo planeado. Sumergió un aplicador en agua micelar y comenzó a corregir la línea.

-No tienes que hacerlo si no quieres, aún menos conmigo, pero me he dado cuenta de que lo que sea que pasa por tu cabeza redonda también le está pasando factura a tu trabajo.

-Oh, Bakugo, ¿estás preocupado por mí?-Uraraka había querido pinchar el orgullo de Katsuki a drede, en parte porque se sentía un poco nerviosa, pero él no se dejó atrapar.

-Sí, mierda, puede que no sea el mejor ejemplo para hablar de mierda emocional, pero desde que sé que no eres una idiota y desde que yo estoy intentando no serlo...sí, me preocupas.

Uraraka sonrió con tristeza y se sentó sobre sus talones, bajando su mano y buscando una vez más el corrector para corregir su desastre.

-Tengo miedo, Bakugo, y puede que suene estúpido dado que he estado recibiendo palizas durante años, pero... tengo miedo de que me golpeen otra vez.

>>Es, como si viera su asqueroso rostro y volviera a ese día una y otra vez y-movió sus manos tratando de expresar la histeria que sentía-no soy ajena a las palizas, ¡me han apuñalado maldita sea! Pero...no sé. Es diferente. Es...-luchó por encontrar las palabras-. No lo sé.

No sabía cómo explicarlo, o qué debía explicar exactamente, solo sabía que algo iba mal y no podía controlarse, su cuerpo actuaba por instinto y odiaba sentirse como un cachorro asustado cada vez que se le acercaba un tipo, pero no sabía cómo dejar de sentirse así.

Katsuki le quitó el corrector de las manos y tomó el delineador y el espejo para delinearse el otro ojo él mismo.

-No es estúpido, todo lo que te está pasando es completamente normal, no estoy aquí preocupado por lo que estás pasando porque sé que es una mierda, sé que lleva tiempo y sé que no es fácil-esto también era difícil para él, ser tan abierto con sus pensamientos y emociones, pero no podía pedir algo que él mismo no era capaz de dar, así que detuvo lo que estaba haciendo y la miró a los ojos-. Estoy aquí para que no olvides que no tienes que pasar por esto sola y en silencio como si no existieran personas que se preocupan por ti.

Ochako comenzó a hacer pucheros al escuchar a Bakugo y pronto comenzó a llorar entre risas, como si al fin le hubieran quitado un gran peso de encima, pero todavía sorprendida de que esa persona fuera Bakugo. Agradable, después de todo, pero era nuevo y sentía que a pesar de su mal comienzo, había ganado a un gran amigo.

-Eres un imbécil-dijo arrebatándole el delineador-, ese delineado te salió mejor que a mí.

Bakugo se encogió de hombros-Soy el mejor, qué puedo decir.

Ambos rieron y continuaron con su pijamada improvisada. Hablando, riendo, comiendo y maldiciendo como camioneros durante el resto de la noche.

...

Faltaba media hora para que terminara su turno e Izuku estaba, oficialmente, preocupado. Katsuki nunca contestó sus mensajes y aunque seguramente había una explicación totalmente lógica detrás, ahora mismo estaba muy nervioso.

La única razón de que no hubiera entrado en pánico todavía era que era precisamente de Katsuki por quien se estaba preocupando, el único actualmente que podía darle una paliza real, así que se dijo a sí mismo que probablemente solo se hubiera quedado dormido o algo así.

Pero de todas formas comenzó a buscar su celular como loco cuando sonó la notificación de mensajes porque...podía ser Katsuki.

Ochako

-Desayuno en media hora.

Izuku se sorprendió, pero esperó paciente el fin de su turno para ir a la cafetería. Cuando llegó vio que Ochako ya estaba allí y tomó asiento.

-Por si te lo preguntas, Katsuki no ha contestado tus mensajes porque aún debe estar durmiendo y probablemente tengas que sacarlo a cuestas de mi departamento.

-¿Qué?

Ochako comenzó a contarle el plan que Katsuki había armado para mostrarle su apoyo, lo mucho que la conmovió y lo agradecida que estaba.

-Tu chico es genial.

Izuku asintió, completamente de acuerdo y orgulloso de lo increíble que era Katsuki, haciendo cosas que lo hacían sentirse cada vez más enamorado, como si no estuviera ya completamente loco por él desde el principio.

Ya más tranquilo al conocer el paradero de Katsuki, Izuku se concentró en su desayuno con Ochako. Hacía mucho tiempo que no tenían uno y aún más uno en el que él no fuera el centro de atención, así que esta vez se limitó a escuchar e intervenir de vez en cuando.

Estaba muy contento de poder recuperar a su amiga, aún si era consciente de que le esperaba un largo camino hasta la sanación, se sentía agradecido de poder estar allí para ella y estaba aún más feliz de que el amor de su vida hubiera sido tan valiente como para dejar de lado todo el malentendido y ayudar a Ochako.

Eran cosas que le llenaban el corazón y lo hacían sentirse dichoso y agradecido.

Volver a casa, con Katsuki aún dormido en sus brazos, fue, sencillamente, perfecto. Su rostro, aún cubierto de maquillaje, lucía pacífico e imperturbable e Izuku contempló la belleza en su máximo esplendor. Se sentía tan inmensamente afortunado que le daban ganas de llorar.

En poco tiempo iba a casarse con el hombre en sus brazos, fuerte, inteligente, sexy, testarudo, asombrosamente guapo, adorablemente increíble y dueño de un corazón noble, oculto tras una coraza que pocos podían atravesar. Pero Izuku era uno de los afortunados que había encontrado el camino hasta él, y eso hacía que el amor que sentía se volviera infinito.

Lo amaba como nunca había amado a nadie y como sabía que nunca amaría a nadie más. No se imaginaba la vida al lado de alguien más, Katsuki era su compañero, su confidente, su socio, su alma gemela, su vida entera. No era de extrañar que sus enemigos lo vieran como su punto débil, pero estaban equivocados si creían que podían salirse con la suya.

Cuando se trataba de Katsuki, Izuku podía volverse completamente loco, le importaba una mierda sacrificar al maldito mundo por él, así que era mejor para todos comportarse.

Después de su madre, Katsuki era la persona más valiosa en su vida, y la persona que había robado su corazón. Correspondería su amor con la misma intensidad con la que latía su corazón cada vez que Katsuki lo llamaba por su nombre, mientras compartían besos suaves en el sofá, acurrucados después de un día largo de trabajo, o cuando susurraba su nombre sin aliento mientras se sumergía en él y le arañaba la espalda.

Amaba cada faceta de Katsuki, y le encantaba ser el único con el privilegio de poder ver y vivir cada una de ellas. No importaba cuanta mierda dijera el mundo ni que lo único que reconocieran de él fuera a un cenizo de metro ochenta ladrando como perro y haciendo mierda a los villanos con sus explosiones.

Dentro de casa, en la intimidad de sus brazos, era simplemente Kacchan. El niño que conocía de toda la vida, al que había visto crecer. Un rubio testarudo de metro ochenta que dormía como un koala, se acostaba religiosamente a las ocho de la noche, salvo en ocasiones especiales, cuidaba su alimentación y su piel como un ritual y que tenía una forma única y torpe de preocuparse profundamente por quienes realmente le importaban.

También era el hombre que lo amaba profundamente y que se comportaba como un mocoso malcriado y consentido. Uno que adoraba ser mimado y se sentía secretamente satisfecho cuando Izuku complacía cada uno de sus caprichos. Un hombre que aún disfrutaba viendo documentales de su héroe de la infancia y juraba ver películas Gore, cuando en realidad lloraba con cualquier cosa que fuera lo suficientemente buena para llegar a él.

Todo eso, y mucho más, era Kacchan. Y mientras lo contemplaba, ahora recostado en la cama que compartían, Izuku se sintió más enamorado que nunca, porque Katsuki no solo era increíble; lo hacía sentirse increíble. Lo inspiraba a ser mejor en todo. A ser mejor persona, mejor héroe, mejor amigo.

Una versión de sí mismo que solo podía existir gracias a él.

Notes:

Otoko (男): Hombre

Haibutsu (廃物): Basura

Así es, el nombre del ex de Ochako es Hombre Basura, no pude llamarlo de otra forma.

Quise profundizar un poco más en la relación de Bakugo y Ochako porque me fastidia que exista esta idea de que se odian o algo así. Para mí, sí, PARA MÍ, el romance entre Izuku y Ochako no tiene pies ni cabeza, creo que los sentimientos de Ura fueron sinceros pero pasajeros, era solo una niña descubriéndose a sí misma.

¿Pero Izuku y Katsuki? Se conocen de toda una vida y ninguno puede vivir sin el otro, llámenlo como quieran, pero esos dos se aman aquí, en el canon y en Japón y nadie me va a convencer de lo contrario.

Así que quise hacer esto porque genuinamente creo que pasaría así, Ochako simplemente los apoyaría y estaría feliz por ellos y Katsuki a pesar de todo la respeta mucho como colega, y quería explorar su extraña amistad un poco más.

Lamento tardar tanto en actualizar, pero el brete me consume, también han pasado muchas cosas en mi vida personal que me han bajado mucho el ánimo, pero ya necesitaba volver. Sigo amando a esta pareja y lo que su química me hace sentir, como el primer día, así que no pienso irme.

Espero que hayan disfrutado del cap y nos vemos en el final.

Bye.

P.D. No duden en comentar cualquier error ortográfico o incoherencia que vean, por supuesto lo corregiré. O comentar cualquier cosa en realidad jajaja, siempre amo leer sus comentarios.

Chapter 16: Epílogo

Notes:

(See the end of the chapter for notes.)

Chapter Text

Habían pasado nueve meses desde que Katsuki e Izuku volvieron, nueve meses en los que su relación se fortaleció cada día. Por fin ambos sentían que podían respirar cerca del otro sin dar un paso en falso y aunque sería lindo decir que desde entonces todo fue color de rosa, ciertamente no lo fue.

Había días en los que los miedos del pasado querían hacer eco en su cabeza, aquella vocecita que le susurraba que era insuficiente no se había extinguido del todo y regresaba para torturarlo de vez en cuando. Así que ciertamente, no todo fue color de rosa.

Pero luego Izuku estaba allí, para recordarle que aquello era solo eso, un miedo del pasado que poco a poco se iba esfumando a través del amor que le demostraba cada día. Porque Izuku había aprendido a identificar cuando su cabeza estaba en otra parte, comiéndolo vivo por ideas tontas, y era en esos momentos en los que, en lugar de reclamarle, llenaba a Katsuki con palabras de amor y detalles que le decían una y mil veces que nunca más lo dejaría solo para luchar con sus demonios.

—Haces que parezca fácil—comentó una noche especialmente difícil.

A pesar de que las cosas con Izuku iban bien, hacer las pases consigo mismo era un trabajo mucho más pesado. Era más fácil que los pensamientos comparativos y de autodesprecio lo atacaran cuando estaba solo, así que cuando Izuku volvió a casa luego de una larga misión, encontró a Katsuki más callado de lo normal, haciendo tareas de forma mecánica. Pronto notó en sus ojos un atisbo de tristeza.

Katsuki había estado leyendo un par de comentarios estúpidos relacionados a su compromiso, era la parte horrible de hacer público el suceso. Contrario a lo que pensaron, las personas no respetaban el hecho de que pronto serían esposos, en todo caso, parecía que había encendido la llama para volverse más descarados e imbéciles.

La gente nunca dejaría de hablar y esparcir su veneno y aunque Katsuki sabía esto, a veces caía en los viejos hábitos. Solo quería un momento de desahogo, no esperaba que Izuku llegara y lo encontrara hecho un desastre, aún si no había dicho una palabra. Todo era gracias a esta nueva comunicación. Hablaban, claro, pero leer sus cuerpos, sus expresiones, siempre sería su lengua materna.

Pero en lugar de molestarse o suspirar cansado de todo el show de lástima, Izuku lo detuvo de cualquier cosa que estuviera haciendo y lo abrazó hasta acunarlo en su pecho mientras le acariciaba el pelo y enumeraba cada una de las razones por las que creía que Katsuki era genial.

Fue una puta lista demasiado larga, pero aun así Izuku estaba dispuesto a hacerlo cuantas veces fuera necesario.

—Parece fácil porque lo es, es fácil amarte, Kacchan—respondió él, sin titubeos.

—No era así antes.

Las palabras salen antes de que pueda detenerlas y de inmediato lamenta ser tan mezquino, se supone que ya está pasado. Pero ni siquiera hace que Deku afloje su agarre mientras lo consuela.

—No, no lo era —Katsuki se pregunta si esa será toda la respuesta, pero luego Izuku vuelve a hablar—. Pero no porque no te amara, lo hacía entonces y lo hago ahora. Pero antes...creí que lo sabías e interpreté tus miedos como una forma de decirme que no me querías, pero eso tenía mucho que ver en mis propias inseguridades, era algo en lo que tenía que trabajar yo.

—Fuimos un poco ambos —admite Katsuki, lo que le saca una pequeña risa a Deku y el indicio de una sonrisa asoma en sus labios por escuchar el dulce eco de su voz.

—Sí, supongo que fue un poco de ambos. Y no tienes que avergonzarte de nada, sé que la pasas mal de vez en cuando, pero has crecido muchísimo. Ambos lo hemos hecho, tener...hacer esto, hablar, aún si es difícil al principio creo que ha sido bueno.

Katsuki puso los ojos en blanco mientras lanzaba un resoplido.

—Miranos, un par de idiotas creyendo que comunicarse es una novedad en las relaciones.

Era tan cierto que era ridículo e Izuku esta vez no se privó de reír a carcajada limpia, seguido por Katsuki.

Eran un par de idiotas, de eso no tenían quite, pero se amaban y estaban dispuestos a darlo todo uno por el otro.

 

Después de eso los meses transcurrieron y para cuando se dieron cuenta llevaban nueve meses juntos desde la ruptura. Se sintió como si hubieran muerto y vuelto a la vida, como una segunda oportunidad.

Pero la relación entre Izuku y Katsuki no fue la única que floreció. Desde aquella noche de pijamas con Ochako, la chica tomó el gesto como una invitación silenciosa para ser amigos y aunque esa fue más o menos la intención de Katsuki, no estaba preparado para las implicaciones que eso acarreaba.

—¿Tres meses? ¡Es muy poco tiempo!

—¿¡Poco!? No vamos a invitar a toda la maldita ciudad, solo serán los más cercanos.

Katsuki e Izuku al fin habían fijado una fecha para la boda y en cuanto Ochako se enteró salió disparada a ver a Bakugo.

—Lo sé, pero aún así, hay que alquilar un lugar y sabes que generalmente hacen reversas con muchos meses de antelación, también ver si incluye otros servicios o si debemos buscarlos nosotros. También deben buscar sus trajes, hacer las invitaciones, la decora...

—Ok ok, entendí. No esperé que esta mierda fuera tan complicada.

—Kacchan, ¿Ya no quieres casarte conmigo? —preguntó Izuku a su lado, quien ya lo miraba con cara de cachorro pateado.

Katsuki se rió enternecido, a veces olvidaba que su novio aquí también tenía un corazón de pollo. No era solo él quien lidiaba con sus inseguridades y era el turno de Katsuki de recordarle lo mucho que lo amaba.

Tomó la cara de Izuku entre sus manos y le dio un dulce beso, suave y cálido. El tipo de beso que te vuela la cabeza y te deja atontado por un rato, aunque cuando Izuku lo besa casi siempre se siente así.

Se separó y luego le dio un beso en la frente.

—Claro que quiero casarme contigo, imbécil. En lo que a mí respecta ya eres mi puto esposo y me la escupe quien opine lo contrario —el comentario logró sacarle una sonrisa a Izuku—. Solo no había pensado en que necesitamos tiempo para ordenar algunas cosas, quiero que todo sea perfecto.

—Bueno, aquí es donde entro yo. ¡Estoy muy feliz de que me dejen ser parte de esto!

Ochako también había mejorado mucho en los últimos meses, y para ser honestos la planeación de una boda le ofrecía una distracción necesaria.

En alguna parte del proceso, Mina y sus madres también se involucraron en el asunto y todo se salió de control, pero Katsuki e Izuku las dejaron ser porque en el fondo sabían que lo harían genial y les daba tiempo a ellos de ocuparse de otros asuntos, como la planeación de su luna de miel. Era como contar con un equipo de planeación de bodas sin tener realmente uno.

—Tu mamá me envió algunos bocetos para los trajes, ¿quieres que los veamos juntos?

Mitsuki había insistido en diseñar ella misma cada uno de los atuendos que usarían en la boda, y aunque al principio Katsuki dudó, terminó por acceder. No había nadie más a quien podría confiarle algo tan especial, sabía que su madre pondría el corazón y alma en cada detalle.

Al final, sería un momento que quedaría marcado por siempre en su vida, le hacía ilusión llevar algo que su madre había hecho, pero primero prefería morir a decirle eso.

—Veamos qué mandó la vieja bruja.

Izuku contuvo una sonrisa, sin éxito.

—¿De qué te burlas?

—No me burlo, solo me da risa que trates de hacerte el duro con tu mamá, pero sé que estás feliz de que ella se haya ofrecido.

Por supuesto, su futuro esposo lo conocía bien, pero eso no quita que ser descubierto lo avergüence. Una cosa es ser completamente honesto con sus sentimientos sobre Izuku y su relación y otra, con su madre.

—No se lo digas o jamás me dejará en paz.

—Ah, tu mamá también se hace la dura, pero apuesto que en la boda llorará más que tu papá, quizá hasta más que mi mamá.

Fue el turno de Katsuki de reírse.

—Eso no va a pasar.

 

Tal y como Izuku predijo, el día de su boda, Mitsuki Bakugo lloró como un bebé.

Durante la ceremonia en el santuario parecía tan tranquila como siempre, aunque apenas era una de las primeras etapas de la boda y tan solo se encontraba la familia en una pequeña sala privada.

Después vino la purificación y entonces Mitsuki se quebró un poco, Katsuki puede asegurar que vio un pequeño brillo deslizarse por sus mejillas.

Para cuando llegaron por fin a la sala donde se haría la presentación de los novios a los demás invitados, a Mitsuki le temblaba el labio como si ya no fuera capaz de contenerse por más tiempo.

"Prometemos caminar juntos en la vida, ayudarnos, respetarnos mutuamente y construir un hogar feliz."

Katsuki e Izuku dijeron al unísono, prometiendo amor y respeto mutuo por el resto de sus vidas. Ante los dioses, ante la ley y ante cualquier maldito extra eran esposos.

—Mi bebé se casó.

Inko y Masaru intercambiaron pequeñas risas complices, mientras veían a Mitsuki hecha un mar de lágrimas, contemplando con afecto como sus hijos se unían en matrimonio.

Cuando la ceremonia terminó, la ceniza corrió a abrazar a los novios entre lágrimas e Izuku miró a su ahora esposo como diciéndole "Te lo dije".

Katsuki ni siquiera pudo poner los ojos en blanco, estaba demasiado ocupado conteniendo a su madre mientras se contenía a sí mismo, porque díganle blando, pero era el día de su boda, se había casado con el amor de su vida y su madre que solía ser una tirana estaba deshecha en sus brazos llorando.

Izuku los dejó, pensando que madre e hijo necesitaban su espacio.

—Son tal para cuál—dijo su suegro que se acercó sigilosamente hasta él.

Izuku se rió y le dio la razón, Masaru también abrazó a Izuku.

—Estoy feliz de lo lejos que han llegado, Izuku. Cuida de Katsuki como lo has hecho hasta ahora y estoy seguro de que ese mocoso te pagará de la misma forma.

Izuku miró a su suegro como si le creciera una segunda cabeza.

—¿Mocoso? Crecí que usted no lo llamaba así.

—No lo hago frente a él o Mitsuki, no suelo tomar partido en sus peleas, pero hay que admitir que Katsuki definitivamente es un mocoso.

Ambos hombres se rieron, porque no había forma de negar aquel hecho.

Masaru apuró el trago en su mano y se alejó para reunirse con su esposa e hijo. Mitsuki lloraba y gritaba mientras abrazaba a Katsuki y este sonreía y fingía que no lo conmovía, porque no importa cuánto Katsuki tratara de parecer duro, cuando estaba rodeado de las personas que amaba siempre se veía tan suave y feliz que era contagioso, amaba verlo así. Tan contento y lleno de vida, iba a darlo todo por mantener esa sonrisa siempre en su hermoso rostro.

—Te ves totalmente embobado.

Inko llegó a su lado y deslizó un brazo entre los de Izuku. Recostó su cabeza sobre su brazo, porque ni siquiera era capaz de llegar a la altura de su hombro, mientras acompañaba a su hijo a ver la tierna escena de los Bakugo. La diferencia de altura había pasado el punto de no retorno hace varios años, pero para la peliverde, Izuku siempre sería su pequeño. Incluso en un momento de tanta felicidad, no pudo evitar sentir una gran nostalgia.

—Siempre fue él, ¿no Izuku?

—Sí, —respondió él con una sonrisa, mientras ponía su mano sobre la de su madre y plantaba un beso en su cabeza— siempre.

Inko le dio un apretón a la mano de su hijo mientras sobaba maternalmente su espalda. Pasaron por su mente todos aquellos recuerdos de cuando eran apenas unos niños, inseparables, en busca de cualquier aventura y corrían sin rumbo queriendo explorarlo todo, que soñaban con convertirse en héroes, juntos. Y lo fueron, juntos. Hoy... eran más.

—Katsuki es un buen muchacho —comenzó su madre—, incluso si fue niño tonto durante un tiempo. Cuídalo mucho Izuku, es un Bakugo después de todo, así que si se casó contigo hará lo mejor que pueda.

Izuku se rió y miró a su madre.

—Lo sé.

La música comenzó a sonar lenta e Izuku se despidió de su madre para ir en busca de su esposo.

—Con permiso—dijo para llamar la atención de sus suegros—. Les importaría su me robo a mi esposo un rato.

Mitsuki lo miró con una sonrisa malvada.

—Claro, llévatelo. Pero te lo advierto querido, no hay devoluciones.

—Cualquiera que te escucha no sospecharía que hace un minuto estabas mojando mi traje con tus lágrimas porque "tu bebé se casó".

—Mocoso, no lloraba por ti, sino por el pobre de Izuku que va a tener que soportarte por el resto de su vida.

Katsuki entrelazó su mano de la de Izuku mientras se daba la vuelta para ir al centro del salón, no sin antes decir:

—Sí, igual que mi papá contigo, bruja.

Detrás podía escuchar los reclamos de su madre y casi podía ver a su padre conteniendo una sonrisa, pero continuó avanzando hasta que ambos estuvieron en el centro de la pista, pero Izuku no se detuvo allí como pensó que lo haría.

—Pensé que íbamos a bailar—dijo cuando notó que comenzaban a salir del salón hasta un camino de grava.

—Lo haremos, pero no aquí.

Izuku lo guio en mitad de la noche hasta llegar a unas escaleras de piedra. El sendero estaba rodeado por árboles y cada escalón estaba iluminado por pequeñas linternas mientras que la noche era bañada por el resplandor de cientos de luciérnagas. En un día normal, estar rodeado de insectos lo hubiera fastidiado, pero quizá era el hecho de que era su boda o simplemente porque estaba con su esposo, que todo a su alrededor se veía mágico.

Le dieron ganas de llorar.

La música del salón dejó de escucharse y solo quedó el sonido del exterior, que en su opinión, era aún más hermoso que cualquier canción que hubiera puesto ese maldito DJ.

En algún momento del camino divisó un arco Torii y al cruzarlo Katsuki entendió por qué Izuku había insistido tanto en elegir este lugar para su fiesta posterior. Después del arco caminaron un pequeño tramo de camino llano y bajaron unas pequeñas escaleras que daban a un enorme estanque, donde flotaban sin rumbo lirios acuáticos que brillaban con luz propia, iluminando el agua bajo sus pétalos.

Izuku comenzó a adentrarse al estanque.

—¿Qué haces idiota? Te mojarás.

—Llamando idiota a tu esposo el día de nuestra boda, tan malo Kacchan—dijo Izuku con una sonrisa—. Ven.

Izuku extendió su mano y Katsuki no dudó ni un segundo en tomarla. Caminaron hasta el estanque, pero cuando Izuku puso un pie sobre el agua no se hundió.

—¿Tiene un cristal? —preguntó el cenizo, tratando de encontrar una explicación.

—No, es una peculiaridad—dijo, adentrándose cada vez más al centro del estanque.

Katsuki puso los ojos en blanco, pero en el fondo estaba conmovido, Izuku se había esforzado en que todo fuera especial para ambos.

—Por supuesto que lo es, ni siquiera para nuestra boda dejas de ser un nerd—dijo solo para no perder la costumbre.

—Cállate, sé que te gustó.

Jaló al cenizo hasta que chocó contra su cuerpo y atrapó sus labios en un beso que lo hizo derretirse en sus brazos.

—Tienes razón, me encantó—realmente le gustó, el lugar era un sueño, al igual que su esposo—. Es hermoso Izuku, gracias.

Izuku puso una mano en su cintura y tomó suavemente la otra mientras lo acercaba aún más. Fue entonces que Katsuki se permitió relajarse por completo. Miró a su alrededor, complacido, no había nadie más, eran solo ellos dos. Él y su esposo, quien lo miraba con total admiración y lleno de amor, podía sentirlo. En cada gesto, cada mirada, cada toque, Izuku estaba borracho de amor por Katsuki, tanto como él lo estaba por Izuku.

No había música más que el canto de los grillos y el sonido del estanque, pero fue suficiente para hacerlos bailar a un ritmo lento, saboreando el momento. La luz de las flores que flotaban sobre el agua dejaba ver a los peces nadando en el fondo, bajo sus pies. Era una imagen que quedaría en su memoria por siempre.

—Quien debería darte las gracias soy yo—Katsuki recostó su cabeza en el hombro de Izuku, porque la escena era demasiado emotiva por sí sola, no podría escuchar lo que Izuku iba a decir sin comenzar a llorar—. Gracias por amarme, por permitirme amarte, por darme un hogar y hacerme feliz cada día.

—Eres la razón por la que mi corazón pierde el control—continuó—, la razón por la que puedo ser un héroe, porque siempre me empujas a seguir adelante, incluso cuando siento que pierdo el horizonte, eres la imagen de victoria que persigo todas las mañanas y el dulce sueño que abrazo con recelo por las noches. No soy tan noble como todos piensan, soy egoísta, quiero todo de ti y te amo.

Izuku se separó para tomar el rostro de Katsuki entre sus manos, sus ojos brillaban por las lágrimas acumuladas y con una sonrisa atrapó sus labios en un casto beso, tan suave y lleno de amo que lo hizo sollozar.

—Pensé que ya habíamos dicho nuestros votos.

Izuku se rió.

—No son solo palabras, de verdad quiero mostrarte cuanto te amo. Kacchan, a veces siento que nada es suficiente para mostrarte...

—Lo sé—lo interrumpió, juntando sus frentes y dándole a Izuku un beso esquimal—, me pasa igual. También lo eres todo para mí, Izuku. Eres el sol que ilumina mi cielo y quien me ha hecho ser la mejor versión de mí mismo. Sacas lo mejor de mí, todo el tiempo, no podría estar más feliz de que seas mi esposo.

—Tu esposo, soy tu esposo, Kacchan.

Él asintió con una sonrisa.

—¡Somos esposos, Kacchan!

—¡Mierda! ¡Lo somos!

Y así rieron y bailaron el resto de la noche, sin reparar en las personas que se encontraban unos metros atrás buscando a los novios. Solo eran ellos, no existía nada más. Colmados de alegría, sin poder creer que ahora estaban unidos por de por vida, en medio de risas y llanto continuaron susurrando palabras de amor y robando tiernos besos y caricias como dos chicos enamorados.

Porque se les había dado una segunda oportunidad de aprender a amar al otro, y la aprovecharía por el resto de sus vidas.

Notes:

Hola, yo por acá después de no sé cuánto tiempo.

Terminar una historia siempre es la parte más difícil para mí, los finales no son algo que me guste realmente, pero como todo en la vida, no puede continuar para siempre.

Espero haberle hecho justicia a este fic con el epílogo, como siempre me encantaría leerles y saber si les gustó.

Honestamente este fic se extendió más de lo planeado, iba a ser más corto pero vi que les gustó tanto que lo estiré cuanto pude, solo espero que eso no haya disminuido la calidad del desarrollo.

Como anuncio parroquial, estoy en proceso de un fic que es, creo que de lo mejor que he escrito hasta ahora, he investigado mucho y va a ser el primero con UA diferente al canon así que espero me lo traten bien jajaja.

Gracias por todo el apoyo, les quiero mucho, nos vemos en los comentarios y en el siguiente fic.

Chau.